Autopsia Del Turismo 1ra Parte
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El vencimiento de la distancia
Francisco Muoz de Escalona
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REFERENTES
Con este libro entro en una parcela de esa cosa misteriosa que llamamos realidad,
concretamente en la que lleva el nombre de turismo. Y lo hago con la intencin nada
inocente de indagar lo que es, aunque presiento que bien puede ser como fijar el
nmero exacto de los arquetipos platnicos, el enigma que ha atareado durante siglos
la perplejidad de los pensadores (Borges).
S que para hacerlo debo contar con todo lo que me ha pasado en la vida, incluso con
las humillaciones, los bochornos, las desventuras, porque todo eso nos ha sido dado
como arcilla, como el material que debemos aprovechar para hacer de la miserable
circunstancia de nuestra vida, cosas eternas o que aspiran a serlo (Borges, de nuevo)
Invocar al genial argentino para una tarea tan prosaica como la que me propongo
cumplir puede parecer desmesurado. Me consuelo pensando que Borges se dirige a
todos sin excepcin y que incluye todos los propsitos.
Puede que no sea capaz de alcanzar la tarea que me propongo, pero me reconforto con
el aliento de dos escritores no tan dispares como pudiera parecer, el espaol Camilo
Jos Cela y el francs Georges Bataille. Ambos hacen la misma advertencia.
Segn el primero, si el escritor no se siente capaz de dejarse morir de hambre, debe
cambiar de oficio. La verdad del escritor no coincide con la de quienes reparten el oro.
La ley del escritor no tiene ms que dos mandamientos: escribir y esperar. El cmplice
del escritor es el tiempo.
Para Bataille, un escritor de verdad muestra, a travs de la autenticidad de sus
escritos, el rechazo al servilismo (y en primer lugar el odio a la propaganda).
Precisamente por ello no se deja arrastrar por la muchedumbre y sabe morir en
soledad.
Son frases exigentes.
Y comprometedoras.
Con el crtico literario Miguel Garca Posada, andaluz de Sevilla como yo, coincido en
que a las cosas hay que llamarlas por su nombre porque es la nica manera de que no
perdamos el sentido comn. Los dos parece que seguimos la regla volteriana, tan
criticada por Karl R. Popper, que aconseja no perder jams de vista la costumbre de
definir los trminos. O de identificarlos objetivamente, dira yo.
Como el brasileo Paulo Coelho, escribo para decirme las cosas a m mismo. Un
libro puede ser un elemento catalizador y revolucionario. Su potencial es
prcticamente infinito.
Al escultor francs Augusto Rodin le preguntaron un da donde comprendi la
escultura. Respondi con estas palabras inesperadas: en los bosques, mirando los
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PROLOGO GENERAL
Turismo o producto turstico son expresiones que utilizan a menudo los expertos,
cientficos o no, y quienes se mueven en el mundo de los viajes. Tambin los
funcionarios y los polticos relacionados con esta materia emplean ambas expresiones
con frecuencia. Sindicalistas, miembros de ONGs y asistentes a seminarios, encuentros,
jornadas de estudio, mesas redondas y todo tipo de congresos y eventos han hecho suya
estas expresiones y las emplean con envidiable familiaridad. Si aqu las utilizo no es
solo en atencin a su uso generalizado sino que son tiles para designar la materia sobre
la que versa mi investigacin, necesitada de la precisin de la que carece.
El significado que en esta obra propongo dar a ambas expresiones puede dividir a los
lectores en dos grupos dismiles. Los que esperaran un significado convencional de los
dos trminos, el grupo ms nutrido, y los que estaran dispuestos a aceptar, aunque fuera
provisionalmente, los significados que propongo darles, el grupo de menor tamao, si es
que cuenta con algn participante.
De hecho, esta es una obra que responde en su concepcin, contenido y desarrollo la
presencia de dos factores. En un lado se encuentra la literatura acumulada sobre la
materia durante ms de un siglo (parte segunda). En otro, el empeo del autor en abrir el
estudio del turismo al anlisis microeconmico sin los falsos pudores que, por hipcritas
supervivencias de la antigedad, aun perduran en la actualidad contra el afn de lucro.
He elegido un ttulo genrico para las dos partes de que consta la obra que a muchos ha
de parecer sorpresivo y, a otros, malsonante. Como indica su etimologa, autopsia vale
por visin personal de algo. Tambin el ensayista y traductor norteamericano Eliot
Weinberger ha titulado uno de sus ltimos libros con la singular expresin Rastros
krmicos. Cuando se le pregunta por qu krmicos, Weinberger responde que eso es
culpa de la new age, que secuestr la palabra karma, que en la Edad Media significaba
rastro de una vida anterior. Me pareca, contina, que deba rescatarla porque una de las
funciones de la literatura es precsamente lo que Confucio llam la rectificacin de los
nombres. En la antigua China, el poeta y consejero del emperador ,garantizaba que, en
un Gobierno justo, las palabras significaran su sentido. Cosa que ahora no pasa en
absoluto, termina diciendo Weimberger.
Pero incluso en la acepcin usual del trmino autopsia, la que se aplica al trabajo de los
forenses, puede tener sentido la expresin autopsia del turismo si, como veremos, puede
decirse que el turismo de cada poca periclita y da paso al turismo de la poca siguiente.
Hay expertos que estn convencidos de que la literatura del turismo est empapada de
economa. Como dice el filsofo alemn Peter Sloterdijk (Normas para el parque
humano, Siruela, Madrid, 2000), experto es el que no tiene que pensar porque ya lo
hizo. Tal vez por eso, muchos sostienen que, en el estudio del turismo, se abusa sin
razn y hasta equivocadamente del anlisis econmico cuando lo cierto es que ni
siquiera se usa. No se puede negar que gran parte de la terminologa empleada en la
literatura especializada procede de la economa. Parece lgico que as sea, pues si nos
interesa el turismo es porque estamos convencidos de su rentabilidad financiera,
econmica, social y, ltimamente, incluso ambiental. No obstante, por razones que
tratar de desentraar, el anlisis econmico del turismo no ha pasado del uso de la
terminologa aplicada a concepciones ajenas a este mtodo, lo que ha producido un
precipitado aluvial formado por numerosas capas sobrepuestas de materiales y mtodos
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ocupen el lugar de las que hoy tanto tienen de quimeras y fantasas mezcladas con
algunas falsedades y hasta, a veces, con graves deshonestidades cientficas.
La obra se presenta, por ello, como una respuesta al estado en el que se encuentra el
pensamiento acumulado y a las opiniones que una y otra vez sostienen (sin fundamentos
claros o con fundamentos obsoletos) los expertos en la materia. Sin la implantacin
generalizada y acrtica del pensamiento acumulado y de las muchas veces gratuitas
opiniones de los expertos, esta obra no se habra escrito o sera diferente.
El pensamiento y las opiniones dominantes constituyen algunos de los factores ms
importantes que han conformado la obra como un largo y hasta si se quiere tortuoso
rodeo por campos que a algunos parecern abstrusos: la antropologa cultural, la historia
de las civilizaciones y del desarrollo tecnolgico en sectores tan dispares como las obras
pblicas, los medios de transporte, la cartografa, los calendarios, la mensajera, los
seguros, el dinero y el sistema bancario, los cuerpos de polica, los idiomas que son o
fueron en alguna poca lingua franca, los servicios de interpretacin, la investigacin
filolgica y etimolgica aplicada a ciertos vocablos de inters y, finalmente, la historia
de las ideas y de las formulaciones tericas que surgieron entre fines del siglo XIX y
nuestros das en la materia que nos ocupa. Un largo rodeo, sin duda, que, repito, no
habra habido necesidad de dar si el turismo se hubiera considerado desde el principio
como un producto objetivamente diferenciado de los dems y que se produce, se vende
y se consume como cualquier otro producto, salvando, naturalmente, sus propias
especificidades.
El segundo factor que ha influido en que este libro sea como es no es otro, dicho sea con
tanta sinceridad como realismo, que el que aportan el autor y su curriculum profesional
como investigador. A comienzos de la dcada de los setenta se nos present la primera
oportunidad de estudiar el turismo. Fue en la ciudad de Porto Alegre, Brasil, donde un
equipo de tcnicos espaoles trabajaba elaborando el informe previo a la adopcin de
medidas de poltica econmica para aumentar el bajo consumo interno de productos
pesqueros en la Regin Sur de dicho pas. El equipo de expertos sufri una grave crisis
y se nos propuso trabajar en otro informe, un plan de desarrollo del turismo de la citada
regin. Si rechazamos la propuesta fue por no considerarnos expertos en la materia.
Aos ms tarde, trabajando de nuevo en el CSIC, ahora en el Instituto de Economa y
Geografa Aplicadas (IEGA), actualmente Instituto de Economa y Geografa (IEG),
propuse junto con otros investigadores, crear un Departamento de Economa y
Planificacin del Turismo. El director en funciones, a la sazn un titulado en ingeniera
agronmica, crey conveniente eliminar el trmino planificacin y denominarlo
escuetamente Departamento de Economa del Turismo. Nunca adivin sus razones.
La vida del nuevo Departamento, a pesar de su brevedad, no estuvo exenta de
convulsiones. Fue entonces cuando empec a familiarizarnos con la literatura del
turismo.
Habituado a trabajar en sectores productivos en los que el producto (output) est
suficientemente bien identificado (agrios, hortalizas, frutas de pepita o de hueso,
aceitunas, aceite de oliva, ganado vacuno, especies pesqueras), experiment malestar y
desasosiego ante afirmaciones tales como que en el turismo, el consumidor interviene
en el proceso de produccin, y que, por ello, el turismo no es posible sin la
participacin del turista. Y otras formulaciones parecidas. El rechazo de las llamadas
especificidades tericas del turismo, las que al parecer derivan de su extrema
complejidad, pudo hacerme abandonar una materia tan extica y, por qu no decirlo,
atrabiliaria desde el punto de vista del anlisis econmico.
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No soy sin embargo el nico que ve el turismo as. Peter Burns y Andrew Holden no
tienen empacho en afirmar en Tourism. A New Perspective (Prentice Hall, London,
1995) que el estudio del turismo puede ser al mismo tiempo enigmtico (enigmatic) y
bizarro (bizarre), enigmtico porque contiene aspectos difcilmente difundibles, y
bizarro (valiente o atrevido) porque aspira a identificar las bases tericas que explican
por qu desean divertirse los seres humanos. Burns y Holden aportan razones que,
segn ellos, explican que el turismo sea enigmatic and bizarre y las aceptan como
inevitables.
Contra pronstico, en mi caso, aconteci justo lo contrario: lo que pueda tener de
enigmtico y bizarro el estudio del turismo ha servido de acicate para que me engolfe en
tan peculiar materia, encarnada en una literatura que es, sin duda, y por decirlo de un
modo neutro, harto peculiar. En la obra aporto razones, sostengo que no es inevitable y
hago una propuesta alternativa sometida a la aceptacin del debate que intento suscitar
por parte de la comunidad de expertos.
Para ello empiezo por el principio del principio, que no es otro que la lectura en clave
econmica de los textos bsicos que se han escrito desde fines del siglo XIX hasta hoy
por los ms prestigiosos tratadistas. El segundo paso consiste en averiguar las razones
que llevan a desarrollos tericos tan singulares y sorprendentes, hasta el extremo de que
ha llegado a afirmarse que no pertenecen a ninguna ciencia social en exclusiva y, mucho
menos, a la economa. El tercer paso es el de comprobar si son evitables las aludidas
peculiaridades. Dicho de otro modo: si es factible estudiar el turismo como se estudia
cualquier actividad productiva. Trato, pues, de ofrecer las interpretaciones de la realidad
que configuran el paradigma en vigor, realizar su crtica a la luz del anlisis econmico
y comprobar en que condiciones sera plenamente aplicable este conocido mtodo de
estudio al turismo, para lo que es imprescindible saber si puede ser concebido como una
rama productiva objetivamente diferenciada de las dems. Incluir el estudio
pormenorizado de las ramas productivas que abastecen la produccin de turismo hara
inabarcable la obra, lo que ocurrira igualmente si alguien exigiera basar su estudio en
fuentes directas o empricas. De aqu que se haya tenido que acoger al mtodo
consistente en la crtica de las obras existentes sometidas al test de coherencia lgica
interna y a evidenciar las anomalas e insuficiencias con respecto a los fines que se
pretenden. Aporto, pues, una visin personal, global y sinttica, de una materia como
esta, en la que existieron grandes discrepancias en el pasado, discrepancias que hoy se
encuentran sospechosamente silenciadas pero que en absoluto estn resueltas. Pretender
una visin minuciosa y detallada, hecha adems a partir de fuentes de primera mano es
simple y llanamente inviable de momento. No he tenido otra opcin, repito, que basame
en estudios y publicaciones existentes sobre los aspectos tratados y adems tratarlos de
un modo selectivo.
Cabe la posibilidad de que una obra como esta sea leda sin que se suelten las amarras
de los prejuicios establecidos en el paradigma convencional. No soy tan ingenuo como
para pensar que alguien tenga un inters relevante en la apertura de nuevas sendas que
conduzcan a hipotticas mejoras de las aproximaciones al uso. Pero no me cabe duda de
que, de tener lugar, redundara muy positivamente en los resultados de las inversiones
pblicas y privadas que hoy se realizan en esta asendereada rama de la produccin.
Las ideas que se exponen en la obra no son todas originales, pero las he ordenado y
sistematizado para que adopten la forma de un teorema orientado a la formulacin clara,
razonada y criticable de conclusiones.
Los crticos, si es que logro tenerlos, pueden rectificar muchas de mis formulaciones o
el tratamiento que doy a determinados aspectos. Es posible que de esta forma aspiren a
invalidar las crticas y a refutar la propuesta que en ellas se basa. Sera deseable que las
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crticas se hicieran, si es que se hacen, sin olvidar las anomalas que pudieran quedar
resueltas con mi propuesta y teniendo en cuenta si las nuevas anomalas, de existir, son
de menor calado que las existentes. Estas son, dicho muy resumidamente, las razones
que han influido en que esta obra sea como es.
Quedan los consabidos agradecimientos. Acontece, sin embargo, que el cumplimiento
de esta convencin puede resultar tan singular como la obra misma. No rehuyo exponer
las cosas tal y como son, aun a despecho de que sean interpretadas bajo el sesgo de la
irona. Las razones que me llevaron a escribirla forman un todo indesmontable y en l
tienen su sitio todos los avatares que lo han acompaado.
Cuando a mediados de los aos ochenta decid hacer una crtica constructiva de la
teora del turismo al uso, el CSIC haca poco que estaba tratando de establecer la
conveniencia, que luego fue necesidad, de que los proyectos de investigacin contaran
con financiacin externa. El Instituto de Estudios Tursticos (IET), dependiente de algn
ministerio de la Administracin Central del Estado Espaol que ahora no recuerdo (creo
que era el de Transportes y Comunicaciones) llevaba bastantes aos convocando
concursos destinados a la realizacin de estudios para mejorar el conocimiento del
llamado Turismo Espaol y fomentar as su desarrollo. Buscando la necesaria
financiacin complementaria para mi proyecto, expuse al encargado del Gabinete de
Estudios del IET cuales eran las pretensiones del mismo y l me propuso hacer una
solicitud formal de ayuda a la investigacin. As lo hice.
La memoria que acompa a la solicitud fue todo menos polticamente correcta. Estaba
basada en una crtica, respetuosa en lo personal pero dura en el contenido, a una obra
que recientemente haba publicado el mencionado encargado del Gabinete. Se trataba de
una obra que tena en su momento la rara virtud de ser un completo y actualizado
manual de la materia y que por ello permita no tener que buscar obras ms antiguas y
menos claras y completas. La solicitud de ayuda no es que fuera denegada: ni siquiera
fue tenida en cuenta.
En noviembre de 1988 la memoria se public en Informacin Comercial Espaola con
el ttulo Economa de la produccin turstica: Hacia un enfoque alternativo. Y, aunque
no resulta fcil de entender, gracias al apoyo de Francisco Gadea Oltra, entonces
subdirector general, la revista del IET, Estudios Tursticos, public poco despus el
trabajo en su nmero 101. Esta misma revista public aos ms tarde otros trabajos
mos. Se trataba de avances de los resultados parciales que se iban alcanzando en la
lnea de investigacin que puse en marcha, por supuesto sin financiacin
complementaria o externa en el IEG.
Los primeros resultados completos, aunque todava provisionales, se publicaron en
1992 por la Facultad de Ciencias Econmicas de la Universidad Complutense de
Madrid. Se trataba del facsmil del texto de la tesis doctoral leda en dicha Universidad
el da 5 de julio de 1991. El tribunal que la juzg estaba compuesto por cinco
catedrticos, todos ellos ajenos a la llamada comunidad de expertos en turismo, lo que,
en principio, poda ser considerado como una circunstancia favorable. Los cinco eran,
adems, obviamente, economistas y catedrticos. Les habra bastado cumplir dos
condiciones adicionales: tener algn conocimiento, por limitado que fuera, del estado de
la cuestin en la materia, y tiempo (o inters) para leerla con alguna atencin. No se
dieron ninguna de las dos. Cuatro miembros del tribunal, condescendientes, la
aceptaron, y uno, no condescendiente, el profesor Marn Quemada, la rechaz. Pudo
haber sido a la inversa. Durante la comida de rigor a la que el candidato al grado de
doctor invita por cortesa a los miembros del tribunal y al director de la tesis, expres mi
agradecimiento a los cinco componentes del tribunal, especialmente al que la rechaz,
algo que a l le intrig sobremanera porque le resultaba inusual. Tal vez no se percatara
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de que, acadmicamente, conviene que cuando una tesis es discutible no cuente con la
unanimidad del tribunal. As se lo expliqu amable y respetuosamente, aadiendo que,
en contrapartida, quien la rechaza asume, obviamente, las consecuencias cientficas
(positivas o negativas) que de tal hecho se desprenden, exactamente igual, aunque a la
inversa, que los que la aceptan.
Volviendo a la memoria que present en 1987 al IET, poco despus ocurri algo tan
singular que debo exponer. Un funcionario de la Organizacin Mundial del Turismo
(OMT) me propuso realizar una misin en Cuba para evaluar un problema relacionado
con el transporte turstico en dicho pas. Al aceptar el encargo, le hice referencia a la
memoria que acabba de escribir para el IET y le propuse remitirle una copia para que
hiciera las crticas que creyera pertinentes. No solo no recib la crtica pedida sino que
tampoco tuve ms noticias de l. Fui excluido de la misin a Cuba sin ms
explicaciones. Los conspicuos expertos de la OMT prefirieron el silencio y excomulgar
al hereje.
La excomunin decretada por un defensor de la ortodoxia doctrinaria, la falta de medios
de financiacin complementarios o externos y la falta de unanimidad del tribunal que
juzg la tesis se comportaron, contra pronstico, como acicates para que continuara
desarrollando la lnea de investigacin iniciada a principios de 1987.
Por si los acicates citados no bastaran, con posterioridad a 1992, surgi uno ms. En
1993 envi un resumen de la tesis a una de las ms prestigiosas revistas norteamericanas
sobre la materia, Annals of Tourism Research, entonces recin fundada. La primera
versin fue positivamente acogida por el editor, un experto en turismo mundialmente
conocido. La segunda versin, adaptada a las normas de estilo de la revista, fue
rechazada por tres evaluadores annimos nombrados por el director de un instituto
universitario del sur de Francia, conocido este por su dedicacin a la sin duda ardua
tarea de inventariar la ingente bibliografa sobre el turismo que se produce ao tras ao
en el mundo. A la vista del rechazo, el editor de la revista me ofreci publicar un
resumen del artculo, propuesta que declin, no sin antes proponerle que adoptara una
actitud valiente para publicar el artculo ntegramente por su inters para abrir un
debate.
He aqu la singular relacin de entidades y personas a los que expreso mi ms sincero
agradecimiento y las razones por las que lo hago:
- al CSIC: por permitir una investigacin sin financiacin complementaria
- al encargado del Gabinete de Estudios del IET: por el reto que supuso su silencio
- al funcionario de la OMT: por su defensa de la ortodoxia
- al miembro disidente del tribunal de la UCM: por apartarse de la consabida
unanimidad
- al director del instituto del sur de Francia: por su respeto a la opinin de los tres
evaluadores annimos del mtodo doble-ciego utilizado por la revista
- al editor en jefe de la revista norteamericana: por su respeto del mtodo de seleccin
de trabajos publicables
Sin sus aportaciones, sin su compromiso con las reglas establecidas y con las
convenciones cientficas en materia de turismo, esta obra no se habra escrito. A todos
ellos expreso, pues, mis ms efusivas y sinceras gracias: todos alentaron que mi
proyecto siguiera adelante.
Debera ampliar la lista de agradecimientos, pero lo si lo hiciera, correra el riesgo de
caer en tpicos que prefiero eludir. La lista se alargara innecesariamente, pero los
miembros de este grupo no ignoran la deuda que con ellos tengo contrada por haber
soportado tantas prdicas durante tantas ocasiones y en los momentos ms
insospechados e importunos. Permtaseme englobarlos en un agradecimiento no por
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PRIMERA PARTE
EL VENCIMIENTO DE LA DISTANCIA
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INTRODUCCIN
Una de las casi infinitas definiciones que se han dado del turismo es la del investigador
alemn Robert Glksmann, director del Instituto de Turismo de la Escuela Superior de
Comercio de Berln durante los aos treinta del siglo pasado. Para l, el turismo no era
otra cosa que (traduciendo muy libremente) el vencimiento del espacio o la distancia
por quienes llegan a un lugar procedentes de otro. Cuando hace aos encontr esta
definicin en algn libro espaol me pareci tan extraa y hasta absurda que pens que
era una mala traduccin del alemn. Aos ms tarde, revisando la obra de los suizos
Walter Hunziker y Kart Krapf, cuyo ttulo en espaol sera La doctrina general del
turismo, publicada en 1942, encontr una referencia de los autores al vocablo Verkehr
con el que los alemanes forman la voz compuesta Fremdenverkehr para referirse a lo
que en otros idiomas se llama turismo. Verkehr, dicen los autores citados, es una voz
extraa incluso en el alemn actual. Los diccionarios la traducen por trnsito,
transporte, trfico o flujo, pero, al parecer, su significado original es vencimiento de la
distancia o el espacio. Por consiguiente, la definicin de Glksmann traducida al
espaol con la que tropec hace aos no solo no es forzada ni incorrecta sino que, muy
al contrario, hoy ha llegado a parecerme extraordinariamente sugestiva.
Desgraciadamente, Glksmann termin abandonando esta original definicin para
asumir la definicin convencional, la que desde los primeros aos del siglo XX viene
definiendo el turismo como el conjunto de relaciones de todo tipo que tienen lugar entre
turistas y residentes, una definicin que fue aceptada a mediados del siglo citado por la
Asociacin Internacional de Expertos Cientficos de Turismo, con sede en St. Gallen
(Suiza), y elevada ms tarde a la categora de cannica o dogmtica. La Organizacin
Mundial del Turismo, con sede en Madrid, la hizo suya cuando, en 1975, empez a
funcionar como organismo encargado de velar por los intereses tursticos de los pases
miembros. Hay quien cree, ingenua o interesadamente, que la Conferencia de Ottawa de
1991 super la vieja definicin y propuso una nueva conceptualizacin del turismo,
pero lo cierto es que aquella nocin, de raz popular, formato descriptivo, naturaleza
sociolgica y fines estadsticos, sigue estando presente en la definicin de turismo que
sostienen los expertos y defienden tanto la AIEST (organismo profesional de carcter
privado) como la OMT, (organismo internacional temtico en el seno de la ONU)
El lector que se interese por la problemtica que plantea la nocin convencional de
turista y de turismo puede acudir a la obra que recientemente he publicado en la
editorial www.librosenred.com titulada El turismo explicado con claridad. En ella
expongo el proceso de formacin de la definicin convencional de turismo y desvelo el
secreto celosamente guardado de las graves anomalas que se presentan cuando, sobre la
realidad concebida por ella, se trata de aplicar el anlisis microeconmico. La anomala
ms grave radica en la indeterminacin de la llamada oferta turstica. Su consecuencia
directa es la inevitable ausencia de la funcin de produccin de turismo en el corpus
terico aceptado por la comunidad de expertos y la indirecta el desconocimiento de la
institucin del mercado de turismo. Resulta paradjico que la citada literatura haga
referencia al producto y al mercado turstico a pesar de desconocer el proceso de
produccin. En estas condiciones no es posible, ni tiene sentido, aplicar el anlisis
microeconmico, lo que, sorprendentemente, no empece para que se aplique una y otra
vez. La consecuencia en la prctica es la desorientacin. Para los inversores, porque son
llevados a confundir el turismo con algunos de sus inputs, en especial con los servicios
de hospitalidad, los servicios recreativos o los servicios culturales. Para los estudiantes,
porque les obliga a enfrentarse con una disciplina mostrenca, llena de singularidades
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que no son otra cosa que incoherencias lgicas internas atribuidas a la complejidad del
fenmeno.
En El turismo explicado con claridad formulo un modelo microeconmico de oferta,
alternativo al convencional, sociolgico o de demanda. El modelo parte de un
postulado: Turismo o producto turstico es el plan de desplazamiento circular, programa
de visita o estancia temporal que resulta del ensamblaje de una serie de servicios
incentivadores y facilitadores. Los servicios incentivadores recibieron atencin en la
obra citada, pero no los facilitadores. Este tratamiento dismil se debe a que los
servicios incentivadores carecen de bibliografa mientras que los facilitadores cuentan
con una bibliografa ms que abundante por haber sido confundidos, unas veces, todos y
otras, algunos de ellos, con el turismo. Intento ahora subsanar la disimilitud con un
tratamiento en profundidad de los servicios facilitadores basado en la idea del
vencimiento de la distancia que late en el significado original de la voz propiamente
alemana Fremdenverkehr, cada vez menos usada en ese idioma por el avance imparable
de la voz anglo latina turismo, ms reciente y de significado ambiguo.
Este libro parte del mismo postulado que el anterior, es decir, en la aplicacin de un
enfoque econmico originado en introspeccin y la intuicin. Arranca con la exposicin
de lo que llam en el libro anterior Esquema Tcnico de Desplazamiento Circular
(ETDC), artificio expositivo que refleja las diferentes piezas que quien se desplaza tiene
que tener en cuenta cuando elabora un plan de desplazamiento o un programa de visita
a, o estancia temporal en, un lugar en el que no reside habitualmente. Sigue con la
descripcin del marco espacio temporal del ser humano que ejecuta los planes de
desplazamiento circular. A continuacin se estudian los avances tecnolgicos que,
traducidos en servicios mercantiles, son puestos a disposicin de quien se ve obligado
por cualquier motivo a vencer la distancia/espacio que le separa de los bienes, servicios
o recursos que necesita y no tiene en su lugar de residencia. No todos los servicios
tienen la misma importancia a la hora de planificar y ejecutar un plan de desplazamiento
o programa de visita, pero lo que no ofrece dudas es que el libro estudia la mayor parte
de los que estn facilitando que el obstculo de la distancia est siendo vencida cada vez
con menos esfuerzos (o con costes menores) por los seres humanos de cultura
sedentaria.
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I
EL ESQUEMA TCNICO DE DESPLAZAMIENTO CIRCULAR
Todo ser viviente que siente una necesidad intenta satisfacerla. La satisfaccin de las
necesidades depende de la disponibilidad de medios o recursos idneos, es decir, aptos
para ese fin. Esos medios, recursos, bienes o mercancas pueden encontrarse cerca del
sujeto que siente la necesidad o a cierta distancia de l. En el primer caso, el sujeto
procede inmediatamente a satisfacer la necesidad despus de apropirselos. En el
segundo, tiene que acarrearlos hasta donde se encuentra. Si el sujeto est dotado de
medios propios de locomocin, el proceso le lleva a realizar una actividad auxiliar,
derivada del deseo de satisfacer la necesidad sentida: desplazarse hasta el lugar donde
estn los medios o recursos. Una vez ms, y como es habitual en el anlisis econmico,
parto de las necesidades sentidas por los seres humanos. Desde este campo paso a
considerar el proceso productivo al que lleva en muchos casos la satisfaccin de las
necesidades, es decir, a la demanda que antecede al consumo. Si los bienes que sirven
para satisfacer las necesidades se encuentran cerca del sujeto, ste no tiene ms que
tomarlos y consumirlos. Si no son aptos para el consumo, el sujeto los somete a un
proceso de transformacin antes de consumirlos (produccin). Como digo, en ciertos
casos los bienes pueden estar a cierta distancia del sujeto que los necesita. En este caso
se pueden dar dos situaciones: que los bienes sea transportables y que no lo sean,
porque son inmuebles o porque la desutilidad o coste de su transporte supera la utilidad
que reporta su consumo. En ambos casos estamos frente al obstculo de la distancia,
que ha de ser vencido o eliminado.
En el primer caso (bienes transportables) las sociedades humanas cuentan con la
institucin del comercio de importacin exportacin, un instrumento mediante el cual
el bien o servicio es puesto a disposicin del sujeto que realiza la demanda porque
siente la necesidad de consumirlo.
Si los bienes necesarios no son transportables por alguna razn, y aun as el sujeto
insiste en satisfacer la necesidad que siente, entonces no tiene otra opcin que ser l
mismo quien se traslade desde el lugar donde se encuentra hasta el lugar donde estn los
bienes. Como ya dije en El turismo explicado con claridad, la institucin competente en
este caso es el turismo. Si el sujeto opta por satisfacer necesidades con estos bienes o
servicios ha de echar mano de un bien o servicio, el turismo que, como el comercio
import- export, tambin es de carcter instrumental o intermedio. La necesidad original
suscita una nueva necesidad, la planificacin de su salida y posterior regreso al punto de
partida. Se trata de una actividad que, por exigir la asignacin de recursos escasos, entre
ellos trabajo, es una actividad de carcter productivo, puesta al servicio de la
satisfaccin de la necesidad, pero en este caso, de una necesidad derivada de la primera
y original.
Recalco que la accin de un sujeto tendente a satisfacer la necesidad hace surgir en
ciertas circunstancias una necesidad nueva para cuya satisfaccin tendr que disponer
de un instrumento adecuado, un plan de desplazamiento en el territorio desde el lugar en
el que se encuentra hasta el lugar donde se encuentran los medios necesarios para
satisfacer la primera necesidad. La distancia entre el sujeto y los medios es un obstculo
que impide satisfacer ciertas necesidades, un obstculo que ha de ser vencido o
superado antes de proceder a satisfacerlas.
Obviamente, el sujeto tiene otra opcin: trasladar su residencia al lugar en el que se
encuentran los medios que la pueden satisfacer e instalarse en l abandonando el
primero. Es lo que hacen los seres errantes o nmadas, pero, tambin, los que emigran,
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los que se mudan o cambian de lugar de residencia habitual. Los sujetos que eligen esta
opcin no usan la institucin del turismo.
El esquema expuesto se puede enriquecer tanto como se quiera para adaptarlo a los
infinitos matices de la realidad. Es evidente que los medios adecuados para satisfacer
necesidades pueden encontrarse en diferentes lugares alternativos. Incluso puede ser una
incgnita el lugar en el que se encuentran, lo que llevar a introducir sucesivas
necesidades derivadas y acciones intermedias con el fin de determinar el lugar ms
indicado o ms cercano para iniciar el proceso de bsqueda, con o sin informacin
previa y eficaz.
En cualquier caso, se abren perspectivas preadas de incidencias, que pueden ser
conocidas o desconocidas en todo o en parte. La insistencia en satisfacer la necesidad, a
pesar de los obstculos, constituye un indicador harto expresivo de la profundidad con
la que el sujeto la siente. Si la necesidad es biolgica, el sujeto no cejar hasta
satisfacerla ya que de ello depende su supervivencia, pues podra poner en peligro su
vida. Si la necesidad sentida es social podr posponer su satisfaccin. Incluso podra
desistir de satisfacerla. Pero no es descartable que, tambin en este caso, insista en
satisfacerla, como si la necesidad sentida fuera de carcter biolgico. Cuando se
presenta este caso estamos en presencia de seres humanos.
En el caso de los seres humanos, hay que contemplar una gama tan amplia de
necesidades como es posible, incluyendo desde las ms estrictas obligaciones (naturales
o instintivas y sociales o imperativas) hasta los ms puros caprichos.
A medida que la accin principal: satisfacer la necesidad, lleva al sujeto a intercalar
acciones instrumentales en cadena, est claro que se ir alejando de la espontaneidad
inicial. Tendr que realizar acciones de naturaleza singular, radicalmente distintas a las
que realizan otras especies: organizar reflexivamente las acciones encaminadas a
satisfacer la necesidad original.
Lo que acabo de decir restringe una vez ms el estudio a la especie humana,
prescindiendo de cualquier otra especie capaz de movilidad propia. Como es bien
sabido, los humanos, que proceden por evolucin de otras especies animales de cuya
naturaleza participan, son seres sociales, histricos y culturales. Por ello, han de ser
contemplados desde tanto perspectivas biolgicas como culturales, cualquiera que sea el
tipo de accin o comportamiento que interese estudiar.
La teora econmica ensea que el conjunto de acciones tanto directas como intermedias
o auxiliares que los humanos, aisladamente o en sociedad, llevan a cabo para conseguir
la satisfaccin de las necesidades, sean stas biolgicas o culturales, recibe el nombre de
produccin, un trmino ciertamente polismico en cualquier idioma pero que en
economa ha llegado a ser suficientemente preciso. Tambin ensea la teora econmica
que la satisfaccin de las necesidades recibe el nombre de consumo, o consumicin,
palabra que prefiero porque designa solo el consumo final tambin llamado
improductivo, diferente del consumo intermedio, llamado productivo, el que se
lleva a cabo en el seno de las actividades, extractivas o transformadoras, que aumentan
la utilidad de los recursos disponibles.
El proceso de produccin puede ser realizado por el mismo sujeto que siente la
necesidad, en cuyo caso estamos en presencia de la autoproduccin o, alternativamente,
por otros sujetos, a lo que podemos llamar alteroproduccin con o sin fines de lucro.
La aproximacin fsica a los recursos con los que esperamos satisfacer una necesidad
que no se puede satisfacer con los recursos disponibles in situ exige movilidad o
desplazamiento en el territorio. Exige, como digo, vencer el obstculo de la distancia. Si
el desplazamiento del sujeto hasta el lugar donde se encuentran los recursos buscados
(la ida) se sigue de otro, el desplazamiento al punto de partida (la vuelta), hay un tiempo
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limitado de ausencia del lugar en el que el sujeto reside habitualmente y que equivale al
tiempo de estancia pasajera en uno o en varios lugares intermedios. El desplazamiento
de ida y vuelta, la ausencia temporal y la estancia pasajera son tres caras de la misma
realidad.
Como resumen de todo lo dicho, formular a continuacin el esquema tcnico de
desplazamiento circular. Un ETDC consta de los siguientes elementos:
1. La necesidad o necesidades a satisfacer por el sujeto (propsito o motivacin del
desplazamiento circular)
2. El lugar donde se encuentra el sujeto que siente la necesidad (la residencia
habitual) y decide desplazarse al lugar o lugares en los que se localizan los
recursos adecuados para satisfacerla (territorio del desplazamiento o itinerario)
3. Periodo de tiempo de ausencia del lugar de residencia habitual del sujeto o
diferencia entre la fecha prevista del regreso y la fecha de salida. (clculo de la
dimensin temporal del desplazamiento circular)
4. Los medios o recursos con los que el sujeto espera satisfacer la necesidad o
necesidades que le impulsan a desplazarse. Estas necesidades son las que
llamaremos originales por ser las que impulsan al desplazamiento circular. Sin
ellas no se concibe el desplazamiento
5. Los medios o recursos instrumentales, complementarios o auxiliares de los que
se sirve el sujeto. Entre ellos distinguimos:
Caminos, vas e instalaciones auxiliares (puentes, terminales)
servicios de transporte artificiales (traccin animal o mecnica)
servicios de comunicacin y mensajera
servicios de alojamiento
servicios de alimentacin
medios de orientacin portables (mapas y guas)
medios de orientacin fijos (sealizacin)
servicios de informacin (oral o escrita)
servicios de gua personal
servicios de proteccin
otros servicios (sanitarios, bancos, comercio en general, etc.)
Los medios citados en el punto 5 forman parte de lo que se denominan viticos,
avituallamiento, intendencia o logstica, un conjunto de recursos o, en su caso, de
medios de pago, que ha de portar, o en su caso adquirir, el sujeto para satisfacer las
necesidades, previstas o imprevistas, derivadas de la necesidad original y que pueden
presentarse si para ello ha de vencer la distancia. Al conjunto de los medios, recursos o
servicios mercantiles citados en el punto 5 es a lo que denomino facilitacin, elementos
o servicios facilitadores. El estudio de su aparicin y evolucin en el tiempo es el objeto
de este libro.
Antes de desarrollar el tema central del libro considero de inters hablar del marco
espacial e institucional en el que han vivido y siguen viviendo los seres vivos que
tuvieron que planificar y ejecutar planes de desplazamiento circular para satisfacer
ciertas necesidades, los seres humanos, la especie animal que apareci hace unos dos
millones de aos en el continente africano. As lo atestigua el hallazgo del crneo
bautizado como nio de Taung en el yacimiento de Sterkfontein, cerca de
Johanesburgo, en 1924. Desde frica se expandi la nueva especie por toda la tierra.
Segn la revista Journal of Antropological Archaeology (junio, 1999), el primer gran
xodo de los humanos tuvo su origen no por cambios climticos, como se crea hasta
ahora, sino por la huida que tuvieron que emprender los grupos ms dbiles para
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defenderse del peligro de ser exterminados por los poseedores de armas de guerra ms
eficaces, como el hacha biface.
Una de las zonas ms pobladas de la Tierra al final de las glaciaciones fue Afrasia,
denominacin que da el historiador y antroplogo australiano Vere Gordon Childe a la
franja de tierra comprendida entre el Atlntico al oeste, el valle del Indo al este y los
paralelos 25 y 35 de latitud norte (Man Makes Himself, Racionalist Press, Londres,
1936. Versin espaola en Fondo de Cultura Econmica, Los Orgenes de la
Civilizacin, Mxico, 1954) Este territorio es el escenario en el que tuvieron lugar los
primeros desplazamientos de los seres humanos. Fue en las regiones de Afrasia donde
hace treinta o cuarenta milenios surgieron las primeras culturas sedentarias, los pueblos
que abandonaron las estepas, donde se alimentaban cazando en pocas de abundancia,
para terminar instalndose en los valles de los ros y en los oasis para alimentarse ahora
por medio de la agricultura y la domesticacin de animales. Hasta el 12 de octubre de
1492, con el Descubrimiento de Amrica, auspiciado y financiado por la Corona de
Castilla, no tuvo lugar la primera ampliacin verdaderamente significativa de este
espacio, el ms intensamente estudiado por los historiadores. Sneca profetiz esta
ampliacin del espacio varios siglos antes de que tuviera lugar con estas inspiradas
palabras:
Vendrn en los tardos aos del mundo ciertos tiempos en los cuales el mar ocano
aflojar los atamientos de las cosas y se abrir una grande tierra, y un nuevo
marinero como aquel que fue gua de Jason y que hubo de nombre Tiphys
descubrir un nuevo mundo y ya no ser la isla de Thule la postrera de las tierras.
Con tan singular e inesperado hallazgo, la tierra dej de percibirse como un plano, algo
que ya se saba, y empez a vivirse como un cilindro. A raz de esta ampliacin espacial
se pusieron las bases para que las diferentes culturas de la Tierra se relacionaran entre s
cada vez ms intensamente.
Hubo que esperar a principios del siglo XX para que tuviera lugar la siguiente
ampliacin del espacio hegemnico de la humanidad. El 6 de abril de 1909, el
norteamericano Pearcy lleg al Polo Norte. Poco despus, el 14 de diciembre de 1911,
el noruego Amudsen alcanz el Polo Sur. Desde entonces, la Tierra dej de ser
percibida (vivida) como un cilindro para ser percibida como un globo, el globo
terrqueo.
La tercera ampliacin verdaderamente significativa del espacio tard aun menos en
producirse. En 1957, la Unin de Repblicas Socialistas Soviticas lanz al espacio el
primer satlite artificial de la Tierra, el Sputnik I. En 1961, el Vostok I, un satlite
artificial tambin sovitico, con el astronauta Yuri Gagarn a bordo, inici el proceso de
conquista del espacio extraterrestre, el Cosmos. En 1962, la sonda espacial Mariner II
consigue aproximarse al planeta Venus. En 1969 el astronauta norteamericano Edwin
M. Aldrin realiza el primer paseo de un ser humano por la superficie de la Luna, a la
que llega como tripulante de la nave espacial Apolo XI. En 1974, el Mariner X enva
imgenes del planeta Mercurio. En 1976, el Viking I se posa en el planeta Marte. En
1979, el Pioneer XI visita el planeta Saturno. En 1984, el norteamericano Bruce
McCandless consigue flotar sin ataduras en el Cosmos a lo largo del trasbordador
espacial Challenger.
A pesar de numerosos intentos fallidos y de la prdida de vidas humanas, no cabe la
menor duda de que los avances en lo que llamamos conquista del Cosmos continuarn
en el futuro y lograrn poner a disposicin de la humanidad nuevos espacios para la
planificacin y realizacin de desplazamientos de ida y vuelta.
Si hago referencia al espacio y a sus sucesivas ampliaciones es porque estoy convencido
de que, insisto, lo que llamamos progreso, desarrollo, civilizacin o avance se viene
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autntica, (aunque) la ociosidad del criado no es su propia ociosidad. (Veblen, ob. cit. p.
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Lo dicho hasta ahora puede explicar por qu los servicios fueron considerados, desde
antiguo, como trabajo improductivo. Porque formaron parte del consumo ostentoso.
Todava hoy se consideran as por la escuela marxista ortodoxa de economa, heredera
del pensamiento de los clsicos, y no incluye a los servicios entre las actividades
productivas. Los servidores ms cercanos a los seores contaban, a su vez, con
servidores, para los que ellos cumplan, igualmente, la funcin de seores. Se estableci
as, en el pasado, tanto remoto como relativamente prximo, un ordenamiento piramidal
de la sociedad en el que los niveles sociales ms altos irradiaban nobleza y dignidad a
los ms bajos, lo que dotaba al sistema de una gran solidez. En sentido inverso, es decir,
de los vasallos a los nobles, fluan los bienes materiales.
Durante la prolongada vigencia de la forma de produccin feudal, la acumulacin de
honores y dignidades era la tarea prioritaria de los seores, tarea en la que estaban
interesados tambin, indirectamente, los mismos servidores, desde el primero hasta el
ltimo. La sociedad feudal, afirma Jacques Verger (Ver: La Alta Edad Media. Edaf.
Madrid, 1985), estaba organizada en funcin de las necesidades de la guerra y la
defensa. Se divida entres clases muy marcadas: los guerreros, los clrigos y los
campesinos. En palabras del citado historiador francs, los que aran, los que luchan y
los que oran. He aqu la estructura social de clases durante el Antiguo Rgimen. Los
labradores acuden en socorro de su seor con vveres y bastimentos; los caballeros, con
las armas y los clrigos con el culto a la divinidad. Por ello, aunque el pensamiento
burgus y su heredero, el socialista, no vean en las instituciones feudales ms que un
sistema de explotacin de unas clases por otras, tal visin no deja de ser reduccionista y
cientficamente incorrecta. Un seor prestigioso irradiaba el prestigio que haba logrado
mantener o incluso acrecentar a todos los miembros del colectivo gracias a sus hazaas
caballerescas. De esta manera, se integraba en el modelo social e integraba a los
vasallos. La explotacin de una clase por otra era evidente, pero la solidez del modelo
lleva a pensar que la explotacin social, en s misma, no basta para caracterizarlo. Y
menos para entenderlo o condenarlo. Los vasallos aceptaban sus funciones como los
nobles las suyas, con la profunda conviccin de que formaban parte de un todo
armnico e indesmontable.
La divisin de tareas y funciones a la que me acabo de referir gener, sin duda, la
aparicin de nuevas necesidades de desplazamientos y el desarrollo progresivo de las
antiguas. Me refiero a los cultos religiosos, a las tareas de gobierno, a las relaciones
protocolarias con otras colectividades (diplomacia), a los fastos, solemnidades,
homenajes y conmemoraciones en honor de los hroes, y a las fiestas y espectculos
orientados a la plebe, considerados stos ltimos por algunos estudiosos como medidas
complementarias para el mantenimiento del orden y la paz social.
El desmontaje del modelo feudal se inici en Europa en el siglo XVI con la progresiva
sustitucin de muchos altos servidores reales procedentes de la nobleza por funcionarios
de capas sociales modestas pero bien capacitados (Josephine Bregazi, en su reciente
obra Shakespeare y el teatro renacentista ingls (Alianza, Madrid, 1999), al tratar de las
causas que influyeron en el cambio que experiment la sociedad inglesa de fines del
siglo XVI, afirma que como punto de partida, podemos sealar la gradual erosin de la
antigua estructura de clases sociales, que hasta finales del siglo XV se haba basado en
un sistema prcticamente feudal. A lo largo del siglo XVI, fue surgiendo la nueva y
prspera clase mercantil, cuyos miembros en un principio se haban enriquecido con el
comercio de importacin de de materias primas y la exportacin de telas confeccionadas
por la prspera industria textil (ob. cit. p. 12) Bregazi se basa en Nigel Heard, 1995,
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Stuart Economy and Society, Hunwuin Hyman, The Bourgeoisie y en Henry Kamen,
1984, European Society 1500 1770) y se profundiz con el triunfo de los valores de
la Revolucin Francesa, en lo poltico, y de la revolucin productivista o industrial, en
lo econmico. Pero fueron los cambios que provoc la primera Gran Guerra los que
llevaron a su irreversible consolidacin. Como afirma A. J. Norval en su obra The
Tourist Industry, Londres, 1936 p. 45, poltica, social y econmicamente, el mundo en
el que hoy vivimos est separado por un abismo del que haba en 1914. Los sistemas
polticos han cambiado; las barreras sociales no pueden mantenerse debido a la
intensidad de los cambios; incluso el sistema econmico est experimentando cambios
muy drsticos.
Lo que no quiere decir que no queden hoy reminiscencias apreciables del modelo
antiguo. Todava en nuestros das hay diferencias sociales entre un rentista y un
asalariado, sin descartar las apreciables diferencias de nivel de vida que pueden existir
dentro de cada una de esas dos categoras sociales segn nos situemos en el medio
urbano o en el rural. Diferencias que influyen en todo lo relacionado con la satisfaccin
de las necesidades que generan desplazamientos y en todo aquello que tiene que ver con
ellos. Adems, con el surgimiento durante el ltimo cuarto del siglo XX del fenmeno
del paro masivo, ha aparecido en escena una nueva diferenciacin, la que se establece
entre los trabajadores que tienen ingresos por estar empleados, y los que no los tienen
por estar desempleados. Dentro de esta segunda categora existen tambin diferencias
entre quienes, por ejemplo, perciben subsidio de paro y quienes no lo perciben.
Queda delineado as el doble marco territorial e institucional (como un sistema de
coordenadas) sometido a continua transformacin, en el seno del cual se encuentran los
humanes y desarrollan numerosas funciones, entre ellas la elaboracin y realizacin de
desplazamientos de todo tipo. Aqu me intereso solo por los circulares, redondos o de
ida y vuelta.
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II
INFRAESTRUCTURAS, TRANSPORTE Y ACCESIBILIDAD
Los medios de transporte necesitan apoyarse en equipamientos fijos a los que los
expertos dan el nombre de infraestructuras, tecnicismo derivado del ingls
infrastructure. Segn la Westers Encyclopedic Unabridged Dictionary of the English
Language, Gramercy Books (Nueva York, 1996) este trmino significa sistema de
instalaciones fijas que atienden la prestacin de servicios bsicos de un pas, ciudad o
regin tales como los de transportes y comunicaciones, de abastecimiento de energa y
de educacin, entre otros, como los de salud. Su uso es cada vez ms frecuente en la
literatura especializada. Mientras unos medios de transporte (navegacin martima,
lacustre, fluvial, area y csmica) utilizan equipamientos fijos puntuales (puertos,
aeropuertos, helipuertos, hangares, cosmdromos), otros como los vehculos terrestres
(carreteros y ferroviarios) necesitan, adems, equipamientos lineales, las llamadas vas o
caminos.
Los expertos en transportes distinguen entre medios guiados, aquellos en los que el
vehculo y el camino son indisolubles (ferrocarriles), y medios no guiados, en los que
pueden disociarse perfectamente ambos elementos (carreteros, martimos, areos)
Comenzare la exposicin con las vas de comunicacin terrestres, martimas y areas.
En el caso de las dos ltimas, el equipamiento lineal (va o camino) es sustituido por las
llamadas tcnicas de navegacin y control externo del trfico.
Vas carreteras
Los caminos aparecieron cuando los humanos fijaron su residencia como consecuencia
de la revolucin agraria del Neoltico. Los primeros caminos eran senderos, carriles o
caleyas marcados por el uso, medios espontneos o no producidos deliberadamente. Las
expediciones guerreras, primero, y las comerciales e incluso religiosas, ms tarde,
facilitaron redes de vas de longitud y extensin variable. La construccin deliberada de
vas especializadas de comunicacin es una actividad que no madrug.
Los pueblos ms poderosos aspiran a poseer redes viarias extensas, completas y de la
mejor calidad posible. La calidad y la abundancia del capital viario son indicadores
expresivos del poder y de la riqueza de un pas. En lo que sigue, hago una sucinta
exposicin del desarrollo en el tiempo de las vas de comunicacin segn el medio
utilizado.
Los antiguos imperios persas contaban con un sistema de vas terrestres ordenado a sus
necesidades. En la Babilonia de Nabucodonosor II existan sendas que comunicaban las
principales ciudades de Mesopotamia y stas con las de Egipto, Siria, Palestina y Asia
Menor. El antiguo Egipto tambin dispona asimismo de vas de comunicacin por
tierra. Algunas de las sendas interiores de Egipto aprovecharon las excavaciones de
canales de riego en el valle del Nilo. Al mismo tiempo se estableci una red de vas de
navegacin fluvial. Los cauces de los ros, wadis en rabe, se utilizaron como sendas
transitables durante los largos estiajes anuales. Gracias a ella, Egipto se comportaba
como la bisagra que articulaba las relaciones comerciales del este de frica con el oeste
de Asia.
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Los ros slo pudieron cruzarse en la Antigedad por los vados. Los puentes de barcas
tardaron en aparecer. La ciudad de Sevilla, por ejemplo, tuvo desde el siglo XV un
puente de barcas para cruzar el Guadalquivir. Las riadas se lo llevaron aguas abajo en
numerosas ocasiones, pero fue repuesto una y otra vez. En el siglo XIX se construy
con materiales metlicos. Fue en Babilonia donde se construy el primer puente. Se
tendi sobre el ufrates y era semi fijo. Constaba de varios pilares de ladrillo sobre los
que, durante el da, se tendan tablones de madera que se retiraban de noche para evitar
la entrada de intrusos a la ciudad.
Por regla general, las sendas de la Antigedad no eran de uso permanente, sino solo
transitables durante la estacin seca. Algunas cambiaban de trazado de un ao al
siguiente. Hoy podemos encontrar una situacin viaria parecida en cualquiera de los
pases del llamado Tercer Mundo.
La construccin intencionada de caminos coincide con la aparicin de vehculos con
ruedas en los pases del Mediterrneo oriental y central, y de un modo muy significativo
en la isla de Malta, entre el Neoltico inferior y la edad del Bronce, en pleno desarrollo
de la civilizacin urbana. Los vehculos con ruedas se conocen con el nombre de carros
y los caminos aptos para su paso son las carreteras. Los carriles de las primeras
carreteras tenan entre 8 y 15 cm. de profundidad, unos 20 cm. de grosor y entre 112 y
145 de trocha.
China cont con la ms antigua red permanente (de toda estacin) de caminos terrestres
conocida, algunos siglos antes que el Imperio Persa y 2.000 aos antes que los Incas.
Hacia el ao 1100 a. C., los chinos tenan ya un sistema de comunicaciones terrestres
plenamente desarrollado. Un cuerpo especial se encargaba de vigilar el trfico y el
cumplimiento de las normas de seguridad vial impuestas por el poder central. El sistema
de carreteras de la dinasta Chou (entre 1122 y 221 a.C.) alcanz tan altos niveles de
desarrollo que estaba clasificado segn su calidad y dedicacin: veredas o sendas, para
el uso humano y de animales de carga, caminos para vehculos estrechos, carreteras para
vehculos anchos, carreteras aptas para que pudieran cruzarse dos vehculos y,
finalmente, carreteras de primer orden, cuya anchura permita que pudieran cruzarse
hasta tres vehculos.
Siglos ms tarde, el Imperio Persa (559 330 a.C.) cont con una red de caminos para
atender las comunicaciones rpidas entre el poder central y los gobernadores
provinciales. Las carreteras persas estaban pavimentadas en muchos tramos y disponan
de puestos de vigilantes cada 25 km.. La carretera entre Sardis y Susa, la capital del
imperio, tena 2.600 km. de recorrido. La que una Susa y Babilonia era de 320 km. Era
tal su nivel de servicio que un mensajero poda cubrir esta distancia en dos jornadas.
Herdoto se refiere en el libro II de su Historia al monumental camino de piedra labrada
y esculpida con figuras de animales que los egipcios construyeron para el transporte de
materiales destinados a la ereccin de la pirmide de Keops. Los templos egipcios
estaban comunicados por vas terrestres de excelente calidad (dromos). Entre los
caminos ms antiguos que se conocen suelen citarse los de Asiria. An existe el de
Bagdag a Ispahn. Roger Caratini, autor de una biografa de Alejandro Magno (Plaza
Jans, Barcelona, 1995), al hablar de Macedonia, dice que este reino contaba con
caminos y que fue Arquelao (413 399 a. C.) quien hizo construir un gran nmero de
carreteras que irradiaban desde Pela, ciudad que as se una a todas las regiones del
reino, incluidas las ms inaccesibles. Alejandro el Magno de Macedonia dispuso de una
red caminera muy completa de la que se sirvi para gobernar su reino y dominar a los
vecinos. San Isidoro afirma en su obra Orgenes que fenicios y cartagineses fueron los
primeros en emplear losas de piedra en la construccin de carreteras al servicio de los
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andinos y el otro por la costa. Medan unos 3.000 Km. de longitud. El primero fue
considerado por Humbolt una de las obras ms asombrosas de la humanidad.
Las rutas terrestres (tambin las martimas y areas como expondr ms adelante)
fueron tributarias de las necesidades de la guerra y solo ms tarde se pusieron al servicio
de los intercambios comerciales y del transporte de personas con fines pacficos,
profesionales y recreativos. Pero las vas terrestres quedaron durante muchos siglos
relegadas a un lugar muy secundario si se comparan con el que ocuparon las martimas
desde el siglo XIV a. C. Lo mismo acontece si las comparamos con el fuerte desarrollo
que tuvieron los canales interiores en los pases europeos ms avanzados desde el siglo
XV hasta el desarrollo del ferrocarril. Hasta mediados del siglo XVIII, los caminos
terrestres siguieron ofreciendo el mismo aspecto pero ms deteriorado que alcanzaron
durante el Imperio Romano.
Con las aspiraciones al nacionalismo econmico del despotismo ilustrado, en Europa se
asiste al despertar del inters del Estado por disponer de una red de caminos terrestres
para facilitar primero la guerra y ms tarde el comercio. Surgieron as organismos
especializados en el seno de las administraciones pblicas encargados de planificar,
construir, mantener y mejorar continuamente las comunicaciones terrestres.
Los arquitectos y los ingenieros italianos del siglo XVI fueron los primeros que
mostraron inters por el estudio de las tcnicas de construccin de carreteras. Nicols
Bergier, un abogado de la ciudad francesa de Reims, encontr restos de antiguas
calzadas romanas y apoyndose en textos de autores latinos escribi la obra Histoire des
Grands Chemins de lEmpire Romain. La Enciclopedia Britnica afirma que esta obra
acapar una gran atencin a fines del siglo citado. Es la poca en la que yab haban
aparecido los modernos estados nacionales estaban en Europa. En 1599 se crea en
Francia, durante el reinado de Enrique IV, la Jefatura de Ingenieros de Caminos con
delegados en todas las provincias. Muchas de las principales carreteras se pavimentaban
desde entonces con bloques de piedra para soportar el paso de medios de transporte con
capacidad de carga cada vez mayor.
Francia tena a fines del XVIII una red caminera, clasificada segn calidad tcnica y
nivel de servicio, que superaba los 40.000 km. El proceso de desarrollo econmico que
propici hizo de Francia el modelo a imitar por los pases que aspiraban al crecimiento
de la riqueza.
Europa padeci gran escasez de caminos durante siglos. Solo contaba con simples
veredas. En la Francia de Luis XIV se construyeron algunos caminos en los alrededores
de Pars con financiacin real o con fondos facilitados por las ciudades o por ciertos
nobles y, en general, con el impuesto conocido como prestacin personal, generalmente
en forma de trabajo sin remunerar. En este pas hubo que esperar a los estudios del
ingeniero Trsaguet (1775) para que se dispusiera de tcnicas adecuadas para la
construccin de caminos.
A fines del siglo XVIII los caminos ingleses eran todava poco transitables. Arthur
Young afirmaba en 1770 que las carreteras de los condados de Lancaster y Newcastle
tenan rodadas de barro de ms de un metro de profundidad y que se necesitaba el
concurso de al menos dos hombres para impedir que volcase un carruaje. Esta situacin
se mantuvo sin grandes variaciones durante los aos siguientes. En 1816, McAdam
afirmaba que las carreteras inglesas eran de psima calidad, unas, por estar mal
construidas y otras, por falta de mantenimiento.
Un pas como Francia, que hoy puede vanagloriarse de contar con una excelente y
extensa red de caminos, carreteras y autovas, tena hace un siglo una red de poco ms
de 500.000 km. de longitud, de los que los caminos vecinales cubran el 86,3 %. En
Inglaterra, no llegaba a los 200.000 Km., de calidad algo mejor (80,7 % de caminos
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vecinales). Italia tena una red menos extensa (111.183 km.) que los dos pases
anteriores, pero los caminos vecinales representaban menos del 70 % del total. Espaa
solo tena 52.000 km. de caminos, la mayor parte de carcter estatal o provincial. El
35,7 % de los caminos espaoles eran vecinales.
El sistema francs de caminos fue mantenido y ampliado por Napolen al servicio de
sus ambiciones militares. Durante las primeras dcadas del siglo XIX se asiste en
Europa a una verdadera fiebre de construccin de nuevos caminos y mejora de los
existentes, una actitud que fue imitada por los pases del continente americano despus
de alcanzar la independencia poltica. La tcnica de construccin caminera ms
avanzada en el siglo XIX fue la aportada por el ya citado ingeniero escocs John
Loudon McAdam (1756 1836) que, en 1815, fue nombrado administrador de las
carreteras del condado de Bristol y, en 1827, director general de carreteras. Su tcnica
de pavimentacin del firme con piedras trituradas fue muy aplicada durante gran parte
del siglo XX. La mayora de los pases avanzados acometi despus de la Segunda
Guerra Mundial crecientes inversiones en grandes obras de mejora de vas terrestres con
niveles de prestacin crecientes.
El conocido cronista del Madrid del siglo XIX, Ramn de Mesonero Romanos,
habituado a los malos caminos que entonces haba en Espaa y entusiasmado con las ya
buenas vas terrestres que tena Francia, dice en su obra Recuerdo de viaje a Francia y
Blgica en 1840 y 1841, que las carreteras principales que en todos sentidos cruzaban la
Francia, y muchsimas de las travesas particulares de pueblo a pueblo, se encuentran en
un estado excelente, merced a la configuracin particular del suelo, mucho ms llano en
general que el de nuestra Espaa, a la slida y bien entendida construccin de la
calzada, y al crecido presupuesto destinado a su constante entretenimiento. Por lo
general no son de una extremada anchura; se hallan formadas con una ligera curva, cuya
parte superior est en el centro, y revestidas de piedras cuadradas cuidadosamente
unidas que ofrecen a las ruedas una superficie plana y constante: a uno u otro lado de la
calzada () suelen formarse nditos cmodos para los viajeros pedestres (bastante
comunes en aquel pas).Los puentes colgantes, contina Mesonero, los fuertes
murallones, los diques elevados convenientemente a los mrgenes de los ros, los
inteligentes cortes y rodeos para evitar los trnsitos de las montaas, son testimonios
constantes del entendido celo de un gobierno que en todas ocasiones ha dado la mayor
importancia a la rapidez y a la comodidad de la circulacin interior.
A principios del siglo XIX se perciba ya con claridad en Europa la conveniencia de
contar con buenos caminos. Su construccin estaba encomendada al soberano, pero los
hombres de negocio participaban en los gastos de mantenimiento y conservacin. El
ingls Thomas de Quincey (1785 1859) en su obra Confesiones de un ingls comedor
de opio, atribuye el buen servicio de correo que haba entre Londres y Bristol a una
doble causa: la existencia de una carretera excepcionalmente buena y la colaboracin de
los comerciantes de Bristol, directamente interesados en que la carretera se encontrara
en buenas condiciones, que participaban en la formacin de un fondos para financiar las
obras.
Vas frreas
En Principios de economa Alfred Marshall (1890, Aguilar, Madrid, 1963) afirma que,
(a fines del siglo XIX) el coste de un buque a vapor equivala al trabajo de 15 aos de
los que trabajaban en su construccin. El capital empleado en los ferrocarriles de
Inglaterra y Gales equivale al trabajo de 30 aos de los 300.000 trabajadores que
trabajaban en ellos. La frase permite calibrar el relieve que siempre tuvo el transporte en
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el proceso de formacin de capital y, una vez dentro del sector, el enorme relieve que
experimentaron las inversiones efectuadas durante la segunda mitad del siglo XIX en el
transporte ferroviario. Hay que destacar con especial nfasis que el ferrocarril fue un
revolucionario medio de transporte terrestre de carcter masivo. Gracias a l se abarat
el transporte terrestre y pudo despegar el desarrollo econmico de territorios alejados
del litoral y tambin de los que no contaban con vas fluviales navegables o no haban
recibido los beneficios de las vas navegables artificiales.
Durante la segunda mitad del siglo XIX las inversiones en vas frreas y estaciones,
terminales o de paso fueron muy cuantiosas. El ferrocarril se implant especialmente en
los pases industrializados de Europa y Amrica. Las primeras lneas fueron construidas
en el Reino Unido despus de la invencin de la caldera de vapor. El primer servicio de
transporte ferroviario se inaugur el 27 de septiembre de 1825, la lnea de Stockton a
Darlington. En 1850 ya haba 19.500 km. de lneas ferroviarias en explotacin en el
Reino Unido. La red ferroviaria inglesa creci al asombroso ritmo de 776,7 Km./ao, lo
que supone un esfuerzo inversor en infraestructuras de transporte absolutamente
desconocido hasta entonces en el mundo. Quince aos ms tarde, haba ya 49.626 km.
de lneas ferroviarias en el Reino Unido. El ritmo constructivo pas a ser de ms de
2.000 km/ao, es decir, casi 2,6 veces ms que de 1825 a 1850.
Siete pases europeos (Reino Unido, Francia, Alemania, Austria Hungra, Rusia
Finlandia, Italia y Blgica) tenan en 1885 en funcionamiento cerca de 270.000 Km. de
lneas ferroviarias, una cifra que habla con elocuencia del xito alcanzado por este
revolucionario medio de transporte, llamado guiado por los expertos. La red
ferroviaria mundial estaba llamada a seguir creciendo exponencialmente hasta mediados
del siglo XX. A partir de esta fecha, las inversiones en ferrocarriles entran en una
prolongada crisis, recientemente superada con la aparicin de frmulas innovadoras
capaces de competir con el transporte areo en distancias medias con velocidades del
orden de los 500 km/h en monorrales y trenes de alta velocidad.
El ferrocarril no limit su desarrollo a Europa y Estados Unidos. Tambin se desarroll
tambin en las colonias americanas, africanas y asiticas de las potencias de Occidente.
En 1972 haba en todo el mundo unos 150 millones de Km. de vas frreas,
correspondiendo a Estados Unidos cerca de 500.000. En la antigua Unin Sovitica,
pas que sigue a Estados Unidos en desarrollo ferroviario, haba cerca de 140.000 y en
Francia, pas que sigue a la ex - URSS, casi 80.000 km. Los datos sobre longitud de vas
frreas proceden de Janes World Railways 1971 72. citados por The New
Enciclopaedia Britanica, 15 Ed., 1988. Los dems proceden de la de A. J. Norval, The
Tourist Industry, Londres, 1936, p. 38, quien, a su vez los toma de Emile Sax, Die
Verkehrsmittel in Volks- und Staatwirtschaft, Vol. 3, Verlag von Julius Springer, Berln,
1920.
Al ferrocarril volver ms tarde al referirme a los medios de transporte de personas.
Vas acuticas (fluviales y martimas)
Las primeras vas acuticas fueron obviamente los ros. El Nilo fue navegable desde la
ocupacin por el hombre de este frtil valle. Fue la va ms larga de comunicacin de la
Antigedad, unos mil kilmetros, desde la primera catarata hasta el Delta. Los
desplazamientos norte sur estaban garantizados gracias al Nilo, a sus brazos
secundarios y a los numerosos canales artificiales disponibles. Esta red de vas fluviales
facilitaba la accesibilidad a las ciudades ms importantes de Egipto. Ms difcil
resultaban los desplazamientos este oeste a uno y otro lado del ro dado que solo
existan puentes para los canales ms estrechos (pasarelas mviles). El ro contaba en
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algunos puntos con vados practicables en la poca seca. Tambin haba barcas al
servicio de los viajeros que necesitaban pasar de una a otra orilla. (Franco Ciammino,
La vida cotidiana en Egipto, Edaf, Madrid, p. 39)
Desde las dinastas del Imperio Antiguo, Egipto cont con una red de vas de
comunicacin al servicio de las actividades productivas y de las relaciones con otros
pueblos. Las principales ciudades egipcias estaban, por tanto, relativamente bien
comunicadas entre s. Durante la civilizacin faranica el Nilo fue la va de
comunicacin ms eficaz y segura para poner en comunicacin las tierras altas con el
Delta. No aconteca lo mismo con el desierto, un lugar que siempre infundi temor y
rechazo a los egipcios, a pesar de que contaba con la proteccin de cuerpos especiales
de vigilancia como los que cre el faran Psamtico II (vigsimo sexta dinasta) contra
los ataques de los hostiles y temidos beduinos ya que siempre haba que contar con la
amenaza aadida de serpientes y de hienas y con el alto riesgo de desorientacin un
peligro que poda ser ms mortal que los anteriores.
Lo mismo puede decirse de las ciudades de Mesopotama, comunicadas entre s gracias
a sus dos ros principales, el Tigris y el ufrates, y a muchos de sus numerosos afluentes
transversales.
Entre las vas de comunicacin acuticas destacan las martimas. Primero fueron de
cabotaje. La navegacin de mar abierto vino ms tarde. Las martimas fueron pronto las
vas ms utilizadas para salvar grandes distancias. En tiempos de los romanos era ms
barato transportar trigo en barco desde Siria hasta Hispania que llevar la misma
cantidad de mercanca a 120 Km. de distancia por va terrestre. Durante milenios, las
vas martimas siguieron siendo ms utilizadas que las terrestres tanto para mercancas
como para pasajeros. Las embarcaciones especialmente construidas para el transporte de
pasajeros no estuvieron disponibles hasta hace relativamente poco, entre otras cosas
porque tard en aparecer la demanda. Durante milenios, los barcos estaban diseados y
construidos exclusivamente para la guerra, solo mucho ms tarde empezaron a
construirse para el transporte de mercancas y ms tarde an, para transportar viajeros.
Las nicas personas que utilizaban los barcos eran tropas y tripulaciones. Los primeros
viajeros que utilizaron este medio de transporte eran nobles. Eran barcos de guerra que
contaban con acondicionamiento especial. Los dems viajeros tenan que aceptar las
condiciones existentes para la tripulacin o la tropa.
Con el desarrollo del ferrocarril, primero, y del motor de explosin, poco despus, las
vas terrestres lograron finalmente imponerse a las martimas. Hoy, con el desarrollo de
la aviacin, las vas martimas han quedado limitadas al transporte de ciertas mercancas
(graneles slidos y lquidos) y a los cruceros de placer. Pero antes de llegar a esta
situacin hubo que resolver muchas dificultades. Las respuestas que se fueron dando a
los problemas planteados constituyen las llamadas tcnicas de navegacin martima. El
problema de la orientacin en mar abierto fue durante milenios una de las ms serias
dificultades que tenan que salvar quienes pretendieran realizar desplazamientos
martimos de largo y muy largo recorrido. Hay que aadir a ello el problema de la
resistencia de los materiales de construccin de embarcaciones. Por esta razn, la
navegacin martima se centr, desde sus inciertos orgenes hasta el siglo XIV d. C., en
el cabotaje, apoyado en la visin de la costa, cuyos entrantes fueron dotados de torretas
luminosas (los faros) destinadas a sealizar la ruta ms segura. El desconocimiento de
lo que pudiera haber ms all de lo que alcanzara la vista, la precariedad de las
embarcaciones y las dificultades de los sistemas de orientacin por estima son los
factores que limitaron durante milenios la navegacin martima. Los navegantes
antiguos aprendieron a determinar la situacin de la nave basndose en la observacin
de los astros. La navegacin incentiv la investigacin astronmica. Sus avances
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septiembre de 1519 sala del puerto de Sanlcar de Barrameda una escuadra formada
por cinco naves al mando del portugus Fernando de Magallanes: Trinidad, mandada
por el mismo Magallanes; Concepcin, por Gaspar de Quesada; San Antonio, por Juan
de Cartagena; Victoria, por Luis de Mendoza, y Santiago, por Juan Serrano. La
tripulacin la formaban doscientos treinta y siete marineros. Tres aos despus, el 6 de
septiembre de 1522, la nave que qued de la flota inicial, entraba en el puerto de
Sanlcar. Dos das ms tarde, renda viaje en Sevilla con slo dieciocho hombres bajo el
mando del vasco Juan Sebastin del Cano (1476 - 1526). Se acababa de dar la primera
vuelta a la Tierra (Antonio Pigafetta, Primer viaje alrededor del Globo. Grech. Madrid,
1988)
El siglo XVI es conocido como el Siglo de los Descubrimientos y las Grandes
Expediciones entre Europa y el resto del mundo: el nuevo continente, Amrica, y las
tierras de Oriente (China, India, Japn...) Fue el siglo de la navegacin de altura y de las
grandes rutas martimas, primero transitadas por grandes barcos de guerra y mercantes y
ms tarde, a partir de la aplicacin del vapor como fuerza impulsora de los navos, por
grandes transatlnticos de pasajeros. A partir del siglo XVIII se entra en una nueva
etapa, la de navegacin astronmica, con la invencin del cronmetro, un instrumento
que resolvi el problema secular de la determinacin de la longitud. En el siglo XX.,
con la invencin de la radio, se asiste al inicio de la navegacin avanzada de nuestros
das, la llamada radio elctrica.
Las vas areas y espaciales o csmicas
Fue durante los ltimos aos del siglo XIX cuando tuvieron lugar los primeros
desplazamientos sin contacto con la tierra o el agua, por va area. Pero las aspiraciones
eran muy anteriores. Las penalidades inherentes a los desplazamientos por tierra o por
mar fueron tan grandes durante tanto tiempo que los humanos quisieron emular el vuelo
de las aves, que se les antojaba placentero y sin obstculos. Para la humanidad era el
paradigma de la facilidad. La mitologa griega cuenta con la figura de Ddalo, el hroe
encerrado por Minos en el Laberinto con su hijo, caro. Ambos lograron evadirse con la
ayuda de unas alas hechas con plumas y cera.
Leonardo da Vinci (1452 1519) dibuj los primeros artilugios voladores. En el siglo
XVIII se ensayaron algunos vehculos voladores sin fortuna.
Los especialistas distinguen los aparatos voladores ms pesados de los menos
pesados que el aire. Los aeroplanos, aviones y cohetes pertenecen al primer grupo; los
globos de materiales livianos inflados con gas, al segundo.
Georges Cailey (1796 1853) es considerado el padre de los aparatos que vuelan siendo
ms pesados que el aire. El primer vuelo de la historia lo hizo el ruso Alexander
Fedorovich Mozhaiski (1825 1890), quien consigui despegar con un monoplano
desde una rampa y superar una distancia de 18 a 30 metros. Su vehculo iba propulsado
por una mquina de vapor ultraligera.
La aviacin es posible gracias a la aplicacin de leyes de la fsica que se conocan desde
mucho antes. El escollo que haba que resolver no era terico sino prctico: aplicar un
generador de fuerza potente y liviano (caso de los aparatos ms pesados que el aire) o
disponer de tejidos resistentes y hermticos (caso de los menos pesados que el aire)
La delantera la tomaron los primeros gracias a los continuos avances en la tecnologa de
los motores de explosin. Solo los llamados planeadores, aparatos sin motor, permitan
realizar breves desplazamientos de naturaleza ensaystica y deportiva. Los primeros
artefactos voladores no necesitaban vas como los dems vehculos. El espacio areo era
libre y estaba muy poco transitado. Con el desarrollo de este medio de transporte, los
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Scaled Composites. Para volar fue transportada hasta quince km. de altura a bordo de un
avin White Knight. A partir de esta distancia de la Tierra, la nave enciende su motor
hasta alcanzar los 112 de distancia. Para regresar a la Tierra pliega sus alas y las vuelve
a desplegar para aterrizar en un aeropuerto convencional. Todos los medios de
comunicacin del mundo destacaron el hecho por ser la primera nave espacial de capital
privado aunque es evidente que su tecnologa es la misma que la que se utiliza por las
fuerzas armadas. Un ejemplo ms de que la actividad productiva comercial avanza
gracias a la tecnologa militar. Las puertas estn ya abiertas para que se desarrollen
empresas mercantiles dedicadas a la produccin de turismo espacial. De momento es
obvio que no ser masivo, pero su futuro depende de que lo sea.
Servicios de transporte y accesibilidad
El hombre puede desplazarse por s mismo de un lugar a otro por estar dotado de
extremidades locomotoras. Desde sus orgenes se desplaza a pie (paseando, andando,
caminando). Aqu me limito a los medios no biolgicos de locomocin o transporte, los
llamados medios tcnicos o mecnicos, primitivos, artesanales e industriales.
Desde la revolucin neoltica, el hombre utiliza animales para ayudarse en el cultivo de
la tierra y como medio para facilitar el transporte de cosechas y materiales para la
construccin de viviendas. No utiliz animales para desplazarse l mismo de un lugar a
otro hasta mucho ms tarde, una actitud que podemos observar hoy en las culturas
campesinas que todava quedan en algunos pases.
A continuacin resumo la evolucin de los medios de transporte segn el tipo de va de
comunicacin utilizada.
Medios acuticos
Los desplazamientos por va fluvial, lacustre o martima se hicieron desde un principio
utilizando medios idneos. Un tronco de rbol pudo ser el primer flotador utilizado por
el hombre. La unin de varios troncos para formar balsas se llevara a cabo a partir de
un cierto nivel de desarrollo de la riqueza y de la poblacin y de la consecuente
expansin de necesidades de desplazamiento que acompaa al aumento de la riqueza.
La tcnica del vaciado de grandes troncos para confeccionar flotadores ms ligeros
aparecera tan pronto como la humanidad dispuso del herramental adecuado, lo que bien
pudo acontecer a partir de la Edad del Hierro. La canoa se propuls primero con los
brazos y despus con remos, una prolongacin artificial de los brazos. La vela tard en
aparecer. Fue, sin duda, una invencin de enorme eficacia y trascendencia. Permiti
servirse del viento, una fuerza no de sangre, que aument la fuerza propulsora de los
remos. La primera representacin de una vela que se conoce pertenece a Egipto y tiene
unos 8.000 aos, pero su descubrimiento puede ser muy anterior. La vela primitiva era
un pao cuadrado de lino sujeto a una vara que, a su vez, penda horizontalmente de un
palo vertical anclado en la quilla a modo de percha. La invencin de la vela en el
noveno milenio a. C. permiti aprovechar un recurso natural renovable (el viento) como
fuerza propulsora. Los mltiples tipos de vela conocidos reflejan la trascendencia que
tuvo esta innovacin a lo largo de la historia. Las ms conocidas son las llamadas
bastarda, cangreja, latina, de cruz, cuadrada, de cuchillo, encapillada y de abanico. La
vela no desplaz al remo pero permiti remontar corrientes de agua.
Los pueblos de la Antigedad surcaron las aguas de ros y lagos y navegaron por el mar
a escasa distancia de la costa con embarcaciones de madera dotadas de remos y de velas
como las que he descrito. Con ellas transportaron ejrcitos y se abastecieron de los
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bienes que necesitaban y no producan. De nuevo nos encontramos con las necesidades
blicas y comerciales como generadoras de una tcnica, en este caso la mejora de las
tcnicas de construccin de naves y de navegacin acutica. El avance que supuso la
vela de abanico o tarquina se aplicaba ya a la navegacin en tiempos de los romanos.
Esta innovacin permiti un aprovechamiento ms eficiente de la energa elica que la
vela primitiva. El remo qued convertido en fuerza de propulsin complementaria para
aumentar la velocidad de desplazamiento de la embarcacin. Las naves pudieron
aumentar su tamao y, en consecuencia, su capacidad de transporte tanto de tropas
como de mercaderas. Entre los aos 1200 y 1000 a. C. se produjeron en Fenicia y en
otros pueblos asiticos y africanos intensas y continuas invasiones de los llamados
pueblos del mar, tribus nmadas de las estepas sirias, que, acosadas por el hambre, se
dedicaban al pillaje y sembraron la inseguridad y el desorden en toda la regin. A pesar
de que muchas ciudades fueron destruidas, los pueblos del mar fueron agentes culturales
que introdujeron y difundieron nuevas tcnicas, la ms importante de las cuales fue la
del trabajo del hierro (ver MHamed Hassine Fantar, Los fenicios en el mar
Mediterrneo, Icaria, Barcelona, 1999, p. 42). Con la llegada de los filisteos a Canan
lleg tambin la Edad de Hierro a sus ciudades. Los cananeos aprendieron las tcnicas
metalrgicas y las aplicaron a la construccin naval. El citado historiador tunecino
aade: En esta poca se construan en las atarazanas excelentes barcos, gracias a la
quilla, las cuadernas y los clavos, tres grandes invenciones que revolucionaron el
mundo de la navegacin. Con tales naves uno poda desafiar el mar y sus imprevisibles
cleras (ob. cit., p. 43)
A partir de este momento, la tecnologa naviera se centr en sucesivas mejoras del
velamen y de los instrumentos de ayuda al pilotaje, como el timn, la brjula y el
sextante, entre otros instrumentos ya citados.
Los humanos utilizan embarcaciones para desplazamientos blicos y comerciales desde
hace casi diez mil aos. Destacar aspectos que pueden parecer nimios, pero que tienen
un especial significado. Me refiero a que si se utiliz la va martima se debe a que
durante milenios, como ya he dicho, el transporte de tropas por va terrestre era menos
expedito y ms caro, pero el escenario de las confrontaciones blicas se mantuvo en
tierra firme hasta no hace mucho. Las mismas embarcaciones de guerra sirvieron, como
dije, para el transporte de mercancas. La especializacin en construccin naviera segn
los usos citados no fue la norma durante los tiempos antiguos. El historiador britnico J.
R. Hall (Ver: Historia del Mundo Moderno, Universidad de Cambridge. Volumen II,
captulo VII) afirma que los barcos se consideraban tiles para transportar tropas y
protegerlas en route, para hacer correras por las costas de los pases enemigos y para
bloquear sus puertos, pero haba escasas diferencias en el diseo, especialmente en los
barcos de ruta, entre el barco de guerra y los barcos mercantes, que, en ltimo trmino,
constituan el grueso de una fuerza combatiente, mientras las tcticas navales se basaban
en el abordaje, y en tcticas a la manera del soldado de tierra ms que del marino.
Mientras las acciones en el mar fueron planeadas y ejecutadas por soldados, hubo pocos
incentivos para pensar de manera especfica en trminos navales, termina diciendo el
historiador.
Los astilleros de las potencias medievales del Mediterrneo mejoraron tanto la
velocidad como la maniobrabilidad de las embarcaciones. La galera pesada sustituy en
el siglo XV a la galera ligera. La primera fue la nave ms adelantada de su tiempo
durante muchos aos, pero era lenta y poco manejable. La potencia martima de la
poca, Venecia, la incorpor muy pronto a su flota mercante. Estaba dotada de
armamento pesado y permita llevar una tripulacin muy numerosa, por lo que poda
defenderse con xito de cualquier ataque y atacar a cualquier enemigo. Esta es la
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embarcacin con la que se atendieron tambin las necesidades del comercio de especias.
Gracias a los enormes beneficios que este comercio reportaba fue posible financiar sus
altos costes de transporte.
Cuando se tuvo un mayor dominio de las tcnicas constructivas de naves y de
orientacin en el mar sin apoyos terrestres, la guerra pudo empezar a cambiar de
escenario. Se fue desplazando de la tierra al mar. Se hicieron posibles las
confrontaciones blicas de barco a barco, lo que puso las bases de la moderna infantera
de marina y de la estrategia blica naval. La construccin de barcos pudo especializarse
en barcos de guerra y barcos mercantes, pero este proceso fue muy lento. Como
reconoce el historiador britnico J. P. Cooper, la estrategia naval se orientaba, ms que
en cualquier poca pasada, a la proteccin del propio comercio y a la destruccin del
comercio ajeno, ya que el podero martimo dependa tanto de la importancia de la flota
de guerra como de la flota mercante. Pero el sostenimiento de una flota de guerra se
haba encarecido enormemente y requera una organizacin permanente y de ms
envergadura que en el pasado para disear, construir y tener dispuestas unidades de
combate muy especializadas que no eran aptas para su aprovechamiento en el transporte
de mercancas (Ver: Historia del Mundo Moderno. Ob. Cit. Volumen IV captulo VII)
Durante la primera mitad del siglo XVI se libraron grandes batallas navales entre las
flotas de Espaa, Inglaterra y Holanda. Espaa, potencia bsicamente colonial, posea
una flota muy considerable, pero no tanto como Inglaterra y Holanda, potencias
fundamentalmente navales. Este periodo se caracteriz por una frentica actividad
constructora de naves. Los astilleros se convirtieron pronto en la primera industria del
mundo, visceralmente puesta al servicio de la gran revolucin mercantil que trajo
consigo el descubrimiento y posterior explotacin de las tierras americanas. Las
potencias que ms se lucraban con el comercio trasatlntico eran tambin las que
mayores inversiones podan hacer en la construccin naval. Las que mejor flota naval
tenan estaban llamadas a ser las grandes potencias de la poca. Guerra y comercio
seguan inextricablemente unidos en esta poca. Las naves se siguieron haciendo
durante muchos aos de forma que sirvieran al mismo tiempo para ambos fines,
quedando muy ralentizado el proceso de especializacin antes aludido. Como dice J. R.
Halle, no haba armada lo bastante numerosa para prescindir de buques mercantes, ni
haba pas lo suficientemente rico para dedicar sus buques de guerra exclusivamente a la
lucha (Ver: Historia del Mundo Moderno. ob. cit. volumen I, captulo XVI)
Halle aade que en Inglaterra, por ejemplo, el trfico mercante de cierta envergadura
estaba subvencionado por la Corona con vistas a utilizarlo para reforzar la armada, y, en
tiempos de paz, los buques de la escuadra eran alquilados a los comerciantes. Las
caractersticas de los buques de guerra eran determinadas por las necesidades de la
marina mercante (ob. cit.)
Durante milenios, el transporte martimo de mercancas exiga contar con una poderosa
flota de guerra. Del siglo XVI al XIX, la hegemona poltica de un pas se basaba en la
navegacin martima y sta estaba unida a la comercial. Las grandes potencias de los
siglos citados eran potencias martimas (Portugal, Espaa, Holanda, Inglaterra, Francia)
La ltima mitad del siglo XVI, fue decisiva para la historia del comercio mundial, que
es lo mismo que decir para la industria naviera y para las flotas mercantes y de guerra.
Surgieron nuevos centros comerciales e industriales a ambos lados del Atlntico,
aparecieron nuevos productos en los mercados (azcar, tabaco, caf, caucho, ail,
algodn). El comercio de esclavos se increment para facilitar mano de obra a las
grandes explotaciones agrarias que surgieron en Amrica con capitales europeos para
atender la creciente demanda de estos productos. La intensificacin del comercio
martimo hizo subir una vez ms la demanda de buques de carga.
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multiplicado por diez, es decir, cinco millones de pasajeros, lo que supone una tasa de
crecimiento cercana al 8% anual. En este periodo de tiempo, las naves mejoraron muy
sensiblemente en materia de comodidades y seguridad. Las navieras ofrecen cada vez
ms y mejores servicios a bordo por la creciente competencia. Hoy, una nave dedicada a
hacer cruceros martimos es hoy un moderno hotel flotante con casinos, clubes
nocturnos, instalaciones deportivas, balnearios, restaurantes, centros comerciales,
bancos y servicios mdicos, entre otros muchos servicios. La nica diferencia entre una
nave para cruceros y un hotel convencional radica en que el crucero es, adems, un
avanzado medio de transporte intercontinental. El servicio de transporte que prestan los
modernos cruceros es uno ms entre los diferentes servicios prestados y tal vez no
precisamente el ms importante.
La flota privada de yates y de otros tipos de embarcaciones de recreo, por regla general
dotadas de motor de explosin aunque pueden llevar tambin propulsin a vela y remos,
cuenta con instalaciones adecuadas para atracar. La existencia de estas embarcaciones
privadas de recreo y de pesca deportiva ha generado una demanda creciente de servicios
de atraque a la que se responde con la construccin de puertos deportivos y marinas en
casi todos los pases del mundo, sobre todo en los limtrofes a mares como el
Mediterrneo y el Caribe.
Medios terrestres
Es evidente que el hombre primitivo no llev una vida nmada por eleccin sino por
necesidad. El medio le impuso, a partir del final de las glaciaciones, una vida de
frecuentes desplazamientos en procura de alimentos cargando con cras y enseres. Puede
que conociera algunas tcnicas de transporte rudimentarias. Un animal recin cazado se
amarrara a un tronco de rbol para portarlo al asentamiento. Un relieve de alabastro
procedente de Sumer y fechado en el tercer milenio a. C. representa a dos porteadores
transportando una vasija de barro. Los primeros medios para desplazar objetos de un
lugar a otro por tierra fueron lgicamente los de traccin a sangre: hombres y
cuadrpedos.
Puede que el primer animal utilizado para el transporte de objetos fuera el onagro, un
asno muy abundante en el Alto Egipto, en la cuenca mediterrnea y en el Medio
Oriente. Muestras de su utilizacin en caravanas se encuentran en abundantes
representaciones grficas halladas en el desierto de Siria y Asia Menor. Otros animales,
como camellos, dromedarios, bfalos, renos, elefantes, yaks, bueyes, llamas y perros
fueron usados para transportar objetos en el pasado y aun siguen utilizndose en algunos
pases en nuestros das.
Los animales ms utilizados para el transporte terrestre fueron durante milenios los
camlidos, tanto la variedad de una joroba (Arabia) como la de dos jorobas (Bactrin).
El camello es un animal perfectamente adaptado a las incidencias de largas travesas por
regiones desrticas fras o calurosas: puede caminar con facilidad por la arena y resiste
la sed. Su capacidad de carga se aproxima a los trescientos kilos. El aporte de leche de
las hembras es alimento en lugares inhspitos, desprovistos de medios de supervivencia
(llamadas en Castilla tierras de pan llevar) Las grandes llanuras esteparias son
territorios con duras condiciones de vida. Aun as, es el hbitat que eligieron los pueblos
que viven de la ganadera trashumante. El ganado que pastorean es su nica fuente de
alimentacin. Los animales transformacin una flora que solo es aprovechable por ellos,
raramente por el hombre directamente. Pero estos inhspitos espacios escasamente
poblados fueron siempre especialmente apropiados como vas de comunicacin. A pesar
de la dureza de su clima (temperaturas diurnas por encima de los 50 y nocturnas por
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debajo de cero y ausencia casi total de agua), las estepas y los desiertos resultaron en la
Antigedad ms transitables que otras zonas precisamente por la ausencia de ros y de
cadenas montaosas. Por esta razn se han comparado con el mar como vas naturales
de comunicacin. Son utilizables por los transente no por los residentes. Como dice A.
J. Toynbee (ob. cit. vol. III), ofrecen a los viajes y los transportes facilidades
notablemente mayores que las que ofrecen los lugares de la superficie donde las
comunidades humanas suelen residir permanentemente. Existe una semejanza real,
pues, entre la horda nmada que anualmente sigue la misma ruta de los campos de
pastoreo de verano e invierno y la flotilla de pescadores que navega de banco en banco
de acuerdo con la estacin; entre el convoy de mercaderes que intercambia los
productos de las opuestas riberas del mar, y la caravana de camellos que une las
opuestas riberas de la estepa; entre el pirata marino y el bandido del desierto; y entre
los sbitos movimientos de poblacin que impulsan a los nmadas o minoicos o
cruzados a tomar sus barcos y arremeter en oleadas contra las costas de Europa o el
Levante, y aquellos otros movimientos que impulsaron a imohag o rabes o escitas o
turcos o mongoles a evadirse de su ruta .
Existe una semejanza real, pues, entre la horda nmada que anualmente sigue la misma
ruta de los campos de pastoreo de verano e invierno y la flotilla de pescadores que
navega de banco en banco de acuerdo con la estacin; entre el convoy de mercaderes
que intercambia los productos de las opuestas riberas del mar, y la caravana de camellos
que une las opuestas riberas de la estepa; entre el pirata marino y el bandido del
desierto; y entre los sbitos movimientos de poblacin que impulsan a los nmadas o
minoicos o cruzados a tomar sus barcos y arremeter en oleadas contra las costas de
Europa o el Levante, y aquellos otros movimientos que impulsaron a imohag o rabes o
escitas o turcos o mongoles a evadirse de su ruta anual de la estepa y arremeter, con
igual violencia e igual subitaneidad, contra las tierras colonizadas de Egipto o del Irak o
de Rusia o de India o de China.
La traccin humana de vehculos rudimentarios para el transporte de objetos puede tener
ms de diez mil aos. A partir del Neoltico, el hombre aprende a domesticar ciertas
especies de animales para utilizarlas, como fuente de alimentacin, para facilitar
actividades productivas como el laboreo de la tierra y para el transporte de objetos.
Algunos historiadores creen que la horca de ramas de rbol arrastrada por hombres o
animales fue el primer tipo de vehculo utilizado como medio de transporte terrestre. De
l derivara el trineo, un tipo de vehculo conocido por casi todos los pueblos primitivos.
Hacia el 5000 a. C., el trineo era el vehculo ms utilizado por los pueblos que habitaban
las regiones fras. En sus orgenes, no sera ms que una simple plataforma rectangular
arrastrada o empujada. Del trineo derivan otros vehculos ms evolucionados, movidos
por empuje o traccin.
La evolucin de los medios de transporte terrestre se basa en una reduccin progresiva
de la superficie de friccin con la tierra. Fue as como se lleg a disponer de una
plataforma deslizante, el patn. El trineo parece que tambin fue conocido por los
pueblos que se asentaron en los valles de los ros. Los egipcios y los asirios lo utilizaron
para transportar a cortas distancias los materiales utilizados para la construccin de
palacios, pirmides, obeliscos y grandes estatuas. El esqu pudo utilizarse desde muy
pronto para el desplazamiento de personas en comarcas fras. En Noruega se ha
encontrado un relieve en una pared rocosa que representa un tipo de esqu de hace unos
2.000 aos.
Antes de la conquista de la rueda, las mejoras tecnolgicas se centraron en la traccin.
El primer vehculo deslizante tena un solo varal, lo que obligaba a uncir los animales de
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recorrer todo Madrid preguntando de posada en posada por medios de transporte. Estos
se dividan entonces en coches de colleras, en galeras, en carromatos, tal cual tartana y
acmilas. En la celeridad no haba diferencia ninguna. En los coches viajaban solo los
poderosos; las galeras eran el carruaje de la clase acomodada; viajaban en ellas los
empleados que iban a tomar posesin de su destino, los corregidores que mudaban de
varas; los carromatos y las acmilas estaban reservados a las mujeres de militares, a los
estudiantes, a los predicadores cuyo convento no les proporcionaba mula propia. Las
dems gente no viajaba, y semejantes los hombres a los troncos all donde nacan, all
moran. (yo subrayo) (La diligencia, artculo publicado en la revista El Mensajero. En
Obras Completas de M. J. Larra. Edicin de Carlos Seco. Tomo II. p. 74)
Larra, que vivi en pleno romanticismo, se nos muestra menos romntico que el primer
Flaubert, quien se impregn tanto de l que pronto se esforz por repudiarlo con todas
sus fuerzas. Ms adelante, Larra hace este otro jugoso comentario, en el artculo citado:
.no entrar en la explicacin () de las causas que me hicieron estar no hace muchos
das en el patio de la casa de postas, donde se efecta la salida de las diligencias
llamadas reales, sin duda por lo que tienen de efectivas (). Una empresa particular las
dirige, el pblico las llena y las sostiene (). A la entrada le llama a usted la atencin
un pequeo aviso que advierte, pegado en poste, que nadie puede entrar en el
establecimiento pblico sino los viajeros, los mozos que traen sus fardos, los
dependientes y las personas que vienen a despedir o recibir a los viajeros; es decir, que
all solo puede entrar todo el mundo. Al lado, numerosas y largas tarifas indican las
lneas, los itinerarios, los precios.
Los carros son medios de transporte caracterizados por su lentitud de marcha debido a
su traccin de sangre. Las distancias atendidas por estos vehculos no suelen ser
grandes. Cuando hay que cubrir distancias considerables han de hacer uso de servicios
de apoyo (cambio de tiro, comida, y pernoctacin). En su defecto, es imprescindible
llevar lo imprescindible a bordo.
A principios del siglo XIX haba en Pars empresas familiares de transporte, los
conocidos como mensajeros, ordinarios que diariamente prestaban servicios regulares
de transporte mixto (paquetera y pasajeros) entre esta ciudad y sus alrededores con
coches de caballos. El tipo de coche ms utilizado era el llamado cuco aunque haba
tambin el llamado omnibus o diligencias. Honorato de Balzac se refiere a estos
servicios en la obra Un primer paso en la vida (1842). Los servicios estaban regulados
por ordenanzas reales. Salan de grandes corrales privados o de plazas pblicas, que
cumplan la funcin de estacin terminal. Algunos de estos lugares estaban dotados de
casas de alojamiento.
El cronista de Madrid, don Ramn de Mesoneros Romanos, realiz varios viajes a
Francia y Blgica durante los aos 1840 y 1841 de los que nos dej muy jugosos datos
en su obra Recuerdos de viaje. En ella dice que tres son los medios adoptados
generalmente para viajar a Francia, a saber: las diligencias generales, la male o correo y
las sillas de posta particulares; los tres estn ensayados entre nosotros, aunque bastante
diferentes en su perfeccin. El primero y ms general seguido es el de las diligencias
pblicas. Dos empresas inmensas, conocidas bajo los nombres de Mensajeros generales
y de Laffite y Caillard, explotan hace ya muchos aos todas las carreteras generales de
Francia, adems de otras muchas empresas que se han repartido luego las transversales
y subalternas; en trminos que no hay ninguna que deje estar servida con regularidad,
pudiendo recorrerse el pas en todas direcciones con la seguridad de hallar diariamente
comunicacin. (nosotros subrayamos)
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El mismo autor dice en la obra citada que la silla - correo en que sal de Madrid en los
primeros das de agosto (despus de haber esperado un mes mi turno para viajar en
posta (la posta, segn el Diccionario de Autoridades es el conjunto de caballeras
prevenidas o apostadas en los caminos a distancia de dos o tres leguas, para que,
mudando los tiros, los correos y otras personas caminen con toda diligencia. La
definicin alude claramente al uso de la posta como servicio de transporte tanto de
mensajes como de personas, lo mismo que la caravana) perteneca a la nueva compaa
que se ha encargado de conducir la correspondencia en esta carrera, y por la especial
construccin del carruaje soportaba, adems del peso de dicha correspondencia y
conductor, mayoral y zagales, el no despreciable que formbamos nueve viajeros, tres
en la berlina y seis en el interior. tem ms, un dcimo que () haba transigido con
viajar al aire libre, entre el mayoral y el zagal, en el asiento delantero () A tal punto
llegaba el deseo de lanzarse a los caminos y a tal grado de provecho lo utilizaban las
empresas de carruajes pblicos. (yo subrayo)
Exista, pues, un mercado de servicios de transportes, a mediados del siglo XIX, en el
que, unas empresas, ya bastante diferenciadas, atendan a una demanda creciente, una
parte de la cual, en determinados momentos poda quedar desatendida. Adicionalmente,
las clases acomodadas disponan de sus propios medios de transporte, como en el
pasado, una solucin que iba a perder relieve durante algn tiempo, aunque se
recuperara desde mediados del siglo XX La informacin de Mesoneros coincide con la
que aporta Honorato de Balzac en la obra antes citada. Tanto uno como otro describen
un mercado de servicios de transporte de pasajeros con frecuentes situaciones de
overbooking agravada desde mediados del siglo XX, aunque muchos creen que es
caracterstica de nuestros das.
Mesoneros compara el servicio de diligencias que exista en Francia con el que haba en
Espaa. Con vehculos muy similares se daban servicios diferentes. En Francia las
diligencias eran ms veloces que en Espaa no solo por el mal estado de los caminos
sino tambin por la forma de explotacin ms personalizada y ms indolente en Espaa,
donde se dejaba a los pasajeros ms tiempo en las paradas intermedias para comer,
dormir y descansar, tanto que incluso era posible dar un paseo por el lugar y visitar sus
monumentos (hoy llamamos a esto hacer turismo y tambin hacer una visita
turstica) Mientras en Espaa, por moderno establecimiento, por su precio bastante
elevado (segn los datos que Mesonero Romanos aporta en su obra, a mediados del
siglo XIX, los servicios de transporte de pasajeros eran en Espaa entre catorce veces
(viajes solo de ida) y veintids veces (viajes de ida y vuelta) ms caros que en Francia, y
entre 6,5 y 8 veces ms lentos) y por la escasez de otros medios ms rpidos de
comunicacin, (la diligencia) reasume todava el privilegio de servir a las clases ms
acomodadas y distinguidas, en Francia, la sociedad que en ella se rene es bastante
heterognea gracias a la extremada baratura del precio: Comisionistas, corredores de
comercio (comis voyageurs) tipo especial francs, jvenes despiertos y aun
atolondrados () oficiales del ejrcito que se mudan de guarnicin; cmicos y
empresarios de los teatros de provincias; estudiantes y entretenidas; modistas y amas de
cra; hermanas de la caridad y poetas excntricos y no comprendidos en su lugar. Tales
son los elementos que en ellas (las diligencias) vienen a reunirse generalmente.
Mesonero Romanos aporta aqu una interesante tipologa de viajeros en la que se
advierte la ausencia del viajero por gusto al que dio ms tarde en llamarse turista. (ver
R. Mesoneros Romanos, ob. cit.)
A mediados del siglo XIX, exista en Francia, adems de la diligencia, la frmula
llamada malle poste, cmodos carruajes de elegante y ligera forma que permiten tres
asientos adems de el del correo (medios especialmente rpidos ya que, cuenta
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Mesoneros, estn obligados a hacer cada legua, unos cuatro kilmetros, en veintids
minutos, y no se les concede ms que uno o dos para las remudas de caballos, y un
cuarto de hora para comer o cenar, aunque el mismo autor reconoce que esta misma
rapidez llega a hacerse insoportable al viajero a quien urgentes negocios no llamen
vivsimamente al punto al que se dirige. Mesoneros aade que el precio de estos
asientos est fijado en franco y medio por cada parada de dos leguas, o sea, tres reales
escasos por cada legua, lo que viene a equivaler a una tasa de cambio paritaria (un real
por cuarto de franco). La cita refleja el despertar de una sociedad acelerada que alcanza
en nuestros das muy altos niveles de desarrollo) y la silla de posta, medio de alquiler
que, reuniendo la rapidez y la comodidad del viajero a su voluntad libre e
independiente, es el ms adecuado para saborear los placeres del viaje; pero como se
deja conocer, es tambin el ms costoso, y se paga a razn de franco y medio por
caballo (no pueden alquilarse menos de dos) y otro tanto por el postilln en cada postas
de dos leguas, adems del alquiler de la silla y otros gastos pequeos (Ver R. Mesoneros
Romanos, ob. cit.)
En el siglo XVI exista en Italia un sistema de transporte de mensajera y de personas
conocido como percacho, segn el autor de Viaje a Turqua, la mejor cosa que se puede
imaginar: un correo no que va por la posta sino por sus jornadas y todos los viernes del
mundo llega en Npoles, y parte de los martes, y todos los viernes del mundo llega en
Mecina (...) cuatro que se cruzan, y cada vez entra con 30 o 40 caballos, y veces hay que
con 100 (...) Y este percacho da cabalgadura a todos cuantos fueren con l por seis
escudos cada una en estas 100 leguas y van con ste seguros de los forajidos. No hay
caballero ni seor ninguno que no se precie de ir con el percacho, y a todos los que
quieren hace la costa para que no tengan cuidado de cosa ninguna ms que de cabalgar y
apearse, y no les lleva mucho, y dales bien de comer. (El percacho est) en toda Italia,
de Npoles a Roma, de Gnova a Venecia, de Florencia a Roma, de toda la Apulla y
cuanto ms quisiredes (ob. cit. pp. 564 a 566)
En el siglo XVIII casi todas las ciudades contaban con servicios de carruajes de alquiler.
El Simn, tambin Don Simn, se llamaba en Madrid al coche alquiln o alquilado,
nombre que deriva de un constructor francs de carruajes llamado Simn Garrau, que
viva en Madrid en 1772 (citado por Corominas y Pascual, Diccionario etimolgico
crtico castellano e hispnico, Gredos). En Italia exista la llamada vetura, sistema de
alquiler de carros y acmilas, tomaba la denominacin del nombre del carruaje, vetura,
del que derivaba el nombre del cochero y alquilador, vetturini (citado por Stendhal en
Paseos por Roma, 1835)
En Camborne, una aldea inglesa de Cornualles apareci en 1801 el primer coche de
vapor construido por Trevithit y Vivian, dos lugareos que consiguieron subir con l la
cuesta del pueblo. Conseguida la proeza el precursor del moderno automvil se incendi
por falta de agua en la caldera.
A partir de 1820, la caldera de vapor se aplic en Inglaterra para propulsar vehculos de
transporte por carretera. En 1865 se dict la famosa Acta de Vehculos Locomotores
que tuvo el efecto de limitar la aplicacin del vapor al ferrocarril en detrimento de la
carretera. Las primeras diligencias a vapor fueron abandonadas en aras del ya imparable
desarrollo del ferrocarril.
El automovilismo supo zafarse de las trabas que en sus comienzos le puso el
privilegiado sistema ferroviario gracias al desarrollo del motor de combustin interna.
Con su perfeccionamiento progresivo, casi un siglo ms tarde se consum lo que pudo
haber ocurrido muchos aos antes, la hegemona del transporte por carretera en su dura
competencia con el ferrocarril durante la segunda mitad del siglo XX.
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alrededores de Pars empresas de coches lindos, rpidos y cmodos que salan de Pars y
volvan a l a hora fija y que en todos los puntos y en un radio de diez leguas dieron
lugar a una competicin encarnizada.
El ferrocarril fue durante ms de un siglo el primer medio moderno de transporte
terrestre. Junto con el transporte martimo alcanz altas niveles de desarrollo a partir de
mediados del siglo XIX. Ambos medios aplicaron con eficacia la fuerza generada por la
mquina de vapor. La primera mquina de vapor eficiente data de 1801 y se debe, como
sabemos, al ingls Richard Trevithick (1771 1833). A partir de 1829, el ingeniero
Robert Stephenson la aplic a la locomotora Rocket. Un ao ms tarde, se inaugur la
primera lnea ferroviaria entre Liverpool y Manchester con locomotoras a vapor al
servicio del transporte de mercancas y de pasajeros. A partir de 1830, tuvo lugar una
espectacular actividad inversora en lneas ferroviarias, como ya hemos dicho ms arriba,
centrada en el vapor como fuerza propulsora. El extraordinario xito del ferrocarril se
explica no tanto por su capacidad de satisfacer la demanda de servicios de transporte de
pasajeros existente en el momento de su aparicin sino, tambin y sobretodo, por la
afloracin que provocaron sus extraordinarias prestaciones de lo que llaman los
expertos demanda inducida. La nueva oferta gener una demanda de servicios de
transporte de pasajeros hasta entonces inexistente, que no ha dejado de crecer desde
entonces, incentivando la investigacin y el desarrollo de continuas mejoras.
En 1881 se aplic por primera vez, en Alemania, la energa elctrica como fuerza
propulsora a locomotoras ferroviarias, inicindose otra gran corriente innovadora, la
produccin industrial de electricidad, primero, y el motor elctrico, despus, capaz de
transformar la energa elctrica en fuerza mecnica. En 1913, se construy en Suecia la
primera locomotora (automotor) propulsada con motor de explosin alimentado con
diesel, un derivado del petrleo, que supuso una mejora en toda la gama de prestaciones
del servicio a los usuarios (rapidez, regularidad, seguridad y confort) unido al
progresivo abaratamiento de los costes presente desde los inicios de este medio de
transporte. La traccin diesel acab con la traccin de vapor y la traccin elctrica
acabar por desplazar a la traccin diesel. En 1987 se inaugur en Gran Bretaa el High
Speed Train. Con su traccin diesel se aproxim a los 284 Km. por hora, multiplicando
casi por tres la velocidad alcanzada por los trenes de vapor convencionales.
En 1990 se inaugur el TGV (Train de Grand Velocit) francs en la lnea Pars Lion.
El TGV es de traccin elctrica, puede superar los 500 Km por hora y una velocidad de
crucero de 300 Km / hora, cuatro veces ms que la locomotora de vapor. El ferrocarril
lleva muchos aos utilizando cabezas tractoras dotadas de potentes motores alimentados
con diesel, pero la traccin ptima es, sin duda, la elctrica. Gracias a las ltimas
innovaciones y mejoras, el ferrocarril est recuperando gran parte del mercado perdido
desde la generalizacin del automvil de uso familiar. Entre los 500 y los 1.000 km. de
distancia, el ferrocarril se est imponiendo de nuevo en nuestros das como un medio de
transporte de pasajeros que compite con el automvil en las distancias cortas y medias y
con el avin en distancias medias y largas. La aviacin regional es su competencia ms
directa.
Medios areos
Como ya he dicho, Ddalo es el mito griego que encarna la vieja aspiracin humana a
volar. La leyenda mtica dice que Ddalo fue el arquitecto que construy el laberinto de
Creta encargado por el rey Minos. Al finalizar su obra, Minos encarcel a Ddalo para
que no revelara el secreto del laberinto. Pero Ddalo se hizo con plumas y cera unas alas
con las que se fug de la crcel con su hijo Icaro, quien, en su entusiasmo, se acerc
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tanto al Sol que se quem las alas y se precipit al mar. Una premonicin de los
accidentes que se producen en la aviacin moderna desde sus orgenes? Fue en las alas
donde el hombre localiz intuitivamente la capacidad de volar que tienen las aves. Los
hombres de la Antigedad que quisieron hacer como las aves creyeran que bastaba
atarse unas alas al cuerpo para poder emprender el vuelo arrojndose el vaco desde
cualquier altura. Los resultados del experimento fueron siempre trgicos.
Leonardo da Vinci (1452 - 1519) realiz estudios tcnicos para descubrir los secretos
del vuelo. Sus estudios quedaron materializados en numerosos dibujos que estuvieron
perdidos durante siglos. A pesar de sus errores, los intentos de Leonardo da Vinci se
encuentran entre los ms interesantes precedentes de la aviacin. Sin embargo, no
fueron las alas el primer instrumento con el que los hombres consiguieron elevarse en el
aire sino el mismo aire. Con l se infl un globo de papel y pronto se evidenci que
cuanto ms ligero fuera el aire introducido en el globo ms fcilmente se elevara ste a
las alturas. La meta consista, pues, en encontrar un gas que fuera ms ligero que el aire
atmosfrico. La primera solucin se encontr calentado el aire para hacerlo ms liviano.
El 21 de noviembre de 1783, los hermanos Montgolfier construyeron un globo de papel,
lo llenaron de aire caliente y lograron que se elevara por el aire llevando a bordo a
Franois de Rozier y al marqus de Arlands, los cuales se convirtieron en los primeros
seres humanos que consiguieron volar por los aires sobre la ciudad de Pars. Quince das
ms tarde se repiti el experimento. En esta ocasin el globo, construido con tela e
inflado con hidrgeno, iba ocupado por J. Charles y M. Robert. Cerca de medio milln
de parisinos presenciaron su vuelo. Estall as la globomana entre los habitantes de
Pars. Pasear en globo por el aire se convirti en el deporte de moda. Los hombres ms
acaudalados de Francia rivalizaban entre s para batir las marcas establecidas.
El primitivo globo dio mejor con la tcnica del dirigible, llamado as porque poda ser
llevado en la direccin que desearan sus tripulantes. Esta innovacin tuvo que esperar
hasta el 24 de septiembre de 1852, fecha en la que tuvo lugar el primer vuelo del primer
aerostato dirigible de Henri Giffard, un globo ahusado hinchado con gas inflamable y
movido por calderas de vapor que ms adelante se sustituyeron por motores de gasolina.
Los dirigibles podan alcanzar velocidades superiores a los 30 Km./h. Los desarrollados
por Fernando Zeppelin (1838 1917) fueron las primeras aeronaves que transportaron
un nmero significativo de pasajeros. El ejrcito alemn utiliz el Zeppelin para
bombardear las ciudades de Londres y Pars en la primera guerra mundial. Este medio
de transporte ya se encontraba en funcionamiento en la dcada de 1920 para la
explotacin de lneas areas de pasajeros que cruzaban el Atlntico. Los dirigibles eran
de gran tamao y su visin en vuelo generaba tal expectacin que se explica que fueron
exhibidos en numerosos pases. Sin embargo, los problemas tcnicos que se presentaban
no pudieron ser resueltos. Los problemas del hidrgeno eran tan graves que finalmente
se renunci a su explotacin despus del trgico accidente sufrido por el Hindenburg,
que explosion en Lakerhurts (USA) cuando en 1937 realizaba las maniobras de
atraque.
Aun as, los dirigibles cumplieron importantes cometidos blicos durante la Gran
Guerra de 1914 - 18 y fueron, sin duda, un importante precedente en la conquista del
transporte areo. La novedosa lnea que vena cultivando el ingeniero britnico George
Carley (1773 1857) se demostr viable. Carley abandon la frmula basada en el
binomio globo gas y situ de nuevo las alas en las bases de la aspiracin a volar.
Inspirndose en la cometa construy en 1804 un planeador con un ala delantera en
ngulo hacia arriba y una cola estabilizadora. Mejorado muy sustancialmente, en 1853,
siendo ya de avanzada edad, este ingeniero construy un nuevo planeador con el que
uno de sus sirvientes logr hacer un corto vuelo.
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La primera travesa area sin escala del Atlntico la llevaron a cabo John Alcock y
Arthur Brown, en un vuelo de 16 horas, los das 14 y 15 de diciembre de 1919 con un
aeroplano de cabina abierta y bajo una lluvia helada. Pero el primer servicio regular de
transporte de pasajeros areo lo estableci la compaa Fransler el 1 de enero de 1914,
fecha en la que se inaugur la lnea San Petersburgo - Tampa, Florida, con un
hidroavin Benost XIV.
Durante los aos de la Gran Guerra, se fabricaron 180.000 aeroplanos. La guerra acab
con la Paz de Versalles. Con ella desapareci drsticamente la demanda y la industria
aeronutica sufri su primera crisis. La fbricas se enfrentaron al cierre y los pilotos al
paro. Pronto se puso de manifiesto que la solucin pasaba por dos caminos
complementarios:
La promocin de las competiciones deportivas (raids) retomando el espriti
competitivo de los tiempos preblicos
El desarrollo de la aviacin comercial (transporte de mercancas y de viajeros)
Ambas soluciones resultaron viables gracias al fuerte descenso de los precios de los
aparatos sobrantes al finalizar la guerra y al descenso de los salarios de los pilotos que
quedaron sin trabajo. Una de las primeras lneas areas europeas de largo recorrido fue
la que inaugur el 1 de septiembre de 1919 la compaa francesa Lignes Ariens
Latcore desde Toulouse a Casablanca con escalas en Barcelona, Alicante y Mlaga,
atendida por biplanos Breguet XIV. En 1919 se crearon adems las siguientes lneas
areas:
Berln - Leipzig - Weimar
Pars - Bruselas
Pars - Londres
Nimes - Niza
Toulouse - Barcelona Rabat
Amsterdam Londres
Manchester Southport Blackpool
Key West La Habana
Seattle - Vancouver
En dicho ao, compaas americanas y britnicas lograron realizar las primeras
travesas areas Oeste Este del Atlntico, abriendo la posibilidad de competir con la
navegacin martima, hasta entonces monopolizadora de este trfico. Pronto se fletaron
vuelos de 3.000 km. Con una duracin total de 16 horas en aparatos con capacidad para
diez pasajeros.
La empresa alemana Junkers fabric en 1919 el primer avin comercial, el F 13, un
monomotor con capacidad para cuatro pasajeros capaz de cubrir quinientos kilmetros
en cuatro horas de vuelo. En 1923 se consigui aumentar la autonoma gracias al
reabastecimiento en vuelo. Se pas de 1.000 a 5.300 km. El pilotaje automtico se
introdujo en 1924. La produccin de aviones se bas durante las dcadas de los veinte y
los treinta del siglo pasado en la demanda de aparatos comerciales y deportivos.
La compaa francesa Latcore inaugur en 1924 una nueva lnea area entre Alicante
y Orn, servida con hidroaviones. Un ao ms tarde, la lnea se prolong hasta Dakar
con escala en Casablanca.
El escritor y piloto de aviones francs Antoine de Saint Exupery, uno de los primeros
aviadores de Aeropostale, la futura Air France, se refiere en su conocida obra Tierra de
hombres a los avances en las tcnicas de pilotaje con estas palabras: El piloto, el
mecnico y el radiotelegrafista no se embarcan ya en una aventura. Ahora se encierra en
un laboratorio. Obedecen a un juego de agujas marcadoras y no al desarrollo de los
paisajes. Fuera, las montaas continan inmersas en las tinieblas. Pero ya no son
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Aviones construidos
21.962
39.853
59.936
106.786
174.786
223.518
91.780
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III
EQUIPAMIENTOS Y SERVICIOS DE HOSPITALIDAD
El trmino hospitalidad procede del latn hospitalitas tis. El Diccionario de la Lengua
Espaola lo define como una virtud, la que se ejercita con peregrinos, menesterosos y
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Refaccin
La prestacin de servicios de refaccin al forastero se confunde en sus orgenes con las
formas de alimentacin de los residentes en sus viviendas. Lo que puede decirse sobre
las prcticas alimenticias de los residentes (formas de abastecimiento, alimentos
consumidos, tcnicas culinarias de preparacin, instrumental utilizado tanto en la cocina
como en la mesa y el protocolo seguido por los comensales) forma parte de la evolucin
en el tiempo de este servicio. Estas prcticas no experimentaron cambios apreciables
desde la aparicin de la especie humana hasta la conquista del fuego en pleno
Paleoltico, hace quince o veinte mil aos. Con la posibilidad de hacer fuego, el hombre
pas de comer alimentos crudos a comerlos cocidos. Tanto la mejora en las tcnicas de
tallado de la piedra como la posterior sedentarizacin de las formas de vida introdujeron
cambios sustanciales en la alimentacin. A estos cambios contribuy de un modo
apreciable la construccin de vasijas de barro y cuencos de madera y de metales como
la plata, el cobre, el bronce o el hierro. Los niveles alcanzados en el Neoltico no
mejoraron significativamente hasta la llegada de las grandes civilizaciones de la
Antigedad, hace cinco o seis mil aos. Tanto en Egipto como en Sumeria, Babilonia y
Asiria las tcnicas culinarias y los protocolos en la mesa presentan ya avances dignos de
tenerse en cuenta, no solo en lo que concerniente a los residentes sino, tambin, a las
atenciones prestadas a los forasteros.
Distingo dos formas de alimentarse, la que podra llamar esttica, que sirve tanto a
residentes como a visitantes, y la ambulatoria, utilizada por quienes tuvieron que
realizar desplazamientos de cierta duracin en el pasado. Un ejemplo de forma
ambulatoria es la intendencia militar. El intendente es el militar que se ocupa de proveer
de vveres, agua potable y otros recursos imprescindibles a las tropas tanto en sus
acuartelamientos como en las marchas y expediciones. En la guerra tiene sus orgenes el
elemento auxiliar del desplazamiento que llamamos restauracin (un galicismo) o
catering (un anglicismo) a pesar de que en espaol disponemos de trminos como
refaccin, refeccin y colacin El Diccionario de Uso del Espaol (Mara Moliner)
explica que refaccin procede del latn refectio, -onis, de refcere y ste de fcere.
El diccionario remite a hacer, refitolero, refacer y rehacer fuerzas. La primera
acepcin de refaccin es colacin, comida ligera y sencilla, slo para reparar fuerzas,
como la de los monjes. Restauration alude a comer, a la recuperacin de fuerzas a travs
de la ingesta de alimentos. Catering es el trmino ingls que se da al servicio de
abastecimiento de comida entendido como negocio. En espaol usamos expresiones
como casa de comidas, servicio de comidas, mesn y venta.
Los mercaderes, como los guerreros, se vieron igualmente durante milenios en la
necesidad de contar con sus propios servicios de refaccin en sus desplazamientos.
Tanto unos como otros perfeccionaron las tcnicas de la refaccin ambulante. Las
grandes civilizaciones de la Antigedad ofrecen los primeros atisbos de lo que andando
el tiempo seran servicios mercantiles de refaccin en respuesta al paulatino crecimiento
de la demanda. Cuando Egipto cre su red caminera la dot de estaciones de descanso
con pozos de agua y otros servicios hospitalarios. Estos servicios estatales se ofrecieron
para facilitar las expediciones de tipo militar y mercantil que el progresivo desarrollo de
la economa genera. An as, las expediciones militares y mercantiles en el antiguo
Egipto y en otras civilizaciones contemporneas hubo que hacerlas portando
provisiones para cubrir necesidades de alimentacin, hidratacin y pernoctacin. En el
transporte martimo la propia embarcacin serva de comedor y cobijo. Si se elegan
medios terrestres, para el cobijo se usaron tiendas de pieles y chozas de vegetales,
tcnicas ambas enraizadas en la vida nmada. Las provisiones de alimentos y de agua
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eran relativamente fciles de hacer si no se pasaba por el desierto. Tanto unas como
otras se dejaban a la improvisacin cuando los territorios atravesados lo permitan. La
situacin extrema la marca el desierto. La caravana constituy por ello algo ms que un
simple medio de transporte, lo mismo que el percacho italiano y la posta. Los camellos
y los dromedarios son bestias que no solo transportan mercancas sino tambin vasijas
de agua, provisiones alimenticias y tiendas para el cobijo nocturno o diurno durante el
desplazamiento. Como productores de leche, los camellos aportan tambin alimento. La
caza de pequeos animales a lo largo del itinerario sigue proporcionando todava a los
caravaneros medios suplementario de alimentacin. Los oasis aportan agua y frutos para
los hombres y pastos para las bestias. Las caravanas, ms que un medio de transporte,
fueron durante miles de aos una forma de viajar que dieron servicio a quienes
necesitaban desplazarse a grandes distancias por tierra y no eran mercaderes. Adems
de los servicios citados (transporte, refaccin y alojamiento), la caravana ofrece
seguridad, proteccin contra bandidos y alimaas y cierta garanta de llegar al lugar de
destino.
Alojamiento
Lo que he dicho de los medios de refaccin podra repetirse con referencia a los medios
de alojamiento. Durante milenios, el hombre vivi en cavernas. Las primeras viviendas
que construy eran chozas o tiendas hechas con pieles, ramas de rboles y otros
vegetales. En las expediciones guerreras se utilizaban estas mismas tcnicas para
albergar a las tropas en sus desplazamientos y durante los largos asedios.
En Viaje de Turqua, la obra de autor annimo del siglo XVI que ya he citado, Juan de
Voto a Dios se pregunta si es vanidad construir hospitales y donde se podran aposentar
tantos pobres peregrinos si no hubiese servicios de hospitalidad en caminos y ciudades.
Pedro de Urdemalas piensa que la construccin de hospitales gratuitos para peregrinos
pobres es la mayor (vanidad) del universo si han de ser como sos (de lujo), porque el
cimiento es de ambicin y soberbia. El mejor remedio del mundo, dice, es cumplir con
la devocin solo cuando se pueden pagar los costes de la peregrinacin. De lo contrario,
conviene limitarse a cumplir devociones domsticas: Los que tuviesen que gastar en
mesones, y los que no se estuviesen en sus tierras y casas, que aquella era buena
romera, y que de all tuviese todas las devociones que quisiesen con Santiago. Qu
ganamos nosotros con sus romeras ni ellos tampoco segn la intencin? Que el camino
de Jerusaln ningn pobre le puede ir, porque al menos gasta cuarenta escudos y ms, y
por all, maldita la cosa les aprovecha pedir ni importunar. (ob. cit. p. 230)
Luis de Meja, en Aplogo de la ociosidad y el trabajo (Obras que ha hecho, glosado y
traducido Francisco Cervantes Salazar, Alcal, Juan de Brocar, 1546, citado por MarieSol Ortola en su edicin de Viaje de Turqua, Castalia, Madrid, 2000, p.230) propone
otra solucin a los romeros pobres que no hallan hospitales donde alojarse: Cuando
todos (los hospitales) estuviesen llenos no pueden faltar portales, casas inhabitadas,
cuevas, hornos, estufas, baos. Y algunos hay que se hallan cuando estn metidos en
una cuba que en un palacio real. Pues si tenis miedo que os ha de faltar en que dormir,
qu regin tan estril hay en el mundo donde no se halla heno o paja; y cuando esto
faltare, no puede ni faltar un muladar en que te envuelvas: que no hay mejor gnero de
cama que aquel que hallado no cuesta nada.
Cuando el primitivo carro evolucion y se generaliz, adopt formas adecuadas para
que los desplazados pernoctaran a bordo y se protegieran contra las inclemencias, como
ya he dicho en el captulo anterior. Los servicios de postas ofrecieron alojamientos en
ruta a los viandantes y estabulacin y pienso a los animales de carga. Tambin las
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Tambin en la isla de Delos y en Delfi haba posadas en las que se alojaban los
extranjeros a expensas del estado. En los primeros tiempos del Imperio Romano las
posadas se construan y gestionaban a expensas del estado y se destinaban a las
necesidades de los funcionarios estatales y de los embajadores de los pases extranjeros.
(Norval, ob. cit. pp. 196 y 197)
En esta larga y documentada frase del profesor Norval se pone de relieve, por un lado,
el rechazo primario que los habitantes de un pas pueden sentir contra los forasteros,
siempre unos desconocidos, en quienes vean posibles enemigos o, cuando menos,
molestos alteradores de sus costumbres. La sustitucin de los sentimientos de hostilidad
ante el forastero por los de hospitalidad ha sido muy lenta y siempre ha quedado
incompleta. La frase de Norval refleja tambin algo digno de ser resaltado, que la
produccin de servicios hospitalarios fue durante la Antigedad una actividad atendida
por el sector pblico. Las autoridades locales se vieron en la obligacin de atender la
acomodacin nocturna de visitantes cuando su continuo crecimiento convirtiera en
insuficientes las soluciones basadas en preceptos religiosos o en vagas obligaciones
fiscales de los sbditos.
La asuncin de la oferta de servicios de hospitalidad por parte del Estado vino impuesta
por el crecimiento de las relaciones internacionales, tanto diplomticas como culturales,
militares, comerciales o religiosas en la Antigedad tarda. Estas relaciones provocaron
frecuentes intercambios de visitas de altos funcionarios pblicos de unos pases a otros.
Nada tiene de extrao que el pas anfitrin se encargara de dar satisfaccin a las
necesidades de sus huspedes facilitndoles servicios de hospitalidad al nivel
previamente establecido por el protocolo bilateral en vigor. Aun hoy sigue siendo
frecuente. Los gobernantes se ocuparon de disponer tanto en los caminos como en los
ncleos habitados instalaciones de apoyo para los viajeros en las que se facilitaban
condiciones mnimas de alimentacin, pernoctacin y proteccin. Muchas de estas
instalaciones eran, en ocasiones, meros cobertizos en las afueras de los poblados.
Como apoyo a las caravanas, se desarrollaron desde la Antigedad servicios de
hospitalidad conocidos como caravansary, caravansar o caravantserai, instalaciones
financiadas por los gobernantes y concebidas para alojar a un gran nmero de personas
de paso. El Diccionario de la Real Academia Espaola recoge en su ltima edicin (la
22) la voz caravansar con esta acepcin. Eran, como dice el arquitecto venezolano Ciro
Caraballo Perichi en Hotelera y turismo en la Venezuela Gomecista (Corporacin de
Turismo de Venezuela. Caracas, 1993), edificios de grandes dimensiones, con una sola
puerta, forma rectangular y cerrados sobre s mismos que dejaban un corraln en el
centro para las bestias. El caravantserai se inspir en las instalaciones militares
asiticas llamadas ribats. En un caravantserai poda haber instalaciones de diferentes
niveles de prestaciones, desde las dedicadas a los pobres de solemnidad hasta las que
aseguraban un alto confort a los funcionarios y a los mercaderes adinerados. Un
caravantserai poda integrar palacios y mezquitas. Los historiadores citan el ejemplo
del caravantserai de Aliabad, construido en el siglo XIX entre Tehern y Qum, dotado
de baos, tiendas, almacenes de mercancas y alojamientos de lujo para personajes de
alto nivel, un claro y lejano precedente de los modernos establecimientos, tan frecuentes
hoy en los pases avanzados, establecimientos a los que George Ritzer califica como
medios o catedrales de consumo (Ver su obra El encanto de un mundo desencantado,
Ariel, Barcelona, 2000)
El annimo autor de Viaje de Turqua se refiere a los carabanzas turcos al hablar de los
mesones de Constantinopla en el siglo XVI: Mesones muchos hay que llaman
carabanzas pero como los turcos no son tan regalados ni torrezneros (holgazanes) como
nosotros, no hay aquel recado de camas ni de comer, antes en todo el camino no v
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carabanzas de aquellos que tuviese mesonero ni nadie. (Son) unos hechos a modo de
caballeriza con un solo tejado encima y dentro por un lado y otro lleno de chimeneas, y
alto a manera de tablero de sastre, aunque no es de madera sino de tierra, donde se
aposenta la gente, sin ms cama ni recado, ni aun pesebre para los caballos, sino entre
tantos compaeros toman una chimenea de estas con sus cadalsos, y all ponen su hato
sobre el cual duermen echando debajo un poco de heno. Una ropa aforrada hasta los
pies lleva cada turco de a caballo en camino, la cual le sirve de cama. (Como) no hay
husped (la cebada para los caballos y todo lo que han menester lo encuentran en) mil
tiendas que hay cerca del mesn que de cuanto hay les proveern, que por la posada no
pagan nada, que es una cosa hecha de limosna para cuantos pasaren, pobres o ricos. El
autor termina su descripcin haciendo referencia a su utilizacin de un carabanza:
Hizimos nuestras camas y echmonos, no con menos fro que ahora hace, todos juntos,
la alforja frailesca por cabecera y el tejado por frazada (ob. cit. pp. 463 a 465)
En las grandes ciudades islmicas haba alojamientos llamados han muy parecidos a los
caravanserai, y, como stos, apostados en los caminos ms transitados. Entre los ms
conocidos destaca el han de Estambul, construido en 1764. Ms modestos eran los
establecimientos llamados fondac. El aristcrata francs Charles de Foucauld (ver Viaje
a Marruecos 1883 1884. Olaeta, Palma de Mallorca, 1998) describe el fondac como
un vasto recinto cuadrado cuyo contorno est provisto en el interior de un cobertizo; los
viajeros se instalan bajo este abrigo, y los animales se quedan en el centro: el dueo del
lugar percibe una pequea retribucin por animales y personas; adems vende cebada y
paja. Los establecimientos de este tipo, raros en el campo, son numerossimos en las
ciudades; all el cobertizo tiene encima un piso donde hay pequeas celdas que se
cierran con llave y que se alquilan a los forasteros; son las nicas hospederas que
existen (ob. cit. p. 9)
Como se ve, el fondac se asemeja al caravantserai. Tambin el fondac se ofrece a los
que se desplazan en una caravana. Foucauld se refiere a un fondac situado en el camino
de Tetun a Fez en el que se hosped como parte de los servicios convenidos poco antes
con un mulero musulmn para que le condujera a Fez formando parte de su caravana,
constituida por diez bestias de carga, el mulero y su hijo y un criado. Como Foucauld
viajaba en compaa de un judo autntico (lo aclara porque l iba disfrazado de rabino
para encontrar mejor acogida) llamado Mardoqueo, (a quien haba tomado a su servicio
en Argel y conserv hasta su regreso a la ciudad de partida con el fin de que lo
presentara como rabino, lo que formaba parte del disfraz que se vio forzado a adoptar
para evitar inconvenientes en sus desplazamientos), la caravana estaba compuesta,
adems de las tres personas que formaban la tripulacin, por tres pasajeros. (El pasaje
aument en tres personas ms al da siguiente). Esta es la descripcin que hace
Foucauld: El fondac donde estamos parece muy frecuentado; al atardecer se encuentran
reunidos cerca de cincuenta viajeros; el patio est lleno; caballos, asnos, mulos y
camellos se apretujan entremezclados con rebaos de vacas y ovejas (ob. cit. p. 9)
En los templos egipcios del Nuevo Imperio (1570 715 a. C.) haba instalaciones
orientadas al alojamiento de forasteros, en general nobles y mercaderes. Lo mismo
aconteca en Grecia, donde haba templos con zonas destinadas a la prestacin de
servicios de alojamiento.
Norval estudi la historia de los servicios hospitalarios apoyndose en trabajos de otros
investigadores como L. Friedlnder (Roman Life and Manners under the Early Roman
Empire), Sthele y Sarkis (cuyas obras ya han sido citadas aqu). Norval se refiere al
incremento de la demanda de servicios de hospitalidad al mismo tiempo que hace
referencia a la localizacin de establecimientos y a la psima calidad de sus prestaciones
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muy cara y no estaba generalizada, muchos romanos ricos tenan que acogerse a la
hospitalidad de algn pariente o amigo, o pariente o amigo de aquellos. En sus
desplazamientos, los romanos procuraban ir provistos de cartas de recomendacin por si
tenan necesidad de hacer uso de estos servicios no de mercado.
En el siglo V tuvo lugar la invasin de las provincias occidentales del Imperio Romano
por los brbaros, lo que precipit una decadencia fulminante y generalizada. La
actividad productiva qued reducida a su mnima expresin y, con ella, los intercambios
y las expediciones mercantiles, aunque no as las guerreras y las misiones religiosas.
Los desplazamientos motivados por las crecientes relaciones entre los monasterios
cristianos, que entonces empezaban a proliferar por las antiguas provincias romanas,
compensaron la brusca disminucin de la oferta, la mercantil y la no remunerada, de
servicios de hospitalidad que la decadencia del Imperio haba provocado. Pero ahora ya
no se trataba, como antao, de psimos albergues solo aptos para mercaderes o arrieros,
ni siquiera de alojamientos de lujo en balnearios para patricios aburridos, sino de
sobrios cenobios y austeros refectorios de los monasterios, conventos y abadas de la
cristiandad. Muchos de ellos contaban con albergues destinados a cumplir con la
misericordia de dar posada al peregrino durante algunos das. Proliferaron las rdenes
monsticas dedicadas a estos menesteres, llamadas por eso hospitalarias.
Graziano Gasparini y Luise Margolies (ver Arquitectura inka. Universidad Catlica de
Venezuela. Caracas, 1977 citado por Ciro Caraballo, ob. Cit.) se refieren al tambo, una
instalacin propia de la cultura tiwanakota de los Andes (siglo VII d. C.), construida y
gestionada por los gobernantes para dar alojamiento a emisarios, mercaderes, guerreros
y funcionarios. Los tambos se localizaban en los caminos, a distancias regulares unos de
otros, lo mismo que los caravantserai asiticos y africanos y las casas de postas de los
pases europeos. Los incas desarrollaron el viejo modelo de albergue caminero hasta
convertirlo en un claro antecedente de los actuales resorts norteamericanos ya que,
como stos, eran verdaderos centros urbanos con todos los servicios necesarios para
realizar estancias pasajeras.
Durante los oscuros siglos que transcurrieron en Europa hasta los albores del
Renacimiento puede decirse que la nica oferta de servicios de hospitalidad era la que
proceda de los monasterios cristianos. Estos servicios religiosos respondan a una
prctica piadosa recomendada por las tres religiones monotestas, juda, cristiana y
mahometana, y fueron suficientes para atender la escasa demanda existente durante
varios siglos. Los nobles pudieron seguir acogindose a la hospitalidad de sus iguales,
como en el pasado, lo mismo que las altas jerarquas eclesisticas. Por su parte, los
monjes y el bajo clero se acogan a la hospitalidad de los monasterios, disponible
tambin para los escasos legos que se atrevan a desplazarse de un pas a otro.
Marco Polo, al hablar de los mensajeros que haba en el pas de los mogoles en el siglo
XIII, se refiere a la existencia de postas de caballos en Asia con estas palabras: en cada
una hay un grandsimo y hermoso palacio en el que se alojan los mensajeros del gran
seor () y en ellas no hay menos de cuatrocientos caballos que el gran seor ordena
permanezcan siempre estabulados en ellas y prestos para los mensajeros. (...) Para los
mensajeros que han de recorrer lugares deshabitados, el Gran Kan ha mandado construir
esas postas ms distanciadas o cada treinta y cinco millas o cada cuarenta millas. Los
palacios (de las postas) son tambin ms de diez mil y estn dotados de tan rica
impedimenta como os he dicho. ( pp. 167 y 168, Ob. cit.) Era un modelo similar al
tambo incaico, que se repite en los pases europeos y en la Norteamrica de los siglos
XV al XIX. No cabe duda de que estamos ante una frmula comn a culturas muy
diferentes.
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Michel de Montaigne (1533 - 1592) ofrece su visin del estado en el que se encontraba
en Europa la oferta de servicios hospitalarios durante el siglo XVI en su obra Diario del
viaje a Italia (Ver la edicin bilinge de Miguel Marinas y Carlos Thiebaut publicada
conjuntamente por el CSIC y Editorial debate. Madrid, 1994) El viaje lo hizo entre el 22
de junio de 1580 y el 30 de noviembre de 1581. La obra aporta datos sobre servicios de
alojamiento y comida que permiten saber que, aunque con deficiencias, ya haba en el
citado siglo establecimientos mercantiles en manos privadas dedicados a la prestacin
de estos servicios como complemento a la oferta de los monasterios. Cito varios casos
porque creo que su testimonio es harto valioso:
Baos de Plombieres. Los baos se encuentran en los confines de la Lorena y Alemania,
en una vaguada. Eran muy frecuentados por baistas alemanes, sobre todo durante el
mes de mayo. Tambin los franceses acudan masivamente. Montaigne se hosped en El
Angel, hospedaje muy prximo a los baos y el mejor de los existentes, con
habitaciones privadas, confortables pero no lujosas. La pensin completa y varias
habitaciones le cost 15 sueldos diarios fuera de temporada (septiembre), aunque en
temporada alta (mayo) le habra costado 1 escudo diario, lo que le pareci barato. El
hospedaje tena un buen servicio de cocina y venta de lea para alimentar el fuego de las
chimeneas de las habitaciones. Montaigne anot que el vino y el pan eran malos.
Tambin hace referencia a las ordenanzas de los baos expuestas en carteles en alemn
y en francs sobre la normas de higiene, conducta y seguridad que deban seguir los
baistas. Su estancia en Plombieres fue de 9 das.
Basilea. A fines de septiembre de 1580, Montaigne y su squito llegan a esta hermosa
ciudad suiza a orillas del Rin famosa por sus excelentes vinos. All se aloja en un
albergue que ocupa una gran mansin de la ciudad donde comprueba que nunca hay
cortinas en las camas y siempre hay tres o cuatro camas pegadas unas a otras en la
misma habitacin, lo que habla elocuentemente de su extremada falta de privacidad. Las
habitaciones eran sucias pero la comida le pareci buena, sobre todo el pescado. No
tuvo necesidad de aguar los vinos porque son ligeros y jvenes. Los criados se sientan a
la mesa con los seores. Se mezclan diversas carnes a la vez, a veces unas sobre otras,
pero los platos estn bien presentados y son de madera. Para beber emplean jarras de
plata. Las comidas duran tres o cuatro horas ya que comen con poca prisa viandas
sanas, muy bien aderezadas. El viernes guardan una estricta vigilia en las comidas. Los
vinos son buenos y la carne y el pescado abundantes. Los caballos tienen pienso en
abundancia. El mismo hospedero sirve de intrprete en sus conversaciones con otros
huspedes. La camas son tan altas y que subir a ellas con escaleras. Bajo ellas hay otras
camas ms pequeas. Los precios son tan altos como en Pars.
Baden. Llega a los baos de esta ciudad suiza cercana a Zurich a primeros de octubre.
En este lugar se celebran frecuentes reuniones principescas. Se aloja en una hospedera
cercana a los baos, junto al torrente Limaq. Los baos descubiertos solo los usan los
baistas pobres. Los baos cubiertos, a los que llegan canalillos de agua caliente, estn
en el interior de las casas y se alquilan junto con el servicio de habitaciones He aqu un
ejemplo de programa de estancia basado en servicios de salud combinado con servicios
de hospitalidad elaborado por el mismo empresario del lugar visitado. Resalta que hay
magnficas hospederas. En la que se hospeda hay capacidad para 300 comensales, 70
camas, 17 salas con estufa, 11 cocinas y 50 habitaciones amuebladas. Los baistas
suelen estar cinco o seis semanas y son mayoritariamente alemanes, los cuales llegan a
Baden en grandes multitudes, una referencia clara a lo que hoy llamamos turismo de
masas y algunos creen que es exclusivo de nuestro tiempo. La temporada alta coincide
con los meses de verano. Los baos de Baden funcionan desde muy antiguo. El
historiador romano Tcito se refiere a ellos. Los albergues son establecimientos
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comercial (Ver H. J- Knebel, ob. cit. La cita de Sombart hecha por Knebel est tomada
de la obra Der moderne Kapitalismus, Munichs Leipzig, 1922, vol. II, p. 271).
Las hospederas europeas de los siglos XVII y XVIII diferan sustancialmente de las de
tipo han, existentes desde siglos atrs en las ciudades asiticas. En Europa no haba
hospederas estatales con servicios integrados. Abundaban, por el contrario, las
hospederas en viviendas familiares, improvisadas y de reducida capacidad, de
propiedad y gestin privada, atendidas por el posadero y su familia, sin preparacin
alguna para el servicio. Las habitaciones eran, por regla general, compartidas por varias
personas. No haba cuarto de bao ni retretes. Desde mediados del siglo XX proliferan
de nuevo en los pases europeos los servicios de alojamiento de este tipo no profesional
adoptando denominaciones muy variadas (bed and brekfast y cottage en Inglaterra,
maisons ruraux en Francia, ecotourism en USA, casas de aldea o de turismo rural en
Espaa, agriturismo en Italia etc., como respuesta al inters mostrado por los residentes
en grandes ciudades por la llamada cultura rural, en fase de profunda reestructuracin
desde la segunda guerra mundial. Los caminos europeos tenan casas de postas en las
que hacan escala las diligencias y en las ciudades empezaron a abundar las posadas
desde mediados del siglo XVIII. El escritor francs Gustave Flaubert realiz en 1847 un
viaje por la Bretaa acompaado de su ntimo amigo Maxim du Champ. En su obra
Viaje a Bretaa, Flaubert, todava en plena fase romntica (tena menos de veinte aos
cuando hizo este viaje), describe con nostalgia las viejas posadas europeas: Nosotros
soamos con aquellas noches en posadas antiguas, con las confusiones de camas, el
soplo de las velas en los pasillos, el alboroto de las sirvientas, el posadero diciendo
juramentos, la posadera gritando. Es la misma sensibilidad que hoy tiene el urbanita
frente a los establecimientos que se abren en pequeas aldeas y en granjas campesinas.
Las posadas inglesas (inns) aparecen a fines del siglo XVII. Eran establecimientos
comerciales dedicados a prestar servicios de hospedaje (alojamiento y refaccin) a los
forasteros y supusieron un notable avance. Ofrecan habitaciones individuales, lo que en
su da fue una valiossima aportacin, y que, al generalizarse, marcaron el umbral de
calidad. El trmino inn se usa en Inglaterra para formar las expresiones inns of Courts
(edificios londinenses propiedad de las cuatro sociedades que detentaban los derechos
de admisin de quienes aspiraban a ejercer la abogaca) y inns of Chancery (tambin
edificios londinenses que se utilizaban como residencia de los estudiantes de derecho
gestionados por sociedades autorizadas). En ambos casos se trataba de la hospedera
integrada en instituciones relacionadas con la enseanza, similares a los internados
docentes y a los llamados en Espaa Colegios Mayores. Las posadas inglesas
constituyen el ms avanzado modelo de la poca artesanal de la hospedera y un
precedente del modelo htel que se desarroll en Francia a fines del siglo XVIII, el que
marc el nacimiento de la hotelera del siglo XIX, imitado hasta la saciedad desde
entonces en todos los pases del mundo, convertido en arquetipo universal.
Nunca el hotel se limit a dar servicios de alojamiento. Lo habitual ha sido siempre que
integre la prestacin de servicios de refaccin y otros servicios. En el siglo XIX ya
integraba servicios de lavado de ropa, salas de lectura, peluquera, comercio
especializado, instalaciones deportivas, salas de reuniones, congresos y exposiciones. El
hotel es un tipo de establecimiento que, aunque ha conservado su nombre primitivo, es
desde hace tiempo una empresa integrada de numerosos y variopintos servicios
ofrecidos tanto a los forasteros como a los residentes.
La revolucin industrial alter la economa mundial y gener una trepidante movilidad
al intensificarse las relaciones comerciales entre diferentes pases, sobre todo europeos y
norteamericanos. Eran todava los aos de la diligencia y las casas de postas, de los
mesones camineros y las ventas pensadas para facilitar los largos viajes a travs de
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Como ya he dicho, los servicios de alojamiento eran prestados hasta entonces por
personal sin adiestrar y en instalaciones improvisadas. Con la aparicin del hotel se
entra en una etapa caracterizada por la prestacin de servicios de refaccin y
alojamiento a travs de modernas empresas mercantiles, en las que continuamente se
integran y ofrecen nuevos servicios mercantiles a los huspedes. Aunque en los
primeros momentos muchos de ellos siguieron en manos familiares, pronto pasaron a
las de poderosas y dinmicas sociedades por acciones, muchas de ellas de carcter
transnacional. La etapa artesana a la que se refiere Siegfried dio paso a la aparicin de la
moderna frmula hotelera. Los empresarios de estos establecimientos se dirigieron con
ellos a la burguesa acomodada que surge en Europa gracias a la primera revolucin
industrial, cuyos miembros ansiaban distinguirse imitando las costumbres y el nivel de
vida de la aristocracia. Sin embargo, los primeros hoteles tenan todava serias
deficiencias si los comparamos con los actuales. Los hoteles, alojamientos de lujo,
reflejaron el concepto del lujo imperante en la poca.
En la primera generacin hotelera destacan el Great Western Hotel, en las proximidades
de la estacin de Paddington, el Great Northern Hotel, en la terminal ferroviaria de King
Croos, y el Grosvenor Hotel, cerca de la estacin Victoria, todos ellos abiertos a
mediados del siglo XIX en Londres. Los primeros hoteles estaban orientados, en
general, a un tipo de clientela muy concreto, el viajero de paso. Los hoteles para clientes
que buscaban estancias de cierta duracin se inspiraron en las hospederas de los
balnearios de aguas termales, pronto dotadas de las comodidades propias del modelo
hotelero.A fines del siglo XIX, era ya frecuente encontrar hoteles de este tipo en
algunos pases europeos y norteamericanos. El ya citado Andr Siegfried se refiere a
ellos en Aspectes du XXe Sicle (Hachette, Pars, 1955) como establecimientos con
espaciosas habitaciones, iluminados con velas, con estufas o chimeneas, sin agua
corriente ni cuarto de bao, tan solo alguna jofaina y cubos en los que se echaba el agua
usada, dice Siegfried, que aade que los ingleses, pioneros de la higiene personal que
practicaban ya en el siglo XIX, llevaban con ellos sus baeras (las haba de goma
plegables); el Prncipe de Gales, el futuro Eduardo VII, haca traer de fuera una
baera!. Los clientes no se quejaban de un confort rudimentario y no se extraaban que
no hubiera agua corriente, algo que ya era indispensable para los americanos. Era la
sociedad victoriana la que marcaba el tono (ob. cit. pp. 108 y 109). En el comedor haba
una gran mesa redonda de uso colectivo (table dhtel en francs). Tambin tenan
biblioteca y saln social.
Siegfried se refiere a los comentarios que Alphonse Daudet hace en Tartarin sur les
Alpes sobre el famoso hotel Righi Kulm, especializado en clientela de alpinistas, con
un comedor con capacidad para seiscientos comensales, una inmensa table dhtel y un
saln de lectura con divanes circulares.
Las compaas ferroviarias incorporaron desde muy pronto dos tipos de vagones
especiales a los grandes expresos: el coche restaurante y el coche cama. Los primeros en
ofrecer estos servicios fueron los empresarios norteamericanos quienes, en 1867,
fundaron la Pullmans Palace Car Company, empresa que, en el llamado vagn
seorial proporcionaba a los pasajeros habitaciones privadas para dormir, comer o
entretenerse durante los largos desplazamientos. La frmula fue imitada en 1872 por los
alemanes y, en 1876, por los belgas, que, en dicho ao, crearon la Compagnie
International des Wagons Lits. El llamado hotel sobre ruedas de las compaas
ferroviarias alemanas fue completado en 1880 con un vagn comedor que entr en
servicio en 1896. En 1916 se fusionaron las compaas alemanas de coches - cama y
coches -comedor en la empresa Mitropa, precedente de la Deutsche Schlafwagen und
Speisewagen Geselschaft de Alemania.
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privado, un servicio que pas a constituir aos ms tarde el umbral de calidad hotelera
inexcusable. Un hotel Ritz se convirti en sinnimo de establecimiento de gran lujo en
el que uno puede alojarse con los ojos cerrados porque la marca es indiscutida,
comentaba Siegfried, quien pudo haber resaltado la novedad que supuso la aparicin de
una oferta de servicios de hospitalidad con marca comercial, a imitacin de las ramas
de produccin transformadoras. Los hoteles dejaron de ser exclusivamente
establecimientos limitados a la produccin de servicios de hospitalidad para iniciar o si
se quiere retomar la integracin de otras lneas productivas en el mismo establecimiento
(atracciones, distracciones, congresos, juegos, tiendas, excursiones, espectculos,
deportes, enseanza, ferias, exposiciones.) Despus de la revolucin de Ritz, un hotel
es, decididamente, un establecimiento donde, adems de comer, beber, dormir y
descansar, es posible reunirse, hacer amistades, comprar objetos de lujo, practicar
deportes y tener reuniones cientficas y de negocios, entre otras muchas actividades.
Durante los primeros aos del siglo XX se construyeron en muchas ciudades europeas y
americanas numerosos grandes hoteles. Ya he hablado del Hotel Ritz de Madrid. A
principios de siglo, cuando el rey Alfonso XIII contrajo matrimonio, la ciudad careca
de hoteles adecuados para ofrecer hospedaje a personalidades de alto rango. Fue la
constatacin de esta carencia lo que llev a la construccin del Hotel Ritz en una
parcela de ms de trece mil metros cuadrados, junto al Museo del Prado, con el apoyo
directo del rey. El proyecto se encarg al arquitecto britnico Charles Newes, que ya
haba proyectado otros hoteles Ritz en Londres y Pars. Newes estuvo directamente
asesorado por Csar Ritz. El Ritz de Madrid es, sin duda, un hotel maravilloso hecho
por un hotelero para un hotelero. Las obras duraron 15 meses y el da 2 de octubre de
1910 se inaugur con la presencia de los reyes. Tena 180 habitaciones y al menos un
cuarto de bao y una cabina telefnica en cada piso.
El mismo ao de la inauguracin del Ritz se tom la decisin de construir un nuevo
hotel de lujo en Madrid, el Hotel Palace. El proyecto lo hizo el arquitecto Ferrs,
ganador del concurso convocado por la Oficina Tcnica del Palace de Bruselas. Len
Monneyer y los ingenieros de la Empresa Marquet modernizaron el proyecto e
incluyeron un jardn de verano y otro de invierno. Las obras se encargaron a la casa
Monneyers et Fils. El hotel qued terminado en 15 meses y se inaugur en 1912.
La segunda revolucin hotelera tuvo lugar en los Estados Unidos hacia la tercera dcada
del siglo XX. Se inicia con ella la poca de las grandes firmas transnacionales y alcanza
su apogeo el uso de marcas. Los hoteles norteamericanos siguieron la pauta inglesa de
elaborar un proyecto especfico y, a diferencia de los hoteles continentales europeos,
fueron siempre de gran tamao. Los hoteles siguieron sin limitarse a la prestacin de
servicios hospitalarios. El hotel americano aade al alojamiento cuatro refacciones
diarias incluidas en el precio. Este sistema tarifario es mundialmente conocido como
AP, las iniciales de la expresin American Pension. Se orientaron tambin a la
demanda de residencia permanente de residentes y se especializaron en alta
restauracin, celebracin de fiestas de sociedad y de empresa, sin olvidar la importante
funcin de lugar de encuentro que muchos hoteles emblemticos cumplen en las
ciudades. El hotel es un centro destacado de la vida social en muchas ciudades
norteamericanas.
Los hoteles americanos se caracterizaron tambin desde muy pronto por las llamadas
suites, apartamentos de dos o ms habitaciones con bao pero sin cocina para
huspedes fijos o de largas estancias. Muchos industriales, profesionales, polticos,
escritores y actores de gran xito optan en Estados Unidos por vivir permanentemente o
durante largas temporadas en un hotel. El hotel de la ciudad de Richmond, Virginia,
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puede que fuera el primero que adopt este modelo, a fines del siglo XVIII. Un siglo
ms tarde, la ciudad de Nueva York, en la que existen grandes hoteles que pueden
ofrecer hasta 400 habitaciones, poda alojar 200.000 transentes y 100.000 estables,
segn N. Pevsner (ver A History of Building Tipes. Princenton University Press, New
Jersey, 1970) quienes estn interesados por el proceso hotelero neoyorquino pueden
consultar la obra de Batteberry On the Town in New York. Las aportaciones
norteamericanas a la moderna hotelera son numerosas, y hoy por hoy, universalizadas,
tanto en materia de diseo arquitectnico como en el campo de la gestin. Los hoteles
de los Estados Unidos marcan desde hace ms de un siglo las pautas a seguir en esta
industria. La marca Westin se cre en 1930 en Estados Unidos. En 1946 introdujo el
pago con tarjeta de crdito, fue la primera empresa hotelera que instaur el servicio de
habitaciones durante las 24 horas del da y el servicio telefnico de buzn de voz.
A principios de 1947, la escritora francesa Simone de Beauvoir estuvo en Estados
Unidos invitada por numerosas universidades. Beauvoir reconoci en 1954 que el suyo
fue un viaje de placer, segn cuenta en Amrica da a da. Diario de viaje (Mondadori,
Barcelona, 1999) Su estancia en USA fue de cuatro meses. Tuvo, pues, tiempo de
conocer numerosos estados y muchas ciudades, pero, sobre todo, Nueva York y Los
Angeles. Sus comentarios sobre los hoteles americanos son especialmente
significativos: En Nueva York el exotismo del lobby hotelero me aturde. Expendidura
de peridicos y puros, Western Union, saln de peluquera, writing room con
taqugrafos y mecangrafos escribiendo al dictado de clientes: club, sala de espera, gran
almacn, todo a la vez. Para Chicago, treinta y seis horas son pocas. Me han hecho
reservar una habitacin en Palmer House: bar, cafetera, lunch room, saln rojo, saln
victoriano, orquesta cngara, orquesta mexicana, flores, caramelos, todo tipo de tiendas,
agencias de viajes, compaas areas, una ciudad en toda regla con sus barrios
residenciales, sus tranquilas avenidas y su bullicioso centro comercial, se respira con
dificultad en un lobby donde reinan un calor agobiante y un denso olor a dlares.
Simone tambin incluye en su libro opiniones sobre otros modelos hoteleros, los que
hoy llama una editorial madrilea con encanto. Circulando por la carretera de Los
ngeles a San Francisco en el automvil conducido por su anfitriona comenta: De tarde
en tarde un hostal; todos son pintorescos, construidos al estilo western con tronos de
madera; a veces tienen letreros con viejas carretas de emigrantes con toldo verde como
insignias distintivas. Paramos en un hostal donde serviran una comida refinada como si
estuviramos en Francia; tienen una chimenea grande, bancos de madera, ventanas de
cristales cuadrados, vigas en el techo.
A mediados del siglo XX tampoco faltaban en Estados Unidos los lugares de acampada.
Simone anota en su diario con referencia al viaje a San Francisco: Dejamos la carretera
general, bajamos hacia el valle por un camino angosto, sinuoso, lleno de baches. En un
rincn a la sombra de un ro, hay un terreno para acampar listo para el turismo; mesas,
bancos, hogares para encender fuego, trapecios y columpios, solo hay que plantar las
tiendas de campaa. se accede en coche, desde luego; las distancias son demasiado
grandes como para venir a pie o en bicicleta. se acampa sin problemas en trailers. Son
autnticas casas con ruedas provistas de todas las comodidades americanas
En cuanto a los hoteles de lujo, a los rurales y a las zonas de acampada, en los
comentarios de Simone sorprende que haya transcurrido medio siglo porque la
descripcin de la oferta de servicios hospitalarios est a la altura de nuestros das en
Europa. En la actualidad, los hoteles norteamericanos, urbanos o rurales, siguen
detentando el sello indiscutido de la calidad y la innovacin continua. Antes he hablado
de la marca hotelera Westin. La marca es propiedad del grupo norteamericano Starwood
Hotels and Resorts, propietario de cinco marcas ms. El grupo factur en 1999 ms de
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3.500 millones de euros, posee 716 establecimientos en 80 pases, en los que ofrece
217.651 habitaciones servidas por 12.000 empleados, dos personas por habitacin, lo
que refleja el alto nivel de sus prestaciones.
Con empresas hoteleras de este tipo se asiste al nacimiento de la hotelera de tercera
generacin a mediados del siglo XX que, de nuevo, lleva el sello indiscutible de
Norteamrica. Aunque conservan el nombre de hotel, los establecimientos actuales han
llevado hasta tal punto la tcnica de la integracin de servicios que, como reconoca
Simone de Beauvoir en 1947, ms que hoteles son remedos de ciudades. Basta para
comprobarlo la contemplacin de un hotel de gran lujo en Las Vegas: adems de
alojamiento y refaccin y todos los servicios que han ido integrando a lo largo de su no
demasiado larga historia (piscinas, pdel, salas de congresos, tiendas de todo tipo
agencias de viajes, servicios bancarios, medios de transporte, etc.), los clientes tienen a
su disposicin, entre otras prestaciones, casinos, mquinas tragaperras, parques
temticos, museos, exposiciones, conciertos de msica, servicio de fax, acceso a
Internet, etc. Pero no quedan aqu las cosas: El Hotel Bellagio de Las Vegas, inaugurado
en 1998, ofrece a sus clientes la recreacin de la regin italiana de su mismo nombre,
mientras el Hotel Luxor, tambin de Las Vegas, cuenta con una reproduccin de la
tumba del faran egipcio Tutankamn. Aprovecho la ocasin para comentar lo
incorrecto que es afirmar, como hacen los turisperitos, que llaman turismo a ciertos
hoteles, lugares y monumentos, que el turismo es inexportable.
Por su parte, los restaurantes experimentaron una evolucin similar. Simone de
Beauvoir describe as un restaurante de lujo en California: En una sala hay una
exposicin de joyas hawaianas, collares de conchas, guirnaldas de flores y semillas de
colores suaves. Nunca he visto un restaurante tan encantador; es tan bonito como el
palacio de los espejismos del museo Grvin. Invernaderos con plantas exuberantes,
acuarios, pajareras con aves de color mariposa revoloteando y baadas por una
inquietante luz submarina; las mesas son veladores de cristal que reflejan la paja
brillante que reviste el techo; los pilares en forma de prisma tienen espejos con facetas
que multiplican el espacio infinito. Cenamos en una cabaa, al fondo de un lago, en un
bosque, en mitad de un diamante negro. La comida nos traslada de forma inesperada a
China. Los platos no tienen esa presentacin demasiado vistosa que en Amrica, a
menudo, disuade el paladar ms dispuesto: al contrario, entran por los ojos estimulando
los jugos gstricos; y si la cocina francesa es reflexiva, segn la expresin acuada
por Colette, sta parece fruto de una meditacin milenaria.
Pero la oferta gastronmica se haba diversificado ya extraordinariamente en Estados
Unidos, el pas que ha aportado las cadenas multinacionales de comida rpida. Sobre
este punto puede verse la obra de George Ritzer: The McDonalization Thesis:
Explorations and Extensions, Sage, Londres, 1998. Hoy es frecuente encontrar cadenas
de restaurantes temticos que ofrecen impresionantes exhibiciones, incluso de cocina
(cooking show) junto con el servicio de comida y bebida. La comida ha pasado a ser en
muchas ocasiones algo perfectamente secundario. Antes que la comida, los clientes
valoraran en ellos el tamao, la animacin, la decoracin, la diversin y el exotismo.
Ejemplos de estos modernos restaurantes son el Hard Rock Caf, con espectculos
sobre el mundo de la msica del rock, el Planet Hollywood, sobre el mundo del cine, o
el Rainforest Caf, donde se exhiben cascadas, lluvias y tormentas tropicales, con su
aparato elctrico incluido, pjaros tropicales vivos de los bosques nubosos, rboles,
mariposas y hasta cocodrilos. Y, junto a todo ello, siempre es posible encontrar una
tienda donde se venden productos con el logotipo de la marca de la cadena trasnacional
(los llamados merchandising)
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Ni que decir tiene que la hotelera que antao llevaban a bordo los grandes
transatlnticos es posible encontrarla hoy en los lujosos cruceros de recreo, habida
cuenta de que el transporte martimo de pasajeros de largo recorrido hace tiempo que
desapareci prcticamente del mercado. Hoy los grandes cruceros no son solo simples
aunque lujosos medios de transporte. Ni siquiera lo son en primer lugar. Son, sobre
todo, grandes ciudades flotantes con todo lo que puede tener una gran ciudad moderna
para atender cada una de las necesidades de sus pasajeros, con la diferencia a favor de
los cruceros de que stos se desplazan de una ciudad convencional a otra cambiando de
clima y de paisaje, mientras los pasajeros tienen la oportunidad de elegir el tipo de
diversin que ms les guste y de adquirir a bordo mltiples bienes y servicios de
cualquier procedencia.
Las compaas de transporte areo tambin incorporan servicios de refaccin y de bar
en sus vuelos, servicios que primero solo se prestaban a los pasajeros de primera clase
pero que no hace mucho se han extendido a los de clase econmica, obviamente
incluidos en el precio del pasaje. Las empresas de transporte areo integran, adems,
audiciones musicales, salas de proyeccin de pelculas, venta de diversos productos y,
ltimamente, servicios de telecomunicaciones a bordo.
Y ya que he llegado a los servicios de hospitalidad a bordo de aeronaves no debo dejar
pasar la oportunidad para referirnos a los que inevitablemente incorporan los cohetes y
las lanzaderas utilizados en la conquista del espacio. Robert Jastron, director durante
varios aos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, la agencia
espacial norteamericana, hace este insinuante comentario sobre las cosmonaves que un
da podran salvar a la especie humana de la extincin provocada por el apocalipsis de la
lejana pero segura muerte del Sol llevando a bordo grupos de humanos hasta cuerpos
celestes con ms esperanza de vida: Con el actual nivel de progreso en la tecnologa de
cohetes, en unos pocos cientos de aos, seramos capaces de construir barcazas
espaciales gigantes del tamao del Queen Mary, que seran autosuficientes y podran
conservar la vida por un periodo de tiempo indefinido. Estas barcazas seran Tierras
en miniatura que cultivaran sus propios alimentos y transportaran con ellas la cultura
de la civilizacin de sus antepasados. Naceran all generaciones que se desarrollaran y
moriran en el camino hacia una estrella distante (Robert Jastrow: La exploracin del
espacio. RBA, Barcelona, 1993, p.178) Estas barcazas csmicas seran el colmo de la
integracin de servicios de transporte con los de hospitalidad autosuficiente. Jastrow se
refiere a un desplazamiento emigratorio, no a un desplazamiento circular. Pero no hay
descartar, puestos a hacer ciencia ficcin, que un vehculo de tal naturaleza no pueda ser
utilizado tambin para hacer viajes interplanetarios circulares que satisfagan alguna
necesidad que compense los astronmicos costes a pagar.
Volviendo a los servicios de hospitalidad ofrecidos en instalaciones inmuebles,
podemos citar ahora los albergues juveniles y las residencias de ancianos. Los albergues
juveniles son instalaciones dedicadas a prestar servicios de alojamiento y refaccin a
bajos precios aunque acogidos a las normas establecidas por la International Youth
Hostel Federation. El primer albergue juvenil para estudiantes y escolares se fund en
1884 en el Imperio Austrohngaro. K. Fischer, el fundador del movimiento juvenil
conocido como Wandervgel (pjaros emigrantes), propici en 1896 el desarrollo de
una red de albergues de gran sencillez para poder pasar la noche durante las excursiones
educativas de varias etapas realizadas por escolares al cuidado de sus monitores o
maestros. En 1909, el maestro de la escuela in der Nette de Altena, R. Schirrmann,
propuso el mtodo peripattico de enseanza, consistente en ir de pueblo en pueblo, y
de monte en monte, estudiando a la vista de escenarios reales, un mtodo que
obviamente se apoyaba en una red de albergues juveniles. Estamos en presencia del
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de cocinar y alumbrarse con butano embotellado en pleno campo y las llamadas auto
caravanas, que facilitan el auto alojamiento, han propiciado el desarrollo de una tupida y
extensa red de instalaciones permanentes adaptadas para los amantes de la acampada.
Hay que referirse tambin, aunque sea someramente, a la paulatina proliferacin de
alojamientos en viviendas rurales y en explotaciones agrarias, un sistema de
hospitalidad que se viene desarrollando al mismo tiempo que las familias abandonan las
actividades agrcolas. Esta fuerza de trabajo est siendo sustituida por la mecanizacin,
en los pases industriales desde hace aos, con especial fuerza despus de la Segunda
Guerra Mundial. Francia es un pas que destaca por la cantidad y la calidad de sus
alojamientos rurales, que se vienen desarrollando desde los aos cincuenta del siglo
XIX. Tambin en el Reino Unido existen estos servicios, conocidos como bed and
brekfast (cama y desayuno). Durante el ltimo cuarto del siglo citado, los alojamientos
rurales han experimentado un auge tan sorprendente que hoy puede decirse que la
prestacin de servicios de hospitalidad ya no es exclusiva de las ciudades. Los albergues
juveniles y los campismos, por un lado, y los alojamientos llamados rurales por otro,
tanto en aldeas y pueblos como en viejas explotaciones agrarias han conseguido
generalizar estos servicios a cualquier punto de casi todos los pases del mundo.
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IV
MENSAJERA Y COMUNICACIONES
Desde que aparecieron hace unos diez mil aos las sociedades sedentarias, los
desplazamientos nomdicos (de ida, lineales o abiertos) disminuyeron. Desde
entonces, lenta pero firmemente, crecieron los desplazamientos de quienes,
sedentarios, viven afincados permanentemente en un lugar (desplazamientos de ida y
vuelta, circulares, redondos, cerrados o tursticos). Estos desplazamientos implican
una salida y, posteriormente, un regreso al lugar de partida, lo que equivale a la
ausencia pasajera del lugar de residencia permanente y a residencia temporal en
lugares ajenos.
La mensajera implica un desplazamiento circular. Los primeros servicios de
mensajera no tardaran en aparecer una vez implantado el modo de vida sedentario.
La esencia de estos servicios consiste en desplazamientos por encargo de otro, es
decir, no para satisfacer la necesidad de quien los realiza sino la de quien los utiliza.
La mensajera es, por su propia naturaleza, un servicio contra el obstculo de la
distancia.
Los primeros servicios de mensajera eran realizados por emisarios encargados de portar
el mensaje o la noticia de un lugar a otro relativamente alejado. Los primeros mensajes
seran, obviamente, puramente verbales. Los mensajeros memorizaran el contenido del
mensaje del emisor para transmitirlo oralmente al receptor o destinatario. En este tipo de
mensajes no son nunca descartables ciertas discordancias entre la versin emitida de un
mensaje y la versin recibida por el destinatario, lo que los hace una herramienta poco
precisa y escasamente fiable y por ello limitada a necesidades muy especficas.
La invencin de la escritura hacia el ao 4500 a. C introdujo una mejora sustancial en
los servicios de mensajera. Los mensajes escritos comenzaran a sustituir a los verbales
ganando en precisin y fiabilidad. Aunque an se emplean mensajes verbales, los
escritos son desde entonces los ms usados.
Los egiptlogos han encontrado en los antiguos manuscritos egipcios (ver Jos M.
Galn: Cuatro Viajes en la Literatura del Antiguo Egipto. CSIC. Madrid, 1998)
alusiones al envo de misivas y a la utilizacin de mensajeros. Concretamente, Galn, en
la obra antes citada, afirma que en Tell el Amarna, la antigua Aketaton, declarada
capital de Egipto durante el reinado de Akenaton, se descubri un archivo compuesto
fundamentalmente por correspondencia diplomtica escrita circa. 1375 1345 a. C.
abarcando los ltimos aos de Amenofis III hasta el reinado de Tutanjamn inclusive.
Las cartas estn escritas sobre tablillas de barro, en escritura cuneiforme y la mayora de
ellas empleando la lengua acadia. Un grupo de cuarenta y cuatro documentos reflejan
las relaciones entre Egipto y los grandes estados del antiguo Oriente: Mitani, Alasia
(Chipre), Hatti, el incipiente reino de Asiria y, desde el punto de vista egipcio, la lejana
Babilonia. Los reyes se tratan entre s de hermano, y en su correspondencia acuerdan
matrimonios interdinsticos, el envo de doncellas sirvientes, intercambios de objetos de
lujo y materias primas, etc. El intercambio, tanto de misivas como de regalos y
mercancas, era la forma de exteriorizar y materializar la ideologa subyacente a las
relaciones diplomticas entre casas reales. El segundo grupo est formado por
trescientas seis cartas enviadas entre la corte egipcia y sus vasallos que gobernaban
distintas ciudades de Palestina y de Siria. En ellas, los gobernantes informan de la
situacin poltica, social y econmica del territorio bajo su control, del comportamiento
de sus vecinos, de la presencia o ausencia de tropas egipcias, etc. A travs de
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mensajeros, los gobernadores de la periferia del dominio egipcio elevan sus quejas,
expresan sus inquietudes y afirman reiteradamente su incuestionable lealtad y servicio
al faran. (ob.cit. pp. 136 y 137)
Los servicios de mensajera nacieron al servicio de las necesidades de la gobernacin, la
diplomacia y la guerra. El servicio de mensajera tradicional obliga al mensajero a
realizar un desplazamiento a pie o a lomos de algn cuadrpedo. Los primeros
mensajeros eran hombres resistentes y de pies ligeros. Hermes, el dios griego de la
mensajera, se encargaba tambin de proteger a los comerciantes y a los ladrones, tres
profesiones estrechamente ligadas a los desplazamientos. Hermes, el Mercurio de los
romanos, lleva alas en los pies como smbolo de celeridad.
Los mensajes urgentes se transmitan por servidores entrenados en la carrera. Llamamos
correo a la mensajera porque el trmino procede del latn currere, cursum. Decimos
cursar (enviar) un mensaje. Para llevar un mensaje o cursar una noticia de un lugar a
otro, el mensajero corre, a pie o a caballo. Los servicios de mensajera consumen
recursos humanos especializados. En los primeros tiempos, solo podan utilizar
mensajeros los gobernantes y quienes estaban a su servicio. Los mensajeros eran
destacados servidores del poder. Evelyne Patlagean incluye el servicio de correos (el
cursus publicus ) en el sistema de administracin del Imperio Romano y del Imperio
Bizantino, reservado a los funcionarios y a los obispos en sus desplazamientos en virtud
del cargo y a los portadores de mensajes oficiales. (ver Introduccin a una historia de
Bizancio. En E. Patlagean y otros: Historia de Bizancio. Crtica, Barcelona, 2001. p. 20)
En el antiguo Egipto no existi un verdadero servicio postal, pero s hubo, como ya he
dicho, correos ocasionales al servicio del faran, de los escribas y de los sacerdotes, y
tambin, aunque menos, de los grandes hacendados. Los mensajeros se utilizaban
tambin para obtener informacin sobre la situacin del pas y de posesiones alejadas.
Los sbditos tenan que confiar en los escasos viajeros que pasaran por su lugar de
residencia para poder enviarse mensajes, una frmula que aun hoy siguen utilizando los
residentes en pases con economas desfavorecidas. Los mensajes privados eran muy
poco frecuentes en el antiguo Egipto. La Residencia monopolizaba los servicios de
mensajera, necesitada como estaba de conocer la situacin de un pas muy extenso y
con grandes distancias. La mensajera naci, en realidad, como un instrumento al
servicio de la guerra y de la gobernacin de los pases, sobre todo de los ms extensos,
desarrollados y poderosos.
Desde los tiempos ms remotos se conocen tambin otros medios menos personalizados
de transmisin de mensajes. Entre ellos hay que citar los acsticos y los visuales. Los
primeros transmiten los mensajes por medio del sonido con instrumentos como el
tambor utilizando sistemas cifrados con cdigos muy simples. Los mensajes visuales
requieren tambin la existencia de un cdigo. El ms elemental de los medios visuales
es el que se basa en el humo, pero hay sistemas que utilizaron banderas y el reflejo de la
luz solar con espejos. La transmisin de mensajes acsticos por medio de tambores
todava sigue utilizndose en el frica Subsahariana. Jenkins nos facilita un ejemplo
que tuvo ocasin de conocer con motivo de la expedicin que realiz al ro Nger en
1991 acompaado por tres amigos. Ms all de Nianforando, nos dice, la pista se
convierte en barro. El camino termina en el pueblo siguiente, Bambaya, donde hay
veinte chozas como colmenas agrupadas en crculo y rodeadas por la jungla. El jeep
alquilado es intil para continuar el viaje. El transporte de la impedimenta ha de hacerse
con porteadores. Tembakunda est a una distancia de tres das a pie. Qu solucin da el
gua? Pedir porteadores por medio de seales acsticas. Jenkins incluye en su libro este
dilogo:
-Hombres oyen tambores. Hombres oyen lo que tambores dicen. Hombres vienen
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En el poblado no hay telfono. Tampoco lo hay en el lugar al que nos dirigimos. Las
escasas tentativas de trazar carreteras se las ha llevado la lluvia, de modo que los
poblados siguen comunicndose por medio de tambores. Sori dice que el sonido de un
tambor se puede or a diez kilmetros. A un corredor le llevara una hora salvar esa
distancia. Y un corredor solo llega a un lugar.
Estamos l y yo fuera de la cabaa. Mike, Rick y John han ido a dar una vuelta por el
poblado. Sori extiende los brazos y gira en crculo.
-Tambores llegan a todas partes
(Mark David Jenkins, Rumbo a Tumbuctu, Ediciones B. Barcelona, 1998, p. 86)
Sin embargo, las limitaciones de la mensajera por seales obligaron a los viajeros a
servirse de un mensajero personal.
En el siglo V a. C., los griegos y los persas libraron numerosas batallas entre las que
destaca la de Maratn, una de las ms conocidas de la antigedad. Para advertir a los
atenienses de un posible contraataque de Daro, Milcades envi desde el campo de
batalla un mensajero a Atenas. Dada la urgencia, le recomend correr tan velozmente
como pudiera para comunicar la noticia a tiempo. El mensajero corri tanto que despus
de cumplir el encargo cay muerto. La fama y la gloria de la carrera de Maratn ha
soportado el paso del tiempo y ha llegado hasta nuestros das. Con el trmino maratn
damos nombre hoy a un deporte olmpico cuyo origen fue la prestacin de un servicio
de mensajera.
Pondr un ejemplo ms de mensajera procedente de la misma guerra. Temstocles
envi en secreto este mensaje a Jerjes: Ataca enseguida, pues si no, se te escaparn los
aliados de los atenienses. Jerjes cay en la trampa que le tendi el mensaje. Atac con
sus grandes embarcaciones de guerra dotadas de cuatro filas de remeros. Los barcos
griegos eran ms pequeos, pero tambin los ms verstiles, lo que result ser una
ventaja para moverse en un mar sembrado de islas. Los persas fueron derrotados de
nuevo. Entre las tcnicas militares utilizadas juegan un papel destacado los servicios de
mensajera.
Hasta ahora me he referido a mensajes no escritos. Con la invencin de la escritura
proliferaron estos mensajes, ms fiables que los acsticos El primer mensaje escrito del
que se tienen noticias se remonta al V milenio a. C. Tuvo lugar en Babilonia y consisti
en el transporte de una tabla de arcilla escrita en caracteres cuneiformes. El historiador
Herodoto de Halicarnaso nos habla de los famosos correos de Ciro hacia 550 a. C. El
emperador romano Augusto tambin se sirvi del correo en el ao 30 a. C. Las mejores
postas o correos de la antigedad fueron las que tenan los califas de Bagdag. Y antes de
que Coln llegara a tierras americanas ya se conocan los servicios regulares de correos,
atendidos por servidores preparados especialmente para ello.
Carlomagno cre a principios del siglo IX tres lneas de relevo de postas al servicio del
imperio para facilitar el gobierno de las provincias ms distantes (Espaa, Italia y
Alemania). En la Alta Edad Media hubo nuevos intentos de establecer un servicio
internacional de correos. La invencin de la imprenta en el siglo XVI dio un impulso
definitivo a la mensajera escrita. La Casa de Austria decidi a fines del siglo citado
encargar sus servicios de correos y mensajera a la familia Taxis. Carlos V renov la
concesin, en 1516, a la misma familia, a cuyos miembros concedi el ttulo de correos
mayores de todas sus posesiones. El correo, un medio de transmisin de mensajes,
informes y noticias, segua estando al servicio exclusivo de los gobernantes, aunque
empezaba ya a extenderse a los monasterios, a los grandes mercaderes y a las
universidades.
El servicio real de correos fue establecido en Espaa a principios de siglo XVI aunque
limitado a pliegos de carcter oficial. La restriccin no se levant hasta principios del
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siglo XIX. Emilio Cotarelo y Mori ( 1857 1936) es el autor de una biografa de Juan
de Tassis, el poeta del Siglo de Oro espaol ms conocido por su ttulo nobiliario, el
Conde de Villamediana. Adems de poeta y noble, Tassis fue tambin Correo Mayor de
la Catlica Monarqua durante el reinado de Felipe III, cargo que hered de su padre
adems del ttulo de nobleza. El cargo de Correo Mayor fue ejercido por sus
antepasados desde que el emperador Maximiliano nombrara para desempear el cargo
al italiano Francisco Tassis, quien a su muerte lo leg dividido en reinos a sus tres
sobrinos: a Juan Bautista, Flandes; a Mateo, Espaa y a Simn, Italia. El cargo era de
gran autoridad e importancia en Europa ya en el siglo XV. Descendiente de Mateo fue
el padre del poeta castellano, a quien Carlos V confirm como Maestro de Hostes y
Postas de Espaa, es decir, encargado de dar hospedaje a los servidores del rey y de
atender su servicio de mensajera. Gonzalo Fernndez de Oviedo dej escrito que el
cargo de Correo Mayor era de gran prestigio y excelentemente remunerado por ser un
servicio de reconocida utilidad para la gobernacin del reino. Los correos reales se
despachaban a travs de quien ostentaba el cargo, razn por la que ste tena que ser
leal, solcito y de buen entendimiento. El Correo mayor sola ser muy rico, tanto que
muchos de ellos se convirtieron en banqueros. Oviedo deca que no haba Correo mayor
pobre pues todos eran ricos sin necesidad de correr postas. Era l quien se llevaba las
ganancias sin correr el riesgo de caer del caballo. La de Correo mayor era sin duda en
Espaa una lucrativa empresa privada de mbito nacional por especial concesin real,
que contaba con un capital considerable en caballos y cuadras y un nutrido cuerpo de
servidores. La empresa sigui en manos de la familia Tassis hasta que Felipe V de
Borbn la incorpor a la corona, es decir, nacionaliz el servicio, previa indemnizacin
al concesionario el ao 1706.
La ampliacin a toda la sociedad de los servicios de correos no se alcanz en Europa
hasta el siglo XVIII. Su eficacia aument sustancialmente con la invencin de los sellos
por el ingls Rowland Hill, lo que agiliz el pago de la tarifa para cada envo. Aun hoy,
el servicio de correos sigue estando en manos de la administracin pblica aunque la
urgencia de los envos ha aumentado tanto durante los ltimos aos que las compaas
privadas de mensajera urgente han proliferado en todos los pases del mundo.
Hasta la invencin del transporte ferroviario, el correo utiliz caballos y servicios
regulares de transporte con coches de lnea y diligencias apoyados en las llamadas casas
de postas. El trmino postas es la castellanizacin del francs post, correo, galicismo
que tambin pas al ingls. Las casas de postas eran instalaciones oficiales dotadas de
una serie de servicios entre los que destacaban los de refaccin, alojamiento, descanso,
refrigerio y cambio o alquiler de caballeras. Ya me he referido a las postas y al
percacho, dos procedimientos ideados al servicio del correo o envo de mensajes
escritos (cartas). El annimo autor de Viaje de Turqua describe as el reparto de cartas
en las grandes ciudades italianas del siglo XVI: En la posada tienen un escribano que
toma todos los nombres de los sobrescritos para quien vienen cartas y pnelos por
minuta, y en cada carta pone una suma de guarismo, por su orden, y pnelas todas en un
cajn hecho aposta, como barajas de naipes, y el que quiere saber si tiene cartas mira en
la minuta que est all colgada y hallar: Fulano con tanto de porte a tal nmero; y va el
escribano y dcele: Dadme una carta. Pregntale a cuanta est, luego dice a tantas, y
en el mismo punto la halla (ob. cit. pp. 565 a 566)
El ferrocarril agiliz de un modo muy significativo los servicios postales desde su
invencin a mediados del siglo XIX. Tambin el transporte martimo prest
inestimables servicios a los envos de mensajes personales y de paquetera. A mediados
del siglo XX, con la implantacin generalizada del transporte areo, este medio
comenz a absorber gran parte de los servicios de correos, sobre todo los de larga
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mensajes blicos, defensivos o agresivos. Los rabes utilizaron este mtodo con
frecuencia. Hoy quedan restos de esas torres de telecomunicaciones primitivas en
muchos pases. Los llamados faros para la ayuda de la navegacin se basan en la misma
tcnica. Citar entre los ms antiguos el famoso faro de Alejandra, que fue una de las
siete maravillas del mundo antiguo. Las torres viga fueron profusamente utilizadas
durante las edades Media y Moderna. La mensajera postal aun necesita apoyarse en el
mensajero personal, encargado del reparto de cartas a domicilio.
El primer medio moderno de telecomunicacin fue el telgrafo. La primera lnea
telegrfica se inaugur el 1 de septiembre de 1793 entre Pars y Lille. Se basaba en la
emisin de seales pticas desde torres regularmente escalonadas que eran recibidas por
el receptor con ayuda de anteojos. En la fecha antes citada, se emiti el primer
telegrama de la historia. Este sistema se extendi rpidamente por todos los pases del
mundo.
La primera lnea telegrfica espaola se inaugur en 1931 para dar servicio a la relacin
Madrid La Granja de San Ildefonso y Aranjuez. El servicio se instal, de nuevo, para
cubrir las necesidades de la Casa Real. Pocos aos despus se inaugur la lnea Madrid
Irn. El telgrafo ptico fue desplazado por el basado en la emisin de sonidos por
medio de hilos, lo que hizo posible la aparicin de la telefona. La invencin de la
telefona permiti enviar mensajes orales desde un aparato (telfono) emisor a otro, el
receptor. Aplicado el sistema al telgrafo, permiti enviar mensajes escritos en un
alfabeto en clave llamado Morse que, ms tarde, en destino, era traducido al alfabeto
convencional antes de ser entregado, personalmente o por telfono, al destinatario. El
sistema se perfeccion con la energa elctrica. El primer telgrafo elctrico, el ingls
Wheatstone, se complementaba con un aparato Morse en el receptor, pero pronto fue
sustituido por un aparato impresor gracias a la invencin que aport el ingls David E.
Hughes.
Volviendo al telfono debo citar entre sus predecesores tericos al belga Bourseul,
quien en 1854 public un trabajo sobre la transmisin de palabras a distancia por
medio de la electricidad, y tambin al fsico alemn Reis. Con las ideas de ambos, el
norteamericano Graham Bell fabric un sistema de corto alcance con el que mantuvo
con Watson, su ayudante, (el 10 de marzo de 1876) una conversacin a distancia a
travs de una lnea telefnica local. En 1878 se construy la primera central
telefnica. Aos despus le siguieron las centrales de Londres, Pars, Bruselas y otras
muchas grandes ciudades, aunque todava limitadas a la telefona local. En 1880 se
abrieron las centrales de Madrid y Barcelona. A principio del siglo XX ya haba lneas
interurbanas y pronto se cont con redes intercontinentales. Hoy la telefona cuenta
con centrales totalmente automatizadas en casi todos los pases del mundo.
A fines del siglo XX, la conjuncin de la electrnica con las telecomunicaciones va
satlite ha propiciado la aparicin del llamado telfono mvil o celular para distinguirlo
del convencional, necesitado de lneas de conexin entre emisores y receptores. Puede
decirse que ninguna innovacin tecnolgica ha logrado un nivel de aceptacin tan
fulminante como la que est teniendo el telfono mvil. Su rpida generalizacin est
provocando profundas transformaciones en la vida cotidiana. Como deca un editorial
del diario El Pas (25 de enero de 2000), La relacin instantnea para transmitir hechos,
emplazamientos y emociones, su facultad para enviar y recibir mensajes a varias
personas a la vez, ha ido creando una invisible red de contactos inmediatos como no se
haba conocido nunca. Unas veces el mvil acta, por su reducido tamao, su
adaptabilidad a la mano o a la oreja, con el efecto de una prolongacin orgnica. El
cable, en el telfono tradicional, lo ataba a un lugar externo y objetivo, pero el mvil se
apropia y se subjetiviza. Pronto, adems, ni ser necesario empuar un artefacto, por
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V
ACOMPAAMIENTO
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me hubiera perdonado haber dejado Bourges sin verla. Mi joven gua iba trotando
delante de mi y repitiendo a media voz la lista de todas las bellas cosas que debe ver el
extranjero que visita Bourges. Luego fuimos a la Puerta Romana de Saint Cursin,
cerca del parque de artillera. He ido al March Neuf, que honra mucho a M. Julien,
el arquitecto municipal he acabado por el museo y la biblioteca. En lugar de comer en
mi triste fonda como lo habra hecho un viajero vulgar fui a pasar las dos ltimas
horas a la catedral.
Stendhal establece magistralmente en las frases citadas el perfil de la figura que hoy
llamamos gua turstico, un servicio que abunda en los lugares visitados por turistas.
No debo dejar pasar la oportunidad para resaltar un aspecto que puede resultar de
inters. Stendhal tiene al protagonista de su obra por un turista. De hecho fue, como se
sabe, el primer escritor que se decidi a utilizar este anglicismo para referirse al
singular tipo de viajero que empezaba a ser frecuente en el continente europeo a
mediados del siglo XIX. La misma frase de Stendhal permite adivinar en qu consiste
la singularidad de tal tipo de viajero, el que va de un lugar a otro porque quiere
conocer las cosas bellas que se encuentran desperdigadas por todos los rincones del
mundo (catedrales, iglesias, palacios, bibliotecas, museos de pintura y escultura,
ruinas del pasado, paisajes memorables, pueblos raros y costumbres exticas). Turista
es para los hablantes el que se ausenta de su lugar de residencia permanente para
satisfacer una necesidad especfica: la curiosidad.
Hasta el siglo XIX, esta necesidad solo pudo ser satisfecha por miembros de la
nobleza y de las clases dirigentes, la llamada clase ociosa. Pero, a partir del siglo
citado, tambin pudieron satisfacerla, primero los burgueses ilustrados y, ms tarde,
ya en el siglo XX, los miembros de las diversas clases medias. En tiempos de Stendhal
ya se distingua entre el turista, un viajero ilustrado, adinerado y de buen gusto, y el
viajero vulgar. Segn el comentario de Stendhal, mientras ste se queda a comer en la
triste posada, el turista aprovecha el escaso tiempo disponible para contemplar alguna
de las cosas bellas que debe ver un extranjero, por ejemplo, la catedral de Bourges. El
significado vulgar de turista evolucion. Hoy se usa para resaltar los mismos
comportamientos, pero ya gregarios.
La figura del gua sigue teniendo sentido en los desplazamientos que se hacen en la
actualidad por muchos pases pero, sobre todo, en los pases atrasados. La prensa trae
a menudo noticias sobre asaltos, robos y asesinatos sufridos por residentes en pases
desarrollados que realizan expediciones de riesgo por territorios poco habitados que
no tuvieron la precaucin de contratar los servicios de acompaamiento que todava
son imprescindibles en dichos pases. Incluso en los pases del mundo desarrollado es
aconsejable contratar servicios de gua cuando se hacen desplazamientos
caracterizados por la presencia de peligros y obstculos (desorientacin, aludes,
accidentes, etc). Los servicios de gua presentan ya en numerosos pases un alto nivel
de desarrollo y son prestados por empresas especializadas a precios en general
competitivos y previamente estipulados.
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VI
CARTOGRAFA
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como a la vuelta eran muy altas. Sin embargo, durante milenios, la ayuda de los mapas
fue limitada debido a sus insuficiencias.
En el Museo Britnico se conservan inscripciones que aluden al catastro que los
babilonios elaboraron en el 3800 a. C. Los antiguos egipcios, como buenos gemetras,
dispusieron hacia el 1330 a. C. de un mapa catastral en el que figuraban los lmites
entre pases. El griego Anaximandro dibuj un mapa basado en las enseanzas de su
maestro, Tales de Mileto (siglo VI a. C.), el fundador de la escuela Jnica y uno de
los siete sabios de Grecia, el cual, como se sabe, estudi durante varios aos en
Egipto. Segn Eratstenes (276 - 196 a. C.), ste es el primer mapa verdadero que
conocemos. Los pueblos griegos utilizaron el mapa realizado bajo la direccin de
Aristteles, en el siglo IV a. C., en la ciudad de Mieza, por encargo de Filipo II de
Macedonia, para la formacin de su hijo Alejandro.
Para el historiador G. R. Crone, cualquiera que sea la razn, es claro que la cartografa
tal como se la conoce es un producto de la civilizacin occidental (Historia de los
mapas, FCE. Mxico, 1998). Los mapas primitivos representaban la Tierra como la
seccin transversal de un cilindro, plana y de cierto grosor. Esta imagen sigui
emplendose durante mucho tiempo para dibujar el mapamundi. El mar se conceba
como el contorno circular de la tierra firme. Los mapas se basaban en teoras
especulativas adobadas con los relatos de quienes haban realizado desplazamientos
por cualquiera de las necesidades frecuentes en la Antigedad (guerra, comercio,
mensajera, caza, exploracin, religin, salud, investigacin...)
Marino de Tiro (120 a. C.) dibuj un mapa que mereci la atencin de Claudio
Tolomeo (90 - 168), quien, al escribir Geografa, dibuj un mapa del mundo que
estuvo extraviado durante siglos. A partir de su hallazgo, en el siglo XV, fue muy
utilizado. Julio Csar encarg un mapa del Imperio Romano para planificar y conducir
sus numerosas expediciones blicas. El nuevo mapa se termin el ao 7 a. C. y
contaba, entre otras cosas, con un itinerarum scriptum, por lo que puede considerase
como el primer mapa de carreteras. Este mapa se conoce con el nombre de Tabula
peutingeriana porque la copia que de l hizo el monje Colmar fue adquirida por
Conrado Peutinger. La copia se conserva en Siena.
Las tcnicas cartogrficas de la Antigedad sufrieron un serio retroceso durante la
Alta Edad Media por causa de su forzosa adaptacin al texto bblico, elevado por el
cristianismo a la categora de la ms alta expresin de la sabidura. Los primeros
atisbos de la esfericidad de la tierra quedaron soterrados. En su lugar se impusieron
concepciones cartogrficas del mundo llenas de fantasas, casi siempre con centro en
la ciudad de Jerusaln. La ciencia cartogrfica se refugi durante estos aos oscuros
de Occidente en los pases islmicos, entre los que destaca Irak, sobre todo su capital,
Bagdag. Como es sabido, los rabes, muy dados a los desplazamientos y con
avanzados conocimientos de geometra y geografa, hicieron aportaciones muy
valiosas en esta materia. Las culturas asiticas consiguieron igualmente avances
destacados en este campo, pero no superaron los conocimientos logrados por los
occidentales.
Los avances de la astronoma fueron de gran utilidad para la tecnologa cartogrfica
de la Baja Edad Media. El mapamundi de Jorge Calapoda data de 1552 y recoge con
bastante aproximacin los datos que aportaron los navegantes espaoles y portugueses
que participaron en los llamados Grandes Descubrimientos, pero, sobre todo, los que
aport el espaol Juan de la Cosa, compaero de Coln en sus viajes, considerado hoy
como el primer cartgrafo de las tierras americanas. Como ya hemos dicho, la
navegacin astronmica recurra a la observacin del sol y las estrellas. La nueva
cartografa inclua meridianos graduados y latitudes. Gracias a ella pudo suplirse la
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implantados se dispondr de mapas treinta veces ms precisos que los hasta ahora se
consideran de alta precisin.
Hasta la invencin de la imprenta, las tcnicas de impresin de mapas fueron
estrictamente artesanales. La fabricacin de papel recibi un impulso decisivo con la
invencin de la imprenta hacia 1440, atribuida al alemn Gutemberg, impresor de
Maguncia. La imprenta aport un abaratamiento progresivo de este producto. La
industria editorial y de artes grficas dedica desde hace ms de medio siglo especial
atencin a la elaboracin de mapas de escala variable y con fines diversos, utilizando
para ello los datos aportados por los potentes y numerosos centros cientficos que
existen en todos los pases avanzados. Las tcnicas actuales se basan en fotografas
tomadas desde satlites artificiales procesadas en laboratorios con ayuda de trabajos
de campo y de la moderna informtica, en fases sucesivas. Los fotograbados se
imprimen finalmente en off-set.
Los mapas constituyen por s mismos elementos facilitadores de los planes de
desplazamiento y son una herramienta imprescindible de los libros - gua y para el
trabajo de los guas acompaantes. Los mapas estn hoy totalmente generalizados.
Los altos volmenes de produccin de la industria editorial han abaratado los costes
de produccin de mapas hasta niveles insospechados hace tan solo medio siglo.
En pocas pasadas no disponan de mapas ms que las clases altas. Los mapas estaban
reservados a las personas poderosas y a los organismos ligados al poder. En la obra
antes citada de Alonso de Chaves se alude a que los mapas eran documentos destinados
al emperador Carlos V para acompaarle en sus viajes. Los mapas empezaron a
generalizarse a fines del siglo pasado pero no llegaron a estar disponibles para las capas
medias y bajas de la sociedad hasta hace algunas dcadas. En nuestros das, la
revolucin informtica que est teniendo lugar desde hace dos o tres quinquenios ha
puesto a disposicin de las clases altas y medias mapas en formato CD-Rom que incluso
pueden incorporarse al pilotaje de los medios de transporte (terrestres, martimos, areos
o csmicos) tanto colectivos como de uso personal El Pentgono llevaba varios aos
preparando una expedicin cientfica para la confeccin de un nuevo mapa de la Tierra
que ser treinta veces ms detallado que los ms precisos que existen actualmente. El
transbordador espacial Endeavour se puso en rbita el 11 de febrero de 2000 con seis
tripulantes. En varias jornadas de 12 horas de trabajo se toman datos estereofnicos de
la superficie de la Tierra con ayuda de un radar. El mapa resultante muestra la Tierra en
tres dimensiones. Su inters inmediato es militar y de espionaje. Esperamos que, a no
tardar este mapa ser puesto, al menos parcialmente, al servicio de otros fines, entre
ellos los relacionados con la elaboracin y realizacin de planes de desplazamiento
circulares.
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VII
MEDICIN DE LA DISTANCIA
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las diferentes unidades que lo integran, entre ellas el metro, pudiendo citarse como
hitos de relieve las conferencias de 1927 (VII), 1954 (X), 1960 (XI) y 1971 (XII).
Sin embargo, a pesar de tan reiterados esfuerzos para convertir el metro en la nica
unidad de longitud utilizada en todos los pases del mundo, an no se ha conseguido
su uso generalizado. Como se sabe, Estados Unidos, el Reino Unido y los pases de la
Commonwealth siguen utilizando, en parte, un sistema de unidades propio, anterior al
normalizado S. I. U.
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VIII
MEDICIN DEL TIEMPO
Calendarios
Adems de consumo de espacio, los desplazamientos en general y los circulares en
particular implican consumo de tiempo. La duracin en el tiempo se comporta como la
abscisa en el sistema de coordenadas en el que podra representarse un
desplazamiento circular. El tiempo (duracin) y el espacio (distancia y hbitat)
consumidos identifican el punto que refleja en dicho sistema el desplazamiento
concreto planificado/realizado.
El consumo de tiempo se mide por el intervalo que media entre el momento de salida
(origen o inicio del desplazamiento) y el momento de llegada al lugar en el que ser
satisfecha la necesidad que lo genera. En los desplazamientos circulares el sujeto que
se desplaza vuelve, por definicin, al lugar de partida. Este lugar se comporta no solo
como lugar de inicio sino, tambin, como lugar final del desplazamiento. El sujeto que
realiza un desplazamiento circular se ausenta del lugar en el que reside habitualmente,
pero solo de un modo transitorio o pasajero. La duracin del desplazamiento circular
equivale al tiempo de ausencia.
Desde hace al menos cinco milenios, el hombre cuenta con instrumentos de medida del
paso del tiempo ms o menos adecuados. El primero fue el llamado calendario. La idea
de formar un calendario ha sido una de las ilusiones ms persistentes de la humanidad.
Los primeros calendarios de los que derivan los actuales- se hicieron a base de la
contemplacin de las estrellas, dice el escritor cataln Josep Pla en Las horas (Destino,
Barcelona, 1994)
El calendario es una herramienta para medir el tiempo que surgi como respuesta a las
necesidades de los cultivos agrcolas agricultura Segn lo define The New
Enciclpaedia Britanica, un calendario es una agrupacin de das de un modo adecuado
para regular la vida civil y para la observancia religiosa as como para fines
historiogrficos y cientficos. El trmino deriva del latn calendarium, que significa
registro de inters o libro de cuentas y que deriva de calendae (o kalendae), nombre
del primer da del mes Romano, que era el da que se proclamaban los das de
mercado, las fiestas y otros eventos similares. Cada pueblo tuvo un calendario propio,
pero todos utilizaron el periodo de tiempo denominado ao. Un ao es un conjunto de
das. Los aos se dividieron en meses. El mes, como el ao, es una medida temporal
que deriva de la unidad bsica, el da.
Desde 1925, llamamos da al intervalo de tiempo que transcurre entre la media noche
y la que le sigue. Desde el siglo II d. C., hasta la fecha citada, los astrnomos
estuvieron llamando da al intervalo de tiempo que transcurre entre un meridiano y el
siguiente. La duracin del da es la misma en cualquier caso, pero desde que las
relaciones entre pueblos alejados entre s empezaron a ser frecuentes, gracias al
paulatino vencimiento de la distancia, se impuso adoptar una convencin clara y
terminante ya que de ello dependen numerosas cuestiones en las culturas avanzadas.
Entre las cuestiones que requieren adoptar una convencin universalmente aceptada se
encuentra la planificacin (produccin) y realizacin (consumo) de desplazamientos
circulares. Los establecimientos hoteleros siguen usando convencin antigua (de
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todo, los revolucionarios franceses fueron menos sabios que los conservadores
romanos (A. Toynbee, op. cit. en nota 2, vol. VII, 2 p. 386)
Teniendo en cuenta el carcter de institucin gubernamental del calendario, sus
primeros usuarios debieron ser, durante milenios, los reyes, los sacerdotes, los nobles
y sus servidores. Como ya he dicho, la generalizacin del calendario como
instrumento de la vida cotidiana de los ciudadanos debi de ser muy lenta, no solo por
la persistente y drstica divisin de las sociedades en clases dominantes y clases
dominadas sino tambin porque las tcnicas de reproduccin grfica fueron muy
elementales durante siglos. Ya me he referido a la evolucin seguida por los procesos
empleados para la fabricacin de papel y a la invencin de la imprenta. El primer
calendario moderno sali precisamente de una imprenta mecnica, la que regentaba
Gutenberg en Maguncia. Fue elaborado en 1447 y se refiere al ao 1448. Como se
sabe, fue en 1445 o 1446 cuando Gutenberg imprimi el primer libro. Desde entonces
los procesos de produccin no han dejado de mejorar y de abaratarse su elaboracin
gracias a la continua innovacin en soportes de todo tipo hasta llegar en nuestros das
a los magnticos y a su difusin electrnica. Digamos que hasta despus de mediados
del siglo XIX no se asiste a una progresiva generalizacin del uso de calendarios,
limitados hasta entonces a las clases ms altas de la sociedad y a las instituciones
gubernamentales y religiosas.
Relojes
El calendario debi bastar para planificar con cierta aproximacin la duracin
temporal de los desplazamientos circulares hasta la aparicin del reloj. El reloj es el
instrumento con el que medimos el paso de las horas del da. Los primeros relojes se
basaron en la sombra proyectada sobre una superficie plana por un cuerpo iluminado
por el Sol, generalmente una varilla inclinada situada sobre una superficie plana. El
reloj de sol fue conocido por los antiguos egipcios. El ejemplar que se conserva en el
museo de Berln lleva el nombre del faran Tutmosis III y tiene cerca de 3,5 milenios.
Tambin los babilonios conocan el reloj de sol. Algunos lo atribuyen a Bereso, que
vivi en Babilonia en el siglo VII a. C y fue, al parecer, quien lo llev a Grecia, donde
fue perfeccionado por Tales de Mileto. En el siglo III a. C. se introdujo en Roma.
Como durante la noche y los das nublados el reloj de sol no marca la hora, los
egipcios introdujeron ya en el siglo IV a. C. el reloj de agua o clepsidra. Platn lo
introdujo en Grecia y Escipin Nasica en Roma en el siglo II a. C. Los nobles
romanos se servan diariamente del reloj. Aristteles instal un reloj de sol en el patio
del edificio en el que imparta sus enseanzas a sus discpulos, entre los que se
encontraba el adolescente Alejandro, heredero del trono de Macedonia. En la
biblioteca que utilizaba para la formacin del prncipe y de sus selectos compaeros,
Aristteles instal un reloj de agua.
Los navegantes desarrollaron sistemas para calcular la hora sin necesidad de relojes.
Unos se utilizaban durante el da y otros durante la noche. El primero se basaba en los
rayos solares. Se debe a Iohanes de Monteregio y recibe el nombre de horscopo, y el
segundo en la estrella polar. En el libro segundo de la obra citada de Alonso de Chaves
se explican ambos mtodos. Desde entonces la inventiva tecnolgica en este campo ha
pasado por los relojes de aceite y de arena Los navegantes llevaban a bordo un reloj de
arena al que llamaban ampolleta. En el tratado segundo del libro primero de Alonso de
Chaves (ob. cit. p. 131) se hace referencia a este tipo de reloj, utilizado para mostrar la
hora del da y de la noche en todo tiempo y lugar, aunque sea en tiempo tempestuoso, lo
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cual es cosa muy necesaria y de mucho provecho en la navegacin, no solo para saber
las horas del tiempo que es ya pasado, mas tambin para medir el tiempo de las
singladuras y derrotas que son necesarias hacerse en la navegacin, y para repartir el
tiempo de las velas de la gente para la guardia de la noche que se hace. La frase
documenta la utilidad de los instrumentos que miden el paso del tiempo tanto para la
planificacin como para la realizacin de desplazamientos. El tratado primero del
primer libro de la obra citada se dedica precisamente al calendario, que no era otro que
el Romano, segn el uso y costumbre de la santa Iglesia de Sevilla. Adems de la
medicin del paso del tiempo, el calendario estaba destinado a indicar los das que la
Iglesia de Sevilla celebraba las fiestas de los santos que todo cristiano vena obligado a
guardar.
As se llega al siglo X de la era cristiana, en el que tiene lugar la invencin del reloj
mecnico, basado en una cinta de acero enrollada (muelle) que al ser soltada
regularmente acta sobre un juego de ruedas dentadas accionado por un pndulo. Este
instrumento es, si no el ms antiguo, s el ms sensacional, el ms sobrecogedor
invento de los hombres, reconoce Camilo Jos Cela. El reloj mecnico fue inventado
por el monje Gerberto (947 - 1003), que ms tarde fue papa con el nombre de
Silvestre II. Ya me he referido al generalizado inters que los relojes mecnicos
despertaron tanto entre las nobleza como en el pueblo llano, hasta el punto de
convertirlo en un objeto cuya posesin confera prestigio a la ciudad (relojes pblicos
en iglesias y consistorios), familiar (relojes domsticos) e individual (relojes de uso
personal). Pero desde su primera expansin en el siglo XII hasta la total
generalizacin alcanzada a mediados del siglo XX media casi un milenio de
perfeccionamiento y abaratamiento de costes de produccin.
Al referirse a la capacidad tecnolgica de China, Manuel Castells (Ob. cit. Vol. 1, p. 33)
afirma que hacia 1400, cuando el Renacimiento europeo estaba plantando las semillas
intelectuales del cambio tecnolgico, que dominara el mundo tres siglos despus,
China era la civilizacin tecnolgica ms avanzada de todas, segn Joel Morkyr (1990,
pp. 209 238). Los inventos clave se haban desarrollado siglos antes, incluso un
milenio y medio antes () Adems, Su Sung invent el reloj de agua en 1086 d. C.
sobrepasando la precisin de medida de los relojes mecnicos europeos de la misma.
Desde entonces hasta hoy se han dando pasos sorprendentes en el perfeccionamiento
del reloj hasta conseguir que midiera unidades de tiempo inferiores a la hora como el
minuto, definido como una unidad de tiempo sesenta veces menor que la hora, y el
segundo, definido a su vez como la unidad de tiempo sesenta veces menor que el
minuto. El segundo es la unidad de tiempo elegida por la X Conferencia General de
Pesos y Medidas (Pars, 1954). Los relojes ms avanzados hoy son los que utilizan la
energa atmica. No debemos descartar que se sigan dando nuevos avances en el
futuro previsible.
Al margen de la tecnologa relojera de punta, hay que decir que el avance ms
importante se dio hace unos cien aos, un avance ms social que tecnolgico, y que ha
consistido en que casi todos los hombres y mujeres lleven un reloj personal como
complemento habitual de su indumentaria, algo tan frecuente en nuestros tiempos que
puede hacernos olvidar que tuvieron que pasar muchos siglos antes de que fuera as.
En el pasado reciente los relojes personales solo eran posedos por gobernantes
polticos, jefes religiosos y, en general, por personas con alto nivel de renta. Hasta la
generalizacin de los usos domstico e individual de los relojes, la informacin sobre
la hora del da corra a cargo de los relojes pblicos instalados en los edificios civiles
y religiosos de las ciudades.
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Sin embargo, no bast con la generalizacin del uso del reloj a todos los niveles.
Como en el caso del calendario y el de los pesos y medidas, la progresiva
globalizacin de la humanidad necesitaba la adopcin de una convencin aceptada por
todos los pases. Todava en el siglo XVI, cada pas tena su propia forma de medir las
horas y de entender el da de veinticuatro horas. Algunos pases como Espaa
contaban las veinticuatro horas de un medioda al siguiente. Otros como Italia las
contaban desde una puesta del sol hasta la siguiente.
Combinemos los diferentes cmputos del tiempo de cada cultura con los diferentes
calendarios y los diferentes modos de cuantificar las horas del da y nos percataremos
de los inconvenientes que han existido hasta no hace tanto para la produccin y el
consumo de planes de desplazamiento circular. Solo as llegaremos a calibrar en toda
su importancia la funcin facilitadora que han tenido las convenciones adoptadas en
cada uno de los aspectos citados. El calendario gregoriano se acepta desde hace aos
como referencia de fecha (ao, mes y da) en casi todo el mundo. El establecimiento
de una convencin universal para el da y la hora ha sido ms tardo, pero en la
actualidad se ha impuesto el criterio de que las veinticuatro horas del da empiezan a
contarse a media noche. La eleccin del meridiano de la ciudad inglesa de Greenwitch
como meridiano cero ha permitido fijar husos horarios, sumando o restando horas
segn el lugar se encuentre al este o al oeste, respectivamente, del citado meridiano.
Los ltimos avances en la medida del tiempo se han dado con la aparicin del
cronmetro controlado y homologado por una comisin internacional de expertos.
Sometidos a diferentes posturas y temperaturas, los cronmetros son capaces de medir
el tiempo con una precisin casi absoluta. Se instalan en laboratorios especializados,
en observatorios astronmicos y en los medios de navegacin martima, area y
espacial. Queda aun un aspecto de inters a los efectos de la medicin del tiempo.
Como es sabido, la Tierra rota cada vez ms despacio. Al final de cada ao, los das
son alrededor de un segundo ms largos que al principio y cada cierto tiempo hay que
ajustar el sistema de cmputo. Es previsible que tal ajuste haya que hacerlo con mayor
frecuencia que hasta ahora. Los expertos creen que es aconsejable redefinir el
concepto de segundo. Este asunto se discuti a primeros de agosto de 2000, en la
Asamblea de la Unin Astronmica Internacional que tuvo lugar en Manchester.
Segn uno de los asistentes, el frenado constante del planeta obligar a aadir cada
vez ms segundos bisiestos y con mayor frecuencia, lo que traer problemas a los
sistemas de comunicaciones y de navegacin, algo que afectar, entre otras cosas, a la
elaboracin y a la realizacin de desplazamiento circulares sobre todo en los que se
dirigen al espacio extraterrestre.
No todo depende de los avances tecnolgicos en la medicin del paso del tiempo.
Tambin las convenciones son de enorme importancia en este campo.. El economista
espaol Josep M. Colomer recuerda que, en una gua turstica norteamericana de los
aos veinte del siglo XX, se incluyeron estas instrucciones: Al pasar la frontera de
Portugal a Espaa, usted deber cambiar escudos por pesetas y adelantar su reloj
veintin minutos... Al cruzar a Francia, deber cambiar pesetas por francos y adelantar
su reloj veintitrs minutos... Al llegar a la frontera con Italia, deber cambiar la
moneda por liras y adelantar su reloj treinta y ocho minutos. La variedad de los
cambos horarios de antao se deba a que cada Estado haba adoptado como oficial la
hora solar de la capital y las distancias entre Lisboa, Madrid, Pars y Roma no son
uniformes. Colomer termina diciendo: Actualmente, los costes de transaccin y
adaptacin horaria del viajero han desaparecido gracias a la implantacin de un
horario nico europeo (Ver J. M. Colomer, La hora del euro. El Pas, 3 de diciembre,
2001)
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IX
GUAS
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las advertencias de los peligros que pueden surgir en todo viaje como al natural deseo
de regresar al pas de origen que siente todo aquel que lo abandona.
Lo mismo cabe decir de los dos libros atribuidos a Homero: la Ilada y la Odisea.
Incluso de los nueve libros de la Historia de Herdoto de Halicarnaso. La Eneida de
Virgilio, imitacin de la Odisea, no deja de ser tambin un libro de viajes. Durante
milenios, los libros de viajes fueron las obras que se encargaron de transmitir los
conocimientos que los viajeros lograban gracias a su estancia en tierras lejanas,
empapadas de misterio, escenarios de hechos fabulosos y de civilizaciones arruinadas
o en todo su esplendor.
Hay que esperar a la llegada del Renacimiento para que surjan obras con la intencin
de transmitir conocimientos ms sistematizados, basados en el ejercicio de la razn y
al margen de las fantasas que tanto abundan en las obras de la Antigedad. Los libros
de viajes siguieron apasionando al gnero humano. Aun hoy, nutren uno de los
gneros ms cultivados en todos los idiomas del mundo.
En la Edad Media tenemos el libro sobre los viajes de Marco Polo, ya citado aqu, en
el que seguramente se mezclan hechos verdicos con la desbordante fantasa del autor,
un expediente al que siempre recurrieron los autores de libros de viajes y que
constituye una de las constantes del gnero. Segn el lcido comentario de Jorge Luis
Borges, Marco Polo saba que lo que imaginan los hombres no es menos real que lo
que llaman la realidad. Marco Polo incluye en el libro que dict a un compaero de la
prisin de Gnova, en la que estuvo recluido, comentarios sobre el estado de los
caminos, las costumbres y peculiaridades de la corte del Gran Kan, las maravillas
tanto vivas como monumentales de los pases que visit, la utilizacin de escoltas de
hasta doscientos hombres en ciertos desplazamientos, la existencia de mensajeros y de
casas de postas, el nmero de jornadas que se necesitan para cubrir determinadas
rutas, la ausencia de albergues que padecen algunas de ellas, lo imprescindible que es
ir provisto de agua al realizar desplazamientos, la descripcin de fiestas, la abundancia
de caza e incluso este interesante comentario sobre la prostitucin como servicio
pagado en los lugares con abundantes forasteros: Y tambin os digo que dentro de la
ciudad no osa vivir ninguna mala mujer de las que obran impuramente con su cuerpo
por dinero, sino que todas estn en los arrabales. Y habis de saber que son ms de
veinte mil las mujeres que pecan por dinero y aun os digo que todas resultan
necesarias debido a la gran abundancia de mercaderes y forasteros que acuden (a la
ciudad) de continuo.
No debo olvidar en esta relacin de manuales del viajero el Codex Calixtinus, para
algunos el primer libro de la historia realmente pensado como gua para quienes
planean hacer un desplazamiento (peregrinacin) al sepulcro del apstol Santiago el
Mayor en el Finisterre de Galicia. Desde la inventio del Sepulcro del Apstol en Iria
Flavia (ao 812), el Camino de Santiago fue una realidad poltica, geogrfica, cultural,
social y religiosa que goz de una muy intensa presencia en la vida de los europeos
de toda condicin entre los siglos IX y XVI. A partir del siglo XVII comenz a ser
solo un recuerdo del pasado hasta el punto de que se perdi la memoria del Sepulcro,
recobrada hace ahora algo ms de un siglo. En 1879 tuvo lugar la segunda inventio.
Con ella, el culto jacobeo volvi a recuperar sus latidos.
No solo los papas dieron a Santiago de Compostela su alto reconocimiento. Tambin los
monarcas de la Cristiandad, los monasterios y las Ordenes Militares distinguieron el
Camino con su ms encendida fe y lo hicieron objeto de su ms integral proteccin. El
obispo Teodomiro aval con su autoridad el prodigio de las luminarias nocturnas
avistadas por el ermitao Pelayo que dieron nombre al lugar (Campus Stellae,
Compostela). Su fe la transmiti al rey asturiano Alfonso II el Casto (759 - 842).
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aparicin del Codex hasta hoy la produccin de libros - gua fue y sigue siendo uno de
los ms dinmicos sectores de la prspera y tecnificada industria editorial del mundo.
Un hito destacable lo estableci la publicacin de la obra en tres volmenes del alemn
D. J. J. Volkmann Noticias histrico crticas de Italia, (Leipzig, 1770 71), obra que
contiene una exacta descripcin de este pas, de sus usos y costumbres, forma de
gobierno, comercio, economa, estado de las ciencias, y especialmente de las obras de
arte, con un juicio de las mismas. Todo ello recopilado de las descripciones de viajes
francesas e inglesas ms recientes y de las propias observaciones personales (ver Rafael
Cansinos Assns, presentacin de Viajes Italianos, J. W. Goethe, en Obras Completas,
Aguilar, Mxico, 1991). Puede decirse, contina Cansinos, que esa obra fue la gua de
viaje de Goethe, que este conoca por mediacin de su amigo Knebel.
Fue en el siglo XIX cuando aparecieron los libros gua que hoy conocemos. Los
primeros editores de guas fueron John Murray en el Reino Unido y Karl Baedecker
en Alemania. John Murray se desplaz por primera vez al Continente en 1829 con el
fin de completar su educacin. Como escribi ms tarde, lo hizo desprovisto de guas
a excepcin de unas cuantas notas manuscritas sobre ciudades y fondas que le facilit
su buen amigo el dr. Somerville, lo que indica que dedic tiempo, trabajo y tal vez
dinero a preparar su plan de desplazamiento. Fueron las dificultades que encontr a la
hora de hacer sus desplazamientos lo que le llev a recoger y sistematizar toda la
informacin que pudo. Dicho con sus propias palabras, todas aquellas informaciones y
estadsticas que un turista ingls puede tal vez necesitar.
Murray continu haciendo desplazamientos al Continente y recogiendo datos de
utilidad. Con ellos public a fines de 1836 el manual del viajero titulado Holland,
Belgium and the Rhine. Ante el xito obtenido, aos ms tarde public el manual
titulado France, South Germany and Swizerland. Estos dos manuales los escrbi l
mismo, pero pronto encarg los dems manuales publicados a especialistas como
Richard Ford (Spain), Sir Gardner Wilkinson (Egipt) o Sir Francis Palgrave (Nord
Italy). Las llamadas guas rojas de Murray se hicieron mundialmente famosas.
El ms importante competidor de Murray fue el alemn Karl Baedecker. Baedecker,
siguiendo la profesin de su padre, fund una librera y una imprenta en la ciudad
alemana de Koblenz en 1827. Aos ms tarde compr los derechos de una obra
titulada Rheinreise a su autor, un tal Klein. Baedecker rescribi personalmente esta
obra y la public en 1839 con un nuevo ttulo, Die Rheinlande. Siguiendo el mtodo
de Murray, Baedecker tambin realiz numerosos desplazamientos a fin de tomar los
datos que necesitaba para las guas que se propona publicar, para cuya cubierta
tambin eligi el color rojo. La primera gua Baedecker se public en 1839, tres aos
despus que la de Murray, con el ttulo Belgien und Holland, en el que se advierte su
clara intencin de competir con la gua de Murray relativa a dos pases comunes. En
1842 se public Handbuch und der sterreischichen Kaiserstaat (Viena), en 1844
Suddeutschland und sterreich, Ungarn und Salzburg y Die Schweiz, a la que sigui
en 1855 Paris und Umgebungen. Baedecker obtuvo tanto xito que continu
publicando guide books para nuevos pases tanto europeos como orientales y
norteamericanos con versiones en los principales idiomas (ingls, alemn, francs)
despus de patentar su mtodo.
El producto que el alemn Bernhard von Tauschnitz puso en el mercado no eran
precisamente guas sino libros de lectura para aprovechar las horas muertas de muchos
desplazamientos. En 1837 von Tauschnitz abri en Leipzig una imprenta en la que
cuatro aos ms tarde empez a publicar libros de lectura para leerlos en los
desplazamientos. Estos fueron los comienzos de la famossima coleccin de autores
ingleses que a mediados del siglo XIX ya haba alcanzado 2.600 ttulos. Von Tauschnitz
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tuvo tanto xito que se hizo millonario y hasta compr un ttulo nobiliario. Con sus
publicaciones provoc una autntica revolucin en las prcticas de los desplazamientos
ya que stos, que solan hacerse con algn acompaamiento, empezaron a hacerse cada
vez ms en solitario. El saba que los turistas tenan que soportar das lluviosos y
prepararse para atardeceres aburridos; matar las largas horas de espera en los
transbordos ferroviarios y combatir el demonio del tedio. Incluso si un extranjero se
mereca realmente el agradecimiento del ingls que hace viajes, se era el barn von
Tauschnitz.nLos datos sobre Murray, Baedecker y Tauschnitz los he tomado de la obra
de A. J. Norval. Norval, quien, a su vez, los tomo de las siguientes obras: Dictionary of
National Biography, Encyclopaedia Britanica, Chalmers Enciclpaedia: Winkler Prins,
Algemeine Encyclopaedi y Shand: Old Time Travel.
Las colecciones de guas iniciadas en la primera mitad del siglo XIX continuaron
publicndose durante la primera mitad del siglo XX, poca en la que aparecieron
nuevas guas editadas por otras empresas. Entre ellas debo citar Les Guides Bleus de
la editorial francesa Hachette.
A fines del siglo XIX, el escritor portugus Ea de Queiroz, que fue cnsul en
Inglaterra, incluy en uno de los artculos que public en la prensa de su pas, una
abrumadora referencia a los libros de viajes publicados en Londres en estas dos
ltimas semanas, copiada de dos peridicos ingleses que transcribo a continuacin:
Atheneum y Academy: Mi estancia en Medina, Entre las hijas de Han, En las aguas
saladas, Lejos en las Pampas, Santuarios del Piamonte, El nuevo Japn, Una visita a
Abisinia, La vida en el oeste de Irlanda, Por el Mahaka arriba y por el Barita abajo,
A caballo por el Asia Menor, Escenas en Ceiln, A travs de ciudades y prados, En mi
bungal, Huyendo para el Sur, Tierras del sol de media noche, Peregrinaciones en la
Patagonia, El Sudn egipcio, Tierra de los Manglares, A travs de la Siberia, Norks,
Lapp y Finn (dnde estar esto?, se pregunta con sorna el editor), Guerra,
peregrinaciones y ondas (qu ttulo, Dios piadoso!), La linda Atenas, La pennsula
del Mar Blanco, Hombres y cosas de la India, A bordo del Raposa, Sport en la
Crimea y el Cucaso, Nueve aos de caceras en Africa, Diario de una perezosa en
Sicilia, Al Oriente del Jordn.
A partir de la segunda mitad del siglo XX se asiste a tan descomunal aluvin de guas
que no resulta fcil mostrar su evolucin en el tiempo. Al llegar a las postrimeras del
ltimo siglo, las guas incorporan las recientes innovaciones en tecnologas de la
informacin y el mercado se inunda de guas audiovisuales en formato CD-Rom.
Con este novedoso tipo de guas se inicia una nueva poca en el largo proceso evolutivo
de las guas de viaje al facilitar de un modo integral todo aquello que realmente necesita
quien decide hacer un desplazamiento en nuestros das. Las guas en CD-Rom
incorporan la geografa, las costumbres y la historia de cada uno de los pases incluidos.
Estas nuevas guas llevan hasta sus ltimas consecuencias las tcnicas que inici
Herdoto de Halicarnaso con Los nueve libros de la Historia (fue Cicern quien nos
aclar que historia significa, precisamente, investigacin y verificacin, los dos
elementos con los que se deben elaborar las guas) en el siglo V a. C. (el siglo de
Pericles), tradicin que luego tantos eminentes viajeros cultivaron a lo largo de los dos
milenios y medio que han pasado desde entonces. Las obras de aquellos primeros
viajeros estaban destinadas a hacer partcipes a sus semejantes de los conocimientos que
los autores lograron alcanzar sobre el mundo a travs de sus viajes.
Como ya he dicho, los libros de viajes fueron los primeros textos utilizados para la
difusin del saber. Los viajes fueron el primer mtodo emprico utilizado por los sabios
de la Antigedad para conocer la realidad, un mtodo que hoy sigue siendo necesario,
pero ahora solo de un modo complementario, opcional y si se quiere ldico, gracias a
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los numerosos bancos de datos existentes y a las grandes facilidades que la era de la
informacin pone en nuestras manos.
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X
SEGUROS
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XI
DINERO Y BANCOS
Los primeros intercambios de bienes y servicios se hicieron en rgimen de trueque,
mercanca a mercanca. El precio de una mercanca se expresaba en unidades de
cualquier otra. No todas las mercancas fueron objeto de trueque. Solo se
intercambiaban las que suntuarias y las que tenan carcter simblico o sagrado. El
sistema no era flexible ni gil. Sus inconvenientes fueron cada vez ms palpables y no
es de extraar que, en estadios ms avanzados de las relaciones mercantiles, cuando el
intercambio se generaliz a todas las mercancas, se adjudicara a algunas de ellas la
funcin de medir el valor de las dems expresado en unidades. Las cabezas de ganado
cumplieron la funcin de medio de pago y por esta razn se habla hoy de pecunio (del
latn pecus, ganado) para referirse al dinero. Aparecieron as los primeros rudimentos
del dinero ligados a una mercanca concreta. Son muy variadas las mercancas que han
cumplido esta funcin en la historia. La seda fue usada durante muchos aos como
medio de pago Adems de las cabezas de ganado, las conchas marinas, los cigarrillos y
las onzas de chocolate, entre tras mercancas, han sido utilizadas como medios de pago
en el pasado.
La mercanca utilizada como dinero tena que tener algunas caractersticas, entre ellas,
alto valor intrnseco, ser fcilmente almacenable y ser fraccionable sin dificultad. Por
ello, se comprende que ya en la Antigedad estuviera bastante generalizado el uso de
los metales preciosos (oro y plata) como dinero: son fraccionables, son almacenables
y tienen alto valor de cambio incluso en cantidades muy pequeas. Para facilitar su
uso se opt por utilizar piezas relativamente normalizadas, con dimensiones y pesos
preestablecidos por el uso. De aqu a la acuacin de monedas no haba ms que un
paso. Las civilizaciones de la Antigedad contaban con cecas, establecimientos
dedicados al amonedamiento de oro, plata y otros metales. El uso de monedas no se
generaliz hasta el siglo VI a. C. Las monedas de oro y plata tenan el mismo valor
como dinero que como mercanca. A este tipo de dinero se le llama de pleno
contenido. El derecho de acuacin era libre y todas las ciudades del mundo con
entidad en el trfico mercantil lo ejercieron. Esta libertad dio pronto lugar a frecuentes
abusos que afectaron a la fiabilidad de muchas monedas.
Como medida frente a los abusos en el peso y en la ley de las monedas que circulaban
por el mundo civilizado durante los siglos pasados, en la Edad Media surgi la
profesin de los orfebres, expertos en el examen de monedas para determinar si tenan
el peso y la ley que decan tener. Como las monedas de oro y plata no son de fcil
transporte tanto por su peso, si la cantidad era grande, como por los peligros de robo
que su poseedor poda sufrir tanto en posadas y caminos, los orfebres ofrecieron un
servicio que cabe calificar de revolucionario. Nos referimos al servicio de depositantes
de monedas. El depositario reciba un certificado de depsito con el que en cualquier
momento poda recuperar las monedas depositadas en la casa del orfebre, quien se
encargaba de su almacenamiento y custodia.
Los certificados de depsito llegaron a utilizarse por sus poseedores como dinero ya
que pronto se emitieron al portador. El sistema evitaba pagar deudas o adquirir
mercanca en metlico. Al percatarse los orfebres de que los depsitos monetarios
no eran exigidos todos al mismo tiempo y que esto se traduca en que una parte
permaneca en su poder de un modo permanente, optaron por prestar dinero por medio
de certificados de depsito.
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Angel B. Sanz, en su obra Un banquero de finales del siglo XIX (Coleccin Gaceta
Financiera, Madrid, 1954) se refiere a los argentarii, que en el siglo III a. C.
realizaban en Roma funciones de banqueros aunque originariamente eran meros
cambistas de monedas: Realizaban depsitos, pagaban mediante orden escrita y
prestaban con inters. Suministraban dinero a sus clientes en Italia y cursaban rdenes
a las provincias romanas. No lo hacan fuera del Imperio. En Escandinavia y Ceiln
han aparecido monedas romanas, lo que hace suponer que se pagaban las mercancas
de aquellos pases en efectivo. () Afirma G. H. Stevenson en el captulo II, dedicado
a comunicaciones y comercio, de su obra The legacy of Rome lo siguiente: En
general, el comercio romano fue poco obstaculizado por dificultades monetarias..
De este modo naci la funcin bancaria moderna. Al mero depsito de dinero se uni
la capacidad de crearlo. Los certificados de depsito al portador son el antecedente
lejano de los modernos billetes de banco, siglos despus emitidos con la garanta
oficial de su convertibilidad en el banco central (emisor) de cada pas.
Angel B. Sanz (ob. cit.) cita la obra de J. H: Kramers The legacy of Islam, de cuyo
captulo III, dedicado a geografa y comercio, incluye la siguiente frase: Una prueba
de la importancia del trfico de esta regin es que el gegrafo Ben Hangal (975) dice
haber visto en Awdaghosht un cheque (que se deriva de la palabra rabe sark por la
suma de 42.000 dinares, a pagar en la ciudad de Sijilmaaza, en el sur de Marruecos, y
aade despus: Ya hemos habado del cheque al describir el comercio africano y las
palabras sinnimas, alemanas y holandesas (wechseh y wissel) son igualmente rabes;
tambin lo es el trmino aval.
Los bancos se generalizaron despus del Renacimiento, sobre todo en las ciudades
dedicadas al comercio (Gnova, Amsterdam y Venecia).
La convertibilidad del papel moneda termin siendo abandonada por casi todos los
pases del mundo. El ltimo en hacerlo fue el gobierno de los Estados Unidos. Hoy no
hay dinero signo metlico. Todo el dinero que circula en el mundo es dinero signo de
papel (billetes de banco) sin convertibilidad. Cuando se habla de dinero se emplea la
expresin fiducias, trmino que procede del latn fides, fe o confianza. El dinero
moderno es un documento especialmente impreso que circula por la fuerza de la ley
del estado que lo emite y cuenta con la confianza de los ciudadanos del pas emisor.
Fuera de cada pas puede no tener aceptacin el dinero emitido por un pas en
concreto. Para facilitar las transacciones internacionales existen las llamadas divisas,
billetes de banco de pases que cuentan con la confianza de los agentes del comercio
internacional.
Durante la Edad Media y el Renacimiento, la moneda ms aceptada
internacionalmente fue el florn holands, que fue sustituido por la libra esterlina hasta
los comienzos del siglo XX en que fue sustituida, a su vez, por el dlar de Estados
Unidos.
Doce pases de la Unin Europea han puesto en circulacin el euro, una moneda que
nace con vocacin de convertirse en una divisa mundial junto con el dlar En 1868
estuvo a punto de nacer la llamada Unin Monetaria Latina, un precedente directo de la
actual Unin Monetaria Europea. Aquella se plante alrededor del franco francs como
sta se ha basado en el marco alemn.
Los avances en las telecomunicaciones que hemos resumido antes han potenciado
hasta lmites insospechados las ya tupidas redes de ingresos y pagos realizadas por el
sistema bancario de los pases ms industrializados. La revolucin financiera que ha
tenido lugar a partir de mediados del siglo XX ha sido espectacular. Hoy ya es posible
hablar de un sistema financiero de dimensiones globales. En sus bases se encuentra la
progresiva liberalizacin del comercio internacional que sustituy a las de medidas
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XII
SEGURIDAD
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Tantos unos como otros dedicaban sus esfuerzos, como hemos dicho, no a dar
proteccin a los ciudadanos sino a velar por los privilegios del poder expresados en las
leyes. Hay que llegar a Grecia para encontrar los ms claros antecedentes de lo que
hoy entendemos por orden pblico y proteccin fsica de vidas y haciendas de los
particulares. En las ciudades griegas haba un poliarca designado por sorteo
mensualmente encargado de un cuerpo de guardianes cuya funcin era mantener el
orden callejero, la seguridad pblica y verificar la correccin de los pesos y las
medidas con los que se realizaba el mercadeo. Estos guardianes tenan atribuciones
para castigar a los delincuentes y para imponer multas.
El cuerpo romano de ediles fue creado por Numa con el encargo de mantener el orden
pblico en la Urbe, prestar servicios contra incendios, muy frecuentes en Roma, velar
por la limpieza de las calles y hacer seguros los caminos. Augusto sustituy este
cuerpo por 14 curatores, 424 stacionarii y 1.000 vigiles, cuerpos que prestaban
servicios contra incendios y de polica (orden pblico, lucha contra rebeliones,
persecusin de delincuentes) y control poltico social). Tambin el ejrcito tena
encomendadas misiones de vigilancia del orden interno adems de las clsicas de
defensa frente a agresiones exteriores y guerras de conquista.
Durante la Edad Media, los ejrcitos formados por caballeros y vasallos con los que
contaban los seores feudales, asumieron funciones militares y policiales, lo que
supuso un retroceso en los avances de separacin de funciones que haban conseguido
las ciudades griegas y el Imperio Romano.
Los verdaderos comienzos de la polica como hoy la concebimos (vigilancia del
cumplimiento de las leyes tanto en defensa de la sociedad como de la integridad fsica
de sus miembros) hay que buscarlos en Francia. Joseph Fouch (1759 1820), duque
de Otranto, fue nombrado en 1799 ministro de Polica del gobierno del Directorio que
se hizo cargo del poder despus de la Revolucin Francesa. Cuando Napolen
Bonaparte se apoder del poder mantuvo a Fouch en el ministerio de la Polica, un
cargo que ocup hasta 1810. Durante estos aos logr modernizar los criterios
organizativos y funcionales de la polica del antiguo rgimen. Desde entonces se han
ido mejorando ambos aspectos hasta llegar a nuestros das, en los que no se concibe
un gobierno moderno y eficaz sin cuerpos de polica dotados de avanzados medios
para asegurar el orden pblico tanto en las ciudades como en campo abierto y en todos
aquellos lugares en los que se da una afluencia masiva de personas (estaciones,
aeropuertos, mercados, estadios deportivos, centros de enseanza, museos, etc.)
Gracias a estos servicios, la proteccin tanto fsica y econmica tanto de residentes
como de forasteros queda garantizada a niveles inconcebibles hace unas dcadas.
Debido al fuerte incremento de la delincuencia que se registra en las megalpolis
modernas desde la generalizacin del consumo de alucingenos se ha impuesto la
necesidad de que numerosas empresas y comunidades privadas contraten servicios de
vigilancia y proteccin profesionales. Estos servicios privados refuerzan y
complementan los servicios pblicos. Como consecuencia de ello, las escoltas y los
guardaespaldas solo son hoy necesarios para las grandes figuras de la poltica y para
personas con altos cargos en empresas privadas. Tambin necesitan servicios de
escolta personas de gran popularidad o dueos de grandes fortunas. Los dems pueden
desplazarse por numerosos pases sin necesidad de estar protegidos por cuerpos
especiales privados.
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XIII
INTRPRETES
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universal porque la iglesia catlica lo tom como idioma propio. Tambin fue usado
como vehculo de entendimiento entre estudiosos y eruditos.
El desarrollo de los actuales idiomas modernos, muchos de los cuales proceden del
latn, tiene lugar a partir del siglo XII. El latn sigui utilizndose en el comercio, en la
diplomacia y en la ciencia hasta el siglo XVII, aunque cada vez menos, siendo
sustituido progresivamente por los idiomas modernos en todos los campos. El francs se
convirti en el idioma de la diplomacia y del comercio durante los siglos XVIII, XIX y
parte del XX. El italiano fue un idioma muy utilizado en todos los pases europeos
desde el Renacimiento como medio de comunicacin a efectos de arte y cultura.
Despus de la primera guerra mundial se impuso el ingls como idioma del comercio
internacional y de comunicaciones entre cientficos. A partir de la segunda guerra
mundial la hegemona del ingls es incuestionable. Hoy cumple la funcin de idioma
universal a todos los efectos, seguido a una distancia progresivamente acortada por el
espaol, aunque sin olvidar el enorme potencial del chino en el inmediato futuro.
Como muestra de los obstculos derivados de la existencia de diferentes idiomas en
materia de relaciones internacionales incluimos un prrafo tomado de la narracin de la
escritora britnica Virginia Woolf (1882 1941) titulada Una posada andaluza (Ver V.
Woolf: Viajes y viajeros, Plaza Jans, Barcelona, 2001): el tren lleg a la estacin (de
un pueblo de Granada que no cita donde qued interrumpido el servicio). Apareci
corriendo la inevitable multitud para contemplarnos, y se quedaron boquiabiertos
cuando enseamos la cuidada disposicin de palabras espaolas con que expresbamos
nuestro deseo de una posada. Una frase en un manual de conversacin es algo de una
naturaleza semejante a un monstruo extinto en un museo: solo los especialmente
iniciados pueden decirte si est emparentado con un animal vivo. De inmediato result
obvio que nuestro espcimen era extinto sin remedio, y aun ms se insinu la terrible
certeza de que tanto la naturaleza de lo que preguntbamos como la lengua en la que lo
hacamos eran ininteligibles.
Hoy nos puede resultar incomprensible que en 1905 nadie entendiera que la escritora y
su acompaante se vean en la necesidad de pernoctar en el pueblo hasta que el tren
reiniciara su marcha al da siguiente y que para ello preguntaban por un hotel, un
trmino internacional que todava era desconocido por los habitantes de aquel pueblo
andaluz. Los residentes desconocan las posadas. Ni la ayuda de los diccionarios ni los
supuestos conocimientos de francs de un empleado del ferrocarril sirvi para que los
nativos entendieran a los forasteros.
Desde hace al menos un siglo existen en numerosas ciudades servicio profesionales de
intrpretes y traductores desde de diferentes idiomas del mundo al idioma del lugar
visitado. Por otra parte existen diccionarios bilinges que ofrecen la posibilidad de
traducir un texto escrito en un idioma a cualquier otro. Incluso existen modernas
mquinas electrnicas que hacen lo mismo de un modo automtico. No cabe duda de
que la situacin actual, a efectos de las dificultades que las diferentes lenguas establecen
para los desplazamientos de un pas a otro, es hoy muy diferente a la del pasado no solo
remoto.
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XIV
METEOROLOGA
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XV
LOS QUE VENCEN LA DISTANCIA
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sin apoyos legales, al menos en las sociedades avanzadas. Amando de Miguel cuenta en
El miedo a la igualdad (Grijalbo, Barcelona, 1975) esta curiosa ancdota con motivo de
una famosa revuelta estudiantil en la Universidad de Columbia: Encerrados para
protestar contra la desigualdad y la represin de todo tipo, de repente se dieron cuenta
de una extraa divisin del trabajo que se haba producido: las chicas se ocupaban de
preparar los bocadillos mientras los chicos preparaban los carteles y discursos.
Excrecencias de la divisin del trabajo por gneros las habr sin duda en diferentes
pases y culturas. Su extraordinaria antigedad confiere una extraordinaria resistencia a
la institucin. Pero su demolicin hace tiempo que comenz y sin duda tiene los das
contados. Tampoco existe el rgido reparto de actividades por clases sociales propio de
las sociedades premodernas. De ambas instituciones tan solo quedan, como dira
Veblen, excrecencias o supervivencias que sin duda desaparecern en el futuro.
Las trabas y las rigideces de antao en materia de reparto de actividades sociales han
desaparecido, al menos en los pases ms avanzados. Pero existen hoy actividades
ociosas en el sentido originario? Y de existir, qu grupos sociales las realizan? La
respuesta requiere aplicar una visin retrospectiva desde sus orgenes.
Para ofrecer una visin retrospectiva de la distribucin del ocio y del negocio entre
gneros y clases sociales me basar en la definicin de cuatro grandes estadios. Para
ello utilizo un modelo extremadamente simplificado y del concepto de deriva, un
trmino procedente de la navegacin martima que est siendo utilizado con cierta
frecuencia por algunos socilogos. Con l se alude metafricamente a la evolucin no
esperada
que sigue algo o alguien provocada por fuerzas desconocidas o
ingobernables. Represento la evolucin de la sociedad por medio de cuatro derivas: la
biolgica, la econmica, la femenina y la masculina.
Deriva gentica
Los antroplogos sostienen hoy que la seleccin natural ha dejado de explicar por s
sola la aparicin hace casi 2,5 millones de aos de los seres humanos. Hoy se piensa
que tuvo que darse, adems, una imprevisible transmisin anormal o defectuosa de
pequeas porciones del cdigo gentico desde algn ejemplar de grandes simios a su
prole. Este fenmeno, que pudo haber tenido lugar hace unos diez o doce millones de
aos, es conocido por los expertos como deriva biolgica o gentica. Su primera
consecuencia fue un aumento de la biodiversidad. Gracias a ella apareci una nueva
especie, los ancestros inmediatos de la especie humana, sometida como las dems a las
leyes de la seleccin natural. Los homnidos legaron a la futura especie humana la vida
en grupos organizados, la cooperacin entre grupos diferentes y la exogamia. La
denticin definitiva se fue retrasando con el consiguiente aumento del periodo de la
infancia. Este hecho provoc el alargamiento de la unin procreativa de las parejas y
con ello se introdujo la divisin de tareas entre machos y hembras (Ver Jess Gonzlez:
Cazadores de la edad del hielo. En: Jess Gonzlez y Alfonso Moure: El origen del
hombre. Arlanza Ediciones. Madrid, 2000. La cuestin del origen del hombre y de su
comportamiento es, como se sabe, de extremada complejidad. Las teoras existentes
son no solo abundantes sino tambin a veces enfrentadas. Adems, en palabras del
citado Jess Gonzlez: la hominizacin no es un fenmeno repentino sino una
acumulacin gradual de cambios, con algunas aceleraciones y estancamientos.
El reparto de tareas por gnero forma parte, pues, de la herencia que recibi la especie
humana de sus antecesores. Los hombres se ocuparon exclusivamente de las actividades
que implicaran trato con seres animados, es decir, con otros grupos humanos y con los
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Cuadro 1
Modelo simplificado de la distribucin de las actividades de ocio y de negocio por
gneros en las sociedades arcaicas o primitivas
Hombres
Mujeres
Grupo 1.
Grupo 2.
Actividades
relacionadas
con
objetos.
Gestacin y cuidado de la prole. Satisfaccin
de necesidades vitales. Servilidad. Actividades
de negocio en el seno del hogar y entorno
inmediato
Fuente: Elaboracin propia con ideas de T. Veblen: Teora de la clase ociosa (1899)
Deriva econmica
Llamo deriva econmica al largo proceso a travs del cual tiene lugar un profundo y
significativo cambio en el seno de los juicios de valor relacionados con la riqueza en los
grupos humanos. El inicio del cambio es difcil de precisar.
Georges Bataille, inencasillable pensador francs (1898 1962), estuvo muy interesado
en el estudio de la alienacin del hombre, lo que le llev a cultivar de un modo muy
personal la antropologa cultural, de la mano, en un principio, de Michel Leiris y Marcel
Mauss. Sus aportaciones ms conocidas en este campo son La notion de dpense y La
parte maudite. La primera es un artculo de 1933 publicado en la revista trotskista La
Critique Social. La segunda es un libro publicado en 1949 por Les Editions de Minuit,
de Pars, editorial que public ambas obras juntas en 1967 (La parte maudite precd de
La notion de dpense). Hay versin espaola de esta edicin en Icaria, Barcelona, 1987
en traduccin ma. Georges Bataille sostiene que, en una fase avanzada de la
humanidad, el grupo vencedor dej de exterminar al grupo vencido para eliminar solo a
los machos adultos. Las cras y las hembras adultas eran incorporadas al grupo vencedor
en igualdad de condiciones. En un estadio posterior, el grupo vencedor renuncia a
exterminar a los hombres adultos y los incorpora, junto con todos los dems, a su propio
grupo. Aunque ahora, no en igualdad de condiciones sino en calidad de siervos.
Tan profundo cambio de comportamiento supone una clara superacin de la violencia
cruenta. Para Bataille se debe a la adquisicin del sentido del paso del tiempo por la
especie humana. Denominamos a este proceso deriva econmica porque dio lugar a la
aparicin de nuevas necesidades para cuya satisfaccin fue imprescindible ampliar las
actividades de negocio, el sistema productivo encomendado a las mujeres.
Asistimos al nacimiento de la sociedad de clases. Los miembros del grupo vencido
son obligados a las tareas de las mujeres del grupo vencedor. Los hombres vencidos
fueron degradados y obligados a la fuerza a realizar tareas femeninas.
Con la deriva econmica tiene lugar un nuevo avance en el proceso de
institucionalizacin de la sociedad cuyos efectos se acumularon al que abri la deriva
gentica: supuso el abandono por una parte del gnero masculino (los hombres del
grupo vencido) de ancestrales comportamientos cruentos y su sublimacin paulatina en
aras de un comportamiento acorde con los prolegmenos del principio de racionalidad o
de eficiencia econmica que estaba llamado a revolucionar la sociedad. Dicho de otro
modo, la explotacin de unos hombres por otros puede verse como un hito positivo en
el proceso de hominizacin (alejamiento del estado animal). Como afirma el ya citado
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Cuadro 2
Modelo simplificado del reparto de actividades de ocio y de negocio
en las sociedades premodernas
Gnero / Origen
Nobles
(descendientes del grupo de los
vencedores)
Hombres
Mujeres
Grupo 1.
Actividades relacionadas con
seres animados (guerra, caza,
pensamiento, juegos,
expediciones, hechicera,):
Honor, dignidad, violencia fsica.
Ocio filosfico o creativo. Los
espacios abiertos son su medio
vital
Grupo 2.
Esposas e hijas de los nobles:
Honor y dignidad derivados.
Ocio vicario. Cosificacin (la
mujer como objeto de lujo). Los
espacios cerrados o domsticos
son su medio vital
Siervos
(descendientes de los grupos
vencidos y sometidos por el
grupo vencedor)
Grupo 3:
Grupo 4:
a) Actividades relacionadas con Actividades relacionadas con
objetos (satisfaccin de
gestacin, con cuidado de la
necesidades inmediatas):
prole y con objetos (satisfaccin
generacin de utilidades.
de necesidades vitales):
Servilismo. Ocio vulgar y
Servilismo. Ocio vulgar.
vicario. b) particip. en activ. Actividades en espacios cerrados
De nobles: Honor y dignidad o domsticos
de nivel inferior. Actividades
en espacios abiertos
Fuente: Elaborada por el autor con desarrollos de T. Veblen (Teora de la clase ociosa) y de G. Bataille
(La parte maldita)
Las actividades sociales de ocio y negocio siguieron estando tan bien definidas como
rgidamente asignadas a los miembros de cada grupo en las sociedades premodernas.
Los grupos 1 y 2 han sido siempre minoritarios y los dos ltimos masivos. Los
miembros de cada grupo se insertan en una lnea imaginaria que va del primero (el
ms poderoso e influyente) al cuarto (el ms humilde y sometido). Los grupos 2 y 3
participan de las caractersticas de los dos grupos extremos: los miembros del grupo 2,
del poder del grupo 1, en virtud de una concesin graciosa, y adquieren el carcter de
trofeo y smbolo, reflejo del poder y la riqueza del seor, el signo externo de su ocio
ostentoso, a la cabeza de un nutrido cuerpo de servidores domsticos. Las mujeres del
grupo 2 reflejan al mismo tiempo de este modo la inferioridad intrnseca atribuida a
su gnero y realizan actividades de ocio vicario. Los miembros del grupo 3 participan
de la servilidad de los miembros del grupo 4, pero tambin del honor del grupo 1, con
cuyos miembros colaboran haciendo la guerra. La violencia y su ejercicio, la guerra,
sigue siendo la fuente suprema del honor, el poder y la riqueza.
La clase ociosa se corrompe y, como ya hemos apuntado, degenera, dando al trmino
ocio y a su derivado ociosidad sus significados ms deleznables, que fueron
intencionadamente utilizados para su descrdito por parte de la burguesa emergente.
La estructura social que acabamos de exponer simplificadamente estuvo en vigor
hasta la Revolucin Francesa. Las grandes revoluciones modernas (la industrial y la
burguesa) dan fin al Antiguo Rgimen en Europa y en Amrica. Con l tiene lugar la
definitiva entronizacin del principio de eficiencia o de racionalidad econmica que
llev a la destruccin del mundo seorial y del modelo social milenario que acabamos
de resumir.
La acumulacin de capital sustituy para siempre la acumulacin de honores
caballerescos. Las sociedades humanas dejaron de gravitar en el presente, bascularon
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los que el principio de eficiencia econmica, llevado hasta sus ltimas consecuencias
lgicas, ha conducido a que todos estemos, o lleguemos a estar, plenamente dedicados
a la produccin remunerada.
En consecuencia, no estamos en realidad ante una situacin que pueda dar lugar a la
bendicin o la maldicin. Ms acertado es pensar que la sociedad moderna ha
erradicado las actividades de ocio por su incompatibilidad con el principio de
eficiencia. Las ha sustituido por las actividades de tiempo libre27, plenamente
compatibles, stas s, con el mercado y con la produccin remunerada. XXXXX
Hombres y mujeres disponen hoy de suspensiones pasajeras y puntuales de la
actividad productiva porque as lo exige la eficiencia de las actividades productivas.
Solo a estas situaciones deberamos llamarlas tiempo libre. En la medida en que todos
seamos o lleguemos a ser productores todos tenemos, o tendremos, derecho a
consumirlas28.
En los centros de investigacin de pases avanzados hay estudiosos que se ocupan del
ocio y del tiempo libre, pero en realidad ms de ste que de aqul, con el acendrado y
el puntilloso pundonor del contable. Sus investigaciones resultan de especial utilidad
para la mejora del sistema productivo. Los poderes establecidos tienen necesidad de
conocer en detalle a qu dedican los ciudadanos el tiempo no reglado ni disciplinado
por el cumplimiento de las obligaciones laborales o sociales. La gobernacin de la
sociedad es viable cuando los productores se dedican a producir. En los momentos en
los que los productores no producen por alguna razn (por disfrute de un tiempo libre
o por desempleo involuntario, ambos en proceso de expansin) la gobernacin de la
res pblica se complica. Se impone, entre otras medidas, la cosificacin o
banalizacin del ocio, su conversin en tiempo libre, en un producto que, sirve para
recuperar las energas productivas perdidas o incorporadas a la produccin. Pues de
eso es de lo que se trata, precsamente. Ya que el tiempo libre est en franca expansin
y lo seguir estando, hay que evitar que no quede desvinculado, directa o indirecta, del
proceso productivo remunerado, generador de riqueza y de disciplina social. El ocio,
convertido de esta forma en tiempo libre al servicio de la produccin, no es ms que
un eslabn ms de la larga cadena del proceso de produccin para el mercado.
El sistema productivo debe su existencia a la necesidad de combatir la escasez de
recursos vitales. Es, pues, hijo del principio de eficiencia. Despus de un desarrollo
milenario ha logrado alcanzar tales cotas de xito que en los pases avanzados la
escasez ha sido sustituida por la abundancia. Segn el economista norteamericano
Galbraith, una parte del mundo vive hoy en sociedades ms que ricas opulentas. Lo
que no ha llevado an, ni previsiblemente llevar en aos, a la adaptacin de las
antiguas instituciones a la nueva situacin. Antes al contrario: el sistema se ha
comportado desde sus orgenes como un generador de nuevas necesidades que lo
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28
Existen en las sociedades modernas distinciones de clase basadas en las actividades de tiempo libre.
En clave de humor cido, Mximo publicaba en El Pas del 15 de julio de 2000 el siguiente dilogo
entre dos ejecutivos: -Adoro los weekends porque me voy a la segunda residencia y compro en las
grandes superficies. Yo, adems del shock shopping, hago jogging, juego padle y tras la siesta
relax, mi chapuzn o swimming me motiva y energiza para el top of the day:la barbacoa!. Supongo
que luego vendr el danzing y el cachondeo. Yo solo respondo del drink y de la msica. El glamur se
lo trae cada uno. -No te parece que somos un poco gilipollas?. Bueno, como todo el mundo, no?
No podemos entrar aqu en el problema del paro en general ni en el llamado masivo en particular. Tan
solo diremos que los parados aspiran a insertarse en el proceso productivo cuanto antes. Los poderes
pblicos se afanan por financiar cursos de reciclaje para parados de larga duracin, para jvenes que
an no han conseguido su primer trabajo y para mujeres que todava siguen dedicadas a sus labores en
el seno del hogar y aspiran a tener un trabajo remunerado. Ni los parados ni las amas de casa
consumen tiempo libre. Las amas de casa, porque no lo tienen, y los parados en contra de su voluntad,
porque no lo quieren.
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Las socilogas vascas expertas en estudios de ocio Mara Luisa Setin y Arantxa
Lpez (ob. cit.) se basan en Lewis y Weigert30 para distinguir tres tipos de tiempo
social a los que se atribuyen distintas caractersticas:
Tiempo organizacional, el dedicado a organizaciones o instituciones.
Normalmente coincide con el tiempo de trabajo remunerado, formacin y otras
obligaciones ajenas a la capacidad de decisin individual
Tiempo de interaccin. Es el tiempo que se dedica a las relaciones personales,
bien sean formales o informales (compromisos sociales, familiares) ()
pertenecer a una asociacin, formar una familia, o ser miembro de un equipo
deportivo de amigos
Tiempo personal. Es el tiempo libre de obligaciones que tiene el individuo
Setin y Lpez sostienen que solo este ltimo es el que se dedica a actividades de
ocio, al descanso, etc., () el que la persona tiene la libertad para decidir, en funcin
de sus gustos y de las actividades que le producen mayor satisfaccin.
Aplicando este enfoque, propio de la epistemologa individualista que hoy impera en
las ciencias sociales, corremos el riesgo de caer en el falso hedonismo del modelo
norteamericano de sociedad. Mantenindolo, perdemos de vista el ocio primigenio, el
que se concibe como un compromiso con el prjimo como el que caracteriz a las
clases ociosas de la antigedad. Estas clases realizaban, como hemos visto,
actividades tan provechosas para la sociedad como las que realizaban las clases
negociosas. Por ello, cindonos a la clasificacin anterior, creemos que la
recuperacin del ocio originario en las sociedades actuales, ms all del tiempo
personal o tiempo libre, el que se pone al servicio de la produccin, se encuentra
precisamente en la cantera del tiempo de interaccin, un tiempo que puede llegar a ser
tan comprometido como el tiempo organizacional, pero al margen del contrato laboral,
si se inserta en un contrato ms amplio al que podramos llamar social.
Las actividades de voluntariado en su ms amplio sentido (cooperacin con pases
desfavorecidos, ayuda a personas necesitadas, militancia en organizaciones
humanitarias y en partidos polticos y tantas otras) son la punta emergente de ese
iceberg de actividades de ocio creador al servicio de la sociedad que tal vez algn da
lleguemos a recuperar en toda su plenitud originaria31. Pero no hay que olvidar la
existencia de grupos sociales todava mayoritarios que tambin realizan actividades
que consumen tiempo de interaccin. Nos referimos a las amas de casa en general y a
todos aquellos que realizan actividades no remuneradas (gestacin y cra de la prole,
tareas domsticas, cuidado de enfermos, minusvlidos y ancianos).
A la luz del anlisis precedente, parece claro que estos grupos (voluntarios y amas de
casa) han logrado combinar en nuestros das parte de las actividades productivas de
las antiguas clases negociosas (las que antao se llevan a cabo en el hogar) con parte
de las antiguas actividades de la clase ociosa, las que estaban desconectadas del
negocio y hoy siguen desconectadas de la produccin remunerada. Tanto unas como
otras consumen un tiempo comprometido en el sentido interactivo de Lewis y Weigert
(en el caso de los voluntarios, por propia decisin y, en el de las amas de casa, por la
imposicin de instituciones sociales obsoletas pero aun en vigor). Las actividades de
ambos colectivos resultan, sin duda, de alto inters para la sociedad de la que forman
parte32. Si todo ello es cierto como parece, ambos grupos, al realizar trabajos
30
31
32
Lewis y Weigert: Estructura y significado del tiempo social, en : R. Ramos Torres (comp.): Tiempo y
sociedad. CIS. Madrid, 1992 (pp 89 131)
La llamadas obras de misericordia del cristianismo son un buen catlogo de actividades de este tipo.
De especial inters resulta la investigacin de la prof. Mara Angeles Durn publicada en la obra Los
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costes invisibles de la enfermedad. (Fundacin BBVA, Bilbao, 1999). En esta obra se cuantifican por
primera vez en Espaa las aportaciones de familiares y cuidadores a la atencin complementaria a
enfermos e incapacitados. Sin estas aportaciones, los servicios de la sanidad pblica espaola quedaran
colapsados.
33
Antes hemos dicho que la divisin del trabajo llev a que la primitiva produccin domstica rebasara
los estrechos lmites del hogar familiar. Al mismo tiempo, las actividades de la clase ociosa original
rebasaron tambin las fronteras de las familias de la nobleza dirigente para expandirse por las
instituciones de la sociedad moderna. El Estado hered el llamado monopolio de la violencia, la
atencin a los desvalidos y la administracin de justicia, entre otras tareas encomendadas a la antigua
clase ociosa. Numerosas fundaciones privadas, entidades formalmente sin fines de lucro, han asumido
otras actividades como el mecenazgo de las ciencias, de las artes, los deportes, las aventuras, los cultos,
etc.)
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Cuadro 3
Trabajo remunerado y vacaciones de mujeres en 1998 en la CAM
total
N
amas de
casa
ocupadas jubiladas
en paro
(1133)
(719)
(279)
(83)
(52)
Sin vacaciones
29,3
30,0
23,7
45,8
15,0
14,1
15,3
10,8
13,3
17,3
15,1
16,1
13,3
12,0
15,4
11,8
10,8
14,3
9,6
13,4
19,2
17,8
23,7
13,3
23,1
Trabaja ms en vacaciones.
6,6
6,1
9,3
3,6
3,8
Trabaja mucho ms en
vacaciones.
3,9
3,8
5,0
2,4
1,9
31,0
28,6
38,0
22,9
36,6
Fuente: Durn, M. A.: Economa, ideologa y ocio. Ponencia presentada en el 6 Congreso Mundial
de Ocio. Bilbao, julio. 2000
La tabla muestra claramente que ms de las dos terceras partes de las mujeres de la
CAM realizaban en 1998 trabajo no remunerado en el mbito domstico. De ellas, cerca
de la tercera parte no disfrutaron vacaciones y casi las dos terceras partes siguieron
trabajando igual o ms que cuando no estaba de vacaciones. Los datos son
especialmente expresivos de que la mayor parte de las mujeres no dispone de tiempo
libre en el sentido de tiempo personal, siendo por tanto para ellas algo de tipo ms
retrico que real el disfrute de vacaciones convencionales. Se dedican indudablemente a
realizar actividades de tiempo interactivo que, como ya hemos dicho, recogen las
caractersticas de la primigenia clase ociosa: rigidez en la dedicacin y provechosas para
la sociedad. No presentan, sin embargo, las connotaciones de violencia, dignidad y
honor que tenan aquellas, como tampoco aportan niveles de consumo similares.
Las mujeres de la CAM que realizan trabajos domsticos no remunerados, participan
con las siguientes caractersticas de las actividades de la clase negociosa del pasado:
rigidez en la dedicacin y productivas de bienes y servicios en el mbito del hogar.
Casi el 24% de las mujeres ocupadas en actividades remuneradas no tuvieron
vacaciones y las dos terceras partes trabajaron en el hogar igual o ms que fuera del
periodo de vacaciones. Este colectivo combina las actividades de tiempo organizacional
(trabajo remunerado) similares a las que realizan la mayor parte de los hombres, y como
ellos en mbitos extradomsticos, con las de tiempo interactivo, propias de las amas de
casa (trabajo no remunerado en el mbito domstico). Su situacin es, indudablemente,
an ms singular que las de las amas de casa en lo que concierne al llamado tiempo
libre o personal, un tiempo que tanto en el primer grupo como en el segundo brilla por
su ausencia.
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XVI
RESUMIENDO
Hasta aqu he mostrado la evolucin en el tiempo que han seguido los servicios o
tcnicas disponibles para vencer el obstculo de la distancia, uno ms entre los que
dificultan la satisfaccin de aquellas necesidades sentidas individual o colectivamente
por los humanos que exigen desplazarse de un lugar a otro. El sujeto que siente estas
necesidades, como he dicho en el captulo primero, planifica su desplazamiento
atenindose al Esquema Tcnico de Desplazamiento Circular, en cuyo punto se
enumeran los elementos o servicios que ha de utilizar para cumplir sus propsitos. De
acuerdo con la exposicin realizada en los captulos anteriores podemos dividir la
historia, a los efectos del vencimiento de la distancia, en los siguientes periodos
combinando la disponibilidad de servicios facilitadores, servicios incentivadores (para
estos servicios conviene ver el captulo IX de la parte segunda) y espacio o territorio.
Los periodos resultantes son al menos los siete siguientes:
Periodo I: Sedentarismo prehistrico.
Desde la aparicin de aldeas neolticas autosuficientes (aprox. en el milenio VII a. C.)
hasta el desarrollo de las grandes civilizaciones de la Antigedad (aprox. en el milenio
IV a. C.) Ausencia de elementos facilitadores. Los elementos incentivadores se
limitan a los que aporta la Naturaleza. Espacio vital extremadamente restringido. La
distancia es vencida exclusivamente por estrictas minoras muy poderosas.
Periodo II: Grandes Civilizaciones de la Antigedad.
Desde el milenio IV a. C. hasta la cada del Imperio Romano de Occidente en el siglo
IV d. C. Aparicin de los primeros rudimentos de una oferta de servicios facilitadores
(caminos, animales de carga, carros, embarcaciones de remo y vela, posadas y villas,
mensajera, seguros, dinero, cartografa, relojes y calendarios). Primeros estadios de
una incentivacin espontnea en ncleos habitados. Desarrollo de santuarios y
caldas. El espacio disponible se expande abarcando el territorio de Afrasia. El grupo
de quienes vencieron la distancia aumenta sensiblemente con respecto al periodo
anterior, pero siempre eran hombres pertenecientes a las clases dominantes.
Periodo III. Atomizacin del Poder en Occidente.
El periodo abarca desde la invasin del Imperio Romano por los pueblos brbaros
durante el siglo IV hasta el siglo XV (la llamada Edad Oscura o Media). Situacin
similar a la del periodo anterior en lo concerniente a la oferta de ciertos servicios
facilitadores (posadas, mesones, seguridad), desarrollo de la hospitalidad en
monasterios y conventos, mejora de otros servicios facilitadores (navegacin
martima, cartografa, calendarios, relojes, dinero y seguros) y empeoramiento relativo
de la oferta de servicios de transportes terrestres. La incentivacin experimenta una
cierta regresin con respecto al periodo precedente. Afrasia sigue siendo el espacio
disponible. El grupo de los que vencieron la distancia se amplia muy
significativamente. En este periodo abarca ya a los monjes y a los constructores de
edificios emblemticos. Tambin al final a los intelectuales y pensadores.
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