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BIBLIOTECA DEL SONETO

DE RAMON GARCIA GONZALEZ

Todos los sonetos que figuran en esta Biblioteca del S oneto han sido el resultado de
ms de cincuenta aos de trabajo de investigacin sobre el tema. Cuando comenc
esta Biblioteca del S oneto tuvieron conocimiento de ella los poetas al uso en la Espaa
de los cincuenta y sobre todos Gerardo Diego, que me animaron en esta incipiente
empresa. Por poner un ejemplo sobre Lope de Vega apenas se conocan por entonces
trescientos escasos sonetos, reunidos entre el mismo Gerardo Diego en 1.953 y
anteriormente en una publicacin conmemorativa del centenario sobre Lope en el ao
1.935 de Luis Guarner con quien ms tarde, por los aos setenta tuve ocasin de
hablar sobre el tema en Valencia, donde yo viva por moti vos profesionales, la obra
fue siempre bien acogida por los maestros de la poesa y sobre todo del soneto. Hoy en
el caso de Lope de Vega mi Biblioteca ha registrado ms de mil cuatrocientos sonetos
de dicho autor.
Desde los primeros sonetos copiados en mis cuadernos a golpe de pluma, a los ltimos
pasados en mi ordenador, de los originales, ediciones o antologas, a los ltimos
encontrados en Internet. Todos ellos han sido pasados endecaslabo a endecaslabo, o
en algunos casos alejandrino a alejandrino, con el fin de que todos tengan la
perfeccin que el Soneto exige. La mayora de las veces los errores encontrados, han
sido ms producto de los transcriptores que de los autores. Mi condicin de
Corrector de S onetos, me ha servido para poner en orden el conjunto de muchos
sonetos y darle la forma correcta.
Ejemplos de estos errores son: Cervantes, Lope de Vega,
Gngora, Medrano y muchos de los poetas actuales, poetas que por su condicin
de sonetistas perfectos eran incapaces de escribir un solo endecaslabo que no tuviera
la condicin de tal. El error siempre est en las personas encargadas de copiar de los
originales, que enmendaron, seguramente sin querer, el verso perfecto de el autor.
Esta Biblioteca del S oneto tiene la misin de divulgar si nimo
de ningn lucro uno de los ms grandes tesoros de nuestra poesa: El S oneto. Para ello
he contado con la Biblioteca Miguel de Cervantes como editores de mi proyecto. Y
como estimo que dentro de Internet, es la difusora cultural ms importante del mundo
de habla hispana, me siento honradsimo de colaborar con dicho proyecto universal.

ABAD, ISABEL
ABAD Y SORIA, ERNESTO
ABARCA DE BOLEA, ANA
ABARCA DE BOLEA Y CASTRO, LUIS
ABATEDAGA, OM AR JOSE
ABELITO
ABELLA CAPRILE, M ARGARITA
ABURTO URIBE, TERESA
ACACIO, JESUS
ACEVEDO, ALONSO DE
ACEVEDO, RUBEN EDUARDO
ACOSTA, AGUSTIN
ACOSTA, CECILIO
ACOSTA, DELFINA
ACOSTA, FRANCISCO
ACOSTA, IGNACIO MARIA
ACOSTA, JOSE LUIS
ACOSTA, JULIO FLORENCIO
ACOSTA, MARIA DEL CARM EN
ACOSTA, OSCAR
ACOSTA, SIM ON
ACOSTA NORIEGA, FEDERICO
ACUA, ANGELINA
ACUA, HERNANDO DE
ACUA, JOSE BASILEO
ACUA, MANUEL
ACUA, ROSARIO DE
ACUA DE M ARMOLEJO, LEONORA
ACUYO, FRANCISCO
ADAN, MARTIN
ADANEZ, ENRIQUE
ADET, WALTER
ADURIZ, RICARDO
AFAN DE RIBERA, ANTONIO
AGANZO, CARLOS
AGREDA Y VARGAS, DIEGO DE
AGUADO, JESS
AGUERA, MARI CRUZ
AGUERA, M IGUEL DE
AGUILAR BAON, ANGELA
AGUILAR Y ACUA, M ANUEL
AGUERO Y AGUERO, BRIGIDA
AGUERO Y AGUERO, FRANCISCO
AGUIAR, ADRIANO
AGUILAR, ANDRES
AGUILAR, GASPAR
AGUILAR, JUAN DE
AGUILAR, JUAN BAUTISTA
AGUILAR, MARCO
AGUILAR BAON, ANGEL
AGUILAR JURADO, JOSE
AGUILAR PIAL, FRANCISCO
AGUILAR POVEDA, LUIS

AGUILAR Y ACUA, M ANUEL


AGUILAR Y CORDOBA, DIEGO DE
AGUILAR Y TEJERA, AGUSTN
AGUILAS CABEZA, MIGUEL
AGUILERA, LEON
AGUILO, MARIANO
AGUILO, TOMAS
AGUINAGA, LUIS VICENTE DE
AGUIRRE, FRANCISA
AGUIRRE, IRENE M ERCEDES
AGUIRRE, JOSE M ARIA
AGUIRRE, JUAN BAUTISTA
AGUIRRE, M IRTA
AGUIRRE, SAUL
AGUSTI, IGNACIO
AGUSTINI, DELM IRA
AHUMADA, BERNARDINO DE
AHUMADA, FERNANDO
AILLO, JUAN DE
AIZPURO AIZPURO
AL HADED, ALI
ALABAA, TOMAS DE
ALARCON, ABEL
ALARCN, FELIX
ALARCON, FRANCISCO
ALARCON, PEDRO A.
ALARCON CRESPO, RAMON
ALARIO, M ERCEDES
ALAS, LEOPOLDO CLARIN
ALATORRE, CARLOS
ALBA, ARM ANDO J.
ALBADALEJO, MARIANO
ALBALA, ALFONSO
ALBAREDA, GINES DE
ALBARRACIN, RAMON
ALBEROLA, DOLORES
ALBERT, CARM EN
ALBERTAZZI AVENDAO, J.
ALBERTI, CARLOS A.
ALBERTI, RAFAEL
ALBERTI LEON, AITANA
ALBERTOS TENORIO, ERNESTO
ALBI, JOSE
ALBIOL, JUAN DE
ALCAIDE DE ZAFRA, JOAQUIN
ALCAIDE SANCHEZ, JUAN
ALCALA, RAFAEL
ALCALA VENCESLADA, A.
ALCALA GALIANO, ANTONIO
ALCALA Y HERRERA, ALONSO
ALCALA ZAMORA, JOSE
ALCALDE CARBAJO, CARM EN
ALCALDE SANCHEZ TOSCANO, JOSE M ARIA

ALCALDE VALLADARES, ANTONIO


ALCANTARA, JULIAN DE
ALCANTARA, MANUEL
ALCARAZ, RODRIGO DE
ALCARAZ MULA, PEDRO
ALCAZAR, ANTONIO
ALCAZAR, BALTASAR DE
ALCIDES ORELLANA, RENAN
ALCOCER OLMOS, GLORIA
ALCOLEA JIM ENEZ, JUAN JOSE
ALCOVER, JUAN
ALCUBEDO, VICENTE P. J.
ALDANA, COSM E
ALDANA, FRANCISCO
ALDAY, FRANCISCO
ALDECOA, IGNACIO
ALEGRE DEL REY, EM ILIO
ALEGRE HEITZMANN, ALFONSO
ALEGRET, VIVIANE
ALEIXANDRE, JOSE JAVIER
ALEIXANDRE, VICENTE
ALEJANDRE, ARTURO
ALEJO, FELIPE
ALEJO, JUSTO
ALEM AN, HUGO
ALEM AN, LIDICE
ALEM AN, M ATEO
ALEM AN DE BRAND, M ARIA JULIA
ALEXIS ALVAREZ, RAFAEL
ALFARO, ALONSO DE
ALFARO, JOSE M ARIA
ALFARO, JUAN MANUEL
ALFARO, RAFAEL
ALFARO, TOMAS
ALFONSO, DOMINGO
ALGECIRAS, GERM AN
ALMAGRO, RAM ON DE
ALM EDA, ANTONIO
ALM EIDA, GUILLERM O DE
ALM EIDA, JUAN DE
ALM ELA Y VIVES, F.
ALM ENDRO, ELOISA
ALM ENDROS AGUILAR, ANTONIO
ALM IRA PINAZO, CARLOS
ALMUDEVAR, ONOFRE
ALONSO, DAMASO
ALONSO, ENRIQUE
ALONSO, JOSE VICENTE
ALONSO, JUAN BAUTISTA
ALONSO, M ANUEL A.
ALONSO, ROBERT
ALONSO RODOLFO
ALONSO ALCALDE , M ANUEL

ALONDO BARTOL, GONZALO


ALONSO CORTES, CARM EN
ALONSO CORTES, NARCISO
ALONSO DE BONILLA
ALONSO DE LEDESM A
ALONSO DE M OLINA
ALONSO DE PARRAGA, LUIS
ALONSO DEL CASTILLO, NARCISO
ALONSO GAMO, JOSE M ARIA
ALONSO RODRUGUEZ, BLANCA MARIA
ALONSO RUIZ, FRANCISCO
ALONSO Y PACHECO, M ANUEL A.
ALPANSEQUE BLANCO, A.
ALPOSTA, LUIS
ALPUENTE, MONCHO
ALTAHUS, CLEM ENTE
ALTAM IRA Y CREVEA, RAFAEL
ALTAM IRANO DE RIVADENEIRA,
ALTERIO L., JOSE GUILLERM O
ALTET Y RUATE, BENITO
ALTOLAGUIRRE, M ANUEL
ALVAR, M ANUEL
ALVARADO DE RICORD, ELSIE
ALVARADO DE TORO, BERNARDINO
ALVARADO ZAPATA, JOSE
ALVAREZ, CARLOS
ALVAREZ, DOM INGO
ALVAREZ, FRANCISCO J.
ALVAREZ, ISVAN
ALVAREZ, JOSE M ANUEL
ALVAREZ, MARIA DE LA FE
ALVAREZ, M IGUEL
ALVAREZ, M IGUEL DE LOS SANTOS
ALVAREZ, NIEVES
ALVAREZ, RAFAEL JOSE
ALVAREZ, ROSA ELVIRA
ALVAREZ LVAREZ, ANTONIA H.
ALVAREZ CRUZ, LUIS
ALVAREZ DE CIENFUEGOS, NICASIO
ALVAREZ DE LUGO, PEDRO
ALVAREZ DE SORIA, ALONSO
ALVAREZ DE SOTOM AYOR, MARUJA
ALVAREZ DE TOLEDO, GABRIEL
ALVAREZ DE VELA SCO Y ZORRILLA F.
ALVAREZ FRANCO, ELIZABETH
LVAREZ GALVAN, JOSE MARIA
ALVAREZ GONZALEZ, JOSE
ALVAREZ HENAO, ENRIQUE
ALVAREZ HIDALGO, FRANCISCO
ALVAREZ LENCERO, LUIS
ALVAREZ PANDO, ANGEL
ALVAREZ PEDRAZA, JESUS
ALVAREZ PIER, LUIS

ALVAREZ PONCE DE LEON, GRISELDA


ALVAREZ QUINTERO S. Y J
ALVAREZ ROBLES, M ARIANO
ALVAREZ RODRGUEZ, JOSE
ALVAREZ SAENZ, FELIX
ALVAREZ SANCHEZ-SURGA R.
ALVAREZ SANTULLANO, JOSE
ALVAREZ SERRANO, RAM ON
ALVELO LARRIBA, ALFREDO
ALVIA, FRANCISCA
ALVIA DE CASTRO, FERNANDO
ALZATE NOREA, LUIS
ALLANA ZURITA, CARM EN ADRIANA
ALLENDE, EDUARDO
ALLENDE IRAGORRI, TOM AS
ALLER, CESAR
ALLISON, M ARIA ESTHER
ALLUE Y M ORER, FERNANDO
AM ADEUS
AM ADO M ACIAS, SILVIO
AM ADO M ELO, ENRIQUE
AM ADOR DE LOS RIOS, JOSE
AM AT, ENRIQUE
AM AT, FRANCISCO
AM AYA, AM ILCAR
AM AYA, PABLO J.
AM AYA, RAFAEL A.
AM AYA AMADOR, RAM ON
AM BER, ANGELES
AM BITE SANCHEZ, M ANUEL
AM IEVA, CELSO
AM ITRANO, CLAUDIO
AM O, LUIS DEL
AM ON, SANTIAGO
AM OR ENTINTADO
AM OR, GUADALUPE
AM OR M EILAN, MANUEL
AM ORES, TEOFILO
AM OROS, AMPARO
AM OROSO, ALBERTO GUSTAVO
AM OS DE ESCALANTE
AM YR
ANA MARIA
ANA M ERCEDES
ANADON, ANTONIO JOSE
ANCLO LARRIVA, ALFREDO
ANDOLFI, LUIS
ANDRADA, FRANCISCO DE
ANDRADE, O.
ANDRADE RIO, GERVASIO
ANDRADE Y BENAVIDES, LUCAS DE
ANDRES, JUAN FRANCISCO
ANDRES Y CORDERO, CESAR

ANDUGAR SANTOM ERA, JULIAN


ANGEL
ANGELL DE LAMA, LUIS FELIPE
ANGULO Y GURIPI, JAVIER
ANGUITA, EDUARDO
ANGUITA Y M ONGIA, PEDRO
ANGUIZOLA, SANTIAGO
ANGULO Y PULGAR, M ARTN
ANGULO Y VELAZQUEZ, ISIDRO
ANNIA
ANONIMOS
ANSELM I, LUIGI
ANTELO, MAYDA
ANTEQUERA Y CASTRO, JOSE
ANTN CISTUE, CRISTINA
ANTON DEL OLM ET, CASILDA
ANZOATEGUI, IGNACIO B.
AEZ, JACINTO
APANECA
APARICIO, ANTONIO
APARICIO PANEQUE, M ANUEL
APONTE, ADOLFO
APOSTOL, CECILIO
AQUINO, FRANCISCO
ARABENA HERM ELO, WILLIAM S
ARABID CANTOS, MANUEL
ARACELI, GABRIEL
ARAGON Y M ENDOZA, JACINTO
ARAGONES, FERNANDO
ARAGONS, JOSEPH
ARAGONES, JUAN EM ILIO
ARAM BURU, JOAQUIN NICOLAS
ARAM BURU, LUIS
ARANA, FELIPE N.
ARANDA M ERCHAN, M IGUEL
ARANDA Y PONTE, FRANCISCO
ARANZADI, IIGO DE
ARANGO, RODOLFO
ARANGO Y ESCANDO, ALEJANDRO
ARANGUREN, FRANCISCO DE
ARAQUE SANCHO, LUIS
ARAUJO, CARLOS
ARAUJO COSTA, LUIS
ARAYA, CARLOM AGNO
ARBELOA, VICTOR M ANUEL
ARBOLEDA, JULIO
ARCAINA, FELIPE
ARCE, HOM ERO
ARCE, MANUEL
ARCE, PEDRO DE
ARCENSIO, JESS
ARCINIEGAS, ISM AEL ENRIQUE
ARCO, JORGE DE

ARCO Y MOLINERO, ANGEL DEL


ARDILES, M IGUEL
ARDOY SANCHEZ, PEDRO
ARELLANO, M ARCOS
ARENAS, REINALDO
AREVALO, ANTONIO
AREVALO, JOSE M ARIA
ARVALO M ARTINEZ, RAFAEL
AREVALO SOLIVERES, ALICIA BEATRIZ
ARGENSOLA, LUPERCIO LEONARDO
Y BARTOLOM
ARGILAGOS, RAFAEL G.
ARGUELLES BRINGAS, ROBERTO
ARGUIJO, JUAN DE
ARIANRHD (SEUDONIMO)
ARIAS, JUANJO
ARIAS DE LA CANAL, FREDO
ARIAS GIRON, FELIX
ARIAS MONTANO, BENITO
ARIAS SOLIS, FRANCISCO
ARSTIDES, CESAR
ARITA, CARLOS MANUELATAIDE
ARIZAGA, RAFAEL M ARIA
ARJONA, M ANUEL M ARIA DE
ARJONILLA TERRERO, M ANUEL
ARM AS Y COLON, AUGUSTO DE
ARM AS Y COLON, RAM ON DE
ARM IJO, ROBERTO
ARNAO, ANTONIO (ESPAOL)
ARNAO, NICOLAS (CUBANO)
AROCA, PILAR
ARQUILLO GAM EZ, MANUEL
ARRABAL, FERNANDO
ARRAM BIDE, JUAN M. DE
ARRANZ GALIANO, ARTURO
ARRATIA, RICARDO
ARREAZA CALATRAVA, JOSE TADEO
ARREOLA, JUAN JOSE
ARRIAZA, JUAN BAUTISTA
ARRIAZA, RAFAEL MARIA
ARRIETA, RAFAEL ALBERTO
ARROITIA JUREGUI, MARCELO
ARRUE DE M IRANDA, LUZ
ARTEAGA, INARDA DE
ARTEAGA ALEM PARTE, DOMINGO
ARTECHE, M IGUEL
ARTEGA, JUANA DE
ARVELO LARRIVA, ALFREDO
ARZE BASTIDAS, ELIAS
ASBAJE, JUAN DE
ASENSI M AS, RAM ON
ASENSIO, D. V.
ASENSIO, M ARIA ANGELES

ASIAIN, AURELIO
ASSEF, PEDRO ALBERTO
ASTETE DE M ONROY, JUAN
ASTORGA, SERGIO
ASTURIAS, M IGUEL NGEL
ASUEROS HERNNDEZ, JESS RICARDO
ATAIDE Y SOTOM AYOR, FRANCISCO
ATENCIA, MARIA VICTORIA
AUB, M AX
AUGIER, NGEL
AUGUSTO, M ANUEL
AULEDE Y M IRAFLORES, REFINGIO DE
AUM ENTE, JULIO
AUSTRIA, CARLOS DE
AUSTRIA, GUILLERM O
AVALOS Y FIGUEROA, DIEGO DE
AVELLANEDA, FRANCISCO DE
AVILA, JOSEPH ANTONIO
AYALA, AGUSTN
AYALA, GONZALO DE
AYALA, ENRIQUE
AYALA MONTORO, MARIBEL
AYGUALS DE IZCO, WENCESLAO
AYLEN, HERNAN
AYLLEN FLORES, ANGIE
AYM ARA, DIONISIO
AYM ERICH, JUAN
AYROLO CALAR, GABRIEL DE
AYUSO, CESAR AUGUSTO
AYUSO, LEOPOLDO
AZA, VITAL
AZCOAGA, ENRIQUE
AZACONA, MARIA CRISTINA
AZCUY LABRADOR, ADELA
AZNAR, JOAQUIN
AZOFEIFA, ISAAC FELIPE
AZUAR CARM EN, RAFAEL

AUTORES
ABAD, IS ABEL
Espaa. Barcelona. Siglo XX
Estudios de Filologa Clsica.
Poeta encontrada en Internet.
AYER, UNA CORONA DE AGUA
De una corona de agua, en la otra vida,
cuando era nieve despertar y plata
morirse poco a poco en cada mata
de la montaa del amor mordida.
Cuando llorar era una rosa hundida
en la total pasin que el mar desata
y, estrecha de esperar, fui catarata,
de una corona de agua fui encendida.
Y me qued a la sombra de esa calma,
hasta que hendiste su dorado velo
y de aquel pozo te alejaste esquivo.
Ya herido el ruiseor en que no vivo,
qu ms me mientes, Dios, si en ese vuelo
perd tormenta, azalera y alma?
TAN ANCHA ERA LA NOCHE
Pude romper el alba, anochecida,
amamantar palomas en mi pecho
seducir la maana por despecho
a todas las cascadas de mi herida.
Parecerme al otoo, tan llovida,
enjaezarme de m, yegua o barbecho,
tan ancha era la noche y tan estrecho,
el trnsito de tu alma por mi herida.
Ya pedazo de luz, mas no lucero,
o azul tobillo de sirena triste,
aprend el mar de tu bogar primero.

Toro que el rojo del amor embiste,


despus de abrirme arena y tentadero,
de mi hlito en la boca amaneciste.
S I HAY MUERTE ENAMORADA
Si hay muerte enamorada, si hay mortaja,
capaz de cautivar con su tristeza,
es que yo soy el velo y la pureza
que oculta en beso, abrigar tu caja.
Y, si hay aurora donde el polvo baja
a herir de sueo lo que fue belleza,
yo morder en la nada la cereza,
boca de ti, ya para siempre alhaja.
Cuando la sombra gritar clemente
qu desamparo le ha nacido al pecho
porque no hay cauce para nuestra fuente,
una tierra que en su cobijo estrecho
a una mujer y a un hombre y, aunque ausente,
hiera la luz su corazn deshecho.
FUGITIVA LUZ
Tibio helecho de luz, miel impaciente,
candela herida que al quemar te abrasas,
noche de m, que por mi aliento pasa
sin la luna del beso, esquivamente.
Otoo est en mi boca, y de repente
te pronuncio ciprs y me traspasas
el cielo d esperarte, porque arrasas
con tu alto amo oscuro mi simiente.
Debajo de tus ojos, un jilguero
rompe la sangre que al morir el da
de tu hoguera a la ma recupero.
Y una cierva en tu cuerpo, todava
se asusta cuando digo que te quiero,
pero me busca enamorada y ma.
ABAD Y S ORIA, ERN ES TO
Mxico. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.

SONETO
Ideal es la palabra incomprendida
que no deber, ni amor, ni pensamiento
efmero y fugaz. No es como el viento;
es gota pertinaz y repetida.
Ideal es la expresin enaltecida
de los grande y eterno; es el aliento
volitivo incapaz de agotamiento;
es ego que supera la dormida.
Esperanza tan azul y tan fraporque es fuente de interna algaraba
y supremo dominio de s mismo.
Ideal, que desde el fondo del abismo
nos acercas a Dios: son tus senderos
titilantes escalas de luceros!
ABARCA D E BOLEA, ANA FRANCIS CA
Casbas de Huesca. Huesca. 1.623-fines XVII
Religiosa.
SONETO A LA MUERTE
DEL PRINCIPE BALTAS AR
Lapidario sagaz, duro diamante
labra, resiste firme al golpe fiero,
telo en sangre y pierde aquel primero
rigor a la labor menos constante.
Contra Carlos el mal no era bastante,
que queda al golpe cual diamante entero,
telo en sangre amor, y el mal severo,
sujeta con amor aun hijo amante.
El mal lo agrava y el amor lo aflige,
aqul pide remedio, ste no tiene,
y quien conoce aqul a ste no alcanza.
No rige el mal, que amor de madre rige,
y Carlos por amor a perder viene
la vida en flor, y Espaa la esperanza.
SONETO A UNA PENITENCIA
A Fenisa aplicaba el labio y boca

al prpado siniestro con cario,


Anarda, y acechndola el dios nio,
a envidia fiera el caso le provoca.
Las flechas arroj y con furia loca
dijo: Pirdanse ya las que yo cio,
pues con pena mortal el pecho tio
en rabia tal que en ansias le sofoca
Apellida venganza el dios alado,
nuevas armas previene en su defensa,
ostenta su poder y rabia ardiente
y dice: Pues Fenisa me ha abrasado,
Anarda misma vengar mi ofensa
lastimndola el prpado su diente
SONETO CONTRA LAS MUJERES
S oberbio el huracn y embravecido
se muestra con las nubes justiciero.
Altivo, con sus olas, el mar fiero
riquezas y valor ha sumergido.
Del voraz elemento esclarecido
es cruel el fulgor ms lisonjero.
Y de Telus lo grave y lo severo,
por inconstante, viene a ser temido.
Iras ostenta, si feroz, altiva,
con su saa, la fiera venenosa
(tal muriendo porque nadie viva).
Pero furia ms fiera y ponzoosa
es la ira de la mujer esquiva
que es sierpe, es furia y amistad daosa.
SONETO
Atlante fuiste, oh dichoso mozo!,
del mismo cielo, bajo blanco velo,
que, a letra vista, pagar tu celo
aunque ahora se viste de rebozo.
Si al querub inflamado le es gran gozo
el servirle de solio all en su cielo,
t, que remontas ms tu ufano vuelo,
cunto mayor les debes alborozo!
Canten tu dicha desde el Indo a Es paa

pues, por ti, gloria adquiere Zaragoza,


donde el cielo ha vertido perla tanta,
donde pre vi gozoso tanta hazaa,
y que del S ol es poca la carroza,
con la tuya, que a triunfos te levanta.
SONETO A UN RETRATO DE LA REINA
NUES TRA S EORA
Retricos pretenden los colores
persuadir a los ojos su fineza,
caros siendo a la mayor alteza,
que del arte aniquila los primores.
Peor al amor acuden por favores
para poder copiar una belleza
temiendo de lo hermoso la grandeza,
que, aunque anima, fulmina mil rigores.
De Mariana mirando el candor puro
el Cuarto S ol de Espaa en el traslado,
reverberando en s las luces bellas
de la que es de su amor puerto seguro
(y con ser mucho menos lo pintado),
no han de ser ms seguro las estrellas.
SONETO FUNEBRE
Canten tu amor, oh prncipe glorioso!,
en los remotos trminos de Espaa,
pues tu cario y tu fineza extraa
te previenen aplausos de dichoso.
Timbre ser que te haga ms famoso
porque el materno amor que te acompaa
turismo ser ilustra en tanta hazaa
como es morir de amor tan carioso.
Tu muerte fue de amar, como se ha visto.
Tanto puede en tu pecho una memoria
que an no te libra del amor previsto.
Oh prncipe leal!, tu fe notoria,
prmiela de su mano el mismo Cristo
dndote la corona de su gloria.
ABARCA D E BOLEA Y CAS TRO, LUIS

Espaa. Huesca. Siglo XVII


Poeta. Marqus de Torres, Conde de las
Almunias, Caballero del Hbito de S antiago.
SONETO
Tus brillantes, y tersas narraciones,
han de ser de los Doctos aplaudidas,
porque estn con ornato enriquecidas,
de rumbosas, y agudas locuciones.
Con armonioso adorno las compones,
dndoles de conceptos dulces vidas,
donde contemplo con primor unidas,
Humanas, y Divinas atenciones.
Galn a un mismo tiempo, y entendido,
fertilizas del Ebro las corrientes,
dejndole tu Lira suspendido.
Vive Feliz, edades Excelentes,
y exento de los riesgos del olvido,
tus prendas le veneren, Eminentes.
A ALONSO PEREZ, PAD RE DEL DOCTOR
JUAN PREZ D E MONTALBN
Virtud ha sido tuya, que mejora
el dolor que de Padre experimenta
este afecto que prvido calienta
una ceniza que lo fue a deshora.
Cuando la noche vale por Aurora,
corrida est la educacin atenta,
y al ejemplo sintindose violenta
la juventud desprecia lo que ignora.
Aunque te admito con semblante ajeno
de los que el alma no reparte enojos,
bebindose hasta el ltimo veneno.
No siente los cordeles menos flojos
el ansia impa de un sufrir sereno,
que no llora el valor hacia los ojos.
ABATED AGA, OMAR JOS E
Argentina. Crdoba. Siglo XX.

S UEO DE PAJAROS
Arrebato de sueos sin prestancia
de esfumados colores y linaje.
Estructura sin orden ni andamiaje
donde adquieren, los duendes, importancia.
Avance de felina relevancia
con bostezo de grises, como traje...
un silencio de hojas... y el celaje
del espacio, cansado de distancia.
Por senderos oscuros y nubosos
annimas angustias se desplazan.
Taciturnos delirios fabulosos
se entremezclan con brumas de alboradas.
Sueo quieto de pjaros umbrosos
arropados por plumas erizadas.
ES PEJOS
La noche se rompi en aquel instante
del ltimo fulgor del viejo da
y de musas de eternas utopas
que ambulaban etreas e insinuantes.
En penumbra, con manto de diamantes,
un destello fulgente apareca,
era luz de radiante alegora
iluminando un mundo delirante.
Realidad emblemtica y constante
en su calma, tranquila, se meca...
Entre grises vapores intrigantes
se asoma la certeza y desafa:
no hay mentiras, traiciones ni mutantes
Tan slo la verdad...es Poesa!
NOCTURNO
Crepsculo de vida hace su ingreso
en la tarde de horas sin presente,
pinceladas de ail opalescente
imponen sus azules con exceso.
De pronto hace irrupcin algn bostezo
que rueda en la penumbra, displicente,
sueo quieto de pjaro silente

que se mece en su mundo sin regreso.


Un despliegue de negros va disperso
en velo de lucirnagas y duendes.
En dantesco festn el Universo
gira y gira... mas nadie lo sostiene...
Suben nubes de amor hechas de versos
a comulgar con plida S elene.
TROPEL IMPIADOSO
Tengo restos de tiempo en mis pupilas,
en tropel cristalino me atropella,
avalancha de sueos me hacen mella
y en nubosos desvelos me obnubila.
En tlamo de sombras me vigila
vacilante mirada de doncella,
es intriga confusa que se estrella
y a mi discernimiento se asimila.
Destellos que se asoman... y caminan
por ignotos senderos de la calma;
ambiguas sensaciones me dominan.
S on recuerdos que surgen, que me llaman...
Agudas campanadas que repican
y restallan impas en el alma.
CONFES IONES
Por ser navegador de la existencia
en sus ros de luces y de vientos,
escancio de su nctar mi sustento,
agona sutil de mis ausencias.
En bsqueda febril de independencia
como mxima ofrenda hacia el portento,
considero execrable fundamento
violencias de la mente o de su esencia.
Cofrade de equidad y en su presencia
reverencio verdades sin atuendos.
Cabalgo mi agitada efervescencia
en hitos de palabras o de intentos
Dejo versos, mojn de referencia
sueo inquieto de pjaro sin tiempo.

VIS CERAL
Florecen campanadas musicales
en la tertulia blanca de tristeza,
se desprenden los ocres con torpeza
de este mundo de sueos otoales.
En mil sombras de imgenes virtuales
se diluyen acordes de simpleza;
esfmanse geniales sutilezas,
caravana hacia glidos sitiales.
Horizonte de grises nubarrones
profeca de nieblas y rituales
de hojas mustias de viejas emociones.
S lo hay trinos memorias olvidadas
en almas de utopas viscerales
Es la vida que deja la explanada.
NIEBLA
En rbol de las hojas hay rituales
de alfombras en senderos y deriva
una tristeza blanca contenida
en brumas de los tiempos ancestrales.
Florecen entre nubes musicales
campanadas en fuentes de neblina,
van ungiendo con gotas opalinas
la trascendencia azul de los vitrales.
En concierto de brisas van errantes
mil sombras revestidas de humildad
Espuma negligente y trashumante
de existencias viviendo su oquedad
Vuelan sombras inquietas vacilantes
son pjaros del alma en soledad!
OTOAL
En cascada de copos amarillos
la vida se refugia en su morada,
los ocres invadieron su enramada
llamronse a silencio viejos grillos.
Acalla la quietud mil estribillos
de canciones, de himnos y tonadas;
opaca opalescencia despiadada

donde van a morir todos los brillos.


Bullicios han de ser mis compaas
en los sones de msica del alma
Aturdirme, deseo, de alegras.
Que haya voces de nuevas alboradas.
Escudado en visin de lejanas:
S que es mo el silencio que me aguarda!
TROPEL D E PEN AS
S obre cansados rieles de ceniza
marchan trenes de penas y de olvidos,
vagabundoserrantesabatidos
en bsqueda de esencia que eterniza.
Mientras corre laderas y cornisas
van perdiendo vigencia, y, aturdidos
sern nuevos fantasmas atrevidos
que turbarn mil mentes enfermizas.
En la noche del tiempo corporizan
angustias, que marchando sin destino,
en riscos infinitos se hacen trizas.
S on astros titilando sus destinos
S on ascuas contenidas, si se atizan,
en gritos de silencio las sentimos.
HIMNO A LA MADERA
Por ser hembra sutil, y, como aquella,
incgnita sagrada son sus vetas,
laberinto infinito que proyecta
el humor titilante de su estrella.
Si sabes orientarte por su huella
Si entiendes de su orgullo y lo respetas
su esencia encontrars, tambin sus metas,
plagadas por argucias de doncella.
Suavidad te dar, si bien la tratas
Astillas te hundir, si al violentas
Si comulgas con ella y tu mirada
acaricia su espritu de esteta:
te entregar, en aromas, llamaradas,
para tu fantasa de poeta.

ABELITO.
Hispano. S iglo XX.
Reside en Nueva York y trabaja de taxista.
Poeta hallado en Internet.
OPEN TO THE DUS K
Open to the disk, la teta enroscada
da cobijo a los genios del alijo
a ladrones que buscan su escondrijo
cruzando la frontera de la nada.
Bar de mal muerte, y una gran putada
cuando S almita deja de bailar,
y muerde, joder si muerde.. y el bar
se torna pesadilla desperada.
Colmillos, disparos, estacas, sangre
Ser buen taladro aquel que taladre
a las almas del templo del placer.
El tatuaje en el cuello se resiste
a caer rendido por el qu hiciste
en este abierto hasta el amanecer.
MATRIX
-Nio, toma, la pastillita azul.
-Ostias, to, pedazo subidn
estoy viendo, joder, un escorpin.
-Que guapo colega... pide un redbull!
-Dnde te has pillao pero oye t
y esa chupa de cuero? Chevignon?
-El Morfeo to, en el callejn
tiene ropa y mviles con blue tooh.
-To, yo estoy flipando mucho bicho.
-La Trini ya te lo haba dicho.
-Ya, pero joder, me lo dio gratis.
-Pues figrate t si va y te cobra.
-Ostias t, esa cuchara? qu? se dobla?
-Que va Neo, que ests tonto, que esto es Matrix.
ABELLA C APRILE, MARGARITA
Argentina. Siglo XX

Poeta encontrada en Internet.


SONETO DE LA LIBERAC IN
Ah, perderse as mismo por aceptar la vida
que a interpretar a absurdos personajes condena!
Verdad se vuelven, tanto mentir sobre la escena,
las falsas aptitudes y la diccin fingida.
Y el alma insospechada. muriendo inadvertida,
ahogada entre el tumulto que alrededor atruena,
llanto aprendido llora, re con risa ajena,
y porque otros pensaron su pensamiento olvida.
Pero yo he de ver libre mi nativo tesoro
de adheridas escorias ir limpiando el oro
hasta arrancarle toda bastarda agregacin.
Hollando sugestiones, romper la maraa,
para salir del bosque de la opresin extraa
y encontrar el camino del propio corazn.
LA TARD E
Cielo de suaves tintas cuya gris resolana
platea y diafaniza la inmensidad del ro.
El puerto, donde anclaron la neblina y el fro,
tiene una acongojada placidez cotidiana.
El agua cenicienta, del agua azul hermana,
resigna sus quietudes y consuela su hasto
ahora que la quilla salobre de un navo
le cuenta los prodigios de la hondura lejana.
Un resumen de patrias sobre los diques flota,
y mezcla el alma blanca de la nieve remota
al recuerdo del ocre relumbrn tropical.
Un vapor se despide, y en la tarde agorera
parece, al alejarse, que sin rumbo partiera
a un incierto destino misterioso y fatal.
LOS BARCOS
Qu prestigio los barcos que llegan de mil viajes
y apoyan su cansancio contra el muro del puerto,
la alta hilera de mstiles igual a un bosque muerto
que aora la frescura de imposibles follajes!

Cmo se saturaron de todos los paisajes


que vieron levantarse detrs del mar desierto,
anchuroso camino gloriosamente abierto
a sus proas sedientas de ignorados oleajes!
Muchas veces, flotando sobre aguas de cobalto,
una ola enroscada, con su soberbio salto,
los bautiz de hondura y los ungi de sal.
Duerme ahora la mole de sus cascos oscuros,
mientras la arboladura suea con los futuros
resplandores pursimos de una aurora boreal.
EL VUELO
bamos por la umbra de los pinos,
hacia un pedazo de la tarde clara,
antes de que en el cielo se apagara
la pira de los fuegos vespertinos.
Ya, de ninguna suavidad avara,
la paz llegaba en todos los caminos;
y eran los xtasis del bosque finos
como una emanacin fragante y rara.
Entre tanta quietud sin pensamiento,
nuestro humano pensar fue acaso un viento
portador de quietudes ignoradas?
Porque, de pronto, se agit el paisaje,
y hubo en la fresca hondura del follaje
un vuelo de palomas asustadas.
ABURTO URIBE, TERES A
Espaa. 1.965
Poeta hallada en Internet.
EXTRAA MAN ERA D E AMAR
Este dulce y ciego dolor de amarte,
extrao modo de morir en vida,
suave sensacin vaga y perdida
de tenerte a mi lado y adorarte.
La oscura soledad, amor errante,
soledad slo tuya que hice ma,
este repetir, rara letana,
y tu nombre, amor, hasta atragantarme.

Este miedo al silencio, cruel, cortante,


al tiempo que pasa, dejar de amarte,
el miedo al encuentro, cruel irona
saber que t ests y yo no saba.
Y este extrao amor, paloma errante,
imposible fatal, ms quiero amarte.
(Ejercicio de correccin)
ACACIO, JES US
Coro. Venezuela. Siglo XX.
POR LA PIEL D E ES PAA
Ir la abeja ma, ir mi nave
-un corazn y un pico- por su piel,
sin herirte. Contrselo al corcel
de los vientos?, al ro o a la nave?
Al corazn contrselo? Lo sabe,
Juan Ramn. S , lo sabe por la miel
de aquel verso primer dulzor- que, fiel,
guardaba en su alacena bajo llave.
Decrselo a la estrella por ms casta?
Mostrar la nitidez de tu sendero
a la luna? No, amigo; ya basta.
Del barandal ms puro, donde acoda
tu lrica el lenguaje de Platero,
le hablaremos en verso a toda Espaa.
ACEVEDO, ALONS O DE
Plasencia. Cceres. 1.550 Siglo XVII
Fue cannigo en Valencia.
Poeta que en 1.615, en Roma, hizo este
soneto en alabanza a Juregui por su
traduccin de la Aminta de Tasso.
SONETO
Naci, junto al Erdano abundoso,
Aminta, en su ribera esclarecida;
noble zagal, cuya niez florida
sinti de Amor el arco riguroso.

Este, con Tirsis, un pastor famoso,


pasaba en amistad su triste vida,
y en voz se lamentaba repetida
con su toscano plectro numeroso.
Mas vino de la btica ribera
un joven de gallardo ingenio y bro;
y Aminta, por el docto sevillano,
dej su patria y amistad primera,
y ya en el Betis, en estilo hispano,
canta, olvidado de su lengua y ro.
ACEVEDO, RUBEN EDUARDO
Uruguay. 1.933
Poeta hallado en Internet.
S EPTIEMBRE 11
El hombre idolatrando su existencia,
soberbia irrefutable, cielo en mano,
apropise del rol del soberano
y se otorga a s mismo la licencia.
As fue con salvaje prepotencia
-hereje cualidad del ser humanoen su idnea impiedad por lo profano
desterr de ex profeso la conciencia.
Cual pjaro criado, cri vuelo,
plagado de plegarias surc el cielo
con errnea ilusin de prepotencia.
Y en su anhelo pueril de ser supremo
suprimi lo virtuoso hasta el extremo
de acallar con porfa la inocencia.
POR LA PAZ
El hombre tras los pasos de su ancestro
cumpli arbitrariamente un viejo anhelo
y en lucha desigual, sin dar consuelo,
ejercit a su ejrcito tan diestro.
Alardeando de hacerlo en nombre nuestro
con racimos de muerte en pleno vuelo
abri surcos de sangre desde el cielo

a diestra y a siniestra.. tan siniestro!


Y a pesar de pesares pis fuerte
el monstruosos mercante de la muerte
de ambiciosa ilusin de omnipotencia.
Invocando la paz decret guerra
y en nombre de esa paz, por cielo y tierra,
ejerci la razn de la violencia.
ACOS TA, AGUS TIN
Cuba, Matanzas 1.886-Miami. 1.979
Fue Telegrafista y estudi Leyes.
Los ltimos instantes de la marquesa Eulalia.
I
Cerr los ojos, de mirar cansados
la sombra de la muerte por su alcoba,
espa que acechaba en los bordados
damascos de su lecho de caoba.
Quiso bajar hasta el jardn. Deca
cosas tan vagas que ya nadie sabe
si en su palabra sin matiz haba
algo que fuera humano. Limpia y suave,
el agua de la fuente discurra
entre hojas secas. Ella, sonriente,
fue ms que luz bajo la luz del da.
Y con voz dulce de convaleciente,
mientras su boca blanca sonrea,
pidi que la llevaran a la fuente.
II
Pidi que la llevaran a la fuente,
junto al blanco jazmn de hojas marchitas,
y la envolvieron perfumadamente
las azucenas y las margaritas.
Estaba bella, como un taciturno
crepsculo de sol, gata y lila;
con mucho de sonata y de nocturno
en el piano sin voz de su pupila...

Plida como un ptalo guardado


en las hojas de un libro de pecado,
a sus ltimos pajes sonrea...
Mientras sobre la linfa de la fuente
la anemia sofocada del Poniente
reflejaba su lnguida agona.
III
Reflejaba su lnguida agona
la peregrina del amor, en tanto
la fuente insinuadora discurra
como un dolor que se resuelve en llanto.
Dijo despus con lentitud: "Deploro
no recordar, para consuelo mo,
el canto aquel en que Rubn Daro
comentaba mi cruel risa de oro"
Todos la contemplbamos. De repente
un paje que mirbase en la fuente
volvi su rostro... Y como un canto de ave
en el jardn callado y vespertino,
vibr en la tarde dolorosa el trino
maravilloso de "Era un aire suave..."
IV
En su blando silln de terciopelo,
ella escuchaba la cancin querida.
Alguien dijo: -Rubn est en el cielo!
Y ella afirm: -Rubn est en la vida!...
Se espaciaron las sombras en la altura,
bajaron al jardn, y sobre ella,
para esconderse en su pupila oscura,
vino la luz de la primera estrella.
No se sabe qu dijo a su pupila
aquella luz, que cada vez titila
con ms fulgor en nuestro absorto duelo...
Ella qued como transfigurada,
plida y sonriente, arrellanada
en su blando silln de terciopelo.
V

Oh, triste tarde! Entre tu gasa fra,


viste con que solcitos cuidados
carg el silln de Eulalia la sombra
tropa de sus contritos convidados...
Cuando dejamos sobre el blanco lecho
el cuerpo de la dulce soadora,
vimos que la brillaba sobre el pecho
una medalla de Nuestra S eora.
"La estancia se llen de los rumores
de la muerte" . Piadosas, nuestras manos,
sobre el lecho de espuma echaron flores...
Y la marquesa Eulalia pareca
una flor de jardines ultrahumanos
que entre flores del mundo se esconda.
VI
As muri, junto a la fuente inquieta
en que como un dolor temblaba el agua,
la lrica y romntica coqueta
del inmenso cantor de Nicaragua.
Y pues quiso que al menos una lira
sus ltimos instantes relatara,
mi lira es la devota que delira
por dejar esta flor sobre su ara.
Y si queris saber donde reposa
la que tan alto galardn tena,
tomad una vereda misteriosa
hacia el jardn aquel... Y, sabiamente
arrancadle el secreto a la armona
melanclica y cauta de la fuente.
EL MAL S OLS TICIO
S obre el poniente... Sobre las rosas ateridas,
el vndalo estaciona su fnebre silueta.
Estatuas destrozadas pudren almas perdidas...
El grave sueo rojo manumite al poeta.
Bajo las rosas blancas, que un mal solsticio hiela;
bajo el poniente, bajo las rosas deshojadas,
el corazn complica su audacia y su cautela...
Bajo el poniente... Bajo las rosas desoladas...

Nevados aires cuajan los lgamos palustres...


Las catedrales duermen sus rganos ilustres...
Sus prticos sin fausto clausuran las capillas...
Ovejas negras triscan miosotas congeladas...
Y florecientes, sobre las nieves enlutadas,
mbar del sol constelan las rosas amarillas...
EL AS ILO DIVINO
Dnde est Dios? Y el oro lustral de la custodia
so su veta antigua, misteriosa, lejana...
Dnde est Dios? Y el canto de un pjaro en la selva
ray de amor el ureo cristal de la maana.
Dnde est Dios? Y un coro de voces extinguidas
movi la lengua armnica de la postrer campana.
Dnde est Dios? Los ngeles dejaron sus asilos
hacia la noche oscura de la tristeza humana.
Y Dios? Y Dios? Oh Dios... Cmo es preciso verte?
Fe de vida en la vida? Ms all de la muerte?
Toca sin tregua... Toca locamente, campana...
Que no quiero saber cmo Dios ser visto:
si en la imagen de Cristo... si en la imagen de Cristo...
o en la noche infinita de la tristeza humana
HERMANITA
No est sola quien goza un pensamiento
o quien sufre un dolor. Ella lo ignora,
y la seduce en su arrobamiento
los tintes del paisaje y de la hora.
Blancos perros de lana enloquecidos,
lleva en tropel la espuma hasta su planta,
interponiendo en desmayados ruidos
a una voz que solloza otra que canta.
Canto y sollozo! Jbilos y penas
de los tritones y de las sirenas
en los verdes palacios submarinos...
Dejadla meditar junto a la playa
donde el silencio vesperal subraya
la msica del mar y de los pinos.
REMANSO

Ella cultiva su jardn: el mo;


lo libra de pedruscos y rastrojos,
y las ms verdes hojas del esto
envidian la sorpresa de sus ojos.
Y yo cultivo mi jardn: el suyo;
en el cual un asomo de palmeras
estropeadas de sol, dicta un murmullo
de aristocrticas enredaderas.
Forja su mundo cada cual. No importa
que ajenas al soar de un alma absorta
caigan como un turbin las hojas secas.
Aman tambin las plantas su descanso,
t en el jardn, como cordial remanso,
juegan a que son palmas las arecas.
II
Aban donada a su dolor, un da
en que la sombra la envolvi en su velo,
me dijo el corazn que ella vendra
en el milagro espiritual de un vuelo.
Abr los pabellones solitarios;
ilumin los vastos corredores;
quem la mirra de los incensarios
y el fro mrmol alfombre de flores...
Lleg cansada de volar... Yo dije:
-Alma, mujer inspiradora: rige
mi vida entera para siempre. Arde
como la mirra el corazn que inmolo...
Amor no llega demasiado tarde
a quien se siente demasiado solo.
CREPUS CULO
S obre el verde frescor de la sabana
el dorado crepsculo caa
en un suave matiz de poesa
ajeno a toda concepcin humana.
Una maravillosa filigrana
era la selva al expirar el da.
Un adulce tristeza me envolva,
tanto ms hondo cuanto ms arcana.

Cuando la noche en invasin de duelo,


por una escala azul baj del cielo,
sent en el corazn como una aurora...
Lanc un grito de reto a lo infinito,
y en la quietud suprema de la hora
slo en mi corazn vibr aquel grito.
EXTRAO CLIMA
Extrao clima... Oh, qu inquietud! Deploro
la apoteosis y la pantomima,
vulgar suntuosidad de malva y oro...
Oh, qu sopor... Extrao, extrao clima...!
Si esto es meseta, bajar a los valles...
Si esto es un valle, yo no s de alturas...
Mrmol, oh corazn, para que talles
tus espirituales esculturas!
Viejo esquimal, congelar mi fro...
Extrao clima... Azul, el sueo mo,
y negro y rojo y triste el derrotero...
Nada la cueva de la noche anima.
Herido de su luz muere un lucero.
Extrao clima... Oh noche... Extrao clima!
VENTANA
Alma ma, hasta cundo te roer la honda
preocupacin que, torpe, tus sueos amilana?
No te humilla gritar sin que nadie responda?
No es hora de tirar sueos por la ventana?
Afuera t lo sabes- suele encogerte el fro;
pero los sueos buscan las flores y las aves,
el fruto de los rboles, la gracia del roco,
el escondite cauto del amor... T lo sabes.
Vamos a aligerarnos de sueos, alma ma.
Opacando de angustia nuestra clara alegra,
pesa el humo sombro de tanta cosa vana...
S valiente, s prdiga de tu ntima riqueza
y para que se aleje, vencida, la tristeza,
tiremos nuestros sueos por la abierta ventanaLAS NIEVES INS TANTANEAS

Hoy he visto salir el sol por Occidente,


y correr a la inversa de su corriente el ro.
Posible es tal levante y fcil tal corriente,
no en los mundos ajenos sino en el mundo mo.
Apenas me sorprenden esta extraas cosas
en lo que yo he llamado mi invisible universo:
cardos que ostentan lirios, ortigas que dan rosas:
cosas que por absurdas no caben en mi verso.
Y as, por no se sabe que gracia o que misterio,
resulta que soy mundo cuyo doble hemisferio
presenta un exterior de luces infinitas.
Y adentro, en mis oscuras cavernas subterrneas,
con cndido e inmvil fulgor de estalagmitas,
lloran su eternidad las nieves instantneas.
NIEVE
Amor: yo nunca he visto nevar. Mis pobres cumbres
aman el sol, ignoran los fros y las nieves;
el cielo siempre azul fabrica sus techumbres
y sus inviernos son traslcidos y breves.
Por algo soy del trpico, y todas mis visones
son de claras auroras y encendidos ocasos.
Mi cadena de sueos ha perdido eslabones,
y ya s hacia que rumbo se dirigen mis pasos.
Yo ignoraba tu amor por las cumbres nevadas,
por las horas sombras, por las rosas ajadas;
y en un anche trmula entre sombras te vi
ajena a los fulgores de mi claro de luna;
y, montaa t misma, hecha de sueos, una
plcida indiferencia nevaba sobre ti.
LA ARMONIOS A PAZ
Ved: la armoniosa paz abre cauces propicios
a la meditacin consoladora y franca.
Arrojad vuestras almas hacia los precipicios:
rebotar en espuma bullentemente blanca.
Estrechad vuestro canto ntimo de tal modo
que concretis en l toda emocin. Os digo
que en vosotros est la clave del Gran Todo,
y es vuestro corazn vuestro mejor amigo.

S onred si os alarma la gran sombra temida.


S ois artistas, por tanto, os debis a la vida.
La muerte, de la vida respetar la maestro.
Ponedle a Cancerbero punzadoras carlancas,
y red si en la noche, como augurio siniestro,
corre una sombra negra por las paredes blancas.
CLEPTOMAN A
Era una cleptmana de bellas frusleras;
robada por un goce de esttica emocin...
Linda facinerosa de cuyas fechoras
jams supo el severo juzgado de instruccin...
La sorprend una tarde, en un comercio antiguo,
hurtando un caprichoso frasquito de cristal
que tuvo esencias raras... En su mirar ambiguo
relampague un oculto destello de ideal...
Se hizo mi camarada para cosas secretas
-cosas que slo saben mujeres y poetas-;
pero lleg a tal punto su indmita aficin,
que perturb la calma de mis serenos das...
Era una cleptmana de bellas frusleras,
y, sin embargo, quiso robarme el corazn!
LA ES TATUA
Del jardn estival junto a la fuente
que el limonero con su aliento aroma,
como un viejo rincn de Grecia o Roma,
luce tu blanca desnudez turgente.
Acaso Fidias altiv tu frente
y dio la euritmia que tu cuerpo toma;
en tu expresin monumental asoma
el sol de un genio matinal y ardiente.
Si Dios verdad y amor- te diera un alma,
se estremeciera de emocin la calma
de tus carnes marmreas y triunfales;
y ese pudor que finges, brillara
en tus ojos sin luz, y temblara,
tu seno como un nido de turpiales.
RODO

Vivo mrmol sensible que da la chispa pura


que el eslabn divino de la honda veta arranca...
Espritu a quien sigue por la maana oscura
la altiva hueste nmada de la bandera blanca...
Andes del pensamiento sereno, noble y fuerte...!
Densas nieblas hubieron tus picachos andinos...
Y a fin de herirte presto se proteiz la muerte,
all por los lejanos crepsculos latinos...
Prspero del celeste mirador de los astros...!
Tu figura proftica quiere los alabastros...
para elevar del alma la eterna arquitectura.
Y que a la vez de blanca, de inmaculada, sea
acero para el yunque sonoro de la idea,
y vivo mrmol puro para la chispa pura.
LOS ULTIMOS INS TANTES DEL ABATE
JOVEN DE LOS MADRIGALES
I
En el viejo boudoir, donde beba
el agua de su ntima Castalia,
y donde en sorda evocacin rea
un leo en gris de la Marquesa Eulalia,
el abate rindi su ltima fuga
y los altos olimpos del ensueo,
y en su frente de sol puso una arruga
la pensativa cicatriz del ceo.
Lata de sus misales de aventura!
Junto al silencio de una sepultura
la postrera cancin llorando queda!
Y en el boudoir que fue de Chipre a Idalia,
re, cruel, sobre el tapiz de seda,
el leo en gris de la Marquesa Eulalia...!
II
Despus de tanto madrigal, la muerte,
paragoge a sus dulces armonas,
cant en su corazn joven y fuerte
sus misereres y sus letanas.
Estaba solo en su retiro... Era,
lejos del mundo y de los hombres, como

una plida flor que se muriera


en la vulgar suntuosidad de un cromo.
Su corazn romntico e inmenso,
poeta del champaa y del incienso,
perdi en Eulalia su visin querida...
Y le vencieron con la misma suerte,
despus de tanto sollozar, la vida;
despus de tanto madrigal, la muerte!
III
Muri sin que cantara los desdenes
que helaron sus esplndidos rosales,
sin que agotrase en sus hipoerenes
el agua dulce de los madrigales.
Dicen que su postrer mirada, fija
en el leo sin luz de la Marquesa,
fue como el resplandor de una sortija
donde se desmayara una turquesa...
Entre sus manos plidas y fras
se solazaba un resplandor inerte
de aristocrticas eucaristas,
cuando en su corazn joven y fuerte,
responso de dolor, cant la muerte
sus misereres y sus letanas...
IV
La luz de la maana, temerosa
como un nio en acecho sorprendido,
puso una tenue suavidad de rosa
sobre su frente se Musset dormido...
Apto para la estatua, sorprenda
ver tan de mrmol en la felpa roja
a quien fue capitn de la irona
y sacerdote de la paradoja.
Quietud en flor de la inquietud futura!
Breve descanso corporal que encierra
la negra y formidable conjetura!
S lo queda, despus de tanta guerra,
un suspiro que abrir: la sepultura,
y un seno ms que fecundar: la tierra.

V
Pobre poeta! El que a la gloria fe
el agua de su ultima Castalia,
ver que oculta en el laurel se re
la sombra irreal de la Marquesa Eulalia.
ya est desierto el Partenn. Apenas
con lo terreno lo irreal se asocia,
y en vez del virginal lauro de Atenas
florecen las ortigas de Beocia.
Te fuiste a tiempo con tu amor, poeta;
aguzada en tu pecho la saeta,
se te escap el ensueo por la herida.
Y te vencieron con la misma suerte,
despus de tanto sollozar, la vida;
despus de tanto madrigal, la muerte!
LOS ULTIMOS INS TANTES DEL
VIZCONDE RUBIO DE LOS DES AFOS
I
Alguien me dijo: -En la taberna oscura
donde la chusma vil bebe y se alegra,
y en diablico trance de locura
chillan las brujas de la Misa Negra;
he visto anoche levantar la copa,
-tan lejos de sus hngaros violinesentre una absurda y desmirriada tropa
de bandoleros y de borrachines,
al hidalgo vizconde cuya espada,
con mil fechas de triunfos historiada,
no ha perdido ni un solo desafo;
al de la blasonada ejecutoria,
a quien abri las puertas de la gloria
la mano egregia de Rubn Daro...!
II
Llegu cuando el escndalo dorma
en chillona embriaguez por los rincones,
y en el ambiente infame se escurra
el sortilegio de las maldiciones...

Lanz el vizconde el ltimo sollozo,


y comentaron su actitud postrera
la estupefacta turbacin del mozo
y el sobresalto de la tabernera.
S obre la mesa el brazo, y sobre el brazo
la cabeza de oro, el noble amigo
era una alondra que cay en un lazo...!
Qu hubieran dicho las pupilas puras
de aqulla a cuya luz buscaba abrigo
la nave de sus locas aventuras...!
III
La nave de sus locas aventuras
-ida del mundo la gentil Marquesaen vez de ser, sobre las aguas puras,
gndola azul para su dogaresa,
fue nave de un Jasn enloquecido,
que buscaba en su ntimo ocano
una Clquide irreal: la del Olvido
y un vellocino de oro en el pantano...!
Pobre vizconde rubio! Cuando el da
se licuaba en un flgido topacio,
l era un pensamiento que ascenda...
Un despojo mortal, flaco e inerte,
que entr por el portn de su palacio
del brazo de la Vida y de la Muerte!
IV
En la cmara azul Francia e Italia
rivalizaban en dolor sombro...
Junto a un creyn de la Marquesa Eulalia
soaba un busto de Rubn Daro...
La cabeza de oro hizo ms clara
la sombra, y mi turbado pensamiento
so una joya luminosa y rara
en un estuche del Renacimiento...
Un joven confesor puso en la estancia
un perfume de misa: la fragancia
de la liturgia y la eleccin del rito...

Hincamos las rodillas en la alfombra,


y sentimos que, en viaje a lo infinito,
rauda y feliz, se despidi una sombra...!
V
El sacerdote consternado dijo:
-Muere en la paz de Dios quien fue su siervo.
Y le puso en el pecho un crucifijo
como a Daro y como a Amado Nervo.
Gimi en la estancia de damasco y seda,
al glisamiento de la sombra vaga,
la desesperacin de quien se queda
diciendo adis a un barco que naufraga...!
La plegaria se alz sobre el sahumerio.
Un hlito de gracia y de misterio
como un ter de amor nos envolva...
Y en tanto el sol por el balcn entraba,
el blanco busto de Rubn soaba
y el retrato de Eulalia se rea!..
AS CO
Y le dije al barquero: -Boga, muchacho, boga...
No es bien azul la mar, y aun la costa diviso...
En este bajo fondo ni una rata se ahoga...
(El agua era un espejo, yo era un nuevo Narciso.)
Desconfianza en los claros ojos de mi piloto!...
Temor de lo imprevisto, que le aturde y agobia!...
Yo aventuraba el viaje hacia un lugar ignoto;
l evocaba acaso los ojos de su novia!...
Cun distintos entrambos! -Boga, muchacho, aprisa!...
Pon velas hacia el Este... Que te impela la brisa.
Al mar ven siempre listo como para una guerra,
que en mar y tierra en guerra perpetuamente estamos...
Adn de vamos? Diga, seor, adnde vamos?
No s... pero seprate un poco de la tierra.
ANIVERS ARIO
T sers una dulce viejecita risuea,
blanca de canas como difana de virtud;
y yo ser un anciano presumido, poeta
siempre para cantarte, oh mi vida y mi luz!

Yo te dir: Reclina, como antao, alma ma


(antao ahora presente), tu cabeza en mi amor,
que t eres a mi alma la invariable Hermanita,
la de mis horas plcidas y la de mi dolor!
Y t dirs: Hoy hace aos que nos casamos,
te acuerdas? El naranjo que nos brind sus ramos
acaso se haya muerto en el viejo jardn.
Y nuestra vida, rbol a toda luz fecundo,
ver como se alzan sobre el duelo del mundo
una nueva Hermanita y otro nuevo Agustn.
EL TEMPLETE
I
Oro solar la paz del viejo templo dora;
hoscas sombras de antao invaden la cornisa,
y evcase en el tedio fastuosos de la hora
la sencillez remota de la primera misa.
Aqu se alz gallarda la ceiba primitiva,
que esta columna histrica simboliza y reemplaza.
Bajo el ramaje prvido la heroica comitiva
plant los trasatlnticos pendones de la raza.
Esto tiene una antigua grandeza de aventura;
cuanta de locos xodos, de ocenica locura
de carabelas frgiles y de un viejo len.
Y aquel buen hombre sano que nunca se rea
era nuestro gracioso, porque nos pareca
el mascarn de proa de un viejo bergantn.
II
Trajn bajo el derroche de luz del medioda;
ir y venir de lanchas, tremenda confusin
de los estibadores y la marinera
manchados por el humo y el polvo del carbn.
Las sosegadas aguas de la febril baha
rompe con sus avances potentes un lanchn;
en el muelle hay un vivo rumor de algaraba,
incidentes que ocurren entre obrero y patrn.
Hay en la rada, barcos de todas las naciones
que despliegan al aire vistosos pabellones;

matrculas exticas: Marsella, Liverpool


Un hbil marinero en las gavias maniobra,
y el oficial de un buque mira desde la obra
muerta, las aguas turbias, de un sospechoso azul.
III
Esta gris alameda, abandonada y sola,
tiene la gracia antigua y el sabor colonial;
una reminiscencia de la vida espaola
frente a los edificios de corte conventual.
Alameda de Paula! Blando rumor de ola;
brisas entre los lamos, dulzura espiritual;
sordo ruido de carros que, en la calleja, viola
el solemne silencio de la tarde glacial.
Junto al muelle desierto, pacfico y mojado,
la Alameda de Paula duerme en un sosegado
sueo, su vieja vida de perpetua inaccin.
Como esas viejecitas que tuvieron amores,
y que hilan sus recuerdos desde los corredores,
sin un deslumbramiento, sin una sensacin.
IV
ste es un barco viejo que zarp justamente
una turbia maana perezosa; y el mar
lo maltrat tan dura y tan continuamente,
que ningn tripulante esper regresar.
Pero ha llegado al puerto la marinera gente,
y teniendo permiso para desembarcar,
en las mesas que adornan la taberna de enfrente
con los viejos amigos se han puesto ha conversar.
Y relatan los riesgos que corriera el navo
bajo la furia loca del huracn bravo
que en el Golfo de Mxico le destroz el bauprs.
Es un barco muy viejo pero muy marinero,
y la slidas planchas de su casco de acero
son el timbre de orgullo de un constructor ingls.
V
Amplio puerto habanero y afanoso que sabes
del infinito anhelo de viajar que hay en m

Viejo puerto sonoro donde entr con sus naves


Don Sebastin de Ocampo, procedente de Hait.
Puerto heroico que guarda los recuerdos de graves
complicaciones hondas con los piratas, y
sobre el que siempre vuelan las marineras naves
remontando del cielo el bruido turqu.
Tu Castillo del Morro, colonial y sombro,
guarda heroicas leyendas que en las noches de fro
aburridos soldados suelen rememorar.
Ptreo faro de ODonnell! Tu lumnico casco
es fulgor de la espada que a Don Luis de Velasco
las tropas de Albomarle no quisieron tomar.
ACOS TA, CECILIO
S an Diego. Caracas. Venezuela. 1.819 Caracas. 1.881
Doctor en Jurisprudencia Civil y Abogado de la Repblica.
Escritor, Orador y Poeta. Correspondiente de la R. A. E. y
Honorario de la de Bellas Artes de Chile. hallado en Internet.
A LA LIBERTAD
Brame El ponto de clera irritado
a empuje rudo de huracn horrendo;
Ruja y reviente en hervoroso estruendo
el ronco remolino arrebatado.
Desdichas de cmo cosecha el hado;
pavesas slo el universo ardiendo;
caiga el cielo a pedazos, y, cayendo,
deje el orbe en sus ruinas sepultado.
Silencio ya y terror! Devoren penas
lo que han de devorar despus gusanos;
el resto acaben las feroces hienas.
Y haya slo al dolor ecos lejanos
Esto primero que arrastrar cadenas;
primero, s, que soportar tiranos.
ACOS TA, DELFINA
Paraguay. Asuncin. 1.956
Poeta hallada en Internet.

LIMITE
Paisaje de temblor: no son higueras
ni cerros enfilados los que trazo
en el cristal en polvo del espejo.
Yo sueo con un mar que todo obrizo
marea tras marea, llega ardiendo
al lmite entornado de los ojos,
y un ave de amarillo no el canariosu vrtigo de millas reposando
encima de curiosos obeliscos.
Yo sueo, puesto el mar, con una esquina
pintada en sus orillas y el feliz
tropiezo que nos junte en dicho vrtice.
Amado, te imaginas cunto acaso
vendr a curar su fro en nuestra sangre.
LA NODRIZA
Me quieres por ser triste y por mayor.
Me quieres pues no tienes an edad
para llevar una mujer a misa.
Te permito morder, lamer, sanar.
Me pides que te muerda, y al besarte,
te pint mi boquita de labial.
Te dejo susurrarme en el odo
lo que otro da a otra le dirs:
Ay, triste ma, ma, slo ma!
El amor como el vino habla dems.
Ninguno como t, entre todos dios.
Te enseo a ser varn y t me das.
Aprende nio hermoso que el amor
lleva en su tibia sangre la maldad.
ACOS TA, FRANCIS CO
Linares. Jan. 1.951
Poeta y flamenclogo.LA VO Z DE LA TIERRA
Voz que anuncia el trabajo de la trilla;
voz que tiende la mies o la levanta;

voz hecha sementera en la garganta,


o que esparce en el surco al semilla.
Voz de olivo, con gusto a manzanilla;
voz que varea el viento cuando canta;
voz que siembra la pena por taranta,
o cosecha el dolor por seguiriya.
Vos profunda, caudal de fuente pura;
inagotable voz de flamencura
que es del cante la base y los pilares.
Voz de comps tan serio y tan profundo,
que va abriendo caminos por el mundo
para gloria del pueblo de Linares.
ANTONIO MOLINA
CRIATAL Y PORC ELANA
Porque su voz fue trino de jilguero
que en su garganta se hizo filigrana,
Mlaga se despert cierta maana
envuelta en el pregn de El Macetero.
Porque llen de asombro al mundo entero
aquel eco grandioso de campana
con timbres de cristal y porcelana,
la Copla lo eligi su cancionero.
Porque invent en la escala nuevas notas;
porque escal las empinadas cotas
que nunca alcanzarn otra figuras;
porque su pecho era un torrente de oro,
debe de estar cantando con un coro
dirigido por Dios en las alturas.
LOLA FLORES
BAILAORA PARA EL CIELO
Una oscura cascada en la cabeza
y unos ojos profundos de sultana;
una voz rota y triste de campana
y un moreno color en su belleza.
Un entronque de duende y de majeza
y una savia de cepa jerezana;
una estampa admirable de gitana

y un blasonado sueo de nobleza.


Una fragua de eterna llama viva,
una zambra que se muri cautiva
y un arte arcano y rancio por corona.
Un fuego de volcn, un torbellino,
un pecho generoso como el vino
y un nombre universal: La Faraona.
CALIXTO S ANCHEZ
ACUARELAS DEL C ANTE
Su voz en nota viva que al influjo
en un toque de guitarra se desprende
de su pecho, morado como un duende
que llena todo el aire con su embrujo.
Su voz es trazo puro. Como un flujo
de colores brillantes que se enciende
y por un lienzo, ingrvida, se extiende,
hasta embozar el ms bello dibujo.
Y sus manos, que forman las escalas
musicales que al cante pone alas
vistindole de penas o alegras.
Sus manos, que marcando la mesura,
graban el cante en una partitura
con pura y especial caligrafa.
MARIFE DE TRIAN A
LA VO Z DE S EVILLA
Guadalquivir la bautiz en su orilla.
Giralda fue, con sones de campana
la que templ su voz. Pero Triana
la germin con su mejor semilla.
Para adornar la hermosa maravilla
Cartuja hizo de peina soberana;
y Maestranza, con un capote grana
confeccion la bata y la mantilla.
La ba con su luz Torre del Oro,
y S anta Cruz, el barrio ms canoro
en su pecho sembr la tonadilla.

Y Copla pase por todo el mundo


el Arte y Sentimiento ms profundo
que en una voz, diera jams Sevilla.
CAMARON DE LA IS LA
IDOLO GITANO
Qu prfida, qu horrenda y fra mano
hizo apagar la estrella de tu suerte!
Cmo marc la estampa de la muerte
en tu perfil de faran gitano!
Con qu artera maa y qu temprano
aniquil tu cuerpo bello y fuerte!
Al quebrar tu garganta, dej inerte
la esencia de tu estilo soberano.
Cuando llegaste a la ms alta cumbre
y el flamenco brillaba con tu lumbre,
tu vida se quebraba en plena gloria.
Y, al par que Espaa entera te lloraba,
tu nombre idolatrado traspasaba
la puerta reservada de la Historia.
NIA DE LA PUEBLA
LA LUZ D EL CANTE
Como Juno viniste. la manera
de ser esposa y madre que has tenido
no obstante tu dolor, ha conseguido
cambiar tu oscuro In vierno en Primavera.
Como Homero cantaste. La ceguera
que llevas siempre en ti sin un gemido,
quizs le dio a tu vida otro sentido
mas nunca te impidi ser la primera.
Queriendo el Creador paliar tus males,
un rgano de notas celestiales
mandle a tu garganta desde el cielo.
Y, afligidos, todos los ruiseores,
por no ser de tu voz los copiadores
tuvieron que callar, muertos de celo.
En mi niez, su voz privilegiada
de admiracin llen mi fantasa

que nunca hubo ni habr en Andaluca


ninguna voz ms firme y ms templada.
Su sentimiento, como una pualada,
directo el corazn lo perciba.
Oyndola, su cante pareca
una oracin de pena traspasada.
Dios le neg la luz y su reflejo
y el azogue opaco de su espejo
hundilo en la espesura de la niebla.
Pero a su voz le dio tintes de gloria
y el libro prodigioso de la Historia
lo abri para la Nia de la Puebla.
FED ERICO GARCIA LORCA
PREGUNTANDOLE AL POETA
La turba te inmol a su fanatismo
sin concederte juicio ni recurso,
y en tu carne sufriste el cruel abuso
de un pretendido y falso patriotismo.
La sed de violencia, el barbarismo,
sangraban tu pas, loco y confuso;
y, en medio, estabas t, poeta iluso,
murindote de amor y de lirismo.
Y te hicieron callar. Pero gritando,
tu verso late an, vive buscando
tu sangre convertida en eccehomo.
Hasta cundo ser? Qu oculta fosa
abriendo para ti? Dnde reposa
tu cuerpo malherido por el plomo?
EL CABRERO
TEMPLE DE AC ERO
Es acero sin mezcla, inalterable,
noble metal templado con firmeza,
que si en fro resiste su dureza
en caliente se torna maleable.
Su cante es la sentencia inapelable
rubricada con tinte de franqueza:
es protesta que en cada copla expresa

su condicin de lder indomable.


Malaguea, serrana, seguiriya,
fandango, solea, cantes de trilla:
los pesares que Andaluca encierra
el Cabrero los lleva en su garganta.
Y en un grito denuncia, cuando canta,
todo el dolor antiguo de esta tierra.
CARMEN AMAYA
S ARMIENTO GITANO
De sus brazos, en pura filigrana
hasta el cielo llegaba el movimiento
y en la hoguera del cante, cual sarmiento,
quembanse sus fibras de gitana.
Poseyendo toda la ciencia arcana
del flamenco ms puro fue cimiento,
arrollando en el baile, como un viento
que erizaba toda la piel hispana.
Por desgracia, la muerte no perdona.
Y, al morirse, llevse la corona
que a su frente cile el propio Arte.
Pero Carmen, bailando fue inmortal;
y llamada a la corte celestial
del elenco del cielo forma parte.
PEPE MARCHEN A
PEN A EN S EVILLA
Sevilla Amaneci ahogada en pena
sobre un Guadalquivir verde esmeralda;
la claridad del sol, clida y gualda,
cambise por helada y nazarena.
Llorndole, la Virgen Macarena,
de lgrimas tejile una guirnalda
y, fue tanto el dolor de la Giralda
que ech al ro su sangre sarracena.
El cante puso luto en los balcones;
la guitarra, rompiendo sus bordones
gema musitando un Padre Nuestro;

el cielo se nubl, se oculta el da


y Dios, hasta Sevilla descenda
para llevarse el alma del maestro.
IS ABEL PANTOJA
HERENCIA FLAMENCA
Ya en su niez quembale en el pecho
como un carbn, la paternal herencia
que la ligaba, igual que una sentencia
a un Arte que era suyo por derecho.
Y S evilla llam, puso al acecho,
-segura de contar con su experienciaal Duende de la Copla, en la creencia
que oyndola, quedaba satisfecho.
El Duende la escuch, qued admirado
y le dijo: Isabel has heredado
el Arte de tu padre. S e me antoja
que oyndote cantar, te est aplaudiendo.
Y aplaudiendo con l, Dios, sonriendo,
al ver llorar de gozo a Juan Pantoja.
FOS FORITO
JONDURA DEL C ANTE
Puente Genil, oro dulce y maduro,
fue de dioses y duendes elegido
para fundir el bronce ms pulido
en un crisol de barro noble y puro.
Para templarlo a su extrao conjuro,
al pecho de una musa fue prendido
de notas musicales revestido
patinado de brillo claroscuro.
Tan valioso, tan fino y recamado
fue, por deber, el Arte emparentado
con un lazo que abarca al infinito.
Y el cante jondo obtuvo la ventura
de bautizar su ms regia figura
con el nombre inmortal de Fosforito.
PEPE PINTO

PEN A EN TRIAN A
Sevilla enmudeci. Fue la maana
de un seis de Noviembre crudo y fro:
su pena navegaba por el ro
ahogndose en el puente de Triana.
La Alameda, abriendo con desgana
sus flores invernales al roco,
sinti en la piel el vivo escalofro
que la muerte pona en La Campana.
La guitarra flamenca y el piano
se fundieron en un abrazo humano
para entonar el ltimo concierto.
Y las cuerdas, por la tristeza, rotas,
compusieron con sus ms graves notas
plegarias de dolor al cante muerto.
JUAN BREVA
ENTRE LA S OMBRA Y LA LUZ
Tena en su garganta sol, arena
y minera la sal, blanca y fragante,
que hacan que su voz fuera un diamante
con msica y sabor de mar serena.
Sufri la oscuridad, triste condena
que ensombreci la luz de su semblante,
haciendo que la estrella de su cante
vagara en la negrura de la pena.
Ciego cant, igual que lo hizo Homero,
con firme voluntad, como el acero
en lucha sin cuartel con la materia.
Y aquel que hasta los reyes les cantaba,
su desgraciada vida terminaba
sufriendo una feroz y cruel miseria.
GONZALO ROJO
LA PLUMA Y LA PALABRA
La autoridad de pluma tan versada
nos hace comprender todo lo arcano
misterio de los duendes, que no en vano,
se siente con el cante emparentada.

Su palabra es brillante pincelada


y colofn de oficio veterano;
libro abierto que experto y a profano
les viene a ser gramtica ilustrada.
Conocedor de voces y de estilos
es su saber una malla de hilos
donde teje su verbo fascinante.
Y, embajador del baile y la guitarra,
su corazn le sangra y se desangra,
hasta morir en el comps de un cante.
RAFAEL FARINA
VINO AMARGO
S alamanca, Tierra de cante y Toro,
vio de nacer en su gitanera
un churumbel, al que Amara dara
la ms seera voz fundida en oro.
Aquella voz, de timbre tan sonoro,
se hizo pregn que Espaa recorra
repartindole al pueblo cada da
en jirones de cante su tesoro.
Y el dios Baco pudo catar el vino
de paladar ms noble y genuino
que dio jams la tierra salmantina.
Vino amargo que al cante se inflamaba
con el arte y poder que derramaba
el corazn gitano de Farina.
JUAN ITA REINA
REIN A S EVILLAN A
De dnde puede ser? Pues, de Sevilla!
De un barrio todo luz: La Macarena,
que al fundirla en clavel y yerbabuena
le puso, en vez de piel, una mantilla.
Su garganta bord la tonadilla
en bastidor de sentimiento y pena
mientras su voz, plegaria nazarena,
delante del Cachorro se arrodilla.

S oberana que luce por derecho


los ms nobles colores sobre el pecho
y, por corona, la gracia de la peina.
Capote gran y oro de la copla,
aire andaluz que en toda Espaa sopla
llevando los cantares de su Reina.
ROCIO JURADO
ES PAOLA UNIVERS AL
Al mundo enamoraste. Tu bandera
era un rojo clavel; se volvi loca
la flor ensangrentada y, en tu boca,
quedse para siempre prisionera.
Cuando tu voz emprende la carrera,
audaz como corcel que se desboca,
unas veces seduce, otra provoca,
con vivo resplandor de ardiente hoguera.
En ti renace el Arte puro y vivo,
de tu belleza, Eros qued cautivo
y las Gracias te prestan su corona.
Eres pregn de sal, de luz, de verso;
eres grito que llena el Universo
brotando de tu tierra de Chipiona.
LA PAQUERA D E JEREZ
QUEJIO JEREZANO
Todo el comps y el duende gaditano
se estremecen oyendo como canta,
y el puente de Carranza se levanta
para aplaudir al Arte jerezano.
Al tremolar su grito soberano
hasta el cristal del aire se quebranta;
y escapa de su esplndida garganta
la hondura de un quejo sobrehumano
Cantares y bodegas, en Jerez
producen esa clida embriaguez
que deja los sentidos palpitantes,
pues siendo paralelos los caminos,
igual que te emborrachas con sus vinos

te emborracha la esencia de sus cantes.


JUAN ITO VALD ERRAMA
RUIS EOR JAEN ERO
Tiene su voz riqueza de oro vivo
con clidos matices de aceituna,
que no en vano Jan lo hizo la cuna
en la rama sonora de un olivo.
El duende del flamenco, tan esquivo,
se le entreg en gloria y en fortuna
y, amarrado con hilos de la luna,
en su pecho vive el Arte cautivo.
La guitarra, rindindose a su cante,
fue para l como una tierna amante
atndolo con primas y bordones.
Y un ruiseor de trinos celestiales
se derramaba en notas musicales
para orquestar sus ms bellas canciones.
MIGUEL D E LOS REYES
HERD ERO DE REYES
Cual medalln de emperador romano
fundido en el crisol de la Cruz Verde,
su regio porte hace que nos recuerde
la majestad de un faran gitano.
Ilustre soador de El Altozano
que arrastra una nostalgia que le muerde,
y un Arte puro y vi vo que se pierde
en las fuentes ignotas de lo arcano.
Tiene su voz tibieza de maana
con un poder de bronce de campana
que hace temblar la cal de la espadaa;
y es esa voz tan de matices llena.
voz de dolor, de risa, llanto y pena,
la que se funde en sus Noches de Espaa.
LA TRINI
ARTE Y ES TILO

Tena la pureza del diamante


su hermosa voz. La Mlaga cantora,
nombrla de su cante embajadora,
y de su arte y estilo fue garante.
La Trini fue la gran reina del cante
por sus dotes sin par de creadora,
y su inmenso poder de cantaora
llena de flamencura desbordante.
Brillaba Trinidad por lo famosa,
mas su felicidad era engaosa
pues nunca la asisti la buena suerte:
la desgracia, tenaz, la persegua,
y con ella luch da tras da
hasta el ltimo instante de su muerte.
PACO DE LUC IA
MENS AJE FLAMENCO
Cuando tu genio creador asoma,
la guitarra trasmite tu mensaje
con el antiguo y musical lenguaje
de un flamenco y universal idioma.
Tus manos son dos alas de paloma
que acarician cual delicado encaje,
y transforman las notas del cordaje
en gotas microscpicas de aroma.
Es tu pueblo, tu gente...Andaluca!
la fuente que derrama cada da
el lmpido caudal donde te inspiras.
Y llevas con orgullo por el mundo,
avalados por tu xito rotundo
los nombres de tu madre y de Algeciras.
NIO RICARDO
BORDON Y PRIMA
La guitarra, blasn de Andaluca,
qued rota al morirse su simiente;
y un profundo dolor se hizo patente
en el mundo de la flamenquera.
La caa, sole, la bulera,

el cante, ante l, qued yacente,


y el tremendo dolor de tanta gente
le dedic la ms bella elega.
Pero puede servirnos de consuelo
que Ricardo compone para el cielo
una oracin flamenca que desgarra.
Y es porque Dios, cuando lo ve dormido,
a su lado se acerca y sin ruido
le templa con sus manos la guitarra.
JOS E MEN ES E
LA VO Z TERRIBLE
Es la voz ms rebelde y ms terrible
pero a la vez, de ms rara hermosura:
flamenco lo pari con tal jondura
que asomarse a su fondo es imposible.
Es fuente de caudal incontenible
de ritmo, de comps y de mesura
por la que mana, hermosa, fresca y pura
la fuerza de esa voz irrepetible.
Suena su voz a llanto de campana
simulando tener raz gitana
por su rancio sabor a fragua y humo.
Voz de cima tan negra y tan profunda
donde el cante parece que se hunda
para luego elevarse hasta lo sumo.
EL TURRONERO
ENTRE LA S OMBRA Y LA LUZ
El pueblo de Vejer de la Frontera
fue cuna prodigiosa de un gitano,
artista de linaje gaditano
marcado por el duende y la solera.
La estirpe de su sangre es bien seera:
por su apellido, se haya muy cercano
a una rama del cante lebrijano
y a races flamencas por Utrera.
Trabajando de feria en romera
recorri paso a paso An daluca

con su puesto de dulces como apero.


Mas su gran vocacin fue siempre el cante
y acab por cantar, desde ese instante
naci, para el flamenco, Turronero.
ANTONIO MAIRENA
S AVIA GITANA
Mairena del Alcor. Luz de Sevilla
para alumbrar a un gran pilar del cante,
gitano de jondura palpitante
modelado en la ms flamenca arcilla.
Con su esencia de rubia manzanilla
y en la voz un quejo agonizante,
dej escrito con letras de gigante,
como sembrar del cante la semilla.
S avia y raz gitana de una raza
que desde tiempo inmemorial abraza
y ondea del flamenco el estandarte,
con l surge el dilema ms arcano:
es que el Arte, al soar, cre al gitano
o el gitano en sus sueos cre el Arte?
FERNANDA D E UTRERA
HOGUERA GITANA
Con gitano esplendor brilla en Utrera
la sangre generosa de Fernanda,
sangre que en el comps ordena y manda,
sangre de tradicin solearera.
Como fuego inmortal arde en su hoguera
un cante que a las piedras las ablanda,
que encoge el corazn o que lo agranda,
hasta que, envuelto en llamas, se incinera.
Su cante es un pual de escalofro,
un grito que provoca en desafo
cada palo del cante por derecho.
Y, colmado el crisol de sus pesares,
un ro con rumor de soleares
le brota del venero de su pecho.

NIA DE LOS PEIN ES


PILAR D EL CANTE
Fue llama de un candil de luz arcana
y de todos los duendes heredera;
el cante la eligi su pregonera
nombrndola su musa ms gitana.
Hembra cabal, ninguna filigrana
adulter su cante de solera
brotado de una vasta sementera
con estirpe flamenca y sevillana.
Nadie cant jams con ms pureza.
Su estilo obtuvo cartas de nobleza
que ella llev consigo hasta la gloria.
Y Dios le dijo as: para que reines,
el nombre de la Nia de los Peines
ser el pilar del cante y de su historia.
EL CAN ARIO DE ALORA
A LA MUERTE D E UN CANTAOR
Un da doce fue: luna agostea
alumbrando su muerte tan temprana;
cay cerca del puente de Triana
derramando su sangre malaguea.
Dos hombres enfrentados por la grea.
Y aquella madrugada sevillana
ti el Guadalquivir de color grana
la parda y triste tierra riberea.
Nadie evit aquella horrible muerte.
All qued su cuerpo fro, inerte,
con el alba tejindole un sudario.
Pero su voz jams ser olvidada
y lora llora an, desconsolada,
por la muerte inmortal de aquel Canario.
CHANO LOBATO
LA S AL D E CADIZ
Lo puede parecer, mas no es gitano
aunque aprendi de la gitanera,

pues no en vano naci en S anta Mara,


el barrio ms flamenco y gaditano.
Del cante por derecho es artesano.
(Si el cante es laboriosa artesana,
jams se encontrar en Andaluca
quien haga esa labor mejor que Chano).
Tiene preso el comps en su garganta
y un duende que del pecho, cuando canta,
abandonar intenta su clausura.
Y en un clmax que alcanza el infinito
rompe Chano su claustro con un grito
liberando el comps y la jondura.
NIO GLORIA
CRIS OL JEREZANO
Al nombre de un artista jerezano
rendimos justa y fiel dedicatoria
porque elev a la cumbre de la Historia
su estirpe de flamenco y de gitano.
Haba en su fandango un duende arcano
valiente como un grito de victoria,
quedando para siempre en la memoria
como ejemplo de un Arte soberano.
Fue, sin dudar, genial por bulera;
y con su voz, al pueblo estremeca
con la interpretacin de su saeta.
Como vivi, muri: arruinado;
mas su cante, tesoro acumulado
es, hoy an, su ms gloriosa meta.
EL MELLIZO
MIS TICIS MO GITANO
Su vida fue la de un genial gitano
posedo de un raro encantamiento
entre sus dudas y su convencimiento,
y entre lo religioso y lo pagano.
La belleza del cante gregoriano
unida a su insondable sentimiento
supo crear, con singular talento,

un estilo profundamente arcano.


Buscando vanamente la alegra,
su jondura gitana se funda
en el crisol ardiente de la fragua.
Y en mstico fervor conventuario,
soaba como un loco visionario
y, en su locura, le cantaba el agua.
ACOS TA, IGNAC IO MARIA
Cuba. 1.814 1.871
DOLENCIA DE IS ELIA
Esa inquietud que sin cesar te agita,
ese tormento que te oprime el pecho,
y pone abrojos al mullido lecho,
y tu semblante virginal marchita.
Esa lucha fatal que se concita
del corazn en el recinto estrecho,
y le arranca suspiros al despecho
en continua afliccin y amarga cuita;
ese dulce mirar, tu afecto tierno
que revelan un alma candorosa
que pugna por vencer un mal interno;
esa delicia, en fin, que misteriosa
con las penas se mezcla del infierno;
esa es la llama del amor, hermosa.
UN S UEO
S oaba yo que por la senda hermosa
de la virtud la humanidad corra,
y el sol de la verdad resplandeca
llenando el orbe de su luz radiosa.
La torpe envidia, la calumnia odiosa
abaten su poder y bastarda;
y a la voz del progreso se vea
la sociedad aparecer dichosa.
Un pueblo slo es el linaje humano,
triunfa la ilustracin, y por su empeo
su templo cierra para siempre Jano...

A tan mgico cuadro y halageo,


al arpa de oro le tend la mano
por cantar tanto bien... mas era un sueo!...
SONETO
Hay una Alondra en nuestro hermoso valle
que tierno atisba un cazador atento:
Ave divina cuyo dulce acento
al coro manda volador que calle.
Y calla, y se suspende el escuchalle...
que de la Alondra al divinal concento
plega sus alas de placer el viento,
y no hay ave ni flor que no avasalle.
Triunfante su expresin desde su nido
el valle todo con su voz encanta,
y est el amor ante sus pies rendido.
Nada turba el trinar de su garganta,
y si suena en el bosque algn gemido
es de la voz del cazador que canta.
SONETO
Nace fragante, delicada, hermosa,
rica en colores, tmida y galana,
entre perlas que riega la maana
en verde tallo la encendida rosa.
El aura la acaricia voluptuosa;
en agradarla el colibr se afana;
y la rosa gentil de la sabana
es el hechizo y la adorada diosa.
Pero si envuelto en polvoroso aliento
con torpe labio y brbara inclemencia
besa la flor el huracn violento,
entonces mustia, sin color ni esencia
muere infeliz, cual muere en un momento
al contacto del vicio la inocencia.
SONETO
No luce el sol en el oriente un da
sin que nazca en mi pecho una esperanza;
mas ese bien de la ilusin no alcanza
a dar consuelo a mi desgracia impa.

El prisma hermoso de la infancia ma


hzome ver la dicha en lontananza,
y soar ese bien que no se alcanza
y con delirio el corazn ansa.
Pasaron mis risueas mocedades:
el cabello se encuentra encanecido,
sin fuerza ni vigor mis facultades.
Despierto del letargo en que he dormido;
quiero gozar al fin las realidades,
y encuentro slo que ilusin ha sido.
AL PLAN DE MATANZAS
Quin eres t, gigante, en cuya frente
se detienen las nieblas apiadas,
en tanto que a tus plantas, humilladas
rugen las tempestades sordamente?...
Tu fantstica forma sorprendente,
tus crestas a los cielos levantadas,
tus abismos, tus rocas despeadas,
qu misterios encubren a la mente?...
Y pretendo tu origen misterioso
penetrar, al travs del tiempo inmenso
que miraste pasar?... De luz un rayo
ilumina mi espritu; y. lloroso,
que eres la tumba perdurable pienso
del pueblo antiguo que habit en Yucayo.
ACOS TA, JOS E LUIS
Espaa. S iglo XX
Poeta hallado en Internet.
Di por qu con tu ausencia me lastimas
si sabes que te extrao enormemente,
si sabes que este amor incandescente
te adora con fulgor, y lo castigas.
Si ests cerca de m el color mitigas,
tu prisionero soy, tuya es mi mente,
eres bao de luz que lentamente,
hace renacer ideas perdidas.

Si t no ests aqu, me siento triste,


deseo sentir tu piel, tocar tus manos,
sentir aquel amor que t me diste.
Quiero que ests aqu para adorarnos,
para darte este amor que en m persiste
y que me hace sentir infortunado.
SONETO A TU FIGURA
Bella mujer de mgica estructura
que iluminas el mundo con tu esencia,
tu figura que emana transparencia
y que emerge con toda la hermosura.
Lindas formas moldeando tu escultura,
mi Walkiria, con tacto de una Geisha,
la que en su ser, encierra la princesa
de esa amplitud de mxima figura.
Al conjugar a toda la finura
que el amor y pasin desencadena
de una ilusin que siento yo inconclusa.
El punto de partida de mis penas,
recuerdo incandescente de mi musa
eres sangre que corre por mis venas.
ACOS TA, JULIO FLORENCIO
La Paz. Entre Ros. Argentina. 1.918
Poeta. Periodista y Escritor.
Hallado en Internet
SONETO DE CUATRO PIS OS
Desde donde la luz abre las puertas
para que el sol alumbre en planta baja,
la persiana translcida baraja
los remolinos de las hojas muertas.
Hay reflejos que lucen como ciertas
piedrecillas rojizas de una alhaja
y es porque arriba el arrebol trabaja,
para flores que estn recin abiertas.
La enredadera sube al primer piso
cabalgando las rejas y se asoma
donde la nia se espirala un rizo.

Un halcn refugiado en el tercero


revela el cuarto en pos de una paloma
y se derrumba el edificio entero.
AUTORRETRATO
S oy lo que soy: el tiempo y el espacio.
Un hombre, nada ms, cuyos secretos
caben perfectamente en los sonetos
que han tenido la vida de prefacio.
Para llegar aqu, vine despacio,
con los pies sobre viejos esqueletos
y las ansias saltando sobre setos
que le opacan los sueos al topacio.
Historia breve, simple, transparente,
rebelin popular empedernida
con toda la ansiedad del siglo XX
Y si no dejo ms que la esperanza
como mi testimonio de la vida,
para otro amanecer con eso alcanza.
AL ANOCHEC ER
La luz empieza a ser palabra vieja.
Entre el cielo y los rboles el viento
se diluye cansado, amarillento.
La soledad ovilla su madeja.
T conoces el tiempo que se aleja,
ya rememora un ntimo momento.
Y all va desangrado, macilento,
nuestro amor a morir sin una queja.
La tarde es una inmvil despedida
de pjaros dormidos y olvidados
en las vetas oscuras de la vida.
S lo queda una absorta remembranza
buscando entre suspiros asustados
el antiguo color de la esperanza.
ACOS TA, MARIA D EL CARMEN
Barcelona. Espaa. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.

A MYROS LAVA
Poetisa excepcional, genial maestra,
con sus dcimas hace galanura
pues a ninguna gana en hermosura
la dcima ms alta en la palestra.
En los endecaslabos es diestra,
los domina cual si fuese partitura,
sus versos son lechones de cultura
y en todos sus poemas lo demuestra.
A ti Myroslava las gracias doy
por tu paciencia y gran observadora
con tu ejemplo me has hecho lo que soy.
De tus versos ahora soy lectora
y sobre todas las cosas desde hoy
tu leal y ferviente admiradora.
UN AC ERTIJO
Os voy a proponer un acertijo,
cual su fuera una chica adivinanza,
tomadlo si queris como una chanza
y las pistas os dir a revoltijo.
Es un bicho que en vuestras casas fijo
en el cuarto de bao anda y avanza
y con los papeles llena su panza
y a los nios les causa regocijo.
El insecto tiene cierto carisma;
mi vctima de un relato policaco
al bicho lo convierte en bicharraco.
ltima pista para que usis la crisma
y acertis el misterio bellaco
es que su nombre rima con marisma.
Si no aciertas y pierdes la paciencia
dmelo en privado y ampliar tu ciencia.
S INDROME DE ABS TINENCIA
En la profunda faz accidental
de demonios cubiertos con andrajos
que marchan por el mundo cabizbajos,
encuentro al fin la paz del liberal.

En la marcha del mundo artificial


de constantes vaivenes y altibajos
me encuentro de campanas los badajos
que presionan mi ritmo instrumental.
Los demonios estn en todas partes
alzando por doquier sus estandartes
me aprietan, me dominan, me acongojan;
pero ellos a m nunca me aherrojan
y yo impongo mi ley sin ms descartes
que la mima razn que ellos me antojan.
ACOS TA, OS CAR
Tegucigalpa (Honduras) 1.933
Diplomtico y Poeta.
TORO DE MUCHACHA
Vamos a ver los animales, vamos
a la cuadra de la casa de campo,
all est el varn de carne y hueso,
el toro semental, el toso sexo.
Mira desde sus ojos domsticos
y sus msculos se estiran bajo el fuego,
y su testa coronada de calcio
esgrime las banderas del deseo.
El toro muestra su energa erecta,
y en su rostro de bestia muy furiosa
su reflejo al halago femenino.
Lo sostienen sus patas poderosas,
los rganos que cuelgan como ramas,
la pasin hecha aroma masculino.
CARTA DES DE TORREMOLINOS
Un laurel es tu mano entre mi mano
y agua unitiva el ro de tu brazo,
ansias somos unidas por un lazo
tenso de resistir y cotidiano.
El roce de tus labios no fue vano
y para comprobarlo te doy plazo:
sobre mi pecho de hombre est tu trazo

y tu aliento a mi boca est cercano.


Mujer ausente y todopoderosa
no deseo olvidar tu cuerpo fino,
ni tu caricia misericordiosa.
Amo tu risa de fulgente lino
y al recordarte ahora, dolorosa
se me vuelve la sangre y agrio el vino.
COMPAERA AUS ENTE
Admiro tu alegra y tu constancia,
dorada y dulce como tu cintura,
muchacha cuyo pelo es llama oscura,
de msica es tu piel y tu fragancia.
Eres vino hecho miel en la distancia
y libro donde aprendo la escritura,
agua para beber, u va madura,
leche propicia para la lactancia.
Muchacha sola, rbol de ternura,
lmpara con las llamas en la infancia,
fruta que en el roco se inaugura.
No s si eres de cielo o de sustancia
pero la ausencia tuya me tortura
y sabes bien que digo tu constancia.
ACOS TA, S IMON
1.903-1.964
CAS TIGADO
Tan grande, S eor, es mi pecado
que os duele levantarme ya el castigo?
Vos sois de mi dolor un fiel testigo,
no veis que por mi vida est espiado?
Si la ofensa ms grande he perdonado,
no llevo falta grave en mi conciencia.
no es muy dura, Seor, la penitencia
de morir en la cruz crucificado?.
Apuran do mi copa de amargura,
donde veo flotar mi desventura,
a Vos, y sin cesar, he preguntado:

Si creis que la pena es merecida,


qu pude haber mal hecho en esta vida
para ser, como he sido, castigado?
ACOS TA NORIEGA, FEDERICO
Jan. 1.908 1.985
Abogado y Poeta. Fue Juez en Zamora.
Hallado en Internet.
PERO NATO
Este que, inmvil, en su mano lleva
la poderosa insignia de Viriato
es el buen caballero Pero Mato
el que rein en S an Juan de Puerta Nueva.
Porque a mirarle el rostro no se atreva
algn rufin, o hacerle desacato,
huy, al abandonarle el pueblo ingrato,
a un viejo casern como una cueva.
Ya no da vueltas gil y ligero
al soplar de los vientos, ya no dora
la luz del sol las mallas de su acero.
En un rincn de soledad deplora!
Pero an as, el honrado caballero
es el blasn ms puro de Zamora.
PAS O POR EL PUENTE
Cruza la procesin el viejo puente,
farolillos de luz de su cortejo
hacen puente de luz, al puente viejo
devolviendo sus rayos refulgentes.
Y el Duero para Cristo, reverente
torna a su agua azul, brillante espejo,
y doblando la imagen su reflejo
hace otra procesin en su corriente.
Y es el puente y el ro es una alfombra
para el paso de Cristo y de su Cruz,
una alfombra de luz en negra sombra
y una alfombra de sombra en blanca luz.
Y entre sombras y luz el Cristo avanza

seguido de la luz de la Esperanza.


SONETO
De ese costado que tu lanza hiere,
la sangre del Maestro te salpica;
es la sangre de amor que glorifica
el mensaje de Cristo cuando muere.
Y esa sangre de amor que se derrama,
que brota roja del costado abierto,
es la forma de hablar de Cristo muerto
que nos quiere decir cuanto nos ama.
Por eso fue Longinos tu ceguera,
porque ciegos tus ojos no haban visto
que la sangre brotaba, no slo era
la sangre de Jess, sino de Cristo
que es la sangre de amor y de perdn
y la sangre tambin de redencin.
A PILATOS
Dnde est tu justicia juez de Roma?
Dnde est ese poder de las razones?
Dnde la fuerza est de tus legiones?
Y qu es de tu valor, que en ti no asoma?
Es acaso no ser, el ser prudente?
No es acaso callar, la cobarda?
Y qu ley invocar podr algn da
quien deja condenar a un inocente?
Si esos son tus poderes soberanos
y es esa tu Justicia y tu sentencia,
les has hecho traicin a los romanos
negndote a su Ley y a la clemencia,
y es intil seor, lavar las manos
cuando est lo manchado en la conciencia.
A LA FLAGELAC ION
Perdnales, Seor! muriendo clama,
en xtasis de amor en su agona
porque ms que el dolor le consuma
de inextinguible amor, ardiente llama.
Del Glgota en la Cruz, el Hijo muere,

y muere por amor, amor sublime,


de un amor generoso que redime,
hasta la misma mano que le hiere.
Y esa llama de amor que le ilumina
en su muerte al Seor, es esperanza
de poder alcanzar gracia divina.
Y es su abrazo clavado en el madero
con los brazos abiertos, la enseanza
de un mensaje de paz al mundo entero.
EL JURAMENTO DEL S ILENCIO
El crepsculo en rojo se ha dormido
que en violeta la noche difumina,
brilla la catedral, que la ilumina,
hachn de mil hermanos encendido.
De los cirios la luz el viento mece,
y al agitarse trmulas mil luces,
se arrodillan mil rojos caperuces
al Cristo que en el prtico aparece.
Silencio a los cofrades se reclama
con la imperiosa voz de un juramento,
y hasta enmudece, desde aquel momento,
el crepitar del cirio con su llama
y en los labios se corta la oracin,
porque ya solo reza el corazn.
AL PRENDIMIENTO
Treinta dineros compran ese preso
por insaciable sed de tu codicia
y, vistiendo de amor a la malicia,
a tu S eor entregas con un beso.
De la ms miserable hipocresa,
tu beso falso, como ejemplo queda;
y el a Cristo cambiar por la moneda
el smbolo ser de apostasa.
Para de Cristo ser hijo sincero
el alma ha de admitir, fuera de dudas,
que a Cristo no se cambia por dinero;
y aqul que por desgracia tal hiciera
como t colgara, traidor de Judas,

su cuerpo vacilante de una higuera.


SONETO
Es al burla procaz de los sayones
el dolor de tu espalda flagelada,
por espinas tu frente lacerada
y tu boca di vina hecha jirones.
Es la horrible torsin de los tendones
de tu noble figura al ser clavada
y tu cuerpo que rasga una lanzada
donde surge la sangre a borbotones.
Y ese horrible dolor y ese tormento
de tu Pasin, Seor, no ha terminado
porque vuelve otra vez tu sufrimiento
cada vez que yo caigo en el pecado;
por eso, mi Seor, dolor yo siento
por haberos tambin crucificado.
VILLALPANDO
Tu pequeez de Mstoles mariano
lanz al espacio con fervor profundo
el voto de pureza con que al mundo
asombrar hizo, al pueblo castellano;
la semilla enraiz en solar hispano
y el pie que quebrant el reptil inmundo,
en lealtad y fe y amor profundo,
Espaa, lo erigi por soberano.
Y siendo su pureza proclamada,
cuando estaba brotando la semilla
de Villalpando, el grito: Sin mancilla!
sintindose la Virgen halagada,
para siempre ya fue la Inmaculada
y la Virgen de Espaa y de Castilla.
AL CRIS TO DE OLIVARES
Al Cristo milenario, en su peana,
con su trmula llama le ilumina,
triste farol de hierro en cada esquina,
hecho en la vieja forja castellana.
Y la lvida luz, que el viento mece,

a la noche volvi plido lirio;


y as, el Cristo, en la Cruz de su martirio,
espectral entre sombras aparece.
Al comps de un tambor de sordos ecos
desfilan en silencio los hermanos,
crujiendo al caminar los rudos zuecos,
y la luz de un farol entre su manos
ilumina su faz, que se la tapa
la amplia capucha de alistana capa.
EL CRIS TO DE LA TERC ERA CAIDA
Yo te admiro, Seor, en tu cada
y te admiro, S eor, porque en el suelo
has sabido caer mirando al cielo
nimbada con amor tu frente erguida.
Yo admiro, mi Seor, tu noble frente
que en el suplicio se levanta altiva,
porque T eres as la imagen viva
de cmo ha de caer un combatiente.
A tu imagen, Seor, y semejanza
caer yo sin odiar un da espero
con tu sublime amor por enseanza,
la frente altiva, como yo la quiero,
teniendo por tu ejemplo la esperanza
de encontrarte tambin en mi lucero.
A UN S ACERDOTE QUE HACIA
JUEGOS DE MANOS
Prestidigitador de alma sencilla
en sus giles dedos la destreza,
la magia, la ilusin y la belleza
buscando la inocente maravilla.
Y en su vida normal y cotidiana
sacerdote ejemplar, siempre al servicio
de cuanto exige amor y sacrificio
al que ha de predicar con la sotana.
Y Dios quiso tambin al prestimano
y en sus giles dedos se levanta
en la forma sublime de Hostia S anta,
el camino divino que en lo humano,

mueve a hacer realidad la fantasa


de un milagro y verdad: la Eucarista.
A LA C APA
Negra, parda o azul era lo mismo
para esculpir su pao la elegancia,
pues la capa llevaba su importancia
en la gracia especial de su tipismo.
Llevarla un elegante era esnobismo,
llevarla un militar daba arrogancia,
llevarla un caballero era jactancia,
llevarla un espaol fue patriotismo.
Sin embargo espiral la hizo caricia
para ser el amor del caballero
y en el manto real se hizo justicia,
mas el trono dej por lo castizo
y con ella el que quiso fue chispero
o padrino de rumbo en un bautizo.
AL VITI
El toro se ha prendido en su muleta
resoplante, su espuma salpicando,
el diestro en espiral lo va guiando
hbil dominador, figura quieta.
Humilde su testuz el toro humilla,
y el pase gira, largo, bajo y lento
y del diestro a los pies llega el aliento
de la res, al besar la zapatilla.
Silencio abrumador en los tendidos
y un nudo de congoja en la garganta
y cada pase con el diestro aguanta
aumenta el corazn en sus latidos.
Y quin torea as, tan colosal?
Es El Viti toreando al natural.
A UN A PRINC ES A ENAMORAD A
Margarita del mundo te deshoja...
s... no... Frvola y torpe muchedumbre
slo porque princesa de alta cumbre
el mirar hacia abajo no os enoja.

Para m, gran princesa, es paradoja


que el mundo a ver no llegue en tal costumbre
que la curiosidad es pesadumbre
que el alma enamorada se acongoja.
Si romntico amor de azul poema
quiso el hado escribir en noble escudo
el regalo mejor, es la diadema
de ser ante el amor un pueblo mudo,
porque ante l gran dama no hay razones
slo deben hablar los corazones.
AL MAGIS TRAL
Aunque nace en el Ebro es salmantino
siempre del Tormes en la misma orilla;
verso y sotana para andar Castilla
le da patria y honor Vitigudino.
Del Cielo y de la Tierra, en su equipaje
versos, leyenda, cuentos y sermones,
a Zamora la ensalza en bendiciones
con su pluma rindindole homenaje.
Maestro en la enseanza y el saber
y maestro en el arte de escribir,
maestro en el hablar y en el decir,
maestro de maestro lleg a ser;
por eso es Arcipreste en catedral
pero el pueblo le llama: El Magistral
LA FIGURA D EL S ABADO
La figura del sbado triunfal
en desfile, semana tras semana,
en versos perfilo la traza humana
del hombre que luch por su historial.
Mas este ao a tan buen documental
faltaba una figura zamorana;
la figura era envuelta en la sotana
de un noble vate insigne: El Magistral
S acerdote, poeta y caballero;
es la triple razn merecedora;
pues a esto dedicado por entero,
su palabra brill deslumbradora,

plasmando el pensamiento verdadero,


al servicio de Dios y de Zamora.
DES PEDIDA
Camino de Madrid, Manolo y Charo
de estos buenos amigos ya se alejan
y llenos de pesar aqu nos dejan,
sin Folguera y julepe, en desamparo.
Y aunque mucho su marcha lamentamos
de Tabarra a Madrid, porque mejora
y tiene una farmacia redentora,
de su buen porvenir nos alegramos.
Qu le vamos a hacer! S on los vaivenes
con que siempre se marcha en esta vida,
de venir y marchar los parabienes,
de vivir en eterna despedida,
con julepe o sin l, los mil belenes
gozando una amistad que no se olvida.
A UN HIS TORIADOR
Buceador de la historia infatigable
su fuente la encontr en el Romancero
pues siendo zamorano es lo primero
donde se ha de buscar como historiable.
Y pescando romances en el ro
de poemas histricos revuelto
fund en un libro lo que andaba suelto
salvndonos as del extravo.
Es un tributo al pueblo zamorano
de un enamorado de su historia
que deja en esto su perfil humano,
de dar al mundo el testimonio vivo
sacando a relucir toda la gloria
que estaba all escondida en el archivo.
A DON JOS E REGOJO
Galicia le brind noble solar
para adornar mejor su nacimiento,
mas Castilla le presta el pensamiento
ensendole un mundo a conquistar.

Y ya conquistador, brillante estela


Capitn de la Industria lo proclama
y dando testimonio de su fama
Fermoselle, Zamora y Redondela.
Y ampliando la misin conquistadora
se lanza a la conquista del amigo,
con su franca amistad acogedora,
y amigo de Regojo en esta hora
no hay quien deje de serlo en este Vigo
ni quien deje de serlo all en Zamora.
EL CRIS TO DE LA HUMILD AD
Despus de condenado en burdo juicio,
coronada tu frente por espinas,
sobre tu misma mano la reclinas
en el breve descanso del suplicio.
Qu se esconde, Seor, bajo tu frente?
Qu piensas mi Seor en ese instante?
Es acaso, Jess, que no es bastante
hacerte condenar, siendo inocente?
S lo a tus jueces la condena infama
por el torpe baldn de su sentencia,
y todo el orbe con ardor se inflama
al noble resplandor de tu inocencia.
Y para siempre con amor te aclama,
Seor de la Humildad y la Paciencia.
LOS ROMANOS
Reflejo de los cascos imperiales
flotar de sus penachos en el viento,
brillante formacin en movimiento
al comps de los sones ms marciales.
Espejo de los bravos centuriones
al viento la bandera desplegada
os aplaude la gente entusiasmada
temblando de emocin los corazones.
Para siempre enterrada por la historia
la Roma de los Csares cada,
envidia sentir por vuestra gloria
al veros desfilar como romanos

porque cobra su Imperio nueva vida


en vuestra eterna fe como cristianos.
LA VIRGEN DE LA BANDERA
Aqu empieza tu pueblo mi Seora
este pueblo feliz de humildes gentes
que lo extiende por cinco continentes
su estirpe aventurera y soadora.
En noble vocacin de labradora
desde el Cielo a la tierra van sus frentes
pues la saben alzar como creyentes
y bajarla tambin trabajadora.
A este pueblo que duerme a tu cobijo
y derrama sus hijos por doquiera;
gurdalo, mi Seora, como al Hijo
que tienes amorosa entre las manos,
pues la Virgen sers de la Bandera
y tus hijos sern fermosellanos.
A UN CRIS TO CUALQUIERA
Del infinito espacio, roto el velo,
es esperanza azul de nuestra esfera,
millones de planetas en espera
de un mensaje de Amor que cubra el cielo.
Pero este hombre soberbio de La Tierra
al que el sordo egosmo lo atenaza,
no le importa la atmica amenaza
que le ha de destruir en una guerra.
Porque a esta destruccin yo me resisto,
yo te pido Seor, Cristo cualquiera,
que el mundo sepa amar igual que Cristo,
porque cuando el Amor as nos una,
pisaremos los astros en espera,
lo mismo que pisamos en la Luna.
UN CRIS TO NUEVO
Has dejado de ser noble madera
para ser de la paz, noble semblanza,
en la imagen de Cristo a semejanza
de la Paz que en su muerte consiguiera.

Esa Paz de tu muerte yo quisiera,


ver como el mundo por tu amor alcanza
para llenarlo as de fe y confianza
y entre los hombres que el amor naciera.
De Cristo de la Paz te sueo un da
y la paz de mi vida te confo,
haciendo de tu Paz la paz que anso,
esa paz del amor que quiero ma.
Esa paz del amor ciego y profundo
de un Cristo de la Paz para este mundo.
EL CRIS TO DE JERUS ALN
La loca insensatez del pueblo pide
su cabeza la Pretor de los romanos,
quien lavndose hipcrita las manos
por la vida del Justo se decide.
-Si eres de Dios el Hijo verdadero
que te salve Tu Dios del sacrificioY en el triste final de su suplicio
es un hombre clavado en un madero.
Perdnalos Seor! En su agona
Jess de Nazaret al cielo clama.
La sangre del costado se derrama
y muere en la penumbra con el da.
Y en medio de la sombra y el dolor
nace la luz eterna de su Amor.
EL CRIS TO DEL S IGLO XX
El recuerdo el Glgota es historia
en la imagen de un Cristo, muy sencilla,
que preside el altar de una capilla
para hacer permanente Su memoria.
Queda de la tragedia del Calvario,
el largo debatir de una doctrina,
mientras Verdad y Amor, nos ilumina
desde el recinto estrecho del S agrario.
Y en le silencio mstico del templo
la llama inextinguible de su Amor,
incansable repite el mismo ejemplo.
Cristo dice: Perdnales Seor!

Y se quiere morir por nuestro bien


lo mismo que muri en Jerusaln.
MI CRIS TO DEL ES PACIO
Las fuerzas del espacio poderosas
con el juego orbital de los planetas,
la misteriosa luz de los cometas,
las estrellas, galaxias, nebulosas.
Todo habla de Creacin interminable,
de una inmensidad que es infinita,
sin tiempo y sin espacio, en que palpita
la existencia de un Dios incuestionable.
Y ciando en ese Cosmos yo medito
acabo de aprender que Dios existe.
Que eres Hijo de Dios, T lo dijiste,
por eso en el azul de lo infinito
la fuente universal de toda luz,
aunque nadie la vea, est T Cruz.
MANOS DE CRIS TO
Esas manos, S eor, blancas, divinas
y que el hierro rasg con vil suplicio,
abiertas con dolor al sacrificio
rubrican el amor de sus doctrinas.
Blancas manos, Seor, que peregrinas
tuvieron en su palma un orificio
para el mundo regar de beneficio
izando la verdad entre sus ruinas.
Manos blancas, caminos de esperanza
que alumbran para el orbe el derrotero
con el Norte de firme confianza;
pues tus manos clavadas al madero,
en abierto abrazo, es esperanza
de un mensaje de paz al mundo entero.
ES PAA
Regalado por Dios a este planeta,
este rancio solar, se llama Espaa;
slo amor y dolor forja su entraa
y tiene en el honor cumplida meta.

Los vaivenes sin rumbo de su historia,


con el oro y la sangre por bandera
en la loca aventura marinera,
un mundo ha de lograr para su gloria.
Belicosa, altiva, mariana,
misionera, rural y soadora
las glorias de su ayer, son su maana;
un maana que a todos nos asusta,
do tiene que seguir siendo seora.
Porque Es paa es as, a m me gusta.
EL AJO
Tu nombre, angelical as lo hicieron,
los nios que al hablar te pronunciaron,
con aroma feliz se perfumaron
los guisos que por guisos se tuvieron.
En andaluz gazpacho te sirvieron,
humilde en copa de pastor te honraron
y si extico ali-oli te llamaron
los ms grandes seores te comieron.
El orbe entero ante ti se inclina
y proclama sincero y sin jactancia
que rendido el puchero a tu fragancia
te hiciste emperador de la cocina.
Por eso te concede el mundo entero
el sepulcro dorado del mortero.
AL AJO
Entre seda y perfumes fue su cuna,
pues vino como un Mago desde Oriente,
trayendo al tulipn como pariente,
mas no fue presumido en forma alguna.
Con el jugo oleoso de aceituna
mezclose en amalgama muy hirviente,
y de agua y pan por slo su ingrediente,
leg en sopas al mundo una fortuna.
Desayuno en pastor para el trabajo,
para el clrigo cena de puchero,
su fama ha conquistado el mundo entero
y para el mrito tanto que contrajo

se ha levantado par honor del ajo


el sepulcro de piedra del mortero.
EL NAC IMIENTO
La noche se ha hecho azul en Palestina
porque era para el mundo la ms bella
y al destello brillante de una estrella,
un portal en Beln que se ilumina.
Gloria a Dios! Gloria a Dios en las alturas!
mientras suenan anglicos clarines,
atruenan con su voz los serafines
pregonando a los hombres las venturas.
La humilde sencillez de la pobreza
a un pesebre hace trono de realeza
que engrandece la Virgen con su amor
y al arrullo materno de un cario,
la madre en su regazo duerme a un nio
y en el mundo despierta un Redentor.
LA MADRE TRIS TE
El cadver de Cristo ya reposa
entre los brazos de su madre triste
y tanto es el dolor que en ella existe
que con la angustia el alma le rebosa.
En su plida tez, del desconsuelo
nublados de llorar sus dulces ojos,
al contemplar del Hijo los despojos
que lleva en su regazo con anhelo.
Y en medio de la noche que ha vestido
el luto del dolor con su negrura,
la mujer zamorana no ha querido
a la Virgen dejar con su amargura,
y la acompaa en el intenso drama
y Nuestra Madre con amor le llama.
A JES US YACENTE
Esquilas y tambor forman concierto
con la pesada cruz que un penitente
arrastra por el suelo roncamente
a pie desnudo, con el paso incierto.

Y por el ro de silencio abierto


pasa el cadver de Jess Yacente,
y muda de emocin queda la gente
pensando de verdad en Cristo muerto.
Y cuando de dolor cerrarnos quiere,
un nudo de congoja la garganta,
que parece que el alma se nos muere,
un salmo desde el pueblo se levanta
y todo el mundo sin saberlo canta
tremolando en el aire un miserere.
SONETO AL BARANDALES
Ya suena, Barandales, tu campana
que el bronce estalla en agudos sones
y a tu agudo sonar los corazones
se funden con el alma zamorana.
Ya suena pertinaz tu tintineo
y el metlico grito es el alerta
que a toda la ciudad mueve y despierta
encendida de mstico deseo.
Resuena tu campana, Barandales,
llenando a la ciudad del triste son
del latido tenaz de los metales.
Pues el eco que al paso se levanta
de ese grito de bronce es el pregn
que nos viene a anunciar: S emana S anta.
AL GOZO DE N UES TRA S EORA CUANDO
S E S UPO MADRE D E DIOS
Mira a tus pies magnfica Seora
a este pueblo sumiso y reverente
que, inclinando ante ti su altiva frente,
tu santa proteccin, Virgen, te implora.
Y acogido a tu sombra protectora
su alma encendida con amor ardiente
se viste en la Pasin de penitente
en busca de la gracia redentora.
Si este pueblo te llama: Madre ma!
si con todo su amor en ti confa,
si pidiendo con fe todo se alcanza

cubrirlo con amor bajo el encanto


del verde terciopelo de tu manto,
sublime majestad de la Esperanza.
A LA C ALLE S ANCHO IV
Quiero cantarte calle en lo ms alto,
escondida de arena, bajo gruesa capa,
que en esta ocasin es verdad que tapa
la ignominia y desdicha de tu asfalto.
Tu pobre enfermedad es simplemente
que tienes la viruela del pedrusco;
pero no hallo razn, aunque la busco
de esa boca de riego tan saliente.
Tu soabas por calle a buen seguro
con otra superficie algo ms lisa
y no este pavimento spero y duro
y al verte as, si te he de ser sincero,
por querer presumir, me da la risa
y qu lstima seores del dinero!
PILAR
Cuando le hizo su ardor Hijo del Trueno
nuestra sangre fogosa le atraa,
porque slo en Espaa, hallar poda
el mismo ardor del que l estaba lleno.
Y al unsono ardor los corazones
de la Espaa y S an Yago se fundieron,
y as entonces a Cristo defendieron
con la espada y la fe, como razones.
Por este ardor, la Virgen complaciente,
leg a Espaa el magnfico Pilar,
el smbolo de fe y amor ardiente
en que aprenden los hombres a rezar;
que es sostn de la raza ms valiente
con que el mundo jams pudo soar.
GUARIAIUNA
Al comps de la espada conquistando
predicaba la fe, la raza hispana,
y un nuevo mundo por gracia mariana
para gloria de Dios iba forjando.

Y as el indio Juan Diego, transformando,


la Virgen quiso ser americana
y patrona de tierra mejicana
en idioma espaol le estn rezando.
Y la Virgen de Espaa agradecida
en medio de speros granitos,
en tierra de Villuercas escondida,
levant un Monasterio a sus amores
donde se forjan a sus pies benditos
los hombres que Ella arm conquistadores.
LA MADRE TRIS TE
El cadver de Cristo ya reposa
entre los brazos de su madre triste
y tanto es el dolor que en ella existe
que con la angustia el alma le rebosa.
En su plida tez, del desconsuelo
nublados de llorar sus dulces ojos,
al contemplar del Hijo los despojos
que lleva en su regazo con anhelo.
Y en medio de la noche que ha vestido
el luto del dolor con su negrura,
la mujer zamorana no ha querido
a la Virgen dejar con su amargura,
y la acompaa en el intenso drama
y Nuestra Madre con amor le llama.
ACUA, ANGELINA
Jutiapa. Guatemala. 1.904
Maestra de Primaria y Bachiller.
Licenciada en Ciencias y Letras.
Poeta hallada en Internet.
LOOR A LAS MAES TRAS BELENITAS
Eres, Beln, el rbol y el santuario
ms alto que tus verdes masteleros,
bajo tu amparo nido de jilgueros
van emplumando un tierno abecedario.

Llega el da del vuelo temerario:


Ya tiene alas, cielos y senderos
y al ensayar sus remos volanderos
remontan el espacio libertario!
Su afn magisteriales, una fiesta,
su amor lleva a las aulas la floresta
que se puebla de arrullos femeniles.
Maestras belenitas, mis hermanas,
van por la vida antorchas soberanasguiando hacia Dios los pasos infantiles.
PARA QUE BRILLE UN A LAGRIMA
No me digas con verbo de celajes
que interrump la ruta de tu aurora
y que enturbi la onda reflectora
del ro musical de tus paisajes!
No me digas con trinos que en los viajes
de tu cancin cruc como heridora
flecha de incomprensin, y que, en mala hora
fui eclipse en el fulgor de tus cordajes!
Porque en mi corazn se vuelve espina
tu miel, y tu celaje, llamarada,
Calvario de la angustia que culmina
en desesperacin crucificada.
Y una lgrima soy, que se ilumina
bajo tu inmensa luz resucitada!
ELOGIO DEL S ONETO
I
Dicen que ya no cuentan los sonetos
porque el soneto es crcel y es cadena
que aprisiona la idea y la condena
entre lricos muros y en aprietos
Y para qu meterse en vericuetos
de mtrica y de rima cuando suena
tan elocuente la expresin serena
del verso libre, suelto, sin secretos?
Mas, qu fcil resulta para el estro
solemne y armonioso del maestro
que naci con la lira, en buena hora

Porque el soneto, entonces canta,


brilla y una constelacin se maravilla
en las catorce estrellas que atesora!
II
El soneto es eterno!... tal exclama
la voz de la belleza; y nunca muere
porque el lauro de Apolo le confiere
luz de inmortalidad a su proclama.
S ortilegio, el soneto es clave y flama
de un misterioso hechizo que requiere
verso, poesa, ritmo y cuanto adquiere
indehiscencia lrica en su trama.
En el templo del verso es lampadario
de catorce fulgores lapidario!
Y a la hora de alzar la eucarista
es el cliz eurtmico, perfecto,
para escanciar el vino predilecto
en sacra comunin con la poesa.
EL BES O
Ritmo de la emocin petrificada,
lrica de buriles que colora
en rima de alabastro cincelado
la msica en que el verso se transflora.
Es un sueo de amor, rapto plasmado
sobre el plinto del xtasis; demora
su misterio de piedra, eternizado
una cancin de miel embriagadora.
Circundado en aureola de ternura
y en un delirio arrobador vibran do,
dice el numen su lrico embeleso.
Hay un alma en el rictus que perdura,
sedienta plenitud, armonizando
la suspirada realidad del beso.
ACUA, HERN ANDO DE
Valladolid, 1.520 - Granada, 1.580

Ver en: Biblioteca Miguel de Cervantes


S onetos o Ramn Garca Gonzlez
ACUA, JOS E BAS ILEO
Per. 1.897 S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
EL TEMA D E LA GAVIOTA
Tu presencia brill en la lejana
de mi vejez, como un dorado sueo,
y mi barca invernal, en vano empeo,
burlaba ausencias de su lozana.
Yo deseaba cobrar lo que perda
y revivir la luz de que fui dueo.
El amor es a veces un beleo
y a veces es un ave en agona.
La barca de mi fe, desmantelada,
la puse a navegar por mar ignota.
Cada golpe de vela un ala rota.
Cada luna una flor desconsolada.
Y en la noche, rival de la alborada,
cay muerta a mis pies una gaviota.
ES EL AMOR ENGAO
Extinguise la luz que antes vea
en mi noche interior, como lucerna
que apaga el vendaval. La duda haba
cegado el manantial de la cisterna.
Pero la duda, no es dudosa va?
No es el engao una verdad eterna?
No es el amor delirio y fantasa?
No es la ternura una mentira tierna?
Si es engao el amor, es semejante
a la luz y a la sombra; si es artero,
vida y muerte lo son; y si el amante
nos traiciona, tambin lo hace el lucero.
La tumba es del amor tumba fragante
y el miedo a amar es su sepulturero.
ACUA, MAN UEL

Mxico. 1.849-1.873
Poeta con un trgico destino. Nace en S altillo, Coahuila el 27 de agosto de 1.849
y se mat en la ciudad de Mxico el da 6 de diciembre de 1.873. Estudiante de
Medicina a causa de un desengao amoroso, se quit la vida ingiriendo cianuro.
A UN A FLOR
-------------------Cuando tu broche apenas se entreabra
para aspirar la dicha y el contento,
te doblas ya y cansada y sin aliento
te entregas al dolor y a la agona?.
No ves acaso, que esa sombra impa
que ennegrece el azul del firmamento
nube es tan slo que al soplar el viento,
te dejar de nuevo ver el da?.
Resucita y levntate!... An no llega
la hora de que en el fondo de tu broche
des cabida al pesar que te doblega.
Injusto para el sol es tu reproche,
que esa sombra que pasa y que te ciega,
es una sombra, pero an no es la noche.

SONETO
------------Porque dejaste el mundo de dolores
buscando en otro cielo la alegra
que aqu, si nace, slo dura un da
y eso entre sombras, dudas y temores.
Porque en pos de otro mundo y otras flores
abandonaste esta regin sombra,
donde tu alma gigante se senta
condenada a continuos sinsabores.
Yo te vengo a decir mi enhorabuena
al mandarte la eterna despedida
que de dolor el corazn me llena;
que aunque cruel y muy triste tu partida,
si la vida a los goces es ajena
mejor es el sepulcro que la vida.

HIDALGO
--------------S onaron las campanas de Dolores,
voz de alarma que el cielo estremeca,
y en medio de la noche surgi el da
de augusta libertad con los fulgores.
Temblaron de pavor los opresores
e Hidalgo audaz al porvenir vea,
y la patria, la patria que gema,
vio sus espinas convertirse en flores.
Benditos los recuerdos venerados
de aquellos que cifraron sus desvelos
en morir por sellar la independencia;
aquellos que vencidos, no humillados,
encontraron el paso hasta los cielos
teniendo por camino su conciencia!.
A ROS ARIO
Esta hoja arrebatada a una corona
que la fortuna coloc en mi frente
entre el aplauso fcil e indulgente
con el primer ensayo se perdona.
Esta hoja de un laurel que an me emociona
como en aquella noche, dulcemente
por ms que mi razn comprende y siente
que es un laurel que el mrito no abona.
T la viste nacer, y dulce y buena
te estremeciste como yo al encanto
que produjo al rodar sobre la escena.
Gurdala y de la ausencia en el quebranto
que te recuerde de mis besos, llena,
al buen amigo que te quiere tanto.
A UN ARROYO
Cuando todo era flores tu camino,
cuando todo era pjaros tu ambiente,
cediendo de tu curso a la pendiente
todo era en ti fugaz y repentino.
Vino el invierno con sus nieblas vino

el hielo que hoy estanca tu corriente,


y en situacin tan triste y diferente
ni an un plido sol te da el destino.
Y as en la vida el incesante vuelo
mientras que todo es ilusin, avanza
en slo una hora cuanto mide el cielo.
Y cuando el duelo asoma en lontananza
entonces como t cambiada en hielo
no puedes reflejar ni al esperanza.
ACUA, ROS ARIO DE
Madrid. 1.851 Gijn. 1.923
Escritora y autora dramtica y poeta
Autora del drama Rienzi el Tribuno
EL OTOO
Templa su fuego el sol bajo el nublado;
las nieblas rompen sus tupidos velos
y desciende la lluvia, y arroyuelos
de lmpido cristal recoge el prado.
Pjaro amante, insecto enamorado,
sienten, ltima vez, ardientes celos;
marchan la golondrina y sus polluelos:
se adorna el bosque de matiz dorado.
Ya est aqu! El mar levanta sus espumas
y acres perfumes a la tierra enva...
Quin no le ama? Entre rosadas brumas,
coronado de mirtos y laureles,
viene dando a las vides ambrosa,
vertiendo frutas, regalando mieles!
LA MUERTE
Es dormir sin ensueos y en la hundida
fosa quedar en eternal reposo?
O es despertar del sueo pavoroso
que el hombre llama, en sus delirios, vida?
La obra del alma quedar perdida,
deshecha, en el abismo tenebroso?
O tendr su empezar esplendoroso
cuando sintamos la postrera herida?

Qu importa lo que fuere! Si es el sueo


sin ensueo, el no ser, dormir sin tasa...
Es posible lograr mayor ventura!
Y si es el despertar del triste ensueo
del vivir terrenal, que al alma abrasa...
Hay dicha ms gloriosa y ms segura!
SONETO ESCRITO PARA S ER GRABADO
EN LA TUMBA D E MI PADRE
Piedra, que sers polvo deleznable,
pues todo al paso de los aos muere,
mi pensamiento en su amargura quiere
fundirse en lo que guardas implacable.
Alcanza en lo infinito y no le es dable
darse a la muerte si el dolor le hiere,
que el pensamiento en su amargura adquiere
una fuerza vital imponderable.
En los abismos de la muerte hundido
est mi padre, luz del alma ma,
y an ms all del polvo y del olvido.
Ms all de mi noche eterna y fra
concibo su recuerdo bendecido
y la esperanza de encontrarle un da.
EL ARROYUELO
De oculto manantial oculto brotas,
y, apenas sales de la agreste umbra,
eres cristal donde se mira el da,
son destellos del S ol tus limpias gotas.
Bajas por la caada y la alborotas
con murmullos de plcida alegra,
y mueres en la verde pradera
que se fecunda con tus linfas rotas.
Das de beber a la cansada abeja
y nutres las campestres florecillas,
y en ti se baa el ruiseor celoso.
Dichoso el ser que tu vivir refleja
y llega, de la muerte, a las orillas,
humilde, puro, alegre y generoso.

A LA C IENCIA
Fuera de ti, el dolor, la incertidumbre,
turban la vida al pensamiento helando,
y el hombre, sobre el mundo caminando,
se rinde ante tu inmensa pesadumbre.
S lo t eres la luz, la nica lumbre
que eternas esperanzas vienes dando;
por ti la humana grey se va elevando
de la verdad en la infinita cumbre.
Al fulgor de tus grandes luminares,
sobre ancho pedestal de cien emblemas
a la razn coronas en tus lares,
y al ceirla de mltiples diademas,
los dolos se caen de sus altares
tus leyes se consagran cual supremas!
GUS ANOS
Al firme escollo subo con pie leve;
llego a su cumbre y sintome en la roca;
el mar de blanca espuma la revoca,
mas su duro cimiento no se mueve.
Un gusano se arrastra en marcha aleve,
y en las aristas del granito aboca;
esparce crecha en todo cuanto toca
y entre las grietas a morder se atreve.
Se tornar el escollo todo arena,
a voluntad del viento y la resaca,
que a este fin el gusano le condena!
De igual destino nuestro ser no escapa,
aunque est el alma de firmezas llena,
cuando el gusano del rencor la ataca!
MIS GOLONDRINAS
Tenis el nido bajo el mismo alero
que cobija la reja de mi alcoba,
y si el triste pensar mi sueo roba,
percibo vuestro sueo placentero.
Vuestro pico, a la aurora, tan parlero
en dulce paz el pensamiento arroba
y un hondo encanto de vivir me innova

con ansias de andar bien por mi sendero.


Y cmo no? Qu esfuerzo y que fatiga
os cuesta vuestro pan y vuestro nido
y, qu alegre alzis vuestra cantiga!
Es que el afn del da habis cumplido
y esa es la misma ley que a m me obliga,
y, neciamente por mi mal olvido!
EL INVIERNO
Denso celaje los espacios cruza;
en las caadas los torrentes crecen;
la fiera, el bruto, el ave se guarecen;
helada nieve el cierzo desmenuza;
el mar rugiente olas entrecruza;
hojas, insectos y flor desaparecen;
los troncos y las rocas se enmohecen,
y la ventisca le monte encaperuza.
Vedle llegar! Con vvidos fulgores
bordan los astros su nocturno cielo.
Quin no le hiere? Henchido de vigores,
por la nieve su frente encanecida,
viene cuajando brotes bajo el hielo,
prestando savias, concentrando vida.
LA PRIMAVERA
Tenue brisa se cierne entre la flores
robndolas perfume en su corola;
cantan en la enramada, agreste y sola,
trmulos de placer los ruiseores.
Irradia el sol esplndidos colores;
su rojo manto extiende la amapola;
el mar con tonos de oro se arrebola
y la selva se llena de rumores.
Ya viene! Por el monte y la caada
se oyen cantares de pasin henchidos.
Quin no la adora? Vedla coronada
de perlas de roco y mariposas
Viene prendiendo n la floresta nidos,
dando besos de amor y abriendo rosas.

EL VERANO
El cielo azul con lmite brumoso;
la mies en ondas de oro cimbreada;
el crepsculo unido a la alborada;
el mar tranquilo; el monte silencioso;
en el otero, fresco y oloroso
se oye piar de clueca y de pollada;
rumor de vuelo y sones de cascada:
zumbar de insecto, arrullo cadencioso
Ya llega! Con su cetro nacarado
toca la tierra y surgen sus tributos.
Cmo no amarle? Vedle coronado
con destellos del sol enrojecidos
Viene, entre aromas, sazonando frutos,
llenado trojes y poblando nidos.
A MI MADRE, DOLORES VILLANUEVA,
VIUDA D E ACUA, AQU YAC ENTE D ES DE 1.905
Ya estoy contigo, madre; nuestras vidas
caminaron por sendas diferentes,
llegando, al fin, cansadas y dolientes,
a dormir en la muerte, confundidas.
Por filial y materno amor unidas,
queden en paz eterna nuestras mentes,
cual dos opuestas ramas o corrientes
de un solo tronco o manantial nacidas.
No despertemos, nunca, madre amada!
Mas si al mandato del poder divino
el yo consciente surge de la nada,
uniendo tu destino a mi destino,
llvame entre tus brazos enlazada
y sigamos las dos igual camino!
EL LIRIO S ILVES TRE
En la orilla del lmpido arroyuelo,
sobre el verde tapiz de la pradera
te engendra la risuea primavera
cuando an la escarcha se transforma en hielo.
Perfumado y erguido, desde el suelo
presta aroma a la brisa placentera,

y la pintada mariposa espera


libar su cliz para alzar su vuelo.
De transparente y ntida blancura,
o violado, o briznillas rojas,
es la gala y encanto del esto
y es un smbolo eterno de hermosura
al desplegar el manto de sus hojas
esmaltadas con perlas de roco.
CAS UALIDAD
S o, y en la dormida inteligencia
vi al humano, con ansia desmedida,
buscando los principios de la vida,
y dudando a la vez de su existencia.
Vi al roco revestido de prudencia,
vi la igualdad tornarse fraticida,
vi la diosa razn entumecida
y en el caos a Dios y a la conciencia.
Vi un araza luchando con la muerte,
a Europa envuelta en sangre y desgarrada,
ms lejos, sin girar, la tierra inerte.
Y an de mi sueo aquel horrorizada,
me despert, con peregrina suerte,
de un loco que pas la carcajada.
SONETO
Igualdad! Casta virgen que aparece
revestida de mgicos fulgores,
y que ofrece a los hombres sus amores
mientras el alma en la ilusin se mece!
Su vaga forma ante la vista crece,
les invita a luchar por sus favores,
y apenas se proclaman vencedores,
cuando al irla a tocar, desaparece.
De Libertad y de justicia hermana,
su imperio tiene en la mansin divina
y all la encuentra la razn humana.
Cuando el destino de su fin camina,
que en este mundo de flaqueza vana
no se la ve jams, se la adivina!

SONETO
Ya ha muerto! En los abismos del olvido
lo sepult el rodar de nuestra esfera!
polvo queda no ms, sombra ligera
de todo aquello que en la tierra ha sido!
El tiempo se lo lleva confundido
con mil aos y mil quin lo dijera!
Tan slo el hombre en su soberbia espera
que llegar a contar los que han huido.
Un ao que ha pasado! Hacerle cargo
por ser largo, o ser leve, es bien aleve.
Quin le pudo llamar feliz o amargo
Quin a medirle por comps atreve!
Para el que hall la juventud fue largo.
Para el que vio la ancianidad fue breve.
A LA MEMORIA D E VICTOR HUGO,
LA HERENCIA D EL GEN IO
Entre olas de placeres y dolores,
luchando siempre, sobre el mundo avanza
la humanidad, siguiendo a la esperanza,
astro que irradia ardientes resplandores.
Cantan sus muchedumbres mil primores,
y cuando piensan que lo eterno alcanza,
se inclina de la muerte la balanza
y se hunden en la sombra sus amores.
Pasa, cual humo, al fin desaparece,
y en el silencio de la noche rueda:
En tanto el alma de los genios crece,
de un siglo entero el pensamiento hereda,
en estelas de fuego se estremece,
y al fin en lo inmortal luciendo queda.
LA LIBERTAD
Oh! libertad fantasma de la vida,
astro de amor a la ambicin humana,
el hombre en su delirio te engalana,
pero nunca te encuentra agradecida.
Despierta alguna vez! Siempre dormida

cruzas la tierra, como sombra vana:


Se te busca en el hoy para el maana,
viene el maana y se te ve perdida.
Cambiase el nio en le mancebo fuerte
y piensa que te ve triste quimera!
con la esperanza de llegar a verte.
Ruedan los aos sobre la ancha esfera
y en el ltimo trance de la muerte
an nos dice tu voz: espera! espera!
LAS A CUMBRES
Se sube y quedan valles y caadas
en rincn apacible y escondido;
se deja, abajo, al quietud del nido,
se busca, arriba, abismos y emboscadas.
Al fin de penossimas jornadas
se llega, si el cansancio no ha vencido,
a ventisquero por el sol bruido;
a rocas por el rayo quebrantadas.
Tambin las almas de pasin henchidas,
ascienden en jornadas a las cumbres
del oro, del saber o de la gloria.
Muchas por el cansancio son vencidas;
las que llegan qu horribles pesadumbres
tienen que compartir con la victoria.
LOS ENVIDIOS ILLOS
La envidia, en sus negruras repugnantes,
tiene tambin su mrito, y su alteza,
y lleva un sello de inmortal grandeza
cuando alienta en el pecho de gigantes.
Quin sabe si el Quijote de Cervantes
fue una sonrisa amarga de tristeza
al ver rendida su genial cabeza
entre tantas de imbciles triunfantes!
Esa envidia del genio, que ennoblece,
no es la vuestra malvada camarilla
del odio ruin, que achica y envilece!
Vosotros sois, cual perro de trailla,
que a la vista del ltigo enmudece

y ante indefensa res soberbio chilla.


MI ULTIMA CONFES ION
El da termin; la noche llega;
he sentido, he pensado y he llorado;
am y odi, pero jams ha dado
asilo el alma a la pasin que ciega.
La fe en el porvenir mi ser anega;
constante y rudamente he trabajado;
sufr el dolor con nimo esforzado
y sembr mucho, sin hacer la siega.
Gan el descanso en la regin ignota
donde reina la paz del sueo inerte;
pero la luz que de la mente brota
y en ruta eterna sus destellos vierte
ser encendida en estacin remota.
Tendr otro da al terminar la muerte!
ACUA D E MARMOLEJO, LEONORA
Valle de Cauca. Colombia. Siglo XX.
Periodista, pintora, poeta y escritora.
Reside en Nueva York.
Poeta hallada en Internet.
LAA ES CALERA DE LOS S UEOS
Visualizas tus metas y tu estrella
con fe y con esperanza, y s paciente:
sin prisas, pero firme y persistente,
siguiendo de tus sueos tras la huella.
Ve subiendo uno a unos los peldaos
y no mires atrs, mira a la cima
con el dorado sueo, el que aproxima,
olvidando dolor y desengaos.
No te turben cellisca ni borrasca;
sube y sube, deja atrs la hojarasca,
tu coraza interior ser tu escudo.
No cuentes los peldaos cuando empieces;
sube que el triunfo alcanzars con creces
y la estrella tendrs si eres tozudo!

S U INS TANTE MENGUADO


Un da l me dijo mirando en lontananza:
Si algn da me dejaras, morira a la deriva,
y lgrimas baaron sus ojos verde oliva
en donde antes brillaran la fe y la esperanza.
Era un hombre de acero, que pareca un roble,
mas trigo candeal era, y de fibra flexible;
y cuando iba al mercado del pueblo, muy sensible
al ms pobre comparaba y le pagaba doble.
Comparta su vendimia y sus trojes con otros,
y era honesto, amoroso, alegre, e indulgente;
y de Gibrn segua su gran filosofa.
Cabalgaron pesares cual desbocados potros
en su instante menguado cuando yo estaba ausente,
mas por telepata, yo viv su agona!
ES TE AD IOS
Este adis que me deja sin acento
y me priva del gozo de tu risa,
es cual campana sacudida aprisa;
corta mi vida ya sin pensamiento.
Este dolor tenaz, espina al viento,
dolor de tu partida sin sonrisa,
es una mariposa que sin brisa
se mece entre las flores sin aliento.
Es pesar de mi vida anonadada
e incapaz de sentirse ya halagada,
sin aurora que alumbre en la maana,
es sonido, dolor estremecido
del canto de un turpial adolorido
porque ha muerto la voz de tu campana!
NO HABRA UN ULTIMO POEMA
No habr un ltimo verso para un bardo.
Un poeta jams debe decir:
Este es mi ltimo verso, ni al morir
pues tras de muerto su palabra es nardo,
y es grito, y es camino, y es estrella.
Convierte en un poema lo que a su alma
turba en placer, dolor, o torna en calma,

dejando voz de coruscante huella.


Y no podr callar pues siempre flota
la palabra sublime y el mensaje
de amor y paz y confraternidad,
que a flor de piel de sus honduras brota.
No podr el vate nunca hacer anclaje:
Pilotear el bajel con su verdad!
CANTO A NATURA
Oh Natura, Natura, que mi alma engalanas
que en cada primavera trayendo al corazn
con flores y con trinos, una dulce cancin
que por montes y valles cual vibrar de campanas,
va en las alas del viento con su voz de cristal.
Oh Natura, Natura, en tu noble regazo,
en noviembre yo he visto brotar rosas de raso
cuando ha pasado esquivo el calor estival.
Oh Natura, Natura, que cual una deidad
apartas de los hombres tristeza y soledad:
en la grandeza inmensa de tu vientre feraz
con equidad en ciclos, riges compensacin.
Ante tu inmensa fuerza se halla la sensacin,
de que somos briznitas y una ilusin fugaz.
SONETO DE OTOO
Otoo es brisa tibia que peina los trigales,
rubes y topacios cuelgan de los ramajes,
el viento delirante desafa sus ropajes;
en el ocaso hay fiesta de luces y zagales.
Mientras enhiestos pinos exhiben esmeraldas
que airosamente enjoyan el paisaje suntuoso,
iridiscentes tintes recoge el ro undoso;
se perfilan las torres cual msticas giraldas.
Otoo es mensajero que media con sapiencia
entre el fuego de esto y el hielo del invierno;
su esplndida paleta plasma soberbiamente
con magia y poesa y toda la querencia,
-con que Corot pintara, brindando con Falerno-,
un lienzo desbordante de belleza imponente!

SONETO AL AMOR
Dos luceros quedaron en mis ojos prendidos,
cuando en aquel paisaje agreste yo te vi,
y locas mariposas que nunca present,
en mi pecho aletearon cual heraldos perdidos.
Un mirlo flirteando plane en la verde alfombra
y alcanz en raudo vuelo el pico de su mirla:
bail una danza etrea en su ansia por asirla.
Yo pens embelesada: es el amor sin sombra!
Temblando las espigas rubiales se abrazaban
y con un ureo beso sus cuitas se contaban:
en fragantes lavandas, diligentes abejas,
al milagro ayudaban del amor en esto:
No hubo ms angustia, desolacin ni hasto,
y fui con sus luceros cual un pjaro en rejas.
BRINDIS NAVIDEO
Oh vates, os invito a celebrar,
con amor el poema de la paz!
Que el amor en la tierra sea feraz,
y que no haya ms guerras por librar,
ni bombas ni fusiles que enfrentar.
Brindemos con la copa de hermandad,
do no quepan rencores ni maldad,
ni el dolor de un soldado a sepultar.
Brindemos con el cliz de la paz,
porque le mundo consiga nueva faz,
construyamos un mundo de esperanzas,
con la palabra Paz como mensaje,
qu un Hombre Nuevo en el mundo encaje,
que la palabra PAZ sea de alabanzas!
Que el Crstico mensaje navideo,
resonante aglutine a los humanos
con la argamasa de fraterno amor.
ACUYO, FRANCIS CO
Espaa. Granada. 1-960
Poeta.

AMOR: LUS ENTRE MIS MANOS


La tierra, el mar, la vida, el pensamiento;
la luz, el fuego, el aire sucesivo
y la distancia, lo esencial esquivo,
el instante en su eterno ofrecimiento.
El olvido, la idea, el movimiento,
el caos, la oquedad, azar cautivo
y la conciencia, lo frugal estribo,
el astro del futuro firmamento.
Dibujada la imagen de la vida
contempl, y del esbozo el desengao,
y el lienzo en cuyo est medida
la mano que sostiene cada aurora,
y marcar en sus dedos aledao
la luz para la sombra delatora.
EL ROS TRO DEL AMOR
A qu espejo miraste verdadera
aquella imagen tuya tan opuesta?
A que destino sombra est dispuesta,
sobre qu luz a deshacer sendero?
A qu golpe de amor nuestro velero,
qu brisa de la mar dar respuesta?
Qu constelado gua manifiesta
el rumbo de este amor y su reguero?
Tom de tu regazo la azucena,
y en su espritu el pulso del camino
pues libre el corazn nos encadena.
Mir entonces del tiempo aquel semblante,
y encontraron mis ojos el destino
de la luz que hace eterno cada instante.
FINALE
Del ngel soy naufragio de la ciencia
que a luz de mi reflejo suspendido
-aunque poeta, referidlo os pidotendr matiz espejo toda ciencia.
Cuanta los dulces trminos ausencia
demuestra tanto coro trascendido!
desmayo abajo viendo que han subido

la luz y el alma, el aire y la conciencia.


A la luz donde duermo no escondida,
un ramo me recuerda destilado
en el vaso profundo de la vida.
Concentro en l mi ardor, y en l me inspiro:
y de la esencia prpura turbado
se elevan los aromas, y suspiro.
CONS ENSO
Despacio flor, deseo, amor despacio.
Despacio sobre el cliz de tu pecho;
despacio, noche, aliento, seda, lecho,
ptalo, tiempo, cisne, amor, espacio.
Sereno, sosegada luz, palacio
de fragancias, de juego, de despecho;
despacio sin dolor, si paso estrecho,
si amplio deliquio, si cristal, despacio.
Comba el silencio trmulo en la roca
la luz sonora, y en le campo he visto
doblarse las espigas en la boca
del viento, y en tu vientre adormecida,
morir por el azar de lo previsto
la amapola que suea con la vida.
ADAN, MARTIN
Lima. Per. 1.908 1.985
Seudnimo del poeta y prosista peruano,
Rafael de la Fuente y Benavides.
A ALBERTO URETA.
SONETO
Deidad que rige frondas te ha inspirado,
Oh paloma pasmada y sacra oreja!,
El verso de rumor que nunca deja
Huir del seno oscuro el albo alado.
-Venero la flexin de tu costado
Hacia la voz de lumbre, el alta ceja,
El torcido mirar, la impresa queja
De mortal que no alcanza lo dictado...

-S ombra del ser divino, la figura


Sin trmino, refljase en ardura
De humana faz que enseas, dolorosa...
-Que ser poeta es or las sumas voces,
El pecho herido por un haz de goces,
Mientras la mano lo narra no sa!
SONETO
No preguntaste al dios si era el pagano,
De selva y desnudez y fuerza y beso,
Ni si era el que cae por el peso
De la cruz y el destino del humano.
-T escuchabas Maestro; as, al vano
Temporal de lo real, fuiste ileso
Jnceo inquebrantable... libre el preso
En ti, hincada rodilla, asida mano...
-Alta, la pluma; bajo el pie, el deseo
Grifante, as te oigo, ya te veo
Callar, adoctrinarme de entusiasmo...
-Y de ti nace, identidad que torna
A s misma... al cielo de tu pasmo,
La paloma explayante que te exorna.
SONETO
-T, que sabes el monte y la llanura,
Ala espiritual, mstico viento,
Arrncame de hogar y de contento
Y elvame a tu alero de aventura!
-Alguna vez, por la pasin futura,
Me abatir de tu incesante intento,
Con hambre y sed, mas hallar sustento
En tu ejemplo a mi vuelo y a mi altura!
-Quiero aliviarme, no en seguro ajeno,
Sino en el propio mo, en la mi nada,
Del anglico afn y el cuerpo humano!
-De lo que me infundiste, con sereno
Estar, con atencin extasiada,
Con un altivo gesto de tu mano!...
IN PROMPTU

- Cual al aire la araa, hila que hila,


Teje que teje sombra y apretura,
Impromptu trama acre en cuadratura
De la voz ms sabrosa y ms tranquila:
- La luna que en la onda se deshila...
El acorde, siniestro, que perdura...
La quijada, que an de amor murmura...
El seto vivo que en panten copila...
- Fuera lo otro, de rplica y trociente!...
Msica rdase sola y simplemente,
Sin nombre, sin memoria, sin maana !...
- Evad, que, si cantare la figura,
Disonar, divina, inhumana:
Toda imagen es de tu desventura!
OPUS
- La Afrodita de Cnido alz la mano!...
Y por sino e inercia naturales,
Mesaba sus maderas y metales
Aquel marfil del furioso piano!
- El cual, antecesor del ser humano,
Eros a las entraas minerales,
Amor marfil y mrmol maridales
Ligara... sexo, la absoluta mano.
- Cej ya el paquidermo, ante la fra
Forma perfecta; y al eterno encaro,
Yergue madera, acero, oscuro, amparo...
- Alma, epidermis, t, cincel de olvido,
Tallas an, rompiendo alegora
- Inmune mano, marfil malherido!...
PRIMO MOVIMIENTO IN QUALS IAS I PRELUD IO
- Ay que te es trance el mundo y la persona!...
Que t, tu amor, porfas por firmeza!...
Y tu inmediato yo maldice y reza,
Y a ti, recuperado, te abandona!
- Ay, ma es?... tu aliento la pregona!...
Tu voz la ve!... Tu beso que la apresa,
La amortaja de sacio y de extraeza,
O la disipa si la perfecciona!

- Ninguna!...y ente y nmero persiste,


Tu caudal y avidez no allega en nada,
Y cuerpo se incorpora en que consiste...?
- Que es tu sombra y tu voz, enajenada,
Que en la Naturaleza, a la llamada
Tuya propia...! ay, Dios, mortal y triste!...
VECCHIA S ONATA S ENZA ES PRES S IONE
- As, con el despojo, huelgas... calma!...
A qu trajinas, tras serojo... viento!...
Cuyo eres, que no mo... lamento!...
Desde qu, sin mi amor, te llegas, Alma?
- En ningn punto, sea so nieve o palma:
De ningn labio, o estertor o aliento,
Te acudir aquel inefable acento
Que losa hiende y moribundo ensalma!
- Habras de morir, yo de tan triste,
Y as resucitar, hondo en mi olvido,
Con faz pechando de mi cuerpo y pena!
- Actitud, vanidad si Amor no asiste!...
Que repita el conjuro su sonido!...
Ni voz ni beso habrs...el alma ajena!
CALMATO
- Ensame a posarme en mi pasado,
Y a reflejar el sino en mi persona,
Paloma real que, lcida raleona,
Pica y peina el astil desaliado!
(- Do y fuego se apag a su costado;
Mas viso atiza, incierto, que blasona:
A ciprs de acull, como la Monna,
S onre, esmalte de tornasolado!...
- Tal, Alma Ma, la desesperada,Con crnea cruel mullendo la tersura,
Tan dispuesta la sola; para nada...)
(- La Mi Vida, repasa tus poemas;
La barba, gris, abrsese a tu cura!...
Ya, Muerte Ma, ven, y no me temas!
SOTTO VOCE E LENTO

(- Labio y sculo y alma de tierno...


Nudez divina entre el color u oscuro...
Vaso eferente de la sed de puro...
Escafandra l aire, del que, eterno...!
(- Real, revs: albor, hala de invierno...
Ala de poso en nervio, inseguro...
Mnita y carpo de mortal futuro...
Pompa, chispa, de ntimo, de infierno!...
(- Melaza de, volados, los panales:
Acbar de dulzura sin reparo...
Candidacin de azcares letales!...
(- Pasin de la impasible Alegora:
Ignorancia, presagio, greguera!...
Rosa, tu cuerpo, impenetrable y claro!...
PRIMA RIPRES A
(- Heme as... mi sangre sobre el ara
De la rosa, de muerte concebida,
Que, de arduo nombre sombra esclarecida,
Palio de luz, de mi sombra me ampara.)
(- Heme as... de ciego que llameara,
Al acecho de aurora prevenida,
Desbocando la cuenca traslucida,
Porque sea la noche mi flor clara.)
(- Abrumado de l, sordo por quedo,
He de poder as, en la noche obscura,
Ya con cada yo mismo de mi miedo.)
(- Despertar a divina incontinencia,
Rendido de medida sin mesura,
Aban donado hasta de mi presencia...)
S ECONDA RIPRES A
-Torn a su forma y aire... desparece,
Ojos cegando que miraban rosa;
Por ya ser verdadera, deseosa...
Pasin que no principia y no fenece.
- Empero la sabida apunta y crece,
De la melancola del que goza,
Negando su figura a cada cosa,
Oliendo como no se desvanece.

- Y vuelve a su alma, a su peligro eterno,


Rosa inocente que se fue y se exhibe
A esto, a otoo, a primavera, a invierno...
- Rosa tremenda, en la que no se quiere!...
Rosa inmortal, en la que no se vive!...
Rosa ninguna, en la que no se muere!...
TERZA RIPRES A
- No una de blasn o de argumento,
Sino la de su gira voluptuosa,
Es la que quiero apasionada rosa...
Integra en m la que compone el viento.
- Miro la innumerable en el momento;
En la ruina del redor, la hermosa;
En nada, la pre vista... mas la cosa
Siempre me cie donde yo me ausento.
- Sus, Los S ueos, sutiles y veloces,
Con que logro, a los ltimos desvos,
El cuerpo inanimado de los goces!...
- Sus, huid si la noche ya campea!...
Pero antes me cobrad, Galgos Hastos,
Alguna rosa que la ma sea!
QUARTA RIPRES A
- La que nace, es la rosa inesperada;
La que muere, es la rosa consentida;
S lo al no parecer pasa la vida,
Porque viento letal es la mirada.
- Cunta segura rosa no es en nada!...
Si no es sino la rosa presentida!...
Si Dios sopla a la rosa y a la vida
Por el ojo del ciego... rosa amada!...
- Triste y tierna, la rosa verdadera
Es el triste y el tierno sin figura
Ninguna imagen a la luz primera.
- Desendola deshjase el deseo...
Y quien la viere olvida, y ella dura...
Ay, que es as la Rosa, y no la veo!...
QUINTA RIPRES A

- Recin aparecida, ansiosa,


Ciega, no mira sino su alma extensa...
La forma ardiendo... lista a la defensa
De su apurada candidez, la Rosa.
- Experiencia sin hecho de la cosa;
Figura en su ancdota suspensa;
O mente o flor, de amante se dispensa...
Ojos del dios y vientre de la diosa.
- A su sombra sin huelgo, la primera
Palabra intuye, y el respiro mueve,
Y el nimo reforma y desespera.
- Y el mundo... ya gestado, incestuoso,
En cima, y sima de su sino breve,
Blasn de su miseria y de su gozo...
S ES TA RIPRES A
- La rosa que amo es la del esciente,
La de s misma, al aire de este mundo;
Que lo que es, en ella lo confundo
Con lo que fui de rosa, y no de mente.
- Si en la de alma espanta el vehemente
Designio, sin deseo y sin segundo,
En otra vence el incitar facundo
De un ser cabal, deseable, viviente...
- As el engao y el pavor temidos,
Cuando la rosa que movi la mano
Golpea adentro, al interior humano...
Que obra alguno, divino por pequeo,
Que no soy, y que sabe, por los sidos
Dioses que fui ordenarme as el ensueo.
S ETTIMA RIPRES A
- Pues ninguno vena, la hermosa
Se dispuso a esperar a lo divino;
Que no cura de tiempo ni camino,
Sino que est esperando y es la Rosa.
- As envejece el mrmol de la diosa;
As la mente escucha al adivino
Suceder; as el triste traga el vino;
As consiste en saciedad la cosa...

- La hembra sensible, la raz hundida


En tierra de nacencia y sepultura,
Con todos los rigores de la vida!...
-Y con rigor de angustia y compostura,
Se alza la Rosa, que a esperar convida,
Sin otro aviso que su hermosura!
OTTAVA RIPRES A
- No eres la teora, que tu espina
Hinc muy hondo; ni eres de probanza
De la rosa a la Rosa, que tu lanza
Abri camino as que descamina.
- Eres la Rosa misma, sibilina
Maestra que dificulta la esperanza
De la rosa perfecta, que no alcanza
A aprender de la rosa que alucina.
- Rosa de rosa, idntica y sensible,
A tu ejemplo, profano y mudadero,
El Poeta hace la rosa que es terrible!
- Que eres la rosa eterna que en tu rama
Rapta al que, pre venido prisionero,
Roza la rosa del amor que no ama!
PIANIS IMO
(( - Cuando naci la diosa, de la mano
Del Hombre, con ombligo y con natura,
En m vino a mirarse la Hermosura ...
Y yo, su sombra, me hu... humano.))
(( - La fuente aun mana de donde dimano,
La vez sedienta de mi coyuntura;
Empero sigo en trazo y estrechura,
Como riego de lloro y caz de piano.))
(( - Corr a espuma de Venus Verdadera,
Y no quiero que agobie mi destino
Flor u hojarasca, otoo, primavera...))
(( - Quiero irme lustral hasta mi sino!!...
Que mi copia enjguese en la vera!!...
Que mi curso desage en lo divino!!...))
ADAN EZ, ENRIQUE

Espaa. 1.962
Poeta hallado en Internet.
A MORAL DE C ALATRAVA
Bello es mirar desde la abrupta loma
el blancor de tu vasto casero
y extenderse tus campos hacia el ro
que en honda curva, por oriente, asoma.
Tiene tu luz en el vspero aroma
del tomillo que crece en el bravo,
spero monte, que, siniestro y fro,
sombras ingentes en la noche toma.
De oro y rosa se tie en la alborada
la mancha de tus verdes olivares,
el rojo pardo de tu tierra clida.
Y brilla en la maana soleada
la piedra de tus altos alminares
la viva faz de tu blancura plida.
ADET, WALTER
S alta. Argentina. 1.931 - 1992
MADRE
Mi madre, enferma en su bastn rado,
se demora y ausculta en la penumbra
si la vajilla del hogar relumbra
y si estoy bien tapado y ya dormido.
Abre la puerta sin hacerme ruido
y con la ltima lmpara que alumbra
a media luz mi corazn columbra
un jirn de mortaja en su vestido.
Porque madruga cada vez ms vieja
en su trajn de remendar el cielo
con un hilo de su alma destejida.
Y yo siento que todo se me aleja,
que no s darle ni un fugaz consuelo
entre tanto recuerdo que la olvida.
LOS OFICIOS

Porque yo s tambin que el que trabaja


no se da tiempo para hacer dinero
y que cuando destape un agujero
lo tendr que tapar con su mortaja
que le ensearon a lustrar mi caja
pero no a preguntarme por qu muero
y que a veces por hombre y jornalero
con dos tragos asienta una migaja.
Y que cuando me voy de un taberna
estn su bocamanga y su entrepierna
mostrando una costura descosida.
Y que con un remiendo en la mirada
dice que nunca juntaremos nada
porque todo lo echamos a la vida.
ES TA GENTE
Esta gente del valle, Pancho Flores,
Silvestre Maman, Julin Viveros,
que va diciendo a pulso los senderos
mientras se olvida de contar dolores.
Y que se queda sola, sin amores,
alucinada frente a los yesqueros
donde el ocaso, por los vientos fieros,
alumbra sus viejsimos temores.
Esta gente que va por serventas
creciendo lentamente los percheles,
est soando con alguna aurora.
Y aunque nada le resta de los das,
ella me da su mundo de laureles
en la baguala que en sus ojos llora.
ADURIZ, RICARDO
Argentina. 1.967
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Las cosas como son dijiste, duras
un poco ms y me dar la vida
su trago amargo, la postrer bebida

del cliz pleno de las amarguras.


Yo s que el sueo quedar en oscuras
sombras de llanto, que tendrn salida
la alondra triste de la bienvenida
bajo la bveda de las alturas.
Pero este sueo que me ha vuelto loco
de amor, de llanto, de dolor (te juro
que ya estoy cerca, que me falta poco.)
es la quimera de vivir, el fiero
dolor desalma, ya no s, este duro
quehacer, oh Padre, en el que vivo y muero.
AFAN DE RIBERA, ANTONIO
Granada S iglo XIX 1.906
Poeta y autor dramtico. Creador de la tertulia
literaria Huerto de las Tres Estrellas
SONETO
Fue novio Juan de la sin par Mara,
y en el largo trajn de sus amores,
todos fueron ensueos seductores
y proyectos de bienes y alegra.
Lleg el plazo, o mejor, el fausto da
como dan en nombrarle los autores,
de encadenar a entrambos amadores,
en eternal unin, la Vicara.
Qu gran luna de miel! Qu desatino
de amantes! pero al mes quiso el demonio
que echara cada cual por su camino.
Y al preguntar por qu, me dijo Antonio:
-Como el vinagre se engendr del vino
as el amor se tuerce en matrimonio.
AGANZO, CARLOS
Madrid. 1.963

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Licenciado en Periodismo y Poeta.


Del Libro Homenaje a la Fiesta del soneto en 1.912
CAMPANARIOS DE AVILA
Alturas en la altura mesetaria,
atalayas de plumas y metales,
mojn de las praderas celestiales
donde son las esquilas luminarias.
Cuntos muertos llamasteis a plegaria?
Cuntos mayos doblasteis a esponsales?
Cunto sol cuntos hielo invernales
lavaron vuestras piedras centenarias?
Ya que del aire sois y sois del suelo,
decidles a los ngeles la gloria
de estas almas vertidas hacia el cielo
en cuyas celdas se escribi la historia.
Y no dejis que el aire de otro vuelo
mude en aire en arena la memoria.
AGREDA Y VARGAS , DIEGO DE
Espaa. S iglos XVI XVII

A LOPE D E VEGA
En Hrcules, Atlante el grave peso
puso que el cielo slo dl confa,
temiendo si en otro hombro le pona
de la pesada mquina el exceso.
De vos puede contarse este suceso,
oh frtil Vega donde el cielo enva
tanto divino nctar y ambrosa
que tenis al Parnaso sacro en peso.
Las nueve hermanas y el divino Apolo
tenindos en el mundo han descuidado
de mostrar su furor santo y profundo.
Y en vos como el de Arabia nico y solo
el peso de sus ciencias han cargado
hacindoos un nuevo Hrcules del mundo.
AGUADO, JES US

Espaa. Madrid. 1.961


Poeta.
DE REPENTE ME HE PUES TO...
De repente me he puesto a perseguir
al que me persegua de mi mano
tira un hilo feroz un hilo insano
un hilo desbocado hacia el morir
un hilo corredizo resistir
su empuje es imposible como es vano
para todos los seres que mi mano
no los borre al tocarlos conseguir
de este modo plegar el universo
volver al punto a la palabra al gozo
de estar las cosas juntas tan unidas
que un hilo cualquier hilo el mismo verso
final de este poema sea un pozo
para el tiempo y sus ondas y sus vidas.
AGUERA, MARI C RUZ
Espaa. 1.967
Poeta hallada en Internet.
LA OVEJA D ES CARRIADA
Vuelvo como la oveja descarriada y perdida
al redil de tus brazos que es mansa cobertura,
s que ansiabas sanarme, t, pastor de mi vida,
esta piel revestida de torpe encarnadura.
En el costado llevo el resto de una herida
que supura silente la hiel de la amargura.
Me fui y an no s cmo estando recogida
pude saltar la verja teniendo tanta altura.
S lo s que fue un viento, levante o tramontana,
de esos locos airosos que turban voluntades,
quien me llev en volandas a una extraa ventana
que guardaba paisajes de tristes soledades.
Pero hoy vuelvo al rebao en busca de mi calma
Haz que suene esa flauta, que es la paz de mi alma.

A QUIEN CORRES PONDE


Yo s quiero tu amor, dmelo ahora
que tengo juveniles los panales,
que la piel de mis labios boreales
an destila la miel ms seductora.
Dame la paz silente y protectora
de tus ojos, profundos manantiales
y deja que tus cantos celestiales
consuelen a mi alma cuando llora.
Yo s quiero cobijo en tu morada,
que defienda mi vida del invierno
cuando de esto que soy no quede nada.
Yo s te quiero a ti, secreto tierno,
que mantienes tu llama iluminada
como una zarza de color eterno.
ES TE ES MI AMOR
Este es mi amor y a m me pertenece,
puedo gritarlo con mi acento grave,
cerrarlo entre mis pechos bajo llave
o avivarlo si siento que decrece.
Este es mi amor, amor que se estremece
al roce del impacto ms suave,
un prvulo aprendiz que nada sabe,
tan slo ser de ti, viento que mece.
Este es mi amor, semilla que cultivo
esperando un maana que presiento
del ayer que en el hoy vive cautivo.
Este es mi amor, mi nico alimento,
el sueo misterioso, en el que vivo
o me muero tambin si no te siento.
MI S ECRETO
A menudo preguntan mi secreto,
en qu lugar recibo mi poesa,
si me asalta la musa en pleno da
o en las noches me dicta mi soneto.
Si mis versos suponen algn reto,
si mi numen es slo fantasa,

a qu destinos viaja el alma ma,


si van mis besos a un lugar concreto.
Tratan de ver as ms de mi fondo
cuando tan simple es ver en lo evidente,
no es preciso indagar hasta tan hondo.
Si quieres descubrir cul es mi fuente
con gusto a tus cuestiones le respondo:
me nutro del Amor, sencillamente.
OTROS SOLO BUSCARON
Otros slo buscaron de mi boca
un pedazo del beso que me dieron,
y aunque por ese instante me quisieron
no me quisieron cuando estuve loca.
Hubo quienes diamantes de la roca
trataron de extraer y se perdieron
y algunos hasta incluso se sintieron
Pigmalin que se esfuerza y se equivoca.
Todos vieron en m lo ms visible,
ninguno mi cordero, ni mi rosa,
ninguno mi planeta inaccesible
Vuelvo a ti, soledad, la silenciosa
compaera de ocasos apacibles,
estrella renaciente que me acosa.
PRONOS TICO
Habr un da en que el sol no se a figura
furtiva que nos deja en el ocaso,
que heraldos del amor a nuestro paso
anuncien de la dicha su ventura.
Ese da vendr con la dulzura
de un cfiro a la grupa de Pegaso,
un viento alado para un cielo raso
que fecunde el paisaje de hermosura.
Yo s que ha de llegar tan grato da
que tocarn a flores las trompetas
de nuestra siempre ardiente sinfona;
que Dios conspirar con los planetas
y para unir tu alma con la ma
nos enviar un diluvio de violetas.

TENGO UN DOLOR
Tengo un dolor tan peculiar y mo,
fuego mortal que el corazn fecunda,
herida ms de soledad profunda
que de rgano vital en desvaro.
Y este dolor parece desafo
cuando muestra su imagen iracunda,
y con pasin clara y brutal inunda
de su calor mi tempestad de fro.
Y es un dolor que llevo por divisa
adherido al puntal de mi costado
hurfano de dintel y de cornisa.
Tengo ese duelo sin piedad clavado
en el lugar que me lati la risa,
hoy desierto de oasis olvidado.
ME D EBES UNA FLOR
Me debes una flor, no se te olvide
que yo tengo un ojal donde prenderla,
que es la flor de tu amor como una perla
y un ncar voy a ser para que anide.
Y aunque el amor se da y no se pide,
yo no anso ya ms que poseerla,
djame como quiera retenerla
como el que su fortuna la decide.
Es nica tu flor, por eso vive,
dentro de m, tan libretan cautiva,
y mi alma en su aroma se concibe...
Por eso al aspirarla estoy ms viva
como el que a Dios sin miedo lo recibe
cuando le da su luz para que escriba.
TE VI D E LEJOS
Te vi de lejos como golondrina,
llevabas en las manos luz de olivo,
en la boca un tropel de fuego vivo
y un algo de Machado en la retina.
Como un papel que el viento lo domina
se alborot mi corazn esquivo

y hoy tus aires de amante fugitivo


acechan a mi pluma en cada esquina.
No te busco, te encuentro entre mis cosas
como parte del nuevo mobiliario,
en un arcn cubierto por las rosas.
Y hoy descubr al hacer el inventario
que en mis versos tambin tu alma reposas
llenando de dulzor mi diccionario.
HAN DE VOLVER
Han de volver con su fulgor de estrellas
a mi balcn de soledad oscura
con su color y calidez ms pura
los besos dulces a buscar sus huellas.
Han de volver con el amor que aquella
primera vez sobre mi piel de albura
me retall con la pasin madura
el corazn como la flor ms bella.
Han de volver a este rincn pequeo
el tacto tierno que qued olvidado
y aquellos labios de profundo sueo.
Y volver con esplendor dorado
el mismo sol con su calor risueo
a iluminar mi cuerpo ya inflamado.
AFILA EL CORAZON
Afila el corazn como una espada
que no aguanto el dolor de mi alma herida
ni la dulce dureza en la embestida
ni el desacierto impune en la estocada.
No abandones mi boca desahuciada
a suerte cruel de una cogida,
indltame el amor o sin medida
acaba con certera puntillada,
que ando arrastrando ya por naturales
el pecho ensangrentado por el miedo
y los ojos cosidos a retales,
que de tanto llorar, llorar no puedo.
Mtame de una vez, sana mis males!
que a hombros te dar la vuelta al ruedo.

MI S OLEDAD AL FIN
Mi soledad al fin quede dormida
y llegue a m la dulce compaa,
brjula que al andar mis pasos gua
hasta el encuentro ardiente de tu vida.
Deserten de mi piel la despedida,
vuelva a alumbrar el sol en este da,
el astro precursor del alma ma
que anuncia el clarear de tu venida.
Caigan sobre los pechos las manzanas
y el mundo muestre su entusiasmo pleno
al ver como despiertan mis maanas.
Y que al saberte de mi amor tan lleno
adviertan con asombro las ventana
que tengo el alma en permanente estreno.
PERDONAME
Perdname el disfraz, el sol prestado
que ilumina el carisma de mi verso,
la visita fugaz al universo
sin dejarle una nota ni un recado.
Dale el perdn a mi nico pecado,
crecer y renovarme con lo adverso,
que no hay en mi intencin ningn reverso
ni llevo un doble fondo en el cruzado.
Siento as, transparente como vivo,
me muero y resucito a cada rato
y escondo lo que soy en lo que escribo.
Tengo un cierto talento como gato:
A la muerte si puede ser la esquivo
y a la vida la asalto sin recato.
COMO EL RIO
Cuntas veces mi alma oscura invoca
su nombre de ciudad inaccesible,
cuntas veces se vuelve irresistible
el ansia de buscarlo con la boca.
Cuntas veces la noche me provoca
volverme ante mis penas invisible

y cuntas veces soy tan apacible


que mi calma a la vez me vuelve loca.
Porque soy la que soy, caudal bravo,
que compite en torrente a su destino,
que lucha contra el mar, su desafo.
Y otras veces remanso en el camino
de ese sumiso cauce de mi ro
que slo aguarda su final marino.
LA DES TRUCCION O EL AMOR
Qu soy de m, apenas una ruina
de msculos y huesos sollozantes,
unos restos de escombros vacilantes,
la destruccin enferma de rutina.
Qu soy si la carcoma determina
que estas colaas ya no son las de antes,
si anuncian con serrn de mis amantes
el final que siniestro se avecina.
Yo que era estancia para los amores,
yo que fui templo para la locura,
yo que goc de tantos esplendores
Quin le pondr un puntal a mi dulzura,
quin pintar de nuevo sus colores,
quin me renovar la arquitectura.
S IENTEME EN LA TRINCHERA
En el arduo calor de la batalla
escribir o morir siempre es mi lema,
la punta de mi espada algn fonema
que cuanto ms lo corto ms retalla.
Y llevo mi estandarte adonde vaya
pues mi alma no tiene ms emblema
que la letra enlazada de un poema
inspirado en los golpes de metralla.
Alguna vez mi pluma combatiente
puede sentir que su pasin no es mucha
y tentada a rendirse se resiente.
Pero cuando tu voz de nuevo escucha
siente el valor que brota fieramente
para seguir con fuerza en esta lucha.

VALE LA PEN A
T tienes, corazn, el paso estrecho
para este mo que por ti maltrato;
me esfuerzo en desatar y no desato
ese nudo que llevas en el pecho.
Brego sin ms razn ni ms derecho
que un amor destinado al desacato,
que no obedece nunca tu mandato
de buscarle a sus besos otro lecho.
Tal ves ste, mi afn, no halle provecho
y de tanto luchar caiga rendido
mi corazn exhausto y ya deshecho.
Y agonizante al fin vaya diciendo:
vali la pena el tiempo que he vivido
y haber querido como estoy queriendo.
CARTA DE N AVEGAC ION
Borda a mis velas tu blasn de nardos
y explora con tus besos mi entrepuente,
que si el bauprs resiste este poniente
atracar en tu puerto de ojos pardos.
Si en mi bitcora tu estrella guardo
bruida como un sol resplandeciente,
filibustero corazn ardiente,
atraviesa mi casco como un dardo.
Toma el timn de quien rindi su nave,
y slvame el arrastre de la quilla
con tu viraje de tctil suave
y si el amor inunda mi escotilla
y el naufragio presiento que se agrave
djame derivar sobre tu orilla.
YO SOLO SOY
Yo no atesoro tantas maravillas,
ni verdes prados, ni sonoros ros,
mis paisajes son pramos sombros
despoblados de mgicas semillas.
No poseo pictricas arcillas,
ni pjaros que trinen amoros,

mi hogar es de silencios y de fros


que cortan el calor de las mejillas.
Yo para darte tengo el pensamiento,
mi fogosa inquietud, mi lira ardiente,
y de mis labios el frugal sustento.
Porque yo slo soy esto concreto,
unos versos que nacen de mi mente,
los catorce renglones de un soneto.
AGUERA, MIGUEL D E
Espaa. S iglo XVII
Poeta.
A LA MUERTE D EL DOCTOR MONTALBN
Este que miras bulto inanimado,
con seas de mortal, siendo divino,
cuyo ingenio, por claro y peregrino
fue d propios, y extraos celebrado;
este que fue de muchos envidiado,
postrado yace a fuerza del destino,
que parece que el cielo le previno
en corta edad el premio dilatado.
Este que en vida fue de Apolo llama,
y adviertes en ceniza convertido,
aunque eterna ser siempre su fama;
Es Montalbn, que no podr el olvido
secarse del laurel la verde rama
que en sus libros las Musas le han ceido.
A LA MUERTE D E LOPE D E VEGA
Ese que admiras polvo inanimado,
deshecho nudo, corazn partido,
lino cortado, estambre destejido,
barro para quebrar, vidrio quebrado.
Roto edificio, alczar derribado,
anegado bajel, muro rompido,
seco jardn, clavel descolorido,
mortal cuaderno y libro deshojado.
Fue caja, fue depsito, fue Atlante

de un diamante, que al sol hizo ventaja;


adora sus cenizas, caminante.
Que aunque no est el diamante en la mortaja,
mientras que no gozares del diamante,
templars el dolor con ver la caja.
AGUERO Y AGUERO, BRIGID A
Camaguey. Cuba. 1.837 1.866
De familia de poetas, es hija de Francisco Agero
y Estrada (El S olitario) y prima del poeta revolucionario
Joaqun Agero.
RES IGNACIN
S oberano Seor Omnipotente,
por quien el S ol esplndido fulgura,
el ave canta, el cfiro murmura,
y vierte sus raudales el torrente!,
oye mi voz: el alma reverente
implora tu piedad en su amargura;
mitiga un tanto mi letal tristura,
mi cruel angustia, mi ansiedad creciente.
Al travs de una triste perspectiva,
miro tan slo un porvenir sombro,
y ms mi pena sin cesar se aviva.
Un mal terrible me atormenta impo...
mas si te place que muriendo viva,
cmplase en m, tu voluntad, Dios mo.
AGUERO Y AGUERO, FRANCIS CO
Cuba. Siglo XIX
SONETO S IN LA LETRA A
Proponerse escribir un buen soneto,
vencedor del sepulcro y del olvido,
en crculo vicioso protegido
por el dique imponente del respeto.
Es mucho pretender, error completo
por todos por doquier reconocido;
y yo que entiendo y lucho decidido,
con el silencio responder prometo.

De dnde, Juventud, de dnde viene


el principio desptico que impones?
Quin del numen los mpetus detiene
del modo estoico que feliz propones?
No tu precepto en mis odos vibre.
Libre es el genio porque el hombre es libre.
AGUIAR, AD RIANO M.
Asuncin. Paraguay. 1.848 Montevideo 1.912
Poeta hallado en Internet.
PATRIA HIS TORIA
Al par de emanciparse del hispano,
supo altivo sellar su independencia
venciendo en Tacuar la resistencia
de la hueste invasora de Belgrano.
Mas luego, adormecida, de un tirano
soport la desptica violencia;
fiero caudillo con fatal demencia
a un imposible lanz inhumano.
Un lustro de combates mostr al mundo
que es su lema la muerte o la victoria
del patriotismo en el ardor fecundo.
Y perpetuando la virtud notoria
de su valor y herosmo sin segundo,
Curupayty es el nimbo de su gloria.
LAETITIA IN UMBRA
Odalisca de harn que me enamora,
la hora de su cita es la que aguardo
para aspirar la esencia embriagadora
de su carne, olorosa como nardo.
De sus ojos la llama abrasadora
me enardece, punzante como un dardo,
ya su cuerpo de diosa triunfadora
le rinde parias mi lad de bardo.
De la noche en la sombra misteriosa,
en el muelle divn color de rosa
le brindo mis caricias, mis excesos;

y turbando el silencio de la alcoba


en nuestras bocas, que el placer arroba,
estallan, resonantes, nuestros besos.
AGUILAR, ANDRES DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta y amigo de Lope de Vega
A LA MUERTE D E LOPE D E VEGA
Este que ya inmortal miras difunto,
en mrmol eterniza su memoria,
pues ya su vida fue, y es hoy su gloria,
nuevo prodigio del mayor trasunto.
Pues vive de haber muerto estando junto
el no morir, quien alcanz victoria
de eternizar su fama tan notoria,
siendo su muerte a ms vivir asunto.
O fnix soberano, a quien el mundo,
sino te comunica, te venera,
viviendo en las edades sin segundo.
Ser tu fama siempre la primera,
pues hallaste en las ciencias lo profundo,
y vida que inmortal siempre te espera.
AGUILAR, GAS PAR D E
Valencia, 1.581-1.623
Poeta y comedigrafo espaol. Acudi a la Academia
de los Nocturnos con el nombre potico de "S ombra"
SONETO A S AN VIC ENTE FERRER
(Ramillete de la Huerta de Valencia)

Juan ofreci el jazmn, que es el dechado


de la virginidad maravillosa;
Diego, menor, la trascendente rosa;
Bernardo, amante, el alel morado.
Domingo, noble, el lirio aventajado;
Antonio, fuerte, la azucena hermosa;

Toms, sutil, la nepta provechosa;


Lorenzo, mrtir, el clavel leonado.
Jacinto, el arrayn de su esperanza;
Pablo, la maravilla de su celo;
Francisco, el trbol, que humildad promete.
Con estas flores, dignas de alabanza,
hizo el grande Vicente, para el Cielo,
como era valenciano, un ramillete.
SONETO
Hurta a Abril la mano artificiosa
del tiempo la hermosura soberana,
y de aquellos despojos que le gana
compone el rostro de Belisa hermosa.
A sus mejillas da encarnada rosa
con que oscurece a Venus y a Diana;
con la azucena, de su frente ufana
descubre la hermosura milagrosa.
Del tornasol le forma los cabellos,
del lirio azul las venas transparentes,
de la alegre mosqueta los colores,
del hermoso clavel los labios bellos,
del nevado jazmn los blancos dientes.
Quin fuese abeja de tan bellas flores!
SONETO
Del sol que en vuestros ojos resplandece
sale una luz que turba mi sosiego,
de cuyo resplandor se engendra luego
un nuevo ardor que de continuo crece.
Cualquier de estos efectos permanece,
aunque yo tengo por mayor el fuego,
que como ha tanto tiempo que estoy ciego
tropiezo en cualquier cosa que se ofrece.
Por eso estoy, mi Tirsi, retirado
por ver que ha tropezado el alma ma;
pero pues no cay, no ha sido afrenta.
No os espantis de verme tan postrado,
porque yendo sin vos, que sois mi gua,
en todo caer sino en la cuenta.

SONETO
Cuando con mayor gusto floreca
la frtil primavera del contento,
un dulce y amoroso sentimiento
el ciego amor en mis entraas cra.
Y es porque ha sido madre el alma ma
de ms sublime y alto pensamiento
y porque de su alegre nacimiento
es que ha llegado el venturoso da.
Y aunque de la ocasin tanto me aparto,
con ser el apartarme peligroso,
mayor vida, seora, me segura.
Por no morir cual vbora en el parto,
del monstruo tan horrendo y espantoso
que ha engendrado en mi alma tu hermosura.
A DON GAS PAR MERCAD ER
A Cortes los Planetas se han juntado
por darte, don Gaspar, blasn famoso,
Jpiter, por tu bello rostro hermoso,
te da el ser de los hombres respetado.
S aturno, por tu trmino encumbrado,
te da la compostura, y el reposo,
Marte, por tu semblante belicoso,
te da su estoque y te lo cie al lado.
Mercurio, por tu ingenio, inteligencia;
Venus, por tu aficin, suerte amorosa;
Diana, por tu honor, honra excesiva,
y Apolo, por El Prado de Valencia,
que tanto ilustras con tu verso y prosa,
circuye de laurel tu frente altiva.
AL NACIMIENTO DE CRIS TO
Pues sois, Eterno Padre, el hortelano,
de este guardado defendido huerto,
que cultiva con orden y concierto,
vuestra divina poderosa mano.
Recibid este fruto soberano
del rbol de mi fe, pues sabis cierto

que es del tronco divino, que un injerto


puso en el tronco del linaje humano.
Recibidle, Seor, porque conviene
que el reino oscuro de Luzbel se asombre
de nuestro grande eterno regocijo:
Pues sin trocar ninguno el ser que tiene,
vos vendris a tener por hijo a un hombre,
y yo vendr a atener a Dios por hijo.
CONTRA LA GLORIA D EL AMOR
El alma que en las cosas celestiales
pone su voluntad y pensamientos,
tiene de amor las glorias y tormentos,
como ella es inmortal por inmortales.
Juzga ser sus efectos naturales
las tristezas, angustias, sentimientos,
y que los gustos, gozos y contentos
no pueden ser en ella temporales.
Por gloria eterna la de amor alaba,
pero cuando se parte de este suelo
no lleva rastro de ella en la memoria.
Advierte al fin que aquella que se acaba,
gloria no puede ser, pues la del cielo,
si se acabara, no sera gloria.
A UN ES PEJO DE UNA DAMA
En ese cristal puro y transparente,
dichoso espejo contemplar pudiera
la viva luz, la imagen verdadera
de mi querido sol resplandeciente.
Mas tu temida respetada frente,
resplandece en la luna de manera,
que en mis turbados ojos reverbera
con el reflejo de su rayo ardiente.
Pues eres claro y la razn es clara,
si te mira Belisa en ella inspira
la justa claridad de mi querella.
De suerte que mostrndole su cara
le muestra mi razn, que si la mira,
podra ser enamorarse de ella.

A UN D ES ENGAO
Muero pensando en mi dolor presente
y procuro remedio al mal instante,
pero en mi vida soy tan inconstante,
que a cualquier ocasin vuelvo la frente.
Cuando me aparto y pienso estar ausente
de mi peligro estoy menos distante,
siempre voy con mis yerros adelante,
sin que de tantos daos escarmiente.
En tus manos oh noble desengao!,
fo las vanidades que en mi pecho
con tantas muestras de verdad desvo.
Porque si t me libras de este dao,
podr decir con honra de este hecho
que slo debo a ti poder ser mo.
SONETO A LA D EVOCIN
El verde campo de la humana suerte
brota un aparra al cielo consagrada,
que al rbol santo de la fe abrazada
ningn aire del mundo la pervierte.
Ni el duro golpe del contrario fuerte
puede en su corazn hallar entrada,
pues nace con la fe ms sublimada,
que tuvo ningn mrtir en la muerte.
Tanto, que si en el cielo al Sol detuvo
el fuerte Josu, por las extraas
maravillas de Fe que en l se han visto,
mayor grado de Fe la Virgen tuvo,
pues con ella detuvo en sus entraas
al grande S ol de la justicia, Cristo.
AGUILAR, JUAN DE
Rute. Crdoba. S iglo XIX Antequera. Mlaga. S iglo XX
Poeta y Maestro de Filosofa. Qued ciego.
A UN AVARO
Donde jams el sol sus rayos tira

y todo es confusin eternamente,


vive aquel, que con hambre y sed ardiente
cerca el remedio, sin remedio, mira.
Fruta le ofrece y a cogerla aspira;
mas ella de su mano diligente,
se burla, y de sus labios la corriente
al Eridano hondo se retira.
Di que admiras de Tntalo la pena,
y gnero tan grave de tormento
tu asombro advierta, porque ms te asombre
que cuanto escuchas en la historia ajena
por ti se dice, disfrazado el nombre.
Oh, pobre en tus riquezas avariento!
SONETO
Perfecto Libro, que a la Estampa ha dado
bien entendido Autor, eres confieso,
al Encarnarte, advierto ests impreso,
como al Nacer al mundo, a luz sacado.
En la Circuncisin, fuiste cortado,
y al adorarte Reyes miro expreso,
sabios, te leen Rey, Dios Hombre, y esto
tu Autor, con una Estrella ha sealado.
Haciendo huyas a Egipto, hizo cubrirte,
para en Jerusaln, despus mostrarte
tres das a sus Doctos, y aplaudirte:
A una Columna, quiso rubricarte,
y si en la Cruz, el Ttulo inscribirte,
en el monte Tabor; iluminarte.
SONETO
Al verte pobre ya, de amor inmundo,
y del divino amo, enriquecida,
bienes del mundo, Magdalena olvida,
porque es del mundo el bien, mal sin segundo.
En lo que logra del amar del mundo,
de lgrimas un mar, que arrepentida,
anegando los yerros de su vida,
de doloroso llanto, es mar profundo.
Las plantas riega con amante anhelo,

del que en su voluntad, todo se encierra,


o mil veces feliz, raro desvelo!
El modo natural en ti se yerra,
que siempre le agua da a la Tierra, el Cielo,
y hoy al Cielo le da el agua, la Tierra.
SONETO
Raro Fnix de Amor, que en vivas llamas,
esplendor inmortal tienes logrado,
leos de aroma son, los que has juntado
en olor de virtudes que derramas.
Alta Hoguera te eriges, que as amas
afectos recogiendo enamorado,
que el Pecho, en sacro amor, todo abrasado,
hoguera es elevada, en que te inflamas.
A rayos del S ol Cristo, Ave lucida,
del corazn las alas, velozmente
bates, por verte en fuego renacida.
Fnix te considero, en Pira ardiente,
que l en su muerte nace a nueva vida,
y es tu Ocaso en la Tierra, al Cielo, Oriente.
AGUILAR, JUAN BAUTIS TA
Espaa. S iglo XVII
Poeta.
EPITAFIO
Una esperanza, yace aqu burlada,
no muerta, que aunque a polvo reducida,
nunca (si el dueo es muerte) tuvo vida,
porque como fue ma, fue soada.
Crey de Amor la flecha imaginada,
y nada cierto fue, sino la herida,
pues empez en el gusto, prevenida,
y acab en el dolor, desesperada.
Ese mortal despojo, o Caminante!
eterno es, que para mi ventura,
slo en ser mrmol dura la belleza.
Atindele si sabes ser amante,

porque dure suspenso en su hermosura,


lo que yo he sepultado en su dureza.
SONETO
No a ti te culpo Amor, no Dios vendado,
mis quejas contra Ti se han dirigido,
que T eres ciego Dios, y no ha podido
hacer quien ciego es, tiro acertado.
Laura cruel, es quien ha ocasionado
mi Corazn as se vea herido,
sorda a mis penas Ella, ha conseguido
en hielo de un desdn, viva abrasado.
Por qu Tirana, di, hacer que vea
en mi Pecho un volcn sino me amas?
Por qu un incendio anhelas que Yo sea?
Ya s porque as mi Pecho inflamas,
porque en Desdn, y Amor, quieres se crea,
somos los dos un Etna, en Nieve, y Llamas.
AGUILAR, MARCO
1.944. Poeta hallado en Internet.
CANCIN DE JUAN
S oy un hombre cualquiera que cultiva
su pequea parcela de tomates.
En mi casa hay chiquillos y petates
y una mujer instndome a que viva.
Los tomates maduros son saliva
(de la tierra fecunda. Disparates
que deben ser limpiados de zacates)
La montaa me odia La vengativa.
Mas no importa. Me llamo Juan Mara.
Juan Mara Jimnez o Lora.
Para m el apellido no interesa.
A m me basta estar, siempre contento,
engaar a los nios con un cuento
y ver muchos tomates en mi mesa!
AGUILAR BAON, ANGEL
Caudete. Albacete. 1.958

Poeta hallado en Internet.


A MANTIS RELIGIOS A O PAS ION
EN S EMAN A S ANTA
De m este cliz por favor no apartes
que tu zumo es la esencia de la vida,
y cuando sufras, gimas y perdida
algo firme busques, ah no te hartes
de comulgar conmigo. De las partes
en que tu lengua sabia me divida
toma y bebe, que yo soy tu comida.
Mi cuerpo es tu cuerpo sin baluartes.
Ya lasciva me clavas en la cruz,
tus uas hundes ya en mi costado.
Aguanta, dices mstica, aguanta,
y mi pasin por tu pasin levanta,
costalera, tu torso desmayado,
y me salva, me eleva y soy la luz.
AGUILAR JURADO, JOS E
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
LO QUE ES UN SONETO
Para escribir los que es un buen soneto
no hay que tener lo que es mucho talento,
que con lo que es ponerse, en un momento,
en lo que es empezar, ya est un cuarteto.
De lo que es proseguirlo, est el secreto
en no acusar lo que es relajamiento
y a las rimas andar lo que es atento,
que en lo que es sutileza, no me meto.
En lo que son tercetos, yo procuro
encontrarme lo que es bien concentrado,
pues lo que es el final es lo ms duro.
Ya casi est lo que es bien rematado:
lo que es un verso ms y os aseguro
que lo que es el soneto est acabado.

AGUILAR PIAL, FRANCIS CO


Espaa. S evilla. 1.931
Doctor en Filosofa y Letras.
Poeta hallado en Internet.
TIEMPO
El monstruo que a diario me devora,
saturno hambriento de su tierno fruto,
tiene las fauces de un salvaje bruto
que traga sin cesar, hora tras hora.
Mi muerte no desea por ahora;
tan slo hacer, minuto tras minuto,
que sienta en este cuerpo que disfruto
la Nada que me llega sin demora.
Mientras el Tiempo siga de tal suerte
robndome la vida que me queda,
no he de temer que mi final suceda.
Hambriento ests de m, Tiempo, no ceda
tu trgico apetito, pues advierte
que, si descansas, llegar tu muerte.
NADA
Ser joven es lo mismo que ser viejo.
Mi Vida es la tragedia del presente,
que, apenas lo concibo, ya es ausente
Imagen de la Nada en el espejo.
La Vida, que me deja tan perplejo,
es flor de Nada, sin vital simiente:
estril ilusin con que, demente,
mi duda olvido y mi temor protejo.
La Vida es el no ser, el ser de nada.
La ms extraordinaria fantasa
que imagin una mente enajenada.
S que soy Nada en el terno da,
que vivo una existencia imaginada,
que ser Nada tras la tumba fra.
TES TAMENTO
Cuando mi tiempo su vivir acabe

y plido mi rostro se despida


de aquellos que me amaron en la vida,
que nadie llore, ni mi fosa cave.
Ser libre quiero, libre como el ave,
al sbito llegar de mi partida.
Ser libre al fin, por la mortal herida
que al hombre llevar donde no sabe.
Cuando mi cuerpo duerma sin querella,
descansar de atormentadas lizas
y habr pasado, cual fugaz estrella.
No quiero tierras ocres ni calizas.
Mi cuerpo al fuego dad, y a la mar bella
mi pstumo puado de cenizas.
SOMBRA DE RECUERDO
Por ti se ha de perder toda memoria,
oh, Tiempo!, corrosivo del recuerdo.
Si ya de mis abuelos no me acuerdo
qu hars maana de mi humana gloria?
Maldito seas, Padre de la Historia,
por cuya mano mi existencia pierdo.
Si eres un dios omnipotente y cuerdo
por qu me has hecho de tan vil escoria?
Despus que mi perfil desaparece
no vuelve a recobrar su corta vida,
cual sombra que la noche desvanece.
Oh, carne miserable tan querida!
El ser que ahora tan real parece
ser muy pronto imagen que se olvida.
A MI CLON
Amigo, debers cuidar tu pluma,
le dije a mi clonado en le espejo.
Si sabes atender a mi consejo
tu encanto subir como la espuma.
La boca de tu amante miel rezuma
cuando besa la piel de su cortejo,
mas, si son labios de guerrero viejo,
no habr otra miel que de panal presuma.
Tu amada, que parece dura y fra,

no tiene ms placer que tu lectura,


cual bebedizo de un amor secreto.
Si escribes para ella cada da
conseguirs que llegue a la locura:
a ti se entregar por un soneto.
A MI S OMBRA
Constante compaera me desea
con lbrica pasin y amor tan fuerte
que a todas horas sin cesar me advierte
que slo en mi figura se recrea.
Mientras mi negra sombra tras m sea
no he de temer las garras de la muerte.
Seguro estoy de mi futura suerte
mientras en tierra mi perfil yo vea.
Oh, sombra corpora, mi ruego atiende:
a todas partes ven y me acompaa,
del fnebre destino me defiende.
Sin m t no seras. Con vil saa
la Parca me persigue, mas pretende
herirnos a los dos con su guadaa.
MELANCOLIA
Montono acaricia el oleaje
las clidas arenas de la orilla.
Mientras la luna en plenitud ya brilla
la noche extiende su mortal ropaje.
Presiento los perfiles del paisaje:
a un lado Cdiz, al otro La Puntilla.
La luz de un barco, fija y amarilla,
inquieta con su lgubre mensaje.
Silencio en la tranquila madrugada.
La mar en calma, la ciudad sombra.
Procuro, absorto, no pensar en nada.
Se acerca la ms dulce compaa.
Mi soledad se siente acompaada
tan slo con mi fiel melancola.
EL ARBO L S OLITARIO
Tu soledad hoy canto, tan distante,

esclavo a tierra seca encadenado,


a muerte, polvo y nada condenado
tras el breve destino de un instante.
Sin techo, sin amigo, sin amante,
del beso y la caricia abandonado,
vives a solas tu funesto hado
de no ser libre como el viento errante.
Mis versos, mensajeros de ternura,
hermanos de la brisa y del roco,
te llevarn mi abrazo solidario.
As, en la soledad de la llanura,
tu corazn, herido como el mo,
sabr de un viejo amigo solitario.
HUELLA DE MI
Pisando en el desierto de esta vida
el peso de mi amor dej su huella.
Profunda?... NO lo s, pero con ella
fij la exactitud de su medida.
La huella de un amor que no se olvida,
impresa en labios de feliz doncella,
memoria de la pgina ms bella
de historia venturosa y compartida.
Memoria que les dejo como herencia,
en la cadena de la raza humana,
a quienes nazcan de mi descendencia.
En ellos dejo mi pasin temprana,
mi sangre, mi palabra y mi vivencia,
soando ser eterno en el maana.
DES TINO
No puedes impedirlo, caminante,
tus pasos siempre quedan en la arena.
Mas luego que la mar se siente plena
las olas se lo llevan al instante.
L aplaya tersa tienes por delante.
Para no puedes, esa es tu condena.
Mas borrars las huellas de tu pena
la blanca espuma de la mar constante.
Profundas o borrosas, tus pisadas,

aval de tu presencia en el camino,


sern en el olvido sepultadas.
Las huellas que dejare tu vecino
sern tambin, sin compasin, borradas:
tal es, al fin, nuestro fatal destino.
AL POETA ANTONIO MACHADO
Cual hoja seca en el primer invierno
el viento mece y su temblor acusa,
as mi mente, trmula y confusa,
tiembla leyendo tu poema terno.
Escptico, apenado, dulce y tierno
es el aliento de tu triste musa,
que con sus dones visitar rehsa
la pobre alcoba de mi fuero interno.
No quiero premio ni falaz trofeo
que me eternice en la dorada cumbre.
Ms ntimo y secreto es mi deseo.
Aprtame de necia muchedumbre
y tiemble junto a ti cuando te leo
para sentir tu misma pesadumbre.
COMPAERA
Cuando me vaya, dulce compaera,
tus lgrimas harn que en el desierto
de mi sensible corazn, ya muerto,
florezca de pasin la flor postrera.
S abrs entonces de mi fe primera,
de rosas y azucenas de mi huerto,
que slo para ti so despierto
en clido soar de primavera.
Te di cuanto poda yo ofrecerte,
aunque fue poco lo que pude darte
para pagar mi venturosa suerte.
No quise ms placer que el agradarte.
Perdona si no supe complacerte,
mas sabe que mi bien fue slo Marte.
VERD AD SOADA
En frtiles momentos otoales

busco en el verso la verdad soada,


que siempre, por mi mal, me fue negada
con fbulas y cuentos irreales.
Crec con fe en los bellos ideales,
creyendo hallar la luz tan deseada
en los profetas de la voz sagrada,
heraldos de promesas celestiales.
Cual ave ingenua, libre y candorosa,
ca en las redes del sermn diario
con el seuelo de verdad piadosa.
Sus mximas, de dogmas tan precario,
marchitas como ptalos de rosa,
abonan hoy mi huerto literario.
DES EO
Eterno violador de mis orillas,
perturbador de mi sereno ensueo,
artero seductor de vil empeo
y astuto vendedor de maravillas.
Que vienes, impudente y de puntillas,
profanas los misterios de mi sueo
y quedas por seor y nico dueo
de mi soar, que allanas y mancillas.
Excitas de mi mente los ardores
y borras, como el mar, las limpias huellas
impresas por la fe de mis mayores.
Tus olas me penetran, y con ellas
el vivo desear de mil amores
que anuncian en el cielo las estrellas.
PADRE
Oh, mar, origen de la vida, dime
e nombre siempre oculto de mi padre!
No ms esa tortura me taladre.
Resulveme esta duda que me oprime.
Ten lstima de un hombre que as gime
oh mar de mi esperanza, eterna madre!
Responde con la voz que ms le cuadre
y as de mi tormento me redime.
Azar se llama o Dios omnipotente?

Espritu, Materia o Energa?


Es Causa necesaria o contingente?
El eco de las olas responda,
bramando como suele, indiferente
al ntimo dolor de mi agona.
RETRATO
Con cuatro pinceladas de maestro
quisiera dibujar hoy tu retrato,
mas va pasando un rato y otro rato
sin recibir la inspiracin o el estro.
Ya sabes que en dibujo no soy diestro,
mas luego que imagino tu recato
diseo aquel momento de arrebato
en que al amor llambamos lo nuestro.
Recuerdo de tu pelo el sol brillante,
tus ojos, tu perfil, tu boca fina
Renuncio. No recuerdo lo importante.
De pronto, con belleza peregrina,
pasaste, musa, y como fiel amante,
dejaste en el papel tu faz divina.
MUERTE
Cuando del sueo del vivir despierte
no existirn los lirios ni las rosas,
ni existirn los versos ni las prosas,
salvo la vida de mi propia muerte.
El tiempo correr la misma suerte
y el mundo, con sus horas engaosas.
Si algunas resultaron tan hermosas
son ya recuerdos de un pasado inerte.
Si el sueo ha de acabar cuando yo muera,
he de llorar por la ocasin perdida
de haber soado sin vivir la vida.
Si todo se reduce a una quimera,
una ilusin de ser, encadenada,
morir ser la libertad soada.
BAHIA D E CAD IZ
Tranquila duerme la arenosa playa.

Paseo silencioso por la orilla.


Nerviosa sobre el mar la luna brilla
y viene tras de m donde yo vaya.
Paisaje seductor donde los haya,
ms bello que los campos de Castilla
y que el soberbio mundo sin mancilla
que se domina sobre mi atalaya.
Aqu mi pensamiento alza su vuelo
en alas de la libre fantasa,
sin ms reclamo que el inmenso cielo.
Oh, sol, que alumbras cada nuevo da
llevando a los mortales tu consuelo,
concdeme la paz de la baha!
EMIGRACION
La barca, que hered de sus mayores,
varada deja el recio marinero.
La mina deja el plido minero
y el rstico labriego sus labores.
Buscando con tesn sitios mejores
dejaron todos su solar primero,
pediendo el horizonte lastimero
regado con su sangre y sus sudores.
As, la estirpe de la raza humana
cambi con decisin nunca sencilla
la vida primitiva por la urbana.
As, mi rbol, que naci en Sevilla,
en tierras de Aragn su savia gana
y da su fruto en tierras de Castilla.
AGUILAR POVEDA, LUIS
Cuba. Siglos XIX XX
Poeta.
LA CANCIN DE ELCINO
Elcino, el buen pastor, con la manada huraa
de cabras, paso a paso, cruz el valle florido;
vibr en los aires puros su peculiar silbido,
y al orle siguironle, camino a la montaa.

Al or un lejano cantar de pipitaa


record la tragedia de su amor sin olvido;
requiri de sus hombros el rabel, y mordido
por la pena, llam su tierna musa extraa.
En mitad de su msica mir que amaneca:
Toda, toda la noche, su canto suprahumano
relat en la montaa su enorme desconsuelo...
Quebr Elcino el rabel con su larga armona,
y cuando la postrera cuerda rompi su mano,
tras la ltima nota su alma vol al cielo.
LA MARQUES A REC UERD A...
Lentamente, la hastiada marquesa envejecida
abre el cofre de bano de las cartas antiguas,
y al mirarlas recuerda mil pasiones exiguas
que en lejanos minutos le encendieron la vida.
Suspirando, lee cartas de los hombres que un da
por su causa alojronse una bala en la frente;
y no ocultan sus ojos el orgullo que siente
viendo el trgico libro de su historia sombra.
Dice: Oh, aquel monarca, que en romntico exceso
me daba su reinado, tan slo por un beso...!
Oh, aquel conde Learnes, que muri en la querella...!
Cierra el cofre que guarda lo que llama su gloria,
y, cruelmente orgullosa, repasa en su memoria,
uno a uno, los hombres que murieron por ella.
AGUILAR Y ACU A, MANUEL
Espaa. S iglo XVII
Poeta y Amigo de Lope de Vega.
A S AN IS IDRO
Los campos de Madrid, Isidro santo,
hoy a vuestra labor agradecidos,
a vuestro altar ofrecen sus vestidos
guarnecidos de rosas y amaranto.
O rstico de sabios mil espanto,
confusin de desvelos tan perdidos,
que alcanzaste secretos escondidos,
que encubre Dios a los soberbios tanto!

Si me dijera el mundo, que en la tierra


vivi Isidro en pobreza y desconsuelo,
dando al valle de lgrimas tributo.
Yo le responder, dichosa guerra,
que si llor y sud, cogi en el cielo,
sembrando aqu sus lgrimas, el fruto.
AGUILAR Y CORDOBA, DIEGO DE
Espaa. S iglo XVI.
EN RES PUES TA A UN SONETO DE
S U AMIGO HENRIQUE GARCES
A garza tan sin orden desmandada
faltar no puede lo que bien merece,
mas guila Real que os ennoblece
acude a serle gua en tal jornada.
Y aun por ms regalarle, de pasada
le muestra las dos liras con que crece
de Esmirna y Mantua el nombre y le enriquece
de la que en Frigia fue mal provocada.
Y pues a sombra de ella el aire hiende,
colgada de una corta y dbil hebra,
procurad que la aliente tanto o cuanto.
Mirad que si una vez el hilo quiebra,
no hay nudo o empalmadura que lo enmiende:
no vuelva el alto vuelo en triste llanto.
SONETO
Habiendo la experiencia bien mostrado
y la que con mil lenguas lo pregona
el aumento que a tu Real Corona
es por industria ma acumulado.
Viendo tambin el robo denodado
de la que a cosa viva no perdona,
y que los das pasan ya de nona,
en ambos sin me ver remunerado.
No s como podr aventurarme
en otras muchas cosas que he tenido
sin que se haya acudido a lo primero.

Mas ya veo que quieres alentarme,


hacindome merced de lo pedido,
que es fcil y sin dao de tercero.
AGUILAR Y TEJERA, AGUS TIN
Espaa. S iglos XIX - XX
Poeta.
A UN A MUY ALTA DAMA QUE
PIDIO UN S ONETO AL POETA
Flor de catorce ptalos reidores,
hoguera de catorce llamaradas;
ancha panoplia de catorce espadas
y nidal de catorce ruiseores.
Tal el soneto donde mis amores
yo vos dijera en msicas aladas,
cuyas letras dejasen inflamadas
vuestros ojos, en vivos resplandores.
S oneto, en vuestras manos, flor abierta;
soneto que alegrase vuestro odo,
como nidal colgado en vuestra puerta;
soneto, hoguera de mi amor secreto;
para dejar a mi rival tendido,
espada vengadora, mi soneto.
AGUILAS CABEZA, MIGUEL
Granada. 1.952
Critico, profesor y poeta. Hallado en Internet.
A DON FRANCIS CO DE QUEVEDO Y VILLEGAS
Me adentrar en las frondas con empeo
de explorador que busca primaveras
al fondo de un otoo y sus quimeras,
en las abiertas flores de mi sueo
me hundir. S ol en nardos, me despeo
por el mar de la sed de dentro a afuera
que, si adentro quedara, yo quisiera
ser ms agua que t, oh bien sin dueo!
S orber de la boca de tus peces

el licor que la luz slo destila


desde la noche ardiente y misteriosa.
En tu jardn la espina se hace rosa
y la prosa en el verso se encandila
cuando tus puertas abres... y te ofreces.
AGUILERA, LEON
El S alvador. 1.921
Poeta hallado en Internet.
SONETO
A veces un suspiro en el vaco
de un sueo despertar, volver al sueo.
Y de qu he sido finalmente dueo
con el tiempo arrastrndome en su ro?
Un da hacia ese pramo sombro
vano el amor, el ambicioso empeo,
dejar la vida apenas en diseo,
sin saber que es ajeno, qu es lo mo.
Las voluptuosidades en el lecho,
las pugnas, las riquezas Qu hemos hecho?
Qu no huidizo en el final dejamos?
Y en vano das de oro culminamos
el tiempo nuestros das desentona;
seco el laurel, marchita la corona.
PRELUDIO
Quin puso este enlutar en mi oro suave?
Quin puso este cenzontle entre mi hora?
Y quin la caracola de sonora
onda para endulzar mi ceo grave?
Quin me hizo dueo de armoniosa clave
para entrar en el templo donde se ora
con el votivo corazn que implora
liberar de su jaula inquieta un ave?
Quin me dio el arpa de las cuerdas trmulas
cuando las cuerdas pasan de alas mulas
como rasgando en dos el corazn?
Quin me hizo de nostalgia inmensa al viento?

Quin me envolvi en celajes mi tormento?


Y quin un corazn roto en cancin?
LA EDAD
Es de avanzada edad. Es el decir
S olamente alcanzando el tiempo apenas
de haberle entrado al libro del vivir,
de haber subido cspides serenas.
Y hasta hoy de la ubre azul leche afluir
y hasta ahora ese nctar de colmenas,
y apenas celebrar estas verbenas
y tener el sentido de existir.
Las vides vendimiar, y los acantos
tallar en los marmreos capiteles,
y hacer brillar diamantes en los llanos.
Pues si los dioses dan extensa vida,
apenas hasta el extraerle mieles
o alzarle ante su altar debidos cantos.
POR UN RETOO!
Este es un soplo que el otoo nos
enva a refrescar tiempos calinos.
Cuando en los aos das son mezquinos
al perseguir la dicha de ser dos.
En el amor, y la pasin y los
dulces ensueos, saltan asesinos
de ilusiones andando en los caminos
y desolados tender manos a Dios.
Escucha endechas de las hojas secas,
frutas ricas ayes, ahora entecas,
y este brumario entrometer de Otoo.
Un arrastrar las hojas por el suelo,
tender la vista en un desnudo duelo
por un retoo ms, por un retoo!
AGUILO, MARIANO
Palma de Mallorca. 1.825 1.897
Poeta.
DECEPCION

La dolencia del alma a nadie mata,


mas le hace agonizar su gran presin...
Cuando el dolor el corazn maltrata,
se escapa por los ojos su afliccin.
Mas la pena que el llanto nos desata
no aminora el ardor del corazn;
sus fibras moja y con rencor dilata
para acopiar ms cruel desolacin.
Ay, pobre del que en hora maldecida
siente el amor y es del amor proscrito!
Le huye la muerte, mas tambin la vida!
Vive para probar que no es un mito
que, si el hombre se inflama sin medida,
su dolor sin amor, ser infinito!
AGUILO, TOMAS
Palma de Mallorca 1.812 - 1884
Poeta.
VIS ION DE LA NOVIA MUERTA
Era como la nieve, iba vestida
de blanco, de candor y de nobleza;
llevaba alrededor de su cabeza,
corona virginal de flor tejida;
manto azul como el cielo donde anida;
velo blanco de anglica pureza...
As la contempl con gran tristeza
cual si estuviera all slo dormida.
As la vi, la veo todava
por el bancal que para m verdea,
junto al fresco rodar del arroyuelo...
La veo en fosca noche o claro da,
y la hermosa visin que me rodea,
endulza mi dolor, sin dar consuelo.
AGUIN AGA, LUIS VIC ENTE D E
Mxico. Guadalajara. Jalisco. 1.971
Poeta hallado en Internet.

SONETO
Hoy reanuda su horario de conejo
ms tarde que otras veces, ms temprano
tambin, porque al cerrar y abrir la mano
advierte que un estrpito parejo
vuelve loco al reloj: Aqu te dejo;
vengo luego por ti; yo soy tu hermano
y soy lo que no soy, el hortelano
y el barquero; y t, Csar Vallejo,
eres la orilla, el grano y la gaviota.
El agua que te doy gota por gota,
me viene de tus manos, de los das
en que alternan las horas de la tierra
con las horas del mar y de la guerra.
Eres hoy lo que hiciste y lo que haras.
AGUIRRE, FRANCIS CA
Alicante. 1.930.
Hija del pintor Lorenzo Aguirre
Casada desde 1.963 con el poeta
Flix Grande.
DE ENS AYO GEN ERAL
La mujer se qued mirando al tiempo
mientras la luz mora en las esquinas
y una desolacin llena de espinas
la ara con un son a contratiempo.
Pens en su corazn, siempre a destiempo,
coleccionando escombros, polvo, ruinas,
convirtiendo dolores en harinas
y el fracaso en un viejo pasatiempo.
Se extrao la mujer de que la vida,
en que todas sus ansias haba puesto,
fuese esta soledad interminable.
Mir su juventud atardecida,
oy a su corazn, triste, dispuesto,
y sonri a la nada inexorable.
SONETO

Siempre en amor vivimos de limosna,


slo tenemos lo que buenamente
nos quiere conceder ese demente
que nos hiere, nos hunde y nos trastorna.
Su puerta inexorablemente entorna
y es intil rogar que sea clemente,
nos ignora y la cierra dulcemente
y nada lo conmueve o lo soborna.
Y detrs de esta puerta agonizamos,
y detrs de esa puerta damos voces
y suplicamos que nos den consuelo.
Pero nadie responde a estos reclamos
aunque omos susurros, risas, roces:
la puerta es sorda y muda como el cielo.
SONETO
No me atrevo a morirme por si es cierto
que despus de la muerte slo hay nada,
por si esta desazn enamorada
muere conmigo y con mi desconcierto,
pues ni siquiera muerta a verme acierto
olvidada de ti, desamorada.
Me someto a vivir desesperada
por si en la muerte hasta mi amor es muerto.
Si pudiera morirme sin matarte,
si al acabarme t no te acabaras
qu descanso escapar de este calvario.
Ya ves donde me lleva esto de amarte,
a no poder morir aunque me odiaras
y a aferrarme a este amor, a este sudario.
SONETO
Detrs de aquellos besos asombrosos
estaba este desastre de horas muertas
y esta prisa cerrando siempre puertas
y estos amaneceres dolorosos.
Detrs de aquellos aos milagrosos
estaba el porvenir con sus desiertas
zonas de soledad y sus inciertas
promesas de entusiasmos herrumbrosos.

Detrs de la subida estaba el pozo


y detrs de la dicha estaba el llanto
y ms all del llanto el desconsuelo.
Busco por los rincones algn trozo
de aquellos que una vez quisieron tanto:
slo queda un retrato y un pauelo.
SONETO
Y si despus de todo, todo fuera
un ir muriendo para al fin morirnos
a qu este loco empeo en convertirnos
en contables de un tiempo que no espera.
Y si resulta que lo cierto era
este sermn que viene a repetirnos
que avanza el huracn para batirnos
y es intil y absurda esta carrera.
Entonces, amor mo, ten sosiego
y aprovecha esta cueva que te ofrezco
y apura el agua que yo no he bebido.
El viento nos arrastra fro y ciego,
toma mi manta mientras yo envejezco:
amarte de otro modo no he sabido.
AGUIRRE, IREN E MERCED ES
Argentina. Buenos Aires. Siglo XX.
Profesora de Historia en la Universidad.
Poeta hallada en Internet.
TERRITORIOS DEL ALMA
No te detengas alma, ve hacia adentro,
hacia lo ms profundo que te forma.
Mapa de oscuridades que conforma
un continente azul, con luz al centro.
Mientras palpo tu entorno salgo y entro.
Cielo y materia de compleja horma
que se evade del hoy tras de la norma
de universal clamor que gime dentro.
No cesar de hacer mis caminatas,
en noches solas, de silencios grave,

cuando el lirismo al mundo me arrebata.


Y en cada etapa captar una clave
que me conduzca al puerto que remata
el postrimer confn donde me acabe!
BLANCA PALOMA
Dnde te fuiste, sueo de la infancia,
cuyos audaces vuelos admiraba
y con pequea mano dibujaba
en los estos de sutil fragancia?
Dnde te fuiste? De qu copa escancia
tu pico ureo, que en mi ser se clava
como una ausencia que la dicha traba,
como veneno, como cosa rancia?
Vagan mis ojos como los corceles
de mil Alitas cabalgando al viento,
aicos ya los falsos oropeles.
Y entre las redes de mi pensamiento
cmo buscar de nuevo los pinceles
para plasmarte con mi sentimiento!
MI QUIMERA
Oh, Seor, dame un don, uno siquiera,
que me brinde la dicha de alcanzarte,
de volcar mi fervor a quien t quieras,
de mover cielo y tierra por hallarte!
Oh, Seor, no me pidas que descarte
mi obstinada esperanza, mi quimera!
Dame un ureo soporte al cual asirme
para ver a tu Gloria, la Cimera!
Oh, Seor, tan misrrima me siento,
tan pequeo mortal lleno de vicios,
tan efmero polvo ceniciento,
que quisiera tener otros inicios,
elevar a mi ser hacia otros vientos,
capturar a tu luz por mis resquicios!
INDIAS QUIMERIC AS
Al Oeste! Al Oeste! La hora apura.
Europa cruje y grue, encerrojada.

El Turco ha aprisionado, como nada,


de la otrora Bizancio, su cordura.
Al Oeste! Al Oeste! Alucinadas
las carabelas surcan con premura
el colosal Atlntico, en la pura
maana de un agosto, empecinadas.
Sirenas mitolgicas, barreras
animales monstruosos que vigilan
-narrados por las sagas marinerasoprimen a los bravos que cavilan
navegando a unas Indias de quimera
que anaquel mes de octubre se perfilan!
ES PERAR D E TI
Hay un clamor herido, desbocado,
por el que manan sones doloridos,
hay torpes golpes bajos, solapados,
de fines ruines y ululante aullido.
Hay un sollozo solo, destacado,
que del espacio brota, suspendido,
como un tembloso nio, sin pasado,
que se percibe lejos, aterido.
Quin de nosotros abrir el camino?
Quin bajar a limpiar la senda estrecha
por las que pugnas siempre, suplicante?
Quin vocear tu trmino divino,
rumos azul de limos y cosechas
del ancestral Vd.-ocano expectante?
EL GO LPE S AGRADO
Golpea, General, rudo, golpea.
Enfrntanos al hoy, a nuestro tiempo.
Oigo el paso rotundo de tus botas
y me roza la fuerza de tu aliento.
Golpea, General. Llama a esas puertas
cerradas por las trancas y desidias.
Que los golpes que des retumben lejos
y resuenen los ecos de las fibras!
Golpea, Genera, sigue golpeando.
Alguno escuchar. El, yo, cualquiera.

algo qued prendido de tu lucha


y tu semilla floreci en la era.
Golpea, General, sigue golpeando.
Golpea, General, rudo, golpea!
S I PUDIES EMOS , AMERICANOS !
Si en un canto triunfal nos abrazaran
los ensueos comunes que repican!
Si los muros se abrieran, si borraran
las tensiones que manchan, que salpican!
Si te llamara, Hermano, con las voces
con que la tierna madre llama al hijo,
reconcentrando los ms puros goces,
rostro en el rostro, con los ojos fijos!
Si una maana clida de enero,
ya sin senderos rspidos ni arenas,
nuestra Hermandad desarrugara el ceo!
Si en comunin gozramos sin pena,
-palpitacin de verde y de jilguerola honda tibieza de dormidos sueos!
PARCA
Intangibles, tus dedos en la rueca
el ovillo vital, giran que giran,
aumentando los hilos que suspiran
y a veces se lamentan en voz hueca.
No te bastan los gritos y las iras
de rostros esfumados que hacen muecas
con aspecto de plidas muecas,
cabizbajos los sueos que tu hilas?
No devanes el curso de mis horas!
Hoy pretendo un disfrute sin medida.
El amor me acaricia tanto, ahora!
Tengo tantas empresas concebidas,
aperturas y rutas que me afloran,
que jadears para tomar mi vida!
AGUIRRE, JOS E MARIA DE
S antander. 1.877 1.911

Poeta y Escritor. Hizo Derecho en Madrid.


S obrino de Amos de Escalante.
NIEBLA
Nublse el sol de la esperanza ma
que siempre tuvo resplandor escaso,
sin llegar a las cumbres del Ocaso,
la linde al trasponer el medioda.
Al escalar la pedregosa va
mengu mi aliento y vacilo mi paso;
y tuve sed y la saci en tu vaso
musa del Septentrin, Melancola!
Agotado en los medios del camino
en plena juventud, voy peregrino
desalentado, vacilante y ciego.
Nublse el sol de la esperanza ma...
No habr una estrella que me preste gua
en este mar de sombra en que me anego?
AMARGURA
En turbios das de borrascas duras,
cuando el mar encrespando sus melenas
deja las costas de blancores llenas,
negro el ambiente y el abismo a oscuras,
del cantil por las hondas cortaduras,
entre escollos que muerden las arenas,
voy contando lo amargo de mis penas
al mar que tanto sabe de amarguras.
Crencha espumante que el Noroeste riza
el aire al escalar se pulveriza
y en mansa lluvia sobre m descarga:
tan amarga es la pena que me abruma
que al rozar en mis labios esa espuma
la comparo a mi mal y no me amarga.
AL DOLOR
I
No aceches cauteloso y traicionero:
ya sent tu pisar en pos del mo,
ya tu aliento aspir morboso y fro,

no te escondas dolor que ya te espero.


Me he parado a esperarte en el sendero;
yo te conozco ya y en ti confo,
cuando no vienes t viene le hasto,
y entre el hasto y t, yo te prefiero.
Cuntas veces el alma desolada
presinti tu venida y cuntas veces
sinti despus tu sorda dentellada!
Al sabor de la copa que me ofreces
hace tiempo que el alma est avezada:
trela, pues, que la apure hasta las heces.
II
Ay dolor, ya me oprimes demasiado!
ay dolor, ya no puedo soportarte!
las fuerzas sin medir sal a esperarte
y mis fuerzas las tuyas han gastado.
Pens luchar con nimo menguado
frente a frente contigo y humillarte
temeraria ilusin! de parte a parte
tu garra el corazn me ha traspasado.
Va desolada el alma, de vencida
huyendo temeraria el escarmiento
que victorioso t con ella hicieras...
Huye dolor o arrncame la vida;
mas en vano suplico y me lamento,
que si mataras t dolor no fueras.
AGUIRRE, JUAN BAUTIS TA
Ecuador. 1.725 1.786
Siervo Jesuita y Poeta.
Los ltimos aos de este jesuita, como los de tantos otros,
transcurrieron en Italia, donde muri, como consecuencia
de la expulsin dictada en 1767. Mientras en sus tratados en
prosa manifiesta el gusto por la expresin sencilla y racional,
propia del neoclasicismo, en su poesa persiste el barroquismo hispnico.
Cultiv con soltura formas estrficas y temas variadsimos,
incluso un impersonal erotismo terico, cercano al rococ.
SONETO MORAL

No tienes ya del tiempo malogrado


en el prolijo afn de tus pasiones,
sino una sombra, envuelta en confusiones,
que imprime en tu memoria tu pecado.
Pas el deleite, el tiempo arrebatado
aun su imagen borr; las desazones
de tu inquieta conciencia son pensiones
que has de pagar perpetuas al cuidado.
Mas si al tiempo dej para tu dao
su huella errante, y sombras al olvido
del que fue gusto y hoy te sobresalta,
para el futuro estudia el desengao
en la imagen del tiempo que has vivido,
que ella dir lo poco que te falta.
A UN A ROS A
I
En cuna de esmeraldas nace altiva
la bella rosa, vanidad de Flora,
y cuanto en perlas le bebi a la aurora
cobra en rubs del sol la luz altiva.
De nacarado incendio es llama viva
que al prado ilustra en fe de que la adora;
la luz la enciende, el sol sus hojas dora
con bello ncar de que al fin la priva.
Rosas, escarmentad: no presurosas
anhelis a este ardor, que si autoriza,
aniquila tambin el sol, oh rosas!
Naced y vivir lentas; no en la prisa
os confundis, floridas mariposas,
que es anhelar arder, buscar ceniza.
II
De prpura vestida ha madrugado
con presuncin de sol la rosa bella,
siendo slo una luz, purprea huella
del matutino pie de astro nevado.
Ms y ms se enrojece con cuidado
de brillar ms que la encendi su estrella,

y esto la eclipsa, sin ser ya centella


que golfo de la luz inund al prado.
No te bastaba, oh rosa, tu hermosura?
Pague eclipsada, pues, tu gentileza
el mendigarle al sol la llama pura;
y escarmienta la humana en tu belleza,
que si el nativo resplandor se apura,
la que luz deslumbr para en pavesa.
A UN A TORTOLA QUE LLORABA
LA AUS ENCIA D E S U AMANTE
Por qu, trtola, en ctara doliente
haces que el aire gima con tu canto?
Si alivios buscas en ajeno llanto,
mi dolor te lo ofrece; aqu detente.
Al verte sola de tu amante ausente
publicas triste en ayes tu quebranto;
yo tambin ay dolor! suspiro tanto
por no poder gozar mi bien presente.
Pero cese ya oh trtola! el gemido,
que aunque es inmenso tu infeliz desvelo,
mayor sin duda mi tormento ha sido,
pues tu perdiste un terrenal consuelo
en tu consorte, pero yo he perdido
en mi adorado bien la luz del cielo.
SONETO MORAL
Basta ya, pecador! No tu malicia
ejercite ms tiempo mi paciencia:
harto lugar te da a la penitencia
mi bondad despreciada por propicia.
Hoy mi amor con ternura te acaricia,
hoy disimula y sufre tu insolencia;
mas podr ser que en breve esta clemencia
se convierta en rigores de justicia.
Ea, no tardes ms en el pecado;
y si al ver del castigo la tardanza
hoy mi misma paciencia te ha obstinado,
adviertan tu descuido y confianza
que, mientras ms retiro el brazo airado,

voy doblando el impulso a la venganza.


AGUIRRE, MIRTA
Cuba. 1.912 1.980
Poeta hallada en Internet.
CANCIN ANTIGUA AL CHE GUEVARA
Dnde ests, caballero Bayardo,
caballero sin miedo y sin tacha?
En el viento, seora, en la racha
que aciclona la llama en que ardo.
Dnde ests, caballero gallardo,
caballero sin tacha y sin miedo?
En la flor que a mi vida concedo:
en el cardo, seora, en el cardo.
Dnde ests, caballero seguro,
caballero del cierto destino?
Con la espada aclarando camino
al futuro, seora, al futuro.
Dnde ests, caballero el ms puro,
caballero el mejor caballero?
Encendiendo el hachn guerrillero
en lo oscuro, seora, en lo oscuro.
Dnde est, caballero el ms fuerte,
caballero del alba encendida?
En la sangre, en el polvo, en la herida,
en la muerte, seora, en la muerte.
Dnde ests, caballero ya inerte,
caballero ya inmvil, y andante?
En aquel que haga suyo mi guante
y mi suerte, seora, mi suerte.
Dnde ests, caballero de gloria,
caballero entre tantos primero?
Hecho saga en la muerte que muero;
hecho historia, seora, hecho historia.
SONETO
Muero de ti, de amor en desventura,
del mal pagado amor que en ti se obstina.

Muero de ver mi vida que declina


en desolado invierno y red oscura.
Muero de un mal que muerte me asegura:
de traspasado corazn y espina.
Y a ti, al morir, la muerte me encamina,
aunque sean tuyos dardos y amargura.
A quin acudir, si a ti no acudo?
A quin ir mi amor por ti, desnudo,
a confesar la pena que me mata?
Del mal que hacia la muerte me arrebata,
de ese morir a solas, sin consuelo,
si no me duelo a ti, di, a quin me duelo?
SONETO DE MAANA
Yo no tendr ya voz y si una oscura
sonrisa-luz sobre mi gris reciente.
Cliz de rosa desleda. Ardiente
repaso de sonrisa en sombra pura.
Meridiano solar de alba en procura
de pleno sol. Simiente de simiente
con raz escondida en tierra y frente
a la brisa y al fuego en hendidura.
Ola de arena y cal y espuma de ola,
siendo, sin ser, mejor an que si fuera,
viviendo en humus y en dispersa nada,
en aire y luz y plata y amapola,
de clorofila y mineral viajera
renuevo intacto, vida libertada.
AGUIRRE, S AUL
Colombia. 1.919
Poeta hallado en Internet.
LAS LAVAND ERAS
En barandal de espuma iridiscente
el aprendiz de arroyo lleva izada
la luz novicia, blonda y columpiada,
entre las ondas de su andar de fuente.
En el cristal del agua transparente

se acaba de baar la madrugada


y se mira, desnuda y azulada,
en el cielo al revs de la corriente.
Con pompas de ilusin las lavanderas,
bajo el toldo de nubes camineras,
enjuagan en el charco las sonrisas,
llenan de sol los rubios terciopelos,
devuelven la salud a las camisas
y les lavan el llanto a los pauelos.
AGUS TI, IGNAC IO
Llisa del Vall. Barcelona. 1.913
Poeta. Abogado. Periodista. Escritor.
A JOS E ANTONIO
Tiernamente de luna entre las redes,
paraninfo mortal de las palmeras,
gaviotas del mstil prisioneras,
sbita mar, que las espumas cedes.
Oh litoral! Tu soledad concedes
a quien angustia con la suya, enteras,
tiernas falanges, pubertades fieras,
entre el can y el olivar paredes.
Antes de huir a la estrellada cita,
por tu pulso arrancada de lo inerte
la brisa retorcise, manuscrita.
Ya hasta el final, mientras mi noche dura,
si puso Dios palmeras en tu muerte
circundarn cipreses mi ventura.
AGUS TINI, DELMIRA
Montevideo, (Uruguay) 1.886-1.914

Hermosa y apasionada, tuvo una vida trgica, ya que apenas


casada pidi la separacin, para ms tarde encontrarse con el
marido en una casa, como simples amantes y encontrar la muerte
a manos de su esposo, quin a su vez se suicid.
EL ARROYO

Te acuerdas? El arroyo fue la serpiente buena...


Flua triste y triste como un llanto de ciego,
cuando en las piedras grises donde arraiga la pena,
como un inmenso lirio se levant tu ruego.
Mi corazn, la piedra ms gris y ms serena,
despert en la caricia de la corriente y luego
sinti como la tarde, con manos de agarena,
prenda sobre l una rosa de fuego.
Y mientras la serpiente del arroyo blanda
el veneno divino de la melancola,
tocada de crepsculo me abrum tu cabeza,
la coron de un beso fatal, en la corriente
vi pasar un cadver de fuego... Y locamente
me derrumb en tu abrazo profundo la tristeza.
FLOREC IMIENTO
La noche entr en la sal adormecida
arrastrando el silencio a pasos lentos...
Los sueos son tan quedos, que una herida
sangrar se oira. Rueda en los momentos
una palabra inslita, cada
como una hoja de otoo... Pensamientos
suaves tocan mi frente dolorida
tal manos frescas, ah!... por qu tormentos
misteriosos los rostros palidecen
dulcemente?... Tus ojos me parecen
dos semillas de luz entre las sombra,
y hay en mi alma un gran florecimiento
si en m los fijas; si los bajas, siento
como si fuera a florecer la alfombra.
EXPLOS ION
Si la vida es amor, bendita sea!
Quiero ms vida para amar! Hoy siento
que no valen mil aos de la idea
lo que un minuto azul del sentimiento.
Mi corazn mora triste y lento...
Hoy abre en luz como una flor febea;
la vida brota como un mar violento
donde la mano del amor golpea!
>

Hoy, parti hacia la noche, triste, fra,


rotas las alas de mi melancola;
como una vieja mancha del dolor
en la sombra lejana se desle...
Mi vida toda canta, besa, re!
Mi vida toda es una boca en flor!
OTRA ES TIRPE
Eros, yo quiero guiarte. Padre ciego...,
pido a tus manos todo poderosas
su cuerpo excelso derramado en fuego
sobre mi cuerpo derramado en rosas!
La elctrica corola que hoy despliego
brinda el nectario de un jardn de Esposas;
para sus buitres en mi carne entrego
todo un enjambre de palomas rosas.
Da a las dos sierpes de su abrazo, crueles,
mi gran tallo febril... Absintio, mieles,
virteme de sus venas, de su boca...
As tendida soy un surco ardiente
donde puede nutrirse la simiente
de otra estirpe sublimemente loca!
LA S ED
-Tengo sed, sed ardiente- dije a la maga, y ella
me ofreci de sus nctares-. Eso no: me empalaga!Luego una rara fruta, con sus dedos de maga
exprimi en una copa, clara como una estrella;
y un brillo de rubes hubo en la copa bella.
Yo prob.- Es dulce, dulce! Hay das que me halaga
tanta miel, pero hoy me repugna, me estraga-.
Vi pasar por los ojos del hada una centella.
Y por un verde valle perfumado y brillante,
llvame hasta una clara corriente de diamantes.
-Bebe!- dijo. Yo arda; mi pecho era un fragua.
Beb, beb, beb la linfa cristalina...
Oh frescura!, oh pureza!, oh sensacin divina!
-Gracias, maga; y bendita la limpieza del agua.
LA BARCA MARAVILLOS A

Preparadme una barca con un gran pensamiento...


La llamarn La S ombra unos; otros, La Estrella.
No ha de estar al capricho de una mano o un viento;
yo la quiero consciente, indominable y bella.
La mover el gran ritmo de un corazn sangriento
de vida sobrehumana; he de sentirme en ella
fuerte como en los brazos de Dios. En todo viento,
en todo mar templadme su prora de centella!
La cargar de toda mi tristeza, y, sin rumbo,
ir como la rota corola de nelumbo,
por sobre el horizonte lquido de la mar...
Barca, alma hermana: hacia qu tierras nunca vistas,
de hondas revelaciones, de cosas imprevistas
iremos?... Yo ya muero de vivir y soar.
LO IN EFABLE
Yo muero extraamente... No me mata la Vida,
no me mata la Muerte, no me mata el Amor;
muero de un pensamiento mudo como una herida...
No habis sentido nunca el extrao dolor
de un pensamiento inmenso que se arraiga en la vida,
devoran do alma y carne, y no alcanza a dar flor?
Nunca llevsteis dentro una estrella dormida
que os abrasaba enteros y no daba un fulgor?
Cumbre de los Martirios!... Llevar eternamente,
desgarradora y rida, la trgica simiente
clavada en las entraas como un diente feroz!
Pero arrancarla un da en una flor que abriera
milagrosa, inviolable... Ah, ms grande que no fuera
tener entre las manos la cabeza de Dios!
LA MUS A
Yo la quiero cambiante, misteriosa y compleja;
con dos ojos de abismos que se vuelvan fanales;
en su boca una fruta perfumada y bermeja
que destile ms miel que los rubios panales.
A veces nos asalte un aguijn de abeja;
unos raptos feroces a gestos imperiales
y sorprenda en su risa el dolor de una queja;
en sus manos asombren caricias y puales!

Y que vibre, y desmaye, y llore, y ruja, y cante,


y sea guila, tigre, paloma en un instante.
Que el Universo quepa en sus ansias divinas;
tenga una voz que hiele, que suspenda, que inflame,
y una frente que erguida su corona reclame
de rosas, de diamantes, de estrellas o de espinas!
LA ES TATUA
Miradla, as, sobre el follaje oscuro
recortar la silueta soberana...
no parece el retoo prematuro
de una gran raza que ser maana?
As una raza inconmovible, sana,
tallada a golpes sobre el mrmol duro,
de las vastas campaas del futuro
desalojara a la familia humana!
Miradla s -de hinojos!- en augusta
calma imponer la desnudez que asusta!...
Dios!... Moved ese cuerpo, dadle un alma!
Ved la grandeza que en su cuerpo duerme...
Vedlo all arriba, miserable, inerme,
ms pobre que un gusano, siempre en calma!
EL VAMPIRO
En el regazo de la tarde triste
yo invoqu tu dolor... S entirlo era
sentirse el corazn! Palideciste
hasta la voz, tus prpados de cera.
Bajaron... y callaste... Pareciste
or pasar la Muerte... Yo que abriera
tu herida mord en ella -me sentiste?Como en el oro de un panal mordiera!
Y exprim ms, traidora, dulcemente
tu corazn herido mortalmente,
por la cruel daga rara y exquisita
de un mal sin nombre, hasta sangrarlo en llanto!
Y las mil bocas de mi sed maldita
tend a esa fuente abierta en tu quebranto.
..............................................................................
Por qu fui tu vampiro de amargura?

S oy flor o estirpe de una especie oscura


que come llagas y que bebe el llanto?
AMOR
Yo lo so impetuoso, formidable y ardiente;
hablaba el impreciso leguaje del torrente;
era un mar desbordado de locura y de fuego,
rodando por la vida como un eterno riego.
Luego coelo triste, como un gran sol poniente
que dobla ante la noche la cabeza de fuego;
despus ri, y en su boca tan tierna como un ruego,
sonaba sus cristales el alma de la fuente.
Y hoy sueo que es vibrante, y suave, y riente, y triste,
que todas las tinieblas y todo el iris viste;
que, frgil como un dolo y eterno como un Dios,
sobre la vida toda su majestad levante:
y el beso cae ardiente a perfumar su planta
en una flor de fuego deshojada por dos...
LA BARCA MILAGROS A
Preparadme una barca como un gran pensamiento...
La llamarn La S ombra unos, otros La Estrella.
No ha de estar al capricho de una mano o un viento;
yo la quiero consciente, indominable y bella.
La mover el gran ritmo de un corazn sangriento
de vida sobrehumana; he de sentirme en ella
fuerte como en los brazos de Dios. En todo viento,
en todo mar templadme su prora de centella!
La cargar de toda mi tristeza, y, sin rumbo,
ir como la rota corola de un nelumbo,
por sobre el horizonte lquido de la mar...
Barca, alma hermosa: hacia qu tierras nunca vistas,
de hondas revelaciones, de cosas imprevistas
iremos?... Yo ya muero de vivir y soar...
ELEGIAS DULCES
Hoy desde el gran camino, bajo el sol claro y fuerte,
muda como una lgrima he mirado hacia atrs.
Y tu voz, de mi lejos, con un olor de muerte,
vino a aullarme al odo un triste Nunca ms!

Tan triste, que he llorado hasta quedar inerte...


Yo s que ests tan lejos que nunca volvers!
No hay lgrimas que laven los besos de la Muerte...
Almas, hermanas mas, nunca miris atrs!
Los pasados se cierran como los atades;
al otoo las hojas en dorados aludes
ruedan... y arde en los troncos la nueva floracin...
Las noches son caminos negros de las auroras...
Oyendo deshojarse tristemente las horas
dulces, hablemos de otras flores al corazn.
LA CITA
En tu alcoba techada de ensueos, haz derroche
de flores y de luces de espritu; mi alma
calzada de silencio y vestida de calma
ir a ti por la senda ms negra de esta noche.
Apaga las bujas para ver cosas bellas;
cierra todas las puertas para entrar la Ilusin;
arranca del Misterio un manojo de estrellas
y enflora como un vaso triunfal tu corazn.
Y esperars sonriendo, y esperars llorando!...
Cuando llegue mi alma, tal vez reces pensando
que el cielo dulcemente se derrama en tu pecho...
Para el amor divino ten un divn de calma,
o con el lirio mstico que es su arma, mi alma
apagar una a una las rosas de tu lecho.
EL INTRUS O
Amor, la noche estaba trgica y sollozante
cuando tu llave de oro cant en mi cerradura;
luego, la puerta abierta sobre la sombra helante,
tu sombra fue una mancha de luz y de blancura.
Todo aqu lo alumbraron tus ojos de diamante;
bebieron en mi copa tus labios de frescura,
y descans en mi almohada tu cabeza fragante;
me encant tu descaro y ador tu locura.
Y hoy ro si tu res, y canto si t cantas;
y si t duermes, duermo como un perro a tus plantas.
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura,

y bendigo la noche sollozante y oscura


que floreci en mi vida tu boca tempranera!
AORAN ZA
bamos en la tarde que caa
rpidamente sobre los caminos.
Su belleza, algo extica, pona
aspavientos en ojos campesinos.
-Gozaremos el libro- me deca
de tus epigramticos y finos
versos. En el crepsculo mora
un desfile de pjaros marinos...
Debajo de nosotros, la espesura
aprisionaba en forma de herradura
la poblacin. Y de un charco amarillo
surgi la luna de color de argento,
y a lo lejos, con un recogimiento
sentimental, lloraba un caramillo...
UNA VI ETA
Tarde sucia de invierno. El casero,
como si fuera un croquis al creyn,
se hunde en la noche. El humo de un boho,
que sube en forma de tirabuzn;
mancha el paisaje que produce fro,
y debajo de la genuflexin
de la arboleda, somormuja el ro
su cancin, su somnfera cancin.
Los labradores, camelln abajo,
retornan fatigosos del trabajo,
como un problema sin definicin.
Y el dueo del terruo, indiferente,
rpidamente, muy rpidamente,
baja en su coche por el camelln.
TOQUE DE ORACIN
Un pedazo de luna que no brilla
sino con timidez. Canta un marino,
y su triste cancin, tosca y sencilla,
tartamudea con sabor de vino...

El mar, que el bceps de la playa humilla,


tiene sinuosidades de felino,
y se deja caer sobre la orilla
con la cadencia de un alejandrino.
Pienso en ti, pienso que te quiero mucho
porque me encuentro triste, porque escucho
la esquila del pequeo campanario
que se queja con un sollozo tierno,
mientras los sapos cantan el invierno
con una letra del abecedario...
MED IO AMBIENTE
Mi buen amigo el noble Juan de Dios, compaero
de mis alegres aos de juventud, ayer
no ms era un artista genial, aventurero...
-Hoy vi ve en un poblacho con hijos y mujer-.
Y es hoy panzudo y calvo. Se quita ya el sombrero
delante de don S abas, de un don Lucas... qu hacer?
La cuestin es asunto de catre y de puchero,
sin empear la Singer que ayuda a mal comer.
Quimeras moceriles mitad sueo y locura-;
quimeras y quimeras de anhelos infinitos,
y que hoy como las piedras tiradas en el marse han ido a pique oyendo las plticas del cura,
junto con la consorte, la suegra y los niitos...
Qu diablo! Si estas cosas dan ganas de llorar.
Y hoy ro si tu res, y canto si t cantas;
y si t duermes, duermo como un perro a tus plantas.
Hoy llevo hasta en mi sombra tu olor de primavera;
y tiemblo si tu mano toca la cerradura,
y bendigo la noche sollozante y oscura
que floreci en mi vida tu boca tempranera!
TU AMOR...
Tu amor, esclavo, es como un sol muy fuerte:
jardinero de oro de la vida,
jardinero de fuego de la muerte,
en el carmen fecundo de mi vida.
Pico de cuervo con olor de rosas,
aguijn enmelado de delicias
tu lengua es. Tus manos misteriosas

son garras enguantadas de caricias.


Tus ojos son mis medias noches crueles,
panales negros de malditas mieles
que se desangran en mi acerbidad;
crislida de un vuelo del futuro
es tu abrazo magnfico y oscuro
torre embrujada de mi soledad.
TU BOCA
Yo haca una divina labor sobre la roca
creciente del Orgullo. De la vida lejana
algn ptalo vvido me vol en la maana,
algn beso en la noche. Tenaz como una loca
segua mi divina labor sobre la roca
cuando tu voz, que funde como sacra campana
en la nota celeste la vibracin humana,
tendi su lazo de oro al borde de tu boca;
-maravilloso nido del vrtigo tu boca!
Dos ptalos de rosa abrochando un abismo...
Labor, labor de gloria, dolorosa y liviana;
tela donde mi espritu se fue tramando l mismo!
T quedas en la testa soberbia de la roca,
y yo caigo, sin fin, en el sangriento abismo.
DES DE LEJOS
En el silencio siento pasar hora tras hora,
como un cortejo lento, acompasado y fro...
Ah! Cuando t ests lejos, mi vida toda llora,
y al rumor de tus pasos hasta en sueos sonro.
Yo s que volvers. que brillar otra aurora
en mi horizonte, grave como un ceo sombro;
revivir en mis bosques tu gran risa sonora
que los cruzaba alegre como el cristal de un ro.
Un da, al encontrarnos tristes en el camino,
yo puse entre tus manos plidas mi destino
y nada de ms grande jams han de ofrecerte!
Mi alma es frente a tu alma como el mar frente al cielo:
pasarn entre ellas, tal la sombra de un vuelo,
la Tormenta y el Tiempo y la Vida y la Muerte!

FUE AL PAS AR
Yo cre que tus ojos anegaban el mundo...
Abiertos como bocas en clamor...Tan dolientes
que un corazn partido en dos trozos ardientes
parecieron... Fluan de tu rostro profundo
como dos manantiales graves y venenosos...
Fraguas a fuego y sombra, tus pupilas!...tan hondas
que no s desde donde me miraban, redondas
y oscuras como mundos lontanos y medrosos.
Ah, tus ojos tristsimos como dos galeras
abiertas al Poniente!... Y las sendas sombras
de tus ojeras donde reconoc mis rastros!...
Y o envolv en un gran gesto mi horror como en un velo,
y me alej creyendo que cuajaba en el cielo
la medianoche hmeda de tu mirar sin astros!
POR CAMPOS DE ENS UEO
Pas humeante el tropel de los potros salvajes,
feroces los hocicos, hirsutos de pelajes,
las crines extendidas, bravas, tal bordones,
pasaron como pasan pamperos y aquilones.
Y luego fueron guilas de esplendidos plumajes
trayendo de sus cumbres magnficas visiones,
con el sereno vuelo de las inspiraciones
augustas, con soberbias de olmpicos linajes.
Cruzaron hacia Oriente la limpidez del cielo,
tras ellas como cndida hostia que alzara el vuelo,
una paloma blanca como la nieve asoma.
Yo olvido el ave egregia y el bruto que foguea
pensando que en los cielos solemnes de la Idea
a veces es muy bella, muy bella una paloma.
MI MUS A
Mi musa tom un da la placentera ruta
de los campos fragantes; ornada de alboholes,
perfumando sus labios en la miel de la fruta
y dorando su cuerpo al fuego de los soles.
Vivi como una ninfa: desnuda, en fresca gruta,
engalanando espejos de lagos tornasoles.
La gran garza rosada de su forma impoluta.

Volvi a m como el oro de luz de los crisoles.


Ms pura; los cabellos emperlados de gotas
lucientes y prendidos de abrojos; trajo notas
de pjaro silvestre y en los labios ms fuego.
Yo peinela y vestila sus parisinas galas,
y ella hoy grave pasea por mis lujosas salas
un gran aire salvaje y un perfume de espliego.
MI AURORA
Como un gran sol naciente ilumin mi vida
y mi alma abri a beberlo como una flor de aurora;
Amor! Amor! bendita la noche salvadora
en que llam a mi puerta tu mamita florida.
Mi alma vibro en la sombra como arpa sorprendida,
las aguas del silencio ya abiertas, en la aurora
cant su voz potente misteriosa y sonora.
Mi alma lbrega era una estrella dormida!
Hoy toda la esperanza que yo llorara muerta
surge a la vida alada del ave que despierta
ebria de una alegra fuerte como el dolor;
y todo luce y vibra, todo despierta y canta,
como si el palio rosa de su luz viva y santa
abriera sobre el mundo la aurora de mi amor.
EL NUDO
Su idilio fue una larga sonrisa a cuatro labios.
En el regazo clido de rubia primavera.
Amronse talmente que entre sus dedos sabios
palpit la divina forma de la Quimera.
En los palacios flgidos de las tardes en calma
hablbanse un lenguaje sentido como un lloro,
y se besaban hondo hasta morderse el alma!
Las horas deshojronse como flores de oro.
Y el Destino interpuso sus dos manos heladas
Ah! los cuerpos cedieron, mas las almas trenzadas
son el ms intrincado nudo que nunca fue.
En lucha con sus locos enredos sobrehumanos
las Furias de la vida se rompieron las manos
y fatig sus dedos supremos Anank..

TUS DORMIAS
Engastada en mis manos fulguraba
como oscura presea, tu cabeza;
yo la ideaba estuches, y preciaba
luz a luz, sombra a sombra su belleza.
En tus ojos tal ves se concentraba
la vida, como un filtro de tristeza
en dos vasos profundosYo soaba
que era una flor del mrmol tu cabeza;
cuando en tu frente nacarada a luna,
como un monstruo en la paz de una laguna
surgi un enorme ensueo taciturno.
Ah! tu cabeza me asust. Flua
de ella una ignota vida. Pareca
no s que mundo annimo y nocturno.
POR TU MUS A
Cuando derrama en los hombros puros
de tu musa la tnica de nieve,
yo concentro mis ptalos oscuros
y soy el lirio de alabastro leve.
Para tu musa en rosa, me abro en rosa;
mi corazn es miel, perfume y fuego,
y vivo y muero de una sed gloriosa:
tu sangre viva debe ser mi riego.
Cuando velada con un tul de luna
bebe calma y azur en la laguna,
yo soy el cisne que soando vuela;
y si en luto magnfico la vistes
para vagar por los senderos tristes,
soy la luz o la sombra de una estela.
LUZ PURPURA CON TU RETRATO
Yo no s si mis ojos o mis manos
encendieron la vida en tu retrato;
nubes humanas, rayos sobrehumanos,
todo tu Yo de emperador innato.
Amanece a mis ojos, en mis manos!
Por eso, toda en llamas, yo desato
cabellos y alma para tu retrato,

y me abro en flor. Entonces, soberanos


de la sombra y la luz, tus ojos graves
dicen grandezas que yo s y t sabes.
Y te dejo morir. Queda en mis manos
una gran mancha lvida i sombra.
Y renaces en m melancola
formado de astros fros y lejanos.
AHUMADA, BERNARDINO DE
Espaa. S iglo XVII
Caballero del Hbito de S antiago.
A LA MUERTE D E DON JUAN PREZ
DE MONTALBN
No ultrajes, caminante, lo secreto
de esta pira, devoto el paso mueve,
no pises su decoro menos leve;
porque paga obediencias de sujeto.
Des este Varn que yazca lo perfeto,
aun insensible paga lo que debe,
en s la tierra de atencin se embebe,
y el mrmol se aligera de respeto.
Aun el polvo por suyo se eterniza,
y en fe de tanta merecida palma
los horrores mortales autoriza.
Y alienta slo tan segura calma
la verdad, con que espera su ceniza
que a de volver a unirse con el alma.
AHUMADA, FERNANDO
Espaa. S iglos XIX XX
RIMA D E LAURELES
La palpitante pluma en el sombrero,
la seoril espada en la cintura,
en los ojos un rayo de bravura
y en el semblante un gesto aventurero;
corts con los hidalgos, y altanero,
rindi galante culto a la hermosura
y, embriagado de amor, en noche oscura

ante mil rejas desnud su acero.


Es el genio indomable de la raza
que, la espada sangrienta hasta la taza,
imprimiendo la mueca del espanto,
los mundos anchurosos recorra
aprisionando Reyes en Pava
y sepultando imperios en Lepanto.
AILLO, JUAN DE
Espaa. S iglo XVI
Fray de la Orden de S an Francisco.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Al viento que la peina el cuerpo eleva
la de las aves reina senescente,
por dale, caducando, a la corriente
que su perdida juventud renueva.
As en las aguas de Aganipe prueba
tu alado genio su vigor ardiente
contra el cisne veloz, tiempo latente
guila a su pesar, si eterna, nueva.
Vuela hasta el Conde, sol de indiano cielo,
que firme mirars su luz pujante,
no deshilando tus sonoras plumas.
Y si temieres en tan alto vuelo
calzando rayos al fulgor vibrante
el nombre renovar a las espumas.
Baja, que en breves sumas
de Hipocrene vers tus nuevas alas
de fama trompas y del cielo escalas.
DE UN RELIGIOS OS GRAVE
EN LOA DEL AUTOR Y S U LIBRO
Del guila se sabe que volando
se encumbra por los aires hasta el cielo,
sin tener de su vista aquel recelo
que tiene el que la pone al sol mirando.
Cual guila real vas demostrando

a los rayos del sol este polluelo,


crindole en el monte a tu consuelo
tal, que puede ensearnos an callando.
S alga, pues, con su vuelo y firme vista
ofreciendo a los ojos sus sentencias,
con que el orbe los labios ms endulce.
Que sentencias tan firmes, de revista
nos darn todo el punto de las ciencias,
mezclando lo que es til con lo dulce.
AIZPURU AIZPURU
Panam. 1.882 1.953
Cnsul de Espaa.
Poeta hallado en Internet.
LA PERLA
En el fondo de un mar de vida lleno
abri la ostra su concha nacarada,
y por la amante ninfa acariciada
vidamente palpit su seno.
De su existencia en el glorioso estreno
feliz sintiese en su ducal morada,
pero un grano de arena, al bien ajeno,
de pronto hiri su carne delicada.
Angustiada la ostra y dolorida,
dejando el grano inerme prisionero,
con savias de dolor cubri la herida;
y toma el mal en bien su afn sincero
Pues del grano de arena traicionero
naci la perla, en lgrimas teida.
AL HADED, ALI
Argentina. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO I
En el fragor de la batalla asoma
hacia la muerte el ms osado miedo:

el coronel lo intuye ya, y lo doma,


y a la tropa silencia con el dedo.
Una guerra pensada cual axioma
por estrategas con mucho denuedo;
voz de un coronel suena en la loma
y las espadas sangran en el ruedo.
Atrs quedaron uas de carnero
en un campo aturdido y ya demente
brbaros que soaron entreveros!
Loas al coronel de los guerreros!
por librar mil batallas en el frente
y dejar su pisada en los esteros.
SONETO II
Escribir sonetos en el viento
por las noches y por las madrugadas,
implorando a los duendes y a las hadas
que no me priven nunca de argumento.
Habr viandas y vino de un convento
cmo formalidades muy sagradas!
y en un ritual con hostias consagradas
un cura dar su predicamento.
Ser una ceremonia muy cristiana
en la capilla sur del campo santo
donde celebraremos mi partida;
y no ver jams otro maana.
Mas yo ser poeta mientras tanto,
en otra dimensin y en otra vida!
SONETO III
Estirados los ojos con crayn,
maquillado su rostro de ilusiones,
un gran bonete gris y mil canciones
y una sonrisa grande de cartn.
El payaso improvisa su funcin
entre gritos, aplausos y ovaciones
y en una de esas tantas ocasiones
resbala del columpio sin perdn.
Su nariz colorada, ensangrentada!
y de arlequn un traje suspendido.

La sonrisa del pblico apagada.


El payaso Piruetas que atrevido
os dejar al circo en su volada,
puso en escena su acto ms reido.
SONETO IV
Las autistas agujas de un cuadrante
en el concierto de la eternidad
marcan el tiempo exacto de ansiedad
que nos queda de vida militante.
Minutos y fracciones del gigante
cosmos donde epifana santidad
transmuta en polvo fino la piedad
de ese reloj de arena fascinante.
Los das prisioneros de los meses,
los meses prisioneros de los aos
y en cada nivel otro carcelero.
Ms all, las galaxias como reses
que apacientan a pberes rebaos,
y acaso se a Dios el aparcero!
EL RUIS EOR Y LA ROS A BLANCA
S obre la horqueta de la rama aeja
compone el ruiseor su serenata;
que al fin, la rosa blanca se percata,
cuando el ocaso su presencia deja.
Trina el ave de jbilo y festeja
su amor por esa rosa que lo mata;
la flor, es hembra, su pezn de lata!
para que un ave libe miel refleja.
Desnuda ya la rosa blanca posa,
trasmutando el hechizo de su venda
en rubor de una luna esplendorosa.
Y entre su sino y la secreta senda
el ruiseor sutil besa a la rosa
despertando una suerte de leyenda.
EL S EGMENTO LAPIDARIO
Disparada en el eje cartesiano,
donde nacen y mueren los conjuntos,

una recta, acotada entre dos puntos,


debate su existencia sobre el plano.
S obre la abscisa el gran Dios soberano
principio y fin de todos los asuntos!
va mostrando a sus pares ya difuntos
cunto universo cabe en cada mano.
Y atribulado, el hombre, de tamaa
demostracin de fuerza, se despierta
entre la duda, el eje y su legaa.
El segmento es apenas un alerta
que lapidariamente nos araa
y nos anuncia donde est la puerta!
UN S UEO Y UNA PAS ION
En los lares del sur suea el marino
encontrar su fatal y ltimo duelo,
y en esa vastedad de sal y cielo
cunto prodigio en aras del destino!
Espera a las Nereidas en un fino
traje de mar azul y terciopelo,
con la crecida barba y cano pelo
y la dulce embriaguez que otorga el vino.
Qu importan das ms de soledad,
si nufrago en el mar ya lo es de amor,
que cruel desgarra al hombre sin piedad?
El marino comprende este dolor
sabiendo que le falta su mitad.
Y en los mares del sur vierte un sudor.
PRECIPIC IO DE LUN A
Caer la luna han visto en Salamanca
en la ciudad que baa el ro Tormes;
y en silencio, con lgrimas enormes,
el hombre llora a su princesa blanca.
Quedse hurfana, la noche, y manca!
que los novios ya posan disconformes
y duelo visten en sus uniformes
la ilusin que perdida, yace estanca.
Qu luz brillar en la noche soada
si la nia alba trnase cenizas

y al alma nos deja pasin salada?


Qu destellos de ncar y de tizas
iluminarn la vieja ensenada
cuando sollocen las sombras mellizas?
EL CORDOBES
Tomadle pronto al toro por las astas
antes que su cornada te asesine!
No creis que tu vida es puro cine
si tu fama y tu muerte no son castas!
Mas si anhelis joder entre subastas
no esperis a que el toro te extermine,
y bufando a los cielos desafine
y llenen de orqudeas tus canastas.
Que en Sevilla, la Plaza de los Moros,
henchida esta de srdidas contiendas,
y suda sangre regia por los poros.
Y entre vtores, cuernos y leyendas
el Cordobs, verdugo de los toros!
a los buitres dedica sus ofrendas.
TANGO EN MI CIUDAD
En Buenos Aires tango, cielo gris, poesas!
Llora un bandonen notas en un burdel.
S an Telmo, Balvanera, Goyeneche y Gardel
milongas y arrabales, alcohol y fantasas!
La gran noche portea, penurias y alegras!
el obelisco envuelto con nubes de papel;
en la Boca, Quinquela deshoja ya un clavel;
los conventillos sudan y bailan melodas.
En Constitucin y Once, la terminal de trenes:
en Palermo la crema de la alta sociedad
y en Floresta y Retiro los pobres como rehenes.
Los compadritos huyen del moho de la ciudad;
sus cuchillos no sangran entre los terraplenes.
Brama en el auditrium tango de libertad!
QUIERO S ER UN PIRATA
Quiero ser un pirata traficante de besos!
y escrutar lo insondable, zarpando en un velero.

Quiero cruzar los mares entre vientos traviesos


y desnudar la luna con fulgor marinero.
Y a rubias y morenas narrar estos sucesos,
mis locas travesas bajo el sol de febrero!
embriagado los labios y palpando sus huesos,
quiero ser un pirata, Don Juan y aventurero!
Quiero hallar a la Musa coronando mis sueos
con su vestido blanco, sus ojitos de cielo,
y su piel bronceada perfumada de rosas.
Que a la mar estoy yendo, remando pardos leos,
con la esperanza viva que sufraga este anhelo
y esperando que el viento ya rompa sus esposas.
ES CRIBIRE S ONETOS EN EL VIENTO
Escribir sonetos en el viento
por las noches y por las madrugadas;
implorando a los duendes y a las hadas
que no me priven nunca de argumento.
Habr viandas y vino de un convento,
como formalidades muy sagradas;
y en un ritual con hostias consagradas
un cura dar su predicamento.
Ser una ceremonia bien cristiana
en la capilla sur del campo santo
donde celebraremos mi partida.
Y no ver jams otro maana
Mas yo ser poeta mientras tanto
en otra dimensin y en otra vida.
UNA ES ENCIA EN EL S UBTERFUGIO
No es la esperanza ma lo mismo que el deseo,
mi esperanza es el vuelo de la imaginacin.
El grito de la carne slo busca el trofeo
no me importa esa fama ni su mera mencin.
Yo busco en estos versos recitar en solfeo
mi partitura regia con ritmo de cancin;
y sentir en el alma del labio el cosquilleo
que la musa me ofrece con gran satisfaccin.
Y ser el ave blanca que circunvala el cielo
y despliega sus alas con libertad total

en busca del arcano lo ms lejos del suelo!


y acariciar la luna mi novia celestial!
en el pao nocturno, trocada en terciopelo,
y desnudar sus ansias con besos de cristal.
A LOS VANIDOSOS YO LES DIGO
Tal vez no habr besado a cien mujeres
ni cien doncellas moras desvestido;
mas el amor que Dios me ha concedido
me ha sido fiel en los atardeceres.
Y como pecadores somos seres,
en el andar he sido precavido;
pues ha de ser varn muy distinguido
quien se mantiene austero en los placeres.
Que andar descalzo suele ser prudente
por la vida, desnudo y sin abrigo,
y honores desechar y ser valiente.
Por eso, amigo mo, yo te digo:
que nunca es tan feliz el ms sonriente,
si llora igual el rico que el mendigo.
BELLA NOVIA
Mientras la noche teja oscuro manto
y la preciosa luna as lo quiera,
de tus labios, la miel probar quisiera,
y despejar la bruma otrora llanto;
y recitar al viento nuestro canto,
obnubilados por la gran lumbrera,
desnudos ambos sobre la ribera
Bella novia! por quien deliro tanto.
Bella novia, por quien morir no temo,
por ti, mi sangre, bulle tan latina
que por tus besos de pasin me quemo.
Eres como la espuma mar, platina
por cuyas aguas sabe Dios que remo
hacia tu seno, en busca de la ondina.
SONETO
Ya desde tu placenta savia allegas,
la porcin de la flora magna vida,

y en esta condicin vital fornida


que con dolor los mares t navegas.
Pero es tal la pasin de tus entregas
que al tero soar te das vencida,
mientras tus pechos llevan la bebida
del amor que a tus hijos nunca niegas.
Al verte envejecida, triste lloro,
por tu ternura inmensa soy mancebo
para m, madre, vales ms que el oro!
Tus aos coronado por gran Febo
sabidura han dado pues al Moro
sabed, que todo cuanto soy os debo.
POLVO Y PENS AMIENTO
Tardes que Marzo sabiamente aeja
destellos de oro y dejos estivales
sutil reloj de ciclos inmortales
que al pasar las hojas secas deja.
Ceudo bosque expone verde queja
las aves buscan nuevas catedrales
un equinoccio vierte diagonales
y aqu en el sur verano que se aleja.
Es el egregio otoo aquel que pasa
por la pradera dan do guadaazos
ah, cunto llanto! cunto sentimiento!
Ya ves estoy cual hoja quieta y rasa
escudriando fiel los coletazos
que no soy ms que polvo y pensamiento.
UN HEDONICO DES EO DE
Una dulce plebeya con los ojos de mar
con sus pechos de miel y sus labios sedientos
en la arena desnuda suspirando a los vientos
yo quisiera tener yo quisiera encontrar.
Un ania muy tierna cuya boca besar
con sus trenzas doradas y su piel con ungentos
una esposa muy digna como los mandamientos
yo quisiera tener yo quisiera encontrar.
Capitn quiero ser de jornada y de suerte
y gozar y gozar con mi novia indulgente

y poder suspirar hasta la eternidad.


Y los mares surcar en mi barca, sonriente
y un mancebo tener a quien dar mi heredad
en la solas del mar desafiando a la muerte.
OTOO
Tardes que Marzo pinta de cemento
rboles mansos dejan su armadura
un viento que palmea la llanura
y aqu la sacra misa de un convento.
Un equinoccio dueo del evento
juega sus ases con sutil cintura
con las prendas robadas a natura
y de amarillo tie el firmamento.
El alguacil del monte ya se aleja
surge la bofetada de la bruma
y herido vientre por infame espuma
impreso va dejando al fin su queja
y entre avatares ciclos que prioriza,
la sal vierte del bosque que agoniza.
VUELA GO LONDRINA Y DES NUDA
Vuela ya, majestuosa golondrina,
de nubarrones huye del pasado;
surca los cielos ave peregrina
con el penacho azul almidonado.
Vuela muy alto y deja la rutina
y a la lluvia no temas ni a tornado;
luce vital la puja jacobina
que tu revolucin ha comenzado.
Bate tus alas con pasin surea
sobre la estepa Pampa de juglares
y exhibe ya tu magia riberea.
S cual un astro que encandila ojos
y por las noches reina de los mares
s, pues, la luna y rompe los cerrojos.
AQU, MI ROS TRO
Podrn herirme el pecho con la daga
mas no podrn matar el alma ma;

podrn dejar mis versos a la zaga


mas no podrn robar la poesa.
Podr caer del cielo inmensa plaga
y atormentar mis huesos ese da;
mas yo ser cual vino que os embriaga
que llenar las copas sin porfa.
Amigo soy del verso s, seores!
poeta de la lengua castellana
que de la fama huye y los honores.
Mi letra no se compra ni se vende
y de instruccin carece mas no es vana.
Podrn llamarme loco, no me ofende!
UNA NUEVA OPORTUNID AD
Si la moral del hombre ya se inclina
por el fusil y el fuego de metralla
y el fanatismo gana la batalla
no ser el Cristo santo, la Aspirina?
Si en el madero falleci la inquina
y por la sangre del Cordero calla
el odio y se sosiega la canalla
Por qu clavarle al S anto nueva espina?
Cuando la tarde aborte nuevos flavos
sobre la tierra yerta compungida!
y del predicador sangren los clavos
Ser la Pascua del Seor sentida
reyes no habr tampoco habr esclavos!
todos tendremos una nueva vida.
HOY, TE D EC LARO MI AMOR
T, que besas el agua de la fuente
mi bella y dulce dama de mi vida;
T, que encajes luces inocente
y te regalas virgen prometida.
T, que mis noches ties indolente
con tu sonrisa ncar bendecida;
T que desnuda posas en el puente
astral y enamorada concebida.
A ti te digo hermosa flor mi luna!
que necesito verte en el ocaso

y recitar mis versos mientras vuelo


resignando del mundo la fortuna
para poder amarte paso a paso
en los umbrales msticos del cielo.
BUS CO EL FRUTO DEL AMOR
En tu gozar descubro mi provecho
y en tus gemidos siento que me elevo,
ardiente corazn latino llevo
y dulcemente beso labio y pecho.
Calculada la forma del derecho
por ti a la huraa desafiar me atrevo
cual caballero andante del medioevo
recorro por la Mancha largo trecho.
Hacia ti, reina ma, voy ya presto
a coronar mis sueos de dulzuras
y a besar tu alma delicada y pura
estampando este amor en manifiesto
y sin dejar pendiente asignatura,
ver en tu vientre quiero levaduras!
A UN PO ETA HERMANO
Fluye en Granada ingente sangre Mora
y de gitanos cantos viva Espaa!
Ay, Federico, cunto se te extraa!
dnde la blanca luna por ti llora?
Duerme el nio en la fragua inquisidora.
Hacia ti va un Quijote por la hazaa
sin temer a las balas ni a la huraa
con su rocn cabalga tras la aurora.
Alhambra de Granada te exonera
te exonera y te mata, noble amigo!
sangrienta boda vi vos ojos calla
de leones rugientes est la acera
y roto ya padeces el ombligo
mas tus versos no puede la metralla!
A LA FLOR QUE DES HOJO EL VIENTO
A do dejaste t, fermosa dama,
la antorcha de tus ojos, escondida?

Acaso en el Olimpo confundida,


por el hechizo de la eterna flama?
A do qued de nuestro amor la trama
si se eclips la luna de tu vida?
A do partiste t, mi prometida,
que tu voz oigo triste que me llama?
Oh, mi doncella yace con el fro
beso ya adormecido en su mejilla
herida grande sobre pecho mo!
Rota en mi cuerpo llevo la costilla
y llanto fluye acuoso cual un ro.
Ay, mis sueos que mueren en la arcilla!
A BELLA MOZA
Improvisar ya quiero mi cantata
y dedicarla como corresponde
a bella moza, cuyo amor me esconde,
y que su boca de pasin me mata.
La ley, por ella, mi alma desacata
como en sus pechos tanta miel adnde?
cuando la luna por los cielos ronde
cantar en su balcn mi serenata.
Ser juglar con mi guitarra mora
en un concierto frente a las estrellas
que cantando me encontrar la aurora.
Descorchar de vino las botellas,
y la voz templar por mi seora
y en el roco lavar las huellas.
S I POR AMOR
Si por amor nacemos y vivimos
y por vivir sufrimos y gozamos.
Si por gozar sentimos que morimos
entonces por amor tambin lloramos.
Si por amor cual fnix nos vestimos
y en el azul las alas desplegamos;
si en el volar la muerte ya vencimos
entonces por amor resucitamos.
Que el amor es un arte milagroso
dichoso quien pudiera cultivarlo!

acaso en un misterio majestuoso


que la luna en su afn de conquistarlo,
busca un espejo para reflejarlo
mientras un sol sonre carioso.
A LA ES TRELLA QUE FULGE EN LA NOCHE
S avia ya desde tu placenta, allegas,
la porcin de la flora magna vida,
y es esta condicin vital fornida
que por los mares del dolor navegas.
Pero es tal la pasin de tus entregas
que al tero soar te das vencida,
mientras tus pechos llevan la bebida
del amor que a tus hijos nunca niegas.
Al verte envejecida, triste lloro,
por tu ternura inmensa soy mancebo
para mi madre, vales ms que el oro!
Tus aos coronado por gran Febo
sabidura has dado pues al Moro.
S abed, que todo cuanto soy os debo.
DIVORCIADO DEL LLANTO
En la presencia del amor sincero
emancipado del dolor pervivo,
ya del mosto, embriagado y sensitivo,
por la flor ms humilde del cantero.
De su dolor acaso prisionero
enamorado de sus besos vivo
por la miel de esa boca soy cautivo
y de sus labios escapar no quiero.
Nia latina, difana doncella,
a quien Dios interpuso en mi camino
para que yo olvidara la botella.
A ti te escribo hermano peregrino
ya que la vida con pasin es bella
y enamorado busques tu destino.
PARA ES TA NAVID AD, ERRANTE
Recorrer con mis arterias yertas
por campos amarillos y sureos

y se abrirn del cielo las compuertas


para regar la tierra con mis sueos.
Del trigo las espigas bien abiertas
sern de mi osamenta nudos dueos,
regalar mi pan en las ofertas,
ser abundante para los pequeos!
No quiero ms estmagos vacos
en la Argentina donde crece el trigo
plagada de polticos impos.
Un gran futuro digno yo persigo
para vecinos hijos y los mos
no quiero or ms quejas de un ombligo!
AL GRAN CAS TELLANO
S obre las piedras allan los coyotes
cuando hijosdalgo blanden las espadas,
y se abroquelan todas las majadas
y, roto el muro, tiemblan los barrotes.
Hacia el confn cabalgan los Quijotes
con garbo ecuestre, vainas afiladas,
van dejando en la arena sus pisadas
y ya los moros tuercen los cogotes.
Por Burgos y Toledo ya desfilan
las huestes de Rodrigo, las del Cid
y gimen las guitarras sus bemoles.
Las estrellas sus ansias ya destilan
y abunda el rojo jugo de la vid
y en el alczar arden nuevos soles.
ALABAA, TOMAS DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta. Caballero de Cristo y Ayuda de Cmara
de la Majestad Catlica de Felipe IV, el Grande
Rey de uno y otro Mundo.
A LA MUERTE D EL INS IGNE, Y EN TODA
EUROPA APLAUDIDO, JUAN PREZ D E
MONTALBN, HEROICO ALUMNO DE APOLO
En esta irrevocable despedida,
que los fueros apura de la ausencia,

que tierna llora (Montalbn) la ciencia,


que triste gime sin tu luz la vida.
No menos arde fiel por escondida,
que en tanta de virtudes eminencia
poros halla en el mrmol su influencia,
por donde sabiamente se liquida.
Aunque a los vientos de vulgar mudanza
el envidioso Pilago se altere,
gozas en la tormenta la bonanza.
De tu fin el destino desespere,
porque un grande saber sin destemplanza
es pedazo de Dios, y nunca muere.
ALARCON, ABEL
Bolivia. 1.881 1.954
Poeta hallado en Internet.
PAS CUA
Elev, adusto, el sacerdote anciano
de cimo pan la ntida blancura;
traz el signo de un smbolo su mano
y consum la mstica figura.
Plegse en el altar velo liviano
y ante el pueblo, en beatfica postura,
fulgur el sol flamante y soberano
de la enorme custodia, su hermosura.
Un torrente de luz ba las naves;
hubo explosin de gloria en el himnario;
surgieron del armonio notas graves;
cuando entre el humo undvago del ascua
del coro vol un ave al campanario,
la campana mayor repic a pascua.
LA ABAD ES A
Por el jardn paseaba la Abadesa
leyendo una oracin de su breviario
sus ojos eran de un azul turquesa
su tez como el marfil de su rosario.
As cruzaba la divina obsesa,

defendida de un mal imaginario,


por aquel corazn que su pureza
bordara en su bendito escapulario.
Junto a la hoja sagrada que lea,
tierna recordacin simbolizada
en una seca flor la entristeca.
Ces su labio de moverse en rezo,
su pena se verti cristalizada,
y en la cruz y el flor puso su beso.
ALARCON, FELIX D E
Chile. 1.752
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Traidora, infiel, tirana, venenosa,
ardiente parca, vengativa, insana,
detente, atroz, altiva, cruel, ufana,
deudora audaz, flechera vigorosa.
Aurora real, recibe lacrimosa
patente herir, corona soberana.
Siente infeliz, augusta regia hispana,
cortadora tijera pavorosa.
Memoria triste, cruel, infausta, errante,
constante har deshecha fiel historia,
vanagloria sentida, horror triunfante.
Amante premio exalta palmas, gloria
accesoria, alta luz, donde brillante
canto felice celestial victoria.
ALARCON, FRANCIS CO
Venezuela. Caracas. 1.950
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Cuando gust su amor lo hice hasta el fondo,
me emborrach en le fuego de su vino
y me fue tan de encanto su camino
que me qued dormido en lo ms hondo.

La Venus dibujaba en el plafondo


de su ideal palacio sibilino
era un sueo fantstico y divino
como el de las honduras de Macondo.
Pero segu en la curvas de su ro
pidindole ms bien lo ms sombro
que su extensin de luna y azahares,
porque a la luz del xtasis, tan muda,
prefiero en le jardn de mis pesares
su luz menos sutil y ms desnuda.
SONETO
Te vi mirando lnguida y coqueta,
como quien mira piedras celestiales,
el estuche en que guardas los caudales
que te don mi holgura de poeta.
Es el estuche lindo, pretendida
que te di con dos joyas imperiales:
un bellsimo anillo de tres reales
y una gris cadenita guarnecida.
Yo s que no fue inmenso lo donado,
pero es que mi negocio est quebrado
y eso fue de un valor como ninguno,
pues la enorme inversin en el regalo
me consumi el almuerzo, el desayuno,
el pasaje, el licor y el pasapalo.
ALARCON, PEDRO ANTONIO DE
Guadix. (Granada) 1.833 - Madrid. 1.891
Acadmico de la Real Academia espaola,
ocup la silla H de 1.877 a 1.881.
Autor. Periodista. Empez la carrera de Leyes.
Su novela ms lograda fue El Escndalo
HUMO Y C ENIZA
Fumaba yo, tendido en mi butaca,
cuando, al sopor de plcido mareo,
mis sueos de oro realizarse veo
del humo denso entre la niebla opaca.

Mas ni la gloria mi ambicin aplaca,


ni nada calma mi febril deseo
hasta que, envuelta por el aire, creo
verte mecida en vaporosa hamaca.
Corro hacia ti, mi corazn te evoca,
y cuando el fuego de tu amor me hechiza
y van mis labios a sellar tu boca,
de ellos, ay!, el cigarro se desliza
y slo queda, de ilusin tan loca,
humo en el aire y, a mis pies... ceniza.
EL CIGARRO
Lo tabaco en un papel; agarro
lumbre y lo enciendo, arde ya medida
que arde, muere; muere y enseguida
tiro la punta, brrenla... y al carro!
Un alma envuelve Dios en frgil barro,
y la enciende en la lumbre de la vida,
chupa el tiempo y resulta en la partida
un cadver. El hombre es un cigarro.
La ceniza que cae es su ventura;
el humo que se eleva su esperanza;
lo que arder despus su loco anhelo.
Cigarro tras cigarro el tiempo apura;
colilla tras colilla al hoyo lanza,
pero el aroma... pirdese en el cielo!
AL VINO ABOLENGO DE LAS BODEGAS
DE MIS A (JEREZ)
Detnte Pasajero! Aqu reposa
el Adn de los vinos jerezanos,
padre de tantos nclitos ancianos
como duermen en torno de su fosa.
Enterrado est el sol bajo esta losa!
Pero no se lo comen los gusanos,
sino que vida y alma los humanos
aun piden a su llama generosa.
Abolengo se llama aqueste vino,
y en cada gota concentrado encierra
de mil generaciones el destino...

Si las cuitas del mundo te hacen guerra,


ctalo media vez, oh peregrino!
y jurars que el cielo est en la tierra.
EN EL MULAD AR
Mendigo: tu blasfemia me estremece...
Deja que olvide a Dios el venturoso;
pero tu labio hambriento y asqueroso
con renovada fe bendiga y rece:
Todo, menos su Dios, le pertenece
al opulento, sano y poderoso,
y el pobre, enfermo, triste y haraposo,
de todo, excepto de su Dios, carece
Dios es al cabo el nico enemigo
del vano, del audaz, del sibarita,
y la sola esperanza, el solo amigo
del que llora, padece y necesita...
Sin Dios, el universo se anonada!
Sin Dios, el rico es Dios, y el pobre nada!
ROMA
S lo t por dos veces el imperio!
oh Roma! Has ejercido en las edades!
S lo t de dos nclitas ciudades
envuelves en la prpura el misterio!
Dos veces asombrado el hemisferio
contempl tus grandeza o tus maldades,
segn fueron del orbe potestades
Len o Borgia, Csar o Tiberio.
De Perspolis, Ninive y Cartago
queda ms que fnebres ruinas,
clida arena y solitarias palmas:
y t inmortal en medio del estrago,
al perecer las guilas latinas,
conquistaste el imperio de las almas!
A LA BANDERA DEL BATALLON
DE CIUDAD RODRIGO
S ombra y honor bajo tus pliegues dame,
santo pendn de Cristo y de Castilla!

Tu ley, que juro, hincada la rodilla,


en generoso ardor mi pecho inflame.
No ms estrilmente se derrame
mi vida en torpe amor y vil mancilla...
Roja est de la patria la mejilla...
Despierte el corazn de su ocio infame!
De un naufragio entre lgrimas y errores
salva mi fe, que combatida muere
por enemigo viento y mar contrario...
S t el manto que envuelva mis dolores,
mi tienda en el desierto; y si cayere
en la revuelta lid... s mi sudario!
PROMES A DE UN A ES POS A
Estoy, seor, de m tan desprendida,
y de toda aficin tan apartada,
que, por el don que os intereso, nada
sacrificar pudiera agradecida.
Voto os hiciera de dejar la vida,
si antes no fuera vuestra, y tan cuitada,
que, al perderla, creyrame premiada
con no vivir y verme a Vos unida.
Mas, pues no hay meritorio sacrificio
en quien vive sin dichas, yo os ofrezco,
si volvis la salud al moribundo,
ceirme la existencia cual silicio,
codiciar una vida que aborrezco,
abrazarme a la cruz de aqueste mundo.
A POMPEYA
Cuando amanezca el iracundo da
que en la mente de Dios ley el Profeta,
y, al agrio son de la final trompeta,
abandone de Adn la raza impa,
ora el sosiego de la huesa fra,
ora los lares de la vida inquieta,
y pase el JUICIO extremo, y el del Planeta
quede la extensa faz muda y vaca,
no ser tan horrendo y pavoroso
encontrar por doquier huellas del hombre

y ni un hombre en campias ni ciudades,


como verte, sin vida ni reposo,
desierta y mancillada por tu nombre,
expiar oh Pompeya! tus maldades.
LA MOA
(A LA S EORA MARQUES A DEL S ALAR)
Cun airosa y ufana en la corrida
ir la noble fiera, engalanada
con tan bella divisa, regalada
por tan ilustre dama y tan garrida!
Crdena sangre de la oculta herida
matizar la seda recamada,
y aun el toro, al mirarla disputada,
ms sentir el perderla que la vida.
Oh, si al coger la codiciada prenda,
tu corazn ganara y tu albedro
el esforzado justador! Oh gloria!
Todos fueran al par en la contienda!
Y yo ante todos redoblando el bro,
diera la vida all por la victoria.
EL AMANEC ER!
El gallo canta... y la maana impa
despierta con su luz a los humanos,
hacindoles trocar delirios vanos
por el forzoso afn de un nuevo da.
Tornan, pues, a embestirles con porfa
la ambicin y el amor, fieros tiranos,
los mprobos trabajos cotidianos...
la deuda, el jefe, el tedio, la mana...
Y, en tanto, el amador desposedo,
que en sueos comparta la almohada
con tal o cual mujer que hubo querido,
el implacable da lo despierta
para hacerle mirar a su ex amada
vieja, casada, monja loca o muerta
A S AN RAMON NON NATO
T, que a Dios te pareces y a mis nietos

por tu rara excepcin de no nacido;


segundo Adn, pues nadie te ha parido;
de Jons viceversa en los aprietos;
retoo de la Nada en los efectos,
si la Nada es igual a haber sido;
desfacedor de agravios de marido,
patrono ya abogado de los fetos:
vulveme el pelo, qutame el bigote;
arrncame los dientes; la comadre
haz que me vista el primitivo hato;
y, trocado en inerte monigote,
sepltame en el vientre de mi madre...
que, mejor que nacido, es ser non nato.
ADIOS AL VINO
No ms, no ms en pilagos de vino
sepultar, insensato, mis dolores,
velando con quimricos vapores
de la razn el resplandor divino.
No ms, hurtando el rostro a mi destino,
pedir a la locura sus favores,
ni, ceido de pmpanos y flores,
dormir de la muerte en el camino.
Arrepentido estoy de haber hollado,
vate indigno, con planta entorpecida,
el laurel inmortal y el urea ropa...
Nctar fatal!, licor envenenado,
acepta, al recibir mi despedida,
el brindis postrimer... Llenad mi copa!
A...
Sin fe ni amor, y a la esperanza muerta,
como una estatua sepulcral yacas,
ensueos y venturas de otros das
muda representando, hermosa y yerta.
Turbar os tu soledad desierta;
consuelos te he brindado y alegras,
y bella surges de las sombras fras
y a un nuevo amor tu corazn despierta.
Fue que tu alma sacudi la muerte?

Es que renace su extinguido fuego?


O inmvil sigues en adusta calma?
No: fue que al abrazar tu cuerpo inerte,
pasmosa emulacin del mrmol griego,
en mis besos de amor te di mi alma.
EL VIERN ES S ANTO
S olo, negado, escarnecido, muerto,
enclavado en la Cruz, oh Jess mo!
la frente inclinas sobre el mundo impo,
en la cumbre del Glgota desierto.
Ebrio, entre tanto, y de baldn cubierto,
el mortal, en su infame desvaro,
adora una beldad de aliento fro,
plida y mustia cual cadver yerto.
Perdnalo, S eor! Que si en tal hora
la majestad de tu dolor ultraja
e ingrato y loco tu pasin olvida,
su espritu inmortal se agita y llora
por sacudir del cuerpo la mortaja...
y vive en l como enterrado en vida!
LAS PALMERAS
Quiero sol! Moribunda dijo un da
una palmera que en umbroso huerto,
amortajada en su ramaje yerto,
cual alma sin amor languideca.
Y elevando sus ramas con porfa,
descubri al fin su copa el campo abierto,
y vio marchita, en medio del desierto,
otra palmera que de sed mora.
Quiero sombra! Deca esta palmera,
gimiendo por un soplo de frescura.
Quiero sol! Repeta la primera...
Y de ambas con dolida el aura pura,
compagin las cosas de manera
que gozaron de igual temperatura.
A MIS HIJAS EN S US DIAS
Por la primera vez hoy es tu da...

Ven a mi corazn, prenda adorada...


orgullo de la esposa ms amada,
vida de mis entraas hija ma!
Qu te dir de un padre la ufana?
Qu te dir tu madre embelesada,
sino verte del alma enajenada
lgrimas de cario y alegra?
Delicia de los dos bendita seas!
Bendita seas de la Virgen pura
que ampara con su manto nuestro nido!
Y all en los aos en que no nos veas,
Dios te de tanto bien, tanta ventura,
como t con nacer nos has trado!
EL LLANTO DEL S OLTERO
Sin ti...cun negra y angustiosa y larga
pas la noche toda, amada ma!
Sin ti me encuentra el implacable da;
sin ti y en honda soledad amarga!
Ya el sueo, que mis prpados embarga,
sin ti mis pasos hacia el lecho gua;
y pues no ests en l, en l querra
dejar por siempre del vivir la carga.
Pero quin eres t? Luz postrimera
eres del bien perdido, o vaga sombra
de un nuevo bien que la porvenir demando?
No s, no s quin eres. Compaera
te llama el corazn cuando te nombra,
y las noches sin ti paso llorando.
EL FRUTO DE BENDICION
Cuntas veces fugaz la Primavera
visti de flores mil el campo abierto,
hora tornado en rido desierto,
ni sombra ya de lo que en Mayo fuera!
En tanto aquella flor, la flor primera,
logro de afanes en cerrado huerto,
ve trocada el colono en fruto cierto,
de rboles mil semilla duradera.
As la juventud! As la vida!

La que en vanos placeres se consume,


olvidada a la tarde desfallece:
en tanto que la fiel y recogida
que a un solo amor consagra su perfume,
ms all de la tumba reverdece.
LA PALMA
La palma audaz que en el desierto crece
hospitalaria acoge al caminante:
grata sombra le presta, y abundante,
sabroso fruto prdiga le ofrece.
Al son del huracn fiera se mece,
y cuanto recia ms, ms arrogante
resiste, y ms hermosa y elegante
en los azares de la lid parece.
Premio de la virtud es cada rama
del rbol inmortal, don a que aspira
el que trueca su paz por la victoria.
Y ese don eres t, perfecta dama,
para el esposo que en tu amor se inspira,
viendo en ti misma a tu rival la Gloria.
EN LA TUMBA D E UN AS ES INADO
No lgrimas merece la memoria
del que justo vivi y honrado muere,
ni gritos de venganza el alma quiere,
si escucha ya los cnticos de gloria.
Quien al caer, cual vctima expiatoria,
perdona generoso al que le hiere,
cndidas flores del amor espere,
sacras, ms que le laurel de la victoria.
Hoy esas flores tejen tu diadema
y adornan tu callada sepultura,
como ayer adornaban tu camino:
Ellas de tu virtud son el emblema...
As dejaran su semilla pura
en el alma del brbaro asesino!
GEN ERAL C ABALLERO DE RODAS ,
EN EL ALBUM D E S U MUJER

S oltero y coronel te he conocido;


de brigadier y novio te he tratado:
hoy eres, que yo sepa, diputado,
general, director, padre y marido.
En la paz y en la guerra siempre he sido
tu amigo, tu cronista, o tu soldado,
y hoy me siento en las Cortes a tu lado,
a seguirte al infierno decidido.
Pues bien (dicho inter nos aquesto sea)
jams te hall tan grande y tan hermoso
(ni en medio de las bombas y granadas)
como al verte, a la vuelta de Alcolea,
embelesado padre y fiel esposo,
recrearte en tus prendas adoradas.
LA HIJA D EL PO ETA
Como, en verano, intil el roco
trucase en nube que disipa el viento;
as del noble vate el sentimiento
espiraba sin eco en el vaco.
Y cual la nube en lluvia y sta en ro
trueca de abril el generoso aliento,
tal, realizado en celestial portento,
mir el cantor su vago desvaro.
T, gentil Isabel, tierna y piadosa,
t del paterno amor, t de su alma,
de sus dolores t fuiste nacida:
y eres amor en que su fe reposa,
dulce tristeza que las suyas calma,
numen del arte, ensueo de su vida.
A CARMEN, AL PIANO
No mujer... Hada eres! Si amorosa
las manos tiendes al callado viento,
en l despiertas lnguido concierto
como la brisa en arpa melodiosa.
No mujer, bella Carmen... Eres diosa;
y de tu rostro el celestial portento
irradia el infinito sentimiento,
ser de tu ser, inspiracin hermosa.

No mujer... Eres ngel! Tu pureza


eclipsa la del sol: la sensitiva
no es como t modesta y delicada.
Yo admiro arrebatado tu gran deza;
pero calla mi voz, no osando altiva
cantar a la que es ngel, diosa y hada.
A RONCONI
Errante nube al africano suelo
llega en alas del viento adormecida;
rmpese al fin, y en lluvia convertida,
templa la sed del abrasado suelo.
Al alma estril que agostara el duelo,
t eres, Ronconi, lluvia bendecida,
que le das con tus lgrimas la vida
y flores al dolor para consuelo.
Hoy, al verte partir, sigo esas flores
y recojo esas perlas de roco,
con ramos de laurel para tejerlas...
Si, pues, al son de pblicos honores,
una corona con mi adis te envo,
tuyas sus flores son tuyas sus perlas.
FUEGO Y N IEVE
Duro es tu corazn como el granito;
mi corazn como la cera tierno:
verano ardiente soy; t helado invierno;
t nieve eterna; fuego yo infinito.
Yo me acerco a tu nieve, y no tirito;
antes crece la furia de este infierno;
y hilate a ti ms mi fuego eterno,
y ni me apagas ay! ni te derrito.
Cmo encuentro calor donde no hay llama?
Cmo no da calor la llama ma?
Cmo mi incendio tu esquivez no inflama?
Cmo tu hielo mi pasin no enfra?
Oh! por qu no nos hizo el hado aleve,
o de fuego a los dos, o a ambos de nieve?
DES ALIENTO

Llorar es tu destino... Mas no llores.


Alza la frente soberana al cielo,
y no afanada busques en el suelo
premio al amor, alivio a tus dolores.
Acaso yo... Mas ay! a tus clamores
respondieran los gritos de mi duelo,
y, sin prestar a tu dolor consuelo,
marchitara tus postreras flores.
Ay de los dos! Del mundo la inclemencia
rompi de nuestras almas el encanto...
Lloramos... y la ajena indiferencia
mi risa provoc, sec tu llanto...
Hoy nos acerca un sentimiento amigo,
y en hielo en otro hielo no halla amigo!
ALARCON CRES PO, RAMON
Elche. Alicante Siglo XX
MIS ION DE AMOR
He seguido la lnea del destino
arrastrando mi cruz de misionero
y he limpiado de espinas el sendero
que ha de cruzar el nuevo peregrino.
Entre polvo y dolor, fiel a mi sino,
voy sembrando el amor, y nada espero,
que un amor sin dolor no es verdadero
y un camino sin polvo no es camino.
Amar por slo amar, hora tras hora,
sufrir para gozar fue mi consuelo
y el timn de mi nave voladora.
Y al final de mi larga singladura,
slo espero, en honor a mi desvelo,
un silencio total de sepultura.
MI FIEL COMPA ERA
Lleg a la vida cuando yo llegaba,
como un ngel custodio me segua,
corra a mi comps si yo corra,
si mi andar detena se paraba.
Cuando yo me encoga se achicaba,

cuando yo me estiraba se creca,


era, en fin, mi perpetua compaa,
el timn que mi nave gobernaba.
Juntos cruzamos la frontera oscura
donde duerme su luz lo permanente
en el dulce sopor de la ventura.
Era mi sombra que, en voraz deseo,
se funda a mi cuerpo eternamente
como una novia en noche de himeneo.
A MIS SOLED ADES VOY
Busco en la paz del campo mi aposento,
me visto de silencio y de jarales
y en hmedo solar planto mis reales
para beber la luz del firmamento.
Abro a la libertad mi pensamiento
sediento de aventuras siderales,
me olvido del placer, gozo mis males
y me duermo arrullado por el viento.
Lejos queda la loca algaraba
de un mundo que se quema en la agona
de un burdel que ni juzgo ni sentencio.
Del eco mundanal nada me asombra,
para vivir en Dios basta una sombra,
para morir en paz basta un silencio.
S ILENCIO Y RES INA
A la sombra del pino centenario,
soledades de altura en armona,
me sorprende la luz de cada da
en la paz de un buclico sagrario.
Un lecho acicular por santuario,
brisas de amanecer por meloda
y un silencio total en rebelda
que intenta detener el calendario.
Aqu se ensancha el alma y se acrecienta,
como en un anticipo de la gloria,
el placer de una vida cenicienta.
Cunta luz, cunto sol, cunta poesa!
Si pudiera frenar mi trayectoria,

como un pino, enraizado, vivira.


COMO EL POZO
Nac para la lgrima candente
y un delirio de llanto me culmina,
prisionera de sal es mi retina
en la concha de un lago permanente.
Cauce de ro, colector de fuente,
oquedades de roca submarina,
en mis ojos remansa y se aglutina
el mpetu sonoro del torrente.
Y no quiero llorar, porque no quiero,
convertido en mi propio pregonero,
dar al viento el rigor de mi sollozo.
Hago de mi dolor mi propio centro
llorando como el pozo, tierra adentro,
para ocultar mi pena, como el pozo.
SOLEDAD
S oy de las soledades jornalero,
el silencio es la musa que me inspira,
all donde la calma se respira
all de soledades vivo y muero.
S oliloquio en la curva del sendero
tomando el firmamento como mira
y acaricio la tierra que transpira
soledades de endrina y de romero.
S oledad es mi eterna compaera,
la razn primordial de mi destino
en esta densa y dilatada espera .
Y aqu estoy solo, estuche sin alhaja,
esperando que el hacha abata el pino
que ha de dar la materia de mi caja.
EL BES O QUE NUNCA LLEGO
Este beso ya cano, casi albino,
nostalgia de un ayer iluminado,
este beso a tus labios destinado
se qued prisionero del camino.
Este beso de infancia desatino,

metfora de un verso enamorado


que naci para amar y ser amado
y no pudo llegar a su destino.
Esperar y esperar, vida adelante,
buscando intilmente, ao tras ao,
el xtasis supremo de un instante.
Por este beso audaz, por este beso,
hoy sufro el agridulce desengao
del que busca la herida y sale ileso.
BRINDIS A LA MUERTE D E M. H.
Vino amargo que en llanto se convierte
para un brindis de muerte compartida,
tu muerte, que es la muerte de la vida,
mi vida, que es la vida de la muerte.
Yo quisiera, Miguel, orte, verte,
escarbar en la tierra que te anida
y arrancar con mi mano estremecida
el verso aquel que se durmi en la suerte.
Un verso blanco de cebolla y nana
que agoniz contigo una maana
enredado en la seda de tu boca.
Aquella luz con ansia de universo
que al faltarle la gema de tu verso
tembl de angustia y se fundi en la roca.
A ES A MANCHA
A esa Mancha sin mancha que se mece
a ritmo de oleada jornalera,
a esa Mancha sencilla y refranera
que en plpitos de vino se estremece.
A esa Mancha que vive y se ennoblece
en aromas de brisa molinera,
a esa Mancha se abre mi bandera
como una flor que en los trigales crece.
Porque canto la escarcha y a la espina,
porque llevo mi estirpe de llanura
con la estoica grandeza de la encina.
Porque yo soy manchego enamorado
de esa gente que alberga en su andadura

la pasin creadora del arado.


EL BES O PRIMERO
Aquel beso primero, apasionado,
que prendiera en tus labio cierto da,
fue el impulso inicial que inflamara
el volcn de un amor inusitado.
Presunto lis en su botn cerrado,
alga que pugna por alzar su gua,
nacas al amor y yo naca
al mundo pber del varn logrado.
Fue un momento, no ms, slo un momento,
lo que dura la estela transitoria
del rayo que desgarra el firmamento,
pero aquel beso audaz, incontenible,
qued grabado a fuego en mi memoria
como una llaga eterna, inextinguible.
MI MUS A SOADA
Arrogante y serena, casta y pura,
transparente y abierta celosa
donde la luz, absorta, se dorma
como la perla en su prisin segura.
Jams pudo correr tanta hermosura
por el ro caudal de la armona;
era en cuerpo y en alma Epifana,
definitiva obra de natura.
Apasionadamente, locamente,
con la sangre en la vena desbocada,
quise estrechar su cuerpo adolescente;
pero mi musa, etrea, se funda
como la nieve por el sol besada:
Era un sueo imposible, una utopa!
CUANDO LA META S E ACERCA
A prolongar la vida me dedico
ahora que se agota mi existencia
y consumo a lo pobre y con paciencia
lo que antes derrochaba como rico.
En la justa mesura me radico

atendiendo a la voz de la experiencia,


avaloro las cosas por su esencia
cuidando ms del alma que del pico.
Modero el gotear de mis caudales
y el exiguo man de mi energa
olvidado de antiguas bacanales.
Que no hay mejor remedio que ser pobre
en dinero, en salud o en alegra,
para lograr que de lo poco sobre.
VIAJE AL INFINITO
Ya a vislumbrar comienzo la otoada,
ya siento la caricia del roco,
el vuelo de hojas, el temblor del fro,
la sombra en el cristal de la mirada.
Ya siento que se acaba la jornada
y mi andar se diluye en el vaco,
acorto el paso por llegar tardo,
por demorar un tanto la llegada.
Mas el tiempo se encoge y se diluye,
la luz de mi horizonte huye que huye
dejndome el recuerdo en negativo.
Ya siento el hacha forjador de caja,
ya me veo, payaso con mortaja,
dando el salto mortal definitivo.
TREBOL D E AMOR
Hoy me huele la vida a nardo herido,
hoy me suena la voz a caracola,
hoy levanto en la cresta de la ola
la espuma-ncar de mi mar dormido.
Hoy escancio en la copa del olvido
el vino de mi sangre de amapola,
hoy escribo mi risa de viola
en cada pentagrama, en cada nido.
Hoy me siento aureola de alborada,
clavicordio de alondra enamorada
que publica su estrofa de barbecho.
Y es que ayer revent la primavera
-plenitud de floresta y de pradera-

y una rosa de amor brot en mi pecho.


QUIS IERA S ER...
Quisiera ser la brisa que estremece
esa lgrima tibia que te aflora
cuando el amor en tu pupila llora
la ansiedad que te oprime y te oscurece.
Quisiera ser la nota que se mece
de tu garganta en la prisin sonora;
quisiera ser liana trepadora
que en espiral te abraza y te florece.
Y por vivir tu paz y tu desvelo
y compartir tu pena y tu ventura
tras alcanzar los lmites del cielo,
quisiera ser la tierra bendecida
que ha de dar a tu cuerpo su envoltura
cuando decline el sol de nuestra vida.
DES IRE
Maravillosamente concebida,
maravillosamente modelada,
maravillosamente deseada
y tristemente, para m, perdida.
Te alumbr desde el fondo de mi vida
-estrella de mi noche inacabadams imposible an cuando alejada
y cuanto ms cercana ms prohibida.
Yo s que no soy luz de tu sendero,
yo s que t ya tienes quien te aclame,
yo s que espero y que esperando muero.
Pero deja que suee hasta que un da
tu materia a mi polvo se amalgame
y tu alma se funda con la ma.
ALARIO, MERC EDES
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet.
S I NO MUEVE MO LINO

Si no mueve molino agua pasada,


por qu me duele de tu amor la herida?
Agua en cesto de mimbre recogida
no ha de llegar al fin de la jornada.
Pequeo el corazn, larga la espada,
y tan corta la senda de la vida
que apenas el gorrin se desanida
lleva escrita la muerte en la pedrada.
Nacer y ya morir. De amor cercada
corre la corza al monte y de ste al risco,
y del inhiesto risco a la vaguada.
Cupido rasgar la piel marcada
con el signo fatal del asterisco
blanco fiel de su flecha envenenada.
ALAS , LEOPOLDO CLARIN
Zamora 1.852 O viedo 1.901
Catedrtico de la Universidad de Oviedo.
Poeta, narrador y novelista. S u novela
La Regenta alcanz gran fama.
LIBERTAD PERDIDA
Una sultana del remoto Oriente
vio en los bosques, un da que cazaba,
una llama que rpida esquivaba
de jaura fiera el aguzado diente.
Rendida, al fin, la reina no consiente
que la muerte le den, que ya esperaba,
y a su palacio la conduce esclava
donde la cuida tierna y diligente.
Si antes huraa, al cabo agradecida,
fue olvidando la llama la honda pena
con que llor su libertad perdida.
Amor, que la existencia me envenena,
quiero que pase mi doliente vida,
besando el hierro de fatal cadena.
SONETO
A la concha de Venus amarrado

y al recio galopar de los tritones,


por formar comits para elecciones
cual Csar, cruza el mar alborotado.
Neptuno, que estar subvencionado,
en redes de cristal tiende traiciones,
y del agua salobre cien montones
arroja sobre el nauta atribulado.
Mas todo su furor aqu no basta;
toca por fin las playas espaolas
dbil barquilla en forma de canasta
adornada con lindas banderolas,
y brota al punto el inmortal Sagasta
cual Venus de la espuma de las olas.
ALATORRE, CARLOS
Poeta hallado en Internet. Siglo XX
PATY
Cunto me halaga tu infantil mirada
tan tierna como un ptalo de rosa
cuando llegas brincando emocionada
me encanta tu sonrisa cariosa.
Tu gran curiosidad nunca saciada
reflejas cuando corres presurosa
maana me preguntas otra cosa
pues hoy... ya tienes otra preparada.
Te pido te detengas un momento
olvides corretear a una centella
y escuches por favor lo que yo siento.
De toda flor... t eres la ms bella.
Y maana... cuando vi va en una estrella
sers mi ms hermoso pensamiento.
LORE
Me pides te dedique un pensamiento.
Que te abra el corazn... quieres orlo.
Ignoras que escribir un sentimiento
es mucho ms difcil que sentirlo.
Yo quisiera supieras lo que siento.
Por ti mi corazn late de prisa.

Tu clida mirada y tu sonrisa


provocan mi alegra cada momento.
Por siempre t sers mi consentida
naciste la beb y he de admitirlo.
viniste a iluminar toda mi vida.
Llegaste sin apenas percibirlo
tras muchas cualidades escondida.
Y un tierno corazn... ni que decirlo.
MAMA
Despus de los veranos que has vivido
un puado de lustros se han fugado
y al ver que dos arrugas te han salido
me puse a meditar lo que has logrado.
Despus de las angustias que has sentido
y aquellos mil desvelos que has pasado
la huella de los aos te he mirado
en el rostro de Amor que t has tenido.
Arrugas que en tus manos han salido
reflejos de un camino trabajado
sealan lo que al paso t has sembrado.
S on medallas que slo t has tenido
son aos de cario que t has dado
los mismos que de Amor yo he recibido.
ALBA, ARMANDO J.
Espaa. S iglo XIX
Resida en Mxico en los ltimos aos
del siglo XIX.
LA POES IA
Todo lo soy! Cuando mi luz se mira
temblando sobre el lienzo, soy pintura,
si palpito en el mrmol, escultura,
y msica en el ritmo que suspira.
S oy el ensueo que al poeta inspira,
vivo, canto y esplendo en la Natura,
me sumerjo en el mar de la amargura
y de cada dolor forjo una lira.

S oy belleza y verdad, fiat esplendente


que brotando del verso Omnipotente
canto el grandioso e inmortal poema
que dio vida y belleza al Universo.
Brillo en las almas y en la luz del verso
me remonto hasta Dios, verdad S uprema.
ALBAD ALEJO, MARIANO
Matanzas (Cuba) 1.884 La Habana, 1.954

S EREN IDAD
Serenidad... serenidad... un da
la fue a buscar en la naturaleza
y hall paz en el bosque, en la maleza
sosegada, en el ro y en la umbra.
En la montaa paz, silencio, un hondo
sentido de la vida. Era el milagro
ante su asombro conturbado. El agro
era la soledad y bajo el fondo
del silencio colmado de inaudibles
armonas. Venci los imposibles
que limitaban todos los caminos;
y se sent en lo alto de la roca
a escuchar... El pasado nada evoca.
Su mano asi en manojos los destinos.
CLARIDAD
En una claridad como insondable
entro al llegar a ti y en ella vivo.
Te penetro hondamente y, redivivo
a extraa lucidez, en tu inmutable
paisaje mi inquietud halla sosiego
ignorado. Luego a la paz callada
del calmo mar azul de tu mirada
todo el pasado de ansiedad entrego.
Todo viene de ti. Todo de lejos
tambin a ti ha arribado en vibraciones
de continuo fluir desconocido.
Eres, en mi interior, nota y reflejos

luminosos en alba de emociones,


-paisaje, ruta, amanecer. sonido-.
ES EL MIS MO CAF...
Es el mismo caf, la misma gente,
locuacidad banal, un hondo tedio
y resistir el silencioso asedio
de tantas cosas a que se est ausente.
Humo de cigarrillos y tristeza
de fracaso en las caras demacradas,
mutismos a intervalos y arrugadas
frentes... La tarde a declinar empieza...
La misma mesa blanca, hasta las sillas
que ocupbamos juntos, las sencillas
tardes... Este caf de un raro encanto
confidencial, me ha revelado ahora
la pobre realidad conmovedora
de su dolor que no humedece el llanto.
ES TAMPA DE ABANICO
I
Fue en el instante en que Rubn Daro
hall al abate, a la marquesa Eulalia
y al vizconde. En la Francia o Italia
el madrigal, la lira, el desafo.
Fue en el instante en que la primavera
pone en el alma y en la flor su euforia;
el dulce halago de la trayectoria
y el claro azul de la ilusin primera.
Despus la brevedad de una sonrisa
que en los mansos crepsculos irisa
la senda larga que se torna angosta;
suaves contornos que cubri la hiedra;
el cincel de Rubn: vida en la piedra;
la vida: una ola que muri en la costa.
II
Pasa el caudal sereno de agua mansa,
en su correr adormecido el bro,
y al volcarse en el mar el ancho ro

en su fluir constante no descansa.


Continuo derivar hacia una orilla
donde, entre rizos de extinguidas olas,
muere un vago rumor de caracolas
que en leve bruma en espiral se ovilla.
Eterno decursar... Tan slo queda
un tenue arrullo azul: de la arboleda;
del mar: el eco en el cantil roqueo;
del amor: la emocin flotando en torno;
de la oscura tragedia en el contorno
ido: la adustez lvida del ceo.
YO S ABIA
Yo saba por propia, dolorosa experiencia
que todo afecto en ciernes es al final cadena,
fastuosidad de anillos que turban la serena
lucidez del espritu y la intil sapiencia.
Lo saba y, no obstante, en tu dulce inconsciencia
llegaste a m en un vuelo de candor, toda plena
de gracia en tu blancura de ingrvida azucena.
Y fue la vida amable y fue obtusa mi ciencia.
En la honda noche ilmite venas a mi encuentro;
el polvo del camino me cegaba e regreso;
a tientas, vacilante me refugi en tu seno;
y en la quietud de seda de tu espritu blanco
el resonar triunfante de mis antiguos pasos
se me extingua dentro como un eco lejano.
QUIETUD
Honda Quietud. La iglesia tiene un gesto
de mutismo... El crepsculo se alarga...
Hay un cansancio en el impulso enhiesto
doblado al peso de su propia carga.
Junto a la iglesia el sosegado parque,
los rotos bancos y lamos silentes...
Oh corazn, cuando tu vida abarque
el alma de las cosas y las gentes,
cmo sern minsculos poemas
tus poemas, si expandes en supremas
ansias de amor tus ansias y rencores:

y al fundirse tu vida en otras vidas


cmo ha de restaar en tus heridas
las sangre, el dolor de otros dolores.
EL CANTO POPULAR
Siglo veinte y entre el mercantilismo
de la urbe cargada de miseria
la calle es una esclerosada arteria
de lujo, de pobreza y de cinismo.
Vibra de pronto una cancin de amores,
el soportal es nave y es proscenio
para el triste juglar que no fue genio
ni imbcil, gran dolor de sus dolores.
Un pblico anodino se aglomera:
junto al truhn la dama y la ramera,
labios rojos y ojeras de azabache
todo contrasta as grotescamente:
el lrico cantor, la vasta frente,
la gorra sucia y el cartel de apache.
CALLADAMENTE
I
Aguarda... En los crepsculos florecen los rosales,
hay idilios annimos en la floresta en calma,
y t, como una rosa de amor, dentro del alma
te abres piadosamente para curar sus males.
Aguarda... El alma quiere ser nfora, ser vaso
nuevo, que del pasado se torne el sedimento
en savia que en tus venas darn maana al viento
en ondas perfumadas tus ptalos de raso.
Quiere ser luz y toda baarte en sus fulgores,
ser prado, y cuando entres a recoger sus flores,
abrirse ante tus plantas en sendas luminosas.
Hada, tras de sus pasos, tejer una guirnalda
que fuera un manto regio sobre tu ebrnea espalda,
en torno de tu cuello ser un collar de rosas.
II
S oy todo nuevo, nuevo para tu amor... Espera,

en mis jardines ntimos, florecern las rosas


para que las recojan tus manos milagrosas,
que eres dentro del alma como una primavera.
Y todo ser tuyo, jardines y rosales
-horas de paz- y entonces en la alameda umbra
sobre tus hombros blancos tal una epifana
escribirn mis labios rimas y madrigales.
Y brotarn los lirios bajo tu planta breve,
la enarenada senda parecer de nieve
bajo los plenilunios de las noches de plata;
y al retornar, oh, amada!, sobre el marfil del piano
Grieg llorar al conjuro de tu mgica mano
en un amor olmpico de tu alma y la sonata.
III
Entra caladamente... Todo te aguarda... Un paje
conducir tus pasos hacia el jardn en calma,
te envolver en el velo que le arranc a un celaje
para que entres tocada de ensueos en mi alma.
Que todos los rosales en xtasis divino
estn, desde que oyeron de tus pasos rumores,
y porque aun no apareces radiante en el camino
ni estallan los capullos ni perfuman las flores.
Entra calladamente... Bajo la noche blanca
tus ojos verdes tienen una adorable y franca
visin de encantamiento de lmpido remanso;
y ya cerca, muy cerca de tus pupilas hondas,
en el tibio refugio de tus amables frondas,
me dormir en un sueo de paz y de descanso.
Y S ONRIO EL CHAMPAN
Y sonri el champn, rubio y galante
caballero aristcrata en la orga,
donde canta sus trinos la alegra
y hace el vicio el amor a la bacante.
El fino madrigal corri anhelante
de labio en labio, y en la boca ma
cobran do entonaciones de elega
agoniz en la albura de su guante.
-Bebamos en la copa del deseo

hasta sentir el loco devaneo


del placer- temblorosa me dijiste.
En el licor divino ahogu el reproche
y le dije a mi alma: -En esta noche
no hables de amor porque el amor es triste.
Y ABS ORTO EN LA BLANCURA DEL S ENDERO
I
Hablabas del pasado, y yo senta
a tu lado, murindome de rabia,
un ansia criminal que me impeda
a torturarte de manera sabia.
Y supe que eras como un vaso fino
donde una raza maldecida puso
la sangre de un truhn y un asesino
y una ramera y un borracho obtuso.
Y no obstante, la forma era tan bella...!
Mas alguien quiso que la infame huella
dejase en tu pupila rastros ciertos;
y en un desfile trgico y sombro,
como los muertos que arrastrase en ro,
mir pasar tus ascentrales muertos.
II
Mir pasar tus ascentrales todos;
ojos vtreos, pupilas dilatadas,
y un abotargamiento en la mirada
de malvados, idiotas y beodos.
Y tuve la obsesin de que asista
en la noche de un sbado terrible,
al macabro aquelarre indescriptible
del hampa que en tus ojos reviva.
Mi loca rabia se troc en un suave
contemplativo afn, sereno y grave,
la mir intensamente... intensamente...
y, cual si hubiera comprendido el drama,
para vedarme proseguir la trama,
cerr los ojos y baj la frente.
III

De aquel amor, que no fue amor sino una


loca aventura, un episodio, nada
guard mi juventud enamorada
de un verso azul y un claro de luna.
Y absorto en la blancura del sendero
aun llevo, como siempre, peregrino,
en mi interior la msica de un trino
y en mis ojos la magia de un lucero.
Una cancin de amor siempre en el labio!
Para aquella infeliz slo un agravio
guard mi alma de artista y sensitivo.
El no haber sido ni siquiera un da,
en embriaguez de gloria y de alegra,
ALBALA, ALFONSO
Coria. Cceres. 1.924 Madrid 1.973
Estudia Derecho en S alamanca y
Filosofa y Letras y Periodismo en Madrid.
Periodista. Profesor de Lengua Espaola
Novelista.
S UMISO A TU PALABRA
Llamado estoy, Seor, a la armona,
desde este barro, Alfonso, sumidero
de mi afanoso izar, en tu madero,
mi corazn altivo todava.
Morder siempre tu Verbo con mi enca,
desde el principio ya, con mi asidero,
desde la tierra madre hacia tu alero,
a comulgar tu voz en romera.
Comulgar de tu pan y de tu vino,
ser yo tu vino y pan, mi Dios lejano,
ser mstil de tu sed, y, de camino,
comulgar la cancin de aquella mano
donde tu tacto empieza, donde el lino
de tu velln me llaga, Cristo hermano.
CRUZADA MI FRONTERA
Cuando su luz rezume en mi ladera

ver el albor primero de aquel da,


el campo de mi sueo hacia la umbra
del ser que soy en jubilosa espera.
Vuelto hacia atrs ver la paramera
horizontal de mi melancola,
y el regreso total a la armona
que busco all, cruzada mi frontera.
En la frontera de mi verso canto
el empozar de muerte hacia mi nada
que este misterio dulce, en dulce llanto,
llueve a mi sed, marcando la jornada
de noche que aun me queda y el quebranto
con que asorda el dolor nuestra llamada.
CAS TILLA
No hay horizonte aqu. Todo es llanura,
tierra de pan llevar, y pedregosa
melancola horizontal. Acosa
el hambre al hombre aqu. Aqu supura
el surco sed, el alma, la ternura
del olmo, su callada, clamorosa
presencia -oh tierra firme!-, y jubilosa
certidumbre de Dios, spera y dura.
No hay horizonte aqu. Todo es Castilla,
apomazada luz, en este silo
de Dios, honda memoria, alta gavilla
el alma olmo en mi sed- alzada al filo
-todo llanura ya- donde mi arcilla
es fe, donde mi surco es labio en vilo.
TU PALABRA ME HABITA
Hondo mbito de luz y transparencia,
sazn exacta, inabarcable y ma,
palpitante memoria en la almada
de hombre total anclado en tu evidencia.
Tu palabra me habita en la querencia
de ser hacia tu origen, en la umbra
de misterio que guarda tu alcanca
donde asume el recuerdo la Presencia.
Rezuma en ti mi sangre, tu aoranza

de silencio en espiga hacia el aroma


que empaa y nombra en ti mi semejanza.
Tu semejanza en m, y mi pujanza
arden en siempre sed sobre la loma
de esta oscura memoria en su alianza.
CRUCIFIXION Y GRACIA
Cuerpo total, yacente en el madero,
naciente Iglesia en cruz, en mi calvario
djale as, desnudo, sin sudario,
porque ahora es este Cristo mi Cordero.
S oy cordero de Dios, soy sumidero
jubiloso de Dios, hondo sagrario
donde guardar su pan en el armario
de este llagar amor mi manadero.
Ara de Dios te soy, hambre esteparia
en cruz, en luz, en sed y parusa
hacia el alba total de la plegaria.
En tu madero aguardo la agona
que cristifique en m, mi necesaria
sazn de serle solo Eucarista.
POR MI FRONTERA DE DOLOR
Venid al monte de la Calavera,
pisad mi pobre tierra hasta la cumbre,
hacia la sima de Su mansedumbre
donde cruza el Amor nuestra frontera.
Cae la sangre de Dios por la ladera
del Hijo, anclado aqu, en mi certidumbre,
donde el odio me nombra, y la costumbre
de ser su cruz rezuma en mi madera.
Sima del odio soy, estril pozo...
-oh bronco y dulce salmo- dnde clava
su arpn de luz maciza el alborozo?
Por mi frontera de dolor. la lava
ardiente de mi sed su cruz socava
hasta quebrar la madurez del gozo.
HOMBRO CON HOMBRO
No la sorpresa; all ser el asombro:

lo que mi verso busca vidamente


tal vez lo encuentre all, cuando el poniente
total de nuestra carne sea ya escombro
horizontal: cuando esta luz que nombro
desde mi sed, encarnizadamente
asuma este volver, oscuramente
nuestro, plebiscitario, hombro con hombro...
Hombro con hombre vamos, paso a paso,
cegados por la sed, hasta la arena
hmeda y lbil de tu ardiente ocaso.
Cegado por su sed, el miedo llena
de asombro ya mi nada, donde acaso
el tiempo quede como limpia almena.
NOS TALGIA
Toda est aqu, apelmazada y densa,
-apelmazada y dulce y dolorosasu ciega y firme mano, oh ajada rosa
sobre esta sien de vidrio, donde tensa
la nostalgia mi sed, toda en la intensa
bruma que abate y cie esta dudosa
plenitud de vivir, oh neblinosa
quietud donde se espesa, donde adensa
tu voz distante mi melancola,
y el corazn socava bajo el duro
vidrio del tedio-, hacia el lejano da
en que tu piel me enjugue, oh sosegada
luz que me aguarda all, detrs del muro
de esta nostalgia dulce, apelmazada...
CERC A DEL ODIO
Toda la pesantez del odio pisa
el pomo de mi voz, y aplasta y muerde.
Su endurecida enca, sed de tu verde,
limpio labio de luz, jugosa brisa.
Todo en mi ofrenda doy, todo en la misa
que soy a cada paso: y subo y pierde
mi mano el cliz donde te recuerde,
duro muro del odio, voz insumisa.
No sabes de mi sed, cobarde boca

que amenazas mi tallo adolescente:


oh mi espiga que al viento nio toca;
oh pura desnudez, calladamente
ma, sobre tu oscura y dura roca,
torso del odio aqu, contra mi frente.
MAS EN MI S ED
Mi corazn socava tus ribazos,
bate tu dura sien, golpea, tunde,
clava su arpn de sed. la pesadumbre
de esta oquedad de Ti, hacia tus brazos.
Cerner mi turbia sangre en los cedazos
de tu fluida luz!... Oh, clava y hunde
mi podredumbre en Ti: hazme costumbre,
labio continuo el csped de tus pazos.
Hacha de luz, devasta ya, desnuda
mi siempre sed al filo de tu fuente;
mi sequedad de Ti inunda, oh nuda
plenitud de mi nada, oscuramente
ma y anclada ya en tu voz muda,
blando tallo de Dios adolescente.
PARA MI PAD RE
Dime, padre, si all, en la ltima cima
de tus noches de ac, sientes, brumosa
ya, Su dulce y dura luz, la abierta fosa
donde la sangre cae y se arracima.
S obre su veste toda, y se aproxima
su blando y ciego labio, su espumosa
ola de luz total, a la borrosa
madera de tu carne hacia Su sima.
Di, padre, di, si el corazn golpea
en tu oquedad de ser, o si es ya todo
tacto y sabor de plenitud; si humea
el bosque de la sangre, y la alegra
de ser su misma masa, desde el lodo
de esta noche de fe, oh sangre ma.
PARA EL AUTOR
Esta y esta cancin, desde mis ruecas

de algodonoso sueo, te devanan


conforme ms recuerdo te me hermanan
a tu lento llover mis hojas secas.
Llueve mi otoo lento, y de tus ruecas
a la memoria llueve, y ya me hilvanan
hacia la arena madre, y me maanan
ms cada vez de abril tus hojas secas.
Llueve mi altiva copa y sosegada,
rama a rama, sus pjaros, y el miedo
se me hace esbelto tallo y mano izada.
Te llueve Cristo, y llaga, y llega quedo
su sigiloso andarme la posada,
y en el desvn de la memoria cedo...
S EQUEDAD DE TI
Tunde mi barro todo, y dame ahora
tu quemazn de luz, como un regazo
entibiador y dulce, oh duro brazo
gravitando en mi hombro, oh cegadora
memoria de tu luz, merecedora
soledad de esta sed hacia tu abrazo
desde mi sed de Dios, desde el ribazo
de mi orfandad de ti, que a ti te llora.
Lloro mi sequedad de Cristo, oh palma
lenta en la leve luz apelmazada,
dcil al viento en alta lejana
frente a mi sed de ti, oh nuda calma
sobre mis hombros dura, en la agrietada
sed que se enciende en mi melancola.
PARA JOS EFIN A, S IEMPRE AUS ENTE
Bcaro de misterio t, fluida
ceguedad de mi sed, oh dolorosa
quietud hacia mis nadas, jubilosa
huella de limpia luz hacia mi herida.

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Bcaro y raz de luz, agua dormida


que mi reseco y duro labio acosa,
oh adolescente empuje de afanosa
certidumbre de amor, suelta tu brida...
Djame anclar, definitivamente,
Seor, sobre su cliz, que a este tallo
de fe, ya quema el tedio, lentamente,
y, en el tambor del bosque, mi caballo
de loca sangre va, pisando ciegamente,
Tu ternura de luz, Tu dulce orvallo.
TACTO DE DIOS
Tu abandonada luz, continuamente,
sobre mis hombros cae como un ala:
ebrio, S eor, de luz en mi antesala
tu luz me aloca y toca tibiamente.
Tacto de Dios apenas, blandamente
cala mi mocedad, como una gala
de domingo con lluvia, y me regala
este gustarme Dios calladamente.
Hacia su blanca boca mi mejilla,
y Dios, calladamente, hacia mi espera,
y esta luz en mis hombros, mi gavilla
de abandonada luz, ancha frontera,
ausencia apenas, luminosa quilla
continuamente hiriendo Tu ribera.
CAS A DE DIOS ME BUS CO
Casa, casa de Dios me busco, hermanos,
hilvanando la voz de mi pobreza
a esta arena de Dios que pisa y reza
mi palabra desnuda por sus llanos.
Por los llanos de Dios izas tus manos,
almenando tu sangre y la aspereza
de este tacto sin Dios, en la tibieza
de mi memoria anclada hacia tus vanos.
Hueco de Dios, lejanos, agua quieta
siempre de luz en siempre lejana,
cae sobre mi tiempo toda, agrieta

esta agria masa de melancola


en mis llanos de Dios, en la meseta
de mi ausencia total sin Tu armona.
ES PERA D E LA ARMONIA
Estarme siempre as, hasta el regreso
con mi pobreza aeja como un vino,
abrazado de pjaros, y el lino
de mi memoria fiel, en largo peso.
Busca mi piel, aguarda el ancho peso
de la ra y el olmo y el camino;
alma y miseria y sola, solo trino,
verso hacia bosque y mar hondo y espeso.
Aban donado beso, sola huella,
aldabonazo recio contra el muro
del misterio total que mi alma mella.
Y estremece mi puerta un golpe duro:
mi voz, desde su olmeda, hacia este oscuro
desvn de sueos me limosna en Ella.
ELEGIA A UN VERS O OLVIDADO
Cuntas gotas de lluvia se obstinaron
en romper el testuz de la roqueda,
cuntas hebras de lino y lana y seda
hilas de viento al huso arrebataron.
Cuntos versos perdidos se olvidaron,
como la lea seca en la alameda,
o como muebles viejos, esperaron
desnudarse de polvo en la almoneda.
Como manzana mi memoria muerdo
buscando el verso que quebr el olvido,
a tientas, como ciego, en el recuerdo.
Calofro de un verso estremecido!:
aunque el encanto de tu canto pierdo
tus huellas en mi pecho han florecido.
UMBRAL
Todo es hondo dolor y siempre humana
pesadumbre de llanto en esta arena,
en este verso que el misterio llena
tabicando la luz de Tu maana.

Todo es maana-ayer, todo es lozana


niez que vuelve hacia Tu oscura vena,
sillar de carne triste hacia la plena
comunin de Tu luz siempre lejana.
Siempre lejana y siempre fronteriza
la ausencia de Tu luz con mi espadaa,
sazonada cancin que moja y briza
la ternura de Dios con que se empaa
la niez de mis juegos, en la huidiza
niez de Ti que soy, hacia mi entraa.
DOLOR GOZOSO
Este dulce dolor, hondo y sereno,
como el agua de un lago sin riberas,
amortaja mis locas primaveras
y al sosiego me vuelve casto y bueno.
El vaso de mi pecho tengo lleno
de este dolor, S eor, que T me dieras,
para hacerme del grano de tus eras,
y al viento no morir, cual muere el heno.
Que este dolor tan quieto y sosegado
el alma esponje, al corazn anegue,
los ojos nuble como niebla al prado.
Que este dolor tu Amor sobre m riegue,
que, por este dolor, a tu costado
mi boca hambrienta de tu carne llegue.
SONETO AMOROSO
La dulce gravedad de tu hermosura
mis ojos esclaviza y enamora
la espuma de sonrisas, incolora,
quebrada entre tus labios con mesura.
La carne es armona en tu escultura,
dando a mis noches claridad de aurora.
Mi nuevo verso canta, ya no llora
roto en la crcel de mi pecho, oscura.
Mi pensamiento, desde ti, se eleva
como salmo divino al alto cielo,
porque alas de tu casto aliento lleva.

Mi torpe paso por la tierra es vuelo...


ya slo falta que a mi vida nueva
le des la gracia que en el alma anhelo.
AL S ALTO
Amortaja la niebla la maana
-ladra la perra en el umbral inquieta-;
ya sale el cazador con su escopeta,
ciendo sobre el cinto la canana.
La jara asfixia a la carrasca enana
-cede la brisa y su murmullo aquieta-;
la perra a la perdiz detiene y reta
y... ya la sangre de su pecho mana.
Huele a plvora el aire en el calvero:
mechones de humo la escopeta hila,
y la podenca el ave da al montero.
Cantos de gozo la victoria alumbra!
(la tarde entre tomillos se desliza,
y el can busca el sendero en la penumbra).
VERS O S IN VOZ
Este verso que huella mi garganta,
esta voz que no es voz, esta voz muda,
larva de voz que mi garganta anuda,
por qu me hace llorar? por qu no canta?
Por qu mi corazn hoy no levanta
este verso su antena, y se desnuda
de forma, y llena el pecho, y hace ruda
esta voz que a su paso se adelanta?
Este verso sin voz, ni prisionero,
como brisa sin viento en la alameda,
verso del corazn, su carcelero,
punzante aguja de dolor, vereda
que lleva hacia el Seor, desde mi otero,
por qu se apaga y a mis voces veda?
SONETO DE LA LLUVIA
Ha regado, S eor, tu diestra mano,
con lluvias nuevas, nuestra mies sedienta;
diste sangre a esta tierra polvorienta,
humedeciendo el corazn del llano.

Bajo tu sol, Seor, el sol hermano,


la vida nueva en mi terruo alienta:
a la encina vecina de la venta,
volver la chicharra este verano.
La preez de la espiga el tallo arquea,
-hay una duda tcita en las hocesen tanto el viento nuestro campo orea.
El hombre de mi tierra, sobre el pecho,
enciende su oracin con mudas voces.
Seor: tu voz de lluvia en mi barbecho!
SONETO A LA TIERRA D E S ECANO
La casa solitaria junto al pozo;
-se hace nube el perfil de aquella sierrapalomas en los surcos de la tierra,
borricos al molino por carozo.
El eco burla la tonada al mozo,
mima al potro el seor mientras le hierra;
celosa ladra en el umbral la perra,
y el trigo se acarrea y bulle el gozo.
Bulle el gozo y la vida en el verano,
est lleno de frutos el granero,
y encallecida est la spera mano.
Alegra de bodas para enero!
Bendita sea la tierra de secano,
y bendice a tu Dios, buen terruero.
SONETO DE LA MONTAA
El ruiseor, enamorado, canta,
y canta el agua en el regato clara;
la brisa rumorea entre la jara,
y el aire en la Romera se levanta.
Hirsuta y corva, de la Sierra, el anca
copia el perfil del cielo en la Almenara;
hay un rincn sombro en la almazara,
y en l la tarde su quietud estanca.
El prohije de la parra corta el viejo
y el mozo el pasto seco en los linares.
Baja al Gureso, tmido el conejo...

Muere la tarde tras los olivares:


Bienvenida es el ltimo reflejo...
-El humo blanco de los viejos lares!ALBAREDA, GIN ES DE
Nace en Caspe. (Zaragoza) en 1.908.
Poeta, Ensayista, Autor Dramtico.
Profesor de Literatura Hispanoamericana
en la Facultad de Filosofa y Letras de la Universidad
de Madrid. Miembro del Consejo Superior de Investigaciones
Cientficas. Licenciado en Farmacia. Ha ejercido en puestos
de responsabilidad en la Radiodifusin y Televisin Espaola.
ADOLES CENCIA
Cuerpo con ademanes de guirnalda
tejida de llovizna y sol cansado
para apresar el aire enamorado
en tu cielo de olivos y Giralda.
Quince lirios de luz celosa y gualda,
suben hasta tu voz. El pelo izado
es un rebao de oro desatado
en la pradera virgen de tu espalda.
Corriges en tu sangre de Narciso
la gil adolescencia de la fuente
y el reflejo doblado e impreciso,
y en tu clara maana impenitente
levantas la verdad de un Paraso
sin manzanas mordidas ni serpiente.

SONETOS DEL JEREZ


FERMENTACION
El ritmo del lagar canta en la fiesta
abriendo palomares a la brisa.
Pisador de la tonga, pisa y pisa,
con sometidos pies y sangre enhiesta.
Entre el panal y el mosto fue la apuesta.
El almijar estrena una sonrisa,
que la fermentacin llega precisa
y ya el turbio rumor alza su cresta.
Maana en la bodega, lentamente,
traspasars fronteras de latidos
llevado por la pruina y el ambiente.
Y sentirs que creces hacia dentro,
que se te caen los gestos consumidos
por camino sellado de reencuentro.
JERECES
Vino fino, color de amanecida,
limpio y punzante dardo de topacio,
crecido hasta alcanzar alas de espacio
renuevas primaveras a la vida.
Vino oloroso, luz envejecida
en sonrisas que adiestra el tiempo lacio,
dulce y seca presencia, amor reacio
donde la sangre acendra su partida.
Amontillados oros, rayas gordas...
si tan pajizo ya, de pecho huido;
si de cuerpo tan recio, mieles sordas.
Pruina operante oculta, de Dios manos.
Sistema de soleras bendecido.
Crianza de los vinos jerezanos.
A JOS E MARIA PEMAN
Cunta Europa en tu Cdiz marinero
mirndose en los ros de tu fama.
Qu variedad de mirlos en la rama
alta de tu saber. Hay un lucero
de sal resplandeciente, luz de estero,

que se enreda a tu canto. Y una llama


de Oriente y de Occidente, en amalgama,
jugando en tu lenguaje caroquero.
T cincelaste el tiempo y la manera
de dar alas al vuelo de la Historia.
Y Dios te dio tu estrofa verdadera:
Relmpago leal de amanecida,
brjula azul y sangre con memoria.
Oh la perfecta proa de tu vida!
INICIACION
Tras la agosta el marqueo dio a la via
lugar preciso. S abia arquitectura,
en el enero de inocencia oscura,
dej tatuada en lios la campia.
A dos aos de luz, la cepa nia,
destaluzada, siente la atadura
conyugal del injerto: yema pura
y el abrileo amor que al brote cia.
S armientos de albarizas verdeantes,
celosos de la bina y la desgrana,
pudorosos de pmpanos galantes,
en fina servidumbre y largo arrimo
otoo esculpir en la tierna rama
el esplendor maduro del racimo.
MADUREZ
Se oscureci el verdor del escobajo
y la uva dulce y fiel, tan madrugada,
entre una flor y un vuelo fue cortada.
Ya septiembre goloso y cabizbajo.
Ciegas esquirlas de aire, firme gajo
de luz vendimiadora, carretada
de racimo y cancin engavillada.
Angel azul sin duelo de trabajo.
Por andantes bancales zumbadores
se escuchaba crecer para la muerte
la uva presa en canastas y redores.
Martirio del lagar. El campesino
gozo de anunciacin del mosto fuerte.

Y la resurreccin, despus en vino.


PRES ENCIA D E JEREZ
Tierras de mansedumbre sin orillas,
sumisa intensidad del firmamento,
campia sostenida en el aliento
de la bodega y de las seguidillas.
Un mismo vuelo azul de horas sencillas
inaugura campanas en el viento...
Ya no impacienta el paso del jumento
ni la germinacin de las semillas!
Tranquilidad madura y un camino,
amusgado por luz y por cigarras,
hacia virtud aosa de buen vino.
Viedos con amn y primaveras.
Universal prestigio sin amarras.
Jerez de la Frontera sin fronteras.
FORMAS EN VUELO...
Formas en vuelo fuera del espacio
y tornillo sin fin de los colores
que se pierde por alas y fulgores,
persiguindose. Vrtigo reacio
de sueos en escorzo y ojo lacio.
Razonadores delirios turbadores.
Escalofro prieto de pudores
vuelto a su ser. Dinmico topacio
y mstica esmeralda y rub loco.
Turbulenta conciencia derramada.
Ni presencias de espacio ni tampoco
de tiempo. Personal fuga de norma
por la genial cancin iluminada.
Dilogo tenso de sustancia y forma.
A AMARILIS
El sustentarme amor sin esperanza
por dulce imaginar apuesto adorno,
haciendo en los sentidos un soborno,
es rara y es difcil confianza.
Nunca tuviste por dichosa andanza

amar bienes posibles con retorno


sino aquellos que son de paz trastorno
el yunque y el martillo en alianza.
Diste a Belardo pura alma rendida
quebrantando otro trato de tu vida
y los conceptos que la fama orea,
y lo emplazaste en cita de amor santo,
arrepentida de quererlo tanto.
Bendita sea S anta Dorotea!
BELARDO A AMARILIS
Muri tu voz detrs de aquella rosa
mocedad del jardn: su tacto avaro,
corsario del amor, fue sin reparo
todo tu ayer inaugurando fosa.
Tu ayer perdido en duda silenciosa
sin alzar lunas en tu pecho claro.
Mares de discrecin y timn raro
te negaron el alba generosa.
Ya el alma atardecida y sin regresos
enterr, con tu voz, toda su nada
en el gran pozo en sombra de tus huesos.
Oh, clemencia feroz, pero clemencia:
morir de espaldas a la madrugada
y en la rosa sentir toda la ausencia.
MOMENTOS DEL MAR
I
S obre un mar obediente a su destino
rompe la tarde arcngeles de flores,
y desanda resinas y colores
una noria de luz en cada pino.
Juego de peces lleva aire salino,
nieblas gastadas y ojos seguidores,
y en dedos de las olas bordadores
cicatrices de quillas sin camino.
Por mi mojada voz de soledades
semillero de lquidas praderas,
va un velero, doncel de claridades.

Y en la pausa de Dios del agua larga,


porque la sangre vuelva a sus fronteras,
siento que flota en m raz amarga.
II
Entre asedios de lunas y sabinas
una oscura presencia sin maana
acongoja fronteras de campana
hacia un mar indolente de neblinas.
Cansa nubes el viento, choca esquinas
y agua de heridas flautas. Frente vana
de isla de soledad y porcelana
para un aire en tensin de golondrinas.
Se me caen los gestos de la mano
buscando por el vuelo del suspiro
los colores desnudos del arcano.
Un mar sin rostro antiguo ni zafiro
en la rueda ideal del meridiano.
Tiniebla musical de mi retiro.
A JOS E LUIS DE ARRES E
La vida sin enmiendas ni tachones.
La risa buena y el saber honrado.
Noblezas en alerta y sin cuidado.
Hombra y plenitud de afirmaciones.
Franco, en los pulsos y en las intenciones.
S obre tus lealtades repujado
el servicio a la tierra que has tomado
por huerta y flor de tus delectaciones.
Es el Seor quien tus poderes crea.
La cumbre de mis rosas no se empaa.
Es la honda arquitectura de la idea
la que me lleva a ti. Porque te baa
de fina luz y, de oro, te solea
la sonrisa de Dios y el sol de Espaa.
A GUS TAVO ADOLFO BECQUER
Transparente silencio derramado
en el ngulo oscuro del olvido.
Letargo musical. Eco dormido.
Fragancia de suspiro abandonado.

Y el arpa? Un corazn extraviado


ms all de la rosa y su latido.
Aura de besos. Prpado cado
de muerte nia y ngel empolvado.
Cuntas notas en sombra prisionera
desarrolladas hacia su silencio
madurando su forma verdadera.
Una mano de nieve rompera
-mano que reconozco y reverencioel ayer hecho ya melancola.
ALBARRAC IN, RAMON
Iquique. Chile. S IGLO XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Yo como t hermano transparente,
soy tambin iquiqueo de las dunas
y lleno como t sobre la frente
espacio seco, arena de la luna.
Yo s de donde viene la vertiente
de tu canto y tu pecho de aceituna,
tu soledad de enamorado ausente
que encontr a tantas y no hall a ninguna.
De la quena aymar, de sus tejidos
de oro muerto enterrado en los vestidos
de los reyes amargos del desierto,
viene tu voz tan antigua y divina
que resucita la guitarra andina
y el resplandor que pareca muerto.
ALBERO LA, DOLORES
Sueca. Valencia. Espaa. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet.
Reside en Jerez de la Frontera. Primer mujer
Procurador de los Tribunales y madre de
cinco hijos. Escritora, periodista y poeta.
A TODOS

Viejo, el loco en su jaula re solo


como un pjaro ciego ya sin vuelo,
rompe sueos y canta y en el suelo
llora el loco y se araa el loco solo.
Y se mira, llorando, a un viejo espejo
y en el espejo un loco a l le mira
y el loco le devuelve al loco ira
e ira le devuelve el vidrio al viejo.
As, frente a su imagen va pasando
el loco su penuria tristemente,
su soledad, su pena, su amargura
y el cristal sigue, fro, reflejando
ese vaco helado de su mente:
la tragedia del loco: su locura.
A MI CABALLERO
Habr de ser el rbol quien sustente
esta palabra, amor, tan desasida.
El rbol quien de muerte de la vida,
de vocales de un leo ya invidente.
Habr de ser el mar en su corriente
de olas quien de olas ya, sin brida.
Sin brida es la palabra y desabrida
es quererla amarrada a contrafuente.
As seremos, ambos, pioneros,
peregrino del mundo de los verbos,
orculos enhiestos sin mirada.
S abedores del cuerpo. Los primeros
que, entre versos, arranquen, como cuervos,
la palabra a la savia enamorada.
OFERTORIO
Rota y muerta, Seor, tan astillada
y pertrecha y fugaz y arrepentida
y segura y dudosa oscurecida,
triunfadora y vivaz, muy humillada,
blanca y limpia, Seor, y arrodillada,
pendenciera, S eor, y consentida,
quejumbrosa, Seor, y enmudecida,
retadora, S eor, y enamorada,

voy volviendo hacia ti, mi dios ignoto,


a morar en tu luz que no se apaga
-siendo yo cada trozo de un yo roto-.
A pedazos, Seor, como una daga,
como un mar de mil caras, ola a ola,
aqu me tienes, Dios, soy Alberola.
ALBERT, C ARMEN
Madrid. 1.967
Filologa Hispnica. Hallada en Internet.
NGEL ROTO
Vuelvo a sentirte, amor, aqu escondido,
en la urdimbre azul de la memoria:
an pareces un ngel derretido,
una presencia alada de otra historia.
Pero te llevo, amor, tan bien prendido,
tan a ras de locura, que la noria
en que giran tu voz y mi sentido
no se detiene en llantos ni en euforia.
Y eso que descubr tu firmamento,
que dej tu carcaj sin una estrella
y tus sonrisas en lugar ignoto.
Y aqu sigues, amor, tan fiel tormento
que apresura mi sed como a centella
por beber en tus venas de ngel roto.
ALBERTAZZI AVENDAO, J.
Costa Rica. 1.892 S iglo XX
DETERMIN IS MO?
El bien, el mal, el santo, el delincuente,
palabras petulantes, sin sentido,
ya dijo el otro que del mismo nido
puede salir el ave o la serpiente.
El nio que a la vida sonriente
por atvico mal viene impelido,
ser de pecho noble o un bandido
segn el torbellino que lo oriente.

Todo, bajo este cielo, es transitorio,


la estrella que deslumbra, el infusorio,
destellos son de un inmortal fulgor;
todo es cuestin de rumbo y de momento:
con el metal que se hace un monumento,
un odioso pual forja un traidor.
CAUTIVO
Con la aurora hay que dar la gran batalla,
hay que abatir al enemigo fiero,
todo est listo y Napolen, severo,
en la alta noche va a partir y calla.
El hijo de su amor duerme, y ensaya,
su boca una sonrisa, el gran guerrero
va a decirle su adis, quiz el postrero:
respetar su vida la metralla?
Besar quiere una mano del pequeo;
pero este, entre la suyas, en su sueo,
retiene una del bravo Emperador,
y el que venci a la muerte, y el que altivo
su gloria impuso al mundo, est cautivo
de una mano sutil como una flor.
EL PREGONERO
La Libertad, La Patria, se oye el grito
del pregonero en la maana oscura,
como una imprecacin que va a la altura
prolongando sus ecos de infinito.
Esta maana lo mir, proscrito
de un hogar que abati la desventura,
que pareci fugaz caricatura
dibujada por un lpiz maldito.
El no sabe que va por la pendiente
que lleva al vicio o al dolor, ignora
que despus de un vivir pobre y doliente
gritando esos dos nombres desde nio,
lo encontrar vencido su ltima hora
sin libertad, sin patria... y sin cario.
CROMO

Al caer de la tarde, se mora,


como se dobla un tallo el limpiabotas,
y al mirarlo en su lecho, pareca
una esperanza con las alas rotas.
Plido, dbil, en su frente haba
como un agonizar de ansias ignotas,
y giraban sus ojos, en sombra
visn de horas oscuras y remotas.
Madre, murmur entonces, moribundo
con un hilo de voz que fue un sollozo;
arregla mi cajn que fue en el mundo
mi nico amigo y mi mejor consuelo:
voy a lustrar, radiante de alborozo,
las botas de los ngeles del cielo.
EN TU D IA A MI HIJA VIRGINIA
Naciste ayer de un beso, y ya maana
vas a cumplir siete aos, se dira
que eres un ruiseor por la alegra
o fresca flor por la ilusin temprana.
El ansia de tu arribo no fue vana,
pues viniste a calmar, estrella ma,
la inquietud de mi loca fantasa
que en urdir jeroglficos se afana.
Hija de un noble amor, en tu existencia
ha de haber la tranquila transparencia
de una gota en el cliz de una flor,
y si el dolor te causa alguna herida,
sonre en el alba de tu vida
y bendice en tu Dios ese dolor.
PINCELADA
Va naufragando en sombras el camino
del monte al pie, de lejos, la campana
la dulce paz del Angelus desgrana
sobre el noble sosiego campesino.
Vuelve al cortijo con su andar cansino
la yunta que parti por la maana,
y en la verde amplitud de la sabana
con la ltima luz se apaga un trino.

Desde las eras y los corazones


sube hasta Dios la pltica sencilla
que su esterilidad calma y su duelos,
y yo mismo, olvidado de oraciones,
digo ante tanta excelsa maravilla:
Padre nuestro, que ests en los cielos!
PERDONALO, S EOR!
Seor! Si en su vivir hubo impurezas,
si hubo en su alma huellas de delito
y en su triste aislamiento de proscrito
ignorante vivi de tus bellezas;
si sembr su camino de tristezas
y si el pecado convirti en el rito
de su desolacin, y sus fierezas
fueron en su dolor trgico grito,
perdnalo, Seor!... nadie en su senda
verti una luz, jams ninguna tienda
acogedora le brind su amor;
y es el amor el nico en la vida
que hace luz en nuestra alma ensombrecida:
en tus brazos acgelo, Seor!
ECO DIS TANTE
Enmudece tu piano, esa armona
suena en mi corazn como un lamento,
como una queja que arrancara el viento
de una campana al declinar el da.
Estrangula esa nota, amada ma,
turcele el cuello al cisne, porque siento
que esa msica llora en un acento
de un dolor que so ser alegra.
Qu marchita ilusin o qu atavismo
de amargura ancestral llora en mi mismo
las notas de tu piano al escuchar?...
As recoge el alma de la lira
todo lo que en redor calla y suspira
y el caracol la ronca voz del mar.
LA POS TRERA ILUS ION

Al pie de una montaa, una alquera,


un huerto de racimos y de flores,
donde lleguen los pardo ruiseores
a saludar con su lad el da.
En el hogar sin galas, la alegra
inmaculada de mis tres amores:
ciega la puerta a todos los rencores
y sorda el alma a la filosofa.
Par la quieta noche, un libro ameno:
restaar con espritu sereno
hondas heridas que caus un dolor,
es la nica ilusin que mi alma abriga,
bajo el signo fecundo de una espiga
y la amable sonrisa de una flor.
S EREN AMENTE
Amada buena, dulce compaera,
que aguardas mi retorno, entristecida,
ya ves!... no brota sangre de mi herida
porque es herida oculta y traicionera.
Cierra las puertas del hogar, afuera
toda idea de bien est perdida,
y a travs del espacio y de la vida
la bestia triunfar, salvaje y fiera.
S lo quiero tus manos, y las finas
manecitas de amor, manos divinas
del ngel que colm nuestra ilusin,
para posar en ellas mi cabeza
sedienta de quietud y de terneza,
mientras pasa bramando el aquiln...
FLOR D E HIS TERIA
...Y me cont su historia, su vivir campesino
fue el vivir silencioso de una resignacin...
y en una tarde alegre la libert el camino
de la tristeza que hizo sangrar su corazn.
Luego, se vio extraviada entre ese torbellino
de carruajes y gentes de una gran poblacin:
trajo sed de carios y se embriag con vino
del que sirve en sus copas la baja seduccin.

En los primeros das hubo amor y hubo lumbre


en esto que es ahora nido de pesadumbre,
en mi boca un halago, en mi pecho una flor;
mas hoy slo me queda, abrumada y vencida,
el placer inocente de haber sido en la vida
fuente abierta a toda ansia disfrazada de amor.
ALBERTI, CARLOS A.
Argentina. Siglo XX.
Poeta encontrado en Internet.
SONETO
Arrastran do su msera figura
se le ve por las yecas de la vida,
resignada a la triste desventura
de mendigar un plato de comida.
Alma de lupanar desvanecida
que el potin despoj de su hermosura,
dejando en su mirada entristecida
resabios de molicie y de locura.
Al recordar su vida licenciosa,
la veo exuberante, cadenciosa,
prodigarse al placer con desatino.
Y sus glorias pasadas sobre el lecho
ya no cantan ni ren en su pecho
porque hasta el alma le rob el destino.
MALEVO
Apenas por la luz iluminado
de un farol que se quiebra de cachuso,
un malevo en la esquina est parado
enfundado en su traje rantifuso.
Pinta brava de guapo retobado
que con la faca su valor impuso,
la chamulla de verse y es malvado
con la mami que guita no le puso.
La luna que lo mira, silenciosa,
lo enmarca en la calleja tenebrosa
en un aro de plido cristal,

y al mirarlo, en la esquina dibujado,


el malevo parece recortado
por el filo invisible de un pual.
ALBERTI, RAFAEL
Nace en el Puerto de S anta Mara (Cdiz), el 16 de Diciembre de
1.902. Muere el 28 de Octubre de 1.999 en el Puerto de
S anta Mara. (Cdiz). S us cenizas reposan en la Baha de Cdiz.
Premio Nacional de Literatura 1.924-25 compartido con Gerardo Diego.
Se une a la escritora Mara Teresa Len antes de iniciarse la Guerra Civil
y al trmino de esta se exilian a Oran, Francia, Argentina e Italia.
En 1.975 se le concede el Premio Lenin en Mosc.
En 1.977 regresa a Espaa y es Diputado en Cortes por Cdiz.
En 1.983 le conceden el Premio Miguel de Cervantes.
Es hijo predilecto de Andaluca. Doctor honoris causa por la Universidad
de Cdiz. Miembro de la Academia de Bellas Artes de S an Fernando en 1.989.
Casado con la escritora Mara Asuncin Mateo en segundas nupcias.
INDICE PRIMEROS VERS OS DE S US SONETOS
A ti, arquitecto de la luz, tocado
A ti, cal viva de Toledo, crudo
A ti, cimiento azul de la armona,
A ti, divina, corporal, preciosa,
A ti, donaire alado, forma en vuelo,
A ti, dura extensin desguarnecida,
A ti, engao ideal. por quien la vista
A ti, esqueleto ornamentado, llena
A ti, fino, ligero, desatado,
A ti, firmeza y tiemblo, conductiva
A ti. infinita haz, campo sembrado
A ti, jardn redondo, don de mora
A ti, lmpida, inmcula, expandida,
A ti, lino en el campo. A ti, extendida
A ti, maravillosa disciplina,
A ti, nocturno, por la noche herido,
A ti, sonoro, puro, quieto, blando,
A ti, tela tendida, plano al viento
A ti, temblor y halo del paisaje,
A ti, tenue, difusa, desvelada,
A ti, vara de msica rectora,
Achung! De Chile al fin escal el trono
Aitana, nia ma, baja la primavera
Al fin diste a tu duro pensamiento
Amparo dulce y buen Gabriel, hermanos
Antes de ser o estar en el bramido
Apareciste un da en el vallado

Aqu est, caminante, Roma entera:


Aqu, tierra especial, hermana y ma,
Asombro de la estrella ante el destello
Cscaras, trapos, tronchos, cascarones,
Cuatro arcngeles, si de verde menta,
Cbreme, amor, el cielo de la boca
Cbreme, amor, el cielo de la boca VER REPETIDO
Cuerpo entre hierba y plvora soado,
Dej por ti mis bosques, mi arboleda
Desvelar el iodo oyendo nada,
En esta noche en que el pual del viento
Entro, S eor, en tus iglesias... Dime
Era en el tiempo del clavel pausado,
Eres de Roma experto y bien experto
Erizo que a su madre flauta deja
Ese helado reloj lento que suena
Esta terrible muela careada,
Gatos, gatos, y gatos y ms gatos
Gracias, maestro, por haber grabado
Gran Presidente: mrame mordiendo
Guerra a la guerra por la guerra.) Vente.
Ha nevado en la luna, Rosa-Fra.
Hay vino, Nicols, y por si fuera
Histrico anda Gil por las Espaas,
No si de arcngel triste ya nevados
Hoy mis ojos se han vuelto navegantes
Huele a sangre mezclada con espliego,
Juicio enarca entrecejo decisiones
Las floridas espaldas ya en la nieve,
Lo grito fuerte desde Roma: Afuera!
Los dos, buenos pilotos del aire, subiramos,
Luna ma de ayer, hoy de mi olvido,
Llevaba un seno al aire, y en las manos
Lloraba recio, golpeando oscuro,
Maestro, buen maestro Jacobo: qu bien suena
Maestro, no soaba yo que un da
Mas all del ail de los jardines
Miguel Otero Silva. Este es Miguel,
Mordido en el taln rueda el dinero,
Muero porque las pulgas me inoculen
Negro toro, nostlgico de heridas,
No puedo caminar. Estoy ms cojo
No si de arcngel triste ya nevados
No son pasos confusos, claramente
Nunca! No lo dir. Mas si lo digo,
Nunca se vio, maestro, nuncamente
Oh t, mi amor, la de subidos senos
Oh Virgen remadora, ya clarea
Oigo llover tus barbas largamente
Oyes correr en Roma eternamente,

Pasan cosas oscuras hoy: colmillos


Peligroso maestro respetado,
Perchas, peroles, pcaros, patatas,
Piernas por alto viento y la su ta
Por all, hondo, una humedad ardiente,
Por qu franquista t torpe ramn
Por qu, Seor, tan hecho la pueta,
Por ti la luz del hombre es ms amada
Por ti, mi amor -perdn!- yo desvaro.
Presidente: amarillo te vern, te veremos.
Que eres loba de mar y remadora,
Qu te sucede, que andas tan torcido,
Quin rompi las doradas vidrieras
Quines sin voz de lejos me llamis
Roma te acecha, Roma te procura,
Rosa de Alberti all en el rodapi
Rubios, esbeltos, mimbres, afilados
Rubios, pulidos senos de Amaranta,
S abes tanto de m, que yo mismo quisiera
S al t, bebiendo campos y ciudades,
Si ya contra las sombras movedizas
Siempre andar de bajada o de subida.
Siempre lo llamo arcngel. Y en verdad que este puro
S obre el mar que le da su brazo al ro
S obre la luna inmvil de un espejo,
S obre tu nave-un plinto verde de algas marinas-,
S onmbula de espuma, cabellera
S oy Pinochet, el Funeral Verdugo,
Subes del mar, entras del mar ahora.
Sufr la furia de la tierra, el fuerte
Te digo adis, amor, y no estoy triste.
Te hablo aqu desde Roma, dios endriago,
Te nos vas, Pablo, con la primavera.
Te quiero imaginar, seor Pasquino,
Te recuerdo en Madrid...Cunta alegra,
Todas mis novias, las de mar y tierra
Trata de no mirar sus monumentos,
T eras la luna con la luna. Remontabas
T paseas por Roma el desencanto
Un papel desvelado en su blancura.
Ven, mi amor, en la tarde de Aniene
Vers entre meadas y meadas,
Vuela la noche antigua de erecciones,
Y al fin, el accidente inesperado,
Ya ests, t siempre ests. De tu garganta,
Ya nada ms entre tus sacros cantos
Ya no sabes que hacer, planta sin riego,
Yo s, Claudio, que un da tus islas naturales

AL POETA CUBANO NICOLAS GUILLEN,


AGRAD ECIENDOLE UN JAMON
Hay vino, Nicols, y por si fuera
poco para esta nalga de porcino,
con un champaa que del cielo vino
hay los huevos que el chancho no tuviera.
Y con los huevos lo que ms quisiera
tan buen jamn de tan carnal cochino:
las papas fritas, un manjar divino
que a los huevos les viene de primera.
Hay mucho ms, el diente agudo y fino
que hincarlo ansiosamente en l espera
con huevo y papa, con champaa y vino.
Mas si tal cosa al fin no sucediera,
no tendra cual dijo un vate chino,
la ms mnima gracia puetera.
DE ROMA, PELIGRO PARA C AMINANTES
LO QUE D EJE POR TI
Dej por ti mis bosques, mi arboleda
perdida, mis perros desvelados,
mis capitales aos desterrados
hasta casi el invierno de mi vida.
Dej un temblor, dej una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dej mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dej palomas tristes junto a un ro,
caballos sobre el sol de las arenas,
dej de oler la mar, dej de verte.
Dej por ti todo lo que era mo.
Dame t, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dej para tenerte.
ROMA, PELIGRO PARA CAMINANTES
Trata de no mirar sus monumentos,
caminante si a Roma te encaminas.
Abre cien ojos, clava cien retinas
esclavo siempre de los pavimentos.

Trata de no mirar tantos portentos,


fuentes, palacios, cpulas, ruinas,
pues hallars mil muertes repentinas
-si vienes a mirar- sin miramientos.
mira a diestra , a siniestra, al vigilante,
prate al alto!, avanza al adelante!,
marcha en un hilo, el nimo suspenso.
Si vivir quieres, vulvete paloma;
si perecer, ven, caminante, a Roma,
alma garaje, alma garaje inmenso.
S E PROHIBE HAC ER AGUAS
Vers entre meadas y meadas,
ms meadas de todas las larguras:
Unas de perros, otras son de curas
y otras quiz de monjas disfrazadas.
Las vers lentas o precipitadas,
tristes o alegres, dulces, blandas, duras,
meadas de las noches ms oscuras
o las ms luminosas madrugadas.
Piedras felices, que quien no las mea,
si es que no tiene retencin de orina,
si es que no ha muerto es que ya est expirando.
Mean las fuentes... Por la luz humea
una ardiente meada cristalina...
Y alzo la pata... Pues me estoy meando.
CAMPO DE`FIORI
Perchas, peroles, pcaros, patatas,
aves, lechugas, plsticos, cazuelas,
camisas, pantalones, sacamuelas,
cosas baratas que no son baratas.
Frascati, perejil, ajos, corbatas,
langostinos, zapatos, hongos, telas,
liras que corren y con ellas vuelas,
atas mil veces y mil mas desatas.
Campo de`Fiori, campo de las flores,
repartidor de todos los colores,
gracia, requiebro, luz, algaraba...
Como el ms triste rey de los mercados,

sobre tus vivos fuegos, ya apagados,


arde Giordano Bruno todava.
VID A POETICA
Siempre andar de bajada o de subida.
Entrar, salir y entrar... Ir al mercado.
a cmo estn los huevos? Y el pescado?
Se va en comer y descomer la vida.
Ir a los templos, ya la fe perdida.
Sentirse el alma all gato encerrado.
Volver al aire... Beber vino aguado...
Ir al ro... Y de nuevo, a la comida.
Leer el diario y lamentar que todo
si no es papel higinico es retrete,
crimen, vmito, incienso, servilleta.
Llorar porque no ha sido de otro modo
lo que ya se fue en panza y en moflete...
sta en Roma es la vida de un poeta.
ARTE S ACRA ROMANA
Por qu, Seor, tan hecho la pueta,
t, maravilla de las maravillas,
banderillero hoy sin banderillas,
el corazn sobre la camiseta?
Quin en esa postura te sujeta,
S acr-Coeur de merengue y de natillas,
que ya no puedo hincarme de rodillas
a ofrecerte la espada y la muleta?
Haz, Dios, que Miguel ngel se despierte
de sbito y, volviendo de la muerte
feroz martillo en mano una maana,
a golpes sin piedad te haga pedazos,
para alzarte de nuevo a martillazos,
Cristo viril, entre la grey romana.
S I PROIBIS CE DI BUTTARE IMMONDEZZE
Cscaras, trapos, tronchos, cascarones,
latas, alambres, vidrios, bacinetas,
restos de autos y motocicletas,
botes, botas, papeles y cartones.

Ratas que se meriendan los ratones,


gatos de todas clases de etiquetas,
mugre en los patios, en los muros grietas
y la ropa colgada en los balcones.
Fuentes que cantan, gritos que pregonan,
arcos, columnas, puertas que blasonan
nombres ilustres, seculares brillos.
Y ante tanta grandeza y tanto andrajo,
una mano que pinta noche abajo
por las pareces hoces y martillos.
AL FIN
Eres de Roma experto y bien experto
y ms porque lleg la primavera.
Vas por las calles con la lengua afuera
y un botelln de vino al descubierto.
Vas va Giulia sin cruzarla tuerto,
vas Monserrato sin salir de acera,
vas peatn perdido a la carrera,
vas lambrusco y verdicchio y no vas muerto.
Vas foro y vas columna de Trajano,
vas Culiseo, aunque no est muy sano,
vas cpula, aunque es cpula infinita.
Todo te ensarta, todo te empitona,
juras por Baco, el Papa, la Madona...
Y en Roma al fin haces la dolce vita.
PAS QUINADA
Te quiero imaginar, seor Pasquino,
como siempre, lanzando puteadas,
siendo hoy el blanco de tus pasquinadas
un tal Alberti que hasta Roma vino.
-Dicen que es espaol, que es florentino,
que de andar las pelotas tiene hinchadas
y que expuestas sern y subastadas
desde Piazza Navona al Aventino.
Dicen que viene con las pretensiones
de coronarse emperador romano
y sentarse en la silla gestatoria.
Y que para e vitar aclaraciones

anda con una loba en una mano


y en la otra mano una jaculatoria.
-Basta, seor Pasquino, porque advierto
que lo que me atribuyes es muy cierto.
QUE HAC ER?
Roma te acecha, Roma te procura,
a cada instante te demanda Roma,
Roma te tiene ya, Roma te toma
preso de su dorada dentadura.
Quieres huir, y Roma te tritura,
no ser, para que Roma no te coma,
pero Roma te traga, te enmaroma
y hunde en su poderosa arquitectura.
Qu hacer, qu hacer, oh Roma, en tal estado,
ingerido por ti, desesperado,
nula la lengua, nulo el movimiento?
Si tanta admiracin por tanto arte
le sirve a Roma para devorarte,
pasa por Roma como pasa el viento.
YA N ADA MAS
Ya nada ms entre tus sacros cantos
se oyen bocinas, pitos y sirenas,
y se ve por el cielo ms antenas
que alas y palmas de ngeles y santos.
Ya por el Tiber no resbalan llantos
ni ya sus aguas rompen sus cadenas
y las venus ya son menos obscenas
que un cardenal rendido a sus encantos.
Ya la invencin de tu imaginera
bajo a morir en la bisutera
que los turistas de pasada abonan.
Mas las victorias de tus capiteles
an alzan sus coronas de laureles...
de laureles que a nadie ya coronan.
GATOS , GATOS , GATOS ...
Gatos, gatos, y gatos y ms gatos
me cercaron la alcoba en que dorma.

Pero gato que entraba no sala,


muerto en las trampas de mis diez zapatos.
Comet al fin tantos asesinatos,
que en toda Roma ningn gato haba,
mas la rata implant su monarqua
sometiendo al ratn a sus mandatos.
Y as hall tal castigo que no duermo,
helado, inmvil, solo, mudo, enfermo,
viendo agujerearse los rincones.
Condenado a morir viviendo a gatas,
en la noche comido por las ratas
y en el amanecer por los ratones.
ENTRO, S EOR, EN TUS IGLES IAS ...
Entro, S eor, en tus iglesias... Dime
si tienes voz, por qu siempre vacas?
te lo pregunto por si no sabas
que ya a muy pocos tu Pasin redime.
Respndeme, Seor, si te deprime
decirme lo que a nadie le diras:
si entre las sombras de esas naves fras
tu corazn anonadado gime.
Confisalo, Seor. S lo tus fieles
hoy son esos annimos tropeles
que en todo ven una leccin de arte.
Miran ac, miran all, asombrados,
ngeles, puertas, cpulas, dorados...
y no te encuentran por ninguna parte.
ARTROS IS I
Qu te sucede, que andas tan torcido,
a barquinazos por la Roma eterna,
sacando pierna o ya metiendo pierna,
perennemente de una tranca asido?
Que est tu cuerpo ya ms que jodido,
se ve en que va como en corriente alterna,
pues se encuaderna o desencuaderna,
pierniencogido o ya piernitendido.
Ojo avizor, no hay quien no est pendiente
de contemplarte complacidamente

cuando en vaivn-un, dos, un, dos-paseas.


Y al fin del Campidoglio al Vaticano,
del Pincio a la columna de Trajano...
Roma ya sabe de que pie cojeas.
ARTROS IS II
No puedo caminar. Estoy ms cojo
que el propio don Francisco de Quevedo.
Y el gran drama romano es que ni puedo
poner ya el pie en el Tber al remojo.
Las piedras de la calle me dan miedo
y las siete colinas, mal de ojo.
qu sera de mi si un toro rojo
escogiera mi barrio como ruedo?
Maldigo, rampas, torres, escalones,
cpulas, campaniles, murallones...
Subir me rinde, descender me mata.
Y el ya no caminar tanto me cuesta,
que mi solemne conclusin es esta:
No puedo en Roma ni estirar la pata.
TRES NOCTURNOS ROMANOS CON
DON RAMON DEL VALLE-INCLAN
NOCTURNO I
Oigo llover tus barbas largamente
esta noche de Roma por lo oscuro,
de jardn en jardn, de muro en muro,
rotas columnas y de fuente en fuente.
Oigo tu voz de stiro demente
y oigo tu solo brazo alzarse duro
contra esta noche, extrao sueo impuro
de un alma en pena que vagara ausente.
Oigo tu voz... Te siento aqu a mi lado.
Voy en tus ciegas barbas enredado
como una insomne sombra clandestina,
y te sigo del Foro al Palatino,
del Gianicolo al Pincio, al Aventino
o a los Jardines de la Farnesina.
NOCTURNO INTEMEDIO 2

Pasan cosas oscuras hoy: colmillos


hincados hasta el centro de las cejas,
virgos difuntos, calvas vulvas viejas
desmelenados penes amarillos.
Bisos, bocios, gafas, lobanillos,
narices salpicadas de lentejas,
nios cangrejos, clibes almejas,
monjas garbanzos, frailes panecillos.
Pasan, pasan oscuras, sordamente,
cosas de gente y gente que no es gente,
bajo un sopor mordido de carcoma.
Tiempo es ya de volver para la casa,
porque no s lo que esta noche pasa,
lo que esta noche est pasando en Roma.
NOCTURNO 3
Te hablo aqu desde Roma, dios endriago,
hoy por tan malas manos mal trado,
trasgo zumbn, demonio aborrecido,
chula navaja, rstico zurriago.
Clava tu luz en mi nocturno aciago,
afila mi colmillo retorcido
y no me dejes cariacontecido
a la mitad de tan amargo trago.
Yaces t all, yo aqu, an en destierro,
gato en la noche y por el da perro,
solo bajo esta lpida romana.
Deja al fin tu galaica sepultura
y ven conmigo en esta noche oscura
a esperar como sube la maana.
RES PUES TA DEL TIEMPO
Hoy mis ojos se han vuelto navegantes
de los profundos cielos estrellados.
Miran y ven pasar maravillados
los terrestres satlites errantes.
Nacidos de los hombres, trajinantes
obedientes a todos sus mandados,
son para los espacios desvelados
los caballeros de la luz andantes.

As, regidos, cumplen las alturas


y las ms rigurosas aventuras,
segn le impulse el hombre su deseo.
Y en las romanas noches de verano,
se les siente rer del Vaticano
que hundi en la noche oscura a Galileo.
OYES CORRER EN ROMA
Oyes correr en Roma eternamente,
en la noche, en el da, a toda hora,
el agua, el agua, el agua corredora
de una fuente, otra fuente y otra fuente.
Arrebatada acstica demente,
infinita insistencia corredora,
cante en lo oscuro, gima bullidora,
en su fija locura ser corriente.
Ra de un ojo, llore de unos senos,
salte de un caracol, de entre la boca
de la ms afilada dentadura
o de las ingles de unos muslos llenos,
correr siempre desmandada y loca,
libre y presa y perdida en su locura.
GUIA D E ROMA PARA ES PAOLES
Aqu est, caminante, Roma entera:
la graciosa, la santa, la putana,
tu laberinto de cada maana,
Roma que te venera y desvenera.
Puedes amarla igual que a una ramera,
por secreta, por libre, por romana,
o como a la reliquia vaticana
que ha de salvarte el alma de la hoguera.
Roma que te anonada y te enaltece,
que te pudre, te exalta, te enfurece,
que mil veces te tome y te destoma.
Un espaol te lleva de su mano
y te repite, oh caminante, en vano:
Si entras en Roma, no saldrs de Roma.
SONETO A RAFAEL ALBERTI POR

JOS E BERGAMIN
T paseas por Roma el desencanto
de una vida armoniosa que querra
despertar por el gozo a la alegra
de otro sueo andaluz de cal y canto.
Y tanto lo quisiera, tanto ay! tanto
que tu Puerto en la luz de su baha
parece que nos canta todava
con tu voz la que el mar ha vuelto llanto.
Estamos, Rafael, buscando en vano,
t ah, yo aqu, los pasos peregrinos
de una patria perdida, tan perdida
que sin ceder seguimos mano a mano
por cielos y por mares sin caminos
perdiendo con su sueo nuestra vida.

DE 101 S ONETOS
DE MARIN ERO EN TIERRA
A UN CAPITAN DE N AVIO
S obre tu nave-un plinto verde de algas marinas-,
de moluscos, de conchas, de esmeralda estelar,
capitn de los vientos y de las golondrinas,
fuiste condecorado por un golpe de mar.
Por ti los litorales de frentes serpentinas,
desenrollan al paso de tu arado un cantar:
-Marinero, hombre libre, que las mares declinas,
dinos los radiogramas de tu estrella Polar.
Buen marinero, hijo de los llantos del norte
limn del medioda, bandera de la corte
espumosa del agua, cazador de sirenas;
todos los litorales amarrados, del mundo,
pedimos que nos lleves en el surco profundo
de tu nave, a la mar, rotas nuestras cadenas.
A CLAUDIO DE LA TORRE, D E LAS IS LAS CANARIAS
Yo s, Claudio, que un da tus islas naturales
navegaran con rumbo hacia la playa ma
y, verdes caoneros, mirando a Andaluca,
dispararn al alba sus rboles frutales.

Oh Claudio! El mar me llama! Nmbrame marinero


el ltimo aunque sea, de tu marinera.
S almirante, el ms bueno, de la piratera,
y as de tus bajeles sers siempre el primero.
Dios! Yo ladrn de mares, firme, en Fuenteventura,
y t sobre Las Palmas! S u escueta arboladura,
mi almirante, en la aurora enristra dos navos...
Caonead con pltanos las mquinas de guerra,
con dtiles dorados la frente de la tierra
y con glorias y hosannas estos bajeles mos!
AL PINTOR GREGORIO PRIETO
Los dos, buenos pilotos del aire, subiramos,
sobre los aviones del sueo, al alto soto
de la gloria, y al mundo, celestes, bajaramos
el mirto y el laurel, la palmera y el loto.
Descender ya -qu dulce!, los hroes!- coronados
por los sbitos lampos, sobre el carro del trueno,
con estrellas los jvenes pechos condecorados,
el mar de nuestra vida, ya esmeralda y sereno.
Y recordar al toque final de la retreta
la clara faz del alba, su voz hecha corneta
de cristal largo y fino, en la antigua maana
que zarpamos del mundo sobre la crin del viento
y entramos en los cielos del estremecimiento
bajo los gallardetes rosas de la diana.
NIA
Apareciste un da en el vallado
de una luna de agosto tempranita,
verde y azul, como una florecita
para el ojal del monte enamorado.
Jugabas, s, con vuelo acelerado,
de sol en sol, tan grcil, tan bonita,
amapola de luz, Caperucita
encarnada, perdida por el prado.
Cielo de paz, pradera de frescura,
donde mi corazn hall ventura
y olvid, con tu encanto, sus dolores...

Cielo de paz, colina junto al ro,


amapola de luz, pinar sombro,
volver a revivir vuestros colores?
A FED ERICO GARCIA LORCA,
POETA D E GRANADA.
OTOO

En esta noche en que el pual del viento


acuchilla el cadver del verano,
yo he visto dibujarse en mi aposento
tu rostro oscuro de perfil gitano.
Vega florida. Alfanjes de los ros
tintos en sangre pura de las flores.
Adelfares. Cabaas. Praderos.
Por la sierra, cuarenta salteadores.
Despertaste a la sombra de una oliva,
junto a la pitiflor de los cantares.
Tu alma de tierra y aire fue cautiva...
Aban donando, dulce, sus altares,
quem ante ti una anmona votiva
el ngel de los cantos populares.
PRIMAVERA
Todas mis novias, las de mar y tierra
-Amaranta, Coral y Serpentina,
Trbol del agua, Rosa y Leontina-,
verdes del sol, del aire, de la sierra;
contigo, abiertas por la ventolina,
coronndote estn sobre las dunas,
de amarantos, corales y de lunas
de trboles del agua matutina.
Vientos del mar, salid y, coronado
por mis novias, mirad al dulce amigo
sobre las altas dunas reclinado!
Peces del mar, salid, cantad conmigo:
-Pez azul yo te nombro, al desabrigo
del aire, pez del monte, colorado!
VERANO

S al t, bebiendo campos y ciudades,


en largo ciervo de agua convertido,
hacia el mar de las altas claridades,
del martn-pescador mecido nido;
que yo saldr a esperarte amortecido,
hecho junco, a las altas soledades,
herido por el aire y requerido
por tu voz, sola entre las tempestades.
Deja que escriba, dbil junco fro,
mi nombre en esas aguas corredoras,
que el viento llama, solitario, ro.
Disuelto ya en tu nieve el nombre mo,
vulvete a tus montaas trepadoras,
ciervo de espuma, rey del montero.
S ANTORAL AGRES TE
Quin rompi las doradas vidrieras
del crepsculo? Oh! cielo descubierto,
de montes, mares, vientos, parameras
y un santoral de par en par abierto!
Tres arcngeles van por las praderas
con la Virgen marina al blanco puerto
del pescado; ayunando, entre las fieras,
se disecan los Padres del desierto.
El S anto labrador peina la tierra;
S anta Cecilia pulsa los pinares,
y el perro de S an Roque, por el ro,
corre tras la paloma de la sierra
para glorificarla en los altares
bajo la luz de este soneto mo.
ALBA D E NOCHE OS CURA
S obre la luna inmvil de un espejo,
celebra una redonda cofrada
de verdes pinos, tintos de oro viejo,
la transfiguracin del rey del da.
La plata blanda, ayuna de reflejo,
muere ya. Del cristal -lmina fradice la voz del vaho en agona:
-Dor mi lengua el sol, de qu me quejo?

Las puertas del ocaso, ya cerradas,


tapian de luto el campo. Negros perros,
a lo que nadie sabe, ocultos, gritan.
Decapitando sueos, fatigadas,
sobre el tmulo alto de los cerros
las estrellas del valle se marchitan.
ROS A-FRIA, PATIN ADORA D E LA LUNA
Ha nevado en la luna, Rosa-Fra.
Los abetos patinan por el yelo;
tu bufanda rizada sube al cielo,
como un adis que el aire claro estra.
Adis, patinadora, novia ma!
De vellor tu falda, da un revuelo
de campana de lino, en el pauelo
tirante y nieve de la nevera.
Un silencio escarchado te rodea,
destejido en la luz de sus fanales,
mientras vas el cristal resquebrajando...
Adis, patinadora! El sol albea
las heladas terrazas siderales
tras de ti, Malva-Luna, patinando.
MALVA-LUNA-D E-YELO
Las floridas espaldas ya en la nieve,
y los cabellos de marfil al viento.
Agua muerte en la sien, el pensamiento
color halo de luna cuando llueve.
Oh qu clamor bajo del seno breve!
Qu palma al aire el solitario aliento!
Qu tmpano, cogido al firmamento,
al pie descalzo, que a morir se atreve!
Brazos de mar, en cruz, sobre la helada
bandeja de la noche! Senos fros,
de donde surte yerta la alborada!
Oh piernas como dos celestes ros,
Malva-luna-de-yelo, amortajada
bajo los mares de los ojos mos!
A ROS A DE ALBERTI,
QUE TOCABA PENS ATIVA EL ARPA

(siglo XIX)
Rosa de Alberti all en el rodapi
del mirador del cielo se entreabra,
pulsadora del aire y prima ma,
al cuello un lazo blanco de moar.
El baran dal del arpa, desde el pie
hasta el bucle en la nieve, la cubra.
Enredando sus cuerdas, verdeca
-alga en hilos- la mano que se fue.
Llena de suavidades y carmines,
fanal de ensueo, vaga y voladora,
vol hacia los ms altos miradores.
Miradla querubn de querubines,
del vergel de los aires pulsadora,
Pensativa de Alberti entre las flores!
CATALINA D E ALBERTI,
ITALO-ANDALUZA
(siglo XIX)
Llevaba un seno al aire, y en las manos
-nieve roja- una crespa clavellina.
Era honor de la estirpe gongorna
y gloria de los mares albertianos.
Brot como clavel all en los llanos
de Crdoba la frtil y la alpina,
y rod como estrella y trasmarina
perla azul de los mares sicilianos.
Nunca la vi, pero la siento ahora
clavel de espuma y ncar de los mares
y arena de los puertos submarinos.
Vive en el mar la que mi vida honora,
la que fue flor y norte de mis lares
y honor de los claveles gongorinos.
LA BATELERA Y EL PILOTO
SONAMBULOS
Este soneto fue suprimido por el autor en
todas las ediciones posteriores de "Marinero
en Tierra"
S onmbula de espuma, cabellera

de ncar, y fanal esmerilado,


en un batel de concha de pescado,
rasga el vidrio del mar la batelera.
Un piloto de nieve en la escollera,
iza un pauelo de color lunado.
S oplo del alba y bandern alado
vira el batel dormido en la ribera.
Hijas del mar, oh lobas litorales;
sombras yertas del fondo, marineros;
lmpara boreal del aire fro;
mirad como en la ondas los sedales
hunden los dos sonmbulos remeros...
como si el mar fuera un humilde ro!
TRID UO DE ALBA
A mi madre, devota de la Virgen del Carmen,
patrona de los marineros.
DIA D E CORONACION
S obre el mar que le da su brazo al ro
de mi pas, te nombran capitana
de los mares la voz de la maana
y la sirena azul de mi navo.
Los faros verdes pasan su diana
por el quieto arenal del playero.
Del fondo de la mar, el vocero
sube, en su honor -tn, tn!- de una campana.
Campanita de iglesia submarina,
quin te taera y bajo ti ayudara
una misa a la Virgen del Carmelo,
ya generala y sol de la marina!
La c pula del mar como tiara,
y como nimbo la ilusin del cielo.
DIA D E AMOR Y D E BONANZA
Que eres loba de mar y remadora,
Virgen del Carmen, y patrona ma,
escrito est en la frente de la aurora,
cuyo manto es el mar de mi baha.
Que eres mi timonel, que eres la gua

de mi oculta sirena cantadora,


escrito est en la frente de la proa
de mi navo, al sol del medioda.
Que t me salvars, oh marinera
Virgen del Carmen!, cuando la escollera
parta la frente en dos de mi navo,
loba de espuma azul en los altares,
con agua amarga y dulce de los mares
escrito est en el fiero pecho mo.
DIA D E TRIBULAC ION
Oh Virgen remadora, ya clarea
la alba luz sobre el llanto de los mares!
Contra mis casi hundidos tajamares,
arremete el mastn de la marea.
Mi barca, sin timn, caracolea
sobre el tumulto gris de los azares.
Deje tu pie, descalzo, los altares,
y la mar negra verde pronto sea .
Toquen mis manos el cuadrado anzuelo
-tu escapulario- Virgen del Carmelo,
y hazme delfn, Seora, tu que puedes...
S obre mis hombros te llevar a nado
a las ms hondas grutas del pescado,
donde nunca jams llegan las redes.
DE CAL Y CANTO (1.926-1.927)
ARAC ELI
No si de arcngel triste ya nevados
los copos, sobre ti, de sus dos velas.
Si de serios jazmines, por estelas
de ojos dulces, celestes, resbalados.
No si de cisnes sobre ti cuajados,
del cristal exprimidas carabelas.
Si de luna sin habla cuando vuelas,
si de mrmoles mudos deshelados.
Ara del cielo, dime de qu eres,
si de pluma de arcngel y jazmines,
si de lquido mrmol de alba y pluma.

De marfil naces y de marfil mueres,


confinada y florida de jazmines
lacustres de dorada y verde espuma.
BUS CA
Herida sobre un toro desmandado,
salta la noche que la mar cimbrea.
Por dn de t, si ardiendo en la marea
va, vengador, mi can decapitado?
Rompe la aurora en el acantilado
su frente y por el viento marinea.
Por dn de t, si el pabelln ondea,
de luto, al alba, el toro desmandado?
Se hacen las islas a la mar, abriendo
grietas de sangre al hombro de las olas,
por restarte a sus armas, muerta o viva.
Qu ajena t, mi corazn cosiendo
al delantal de las riberas solas,
con tu mastn al lado, pensativa!
REFLEJO
Mas all del ail de los jardines
suspensos de las glidas ventanas,
clarean por el aire las maanas
de lazos blancos, verdes y carmines.
Vaga un aletear de serafines,
rondadores del sol de las galanas.
Una lluvia a los mares, de manzanas,
cae rodando entre alertas de jazmines.
Tnicas crujen, y alas en bolina
rubias velas inscriben al sol claro.
Y en el agua, cabellos, flores, plumas,
a la deriva de la ventolina,
huyendo, verdes, de la voz del faro,
coronan el mantel de las espumas.
AMARANTA
Rubios, pulidos senos de Amaranta,
por una lengua de lebrel limados.
Prticos de limones, desviados
por el canal que asciende a tu garganta.

Rojo, un puente de rizos se adelanta


e incendia tus marfiles ondulados.
Muerde, heridor, tus dientes desangrados,
y corvo, en vilo, al viento se levanta.
La soledad, dormida en la espesura,
calza su pie de cfiro y desciende
del olmo alto al mar de la llanura.
Su cuerpo en sombra, oscuro, se le enciende,
y gladiadora, como una ascua impura,
entre Amaranta y su amador se tiende.
VERTE Y NO VERTE
(1.934)
A Ignacio S nchez Mejas
EL TORO DE LA MUERTE
Antes de ser o estar en el bramido
que la entraa vacuna conmociona,
por el aire que el cuerno desmorona
y el coletazo deja sin sentido;
en el oscuro germen desceido
que dentro de la vaca proporciona
los pulsos a la sangre que sazona
la fiereza del toro no nacido;
Antes de tu existir, antes de nada,
se enhebraron en duro pensamiento
las no floridas puntas de tu frente:
Ser sombra armada contra luz armada,
escarmiento mortal contra escarmiento,
toro sin llanto contra el ms valiente.
EL TORO DE LA MUERTE
Negro toro, nostlgico de heridas,
cornendole al aire sus paisajes,
revisndole cartas y equipajes
a los trenes que van a las corridas.
Qu sueas en tus cuernos, que escondidas
ansias les arrebolan los viajes,
qu sistema de riegos y drenajes
ensayan en la mar tus embestidas?

Nostlgico de un hombre con espada,


de sangre femoral y de gangrena,
ni el mayoral ya puede detenerte.
Corre, toro, a la mar, embiste, nada,
y a un torero de espuma, sal y arena,
ya que intentas herir, dale la muerte.
EL TORO DE LA MUERTE
Si ya contra las sombras movedizas
de los calcreos troncos impasibles,
cautos proyectos turbios indecibles
perfilas, pulimentas y agudizas;
si entre el agua y la yerba escurridizas,
la pezua y el cuerno indivisibles
cambian los imposibles en posibles,
haciendo el aire polvo y la luz trizas;
si tanto oscuro crimen le desvela
su sangre fija a tu pupila sola,
insomne sobre el sueo del ganado;
huye, toro tizn, humo y candela,
que ardiendo de los cuernos a la cola,
de la noche saldrs carbonizado.
EL TORO DE LA MUERTE
Al fin diste a tu duro pensamiento
fuerza mortal de lumbre derribada,
cancelando con sangre iluminada
la gloria de una luz en movimiento.
Qu ceguedad, qu desvanecimiento
de toro, despendose en la nada,
si no hubiera tu frente desarmada
visto antes de nacer su previo intento!
Mas clavaste por fin bajo el estribo,
con puntas de rencor tintas en ira,
tu oscuridad, hasta empalidecerte.
Pero luego te vi, sombra en derribo,
llevarte como un toro de mentira,
tarde abajo, las mulas de la muerte.
DE UN MOMENTO A OTRO

(Poesa e Historia) 1.934-1.939


EL TERROR Y EL CONFIDENTE
Desvelar el iodo oyendo nada,
mientras la sangre sin dormir resuena
muriendo de una duda que le llena
de interminable espanto la almohada.
Denunciars si fueras torturada,
si en la noche del juicio y la condena
un raspado de vidrio, sal y arena
te mordiera la lengua interrogada?
Hermanos qu terror si yo pronuncio
un solo nombre ante las lentas cuas
que enturbien mi razn y pulsos presos!
Ya al pensar solamente que os denuncio,
me arrancan los raigones de las uas
y trastorna los quicios de los huesos.
------------------------Nunca! No lo dir. Mas si lo digo,
no culpis a mi lengua, si al tormento
que irresponsabiliza el pensamiento
que descuaja al dolor el enemigo.
Si un silencio de muerte ir conmigo,
mudo en mi sangre hasta el fallecimiento,
no culpis a mi voz, si al rompimiento
de sus venas, sin cauce ya ni abrigo.
Ni al delirio que ignora lo que explica,
ni al secreto expropiado a la locura,
ni a la desvariada confidencia
la pena capital los justifica.
No lo dir! Mas la mayor tortura
ser siempre este estado de conciencia.
EL PERRO RABIOSO
Muero porque las pulgas me inoculen
la sangre de los perros ms rabiosos,
me vuelvan los colmillos venenosos
y el hombre que hay en m me lo estrangulen.
Que ni el odio y la furia disimulen
cuanto de hirientes, graves, peligrosos

son mis serios arranques rencorosos,


sin pulsos que los frenen y regulen.
Epoca es de morder a dentelladas,
de hincar hundiendo enteras las encas,
contagiando mi rabia hasta en la muerte.
Revolcndose, mira inoculadas
aullar las horas de los malos das,
por morderlas oh Tiempo! y por morderte.
-----------------------------------Mordido en el taln rueda el dinero,
y se retuerce ya en su sepultura,
con la Iglesia y el hambre, la locura
del juez, del militar y del banquero.
Mordida y por el mismo derrotero
va la familia, llaga que supura,
en una interminable calentura,
jugo de muladar y estercolero.
Huele a rabia, a saliva, a gente seca,
contaminando un humo corrompido
la luz que ya no alumbra, que defeca.
El cadver del Tiempo est podrido,
y slo veo una espantosa mueca,
una garganta rota, un pie mordido.
LA REVOLUCION Y LA GUERRA
No son pasos confusos, claramente
se ve que aprisa los est ordenando,
distribuyendo a oscuras, calculando
alguien que lo medita largamente.
Ya resuenan. Odlos. Torvamente,
qu mscara de hiel los va guiando,
consintiendo, engaando, amortajando,
donde la paz labrara libremente?
El aire es pus, los bosques son charcales
de troncos y cabezas desunidos,
hoyos la mar y clera la tierra.
Mas sola t de entre los muertos sales,
nica y levantando a los cados,
Revolucin!, para matar la guerra.

TRECE BANDAS Y CUARENTA Y OCHO ES TRELLAS


(1.935)
EL S ALVADOR
(Mensaje a Maximiliano Martnez, Presidente de la Repblica
del S alvador)
Presidente: amarillo te vern, te veremos.
Doce mil, quince mil hombres desenterrados,
de pie los esqueletos, rgido, fusilados,
te colgarn la vida. Mejor: te colgaremos.
Quin es el salvador del S alvador sabremos.
S abrn. Y por los pueblos y por los despoblados,
que t volviste rojos ros desamarrados,
rojas banderas altas sembraran, sembraremos.
Y - pndulo difunto, campana delatorasonars, marcars por el alba la hora
cuando de pie la muerte levantando a los vivos,
descuaj, descuajaron con humo, sangre y fuego,
gruesas capas de sombras, enterrado aire ciego,
que eran tierras, sus tierras, sus campo, sus cultivos.
ENTRE EL C LAVEL Y LA ES PADA
(1.939-1.940)
SONETOS CORPORALES
Lloraba recio, golpeando oscuro,
las humanas paredes sin salida.
Para marcarlo de una sacudida,
lo esperaba la luz fuera del muro.
Grito en la entraa que lo hinc, futuro,
desventuradamente y resistida
por la misma cerrada, abierta herida
que ha de exponerlo al primer golpe duro.
Qu desconsolacin y qu ventura!
Monstruo batido en sangre, descuajado
de la cueva carnal del sufrimiento.
Mama la luz y agtala, criatura,
tabcala en tu ser iluminado,
que mamas con la leche el pensamiento.
-----------------------------------

Asombro de la estrella ante el destello


de su cardada lumbre en alborozo.
Suea el melocotn en que su bozo
al aire pueda amanecer cabello.
Atnito el limn y agriado el cuello,
sufre en la grea del membrillo mozo,
y no hay para la rosa mayor gozo
que ver sus piernas de espinado vello.
Ensombrecida entre las lajas, triste
de sufrirlas tan duras y tan solas,
lisas para el desnudo de sus manos,
ante el crinado mar que las embiste,
mira la adolescente por las olas
poblrsele las ingles de vilanos.
-----------------------------------Huele a sangre mezclada con espliego,
venida entre un olor de resplandores.
A sangre huelen las quemadas flores
y a sbito ciprs de sangre y fuego.
Del aire baja un repentino riego
de astro y sangre resueltos en olores,
y un tornado de aromas y colores
al mundo deja por la sangre ciego.
Fra y enferma y sin dormir y aullando,
desatada la fiebre va saltando,
como un temblor por las terrazas solas.
Coagulada la luna en la cornisa,
mira la adolescente sin camisa
poblrsele las ingles de amapolas.
--------------------------------Un papel desvelado en su blancura.
La hoja blanca de un lamo intachable.
El revs de un jazmn insobornable.
Una azucena virgen de escritura.
El albo viso de una crnea pura.
La piel del agua impber e impecable.
El dorso de una estrella invulnerable
sobre lo opuesto a una paloma oscura.
Lo blanco a lo ms blanco desafa.

Se asesinan de cal los carmeses


y el pelo rubio de la luz es cano.
Nada se atreve a desdecir el da.
Ms todo se me mancha de alheles
por la movida nieve de una mano.
-----------------------------Por all, hondo, una humedad ardiente,
blando, un calor oscuro el que all herva
sofocado anhelar el que se hunda,
doblndose y muriendo largamente.
Labios en labios que no ataca diente;
lengua en garganta que se corta, umbra;
spero alrededor, fiera porfa
por morder lo imposible de la fuente.
Fiera porfa, ya que ni a la hembra
ms hembra ni al varn ms varn dieron
otra cumbre que ser sembrado y siembra,
pues los dems, oh cuerpos desvelados!,
son fulgores que al alba se perdieron
en un sbito arder, desesperados.
---------------------------------------Cbreme, amor, el cielo de la boca
con esa arrebatada espuma extrema,
que es jazmn del que sabe y del que quema,
brotado en punta de coral de roca.
Alquemelo, amor, su sal, aloca
tu lancinante aguda flor suprema,
doblando su furor en la diadema
del mordiente clavel que la desboca.
Oh ceido fluir, amor, oh bello
borbotar temperado de la nieve
por una estrecha gruta en carne viva,
para mirar como tu fino cuello
se te resbala, amor, y se te llueve
de jazmines y estrellas de saliva!
--------------------------------------Cbreme, amor, el cielo de la boca
como un rumor de espuma silencioso.
Su dura mimbre el tulipn precioso
dobla sin agua, vivo y agotado.

Crece en la sangre un desasosegado,


urgente pensamiento belicoso.
La exhausta flor perdida en su reposo
rompe su sueo en la raz mojado.
S alta la tierra y de su entraa pierde
savia, venero y alameda verde.
Palpita, cruje, azota, empuja, estalla.
La vida hiende vida en plena vida.
Y aunque la muerte gane la partida,
todo es un campo alegre de batalla.
------------------------------------Vuela la noche antigua de erecciones,
muertas, como las manos, a la aurora.
Un clavel prolongado desmejora
hasta empalidecerlos, los limones.
Contra los oscuro cimbran esquilones,
y mbolos de una azul desnatadora
mueven entre la sangre batidora
un vertido rodar de cangilones.
Cuando el cielo se arranca su armadura
y en un errante nido de basura
le grita un ojo al sol recin abierto,
futuro en las entraas suea el trigo,
llamado al hombre para ser testigo...
Mas ya el hombre a su lado duerme muerto.
-----------------------------------(Guerra a la guerra por la guerra.) Vente.
Vuelve la espalda. El mar. Abre la boca.
Contra una mina una sirena choca
y un arcngel se hunde, indiferente.
Tiempo de fuego. Adis. Urgentemente.
Cierra los ojos. Es el monte. Toca.
S altan las cumbres salpicando roca
y otro arcngel se hunde, intilmente.
Dinamita a la luna tambin? Vamos.
Muerte a la muerte por la muerte: guerra.
En verdad, piensa el toro, el mundo es bello.
Encendidos estn, amor, los ramos.
Abre la boca. (El mar. El monte) Cierra

los ojos y destate el cabello.


-----------------------------------Luna ma de ayer, hoy de mi olvido,
ven esta noche a m, baja a la tierra,
y en vez de ser hoy luna de la guerra,
slo tan slo, de mi amor dormido.
Dale en tu luz el reno perseguido
que por los yelos de tus ojos yerra,
y dile, si tu lumbre lo destierra,
que ser lana su desierto y nido.
Se siente el hombre vrtice y techumbre.
Mira abajo la mar y enfurecida
la espuma virgen que lo incita, huyendo.
Bajar de un salto, s, mientras se encumbre
entre los poros esta espada urdida
de savia verde para herir ardiendo!
Cambio de los dos tercetos en el libro en italiano
TRA IL GAROFANO E LA S PADA Pg. 60
Tiempos de horror en que la sangre habita
obligatoriamente separada
de la linde natal de su terreno.
Ay luna de mi olvido, tu visita
no me despierte el labio de la espada,
s el de mi amor, guardado por tu reno!
------------------------------------------Rubios, esbeltos, mimbres, afilados
de luz, lquidos, juncos siempre erectos,
persistencia en los chorros ms perfectos
de las fuentes, a esgrima levantados.
Fustes de chopos nunca doblegados,
columnas de cipreses arquitectos,
redondos, duros, rgidos conceptos
de los viriles cactus comparados.
Se siente el hombre vrtice y techumbre.
Mira abajo la mar y enfurecida
la espuma virgen que lo incita, huyendo.
Bajar de un salto, s, mientras se encumbre
entre los poros esta espada urdida
de savia verde para herir ardiendo!

------------------------------------------Cuerpo entre hierba y plvora soado,


amor de brizna helada y explosiones,
slo me diste un haz de exhalaciones
sobre un temblor de csped graneado.
Ya que mi sangre armaste de humo helado
y grama ardida en mis entraas pones,
prende treguas, congela mediaciones,
volviendo a yerba y pl vora mi estado.
Verde pie en el desastre., desafo
de estallada pasin y lumbre fiera
contra el helor quemado de tu empeo.
Mas Cmo arder, si el humo ya est fro,
si el csped ya es ceniza barredera
y fue tan slo plvora mi sueo?
------------------------------------A LA PINTURA
(Poema del Color y la Lnea)
1.945-1.976
A LA PINTURA
A ti, lino en el campo. A ti, extendida
superficie a los ojos en espera.
A ti, imaginacin, helor u hoguera,
diseo fiel o llama disceida.
A ti, lnea impensada o concebida.
A ti, pincel heroico, roca o cera,
obediente al estilo o la manera
dcil a la medida o desmedida.
A ti, forma; color, sonoro empeo
por que la vida ya volumen hable,
sombra entre luz, luz entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad del sueo.
A ti, materia plstica palpable.
A ti, mano, pintor de la Pintura.
A LA RETINA
A ti, jardn redondo, don de mora
de par en par pintada la belleza;

flor circular que irisa en su cabeza


del rayo negro al rubio de la aurora.
A ti, profundo espejo que atesora
todo el jardn de la Naturaleza;
si sol cerrado, noche de grandeza;
si abierta luna, hora de sol sin hora.
A ti, siempre vivaz, aunque dormida,
torre del homenaje de la vida,
ajimez a la mar de la ventura.
Qu sera de ti sin los colores,
nia de luz, pintor de los pintores?
A ti, fuente inmortal de la Pintura.
A LA MANO
A ti, firmeza y tiemblo, conductiva
de ese enhebrado, misterioso hilo
que de los ojos fluye y prende al filo
del pincel una luz germinativa.
A ti, flor en accin, copulativa
cmplice permanente del estilo;
tacto, obediencia, lentitud, sigilo,
cuando no disparada disyuntiva.
A ti, siempre solcita viajera,
llevadora del tallo que genera
la ms maravillosa criatura.
No eres para el pincel la abierta rosa.
Semicerrarte es tu vivir dichosa.
A ti, alma del jardn de la Pintura.
A LA PALETA
A ti. infinita haz, campo sembrado
donde siega el pincel, gavilla, amasa
y entre color, luces y sombra, pasa
de mar radiante a tiempo anubarrado.
A ti, pozo y brocal, don de amasado
medita, viene y va, mide, acompasa;
frente asida a la mano que traspasa
tu ojo de Polifemo enamorado.
A ti, abanico, ala redonda, escudo,
espejo que al vestir queda desnudo

y nuevamente superficie pura.


En ti, se cuece la visin que nace.
Tu firmamento el arco iris pace.
A ti, lecho y crisol de la Pintura.
A LA PINTURA MURAL
A ti, dura extensin desguarnecida,
ansiada de la cal y de la arena;
cauce de luz para la suelta vena
que de su propia sed va consumida.
A ti, espontnea, hmeda, embebida,
que el justo freno de la mano ordena;
ms que celeste, material, terrena,
fresca diosa artesana discernida.
A ti, orgnico cuerpo inalterable,
primognita fuente perdurable,
vida arquitectnica estatura.
La lluvia, el viento, el sol, nadie te ofende.
Tu alba rstica sangre te defiende.
A ti, inicial viril de la Pintura.
AL LIEN ZO
A ti, tela tendida, plano al viento
de la mano, el pincel y los colores;
ventana o mirador de miradores
para la creacin del pensamiento.
A ti, camino en xtasis, portento
que surges de tu nada en esplendores;
terco dominio, imposicin, rigores
y frontera encuadrada en un momento.
A ti, goce despus; a ti, sumiso,
peligroso, resuelto compromiso
sobre una mar en calma que perdura.
Ya no eres lino, plano humilde, tela.
Ya eres barco celeste, brisa, vela.
A ti, ngel salvador de la Pintura.
AL PINCEL
A ti, vara de msica rectora,
concertante del mar que te abre el lino,

silencioso, empapado peregrino


de la noche, el crepsculo y la aurora.
A ti, caricia que el color colora,
fino estilete en el operar fino,
escoba barredera del camino
que ensancha, te oprime y te aminora.
A ti, espiga en invierno y en verano,
cabeceante al soplo de la mano,
brasa de sombra o yerta quemadura.
La obstinacin en ti se resplandece.
Tu vida es tallo que sin vida crece.
A ti, esbelto albail de la Pintura.
A LA PERS PECTIVA
A ti, engao ideal. por quien la vista
anhela hundirse, prolongada en mano,
yendo de lo cercano a lo lejano,
del hondo azul al plido amatista.
A ti, sinfn, profundidad, conquista
de la espaciada atmsfera en lo plano,
por quien al fondo del balcn cercano
decides que la mar lejana exista.
A ti, aumento, valor de los valores,
vaga disminucin de los colores,
musical celestial, arquitectura.
Los mbitos en ti fundan su planta.
La lnea con el nmero te canta.
A ti, brida y timn de la Pintura.
AL CLAROSCURO
A ti, nocturno, por la noche herido,
luz por la sombra herida de repente;
arrebatado, oscuro combatiente,
claro ofensor de sbito ofendido.
A ti, acosado, envuelto, interrumpido,
pero de pie, desesperadamente.
Si el da tiembla, t, noche valiente;
si la noche, t, da enardecido.
A ti, contrario en busca de un contrario,
adverso que al morder a su adversario

clava la sombra en una luz segura.


Tu duro batallar es el ms duro:
claro en la noche y por el da oscuro.
A ti, Rembrandt febril de la Pintura.
A LA COMPOS ICION
A ti, cimiento azul de la armona,
slida trama que una ley sanciona,
suma de acordes que entre si aprisiona
en su red ideal la geometra.
A ti, premeditada fantasa,
diosa avara de clculo, ladrona
del pleno espacio puro que corona
la inspiracin de la sabidura.
A ti, impecable flor, jardn dilecto,
cabal conjunto, rtmico arquitecto,
inconmovible, mgica armadura.
Tu mejor monumento arde en tu frente.
Te alzas total imperativamente.
A ti, soplo y razn de la Pintura.
AL COLOR
A ti, sonoro, puro, quieto, blando,
incalculable al mar de la paleta,
por quien la neta luz, la sombra neta
en su transmutacin pasan soando.
A ti, por quien la vida combinando
color y color busca ser concreta;
metamorfosis de la forma, meta
del paisaje tranquilo o caminando.
A ti, armnica lengua, cielo abierto,
descompasado dios, orden, concierto,
raudo relieve, lisa investidura.
Los posibles en ti nunca se acaban.
Las materias sin trminos te alaban.
A ti, gloria y pasin de la Pintura.
AL ROPAJE
A ti, fino, ligero, desatado,
rizada delgadez trmula al viento;

si habitado del cuerpo, ceimiento,


desceimiento si deshabitado.
A ti, mtrico, rgido, pausado,
llovida solidez sin movimiento;
si esttica en accin, ordenamiento,
si accin movida, mar desordenado.
A ti, gil seda, gasa, encaje, velo,
solemne lana, lino, terciopelo,
piel de la forma, hechizo de su hechura.
Cantan su ley los campos de tu escudo:
vestir de los vestidos al desnudo.
A ti, fiel tejedor de la Pintura.
A LA LUZ
A ti, temblor y halo del paisaje,
recortadora del perfil y ciega
para el pincel abierto que disgrega
la mancha de la mar y del celaje.
A ti, lavado, lquido lenguaje;
dura al color que su color restriega
contra el rbol preciso que doblega
a imprecisin la copa del ramaje.
A ti, mano del sol, cono perfecto,
denunciadora, igualadora, efecto
desvanecente de la lnea pura.
El ala de la sombra en ti se afila.
Te quema el ser que tu cristal destila.
A ti, espejo y fanal de la Pintura.
A LA S OMBRA
A ti, tenue, difusa, desvelada,
penumbra del color que te aposenta,
tenebrosa en el rayo que violenta
hasta el horror tu noche ilimitada.
A ti, ms dura cuanto ms cortada,
ms envolvente cuanto ms cruenta;
si dentro de tu ser espada lenta,
tendida al sol, vertiginosa espada.
A ti, injerta en el cuerpo que te cie,
tinta del tono que de ti se tie,

fin de la luz, estatua de negrura.


Tu demencia es un alba de relieve
azul, verde, amarillo, carmn, nieve.
A ti, claro Luzbel de la Pintura.
AL MOVIMIENTO
A ti, donaire alado, forma en vuelo,
raudo volumen que la luz reanima
y en el movible espacio determina
la paralela sombra de tu anhelo.
A ti, persecucin, mltiplo en celo,
crculo en fuga, aljaba y jabalina;
rebelin de lo esttico y divina
dinmica arcanglica del cielo.
A ti, soplo contrario a lo imposible,
perpetua agilidad, tallo flexible,
sangre en tensin, feliz musculatura.
La vida de la vida es promoverte.
Tu victoria, la muerte de la muerte.
A ti, libertador de la Pintura.
AL DES NUDO
A ti, esqueleto ornamentado, llena
rosa mural en l enguirnaldada;
vestido de los huesos, revocada
luz en relieve y slida azucena.
A ti, veloz, centella la melena,
rayo en escorzo, mar precipitada;
tranquilo ensalmo, rosa reposada,
sueo palpable de la forma plena.
A ti, contemplacin, gusto, recreo,
plstica enamorada del deseo,
trama interior, hermosa cobertura.
La gloria del pincel es modelarte,
vestirte y al vestirte desnudarte.
A ti, Venus en flor de la Pintura.
A LA GRACIA
A ti, divina, corporal, preciosa,
por quien el aura imperceptible orea

el suspendido seno que recrea


la perfeccin tranquila de la rosa.
A ti, huidiza, resbalada, airosa,
caricia virginal, sal que aletea
y ante la mano en vuelo delinea
tu fugitiva, rubia espalda, diosa.
A ti, fino relmpago, destello,
sonrisa ms delgada que el cabello,
burladora, inefable travesura.
La gracia de tu gracia es resistirte,
correr, volar, asirte, desasirte.
A ti, yo no s qu de la Pintura.
A LA ACUARELA
A ti, lmpida, inmcula, expandida,
jubilosa, mojada, transparente.
Para el papel, su abrevadora frente,
agua primaveral, lluvia florida.
A ti, instantnea rosa sumergida,
lquido espejo de mirar corriente.
Para el pincel, su cabellera ardiente,
fresca y mitigadora luz bebida.
A ti, ninfa de acequias y atanores,
alivio de la sed de los colores,
alma ligera, cuerpo de premura.
Llorada de ojos, corres, creces,
feliz de agotas, cantas, amaneces.
A ti, ro del mar de la Pintura.
A LA D IVINA PROPORCION
A ti, maravillosa disciplina,
media, extrema razn de la hermosura,
que claramente acata la clausura
viva en la malla de tu red divina.
A ti, crcel feliz de la retina,
urea seccin, celeste cuadratura,
misteriosa fontana de mesura
que el Universo armnico origina.
A ti, mar de los sueos angulares,
flor de las cinco formas regulares,

dodecaedro azul, arco sonoro.


Luces por alas un comps ardiente.
Tu canto es una esfera transparente.
A ti, divina proporcin de oro.
S IGNOS DEL DIA
1.945-1.955
A LA JUNTA S UPREMA
DE UN ION NACIONAL ES PAOLA

Ya ests, t siempre ests. De tu garganta,


de tu largo estertor, de tu agona,
se oye crecer, subir, saltar el da
que un nuevo toro de la luz levanta.
Lo que era llanto, ya no es llanto, canta.
Lo que es sombra, no es sombra, es alegra.
Lo que estrella sin rumbo, es norte, es gua,
claro valor, que a la tiniebla espanta.
Vienes. Nos llamas. Ya contigo vamos.
Ya somos otra vez, ya ests, ya estamos.
Si fuertes y uno aqu, t all ms fuerte.
No te amanse la sangre que te acosa.
Rompe, arremete, empuja y, victoriosa,
levantars la vida de la muerte.
A PABLO NERUDA
DES PUES DE TANTAS COS AS
Era en el tiempo del clavel pausado,
del mar siempre subido en primavera.
Tiempo del corazn, el tiempo era
del corazn al bien enarbolado.
Fue luego el tiempo del clavel armado,
del mar ya en sangre roto y sin ribera.
Tiempo del corazn en tolvanera
del corazn al mal desmantelado.
Cuando el calmo clavel salt en espada,
en sangre el mar ya sin frontal ni freno
y el corazn en polvo sacudido,
t, flor, fuiste la flor ms sealada,
t, mar, el mar ms amoroso y pleno,

t, corazn, el ms enardecido.
A JOS E BERGAMIN
AL ENCONTRARLO DES PUES
DE TANTAS COS AS
Aqu, tierra especial, hermana y ma,
de valor y dolor, triste y romera.
Abrazarla, abrazar mi sombra fuera,
hablarla, hablarla en luz y en agona;
Llorarla, irme de arroyo en noche y da,
compadecerla, herirme en mi quimera,
recordarla, nublar la primavera,
decirle adis, decirlo a mi alegra.
Pues que esta tierra es tierra inseparable,
impelida a rodar rota en el viento,
adnde un trozo ir que otro no vaya?
Corrern uno ante el mar mudable,
uno en su amor, su luz, su pensamiento...
y siempre el mar se morir en la playa.
POEMAS ES COGIDOS
1.945-1.959
PARA AITAN A
(9 de agosto de 1.956)
Aitana, nia ma, baja la primavera
para ti quince flores pequeas y graciosas.
Sigues siendo de aire, siguen todas tus cosas
siendo como encantadas por una luz ligera.
Aitana, nia ma, fuera yo quien moviera
para ti eternamente las auras ms dichosas,
quien peinara ms luces y alisara ms rosas
en tus pequeas alas de brisa mensajera.
Aitana, nia ma, ya que eres aire y eres
como aire y remontas el aire como quieres,
feliz, callada y ciega y sola en tu alegra,
aunque para tus alas yo te abriera ms cielo,
no olvides que hasta puede deshojarse en un vuelo
el aire, nia Aitana, Aitana, nia ma.

AL MAES TRO JACOBO FICHER,


EN LA FLOR DE S U EDAD
Maestro, buen maestro Jacobo: qu bien suena
as tu bello nombre, maestro! S e dira
que un cmbalo sonante, que una msica plena
nos canta, al repetirlo, un salmo de alegra.
Y eso es tu vida: un salmo, una fuente armona
que de tu corazn la luz desencadena.
Yo la escucho ms grande, ms pura en ese da
cuando ya por cabellos luces una azucena.
Que nunca, buen maestro, prives tu mar sonora,
rica de cielos hondos y planetas de altura,
del misterioso y claro sol de la poesa.
Nada sube al poniente, todo vuela a la aurora.
Ya en los aires no usados, vestidas de hermosura,
se han abierto dos flores: tu cancin y la ma.
AL DOCTOR EMILIO TROIS E
(En su 70 aniversario)
Siempre lo llamo arcngel. Y en verdad que este puro
corazn que derrama su bondad encendida,
nos cuida con sus alas terrenales la vida,
abrindole en la luz lo que encierra de oscuro.
Por claro no lo es menos que el cristal ms seguro;
por dulce, que la fuente ms firme y decidida;
por arcngel que el vuelo de una paloma uncida
al carro de una estrella cargada de futuro.
Yo le saludo ahora dejndole mi mano
sobre el renuevo verde de su alta primavera.
Y le digo: maestro, camarada y hermano.
El hombre es bueno siempre, aunque entre sombras malas.
Cranos de esas sombras con tu luz verdadera
y danos para andar por el mundo tus alas.
POR ENCIMA D EL MAR
Para Amparo Gastn y Gabriel Celaya
Amparo dulce y buen Gabriel, hermanos
por encima del mar, y por encima
de lo que tanto y tanto nos lastima,

cada da ms mos, ms cercanos.


Venid, llegad, cerrmonos las manos
que un claro viento nuevo nos reanima
y hasta la sangre, en lo que fuera sima,
sube creciendo derramada en granos.
Se empinaron un alba los ms yertos,
los ms helados lvidos oscuros,
para que todo sepultura fuera.
Mas no estn muertos los que estaban muertos
ni estn vencidos los doblados muros
y esta verde otra vez la primavera.
A LA LIGA POR LOS DERECHOS
DEL HOMBRE
Por ti la luz del hombre es ms amada
y la sombra por ti, ms escondida.
Por ti altas cumbres pueden ser la vida
y la muerte por ti ser enterrada.
Por ti la noble mano encadenada
puede ser justamente desceida.
Y por ti en la maana conseguida
puede la Libertad ser libertada.
No ms, por ti, las nieblas, el espanto.
No ms, por ti, la angustia, el duelo, el llanto.
No ms, por ti, la sorda y triste guerra.
S, por ti, el despertar de la armona.
S, por ti, el sueo humano a pleno da.
La paz, por ti, la paz sobre la tierra.
ES TA POBRE RAIZ
Ya no sabes que hacer, planta sin riego,
pobre raz, que el agua no sustenta,
cada vez ms al aire y ms cruenta
la mano, cada vez, que te echa al fuego.
Tendr por fuerza que finar en ciego
este verso, acabndolo en tormenta
el de despus y en muerte violenta
el otro que le sigue? Oh triste juego!
Eslabn de la rima, hierro inerte,
que sin querer me lleva encadenada

esta raz al filo de la muerte.


Mas si ya al borde pido luz al da,
tal vez siga a la fuerza sustentada
por el agua feliz de la alegra.
LA PRIMAVERA D E LOS PUEBLOS
1.955-1957
PARA ALBERTO S ANCHEZ,
ES CULTOR D E TOLEDO
A ti, cal viva de Toledo, crudo
montn de barro, arcangeln rugiente
contra un violento, trrido, inclemente
Apocalipsis del horror, grecudo.
A ti, al que el Tajo en su correr agudo
le arroj el mejor canto de su frente
y un pjaro de piedra transparente
centr en el hueso mondo de su escudo.
A ti, aunque cerca , pero tan lejano
hoy de aquel fro infierno castellano,
de aquel en sombras sumergido ruedo,
vengo a decirte: a caminar, hermano.
Que muy pronto en la palma de tu mano
con nueva luz se amasar Toledo.
A LUIS LAC AS A, ARQUITECTO
(Ahora en Pekn)
Te recuerdo en Madrid...Cunta alegra,
y luego-a qu mentirnos?-,qu amargura?
Se alzaba en ti la nueva arquitectura
y con ella el verdor de un nuevo da.
Algo grande llegaba, algo vena
ms dichoso y mejor que la hermosura.
Pero la espada de una noche oscura
lo hinco en la tierra cuando en flor se abra.
Mas a pesar de su furor, su duro,
su sangriento, su triste, su inhumano
destino, Espaa sin morir espera.
Pronto, arquitecto, sobre su aire puro,

podrs tranquilo y con tu sabia mano


levantarle otra nueva primavera.
LOS NOMBRES DE PIC ASSO
1.966-1.971
S obre los amores secretos de Rafael y la Fornarina
DE LA FORNARIN A A PIC ASSO
Gracias, maestro, por haber grabado
tan al detalle mis secretas cosas;
las empinadas cimas rumorosas
y el abismo absorbido o penetrado.
Maravilla de haberme revelado
en las posturas ms maravillosas;
tronchado el cuerpo o por sus anchurosas
formas al viento en vilo levantado.
Gracias, maestro, os da la Fornarina
en nombre de su fino y bello amante,
tambin grabado en su pasin secreta:
el gallo siempre alerta o tremolante
dentro del horno fabricando harina
y en la mano el pincel y la paleta.
DE RAFAEL A PICASS O
Maestro, no soaba yo que un da
me dibujaras tan divinamente
el gallo erguido de la cresta ardiente
dentro del horno que jams se enfra.
Quin dira que t, quin me dira
que slo t, llegado el siglo XX,
nos retrataras clandestinamente
y engarzados con tanta maestra.
Su inmortal era ya mi panadera,
si en los altares era venerada
su imagen de Madona casta y pura,
ya es hoy ms inmortal de lo que fuera,
a los ojos del mundo levantada
por una y otra parte su figura.
DE MIGUEL ANGEL A PICAS SO

Peligroso maestro respetado,


que sin respeto por mis compaones
me haces mirar entre los cortinones
lo que en mi alcoba ver quisiera alzado.
No creas que me tienen arrobado
la hornacina, el altar, los cupulones
de ese edificio en que se descompone
el cuerpo de la amante derribado.
Es un esbelto fuste lo que admiro,
es su penacho por lo que deliro,
su basamento lo que as me inflama.
Nunca me enamor la Fornarina,
s Rafael... mas no tras la cortina
y menos ay! debajo de la cama.
DEL PAPA JULIO A PICAS SO
Nunca se vio, maestro, nuncamente
se vio sentado al filo del infierno
a un Julio absorto por el fuego eterno
de una atizada hornalla siempre ardiente.
Con mi amatista diera un ojo, un diente
y con mi capa la nariz y un cuerno
por comer de ese pan vedado y tierno
que a su Adonis tan slo ella consiente.
Comprendo tu diablico extremismo,
llevndome hasta el borde del abismo
para absolver tan graves indecencias.
Pero en nombre de Venus te perdono
y te empino, maestro, y te corono
con cien aos y un da de indulgencias.
DE PICASS O A RAFAEL Y LA FORN ARINA
Erizo que a su madre flauta deja
cuando al pozo tir el conejo al gato
y ombligo y nalga y nabo sin zapato
un pincel le meti entre ceja y ceja.
Si el mochuelo no hall a la comadreja
tan parecida al suegro en el retrato
fue el lince quien se entr con aparato
creyendo que una raja era una reja.

Gloria al que saca y mete las castaas


y a su padre y las aspas del molino
que al moler flor moli una golondrina.
Con hilos de las ms finas araas
Picasso a Rafael Sancio de Urbino
grab aqu en brazos de la Fornarina.
OTROS VERS OS
1.968-1.972
60 MIGUEL OTERO S ILVA 60
Miguel Otero Silva. Este es Miguel,
invicto en sus 60 miradores,
Genitor de amistad abierta en flores,
Unico siempre y sobre todo fiel.
El mismo entre la espada y el clavel,
Lo acechen sombras, lo alcen resplandores
O los sirvientes canes rondadores
Turbarlo quieran con su falsa miel.
Este es Miguel, de Amrica, mi amigo,
Repito al viento y lo que el viento digo
Oigo volver en silbos de cancin,
Silbar desde las selvas ms remotas,
Intacto y puro en sus 60 notas,
Libre al volar dentro de un corazn.
Vale. Y lo firma en Roma de su mano,
Alberti Rafael, el gaditano.
FUS TIGAD A LUZ
1.972-1.978
AUTORRETRATO
I
S oy Pinochet, el Funeral Verdugo,
el gran Funeralsimo chileno.
Tengo por alma un batalln de cieno
y por cabeza un general tarugo.
Cuando mato me arrugo y desarrugo
como culebra de mortal veneno;

chupo la sangre y todo lo gangreno


con mis flechas gamadas bajo el yugo.
El ms odiado y escupdo soy
de la ftida rastra de fecales
ratas que vomit letrina oscura.
S oy Pinochet, es esto lo que doy:
la libertad para los criminales
y para el pueblo ni la sepultura.
II
Achung! De Chile al fin escal el trono
yo Pinochet, el funeral comprado
sobre un gran presidente asesinado,
con cuya viva sangre me corono.
Yo soy el que encarcelo y encaono
a un valeroso pueblo desgarrado.
El mirarlo a mis pies exterminado
es la gloria ms alta que ambiciono.
Achung, achung! La historia de maana
ya me nombra en la era hitleriana
vil asteroide y yanqui aborrecido,
aunque entre tanto para el mundo entero
soy Pinochet, tapn de estercolero
y el Gran Funeralsimo vendido.
III
Gran Presidente: mrame mordiendo
tu poderosa sangre acribillada.
S oy Pinochet, el de la mano armada,
el asesino de la mano ardiendo.
Heme aqu babeando y escupiendo
sobre tu viva imagen destrozada,
viejo vampiro urgido de la nada
para sorber la luz que ibas abriendo.
Gran Presidente, soy lombriz, gorgojo,
hijo espreo de escoba y estropajo,
purga servil pagada por la gente
que aplasta al hombre como aplasta un piojo
el ms mnimo y triste renacuajo,
difunto ya a tus pies, Gran Presidente.

RAMON
Por qu franquista t torpe ramn
elefante ramn payaso harina
ramn zapato alambre golondrina
solana Madrid pombo pin pan pon.
Ramn senos ramn chapeau-meln
to-vivo ramn pipa pamplina
sacamuelas trapero orina esquina
con con de en por sin sobre tras ramn
ramn columpio mltiplo vaivn
descabezado tonto ten sin ten
ramn orquesta solo de trombn
ramn timn tampn titiritero
incongruente inverosmil pero
ramn genial ramn slo RAMON.
AMOR EN VILO
1.975-1.9...

VEN, MI AMOR
A Beatriz
Ven, mi amor, en la tarde de Aniene
y sintate conmigo a ver el viento.
Aunque no ests mi solo pensamiento
es ver contigo el viento que va y viene.
T no te vas, porque mi amor te tiene.
Yo no me ir, pues junto a ti me siento
ms vida de mi sangre, ms tu aliento,
ms luz del corazn que me sostiene.
T no te irs, mi amor, aunque lo quieras.
T no te irs , mi amor, y si te fueras,
an yndote, mi amor, jams te iras.
Es tuya mi cancin, en ella estoy.
Y en ese viento que va y viene voy,
y en ese viento siempre me veras.
EL PO ETA EN LA CALLE
Poesa civil 1.931-1.965

POEMAS DEDICADOS
1.945-1.963
A PABLO ROJAS PAZ
(1 DE OCTUBRE, 1.956)
Para la Rubia y Enrique Pablo,
en el da de su mayor dolor.
Te nos vas, Pablo, con la primavera.
En Espaa te vi como soldado
de la palabra, el pecho levantado
y el encendido corazn afuera.
Pocos te vieron como yo te viera
Qu dolor verte ahora derribado!
Pero en el aire flotar enterrado
tu corazn igual que una bandera.
Hoy por ti no me siento desterrado,
hoy que te vas en esta primavera,
puro y dulce en la luz, sin enemigo.
Pocos te vieron como yo te viera.
Si en Espaa te vi como soldado,
all estar tu corazn de amigo.
Tu corazn igual que una bandera.
UN SONETO PARA TERMIN AR
(ROMA 1.965)
VIETN AN
Lo grito fuerte desde Roma: Afuera!
Afuera esos fusiles y caones,
esos cohetes, esos aviones,
esa bandera extraa. esa bandera.
Afuera el que en la paz tan slo espera
invadir por la paz otras naciones
y planta por la paz sus pabellones
y pide por la paz la tierra entera.
Triste paz tan rada y tan llevada,
triste paloma tan apualada
que se puede morir tan de paloma.
Pido la nica paz, la verdadera,

la paz de un solo rostro, antes que muera


Pido la paz! Lo grito desde Roma.
90 POEMAS .
De "El Burro Explosivo" 1.934-1938
GIL EN CAMPA A
-----------------------------(Elecciones de 1.936)
Histrico anda Gil por las Espaas,
vomitando escoriales de despecho,
espermatorreando, ya desecho,
goterones de hiel por las pestaas.
Negra casulla envuelta en telaraas,
culo de obispo aullando un do de pecho,
do de pecho de culo insatisfecho
que siembra soplos para dar cizaas.
A su pedo, a su voz, confesionarios,
caspas, conventos, mugres, sacristas,
herpes, caries, esputos, purgaciones,
formando un frente unido por rosarios,
surgen en sacrosantas cofradas
para encagajonar las elecciones.
De "Accidente" Poemas del Hospital, 1.987
Y al fin, el accidente inesperado,
el golpe oscuro de la desventura,
el ciego encontronazo, la segura,
clara certeza de que te han matado.
El tiempo recorrido, el resbalado
de la vida entramada a la locura,
la noche abierta, el cielo sin mesura,
con la certeza de que te han matado.
Venir del aire, el mar, de los jardines,
de atravesar dichoso los confines,
y siempre en vilo al alba confiado.
Verterse en tierra, ya vencido el viento,
entrando al cotidiano pavimento
con la certeza de que te han matado.
De "Canciones para Altair", 1.989

Subes del mar, entras del mar ahora.


Mis labios suean ya con tus sabores.
Me beber tus algas, los licores
de tu ms escondida, ardiente flora.
Conmigo no podr la lenta aurora,
pues me hallar prendido a tus alcores,
resbalando por dulces corredores
a ese abismo sin fin que me devora.
Ya ests del mar aqu, flor sacudida,25
estrella revolcada, descendida
espuma seminal de mis desvelos.
Vulcate, estrate, tindete, levanta,
ntrate toda entera en mi garganta,
y para siempre vulame a tus cielos.
A MARIA AS UNCION MATEO
1.989
S abes tanto de m, que yo mismo quisiera
repetir con tus labios mi propia poesa,
elegir un pasaje de mi vida primera:
un cometa en la playa, peinado por S ofa.
No tengo que esperar ni que decirte espera
a ver en la "memoria de la melancola"
los pinares de Ibiza, la escondida trinchera,
el lento amanecer, sin que llegara el da.
Y luego, amor, y luego ver que la vida avanza
plena de abiertos aos y plena de colores
sin fin y no cerrada al sol por ningn muro.
T sabes bien que en m no muere la esperanza,
que los aos en m no son hojas, son flores,
que nunca soy pasado sino siempre futuro.
De "Poemas del destierro y de la espera"
pg. 52
Quines sin voz de lejos me llamis
con tan despavorido pensamiento
y en aterrado y silencioso viento
sin sonido mi nombre pronunciis?
Quines y qu peds y qu gritis

y qu se muere en tan remoto acento;


quines con tan callado llamamiento
los huesos de la piel me desclavis?
S aben los dientes a palabra helada,
la lengua muerta a fallecido espanto
y el corazn a pulso enmudecido.
La piel de toro fluye ensangrentada,
fluye la mar un seco mar de llanto...
...y quienes me llamaban ya se han ido.
De "Retornos de lo Vivo Lejano"
Pg. 66
T eras la luna con la luna. Remontabas
del fatigado lecho, tan grande y reluciente,
que las dormidas sbanas oscuras se crean
ser las alumbradoras de un sol desconocido.
Profunda, era la alcoba como un aljibe inmvil
que subiera encantado de un agua iluminada.
Nadaban sumergidas en dulce luz las ondas
que tus brazos hacan morir contra los muros.
Cuando al fin ascendas a los altos cristales
que la luna remota ya con sueo miraba,
t, luna con la luna, rebosando, caas
nuevamente apagada en tu lecho tranquilo.
Otras cosas la luna me trajo en esta noche,
al subir, solitaria, sobre los mudos rboles.
De "Lo que cant y dije de Picasso"
pg. 80
PIERNAS POR ALTO VIENTO
ES CENA PICASS IANA
Piernas por alto viento y la su ta
cuando el caballo recorri el espejo
desafo a pincel cabrn y viejo
y bigotes que un pelo a Venus fa.
Se desemboza el gallo y su mana
de ojo fauno que almejo higo cangrejo
desprende tinta y mano y su manejo
pipa que ni una enana ardiendo enfra.

Es la historia de llega tarde el coche


del mosquetero muerto en duelo el traje
que olvida de escapar con el desnudo
y la lechuza soplavieja noche
y del pintor quitateyaelropaje
calembarbituriento y perimudo.
Pg. 81
JUIC IO ENARCA ENTRECEJO
ES CENA PICASS IANA
Juicio enarca entrecejo decisiones
bhos arrebujados de alcahuetas
nia acosan desnudan las completas
retorcidas dos mil demostraciones.
Pomelos pronto sbitos melones
calabacines globos plazoletas
bolsas colgantes flojas o repletas
sandas puntas filo de limones.
Rostros preocupan palpan mugen miran
ensimismados de nariz deliran
al sesgo el ojo ocultos candeleros.
Polvos la madre Celestina escapa
y es el pintor quien solamente atrapa
lo que quisieran bien los caballeros.
DE POES IAS COMPLETAS DE E. LOS ADA
Pg. 568
A MIS AMIGOS LOS POETAS URUGUAYOS
Sufr la furia de la tierra, el fuerte
encontronazo de la mar impa;
llor el aire que ya ni aire tena,
sobre los hombros de la llama inerte.
Consider mi sangre mar sin suerte;
tierra mis huesos, funeral y fra;
llama sin piel mi carne, y agona
el aire, ya finado, de mi muerte.
Sin ms considerar por no haber nada
dentro y fuera de m que ya no fuera
pasado muerto, porvenir helado,

ech a andar por mi vida terminada,


difuntos ya el huir y la carrera...
Mas me encontr de pronto a vuestro lado.
EL RELOJ DE FALANGE
Pg. 722
Ese helado reloj lento que suena
siempre la misma oscura campanada.
Detenido reloj, paralizada
hora en el llanto, el odio y la condena.
Dice su nico son la ltima pena,
que repite el redoble de una azada.
Gira la muerte por su esfera en Nada,
y de sangre otra vez su hora se llena.
Ese reloj helado en el minuto
que slo cubre de un crespn de luto
la vida que su son despide inerte,
vuestro es. Pero od, que ya en su esfera
fija tambin la hora que os espera
la misma campanada de la muerte.
Pg. 761
ANTONIO BONET, ARQUITECTO
A ti, arquitecto de la luz, tocado
del soplo de la mar grecolatina;
mano que eleva, frente que origina
la gracia en el azul ilimitado.
Por ti otra vez el cielo fue creado,
por ti el oscuro bosque se ilumina.
Canta tu arquitectura cristalina
sobre el espacio ms deshabitado.
Te espera el sol, el aire anda impaciente
del campo a la ciudad, y el hombre siente
morirse de dolor en su mirada.
El arquitecto puede hacer la rosa
y con el sol la vida ms dichosa,
en luz, en luz, en luz edificada.
Pg. 1.060

BERLIN ES TE
(Cancillera)
Esta terrible muela careada,
este cncer profundo de la muerte,
esta ayer viva, piedra ayer tan fuerte,
desprecio ayer, hoy sombra arrodillada,
fue la guarida, fue la despiadada
curva del calculado sufrimiento,
fue el horno triste donde a fuego lento
se forj el crimen de la cruz gamada.
Hoy aqu polvo y menos todava
que polvo, nada, yace sepultado
el enterrado enterrador que un da
quiso, mordido de una llama oscura,
hacer del mundo un cementerio helado
y aqu tan slo hall su sepultura.
SONETO
Oh t, mi amor, la de subidos senos
en punta de rubes levantados
los ms firmes, pulidos, deseados,
llenos de luz y de penumbra llenos.
Hermosos, dulces, mgicos, serenos
o en la batalla erguidos, agitados,
o ya en juegos de puro amor besados,
grciles corzas de dormir morenos.
Oh t, mi amor, el esmerado estilo
de tu gran hermosura que en sigilo
casi muriendo alabo a toda hora.
Oh t, mi amor, yo canto la armona
de tus perfectos senos la alegra
al ver que se me abren cada aurora.
SONETO
Te digo adis, amor, y no estoy triste.
Gracias, mi amor, por lo que ya me has dado,
un solo beso lento y prolongado
que se trunc en dolor cuando partiste.
No supiste entender, no comprendiste

que era un amor final, desesperado,


ni intentaste arrancarme de tu lado
cuando con duro corazn me heriste.
Llor tanto aquel da que no quiero
pensar que el mismo sufrimiento espero
cada vez que en tu vida reaparece
ese amor que la negarlo te ilumina.
Tu luz es l cuando mi amor decrece,
tu solo amor cuando mi amor declina.
PERDON, MI AMOR, ANOCHE...
Por ti, mi amor -perdn!- yo desvaro.
Sin ti, mi amor, no existe la maana.
Por ti, mi amor, sin ti, me habla el vaco
precipitado desde mi ventana.
De todo lo que tienes, nada es mo.
Tan lejos, en la noche, qu me afana
el sueo, si amanece solo, fro,
mientras el tuyo en otro se devana?
Estoy maldito de verdad. Qu pena
el maltratarte intilmente, vida
t que mereces la ms alta almena
donde la luz del mar, estremecida,
te bae y cante para siempre llena
de puro amor sin sombra, sin herida.
A DON RAMON FLORES , CONTRATIS TA
DE CABALLOS
Cuatro arcngeles, si de verde menta,
en el umbral pipirigallo a solas
beben los vientos con sus caracolas
sobre muros de plvora y pimienta.
S obre los oros de la vestimenta
de mis banderilleros y manolas
he visto azucararse las corolas
en la tarde guajira de la tienta.
Limonada sin fin de pasadores,
coiffeur donde se quitan la chinela
los picarillos de los matadores.
No dejes, no, tu mano de canela

en la zarzaparrillas de las flores


que descansan en ti su escarapela.
ALBERTI LEON, AITANA
Argentina. 1.941
Antroploga y Escritora.
Hija de Rafael Alberti y Maria teresa Len.
Poeta hallada en Internet.
PLAYTIME
A Gastn Baquero.
Ven y flyeme cundiamor ardiente
cuneiforme sandalia suelta al viento
tu bruno estoque esfinge en movimiento
astilla abierta contra rosa fra
volubles volanderos valseaban
los estridentes trinos elocuentes
llegaste a m fulgi tu roja espada
brillar de bruces fue mi cobarda
volteaste ignoto la cabeza ignara
de olitas olas tempestades miles
que un instante adoraron tu sorpresa
clmide de clamores visti el da
y huy al doble rincn de vid y vida
el perfil amaranto de la muerte.
ALBERTOS TENORIO, ERNES TO
Mrida. Mxico. 1.897 Mxico Capital. 1.959
Vivi en la capital mexicana y all se cas.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Este bibliotecario de la figura enteca,
de ojos adormilados y ridcula facha,
que con lecturas clsicas su cacumen empacha,
solemne y taciturno vive en la biblioteca.
Su faz descolorida parece una hoja seca,
que slo se enrojece en cuanto se emborracha,

y andando entre los libros como una cucaracha,


se ha quedado ya el pobre con la cabeza hueca.
Marcha por las aceras con andares pausados,
saludando a la gente con gestos estudiados,
que son un fiel trasunto de su pedantera,
y a veces, ante un grupo sentado en una banca,
en actitud de dmine, de improviso se arranca
con una perorata sobre filosofa.
SONETO
Despus de hojear con displicencia
nuevos y numerosos magacines,
algn libro de vieja y docta ciencia,
pginas magnas y conceptos ruines,
cansado ya de la literatura,
de libros, de peridicos y estantes,
ambiciono la mgica aventura
que en el sendero aguarda a los errantes.
Vida de biblioteca y de tristeza,
de ensueos vanos, de esa gran pereza,
gris pajarraco de mirar sombro,
no eres digna de m, pues mi alma encierra
fuertes anhelos de cruzar la tierra,
y nostalgias insomnes del vaco.
ALBI, JOS E
Valencia. 1.922
Carrera de Derecho en Deusto y Valencia y Filosofa
y Letras en Zaragoza, doctorn dose en Madrid.
Viaja por Francia, Suiza e Italia, residiendo una
temporada en Roma. Durante los aos 1.936 al 38
reside en Andaluca y en 1.944 en Pars. En 1.946
dirige la revista Verbo y en 1.949 crea el Introvertismo
movimiento potico de races surrealistas. En 1.949 es profesor
adjunto de Instituto en Alicante dirigiendo en esta ciudad el
Teatro de Cmara. A partir de 1.965 se establece en Valencia.
Ha obtenido el Premio Valencia de Poesa por su obra
Vida de un hombre. En la actualidad reparte su tiempo
entre Valencia y Javea (Alicante).

SONETO DE LA AUS ENCIA

Me oyes, amor? Hay un fragor de trenes,


o quiz de batanes o de espigas
que te aleja de m. No, no me digas
que te irs para siempre. Los andenes
se despoblaron. Yo regreso. Penes
por donde penes, corazn, no sigas,
no te sigas marchando. Ms fatigas
y ms amor perdido si no vienes.
Ay, dolor, que yo s lo que me pasa.
Que mi casa sin ti ya no es mi casa,
y el aire ni respira ni madura.
Que ests dentro de m, pero no basta
aunque te lleve hasta los huesos, hasta
la misma pena que hasta ti me dura.
HUERTO DE CRUCES
Gabriel, amigo, nada ya nos cabe
ms hondamente aqu. Tocamos puerto
con las velas ya rotas. Cruz y huerto
para subir y barbechar. Mi llave
la tienes t, Gabriel. La nombro: nave;
porque abre el mar y el corazn. Abierto
de par en par, Gabriel. No hay nada muerto.
La luz lo dice. El corazn lo sabe.
Todo vive cien veces. Vive todo.
Te fuiste, pero ests. Los dos subimos
hacia esa misma paz, de un mismo modo.
Los dems ya lo ves- van a lo suyo.
Desde este amor que siento y que sentimos,
a la vida, Gabriel, te restituyo.
TORO EN LA NOCHE
Zodaco total toro cornea,
plaza redonda donde el mundo cabe;
qu solo estoy, amor; me falta llave
para hallar el silencio que me crea.
Grita el toro, pues dura es la pelea
y en la terrible noche vence un ave.
Veloz viv para morir en clave.
Toro era el mar y nave mi odisea.

Pasa una ltima luz, ltimo coche.


Deja que grite el toro, pues la noche
es totalmente suya. Un mugido
rompe la perfeccin, quiebra el silencio.
Me sentencias, amor; yo te sentencio
a compartir la noche y el aullido.
POEMAS CUADRIC ULADOS
Te cuadriculo, amor, me cuadriculas.
Buscas la perfeccin entre candiles.
Entre luces doradas y sutiles
trata el tiempo de hallar lo que estipulas.
Te autorizo con velas y con bulas
a ser la luz total, y entre albailes
levanto bulas, acompaso atriles.
Parte la nave y el amor tripulas.
Todo volver a ser como ayer era.
Beethoven, fuga, adagio, primavera.
Tropezars con Bach. Dobla la esquina:
O sonata o soneto. Todo es una
conspiracin, mitad sol, mitad luna.
Se abre la luz. El alba nos conmina.
BRUMOS A PERFECCION
Cada lnea precisa es la perfecta
consumacin del tiempo. Cada da
aporta una cruel geologa
de altas peas, indcil e insurrecta.
No se puede vencer con una recta
que alguien traz a cordel. Hegemona,
que es en el cenit pura geometra,
no es razn suficiente, no me afecta.
Busco la niebla que me lleva dentro.
Un turbio ir y venir guardo en el centro
de los que soy, sers, total y ma.
Hay una incertidumbre en tu mirada.
Lejansima escucho tu llamada.
Invento entre mi bruma tu armona.
LO DEMAS ES MENTIRA

El silencio eres t. Lo dems es mentira.


He encendido una vela y atravieso
la inmensa altiplanicie. Vivo preso
de las olas, las islas, de la pira
en que mira, trasciende, en que conspira
la msica, encendindome hasta el hueso
ms prximo, ms fiel. Nombro tu beso
que me encadena siempre que me mira.
Gacela, t, entre estepa y entre cielo
en esta larga sinrazn del vuelo,
en esta larga noche que delira
cuando te digo adis y casi muero,
cuando un gran grito es noche y desafuero.
El silencio eres t. Lo otro es mentira.
MAS ALLA D E LAS PUERTAS
La verdad nos abruma y desconcierta.
Persigo la verdad y no la encuentro.
De puerta en puerta voy. S algo y me adentro,
y tras de cada erial hallo otra puerta.
El tiempo se ha cerrado y nadie acierta
a descifrar la vida. S algo y entro
y ms me pierdo. Conjetura o centro
total de perfeccin. Isla desierta,
trnsito horizontal que nadie habita,
pues a vista de mar todos son mares.
En el salto voraz de los jaguares
pongo, apuesto el desorden de mi cuita.
La muerte es el lugar de nuestra cita.
Con amor te construyo en mis alfares.
LEJANIA
Estoy cansado de ignorarte tanto,
de no saber que buscas ni que quieres.
Hay sombra y versos entre tus enseres.
Alguien a ciegas busca entre el acanto
de un capitel nacido para el canto,
que en desconcierta queda; y te me mueres.
Nunca sers quien d verdad t eres.
Tu incertidumbre me produce espanto.

En los amaneceres me levanto,


me pierdo por los cuartos ms vacos
y el rumor de la noche es un gran llanto.
Ests cerca de m pero te alejas
por secas torrenteras, ayer ros.
Qu sombra es la luz cuando me dejas.
SONETO
Miradme malherido, malsoado,
malvivido tal vez, sin una espita
para el viento feroz que me limita,
bienolvidado, amor, bienensaado.
Malencendido, malarrebatado;
mal a secas; la pena estaba escrita,
y en esa ciega tempestad que grita;
pena que mal me habita en el costado.
Pena que mal me va, que mal me viene;
pena que busco; pena en que me anego,
y en que navego y vivo, y me sostiene.
Pena de todos. La palabra es fuego:
fuego que nos destruye y nos mantiene.
Pena que me entregis y que os entrego.
SONETO
A las seis pasa un muerto, pasa un coche.
Suena el despertador. No estoy despierto
y debo estarlo. Dudo. Estar muerto?
No estoy muerto ni vivo, no es de noche,
no es de da. No s. Si pasa un coche,
es que algo pasa, que algo vive. Cierto,
si no fuera tan todo desconcierto
como el amanecer, como la noche.
Un muerto en Nueva York, un muerto en Roma
y los dos de puntillas por mi cuarto.
Os lo juro. No es burla. Ya estoy harto
de este rumor de pasos. No, no es broma.
Ms muertos en Pars y en Alabama,
y hasta dudo si hay otro aqu en mi cama.
.....................................................................

Esto progresa. Normas magistrales,


gticas, metafsicas, rumiantes,
nos regulan los pasos, los instantes,
las virtudes quizs teologales.
Alguien baraja: sotas, bastos, tales,
cuales. Estamos solos. Las bacantes
escancian vino. Vino? Qu inconstantes!
Nadie vino. Escuchis? Son los chacales.
S ois libres como el fuego y como el viento.
De qu os quejis? Dictad el testamento.
S ois libres, ya lo veis. Quien se despierte
que se pegue dos puntos en los labios.
Y al martillo, al ladrillo, que es de sabio
ignorar el oficio de la muerte.
....................................................................
Ditirambo con bombo y con platillo,
con zurrn; ditirambo con embudo,
ditirambo ambidiestro, ambizancudo,
con estropajo para darle brillo.
Yo estoy opaco y todo es amarillo
alrededor, ruidosamente mudo,
erudito y lunar, fresco y tozudo.
Yo, en mi rincn, sondote sencillo.
Sencillo para andar como por casa.
Alegre pan tostado, limpia brasa,
caf que humea, lisa y llanamente.
Pero tanto oropel nos desarbola.
Yo solo, sola t, la verdad sola,
y el amor solo en medio de la gente.
MED ITAC ION
Me pregunto por algo que an no existe
despus incluso de pasar del todo.
Me pregunto: quin hizo de mis cosas
este hueco que el mundo me depara?
Si repart mi pan, si os di el pedazo
de soledad y aquello que quedaba
en el cajn ms hondo por qu nadie
mi desventura ilumin un momento
desde la indiferencia que los siglos

alrededor del hombre amontonaron?


Tremendo corazn desarraigado,
te has consumido con tu propio fuego.
Tu obstinacin ya no te justifica.
Tienes al dimensin de lo pasado.
HIERBABUENA
Hierba de las bondades ms febriles,
de la conspiracin ms arbolada,
hierba de mucho donde todo es nada,
hierba de las cavilaciones ms sutiles.
Cocina viva entre los perejiles,
malherida de luz, enajenada,
hierba de la virtud, la ms cuitada,
entre la paz lunar de los candiles.
Hierba buscada, hierba peregrina
con cal y poco ms en cada esquina,
para que de blancura se alimente.
Voy contando bondades, cuento pena,
pena de hierba y soledades llena,
elemental, desesperadamente.
PRIMERA INIC IAC ION AL S ILENCIO
Rebato de tambor, rajas, de voras,
el ltimo tropel. Desgarro el sello
y abro el sobre, penltimo resuello.
En el humo y la cal mi casa doras.
Aprendiz del silencio, pon las horas
en fila, en hilo; pon el pajarello
en la jaula sin illo, por el vellcino, breve victoria, pon enhorasbuenas. Termina todo, nada crece.
Qu ruina es tu voz! Pon doce, trece
rachas de fuego y toro. Calla el viento.
Se escuchara el gesto de mi mano
si algo sonara. Pero todo es vano.
Por no escuchar ni se oye al pensamiento.
S EGUNDA IN ICIACION AL S ILENCIO
Aprende a ano decir ni po. Escoria

es todo lo que queda. Roja mina


este torpe pas, con anilina
repintando, encendida palmatoria,
que apenas deja ver. Huelo a victoria
con alpargatas y man, resina
que nos arrima el ascua a la sardina
para mejor arder. Silencio, historia
que me clav la rama terca y rota.
Deshilvanado trozo de derrota
compartida con sal, con escudilla,
con nada que decir. No digas nada.
Me sabe el hombre a voz desarbolada.
La palabra es final y es amarilla.
DES ALADO
Buen amigo, buen hombre, hierbabuena
en maceta de sol, traje de pana,
camisa y nada ms, por la que mana
todo lo que aqu callo. La colmena
de ses y de noes se nos llena.
De s y de no, repito. Nadie gana.
En el espejo gris de la maana
entera la ciudad cuenta su pena.
Su pena y azucena seca, lirio,
cosas fundamentales. Arde un cirio
en la quietud de todo lo creado.
Pasa un hombre dormido a media vela.
Callan las tumbas y el que calla, vuela,
entre sus propias alas desalado.
EL S ILENCIO DEL TORO
De puerta en puerta trozo de coraje
hunde pequeos mundos, cardos, oropeles; se alza el silencio como un coro,
toro final, ltimo abencerraje.
La lidia tensa el fuego, cie el traje,
y en patio de arrayanes muere el moro.
Entre el oro y el moro cede el toro
una conjuracin de luz y encaje.
El leopardo baja por el talle

hasta morir en medio de una calle


que fue mi calle ayer y hoy est ausente.
De coro en coro es el silencio toro
que nos embiste. Mal pitn, tesoro
desvelara el oficio de su frente.
DES CARTES S IN METODO
Cada cual firma con mi nombre: Martes
de no s cundo por ejemplo. Da
no creado del todo todava.
Radiografa en soledad y en artes.
Artes en cartas, porque no Descartes;
buenas y malas artes a porfa.
Gris enmudezca la fotografa,
puzzle desmenuzado en viejas partes.
Callado est el silln, feliz recodo
en el que busca el aire su acomodo
y en el gesto me quemo y me evidencio.
Cerrado est el zagun a todo y lodo.
La victoria nos vence de otro modo.
La vida es la otra cara del silencio.
DOS PAUS AS TAURICAS CON VES TIGIOS
S URREALIS TAS Y ES TRAMBOTE PARA
MAYOR DES CONCIERTO
1. Selva sin voz
Snodo en perlas, roto desconcierto
que nos derriba el aire, no el camino.
De Florencia son bazas del destino
trazas trece robadas, torpe muerto.
Desguaza mocasines el desierto
desplumado de pumas. Tuyo el vino,
en la copla ms alta de este pino,
de toros y de bfalos concierto.
Henos en torpedad mal colectiva,
malallegada, mal, malincisiva.
Manan lobeznos a travs del muro.
Cuadriculada en plaza y a deshora,
lidia final, en cal, locomotora,
en cuernos malhiriendo tu conjuro.

Y en silencio oscuro
cubriremos de esferas y jaguares
el tormentoso ruedo de los mares.
2 Toro final
Templete o arcaduz, fe de elefante.
No hay feria con ms tal o serpentina.
Cobra el capote vuelo de anilina,
de plumaje total y de arbotante.

Quien llegue que se encele o que se plante,


perezca bajo el sol de Salamina.
Surtidor (o vernica) termina
en el fin, en la cruz, en el bastante.
El bretoniano ornitorrinco suma
dingo, canguro, manual de espuma,
puma y bien pluma, ritual de acero.
No hay suficiente toro en este coro.
Cada pitn es un mensaje. Toro.
De luz en luz te desarbolo. Cero.
Embistes. Desespero.
Todo resulta indescifrable, exacto.
Tigres anunciarn el tercer acto.
TAURO DIVINO
Acecha acebo, adobe de uno en uno
hasta teir los huesos de rutina.
Me duele el arcaduz, pitn o espina,
pisando arena el danzarn y el huno.
Embiste el sol el vendaval. Desuno
de diez en vez, en voz, tozuda esquina;
voy arrimando el arpa a la sardina
y a la voracidad de tanto ayuno.
Queda el revs de empavesada guerra.
Cruje en antorcha el centro de la tierra
y el cetro de la plaza nos conmina.
Muere de un solo golpe extraa gente.
Tauro divino, el fuego de la frente;
victoria y sol de olivos, la colina.
NOCTURNO EN TABARCA

La luna estaba en cuarto y en creciente


cuando te vi ya en luna convertida.
Alguien sinti en Tabarca que su herida
lo que siempre fue ayer era presente.
Beb tu amor. El mar era la fuente,
y el mar era vivir con otra vida.
No tena el amor otra salida:
nacido amor total y de repente.
Hoy eres lo que el mundo presagiara;
silencio al fin por si la luz naciera.
S lo t y yo soamos cara a cara.
Para que amor o eternidad callara
preciso fue que el mundo amaneciera.
El silencio y el mar. Tabarca entera.
TRES SONETOS PARA UNA REVELAC ION
REVELACION 1
Suenas a mar en paz, a bosque suenas,
y suenas a silencio iluminado.
La maana de pronto se ha cerrado
alrededor de ti. De ausencia llenas
la larga caravana de mis penas
como un ro a tu luz encadenado
por no s que dolor en el costado.
Mi casa es un desierto sin arenas,
y a la vez una lgrima insumisa
y una revelacin, noche imprecisa
de un lento callejn indiferente.
Suenan jaguares y enmudece Eolo.
S lo s que estoy toro y estoy solo.
Quien sepa ms que venga y me lo cuente.
REVELACION 2
Cunta luz derribada nos convoca.
Estamos frente a frente, as es la vida.
Cunta verdad a ratos compartida.
Mi brazo estiro y tu ternura toca.
Revolotea el beso. Ya tu boca
insinu: Comienza en ti mi herida

Fue una revelacin casi homicida.


Morir, matar; el alma se desboca.
Nada es inevitable. Llega un ave
a tu inmortalidad. La vida cabe
en este desolado desconcierto.
El monte nos contempla entre sus cabras.
La luz pace entre sueos y palabras
y no s si estoy vivo o estoy muerto.
REVELACION 3
Enmudeci la luz en la escalera
y tan slo qued el rumor del viento.
En tus labios mi sed dur un momento
aunque el otoo fue una larga espera.
Acecha en un rincn rojo la fiera
su aventura feroz sin argumento.
Lo que importa es vivir: con fundamento,
sin fundamento. Como el tiempo quiera.
Vivir las altas noches de tormenta
cuando respira tu alma aqu a mi lado
y un amor lento aunque desesperado
me trasmite el dolor de tu latido
a m que siempre soy el ms vencido,
revelacin de un muerto enamorado.
SONETO
Miradme malherido, malsoado,
malvivido tal vez, sin una espita
para el viento feroz que me limita,
bien olvidado amor, bien ensaado.
Mal encendido, mal arrebatado;
mal a secas, la pena estaba escrita,
y en esta ciega tempestad que grita;
pena que mal me habita en el costado.
Pena que mal me va, que mal me viene;
pena que busco, pena en que me anego,
y en que navego y vivo y me sostiene.
Pena de todos. La palabras es fuego;
fuego que nos destruye y nos mantiene.
Pena que me entregis y que os entrego.

A BRAZO PARTIDO
Llevo en los huesos tanto amor metido
que slo en carne viva y a ban dazos,
voy capeando el mar de estos dos brazos
entre los que me encuentro sometido.
No, no basta gritar, tomar partido,
morir hasta caerse uno a pedazos;
hay que hundir a caricias y a zarpazos
tu corazn, tu corazn vencido.
Quiero daros la vida que me sobra,
y este amor que me arranca de los huesos.
Vuestro mi corazn, vuestra mi obra
de compartir lo vuestro y nuestro y mo,
consumidos en clera y en besos.
S lo mi amor vuestro dolor confo.
ALBIO L, JUAN DE
Poeta Espaol Siglo XVI XVII
Hallado en Internet.
SONETO A CRIS TOBAL DE VIRUES
Aquel valor, Virus, que habis mostrado
en el heroico proceder de Marte,
siguiendo su honrossimo estandarte
con pecho de virtud y honor armado,
aquel mismo mostris en alto grado
siguiendo del divino Apolo el arte
en su ms bella y ms excelsa parte
de su dones altsimos dotado;
y as palma de Marte a vuestra mano
dar, y lauro de Apolo a vuestra frente,
la piadosa de Dios potente diestra;
y todo por el monte soberano
de donde lo esperis devotamente,
segn la palma y lauro en l nos muestra.
ALCAIDE D E ZAFRA, JOAQUIN
Mlaga. 1.943

Funcionario, prosista y poeta.


Hallado en Internet.
POBRE MUERTO MIO
S obre el lecho mi cuerpo est presente.
Le han puesto el traje verde que detesto,
y a su cuello se ajusta una corbata
de seda natural, de un rojo cruel
la mar de hortera. Tiene maquillado
el rostro con un polvo color ocre.
Y en los labios, carmn del diecisiete
rosa de Rotam, que es un castigo.
Gentuzas, botarates, plaideras
de tres al cuarto, decid, qu habis hecho
con mis restos de vate sustancial?
Cmo entrar en los cielos con tal facha?
Decidme, merdellones, cmo paso,
si a un drag quuen me parezco ms que aun muerto.
CON REBOTE INC LUIDO
Mi esqueleto se pudre! S er tarde
para tomar helado en Casa Mira?
Vrtigo tengo; pulsar la lira
que mi demonio guarda en la cobarde
oquedad de mis ojos. Llega el fro!
Propongo un trueque a un alma generosa:
por un brasero ofrezco una baldosa
que a un gran duque rob por el esto
aquel que no recuerdo. Depresivo
me encuentro -cmo siempre!-. Ests seguro
de haber tomado el valium? Me conmino
a no estar triste, slo convulsivo
y taciturno. No, no valgo un duro;
pero todo me importa ya un comino.
Menos t, palo de mar, pasin ma;
equinoccio de seda, amado islote.
Les ruego me dispensen el rebote.
ALCAIDE S ANCHEZ, JUAN

Valdepeas. Ciudad Real. 1.907 1.951


EL PO ETA VUELVE A D ECIRLE
ADIOS A S U PAIS AJE
Tenerte que dejar!...(Y sentir pena,
despus de los martirios que me has dado!)
Tu aliento es en mi vida la gangrena
que come corazn de mi costado.
Llevo el ansia hecha trizas, nazarena
que recorri su Glgota morado.
Pero an me queda sed para tu arena,
llanura de mi pozo espejismado.
Me voy de ti, sellndote en mirada,
con un dolor de cardo sin espina,
tirndose a luchar, por sus senderos
Pero sabr mi vuelta a tu posada.
Vendr a buscar mortaja en la anguarina
de tu terrn con mosto de luceros!
A S AGRARIO TORRES
Con su furor de tutano viero,
me preguntan por ti los jaraces.
(Valdepeas visti de bodeguero,
garan de sus clidas matrices):
-Por dn de est S agrario? En qu racimo
clav el canibalismo de sus dientes?
Qu capacho aguant su brutal mimo?
Qu mosto se hizo perla en sus pendientes?
Yo paso entre el volcn de la vendimia.
La lava del majuelo hall su alquimia
cerrndose en su red despreciadora.
Mas quiero hablar de ti. Dar mi respuesta.
Decir que ests clavndote en la cresta
del gallo ms valiente de la aurora!

LA ORAC ION DEL HUERO


I
La rfaga de plata de sol blanco el senderotemblaba entre olivares, bajo la noche fra.
S obre el zafir nocturno la luna llena abra
la corola fragante de su rosa de acero.
Jess, cada pupila clavada en un lucero,
con tres de sus discpulos, por la senda ascenda;
su sandalia en le polvo se posaba, y haca
de cada huella un nveo botn de jazminero.
El torrente peinaba su trenza luminosa.
La madre, en el misterio de su calma angustiosa,
sollozaba en estrellas su indito dolor...
Y entre el vibrar de agujas de las verdes olivas
cual dos claras turquesas, brillaban, pensativas,
las siempre bondadosas pu pilas del Seor.
II
Se quedaron dormidos los apstoles... Una
paz se expanda en el Valle donde pone en el cielo
cada cedro su ingente cao de verde anzuelo
para pescar los peces del algo de la luna.
Jess ora... Y en tanto rub flgido- alguna
gota sudor y sangre- se desliza, hasta el suelo,
por la blancor del rostro que enmarca al rubio pelo
cual la arena, flagrante por el sol, de la duna.
OH, Padre! Si es posible - suplica el hombre -, aleja
de m este amargo cliz... Calla. Su faz refleja
todo el martirio enorme de la enorme Pasin.
Bate un Angel sus alas de amanecer. Y el Triste
bebe hasta la postrera gota amarga que existe,
mientras que hasta la boca le sube el corazn.
III
Esbelto. Dulce. Hermoso... Igual que un ansia buena
que en un plido lirio carne hubiera tomado,
va avanzando en la noche silenciosa el Amado,
y es hostia entre sus bucles su frente nazarena.
Su tnica de lirio borda, en sombras, el siena

y el verde y el argento del Valle sosegado:


la luna, cual la herida del Divino costado
- que habrn de abrir ms tarde -, vierte su luz serena...
Despiertan de su sueo los apstoles. Llora
Juan, mientras Pedro, torvo, su espada vengadora
contempla entre sus ropas, magnfica, lucir...
Cruje el cielo un instante... Y entre las sombras mudas,
son dos rojos carbuncos las pupilas de Judas...
y el rayo de un mal beso rasga el combo zafir!
EL DOMADOR DE S U ALMA
Tu voluntad de Dios mat el quejido
que al labio, por tu tronco, te suba.
Tu brbaro torrente de agona
cuaj su espuma y se qued dormido.
S onmbulo de fuego contenido,
callaste el humo y tu gavilla arda...
Con cunta majestad te reluca
tu amoroso desdn de Biennacido!
La noche era un terrible parpadeo.
Tu cruz fue tu altivez sin desniveles.
Martnez Montas, tu Cirineo.
Y con lienzos de nardo y luna clara,
Sevilla, por Calvarios de claveles,
se revivi Vernica en tu cara.
DIPTICO A LA S OLEDAD
I
Siete puales fueron. Punta a punta,
picronle a tu carne la alegra.
Todo un dolor te posey, Mara.
Vivo el dolor sobre tu faz difunta!
De la frente a los pies, lvida y junta,
como un yermo puntal, tu sombra fra.
No se te vino a tierra en tu agona.
No se astill de miedo en tu pregunta:
Decidme, ojos de fe, qu fue del Hijo?...
Respondiendo a tu voz tu puntal, fijo -,
rod tu aliento, agudo, como un clavo.

Y as se hinc en la noche nazarena:


Llevo siete puales, pena a pena,
y an me queda poder para el octavo!
II
Tanto deshojamiento de belleza,
slo en ti ser, por ser en Ti, T tanto:
La gubia que te vio ceg de espanto,
no pudiendo haber dos con tu tristeza.
Todo plumn se te volvi aspereza.
Toda quietud se te quebr en quebranto.
Todo hontanar se te sal de llanto.
Todo jardn se te eriz en maleza.
Sed negra en el desierto de tu boca,
qued tu grito en bofetn de roca,
parndole a tu pulso su resuello...
Nadie te ve que no se sienta hundido,
que no escuche en tu sangre que l ha sido
quien colg nueva herida de tu cuello!
TODA ES POS A DE PAZ...
Verte as, de trapillo, en tu hornacina,
sosegado el dolor, dulce la espera,
con un frescor de fuente en la cadera
y un ascua de pan tierno en la retina.
Toda esposa de paz, gracia divina
que juega en nuestro barro, como en cera.
Qu bien, amiga hermosa, mi alfarera!
Qu bien tu torno en mi, Justa Rufina!
Mirar tu manto azul, lejano y bueno.
Tus tocas y el carmn de tu vestido.
Tus manos sobre el iris de tu seno.
Quitarte as los clavos, la corona...
Mientras va mi morir descolorido
ganndose el amor de tu persona.
Eso!
Me est oliendo a naranjo mi latido,
como una adolescente desangrada.
Se me est comulgando la mirada.
Llevo baja la frente, como un nio.

Qu le has dado, S evilla, a mi rendido


vivir casi sin vuelo y sin pisada?
Qu beso de imposible madrugada?
Qu menta de lucero dolorido?
Viene la Macarena en su agobio
de trgicos piropos de colores...
(Todo el aire es amor, como de novio.)
Lvidas van quedando las esquinas...
Y aclaro mi pregunta, entre mil flores,
bajo una lluvia azul de golondrinas!
DOS DE LA MADRUGADA
Como sudando sangre a poro abierto,
tu piel me empavonece la mirada.
Negro de sol, de eclipse y sangre helada,
te palpo en m. carbonizado y yerto.
La plaza est transida. El aire, muerto.
S lida de emocin, la madrugada.
Y un ay de pena hundida y levantada
nos desborda el Cedrn y anega el Huerto.
Rechina el ocre ardiente de la arena.
Se hace el naranjo olor, slo gangrena
de olor, carne de olor, muerte de aroma.
Ya no tienes ms fuerza, Jess mo...!
Y an te llevas contigo mi carcoma,
dejndome tu luz como un roco!
MI VOZ, A TI
Yo te so rezndome en el viento
con la tinta salada de tu pluma.
Yo vi catorce versos como suma
del ms grcil problema de tu aliento.
Yo acical el pichn de mi contento,
todo de leche y pan, nieve y espuma.
Lo alc para tu rama, que rezuma
la verde eternidad de tu sustento.
Pero sufro de Amor por tu llegada.
Ya soy CONSOLACION desconsolada
que no recibe el lrico mensaje.

Mndaselo a mi herida de impaciencia...


Yo volver tu fuerte transparencia:
Tu equilibrio de slice y encaje!
JUNTO A MI TORRE
Barrena ms, barrena, torre ma,
celeste berbiqu, divina aguja.
Pnchame con tu aliento de cartuja.
Devana en tu veleta mi agona.
Mide con tu reloj mi pobre da,
mi noche con su sbado y su bruja.
Levntame hacia el cielo y que me cruja
lo que por torpe andar no me cruja!
Vuelve tu airoso embudo y da a mi azogue
serenidad de gracia, en tu trasiego
de nivel, de plomada y de disparo.
Durmeme, lira azul, mi dulce albogue.
Dame como Tebaida un campo liego...
Te busco, oh Dios!, para cuadrarme el aro!
DES DE TU NAVE
Dos ochos de vigor, dos infinitos
puestos de pie, sostienen tus axilas.
Qu bien tu barca con lo eterno enfilas,
patrn de los decires exquisitos!
De fsforo de gloria tus escritos
rayan tu inmenso mar de aguas tranquilas.
S obre el palo ms alto, tus pupilas,
vivsimas de peces, nos dan gritos:
Levantad, grumetillos de la pluma!
La gran deza del agua est en la espuma,
ms de plumn de Dios cuanto ms clara.
Por mi hermano de Ass, que me escudis,
calad por vuestro idioma, hundid la cara,
regadse bien por dentro... y creceris.
LEMA: LUX!
Osuna ech en tu lmpara su olivo.
Y a la luz de tu luz, la villa entera
brill con su emocin de mejor cera,
bendicindola Dios por tal motivo.

No te dej Sevilla, A beso vivo


retorci su madeja en tu mollera.
Tu pluma fue feliz devanadera,
y el mundo, entre tu red, qued cautivo.
La majestad del dicho sentencioso,
la chispa del donaire, la hermosura
de la copla en la indita alegra...,
fueron basar triunfal de tu escultura.
Creci tu mrmol, clido y glorioso.
Y el sol de dio por yelmo su baca!
CUENTO..., CANTE...
Tu punzn ratonil siento en las cales
de estos huesos que auscultan tus decires.
Punzn de tu mirar: Guadalquivires
que abren en m S anlcares de sales.
Fallebas de tu luz mueven cristales.
Se aguza la emocin sus desvivires.
Y hacia patios de sombra y de sentires
vuelca el alma un delirio de rosales...
Va calando tu voz bajo las venas.
La copla va cribando sus arenas,
y arde un reloj de muerte en nuestras vidas.
Vibra el silencio... y calla. Y ms lejano,
siguen los martinetes de tu mano
por pechos de Giraldas doloridas.
TUYO
Ya tiene tu coraza un espejuelo
con que cazar perfectos ruiseores:
trinos de los candados guardadores,
luz de la Matemtica en desvelo.
Previsin y esperanza. Tierra y cielo.
Logaritmo en los frutos y en las flores.
Cuadratura de un arco de colores:
siete rayas benditas sobre el suelo!
T tienes ya un termmetro de cunas.
Sismgrafo de soles y de lunas,
de aguja que equilibra el desvaro...

Yo te crujo mi verso, como tralla.


Lo chasco para ti, por tu medalla.
T lo llenas de gloria... y ya no es mo!
LEYENDO A PEMAN
No s que incierta novia me aliviaba
con msticas sorpresas, mi envoltura.
(Por la ms clara senda en noche oscura,
la Amada con la Amiga se juntaba.)
Novia de sinnoviez. Novia que estaba
limpindole al misterio su tortura.
Llegaba tanto y tanto hasta la altura,
que a fuerza de subir, se desmayaba.
Yo la tomaba en peso; y pareca
que ella me desnudaba y me suba,
que era un ser de mi ser sin ser conmigo.
Mi corazn quebraba su alcanca...
Y un capital de aliento se me abra,
con medallas de Amor, para el Amigo!
A UN PROPIETARIO, PEMAN
Tu casa es como un Kempis de alegra.
Se entona el pecho y la inquietud se esfuma.
Huele a verso en coccin, huele... a esa pluma
que Dios, de su Paloma, te dio un da.
Tu CAS A y Nazaret, Jos Mara!
- Por todo an dar Jess batiendo espuma...Con rosas, no con nmeros, se suma
la cuenta de sus gastos de armona.
Qu albura de primeras comuniones!
Relucen de entereza sus rincones,
triunfantes de la sombra que no pasa.
Permteme rondar junto a su puerta.
Pues slo quiera ya mi herida abierta
morirse en el batiente de tu CAS A!
DE RODRIGUEZ MARIN, HACIA
LA TIERRA...
I
Con permiso de Dios, mi dulce amigo,

te dejo y bajo al mundo a celebrarte.


Ya s que all no tengo arte ni parte,
que me valiera ms quedar contigo.
Pero estar de nuevo en ese ombligo
de esa panza de barro en que tu arte
no te gan el centn con que aliviarte
de ser seor con cargas de mendigo.
Ver la gente aupada que bracea.
Tan preada de ripios Dulcinea,
que habr desencantado al Caballero.
Me volver, despus, como si nada.
S lo un poquejo sol..., senda..., posada....,
y un chorro de tintillo en el garguero!
II
Primer verso hacia el triunfo! Cunta aurora
sobre un luto de reina que mora!
All estaba Castilla. Andaluca.
Catlico Lepanto. Africa mora...
Toda tu vida en germen. fauna y flora
de un atlas de grandiosa geografa.
All estaba tu ayer. Tu todava.
Tu ms venir... Tu eternidad cantora!
Todo, en la primer yema de tu rama.
Todo, en la primer toba de tu muro.
Todo, en la primer letra de tu pluma...
All copiaron soles de tu llama.
All revivi Homero y fue ms puro...
All todos sumandos, t, la suma!
SONETO DE LLEGADA ANS IOS A
Tengo nuevos los labios: te he besado,
y he sentido mi sangre remozada.
Las sombra de mi cuerpo esta cortada,
y al cenit de lo heroico voy lanzado.
Mi pluma es ms que pluma: es un arado
que le rompe al papel su entraa honrada.
Quiero espigas de amor para la amada.
Pread, simientes-versos, mi sembrado!

Los dedos de la lumbre me han vestido.


Por la fe mi nodriza estoy alerta,
y el taln, ms que Aquiles, llevo ardido.
Psame, Valdepeas, de tu puerta!
Dentro del corazn me canta un nido...
A ti el abrazo y la cancin abierta!
S ABROS A HUELLA
Como all fu feliz, querido hubiera
cortarle al mundo el trozo que pisaba.
Moler luego ese trozo y, con mi lava
lograr que se mezclara y se fundiera.
Poner la vida en cruz, de tal manera,
que encontrase el sudor que me faltaba.
reunir florido torno y gracia brava...
Y el alma me oficiase de alfarera!
Jarro de barro era aquel camino.
Barro del jarro amante en que mi boca
se ahogase en un milagro de agua oscura...
Vino del corazn, racimo en vino.
Vino para esta sed de yesca y roca
donde se enferma el labio y no se cura.
MI C ERVANTES
Nada ms la cabeza; en el viaje
qued sin cuello y lo supli una gola
de leve tela en calidad de encaje...
Nada ms la cabeza, de escayola.
Barca mi armario, le cedi hospedaje;
y l puso entre mis libros la aureola
(centn de luz en pago a su barcaje)
que dio la fama a su cabeza sola.
Cuando, ambicioso del saber ignoro,
busco en la ciencia escrita de los sabios
clsica brasa en fogatil de Oro,
su mirada de yeso me da fro...
Y en la angustia reseca de mis labios
brota un desprecio para el arte mo.
DOBLE

El ancho corraln de mi tristeza,


ms yerto a luz solar que en noche oscura,
tiene un pozo de espejo en negra hondura
donde a veces naufraga mi cabeza.
Me descubro en el zaque, y mi torpeza
me va descalabrando, me madura...
S algo despus temblando, de locura,
vertindome en luceros de belleza.
Qu soledad, Miguel! Cunta agona!
Qu hielo soledoso en claro da!
Cunto cerdo al olisque del dornajo!
Voy, santo t, sajado de reveses.
Con duques, con Frestones, con yangeses...
Y este viento terral, como un zancajo!
CON LA DEL ALBA
Se deslacraba el sol. La luz creca.
Botaba en el corral, de muro en muro,
por fuera del corral, vuelta en llanuro,
la llanura de Dios se enmancheca.
Paisaje todo ancho. Alfereca
de un cielo sin piedad, lvido y puro.
De ms que de locura, de locuro.
De do de diamante y no de da.
Don Quijote sali, de bote en bota.
Bebi su soledad por Puerta Lpice.
S o su borrachera en hermosura...
DE S ANCHO, MEDIO LIRICO,
A UN MO LINO
Cometa sin bramante y prisionera,
ventilador del trigo hacia la harina,
sombrilla descarnada en la calina,
naipe brutal de extraa barquillera.
Molino a brazo abierto en tolvanera,
leguleyo en batalla vizcana,
la nueva lanza y ms: toda la encina!
te diera mi seor, si reviviera.
Llegar a Puerto Lpice a mi lado.
T, siempre con tu araa en tu costado,
nos tendieras tu adis por la llanura.

Llevramos la bota y, poco a poco,


contrame entre cuerdo y entre loco:
No malgast Frestn la coyuntura...
+++++
De herencia, como al galgo, te vena.
Lo de Pancino fue porque ascendiste.
Siete ardientes cabrillas condujiste
por limpia senda en santa pradera.
Flores paciendo flores...Qu alegra!
Cabrillas de color sin cabrn triste.
T, celestial; t, pjaro; t, alpiste...
T, ya vino de Dios; yelmo en baca!
Mal le sali la broma al pobre duque.
Quiso trucarte en burla, y perdi el truque,
nublndose su risa con tu baza.
Bien vol Clavileo y quebr el cielo!
Tu sencillez de amor realiz el vuelo.
Ya ves, por ti, lo que medr la Raza!
+++++
Con la sarna sutil de la alegra,
con el hambre inmortal de la sentencia
- ms sin sarna y sin hambre -, tu vehemencia
se fren en la profunda Compaa...
La gracia estudiantil te floreca,
tras del dulce azadn, por la conciencia,
y el genio te bes la adolescencia
porque la cruz, por dentro, te bulla.
No hay duda que eso fue. Que tu pitanza
se coci bajo el hbito de Ignacio,
con lumbre de su amor y en su puchero.
Y all abriste la boca de Berganza,
deshojando metforas de Lacio,
minndole a Sevilla su salero...
A GREGORIO PRIETO
Me encontr con tu infancia en una esquina.
T estabas sin querer; pero all estabas.
Se te apagaba el alma si jugabas.
Te lloraba tu flor sobre tu espina.

Cunto huracn rugiendo en tu sordina!


Tu incgnita era el aspa de tus trabas.
Girabas, y girabas y girabas...
Con tanto viento as, qu fuerte harina!
Y as sali tu pan: para otra cena
de otro jueves diablico y divino -,
donde el tonel del Genio se descorcha...
Todo, por tu esquinita: tu patena!
Por la tranca de sed de tu molino.
Por la Angustia primera de tu Antorcha.
TODO
Recuerdo el trillo aquel junto a aquel muro.
Qu nidos de palomas bajo el trillo!
Qu desazn del torpe lazarillo
que lleva el alma a taladrar lo oscuro!
Recuerdo el pozo aquel. Terrible y puro,
recortaba un espejo con su anillo.
Cmo azog mis ojos de chiquillo!
Cmo sac la bala del seguro!
Recuerdo unas tinajas parideras.
Tiradas sobre el suelo, sus caderas
temblaban por sus vinos ms lejanos.
Recuerdo el juego aquel: pierdo y no pierdo...
Recuerdo aquel recuerdo que recuerdo
cuando encisca mi infancia sus vilanos.
CLIMA D E INFANCIA
I
Dentro del seminario te vea
como una flor graciosa sobre el mapa.
Nos estaba prohibido decir guapa;
mas slo con nombrarte lo deca.
Mi caja de sorpresas se mova.
Mirndote lucir. S alt la tapa.
La sotana colgu; volv a mi capa.
Y hacia el sur, rumbo al mar, me largu un da.
Lo que so con sueos de dormirme,
lo que viv con sueos de despierto,
lo encuentro en ti, Sevilla; es revivirte,

gozos de nias, y sin haber muerto.


Es volver a mi patio y despus irme...,
contando los limones de mi huerto.
II
Esta luz de Sevilla... Es un aroma
que en vez de ir al olfato va a la vista.
La bautiza, al nacer, S an Juan Bautista.
Se embriaga en su cenit y es de Mahoma.
De tarde es roja y blanca: una paloma
que en un granate ambiguo se despista.
De noche es de esmeralda y de amatista,
y en ella el firmamento se desploma...
Yo, castellano exacto, siento miedo.
Con esta luz difcil yo no puedo
ms que ensoar mi corazn pasado.
Ritmo de amor..., ayer... Lo dems, muerte.
Mi apellido se va, se me pervierte...
S oy Antonio o Miguel? Quin me ha nombrado?
III
S acudida en la sangre. Escalofro.
Falenillas de ayeres de pureza
me asombran de diamantes la cabeza,
como un pasmo de estrellas sobre el ro.
Ya es el Guadalquivir pequeo y mo.
Ya es una tibia, seda mi aspereza.
Ya es mi noche de julio y su riqueza.
Ya s que me conocen, y sonro.
Palacio de la Dueas. Ruiseores
de aquel jardn guardado en la maana
lo mismo que en fanal doradas flores.
Caliente voz sin cambio. Brisa hermana.
Qu bien huele este olor! Qu olor de flores!...
Mi S evilla infantil, tan sevillana!
IV
...que tena mi madre en sus macetas.
Perfume para el alma y el olfato.
Yo percibo el aroma de un retrato

prisionero entre pginas secretas.


Minuto y flor. Pasar. Vida en regato
con mrgenes de besos y violetas.
Ya estn de pie mis ntimas glorietas
por ese olor descolorido y grato!
S, te recuerdo, tarde alegre y clara...
Como otra vez las manos, hoy la cara
quiero hundir sobre el agua que solloza.
Ponme limpios los ojos, fuente ma!
Voy a buscar la tarde de aquel da,
lavndome mi sangre de su broza!
V
... Y al fin marchar. La soledad me cruza
de parte a parte el alma, y mis banderas
ya despleg, en mis torres ms cimeras
la juventud de un viento que me azuza.
Mi emotivo terrn se desmenuza.
Conmigo van tus labios, tus ojeras
- flores en boca y lnguidas palmeras
en prpado febril -, joya andaluza.
No te abandonar. Y aunque tu ardiente
cielo se quede atrs, graciosamente,
temiendo el cierzo arisco de Castilla,
sers siempre el secreto de mi infancia:
primer sangre de amor por mi mejilla...,
beso herido de ausencia y de distancia!
SONETO A LA PRIMERA GOLONDRIN A
Ya le tembl a aquel muro su cimiento.
Se destroz ese alero en que anidabas.
Pero an me pesca sed mis almadrabas
para esperarte a ti, novia del viento.
Ven, golondrina, ven; cielo es mi aliento
donde volcar tus grciles aljabas.
An me queda esta cal donde me atabas
la lrica espiral de tu contento.
An queda algo de m! Para ti he sido.
Para ti habr de ser. Para ti, en todo,
la mano de esqueleto de tu nido.

Tendida est mi voz, de cielo a lodo.


Rmpete en mi cimbel tu pecho herido...
Bcquer solloza en m, codo con codo.
EL PO ETA D EDIC A UN EJEMPLAR
DE S U CARD ENCHA
Bajo el ovillo de estos versos late
la claridad de un tiempo misterioso:
la infancia sobre el pan y chocolate
de una eterna merienda sin reposo.
Todo un ayer. Los juegos ms distintos.
La lumbre de un corral destartalado.
La pureza enjoyando los instintos.
La engaosa Manzana sin bocado.
T saliste mejor. Yo qued muerto.
Cuatro cardos en cruz sobre mi huerto,
toda un aspa de sed sobre mi llaga...
No importa. T en tu senda y yo en la ma.
Quin sabe si igual lumbre que se apaga?
Dios sabe si igual astro que se enfra!
FOTOGRAFIA
Ese soy yo. Frenaros la extraeza
de encontrarse mi imagen tan a mano.
Perdonadle al alcaide el gesto humano
de exhibir su postrera fortaleza.
Los ojos, de distancia y de tristeza.
La boca, en la mitad d e su verano.
Como un humilde casco borojiano
mi biso de pao, en la cabeza.
Pjaro de carmn por mi solapa,
S antiago, abierto en cruz, como en un nido,
cosindome a los astros con su grapa.
Lvida voz de ayer. Voces sin ruido.
Y este terrible adis que se me escapa
desde no s que cimas del olvido.
S ED
Pienso en mi sed, Seor: mi sed de todo.
La sed la cuida el agua, y T me riegas.

Pero si t te cansas, si te niegas,


qu va a ser de mi cielo y de mi lodo?
Si de esta sed donde me acodo,
secando mi soar T me despegas,
ya no podrn mis pramos ser vegas:
se habr secado el charco y no habr modo.
No tendr ni una flor que me desclave,
ni un sapo que renueva mi delito,
ni el jabn de una estrella que me lave.
Seor, Seor, tu lluvia necesito!
Quiero nutrir mi sed, que no se acabe...
No quiero verme en bloque de granito!
AMIGO ABRIL
Nada de pena, abril, nada de pena.
Tengo el alma transida de llorarme.
Para sanar, abril, para sanarme,
desngrate en mi sangre, vena a vena.
Llena mi copa, abril; mi copa llena.
Tengo el paladar seco de secarme.
Para aromarme, abril, para aromarme
tiende tu blanca lluvia por mi arena.
Ven, abril; llega abril; que tengo el hombro
sin esa mano amiga que apuntala
cuando un muro de fe se viene abajo.
Abril, mi amigo abril, prstame un ala!
Me da miedo el temor de ser mi escombro,
piedra para el orn y el salivajo.
MI S IEMPRE YA
Los surcos de mi carne me han crujido
con un dulzor de siembra a diente y beso.
Dentro del corazn me prea el peso
de un grano de cebada bien prendido.
Yo habr de ser la espiga de un latido
que, preso en m, creciendo, me har preso.
S lo querr su troje piedra y yeso para aplacar mi gozo y ser comido.
Siempre su pasto ya! Carne regada
de un cielo en sinvivir. Trgica flecha

que tira del terrn, de tan granada...


Seor, Seor, mi espiga ms derecha!
Viglame este grano de cebada!
No puedo ya ser ms que su cosecha!
PODER VOLVER
Te he besado, S eor, y te he vendido.
Con los treinta dineros que me han dado,
compr un spero campo en mi costado,
y en l mell mis rejas, dolorido.
Sembr arrepentimiento, y no ha nacido.
Me abr un pozo de llanto, y se ha secado.
Quise hacerme alfarero, y, renegado,
puse mi barro al sol y no ha cocido.
Cayendo o levantndome; ya ileso,
ya murindome a rajas, solamente
me salv la hermosura de tu beso.
Si l me torna hoy a Ti, contn mi rienda.
Nunca sueltes del todo mi corriente.
Y yo vuelva a besarte... aunque te venda!
BES O DE ADIOS
Me doler tu boca como un pulpo
de lacre que en mis labios se encapulla.
Cincel de lengua en flor que me destruya,
me esculpir en Adn mientras te esculpo.
Culpable yo? Por qu? Si yo me culpo,
ser porque es la culpa tuya y tuya.
Te envolver el sudor que de m fluya,
red de cristal, sal suelta, pulpo y pulpo.
Me morir por ti. Justo es que muera
llevando ese delirio en la salmuera
con que t me sazones mi saliva.
Dios me perdonar slo por eso:
A ver el beso, el beso, el beso, el beso...!
(La tierra de mi boca estar viva!)
DE MI VENDIMIA
Lleg Dios y cort. Busqume arrimo.
Rod por el lagar. Manche mi frente.

Ya soy llama de un mosto en el relente


de un vaso que me doma con su mimo.
Dos uvas me quedaron del racimo,
dos uvas que se pasan dulcemente.
De mis ojos de ayer, ya solamente
dos recuerdos de agraz que empolv el limo.
Fermento en fuerte hervor; pero me apago.
La tinaja del aire en donde yago
s que quiere rajarse y no se raja.
T tan slo, Bondad, puedes salvarme:
qutame cuanto pueda avinagrarme...
y haz un cliz de amor de mi tinaja!
ANGEL
Palpitante de gubias de S alzillo,
con no s que celeste en tu madera
tu anglica ambicin cruz la esfera,
llevando un grcil verso como hatillo.
Te amaron los rapaces de Murillo,
S an Juan te dio sus pieles de cordera.
Botticelliana en ti, la primavera
forz tu puerta y te encant el pestillo.
Qued en tu ser la primavera toda.
S o en tu sangre y derramse en boda.
Qu alegre anunciacin por tus ventanas.
Y as fue tu locura en el Parnaso:
nueve vientres con siembra de campanas...
Y un repique de gloria tras tu paso!
NUEVE D E JUN IO
Te quedaste en dos ochos: como aquellos
que yo llam infinitos levantados...
Llegaba S an Antonio por tus prados,
y vio a la Muerte, segadora, en ellos.
Cunta nieve de paz por tus cabellos!
Cunta calma de amor por tus costados!
Cunta luz, tras tus prpados cerrados
sintiendo viudedades de destellos!
Lumbre a tus pies, la sed de unos claveles
te abri cien mil Sevillas de crespones

junto a cien mil Giraldas de laureles.


Me doli tu medalla, enorme y fra.
La Mancha alz su vientre de terrones...
Cunto trbol, San Juan, sin alegra!
ES PEJO - Y ES PEJIS MO A
EVA C ERVANTES
A EVA
Ya no encontraba Dios nueva costilla,
ni otro hombruno dormir, ni otro pecado.
Palp en su eternidad, desencajado:
Cmo alterar su brjula y su orilla?
Volvi a centrarse en s, mir a Sevilla.
Pidi a Cervantes nervio, y le fue dado.
Bajo un naranjo en paz, perfume a nado,
Dios soterr en un hoyo tu semilla.
Se alz tu sed, corola de infinitos.
Cuntos gritos de estrellas, cuntos gritos
quemando, en gracia tuya, su canana.
Se abri la copla el pozo de su nuca.
Y en spid bajo el pulso en flor de yuca,
tu mano fue escribiendo su manzana...
A ELLA
Novia de luz sobre la luz del da.
Verso de paz sobre la paz turbada.
Conformidad de amor por tierra echada.
Lgrima de silencio y armona.
De un Lzaro Miguel, Marta y Mara.
Quietud de otra Betania sosegada.
En ti, el dolor: la brjula sagrada,
la voz de Dios que fortalece y gua.
En ti el dolor, brutal, desnudo, entero.
Dolor todo dolor, dolor primero,
dolor sobre una aurora de sorpresas.
...Y al resplandor de un llanto sin confines,
logran virtud de Abeles los Canes,
nimbas las Celestinas de Teresas.
HOY

Llegu al umbral lejano y no hall nada.

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Ni pozo ni colmena en mi presencia.


S lo la telaraa de la ausencia
quiso pegar su muerte en mi mirada.
La mano que me am, vol cansada.
La flor que se arom, me neg esencia.
Llam, llor, mord, ped clemencia...
Me peligr la sangre, desterrada!
Regres hacia mi fe. Pacientemente.
Cog el antiguo libro adolescente.
Lo inyect de esperanza laboriosa.
... Y aqu me vuelve el verso que tena:
mi pozo, con su espada de agua fra;
mi bresca, con su entraa luminosa.
CEDO
Yo creo en ti: discbolo de lumbre
que sabe remansar su arquitectura.
Futbolista ser si el sol fulgura
como un baln de rosas por tu cumbre.
No beber tu esfuerzo en el azumbre
donde Dios santifica mi locura.
Me aliviar la piel de mi gordura.
Me mondar los huesos de mi herrumbre.
Buscar el Partenn de la Alegra.
Le pedir al silbato la armona
de un rbitro Platn que doma y crea.
Timbrar tu cancin de la victoria.
Y herir el marcador con luz de gloria
cuando acabe en tus redes la pelea...
MI LABIO EN CALMA
Mi labio, en calma: el animal sumiso,
y el pozo, un trino en su frescor trinado.
Tu corazn, junto al brocal, parado.
Y yo ante ti porque el amor lo quiso.
No s cuntas palomas, como un friso
de airosa claridad, bajo el tejado.
Y un ngel no severo y s asombrado
de pie junto a unas letras: Paraso.
Te mirar con mi vigor prudente.

Me mirars con tu virtud serena.


(Dios mover en el surco la simiente).
Beber muy despacio. Y mientras bebo,
sentir en mi alcarraza tu azucena...
Y el ngel nos dir: Pasad de nuevo.
SONETO DE LA MAN ZANA S IN SOMBRA
Todo el sudor se enhebrar en un hilo.
Ser un collar sobre tu piel de brisa.
Por esa joya amarga tu sonrisa
trocar cada piedra en un pistilo.
El pjaro, en la jaula, como en vilo.
La flor, sobre su vaso, como en misa.
L apolilla, sin mal, por la cornisa.
La tela, en su lucir, por su pabilo.
Mantel todo pureza. Un blanco avaro
de msica y de tiempo en esta caja
donde la vida encumbra su deleite.
Lo dems, lo de Dios: Perfume claro...
Ese pan que se esponja en mi navaja
y esa tierra esmeralda del aceite.
A UN A GOTA D E AGUA
Lgrima no salada y no dolida,
sudor de Dios cual zumo de lucero,
qu bien sobre mi hueso volandero!
qu bien por la meseta de mi vida!
Yo fui cruzando calles sin salida,
fui saliendo a este campo sin lindero,
y t, gota celeste, en mi madero,
lograste no hacer cuarta cada.
Me qued... T lo sabes, Cristo amado.
Sin clavos de pasin, ni en mi costado
la rbrica espantosa de la muerte.
Hoy siento en m una siembra de arrogancias...
De ti, gota inmortal, de las fragancias
que le diste a mi carne por beberte.
EL PO ETA INTENTA D ECIR AD IOS ...
Qu nube aliviar nuestros fracasos,

troqueles de mi verbo bien naciente?


Qu amor ser del surco y la simiente?
Qu cerros de S an Blas de qu Parnasos?
Qu Ovidios, qu Demcritos, qu Tasssos
mecern leche tierna a nuestra hirviente
postrada de la boca y de la frente?
Qu viento ir en la crin de vuestros pasos?...
Jabaln de ansiedad fue vuestro borde
de Gramtica en flor lira y acorde -,
regando lo brutal de vuestro empaque.
Lzaros de mi fe! Pjaros mos!
Vocablos de mi rito! Escalofros!
Quin, chilanco, empotro, barja, zaque!...
LA CORUA
Cangrejo de cristal de galeras
prendido a los cantiles de tu puerto,
bajo el caparazn, tu pecho abierto
tienes para naufragios de alegras.
Llora un sin fin de amadas Rosalas
la dulzura meiguia de tu huerto,
y en esa pena, en que el dolor se ha muerto,
moja su encanto el sueo de tus ras.
Dios te puso a bordarle al emigrante,
con la estrella polar de su destino,
su pauelo en adis, paloma errante.
Dios te dot de un ndice divino:
dedo de piedra que arranc a un gigante
para araar las rutas del marino.
PONTEVEDRA
Vigo es tu amor y tu martirio, amiga.
El es tu marinero y t le esperas.
S obre tu costa embrumas tus ojeras
con un mimoso orballo de cantiga.
T eres la claridad y l es la intriga.
T, la dulce oracin..., lanchas pesqueras...
Por Vigo, entre las jarcias extranjeras,
la brjula, ambiciosa, se fatiga.
Firme alero nostlgico y lejano,

la anduria te ensuea y te ambiciona,


santa en la brevedad de tu verano.
Su gaita la recibe y la adormece:
Cuntame de mi amor, que me abandona...
Y el viento, que te escucha, palidece.
EL TRILLADOR
Grumete de una barca de madera
con quilla de afilados pedernales,
sobre un mar de redondos litorales
inscrito en el cuadrado de la era.
Terrado sol, bajo la tarde entera,
y al ritmo de una copla sin finales,
retuerce con la sed de los ramales
la impa de su triste soarrera.
La sierra, con su tbano giboso,
le pica al sol su belfo canceroso
y araa el pajonal de seca escama.
Y el trillador grumete de su trillaprosigue hacia una playa... sin orilla
sobre un vicioso crculo de llama.
NOCHE
El vino es negro. Un tnel en la frente
y otro en el corazn, para el viaje
de la infeliz locura y su equipaje:
maleta de delirios solamente.
Cunta estacin absurda! Gente y gente.
Descompuesta Babel de igual lenguaje.
Y una soledad triste bajo el traje
conforme rueda el tren, penosamente.
Y el vino viene y va. Se nos apagan
los astros ms pacficos. Nos tragan
las sombras del misterio desmedido.
Por los andenes de las albas crudas
se ven sufrir nuestras miradas mudas.
Luego nos llame Dios... y nos da olvido.
HOMENAJE D EL BEBEDOR A LA TINAJA
Oh amante del empotro! Oh, Prometea

sumida en ese garfio que te anuda!


Bveda vertical, panza desnuda,
canguro de la copla y de la idea.
Guillotinada y manca Dulcinea
que orina en turbio cuando en cascas suda.
De barro y no de ncar, grande y ruda
caracola sin mar, mas sin mar
Por tu impdico corcho, el pulso ardiente
de toda mano ansiosa de tu entraa,
pas ms de una vez sus cinco dedos.
Que eres tripa, eres pecho y eres frente
de todo aquel que asfixia su cizaa...
Cliz de sed de los terribles credos!
BAUTIZO
Calimocana, Nufraga, S ombra...
Fueron quedando con su nombre impreso.
Ms que yeso, fue tacto, boca, beso!,
Y el barro se hizo carne que senta.
Y toda la bodega se mova
caliente por la lumbre de aquel yeso.
Sudbale el empotro, fuerte y tieso,
pues todo el costillaje le cruja.
S an Borce con su pluma y con su bota
levantaba hacia Dios la pingorota
de su grcil montera de demente.
Y Dios paraba el barco, poco a poco...
Y cada corazn divino y loco?
se escuchaba un Jordn bajo su puente.
ALCALA, RAFAEL
Mlaga. 1.943
Funcionario, prosista y poeta.
Hallado en Internet.
POBRE MUERTO MIO
S obre el lecho mi cuerpo est presente.
Le han puesto el traje verde que detesto,
y a su cuello se ajusta una corbata
de seda natural, de un rojo cruel

la mar de hortera. Tiene maquillado


el rostro con un polvo color ocre.
Y en los labios, carmn del diecisiete
rosa de Rotam, que es un castigo.
Gentuzas, botarates, plaideras
de tres al cuarto, decid, qu habis hecho
con mis restos de vate sustancial?
Cmo entrar en los cielos con tal facha?
Decidme, merdellones, cmo paso,
si a un drag quuen me parezco ms que aun muerto.
CON REBOTE INC LUIDO
Mi esqueleto se pudre! S er tarde
para tomar helado en Casa Mira?
Vrtigo tengo; pulsar la lira
que mi demonio guarda en la cobarde
oquedad de mis ojos. Llega el fro!
Propongo un trueque a un alma generosa:
por un brasero ofrezco una baldosa
que a un gran duque rob por el esto
aquel que no recuerdo. Depresivo
me encuentro -cmo siempre!-. Ests seguro
de haber tomado el valium? Me conmino
a no estar triste, slo convulsivo
y taciturno. No, no valgo un duro;
pero todo me importa ya un comino.
Menos t, palo de mar, pasin ma;
equinoccio de seda, amado islote.
Les ruego me dispensen el rebote.
ALCALA VENC ES LADA, A.
Espaa. S iglo XIX XX
Poeta. Colaborador de Rodrguez Marn.
EL S ONETO ES PAOL
Tiene fama el S oneto en Poesa
de hacer que un fino ingenio se aquilate
en sus catorce versos y retrate
del buen poeta el estro y maestra.

Merced a su pujante fantasa,


como un gil jinete, logra el vate,
firme la rienda, pronto el acicate,
del S oneto domar la rebelda.
Cautivo entre los puntos de la pluma,
y, en pensamientos de belleza suma,
heroico, alquitarado a lo divino,
satrico, mordaz, sencillo, ledo,
sirve en Lope, en Leonardo y en Quevedo
de honra y prez del espritu latino.
ALCALA GALIANO, ANTONIO
Cdiz. 1.789 Madrid. 1.865
Acadmico de la Real Academia Espaola,
ocup la silla f de 1.847 a 1.865.
Escritor, poeta y poltico.
EN EL ALBUM D E LA S EORITA
DE GAVIRIA
En el saln dorado resplandece
en tiesto lindo de soberbia china,
rica en gala y olor, flor peregrina
que al pasmo universal su dueo ofrece.
Y all distante pobrecilla crece
en el prado que el sol claro ilumina
entre la hierba inculta y tosca espina,
bella aunque humilde flor que el aire mece.
Laura, del saln regio que admiramos
en hora buena gocen los primores,
pues suyos son sus opulentos amos.
Pero amemos al prado con sus flores
si nuestro fue y entre ellos nos criamos
gozando sus perfumes y colores.
ALCALA Y HERRERA, ALONSO
Portugal. Lisboa. 1.599 1.682
Escritor portugus que escribi
en espaol. Poeta hallado en Internet.

SONETO
Dudoso estoy si bronce soy, si hombre,
pues vivo sin morir en mi tormento;
ser hombre no es posible, pues no siento,
y de hombre slo tengo injusto nombre.
Bronce debo de ser, bronce me nombre
quien tuviere de hombre entendimiento;
que vivir sin Mitilene intento
bien merezco de bronce vil renombre.
Oh bello querubn, dulce bien mo!
Cmo podr vivir sin ti, sin verte,
si de m, con ser bronce, no me fo?
Pues te quiero, mis ojos, yo de suerte
que en el fuego del pecho el bronce es ro
y puede ser el ro de mi muerte.
ALCALA ZAMORA, JOS E
Mlaga, 1.939
Catedrtico de Universidad de Historia Moderna
Ejerce en la Complutense. Acadmico numerario
de la Historia. Premio Quevedo del Ayuntamiento
de Madrid en 1.992
SONETOS
1
Resplandeciente espejo, blanca nave
que recorres la oscura y estrellada
bveda de la noche con callada
ceremonia de plata, lenta y grave.
Crculo femenino, muda ave,
mayor mundo nocturno, roca alada
que gravitas en rbita baada
por el fuego del sol con luz save.
Itinerario hacia la esfera llena,
desde el cono de sombra de tu cuna
hasta tu plenitud, casta y serena.
Amante sutileza, astral laguna,
playa redonda de griscea arena,

rodeada de mares negros. Luna.


2
Como en el viento la cancin lejana
que hablndonos de amor, nos enamora,
como el arroyo de cristal que llora,
araando los montes de que mana;
como en la noche suena la campana
de la parroquia vieja al dar la hora,
mientras la mente, en el silencio, explora
la hondura del taido que desgrana.
As suenan en m nuestros ayeres,
como agua que llora entre las breas,
como cancin de amor, pues t lo eres.
Suenas en m como la madrugada,
cuando del todo de mi ser te adueas.
Retumba el bronce de la campanada.
3
No hay soledad ms grande que la ma,
ni que ms desespere y ms destruya,
porque es soledad tuya, falta tuya,
desolacin, lunar melancola.
No hay ms espesa sombra que la umbra
de tu ausencia, dolor que ms derruya
ni que ms de m dentro me recluya,
solo yo frente a m con mi agona.
S ombra y abismo de mis soledades,
nosotros, nuestro ayer, qu eternidades
de no tenerte, yo solo conmigo!
No hay abismo ms hondo que mi pena,
todo es quererte, nunca estar contigo,
y el hueco tuyo, donde el viento suena.
4
El sabor dulce del amor tardo,
del amor tal vez ltimo, quiz
mas sabroso por ello y porque ha
nacido casi en la estacin del fro.
Amor que va llegando, como un ro

hasta la mar que espera, amor que est


en el lmite mismo o ms all,
amor despus del tiempo del esto.
El sabor dulce del amor que sabe
nadar la solas donde el agua cubre,
timonear la ruta de la nave.
S abor ms dulce del amor de octubre,
que en el pecho cansado apenas cabe
cuando ms modos de querer descubre.
5
Recuerdas aquel viaje a Andaluca,
los cerros, con sus rejas de olivares
movidos por el viento, como mares
de plata, bajo el sol del medioda?
No te acuerdas de cunto te quera,
tan sin cesar, en todos los lugares?
Mis plegarias, mis ms puros cantares,
eras. Mi corazn, tuyo, t, ma.
Recuerdas los olivos? Te ense
a gustar de sus hojas y sus troncos,
peascos vegetales, tactos broncos.
Bajo sus frondas grises, yo te am
y t me amaste, con acentos roncos,
pasionales, que, cmo olvidar?
6
Por ti, de ti mi alma enamorada,
con la sola excepcin de tu respeto,
se ha ido desnudando por completo,
hasta quedar del todo desnudada.
Por ti, de mi tristeza he dicho cada
herida abierta, sin guardar secreto,
a timidez ninguna, a ningn veto,
atado mi dolor, callando nada.
Por ti mi intimidad ha desnudado
y, diciendo los lutos de mi amor,
mis ms sentidas penas no he callado.
A todas las miradas he abierto
mis retiros contigo y, sin pudor,

todo mi ser a todos descubierto.


7
Como crece la espiga desde el grano
para hacerse trigal, mieses doradas,
olas de viento y oro arracimadas
en las fechas maduras del verano,
as mi amor creci de ti temprano
hasta ser viento y mar de enamoradas
espigas en nosotros levantadas,
simiente hecha cosecha por mi mano.
Como el fruto que nace de la flor
y, convirtiendo en carne los colores
transforma los perfumes en sabor,
as, creciendo ms, siendo mayores,
mis deseos de ti se han hecho amor,
igual al sol que madur las flores.
8
Yo te ense a querer los olivares,
las toscas tallas de su enraizamiento.
Gustabas su marcial alineamiento
en infinitas filas regulares.
Cmo olvidarlo?, me dijiste, entonces,
mirndome con ojos pensativos,
palabras que sonaron como bronces,
palabras que recuerdo con tristeza:
-jams me olvidar de estos olivos
ni tampoco de ti, ten la certeza-.
9
Cmo me gustara estar ahora
en tu casa, contigo, hablar despacio
de ayer, ir escribiendo otro prefacio
para un amor ms hondo y ms en hora.
Como quien vuelve a lo que ms aora,
regresar a tus horas y a tu espacio
con este amor del que jams me sacio
y al que el tiempo no vence ni minora.
Volver contigo, estar contigo junto.

Mirarnos a los ojos y saber.


Hablar, sin prisa, de cualquier asunto.
Sentir tus vibraciones de mujer,
las horas del amor de nuevo en punto.
Yo. T. Oh, Dios, oh Dios. Volverte a ver!
10
Todava?, me dices. Todava
contino amndote y me obceco
con tu ilusin, cristal del cauce seco
de tu imposible, de tu lejana.
Vibran en m, con retumbante eco,
mis ayeres contigo sin futuro
y en soledades de silencio oscuro
mi amor tiene la hondura de tu hueco.
Porque siempre a la noche sigue el da
y hasta en la ms desrtica aridez
crece la vida, espero y, esperando,
mientras t me preguntas, todava?,
halagada e incrdula a la vez,
yo me pregunto, te pregunto, cundo?
11
Dentro de m, contra tu amor batallo
y siempre me derrota y siempre crece.
Quiero callar mi voz y no enmudece,
quiero acallar mi amor y no lo callo.
Busco olvidarte y dondequiera te hallo,
te quiero no sentir y me estremece
todava tu amor y reverdece
con savia nueva y vigoroso tallo.
Nuestra imagen de ayer en m persiste,
negndose a la noche del olvido,
ntima luz solar, azul remoto.
Y slo s de m que no desiste
de ti mi amor, que estoy sin ti perdido
y todo yo desmoronado y roto.
12
Una mirada, una palabra tuya,

la tangibilidad, por fin, del mito


y todo yo sera un canto, un grito
jubiloso de vida, un aleluya.
Un xtasis de amor, un himno cuya
msica proclamase mi infinito
deseo de ti y lo que necesito
que tu amor me esclarezca y me construya.
Una palabra tuya, una mirada,
despus de tanto tiempo en esta oscura
noche por tu recuerdo iluminada
nicamente y yo regresara
a la vida, a m mismo, a mi estatura,
mis ojos llenos de la luz del da.
13
Mi amor a no estar t no se acostumbra,
mis ojos no se hacen a no verte,
no hay quien de pensarte me despierte,
terco dolor de ti me apesadumbra.
S lo la luz de tu recuerdo alumbra
mis soledades tuyas y este inerte
andar, la vista atrs, desde la muerte
de tu amor, por caminos en penumbra.
Muro cado, amarillenta herrumbre,
cancin lejana de doliente timbre,
ojos mirando la pisada cumbre,
distante ahora, amarga certidumbre
del ayer ido, inextricable urdimbre
de horscopos hostiles. Pesadumbre.
14
Con cunta luz recuerdo cada cosa
de nosotros entonces, los detalles,
las altas cimas, los ocultos valles,
mis labios, perfumndose en tu rosa.
Dondequiera, ahora, que te halles,
ests presente en m con religiosa
ceremonia de amor. T silenciosa,
continuamos hablndonos: no calles.
En mi memoria, cmo no te empaas,

cmo mis horas no desacompaas,


lo que fuimos, con cunta luz es hoy,
despus de tantos aos, compaa,
cumbre ms alta, luminoso da,
recuerdo tuyo, de quien no me voy.
15
Hay algo en ti distinto, algo que es
belleza diferente a la habitual,
una gracia ms alta, espiritual,
que alumbra alrededor de donde ests.
Algo que transparenta, a travs
de la mirada, clido cristal,
de la sonrisa: un eco sin final,
porque te vas y siempre ests despus.
Eres el absoluto femenino,
lo son todas tus partes, una a una,
desde el ptalo suave hasta la espina.
Casi lo femenino en ti es divino,
sin impureza alguna, sin ninguna
luz de ti no del todo femenina.
16
Oh luz! Oh luz! Oh luz! ayer tan breve
y ahora iluminando todava
mis caminos nocturnos con tu llama
de siempre suave resplandor. Oh luz!,
oh blanqusima luz, ms que la nieve
recin cada en copos diminutos!
Oh luz, que penetraste como hierro
entonces en mi vida y hoy hincada
continas en m, sin que los aos
abatan las aristas de tu lumbre
y esparzas las cenizas por el viento!
Oh luz, pues tanto alumbras como hieres.
no me abandones nunca, no est yo
ciego jams de ti ni desherido!
17
Cada da que pasa, cada ao

que recorro sin ti desde tu amor


eres ms en mi vida y es mayor
tu arraigo en m, mi amor de ms tamao.
Con mi ayer en el tuyo me acompao,
nunca olvido de ti cada primor
ni caduca en mis labios tu sabor:
as la herida de no verte engao.
S lo con luz de tu recuerdo alumbro
mis soledades, hago mi camino,
mis noches ms oscuras ilumino.
A la ausencia de ti no me acostumbro,
cuantos ms aos son, ms te echo en falta
y eres sombra ms larga, luz ms alta.
18
Amor que, aunque en ti ha muerto, contina,
amor que con la ausencia se hace ms,
en el que siempre, aunque no ests, ests,
amor que en soledad se perpeta.
Amor que ha estar sin ti no se habita,
que no te deja de pensar jams,
de quien te fuiste, pero no te vas,
que con los aos no se desvirta.
Azul profundo, azul de anocheceres,
el sol en llamaradas de agona,
crepsculo de amor que en m no mueres,
que conservas, an, lumbre del da
en tus celajes y colores y eres
una luz de esperanza todava.
19
Amor que empez siendo luz de un da,
aventura galante sin futuro,
amor de gzame mientras te duro,
amor para una corta travesa,
quin pudiera pensar que crecera
de tal modo, subiendo de lo oscuro
de sus principios al azul ms puro
del aire, en la ms alta geometra!
Amor de los sentidos, tan sensual,

nacido en un ayer de blandas plumas


y perverso a menudo en su ritual,
ha sido con los aos, al final
de tanto desamor y tale brumas,
mstica luz, palabra espiritual.
20
No s de luz, paisaje, ni camino,
si no ests a mi lado, si no tengo
algo de ti conmigo. Voy y vengo
en torno de t y yo, como sin tino.
A la redonda, con tu amor confino,
cuanto ahora soy de nuestro ayer provengo,
al da y noche de tu sol me atengo,
mi horizonte eres t y en ti termino.
No s de luz, camino, ni paisaje,
sin ti cerca de m y entre tus rosas.
A oscuras de tu amor hago mi viaje,
voy caminando a tientas. Cerca y lejos,
fuera y dentro de m, todas las cosas
son, en alguna forma, tus espejos.
21
Todo est a oscuras y en silencio ahora
en el destierro donde estoy sin ti
y desde que te fuiste ha sido as,
porque mi amor no se desenamora
de quien fuiste conmigo: a cualquier hora
eras el da, amaneciendo en m,
y hoy es siempre de noche, como si
fuera una umbra que ningn sol dora.
No termina mi amor, que nunca ignora
cmo te quise, cmo me quisiste,
y todo es descorazonadora
desesperanza de volver contigo,
mi alrededor, el cementerio triste
de las palabras tristes que te digo.
22
No ms, no ms, para qu ms decirte,

si nada vas a or ni te conmueve,


si es, para m, tu corazn de nieve
y hay nieve en mis cabellos, de sufrirte?
Para qu imaginarte, al escribirte
poemas para qu- que el viento lleve
si mi boca a decrtelos se atreve?,
para qu, intilmente, perseguirte?
No ms no ms, bastan los versos dichos,
no se prolongue ms mi cautiverio
en el empeo estril de quererte:
entirrelos mi amor en blancos nichos,
donde un alto ciprs del cementerio
alce el negro obelisco de la muerte.
23
Me encerrado en m mismo, porque quiero
sentirme solo a ti, dentro de m,
ser los recuerdos que poseo de ti,
cavarlos con paciencia de minero.
Me he encerrado en m mismo, porque espero
que siempre en m seas ma, como si
siguieras a mi lado y porque as
en tu amor vivo y en mi amor me esmero.
Me encerrado en m mismo, porque s
-t ausente ms all de mi fronteraque, si salgo de m, no te tendr.
Vivo dentro de m, porque aunque fuera
de m jams te recuperar,
en m sigue tu amor siendo quien era.
24
El agua de la fuente ya no mana
pero no se ha agotado, no est seca,
aunque la brisa ya no la desfleca
ni el aire con sus gotas se engalana.
No tiene el agua de la fuente gana
des ser vieja cancin, ahora hueca,
y en silencio sin lgrimas la trueca,
para otra vez, quiz, correr maana.
El agua de la fuente ya no fluye

con su chorro y cascada de cristal,


pero, all dentro, el agua no concluye.
No desea hacer chorro ni cascada
ni msica de su interior caudal.
La fuente, solamente, est cansada.
25
Loco dices que estoy y loco estoy,
en efecto, de amor, de amor locura,
de amor siempre sin ti, de amor sin cura,
de amor que me acompaa donde voy.
Loco dices y loco es lo que soy,
querindote sin juicio ni mesura;
de locos es que dure lo que dura
el amor sin respuesta que te doy.
Dices verdad, amor tan en tu ausencia
y, al mismo tiempo, amor tan duradero
no es amor, sino modo de demencia.
Amor tan grande en m y en ti tan poco
es total falta de cordura, pero
no lo voy a matar porque est loco.
26
La niebla, alrededor, no es tan espesa.
Mi pena es menos que la que senta,
aunque sea tan grande todava.
La llama ha descendido y es pavesa.
La tempestad que eras en m ya cesa,
el cielo va aclarando y es el da
de nuevo azul y mi melancola
es menos y el dolor menos me pesa.
En el amor que fuimos anochece
tambin, ahora, en m, aunque te quiera
todava y tanto. No alimento forma
ninguna de esperanza. Se estremece
cuando te nombro, pero ya no espera
nada de ti mi amor y se conforma.
27
Aprend el marchitarse de las flores,

las lgrimas de lluvia en la ventana,


la vida que se vive con desgana,
el agua triste de los surtidores.
Supe todos los lutos y dolores,
la desesperacin de cuando es vana
la espera intil de ningn maana:
supe del desamor de tus amores.
Me sumerg en m mismo hasta no ser
ms que recuerdos tuyos, noche y da
todas las formas de sufrir sufr.
Supe la soledad de no querer
ms compaa que tu compaa
o palabras hablndome de ti.
28
Ha sido, todo, un terco epistolario
de amor con remitente y sin respuesta,
ha sido esta locura, ha sido esta
constancia de mi amor e itinerario.
Fecha tras fecha, ha sido un calendario
de ternuras, una amorosa apuesta
perdida cada da, una alta cuesta
de pena y soledades a diario.
Ha sido un extenuante recorrido
a travs del dolor de cada da
por tus puales de desdn herido.
Ha sido recordar una por una,
las horas de tu ayer conmigo, ma,
casi sin esperanza o con ninguna.
29
Ests. Sigues estando. Continas.
No abandonas mi vida. Permaneces.
No disminuyes con el tiempo: creces.
Mi afn de ti prolongas, acentas.
En mi memoria nada te atenas.
Nunca te eclipsas ni te vas a veces.
Siempre te siento. No desapareces
de mis das. En m te perpetas.
Eres quien fuiste y quien sers. No dejas

de ser mi compaa cada instante.


S oy t; t, yo: conmigo te emparejas
a todas horas porque no te has idoen un culto de amor obsesionante.
Persevero en tu fe. Jams te olvido.
30
S abes t cunto amor es un soneto
escrito un da y otro, ao tras ao,
hacindome a m mismo tanto dao
y olvidado de m tan por completo?
S abes t cunto amor es ese reto
que venzo cada noche, cuando extrao
tu presencia conmigo y me acompao
con mis penas, a solas y en secreto?
S abes hasta qu extremo es herosmo,
y lo mucho que duele y lo que cuesta,
amar en el silencio de uno mismo?
Comprendes cunto amor es necesario
para querer sin recibir respuesta,
camino, con tu cruz, de mi calvario?
31
Da tras da caen del calendario
las fechas de mi amor, que permanece.
Da tras da el sol se desvanece,
pero jams concluye mi calvario.
Mis noches son, sin ti, triste rosario,
pero mi amor a ti no desfallece,
sino que cada da y noche crece,
en la ronda de ti mi itinerario.
Las cifras negras, en las fiestas, rojas,
van marchando sobre la cartulina,
como del rbol las doradas hojas.
De nada s que mi dolor aplaque,
mientras mi amor a ti siempre camina
las cruces de tu ausencia en mi almanaque.
32
Amor que entonces con tu amor viv,

amor que contina, que no mira


ms que tu ayer conmigo, amor que gira
en torno tuyo, crculo de ti.
Amor que con el tuyo no perd,
amor que de tu amor no se retira,
durando en su dulcsima mentira,
amor que es todo lo que s de m.
Jams no echo de menos tu presencia
y no dejas de ser mi alrededor,
vistindolo de luto con tu sombra.
Nunca no est dentro de m tu ausencia
ni recuerdo no eres y dolor.
Mi pensamiento, sin cesar, te nombra.
33
Recuerdo todo, como si ayer fuera,
como si todo hubiese sucedido
hace muy poco. El tiempo transcurrido
ni ha matado mi amor ni lo modera.
No te me marchas, como si no hiciera
aos que ya te fuiste y que he vivido
casi como si no te hubieses ido,
como si todava te tuviera.
Amndote con slo el pensamiento,
desde el ayer contigo mis ayeres
son cementerios que entristece el viento.
Da a da infinitan un rosario
de sombras tuyas mis amaneceres,
calendario sin ti tras calendario.
34
Han pasado los aos, pero yo
sigo fiel a tu amor, sin que ningn
da faltes en l y aunque jams
me dejes verte y seas tanta cruz
y tan agudos clavos de dolor.
Nunca no eres a quien amo an
y la estrella de amor de nuestro ayer
no disminuye en m de magnitud.
Me imagino que vuelvo a oler tu olor

y, a menudo, hasta creo ver la luz


de tus ojos, mirndome otra vez,
con la sonrisa de su mar azul
y oigo el viento sonar dentro de m,
donde el vaco que dejaste t.
35
A mitad de la noche me despiertas
con los recuerdos del ayer comn
que vivimos los dos, que vivo an
en soledades de tu amor desiertas.
Vuelves a m de par en par mis puertas
hasta en el sueo a ti- y, sin ningn
prembulo, de pronto, igual que un
sol naciente, me alumbras y me alertas.
Cuando media la noche, me despierto,
una noche tras otra, ao tras ao,
y siempre en el dolor de ti me advierto.
Cada vez infligindome ms dao,
contino el amor que en ti se ha muerto,
con desesperacin, sin desengao.
36
Es tu amor del que era y no soy dueoel tema y soliloquio de mi vida;
mi amor a ti una casa derruida,
el precipicio por que me despeo.
En la irreal atmsfera del sueo
es mi amor hacia ti como una herida
que yo mismo me inflijo, la medida
del imposible t- en que me empeo.
As es mi amor, como un epistolario
donde mi alma sangra y se desnuda,
dicindote este ntimo diario.
Mi pensamiento siempre t- se obstina
en una dolorosamente muda
conversacin de amor que no termina.
37
Adis!: has muerto en m esta maana;

al despertar, no estabas en mi mente,


como todos los das, y el urgente
deseo de ti estaba. La ventana,
dudosa claridad al alba cana,
con la plida luz del sol naciente,
poco a poco se haca transparente
a los celajes de color de grana.
El rojo globo se volva amarillo
e iba trepando en el azul del viento,
menor su redondel, mayor su brillo.
Tu amor no estaba donde siempre estaba.
Pero, por qu me engao, por qu miento,
si al pensar no pensarte, te pensaba?
38
Yo supe de tu amor la amanecida
y luego supe de l el sol de fuego,
el xtasis, la risa, el mimo, el juego,
los ms altos instantes de la vida.
Despus te supe, para m, perdida.
Como una muerte fue tu desapego,
como la oscuridad de pronto, ciego
por la hondura y la sangre de la herida.
Yo, que te tuve por mi amor labrada
a todas horas, de tu amor labriego,
entonces t conmigo enamorada,
supe el dolor intil de mi ruego,
t, siempre, desoyendo mi llamada;
este dolor de cada da, luego.
39
Voy recorriendo todos los rincones
donde estuve contigo y me queras,
peregrino de ti, cuando sabas
sembrar mis noches de constelaciones.
Regreso a los lugares y ocasiones
donde estuvimos juntos, a los das
en que todas tus horas eran mas
y un ocano t de tentaciones.
All estuve con ella... Aqu cenamos...

En este sitio la bes, una vez...


En esta misma cama nos amamos...
Y mis recuerdos, desbocados potros,
me devuelven a ti y a la avidez
de encontrarme de nuevo con nosotros.
40
He vuelto a ir ante la cristalera
del exterior de la cafetera
donde estuvimos ambos aquel da
de aquella ya lejana primavera.
Cmo he querido que tu amor volviera,
que otra vez te volvieras cercana...
No estbamos, estaba ahora vaca
nuestra mesa y yo estaba, solo, fuera.
Tras el cristal, la mesa y los asientos
vacos y t y yo muy lejos. Cunto
dolas dentro de mis pensamientos.
Por qu mi amor pens- no se termina,
por qu no deja de dolerme tanto.
Pas un coche tocando la bocina.
41
Recuerdo, ahora, aquel patinador,
te acuerdas t? Fue entonces, cuando era
entre nosotros dos la primavera
y tu amor y mi amor un solo amor.
Qu habilidad la tuya, qu primor
en su zigzag entre una y otra acera!
Con qu extremada, artstica, manera
giraba de si mismo alrededor!
T lo mirabas, fascinada, y yo
ms a ti te miraba. Y ms te sigo
mirando por la niebla del recuerdo!
Cunto tiempo ha pasado!, quiz no
hayas vuelto a acordarte, t conmigo,
de aquel patinador del que me acuerdo.
42
Fue nuestra cena ltima, desnuda

casi del todo t. Era a finales


de septiembre; en la crcel de cristales
de dos copas, la llama y luz menuda
de las velas. La noche, negra y muda,
ms all de los anchos ventanales,
mis labios buceando tus corales,
fuera tu amor en m de toda duda.
Era la cena ltima, el final.
T o sabas. Yo no lo saba.
T ms maravillosa a la irreal
luz de las velas, cunta la ternura
de aquella intimidad tan tuya y ma.
T cavando a mi amor la sepultura.
43
Al volver y volver a los lugares
donde estuvimos juntos entristeces
tanto mis ojos que los anocheces,
como un templo sin luz en sus altares.
En torno a tus recuerdos, circulares
rbitas trazo, no desapareces
jams de m y es una herida, a veces,
de pual el dolor de mis pesares.
Al volver a los sitios donde ahora
no puedo estar contigo, a los ayeres
en que te tuve, de los que te fuiste,
con una amarga lgrima te llora,
permanente, mi amor, la misma. Eres,
tu peregrino yo, santuario triste.
44
He regresado a estar en el hotel
donde estuve contigo y nos quisimos:
estaba todo igual que cuando fuimos
hace tres aos a pasar en l
unos das de playa y de mar. Tropel
de recuerdos llegaban: estuvimos
en ese restaurante; aqu reimos,
en este sitio; te abrac en aqul...
Sub a la habitacin: estaba abierta

-la 720 no me olvido-,


la puerta sin cerrar, dentro desierta.
Con todos mis sentidos, te he sentido,
sobre la cama, entre mis brazos, cierta,
y he vivido otra vez el bien perdido.
45
Entrabas en mi casa y de rodillas,
como si Dios viniera a verme, yo,
en xtasis de ti, senta... No,
no s explicar tan dulces maravillas.
Ocano de amor, en tus orillas
rompa, ola tras ola, espumas. Oh,
cunta luz fui, las veces que ocurri,
a tus pies, abrazando tus rodillas!
Todo mi ser se transformaba en gozo,
en embriaguez espiritual, locura
de mis sentidos, mstico alborozo:
sexo impaciente en religioso rito,
al mismo tiempo que sensual ternura
y exaltacin de jbilo infinito.
46
Te busco por los sitios y lugares
donde estuvimos juntos, cuando eras
el flamear de todas mis banderas,
la religin de todos mis altares.
Voy del hoy al ayer en circulares
rondas de amor. Recorro las aceras
que caminamos, por si aparecieras,
como el sol, en mi noche de pesares.
Busco nuestro ayeres, cuando era
mi alrededor tu vida, t mi centro,
tuyos los horizontes de mi esfera.
Pero te hallo, solamente, dentro
de m, en mi cabeza, nunca fuera:
nicamente en mi interior te encuentro.
47
Ternura adormecindose; distancia

del vuelo de las aves; lejana,


melanclico azul; hmeda umbra
del rincn del jardn, sutil fragancia;
desvn con los ayeres, nube rancia
de polvo y luz, deshecha geometra;
bronces nocturnos; terca meloda
tuya en m, inacabable resonancia.
Cansancio y fro, ltima mirada
antes de descender la cumbre; espejos
desazogados, turbios; vieja espada,
cristal antiguo, antiguos azulejos.
Memoria siempre, pero ya cansada.
T y mi entonces contigo, all a lo lejos.
48
Las olas. T y yo solos y las olas
azules, deslizndose a la arena
de la playa sin nadie, de ti llena,
unas tras otras, con nosotros solas.
Toda la mar, saladas caracolas;
slo su voz, tu voz, escucho, suena,
donde la arena hmeda y morena;
las olas, con nosotros dos, a solas.
Olas cristales, resbaladas alas
a orillas de los dos, lquidas naves
de espumas blancas, marineras galas.
S olos, la mar, y t, y yo, los tres,
volando alrededor, lentas, las aves,
y las olas muriendo a nuestros pies.
49
Lluvia constante moja mi ventana,
suena en el suelo, bate los cristales,
melanclico acorde de timbales,
cayendo de las nubes con desgana.
Gota a gota, la lluvia se desgrana
en hilos, largos como los puales
que hieren, golpe a golpe, con mortales
penas de amor, mi ahora y mi maana.
Trae el agua recuerdo de otros das,

imgenes de entonces, donde sigo,


tus ojos claros, tu cabeza rubia...
Vuelvo a pensar mis muertas alegras,
yo contigo, a tu lado, t conmigo,
y, amndote, te lloro con la lluvia.
50
Quieres que olvide. Cmo es olvidar?
Te quisiera olvidar, pero no s...
Olvidarte sera como que
dejase la tormenta de sonar,
faltase el aire, se callara el mar,
no hubiera sido todo lo que fue...
Olvidarte sera como que
mi cabeza dejara de pensar,
que no pensase ms, ni en ti ni en nada,
que fuera todo oscuridad vaca,
haber sido y no ser, luz apagada...
Podra olvidarme de hasta quien soy yo
pero de quienes fuimos no podra.
De nuestro entonces y de ti, ya no.
51
No te puedo olvidar, porque, olvidado
de ti, sera..., no sera nada
ms que resto de m, cosa acabada,
instrumento de msica callado,
da sin luz, camino abandonado,
ceniza en el hogar, llama apagada,
arteria de su sangre vaciada,
rbol muerto de pie, bosque quemado.
No te puedo olvidar, porque si olvido
lo que fuimos entonces, lo que eres
todava an ahora, todava,
porque si te pudiera hacer olvido
y borrarte de m, segn t quieres,
de m, de quien soy yo, qu quedara?
52
Te diste toda a m cuando era hora,

para ti, en el reloj de darme amor;


supiste ser camino, sombra y flor
y luego el desamor que eres ahora.
Qu te importo si vuelvo a ti a deshora
y es tiempo de tratarme con rigor?
Qu es el dolor, si no es tuyo el dolor?
Qu te importa quien ya no te enamora?
No existe en ti piedad ni forma alguna
de indulgencia. Ayer qu significa?
Labios que entonces me besaban, una
vez y otra, silenciosos son ahora,
mudez que, porque s, me sacrifica.
Porque es tu voluntad. Porque no es hora.
53
Recuerdas aquel arco iris, aquel
da de octubre, aquella tarde, aquella
hora final de nuestro amor y en ella
juntos nosotros dos? El redondel
del arco iris era capitel
del horizonte, crculo sin mella,
cincel de Dios sobre nosotros, huella,
recuerdo mo, para siempre fiel.
Recuerdas que quisiste aquellos siete
colores de aquel arco? La tormenta,
trueno tras trueno, retumbaba arriba,
derrumbando las nubes con su ariete.
Nuestro amor y la tarde aquella lentamente moran... No, mientras yo viva.
54
Mi amor es rbol, hondo de races,
al que el viento del pramo respeta;
t, nube a los caprichos de l sujeta,
llevndote mis horas ms felices.
Las palabras de amor que ya no dices
a mis odos, pgina secreta
que todava mi deseo inquieta,
se han convertido en rojas cicatrices.
Mis races estn en cuando estuve

contigo ayer, con eso se contenta


mi amor, con aquel tiempo que te tuve,
y permanece y no se desalienta.
Para decirlo en resumida cuenta,
mi amor es rbol y tu amor fue nube.
55
Como la nube tormentosa cala,
en sus hilos de agua descompuesta,
al campo, a cuya sed es la respuesta
cuando por l sus lgrimas resbala;
como, con la humedad que le regala
la nube, el campo, lentamente gesta
la flor o la cosecha y manifiesta
al Dios del Universo en nuestra escala;
as, de modo semejante, yo,
tierra que el agua tuya recibi
de la nube que fuiste pasajera,
fertilic mi barro con la herida
que tu efmero amor hizo en mi vida
y soy hoy ms que quien entonces era.
56
Has asolado y puesto en cautiverio
mis territorios y la muchedumbre
de mis sueos, nublndome la cumbre
desde donde abarcaba antes tu imperio.
Te has vuelto, contra m, dolor, misterio,
insensibilidad e incertidumbre;
has matado la luz, muerto la lumbre,
has hecho de mi amor un cementerio.
Has arado y sembrado mis caminos
que llevaban a ti con sementera
de zarzas y de ortigas y de espinos.
De pena de no verte me consumo,
cuanto yo para ti, contigo, era
has convertido en nada, sombra y humo.
57
Primero fue tu amor, al que dio alcance

mi amor, despus, hasta igualar tu amor,


porque, siempre ms hondo en su fervor,
cada da lograba un nuevo avance.
Creci mi amor a ti de lance en lance,
hasta que, poco a poco, fue mayor
que mi vida, quedando a mi favor
la cuenta del amor en el balance.
Luego, tu amor fue yndose de m,
mientras, con terquedad, mi amor creca,
desendote mas, creciendo en ti.
Mi amor, hoy, se resigna a tu distancia,
a saberte en distinta geometra,
al crculo sin fin de su constancia.
58
Tanto tiempo de estar sin ti es amargo,
ms amargo que nada que yo sepa,
mi paisaje es, sin ti, desnuda estepa
con la vida en suspenso o en letargo.
Me duele hasta morir y, sin embargo,
no puede ser desarraigar la cepa
de tu amor en mi pecho, ni que quepa
en menor pena, en luto menos largo.
Miro hacia atrs y, cada vez ms lejos
y cada vez ms dentro de m mismo,
ests t, mi imposible paradoja.
Y, mientras con nostlgicos reflejos
mis ojos suean siempre tu espejismo,
el otoo mis rboles deshoja.
59
Azul amargo, nuestro amor de ayer,
ola tras ola, rompe sus espumas
de recuerdos y va sumando sumas
de ms dolor que puede en m caber.
Mar tuyo que me cerca, hasta no ver
otro horizonte que las blancas brumas
donde esconden tus ngeles sus plumas
y yo sueo tus formas de mujer.
Con sus espumas tantas como penas,

olas azules, tus miradas vienen


del mar de amores que conmigo fuiste
y aceleran el pulso de mis venas
y alivian mi dolor y me sostienen
y hacen mi vida menos y ms triste.
60
Como las olas de la mar, que frena
la cinta de la playa y vuelven luego
otras olas iguales, as llego
hasta ti con las olas de mi pena
una vez y otra vez y mi voz suena
en un trueno de nieve; a ti navego
y en tu playa me rompo, con trasiego
de espumas resbalando por la arena.
Igual yo que las olas insistente,
vuelvo y vuelvo con lo mejor de m,
a decirte mi amor y a recordar.
Como el mar torno a ti constantemente,
slo s, como el mar, volver a ti,
regresar siempre a ti, como la mar.
61
No conozco cancin ms desolada
que la cancin de amor en que te canto
con silenciosa voz y oculto llanto,
t sorda a mis palabras, t callada.
No s pena de amor ms prolongada.
Cmo es posible que, despus de tanto,
te quiera y necesite y piense tanto,
tu huella en m tan tercamente hincada?
S omos, ahora, muy distantes ros:
no s penas mayores que la ma,
dolor ms hondo, soledad ms sola.
No s versos ms tristes que los mos:
una playa en invierno, yo, vaca;
t, una ola, otra ola y otra ola.
62
Nada ms bello que tu amor conmigo,

ni ms amor que el que tu amor me dio,


ninguna mar de amor como t y yo,
nada ms dulce que querer contigo.
Nada ms doloroso que el castigo
de continuar amndote y t no,
de saberte prohibida y nunca y no,
en tanto yo de ti no me desligo.
Ayer azules olas, blanca plumas,
lquidas y redondas esculturas,
montes desmoronndose en espumas.
Playa en la noche, hoy, eres y duras,
en cifras de dolor, inmensas sumas,
luto tan negro como el mar a oscuras.
63
Como las olas rotas en la playa
sobre el blanco moreno de la arena,
mi corazn, cada momento, estrena
otro dolor de ti sobre la raya
que nos separa ahora. No desmaya
mi amor. Cada qu poco se me llena
el alma de silencios o de pena.
Adon de ir que amndote no vaya?
Amndote en silencio, canto y callo,
con ronca voz, como la mar, te digo
palabras y palabras, sordas, muchas.
Adon dequiera voy, all te hallo
y, como el mar a las arenas, sigo
dicindote palabras que no escuchas.
64
Recuerdos tan constantes como el mar,
con sus olas perpetuas, y miradas
azules, dulces, tuyas, no olvidadas,
me impiden no quererte, a mi pesar.
Alfiles del oficio de olvidar,
armados hostilmente con espadas
de niebla, me prohben las entradas
a tu mundo, me quieren alejar.
No puedo no volver, a pesar mo

a los alrededores de tu vida,


en crculos tras crculos de amor.
Del radio en torno a ti no me desvo,
ni te ve mi mirada ni te olvida,
centro t, yo camino en derredor.
65
Noche sin luz de ti, vara de ciego,
afilado dolor de aguda daga,
rescoldo de tu ayer que no se apaga,
puerto de amor, adonde nunca llego.
Atormentados mares que navego
sin vientos que tus rumbos satisfaga,
inmensidad azul en que naufraga
la vela de esperanza que despliego.
Singladura hacia ti, puerto seguro
que me tiene prohibido tu precepto,
gasto inmenso de amor que no se gasta.
Horizonte anchuroso de futuro,
religin y ley nica que acepto,
que concibo, que quiero, que me basta.
66
En medio de la mar de los ayeres
que fuimos juntos sin tu amor navego,
sin l a ciegas, en la noche ciego,
a oscuras todo, porque as lo quieres.
Oigo las olas, pero t no eres,
rompiendo espumas, no sobre este fuego
de amores tuyos con que a ti no llego,
afilado pual con que me hieres.
Escucho el ruido eterno de las olas,
rompindose en espumas que no veo,
t tan dentro de m, yo tan a solas.
Oigo en mi pecho el mar, que se revuelve
en espumosos pulsos de deseo
y amor a ti, pero tu amor no vuelve.
67
Hallo, en el viejo traje, las entradas

al teatro, contigo y aquel da,


las dos localidades, tuya y ma,
en un bolsillo juntas y olvidadas.
Mis dedos me las muestran, arrugadas,
sus rectngulos ya sin geometra,
el color de color melancola,
como dos olas, de volar, cansadas.
Duele el tiempo pasado, mientras toco
las tiras blancas, hoy casi amarillo
su papel y, alisndolas, evoco
-cunta tristeza en gesto tan sencillotu amor de entonces y despus coloco
las entradas de nuevo en el bolsillo.
68
Conservo, de tu amor, un delantal,
entre otras cosas, de lo ms corrientes...
(tu cepillo y tu pasta de los dientes).
Y dos velas y copas de cristal.
Tu presencia en mi casa es tan real
-siempre tus cosas ante m presentescomo cuando el amor que ya no sientes
y que en mi pecho sigue siendo igual.
Algunas cosas, de lo ms corrientes,
guardo an de tu amor, un delantal,
tu cepillo y tu pasta de los dientes...
Me quedan unas fotos, t conmigo,
un par de intimidades que no digoy las velas, en copas de cristal.
69
La flor que me llev de tu jardn,
hoy la encuentro en un libro, rota, mustia,
y, vindola, me invade tanta angustia
como de un pozo hondsimo, sin fin.
Qu prolongados ecos de violn
oye mi alma de la flor marchita,
cuntos recuerdos vienen a la cita
de los perfumes idos del jazmn!
Si est dormida o muerta o desmayada,

cmo puede una flor decirme tanto?


Cmo una pobre flor amortajada
suscita en mi memoria tal torrente
de ayeres y de imgenes y cunto
puede ser dolorosa, de repente!
70
En esta soledad a que me arrojas,
hoy, hojeando un viejo libro, he vuelto,
en un papel, en medio de ellas suelto,
a encontrarme tu amor entre dos hojas.
Eran las huellas de tus labios, rojas,
como un regalo a medias desenvuelto,
promesa de un amor ayer resuelto
y ahora luto y estriles congojas.
Pintado con suavsimo pincel,
donde todo, besando, lo decas,
hoy encuentro tu beso en el papel
que me entregaste cuando me queras.
Y, amndome tus labios desde l,
he llorado tu amor de aquellos das.
71
Estas velas en copas de cristal,
testigo siempre de la noche aquella
que ah perpetuado tan doliente huella
en mi memoria, amor tan no mortal.
Estas dos velas, lumbre terminal,
aquella noche, del amor de ella.
Estas dos copas de curvada mella,
ambas clida luz, frgil fanal.
Estas dos copas de cristal, melladas,
abiertas por un borde a las dos velas
y a sus llamas de entonces, apagadas.
Nuestras dos copas de cristal gemelas,
con sus dos velas, ceras derramadas,
eterno mar, efmeras estelas.
72
He llenado mi casa con tus fotografas,

estn por todas partes, mirndome, mirndonos


los dos en el espejo de los ojos del otro,
como dos soledades en medio de la vida.
Me miras y te miro, o est conmigo o sola
en las fotografas de mis habitaciones;
en unas me sonres, como si fuese ahora;
en otras nos miramos, querindonos, entonces.
Importan, slo importan, pretrito y futuro,
recuerdos y esperanza, porque el presente es
la sombra de las nubes, la espuma de la solas.
Por eso, tus retratos son ms verdad que nada,
en ellos eres ma, sin miedos de perderte,
t siempre, y para siempre, mi ayer y mi maana.
73
Vuelvo a mirarte en la fotografa
donde entonces- me miras. Es ayer
no este dolor de no poderte ver,
sino luz de tus ojos. Cercana
de ti, tan a mi alcance, no esta fra
distancia de tu imagen, de saber
que aquel momento nunca va a volver,
que esta foto es la tumba de aquel da.
Pasa el tiempo y no dejo de mirarte,
contino volviendo a cada rato
-cuntas miles de veces ya- a encontrarte
la mirada de nuevo, el gesto aquel,
y no puedo escapar de tu retrato
y otra vez vuelvo y otra y otra a l.
74
Aunque haya tanto tiempo transcurrido,
buscndote, mi mano me despierta
y, alrededor, la sbana, desierta,
me responde, de nuevo, que te has ido.
Dice, otra vez, que todo ha concluido,
que ya no llamars ms a mi puerta,
y es ms dolor que si estuviese muerta
saber que existes y que te he perdido.
Ha transcurrido mucho tiempo, mucho,

sin poder verte nunca ms que lejos,


mientras en m no dejo de mirarte.
Para olvidar tu amor conmigo lucho,
los aos desazogan los espejos
de entonces y no aprendo yo a no amarte.
75
Ya que no me permites que te vea,
sean las flores mensajeras mas,
recuerdo de nosotros otros das,
tenacidad que an te galantea.
Digan las flores cunto te desea
mi amor, sean de l alegoras,
ayer alegres, hoy estas umbras
de que, sin ti, mi vida se rodea.
Con que mires las flores me contento,
ms no ambiciono ni es otra mi idea,
pues mirando mis flores un momento
te acordars de m, aunque no sea
ms que el fugaz instante que se emplea
en borrar de la mente un pensamiento.
76
Esta noche tampoco el ruiseor
ha venido a decir su enamorada
cancin cerca de m. La madrugada
ha empezado a ser luz sin ser amor.
Enmudecida, igual que mi dolor,
otra noche a callado la enramada
y ha enrojecido el cielo la alborada
sin que cantase el pjaro al albor.
El ruiseor de ayer, que tanto era,
no ha venido este mayo a mi ventana.
Mi amor es siempre tuyo y siempre espera,
aunque sabiendo mi esperanza vana,
porque, por ms que espere y ms que quiera,
tampoco el ruiseor vendr maana.
77
Ha vuelto el ruiseor a mi ventana,

ha vuelto a estar, con su mejor gorjeo,


diciendo al alba, el ms bello laus Deo,
ha vuelto a despertarme a la maana.
Ha vuelto a ser maravillosa diana
al pie de mis odos, coqueteo
tiernsimo, dulcsimo recreo,
y el oriente tindose de grana.
Ha vuelto a madrugar, vibrante, el canto
del pajarillo, con la luz primera,
casi he llorado, lo esperaba tanto!
Este ao ha cantado con tardanza
tan grande que tem que no viniera.
Hoy ha venido, al fin: hay esperanza.
78
Otra vez ha cantado el ruiseor
su cancin, otro ao ha sido suma
de virtuosismos la griscea pluma
del avecilla, msico pintor.
Su concierto, otra vez, ha sido flor
en mitad del desierto, blanca espuma
de las estrellas en la noche, suma
demostracin espiritual de amor.
Largas horas las arias he podido
gustar del ruiseor, la voz desnuda
de su violn vehemente y arte puro.
Un abril ms, su canto nos ha unido:
la plegaria de amor, vibrante, aguda,
del diminuto pajarillo oscuro.
79
Era al final de abril cuando las flores
concluyen los inviernos campesinos,
inundando jardines y caminos,
a la vez, de perfumes y colores.
Cuando, fines de abril, los ruiseores,
en las profundas sombras inquilinos
de la noche, reanudan con sus trinos
la inspiracin y ley de sus amores.
Un surtidor lloraba mansamente

al lado del papel que te escriba,


tan lejos t, t tan indiferente.
Y, mientras el Oriente enrojeca
y cantaban el pjaro y la fuente,
yo te amaba. Iba hacindose el da.
80
Recuerdo ahora -cunto soar contigo!cuntas noches amanec despierto,
a m lado, en las sbanas, desierto
el sitio antiguo de tu amor conmigo.
Como en un temporal sin otro abrigo
-frgil embarcacin en mar abierto
de desamor- que recordar tu puerto,
que la esperanza de tu puerto amigo.
Me recuerdo escribindote de amores,
cuando en el viento la cancin temprana,
noche ya al alba, de los ruiseores.
Y despus, transcurriendo la maana,
t siempre lejos, pero qu cercana,
t un zumbido de abejas por las flores.
81
Alas al aire, vuelva la alegra
a decir su cancin casi olvidada
dentro de m; despunte otra alborada
de pjaros en loca algaraba.
Proclame el sol naciente un nuevo da,
calentando la oscura madrugada
y exltese mi alma, enamorada,
despierta de la noche en que viva.
Pueblen el viento rboles y flores
de rumores y olor, la noche ida,
distnganse las formas y colores.
Digan himnos mi amor y tanta suerte,
porque, aunque t de m desentendida,
hoy un momento he conseguido verte.
82
Oriente. El cielo es una serena

luz auroral rosada, donde asciende


el crculo de lumbre que la prende
poco a poco, con sangre de su vena.
La algaraba de las aves llena
la maana de pronto. El sol extiende
la claridad y cada cosa enciende.
La Creacin parece, a esta hora, buena.
el rojo disco de la estrella alza
su luminosa majestad de fuego
y con celajes plidos se calza.
Emerge el astro de la celosa
de las franjas color de rosa y luego
la alborada concluye. Es otro da.
83
En ti canto el amor, canto la vida,
en ti canto la luz del sol naciente;
amndote, mi voz es diferente,
ms dulce que de ti, slo, nacida.
La tristeza que siento es ms crecida
que el luto que por ti viste mi frente;
ms desamor que el tuyo solamente
mide, en mi canto, el hondo de mi herida.
Mis palabras, cantando, a ms se extienden
que a caricias de ayer, que a pena y llanto
por ti: son un dolor, una alegra
mayores que t y yo, que nos trascienden.
Te canto a ti, pero mi canto es canto
de amor puro, total, del alma ma.
84
Rompen las olas, truena el oleaje,
dentro de m, de un mar embravecido,
acuchillan los rayos el vestido,
ya siempre anubarrado, del paisaje.
Revientan las espumas con salvaje
desmoronado estrpito. Mi odo,
por vendaval tan fuerte ensordecido,
lo toma la borrasca al abordaje.
Jirones de las nubes desgarrados

vuelan bajos, sin bridas y sin freno,


de nefastos horscopos preados.
No se calma la mar ni cesa el ruido,
del viento, de las olas y del trueno,
que no dejas de ser, porque no olvido.
85
Hilos de lluvia caen con suavidad
continua, exagerando la frescura
de la tarde de otoo, gris y oscura,
oscura y gris como mi soledad.
Huele a tierra mojada y humedad,
cada poco el paisaje transfigura
un relmpago, lejos, en la altura
inasequible de la tempestad.
Pienso en ti: dnde ests?, ves esta lluvia,
este mismo relmpago ilumina
tus ojos claros, tu cabeza rubia?
No deja de llover, retumba el trueno.
Mi amar a ti tampoco se termina,
nunca no estoy de tus recuerdos lleno.
86
La cancin que antes era mi garganta
ha enmudecido, de cantarte tanto,
y, ahora, a todas horas, no es un canto
ni ya hacia ti su msica levanta.
Ha callado mi voz y ms no canta,
todo ahora es silencio, desencanto...;
ya no nos canto ayer, ya no te canto:
tu norte mis canciones ya no imanta.
Pero, all en mi interior, cantando callo,
sin palabras, sin msica, desnudas
melodas que en tus recuerdos hallo:
donde lo hondo de m, cantando sigo,
con sordas notas, con palabras mudas,
silenciosas canciones que te digo.
87
Dile t, viento, dile t, estrella,

espritus nocturnos de la altura,


decidle que su amor no se me cura;
decidle, espritus del aire, a ella
que la sigo creyendo la ms bella
criatura que existe, la ms pura,
que su imagen en m siempre perdura,
que nunca ha de borrase en m su huella.
Susurradle, con tierna letana,
que ms amor que entonces he aprendido,
ms amor que el que entonces nos una.
Decidle que en mi amor no hay ahora mella,
cunto, decidle, cunto no la olvido,
decidle que no s vivir sin ella.
88
No me puedes dolor ms que me dueles
en esta noche amarga, en esta hora
de soledad de ti desoladora,
siempre mis ojos a tu imagen fieles.
Tu aquel amor, que fue tan dulces mieles,
que todava vivo y me enamora
despus de tantos aos, es ahora
msica triste, lbregos pinceles.
Es mi dolor ms grande que la tierra
y ms que el infinito firmamento
porque eres t lo que mi luto encierra.
Como si an fueses ma, en m te siento,
mi mano en torno de tu amor se cierra,
pero te escapas de ella, igual que el viento.
89
Vulvemela, amoroso pensamiento,
como a m vino aquella vez primera,
para que, para siempre y sin frontera,
no deje de pensarla ni un momento.
Dibjala en las nubes por el viento
para m solo, como entonces era,
con aquella dulcsima manera
de sonrisa, de voz, de movimiento.
Fngeme, fantasa, su figura,

sus gestos y su rostro y todo cuanto


jams he de olvidar, qu pueda verla!
Y, alcanzando este extremo de ventura,
mtenme, sin piedad, mi dolor tanto
y soledad de ya no poseerla.
90
Desde que te me fuiste, ando sin gua,
amor es el sendero hacia la amada,
no hay camino sin ti, sin ti no hay nada:
tierra de soledad, tierra balda.
Cunto dolor, an, eres, Mara,
cuando cre que te tena olvidada.
No conozco cancin ms desolada,
no s pena ms terca que la ma.
Qu conciencia de atroz desgarramiento!
Por volver a tu amor, por ti, compito,
en un ya casi cotidiano rito.
De ti perdida la esperanza, siento
dolor como puales en el viento.
Por todas partes con tu amor limito.
91
S oy un peasco en medio de la mar,
al que he puesto tu nombre de mujer.
Mi hoy es una isla en nuestro ayer.
Un ayer que no puedo abandonar.

Cmo puedo dejarte de pensar,


si en mis costas no dejas de romper
en espumas, si nunca puede ser
que te deje de or ni de mirar?
La isla de mi amor, que t rodeas,
que abrazas con tus olas y que ignoras,
sola y perdida en el azul paraje...
Nada hay en m de amor que t no seas.
Mis das son pensarte a todas horas.
Mis noches, el rumor de tu oleaje.
92

Se pone el sol, est muriendo el da:


el horizonte es el rojo encaje,
a contraluz, del rbol y el celaje,
prodigiosos color y geometra.
Viajo en la tarde, no en tu compaa.
En soledad de ti, hago mi viaje.
Cmo, porque no ests, duele el paisaje
y se acenta su melancola.
Qu tristeza nocturna se hunde en m
cuando muere otra tarde y echo en falta
tus ojos y mirarme en sus espejos.
Qu soledades, las de estar sin ti,
cunta tuya necesidad asalta
esta tarde mi alma, t tan lejos.
93
Amarte en soledad es ms amar,
es ms amor no ser correspondido,
porque querer, sabindose querido
es modo de querer a lo vulgar.
Es menos devolver que slo dar,
es muy fcil amor agradecido,
pero querer, estando y siendo herido,
es un querer ms firme y de fiar.
Un amor que no hay forma de que olvide,
que siempre cree que ms que todo eres
y en el que no has de ser menos jams,
amor que ni te espera ni te pide,
que se conforma con amar ayeres
y querer imposibles, ama ms.
94
Pasa el amor bajo nuestra ventana
y no lo vemos, porque estamos dentro,
mirando nuestras cosas, en el centro
de nosotros, bajada la persiana.
No le abrimos la puerta: con desgana,
permanecemos egosmo adentro
y, en lugar de arrojarnos a su encuentro,
nos decimos que hay tiempo hasta maana.

Pero nunca el amor regresar,


cuando esperamos que regreso luego,
definitivamente se nos va.
Nos decimos entonces que quiz
nos convendra abrir al nio ciego
y corremos a abrirle y ya no est.
95
Por todas partes con tu amor limito,
tus perfiles dibujan mi fronteras,
no tengo otra ambicin que que me quieras,
lo que no fueres t no necesito.
Retrica no son, tampoco rito,
mis versos, sino frases muy de veras,
sino un caudal de lgrimas sinceras
y un desesperanzado y hondo grito.
Yo no soy ya ms que una voz que dice
palabras de dolor, ms que una herida
que puede ser que nunca cicatrice;
soy una voz gritando en el desierto
de tu extinguido amor sin ser oda,
en m, a excepcin de ti, todo est muerto.
96
Cunta eres ahora, cierta y cunto
fbrica ma, exaltacin, figura
de mi recuerdo, exagerada altura
del pensamiento, altar que te levanto?
Me digo si sera desencanto
que regresase, ahora, tu hermosura;
dudo de si mi amor te transfigura,
si nuestro ayer fue tanto, si t tanto.
En esta entristecida soledad,
en este abandonado amor inmenso
donde vi vo sin ti, donde te pienso,
nunca s hasta qu punto eres verdad:
quisiera deslindarme, saber cunto
eres imagen ma y cunta canto.
97

Sin ti, no quiero andar ningn camino


del que no seas trmino de viaje,
quiero hacer, solo, tu peregrinaje
de amor, ser tu perpetuo peregrino.
Sin ti a mi lado, en nuestro ayer termino,
sin ti, estoy a merced del oleaje
de la vida, sin fuerzas ni coraje
para cambiar en nada mi destino.
No soy, sin ti, ms que ese ayer, que espera
reconstruir tu amor hecho pedazos,
poseerte tambin, fuera de m.
No quiero ms que aquel amor que era
contigo, t conmigo, t en mis brazos,
no quiero ser ms que mi amor a ti.
98
Como un inacabable calendario
d sonetos de amor, en que he descrito
el cielo y el infierno donde habito,
mi amor, al mismo tiempo, y mi calvario,
te escribo un obstinado epistolario,
fecha tras fecha, porque necesito
decirte amor, creer que resucito
lo que fuimos, dicindolo a diario.
Cada matiz de aquel amor recuerdo,
en mi cabeza estoy siempre contigo,
nada que supe tuyo se me olvida;
de ninguna hora nuestra no me acuerdo,
cualquier imagen de los dos persigo
hasta que alumbra con su luz mi vida.
99
No te dir mi amor con maravillas
conceptuales, sino con transparentes
palabras, las que las comunes gentes
emplean, las palabras ms sencillas.
Palabras como frtiles semillas,
voces humildes, pero trascendentes,
capaces de alcanzar, siendo corrientes,
las cumbres y las ltimas orillas.

Quiero usar las palabras cotidianas


los vocablos ms simples y habituales,
las palabras gastadas, las ms llanas:
decirte amor con trminos usuales,
su barro hacer cristal y porcelanas,
decirte todo con palabras tales.
100
A media noche me despierto y vivo
como real, de nuevo, la experiencia
de ti y, no recobrada la conciencia
del todo, de tu amor la llama avivo.
A medianoche, despertando, escribo
sobre el hondo del hueco de tu ausencia,
planeta terco en la circunferencia
que alrededor de ti, mi sol, describo.
Casi dormido todava, apenas
despierto, en el sopor y oscuridad
del sueo an, te vuelvo junto a m.
Y el gran silencio de la noche llenas
contigo, musical facilidad
de palabras hablndome de ti.
101
S oledad de escribir sin que me leas,
sin que siquiera sepas que te escribo,
monje de amor de ti contemplativo
cada da, olvidando otras tareas,
con mil palabras y con mil ideas,
un poema de amor reiterativo,
en cuya vocacin y oficio vivo,
trabajndote en tercas taraceas.
Qu dolor de quererte tan agudo,
sorda y ciega t siempre a mis palabras
y yo escribiendo y escribiendo, mudo.
A vivir a tus puertas me sentencio,
por si escribo un poema al que las abras.
No los escuchas. No los lees. Silencio.
102

Me pregunto por ti, por ti pregunto


a todos cuantos saben de ti algo
y, porque t no ests, apenas salgo
de m mismo para ningn asunto.
Los aos no consiguen poner punto
final a mi constancia y ya no valgo
ms que para pensar en ti. Cabalgo
versos a ti hasta estar contigo junto.
Me pregunto qu haces, cundo, dnde,
con quin, por qu. No encuentro quien conteste
satisfactoriamente tal conjunto
de preguntas. Nadie me las responde,
pero, ahora, mi oficio es slo este,
preguntarme por ti, por ti pregunto...
103
Con lenguaje de hoy, idioma vivo,
usando las palabras ms corrientes,
las de empleo comn entre las gentes,
y con dolor intemporal escribo.
Con acentos de siempre le describo
mi amor, con redaccin indiferente
al paso de los siglos, voz presente,
palabras, pronuncindolas, que vivo.
Ni busco ser de hoy ni soy de ayer,
le digo mi dolor como lo siento,
confundidos vocablo y sentimiento.
Mis palabras no son, ni quieren ser,
ecos de ayer ni avisos de maana,
sino oracin de amor, doliente, llana.
104
Palabras mudas, soledad sonora,
entonces, hoy, maana, eco que dura,
luz en la noche del amor oscura,
pensamiento que nunca no te aora;
sol al anochecer, fuente que llora,
hueco tuyo mayor que mi estatura,
doliente mal de amores que no cura,
terca constancia que jams te ignora;

abril del ruiseor en mi ventana,


rosa y cuchillo, ptalo y espina,
nocturna voz de bronces de campana;
camino que hacia ti siempre camina,
aunque t cada da ms lejana,
mirada azul, ayer que no termina...
105
S ois una inmensidad tan excesiva
en frecuencia y volumen de escritura
que parecis palabras de locura,
sonetos mos, mstica obsesiva.
Y, sin embargo, sois la alternativa
que se impone, la accin de la cordura,
porque vuestra aparente desmesura
permite que ella viva y que yo viva.
Que vivamos: si no os hubiese escrito,
seguramente ya ella hubiese muerto
y yo a su lado. Dos muertes evito,
pues si va de escape no encontrara
en vuestra construccin, tened por cierto
que mi amor desamado nos matara.
106
No terminar nunca de decirte
mi amor, de recordarte. No termino
de hablar contigo, aunque sin ti. Camino
mi soledad viviendo sin vivirte,
sin mirarte, tocarte, olerte, orte.
Desesperadamente en ti me obstino.
Nada consuela mi tristeza, sino
escribirte, escribirte y escribirte.
Cada pgina escrita es una rosa
que te envo, un regalo de capricho
y apenas he acabado con un tema
se me ocurre, recuerdo, alguna cosa
que debes t saber, que no te he dicho,
y tengo que escribirte otro poema.
107

Hoy me he palpado dentro, donde estabas:


en el sitio de ti, un enorme hueco,
de nuestro ayer, aqu y all, algn fleco,
testigo de la hondura que llenabas.
Mi paisaje interior que t ocupabas,
lo posea el viento, con su eco,
las ramas muertas en el rbol seco:
te ibas yendo de m, me abandonabas.
Lentamente, te siento abandonarme
y no s que ser de m, despus,
al echarte de menos al mirarme,
ni que ser de m, cuando me hayas
del todo abandonado y ya no ests
y borre el mar tus huellas de mis playas.
108
Este dolor de ti, que no se acaba,
que, desflecado temporal, azota
la nave de mi amor y la derrota,
que en cruz cruel de desamor me clava.
Esta falta de ti, que menoscaba
mis ganas de vivir, que las agota,
que me ha ahogado en tristeza, gota a gota,
que vence mi estatura y la socava.
Este dolor de ti, que no consigue
terminar con mi amor, que me derruye,
que sin piedad y sin cesar prosigue,
que ms no puede ser que me castigue:
este dolor de ti, que sigue y sigue,
este dolor de ti, que no concluye.
109
Mi reloj se par, contigo, el da
que dejaste mi amor y te me fuiste.
Est parado mi reloj. Yo, triste,
sigo viviendo, pero no querra.
Es todo recordar que fuiste ma,
no dejar de pensar que me quisiste,
estar siempre pensando que me diste
lo que te di, cmo lo olvidara?

Ya no funciona mi reloj. No importa.


dan las horas las lgrimas que lloro,
mi corazn, latiendo, te transporta
en mi sangre y es un reloj de arena,
cuyos granos innmeros de oro
miden cada segundo de mi pena.
110
Dolor de carne herida es el que siento,
pualada sangrienta que no deja
de repetir su golpe y se hace vieja
en m, sin que concluya su tormento.
Dolor que me destruye el pensamiento
y ara mis caminos con su reja
de soledad y en todo me asemeja
a un pramo barrido por el viento.
Dolor que, como un ancla, en m se hunde,
clavndome en el fondo de mi hondura,
y que conmigo mismo se confunde.
Dolor que en cada pulso me repite,
con tu nombre, mi amor y que no cura
con remedio ninguno ni remite.
111
Miro dentro de m lo que me has hecho
y hallo una tierra yerma y devastada,
mi antigua habitacin abandonada,
maltrechas las paredes y sin techo.
Exploro mi interior y a cada trecho
ests t, tu sonrisa, tu mirada,.
De m queda muy poco, casi nada,
y casi todo en ruinas y deshecho.
S slo que no s vivir sin ti,
mi pensamiento es el cadver mustio
de la rosa que fuiste para m.
Lo que no sea tu voz mi odo desoye
y este imposible amor con que me angustio
en el silencio escucha y no te oye.
112

S de un amor que en soledad anida,


silencio herido, ensimismado, hondo,
horizonte absoluto, axial, redondo;
s un amor que de amar no se descuida.
S de un amor que sigue siendo vida
cuando el alma ha tocado el ciego fondo
de la amargura amante donde ahondo
el amor que de amarte no se olvida.
T ya no ests, pero mi amor no ceja,
porque en mi amor, desmesurado y loco,
de ti, continuamente, eco y pareja.
S de mi amor, para el que todo es poco,
s de mi amor a ti, que no me deja.
S un amor que no veo, que no toco.
113
Cada palabra tuya desabrida,
cada matiz en ella de rechazo,
es el dolor cruel de un latigazo,
una navaja hundindose en la herida.
Cada palabra tuya en que escondidamente adivino algn mnimo trazo
de esperanza, aunque sea a largo plazo,
me desentierra y vuelve a dar la vida.
Ms angustias no s que depender
de interpretar tu voz para poder
existir, esperndote. Y as,
soy luz y alas al viento o fango y pozo,
segn. cuando te escucho, hacen de m
tus palabras y voz dolor o gozo.
114
Cuando el viento ni suene ya en tu hueco
y desistan mis pasos de tu ronda
y no te busque ms a la redonda
y est mi campo cosechado y seco.
Cuando tu amor, en el que an me obceco,
deja de ser profundidad tan honda
y no me importe que tu luz se esconda
ni que, al llamarte, me responda el eco.

Cuando piense sin pena aquel arrullo


que fueron tus palabras y caricias
y tus recuerdos me parezcan viejos.
Cuando no oiga en el viento tu murmullo
y ya no me interesen tus noticias,
t, luz desvanecindose a lo lejos...
115
Igual que el mar que roe el acantilado,
transformndolo en playas y en arenas,
voy y vuelvo al discurso de las penas
que me estn derruyendo y t has causado.
Mi corazn, en donde tengo anclado
para siempre tu amor, lanza a mis venas,
pulso tras pulso, ondas de ti llenas,
espumosas de viento aborrascado.
Y as, ni en la vigilia ni en el sueo,
ni si otros me acompaan, ni si a solas,
puedo dejar de ser del todo tuyo.
Tenaz. intilmente, en el empeo
de recobrarte, con mis propias olas,
yo mismo me combato y me destruyo.
116
Voy a volver a verte y me preparo
como quien ha de comulgar con Dios:
nuevamente, vamos a estar los dos
cerca el uno del otro el tiempo avaro
de una fugaz mirada. S er un claro
efmero de luna lo que nos
rena antes de otro eterno adis
que me vuelva a tu ausencia y desamparo.
Recordan do los das que viv
contigo, soy cancin y luz, ahora
que voy a estar, maana, junto a ti.
Conforme va acercndose la hora
de tenerte, otra vez, cerca de m,
tiemblo de amor... Despus... qu importa ahora?
117

Azul, dorado y blanco es tu recuerdo,


tenaz en m e hirientemente vivo:
blanca, tu piel desnuda, ngeles suaves,
conchas de ncar, frgiles, redondas...
tu mirada, color de mar y viento,
mirndome, mirndome, mirndome;
dorado sol naciente tus cabellos,
seda de luz en, sin tu amor, mi noche.
Y rojo: el rojo de tus uas rojas,
enrejando mi cuerpo; de tus labios,
abismo resbaloso de mi boca.
Rojo, blanco, dorado, azul... Y negro:
brillo de luna de tus medias negras,
subiendo por tus piernas, mar adentro.
118
He hundido mi amor en lo ms hondo
de un hondo mar de olvido, con un hierro
que lo clave a la arena en que lo entierro,
que no lo deje regresar del fondo.
Si pregunto por ti, no me respondo,
todas las puertas de mi amor te cierro,
te borro, te renuncio, te destierro
y de los ojos de tu ayer me escondo.
Ya no acompaas todos mis instantes,
poco a poco voy dndote al olvido,
parece que, por fin, ya no me urge
con aquellas llamadas apremiantes,
quiz muerto, quiz slo dormido.
Pero, al final, tu amor siempre resurge.
119
Como desciende el mar con la marea
para despus recuperar su altura,
como la luna mengua en su figura
cuando su playa y redondel cuartea,
pero despus la crece y redondea;
como al da sucede al negrura
de cada noche y cada noche dura
hasta que otro amanecer clarea,

lo mismo yo, alguna vez me olvido


de quererte y entonces no te amo,
porque entonces est mi amor dormido.
Pero mi amor muy poco no te piensa,
porque pronto despierto y te reclamo
con ms dolor y con angustia inmensa.
120
Si no te hubiese, entonces, conocido
y por tu amor y gracia transformado
quien era en el que soy, lo que he llegado,
porque me amaste, a ser no hubiera sido.
Porque hasta tal extremo te he querido,
contigo juntamente enamorado
aquellos meses que viv a tu lado,
ms que meda antes ahora mido.
Si tanto o ms que entonces no siguiera
querindote, en doliente lejana
de ti, memos que soy ahora fuera.
Y cmo mi extensin disminuira
si, dndote al olvido, se rindiera
mi voluntad de recobrarte, un da.
121
Es ms grande mi amor del que pensaba,
tuvo comienzo, pero fin no tiene,
a todas horas y lugares viene
conmigo y nunca en mi interior se acaba.
No te amo menos de lo que te amaba,
nada existe en la tierra que me llene
como me llenas t, que me condene
a tal dolor cuando en su cruz me clava.
Yo, que en pensar su geometra fundo
lo que s de las cosas y que mido
con la luz de los nmeros el mundo,
aun tan inmenso vindolo, he querido,
desde su inicio hasta su ser profundo,
medir mi amor a ti y no he podido.
122

S que volver a verte, no s cundo;


s que volver a verte, ignoro dnde;
s que tu voz, que ahora no responde
a mi amor, me hablar otra vez amando.
Regresars con la alborada cuando
pase la noche que de m te esconde:
entonces volvers conmigo adonde
te llevo tantos aos esperando.
S que estars conmigo a donde estoy
desde el ayer, que sigues siendo hoy
en m, un da ocano, sin orillas.
Y volver a sumirme en tu mirada,
cliz azul, blanqusima hostia alzada,
tus ojos tanta luz, yo, de rodillas.
123
Hay una luz en m que no se apaga,
que ignora la piedad, que no razona,
que de espinas en llamas me corona,
un mar de lumbre en que mi amor naufraga.
Faro de luz que aturde y embriaga
mis sentidos de ti, de tu persona,
dulce herida de luz que no perdona,
adentrndose en m como una daga.
hay una tuya luz siempre encendida
en m, que nuestro aquel tan hondo amor
simboliza, dolindome, y resume.
Hay una luz de ti que da vida,
contigo iluminando mi interior,
pero que. al mismo tiempo, me consume.
124
Mientras tu fuego hacase ceniza
gris y su lumbre polvorienta escama,
se haca el mo rojo y alta llama,
dolor que, desde entonces, se eterniza.
Mi vida, sin la tuya, se desliza
hacia el abismo que hacia ti me llama;
tu amor, que ayer me amaba, no me ama,
sino hiere y enluta y desertiza.

Al fin me ibas ganando y te perd;


te empezaba a querer y me dejaste;
te fuiste, siendo duea, ya, de m.
Cuando por fin te am, me desamaste,
mi ser entero era ya tuyo y...
Pero no dir mas. Lo dicho baste.
125
Que no te deje de querer ni cese
este fuego en que ardo y que me eleva
sobre m mismo, y que hacia ti me lleva.
Que, siempre yendo a ti, jams regrese.
Que, como si contigo an estuviese,
seas cada da en m imagen nueva,
amor que en cada beso se renueva.
Que el luto de no verte no me pese.
Y que te siga amando, como si
siguieses siendo ma y no fueras,
de modo tan constante, tal dolor.
Y todo yo seguir queriendo as,
fingindome que eres la que eras,
y todo yo ser llama de tu amor.
126
Hay una llama en que no se apaga,
una hoguera de amor donde me quemo;
ardo en mi propia angustia y un blasfemo
grito de desesperacin me llaga.
Hay una mar de amor en que naufraga
l vela de mis sueos, donde temo
que, tensada mi vida hasta su extremo
de resistencia, todo me deshaga.
Aunque yo espero todava un despus
de amor vuelto a nacer, de amor contigo,
de amor en que de nuevo te me des
y a vivir aguardndote me obligo,
mi vida, t tan lejos, slo es
dolor, dolor, dolor, t no conmigo.
127

Como el fuego, muriendo en su ceniza,


mi amor, aquella levantada hoguera
que conociste bien, pues tuyo era,
reducido a rescoldos, agoniza.
Con tanto ahnco, no me martiriza
tu desamor, ni ya me desespera
de tan amargadsima manera,
ni en pramos de ti me desertiza.
Algunos das, de tu amor me advierto
con menos pena o libre, pero cuando
parece estar sin vida, an alienta.
Pienso mi amor a ti por fin ya muerto,
alguna vez y, entonces regresando,
me consume y con llama ms violenta.
128
Como el amanecer viniste a m,
alumbrando tu luz mis soledades.
Te convertiste en todas mis verdades
y todo me llevaste tras de ti.
Noche tras noche entre tu amor viv,
todas fueron, contigo, inmensidades
de fantasa y ternura, intimidades
dolientes luego, cuando las perd.
As como huracn o como fuego
que tras su paso va dejando ruinas
y cenizas, as te fuiste luego.
De m dejaste lo que se ve hoy,
derribadas paredes y colinas
de escombros de quien era y ya no soy.
129
Deseo irme apagando en el silencio
doloroso de ti, como la llama
se reduce a rescoldos y es ceniza,
despus de consumido el leo ardiente.
Quiero volver, quemndome contigo,
imagen t de fuego en mi cabeza,
a ser tierra insensible y no doliente,
barro callado, sangre detenida.

Y que, si alguna vez alguien pregunta


por mis grises cenizas apagadas,
respondan mis poemas: am tanto
que los ayeres que vivi con ella
fueron siempre su hoy y su maana
y se muri de amarla en lejana.
130
Azules cielos, ojos, no lo digas
lengua ma, silencia sus alhajas,
enigmas triangulares, nubes bajas,
rubios cabellos, plidas espigas.
Distancia dolorosa, ms que ortigas,
carne ma, que hieres, sangras, sajas
t, de quien slo s ya las migajas;
no, pensamiento mo, no, no sigas.
No yo donde ahora t: yo siempre el fuego
que fuimos juntos,, t imposibles rejas,
caminos caminados, nada luego.
T, mar de olvido, desalmado y ciego,
por cuya solas de mi voz te alejas.
El mar que yo, pensndote, navego.
131
ngeles despojados de sus alas
por rfagas de desamor violentas
ya no me dicen tus caricias lentas,
la msica de ti por sus escalas.
ngeles desvestidos de sus galas,
desmayada su luz, palpan a tientas
tneles tenebrosos, cenicientas
sendas sin ti, vegetaciones ralas.
En parejas, las alas abatidas,
las cinceladas alas por el suelo,
igual que nuestro amor, ambas sin vidas.
Alas que fueron aire azul y vuelo,
ngeles con sus alas, los olvidas?,
y all, en la altura, inalcanzable, el cielo.
132

Pginas blancas como cisnes, nieve


virgen hollada apenas por mi pluma,
primeras hojas en la terca suma
de poemas que nunca te conmueve.
Amor tan olvidado como breve,
entonces cisne de nevada pluma,
rosa de tus recuerdos, que perfuma
mi vida an con su fragancia leve.
Tantos aos ms tarde, he vuelto a ver
aquellos versos de primera hora,
cuando t me empezaste a no querer.
S ol otoal as los bosques dora,
las blancas hojas que escriba ayer
amarillean su locura ahora.
133
Has sido, sigues siendo, Dulcinea,
a medias fantasa y realidad,
un cincuenta por ciento de verdad,
sueo la otra mitad, mujer idea.
Quien eras y quien eres te desea
mi cuerpo, en nuestro ayer de intimidad,
y a veces eres t otra mitad
y mi imaginacin es quien te crea.
Mi amor, necesitndote, te evoca,
como la luz del sol cuando alborea
y cada rasgo del paisaje toca:
lnea a lnea, tu imagen delinea
mi mete, en ella t slida roca
y siempre irrenunciable Dulcinea.
134
Gubia de amor que me cincela y hiere,
all a lo lejos por la mar, la vela
de sus recuerdos; mi memoria vuela
del uno al otro y todos me refiere.
Abismo que a su hondura me requiere,
reja y buril que me ara y me cincela
el alma, en fantasa o duermevela
yo siempre, aunque ya nada de ella espere.

Crcel de luz donde me tiene, ciego


por haberla mirado, don de amada
sigue siendo de m, cunto yo llego.
Ave, all arriba, apenas vislumbrada,
olas azules cuyo mar navego
y el otro azul aquel de su mirada.
135
Desde que te me fuiste, ando sin gua
como las aves, hilvanando encajes
sobre la luz del sol con los virajes
de sus vuelos, al concluir el da.
Como las aves, por la lejana
de un cielo de crepsculo en celajes,
vuelto, con la distancia, los plumajes
puntos y rayas de melancola.
De nuestro aquel amor, de la vereda
que t y yo sabamos, qu queda,
despus de tanto tiempo transcurrido?
Todo el amor que fuimos ha quedado
en los dos, con los aos, extinguido:
en m, muerto de amor; en ti, olvidado.
136
Eres esa mujer que o se olvida
ni se nos desdibuja en la memoria,
imgenes girando como noria,
cada una mil veces repetida.
Eres ese dolor sin cura, herida
de desenamorada trayectoria,
eres ese recuerdo, aquella historia,
que nadie borrar de nuestra vida.
Eres esa mujer siempre aorada
a quien nunca se deja de querer,
de quien vivimos en amante acecho.
Eres esa mujer a la que nada,
porque de ningn modo puede ser,
arrancar jams de nuestro pecho.
137

T cerca, ayer. Conmigo. Amante. Amada.


Mi brazo alrededor de tu cintura.
T toda ma, para siempre, entonces;
testigos las estrellas y la luna.
En cada sitio de mi ahora, t.
Pero qu ausente la sonrisa tuya.
Desde que te marchaste, el sol ha muerto.
Ms all de mis ojos, slo lluvia.
Sentimiento de prdida infinita,
paisaje solitario, noche oscura,
pasos andando hacia ningn destino,
la sirena de un barco entre la bruma.
Y t siempre en mi pecho y mi cabeza.
All a lo lejos. Imposible. Nunca.
138
Alas tuyas me arrastran, me conducen
a espejismos de ayer donde me amas
todava, donde las altas llamas
de nuestro amor an arden y lucen.
Alas tuyas de nieve me seducen
todava y todava llamas
mi deseo y mi amor y me reclamas
y tus huella sen m no se reducen.
ngeles color oro los cabellos,
las alas blancas, -como t desnuday azules como t- los ojos, vuelan
dentro de mis miradas. Voy a ellos,
hacia la luz de su distancia muda,
y en crceles de hielo me encarcelan.
139
Sigues siendo mi luz y mi frontera,
la luz que con recuerdos ilumina
mi camino, que a ti siempre camina
y algn milagro, mientras nada, espera.
Te sigo amando aquella primavera
que en ti muri y en m no se termina.
Mi pensamiento siempre te imagina.
Sigue siendo tu amor en m quien era.

No me dejas ni dejas de ser rosa


de mi interior jardn, por ti plantado,
cuya seda de ayer no se marchita.
Nunca dejo de ver en cada cosa
un algo tuyo. Est siempre a mi lado.
Contigo a todas horas tengo cita.
140
Cuando amanece y siembran las gaviotas
sus pasos, tenues lneas, en la escena
desierta de la playa, tan ajena
ahora a tus pisadas, ya remotas,
el oleaje, como inmensas flotas
de espumas, sube por la rubia arena
de la playa, teida de morena
donde las olas retroceden, rotas.
Resbala el mar la desmayada espuma
de sus olas, an burbujeantes,
sobre la oscura arena humedecida.
Y yo sigo pensando en nuestra suma,
tuya y ma, de amor, que ramos antes
y camino sin ti como sin vida.
141
Suenan tus pasos sin cesar, caminas
por mi cabeza silenciosamente,
msica sorda y eco diferente
y espejismo de amor que en m te obstinas.
Te siento caminarme, no terminas
de andar por m, de nunca estar ausente,
de atravesarme le hueso de la frente,
de caminar despacio entre mis ruinas.
Me hieren tus pisadas en la nieve
de la memoria, hierro y atalaya,
sangre perenne en la blancura leve.
Contigo, amaneciendo, dicha plena
a la orilla del mar, nadie en la playa
y dos surcos de huella sen la arena
142

S obre las ruinas plidas del viento,


ngeles desvestidos de sus plumas
se dejan arrastrar por las espumas
de las olas de un mar en desaliento.
En soledad, en ensimismamiento,
perdido en le presente de las brumas
que eres en m, te sumo en largas sumas
ayer de amores y hoy de abatimiento.
Me encierro en m, con nuestro amor a solas,
en silencios dolientes, por las olas
del infinito mar donde me faltas,
queriendo lejos de su tierra firme,
a la deriva entre estas olas altasdefinitivamente sumergirme.
143
Por una senda de empinado ascenso,
con una niebla cada vez ms densa,
ando tu desamor, sin ms defensa
que saberme, querindote indefenso.
Es mi dolor monstruosamente intenso
y mi pena tan honda y tan extensa
como la mar; mi soledad, inmensa,
como slo yo s, cuando te pienso.
Mi dolor, que me sigue adonde vaya,
es como un temporal en mar abierta.
Mi soledad de ti, como una playa
en el invierno y bajamar desierta,
como una antigua torre de atalaya;
como un ave abatida, rota, muerta.
144
Recuerdos con tu amor, mares de plata,
t nadando en la solas, a lo lejos,
salpicndome el sol con los reflejos
del agua verde azul, la espuma nata,
rompindose a mis pies en catarata
de truenos y burbujas. Das viejos
que guarda mi memoria en los espejos
de aquel ayer de donde te rescata.

Yo en la playa, mirndote nadar


por el azul y el verde, entre la espuma,
tu cabeza y tus brazos por la mar.
Yo a la orilla, esperando que regreses
del agua al fin, de los recueros, suma
de tantsimas solas y ms meses.
145
No consigo dejarte de pensar
por ms, por mucho ms, que lo procuro,
de tu herida de amor nunca me curo
porque no s olvidarte ni olvidar.
Aunque tu hueco ocupe tu lugar
y hayas alzado entre los dos un muro,
en el oficio de tu amor maduro
y aprende mi tristeza arte de amar.
Como la solas de la mar regreso
una vez y otra vez hasta la arena
que pisbamos juntos y no ceso
de decirme los nombres de tus rosas:
mi dolor solamente es menos pena
cuando vuelvo contigo a nuestras cosas.
146
Vistiendo a medias -casi desvestidasensuales gasa negras transparentes,
trajes de bao blancos con serpientes
abrazndote, ahorcada, desvalida.
Trajes de lentejuelas y perdida,
a medias, la conciencia en los urgentes
espasmos del amor desfallecientes,
coqueta, encadenada, divertida.
Medias negras con rayas, altos tacones,
sabedora de todos mis antojos,
hmedo el sexo, enhiestos los pezones.
Cuando tu orgasmo ltimo culmina,
xtasis de mirar tus dulces ojos
amndote, t siempre femenina.
147

No tengo, s de ti, ms que el recuerdo,


borrn dose en la estela de los das,
de la dulzura aquella que sabas
y de todo lo nuestro que recuerdo.
Poco a poco te desdibujas, pierdo
la nitidez de ti, melancolas
de nuestro amor de ayer, tras celosas
de clausura imposible y desacuerdo.
Te vas volviendo efmero celaje,
aladas nubes de redonda pluma,
contraluz en la reja del follaje,
esfumadora gasa de la bruma,
desmayado volumen, leve encaje,
de nieve derritindote o espuma.
148
No me olvido de abril, en abril era
cuando nos conocimos y me amaste.
Fue una tarde de abril cuando llegaste
a mi vida y amor por vez primera.
Era un atardecer de primavera
aquella primer vez que me miraste:
con tu mirada azul y gris cavaste
un pozo en m, donde tu amor cupiera.
Fue un mircoles de abril cuando viniste
y abril cuando me amaste el primer da,
abril cuando inici la travesa
de nuestro amor, entonces tan febril,
tan dolorosa ahora, ahora tan triste.
recuerdo siempre aquel doce de abril.
149
Te amaba como nunca haba amado,
te amaba de tal modo, hasta tal punto,
que era quererte el exclusivo asunto
que ocupaba mi tiempo y mi cuidado.
Te amaba con tal mimo, hasta tal grado,
que no me s explicar, si me pregunto,
cmo pude vivir sin estar junto
a ti siempre y por ti tan olvidado.

Con lgrimas te am y callado gritos


y tantas veces quise no vivir
que no poda ser mi amar ms triste.
En versos con mi propia sangre escritos,
los que slo el dolor sabe decir,
te amaba, pero t no los leste.
150
Sigo pensando en ti, porque no puedo
renunciar a pensarte, no pensarte,
porque no puedes ya no formar parte
de quien yo soy, porque sin ti me quedo
a oscuras en m mismo, con el miedo
de no volverte a ver y no olvidarte,
de no poder, dentro de m matarte:
t, inaccesible luz; yo, terco credo.
Como el sol, al alzarse, a la alborada,
enciende el horizonte en derredor
y alumbra todo con su roja esfera,
as, todava alumbra tu mirada
mi interminable noche sin tu amor,
mientras mi amor, sin esperanza, espera
151
Naves de niebla, pjaros de viento,
peces de fuego, espumas de coral,
insectos transparentes de cristal,
caos en incesante movimiento.
Arriba, el infinito firmamento
en expansin perpetua y siempre igual,
noche o dorada luz el ventanal,
nunca yo sin pensarte ni un momento.
Otra vez, por abril, las mariposas
y hendiendo el aire un puntiagudo dardo
y en los jarrones desmayadas rosas.
La mar, un oleaje ronco y tardo,
t lejos, por sus crestas espumosas,
yo guardndote en m, donde te guardo.
152

Camino del que faltas, que termina,


que ms all no sigue, que se acaba;
camino del amor con que te amaba,
camino, hoy, de soledad y ruina.
Camino que hacia ti ya no camina.
Camino que contigo anduve, andaba,
camino que en dolor de cruz me clava,
camino que hacia nada se encamina.
Camino nuestro entonces, mo y tuyo,
hoy de dolor si qu que lo mitigue,
camino que concluye, que concluyo.
Camino de mi vida terminada,
porque es, sin ti, camino que no sigue,
camino muerto, porque acaba en nada.
153
Hacia dnde camino, sin que pueda
retroceder a ti, como deseo
con urgencia infinita? No poseo
nada sin ti; sin ti, nada me queda.
Vuelvo a buscar tu amor por la vereda
ms ntima de m, y, terco Orfeo
de mis propios infiernos, te sondeo
donde ayeres de miel, crista y seda.
Cunta, todo, sin ti, melancola!:
a cada poco rato, en cada parte,
oigo campanas de dolientes bronces
Adn de voy sin ti, si cada da
me duele ms no verte, orte, tocarte,
si tanto de mi hoy es nuestro entonces.
154
Era el da, el da de los das,
en que fuiste, aos antes, tanto amor,
recordado, despus, tanto dolor.
Era el da, la fecha, lo sabas.
Me llamaras, no me llamaras?
Deshoj las respuestas de la flor,
una de amor, otra de desamor,
y no quise creer que no querras.

Esper tu llamada y no llamaste,


cada minuto era una rosa mustia
y era el silencio un temporal de olvidos.
Aguard, todo amor y todo odos,
esperando, impaciente, con angustia,
que llamaras. Quiz no te acordaste.
155
La terca rosa del soneto mil,
la rosa transparente de cristal,
esta rosa de ayer, que sigue igual,
que no se enmustia cuando el cuarto abril.
La rosa que naci otro mes de abril
ya tan lejano, ya casi irreal,
siempre a tu amor, a nuestro amor, leal,
la rosa, siempre, de mi amor febril.
La rosa de color de luz de sol,
la rosa de mil hojas de papel,
de mis versos de amor, tenaz crisol.
Rosa de espinas, como t cruel,
siguindote, constante girasol.
La rosa del amor. De nuestro. Aquel.
156
Dolor de ella me rompe, me extena,
mi alrededor asola, me destruye,
mis ms altos alczares derruye,
nada de m respeta ni excepta.
Pasan los aos y ella contina,
nunca en mis pensamientos disminuye,
nadie ni nada en m la sustituye
y el dolor ni un instante se atena.
No dejo de pensarla, aunque no espero
nunca al ayer con ella regresar,
slo seguirla amando, no a su lado.
Me duele hasta querer morirme, pero
no lamentis mi amor, sino no amar,
sino no haber tan tercamente amado.
157

No s si puede haber ms dulce cosa


que recordar tu amor, que recordarte,
que pensarte, pensarte y ms pensarte,
que no enmustiarse en m jams tu rosa.
Ni si puede existir ms dolorosa
continuacin de amor que no olvidarte,
que seguir t de m formando parte,
que ser tu desamor tan honda fosa.
Dulce dolor que siempre me acompaas,
que sigues, aunque solo, siendo amor,
pual en m que no te desentraas.
Doloroso dulzor de desamor
que tan cruelmente con mi amor te ensaas
Doloroso dulzor, dulce dolor.
158
Cuatro veces el rbol se ha encendido
con flores rojas desde tu partida
-parece ahora tan lejos- de mi vida,
cuatro veces de rojo se ha teido.
Cuatro veces las flores se han vestido
del color de la sangre de la herida
que sigues siendo en m, por m perdida
tu luz. No te desamo, no te olvido.
Aunque regrese cada primavera,
en el rbol la flor apenas dura
los das, a lo ms, de una semana.
Nunca mi amor, en cambio, no te espera,
roja sangre de herida que no cura,
que curaras t, quiz maana
159
A veces dejo de pensar en ti.
casi nunca sucede, pero a veces,
en un descuido mo, te oscureces
y, algn instante, te me vas de m.
No, casi nunca, casi siempre, s,
me acompaas, conmigo permaneces
y mis caminos otra vez floreces,
como cuando tus rosas conoc.

Algunas veces dejo de pensarte,


algunas noches no sueo contigo,
de vez en cuando pienso en otras cosas,
pero jams de m no formas parte
ni del amor a ti me desobligo
ni o huelo el perfume de tus rosas.
160
Recuerdo tus miradas, una a una,
nada tuyo no est presente en m,
nunca abandono nuestro ayer, de ti
no existe quien ni qu que me desuna.
Cmo olvidar de ti cosa ninguna,
si, espina de la rosa en que me her,
siempre ests en mi amor, consigo, s
todo me lleva a ti y a ti me ana?
Da tras da, con la roja bola
del sol, alumbras mis amaneceres
y en mis horas insomnes, con la luna
por el mar negro de los cielos sola,
al retumbar las campanadas, eres
sonora ave de bronce en cada una.
161
De lejos llega, an, leve, el perfume
conmigo tuyo entonces: no se ha ido
lo ms sutil de l, lo que no olvido
porque el amor que fuimos me resume.
Siempre lo sigo oliendo, no consume
el tiempo, con sus aos, mi sentido
del olfato, si un algo tuyo ha olido
y en xtasis de olor a ti me sume.
Como la mar, olindola a lo lejos,
como el olor de la tormenta cerca
o el de la tierra, si recin llovida,
como el dolor de los recuerdos viejos
cuando vuelven de pronto, as de terca
es tu rosa de entonces en mi vida.
162

Aunque seas de espinas, eres rosa


de ptalos de seda y suave olor;
aunque seas herida, eres amor
y, despiadadamente, en fin, hermosa.
Al mismo tiempo, eres una cosa
y la contraria, porque, si eres flor,
tambin tristeza y tambin dolor,
aguijn de la abeja y miel sabrosa.
Yo, a quien diste tu flor, no s de ti,
yo, que te am, no puedo amarte ahora
ms que en estas cuartillas de papel.
Yo, que te tuve toda, yo, que vi
tu intimidad de rosa aquella hora
efmera de amor, no s de l.
163
De repente te vuelves, de repente,
pual agudo, que regresa y hunde
su acero en m y que por m difunde
su dolor, otra vez dolor consciente.
Pual volviendo a ser dolor reciente,
ayer que con ahora se confunde,
pualada que desde entonces cunde,
herida sin cerrar, sangre caliente.
Amor poniente de color de sangre,
mi vida noche, noche alrededor
todas las cosas, porque ya no ests.
Dios mo, que tu herida me desangre
de una ve, que no vuelva este dolor
que cada da vuelve y siempre es ms.
164
Esta herida de amor que no se cierra
porque no puede ser, que sigue siendo
presencia tuya en m, pual hiriente
que me desangra, desolado hueco.
Esta umbra de ti, esta desierta,
profunda oscuridad, tu luz tan lejos,
noche donde mis manos son ayeres,
acariciando a ciegas tus recuerdos.

Esta herida de amor que no se cierra,


porque no puede ser que se me cierre
tan ancha herida, tan doliente hierro.
Esta muerte de amor que en m me entierra,
sin ninguna esperanza a que me aferre,
condenado a quererte en el destierro.
165
Mide las horas, das, meses, aos,
toma para unidad cada segundo,
piensa la soledad en que me hundo
sin ti, suma la suma de mis daos.
Uno a uno, conmigo, los peldaos
baja de mi dolor, sonda el profundo
pozo de ese dolor, mira mi mundo
de tristezas cumpliendo cumpleaos.
Imagnate lgrimas y pena
tan grande como el mar, como el mar honda,
tantas como los granos de la arena
de tus doradas playas, infinitos
Siente mis pasos, en tu terca ronda;
oye mi voz, cuando te llama a gritos.
166
Quiero matarte a veces y otras veces
te quiero con hondsima ternura;
ms que fue nuestro amor es mi amargura,
porque en el mo cada da creces.
Cada vez ms te quiero y me enloqueces
con una especie extraa de locura;
donde una zona de mi mente, oscura,
y en la luz de un pual, te desvaneces.
El luto por tu amor es mi bandera
y estn doblando, muy dentro de m,
campanadas de bronce y de difuntos.
Voces me piden que te mate y muera
al lado tuyo y abrazado a ti,
dormidos para siempre los dos juntos.
167

Arrasa, desespera, deshabita,


aprisiona, prohbe, venda, ata,
tortura sin piedad, todo maltrata,
extena, desmaya, debilita.
Desmorona, deshaz, aja, marchita,
divide, corta, arranca, desbarata,
despedaza, destruye, asfixia, mata,
haz de mi ser y amor tierra maldita.
Ciega mis ojos y mi voz silencia,
secuestra tus palabras a mi odo,
impdeme que alcance tu presencia.
Y atado, ciego, mudo, sordo, herido,
pero desobediente a tu violencia,
te seguir queriendo, hasta dormido.
168
Como un desierto, donde nada crece
y la vida sus formas escatima,
como una despiadada y terca lima
a la que nada resistencia ofrece,
como la helada que nos entumece,
como la oscuridad de una honda sima,
as mi pena tuya me lastima
y tu dolor no se me desvanece.
Todo mi alrededor se me despuebla
de luz y vida y es noche cerrada
y vaco total y espesa niebla.
Es todo, porque no es tu amor ya mo,
noche, muerte, desierto, niebla y nada,
todo, hielo, dolor, luto y vaco.
169
Amor que con los aos no es olvido
que, muerta su esperanza, no desiste,
amor que a no quererte se resiste
y que se niega a darse por vencido.
Amor que ama, aunque por ti prohibido,
amor que el desamor tuyo resiste,
es ms que amor y en ms que yo consiste,
porque a nada, si l, halo sentido.

Amor que todo supo y todo ignora


de ti, cuando eras ma entonces, cuando
no puede estar contigo, antes y ahora.
Amor que tus recuerdos atesora,
amor que noche y da te est amando,
amor en el que siempre est sen hora.
170
De nuevo miro la fotografa
tuya que ms me gusta, aqulla donde,
en mi casa, a mi lado, corresponde
tu amor al amor mo todava.
Te contemplo despacio, entonces, ma;
me sonres, aNmndome, no esconde
lo que siente tu mano y me responde
a la caricia, entonces, aquel da.
Vuelvo a mirarte en el retrato aquel
que nos hicimos una tarde en casa,
cuando me amabas, como yo te amo.
El tiempo mientras tercamente fiel
te sigo amando- por mi amor no pasa,
ni una gota de ti de m derramo.
171
Nunca termina ayer, jams terminas:
el lugar que en mi ocupas no es menor
y aunque en mi vida seas, hoy, dolor,
en ella ests y junto a m caminas.
De tu rosa me quedan las espinas
y el recuerdo perenne de su olor;
de ti y de m, me queda nuestro amor
por los escombros de sus rotas ruinas.
En ninguna ocasin no est en m
como si fueras parte de mi ser,
t, mi sola y continua compaa.
Por todas partes, yo termino en ti.
Y no termina nunca aquel ayer
que fuimos juntos, cuando fuiste ma.
172

Y duermes, duermes cerca


de donde yo te rondo la ventana,
tan lejos, a la vez, y tan cercana,
ms all del jardn y de su cerca.
N termina mi amor ni te descerca,
aunque el empeo sea empresa vana,
aunque te sepa, ayer, hoy y maana,
tan contra m constantemente terca.
Y duermes. Duermes sin saber que estoy
tan cerca de tu sueo, al otro lado
de la calle, mirando las persianas
de donde duermes, que he venido hoy
a sentirme contigo y separado,
como ayer. Como todas las maanas.
173
Por qu no se termina en m tu pena,
despus de tanto tiempo, concluido
aquel amor que ramos e ido
el dulzor de la miel de tu colmena?
Por qu an el alma siento llena
de cada instante nuestro y no he sabido
sin ti dar a mi vida otro sentido
y vivo sin vivirla, como ajena?
Por qu te sigo amando, indiferente
al transcurso del tiempo, a cualquier cosa
que t no seas, t siempre en mi mente?
Por qu contina hirindome la espina
de la rosa, si ya no est la rosa?
Por qu mi amor a ti no se termina?
174
Quin eres t, que todava hieres
mi vida tanto y todava duras
en i amor y lo enciendes y lo apuras?
Quin eres t, que, porque no me quieres
y porque no te tengo, me malhieres,
desesperanzas, rompes y torturas
y, olvidada de aquellas tus ternuras,
me destruyes, me matas y me mueres?

Quin eres t, que fuiste quien me amabas


y hoy, slo con pensarte, me enamoras?
Quin eres t, que en m jams te acabas?
Quin eres t, que ests siempre en mi cerco,
alrededor de m todas mis horas?
Quin eres t, que eres amor tan terco?
175
No permite que viva, ni que duerma:
si estoy dormido, grita que despierte,
que ni un momento de tu amor deserte,
que no sufras en m ninguna merma.
Tengo el alma de tanto l enferma,
ms que ninguna voz, su voz es fuerte
y es ms grande dolor que el de no verte
y me deshace mucho ms y yerma.
Como lluvia continua, fra y triste,
me empapa hasta los huesos y me hiela,
sin que de pena alguna me dispense.
Con desalmada intensidad insiste,
poco le importa lo que a m me duela!
una vez y otra vez en que te piense.
176
De tu amor con los aos no me mudo,
sigo viviendo en l, de l me circundo;
con l quien soy, yo mismo, me confundo;
jams de sus recuerdos me desnudo.
Cada da sin verte es ms agudo
mi dolor por no verte, ms profundo
mi deseo de ti; cada segundo,
mi amor ms soledades, yo ms viudo.
Lentamente, aorndote, sucumbo;
slo con luz de tu recuerdo alumbro
mis pasos, por que faltas, ya sin rumbo.
Sin ti, cada vez ms me apesadumbro,
me despeo en m mismo, me derrumbo:
no, a tu ausencia de amor, no me acostumbro.
177

Van pasando los das como espinas


que cien y taladran mi cabeza,
con su corona de mortal tristeza
clavndome sus puntas asesinas.
Tus recuerdos de amor, como hondas minas
se hunden en m con criminal destreza
y van desintegrando mi entereza,
convirtindola en pramos y ruinas.
Me quedan, de tu amor, mi propio amor,
el lecho en que conmigo te acostabas
y en mis labios tu boca y tu sabor.
Sigues estando, amor, en donde estabas,
donde estuviste ests y no te acabas
y tampoco termina mi dolor.
178
Escrita est, con indeleble tinta,
en m la historia nuestra, todo aquello
que sucedi como fugaz destello,
cada cosa de ti, clara y distinta.
Recuerdo lo ms nimio la azul cinta
con que atabas a veces tu cabello
en la trenza dorada por tu cuello
Dicindolo en la forma ms sucinta,
de nuestro amor no s eme olvida nada;
como si t estuvieras, vivo cada
recuerdo, cada instante, cada gesto,
aquella discusin, aquel mal modo,
aquel vestido que llevabas puesto
Como si fuera hoy, recuerdo todo.
179
Porque esta noche estoy desesperado
ms que nunca y hay ngeles que suean
mi muerte en mi cabeza y me despean
por barrancos de sangre; porque ha dado
las horas la campana y terminado
mi caminar; porque en tu amor se empean
mis ojos y tus ojos me desdean;
porque todo yo estoy desmoronado;

porque es, esta noche, ms remoto


tu amor, vivo, esta noche, acumuladas
las tristezas de cuando no te veo;
porque esta noche estoy, sin ti, ms roto
que otras noches sin ti, desesperadas,
esta noche vivir ms no deseo.
180
La muerte ha estado junto a m. La he visto
esta noche tan cerca como dentro
de m mismo, vinindome al encuentro
desde la propia carne en que consisto.
Ha llegado y yo ya estaba listo
para partir con ella noche adentro,
porque, siendo tu amor mi norte y centro,
ni t vas a volver, ni yo desisto.
Con cinco huesos me ha tocado un hombro,
sin ojos en las rbitas vacas
y, vindole dispuesto y no cobarde,
ha vacilado un punto, con asombro,
y, al aire descarnadas las encas,
ha dicho luego: volver ms tarde.
181
Nada a mi alrededor. Nada delante.
Amor, all detrs. Pero, qu importa
ayer, si hiere tanto que me corta
la vida, como un vidrio, su diamante?
Ella est y no est- con cada instante
del dolor en que el tiempo me transporta.
En ella sigo, la mirada absorta.
Cuanto existe, sin ella, no es bastante.
En nada ya, ni en m, siquiera, creo.
Todo es silencio y nada en esta hora
de soledad terrible en que me veo.
Ella sigue en mi mente y me enamora.
Para qu vi vir ms? No lo deseo.
Todo est muerto en m. Todo la llora.
182

Si habis llorado, como yo, dolor


de carne desgarrada, angustia muda
por los ojos adentro, y esta aguda
daga en el corazn de desamor;
si os habis sumergido hasta el horror
de no sentiros vida, con la duda
de arrancaros el ser en la desnuda
soledad del recuerdo del amor;
si os miris tierra estril, astro muerto,
en donde nada crecer jams
porque un glacial de pena os ha cubierto;
si no podis dejarla de querer:
entonces tanto como yo no mshabis amado, amis, a una mujer.
183
Todo est mustio y calcinado ahora,
imagen de cansancio y deterioro,
y hasta las mieses de color de oro
el sol ya ms las quema que las dora.
El campo se desyerba y se desflora,
plaza vaca, abandonado foro.
Dentro de m, tambin me agrieto y doro
pues mi llanto agotado- no te llora.
Todo es alrededor- dorada muerte,
descarnado terrn, rastrojo eco,
y dentro, yo, sigo la muerte suerte,
porque, sin ti, me desertizo seco,
agostados mis ojos de no verte,
sin lgrimas que den riego a tu hueco.
184
Das hay, hay momentos que quisiera
recobrarte el amor a pualadas,
traerte a m las manos maniatadas
y amarte con la saa de la fiera.
Medito con frecuencia la manera
de abrirme hasta ti paso a dentelladas
y amarte como u loco, a bocanadas
y sin dejarte respirar siquiera.

Lo pienso muchas vecesY podra


atropellarlo todo hasta reunirme
otra vez con tu amor y, apoderndome
entero de tu ser, hacerte ma
y morirme de amor y yo morirme
dentro de ti, matndote y matndome!
185
Por qu a tanto querer se me condena,
por qu tanto de ti se me enamora,
por qu es tanto mi amor, por qu te llora
tanto, por qu de ti tanto me llena?
Y cmo tanto amor y tanta pena
se acabarn un da, aquella hora,
con campanada pstuma, sonora,
ltimo grano, en mi reloj, de arena?
Vivir en ti mi amor cuando yo muera,
ser recuerdo que reviva en ti,
te hablar con palabra enamorada,
dicindote mi amor y cunto era?
O seguir sin escucharme y,
mi amor muerto contigo, no oirs nada?
186
Os dejo mis sonetos, mi dolor,
mis recuerdos con ella, lo que fue
aquel amor que de mi amor se fue
y con ellos os dejo lo mejor
de m mismo y su amor y desamor
y todo aquello que sent y que he
escrito con la sangre con que am.
Os dejo cuanto soy, mi obra mayor.
Os dejo mis sonetos y me voy.
Os he pagado la hospitalidad
dicindoos mi ms ntima verdad,
mi amor con ella, ayer, mi luto, hoy.
Me marcho de vosotros, de mi edad,
regalndoos los versos que ahora os doy.
187

Yo conoc de ti tan dulces prendas


que nunca podr darlas al olvido
y supe tu placer hasta el gemido
y el desmayo de amor, sueltas sus riendas.
Pero despus te fuiste de las sendas
de mi vida, en que todo haba sido,
dejndome tan solo y mal herido
que no es fcil que nunca lo comprendas.
Por qu tuviste que venir a m,
por qu me acostumbraste a tu ternura
y por qu tanto amor me diste, di,
si habas de arrojarme a la locura
y desesperacin de estar sin ti
en esta inacabable noche oscura?
188
En el mar negro de su redondel,
la noche es un islario de diamantes,
un abismo de mundos, tan distantes
como mi amor inmenso, como fiel.
Contigo contempl el mismo dosel
algunas noches como sta, antes,
cuando me amaban todos sus instantes,
pero me faltas, esta noche, en l.
Miro, esta noche, el alto cielo, a solas,
guirnaldas de cristal, crculos, cruces,
casi sin mar, entre una y otra estrella,
que las eclipse con oscuras olas,
infinito archipilago de luces,
pero t faltas, esta noche, en ella.
189
Cuando el amor se muere y no nos queda
ms que, a lo lejos de nosotros, nada
y es todo, alrededor, noche cerrada,
boscosos matorrales sin vereda;
cuando ya en nuestras almas no se hospeda
aquella terca luz enamorada
y cualquiera otra luz est apagada
y otra no hay que remplazarlas pueda;

cuando todo no es nada y nada es todo


y slo puede verse oscuridad
dentro y alrededor de nuestra vida;
cuando no se ve forma de acomodo
con futuro ninguno, es soledad
y angustia el mundo y vida desvivida.
190
Adis, dice, detrs de la ventana,
la voz, entre los rboles del viento
de la noche despierta, sentimiento
de desesperacin, de espera vana.
Al mismo tiempo lejos y cercana,
qu imposible, a la vez, y no, la siento,
qu soledades soy y abatimiento
y esperar que quiz vuelva maana.
La noche, en derredor, no volvers
con ella dice, en su silbido triste-,
no volveris a estar juntos los dos
otra vez, como entonces, nunca ms.
Tras el cristal de la ventana insiste
la voz del viento: adis, adis, adis
191
En esta oscuridad, que apenas baa
alguna luz de ti, mi amor no deja
de amarte nunca. Cuanto ms se aleja
de tus das conmigo, ms te extraa.
S on mis recuerdos tuyos telaraa,
tupida red de hilos que me enreja.
Mi voluntad, amndote, no ceja,
no viene a menos, no se desengaa.
Ando a ciegas el luto y laberinto
de mi crcel de amor. En soledad,
tras las cuatro paredes del recinto
de mi vida sin ti, con terquedad,
slo te pienso a ti; lo a ti distinto
no forma parte de mi realidad.
192

Transcurre el tiempo y no, no se me cura,


hasta parece ser ms ancha y honda
cada da que pasa, sin que sonda
ninguna alcance el fondo de su hondura.
No para de crecerme la amargura
por todo mi interior a la redonda,
melanclicos ojos en la ronda
y centinela de mi noche oscura.
Sin descansar, asedias mi memoria,
no dejas de girar en mi cabeza,
como los cangilones de la noria.
No concluir mi terca calentura,
no me puedo arrancar de esta tristeza.
No, tu herida de amor no se me cura.
193
Todo me arrastra a ti, todo me lleva
hacia tu amor de ayer, como un torrente
contra la gravedad, hacia la fuente
donde la sed que fuiste se renueva.
Cada da mi amor es otra prueba
para vencer al tiempo, a la corriente
de la vida, olvidada, inconsecuente,
cada da mi amor es lumbre nueva.
Quema la llama de tu fuego dentro
de m y eres en m una mar amarga
cuya solas se rompen en mi centro.
En un ocaso inacabable crece
tu sombra y en mi amor se hace ms larga
y cuanto soy su luto lo oscurece.
194
Es de noche, a lo lejos suenas t,
olas, unas tras otras, en la playa,
mi habitacin oscuras soledades,
inquieto duermevela sin tu amor.
Creo escuchar pisadas tuyas cerca,
que el viento dice tus palabras mas
y, de repente, todo es un recuerdo,
clavndose en mi pecho hasta ser sangre.

All afuera, en el cielo, las estrellas


que mirbamos juntos estn solas;
melanclicamente, un perro alla.
Con una campanada lenta y grave,
cuyos ecos en m no se terminan,
suena a lo lejos, en la noche, ayer.
195
Amor que se contenta con amar,
a quien no importa si no llega o tarda
la respuesta de ti que siempre aguarda,
que no puede no amarte ni olvidar.
Amor que permanece en el lugar
donde estaba contigo, donde guarda
tu luz, a quien la noche no acobarda,
amor de terca voz, como la mar.
Amor que es ms que ayer y ms que yo,
que es noche oscura y sol, y compaa
y soledad, a un tiempo. Amor que no
quiere no ser entonces cada instante,
en quien nunca has dejado de ser ma,
que no sabe no ser amor constante.
196
Recuerdo tu desnudo pie dormido
al final de la cama. Yo, callado,
el sueo vigilndote a tu lado
y en nuestro derredor ningn sonido.
Sensualidad de aquel ayer perdido,
t, tu sueo, conmigo, confiado,
mi pie a la seda de tu pie enlazado
y todo lo dems puesto en olvido.
Recuerdo el tacto de tu pie desnudo,
mi pie rozando su caliente vida,
oscuro el aire en torno nuestro y mudo.
Recuerdo entre la sbanas tu pie,
yo despierto a tu lado, t dormida
en la noche de amor que se nos fue.
197

En un ya casi cotidiano rito,


cuando al final del da el sol viajero
nos oculta otra vez su derrotero,
los pjaros en crculo y en grito,
antes que el cielo se platee, infinito
de estrella, busco el vesperal lucero,
en la bveda azul, color acero.
La tarde es calma y soledad. Medito.
Borda la luz en nubes sus encajes
y todo el horizonte es un derroche,
anaranjados, rojos, de celajes.
Se pone el sol. Es hora de tristeza.
Apoyada en mis manos la cabeza,
sigo pensando en ti. Llega la noche.
198
El ltimo soneto que te escriba
lo escribir con sangre de mis venas,
como el primero y todos, azucenas
de recuerdos conmigo, llama viva
que ningn viento apaga, ala cautiva
en la crcel de amor donde condenas
mi soledad a siglos de cadenas,
t, all, en la rejas, cielo azul, arriba.
El ltimo soneto que te escriba
lo escribir muriendo, porque no
suceder que sin amarte viva.
Tu soneto final, viviendo apenas,
lo escribir con mar en las arenas
de una playa desierta, como yo.
199
Cuando te me marchaste, silenci
la msica en mi casa y la alegra
y sin otra ninguna compaa
que los recuerdos tuyos me encerr.
Cuando t te marchaste y yo qued,
qued la casa silenciosa y fra
sin ti, como sin luz, como vaca,
como si nos ahogase no s qu.

Cuando te fuiste, sin ningunas ganas


de vivir ms, dej morir tus flores,
todo fue noche, todo enmudeci,
y, cerrando la puerta y las ventanas
a la luz y sonidos exteriores,
quedamos solos tu silencio y yo.
200
Oh, Dios, protgela, que el da sea
propicio a ella, hoy y siempre, que
viva feliz, con quien y donde est
y cuanto quiera poseer, posea.
Que sepa que, aunque ahora no la vea,
es de quererla de lo que mas s;
que alguna vez recuerde que la am
y que tambin ella me am. As sea.
Que la vida la colme y satisfaga
con cuanto pude dar de s la vida;
que elija bien y acierte en lo que haga.
Que alguna vez se acuerde de quien fui,
de quien jams, jams, jams la olvida,
de quien la am y la ama. Sea as.
201
Cesar la tormenta y callar
la tempestad de versos que te escribo;
ellos sern un monumento vivo
al demasiado amor con que te am.
En tus versos un da cesar,
ellos y yo por tierra y en derribo:
acabado mi amor contemplativo,
desde poemas muertos te amar.
Volver a mis silencios y mi amor
dejar de sentir lo que senta
y no s que ser de mi dolor.
De todo esto, no quedar nada:
cesar mi pasin y mi porfa,
mis veros olvidados, t olvidada.
202

rbol a un lado del camino, muerto,


madera ya sin vida, arquitectura
esencial de tu ayer, sin la verdura
de las hojas, de pjaros desierto.
rbol desnudo de ti mismo, abierto
al aire, a las miradas, llama oscura,
lumbre apagada, escueta nervadura,
tu ms ntima sombra al descubierto.
Negro pincel, memoria en le paisaje,
perfil entre las nubes y la tierradel viento entretejido a tu ramaje.
Melanclica forma de escultura,
vencido por el tiempo en larga guerra,
cadver de quien fuiste sepultura.
203
Caminar por el tiempo es nuestra vida,
hacer y deshacer es la jornada;
los ms, hacemos poca cosa o nada
y somos inversin mal invertida.
Cuando nuestra existencia, concluida,
toque su fin, est ya caminada,
importar la obra realizada
o el volumen de deuda contrada.
Cuando, pasado aquel ltimo trecho
del camino, aquel ltimo da,
se nos instruya juicio del provecho
de nuestra terminada biografa
y la voz del Seor diga: Qu has hecho?,
responder, Seor, quise a Mara
ALCALD E CARBAJO, CARMEN
Espaa. Almera. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
PAZ Y GUERRA
Por qu alcanzar la paz es ilusoria utopa
Por qu razn el hombre siempre fue belicoso?
si es libre su albedro, si su mundo es hermoso
capaz de dar, a todos, el pan de cada da.

Disfruta de horizontes plenos de poesa:


con altivas montaas, un mar maravilloso;
exuberante el valle; el ro caudaloso
que al unsono entonan su Canto de alegra.
Pero l slo persigue poder, armas en mano.
El divino mandato es polvo en el olvido:
No matars resuena como un eco lejano.
Y desoye las voces que a la paz se han unido
con el noble deseo de un orden ms humano
que defina a la guerra: Una opcin sin sentido.
BUCOLICO ATARD EC ER
El ro, dando voz a la caada,
discurre entre fragancias de romero.
S olitario, el olivo del otero
presta sombra a la tarde fatigada.
Una dulce avecilla enamorada
del rosal que naci junto al sendero,
pretende, con un trino lastimero,
mostrarle su pasin atormentada.
Los trigales, inmenso mar dorado,
ondean, con la brisa, en blandas olas,
bajo el tapiz de un cielo ensangrentado.
Recogen los zagales su ganado
de los pastos de trbol y amapolas,
mientras pierden perfil montaa y pardo.
LLUVIA
S osegada, sin prisas, lentamente
cae una lluvia, mula del llanto,
y la monotona de su canto
llena de viejas pginas mi mente.
Agua que mana de perdida fuente
cuyas gotas me prestan el encanto
de los momentos que an aoro tanto
y en mis sueos estn constantemente.
Cortina de cristal que va cubriendo
las etapas que el viento le ha trazado
y sigue a su capricho recorriendo.

Siento, de pronto, el corazn cansado


en tanto que la lluvia va cayendo
de un cielo gris de nubes tapizado.
ALCALD E S ANCHEZ TOSCANO, JOS E MARIA
Crdoba. S iglo XIX S iglo XX
Periodista que dirigi en Mlaga el semanario
Andaluca y en Madrid, La Diana en colaboracin
con Manuel Reina.
ANTE EL C UAD RO LA RENDIC ION DE GRANAD A
En un alegre y anchuroso llano
al pie de la muslmica Granada,
Boabdil entrega de su corte amada,
las llaves al Monarca castellano.
Tal concibi tu genio soberano
y hoy contempla la mente entusiasmada
una joya del Arte, que inspirada
traz en el lienzo tu divina mano.
Al admirar tu cuadro portentoso,
orgullo patrio mi cerebro inflama
y miro en el monarca victorioso
de su talento colosal la llama;
en el moro vencido, al envidioso
y en la ciudad, el templo de la fama.
ALCALD E VALLADARES , ANTONIO
Baena. Crdoba. 1.8 - 1.892
Trabajaba en Hacienda. Logr numerosos
premios con sus poesas.
A ELLAS
Como se ven por el cristal del ro
los granos de sus lmpidas arenas,
como se ven tambin las azucenas
a travs de las gotas de roco;
como en las noches del quemado esto
tras de las nubes blancas y serenas
se ve la luna, cual las almas buenas
se ven detrs de su dolor impo!;

como por medio a la verdad se mira


la fe del corazn, que sin enojos
en el fulgor de la virtud se inspira,
as quisiera en mi aparente calma,
a travs de las nias de tus ojos
mirar los sentimientos de tu alma.
A UN A NIA MUERTA
Al venir a este valle de sonrojos,
en dicha estril, en dolor fecundo,
sentiste en tu suspiro moribundo
punzarte el aguijn de sus abrojos.
Ni una sonrisa de tus labios rojos
pude escaparse en tu pesar profundo,
y al llegar a las puertas de este mundo
cerraste con desdn los tristes ojos.
Pasaste como estrella desgajada
que, fugaz por la atmsfera cruzando,
va a perderse en la bveda azulada.
Y es que dijiste, en tu dolor pensando:
-Para siempre volver quiero a la nada,
que no nacer para vivir llorando.
ALCANTARA, JULIAN DE
Panam. Siglo XIX - XX
Poeta hallado en Internet.
LA NOVICIA
Oh! la novicia tiene las mejillas hundidas
y los labios exanges y fro el corazn,
y en los ojos las huellas de las penas sufridas
y en el pecho el cadver de una muerta pasin.
Ora muy largamente, sus dantas preferidas
invoca a todas horas, con fervorosa uncin,
mientras que la fustigan las carnes encendidas,
el rgido cilicio y el spero ropn.
Mas cuando solitaria vaga en los corredores
que aroman el incienso y perfuman las flores
del jardn conventual, oh cuntas veces

crey ver la novicia congelada de espanto


la silueta embozada del hombre que am tanto
a travs de los altos y fnebres cipreses.
EMOCION EVOCATIVA
Dimitri: Hotel Pars, alto lirismo;
la virgen; Mim, cosmopolitano
ambiente. Corre un neologismo
como un chiste sutil, de mano en mano.
Se habla en contra y en pro del modernismo;
vuela en los aires la palabra: hermano;
la triste Nia del Romanticismo
besando a la hija de un gitano.
Llaneza sobre todo; ingenuidad;
vinos y risas prodigalidadse vierten juntos antes que se piensa.
Y a las neurosis de las elegas
se amalgaman con locas alegras
las rojas tardes de la rue dAtienza.
HORAS MIAS
En estas noches fras y heladas en que el viento
y los canes no cesan de gemir y ladrar,
me dirijo a esos barrios que son el sedimento
de las viejas ciudades donde aprend a soar.
All rondo las tapias ruinosas del convento
tras de las celosas creyendo adivinar
ese alma desolada que en mi vida presiento
con sus ansias de rezos y su sed de soar.
E invocan do aventuras con altas damas nobles,
imaginando escalas, dando al aire mandobles,
como un loco persigo mil quimeras de amor.
Y as paso estas noches glaciales del invierno
como un nuevo Maara, como un Don Juan moderno
sin chambergo ni espada, sin oro y sin valor.
ALCANTARA, MANUEL
Mlaga, 1.928
Poeta y periodista.

Desde los diecisiete aos reside en Madrid.


Estudia leyes y en 1.966 recibe el premio de
periodismo "Luca de Tena".

De "La Mitad del Tiempo"


A Jess Cancio.

En medio de la noche el mar sin sueo


cuenta peces y estrellas desvelado;
en medio de la noche el mar cansado,
como un perro olvidado por su dueo.
La ola se frunce en numeroso empeo,
algas condecorndole el costado,
y el mar dentro del mar ha naufragado
igual que un ro frgil y pequeo.
Lluvia de Dios sirviera de semilla
a su arboleda azul y su cadena
cuando el mar se inventaba aquella orilla.
Una postura suya busca el centro;
desertor inconforme de la arena,
el mar tiene un dolor de tierra adentro.
SONETO PARA EMPEZAR UN AMOR
Ocurre que el olvido antes de serlo
fue grande amor, dorado cataclismo:
muchacha en el umbral de mi egosmo,
qu va a pasar? Mejor es no saberlo.
Muchacha con amor, dnde ponerlo?
Amar con cercanas de uno mismo.
Como siempre, rodando en el abismo,
se ir el amor sin verlo ni beberlo.
Tumbarse a ver qu pasa, eso es lo mo;
cumpliendo aos irs en mi memoria,
viviendo para ayer como una brasa,
porque no llegar la sangre al ro,
porque un da seremos slo historia
y lo de uno es tumbarse a ver que pasa.
VIVIR

Vivir se va quedando sin campanas,


la esperanza no tiene que ponerse
ni la muerte un lugar donde caerse...
Quin le cerr a la vida las ventanas?
Que me expliquen por qu no tienen ganas
los antiguos caminos de moverse;
ya no queda ninguno en que perderse
y me quedan que estar muchas maanas.
Por una herida mltiple respira
mi voz y en la baranda estoy de codos
pensando en el final de la tragedia.
Qu le vamos a hacer . Si bien se mira,
con el da y la muerte estamos todos.
Mal camino. Si Dios no lo remedia.
EL VINO DE LOS MUERTOS
Recuerdo el porvenir. Todo se sabe.
Lo que me espera es una vieja historia;
la muerte empezar por la memoria,
a vivir le echarn tierra y un ave
Volar, dicen (mucha duda cabe).
Lo dems nada importa, es trayectoria;
lo de ms es dar vueltas a la noria.
Tenerse que morir, eso es lo grave.
El silencioso vino de los muertos
diariamente me bebo trago a trago
con la incontable sed de los desiertos.
Todo para acabar donde se empieza;
ya no s si es vivir esto que hago,
la muerte se me sube a la cabeza.
ME BUS CO POR EL TIEMPO
Me busco por el tiempo que he perdido
y en las hojas de ayer del calendario,
pero no encuentro el alma por mi armario
ni rastro de aquel viejo conocido.
El que yo fui, por dnde se habr ido?
Quiero saber de mi. Es necesario
conocer a quien trato en este diario
escribir las memorias de mi olvido.

La aventura pequea de ese barco


que hace su travesa por un charco
sabiendo que a babor nadie contesta.
Bebiendo estoy mi vino y mi pregunta.
Penas y dudas. Todo se me junta.
Y Dios da la callada por respuesta.
ACLIMATO MI ALIENTO
Aclimato mi aliento al desencanto
y acostumbro mi tiempo a la deshora;
resido en la memoria, esa sonora
habitacin cerrada a cal y canto.
Ser hombre es la tarea que levanto,
sa mi ocupacin desoladora,
que se guarda la pena y nunca llora
porque sabe que nunca es para tanto.
Yo vine para ver oscuridades,
viajo del corazn a la cabeza,
minero del metal de las verdades
y s que la verdad siempre se esconde.
Llamo ante la sombra fortaleza...
(Por ms que llamo nadie me responde.)
ANTIGUO PRES ENTE
Tengo un nio olvidado en la memoria
antiguamente joven como un ro;
regresa de un remoto tiempo mo
tan lejano y azul como la gloria.
Inconcretas noticias de mi historia
me trae hasta la puerta un viento fro;
volviendo estn vilanos de otro esto
y agua pasada muvese en la noria.
El porvenir de ayer es ya recuerdo
y el nio nunca sabe dnde empieza
el da de maana cada da.
Nio que se perdi como me pierdo,
pensando que no es buena mi tristeza
y no vale la pena mi alegra.
DIOS

Creer en Dios es nieve y se derrite


sobre el hombro cansado de la espera.
Creer en Dios, ay Dios!, que fcil era,
pero el eco de Dios no se repite.
Dando traspis el alma , caes y te
levantas, qu remedio!, y ni siquiera
duele. Dnde anda Dios? Si lo supiera...
Y Dios sigue jugando al escondite.
Esperemos. Silencio de Dios suena
en la oquedad del hombre. S iegan hoces
de fro el frgil vuelo de aquel ave
que distraa el paso a la cadena.
Tengo miedo y escucho. S uenan voces.
Sern de Dios. No s. Cualquiera sabe.
NECES IDAD DE ALEGRIA
Qu extraa carretera me desva
del territorio azul que estoy buscando?
Por qu este lmite de niebla cuando
quiz sea posible todava?
Dejar esta costumbre cualquier da
(que no se aumenta el corazn llorando);
por la tierra del pecho estoy cavando
para hacerme una casa en la alegra.
Porque algo me desmiente la amargura;
la frente ms penosa solicita
luz en la circunstancia ms oscura.
Partidario del sol entre la pena,
un agua de ilusin desacredita
el argumento triste de mi arena.
RETORNO
Este tener la muerte en carne viva
transitada de pjaros y peces...
De un silencio he venido. Temo a veces
que se llame silencio quien me escriba.
Este ir hacia una luz definitiva
bebindose la sombra hasta las heces...
La vida es una historia. No la empieces.
La muerte es una carta. La reciba.

Ninguno sabe si es que muere o nace.


Nadie nos dice nada, pero tengo,
lo s, mi fin en m, como la nube.
En el miedo de Dios el alma pace
una celeste yerba, y s que vengo
desde un antiguo olvido donde estuve.
EL PO ETA PID E POR S U VO Z
La voz es la esperanza que se amasa
con sangre de silencios y de ruido,
miedo sonoro, porvenir de olvido,
perro ciego en la puerta de mi casa.
La voz es una llama que fracasa
con su rojo propsito aterido;
en los labios estaba y se ha perdido,
que venga Dios a ver lo que le pasa.
Adn de ir mi voz con su estatura
mnima y luminosa de vilano?,
quin le presta las alas para el vuelo?
Procure yo en su frgil andadura
que el aire me la lleve de la mano
y Dios no quiera que se caiga al suelo.
SONETO PARA PEDIR TIEMPO AL TIEMPO
El tiempo es un camino para andarme.
(No te engaes. Morir, ay, para ver. Te
quedars solo, a solas con tu suerte.)
Yo me echado a dormir para vengarme.
Porque s que no debo entusiasmarme
con cosas que se acaban con la muerte,
estoy soando. Cuando me despierte,
no s si habr hecho bien en despertarme.
El tiempo, con su escaso presupuesto,
se nos va cada paso, mientras arde
como una rama seca todo esto.
Siempre un reloj aprieta, nos ahoga,
nos coge por el cuello un da y tarde
o temprano nos cuelga de una soga.
SONETO PARA PEDIR QUE DIOS ME LIBRE

DE LA S OLED AD
Puede que ponga el corazn ms alto
y el bosque de la frente ms umbro...
Para m no lo quiero. Es mucho ro
y no se puede vadear de un salto.
Si ella me tiene es porque yo me falto;
soy suyo cuando dejo de ser mo.
La soledad es un escalofro
que empieza por la espalda cada asalto.
Pesa la soledad y se distiende,
y no se sabe como combatirla,
que el amor, de momento, no se entiende.
Qu batalla campal por compaa
contra la soledad, slo por irla
ganando algn terreno cada da.
SONETO PARA PEDIR POR MIS MANOS
Andan cerca de m: slo un momento
antes que el corazn, casi a mi lado.
Han nacido conmigo, a mi cuidado;
se mueven al sudeste de mi aliento.
Cada vez que hablo os digo que las siento
hablar en mi favor. Acostumbrado
me tienen a su peso, a su cansado
modo de partirse por el viento.
Yo las quiero. Me sirven bien. Y os juro
que han querido tocar hasta el misterio
y el techo del amor a todo trance.
Un da llorarn. Estoy seguro.
Cuando se pongan a pensar, en serio,
en las cosas que estaban a su alcance.
SONETO PARA PEDIR UN AMOR
Para poco, lo mismo que la nieve,
llega el amor, si llega, a mi tejado.
Se moja el corazn bajo techado,
miro arriba y resulta que no llueve.
Agua distante nadie se la bebe.
Cuando est el aire ms despreocupado,
algo, al nivel del beso, por el lado

donde empieza el dolor, zumba y se mueve.


Beligerante ronda de una avispa,
escandalosamente reiterada,
que a veces hasta logra que me pasme.
De tal fuego de amor, nada. Ni chispa.
Acaso una ceniza organizada
que puede que algn da se entusiasme.
SONETO PARA PEDIR POR LOS RECUERDOS
Como el aliento dura en la ventana
hasta escribir un nombre con el dedo;
del mismo modo que le dura el miedo
al aire lastimado en la campana.
Como dura la fecha ms lejana
en la historia del tiempo...As me quedo
en los recuerdos. Pero s que puedo
perderlos de la noche a la maana.
Por eso siembro y siembro a manos llenas
sin mirar si los frutos se maduran.
Poblado corazn, de eso te vales.
Los recuerdos te van como las venas:
hacia tu centro mismo. Y all duran.
Como dura el aliento en los cristales.
SONETO PARA PEDIR POR LOS HOMBRES
DE ES PAA
Los que le dan al mar la arboladura
de sus sueos, su brjula viajera.
Los que cuentan las cruces de madera
mientras cavan su lenta sepultura.
Los que aprietan el hambre a la cintura
y en el ruedo pequeo de la era
lidian una pobreza de bandera,
ms brava cada da y ms oscura.
Gentes de la ciudad y del camino,
paciencia y barajar. Es paa es grande.
Yo pido con los brazos bien abiertos
por el pan, por la lluvia, por el vino,
porque el toro de Iberia se desmande,
porque se encuentren cmodos los muertos.

SONETO PARA S ABER A QUE ATENERS E


La tierra apaciguando minerales
-el subsuelo anda siempre amotinadopone la geologa al otro lado
del monte y de las guilas caudales.
Mientras el mar lejano hace seales
-el mar teme morir un da ahogadotodo el campo se queda al descampado,
al nivel mismo de los litorales.
Y yo por medio. Dndome motivo.
Queriendo adivinar lo que se esconde.
Viviendo, pero ms muerto que vivo.
(Por el sitio ms roto de mi vida,
aproximadamente no s donde,
escucho una campana sumergida.)
TOLEDO, AHORA
Quin le ha dado este Tajo al tiempo quieto,
al tiempo hecho peasco y serpentina,
donde empiezan los cielos y termina
la roca por mostrarnos su esqueleto?
Greco encrespado. Puesto en un aprieto
de terraplenes y de arena fina.
Cielo de guilas. Suelo de honda mina
desenterrada a ras de su secreto.
Ciudad de ayer. De algn tiempo acabado
que se quiso morir y se ha quedado
vivo entre cigarral y geologa.
Todo lo que ya ha sido nos espera
y nosotros, tambin, en la ribera
lloramos "la su muerte cada da".
A UN PINO NEGRO DE MONTE CAS TILLO,
ENTRE EL S EGRE Y EL NOGUERA PALLARES A
S que se quedar ganado el cielo,
acendrando maderas temporales.
Pino montana alzado entre cristales
de nieve maniatada a ras de suelo.
S que se quedar mirando el hielo

sobre las extensiones forestales


mientras yergue el rebeco dos puales
de lea ardida y ronco desconsuelo.
Hay Pirineos. Nieve en el helecho,
aliagas y urogallos por el pecho
de este pino montana en la montaa.
S que se quedar, pero quisiera
quitrselo de cuajo a la ladera
y apuntalar el corazn de Espaa.
VUELTA A LA MAR D E MALAGA
(Rincn de la victoria)
Vine a la mar dudando si estara
donde yo la dej: junto a la raya
donde la espuma eventual acalla
su antigua discusin con la baha.
Llegu a la mar. Estaba todava.
Ella lo mismo y yo distinto. Vaya
una cosa por otra y, por la playa,
vayan los dos en busca de aquel da.
Vine a la mar y me encontr en la arena
-nio llevando cubos a la pena
y palas a la orilla del verano-.
Me hice a la mar, estando hecho al recuerdo,
por perderme otra vez como me pierdo
junto al que fui, cogidos de la mano.
FRENTE A FRENTE
Es cosa de mirarse frente a frente
en tu terrestre espejo cada da.
Es cosa de decir: yo te querra
si te fueras haciendo diferente.
Faltan brazos y pueblo. S obra gente.
Dicen que no hay manera. Pero habra.
Ruedo ibrico. S angre en romera.
La piel de un toro de cuerpo presente.
Te estoy diciendo, Espaa, que te cuides.
Nadadora de tanto y tanto ro,
a ver si aprendes a guardar tu ropa.
Por lo que quieras ms, no te suicides.

Yo digo: qu pas!, y luego: el mo,


dejado de la mano de su Europa!
CARN ET DE ID ENTIDAD
Nadie avis. Ms tarde o ms temprano
se supusieron que lo aprendera.
Nadie me dijo: riega a la alegra,
los muertos son terreno de secano.
Todo lo que me importa est lejano.
Si yo hubiera sabido a qu vena
os juro que vivir- yo que sabano me hubiera ganado por la mano.
Me dijeron vivir a quemarropa:
siglo XX -acordaron-, en Europa,
en Mlaga, en enero y en Manolo.
Todo lo dispusieron: hambre y guerra,
Espaa dura, noche y da, tierra
y mares... luego me dejaron solo.
JUEGO DE HOMBRE
No es lo mismo. De nio se es ms fuerte.
Tienes siempre una mano que te gua,
preguntas y responden todava...
Luego te dejan suelto. Mala suerte.
Dicen que as es la vida. Voy a serte
sincero: no me gusta. No poda
gustarme ms que cuando no saba
eso de que mataras con la muerte.
No te conozco, pero s tu juego.
Dejadme a mi merced, sonoro y ciego,
con mi amor y mis huesos, todo junto.
S oldado involuntario en una guerra
ya prevista. Aqu pan y despus tierra.
Esto soy y ser. Ya no pregunto.
FUNCION DEL DA
Todo esta preparado. Recin puesta
la barraca y la luz: las propias rosas.
Recin puestas las tracas clamorosas
y a punto el corazn para la fiesta.

Apunto el corazn. Lo inscribo en esta


tarea de ir pisando rayas, losas,
semanas, injusticias, y otras cosas
que tambin se me quedan sin respuesta.
Digo que apunto el corazn. Es mucho
decir. Miro la vida, entro y escucho
la msica de fondo del concierto.
Espectador y cmplice, deca
que la funcin se acaba cualquier da:
caer el teln y me darn por muerto.
SONETO PARA LEER EN UN A TERRAZA
EN LAS NOCHES DE VERANO
Al ocio lo circunda un viento bajo;
pennsula del aire, la azotea,
cortada de la altura, deletrea
los ruidos, y las luces y el trabajo.
La vida es una historia de all abajo,
pero hasta aqu no llega la marea.
Cuando pienso en volver a la pelea
se me caen los palos del sombrajo.
El tiempo me traspasa. Nada espero.
La noche se ha dormido en el alero.
Fosforece su antigua platera
la luna por el aire del verano,
si pudiera cogerla con la mano
bien sabe Dios que no me movera.
MUCHACHA EN LA BOLERA
La vertical, dispuesta cetrera
se inicia por impulso de su mano;
inmvil caza en el jardn cercano
solicita al final su puntera.
Todo se echa a rodar con su alegra
si rueda un mundo que es por ella humano.
Diez arbustos florecen en el llano,
pero viene a talar la geometra.
Anima su portada el "Vogue" cuando
se derrumban los bolos sollozando,
elstica criatura siglo XX.

Y re Cristian Dior cuando se inclina,


morena de "bayon" y de piscina,
femenino discbolo viviente.
EL "RING"
Doce cuerdas limitan el coraje.
Los mineros del "crochet", la valiente
poblacin del gimnasio, sangra y siente
bajo el fuego sagrado del voltaje.
Cuatro onzas en los guantes y vendaje
duro. Alta tensin. Aire caliente
de K. O. y cigarrillos... De repente
ha cuadrado la furia su paisaje.
Perfiles de monedas desgastada
cita el gong con su aguda campanada.
La luz del cuadriltero ilumina
jvenes gladiadores golpeando,
el esfuerzo y los msculos poblando
el pas del sudor y la resina.
SONETO PARA ES PERARTE EN UNA CAFETERIA
Resulta que la historia estaba escrita
cuando yo quise hacerla a mi manera.
Cuando yo no quera que volviera,
resulta que la historia resucita.
Resulta que en el tiempo de la cita
tendrn que hacer un banco de madera.
Al corazn le viene bien la espera,
quin sabe si, adems, la necesita.
Azafatas de vuelo alicortado
van del caf a las pias tropicales
por aires ciudadanos y ruidosos.
Arriba el tiempo nuevo a presentado
sus fluorescentes luces credenciales
y enrolla pergaminos luminosos.
EL CALENDARIO
Viene un otoo apenas hilvanado
y una arboleda de papel me cubre;
el tiempo del amor se llama octubre,
para el dolor cualquiera est indicado.

El tiempo, en la pared encuadernado,


entre nombres y nmeros se encubre
pero siempre, en enero, se descubre
que la broma genial se ha prolongado.
Que la broma de siempre va hacia arriba
que no puede quedar slo en espera,
en nube ms o menos fugitiva.
Que llegar peldao tras peldao,
que el almanaque es slo una escalera,
una edicin de Dios de cada ao.
LA ALMOHADA
La memoria es culpable. Si se arrumba,
se le seca al dolor un afluente.
Si una nieve cordial blanca y caliente,
descansa la cabeza, ya no zumba
la abeja de vivir. Al que se tumba
se le llena de pjaros la frente,
se le pone el amor convaleciente
y una pena mural se le derrumba.
Para ver claro un rato me he tendido;
para or predicar en mis desiertos,
para encontrarme todo lo perdido...
para olvidar a medias, para nada,
ensayo la postura de los muertos,
para dejar la sangre en la almohada.
TIEMPO DE INVIERNO
Todos los pobres mueren bajo el puente
-a m mismo me pasa cada daviendo que se les marcha el agua fra
y se les queda el barandal de enfrente.
Puentes sobre el invierno. Un mar de gente,
pobre gente -yo mismo todavaembarcada en la corta travesa
que va desde la nuca hasta la frente.
"Nuestras vidas", etctera, ya saben:
se irn hacia esa mar cuando se acaben.
Yo miro cmo se las lleva el ro

asomado al brocal de los inviernos.


As estamos de solos. Y sin sernos
posible comprender que exista el fro.
SONETO PARA ACABAR UN AMOR
He quemado el pauelo, por si acaso
se pudiera tejer de nuevo el lino.
Le sobra la mitad de vaso al vino
y ms de media noche al cielo raso.
Tena que pasar esto. Y el caso
es que estando yo siempre de camino
y estando t parada, no te vi y no
me ha cogido el amor nunca de paso.
Puede que salga a relucir la historia
porque nunca se acaba lo que acaba,
que se queda a vivir en la memoria.
Echa a andar el amor que te he tenido
y se va no se donde. Donde estaba.
De donde no debiera haber salido.
NIGHT C LUB
Orquesta en el jardn. Nocturno, el cobre
volandero de los pjaros, volando,
aade alas al jazz. Circula un blando
susurro de palabras quietas sobre
la pista...(el corazn quiz recobre
as su antiguo peso, como cuando
bailaba solo). Yo me estoy mirando
con ojos de mirar a un nio pobre.
A alguien que de milagro se sostiene.
No se mueve en el alma ni una hoja.
Ni me va la esperanza ni me viene.
No s si los violines o las penas,
me estn sonando dentro, por la roja,
provisional corriente de las venas.
RAD IOGRAFIA
Detrs del bien urdido parapeto
de msculos, tejidos y alegra;
tras la provisional cristalera
de las venas, reside, hondo, el secreto.

Qu vocacin de muerto en mi esqueleto!


En el clich de la radiografa
he visto al que ser - quin sabe el da el da en el que Dios me ponga el veto.
Me vive en la extensin roja y espesa
un vertical difunto ensimismado,
un husped mineral de la ternura.
No es que me importe, pero que sorpresa
que me flote en la sangre un ahogado,
que est de pie y que tenga mi estatura.
SONETO PARA PEDIR PERDON
Vean que el hombre es ciego y viene un viento
y yo no s qu pasa que se queda
suplicando una mano, una moneda,
una mirada cerca del aliento.
Cada vez que me miro me arrepiento.
La vida, ya se sabe, siempre enreda.
Total: que es muy difcil que uno pueda
ir ms all de su arrepentimiento.
Vean que el hombre e ciego y, de improviso,
pierde pie, corazn o mano izquierda,
y acaba resbalando en lo ms liso.
Puede pasarle a todo el que camina.
Puede pasarle, incluso, que se pierda,
sin ir ms lejos, al doblar la esquina.
SONETOS
I
Por abril el amor una ventana,
junto al Guadalquivir ensimismado,
bajaste a los lentiscos, casi al lado
de las encinas y de la solana.
Se emocion una via en Peallana
y empina Jndula su verde prado
cuando Mara mira hacia el dorado
campo, con ojos de iliturgitana.
Lo saben los pastores y la sierra,
los pinares los saben y la tierra

habitada de muertos y metales.


La Virgen ha bajado hasta la jara
para estar junto al verde fresno y para
tener manto de estrellas vegetales.
II
De nio la miraba en los bancales
o en las altas vidrieras aquel da.
Lo ms moreno de la serrana
llegaba cerca de los madroales.
La verja, el camarn de eso te vales
t, corazn me digo. Y me valdra
si pudiera vivir en la alegra
sin que se me empaaran los cristales.
De tiempo y de cristal estamos hechos,
de memoria y semanas repetidas,
de minutos cados y deshechos.
Dios te salve, Mara. Abre la puerta.
S oy aquel. Me han cambiado las heridas
pero quiero encontrar la casa abierta.
III
Por eso se levanta la llanura,
y T gobiernas sobre el oleaje.
Por eso es oracin todo el paisaje
y todo el viento es una sola altura.
Capitana de toda la ternura,
desde el cielo a la tierra es tu viaje.
Mara del azul, mrate el traje:
una estrella ha bajado a tu cintura.
Mientras tu amor antiguo nos abona
las ms plidas jaras del sendero,
yo vuelvo para verte la corona,
para contar la historia de aquel da.
Un pastor y un milagro montaero
que nos sigue alumbrando todava.
ALCARAZ, RODRIGO DE
Espaa. S iglo XVII

Poeta.
A LOS REYES CATOLICOS
De Hesperia invictas armas haban dado
templo a su fama en crudas guerras, cuando
de los ilustres Csares Fernando
e Isabel la piedad dio aun mayor grado.
A la que en pura luz tuvo el sagrado
origen, siempre Reina, un claro bando
instituyeron, que su gloria honrando,
la aclame libre del primer pecado.
Prestas responden al decreto augusto
villas, ciudades, y con vivo anhelo
los corazones rinden a Mara.
Cual don reciben, que en aplauso justo
su nombre y gloria midan con el cielo,
de donde nace a donde muere el da.
ALCARAZ MULA, PED RO
Lorca. Murcia. 1.946
Vive en Altea. Alicante.
Poeta hallado en la Biblioteca M. de Benidorm.
NO ESCRIBIRE AL MAL
No soy barca que va a la deriva
pero s busco en la palabra un norte
no marcar meta que no conforte,
lo que mi mano escriba, que al bien viva.
Aunque falte el mensaje a mi mente,
del fantasma del mal va protegida,
por muy seor que sea quien lo pida,
que no escribir al mal, es evidente.
Navega en versos mi barca querida,
del ms bello de los mares, cautiva.
Mi mano, de escribir rimas, dormida.
Que despierte y deje alta mi frente.
Lo que mis ojos vean bello, escriba,
que sin pura agua viva no hay fuente.
ALCAZAR, ANTONIO

Espaa. S iglo XX.


Poeta hallado en Internet.
QUIS IERA S ER
Quisiera ser estrella para verte
y quisiera ser bosque y ocultarte
y ser nube de valle y abrazarte
y quisiera ser viento y sorprenderte.
Quisiera ser el mar y adormecerte
y al ritmo de la solas acunarte,
y ser un puro sueo y ensoarte
y ser llama de amor para quererte.
Quisiera ser la brisa que respiras
y poder ser la fuente donde bebes
y ser el lago inmvil que te mira.
Quisiera ser el aire en que te mueves
y quisiera ser, cuando respiras
el pensamiento puro en que me lleves.
ALCAZAR, BALTAS AR DEL
Sevilla. 1.530 - Sevilla. 1.606
Poeta. Alcalde, Administrador y Msico.
AL AMOR
Di, rapaz mentiroso, es esto cuanto
me prometiste presto y a pie quedo?
Andar mirando entre esperanza y miedo,
cercado de respetos, hecho un tanto?
Sustos, celos, favores, risa y llanto
dalos, Amor, a quien se lame el dedo;
los que me diste a m te vuelvo y cedo,
no quiero tomar ms cosa de espanto.

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Bien siento las heridas y que salgo


de tu poder para ponerme en cura,
porque tengo aun abiertas las primeras.
Y juro por la fe de hijodalgo
de si mi buen propsito me dura
de no partir de hoy ms contigo peras.
A CRIS TO
Cansado estoy de haber sin Ti vivido,
que todo cansa en tan daosa ausencia.
Mas, qu derecho tengo a tu clemencia,
si me falta el dolor de arrepentido?
Pero, Seor, en pecho tan rendido
algo descubrirs de suficiencia
que te obligue a curar como dolencia
mi obstinacin y yerro cometido.
Tuya es mi conversin y T la quieres;
tuya es, Seor, la traza y tuyo el medio
de conocerme yo y de conocerte.
Aplcale a mi mal, por quien T eres,
aquel eficacsimo remedio
compuesto de tu sangre, vida y muerte.
A LA ES PERANZA VAN A
1
Cruel arpa en amoroso traje,
fuerza que levantar haces las peas,
prdiga en tus palabras halageas,
siendo el mentir tu natural lenguaje;
funesta cruz, plantada en el pasaje,
con que tus tristes hechos nos enseas,
gua que precipitas y despeas
a todos los que siguen tu viaje;
Orin turbulento en la bonanza
de engaosa sierran dulce canto,
cometa claro, de gran mal presagio;
fingida risa, paliado llanto,
tus atributos son, vana esperanza,
por quien padezco msero naufragio.

2
No siento yo, bellsima Mara,
con no veros dolor, porque deseo
y amor os representan, y as, os veo
y estn con vos gozando el alma ma.
En mi juego con vos con osada
y gozo por verdad lo que no creo,
y en este libre estado que poseo
no hallo quien me turbe el alegra.
Pero buscan mis ojos sus derecho
y alganme, con lgrimas y fieros,
que no veros con ellos es mal hecho.
Que, pues fueron autores de quereros,
no he de usurparme yo todo el provecho,
y as, por darles parte, acuerdo veros.
3
La novedad, Amor, en que me pones
no es de discurso honroso ni discreto;
no son maduros aos buen sujeto
en que poder fundar tus pretensiones.
Hcesme dar con pblicos pregones
noticia al mundo de tu mal conceto,
pues quieren que en m lean sin respeto
lo que es mejor pasallo entre renglones.
Bstete, Amor, saber que he militado
siguiendo tus banderas y tu imperio,
cuando tuvo disculpa un mal ejemplo.
No me rompas la ley de jubilado,
pues ya las armas deste ministerio
adornan las paredes de tu templo.
SONETO
Dime, hermoso Baco, quin me aparta
contra mi voluntad de tu servicio
y de aquel gustossimo ejercicio
que alegre, hinche, traba, mas no harta?
No me contaste t por buena sarta,
con el pincel colmado al sacrificio?
No he gastado en sainetes del oficio

cuanto Pedro devana e hila Marta?


Pues cmo agora, triste, no te veo?
Cmo no vuelvo a ti? Cmo la vida
gasto, sin tu licor divino ardiente?
Dulcsimo peligro es oh Fineo!
Seguir un rojo dios que trae ceida
siempre de verdes pmpanos la frente.
SONETO
Amor, no es para m ya tu ejercicio,
porque cada cosa que importa no la hago;
antes, lo que t intentas yo lo estrago,
porque no valgo un cuarto en el oficio.
Hazme, pues, por tu fe, este beneficio:
que me sueltes y des carta de pago;
infamia es que tus tiros den en vago;
procura sangre nueva en tu servicio.
Ya yo con solas cuentas y buen vino
holgar de pasar hasta el extremo;
y si me libras de prisin tan fiera,
de aqu te ofrezco un viejo mi vecino
que te sirva por m en el propio remo,
como quien se rescata de galera.
SONETO
Rindamos, cuerpo, los cansados bros;
tiempo es que el tiempo los comprima y venza
y que la msera alma te convenza
a no enlazarla ms en yerros mos.
Los dulces y amorosos desafos
en esta edad que a descender comienza
casanos confusin, ira y vergenza
pues por venir sin tiempo, vienen fros.
La voluntad indmita que andaba
corriendo el campo como vencedora,
rinda ya la cerviz spera y brava.
A la razn, que arrinconada mora,
bastan los aos que mando la esclava:
gobierne ya su casa la seora.

SONETO
Cercada est mi alma de contrarios;
la fuerza, flaca; el castellano, loco;
el presidio, infiel, bisoo y poco;
ninguno los pertrechos necesarios;
los socorros que espero, voluntarios,
porque ni los merezco ni provoco;
tan desvalido que aun a Dios no invoco,
porque mis consejeros andan varios.
Los combates, continuos, y la ofensa;
los enemigos, de nimo indomable;
rotas por todas partes la muralla.
Nadie quiere acudir a la defensa...
Qu har el castellano miserable
que en tanto estrecho y confusin se halla?

EL ALMA
Por qu, sin fruto ay alma! te suspendes
en renovar por horas la memoria
de tu infelice y lamentable historia,
que es atizar el fuego en que te enciendes?
Pues se te dio discurso, mal aprendes
en conocer que tu pasada gloria
huy como mortal y transitoria,
y que en el cielo est lo que pretendes.
Busca de hoy ms la celestial morada;
que all la hallars, libre del triste
y general tributo de la muerte,
tan lejos del estado en que la viste,
su temporal belleza eternizada,
pidiendo para ti la misma suerte.
SONETO
Clarsimo Marqus, en quien depende
de su poder el cielo larga muestra,
honor de juventud, gua que adiestra
a cuanto bien de Dios ac se extiende.
Por el fuego amoroso que as enciende
de la divina Clori, el alma vuestra

que recibis por vuestro a quien os muestra


que no tiene otro bien ni lo pretende.
El alma ya os la di desde aquel da
que vi partes en vos de tanto gusto,
que no me fue posible defendella.
Lo que pido es que esta alma que fue ma
y es vuestra ya con ttulo tan justo,
que la estimis, pues que moris en ella.
AL PINTOR FRANCIS CO PACHECO
En tanto, nuevo Apeles, que, ocupado
en las ideas, tu ingeniosa mano
les formas cuerpos que, al juicio humano,
vence al original cualquier traslado.
La Fama, que de ti tiene el cuidado,
ligera rompe por el aire vano,
dilatando tu nombre soberano
del Etope adusto al S cita helado.
Rinde, pues, caro amigo, al alto Cielo
divinos dones, por la larga suma
de partes que te dio dignas de gloria.
Yo, por la ma, con el bajo vuelo
de esta mi tosca y mal cortada pluma,
celebrar, Pachecho, tu memoria.
SONETO
Si a vuestra voluntad yo soy de cera,
cmo se compadece que a la ma
vengis a ser de piedra dura y fra?
De tal desigualdad, qu bien se espera?
Ley es de amor querer a quien os quiera,
y aborrecerle, ley de tirana:
msera fue, seora, la osada
que os hizo establecer ley tan severa.
Vuestros tengo riqusimos despojos,
a fuerza de mis brazos granjeados,
que vos nunca rendrmelos quisisteis;
y pues Amor y esos divinos ojos
han sido en el delito los culpados,
romped la injusta ley que establecisteis.

SONETO CON ES TRAMBOTE


Haz un soneto que levante el vuelo
sobre el Cucaso, monte inaccesible,
de estilo generoso y apacible,
lleno de variedad de Cipro y Delo.
Con perlas, mbar, oro, grana y yelo
(nieve quise decir, no fue posible):
no sea lo esencial inteligible,
pues que no ha de faltarle un Velutelo.
Luego que este soneto se concluya
cuenta el caudal; si ves que ha mejorado,
bueno ser, pues hizo algn efecto.
Mas si, por mi desgracia y por la tuya,
no hallas un bayoco mejorado,
para qu ser de bueno este soneto?
Aunque yo te prometo
que s para qu es bueno el cuitadillo;
pero tengo vergenza de decillo.
Si quieres conferillo
sin la pasin de padre, all en tu seno,
t sabrs, como yo, para qu es bueno.
CONTRA UN MAL S ONETO
Al soneto, vecinos, al malvado,
al sacrlego, al loco, al sedicioso,
revolvedor de caldos, mentiroso,
afrentoso al Seor que lo ha criado.
Atadle bien los pies, como el taimado
no juegue dellos pues ser forzoso
que el sosiego del mundo y el reposo
vuelva en un triste y miserable estado.
Quemadle vivo; muera esta cizaa,
y sus cenizas Euro las derrame
donde perezcan al rigor del cielo.
Eso dijo el honor de nuestra Espaa
viendo un soneto de discurso infame;
pero valile poco su buen celo.
PRIMER S ONETO DEL S ONETO QUE S E

CONOCE EN LETRA CAS TELLAN A


Yo acuerdo re velaros un secreto
en un soneto, Ins, bella enemiga;
mas por buen orden que yo en esto siga,
no podr ser en el primer cuarteto.
Venidos al segundo, yo os prometo
que no se ha de pasar sin que os lo diga;
mas estoy hecho, Ins, como una hormiga
al trabajo diario y bien sujeto.
Pues ved, Ins, que ordena el duro hado:
que, teniendo el secreto ya en la boca
y el orden de decillo ya estudiado,
cont los versos todos y he hallado
que por la cuenta que a un soneto toca,
ya este soneto, Ins, est acabado.
(Este soneto est incompleto ya que le falta
el octavo verso. En su lugar y hasta completarlo
he corregido su falta con un endecaslabo al uso)
A GUTIERRE DE C ETINA
I
Si subiera mi pluma tanto el vuelo
que el deseo igulara que la inclina
a celebrar, carsimo Cetina,
cuanto bien sobre vos derrama el cielo.
Vierades, en honor del patrio suelo,
la clara fama que la rueda empina
del gran hijo de Tetis, como indina,
cubierta a vuestros pies de negro velo;
mas ya que el hado le neg esta palma
al tardo ingenio, porque tal supuesto
pide ms alta, numerosa suma,
yo os celebro, Seor, dentro mi alma,
donde os veris en aquel punto puesto
do no lleg el ingenio ni la pluma.
II
Si el llanto, Febo, a tu deidad indino,
que los desiertos tsalos oan:

si los ojos de amor que te hacan


quedar en este mundo por vecino;
si los rubios cabellos de oro fino,
que con el fresco viento se esparcan;
si aquellas blancas manos que tenan
presa tu libertad, siendo divino,
est ya oscurecido en tu memoria
o por el tiempo o grave inconveniente,
vuelve a la vida tu amorosa historia;
y honra de hoy mas tu lauro eternamente,
pues le vemos ceir con nueva gloria
del gran Cetina la ingeniosa frente.
SONETO
No el rey de los metales poderoso,
en ricos lazos, como yo, enlazado;
no el mbar que me enciende, derramado
con la habla y espritu dichoso;
no de alabastro el muro generoso
do, cual tesoro real, est guardado
de las conchas el parto, sustentado
con arte del rub maravilloso;
mas un modesto y no esquivo semblante,
un empacho corts, con una escasa
mano, una vista breve y recelosa,
me tienen y tendrn de aqu adelante
rico y medroso, cual aquel que pasa
nico bien por parte peligrosa.
SONETO
Hecho se ha pescador el dios Cupido
y la mar en que pesca es el poblado;
rubias y hermosas ninfas, el pescado;
de plata son las redes que ha tendido.
El plomo que por ellas ha esparcido
son talegos con mucho del ducado,
cadenas de oro, sayas de brocado,
mbar, perlas, crista, marfil bruido.
Yo le dije: Amor ciego, no te arrojes
pon en esta tu red diestra osada,

ilustre sangre, ingenios celestiales.


Respondi el hi de puta: En los relojes
hay harto ingenio, en fieras valenta,
y hartas armas tienen los reales.
QUIEN PUED E DAR, DONDE NO LA HAY, S ALIDA?
Venga el poder de mil emperadores
y cre una hormiga de nonada.
No basta su poder? Pues sea ensalzada
la gloria del Seor de los seores;
que esta hermosa mquina en que mores
con sola su palabra fue creada;
tu cuerpo y alma, de razn dotada,
con la que le comprendas y le adores.
Quin da al cielo contrarios movimientos?
Quin hace que la paz no sea rompida
de cuatro tan contrarios elementos?
Cmo del mar la tierra no es sorbida,
o quin nos la sustenta sin cimientos?
Quin puede dar, donde no la hay, salida?
ES TANDO QUIEN LOS ES CRIBE EN EL ALD EA
Si dnde ests, Vandalio, estar pudiera
tu msero, Damn ay, duro hado!
gozando el fresco viento y sol temprano
que hace eterna ser tu primavera,
hasta el clebre Tajo se extendiera
el son de mi zampoa mejorado,
sobre cuantos pastores han pisado
de nuestro claro Betis la ribera.
Pero, pues quiso el Cielo esquivo y grave
formarnos tan diversos en la vida,
canta, Vandalio, t tu alegre suerte.
Yo cantar mi mal, conforme al ave
que al triste final punto conducida,
celebra las obsequias de su muerte.
SONETO
Si supieses el premio que te espera
en el monte que subes, Tajo mo,

con ms valor haras y ms bro


el nuevo viaje e inmortal carrera.
Esfuerza, que eres bueno, y persevera;
que ay! en que parece desvaro
subir tan alto tan profundo ro
consiste el premio y honra verdadera.
Oh buen padre! subiste ya de espacio;
te veo ya en la cumbre ya; del buen trabajo
coges el fruto, que los reyes mos
y tuyos gratos, en su real palacio,
con pompa digna de ellos y del Tajo,
cual a rey te aposentan de los ros.
SONETO
I
Ana, decidle a vuestra hermana Dido
que me acoja esta noche en su posada,
porque soy de la sangre colorada
de Porras y Negrete descendido.
Que la quiero contar como he venido
huyendo aqu por cierta cuchillada;
que convierte el negocio de callada
por honra de S iqueo, su marido.
Y que slo el estruendo de mi nombre
ningn Virgilio habr que de ello escriba,
y que le mando un manto, aunque me empee.
Dems, que doy la fe de gentilhombre
de no pasar a Italia en cuanto viva,
ni de darle ocasin que se despee.
II
Ana, di a ese galn que dice Dido,
que ha quien ha de alojar en su posada
de la sangre ha de ser no colorada,
sino amarilla o blanca descendido.
Y que a m, qu importa haber venido
porque en su tierra dio una cuchillada?
Que me entregue la bolsa de callada,
si quiere ser Siqueo mi marido.

Y no he de menester saber su nombre,


ni sonetos dulcsimos me escriba,
como traiga dineros que empee.
Mas si viniere puro gentilhombre,
podr pasar a Italia, donde viva
sin pena ni temor que me despee.
ALCID ES ORELLANA, RENAN
Villa el Rosario. Morazn. El S alvador. 1.936
Periodista, escritor y poeta.
Hallado en Internet.
PUNTO DE PARTIDA
Este clamor sin grito que me llueve
es decir sin decir que algo me pasa
este asombro del llanto que conmueve
este andar como extrao por la casa.
Esta ruta del llanto que se atreve
esta espina sin rosa como brasa
esta escena de un acto ms que breve
esta visin del ser un tanto escasa.
Es hebra de un dolor que no termina
es llaga que consume abierta herida
es sol como no hay otro que calcina.
Pero este ser sin ser tendr otro alero
al retornar al punto de partida
vmonos corazn voz sos primero
TRANS FUGA
Me llegas con cadencia maanera
desde tu noche azul iluminada
como paloma virgen tempranera
a darme tu caricia enamorada.
Me baa tu perfume primavera
pero al volver la noche constelada
huyes de nuevo en aptitud ligera
sin dejar de recuerdo tu mirada.
Ave de paso nia golondrina
si apenas te presiento te me apagas
do eternizar tu risa mandarina?

Ven a nutrirme hoy eternamente


deja la ajena noche donde vagas
y vive junto a m sencillamente.
TIEMPO S IN FIN
El tiempo que rescato del olvido
es a mi vida como tiempo nuevo.
Es tiempo que me sabe conmovido
por la sabia presencia que renuevo.
Es dar adis al corazn herido
cometa al aire que en amor elevo
ave que vuelve por colmar su nido
dicha que apenas cavilar me atrevo.
Es como el alba pura que amanece
cantando. Como espiga que florece.
Mi alma que una vez estuvo herida.
Es el tiempo sin tiempo que venero
porque redime el alma que yo quiero.
La muerte regalndome la vida!
ALCOCER OLMOS , GLORIA
Mxico. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
EL BAO
A travs de doradas celosas
por las que se filtraban los colores
de mil fragancias y de mil colores,
tu figura intu en las ansias mas.
Trat verla completa y no queras
permitirlo, rodeada en los candores
de leve seda. sorda a mis amores,
su barrera transparente oponas.
Y hube de detenerme con la vista,
y aquellas nubes que a esta laja varia
convierten en difusa y sutil pista,
msica es para el alma necesaria
de los dedos fugaces del arpista,
cual se desplaza al cielo una plegaria.

ALCOLEA JIMEN EZ, JUAN JOS E


Espaa. Extremadura. Badajoz. 1.946
Reside en Alcorcn. Madrid.
Poeta hallado en Internet.
ES TA TURBIA CORRIENTE
I
Una turbia corriente me devora
y al tiempo sugerente me convida
llenndome de luz por la ancha herida
que busca en mi confn hora tras hora.
Esta turbia corriente arrasadora
que fluye con el agua de mi vida
esta turbia corriente, esta medida,
me pide la palabra sin demora.
Yo cedo mi palabra mansamente,
palabra soy, por ella definido,
palabra es mi pasado y mi presente.
En ella voy buscndome un sentido,
en ella puedo hallarme indiferente,
en ella hacia el futuro voy hendido.
II
Llevo un grito de amor calladamente,
calladamente alzado por mi vena,
llevo un grito de amor que me resuena
buscando mi garganta ansiadamente.
Llevo un grito de amor que es una fuente
que va con su insistente cantinela
sonando en mi extensin y que me llena
de ruido el corazn hasta la frente.
Lleva tanto rumor la sangre ma
en este cuerpo angosto en que resido
que el grito ya es clamor que me extrava.
Cual brisa enamorada, en un latido
de dulce susurrar y de armona
quisiera despertarme en el olvido.

III
De amor y de palabra me recibo,
de amor y de palabra voy urgente
sembrando la ilusin en que me vivo
de amor y de palabra oscuramente.
De amor y de palabra llevo activo
el eco de mi voz y mi simiente,
de amor y de palabra es lo que escribo
y va mi corazn de carga ingente.
Si alguno me encontris en la espesura
del bosque de futuro en que me ausente
cerrad de cielo azul mi sepultura.
Quisiera descansar pausadamente
en esta larga y leve singladura
sondome en palabra eternamente.
ROBADME DEL PAS AR
Crece el silencio sobre el alma ma
y en ella dulcemente se me posa
cual en la cima leve de la rosa
se duerme el agua cuando viene el da.
Viene pura, tan clara la alegra
tan llena de pudor y tan hermosa
que el cliz de mi cuerpo se rebosa
y aora otra celeste lejana.
Maanas que de luz, pausadamente,
me dais la claridad como alimento,
mudadme a una distancia diferente.
Robadme del pasar en que me intento
y, en otros ansiado mar, calmadamente,
levad mi corazn contra otro viento.
CLIMAX
El sol en la ventana floreca
una tarde de Marzo, mansamente.
Tu boca era un panal ebrio que urgente
clamaba de mi boca compaa.
El tiempo se par por si poda
quedarse as de amor alzadamente
y un sueo de naranjas en poniente

cuaj horizontes donde muere el da.


Qu denso el palpitar se fue callando!
Qu pobre la palabra contenida!
Qu plena en su cancin la sangre hablando!
El aire era de luz. De luz la vida.
De luz ese clamor que fue granando.
De luz busca mi voz ser tu medida.
AS I
Como el monte al albor se va creciendo
ceido por la luz que le rodea,
as tu viento, amor, en su tarea,
perfila este rumor en que me enciendo.
As, sin ruido apenas, va puliendo
tu labio este candil que me rodea
y va mi sangre hacindose a tu idea
y yo de ti me voy aconteciendo.
As, como el talud de fina arena
se va del aire clido besando,
as ya tu caricia por mi vena.
As, como esa lluvia que serena
va el sueo de sabores aventando,
as tu yugo, amor, y tu cadena.
PARTID A
Cada da su propio desconcierto,
su propia dimensin establecida,
tablero de ajedrez con la partida
propuesta del futuro en que me inserto.
Tan slo del final el jaque cierto
y, mientras, despiezndome la vida
jornada tras jornada, trampa urdida
al mar de la esperanza en que me vierto.
Cada da los cuadros del tablero
con ciega exactitud, calladamente,
me ofrecen la distancia en la que muero.
Cada da, latiendo ms urgente,
mi ronco corazn, por compaero,
arriesga otra jugada indiferente.

ALCOVER, JUAN
Palma de Mallorca. 1.854 1.926
Poeta
DES OLACION
Esqueje soy de un rbol esplendoroso ayer
que al segador prestaba su fresca soledad;
mis ramas una a una rompi la tempestad
y el rayo, hasta la tierra mi tronco vino a hender.
Brotes de hojas raquticas aun quieren florecer
sobre mi tronco herido que inspira ya piedad;
yo he visto arder mi lea con tanta majestad,
que sus llamas al cielo queran ascender...
Hoy mis races chupan un amargor que agravia;
siento brotar las hojas, siento correr la savia,
y as espero mi trmino con un consuelo cierto.
En cada herida observo que alguna rama salta;
sin m, nadie hablara de la mitad que falta...
Vivo solo, llorando lo que de m ya es muerto!
SONETO
En virtud de una crisis, Juan Garca,
obtuvo en el Japn un consulado;
cruz con pena el pilago salado,
y al llegar encontr la cesanta.
Emprendiendo otra vez la travesa,
en alta mar, de lgrimas baado,
el buque salud que al agraciado
por el nuevo ministro conduca.
Mas al llegar a su pas, triunfante
su patrono otra vez, le da el empleo,
y el otro en el Japn se halla cesante.
As, vctima siempre del mareo,
vino a ser el de all cnsul flotante.
-Hablas de Espaa? No. Pues no lo creo.
ALCUBEDO, VIC ENTE P.J.
Expulsado por Carlos III a Francia al decirle uno
"Adis, exjesuta!" respondi con este proftico soneto.

EL S ONETO DE UN JES UITA QUE NO QUIERE


QUE LE LLAMEN EXJES UITA
No me llames el ex, por caridad:
despus que lo acept la Convencin,
debe la Europa a Francia la invencin,
y fue su primer fruto la expiedad.
Se quiere ex Rey, ex Reina, ex Sociedad,
ex Papa, ex Cura, ex Culto, es Devocin,
ex Fraile, ex Monja, ex Templo, ex Religin,
ex Trono, ex Altar, ex Cristiandad.
Mira si el ex, que t me llamas hoy,
un ex, fatal para la Francia fue;
otro menos fatal buscando voy,
y de encontrarlo tengo viva fe;
pues me parece que escuchando estoy,
ex Pars, ex Nacin, ex Libertad.
ALDANA, COS ME
Valencia de Alcntara. (Cceres) 1.538 Madrid. 1.598
Hermano de Francisco Aldana
AL S EPULC RO DE NUES TRO S EOR
Yace en esta que ves tumba cubierta
un cuerpo de valor tan soberano,
que cuando muerte en El puso la mano
de la vida mayor fue muerte muerta.
Rompiendo el alma est la baja puerta
do vive el desleal ngel tirano,
quedando por el bien ultramundano
otra de libertad al hombre abierta.
Cuando muri, cayo naturaleza
sobre s misma, en torno le lloraron
los cielos, y de luto se vistieron.
Las piedras trasladaron su dureza
en el pecho del hombre, y del tomaron
la razn del dolor con que se abrieron.
ALDANA, FRANCIS CO DE

(Ver en Biblioteca Miguel de Cervantes:


Entrada Rpida: S onetos o Ramn Garca Gonzlez)
Npoles, Italia. 1.537
Batalla de Alcazarquivir. 1.578
ALDAY, FRANCIS CO
Quertaro. (Mxico) 1.908
Catedrtico de Filosofa y Derecho.
JOB
Para tocar al que toc la mano
del Seor, voy a ser la teja honda,
que, con su labio nico, se esconda
en purulenta flor, como el gusano.
A la sabidura del arcano
raer sus porqus, blanca y hendionda,
la teja, mientras el gusano monda
de toda carne abru pta el hueso llano.
Ah la pobre mana su alarido
blasfemo de dolor y de inocencia
y asoma el esqueleto su crujido.
Ah adivina en la divina ausencia
Job al Seor, presente y escondido,
y alza en lid con lo eterno su paciencia.
MIERCOLES DE CENIZA
Cabeza del ayuno, seoro
de las cumbres moradas y desierto
de arenas movedizas en que advierto
rastros de viaje y seas de albedro.
Vengo a la tentacin brioso y baldo,
traigo a su pan el apetito abierto,
soy la torre de ngeles incierto
y he a los reinos del mundo calosfro.
Mircoles de Ceniza y una suerte
de spera y sortlega humareda
que logro fatuo y compuncin me advierte.
Mircoles de Ceniza y arboleda
de polvos don de soy, para la muerte,

uno de tantos en la polvareda.


EL OLIVAR OS CURO
Que si te llego a traicionar, Dios mo,
con la injuria candente del pecado,
que si mancho tu carne, que ha llorado
con el beso cruel de mi desvo,
no sea de noche, cuando est velado
tu rostro por las sombras y el roco,
cuando es un imposible desvaro
anhelar lo que una vez hemos dejado.
Ah, nunca hubiera sido infausta muerte
la del traidor, si el olivar oscuro
le diera luz para tornar a verte:
pues de tu cara en redil seguro
cae siempre otros beso y otra suerte
para quien te bes con labio impuro!
ARIDO AGONIZANTE
Este Cristo fragoso, ponderaba mi gua,
es annimo y nunca de sus males mejora:
ni desagua sus ojos, ni lloro tierno llora,
ni enverdece y alegra, por junio, su sequa.
Tan lenta y afilada madura su agona,
que la soporta el ngel atnito y es hora
que su faz aridece alongada, incolora,
ste Cristo sin nombre que hay en la galera.
Los otros ya expiraron y todos en un grito
que les quem la cima y extingui la pavesa;
ste solo compurga sabe Dios si un delito
que de lavar no acaba y que un mundo le pesa...
Y llorando a mi gua djele algo infinito;
El Cristo no es annimo. S que mi firma es esta.
ALDECOA, IGNAC IO
Vitoria. 1.925 Madrid. 1.969
Estudi Filosofa y Letras.
Novelista y cuentista. Periodista.
Pertenece a la generacin literaria del 54

SONETO
Callada est la noche, anclada est,
y el ancla de la luna entre sus manos;
una curva de puma por los llanos
como una vela por tus ojos, va.
En esa entraa de tu libro habr
cortada sombra por su bre ve tallo,
un rincn de aventura. de que el gallo
que canta en rojo, te recobrar.
Yo no s que las algas se entretengan
por las arenas de tus manos, playas,
largos osarios de segundos muertos.
Callada est la noche, que no vengan
a despertar el fuego que t acallas,
y luna y libro, slo estn despiertos.
SONETOS PARA LOS AMIGOS
Qu hay lucirnaga vieja, qu hay canoro!
Qu no hay desmedido entre elefante,
entre rijoso can y espeluznante
cisne mohoso y baobab sonoro?
Quin te ha roto el ombligo y en qu poro
de tu Himalaya te guardaste amante?
Quin te ha dado la hormiga y el sextante
para medir tu verso y tu tesoro?
Entonces... qu haces ah, junto a la esquina,
tan dulce, al mismo tiempo tan callado,
que un jardn te ha brotado entre los labios?
Ests sentado sobre tu honda mina
como un buda dormido en lo ignorado,
como un hombre sin pan, como los sabios.
ALEGRE DEL REY, EMILIO
Espaa. S iglo XX
Poeta hallado en Internet.
VIS ION
Qu escasa es la visin del pensamiento
cuando quisiera a Dios representarse.

Mas puede creer en l y abandonarse


a su divina luz, el hombre hambriento.
A su puerta llam, como harapiento
que implora humilde el pan, por sustentarse.
Pan de vida me dio, y quiso abajarse
Aquel al que obedece mar y viento.
Transfigurse entonces, y ese instante
colm por fin mi espritu vaco
del pan que he de comer en adelante.
Vi as que ingrato y ciego desvaro
es temer que me falte lo bastante,
cuando lo llena todo este Dios mo.
REGRES O DEL HIJO PRODIGO
A tu servicio, Padre, a tu servicio!
Que no merezco ms de tu confianza,
que mi carne es muy dbil, y al holganza
la har de nuevo presa de mi vicio.
No me vuelvas la gloria que dej
ni me miren tus ojos con ternura,
hazme tu servidor! S roca dura,
recurdame el amor que despreci!
Mas T te empeas, Padre, en admitirme,
de nuevo, como al hijo, a tu morada,
y sales a mi encuentro... a recibirme...!
Promteme, Seor, pues no soy nada,
que T, antes que vuelva a despedirme,
me hars morir al filo de tu espada.
ALEGRE HEITZMANN, ALFONSO
Espaa. Barcelona. 1.955
Poeta y ensayista. Cofundador de la revista
de Poesa Rosa Cbica
Poeta hallado en Internet.
LA LUZ EN LA VENTANA
A Jos Manuel Blecua Teijeiro
Un resplandor de luz, una ventana;

reflejo es de un hogar. Ardiente esfera,


la casa guarda dentro la postrera
lumbre del da en la memoria humana.
Su brillo hace la noche ms liviana,
pues de las sombras cura la ceguera;
semilla de esperanza cuando afuera
otro ser la vislumbra muy lejana.
Dos soledades arden en su llama;
la del que adentro mira el universo
en las sombras del fuego de la estancia,
la del que lejos suea cuando ama,
cuando en lo oscuro de la noche inmerso
un resplandor distingue en la distancia.
ALEGRET, VIVIANNE
Cuba. Siglo XX.
Vive en Estados Unidos.
Poeta hallada en Internet.
FURIA D E MAR
No s porque este mar enfurecido;
gritan la solas por algn reproche
y rugen las ventanas esta noche
dejando as pasar este zumbido.
El mar llora de amor junto a mi pecho;
se levanta feroz en este da,
batalla en expresar su cobarda
para arrancar la duda y el despecho.
La playa triste se desgarra ahora
cuando se desvanece con la aurora
el sueo endeble de una nia rubia.
Claman la solas cual si fueran almas,
y all en la orilla gime con las palmas
el holocausto de este mar en furia.
ALEIXANDRE, JOS E JAVIER
Irn, (Guipzcoa) 1.924
Profesin periodista. Ha obtenido el "Premio Lazarillo"
en 1.969 y la "Hucha de Oro" en 1.981 de cuentos.

(PARENTES IS I)
Hace el sol en otoo. Todava
calienta a veces ese sol tan claro,
que sostiene en el aire mi mirada
como una flor en celofn envuelta.
Los leves mediodas del otoo,
finsimos senderos de luz tmida
que llegan hasta el hueco de mis manos
para que el sol me beba lentamente,
ponen el aire de cristal; los labios
de temblor; los recuerdos, de una dulce
nostalgia disfrazada de amarillo.
Hace sol en otoo, pero duele
la luz de ese sol siempre melanclico,
aunque no sea todava el ltimo.
(PARENTES IS II)
S que para decir te quiero, slo
se necesitan dos palabras. (Casi
como alcanzar la luna con la mano,
como apretar contra los labios fuego).
S que para decir te quiero, basta
con esenciar tu nombre. (Tan sencillo
como en el agua dibujar estrellas
o prender amapolas en el aire).
Un oleaje de palabras salta
sobre mi corazn; mi voz, ardiendo,
hace hervir en mi lengua la saliva;
navegan las estrellas por mis ros;
mis amapolas suben a tu luna,
y no te digo nunca que te quiero.
(PARENTES IS III)
Como un ro. Sencillos como un ro.
Mis ojos, como un ro. Descubriendo
la orilla palmo a palmo. Siendo orilla.
Todo yo siendo orilla recin hecha.
Horizontal fluyendo. Fugaz pgina

reflejando en el agua de mis ojos.


Buscando rutas que trac con tiza
mortal en la pizarra de mis sueos.
Presintiendo el hallazgo de unas alas
en el mar. Araando con los cinco
vacos afluentes de mis manos
la enfebrecida tierra de mi cauce.
Con espadas clavadas en la frente,
como el ro tendindome de espaldas.
(PARENTES IS IV)
Aunque las lagartijas ya no tienen
sol para su quietud, y en el alero
yerto de soledad no hay ningn nido,
y sangran las pisadas de los campos;
aunque Dios ha dejado su sonrisa
muy lejos, y el silencio abre las puertas
de las casas vacas, y los perros
ladran al miedo de las sombras;
aunque las ramas secas de los rboles
preparan en la orilla de la tarde
delgados atades al invierno;
aunque en los arrabales de mi noche
me est temblando el corazn de fro,
hay en alguna parte primavera.
(PARENTES IS V)
El mar, como una isla transparente
para antiguas gaviotas de mi tacto.
Verde vino en la copa de mis ojos.
Zumo azul de manzana en lo desnudo.
Caladero de menta, se disfraza
su amarga sed con antifaz de cisne.
Potro domado, sin galopes llega
mansamente a la brisa del ensueo.
Mar de paseo. Mar de tiburones
adormecidos, mar para que escriba
con tiza blanca una postal de luna.
Dentro de mi vitrina con asombros
-sobre el encaje de una espuma ntima-

mi mar en una caracola cabe.


(PARENTES IS VI)
Buscaba en sus rodillas la ternura
que no buscaba ella entre mis labios.
Mis manos tan pequeas no servan
a sus frgiles manos de refugio.
Se nos quedaban muertas las palabras
ms bellas a la orilla del silencio,
y el tmido aleteo de sus lgrimas
flores de luz pona en sus pestaas.
En una habitacin que la penumbra
iba inundando con el oleaje
lento de la cada de la tarde,
ella soaba estrellas que a las redes
de mis constelaciones escapaban,
mientras yo le besaba las rodillas.
(PARENTES IS VII)
Ssamo para abrir nostalgias (ecos
de nostalgias que estn en dulces sombra,
o nostalgias que tienen todava
deslizando en los labios su cuchillo);
llave para la terca cerradura
de la escondida celda de mis miedos,
de mi arcn con derrotas, de la endeble
mirada que en espejos se me encierra.
aldaba sin respuesta en el arcano
de mi puerta final con cuarterones
de madera de espina o de violeta,
suene como tormenta o como brisa
una cantata de cimbel, atado
por los sueos al vuelo de mi rama.
(PARENTES IS VIII)
Hacia el amor -por sus redondas sendasse apresuran mis manos. Al encuentro
ltimo de la piel con fuegos hondos
en recatadas sombras desveladas.
En lecciones de ntima escritura

sedas sorprende y ncares mi tacto,


adiestrando en mis dedos la caricia,
sacerdotisa de la lnea curva.
Los labios en los labios, me descubren
silencios cultivados como rosas,
cadenas apretadas como ptalos.
Y, preparadas para nuevos vuelos
hasta el Monte de Venus, impacientes
aletean palomas en mi pulso.
(PARENTES IS IX)
Hasta dnde me llega ya la muerte?
Sube por mis rodillas? Por mis muslos?
Acaso agazapada entre mis ingles
amenazando est mis genitales?
Ro puesto de pie va por mis vrtebras
navegando hacia el peso de mis hombros?
Tal vez al corazn me pone prpados?
Devana mi cerebro en sus ovillos?
Con urgencia se van cumpliendo aos
del nacimiento de mi muerte. Trajo
para m sangre barro con lucirnagas.
Y crece su nivel en mi estatura,
hasta que un da el vaso de mi cuerpo
se me salga de muerte por los bordes.
LA S ED
Puedes beber el mar y las salobres
aguas cambiar en dulce zumo. Puedes
beber la fresca cal de las paredes
o las hmedas manos de los pobres.

Puedes beber las rutas cristalinas


de las venas de un ngel. O la entraa
suave lo fra de un pez. O la montaa
minada de corrientes clandestinas.
Puedes beber la sombra de tu nombre,
de los lirios del campo la frescura,
las fugitivas fuentes del sonido
y ese profundo ro con que el hombre
a veces, casi Dios, amor murmura.
Mas slo beber sed te han permitido.
CONDENADO A MUERTE
No tiembla la palabra muerte? Dnde
tienes, Seor, guardada tu inocencia?
Esa verdad que anula la sentencia
que te acusa, Seor, por qu se esconde?
Permite que un aviva luz ahonde
su claridad total en mi conciencia.
Ese manso callar, a mi impaciencia
slo con dudas sin cesar responde.
Por qu callas y bajas la mirada
cuando en los ojos necesito verte
la fuerza por tu gusto dominada,
o la razn de no querer ser fuerte?
Necesito ver ms que la postrada
sombra sin voz de un condenado a muerte.
ERGUID A TIERRA S OY
Erguida tierra soy. Vertical duelo
del lmite mortal de mis orillas.
Barro de pie. Sendero de puntillas
para intentar, intilmente, el vuelo.
Anclada est por el dolor al suelo
la tierra de mis hondas pesadillas.
Mi tierra, embarazada de semillas,
izada est con cada flor al cielo.
Siento un ro en mi pecho cuando nombro
con mis propias palabras la belleza.
An me cabe en mis manos el asombro.
Y por elemental delicadeza

no me mido la hombra de hombro a hombro,


sino del corazn a la cabeza.
OFREZCO LA TIERRA QUE S OY
Tierra tendida soy. Para que todos
podis hundir bien hondo vuestras huellas,
y convirtis en alas y en estrellas
lo que a solas seran tristes lodos.
Tierra tengo que ser de todos modos,
pero con las parbolas ms bellas
para que puedan germinar en ellas
anchas sendas sin trampas ni recodos.
Tierra empapada de sudor y vino,
preada por el sol, para ofreceros
a todos el calor de mi camino.
Para que recorris por mis senderos
la alegra de andar hacia el destino
de ser eternamente verdaderos.
HIS TORIA APCRIFA D E LA NOCHEBUEN A
Dios un nio pequeo que en el cielo
no tena una madre y que quera
tenerla- decidi sin ms un da
en un vuelo bajar a nuestro suelo.
Los nueve meses que dur su vuelo
sinti el amor profundo de Mara,
pero no conocerla todava
le suma en constante desconsuelo.
Hasta que al fin naci con noche clara,
pudo ver a su madre cara a cara
y, rota ya la pausa de su pena,
para que perdurara su contento
quiso que desde aquel mismo momento
aquella noche fuese Nochebuena.
ES CRIBIR UNA CARTA
Escribir una carta. S er de viento.
Ser de papel,. Distancia ser. Espera.
Y no saber jams de qu manera
justa voz puede darse al pensamiento.

S oar ceniza o miel en el intento


de huir o conquistar, como si fuera
slo soar la vida de cualquiera
que busque derrotar al desaliento.
Poner el corazn entre renglones,
el alma suspendida en una coma,
y en un punto y aparte la ms alta
cota de la ilusin. Entre guiones
proteger la ternura cuando asoma
y acentuar amor aunque sea falta.
ALEIXANDRE, VIC ENTE.
Sevilla. 1.898 Madrid 1.984
Acadmico de la Real Academia Espaola,
ocupo la silla O de 1.950 a 1.984

Pasa su niez en Mlaga y a los once aos se traslada a


Madrid, donde cursa sus estudios de Intendencia Mercantil y de Derecho.
Perteneciente a la Generacin del 27 es uno de los
poetas ms solicitados por las generaciones posteriores,
sobre todo por los estudiantes y profesores universitarios.
Con una amplia obra consigui diversos premios, entre los
ms importantes: Nacional de Literatura y Premio Nobel.
No cultiv el soneto y en toda su obra consultada slo he
podido encontrar estos tres sonetos.
SOMBRA FINAL
Pensamiento apagado, alma sombra,
quin aqu t, que largamente beso?
Alma o bulto sin luz, o letal hueso
que inmvil consumi la fiebre ma.
Aqu ciega pasin se estrell fra,
aqu mi corazn golpe obseso,
tercamente insisti, palpit opreso.
Aqu perdi mi boca su alegra.
Entre mis brazos ciega te he tenido,
bajo mi pecho respiraste amada
y en ti vivi mi sangre su latido.
Oh noche oscura. Ya no espero nada.
La soledad no miente a mi sentido.
Reina la pura sombra sosegada.

A FRAY LUIS DE LEON


Qu linfa esbelta, de los altos hielos
hija y sepulcro, sobre el haz silente
rompe sus fros, vierte su corriente,
luces llevando, derraman do cielos?
Qu agua orquestal, bajo los mansos celos
del aire, muda, frunce su crujiente
espuma en anchas copias y consiente,
terso el dilogo, signo y luz gemelos?
La alta noche su copa sustantiva
-rbol ilustre- yergue a la bonanza,
total su crecimiento y ramas bellas.
Brisa joven del cielo, persuasiva,
su pompa abierta, desplegada, alcanza
largamente, y resumen las estrellas.
DES PEDIDA
Antes de que tu cuerpo finalmente
rodara dulce entre la mar dichosa,
quisiste reposar tu luz graciosa,
mezclarla acaso con mi luz ardiente.
Caada y sombras. Ms que amor... La fuente
en su exquisita paz se hizo morosa,
y un beso largo y triste, a la hora umbrosa,
brill en lo oscuro silenciosamente.
Ay, la dicha que eterna se vea
y en esta orilla crudamente mana
un tiempo nuevo para el alma ma.
Todo lo present: la luz lejana,
la lgrima de adis, la noche fra...
y el muerto rostro al despertar maana.
A DON LUIS DE GONGORA
Qu firme arquitectura se levanta
del paisaje, si urgente de belleza,
ordenada, y penetra en la certeza
del aire, sin furory la suplanta?
Las lneas graves van. Mas de su planta
brota la curva, comba su justeza

en la cima, y respeta la corteza


intacta, crcel para pompa tanta.
El alto cielo luces meditadas
reparte en ritmo de ponientes cultos,
que sumos logran su mandato recto.
Sus matices sin iris las moradas
del aire rinden al vibrar, ocultos,
y el acorde total clama perfecto.
ALEJANDRE, ARTURO
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
Jug la luz, Angola all a lo lejos
ante el papel del sueo o del engao;
invitando a vivirse por un ao
ms por jvenes hoy que fuimos viejos.
En esta voz, vertida en todo espejos,
a veces a una falta o a un peldao
la razn del amor nos hace el dao
escrito en el licor de los perplejos.
Jur que el verso duele, poco juro
ante este fuego que hoy busca su frase,
no hay perdn para amar, aunque sea duro.
Dormir, luego callar. Que todo pase
redondo, como el sol, como un conjuro
en labios de un poeta. Y nos abrase.
ALEJO, FELIPE
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETOS PARA ANDALUC IA
I
Desde el sur aorado de quimeras
escribo versos primos, en ogao,
enraizado pensar, jugo de antao
que brota al aire libre de palmeras.

Tronch mi caaduz de primaveras


la acidez vertical del gran castao
que madur los frutos del engao
en la era virginal de mis banderas.
Con trino de ternura y meloda
un halo azul de cielo y poesa
cubre mi nido, luz, sin ms fronteras.
Alondra del sentir bien acendrada,
abre el nbil rescoldo de Granada
desde el sur aorado de quimeras.
II
Desde el herldico vivir del sueo
hasta la realidad del ser vivido
reclama sus quimeras el sureo
al valle do el querer, yace perdido.
Floreci el gladiolo an sin dueo
en las marchitas redes de Cupido
y en el ardor interno del fro leo
vibr el iris de amor esclarecido.
Por el floral nocturno del anciano
preludian silbos, trinos del arcano,
fonal clavel, del fiel sur abrileo.
Tierno perfil, rosal, lirio y estrella
que coordina Sevilla sin querella
desde el herldico vivir del sueo.
III
Desde la luz del alba presentida
vibra mi corazn sin ms reposo
en el mar de tu ser afectuoso.
Mariposa surea retenida.
Mlaga, blanca y verde florecida
nos ofrece su fausto tan hermoso
en el hoyado rosicler del pozo
cual esa hija del sueo, bien nacida.
Barruntas deseos como fiel chiquillo
cuando sabes, no es fcil ni sencillo
vivir la gloria de esa amanecida.
Al ser sensible, pido mil perdones,

mientras el interior templa razones


por esa luz del alba presentida.
IV
Desde el sueo morisco de S ultana
infausta soledad en compaa
que comparte tus horas da a da
engendrando ilusiones tu fontana.
Resplandece esa Crdoba, la llana,
insuflando las velas de poesa
el maduro alarife que me gua
por la secreta veta de mi nana.
Vivir lo no vivido no es posible
sin ese poder mgico pasado
que ilumin un sentir tan apacible,
con ese sol de tarde que desgrana
amores sin congoja en el osado,
por el sueo morisco de S ultana.
V
As es Heuma! Musa de leyenda.
Mujer onrica con luz de diosa,
de genuina msica armoniosa
y puros sentimientos en su ofrenda.
Se abren los interiores de su senda
sembrados de ternura candorosa
y misticismo en virgen dolorosa,
que al poeta ofrece como mejor prenda.
En desnudos silencios de la infancia
all donde el amor es blanca bruma
y verdad slo brilla por su estancia.
El desencanto en vida le rezuma
en versos enjoyados de sustancia,
que destila el espritu de Heuma.
VI
Invoco tu presencia cual poeta,
ven aqu, dulce musa de locura,
ven dadi vosa y plena de hermosura
a distender, el cielo que me aprieta.

Te llamo como fiel anacoreta


acude generosa y con mesura
sin olvidar tus dones de dulzura,
que de flores, mi casa est repleta.
Cese el peregrinaje de mi historia
y prospere la vid de la esperanza
para alcanzar al paso esta victoria.
Y si encuentro respuesta sin mudanza
esculpir tu nombre en la memoria
al consagrar al ser de esta aoranza.
VII
No temas tus palabras bien amada,
virteme sobre el alma esa miel tuya
que el profundo sentir tan slo fluya
sobre el pecho otoal de mi alborada.
Reflejado nos queda en la mirada
nuestro desnudo sueo de aleluya,
mientras que la esperanza no destruya
el panal de soar esta llamada.
Amar es conocer el interior
del amado. Virtud del primer da
que prende llamarada posterior
en la lucha del alma que porfa.
Dijronme tus ojos, ven amor!
Y se hizo luz, la oscura noche ma.
VIII
Romntico el amor que a vida sabe
cultivado de pjaros y nidos.
Burla burlando lustros ya son idos
y sigue capoteando amor la nave.
La diaria soledad, son cantos de ave
en cristalina voz reconocidos
que endulzan nuestro ser con finos odos
y los sentidos abre a quin no sabe.
Romntico el vivir de cada instante,
vivir sondonos en esa estrella
que al despertar nos sea reconfortante.

Y romntico el sueo que deja ella


sin apagar el sol alucinante
que mantenga el vivir sin ms querella.
IX
Desde azulado campo matizable,
vas deglutiendo el rido sentir
del jinete pasado, al por venir
que fecunda tu ritmo ms deseable.
Jan, de vivencias siempre tan amable,
entrega la cultura sin mentir,
su interno fruto, an sin digerir
y su nobleza, raz tan encomiable.
Luces congnito sabor de historia,
que palpita en roqueros de memoria,
hidalgua, verde oliva tan sociable.
Eres, ilumina ente del sueo,
jiennense en alma pura de sureo,
desde azulado campo matizable.
X
Desde el oro de tus arenas mana
el eco del fandango que enriquece
al ser choquero desde que amanece
hasta la noche duea y soberana.
Huelva: tu serrana es filigrana,
belleza que jams nos envejece
y el noble sentimiento prevalece
sobre el mensaje fiel de tu fontana.
Qu cmulo de historia y podero,
trabajo y diversin con seoro,
qu gracia cultural la de esa nana
de resultados siempre sorprendentes.
Tus marismas rocieras tan fervientes
son el oro que tus arenas mana.
XI
Desde Cdiz, balcn que reverbera
la luz histrica del ser marino,
en flor acutica de amor pristino,
albricias! Por ser siempre mensajera.

Tintinear de calesa salinera,


chirigota de coro diamantino,
lirismo del vivir, cuarteto fino,
popular armona carnavalera.
Nos traes nuevos matices de cantares
el orfenico viento de los mares,
infinitos susurros a tu vera.
Puerta Tierra, la coral del tanguillo
fundido con la sal que da su brillo
a esa Cdiz, balcn que reverbera.
XII
Desde el azul de ayer en Almera,
retorna luminarias de esplendor
sobre el invernadero siempre en flor
de su templanza fuerte y brava.
Devuelve la esperanza a quien confa
en tus resecas tierras de sopor.
Puerta Marchena, dulce agua de amor,
tpico sur, la luz, de esa porfa.
Infinito mosaico provincial
fluyendo la blancura de la cal
en presentida imagen de ambrosa
por la clida arena bienhechora
donde le Indalo eternamente flora
desde el azul de ayer en Almera.
ALEJO, JUS TO
Formariz de S ayago. (Zamora) 1.936 - Madrid. 1.979
CUAN INMOVIL LA MOVIOLA
La tarde es redomadamente lenta
ante televisin a todo pasto
moribundea el amigo solo y vasto
la vecina naufraga en tal tormenta...
Qu tiros! Qu troyanos! Cunto cuenta
el artefacto en apariencia casto!
C.O.S .A. es que habla y -fable- no da abasto
a lo infalible es un cristal que aumenta...

Coronaron las horas cinco goles


-cinco goles azules como solesTodo se fue tornando ms tranquilo
en el barrio bajaba ya o suba
el vecindario? Nadie lo saba
que en absoluto fue perdido el hilo.
SONATA DEL S EMEJANTE
O SOLES DE CUERDA
Bajo la inmensa capa de los cielos
dosel sin fin ya llega hasta el estrado
de la calle otra vez. El mismo dado
le ofrece la ocasin. Sin altos vuelos
navega a la deriva por los suelos
ac o all suspira en el tejado
el viento -violn- que ha violado
con su desnuda espada suaves velos.
Es El! Es El! Conozco su Alma ma
su forastera condicin la leve
pavesa con la que llega a la baha.
Qu le atrae o le lleva? Quin le mueve
si en el mismo nadir del medio
en su pancarta sola est la nieve?
SONATA Y PANFLETO QUE ES HALO
Voy en el Metro de maana y vas
viendo el grave leyendo tristemente.
Un papel en sus manos es ingente
nublo y habla -retales- lee el As
Como somos ahora menos ms.
Pero un aroma sale de la gente
sin embargo que es algo. Y de repente
se oye una salva. S in mirar atrs
iluminados puntos en las es
veo venir a nuestra diaria prosa
desde el silencio grande- evacuatoriodel cielo. Y se me alegran alheles
pensando que en el cambio de la C.O.S.A.
leern a Feuerbach en el candromo.
CLAMOR A C LAUD IO RODRIGUEZ

Iluminado bajo el santo cielo


doy gracias. Ya no soy apenas nada
ando de un lado a otro, la mirada
puesta en todo lo habido sobre el suelo.
Amor a lo invisible, gran consuelo
derramado en el alma descuidadamente contemplo lo invisible, un hada
me lleva aunque me quede a todo vuelo.
Y as voy. El amado entre las flores
pace, bella tarea enamorada.
El mundo es la labor de las labores.
En El con El por El canta callada
la msica feliz y en sus primores
me acompaas y todo para nada.
AS I FUE PROCLAMADO Y EN LOS AIRES
Vestido est de pena y casi hombro
cuando nieva en la tarde el rayo laso
y se apagan las lumbres del ocaso
sin saber su destino va y sin bro...
La capa de los pobres, el esto
es . Su pancarta -siempre- cede el paso
y a l le lleva la ola por acaso
en la corriente lenta del gran ro...
Hermano aquel fraterno abrigo has roto
pidiendo claridades a la luna
con mano descosida. En lo remoto
el trueno y el azar claman a una
y ofrecen su loor y flor -de loto?a sombra tan humana como bruna.
LOS CANTOS DE LA LUNA
La piedra un almirante mira y mira
en el saln de otoo un da cualquiera,
trada de lo alto a esta ribera
desde aquella lejana luna o lira?
El almirante mira y se retira
va pensando en la luna en primavera?
Suea qu por la tela marinera
rela su pedrera o le suspira?

La piedra que del astro fue trada


es cual canto romano en la memoria.
Su sonrisa de ptalo -cadaimita el almirante y otra historia
con peor o mejor -santa fortunare igual en los cantos de la luna...
DON FULANO DE TAL DUDANDO
DE S U SOMBRA
Lejana en el espejo del pasillo
encontr un maana su silueta.
Horas sonaban. Daba la piqueta
golpe en el muro y se callaba un grillo.
Crey ser otro ser, otro castillo
en la mar de aquel trance violeta
en la maana annima y secreta,
oh, le dijo a su sombra. Ech el pestillo
la respuesta. Tan slo se oy el eco
usado. Aquel evento le dio calma
y se torn dudando. Estaba seco
el rbol -y en cenizas- de su alma?
Junto al desvn, detrs de la escalera
hizo mutis pensando soy cualquiera?
SON-NETO
Frondas del viento estos sonetos quedo
dejar aqu y ahora mientras baja
del toldo de los aires la mortaja
que a todo y nadie apunta con su dedo.
Evidente su trampa y claro enredo
juegan -no es broma- mucho con la caja
y por su tablazn a veces rajase una mirilla por do escapa el miedo.
S onetos estos son es decir sones
netos secuelas de memorias
de aires y de mitos y salones.
Poco ser en el son de sus escorias.
Escucharlos podris como canciones
que en la msica pierden sus historias.
MAS ALLA UN DOLOROS O S ENTIMIENTO

He visto a mi vejez en una esquina


y dos velas le he puesto al horizonte.
Al apagarse el sol detrs del monte
quin nos llama acull de la colina?
Sentada -sola y suave- en la cocina
cose la madre. En su memoria ponte
cuando puntadas da de Laoconte
la luz de rasgos lentos. La neblina
va invadiendo despus la estancia; lenta
leve es su bruma, su ceniza. El viento
de la tarde un olivo representa
en nuestra sien, cual vano del adviento,
y a nuestro lado ya la edad se asienta
dejando un doloroso sentimiento.
SOLO UN PAPEL VOLANDO
Verano -como el humo que se atrasa
en la calma parada de la aldealejos dejando estelas: odisea
de quien no ha de llegar nunca a su casa.
Los ojos que se pierden por la rasa
planicie, donde mucho se desea
y busca el hombre, sobra de su Dea,
solitario del fuego que fue brasa.
Qu olvido, qu lejana dehiscencia,
qu soltero en la pausa de su anhelo
en medio de un caudal donde la herencia
es miedo, bruna- NADA- desconsuelo,
y ver en la jornada -por esenciaslo un papel volando por el cielo.
RECLINADO EN EL MONTE D EL MOMENTO
Mirando estn el hbito y el hueso
la muchedumbre y sombras del ocaso.
Pudiera ser as, ms no es el caso,
aunque me importe ms, mas no, no es eso.
Cuanto pasa, muy pronto pierde el peso
mudo se queda y solo por el raso
esperando la flor que salga al paso
y levifique, con su risa, el teso.

Tal pesadumbre, donde yace ahora


nuestra costumbre, plena de despojos.
Que quien lloraba tanto ya no llora
y esa flor es la gracia de los ojos.
Y en los hueso rayanos de la Aurora
ya se salvan los ciegos y los cojos.
ALEMAN, HUGO
Quito. Ecuador. 1.899
Poeta hallado en Internet.
DE AYER
Romntica obsesin: la casita contigua
donde locos muchachos- bamos a jugar.
La precoz esperanza de una sonrisa ambigua
y un inconcreto anhelo de sufrir y esperar...
Noches de luna, llenas de una tristeza antigua.
Das de vacaciones. Risueo descansar.
Cuentos miedosos bajo la claridad exigua
de una lmpara como cansada de alumbrar.
Sueos de adolescentes: la muchachita rubia
que en mis ingenuidades derram como lluvia
de estrellas sus miradas y me ense a querer.
En su vrtigo, el tiempo me rob ese cario,
por eso en el temprano dolor de cualquier nio
se reproduce la ntima presencia de mi Ayer.
YO TENIA UN JARDIN
Yo tena un jardn sangriento de rosales
y tena un rosal de nieve, pareca
un cisne en una crdena laguna, me finga
la adorable sonrisa de unos labios sensuales.
Yo tena un jardn florido de ideales
blancos y, como rosa de sangre, una alegra.
Ahora soy el dueo de esta melancola,
inevitable rosa de todos los rosales.
Ya ves, nada conservo. Hasta la primavera,
que tuvo el fresco encanto de la novia primera,
se ausent de los claros paisajes de mi vida.

Y cuando yo pensaba en una buena hermana


que agregara murmullos al alba renacido,
comprendo que estoy solo, que t ests tan lejana!
ALEMAN, LIDIC E
Cuba. S antiago de Cuba. 1.963
Reside en EE.UU. Estudia para
Master de Literatura Hispanoamericana.
Hallado en Internet.
CARTAS DE LORIEN A S U INS TITUTRIZ
INGLES A
PARIS , 16 DE ABRIL
Mirndote me asomo al mismo cielo,
es ahora la nevada menos densa.
T haces mi luz y se me torna intensa
la sed irremediable de este vuelo.
Mirndote claudica hasta la espina
y en dos mitades rueda mi garganta,
cesa el aullido sordo, se quebranta
la terca palidez que me domina.
Podr palpar acaso tu calor,
el manantial que brota de tus telas;
prescindir de mi sombra si te hiere
de las calles si implican tu dolor?
Podrs cargar el miedo de mis velas,
y convertir en lumbre tanta nieve?
PARIS , 23 DE ABRIL
Cuando tenga tu voz de leve paso
destilando en i carne lo inconfeso
y despierte sin ms que su regazo
que la huella nocturna de mi rezo;
cuando llegue a este odio inconquistable
y sacuda en mi verso tanta arena,
tantas caras de tedio: vulnerable
resquicio para dibujar la hiena;
cuando rompa tu voz mi aliento impuro
donde expira vaca la corriente,

y amanezca indicndome el latido,


la seal infalible del conjuro,
lo sensato de un nardo diferente;
cuando tenga tu voz, tendr sentido.
PARIS , 3 DE MAYO
Cmo saber si un da sers grito
que logre hundir lo oscuro de mi casa,
cmo saber si notars el rito
de convertirme, al verte, en una brasa.
Es mucha la penumbra, yo me aterro,
de que falten del prisma las orillas,
y los enajenados de este encierro
nunca logren atar sus pesadillas.
Es tanta la orfandad inconsecuente,
que temo sucumbir en el desnudo
sin encontrar jams tu coordenada.
As, como saber si de repente
precisas del adagio ms agudo.
Hay demasiada niebla, demasiada.
ALEMAN, MATEO
Sevilla. 1.547 Mxico. Chalco. 1.614
Escrito y poeta. Creador de El Guzmn de Alfarache.
Estudi Medicina y Derecho, entrando muy joven en la Real Hacienda.
Su vida fue una constante de aventuras y amoros.
SONETOS
I
La Vida de Guzmn, mozo perdido,
por Mateo Alemn historiada,
es una voz del cielo al mundo dada
que dice: Huid de ser lo que este ha sido.
Seal es del peligro conocido
adonde fue la nave zozobrada,
con que la sirte queda sealada
por donde a tantos males ha venido.
El delicado estilo de su pluma
advierte en una vida picaresca

cul debe ser la honesta, justa y buena.


Esta ficcin es una breve suma,
que, aunque entretenimiento nos parezca,
de morales consejos est llena.
II
Que entre las armas del heroico Aquiles
templen su lira el griego y mantuano,
y entone el verso el cordobs Lucano
para las disensiones ms civiles;
que con sentencias graves y sutiles
alumbre al mundo el orador romano,
y entre la frtil pluma del toscano,
sabia Helicona, tu licor destiles,
hazaa es alta y mucha gallarda,
aunque los hizo fciles y prestos
la ocasin, los sujetos y la historia.
Pero que de la humilde picarda
Mateo Alemn levante a todos estos
ejemplo es digno de inmortal memoria.
III
Yo fui el acelerado a quien el celo,
vindome de otro amante preferido,
imitando su voz, sea y vestido,
ciego con el enojo de un martelo;
a los hombres cruel, traidor al cielo,
a Clorina inocente, aleve he sido;
Casome de mi amor y de su olvido
memoria eterna y lgrimas al suelo.
Una mano y la vida al ngel bello,
por venganza, quit con inclemencia;
desdeme y amaba otro mi amigo.
Ese me puso aqu las mas al cuello,
fue parte, juez, testigo; y su sentencia,
segn mi culpa, aun es poco castigo.
IV
No menos admirable imaginamos
al soberano artfice infinito

por hacer un pequeo y vil mosquito,


en quien tan varios miembros contemplamos,
que un elefante, do tambin hallamos
otros tantos, pues es de ms perito
poner el mundo en la ua bien descrito
que en los mayores mapas que miramos.
As pues, oh Gonzlez, entendemos
por un bao guitn y miserable
mejor tu raro ingenio y agudeza
que si como jurista, que sabemos
eres de nuestro tiempo el ms notable,
subieras con tu pluma en grande alteza.
V
Por qu os llamis Onofre Caballero?
Que ms vale un guitn tan sublimado,
a quien hemos de ver eternizado,
que no quien es al fin perecedero.
Lo que la espada ilustra la ms guerrero
y la pluma al que ms ha celebrado,
todos juzgan llegar a un mismo grado,
mas yo, guitn, a todos os prefiero.
Y as no sufro bien dejis tal nombre,
si no es con ms ventaja que trocarle
por el de caballero solamente.
De prncipe y de rey tomad renombre
y de sus libros ya, pues no hay hallarle
cual vos desde el ocaso hasta el oriente.
ALEMAN DE BRAND, MARIA JULIA
Argentina. Siglo XX
Poeta hallada en Internet.
Ganadora de la Corona del Poeta de los
aos 1.976, 1.979, 1.981, y 1.982
LA TEJEDORA D E MATRAS
Quiero darte mi canto, tejedora,
manantial de paciencia inagotable,
al pie de tu telar, ancha y amable,
en tus manos el tiempo se demora.

Una herencia de siglos atesora


la ciencia primitiva y venerable
de trocar en color lo transmutable,
que en corteza y raz le da la flora.
El pardo de la tierra lo has urdido
con el rstico poncho del trapero;
y en tus matras estalla el reverbero,
que has copiado del campo florecido
(... y el alma de tu raza le has tejido
Penlope del S ur, con todo esmero...)
LA PUNTA D E FLECHA
Esta punta de flecha que en su arcano
recuerda el historial de una batalla,
fue en un tiempo la piedra que restalla
ante el ojo avizor del araucano.
El indio que la hall, con diestra mano
afil su perfil sin una falla,
y dej de ser piedra, cuarzo vano,
para ser, de su tribu, la venganza.
Cuando rauda parti, siempre derecha,
un eco de los toldos desprendido
acechando el maln y la matanza...
...hendi el aire feroz y el alarido,
mensajero feroz, punta de flecha,
con la muerte enarcada en su silbido.
SONETOS A CUATRO MUJERES DE
MI S UR (EIS TEDDFOD 1.979)
JULIA, LA GRINGA
Oh mujer de mi sur, mujer pionera
con esta invocacin, yo te saludo.
Tu milagro de fe, fue lo que pudo
convertir el erial en sementera.
Fuiste fiel y amorosa compaera
de aquel hombre tenaz, acaso rudo;
del que alz su trabajo como escudo
pelendole al trabajo y la quimera.
Mujer sencilla y pura, cuyas manos

amasaron el pan de cada da


y segaron el trigo en los veranos.
Mujer llena de paz y de alegra
te invocan mis recuerdos ms lejanos
trocndote en poema, madre ma.
GWIN ETH, LA PIONERA
Mujer, la de mi S ur, tallada a viento,
la sombra inseparable del pionero.
Su paso vigoroso fue primero,
tu paso lo sigui, firme y contento.
Dormiste a campo abierto, en campamento
cocinando a fogn, como tropero;
tu reloj alba y noche- fue el lucero
el comienzo y el fin del diario aliento.
Acallaste tu miedo muchas veces
con un rifle en la mano temblorosa
y el fervor anhelante de tus preces.
Pionera, la de casta valerosa
compaera de triunfos y reveses...
Oh mujer de mi Sur, acero y rosa.
MYFFAN WY, LA MAD RECITA
Mujer en plenitud, trigal sonriente
hermana de la tierra y la laguna,
con un tibio regazo por fortuna
y un arrullo en los labios y en la mente...
...cuyo seno combaba mansamente
esos cambios sin pausa de la luna
que cada ao renuevan en la cuna
el milagro de tierra y de simiente.
T fuiste esa mujer hecha leyenda
cuando ofreci su nio como prenda
en un gesto de paz y de confianza...
...mientras la india rodeaba en su regazo
a tu nio y al suyo, en un abrazo,
madrecita, a tus pies, rota una lanza...
MAY, LA ES POS A DEL MARTIR
Para cantarte a ti no tengo canto

no tengo ms que un nombre, una memoria.


Lo dems est escrito en esa historia
que recoge los hechos cada tanto.
No tengo ms que el hecho de tu llanto
junto a un trozo de tierra, vana escoria,
y los himnos promesa de la gloriaen esa soledad del camposanto.
S lo tengo tus lgrimas, tu pena
y un asombro infinito ante la muerte
en tu plido rostro de azucena...
Parti con los dems y fue su suerte
el lanzado feroz, la roja arena
y hecho cruz, bajo el sol, su cuerpo inerte.
TRES SONETOS PARA MI PROVINCIA
TE MIRO, MI PROVINCIA, D ES DE UN VERS O
Dame, viento, tu msica salvaje,
el silvestre perfume de tus flores,
el ms puro de todos los amores
para ornar este canto, en homenaje
a Chubut, mi provincia. Y al coraje
de aquellos, sus primeros pobladores.
Los del canto y el trigo. Vencedores
con su paz, del autctono linaje.
Yo que amo con alma y con entraa
que conozco tu anverso y tu reverso,
tu lugar en el mapa, voz tu hazaa...
Yo, que s lo que forma tu universo
tu desierto, tu costa y tu montaa,
te miro, mi provincia, desde un verso.
TAN SOLO VOZ QUE CANTA
Te canto, mi provincia, tibio alero
refugio pertinaz de mi querencia,
he buscado en la tierra mi vivencia
hasta hacer de mi verso un alfarero.
Y l ha de modelar el asidero
que prolongue mi lrica existencia
ms all de mi ser y su presencia
perdurando en mi propio romancero.

No pregunto a las flores por su aroma,


ni al ave, por qu trina su garganta
o al rbol, por la carga de su poma...
S oy como ellos. Tan slo. Voz que canta.
Mi voz, como la flor y la paloma
por cantarte, oh mi tierra! se levanta.
REGRES O EN CANTO
Quiero morirme aqu donde he nacido.
Donde he alzado hasta el tope, a todo viento
la bandera del canto, en cumplimiento
de volver en el verso lo vivido.
De regresar en canto, a lo querido:
a mi pueblo lejano exaltamiento
de mi infancia feliz fugaz momentoy del clido hogar que fue mi nido.
Por ti es que alzo mi voz, la que regresa
a la voz de tu gente, cada da
con la fidelidad de una promesa...
Por ti es que alzo mi voz, provincia ma,
Chubut, la tan paisana y tan galesa,
con qu orgullo te nombra mi poesa!
EL VERS O QUE ME DUELE
Mi verso es la nostalgia de la tierra
el nativo solar, la bienquerencia.
Es la hijuela venida de la herencia
y el mbito de luz que nos encierra.
Es el pardo solar, al que se aferra
el telrico canto, mi vivencia.
Es un algo vital de mi existencia
es aparte que nunca se destierra.
Y esa parte es le verso, al que yo llevo
tan adentro de m que el verso duele
con un dolor de siglos, siempre nuevo...
Lo arranco de mi ser, que libre vuela,
ms all de la tierra en que me abrevo,
y es tu estrella o candil, siempre la vela...
EL VERS O PARA UN INDIO

Mi verso nombra aqu al indio moreno


al indio del trahull y de la lanza,
al que abriera caminos en su andanza,
al dueo, legua a legua, del terreno.
Al dueo del valor y el desenfreno,
del maln divisado en lontananza...
Al que mira, perdida la esperanza,
que todo lo antes suyo, hoy es ajeno.
Porque ajeno es, sin duda, el campo abierto
donde ondeaba su mar la toldera
al viento y a la arena del desierto...
No es el dueo, ya ms, de la brava
de la hosca tierra S ur, donde est muerto
pero en donde est vivo. Todava.
EL VERS O MAS TRIS TE
Para S er el custodio y la memoria
de su raza y sus ritos ancestrales,
de sus danzas antiguas y tribales,
de su lengua sonora y oratoria.
De todo lo que fue la vanagloria
de esa raza que est ya en los umbrales
de dejar lo que fue triunfos o malespara ser una parte de la historia.
Poca cosa es mi verso, pei hermanopara todo el pesar de lo perdido...
Con su llanto en el cuenco de mi mano
el dolor de su mano lo he sentido
el sonar del cultrn, cuando el paisano
llamando al Camaruco, es alarido...
EL VERS O PARA VO LVER
Y aqu vuelvo a la tierra, a mi nodriza,
a beber de su fuente inspiradora,
a escuchar de su vientos la sonora,
la silvestre cancin asustadiza.
Y vuelvo, vez a vez, porque me hechiza
su agreste soledad, su voz pintora...
Vuelvo en verso a latiera, saberosa
que l me salva de ser slo ceniza.

Volver. S iempre volver. Que en cada poema,


en cada verso mo que se nombre
en l puede volver, fiel a mi tema...
Por eso vuelvo siempre. No se asombra
que lleve tan adentro como emblema
ambos temas que canto: tierra y hombre.
ALEXIS ALVAREZ, RAFAEL
Panam. Naci Volcn, provincia de Chiriqu. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
NIOS
Luceros de irradiante fantasa,
origen de la risa y de los versos,
auroras soadoras con dispersos
anhelos maternales de armona.
Locuaces, son inquietos, qu energa!,
almas de pensamientos puros, tersos,
industrias de colores muy diversos,
niez eternamente, qu alegra!
Feliz es el hogar que un nio tiene
amor en cada beso se germina.
Nocturno de la sangre que retiene
caracteres del tiempo que declina.
Instante de la vida os mantiene
atados a un futuro que fascina.
ALFARO, ALONSO DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta y Maestro.
AL TMULO DEL DOCTOR JUAN
PREZ D E MONTALBN
Falta, no yace aqu (o pasajero)
Montalbn, que en doctsima experiencia
al mismo Apolo que le dio la ciencia
slo en tiempo le deja ser primero.
Omosle en su nmeros severo,

sin alterarle la comn violencia;


y aunque nos usurparon su presencia,
su fama en ellos nos le muestra entero.
En ellos vivir, sin que la suerte
le destemple la voz esclarecida,
por ms que el tiempo en su inquietud lo estorbe.
Pues rompiendo el Imperio de la muerte
y compran do su fama con su vida
la escucharn los trminos del Orbe.
ALFARO, JOS E MARIA
Burgos. 1.906
Abogado, periodista, diplomtico y poeta.
A FRANCIS CO FRANCO, GENERALS IMO
Tragedia y flor tranquilamente erguidas
apretndole a Espaa frente y pecho.
Viento de sangre ardiente, en grave acecho,
alzndose entre sombras encendidas.
Nacimiento de auroras, emprendidas
cuando la espada arrjase del lecho
y confirman las rosas el rehecho
perfil de los clarines y las vidas.
Por la gracia del puo, en ti, la espada
se hizo corcel de imperios y de mares.
El litoral del sueo desempaan
las bayonetas en su furia alada.
Canta el laurel tu senda sin azares
y el Ebro, el Duero, el Tajo te acompaan.
A JOS E LUIS DE ARRES E
Ha tu angustia la he visto con vigilia y espera
cuando amargaba el agua y la luz se mora.
Yo he visto entre tus manos el dolor que traa
el sueo de una larga y ardiente primavera.
Te he visto en el combate de la luna primera
mientras era la sangre la esperanza del da.
Te he visto la sonrisa del que todo lo fa
a las Historia, que manda, solemne y verdadera.

S obre la piel de toro de esta tierra de auroras


el timn se ha fijado en tus rumbos mejores.
S lo al mirar al cielo la pupila no engaa.
Por eso, ya clavado entre el viento y tus horas,
cuando el lienzo recoge los profundos ardores,
hoy tus ojos devoran el mbito de Espaa.
A JOS E ANTONIO
Como un viento de sangre levantado
entre los gritos que la muerte ordena;
como la pauta que el ardor serena
entre la furia del vivir forzado.
Como un bosque de luz y un arco alzado
en los umbrales de la vida, estrena
fuiste, doncel de Espaa, con tu pena,
redentor, arquitecto y monte airado.
Viste, al partir, ms alta la bandera;
te doblaste en la luz de tu presencia;
no hay ngel que no sepa tu latido.
Frtil hiciste eterna primavera
y entre el rumor que clama con tu ausencia
no habr lugar donde habite tu olvido
ALFARO, JUAN MANUEL
Nagoya. Entre Ros. Argentina. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
A CIELO Y CIELO
Verdeante, invicto y con el pecho en cielo,
le daba a mi niez lo que quera;
pjaro efervescente por el da
tuve alas para Dios, pies para el suelo.
No digo que vol, pero fui vuelo
y jilguere mi barro su alegra.
A cielo y cielo y cielo me perda,
y a cielo me encontraba: a cielo y cielo.
En noches de S an Juan fui el encendido,
y a llama y suerte custodi la suerte
de tener un hermano en lo querido.

Y no tengo razn para el desvelo,


porque a cielo viv y no habr muerte
si la muerte no vienen a cielo y cielo.
ALFARO, RAFAEL
Caabate. Cuenca. 1.930
Religioso. Filosofa y Teologa.
Poeta hallado en Internet.
A LA VIRGEN DE LAS ANGUS TIAS
Entre tanto peasco y entre tanto
dolor despedazado que la Historia
vierte; entre tanta muerte sin memoria,
agrio el Jcar arrastra nuestro llanto.
Gira la noche oscura de tu manto
sobre tu corazn. Gira su noria
a vida con su infierno y con su gloria.
Y es todo angustias nuestro Viernes S anto.
Dobla el tambor su clera en el suelo
y en el cielo el clarn su llamarada
de burlas por tu pecho abierto vierte.
Brilla en los chopos trmulo flagelo
que enciende tus puales y tu espada,
mas l duerme en tus brazos nuestra muerte.
PINOS DE ALARCON
Cosedme con la hoja y la tamuja
de vuestras manos a esta maravilla
empinada en la cresta de Castilla.
Oh, sol y soledad, hilo y aguja!
Cosedme en esta luz que se arrebuja
con la tierra las rocas y la arcilla
y las hojas del chopo y la amarilla
tarde que en este otoo se dibuja.
dadle a mi corazn el fugitivo
pie de este ro que se lleva el cielo
en el rumor de su silencio vivo.
Y dejadme cosido en esta tierra
y dejadme clavado en este suelo
oyendo el son de todo lo que yerra.

AL CRIS TO DE LA FE D E
QUINTANAR D EL REY
Por ms que cierna en mi alma su negrura
esta nube que enturbia el claro da,
en el clamor de mi tiniebla oscura
destellar la luz de tu agona.
Por ms que el tiempo arrastre mi andadura
hacia la muda soledad balda,
te gritar mi voz desde su hondura
tu palabra hasta hacerla carne ma.
Clava en tu cruz mis ojos para verte,
para encontrar el fiel de mi balanza,
para alcanzar la vida de tu muerte,
clava en tu cruz, inmvil, mi mudanza
para tenerte, para no perderte,
Cristo de mi dolor y mi esperanza.
ATARD ECER EN GRAN ADA
En esta ciudad no ests de paso:
despus de tanta arena y tanto exilio,
aqu has plantado al fin tu domicilio,
aqu tu hogar definitivo, acaso
An queda en el fondo de tu vaso
lo mejor de tu vida, ese concilio
del alma y de la carne en dulce idilio,
hoy la luz ms sabrosa de tu ocaso.
Abre los ojos, fija tu mirada
en este atardecer que, lento, cierra
la encendida hermosura de Granada.
Y embriaga el corazn ante la vista
de un cielo derramado en esta tierra,
siempre un regalo ms que una conquista.
ALFARO, TOMAS
Espaa. S iglo XX
Poeta.
SONETO

Con la baraja del amor jugaba


y con los naipes del amor perda;
oh ese fullero amor, que cada da
en hacerme perder se contentaba.
De qu me sirve amor, si amor estaba
siempre tan lejos de la suerte ma,
si lo tengo en las manos todava
y en las manos me crece y se me acaba?
Tanto esta amarga lucha por la vida
amarga la razn de mis amores
que me trae por el sueo al retortero.
Crame, amor, esta terrible herida;
piensa que slo puedo en mis dolores
asomarme a tu dulce invernadero.
ALFONSO, DOMINGO
Cuba. 1.935
Poeta hallado en Internet.
TRIPTICO PARA UN TORO BRAVO
NACIMIENTO Y S ENTENCIA
Blanca luna de charcos campo viera
tus instantes primeros, y el mugido
que en los ecos del Yeltes confundido
a las cumbres de Alberca se subiera.
Verde tierra tus pasos conociera,
brazos verdes y un aire embravecido
que entre aromas de encinas diluido
en tu cuna de breas te meciera.
A lo lejos se observa el Calvitero,
vertical centinela de tu cuna,
y del sol salmantino pregonero...
Y se queja el azul de tu fortuna,
que a las cinco de sol vendr un torero
a cambiarte sus soles por tu luna.
CITA PARA LA HORA FINAL
Oyes, toro? No oyes los clamores,
no oyes el rumor que el aire atruena,

el grito del clarn que ya resuena


y el cmplice bramar de los tambores?
No ves cmo se enciende los colores
y sube al aire el grito que lo ordena?
Arriba el sol ya dicta tu condena
ponindole a las cinco resplandores.
Y a las cinco, perfil de azul y oro,
voz de reto te cita con tu suerte,
el momento lleg, es tu hora, toro...
Ve a la cita y, aunque eres el ms fuerte
demustrale nobleza sin desdoro
y cmbiale su gloria por tu muerte.
VENCEDOR DE LA MUERTE
Era tu sino un fin de sol y albero
en lid donde es de otro la victoria,
sin otro honor o lauro que la gloria
de ver la muerte a manos de un torero.
Mas no quebr tu empeo el fro acero
ni pudo algn dolor restarle euforia;
tu noble y brava sangre abri la historia
para escribirle un nombre: Postinero
Vuelve, toro, a los campos en que naciste
que el Tormes ya te espera y amoroso
a curar tus recuerdos se apresura.
Vuelve, toro, y diles que t fuiste
el ms noble, al ms bravo, el victorioso...
que ganaste a la muerte por bravura.
ES TA MUJER QUE AMO...
Esta mujer que amo... y no me ama,
por amar a quien nunca la ha querido,
este humo que tanto he perseguido
y que escapa de m cual de la llama.
Esta agua de azucena que derrama
en la sed que por ella nunca ha ardido,
ni arder alguna vez, y no ha podido
derramar en la boca que se inflama.
Esta mujer que me persigue huyendo
y en vano el horizonte persiguiendo;

este cielo distante de mi senda,


este juego de amor, que no comprendo,
esta mujer a quien la vida ofrendo
y que acaso no valga ni la ofrenda.
ALGECIRAS , GERMAN D E
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
MED ICO QUE PARA UN MAL QUE NO QUITA,
RECETA MUCHOS
La losa en sortijn pronosticada,
y por boca una sala de viuda,
la habla entre ventosas y entre ayuda,
con el Denle a cenar poquito, o nada.
La mula en el zagun, tumba enfrenada;
y por Julio, un Arrpenle si suda;
no bebe vino, menos aguas cruda;
la hembra ni por sueo no pintada!
Haz la cuenta conmigo, Doctorcillo:
para quitarme un mal, me das cien males?
Estudias Medicina o Peralvillo?
De esta cura me pides ocho reales;
yo quiero Hembra y Vino y Tabardillo,
y gasten tu salud los Hospitales.
ALMAGRO, RAMON DE
Argentina. Arrecifes. Buenos Aires. 1.934
Seudnimo de Ramn Valdz.
Poeta hallado en Internet.
TU ES PALD A
Tu espalda es mi descanso, mi sosiego,
es la calma despus de haber amado
tu espalda es un refugio donde llego
a lamer mis heridas angustiado.
Tu espalda es taller de mi poesa
en las noches que paso desvelado,
tu espalda tiene el fin de cada da,

es el sueo y un beso ya cansado.


Y si todo se me hace cuesta arriba,
si la vida s ensaa con mi vida,
ms que nunca, tu espalda es necesaria,
pues si es dura la mano del destino,
tu espalda es el altar donde me inclino
para llegar a Dios... con mi plegaria.
ME PREGUNTO
Qu se dirn, amor, esas veredas
que nos vieron pasar juntos del brazo.
Qu se dirn, amor, hoy que nos queda
llevar entre los dos nuestro fracaso.
Qu se dirn, amor, aquellos rboles
que marcamos con tantos juramentos.
Qu se dirn si oyen nuestras voces
discutiendo llevadas por el viento.
Qu se dirn, amor, esas estrellas.
Qu se dirn al ver nuestras querellas.
Que se dirn, ya no se dirn nada.
Amores tan deshechos como el nuestro
se ven tantos, amor, que por supuesto,
las estrellas ya estn acostumbradas.
NO ME DIGAS QUE NO
No me digas que no, te pones fea.
Se te arruga la frente y en la boca,
ese gesto de enojo que provoca
amargura que duele y que golpea.
No me digas que no, no es la manera
que debieras usar al castigarme,
porque cuida no vayas a matarme,
hay castigos que un hombre no tolera.
Y por eso y aunque sea por un rato
en el bien de este amor es lo que digo.
Deja ya tu rencor y tu mal trato.
Hazme caso, mujer, y si te pido,
si mi alma est sedienta de tu abrazo
deja todo, por Dios, y ven conmigo!

ALMEDA, ANTONIO
Puente Genil. Crdoba. S iglo XX.
Reside en Madrid y es poseedor de varios premios
de Poesa.
INVOCACION A LAS DIOS AS
LA DE ELCHE
De siglos, no de piedra, tu hermosura.
Viviente fuiste, no tu cuerpo invento.
O tu corazn, tu corazn, tu aliento,
el cimbreo sent de tu cintura.
Que no de piedra permanente y dura,
sino de amor, amor y sufrimiento.
Cierro los ojos y latir te siento
como una luz, como una mordedura.
Pues vivas ests, an cantas en mi pecho,
an te busco en el Templo noche y da,
aunque medren en ti siglos y yedra.
Qu cierto nuestro amor y qu derecho
a la fecundidad y la alegra!
De carne y hueso t, que no de piedra.
LA DEL C ERRO
Incndiame la luz, alumbre el fuego,
t que lo quemas todo sabiamente.
Prende mi corazn, arde mi frente,
a ver a dn de subo, a dnde llego.
Organiza estas sombras que te entrego,
que yo lo vea todo claramente
ahora que ests. Que cuando ests ausente
ya s que volver a quedarme ciego.
Deposita tu mano en mi cabeza.
Pon tu ternura all donde me acabo.
Inndame de amor con tu sahumerio.
Otrgame la luz y la belleza,
y la revelacin de en lo que clavo
hondamente los ojos: el Misterio.
LA DE BAZA

Y t, madre letal, brbara diosa


que viste en medio de la noche el viento
de tanta guerra y tanto desaliento
y la exterminacin ms dolorosa,
dijiste ve: Y llev la negra rosa
de la muerte en tu nombre y mandamiento.
En ti mi sangre puse y mi talento,
y en ti, sin vacilar, cav mi fosa.
Fulge, btica madre, en tu zarcillo
un pedazo de sombras amarillo
que Herodoto ment, tambin Ausonio.
Recurdame en los campos Tartessos
y hazme inmortal. Almbrame los huesos.
S oy el que yace bajo ti: Argantonio.
PRES ENCIA Y ELEGIA
I
Cmo llamar a un muerto. Cmo, cmo
hacer latir lo ya ceniza o roca?
Cmo fundir el hielo de su boca,
descongelar sus prpados de plomo?
A un boquete sin luz s que me asomo
en una obstinacin soberbia, loca.
Mas, de algn modo tu silencio toca
cuanto s, cuanto siento, cuanto como.
Dime, entonces, de los misterios esos.
Si de Leonor te acuerdas todava.
Y dime si la muerte es dolorosa.
Dime que no son huesos, slo huesos,
tanto ardor, tanto amor, tanta poesa.
Dime si existe Dios. Di alguna cosa.
II

No pudo tu verdad ser conocida


para troncharla as, tan torpemente.
Tuvo que ser la mano inconsciente
que mata y, por error, es homicida.
Ahora que tu voz hermosamente

atraviesa la sangre sin medida,


ms que la bala que quem tu vida,
nos duele el tiro que sec tu frente.
Legtimo andaluz, poeta hermano,
qu nos importa ya que el mundo vano
cia a tu noble frente alguna palma,
si esa frente est seca y t te pierdes
en la noche de siempre con el alma
llena de lunas y de olivos verdes!
III
Nadie quiere otra cosa que la pulpa
sangrante de tu verso y tu pericia.
Urdir la oscuridad que te acaricia.
Algo que nos merezca y que te esculpa.
A ver, Miguel, a ver que nos disculpa
del rayo de tu voz muerta en primicia.
Habr que demoler con avaricia
tanto error, tanto duelo, tanta culpa.
Queremos ser el silbo ms sonoro
que copule tus huesos con la nieve
y exprimirte un limn en cada poro.
A m, furiosamente, se me atreve
el corazn a ser el noble toro
que en tu incesante rayo muerte bebe.
HIJO DEL HOMBRE
No est muerto. Palpita. Slo espera
la autopsia de la Luz. Al tercer da,
quebrantar este cuerpo su agona
para alcanzar la vida verdadera.
Crucificado estuvo en la madera,
sangre sud en su cuerpo de aceda,
y porque se inmol en Eucarista,
inundar de luz la Tierra entera.
Este es el Elegido, el que columbra
altas torres de amor sobre el escombro
de un muro malherido y en desecho.
Este es el Inmortal. Se le vislumbra
una paloma blanca sobre el hombro

y a Dios tronando en el volcn del pecho.


ALMEIDA, GUILLERMO DE
Campinas. Brasil. 1.890 1.969
Poeta. En 1.962 public por ltima vez.
NOSOTROS
Esprote pensando: Ella no tarda...
Promtome: Vendr... Y en las contritas
largas horas de angustia, t me agitas
el corazn que, tmido, te aguarda.
Y espero, tristes horas infinitas,
un momento de vida que retarda.
Sbita llegas, trmula y gallarda,
entre nubes de encajes y cintitas.
Vienes a m. Te tomo entre mis brazos
y te estrecho, estrechando ms los lazos
de ti, de m, de nuestro grande amor.
Y tu beso, y mi beso, y nuestros besos
son un rojo rosal de ansias y excesos:
la primavera de tu cuerpo en flor!
ALMEIDA, JUAN D E
Espaa. 1.530 1.573
Rector en S alamanca. Maestro en Teologa.
Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes.
Entrada Rpida: S onetos o Ramn Garca Gonzlez.
ALMELA Y VIVES , F.
Espaa. S iglo XX.
Poeta.
DANTE ALIGHIERI
(1.265-1.321)
ALMAS Y CORAZONES
Almas y corazones con dolor

a quienes llega mi decir presente


(y cada cual responda lo que siente)
salud en su seor, que es el Amor.
Las estrellas tenan resplandor
el ms adamantino y ms potente
cuando advino el Amor, sbitamente
en forma tal que me llen de horror.
Parecame alegre Amor llevando
mi corazn y el cuerpo de mi amada
cubierta con un lienzo y dormitando.
La despert, y mi corazn sangrandodio como nutricin a mi adorada.
Despus le vi marcharse sollozando.
HABLAN DE AMOR
Hablan de amor mis muchos pensamientos,
pero con varia y mltiple tendencia,
pues mientras uno alega su potencia,
otro halla en la virtud sus argumentos,
ni oculta la esperanza sus contentos
ni dejo de llorar con gran frecuencia.
S lo al pedir piedad tiene tangencia
dentro del corazn tantos acentos.
Puesto en el trance de escoger me pierdo;
cuando pretendo hablar, no s que diga;
y con ello me encuentro siempre en duda.
Por eso, si deseo, algn acuerdo,
convineme apelar a mi enemiga,
la Piedad, gran seora, por mi ayuda.
ALMENDRO, ELOIS A
Argentina. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
SONETO A MI POES IA
Algunas noches, slo luna eres,
slo gritos de luz del horizonte
y un canto inaudito de sinsonte
que remontan cordilleras de alfileres.

Del da, puedes ser todos los seres,


todo el empeo que el reloj afronte,
toda la fe que, sin un Dios, desmonte
del afn de la muerte, sus poderes.
Y eres en un instante incomprensible,
cual latigazo agudo de dulzura,
abriendo en dos mi voz indivisible.
Siempre bebes dolor de sepultura
y gozas de tristeza irreversible
pero das a mi verbo singladura.
ALMENDROS AGUILAR, ANTONIO
Jodar. (Jan) 1.825 Jan. 1.904
Poeta, Poltico y Periodista.
LA CRUZ
Muere Jess del Glgota en la cumbre,
con amor perdonando al que le hera,
siente deshecho el corazn Mara
del dolor en la inmensa pesadumbre.
Se aleja con pavor la muchedumbre
cumplida ya la S anta Profeca,
tiembla la tierra, el iluminar del da
cegando a tal horror, pierde su lumbre.
Se abren las tumbas, se desgarra el velo,
y a impulsos de un amor grande y fecundo
parece estar la cruz, signo de duelo,
cerrando augusta con el pie el profundo,
con la excelsa cabeza abriendo el cielo
y con los brazos abarcando el mundo.
ALMIRA PICAZO, CARLOS
Espaa. S iglo XX.
SONETOS
I
Hay que vivir como la luz del da,
como el rumor del agua de la fuente;
sorprenderse de todo nuevamente;

volver a inaugurar su compaa.


Invisible el mar huele a sanda,
a ladrido sin salto, a recipiente;
me duele el gorrin que est pendiente,
el sol que en la vereda se desva.
Me duele su arboleda sin camino;
tu ladrido sin salto quejumbroso;
tu sol sin recipiente cristalino.
Sin embargo, me enfrento a cada da,
y me digo que es bueno y es hermoso,
como yo s que a ti te gustara.
II
Hubo un tiempo remoto de ternura
en que poda tocarte y recorrerte;
que las calles corran para verte
y la lluvia tallaba tu dulzura.
Un tiempo me llenaste de aventura:
de tu rbol zarandeado por la muerte
ech a volar un pjaro sin suerte,
y cay un fruto en una zanja oscura.
Que fuiste vertical y fuiste fuerte:
luz prodigiosa, vendaval soado,
alrededor del corazn, qu arriba!
Fuiste mi padre, slo por tenerte
doy mi tiempo sin fe por bien empleado;
mi nio muerto por tu rama vi va.
III
T sabes que dara cualquier cosa
aunque eso no sirviera para nada.
Es tarde ya, siento la madrugada
desdibujar tu imagen temblorosa.
Nos separa un abismo y una losa,
una inmensa distancia desvastada:
quiero volver tu orilla desandada,
tu negro remolino, asir tu rosa.
Quiero volver a atardecer contigo,
mi padre, mi confidente, mi amigo;
desenervar tu voz y tu mirada.

Aunque s que no puedo retenerte,


que te vas, que te vas hacia la muerte,
que no puedo hacer nada, nada, nada.
IV
Ven del silencio fro que te cerca,
del rbol que se enrosca en tu mutismo;
del ensimismamiento de ti mismo;
del nio tembloroso de la alberca;
del perro lgubre en la muerte terca;
del enorme pez fro del abismo;
de la hierba que canta en su autismo;
del ocano remoto que se acerca.
Ponte tus pies, tus manos y tus ojos;
tu voz desenfundada en instrumento;
tu cuerpo enamorado sin espuma.
Trete de la memoria sin cerrojos,
a empaar los espejos con tu aliento
y acuchilla el pez fro de la bruma.
V
Te he querido, te quise, te quera;
an llevo tus pisadas en mi alma.
Tu voz florece en la distancia, en calma:
an llevo tu mirada entre la ma.
Te he querido hasta el punto de olvidarme;
te quise, te quera, te he querido;
tu bveda resuena en mi odo,
en mi alma donde quiero recostarme.
Los aos corren con su sol hundido,
sin rboles, sin pjaro que agrise
el cielo estremecido de la palma.
Te quise, te quera, te he querido,
y siempre te querr como te quise;
an llevo tus pisadas en mi alma.
ALMUDEVAR, ONOFRE
Valencia. Espaa. S iglo XVII
Poeta.

(Este soneto aparece, como alabanza, en el prologo del


libro, CRNICA DE LA INCLITA Y CORONADA
CIUDAD D E VALENCIA de Rafael Martn Viciana.)
SONETO
Armas, hechos, linajes y edificios
de muchos aun presentes y pasados
de nuestros y de extraos memorados
las paces, disenciones y bullicios.
Los grados, dignidades, los oficios
como cuando y porqu fueron fundados
los tiempos, las mudanzas recostados
veris sin que verdad salga de quicios.

Denle pues la leccin victoria vana


frecuenten los lectores tal victoria
y alaben nuestra patria valenciana.
Laureen al autor de fama y gloria
pues la verdad desenterr Viciana
de cosas tantas dignas de memoria.
ALONS O, DAMAS O
Madrid, 1898 1.990
Acadmico de la Real Academia Espaola,
ocup la silla d de 1.948 a 1.990.
Cursa la carrera de Derecho en la Universidad de Madrid.
Catedrtico de Literatura en Valencia 1.933-1.939
Catedrtico de Historia de la Literatura de la Universidad
de Madrid 1.939-1.968.
Miembro de la Real Academia de la Lengua desde 1.945
es nombrado presidente en 1.968.
Ha obtenido entre otros los siguientes premios:
Nacional de Literatura 1.927
Fastenrath de la Real Academia Espaola 1.943
Miguel de Cervantes 1.978
Sin duda el ms culto de los poetas de la generacin del 27.
COMO ERA?
La puerta, franca. Vino queda y suave.
Ni materia ni espritu. Traa
una ligera inclinacin de nave
y una luz matinal de claro da.
No era de ritmo, no era de armona
ni de color. El corazn la sabe,
pero decir cmo era no podra
porque no es forma ni en la forma cabe.
Lengua, barro mortal, cincel inepto,
deja la flor intacta del concepto
en esta clara noche de mi boda,
y canta mansamente, humildemente,
la sensacin, la sombra, el accidente,
mientras ella me llena el alma toda!
LA VENTANA, ABIERTA
Qu nueva luz, qu clara maravilla

se aposento en mi alma? En el oscuro


calabozo carnal se hundi la arcilla.
Hay en el cielo azul un vuelo puro
de palomas en celo. La semilla
rompi la costra del barbecho duro,
y, bajo el sol, ondula la amarilla
gloria del trigo para el pan futuro.
Y el alma est en reposo porque es buena.
Tengo el manso dolor, tengo la pena
del mal que te hice ayer, oh alma ma.
Pero en el da cierto de maana,
por el cuadro estival de tu ventana
entrar la cancin de la alegra!
MULTIPLICADOR DE PAN ES Y DE PEC ES
T, multiplicador de panes y de peces,
y, antes, de tomos, de clulas, cristales, nebulosas,
propagador eterno de esferas luminosas
y de este espacio azul en que, ardiendo, las meces.
T, sembrador de vida, soplas vida en las heces,
y el barro es pensamiento; y el pensamiento an osas
libertar. Propagante, amante, no reposas,
oh, inventor: creacin, multiplicando, acreces.
T, hacedor de hombres libres: mira que los afanes
del hombre hoy multiplican los odios por la tierra.
hay un clamor... lo escuchas? (S on blasfemias? S on preces?)
T, que multiplicaste los peces y los panes,
slvanos: ay, destruye la inquidad, la guerra;
multiplcanos paz, pan, justicia, amor, peces.
UNA VOZ D E ES PAA
Desde el caos inicial, una maana
despert. Los colores rebullan.
Mas tiernos monstruos ruidos me decan:
"mam", "tata", "guauguau", "Carlitos", "Ana".
Todo -vivir, amar- frente a mi gana,
como un orden que vnculos prendan.
Y hombre fui. Dios? las cosas me servan;
yo hice el mundo en mi lengua castellana.
Crear, hablar, pensar, todo es un mismo

mundo anhelado, en el que, una a una,


fluctan las palabras como olas.
Cae la tarde, y vislumbro ya el abismo.
Adis, mundo, palabras de mi cuna;
adis, mis dulces voces espaolas.
NUES TRA HERED AD
Juan de la Cruz prurito de Dios siente,
furia esttica a Gngora agiganta,
Lope chorrea vida y vida canta:
tres freness de nuestra sangre ardiente.
Quevedo prensa pensamiento hirviente;
Caldern en sistema lo atiranta;
Len, herido, al cielo se levanta;
Juan Ruiz, qu crter de hombredad bullente!
Teresa es pueblo, y habla como un oro;
Garcilaso, un fluir, melancola;
Cervantes, toda la Naturaleza.
Hermanos en mi lengua, qu tesoro
nuestra heredad - oh, amor,; oh, poesa-,
esta lengua que hablamos -oh, belleza-.
HERMANOS
Hermanos, los que estis en lejana
tras las aguas inmensas, los cercanos
de mi Espaa natal, todos hermanos
porque hablis esta lengua que es la ma:
yo digo "amor", yo digo "madre ma",
y atravesando mares, tierras, llanos
-oh gozo-, con sonidos castellanos,
os llega un dulce efluvio de poesa.
Yo exclamo "amigo", y en el Nuevo Mundo,
"amigo" dice el eco, desde donde
cruza todo el Pacfico, y an suena.
Yo digo "Dios", y hay un clamor profundo;
y "Dios", en espaol, todo responde,
y "Dios", slo "Dios", "Dios", el mundo llena.
EL CORCEL
Voy a montar este animal bravo:

dicen que muchas veces se rebela.


Yo le ahormar: con freno y con espuela
imprimir en su furia mi albedro.
Pas la curva. Y, espumoso ro,
flecha vibrante, por la recta vuela,
ya hacia mitad del curso, y an se encela
hacia meta, hacia gloria, corcel mo!
Nueva curva: ceido sali. Sale
como querencia tras un gozo. Fuerte
huella a comps el campo el ritmo neto.
Curva final. "Hale - le grito -, hale!
Meta! Morir! Igual da meta o muerte!"
Y llega, triunfa y muere mi soneto.
S oneto ya completo?
Nuestra vida y alada ahora le brote,
y sea su recuerdo el estrambote!
INTERMED IO DEMOCRATICO:
LOS CUATRO REYES
Rey de bastos, secreta polica,
fuerza bruta, cazurro, campesino,
falo, tahr, y el estupro que vino
en el papel y el choque del tranva.
Rey de espadas, oh, rey de infantera!,
rey sargento sin uso palatino,
y sin constitucin! Yo te adivino
en la Plaza de Oriente: tricroma.
Rey de copas en mangas de camisa,
t proclamas los versos a la brisa
de mis ralos cabellos otoales.
Rey de oros. Mi rey. Mondo y lirondo,
rubio, calvo, y jovial. Ojo redondo:
drame tibiamente mis cristales!
CIENCIA D E AMOR
No s. Slo me llega en el venero
de tus ojos, la lbrega noticia
de Dios; slo en tus labios, la caricia
de un mundo en mies, de un celestial granero.

Eres limpio cristal, o ventisquero


destructor? No, no s... De esta delicia,
yo slo s su csmica avaricia,
el sideral latir con que te quiero.
Yo no s si eres muerte o si eres vida,
si toco rosa en ti, si toco estrella,
si llamo a Dios o a ti cuando te llamo.
Junco en el agua o sorda piedra herida,
slo s que la tarde es ancha y bella,
slo s que soy hombre y que te amo.
MI TIERN A MIOPIA
Disulveme, mi propia miopa,
con tu neblina suave, de este mundo
la dureza traza, y lbrame un segundo
mundo de deshilada fantasa,
tierno ms, y ms dulce; y todava
adnsame la noche en que me hundo,
en vuelo hacia el tercer mundo profundo:
exacta luz y clara poesa.
Dios a m (como a un nio que a horcajadas
alza un padre, lo apa slo al pecho
antes, porque el gran mpetu no tema)
me vel la estructura de estas nadas,
para -a travs de lo real, deshechoauparme a su verdad, a su poema.
HOMBRE Y D IOS
Hombre es amor. Hombre es un haz, un centro
donde se anuda el mundo. Si Hombre falla,
otra vez el vaco y la batalla
del primer caos y el Dios que grita "Entro!"
Hombre es amor, y Dios habita dentro
de ese pecho, y, profundo, en l se acalla;
con esos ojos fisga, tras la valla,
su creacin, atnitos de encuentro.
Amor-Hombre, total rijo sistema
yo (mi Universo). Oh, Dios, no me aniquiles
t, flor inmensa que en mi insomnio creces!
Yo soy tu centro para ti, tu tema

de hondo rumiar, tu estancia y tus pensiles.


Si me deshago, t desapareces.
SOBRE LA LIBERTAD HUMANA
I
CREACION DELEGADA
Qu maravilla, libertad. S oy dueo
de mi albedro. Me forjo (y forjo), obrando.
Yo me esculpo, hombre libre. Pero, ando,
hablo, callo, me ro, pongo ceo,
yo, Dmaso, cual Dmaso. Pequeo
agente, yo, del Dios enorme, cuando
pienso, obro, ro, Creacin creando
le prolongo a mi Dios su frtil sueo.
Dios me sopla en la piel la vaharada
creadora. Padre, madre, sonriente,
se mira (Vamos! Ea!) en mis pinitos.
Nio de Dios, Creacin plasmo de nada,
yo, punto libre, voluntad crujiente,
entre atnitos orbes infinitos.
II
INCONTRAS TABLE, DIVIN A
Qu hermosa eres, libertad. No hay nada
que te contraste. Qu? Dadme tormento.
Ms brilla y en ms puro firmamento
libertad en tormento acrisolada.
?Qu no grite? Mordaza hay preparada?
Venid: amordazad mi pensamiento.
Grito no es vibracin de ondas al viento:
grito es conciencia de hombre sublevada.
Qu hermosa eres, libertad. Dios mismo
te vio lucir, ante el primer abismo,
sobre su pecho, solitaria estrella.
Una chispita del volcn ardiente
tom en su mano. Y te prendi en mi frente,
libre llama de Dios, libertad bella,
III

ARREPENTIMIENTO
Qu has hecho t? Dmaso, bruto bruto!
Del mundo, libertad centro te haca.
Tiempo de Dios, en libertad creca.
La flor, en rama, libre se iba a fruto.
Qu hiciste, adolescente chivo hirsuto,
luego chacal, pantera de tu hombra,
hoy mico viejo, ya, t, inarmona
del orbe en Dios, Dmaso bruto, bruto?
Alas de libertad! Aire sereno
el orden era en torno. Y yo gritaba:
"Libre Dmaso-Dios!" Dmaso impo:
aire de Dios rasg mi desenfreno,
que os la libertad que Dios me daba,
ltigo contra Dios alzar, Dios mo!
IV
VID A-LIBERTAD
Libertad, qu eres t? Gozo? Alborozo?
Primavera? Pero es la primavera
un nadar de oros giles? Ribera
tiene el gozo? No, entonces no es el gozo.
Alondras por el alma, sobre un trozo
de azul, volando, es libertad? O era,
en mi ensueo, la nieve, as, cimera,
o, en mi savia, el abril de un mundo mozo?
Ay, yo no s lo que eres, mi albedro...
Alegra de Dios, que a m refluyes?
Aroma del vivir, que me embriagabas?
S lo s, libertad, que all en lo umbro
siento el pulso de Dios; y por mi fluyes,
libre anhelar que en tiempo te propagas.
DES TRUCCION INMIN ENTE
A una rama de avellano
Te quebrar, varita de avellano,
te quebrar quizs? Oh tierna vida,
ciega pasin en verde hervor nacida,

t, frgil ser que oprimo con mi mano.


Un chispazo fugaz, slo un liviano
crujir en dulce pulpa estremecida,
y aprenders, oh rama desvalida,
cunto pudo la muerte en un verano.
Mas, no; te dejar.. Juega en el viento,
hasta que pierdas al otoo agudo,
tu verde frenes, hoja tras hoja.
Dame otoo tambin, Seor, que siento
no s que hondo crujir, qu espanto mudo.
Detn, oh Dios, tu llamarada roja.
NOCHE
Pozo de alto bullir -escalofros
y hervores de tus fuentes azuladas-,
que, en pulular de estrellas enjambradas,
riegas a Dios sus lbregos baldos:
an hay ms noche en los veneros mos,
donde las aguas rugen represadas,
ms lvidas estrellas derramadas,
ms turbias nebulosas, ms vacos.
Acaso t, al brocal de un ancho cielo,
entre mis negras aguas de amargura
miras mi torpe rebullir lejano.
Yo interrogo a tu abismo desde el suelo.
Oh doble pozo oscuro. Oh doble hondura.
T, pozo sideral; yo, pozo humano.
ORACION POR LA BELLEZA DE UNA
MUCHACHA
T le diste esa ardiente simetra
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu da;
esos bultos de nieve, que bulla
al soliviar del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan su armona.
Ay, t, Seor, le diste esa ladera
que en un labe dulce se derrama,

miel secreta en el humo entredorado.


A qu tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
Dale la eternidad que le has negado!
MUJERES
Oh blancura. Quin puso en vuestras vidas
de frenticas bestias abismales,
este claror de luces siderales,
estas nieves, con sueo enardecidas?
Oh dulce bestezuelas perseguidas.
Oh terso roce. Oh signos cenitales.
Oh msicas. Oh llamas. Oh cristales.
Oh velas altas, de la mar surgidas.
Ay, tmidos fulgores, orto puro,
quin os trajo a este pecho de hombre duro,
a este negro fragor de odio y olvido?
Dulces espectros, nubes, flores vanas...
Oh tiernas sombras, vagamente humanas,
tristes mujeres, de aire o de gemido!
SOLEDAD EN DIOS
Ya estoy a solas con mi Dios, qu espanto,
cmaras de mi mente! Compaa
ni de hombres ni de arcngeles cabra
en tumba-soledad que oprime tanto.
El me cruje en el hueso. El amaranto
de mi sangre l desboca. Gritera
me punza en nervio vivo. Pena ma,
a l me saben las sales de mi llanto.
En soledad de Dios: ni amor, ni amigo,
padre ni madre. Acero soy; l polo.
Clavado en l, sin tiempo ya, sin nombre.
Furia y espanto, en soledad, conmigo,
mi duro, Dios, mi fuerte Dios, mi solo
Dios, t la inmensa soledad del hombre.
LUCIA
Luca es rubia y plida. S us quietas
pupilas de princesa vagamente

miran hacia el ocaso, y en su frente


se muere una ilusin. Las violetas
de sus grandes ojeras melanclicas
parecen que presienten el intenso
olor del camposanto y el incienso
de preces funerarias y catlicas.
S obre su falda tiene un libro abierto...
Mueve el aire los rboles del huerto,
y a la hoja del libro va una hoja
otoal... (En el libro se refiere
cmo besa una hoja que se muere
a una rosa carnal que se deshoja...)
AMOR
Primavera feroz. Va mi ternura
por las ms hondas venas derramada,
fresco hontanar, y furia desvelada,
que a extenuante pasmo se apresura.
Oh qu acezar, qu hervir, oh qu premura
de hallar, en la colina clausurada,
la llaga roja de la cueva helada,
y su cura ms dulce, en la locura.
Monstruo fugaz, espanto de mi vida,
rayo sin luz, oh t, mi primavera,
mi alimaa feroz, mi arcngel fuerte.
Hacia qu hondo sombro me convida,
desplegada y austral, tu cabellera?
Amor, amor, principio de la muerte!

ALONS O, ENRIQUE
Espaa.
Poeta.
SONETO
Cunto me duele, amor, tu tirana
y el duro yugo de tu airada mano,
tanta envidia te tengo por tirano
cuanta por ser amor no te tendra.
Por qu pretendes en el alma ma
ser solo grito y solo soberano?
Mira cun fieramente no me allano
a tu amarga y falaz soberana.
Si a tan duros trabajos me has llevado,
que otros la tirana te reclamen,
que no quiero a la ma encadenada.
De ti ya, amor, me he desencadenado.
Yo dejo as que los dems te amen,
y descanso en el bando de mi Hada.

ALONS O, JOS E VIC ENTE


Avila. 1.775 - Granada. 1.841
Hizo Leyes, Profesor de Universidad y Periodismo.

EL JURAMENTO QUEBRANTADO
A Limano jurbale Filena
guardar la fe que a su pasin deba;
"antes la luz me falte", repeta,
y sus promesas escribi en la arena.
El viento que la mueve y desordena
poco a poco lo escrito deshaca,
y al verlo la pastora falsa y fra
de su memoria lo borr sin pena.
As la fe se guarda y asegura
en pecho femenil;`qu documento
para quien cifra en ella su ventura,

si an la que ofrece amor con juramento,


cuanto dice y escribe y cuanto jura,
es arena que mueve cualquier viento!
ALONS O, JUAN BAUTIS TA
Espaa. S iglo XIX
Ejerci como abogado en Madrid desde 1.830
y defendi las ideas liberales.
LA CONS TANCIA
Mi humilde ruego despreciaste esquiva,
cuando, infeliz!, te requer de amores
y aun de hablarte en mi pena y mis dolores,
cierto o fingido, tu desdn me priva.
Pero el ardor de mi pasin se aviva
y destrozan volcnicos temblores
mi tierno corazn, como a las flores
nacientes, fiero el vendaval derriba.
Porque a pesar del triste apartamiento
a que me tienes, Laura, condenado
y del pual que traspasarme siento,
te ven mis ojos de virtud dechado:
y no sirve la voz del escarmiento
a quien de veras gime enamorado.
ALONS O, MANUEL A.
S an Juan de Puerto Rico. 1.822 1.889
Estudi en Espaa la carrera de Medicina
en 1.842; especializndose en Psiquiatra.
Poeta hallado en Internet.

EL PUERTORRIQUEO
Color moreno, frente despejada,
mirar lnguido, altivo y penetrante,
la barba negra, plido el semblante,
rostro enjuto, nariz proporcionada.
Mediana talla, marcha acompasada;
el alma de ilusiones anhelante,
agudo ingenio, libre y arrogante,

piensa inquieto, mente acalorada.


Humano, afable, justo, dadivoso,
en empresa de amor siempre variable,
tras la gloria y placer siempre afanoso.
Y en amor a su patria insuperable.
Este es, a no dudarlo, fiel diseo
para copiar un buen puertorriqueo.
ALONS O, ROBERT
Cuba. Cienfuegos. Siglo XX
Exilado y residente en Venezuela.
Poeta hallado en Internet.
ADIOS A MONTALVO
La noche apareci como acechanza
infausto y desgraciado dolor mo,
el cncer que de muerte hiri a mi to
parti mi corazn como una lanza.
La vida con su rito de alabanza
le canta una cancin como agua al ro,
tratando de frenar mi desvaro
encuentro yo en su fuerza mi esperanza.
Y entrando ya en su hora de partida
con lgrimas mis ojos ven el mar
buscando la razn que est perdida.
Llanto y risa habr en su despertar
esperando la horrible despedida;
decirte adis no quiero...qu pesar!
EL RETO
Te habr de recibir espada en mano,
en alto la visera, el pecho abierto,
en el brazo el escudo, al descubierto,
con el altivo gesto de un Quijano.
No blandir en ataque el toledano,
ni alzar la rodela en desconcierto,
pues no he de acobardarme ante lo incierto,
que se oculte en las fuentes de mi arcano.
Quiero mirarte de hito, frente a frente,

sin mostrarme alardoso ni insolente,


mas sin temblar tampoco en tu presencia;
que al cabo -bien lo s!- no he de vencerte,
pero me marchar contigo, oh muerte!
de igual a igual al trono de la esencia.
ALONS O, RODOLFO
Buenos Aires. Argentina. 1.934
Poeta hallado en Internet.
LA MUERTE FELIZ
Ya no tengo sorpresas de mi cuerpo,
de mi cuerpo feroz y delicado.
Porque aunque nunca hablemos de la muerte,
la Muerte es la medida en cuanto hablamos.
Negamos para ser, somos negando,
y el futuro es ayer, ayer futuro:
slo el presente est desubicado.
Porque el voraz abismo nos transcurre.
Negamos para hacer, somos negados.
El instante, perpetuo Laocoonte,
Prometeo que delira, encadenado
a una nube que muerde, a una impaciencia
que S sifo soaba. Hechos destino
a sabiendas o no, punibles, sanos.
ALONS O ALCALDE, MAN UEL
Valladolid, 1.919
Autor teatral y novelista. Licenciado en Derecho.
Poeta, ensayista, novelista y autor teatral.
Premios: Ateneo de Madrid de Teatro, 1,959
Premio Ssamo, 1.961, para narraciones cortas.
Es Licenciado en Derecho.
PROLOGO DE "HOGUERA VIVA"
Escribo mi pasin, mi fuego escribo,
fuego y pasin en que mi sangre habita,
esto que se atropella, que se agita
dentro de mi como un torrente vivo.

Escribo tu recuerdo que cultivo,


pena que sobre m se precipita;
escribo el viento loco que me grita
tu nombre, escribo un nombre fugitivo.
Mi voz entera en el silencio elevo
al aire claro, a la maana quieta
donde, como en un vuelo se levanta...
Con este peso que en mi sangre llevo,
densidad que a la tierra me sujeta,
slo mi voz es libre, y vuela, y canta
CON ES TA VOZ
Con esta voz ardiente te he llamado,
con esta voz, con esta viva hoguera.
As todo mi amor, mi voz entera,
clama como un anhelo apasionado.
Clama por ti, te busco enamorado
con mi total, con mi febril ceguera;
voy buscando tu hermosa primavera
como un viento a seguirte destinado.
Amarte no es soar una mirada;
es buscar una sombra eternamente;
es buscarte con voz desesperada.
Es seguirte, tenaz como un lamento,
ir diciendo tu nombre ardientemente
y agotando mis voces en el viento.
CERTERO AMOR
Fluye todo mi ser a tu mirada,
suena toda mi voz ardientemente,
y va todo mi anhelo a ti. impaciente,
con una fuerza viva y obstinada.
Como una piedra sola, despeada,
voy, amando, hacia ti tan locamente,
que el corazn, ya de rodar caliente,
toma una tierna forma inesperada.
Esto es amor, radiante de locura,
hermoso en la mirada como un fuego,
palpitando sin forma y sin medida.

S lo anhelo llegar a tu hermosura


y, como el viento, desatado y ciego,
en ti, dejar, al descansar, la vida.
ALBA
Como una fresca fruta matutina
brilla el mundo purismo y reciente,
y en el silencio suena extraamente
mi primera palabra cristalina.
Viene cargado de nocturna ruina
el viento iluminado e inocente,
y hace latir las frondas tenuemente
una trmula mano repentina.
Gira la noche, resbalando entera
a una rosada sombra de montaas,
y esplende, venturosa, tu hermosura.
Huele a yerba tu ardiente cabellera,
y algo que hay vegetal en mis entraas
a ti me arrastra en la maana pura.

CIFRA
Os digo un nombre, una ciudad ungida:
digo perseverantes primaveras,
digo una pirotecnia de palmeras,
digo muros de cal enardecida.
Digo una luz total, incontenida,
y sombras de pinares y laderas
y digo, en fin, el mar y sus fronteras,
el mar y su continua acometida.
La ciudad que pronuncio, la que digo,
limita al Norte con la siempre-orilla
con el siempre-camino de las olas.
Brjula al siempremar, por donde sigo
el siempre-rumbo de la siempre-quilla
hacia las siempres-costas espaolas.
MADRIGAL CON HERCULES
Hrcules troncho al paso y trajo en vuelo
a esta orilla la flor recin cortada
no por dar a la rosa trasplantada
distinta savia de distinto suelo.
Que fue que so a Ceuta bajo el cielo,
sola, blanca, feliz, transfigurada,
y la dud, de tan iluminada,
si rosa, si ciudad en su desvelo.
Que s s, que si no, que alegremente
-que Hrcules fue en su enjundia y en su traza
un S an Cristobaln de la alegrala hizo ciudad y rosa juntamente,
y, satisfecho, volte su maza
y se alej por la mitologa.
ALONS O BARTOL, GONZALO
Espaa. 1.960
Poeta.
DE MAYOR QUIERO ES TAR
ENAMORAD A
De mayor quiero estar enamorada

(y deja en un papel su voz escrita)


de un hombre que me quiera. Necesita
creer para vivir que una mirada
volver a deslumbrarla, y busca en cada
caricia un resplandor, en cada cita
el tiempo detenido donde habita
la herida del amor. S abe que en nada
quien ya prob el amor hallar olvido
de amor sino en amar, y entonces ama
su propio amor fingido hasta que herida
por un beso fugaz sepa que ha sido
mentira tanto amor, y el Amor llama
su triste corazn pidiendo vida.
ALONS O CORTES , CARMEN
Espaa. S iglo XX
Poeta.
VEN, TE LLEVARE CONMIGO
Ven alma desolada a mi regazo;
ven junto a m, te llevar conmigo;
mi corazn al tuyo dar abrigo;
en tu marcha te ayudar mi brazo.
No temas desprenderte de mi lazo;
si t me necesitas yo te sigo,
y si animar un fuego no consigo
te pasar calor en un abrazo.
Qu esconde tu pensar en su morada?
Del mundo desconoces el concierto...
Tu simiente no da la mies dorada...
No olvides que es mejor estar despierto.
Y siendo clara, clara la mirada
saber llegar feliz a mejor puerto.
ALONS O CORTES , NARCISO.
Valladolid. 1.875 1.972

Miembro de la Real Academia Espaola,

ocup la silla B de 1.946 a 1.972


Eru dito espaol. Poeta.
NIHIL
Cuando su frgil vida caiga rota
y la inaccin sus msculos oprima,
se apagaran los ecos de mi rima
como el son de una fuente que se agota.
Ni una voz, ni un suspiro, ni una nota
que, en medio de la noche, cante o gima.
El peso del olvido caer encima,
sin guardar ni una pgina remota.
Pasar tu recuerdo fugitivo,
oh, rima de mi amor!, cuando sucumba
la triste realidad que simbolizas,
sin que un soplo de viento, compasivo,
entrando en el silencio de la tumba
esparza por los aires tus cenizas.
S INTES IS
Embellecida cuanto ms amada,
transfigurada cuanto ms quera.
Latido del latido de mi vida,
ms cerca cada vez, si est apartada!
Qu fue de mi emocin emocionada?
Qu fue de aquel querer de la partida?
Se deshoj la flor de amanecida
y floreci la flor de la otoada!
Juntos mi corazn y mi albedro,
te entregu con pasin cuando era mo
y enajen con gozo mi derecho.
Y t, a tu vez. me diste, generosa,
las esencias ms puras de la rosa
que guardabas, ingrvida en tu pecho.
DADIVA
El S oneto, seora y reina ma,
es un arca de sndalo cerrada,
arca maravillosa, consagrada
a los pies de la madre Poesa.

Chispazos de ofuscante pedrera


salpican la madera perfumada,
y en la rica labor taraceada
sus sueos esculpi la fantasa.
Grcil ninfa, en las sombras de la noche,
misteriosa cerr su ebrneo broche
con dedos de blancura de paloma,
y del poeta al mgico conjuro,
se abre sobre sus goznes de oro puro.
Gozaos, reina ma, con su aroma.
ES TIVAL
Bajo el verde dosel de zarzamora,
siempre tranquila, mansa y transparente,
fluye armoniosa el agua de la fuente,
de flores y de hierbas bienhechora.
Apenas se despierta con la aurora
va a visitarla el sol alegremente,
y salpica en la plcida corriente
la lluvia de diamantes que atesora.
El manantial, envidia de fontanas,
con apacible amor cae noche y da
en las limpias arenas de oro fino;
y al juntarse a las linfas, sus hermanas,
las saluda, temblando de alegra,
con un sonoro beso cristalino.
SONETO
El lazo donde, amante, hora tras hora,
veintin aos cont, dichoso preso,
rompi la muerte... Y vivo despus de eso...
No, no mata la pena abrumadora!
El amor, que mis pasos avizora,
quiso a nueva emboscada darme acceso,
nuevo fuego quemo, y en nudo avieso
me quiso atar; mas me libre en buenhora.
Sin mi triste experiencia, mi sosiego
perdiera, y se quemara el leo inerte,
seco ya y maltratado en otras lides.

Ha roto el lazo y esparcido el fuego


segunda vez, librndome la muerte,
contra la cual no hay fuerzas ni hay ardides.
SONETO
Como Amor con ms tino no me advierta
la vida perder forzosamente:
en su inmenso dolor, el alma siente
vivo el deseo y la esperanza muerta.
Por ello se horroriza y desconcierta
mi triste vida, en llanto permanente,
rendida y sin gobierno en mar hirviente
y sin faro seguro en ruta incierta.
Un gua imaginario la encamina
que el mo yace en tierra, y desde el cielo
al corazn envuelve e ilumina;
mas a los ojos no, que un triste velo
oculta la anhelada luz divina
y arroja en mi cabeza blanco hielo.
SONETO AL S ONETO
S oy el soneto clsico y sonoro
de recios miembros y arrogante bro;
el que goz el amor a su albedro,
y sus versos cantaba en lira de oro.
Con mengua de mi fama y mi decoro,
hay quien toma -villano!- el nombre mo.
No es soneto quien viste otro atavo
aunque lo firme as grrulo coro!
Yo mis timbres clarsimos sostengo;
es noble y linajudo mi abolengo
y est mi ejecutoria en el Parnaso;
de gloria mis hazaas se ven llenas;
y es la sangre que corre por mis venas
la sangre de Petrarca y Garcilaso.
ALONS O DE BONILLA
Juan de Ovando.
Espaa. S iglos XVI-XVII - Muri h. 1.635
Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes.

Entrada Rpida: S onetos o Ramn Garca Gonzlez.


ALONS O DE LED ES MA
Segovia. 1.562 Madrid. 1.633
Se hizo Bachiller en Alcal de Henares.

SONETO A S AN S EBAS TIAN


Es nuestro hermano Dios pues ha querido,
encarnar en la Virgen madre nuestra,
y bien el ser hermano se nos muestra
en las obras que del se han recibido.
Pues despus que nos hubo defendido
con el valor de su invencible diestra,
nos da de su hermandad la pobre muestra,
dejndonos los bienes que ha tenido.
Vos Sebastin hermano a morir fuiste
por el hermano que muri inocente,
clavado en una Cruz como culpado.
Y aunque sin culpa, cual se ve, moriste,
podrn decir que estis muy justamente
por la santa hermandad asaetado.
SONETO A S AN JERNIMO
Qu clera es aquesta Doctor santo?
con quin es el enojo y la pendencia?
un hombre ya de ciencia y experiencia
se encoleriza, y descompone tanto?
De vuestra gravedad, seor, me espanto
por piedras os bajis, no hay mas paciencia?
templad y refrenad con ms prudencia
esa clera tal, y suelta el canto.
Mas obra es de virtud, segn he visto,
castigar un esclavo mal sujeto
viendo los bros que de ocioso cobra.
Castigarle muy bien (por Jesucristo)
no os pierda como a muchos el respeto,
que Dios os pagar tan buena obra.
A DIOS CUANDO APARECIO A MOIS ES

DENTRO DE LA ZARZA.
Andaba Dios de puro enamorado,
an antes que tomase carne humana,
rondndole la puerta, y la ventana,
a cierta dama que le trae penado.
Moiss en una zarza le ha mirado,
llena de fuego, y gloria soberana,
que entre espinas se est de buena gana,
cuando se espera cosa de cuidado.
Es celosa por la cual pretende
ver a la dama que en su pecho mora,
a quien con sumo amor, y gusto acude.
Y puesto Dios en zarza bien se entiende,
que si tomara la zarza Dios ahora,
no ser mucho que en el huerto sude.
A S AN IGNACIO DE LOYO LA
Vulcano cojo, herrero vizcano,
si quieres ablandar un hierro helado,
de un pecador protervo y obstinado,
saca tu fragua en medio del camino.
Los fuelles de oracin sopla con tino,
hasta que enciendas un carbn tiznado,
que en fuego de lujuria se ha quemado,
y es para fragua cual carbn de pino.
El hierro y el carbn, que es culpa y hombre,
traers con las tenazas de obediencia
a tu amorosa y encendida fragua.
Pide a Jess el fuego de su nombre;
la yunque, y el martillo su conciencia,
y t sers hisopo puesto en agua.
ALONS O DE MOLINA
Colombia. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet en un
colectivo de poetas colombianos.
TU PA MI, YO PA TI
Tmame t, mi amor, que te bendiga

con el dulce regalo el perdn;


tmame amor con todo el corazn
y deja de ser t mi cruel fatiga.
Emocionadamente en prosa exclamo,
preces elevo, amor, en mi castigo;
creme al fin mujer, si me prodigo
en la tarde de mayo, con un ramo
que floreces plural entre rosales,
te pido amor, jazmn, una docena
y besos amarrados por cadena
t pa m yo pa ti, cual colegiales
soltndonos al viento la melena,
rendidos al amor sobre la arena.
EN EL CIRCULO DEL BES O
En un rincn acecho a que la luna
florezca ante tus pies su gema entera,
yo s que volver tu primavera
tan viva, tan procaz como ninguna;
coronas t mi canto enaltecido
en el sagrado crculo del beso,
sin ms comps ni espero, te confieso;
besar tu boca quiero enloquecido;
en la arena tus pies, y t desnuda
olvidando carreras, poseyendo
alma y tiempo, comps, no te equivocas,
extiendes tu belleza sin mi ayuda
tan resuelta y radiante an sabiendo
que habitas tu atractivo y me equivocas.
ALONS O DE PARRAGA, LUIS
Espaa. S iglo XVII
Poeta y Licenciado.
Racionero de la S anta Iglesia de Cuenca.
A JOS EPH DE VILLAVIC IOS A
De la madre comn razn de estado
fue el encerrar tesoros y riquezas
en conchas, minerales y asperezas,
Donde el hallarlas fuese de cuidado.

Con tal la habis, Joseph, aqu imitado,


que por incultas y speras malezas
de vuestro raro ingenio las proezas,
y un tesoro sin suma habis cifrado.
No hay que temer del Zngano el zumbido,
pues ya por vuestra pluma a encaramarse
llega, donde jams podr el olvido;
ni aquel que con los dioses estrellarse
quiso, y culpar sus obras atrevido,
que en vano en esta le es el desvelarse.
ALONS O DEL C AS TILLO, NARC IS O
Villalpando, (Zamora) 1.903.
Estudios de medicina en la Facultad de Valladolid.
Ejerci como titular de mdico en Cubillos (Zamora)
OCAS O EN CAS TILLA
Las sombras de la noche ya caminan
tras del sol que se oculta en Occidente,
y el perfil de las cosas lentamente
en el campo del gris se difuminan.
Las rojas amapolas se reclinan
sobre sus leves tallos suavemente,
y las aves del campo dulcemente
dormitando en sus nidos se adivinan.
Un rstico pastor de piel tostada
conduce su rebao a la majada
llevando entre sus brazos un cordero.
Las labranzas retornan a sus lares,
la cena se prepara en los hogares,
y en lo alto, precursor, brilla un lucero.
TIERRA DE C AMPOS
Tierra de Campos que divide el Duero
corriendo hacia la mar, que es su destino,
en la etapa postrera de un camino
que su historia escribi en el Romancero.
Tierra providencial, rico venero
de tierno pan y de excelente vino,
tierra del esforzado campesino

de cuerpo enjuto y de perfil austero.


Tierra que no se entrega sino al fuerte
que en la ruda faena el sudor vierte
clavando el hierro en su profunda entraa.
Tierra de acrisolado seoro,
de fecundo y extenso labranto.
Tierra de tradicin. Honra de Espaa!
LAS ES TRELLAS
Esos puntitos blancos que all en el firmamento
chispean con sus claros reflejos de diamantes
(Candelas de la noche, del caminante aliento)
son fulgidas estrellas de luz parpadeante.
Mundos que en el espacio se mueven con presura,
aunque quietas parezcan desde el msero suelo,
joyeles deslumbrantes que prestan su hermosura
a la bella y pasmosa estructura del cielo.
De ellas estoy prendado con quimrico amor,
ellas son mi consuelo cuando acerbo dolor
agita fuertemente las fibras de mi alma,
porque espero que un da el Todopoderoso
me reserve una de ellas para eterno reposo,
donde encuentre la dicha, la quietud y la calma.
ALONS O GAMO, JOS E MARIA
Torija. Guadalajara. 1,913 Madrid. 1.993
Poeta.
AMOR HUIDO
Todo invita al amor: el claro cielo,
la serena campia, tu azorada
ternura de gacela y la turbada
picarda risuea de tu anhelo.
Tu cuello esbelto, tu adorado pelo,
tu timidez a veces tan osada...
Todo invita al amor! Pero a la nada
se encamina tenaz mi desconsuelo.
Desconsuelo y dolor de esta mi humana
soledad que a entregarse se resiste,

aunque t, enamorada, me porfas.


No te esfuerces, mujer, ms en la vana
pretensin de alegrarme, yo estoy triste
y t me has dado ya cuanto tenas.
A UN S OLDADO MUERTO
Trnsito fue, y eternidad de un da,
la vida que al silencio se le atreve,
si la muerte le dio trmino breve
infinito el recuerdo se lo fa.
La mano que hasta ayer la valenta
cifrabas, hoy es ya ceniza leve,
pero, yerta, le da ardor a la nieve,
ventaja al tiempo y tiempo a la osada.
Mas si slo se vive en la memoria,
ya que en la soledad es un instante
en el ala del tiempo fugitiva,
da ventaja al olvido, la victoria
ms que en su incierta luz peregrinante
queda en tu nombre annimo cautiva.
---------------------------------------------Estaba triste y solo, fatigado
de intil soledad y de tristeza,
mientras iba y vena en mi cabeza
el recuerdo insistente del pasado.
Un viento furibundo, huracanado,
estorbaba mi marcha y la maleza
se enredaba en mis pies, mas la flaqueza
proceda ante todo de mi estado.
Ajeno al huracn y los azares
del quebrado camino, mi desgana
era casi renuncia. Y mi tormento
estaba tan cargado de pesares
que, sin ti junto a m, sent lejana
la voz de Dios y el azotar del viento.
TIERRA DE N ADIE
Mira ese pobre chopo desgajado
junto a esa casa en solitaria ruina,

mira el verde temblor de la colina


y la hierba rebelde por el prado.
Mira el pardo barbecho abandonado,
la retorcida angustia de la encina,
y qu mansa y humildemente inclina
con el haza su esteva aquel arado.
Mira y llora el amargo desconsuelo
de esa senda que el pie lejano aora,
de ese valle que otea el centinela.
Es la tierra de nadie. El muerto cielo
que concede la guerra acuciadora
a mi alma triste de soldado en vela.
DES MAYADA LA ROS A VA EN EL AGUA
Desmayada en el agua va la rosa
que tu mano arroj. Mudo testigo
del xtasis de ayer sufre el castigo
del enojo presente. Y qu graciosa
es su fuga nevada en la espumosa
levedad del arroyo! El enemigo
viento seco golpea y da de hostigo
en mis sienes desnudas. Presurosa
muere la claridad, la noche grece,
y en la sombra- los chopos, el sembrado,
el arroyo y el cielo van muriendo.
S lo queda mi voz, que pide, ofrece,
hasta hacerse susurro acongojado
que tambin, ay!, se va desvaneciendo.
AL VALLE D E LOS CAIDOS
EN EL XXV AO DE PAZ
Abierto en el rincn del Guadarrama
donde Es paa es ms muerte y ms historia,
donde Es paa es ms vida y es ms gloria,
por su Escorial segundo te proclama.
Muros el tiempo cuelga, y se encarama
sobre ellos la ilusin; sed perentoria
de decir a los hombres sin memoria
que la paz la consigue quien ms ama.
De hermandad eres smbolo, y al verte

van cobrando otra vez peso y medida


el pasado, el futuro y nuestra suerte.
Con tu cruz que en el seco viento anida,
no eres tierra de ayer para la muerte,
eres tierra de hoy para la vida.
SONETO
Otra vez junto al Tajo estoy al cabo
de largos aos, lejos, ya, la guerra.
A caballo trepaba yo, a esta sierra,
en celoso alazn, de que no acabo
yo de pensar. Contemplo y grabo
en mi pecho el paisaje, parda tierra
y roquedales. S an Felipe cierra
el agrete horizonte. Lento lavo
mis manos en el agua cristalina,
El ro, todava un nimio arroyo,
va espejando en las ruinas de un castillo.
Cunto peso en el alma! Cerca trina
un jaspeado jilguero. Yo me apoyo
contra un pino. Y mi sueo vuelve a Trillo.
ALONS O RODRIGUEZ, BLANCA MARIA
Oviedo. Luarca. 1.940
Filosofa y Letras. Poeta hallada en Internet.
A LA VIRGEN DOLOROS A
Qu espada de dolor, Virgen Mara,
mirar a Dios, tu hijo, maltratado,
el verlo con la cruz desamparado!
Qu luz de sufrimiento en negro da!
Se quebr por valor tu sintona?
Se quebr por temor tu fe y tu calma?
Acaso fue la cruz o bien su alma
sangrante del dolor que en ella haba?
Qu dilogo son voz, qu mudo llanto
gimi entre las tinieblas del encuentro:
torrente de emocin, fnebre planto!
Tu fuerza inmaculada, desde dentro,

roci de firme fe tu triste manto,


creyendo en tu Jess, aun siendo muerto.
A MARIA
Brotaste bajo el palio azul del cielo,
oh reina de blancura inmaculada!,
cual nieve resplandece derramada
la gracia que el Seor te dio en su anhelo.
T brillas como el brillo de la espuma,
no hay mancha en tu sentir, puro destello,
fulgor de amanecer, luz de lo bello,
lucero que alborea entre la bruma.
Naci, sobre tu pecho sin mancilla,
pudor de virginal delicadeza,
regazo sembrador de una semilla,
semilla excelsa y blanca, la pureza.
Jess logr en tu ser la maravilla
y orn con doce estrellas tu cabeza!
A JES S DE NAZARENO
Seor, que con tu cruz vas a la muerte
por senda de incansables pecadores,
fingiendo ser los grandes amadores,
forjando, sin amar, tu cuerpo inerte.
Seor, qu gran funesta hipocresa!:
amor cristiano, amor que hiere y mata,
amor de fariseo, amor que ata
a un falso cristianismo, amor de un da.
Aydame a romper las ataduras
que me unen al pecado cual cadenas
y ensame de nuevo, sin cansarte.
Perdname, S eor, por mis locuras,
pues quiero despojar de Ti las penas,
y amndote poder desagraviarte.
A JES US DE LA PAS ION
Seor, quisiera ser tu cirineo,
cargar sobre mis hombros tu suplicio,
trocar el Gran Pecado en sacrificio;
limpiar mi ardiente fe con mi deseo.

Seor, quisiera ser aquel pauelo,


secar tu faz sangrante, dolorida,
trocar tu sufrimiento por mi vida;
limpiar mi ardiente fe, mi eterno vuelo.
Permteme, Seor, en tu calvario,
posar en mis abrazos tu agona,
hilar con penitencia tu sudario!
Permteme, Seor, como a Mara,
llorar sobre tu pecho mis dolores,
salvar de humana culpa el alma ma!
LLAMADA AL TIEMPO
T me arrancas magnolias de tristeza,
fro sacudes mi melancola.
No te veo mas siento tu grandeza
que siega la existencia y desafa.
Te pienso lejos, ancestral riqueza,
acumulas del mundo, da a da,
tus tesoros, la vida y la belleza,
sin romper tu macabra sinfona.
Se ha mezclado con agrio la dulzura,
se ha derrumbado tu mortal barrera,
al fin vivo feliz en mi cordura.
Detn, por un momento, tu carrera,
detnte a contemplar tu gran locura,
soy inmortal!, no vence tu quimera.
CON FLORES A MARIA
Rosal engalanado y bendecido,
aroma de virtudes olorosas,
arcdico vergel, dulce, florido
de savia virginal que emana rosas.
Rosal el ms temprano amanecido,
divina fue la mano plantadora,
capricho celestial que busc nido
a la naciente vida, tierna aurora.
Bondad hay en tus ptalos amantes,
amor en tus corolas doloridas,
pesar en tus espinas suspirantes.
Divina creacin, Gracia de flores,

quisiera en tu dosel posar mis rosas,


para libar de Ti bellos colores.
SONETO
Por qu, Seor, he de esperar el da
en que la pena ahogue mi garganta
para sentir la fe con fuerza tanta
que llegue a ser feliz en mi agona?
Por qu, Seor, mi fe suele ser fra
sin comprender lo grande de tu empeo,
sin querer soportar divino leo
para no entorpecer la vida ma?
Dame, Seor, la fe y en tal medida
que en la felicidad ame la muerte
y que en el sufrimiento ame la vida.
Que no espere, Seor, a estar ahogada,
por temor a la sombra de lo inerte
para aceptar, de Ti, carga pesada.
ORACION AL NAZARENO
Bendito Nazareno de Luarca,
viga marinero entre la bruma,
romero en Jueves S anto hacia la espuma,
ocano de cruz para mi barca.
Acgeme en la tnica que viste
tu cuerpo dolorido y maltratado;
ser dulce cual miel en tu costado
herido por amor, lloroso, triste.
Ir a esconderme en l sin amargura,
entiendo que el sufrir es alegra,
clavar en m tu lanza no es locura.
S angrar quiero contigo mis errores,
entiendo que las lgrimas son va,
beberlas con placer borra dolores.

ALONS O RUIZ, FRANCIS CO


Alicante. 1.948
Poeta.
ORACION ANTES DE MI MUERTE
He perdido, S eor, esta batalla
porque Tu omnipotencia me ha vencido.
A Tus pies, derrotado y abatido,
sin nada que decir, mi voz se calla.
He perdido, S eor, pero me estalla
el corazn de tanto que he querido,
de tanto y tanto amor que me ha crecido
en mi sangre de furia y de metralla.
Digo que mi voz calla, mas no puedo
reprimir la tristeza que me azota
dentro del alma con quietud de ro.
Mrame, ya, Seor, lleno de miedo,
esperando la muerte gota a gota
para gozar de tanto amor, Dios mo.
SONETOS A LA MUERTE DE MI PAD RE
I
S olos se me quedaron los lugares
de la casa: la cama en que dormas,
la mesa donde apenas si comas,
todo trasciende penas y pesares.
No hay un lugar que no solloce a mares,
que no haya visto tantas agonas
como sufriste, tantos crueles das,
tantos desesperados despertares.
Por eso hasta los marcos de las puertas
gimen cuando las abro con un ruido
confusamente parecido al llanto.
Y hasta se sienten las paredes muertas
desde que ya no ests y que te has ido,
porque te aoran, te aoramos tanto.
II

Yo s que he de volver una maana


a travs de la tierra lentamente,
igual que brota el agua de la fuente
y suena en le silencio la campana.
As, tal vez: como la pena mana
dentro del pecho su fatal simiente,
as me ir alejando de mi gente
para buscar la huella ms humana
que has dejado marcada en el abismo.
Ser como alejarme de m mismo
para buscar por sombra y por miedos,
por tercas podredumbres y gusanos,
mis manos la ternura de tus manos,
mis dedos el contacto de tus dedos.
III
Este luto que llevo en el vestido
yo s que n lo amabas, pero tengo
que mantener el llanto que sostengo,
padre, por todo lo que me has dolido.
Este luto del traje, sin sentido,
con que voy a pena, con que vengo,
no traduce el dolor pero mantengo
su negro espacio junto a m ceido.
Perdona t la negra vestidura
y este dolor que llevo por afuera,
y que no es propiamente mi dolor.
Tengo el alma de luto tan oscura
que sin traje su pena es ms sincera
cuanto ms escondida en mi interior.
IV
Madrugo en las maanas del Esto
para llevar al sitio en que reposas
jams un ramo de fugaces rosas,
siempre la eternidad del amor mo.
Madrugadoramente tienes fro
a travs de las venas silenciosas.
Si pudiera las mas caudalosas
vaciar bajo la tierra como un ro

lo hara igual que un manantial humano


para darle la vida que me diste
como una generosa sembradura.
Madrugadoramente ya es verano,
pero bajo la tierra todo es triste.
Quin pudiera ofrecerte la ternura!
V
Hazme sitio a tu lado ms all de la vida,
porque vaya contigo hazme sitio a tu lado.
No quisiera buscarte luego, desesperado,
y no encontrar tus ojos, tu corazn, la herida
que llevas en el alma: vagar por la escondida
tierra donde llegaste, donde t ya has llegado,
y buscarte y no hallarte y sentirme cansado
y preguntar a gritos como un alma perdida.
Eso es lo que no quiero; estar derrotado
despus del largo viaje, de andar cansadamente
a travs de la vida, la muerte, lo pasado,
lo que t ya conoces y sabes: muy cansado.
Para verte muy pronto, para besar tu frente,
hazme sitio a tu lado, hazme sitio a tu lado.
TIEMPO DE INVIERNO
Hace fro en las calles. Ya despierta
la ciudad, todava adormecida
del cansancio de ayer. Ya est la vida
llamando sin cesar a cada puerta.
Mira cmo nos grita y est abierta
para el dolor, la soledad, la herida.
despierta la ciudad, ya entredormida,
y hace fro en las calles y est muerta
mi alma y en invierno. Siento fro,
fro dentro de m, siento el anhelo
de que me resucite la alegra.
El invierno se ir. Yo siento un ro
que brota de esperanza y de consuelo
dentro del corazn que se mora.
CORRIDA D E TOROS

Ruedo de Es paa, crculo de gloria


para el perfil valiente del torero.
Esta tierra es el solo manadero
de la pobreza, del dolor, la escoria.
Mana de Espaa el llanto de una Historia
que slo nos dio hambre y pordiosero
gemido ante un destino y un sendero
donde mueren los hombres si victoria.
Pero l ha de ganar valientemente
bajo el astro radiante cuyo fuego
le brilla en el vestido como el oro.
Desde su sangre ibera hasta la frente
Espaa brilla y resplandece luego
como la herida e inmensa piel de un toro.
HERENCIA
Pobre desde los pies a la cabeza
con los pobres estoy, me viste el fro
y aquello que es humilde siento mo
y aquello que es pequeo. Mi tristeza
junto a los pies de un desdichado reza
una oracin que es casi un llanto impo.
Todos somos muy pobres. Y es un ro
que me une a los hombres la pobreza.
Pobre de nacimiento y de existencia
en el alma me duele mi derrota
con un dolor profundo, oscuro y quieto.
Y sin embargo dejar mi herencia:
heredar, como una nave rota,
un atad de pino mi esqueleto.
EL CIN E
Ignoro todava por qu vine
a ver esta pelcula de llanto.
Tan slo s que estoy, lleno de espanto,
sentado en la butaca de este cine.
Del cine de la vida. Que termine
esta terrible farsa y desencanto,
que se acabe la risas mientras tanto
hacemos que la sala se ilumine.

Toda la sala, este angustiosos espacio


dentro del cual vivimos la secuencia
del ltimo momento que Dios calla.
S omos espectadores que despacio
van saliendo del cine o la existencia
cuando aparece FIN en la pantalla.
AL HOMBRE (A LEON FELIPE)
Hombre, qu te ocurri, qu desconsuelo
llen tu corazn de cicatrices?
Has cado en un mar ya sin races
que te pudieran levantar al cielo.
Ahora lloras y mueres en el suelo
y aunque buscas a Dios a Dios maldices.
Ahora mueres de amor, ahora dices
donde giran las aspas de tu anhelo.
Tu pena ya es la ma, hombre, hermano,
vencido, derrotado oscuramente
y cada vez ms trgico y humano.
Tu pena ya es la ma eternamente;
quiero comer contigo, grano a grano,
en el pan doloroso de tu frente.
TIEMPO DE OTOO
Las hojas por los parques macilentos
ya se caen de los lamos sombros.
De lejos se oye, entre mrmoles fros
el aullido terrible de los vientos.
Yo voy con mis amargos pensamientos,
que amargos son los pensamientos mos,
en mil cosas, mil aspectos vacos,
dejando arder mi vida y mis lamentos.
Otoo: la estacin del desgraciado,
del poeta, del pobre o del mendigo,
del que ya nada tiene que sea eterno.
Del jardn melanclico olvidado,
del que slo la estatua es un testigo
que espera la llegada del invierno.
SONETOS AL MAR

I
Olor a mar entre los huesos llevo
mezclado con la sangre, levadura
de fragancia, celeste sembradura
hecha del gran amor que al mar le debo.
Nac en Puerto de mar, igual que un nuevo
habitante marino. Encarnadura
soy de tierras y mares. Hermosura
llen mis ojos con los que me bebo
la realidad del mar calladamente,
su torso verde y blanco de pantera,
la fuerza de su cuerpo recostado.
Nac en el mar y adoro ardientemente
el mar, la mar. Tanto amo que quisiera
morirme frente al mar, el contemplado.
II
Mar de azules, mi alma marinera
ir contigo a lo ms lejano ansa.
Ver en el mar el despertar del da
e izar hacia los vientos la bandera.
Eres una mujer o una pradera
llena de transparencia y armona?
Las gaviotas vuelan con alegra
como soando con la primavera.
Despierto y en tu gracia, ya me hundo,
mar azul, transparente mar profundo,
que tibiezas y aoranzas rezumas.
Yo me hundo y hundo en la sal de las olas,
que me deja entre los labios espumas.
Y oigo un rumor de viejas caracolas.
TIERRA
Tanta afliccin, tanto dolor levanto
(este dolor que es solamente mo)
tantas palabras mientras el roco
se derrama en la tierra como el llanto.
Como la tierra he padecido tanto
que estoy como la tierra en el esto
golpeado por el sol. Y siento el fro

cuando llega el invierno con su espanto.


Tanta tristeza golpear mis huesos,
tanto roco llenar mis hojas
y tanta sangre doler en mis venas
que quedarn bajo la tierra presos
huesos mos, dolores y congojas,
sangres y llantos, corazn y penas.
TIEMPO DE VERANO
Ya se ha quebrado el sol en claridades
como roja manzana en el Esto.
Viene el verano con rumor de ro
soando con la luz eternidades.
Yo voy con mis amargas soledades,
con mi esqueleto de dolor y fro,
por un planeta para siempre mo,
entraado de amor y de bondades.
Hace calor sobre la vieja tierra,
sobre la tierra que hemos cultivado
con nuestra propia sangre en alborozo.
Viene un Esto de pasin y guerra,
pero vence la paz que hemos sembrado,
llena la tierra de emocin y gozo.
ANHELO
Huye triste en un vuelo a lo lejano
mi alma entre sombras de la noche fra.
En la luz de la aurora amaneca
marchito ya el lucero ms temprano.
Yo he de nacer y ser de nuevo hermano
del lirio que en mis manos floreca.
Yo he de vivir la blanca luz del da
que hace ya tiempo recog en la mano.
De nuevo he de gozar la primavera
y beber la ternura de la fuente
y que me bae el sol en la pradera.
Ciego estoy de vivir en la simiente
de tanto florecer como antes era...
Y me rebosa el corazn ardiente.

VID A
Vivir es caminar por un desierto
con el cuerpo vencido y derrotado,
es gozar el dolor que otro ha gozado
y compartir la muerte de otro muerto.
Acaso si la vida fuese un huerto
debajo de un rosal hubiese amado
a una mujer cualquiera, ya cansado
de caminar hacia un lugar desierto.
No podemos romper esta condena
de ir gozando, sufriendo diariamente
con todos los que sufren o han sufrido.
Tengo todo mi ser hecho a la pena
y aguardo esperanzado la clemente
maana que me pierda en el olvido.
MI DIOS
Siento a mi Dios oculto que me llama
a travs de la noche o el vaco.
Oigo su nombre en el rumor del ro
o en el rumor del viento por la rama
de cualquier rbol. Sin cesar reclama,
Su corazn mi corazn sombro.
Y yo no puedo huir. Y siento fro
y siento en m S u corazn que me ama.
Y yo no puedo huir. Por ms que quiera
esperar en el fro del invierno
y en el ardor y angustia del verano.
T eres mi afn, mi oculta primavera.
Refugia, Dios, en el rincn ms tierno
de Tu hondo pecho mi dolor humano.
TIEMPO DE PRIMAVERA
Era la Primavera. Yo cantaba
al gozo y la esperanza. Dios vena
junto con el crepsculo y el da
y yo tena fe y Dios me amaba.
Primavera total! Mi alma esperaba
y mi cuerpo tambin y la alegra
era junto a nosotros y viva

junto a todos los hombres. Y gozaba


toda la humanidad del mismo gozo,
coma todo hombre, grano a grano,
un pan con el sabor del alborozo.
Era la primavera. Ya era anciano
en su raz el mundo, junto a un pozo
de amor, de vida, de vigor humano.
A MI HERMANA AMPARO
Cierra la puerta, hermana, siento fro,
siento la oscura y triste madrugada.
Cierra la puerta t de mi mirada
que me da desazn y escalofro.
Cierra la puerta ya. Que no oiga el ro
cuando viene el rumor por la caada.
Fuera el alba se tiende derramada
y yo no quiero ver el cielo mo.
Cirrala, hermana, t, que yo no puedo.
Yo soy muy dbil. T eres dura y fuerte.
Nunca olvides qu solo va tu hermano.
Mira que estoy temblando y tengo miedo.
Miedo a la vida, miedo a tanta muerte.
No dejes que me suelte de tu mano.
MIENTRAS AMPARO HACE MI C AMA
Para que cuando venga la noche est dormido
has preparado, hermana, con tanto amor mi lecho,
que las sbanas blancas dan calor a mi pecho
y hasta m llega el sueo con su amoroso olvido.
Para que no recuerde lo mucho que he sufrido,
lo poco que he gozado, la pena que cosecho
dentro del corazn malherido y maltrecho,
con que delicadeza, con qu amoroso cuido
has preparado, hermana, la cama donde duermo,
donde yace mi espritu agotado y enfermo,
despus de tantos das que nos hacen llorar.
Por tanta abnegacin, te mereces, mi hermana,
si no tengo la dicha, que sea tuya maana.
Qu lecho tan hermoso para no despertar!

PADRE ALBAIL
Te veo, padre, tremendamente humano,
padre trabajador y jornalero,
ganando por tus hijos el dinero
bajo el sol inclemente del verano.
Te veo como comes, grano a grano,
el duro pan. Limpio sudor de acero
te cubre, como un manto verdadero,
y te besa la frente como hermano.
Padre albail: callado ests en casa
y algo tiembla en tus ojos, que te abrasa
como la sombra de tu pensamiento.
Te duele lo que cuesta tu salario,
que el pellejo te dejas siempre a diario
por ganar una vida sin aliento.
A MI MADRE
Acname en tus brazos, madre, ahora
cuando anhelo ser nio, cuando muero
con mi dolor de hombre sin sendero,
sin ngelus de amor y sin aurora.
Recgeme en tu amor en esta hora
cuando yo estoy ms triste, cuando hiero
mi propio corazn. Hoy ms te quiero
y acunado en tus brazos mi ser llora.
Regresar a ser nio, hacia una infancia
ms bella que los das que ahora vivo,
asomarme a las nanas de mi sueo.
Amor lleno de luz y de fragancia:
a tu lado abandono al hombre altivo
y me siento ms dulce, ms pequeo.
A VIC ENTE MOJICA
Poeta de las cosas ms cercanas
y ms sencillas: yo tu nombre quiero
poner junto a mi nombre en el alero
donde vuelan mis aves ms tempranas.
Testimonio de un tiempo de maanas
quiere hoy abrir su prtico primero
y el corazn que tengo volandero

drselo al corazn de las ventanas.


Pero savia le falta a mi experiencia
para la granazn de este tributo

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que quiero dar al mundo con mis manos.


Protege t mi nombre en la inclemencia;
que la escasa simiente de su fruto
de otoos, primaveras y veranos.
ALONS O Y PACHECO. MAN UEL A.
Puerto Rico. Siglo XX
Poeta hallado en Internet.
BOCETO
Color moreno, frente despejada,
mirar lnguido, altivo y penetrante,
la barba negra, plido el semblante,
rostro enjuto, nariz proporcionada.
Mediana talla, marcha acompasada;
el alma de ilusiones anhelante,
agudo ingenio, libre y arrogante,
pensar inquieto, mente acalorada...
Humano, afable, justo, dadivoso,
en empresa de amor siempre variable,
tras la gloria o placer siempre afanoso...
Y en amor a su patria insuperable:
ste es, a no dudarlo, fiel diseo
para copiar, un buen puertorriqueo.
ALPANS EQUE BLANCO, A.
Hispanoamericano. Siglo XIX
Poeta hallado en Internet.
LA REVOLUCCION
Odio en el pecho y en la mano tea,
por cetro el vil pual, y por corona
ese atesmo atroz de que blasona
con voces de chacal su infiel ralea...
Por ban dern un trapo en que campea,
con sonrisa entre prfida y burlona
la silueta de impdica matrona
guiando al monstruo en la brutal pelea...

Quin habr, quin, que a su impiedad se oponga,


y al ver la ruina de la Patria exponga
el pecho al golpe de infernal venablo?
No ser el neutro, no, quien se decida,
bien hallado a poner toda su vida
al Seor una vela y otra al diablo!
ALPOS TA, LUIS
Buenos Aires. Argentina. 1.937
Mdico. Miembro de la Academia Portea
Poeta hallado en Internet.
Un soneto me pide el amor propio
y en mi vida me he visto en tal apuro.
Si cuatro versos ya me dan laburo,
antes de los catorce ser un opio.
De las formas no quiero ser esclavo.
Adems, sobre el tema ya se ha escrito.
En el sptimo verso lo medito
y no s si plantarme en el octavo.
Seguir o no seguir? Esa es mi duda.
Pues la cosa se me hace peliaguda
al tratarse de historia tan junada.
Pero ya falta poco, y lo importante
es ahora encontrar la consonante
y dar esta cuestin por terminada.
SONETO A UN MALEVO QUE NO
LEYO A BORGES
No recibi la herencia del cuchillo
y con la droga reemplaz al coraje.
Se enrol en el moderno malevaje
de inconscientes con dedo en el gatillo.
Lo trababa a su padre de masoca
porque supo ser siempre un laburante,
mientras l era slo un delirante
que pensaba en tener la mosca loca.
Pero un mal da se escurri la suerte
y boca abajo lo escarch la muerte
vestido de polera y metralleta.

Es la historia de siempre, se me antoja.


Que al que cruza el destino con luz roja,
no le falta quien le haga la boleta.
SONETO CON BRONCA
Veo un pas con palidez de anemia
en manos de malandras y de gilis.
Y en l veo tambin otros perfiles
haciendo alarde de la esquizofrenia.
Veo un pas con hombres agotados
donde el que no labora es el que grita.
Un pas que tan slo habla de guita,
de ministros de turno y negociados.
Veo un pas de podres y quinielas,
de intiles discursos y novelas.
Un pas que es consciente de su hasto.
Y es por eso que hoy ando rechiflado.
Yo te habl de un pas que est pinchado,
y ese pobre pas viejo- es el mo.
ALPUENTE, MONCHO
Espaa. Madrid. 1.949
Poeta, escritor y periodista.
AZNAR S ERA CANDIDATO...
Nos esperan las urnas en abril
la cita electoral en primavera
convoca Aznar con la intuicin certera
de seguir gobernando en el dos mil.
Aunque haya de pactar con Jess Gil
y dejar que le robe una cartera
aunque haya de aprender bable y euskera
para seguir al frente del redil.
Y es que el poder resulta estimulante
ertico y febril afrodisiaco
que envicia al ms novicio en un instante.
Que al ms inofensivo hace manaco
y en adicto convierte al debutante
al que embriaga con jugo dionisaco.

EL S IGLO NO PONE FIN...


Turbulento fue el siglo que termina,
cambalache febril y problemtico
como anunci Discpolo flemtico
con msica portea y argentina.
La gangrena este siglo contamina,
no pudo darse un ao por sabtico,
fue un tiempo catastrfico y dramtico
que hizo del genocidio su rutina.
Si tuvo el siglo XX algo especfico
que marc una rotunda diferencia
fue hacer el exterminio ms cientfico.
Pues gracias al avance de la ciencia
el arte de matar se hizo prolfico
y hoy se mata con brbara eficiencia.
POR CULPA DE LOS AVIONES ...
Aeropuerto, antesala del infierno
purgatorio que cruel aplaza el cielo
territorio del llanto y del desvelo
y del crujir de dientes sempiterno.
Anacrnico invento muy moderno
que ofrece como cnico seuelo
remontar por los aires y en un vuelo
llegar del quinto pino al quinto cuerno.
Antes de entrar, dejad toda esperanza
no carguis de ilusin el equipaje
porque no os perjudique la tardanza.
Una odisea ser vuestro viaje
que Itaca sin esfuerzo no se alcanza
aunque caro paguis por el pasaje.
PUJOL S UBE LA C UOTA...
Corre pequeo strapa, galopa,
acude presuroso a la tarea,
generoso reparte la pedrea
y distribuye el pan entre la tropa.
Persevera, navega viento en popa,
no te dejes ahogar por la marea,
sufragio por subsidio esa es la idea,

nadar, pero tambin guardar la ropa.


No importan cuales sean tus razones
y si es electoral la triquiuela.
T afloja de la bolsa los cordones.
La pela, lo que cuenta aqu es la pela.
Aumenta por tu cuenta las pensiones
y aguante cada palo con su vela.
FIRMA LA NOMENKLATURA...
Pactar con el diablo si se deja
dar la mano al que ayer se dio cuchillo
comerciar con el voto en mercadillo
despus de hacer la cuenta de la vieja.
Mezclar la churra y la merina oveja
no importa si de tal batiburrillo
ha de sacar partido el partidillo
cambiando por lo menos de pareja.
Ha dicho usted seor ideologa?
Un trmino impreciso y obsoleto
hable usted de gestin y gestora.
Gestionamos su voto mercanca
deposite en la urna su boleto
e invierta con la nueva mayora.
DE LA ROS A S E MARCHITA...
Espinoso lo tiene De la Rosa
pinch por una vez Javier en hueso
delincuente convicto e inconfeso
que dej un sucio rastro de babosa.
En su estela translcida y pringosa
ms de un pobre gusano qued preso
prendido entre hilos que este Creso
teji como una baba milagrosa.
Hizo en el Tibidabo, tocomocho
pringo a todo el que pudo en el camino
y al que no le hizo un siete le hizo un ocho.
Dotado de un olfato sibilino
para sacar partido de lo pocho
corrompi sin escrpulo y sin tino.

NOS QUEDA UN TELED IARIO....


Lo dijo Nostradamus y Arams
de acuerdo se mostr con el aserto
tenemos un futuro muy incierto
y de acabar estamos en un tris.
La primera en caer ser Pars
de agosto el once como un peso muerto
que dijo Paco Rabanne que s un experto
y que ya se ha largado del pas.
Hoy la razn sucumbe al arrebato
de la supersticin que es superventas
y siempre hay un profeta al aparato.
Si Rappel que del tema sabe un rato
ratifica estas vsperas cruentas
tendremos que tomar en cuenta el dato.
PREJUBILA EL EMPRES ARIO...
La prejubilacin preclaro invento
que permite largar el excedente
y poner en la calle a mucha gente
sin vulnerar ningn procedimiento.
Cumpliste los cuarenta es el momento
de cederle tu puesto permanente
al sumiso becario adolescente
que prescinde de todo emolumento.
Privatiza primero y prejubila
sin dilacin sin tasas y sin complejo
no te cortes, machaca y aniquila.
Despus de los cuarenta al perro viejo
con gran dificultad se le trasquila
pues se vuelve ms duro su pellejo.
EMPIEZA EL S EGUNDO ACTO...
Se levanta el teln, segunda parte
de acero inoxidable edificado
aclaman a los rusos en Belgrado
y en Pristina flamea su estandarte.
Con guerrero esplendor reluce Marte
herida a suido Europa en el costado
y en Washington su prfido aliado

Clinton se felicita por su arte.


Con amigos as quien necesita
enemigos, te salen por millares
cuando con ellos vas en comandita.
Por salvar a los pobres kosovares
despertaron al oso moscovita
que andaba emborrachndose en los bares.
QUE CULPA TIEN E ES TE POLLO...
Loca la vaca, el pollo con dioxina
la coca-cola ful. Viva el progreso!
la civilizacin y todo eso.
Lo que no mata engorda y contamina.
Que aqu no mata ms que Nicotina
culpable de tantsimo deceso
con el colesterol y el sobrepeso
segn dictamino la Medicina.
Ni el bvido britnico demente
ni la gallina belga intoxicada
ni el txico refresco efervescente.
La culpa es del tabaco mayormente
socorrida y magnfica coartada
que culpa de sus males al paciente.
NO ES UN CABLE ES UNA S OGA...
El hilo telefnico que aprieta
nos envuelve en su red, en su maraa
por Aznar Villalonga cierra Espaa
y en las ondas el crculo completa.
Cuando algo les perturba y les inquieta
cuando les critica y les da caa
practican la estrategia de la araa
sueltan la tela y compran por la geta.
Justifican sus fines con sus medios
es su afn primordial y preferente
la razn sustancial de sus asedios.
Mas ponerle mordaza al disidente
no parece el mejor de los remedios
sobre todo si el truco es evidente.

POR LA CRIS IS DEL MERCADO


Me dices que la bolsa fue tu vida,
que del azar prendido, sordo y ciego,
arriesgaste tu hacienda y tu sosiego
tirndote al parqu con fe suicida.
Si Dow Jones te arrastr con su cada
y no te dio la paga sino el pego,
no llores por estar fuera de juego,
slo fuiste un pen en su partida.
Bienvenido a la grada, forastero,
a ver cmo su imperio financiero
zozobra y se zambulle en el fregado.
Su torre de marfil, papel mojado,
estircol sus montaas de dinero,
no abones ms su campo, compaero.
ALTAMIRA Y C REVEA, RAFAEL
Alicante. 1.866 Mxico. 1.951
Usaba para su poesa el seudnimo de
JUAN D E LA LUZ.
Abogado. Periodista Exilado poltico.
Hallado en Internet.
SONETOS CONTRA FRANCO
Aprendiste a matar entre rifeos
cruel adversario de la paz cristiana
y un alfanje teido en sangre hermana
simboliza la Espaa de los sueos.
Todo es hedor bajo tus pies pequeos
como de sapo en cinaga malsana.
Eres oprobio de la raza humana
monstruo de Goya en paos velazqueos.
Enemigo de Dios y de los hombres
Burla de Espaa y de sus claros nombres
caballerescos. Rey de la calaa
de los Guzmanes. Dolfos. Contrahecho.
Si no hay un hombre que te parta el pecho
es que se ha muerto el corazn de Espaa.
AL PAPA PIO XII

Qu sabes t del que a salvarnos vino?


Cmo te atreves a invocar su nombre?
Cristo muri por el amor del hombre.
T decoras a Franco, el asesino.
S oy la Verdad, la Vida y el Camino,
dijo Jess el Bueno. No te asombre
que el pueblo mire tu falaz renombre
como una mofa del amor divino.
Hablas de paz y sueas con la guerra.
Predicas la pobreza, y el rey Midas
fuera a tu lado un guardia suizo y memo.
Loas a Dios y explotas a la Tierra.
Hubo papas ms crueles y homicidas,
pero en mentir eres el Ser S upremo.
AL CARDEN AL PLA
Todos te vieron levantar la mano
mientras cantabas Cara al S ol. El cielo
rea en paz con su chochez de abuelo
desentendido del tumulto humano.
T, con indigno gesto cortesano,
te acercaste al caudillo y en tu anhelo
de complacerle te arrojaste al suelo
para besar la planta del tirano.
La cruz rendiste ante la sucia espada;
vendiste a Cristo como el torvo Judas;
con sacro palio protegiste el vicio.
Falso pastor, tu causa est fallada
nadie podr salvarte cuando acudas
ante tu pueblo el da del gran juicio.
BILBAO
S, s. S, s. S, s. No hay Parlamento
ms dcil que tu frgida reata
de corzos, que al prestar su juramento,
en vez de alzar la mano alzan la pata.
Cortes de Espaa? No, sino beata
procesin de pinginos pluma al viento.
Piar de golondrinos. Serenata
de gatos a la luna del adviento.

Un mal procurador, borracho y roto,


dijo una vez que no contra tu voto.
T, con furor de hirviente basilisco,
le lanzaste a las llamas del infierno;
y el Gran Enano te colg de un cuerno
el medalln de Dogo del Aprisco.
A EREN ES TO JIMEN EZ CABALLERO
(CON ALGO PARA EUGEN IO MONTES )
Insultaste a la Virgen Sacrosanta,
en un libro que aun ruda por el mundo,
con un humor tan vil e inverecundo,
que a m, que soy agnstico, me espanta.
Comunista de ayer, hoy slo canta
tu lad bien pagado al nauseabundo
Mammn, el dios del oro, no el jocundo
diocesilla que a Montes tanto encanta.
Pontfice supremo del rebao
falangero. S eor de casa y boca
de la Orden del Yugo y la Esclavina.
En un futuro prximo, cada ao,
los madrileos, en su fiesta loca,
te enterrarn en vez de la sardina.
LA NIA
Naciste un da del Abril risueo
con un candor de rosa puro y fresca.
Como eras soadora y romancesca,
dur tu vida lo que dura un sueo.
Lampo fugaz, volar de Clavileo
por el azul; quimera quijotesca;
leyenda becqueriana; pintoresca
mariposilla del sutil diseo.
repblica de Espaa, lirio breve,
utileo estelar, copo de nieve.
Late an, retoara tu via
perpetua, vencedora de la muerte,
y un da, al fin, te hars rolliza y fuerte,
y dejars de ser cndida y nia.

LA UN IDAD ES PAOLA
Catalua, Vasconia, mi Castilla,
Galicia, Andaluca, Extremadura,
Levante, Norte y S ur, monte y llanura,
nieve y ardor, miseria y maravilla.
Que diversa es Espaa! Qu gavilla
tan granada! Rudeza y donosura;
democracia, anarqua y dictadura;
Don Juan, San Juan, Teresa, Gitanilla.
Avispero sin orden ni concierto.
Triste colmena cuya reina ha muerto.
Pero una idea, que es fervor y vida,
mantiene a todo el colmenar unido:
La Espaa del franquismo est podrida,
y hay que arrojarla al foso del olvido.
NUMANCIA
No me digis que hay algo ms nocivo
que Franco y su mesnada estraperlista.
Antes que Franco el sismo comunista.
Mejor que Franco el caos primitivo.
Del caos cre Dios el mundo vivo,
y de barro hizo a Venus el artista.
La vara de moiss quiebra la arista
del ruin peasco al agua clara esquivo.
No hay agua limpia ni belleza pura
que no exija la intrpida rotura.
Punzar herir, romper con arrogancia
la podredumbre del tirano odioso.
Mejor la muerte que el servil reposo,
y antes que el yugo de Escipin Numancia!
AL CARDEN AL S EGURA
Seguro estoy, Segura mo, que eres
tozudo, puercoespn y ultramontano.
Como dira Nietzsche, el casquivano,
poco agradable para las mujeres.
Te ofende el baile y los dems placeres
de la inocente juventud. Tu mano
bendice al pobre cuando es buen cristiano,

pero el infierno para el rojo quieres.


Dieras un reino por matar el cisma.
Torquemada ante ti fuera un emblema
de cardad. Te enciende el fanatismo
como a un santn de la peor morisma.
Tienes, no obstante, una virtud suprema:
odias a Franco ms que el diablo mismo.
S ANTA TERES A REC LAMA A D IOS S U MANO
Divino Amor: manquita vengo a verte.
Perd la mano y la sutil delicia
de posar en tus llagas mi caricia,
con un dulzor que me hizo amar la muerte.
Morir es vida para el alma fuerte.
Siempre so con la inmortal Franquicia;
y ahora que mi celeste amor se inicia,
la mano que perd me hace perderte.
Me la rob Francisco, un enanito
del Ferrol, que se alaba del delito.
Dicen que t con caridad le tratas.
Pdele, pues, que sea un buen hermano.
Dile a Francisco que me de mi mano,
y se contente con sus cuatro patas.
S UEOS
S o que Dios tuvo piedad del duro
vivir de Espaa y su martirio cruento,
y haca descender del firmamento
man de miel, reconfortante y puro.
S o que el mundo criminal y oscuro,
que hoy nos vende, tocado del lamento
de nuestro mal, tumbaba el esperpento
de Franco, el vil, con ademn seguro.
S o, por fin, mi ms alta quimera.
Vi levantar al pueblo sus arados
como guadaas, frente a las legiones
de la crueldad, y hacer que Espaa entera,
libre de generales y prelados,
viviese en paz sin cruces ni pendones.

LA HORA DEL ALBA


Alonso de Quijano: Ya has dormido bastante
Tus ltimas heridas curaron. La campia
con su nuevo ropaje primaveral, se alia,
y est esperando el vivo trotar de Rocinante.
No es para ti la vida la gracia del instante
venusino, ni el fruto dorado de la via,
ni el reposo del hato, sino la heroica ria
por el Dios hecho nio, o el hombre vuelto Atlante.
Es la hora del alba. Canta el gallo en la huerta
y arde el sol en las bardas. Todo el orbe despierta
para verte a caballo sobre la alta llanura
de Castilla. Reanuda tu vuelo a Dulcinea.
Galeotes y duques se ren de tu idea,
pero la Espaa entera bendice tu locura.
ARTAJO
Cordero de la mstica lechada
de Herrera, aunque ms tuno que el maestro.
En halagar al Papa eres tan diestro
que comulgas tres veces por jornada.
Del enredo mundial no sabes nada,
sino que l bulle un complot siniestro
para darnos a todos lo que es nuestro,
s que tambin lo suyo a la frailada.
Tu alma es mendaz, inspida y oscura,
pese a tu pantagrulica gordura.
S lo te supo definir de un tajo
el sevillano aquel de gracia artera,
que al escuchar: Artajo! Artajo! Artajo!
dijo Al Guadalquivir que est a la vera.
GIRON
Todo el poder para los S oviets, grita,
copiando a Lenin, este histrin ruidoso.
Sus soviets son las uvas del raposo;
su oratoria un raudal de agua bendita.
Ministro del Trabajo que dormita
mientras el pueblo suda laborioso,
ha sabido adquirir en el reposo

riquezas que envidiara S ulamita.


Pero no desentona de su puesto.
Alguien ha dicho y s que no es un bulo:
Todo lo tiene Franco bien dispuesto.
Un gran maestro rige su Cultura;
un viejo labrador su Agricultura,
y es su Ministro de Trabajo un mulo.
LEQUERIC A
Carguista impenitente, Lequerica,
que sin cargo murieras. Tu tontuna
es querer emular al gran Osuna,
pues su casaca te resulta chica.
Poncio de los verdugos de Guernica;
halagador de toda la porcuna
grey de los Segismundo; res bajuna
que reclama el castigo de la pica.
Alzas con gozo al porvenir tu copa.
Navegas siempre con el viento en popa.
Piensas que el mundo es tuyo, y que el letargo
de tus pas sustenta tus cimientos.
Pero un buen da cambiaran los vientos,
y entonces ay! te quedars sin cargo.
LOS ALIADOS DE FRANCO
No me aleguis que Washington es suyo,
que Inglaterra le apoya y que la Francia
de Robespierre, con toda repugnancia,
se une a la cabalgata del barullo.
No hay alianza que le salve, arguyo.
Ni bendicin del Papa, ni jactancia
de S atans pueden prestar fragancia
al lodazal, ni honores al chanchullo.
Naci traidor y morir maldito.
Quin podr exonerarle su delito?
Dicen que Dios le llevar en su seno.
Claro que no es verdad, mas si lo fuera,
tampoco tal patrn le redimiera:
si un dios est con l, no es un dios bueno.

ANTIYANQUIS MO
Malandrines! Follones! Trapaceros!
hablis de libertad y de pureza;
de Dios, de caridad y de limpieza,
y slo veneris vuestros dineros.
Como S hylok, a cambio de unos meros
centavos, reclamis de la pobreza
del prestatario el alma y la nobleza.
Piratas, buitres, hienas, choriceros!
Vosotros enemigos del tirano
moscovita, y amigos de un humano
vivir; libre de trabas y garlitos?
Si no retiris pronto vuestra tropa,
acabaremos por pedir a gritos
que venga el Krenlim y os sacuda estopa.
ES PAOLIS MO
Ya s que Espaa morir algn da
como se mueren todas la s estrellas.
Todas las cosas, hrridas o bellas,
viven desde el nacer en la agona.
Ya s que es muerte y destruccin la Va
Lctea, con sus millones de centellas
en explosin; que no dejar huellas
nuestro universo en la eternal umbra.
Todo es fugaz cual gota de roco.
La vida es mucho ms banal que el ro
de Manrique. Pero una angustia extraa,
que no piensa ni mide porque espira
de amor y de pasin, me inflama en ira
cuando alguien habla de matar Espaa.
A FALANGE ES PAOLA
TRAD ICIONALIS TA Y D E LAS JONS .
Quitad las flechas a ese viejo yugo.
y uncos ya como pacientes bueyes,
bajo el caudillo injerto en un besugo,
domeador de todas vuestras greyes.
No presumis de ser hijos de reyes
(Catlicos o no), que a Dios no plugo

daros ms rey que ese feroz verdugo,


conculcador de todas nuestras leyes.
Ni Falange, ni Jons, ni tradiciones.
S ois slo una pandilla de pendones,
con una vela a Dios y otra al demonio.
Habis dejado el ideal en cueros.
Si volviese a la vida Jos Antonio,
se morira de vergenza la veros.
EVOCACION DE GALAN
Ahora que Franco vende a Espaa y quiere
indultarla en su propio beneficio;
ahora que Espaa se desangra y muere,
crucificada en brbaro suplicio;
la remembranza de Galn me hiere
el corazn, sediento de un resquicio
d esperanza, de luz, de sacrificio
por el amor. Y el hroe me sugiere
gritar como Jess abandonado
del Padre Celestial: No hay un soldado
que aplaque nuestra sed? No hay un Longinos
que se arrepienta de su vil milicia?
Entre tantos sayones asesinos,
no hay un Galn que adore la justicia?
ALTAMIRANO DE RIVAD ENEIRA, ALONSO ANTONIO
Espaa. S iglo XVII
Poeta.
DON AGUS TN DE S ALAZAR Y TORRES
La Lira, que sonoros movimientos
a sus cuerdas at de las Esferas,
la que en el Abisinio a las severas
penas indultos dio, ces tormentos.
La que hizo armoniosos a los vientos,
a los ros correr nuevas riberas,
dciles troncos, apacibles fieras,
y alma nueva infundi a los Elementos.
Muda, triste qued, desbaratada,

al fin fatal del Numantino Orfeo,


porque el Numen le falta que la instruye.
Mas ya vive en la prensa restaurada,
porque don Juan con animoso empleo
a la voz inmortal la restituye.
ALTERIO L., JOS E GUILLERMO
Venezuela. Siglo XX
Poeta.
EL TELEFONO
Queda est mi paloma mensajera,
va en su pico la carta confidente,
cabalstico nmero consiente
antes de darse al aire volandera.
Repique de campana bullanguera
nos cita a la noticia del ausente
que al corazn nos trae de repente
calor del vino de mejor solera.
Todo se agolpa en bruscas sacudidas
del timbre que nos llama cual hermano
a practicar las gestas prometidas.
Vibrar fluido de la voz del llano,
almas gemelas en amor prendidas
o la muerte que ronda muy temprano.
ALTET Y RUATE, BEN ITO
Espaa. S iglo XIX.
Residi en las Islas Baleares.
Poeta.
EN LA PAS CUA D E PENTECOS TES
Espritu de amor, tres veces santo,
espritu de paz y de consuelo,
fuego divino que al bajar del Cielo
diste gozo a la Grey y al lobo espanto!
T, de la amarga vida dulce encanto,
tiende a nosotros hoy el raudo vuelo,

y con tus nveas alas cubre el suelo,


y suene en tu alabanza eterno canto.
Brille tu pura, inextinguible llama
que amante los ms fros corazones
en la divina claridad inflama;
T ilustras a las brbaras naciones,
y por Ti se odia el mal, y el bien se ama;
infndenos tus celestiales dones.
Y de ventura manantial fecundo
renovars la faz del triste mundo.
ALTHAUS , CLEMENTE
Per. Lima. 1.835 Pars 1.881
Poeta hallado en Internet.
A ES PAA
Un da, Es paa, en tu anchuroso imperio,
moviendo el sol el refulgente paso,
jams hallaba tenebroso ocaso
al ir de un hemisferio a otro hemisferio;
cual ya al romano, as al valor iberio,
el mbito del orbe vino escaso:
mas a tu antigua majestad, acaso
iguala tu presente vituperio.
De tal altura a sima tan profunda
te hizo caer del hado la inconstancia,
que Roma el mundo te llam segunda:
Dad escarmientos a Inglaterra y Francia,
y teman que en abismo igual las hunda
su proterva ambicin y su arrogancia.
DES EO
Plceme contemplar desde la playa
el infinito mar que me convida
a que del patrio suelo me despida
y a otras riberas venturosas vaya.
Del lejano horizonte tras la raya,
al umbral de otro mundo parecida,
tal vez ms dulce placentera vida

y ms felices moradores haya.


Oh naves que a la aurora, al occidente,
al sur parts y al septentrin, quin fuera
con vosotras! Mas ay! que solamente
me es dado vuestra rpida carrera
seguir con la mirada y con la mente:
Y la dicha tal vez all me espera!
A LA QUINA
Febrfuga corteza, de la humana
enferma gente celestial tesoro,
por el que ms que por su plata y oro
el mundo debe a la regin peruana:
Cuntas gracias te rinde el alma ufana!
Por ti se enjuga mi encendido lloro;
t vuelves la salud a la que adoro,
y a su semblante la nativa grana.
Por ti de nuevo blancos velos viste,
y sus divinas perfecciones muestra
a Lima, con su ausencia sola y triste;
por ti en el baile alegre con su diestra
mi diestra junto, y venturoso enlazo
dejndome llevar en leve abrazo.
AL PERU
No tanto el rico abono te insolente
que hoy tan famosa te hace cual ya el oro,
que no es eterno, oh patria, tal tesoro
y su fin aceleras imprudente.
De haberlo posedo vanamente
te ha de quedar entonces el desdoro,
y la miseria y el intil lloro
del que en hora tarda se arrepiente.
Que, aunque mil fuentes de riquezas tienes,
todas por sta tu confianza olvida,
con que justo ser que luego penes:
Teme que cuenta el Creador te pida
de tantos raros malogrados bienes
de que indigna la tierra te apellida.

A FLERID A
Qu has hecho, ingrata Flrida, qu has hecho?
As a tu amante dejas, y a un anciano
por un vil inters vendes tu mano
a que slo el amor tiene derecho!
Ay! qu vida te aguarda! en mesa, en lecho,
doquier al lado de ese espectro humano,
tu dulce amante extraars en vano,
que no se vende con la mano el pecho.
No marmreo palacio, urea carraza,
claros diamantes, ni real boato
la pena aliviarn que te destroza:
mas que tal vida y el continuo trato
de tu odiado consorte, en pobre choza
con tu amante vivir te fuera grato.
A LOPE D E VEGA
S alve, gran Lope, de la tierra espanto,
de Espaa eterno honor, oh el ms fecundo
de cuantos vates vio jams el mundo
y la Gloria endios en su templo santo!
Si a tu tan fcil vena, a caudal tanto,
arte correspondiera ms profundo,
si par te declarara, y sin segundo
el dios augusto que preside al canto.
Cuntas veces tu rica fantasa
las tres jornadas anim de un drama
en el pasmoso trmino de un da!
Y aunque imperfectos la Razn los llama,
bstele de tu patria a la ufana
que de ti slo lo cont la Fama.
EL TEMBLOR
Temblor son; con subterrneo ruido
velocsimo llega de repente;
moverse el suelo, cual bajel, se siente,
y crujir techo y muro sacudido.
Con voladora planta sin sentido
la calle ocupa la espantada gente,
que se humilla confusa y se arrepiente

y a Dios clama en altsimo alarido.


Pasa el peligro y rpido se olvida,
al saludable espanto reemplaza
la viciosa costumbre de la vida.
Mas teme, oh Lima, teme a tu enemigo
que, si hoy slo pas cual amenaza,
vendr tal vez maana cual castigo.
EL JUIC IO FINAL
Ya en el postrero universal juicio
del Juez supremo a la presencia me hallo,
y aguado el justo inapelable fallo
que eterno espera a la virtud y al vicio.
Mas ay! adverso me ser o propicio?
de Cristo o de S atn ser vasallo?
En du da tan cruel, temblando callo,
ms digno que de premio de suplicio.
Ya las turbas del Juez ha separado,
y el rostro favorable o enemigo
al diestro vuelve y al siniestro lado:
pero yo, justo Dios a quienes sigo,
cuando a la Virtud abras y al Pecado
los palacios del premio y del castigo?
L... a E...
No siempre triste al contemplarme y serio
en los verdores de mi edad florida,
intentes, bella joven, de mi vida
penetrar el tristsimo misterio.
De horrendos males cuyo antiguo imperio
padece un alma que jams olvida
slo me ha de librar la apetecida
profunda eterna paz del cementerio.
S, soy bien desgraciado; ms no quieras
tan extraos pesares roedores
y desventuras conocer tan fieras:
es bien que para siempre las ignores,
ni de ellas consolarme t pudieras,
que consuelo no admiten mis dolores.

LA TRANS FIGURACIN
Ya la gloriosa cumbre del Tabor
atrs dejaron los divinos pies;
nieve la viste, un astro la faz es
que del sol avergenza el resplandor.
As, del alto cielo oh morador,
a la diestra del Padre arder lo ves;
y en los aires Elas y Moiss
cien un lado y otro del Seor.
Mientras yacen por tierra, en ademn
de asombro, de pavor y adoracin,
Pedro, S antiago y el amado Juan:
Cundo, oh Seor, en la celeste Sin
sin velo as mis ojos te vern,
si de verte mis ojos dignos son!
A JES UCRIS TO
A quin acudir, cuando estoy triste,
en busca de remedio y de consuelo,
si no a ti, que comprendes nuestro duelo,
del que experiencia tan cruel hiciste,
cuando la mortal carne que nos viste,
te vio vestir el asombrado cielo,
y las miserias del mezquino suelo
todas por larga prueba conociste?
Me espanta de tu Padre soberano
la majestad tremenda; ms contigo,
que te muestras tan dulce y tan humano,
me es dado hablar cual con estrecho amigo,
o cual pudiera hermano con hermano,
y mis dolores ntimos te digo.
LA VIRGEN MARIA
Qu digna lengua la alabanza entona
de la que, siendo madre, fue doncella?
La adora el ngel, y se mira en ella
cada divina liberal Persona.
Es diamante sin par de su corona
cada ms pura rutilante estrella;
luna y sol su triunfante planta huella,

y es el arco Iris su listada zona.


Algrate y espera, estirpe humana
que sta, del cielo reina poderosa,
de los nobles querubes soberana;
Esta, madre de Dios, de Dios esposa,
no ngel, naci mujer y nuestra hermana,
y en rogar por nosotros no reposa.
A LA VIRGEN
Virgen, por qu cuando el divino infante
a la tuya su faz junta risueo,
o goza entre tus brazos blando sueo
cubre grave tristeza tu semblante?
Ay! que ya de tu mente est delante
de sus verdugos el airado ceo,
y ya pendiente del infame leo
le ve morir tu corazn amante.
Que es de tu claridad nube sombra
y a tus placeres todos mezcla duelo
de Simen la triste profeca;
mas mirarle te de justo consuelo
resucitar en el tercero da,
y en gloria excelsa remontarse al cielo.
EL HABLADOR
Llega, y con tono magistral y grave
de la palabra al punto se apodera,
y empieza a disertar sobre cualquiera
materia, porque todas se las sabe.
No habla ms largo ni seguido el ave
que nuestro idioma imite vocinglera;
y aunque su voz apague la ronquera,
ni remota esperanza hay de que acabe.
Crece en tanto el fastidio, el tiempo pasa,
a despedirse empieza ya la gente,
y a tanta reunin la antes escasa
sala se desocupa, y solamente
con la infeliz seora de la casa
se queda el hablador impertinente.

II
Hay del que con Don Juan entra en disputa!
de aquel a quien siquiera se le escapa
la rplica menor, pues se reputa
ms infalible que el romano Papa.
Cuanto dice verdad es absoluta
que a la misma Verdad la boca tapa,
aunque diga que en Francia est Calcuta
y a Para ponga en frica su mapa.
Materia en todo para eterna pltica
halla, a pesar de su apariencia tsica
y de su cruel respiracin asmtica;
y desde rudimentos de gramtica
hasta la ms sublime metafsica
en todo su sentencia da, dogmtica.
A UN A VIUDA
En su gruta la fiera, y en su nido
reposa el ave; yace el mar sin olas;
vierte el Sueo doquier sus amapolas
y de los males el sabroso olvido.
Pero, por ms que asalte tu sentido,
cerrar no logra tus pupilas solas;
t solamente su precepto violas,
dando al trabajo lo que suyo ha sido.
Mas de ti vanamente se querella;
con tan crecida prole, sin esposo,
es bien que veles sin cesar por ella;
y el insomnio prefieras al reposo
con que, vindote an joven y bella,
te convida opulento voluptuoso.
A ELENA
Contemplando callaba embelesado,
feliz visitador, a dos doncellas,
tan puras y graciosas como bellas,
y bellas ambas en el mismo grado:
mas, apenas llegaste, y el estrado
alto asiento te diera en medio de ellas,
como ante el sol se apagan las estrellas,

as se oscurecieron a tu lado,
que, como el mismo sol humanas teas,
as t, Elena, a las dems mujeres
cubres con tu luz flgida y afeas.
Cesan contigo varios pareceres,
y aunque la sola en ignorarlo seas,
t la beldad de las beldades eres!
II
Cuando contemplo el delicado velo
que a tu alma bella da digna morada,
y pienso que beldad tan extremada,
de ideal perfeccin tipo y modelo,
ha de sentir de la vejez el hielo,
y que la Muerte con su mano airada
ha de sumirla en espantosa nada,
de ley tan dura con horror me duelo.
Mas qu diciendo est mi Musa impa?
Alta revelacin no me asegura
que, gloriosa y ms bella todava,
la de m tan amada vestidura
ha de resucitar el postrer da
para unirse de nuevo a tu alma pura?
A ES PAA
Con cul fiel semejanza, dulce Espaa,
t sobretodo, bella Andaluca
me representas a la patria ma,
cuyo recuerdo siempre me acompaa!
Tanto tu idioma al peregrino engaa,
de tus hijas la gracia y gallarda
y de tu puro cielo la alegra,
que tal vez no se juzga en tierra extraa.
Mas presto el llanto a su pupila asoma,
y se aflige de nuevo el pecho amante,
cuando, advirtiendo en breve su error vano,
ve que, aunque en claro cielo, dulce idioma
y bellas hijas ay! tan semejante,
no es este suelo al fin el peruano.

A LA MUERTE D E DON PIO DE TRIS TAN


Padre segundo de mi madre y mo,
que la cumbre ocupaste del Estado,
luego a lo eterno y santo consagrado,
viviste de la tierra en el desvo:
tu fin, temprano al mundo, a ti tardo,
lamenta el pobre a quien contigo el hado
quit amparo y sustento y padre amado,
Oh en la virtud, como en el nombre, Po!
Tu familia a quien fuiste muro fuerte,
y que eterna anhelara tu existencia,
su gozo en llanto perennal convierte;
y a mayor duelo el hada me sentencia,
pues dos aos y dos tu acerba muerte
para m slo adelant la ausencia.
A UN RECUERDO
Por qu doquiera sin cesar me veo
de ti, triste recuerdo, perseguido,
en vano renovndome el deseo
de volver a gozar el bien perdido?
Quin las aguas me diera del Leteo
donde la paz se bebe del olvido!
De qu horrendo delito me hice reo
para dolor tan largo y desmedido?
Dulce felicidad desvanecida,
de mi memoria perenal castigo,
pues me diste tu eterna despedida,
y lejana esperanza ya no abrigo
de que goce an mi triste vida,
tu recuerdo perder deb contigo.
A LA N ATURALEZA
Que fiel logre mi verso retratarte
consinteme, inmortal Naturaleza,
t que de la verdad y la belleza
eres madre en la ciencia y en el arte.
Por poco que el mortal de ti se aparte,
en su profundad ceguedad tropieza;
mas, nunca escarmentada su flaqueza,

no cesa en todo tiempo de dejarte.


Cuntos vanos errores a porfa
reinar ves en tus locas criaturas,
muertos y renacientes cada da!
Pasan ellos: t sola eterna duras,
siempre brindando al Arte ya S ofa
de belleza y verdad las fuentes puras.
AL AMOR (HABLA UNA JOVEN)
Oh de la triste humanidad verdugo,
de todo mal origen, Amor ciego,
Por qu, di, al que me abrasa en vivo fuego
no amarraste conmigo al mismo yugo?
Ingrato! un tiempo mi beldad le plugo;
mas por otra mujer me olvid luego
y hoy desdeada cruel mi humilde ruego,
mi ardiente llanto que jams enjugo.
Y en vano esfuerzos y promesas hago
de olvidar a tan brbaro enemigo
por otro que a mi amor de digno pago.
Ay! que adorarle menos no consigo:
antes le ruego ms y ms le halago
mientras ms desdeoso est conmigo.
PIGMALION
Dulese Pigmalin, la vista fija
sin cesar en su amada efigie hermosa,
de que espritu humano no la rija,
y a Venus que la anime pedir osa.
De una pasin tan nueva y tan prolija
dolida al fin, le concedi la Diosa
que muerte estatua, de sus manos hija,
a sus brazos descienda, viva esposa.
As la imagen que mi mente crea,
nica a quien adora el alma altiva
y que no hay perfeccin que no posea.
Divinidad permita compasiva
que, el ser dejando de implacable idea,
en humana mujer se encarne y viva.

A UN ATEO
En vano esperas que la oscura nada,
que invocas como madre compasiva,
entero en el sepulcro te reciba,
cuando termines la mortal jornada.
Te alienta alma inmortal que, de la helada
carne donde reside fugitiva,
maravillada de sentirse viva,
de ignoto mundo arrostrar la entrada.
Ya su asombro y espantos imagino,
cuando, el fallo aguardando que la hiera,
se encuentre al pie del tribunal divino,
y mirando del Dios la faz severa
a quien neg su ciego desatino,
exclame estremecida: Verdad era!
A UN CONDOR ENJAULADO
Un tiempo, all en el suelo americano,
rey te aclam la voladora plebe,
y de los Andes la ms alta nieve
atrs dejabas en tu vuelo ufano:
el espacio sin fin del aire vano
era tu imperio; mas en crcel breve
hoy en vano tus alas alza y mueve
tu no perdido instinto soberano.
Cunto, al mirarte, oh cndor, me apiadas
preso, y en suelo, como yo, extranjero!
Mas yo pronto a las playas adoradas
de mi dulce Per tornar espero,
y t, blanco curioso a las miradas,
ausente morirs y prisionero.
DIDO A EN EAS
Y partes y me dejas enemigo!
Y, por ms que a tus plantas en un lago
de lgrimas ardientes me deshago,
ablandar tus entraas no consigo!
Oh de tanta merced inicuo pago!
Aqu nufrago y prfugo y mendigo
llegaste, ingrato, y yo part contigo

mi lecho y el imperio de Cartago.


Ah! pues no basta a detenerte nada,
permitan las deidades justicieras
que, al presentarse al fin a tu mirada
de esa tu ansiada Italia las riberas,
sbita tempestad hunda tu armada,
y, como yo, desesperado mueras.
La misma ya no soy? Y porque ardiente
negra viruela mancill la rosa
de mi mejilla y la nevada frente,
ya me huyes y desdeas por esposa?
De tu injusta mudanza te arrepiente,
no humillada me dejes y celosa;
ven; y, aunque la verdad perd aparente,
ve que me queda an un alma hermosa.
Mas que vivir, si fuerza era perderte,
de tu desdn objeto y de tu espanto,
Por qu mi horrible mal no me dio muerte!
Rogars por mi paz al cielo santo,
y te dolieras de mi triste suerte,
y mi tumba regars con tu llanto.
A LA TIERRA
S entre todos los astros t maldito,
triste planeta, por mi airado verso:
de un linaje infeliz cuanto perverso
patria fatal que por desdicha habito!
Entre el nmero de astros infinito
que pueblan el vastsimo universo,
eres, por culpa propia y hado adverso,
el astro del dolor y del delito.
Antes que suene del querub la trompa,
el ciego choque del cometa airado
tu frgil mole estremeciendo rompa:
Y siga, sin tu globo, lo creado
en concertada majestad y pompa
su eterno movimiento arrebatado!
II

Perdona, madre Tierra, si me inquieta


alma soberbia, en su ambicin osada
menospreciando un tiempo tu morada,
y no quererte por mejor planeta!
Ya la divina voluntad respeta
que a ti la destino, viendo humillada
que no hay mansin ninguna que a su nada
ms que la que hoy habita le competa.
Y no arde acaso en la celeste altura
astro ninguno que de ti diverso
sea en estar negado a la ventura:
acaso en el vastsimo universo,
donde quiera que est la criatura,
la ley la oprime del destino adverso!
A MI TIO EL VARON DON
AUGUS TO ALTHAUS
No expresa mi placer lenguaje humano:
al fin antiguo anhelo he satisfecho,
y entre mis brazos vuestro cuello estrecho,
oh de mi padre idolatrado hermano!
Pero de tanto jbilo a un insano
dolor pasa de sbito mi pecho;
y, en encendidas lgrimas deshecho,
pienso en mi padre, y le apellido en vano.
Pienso que, como a vos en este instante,
nunca abrazarle a su hijo dio la suerte
ni conocer su voz y su semblante;
pienso que, como vos, anciano fuerte,
an hoy, consuelo de su prole amante,
burlar pudiera la terrible muerte!
AL CONCEPTO INTIMO
En el rico vastsimo universo
jams tu objeto se ofreci al sentido,
concepto por mi solo producido,
cuando conmigo en soledad converso.
Cuntas veces prob a expresarte el verso,
porque no yazgas en eterno olvido!
Mas, apenas te dio forma y vestido,
eres en todo ya de ti diverso.

Si tal cual te concibo te expresara,


nada hay que tanto al universo asombre,
cual lo asombrase tu belleza rara:
vive en lo hondo del alma, sin que el hombre
te penetre jams, pues no declara
tu misterioso ser cifra ni nombre.
LUCINDA
Aunque tanto Lucinda se arrebola,
muy sabe su espejo que es mulata;
y as presume, tan jetona y ata,
ser de estire pursima espaola.
Cualquiera es a su lado zamba o chola,
a quien ensalza posicin o plata;
a todas con desdn su orgullo, trata:
la noble, la seora es ella sola.
A todos sin cesar les cacarea
que, no s si de un Tello, o de un Fadrique,
procede su clarsima ralea:
y aunque tanto su orgullo lo repique,
unos dicen que vino de Guinea,
y otros de la lanuda Mozambique.
A DIOS
Templa, Seor, tu rigurosa saa,
y a nosotros los ojos ya convierte
de tu dulce piedad; mira a la Muerte
embotar en nosotros su guadaa.
Nuestro sepulcro cada aurora baa
el llanto nuestro, y sin cesar se vierte;
ve a la peruana esposa, al joven fuerte
morir, y a la viuda en tierra extraa.
Morir en apartado suelo ajeno,
desventura mayor que otra ninguna,
excusa a los que viven: oh Dios bueno,
tu piedad a los nuestros nos rena,
y nos de tumba en su materno seno
la dulce tierra que nos dio la cuna.
A MEXICO

Desgraciada Nacin, tan slo rea


de ser menor en armas y pujanza,
en cuya reconquista hoy hace alianza
la codicia famlica europea:
no el universo sucumbir te vea,
cual res cobarde, sin blandir la lanza;
y, aunque del triunfo falte la esperanza,
entra en la cruda desigual pelea.
Cae a lo menos con honor y gloria,
y en el mayor conflicto nunca olvides
que es la lucha el deber, no la victoria;
mas, si defensa la patrimonio pides,
tal vez en ti renovar la Historia
de S alamina y Maratn las lides.
A COLON
Sigue, sigue, atrevido navegante,
por los mares remotos de occidente:
ni la onda insana, ni la ciega gente
rinda tu fe, ni tu valor espante:
que, si an no existe la regin gigante
que tu adivino corazn presiente,
por ti solo el favor omnipotente
har que de las ondas se levante.
Y se presenta al fin; mrala: es ella,
madre del porvenir, Edn segundo,
reina del mar y de la tierra estrella;
la que aislaba el ocano profundo,
para que virgen se guardara y bella,
y joven fuera en la vejez del mundo.
AL MIS MO
Gloria S uprema del linaje humano,
que al griego excedes y al valor latino,
oh t en quien plugo al Hacedor divino
juntar sus dones con profusa mano:
Oh grande vencedor del ocano,
y vencedor ms grande del destino,
descubridor de un mundo y adivino,
tipo ideal del hroe y del cristiano!

Sin duda el mundo ante grandezas tantas


absorto, y grato a tan heroicas penas,
del orbe el cetro coloc a tus plantas...
Mas ay! de asombro y de dolor me llenas,
cuando indignadas tus cenizas santas
agitan en la tumba tus cadenas.
IDEA D E DIOS
Cual del nufrago el nimo desmaya,
que en vano mueve la mirada y mano
en medio del vastsimo ocano,
lejos del puerto y de la dulce playa.
Como el que imprime el pie del Himalaya
en la ms alta cima, o Ande cano,
que slo mira en torno el aire vano,
por ms que lejos con la vista vaya;
o como aquel que el cielo remontado
navega el aire en volador navo,
que mira por doquier espacio inmenso;
as todo me abismo y anonado,
sin que te alcance a comprender, Dios mo,
cuando en tu altas perfecciones pienso.
MARTA Y MARIA
De Jess en servicio, todo el da
pena la activa diligente Marta;
mas, absorta escuchndola, Mara
de sus divinos pies nunca se aparta.
Dice Marta al Seor: Bien no sera
que entrambas el trabajo se reparta?
Jess responde: En complacencia ma
mucho es tu afn, tu diligencia es harta:
tu respetuosa actividad me agrada;
pero cesa importuna de quejarte
de la que yace ante mis pies postrada:
Magdalena eligi la mejor parte,
la cual por nadie le ser quitada,
y nada habr que de su bien la aparte.
1 DE ENERO DE 1.863

Reina en Pars unnime alegra:


y toda plaza y toda calle suena,
de alborozada muchedumbre llena,
que celebra del ao el primer da.
Mas, solitaria en tanto el alma ma,
con el contento, y la ventura ajena,
siente aumentarse su profunda pena,
y su tedio y mortal melancola.
En vano la esperanza me halagaba:
para m ay triste! el ao nuevo empieza
tan desgraciado cual su hermano acaba:
an el mal no remite su crudeza
que mi cuerpo consume, an gime esclava
el alma del hasto y la tristeza!
LA TRIS TEZA
Y ser vana mi mortal porfa!
Y esta antigua tristeza roedora
jams de tregua me dar una hora,
tras m corriendo cual la sombra ma!
Ay! de la zona trrida a la fra,
del negro ocaso a la brillante aurora,
por cuanto con su luz el sol colora,
me persigue su odiada compaa!
Fbula son las islas de Fortuna
que ser fingi el antiguo devaneo
de la Felicidad morada y cuna.
Dulce Felicidad! ya en ti no creo;
mas ay de m! sin esperanza alguna,
te busco eternamente y te deseo!
A UN A ES TRELLA
Cun hondas melanclicas ideas
despiertas en el alma dolorida,
lejana estrella que, entre mil perdida,
cual ojo sooliento pestaeas!
Por qu tu luz entre tan claras teas,
mis tristes ojos sin cesar convida?
Por qu lloro al mirarte? de mi vida

quiz la estrella misteriosa seas!


Si: tu sola, cual cirio de agona,
alumbrabas la noche tenebrosa
en que este triste a padecer naca:
Ay! que ya cedo al hado que me acosa:
y pronto t, como mirada pa,
alumbrars mi solitaria losa.
MUDAN ZA
Ni a la Fortuna sus tesoros pido,
ni ya codicio el mando peligroso,
ni de la Gloria el resplandor hermoso
ni el aura vana y popular ruido.
Ni de insigne beldad, de gracias nido,
ser el feliz enamorado esposo:
slo anhelo las playas del reposo
y el agua soolienta del olvido.
As dije, y eterna despedida
dar a dichas y pompas de este suelo
mi alma crey, del desengao herida:
mas ya sacudo de la tumba el hielo,
y ya me torna a alucinar la vida,
y amor, fausto y poder y gloria anhelo!
ADIOS
Por qu, por qu te conoc tan tarde?
Por qu, si ya no puedes ser t ma,
sent, al verte, tan honda simpata,
y la lengua, al hablar, tembl cobarde?
Adis, adis: no ser bien que aguarde
que crezca junto a ti de da en da
el crudo fuego que, si ayer naca,
hoy ya con llamas tan intensas arde.
Adis, que amarte yo fuera delito
y de tu gran belleza seductora
el fiero riesgo con la ausencia evito:
que un recuerdo le des tan slo implora
el que de ti pursimo y bendito
eternamente lo tendr, Seora.

ES PAA
Junt la Muerte ante su trono un da
a los ministros do su furia aciaga,
por dar la palma al que, de todos, haga
ms fiero el cargo que a su saa fa.
Fue la sangrienta Guerra a la porfa,
el Terremoto que ciudades traga,
Incendio y Hambre y Peste, y cuanta plaga
sirve del mundo a la seora impa.
El premio horrendo cada cual espera,
indecisa la negra S oberana
sus mritos iguales considera;
mas viene Espaa, y los laureles gana,
que es ella de las plagas la ms fiera
y el gran azote de la estirpe humana.
CUADROS
Visteis, cuando el temblor con improvisa
fuerza se siente al despuntar el alba,
que, como puede cada cual se salva,
sin que a nada lugar le de la prisa?
saliendo sin zapatos y en camisa,
flacas piernas mostrando, y luca calva,
hacen Crispn y su mujer Grijalva
que en medio del terror nazca la risa.
Cunto oculto galn ms que de trote
con la infamada joven sale fuera,
sin temor de que el pblico lo note!
Y hasta se ve salir quin lo creyera!
a todo un venerable sacerdote
de la impura mansin de una ramera!
DAFNE Y APOLO
Al Cfiro venciendo en ligereza
del impaciente enamorado Apolo
huye la ninfa con artero dolo
para encenderlo ms con su esquiveza:
al fin alcanza el dios a la belleza,
que el Amor con sus alas socorriolo;
mas ay! que al abrazarla, abraza slo

de un rbol la dursima corteza.


Dafne es toda mujer: oh ciego amante,
que ves de Apolo la funesta suerte,
teme, teme desdicha semejante.
En huir la hermosura se divierte,
y al abrazarla el pecho palpitante,
en insensible tronco se convierte!
EXTAS IS
S obre el vasto universo adormecido
brilla en silencio la serena luna;
duerme la mar cual plcida laguna,
y suspenden las auras su gemido.
Todo calla en redor: ningn ruido
de la naturaleza, voz ninguna
de los dormidos hombre importuna,
en tanta paz, el solitario odo.
Y en la profunda misteriosa calma
de la tierra, del aire y ocano,
el odo interior levanta el alma;
y poseda de ferviente anhelo,
or espera algn rumor lejano
de la inefable msica del cielo.
AL PETRARCA
Bendita sea la feliz tibieza
con que, celosa de su pura fama,
pag tu amor la avionense dama
que igual su virtud con su belleza!
Benditos el rigor y la esquiveza
que acrisolaron tu amorosa llama,
y te valieron la gloriosa rama
que hoy enguirnalda tu feliz cabeza!
As Apolo que a Dafne persegua
cuando a abrazarla llega, sus congojas
sienten de un rbol la corteza fra.
Mas en sus ramas la deidad doliente
halla las verdes premiadoras hojas,
digna corona de su altiva frente.

AL S UEO
Ven: de la odiada realidad amarga
rbame el doloroso sentimiento,
y de mi vida la insufrible carga
ten, oh Sueo, en tus brazos un momento.
Ay! que en senda tan spera y tan larga
ms grave al hombro cada vez la siento,
y ms la cuesta la subida embarga
al pie cansado, cada vez ms lento.
El peso horrible de la vida humana
alviame esta noche fugitiva,
y a recibirle tornar maana;
hasta que al fin, doliente y compasiva,
venga, implorada, tu inmortal hermana
y en su seno piadoso me reciba.
CONS UELO
Enmudece, fatal Filosofa,
que osas demente proclamar que cesa
con el cuerpo en el seno de la huesa
la vida del que vida le infunda.
Mas ven, y temple la congoja ma,
religin santa, tu feliz promesa
que, del sepulcro tras la noche espesa,
la luz nos muestra del eterno da.
Ven a brindarme el nico consuelo
que a mi presente desventura cuadre;
alza mi mente y esperanza al cielo:
y abriendo a un hijo la inmortal morada,
mustrale en ella a su perdida madre
en un ngel de luz transfigurada.
AL VIERNES 22 DE ABRIL DE 1.870
Oh doloroso inolvidable da,
ms negro que la noche ms oscura!
T sellaste mi inmensa desventura,
en ti el sol, se eclips de mi alegra.
Tus lentas horas, en cadena impa,
insensibles al ay! de mi ternura,
midieron como siglos de amargura,

de mi madre adorada la agona!


S pues maldito, y entre todos triste,
nunca del astro con la luz te dores
que ardiente velo a tus hermanos viste:
negras nubes y vientos bramadores
te acompaen por siempre, oh t que fuiste
el Viernes para m de los dolores.
AL RECOGERME
En triste noche, como yo sombra,
vuelvo con lento paso a la morada
alegre ayer, hoy muda y desolada
desde que no la habitas, madre ma.
A nadie le parece ya tarda
mi vuelta, ni conoce mi pisada,
ni con amor sonre a mi llegada,
ni me pregunta en qu pas mi da!
Entro: silencio en donde quier profundo
hallo; voy a tu estancia, y tu desierto
callado lecho en lgrimas inundo:
ningn consuelo en mi dolor advierto,
y al sentirme tan slo en este mundo,
quisiera, oh madre, como t, haber muerto!
ALTOLAGUIRRE, MANUEL
Nace en Mlaga en 1.905 y muere en Burgos el ao 1.959
Empez en su ciudad natal como obrero tipgrafo y se dedic
a la publicacin de libros y revistas. Perteneciente como poeta
a la Generacin del 27.
SONETO
Oh pobre tierra de mi ser alzada
contra goces y penas de la vida!
Si abro los ojos, por la doble herida
la luz se adentra carga muy pesada.
Que vivir es guardar con la mirada
en breve espacio magnitud crecida,
y un alma tengo para dar cabida
a la extensin del mundo dilatada.

Derriba, tierra, pronto mis prisiones,


que mi espritu quiere ser llanura
y vuelve al surco desde el cual te alzaron.
Que mi alma no precisa sepultura
ni el tiempo quiere ya limitaciones.
Horas y muros para m acabaron.
EL HOMBRE QUE S ERE
Vida de amor, como un jardn cerrado,
por entre cuyas flores va perdido
el hombre que ser, el que vencido
por los aos recuerde su pasado.
Me veo pasar, decrpito y cansado,
entre flores que fueron y an no han sido,
por un jardn de amores que el olvido
para mi bien o mal a respetado.
No otros mares y campos mi memoria
me ofrece as de claros y lucientes.
Yo, peregrino por mi propia historia,
me detengo al llegar a las vertientes;
que nieblas cubren donde est escondida
la que fue tierra estril en mi vida.
LO INDEC IBLE
Pudo ser voz pero es silencio hundido,
ansia apagada, oscurecido anhelo,
fuego y canto interior lejos del cielo,
flor mineral, tesoro defendido.
Qu pnico a la luz tiene escondido
este cristal de refrenado vuelo
que incandescente niega bajo el suelo
destellos a su cuerpo nunca herido?
Calla, sepulta en ti tu pensamiento,
que, mejor que un jardn, patria es la mina
y mejor la quietud que el movimiento.
Dentro de ti conserva la divina
forma inmutable sin ceder al viento,
flor que ante el viento su altivez declina.
FIN DE UN AMOR

No s si es que cumpli ya su destino,


si alcanz perfeccin o si acabado
este amor a su lmite a llegado
sin dar un paso ms en su camino.
An le miro subir, de donde vino,
a la alta cumbre donde ha terminado
su penosa ascensin. Tal ha quedado
exttico un amor tan peregrino.
No me resigno a dar la despedida
a tan altivo y firme sentimiento
que tanto impulso y luz diera a mi vida.
No es su culminacin lo que lamento.
Su culminar no causa la partida,
la causar, tal vez, su acabamiento.
EL VIVERO
Arboles sin infancia que ignoraron
la secreta niez de la semilla,
como Eva, que naci de una costilla,
a ellos de troncos mil los arrancaron.
Para darles el ser nunca se amaron
las flores, ni entregaron a la arcilla
la semilla fecunda, fue una astilla
lo que en la tierra sin piedad clavaron.
Ya estn crecidos pero, si una herida
y no el amor tuvieron como cuna,
qu nos puede extraar que sea el vivero
tan triste, si sus plantas sin fortuna
al hacha deben el gozar de vida,
segunda vida sin nacer primero?
LA NIEBLA
La niebla si es cercana me parece
que oculta algn dolor, velo que niega
a unos ojos la luz, a los que ciega
con un blanco de llanto que estremece;
pero si no es cercana, si se mece
altsima en el cielo, si navega
por los espacios desde donde riega
con lluvia y no con llanto, me parece

como el origen gris de toda cosa.


Es turbia la creacin y considera
que en un principio fue la nebulosa,
sin que mirada alguna se escondiera
tras esa bruma blanda y misteriosa
de la vida tal vez causa primera.
SONETO A UN CANTO ES PIRITUAL
Cruz el csped tu sombra y presuroso
alc la vista por seguir tu vuelo,
mas la alegra del azul del cielo
me hizo olvidarte, pjaro piadoso;
hasta que arriba comenz armonioso
tu canto a dar seales de tu celo,
notas tan dulces y amorosas que lo
hicieron ser el centro de un glorioso
mbito de cristal, donde domina
ms que la luz la msica extremada.
Alc la vista para or tu canto
que en el azul alegre me ilumina.
S ombra y canto movieron mi mirada
y la movieron largamente al llanto.
SONETO EN ELOGIO
DEL S ENTIMIENTO MIS TICO
Arboles que tenis corteza dura,
insensible a la yedra trepadora,
de terrestres amores defensora,
mostris en cambio vegetal ternura
en los ltimos brotes que, en la altura
del cielo, abre los labios de su flora
a la amorosa luz que en esta hora
derrama en ellos toda la hermosura.
As los hombres tengan como escudo
una insensible piel a las bajezas
de amor que ofenden ese noble empeo
con que alcanzar la cumbre del bien pudo
aquel que, haciendo alarde de cortezas,
abri sus flores a un celeste dueo.
EL RIEGO

Deja su piel y se desnuda en ro


o en ala de cristal, regado el prado,
la que sierpe de plomo, su enterrado
cuerpo desliza, la que lleva el fro
caudal de agua, la que lanza impo
riego rebelde contra el cielo airado,
chorro preso en metal, que destapado
blasfema espumas en su desvaro.
Deshace el sol los filos de estas fuentes,
robndole a la tierra el verde manto
e intil es que le responda el suelo
con el necio escupir de sus serpientes.
Riego enemigo de la luz del cielo
no es alimento sino triste llanto.
A TRES ARBO LES QUE ARDIERON
POR S US RAIC ES EN IXTAPALAPA
No del oculto cristalino riego,
rboles del solar de Ixtapalapa,
encontraron frescor. Bajo la capa
de tierra frtil encontraron fuego.
Nunca en races florecer tan ciego
se marchit en cenizas. Nada escapa
al interior incendio que destapa
raz de troncos que devora luego.
Oh la profunda, ardiente primavera
que dio secretas llamas como flores,
en donde nunca rosas florecieron!
Sube abrasando ramas, que no fuera
el fuego fronda si con sus ardores
no alcanzara las cumbres que antes fueron.
DECLARAC ION
Yo adoro la blancura de tu frente
que un ensueos de amores me depara,
y adoro en mi pasin esa doliente
palidez de azucena de tu cara.
La vida amable que so tu mente
que es nido de nostlgicas quimeras
palpita en tu mirar y brilla ardiente

en el cerco banal de tus ojeras.


Yo adoro la blancura de tu mano,
y tus ojos perversos, y el liviano
destello azul que tu mirada irisa,
y tu beso de amor que nunca llega
y tus labios en flor en los que juega
el madrigal de sangre de tu risa.
VUELVO LA VIS TA, BAJO LA MIRADA
Vuelvo la vista, bajo la mirada
desde el alto final de mi camino,
y desde el valle al monte que domino
me persigue tu amor, cinta encrespada;
un ro de amor, una corriente airada,
cuyo cauce refleja cristalino,
gota a gota, mi sed, y en remolino,
la vida que por ti llevo arrastrada.
Si tal corriente empuja as mi vida,
si sus espumas se alzan contra el cielo,
si testimonio dan de mi quebranto,
que de nuevo en tus ojos vea la herida
de mi profundo y amoroso vuelo,
que su cristal se empae con mi llanto.
ALVAR, MANUEL
Benicarl (Castelln) 1.923
Acadmico de la Real Academia Espaola,
ocup la silla T de 1.975 a 2.001.
Fillogo. Erudito. Catedrtico
Presidente de la Real Academia Espaola
tras Dmaso Alonso.
AVILA
Plidas luces floreci la sombra
acongojada en un perfume espeso;
el aire sin respiro muere preso
bajo rachas de luz, que el sol escombra.
S lo la piedra a la estrechez asombra;
evasin vertical sin luz ni peso;

la fuga de los muros es un beso


que entre cirios y cnticos se nombra.
Cuencas sin ojos mi presencia habitan,
el terror de ser carne nos invade,
mis soledades en los huesos gritan.
La espesa oscuridad dolor aade,
los sueos a los sueos nos incitan
y el hueso dolorido al fin se evade.
LA TORRE D EL GALLO EN EL
CAMINO DE S ANTIAGO
Dios llora luz desde su hondn de cielo:
su brazo airado descubri a la aurora
y blanda luz seala la evasora
soledad de la noche, roto velo.
Cunto jirn de estrellas, cunto hielo,
calde la negrura celadora!
Cuntas espadas tu perfil aora
acezando vigilias en su celo!
Dios airado rompi la noche mansa:
airn de tules penden las estrellas,
triste rasgn su claridad descansa.
Pero t, torrecilla. llama, lumbre,
vas tejiendo el desgarro de las mellas
con la gracia del gallo de tu herrumbre.
LA CERCA D EL DUERO
Canto al Duero varn, al cauce abierto,
al seno sin fronteras limitado,
al hontanar en lago desatado,
a la ancha madurez del ro yerto.
En la hondura del sueo casi muerto,
Zamora en soledad se ha cautivado.
En el agua del cauce restaado
-aroma y flor- el muro est despierto.
El vagido del agua da presencia
a la ciudad dormida en las honduras:
firme cautividad de permanencia.
El agua siempre, luminar a oscuras,
mientras naufraga el tiempo y la conciencia

de la ciudad ahogada en las alturas.


TE TENGO ANTE MIS OJOS SORPRENDID A
Te tengo ante mis ojos sorprendida
con un temblor de claridad desnuda:
mitad crujiente vacilar de duda,
mitad exacta espada desprendida.
En pie te veo y me parece herida
la tibia piel a mi caricia muda.
Tu misma desazn mi voz anuda:
espiga sazonada?, calma henchida?
Arroyo vertical que te desgranas
como un puente de carne temblorosa
hacia la ltima estrella fugitiva!
Arroyo vertical, mientras t manas,
esta vacilacin de luz o rosa
y este quiebro cortado en tu evasiva.
ORACION POR LA TIERRA
Yo te pido, S eor, que cada da
unjas con barro el cuerpo de mi barro;
que cada da evites mi desbarro
con polvos de otros muertos, carne ma.
Que me hagas fiel al grito que me gua:
arena quiero ser y algo guijarro;
tierra me hiciste, slvame si marro
y hazme enraizar con plantas de agona.
No me dejes, Seor, buscar el aire;
sumrgeme en la tierra en que yo vivo,
evita tu soslayo y tu desgaire.
Hazme ser fiel el grito de la tierra
y cuando admitas mi dolor votivo
en pardo lodazal mi cuerpo encierra.
A LA AUS ENCIA D E LA ES POS A
I
La vida de este huerto me ha trado
el recuerdo ms dulce de tu ausencia;
te has hecho campo, trasvasada esencia
que se yergue salvada del olvido.

S obre esta superficie, que ahora mido


con mis ojos, aprendo tu presencia,
mientras toco en la tierra la conciencia
ms viva de tu cuerpo y tu latido.
Veo el temblar del lamo o el suave
quiebro de tu cintura, encuentro lleno
de tu claro mirar al aire, sabe
a tus besos la lluvia sobre el heno.
Y esta pradera, este silencio grave,
me hace dolor la ausencia de tu seno.
II
S lo en tus ojos conoc las cosas;
en ellos, slo, su perfil concreto.
En tus ojos el aire recoleto,
la quieta luz, las tenues mariposas.
S lo en tu voz reconoc las cosas;
en ella, slo, su misterio escueto.
En tu voz el arpegio ms secreto,
la llama viva, las fervientes rosas.
Por tus ojos, suavsimas riberas,
navegaba mi hombra ms serena
hacia tu voz de clidas hogueras.
Quilla rota, despojos en la arena,
sin ancha paz, ni angostas torrenteras,
mi soledad, ahora, con mi pena.
OJOS HUMANOS
Fue despus de la luz. Fue cuando el ro
comenzaba a gemir en la montaa;
fue sin la sed del junco y de la caa;
antes de la llanura. Fue en el fro.
An no era el paraso, era el vaco
alfar donde el arroyo se restaa.
An no era el tiempo que los das laa,
ni siquiera el descanso, slo el bro.
Fue entonces. El arroyo an no formado,
sinti quebrarse su tersura clara,
por gigantescas manos levantado.

Y en las palmas, inditas como ara,


la ofrenda del milagro no buscado:
Dios encontr el trasunto de su cara.
SOCRATE D E ERIK S ATIE
Callad hermanos. Si no pasa nada...
apenas un rumor, ni casi un beso.
Hay un hombre que muere, y slo es eso.
Su palabra, su mano, su mirada.
Aqu no hay sangre ni engaosa espada;
hay tan slo una vida ya sin peso,
una esperanza de perenne hueso,
y una sombra en la muerte remansada.
Es tan tenue la luz, tan claro el cielo,
tan limpio ya- el amor, tan justo el nombre
de las cosas, tan tierno su consuelo,
que producen dolor. Nadie se asombre
si, fugitiva, alza la vida el vuelo
y si agoniza un hombre, slo un hombre.
RAMA CORTADA
Quin le dijo a la mano que la rama
dulcemente combada por las flores
prefera morir a los dolores
del fruto? Quin le dijo que en la llama
sera ms hermosa que en la grama,
cuando el invierno irguiera sus rigores?
Quin le dijo que el vaso y sus hedores
de charca eran ms puros que la cama
azul del viento? Quin movi la mano
del hombre hasta esa rama, la ms bella
del rbol? Quin la alz sobre un verano
de frutos? Quin ha opuesto esa centella
de sombras en los dedos? Quin el vano
gesto del odio levant contra ella?
DES TERRADO
S on mos tus dolores sin espera,
estas selvas taladas a tus ojos,
esta tierra negada a tus despojos
y estos mares de sal en la frontera.

Siento un dolor de espera y desespera,


y tu muerte prestada, y lo sonrojos
del trigo ajeno hollado en los rastrojos
y, por tu amor, mi vida nunca entera.
Desde el da lejano en que marchabas
una llama rezuma nuestra tierra
y llora el monte lgrimas de lavas.
Vivir aqu exilado de mi mismo
para llorar tu ausencia y no mi guerra!
Vida y muerte en la noche de este abismo!
TORO DE AMOR
De ti me parto, Amor, y a ti retorno
llevando en la mudanza mi castigo;
pierdo mis das al reir contigo
y en mi desolacin a ti me torno.
Toro de amor, la puya busco en torno;
mi sangre o mi dolor en ella sigo
para quedar llagado en el hostigo
de las picas que cien tu contorno.
Parto y retorno un da y otro da
y al fin me quedo frente a ti seero
esperando tu voz en mi agona.
Acudo a tu llamada y un acero
detiene mi arrancada y mi alegra.
Yo, toro del amor, t, caballero.
CREPUS CULO EN INNBRUCK
Una vez ms remota la partida;
cansado caminar, reposo breve,
cuando en el cobre del recuerdo llueve
la incisin de mi huella repetida.
El lento atardecer, la torre erguida;
el ltimo destello de la nieve,
las hojas que el silencio apenas mueve,
la quejumbre del bronce sostenida.
Y otra vez la vereda sin fronteras
-ancha es Castilla!- que a mis pasos llama
hacia sueos brezados por quimeras.

Camino de Santiago entre la grama,


mi voluntad se pierde en las riberas
-el Sil?, el Inn?- prendida en una rama.
DES ES PERO DE AMOR
De nuevo el corazn contra mis sienes
y tus ciertos remedios amagando;
de nuevo me constries o te agrando
el cerco en que te pongo y que me tienes.
Tan presto te me esquivas como vienes
sin que valgan el dnde, el cmo, el cundo;
tan pronto dados de tahr rodandote evades de mi mano o me retienes.
En tu sombra se calman mis dolores
y en tu sombra se encela ms mi asedio:
sin remedio mis tigres y mis flores.
Sin remedio me duele hasta tu nombre.
Sin remedio me sanas, sin remedio,
de esta amarga locura de ser hombre.
FEDON
Todo el da luchando por la palma
de una paz que me aguija y me atosiga,
pero, declina el sol, sin que consiga
dar con las sendas de mi propia calma.
Tengo cansada de luchar el alma.
Quiero un breve reposo a mi fatiga
y que cese el rebenque que me hostiga
y se me abran las puertas de la balma.
Espeso muro las salidas veda
y mi bestia cercada y fugitiva
estrella su testuz en la roqueda.
Sin escape a la luz y en carne viva,
no s rendir el alma, que aqu queda
cautiva de s misma. En s cautiva.

A UN ANFORA GRIEGA
ENCONTRADA EN MEJICO
Desde calas de sueos a esta altura,
fuiste por siglos sombra itinerante,

y ahora te encuentro seca y acezante,


vivo espejo de mi ntima andadura.
Truncada ests, pero tu talle dura:
una noche milagro caminanteresurgiste en la arena ms distante
-prodigio en ocres- de tu sombra oscura.
Quin te pudo salvar en esta tierra,
depurar tu perfil que al aire encierra,
tender tu cuerpo en una mano ma?
El alma que yo arrastro, en su porfa,
anclada en otros mares, an se aferra
a renacer en stos algn da.
CUZCO
Ms de verdad Castilla que Castilla:
un silencioso hurgarte la conciencia
y un aguantar los palos con paciencia
para purgar el alma con la trilla.
Ascua de luz que en los sillares brilla,
soles de S alamanca en quintaesencia.
Con oros y fulgor creces la herencia
de tu eterno morir en esta orilla.
Campanas de evasin con que me llevas
y a tus aires me arrastras! Yo, vilano,
que en un vuelo de cnticos elevas.
Tengo el cielo al alcance de la mano,
pero en tus piedras viejas y en las nuevas
cambio la gloria por el llanto humano.
SONETO
Qu soledad de torre sin campana,
sin bronce, sin temblor, sin voz apenas,
te arrastra por la sangre de mis venas
desde la sombra en que mi pecho mana?
Mi sombra solitaria te desgrana
como una espiga de doradas penas:
qu turbin en las cosas ms serenas
y qu umbra en la luz de la maana!
La sombra levantada en mi quejido
indecisa te lleva hasta la oscura

desazn de mi nervio dolorido.


Mi sombra y tu latido en mis entraas
buscando la baha ms segura
al tumulto de noches y espadaas.
SONETO
Mientras descansa el cielo en los senderos
y el rbol yergue su pereza airosa,
yo te espero en la tarde silenciosa
y en mis sueo sin cauce prisioneros.
Yo te espero en mis pasos volanderos,
en esta desazn que no reposa,
en la sombra que crece misteriosa
mientras vigila Dios en los oteros.
Yo te espero, en el aire, rescatada,
libre de cuerpo y de dolor sombro:
serenidad a mi alma enajenada.
Cuando muerden el polvo mis mastines
y mis guilas pierden ya su bro,
yo te espero en mis ojos sin confines.
QUITO
El tiempo aqu no cuenta. Est dormido.
En sueos, las carretas se apresuran,
hombres trotando por las calles duran.
Todos repiten lo que ya ha sido.
Maana ha de nacer adormecido
en los ojos que miran y no apuran;
las trabas el pasado se procuran
y el tiempo cruzar correr fingido.
Un da el sol se eterniz tesoro
y la pereza pareca muerta.
Qu prodigio sac la mano al oro!
La piedra se evada como alada,
volvi el sueo de nuevo y tranc puerta.
tejer y destejer, y al fin la nada.
DES DE S AN FELIPE D EL MORRO
Aqu, Seor, inerme en tu presencia
los ojos se me ciegan al mirarte,

me hieres con las piedras del baluarte


y me sajas con soles de inclemencia.
Perdida de s misma, mi conciencia
tiene arriado su intil estandarte,
y a su pros espera atenazarte
para alcanzar sentido a su existencia.
De cara a ti, sin ojos para verte,
mi voluntad batida como caa,
soy el destierro de mi propio exilio.
Me hundo en el olvido sin saberte,
y en mi garganta, herida por la argaa,
no tengo voz para pedirte auxilio.
MUS EO DE RABAT
CATON DE UTIC A
Se retras la muerte al dar su hora
y urgiste a sus corceles con su fusta:
aterrada lleg a la cita injusta,
mientras tu paz en su dolor aflora.
Un noble gesto tu perfil decora
y su equilibrio hasta a la sombra asusta:
serenidad, que no virtud adusta,
voz contenida que en tus labios mora.
Ni el suplicio logr cambiar tu gesto,
ms perenne que el tiempo y que el olvido,
presto al amor y al sacrificio presto.
Serenidad que nunca se ha perdido,
pues vida en ti y muerte son pretexto
del bronce que a la tierra has redimido.
JUBA II
Ser hombre es un dolor que nunca acaba.
Ms all de la vida y de la muerte
con sombra labra la materia inerte,
dursimo cincel que piedras cava.
Tu llanto se grab. El dolor se graba.
Ardi tu rostro y se abras tu suerte:
cuencas vacas nos permiten verte
ro feroz de escorias y de lava.

Pas la antorcha que abras tu vida.


Se quemaron los ltimos despojos
de tu rencor y de tu carne herida.
Fuiste las llamas de tu propio infierno:
tus ojos se cegaron de ser ojos
y hasta el dolor ceg de ser eterno.
VERONA
(Una paloma en la estatua del Dante)
La cabeza se inclina hacia la mano:
un temblor de palabras en la pluma
surge hacia el sol del reino de la bruma.
Naci la garza. El verso fue el milano.
Interpone la sombra un gesto vano:
trasfondo de dolor el pecho abruma
y el exilio en tercetos se rezuma.
Ros de hiel se explayan por el llano.
Certero el tiempo a la campana alcanza:
bajo el azul las alas se desvelan
hasta la mano que el insulto lanza,
hasta los labios que los besos celan.
Y el odio y el rencor y la venganza
palomas ya de amor al cielo vuelan.
CAMPANAS DE VEN ECIA
Entre el cielo y el mar, Venecia suena.
Suena la luz en un ensueo ausente,
suena el color del oro refulgente
y el aire en su evasin tambin resuena.
Suenan las aguas que el canal refrena
y suena el mar abierto al sol naciente;
suena el fro que tiembla en el relente
y la piedra con alas tambin suena.
Un inmenso taido se difunde
por los palacios de la eterna calma,
taido o gloria que en el lago se hunde
y en le lago renace y se recalma.
Gloria que en el taido se difunde
hasta acertar con el hondn del alma!

ATARD ECER EN TOLEDO


La piedra se adelgaza y se perfila
hasta ser un reflejo transparente;
el ladrillo se quiebra al sol poniente
hecho un polvo impalpable que rehila.
El aire es luz que la veleta enhila,
luz inasible de tan ser hiriente,
y la sombra adensada en la corriente
tiene un fuego que nace y que aniquila.
Todos son ascuas que del cielo nievan
(pasin de malvas en ptalos nacida)
y brasas que en el agua se revelan.
Naranjas sobre olivos y retamas:
ciudad de tierra en fuego convertida,
rosa de luz abierta entre dos llamas.
CACERES
Ciudad del aire y levantada al aire,
airada de los soles ms que espiga,
volandera en el aire que te hostiga,
fugitiva a tus cielos de donaire.
No hay tiempo que te hiera con desaire,
ni grajo que al socaire te persiga,
meseguera de mieses sin ortiga,
marinera de nubes al desgaire.
Torres de espiga y como espiga airosas,
granazn de panera y berrocales
en ofrenda de trigos y de losas.
Airn al aire, la gil crestera,
trasmutas los celestes pegujales
en terrena y gloriosa Eucarista.
ARRIATE D E YERBABUENA
Esta tierra amorosamente viva
tiene el tacto sensible de una mano;
en el tacto, caricias de verano
y temblores de boca que se esquiva.
Prodigio de la sombra sensitiva,
nave en el aire lo que fuera grano
y es un suave color, de tan lejano,

la siembra que en la entraa se le aviva.


Dedos y boca en flores se han mudado,
muerto el cicln que la sabana arrasa,
racha en la luz del ciclo conjurado.
T eres tambin mantillo en el desierto,
flores abiertas cuando el viento pasa,
nica luz de mi vivir incierto.
A TUS SOMBRAS CAMINO
A tus sombras camino y me reguardo.
Como el perro sediento, en los calores,
aceza junto al muro sus ardores,
hacia tus sombras hoy. All me guardo.
Manan tus sombras agua, luz y nardo,
plenitudes de altivos ruiseores
o sosiego en la brega y los temores,
si a tus sombras me llego y me retardo.
En tus sombras el logro ms exacto:
slo t en la noche del sentido,
cumbre y abismo en insoluble pacto.
Lograr tus sombras y sentirme herido:
el corazn transido, pero intacto,
gozo y renuncia por haber sufrido.
HOMBRE DES HABITADO
I
Ulises fue mi nombre. Ya no es nada.
Me llamaban Ulises. Yo era ajeno
al susurro silbante y al veneno
de creer miel lo que era una llamada.
Un da estuve hurgando en mi hondonada.
Turb con sueos el ail sereno;
se agit un vendaval, me dio de lleno,
y var mi bajel sobre la rada.
Otro da, en la mar de mi congoja,
sirenas desviaron mi destino
hasta la sima que a la nada arroja.
Atarme al palo acaba en desatino:
guard un cuerpo, que perdido boja;

perd un alma, que busc su tino.


II
Quise ser yo y no mortal presencia,
encontrarme en m mismo, al fin, a solas
y hallar la plenitud sobre las olas,
pero mi voz fue un eco de mi ausencia.
Intil alcanzar mi propia esencia:
sones vanos de muertas caracolas
u olvidos de vivas amapolas
mataron con sus sombra mi conciencia.
Mi nombre se aneg en los anchos mares,
me alc fantasma de mi propio fro
y en ladridos contaron mis azares.
(Ha muerto el mar. La vida es nuevo ro.
La mano de la esposa en sus telares
teje y desteje un corazn vaco.)
ALVARADO DE RICORD, ELS IE
Panam. David. 1.928
Poeta. Filosofa y Letras. Catedrtica.
Hallada en Internet.
AMOR AUS ENTE
Siempre ests all, como el maana.
Procurando abre viar la espera ma,
amanezco mil veces cada da
y echo a volar el cielo en la ventana.
Para encender una esperanza vana,
para aromar de msicas la va
y constelar la soledad vaca
le basta al hombre con su sed humana.
Sin embargo en las horas en que el mundo
muere de sombra, y el clamor suicida
golpea el corazn con mano fuerte,
gimen los peces en el mar profundo.
Amar ausente es orbitar la vida
desde las alas fas de la muerte.
Donde el amor dej su sed escrita,

en ansia despleg su dulce vuelo;


y para cada ascenso se abri un cielo
de emocin espasmdica inaudita.
Cuando el adis anocheci la cita
y el nunca ms humedeci el pauelo,
quem lmparas lentas el desvelo
desde la soledad ms infinita.
En la hojarasca gris del calendario
ardo, literalmente, en esta espera,
con un fulgor que es casi un fanatismo,
soando que una vez tu itinerario
arribar a una pausa verdadera
en este amor que vive de s mismo.
OLGA
En la unnime espera, se levanta
un prodigio de notas. Quin pudiera
traducir esa voz de primavera
a un lenguaje con alas! Olga canta.
Cuando pulsa las cuerdas, su garganta
tiembla como el roco en la pradera.
Entre todas las voces, la primera;
tiene una gracia natural que encanta.
Mientras su mente, por la luz dotada,
con los nmeros juega, como un hada
que va sumando las constelaciones,
su rostro, digno del pincel, sonre;
y su palabra y corazn desle
para brindarnos su alma en las canciones.
S IEMPRE EL AMOR
Siempre el amor, que en ademn rotundo,
con el big bang inaugur el camino
por donde va en ascenso el peregrino
hacia la plena indagacin del mundo.
T te afiliaste al dilogo profundo
del pueblo, con la patria y su destino.
Y con tu beso germinal, advino
el mayor bien de nuestro amor fecundo.
Mientras el devenir inexorable

nos anuncia con rojo en el tablero


que el mecanismo existencial declina,
dame el beso vital: el inefable
antdoto del tiempo; el don primero
con que siempre el amor nos ilumina.
AMOR Y ADMIRAC ION
Te quiero con locura tan vehemente
que invento rutas para estar contigo;
y por cada palabra que prodigo
cunde el reclamo de tu voz ausente.
Pero a la vez eriges en mi mente
torres de admiracin, donde religo
la delirante sed con que te sigo
con la ms clara devocin consciente.
Por el deslumbramiento te adivino,
y mi fervor mental es un camino
que en espiral me lleva a tu llamado.
En materia y espritu me entrego.
Desde la doble dimensin, despliego
mi amor por ti, febril e iluminado..
A MI MADRE
Madre: esa aureola de cabellos canos
corona tu abnegada resistencia
que no agota el caudal de la paciencia
ni se rinde al cansancio de las manos.
El amor de tus actos cotidianos
hoy, como ayer, nos llama a tu presencia.
Cmo exaltar el bien de tu existencia
en el lenguaje infiel de los humanos?
Para expresar, hermosa madre ma,
la virtud de tus dones singulares,
hoy falta la celeste meloda
paterna, que entre cuerdas y cantares,
de aquella flauta mgica flua
en las dulces veladas familiares.
DES TINO FILIAL
Creci mi corazn con tu presencia

al acunarte en maternal anhelo:


un ala de ilusin para mi cielo,
y una raz de terrenal potencia.
Chispa de la entraable confidencia,
con nuevo aliento para el propio vuelo.
Segura gracia contra todo duelo,
germen de sol para la inteligencia.
La vocacin de luz de tu mirada
derrama el da en mis absortas manos,
rige el itinerario de mi estrella.
Un mensaje de nctares humanos
alimenta tu sangre, destinada
a redimir mi fugitiva huella.
CUANDO BRILLA FEBRIL LA LUNA LLENA
Cuando brilla febril la luna llena
por la ventana que su luz oprime,
y en el azul el mar postrado gime
su reclamo viril sobre la arena
Cuando el viento acaricia la morena
faz de la noche horizontal, e imprime
su voz en el silencio y la redime
de su imposible gesto de azucena
Cuando en el prado los cocuyos arden
para que los capullos no retarden
su ofrenda hasta la aurora presentida
Llevando a su destino la esperanza,
un beso inaugural nos abalanza
al unnime impulso de la vida.
ENTREGA POS TAL
Si slo porque te amo fueras mo,
encenderas mi palabra inerte;
y pagaras el clamor de muerte
que sintonizo en mi reloj vaco.
Si pudiera entregarme como un ro,
dulce el acento y el mensaje fuerte,
esquivara el mar por retenerte
en la msica azul de mi desvo.
Por esta sobretasa de locura

me declaro culpable, y en un ciego


crepitar de papeles me consumo.
Y alucinada voy a mi clausura,
porque mi voz, predestinada al fuego,
podr acercarme a ti, resuelta en humo.
CUANDO ME OLVIDO DE VIVIR
Cuando me olvido de vi vir, me llama
a la ansiedad de nuevo tu presencia.
Y tras la noche que dej tu ausencia
amanece de amor el panorama.
Ardiendo el corazn, el sol proclama
sobre la aurora virgen, su potencia.
Ancla el viento en el rbol su apetencia.
Se vive en la medida que se ama.
El aire pone un beso de roco
sobre el csped. El ave acerca el ala
e impulsa el ritmo de la flor al fruto.
Y es como un alma de cristal el ro:
la voz azul con que la tierra exhala
su amor al mar, en musical tributo.
IGUAL QUE UN ARPA EOLICA
Igual que un arpa elica, el follaje
suspira al viento sus melancola.
En mi vigilia advierto la armona
que preside el idilio del paisaje.
A mi lado tu amor emprende un viaje
en la barca del sueo al nuevo da;
y es como si de pronto el alma ma
quedara aislada en su peregrinaje.
S lo entonces te pierdo, y mi conciencia,
aspirando en el aire tu presencia,
nutrida en tu calor se entrega al sueo.
Cada noche es un puente entre dos vidas:
hoy y maana, por amor rendidas
a la realizacin del mismo empeo.
VENDRAS
Vendrs, y en mi trayecto solitario

discurrirn las aguas sublevadas,


y profundas corrientes represadas
cumplirn su destino originario.
El viento ha de llegar al calendario
y rodarn las horas liberadas.
Con todas las potencias desatadas
concluirn para siempre este calvario.
Pasajeros en trnsito, la vida
anuncia la salida de su vuelo
sin boletos, aduanas, ni censura.
Qu placidez azul en la partida.
Ansia de amor, alcanzar tu cielo
hasta morir del vrtigo de altura.
DONDE EL AMOR
Eres la infancia. Desde tu alegra
nace, jugando a saltos, la maana.
Desovillas la luz, con la temprana
vocacin de paisajes que te gua.
Vas colmado de miel la mano ma,
que fue eslabn de tu presencia humana.
Y con tu voz regresa la lozana
msica del amor y la poesa.
En el bello jardn de la inocencia,
donde la vida es toda transparencia,
labra el futuro con tesn profundo.
Brindo por tu entrenada fortaleza
y porque tu conciencia y al nobleza
vierten amor para la sed del mundo.
ALVARADO DE TORO, BERNARDINO
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
GRACIAS A TI
Gracias a ti que me volviste verso,
en dulce aroma, fuego de artemisa,
para despus lucirme en tu sonrisa,
suaves labios de acariciar diverso.

Yo lo grito con risas y con llantos


que surgen a compases de amapolas,
y a mi llamada si me ven a solas
los fontanares me fecundan cantos.
Para querer floreces cual balada,
y para amarte yo, verso evidente,
algo que nos mantiene cada da
incansables, estrofa enamorada,
amante entre rimas, simplemente
cario, sin congoja ni aceda.
ALVARADO ZAPATA, JOS E
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
TU CANTARO LLEGO EL PRIMERO
Si estoy feliz, alondra soy que vuela;
espacio abierto, amor, es lo que quiero
porque al amanecer yo siempre espero
tu torrente de amor que se revela.
Te vi cuando llegaste a la plazuela;
tu cntaro, mi amor, lleg el primero;
mi corazn, sin ms, brot ligero
rompiendo espejos dulces de canela.
Te quise y tanto te ador, mi amor,
que cambi de tu ro su caudal.
T me abriste compuertas sin temor
para llegarte rauda a m tu mar-,
sabiendo que era bueno el vendaval,
reservando su fruto a la pleamar.
TERCER CUMPLEAO DE MI N IETO CRIS TOBAL
Yermo en un tierno manto de colores
donde un manantial rompe con la vida,
un nio que entres aos hoy anida
anacaradas ansias en albores.
Espera su arco iris en rumores
como haz de un sol brilloso y en huda,
anunciando en sus trinos la venida
de lindas avecillas tricolores.

Rompe la roca y surge victoriosa


luciendo bellos chorros de frescura
que fluyen sus encantos con candor.
Hoy te mira la luna generosa
queriendo mantenerse noche oscura,
mostrando aura de nio en su esplendor.
ALVAREZ, CARLOS
Jerez de la Frontera. (Cdiz) 1.933
Poeta. Finalista del Premio Machado de Ruedo Ibrico.
Hizo derecho y Filosofa en Madrid. Encarcelado varias
veces durante la dictadura franquista.

SONETO
Si ni la muerte me dar el consuelo
de decirme el porqu de mi venida
-esta ilusin de sombras sorprendida
en lo que va de un vuelo al otro vuelorecorrer mi rumbo paralelo
sin mirar otra cosa que la herida
del que marcha a mi lado. Que la vida
que descubre mi paso a ras de suelo.
De lo dems: de aquello que est fuera,
ms all del poder de nuestra mano,
prefiero no ocuparme hasta otro instante...
Lo urgente es acabar con la barrera
que separa al hermano de otro hermano...
Esta obsesin de amor es lo importante!
BALANC E
Mi balance seala bajo cero,
y me asusta perder hasta el idioma
para nada ganar. Mas ni una coma,
ni un punto escribir si no es ibero
mi verso, si a su luz lo que ms quiero
(la tristeza de Espaa) no se asoma,
si en l no vibra, muerde: esta es la toma
de conciencia que hoy hago. Lo que espero.

Y aunque a veces os hable de lejanos


paisajes mi palabra sin frontera,
de la verdad plural de mi camino,
siempre estar mi voz con los paisanos
de la patria en naufragio, que me espera
para que rime al suyo mi destino.
ES PAA, TIERRA DE JUAN
Pero Juan volver a tener la tierra:
la tierra que hoy es carne estremecida,
pulso de fiebre, llanto de la herida
por la que mana Espaa. Tendr tierra
generosa de luz; tendr la tierra
que le quitaron desde antiguo. Pida
la tierra verde y germinal que pida
la tendr entre sus manos. Que la tierra
le pertenece: toda. Con las manos
le dar nueva forma. La simiente
parecer un milagro por lo buena
cuando Juan la acaricie con sus manos.
As a Espaa mi verso la presiente:
luminosa de trigo, limpia, buena.
SONETO
Por qu nada nos dices del amor?
-Nunca el polen del odio en el poema
que os entrego esparc, ni es se el tema
que alimenta mi pecho. Di mejor
que s amar en plural. Pero el sudor
que expresas no te alcanza. S u diadema
no he ceido a mi frente: es el problema
de todos el que canto. Y el dolor
cuyo aullido recoges, muerde acaso
tu propio corazn? Ms generoso,
se sumerge en lo ajeno muchas veces.
El necesario trigo que os amaso
con mis versos va en busca del hermoso
milagro de los panes y los peces.
SONETO

Marea decreciente en esta noria


de secos cangilones, enmohecidos...
Estos, Fabio, ay dolor! que fueron nidos
de crispados albatros, la memoria
de su vuelo perdieron: la memoria
de su pleamar henchida. En escondidos
sargazales de cieno; en los dormidos
abismos ocenicos, la Historia
parece haber anclado aquel su paso,
como mi propio corazn que un da
puso en hora plural su pensamiento.
Aqu entrego estos versos, por si acaso
consiguen conjurar la noche fra
cuya inminente soledad presiento.
LIEBES TRAUME
Fronda salvaje, trampa rumorosa
donde soy vencedor al ser vencido,
gruta que me adormece en el olvido
de mi roto vigor, ptalo rosa
de la rosa que hospeda mi ardorosa
presencia de varn, grato descuido
que me dej adentrarme en ese nido
donde anuncias la vida milagrosa.
Tu cuerpo, que no yace junto al mo,
lo imagino muy lejos en la oscura
soledad de mi celda. Quiero amarte
y amarte: deshacerme de este fro
que mis nervios destroza y la dulzura
de tu fruta bebrmela al sembrarte.
EN UN LUGAR D E LA MANCHA
Rocinante se llama el caballero.
Don Alonso el caballo. Dulcinea
ni es bella ni agradece que la vea
transformada en Aldonza el escudero,
que no se llama S ancho. El mesonero
se lanza por los campos con la fea
costumbre de remar contra marea,
aunque rabien el cura y el barbero.

No es esto lo que cuenta Cide Hamete.


Pero el mundo al revs es lo que veo
cuando en torno dirijo la mirada:
sometido a tortura el que arremete
contra el odio y la muerte... Yo no creo
que sea mi versin la equivocada.
SONATA DE ES PECTROS
Ya se acerca el horror, la noche, el ciego
cataclismo espiral, el torbellino
donde nada se aquieta. Nunca vino
esa ficcin de muerte a que me entrego
tan sucia para m: cuando navego
mi Mar de los S argazos, no es un trino
de nereidas el canto que adivino
detrs del triste aullar donde doblego
mi entendimiento. Sueo? No es lo mismo
soar que lo que digo, ni tampoco
despierto llega la serpiente terca:
perder todo asidero en el abismo...
ser la visin frentica de un loco...
Es la noche: la noche que se acerca.
TEORIA D EL ARTE
Cuanto Sir Lawrence Olivier expresa,
ni el belicoso Enrique, el intrigante
Ricardo o el ingenuo y vacilante
dans podrn decrnoslo con esa
perfecta concrecin. Mucho ms pesa
la voz cuando declama el comediante
que la cancin que canta el caminante
si fluye como el agua que nos besa,
natural y espontnea. El artificio
conseguir, poeta, que tu canto
logre elevar su vuelo a ms altura.
Pero qutale pronto ese cilicio
que te agarrota el verso, y rompe el manto
con que el desnudo cubre su hermosura.
MACBETH

La tnica de Csar desangrada,


slo un pretexto es Bruto: el verdadero
combate, Octavio-Antonio, en el tablero
de Filipos comienza. Gran jugada
sacrificar el rey para que nada
se alce sobre las torres del primero
y el segundo triunviros! Tablas? Pero
sigamos la partida que aplazada
dejaron. Porque el juego no termina:
quedan los adversarios frente a frente...
(lo que ambos traman, como el mundo es viejo.)
El asesino trgico que opina
que la vida es el cuento de un demente
no slo est mirndose en su espejo.
POLIN ICE
Parece ser que el rey lo ha decidido.
Que al fratricida nadie sepultura
le de: castigar con mano dura
de rey al que lo incumpla. Lo he sabido
por ese olor a muerto que ha ofendido
la nusea de mi perro. S elva oscura
donde crecen cadveres, hartura
de sacrificios... pueblo envilecido!
Deja el odio, y permtele al respeto
que te indique el lugar donde la fosa
prepares. Dale tierra a quien te ofende.
(No s cmo decirlo en un soneto.)
Tanto bajo la escarcha limpia rosa
de tu piedad, Antgona, depende.
HOLDERLIN
S lo creen los que son en lo divino...
-dijo Helderlin-. Que algo s le toca
de su gloria a quien vibra con la loca
proeza de los otros, imagino
que de ello se desprende. Peregrino
va mi paso al encuentro de la poca,
la simple brizna que a la noble roca
que admiro me aproxime en el camino.

A quien puso temblor en su lectura


de adolescente el gesto apasionado
de un Cartn, por ejemplo, acaso un da...
(Pero me temo que no tiene cura
mi empacho literario, y que no he dado
grandes pruebas de hacerlo todava.)
MAGIA
En un drama de Shakespeare, lo aparente
se vuelve verdadero... Ya han pasado
los aos, y de Hermione, el rey cegado
por los celos, Leontes, que inocente
muriera ha conocido. Tiene enfrente
la estatua que su amor le ha levantado,
tan parecida y bella... lo ha soado,
o la ficcin se anima de repente?
Como en Cuento de Invierno, en nuestra vida
soaremos un da el mismo sueo
de Leontes: al aire levantamos
una estructura nueva, concebida
para el comn disfrute y ser el dueo
de uno mismo. Y, de pronto... en ella estamos.
A MI HERMANO JOS E MARIA POR
S U NOVELA DE LA TIERRA S IN S OL
Mi paisaje primero, dibujado
como fondo de un cntico de euforia...
Despus, un salto trgico. La Historia
no siempre sabe mantener lo andado.
Qu sucio retroceso en lo narrado
cuando el libro termina! Triste noria
donde con mucha pena y poca gloria
damos vueltas: es eso lo heredado
de aquel drama sombro. Tu novela
me devolvi una pgina que evoco
con fuerza del ayer, quiz futuro...
(Que mi patria...) Y el llanto que consuela
me fue desvaneciendo poco a poco
la imagen derribada contra el muro.
EGMONT

Defended vuestros bienes... Generoso


con Egmont no fue Goethe. Si dijera
vuestra profunda con viccin, muriera
la muerte de quien sabe ser grandioso
cuando llega el momento. Avaricioso
lo contempla el de Weimar... (Tal vez fuera
su propia concepcin lo que escribiera
al mostrarnos un hombre virtuoso.)
Ms lo admira Beethoven. La victoria
que sucede a su muerte a s lo expresa:
es la sangre del hroe lo que canta.
...Y as es como imagina mi memoria
sus pensamientos ltimos: con esa
serenidad que el nimo agiganta.
CHOPIN
Escucha esa sonata de Chopin.
Una gota de sangre en el teclado,
una pausa dramtica... Ha sonado...?
No ha sonado la hora, pero ven,
mrate en ese espejo: el Mal y el Bien
se disputan tu centro. De qu lado
se inclinar...? No s si lo he soado,
o si sigo viajando en ese tren
que recorre la vida entre rales
desde el primer instante decididos.
Se levanta el pianista. Nadie llora.
S lo escucho la risa: cientos, miles
de oblicuas carcajadas. Los dormidos
me reciben de vuelta. Ya es la hora.
A RAFAEL ALBERTI
Timonel de la Espaa marinera...
navegante con rumbo a la alborada
que soaste en tu playa, salpicada
de Cdiz por la brisa salinera,
que de la flor del alhel naciera
el alba de una inmensa llamarada,
cuando en el muelle luminoso anclada
su velamen plegara tu velera!

La estela fue a levante, pero el viento


se opuso a tu bauprs, y acariciaste
con la quilla el coral enamorado.
La galerna trunc nuestro momento
de hacernos a la mar, y te encontraste
marinero en la tierra abandonado.
SONETO
Porque ser hombre obliga, compaero...
-dije en un verso antiguo que hoy repitoPorque ser hombre obliga a que lo escrito
lo tengas que hacer luego verdadero.
Si tu latido sientes prisionero
del ajeno dolor; si escucha el grito
de todo lo que sufre, yo te invito,
poeta, a que demuestres lo sincero
de la palabra fraternal y abierta
con que sembr la furia de tu mano
semilla de esperanza en el barbecho.
Que la muerte est hundindonos la puerta
y entrndose en Espaa grano a grano,
y hace falta el escudo de tu pecho.
A MI MADRE
Ya s que, sin quererlo, t a mi lado
compartes esta lucha; que la inquieta
tenaza que mi plpito sujeta
por otros, por m a ti se te ha clavado
dentro del corazn. Ya s que has dado
mil vueltas en la noche, marioneta
de los hilos de un pnico que agrieta
tus nervios con su gesto despiadado.
Pero bien sabe un hombre que la ruta
que un da decidiera debe andarla,
aunque venga una curva tenebrosa.
Habr tiempos mejores. Que la fruta
cuesta mucho trabajo madurarla...
guardada por la espina est la rosa.
+++++

La plaza del Nosotros es hermosa


cuando del Yo abandono su angostura...
qu triste callejuela, y cun oscura,
la de quien no se pierde en la frondosa
pluralidad del mar! No hay mejor cosa
que hundirse abandonado en la espesura
de un ansia colectiva, la madura
cadencia de una msica grandiosa.
Y aunque el vigor que pierdo gota a gota,
como el viento de otoo, mi corteza
vestido de amarillo y de pobreza
derrumbe por los campos, la remota
caliente voz que escucho, da a mi herida,
como a Lzaro, Cristo, nueva vida.
+++++
Desde lejos me alcanza el oleaje
de la tierra encrespada; el alto grito
de un pueblo cuyo soplo, ayer marchito,
se transforma en el viento del coraje.
Una rfaga limpia es el mensaje
que me inunda la celda, el pan bendito
que para el hambre ma necesito...
el vino en que se ensancha mi paisaje.
Veo Asturias, Euskadi, Catalua,
la clera del Sur, el llanto verde
de Galicia, Madrid... estoy contigo.
(Mi brazo ya sin fuerza nada empua.
S lo soy una espiga que se pierde
en un campo mecido por el trigo.)
INVOCACION
Copenhague, Estocolmo, sol nevado...
frente de Europa que en la frente ma
puso el pauelo d su mano fra
para calmar mi fiebre... plateado
paisaje del Mar Bltico, que anclado
de la paz en la esplndida baha
contemplo si lo evoco: mi energa
decrece, y nuevamente que al llamado

respondis de mi pueblo necesito.


De los dos gladiadores en la arena
depende mucho, acaso nuestra suerte...
Es un pueblo de trgico y maldito,
siniestro sino y fratricida pena,
que lucha cuerpo a cuerpo con la muerte.
EVOCACION
En Umea habl de Espaa y su problema,
y en el lago Baikal tend el odo.
En el norte de Suecia he respondido.
En S iberia Oriental dej mi tema
para indagar el otro... la diadema
de Europa... don de el Este ha construido
quiz un futuro nuevo... (No ha nacido
siempre en un calabozo mi poema)
Y ahora mientras hundo en la zozobra
de mi lecho sombro la cabeza
en busca de ese sueo que no alcanza,
recuerdo los momentos en que cobra
la vida su tributo de belleza
para rendirle el suyo a la esperanza.
LENINGRADO
Gris de fro en el Neva en la acuarela
pintada en mi recuerdo: difumina
su acero en una mgica neblina
que se duerme en el muelle, que no vuela.
Pedro y Pablo refleja su cautela
de piedra bajo el ro... Ya declina
la tarde, y hacia el Bltico camina
mi libre evocacin sin centinela.
Tres ciudades en una he recorrido:
S an Petersburgo vi con Dostoievski.
Petrogrado el S molmy me ha enseado,
y su episodio heroico revivido...
Y, desde la atalaya en Vasiliewski,
la maravilla blanca: Leningrado.
PRAGA 1.966

Me abrum la visin de tanto puente


que flagela el Moldava... su embrujada
profundidad nocturna. Demasiada
belleza es irreal, no es inocente.
La piedra noble, la oracin silente
de tanta catedral, palacio... Cada
monumento fue sangre profanada,
sudor del pueblo, llanto de su gente.
Como el Golem, cruce tu barrio viejo
sin ser nada, insensible al poderoso
latido de tu entraa, hipnotizado.
Sin saber que, rasgando aquel espejo,
se volva a un momento doloroso
de la historia del hombre amordazado.
DIVAGACION FANTAS TICA EN UN
CEMENTERIO INGLES
Abada de Westminster... Vaca
la tumba de... silencio: aqu reposa
Haendel el extranjero. Y esa losa
no pises, que de Kipling es la fra
pero imperial morada! (Persegua
buscando entre la fronda silenciosa
de los muertos el alma misteriosa
del que un noble secreto posea.)
Pero en un cementerio, y tu desnudo
baado por la luna bellamente,
quin al goce de amor no se entregara?
Aunque fue la cordura quien ms pudo,
y el sepulcro de Newton al presente
sombro me volvi que abandonara.
UNDECIMO DIA
La del no es una tctica sencilla,
segn la conviccin con que se entrega
tu impulso a lo que inicia: si se llega
con nervio vacilante, maravilla
sera no ceder; pero si brilla
la furia del acero en que se niega,
la espada del contrario se repliega

y es el mrmol fingido simple arcilla.


A la undcima carga sin descanso
de este terco combate, la flaqueza
de mi carne y mi sangre no han vencido.
No tengo vocacin de toro manso.
Que del bravo procuro la nobleza
y escucho de los mares el latido.
++++++
Del pozo en que desciendo cada da
no conozco la sima: s que es honda,
pero no si hasta el punto de que esconda
el sueo del que no despertara.
No contienen mi copa la ambrosa
y el nctar de los dioses. Que responda
dignamente a este trago o no responda...
(mas ese no es el verso que quera).
Lo quiero afirmativo, pese a todo:
como el primer poema que escribiera
bajo la luz ingenua de mis aos
ms jvenes. Y limpio. Sin el lodo
con que la vida enturbia y deja fuera
de combate al que advierte sus engaos.
DES DE CARABANCHEL
Te cuento con tu estilo en un soneto
que estoy en huelga de hambre y en la crcel.
Ya sabes lo que es eso, que la crcel
la conociste bien. (Como el soneto.)
Ya s que no podr con un soneto
derribar las murallas de la crcel.
Mas queda la interior, y de esa crcel
s salta sus cerrojos mi soneto.
Todo sigue lo mismo que t sabes:
el mrmol que al sepulcro te sujeta,
el vaci de amor por compaero...
Pero igual que yo mismo t lo sabes:
se hundir el pedregal que me sujeta,
y volver a la vida, compaero.
DE S UR A NORTE

Y si ahora, Gabriel, yo te contesto?


Yo, poeta del Sur y decadente
segn generalizas. Seriamente
podras mantener tu antiguo gesto
de nrdico desprecio? Porque en esto
-quiz hermoso y, sin duda, consecuentedonde me encuentro inmerso, no es la riente
pandereta local lo que he dispuesto.
Mis aos de prisin son mis jardines.
Y esta huelga del hambre, viejo amigo,
no es un juego, lo juro, tan buclico.
Mejor la fiesta en paz. No desafines,
que tu verso es ms noble. Te lo digo
yo, poeta del S ur y melanclico.
A MI HERMANO ENRIQUE...
CORRES PONS AL DE LA VANGUARD IA
EN EL MAS ALLA.
Si sucede tendr nuestra entrevista
distinto contenido al que tuviera
la que a un inicuo dictador cualquiera
realiz tu aficin de periodista.
Tienes todos los datos. Y la pista
de lo que he perseguido extrao fuera
que no acertaras: libre o verdadera
la vida, no este vrtigo egosta.
Trae contigo a mi madre, quiero verla...
temblor fro de ncar impreciso
que no llega a creer lo que ha pasado.
Mi razn nunca pudo comprenderla:
coherencia con mi propio compromiso,
que fue el de nuestro padre fusilado.
SONETO
Buscando en el rincn ms escondido
de mi bolsillo roto, una moneda
logr para ofrecerla, y tal vez pueda
reunir algunas ms. Que no ha perdido
mi mano su poder, ni he descendido
los ltimos peldaos. (Mi arboleda
se disfraz de otoo, pero queda

su amarillo verdor.) No me ha ocurrido


lo que un momento imagin posible,
cuando mi propia vida en el tablero
(por su ley...) Aunque s que no he ganado.
Porque sigue colgada la invisible
cuchilla sobre el hombre, y prisionero
de su tic - tac mi corazn clavado.
NEORREALIS MO
Cuando muere Maciste, no termina
su historia Prattolini, ni ha truncado
con su protagonista el entramado
de la crnica humilde florentina.
Ni sin Anna Magnani, aunque defina
su personaje el nervio derrotado
de Roma, tras el grito desgarrado,
la emocin que sentamos declina.
Quiz fue lo mejor del Neorrealismo
revelar lo que importa cuando existe
sin mucho movimiento de incensario.
No dejarse tentar por el divismo
de la estrella genial ni de Maciste,
y a cada uno dar lo necesario.
ALID A VALLI
Por contemplar contigo nuevamente,
repasar la Qumica contigo,
y, a las nueve, en el aula, t conmigo
vivirs un amor adolescente.
Pero tambin me gustas plenamente
como Kira Argounova, aunque enemigo
me creas, y rechaces el abrigo
de mi amor por un noble decadente.
Y, Condesa Malpieri, enamorado
de tu otoal belleza, yo quisiera...
(lo que quiere un amante es bien sabido.)
Pero aunque mucho amaste y te han amado
y obtengas el perdn, la primavera
no te devolver lo que has perdido.

ELOGIO DEL PROCER


Cuando piensa en quien quiso, mas no pudo,
(sin fijarse en quien pudo y no lo quiso)
contempla nuestro prcer, cual Narciso,
su imagen con placer, y en es escudo
su egosmo atrinchera. Y aunque dudo
que admire en quien se entrega el compromiso,
siempre se sonreir ante el impreciso
lunar que le revele su desnudo.
Les donaron los dioses la riqueza,
sentirse superiores a las leyes
y a los dems humanos, la mirada
serena de los nobles... Con franqueza:
son quien tienen razn. Y simples bueyes
nosotros, por... (sentencia censurada.)
ANCDOTA PERS ONAL S OBRE EL
IMPERATIVO KANTIANO
Qu mi propia conducta norma fuera
de la conducta universal, o acaso
que la conducta universal mi paso
de imbcil por la vida decidiera?
Si en esa simple frmula estuviera
la clave, la careta de payaso
me pondra para el segundo caso,
(y es mejor solucin que la primera:
desacertada y trgica.) Si a veces
a quien busca en el prjimo el amigo
sus latigazos no le son ajenos,
multiplicar los panes y los peces
a una invisible celda de castigo
puede llevarte... o a la cruz, al menos.
SONETO
Escucha esa sonata de Chopin...
Una gota de sangre en el teclado.
Una pausa dramtica. Ha sonado...?
No ha sonado la hora. Pero ven,
mrate en ese espejo: el mal y el bien
se disputan tu centro. De qu lado

se inclinar...? No s si lo he soado,
o si sigo viajando en ese tren
que recorre la vida entre rales
desde el primer instante decididos.
Se levanta el pianista. Nadie llora.
S lo escucho la risa: cientos, miles
de oblicuas carcajadas... Los dormidos
me reciben de vuelta. Ya es la hora.
++++++
Y otra vez en el pozo. No estoy fuera
de su ftido aliento venenoso,
y un cclope invisible sin reposo
me clava su pupila. No hay manera
de que mi fuerza rota y prisionera
se levante del fondo: un misterioso
tentculo frentico y viscoso
me va hundiendo en su turbia madriguera.
Vuelvo al fro y al vrtigo del miedo.
Por m mismo y la voz que ms cercana
me arrulla con su llanto: madre, escucha...
No s como decrtelo. No puedo
llevarte mi caricia... suave lana
que te caliente con riqueza mucha.
SONETO
Mientras luchaba yo con mi cabeza
doliente en una celda de castigo,
de madrugada descuajaron trigo
de cinco espigas jvenes. Nobleza
y error ya irreversibles. No hay belleza.
No hay ninguna belleza en lo que digo.
Cinco cuerpos de piedra por testigo
pongo sobre este abismo de vileza.
Espaa, patria ma, por qu ofreces
ese semblante trgico al que intenta
reflejar en sus ojos tu hermosura?
Mustranos el desnudo en que amaneces
quitndote la mscara sangrienta
que tu sereno rostro desfigura.
ALVAREZ, DOMINGO

Espaa. S iglo XVII


Poeta
A LA MUERTE D EL DOCTOR
JUAN PREZ D E MONTALBN,
INGENIO Y FLOR D E LOS POETAS
DE MADRID
La Vida s, la Fama no, impedida
yace en sombras de luz ms gloriosa
el que muri, el que vive, el que reposa
a la verdad, al tiempo, y a la vida.
De su ingenio la llama que encendida
ardi siempre con voz maravillosa,
no se libr de humana por famosa,
no se erigi mortal por aplaudida.
A del vivir escarmentado aviso,
o bien llorado del morir ejemplo!
Cumpliste con lo ms para ser solo.
Abrevise del Hado lo preciso
de tu Vulto ser tu Fama Templo,
devoto admira, o Caminante a Apolo.
ALVAREZ, FRANCIS CO J.
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO AL RIO EN AMORADO
Serpentea el ro evanescente
ensoando el encuentro prolongado,
el abrazo sublime, apasionado,
que ansa su cuerpo adolescente.
Ondas leves se elevan en su frente
porque le espera el lecho de su amado.
Ya est cerca su cuerpo tan ansiado,
el azul que lo aguarda efervescente.
Resuenan estruendosos sus ardores;
al mar se entrega el ro entre fulgores,
y sus aguas se inflaman y confunden.

Estallan mil estrellas de colores


consumando en la arena los amores
con la loca pasin en que se funden.
ALVAREZ, IS VAN
S anta Clara. Cuba. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO DE CHAN-TE
Dos estatuas ayer sobre las luces
mudaron de la piedra el terciopelo,
sus carnes apretaron contra el cielo
bajo estrella cercanas como cruces.
No fue noticia, sino rumor lento
en el techo de la ciudad dormida,
ver dos carnes de piedra estremecida
enseando a los dioses su portento.
Y a la maana, cuando empez el hielo
a dar el sol sobre los torsos vidos,
gente imbcil mirbamos con celo,
sin entender bajo el mrmol impvido
misterio en la sonrisa y el desvelo
de dos seres ligeros de tan grvidos.
ALVAREZ, JOS E MANUEL
Cuba. Siglo XIX
LA BEATA
Con el pesado fardo de las supersticiones,
va viviendo su vida, vida de oscuridad;
es un tipo que tienen todas las religiones,
encarnacin humana de la vulgaridad.
Lleva en la mano izquierda su libro de oraciones
y en la mano derecha su rosario... Observad!
tiene dentro del pecho todas las sinrazones,
abomina del mundo y odia la claridad...
Es la vieja beata de las tocas oscuras,
la que veis de continuo conversando con curas;
que cotidianamente anda en las sacristas;

es la vieja que reza con tono lastimero


y que, cuando se muera, dejar su dinero
para aumentar el nmero de las capellanas.
ALVAREZ, MARIA DE LA FE
Argentina. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
A S OLAS CON MI ASOMBRO
No es suficiente el mar cuando te nombro
ni la lluvia es un acto de homenaje.
Quisiera prescindir de este ropaje,
que un castilla en la arena es slo escombro.
A veces me mirabas sobre el hombro
de una vara de nardo y en tu viaje
te llevaste mi amor como equipaje
y me dejaste a solas con mi asombro.
No pretendo encontrar en los renglones
de una carta que nunca he recibido
el color de las horas donde habitas.
Enganchar mi estrella a los vagones
y olvidar los trenes que se han ido
a buscar una flor en otras citas.
SONETO
Toma mi corazn de marioneta,
rescata de mis manos los gorriones,
ensame a volar por los balcones
y a descubrir tu nombre en la violeta.
Encontrar mi color en tu paleta,
que mi canto se llene de tus sones,
que la lluvia salpique de malvones
mi febril fantasa de poeta.
All, donde se agrietan las vertientes,
donde se desvanecen los caminos,
al ras de los luceros, tu mirada.
Desgreados y rotos en lo puentes
se agolpan los harapos de tus pinos,
te di mi corazn, no tengo nada.

ALVAREZ, MIGUEL
Madrid, 1.931
Derecho y Ciencias de la Informacin.
Profesor Universitario.
LA S OLEDAD S ONORA
Que calle s, la msica del viento,
la agitacin que el rbol desordena,
cllese el corazn, para la vena
su inquietud, su locura y movimiento.
Que descanse la mar, que el firmamento
detenga el ritmo de la luna llena
y haya en el mundo una quietud serena
que enmudezca hasta el mismo pensamiento.
Y entonces, s, la soledad sonora
manar dulcemente sobre el alma
dejando a flote su verdad sencilla.
Ser un momento slo, aqu y ahora;
despus puede cesar la inmensa clama
pues ya se realiz la maravilla.
ALVAREZ, MIGUEL DE LOS S ANTOS
Argentina. Siglo XIX
Poeta amigo de Espronceda.
SONETO
Cun bella sale la naciente aurora,
del fresco seno de los claros mares!
Cun bello sol se inclina en los altares
de la noche feliz que la enamora!
Cun bella es la vespertina hora
cuando al son de los rsticos cantares,
vuelve el pastor a sus agrestes lares
y lgrimas de amor la luna llora!
Cun bello el cielo azul dora amoroso
a la luz de sus astros nuestra vida!
Mas qu hallar que le parezca hermoso
el que guarda en el alma dolorida,

que hall feo y vaco, y mentiroso


el corazn de una mujer querida!
ALVAREZ, NIEVES
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet.
SONETO
Tu mtodo es certero, cristalino,
tu voz puede medirse con cualquiera,
tu palabra es un bosque, una pradera
que se extiende en lo humano y lo divino.
Pero, de todas formas, adivino
que tu grito escondido aqu, a mi vera,
subvierte la ecuacin de primavera
y puebla de canciones el sonido.

Y a fuerza de decir lo que no dices,


estallas en metforas arcanas,
vuelas en la corriente en lnea obtusa
y entre tus cabriolas y matices
renacen en tus versos las maanas
que dividen por dos la hipotenusa.
AROMAS OTOALES
Lentamente, en silencio, la hermosura
desde la levedad de la ventana
donde dibuja auroras las maana
asoma el brillo tenue su figura.
Ya se adentra en el cosmo su dulzura
-enramada en la voz- por don de mana
el elixir del verbo y se derrama
en el paisaje verde su blancura.
Y en la cima ms alta, en la montaa
-pinceladas de aromas otoalesuna casita ail alza su frente.
Degusta el tiempo luz y desentraa
el misterio sus velos ancestrales:
la vida es un milagro recurrente.

S I YO FUES E CAPAZ
Si yo fuese capaz de descifrar la brisa
como descifra el sol mi rosario de auroras
desde el silencio ausente de su voz volara
como vuela mi alma al lugar donde mora.
Si yo fuese capaz de encender su sonrisa
como se enciende el mar en huracn de olas
prendida a su costado versando- remara
como rema la tarde que en versos se desboca.
Con racimos de nubes, junto al tiempo que nace
cada vez que sus manos acaricien la noche
bordara un suspiro de voces en su bruma.
Y todo crecera como crece y se esparce
en armnica ausencia de ntidos acordes
un diluvio de sueos que prenden mi ternura.
MUS ICA
Le espero desgranada en dulzura silente,
en la penumbra vaga de la melancola
y en silencio claro de clara sinfona
que interpreta la calma en adagio creciente.
Espero desbordado la belleza durmiente
en el ocaso dulce de mi autobiografa
y en el lugar angosto de la cosmogona
que se instale en un bucle del allegro presente.
Y desando el camino que me lleva a sus ojos
si enciendo la ternura en el rond del viento
o me adentro en los velos de su voz si me llama.
El sueo se recrea en horizontes rojos,
todo es preso, vivace, al comps de su aliento
si descifro las notas del tiempo en que me ama.
S I ALGUN DIA
Si algn da a la aurora- me presiente
perdida de su voz y su cario,
como el pjaro errante que no advierte
el lugar donde un da hiciese el nido.
Si no encuentra en mis ojos la corriente
de sus ojos que miran en los mosy en total plenitud no se convierte

en halcn su mirada y su albedro.


No piense que no siento lo que siente
el bosque cuando el fuego prende el roy nace de su magia incontenible.
Sepa que slo existo porque existe
este sueo callado que es cautivo
de su voz, de sus ojos, de su suerte.
AMAPOLAS
Has visto alguna vez cmo florecen
rebosantes de amor las amapolas,
cmo dejan su huella en los trigales
y tien rojo en verde- tu mirada.
has probado a sentir su tacto humilde,
su callada ilusin, su sobresalto,
su rito, su silencio, su ternura
abrazada a ese sueo de las olas.
Ellas saben que viven un segundo
y es eterna su vida silenciosa,
se desviven muriendo y se renuevan.
S on dulces mariposas atrapadas
que lucen la silueta inconfundible
del alma de las flores en abril.
ALVAREZ, RAFAEL JOS E
Coro. Falcon. Venezuela. 1.938 2.004
Periodista, poeta, narrador y ensayista.
Hallado en Internet.
SONETO
Asciende su alma en temblorosos vuelos
sobre campos de bblicos rumores
y la envuelve en nostalgias y fulgores
el arpa solitario de los cielos.
Y queda su cadver con sus duelos
en un silencio de abultadas flores,
donde crecen condenas y dolores
bajo brillos y clidos desvelos.
Oh que huesos y lmparas ardiendo,

que corazn de msica muriendo


sobre llanuras y brumosos prados.
As contra cenizas y carbones
va la muerte entre golpes y tifones
a fustigar los sueos extraviados.
ALVAREZ, ROS A ELVIRA
Chiriqu. Panam. 1915
Poeta hallada en Internet.
SONETOS AL ES CORIAL
I
Camino sobre siglos y peldaos,
alegoras y ventanas ciegas
y descubro en lo mrmoles huraos
voces latinas y sentencias griegas.
Voy descendiendo por los aledaos
de esa razn de ser que t me niegas,
alma ma de ayer, y entre los aos
que nunca fueron me desasosiegas.
Hay en los marcos de los ventanales
un silencio de siglos presidiendo
la majestad de los alrededores,
y el alma entera vibra en los fanales
donde la noche eterna va esparciendo
una ilusin de piedras y rumores.
II
Se vierte en el estanque la silueta
del monasterio adusto. Congelada
a lo lejos la sierra es balaustrada
que nos ofrece un xtasis violeta.
Espejismos de Dios en la secreta
mstica aspiracin hacia la nada
o hacia el todo. De amores desmayada
el alma viste su sayal de asceta.
A dn de ir mi cuerpo que no vea
piedra labrada y verbo consagrado
entregados sin pausa a la tarea

de ver como los siglos han pasado


y en alto queda ardiendo aquella tea
donde se funde el bien con el pecado?
III
Can, Can qu hiciste de tu hermano?
El dolor es la llave de la vida,
la puerta del saber est en la herida
abierta siempre, aunque abierta en vano.
La dicha es como un xtasis lejano,
una flor no del todo florecida
cerca, muy cerca y lejos escondida
detrs de un Dios confusamente humano.
Me das la vida y me la das prestada,
me das la dicha y t la necesitas
y amndome te amas a ti mismo.
Amndote yo a ti yo soy tu amada,
y en estas ecuaciones infinitas
por alturas de amor yo soy tu abismo.
IV
Sin embargo, tambin sacrificada
en los maderos de la mansedumbre
soy alba herida o alba enamorada
encendiendo mis fuegos en tu lumbre.
Quiebre mis sueos todos, e inmolada
por mujer, por escueta, por costumbre,
te ofrezco esta ternura huracanada
y sus vaivenes y su mansedumbre.
Todo es nada y la nada maravilla!
Osario destinado a nuevos huesos
la espiga muerta, encinta la semilla.
Del cautivo de amor yo soy cautiva.
Va en mi alma tambin su rostro impreso
como una obsesionante siempreviva.
V
PANTEON DE INFANTES
Hay una muerte nia y friolenta

y un gran silencio de infantilidades


que renueva en mi sangre la violenta
ley del amor y las maternidades.
Infantes mos que la vida afrenta
con su falsa ternura! En las edades
de un da eterno se me representa
la sin razn de las calamidades,
y una ilusin de ayer enamorada,
que ya no s quin soy con tus desvos
ni a dnde voy apenas caminando,
pero en la intimidad de mi morada
son los infantes muertos, hijos mos
que nacieron no s por qu ni cundo.
VI
FELIPE II
Rey de las tierras firmes y los mares,
esclavo de Can por tus pasiones,
oficiaste en confusos avatares
y sometiste pueblos y naciones,
rezastes castellanas oraciones
y consagraste el orbe en los altares
de tus locos de Dios y tus Legiones
y tus autos de fe plenilunares.
Rey de escorias, en la desconfianza
erigistes tus grises monumentos,
piedra y niebla y un poco de esperanza
en no sabas qu, por tus conventos
has hecho universal esa maestranza
de la crueldad y los remordimientos.
TRIPTICO DEL VELAR
I
S lo para en los dobles encontrarte
de la mansin sellada por tu ausencia,
busco el olvido que implore al dejarte
y en el olvido encuentro tu presencia.
Todo lo diera por volver a hallarte,
acariciar tu voz, gustosa urgencia,

y el dormido perfil desdibujarte


mientras en vela, vela mi inocencia.
Qu fatiga la lumbre de tu fuego
cuando exprimes la hez de mi quebranto
en esta dulce y esencial batalla!
Cal y canto tu lgica y mi encanto
nada valen, ni splica, ni ruego,
si evasiva escapo de tu malla.
II
Arde tu hielo con la mordedura
de este amargor de ortigas que me habita
y en congelado fuego, angustia pura,
mi alma con voz a revivir invita.
Me deslumbra esta pena claroscura
en su fulgor vorazmente infinita,
que ilumina redonda la cintura
y el ritmo de la sangre precipita.
S avia, saliba intensa, locuciones
de este amor de mi ser, en ti perdido
hecho sustancia, tierra y pesadumbre
y este perpetuo arder en ilusiones
que me llevan por el amanecido
a las heladas nieves de tu cumbre.
III
Dora tu fuego el borde de mi alma
en esta orga dulce, sin sentido,
y los difunde en la aromada calma
de los reversos del sobrentendido.
Contra el agraz racimo de la palma,
quiebra su luz un sol recin nacido
y su tibieza antigua nos ensalma
los pareceres del comn latido.
Qu dulce eres amor! Hay tal encanto
desde u pie ordenado a tu sombrero,
que suelo compartir tu geometra
y as, con ecuaciones me adelanto
al decir, sin decir, que te venero
en el umbral de la locura ma.

ENTREGA
Devuelvo tu perfil adormecido
que ayer fuera mi afn y mi cuidado,
con ptalo de niebla fuiste herido
y por copos de espuma amenazado.
En tus labios un ay! recin nacido.
En mi pecho tu nombre derramado.
Del ayer los maanas del olvido,
te entrego para siempre rescatado.
Esto me queda, un sueo prisionero
en el topacio ahumado de tus ojos,
tus ojos asequible ventisqueroy un lamento obstinado que te llama,
una encendida soledad de hinojos,
una abrasada nieve que te ama.
SONETOS A DIOS
I
Cautiva en Tu semilla, los dolores
son mi colmena de melancola
van por los mares de la poesa
como inocentes peces voladores.
Del gozo prisionera, en mi agona
ando a oscuras buscando aquella puerta
inaccesible hoy, antes abierta,
que a mis nupcias sin nombre conduca.
Como la mar bajo la luna crece
mi cuerpo herido por la luz eterna
se extiende por Tu cielo incalculable.
Y mientras mi pasin se recrudece
y duerme el agua en la lustral cisterna
yo Te espero en Tu lecho innominable.
ALVAREZ ALVAREZ, ANTONIA H.
Babia. Len. Espaa. S iglo XX
Reside en Asturias. Filologa Romnica.
Profesora de Enseanza Secundaria.

A S ANGRE VIVA
A sangre viva arrncame la muerte,
que no quiero volar en el vaco,
ni soar calidez teniendo fro
entre el hielo afilado de lo inerte.
A fuerza viva arrncame tan fuerte
la pena que solloza sal y hasto,
que no quepa ni un haz de escalofro
en la lenta agona de esta suerte.
Rompe la soledad hacia la sombra
que quebranta mi paz y me hace esquiva,
y me acora, me muerde y me atenaza.
Quiero sentir la fe que desescombra:
dame la certitud de que estoy viva
entre esta intil muerte que me abraza.
DE FLORES
Pido por una voz que me enamore,
de acacias blancas y jacintos rojos,
de amarillas ginestas, y manojos
de dulces violetas donde llore.
Pido por un amor que me encadene
de suaves manos y corazn fiero,
y me vista d e azahares y romero,
y de un vivo clavel que me enajene.
De rubianas, cilantro y azucena,
de flores de jazmn, cbreme toda:
quita despus la espina de mi pena.
Bsame entre amapolas, toronjiles,
injerta entre tus labios mis abriles
para abrirme a tu amor florida y plena.
ABRAZO
Dormitar en la noche profunda de tu beso,
tras haber traspasado los ltimos confines,
agotadas las horas, quebrados del exceso,
ahtos del aroma de todos los jardines...
Cay as ante mi brazo tu piel, tu paz, tu peso,
y cogimos estrellas creando balancines:
en el fuego quemamos hasta el ltimo hueso

como una llamarada de voz y de violines.


Te estrellaste en mi carne con ansia suicida,
para habitar sin miedo el clido regazo,
llenndome la boca de versos sin medida.
Nos hicimos eternos amantes de un abrazo,
mordindonos la muerte en ntimo araazo,
para anegar, amando, los cauces de la vida.
NO QUIERO
No quiero ser vasija ni tintero,
ni quiero ser de nada recipiente,
que quiero ser por fin agua de fuente
donde sacies tu sed de abrevadero.
No flor ni espiga florecida quiero,
apocopada y triste que no siente,
que quiero ser por ti volcn ardiente
incapaz de apagarse al aguacero.
Exceso y punta, y brecha dolorida,
rayo que te fecunda y te convoca
dejndome con muerte entre la vida,
luz que quiere tu paz cuando te toca
con un desasosiego entre la boca:
ni quieta ni expectante, ni vencida.
BOLERO 2
Bailars algn da ese bolero
que soamos de lejos, y en el trazo
de la msica lenta del abrazo,
te dir con los ojos que te quiero.
Para bailar as, juntos, te espero,
contra mi piel tu piel, y sin rechazo
la mirada perdida, yo en tu lazo,
y el infinito atado en un lucero.
S oar que juntos somos movimiento
para seguir los pasos encendidos
de ese ritmo nostlgico; abrochada
la mano a la cintura, t a mi tiempo,
puestos en vela todos los sentidos,
prisionera la nota, y enlazada.

A ALFONS INA S TORNI


Voltears mi nimo adormido
bajo una lluvia roja de amapolas;
marea ser el sol entre las olas,
y con mi corazn hars tu nido.
Vaciaremos la muerte en un gemido
entrecortado y tierno, y caracolas
de los mares del sur, si me enamoras,
susurrarn ternezas en tu odo.
Ay Alfonsina, qu pasin soaste!
Vol tan alta tu alma aprisionada
tan bello fue el poema que encendiste...
Hacia el mar, una tarde, te alejaste,
con la pena de luna en la mirada,
y entre las hojas, un verso de amor triste.
BOLERO 3
Me invitaste a bailar. Cerr los ojos.
En la msica lenta de un bolero,
despacito, trazamos un sendero
de corazones con latidos rojos.
Descorrimos del alma los cerrojos
lanzndola a volar hacia un lucero;
yo me dej llevar, y en un te quiero
diste la vuelta entera a mis antojos.
Yo apoyada en tu hombro, meloda:
La hiedra, Piel canela, La distancia,
susurraste al odo, yo soando;
(o soamos los dos); fuera llova,
y se daba la extraa circunstancia
de no estar juntos y seguir bailando.
DES BANDADA
Se les fug el cario en desbandada
de golondrinas ciegas, sin destino;
tuvieron nido ayer, y en el camino
detuvieron el paso y la mirada.
Ayer un nido, s, la misma almohada,
los mismos gestos bajo el mismo lino;
hoy ya ni un solo beso mortecino,

ni una tibia caricia enamorada.


Por qu te vas amor? Por qu te fuiste?
Si pudiera arrancar, si yo pudiera!
todo el dolor que traspasamos juntos...
Es el tiempo que juega, terco y triste,
es el tiempo que busca, ay!, primavera
entre un eterno cielo de difuntos.
AUS ENCIA
Cuando te tuve ms, ms te perda,
y ahora que ya te vas, te estoy ganando:
encadenado ests, te estoy atando
a mi reja de ayer y celosa.
An tu palabra es blsamo y porfa,
y luz y mar, y afn de cmo y cundo,
has de llegar, amor; vamos remando
a avizorar la misma fantasa.
Los besos que soamos, no los sientes?,
las manos que extendimos, no las tocas?,
la mirada que abrimos, no la anidas?.
Manos, mirada y besos, como ausentes
deseos fueron, palpitar de bocas,
slo quedan recuerdos, los olvidas?
QUEVEDO
Pienso en el universo portentoso,
azul, inmenso, inmvil, estrellado,
sin principio ni fin, grave y hermoso,
danza celeste, omnmodo, anillado.
Y yo me siento dbil y perdida,
borracha de extravo, maniatada,
pendiente al hilo fino de la vida,
colgada de un instante hacia la nada.
Pienso, Dios mo!, estoy aqu consciente,
viviendo el pensamiento de mi esencia
slo un segundo, en aras del dolor;
maana no ser ya ni un ausente,
mas quedar. ay Quevedo!, la presencia
eternamente ardiendo del amor.

SOLO SOARTE
Las caricias soadas son mejores,
y an mejores los sueos que la vida:
el deseo de un beso, los amores
en la ilusin silente, an no vivida.
Esa inquietud tan fuerte de encontrarte
sin saber dnde, en cbalas el alma
por la urgencia atrevida de pensarte:
slo anhelo sin treguas y sin calma.
S oar tu voz, tus besos, tus abrazos,
slo soarte, amor, en el olvido
de lo cercano al tacto, sin tocarte...
S lo soarte, amor, as, a retazos,
me eleva el alma, ausente de sentido,
hasta hacerme pavesa y abrasarte.
TIEMPO
Se nos escapa el tiempo entre los dedos
como granos minsculos de arena,
dejando en el camino risa y pena,
amores, odios, esperanzas, miedos.
Y en ese devenir de los enredos
con que la vida gira y nos condena,
aprendemos la eterna cantinela
que nos ha de dejar mudos y quedos.
Hacia un final desconocido y yerto
que intentamos obviar da tras da
llevamos nuestras lgrimas de muerto.
S lo ese fin tenemos como cierto,
y en el amor buscamos valenta
para apagar la sed de este desierto.
QUIERO CREER
Quiero creer en Dios y en su mirada,
quiero tener la fe reverdecida
para pensar que ayer no fui la Nada,
y soar que maana ser Vida.
Y sin embargo el tiempo y su tormenta,
descoyunta mi credo, y mi estulticia
muere sangrando en ciega lucha lenta,

y en jirones de tedio y de injusticia.


Y as, por no pensar en esa muerte
que aqu en el alma llevamos tatuada,
tensamos los amores y la suerte.
Queremos adornar esta jornada
amando mucho, y abrazando fuerte
el cuerpo-muerto ya -de una alborada.
CANTANDO
El corazn se me prendi en la llama
tierna, no s, del llanto y la alegra,
no me pregunt ms no lo sabra-,
por qu un otoo azul pende en la rama.
El alma llora y re y se derrama
por derroteros de melancola,
y se queda temblando, al medioda,
una mirada, s, que me reclama.
Por eso ahora me voy, mas no ests triste,
pues ya motivo ni hallo ni demando;
yo me voy desde ti, como viniste
t hacia mi amor; espera estoy cantando:
no me preguntes ms, dime hasta cundo
me dejars soar que me quisiste.
SOLO TU VOZ
Tu voz en la distancia, ensordinada,
hecha de abril, azul y lejana,
la huella de tu voz sobre la ma,
el eco de tu voz en mi mirada.
La risa de tu voz, sed que me horada,
la voz de tu sentir y tu porfa,
los ojos de tu voz de noche y da,
el beso de tu voz entre mi nada.
Siembro tu voz en surcos de honda espera
por los eriales secos del olvido
para que crezca viva una ilusin.
Y se me eriza el alma en primavera
cuando, al trocar la ausencia por latido,
tu voz se me dispara al corazn.

CARICIA ETERN A
Si la cancin fue fuente, y luna, y vino,
desesperada noche y paz de ocaso,
si la cancin fue frgil como un vaso
que entre su tiemblo tuvo mi destino.
Si la cancin fue nota en el camino
que un da alegre aceler tu paso,
si fue pual o miel, si fue fracaso
de una ilusin ahogada entre su trino
Hoy es la impa mano que lacera
la piel del alma fra, blanca, inerte,
invierno de la rosa en primavera.
Qu soledad de amor qu amarga y fuerte!
Mientras t, corazn, marcas la espera
de la caricia eterna de la muerte.
DE S ILENCIO
En el silencio atisbo mi sombra sucesiva,
por el silencio siento los pasos del misterio,
hacia el silencio tiendo mis manos de cautiva,
entre el silencio sufro la herida y el cauterio.
Desde el silencio abrazo la cruz de mi deriva,
para el silencio toco mi pena y mi salterio,
ante el silencio imploro mi paz definitiva,
bajo el silencio escindo lo alegre de lo serio.
S lo el silencio sabe que un da me quisiste.
Desnudo fue a tu encuentro mi anhelo florecido
y a bocanadas de alma, despierto, me sorbiste.
Mis labios fueron besos de ausencia y de latido
muriendo de silencio en tu silencio triste:
slo el silencio sabe cun hondo te he querido
YO TE QUIERO MUJER
Yo te quiero mujer de ardiente aliento
poblada con la sal de la marea;
propietaria del sol que espolvorea
su dorado conjuro sobre el viento.
Te quiero compaera y alimento,
el nctar del Olimpo, miel hiblea
y delicada ondina que aletea

en la pasin febril del sentimiento.


No te quiero lejana en el ocaso
sombra de soledad sin una estrella,
cruz de silencios en el mar del alma.
Y es que soy, en la playa del ocaso,
las olas de las ansias donde sella
tu polisn de espuma sueo y calma
ALGUNA VEZ
Alguna vez cant, con tu voz y en tu pecho
arrebatando versos a tu triste mirada,
destilando en tus labios la miel de la alborada
inciertamente atado con lo incierto del lecho.
Alguna vez so que fui en tus sueos hecho
como un simple rumor de una ilusin alada:
fugaz estrella errante de noche constelada
a quien se pide amor de jardn y barbecho.
Me sent alguna vez escapar de ti aliento,
de cancin disfrazado, con el beso que nombra
un camino de sal que en la tarde se alarga.
Y en los confines leves del arrabal del viento,
alguna vea hund recuerdos en tu sombra
y cant dulcemente nuestra cancin amarga.
A PRIMERA VIS TA
Un destello terrible, delicado,
peligroso, cortante, sin motivo;
hijo de los deseos, posesivo,
seguro, palpitante, soterrado
Relente claro, tenue, descarado,
pompa de un manantial inofensivo,
padre de la pasin, ptalo vivo
que vuela de sus ojos descuidado
Se enreda en la mirada de regreso,
celestial y lascivo como un beso
que marca el nacimiento de un conjuro.
Invita la mirada a la mirada
-diciendo todo sin decirse nadaal embrujo silente del futuro

ALMA VIVA
Sutil vasija del ocaso duro,
sanguneo, terrible y solitario;
esencias leves, azafrn precario
que escancia su dolor de mar oscuro.
Nostalgia nocturnal, cielo maduro
del amor y el cantar depositario;
firme final marchito, corolario
de la memoria, voces del conjuro.
Abran su cuenco sooliento y sientan
la sangre del poniente y de la carne
que se derrama ciega y pensativa.
No mientan a las lgrimas, no mientan
al roco, la lluvia y cuando encarne
el dolido sentir del alma viva
ALVAREZ CRUZ, LUIS
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
TU ERES LA RAZA
Pgina muda, frvida, encendida,
smbolo de una raza y una gesta,
hoy que te exalta la votiva fiesta
un himno brota de una nueva herida.
Como el griego poeta amas la vida,
grave, austero seor de la floresta,
aunque vencer la muerte mucho cuesta,
lucho con tu soberbia y fue vencida.
El tiempo, esa inquietud que se renueva,
canta el milagro de tu sangre moza
en el poema de una vida nueva
Y si la muerte tu vejez se enlaza,
la gloria, justa, su perfil esboza.
Nunca muere el recuerdo de la Raza!
ALVAREZ DE C IENFUEGOS , NICAS IO
Madrid. 1.764 Orthez. 1.809

Acadmico de la Real Academia Espaola,


ocup la silla U de 1.801 a 1.809.
Abogado, Dramaturgo y Poeta.
SONETO A UN MONTAES
No hay quien en la nobleza a m me exceda
sobrepujo a los Cerdas y Quinez.
Los Requesens, los Laras, y aun Borbones
y al fin contrarrestarme no hay quien pueda.
S oy seor Montas, con esto queda
dicho todo: resuenan mil blasones
por remotas y prximas regiones,
vuele mi fama y a ninguna ceda.
Los laureles se quiten luego a Apolo
ya que es mi voluntad, puesto que quiero
que proclamen y ensalcen a m solo.
Pues repita la fama con esmero
desde el uno hasta el otro opuesto polo
que: Viva el Montas aunque Alojero.
SONETO
Por su carrera el sol iba corriendo
cual acostumbra a hacer todos los das
y salido, mi Files, an no habas
para irte con tus soles encubriendo.
Yo me estaba all adentro consumiendo
al ver que t de casa no salas
y por lo mismo el sol no oscurecas
antes bien le dejabas ir luciendo.
Mas al fin advert ya venturoso
que ibas por la escalera ya bajando.
S aliste pues al fin con traje airoso,
qudeme al sol atento yo mirando
y noto caso raro y prodigioso!
que como antes segu iluminando.
SONETO A UN VALIENTE ANDALUZ
Narices y pescuezo me cortara
con ligera presteza y buen talante
si soldado mayor, ms fuete Andante

que yo, aunque pobre raso se encontrara.


Cundo la fuerte Roma se entregara
al espaol ejrcito triunfante
si aquesta mi tizona machacante
en aquel fiero asalto no se hallara?
Metido en su garita un buen soldado
aquesto tiritando refera;
mas al estar sus hechos l diciendo
ve un ratn, y corriendo desbocado,
al arma, al arma, a voces repeta,
que mil moros me vienen persiguiendo.
SONETO
Haces grande merced en despreciarme,
en mostrrteme dura y desdeosa
y en ser para conmigo escrupulosa
me haces merced pensando t injuriarme.
Te obligas ms queriendo desdearme
y te das la sentencia rigurosa
queriendo presumida y cautelosa
segn tu corto juicio condenarme.
Porque en medio de todos tus rigores,
de esas tus esquiveces y desdenes
permaneciendo yo siempre constante
sin que se disminuyan mis amores
a acreditarte t de ingrata vienes
y yo de firme y verdadero amante.
ALVAREZ DE LUGO, PEDRO
Islas Canarias. 1.664
Poeta hallado en Internet.
AL ARREPENTIMIENTO DE LAS CULPAS
Borrar quiero con llanto el desvaro
de culpas en que el Alma est postrada;
pues si por ellas yace desmayada,
qu remedio eficaz como el roco?
Con lgrimas pretendo, Jess mo,
esta conciencia atroz dejar lavada;

porque vindose as purificada,


al disgusto que os dio venza el hasto.
Ea, pues, corazn, de llanto vierte
hoy por tus culpas tan copiosos Nilos
que puedan ahogar la horrible muerte;
pues temiendo, oh, mi Dios, los fuertes filos
de tu cuchilla, atar brazo tan fuerte,
mal podrn de mi llanto pocos hilos.
ALVAREZ DE S ORIA, ALONSO
Espaa. S iglo XVI
Poeta
A UN NOBLE QUE NO PIDIO S ATIS FACCION
POR HABER S IDO INJURIADO
Cundo, S eor, vuestra famosa espada
en sangre del Guzmn ser teida!;
cundo rendido ofrecer la huida
pues tan sin miedo sigue la jornada!;
cundo a vuestra destreza celebrada
veremos dar siquiera una herida!,
porque no he visto yo en toda mi vida
satisfaccin ms bien considerada.
Vuestro conde Lozano est ya viejo,
y desde el ms amigo a los extraos
no hay para murmuraros lengua muda;
mudad, pues sois discreto, de consejo,;
que si aguardis que viva dos mil aos,
l solo morir, sin vuestra ayuda.
ALVAREZ DE S OTOMAYOR, MARUJA
Espaa. S iglo XX
A JES US CRUCIFICADO
Aunque tienes Seor los pies clavados,
T sigues caminando por la tierra,
predicando la paz y no la guerra
dando tu pan a los necesitados.
Los humanos a veces olvidados,

de la luz que tu palabra encierra,


prefieren encerrarse en su tiniebla,
Si pudieran por m ser ayudados...!
Vivira con todos, de tal modo,
que en mi labor callada y escondida,
sin querer recibir, lo entregue todo.
Y si en vida algo ms pudiera darte,
con prontitud mi Dios, respondera:
Aqu tienes mis pies para ayudarte!
MARTA Y MARIA
He meditado en ms de una ocasin,
en aquellas palabras que dijiste
y que mucha esperanza le infundiste,
al que tiene una vida de oracin.
Que Mara escogi la mejor parte.
Pero en mi sencillez, yo no comprendo
que una madre que pone gran empeo
en el trabajo, que sufre y que reparte
en la familia salud y vida activa,
tenga ella al final de la jornada
menos gloria que la contemplativa.
Y ya que me pusiste en esa va,
permteme Seor que yo consiga,
fundir en solo un ser: MARTA y MARIA.
TRANS FORMACION
Hoy mi vida est llena de ternura,
yo que he sido de genio vivo y fuerte,
encontr la manera de volverte
tranquilo y manso cual la nieve pura.
Si me brota un arranque de locura
enseguida procuro darle muerte,
sin la ayuda de Dios, me encuentro inerte
mas, si cuento con El, estoy segura.
La humildad vence siempre al malhumor,
y con la calma llega la dulzura
que siento al darme cuenta de tu amor.
Ya expuls de mi alma la amargura
no siento ni tristeza ni dolor,

que el sol disipa siempre la negrura.


PETICION
Me duele Mi Seor, no haber sabido
dar a mis hijos cristiana formacin
algunos, dejan misa y oracin,
que ellos sigan tus pasos no he podido.
Es pena, que en mis manos he tenido,
sus almas tiernas y en su corazn,
con el cambio de edad prevaleci
el ambiente del mundo en que han vivido.
Si el buen ejemplo no les dice nada,
que la fe vuelva a ellos, yo te pido
en tus manos los pongo confiada.
Que logren recobrar lo que han perdido
y tu sangre por ellos derramada
junto con mi dolor, venzan su olvido.
AGRAD ECIMIENTO
Si tuviera S eor que devolverte
los dones que me has dado en esta vida,
estara hasta el da de la muerte
sin dejar de alabarte, agradecida.
En hogar de familia muy cristiana
transcurri mi niez y juventud,
por tu gracia yo tuve un alma sana
y un cuerpo rebosante de salud.
Me arropaste mi Dios, continuamente,
me diste un buen cristiano por esposo,
y ocho hijos de despejada mente.
Mranos, Mi Seor, y de tal suerte,
que podamos estar al lado tuyo
ahora, y en la hora de la muerte.
NAVIDE A
Mara est triste, implora Jos,
el dueo del mundo no tiene morada.
Los das se cumplen, no hallan posada
un establo humilde le ver nacer.
Tres Reyes de Oriente le buscan con fe.

Ya naci el Mesas que el mundo esperaba.


Esta Buena Nueva ha sido anunciada
a unos pastorcitos que estn en Beln.
Los hombres se mueren por falta de amor,
no escuchan la voz del Nio que llega,
en vez de seguirte, se alejan, Seor.
All por los aires un himno que alegra:
Gloria en las alturas! termin el dolor,
que un Recin Nacido, trae paz a la tierra.
AL ROS AL D E PITIMIN I
Con esta lluvia intensa no has tenido
esas flores bonitas que nos dabas
pues antes de asomar estn ajadas,
esta gran humedad las ha perdido.
Nos privaste del bello colorido
que en primavera siempre presentabas,
con rosas amarillas nos mostrabas
ese rincn armonioso y florido.
Traes recuerdos preciosos a mi mente,
te asocio a la Primera Comunin,
en mi jardn siempre estabas presente.
El mes de Mayo hacas tu aparicin,
y al ver que no has salido, bello ausente,
se muri entre los labios mi cancin.
VERANO
Verano y vacaciones se han unido.
La tierra se agost con el calor,
buscamos en el agua su frescor,
claridad y ligereza en el vestido.
El trigo muestra nuevo colorido,
el segador, baado de sudor,
va amontonando espigas con amor.
El fruto sazonado, es recogido.
Las gentes van llenando nuestras calles,
vienen al mar de todas las regiones
buscando di versin en las ciudades.
Hasta el monte, los bosques y los valles
tranquilos en las otras estaciones,

sufren de esta invasin con sus desmanes.


OTOO
El rbol va perdiendo galanura,
el color de su hoja se ha tornado
de verde, en amarillo y en rosado,
los pjaros, inician singladura.
El sol, se puso nueva vestidura,
ese gris de las nubes, ya pasado,
el tiempo tan radiante y soleado,
que en verano es sosiego, o es locura.
La u va se recoge, y bien prensada,
ser mosto, y en vino ir cambiando
despus de ser en cubas fermentada.
La hierba da su ltima otoada,
los frutos que venan madurando,
nos llenan de fragancia la morada.
INVIERNO
Una jornada entera he dedicado
a podar los rosales del jardn,
murieron los claveles y el jazmn,
los arbustos sus hojas han soltado.
Se nota que los fros han llegado,
y hasta el chorro, que alegre y cantarn,
saltaba de la fuente, de verdn,
los bordes y hasta el ngel ha pintado.
Fro y limpio es el aire que ahora impera,
y en invierno de nieves, es seguro,
que el agua llegar en la primavera.
Su triste ciclo, una misin conlleva,
que en la tierra, con lluvias y abonada,
con fuerza brotar la sementera.
ALVAREZ DE TO LEDO, GABRIEL
Sevilla. 1.662 - Madrid, 1.714
Bibliotecario Real y fundador de la
Real Academia Espaola.
SONETO AMOROSO

Ruiseor amoroso cuyo llanto


no hay roble que no deje enternecido,
oh si tu voz cantase mi gemido,
oh si gimiera mi dolor tu canto!
Esperar mi desvelo osara tanto,
que mereciese por lo bien sentido
ser escuchado, cuando no credo
de la que es de mi amor hermoso encanto.
Qu mal empleas tu caudal sonoro,
cantando el alba y a las flores bellas
canta t, oh ruiseor, lo que yo lloro!
Acomoda en tu pico mis querellas,
que si las dices a quien tierno adoro,
con tu voz llegars a las estrellas!
LA MUERTE ES LA VIDA
Esto que vi ve en m, por quien yo vivo,
es la muerte inmoral, de Dios criada
para que, en su principio transformada,
anhele al fin de quien el ser recibo.
Mas del cuerpo mortal al peso esquivo
el alma en un letargo sepultada,
es mi ser en esfera limitada,
de vil materia msero cautivo.
En decreto infalible se prescribe
que al golpe justo que su lazo hiere,
de la cadena terrenal me prive.
Luego con fcil conclusin se infiere
que muere el alma cuando el hombre vive,
que vive el alma cuando el hombre muere.
A ROMA DES TRUIDA
Caste, altiva Roma, en fin caste,
t, que cuando a los cielos te elevaste,
ser cabeza del orbe despreciaste,
porque ser todo el orbe pretendiste.
Cuanta soberbia fbrica erigiste,
con no menor asombro despeaste,
pues del mundo en la esfera te estrechaste,
oh Roma! y slo en ti caber pudiste.

Fundando en lo caduco eterna gloria


tu cadver a polvo reducido
padrn ser inmortal de tu victoria,
porque siendo tu sola lo que has sido,
ni gastar puede el tiempo tu memoria,
ni tu ruina caber en el olvido.

ALVAREZ DE VELAS CO Y ZORRILLA, FRANCIS CO


Colombia. 1.647 1.711
DE LOS QUE LLAMAMOS BIENES DE ES TA VIDA
NO HAY ALGUNO QUE BIEN VIS TO NO S EA FALS O.
Si toda vida es una muerte viva,
la juventud aurora acelerada,
la salud una flor del cierzo ajada,
y el puesto, un puesto que en el aire estriba;
si es la nobleza luz de perspectiva,
si es la belleza rosa deshojada,
si es el deleite una ilusin soada,
si es toda dicha sombra fugitiva;
si es el aplauso, un lisonjero engao,
si el squito, el que al loco da al desprecio,
si las riquezas un dinero a dao,
salga desde hoy mi error del suyo necio,
pues veo con la luz del desengao
que el humo al cobre le levanta el precio.
SONETO
A dn de ir, Seor, que desde luego
no encuentre con mis culpas, y tu enojo?
A dn de? A este Costado , a que me acojo,
para esconderme entre su mismo fuego.
Ese lugar, en que te her tan ciego,
de tu ira huyendo, por mi asilo escojo,
conocimiento tuyo, es ms que arrojo,
el irme a l buscando mi sosiego.
Desde hoy, pues, en su Templo retrado,
no saliendo, S eor, de tu costado,
prometo estarme en l siempre escondido.
Porque al buscarme mi enemigo airado,
por no entrar al S agrado de ese nido,
sin peligro me deje en su Sagrado.
SONETO
Tu voluntad, Seor, como en el Cielo,
se haga en la Tierra de mi pecho dura,

porque sin esta mercanca segura,


el logro es riesgo, y la ganancia anhelo.
Sin ella, fuera el Cielo un Mongibelo;
gloria, con ella, esta mansin oscura,
porque en la propia voluntad impura,
el puerto es golfo, y precipicio el vuelo.
Y aunque yo me hallo en una tierra,
en cuya regin la ms sagaz sabidura
ciega pretende hacerla sola suya:
Haced, S eor, que sin hipocresa
desde hoy mi voluntad haga la tuya,
sin querer en la tuya hacer la ma.
AL S EGUNDO TOMO DE
SOR INES JUANA D E LA CRUZ
Gracias al que alumbrar con tus vivezas
al mundo, saca a luz, luces ms vivas,
probando ser con otras ms activas
las especies Anglicas impresas.
S algan, pues, a brillar tus agudezas;
mas no prosigas ms, ni ms escribas,
si aadir a tu fama estimativas
no pueden, ni aun tus mismas sutilezas.
Con las luces nos dejas deslumbrados,
con las sombras nos dejas advertidos,
para que as digamos admirados.
Que a un tiempo sabes dar hoy repetidos,
en unos como versos nunca hallados,
unos como milagros nunca odos.
FACILES Y BREVES REMEDIOS PARA
ADQUIRIR VARIOS BIENES , DE LOS QUE
MAS APETECEN LOS HOMBRES
Quieres ser noble? Obra siempre honrado;
quieres ser sabio? estudia en ser virtuoso;
quieres ser rico? no seas codicioso;
quieres tener salud? vive reglado;
quieres respetos? vive retirado;
quieres aciertos? piensa con reposo;
quieres deleites? pon en Dios tu gozo;
quieres serenidad? vi ve templado;

quieres ser valeroso? s paciente;


quieres triunfar de todos? s constante;
quieres no mendigar? s providente;
quieres amigos? sfrelos amante;
quieres muerte feliz? vive prudente,
como que has de morirte al otro instante.
EPITAFIO ANTICIPADO, QUE HAC E UN
ENFERMO SOBRE EL S EPULCRO DE S U
CAMA, EN QUE S OBREVIVIENDO A S I

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MIS MO, DESDE ELLA EMPIEZA A LEER,


COMO OTROS S US BALSONES , S US MIS ERIAS
Este, que catre piensas descansado,
ctedra es en que leo mis desaciertos,
donde las llagas son libros abiertos
que el fin del mo me muestran descifrado.
Cada dolor es un Doctor graduado
en la ciencia, que aprende de otros muertos,
de donde saca en silogismos ciertos
cun cerca de ellas anda el cuerpo helado.
Nada falta para ello a mis pasiones,
ya sabe a atad la cama, y yo lo muestro
en que un cuerpo, que estudia en corrupciones
ya slo est para cadver diestro,
as el dolor en sus lecciones texto
ctedra, libro, oyente, y maestro.
ALVAREZ FRANCO, ELIZABETH
Cuba. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
SOLE MIO
Semeja ser el sol una bombilla
que despierta radiante la maana
parece una naranja, una manzana
gigante redondel que mucho brilla.
Me cubro de su ardor con la sombrilla
disfruto su calor en mi ventana
sintiendo la presencia soberana
de su prdiga luz de maravilla.
Cuando triste en la tarde se despide
y para no dejar que yo le olvide
pinta un halo a la luna caprichosa.
Y reparte su luz en mil estrellas
que iluminan el cielo, todas ellas
para que sea la anoche ms hermosa.
ALVAREZ GALVAN, JOS E MARIA
Cdiz. Siglo XX

Poeta hallado en Internet.


SONETO
Yo quisiera, poeta, ser la espada,
que reparta justicia por el mundo.
Yo quisiera encontrar cada segundo
el pnsil de la luz a mi llamada.
Yo quisiera sentir cada jornada
ese beso de Dios, bello y profundo
que produce el amor, llano, fecundo,
en la tierra que anso ver sembrada.
Para ver florecer de los despojos
el cantar de los pramos desnudos.
En volver con la niebla mi calvario.
Y mirar sin temor, con estos ojos,
que la paz ha bordado en su escudos
el blasn de su orgullo solidario.
S AN FERNANDO
He mirado esa luz de tus salinas
y sentido que el aire me besaba.
He credo que el cielo me enviaba
a cuidar tantas perlas cristalinas.
Vi que el sol, en las gotas blanquecinas,
como un nio dormido te arrullaba
y en su seno tan blanco dibujaba
las esencias del mar en tus retinas.
La montaa de sal, como un coloso,
deslumbraba tenaz toda la orilla
con el aire del lago humedecido,
reflejando un ser bello y orgulloso
de esta Isla de Dios, que tanto brilla,
en el mundo d amor don de ha nacido.
TU REINADO EN MI PO ES IA
Has mirado en la luz clara del cielo
como el halo desciende a tu reinado?
Has mirado esa luz, que te ha llegado,
como un beso de amor lleno de celo?

No has pensado, tal vez, que en ese vuelo


todo un mundo de sol has desposado.
Que ilumina esa vida que has hallado
en un reino de paz, gloria y desvelo.
Toma mi Madrigal. Como una Reina,
dime ya si tu alma se enamora
de esta noche fugaz, bella y brava,
y hallars esa musa que te peina
con dentadas de oro cada aurora
para verte reinar en mi poesa.
RES COLDOS
Ayer, cuando la noche declinaba,
cuando la luz del sol se distenda,
o llorar un nio, vida ma!,
que el ansia de su voz los desgarraba.
Sent cmo su madre lo abrazaba,
not cmo su pecho lo envolva
y al cabo, mi desvelo presenta,
que el beso de la madre lo arropaba.
Y vi, como sus ojos lo miraba,
tej toda una araa de agona,
as mi corazn cuando callaba,
y al cabo de la noche, se dorma
dejndome soar, mientras soaba,
que el llanto de aquel nio me absorba.
DES GARRO
A FED ERICO GARCIA LORCA
Dormido en el portal, como la muerte,
sin ciclos de dolor. Como la aurora,
descansa, cantautor, hora tras hora,
desnudo por la luz que viene a verte.
El mundo que te sigue sin tenerte
desgrana tu mudez madrugadora
y deja junto a ti consoladora
la lgrima gitana de la suerte.
Limosnas del amor, sustento y fuego,
eslabn sin cadenas que navega
en espacios azules de agona.

Espino que qued volando ciego


al portal de esa casa solariega
donde suea penando tu poesa.
-----------------------Desde ayer las navajas de Granada
riman versos de sangre embravecida,
recogiendo claveles de una herida
que penda de Dios abandonada.
Desde ayer hiere al sol la dentellada
que sesgara la lumbre de una vida,
y en la fuente ya mana arrepentida
esa mano que dio la cuchillada.
Encendida la fragua de su imperio
ha llenado su llama aquel vaco
para honrar con la luna su memoria.
Y ya en Fuente Vaqueros, cautiverio,
donde duerme, galn, su escalofro,
una estatua de amor guarda su historia.
DE MIS S UEOS
Se me ha ido la luz cuando escriba
una carta de amor a las estrellas
y el oscuro silencio fue hasta ellas
para darle la luz que yo tena.
En la corta misiva les deca:
Por qu slo de noche son doncellas
que, desnuda la sombra, con sus huellas
nos tachonan la tierra cada da?
Observ que el camino se encontraba
en un bosque de ocultos embelesos,
donde un halo de amor las escondiera.
Ahora s porque siempre se alejaba
esa luz, que escoltada con mis besos,
me pidi que jams envejeciera.
ES TUVE JUNTO A TI
Estuve junto a ti mientras dormas
y tu aliento, desnudo, suspiraba.
Un resquicio de luna te besaba
y en un rictus de amor me sonreas.

Me qued con la paz que embellecas


en el sueo de amor que reflejaba
ese celo que a veces te daaba
y tal vez con un beso olvidaras.
Me cubr con tu sombra y con tu aliento.
Me dorm junto a ti siempre oprimido
y sent que tu cuerpo se acercaba.
Se cruz con tu piel mi pensamiento
y sent que el amor no estaba herido
cuando el beso, por fin, nos abrazaba.
ES TIO
Lloran las piedras sudores de ensueo.
Riega la tarde su luz encendida.
Ave de fuego que vuela suicida
dndole al aire su abrazo halageo.
Beso a la tierra. Calina de sueo
dora la carne, que duerme abatida.
S ombra de arena que oculta escondida
tiras de encaje del oro costeo.
Roto silencio. La noche se encierra
bajo una nube de tibia esperanza.
Nace desierta la luna bendita.
Lgrimas fras que rozan la tierra
dando a su alma frescor de bonanza.
S oplo del tiempo. Fragancia infinita.
EL ECO DE TU VOZ
Qued tu voz esclava de la sierra
en el cauce floral de una colina
y a travs de la vega se adivina
cmo fueron tus cantos a la tierra.
Hay un mundo en tu sueo que te aferra
y un lucero precoz que te ilumina.
Un arroyo de perlas cristalinas
y un sepulcro de flores que te encierra.
Pero t, que has burlado la quimera
y abrazaste gentil las soledades,
no ests yerto ni el junco se ha truncado.

Hay un eco que cruza esa frontera


donde un pueblo cubierto de ansiedades
para siempre en sus piedra te ha grabado.
SONETO
S al de all. Como el sol, al descubierto.
Que la espiga saldr para besarte.
Y el caudal de tu ro a contemplarte
cmo siembras tus versos en mi huerto.
Y los pinos darn ese concierto
que las Musas vendrn a dedicarte,
y un puado de rosas a mirarte
esa luz de un amor que no se ha muerto.
Quedar la llanura con tu verso
extendida de grana y amapolas
por los campos de verdes pinsapales.
Y ese bello hontanar del universo
manar sus requiebros a las olas
para orte decir tus madrigales.
TU REINADO EN MI RIBERA
No supe de tu ser y te admiraba.
Sin ver como eras t ya te senta.
Mi alma tras de ti se perdera
si mi verso cruel no te encontraba.
He sentido el amor cuando soaba
con tu imperio y tu noble cortesa,
y en el trono que hall te embelleca
el suspiro de Dios que te besaba.
En tus sienes la noche te corona
con arpegios atlnticos de Falla
que te envuelve de errante primavera.
Y en su msica alada, su aria entona
de ese mstico suelo donde calla!
para un reino de amor en tu ribera.
QUIETUD
Silenciosa la tarde tras la sombra
de un frondoso abedul que me adormece.
Es el beso del aire que lo mece.
Un suspiro de amor el suelo alfombra.

La hoja seca que corre mi alma asombra,


porque el sutil crujir hablar parece,
como un grito de sol cuando amanece.
Algo as como un genio que me nombra.
S lo paz, de vaco impresionante
en la bella glorieta eternizada
por el leve murmullo de la fuente.
Templo al sol de cansado caminante
que despierta su fe, con la mirada,
goza de esta piedad humildemente.
DES PUES DE LA CONTIENDA
Volaron mis cabellos tras el viento,
volaron a travs de una arboleda,
abrazado a esta tierra, que se hospeda
tras un muro de sombras sooliento.
Miraba el fondo gris del firmamento
donde el mundo cegndose se enreda.
Y a travs de la niebla, esta alameda
era un bello refugio a mi tormento.
An no s si hallara en mi lenguaje
algo digno que olvide aquella guerra
sin la paz que de nio me ensearon.
Que este mundo ha perdido su coraje,
ha perdido el amor sobre la tierra
y an nos queda saber por qu lucharon.
A MIGUEL HERNANDEZ
He ledo, Miguel, tomos completos
que en la vida llenaron tu existencia,
y he vivido con ellos la creencia
de que todos descubren tus secretos.
S on los besos del alma, tan inquietos,
que pregonan tu enorme inteligencia,
y en su rima se asienta la cadencia
de esa musa que inspira tus sonetos.
S on as, como el ave que sustenta
la amorosa expresin de tu poesa
en el nido del verso enamorado,

y lo creo, Miguel, porque se enfrenta


a esa enorme legin que en ti confa
y que siempre en tu rima se ha encontrado.
AMOR Y PRIMAVERA
Vers nacer, amor, la primavera.
Como un aurora abierta a la poesa.
Como un ciprs que luce su hidalgua
y entre besos del aire se esculpiera.
Ser su renacer como una hoguera
que rescolda la lumbre cada da
y al calor del amor, esa agona,
con la voz de su Alma se impusiera.
Ser su manantial, triste y severo,
cuando fluya esa luz que se apresura
a baar en el ro su esperanza.
Y en su cauce fugaz, junto al romero,
brotar, cual veloz cabalgadura,
esa paz de la bienaventuranza.
MI S ALUDO, GRAZALEMA
Me robaste el alma cuando el ro
retozaba feliz en los rosales.
Cuando hablando de amor, los manantiales,
estrechaban su cuerpo junto al mo.
Me dejaste, mujer, ese vaco
que no pueden cubrir mis madrigales,
porque riegas de estrellas torrenciales
el perfume que da tu podero.
Y al baar el lugar donde me hallo
contemplando tu albor, tanta blancura!,
el aliento del alma me domina.
Convirtindome as en tu vasallo,
tan feliz, que acaricio tu figura,
con el rayo de luz que te ilumina.
LA LUZ
Ser la luz del sol como si viera
que la voz del crepsculo levanta
ansiedades de amor en la garganta
de los seres que ven la primavera.

Ser vestir de besos la ribera


cuando el pjaro azul feliz le canta,
y, en el ritmo que da, la luz quebranta
por las nubes que cortan su carrera.
Que esa luz del amor, tan infinita,
da reflejos de vida en cada orilla
donde nace una flor fresca y lozana.
Y la tierra mojada tiembla y grita
cuando ve que ese rayo se arrodilla
para hablar con su Dios cada maana.
SOLA
La vi rosada y yerta junto al ro,
desolada, brindando su hermosura,
con espigas sangrando la cintura
que embriagaba de rojo su atavo.
Quise abrirla, sembrarla en mi planto
para hacer ms visible su figura,
darle besos de amor y de ternura
abrigando su cuerpo junto al mo.
Me detuvo una voz, slo un murmullo,
casi un hlito oculto en la ribera
para hacerme llorar con desconsuelo.
Cmo pude sentir tan necio orgullo?
Si al tomarla hacia m de esa manera
le robaba el amor al arroyuelo.
NO TE OLVIDES REIR
Un suspiro de amor en tu alma anida
cuando el mundo te muestra su hermosura.
Eres joven, cubierta tu ternura
y unos sueos que te hablan de la vida.
No te olvides rer, nia querida,
ni ocultar en tu alma esa figura.
Que el amor es soar, a tanta altura,
que ni sangre de fe cura tu herida.
Si tus ojos destellan ilusiones
y los labios besando se enamoran
pide a Dios que respete esa armona.

Que abrazar con pasin las emociones,


en el alma precoz, tanto atesoran,
que vivir el amor es tu poesa.
NO ME LLORES , MUJER
No me llores, mujer, que cuando lloras
cada lgrima tuya lleva un dardo
que se clava en mi ser. De celos ardo
cuando miro tus ojos. Cuntas horas
he credo en mis sueos que me adoras
pero siempre en la noche me acobardo
y en el triste silencio siempre aguardo
tus caricias de amor tan seductoras.
Nadie sabe por qu tanto castigo
si se olvida el pasado. No es consuelo,
y el amor que te tengo es mi quebranto.
S lo quiero soar siempre contigo,
contemplar tu figura con anhelo
y paliar mi dolor con este canto.
MI CALETA
He llegado hasta el mar. A mi Caleta.
He mirado su arena reluciente
y he sentido ese beso, confidente,
de la musa que inspira a su poeta.
El sonido fugaz. Como un cometa
que ilumina el espacio dulcemente.
Me embriag su fragancia plenamente
y he credo en su orilla ser profeta.
Cuando el alba me dio su bienvenida
y el reflejo del sol cruz mis venas
he soado encontrarme en la guarida
donde encierran sus besos las sirenas,
que entre arrullos de amor fragu la huida,
para hallarme de nuevo en sus arenas.
SONETO
Aquello fue una luz que me abrazaba,
tal vez, porque el amor me persegua.
Sent a mi madre hablarme cada da
cuando en su pecho amante me arrullaba.

Yo s que la llor, cunto me amaba!,


y dije que jams la olvidara.
El llanto de aquel nio me lata
como una voz materna que me hablaba.
Hoy ya, cuando la vista se me acaba
y siento la vejez con gallarda,
recuerdo aquel amor que ella me daba,
el llanto que en sus pechos reciba
diciendo, sin cesar, que me quera
y el beso que en mi frente me dejaba.
INFIN ITO
Lograste de m ser lo que ya he sido,
una imagen perdida en tu aislamiento,
un juguete de amor, grato, sediento,
golondrina dormida junto al nido.
Ruiseor de tus noches, abatido
por la luz que desgrana el firmamento.
Un pedazo de ti, un instrumento,
un rescoldo de ayer sin apellido.
Creste que el amor era tu vida
sin saber que esa vida se te acaba
y el calor de la muerte se aproxima.
Ojal ms all tengas cabida,
si es que ayer ese amor se te alejaba,
y en mis besos tu alma se redima.
SONETO
Ha pasado ese ayer. S lo ha quedado
el dolor que dejara tanta huella,
y ese sueo prendido junto a ella
que a otro mundo mejor se haya acercado.
Yo me quedo, a pesar, enamorado
de su voz, de su imagen de doncella,
de esa gloria que dio de mujer bella
y el consuelo que en Dios haya encontrado.
Lo invisible del sol que me ilumina
cada noche callada y silenciosa
en la sbana blanca que embriagaba.

Cmo huele en su hogar la clavellina


que dejara prendida y orgullosa
en el trono de amor que abandonaba!
EL BES O DE LA FUENTE
La fuente va diciendo canta y canta
que de tu claridad nacen los besos.
Un rictus que en labios van impresos
por la gracia de Dios que los encanta.
Con sus ondas de amor, la luz quebranta
en un lecho de plata y embelesos
donde suean los sueos ms diversos
el capricho del sol que los transplanta.
Con los besos, el agua de la fuente,
es el nctar del alma y de la aurora
porque fluye serena desde el suelo.
Y al brotarle la nada dulcemente
va regando cadencia soadora
a ese amor luminoso desde el cielo.
LA LUZ Y EL BES O
Detrs del muro aquel duerme la sombra
que ha dejado de ser la luz del da,
vencedora de un musgo que rea
como un rictus del csped que me asombra.
Es el beso perdido que me nombra
suspirando de sbita agona.
Desnudando su cuerpo que se hunda
en las hojas del suelo que lo alfombra.
Mi recuerdo de l tiembla en la rama
donde pende, mi amor!, junto al olvido
como un fruto maduro que me acosa.
Y la sombra que pasa me reclama
la caricia del sol, que lo ha tejido,
con el sueo latente de una rosa.
SONETO
Ms all, cuando el alba despereza
y retorna la vida, cada tarde,
el suspiro del beso en mi alma arde
resquemando con odio mi flaqueza.

Ya no s si era pura su belleza,


aunque si s que nunca fui cobarde.
An lo siento rer, que Dios lo guarde!
y conserve intacta su pureza.
Es as como el alma se endurece.
Es as como el cuerpo enardecido
se distancia del tronco y se libera.
Es as como el sol desaparece
dando sombra a la luz que se ha dormido
en el cauce inmortal de mi ribera.
ALVAREZ GATO, JUAN
Madrid. 1.440 - 1.509
Poeta espaol que sirvi en la Corte de
Enrique IV y ms tarde lleg a ser mayordomo
de Isabel la Catlica. Cancionero su obra indita
hasta 1.909.
SONETO
Hay pocas cosas que en el mundo han sido
-apenas son alguna que otra cosaque pudieron habernos conmovido:
algn amanecer, alguna rosa,
la primera palabra, o el sonido
del agua entre las piedras, la dichosa
delicia de la amada, un cielo herido
de nubes, la mirada silenciosa.
Pero, cmo saber si lo que vimos
no era a la vez espejo o hendidura,
reflejo de otros brillos que no vemos?
La nostalgia de lo que no supimos
es un lagar en el que ya madura
un vino sin dolor, que no sabemos.
ALVAREZ GONZALEZ, JOS E
Las Villas. Cuba. 1.942
Desde nio vive en la Habana.
Poeta hallado en Internet.

POEMA MIENTRAS BRINDAS


Detrs del rubio vaso de espumante cerveza
t me ests contemplando con tus ojos de fuego,
dos soles que encandilan, que no brindan sosiego
que ms que la bebida trastornan la cabeza.
Cuando apuras tu vaso se siente la certeza
de que disfrutas tanto del viejo placer griego
como de esas pasiones que despierta tu juego
con el vaso, tus labios y tu suave belleza.
Y mientras t conversas con peculiar manera,
el alcohol traicionero te cubre con su manto
de sensuales detalles que turban a cualquiera.
Y al apurar mi copa me bebo mientras tanto
tu femenina gracia, como si yo quisiera
a la vez embriagarme de tu ertico encanto.
EL NIO Y LA ROS A
Venas sonriente, como cada maana,
en tu cabello el rojo milagro de una rosa.
Como cada maana mi mirada curiosa
te compar a la rosa que tu pelo engalana.
Tan perfumada y bella cual la rosa de grana,
igual de delicada, como ella primorosa,
eres la dulce nia que floreci dichosa
llenando de colores mi nostalgia temprana.
Con ambas la maana se torna diferente:
irradian las dos flores con un fulgor de estrella
que en su luz maanera me envuelve de repente.
Y si mustia en la tarde miro la rosa aquella,
s que la florecilla se sec lentamente
de envidia al ver que t eres ms hermosa que ella.
SONETO EN LA TERRAZA
El sol muri a los lejos, dejndonos inmersos
en un hondo silencio que apenas si rompa
de las olas el suave murmullo, y pareca
que junto al S ol moran mil recuerdos dispersos.
Nacieron en los cielos ignotos universos
que despertaron ecos de triste lejana,
de cosas imposibles, cual si al morir el da

nacieran en las almas sentimientos perversos.


Fue entonces que mis ojos descubrieron abismos
en tu ser que no han sido por nadie an explorados,
regiones desvastadas por grandes cataclismos...
Y me envolvi el hechizo de esos mundos vedados
que encierras en tu alma, que son tal vez los mismos
do se extraviaron otros menos afortunados.
PARA UN PRINCIPITO
Qu complicadas son las personas mayores!
escucho cada da decir al Principito...
Por qu complicar todo? Por qu si necesito
amor, no lo proclamo con dianas y tambores?
Por qu cuando alguien suea con maanas mejores,
con un mundo distinto, se convierte en proscrito?
Por qu nuestro planeta ser un lugar maldito
maana, sin que entiendan los mal depredadores?
Haces bien en marcharte de nuevo a tu asteroide
y cuidar de tu rosa, tan bella y solitaria,
ingenuo Principito de la mirada triste!
Quizs si te demoras te despida un androide
sobre las negras ruinas que en la faz planetaria
dejarn los mayores que t no comprendiste...
MI MAGN IFICO INS TANTE
Me buscars, hay algo que me lo dice cuando
la mirada al futuro proyecto escrutadora;
me buscars. amiga: no importa si hoy ignora
tu alma que algn da me buscars, temblando
Me buscars. Lo dudas?. El tiempo va pasando
y un da no lejano vers llegar la hora
de sentir que te falta todo lo que se aora,
todo lo que vivimos largamente soando...
Ser entonces, amiga, que apenas si me escuchas,
al ser pocas las dichas y las tristezas muchas,
que has de buscarme ansiosa, casi desesperada.
Ese ser mi triunfo, mi magnfico instante!
yo que viv soando llegar a ser tu amante
poder decirte: S abes? Ya no te quiero nada!

PUEBLITO
En este pueblito la vida parece
detener su curso cual cansado ro;
cual traviesa ardilla que por bosque umbro
de vagar hastiada, por fin se adormece.
Y sobre las viejas casas prevalece
cual un raro hechizo que, hasta el mismo esto
all en la distancia, sobre el lomero,
hizo, por encanto, que se detuviese.
Si todo parece como un sortilegio
en este pueblito rodeado de lomas,
por pequeo, triste; por su historia, egregio.
Y el viento lo inunda de agrestes aromas
en esas maanas, cuando un suave arpegio
modulan batientes alas de palomas.
ANTE EL D RAGO ICODENS E
Drago longevo de talante augusto,
con firmeza grantica de roca!
Raro ejemplar que admiracin provoca
mientras se yergue sobre el pie robusto!
Bajo un semblante de matiz adusto
curvada en leve sonrer su boca,
tu larga vida los milenios toca,
cual si fueras un eterno busto.
Venerable y olmpico presides,
en tu solemne gravedad. las lides
del ingenio del arte y la belleza.
Y al ver la corte juvenil y hermosa
tan cercana a tu trono, esplendorosa
brilla de gozo tu inmortal realeza.
ALVAREZ HENAO, ENRIQUE
Colombia. 1.871 - 1.914
LA ABEJA
Miniatura del bosque soberano
y consentida del vergel y el viento,
los campos cruza en busca del sustento,
sin perder nunca el colmenar lejano.

De aqu a la cumbre, de la cumbre al llano,


siempre en gil, continuo movimiento
va y torna, como lo hace el pensamiento
en la colmena del cerebro humano.
Lo que saca del cliz de las flores
lo conduce a su celda reducida,
y sigue sin descanso sus labores,
sin saber, ay! que en su vaivn incierto
lleva la miel para la amarga vida
y el blanco cirio para el pobre muerto!
LOS TRES LADRONES
poca fue de grandes redenciones:
El mundo de dolor estaba henchido
y en Glgota, en sombras convertido,
se hallaban en sus cruces tres ladrones.
A un lado, en espantosas contorsiones,
se encontraba un ratero empedernido;
en el otro, un ladrn arrepentido,
y en medio el robador de corazones.
De luto se cubri la vasta esfera;
Gestas, el malo, se retuerce y gime;
Dimas, el bueno, su dolor espera.
Y el otro, el de la luenga cabellera,
que sufre, que perdona y que redime,
se rob al fin la humanidad entera.
REDENCION
Por qu siendo el motor de las creencias,
y de la Madre Virgen el mimado,
va solo el Hombre-Dios por un pecado,
a redimir humanas existencias?
Y por qu si escudria las conciencias,
lo deja en un madero abandonado.
no obstante ser Jess el muy amado
en quien dijo poner sus complacencias?
Cul acto de los dos es ms sublime,
viendo la redencin humanamente?
El que hace redimir o el que redime?

En cul, en fin, la gloria se refleja:


Est en el Hijo que morir consiente,
o est en el Padre que morir lo deja?
ALVAREZ HIDALGO, FRANCIS CO
Los Corrales de Buelna. S antander. 1.935
Poeta. Reside en Los ngeles. California.
Uno de los ms creadores de S onetos de la
actualidad.
LA S ONRIS A
Ha muerto una sonrisa en mi ventana;
no has visto a su alma levantar el vuelo?
Muri por ti, tendida sobre el hielo,
Cansada de esperar cada maana.
Qu calidez, qu calidad humana
Exhibi en la antesala del recelo,
Sin permitir que el hondo desconsuelo
Oscureciera su ilusin temprana.
Asomse a la noche hora tras hora
Con su visin de ti esperanzadora,
Y a la luz de la aurora se asom.
Pero en la paz del campo mudo y triste
No se oy tu pisada, no viniste,
Y dulcemente se desvaneci.
S EPARACIN
Percibirs maana en mi mirada
esa caricia prolongada y triste
del que a la despedida se resiste;
y al partir quedars en m encerrada.
Vestida irs de m, galvanizada
por el mismo fervor que en m encendiste,
bajo el velo de besos que an persiste
sobre tu vida piel arrebatada.
Y cando te hallas ido, y ests lejos,
me vers en el agua, en los espejos,
en la nube, en el pjaro, en la flor.
Y as yo te he de ver, omnipresente,
en cada rostro mustio o sonriente,

en la nostalgia, el sueo, y el dolor.


QU S ER?
Esta necesidad desesperada
de reventa el alma en primaveras;
esta germinacin de sementeras
declinando en cosecha malograda;
esta imaginacin atormentada
por las sombras del miedo, y las quimeras
de sueos fracasados, de barreras
en torno a una esperanza mutilada.
Esta expresin del cuerpo reprimida,
esta tendencia indmita escondida,
este afn de llorar ms que rer...
Unos dirn que es signo de locura,
otros que arrastro intensa desventura;
yo, que es amor. Qu ms puedo decir?
DES DE TAN LEJOS
En esta Babilonia, mi destierro,
perdido entre una multitud extraa,
slo el recuerdo tuyo me acompaa,
me envuelve acogedor, y en l me encierro.
Mi piel se ha endurecido, soy de hierro,
y quien en m tropieza no me daa;
cuando la muerte agita la guadaa,
slo por ti a sobrevivir me aferro.
He colgado mi ctara en las ramas,
tengo muda la voz y el alma en llamas,
y tu nombre, no ms, suena en mi odo.
Oh perfil seductor, que cincelado
llevo en el corazn enamorado:
olvdeme de m si no te olvido.
LLUVIA
Oh lluvia, taciturna y persistente,
mensajera arribada a mis cristales
sollozando actitudes desleales
de un sentimiento agonizando ausente.
Disemin en su campo la simiente

de ingenuidad y amor primaverales,


y llegas de improviso a mis umbrales
con la noticia fra, indiferente.
No es tu llorar autntico lamento
de quien pierde la sangre por la herida,
son lgrimas montonas, cansadas.
Pero a m se me pierde hasta el aliento,
en esta soledad que llamo vida,
y con el alma muerta a pualadas.
NUEVA DEC EPC IN
Cmo so contigo en la distancia,
desde el castillo de mi fantasa,
poniendo el corazn como viga
y testigo de mi perseverancia.
Baj la guardia de mi vigilancia,
olvidando el dolor y la agona,
y me enga esperando una alegra
que no he vuelto a sentir desde la infancia.
Una vez ms, herida y fugitiva,
vi alejarse sangrando la esperanza,
rodando sin retorno, como un ro.
Y una vez ms la vida insensitiva
atraves mi pecho con su lanza,
asesinndome el amor tardo.
RES URRECCIN
La primera sonrisa de la nieve
vino a mi encuentro, acarici mi cara.
No pareca una sonrisa triste;
era un amplio saludo, sin palabras.
Su presencia ahuyent las pesadillas
de una noche infinitamente larga...
Los rboles del parque, desvestidos,
temblorosos, decan su nostalgia
de un esplendor que fue; pero espetando
la primavera sonriente y clida.
Y por qu no? La vida continua.
Hay un recuerdo ms a nuestra espalda.
Pero, enfrente, el futuro nos da voces.

Vayamos, pues. An queda la esperanza.


RECUERDO
Desde la torre de mi edad sombra
volv el rostro al paisaje de mi historia.
La nube parada y gris de la memoria
me oprime el alma esta maana fra.
Pienso en ti con amor de lejana...
Qu malogrado amor, sin paz ni gloria,
que vio los cangilones de mi noria
vacos de placer, no de agona!
Dnde van los ocultos pensamientos
de tu alma azul, como las rosas pura?
Persisten los febriles pensamientos,
o slo un eco de pasin perdura?
Dentro, en mi torre, ululan los lamentos,
revistiendo mis sueos de amargura.
YO S IEMPRE TE QUERR
Yo siempre te querr aunque no me quieras;
encerrada en m ests sin poder irte.
Cuntas cosas podra yo decirte
si escucharas mi voz, y la creyeras.
Te querrs alejar; y, si pudieras,
romper tus ligaduras y evadirte.
Me herirs, pero nunca podr herirte
y no me olvidars, aunque quisieras.
Tus amores sern de lejanas,
y quiz andars sola en tu sendero
buscando el resplandor de nuevos das.
Recordars mi amor, dulce y sincero,
y aprenders en tus maanas fras
que nadie te querr como te quiero.
REPRES IN
Suspira tu pasin encadenada
en la prisin del alma; y sus gemidos
golpean incesantes mis odos
con un clamor de libertad soada.
Se apagar la intensa llamarada

que revitalizaba tus sentidos,


y permanecern en tu perdidos
el calor y la luz de tu alborada.
Destruye de una vez los eslabones
que esclavizan tu vida. Abre la puerta
y deja en libertad las emociones,
que infundirn vigor en tu alma muerta.
Es la hora de lograr tus ilusiones:
El tiempo corre sin volver...Despierta!
CREPUS CULO DE MUJER
Qu buscas, mujer triste y dolorida,
de sonrisa fugaz, paso sin huella?
El resplandor lejano de tu estrella
se extingue ya, y te deja estremecida.
Es tu futuro calle sin salida.
La nia en ti durmi una noche bella
sin poder despertar; y la doncella
se perdi en los caminos de la vida.
Acunas soledad en tu regazo,
y te devora el ansia de ser fuerte
por falta del apoyo de otro brazo.
Y el tiempo va empujando tu alma inerte,
inexorable a golpes de su mazo,
hacia los arrabales de la muerte.
TIEMPO S IN TI
Pasa el tiempo como un barco de vela
fugitivo, impulsado por el viento,
con cargo de ilusin y sentimiento,
y arrastrando recuerdos en su estela.
Cuando ests junto a m es una gacela
veloz y rauda como el pensamiento;
y si te aguardo es el avance lento
del jinete sin fusta y sin espuela.
Adhirete a mi cuerpo, dolorido
de soportar esta cruel sentencia
que apartado de ti me ha mantenido.
Treme la juventud con tu presencia,
porque mi corazn ha envejecido

en los eternos das de tu ausencia.


DOBLE S EPARACION
Nueva ausencia en tu ausencia es doble ausencia,
y doblemente triste me has dejado;
doble es mi soledad de enamorado
doblegando mi espritu en dolencia.
Qu irnico es vivir en la existencia
de un dulce amor, febril y apasionado,
sin que mi mano te haya acariciado,
ni hayan visto mis ojos tu presencia.
Un intercambio slo hemos tenido
de ideas y emociones trasmitidas,
que lejana esperanza ha mantenido.
Las palabras han sido interrumpidas,
el amor y el ensueo no lo han sido,
porque ambas almas an estn unidas.
AMOR INCIERTO
Llegu esperanzador a tus umbrales,
y al golpear, me respondi tu ausencia,
vindome sometido a la inclemencia
de posibilidades desleales.
No pude capear los temporales
del agitado mar de mi impaciencia,
y el cicln de celosa intransigencia
asest a mi bajel golpes mortales.
Dnde, y con quin, y cundo, y cmo estabas?
Cmo me aniquilaba este veneno,
estrangulndome el alma poco a poco.
Te llam, pero no me contestabas;
te busqu, y no te hall; y al verme lleno
de angustia y soledad, me volv loco.
AMOR DULC E
ntima y frgil, suave y temblorosa,
reclinada a mi lado, as te pienso
como una vez te vio mi amor intenso,
con el frescor lozano de una rosa.
El brillo en tu mirada luminosa

calm mi ardor y me dej indefenso,


y entraste en m como oloroso incienso
purificando mi alma tenebrosa.
T disipaste toda incertidumbre,
y me arrancaste espina tras espina,
e hiciste gozo de mi pesadumbre.
Ahora mi pie junto a tu pie camina,
tras haber alcanzado la alta cumbre
donde mi amor hacia tu amor se inclina.
AMOR VIO LENTO
Hireme sin piedad en los sentidos
para lanzarme sobre ti violento;
aztame con tu furioso viento;
provoca mis sentidos encendidos.
No temas al or los alaridos
del salvaje animal, feroz y hambriento;
rudo ser el asalto, no sangriento,
al hallar tus cuarteles defendidos.
Escalar los muros, agitando
su melena en el aire altivamente,
y avanzar mordiendo y desgarrando.
Dominar tus miembros y tu mente,
y har verdad lo que t ests soando
de ser violada voluntariamente.
SOLO POR VERTE
Paso los das junto a la ventana,
S oador de romnticas quimeras,
con esperanzas imperecederas
de verte aparecer una maana.
Impreciso perfil, sombra lejana,
suave susurro, risas bullangueras,
imgenes de ti que van ligeras
desembocando en mi esperanza vana.
No aspiro a que disipes mi tristeza,
ni pretendo llegar a conocerte,
ni a ser una corona en tu cabeza.
Ven hacia m, mujer, slo por verte,
y el glorioso esplendor de tu belleza

ser mi compaero hasta la muerte.


VUELVE
Apenas te he encontrado, y ya te has ido;
qu soledad de noche ahora me espera!
Te llevaste al partir la primavera,
y me dejaste slo mi gemido.
Todo ha mi alrededor ha sucumbido;
se ha detenido el tiempo en su carrera,
y se ha muerto la msica que hiciera
el eco de tus pasos en mi odo.
No s si has de volver, pero confo
que tu sonrisa seguir irradiando
el calor que anim mi cuerpo fro.
MI oscuro invierno te estar esperando
como a la luz del sol en el esto;
y adems de esperar, te estar amando.
REGEN ERACION
Djame penetrar en tu memoria
para arrancar de cuajo con mis manos
los recuerdos crueles, inhumanos,
que oscurecen el cielo de tu historia.
He de restablecer toda la gloria
de los tiempos felices, tan lejanos;
y en tus jardines crecern lozanos
rboles de pasin, gozo y euforia.
Entrars en la tierra prometida
libre de soledad, dolor y llanto,
y mi mano estar siempre tendida.
Te cubrir mi amor bajo su manto,
y cuanto tengo y soy en esta vida,
tuyo ser, porque te quiero tanto.
S AL DE TI
Es un baile de mscaras la vida,
y en l giramos en confusa danza,
atropellando al paso a la esperanza,
que se va desangrando por la herida.
En el fondo del alma amortecida,

dolor y soledad en la balanza


ensombreciendo el rostro cuando lanza
dbil mueca de risa mal fingida.
En el reino sutil del sentimiento,
cuerpo y alma han de estar equilibrados,
y ambos han de seguir el mismo intento.
Si tus brazos estn desconsolados,
si el corazn rebosa desaliento,
busca otro amor y olvida tus cuidados.
LAMENTO DE S OLDADO
Aprend en la niez a sonrer,
a amar la gentileza y la bondad,
a vestir mis palabras de verdad,
y a gozar la alegra del vivir.
Ms tarde me obligaron a sentir
odio, desprecio, y fiera hostilidad,
a trocar mi dulzura en crueldad,
y a aprender a matar y a destruir.
El hombre que yo veo en el visor,
con la cruz sobre el pecho, es un hermano
que estoy asesinando en esta guerra.
Siento en el alma un peso abrumador
al ver que yace con mi propia mano
su cuerpo inerte en la desnuda tierra.
LAMENTO DE GEN ERAL
La paz me niega el esplendor glorioso
del laurel obtenido en la victoria,
y de forjar mi nombre en la memoria
de un pas que deseo poderoso.
Mi corazn se agita impetuoso
con un sueo marcial de lucha y gloria,
y un fiero anhelo de cambiar la Historia,
y un porvenir heroico y luminoso.
Espritus cobardes inexpertos
me limitan. Sus mentes no comprenden
ni mi estrategia ni mis emociones.
Qu importan los heridos ni los muertos?

S lo los pusilnimes se ofenden


de la exterminacin de unos millones.
LAMENTO DEL HERIDO
Annimo disparo ha interrumpido
mi caminar sobre el cruel paisaje,
y ahora emprendo un fatdico viaje
con el fondo del nimo abatido.
Mi cuerpo pasar firme y erguido
bajo el arco triunfal del homenaje,
disimulando el inhumano ultraje
que me ha de condenar luego al olvido.
S oy un pen, no ms en esta lucha
de incomprensible o falsa ideologa,
nmero fro, carne de can.
S oy una dbil voz que nadie escucha,
un siervo de la megalomana
que usa la fuerza cuando no hay razn.
LAMENTO POR LA VICTIMA
Llueve el dolor del corazn amante
sobre el inmvil cuerpo ensangrentado,
ce quien no combati como soldado,
ni tuvo voluntad beligerante.
Se abalanz la muerte fulminante
y no se percibi su paso airado;
y el inocente fue sacrificado
en aras de una idea intolerante.
Llora la esposa al malogrado esposo,
olvidando en la cmara nupcial
la flor de su pasin, ahora marchita.
Gime el nio sin padre, temeroso;
vierte la madre un llanto sepulcral...
y el hombre sigue en su obsesin maldita.
OFRENDA S EXUAL
Me llegaron veladas sugerencias
de amor sincero y de pasin profunda,
de una imaginacin brava y fecunda
sembradora de impulsos y tendencias.

Dej la puerta abierta a las vivencias


de una marea azul que ahora me inunda,
con vaivn de sonrisas en que abunda
la entrega de exaltadas experiencias.
En mi pecho desnudo vi sus senos
trazando con febril sexualidad
crculos deliciosamente obscenos...
Abr la fuente de mi intimidad,
un surtidor tembl en sus labios llenos,
y me aferr a su voluptuosidad.
DES DE LEJOS
Cada noche me invitas a tu lado,
y mi cuerpo se queja en la distancia,
viendo que tu sensual exhuberancia
se consume en un fuego malogrado.
El paisaje del alma, desolado,
sin tiempo, ni lugar, ni circunstancia,
vive una noche oscura en la ignorancia
de la luz que tu ausencia le ha negado.
Ven a m, no retardes este encuentro,
que el corazn me duele de esperarte,
y slo tu recuerdo llevo dentro.
Quiero tambin tu cuerpo para amarte,
tu flor abierta en la que yo me adentro,
y nunca ms permanecer aparte.
DECEPCIONADA
Te vi en la fra sombra de la pena
de cara al muro de la soledad,
al sentir que la voz de la amistad
degener en rumor de voz ajena.
La decepcin impuso su cadena
en torno a ti; pero su crueldad
te hiri en el alma, no en la dignidad;
no eres t quien merece la condena.
Si el corazn derrama confianza,
y con su luz a todos ilumina,
es justo que alentemos esperanza.
Mas si recibe el clavo de una espina,

quiz en lugar de optar por la venganza,


tuerza el rumbo en la senda que camina.
EFIMERA
Se dio a m toda aunque jams nos vimos
y un da se alej, confusa y triste,
en el alma vaca an hoy persiste
el eco del amor que nunca hicimos.
Por qu en la vida vamos y venimos
con esta indecisin que se resiste,
sin ver que en el amor todo consiste
en el momento actual en que vivimos?
Dudas, y celos, e imaginaciones
arrasan el castillo de los sueos
y enmudecen la voz enamorada.
Es una muerte estril, sin razones,
causada por moti vos tan pequeos
que, aunque parecen todo, no son nada.
TUS PALABRAS
A veces flechas raudas y candentes
disparadas al aire en busca ma;
a veces perros en cruel jaura
avanzando los clavos de sus dientes.
O quizs las pedradas inclementes,
o el tiro por la espalda en agona,
o el pual en el pecho en noche fra,
o el veneno letal de la serpientes.
Tal suenan tus palabras desgarrando
la fbrica moral del sentimiento,
que llora, sin saber cmo ni cundo.
Surgi en la vida el singular momento
en que muri el amor, pulverizando
en el alma hasta el ltimo fragmento.
S US PALABRAS
A veces manso arroyo, acariciando
las flores, al rodar de la corriente;
a veces la frescura de la fuente
apagando el sudor, y refrescando.

O quiz el fuego intenso, llameando,


o un rayito de luna sonriente,
o el fulgor de la aurora en el oriente,
o la mano en el hombro, reanimando.
Tal suenan sus palabras en mi odo,
incesante raudal de amor y entrega
que da el suspiro, pero no el gemido.
Copa de vino que a mis labios llega,
puerta cerrada al golpe del olvido,
gua segura para el alma ciega.
NO S E QUE HACER
Me llamas con tu grito desolado,
y no s responder debidamente.
Mis palabras no expresan lo que siente
mi pobre corazn desesperado.
Hay momentos que amor ha renunciado
incapaz de escuchar la voz doliente,
y aunque vuelve otra vez, y se arrepiente,
de nuevo se aniquila destrozado.
En este ir y venir, sin saber cmo,
en esta agitacin, sin saber cundo,
en esta triste opcin que dejo y tomo,
vivo en la confusin, siempre pensando
qu puedo hacer por ti, cuando me asomo
a tu alma herida, vindola llorando.
INVITAC ION
Tendida sobre el borde de la cama,
colgaba la ondulante cabellera
como en profunda catarata fiera,
que el rojo vivo de pasin derrama.
El intenso mirar de ardiente llama
dulce y provocativo y firme, era
como una invitacin tan a la espera
que esperar fuera insulto hacia la dama.
La mir, me acerqu, y a sus mejillas
tend las manos con temblor ligero,
percibiendo en su cuerpo un sobresalto.
S onri, la bes, vi sus rodillas

abrirse como rosa en el florero,


y me dej tomarla por asalto.
ENTREGA
No quiero argumentarte con razones,
ni discutir deberes ni derechos,
quiero poner mis manos en tus pechos,
y mi clida lengua en tus pezones.
Quiero fundir en una dos pasiones,
unir en uno separados lechos,
rodearte de abrazos tan estrechos
que hagan latir al par dos corazones.
Y cuando sientas mi total entrega,
y tu cuerpo responda enteramente,
no habr en nosotros nada que se niega.
Vibrars de lujuria irreverente,
y aceptar cuanto de ti me llega,
dulce, tierno, agresivo o indecente.
PARA TI
No he encontrado un tesoro que ofrecerte,
ni lo hallars tampoco en mi persona.
La vida con frecuencia no perdona
y nos anega con la mala suerte.
Pero mi amor es slido y es fuerte,
y como nunca piensa ni razona,
espera que me invades, zona a zona,
da a da, ao y ao, hasta la muerte.
Tmame y date a m, y ambos haremos
un nudo con los brazos y las piernas,
y en rojo fuego nos abrasaremos.
Habr gritos de amor, palabras tiernas,
y un salvaje vaivn en el que oiremos
el gran final de una rapsodia eterna.
FRANCIS CO DE QUEVEDO
Un lugar especial para Quevedo
hay en mi corazn y en mis estantes,
y un rumor de sonetos elegantes
bulle en mi mente con susurro quedo.

No hubo rincn en su alma para el miedo,


y Espaa y Roma fueron sus amantes;
sus stiras bruidas y punzantes
espadas son forjadas en Toledo.
Vio con dolor el desmoronamiento
de las murallas de su patria amada,
y so en su moral renacimiento.
Su acusadora voz fue desterrada,
pero sigui elevndose en el viento,
alejada quizs, no silenciada.
ANTONIO MACHADO
Qu no hay camino, Antonio? Hay un camino
impreso en la roca por tu planta;
camino permanente, en el que canta
tu verso austero, recio y cristalino.
En las tierras de S oria, el campesino
contempla con un nudo en la garganta
la adustez del paisaje, y te levanta
su brindis con un vaso de buen vino.
Por tu amada llanura y tus alcores
rezando tus poemas pasa el Duero,
con sonrisas y lgrimas de amores.
En el cielo en que te halles, slo espero
que ests con tus amigos escritores,
y que a todos sonra el dios ibero.
MIGUEL D E CERVANTES
Don Miguel de la vida de aventura,
manco en Lepanto y en Argel cautivo,
siempre ingenioso y con humor festivo
no obstante la pobreza y la amargura.
Engendrador de la inmortal figura
del caballero audaz, bravo y altivo,
que slo se rindi al amor esquivo,
con sublime y magnfica locura.
Fue Don Alonso tu visin de Espaa,
abrazada a una idea irrealizable,
y agotando sus fuerzas en campaa?
Iniciaste un debate interminable:

Cada lector ha visto en cada hazaa


su propia idea, noble o detestable.
LOPE DE VEGA
En mi lejana juventud, las rosas
de tu jardn vertieron su fragancia
en mi alma soadora, y su abundancia
pareci permear todas las cosas.
Unas guerreras, otras amorosas,
brill en tus aventuras la elegancia,
pero no brill tanto la constancia,
t tan amante y ellas tan hermosas.
Un torrente surgi en tu pensamiento
de celestinas, damas, caballeros,
dando al teatro un slido cimiento.
Besos y espadas pueblan tus senderos,
pero el amor prevaleci en su intento;
no fue Marte tu dios, tu dios fue Eros.
CALD ERON DE LA BARC A
Un romntico lee en las estrellas
un poema infinito en mudo verso;
para el supersticioso, el universo
tiene dictado su futuro en ellas.
El sueo de la vida nos da bellas
imgenes, y aunque haya en el reverso
algn color inslito y perverso,
ni unas ni el otro son hijos de aquellas.
Segismundo enterr el determinismo,
y en los autos de intensa teologa
bebi la multitud el simbolismo.
El pueblo que entendi la teora,
el concepto del dogma, el silogismo,
estaba inmenso en la sabidura.
ARC IPRES TE DE HITA
Al despertar el sol en la caada,
llevando mi zurrn en bandolera,
conduje mi ganado a la pradera,
sola en la sierra esplndida y callada.

Brindara mi cuerpo enamorada


al primer caminante que viniera...
Y vi a Juan Ruiz subiendo la ladera,
fro en la piel, y ardor en la mirada.
Pude ofrecerle vino, pan y queso,
y percib que se iba reanimando,
desnudndonos ambos junto al fuego.
Cantando coplas entre beso y beso,
en mi se derram con fuerza entrando.
Qu fogoso amador, qu bravo juego!
SOR JUANA IN ES DE LA CRUZ
Retirada en la celda solitaria
domaste el cuerpo con la disciplina,
y el alma se inund de luz divina
conversando con Dios en la plegaria.
Tu rosa de pasin extraordinaria
te dio el aroma y a la vez la espina,
calor de fuego y robustez de encina,
y ardor para librar la lucha diaria.
No conoci tu espritu fronteras,
y el mundo entero estuvo entre tus muros
palpitante en tus libros y en tu mente.
Tus palabras directas y sinceras,
dieron a la mujer pasos seguros
al defender su honor con voz ardiente.
JORGE MAN RIQUE
Si Don Quijote hubiera conocido
a este hombre de la pluma y caballero,
como en letras y en armas el primero
lo hubiera, a no dudar, reconocido.
Nunca estuvo su espritu dormido,
porque fue su vivir sobrio y austero;
con la mirada en lo imperecedero,
vio el porvenir como si hubiera sido.
La muerte penetr en su corazn,
pero no le inspir lamentaciones,
ni amargura, ni lbrego sentir.
Menos como elega que oracin,

murmurando serenas reflexiones,


su ro fue a la mar, que es el morir.
S AN IS IDORO DE S EVILLA
Las esclusas del Norte reventaron
y Europa derram sus militantes
hordas de sanguinarios ignorantes
sobre la tierra hispana que arrasaron.
Esta agua humanas no apagaron
las luces que brillaban rutilantes
en las mentes serenas y brillantes
que a Roma en otros siglos adornaron.
Portador de la antorcha intelectual,
que uni la Antigedad a la Edad Media,
Isidoro irradi sabidura.
Todos bebieron de su manantial
autntico saber de enciclopedia,
siglos despus como en su propio da.
FRAY LUIS DE LEON
Los pocos sabios que en el mundo han sido
se honraran de estar en compaa
de este Fray Luis de tersa poesa,
prosa elegante y corazn florido.
En vida retirada sumergido,
hall la paz en la floresta umbra,
y se impregn de luz y de armona
al contemplar la noche pensativo.
La envidia le acus y puso en prisiones,
pero a ninguno vio como enemigo,
ni se dej arrastrar por emociones.
Volvi a sus clases no como testigo
de amarguras y de persecuciones,
sino con el espritu de amigo.
S AN JUAN DE LA C RUZ
Fue el ambiente de l naturaleza,
el ventalle en los cedros, los pinares,
el ciervo herido, cosas y lugares
que te alzaron a Dios con su belleza.

S obre el csped reclina la cabeza


la esposa del Cantar de los Cantares,
transformando los montes en altares
donde el alma contempla a Dios y reza.
Perdida entre la fronda, desolada,
va preguntando a toda criatura
si su amor ha pasado a la alborada.
S ali en su busca en una noche oscura,
con intensa ansiedad de enamorada,
y l solo ha de curar su desventura.
MIGUEL D E UN AMUNO
Don Miguel de la angustia y de la duda,
de la ansiedad y de la paradoja,
de la inmortalidad y la congoja,
de la verdad incmoda y desnuda.
La misma espina dolorosa, aguda,
que salpic tu vida en sangre roja,
esa inquietud febril, es hoy la hoja
del bistur que hiere y nos ayuda.
Hermano espiritual de Don Quijote,
ambos luchando monstruos de la mente,
ambos con ansias de una vida eterna.
Cada palabra tuya fue un azote
que despert a la juventud durmiente
y al impuls con fuerza de galerna.
MEN ENDEZ Y PELAYO
A una Espaa en miseria y humillada
le sali un defensor con elocuencia,
que atac con las armas de la ciencia
a la ignorancia mal intencionada.
Desenterr la historia sepultada,
nos devolvi el orgullo en nuestra herencia,
y en cada libro pronunci sentencia
de muerte a la calumnia descarada.
Vivi toda su vida entre los muertos,
resucitando a muchos a otra vida
ms honorable y menos aparente.
A los dormidos les dej despiertos,

a los dolientes les cur la herida,


y con los ignorantes fue inclemente.
ANGEL GANIVET
En el nadir histrico de Espaa,
entre la humillacin y el desaliento,
como un profeta alz la voz al viento,
voz salida del fondo de su entraa.
Combate secular en tierra extraa
malgast la energa y el talento
que hubieran impulsado el movimiento
fecundo y creador de otra campaa.
Replegados detrs de la frontera,
dibujemos la nueva perspectiva
con espritu firme y poderoso.
Un nuevo Siglo de Oro est a la espera,
vas slo ha de llegar si el alma activa
su potencial castizo y luminoso.
S ENECA
Aunque el rumbo percibas inestable,
con el azote de los cuatro vientos,
y aunque Roma se quiebre en sus cimientos,
te habrs de mantener imperturbable.
No llores la desgracia inexorable,
deja fluir los acontecimientos,
son tus riquezas tus conocimientos,
y slo la virtud es memorable.
Qu leccin tan magnfica nos diste
aceptando la muerte sin protesta,
y con serena y firme valenta!
Al abrirte las venas, sonreste,
y partiste dejando manifiesta
la conviccin de tu Filosofa.
BECQUER
El arpa en el saln no durmi oscura
ni l la dejo olvidada o silenciosa,
porque instal un suspiro en cada rosa,
y habl a cada mujer de tu hermosura.

Dulce dolor y tierna desventura


le anegaron el alma luminosa,
pero no la cadencia rumorosa
que tembl en su cancin sin amargura.
Sembr su ntimo huerto con amores,
los unos, florecidos y vibrantes,
los otros, desgarrados por espinas.
Y obtu vo una legin de admiradores
retornando a sus versos anhelantes,
como tropel de oscuras golondrinas.
GARCIA LORCA
El S acromonte enciende sus candiles,
y el agua del Genil llora su pena;
baila la luna en la ms alta almena
y en las agujas de los campaniles.
En lento caminar, Guardias Civiles
hunden las botas en la sucia arena,
y los gitanos de la piel morena
ocultan en la sombra sus perfiles.
Mundo de magia, de cancin, de ensueo,
verde viento, jinetes enlutados,
de casadas infieles, y toreros...
Qu grande hiciste un mundo tan pequeo!
Qu dolor ver tus labios tan callados,
sin luz tus ojos bajo los luceros!
PEREZ GALDOS
En Trafalgar naci el peregrinaje:
Los hroes muertos la victoria ajena;
luego guerras e intrigas en la escena
que arrastr por el siglo tu viaje.
Vino el francs y cometi el ultraje,
y el len, sacudiendo la melena,
rugi feroz rompiendo la cadena,
y le rindi tu pluma el homenaje.
Luego tus Episodios son reflejos
de revueltas y luchas fraticidas,
noveladas en fondo de verdad.
Pero tambin nos diste unos espejos

en que ver los amores y las vidas


que pululaban en tu sociedad.
GARCILAS O DE LA VEGA
La espada del poeta en sangre escribe,
con la pluma guerrea el caballero,
y el pastor, en acento plaidero,
el dulce lamentar de amor describe.
Verde aroma silvestre el campo exhibe,
de glogas virgilianas hervidero,
y agoniza el amante, prisionero
del desdn despiadado que recibe.
Oh, buclica vida de rebaos,
de paz, de languidez, mientras los aos
se van unos tras otros sucediendo.
Y la amada glacial, inasequible...
En esta soledad inextinguible,
salid sin duelo, lgrimas, corriendo
MARQUES DE S ANTILLAN A
Tan seor de saln y barbacana
como de la caada y del otero,
la gentileza prefiri al acero,
los libros a la pompa cortesana;
y a la dama elegante, la serrana
de ofrecimiento clido y sincero,
fresca rosa, que al borde del sendero,
vibra en la noche y brilla en la maana.
Perdido en los caminos comarcales,
encuentra entre pastores y zagales
el fragante primor de la vaquera...
Campo de Finojosa, envuelto en sueo,
ardiente va del Calatraveo,
quin pudiera seguirle, quin pudiera.
TIRS O DE MOLIN A
Burlador de Sevilla, qu irona!
En castidad de celda concebido,
y entre Nonas y Vsperas parido:
De dnde tu arrogancia y osada?

Del Padre Tllez hijo en rebelda:


de su silencio emerge tu estallido,
de su cuidado arranca tu descuido,
de su virtud tu persistente orga.
Y como a Don Quijote Avellaneda,
a Don Juan Don Jos sigue y remeda,
y la posteridad le glorifica.
Alczar seorial, ms evocado
por el noble banal que lo ha heredado,
que por el arte de quien lo edifica.
BALTAS AR GRACIAN
Orfebre De arabescos del lenguaje
que a la agudeza del ingenio ofrece
profundidad de idea. y permanece
tallada en concisin en el mensaje.
Lope fue perspectiva del paisaje,
que en luminosidad clara aparece;
Gngora la espesura que florece;
Gracin, rigor desnudo de follaje.
Espritu gemelo de Quevedo,
como l batindose en el mismo ruedo
asctico, poltico, moral,
en densidad de estilo y pensamiento,
sobrio, preciso, en su embellecimiento
siempre exacto, jams superficial.
DON JUAN
No te gua el deseo a las mujeres
ni el vano orgullo de alargar la lista;
hay algo de ilusin en tu conquista,
y es pasin con amor lo que prefieres.
Si te aman ellas, t tambin las quieres;
respetas la virtud que se resista;
y a la que libremente se desvista
obtendr un intercambio de placeres.
Las enamoras con tu gentileza,
y te entregan su carne estremecida,
vibrante de ansiedad y de belleza.
Doras con besos cada despedida

y con sueos desnudos de tristeza,


y slo olvidas a la que te olvida.
FAUS TO
Desvanecida ya la juventud,
la edad se desliz con rapidez,
y viste aproximarse la vejez
con temblores, tristeza y acritud.
Mefistfeles dio con prontitud
a tu cuerpo la antigua robustez,
tomando posesin con avidez
de tu alma en eterna esclavitud.
Mas fue por la virtud y al inocencia
de la anglica y dulce Margarita
que te fue conmutada la sentencia.
Amor te rescat de la maldita
garra infernal, hallando la clemencia
como Don Juan la hall en la ltima cita.
CELES TINA
Esta mujer sabr solicitar
promesas de pasin en cada esquina,
y la doncella que a ella se encamina
en busca del amor, lo ha de lograr.
S abe de la ocasin y del lugar,
pcimas, artilugios y rutinas...
fascinadora madre Celestina,
maestra en sugerir y en procurar.
Confidencial lenguaje en sus consejos
de equvoca intencin, pero elocuentes,
llevan la persuasin profunda y lejos.
Los jvenes espritus ardientes
y los ms apagados, y ms viejos,
todos llegan a ser sus pretendientes.
DON QUIJOTE
Padre espiritual de todos cuantos
recorren las caadas y caminos
en bsqueda incesante de destinos,
de amor, y de ideales sacrosantos.

Tu fe dio a Dulcinea sus encantos,


y no desfalleci tras los molinos.
Ni poderes humanos ni divinos
lograron reducirla en tus quebrantos.
Cuando nuestra alma est en su noche oscura,
danos tu misma fe y tu dignidad
frente a la lucha y a la desventura.
Danos tu sed de la inmortalidad
aunque lleve consigo la locura,
que tu sueo es la sola realidad.
S ANCHO PANZA
Ciego al mundo ideal de caballero
de cautivas doncellas y gigantes,
slo vieron sus ojos ignorantes
la burda realidad del verdadero.
Vio a Aldonza, la aldeana, en el sendero,
no a la dama de rasgos rutilantes;
vio a cabreros y humildes caminantes,
no el avance de ejrcito altanero.
Mas con el tiempo, la spera corteza
lleg a ser suavizada lentamente;
y, aunque no vio en las cosas su belleza,
Lleg a soar un mundo sorprendente,
que pobl de gentil naturaleza
e imgenes buclicas su mente.
DULC INEA
Oh, cmo nos defrauda la apariencia,
y qu corta visin tienen los ojos!
Si los claveles son blancos o rojos,
no altera ese color su propia esencia.
Aquel que, como S ancho, en tu presencia,
no como flor te vio, ms como abrojos,
tiene en el alma un campo de rastrojos,
y es incapaz de ver la diferencia.
Tan slo Don Quijote pudo ver
la belleza detrs de su semblante;
l la entendi y la supo defender.
De l aprend que ser un buen amante

requiere comprender a la mujer,


y ser con ella un caballero andante.
HAMLET
Ser o no ser, no hay otra alternativa.
Vivimos para amar y ser amados,
y cuando nos sentimos traicionados
el ser es como un barco a la deriva.
Preferible es no ser, si insensitiva,
la vida cruel arrastra sus arados
abriendo surcos de dolor sembrados
en las tierras del alma en carne viva.
Voz de ultratumba con clamor doliente
lanza una acusacin. La malograda
y amada Ofelia flota en la corriente.
La sangrienta venganza ejecutada,
clav el vaco en corazn y mente
La muerte acecha...; ya no es ser...; ya es nada.
S EGIS MUNDO
Mienten los astros como el hombre miente,
slo el imbcil les otorga audiencia
nadie moldear nuestra existencia
sino la voluntad y el medio ambiente.
Si el pez, el ave, el agua de la fuente
nada, vuela, o arrastra transparencia,
Por qu habr de tener ms excelencia
que el hombre, superior e inteligente?
Este fuego vital, inextinguible,
privilegio de nuestra humanidad,
nos da siempre la opcin de lo posible.
La vida no es un sueo, es realidad
que se agita al rebato irresistible
de la campana de la libertad.
EL CID
Al pie de las murallas de Zamora
llor sobre el cadver de un hermano,
de un amigo, de un Rey, que por la mano
de Bellido muri, mano traidora.

En aquella sangrienta y triste aurora


ya el rumor apuntaba, no a la mano
que esgrimi el arma, sino al soberano
de fraticida voz conspiradora.
Y en Burgos, sobre el ara del altar,
como proclamacin de su inocencia,
al Rey Alfonso le obligu a jurar.
Tom mi rectitud por insolencia,
me arroj de Castilla, fui a luchar,
y un da le di el Reino de Valencia.
AQUILES
Mil naves sobre el mar se deslizaron
hacia Troya con mpetu valiente.
Helena fue un pretexto solamente,
todas las guerras lo necesitaron.
Diez aos de combates no arredraron
ni a griegos ni a troyanos, porque al frente
de cada ejrcito, en la lucha ardiente,
sus dioses predilectos pelearon.
Luch, venc, mor... Ni fui el primero,
ni el ltimo he de ser que, malogrando
la juventud, ha de obtener su Homero.
Los pueblos se desangran batallando,
y en esta estupidez, cada guerrero
piensa que Dios pelea por su bando.
ULIS ES
Maestro de la intriga y del engao,
fui un luchador tambin, a mi manera.
La muerte fue mi odiosa compaera
en los campos de Troya, ao tras ao.
Tanto dolor, y prdidas, y dao,
y en Grecia, las familias a la espera...
Yo propuse el caballo de madera
que algunos vieron sin honor y extrao.
La diplomacia ha de llevar consigo
normas y reglas, y un sabor de historia,
pero la guerra es siempre guerra sucia.
Se lucha por vencer al enemigo,

y si en la fuerza bruta no hay victoria,


habremos de obtenerla por la historia.
HELEN A
Es noche de traicin y de misterio
cay en los brazos del recin venido,
y huyeron ambos, sobre el mar dormido,
sacudiendo las bases del imperio.
Fue trgico y fatal el adulterio,
pues la vctima fue, no ya el marido,
sino el flujo de muerte inextinguido
que hizo de Troya un vasto cementerio.
Los ancianos del reino protestaron
la situacin extrema y tan aguda
por slo una mujer que nunca vieron.
Cuando ella apareci, tal la admiraron
su belleza, que no tuvieron duda
y aceptaron la guerra que opusieron.
ARGOS
resplandores de luna exuberante
baan cien ojos en la noche fra;
cincuenta duermen, con cincuenta espa;
calma es la sombra, alerta el vigilante.
La flauta de Hermes le alter el semblante
con la dulzura de su meloda;
y soando tristeza y alegra
uno tras otro los cerr el gigante.
No despert de aquel sueo mortal,
pero ascendi a las ms altas regiones.
Una cancin nos puede ser fatal;
un sueo puede alimentar visiones;
pero al morir, tendremos por igual,
un lugar entre las constelaciones.
BUCEFALO
Negro como un espritu del Hades,
ligero como un dios, la piel brillante,
rebelde a la montura y al montante,
quebr orgullos, deshizo voluntades.

Alejandro no hall dificultades:


dobleg su poder desafiante,
lo cabalg en su caminar triunfante,
y en su nombre fund varias ciudades.
El potro de mi sangre alborotado
caracolea en fiero remolino
sin mano firme a sujetar la brida.
La crin flotando al viento desatado,
relincha galopando en el camino
hacia una libertad no restringida.
S IS IFO
Sudor, y esfuerzo, y corazn sangrante,
fruto estril de intiles intentos,
perturban la razn como instrumentos
de diablico y fiero nigromante.
Oh, qu tarea inslita y constante,
avanzando la roca a pasos lentos,
perdindola en los ltimos momentos,
para recomenzar en un instante.
A punto estamos de obtener victoria
desprendiendo el temor de nuestra mente
al ritmo de cercana meloda,
cuando los cangilones de la noria
desparraman el agua intilmente
dejando el alma una vez ms vaca.
ATALANTA
En un mundo cerrado a la mujer,
entr con decisin y vehemencia,
afirm su valor e independencia,
y al competir, logr siempre vencer.
Pero no consigui pertenecer
al grupo explorador por excelencia:
entre los Argonautas, su presencia
podra la ocasin comprometer.
Hoy como ayer el hombre no se informa,
y al escoger aquello que desea,
superficialidad ser la norma.
Un hombre nuevo espera y clamorea

que sobre la belleza de la forma


prevalezca el encanto de la idea.
TANTALO
Los dioses determinan su venganza
con impulso cruel e insensitivo,
haciendo al hombre un msero cautivo
sin fe, sin libertad, sin esperanza.
Tntalo sin cesar la mano avanza
ya con fiera ansiedad, o ardor furtivo;
la sed y el hambre le consumen vivo,
pero ni el agua ni la fruta alcanza.
El hombre lanza su deseo al viento;
la mujer le recoge y le rechaza,
se ofrece y se retira en un momento,
y a la vez se desnuda y se disfraza.
Y el hombre queda solo en su tormento,
con nada entre los brazos cuando abraza.
PROMETEO
En el barro esculp a la Humanidad
dndole al primer hombre su existencia,
y logr asegurar su preeminencia
en un mundo de fiera hostilidad.
Romp las reglas por necesidad
(todo es comn en caso de emergencia),
y acept, an siendo injusta, la sentencia
que hiri mi cuerpo, no mi dignidad.
Prend mi antorcha en el sagrado fuego
del sol, y se lo traje a los mortales
pagando mi bondad con mi agona.
Quiz quebr las leyes, no lo niego;
pero fue por seguir los ideales
del corazn, no de la letra fra.
PANDORA
Fue mi nacer conspiracin divina,
malfico castigo, designado
contra los hombres, por un cielo airado
que en todo se entremete y determina.

Un estuche labrado en plata fina


se me dio a mantener siempre cerrado;
mas mi espritu estaba dominado
de esa curiosidad que nos fascina.
No pude resistir tanto misterio,
y al abrirle, escaparon con estruendo
todos los males en furiosa danza.
Hice de un Paraso un cementerio;
pero vi que en el fondo, sonriendo,
al menos me quedaba la esperanza.
EDIPO
Maldito el arte de la astrologa
que forja el crimen que no hubiera sido,
y fuerza al hombre al acto establecido,
tratando de evitar la profeca.
Qu fatdico y lgubre aquel da
en que el siervo salv, compadecido,
la frgil vida del recin nacido,
Sin conocerle, asesin a mi padre,
dando as cumplimiento a la amenaza
que nunca comprend que iba conmigo.
Y sin saberlo, mancill a mi madre...
Por qu no lo evitasteis, ciega raza
de incompetentes dioses. Yo os maldigo!
PIGMALION
Despreci a la mujer, fui intolerante
de su actitud ingrata y presumida,
y decid vivir solo mi vida
sin compartir su espritu ignorante.
De mi cincel surgi, bella y radiante,
una doncella en el marfil dormida,
despertando en el alma estremecida
la fiebre y los deseos del amante.
Mis manos la crearon tan hermosa
que en mi mente no fue ya una escultura,
sino obsesin intensa y luminosa.
Ante los dioses traje mi amargura,
rogando me la dieran por esposa,

y al punto cobr vida su figura.


LAOCOONTE
Vi con angustia a la lite guerrera
dejar caer las armas de sus manos,
y precavi mi voz a mis hermanos
de aceptar el caballo de madera.
En su entraa yacan a la espera
los griegos que juzgbamos lejanos;
mas fueron todos mis esfuerzos vanos,
y Troya se lanz a su propia hoguera.
Tres veces escuch la sacudida
de las armas, y alc mi voz al viento;
y se perdi mi grito en el clamor.
Un dios airado me arranc la vida,
uniendo mis dos hijos al tormento:
este, sin duda, fue el mayor dolor.
ARIADNA
Aban dona estoy, abandonada
por el amante al que ofrec mi vida;
en mi sueo parti, sin despedida,
llevndose mi sueo a la alborada.
Vino hacia m con alma desolada
en laberinto de dolor perdida,
y hall con mi asistencia la salida,
tras matar a su monstruo con mi espada.
En todos hay un Minotauro fiero
que en el ddalo interno nos oprime
y que exige la audacia de un Teseo.
Pero no habr victoria del guerrero
sin la Ariadna que besa y que redime,
... y que ser olvidada tras su empleo.
ATLAS
De nubes y d estrellas circundado,
desnudo el torso al agitado viento,
es vibrante columna y es cimiento
del mundo en su ancha espalda encaramado.
Sus hombros son el capitel labrado

de la cpula azul del firmamento;


y desde all contempla el hundimiento
del sol murindose en el mar rizado
Oh, cunto a veces nos oprime el peso
del amor rutinario o moribundo
a que el cansancio al corazn condena.
Y el sentimiento permanece preso,
sobrecargado de su propio mundo,
e inmviles los pies en la cadena.
NIKE
Apagse la queja del herido
cuando la muerte le bes en la frente,
y el vencedor mezcl el grito estridente
al llanto doloroso del vencido.
El campo ensangrentado, entretejido
de escudos, yelmos, lanzas, de repente
percibe el aleteo intermitente
de la Victoria en vuelo descendido.
Los pliegues de la tnica, rizados
por los mltiples dedos de la brisa,
se cien a su cuerpo de mujer...
En mis combates, por amor librados,
tratando de apropiarme tu sonrisa,
su imagen victoriosa quiero ver.
CRONOS /S ATURNO
En nieblas de futuro adormecido,
un hijo habr de despertar un da
que despedazar la tirana
e implantar el pode restablecido.
Cronos por el augurio precavido,
tras los bloques del tiempo es su viga,
y en aras de su megalomana
devora cada nuevo hijo nacido.
Dspotas vinculados al gobierno
inmolarn sus hijos en la guerra,
persiguiendo una estpida ambicin.
Y extendern la furia del infierno
a la sangrienta y calcinada tierra,

y esa ser su gloria y su blasn.


AGAMENON
Redoblan incesantes los tambores
golpeando la noche ensangrentada,
y se asoma la luna amedrentada
temerosa de ver nuevos horrores.
Ella esgrimi el pual de los traidores
y su amante blandi cobarde espada,
y el rey que no pedi en la guerra nada,
rindi la vida a los conspiradores.
Triste y cruel destino, que al guerrero
arrastra sobre el campo de batalla
privn dole de amor y juventud;
y al regreso, su espritu de acero
se quiebra ante la inslita muralla
de la traicin que le abre su atad.
EL RAPTO DE EUROPA
No vi en sus ojos la violencia oscura
que al toro hermano enturbia la mirada;
slo en ellos mi imagen reflejada,
en ntida y brillante miniatura.
Acarici su piel de nata pura,
y dej su testuz engalanada
de guirnalda tejida a la alborada
con flores que adornaron mi cintura.
Me encaram a la grupa, y al momento
se levant con gil movimiento,
y me llev sobre el azul del mar.
Siempre hay un dios que en cada enamorado
trama la posesin del ser amado,
y yo, mujer al fin, me dej amar.
CAS ANDRA
En soledad, clavada de agona,
vivo mientras la voz clama y augura,
por carecer, para mi desventura,
de credibilidad mi profeca.
Es mi palabra admonicin sombra

de la amenaza trgica futura,


oda, no escuchada... Qu locura
tener a un sordomudo por viga.
Oigo el grito de horror en cada canto,
detrs de la sonrisa veo el llanto,
y en la opulencia el fuego destructor.
A qu fin se me han dado estas visiones?
S oy la Sibila de las destrucciones,
considerada menos que un rumor.
ANTIGONA
Yacente sobre el polvo, al descubierto,
con la rosa de sangre marchitada
en el surco de carne que la espada
de tu hermano traz, tambin l muerto.
Qu acerbas lgrimas por ambos vierto,
uno bajo la tierra en paz callada,
otro sobre la tierra desolada,
vagando el alma en glido desierto.
Es injusta la ley si no es humana,
hermana soy antes que ciudadana,
y como tal enterrar a mi hermano.
Y a quien me acuse de desobediencia,
dir que ha de seguirse al conciencia
antes que los dictados del tirano.
ORFEO Y EURID ICE
Ella fue mi cancin inspiradora,
y la musa raz de mi cancin;
mas la muerte, noctmbulo ladrn,
la arrebat antes de brillar la aurora.
No era mi amor, ni lo es, amor que ignora,
y al Hades descend. La persuasin
de mi canto logr su redencin,
que cedes el Hades si mi canto implora.
Llvatela a la luz mas si volverte
a mirarla en las sombras, o la muerte
de su destino habr de apoderarse.
Oh, impaciencia del hombre enamorado!
Volv los ojos, y me fue arrancado

el corazn al verla evaporarse...


PEN ELOPE
Dnde estars, amor? Qu extraos mares
surcas bajo la clera violenta
de vengativos dioses, mientras lenta
cada noche acenta mis pesares?
Me siento extraa en nuestros propios lares,
sujeta a las presiones y a la afrenta
de cada advenedizo, que acrecienta
su ambicin entre copas y cantares
No tardes, apresura tu regreso,
que se me ha helado ya el ltimo beso,
y mi cuerpo ha olvidado tu calor.
Que estoy, como el fiel Argos, desvalida,
ciega y sorda sin ti, casi sin vida,
pero guardando inclume mi amor.
FED RA
Profunda, intensa inclinacin lasciva,
para el adolescente nimio juego;
cmo abrasa a mis aos este fuego,
nunca como hoy tan lbrica y tan viva.
Ignora el joven mi pasin furtiva,
y si audaz la propongo o se la entrego,
no indiferente, hostil queda a mi ruego,
rasgado mi alma su actitud esquiva.
Vstago de mi esposa, no hijo mo,
me has incendiado y permaneces fro,
deshonrada me siento an sin rozarte.
Mi cuerpo por el tuyo va gimiendo
cuando el camino de la muerte emprendo,
amor estril, sin jams gozarte.
MED EA
El hechizo, la magia del brebaje,
el conjuro fatal, y el maleficio
sometieron el mundo a mi servicio,
pero no siempre al hombre en vasallaje.
Engalan de rosas mi paisaje,

de ptalos de amor en ejercicio,


de espinas en sangriento sacrificio,
y fue pagada en implacable ultraje.
Ni de mis ilusiones me arrepiento,
ni mis planes diablicos lamento;
todo cuanto hice volvera a hacer.
Que no es vida feliz haber llegado,
mas con intensidad haber andado
la dura senda que empez al nacer.
ORES TES
El pual, el pual, hermana ma!
Repudio la bebida que envenena;
no merece una muerte tan serena
quien supo asesinar a sangre fra.
El adulterio no merecera
castigo tan cruel; slo enajena;
pero en mi mente sin cesar resuena
el grito de mi padre cada da.
Madre y amante en pacto tenebroso
para arrancar la vida del esposo,
por el pual del hijo han de morir.
Y si las Furias has de perseguirme,
de lugar en lugar habr de irme,
pero nunca de m tendr que huir.
IFIGENIA
La estrategia poltica y la guerra
se rigen por el cdigo inflexible
de almas de hierro, cuyo pie insensible
pisotea las rosas en la tierra.
Prisionero en los picos de la sierra
de una diosa arrogante e irascible,
duerme el viento, a la flota inaccesible,
y su velamen en quietud se encierra.
Agamenn, para salvar la empresa,
no duda en inmolar a la princesa,
padre inhumano a diosa sanguinaria.
Y as van los proyectos de conquista,
ya gubernamental, ya terrorista,

combinando la sangre y la plegaria.


CIRC E
Mi rebao de amantes, mis leones,
mis tigres y gacelas, alces, renos,
amamantados todos a mis senos
antes de obrarse sus transformaciones.
Aban donadas las embarcaciones,
invadieron ingenuos mis terrenos
llegando a estar enteramente llenos
de sus deseo y mis seducciones.
Tal vez se diga que dom las fieras,
o baj del instinto las barreras
trocando al ser humano en animal.
No envilecen al hombre sus instintos,
tan bellos, tan intensos, tan distintos,
sino la mente que concibe el mal.
ICARO
Volar, volar, del suelo despegarse,
ser hermano del guila en la altura,
cruzar en desafo al estatura
de las cumbres que empiezan a nublarse.
Y agitando las alas, elevarse
hacia el sol, y sentir su quemadura,
ver la tierra, lejana miniatura,
y las estrellas ante m apartarse.
Y a mi padre gritando sus consejos
con el temor de que si voy ms lejos
al desastre me pueda aproximar...
Si el ebrio juvenil es invencible,
por qu cayendo estoy? cmo es posible
que en mi descenso me ha tragado el mar?
TIRES IAS
Ilustre sabio, perspicaz profeta,
para quien el futuro es transparente,
y tan claro el ayer como el presente;
hombre y mujer en nica silueta.
T, que lograste la visin completa

de cuanto cada seso juzga y siente,


dime cuyo placer es ms ardiente,
cuya satisfaccin es ms completa.
Y el orculo de hombres y deidades,
portador de las dos sensualidades,
respondi en forma contundente y breve:
En medida o escala de uno a diez,
quiz exceptuando la primera vez
uno se lleva el hombre, y al hembra nueve.
LAZARILLO DE TORMES
Pertenezco a esa nueva clase astuta
forjada en el crisol del bajo mundo,
graduado en peripecias, vagabundo,
docto en tretas, ajeno a la disputa.
Duro es sobrevivir sobre la ruta,
pero mi aprendizaje en ella fundo,
que el ingenio deviene ms fecundo
cuanto menos el nimo disfruta.
Hubiera sido caballero andante,
cual lo fuera Amads, como Tirante,
si en otro siglo hubiera amanecido.
Mas no en ste, de ciegos y rufianes,
hidalgos, clrigos y ganapanes,
cuyas mseras vidas he sufrido.
MAAN A 399 TELEFONO 400
ltimas luces que acun el ocaso
bajo la solas se nos han dormido;
todo parece haber enmudecido,
menos el mar, que an habla paso a paso.
La noche tiene aroma de fracaso,
tanto encanto en tinieblas sumergido;
pero habr de quedar restablecido,
que el alba es un ayer que trae retraso.
El crepsculo nunca es amenaza,
sino eslabn que da y noche enlaza;
engendra sombras, mas con perspectiva.
Si la penumbra sobre ti se cierne
no dejes que te tia o te gobierne,

que otra luz volver radiante y viva.


SONETO
Cmo Besar la voz que de ti viene,
-rumor, suspiro, arrullo- y se derrama
dentro de m, y ofrece, y no reclama,
voz que estremece, y a la vez sostiene?
Cmo lograr que sin cesar resuene,
suave brisa mecindose en la rama,
o arroyo bullicioso, sin programa,
sin directiva que su rumbo ordene?
Voz presentida y a la vez sorpresa,
voz que casi acaricia y casi besa,
cunto de ti me llega en esa voz.
Cordn umbilical por donde fluye
mi corazn, que hacia tu vida huye,
por el que vienes hacia m veloz.
DES VELO
Desnuda ests. La noche se ha vestido
de ausencia y soledad. Nadie te mira.
Arde tu pecho, y t, sobre la pira,
inmolada a los dioses del olvido.
Tu silencio no es calma, es alarido
de cuerpo insomne que incesante gira
en las horas sin fin; es llanto, es ira,
por sentir sin sentido tu sentido.
Sembrada est tu piel de sensaciones,
madura ya la mies de las pasiones,
pero no hay labrador para la siega.
Ah, tus espigas altas y doradas,
irrigadas con lgrimas de almohadas,
que trmulas esperan en tu vega.
MADUREZ
No seas primavera irreflexiva,
lenta en venir, en emigrar ligera;
no te quiero tan slo mensajera
de policroma gracia fugitiva.
Fragancia, ptalo, opulencia viva,

superficial belleza: Primavera;


vaco, estril fondo, compaera
que a travs de la forma nos cautiva.
Bienvenida la flor si aporta el fruto,
la entidad, adems del atributo,
el alma en el reverso de la piel.
Dame el racimo de oro, el rubio grano,
en madurez de otoo o de verano,
y olvidar la rosa y el clavel.
CON OJOS DE DOLOR
Con ojos de dolor miras, amando,
y es el amor ms triste el ms sincero,
como aventaja el ltimo al primero,
est a la espera, aqul desesperando.
Con ojos de dolor...; quin sabe cundo
se agotar el retn de este granero
de lgrimas, y el brillo del lucero
del goza asuma en tu pupila el mando.
Y al asumirlo, el canto alborozado
de las risas habr desentraado
conmociones que apenas recordabas.
Con ojos de alegra has de mirarme,
pero no s si logrars amarme
como cuando al mirarme sollozabas.
LEJOS DE TI
Desde la oscuridad de mi destierro,
lejos de ti, alzo la voz en grito,
sangrando sentimientos por escrito,
y estrangulada en soledad de hierro.
Sufr tanto naufragio, tanto entierro,
ignorando cual fuera mi delito,
que en este mundo angosto que ahora habito,
eres la tabla y vida a que me aferro.
Al dormirse la luz sobre mi lecho,
duermes conmigo, pero no te estrecho,
cuerpo ausente, recuerdo enamorado.
Eres arduo dolor, profuso gozo,
mansa sonrisa, trmulo sollozo,

tan lejano de m, tan a mi lado.


SONETO
Tu silencio es figura de la muerte,
de esa muerte temida, no la ma,
mas la tuya, dejndome vaca
de cuanto tu alma sobre mi alma vierte.
Tanto de ti dependo, que soy fuerte
slo si tu palabra es compaa;
si tu voz se oscurece, mi alegra
naufraga en llanto al miedo de perderte.
Hblame en tonos negros, verde, rojos,
que escucho tus palabras con mis ojos,
no abandones en blanco la pantalla.
Tu voz est en las yemas de tus dedos,
y su inaccin despertar los miedos
de haber perdido mi ltima batalla.
SONETO BARROCO
S oy un hombre que fue, sin haber sido,
pues la mujer que pudo ser, no fue;
por eso estuve, estoy, quiz estar
en posibilidades retenido.
La mano que me hubiera sostenido
no me asi cuando lo solicit,
contra toda esperanza la esper,
desesperadamente dolorido.
Y los aos pasaron, paso a paso,
como el agua del ro, sin retorno,
tornando mi ventura en desventura.
Y ahora el tiempo es escaso en el ocaso,
y hay slo soledad en mi contorno
que hace oscura y sin cura mi locura.
DENTRO DE MI
Al mirarte, desvas la mirada,
temerosa de hallar en los espejos
de mis pupilas ntimos reflejos,
opuestos a tu prxima arribada.
Esa imagen perdi la llamarada

que brill inextinguible en tiempos viejos,


y ahora arrastra sus pasos a lo lejos,
vagabunda de senda extraviada.
Sumrgete en el fondo de mis ojos,
si un da impuros, ya purificados,
entra de frente y baja sin temor.
Romper de mis puertas los cerrojos,
expulsar a inquilinos e invitados,
y estars sol, libre y por amor.
TE HAS IDO?
Has cortado el cordn umbilical
que enlazaba tu sueo con el mo?
Cmo podrn vivir con tanto fro,
sin quebrarse sus formas de cristal?
Gira mi mente en rpida espiral,
sin hallarte en mi crculo sombro;
en tu ausencia me visto de vaco,
sin tu voz hay silencio sepulcral.
Sino vuelves, ser la primavera
de un nuevo invierno, pesimista y largo,
y slo espinas brotar la rosa.
Yo vivir expatriado en la frontera
infranqueable del olvido amargo,
ciego de amor en noche silenciosa.
LA ENCINA
Ven, leador del bosque sooliento
contra la encina gris de mi tristeza,
con absurda raigambre en la cabeza
y en esterilidad de sentimiento.
Aplica el hacha al tronco polvoriento
arrancando a mordiscos la corteza,
rompe el alma del leo, que ya empieza
a perder en las ramas el aliento.
Desmenuza mis miembros en astillas
para resucitar el viejo fuego,
dormido en las cenizas, moribundo.
Pero si me abrazaran sus rodillas
en oferta espontnea, sin mi ruego,

incendiara su pequeo mundo.


CELOS
Me resisto a adentrarme en tus archivos
porque hay cartas de amor que no he firmado,
respuestas que a mi nombre no han llegado,
fantasmas que parecen estar vivos.
Me dominan impulsos vengativos
contra enemigo no identificado,
y se repliega el corazn frustrado
con la razn y el nimo cautivos.
Quisiera prender fuego a los legajos
de extrao contenido y nombre ajeno,
que me rompen la espalda con su peso.
Nivlame, mi amor, los altibajos
de esta pasin con el contraveneno
destilado a mis labios por tu beso.
AMADO MUERTO
No te enraces en el desconsuelo,
que es amarga la savia producida,
y arrancar el encanto de la vida
dejando en tu alma un tmpano de hielo.
Ni proclamen tu luto bajo el velo
de triste soledad por tu partida,
debes cicatrizar pronto la herida,
que l vive en otro mundo u otro cielo.
Si partir es morir en cierto modo,
la muerte es solamente lejana,
y quien muere, no muere, va primero.
Y aunque al final has de encontrarlo todo,
ahora debes marchar en compaa,
sonrisa abierta y nimo ligero.
TUS COLORES
De qu color tienes el alma, amiga?
Roja sangrienta de pasin doliente?
Blanca y radiante de alba transparente?
Dorada en plenitud como la espiga?
Opaca en la penumbra de la intriga,

o azul marino de ilusin naciente?


Verde esperanzador y sonriente,
o indiferente gris que a nada obliga?
Me acerco a ti con cndido optimismo,
y el alma no percibe tus colores,
afligida de intenso daltonismo.
Pero advierte tu flor entre las flores,
y llegar en la oferta de ti mismo
a aceptar tu sonrisa y tus temores.
LA FRAGUA
Dolor de yunque en las entraas llevo
rompindome la carne a martillazos,
pues vacos de ti cuelgan mis brazos,
y sin tu voz ni a respirar me atrevo.
En la penumbra de mi fragua elevo
una cancin de hierro, y a zarpazos
intento restaurar los viejos lazos
forjndome otro resistente y nuevo.
Y los ruidos metlicos resuenan
noche y da, febrilmente incesantes,
y en fuego y viento y fuerza se encadenan,
sin lograr resultados importantes;
porque al silencio oscuro se condenan
a la hora de apartarse los amantes.
ES TACION
Ah, tu estacin, qu triste y desolada,
sin llegada de trenes ni viajeros,
somnolienta en sus tonos ms austeros,
mudo el ruido, la luz semiapagada.
Tiene aliento de invierno, est cansada
de vacos, intiles senderos
por donde ya no vagan ni extranjeros
con sonrisa de mueca desmayada.
Tu ltimo tren cruz hace largos aos,
dejndote el andn lleno de extraos
y agrios aromas, huellas y sabores.
Y ahora cerrado ests, en el desierto
de un mundo silencioso, casi muerto,

donde no saben germinar las flores.


DE PAS O
Siempre de paso, sin dejar impresa
mi huella ni en poblado ni en desierto,
con la mentalidad del aeropuerto,
donde uno viene y va, cruza y regresa.
Siempre de paso, y a distinta mesa
sentarse cada vez, de cada huerto
cortar la flor y anclando en cada puerto,
besar y despedir a quien nos besa.
Peregrinar ligero de bagaje
sin arraigarse a un nico paisaje,
reciclando la piel y las ideas.
Arroyo que a la vez se queda y fluye,
tiempo que permanece mientras huye,
mar que va reiterando las mareas.
S IN MAS ES PERA
Hurfanos son mis besos de tu boca,
y hurfanas mis manos de tu piel;
hurfano estoy de ti, como el pincel
del color que el artista no convoca.
Cada maana mi ansiedad invoca
tantas razones para serte infiel...
Si tantos libros hay en mi anaquel,
por qu uno solo tu memoria evoca?
No quiero releer lo ya ledo,
quiero ese libro tuyo y, sumergido
entre sus lneas conocerte entera.
Quiero estrenar tus pginas, leerte
con ojos, manos, voz, y retenerte;
sin orfandad de ti, sin ms espera.
METAMORFOS IS
Cada palabra ma, cada gesto
es golpe de cincel y de martillo
que al bloque opaco otorga forma y brillo,
y ponindote va de manifiesto.
Enigma ciego en mrmol, donde he puesto

mi mano exhumadora; qu sencillo


me resulta en erigirme en lazarillo
dndote a un mundo que sin ti detesto.
Tu perfil por estratos desentrao,
ms cabal cada vez, menos extrao,
y en l mis rasgos estampados dejo.
Y el arrancar al fin la ltima pieza,
pienso con inequvoca certeza
que al mirarte me veo en el espejo.
OTRA MANO
Tiemblan inviernos en mi mano yerta,
y en la tuya cerrada no consigo
ni accin de amarte ni calor de amigo;
y as busco otra clida y abierta.
Mujer desconocida, si a tu puerta
golpean los nudillos de un mendigo,
le dejars entrar, dndole abrigo?,
le extenders tu mano, aunque inexperta?
Mis alforjas al hombro estn vacas
de haberlo dado todo. Me daras
de tu pan y tu vino junto al fuego?
Sers un intervalo en mi camino,
o tal vez mi objetivo, mi destino,
al que tan tanto deambular hoy llego.
OLVIDO
S lo queda de ti una vaga idea
en las calladas ramas del sentido;
lo que antes fue desgarrador bramido
murmullo es hoy que el viento balbucea.
Desmayada la llama, parpadea
con jadeo de cisne mal herido;
y en el silencio hay un clamor prohibido
que ni agita, ni evoca, ni espolea.
Ciego el recuerdo est, y amordazado,
el deseo se ve desarraigado,
y tu presencia es ya sombra lejana.
S lo una idea vaga de ti queda,
pluma de ruiseor en la arboleda,

canto sin voz, y sin taer campana.


INEVITABLE D ES PEDID A
Me has azotado, vida, y no me quejo,
porque tu adversidad me ha hecho ms fuerte;
joven ayer luch por retenerte,
y hoy, si quieres marchar, marchar te dejo.
El hombre que me observa en el espejo,
carente de ilusin, tal vez advierte
que le ronda el espectro de la muerte,
y hundirse puede al fondo del reflejo.
Y sin embargo, emboza una sonrisa
como quien sabe responder sin prisa,
sin sobresalto a la ltima llamada.
Porque, en definitiva, qu es la vida,
sino una inevitable despedida
desde el momento en que nos fue otorgada?
A GRITOS
Tanto ha llovido en nuestras soledades,
tan vasta es la distancia, y tan oscura,
que los ojos, sedientos de hermosura,
se anegan en sus propias humedades.
En nuestra carne la adversidades
clvanse a dentelladas de amargura,
pues falla el roce que la piel procura,
y el alma slo abraza irrealidades.
Falto de voluntad, llamo al destino,
pidiendo a gritos que este clandestino,
este prohibido amor al fin florezca.
Que el surco abierto encuentre las semillas,
y que me abracen firmes tus rodillas
desde el crepsculo hasta que amanezca.
QUEDATE
Oigo sordo fragor de cristalera
en el fondo nocturno de tu ausencia,
como si el alma, ciega en su inocencia,
diera un traspi mortal en la escalera.
Hoy tus brazos no son la enredadera

trenzadora de firme dependencia;


son otoo grisceo que silencia
lo que bullicio fue de primavera.
Nubes rotas, estrellas apagadas,
y un dolor, asesino a dentelladas,
interponiendo angustia entre los dos.
T, que fuiste requiebro en mis auroras,
t, que tal vez si lloro, tambin lloras,
qudate en m, no digas an adis.
AMANEC ER EN TEVERGA
Se desborda la luz en las cortinas,
y persiste el abrazo adormecido,
aunque la ltima sombra ha dimitido
desvanecindose por las esquinas.
Pero an vive la noche en tus retinas,
cada prpado un ptalo vencido,
y en su niebla de sueos sumergido
el recuerdo de ayer arremolinas.
El da no te niega un nuevo gozo,
pero cada hora que huye es un sollozo,
y por eso te impides despertar.
Duerme, mujer, mientras te abrazo y velo,
mantnme vinculado, mientras vuelo
por el silencio azul de tu soar.
S UPERACION
Te acarici con mano lacerada
por relieves extraos, por estras
talladas en tu piel en otros das
por otra piel tambin enamorada.
Llegaron al umbral de tu mirada
mis ojos, y en las hondas galeras
de tu alma, otras pupilas, no las mas,
amenazaban sbita estocada.
Repet mis canciones insistente
hasta volver tu piel, pura, inocente,
sin otros rastros que mis propias huellas.
Y te mir hasta que la sombra ajena
palideci y se fue, y hoy ests llena

slo de m, sin dudas ni querellas.


DE LA C ENIZA AL FUEGO
Amor es tener tacto en la retina,
contemplando tu piel bajo el vestido;
amor es olvidar lo que hayas sido,
y es la memoria que desde hoy camina.
Amante es la ceniza que se obstina
en volver a ser fuego; es el vencido
que no admite jams haber perdido,
e intenta superar su propia ruina.
Mis ojos te han tocado tantas veces...
He enterrado tu ayer, y hoy me pareces
tan nueva como el mundo el primer da.
Por ti he vuelto a ser fuego, he remontado
prdida y derrotas, y he llegado
a reafirmarte como toda ma.
INMORTALIDAD
Me resisto a pensar que en el olvido
mi nombre anidar, como se queda
entre la verde fronda, en la arboleda,
al volar de los pjaros el nido.
Rechazo la nocin de que, perdido
mi aliento, al claudicar la ltima rueda,
cuanto viv, cuanto mi cuerpo hospeda,
quedar bajo tierra consumido.
Quebrado estar el eje en el carruaje,
sealando el final de mi viaje,
sus despojos pudrindose a la sombra.
Y remontndome de entre las ruinas,
mi paso encauzar hacia las colinas,
mientras la brisa nmada me nombra.
VIVIR Y MORIR
No nos morimos de una sola vez,
ni tampoco nacimos de repente,
somos ros que arrancan de la fuente
sin saber disipar su fluidez.
Lucimos la rosada palidez

de quien nace a diario; y en la frente


surcos hay desprovistos de simiente;
vamos de desnudez a desnudez.
Cada da nacemos a la vida,
y cada da es una despedida,
tanto cuanto ganamos lo perdemos.
Al hoy, fugaz momento, encadenados
en cuna y atad, somos forzados
batiendo simultneos ambos remos.
EN TODO ES TA TU VOZ
En el rumor del mar, cuya marea
se adormece en la playa, en el quejido
del viento en el sauzal, en el crujido
de la hojarasca que el otoo crea.
En la copla que el ro tararea
madurando de fuente, en el taido
del ngelus, solemne, repetido
desde los campanarios de la aldea.
En todo est tu voz, ntima, suave,
flotando en el azul, alada nave
que hacia mi embarcadero se dirige.
Por todos los odos percibida,
mas slo por mi espritu entendida,
que por el tuyo sin cesar se rige.
UNICO INS TANTE
Cmo una vida exiges por entero,
si dueo soy de tan exigua parte?
S lo un momento de hoy puedo entregarte,
la huella de mi pie, mas no el sendero.
Ayer huy; nos mira prisionero
desde el umbral creado por nuestro arte;
maana an se refugia en el baluarte
que separa nacido y venidero.
No soy seor del mar, soy un navo
que ni mi surco puedo llamar mo,
dueo no ms que de timn y vela.
Djate amar en este nico instante,
sin mirar hacia atrs ni hacia delante,

sin nostalgias, proyectos ni cautelas.


NUEVO AMANTE
Ya no es mi vieja primavera, amigo;
si un tiempo florecieron mis rosales
bajo su brisa y sol, de mis umbrales
se ha distanciado ya, y no la persigo.
Hoy que sus rosas granarn contigo,
que te murmurarn sus manantiales,
y rompiendo ir en cantos matinales
su despertar, como lo fue conmigo;
bsala hoy con el bro y la ternura
con que yo la bes; porque an perdura
sobre su piel la huella de mi beso.
Y si acaso sorprende tu mirada
mi imagen en la suya reflejada,
deja en sus prpados el tuyo impreso.
DES EQUILIBRIO
S oy el alma del cuerpo del dolor;
bajo la piel, en venas de aoranza,
fluyen lgrimas de desesperanza,
y el corazn redobla su tambor.
Un da, entre mis manos, una flor
abri sus ptalos en grcil danza,
augurndome idlica alianza
de sensibilidad, gozo y temblor.
Pero la danza pronto se detuvo,
y el equilibrio azul no se mantuvo,
gestndose fatdica avalancha.
Hoy mi ntimo castillo yace en ruinas,
quedan slo en mis manos las espinas,
se encoge el alma y el dolor se ensancha.
VEN, YACE JUNTO A MI
En la estacin de la hojarasca, amiga,
en los meses de lluvia persistente,
en los das de viento intermitente
cuyo ltigo el rostro nos fustiga.
Cuando la nieve pertinaz obliga

a aadir otro leo al leo ardiente;


al percibir que lo nico presente
es la ausencia, el deseo y la fatiga.
Qu mrito es amar en primavera,
entre rosas, al pie de la palmera,
o en la inmvil molicie del esto?
Quireme ahora, mujer, en este invierno
que al golpear mis puertas se hace interno;
ven, yace junto a m, que tengo fro.
HE D E N EGAR MI AYER
He de negar mi ayer cuando te quiera,
ser virgen para ti en el sentimiento,
y saberte en perenne ofrecimiento
ltima amante, y a la vez primera.
Peregrino hacia ti, t viajera
por mi trrido yermo sooliento
llegando a ser, al encontrarme hambriento
pan, queso y vino bajo la palmera.
Tala mi olvido el bosque del recuerdo,
y eres t tanto ms que lo que pierdo,
que nada esto parece, y eres todo.
Mgica pleamar sobre mi arena,
que ni las fases de la luna frena,
e irrumpe hasta en el ltimo recodo.
S ENDA CIRCULAR
En evasin de soledad progreso,
y en el sendero un crculo sellado;
llego a la meta exhausto, macerado,
pero no hay plenitud, sino regreso.
Fin es principio, avance retroceso,
tan arduo caminar, tan prolongado,
para encontrar de nuevo el despoblado
del que intent evadirme, en que estoy preso.
Si el objetivo es punto de partida,
si al arribar se impone otra salida
sobre la misma ruta, qu se alcanza?
La soledad que irradicar intento
es en la espalda un bloque de cemento

en senda circular sin esperanza.


VIEJO FUEGO
Hay un plantel de ortigas a tu puerta
que el caminante toma por claveles;
libros lujosos en tus anaqueles,
de texto evaporado, tinta muerta.
La calle donde vives se despierta
a un trfico incesante de pinceles
que alteran tu fachada, tus laureles
victorias prricas de gloria incierta.
Yo recorr tu calle, entr en tu casa,
pens que en el hogar, sobre la brasa,
podra renacer un viejo fuego.
Si renaci, tu daga de impostura
le di, sobre la cuna, sepultura;
vctima fue de destructivo juego.
ALQUILER
S obre su corazn la oferta escrita:
Se alquila este local. Y hubo cortejos
de inquilinos probables; desde lejos
los vi venir, partir. nadie lo habita.
Nadie en ese tropel cosmopolita
ve su perfil aislado en los espejos,
hay demasiado ruido en los festejos,
aceptable tal vez si de visita.
Yo entr, qued, sal La algaraba
me provoc ms duelo que alegra,
mas intranquilidad que placidez.
Y an hoy en la distancia me pregunto
por qu me acerqu all, y hasta qu punto
hipotequ mi orgullo y mi honradez.
UNA NOCHE
Una noche tan slo en tu cabeza
rastreando recuerdos e intenciones
para extinguir mis propias confusiones,
aunque al fin me asesine la certeza.
Un anoche en tus venas, donde empieza

trmulo el pulso de tus emociones,


y navegarte en tantas direcciones,
desde la hilaridad a la tristeza.
Una noche en tu piel, clida y suave,
donde ninguna puerta tenga llave,
a plena luz y plena voluntad.
Un anoche, una sola noche quiero,
porque al amanecer si no me muero,
nos perteneceremos de verdad.
DOS MANOS
Tienes slo dos manos y parecen,
sobre mi piel, gavillas de cuarenta;
a su contacto un arsenal revienta
de mltiples caricias que estremecen.
Cre verlas dormir, no se adormecen,
siguen su ritmo, en consonancia lenta;
donde su habilidad se sedimenta,
nervios gritan, rumores enmudecen.
Trastorne tu contacto mi sentido,
en lo ingenuo, lo ardiente, lo prohibido,
en reconocimientos sin fronteras.
Multiplicadas van ya dos legiones,
manadas de corderos y leones,
laboriosa, perennes viajeras.
DUPLIC IDAD
Agrio aroma de sangre derramada,
de gran crueldad tenaz, indiferente,
de ella emanaba; su alma, tan ausente,
pareca del cuerpo desgajada.
El beso era en su boca dentellada
encubierta tras mscara inocente,
la palabra era hueca voz que miente,
y la mano en el hombro, pualada.
Camin por la vida de puntillas,
tal vez entreteniendo pesadillas
de ser al fin un da descubierta.
Pero sigui en la cresta de la ola,
con su gento en torno y su aureola,

tan poblada de amor y tan desierta.


OTRA BRIS A
No volver a pasar Manso lamento
en susurro de inmvil arboleda;
la brisa fugitiva ya no enreda
en las ramas su abrazo sooliento.
No hay voces, ni ecos; s el odo atento
procura penetrar cada vereda,
slo un silencio difano, de seda,
sin responder responde. Desaliento.
Mudo clamor, efigie transparente,
resuena en las esquinas de la mente,
ciega el mbito inerte del recuerdo.
Habr otra rfaga, vendr otra brisa
Amanece en mis labios la sonrisa,
y entre los quietos rboles me pierdo.
ALMA AUS ENTE
Dentro de ti habit, viendo las cosas
a travs de tus ojos; los rumores
entraban en mi odo, los temblores
eran entre mis dedos mariposas.
En tu piel se agolpaban silenciosas
las sensaciones, como borradores;
yo era el original, ya sin errores,
percibindolas puras, luminosas.
En tu alma ausente, muerta ya o perdida,
no palpitaba el pulso de la vida,
slo por mi sentas y pensabas.
Y ahora que yo me voy, tus emociones
volvern a lo que eran, sensaciones
que slo en la corteza almacenabas.
OIGO LA VOZ
Oigo la voz que a mis espaldas canta
y tantas veces me negu a escuchar;
voz con aire de sierra, olor de mar,
que puede atar un nudo en la garganta.
Voz sin rostro, sin forma, que adelanta

primaveras sin tiempo ni lugar,


que viene hipntica a desenredar
madejas de tristeza, y las quebranta.
Escuch tantas voces anodinas,
rebotndome su eco entre las ruinas
de mi ayer, que no pude escuchar sta.
O no quise tal vez. Prdida ma,
que el alma, sorda, se qued vaca.
Hoy, al orla, el mundo es una fiesta.
TU BATALLA
No has perdido la guerra, ni siquiera
perdiste una batalla, todava
la ests desarrollando, da a da,
y sin derrota, qu te desespera?
En tu muralla an flota la bandera,
ni cunde desercin ni hay cobarda;
si a lo lejos ulula la jaura
del absurdo temor, djalo fuera.
Si el corazn te juega guerra sucia,
que despierte el cerebro, y con su astucia
equilibre la lid, asuma el mando.
Se libran las batallas frente a frente,
mas se pierden o ganan en la mente,
sin obstar el vigor del otro bando.
TU VICTORIA
Se alza un arco triunfal en tu futuro,
y bajo l pasars, melena al viento;
detrs, el atad del desaliento,
delante, el gozo en su fulgor ms puro.
Libre sers, ya derribado el muro
limitador de dignidad e intento,
enmudecido quedar el lamento,
y tu pulso ms rtmico y seguro.
Deja correr del prpado a la arcilla
la lgrima que hoy surca tu mejilla,
el llanto puede ser liberador.
Pero abre tus pulmones a la brisa,
en ella sobrevuela la sonrisa

que tu rostro abrir como una flor.


ABIS AG, LA S UNAMITA
El frgil cuerpo, disecado el bro,
revestido se ve de invierno helado,
y quien guerrero fue, se halla acostado
abrazado al temblor en lecho fro.
Oh que destino el tuyo tan baldo,
virgen y bella S unamita, al lado
de quien recibe tu calor prestado
y te devuelve su inters vaco.
No has sentido en la noche la tendencia
de arrancar de su piel la indiferencia,
explorando secretos con tu mano?
Pobre dulce mujer, abandonada
en lecho ajeno, nunca desflorada
por hombre tan contiguo y tan lejano.
BETS ABE
El agua perfumada se desliza
en finos dedos de caricia muda,
blanca de luz, sobre la piel desnuda,
y delicadamente la suaviza.
Hay un temblor de arena movediza
bajo los pies del rey, pero no duda:
y la somete, y la transforma en viuda,
y es suya al fin, del fuego a la ceniza.
Al suceder las noches a los das,
estaba junto a ti David o Uras?
fue el rey mejor que el capitn?
O los cantos del rey con el salterio
cubrieron de tal gozo el adulterio,
que los recuerdos del ayer no estn?
RAQUEL
Por ti, Raquel, ha sido el sacrificio,
por ti veo pasar de siete en siete
los aos a la espera, y me acomete
una ansiedad de ti, sin ejercicio.
Toda con la mirada te acaricio,

hasta esta noche oscura que promete


desenlace nupcial en el que apriete
tu vientre abierto slo a mi servicio.
Y as ha sidoo no fue?... Qu desengao
amanecer unido a un cuerpo extrao,
lejos de ti, sobre tu hermana La.
Oh Raquel, mi Raquel, t has de esperarme,
porque dentro de ti he de derramarme
al final de estos aos de agona.
HIJAS DE LOT
Me reflejas, inhspito paisaje,
estril tero que nada lleva,
ni llueve en valles, ni en montaas nieva,
ni florece la flor en el ramaje.
Ni un hombre queda que mi piel trabaje
en la ntima tiniebla de esta cueva,
o junto al fuego, y permanezco nueva
ms bien quisiera recibir ultraje.
Ven, hermana, que ya el da de apaga,
y el vino rojo a nuestro padre embriaga,
ofrezcmosle nuestra desnudez.
Ser esta noche suya, y t maana,
no ms virginidad, no ms, hermana,
que sta pudiera ser la nica vez.
DINA
Vino al amanecer, grcil y pura,
el cntaro vaco a la cadera,
velado el rostro, negra cabellera
cayendo en olas hasta la cintura.
S lo sus ojos vi, mirada oscura
como la noche en que al amor se espera;
y junto al pozo, bajo la palmera,
se abraz mi deseo a su figura.
Me resisti, ms doblegu su intento
usando fuerza, mas sin ser violento,
y vi creciente su debilidad.
Se aflojaron sus manos en mi pecho,
y me anudaron en abrazo estrecho,

y al final nos amamos de verdad.


DALILA
Siento bajo mis prpados vacas
las cuencas de los ojos, y a mi lado
no percibo tu cuerpo perfumado,
tan adyacente en m en mejores das.
Qu negras son las noches, y qu fras,
que tu deslealtad me ha deparado,
pero aun ciego por ti y encadenado,
cmo quisiera hacer tus noches mas.
Oh, Dalila, Dalila, tu belleza
dos veces me ceg, y mi fortaleza
se derrumb ante tu debilidad.
Si pudiera rebobinar la vida,
y mi suerte me fuera conocida,
otra vez te dira la verdad.
RUT
Te seguir en el campo ya la ciudad,
mi huella ir en la tuya en el sendero,
si vas veloz, mi ritmo ir ligero,
si en calma vas, ir en tranquilidad.
He de hacer ma tu necesidad,
ser lo que t quieras lo que quiero,
me dir tu esperanza lo que espero,
y tu verdad vendr a ser mi verdad.
Tu nombre Noem, ser ahora Mara,
amargura que acerca, no separa,
manos vacas que saturar.
Por ti no he de negarme a los sudores,
espigar tras de los segadores,
y ms an que me diste, te dar
S US ANA
La ves bajo la fronda del castao,
que su esplendor desnudo al sol arquea?
Djame, amigo, una vez ms que vea;
quiero sentir como senta antao.
Oh, quin pudiera ser su agua de bao,

que tan estrechamente la moldea.


Oh, quin pudiera ser quien la posea,
por amor, por la fuerza o por engao.
Y subrepticiamente los ancianos
siguieron a sus ojos con sus manos,
temblando de lujuria entre las piernas.
Y fue un bloque de hielo la firmeza
de Susana, negando su belleza
a la amenaza y las palabras tiernas.
LA AD ULTERA
Los brazos de mi amante me cercaron
y mis manos sobre l rodaron locas;
todas las horas parecan pocas,
hasta que de su lecho me arrancaron.
En hemiciclo de odio me acosaron,
y los sucios insultos de sus bocas
cayeron ms hirientes que las rocas
lo hubieran hecho; y me inmovilizaron.
Tendida al sol, sobre la ardiente arena,
descendi sobre m la luz serena
de la nica mirada sin veneno.
Era el Rab que a los leprosos cura,
y me dijo en su tono de dulzura:
Mujer, fue por amor: No te condeno.
JUDIT
Descansa el carro, duerme la saeta,
el vino riega el paladar sediento,
la fatiga es asiria: Es el momento
de la accin que los riesgos no respeta.
Debo vestir la tnica indiscreta,
derramar sobre m el mejor ungento,
y fingir descarado atrevimiento
que no revele la intencin secreta.
Ni frvola ambicin ni honor abrigo,
slo la destruccin del enemigo
que pretende a mi pueblo destruir.
Y al cortar su cabeza con mi mano
har al gigante parecer enano,

ser abatido el que intent abatir.


MAGD ALENA
Am a los hombres tanto, a todos ellos,
y tanto fue sus amor, aunque tan breve.
El beso de stos fue aleteo leve,
remolino absorbente fue el de aqullos.
Si una mano se enreda en mis cabellos,
otra bajo mi tnica se atreve,
y a cada amante dejo que me lleve
ya sea en deferencia o atropellos.
Y yo me doy, tentada y tentadora.
Me doy? Me di; ya no me doy ahora,
porque un hombre, uno slo me fascina.
Un hombre a cuyos pies estoy postrada,
muy diferentemente enamorada,
cuya palabra sola me domina.
MARTA
No ves, S eor, que toda la maana
de mis ocupaciones soy cautiva,
mientras embelesada e inactiva
yace a tus pies sin ayudar mi hermana?
Marta, Marta, la vida cotidiana,
con sus quehaceres, resta perspectiva;
de tantas cosas el trajn le priva
a quien en vez de amar, slo se afana.
Tanta vida se va dilapidada
en marcha insustancial, precipitada,
sin disfrutar la magia del momento.
Retarda el paso, seca los sudores,
y aspira el dulce aroma de las flores,
que va ms lejos quien camina lento.
RAHAB
Vinieron como lluvias torrenciales
arrasando a su paso la cosecha,
imponiendo un a ley demente estrecha,
al toque fiero de los atabales.
Doce tribus de nmadas brutales,

de sangre y fuego el alma contrahecha,


exterminan en una sola fecha
a hombres, mujeres, nios y animales.
Peor castigo yo merecera,
habiendo traicionado en ese da
a la comunidad en que nac.
De nuevo el vencedor con Dios se explica,
la matanza con l se justifica,
y a travs de los siglos ser as.
ES CIS ION
Abre la noche fauces tenebrosas
devoran do cruel mi confianza;
la palabra indecisa no te alcanza,
y entre ambos fluyen aguas procelosas.
Qu valor tan efmero las cosas
tienen sin ti; qu frgil la alianza
que aporta desnivel a la balanza,
pesando las manzanas con las rosas.
De esas rosas me quedan las espinas
desde que ya a mi lado no caminas;
por cada herida un ptalo vol,
zarandeado por un aire extrao,
que pudo ser fatiga o ser engao,
pero que abri una brecha entre t y yo.
ALTO Y BAJO
En la montaa rusa de su vida
se transform en suspiros el estruendo.
Qu lentitud hacia la cima yendo,
qu rpida y profunda la cada.
Brazos en alto, en blanquiazul subida,
aspira a cielo y nubes sonriendo;
y en sbito descenso va temiendo
desplomarse en la tierra malherida.
Yo otra montaa rusa he descubierto,
en que mi mano lleva le toque experto
a las erectas puntas de sus altos.
Y desciende hasta las profundidades
despertando las sensibilidades

que la cubren la piel de sobresaltos.


IMPRES CINDIBLE
S ombra nocturna sobre m derramas,
precipitada y amenazadora,
t, que me regalaste en cada aurora
un sol prometedor de luz y llamas.
Veo cubrrseme la piel de escamas,
y la sangre circula helada ahora.
Dnde estoy? Dnde ests?Por qu me ignora?
tu voz de viento que arrull mis ramas?
Un prematuro invierno ha despojado
la fronda que vesta mi arbolado,
y estoy desnuda, fra, e insensible.
Revsteme de ti, de tu energa
y arrncame esta ausencia tan vaca,
para volver a serte imprescindible.
CAMBIO
Tmida nia en la primera escuela,
adolescente a la que no se toca,
joven que ni seduce ni provoca,
pero al final, apasionada abuela.
No sabe conformarse, se rebela,
y es un tanto arriesgada, sin ser loca;
toda su entrega le parece poca,
y ha olvidado el temor y la cautela.
Y por s sola va, sin titubeos,
conducida de impulsos y deseos
antes dormidos, o quizs distantes.
Ni se refrena ya ni se limita,
y slo acepta cuanto le permita
ser la mejor de todas las amantes.
CABALGAME
Cablgame, jinete misterioso,
al paso lento, que tu ritmo sigo;
y no quiero la sombra por testigo,
cablgame en la luz, voluptuoso.
Cablgame, jinete impetuoso,

al trote, sincronzate conmigo,


dime las cosas mismas que te digo,
cablgame en palabras, rumoroso.
Cablgame, jinete galopante,
cablgame con mpetus de amante,
furia de viento, sed de manantial.
Cablgame con fuerza inextinguible,
ms all del amor y lo imposible,
y mucho ms all del bien y el mal.
VAC IA
Nufraga en playa inhspita y desierta,
ni tengo voluntad para escaparme,
ni s aceptar la mano que desarme
la prisin en que estoy, o abra su puerta.
Tampoco escucho la seal de alerta,
y aunque la oiga, no s movilizarme,
ni el sol ser capaz de reanimarme,
ni la noche podr hallarme despierta.
Fra estatua de mrmol, insensible,
en m misma perdida, inaccesible,
sin ideas, palabras, ni razones.
Confusa estoy de m desarraigada,
mirando todo pero sin ver nada,
desprovista de sueos e ilusiones.
LOS RECUERDOS
Dnde van los recuerdos del que olvida?
En qu insondable sima permanecen?
Mantienen vidas propias o perecen
estrangulados sin hallar salida?
Duerme en la niebla el alma que descuida
la imagen del ayer, y palidecen
sus colores, sus formas envejecen,
y es un cuerpo sin hlito su vida.
T viniste y te irs, y habr en tu mente
un espacio vaco, indiferente,
donde mi nombre haba sido escrito.
Ser una sombra informe en tu pasado,
cuyo cuerpo el olvido ha sepultado

bajo una mole inmensa de granito.


S IN TI
Quien me ve se pregunta si estoy ciega
porque mantengo la mirada ausente,
y en el vaivn amorfo de la gente
avanza el pie y el alma se repliega.
S oy el buque fantasma que navega
sobre incoloro mar indiferente,
sin capitn al mando sobre el puente,
y en ruta a un puerto en que jams se llega.
He visto el sol, y estoy oscurecida,
pude cantar, y me hallo enmudecida,
viv unos das, y me siento muerta.
S onmbula en tu bsqueda he salido,
incapaz de encontrarte y del olvido,
en plenitud de ti, sin ti desierta.
UN SOLO DIA
A ti, con sed inextinguible, viene
esta mujer abierta en rebelda,
dispuesta a celebrar en slo un da
todas las fiestas que el amor contiene.
Ya en la explosin vital que el vientre llene,
en absorcin de rgida energa,
exploracin de mutua anatoma,
o entre los senos prisionero el pene.
Ser un encuentro exento de programa,
con libertad total sobre la cama,
sin privilegios, lazos, ni derechos.
Y ambos al fin extenuados, mudos,
descansaremos plcidos, desnudos,
sobre tu pecho el beso de mis pechos.
LA VIDA
Hoy es da de ciervos y gacelas
de juvenil y grcil movimiento:
corre el corcel del alma como el viento
sin que el jinete clave las espuelas.
Fue ayer da de miedos y cautelas,

de galpagos yendo en paso lento:


perdi el bajel del alma el cargamento,
destrozado el timn, rotas las velas.
Del guila maana ser el da,
del esplendor y de la fantasa
que convierte en grandeza lo pequeo.
No es el momento actual la vida humana,
es un compendio de hoy, ayer, maana,
cubierto por la cpula de un sueo.
MORIBUNDO DE AMOR
Mis manos allanaron el terreno
nivelndolo estrato sobre estrato,
proyecto inverosmil, insensato,
mas en el trance aquel factible y bueno.
Y al levantar la torre en huerto ajeno
con slo la esperanza por contrato,
sobre m se cerni el riesgo inmediato
de hundirse al rayo sin la voz del trueno.
Y aunque vi aproximarse la tormenta,
ni pareci cercana ni violenta,
slo un apelmazado nubarrn.
Pero ci en su oscuridad vaca
mi mente, destruyendo la utopa
elaborada en mi imaginacin.
ILUS ION
Desbrdase la luz por cada grieta,
que no es capaz de retenerla el muro,
y no ha permanecido ngulo oscuro
bajo sus ojos claros de violeta.
Transporta, hada inefable, mi alma inquieta
a tu reino ideal, sutil y puro,
robusteciendo el sueo que inseguro
tiembla al fondo de mi alma de poeta.
Tanto me ilumin su luz de fuego,
que me ha arrancado el mundo, y estoy ciego,
viendo tan slo su fisonoma.
Y no s si es cordura o es demencia,
si estoy en el recuerdo o la presencia,

si vivo en realidad o fantasa.


INMOVIL
Cerrado el libro que llamaras mo,
slo peso y volumen me has dejado,
mi lectura de ti se ha evaporado
y tu vaco ahora es mi vaco.
Y no puedo escribir sino me guo
de las lneas que t habas trazado;
tanto he perdido, tanto he olvidado
que no hay sonrisa en m cuando sonro.
Inmvil, casi inerte te presiento,
velamen flcido sin sol ni viento,
dormido en mar de glida quietud.
Aceptars de m un soplo de vida,
o enlazars tu herida con mi herida
en la inmovilidad del atad?
VOY A DORMIR
Voy a dormir sobre mi propia historia,
reclinado el vigor del pensamiento
en almohadas de olvido, mi momento
de silenciar la voz de la memoria.
Se ha ausentado la luz; la palmatoria
cuelga de un hilo azul, el aposento
tiene el alma de tnel sooliento
sin tren, ni claridad, ni escapatoria.
Mis imgenes, sombras en la sombra;
mis sueos, versos que ya nadie nombra,
y pramo desierto, mi jardn.
S E han vaciado todos los espejos,
hace fro a mi lado, y a lo lejos
desgarras sus tristeza un violn.
CORAZON MUERTO
No le pudo matar, ya estaba muerto.
Perdi la vida en tantas ocasiones
pero sus cclicas resurrecciones
eran como volver a estar despierto.
Siempre al sueo, al amor, al tacto abierto,

como se abren al da los balcones,


consciente de que al pie de sus acciones
hay un pual asido a brazo experto.
No le afectaba el riesgo presentido;
era su expectativa haber vivido
sin medir contratiempo o desenlace.
Cuando la blanca daga le abri el pecho,
parti un corazn mudo, ya deshecho
por no haber encontrado quien lo abrace.
AVAN ZA TU OLEAJE
No necesito ms que la marea
de tus manos, llegada y retroceso,
y un rumor incesante como un beso
que no sabe morir y me espolea.
Esta mi arena frgil te bordea
leve y frontal, sin el rigor y el peso
de la roca, que lleva en ella impreso
signo brutal de almena que bloquea.
Abierta me hallars, granada rosa
siempre primaveral, ni temerosa
ni en veleidad, mas lbrica y resuelta.
Alza el pecho y avanza tu oleaje,
lanzado galen al abordaje,
que estoy por ti en mi desnudez envuelta.
AL FIN
Quietas viste mis manos; si supieras
de su estremecimiento por tocarte,
de su invisible afn d entrelazarte
en lbrica ascensin de enredaderas.
Tantas veces te vi, sin que pudieras
adivinar esta ansia de besarte,
esta urgencia voraz de desnudarte
y adjudicarme senos y caderas.
Qu mentida, qu estril inocencia,
camuflando la sed, la turbulencia
que fluyen desde el sexo hacia la mente.
Pero hoy tus ojos, y tambin los mos,
han confluido al fin como dos ros,

un solo cauce, slo una corriente.


CAS I UNA NIA
Casi una nia ayer, boca inexperta
en palabras y besos, armadura
sobre senos y muslos, insegura,
como quien llama tmida a la puerta.
Entre los brazos hoy se me despierta
la flexibilidad de tu cintura,
ofreciendo en sensual desenvoltura
la desnudez apenas descubierta.
Has comido del rbol de la Ciencia,
y se ha desvanecido tu inocencia;
dinmica y gentil, te crecen alas.
La mirada se ha vuelto tan rotunda
que an mirando de frente me circunda,
y desde el fondo d ella me apualas.
INTIMA LOCURA
Joven, esposa y madre: qu distante
tu beso respetable en la mejilla;
cmo explicar que el roce en la rodilla
ms que fortuito fue intencin galante?
Cmo, desde mi verso vacilante,
decirte que en m llevo una semilla
con vocacin fecunda de gavilla,
de amigo transformndose en amante?
Joven y madre, descuidada esposa,
desencantada de uno, y jubilosa
por quienes reproducen tu figura.
Dej tus labios de mis besos llenos,
abr tu blusa, acarici tus senos,
y an no conoces mi ntima locura.
AMANTE C IEGA
No puedes ver, mi ciega enamorada,
la tibia mano que en la noche explora
tu luminosa piel, tan receptora
que fuera innecesaria la mirada.
Perdidos los colores, y truncada

la magia de crepsculo y aurora,


cada roce es sonata arrobadora,
cada rumor es claridad dorada.
Se te han llenado de ojos los odos,
y los aromas ms inadvertidos
son para ti una primavera en flor.
En tus labios el gusto va de fiesta,
y te nace en los dedos una orquesta
de la que yo me siento director.
RAD IANTE TUNICA
En silencio tus dedos me han tejido
radiante tnica de mil colores
que nadie puede ver, y tentadores
trazaron en mi piel tu recorrido.
Me veo de tu tacto revestido,
de tus propios aromas y temblores;
no s reconocer otros valores
sino aquellos que en m has establecido.
Cuando el crepsculo la tarde aboque,
y la sombra devore cada bloque
de esta ciudad, aunque contigo, extraa,
de ti estar vestido, aunque desnudo,
mi voz oirs, permaneciendo mudo,
y me hallars al fondo de tu entraa.
QUEDARS E
Si pudieras amar, llama a la puerta,
desnuda estoy como la luz del da,
contagiada de insomnio, en lozana
de mente y piel, en permanente oferta.
Y qudate despus. Si fuera cierta
tu facultad de amar, tu compaa
aceptable ser, pero te hara
partir cuando la aurora se despierta.
La noche es el sentido, y es la cama,
pero el amanecer es de quien ama,
la sensacin alzada en sentimiento.
La idea exige el cetro en la persona,
el corazn reclama la corona,

el sexo es slo frvido instrumento.


MIRAD A
Esta mujer con ojos de futuro,
clavados en los mos, incisivos,
y sus labios de puntos suspensivos,
me desnuda en mi fondo ms oscuro.
No veo ms que luz si me aventuro
dentro de mis recnditos archivos:
Me presagia; no importa los motivos,
me rasga pecho y mente su conjuro.
Su mirada es frontal desafiante,
dejndome indefenso en un instante,
como si ya supiera cuanto he sido.
Ah, pero yo tambin he descifrado
sus reinas de espejo alborotado,
y a su ntima raz he descendido.
MAGICA S OMBRA
Mgica sombra, etrea silueta,
recostada a mi lado silenciosa,
has anclado en mi cuerpo, mariposa,
de tenue roce, aroma de violeta.
Puede vivir dentro de m un poeta
que te ve sin tocarte, en la dudosa
realidad de la mente soledosa,
e imaginar que contra ti se aprieta.
Pero mis manos, sin conceptos, ciegas,
no te ven ni te alcanzan si no llegas
revistiendo esta forma imperceptible
de tus sentidos. Ven, no te demores,
que los mos estallan en clamores
por esa imagen tuya tan tangible.
GATA, PANTERA
Lleg, sedosa gata, zalamera,
friccin en ronroneo a mis tobillos,
trazando en torno de mis pies anillos,
como quien algo busca, ya algo espera.
Se apropi de mi mundo a su manera,

su alcoba, su divn, y sus visillos,


sorda a mi voz, errante en los pasillos
hasta que apareciste t, pantera.
Espritu salvaje y la belleza
de las fuerzas de la naturaleza,
ertica marea arrolladora;
con ese acoso de animal en celo
que salta o se revuelca por el suelo,
grcil, voraz, y que jams ignora.
RETRATO DE MUJER
Qu silenciosa, inmvil meloda,
esta mujer del cuadro, de tan leve
sonrisa complaciente Me conmueve
su aspecto de sutil melancola.
S abe que no ha llegado todava
ese instante en la vida que la eleve;
en el rostro el afn de quien se atreve,
y al fondo de los ojos, rebelda.
Tiene el aire sensual de quien pudiera
capitular, arriando la bandera
del orgullo, el recelo o el prejuicio.
Y parece mirarme con la gracia
de quien cede al avance de mi audacia
cuando invisiblemente la acaricio.
RETRATO DE MUJER (V)
Tu sonrisa es antigua; ya lo veo
como jardn fugaz, irrepetible,
hoguera que, agotado el combustible,
se desmaya en mortal chisporroteo.
Me sugiere el vital revoloteo
de alondras en la tarde, la posible
evocacin del beso irresistible
usurpado en discreto devaneo.
Cuantos han contemplado tu retrato
oscilan de evidencia de recato,
a embozo de sensual insensatez.
No revelas enigma ni motivo,
pero me dice su temblor furtivo

que no sonreirs as otra vez.


ANOMIMA VO Z
Te enmascara la voz, y te revela,
mujer sin rostro en pasadizo oscuro,
alma sin cuerpo que apresar procuro,
brisa invisible que me roza y vuela.
Por qu tal hermetismo? Qu recela
tu imagen en la sombra? Si aventuro
nuevo paso hacia ti, me obstruye el muro
que absurdamente alzara tu cautela.
Qu nutre las races de tus miedos?
S lo llevo en las yemas de mis dedos
diez ojos y diez lenguas rastreadores.
Fascinado te escucho cada da,
y el deseo voraz de hacerte ma
se viste de cadencias y colores.
ACOGETE A MI BRAZO
Acgete a mi brazo, fondeadero
al amparo de rocas y tormentas;
mira tus velas, rotas y sangrientas,
alma de trovador, no de guerrero.
Reconstruye tus mstiles, velero;
lleva en ti las mismas herramientas,
las mismas ansias de zarpar, y alientas
fibra de roble, olor de limonero.
Tu destino es partir, y mi ventura
ser el reposo, que aunque no perdura,
se afianza perpetuo en la memoria.
Acgete a mi brazo firme, estrecho,
como de amante que te ofrece un lecho
en toda su verdad, tosa su gloria.
ARCO IRIS
Un arco iris de placer y espera
conecta mi desnudo a tu desnudo;
si a tu distancia litoral acudo,
tiempo y espacio frenan mi carrera.
Estas manos de ptalos y cera

limitadas se quedan al saludo,


siendo incapaces de dejar el nudo
soado por el muslo y la cadera.
Aborrecida, absurda geografa
de aqu y de all, de alcance y lejana,
que me lleva, te enva, nos separa.
Este arco iris, puente intransitable ,
es implacable arcngel, cuyo sable
cierra el Edn que la ilusin forjara.
TEMBLORES
Desenreda, mi amada, los temblores,
como el viento el pinar se desenreda;
si una caricia en cada rama queda,
en tu ramaje anidan mis amores.
Los temblores, mi amada, sin temores,
querer sin miedo, como quien se hospeda,
desarropada de algodn y seda,
entre el escalofro y los ardores.
Avanza como el aire, abierto y puro,
cada pezn rosado erecto y duro,
en manos y ojos juvenil aplomo
con el temblor rojizo del deseo;
entre tus vibraciones te sondeo,
y sobre tu desmayo me desplomo.
S I ELLA NO VIEN E
Si ella no viene, se alzar la senda
en lnea vertical, lamo adscrito
a un paisaje de vrtigo, maldito,
sin nuevo atajo que hacia m se extienda.
Si no viniera, que la luz se encienda
por otras rosaledas, que yo invito
slo a las sombras, al jardn marchito,
al desencanto y a su marga ofrenda.
Si no lograra or su breve paso
acercndose a m, venga el ocaso
con su cortejo de horas en silencio.
Si no llegara grcil, verdadera,
no s si ingenuo seguir a la espera,

o si a perenne encierro me sentencio.


RITOS
Si las palabras despuntaran manos,
qu guirnaldas de tacto te dara;
si cadencias, qu augusta sinfona
de pompa y efectismos wagnerianos.
Mis sueos dionisacos, paganos,
liturgia son que invita a la osada,
a la celebracin en compaa
de sacrificios ntimos humanos.
Vctima puedo ser y sacerdote,
voz activa y pasiva, hasta que agote
el caudal de esta ofrenda prodigiosa.
Te quiero vctima y sacerdotisa,
vulnerable, y experta que improvisa,
y que al final sobre mi piel reposa.
MENS AJE EN BLANCO
Si recibieras un email vaco
escuchar el palpitar de oculta vida,
acaricia su carne desvestida,
presiente el rizo del escalofro.
Quizs en invisible desafo
te ha llegado una rosa an no nacida,
una cancin de amor adormecida,
o tal vez los mil ojos del roco.
Nada va en blanco enteramente; todo
tiene razn de ser, y de algn modo
mensajes mudos pueden ser vibrantes.
S abe el silencio revelar a gritos
mucho ms que la voz y los escritos;
no requieren palabras lo amantes.
LABOREO
Instalar mi rostro en la angostura
de tu barranco al pie de las colinas,
mientras la tarde cierra las cortinas
dando a la noche intimidad oscura.
Eres blanda quietud, fruta madura

erguida en cada seno, y me encaminas,


virtuosos de flauta y mandolinas,
manos y boca a rtmica aventura.
Me inclinar al cultivo de tu suelo,
hendiendo en suavidad de terciopelo
la reja de mi arado sobre ti.
Desbordar la lluvia el surco abierto,
y revitalizando tu desierto,
me verter sembrndote de m.
PRIMAVERAL IN VIERNO
Al hablarme, sofocas o amordazas
tantas palabras que enunciar quisieras;
si vengo en son de paz a tus riberas,
por qu las fortificas y acorazas?
Sean tus manos ntimas tenazas,
tu voz, chorro de luces que liberas,
tus muslos, lbricas enredaderas
que ms me estrechan cuanto ms me abrazas.
Qu extrao invierno: Se derrite el hielo,
florecen los jacintos, y en revuelo
vuelven los nades y las cigeas.
Desvlate, mujer, sal a la calle,
que perders este esplendor del valle
si bajas la persiana y slo sueas.
ALLI ES TARE
Si el mar, la luna, el sol han olvidado,
si los hombres, los ngeles, el cielo,
perdieron sus oficios por el vuelo
de la memoria, o se han bastardeado;
si l luz se ha dormido en el nublado,
las olas han cristalizado en hielo,
ngeles y hombres han tejido un velo
que les pueda enclaustrar al otro lado;
si todo en derredor es anarqua
como lo fuera el mundo el primer da,
la sombra en gestacin sobre el vaco
y la mano de Dios que se retrasa,
sentirs un aliento que te abrasa,

soplando a tus espaldas: Es el mo.


TAN ALEJADA
Estar ms all de los olvidos,
donde el recuerdo explora redenciones,
dejando atrs mi cueva de leones
y la ferocidad de sus rugidos.
La desmemoria adorna de descuidos
su carnaval, carece de intenciones,
se nutre de apata, de omisiones,
y aunque es silencio, se perfila en ruidos.
El recuerdo es el trueno, el martillazo,
pero viene en disfraz de fogonazo,
pincelada de grcil luz callada.
Yo que tanto te am sigo espigando
el temblor susurrante, el color blando,
que tanto hablan de ti, tan alejada.
TREINTA DIAS
Treinta das, un mes, nuestro primero,
con el alma rodando entre las manos
envuelta en los mensajes cotidianos
que pavimentaran el sendero.
cada palabra fue gil mensajero
de esperanzas y jbilos lejanos,
de piel, latidos, sueos tan tempranos
que parecieran aire pasajero.
Revistironse pronto de firmeza,
hermanados de gozo y de tristeza,
cabalgando ilusiones y dolor.
La marcha de las horas, dura y lenta,
quiebra la mente, el nimo revienta,
pero an as, me afirmo en este amor.
EL MAR, EL MAR
El mar, el mar, violento o apacible,
en playa de rumor, roca de estruendo,
oleaje de arcngeles muriendo
con beso suave o ltigo irascible.
Dentro de ti otro mar se hace posible,

que semejantes rasgos va exhibiendo,


mismas aguas margas irrumpiendo
ya en tenue flujo o rfaga inflexible.
Tus huella sen la arena se evaporan,
tus infortunios en silencio lloran,
agua que en agua incurre y se intercala.
Agravio ayer, maana incertidumbre,
y hoy soledad envuelta en pesadumbre,
triple daga feroz que te apuala.
A MI TAMBIEN
A cuestas llevo una cancin tan triste
que me sangra la espalda con su peso;
entre los labios se me muere un beso
de tantas veces que a nacer insiste;
la carne, despoblada, se reviste
de temblor que no lleva nombre impreso;
y en la pulpa apresada en cada hueso
callado grito de dolor persiste.
Qu turba de posibles desfigura
mi oscura realidad, y la fractura
en los fragmentos mil que van rodando.
Te repartes en varias direcciones,
y es una ms de tus revelaciones
que a m tambin, tambin, me ests amando.
EN LA S EPARAC ION
Si hoy o maana en tacto fueras ma,
no ya en fugacidad, en permanencia
ignorante de dudas y de ausencia,
cmo tu propia vida absorbera.
La muerte, hoy tan cercana, tan sombra,
sera un ngel negro en decadencia,
olvidando clepsidras y violencia,
y entonando quiz una meloda.
No s que melanclica tristeza
sube del corazn a la cabeza,
nublando sentimiento y percepcin.
Y en esa niebla, atnito y distante,
logro verte ms grcil y radiante

Te amar an ms en la separacin?
DES NUDOS
Me desvisten tus ojos, y los mos
van deshaciendo lbricos el nudo
del borde de su blusa, y al desnudo
fluyen los senos libres como ros.
Me desvisten sus manos, desafos
que mis manos aceptan, y saludo
cada temblor con arrebato mu do,
rozando intimidad y escalofros.
Y desnudos quedamos, frente a frente,
en atencin inmvil. De repente,
nace un abrazo de infinita calma;
como el aire de abril sobre la rosa,
sobre el ciprs la noche silenciosa,
y a travs de mi cuerpo le di el alma.
LEJOS
Tantas ausencias, tantas lejanas,
forjadoras de acerbas soledades,
kilmetros geogrficos, de edades,
de ideas, intenciones, fantasas.
Arrancamos de alegres melodas,
de esperanza inicial, de intensidades,
y nos devoran las adversidades
de tiempo, espacio y sus melancolas.
De qu sirven las nubes, las estrellas,
si no consiguen imprimir sus huellas
en la piel, aunque estn en la retina?
Lejos es apellido de la muerte,
algo que floreci, que yace inerte,
viejo palacio en lamentable ruina.
VEN Y DUERME
Cada noche me acuesto en la estructura
de sbanas de acero, y su dureza,
su frialdad, su rgida tristeza,
me oprimen con rigor de sepultura.
S lo tu mano clida, segura,

traer esa elstica delicadeza


que poda el luto, lima la aspereza,
funde el acero a golpes de ternura.
Con ella ausente, temblar la llama
de mis sueos; sin ella se derrama
el agua de mi cntaro, mi fe.
Ven y duerme conmigo, en alianza
de cuerpo y alma, que la noche avanza,
y el corazn ya casi no te ve.
CALLEJON S IN S ALID A
Quiebra los vnculos que a m te amarran,
cadena de afliccin, grillos de ausencia,
que no acierto a eludir esta violencia
de imposibles que el alma te desgarran.
Rosas te di cuya pureza embarran
los lodazales de mi inconsistencia;
alent sueos que hoy, en somnolencia,
no atesoran la fe, la despilfarran.
Qu callejn en sombra, sin salida,
la que antes fuera esplndida avenida
por donde ambos quisimos transcurrir.
No s si es el amor o el egosmo
quien me grita, en el fondo de m mismo,
que permanezca, aunque debiera huir.
CALIGRAFIA
Preterido el teclado indiferente,
de mecnico tacto y lengua fra,
hoy, a la luz del sol, mi alma se gua
por la mano que escribe cordialmente.
En cada rasgo o tilde est latente
un temblor, un lamento, una alegra,
una parte de m que irrumpira,
al ser ledo, en ti, como un torrente.
Escchenme tus ojos. Hoy te hablo
con la firme agudeza del venablo,
la suave intimidad de voz que besa.
Hacia ti mi escritura va, vibrante;
en cada lnea azul, zigzagueante,

en ti se imprima, sin estar impresa.


NOCHE DE PAZ
Regado estoy de paz que de ti mana,
qu descanso obtenido sin contienda;
el fuego en el hogar es roja ofrenda
a que la noche ahuyente la maana.
Dame el silencio que en quietud hilvana
sonrisas luminosas, y trascienda
de un alma a la otra, en paralela senda,
este alborozo inmvil que nos gana.
El tiempo se detiene; ya no hay horas
en cclico viraje, no hay auroras
avanzando en cuadrigas apremiantes.
S lo un punto, un perfil contemplativo,
y un mundo absorto al escuchar cautivo
la callada cancin de dos amantes.
APENAS CONOCIDA
Apenas conocida, y casi amada
desde el fondo sediento del deseo;
y en la raz del alma, un borboteo,
sin saberse si es agua o llamarada.
Agua tal vez de fuente desangrada
rebrotando en inquieto balbuceo;
brasa o fulgor de intenso galanteo
inflamado a travs de la mirada.
Tu piel vino primero, la envoltura;
luego se abri el misterio, que perdura
a pesar de la escarcha y la sequa.
Y hoy que de ti me abraso, en ti me inundo,
eres perenne fuente, ardor fecundo,
ntegramente amada, toda ma.
VIGOR INTACTO
Nadie ms solitario y dolorido
que t, mujer, bajo la luna llena,
o en la tarde buclica, serena,
descargando en las olas tu gemido.
Llevas el toro del dolor uncido

al yugo que te oprime y te refrena;


arando vas nostalgias en la arena,
pie vacilante, espritu vencido.
Los reveses de ayer, el alto muro
que hoy te acerca y asfixia, el inseguro,
gris porvenir, no saben desertar.
Pero un vigor innato en ti radica
que surge cuando todo se complica,
y volver de nuevo a desbordar.
NO TE AMO MAS
No te amo ms cuando mi abrazo lento,
tras largo agonizar, llega a tu lado;
aunque tanto en mi exilio te he aorado,
no es junto a ti que muere mi lamento.
Mi duelo es inmortal, y en cada intento
de exterminarle quedo derrotado;
si me siento en tu ausencia mutilado,
contigo el xodo otra vez presiento.
Me perteneces ms si no te tengo,
pues hay adis tan pronto como vengo,
espera, encuentro, lgrima y partida.
No hay primavera ya, slo hay invierno
sobre este amor, que para ser eterno,
debe sangrar de inagotable herida.
NO SOY ORIGIN AL
A mi palabra yacen vinculados
treinta siglos de intensas emociones
que el rapsoda condensa en sus canciones,
y el artista en sus cdices dorados.
No soy original; llevo calvados
dentro de m lamentos e ilusiones
que fraguaron el rumbo y las visiones
de tantos vidos enamorados.
No existe inteligencia creadora,
slo mente corsaria, expoliadora,
que donde otro hizo huella, pone el pie.
Yo siento y grito lo que hicieron antes
trovadores, arspices, amantes,

moldeo en verso lo que soy y fue.


DE QUE S IRVE?
Cada declaracin, cada promesa,
abre una zanja entre tu pie y el mo;
nos une un ancho y rido vaco
que ni se contraer ni se atraviesa.
S omos la boca que habla, mas no besa,
desolacin de atardecer sombro,
riberas somos de incesante ro,
quedando mientras fluye, y no regresa.
Me dueles tanto que mi piel se agrieta;
sobre el madero soy llama incompleta,
zigzagueando sin brindar calor.
Por qu guardar la rosa, si marchita?
De qu sirve el amor que as limita?
Qu hace con tal ausencia, tal dolor?
CRIS IS
Tres noches, una vida gris, desierta,
tres noches, un dolor rojo sangriento,
pero se enciende ya en el firmamento
la hora del alba; Lzaro, despierta.
Descerrajada en tierra est la puerta
del mausoleo, se durmi el lamento,
y flagela tu rostro un nuevo aliento;
vuelve a vivir, la muerte ahora est muerta.
La sombra atrapa y a la vez consume;
sal de entre los cadveres y asume
tu primitivo temple luchador.
Hay otra vida nueva por delante,
tal vez difcil y desafiante,
tal vez con los temblores del amor.
E-MAIL
En el principio fue el email, ciendo
cngulo leve de esperanza muda,
y luenga capa de amplia y densa duda,
llegndose en la noche, sin estruendo;
como quien llama a la ventana, hiriendo

tenuemente el cristal, y no reanuda


los golpes, recelando que se acuda
a una seal apenas pretendiendo.
Pero no hubo silencio ni protesta,
slo pronta, inequvoca respuesta,
de abrazo abierto y de sonrisa clara.
La esperanza not su lazo estrecho,
fue la duda un obstculo deshecho,
y un aura suave acarici tu cara.
PARTIR, MORIR
Me voy muriendo en la maana rosa,
cuando la tierra es vida que renace;
y aunque tenaz a tu perfil me abrace,
la hora ha sonado, firme y ominosa.
Hora ya de partir, qu silenciosa
en el fondo de tu alma mi alma yace;
la muerte no dialoga, no deshace,
verdugo del amor, bestia celosa.
Siempre se muere un poco al despedirse,
y a veces mucho, y no puede decirse
si est ms muerto quien se va o se queda.
Partir, morir, cuando el rosal germina,
cuando resurge el sol tras la colina,
cuando el viento acaricia la arboleda.
ALEJAMIENTO
Furtiva, inabordable, tan remota
como la sombra, como mar distante,
como sendero azul sin caminante,
o blanca nube que en el cielo flota.
Beb tu incertidumbre gota a gota,
y hoy la duda es mi fiel acompaante;
por ti libr batallas, y constante
me persigue el hedor de la derrota.
Se me olvidan los brazos al mirarte
porque estando a mi lado ests aparte,
sombra, sendero mar, nube lejana.
Furtivo pie alejndose sin huella,
inabordable albor, remota estrella,

almanaque sin hoy y sin maana.


S I TU NO VIEN ES
Se habr muerto el tropel de golondrinas
que aprendieron tu nombre? S e habr muerto
los cisnes que al crepsculo, en el huerto,
ondulaban las aguas cristalinas?
Habr muerto la rosa en sus espinas,
la palmera, sonrisa del desierto,
el sueo azul del soador despierto,
y la paloma del castillo en ruinas?
Parece haberse muerto la belleza,
y el agua, ro abajo, gime y reza
fnebre letana de lamentos.
Si t no mueres, aunque ests dormida,
seguirn germinando nueva vida
an los sarcfagos ms polvorientos.
UN SOLO ADIOS
Vivo de ti, dolindome contigo,
derramando tus lgrimas, ya mas;
y sonro tus propias alegras,
de tus latidos ntimo testigo.
En multitud perdido, soy amigo
ajeno ya a mis otras compaas,
y amante soy, rodando rebeldas
sobre tu piel de nardo que mendigo.
Ya no tienes, ni yo tengo frontera,
amalgamada en m de tal manera
que t eres yo, soy t, no somos dos.
Si desertar quisiera desairado,
si evadirte intentaras de mi lado,
doble muerte sera un solo adis.
MADRES S IN HIJO
TRIPTICO EXPO LIACION
Mi vientre de mujer, alborozado,
un clavel enjaul, roz un lucero;
nueve meses le tuve prisionero,
tiempo ntimo de dilogo callado.

S ali de m, se me qued colgado


del seno como un ngel compaero,
como violeta al borde del sendero,
o sueo azul primaveral dorado.
Pero ladrones de alma, sin careta,
me robaron el ngel, la violeta
qued pisada, el sueo interrumpido.
Una zarpa brutal quebr mi huesos
y arrebat mi manantial de besos,
dejadme un invierno oscurecido.
DIS TANCIAMIENTO
La sombra de ese invierno, densa y fra,
sigue envolvindome, como un sudario
amortajando el alma; mi calvario
alza una cruz sangrante en agona.
Qu desigual distancia en lejana:
para l tal vez yo un nombre innecesario,
y l mi finalidad, mi itinerario,
y la razn de mi melancola.
Tantos aos perdidos al cario;
la vida injusta me ha robado al nio,
y el muchacho camina indiferente.
Cada da a la luz oculto el llanto,
desbordan do en la noche, y me levanto
con angustia de m, y amor ausente.
EXPECTATIVA
Diecisis aos hoy, un metro ochenta,
cmo duelen centmetros y meses,
trepando calendarios y cipreses,
mientras mi pecho de ansiedad revienta.
Al fin su voz una esperanza alienta
como la oferta de oro de las mieses,
y tras tantas tinieblas y reveses
mi diminuta llama se acrecienta.
Qu miedo tengo a la ilusin, qu miedo,
mi escepticismo y regocijo enredo
entre la incertidumbre y la esperanza.

Cmo de no abrazar duelen los brazos,


cmo este corazn, a martillazos,
hacia ti con incierto paso avanza.
PALABRA ES CRITA
S lo te brindo mi palabra escrita
en la que ntimamente colaboras,
sin reflexin, en tintas incoloras,
aunque la mano con temblor la grita.
Cuando tu vista exttica la admita
vestir de rumores y de auroras,
como si obraran hadas soadoras
frtil resurreccin de fe marchita.
Te llegar tan claro mi mensaje,
como el ms vivo, enftico lenguaje,
claro estallido de la primavera.
Y habr noches de msicas calladas,
y luminosas, tersas alboradas
que yo contigo compartir quisiera.
MORIR VIVIR
Me haces morir un poco cada da,
muerte en actividad, porque en ti quedo;
muerte gentil que no provoca miedo,
sedosa muerte, ausente de agona.
Muriendo voy, y mi morir se ala
a tu muerte, aunque en ella te procedo;
vivir es tan difcil que no puedo
sino morir de tanta lejana.
Vveme aunque me muera. Mi recuerdo
ser otra forma de vivir; no pierdo
esta vida si en ti tendr esa vida.
Muerte que deja vida ya no es muerte,
muerte inequvoca ser perderte
viendo, al morir, que tu memoria olvida.
S UEO
Sueo un amanecer an no nacido
que se anuncie rasgando desalientos;
un alba que estremezca los cimientos
del castillo interior adormecido.

Fra trenza de hierro retorcido


me cie la cintura, y mis intentos,
mis objetivos, mis ofrecimientos,
languidecen en pulso reprimido.
Sueo un amanecer de libertades,
que si puede engendrarme tempestades,
me har capaz de elaborar la calma.
Sueo que t sers mi primavera,
que soy surco de amor, tu sementera,
madurando la mies, por ti, en el alma.
VENDRA LA NOCHE
Vendr la noche sin lugar ni fecha,
y nos sorprender con su venida;
vendr esa noche como media vida
a restaurar la otra mitad deshecha.
NI taer en tu mente la sospecha
de la exange esperanza renacida,
ni augurar si al borde de mi herida
un clavel rojo su eclosin acecha.
Desechar mi ajada vestidura,
y avanzar mi brazo a tu cintura,
desnuda en m como yo en ti desnudo.
Y habr en la noche aroma de jazmines,
y sedoso oleaje de violines
sobre un abrazo posesivo y mudo.
ES TA NOS TALGIA
He visto los cien rostros del fracaso
mirndome a los ojos framente,
sus pupilas sin luz, ltigo hiriente,
como la sombra del postrer ocaso.
Y he visto cmo el triunfo, paso a paso,
se repliega o se aleja indiferente,
y yo, sediento, al borde de la fuente,
incapaz de acercar al agua el vaso.
Tanta rfaga de aire me ha rozado,
tanta gota de lluvia ha rociado
mi fiebre, sin lograr disminuirla;

tan perdido entre adustas multitudes


T, que me ves pasar, por qu no acudes
a esta nostalgia, y pruebas a extinguirla?
MAGICA ILUS ION
Eres un despertar de adolescencias
al roce de mis labios impulsivos;
los tuyos me dan paso a los archivos
de utopas, deseos y tendencias.
Besos de tan variadas procedencias
pueblan la sombra en tu interior cautivos,
incoitando a los mos que, exclusivos,
rehsan compartir sus experiencias.
Quiero pensar que nadie te ha besado,
que nadie ha de besarte, que cerrado
quedar el mbito de tu emocin.
Abierto slo para m, en bloqueo
de cualquier otro lbrico deseo,
t, mi indudable, mgica ilusin.
ERES HOY HORIZONTE
Ayer fue mayo, eterna primavera,
ciega fe en dilatar cuanto vivimos,
ro en perenne movimiento fuimos,
uniendo una ribera a otra ribera.
Hoy la corriente es prfuga barrera
que aleja ambas orillas. Persistimos
en la idea de unin, mas presentimos
que aquella eternidad no es ya lo que era.
Pleamar espumosa que desmaya
los rizos de las olas en mi playa,
as te vi, trepando en mis arenas.
Y eres hoy horizonte, tan remoto,
que aunque mis ojos sobre el agua floto,
a implacable distancia me condenas.
QUIERO S ER MAS
Tantos te dicen te amo Se me enreda
la lluvia entre los ojos; me apuala
cada presunto beso que resbala
de tu avidez, o que en tu piel se hospeda.

Dnde queda mi beso, dnde queda?


Perdido en el enjambre, que le iguala
con los dems? Peldao de tu escala,
letra en tu carta, radio de tu rueda?
Quiero ser ms, en calidad y modo,
en recuerdo, en opcin, quiero ser todo,
obliterando ayer, hoy y maana.
Que, al pensar y al sentir, tus ojos vean
slo estas manos mas que moldean
tu propia realidad, aunque lejana.
ES TATUA
A veces me parece haber perdido
mi pedestal, estatua fracturada;
y la lenta, inflexible dentellada
de los aos mi nombre ha removido.
No recuerdo quien soy, ni quien he sido,
ruina de mrmol, dignidad truncada,
tal vez atraje un da la mirada,
y hoy me acerca la sombra del descuido.
Si junto a m pasaras, caminante,
detn tu paso y mrame un instante,
que tantos han pasado ya de largo.
Mis fragmentos quiz cobrarn vida,
que no estoy muerta, no, slo dormida,
en sueo tan profundo como amargo.
CERRADO EL LIBRO
Cerrado el libro, djame que lea
tus pginas de carne temblorosa;
tengo diez ojos, diez, y una gozosa
ansiedad de absorberte cada idea.
Captulos de espalda que se arquea,
pubis de piel en granazn de rosa,
senos compactos, boca rumorosa
que lbricos quejidos balbucea.
brete a m, libro de piel, impreso
por mano ajena, por extrao beso,
voces forneas, adversaria prensa,

por tantas cosas fuente de tu historia;


cierra por un momento la memoria,
y haz mi lectura de inmersin intensa.
YAS MIN
Sedoso globo de color y pelo,
con ojos de malicia sonriente,
arlequn juguetn desobediente,
voz de alarido de gatita en celo.
Qu sbitas carreras, qu revuelo
de cortinas, qu saltos de repente,
eres una amenaza de accidente,
vasos y tazas de la mesa al suelo.
Cascabel de alegra exuberante,
ahora loca, dormida en un instante,
o en mi regazo en paz ronroneando.
Qu suave, placentera compaa,
sobre mi almohada al despertar el da,
t mi sonrisa, aunque yo est llorando.
PODRE IRME EN PAZ
No s si olvidar quiero antes que muera
las esplndidas glorias de mi vida,
o si llevar su plenitud florida
dentro de m hacia la ltima frontera.
No s si morir quiero en primavera,
al curarme el invierno de su herida,
o si obrar en invierno mi partida,
mientras duermen las rosas a la espera.
No s si el nombre de mujer que digo
siempre al dormir persistir conmigo
al revelarse el ltimo momento.
Debo olvidarle ese precioso instante;
y sin pensar que abdico de mi amante,
podr irme en paz, y no en resentimiento.
S UEO DES PIERTO
Tu nombre tae en mi soar despierto,
pero enmudece siempre su taido
en la quietud de mi soar dormido;
si pienso, vivo estoy; si duermo, muerto.

Pero abrzate a m cuando no acierto


a pensarte en mi sombra sumergido;
tu recuerdo se habr restablecido
cuando al alba mis ojos haya abierto.
Ser tu imagen esperanzadora
mi primera visin en cada aurora,
y estars a mi lado, aunque no ests.
Tan real es el sueo que me inspiras
si no duermo, que siento que respiras,
y oigo a mi espalda el eco de tus pies.
RECUERDO Y PROYECTO
Vencidos por la carga de la ausencia,
yacen mis alborotos desangrados
en soledad de mrmoles quebrados,
templo en abandonada decadencia.
La distancia y el tiempo, qu violencia
sin disparos, puales ni soldados,
slo de llanto y esperanza armados,
de desesperacin, y de impaciencia.
Estoy entre el recuerdo y el esbozo,
es decir, entre lgrima y sollozo,
huy el ayer, maana no ha venido.
El proyecto es dolor hasta que llegue,
es dolor el recuerdo hasta que agregue
nueva presencia a lo que se ha vivido.
DES VIO
Cunto tiempo podr seguir amando,
amortajado en desengao y duda,
si no te adhieres a mi piel desnuda,
si mis besos se van desmoronando?
Voy matando sonrisas, avanzando
por tierra hurfana de brazos, muda
de susurros, sorbiendo aire que anuda
la sed a mi garganta, sofocando.
Y t, no s si ests, te vas. te quedas,
si rudas mi camino, o las veredas
procedentes de sus bifurcaciones.

Aunque tu permanencia me porfes,


ay, temo que en la noche te desves,
perdindose tambin mis ilusiones.
LIS IS TRATA
Como perro lamiendo sus heridas,
en ausencia y silencio voy, hermanas,
llanto en la noche, rabia en las maanas,
dolor bajo sonrisas mal fingidas.
Despertad, las que estis adormecidas
en sombras de miserias cotidianas,
las de cabellos de oro o nobles canas,
remolcadoras de infelices vidas.
Nuestros hombres han hecho de la guerra
juego de obstinacin, que nos destierra
a larga desercin, placer fugaz.
Desde hoy el sexo se armar de escudo,
y el idioma de amor quedar mudo
hasta el regreso manso de la paz.
ALVAREZ LENCERO, LUIS
Badajoz. Extremadura. 1.923 1-983
EL ZAPATERO
Canto al Hombre sencillo que se pasa
la vida entre papeles y empapela
la pared con toreros y hace escuela
de paciencia en la silla y en la casa.
Canto al trabajador de lezna en brasa,
de cabo y de cuchilla y flor de suela
que corona los pies de la clientela
y a golpe de martillo el cuero amasa.
Yo pido para un Hombre tan sencillo
el pan que bien se gana con su frente
y le limpio el sudor con mi pauelo.

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Yo le beso las manos. Me arrodillo


delante de su cruz, que obreramente
nos levanta un centmetro del suelo.
TRIGO LIMPIO
Ya tiene harina azul la Panadera.
Qu delirio de adelfa y de pauelo
y qu fra tu ropa de madera
buen amigo en la cama de este suelo.
No quiero ese amarillo de la cera
gota a gota en el surco de tu vuelo.
El mastn de la luz ladra en la era
y te lame la piel sucia de hielo.
Alguien te dio en la frente una pedrada
con la honda de un ptalo de luna
y quedaron tus labios entreabiertos.
Ya ves qu poco ha sido, casi nada:
Una flor en tu carne de aceituna
y a soar en la alcoba de los muertos.
LA ALONDRA MUERTA
Antes de ser melena de un sembrado
y vuelvas en la espiga o la amapola
tu sangre de simiente amarga y sola
ser un charco de lumbre congelado.
Entonces la quijada de un arado
convertir tu carne en polvo y ola
y un arpa de esqueleto y caracola
se arropar en un surco deshojado.
Y ya estar el molino en la ribera
con un peine de sol y de romero
para peinar tu rubia cabellera.
Y ya las golondrinas del alero
migajas de tu carne en la harinera
le escupirn al tibio panadero.
VIENTO S UMERGIDO
Obreramente vengo amigo mo
ngel de cal a tu cristalera
por lavarte la sombra espesa y fra
con un viento de lunas y de esto.

Albail de la luz en el bravo


campo de miel sin albailera
levantar una torre cada da
mi sangre con ladrillos de roco.
Mira mi voz de plidas campanas.
Un murmullo de insectos te requiere
y te besa una blanda mariposa.
La tierra ha florecido en tus ventanas.
Qu oficio el de mi abeja que se muere
en los dulces andamios de tu rosa.
EL AJUS TICIADO
Esta pena que tengo campesina
como el perro que ladra a los ganados
que me sigue y me sigue a todos lados
y me duele ms hondo que una encina.
Esta pena de diente que camina
los surcos de mi sangre amapolados
la lluvia de mi voz y los tejados
que me pudren la lgrima cansina.
Esto que tengo y llamo por su nombre
pena de jaula fra en que me encuentro
royndome la estrella de mi suerte.
Pena para llorar pena de hombre
pena de perro oscura sangre adentro
pena de ruiseor pena de muerte.
CAMPANA D E HIERBA
Silencio verde. El hacha. Dios ha sido.
Tu corazn al suelo. Est mojado
de fras mariposas y a su lado
verdemente la tarde se ha cado.
De girasol de pluma de latido
crece y crece tu pjaro empolvado
y un pincel en el aire se ha clavado
campanero del alba verdecido.
Por la colina un ngel hortelano
mata un clavel y guarda sus tijeras
en el pecho verdoso de un manzano.

Qu olor a Dios en alas de madera.


Ya el viento ladra y ladra por tu mano
a esperar en tu piel la Primavera.
EN CARNE VIVA
S oy espaol. Nac en Extremadura,
Badajoz, por ms seas. Campesino
no comulgo con ruedas de molino
y enciendo en el amor mi dentadura.
Vengo de no s dnde. Canto dura
y hondamente, con sarro masculino,
llamando al pan pan, y al vino vino
con la sinceridad de mi estatura.
Ser o no ser: la cosa es bien sencilla.
Hombre crucificado en grandes alas:
Royendo mi esqueleto una espantosa
hambre de Dios que el alma me acuchilla
por las buenas, Seor, o por las malas,
hasta echarme de bruces en la fosa.
HAMBRE D E DIOS
Te llamo con un hambre. Pero digo
Dios, y la boca de pan se me llena.
Ven a mi chozo T. Mira esta pena
que fiel como un mastn est conmigo.
Acrcate a mi mesa Dios amigo,
pues llanto has de comer. Esa es mi cena
que la sopa de un pobre siempre es buena
si se calienta en lgrimas contigo.
Qu poca cosa tengo para darte.
Mendrugos de dolor. Hedionda herida
y un candil que se muere de alumbrarte.
Qu te dar, oh Dios, qu otra comida.
Antes de que te vayas a otra parte
toma mi corazn: Muerde mi vida.
PAN
No pan arrodillado. El hambre es cierta.
Qu s yo por qu vivo, campanero,
pues no doblo mi cuello ante el negrero
ltigo que restalla en mi alma abierta.

Y no me arrastrar de puerta en puerta


como un perro a pedir pan pordiosero.
Si me muero de hambre, si me muero...
tambin ir conmigo el hambre muerta.
S oy rebelde y mi madre me ha parido
varn hasta los huesos, con orgullo.
No la defraudar por cobarda.
Pido pan para el pueblo y no lo pido
con la mano tendida. El pan es suyo,
el pan, el pan, el pan de cada da
ALVAREZ PANDO, ANGEL
Villafranca del Duero. Valladolid. Espaa. 1.925
Diplomado en Magisterio.
Poeta hallado en Internet.
NADIE CERRO LOS OJOS EN TU NOCHE
Nadie cerr los ojos en tu noche.
Nadie sangr en la sangre de tu herida.
Nadie embrid sus potros en tu brida.
Nadie encendi el semforo en tu coche.
Nadie quiso poner oro en tu broche,
ni aguant de tus toros la embestida.
Nadie ofreci su vida por tu vida,
ni comprendi el porqu de tu reproche.
Nadie le ech un capote a tus novillos,
ni se junt la gente en los corrillos
de ese mundo que en todo te es adverso.
Nadie aprendi el romance tu vida,
ni cuid de tu infancia dolorida
por el cometa azul de tu universo.
S AMARITAN A
La inquieta arquitectura de un torrente.
Voluptuoso aguacero en rebelda.
Tangencia en la mirada. Poesa
de una maja de Goya adolescente.
Un mundo gravitando oblicuamente,
sobre tus meridianos se mova,

eran trinos de luz y fantasa


de los pjaros locos de tu frente.
Junto al brocal del pozo, de repente,
el perdn celebr la Eucarista.
No s si eras culpable o inocente!
Jess fortaleci tu valenta.
Y el viento blasfemaba intilmente
y su careta el carnaval, rompa!
A LA TORRE D E LA ANTIGUA
Jirn de luz, retablo de agona.
Aguja de bordar inmensidades.
Lucero que alumbr mis mocedades.
Paganismo de un torso en rebelda.
Arcngel que anunci el Ave Mara.
Mgico altar de mis divinidades.
La verdad entre todas las verdades.
Vrtice enhiesto de la Triloga.
La eternidad dilata tus confines.
Una egregia legin de querubines,
huellan dejando huella en tu frontera.
Me gritan generala tus clarines!
Con mi pluma yo afino mis violines
y calvo este soneto en tu bandera.
CONFES ION
Era un hombre, un hombre que peda
que peda perdn, perdn a gritos,
que miraba a los cielos infinitos
por ver si alguna voz le responda.
Era un hombre, un hombre que quera
levantar ochocientos monolitos,
para dejar uno por uno escritos
mil pecado mortales que l tena.
Lo dijo todo a corazn abierto.
Dios le apart del camino incierto
cunado rondaba el fondo del abismo.
Seguro que le habis reconocido!
Esta vez, voy a darme por vencido.
Os lo juro por Dios, era yo mismo.

ALVAREZ PEDRAZA, JES US


Cuba. Siglo XX.
Vive en Estados Unidos. Hallado en Internet.
EN LA MIS MA ALFOMBRA
Entra la noche, descalza camina
sobre el llanto que duerme en el espejo
lleva un tinte de luz a un nio viejo
y un silencio de polvo a cada esquina.
En esta noche, el rostro de la espina,
a sus ojos pint el cuadro ms triste.
Desnudo la noche, su piel se viste
con el toro verde de la neblina.
Ella y yo vagabundos del espacio
bebimos el tiempo aprisa y despacio,
y que nos importa si alguien lo nombra.
Oigo sus huesos goteando las calles,
y mientras el viento desteje los valles,
los dos soamos en la misma alfombra.
ALVAREZ PIER, LUIS
Gijn. Asturias. 1.910 Madrid. 1.999
Premio Nacional de Poesa 1.991
SONETOS
I
Mi eternidad es una incertidumbre,
acrbata, en la luz, cada minuto
que devuelve a la sombra lo absoluto.
llevo mi eternidad como costumbre
contra reloj, laguna en cuya lumbre
cegadora, abrasada, es casi fruto,
casi espuma gloriosa, ese minuto
que est grabando mi gloriosa herrumbre.
Mi eternidad denuncia y precipita
sobre mis ojos que equivoca el sueo,

cada minuto, aquella luz que escuece,


que escoria la ansiedad jams ahta,
que hace consciente su latir pequeo
y en figura de Tiempo lo engrandece.
II
Ser, cada da y otra vez, el mismo;
ir y venir por uno mismo errando,
perderse y encontrarse. Ser abismo
de hondos silencios... Y seguir cantando.
Silencio y voz, fatal malabarismo
juega, como la sombra, mientras ando,
en torno a m, trucando en espejismo
la realidad efmera del cuando.
Y siempre as, saeta dirigida
a ciegas a los trminos del cielo,
rigurosa y solcita aventura.
Burla tiempos y sombra su cada
por el amor y por el desconsuelo.
Pero el recuerdo fija su figura.
III
Quiero cantar la vida que me falta,
ser, todava, material de fuego,
dar a la sangre su desasosiego
y a las cenizas su misin ms alta.
Ser Fnix contra m, da tras da,
conciencia repetida de la muerte
cada minuto, voz que me despierte
de cada sueo, de cada porfa;
Memoria que me de su fortaleza
contra la sangre de cada jornada
y contra la ceniza en la memoria.
Quiero cantar. Y en cada canto empieza
nuestra vida, se siente enamorada
la sangre. La ceniza es la victoria.
IV
S lo en tu voz y por tu voz voy firme,
slo en gracia a tu fe persigo erguido,

slo t restituyes los perdido,


slo en tu voz me es grato repetirme.
T sola recompones y autorizas
contra el futuro mi falaz memoria.
Eres la garanta de su gloria
pues diciendo mi nombre lo eternizas.
Gracias a ti se encauza la corriente
de esta sorpresa a diario repetida
de vivir, aunque triste, dulcemente.
Gracias a ti, slo por ti, es la vida
creacin armoniosa, y permanente
material de la gloria presentida.
V
No estimes la caricia de mi mano,
ni guardes la palabra que me oste.
Por la voz me libero de estar triste
y en el gesto me finjo soberano.
Quireme en el olvido y siempre en vano.
Hazme de fe. Con algo que no existe
haz de este material que se resiste
una forma capaz, un bulto humano.
Y djame despus. No esperes nada
de las memorias del amor vencido.
S lo la ausencia me conserva firme.
No vale amar. En cada forma amada
restituyo el amor a su sentido
salvando un nuevo modo de morirme.
VI
A tu travs soy siempre diferente.
T haces gloria y memoria de mis das.
Siempre este hoy que t a mi mano fas
colma de ayeres su misin presente,
me hace plural y mltiple corriente.
Y el manojo de sangre que ayer era
toma conciencia de su primavera
en ese tu continuo y sorprendente.
Mi tiempo en ti se excede a teora,
ni tiene fin ni espera a codicilo.

Ms que su fe me das su geometra,


su trabazn, su complicado estilo.
Y jugando con l, siendo mi gua,
eres mi eternidad, mi tiempo en vilo.
VII
Toma la voz, ms fuerte que la mano,
no la palabra, a su pecado atada.
Te doy la voz, la pura voz lograda
solamente de s, sin nada vano.
Trenza del mundo laberinto humano
en medio de los aires desatada...
Pon la palabra t, ya enajenada
de la otra soledad; t el meridiano.
Emplaza t la voz del hombre solo.
Nivela su ansiedad con otro polo;
y en medio, insobornable y luminosa,
pon la palabra que esta voz presiente,
que traduzca el latido de la frente
y haga nacer la gracia en cada cosa.
VIII
Ha de quedarme todo por decirte!
Se me enreda en el alma tartamuda
el esfuerzo sin gloria de la duda
dejndome morir por miedo a herirte.
Toco conmigo a de acabar, sin eco.
Pero el silencio se te abrir un da
dando forma final de alegora
a lo que en m fue estril embeleco.
Que as se cumpla esta misin de amarte:
Sin palabras que logren concertarte
mientras viven el aire de tu vuelo,
y floreciendo, mudas, en tu gloria.
Que el tiempo quede sobre la memoria
imposible y presente, como el cielo.
IX
Lleva esta luz la impronta clandestina
de un secreto a los aires entregado.

Diluido en la luz, se ha disipado:


cada palabra fue una golondrina.
Ya en medio de la luz, nadie adivina
la sombra original, que a pie forzado
-antpodas del sueo deseadonuestro propio equilibrio la ilumina.
La geometra del amor nos gua.
A un mismo remos vamos condenados,
a un mismo sueo estamos sometidos.
En la galera de la luz del da
qu suplicio los ojos conjurados
y qu larga cadena los latidos!
X
Cmo se incendia el tiempo ya cumplido
y acumula ceniza en la memoria.
La ceniza es el suelo en que la historia
nos garantiza el hoy comprometido.
Cunto maana nace del olvido,
cunto ayer es promesa perentoria
que planifica el sueo en la ilusoria
exactitud precaria del latido.
Vida es la llama, irresponsable y pura;
pura pasin de arder, su monumento.
Y su razn ms bella haber ardido.
La memoria es la exacta coyuntura
donde agota su luz aquel momento
que ya iba a ser y que ya nunca ha sido.
XI
Se quemaron sus alas en el viento
-tan duro el vuelo fue- como un tributo.
Porque la muerte es pjaro absoluto
que busca un absoluto firmamento.
Como sombra, la sangre, su argumento
qued seca en la tierra, en un enjuto
y oscuro continente. Y fue su luto,
el vaco, la huella de su acento.
Subi, cay. Los pjaros le vieron
abriendo con dolor, pero sin grito,

cielos su frente y todo el pecho en flores.


Veinte caas metlicas abrieron
conductos paralelos de infinito
contra su corazn hecho de amores.
XII
He aqu un da igual, pero distinto
no hay caminos ni orillas. Nos es dado
sin esfuerzos ni amor; lo deseado,
la frmula fatal del laberinto.
Su posesin agota la aventura
y ese tener que amar, tan complicado
en nuestras manos, en lo inusitado
de la felicidad se transfigura.
He aqu que un da, sin merecimiento
ni voluntad, a nuevo nacimiento
nos vemos abocados o proscritos.
No valen ya el amor ni la tristeza
frente a otra nueva soledad que empieza
a ofrecer sus recursos infinitos.
XIII
Era as; esbozo, pauta, domeada
mano en labor, presente maravilla,
caballo adolescente, voz sencilla
que canta por placer, y que no es nada.
Vivir era, vi vir: Improvisada
pasin de urgencia al lo remoto: quilla
que rasa la solar mar maravilla
al soplo blando del amor airada.
Y eran miembros asiduos, sangre entera,
inquietud deseosa; la sonrisa
recin despierta de la fe primera.
Vela no ms, un solo pie en la brisa,
patinadora de la primavera,
prdiga y opulenta de su prisa.
XV
Qu busca el tiempo aqu entre sombras, ciego
sobre la mar, ardiendo como un faro,

ave fatal sin anidar, avaro


rigor que nos engaa con el fuego?
La noche est en los ojos. Claridades
temporales tropiezan, se recluyen:
Nuevas sombras de dentro restituyen
a su verdad la solas, las edades.
Y siempre solos, llenos de memorias
en una eternidad seca y oscura,
se nos pierde la vida en la mirada.
Qu busca el tiempo aqu? S us ilusorias
ansias de luz quemaron su figura.
La soledad se convirti en su nada.
XVI
No s si sueos, pero realidades
no. S lo burla, acaso, luminosa;
juego de luz, tal vez, en cada cosa,
su momento celeste. Eternidades
menores, los minutos, cualidades
de mi dolor, de mi ansiedad, que acosa
con mpetus sin norte la asombrosa
percusin sueos no- de las edades.
Realidades no fuero. Mas tampoco
entelequias, fantasmas, desvaros.
Los conozco en la huella que dejaron.
No s si son verdad cuando los toco,
si provienen del cielo o nacen mos,
si son presencia an, si ya pasaron.
XVII
S, ya has vuelto a la mano, reiterada
inocencia, feliz remordimiento,
pero vuelves tambin poso del viento,
pasin de la memoria conquistada.
Tanto vivir es este casi nada?
Esta lgrima es todo el monumento?
Queda cifrado todo en este intento
de remansar la lgrima lograda?
Siento que son la eternidad: Cristales.
La mano abierta y la dolida frente

mrgenes son: Sus lmites leales.


Y en medio el tiempo va, contra corriente,
acontecido en das siempre iguales,
manchado y contumaz, pero inocente.
XVIII
Qu plenitud. No hay alas. Medioda.
S lo luz es el da, en triunfadora
vertical, alto anhelo. El cielo ahora
hace pasin de luz la tierra fra.
Fruicin de lo presente: Lejana
que en la sazn de cada cosa aflora.
Alma o color, una sazn cantora
de la pura verdad que es la armona.
Desde el desnudo azar de este aire sano
juega la realidad ilusionista
a eternizar la gloria del momento.
Alta revelacin sin hito humano.
As en su gozo el paraso exista.
Qu plenitud, si duerme el pensamiento.
XIX
S obre el ltimo sueo, en la incolora
solemnidad del mbito vaco,
presagio de su pstumo desvo
un vuelo de gaviotas se incorpora,
latente jarcia, que abrir a la aurora
la luminosa vela del navo
cuando an ser pasin el mar sombro
debajo de la luna rondadora,
perdida ya de nuevo, entre la espuma
esponjada y gozosa en que la bruma
final se extrema, cauta y minuciosa.
Y al fin, de nuevo, el mar, ancha la vela
sin fatiga, glorioso. Y centinela
otra vez en sus mstiles la rosa.
ALVAREZ PONCE DE LEON, GRIS ELDA
Guadalajara. Mxico. 1.918.

Maestra Pedagoga, Primera mujer que


alcanz un puesto de Gobernadora del
estado de la Repblica en Colima.
SONETOS
I
Nacer mujer es un inmenso reto,
circunstancia total, dura la vida,
la hembra viene en pecado concebida
y el hombre nace lleno de respeto.
Buscas no ser objeto, ser sujeto
con tu ovrica fuerza sostenida,
para luchar con alma dividida
porque no en todo logrars boleto.
Te dan sencillo mas te exigen doble,
sangras ante la Ley cada conquista,
en la maternidad, sustancia noble,
gigante siempre aunque el dolor embista,
por fuera suave, muy adentro roble,
pero te hacen, a golpes, feminista!
II
Aunque haya embajador del Vaticano
extraas siempre son las relaciones,
pues la Historia nos marca las razones
que tiene alerta a todo mexicano.
Hay derecho a votar cual ciudadano
pero a no ser votado. En ocasiones
metralletas, sotanas, y caones
han sido rara mezcla en un cristiano.
No tendrn cargos pblicos, ni un clavo.
De la poltica no habr ni glosa.
No podr heredar, al fin y al cabo
el voto de pobreza las acosa.
Pero hay compensacin sin menoscabo:
representar a Dios no es poca cosa.
III
MEXICO MIO

Madre casualidad, yo te bendigo


porque mi cuna fue de liberales,
hombres muy hombres, rudos pero leales,
bendito germen que me dio su abrigo.
Vengo de un pueblo pobre, que a raudales
de nobleza ha crecido en el castigo
que me ense, de frente al enemigo,
a conocer sus tretas desiguales.
Madre casualidad, te doy las gracias
porque he nacido aqu, en esta tierra
que sabe resurgir de las desgracias,
que ama la paz encima de la guerra,
que es mucha patria al descubrir falacias
y a una nueva esperanza nos aferra.
IV
A UN A GRAN AMIGA
Es la primera vez que a una amiga
dirijo mi cario en un soneto,
cuidadosa del ritmo y de su veto
y del valor que la palabra diga.
Es amiga especial, nobleza obliga,
y describirla ya, es todo un reto,
llena de cualidades donde quieto
su firme corazn orden abriga.
Es de temple, de mtodo, serena
al tiempo apura desde la maana.
Ante la inequidad su voz se llena.
Es feminista desde edad temprana.
de PATRIC IA su nombre algo resuena
que su apellido histrico es GALEANA.
AMAR ES LEY
Ya nada s de mi dolencia antigua,
me lav el mar arena y pesadumbre.
Bosteza un faro como de costumbre
y esto le basta a mi tiniebla exigua.
Viajero el corazn, la ruta ambigua,
lo mismo es descansar sobre la cumbre
que hundirse en la cercana incertidumbre

de un nuevo amor, que al tiempo se apacigua.


Lo mismo da ser barco a la deriva
que estar anclado en el refugio urgente.
Amar es ley y es ley imperativa.
Ya nada s de aquel dolor vigente:
el faro intil, la esperanza activa,
muerta de amor, encallo nuevamente.
LENGUA
La sed te seca y el afn te moja;
por el poder hilvanas la fatiga
y en la punta de flecha el beso hormiga
donde enciende la sangre su luz roja.
Pistilo de una flor que se deshoja,
en la tibia penumbra que te abriga
el verbo va medido y se prodiga
slo por conseguir lo que se antoja.
Palabras de tu lengua pensamiento
que vuelan y que suben como el ave
y slo pueden recogerse al viento.
Zumo de lumbre. Fro de jarabe.
Que se me van la lengua y el aliento
por saber de tu lengua lo que sabe.
(En algunos originales, el ltimo verso
acaba en vale, que no rima, por eso me
decido por el sabe.)
ANATOMIA S UPERFIC IAL
Oreja, mano, brazo, pierna, ojo,
tu mitad que se ajusta con la ma
en la superficial anatoma
donde corren tu audacia y mi sonrojo.
Para la sed, en tu belleza mojo
los ojos insolados de alegra
y convencida de mi pagana
el rbol del asombro te deshojo.
Apariencia no ms. Por dentro explora
tu oscuridad, tu sal, tu vericueto,
virus, microbio, clula y espora;

sangre y poder total es tu sujeto:


la fealdad adentro te decora
y te tiembla de muerte el esqueleto.
HOMENAJE?
Cada da recojo mis cenizas
sin darme cuenta de mi decadencia
exenta de quejumbre o de dolencia
asumiendo el trabajo con ms prisa.
Qu bien ests! me dicen con sonrisas
las compaeras de mi adolescencia.
No les respondo igual, porque en conciencia,
al revisarlas, estn hechas trizas.
La gana de vivir es mucha gana,
aunque ya tenga listo el equipaje
y he soado mirar por la ventana
con caballos, un fnebre carruaje
y el cochero me grita !Hey, anciana,
cuidado, que es la edad del homenaje!
CUELLO
Algo de orgullo, mucho de eficacia.
Por sostener con propiedad la cumbre
el cuello toro se alza en reciedumbre
y afina los contornos de la gracia.
El sol de todos vuelca democracia
y en la nuca te da besos de lumbre,
mientras la voz naufraga por costumbre
en el silencio de tu idiosincrasia.
Se te cruzan las lianas de la vida:
donde un rbol de sangre te engalana,
donde un rbol de fuerza te intimida,
donde un rbol en viento se desgrana,
mientras al frente luces, malcomida,
cual testigo de cargo, la manzana.
PIEL
Tu piel madura, festival al tacto,
como llovida en plenitud te envuelve,
si a veces en follaje se resuelve,
con la aridez en otras hace pacto.

Camino de la seda tu contacto


en bengalas de sol se desenvuelve
porque magntica, termal, devuelve
las corrientes oscuras de lo abstracto.
Protectora absorbente, sensitiva,
permeable tambin, dura en tus manos,
pedernal del amor, iniciativa.
Si el pigmento divide a los hermanos
t y yo sabemos que la piel, cautiva,
y somos por la piel aun ms hermanos.
BOCA
En don de la sonrisa es un suceso,
agresor el contorno de castigo,
el labio al rastrear, como enemigo,
la mordida ritual y nido el beso,
en donde tiembla el corazn opreso
porque al salirse quiere estar contigo,
de otra finalidad su fin desligo:
forjada solamente para el beso.
Y sube el beso a tientas escalones
de miedo entre las vrtebras oscuras
y se llena de elctricas razones
al llegar de tu boca a las alturas.
De par en par se abren los pulmones
por alargar la dicha que inauguras!
ALVAREZ QUINTERO, S ERAFIN Y JOAQUIN
S ERAFIN, Utrera, Sevilla. 1.871-1938 Madrid.
JOAQUIN, Utrera, S evilla. 1.873-1.944 Madrid
Poetas y comedigrafos que cultivaron tan al unsono
sus trabajos, que prcticamente era dificilsimo adivinar
el trabajo de cada uno.
EN UN LIBRO DE C ANTARES
Musa de las canciones populares,
mira este libro como claro espejo,
en el que tiene su mejor reflejo
las venturas del pueblo y los pesares.
Vive en cada cantar de estos cantares
de amor ya el dulce ya el amargo dejo,

la cuita, la sentencia o el consejo,


y aun la oracin que sube a los altares.
Escapad de estas pginas dormidas,
romped las redes en que estis cogidas,
mariposas de mltiples colores,
y en incesantes vuelos repetidos,
id a temblar los pechos, vuestros nidos,
y a temblar en las bocas, vuestras flores.
AO NUEVO
De su ventana tras el verde herraje,
entre flores de invierno prisionera,
una mujer, humana primavera,
teje, soando, delicado encaje.
Sus manos, palomitas sin plumaje,
hacen la labor paciente y duradera,
y su alma, mariposa volandera,
libre va de un paraje a otro paraje.
Se lleva un ao muertas ilusiones:
ni amor de novio, ni amistad de amigo...
Dnde est los amantes corazones?
Y entristecida, y sola, y sin testigo,
piensa al calor de ocultas emociones:
"Ven Ao Nuevo! Y el amor contigo!"
LOS S EGADORES
(Ante el cuadro "La siega" de Gonzalo Bilbao)
Ni una brisa templada los orea
meciendo leve la reseca espiga.
Del sol, que despiadado los castiga,
el resplandor sobre la mies marea.
Abrasador ambiente los caldea
y sus miembros enerva la fatiga;
pero a luchar el hombre los obliga
y resisten la brbara pelea.
Y an queda en algn pecho voz y aliento
para lanzar al aire en la llanura
un cantar que es respiro y que es lamento...
Y quien contempla la brutal tortura,

funde en el haz de un solo sentimiento,


piedad, justicia, comprensin, ternura...
EN LA MES A
EL tiempo ha sepultado aquella pena
que pareci que nunca morira,
y en la mesa rebosa la alegra
al comenzar la cotidiana cena.
De improviso, el recuerdo turba y llena
a un corazn que el gozo comparta,
y por aquel semblante que rea
pronto corre una lgrima serena.
Viva expresin del olvidado duelo,
a todos atormenta, y todos callan
alzando el alma en religioso vuelo...
Y en los ojos las lgrimas estallan,
y en el mismo dolor, noble consuelo
llorando juntos en silencio hallan.
COMO ES CRIBIMOS UNA COMEDIA
Se elige un tema, que brot en la mente
al soplo de una historia conocida,
como la sangre roja de la herida
o como el agua clara de la fuente.
Se infunde luego, con amor consciente,
en la ficcin que habr de darle vida;
se hace nacer a gente no nacida,
se estudian sus pasiones y su ambiente.
Y a dialogar sin maas ni resabios:
a que al choque fecundo de las almas
salgan, hachas palabras por los labios...
Y a soar con Ristoris y con Talmas,
y a que digan los simples y los sabios,
y aqu suenen los pitos o las palmas.
A LAS ZARAGO ZAN AS
Al da siguiente del estreno de "Las Flores"
en Zaragoza.
Con el temor de quien en s no fa
y el ansia de alcanzar vuestros favores,

vinimos a ofreceros unas flores


nacidas bajo el sol de Andaluca.
Si les faltan aroma y lozana,
si plidos parecen sus colores
no nos culpis: trajimos las mejores
que en nuestro huerto haba.
Mas fue sin duda rasgo irreverente,
pueril jactancia y aventura loca
venir con unas flores por presente
a este jardn que en maravilla toca,
donde es una azucena cada frente
y un clavel estallando cada boca.
A LAS MALAGUEAS
Con ocasin en Mlaga del estreno de
"El Genio Alegre"
Reinas de la bondad y la alegra;
princesas de la gracia y el donaire:
veros y no admiraros es desaire,
y veros y callar, descortesa.
Garbosa es vuestra innata bizarra,
y noble vuestro tpico desgaire;
vuestro aliento es perfume para el aire,
y la vuestra mirada para el da.
Dios puso un mar tranquilo en vuestro suelo
para que vuestros rostros ideales
por espejo tuviesen el del cielo;
y por ver desde arriba en sus cristales
-quin pudiera pensarlo del Abuelo!la flor de las criaturas terrenales.
DE AYER A HOY
Dos fechas que se juntan victoriosas
nos arrancan suspiros infinitos!
Desde "Esgrima y Amor" a "Los mosquitos"
cunto afn, cunta lucha, cuntas cosas!
Las jornadas brillantes y gloriosas,
como las de amarguras y de gritos,
son ya recuerdos caros y benditos
en que an las zarzas nos parecen rosas!

Mas hay que proseguir! Vamos viviendo!


Y si llega la noche, vengan teas
con que ir nuestro camino esclareciendo!
Nuestra fe! Nuestro amor! Nuestras ideas!
Otros cuarenta aitos escribiendo...
y t, pblico amigo, que lo veas!
LA FALDA
La falda, esa graciosa maravilla
que esconde en cada pliegue un amorcillo,
debe ser atavo tan sencillo
como blanca o morada campanilla.
Y de su proporcin? Fuera mancilla
hacer de la mujer un monaguillo!...
Ni tan larga que llegue hasta el tobillo,
ni tan corta que suba a la rodilla!
Pero como casadas o doncellas,
con rostro alegre o con semblante adusto,
en todo mandan y disponen ellas,
no haya en el caso discusin ni susto:
las de piernas ms finas y ms bellas,
que hagan una pragmtica a su gusto!
CAS TIZA
Con mantilla y pauelo de colores
asmase a la grada o al tendido,
y en un ol! cien veces repetido,
se funden de la plaza los rumores.
Va a una fiesta de sangre, y va entre flores,
y si hay desgracia perder el sentido;
que es mujer que mil veces ha sabido
matar de celos y morir de amores.
Novia, esposa o amante, nunca suegra!
honor a esa mujer resuelta y franca
que enciende el corazn y el alma alegra,
que bendiciones a su paso arranca,
que va a la iglesia con mantilla negra
y va a los toros con mantilla blanca!
ANDALUC IA Y ARAGON

Un cantar de la tierna Andaluca


hasta el fuerte Aragn lo llev el viento;
en pecho juvenil pidi aposento,
y se le dio con honda simpata.
Luego, una jota clida y brava
vol en cambio al solar del sentimiento,
y al prestarle una moza acogimiento,
le imprimi a su vigor melancola.
Y con la copla del cabezo cruza
la que naci en cortijos o en dehesa;
y cada pueblo su donaire aguza;
y en este ir y venir que nunca cesa,
la jota de Aragn se hace andaluza,
y la copla andaluza, aragonesa.
IMPRES IONES DE BARC ELONA
LAS RAMBLAS
Como la sangre al corazn hirviente,
corre a las Ramblas la ciudad entera,
que ocio y trabajo arrastra vocinglera
en el ir y venir de su corriente.
Las besa el sol con beso permanente,
flores le dan constante primavera,
y hay para cada flor por dondequiera
un pjaro cantando eternamente.
Palpitacin vital, fusin dichosa
de cantos, de perfumes, de rumores,
nos conquistan con fuerza misteriosa.
Y al alma alegran trinos y colores;
y pasa una mujer... y es tan hermosa
que ya se olvidan pjaros y flores.
LOS GORRIONES EN EL INVIERNO
En las ramas desnudas y ateridas,
a la puesta del sol, los gorriones,
despreciando tejados y balcones,
van a buscar sus camas preferidas.
Y las bandadas , al dormirse unidas
en varias y graciosas formaciones,

parecen nuevas hojas o botones


que suplen a las hojas desprendidas.
A la primera luz que alumbra el cielo,
despirtase la turba volandera,
sacude de sus plumas lluvia o hielo,
y trinando en la gracia maanera,
le dice al rbol al tender el vuelo:
-No llores: volver la primavera!EL PUEBLO ES PAOL
Quiso ser an ms bella Barcelona,
y en una cumbre, que la mar refleja,
uni reliquias de la Espaa vieja:
cunto la gracia nacional pregona!
Y el templo, y el palacio, y la casona,
y la Plaza Mayor, y la calleja,
y el balcn seorial, y la ancha reja,
juntos le dieron su mejor corona.
Pueblo alzado al conjuro y al aliento
de inspiracin y de labor felices,
qu importa que sea dbil tu cimiento
y a tus muros aguarden cicatrices?
Ya el alto y generoso pensamiento
extiende tierra abajo sus races!
A FUENTERRABIA
Nos prend, aos atrs, la gran belleza
de este grato rincn, joven y viejo,
que tiene el mar -su luminoso espejoy los campos fecundos por riqueza.
Cay nuestro cario en su nobleza,
ao tras ao regust su dejo,
y hoy, por amor, de nuestro amor reflejo,
nos paga con esplndida largueza.
En gratitud el corazn se explaya,
y a tan hidalga tierra lanza un viva!
que desde el cabo Higuer llega a la playa,
que cruza la Marina, y monte arriba
logran los aires que volando vaya
hasta la Cruz de Guadalupe altiva.

Y en tan firme atalaya,


se rompe en ecos, sube a las estrellas
y alcanza resonancia en todas ellas.
GUADALQUIVIR
En su nacimiento en Cazorla.
Detente aqu, viajero! En estas peas
nace el que es y ser rey de los ros,
entre pinos gigantes y bravos
que arrullan su nacer, y speras breas.
El reflej otro tiempo las enseas,
las armas, los corceles y atavos
de razas imperiosas, cuyos bros
postrronse en sus mrgenes risueas.
El se ensancha entre olivos y trigales,
cruza pueblos de hechizo y poesa,
y al mar corre a rendirle sus cristales.
Mas como lleva sal de Andaluca,
sus aguas vuelve a las del mar iguales,
para llegar ms lejos todava...
Y as van sus caudales,
triunfantes en el seno de las olas,
a las playas de Amrica espaolas.
S EVILLA Y NOSOTROS
Sevilla una vez ms nos enaltece
y nos colma de gloria y de alegra.
Dijrase empeada una porfa
en que el mutuo cario se enardece.
Si el de Sevilla hacia nosotros crece
y nos brinda cien pruebas cada da,
el nuestro en desbordada simpata,
todas las primaveras reverdece.
Ella nos da; nosotros le pagamos
injertando las flores de esta tierra
en el sencillo huerto que labramos;
mas si su mano prdiga no cierra,
como siempre nos da ms que le damos,
Sevilla vence en la amorosa guerra.

A LA REINA D E UNOS JUEGOS FLORALES


EN S EVILLA
Reina por la hermosura; reina de ella;
reina del arte, reina triunfadora;
reina de amor, que amores enamora;
reina de luz, que junto al sol descuella;
reina del cielo, porque sois estrella,
y de los campos, porque sois aurora;
reina del mundo, porque sois ahora
reina en Sevilla, la ciudad ms bella:
permitid que a un palenque de oradores
subamos sin palabra: honor que abruma
a quien prob la miel de otros honores.
Y concedednos, como gracia suma,
que por verla orgullosa entre dos flores,
a vuestros pies pongamos nuestra pluma.

BAILE D E S EGUID ILLAS


Porque aprecie el concurso su belleza
da garboso y bre vsimo paseo,
y el ronco y peculiar repiqueteo
de los palillos a sonar empieza.
De su talle la gracia y la majeza
luce en suave y continuo balanceo;
de sus brazos el mgico aleteo
tapa y descubre la gentil cabeza.
Se inclina, retrocede, se adelanta;
a su cuerpo se cie la crujiente
falda, que el roce de los pies levanta;
y en los labios la risa, de repente,
en actitud bellsima se planta,
y en ole! general rompe la gente.
"S OLEARES "
S obre la falda de gentil mozuela,
de hermosura y de gracia unin genuina,
fuente de mil acentos peregrina,
descansa complacida la vihuela.

Y en tanto que el concurso alegre anhela


las notas escuchar que ya adivina,
la mano que hbil la guitarra afina
como indecisa mariposa vuela.
Trocada de las cuerdas en tirano,
les impone castigos singulares
mientras blanda las mima la otra mano.
Y as engendran las dulces soleares,
bella expresin del sentimiento humano
en que se funden dichas y pesares.
S US ILLO
(Infortunado escultor sevillano que se suicid
disparndose un tiro.)
Su mano era una esclava, a la que haca
trabajar sin la tregua de un momento,
quiz por que a su activo pensamiento
siempre dcil y blanda obedeca.
Creaciones de su rica fantasa,
maravillas sin fin de su talento,
vuestra vida debis a aquel tormento
a aquella abrumadora tirana!
Y venganza espantosa, no soada!...
La mano humilde, la sumisa mano
jams contra su dueo rebelada,
es quien mata al artista soberano,
cual si del ciego obedecer cansada,
libertarse quisiera del tirano!
EL CRIS TO DE LA EXPIRAC ION
DE TRIANA
Muere un hombre en misrrima calleja,
malherido por mano vengativa:
la multitud recoge, compasiva,
su ltima luz y su postrera queja.
Ve el cuadro el escultor -bella conseja!y un madero convierte en carne viva,
y la mortal mirada fugitiva
en la mirada de Jess refleja.
Creacin divina del humano anhelo,
que a Dios en todo ser columbra y siente:

tierra baada en arrebol del cielo!


Mirad al Cristo por el ancho Puente
oh, golondrinas! y abatiendo el vuelo,
arrancad las espinas de su frente!
BENDICION A S EVILLA
Tierra de nuestro amor: Dios te bendiga!
Que en tu glorioso porvenir risueo
nunca te falten, ni la voz amiga,
ni hilos de luz en que tejer un sueo.
Que fecundes tus campos sin fatiga,
que al Arte mires como a esclavo y dueo,
y hagas oro del grano de la espiga,
y hagas un Cristo de Pasin de un leo.
Que tus risas mitiguen tus dolores;
que an donde no las siembres, nazcan flores;
que halles siempre en tu fe paz y consuelo,
y que en tu noche perfumada y bella,
por mandato de Dios, baje una estrella
y bese a la Giralda y vuelva al cielo.
A UN A NARIZ
Porcin divina de materia humana;
humana forma de troquel divino;
breve parte de un rostro femenino
de rosas hecha, de jazmn y grana;
dechado, primorosa filigrana
del cincel del Eterno peregrino;
maga hechicera que me roba el tino;
imn pequeo de atraccin tirana;
linda columna que sutil sostiene
las delicadas cejas de una hermosa
y dos luceros por guardianes tiene:
de qu modo me encantas cuando airosa,
a un suspiro que el pecho no contiene,
te dilatas ufana y orgullosa!
QUIS IERA S ER
Quisiera ser el aire que amoroso
se mezcla en tus suspiros y en tu aliento;

quisiera ser la luz de tu aposento,


de todas tus miradas codicioso.
Quisiera ser el eco misterioso
que recoge su msica a tu acento;
y tu imn para todo movimiento,
y tu tranquilo lecho de reposo.
Quisiera ser el alma de tu vida,
y tu sangre en tus venas extendida,
por ser todo en tu ser y en tu belleza.
Y por verme feliz y a ti dichosa,
devolviendo a tu cuerpo la pureza,
quisiera ser el Dios que te hizo hermosa.
ELEGIA
Por un tronco abatido y polvoriento
trepa un rosal de ramas florecidas,
y son para l sus flores encendidas
adorno y gracia y fugitivo aliento.
Pero ay! que el soplo de importuno viento
los separa entre quejas contenidas...
Una quisieron ser, y son dos vidas
la del rosal y el rbol macilento!
Y huye el rosal de la carcoma vieja,
y busca ya sostenes ms felices
donde alegre sus flores entreteja.
Y el tronco se estremece en sus races,
y ms lo quiere cuanto ms se aleja,
y llora por sus hondas cicatrices.
ES PERAN ZA
Tus manos, en mis manos acogidas,
cruzbamos el parque en que me heriste,
aquella tarde en que por fin quisiste
cerrar con tus palabras mis heridas.
Las hojas de los rboles cadas
hollaban nuestros pies , y a su eco triste,
parecen corazones, me dijiste,
que perdieron la savia de sus vidas.
Un soplo fuerte, inesperado y fro,
por los senderos libres y desiertos

barri las secas galas del esto...


y entre el huir de corazones muertos,
llenos de amor tu corazn y el mo,
cantaron juntos a la vida abiertos.
----------Nacimos entre espigas y olivares;
el uno esper al otro en la lactancia,
y en el primer pinito de la infancia
ya escribimos comedias y cantares.
Despus... libros, y novias, y billares
-memorias que ilumina la distancia!-;
luego... una juventud, cuya fragancia
envenenan agobios y pesares.
Fuimos... cuando hay que ser: covachuelistas,
estudiantes, "diablillos", editores,
crticos, "pintamonos", retratistas...
Y hoy como ayer, sencillos escritores
que siguen, a la luz de las conquistas,
sembrando sueos porque nazcan flores.

GES TACIN DE UN S ONETO


Cuando un soneto en la cabeza empieza
a pedir vida pblica y brillante,
no hay en la voluntad poder bastante
para que est tranquila la cabeza.
En tanto que el ingenio lo adereza,
como moscn molesto y susurrante,
salta de consonante en consonante,
bebe en la flor, se irrita en al maleza.
Adon de vamos nuestra sombra sigue:
zumba en casa, en la mesa y en el lecho,
y aun en graves lecturas nos persigue...
Venga el parto torcido, o bien derecho,
si anhelamos que no nos atosigue,
no hay sino rematar... Ay!, ya est hecho!
ALVAREZ ROBLES , MARIANO
Espaa. S iglo XIX - 1.908
Poeta. Hallado en Internet.
SONETO
Entr a comprar turrn, cuando un zapato
se me qued enganchado en la cortina;
la confitera con su voz divina
me dijo: Amigo, le cogi a ust el gato.
No importa si el turrn lo da barato.
le dije al punto, mas la muy ladina
me replic, taimada, que en Pechina
tocaban las muchachas el silbato.
All voy a partir, trueco el tintero,
alegre respond, por la escopeta,
pues pretendo admirar tanto salero.
Al punto que llegu vi una paleta
de aspecto horrible, cara de puchero...
y me volv tocando la retreta.
I
Calzbase Justina su zapato,
de su retrete tras la azul cortina,

cuando yo por mirar su faz divina,


me aproximaba cual astuto gato.
Vi lo que nunca viera tan barato;
mas de ello apercibise la ladina;
y una robusta moza de Pechina
sorprendime al reclamo de un silbato.
Arrojme violenta un gran tintero;
pero echando yo mano a la escopeta
apunt tremebundo a su salero;
de turrn una barra, cual paleta,
sirvi de escudo a su negruz puchero,
y tuve que batir una retreta.
II
Es mi patrn el Cristo del Zapato,
mi devocin la Virgen de Cortina,
no conozco ms ley que la divina,
mi lema es libertad, mi emblema un gato.
Mi inclinacin es siempre a lo barato,
mi antipata a la mujer ladina,
mi mundo no se aleja de Pechina,
y mi msica toda es un silbato.
Mis muebles se reducen al tintero,
mi riqueza consiste en la escopeta,
mi vajilla se cifra en el salero.
En mi fogn no hay ms que la paleta
ni ms en mi cocina que un puchero;
pero nunca he asistido a una retreta.
ALVAREZ RODRIGUEZ, JOS E
Espaa. S alamanca 1.908
ELEGIA A MIGUEL D E UNAMUNO
Desde tu tierra vasca hasta Castilla
bajaste, don Miguel. Y fue tu vuelo
vuelo de ave caudal: perpetuo anhelo
ci tu corazn junto a la orilla
del Tormes rumoroso. Tu semilla,
con profunda raz, se hinc en le suelo
de la que t visin de ofrenda y celo

llamaste renaciente maravilla.


Presentas a Dios y lo llamabas,
tu vida una constante paradoja,
duda y fe sometindose a tortura.
Se te hua la luz y la buscabas;
y, como una gran flor que se deshoja,
se deshizo tu humana arquitectura.
----------------------Se deshizo tu carne, desnaciste
de repente en la vieja Salamanca,
fiel testigo, acadmica palanca,
como en clidos versos repetiste.
Roble del septentrin!: aqu caste
derribado; aqu tu testa blanca
- semillero de ideas - tuvo franca
almohada cuando, sin ms, volviste
al seno de la tierra. Pero ahora
dnde ests t? dnde tu torturado
espritu caliente, tu fe fra?
El gran cedro acadmico te llora,
el cedro que te vio fiel y callado,
debatirte en tu trgica agona.
----------------------Recuerdo bien tu slida figura,
tu recia humanidad. En el camino
de la vida te alzabas como un pino,
nieve cubriendo la gallarda altura.
Grave y solemne era tu andadura,
como quien lleva a cuestas un destino
tremendamente serio, peregrino
por sendas y paisajes de ancha hondura.
El traje azul oscuro, el blanco cuello,
de agudas puntas, sobre aquel cerrado
chaleco original, y los redondos
cristales... As tenas un sello
de raro ingenio, igual reconcentrado,
siempre sumido en meditares hondos.
-----------------------Por la ciudad dorada y recoleta

- alto soto de torres, largo hilo


de acendrada cultura ibas en vilo,
bien ligados filsofo y poeta.
De clsica raz, una secreta
vena cristiana por tu noble estilo
discurra. (Pensabas en Esquilo
o en la va unitaria del asceta?)
Recuerdo de tus dedos que trenzaban,
con fabulosa gracia y maestra,
de papel mil figuras de animales.
Recuerdo de tus ojos que miraban
con aquella mirada que vena
llena de resonancias cerebrales.
-----------------Ya duermes, don Miguel. Eterno sueo
tu sueo en el recinto sosegado
-corral de muertos- slo perturbado
por gargantas que pan dulce empeo.
Duermes o velas? Se suaviza el ceo
vindote all, sabindote acostado
en reposo total, teniendo al lado
-centinela piadoso- el S anto Leo.
Con abono de huesos nacen rosas,
rosas rojas, que viven; con ceniza
de muertos olvidados lo que vuela
puede el aire llenar de limpias glosas.
As, ya ausente de la humana liz,
tu pensamiento vivo, a ti, te vela.
-------------------Pero hallaste la paz, la luminosa
paz en la muerte, la que te dola
clavada all, en tu hondura, terca y fra,
como una espada aguda y silenciosa?
Tu voluntad, tu voluntad reposa
de Dios en el regazo cual quera
- perenne y enigmtica porfa tu insatisfecha sed, tan ardorosa?
Quiz tu sien misterio- en el desnudo
pecho de Cristo apoyas, de aquel Cristo
que nombrabas en msticas querellas.

Pero ahora reposas y ests mudo:


te callas y no dices lo que has visto
ms all de la noche y las estrellas...
PLAYA
Fondo de mar y mgica acuarela.
T y tu desnudez: msica viva.
Desvelados tesoros en activa
ofrenda de pudores a la estela.
Rosa de carnes, sobre azules, vuela,
mansas olas huyendo a la deriva.
Si de mrmol y hielo cuando esquiva,
luego ternura, y ngel si deshiela
risa en los labios y en los ojos luces.
Islas de sueo, dulces arrecifes,
oh tus senos, mujer, fieles al po
plumn de nieve de los avestruces.
Mientras cosen espumas los esquifes
mis ojos te navegan en tu fro!
ALVAREZ S AEN Z, FELIX
La Rioja. Paraguay. Siglo XX
Poeta hallado en Internet.
QU LE ARRANCARON AL MORO?
Redondos e de a pares hemos todos
he todos nos folgamos de tenellos
de tipos no fablemos que, de habellos,
haylos de muchos e diversos modos.
Non sea mi intencin encarecellos,
ni facer alabana si non podo,
ni fablar con mi boca de beodo
de las mil gracias que los facen bellos.
Sea, ms bien, mi suerte el ignorallos,
ca non podo folgarme en mi tristeza.
Decidi mi seor el arrancallos
e penar de esta suerte mi torpeza.
Yo guardin soy agora en su serrallo
sin poder disfrutar de la belleza.

A UN RETRETE
Recurriendo a Quevedo, yo te digo
que no veo el porqu de tanto enojo
pues, aunque vives ciego y eres cojo,
no te acuso de tal, que eres mi amigo.
Vindote en esas trazas de mendigo,
comido por la sarna y por el piojo
y poniendo tu boca donde arrojo
el pan que ayer com y que hoy maldigo,
siento pena de ti y no comprendo
dnde quieres llegar tan atorante,
negndote a comer y maldiciendo
de este mi flojo arrojo el colorante,
pues sin tregua ni espacio voy haciendo
lo que t has de comer ms adelante.
DE EL MIS TERIO DE LA ES CALERA
Reduzcamos la vida a lo esencial.
Hagamos de la nuestra un bello extracto
de ideas puras en potencia y acto.
hagamos de la vida algo genial.
Sea nuestra existencia elemental.
Vivamos libres con cuidado y tacto
puestos en el impulso. Hagamos pacto
con nuestras emociones. Visceral.
Primera demanda de amor, negada!
Negada, tambin, sed de infinitud.
La belleza, negada, y renegada.
La loca, irracional, esclavitud
que el amante reclama de su amada.
Cien veces negada la beatitud.
ALVAREZ S ANCHEZ-S URGA, RAFAEL
Espaa. S iglo XIX
Poeta.
PAZ Y GUERRA
Su corazn enardecido late
con desigual medida y rudo empuje,

y entre los pies de su caballo, cruje


cuanto se opone a su feroz embate.
Blande el acero, clava el acicate,
en su negro alazn; no grita, ruge
su enronquecida voz... Hay quin dibuje
la embriaguez del soldado en el combate?
Embravecido mar parece el alma
del que embriagado en la horrorosa guerra
lucha por conseguir sangrienta palma.
Deploro ese furor, mas no me aterra;
cuando el turbado mar vuelve a su calma
rodea con amor toda la tierra.
ALVAREZ S ANTULLANO, JOS E
Espaa. S iglo XVIII.
Poeta hallado en Internet.
SONETOS
I
S on tus gentes, Espaa, guerrilleros
agnicos de fe; tus estudiantes,
tus labradores y tus trajinantes
y tus pastores y tus rastrojeros.
Ese ejrcito, en fin, con los obreros
que hoy del mismo modo que endenantes
han sido, en mancomn, los fabricantes
de Iberia con su espiga y su lucero.
Ellos avanzan, vedlos!, ola humana
para la paz unida, guerreando
sin la guerra querer, por infrahumana.
Ellos avanza, vedlos!, elevando
de Paz Universal y S oberana
la bandera mejor. Viene cantando!
II
Arma ninguna como tu fiereza,
tu dignidad de antigua Comunera
multiplicada ahora con la obrera
capacidad de lucha y entereza.

Tallada ests, Espaa, en un pieza


de honestidad humana tan entera,
que la asesina voluntad artera
vencida quedar por tu nobleza.
Mares y rocas, ros y montaas
armas podran ser de las Espaas
el cuarzo, el pedernal y la traquita.
Mas donde fallen ro, monte o roca,
el grito imprecatorio de la boca
indmita explosin ser, infinita.
III
Esa maana slo una voz tiene
y una sola doctrina, un solo fuero;
que como el agua, hija del nevero,
el alma de s misma se sostiene.
Libertad, nada ms la voz previenecon libertad de aire, de lucero,
de ro labrantn, de mar viajero
que va a la libertad y de ella viene.
Este crptico grito, ese aforismo,
dadi vosa consigna estremecida,
bien claro nos ordena y nos advierte:
Espaa desde el cielo hasta el abismo.
Para todos, Espaa, hasta la vida.
Para todos, Espaa, hasta la muerte.
Y quien quiera perderte,
Espaa de lucero, trigo y rosa,
propia muerte ha de hallar, ignominiosa.
ALVAREZ S ERRANO, RAMON
Espaa. S iglo XX.
Conde de Villalmedina. Hallado en Internet.
SONETO
Para calmar esta sedienta fiera
de la sensualidad que me devora,
a los primeros rayos de la aurora
verte desnuda, para m quisiera.

Contemplar la pureza de tu lnea


dibujndose augusta sobre el lecho
y moldear los vasos de tu pecho
gustando el cliz de tu flor virgnea.
Y por satisfacer a los antojos
del pobre corazn que late inquieto
arrancarte las nias de los ojos,
engarzar en mi pecho esa esmeralda
y escribir con mi sangre este soneto
sobre el campo de armio de tu espalda.
ALVELO LARRIBA, ALFREDO
Barinitas. Venezuela, 1.883-Madrid. 1.934
Poeta hallado en Internet.
COS AS DE PAJAROS
Casi romperse aparentaba, leve,
el henchido jubn... En dulce juego
bajo el corpio deslizaste, luego
de acariciarlo, tu canario breve.
En la prisin gentil de rosa y nieve
-nieve templada por di vino fuegoel pjaro call turbado y ciego
-quiz- del nido por la sombra aleve...
Mas de improviso, tras el grito suave
de la sorpresa tuya, diste al ave
liberacin. Se equivoc, sin duda,
cuando crey picar fresa menuda;
ya libre, y ebrio de tu aroma rico,
trin a la luz, ensangrentado el pico.
LA MELANCOLIA DE LUCIFER
Lucifer ha venido: (lector no hagis derroche
de sorpresa y espanto: S uele venir en coche,
a visitar mi alcoba y a departir conmigo,
prfido y agradable como cualquier amigo).
Lleva traje de luto con que sale de noche.
(Lectora: no hagis miedo. S e viste sin reproche.
En un siglo elegante, pensis que el Enemigo

malo vaya desnudo, o en ropas de mendigo?


Me saluda y observo que no est bien diablico.
Tal vez ha comenzado de nuevo a ser catlico...
Y murmura en un tono triste y confidencial:
El Mal, de nada sirve; slo me causa tedio.
Y el Bien? Satn responde: Ridculo remedio!
El bien no es sino una forma sutil del Mal.
PLEN ITUD
Hoy cumplo treinta aos de mi vida,
y doblo de la vida el Cabo de Hornos.
Y la ruta sin altos ni retornos
hacia el futuro va desconocida.
Atrs qued mi juventud, perdida?
Yo la mat: lo digo sin adornos.
Yo la mat: lo digo sin bochornos.
As mata un amante a su querida.
Pero no la perd. Transfigurada
ella fue mi sostn en la jornada
de tres mil das por la Selva Oscura.
Ella me dio la paz que reverencio,
flor de la soledad y del silencio.
Y soy un buen doctor en amargura.
MIRANDOTE LOS OJOS
Mirndote los ojos te miro toda entera.
Toda entera deslumbras en su magia sombra.
As en un solo pjaro toda la meloda
y en una rosa nica toda la primavera.
Ojos negros y prceros de claridad procera
que a tu beldad son dplice blasn de seora.
S abios en luz y sombra, no saben todava
que por ellos mi trgica desesperanza espera.
Y me forjo, mirndolos, el despotismo doble
de dos hermanos prncipes que con su brillo noble
subyugan un imperio presa de torvos males.
Porque mi alma sufre, tenebrosa de tedio,
con la fe melanclica del ansia sin remedio,
la tirana flgida de tus ojos triunfales.

ALVIA, FRANCIS CA DE
Logroo. Espaa. S iglo XVII.
Poeta hallada en Internet.
A MI TIO FERNANDO ALVIA D E CAS TRO
La gran Cantabria eterniz aquel risco,
y es Ebro este gran Ro que le riega,
esta puente labr S an Juan de Ortega,
y all el primer convento S an Francisco.
A Palacio ennoblece este Obelisco,
y Amaltea el estrado de esa Vega,
este es el tribunal, donde si llega,
revienta su veneno el Basilisco.
Este el el templo, que al gran Patrn de Espaa
dedic Arcadio Obispo de otra silla,
obra que envidian Jaspes, y Alabastro.
Esta es la Colegial grandeza extraa,
y este, que anima tanta maravilla,
mi to Don Fernando Alvia de Castro.
ALVIA DE C AS TRO, FERN ANDO
Logroo. Espaa. 1.572 1.640
Sirvi como Inspector General de la Armada Real
Espaola y Fuerzas Navales espaolas en Portugal.
Poeta hallado en Internet.
SONETOS PRONUNCIADOS DURANTE
LOS FUNERALES DE MATIAS DE GALVEZ
I
Siendo su mayor tropa Paisanos,
la encuentra sin alguna Disciplina;
mas con una constancia diamantina
la deja de S oldados Veteranos.
Olvidaron los modos chabacanos,
gozando ya destreza masculina,
quienes antes con plaga Femenina
temblaron al or S ambos, y Anglicanos
en la Escuela de honor los matricula,

y con premios, que ingenia singulares,


a gloriosas empresas estimula.
Ya se aprecian las Leyes Militares,
ya sabe avergonzarse quien recula,
y quien de miedo busca los Altares.
II
Este Tmulo acuerda la memoria
de aquel Seor Virrey, y Presidente
que de familia ilustre descendiente,
llega a las cumbres de la humana gloria.
La Nobleza de siglos tres notoria,
favor del S oberano permanente,
trabajos y sudores de su frente,
oro fueron: mas ahora pura escoria.
Todo desaparece con la muerte,
que nivela con toda rectitud
la choza dbil y el palacio fuerte.
Glvez no pierde todo en su atad
pues le queda en esta triste suerte
el honor del buen Nombre y su virtud.
III
Glvez acostumbrado a la opulencia,
y resplandor de diez generaciones,
que en Espaa encadenan su Excelencia
con las casas Ilustres en Blasones;
a todo fausto ve con impaciencia,
vive parco, modesto, y Ocasiones
se pasa, hasta llegar a negligencia,
que pone lo bizarro en opiniones.
Obro muy bien, y nada lo rebaja
despreciar estos bienes apocados,
que maana deslustra la mortaja:
Vanos bienes, por Dios tan degradados,
que los niega el honrado, que trabaja,
cedindolos a ociosos, y aun malvados.
IV
Era para este Reino antes la Criba

un lugar problemtico, e incierto:


ninguna relacin guarda concierto,
y aun hay quien la niega y la describa.
No espanta a Don Matas la perspectiva
horrenda con que pintan a su Puerto:
transita por poblado, y por desierto;
de lo ms escabroso no se esquiva.
Venga el Ingls, el Sambo, y el Mosquito,
Breales, Lagos, Riscos, Ro espantable,
supera su valor el gran conflicto:
Ya no se encuentra cosa impracticable
ya hollamos el Cerbero de Cocyto,
a quien Glvez quit lo formidable.
V
Iba ya nuestra Patria devoran do
la epidemia terrible de Viruela:
que aunque pobres con ricos anivela,
padece mucho ms el pobre van do.
Su Padre Don Matas ausente estando,
desde el mismo Granada los consuela,
y prueba ser su Padre, y su Tutela,
el Erario de Carlos ensanchando.
Y (en caso necesario) les concede
el sueldo que merece con sudores:
por si tal vez con ellos el mal cede.
Una mano rechaza los furores
de la peste; por otra retrocede
otra peor de Anglicanos agresores.
VI
Por dar desde la gloria al Rey los das
el Virrey Don Matas dispone viaje:
y porque el tardo cuerpo no lo ataje,
desatar quiere a su Alma de estas las.
El Cuerpo se ase al Alma en agonas,
y porque la parida se baraje,
que algo al duro decreto se rebaje,
con ternura suplica muchos das.
No son odos los miembros, y privarlos,

tienta, sin esperanza, ni aun remota,


de que Glvez se aparte de dejarlos.
Su paciencia apuraron gota a gota,
y Vspera, en la Noche de Gran Carlos.
diciendo a Dios, emprende la derrota.
ALZATE NOREA, LUIS
Colombia. 1.889 1.939
Poeta hallado en Internet.
NATURA HERMAN A
S que est todo en m: el cielo, el ave,
la infinita penumbra donde reza
sus pesares el monte y la maleza
y dice el sollozo su pena ingrave.
El dulce espritu del agua sabe
que es hermano del mo su limpieza
copia la infinitud de mi tristeza,
y su quejumbre entre mi pecho cabe.
Pues todo tiene vida y tiene un culto
que es el mo; y exige un lazo oculto
que a los seres me liga a sus antojos.
Tristes estn las cosas si estoy triste;
o si lloro por todo lo que existe,
lloran todas las vidas en mis ojos.
ALLAN A ZURITA, C ARMEN ADRIANA
Venezuela. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
SONETO DE DES PEDIDA
Si por alguna causa llegas a or mis versos,
no pienses que te olvido, piensa no es el momento,
para que cuando parta al viaje sin regreso,
dulce tu vuelo quede y el canto de consuelo.
Escribo aunque no quiera pues ya s que perd
de un modo irremediable nuestro querer de Abril,
tambin porque supiera que pronto y no en vano,
ya no podr mi pluma sostenerse en mi mano.

Quiz es slo un tonto adis del corazn


que slo entiende el alma y tambin el buen dios
as es que me despido pensando dulcemente.
Que el amor verdadero perdurar por siempre
y de pronto algn da cuando nos sobre tiempo
mi ltima despedida sea darte estos versos.
ALLENDE, EDUARDO
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
AL CONO DE UN ALTAVOZ
Enmudezca tu extrao vocero
colmado de bramidos y caprichos
y en tu garganta mueran esos dichos
que inquietantes conmueven al gento.
Hoy en tu cuerpo no ms vibraciones
cnicas; y tu fuerte ya dormite,
sin anhelar discursos ni desquite
en locos sonidos y mil canciones.
Ante ti reprimo mi voz miedosa
oh dios de trepidante transparencia,
que la palabra haces ms poderosa.
Mas sintiendo en mi pecho la dolencia
por el ansia de gritar que me acosa,
te invoco a ti, oh cono de resonancia.

ALLENDE IRAGORRI, TOMAS


Argentina. Siglo XIX XX
Poeta.
CORAZON QUE TE HAS VUELTO
Corazn que te has vuelto como un nio aterrado
al que el ms leve ruido paraliza de horror,
yo no s como aguantas el dolor continuado
de las devastaciones de tu vida interior.
De lirismo y de pena vives tan enconado
que tus llagas parecen despedir resplandor,
cualquier sombra que enturbie tu crculo alumbrado
hace vibrar tu vida con enorme dolor.
Es que nada en la vida te encuentra indiferente,
es que el dolor de todos vibra en ti largamente
como un nervio que toca una mano brutal;
es la vida de todos, tu vida hecha pedazos!
y se te ha muerto ha tiempo, como a un hijo en los brazos
la conciencia egosta de tu yo terrenal.
ALLER, C ES AR
Len. Espaa. 1.927
CIUDAD D E LEON
Mi ciudad, de sol blanco, no exista,
era un nombre posible en esta tierra
roja para las siembras y la guerra,
celestial claridad, garra brava.
Este suelo entraable presenta
la legin combativa que se aferra
a la arcilla salvaje en la que entierra
sus cimientos y arados de alegra.
Len, silencio y germen, esperaba
con el rumor y llanto de sus ros,
la ciudad que hoy sostiene el manso llano.
Senta que el fervor romano alzaba
sus lentas piedras, y que antiguos bros
prestaban a su espacio aliento humano.

NACE LA CIUDAD
Mi ciudad brot alada una maana,
tiendas cual blancos pjaros que llegan
le dan el fiero nombre en que navegan
Legio S ptima Gmina romana!
Por su cancin naciente y su temprana
sonrisa las banderas se despliegan;
las espigas sus caas ya doblegan
y un jbilo guerrero se desgrana.
Verde alfoz la proclama amanecida,
futura flor creciendo silenciosa:
esta aurora de piedra en luz herida.
Vuela su arquitectura poderosa
sobre un cielo de lumbre desmedida,
vuela la piedra transformada en rosa.
ALLIS ON, MARIA ES THER
Per. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet.
MARIANIAS
I
Nac amndote, Madre, bien me evocas
el matinal pasito entre macetas
los trboles jugando y las mosquetas
y los geranios y las malvalocas.
Diario ramito de pequeas bocas
dicindote en amor cosas secretas
que solamente entienden los poetas
o los nios O T, que los convocas.
Amndote nac. T no lo ignoras
y cuando nuevamente en tu alabanza
titubeos se olvidan y demoras,
donde la vista de mi amor alcanza
veo semillas, plenes, esporas
y se me alza en alondra la esperanza.
VIRGEN N EGRA

Esa oscura belleza de tu cara


que al negro asciende desde el trigueo,
ms amor me fue siempre, ms ensueo,
que esa tu otra hermosura de piel clara.
Tu perpetuo socorro que me ampara.
Tu ensiedein, amor de mi amor dueo
Tu monserrat, en tu perfil roqueo
tu guadalupe, a cuyo pie cantara.
T, czestochowa, que en las tempestades
aun ms que los relmpagos destellas
pues ms fulgencias a tu nimbo aades.
Dulce misterio de tu epifana,
que oscuramente opacas las estrellas
y aun ms madre pareces, ms Mara.
VII
Algn da, algn da, tu semblante
se mostrar como es a mi mirada,
y s que he de mirarte anonadada
despus de tanto anhelo suspirante.
Verdad que nunca te sent distante
sino prxima, atenta a mi llamada
Mas si te am, cmo te am, velada
cmo ser tenindote delante?
No ms entonces lgrimas. No llanto
Limpios de lluvia te vern mis ojos,
estos mis ojos que lloraron tanto.
Que ha de enjugarlos tu fisonoma,
oh madre, oh madre, que ver de hinojos
falta tan poco ya para ese da!
TAN EL AMADO AMOR
Tan amado el Amor y tan amante
sin nocin de reloj o calendario,
se vuelve ms que el aire necesario
y en mi cielo es el nico levante.
No el agua la llamis vivificante
y no el sol me seale itinerario.
Porque slo el Amor fija mi horario,
volvindose en mis venas tripulante.

Que no me hablen de cosas que no entiendo.


Que todo lo dems me deja inerte
y apenas lo aprend lo desaprendo.
Ya no s que es la vida o que es la muerte.
S lo que soy tu amor, y, en tu amor siendo,
no quiero ser la misma, sino serte.
ALLUE Y MORER, FERNANDO
Valladolid. 1.915
Poeta y Ensayista. Licenciado en Filosofa y Letras.
Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Toledo.

ROS TRO CLARO


Cunto siglo ha costado esta mirada?
Cunto milagro el sol de este cabello?
Gozar as del alma este destello,
cunto lento reloj, cunta jornada?
Cunta annima vida derramada?
Cunta sangre de gracia ardiendo en ello?
Y cunto inquieto afn grabando sello
hasta alcanzar la lumbre enamorada?
Turbin del mundo en poderosa fuerza
arrastrando por mltiple camino
sus ignorados cauces sin amparo!
Hasta dar el torrente nadie tuerza!
con el imprescindible actual destino.
Oh mirada de Dios, oh rostro claro!
AMADEUS .
Navarra. S iglo XX
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Es un soado bien, un mal presente,
un presente angustiado, lacerante,
que quema tus entraas, asfixiante,
un remanso de paz, un sueo ardiente.
Es alma en pena, duende impenitente,

un silencio profundo, exasperante,


un murmullo infernal sordo y distante,
es el todo y la nada inexistente.
Es el ser y no ser del drama humano,
tragicomedia escenificada
vagar de un sitio a otro y siempre en vano.
Es el amor tamaa encrucijada
y se encuentra de todos tan cercano,
que es la pasin del hombre ms buscada.
SONETO
Es herida que duele y no se siente,
es dolor sin herida que o duele...
rueda que el molino nada muele...
ruiseor que no canta, mal viviente.
Es morir y estar vivo de repente...
orqudeas sin fragancia, que no huele,
mariposas sin ala, pez que vuele...
arrastrarse en el aire cual serpiente.
La herida del amor es infinita,
y al ser herido eres bendecido.
Extraa paradoja! Miel maldita!
Qu quiero del amor ser maldecido!
Y or su maldicin que resucita
mi corazn que estaba adormecido.
AMADO MACIAS , S ILVIO
Asuncin. Paraguay. 1889 Pars. 1.947
Mdico, Poeta y Prosador.
Muerto en accidente de aviacin.
LA REINA AZUL
Una noche de hastchid y de nirvanas,
de Julietas, Cleopatras y Beatrices,
Odaliscas, Ftimas y Sultanas,
y un cortejo nupcial de Emperatrices.
Versalles y Triamones de cristal,
suspiros y caricias de color,
porque es tu rostro un trozo musical,
y est en verso tu cuerpo embriagador.

S lo un pincel merece tu acuarela,


y un teclado de seda tu armona
para cantar amores de novela.
Y en una noche tibia de Estambul
nicamente un Dios de sinfona
puede reinar sobre tu cielo azul.
AMADO MELO, EN RIQUE
Tacuarembo. Uruguay. S iglo XX.
Director del Liceo de San Gregorio.
Poeta hallado en Internet.
SONETO PARA MI MANO
Firme, cordial y desinteresada
oprimiendo la mano que se allega;
sobre el papel, as como en la brega
siempre mano febril y enamorada.
Pasa seis horas de la tarde asida
a la pluma trivial que da el sustento;
fiel amanuense de mi pensamiento
Numen la encuentra siempre decidida.
Aunque de gracia y suavidad carece,
de mi palabra siempre es compaera;
movindose ante m, torpe, parece
un ave gris turbando el aire eterno.
Y hasta el dolor la vio de esta manera:
diciendo adis aquel lejano invierno.
AMADOR DE LOS RIOS , JOS E
Espaa. S iglo XIX
Poeta.
GLORIA Y AMOR
En insaciable sed de amor y gloria,
ardi mi pecho en juventud florida;
luch y la noble palma apetecida
puso en mis sienes la inmortal victoria.
Negra fue en cambio del amor la historia;

que el alma triste de su dardo herida,


una esperanza y mil llor perdida,
en vez del oro hallando vil escoria.
La nieve empieza a coronar mi frente,
y encendido por ti, de amor abrigo
dentro del corazn volcn rugiente.
Gloria y amor gozar quiero contigo;
mas si la pura fe tu labio miente,
amor y gloria, cual Satn, maldigo.
AMAT, ENRIQUE
Espaa. S iglo XX
Poeta.
SOLEDAD
(A Cristo Crucificado)
Clavado ests ah, blanco lucero,
clavado en una cruz y escarnecido,
con tu plido cuerpo ya vencido,
la herida abierta en el costado austero.
La gente, que se va por el sendero
que baja del Calvario, ha enmudecido
y, al ver tu cuerpo roto y malherido,
alguien siente un dolor hondo y sincero.
Tres palabras precisas se olvidaron,
porque falsos apstoles mintieron;
tus amigos qu solo te dejaron
y con cunta presteza se perdieron!
Amor, divino, de bondad venero,
qu solo ests clavado en el madero!
VEN A MI LADO, S EOR...
No te vaya, Seor, ven a mi lado
y queda, para siempre, aqu, conmigo,
porque si muchas veces fui contigo,
otras muchas de Ti me he separado.
Estars, con razn, Seor, airado.
Mas no ves que, en el fondo, soy tu amigo
y me hallo triste, pues que no consigo

huir de mi amistad con el pecado?


Haz que aleje de m la violencia;
que viva como autntico cristiano;
que busque mi solaz, sin exigencia;
que aparte de mi ser todo lo vano...
Lavando T, piadoso, mi conciencia,
qu dulce caminar siempre a tu lado!...
OFRENDA
Al Dios que reina en las alturas quiero
elevar mi plegaria conmovida,
proclamando doquier mi fe sentida
en el Rey a quien amo y al que espero.
Al Sumo Creador, que en el sendero
de la existencia ilumin mi vida,
ofrendo mi oracin pura, rendida,
ms blanca que la luz de alto lucero.
Oh, Seor, que gobiernas en el mundo
el cauce de los ros, las estrellas,
el monte, la llanura, el mar profundo,
los hombres, y las aves y los peces!...
T que creaste tantas cosas bellas,
qu oracin, qu plegaria no mereces?
CUANDO BAJAN A S AN BONIFACIO...
El pueblo, que a tus pies vive y trabaja,
ensancha, alegre, el pecho generoso,
al or tanto viva clamoroso
que a tu imagen saluda cuando baja.
expresin de una fe que no relaja
este tiempo brutal y presurosoes ese amor constante y ardoroso,
que lejos de morir, cobra ventaja.
Todas esas Comparsas numerosas,
todo el himno triunfal de abanderadas
seran rosas muertas, deshojadas,
plida imagen de fugaces cosas
si tu amor no tuviese aprisionadas
esas almas que gritan jubilosas.

AMARGOS FRUTOS
Vive el hombre aferrado a la riqueza,
al poder mundanal, a la avaricia,
haciendo arma brutal de su codicia,
mofndose, soez, de la pobreza.
Rechaza la moral que es fortaleza;
levanta falso trono a la impudicia:
aplaude la maldad y la injusticia,
despreciando el honor y la entereza.
Y temblamos, despus, ante la guerra?
De los males airados nos sentimos
y ante el dolor mostramos extraeza?...
Fruto d la impiedad sobre la tierra
es el caos moral, pues que vivimos
olvidados de Dios y su grandeza.
A LOS PIES DEL REDENTOR
Mara Magdalena, pecadora,
los pies d e Cristo besa, arrepentida,
porque un rayo de luz la tiene herida:
el de fe que no tuvo, y tiene ahora.
El Rab mira a la mujer que llora,
que de acerbo dolor se halla transida,
y pone luz en la cabeza hundida
de la que sufre y su perdn implora.
En el silencio mustio y apretado,
slo un lamento de mujer suspira.
Jess, entonces, a la triste mira
y, hecho paz, de bondad transfigurado,
de su divino amor taa la lira
y un mundo de perdn ha derramado.
MI MUNDO S OIS VOS ...
Al mirar vuestros grciles encantos,
me dejis entrever el alto cielo
y de amaros se enciende en m un anhelo
que borra mis humanos desencantos.
Vos me movis a pensamientos santos,
a despreciar el barro de este suelo
ya tender hacia lo alto el raudo vuelo

en demanda de un Reino sin quebrantos.


Qu gloria cuando fijo en Vos mis ojos,
y os miro, y me miris con dulce empeo,
con mirada serena y celestial...
Entonces ya no hay mundo ni hay abrojos
mi mundo sois Vos, reino de mi ensueo,
con tu blanca pureza de cristal.
POS TRADO ANTE TU IMAGEN
Ante tu imagen, otra vez postrado,
est Petrel, autntico y creyente,
inclinando ante Ti la honrada frente
y abrindote su pecho esperanzado.
Es el pueblo sencillo y confiado
que, en su Fiesta Mayor, llega silente
a proclamar, Patrn, su fe valiente,
y el tributo que rinde a su pasado.
Es el rancio Petrel que en Ti confa;
el pueblo franco, abierto y generoso
que te eligiera por seguro gua,
en un da lejano y venturoso,
y que hoy al mundo impo desafa,
porque tiene tu brazo poderoso.
YA ES LA HORA...
(a la Virgen del Remedio)
Hora es ya de elevar el pensamiento
y, con rosas, lavar los corazones;
de engalanar los olmos con los dones
de un amor de entraable sentimiento.
Hora es ya de poner la proa al viento
de una autntica fe, sin concesiones.
Es hora de olvidar incomprensiones
y buscar un humano entendimiento,
de dar a nuestro barco el conveniente
rumbo cara al futuro, no al pasado,
y adoptar la actitud, noble y valiente,
del que reza a sus pies arrodillado.
Hora es de retornar a Vos, Seora:

que del vivir cristiano ya es la hora.


S UPLIC A A LA VIRGEN D EL REMEDIO
T, madre celestial, que desde lo alto
contemplas a tus pies la fe dormida
y que ves a tu grey, casi dormida,
vctima de Luzbel y de su asalto;
que ahuyentas el temor y el sobresalto
y eres el blsamo de humana herida;
T, refugio de toda alma afligida,
detn del pecador su mortal salto.
T, Patrona, t, Virgen, que serenas
el turbulento mar de las pasiones;
T, Madre de Jess Crucificado,
que haces don de tu gracia, a manos llenas,
renueva las aejas devociones
y haz que viva Petrel siempre a tu lado.
A LA PATRONA DE PETREL
Haz que brote en el seco pedregal
-que es el mundo moderno y descredoun torrente de amor, hoy escondido
en la entraa de duro roquedal.
Haz, S eora, que el ansia material
-pobre blasn del mundo pervertidoconvirtase n un canto conmovido
por tu blanca pureza de cristal.
Haz que todos adoren tu hermosura,
mueve T al hombre, de placer sediento,
a que busques la luz de la verdad,
y que el mundo, frenando su locura,
eleve su marchito pensamiento
al reino de la fe y la caridad.
MADRE MIA!
Pretender en las lneas de un soneto,
cantar exactamente tus bondades,
sera vanidad de vanidades,
tomando lo irreal por lo concreto.
Desvelar para el mundo ya el secreto

de glosar tus excelsas cualidades,


no es posible, que ahondar en tus verdades
escapa el marco del estilo escueto.
Tanto tu alba pureza se merece,
que desborda la humana fantasa;
la mi pluma, en suspenso, empequeece.
Qu puede revelar mi poesa?
Pues que de todo mrito carece,
es humilde al decirte: Madre ma!
AMAT, FRANCIS CO
Cuba. Siglo. XX.
Poeta hallado en Internet.
Yo s de una mujer que mi alma nombra
y que, con la ms ntima tristeza,
arroj por el lodo su belleza,
lo mismo que un diamante en una alfombra.
Mas de aquella mujer, lo que me asombra
es ver como en un antro de bajeza
conserva inmaculada su pureza,
como un astro su luz entre la sombra.
Cuando la hall en el hondo precipicio
del repugnante lodazal humano,
la vi tan inconsciente de su oficio
que con mstica uncin bes su mano.
Y pens que hay quien vive junto al vicio,
como vi ve una flor junto a un pantano.
AMAYA, AMILCAR
Argentina. Siglo XX
Poeta hallado en Internet.
POES IA GANADORA D E LA
CORONA DE PLATA EN EL
EIS TEDDFOD DEL AO 1.988
CIELO PATAGONICO
Quin puede sustraerse al encanto
del misterioso embrujo de tu cielo,

inmensidad tendida como un velo


ms all de los sueos, y ms alto.
De da te cubre luminoso manto
llenndonos de paz y de consuelo,
y de noche, con sombras y desvelo
y encendidas estrella para el canto.
Quin no sinti vibrar su fantasa
deslumbrado por sus atardeceres
junto a la mar, meseta o cordillera
o sinti que su alma estremeca
en la magia de tus amaneceres,
magia renovadora en cada espera.
AMAYA, PABLO J.
Guama. Yaracuy. Venezuela. 1.969
Poeta hallado en Internet.
EN BUS CA DE OTRA ES TRELLA
No soy hombre ganado a la paciencia
no espero mucho tiempo por amores,
puedo buscar y hallar otros mejores
no te fes existe competencia.
No llevo en mi palabra la insolencia
quiero todo muy claro sin rumores,
para evitar despus males mayores
te dejo en tu pudor y prepotencia.
Yo cambio el rumbo en busca de otra estrella
mucho mejor que t quizs ms bella,
y no quisiera verte arrepentida.
Por el momento sigo el protocolo
el mismo que me lleva a no estar solo
la bsqueda es variada y divertida.
QUIS IERA
Quisiera no pensarte demasiado
y al mirar una flor no ver tu cara,
no encontrarte por ms que te buscara
quisiera ya no estar enamorado.
Quisiera respirar sin ti calmado

que le amor de otro amor mi sed colmara,


para siempre tu amor, ya lo olvidara
y poder ser feliz en otro lado.
Quisiera entre los dos mucha distancia
para no darte ms, gran importancia
hoy le pido al Creador este deseo.
Quisiera continuar viviendo a gusto
solamente sin ti creo que es lo justo
un horizonte azul al fin ya veo.
VIVENCIAS
Hoy recuerdo tranquilo las vivencias,
que como buen mortal he recorrido
contemplando el paisaje colorido
con su mltiples formas y tendencias.
Mas pude ser feliz con las carencias,
y como buen amigo agradecido
del hermoso momento compartido,
entre banalidades e indulgencias.
De aquel aventurero la memoria
imgenes que vagan hacia un todo,
al camino de pena y de la gloria
para dejar un rastro de algn modo,
fui grabando mi huella con euforia
sobre el frgil cristal y sobre el lodo.
COMO NEGARME A LA POES IA
Cmo poder vivir sin poesa
si alimenta mi ser, es mi sustento,
y en el mundo de formas un cimiento
que me libra de la monotona.
Vigoroso corcel que en alegra
galopa por la faz del pensamiento,
igual como en el mundo pasa el viento
descubriendo la vida cada da.
Poesa es el aire que respiro
es la luz que ilumina mis visiones
y el espacio perfecto en le cual giro.
Cmo evitar plasmar mis emociones,
la musa entra en mi ser como un suspiro

poesa es el mar de mis pasiones.


AMAYA, RAFAEL A.
Colombia. 1.897
Poeta hallado en Internet.
S EREMOS TRIS TES
Oye, seremos tristes, dulce seora ma.
Nadie sabr el secreto de esta suave tristeza.
Tristes como ese valle que a oscurecerse empieza,
tristes como el crepsculo de una estacin tarda.
Tendr nuestra tristeza un poco de ufana
no ms, como ese leve carmn de tu belleza,
y juntos lloraremos, sin lgrimas, la alteza
de sueos que matamos estrilmente un da.
Oye, seremos tristes, con la tristeza vaga
de los parques lejanos, de las muertas ciudades,
de los puertos nocturnos cuyo faro se apaga.
Y as, bajo el otoo, tranquilamente unidos,
t vivirs de nuevo tus viejas vanidades
y yo la gloria pstuma de mis triunfos perdidos.
AMAYA AMADOR, RAMON
Olanchito. Honduras. 1.916 1.966
Poeta hallado en Internet.
FLECHADO POR CUPIDO
Mujer, mi canto lleva la suavidad del ala
y el sonoro ritmo de un arpa de cristal;
de jazmines del cabo sus perfumes exhala
y se roba esta noche todo el fulgor astral.
En mi jardn interno la floracin de gala
viste a los maceteros con un beso vernal;
y el corazn mi viejo jardinero- regala
a los ensueos su crudor sentimental.
Mujer, mi canto tiene toda la ansia suprema
de arrullar como alondra y brillar como gema,
de tener mucho aroma y embriagante color.

Porque va mensajero de mi ideal tangiblea rondar el jardn de tu amor imposible


y ser halo votivo a tu raro esplendor.
AMBER, ANGELES
Madrid. 1.924
GUADALAJARA
La Arriaca de Antonino siglos trenza
por tu trigal, tu Vega y tu salina.
En belleza, a ti, Alcarria, no hay quien venza,
que ya Plutarco te llam divina.
Cifuentes, Cogolludo, La Molina,
Pastrana, S acedn, Brihuega, Atienza...
Un Alczar de guardia en la colina,
ante el Doncel yacente, de Sigenza.
Tu caracense gracia se compara
con el vino y la miel, Guadalajara,
y el gtico-mudejar se te esparce...
Y en S igenza, un camarn sagrado
guarda, en la Catedral, el sueo alado
del Doncel Martn Vzquez de Arce.
LA MAGNA AUTERIDAD
EL ES CORIAL
El granito ofrend su piedra austera
para la austeridad magnificada.
Piedra a piedra, su forma diseada;
empieza Juan Bautista, acaba Herrera.
La severa grandeza queda fuera.
Dentro, el Arte. Riqueza inigualada.
Jaspe, alabastro, mrmol, en cascada.
Oro, marfil y al mejor madera.
Josafat, S alomn, David, Josas,
Manaqus y Ezequas, de Monegro,
harn guardia perenne en la fachada.
Con tu corte, un gran da entre los das,
entra el Rey, con su austero traje negro,
en la que, al fin, ser final morada.

LA S ILLA DE FELIPE II
Desde el ms natural de los asientos,
-de piedra tiene un trono el promontoriomira el Rey, su inters es bien notorio,
cmo van excavando los cimientos.
Mira el Rey y sus ojos van atentos,
desde el maravilloso observatorio,
del paisaje ideal al oratorio,
que pueden contemplar sus pensamientos.
Abajo, El Escorial. Como un misterio
surgir, colosal, el Monasterio,
que ser bien llamado maravilla...
En el bosque murmurios de salterio...
Y del Rey, cuyo cetro es un imperio,
una lgrima surca la mejilla.
MIRONIANO
Un rebao de ojos pastoreas,
sorteando espirales y cometas
y al equilibrio de los mares retas,
imponiendo a la luna otras mareas.
Un aleteo de pestaas creas,
con alas de tus pjaros profetas
y en el csmico mundo que interpretas
corceles de colores espoleas.
A la caza de onricos abstractos,
como en un rito de secretos pactos
tu impulsiva saeta va certera.
Y t, pescador nio algunas veces,
con un anzuelo azul de coger peces
vas llenando de estrellas tu pecera.
PINTAR
Pintar es transcribir las sensaciones,
pedirle al arco iris su paleta,
extender el verdor por la meseta
y adivinar los mgicos rincones.
Es llevar al color esas canciones
que van volando por la tarde quieta.
Es capturar, al filo de una grieta

un ramo de amapolas corazones.


Pintar es contemplar una cascada
y eternizar su salto en pincelada,
que har de las espumas vuelo de ave.
Pintar es convertirse en vagabundo
para apresar lo bello de este mundo...
PED RO GUAJARDO, el gran pintor, lo sabe.
JES US YUGO
Pincelando la gndara o la estepa,
la alineacin del secular olivo,
los paralelos surcos del cultivo
o el octubre amarillo de la cepa,
no habr rincn que este pintor no sepa
y lo har eterno, en su color cautivo.
Yugo, se apropia del paisaje vivo;
dorado girasol, yedra que trepa.
Pregona su linaje de Manchego
esa fusin de austeridad y fuego
conque la forma y el color desposa.
Hace de la metfora su gua
y en grave y reflexiva alegora,
en vez de un corazn, pinta una rosa.
LA ALEGRIA
La alegra es esencia trascendente,
un talante especial de la conciencia,
no fue clasificada por la Ciencia:
Est en el corazn y est en la mente.
Es poder sembrar paz entre la gente,
comulgar la amistad con la apetencia,
es amor, contrapuesto a la violencia,
sinceridad, en abundosa fuente.
La paz y la alegra son hermanas;
un arbusto de argnteas campanas
que aletean al toque de las brisas.
La paz es alegra compartida.
Si eres su labrador toda la vida,
sembrando paz cosechars sonrisas.

AL RENCOR
El rencor es gaveta cineraria
que conserva caliente la ceniza
y aunque marca sus lmites con tiza
no guarda la distancia necesaria.
Es tajo de una herida voluntaria,
fantasma que el ayer personaliza.
S olo con voluntad se cauteriza
su larga cicatriz imaginaria.
El rencor es un cacto venenoso
que agosta el sentimiento ms gozoso
si logra hincar su emponzoada espina.
Su trabajo de zapa es inhumano
y convierte el parterre ms lozano,
llegando a su raz, en una ruina.
LA AMIS TAD
La palabra amistad no est en rebaja
ni habr chaln que la comercialice
y ni es amigo todo el que lo dice
ni es la amistad un naipe de baraja.
No es amigo quien busca su ventaja,
aunque entre tus mesnadas se deslice.
Amistad ser aquella que cotice
el afecto mayor, como una alhaja.
Si Digenes te presta su linterna
recorre con su luz la gruta interna
de aquellos que obsequiosos van contigo.
Y el que, si tienes fro, te da el manto
y si lloras es eco de tu llanto
y no pasa factura, ese es tu amigo!
S I A LA VIDA
No conviertas tu vientre en sepultura
de ese brote de nio que en ti crece.
Sus derechos humanos l merece;
desde la engendracin es ya criatura.
Permtele acabar su singladura
al pequeo bajel que en ti se mece.
Permite que maana cante o rece,

no conviertas tu vientre en sepultura!


Si t defiendes el derecho humano,
si sufres la injusticia que a un hermano
priva de libertad y de ventura,
piensa en el desamparo, sin orquesta
del indefenso ser que n ti se gesta...!
No conviertas tu vientre en sepultura!
VIENTO MANCHEGO
Herldico y seor viento Manchego,
rigiendo ese girar de tus mesnadas;
naciste las espigas, hoy cortadas,
al paso de tu espritu andariego.
Con aliento de jaras y de espliego
besas en tu armazn flores aspadas
y una gloria de harina ve, en cascadas,
a reposar, feliz, en tu talego.
T contemplas los pasos del hidalgo
que con lanza, rocn, locura y galgo,
quiso vivir empresas fascinantes.
Y t, por complacerle, hermano viento!
le pusiste un molino en movimiento
y as pudo luchar con los gigantes.
AL PERRITO PANCHO FIEL AMIGO
DEL POETA JOS E MIGUEL OXHO LM
PANCHO
Ese PANCHO senil, nveo, colmillo,
con retozos de can adolescente,
que se gana el cario de la gente
y se escapa de casa como un pillo.
Sus ojos an conservan aquel brillo
que le gan su fama de valiente;
aunque oye poco, la llamada siente
y acude a merendar, como un chiquillo...
Ha sido fiel guardin de amadas cunas
y tuvo la mayor de las fortunas
ofreciendo sus gracias y corvetas.
A la familia de quien es amigo,

que su vida llen de amor y abrigo


y es su dueo el mejor de los poetas.
JOS E M. OXHOLM IN MEMORIAM
Tanta bondad nimbndole la frente,
tanta sinceridad al dar la mano,
tanto amor para todo ser humano,
tanta siembra de amor entre la gente.
Tanto poema clsico eminente,
dedicado al amigo y al hermano
y tanto verso mgico y lozano
pleno de inspiracin resplandeciente.
Comprensin en su escudo, como lema,
la generosidad su eterno emblema.
l, supo perdonar todas las cosas.
Al ir hacia la luz va precedido
por ngeles de Dios al que ha servido
y un cortejo real de mariposas.
EL BES AR
Dos bocas, cuatro ptalos, dos venas
en smosis viatal, tornado lento
que conmueve el ardiente sedimento
de ese crter, de mviles arenas.
El magna corre en las arterias, llenas
con un nuevo y ertico elemento;
cataclismo interior en un momento...
Dos bocas, cuatro ptalos, dos venas...
No analices la causa ni el efecto;
deslzate en el vrtice perfecto
a que te lleva el clmax de tu sexo.
Extrava el rigor de tu cordura,
dale a tu sed un vaso de aventura
y... llmale locura, en vez de beso.
EL BES AR
Dos bocas, cuatro ptalos, dos venas
en smosis viatal, tornado lento
que conmueve el ardiente sedimento
de ese crter, de mviles arenas.

El magna corre en las arterias, llenas


con un nuevo y ertico elemento;
cataclismo interior en un momento...
Dos bocas, cuatro ptalos, dos venas...
No analices la causa ni el efecto;
deslzate en el vrtice perfecto
a que te lleva el clmax de tu sexo.
Extrava el rigor de tu cordura,
dale a tu sed un vaso de aventura
y... llmale locura, en vez de beso.
BAEZA
He vuelto! Estoy aqu! Estoy contigo!
Quin me lo iba a decir, slo hace un ao!
Hoy, ya ni un rincn tuyo me es extrao
y en cada piedra tuya me bendigo.
Por calles y callejas yo persigo
tu siempre vivo palpitar de antao
y una fuente, del ro de su cao,
me ofrece su caudal, en beso amigo.
He tomado el torrente que me incita
con la uncin que se toma agua bendita
y al tenerlo en el hueco de mis manos
mi corazn me ha dado la certeza
de estar besan as toda Baeza
para ser uno ms de los baezanos
POR TUS CALLES
Sin definir mi ruta maanera
he querido estrenar contigo el da;
eres, Baeza, como estrella gua,
dentro del corazn y tambin fuera.
Voy, as, bendiciendo la cantera
que sus ptreas entraas brindara
para que fuesen lujo y pedrera,
columna, blasn, grgolaT entera!
Desde un tapial se asoma, zalamera,
la fronda acogedora de una higuera:
La calle Angosta de la Compaa.
Busqu la Catedral y su silueta,

recortada en el cielo, casta y quieta


me dijo que Baeza ya era ma.
TOLEDO, VIS TO POR EL GRECO
Toledo es un morisco desafo,
y le nacen jazmines en la espalda.
Se deshilan los flecos de su falda
en la hoz afilada de su ro.
En su zoco, un bullir de mujero;
ojos morunos, rosas en el halda
Toletum inmortal!, que se respalda
en cdices d e eterno seoro!
Su estigma prodigioso marca al Greco
y el grito, en su pincel, propaga el eco
de la misteriacin que el pueblo baa
De la mstica llega al aquelarre,
sin que, por la simbiosis, se desgarre
la virginal ternura de su entraa
AMBITE S ANCHEZ, MANUEL
Yebra (Guadalajara) 1.927
Mdico. Estudios en la Facultad de Medicina de
Madrid.
A LA PLAZA D E LA VILLA, D E MADRID
Estas viejas paredes su belleza
con el tiempo la aumentan, da a da,
en expendida y fuerte alegora;
reflejo de cuando ella era cabeza
en heroicos tiempos de grandeza
cuando el Mundo hacia Espaa converga,
y este a Espaa tan corto le vena
a su valor e ibrica entereza.
Quien piense decadencia en nuestra Espaa
mirar debe lo firme de esta plaza,
que reta y vence al tiempo en esta hazaa;
simblica desprecia a su amenaza,
cual la esfinge, la imagen que no engaa,
la pura y fiel estampa de una raza.

AL RIO TAJO
Puras aguas del Tajo, cristalinas,
lmpidas, rumorosas, transparentes,
que, mansas, lentas, fieras o rompientes,
por medio los carrizos corren, finas
caas que al curso oponen sus cortinas
verde esmeralda y oro, que los dientes
lquidos, espumosos e inclementes
del ro, talan, siegan, forman cinas;
agreste ro, va a tu abrupto seno
entre breas formado, en sin fin Tajo.
Grandioso, fiero, cual ninguno pleno
de salvaje emocin. Bronco agasajo
al que atnito mira el surco ameno,
En ti cunta belleza, ro Tajo!
EN MI RETIRO
En la paz que al olvido me condena,
el destierro que sufro por mi amor
fuera dulce, si fuera sin temor,
fuera alegre si no fuera mi pena.
No siendo mi retiro la cadena
que liga a mi pesar, caro favor!,
presente soledad con mi dolor
pasado y la pasin, no tan ajena
que olvid al recordar fuese la ma
libertad sensacin de la alegra,
y el mal que llevo dentro del corazn
fuera muriendo libre de ocasin;
mas, ya veo, al pensar, que pienso en ella,
que es mi gua, mi norte, que es mi estrella.
AMIEVA, C ELS O
Puente S an Miguel. Santander. 1.911 Mosc. 1.988
Siempre se consider asturiano.
Profesor cuyo verdadero nombre era
Jos Mara lvarez Posada. Maestro que tuvo
que exilarse durante al guerra civil espaola a
Francia y ms tarde a Mxico, donde trabaj como
profesor de castellano.

TEMAS HIS TORICOS DEL REMOTO


PAS ADO ATURIANO MONTE VINDIO
Yo fui hace muchos siglos un astur que en la guerra
contra las cien legiones del invasor romano
defendi ferozmente la cantbrica tierra
y a las guilas hizo caer del monte al llano.
S obre el Csar Augusto desde Roma venido
porque bajo su pie crujiera mi testuz,
yo escup mis desprecios, prisionero y herido
y cant mis hazaas clavado en una cruz.
Al crepsculo era. S angraba el sol del Monte
y la selva de cruces cant el canto postrero
ante el mar que cerraba, rojizo, el horizonte.
Tal, viendo all a lo lejos en llamas la cabaa
en donde t esperabas la vuelta del guerrero,
sucumb en Monte Vindio, Aventino de Espaa.
SONETO DEL QUES O DE CABRALES
S alud, queso picn, el ms rico del mundo,
orgullo de Cabarles y del pas astur;
por el sabor, divino; por el olor jocundo,
alabado en el Norte y ensalzado en el S ur!
Si en argnteos paales ha bautizado Francia
su pican anmico de nombre Roquefort,
yo por cuatro gusanos hijos de tu sustancia
y en una berza envueltos, doy lo francs mejor.
Pueden mucho los jugos de los Picos de Europa;
del romano o el moro, cuando extranjera tropa
lleg ante el Monte Vindio tuvo que recular.
Los hombres de la Pea, de libertad henchidos
por la Pea nutricia, llegan a estar fundidos
con su gran pea libre que nadie podr hollar.
REMOTO AVATAR
Tal vez lo has olvidado, mas yo s que conmigo
viviste largamente en poca mejor
cuando a la selva, en busca del busgoso enemigo,
con el pico asturiense marchaba mi valor.
Tiempo en que comparta la caverna contigo

yo, el jefe de la tribu de las costas del Tor,


quien besaba tu dulce cabellera de trigo
cuando al hogar tornaba, sediento de tu amor.
Despus de los milenios, ya ves An te amo
como te am en la gruta sagrada de Candamo
cuando en ella vivimos nuestra noche nupcial.
Te amo ahora, en el centro de libres horizontes,
cual dentro de un zodaco de ciervos y bisontes
te am en nuestro palacio rupestre de Pindal.
LA CUEVA D EL PINDAL
Entra conmigo, entra, Palacio, catedral,
museo, con su abierta boca la gruta grita
cara a Levante; al alba, con el sol tiene cita.
El mar bale el pie. Pindal casi es Fingal.
Gota a gota, en columna fundmonos. Igual
que beso tras de beso la terca estalactita
a fuerza de milenios se uni a la estalagmita,
t y yo seremos uno por la ley del Pindal.
El elefante dcenos su desaparecer.
El bisonte y la cierva, que hemos de perecer.
El caballo proclama que l dura como el viento.
Y el sol nos llama afuera. S usurra la verdad
las encinas de Tina y en la gaita hay piedad:
un responso cristiano y un pagano lamento.
SONETO DE LA S IDRA
Sidra, bendita seas, ora en chorros aurinos
de las botellas saltes a vasos cristalinos,
ora a tarreas rudas de metales cetrinos,
ora a los frescos labios de Nidia purpurinos.
Bendita sea tu espuma, cual mexar de angelinos
de dulce y rumorosa; benditos gorgorinos
que de la voz de Nidia humedecis los trinos.
Benditas las manzanas y sus jugos divinos.
Bendita sea la sidra, pues que a la gaita dota
de vibraciones celtas y da al cantor la nota.
Bendito el ijuj que a su conjuro brota.
Bendito vieje, nea, al que al astur bebida
tu cuerpo toda sed a mi salud convida;

benditos su trayecto, su entrada y su salida.


MAS ROBLE QUE ROS A
I
Es fragosa mi tierra, la del Cabo de Peas
y los altos Urrieles, como es atronadora
la mar que mis cantiles de espuma condecora.
Hay galerna en mis aguas como hay oro en mis breas.
Escarpines monteses y rudas almadreas
calzo en vez de chapines. Mi raza es labradora,
minera y marinera. Y hay brumas en mi aurora.
S oy pariente del trasgo, porque sepis mis seas.
Hermano soy en savia y fronda del carballo:
nos bautizaron juntos la sidra y el orbayo
y en l y en mi hacen nidos el malvas y el miruello.
Nos es comn la fuente donde mora la xana.
Si hay guerra, defendemos a muerte la quintana.
Cantamos con la gaita, si hay paz, a voz en cuello.
II
No es tierra de jardines, que es de bosques mi tierra.
Ms robles da que rosas. Nada nos afemina.
No hay traicin en el roble como en la rosa espina.
Nuestra cancin es fuerte zagala de la sierra.
Piedra y roble es mi casa. Prisionero de guerra,
que, como el oso nuestro la lobada latina,
clveme en cruz de roble si es que se me asesina.
Y en atad de roble yazca si se me entierra.
Yo no canto a la rosa, meretriz de seores,
envilecida en mano de los aduladores,
la que en guirnalda cie perietales de estopa.
A su dulzn perfume, la bravada prefiero
de mi coronacin con agreste romero
nacido en lo ms salto de los Picos de Europa.
EL MAR
Necesito del mar porque me ensea:
no s si aprendo msica o conciencia:
no s si es ola sola o ser profundo
o slo ronca voz o deslumbrante

suposicin de peces y navos.


El hecho es que hasta cuando estoy dormido
de algn modo magntico circulo
en la universidad del oleaje.
No son slo las conchas trituradas
como si algn planeta tembloroso
participara paulatina muerte,
no, del fragmento reconstruyo el da,
de una racha de sal la estalactita
y de una cucharada el dios inmenso.
AMITRANO, CLAUDIO
Buenos Aires. Argentina. 1.968
Poeta hallado en Internet. Nacido en el barrio
porteo de Constitucin.
GUERRA D EL GOLFO
Ya viene el invasor con sus radares
impregnando de olor a azufre y fuego
al nio, que elevando al cielo un ruego,
le pide a Al que cuide de sus pares.
Ya viene y ya est all con sus desmanes.
No le importan los rostros de los viejos.
Tampoco le interesa que, a lo lejos,
los dems repudiemos lo que hacen
Por eso estn all sin darse cuenta
que estn quedando solos con su suerte
de causar ms dolores con su Guerra.
Por eso sin pensar en las afrentas
siguen jugando al Dios que da la muerte
por sentirse los dueos de la Tierra.
AMO, LUIS DEL
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Es un sabor con prisas tu melena,

desasosiego de una a otra parte


del peso que has sentido hasta cansarte,
el leve brillo y la cruel cadena.
De la plata aparente y la galena,
todo es provocacin para sangrarte:
la cadena convulsa de tu arte,
y el brillo insostenible de la arena.
Beso de ti la frgil transparencia
de los labios soadores, y tengo
la sensacin amarga de tu ausencia.
Y hasta mi beso el miedo se le acerca,
y ms all de m no me sostengo,
y he de existir: la realidad me cerca.
SONETO
Tengo un amor presente en cada olvido,
un sueo perforado en cada huella,
una frvola luna que destella
en un segundo azul ms detenido.
Ser fervor de un invierno indefinido,
sentir el mar tal ansia que se estrella
hecho espuma de vidrio en la botella
con la huida de un sol estremecido.
Piedad de agobio y sed, la boca ajena
condensa la niebla en la piel desnuda
y en un sudor antiguo se condena.
Amarga es la distancia que no duda,
adelgaza tu jardn hasta la arena,
y en un rincn areo me saluda.
SONETO
No te prometo el mar, pero la lluvia
volver ciertamente y con adornos
a seducir tu cuerpo, sus contornos,
la arena ardiente en la regin de Nubia.
Ilustrar tu tacto con mi gubia,
tan slo sern sombra los retornos,
espejear tu piel frente a los hornos,
espuma de agua y sal la arena rubia.
Ama mi cuerpo y toda su torpeza,

el instinto vital que nos conmueve


y nos une y separa y nos designa.
Y acecha al lecho l, con su consigna
peligro como el sol para la nieve;
mi amor todo cargado de tristeza.
AMON, S ANTIAGO
Baracaldo. Bilbao. 1.927 Valdemanco. Madrid. 1.988
Muerto en accidente cuando viajaba hacia
Aguilar de Campoo, Palencia, en helicptero,
en la sierra madrilea.
Amigo personal del autor de esta
Biblioteca del Soneto durante los aos
vividos en Palencia.
DIEZ S ONETOS INFANTILES
DE LOS NIOS Y DE LA ES CUELA
Tiene el maestro el ritmo de un abate
cuando la tarde muere en el tablero.
Los ngeles que estn en el alero
meriendan luz con pan y chocolate.
El maestro es un loco de remate,
habla a los nios del envs del cero.
Una mosca agoniza en un tintero
y el cristal tiene sed de escaparate.
El chocolate crudo de la tienda,
el pan de ayer, el dulce de membrillo
al prvulo le aburren la mirada.
Pero en la forma igual de la merienda
nace un mundo a lo largo del pasillo
sin tinta azul ni nmeros ni nada.
DE LOS NIOS EN LA BARBERIA
Pelillos a la mar. La barbera
hoy es playa y quirfano del cielo.
Un mocoso chupando un caramelo
y media luna anclada en la baca.
Quin ha puesto a la luz yo me decauna esquila y un salmo en cada pelo?

Los anteojos de Fgaro y el vuelo


de un moscardn en torno a una buja.
Monda y lironda como el sol la crisma,
descubre la incipiente calavera
la tijera cortando un estribillo.
El mar hecho colores en el prisma,
y tres ngeles cantan en la higuera
con el sol salinar en el flequillo.
DE LOS NIOS Y DEL CABO ES PARTIVENTO
Es tacto el sueo, o navegable va
sin fin por el sin fin del firmamento?
EL mundo es de cartn y su cimiento
las pastas rotas de una geografa.
Ven los chicos con pulso de viga
el faro azul del cabo Esparti vento,
la aurora boreal y el vuela viento
de una gaviota rumbo a Oceana.
Dnde abierto el camino a la aventura?
El sueo es mapa, rumbo de cometa
del polo S ur al Norte de los cielos.
Trapecista del sol la criatura
toca con su nariz la de un planeta
trepando a pulso por los paralelos.
LOS NIOS Y DEL TIOVIVO
A galope caballo y caballero!
Por la pista de un circo hecho planeta
gira la vida y gira la veleta
a la rueda feliz del barquillero.
Vuela el gozo vestido de vaquero,
corcel de trapo, voz de marioneta,
cabalga el mequetrefe hacia la meta,
que da dos veces el que da primero.
Y la meta no existe porque el viento
la cola con el pico, vuela y viene
a la espalda dejando la osada.
Mapa-mundi redondo, vano intento
de medir la existencia que no tiene
ni principio ni fin ni medioda.

DE LOS NIOS Y DE LOS REYES MAGOS


Vienen los Reyes, canta villancicos
de turrn y aguinaldo la campana.
Los nios ricos abren la ventana,
los nios pobres cierran los hocicos.
Vienen los reyes Magos, y los chicos
a ver correr la corte soberana.
Ven los ricos llegar la caravana
y los pobres la nieve de los picos.
S almos cantan maestros nacionales,
monarcas de leyendas dictan leyes,
nios barajan smbolos y nombres.
Quin los juguetes trae a los chavales?
Dicen los nios de oro que los Reyes,
los nios de humo dicen que los hombres.
DE LOS NIOS Y DE LA LLUVIA
Qu llueva de los mares, llueva, llueva!
De los mares las nubes se agigantan,
y en la nube los ngeles levantan
calmas que el eco con el confn renueva.
Qu el rayo anuncie jbilo! Qu llueva!
Brinca el rayo y los rboles se espantan,
y en el rbol los pajaritos cantan
loores a la Virgen de la Cueva.
La tarde se hace msica, y el verso
que los prvulos cantan de carrera
lluvia y metal descuelga de los polos.
Es domingo por todo el universo,
el arco-iris planta su bandera
y los ngeles juegan a los bolos.
DE LOS NIOS , DE LAS FUENTES Y
DEL REN ACIMIENTO
Amorcillos de piedra sonrientes
de Apolo infante mean la cintura.
Hoja de parra, cauce en miniatura
del amor y la carne adolescentes.
Clsica el agua, clsicas las gentes

que midieron del hombre la estatura.


Hombre es el hombre, torso y escultura,
canon de dios sereno entre las fuentes.
Los nios, ayer ngeles de pluma,
mrmol y amor son hoy de pagana,
gracia del agua, ritmo y monumento.
Mean los nios, mean, y la espuma
va cantando la clara epifana
por los jardines del Renacimiento.
DE LOS NIOS Y LOS PAJAROS
A pjaros la vida! De reojo,
brincando por la suma y por la resta,
escribe el nio y ata por la cresta
letras y moscas del ramal del ojo.
Viva el juego de corre que te cojo!
La tarde es jueves pjaro de fiesta,
duerma el maestro y su bastn la siesta
y los prvulos vuelen a su antojo.
La tarde a nidos, rboles, espuela,
caballo de cartn, tres perdigones,
salto de mata y vuelo de pardales.
Maana es lunes; se abrir la escuela.
Y dan do envidia volvern gorriones
a repiquetear en los cristales.
DE LOS NIOS Y DE LAS POMPAS
DE JABON
Aleluya! Loor de los loores
al vendedor de globos! Los vitrales
desparraman por playas siderales
la fiesta del color de los colores.
Cuando el alba aclimata aviadores
para gozo del nio, y los cristales
proyectan en los puntos cardinales
de la gracia los siete surtidores.
La armona solar sin telescopio
va describiendo intrpido en su vuelo
el chiquillo con ojos de grumete.
Triunfa el ejemplo del caleidoscopio.

Las pompas de jabn suben al cielo,


y en sus alas el cielo es de Juguete.
DE LOS TRES NIOS AHOGADOS
Del revs ponte el alma y la chaqueta.
Se han ahogado en la ra tres chiquillos
(blancas campanas, negros monaguillos).
Del revs ponte el traje de etiqueta.
Las golondrinas viajan sin maleta.
Duerme al revs, tumbado en los pasillos.
Se han ahogado tres pjaros sencillos
y los han enterrado en la meseta!
Quieres vivir? Escucha mi proclama:
Bajo el mrmol del nio cuando nieva
la luna llena de agua los rincones.
Pon de hinojos los ojos de tu cama,
cierra siempre los labios cuando llueva.
Se han ahogado tres pjaros llorones!

AMYR (seudnimo)
Espaa S iglo XIX XX
Poeta.
TEORIA Y PRACTICA
S obre la castidad don Lino Estrella
ayer tarde en S an Pablo predicaba;
con qu elocuencia el vicio fustigaba!
qu discreta su pltica y que bella!
S al del templo, y al pensar en que ella
a las diez de la noche me esperaba,
jur por mi salud que si pecaba,
la ltima vez sin falta fuese aquella;
que si es locura la pasin sin tasa,
no procurar vencerla es desatino.
Repitiendo mil veces: de hoy no pasa,
antes de dar la diez tom el camino,
y al entrar por la puerta de su casa,
a un hombre vi salir... Era don Lino!
AMOR ENTINTADO (S EUDONIMO)
Espaa. S iglo XX.
SONETO CONTRA TIEMPO
Veinticuatro sanjuanes bajo el brazo
y slo estos dos veros mal armados.
La rima todo estorba y ya cansado
masco adverbios y escupo os pedazos.
Tres aos ms, tres lnea en mil das,
y el mismo hasto tie cada trazo.
No son suaves caricias, son zarpazos,
reflejos de una musa muerta y fra.
El asco y la paciencia se entreveran
con rictus de pavor en las miradas
de aquellos que estas letras resistieran.
Mas hoy bendigo an tus carcajadas,
tus guios y tu afn de primavera
que obligan a parir tanta pavada.

AMOR, GUADALUPE
Mxico, 1.920
Escritora mexicana. En su poesa de carcter intimista
predominan los temas de amor. Ha compuesto bastante
parte de su obra en dcimas.

----------------Por la noche se larga mi figura.


No dudo que mi cuerpo quede intacto,
pero el alma volando hacia lo abstracto,
logra tocar inexistente altura.
Mientras mi carne aguarda sepultura,
mi espritu conoce ya lo exacto,
tanto ha llegado a refinar el tacto,
que ha visto claridad en la negrura.
Infeliz es mi cuerpo por humano:
esperando gusanos ya es gusano.
Mi alma es el conflicto de lo enorme:
tan renegada, pero tan conforme!
Cuando la carne ya se est pudriendo,
mi espritu asombroso va ascendiendo.
------------------------Noche sin despertar en que me hundiera
un tenebroso sueo que, obstinado,
a mi triste dormir ha sentenciado
humeante gris que terminar espera.
Sin calor n matiz, mi pobre esfera
a la esfera del mundo ha contemplado;
su eterna pequeez ha equilibrado
al presentir la inmensidad de afuera.
Padece mi alma en redondez terrible:
tiene lo suyo y adems, lo adverso.
lo mnimo a lo grande hace accesible.
En resignada claridad inmerso,
mi espritu reuni lo incompatible:
Mi nada... y el total del universo.
------------------------------

S on mis viejas races empolvadas


la extraa clave de mi cautiverio;
atada estoy al polvo y su misterio,
llevo ajenas esencias ignoradas.
En mis poros estn ya sealadas
las cicatrices de un eterno imperio;
el polvo en m ha marcado su cauterio,
soy vctima de culpas olvidadas.
En pol vorienta forma me presiento,
y a las nuevas races, sobresalto
he de legar con mi angustioso aliento.
Mas conquistando el aire por asalto,
nada tengo que ver con lo que siento:
soy cmplice infeliz de lago ms alto.
--------------------------------Por qu me desprend de la corriente
misteriosa y eterna en la que estaba
fundida, para ser siempre la esclava
de este cuerpo tenaz e independiente?
Por qu me convert en un ser viviente
que soporta una sangre que es de lava,
y la angustiosa oscuridad excava,
sabiendo que su audacia es impotente?
Cuntas veces, pensando en mi materia,
considreme absurda y sin sentido,
farsa de soledad y de miseria,
ridcula criatura del olvido,
mscara sin valor de intil feria
y eco que no proviene del sonido!
-----------------------------Hoy mis ansias, mi vuelo, mi amargura,
mis decaimientos y mis sinsabores,
mi maldad, mi pureza, mis pudores
y mi ser que sufriendo no madura!
Hoy tan slo pensando en mi figura,
que es vanidad, lujuria sin amores;
consumindome en ridos ardores,
luchando entre la luz y la negrura!

Y despus de esta angustia no habr nada.


Hoy soy todo, maana ya no existo.
Mi infinita ansiedad ser truncada...
Esto es lo cierto pero me resisto
a aceptarlo. Por eso, alucinada,
en inventar la eternidad insisto.
--------------------------------------Este anhelo de hallarme a cada instante,
esta ansiedad de estar en lo presente,
la fija idea de vivir consciente,
la torpe hazaa de velar constante,
no son sino soberbia delirante
que estremece mi ser intilmente,
por carecer de fuerza suficiente
para lograr una quietud triunfante.
Su movimiento vil con Dios la enfrenta:
si Dios no existe, existe su recinto.
Ella misma ha inventado su tormenta
y a ser rebelde la llev su instinto.
Se ufana de que nada la amedrenta
y construye su propio laberinto.
------------------------------------------Si busco inmensidad hallo el vaco
y me siento, por tanto, ms perdida;
si me refugio en la cobarde vida
para alejarme ms del centro mo,
es ms hondo y temible mi extravo;
mi soledad se torna desmedida.
En cambio, si me aparto y, recogida,
al silencio tan slo me confo,
logro alcanzar la calma resignada
y espero el da en que tal vez acuda
la triunfante quietud, tan deseada,
a mitigar mi angustia con su ayuda,
para que mi alma, presa de la nada,
se liberte por siempre de la duda.
---------------------------------------------

A m me ha dado en escribir sonetos


como a otros les da en hacer sonatas
lo mismo que si fueran corcholatas
etiquetas, botones o boletos.
A m me ha dado en descubrir secretos.
A m me ha dado por volar veletas.
A m me ha dado en recortar siluetas
y en medir la luz de los abetos.
A m me ha dado en alumbrar la rosa
y medir el listn de la violeta
la rosa que se vuela en mariposa,
la rosa desmayada tan secreta,
la rosa de la flor maravillosa,
y en quebrar el fulgor de la ruleta.
----------------------------------Al golpe cadencioso del alcohol,
me fugu a la taberna del olvido.
Mi corazn sin ti, destituido
y en un huerto de almendras una col..
En la azotea un enorme quitasol
el viento en las ventanas ya vencido,
en mi espejo mi rostro sin sentido
y por mi pie un zapato de charol.
En mi alcoba enmarcado tu retrato
con una fecha, un signo, un dato
y en un florero aquella flor marchita
la gardenia letal de aquella cita.
Y en mi lecho mullido y desolado
vestigios sordos del bestial pecado.
------------------------------------Al dueo del desierto americano,
del llano desolado y devastado,
a Rulfo, que del llano enamorado,
arras el continente americano.
A Arreola, el florentino mexicano
que a S alano su gorra le ha bordado
con alarmes de festn plateado
que dibuj con tinta de su mano.

A la grave y contrita Emma Godoy


que practica la misa ayer y hoy.
A Guadalupe Dueas, la infernal
y a su pluma celeste y terrenal.
A Guadalupe Amor, la mexicana
que es duea de la tinta americana.
------------------------------En estas lneas que con tinta escribo
voy a dejarte Juan mi testamento.
Quede de testimonio o documento
la palabra transcrita que transcribo.
En estas lneas dadas al olvido
infinitas igual que el firmamento.
Dejo mi signo, mi seal, mi acento...
Y te digo Don Juan lo que he vivido
y te digo Don Juan como yo he muerto.
Lego mis asombrados abalorios
a la sombra del vido desierto
y a la misa final de mis velorios.
Y mi sangre la dejo al llano abierto
y mi gloria a mis cielos transitorios.
------------------------------------Entiendo que mi polvo est cansado:
es mi sangre, mi cuerpo, mi memoria.
Vino a m por oscura trayectoria,
por cuntas variaciones ha pasado!
Infinidad de veces humillado;
larga cadena de ansiedad su historia;
hondo el desastre, triste la victoria,
siempre distinto y nunca libertado.
Fue volcn y fue arena del desierto,
fue un mpetu en el aire, fue races.
Un da se evadi de un cuerpo muerto...
Mas intiles fueron sus deslices,
ya que en m consum su desacierto
fundiendo nuestros sinos infelices.
--------------------------------------

Buscando en vano claridad un da,


hallme en el confn de la negrura;
me aterr de las sombras la espesura
y el saber que en lo oscuro yo vea.
Comenz en mi cerebro la agona
de saberme perdida y sin ventura,
en la desolacin de una llanura
que slo negociaciones contena.
Trat de huir, ms por desgracia tarde,
las tinieblas me estaban abrasando
con su fuego sin llamas, fuego fro.
Me sent absurda, vctima cobarde,
y en la extensin sin luz me fui quemando
hasta desvanecerme en el vaco.
--------------------------------------Mis ojos de observar casi han cegado,
mis pies de caminar estn rendidos,
de or se han destrozado mis odos
y de tocar mis manos se han secado.
Cmo pude llagar a tal estado!
Laten descompasados mis latidos,
mis gritos ya tan slo son gemidos,
mi ardiente esencia casi se ha agotado.
Y hay poca variacin en mi figura;
todava es humana su apariencia,
mas empieza a quebrarse mi estructura.
Lentamente ha perdido la vehemencia,
y, hundindome, me alejo de la hondura
que es la sola razn de mi existencia.
SONETO
No es humana la esencia de mi fuego;
amalgama de bien y podredumbre,
a veces quema, pues irradia lumbre,
que por candente cauteriza luego.
Mi estoicismo le impone ardiente riego;
consumirse a s misma es su costumbre,
las cenizas no ve con pesadumbre;
exterminarse le parece un juego.

Por heroica, admirable es su virtud;


espiritual y extraa, su aptitud.
Ella misma quem sus impurezas.
Al morirse comienzan sus grandezas,
y ya el propio dolor la purifica.
Ya su esencia no humana intensifica.
SONETO
Como agua cristalina de la fuente
son a veces de puras mis pasiones,
y otras veces mis turbias emociones
semejan la locura del torrente.
Cuando el mar es tranquilo y transparente
se parece a mis suaves sensaciones,
cuando desborda su agua en contorsiones,
remeda el desbocar de mi corriente.
Mi alma que es llorosa, se transforma;
tambin es visitada por el llanto;
como el agua, es cambiante a cada forma;
pero, dulce o tenaz, se oye su canto
que en murmullos de ola, se conforma
a mareas de amor o de quebranto.
SONETO
Logr adentrar al mundo en su latido,
el aire fui absorbiendo con locura,
de llanto y risa conoc tortura,
mas el mundo ignor mi contenido.
Y fue mi grito el grito nunca odo,
el que mezcla de dicha y amargura,
el que por sordo alcanza ms hondura
Era a la inversa un renegado aullido.
Por qu si yo con claridad vea,
al verme a m, causaba desconcierto?
Por qu si mi alma en el silencio oa,
el mundo me expulsaba hacia el desierto?
Quiz, conciente, de mi lado hua
porque sola escuchara mi concierto.
SONETO

En el dolor he hallado mi certeza:


tornronse placer mis sufrimientos,
sufriendo seren mis pensamientos,
y las penas formaron mi grandeza.
El llorar me libr de la bajeza,
cauteric con llanto mis tormentos,
pude extasiarme en mis desgarramientos
y con llagas construir mi fortaleza.
En ella me encerr ya sin temores,
qu temer quien todo lo ha probado?
Ya no fueron espectros los dolores,
mi sufrimiento estaba consumado,
libertada por propios sinsabores,
tena mi universo dilatado.
SONETO
Cansada me resigno a este letargo;
mi vida se desliza adormecida,
prisionera, me siento retenida
por denso sueo humoso, que es muy largo.
El camino nublado es tan amargo.
En l la ensoacin est prohibida,
dormir sin sueo es sombra aborrecida
y las sombras me envuelven sin embargo.
Aunque de vida sea mi somnolencia,
de muerte es este extrao no soar.
Si dormida conservo mi conciencia,
angustioso ser mi despertar!
Prefiero alimentar lenta paciencia,
y, con ojos abiertos, no mirar.
SONETO
De nuevo toqu el fondo del infierno,
pero esta vez se me hizo ms ardiente.
Antes, quiz, yo fuera tan valiente,
que pude resistir penar eterno.
Ser que como ahora ya discierno
cundo el fuego me quema, estoy consciente,
y padecer aun tiempo cuerpo y mente?
Mi sufrir es de afuera y es interno.

En otro tiempo con verdad deca


que del mundo el dolor haba saciado.
Torpe de m que, ciega, no vea
un camino angustioso, mas no andado!
Hoy acepto lo que antes no crea:
que el infierno es redondo y continuado.
LA CAS A DE MI TIA LUZ
Era una casa antigua de basalto
con dos leones de piedra labrados
con balcones de bronce repujados
un gran jardn nostlgico y un alto
cedro sombro, a oscuro sobresalto
con un manzano lleno de encarnados
frutos redondos, rojos, perfumados
con una fuente simple hecha de asfalto
con una gran terraza levantada
a la plida luz de la alborada.
La casa de mi ta la demolieron
y en cenizas de nada la volvieron.
La casa ha quedado en mi retina
erguida y blanca en aquella esquina.
AMOR MEILAN, MAN UEL
Lugo. 1.867 Lugo. 1.933
Periodista. Director de El Regional

MARIN A
El sol entre las ondas cabrillea
con reflejos de azul y de escarlata,
y se oye la uniforme serenata
que a los iodos brinda la marea.
Brisa suave en el ambiente ondea
que al hombre ofrece su frescura grata,
y como rayo de brillante plata
el pez bajo las indas se pasea.
Desde la blanca arena de la playa
a lo lejos un barco se divisa

dejando en pos de si rizada estela,


y mientras en ocaso el sol desmaya,
hinchada por la fresca y blanda brisa
en lontananza pirdese la vela.
S ANCHO PANZA
Fuiste Simple o discreto? A veces dudo
si tras de tu corteza spera e inculta
es un hombre de genio el que se oculta
o un manchego aldeano zafio y rudo.
Metido a refranero eres agudo;
tu malicia no es brbara ni estulta;
antes en el gobierno no resulta
extraa previsin de hombre sesudo.
Y an, olvidado de su buena pasta,
te envolvi Don Quijote en sus furores
sobre ti descargando iras y fieros!
Ojal perdurara an hoy tu casta!
Que habra, al menos, fieles servidores
y habra gobernantes justicieros.
A LA ENTEREZA D E S ANCHO
(En el cuento de A. Rivero)
Vindote, S ancho, ausente de Teresa,
lanzado al monte, a montaesa dado,
tem do un escudero hube dejado
toparme un caballero de montesa.
Miedo mayor cobr, por ley aviesa
vindome a infame lecho condenado;
que nunca a participio de pasado
llega a mi tierra un Castro sin sorpresa.
Una vez ms de esas andanzas graves
sacronte el arrojo y las doctrinas
del amor muerto que olvidar no sabes,
y no las enseanzas peregrinas
que al sepulcro del Cid echando llaves
quieren que en l empollen las gallinas.
AMORES , TEOFILO

Espaa. S iglo XX.


SONETO
T3n piedad, mi S eor, de mi presente
como ya la tuviste del pasado,
y ya que el corazn me lo has trocado,
aydame a vivir cristianamente.
Mira que quiero verme transformado,
transido de tu amor profundamente;
testigo de tu Cruz, constantemente
de espinas en mi cuerpo traspasado.
Pues de ti me confieso enamorado
slo t has de ocupar mi pensamiento,
Seor, amigo fiel, Crucificado.
Y puesto de rodillas a tu lado
tan slo han de trabar conocimiento
mis ojos y tu cuerpo tan llagado.
SONETO
Si de la oscuridad me reclamaste
con tu Pasin tras verte escarnecido,
cunto agradezco aquello que has sufrido,
pues que con ello, Amado, me salvaste!
Si por celo y amor no me dejaste,
ya que de ti fui siempre perseguido,
slo es tuyo, Seor, lo conseguido,
pues con tu sangre y ojos me alcanzaste.
Cunta miseria y lodo hay en mi vida!
Cunto sufriste, Amor, por no quererte!
Qu salvacin me has dado inmerecida!
Vamos, Seor: dame pronto la muerte,
ya que por ella he de encontrar la Vida
Quiero morir, Seor, para tenerte.
AMOROS , AMPARO
Valencia. (Espaa) S iglo XX
Profesora de Literatura y Periodista.
SONETO ENTRE FES TIVO Y LUGUBRE
ANTE LA VIS TA PANORAMICA

Qu pas, santo dios, cunto jumento


presume de poeta y de letrado,
de follador eterno y buen asiento
de gracioso y de ertico probado!
Cun ocioso desplante de torero
para salir corriendo a cuatro patas
que, al fin, el recurso ms certero
para quien debera andar a gatas!
Yo no s si llorar o si rerme,
si es festivo este triste panorama
y hay que soltar la bronca carcajada
o es mejor sonrojarme hasta morirme
al ver alardear tanta mojama
por el vapor del vino trastornada.
SONETO A UN MANCEBO MAS OCA
AMIGO DE LA MARCHA
COMUNICNDOLE QUE C AUS A BAJA
Lo malo de ti, amor, es que te gusta
la soga corta y el dogal al cuello,
sufrir con los vergazos de la fusta
y que al follar te corten el resuello.
Lo peor es que gozas discutiendo,
encuentras el reir apasionante
y, segn las seales que estoy viendo,
no te dejas respiro ni un instante.
Si la gresca continua te da morbo,
un destemplado grito te estimula,
el acbar lo apuras en un sorbo
y te excita vivir con una mula,
para novios no cuentes ms conmigo:
t sers siempre mi mejor amigo.
SONETO BURLES CO A UN DONCEL
QUE S E DEC LARA VICTIMA DE S US
ENCANTOS
Dices que te persiguen las mujeres
no ser t el que corres ante ellas
protestando de cmo, aunque no quieres,
ni tu lecho respetan ya las bellas?

Delirantes asedios fantaseas


que relatas a todo el que te escucha
por qu para aclarar esa ideas
febriles no te alivias en la ducha?
Tantas me acosan que no doy abasto!
repites, y yo atnita me quedo.
No extraes de esta burla ser el pasto
en el humor rimado de Quevedo
porque mostrase seductor y casto
ms bien parece ser quiero y no puedo.
SONETO DEL QUIEN TE HA VIS TO
Y QUIEN TE VE Y S OMBRA D E LO
QUE ERAS
Tanto tiempo en la brecha feminista
para acabar as: con un cabestro
machista y chulo, pero en chorvas diestro
pues dicen que las mira y las conquista.
No curra porque alega que es artista
y nadie negar que es un maestro
en vivir a lo grande de lo vuestro
mientras a ti te pone de corista.
Nuevo rey de la basca soberano
y seor natural de los pasotas
a este vivo ejemplar de Celentano
no le importa si votas o no votas
porque has venido a dar con un fulano
que tiene almidonadas las pelotas.
LETANIAS DE PREVIAS A UN
AUTOR NOVATO
No llegar a escritor mientras no tenga
por eficaz agente literario
quien haga de su obra el ideario
que al editor de mas media convenga.
No redacte una lnea sin la renga
dictada por su fideicomisario
para as complacer al empresario
sin que ningn desvo lo entretenga.
Lncese hacia la fama de cabeza
escribiendo deprisa, corto y claro

como para lectores subnormales


que son legin y pagan sin pereza
con tal de divertir su coco ignaro.
Ponga de sexy y light partes iguales
no critique, no irrite y an con I.V.A.
vender pronto y bien cuanto usted escriba.
SONETO BURLES CO A UN APOLO
PARA N ECIAS ACALORAD AS
rase un hombre a un pito atornillado,
rase un mascarn superlativo,
rase el propio Falo redivivo
rase un torren desenvainado,
rase un priaprismo tan osado
que perdiera de vista hasta el ombligo,
un ciprs surtidor intempestivo,
espoln pertinaz siempre engallado.
No le pidis ingenio ni prudencia
porque exigirle fuera desvaro
a un Tarzn bien dotado, inteligencia,
o a un King-Kong miramientos y albedro
que para consolar una impaciencia
hasta un orangutn cubre el avo.
POETAS AL S ALON QUE HAY JURADOS !
En el caf se gestan las hazaas;
en el caf los premios se reparten;
en el caf se traman artimaas
sin que los camareros se nos harten.
Qu baratos nos salen los jurados
amiguetes de mesa, copa y puro!
Qu solidarios, desinteresados,
ecunimes y rectos! os lo juro.
Si no vas al caf ya ests perdido.
Cogerse una cogorza en compaa
para ganar es mucho ms seguro
que ser el Rilke ms empedernido
o escribirte las rimas da a da
con el rigor ms exigente y duro.

Por eso he decidido, cara Obdulia,


que esta tarde me voy a la tertulia.
SONETO DEL MAL CONS EJO
Ni a premios amaados presentarse,
ni en turba de borregos incluirse,
ni a editor poderoso doblegarse,
ni ante fama o poltica rendirse;
contemplar este mundo sin airarse
ms de lo justo por no reprimirse,
frente a los genuflexos, sonrojarse
y al ver tanta vileza, sonrerse.
Esto te recomiendo, pero advierte
que si del desengao el buen consejo
por gran deza de alma t siguieres,
sin aplauso y sin xito has de verte
y, cano por la ira antes de viejo,
solo, olvidado y pobre al fin murieres.
SONETO A UNA INS ULA BARATARIA
Gestas de chulos, s, barriobajeros
de macarras, de cachas garaones,
de horteras paqueteros maricones
y empozados marchosos navajeros.
Nunca vi tal desfile de rockeros
visitar los poticos salones
de dama alguna, ni tantos cabrones
pasearle los versos en vaqueros
ceidos de bragueta y, pendencieros,
someterla a su caa por cojones.
Majos de plexigls engominados
pueblan tus fantasas pintureros
y son los nueve musos con que pones
casa en la villa para putaeros.
FECHA D E CADUC IDAD
Conflictivo, inestable, con un raro complejo,
angustiado, indeciso, rollazo, taciturno
o agresivo y colrico en plan progre de turno
vas dejando a tu paso un rancio tufo a viejo.

Usando gags tan vistos resultas algo chocho


hoy los hombres con gancho actan al revs,
eso estuvo de moda en el sesenta y ocho
y ha pasado a la historia con el mayo francs.
Ya no se lleva nada andar tan mal vestido,
ni tu cerril carcter ni tu mirada lacia,
montar nmeros bobos carece de sentido
y ser un inmaduro tiene maldita gracia.
No aguanto tus histerias ni tus brotes neurticos:
te has pasado de fecha como los antibiticos.
CONS EJOS DE LA REVIS TA PETUNIA
PARA LIGARS E UN YUPPIE
Si quiere, seorita, en un momento
llevarse al huerto un fuerte ejecutivo
siga usted los consejos que aqu escribo
aplicndose al tajo con talento.
S onra, escuche mucho y hable poco
y, cuando est segura del terreno
que pisa, contraataque con un loco
elogio de cuanto haya en l de bueno.
Porque hacindolo as yo le aseguro
-aunque el sujeto le parezca un duroque al halago sutil de una cobista
no hay varn en la tierra que resista
porque oyendo una tal parafernalia
el ego le has dejo como una dalia.
MIS IVA EXPLOS IVA
He recibido carta del Maestro
y debo aban donar la poesa
porque, segn opina, no podra
hilvanarme dos dcimas el estro.
No soy mucho mejor haciendo crtica:
mi porvenir escrito ve muy negro.
Como parece que no tengo arreglo
tendr que dedicarme a la poltica.
Cmo es posible que tan breve nota
contenga un artefacto tan mortfero
de fina mala leche y estilete?

Ser que yo no entiendo ni una jota


o es mejor que su dardo soporfero
vaya a parar al ojo del retrete?
SONETO BURLES CO A UN CRITICO
SOBRANTE D E TEMPERATURA
Si la crtica quieres ejercer
sin tan fogosos patinazos dar
hay que juzgar con la cabeza fra
tal como el resto de la anatoma.
Porque en tu oficio es bsico saber,
antes de caldearse al valorar,
que, aunque forma de amor, en poesa
el calor nunca fue categora.
Y, pues de humanos dicen que es errar,
sin duda muy humano debes ser,
porque bien se te puede aconsejar,
si la pata no quieres ms meter
y de protohumansimo pecar,
que antes de hablar aprendas a leer.
S ES ION CONTINUA
Paquita, pon la tele que ya empieza
a viajar conmigo el Gurruchaga
y este hombre me trastorna la cabeza
ms que la Dinasta con su saga.
Ultimamente Falcon Crest me priva
porque sospecho que pese a la abuela
el chino al fin se casa con su amiga
y es un gol que a la Angela le cuela.
No viniste ayer noche al Un, Dos, Tres!
Es que se puso borde tu marido?
Ya te he dicho la tctica cual es:
La cena y con el Marca distrado
le dejas y te bajas, que, si es pronto,
tomamos cafelito y an lo ves
mientras da cabezadas ese tonto
que madruga por dar clase de ingls.
CRONOS Y LOS ALPINIS TAS

Llena la corte est de trepadoras,


enredaderas y otros vegetales
que escalando las verjas y tapiales
se encaraman al cielo en pocas horas.
Contra el aire sus rosas incoloras
triunfan de pronto un mes primaverales
y al siguiente, ya mustias y otoales,
en tu mano implacable las desfloras.
No perdonas, oh Tiempo!, la pirueta
de su alzarse apoyado y subsidiario
porque slo respetas la discreta
ciencia de quien no busca intermediario
prefiriendo la slida receta
que es crecer de s mismo y a diario.
SONETO GERIATRICO A UN
LAUREADO DE LA TERCERA EDAD
Rozando muy de cerca los sesenta
an a premios noveles se presenta
sin darse cuenta que lo natural
sera ya obtener el Nacional.
El Cervantes lo veo muy incierto
(si tardan mucho voy a estar ya muerto)
y para el Nobel no me da la fama
aunque en su tumba Borges la proclama.
En cambio a competir con principiantes
desdora pero aporta machacantes
sobre todo teniendo de jurados
primos, amigos, deudos y allegados.
Alguien debe decirte la verdad
aun a riesgo de orte algo soez:
No te parece que a tan corta edad
podas jubilarte de una vez?
R. I. P.
Nocrolficos somos, pues hispanos:
aqu tan slo se respetan muertos
yacentes o en su fretro o mundanos
pero inocuos fiambres sangreyertos.
Nada ms tiene bula el que da pena,

el que inspirado lstima permite


sentir compadecindole ms buena
el alma aunque no importe ni un ardite.
Tullidos, mancos, borrachuzos, sidas,
drogotas, homoadictos, marginales,
depresivos, estriles, perlticos,
subnormales de cuna, idas, venidas,
horrorosas que ofician de vestales
y cuantos deambulan ya sin vida
son consagrados santos iniciticos
de esta siniestra raza de lunticos.
SONETO BURLES CO A UN
BOCAZAS COBARDE
Pecas de lameculos genuflexo,
de srdido y baboso halagador,
de eunuco en el cerebro y en el sexo,
de perro ladrador no mordedor,
como el enano de la venta tienes
tronante voz de bravucn airado
mas, llegado el momento, no te atreves
a dar la cara en caso tan menguado.
Ms bien risa me das cuando alardeas
de comemundos y quebrantahuesos
siempre que no hay peligro ni ventaja
porque, entre tanto, los calzones meas
temiendo garrotazos tentetiesos
del gran seor Poder que te rebaja.
SONETO DE UN VOTANTE D ES ENCANTADO
Es peor el remedio que la misma
enfermedad parece a lo que veo;
y aunque insista lavndome la crisma
los cuentos que me cuentan no me creo.
Antes sin libertad tuve esperanza
de matar con el perro al fin la rabia,
pero ahora estoy perplejo: la mudanza
no se muestra ms recta ni ms sabia.
Desconcertado estoy sin encontrar,
despus de haber perdido la inocencia

al ver que se repite tanta maa,


camino limpio por el que tirar
libre de falsedad o grandilocuencia
en este eterno caos que es Espaa.
SONETO FES TIVO EN HONOR DE
DON ES TEBAN MANUEL D E VILLEGAS
Un soneto me manda hacer Villegas
y encima dicen que ha de ser festivo
qu entendern por tal? ahora me digo,
terminando el cuarteto tan a ciegas.
Hoy en da sin duda por ertico
cualquier da festivo han de tomar
porque lo que se lleva es el follar
en verso y, adems, con verbo extico.
Follaras Villegas? me preguntoo le pondras cuernos a un amigo?
Todo tema de cuernos es festivo
en mi pas y siempre es buen asunto
como Cela nos tiene demostrado
pero a m no me va... por lo sobado.
QUEJAS EN FORMA D E S ONETO BURLES CO
CON ES TRAMBOTE D E UNA DAMA C ANS ADA
DE TANTOS LOBOS LITERARIOS
Aunque de Venus crees ser el amo
cesa de alardear porque no quiero
como fcil motivo de reclamo
tedio en fornicacin homo o hetero.
No prestar ya ms hartos odos
a tantos Kamasutras inventados
que empiezo a sospechar por no vividos
sin duda al escribir fantasmeados.
Ahrrame el mortal aburrimiento
de leer en sintaxis engoladas
obvias maneras de apareamiento
archisabidas ya por practicadas,
pues vivimos, Catulo, en un momento
en que escndalo slo es pensamiento
aunque lo ms difcil se a acaso

porque es hoy lo que anda ms escaso.


CONS ULTORIO S ENTIMENTAL AL D IA
S oy Luna Cascabel, al aparato,
diga, querida, cul es su problema?
Cmo dice? S u novio es un mulato
y su marido ingls con mucha flema?
Pues entonces est solucionado!
usted se calla y todo est arreglado.
Mala conciencia? Vamos, no me diga!
Mire: le voy a hablar como una amiga.
Me encuentra muy moderna? No lo crea!
Es que una evoluciona con los aos
y con los numerosos desengaos...
Ay, hija! S i supiera!: yo he sufrido
y al cabo con los golpes he aprendido
que lo importante en la mujer no es serlo
sino ante los vecinos parecerlo.
Por eso le aconsejo que lo vea
de noche y en un sitio discretito
mientras la tele ve su maridito.
ELOGIO A LA LOCURA
Lo que antes fuera joven rebelda
se te vuelve prudente cobertura,
toda tu vehemencia ahora es cordura,
comedido ademn de pleitesa.
Hubo un tiempo en que, crtico, te oa
clamar honestidades como un cura
denostando del fango y la basura
con que tanto arribista nos cubra.
Hoy la pasta te ha vuelto razonable;
el poder, juicioso y algo chulo.
Todo no hay ms que verte- va mejor.
Yo sonro y sospecho - aunque no hable
que al sentar la cabeza, tan seor!,
la has colocado en el lugar del culo.
VIAJE D EL PARN AS O DE UN
POETILLA S UDEO

A un congreso asist -nunca lo hiciera!de poetas en una autonoma


al que haba acudido en rociera
comparsa toda en pleno Andaluca.
Jams si no lo viera lo creyera!
El solo y el ms grande! - me deca
al mirarme al espejo cada da,
pues me consideraba en mi quimera
ms nico que un hijo sin hermanos.
Pero aterrado comprob al instante
al ver la multitud de mis paisanos
que en el fragor de aquel amargo valle
yo era del montn un aspirante
a ser el mejor bardo de mi calle.
A UNO QUE VA DE PERVERS O
No creas que me asustas porque posas
de malo de pelcula y de cnico
yo s muy bien que si haces esas cosas
es porque eres un triste casi clnico.
Te las das de sarcstico temido
porque hasta hoy, pasando por el aro,
ninguno con tus armas se ha atrevido
a pararte los pies con un descaro.
Juzgar a los dems tontos de baba
es defecto comn de esos cretinos
que amedrentando creen ser divinos
y quien los llama coco los alaba.
Pero conmigo te has colao, chato,
porque ha dao con la horma tu zapato.
VIAJE S IDERAL D E UN DOCENTE
Me han dado depresivas las anfetas
mezcladas con sesin de acupuntura
y al mismo tiempo estoy en la locura
sin que las manos se me queden quietas.
Hasta ahora este cctel explosivo
puso como una moto mi organismo
pero hoy, si aado alcohol, veo espejismo:
El cambio me parece positivo!

Hasta con Maravall me reconcilio


y el sueldo empieza a resultarme justo
si me fumo un canuto en compaa,
pero esta noche el sueo no concilio
y estoy tan agitado que un disgusto
parece que me a dao la droguera.
PEPI, LUCY, BOOM Y OTRAS
CHICAS DEL MANTON
Hace un ao que soy vegetariana
que milito en los verdes y hago yoga,
que me pongo gomina que est en boga
y visito al gur cada semana.
Tengo la carta astral y el ascendiente
me predice un viaje a un sitio extico
en canoa o camello y que un narctico
me har morfar como a bella durmiente.
Esnif cocana en una raya
y el xtasis me lleva al paroxismo
mientras que la vecina se desmaya
al ver por la ventana mi erotismo.
Porque aunque en ello me vaya la vida
me apunto siempre a la ltima movida.
CUMPLIDO TRIBUTO A QUIEN
GUS TO ES TAS RIMAS
No te excites, alerta, reflexiona:
si gustas mis sonetos, y no poco,
ste te dejar cara de mona
porque lo ha escrito el tan temido coco
al que la risa fcil no emociona.
Este autor pensars- se ha vuelto loco
ni siquiera a s mismo se perdona
y la posteridad le importa un moco,
no respeta a personas ni rebaos
cmo lleg a burlarse a s de todo?
debe tener sin duda muchos aos...!
Pero advierte, lector sabelotodo,
que si engaoso te halag mi verso
fue escrito para faltos por perverso.

LA CAS A
Qu misterios ddalo de espacio
teje en salas de t geografas
el islote de cielo que es el patio
enmarcado de luz por galeras?
Qu pas artesonan las umbras
madera que en puertas trabajadas,
hojas de tiempo al tiempo si entornadas,
tientan secretos con sus traceras?
Esto es el mundo, mgico y diverso,
en plena creacin ilusionada
del orbe bullicioso puro emblema.
S orprendente y catico universo
elevado a rigor desde su nada:
ritmo, palabra, verso, al fin poema.
AL CAS TILLO DE IRAS Y NO VOLVERAS
I
La amistad se llamaba Plaza de Nules, dos
y tu casa tena todos los atributos
de esos feroces aos en que el juego era dios
y aquel panal su templo de rincones astutos.
Perderse y encontrarse. Todo all era gozo:
la sala, el dormitorio del armario increble
y hasta en el patio gtico que era el portal, un pozo.
Imaginaba historias entre los recovecos
que abrindose una a otra trenzaban las alcobas...
Tal vez est embrujada: algn encantamiento
les clav un alfiler de magia a los muecos
o reflejando un rostro en las viejas caobas
inquieta su tersura con un presentimiento
que sac de un bal como un extrao objeto...
Para hablar de aquel tiempo se hace corto un soneto.
II
Palau dels Catalans. El escenario
es la casa o la vida? Actuar?
Existir? Qu encubre el gestuario
si el artificio quiere revelar?

No es representacin este inventario


de mscaras regidas al azar
y el mundo ese histrin estrafalario
frente a un teln que el tiempo ha de bajar?
Yo leo en tu ademn el personaje
que convierte en atrezzo el mobiliario,
esta vieja mansin en decorado
y el cartn de sus muros en paisaje
de algn gtico drama nobiliario
que tal vez sin saberlo hemos jugado.
HOMENAJE A IBS EN
Pero t, Nora, sal, abre esa puerta
aunque te tiemble el pulso, brete paso,
crece, madura, ser mujer acaso
sea afirmarse en una herida abierta.
Deja atrs esa trampa que, encubierta,
te encarcelaba en su horizonte escaso
sometiendo tus sueos al fracaso
de una prisin dorada, pero cierta.
No vuelvas la cabeza si no quieres
que en sal se esculpa, yerma, tu estatura.
Esa fuerza naciente que ahora eres
no ha de rendir el rbol de su altura.
Tienes la tierra ante tus pies: Avanza!
He puesto en tu coraje mi esperanza.
AMOROSO, ALBERTO GUS TAVO
Espaa. 1.949
Poeta hallado en Internet.
GEOGRAFIA
Esta ausencia de vos, en este espacio,
este lugar cargado de memoria,
que enhebrara mi historia con tu historia
y hoy se reduce a un rito solitario.
Esta esquina, que lleva un nombre amado
dentro de mi pequea geografa,
que alguna vez fue tuya, como ma,

donde mi nombre propio est enredado.


Este bar, de esta esquina, que nos fuera
cmplice en tantas cosas hoy desiertas,
esa magia de estar, clida esfera
suspendida en ternura, y ahora yerta,
este esperar, sin tiempo y sin espera,
tu figura, en el marco de la puerta.
AMOS DE ES CALANTE
S antander. 1.831 - 1.902
Escritor y Poeta. Us el seudnimo de

Juan Garca.
LA CAS ONA
La ponderosa torre fulminada
se yergue al cabo del sendero rudo,
y el firme estribo y hazaoso escudo
dentro de la sonora portalada;
brocal roto, capilla destejada,
altar sin santo, campanario mudo,
y el tronco de un ciprs negro y desnudo,
guardin de aquella ruina desolada.
Dnde estn, oh solar, los que surgieron
del oscuro linaje y te fundaron
y ser y nombre y majestad te dieron?
Luz de breve crepsculo pasaron,
como niebla monts se deshicieron,
como ruido en el aire se apagaron.
NUES TRO SOLDADO
Roto, descalzo, dcil a la suerte,
cuerpo cenceo y gil, tez morena,
a la espalda el morral, camina y llena
el certero fusil su mano fuerte.
Sin pan, sin techo, en su mirar se advierte
vvida luz que el nimo serena,
la limpia claridad de un alma buena
y el augusto reflejo de la muerte.
No hay su duro pie risco vedado;
sueo no ha menester, treguas no quiere;
donde le llevan va; jams cansado
ni el bien le asombra ni el desdn le hiere:
sumiso, valeroso, resignado
obedece, pela, triunfa y muere.
A ELENA
Cuando en silencio duerme el bosque umbro
y el astro virgen de la noche oscura
vierte su lumbre misteriosa y pura
sobre las ondas trmulas del ro;
hmeda el ala tenue del roco,

recorriendo la brisa la espesura,


vuelve a la flor la vida y la frescura
que el sol robla del ardiente esto.
Tal vez un alma en juvenil aurora,
plida flor que marchit el verano,
triste las muertas esperanzas llora;
mas si acaricia a su dolor temprano
aura de amor, alegre se colora
y reverdece el corazn humano.
SONETO
Medir mi pobre espritu no sabe
la vasta inmensidad del cristal fro,
ni en el menguado pensamiento mo
oh mar! la suma de tus leyes cabe.
Ciencia no alcanzo que en mi mente grabe
de pueblos, nautas en tu azul bravo,
el nombre, historia, lengua y podero,
su henchida vela y carenada trabe.
Ansia de contemplarte no vencida,
en lid sauda o reposo inerte,
treme a tu ribera entristecida;
y halagan mi ilusin sin comprenderte
tus hondas voces, ayes de la vida,
tu augusta paz, silencio de la muerte.
SONETO
Con ruda saa el padecer se encona
en el doliente pecho que fallece,
y mi lozana juventud parece,
marchita y deshojada su corona.
En vano altivo el corazn blasona
de ilusorio valor, su angustia crece
y el porvenir incierto se oscurece
y la esperanza amiga me abandona.
Si el alma ma decretaba el cielo
que en prematura ancianidad perdiera
su ardiente fuego y generoso bro,
que como planta de infecundo suelo
su triste amor sin florecer muriera,

por qu me hiciste amar, por qu, Dios mo!


AL CRIS TO DE MI C ABECERA
T velas en la Cruz, donde clavado
te deja y vergonzoso y dolorido,
ms que el odio de un pueblo fementido,
la pesadumbre inmensa del pecado.
T velas en la Cruz, y descuidado
duerme a tus pies mi espritu rendido
en brazos del silencio y del olvido,
de un sueo en otro sueo transportado.
No sabe si hallar cuando despierte
los dolores y halagos de la vida
o el juicio y resistencia de la muerte.
Si t, Seor, le compadeces, cuida
de hacerle amar tu hora, la de verte,
si esperada quizs, siempre temida.
EN MONTE - CARC EA
En tus quebrados senos, oh Carcea,
retoa el roble que robusta quilla
dio a las cntabras naves, y en Sevilla
plant, hace siglos, la cristiana ensea.
Oh, si de nuevo en tu cerrada brea
hallaren presa el hacha y la cuchilla,
an lograran los mares de Castilla
lucir hazaas que la mente suea!
S brale jugo a la silvestre rama;
fltales sangre a los mortales pechos
que a esfuerzos nuevos y a grandezas gue;
sangre que el hielo trueque en viva llama,
ociosas quejas en fecundos hechos,
y a la loca fortuna desafe.
UN DOLMEN
Rstico altar que a un Dios desconocido
el religioso cntabro eriga;
sepulcro que los huesos esconda
del muerto capitn y no vencido.
Silla de excelso juez, cadalso erguido

donde la sangre criminal corra,


donde el bgaro ronco repeta,
llamando a guerra, su monts bramido,
rayendo el musgo que tus lomos viste,
en vano el arte codicioso indaga
seales que declaren lo que fuiste;
en ti la antorcha del saber se apaga,
yerto gigante de la cumbre triste,
envuelto en ondas de la niebla vaga.
EL OLIVO
Vense mis hojas tristes, y apagado
su brillante matiz, desde que yerto
y angustiado Jess dej en el huerto
mi tronco en sangre y en sudor baado.
Mas del santo roco penetrado
a eterna vida en nuevo ser despierto
y cuando el campo palidece muerto
soy de verdor perenne coronado.
Fecundizada en el temprano brote
por lgrimas de un Dios la savia ma
unge al monarca y unge al sacerdote,
y dejme del huerto la agona
paz en mis ramos que la guerra acote,
luz en mis frutos que dilate el da.
EN S AN PEDRO DEL MAR
Sbito estalla el fiero galernazo,
las antes quietas aguas se embravecen,
y el mar y el viento y las tinieblas crecen,
y mengua el da, el corazn y el brazo.
Rota su lancha, del postrer pedazo
los nufragos en vano se guarecen,
cuando ya salvos de morir perecen,
srbelos uno y otro maretazo.
Qudales Dios no ms: su fe le implora;
y haciendo sacro altar de Pea Calva,
un sacerdote, al funeral testigo
las manos tiende al mar, y dice y llora:
del Dios el nombre, que persona y salva,

Mrtires del trabajo, yo os bendigo!


AMYR
Espaa S iglo XIX XX
Poeta.
TEORIA Y PRACTICA
S obre la castidad don Lino Estrella
ayer tarde en S an Pablo predicaba;
con qu elocuencia el vicio fustigaba!
qu discreta su pltica y que bella!
S al del templo, y al pensar en que ella
a las diez de la noche me esperaba,
jur por mi salud que si pecaba,
la ltima vez sin falta fuese aquella;
que si es locura la pasin sin tasa,
no procurar vencerla es desatino.
Repitiendo mil veces: de hoy no pasa,

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antes de dar la diez tom el camino,


y al entrar por la puerta de su casa,
a un hombre vi salir... Era don Lino!
ANA MARIA
Madrid. Es paa. Siglo XX
Poeta hallada en Internet.
EL S UEO DEL OLVIDO
Quiero escribir tres veros que germinen
cada vez que los leas. Versos vivos,
valientes, inmortales, fugitivos,
que al paso de tus ojos se iluminen.
Que sueen ms all del pergamino,
que resistan el tacto a contrapelo,
la erosin de los aos y el recelo
con que tropezarn en el camino.
Aqu estn, afrontando el desafo.
En ellos, para siempre, me recluyo
con tu hlito como nico alimento:
Tienes algo que es solamente mo,
y en m vive un misterio slo tuyo.
Que todo lo dems lo arrastre el viento.
ANA MERC EDES
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet.
S EUDONIMO POETA IN ALCAN ZABLE
A travs de mis sueos te vea
y una dulce caricia, herva en mi noches,
con mis manos cansadas de reproches
mi alma ardiente entre mi pecho arda.
Y fue entonces ante la luz del da,
que el infierno reflejo de mis sueos,
no fue ms que la fuerza de mi empeo,
por alcanzar la imagen que quera.
Recog con pesar los mil despojos,
que en el suelo yacan sin reproche,

esperando tal vez que en otra noche


acariciasen ptalos de rosa
al eterno descanso de aquel hombre
que empezaba a pesar como un alosa.
HOLOGRAMA
Llegaste a m, como llega la aurora,
con los rayos marchantes de la luna,
la fuerza del sol cay en tu pelo,
dejndome en leve forma, tu figura,
Con el mar como fondo, retratabas,
tu silueta grcil y un alma inquieta,
que llegaba hasta m, como las formas
o las letras ilustres de un poeta.
Toda t, eras vida y eras sombra,
escondiendo en tu alma alas inquietas,
esperando a batir junto a mi pecho.
navegando en el mar de las estrellas,
pero el sueo fue corto, vida ma,
slo fue el holograma de un poeta.
ANADON, ANTONIO JOS E
Espaa. 1.964
Poeta hallado en Internet.
EL S ENTIDO DEL TACTO
Se aproximan, me tientan, me seducen
tus dedos, revoltoso, casquivanos,
que disuelven mi carne entre tus manos
y a linfa, arcilla y sangre me reducen.
Consiento que en mi cuero uas ambiguas
se demoren, carnvoras, voraces;
que, insectos en mi piel, larvas audaces,
vuelvan a renovar llagas antiguas.
El animal que habita mis entraas
se estremece, convulso, dolorido,
y confunde tus dedos con araas.
Y slo cuando sabes malherido
el cuerpo atormentado en que te ensaas

me miras y comprendo que has vencido.


ANCLO LARRIVA, ALFREDO
Venezuela. 1.883 1.934
Poeta hallado en Internet.
TROZO DE PAMPA
La sabana su sbana prodiga,
igual, serena, de verdor dorado.
En la verdura cereal del pardo,
prende, ondulante, el oro de la espiga.
Bajo la sombra del samn, amiga
de las greyes, agrpase el ganado.
vacas, en un ritmo sosegado,
arriban lentas, aunque el sol hostiga.
Braman los toros, bruscos y brutales,
sus reclamos de amor. Mugen sus males
de cornudos eunucos los novillos.
Y, como tiendas donde abril acampa,
bordan la breve pompa de la pampa
las matas, disgregados bosquecillos.
ANDOLFI, LUIS
S alta. Argentina. 1.939
Poeta hallado en Internet.
ES TA GENTE (A FELIPE WAYAR)
Esta gente del valle, Pancho Flores,
Silvestre Maman, Julin Viveros,
que va diciendo a pulso los senderos
mientras se olvida de contar dolores.
Y que se queda sola, sin amores,
alucinada frente a los yesqueros
donde al ocaso, por los vientos fieros,
alumbra sus viejsimos temores.
Esta gente que va por serventas
creciendo lentamente los percheles,
est soando con alguna aurora.

Y aunque nada le resta de los das,


ella me da su mundo de laureles
en la baguala que en sus ojos llora.
ANDRAD A, FRANCIS CO DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta. Caballero de la Imperial
Ciudad de Toledo.
AL DOCTOR JUAN PREZ D E MONTALBN
Incendio aleve de traidora llama,
en m ser ambicin, padece en vano,
quien al vencer la cumbre ms temprano
indignamente de malogro infama.
Feliz aquel que donde el riesgo clama
a gritos del ejemplo ms cercano
besa rendido la piadosa mano
que a una quietud sin trmino le llama.
Tus breves aos (gran Varn) que han sido
pasto a la emulacin a que naciste,
(que nunca es envidiado el deslucido)
Enjuguen el dolor al alma triste,
pues a costa si bien de su gemido
aquello vives ms que no viviste.
ANDRAD E, OLEGARIO VICTOR
Aunque nacido en Brasil se le considera poeta
argentino. 1.839 1.882
Poeta hallado en Internet.
EL ROS ARIO DE MI MADRE
En la pobreza de mi herencia triste,
slo conservo, oh, madre!, tu rosario;
sus cuentas me parecen el calvario
que en tu vida de penas recorriste.
Donde los dedos al rezar pusiste,
como quien reza a Dios ante el sagrario,
en mis horas de enfermo solitario
voy poniendo los besos que me diste.

Sus cristales prismticos y oscuros,


collar de perlas y de besos puros,
me ponen, al dormir, crculo bello.
Y del humilde pecho en el abrigo,
me parecen que an estn conmigo;
con tus brazos prendidos a mi cuello!
ANDRAD E RIO, GERVAS IO
Argentina. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
HE VIS TO Y HE LLORADO
He visto que los rboles maduros
no mueren en invierno ni se agrietan;
he visto en los atardeceres puros
la soledad del hombre y el ocaso;
he visto a la lumbrera reina sola
hablando con los jvenes consortes;
he visto las praderas y los campos
nacer en primaveras y holocaustos;
he visto la pancita de los pobres
desfallecer de hambre qu locura!
y mi conciencia toda, blanca y pura,
que yace salpicada de tristeza
hoy clama por los hijos de la tierra
bramando su elocuencia brama el alma!
INVITAC ION A LA PAZ
Cansado del pual y de la inquina
dejando atrs el llanto y los pesares
redescubriendo nuevos despertares
alma quisiera ser y golondrina!
que alegremente vuela libertina
surcando cielos nuevo, otros lares
donde el color se inunda con los mares
de la paz y gobierna la retina.
Que pjaro que vuela tiene alas
como el alma que suea tiene vida.
Volemos juntos todos como hermanos

huyamos del delirio de las balas


soemos y juremos que vencida
ya la muerte, juntamos nuestras manos.
ES ENCIALMENTE
Vasallo pudo ser, jams esclavo!
la lumbre puedo ser y no la hoguera
rugiente puedo ser mas no la fiera
madero puedo ser y nunca el clavo.
El fnix pudo ser y nunca el pavo
desierto puedo ser mas no pradera
mendigo puedo ser y no linyera
guerrero puedo ser y no tan bravo.
Vivir he de vivir sobre viviendo
rer he de rer aunque llorando
soar he d soar y no durmiendo
gozar he de gozar tal vez amando
sufrir he de sufrir convaleciendo
morir he de morir, mi voz callando.
ENTRE C AFETALES
Amanece sin prisas. Un abuelo
me saluda le doy mi mano amigaun hombre alaba a Dios como la espiga
las almas libres dan su voz al cielo!
Copulan las praderas con gran celo
sus erecciones neutras de la intriga.
Hay paz en los trigales, la testiga
de las mieses la luna- muestra el velo.
Los vientos quizs son extremidades
una pausa que vierte el vespertino
ocaso lo s- Amo la justicia.
Mas descubro en le vuelo vanidades
vanidades de un sol que es anodino!
Amanece sin prisas qu delicia!
Y siento la caricia
como blsamo etreo, son las manos
de la lluvia en mis campos colombianos!
S I YA ME CONDENARON!

Escribo en las paredes del hospicio


con un crayn de penas y aoranzas
ante verdugos sordos de alabanzas,
mi verso masticado en sacrificio.
Escribo noche y da por oficio
con el crayn de pus, sin esperanzas,
y escribo versos pobres, sin alianzas
ya que plebeyo soy jams Patricio!
Con un chaleco fuerte me atenazan
tanme con cadenas presidiarias
y me niegan la fe del sacramento.
Me muestran su maldad y me amenazan
-se ciernen a las normas carcelariasEntre los muros yace un testamento!
UN AMAN ECER EN COMA,
ALLA EN EL TEMPLO SOLAR
En su rimar profundo, la doctrina
de los mares azul que prevalece
ante los ojos- ritmo que enaltece,
ha transformado en polvo a la retina.
Revienta el avatar, y la cretina
sombra que duele karma que adolece
en efluvios de sol y permanece,
enciende su demencia repentina.
Alma sin nombre, exigua de cristales
hacia el templo solar, y en el arcano
ya flota tenue y libre en los misales.
Naturaleza duea del asombro
y los ojos que miran a la mano
un dedo de piedad me toca el hombro!
NO PODRA HERIRME LA POS TERRA
(EMULANDO A QUEVEDO)
No, mis ojos, podr la misteriosa
dama nublar de sombras cuando el da,
cansado de morar en la apata
regale su bostezo a la luctuosa.
Ni me doblegar la oscura diosa
el ser, ni romper de m la estra
con su afilada daga en mi agona

cuando mis huesos huelan ya la fosa.


Desatar mi aliento huracanado
y barrer los cardos que plantaron
las viejas tradiciones en el suelo.
Ser del campo el trigo y el arado,
el hijo de los hombres que soaron
y alumbrar la tierra desde el cielo.
A LOS POETAS OLVID ADOS
No existen hoy Quijotes ni escuderos
que vuelvan a rondar por las praderas,
ni existen ya juglares ni troveros
que con su canto amansen a las fieras.
De insignes hombres, nobles caballeros!,
ha sido rica Espaa en otras eras;
y de Mesteres, regios cancioneros,
ha traspasado el bardo las fronteras.
Desde Berceo, Gngora y Quevedo
hasta Machado, Lorca y Unamuno
el castellano ha dado probas metas.
Celebro haber nacido con el dedo
para escribir un verso que ninguno
dedicar ha sabido a sus poetas!
AS I GRITO YO
A lderes no sigo ni a encumbrados
slo le rindo culto a las ideas
batallo contra vientos y mareas
pero jams me entrego a los cruzados!
Adoro aquel fulgor de enamorados
que te taladra el seso y no te meas.
Adoro el beso puro de las reas
que fingen su pasin por dos ducados.
Y miro mi escenario ya vaco
descubriendo la paz que en mi germina
-mis pares han callado o me condenande nadie yo me llevo ni me fo
polticos y curas son la espina
que matan la ilusin de los que penan!

UNA D E VAMPIROS
Luna de pestes, plida y sin brillo,
caballos que relinchan por la senda
-en Transilvana cunde una leyenda
de travestidas maas de un colmillo-.
la procesin lidera un monaguillo,
-para que el Conde diablo no se ofendaenfilan, ya cruzados, por la hacienda
a la caza del dueo del castillo.
Y a la luz del pecado ms impuro,
cuando la noche asome por Hungra,
un hombre elegir morir vampiro!
Estacas de madera y un conjuro
la sangre que chorrea por la estra
y el Drcula que muta en un suspiro.
EN EL OTOO DE MIS AOS
El viento sube y baja en remolinos
las prendas del otoo, las robadas!
hojas que dejan rboles desnudos.
Mansamente se pierde en los caminos
la tarde, con sus ansias amustiadas
sus ojos neutros y sus labios mudos.
Los aos con sus garras de felinos
araan la corteza, y las jornadas
en mis hombros, se tornan ms austeras.
Y nuevamente el viento en las praderas
abofeteando el alma moribunda
con ansiedad fatal y tremebunda.
naciendo el mito blanco que pervierte
mas no lloro ni temo ya la muerte!
ANDRAD E Y BENAVID ES , LUC AS DE
Espaa. S iglo XVII
Capitn del Rey en los Ejrcitos de Flandes.
Poeta.
EN LA MUERTE D EL DOCTOR
JUAN PREZ D E MONTALBN

Si buscas (Peregrino) desengaos,


de este siglo en el mar, aqu es el puerto
que oculta religioso en polvo yerto
lstima a propios y dolor a extraos.
En siete lustros que vivi, a los daos
del olvido voraz se miente muerto,
que a quien gasta la vida en tanto acierto
es la vida la accin, y no los aos.
De la Parca comn sufri la herida
que lisonjera le alivi la suerte
por darle doble paga en la partida.
Que a dos eternidades le convierte,
una de Fama, deuda de su vida,
otra de gloria, premio de su muerte.
ANDRAD E Y CORDERO, CES AR
Cuenca. Espaa. 1.904 1.989
Msico. Militar. Periodista y Poeta.
Hallado en Internet.
SONETO CON ENIGMA A REMIGIO
CRES PO TORAL
Qu dice el saltamontes de la gallarda encina?
Oye la pobre oruga las voces de la selva?
La iguana bajo el sol, sabe que el sol camina?
Y la piedra del ro, manda que el agua vuelva?
Conoce la lombriz quien es la golondrina?
Cmo baralla el liquen contra la madreselva?
Qu juzga de la rosa la enarbolada espina?
Qu har la hoja al caer cuando el viento la envuelva?
S abe, acaso el murcilago si vuela la paloma?
Puede la ostra escuchar la voz del ocano?
Qu murmura del cndor la msera carcoma?
Cmo miden la altura los palpos del gusano?
Mira la ameba el agua que brilla en la redoma?
Qu opina de la nieve la boca del pantano?
ANDRES , JUAN FRANCIS CO
Aragn. Zaragoza. Siglo XVII

Cronista de Su Majestad en el Reino de Aragn.


EPIGRAMA
El Ebro en su corriente cristalina,
clebre Alcino, tus discretas sales,
pues, con tus agudezas, sus caudales,
no envidiarn la fuente Cabalina.
Tu voz resuene dulce, peregrina,
en los climas remotos Boreales,
porque de tu elocuencia los raudales
al mayor Lauro, Febo los destina.
El Clarn resonante de la fama
aplauda sus cadencias ingeniosas,
cuando el sonoro Pindo las aclama.
Y exentas de las sombras envidiosas,
de Daphne las corone inmortal Rama,
para que brillen siempre victoriosas.
A LA MUERTE D EL DOCTOR
JUAN PREZ D E MONTALBN
El Monte excelso que la blanca Aurora
con trmulos cambiantes argentaba,
cuya sublime cumbre dibujaba
los dos collados donde Apolo mora;
fnebre eclipse su esplendor desdora,
tanto que cuantas plantas albergaba
oscura densidad las emboscaba,
hurtando a Febo la porcin que ignora;
pero en vano se oponen sombras fras
a empaar de su cima los verdores,
si han de brillar amenas lozanas;
y mal pueden ceder a los horrores,
pues a pesar del tiempo, y de los das
de sus cenizas nacern las flores.
A DON VICENCIO JUAN DE LAS TANOS A
Cuanto a tu ingenio toda Espaa deba,
contarn tus Medallas conocidas,
si antes la oscuridad desconocidas
juzg, hasta que tu pluma las resuelva.

Nuevos aplausos a los doctos mueva


la edicin de las luces escondidas,
a tus ansias debiendo esclarecidas
el lucimiento que su autor reprueba.
A cul debamos ms no fcilmente
se podr discernir: aqul oculta
su propio nombre artificiosamente;
T, porque del retiro le resulta
mayor gloria, divulgas diligente
las sutilezas de su lima oculta.
A RAIMUNDO DE PE AFORT
Pea fuerte es Raimundo en su apellido,
y rey del mundo el nombre le publica;
aqul su fortaleza santa explica,
y ste cuanto hay mortal muestra rendido.
El elemento ms embravecido,
cuado el mato en las ondas su fe aplica,
el viento mansamente en l se implica,
hasta haberle en la playa conducido.
Triunf del mar airado y de los vientos,
y cuando sus preceptos obedecen,
muestra el mundo menor sus movimientos.
En unos y otros los prodigios crecen,
pues penden de su voz dos elementos,
y lo hombres escuchan, y ensordecen.
A LA S ANTA PACIENCIA
Del fuego abrasador la llama ardiente,
no examina en Laurencio lo inflamado,
que el calor de las ascuas no ha quemado,
porque en su pecho, incendio mayor siente.
La acti vidad de Orencio no consiente,
que le refre del cristal lo helado,
porque el hielo, en pavesas transformado,
confiesa el vencimiento claramente.
Laurencio se acredita de animoso
en las llamas, y Orencio en los cristales,
rayos brilla el amor afectuoso.
Que venzan elementos desiguales,

no es mucho, cuando en parto prodigioso,


la Paciencia les dio fuerzas iguales.
ANDUGAR, JULIAN
S antomera. Murcia. 1.917 1.978
Poeta.
REENCUENTRO CON MIGUEL HERNAND EZ
Ahora cuando me vaya, amigo mo,
vecino de mi casa y sus frutales,
casi pared por medio a mis corrales,
no s que har yo solo por el ro.
Decirte que te vengas es desvo,
porque cmo te dejas tus leales
Garcilaso y Sij por unos tales
que llevan en arriendo el po po?
A mi pueblo me voy trochas cruzando
por no pasar por sitios que has medido,
tan bien, con tu garganta y paso justo.
Que parece mentira que pensando
cmo fueron las cosas, cmo han sido
no te paguen las rentas con ms gusto.
CEMENTERIO DE PES CADORES
Para que no olvidis vuestro pasado
la muerte os dio reposo aqu en la orilla,
siete palmos adentro de la arcilla,
casi a la misma altura del pescado.
Siete palmos de tierra ya es sobrado
peso para que ceda la rodilla;
pero la sangre es terca por sencilla,
y al yodo y a la cal ha regresado.
Al yodo y a la sal por la alta pena
del rbol hecho mstil, y las manos,
para seguir sintiendo coletazos,
nutren la amarga hierba de la arena,
soando mar, tus verdes y altos llanos,
tus rebaos azules y tus brazo.
FINAL

Ahora, corazn, que te he trado


a que veas el mar, esta locura
de color, y este viento que apresura
la levedad del pjaro encendido,
Me preguntas, t, a m por ese nido
que parece la tarde de tan pura;
por aquellos repechos de verdura.
Me preguntas, a m a qu hemos venido!
Y ya no veo, corazn, la puerta
que se me abre el bandazo de la ola,
ni los oros de aquellos girasoles.
Nada ms que tendida, fra, muerta,
la tarde por la arena y, sola, sola,
mi sombra entre apagados caracoles.
ARBO L
Por el pujar valiente y doloroso
de tu raz, lo inerte se libera;
gana la piedra la luciente esfera;
la vida empieza en verde jubiloso.
Continuador de Dios, oh, brazo hermoso,
puente por donde vino la primera
gota de sangre que salt ligera
desde la arena al corazn gozoso.
Dios seguir cuidando de tu vida,
levantando las olas por el cielo,
llenndote de pjaros en mayo.
Y, si de tu crecer as se cuida
hasta tu muerte llegar su celo
con la lumbre limpsima del rayo.
SONETO
Si, como el mar, pusiera desahogarme,
romper a hable, en playa o en ronquera,
ni yo me ira a pique ni se fuera
el barco de mi voz con qu salvarme.
S olo en el alto mar de mi callarme.
Quin ver mis seales, mi bandera?,
si una ola de silencio, otra me espera.
S .O.S A quin? Tengo que ahogarme?

Quien piense que me entrego se equivoca.


Alzo los brazos, que los puos digan
lo que, a la fuerza, atajan labio y diente.
No digo ms. Habl como le toca
hablar a un hombre cuando ya le obligan
a hundirse o navegar con la corriente.
LA CAS A
Con un rumor de limpias faldas vienes
a travs de garitas y de alertas,
inventando balcones, dulces puertas
y dciles cerrojos por mis sienes.
Te llegan con las salas, donde tienes
los frutos, con las limpias y despiertas
cuadras, mi serio padre por las huertas,
mi madre con su encaje. A qu ms bienes?
Con toda la honradez de tu cimiento
te siento en este pan que ahora toco,
con tu pozo te palpo en mi camisa.
Y llegas, casa ma, fundamento
de toda mi costumbre, con mi loco
gritar a aquel enjambre en tu cornisa.
ANGEL
Mxico. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
CAF O TE?
Deliciosos brebaje preparado
sin azcar, sabor que le aprovecho
de maana lo bebo satisfecho
y el desvelo lo tengo controlado.
Romntica la noche, he comenzado.
La dama su caf ofrece. Al acecho
la observo con placer, casi sospecho
esta presa en verdad he conquistado.
Mi canon de belleza sobrepasa.
Tambin de algo ms me percat
que su boca gentil no me rechaza.

No gustas de verdad, un buen caf?


Besar mis dulces labios amenaza.
Muchas gracias, prefiero tomar-t.
A DIETA
Come bien me recta mi doctorverdura y carne asada, cada da.
Quita grasas y dulces! , -me peda-.
Haz ejercicio, -dijo acusador-.
-Del azcar soy fiel consumidorel mdico tal vez, se sorprenda.
-Me gusta demasiado la sanda!Vicio que tuvo mi progenitor
-Es por tu bien- as lo figuraba
-ya maana ests bastante flaco
lo vers-, mi mam me consolaba.
Ayer me puse a dieta. Cual bellaco,
al mesero con gula le ordenaba:
-De bistec!-, por favor el sexto taco.
ES TRELLAS DEL C IELO
De noche la mirada al cielo giro
no dejan sus estrellas de asombrarme;
prefiero del tamao no engaarme
me hechizan sus colores de zafiro.
Andrmeda, galaxia en que me inspiro,
su elptica espiral, logr probarme
que existe un creador, en quien confiarme
dejando el ateismo en que deliro.
Con ms interrogantes he quedado
no logro definir sutil charada;
el cosmos me ha mandado su recado.
Mi lgica, esa brjula blindada
en cada directriz, me ha sealado;
lo que ya sospech No somos nada.
EL S ILENCIO
Momento que aparece tras un beso
de dos almas que entregan sentimiento
de amor, el ms sagrado mandamiento.

En ocasiones duele: -lo confiesoes tristeza, dolor que nubla el seso;


faltando el ser querido hay sufrimiento,
que slo evitars con aislamiento
mantenindote al margen del suceso.
Oro vale el silencio en ocasiones,
no lo rompe aseguran los expertosgente sabia que cuida sus acciones.
Tus odos mantn entreabiertos
escucha de la vida sus canciones
cruel silencio, lenguaje de los muertos.
UTOPIA
Arena de color blanco tizn,
cayendo vuela, como la sombra
luz lgubre; con penas de alegra
que desembocara en cerrazn.
La sana esquizofrenia, con razn
rozagante marchita, correra;
pasado sin futuro quitara
infierno celestial, agrio dulzn.
Aunque muerto por fin estoy viviendo
y quiero claudicar lo no empezado,
quitando fingir que voy poniendo
dolor a la salud del inundado
desierto, cuyas lgrimas ardiendo
oyen el grito srdido callado.
LA AMIS TAD
Amistad, don di vino, buen tesoro;
aparece entre dos o ms personas
sin que haya de por medio las coronas
de noble estirpe y ttulo sonoro.
Se le debe cuidar con gran decoro
o se puede perder si no razonas.
Un error garrafal, t lo perdonas
siempre y cuando no sufras deterioro.
Lo medit muy bien, no viene al caso;
preguntarte de forma muy correcta:
Acaso mi amistad es un fracaso?

No contestes de forma tan directa;


tal vez, sea mejor con un abrazo,
y as, mi corazn no lo detecta.
AMIGOS ?
Al confesar que en esta profesin
como nuevo escultor de la cantera;
utilizo cincel por vez primera
cuidando los detalles con pasin.
Cada amigo conoce su misin
nunca terminar, no es pasajera;
y le gusta, jams se desespera,
la evita confundir con diversin.
La verdad ante todo, va surgiendo
no es leal engaarte como amigo
adularte sera estar mintiendo.
Evito convertirme en enemigo.
Dime t, la razn, yo no te entiendo:
por qu te molestaste a s conmigo?
LA CAJA
Dnde puedo poner tamaa caja?
que tengo con cuidado dividida
guardando tus momentos en mi vida
que por desilusin, se desmigaja.
Tu recuerdo de amor, me desquebraja;
bello rostro, de virgen distinguida
que provoca sangrar la cruel herida;
del pobre corazn, que se desgaja.
Urgente necesito mencionarte
la caja la remito por camin;
te aseguro que slo va tu parte,
lo que falte, lo mando por avin.
Ya por ltimo queda preguntarte:
No me das, por favor, tu direccin?
A MI HIJA
Bellos ojos, color de malaquita
dos luceros brillando misteriosos;
blanco dientes, corales nebulosos;

tienes frgil nariz de muequita.


Cabellera dorada muy bonita;
cutis terso, tus labios son hermosos
como ptalos rojos, recelosos;
la razn de mi vida, pequeita.
Hay ms tiempo que vida, supongamos
seorita feliz quiero mirarte.
Tu diploma contentos festejamos.
Si tu novio decide desposarte
matrimonio divino celebramos.
S lo Dios hijos puede asegurarte.
No pretendo forzarte
que tus hijos alegren mi vejez
y contentos juguemos ajedrez.
QUIEN SOY?
Como ngel de la guarda me presento
te aconsejo al momento de tu duda
ante el mal, permanezco sordomuda
mas si as lo decides, lo lamento.
Ojal con tu claro pensamiento
acudas justamente por mi ayuda
no juzgues mi respuesta testaruda
si a tu alma le provoco sufrimiento.
Mi trabajo parece de ingeniero
reconozco me sobra la paciencia
pero a veces resulta que prefiero
la razn conceder a la experiencia.
Ya basta de charadas, considero
con gusto, me presento, tu conciencia.
TRATANDO DE OLVIDARTE
Intento removerte mas no logrode mi mente tu imagen que refresca
espero y la neurona no aparezca
gritando: eres infame!, eres un ogro!
Si un nuevo amor sucede, por milagro
olvido tu memoria casi fresca;
evito a la razn que fortalezca
sentimiento sutil que te consagro.

Adoro tu carcter. Confesado


devoto de tu boca considero
privilegio el haber sido besado.
Aprovecho el olvido lastimero
pretendo eliminar muy contrariado
la imagen de tu rostro lisonjero.
MORIR
Morir es natural pero disgusta
desprenderse de cosas tan preciadas
evita disfrutar las alboradas
al lado de la amada, muerte injusta!
Aunque ponga la cara ms adusta
y la evite con lbregas miradas
la mano perder, con Rey de espadas
y el castigo final, claro que asusta!
El clrigo, mis restos ya bendice
vida justa, modelo considero
que un lugar en el cielo garantice.
El punto de reunin con un letrero
seala al cementerio viejo y dice
sutil: aqu te espero, pasajero.
UN ADIOS
Si notas o percibes algo extrao
no te alarmes, que trato de informarte;
hoy quiere el corazn abandonarte
y dejar de sufrir la pena y dao.
No creas que se trata de un engao
pues desde siempre quise demostrarte
mi amor, pero imposible preguntarte;
si tu sentir mostrabas tan hurao.
Para evitar la gran melancola
tu indeferencia pido y la convoco
me ayudar a sanar lo que dola.
Qu confusin. Por ti me vuelvo loco
y debo terminar la anomala.
Mereces un adis o me equivoco?
LA S IRENA

Andaba caminando por la playa


encontr entre la arena la corona
reviso el mar percibo a la persona
que agitando su mano se desmaya.
Parece una princesa de Himalaya
desde lejos se mira pechugona
miedo tengo que sea silicona
si se ven del tamao de papaya.
Ser tuya!, me manda en un recado
me impresionan sus bolas de boliche
Qu emocin por el resto del bocado!
Yo sigo con mis ansias de metiche
veo abajo una cola de pescado!
termin preparndola en ceviche.
Con cara de fetiche
y vindola cuerpazo de ballena
tostadas prepar, media docena.
ANGELL DE LAMA, LUIS FELIPE
Per. Piura. 1.926 Lima. 2.004
Diplomtico y Poeta.
Poeta hallado en Internet.
NUBE D E AMOR
Mi madre era bellsima y la tuve
por muchos aos, que se hicieron nada
cuando se fue, una dura madrugada,
con rumbo al cielo y convertida en nube.
Pero esa nube nicamente sube
de vez en cuando, porque est sentada
siempre cerca de m, con la mirada
vigilando lo que hace su querube.
Su querube era yo y aunque en el cielo
deben saber que yo no tengo un pelo
de querubn, sin duda la perdonan
porque las madres nunca se equivocan
(segn ellas) pero, aunque no nos tocan,
sabemos que jams nos abandonan.

ANGURRIENTA!
No me hables de lo nuestro, que est muerto
para siempre y no quiero recordarlo
por ms que vengas a resucitarlo
con los agravios de que me has cubierto!
No sigas predicando en el desierto
porque, entiende, no puedo soportarlo
ni un minuto y si quieres embarcarlo
mejor es que te busques otro puerto!
Lo s perfectamente, hace cuatro aos
que no nos vemos, somos dos extraos
pero no digas a los cuatro vientos
que vas a demandarme ante el Juzgado
porque en todo ese tiempo no te he dado
ni la primera cuota de Alimentos!
ANGUITA, EDUARDO
Yerbas Buenas. (Chile) 1.914 S antiago de Chile 1.992
Periodista, Poeta. Premio Nacional de Literatura 1.988
SONETO PARA ALICIA
Am vivir en cielo inmaculado,
labrado en soledad y muerte pura:
igual que el cielo, ileso mi costado
creci sin sangre, fuerza ni premura.
Inquieto, como tiempo amortajado,
al sentirme sin vida ni amargura,
torn a tu fuego de ngel derramado,
olvidndome yo en la quemadura.
As, quemante, incierto, desvelado,
locamente veloz e iluminado,
iluminado en goce y en dolor:
contigo quemo el cielo y el reposo,
inauguro al Terrible y al Hermoso
Amor, Feroz Amor, oh dulce Amor!
SONATA MARIN A
POS ICIN DE COMBATE D EL VIAJERO

Como espadas de luz, portando al cinto


imperiales abejas de azul pelo,
desciende a la destreza de mi vuelo,
pelea el sol contra mi avin jacinto.
Ruedas de ncar de diurnal instinto,
plumas de luna, hlices del hielo,
cortan las cuerdas y la crin del cielo
del da muerto en un misal corinto.
Ay, marino celeste, derrotado
por sus blicas flores, no te vayas
sin brillar con tu sable de grosella.
Que aunque estn las medusas de tu lado,
t, soldado, perdieras las batallas
y t, aviador, quebraras las estrellas!
LITORAL D E LA S IRENA
S obre el tren joven de la niera,
arranca t, mi celestial incauta,
no atenta a Pan, que silbar en su flauta,
mas sabia al pez, que entre la luna fra.
S oldaba el riel de la melancola
ya muerta en velas del velero nauta.
Para vivir en mi viajera pauta
pincha al caballo con tu espuelera!
Alfileres de aguja, labio mo,
al romper los andenes de tu fro
no sin luneras rosas, no sin pena.
Locomotoras hacen, estivales,
que dancen a los cantos pastorales
de elctricas guitarras de sirenas.
LABRADOR DE MAR
Bajo velas de hojas vegetales,
entre claveles de un jardn de lino,
atraviesa mi barco con frutales
dragones griegos de celeste vino.
No son flautas sus algas vesperales,
ni ha crecido la luna en su camino,
mas huyen labradores pastorales
cazando al dorso de un lebrel marino.

T, ramaje de agua, espejo lento,


leche del seno azul de la maana,
pjaro de las islas Barlovento:
Echa las redes a tu pez de lana,
sirena-flor nacida contra el viento
o en la pollera oval de una campana.
LIMITE OCEAN ICO
Para la jarcia de su piel de arena,
con zodiacal guitarra, entre los mares,
sin alcanzar a Ulises sus cantares,
llamarn por tres veces las sirenas.
S obre la loza de una luna llena
beber el cisne menta de pomares
y con roco astral de aves lunares
mojarn los tritones su melena.
No orillar el marino los linderos
con que el gegrafo ocenico al viajero
encierra dentro de su huero de ola.
Ni pastar con peces la legumbre
que con climas florales no le alumbre
el acuario del ngel-banderola.

ANGUITA Y MONGUIA, PED RO


Espaa. S iglo XVII
Poeta y Doctor.
SONETO
La Madre Augusta, el Prncipe nacido,
felicidad fatal de que adolece;
toda la eternidad que en l se acrece,
ya pens el hado que la haba vivido.
Recobrose con gozo ms crecido,
y en la Real vida el susto convalece,
desengaado de que no fenece
lo eterno, aunque en un punto conseguido.
O cunto la Agustsima Mariana,
viv de gloria en el instante slo,
que dio una Majestad a Espaa tierna.
Mas si arm contra s la Parca vana,
viva, vi va feliz la edad de Apolo
que no la ha de acabar, quien la hace eterna.
ANGUIZOLA, S ANTIAGO
Panam. David. 1.898 1.980
MANOS
Manos que son serficos seuelos
para ceir las almas con cadenas;
manos finas, y suaves, y morenas,
que provocan fantsticos anhelos.
Manos que son retazos de los cielos,
por el azul procero de las venas,
como alas de arcngel, siempre llenas
de la gracia de Dios en los hoyuelos.
Manos donde el milagro se presiente
de verlas transformadas en estrellas
cuando se abren sus dedos blandamente;
manos encantadoras y tan bellas
como para pasarse eternamente
acariciando el corazn con ellas.

MOREN A
La caricia del sol te hizo morena
para darle ms gala a tu hermosura,
porque en la seda de tu piel oscura
se adivina de Dios la gracia plena.
El brillo de la casta nazarena
de tus ojos relumbra en la negrura
y tu boca de ensueo se empurpura
con claveles de sangre sarracena.
No eres la Hur que en el Edn habita,
ni el genio de los nobles alminares,
ni orgullo de la raza morabita;
pero eres glorias de mis patrios lares
porque pareces t la S ulamita
que inspiraba el "Cantar de los Cantares".
SONETO
De junquillo flexible mi sombrero,
camisa holgada de cotn listado,
pantalones de dril fuerte y tostado,
grueso calzado y cinturn de cuero.
Cabalgo siempre mi corcel ligero
con el machete del arzn colgado,
y siempre gran afecto he profesado
a mi soga y montura de vaquero.
Rudo soy, es verdad, porque han curtido
mi cuerpo un sol de rutilante llama
y el trajn de la hacienda en que he crecido,
pero en mi pecho un corazn se inflama
que es todo compasin para el dolido
y todo amor para mi dulce dama.
SONETO
S oy poeta, no ms, porque este suelo
donde tranquila se meci mi cuna
es el florido Valle de la Luna
de verdes campos y estrellado cielo.
Porque aqu he visto florecer mi anhelo
y, oh dicha!, aun tengo para mi fortuna
una madre, amorosa cual ninguna,

que es el nico don de mi consuelo.


Y cantar mientras que altivo alumbre
el esplendente sol desde la cumbre
del gran Bar hasta el inmenso llano,
para decirle con orgullo al mundo
que no en sus glorias mi esperanza fundo,
que es mi gloria mayor: ser chiricano!
DIOS
Dios no cabe en los templos: su grandeza
tanta es que ocupa el universo entero,
vive en la pequeez de la pavesa
y alienta tras la lumbre del lucero.
El es la voz de la Naturaleza,
nico, inacabable y verdadero.
El tiende el manto de la noche espesa
y difunde la luz del sol de Enero.
Dios no cabe en los templos de la tierra
y, pues que todo su poder lo encierra,
su culto debe estar en cada cosa:
llmese mar o cielo, nube o viento,
vida o muerte, ventura o sufrimiento,
guila o caracol, oruga o rosa.
ANGULO GURIDI, JAVIER
Repblica Dominicana. 1.816 1.884
EL S UPLIC IO DE GUATIMO ZIN
S obre la frrea plancha que devora
con viva lumbre la chispeante hoguera,
el mejicano semi-dios espera
que suene al cabo de morir la hora.
Su ministro tambin ms dbil llora
al fuego que en sus plantas reverbera,
y los contornos de su faz severa
del torpe miedo el resplandor colora.
El tesoro! le grita el pueblo hispano;
y el ministro que sufre mil dolores
mirando al rey su indecisin le advierte.

Jams! exclama el valeroso indiano:


acaso huello yo lozanas flores?
Sean tesoro y vidas de la muerte!
A UN A PIS TOLA
Cerca de mi lecho sin cesar colgada
y al suelo expuesta la terrible boca,
yace un arma fatal a quien la toca
porque la muerte en ella est hospedada.
Mi pupila la observa horrorizada
pues que a ser vista sin querer provoca,
y ya ms de una vez mi mano loca
en su resorte se apoy agitada.
El hombre a su defensa la destina;
mas tambin a su fin, si las pasiones
galopan en desorden por su mente.
As, mi estrella a sospechar me inclina
que por librarme esa arma de aflicciones
en mil pedazos partir mi frente.

ANGULO Y PULGAR, MARTIN


Espaa. S iglo XVII
Poeta.
AL DOCTOR JUAN PREZ MONTALBN
ACROS TICO
DOCTO Monte de Musas, cuyo seno
Ib auras las miro ausentes, Peregrino!
Vers, si, terminando su camino,
Ahora paras en su valle ameno;
No admires, no, si en tierra lo terreno
PREZ es, que, en su cumbre, lo divino
DE una bien , y de otra fama dino
Mas que de flor, est de glorias lleno.
O t! feliz le admira, en monumento
Nunca oprimido, aunque de pesadumbre
Tanta; y sus coros luego, que cantando
Alegres, tejan siempre, en suave acento,
Las Musas, que, variando ya costumbre,
VAN al MONte, TAL vez (y VAN) llorando.
A LA MUERTE D E LOPE D E VEGA
Nadie te alabe, Lope, que t solo
te sobras a ti mismo de alabanza,
cuya elegante voz sonora alcanza
a las instancias de uno y otro polo.
Sea tu nombre eterno Mauseolo,
no sujeto del tiempo a la mudanza;
goza la fama con igual bonanza
del Volga helado al clido Pactolo.
No aaden luz al sol artificiales
antorchas, que encender puede oficiosa
la fiel solicitud de los mortales.
Cualquier posteridad te ser ociosa,
que mal alumbran rayos materiales
a quien con propio resplandor reposa.
ANGULO Y VELAZQUEZ, IS IDRO

Espaa. S iglo XVII


Poeta.
SONETO
Vives, o no? que la razn no acierta
(Gran Majestad) a discurrirte, altiva
que tienes mucho grande, para vida,
y tienes mucho hermoso, para muerta.
Qu vives, dudo? no; tu vida es cierta;
no ha de ser siempre la grandeza esquiva;
si el llegar a lo ms es, quien derriba,
tuyo es lo ms, pues como ser incierta.
De grande peligrabas; no es lo menos;
de mayor mejoraste; mucho ha sido;
pero ms es de excelsa, estar segura.
O aclame ardor de nmeros muy llenos
tu mejora, si en lo ms temido,
tubo, que mejora tanta hermosura.
ANNIA (S EUDONIMO)
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet.
PRONOS TICO
Habr un da en que el sol no sea figura
furtiva que nos deja en el ocaso,
que heraldos del amor a nuestro paso
anuncien de la dicha su ventura.
Ese da vendr con la dulzura
de un cfiro a la grupa de Pegaso,
un viento alado para un cielo raso
que fecunde el paisaje de hermosura.
Yo s que ha de llagar tan grato da
que tocarn a flores las trompetas
de nuestra siempre ardiente sinfona;
que Dios conspirar con los planetas
y para unir tu alma con la ma
nos enviar un diluvio de violetas.

TE VI D E LEJOS
Te vi de lejos como golondrina,
llevabas en las manos luz de olivo,
en la boca un tropel de fuego vivo
y un algo de Machado en la retina.
Como un papel que el viento lo domina
se alboroz mi corazn esquivo
y hoy tus aires de amante fugitivo
acechan a mi pluma en cada esquina.
No te busco, te encuentro entre mis cosas
como parte del nuevo mobiliario,
en un arcn cubierto por las rosas.
Y hoy descubr al hacer el inventario
que en mis versos tambin tu alma reposas
llenando de dulzor mi diccionario.
ES TE ES MI AMOR
Este es mi amor y a m me pertenece,
puedo gritarlo con mi acento grave,
cerrarlo entre mis pechos bajo llave
o avivarlo si siento que decrece.
Este es mi amor, amor que se estremece
al roce del impacto ms suave,
un prvulo aprendiz que nada sabe,
tan slo ser de ti, viento que mece.
Este es mi amor, semilla que cultivo
esperando un maana que presiento
del ayer que en el hoy vive cautivo.
Este es mi amor, mi nico alimento,
el sueo misterioso en el que vivo
o me muero tambin si no te siento.
MI S ECRETO
A menudo preguntan mi secreto,
en qu lugar recibo mi poesa,
si me asalta la musa en pleno da
o en las noches me dicta mi soneto.
Si mis versos suponen algn reto,
si mi numen es slo fantasa,
a qu destinos viaja el alma ma,

si van mis besos a un lugar concreto.


Tratan de ver as ms de mi fondo
cuando tan simple es ver en lo evidente,
no es preciso indagar hasta tan hondo.
Si quieres descubrir cual es mi fuente
con gusto a tus cuestiones le respondo:
me nutro del Amor, sencillamente.
TENGO UN DOLOR
Tengo un dolor tan peculiar y mo,
fuego mortal que el corazn fecunda,
herida ms de soledad profunda
que de rgano vital en desvaro.
Y este dolor parece desafo
cuando muestra su imagen iracunda,
y con pasin clara y brutal inunda
de su calor mi tempestad de fro.
Y es un dolor que llevo por divisa
adherido al puntal de mi costado
hurfano de dintel y de cornisa.
Tengo este duelo sin piedad clavado
en el lugar que me lati la risa,
hoy desierto de oasis olvidado.
TU DULZURA
Camino lentamente por la senda de acacias,
me perfuman las manos sus ptalos de nieve,
mis cabellos se inquietan bajo cfiro leve
y el alma es como espuma de las aristocracias.
Genio bueno: este da contigo te congracias,
apenas un suspiro me torna eterna y breve
Voy a volar acaso, ya que el alma se mueve?
En mis pies cobran alas y danzan las tres Gracias.
Es que anoche tus manos en mis manos de fuego,
dieron tantas dulzuras a mi sangre, que luego
llenseme la boca de mieles perfumadas,
tan frescas, que en la limpia madrugada
de esto, mucho temo volverme al casero,
prendidas en los labios mariposas doradas.

INTUS
Te engaas, no has vivido no basta que tus ojos
se abran como dos fuentes de piedad, que tus manos
se posen sobre todos los dolores humanos
ni que tus plantas crucen por todos los abrojos.
Te engaas no has vivido mientras tu paso incierto
surque las lobregueces de tu interior a tientas;
mientras en su impulso de sembrador no sientas
fecundado tu espritu, florecido tu huerto.
Hay que labrar tu campo, divinizar la vida,
tener con mano firme la lmpara encendida
sobre la eterna sombra, sobre el eterno abismo
Y callar mas tan hondo, con tan profunda calma,
que absorto en la infinita soledad de ti mismo,
no escuches sino el vasto silencio de tu alma.
EL C LAVEL S ECO
Como el clavel del patio estaba seco,
yo, entristecido por sus tristes males,
baj al jardn para cavar un hueco,
en buena sombra y entre dos rosales.
Y eran rosales cerca, gajo a gajo
en una cercana indiferente
pero al cavar un poco, vi all abajo
sus races trenzadas locamente.
As, esta tarde, descubr el secreto
de un amor verdadero, hondo y discreto,
transplantando un clavel que se sec.
Y, en nuestra indiferente cercana,
que loco ensueo se descubrira
si alguien cavara un hueco entre t y yo.
AMOR DIVINO
Te ando buscando, amor que nunca llegas,
te ando buscando, amor que te mezquinas,
me aguzo por saber si me adivinas,
me doblo por saber si te me entregas
Las tempestades mas, andariegas,
se han aquietado sobre un haz de espinas:
sangran mis carnes gotas purpurinas

porque a salvarme, oh, nio!, te me niegas


Mira que estoy de pie sobre los leos,
que a veces bastan unos pocos sueos
para encender la llama que me pierde
S lavame, amor, y con tus manos puras
trueca este fuego en lmpidas dulzuras
y haz de mis leos una rama verde
BRINDIS
He aqu dos rosas frescas mojadas de roco
Una blanca, otra roja, como tu amor y el mo
He aqu que lentamente las dos tosas deshojo
La roja en vino blanco la blanca en vino rojo
Al beber gota a gota los ptalos flotantes
me rozaron los labios como labios de amantes
y en su llama o su nieve de idntico destino
Sern como fantasmas de besos en el vino
Ahora elije t, amigo, cul ha de ser tu vaso?
Si este que es como un alba o aquel como un ocaso
No me preguntes nada! Yo s bien que es mejor
embriagarse de vino que embriagarse de amor
Y as mientras t bebes sonrindome as
Yo sin que t lo sepas Me embriagar de ti
TE HAS IDO DE MI LADO
Te has ido de mi lado y no comprendo
por qu si ni siquiera hicimos trato.
Apenas que charlbamos un rato
felices, dulcemente compartiendo
De pronto, tu alegra fue muriendo.
Huy de tu mirada el brillo innato
y todo se tron tan gris e ingrato,
sintiendo que tu amor iba perdiendo
No acabo de entender cul fue mi falla,
por ms que le doy vueltas al asunto
y nada me reprocha mi conciencia
Mi pobre corazn que no se calla
inmvil se qued como un difunto,
sufriendo los rigores de tu ausencia.

COMO ILUS ION QUE LLEGA


Como ilusin que llega de repente
y de repente por igual se marcha,
as llegaste t, calladamente,
igual como a la flor llega la escarcha
Igual como un suspiro sutilmente
y con la misma frgil sutileza
te fuiste de mi vida que hoy se siente,
lo mismo que se siente la tristeza
Por eso, de los pies a la cabeza,
la llaga de tu ausencia es un flagelo
que azota y que aniquila lentamente
Y por eso yo vivo de una pieza
como un sol que de pronto, all en el cielo,
nace y muere lo mismo, de repente
II
Yo no s todava cmo existe,
cmo ha venido a m y est creciendo
la indcil llamarada que no enciendo
y esta emocin que tiembla y que persiste.
No s si estar alegre o estar triste,
ya o entiendo la voz sino el acento,
ya no busco ni espero ni presiento:
apenas s que estoy, que est, que existe.
Pero cmo saber si es slo un juego:
neblina, soledad, engao, fuego.
Es un juego? Pues bien, hay que jugarlo
con una dulce complacencia esquiva
o una total entrega fugitiva.
Y si fuera el amor? Hay que aceptarlo
A UN A LAGRIMA
Gota del mar donde el naufragio lento
se hunde el navo negro de una pena;
gota que, rebosando, nubla y llena
los ojos olvidados del contento.
Grito hecho perla por el desaliento
de saber que si llega a un alma ajena,
sta, sin escucharlo, lo condena

por vergonzoso heraldo del tormento.


Piedad para esa gota, que es cual llama
de la que el corazn se desahoga
cual desahoga espinas una rama.
Piedad para la lgrima que azoga
el dolor, pues as no se derrama,
el alma, en esa lgrima se ahoga!
Y S I FUERA LA FLOR
Y si fuera la flor de tu mirada
como un lirio que se abre con la aurora,
si tuviera esa gracia redentora
exhalada de tu alma perfumada.
Y si fuera tu risa una cascada
de gotitas de luz hora tras hora
que a mi vera llegaran sin demora
y dejaran mi senda ilusionada.
Ay, si fuera tu amor como una espada
que se hundiera en mi pecho sin clemencia!
qu de sueos en m renaceran!
Cuntos sueos forjados en mi almohada!
Cuntos ayes de amor en mi demencia!
Cuntas cosas mis labios te diran!
NOCHEBUENA
Vuelvo otra vez a ser el pregonero
del mensaje de paz y de alegra
con que vengo a premiar en este da
la buena voluntad del mundo entero;
bajo la luz de la esperanza quiero
de una vez desterrar la hipocresa
y que la caridad sea nuestra gua
para encontrar el rumbo verdadero.
Ganarle a la injusticia la partida
y hundir en el abismo ms profundo
la sierpe vil que en la maldad anida;
vivir con la ilusin cada segundo
de esperar del milagro de la vida
que una lluvia de amor inunde el mundo.

SOLEDAD
Telaraa de cuerpo indefinible,
la soledad me ronda, la presiento,
y le muestro mi cuerpo en movimiento
para hacerme a sus hilos perceptible
No habr de ser su abrazo ms terrible
que el de este desamor y el vano intento
de ir tras el sol, sin remos y sin viento,
sabiendo que alcanzarlo es imposible
Volver a refugiarme en las estrellas;
a rumiar el dulzor de la amargura
y a gozar y sufrir con mi castigo
pues si el huido amor dej sus huellas
en senda que conduce a la locura,
prefiero, soledad, quedar contigo
AMOR
Amor brindo por ti y alzo mi copa,
amor proscrito del mundo escondido,
amor de nio noble y desmedido,
amor que cada noche nos arropa
Amor, toro de Zeus y de Europa,
amor que rompe el molde a lo vivido,
amor incompatible con olvido,
amor como un disparo a quemarropa,
amor de instintos puro y animal,
amor en bruto, amor sin equipaje,
amor real, desnudo sin pudor,
amor con saa, rompedor, bestial,
amor robado, brbaro y salvaje,
amor amor amor amor amor!...
VIENTO DEL NORTE
De nuevo soplar aquel viento helado
que nos hizo sentir tan diferentes,
que cambi nuestra vida de repente,
que nuestro corazn dej marcado.
Quizs alguien mejor has encontrado,
no quiera resumir que estuve ausente,
mas no puedo creer que de repente

todo aquello que hubo est olvidado,


que lo que nos uni ya no te importe.
El otoo al verano dar muerte,
otra vez soplar el viento del norte,
todo lo cubrir de hojas inertes,
de nuevo soplar el viento del norte
Y volver a soar que vuelvo a verte!
TU AMOR
Siento tu amor, ya casi lo respiro
Est en la suave luz de la alborada,
cubriendo con ingenua llamarada
el dbil resplandor de mi suspiro.
Siento tu amor si el firmamento miro
en una hermosa noche platinada
Y me veo entre estrellas reflejada,
contemplando tu rostro, mientras giro.
Tu amor es fuego, manantial y brisa.
Es un dulce huracn de mil delicias
y es un faro en un mar de desconsuelo.
Es la pluma que pinta una sonrisa
y es el sol que recubre de caricias
a las nubes que flotan en mi cielo.
ARCO IRIS
Arco Iris, ven y dame tus colores
para escribir con ellos una nota.
Que en el cielo se aprecien con fulgores
dos corazones de brillantes gotas.
Huidizo guardin de mis amores,
contemplaste escondido mi derrota,
mientras que con mi llanto regu flores
e ilusiones quedaron casi rotas.
Hoy pretendo atraparte mientras llueve
para lograr que con tus rayos unas,
dos corazones que cubri la nieve.
Reflejars tu luz en las lagunas
y un tesoro de amor, dar su abrigo,
a aquellos que lloraron con la luna.

AMOR PROHIBIDO
Por qu llegaste amor a ilusionarme,
entre embrujos y sueos prometidos,
para luego dejar desvanecidos
los colores que quise dibujarme?
En tu canto de amor pu de arrullarme,
entre acordes acaso prohibidos
y tus besos quedaron esparcidos
sobre mi corazn, hasta quemarme
Un tormento es tu amor, dulce tormento,
que en corona de espinas ha atrapado
mi voluntad, sedienta de tu fuego.
Pero s que podrs en su momento,
entregarme tu amor azucarado
y sanar mis heridas con espliego.
RENAC ER
Escucho ya tu vos que me acaricia
con su dulce tenor de terciopelo
y mientras que en mi mente alcanzo el cielo,
en mi cuerpo percibo su delicia.
Aromas y reflejos de caricias
en esas largas noches de desvelo,
se aferran a mi mente sin recelo.
Hoy las siento. S on ciertas, no ficticias.
De tu cuerpo saqu mil melodas.
Dulces notas que estaban escondidas,
para encender con ellas un gran fuego.
Con sonrisas, colores y alegras,
hoy matizas la ruta de mi vida
y los dos somos parte de ese juego.
MELANCOLIA
Melancola, dolor que en m se afianza.
Es un dardo en mi carne ese tormento
y los gritos que mi alma al viento lanza,
traen un eco vaco, cruel, violento.
Los colores de aquellas esperanzas
que con ansan luchaban contra el mundo,
hoy son sombras errantes de aoranzas.

S on destellos de un sino moribundo.


Ilusiones remotas y lejanas
crueles piedras hoy tiene aquel camino
y una flor, con dolor, ya se desgrana.
Es la historia fatal de mi destino:
El amor, cuando a mi puerta llama,
entre escollos se queda suspendido.

ANONIMOS
DEL CANCIONERO GEN ERAL
DE AMBERES 1.555 ?
De cuantas coymas tuve Toledanas
de Valencia Sevilla y otras tierras
Yas Rabias y Colipoterras
Hurgamanderas y Putaraanas.
De quantas siestas noches y maanas
me venan a buscar dando de zerras
las Vargas las Leonas y la guerras
las Mendez las Correas y Gaytanas.
Me veo morir agora de penuria
en esta desleal isla maldita
pues ms apunto estoy que sant Hilario.
Tanto que no se yguala a mi luxuria
ni la del fray Alonso el Carmelita
ni aquella de fray Treze el Trinitario
NOBLEZA DEL FUERTE
La noche sobre el bosque descenda
cuando un hambriento lobo carnicero,
encontrando a un viandante en un sendero,
quiso saciar el hambre que senta.
Le atac con astucia y cobarda,
por la espalda a traicin saltando fiero,
y fin hubiese dado del viaje
que en vano con ardor se defenda.
Pero surgi un len de la espesura,
que al lobo hizo escapar con un rugido,
y acercndose al hombre sin ventura

la sangre le lami del cuello herido...


Mas, ay... la hall tan dulce y tan caliente,
que acab de vorando al inocente!
AL TODOPODEROSO
En dn de ests, Seor, que tu presencia
no se muestra a la faz del descredo
que, sin temor a Ti, cual forajido,
despoja y viola y mata sin conciencia?...
Dnde estn tu justicia y providencia
que no amparan al pobre, al oprimido,
y del rey, del magnate y del valido
consientes la feroz concupiscencia?...
No somos, ante ti, todos hermanos?
Si lo somos, por qu no ser iguales,
en la vida lo mismo que en la muerte?...
Mientras existan siervos y tiranos
y en la Tierra consientas tantos males,
no acabar, Seor, de comprenderte!...
SONETO A JES US CRUCIFICADO
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
T me mueves, Seor, muveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muveme ver tu cuerpo tan herido,
muvenme tus afrentas y tu muerte.
Muvenme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.
(Siglo XVI. Atribudo a S anta Teresa de Jess)
Mexicano. 1.530
DE QUINC E A VEINTE ES NIA...

De quince a veinte es nia; buena moza


de veinte a veinticinco, y por la cuenta
gentil mujer de veinticinco a treinta,
dichoso aqul que en tal edad la goza!
De treinta a treinta y cinco no alboroza,
mas se puede comer con sal pimienta.
Pero de treinta y cinco hasta cuarenta
anda en vsperas ya de una coroza.
A los cuarenta y cinco es bachillera,
gansea, pide y juega del vocablo.
Cumplidos los cincuenta da en santera.
A los cincuenta y cinco hecha retablo,
nia, moza, mujer, vieja, hechicera,
bruja y santera se la lleva el diablo.
VIEN E D E ES PAA
Viene de Espaa por el mar salobre
a nuestro mexicano domicilio
un hombre tosco, sin ningn auxilio,
de salud falto y de dinero pobre.
Y luego que caudal y nimo cobre,
le aplican en su brbaro concilio
otros como l, de Csar y Virgilio
las dos coronas de laurel y robre.
Y el otro, que agujetas y alfileres
venda por las calles, ya es un Conde
en calidad, y en cantidad un Fcar;
y abomina despus el lugar donde
adquiri estimacin, gusto y haberes...
y tiraba la jabega en Sanlcar!
EL GRAN CONCURSO
El concurso era extrao, mas vala la pena.
Por la ms gran mentira ochocientos millones!
Y todos admitimos. Ni trampas ni excepciones.
Ingenio encadenaba con dorada cadena.
Un millonario, harto tras de larga condena
que ni aliviar pudieron placeres ni almohadones
(pues premio es el hasto de grandes ambiciones),
acab mala vida con una muerte buena.

Jams, cierto, un estado caus tanta impaciencia.


Acudieron a cientos! Para alcanzar la herencia.
Quin, mintiendo, dira mejor Abracadabra?
De miles de cuartillas pergeadas sin calma
una bast a un ateo para obtener la palma.
Y en ella haba escrito tan slo una palabra!
HORAS DE AMOR
Te acuerdas? Quise con impulso leve,
sobre tu pecho colocar mi odo
y escuchar el dulcsimo latido
con que tu blando corazn se mueve.
Prend en mis brazos tu cintura breve
y hund mi rostro en el caliente nido
de tu seno, que es mrmol encendido,
carne de flores y abrasada nieve.
Con qu prisa y qu fuerza palpitaba
tu enamorado corazn! Pugnaba
tu talle en tanto; mas con ansia loca,
bajo la nieve el corazn lata,
y en su gallarda rebelin quera
saltar del pecho por besar mi boca.
CUANDO EN TUS BRAZOS , FILIS ,...
Cuando en tus brazos, Filis, recogindome,
el pecho me descubres, hermossimo,
all donde el tocar es sabrossimo
ests en breve rato entretenindome.
Y cuando lo que quiero concedindome,
un beso das sabroso, otro dulcsimo,
y en aquel deleite suavsimo,
deleite das y tomas respondindome,
las hojas de los rboles menendose,
al cfiro mil vientos sucedindole,
seran perezosas, imitndonos.
Mas cuando el dulce fin viene llegndose,
la noche se hace da bendicindole,
y la luna se alegra contemplndonos.
EL VULGO COMUNMENTE...

El vulgo comnmente se aficiona


a la que sabe que es doncella y moza,
porque ans le parece al que la goza
que le coge la flor de su persona.
Yo, para m, ms quiero una matrona
que con mil artificios se remoza,
y, por gozar de aquel que la retoza,
una hora de la noche no perdona.
La doncella no hace de su parte,
cuando la gozan, cosa que aproveche,
ni se menea, ni da dulces besos.
Mas la otra lo hace de tal arte,
y amores os dir, que en miel y leche
convierte las medulas de los huesos.
UNA NUEVA LOCURA...
Una nueva locura se ha asentado
en los entendimientos desta era,
que no hay quien a la hermosa dama quiera
si no es discreta y sabia en sumo grado.
Por la hermosura no dan un cornado,
y adranla si es fea y es parlera,
como si en el aviso consistiera
tener la dama el cuerpo bien formado.
O necio humor, no amor, mas devaneo!
Cmo, porque es astuta, la raposa
y no como, por simple, la gallina!
Cualquiera vaya pues, tras su deseo,
que de mujeres quiero la hermosa
pues hermosura busco y no dotrina
NINGUNA MUJER HAY QUE YO...
Ninguna mujer hay que yo no quiera,
a todas amo y soy aficionado;
de toda suerte, condicin y estado,
todas las amo y quiero a su manera.
Adoro la amorosa y la austera,
por la discreta y simple soy penado,
y por morena y blanca enamorado,
ora sea casada, ora soltera.

Todo lo que Dios cra es buena cosa,


tan mujer es aqusta como aqulla,
lo que tiene la una, la otra tiene.
Agora se a fea, agora hermosa,
siempre es tenella por hermosa y bella,
que en la mujer el hombre se conviene.
LOS OJOS VUELTOS ...
Los ojos vueltos, que del negro dellos
muy poco o casi nada pareca,
y la divina boca helada y fra,
baados en sudor rostro y cabello,
las blancas piernas y los brazos bellos,
con que el mozo en mil lazos envolva,
ya Venus fatigados los tena,
remisos, sin mostrar vigor en ellos.
Adonis, cuando vio llegado el punto
de echar con dulce fin cosas aparte,
dijo: No ceses, diosa, anda, seora,
no dejes de mene..., y no dijo arte,
que el aliento y la voz le falt junto,
y el dulce juego feneci a la hora.
QU HAC EIS , HERMOS A?
Qu hacis, hermosa? Mrome a este espejo.
Por qu desnuda? Por mejor mirarme.
Qu veis en vos? Que quiero ac gozarme.
Pues, por qu no os gozis? No hallo aparejo.
Qu os falta? Uno que sea en amor viejo.
Pues, qu sabr se hacer? S abr forzarme.
Y cmo os forzar? Con abrazarme,
sin esperar licencia ni consejo.
Y no os resistiris? Muy poca cosa.
Y qu tanto? Menos que aqu lo digo,
que l me sabr vencer si es avisado.
Y si os deja por veros rigurosa?
-Tenerle he yo a este tal por enemigo,
vil, necio, flojo, lacio y apocado.
SONETO AGUDO

Como un templo de Vesta religioso


de mi alma el misterio y simulacro
que hinche el recinto de respecto sacro
es el fuego sagrado del amor.
Lo dems... el vestbulo de bronce,
el bosque umbro de verdor perenne,
la fuente de alabastro y el solemne
silencio majestuosos alrededor.
Para nutrir el fuego, la divina
virgen de la amistad, con paso egregio
del pavimento por las losas va.
No la robis, profana gente indigna,
que no quedar impune el sacrilegio:
el rayo vengador os tocar.
A LA LUNA
Cndida Luna que con luz serena
del espacio los mbitos dominas,
y el horizonte lbrego iluminas,
de pompa, majestad y gloria llena.
Sientes acaso la amorosa pena,
y a la mansa piedad dulce te inclinas,
y en busca de un amado te encaminas
que a eterna desventura te condena...?
Parece que me escuchas, y parece
que en gloria, y paz, y amor, y venturanza,
tibia, modesta, fugitiva luna,
tu faz en dulce lumbre resplandece,
y entre el vago temor y la esperanza
constante dura sin mudanza alguna.
(Este soneto est compuesto por un endecaslabo
de cada uno de los siguientes autores por este orden:)
Herrera, Quintana, Saturnino Martnez, Cadalso,
Ramn de Palma, Menndez, Arjona, Lope de Vega,
Francisco de la Torre, Espronceda, Zorrilla,
Jos Roldn, Martnez de la Rosa y Luzn.
SONETO
Ay Dios!, si yo cegara antes que os viera,
o ya que os vi de paso, os contemplara;

o ya que os contempl, no os deseara,


o ya que os dese, no os mereciera;
o ya que no os merezco no naciera
o al mismo punto que nac expirara;
o ya que no expir, que no aspirara
mi corazn a cosa que no espera;
que si es para remedio es con la muerte;
muerte sola podr darme la vida;
la vida para m triste y penada;
penada, larga, trabajosa y fuerte;
fuerte trago de un alma despedida,
despedida de verse remediada.
SONETO
No eres nieve, que fuera derretida
ya del furioso fuego que me abrasa,
ni brasa porque fueras siendo brasa
del agua de mis ojos consumida;
ni dama aunque por tal eres tenida,
porque mirando el mal que por m pasa
si no es que fueras de sentido escasa
te tuviera mi amor enternecida;
y no eres piedra, que si piedra fueras
bastara mi porfa a deshacerte;
eres un imposible de estos hecho:
de fuego los efectos y las veras,
de dama altiva la soberbia y suerte,
de piedra el corazn, de nieve el pecho.
SONETO
Yo no s cual diablo me ha trado
a ser de vos, Seora, enamorado,
pues el fruto que al fin de ello he sacado
es el pesar del yerro cometido.
Halo que tantas veces he mentido
cuantas de ser hermosa os he loado,
y de este testimonio levantado
a vos, y a Dios, perdn mil veces pido.
Bien s que no queris vos perdonarme
porque es grave la injuria que os he hecho

es decir cosa de que estis ajena;


pero si es menester arrodillarme
y darme con las manos en el pecho,
yo dir que he mentido a boca llena.
SONETO
Viste al romper del sol la noche oscura
el alba, Aliso, de cristal bordada,
bajar la nieve a copos rastreada
desmintiendo a los ojos su blancura;
has visto del naranjo la flor pura
en aromas sutiles levantada,
bermeja rosa en leche deshojada,
y de la tersa plata la lisura;
si de estas varias cosas, pues te admiras,
y no puedes creer que humanamente
en un sujeto el cielo las retrata;
mira, vers si el rostro a Julia miras
cuello, boca, nariz, ojos y frente,
alba, nieve, azahar, rosas y plata.
ANONIMOS DEL S IGLO XVI
LAS TRANS FORMACIONES
(CARTAS DE LOS AMANTES PRIMOS )
Si el mundo todo en mi poder tuviera
por rey del mundo, primo, os coronara
y si pudiera hacer mundos, formara
otros mil mundos que a esos pies pusiera;
si el cielo dilatar me concediera
la vida de los hombres, dilatara
tanto la vuestra, primo, que llegara
al fin universal que el mundo espera;
y si de Ovidio el artificio extrao
se pasara a sucesos verdaderos
y su transformacin no fuera engao,
me transformara en vos para teneros
el amor que os tenis, si no me engao;
yo os quiero ms que vos podis quereros.

RES PUES TA
Si fuera yo la juventud florida,
en vuestra verde edad me aposentara,
y si yo fuera el tiempo me parara
para que fuera eterna vuestra vida;
si fuera el sol, la luz esclarecida
de vuestros ojos por mi luz tomara
para que el mundo, vindola, os llamara
sola del sol de tanta luz vestida;
si no hubirade sido para hacerme
vivir de vuestro ser ( a penas vengo
si soy, no ms, que vuestra sola idea)
no quisiera haber sido para verme
sin m y sin vos, porque este ser que tengo
es ser por vos hasta que ser no sea.
SONETO
Quin puso a Dios so aqueste blanco velo?
Velo de humanidad le ha disfrazado:
disfrazado si est, mas no mudado;
mudado el traje, mas no el ser del cielo.
Del cielo baja con ligero vuelo,
vuelo de amor a quien se ha sujetado,
sujetado en tan chico y gran bocado,
bocado chico que enriquece el suelo.
Decid que pretendis de esta comida:
Dios levantar, enriquecer al hombre,
tenindome cautivo en su presencia;
porque al que bien me come doy la vida,
y llega a imperdurable y no se muere
y al que no se pronuncia la sentencia.
SONETO
Mucho a la Majestad sagrada agrada,
que entienda a quien est el cuidado dado,
que es el Reino de ac prestado estado,
pues es al fin de la jornada nada.
La silla real por afamada amada,
el ms sublime, el ms pintado ado,
se ve en sepulcro encarcelado helado

su gloria al fin por desechada echada.


El que ver, lo que ac se adquiere quiere,
y cuanto la mayor ventura tura,
mire, que a Reina tal sotierra tierra:
y si el que ojo hoy tuviere viere,
pondr, oh mundo, en tu locura cura,
pues el que fa en bien de tierra yerra.
A JES US DERRAMANDO LAGRIMAS , Y S ANGRE
EN S U S ANTIS IMA CIRCUNCIS ION
Habr algn alma en tal blandura dura,
que con tu Ley no se comida, o mida,
viendo tu carne tan querida herida,
por aplacar a su locura cura?
S angre, que haces la tierra impura, pura,
do el alma pobre, y sin manida, anida,
por quien la muerte introducida ida,
entr la vida, y la ventura tura.
Vuelve mi corazn de inmundo, mundo,
de humano, celestial, de insano, sano
y siempre en l; pues te enamora, mora,
en ti mi bien desde el profundo, fundo,
pon en mi ayuda, dulce Hermano, mano,
cualquier razn, cualquier deshora, es hora.
EN EL NACIMIENTO DE CRIS TO
NUES TRO S EOR
El ms querido, e inflamado, amado,
puesto en el duro, y sin consuelo, suelo,
sufre por m de tierra, y Cielo, yelo,
en un pesebre desechado, echado.
Est por verme desatado, atado,
y por tener de m recelo, celo,
y del dolor que no me duelo, duelo,
llora mi culpa, desdichado, hado.
Y en un pobre portal desierto, yerto,
la luz, do su grandeza encierra, cierra,
y destila con dulce lloro, oro:
y cuanto de su amor destierra, es tierra,
amar lo que l ms ama, acierto cierto.

SONETO ESDRUJULO
Ministro de mirar torpe y daltnico
provoca huelgas y temblor volcnico,
mientras contempla Espaa con gran pnico
que la enseanza alcanza un tinte histrinico.
Maravilla el ministro camalenico,
pues su analfabetismo es ocenico,
y en ciencia se halla en puro estado adnico,
es decir, primitivo y amaznico.
S ocialista converso y no es el nico-,
rige la educacin como un morfnico
con licencia de strapa ecumnico.
Torvo y atroz como un guerrero pnico,
es magno ejemplo de insipiente cnico
y se ha ganado ya un vaso de arsnico.
SONETO
En tus brazos comienzo un sueo justo,
y entre tus senos un sendero angosto
ofrece con dulzor de fino mosto
mullido lecho al que feliz me ajusto.
En tus brazos me rindo y aun me incrusto,
en tu clido seno me arregosto
- ganancias mil sin pice de costo y en tus brazos despierto sin disgusto.
A volcarme en tus brazos estoy presto
y por ellos reclamo, ruego, insisto,
y en ellos tengo un paraso vasto.
Tus brazos son amor en que me acuesto,
y este amor, de esquivez ya desprovisto,
es el regalo impar de un pecho casto.
SONETO
Si la risa te brota al fin locuaz,
a tus ojos asoma la niez
y tu luz borra toda la aridez
que en torno ofrece un mundo montaraz.
Entrecierras los ojos y en tu faz
hay colores y trmolo a la vez

que bebo yo con lgica avidez,


pues tu jbilo es blsamo feraz.
Si res t me sentir feliz,
embriagado y envuelto por tu voz
que surge de la boca, ya arcaduz.
Que tu risa no sea simple desliz,
sino rayo fulgreo y veloz
que ilumine mi vida con su luz.
SONETO
La bodeguilla vulgo tabernculo-,
con colgantes jamones paralticos,
encierra acogedora a los polticos
reunidos en torno del orculo.
Los Guzmanes y Pablos del cenculo
salmodian sin cesar sones levticos,
y el ms esttico entre los estticos
ofrece de su arenga el espectculo.
Hay que entrar en la OTAN, es lo tico,
y en esto todos deben ser unnimes;
no se admiten traidores ni cismticos.
As perora el flaco jeque btico
sin pensar en sus bases, que, ya exnimes,
no entienden a un gobierno de lunticos.
SONETO
El soneto precisa soniquete,
que si no suena aquello no es soneto,
y merece el soneto igual respeto
que el torpe vate al que la rima apriete.
Y si al poeta ponen en un brete
al pedirle un soneto que es un reto,
ms vale que no intente ni un cuarteto,
que es el soneto estrofa de copete.
Mas si lo pides t es un acicate
que a internarme en el texto ya me incita,
y no hay soneto que de m no brote.
Y aunque a veces parezca un disparate,
en cada verso del soneto habita
mi amor a ti, mi sola y rica dote.

SONETO
Por Dios que quiero haceros un soneto!
Ya hice el primer verso, ya el segundo;
pues si el tercero para el cuarto fundo,
saldr sin duda del primer cuarteto.
Ya con el quinto verso me prometo
hallar el sexto, aunque atraviese el mundo;
con el sptimo salgo del profundo,
y al octavo le doy bastante efecto.
Comienzo los tercetos; Dios me ayude!
Oh, qu dificultosos me parecen!
Mas ya del uno quedo satisfecho.
Pues el otro har sin que me mude;
ya todos trece versos se me ofrecen;
gracias a Dios, que ya el soneto es hecho!
CEGUEDAD DE UN AMANTE
(Mediados del siglo XVII)
Desconsolada, lnguida, cada
sobre la faz tristsima del viento,
en nube, en luto, en caos sooliento,
la alma del mundo est despavorida.
Al hielo la ave y el terror rendida;
no canta el ro, calla descontento;
van las estrellas por el firmamento
perezosas y negras y sin vida.
Qu dormido, qu solo que est el mundo!
Ni el pjaro ms triste se lamenta;
el mar no se oye, el aire est parado.
Las horas pasan con horror profundo.
Y yo canto en imagen tan violenta?
S, que estoy loco yo y enamorado.
COPIADO POR EL MARQUES DE VALD EOLMOS
EN S US S UCES OS
Rey y Reina en le monte retirados,
Rey y Reina en la Corte, ya reinantes;
aquellos, como siempre, dominantes,
pero estos, como siempre, dominados.

Los Gran des (inocentes) exaltados,


los Grandes (que lo son) como eran antes.
Secretarios a pares, como guantes,
mal merecidos, pero bien calzados.
El Gabinete, de varones fros;
el Ministro de Francia, (gran lagarto)
en Valsan afecta sus desvos.
De este preado qu monstruoso parto
podemos esperar, paisanos mos?
A quien me lo acertare dar un cuarto.
EPOCA D E FELIPE V EN EL TRAS LADO
DE PODERES A S U HIJO
SONETO
Ah os quedan las llaves, dice el Rey,
y al nuevo Rey el pobre reino dan,
desnudo de mercedes, como Adn,
cuando le dio Grimaldo, su Virrey.
Mudse la baraja, no la ley:
todos los cueros en aquesto estn,
porque uno y otro S acristn
no son pastores de la excelsa Grey.
Uno en la Corte, otro en Balsan,
es querer aumentar la confusin,
y viendo que Grimaldo es Orendayn,
en discurrir se pierde la razn;
pero, en fin, yo, discurro que este fin,
mas parece emboscada que cesin.
SONETO
Por qu, Pisuerga, di, cuando acogiste
la barca do mi bien se te entregaba,
al lloro que tus aguas aumentaba
del desvalido amante no atendiste?
Por qu a tan grave mal no socorriste
cuando la blanca mano se mostraba?
Por qu si otro remedio me faltaba
morir all en la sondas no me diste?
Quedara yo en la muerte satisfecho

mostrando tal estado al desengao


de quien trato mi mal como fingido.
Mas hay conformes hados en mi dao
que por mostrar estado tan perdido
quiera perder la muerte su derecho.
SONETO A UNA DAMA CON LUTO
La perla de la concha est cubierta,
el oro de la tierra all en su vena,
la brasa de ceniza y la serena
de la pea del mar, sola y desierta.
La claridad Phevea queda muerta,
eclipsis natural as lo ordena,
la rutilante luna se enajena
de lo que siempre en ella el sol despierta.
De luto estis cubierta, luna ma,
debajo de la toca est el tesoro
que hiere desde all como sola.
De vuestro llanto al mundo viene lloro,
y al fin matis por una y otra va,
que nadie quitar su lustre al oro.
UN SONETO DE LERMA
Pirdome yo, seora, por quereros,
y vos me aborrecis porque oso amaros,
muero cuando no os veo por miraros,
vos la muerte me dais si llego a veros.
Yo tengo en gran ventura el siervo seros,
vos pensis que mandarme es rebajaros,
es todo mi contento contentaros,
vuestro gusto conmigo embraveceros.
Vanse tras vos mis ojos y suspiros,
por os doler de m no osis mirarme,
vive mi corazn para sufriros
y el vuestro no se harta de matarme;
hago al fin cuanto puedo por seguiros
y vos cuanto podis por maltratarme.
SONETO
Los ros hacia atrs podrn volverse,

los mares juntos entre s secarse,


los peces con el viento apacentarse,
la salamandra en agua sostenerse.
El fuego claro donde est, esconderse,
las arenas del mar podrn contarse,
las piedras en el aire sustentarse,
la mquina del mundo deshacerse.
Podrn vivir los hombres sin cuidado
contando las estrellas una a una,
y sacarn el nmero muy cierto.
Podr dejar su rueda la fortuna
antes que yo de amarte est cansado,
en bajo, en alto estado, vivo o muerto.
DE EL REY DON ALFONS O,
EL D E LA MANO HORAD ARA
ACTO I CELIMO
Menudas hojas, que del aire leve,
recibs el continuo movimiento,
ms azul, con espalda crespa al viento,
cuando animoso en soplos se os atreve.
Cielos, cuya gran mquina se mueve,
fordndole a seguir, curso violento,
Luna, que nos enseas rostros ciento,
en el discurso de un espacio breve.
Claro mar, cielo azul, y Luna llena,
hojas cubiertas de la escarcha helada,
que le causis torzn a cualquier potro.
Si a Zara veis, manifestad mi pena,
pero si no la veis, no digis nada,
que eso me va en lo uno que en lo otro.
DE MIRA AL FIN
JORNADA II
No obstentes, no, con tu mayor decoro,
Elisa triste, visos fulminantes,
que albor fueron despus, si nubes antes,
pasmos sublimes del voltil coro.
No afectu tu candor plecto canoro,

en rpido farol luces brillantes,


S oles, girando, en otros ms fragantes,
que pulen plata, que burilan oro.
Divinos ya, no humanos esplendores,
tuvieran dos asombros al mundo ojos,
ntidas luces, difanos fulgores.
Que si terminan emulando enojos,
opinarn tambin tristes temores,
al S ol reflejos, ya tu luz despojos.
PLEN ITUD
1 AMOR
Gracias, Seor, por darnos la alegra
del amor que florece los eriales...
Gracias, porque con l se hacen reales
los sueos que la vida presenta.
Es sol de nuestra noche y nuestro da,
cielo donde no fraguan temporales,
savia de plenitud, claros raudales,
alto lucero que en la noche gua.
En l palpita la oracin ms pura,
con l se vive eterno y renacido
y en l lo que es mejor del ser perdura.
Prodigioso misterio fascinante
que hace sentirse del amor vencido
y al mismo tiempo, por amor, triunfante.
II JUVENTUD
Est en el ser y es como un torrente,
como un vuelo caudal y sin fatiga...
Atributo a la par de flor y espiga,
hermosa, fuerte, limpia, omnipotente.
Es un da con el sol siempre en Oriente
triunfante del cansacio y de la intriga;
es que una mano joven, mano amiga
nos hace ser con el amor creyente.
Se siente juventud como un seguro
que destruye fracaso y desengaos
mientras sea el corazn sereno y puro.

Est alumbrando un sol de medioda,


se siente el corazn con veinte aos...
Dnde ms alta cumbre de alegra?
III PRIMAVERA
No nace a fecha fija, tiene inicio
cuando el primer capullo es flor primera,
que es primicia y primor la primavera
con toda la alegra de un natalicio.
Se abre al tiempo pascual, bajo el auspicio
de la rosa, del nido y la palmera
para inundar de luz la tierra entera
con una claridad sin artificio.
Tiempo de la alegra, tiempo de gozo...
Edad gentil del ao enamorado
con empuje viril de cuerpo mozo.
Se abre un clavel con mpetu imprevisto,
promete grano el grano germinado
y, en esta hora resucita Cristo!
PARA HAC ER UN S ANTO
Comprando la madera al carpintero,
el artista detalla sus facciones
y puede recibir las oraciones
llamndose S an Juan o San Artero.
Se dedica despus ese madero
a cualquiera de tantas devociones,
y preparado en tales condiciones
un santo nos dar de cuerpo entero.
Se le cuela un milagro o diez o veinte,
para lo cual se inventa alguna historia
que llene de ilusiones a la gente.
Se dedica un rosario a su memoria...
y tened por seguro y evidente
que aquel tarugo vivir en la gloria!
EL MEJOR CONDUCTO
Agonizaba un viejo comerciante,
y sentado en su misma cabecera,
con ansiedad febril, su hora postrera
acechaba un frailuco mendicante.

Oh, hermano!, prorrumpa; en ese instante


la virgen sacratsima te espera,
y dbesla el morir de esta manera
fervorosa, cristiana, edificante...
Paga tanta merced y tanto celo
dejando alguna manda, buen hermano,
para la augusta madre del Carmelo.
S onri el traficante veterano,
y dijo: Si me espera all en el cielo,
le entregar la ofrenda en propia mano.
A MARIA
No vayas a la iglesia, vida ma,
al cura a confesar que en el exceso
de tu divino amor me diste un beso
y aquellos rizos llenos de ambrosa.
No le digas tampoco que de da
me gozo en tu jardn, y me embeleso
en contemplar tus ojos, donde preso
se queda el corazn, bella Mara.
No le digas que oculto nos miramos
porque en celarnos tu mam se afana,
ni que en fuego de amor nos abrasamos.
Mira que eres hermosa, flor galana,
y en este mundo cruel donde soamos
tu mayor enemigo es el sotana.
PUBLICADO EN CUBA EN EL
PAPEL PERIODICO EN 1.791
Si casi un siglo cuentas, madre ma,
a qu son tanto alio y compostura,
tanto pomo de olor y tanta untura,
si ya no pueden darte lozana?
Si ya pas, Merencia, el feliz da
en que tuvo su tiempo la hermosura,
no es necedad, demencia y an locura,
presentarte hoy con tanta hipocresa?
Deja de molestar ese cabello,
no le pidas tampoco al boticario
te de mejunje con que ennegrecello.

Sea la cadena un santo escapulario


la que adorne, Merencia, tu cabello,
y en lugar de abanico, tu rosario.
DES DE MALAGA A MAD RID EN 1.905
UN SONETO ENVIADO POR UN POETA
ANNIMO CON LA FIRMA DE
UNA PAIS ANO DE BARAHONA
A...
De dolor llena el alma me tenis!
Y este mi gran dolor, hondo y secreto,
os lo voy a explicar en un soneto,
a vos, que tan gallardos los hacis.
Yo no s si de tiempo dispondris
para escuchar a un cndido indiscreto...
que en balde consumi el primer cuarteto,
y en balde este segundo, como veis.
En los tercetos, s, ser conciso,
y aqu con llanto os contar mi pena
y acorrerisme con lo ms preciso...
Pero vlgame Dios, que la hice buena,
si entero el verso trece ya diviso
y el catorce a silencio me condena!
A DON LUIS DE ULLOA, HABIENDO VIS TO
S U POEMA D E LA CONCEPCIN, EN REDONDILLAS
Noble y docto adalid de la hermosura,
a un mismo tiempo hermosa y concebida,
de empresa a vuestro nombre tan debida
el mismo los aciertos asegura.
Qu obstinacin no templa, o qu locura,
ctara tan templada y bien oda
si aun de verse tambin desvanecida
se desvanece la tiniebla oscura?
Por Ildefonso de inmortal memoria
el lilio virginal a las edades
de su candor publica los blasones.
Divino Luis, no es menos vuestra gloria,
Ildefonso al misterio da piedades,
vos dais a las piedades discreciones.

(B:N: Tineo. Ms 3.665, folio 48 v.=Annimo.)


Annimos Siglos XVI y XVII
SONETO
Ves la inestabilidad de la fortuna,
o al animoso viento hoja ligera,
y es tierno junco en hmeda ribera,
que obedece a las ondas de una en una?
Ves, en la tempestad ms importuna
del orgulloso mar, veloz galera?
Ves en la celestial azul esfera
el vario bulto de la blanca luna?
Pues ten por cierto que es fortuna estable,
la hoja al viento, el junco al agua fuertes,
inmoble la galera al mar nudable,
los bultos de la luna sosegados,
sin crecer ni menguar de varias suertes,
si son contigo, Alcida, comparados.
SONETO
Cual bate el viento en medio el golfo airado
las blancas alas de veloz navo,
as el suspiro ardiente el pecho mo
bate en mitad del llanto apresurado;
y antes que al pecho rostro y acongojado
falte el fogoso aliento, y turbio ro
al sutil elemento, y licor fro,
faltara el raudo curso y soplo helado;
y antes (mudando el natural estilo)
ser muy ms posible que carezcan
de aliento el Austro, de humildad el Nilo,
que en mil borrascas y turbiones rojos,
las fuentes de mis males no me ofrezcan
Austros al pecho, y Nilos a los ojos.
SONETO
Antes que borre el tiempo mal criado
(pintura celestial, imagen rara)
los matices y esmaltes de tu cara,

rasgos divinos del pintor sagrado;


antes que el cierzo con su soplo airado
de esas lumbres apaguen la luz clara;
antes que desengaste muerte avara
las blancas perlas del coral preciado,
gozad la vida, pues tenis bonanza,
si no queris despus de vuestro yerro
os de a vos corrimiento, a m venganza.
Mirad que tras la edad que ahora es de oro
se ha de seguir por fuerza la de hierro,
pobre de risa, rica de ansia y lloro.
SONETO
Del sueo en las profundas fantasas
te me presenta un dulce pensamiento;
crolo yo, y enlazo en un momento
tus blancas manos con las tristes mas.
Procuro asir al fin de mis porfas
el deleznable, vago y hueco viento,
y como no te hallo, luego tiento
la cama yerma y almohadas fras.
Amor quiere que viva de esta suerte,
engaado del sueo y su locura,
dormido ms dichoso que despierto.
Y as. pues este es sombra de la muerte,
y en l tengo ms gloria y ms ventura,
dmela ya mayor estando muerto.
QUE ME QUIERE, S EOR NIA, JODERTE.
-Qu me quiere, seor? Nia, joderte.
-Dgalo ms rodado. Cabalgarte.
-Dgalo a lo corts. Quiero gozarte.
-Dgamelo a lo bobo. Merecerte.
-Mal haya quien lo pide de esa suerte,
y t hayas bien, que sabes declararte!
Y luego qu hars? Arremangarte,
y con la pija tiesa acometerte.
-T s que gozars mi paraso.
-Qu paraso? Yo tu coo quiero,
para meterle dentro mi carajo.

Qu rodado lo tienes y qu liso!


-Calla, mi vida, calla, que me muero
por culear tenindote debajo.
DE AUTO DE LA AS UNCIN DE
NUES TRA S EORA MAN US CRITO
S UELTO DE LA BIBLIOTECA NAC IONAL
Divino Esposo, luz del alma ma,
infinita bondad, bondad primera,
ya esta alma venturosa sale afuera
y en esas manos solas se confa.
S t mi guardador, s t mi gua,
porque pase sin miedo esta carrera;
dulcsimo Jess, espera, espera,
que ya el cuerpo enflaquece, ya se enfra.
O gente angelical! O santo coro
que aqu solemnizis mi regocijo!
Ya voy, ya voy, di vina gente santa.
T, mi Jess, mi gloria y mi tesoro,
recbeme en tus manos dulce hijo,
que ya la voz se anuda a la garganta.
SONETOS EN LA CONMEMORACIN DE LA
PURS IMA CONCEPCIN EN S ALAMANCA
EN 1.618 POR ORD ENES RELIGIOS AS
De vario Jaspe en cintas dividido
de, encendido carmn y verde oscuro
terso alabastro, que aunque eterno y duro
al artfice diestro est rendido.
El sabio Rey la mquina ha erigido
mayor que ha hollado el tiempo ms seguro
mula Imagen del Imperio muro
pues en ella jams yerro se ha odo.
Ms ya su lustre oscureci Mara
Templo, que el Rey supremo ha fabricado
de la carne ms blanca limpia y bella.
Que pudo ser acbala este da
y como fue al hacerla tan mirado,
mir no diese el hierro golpe en ella.
DE LOS MIS MOS AUTORES

En los ojos de Dios de gloria llenos


en tiempo eterno, en siglos inmortales,
a sola su igualdad en todo iguales
pues nunca vern ms ni han visto menos.
Una nia, ay, por qu siempre serenos
miran la turbacin de tantos males,
por quien escribe el mundo en sus Anales
sucesos raros, de borrarse ajenos.
O nuevo Serafn, Virgen sagrada!
Emperatriz del Cielo! cmo escucho,
que el infierno os encontr entre sus despojos?
Siempre os hallasteis Sol, siempre guardada
de negra oscuridad: pero que mucho
que guarde Dios la nia de sus ojos.
A LA VIRGEN S ANTS IMA
Tu labio, oh Madre, fuente de dulzura,
cliz parece de lozana rosa;
y a tu frente compara, vanidosa,
su beldad la azucena, y su blancura.
Mas si te llamo rosa, Virgen pura,
muere de envidia la azucena hermosa;
si azucena te llamo candorosa,
marchtase la rosa de tristura.
Cmo te llamar, pues, Reina amante,
para que brille la azucena ufana,
y luzca de la rosa linda grana?
Ramo te llamar, bello, fragante,
de lirio y rosa, con primor unidos,
ostntanse de gracia revestidos.
SONETO
El que tiene mujer moza y hermosa
qu busca en casa de mujer ajena?
la suya es menos blanca? es ms morena?
es fra, floja, flaca? No hay tal cosa.
Es desgraciada? No, sino graciosa.
Es mala? No por cierto, sino buena;
es una Venus, es una Sirena,
un fresco lirio, y una blanca rosa.

Pues qu busca? do va? de dn de viene?


mejor que la que tiene piensa hallarla?
ha de ser su buscar en infinito?
No busca l mujer, que la tiene,
busca el trabajo dulce de buscarla,
que es el que enciende al hombre el apetito.
SONETO
Una nueva locura se ha sentado
en los entendimientos de esta Era,
que no hay quien a la dama hermosa quiera
sino es sabia y discreta en sumo grado.
No dan por la hermosura, ni un cornado,
y adorarla, aunque fea, si es parlera,
como si en hablar mucho consistiera
tener la dama el cuerpo bien formado.
O necio amor, aqueste, y devaneo,
comer porque es astuta la raposa,
y no comer por simple a la gallina!
Pues vyase cualquier tras su deseo,
que de mujeres quiero yo a la hermosa,
pues hermosura busco y no doctrina.
LA VENTANERA
Era hermosa mujer la doa Juana
y de mucho caudal; pero tena
el achaque, el desbarro, la mana
de estar siempre asomada a la ventana.
Cuanto ocurre en la casa ms lejana
no se esconde a su atenta polica;
mas con esto la pobre no saba
lo que pasa en la suya, tan cercana.
Todo en ella es desrdenes y olvidos;
en fuerza de lo cual, a competencia,
le robaban sus bienes ms queridos.
Luego el alma que pasa su existencia
asomada al balcn de los sentidos
recoja esta leccin de la experiencia.
DE UN CABALLERO ANDALUZ

DEL S IGLO XVII


Sin aliento el valor, de sed ardiente,
en fatiga mortal, yacen rendidos,
cincuenta pasajeros, que atrevidos,
no temieron del ponto lo inclemente.
Murieron en su ardor infelizmente,
si por Javier no fueran convertidos,
los raudales del golfo desabridos,
en dulces aguas milagrosamente.
Que Divino es Javier tu heroico aliento,
pues por ti en dulce vida se convierte
el fiero mar, de audaces homicida.
Haciendo tu virtud (o gran portento!)
que al salobre instrumento de la muerte,
sea dulce sustento de la vida.
DE LA COMEDIA LA COLUMN A DE LA FE,
S AN ATANAS IO escrita por un Ingenio de la Corte,
Siglo XVII.
JORNADA PRIMERA D EMONIO
Perfecta copia, asombro peregrino
golfo hermoso de luz, cuyas raudales
emula el S ol con rayos desiguales
desde su augusto Alczar cristalino.
Bello esplendor de mi feliz destino,
que en mi alto ser te copian los cristales
pues tienes tantas luces Celestiales,
qu le falta a tu ser para Divino?
Si la copia contiene luz tan pura
tan perfecta, sin duda ms luciente
ser el original que mi hermosura!
Luego bien puedo Cintio refulgente
poner mi trono en la mayor altura
compitiendo al de Dios S olio eminente!
SONETO AL TMULO DE DON LIS CARRILLO
De la Obras Completas de Carrillo y S otomayor,
en el prlogo de la obra.
Si los trofeos al tmulo debidos

aqu debieran estar todos colgados,


pocos eran los troncos de estos prados,
para ser de armas, y de honor vestidos.
No los ves con su muerte enternecidos,
bien que duros, y sordos los collados;
mientras en los Elseos apartados,
cantan con dulce voz blandos olvidos.
Espaa, y todo el orbe de la tierra,
dan con suma piedad, a los despojos
de don Luis Carrillo monumento.
En paz, fue Apolo, Marte fue en guerra,
no mires caminante con dos ojos
cosa que no podrs llorar con ciento.
OTRO SONETO A LO MIS MO
Ves las cenizas que en tan breve asiento
ligera tierra a detener alcanza.
Pues alas fueron con que la esperanza
vol en el Espaol atrevimiento.
Del padre de Faetn, del dios sangriento,
aqu yace la pluma, aqu la lanza;
cobran los desengaos confianza,
muerte el dolor, riqueza el sentimiento.
Respeta a este sepulcro, que es trofeo
del nombre d carrillo, y de Fajardo,
que al Lete dio ms nombre, que su olvido.
Para en los desengaos el deseo,
y vete, pues has visto al ms gallardo
en poca tierra, en tierra convertido.
DE UN GRANDE D E ES PAA
AL MARQUS DE MONDEJAR
T en quien mostr la envidia macilenta
su furia toda, y todo su despecho,
fuego que acrisol en tu herejes pecho
el oro del valor que te sustenta.
De aquel rbol mejor, que al cielo intenta
subir, rompiendo por el duro estrecho
de la inmortalidad, recibe el pecho,
que de sus dulces frutos te presenta.

Que a ti slo se debe, excelsa rama


de su tronco feliz a cuyo intento
tambin el cielo levantado aspira.
Con esta de los dos tendr la fama
conocido lugar, sublime asiento,
donde la envidia muere, el tiempo expira.
DE NO GUARDAS T, TU S ECRETO
Siglo XVII. - ALEJANDRO
Cuando de mi confuso pensamiento,
necio amor, locos casos imagino,
menos me atrevo, y ms me determino,
que sobra amor, y falta atrevimiento.
Desconocido a mi valor intento,
a un agravio remedio peregrino,
y animndole, apenas adivino,
verdugo de mi infamia el sentimiento.
Olvido, ingrato agradecido adoro,
aborrezco cobarde, amo atrevido,
llamo, y huyo, quiero, y no deseo.
Canto mis penas, y mis glorias lloro,
que mucho viva, o muera arrepentido,
si he de perder la vida o el deseo.
SONETO DEL S IGLO XVII
Ya al Jpiter mentido en culto ciego,
la vana antigedad dej aplaudida
la copa, que fingi el Garzn de Ida,
subi a servirle hasta el dosel del fuego.
Al Latino mayor, del mayor Griego,
como verdad se vener leda,
de ella la historia se mir vencida,
pues no le cost el crdito algn ruego.
Mas Homero y Virgilio, qu escribieran,
al ver que al alto Jpiter de Espaa
eterniz a un Guzmn ms firme copa?
Sus escritos con ella ennoblecieran,
y premio la aclamaran en la hazaa,
que fue por l restauracin de Europa.

SONETOS DEL S IGLO XVII


I
Del labio ignora el tacto o lumbre oscura
sorprende, meta fsica, su centro.
Por eso se ha metido en un convento.
Mas la iluminacin no encuentra cura.
Obsesin de la carne, larga y dura,
que inunda la colina de los sueos,
cunto tiempo tendrs en la estrechura
a la que, llaga, gime por su dueo?
Luz del Amor, rompe ya el velo infame
que la visin impide de la dicha.
Buen Maestro, no olvides a tu alumna!
Aparta de ella la sierpe que lame
o amrrala ya al fin a esa columna
si en tal altar ha de morir la bicha.
II
Suave es la mano que dolor inventa
si matando el abismo del deseo
la nima procura, dulce y lenta,
que ya espera el reino de Leteo.
Pues antes que pecar es preferible
morir sin mancha y de mucha ms renta
que por siempre sufrir el increble
fuego apagado: el que ms calienta.
Por miedo de dolor, dolor abrazo:
pensando en Paracelso me recreo
en teologa que hereja alienta.
La duda me corroe: es otro lazo
donde dolor me hace otra vez su reo
y cierra, s, mi fe con imperdible.
III
Fiebre es mi fiebre que en el fro se fragua,
fiebre de fe que inflama con fragancia
la flor que flota feble sobre el agua
de mi fragilidad hecha sustancia.
Llave es de mi falleba abandonada,

pues no hall mejor llave para ella


cuando en tormento arda, tan callada,
y ausente de la cosa, tan sin huella.
Es tan dulce folgar en tal estancia
que no me importa si en la va fallada
en folla estoy, que una alfaguara sella
con su vigor las sequedades rancias
que el Maligno metiera con su nada
en la cueva donde hay visin de estrellas.
TRILOGA D E CHUS CA ACTUALIDAD
SONETO ANNIMO
Ay, pobre corazn, le tengo roto
de sufrimiento con la prensa rosa
y, al alba, no hay roco ni otra cosa
que remedie su llanto y su alboroto.
Qu ddiva de paz darle si noto
su asaz fidelidad a la famosa
tropa que viene y va tan amorosa
del coro al cao y al revs sin coto?
Por tanta vida en su desmadre presa,
pena mi corazn pues le interesa
lo mismo Eva que Adn en cualquier arte.
No s que har sin l, ms he jurado
que se alegra o le dejo abandonado
que as no vamos a ninguna parte.
EL PO ETA
De andar a vueltas como burro en noria
estoy hasta la misma coronilla,
en tanto veo que ni suena o brilla
mi verso y sufro por su escasa gloria.
Mas en pos de alcanzar fama notoria
tercamente repaso la cartilla
y el a, e, i, o, u, de carrerilla,
lo repito cien veces de memoria.
No voy a cuatro patas, ni rebuzno;
slo siento en el alma un repeluzno
contagiado por lrica epidemia.

Me consuela escuchar virus apartelas otras voces sin sentido ni arte,


mientras sueo mi ingreso en la Academia.
EPILOGO
Estoy queriendo ser lo mismo que era
antes de ir al comps del Gran Hermano:
hombre de dios pensante y parroquiano
de lo bello, entendido a mi manera.
Qu lstima me doy siendo un cualquiera
con mi encefalograma, hoy, casi plano,
anacoluto inconsecuente- y vano
ponindome la tele por montera.
Porque no puedo estar como esas gentes
a tutipln lavndome los dientes,
suplico que me vuelva la cordura.
Ismaeles o anias, pongo ivanes
que sigan a lo suyo y yo a mis planes:
cada cual con su genio y su figura.
LA MAS PROFUNDA DES ILUS ION
Le dije yo, clavando en su mirar profundo
mi mirada apagada, que luz no reciba:
Dnde se fue el amor que me juraste un da
que slo mo sera, en tanto hubiera mundo?
S bien que has de partir; me siento moribundo,
un estertor acecha en la garganta fra,
por ti lo hice todo, y mucho ms hara...
Nada dijo, y all qued meditabundo..
Sent que me enfangaba como gusano inmundo
en el pozo hediondo que yo excavara un da,
por creer que el amor verdadero exista
en m, como mostraba su amor tierno y profundo.
Que se fue, y ahora es pantano nauseabundo
donde ahogo mi vida, mi paz y mi alegra.
NUES TRAS MENTES S EDIENTAS DE IMPOS IBLES
NO PUED EN COMPRENDER LO COTIDIANO
Nenfar y carey hay en la arena,
tras golpe de la mar cuando se quiebra;
vano clamor que en el odo suena,

mi reclamo de amor que te requiebra.


Una obsesin ardiente que me afiebra,
el gorrin encerrado y muerto en pena;
esa aguja que enhebra y desenhebra,
lacerante pasin que me condena.
Es un morir del sol tras cresta erguida
es un tifn que arrasa en furia loca
y en el glido invierno de mi hasto
un arcano capricho del cual ro
o lloro y desespero en tu partida
gritando que te quise boca a boca.
SONETO
Cinco cartas definen el destino
y apuestas tu ilusin a todo o nada
el azar es tu rumbo y el camino
que arriesgas cada mano en la jugada.
Te abrasa una pasin desmesurada
la ilusin de ganar es como un vino
que emborracha tu mente alucinada
y marca con tesn incierto sino.
Tu destreza en el triunfo es consagrada
y en la derrota tu ambicin germina
dura simiente tras un sol ardiente
que te impulsa a jugar como demente
la pasin de ganar que te domina
pone un rayo de sol en tu mirada.
SONETO
Hoy quiero retenerte en mis pupilas
armoniosa quimera de un verano
con tu voz de cristal entre las lilas
y tu verso inspirado siempre a mano.
Licor que lentamente se destila
en la copa que embriaga y se derrama
cual deseo que al ciego lo encandila
esta pasin ardiente que me clama.
Impetuoso caudal embravecido,
que arrasa y me atropella, crece y pasa,
con el peso del tiempo se ha fundido,

furtivo sueo que al nacer fracasa,


en un deseo de amar jams vencido
y una ilusin por verte que rebasa.
SONETO
No escojo la palabra por su peso,
ni por su contundencia o su rareza;
antes, la quiero leve, como pieza
que engarce en un suspiro o en un beso.
As, sorteo el lodazal espeso
de la huera sapiencia o la tibieza
y tiendo entre la sangre y la cabeza
puentes que me aseguren el regreso.
Quiz vengo de lejos y estoy ciego.
Acaso- es ms probable- lo que intento,
entre almas de otros hombres, andariego,
es provocarlas al acercamiento.
Por eso quiero en ellas ser reflejo,
ms que slo un fulgor sobre mi espejo.
SONETO
Es un error pensar que uno est a salvo.
Pensada la prisin no tiene puertas
y una vez se convoca su presencia
no cabe despejarla con negarlo.
Aqul que se defiende de los cargos
est dndole forma a la sentencia.
Es ya saberse aqu querer ir fuera:
una simple excursin o extraordinario.
El condenado cuenta lo que es suyo:
cada palote, resta del futuro,
es una reja ms en la pared.
Si l pudiera dejar de ser quien es!
Mas para el preso huir es un deber:
unificarse en vctima y verdugo.
SONETO
Perdname, S eor, si es que este acento
pudiera importunarte all en la altura.
Estoy postrado aqu, ante tu figura

tratando de entender ese momento.


Quin te pudo enviar a la ventura
de querernos salvar con ese intento
si es preciso cambiar el pensamiento
que slo cambia el tierno en su ternura.
Hoy te miro en tu cruz, y te hablo Cristo
porque de comprenderte yo desisto
cuando razn y alma se sincera.
Cmo puedo entender esa manera
de ensear bien y mal, si su frontera
me la grabaste T desde que existo?
SONETO
Replanteo mi vida con fervor.
Renuncio a mi destino, a la prevista
senda; quiero sentirme soador
de nueva estrella, apenas entrevista.
Continuamente observo con horror
el triste repetir de algn artista
envejecido, eterno vendedor
de su ayer, consagrado pensionista.
Admiro ms al hombre de aventura
tratando de aprender con apetencia.
Dominar una tcnica y de lado
dejarla, desechar la competencia
y ensayar cual feliz aficionado.
Qu har cuando abandone la escritura?
SONETO
No te olvides de m, mtame ahora.
He cruzado el desierto para verte.
De rodillas imploro tu clemente
severidad, tu ruin misericordia.
Dios o gusano o lquido atmosfrico,
sublime puerta, cruz, luna creciente,
tu balbuceo me traspasa el alma,
la sed me quema, no te entiendo y grito.
Mira la llaga azul de mi alegra,
el canto firme de mis improperios,
y la incesante gota en mi cabeza.

Dame la muerte, apaga esta porfa,


la vana herencia de torpeza tanta
y pon de nuevo en orden el misterio.
SONETO
Defender mi libertad a fuego.
Tanto la dese; tanto candado
injusto y doloroso me ha apresado,
que de cualquier nueva prisin reniego.
Mirar al sol hasta quedarme ciego.
Apurar el placer de ser amado
y no pedir cuenta de lo dado
desde la libertad a que me entrego.
Efmero me s. Ms, si la vida,
agua y sal me neg y me las da ahora,
cauterios las har para mi duelo,
que aunque humo soy de brasa renacida,
as quiero morir; bajo la aurora
y mientras, como el humo, gano el cielo.
SONETO
No somos tan pequeos que nos quepa
saber ya nada ms que lo aprendido,
y aun eso tarde y mal. En un sentido
caiga por don de caiga la moneda,
no hay nada que apostar. Gira la rueda
y siempre sigue igual. Lo sucedido
es siempre un impostor que ha malherido
a otro impostor cuyo rubor hereda.
En un sentido, s. La gravedad
aspira sin mentir a presidir
la mesa circular de la verdad.
Entrgale a Moloch el porvenir.
Aguarda, con amante suspicacia,
la mano (hierro y lana) de la gracia.
MARIPOS AS
Danza en vuelos un vals la mariposa,
que a la rosa corona y engalana
cuando el aire en preciosa filigrana

abanica el libar mientras se posa.


Su baile da la vida a cuantas roza
y del color u aroma que la llama,
nace en copula el polen que desgrana
para hacerla otra vez an ms hermosa.
Sus alas, de la luz policromas
que deshacen el soplo de un suspiro
llenan mi inspiracin de fantasas.
Todo el campo es un mar de melodas
y el suave olor a miel que all respiro
me da mi paz, mi amor, mis poesas.
SONETO
Tumbado en un hostal de mal cariz
de muebles descuidados e improbables,
mochila con la ropa indispensable
y fuera el horizonte soy feliz.
En casa, una mujer que me soporta
espera y compadece mi locura;
yo s que es necesaria la aventura
de huir para saber lo que me importa.
Viajando sin destino vengo y voy,
y aprendo en soledad a ver quien soy;
a la divagacin doy rienda suelta.
Me veo sorprendido en el espejo,
no logro desfruncir el entrecejo;
maana sin faltar estoy de vuelta.
SONETO
Un legado de sol en piel cobriza
son tus ojos, la miel que me embelesa
y en un mar de zafiro que se riza,
dardos de soledad en mi tristeza.
Como un rumor profundo que no cesa
como embate del mar contra cornisa
imaginando un beso que no besa,
una angustia infernal que martiriza.
Te fuiste sin querer, pero queriendo,
como puesta de sol, pero sin brillo,
como el rumor del agua en la cascada,

que sin lluvia en abril se va extinguiendo,


y te fuiste feliz, fue tan sencillo...
como quebrar un gajo a la pasada.
SONETO
Ya no puedo fijarme en tus dominios
porque estn atesados de demonios
que vagan por mis turbios patrimonios
productos de constantes latrocinios.
S oport los errneos escrutinios
de honrados y severos matrimonios.
Super las llanteras de zirconios
cuando fueron los tiempos de exterminios.
Ahora ya que las aguas se remansan
me quiere, pertinaz, cambiar la historia
gobernando un timn de nueva barca
sin ver la traicin del agua mansa.
Y aunque s que no tengo escapatoria
sumerjo mis dos ojos en la charca.
SONETO
Ana Mara tiene un sol velado
de belleza convulsa, en la mirada,
una tristeza tibia de alborada,
un camino de versos empedrado.
El collar de abalorios de la calma,
un desgranar de ausencias por las sienes,
un corazn de jade verde y tiene...
un rimero de sueos en el alma.
Volando, dos gaviotas en la cara
y la antepuerta de un desfiladero
por dnde se despean emociones,
un mar de sombras tras una mampara,
una baraja oculta en el sombrero
y un cuadro expresionista de pasiones.
SONETO
En el local oscuro de la muerte,
ancdota de incienso, fluye el sueo;
en hojas de afeitar se pudre el verde

y arden las altas costras del infierno.


Mi amor y yo tendemos en el filo
valiente del abismo la colada;
cuando el lamento croa como rana
fluyen del cielo lgrimas de Cristo.
Hay que meter los dedos en la herida,
pulsar sin complacencia la penumbra
que en cada lengua viva se desnuda;
doblar el corazn, que no se encoja.
Lavar en un aparate( poesa)
este montn de ropa siempre roja.
CUIDADO CON EL PERRO
Cuidado con el perro, si al final
te decides a entrar en mi guarida.
Avanza si la bestia est dormida
o atada con cadenas y bozal.
Mantn una distancia prudencial,
que an le duele en el pecho una embestida,
y se niega a curar la vieja herida.
Avanza lentamente, hasta mi umbral.
Y desde all vers que no es tan fiera,
ni est falta de luz su madriguera.
Si su basto gruido es solamente
un trino con la voz contra corriente.
Si te acercas desnudo y sin espada,
la fiera se har gata a tu llamada.
SONETO
Tantos aos del sexo atormentado
y ahora que el deseo se me apaga
-se apaga?- busco el sexo con la vaga
voluntad de estar vivo, empecinado.
No admito que mi sexo lastimero
decida que la vida no le gusta.
Viejo cuerpo artrtico: vela y busca!
Tus ojos saben bien lo que yo quiero.
Vigila a ver quien es tu contrapunto;
no sea que algn muerto simulando
te agote con su abrazo indiferente.

Recuerda que la vida es un asunto


privado. Te vers ante m cuando
mueras. Ay si nos has sido asaz valiente!
SONETO
Pergea ya las letras el poeta
en la flama que quema y lo devora,
o las guarda celoso y atesora,
con sus versos plasmados en cuarteta.
Prosapia generosa del profeta,
preciado don que su saber aora,
y que nutre en su fiebre creadora,
la preciada premura del esteta.
Marejada traviesa en siete mares,
como viento que arrecia en tempestades,
y arremete con fe, cambia pesares;
como el incienso sube a los altares,
desparrama quimeras y verdades
y el oro del saber en sus cantares.
SONETO
Ro lunar siniestro de un Caronte
que boga por los pulsos de las venas,
luz de desolacin que te condena
sin que exista fiscal que lo confronte.
Poderoso latir que acucia al hombre
con la celeridad de una centella,
pulsar de un sol hiriente que destella,
mientras escupe Dios sobre su nombre.
raudo y voraz disparo de metralla,
a dentelladas rojas se abre paso,
su jaura mordiente, cuando estalla.
Negro el dolor, se re en su atalaya,
de la vida, del sueo o del ocaso...
cuando en la pobre carne, se acanalla.
SONETO
S onetos para el alba y el ocaso,
la risa que es ancdota del llanto,
la duda tenebrosa y el encanto

fatal de los que logran su fracaso.


S onetos del amor, que es siempre escaso,
efmera armona del quebranto;
materia elemental, pecado santo
contra la certidumbre del acaso.
S onetos que se cierran, que se ofrecen.
S onetos que palpitan y que crecen
como la entraa negra de la nube.
Medida que desciende porque sube
del todo hacia el sin fin. Slo sonetos.
El ms insobornable de los retos...
SONETO
Ante la adversidad de que algn da
recurro a la simpleza de tus voces
para escuchar aquello que conoces
convoca prontamente mi alegra.
Cuando te percib aun no saba
de los sueos ocultos, que precoces
procuraban sin pausa y muy veloces
llevar a realidad mi fantasa.
Hoy vas incorporada a este momento
y agradezco a la vida la fortuna
de darme a disfrutar tanta hermosura.
En un mundo cargado de amarguras
yo puedo asegurar que no hay ninguna
que llegue a enturbiarme lo que siento.
SONETO
Ni una palabra ms que enlode el nido
de los recuerdos limpios. Ni otro gesto
que arrastre un pensamiento deshonesto.
Ni una mirada gris. Ni un mal latido.
No te atrevas a hurtar, como un bandido,
las mejores manzanas de mi cesto.
Que t ya no las quieras, no es pretexto
para inyectar en ellas el olvido.
Con las que yo te di, forra tu espada,
alimenta a los buitres, haz viruta
o aviva el fuego de la indiferencia,

que yo har con las tuyas mermelada.


Aleja tu veneno de esta fruta
que se empea en brillar con inocencia.
SONETO
Es hora de furor, aviva le paso.
No mires hacia atrs. Es siempre tarde
para saber si aquel turbin que arde
es la ciudad del ocio o del fracaso.
Aparte del amor, que es siempre escaso,
qu llevars contigo? No hay alarde
de marroquinera ms cobarde
que andar regatendole al ocaso.
Estatua que las horas esculpieron,
las olas borrarn. Torres que fueron
sern materia blanca de la historia.
Despierta del sopor epidural.
El sol que te sec ver tu sal
hacerse cicatriz en la memoria.
SONETO
Beb desilusin en primavera
tras perderme en tu amor como un extrao
con el candor del nio quien espera
ansioso la sorpresa en su cumpleaos.
Y aguardan do tal vez una quimera
me fund en esos ojos como extrao
sin pensar que no es la vez primera
que sufro el desamor o un desengao.
Y me enfrent a la lluvia sin paraguas
con hasto glacial de quien se engaa;
con la razn perdida en tus enaguas
prefiriendo olvidar a dar batalla;
con el pudor del sol tras la montaa
cuando empieza la noche y todo calla.
TIERRA Y MAR
Fui naciendo del surco de tu arado
sin saber quien sembraba la semilla.
Labriega t, marino yo en mi orilla,

fundimos campo y playa a nuestro lado.


Escalamos montaas increbles
robndole a la noche despertares.
Navegamos bravos vastos mares
y atracamos a puertos imposibles.
Tu sembrabas jazmines. Yo pescaba
con seuelo en deseo primerizo.
Este hombre forjaba sus cimientos
mientras que tu mujer se desmayaba.
En tus campos mi ola fue bautizo
y nos naci una rosa de los cientos.
SONETO
El Rey de los crueles me ha mirado,
con sus pupilas vacuas como el hielo,
ha lamido mi piel desde su estrado
y descargado semen contra el cielo.
Espectro del placer, moral arado,
que surcar mi piel con su escalpelo,
anttesis de luz, rictus dorado,
sombra sobre la sombra de mi anhelo.
El Manipulador ha detectado,
en mi nudo gordiano las palabras,
un pozo de emocin que atrae su celo.
Y no le frenarn abracadabras,
y no me librar de su flagelo.
El Rey de los crueles, me ha mirado.
SONETO
Por qu busco entre el lirio y esas rosas
semejanzas que no hallo y me entristece
si bien ambas se yerguen majestuosas
el lirio con sus ropas la envilece.
Y al comparar ahora tantas cosas
comprendo que mi amor a l se parece
fue el suyo solo espinas venenosas
y el mo tan ingenuo que estremece.
Si entre el lirio y la rosa no hay consuelo
pues se oculta la rosa tras su espina
si altiva y orgullosa se deshoja;

as tambin mi amor que es mi desvelo,


se oculta y se deshoja all en su esquina
sutil penas de amor que me acongoja.
SONETO
Qu esperas encontrar, se miman hombres,
eternos nios grandes asustados,
se alegran pequeines enclaustrados
sin herirles el ego, sin que asombre?
Anuncio por palabras sin reproche,
dulce de mazapn, juego de dados
que se tiran sin comprobar pasados,
para que no te aburras por la noche?
Qu esperas encontrar: luna de da.
el remedio de la melancola,
camaradas de juegos y cario?
Acicate banal de egolatra,
tapadera virtual de la apata?
Que se espere sentado tu hombre-nio.
SONETO
S lo porque te quiero (s, te quiero)
dejo pasar los trenes de la ausencia,
pulso recortes tenues de apariencias
y juego con tu juego en el albero.
Sencillamente as, porque te quiero,
tan desnuda y tan libre de conciencia,
caracoleo al son de tu presencia
y si no bebo en tu estro, yo, me muero.
Y desde aqu hasta all, en ese infierno,
del que haces gala, nia, de pasiones,
me prendo con tu llama de dulzura,
que slo por quererte se hace eterno,
el eterno brillar de sensaciones,
al salirnos, los dos, de la cordura.
OLVIDAME
Olvdame. es mejor. Comprende, amado,
lo que ella sufrira siempre triste,
viviendo de un recuerdo, de un pasado

por el terrible dao que le hiciste.


Ella te quiere ms, es ms sincera
y ms buena que yo, porque te ofrece
una dicha real, ms duradera.
Bendcela como ella se merece.
T la has querido mucho. Acaso olvidas
las horas de ilusin, de dicha hendidas
que a su lado pasaste? No lo creo.
No podrs olvidarla fcilmente.
Vuelve a su lado humilde, mansamente,
y ella te har feliz. Es mi deseo!
SONETO
Quieres ser liberal? Ten entendido
que has de traer muy bien compuesto el pelo,
gran corbatn, y cual el mismo cielo
de las lucientes botas el bruido.
Con las damas ser muy atrevido;
habla de la creacin con grande celo,
y para gozar placeres sin recelo,
echa la religin luego al olvido.
Siempre constitucin y ciudadanos;
siempre la ley resonar en tu boca;
a los serviles llamars villanos,
pancistas pitancines, gente loca;
y sers sin empeo ni cosecho
un gran liberaln hecho y derecho.
SONETO
No claves alfileres en mi sexo
que no vas a obtener respuesta cierta,
cuando salgas de aqu... cierra la puerta
y llvate el dolor como un anexo.
Se me agot el amor que de inconexo,
salt desde el alero de cubierta.
Me siento tan feliz, estando muerta,
que no voy a activar nervios del plexo.
Cuida no resbalar por la escalera,
no me quiero pasar la tarde entera,
recogiendo los cascos del destrozo.

Me cans de servir de agarradera


y correr sin zapatos tu carrera.
No s que voy a hacer con tanto gozo!
SONETO
Un trampantojo azul, sutil mentira,
decora las paredes con tu estilo
incompetente. Trama de un bacilo,
teatro de tu vida que delira.
Escondes en tu cueva de Altamira
las fauces de tu triste cocodrilo.
Tira que tira... tensan tanto el hilo,
que se rompe el misterio que te inspira.
Se aburren las ovejas en el filo
aguzado y canalla del insomnio,
cada vez que analizo tu jugada.
Me queman las pupilas, siempre en vilo
del jaque mate absurdo, del agobio,
de tu lengua soberbia y afilada.
SONETO
La mujer que inaugura mis latidos
es cadencia de luna en la ventana,
hembra de piel y noche que desgrana
pinceladas de plata en sus vestidos.
Es mujer, tan distante de alaridos
fingidores de lgrima temprana,
de susurros de hesprides, profana,
y oscuro cincelado en los sentidos.
Ojera de roco de alborada
-purpurina que brilla en el rimerola barda de emociones desbordada.
S oy el reo de su alma, y callejero
de su boca de sueos constelada,
donde el aire es un tango arrabalero.
ODIO
Roto el rencor oculto en los resquicios
del alma sin honor, se desmorona
y nubla una razn que no razona,

despendola en hondos precipicios.


Surgen luego taimados artificios
para ceirse ufanos la corona,
que justifique cuando se abandona
a los ms denigrantes maleficios.
Y no se quiere ver que el odio mata,
ni comprender que exista otro camino,
ajeno al deflagrante y mortal yugo,
que esclaviza la vida o la arrebata.
Un odio irracional marca el destino
que nos decide vctima o verdugo.
MI AURORA
Suave y clido el sol por la maana
al hacer su presencia por mi aldea
su esencia generosa espolvorea
regando con sus rayos mi ventana.
La flor repiquetea su campana,
y all en su jarrn cual dulcinea
su aroma con arpegios de corcheas
me ofrece en su cancin de filigrana.
Todo a mi alrededor se muestra amable,
los rboles me llaman con su abrazo,
mi sangre se me estalla atronadora,
la luna que antes era inalcanzable
me pide que la arrulle en mi regazo
y lo que fue mi ocaso ahora es mi aurora.
SONETO
Se busca poetiza bien formada,
(perdn me equivoqu), es enfadada,
y no quise decir mal conformada;
tampoco suger que deformada.
Quizs aun est desinformada
y no sepa que siempre es esperada
y aunque vague por ah desorientada
queremos que regrese apresurada.
La esperan varios locos solitarios
entre ellos hay quien hace recetarios
los hay que hasta destruyen poemarios;

unos pocos que son estrafalarios,


pero todos son muy hospitalarios
y tienen un comn... sus diccionarios.
SONETO
Ordena la locura en filas de ludibrios.
En una casa oscura con un claro desvn,
guarda la enciclopedia de mudos equilibrios
y si el dolor asedia, compone el ademn.
Se corta la melena en seal de anarqua,
reina de su colmena, tejiendo la ansiedad,
domina el lapicero que finge la alegra
y disfraza de acero, su gran debilidad.
Prefiere faldas cortas y las ideas largas
que pasean absortas, por calles de metal
y cuando se resbala, parece accidental.
Entre cenizas guarda las razones amargas,
algn que otro dardo, clavado en la moral,
y dos o tres secretos. Una mujer normal.
SONETO
Brillante tamagochi en la pantalla,
un animal virtual de sexo y sea
demandante promiscuo a quien ensea
su perfil, su costado ms canalla.
Transforma el microchip que lo amuralla
configura su antojo en el diseo
abismo permisivo que en su empeo
seduce megahertz con la metralla,
que en su boca titila, bit e histeria.
Click derecho, caricia que destruye
el oculto teclado de la espalda
y cosecha los tick de antimateria.
Programa de inconsciencia que concluye
en vrtigo binario por su falda.
BAILARIN A VIRTUAL
Invierno crudo. Tres de la maana.
Mil dosis de paciencia. S u alter ego
navega mudo. Perfume de espliego.

Penas de amor latiendo en la ventana.


Infierno oculto. Farsa que derrama,
todos sus antifaces por el vidrio.
Gozo virtual bailando en equilibrio.
S obre una cuerda se encarama.
Bailarina hiperblica, se inflama,
con el t-t desgarrado en jirones,
sin ver la realidad del melodrama.
Gira que gira, ciega, en esa trama.
Las zapatillas sucias de pasiones
y en vidrio oscuro, besos, desparrama.
SONETO
Si te encuentro otra vez atrincherada
y del mundo escondida en el oscuro
sabr que de luchar ests cansada
y hoy temes dar batalla a tu futuro.
No pienses que el destino es cruel y es duro
enfrntalo con fe, como si nada,
blandiendo tu verdad contra ese muro
y arremete confiada, s la espada.
Cuando empues las armas, ten cuidado,
no mates ni laceres, s prudente,
no apliques un castigo ms pesado
que aqul que recibiste injustamente,
demustrale que estaba equivocado
y tindele una mano a tu oponente.
SONETO
Cuando tuve en mi vida incertidumbre
porque fueron mis sueos slo anhelo,
pregunt su porqu mirando al cielo
y el cielo se escondi tras su techumbre.
No me venci el dolor ni pesadumbre,
le coment a mi espejo mi desvelo
y l me respondi: alza tu vuelo
y mrate despus desde la cumbre,
piensas bien que la meta perseguida
la hallars cuando hayas navegado
contra el viento la niebla y la espesura.

Pues detrs de la noche amanecida


los pesares que hayas suspirado
sern flores repletas de hermosura.
SONETO
La gente reacciona cuando estalla
en medio de la plaza el gritero
ajena a la raz que hasta el hasto
soport la poeta de un canalla?
O acaso no recuerda mientras calla
quien fue el que comenz con este lo
quien, con perseverante desvaro
provoc y ofendi con su cizalla?
Yo no busco problemas, mas seores
hacer odos sordos no es justicia
por qu no dio ninguno antes su apoyo
cortando antes el nudo del embrollo?
Desgasta ver impune la malicia
y a justos ver pagar por pecadores.
SONETO
Natura intacta en virginal belleza,
paraso perdido del mundano
ruido; en donde el reloj, que se embelesa,
acalla a tiempo su tic tac profano.
Paisaje subyugante en su grandeza,
alejado de Dios y de su mano,
pues no hay ruta ni senda que atraviesa,
el solar que es la patria de mi hermano.
Virgen la selva y el majestuosos ro,
policroma de contraste ardiente,
donde habita el jaguar y la paraba
bajo un cielo en eterno desafo;
dio una raza viril a nuestro oriente,
emblema de valor que yo ignoraba.
ANS IEDAD CUMPLID A
S lo soy una gota de este mar que me habla
y estrepitosamente rompe contra mi orilla,
llegado del silencio de los albatros viejos,

que vuelan alas delta sobre mi asombro fro.


De los lejanos tiempos de oraciones vacas,
repetidas sin alma, ni sentido, ni dioses,
la bruma de la duda se adelgaza y penetra
por los resquicios dueos del msero pasado.
Hoy vengo de la sombra no reflejada y dicha
desde el escudo enhiesto de aquellos atolones,
donde rompen las olas al ocaso, atrapando
con lquenes brillantes las miradas que espero.
Y un cielo perforado deja huecos vacos
por donde las estrellas con su luz se destilan.
SONETO
Acechando a su presa en la espesura,
tras un pramo agreste y ya desierto,
una bestia que en toda su hermosura
enfrenta al cazador que est despierto.
La espera se hace corta, el duelo es cierto,
el sordo retumbar an perdura;
un alarido es prueba de su acierto
y un pobre galardn a su bravura.
La vctima inmolada arteramente,
no sabe de deportes ni trofeo;
ha muerto sin luchar, casi impotente
en manos de su intrpido oponente
que piensa que la vida es coliseo
y goza con matar impunemente.
SONETO
Yo soy el que derrocha madrugada
y conforta tus noches aterida
el que vive a la sombra de tu sombra
y que a cambio de amarte pide nada.
S oy el dulce licor que te consuela
y tu fuego y el hielo de tu vida
quien se muere de a poco si te nombra
o te mira y despierto se desvela.
Yo soy el que t ves, ni ms ni menos,
ni prncipe soado en tu quimera
ni dardo emponzoado en tus venenos.

Yo soy como ese roble que asegura,


que a vuelta de tu esquina siempre espera,
yo soy yo! ... y a mi lado tu figura.
SONETO
obre un mar encalmado, sin ribera
ni velas a lo lejos, floto ausente.
A veces, an me llega, recurrente,
desde el abismo azul de la quimera,
la luz de una perdida primavera
que ilumina mis ojos y en mi frente,
nos dibuja abrazados, nuevamente,
como lenguas de fuego de una hoguera.
Pero es slo un instante. Luego, el cielo
se hace otra vez mortaja. La deriva
marca al albur mi rumbo y adivino
que, como un pez trabado en el anzuelo
de un hermoso espejismo, mientras viva,
ser el dolor el pan de mi camino.
SONETO
Un cataln, viudo muy reciente
decidi publicar tan triste hecho
y al diario local se fue derecho
a poner el anuncio pertinente.
Ha pensado la frase, caballero?
pregunt quien llevaba aquel asunto.
Anote: Marujita muerta, y punto.
A lo que el del diario piso un pelo:
El mnimo de texto establecido
es de cinco palabras; faltan tres.
Y el cataln al borde del estrs,
le dijo al de la prensa decidido:
Pues, entonces, cambimosla por esta:
Marujita muri. Vendo Ford Fiesta
EL PEC ADOR Y EL CURA TOLERANTE
Decidi confesar un pecador
que pec contra el sexto mandamiento;
Perdneme usted Padre, me arrepiento

de haberle hecho el amor a una menor.


Confrtate le dice el buen preladono es pecado ensear al que no sabe;
es ms bien caridad. Eso no es grave.
Alguna otra cosilla, descarriado?
He jodido tambin con hembra viuda
Tambin es caridad, nadie lo duda;
es consolar al triste. Otra faltilla?
He yacido con moro de Melilla
Tampoco eso es pecado, hijito mo,
es darle por el culo al que es impo.
LUNA COMPLIC E
La luna despert a las mejoranas
inundando la alcoba de latidos,
liber la orfandad de los dormidos
postigo de balcones y ventanas.
Ilumin tus labios de manzanas,
mordidas de unos dientes consentidos,
y un milagro de besos y gemidos
floreci en las caricias cotidianas.
Piel contra piel, aroma contra aroma,
al descubierto el pecho y la sonrisa,
hasta resucitarnos abrazados,
-tras morir en zureo de palomanos descubri la luna. Y, ya sin prisa,
acun nuestros cuerpos agotados.
EL PUNTO P, O MI LEGADO
A LA JUVENTUD
Me desvel estudiando anatoma,
las puse del revs y del derecho,
empap de sudor y sangre el lecho
demostrando lo poco que saba.
Puse en el mostrador mi mercanca,
hurgu en su recovecos trecho a trecho
como un pobre inocente, cuando de hecho,
se empapa a la mujer con poesa.
Funciona con la rosa y con el cardo,
despierta sus pasiones ms ocultas;

lo aprend ya casado, qu le haremos?


Ojal hubiese sido un joven bardo!
Mas hubiesen sido las incultas,
claro est, pero no nos engaemos.
SONETO DE INVIERNO
Se quit el chaquetn, eran perfectas;
por ser gentil no me plac en la vista,
lo cual no me impidi pasar revista
a su arsenal de curvas circunspectas.
redondas son mis partes predilectas,
despiertan mis ensueos de conquista;
enardecen mi espritu de artista
blandicias tan soberbiamente erectas.
Otea el horizonte la plomada
sin remedio; la fuerza ms potente
reta a la gravedad a cada paso.
Se lo volvi a poner. Una mirada
acorde al son demuestra, fehaciente,
que inspiran ms las tetas que el Parnaso.
A NORJE LALA
En Zarauz fue mi cita con las setas.
La plancha enterneci la carne tierna
y el ajo puso notas indiscretas
de cocina racial y sempiterna.
La ms elemental de las recetas
lleg a su perfeccin en la taberna:
Adentro conservaban sus secretas
texturas femeninas de entrepierna
y afuera eran doradas, impudicia
de mozas regresando de la playa
con el sol atrapado entre los pechos.
Guardo de aquellas setas la caricia,
la intimidad umbrosa que da el haya
y el velo de la lluvia y los helechos.
LO QUE N EC ES ITO
Mermelada de fresa, dios botes de fabada,
leche Puleva Calcio, salchichas, coliflor,

dos litros, por lo menos, de suavizante Flor,


una tarta, espinacas, tomates de ensalada,
los paales de Jorge, cereales, conguitos,
queso rallado, azcar, gazpacho Don Simn,
yogures, levadura, cuarto de salchichn,
Nescaf, pan de leche, natillas, Lacasitos...
Aspirinas, mi manta, una cancin de amor,
olor a hierbabuena, nada en el pensamiento,
un mensaje-caricia en el contestador,
nadie tocando el timbre, un vaso de licor,
lluvia tras los cristales, calor, recogimiento,
y tu nombre encerrado en el congelador.
SONETO
Se extinguieron los peces de colores
y crecieron esquinas donde antes
rodaban avenidas. Los semblantes
de los viejos amantes soadores,
se enfrentan en la sombra, amenazantes.
No deja de llover. El mal de amores
entumece el latido en mis sensores.
Me aplasta el pie de piedra de un gigante.
Todo parece hundirse sin estruendo,
con la misma agona que en la hoguera
se va calladamente reduciendo
a polvo y a cenizas mi patera.
Hay aceite en mis manos. Ya no puedo
sostener mi cordura. Tengo miedo.
SONETO
Se resbala en sus manos la cordura.
Ahogada en la copa de aguardiente,
el fro le hace dar diente con diente
y se abraza a su sueo de amargura.
Hoy no puedo aceptar la afiladura,
ni ver el da flor inconsecuenteque hay noche en su mirada ambivalente
y se cae a pedazos su armadura.
De mal de amores arde como estopa,
un desengao gris baila en su boca

sin apagar las brasas de la hoguera.


Abre las puertas de su guardarropa
y elige la tristeza que le arropa
del mal de amores. Fin de la quimera.
SONETO
Y llegu como un nio a su juguete
queriendo balbucear pero no hablaba
de mi interior brotaba y desgarraba
la llama de mi amor como estilete.
Y surgiendo del fondo como ariete
rompiste la cadena que lo ataba
y en el juego de luz mi barrilete
se confundi en la nube que arrullaba.
Contra ese cielo azul que lo meca
navega una gaviota abandonada,
no sabe de cadena ni grillete;
su rumbo es esperanza ya vaca,
no puede retornar a su morada
y teme regresar con su juguete.
SONETO
Es opcin el dejar la puerta abierta,
las cosas como estaban, el vaco
en su casa y la ma? Hace fro
sin l. Creo que no, que estar alerta
no es bueno. No hay futuro, no hay oferta
que sustituya el don de ser un ro
o mejor ser un mar que no hay roco?
y qu? pues plantas rosas en la huerta.
Lo importante, ya sabes, es quererse
a una misma, despus vendr o no.
Perder se hace ms leve que perderse.
No es huida el saber que se acab
donde no hubo principio ni final;
al fin y al cabo qu? arena y sal.
SONETO
Este ser sin ser se desespera
en esta noche, en medio de este estaba

terriblemente solo: el mundo era


alguna cosa, lejos se escapaba.
La soledad, mi larga compaera,
con no poco entusiasmo, me invitaba
a hacer de tanta ruina calavera,
de tanto desencanto polvo y grava.
Un punto ms amarga y menos bella,
aquella soledad regresara
para hacerme torcer incluso aquella
sonrisa inconsecuente de irona
que, en tantas ocasiones, me serva
para bien disfrazar tan mala estrella.
S UEOS A LA C ARTA
Si pudiera elegir por esta noche
mis sueos a la carta, como puedo
elegir un pastel con slo un dedo,
o vestirme de rey o de fantoche,
te tendra de nuevo. S lo mo.
Mi primero, mi postre, mi segundo,
mi principio, mi fin, todo mi mundo,
mi fro, mi calor, mi escalofro.
Si pudiera elegir, te soara
en mi boca, cereza y regaliz:
Ermita Tinto del noventa y tres.
Si soara a la carta, al fin podra
descubrir el sabor de la perdiz
y no querra despertar despus.
SONETO
Silenciar la voz. El sedimento
en que incuban mis versos su latido,
est, de hurgar en l, tan removido,
que ya no s si digo lo que siento;
si vivo lo que digo; si me invento;
si mi llanto es autntico o fingido,
ni si el amor que doy como perdido
existi ms all del pensamiento.
Cada vez ms, escribidor de oficio;
cada vez menos, corazn abierto;

cada vez ms, prolfico artesano;


cada vez menos yo y ms artificio,
me duele, uno tras otro, parir muerto
cada verso alumbrado por mi mano.
SONETO
En su esencia la tierra le dio vida
y crece bajo el sol atormentada,
reventando en dolor, la fruta henchida,
que en dulce mosto, transmut adulada.
An guarda el sabor de su perdida
entraa, y yace en sueos olvidada,
y al despertar un da sometida
ver la luz del sol ya fermentada
en un licor que embriaga, hasta envenena,
legado misterioso del subsuelo;
por sus venas la vid la torn en vino,
y es un tifn que arrasa en su camino
quimeras y esperanzas, sin recelo,
y pierde en sus efluvios cualquier pena.
CALLE GAS CO OLIAG, 10, 13
I
Voy por toda la casa hablando solo
y preguntando, a quin si vivo solo,
por cosas que pasaron cuando slo
la vida consista en no estar solo.
Han pasado los aos y ya slo
en esta soledad, este estar solo,
mi ms cara amistad, mi amante solo,
es nico argumento estando solo.
As pues, la costumbre de estar solo
me empuja a hablar de forma que ya slo
repito a todas horas: estoy solo.
Porque es mi voluntad os hago slo
una sola objecin, un ruego solo:
dejadme solo, slo. S olo, solo...
II

Han pasado los aos y los das


han mellado mi boca y mi castillo
es glido de noche, es un pasillo
de pobres y mezquinas galeras.
Aqu slo fantasmas, brujeras,
comprenden mi rutina. Muerto el brillo,
en mis ojos, opacos, baila un grillo
y me sangran de pena las encas.
Camino por mi casa como un loco,
como un loco que escapa de s mismo,
y no s que me pasa que me apoco
cada vez ms deprisa, que es ms largo
cada da que pasa un espejismoy en parte me complazco, sin embargo.
SONETO
No dejars de ser siempre t misma.
cambia el nombre, el vestido o la apariencia;
ocluye el tragaluz de la conciencia,
y oculta las verdades en el cisma
de tu contradiccin. Mas, tu carisma,
candor, malicia, timidez, candencia,
sensualidad, en suma, se evidencia
en cada cara de tu extrao prisma.
Es esa la emocin que te domina;
un juego de bolillos y alfileres
al filo entre el deseo y lo imposible
cuyo bordado alumbra tu rutina.
Por eso, siempre, yo, sabr quien eres,
ya herido de tu voz, dulce, terrible.
MANCHA
La ilusin es mi carne. Me construye
bajo el cielo que todo lo derrota
otro cuenco de barro y el sol brota
de su rengln silencio. Duabmir fluye
de estampita en la tinta. S ombra rota
por tocarla mis labios. Me aniquila
la intimidad saciada y luego huye,
nota suelta, detrs de la sibila.

De no decirla y de sentirla tensa


bajo la piel del da que no acaba,
fiera amada en guarida tenebrosa,
me rebosa y se vuelve tan inmensa
la llanura arrasada con su lava
que ms si me acaricia an soy la rosa.
SONETO
Tus ojos para m son un espejo,
pudo mirarme en l pero no verte,
y en l cada maana, como un viejo,
enfrentarme a la muga de la muerte.
Adn de lleva el pozo de su nias?
Hay en su oscuridad agua escondida?
Qu pasa con la luz cuando escudrias
los misterios urgentes de la vida?
Me veo, me doy pena, me examino
y dejo que mi imagen me interrogue,
pero por ms que miro no adivino
que mundo puede haber tras el azogue.
Dejar de mirarme en ese espejo:
No quiero ser en ti slo un reflejo.
SONETO
Nos quedaremos mano sobre mano
en el andn mejor de la derrota,
all donde sonmbula se agota
la lengua estilogrfica del piano.
Como el sudor en pie de un miliciano,
una sonrisa ail de terracota,
nuestro furor falaz ser mascota
del vrtigo afrutado del verano.
El tiempo (es lo ms cierto) nos arrastra;
mas eso, qu demuestra?. Nadie sabe
en qu momento lmite nos cabe
mentir y despertar. Nuestra madrastra
tambin sabe ceder. Vagan ad astra
por spera los caos de la llave.
SONETO

Enorgullcete de tu fracaso,
que sugiere lo limpio de la empresa:
luz que medra en la noche, ms espesa
hace la sombra, y ms durable acaso.
No quiso Dios que dieras ese paso,
y ya del slo intento bien le pesa;
que tropezaras y cayeras, esa
es justicia de Dios, no le hagas caso.
Por lo que triunfo y logro, ciego,
me nombras y me amas? yo me niego,
y en ese espejo no me reconozco.
Yo soy el acto de quebrar la esencia:
yo soy el que no soy. Yo no conozco
ms modo de virtud que la impotencia.
II
Pero no cejes; porque no se sabe
cundo pierde el amor, dnde la tierra
volteando camina, ni qu encierra
mensaje del que nadie tiene clave.
Pues el Libro Mayor (y eso es lo grave)
del debe y el haber nunca se cierra,
y acaso acierte el que con tino yerra;
ni es nada el mundo hasta que el mundo acabe.
Si te dicen que Dios es infinito,
di que entonces no es; y si finito,
que lo demuestre pues y que concluya.
Pero no hay Dios ni hay Ley que a contradanza
no de pueda bailar. Tu muerte es tuya.
Tu no saber es toda tu esperanza.
SONETO
No digas que me quieres, que es pecado,
ni que me eres humilde o generosa:
ya ves que sin querer brota la rosa,
sin saber que hermosura al mundo ha dado.
Ley e que hoy el sol enamorado
entre los peces del amor transite:
ley que hoy el hombre en m y en ti palpite
y sin saber por qu, ests a mi lado.

No sientas miedo, pues, porque me quieres


ni llores por mi ayer o tu maana,
mas s desnuda ante mi ruego tierno:
porque hoy la raza grita en sus dos seres
orden fatal de ser. Y a ms, hermana,
es tan dulce ceder al Fuego eterno!
SONETO
En el ansiado da, tan temido
del misterioso amor de los esposos
seremos como dos nios medrosos
que en el bosque la noche ha sorprendido.
Que en lo oscuro y lo grande y lo escondido,
sin ver por qu se abrazan silenciosos,
ni osar soltar su cuerpos temblorosos,
confuso en un asombro su latido.
Sentiremos la sombra que nos guarda,
y al ver la nada que a ambos nos aguarda,
tendrs por m, tendr yo por ti pena;
y en comn desconsuelo, de tal suerte
caeremos juntos a la ardiente arena
en la fugaz derrota de la muerte.
SONETO
Cuando iba ya a quedarse en nuestras manos
mustio el amor, cansado de los das
que huyeron lentos, como t queras,
hechos costumbre al fin los besos vanos,
al mirarme tus ojos cotidianos
en el adis, de pronto no s, amada,
cmo te tengo a m tan abrazada
que mi pulso y tu pulso van hermanos.
Y por fin, masa viva ante mis ojos,
mis sentidos encienden tu cintura;
estn tus labios ms que nunca rojos
y el beso nos abrasa y dura y dura.
Oh amor maduro al fin, oh amor maestro
que es desear tener lo que ya es nuestro!
SONETO

Seguro que hay razones poderosas


para invadir Irak militarmente,
apagar el volcn, secar la fuente
del terror que amenaza nuestras rosas.
En su momento se sabrn las cosas
oscuras y terribles de un demente
dictador nos oculta, mientras miente
con palabras contritas y engaosas.
Ayudemos a Bus contra el infame,
mandemos nuestros hijos a la guerra;
que con honor su sangre se derrame.
Destruyamos las armas y los gases
venenosos que oculta bajo tierra
e instalemos sobre ella nuestras bases.
SONETO
La hoguera es buen suplicio para herticos
y tambin para brujos nigromnticos,
pero resulta demasi romntico
para un dscolo grrulo potico;
mejor cubrirlo en brea hasta el pinculo,
ataviarlo con traje de plumfero,
amarrarlo decbito en un bculo,
y cual trofeo lgido e ignfero,
en brazos de gaznpidos afnicos,
pasearlo por los foros siendo pbulo
del ilustre y gazmoo concilibulo;
que sirva de escarmiento macarrnico
al que ose por va subcutnea
sacarle al pensamiento una instantnea.
SONETO
Sin que parezca nico argumento
impropio de un ser nico y consciente
de ser nico ser, fehacientemente
tal nico me acuso y me lamento.
Pues ser nico es un inconveniente:
Imaginaos nico momento,
el personaje nico de un cuento
y nico amor. Acabarais demente.

Quin fuera todos -no?- y con la gente


estar y ser de todos una parte!
Amaros todos simultneamente!
Cundo ser que un nico estandarte
uniendo a todos surgir rotundo
para todos los nicos del mundo!
ES PEJIS MO
Con los pies bien plantados en la tierra
acepto que en fondo soy lo mismo
que cualquiera. Entonces, se me cierra
la lucidez, y caigo en es istmo
universal, moderno: el individuo
irremplazable, nico capricho
de la maldad divina: el individuo
que a nadie se parece, que no ha dicho
la ltima palabra. Entonces busco,
al otro, inexistente, lejos, ido
olvido la igualdad, slo rebusco
creo ver lo que no est; sola, me ofusco:
Reclamo inconsistente, parecido
al mo, el inocente, el presumido.
PAN
Quisiera hacer harina de mis huesos
para dejar un pan en cada puerta,
en epopeya annima encubierta
por grillos nocturnales y traviesos.
Pan para los pacficos confesos
y los que hacen del hambre su reyerta;
para los mancos con la mano abierta
y aquellos que me escoltan patitiesos.
Horneado a medio pecho con la lumbre
de la humildad novata y repentina
que el quebranto despus hace costumbre.
Har del pan mi ms casto amoro
e ir con una mscara de harina
dejando en cada umbral un grano mo.
SONETO

Pero no sin razn ni desafo


lamento del honor en su pecado
slo la noche rinde lo acordado
callando la palabra en ti confo.
Rezas de mi dolor y escalofro
la voz en el recuerdo enamorado
sin conocer la senda del pasado
ni la verdad del mundo, ni el hasto.
Cndida luz que vierte su alegra
en pginas de fcil desventura
ignorando falaz sabidura.
No proclames color a la obertura
con el ciego mirar del que porfa
olvidando traicin y sepultura.
SONETO
Sin coa, roja entraa. Si amatorio,
rosa intocable. A la sazn, patata
vascular y pueta de insensata
patraa impresa a dar por culotorio;
tomate de minutos, papanatas,
tan letal de latn cual Juan Tenorio,
tal eres corazn, mal accesorio
que aunque latas, tin tan, nos jaquematas.
Cuando el amor nos bata con sus dardos
los blancos sin coraza y vuelva pardos
los gatos, corazn, t y yo pardillos,
no tardar en decir sanseacab
y adis mordaza. Qutame los grillos
que, de esta trgala que no y que no.
SONETO
En m la siento aunque se esconda. Moja
mis oscuros caminos interiores.
Quin sabe cuntos mgicos rumores
sobre el sombro corazn deshoja.
A veces alza en m su luna roja
o me reclina sobre extraas flores.
Dicen que ha muerto, que de sus verdores
el rbol de mi vida se despoja.

S que no ha muerto porque vivo. Tomo


en el oculto reino en que se esconde
la espiga de su mano verdadera.
Dirn que he muerto y yo me muero. Cmo
podra ser as, decidme, dnde
podra ella reinar si yo muriera?
PENS AMIENTO DE AMOR
Dej un instante de pensarte. Haba
sucedido algo en ti cuando volviste.
venas ms nostlgico, ms triste,
seco tu sol que ilumin mi da.
Alguien s quin-que yo no conoca,
alguien que calza sueos de oro, y viste
almas dolientes, te pens. Caste
al pozo donde muere la alegra.
Por qu fuiste pensando, malherido,
pensamiento de amor. Cmo han podido
pasarte el corazn de parte a parte.
Por qu vol viste a m, sufriendo, a herirme.
No recuerdas que tengo que ser firme?
Es que no ves que tengo que matarte?
SONETO BALAD I
Siempre o nunca resulta mucho tiempo
y todo o nada inconvenientes dosis;
riqueza o ruina usual metamorfosis
y lejos o distante es slo una empobrecida referencia, temporal. xito o fracaso es apoteosis,
coraje o miedo es signo de neurosis
y nacer o morir un contratiempo.
Negro o blanco depende del talante
y el odio y el amor claman algunosprovienen de una estirpe semejante.
Todos somos un grupo de ningunos
viviendo entre lo opaco y lo brillante,
y el bien y el mal son dos inoportunos.
SONETO

Llueve, sin pausa mansamente llueve,


sbana gris cubriendo el horizonte
y sin viento nada las nubes mueve,
su llanto impregna la ciudad y el monte.
Calma est el alma, el tiempo se detiene,
el gris se asienta en lo ms profundo,
el pensamiento, cauto, se retiene,
mira llover, tal vez meditabundo.
Este momento de xtasis completo
en que parece que el cuerpo no existe,
esa abstraccin tan vaga que persiste
deja que vuele la imaginacin
como en despierto sueo que recibe
difusamente el canto que percibe.
SONETO
Que este ao no sea una despedida
ni tu suerte un futuro con esquina
que debas de doblar, la adrenalina
sea quien le ponga fechas a la vida.
Que este tiempo no sea la cabida
que juzgue la alegra, se avecina
un ao ms de no usar la sordina
para gritar con voz desinhibida.
Hoy por ello te dejo en la estafeta
del chip de tu memoria este mensaje
de disfrutar la vida, que es muy breve.
La Navidad es son de pandereta
al terminar un ao, de ese viaje
que acaba en un final. El qu se debe?
DE CUERPO PRES ENTE
L
Ven, cario, que tengo mucho fro,
y quiero confesar por si me muero.
Recuerdas la vecina del tercero?
Pues sabrs que aquel cuerpo ha sido mo.
Y el ao que tuvimos almacn
asistido por una dependienta,
buena moza de esplndida osamenta?

Pues sabrs que su cuerpo fue tambin.


No quiero, reina, sufras desengao
tan viejos como somos, ya no hay peros,
todo aquello ha quedado en el olvido.
ELLA
Y t, mi amor,recuerdas aquel ao
viviendo junto al parque de bomberos?
Pues sabrs que aquel Cuerpo he posedo.
LECCIN DE AN ATOMIA
Un profesor paciente y fogueado,
que imparte una leccin de anatoma
propone una cuestin para ese da
con relacin a un tema programado:
Cul es el rgano del cuerpo humano
que, se dilata sin causarnos dao,
hasta seis o ms veces su tamao?
Una alumna voluntaria alza la mano.
Escuchemos, seores, que contesta
la seorita de la cuarta fila.
El pene, profesor, es mi respuesta.
La respuesta correcta es la pupila.
Y aade el profesor en un aparte:
Felicite a su novio de mi parte.
SONETO
Dos antiguas amigas que se encuentran,
comienzan a contarse de sus vidas,
recuerdan ocasiones ya perdidas,
hablan tambin de cosas nuevas... Centran
su charla sobre prcticas sexuales.
Comienza la primera y le relata
a su amiga sus prcticas actuales:
En materia de sexo, es un lata
que yo tenga un marido tan devoto:
es del Opus. Prohibido el alboroto
sexual! Nada de nada! Esto no es sano,
y es tal como te cuenteo, algo espantoso!
Y dime, el tuyo es tan... religioso?

Te cuento: Mi marido es Luterano.


Es Luterano? y eso es bueno, ta?
Esto es buensimo porque es un da
por el tero y otro por el ano!
SONETO
Estaban los apstoles cenando
la que vino en llamarse ltima cena,
y all slo se oa -ay qu pena,
mi amigo, que esta historia est acabando!Y as de compungido va le asunto,
que agarra y dice Pedro: Jesucristo,
pastillas pa animarnos, que est visto
que sin droga... que nadie pilla el punto!
Muy bueno! dice Juan y yo un porrito!
y accede Jesucristo (aun con sus dudas)
disponiendo de coca pa un tirito...
Justo entonces, despus de prepararlo,
Jess va y estornuda! (y se oye a Judas:
lo dije o no lo dije? es pa matarlo?
DURA DE OIDO
Caminaba una anciana hacia el mercado,
corta de vista y sorda como un leo,
cuando advierte un tumulto no pequeo
de personal en corro y agitado.
Curiosa ante el gento alborotado,
demuestra en enterarse, gran empeo,
y empieza a preguntar, con grave ceo:
Qu ocurre? Qu sucede? Qu ha pasado?
Al fin alguien contesta: Una pelea!
Venden jalea?; No, seora, rien.
Y tienen que gritar los que se estrien?
Buen odo se gasta! Mire y vea:
un folln! una ria! una disputa!
Pues no ser tan nia si ya es puta.
UN GALLO GANDUL, PERO MUY GANDUL
En tranquila y amena charla ociosa
le deca un chiquillo a otro chiquillo:

Es fcil madrugar, cuando su brillo


tmida muestra, de alargada rosa,
el alba; pues siempre nos despierta
con su canto puntual el bravo gallo,
alegre, melodioso y si desmayo.
En cambio, dice el otro, nunca alerta
el gallo nuestro est. No despotrico
si le nombro el ms vago del lugar.
Es que, acaso, no canta al clarear?
No seor, solamente cierra el pico;
espera que otro lo haga y con pereza
se limita a asentir con la cabeza.
EL BORRACHO
Quin ha dicho que pueden ms dos tetas
que dos carretas? le escuch a un fulano
un da en un bar. S in levantar mi mano
yo mando a mi mujer a hacer puetas
y tiene que ponerse de rodillas
para llamar a gritos mi atencin,
porque soy tan macho y tan varn
que slo as me busca las cosquillas.
Pues es usted, compadre, la caraba.
S ale de aqu borracho, llegas tarde
y nunca tu seora te reclama.
As es s, anoche mismo me gritaba:
borracho, sal de ah, no seas cobarde
y te escondas debajo de la cama.
SONETO
Siento decirte amigo, que lamento
no coincidir contigo, al recordarme
el suplicio del fuego y los tormentos
que causarn los diablos al quemarme.
Por lo cual he dejado en testamento
a mis deudos, si quieren heredarme
me incineren. El precalentamiento
har vaya entrenado a achicharrarme.
Ya que tengo un vecino que es bombero,
un curso le ped, y hace tres das

a mi mujer le dije: Mira encanto!


Cuando vaya a palmar, te vas primero
al Ocaso y reclamas garantas
que mi caja, la forren con amianto.
CONVENIO
No me import el olor de un hombre extrao
emanando importuno de tu lecho.
No hubo sabor amargo ni despecho
por ser un sustituto. No hubo engao.
Fue un trato: Me restaas, te restao.
Cuando tus remembranzas al acecho,
fras, pusieron trmulo mi pecho,
no indagu en tus captulos de antao.
Declin el privilegio algo dudoso
de saber de tus hroes y villanos;
si probaste ambrosas o veneno.
Fue mejor, pues hoy s que es doloroso
ir por tneles guiados por las manos,
hacia fastos estriles ajenos.
SONETO
Anunciaste el final de la armona
con tu saxo de plstico amarillo.
Don Cherry a la trompeta de bolsillo
deca que el be bop ya se mora.
Declaraste la guerra a las cadencias
por quitar libertad a tu discurso.
Tus ojos siguen grciles el curso
liberto del hablar sin obediencias.

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Mediaba e l si gl o vei nte . Tu semill a


prendi como l a pl vora. Tus hi jos
fueron miles. Quiz s ya que dan pocos.
Maana es l o que importa. Maravil la
l a hi stori a de la msi ca. Proli jos
retrocesos. Qui zs estamos locos.
SONETO
Me acerqu h asta el balcn del alma ma
por ver si haba llegado l a ma ana,
con voz de gavi ota e n su campan a,
y me inund un aroma de ale gr a.
Mi r la l uz, dormi da todav a,
rompi endo en el cristal de mi ventana,
y e l dol or y el col or de la persian a
danzaron por mi s venas su agona.
Haba l le gado el alba con sus pri sas
de fl orecer vi oletas y son risas
y me encontr volcado al de sconsuelo,
l amindome l a ausenci a de tu he ri da.
Ta habas ido sin m, pal oma huda.
Y baj hasta l a mar por ver tu vuel o.
II
Me baj hasta l a mar por ver tu vuel o
y te encontr te ndida y e mbri agada
de sal y sol, de arena salpi cada,
jugando a tobogan es por tu pel o.
De snuda de pudores i nfrahumanos,
l a lu z jugaba a besos con tu fr a
e statua casi bron ce. Se dorm a
u na ola cansada entre tus manos.
Mi coraz n gimi sl o con verte,
n egndose l as manos a coge rte
creyndote espejismo e n las arenas.
No te hab as i do como imaginaba.
Tu risa de cri stal se me acercaba
y l a mar se trag todas mis penas.
III

Y l a mar se trag todas mis penas


dejando el corazn en desban dadas.
Junto a l a ori ll a iban mi s pisadas
arando un surco azul por las are nas.
Tu mano, como flor recin abierta,
acarici mis pies y mi rodi ll a.
Yo com de tu boca la semilla
de fru ta germinada y descubierta.
Te llev entre mis brazos como lle va
e l cn taro a la fuente la aguadora,
temiendo que e l calor se lo consuma.
Y nos amamos de una forma nueva,
tan salvaje, tan dulce, tan traidora,
que la mar nos bendi jo con su espuma.
CRIS TALES
Ah ora el sol ha rozado suavemente
a tu espe jo de pl ata sosegado
y e n hirvie nte s cristales ha trocado
e l re sol a tu l mpida corrien te.
Ya l a mar es hoguera del poniente
resplan dor de un ocaso qu e h a dejado
e n su adi s el col or descuartizado
y al mori r se despi de incande scente.
Ya tus agu as vi brantes se estre mecen
cuando ven como el sol tambi n se inclina
i mplorando la vi da entre temblores.
Ya tus barcos varados se en tumecen
sin poder navegar Isl a Cri stina
sl o queda tu azul entre estertores.
CONJUNCIN
Eres mi sol y yo soy tu uni verso.
S in m no existi ras, n i tampoco
yo sin tu luminari a. Como l oco
l a busco arrebatadamente inmerso
e n la pasin rendi da. Voy con verso
del he li o de tus ojos y disloco
e l hombre que me habi ta. Poco a poco
yo bebo tu poesa, t mi verso.

Baada en l a Va Lctea, tu de snudo


derramado su mi so y fiel , recl amas
que mi sombra te cubra con su velo.
Ar des en llamaradas cuando acu do,
i ncendi ando mi noche cuando llamas.
T eres mi sol amante, yo tu ciel o.
ANTES DE QUE EL TIEMPO PAS E
No de jar que el tiempo se termi ne
agostando su cl ara transparenci a.
Ni el mie do rui n anule la conciencia
de seguir vivo mi entras me trasmine
toda e speranza. Cuando determine
mi camino haci a el mar l a Provide nci a,
l e dejar vol car su quintaesencia
sobre el faro, que l ci do ilumine
l a ruta en mi zaguera singladura.
Que quie ro mantener fiel y segura
l a br jul a de Dios, su dese mbarco
sobre la arena dcil de mi playa.
No consiento que el ti empo se me vaya
sin di bujar su estela tras mi barco.
DES PERTAR
Aveni da de luz, l a madrugada
ve tu boca amarrada a mi ci ntura
y l a il umina, l a convierte en pura
metstasis de luna desbocada.
La n oche se fug con su locura
dejando nuestra furia extenuada
de sangre despendose en cascada
y nu estro navegar sin singladura.
Es blanco el despe rtar, n egro e l momento
de tu ausenci a, raptada cada d a
por un ai re ladrn , por un mal viento,
que sopla en mis sentidos la utop a
de aquel perfume que te conoca
mez cl ado en l a viole ta de tu aliento.
SONETO

Cunta gente se encuentra en esta sala


h abl ando como ami gos deven idos,
e ducados testigos de una e scala
que, por obl igaci n, l os ve reuni dos.
S u presenci a parece ser que aval a
e l apreci o de los seres qu eri dos,
sl o puede fal tar persona mala
a un a fiesta con tantos conoci dos.
Hay de segu ro el ogi os ri mbomban tes
aunque algun o murmure un desatino
que no ha de perturbar el agasajo
de quie n, ya resi gnado a su desti no
quisie ra di spararl es un Farsantes
por qu no se van todos al carajo!
SONETO
Como un botn de al mendro en pri mavera,
como el ru bor en que se anuncia el d a,
como una impe rce pti ble meloda,
como el roce en l a piel de una qu imera.
Como l a lluvi a que en l a sementera
n utre la entraa de la tie rra fr a,
como un rumor de mar en lejan a,
as rompe el amor su eterna espera;
as , la vida se redi mension a,
l a lu z vuel ve a se r luz y e l ci el o heri do
vangu ardi a de una estrella en l ontananz a.
As, la sole dad, se desmorona
como pri si n del alma, sin sentido,
rotas sus rejas, ya, por la esperanza.
ES TAS AQU
No s por qu , Dios m o, me arrepien to,
con la conciencia y al ma desgastadas,
pero mil veces vuelvo a l as andadas
y otra vez a ll orar con se nti mie nto.
No s por qu , Seor, mi descontento
se derrumba buscando encruci jadas,
que son excusas zafi as, maniatadas
por la torpe oracin con que te inve nto.

A ve ces te imagino a carcajadas


celestiale s, llenando el fi rmamen to,
por mis promesas siempre inacabadas.
Pero ests, pe rmaneces, te presien to,
h irindome las sienes a pe dradas,
con la palabra muda de tu aliento.
SONETO
Maana no vendrs. Cuando h ace fro
apenas hay mani jas e n la pue rta:
ruedan sin prisa por l a cal le muerta
l as hojas arrancadas al hasto.
El telfono suena. Me sonr o.
Al guien apu nta pe ro nunca aci erta.
No estoy interesado en esa oferta
n i soy el ti tu lar del l abrant o.
No pasa nada: di gesti n cortada.
S egui mos navegan do a pie de obra,
acariciando el fil o de la espada.
No volvers. Al cabo nadie vue lve.
Del buen o hasta el vil lano, nadie cobra.
Tan sl o nuestro olvi do nos absuelve.
SONETO
Cuando por l as ventanas de tus ojos
se desvanezca el lti mo torrente
de lgrimas y quede s al antojo
de tanta desazn indi fe rente
i ntenta ver, hurgando en tus despojos
aquello que te sirva de si miente.
Mejor no acostumbrarse a l os enojos,
termi nar por vol verse i ndiferente.
S intoniza l as voces ms sinceras,
busca e l rincn neutral de l os ami gos,
disfru ta cada bie n e n tu in ventari o.
Au nque a veces sean largas las espe ras,
n o e s buen o incrementarse los casti gos
pensando en un desti no soli tario.
SONETO

Un sobre i nesperado y tu apellido


e scrito de tu pu o en su reverso.
Qui z dentro se esconde, dulce , el verso,
que aproxi me tu voz hasta mi o do.
Cada da i magi no un conteni do
difere nte al de aye r, mi entras conve rso
a solas con tu aroma, y tergiverso
cada recue rdo amargo y mal herido.
Qui z conte nga lluvia, o quiz sea
u na carta de ci el o despejado.
Qui z a n respira el hombre que me am.
Y mie ntras dudo, el tiempo amari ll ea
e l sobre, la esperanza, y el pasado.
Qui z l a abra maana. Quiz no.
VENUS Y CUPIDO
Meona Venus, madre del mocoso
y rapacejo Amor, que ser sol as
l a que en l as afri canas puter as
tomaste ban co y trato ganancioso;
y t, de snudo nio y re vol toso
que de trainel oculto la servas,
procuran do tambi n sus granjeras
a sus maas, ya he cho codicioso.
De dnde en hora mala h abis tomado
de dioses apelli do y nombrada,
h aci endo a todo el mundo que os respe te ?
O quin de e nte ndimi ento hab a pri vado
al vul go, que por dioses admi t a
a un a puta probada y su alcahuete?
DOCE S ONETOS PARA EL AO 2003
ENAMORADO
En medio de l a fre nte l le vo escri to
tu nombre con rel mpagos de fuego.
Te invoco con temor cu ando te ruego,
con rabiosa pasin cu ando te gri to.
Ms que al aire y al sol te n ece si to,
y aunque i nte nto olvi darte (no lo niego),
cuando n o e stoy conti go soy un ciego

del cl aro rei no de tu l uz proscrito.


De j mi voluntad en tu regazo,
pendi ente de tu beso y de tu abraz o.
S lo qu iero vi vir si me acompaas.
Ansioso de tu carne palpi tante
me suicido de amor a cada i nstante,
como si no supi era que me en gaas.
CELOSO
Me he mirado en l os ojos de mi amada,
bri ll antes como el mar en pri mavera,
y no me he vi sto. S e escondi li gera
u na chispa fugaz y avergonzada.
- Qu me ocultas, mujer? - No ocul to nada.
En tus pupil as fulge un a quimera
que no conozco yo, que ni si qui era
te atreves a decir de madrugada.
Yo acari ci o con rabia mis anhel os
por no cruzar l a raya de los cel os
n i aprender a morir cada minuto.
Me besas con pasin, y todava
tie mblo pensan do que amanezca un d a
mi corazn vi stindose de luto.
MUERTO DE AMOR
Mi coraz n se ha muerto de repente
bajo l a luna gri s de tu mirada,
cuando i ba a fl orecer l a madru gada
e n el cristal ll oroso de l a fuente.
Una mano, la tuya, indi feren te
h a e scrito mi sen ten ci a en la al mohada
y e l eco de mi voz enamorada
h a sonado ridculo y doliente.
De l os de spojos de mi sangre rota
renacer un a nueva gavi ota
que aprender la flor y l a sonrisa.
Y si el recuerdo de tu amor vol viera
a tei r de dol or mi primavera,
ya secar mis l grimas l a bri sa.

PROM ES A
Yo no s si tu amor es como el mo,
que siempre intenta levantar el vu elo
h aci a los espe jismos de otro cie lo
sin nubes, sin reproche s, sin hasto.
En tu ternura de mujer conf o
por si pudi eras deshacer e l hiel o
que el pe so de una vida sin consuelo
h a dejado a la orilla de mi ro.
Yo no s si tu amor puede ofrece rme
u n espacio de l uz donde perderme
buscando l as cenizas de mi sueo.
Me da l o mi smo. Gastar mis das
e n quemar ante ti mis utop as,
aunque l le gue a mori r en el empeo.
S ILENCIO
Mi boca no te ha dich o todav a
que estoy de tu cari o prisionero,
que por ti me derrito, qu e me muero
de tanto y tan to amarte, vida m a.
Eres t mi ilusi n, t mi ale gr a,
t la rosa que anima mi se ndero;
y yo quisie ra darte todo entero
e ste cuerpo que al verte se e xtas a.
Por ti romp l os muros de mi orgu ll o
y quisiera gri tar: "S oy todo tuyo
y ms que a n adie ten go que que rerte" .
Por ti me sobran l as de ms mu jeres.
Pero me callo, porque no me quieres,
y guardar si lenci o hasta mi muerte.
DICE UN FILS OFO A UN AMIGO S UYO
No soy me jor que t. S oy compaero
de todo e l que se siente ser human o.
El vi cio y l a virtud se dan la mano
e n este barro frgi l y embustero.
Tambin mi coraz n late lige ro
cuando e l beso de amor est ce rcano,
pero ofendo al amigo y al hermano

y acabo por hace r lo que no quie ro.


Te atrapa el torbelli no de la droga
y a m un anhelo sin razn me ahoga.
Persegui mos los dos un espejismo.
T bu scas el pl ace r y la alegra,
yo, un poco de fu gaz sabidur a.
No soy me jor que t. S omos l o mi smo.
EL PODER DEL AMOR
He juntado tu nombre con el m o
e n un rengln fugaz sobre l a arena
y l o repite en dul ce can tilena
l a bri sa de l a mar en el e sto.
Tambin nos ci ta el resplandor tardo
que il umina l os fil os de l a al me na
cuando e l ocaso en sombras se enajena,
arspice del miedo y del roco.
Amor e terno nos prest sus gal as,
su dorado carcaj, su s ti ernas alas
y e sa pasin que enciende las estrell as.
Bu scaba yo tan slo una aven tura
y me prend de ti con tal l ocu ra
que en cue rpo y al ma tengo ya tus huellas.
CARPE D IEM
En dn de pone el ruiseor su nido?,
de dnde toma su ru bor el cie lo?,
de qui n aprende el gui la su vuel o?,
a qui n dedi ca el vie nto su gemido?
Cmo ll ega a las playas el lati do
del coraz n del mar?, cmo el an hel o
de la feli ci dad nubla el consuel o
y e l senti mien to deja malheri do?
Vi ve y no i nquieras para qu viviste,
porqu e l a fruta del saber es tri ste
y tri ste la su stanci a de la vida.
Goza las rosas que el amor te ofre ce
y s feliz, qu e lo dems pere ce,
se esfuma, vuel a y, al final , se olvi da.

RETRATO EN NEGRO
Adole sce nte enci ma de una moto,
se hace estrecha la call e a su i mpaci encia,
sobre la acera muestra su imprudencia,
suea que jue ga por control remoto...
S u cere bro est lleno de al boroto,
conjuga perversi n con inoce nci a
y l e hechiz a la cruel fosforescencia
de un mundo ine xiste nte , triste y roto.
No tie ne porveni r, todo e s presente;
n o piensa en el rechazo de l a gen te
n i le i mporta mori r, porque i magi na
que, al bajar el tel n, vendr un colega
a i nvi tarlo a be ber en su bodega
y a darl e su racin de cocana.
REGRES O
Dame tus labios, porque vengo mue rto
de sed y de cansan cio, novia ma,
y slo e ncue ntro un poco de alegr a
junto a tu corazn , que es nido y puerto.
He cruzado las sendas del desierto
del de samor, cumpl l a profec a,
y no e ncontr l a paz ni la armona
l ejos de ti, de tu cari o cie rto.
Vu elvo a tu lado, vuelvo arrepen ti do,
a recobrar l os be sos que he perdido
y a hacer de l a pasin nuestro al imen to.
Obe dezcamos a l a carn e ardiente,
de espaldas a las n ormas de l a gen te,
y l o dems... que se lo l le ve el viento.
TODO ME LO ROBARON
Yo e ra due o del aura del esto
que alegra l os tri gales y las rosas,
bajo sus al as leves y piadosas
buscaba el mar e l agua de mi ro.
Nada envi di jams, porque era m o
e l escondido nombre de las cosas.
En mi ciel o lu can prodigi osas

mi l estrell as colgadas del vac o.


Me lo han quitado todo. No me qu eda
n i campi a, ni fuente, ni arboleda,
n i sueo de futuro, ni e spe ranz a.
Vago entre sombras, ren coroso y triste ,
desprecio casi todo lo que exi ste
y reprocho a l a mue rte su tardanz a.
HOY
Hoy tengo el corazn en carne vi va,
h oy la noche parece ms oscu ra,
h oy siento soledad, su fro amargura,
crece entre espin as mi can cin cautiva.
Ya e s sl o una silueta pensati va
e l alegre perfil de mi escri tura,
y e s una sombra ausente mi ventura,
y mi existe nci a, un barco a l a deri va.
S e h a borrado l a i magen del espejo,
e n mi s ojos no que da ni un re flejo
de los sueos de aye r. S oy forastero
donde sembr mi amor. Y n o h ay ple garia
que endulce mi vere da solitaria.
Ya no tendr tus besos. Y me mue ro.
SONETO ANNIMO HACIA .610
De bajo de un oli vo fructuoso
por do se van mi l vi des retorciendo,
con gran l ujuri a vide estar jodiendo
a un a dama un buen gal n furi oso.
Ell a l os pies al ciel o luminoso
tiene, con que en l os l omos le va hirie ndo,
y con dul ces meneos va haci endo
se encien da ms el fuego l ujuri oso.
Y al derramar la e sperma y regocijo.
dijo el galn: Mi vi da, pues acabo,
si pue des di aceituna y que d mu do.
Ell a, que sin comps menea e l rabo,
Acei ... acei ... acei ..., aceite di jo,
que decir Aceituna n unca pudo.

LA PAJA
Me que do sol o en soledad cach onda,
desnu do el cuerpo, en el sof te ndido,
y, con mi rarla, ya se ha en dure cido,
y gorda qu e se est tiesa y oronda.
Llevo la mano, y toda a l a redonda
l a cojo con amor. Entern eci do,
l a mimo y la acari ci o, y slo pi do
e ternizar l o que el orgasmo ronda.
En tanto, pi enso en lbri cas esce nas
que a punto e stn entonces de llevarme
ms all del placer al mastu rbarme.
Pero tantas al fin, y tan amen as,
que el cuerpo se sacude por ente ro,
y hace saltar la l eche, y yo me muero.
EL S ES ENTA Y N UEVE
Ti enes miedo a jode r, y no l o hace s
porqu e puede s quedarte embarazada.
Con el dedo, ya ves, n o pasa nada,
y sin contar con nadie, te de shaces.
Con palabras e i mgenes salaces
se acompaa tu mano en tusiasmada,
y acabas por corre rte , muy mojada,
sin que lujuri a ni pasin disfraces.
Mas si es correrte bie n lo que te mueve ,
si quieres goz ar bien, como me dices,
por qu no hacer t y yo el sese nta y nue ve?
Te metes e n l a boca mi cipote ,
aproximas tu cul o a mi s narice s
y me pon es tu coo de bi gote.
DOS SONETOS A LA MANERA DEL ARETINO
I
S ueas y pien sa en jugar conmigo,
e n h ace rme una paja con tu mano,
e n chuparme la poll a, y en tu ano
i ntrodu cirte e l dedo hasta el ombl igo.
Cosas as tambi n sue o contigo,

mas n ada gan as t, ni nada gano


si es tan slo pensar. Vamos al gran o;
t me comes l a polla y yo a ti el hi go.
Pero en cueros los dos, los dos a pel o,
l os cuerpos apretados, los pezones
e rectos, coo y polla ambos en cel o.
Vers qu duros tengo l os cojones!
Y t mi sma vers que bue no es todo
si me la chupas bien y yo te jodo.
II
Cmo chuparla bi en, me has pre guntado,
y qu cosas hacerl e en los cojone s
a un macho al que has qui tado los calzone s,
para hacerlo fe liz y enamorado.
Al gn conse jo til ya te he dado,
pensando ms en m que en tus razones,
pues bi en, has de saber que los tirone s
de la lujuria van por se parado.
T chupars la poll a a la medi da
del mach o que te arrulle y te caliente,
e inve ntars enton ces trucos nue vos.
Chu pa y mama con ansi a y con movi da;
mas si has de hace rl o bie n, tenl o presente,
h as de chu par l a poll a ms los huevos.
CON MOTIVO DE LA BODA D E DOA
ES PERANZA DE MENDOZA, VIUDA D E
FERNND EZ LI AN DE HEREDIA, S EORA
DE CETINA CON DON FRANCIS CO DE QUEVEDO
Y VILLEGAS . LOS ENEMIGOS DE QUEVEDO,
YA C INCUENTON, HICIERON CORRER ES TE S ONETO
S i no sabis, seora de Cetina,
qui n e s, tei do, el setentn Quevedo,
sabe d que es un frisn que huele a pe do
y que de no comer caga canina.
De cuero le di o Gngora e sclavina,
con cara de ahorcado a medio credo,
que al mismo S an Antn pusiera miedo
e n la pan dorga de don Juan de Espi na.
S ayn de ra en cal vachn retablo

mugre in mortal y semi capro eterno,


cl rigo ingl s, i njerto en cachidiablo.
El cuerpo en vi no, el al ma e n el infierno,
y, al fin , para fi gura de Juan Pabl o,
u n pie de cazador y otro de cue rno.
DOS SONETOS CHILENOS DEL S IGLO XVI
I
Es el hombre del tie mpo combatido
baje l que con el tiempo e st e ngol fado,
que sino advierte el ti empo en mal estado
pere ce con el ti empo sume rgi do.
Mas, yo no estuve en tiempo re veni do
para no recel ar de l ti empo ai rado:
que del tie mpo que in til he gastado
ya no hay regreso al tie mpo que he perdido.
Oh, tiempo! Qu dolor! Mas ay de m !
como en iras el tiempo se convierte
porqu e el bue n tiempo en vano me di vi erte.
Y pue s, no e s tiempo de enme ndar mi suerte
ya del tie mpo l a ocasi n perd,
srval e al tie mpo de perdn mi mue rte.
II
Por qu tan cruel, oh , mal nacida mue rte!
tu guadaa cort l a me jor vida?
Cuando la fe chilena enfure ci da
pena tan tri ste en ms fu ror convi erte.
Con un robusto i mpulso he de vencerte
y aunque tanto blasone s de te mi da,
n unca mi l anza se ver rendi da,
pues tanto como t mi amor es fuerte .
Pero si muerte de la ms tirana
mue rte e s la vida qu vengar in ten to?
cmo pue de quedar mi fe ufana?
S i es mi aliento mi vida, mi ardimiento,
dad la vi da en l a mue rte de Mariana:
e s dar a su muerte con mi aliento.
ANNIMO S IGLO XX

DES ILUS ION


No es el pl ace r la gl oria de l a vida,
n i el dinero que tanto he despreciado
e s el amor ensu eo del li ri da
l o ni co que e l al ma no ha olvi dado.
Tampoco es u n honor el vil pecado,
n o h ay que l lorar por l a il usin pe rdi da
aunque no vuel va a la mujer querida;
pues triste e s recordar lo ya pasado.
Por qu e nton ces sentimos tanta angusti a
y e l al ma vive destroz ada y mustia,
si sabe que en l a vida todo mue re...?
S omos locos amando si n cesar;
n unca nada queremos ol vi dar:
Si no e s eterno l o que ms se quie re!
SONETO
S i yo pudi era verte rama ardida
prometida de espe jos fl or de celoquebrando el aire dul ce si n consuel o,
e n mbitos de l umbre de spedida.
Espacio est ril, cie lo sin sali da,
Ay, que gozosa muerte que e s tu anhelo
de agua y tierra apretada, de tu ci el o
sin n geles! Tu cielo sin hui da,
all don de mi voz est call ada,
con el borde de she cho, con la fre nte
sin tarde : Cl ave l!, rosa desol ada.
S ueo de sueo, luna de gemi do,
-cl ari dad despo blada- i mpaci ente;
si, campo, mar, e st o, aire querido.
NO ES TIEMPO TODAVA
Lo que no logres hoy, quiz ma ana
l o logrars: no es tiempo todava.
Nun ca en el breve trmino de un d a
madura el tri go ni l a espiga grana.
No son jams e n la l abor hu mana
vano el afn ni intil la porfa.

El que con fe y val or lu cha y con f a,


l os mayores obstcu los all ana.
Trabaja y persevera que , en el mun do
n ada exi ste rebel de ni i nfe cundo
para el pode r de Dios o de su ide a,
h asta la est ril y deforme roca
e s manantial cuando Moiss l a toca
y e statua cuando Fi des l a gol pea.
ENCONTRADOS EN INTERN ET
EL AS NO POETA
Un asno que en l a rueda de su noria
mova sin descanso el mal acote ,
u n pollin o de santo nombre y mote
que arroj Di os de su cle mente gloria.
Un cabez n de vani dad notoria
dueo y se or de l pal o y del azote,
u n burro acostumbrado a que no brote
del canjiln el ve rso e n su me mori a.
S inti e l tosco an imal gemir e l eje
del rbol (de la nori a) sin engrase
y parecile una canci n completa.
Enton ces rebuzn con ahnco he reje
y dijo: el e stri billo que no pase
Anda!, no l o saba, soy poeta
SONETOS DE LA DIS CORDIA
I
Mi ami ga Pepa, reina del soneto,
acosa a l os pu ristas, mata normas,
quie re hacer con tres versos un cu arteto
y que quede el soneto de mil formas.
De dos versos deja uno e n el terceto,
n o le gustan z apatos con sus hormas,
n i su amigo don Paco el indiscreto
y dice que no quiere tener cormas.
S i no qui ere l as cormas de l as regl as
e scribe versos l ibres, sin me dida,
sin regl as que e ncorseten tus poemas

pero di , poeti sa, si te arregl as


sin saber de l a mtrica perdida
para componer bell os semantemas.
II
Oh!, ncli tas estirpes l iterari as,
seguidoras de Niebl a y zarandajas,
puestas e n sinale fas de precari as
e strofas. Oh!, t, que sonetos ajas.
Por qu , oh! l gida luz , en tus pal mari as
i gnorancias repli cas y me rajas?
De cid: qu hice yo, voces temerari as?
No tiis con mi sangre l as navajas.
Au nque di gi s, e rrados, que l o he hecho
e s una si nal efa trivocal
con voces y aspavi entos sin raz n.
S umisos bajar is de l pedestal
cuando e n vuestro cere bro, hoy en barbecho,
n azcan fl ores de cl ara tradi ci n.
SONETO DE LA TRAIC ION
S ufri mi pobre al ma un a cel ada.
Agoni za cosida a navajazos
por ni a loca que le abri sus brazos
y rauda l os ce rr an te su lle gada.
Mi al ma vaga tri ste y e xtravi ada,
doli ente entre suplici os. Los abraz os
que nunca sinti son cien mil zarpazos
que la de jan pe rpleja y desgarrada.
Mi al ma, bl anca alma que sedienta
e n la salobre lgri ma se ahoga
y se afe rra al madero que es l a losa
de la que su n ostal gia se alimenta.
Mi al ma, cruen ta al ma. Nudo, soga
y e se dol or de muerte que la esposa.
AUS ENTE
Au sente, vie ne a m-i tu amor, canci n
de mue rte. Pi des, ruegas otra suerte
que vi vo en pena e terna, atado a fuerte

cade na y yazco e n ti , gen ti l pri si n.


Au ll ante llega el dbil son, razn
del yugo ardi ente, fr a vi ola i nerte ,
que mu ero a solas mue rtes mil sin verte,
perdido solo en ti, febril pasin.
A n vendrs a m, y yo ser
l iberto en otra crcel ms gozosa,
de nardos llena, no de vi ol a rota
Al l , e n el dul ce amor que no goc,
ausente en verde s ciel os, luz de esposa,
sere mos, t, l os vien tos, yo, gaviota.
S ONETO CON JITANJFORAS
Fluyen las mariposas, l as etreas
n avegantes de espacios silenciosos,
que delei tan con ritmos rumorosos
y son arpas y c taras areas.
En e l cielo gri s se agitan celreas,
murindose las pgi nas, cel osos
quedan l os ne gros trazos qu ejumbrosos
sin su mi el , en pan ale s de hojas c reas.
Mariposas, pal abras, sensaci ones
que en r tmico fl ui r nace n y mueren
y cobi jan en surcos su existen cia.
mariposas, pe rdi das emociones
de una angusti a vi tal, que a vece s qui ere n
renacer y volve r a su querencia.
ANNIMO LIMEO
Este trono que ve s tan majestuoso
a l a Madre de l Verbo consagrado,
e n que el arte parece se ha apurado
u nie ndo lo magnfico a l o hermoso,
bosquejo e s de aquel otro ms gl ori oso
al que Di os Tri no y Uno la ha elevado,
adonde e l se rafn ms atrasado
e n mi rar l a hace parte de su gozo.
Es sol io pues con qu e h onran a Mara
e n su imagen antigu a cie nci a y cel o,
mutuos socorros dndose a porf a.

Tu coraz n eleve a tanto vuel o,


que haga con sus efectos armon a
a l os coros que la hon ran en el cielo.
SONETO
A medi o terminar la longaniza,
algo de arroz, un trutro in macul ado,
delatan e l al muerzo abandonado
al si no inevi table de l a pri sa.
Y cruzan do la calle se di vi sa
su vecino de e nfrente uniformado
corrie ndo pre suroso hacia e l ll amado
del humo, el de ber y l a baliza.
Y si Ud. qui ere ver, Seor Graci oso,
otra vez este cu adro algo chistoso
sea tan ingeni oso como arte ro:
Inve nte una e me rge nci a, grite: Fue go!
Y podr di sfrutar antes que l uego
l a al ocada carrera del bombero.
S ONETO DEL S EMBRADOR DE ID EAS
Hun de la pala en esta tie rra du ra,
pon en el surco abie rto l a si miente,
y deja al tiempo que obre le ntame nte ,
l a pl anta nacer y cobrar altura.
As es tu ide a, nace de l a h ondura
vie ne de tu pasado y tu presente
l uego la hecha a andar a tu si guiente
y sin saberlo en otro se madura.
No esperes cosechar l o que has sembrado
date todo en l a siembra, ese e s tu sino
date todo en l o vivo y lo soado.
Date como el arroyo cristali no,
como se da el amante al se r amado,
t has nacido para e so es tu destin o.
SONETO EN VANO
A dn de ir que no me al cance el vuelo
de tu mirada que en az or se muda,
y l a noche de sue os me desnuda

con el bril lo quemante del desvelo?


En qu si ti o del aire, el mar, e l ci el o,
e ncon trar mi corazn ayuda,
l a cl ara mano qu e mi mal acuda
y e n dulcedumbre me convi erta el duel o?
La fre nte pe nsativa me rodeas
de lejanas me mori as. Me re cre as
l os rostros del amor e nceguecido.
Y es i ntil que huya de tu ace cho
si te oigo vivir de ntro del pe cho
con la vida sin muerte del olvido.
LOS DE UN LUGAR
Vi eron cruz ar con infernal carrera
como si fuera u n raudo torbellin o,
u n tren que camin aba tan sin tino
como si el mismo di abl o le i mpel ie ra.
Pero por ms que aprietan la mol lera
y tienden su mi rada haci a el cami no,
n o ven mula, ni jaco, ni poll ino,
que haga an dar una cosa tan li gera.
Qui en salta un paso atrs, quie n e n su frente
sealase la cruz, pero de pronto
e xcl am un sal in dose del centro:
Nos quiere n engaar a buena gente!
caball os ti ran de l; yo no soy tonto.
Cabal los dnde e stn? Los lle van de ntro.
ANONIMO S IGLOS XVII- XVIII
Al feliz consorcio de l os excel entsimos
seores Con des de Te ndill a.
Di se Ib ez un bao de Ve lasco
para el evar la casa de Ten dill a,
y un a conde sa en su nu pci al morcill a
a su sangre ha dado bravo Charco.
El pao de S e govi a es ya Damasco,
ms que un Tusn cada cordero bri ll a
gracias al Conde stable de Castil la
que es hombre que de nada hiz o asco.

Albri cias! pu es, seores rabadanes,


que ya uni dos, casados y pastore s,
con pastores al te rnan capi tanes.
Equvocos al mundo su s blasones,
para he roi cos y rsticos afanes
se fabri can dosel es de vell one s.
S ONETO A UNA TALAVERINA
Tocados con pe staas de coral
l uce ros de la aurora son sus ojos,
que al mirarl es te cl avan como abrojos,
y te queman como fuego cande al .
S on tus besos como aurora boreal ,
y andares como rosas e n rastrojos,
y e nvuelve n su ci ntura los man ojos,
de pel o, acari ci ando el vendaval.
S us pechos embriagantes y curvados,
de su cuerpo son fuente de calor,
sus dientes de e smeralda nacarados,
moreno que bonito es su col or,
sus l abi os dos claveles encarn ados,
su boca mananti al de fre sco amor.
S ONETO ANONIMO EN LA CATED RAL D E LIM A,
PERU, A LA VIRGEN D E LA ANTIGUA
Este tron o que ves tan majestuoso
a l a Madre de l Verbo consagrado,
e n que el arte parece se ha apurado,
u nie ndo lo magnfico a l o hermoso,
bosquejo e s de aquel otro ms gl ori oso
al que Di os Tri no y Uno le ha elevado,
adonde e l se rafn ms atrasado
e n mi rar l a hace parte de su gozo.
Es sol io pues con qu e h onran a Mara
e n su imagen antigu a cie nci a y cel o,
mutuos socorros dndose a porf a.
Tu coraz n eleve a tanto vuel o,
que haga con sus efectos armon a
a l os coros que la hon ran en el cielo.
CARICIAS

Qui zs, amor, si fue ra la maana


sl o la luz que rasga el hori zonte
Qui zs si slo fueras t un nombre
para el que no encontrase las palabras
Qui zs si no supi era de tus lgri mas
n i de tu tie rna ri sa y tus reproches
si fuera ciego, y mudo, y sordoEntonces
acoger a tu piel en mi s caricias
y andara el camino de tus sueos,
deambul ando al comps de tus l atidos
l a amada ge ograf a de tu cuerpo.
S i sl o hubi era tacto en mis sentidos
podr a al macenar entre mis de dos
todo e l amor que all en tu cuerpo ha sido.
TRIPTICO A LOS S ENOS
DE LA MUJER VIRGEN, D E LA MAD RE,
DE LA HETAIRA
I
Exal to los sen os erectos y duros
que bajo las vestes bl ancas y li vi anas
fin gen sonrosadas y quie tas campanas
que han de re picarl as prncipes fu turos.
Elogio los senos v rge nes y puros,
jams mancil lados por manos profanas,
y que, cual ovejas nveas y tempranas,
tal vez los ofenden e n ritos i mpuros.
Los sen os si n mancha, los que por l a noche
abre n somnolie ntos sus tmi dos broche s
y e speran el beso qu e el amor e fluvi a.
Aquel los que sue an con tenue s vagidos
y sie nte n que roz a sus brote s fl ori dos
u na pere grina cabeci ta rubi a.
II
Be ndi go los otros: los ricos, los cl idos,
cuyo fin de fine s en dar se concreta,
y que nuestra madre nos brindara, inquie ta
de nuestro semblante por los ti nte s plidos.

Be ndi go mil veces, odres e vanglicos


que en el plen il uni o de vuestra blancura
saci asteis nue stra hambre con esa ternura
que tal vez tuvi steis para otros faml icos.
Be ndi tos mil ve ces, odres sacrosantos,
porqu e vuestro vino bord l os encantos
de nuestra primera vi sin melan clica;
porqu e l a ms al ta grati tud os cubre
y sie ndo cual fl ore s caducas de octubre
soi s cndidas rosas de mie l apostli ca.
III
S enos cortesanos, mustios y sin graci a,
que sl o goz astei s las dichas primeras
y no palpitis ya en las pri maveras,
h undi dos y aisl ados en vuestra fal aci a.
S enos cortesanos, donde el ne cio saci a
su afn de bel leza con l as pasajeras
cari ci as palurdas de sus manos fie ras,
sl o yo sollozo con vuestra de sgraci a.
Qui z al gun a n oche , ba ados de l una
cabe l a fontana semejasteis una
pare ja de novios de dos ruiseores.
Mas podi s sal varos, senos de martirio,
y oste ntar la noble pali dez del liri o,
e njugando e l ll anto de los pecadores.
ANONIMO DEL AO 1.610
Cmo que el brazo cuando qu iero bajo
y que levanto cuando quie ro un dedo,
y slo cuando quie ro nunca puedo
h acer que se levante mi carajo?
Estoy de voto o tengo al gn trabajo?
Aquesto es de vocin, o estoy con miedo:
arre ci a adre de, y estarse quedo
cuando con buen a moz a me barajo.
S in duda son repblica apartada
l a pi ja y los hermanos compaones;
su vol untad se tiene el mie mbrecillo:

suele hode r entre su eos l a frazada,


y remojar la sbana y colchones,
y deja en seco a quien podr se ntillo.

ANONIMO DE LA EPOCA D E COVARRUBIAS


*El mari do muerto
**Darse un verde: Hol garse en
banquetes y pl ace res
(Covarru bias).
T , rbano pi adoso, e n e ste da
visopi ja se rs e n mi trabajo;
sers lugarteniente de un carajo,
mi marido sers, legu mbre ma.
Un po quito ms largo convena,
mas n o i mporta, que irs por el atajo.
Entra de punta y scame de cuajo
l as gotas que el que pudre* me ped a.
Ya e ntraste, mas l as hojas quedan fuera.
Pues qu han hecho las h ojas a mi papo,
que no han de entrar, si es l el que lo pierde?
Las hojas entren, y ojal viniera
e l ramal de fray Lucas, de sol apo,
y dirase mi coo un gen til verde**.
S ONETO MARIN ERO (S IGLO XX)
Di go tu nombre, mar, tu n ombre ardido
de soles y de jbilo creciente,
y e l corazn enamorado si ente
ms clara la presenci a del latido.
Ve lero que navega repetido
por los qui etos espejos de la fren te,
regresa tu paisaje le ntame nte
como si retornara del olvi do.
Y su rge tu comarca marin era
con una trash umante primavera
de espu mas en la mano de cri stal.
Y tu voz de colores, y tu alada
corona de bl ancura trabajada
e n gavi otas y ptal os de sal.

OTRO SONETO A UNA DAMA LUS ITANA


QUE ES TANDO JUGANDO CON UN GATO
A UN A VENTANA, EL GATO ENTRABA Y
S ALIA POR DOS AGUJEROS .
S i encumbra la natura en tu re trato,
h ermosa lusitana, su renombre ,
seguros estarn tu fama y nombre
como la carne est en el garabato.
S i es tanta tu bel dad, que es desacato
vivir el que te vio nadie se asombre
que hagan andar un gato como un hombre,
quie n h ace andar un hombre como un gato.
Dichoso yo si en gato me tornara!
que, si por dos lugares l ha e ntrado,
con uno slo yo me con ten tara.
Y si algo se rompi era el encerado,
seora, bien s yo que no os pesara
que el gato lle va, e n fin, lo ms pesado.
S ONETO CONTRA LA PREOCUPAC ION
DEL VERDAD ERO HONOR
(Publ icado en el Seman ari o Econ mico que publ ica
l a Real Sociedad de Mall orca, 7 ju li o 1.798)
Pobre , Rico, Vasal lo, S oberano,
todos herman os son, todos pari entes,
pues que naci eron ramas desce ndientes
del tronco anti guo del primer human o;
sepa qu ien con sus ttulos ufano,
tiene por cali dad l os acci dentes,
que hay dos generaci one s diferentes,
virtud y vi ci o: l o dems es vano,
por ms que qu iera la ge neal og a,
e ncon trar en sus venas l a noblez a
mucho ms que l a que Adn te na,
e ste honor sl o le se r bajez a;
pues sin vi rtud es siempre l a hi dal gu a,
como un tri ste fantasma de gran deza.
S ONETO ANONIMO S IGLO DE ORO
Volvedl e l a bl ancura a la azucen a,

y e l purpreo color a los rosale s,


y aquesos bel los ojos celesti ales,
al ciel o con la l uz que os dio sere na;
Volvedl e el dul ce canto a l a Sirena
con que tomis venganza en l os mortal es;
vol vedl e los cabe ll os naturale s
al oro, pue s salie ron de su vena;
A Venu s devolved la ge ntile za,
a Mercuri o el hablar, de que es maestro,
y e l vel o a Dian a, casta diosa;
quitad de vos aquesa suma al te za,
y quedarei s con slo l o que es vuestro,
que es slo ser in grata y desdeosa.
UN PAIS ANO DE BARAHONA
De dol or llen a el al ma me tenis!
Y este mi gran dol or, hondo y se cre to,
os lo voy a e xpl icar en un soneto,
a vos que tan gal lardos l os haci s.
Yo no s si de tie mpo dispondri s
para escuchar a un cn dido i ndi screto
que en bal de consumi el primer cu arteto,
y e n balde este segundo, como ve is.
En l os tercetos, s, ser conciso,
y aqu con ll anto os contar mi pena
y acorrerisme con lo ms preciso
Pero vl game Dios, qu e la hi ce buena,
si entero el ve rso trece ya di viso
y e l catorce a silenci o me conden a!
VIRGEN DEL AD VIENTO
Largos si glos de oscuras profec as
anunci ado l a futura llegada
de un rey l ibe rtador de ajena e spada;
el man so, humil de Siervo de Isa as!
Los ojos oteando l ejan as,
corazone s en vel a esperanzada,
i mpacientes por ver l a edad dorada
del Ungi do de Di os, el re y Me s as.
Y en Mar a se ge sta e sa Esperanza;

de su sen o vendr el al umbramiento


del Mes as, soado en l ontananza.
Mesas que ahora se hace sacramen to,
signo de sal vacin, que al mundo al can za
por ti , Virgen pre ada de l Advi ento!
VIRGEN D EL PILAR
Vi rgen del Pi lar, e sbelta y firmeza,
alto si gno de ve rti cali dade s,
col umn a enhiesta de fide li dade s
pedestal que re alza tu grandeza.
Chi qui ta, humilde y pl ena de bellez a,
por encima de humanas velei dade s,
mue stras en alto tus maternidades
e n el Hijo que es faro y es certeza.
Columna proyectada al al to ciel o,
gri to de e ni mbado de esperanza,
paloma que en Jess posa su vuelo,
marmreo e je csmico que al canz a
l a patri a de la paz, l ti mo anhelo,
l a Patri a del amor, se no y bonanza.
Y LA VIRGEN S E LLAMABA MARIA
Y cu ando Dios juz g que era el momento
de veni r a este mundo y encarnarse ,
e li gi una mujer para ge starse
y hacerse hi jo de Adn sin fingimiento
Y al iger Arcnge l, raudo, atento,
se lo an unci a una vi rge n sin tardarse ;
l a joven se sinti ruboriz arse,
e ntre asombrada y pl ena de contento:
Si esa es l a vol untad y e se es e l modo
que place a Dios y al hombre da ale gr a,
yo, sierva, a su pal abra me acomodo
La jove n que as habl aba y re spon da
ten a un nombre que lo di ce todo:
y l a virgen se l lamaba Mar a!
A DIOS
Perl as son de tu mano las estre ll as;

tu corona los soles, que el vaco,


prendi tu mano, y de tu i mperi o p o,
e spada y cetro al par son l as centell as.
Por el ter y el mar andas si n huellas;
y cuando e l huracn suelta brav o,
sus mil voce s de un pol o al otro fro,
con tu voz inmortal sus l abi os sell as.
Doquie r ests, doquie r ll evan tu nombre
mares, desiertos, bosques y pal aci os,
cielos, abismos, el ani mal, el hombre;
aunque e streches l a me nte y l os espacios,
te llevan oh S eor! sin contenerte ;
te adoran oh S eor! sin conocerte.
VIRGEN D E LA ES PERANZA
S anta Mara, Virgen del Advi ento,
l a Virgen de l a O, de l a Espe ranz a,
l a que abre al futu ro y nos al canza
l a graci a de esperar su alu mbramie nto.
Ya l e diste al Seor consentimiento,
ya te puso el Espritu ali anz a
y te cubri su sombra, su tardanza
e n un casto y divino ayuntamie nto.
De un Advien to, que es e terna ven ida
de ese Di os que se va como ge stando
e n senos de esperanza prese nti da.
Ensame a vivi r, siempre esperando,
Vi rgen de la Esperanza Bienve nida,
que si e spera es amor, yo espero amando.
S ONETOS ALUS IVOS A LA MUERTE D E
FELIPE V POR LA UNIVERS IDAD DE
CERVERA CODICE ES CURIALENS E (J-III-9)
S ONETOS EN HONOR DE FELIPE V
I
Tanta l brega luz que infau stamente
sirve de estrellas e n la noche oscura
del ms triste dolor, como asegura
que de Espaa al gn sol lleg a Occidente .

Tanto de spojo militar pe ndiente


n o ya de triunfo, s de horror fi gura,
O cmo e xplica e n fne bre pi ntura
que algn Marte espaol ve l tu fre nte ?
Tanta Musa, di scordes l os conce ptos,
roto e l plecto y el l aurel ajado,
o cmo indi ca en l gubres l amentos
que de al gn real mece nas llora el hado.
Pues de tanta seal, n inguna engaa,
Mecenas, Marte y Sol pe rdi la Espaa.
II
AL M ILITAR VALOR D EL DIFUNTO MONARCA
Mande entu rbi ar su cauce presu roso
al tajo, al Ebro el espaol doliente ,
corra aqul al ocaso, ste al oriente
a anunci ar que ya mue rto el ani moso.
Al te rado al avi so el mar undoso
arri me el l lanto a la e xtranjera gente
desde el reino de aurora hasta occidente
desde el norte hasta e l austro tempestu oso.
S lo ha de ser en tan funesto da
Vu estra, oh Madre y Bel ona, la alegra.
Porqu e despus que l a sauda Parca
quit del mundo al espaol monarca
ten is l a gl ori a de que ya en l a tierra
soi s ni cas de idades de l a gue rra.
III
AL UN IVERS AL DOLOR EN LA M UERTE D E S . M.
Ponga de l uto e l ci el o sus estrellas,
h aga del orbe el eje sen ti miento
furi estaz a, alterado el firmame nto,
e mpaa triste el sol sus l uces bellas.
Indi gnados mil rei nos de n quere ll as,
provincias mil prorru mpan en lamen to,
forme n l a sal tas cumbres monumento,
den por hachas l os rayos sus centell as.
A l a Ti erra y al Ciel o a un tie mpo roca

h acer con aparatos no menores


a Fe li pe los l ti mos honores.
Y an tal ve z ha de ser expresi n poca
que desde el alto cie lo a l o profundo
al que es rey de dos orbe s ll ore u n mundo.
A LAS CIRCUNS TANCIAS DEL TIEMPO EN
QUE FALLECIO S . M.
Mi raba cerca el sol al l en ardi ente
de vuel ta al austro en l a celeste e sfera,
cuando adul ando a la veci na fiera,
rob al mun do el Al cides ms valiente.
Pero tu monstruo real, tu le n rugien te,
timbre inmortal de la naci n ibe ra,
e mprende haci a los astros l a carrera
venga e l dol or de l a espaol a gente.
Y el Ne me o terror de all arrojado,
porqu e ocasin a nuestro llanto ha dado.
Formars a tu re y e xcelso asiento
del ciel o en el obli cuo l ucimie nto
de donde pueda i nfl ujo el ms benigno
a sus reinos envi ar bril lante sign o.
AL ARREPENTIM ETO DE LA PARCA
EN LA MUERTE DE S . M.
Ve ngativo de Espaa el senti mie nto
mal tratase de l a Parca los odos
con tan funestos lgubre s gemi dos
que inciten a ven ganz a al fi rmamen to.
Al eco i ngrato del atroz l amento
rev stanse los h ados de sentidos,
rompan flecha y guadaa arrepen ti dos,
dete stando su propi o atrevi mie nto.
Y a ese negro obelisco, ete rname nte
acordarl es podr, que i ncautamente
con un injusto gol pe ocasi onaron.
Llantos, que an sus o dos l astimaron
para que as despu s tiembl e la Parca
ante s que robe a Espaa otro Mon arca.
ACOMPAA A LA UN IVERS IDAD EN EL

DOLOR LA FIDELIS IMA C IUD AD DE C ERVERA


La ms fie l, nobl e sierva, qu e obse quiosa
a l os pies de su pr nci pe postrada
de la escuela del le n, sali enseada
a rugi r en el campo bel icosa.
M ral a como triste y pesarosa,
l a voz rugiente, en ayes ya trocada,
al verse he rida, y de su rey privada
bebe se dienta e l llanto que rebosa.
S lo al mi rate a ti borboni a Atenas,
pare ce que hall a ali vi o de sus penas:
S in duda porqu e e terna la memoria
de Felipe en ti arguye , y mu cha gl ori a,
e n que suba tu mole al fi rmamento
de su rey y su amor por monumento.
GLORIOSO CONS UELO DE LA UNIVERS IDAD
EN S U MARIANO INMAC ULADO BLAS ON
Atenas, grande patria de l a cienci a,
que cual hija de pr nci pe gu errero,
e n la que e s tu bl asn, tien es acero
que defie nda tu i gual magnifi cencia.
Mi ra que es tambin li ri o, y l a incle menci a
templ ars de la Parca al gol pe fiero:
e s li ri o, digo, in dicio ve rdadero
de borbonia, y celeste de scenden ci a.
Al lado de esa cndi da azucena
del al to Elseo en l a estacin amen a
l as l ises de tu rey gu ardadas tienes:
S ern l uego coronas de tus siene s
cuando segn a remontarse e mpieza
l legue a tocar l os astros tu cabez a.
COMO HACER AREPAS
S e compra un kilo de maz trill ado,
se cue ce hasta que e l grano est esponjoso,
se muel e con re cndito alboroz o,
a l os pelos ponindoles cui dado.
Lista la harina para e l amasado
se forman bol as de se mblante ai roso

y e n l a parri ll a djanse en reposo


dorar en posi ci n de poll o asado.
S i en ese lapso es e l cal or i nte nso
se les vol te a como a S an Lore nzo
y as del fuego la l abor termina.
S i resul ta enojoso este proceso
l e aconse jo mejor dejarse de eso
y comprar l as arepas en la esquina.
AL CAS TILLO DE GUADIRA CAS I ARRUINADO
Edificio decrpito y caduco,
que forzado del zfi ro barajas
e sas murallas con que en vano atajas
balu artes que dieron al trabuco;
S i un tiempo trono fuiste a al gn Malu co,
ahora e n ti se estn hacien do rajas
golondri nas, ce rn cal os y grajas,
mucha ci garra y mucho abe jaruco.
Tu mazmorra, tu ci ma, noria o pozo,
h abi ta el gorrin , tordo o pal oma:
Arca eres de No, tremendo establo.
Tu ruina ame naza y tu destroz o,
pues te apolil la el tiempo y l a carcoma.
Acbate de h undi r ya con el diablo!
DES CRIPCION DE LA VILLA DE TEBA Y
S U CAS TILLO
Bajadas pe as, cerros empe drados
tan al tos que compi te n con los ci el os,
de cerncalos, cuervos y mochu elos
albe rgues, si durabl es apropi ados.
Caducos edi fi ci os que postrados
de la oprimi da Troya son con suelos
sin que sus baluartes tengan celos
de ms rotos o menos acabados.
Cuatro casas de pal ma, una z amorra,
poca ge nte de luz, mu cho pardi ll o,
cuestas i naccesibles, viento eterno.
Esparto de l o fi no, un a maz morra,
aljibes mil con agua e n el invi erno.

Aquesta es Teba y ste su castill o.


S ONETOS PARA LA V NAO
PRES ENTACION
A l os que navegamos por l a vida
e n barco con ti mn, vela y seguro,
ansi ando l a esperanza de un fu turo
que el barco a todo el mundo de cabida.
A qui enes esperamos la ve nida
de un gran sol que i lu mine ya l o oscuro,
aunque nos haga ver lo crudo y duro
de una falsa famili a fratri ci da:
Esta noche re ci be el anfi trin
que por nosotros da su vida ente ra,
y quinta si ngl adura en oracin,
e s hito de l a NAO en su carre ra,
para hacer comunin, no confusin,
pues slo hay un barco, no patera.
DES PARRAMA-MIENTO
Le l lamaban la l oba, la huese ra,
de huesos, lobo y hombre li bre h ac a,
pues i gual compon a anatom a,
que hac a revivir l a cal ave ra.
Todo esto no es un cuento, no es quime ra:
l os hombres, los cristianos de hoy en da,
vivimos sin se nti r la compa a
del ce rcano, lejano, dentro o fu era.
Hay generosi dad e n dar la vida
e n aquell o que veo bu eno y siento
e i gual que yo se nombra y apellida.
Mas hago reali dad con ell o el cuento
al no dar a otros huesos acogida
n o sl o desparramo, tambi n miento.
CON-FUS ION
Es cue rpo muchos huesos en cajn
que a todos, aun disti ntos, da cabi da?
No sirve, est a l a vi sta, esta medi da
cuerpo no es estar junto, e s otra unin.

Pues cuando se produ ce la extraccin


yo digo que mi hueso, mi parti da,
e s la nica verdad, camino y vi da
y as construyo sl o confusi n.
S i exclusiva bande ra yo enarbolo,
subrayo sobre todo el apelli do,
y e s igu al i r contigo que andar sol o,
confusi n la produce mi partido,
que puede ser de Cefas o de Apolo,
Acaso no est Cristo di vi di do?
ENTENDI-MIENTO
La bsque da de Espri tu da fruto
sino e s sl o in vocar, algo arbi trari o,
sino e s imprescindibl e y necesario
ser ofren da en al tar cada minu to.
Al me nsaje de Dios ri ndo tributo
sie ndo re al en m, no imaginario,
por eso tanto hueso, tal muestrari o,
revi ve para honrar al Absol uto.
El sol est apuntando e n l a al borada,
quie n l a di o, tambi n h oy nos da l a vi da,
ya est la calavera bien armada,
por la vida y el sol se consolida,
de amar en li bertad queda en terada,
y, cual Jess, hace rl o sin medida.
COM-UNION
Ya podemos vivi r al egremente,
n os lo ha hecho el Esp ri tu posible :
l os hu esos ya son cuerpo i ndi vi si ble,
n o e n sue o o utop a, ms presente.
An te una humanidad, tri ste , sufri ente,
n o se puede quedar nadi e impasible ;
mundo nuevo y fel iz, real, visible,
e s buscar l a unidad de lo existe nte .
Ha de ser principal actividad
a partir de e ste da que alborea,
que vi vamos en clave de uni dad,

y e n comuni n de fe , vi da, asambl ea,


constru ire mos la Nue va Humani dad,
h umanidad que grita: As se a!
S ONETO DEL S IGLO XVII
La piedra de la Imagen de S orbon a,
vie ndo su Concepcin Inmacul ada
defe ndi da en Escuel as, inclinada
l a opi ni n del sutil Escoto abon a.
La piedra de Daniel se desmorona,
de la cumbre del monte desgajada,
de Nabuco a l a estatua, qu e postrada
ruin a fatal el gol pe le ocasiona.
Piedra con dos efe ctos es MARIA,
blan da ms que la cera al que l eal
asi ste a l a defensa de la p a.
Dura ms que el ms duro pe dernal,
pues de rri b con grande anti pata
l a estatua del pecado ori gi nal .
SONETO CONTRA TIEMPO
Ve inticuatro sanjuanes bajo el braz o
y slo e stos dos versos mal armados.
La rima toda estorba y ya cansado
masco adverbios y e scupo los pedaz os.
Tres aos ms, tre s l neas en mil d as,
y e l mismo hasto tie cada trazo.
No son suaves cari cias, son zarpaz os,
reflejos de una musa muerta y fr a.
El asco y l a pacien cia se entreveran
con ri ctus de pavor en las mi radas
de aquell os que estas le tras resistieran.
Mas hoy bendi go an tus carcajadas,
tus guios y tu afn de pri mavera
que obl igan a pari r tan ta pavada.
S ONETO ANONIMO ARGENTINO
GONGORA DE REMATE
De pe rfeccin pl atni ca la e sfera
man dari na de cu ero oxige nado

e s su bote mil vece s aplicado


e n la cancha esmeralda: pri mavera.
Los atletas practican rotaci ones
e n la busca del aire enrarecido
crcul o de glori a, troz o henchido
que un tal Ke pler mando de vacacion es.
Un de lan tero se hace el compli cado
Pi nche , Gngora!, gritan l os porri stas
al verlo bu rlar tan to, casi eras
dominar en su empei ne en tusiasmado
al mundo si n defensas, reservista
que aqu remata en si ngul ar tijera.
NOBLEZA DEL FUERTE
La n oche sobre e l bosque descen da
cuando u n hambri ento l obo carni ce ro,
e ncon trando a un vi andan te en un sendero,
quiso saciar e l hambre que se nt a.
Le atac con astucia y cobarda,
por la e spal da a trai cin sal tan do fiero,
y fin hubiese dado del vi ajero,
que en vano con ardor se de fenda.
Pero su rgi un len de la espesura,
que al l obo hizo escapar con un ru gido,
y acercndose al h ombre sin ven tura
l a san gre le lami del cuello heri do
Mas, ay!, la hall tan dul ce y tan caliente
que acab de vorando al i nocente!
OTRO SONETO A UNA DAMA LUS ITANA
QUE ES TANDO JUGANDO CON UN GATO
EN UN A VENTANA, EL GATO ENTRABA
Y S ALIA POR DOS AGUJEROS
S i encumbra la natura en tu re trato,
h ermosa lusitana, su renombre ,
seguros estarn tu fama y nombre
como la carne est en el garabato.
S i es tanta tu bel dad, que es desacato
vivir el que te vio, nadie se asombre
que haga an dar un gato como un hombre,
quie n h ace andar un hombre como un gato.

Dichoso yo si en gato me tornara!,


que, si por dos lugares l ha e ntrado,
con uno slo yo me con ten tara.
Y si algo se rompi era el encerado,
seora, bien s yo que no os pesara
que el gato lle va, e n fin, lo ms guardado.
AL CAS TILLO DE GUADAIRA,
CAS I ARRUINADO
Edificio decrpito y caduco,
que forzado del zfi ro barajas
e sas murallas con que en vano atajas
balu artes que dieron al trabuco.
S i un tiempo trono fuiste a al gn Malu co,
ahora e n ti se estn hacien do rajas
golondri nas, ce rn cal os y grajas,
mucha ci garra y mucho abe jaruco.
Tu mazmorra, tu ci ma, noria o pozo,
h abi ta el gorrin , tordo o pal oma:
arca e res de No, tremendo establ o.
Tu ruina ame naza y de strozo,
pues te apolil la el tiempo y l a carcoma.
Acbate de h undi r ya con el diablo!
DES CRIPCION DE LA VILLA DE
TEBA Y S U CAS TILLO
Bajadas pe as, cerros empe drados
tan al tos que compi te n con los ci el os,
de cerncalos, cuervos y mochu elos
albe rgues, si durabl es apropi ados.
Caducos edi fi ci os que postrados
de la oprimi da Troya son con suelos
sin que sus baluartes tengan celos
de ms rotos o menos acabados.
Cuatro casas de pal ma, una zamorra,
poca ge nte de luz, mu cho pardi ll o,
cuestas i naccesibles, viento eterno.
Esparto de l o fi no una mazmorra,
aljibes mil con agua e n el invi erno:
Aquesta es Teba y e ste es su castil lo.

AL PERFECTO RETRATO DEL GEN ERAL


BELGRANO, HECHO POR CARBONIER
Invo co al sacro Numen reve rente
de Apol o, y musas del cele ste coro,
para hacer el encomi o con de coro
a Carboni er ilustre: l o Eminente.
De tu pincel divi no, el al ma si ente,
l a vi sta encanto, pues clarn sonoro
e s ella, Fama sobre ni eves de oro
presentando inmortal al hroe ausente .
El reposo y la gracia pi nta acti vo
son las facci ones de Belgrano mi smo,
de aquel fi nado en l a memori a vivo.
S e mi ra all la l id, al patri otismo
y del Gene ral parece su esplendor
que bri ll a por Carboni er mucho mayor.
SONETO
Un tuerto en su mujer no hall el despojo
y habinle dich o que doncella era;
andaba cual paloma arrul ladora,
porqu e otro h ab a l abrado en su rastrojo.
Ell a le di jo: No tan grande e nojo,
seor marido, no de e sta manera,
que si a vu estro poder no vi ne entera,
n i vos al mo, pues os fal ta un ojo.
l respondi, con voz algo turbada:
Esto hicieron en m mis e nemigos,
mas al fi n lo pagaron con matarl os.
Ell a dijo: Yo fui mejor li brada,
pues esto me causaron mi amigos,
y yo l es di la vi da en remedi arl os.
S ONETO ANONIMO DEL S IGLO XVII
El que ti ene mujer moza y he rmosa,
qu busca en casa de muje r ajena?
La suya, es menos blanca? es ms more na?
E s fr a, floja, fl aca? No hay tal cosa.
Es desgraciada? No, sino graciosa.

Es mala? No por ci erto, sino buena;


e s una Venus, es una si ren a,
u n fresco l irio y una bl anca rosa.
Pues qu busca? do va? de dn de vie ne?
Me jor que la que tie ne pi ensa hall arla?
Ha de ser su buscar un infinito?
No bu sca l mu jer, que ya l a ti ene .
Bu sca el trabajo dul ce de besarl a,
que es el que encie nde al hombre el apetito.
S ANGRES E DE LA VENA DE CUPIDO
S ngrese de l a ven a de Cu pido
quie n quisie re vi vi r a sus anchuras,
pagan do ms baratas l as he churas
que el de sdi chado nadador de Abi do.
Mal di ga Dios u n n eci o tan garri do
que, por encruci jadas mal seguras,
gastando, como di ce n, herraduras,
se quiere dar a reinas del parti do.
Yo soy aque l que, con poquitas tramas,
mi gusto satisfago si n bil le tes;
brl ome de terceras casi brujas;
tal ve doy en fregonas, tal en damas,
tambi n me quedo en sotas, como en si etes,
que todas ti enen ojos como agujas.
SONETO
Olivar Centenario, t creciste
cuando Goya pin taba a l a Alba maja
y e l gran Empe rador de tall a baja
se asomaba al balcn en que naciste.
Ah ora, en tu ve jez , ya en crcel triste ,
tus due os de ti tratan de hacer caja
y todos los dems raja que raja.
S olo e sts en el mundo, mas resiste !
Tu voz de si gl os al za con orgullo,
que el pu ebl o peatonal est conti go
h arto ya de esos gordos tiburone s.
No te podrn tener sie mpre en le tru ll o,
n i torres crecern en tu ombligo,

si en coro hacemos frente a los cabrones.

SONETO A UNA PIPA


Ami gos, e nlutaos! Que l a Campana
pregone por Par s mi s desazones:
Y t, prensa eu rope a, di a l as naci ones,
cuan cruda es para m la suerte insana.
Por qu no se llev a mi esposa ufan a?
Para no angustiarme habra razones?
Mas no, tras de madu ras reflexi ones,
vino a dar con mi fl anco, l a inhumana.
Hi ri la prenda amada, el dulce anhelo,
que vi vida mi r y hoy miro ine rte,
mi sl o bien, mi ni co consue lo.
No hay suerte ms amarga que mi suerte;
n o h ay duel o ms profundo que mi duel o:
Rota mi pira e st! Ve nga l a mue rte!
S ONETO A UNA CORBATA
Y yo qu e l a quera y mancille la.
Yo, que por ell a di cuanto tena,
que cl ida a mi cuel lo se prenda,
obvi ando su purez a atropellela.
Estaba ajena a todo y yo ol vi del a!
El la que fue la e nvi dia e n quie n ve a
que en su belleza mi faz se sonrea
h asta el momento atroz en quemanchela!
Y aun que sl o in troduje la punti ta
voto al ciel o que estoy arrepenti do
de ese l apsus bru tal que ahora me i rrita!
Pues me sen t a come r, y en un descu ido
se me pri ng mi hermosa corbatita
su punta en aquel plato de coci do.
IM GENES DE S ALTA
(S one tos apareci dos e n el di ari o El Tri buno
de S alta el 23 de Novi embre de 1.968
S EOR DE LOS MILAGROS

S eor de l os Mil agros, cuya presenci a data


de por el mil se iscientos en vall es calchaques;
S eor, en Cruz tan negra, contra rayos de pl ata,
con heridas sangrantes que cuajan en rube s.
Dnde que d tu mano de p rpura escarl ata,
patrono de mai zales que en esplen dor engres;
tendido en algn monte que a l o lejos se achata,
da col or a las rocas y a cei bos carmeses?
De coran las mon taas cardone s corpul entos,
violetas y amarillos alternan con e l verde,
mi entras suena i ncansable el rumor de l os vientos,
rumor que con la tarde , fati gado, se pierde;
y e nton ces l a Quebrada te reci be en tre flores,
bajo e l tembl or del ciel o los astros brill adores.
LA PROCES ION
La i magen de l Se or va l legando de l ejos,
sobre la muche dumbre l a fi gura resalta;
circui da por rayos de arge ntinos reflejos:
se ace rca sobre hombres de la intrpi da S al ta.
De trs, e s como un r o de vi brantes cortejos,
l os ojos e n l a Cruz , que el entusi asmo exal ta,
y ante l a rendicin de jve nes y vi ejos,
l a imagen lumi nosa nos parece ms alta.
S ostie nen sobre el Cristo, aurfera coron a,
dos ngele s pequeos e n apti tud de ale rta;
como ate ntos al ru ego que hace cada persona,
por la sangre verti da, por la cruel ll aga abierta,
y por todo el Cal vario, las fervi entes demandas
mi entras pasa el Seor, sobre llevado en andas.
SONETO
Pensar en tu mirada y en mi ol vi do
dejando el pensamiento dilatado
a travs de tus ojos, anegado
de su mismo vi vi r con tu sentido;
despus mirar tu ol vi do que en m asoma
como una rosa que al e spacio diera
l eve prol ongaci n y lue go fue ra
l a propia l uz que toca con su aroma,

e s entregarme a ti sin ms denuedo


que la l ucha del cue rpo contra el viento,
y contigo soando estar tan quedo
como nufrago mar o vano in tento:
porqu e ya que pensarte en m no pue do,
dejo olvi dado en ti mi pensami ento.
PARA S ELM A
S i me amis no me de is l o que me dais,
pues si tan to entre gi s cual exponi s
ms me complacer que algo guardis
y e n e l ju sto momen to l o ofrezcis.
Y es que en la posi cin en la que e stis
tanto ofe rtis que no s que queris:
os supli co, seora, que indiqu is
e l cami no a seguir que profi ri s.
Mas gems y call is, y el pri vi le gio
me otorgis de el egi r lo que prefie ra
y, cagoendis, que n o s que prefiero
No s porque camin o entrar primero
y s que vos sufrs en esta espera
cual sufro yo al pe nsar el sacri legi o.
CONTRA LA PREOCUPAC ION S OBRE
EL VERD ADERO HONOR
Pobre , Rico, Vasal lo, S oberano,
todos herman os son, todos pari entes,
pues que naci eron ramas desce ndientes
del tronco anti guo del primer human o;
sepa qu ien con sus ttulos ufano,
tiene por cali dad l os acci dentes,
que hay dos generaci one s diferentes,
virtud y vi ci o: l o dems es vano,
por ms que qu iera la ge neal og a,
e ncon trar en sus venas l a noblez a,
mucho mayor qu e l a que Adn ten a,
e ste honor sl o le se r bajez a;
pues sin vi rtud es siempre l a hi dal gu a,
u n mal tri ste fantasma de gran deza.
SONETO

Inaccesibl e al viento que suspira


por apagar l a l uz de su cabell o,
i naccesible al plido de stello
de la estrell a lejana que la mi ra.
Inaccesibl e al agua que de li ra
por ll egar a la orilla de su cuell o,
i naccesible al sol y todo aquel lo
que alrede dor de su persona gi ra,
l a doncella en su mundo de diamante
i ncli na la cabeza lentamente
para escuchar en el remoto mu ndo:
e l eco de un latido muy distante,
l a resonanci a de una voz ausen te
y e l sonido de u n paso vagabu ndo.
ANONIMO A LEONARDO CAS TELLAN I
Qu vie nto bu sca e ntrar por l a ventana?
Vi ene un ngel . El sol de saparece.
Ve o el ai re que n o ver maana.
Est ms claro el ciel o y anochece.
Casi no hay luz . Se escapan las retamas.
Es marzo y es Cuaresma e n e stas horas
y solamente yo s que me llamas
y, solamen te yo, que Te de moras.
Estoy ll agado. El mal que no me hicieron
h e li bado en e l Cliz que me di ste
y e n e se Pan de Lu z que me dec as.
S obre mi s huesos ese Pan molieron
(siempre h ay alguien que quiere verme triste )
Pero me ri ndo, como me ped as.
SONETO LUGUBRE
El Rh sangrando e n el escroto,
l as prstata y l as vsceras col gan do;
e l deshuesado crne o tal adrando,
sin sueo l a razn de cuerdo roto.
Por Ignaci o cru cificaste el voto
para segui r cone jos degoll ando;
fre ntico de Arana consagrando
sangre de los maketos en tu coto.

S ueas con Gibral tar, Euskalherra


h abi tada de mi cos e njaulados,
clonados de tu je ta en sacrist a.
Tu estratgi co gen i nmaculado:
Ere cto ante Berl n y ante la CIA!
Sumiso ante el Imperi o y el Papado!
LA PARAGUAYA BLANCA
La paraguaya bl anca es una nube
u na blandura hacindose vi vi ente
arci ll a Paran norte creciente
su rara claridad desti la sube
su nombre est escondi do no lo muestra
aunque e ll a se desnude tran sparente
e s rei na guaran ci elo e n la frente
su nombre tras el se xo de agua diestra.
La paraguaya bl anca puras tetas
por donde pasa e l agua tetas puras
l os sueos tetas bl andas las te rnuras
l as tetas y la guerra las puetas
l a paraguaya bri ll a en la penumbra
desata su corpi o y te deslumbra.
S ONETO A DON FERN ANDO ALVIA DE CAS TRO
Cuando Marte orgu ll oso de l a Galia
previno el fi ero carro de Belona,
cuando e l rtico Polo de su Zona
quiso igu alar a Espa a con Ital ia.
Cuando del Ruisellon a l a Vandal ia
comuni dad in tr pida amontona.
Cuando la e sen cia de Imperial corona
h izo a Castill a campos de Tesali a.
Logroo inhiesto, rotas sus mu ral las,
vol vi por Csar y volvie ra ahora,
disparando, atronando, y fulmin ando.
Fuera, como se r su fatal hora
de sus honore s triunfos, y batall as,
que descri b s insigne Don Fern ando.
SONETO

Te n pie dad, mi S eor, de mi presente


como ya la tuvi ste del pasado,
y ya que el coraz n me l o has trocado,
aydame a vi vi r cristianamente.
Mi ra que qui ero verme transformado,
transi do de tu amor profundamen te;
testi go de tu Cruz, constantemente
de espi nas en mi cuerpo traspasado.
Pues de ti me confie so enamorado,
sl o t has de ocupar mi pensamien to
S eor, amigo fiel , Crucificado.
Y pue sto de rodi ll as a tu l ado
tan slo han de trabar conoci mien to
mi s ojos y tu cue rpo tan ll agado.
SONETO
S i de la oscuridad me recl amaste
con tu pasin tras verme e ncarnecido,
cunto agradezco aquello qu e has su fri do
pues que con ello, Amado, me salvaste!
S i por tu cel o y amor no me dejaste,
ya que de ti fui siempre pe rse gui do,
sl o es tuyo, Seor, lo conse gui do
pues con tu san gre y ojos me al canz aste.
Cunta miseri a y lodo h ay en la vida!
Cunto sufri ste, Amor, por no quere rte !
Qu salvaci n me has dado i nmere ci da!
Vamos Seor: dame pronto l a muerte,
ya que por e ll a he de encontrar l a Vi da
Qui ero morir, Se or, para tenerte.
SONETO
Me postro humil demente en tu presenci a,
me muestro cual me sien to: derrotado,
consciente de mi n ada. Acongojado
pretendo absol uci n a mi con cienci a.
No bu sco, mi Seor, tu compl acen ci a,
n i busco en ti consuel o regalado.
Tan sl o aspi ro a ve rme perdonado,
vol ver a ti contri to con tu anue nci a.

S i por contarl e a un hombre mi pecado


voy a obtener perdn a mi s ofe nsas,
l o con tar, Se or, y detall ado.
S i por echar en tie rra mi s defensas
a mi inte ri or se rs recuperado,
l as e char, pu es T bien las compensas.
ANONIMO GUATEMALTECO
La l uz corre de snuda por el ro
h uyendo sin cesar en lo movi ble
de la profun didad, de l hondo fr o
e n que empieza l a sombra y l o invisible.
La conoci al nace r, era roco,
n o e ste vano correr tras lo i mposi ble,
i magen del humano desaf o
a l a divini dad. Sueo apacibl e
que endulza l os sale ros de los ojos,
mesa frugal y paz es l o que anhela
n avegante, soldado y rey de antojos;
pero ay! del ay! de l al ma, no se alcanza
a volver con l os remos y la vela
al puerto en que dejamos la e spe ranz a.
ANONIMOS EN EL FUN ERAL D E CARLOS III
Dnde tri ste Melpme ne, l a maa
consegui r, para anunciar el ll anto
al funeral de un Rey Pi adoso y S anto!
Ri gurosa de sdi cha llora Espaa.
Lgubre luto no te desengaa?
Horror, tum ba y asombro, es todo cuanto
se advierte y se regi stra con e spanto.
Todo con tra l a mu erte y su guadaa!
Este funesto tmulo y grandeza,
represe nta a tu Re y Carlos Tercero;
como Almansa acostumbra, con fi neza;
Exhal a incienso, y ruegos con el clero
rinde al Omnipote nte , y Suma Alteza,
h olocausto y hon ores con esme ro.
SONETO FUNEBRE

Rompa Al mansa Le al el triste llanto


ante s el Tercer Carl os sol luca,
de Di ciembre el catorce, sombra fr a
por la muerte qu ed: Casame espanto.
Exhal e con suspi ros el quebranto.
Qu negro luto! Qu melancol a!
Ya Espaa l lora tan funesto d a
de la muerte de un Rey, Piadoso tanto.
Pero no se desmaye, ni fallezca
por tan justo dol or, Almansa, ah ora:
Quin duda que Don Carl os no agradezca,
que por su padre gi me, ruega, y ll ora;
y por tan fina ley, no le merezca,
favor, y honor, con que sus penas dora?
SONETO ACROS TICO
Clama Al mansa, no ceses, gi me, y l lora,
al ver mue rto tu Rey Carl os el Sabi o!
Rara fatali dad; no puede el l abi o
l a pena ponderar: lleg l a hora!
O Como bien Melpme ne lo e xora;
si Alfonso por sus tablas y astrol abi o
tanto vaticin? el tiempo es vario
e n que Almansa se mira por ah ora.
Rara casu ali dad! un lustro e nte ro
cuenta de penas, y e pidemias fuerte s;
e stril campo, cli ma tan severo,
roto e l te mplo famoso, tan tas mue rtes.
Horror causa decirlo, no pondero!
Di os slo puede vari ar las suertes.
S ONETO GAS TRONOMICO
S e machacan de un ajo cuatro di entes
con sal , mi gas de pan, hue vos, tomate
y e n acei te de oli va bi en se bate
majado con los ritmos con veni entes.
S e junta en agua con los ingredientes
para que as l a masa se dil ate
y se echan al conjunto, por re mate
chorritos de vinagre inte rmitentes.

Cuando que da dil ui da bi en la pasta


afi le e l col ador su nobl e casta
y para guarnecer pl ato tan fi no
dmosle ya su pe culiar acen to
e chn dole troci tos de pimi ento,
de ceboll a, de pan, y de pe pin o.
S ONETO DEL FUM ADOR RECUPERADO
AL ES TILO DEL POETA FRANCIS CO
LUIS BERNARDEZ
S i para recobrar lo re cobrado
deb perde r pri me ro lo perdi do.
S i para consegui r lo conse gui do
tuve que soportar lo soportado.
S i para e star ahora recuperado,
ya dej de fumar entristecido,
tengo por bi en sufri do lo sufrido,
tengo por bi en ll orado lo l lorado.
Porqu e despus de todo he comprendido
que no se goza bien de lo gozado
con cada cigarril lo consumi do.
Porqu e despus de todo he comproba do
que la ni cotina manti ene he ri do
al corazn por siempre i nfartado.
SONETO TRABAJOSO
Yo no puedo, por ms que me empecine
vol car en l a pantalla un bue n soneto,
y e sta i ncapacidad me tienen inquie to:
difcil encon trar algo que ri me.
Tal vez mi sombre rito al go me arri me,
alg n vocablo til , a ve r esto
n o, no me si rve , a ver e n aqul cesto
caramba! acaso habr de arrepe nti rme?
Re vuel vo en mi cabez a y no hay tuta,
vendr la i nspiraci n con garanta?
S one to: ya me das harto trabajo!
Por qu me habr abocado a tal empresa?
Bah, antes que me duel a l a cabeza,

mejor l o mando ya todo al carajo.


S ONETO DEL AMOR ELEM ENTAL
Te quie ro as , mujer: sencillamente
como qui ere el pastor a sus ove jas,
e l cami nante a las encinas vie jas
y e l r o matinal a su corriente.
Te amo como l as casas a l a gen te
y como la colmena a l as abe jas,
y l os ojos dormidos a las cejas
que vuel an en el cielo de la frente.
Voy a tu corazn como l as ol as
a l os buques cargados de amapolas
y de maderas claras y sencil las.
Doy con tu be so al fin , con tu ternura,
como el r o con toda l a ll anura
y l a sed con el agua si n orill as.
S ONETO A LUBET Y ROS ELL
Ce se l a fama parlan china honrada
de elogiar a ningn hombre e rudi to,
pues de todos l a ciencia vale un pi to
con la de l exalcalde comparada.
Dad a sus obras sola una ojeada
y ver is cu an arriba empu ja el gri to,
dando di arrea y falta de apetito
a l a turba de sabios decantada.
Te me el ju do, el moro y el cristi ano
que un verbo imperson al llegue a hacerse hombre
y que su plu ma abata aun en el nombre
a Que vedo, S ol s, Torres, Loz ano,
y aun al Quijote en su juiciosa ciencia
y al gran Masi en l os atri os de l a Audie nci a.
A LA VIRGEN DE LA ANTIGUA
EN S AN MARCOS . LIM A. PERU.
Este tron o que ves tan majestuoso
a l a Madre de l Verbo consagrado,
e n que el arte parece se ha apurado,
u nie ndo lo magnfico a l o hermoso,

bosquejo e s de aquel otro ms gl ori oso


al que Di os Tri no y Uno la ha elevado,
adonde e l se rafn ms atrasado
e n mi rar l a hace parte de su gozo.
Es sol io pues con qu e h onran a Mara
e n su imagen antigu a cie nci a y cel o,
mutuos socorros dndose a porf a.
Tu coraz n aleve a tanto vuel o
que haga con sus efectos armon a
a l os coros que lo hon ran en el cielo.
DE EL AMOR A LA ES TANCIERA
COMEDIA ANONIMA
JUANCHO: Vaya, pue s, todos escuche n:
Tanto es lo que te quiero, Chepa m a,
que por mirarte el alma me engril lotro
con ms fue rza que puede h acerlo un potro
chcaro y enl azado el primer da.
Cuando como, por verte, se me enfra
l a carne por mi rar l a de tu cara,
quedando yerto por tu vi sta rara,
h elndose conmi go la comida.
S on tus ojos dos flechas l uminares
que al coraz n me l legan sus heridas,
e spuelas que me pican los ijares.
Por fi n ya la memoria es l a perdida,
pues aun de mi s caball os no me acuerdo,
ves aqu mi pasin encareci da.
CHEPA
La fuerza del amor que te he cobrado,
e s tan ta que no s cmo expli carla:
si al encarezco, e l pecho se acobarda
y queda fro y como n ieve hel ado;
ya no cabe e n mi l oco pensamiento
e l gusto que me en dulza la esperanza
de gozar una vi da de con tento
por te ner de ti Juancho, confianza.
Mucho estim el regalo qu e me hi ci ste
del cabal lo, picaso, manso y bueno

con qui en divertir pesares tristes.


Yo te pre sentar u n morrudo fren o
y un cabal li to de mi andar que viste s,
pues por ti muero y en tormentos peno.
EN LAS OBRAS DE JERONIMO DE
LOMAS CANTORAL (M ADRID. Fol . 218 r)
S ONETO DE AUTOR ANONIMO
De scubie rto se ha un hurto de gran fama
del l adrn Garci laso que han cogi do
con tres dosel es de l a Rein a Di do,
y con cuatro al mohadas de su cama.
El tel ar de Pe nl ope , y la trama
de las Parcas, y el arco de Cupido,
dos bar ri les del agua del olvido,
y un prende dero de oro de su dama.
Probsel e que haba salteado
diez aos en Arcadi a, y dado un ti ento
e n ti endas de Poetas Fl ore nti nes.
Es lsti ma de ver al desdich ado
con los pie s en cadena de comento
renegar de re tricos malsines.
S ONETOS ANONIMOS DEL S IGLO XX
PRES ENTACION
A l os que navegamos por l a vida
e n barco con ti mn, vela y seguro,
ansi ando l a esperanza de un fu turo
que el barco a todo el mundo d cabida.
A qui enes esperamos la ve nida
de un gran sol que i lu mine ya l o oscuro,
aunque nos haga ver lo crudo y duro
de una falsa famili a fratri ci da:
Esta noche re ci be el anfi trin
que por vosotros da su vi da entera,
y quinta si ngl adura en oracin,
e s hito de l a NAO en su carre ra,
para hacer comunin, no confusin,
pues slo hay un barco, no patera.

DES PARRAMAMIENTO
Le l lamaban la l oba, la huese ra,
de huesos, lobo y hombre li bre h ac a,
pues i gual compon a anatom a,
que hac a revivir l a cal ave ra.
Todo esto no es un cuento, no es quime ra;
l os hombres, los cristianos de hoy en da,
vivimos sin se nti r la compa a
del ce rcano, lejano, dentro o fu era.
Hay generosi dad e n dar la vida
e n aquell o que veo bu eno y siento
e i gual que yo se nombra y apellida.
Mas hago reali dad con ell o el cuento
al no dar a otros huesos acogida
n o sl o desparramo, tambi n miento.
CONFUS ION
Es cue rpo muchos huesos en cajn
que a todos, aun disti ntos, da cabi da?
No sirve, est a l a vi sta, esta medi da
cuerpo no estar junto, es otra un in .
Pues cuando se produ ce la extraccin
yo digo que mi hueso, mi parti da,
e s la nica verdad, camino y vi da
y as construyo sl o confusi n.
S i exclusiva bande ra yo enarbolo,
subrayo sobre todo el apelli do,
y e s igu al i r contigo que andar sol o,
confusi n la produce mi partido,
que puede ser de Cefas o de Apolo.
Acaso no est Cristo di vi di do?
ENTENDIM IENTO
La bsque da de Espri tu da fruto
si no es sl o invocar, al go arbitrario,
sino e s imprescindibl e y necesario
se ofrenda e n altar cada minuto.
Al me nsaje de Dios ri ndo tributo
sie ndo re al en m, no imaginario,
por eso tanto hueso, tal muestrari o,

revi ve para honrar al Absol uto.


Es sol e st apuntando en l a alborada,
quie n l a di o, tambi n h oy nos da l a vi da,
ya est la calavera bien armada,
por al vida y el sol se consolida,
de amar en li bertad queda en terada,
y, cual Jess, hace rl o sin medida.
COMUNION
Ya podemos vivi r al egremente,
n os lo ha hecho el Esp ri tu posible ;
l os hu sos ya son cue rpo i ndi visible,
n o e n sue o o utop a, ms presente.
An te una humanidad tri ste, sufriente ,
n o se puede quedar nadi e impasible ;
mundo nuevo y fel iz, real, visible,
e s buscar l a unidad de lo existe nte .
Ha de ser principal actividad
a partir de e ste da que alborea,
que vi vamos en clave de uni dad,
y e n comuni n de fe , vi da, asambl ea,
constru ire mos la nueva Humani dad,
h umanidad que grita: As se a!
S ONETO ANONIMO AL GENERAL MORCILLO
LA S UPLICA
S i el h roe de S an Payo, val eroso,
bondad tanta benvol o atesora,
la merced negar qu e justa impl ora
e n ruego h umil de un labio candoroso?
S i est en su pe cho, dul ce y generoso,
abie rto a l a piedad consoladora,
lgri mas tristes turbarn l a aurora
del d a de Fernando ventu roso?
No, que Galicia prote ctor le aclama:
padre , le dice con amante anhelo,
y e sa que veis cruzar, heroi ca fama,
por la regi n del vie nto en raudo vu elo,
su nombre ilustre con buril de ll ama

l o escri be en mrmol y lo eleva al ci el o.


ANONIMO MEXICANO DEL S IGLO XVI
A LA VIRGEN DE GUADALUPE
El astro de l os pjaros expira,
aquella alada e te rni dad de l vi ento
y e ntre la exhal aci n del monumento
vcti ma arde ol orosa de l a pira.
En grande h oy me tamorfosis se admi ra
mortaja, a cada flor ms l uci mie nto:
vive en el lie nzo racional aliento
e l mbar vegetabl e que respi ra.
Re tratan a Mar a sus colores.
Corre , cuando la luz del sol las hiere,
de aquestas sombras envidi oso el d a.
Ms dich osa que el f nix moris, fl ores:
que , para nacer pl uma, polvo muere;
pero vosotras, para ser Mara.
FIN DE ANONIMOS .
ANS ELMI, LUIGI
Espa ol. Sigl o XX.
SONETO
Aqu se acaba todo. Fini sterre.
Ni la esperanza ni la fe resisten.
Ojal que te mueras sola y triste ,
como me muero yo, muy lentamente.
Qu desgraciada! Qu hijapu ta fuiste!
Ojal te devore n l a serpientes
de tus propi as mentiras, y en tu vi entre
pongan sus huevos slo l os re ptil es.
Que supliqu es de noche unas carici as,
u n poco de calor, una piel suave,
y te ofrezcan un tall o con espin as.
Que nadie te perdone . Que repitas
mi calvari o con pe los y seales.
Que nunca se te se quen l as mejil las.

SONETO
No s cmo empez ar, cmo contarte
e sta historia: vers, era de noche
y l lova. Subimos en un coche .
Era Novi embre , creo. Tal vez martes.
Ya sabes t como son l as ciudades
e ra otoo y con lluvia. Nos metimos
e n un bar y charlamos y bebi mos...
Ya sabes, l o de si empre, nimi edades.
Las agujas bail aron en l a esfera
u na, dos, tres, cien danzas, y la sombras
se fue ron de rri ti endo como cera.
Volvimos dando tumbos por l a acera
e hici mos el amor sobre la alfombra...
Hasta aqu todo bi en, pero... qu in eras?
SONETO
Nue vamente l a n oche derriba l as murall as,
abre todas l as pu ertas, desh ace l as cadenas,
y l os dientes se olvidan de que fu eron almenas,
y l as manos recuerdan los torsos y l os tall an
como el cincel de espuma del mar talla l as pl ayas:
prol ongadas cari ci as sobre pi el es de arena,
y speras re sacas, y msica serena
que se aleja despaci o, y qu e ala final se call a...
Ya pronto vendr el sol trayendo en su cintura
como un gran haz de espadas l as l uce s ase si nas,
atravesando e l dul ce sueo que apenas dura.
Ya pronto vendr el sol, el caf , la aspi ri na
y e l ol vido, en terran do, con las calles oscuras,
l as aman tes sin nombre que ofre cen sus esquin as...
ANTELO, M AYD A
Espa a. S i glo XX
S u to abuel o era Mari ano de Cavia.
Frecuento la te rtuli a del Caf Varel a.
SONETOS
I

En Al sasua un da y e l si guiente,
cae del cielo l a ll uvi a suave, len ta,
sobrecoge, a veces, l a torme nta
y su juego de luces sorprende nte .
El fro es sutil y permanente,
y as, mirando el tiempo, no se cuen ta,
que al escapar el tie mpo se acrecien ta
l a experi encia vi tal, vida doce nte.
Todo sera absurdo, fastidioso
sin el pai saje impar, maravi ll oso
del bosque de montaas que nos cie rra,
todo ser a absurdo sin la vari a
tonali dad de ve rde s de esta ti erra
que se el eva a l os ciel os, cual plegaria.
II
An tepasados nuestros, allegados:
sie mprevivas en la l tima estacin,
parqu e oto al, para l a evocacin
cipreses, cruces, mrmoles sell ados.
La sombra fantasmal de l os que fue ron,
a quien lle g su triste , oscura n oche ,
dejaron una fecha, como broch e
de adi s postrer, e n el que se perdie ron...
Para el ensueo, campo de aoranz a
de vidas que en ceniza se fundieron
y e ternas son en el tnel del alma.
El Camposanto es hito y es la calma,
meditaci n de cuantos pereci eron,
fin terrenal, do e l ci el o nos al canza.
III
Vi vi para e l amor, intensamente,
ten a encanto y luz, y fue tras ell a,
gozaba la alegra de l a estrell a
e i rradi aba color i ncandescente.
Como una mariposa frgil, bel la,
se posaba en el cl iz e splende nte
del nardo, del clavel, que conse cuen te
prendase en su cu erpo de li blula.

Me di cen que sufri e n l a l ti ma espe ra,


que deshiz o su polen en el vie nto,
que de el la queda nada e n n uestra e sfera...
mas l a recordare mos, tal cu al era:
sonrien te, feli z, todo un porte nto,
como un sue o gentil o u na quime ra.
IV
Holl la oscura n oche y no l amento
h aber sufrido soledad y fro,
toda mi ad versidad fue desafo
que en verso trasmut mi desalien to.
Fui traspasada en afilado vi ento
que me truc y h undi me en el vac o
dejndome desnuda en este ro
que sin morir es desvivirse l ento.
Mi verso sigue fi el a l a batall a,
desde l o oscuro sie mpre surge te rso;
por l , en pie, e l corazn se hal la,
fuerza me da su deveni r converso
aspi racin de estrel la que no fall a;
con su sostn me e nfrento al uni ve rso.
V
Me desli gu del pe so que atorme nta.
Llegu a la pleni tud de vida, hermano,
sin el lastre que asido de mi man o
me alejaba de l Bien que en todo alien ta.
Hoy sl o l a esperanza me sustenta
de gozar alta vi da que es arcan o,
y alejando de todo l o profan o
acerca a lo di vi no y nos conte nta.
He ol vi dado l o triste re petido,
u n resplan dor me col ma y se hace da;
l ogr el solaz antao perseguido.
Y ya l a transparente luz me gua:
tras tanto amor y dol or consumi do
l ogr al canz ar in marce si ble va.
VI

Cuando l parti y de l quedme ause nte ,


se me llev l a gracia tras su espu ela,
y mi jardn, sin su agua estar presente,
e n su ari dez en aras de amor vuel a.
De sde ese aye r, slo tre gua es l a vi da,
e n poque dad el xtasis se muda,
y sin su afn mi fe qued partida,
perplejidad en marasmo de duda.
Dnde que d su pensamiento ale rta?
Dnde su voz de cli da pre mura
y su mi rar, de comprensin perfecta?
Tras de su adis, slo qued l a ause nci a
y sinrazn que besa l a amargura
de un vivir sin rumor de su presencia.
VII
Rama e n flor con el verso ms suave,
e l pul mn pri me ri zo ya en el nido,
musical transparenci a en el soni do,
y a vital explosin el ai re sabe.
La fri al dad del agua al fin se sabe
cari ci a por l a pie l con prese nti do
aroma de un afn enfebreci do
que en el mar del amor es leve nave .
Au sente escarcha marca la frontera;
del sopor i nversal , aroma yerto,
surge una bri sa fresca, y alegr a
de percibir l a vida, en primavera
e s convertido mi corazn desierto
e n perfumado sol de Poe s a.
VIII
De scubriendo el hogar si n ti, mi amado,
de amores mi n ostal gia y compa a,
n ostalgia de tu afn de cada da,
n ostalgia, s , por no estar a tu l ado.
S i el ansi a de ave ntura me ha alejado,
crendome un deber que es u topa,
por dedicar a extraos mi porfa,
e n el amor de e sposa te he fallado.

Los museos, e l mar, l a bulla ajena,


n o ll enan ya mi sole dad, que cue nta
l os d as a al canzar tu razn buena,
razn de amor que tu tern ura alie nta
mi paso junto al tuyo en la seren a
e sen cia de tu se r que me ali menta.
IX
Valen cia e s bajel qu e nos hechi za
con ol as en vaiv n, de vela y jarcia,
e s un vergel , compendi o de la graci a,
dando color y forma se armoni zan.
En su sol az, turbados l os l atidos,
ans a vol ar mi noble i nspi racin
porqu e revi van de mi lira al son
e ncan tos mil, amores presentidos.
S i no es solar de msti cos y ascetas,
de artistas s, de cre ador pincel,
de voces al tas, msi cos, poetas...
Que , meci da en su mar de poesa
y con su azahar de aromas y de mie l,
Valen cia da lecci n de fantasa.
X
La dich a afl orar con suave llama
si cumples e n tu vi da el lema hel eno
s t el amado y toma como bueno
e l amor que te da qui en di ce te ama.
No seas t la voz de amor que cl ama,
sal al jard n y goza de l o ameno,
tmal o en paz y el corazn se ren o
e n el cobijo de fl orida rama...
Oh qu dul ce ni rvana del ensue o
que te de spierta li bre de un empeo
que ayer te tortu raba hasta el deli ri o!
En saci edad l a carne rumorosa
sin l a espina que fuera tu martirio...
Mas, ay, sin luz mi lagro de l a rosa!
XI

Te hundi rs en olvi do cu al soterrado muro


como huerto bal d o, cual cegada cisterna,
si con tu sangre roja no desgranas futu ro
y porque no consien tes que su accin sea eterna.
S i no plasmas su beso e n e l crisol ms puro,
n i en inefable cal ma trasmu das su gale rna,
si su s manos ci ncele s no ci nce lan l o oscuro,
fue qui mera pe rdi da y frustracin eterna.
S u tesn, qu e adorabas, no acogi ste en tu horma,
l e esperaste con ansia de amor defini ti vo
como el campo la lluvia y como el mar la nave,
ms, al cruz ar tu vi da, te ai sl aste de su forma,
fue i ntil el destell o de su amor fugi ti vo,
se ol vidar po r sie mpre tu amor, que otro no sabe.
XII
An te el enfe rmo casi desahuciado,
ante e sa ll aga que el dolor resuena,
ante l a herida i nmarcesi ble, plena,
que requie re un afn, nu nca cansado.
Qu es lo que hiciste t, ni qu le has dado
para hacer de su cruz carga ms buena?
Un a fuente de paz, tu voz se rena,
u n mananti al de oro, tu cui dado.
No en el mundo se da l o que t diste,
y no e s le yenda n i remota histori a,
e s en Fontilles hoy, la l abor tuya
que en fe cundo que hace r vuel ve de l triste
l azari no, l os ojos a l a glori a,
cantando con el ngel : Al el uya!
XIII
Ya habr pasado, cual pas la brisa
que besa suave, miste ri osame nte ,
de todos ol vidada, indiferen te,
dando al vie nto mi voz de poetisa.
De shojando mi rosa y mi sonri sa
al paso de mi paso, ciegamente ,
quie ro pone r un sue o en cada fre nte
y un l atir re novado, sin premisa.

Trai go rumor de mar rudo o sereno


i mpre gnado e n su sal , el don si nce ro
de cre ar por do quie ra la il usi n.
A todos he de amar, aunque su acero
a true que me ofrecieran, porque e s bueno
sentirse en paz, y amar de corazn.
XIV
Est e n mi hogar toda mi compaa
u n torren al zado y recole to,
todo un mundo feliz , pequeo y qui eto:
l ibros, msi ca, amor y armon a.
La memoria se col ma todava
con la amistad que llena algo concreto
del que hacer coti diano, que en secreto
sabe qu e n uestra ruta no es balda.
En paz y li bertad l a dicha en marcha,
momen tos e n que aflora el pensami ento,
sueos de amor, de di cha y de solaz ,
del tiempo e vaporando vie ja escarcha,
qu grato el desbordar del sentimiento
e n mi Casona, torre n de paz .
XV
Preferi ste los claustros y l a austera
pura medi tacin de cada da,
y l a pl ida luz y ol or de ce ra
a l a embri aguez que nos sobrecoga.
Preferi ste la al tura, lo profun do,
y e n e l ci el o futuro medi tar,
al mpe tu amoroso de este mundo;
l a lu cha abandonaste ante e l al tar.
T eli ges l a pobreza, que te basta
y e n e l fu turo buscas toda luz
con una ciega fe que a ti te salva.
La pasi n de vi vi r a m me arrastra,
aunque e n mortal amor hall mi cruz,
tendr tambin mi pleni tu d, mi al ba...
XVI

De spert fren te al mar en luz y vida,


mi infanci a ante l fue mgi ca in tui ci n,
mi juve ntud con l se hiz o pasi n
por la ruta i gnorada, pre sentida.
Fue en su mare a de esperan za asi da
e l xtasis vital de vibraci n.
Oscuro movimiento de expansi n
que a la pura embri ague z deja vencida.
Poli fona y l uz su voz cromtica,
apasionado himno creacional ...
Qu extra o amor el mar me ha despertado!
Al egra del mar, org a bqu ica
del mari no esplendor, de arte pl ural,
y qu gozo su yodo azul sal ado!
XVII
Este hi jo que ll ega tras la pe numbra, el albaser como la graci a de la pu ra inocen cia
e inundar de l uz y amor que todo salva
a l os que il usi onados soaban su presenci a.
Traer bajo e l brazo, el pan de l a esperanza,
e l amor sin fronteras y dorada il usi n,
como un vital tembl or de valor y templanza
que del cielo nos ll ena de ternura y pasin .
Nos traer l a paz, en un ti empo de guerra,
de lucha e injusticias, y pu es el cie lo de l
h ace amorosa entrega, ha de ser gene rosa...
h ar que el odi o cese de la faz de l a ti erra,
que en lo ntimo de todos haya dulzor de miel:
l a prome sa del hijo, qu pl eni tud gozosa!
XIX
Hui do al aire tu porte pe nsativo,
buscador de crepscu los soados,
sal tas las nubes, tocas e n los prados
l a fl or doli ente de un amor esqui vo?
Oh forjador pacien te, yunqu e vivo
de tu propio l atir de sesperado,
poeta del ensue o no col mado
y amanece r de tu dol or revi vo!

Oculta ll ama de il usin , que az ore s


otean y protegen de l os vien tos
de tu labor, audaz e scalofr o;
que arranca al le cho de doradas fl ore s,
paladn esforzado si n l amentos:
fluido y claro tu verso como un ro.
XX
Porqu e n os vi eron juntos, te dediqu un sone to,
porqu e e stuve a tu l ado en un par de cafs,
l os astrl ogos dicen que ste mi andar in quieto
e st unido a un Poeta... qu e t podras ser.
Mas t sabe s, Maestro, que la aparienci a mie nte :
l a lu cha con el sol, no se puede fundir,
t eres fue go y yo ensueo, mi cerebro te siente
pero mi cu erpo y al ma, con dueo, te han de hui r.
T eres como h uracn, que arrasa sin te rnura,
sl o dese o y brasa, mas nada de il usin...
por eso, aun que mi mente te admi ra con hartura
y haya un roce en tu mano con li mo de pasi n,
somos dos, dos extraos: yo doy pura ami stad,
y t, ya me l o h as di cho: Eso no pue de atar.
XXIV
Hurfano y tan ni o, en soledad!
El seno mercen ari o apen as una
forma de subsi stir; mano que acuna
sin cari ci a i mpacien te, si n bondad...
Voces de compasin y de pi edad
puebl an de sombras ol vi dada cuna,
t no ere s comparado con la l una
y e l sol ... qu pena tu orfandad!
Cmo en vidias al ni o afortunado
a quien su madre su dolor suaviza;
tus premios en la escue la, son ceniza,
que a nadi e alegra l o que t has logrado...
l os hu rfanos, Se or, son l os despojos
del su mo bien, pues sl o hallan abrojos?
XXV

S i la gl oria al can c, por qu te fuiste?


Te ofre nd juventud, esfuerzo ciego;
cuando amor me l lam ahogu su fuego,
pues todo ante tu ara me exigiste.
En qu impl acable ocaso te perdiste,
si an segura de mi arte, as te ruego,
cuando e l apl auso fal ta y el apego
del mundo, imagen soy venci da y triste .
Oh aqu ellas noche s que triunf famosa
- el pbli co a mis pies, puro deliri o danzando yo era ms que ave graci osa
y ms grcil mi talle que e l del li ri o:
pues l a gloria se aleja caprich osa,
ya no es mi vi da amabl e, s un martirio.
XXVI
S eor, al fin mi rosa apasi onada
fue consagrada a Ti y a tu contento,
mi cuerpo en la obedienci a del convento,
mi alegr a a tu luz , su bli miz ada.
No hubo amargo dolor en la apretada
h ora de l os adi oses de un momento,
fue dul ce para m el desasimi ento
sabi ndome por Ti, aqu e spe rada.
Nada fue el sacri fi ci o del cabello;
rgida toca cual silente ro,
desciende spera l ana de mi cuel lo;
e s bre ve mi contacto al lecho fro,
pero es Tu voz, de ese taer, destell o
y soy feliz pues e res Du eo mo.
XXVII
Motivo orname ntal , l as porce lanas,
e n cuya pura nitidez admi ro
de Ch ina el arte, que en el Buen Reti ro
se hicie ra perfe cci n de fil igranas.
Y aun que fue ran de S vre s o ale manas
adorno son, frgil como un suspiro,
para salones, de oro y de z afi ro,
marco i deal de val ses y pavan as

pues nacie ron tan li ndas n aderas


para mirar su graci a en los espejos,
repe ti das cu al bell as mel od as
que se oyeran gemir muy ce rca y l ejos...
Pol croma e xpresi n de fantas as,
h ermoso canto de los ti empos viejos!
XXVIII
Tras l a gracia mari na, la tristeza
del vi vi r cotidian o, pardo, estrecho,
abandonar el goce insati sfech o
y ne gar a l a luz nu estra ce rteza.
S oadora ante el mar de l a belleza,
me en cuen tro e ntre las peas y el barbecho,
barqu ich uel a varada bajo un techo,
i ntil , de sgajado e n su pureza.
Aqu el ansi a r gida y hermtica,
i mpuesto sacrificio, sol edad,
dese ncanto fi nal y anul aci n.
Es desn udez de e stepas asim tri cas,
e l soar en Castill a es santidad:
S l o puede sal varnos l a oracin!
XXIX
A Gre gorio Pri eto.
Aquel postrer espasmo que has pi ntado,
de bascas de agon a, extraordinario,
desgarramiento horri ble , sin sudari o,
y angusti a de un dolor tan e xtremado;
e se mostrar tan vi vo y de scarnado
sangre, polvo, sudor, en el Calvari o,
e s un gri to qu e surge mil enario
y e l goz o de vivir has amargado.
Lo que sentimos no es dol or contrito
por el Ungido, si no humano llanto
por torturas de carne al infi nito...
Re pel e tan to horror que yo me atristo,
pues ms que contri cin, se siente espanto
ante tu cuadro de la Cruz de Cri sto.

XXX
Eme rge mi re cuerdo de aquel d a
e n que yo haba ido a l a Almudena
y e ntre tumbas, l os versos en cade na
celebraban Fi esta de Poesa.
Como un de sl umbramiento suce da:
Yo me un a l os poetas, ya que era
mi li tante tambin en la qu imera
de hace r rimar amor con fantasa.
Por la mano de Gl ori a, un hada nueva,
ya todos compaeros en el fondo...
S i hasta aye r cantaba sie mpre sola
l uego me hu nd en ro que me lle va
por este se nti mie nto al ado y hondo
de la embriaguez coral , hasta l a ol a.
XXXII
S oy urna de un amor que sin tardanz a,
y pleno de promesa en su envol tura,
e n mi carn e mortal es ya tern ura
para el ser qu e en mi sombra avanz a, avanza...
S oy mil agro cuajado de esperanza,
fruto del beso aquel que fue dulzura;
y e ste l atir que siento en mi cin tura
con devota e mocin ser meta alcanza.
Vi vi fi can te l lama en un de sierto
de voces y deseos i nse guros,
pues en l os mil temores me fe cundo;
yo soy como vestal de fuego cie rto
de una ace ndrada fe y un amor puro
que va a traer tri unfal un hijo al mundo.
XXXIII
Elega a J. R. J.
La l osa n o te pesa en ese sue o,
pues con tu verbo al ado en esta oril la
e n clari dad de graci a si n mancill a
h a quedado perenne con su dueo.

Has dejado poe mas mu sicales


voz permeabl e e ntima en tu alma,
i ngravi dez redonda, pu ra cal ma,
man anti al de fragancias irreales
De svelador si n par de toda graci a,
descubri dor audaz de l o romntico
con ai re, chopo, luz, l il a y acacia...
Poeta u no, raro, solitario,
rozando las estrell as con tu cntico
como monje rezan do su rosari o.
XXXIV
Ru ta hacia el mar de il usi n enervante ,
traspasada de az ul, la l uz rebosa,
serenado de sol l a piel pecosa
qu grato e s el camino por Levante !
Cullera y l a farola alucinante ,
De nia asomada al mar, barca asombrosa;
Pen de Ifach e n Calpe mon taosa,
pea seera, al ti va e i nquietante .
Playas de Altea, blancuras ce gadoras
de cantos sole ados y redondos,
de pie dras blan cas y paisajes hondos,
de claras aguas verde s tentadoras;
cosmopoli ta Benidorm, riqueza...
Tosa la Costa Bl anca, qu belleza!
XXXV
Como dos col egi ales, escapamos
e n la tarde de llu via persisten te,
so el paraguas de c pula cle mente ,
por el Campo del Moro, paseamos.
Cami namos unidos y soamos
ser jven es en aos - quince, veinte?dar mano a la aventura no exigente
y rernos al ver que chapote amos.
Con mile s de ojos la ciudad nos mira
i mpotente de hal lar nuestro camino:
somos dos camin antes sin desti no
e n una li bertad que an nos admi ra.

Tarde de jueves: fui mos dos ch iquillos


y a don Formal hicmosle novi ll os.
XXXVI
Te tuve mo y se enhe br mi canto,
me vi en tus ojos y se fue l a sombra
y no soy al cobi jo de tu man to
sino fel iz arpegio de un a alondra.
En tu impul so vi tal pre ndi mi l lama,
e n tu sedosa barba, mi desvel o
e n tu impulso vital que me re cl ama,
l a pl asmacin sublime de mi ci el o.
Fueron m os tu s besos y mimosa
bendi go a Dios pues que por El me enl azo
a tu rbol mi sost n. crepuscul ar,
me ve nzo en ti, y hall o lu z asombrosa
l a pl eni tud cabal , tras de l abrazo
que es un canto de amor y libertad.
XXXVII
Vosotros que me vistei s floreci da,
cuando e l Amor mi rostro il uminaba
y mi mano soaba que apresaba
e l roce de su mano, estel a ardida.
Cuando mi rama era poseda
de subl ime pasin que me cercaba
y e sta dich a ide al me li beraba
de todo l o que es feo aqu en l a vida.
Mi radme hoy, tan pobre, tan vac a
que da dol or el duel o que me vence,
y ando desmadejada y torpe el paso;
porqu e su ausenci a es hoy mi compa a,
sin su mi rar y mano qu e me trence,
va mi senda sin rumbo haci a el ocaso.
XXXVIII
Cuando de m te fui ste, sin ve ntura
musti aste lo que fue ra un bello da;
yo traa en mi frente la armon a
de amanecer tras una noche oscura.

Me goz aba gustando la tern ura


que sl o en tu presenci a se acreca
y e ra sol az y sabia meloda
e n torno a tu jard n, como au ra pura.
Qu paz si en ti la tarde misteri osa
h all ara el ruiseor de mi alma olien do,
cual de antao otro nardo, su fraganci a!
Pero est hoy pensati va mi rosa,
y al pre sentir tu hui da, ya muriendo,
sufrie ndo est dol or de tu distanci a.
XXXIX
En mi barro tu huella se e xtas a,
n ada ni nadie l a podr borrar:
e l al bor de tu sue o en mi ansiedad,
tu caricia cruel que me venc a.
Ay tu mano tenaz en su porf a,
i mplacable tambi n e n su pie dad,
que en el tuyo prendi mi oscuro afn
al te rri ble tesn que as me hera.
Goce pl eno del atisbo de gloria,
ceni t bru jo de luces milagrosas
olvidada de todo en ti , por ti...
Ms all del pl acer, es la memoria:
amor y mar en el ne xo feli z
l luvi a buena de be sos y de rosas.
XLI
Maana soleada de alegr a
e n el comi enz o de la primavera
alada voz y ve rsos por doquiera
l oaban la fiesta de l a poes a.
Como un de sl umbramiento fue aquel d a
que me un a los poetas, yo que e ra
oscu ra militante en la qu imera
de rimar con amor la fantas a...
Y me mostr la ma u na luz nueva.
Tantas caras ami gas e n el fondo!
Yo ayer su spi ro ai sl ado, siempre sola
y hoy me cida en el ro que me lleva

por este se nti mie nto amplio y hondo


de la pura amistad hacia l a ola.
XLII
Mi verso e s para ti, voz de azuce na,
brote nuevo de mi rbol verdecido,
pues su piste acunar sueo y l atido
del pjaro cantor que as me sue na.
Para ti, realidad de vi da ple na
de azar, que present y no he vi vido,
mue stra del luchador que ha consegu ido
trocar mi si nsabor en l uz se ren a.
De sterrado de vo ces, soli tario,
como un faki r absorto en su oraci n,
tu pensamiento es brasa de incensari o...
Por eso voy a ti como una amante
a quien slo tu voz ya le es bastante ,
y tu mi rar le alegra el coraz n.
XLIII
Voy a ti de sal ada, y el cami nar i ncierto,
y vuel vo recreada, radi ante, l uminosa...
como si t, mi orfebre, me crearas gozosa,
agua, luz , ri tmo, gracia, meloda en mi h uerto.
Todo era sin se nti do, le jos de tu pre sencia,
todo e s sereno, suave, caden cia cri stalina,
como r o domado, que hacia la mar camina
cuando gozo de l goz o que me da tu exi stencia.
S e estremece mi al ma y florece mi heri da
y mi nombre se inunda de tu voz an hel ada
porqu e t, has trado la belleza a mi vi da,
a mi rumor oscuro, tu msi ca increada,
y tu alto pensamie nto, a mi ilusin pe rdi da;
por eso e res, mi amado, mi musa tan soada.
XLIV
Esperando l a carta del amado
h an llegado las otras, sin sentido;
desfallece la l uz si n su l ati do
e n n octurno otoal desangelado.

La sol edad, en dol or se ha trocado


por este desamor, en un gemi do
que en gal axi a de luz se habr perdi do
por el cielo re moto y estrell ado.
Y porque l n o acal la mi l amento,
y haci a el az ul se funde su cel aje,
e n l vida ansi edad y sentimi ento
mi s ojos de ponien te se h an hundi do,
e spe rando que al al ba, el oleaje
traiga su voz grabada e n su soni do.
XLV
No estabas t, cuando yo i luminada
sent el corazn, pjaro en vuelo,
que hu a raudo, gorje ando el cielo
creyendo o r la voz de tu llamada.
No estabas t... yo sombra adel antada
quedaba sol a y amarrada al suel o
de ti erra roja, y por oscu ro cel o
fui conve rti da en sangre apri si onada.
No estabas t para calar mi s rosas,
para abrir e l si le nci o de mi frente,
para l len ar de l uz esas mil cosas
repe ti das, como cantar de fuen te...
La armon a cedi , y con tu ausencia
apagaste el rumor de toda ausen ci a.
XLVI
A n perdu ran tu s huellas en mi arcilla.
Nada ni nadie l as podr borrar.
Como tigre vol ando al ace char
tu mano-agua presi on mi qu il la.
Implacabl e, tenaz en su porf a
como un albor de sueo en mi ansie dad
y tambi n impl acable e n su pie dad
con te rri bl e tesn que me ven ca.
Plenamente he gozado de la gloria
olvidada de todo en ti y por ti ,
pues hacia el fin se vu elve la memoria
e ntre t y yo del nexo ms feliz :

ceni t bru jo de luces milagrosas


como ll uvi a de besos y de rosas...
XLVII
Paz hech a de dol or, heri da abi erta
y call ado solloz o incompre ndido;
ansiedad de reposo en el olvido
para no sucumbi r a pena ci erta.
Del mate rno terruo en el rincn
pedregoso y e stril de l a sierra,
busca l a vol untad vol ve rme ti erra,
quedando mudo y triste el corazn.
S ombra de amor cruz mi de rrotero,
mas h oy mi nave , en el acan tilado
pierde sus vel as... Ya sin rumbo, quie ro
asi r la l uz de lo que hube soado,
pues de l o que fue m o, yo prefie ro
e l paso de l unido a mi pasado.
L
Voy a dejar que bese tu oleaje
e n la arena mis manos hacia el cielo,
y e n mi fren te, ya pronta para el vuel o
recrear tu espuma mi paisaje.
Mi rndote no du do sean de encaje
l as on das en qu e me hu ndo sin recelo,
l os caminos abiertos al desvel o
pues tus aguas, su sal , muestran el vi aje.
T colmars el mpetu convulso
que me arroja al aroma de tu pu lso
cual gavi ota de ll amas vol adoras.
Mi brju la se al a tu in fi nito
y e n mi inquieto si le nci o oigo tu gri to
mutil ando mi s lgri mas son oras.
LI
En l a ausenci a que deje cuando muera,
e vocar is mi vi da, sublimada
e n mi l ve rsos de amor y deshojada
e n brumas de color y de qui me ra.

Al arribar, pasada l a fronte ra


del en sue o hasta el sueo, en l a morada
donde el buen Di os ha de dejar colmada
de gracia y l uz, mi voz, que an no qui si era,
recordarme fel iz y trashumante
e n el agua, en el pjaro, y la hi edra,
que sal tan, vu elan, trepan, sin se nti do
por el cielo, y el agua o por al piedra
l ibertad al canzando y vivi do
e l xtasis, sin el dolor pensante .
LII
Est rondan do amor hoy, todava?
El aroma qu e anunci a pri mave ra
e sta bri sa que en garza la quimera
de afl orar el ensue o y su porf a.
Esta e mocin de un roce il usi onado
e l in tui r un te mprano gorjeo,
de un alma afn senti r el ale teo
y admirar el goce reinventado;
Un pe nsamiento alto que nos queda,
aquel comps de antao, e xci tan te,
o e n e l jard n la flor que se ofreca...
Un palpi tar que la pasi n enreda
tornando a re to ar al ucinante,
anunci a Amor hoy, si empre y todava.
LIII
T , mi escul tor, ve ndaval de mi ve lo
alga en mis pi es, buri l de mi cintura,
s que has de acariciarme en escultura,
pausada, sabi amente, con desvel o.
En e l puro i nsi stir de se tu anhelo,
al barro cub rirs de l uz y albura,
e n tanto, i dealizan do con ternu ra,
tu huella i r elevndome de l suelo.
Has plasmado tu obra de armona,
sie mbra de amor, y creaci n ce rte ra,
que se abre al sol, como nacer del da.
Por saberme de tu e mocin, cante ra,

me gozo al ser, por ti, antol oga,


cual flor multipl icada en l a pradera.
LIV
De l a m si ca el don, todo posible fuera,
con su comps y voz , es ms que poesa,
e s mgi co cl amor, de las artes primera
y todo poseyera, aqu l que l o tena.
Tchai koski, Bach, Beethove n. Qu grata fue la e spe ra
e n vuel ta en cada nota de toda meloda,
i mpre gnada de l uz sonora que sugiera
como si gue a la noche l a alborada del d a.
Y, tras el caminar, cu ando todo es hu ida,
cuando agot el vi vi r sus l uces de col ores
n o h abrs de lamentar el traspasar el muro,
que has de gozar a Di os en esa otra vi da,
con la msica e terna de gl ori osos loore s
e n xtasi s subli me de arrobo si n futuro.
LV
Ell a e s un mar que siempre se vara,
y e terno se renueva en cada ola,
que en cada Primavera se arrebol a
y se muda y renue va en su porfa.
Es la pasin que cre ando se ele va,
e s sensacin de flotar y anegarse
y e n e l buscar lle gar a re alizarse
e n una voz de agua que nos lleva.
Msica es de una musa qu e enamora,
vivenci a azul de la mel ancola,
que variada se muestra y tornasol a,
y meta es de l ensoar cada hora:
Cuando el col or se muestra en la corol a
polvo de luz y oro, e s POES IA.
LVI
Lleg al despedi da, cual galern a
sobre el mar, anunciada por un ci el o
que crdeno tornara su de sve lo
ame naza de oscu ridad eterna.

Mudos mi ramos nuestro afn truncado


por un desti no que era ineludible,
como un hecho pasado, i rre versi ble ,
vimos hu ndirse un amor soado.
Pudiste ser el ro que se exalta,
y yo pude se r verso que avasall a,
pudi mos ser l a fue rza sumergi da
con un tesn que todo escoll o asal ta...
mas cual l a noche, por el sol ve nci da,
l o nuestro fue casti ll os en l a playa.
LVII
No s si esto e s cantar, o es l amento
sabe r que as tu amor me persegua
y tu mi rada trayendo l ejan a,
h ceme despe rtar al sentimie nto.
No s si sufro o gozo el pensamie nto
de tu encelada fiera que porf a,
y va desmoronando cada d a
mi afn de roca, con acci n de vi ento.
Como lluvia rogada e n sementera,
como torren te que e n polvo se deshoja,
como el sol vi goriz a toda hoja
y e l ai re poliniz a en su qui me ra,
e namrame as e sta primavera;
pulsa mi li ra en tu luna roja...
LIX
Compaeros, l a siembra e st lograda,
y e s juventud un pentagrama mudo,
l a pri mave ra fue y ya es nada,
mas jbi lo hay del l ogro ya desnudo.
Frondas que fueron gozo y te rnura,
ramas son h oy an prestas al abrazo;
cel oso el corazn de su andadura,
aora l a pasin del pri mer trazo.
Que da can cin, aun que con ronco acento,
suspirando al afn de e star uni dos...
Al celebrar nostl gi co momento,
bri ndemos por aque l tiempo que rido:

y vi vamos l a dicha del i ntento


de rescatar los aos del ol vi do!
LX
El alma se recrea en l a musical ola
del su bli me concie rto, de timbre y ritmo i mpar,
e scu chando el arpegi o, fuga o barcarol a
e n adagi o de ri tmo y cadencia si mpar.
Graci a si nte tizada e n u n feliz l amento,
e moci n soadora que nos ha de elevar
a dulzu ra exquisita, l a de este momento,
que, comple jo de di cha, en llan to a de aflorar.
Romnti co al imen to de al mas de poeta,
e nigma de silencio y pl eni tud sonora,
l a msi ca que colma, la que n os deja huell a,
e s bendicin de Di os, maravilla secreta,
de luz he cha pe renn e, que en alma soadora
l a msi ca es reflejo dorado de l a e strella...
LXI
Ce s en l a pri mavera su latido
tras la noche, por la abie rta ventana
ba con su l uz ve rde l a maana
e l gran sal n y su cue rpo rendi do.
Un tri ste amanece r de agua y olvi do
como dosel de su e nvol tura vana
y e l espejo tron aba con desgana
u na forma apagada, sin senti do.
Al huir cada hora se mudaba
e n dolor que amargaba por mi vena;
l a ll uvi a fue, l lanto de de spe dida,
u n fin al de elega que aoraba...
Corre el tiempo en el rel oj de arena
mas perdura la l uz que di o su vi da.
LXII
El mar bravo o manso, inaprensi bl e gasa,
oleaje sonoro, voz de pa s le jan o,
e vocador i nqui eto de mi sterioso arcano,
con susurros y gri tos, nos dice todo pasa.

S onoro e nsueo es y al admirarl o oci osa


e n el marco de roble, que pint sabi a man o
me gozo en su miste ri o y cual si fuera human o,
me emociona su pl pi to y su l uz ambiciosa.
S ugerente, grandi oso, arrulla y de sespera,
destruye y hasta besa... El mar e s monstruoso
alczar de l o ignoto, trovador de quimera,
tornasol que argnteo, profundo y l uminoso:
todo l movi miento y zarpa de pantera,
amador que nos turba con eco caricioso...
ANTEQUERA Y C AS TRO, JOS E
Panam. 1.690 - 1.721
Poeta y Pol ti co. Hall ado e n Inte rne t.
S ONETO ATRIBUIDO A ANTEQUERA
(Escri to en el cal aboz o del Con vento de las
Carmelitas Descalzas, poco antes de su e jecuci n)
El ti empo est ven gado, oh sue rte m a,
e l tiempo qu e e n el tiempo no he mi rado;
yo me vide en un tie mpo en tal estado,
que al tiempo en ningn tiempo le tema.
Bi en me casti ga el tiempo la porfa
de haberme con el tie mpo descui dado,
que el tie mpo tan si n ti empo me ha dejado,
que ya no espero tie mpo da ale gr a.
Pasaron ti empos, horas y momentos
e n que del ti empo pude aprovecharme
para excusar con tiempo mi s tormentos.
Mas pues del tiempo qui se confi arme ,
teni endo el tiempo vari os movi mien tos,
de m , que no del tiempo, es bien qu ejarme.
ANTN CIS TUE, CRIS TINA
Espa a. S i glo XX
Poeta h all ada e n Interne t.
PUEDO HAC ER UN S ONETO?
Un bl anco papel , tinta y mis dos dedos

n ecesito tan sl o para hacer


con gi ros de mue ca y con enredos
u n soneto, si quiere aparece r.
Como Lope escri bir s que no pue do
pero no cedo nunca en mi querer
y as, poqu ito a poco, len to y que do
ya dos cu artetos cre o debe haber.
Con qu sudores voy ganando el reto
al que me in cita el blan co del papel
y qu cosquill as le h ago cuando aprie to
l as afi ladas pl umas con su piel...
Ay qui n pudi era el rostro de un soneto
e mborronar por mano de un pin cel !
A LOS POETAS DE MI TIEMPO
Quin soy yo para daros un consejo
si mi experi encia acaba de e mpezar?
Aconsejar es cosa de los vi ejos.
Nosotros l os de bemos e scuchar.
S e n os pi erde el re spe to, se ve lejos,
y quizs no podr ya re gresar.
En e sta nueva era estoy perpl ejo,
pregunto dnde vamos a l le gar.
Las costumbres se mue ren y se e ntierran,
sin nadie que las vaya a l amentar.
La rima en el bal se nos en cierra.
La vamos a i nte ntar recuperar!
Palabra: si pudiese yo en l a tierra
i mpedi r que te hundieses en el mar.
ANTON DEL OLM ET, CAS ILD A
Hue lva. 1.871 Madrid 1.950
EL GALLO
S oberano seor de l gal li nero
man to y corona di gnamen te oste nta;
i mperati va, su actitud vi olenta
e s la arroganci a del patricio fuero.
Mal camina e l gal n aventurero
cuando sopl arl e al guna dama intenta

que, armado de espol n, cual qui er afren ta


h a de vengar a fue r de caballero.
En cuestiones de h onor intransigente
l os campos enemigos del imi ta
y se insti tuye en guardi a permanente.
De sde el pre dio feudal donde mi li ta,
a l os espacios lanza el e stridente
gri to de alerta que el cl ar n imita.
EL PERRO
S i el hambre un d a por mi puerta entrara,
de tu cario no rompera el laz o,
ms te ace rcas a m si te rechazo
dieras el pech o si al gui en me atacara.
Odi aras a todo el que me odi ara,
t me cobras la pi ez a que yo cazo,
sufres paciente el golpe de mi brazo,
mi s pasos se gui ras si cegara.
Vi gi las receloso mie ntras due rmo,
n o te apartas de m si e stoy enfermo,
l ames con grati tud mi avara mano.
S i Fran cisco de Ass te conoci era,
de hermano e l nombre con amor te die ra;
yo no soy di gno de l lamarte hermano.
MATERNIDAD
De sus polluelos si empre rodeada,
cuidado i nfatigable le s prodiga;
l es cede el trigo y l a sabrosa hormiga,
con verlos prosperar re com pensada.
Pierde su mansedumbre acostumbrada
si el defenderlos a luchar obli ga;
con sus alas de madre l os abriga
e n los rigores de la madrugada.
Cantan do sl o en el alumbramie nto,
l a gallina de muestra su contento
y e n triunfo resonante lo convi erte.
Febri l e i nmvil no abandona el nido
y de s misma l legar el ol vi do
h asta causarle por amor la muerte.

AVENTURAS
Bl ancas pal omas que al dejar e l nido,
h enchidas de il usi ones vue stra mente ,
l a mirada fi jis i mpertinente
e n un foco de luz de sconocido.
Al zis el vuel o si n prestar odo
al rumor de algn ave deli ncue nte ,
n o arre dra a vue stro espritu impacien te
e l de l a caza destructor soni do.
Por las cie gas ambici one s impeli das,
sin notar del hal cn e l espionaje,
l levi s hacia el pel igro vue stras vi das.
An tes de termi nar vuestro viaje
por una flecha del amor heridas
e n el fango manchi s vuestro plumaje.
ROS A DE PAS ION
Como l a espiga por la hoz segada,
como la rosa que marchi ta el vie nto,
h a i nmol ado su vida a un se nti mie nto
e n sus de beres fi ja l a mirada.
Con el vel o nupcial amortajada,
sol a, en tre cirios sobre el pavi me nto,
sin que l a hubiese ajado el sufrimiento
conserva su hermosura i nmacul ada.
Hay e n su boca un gesto sonrie nte ,
se halla su faz de pali dez cubierta
y un de stello de l uz bri lla en su fren te.
Hacia l a calle l a ven tana abie rta,
e l vul go que pulul a in diferente
e n la trage dia ve sl o una muerta.
A VATES INCIPIENTES
Al pedi rme un el ogi o del S oneto,
mal contis con mi pluma, qu e, re aci a
se detiene, pues ve su ine fi cacia
e n asunto que a juicio l o someto.
El tratar de intern arme en el secreto
del Arte, de lo Bello y de l a Gracia,

e n m sera pretenci osa audacia


y e mpresa superior, que no acometo.
S ois vate s incipientes; mis lecci ones
h ubie ran de causaros confusi ones:
admitir, por l o tan to, mi s excusas.
Yo no acie rto a e nsalzar las rutil antes
refulgenci as del oro y l os di amantes
del joyel predilecto de las Mu sas.
ANZOATEGUI, IGNACIO BRAULIO
Argentin a, 1.905 1.978
Poeta arge nti no nacido e n La Pl ata, se distingue
por su elevado esti lo dentro de las letras arge nti nas.

LIRIO EN EL M AR
Liri o en el mar, al coba de la espuma,
ala en l a voz y pjaro e n la escal a,
rompe el amor la l uz que le seala
olas de sol y l mi te s de pl uma.
S ola e n l a soledad que la perfuma,
alza l a fl or el tmul o del ala;
y l a me mori a donde se regala
e s el silencio donde se consu ma.
Liri o en el mar, i ntil primavera,
rumbo del sueo que a la noche f a
orbe s sin l uz, suspiros si n bandera.
Canto de amor que calla l a armona
i rrevocabl e del amor que espera.
Oh voz si n voz de l a esperanza ma!

LA S IRENA
Inapelable como l a azu cena
se le vant en la ola su bl ancura,
alta en la l uz de l a ma ana pura,
pura en l a luz de l a maana plena.
Ri gor de bri sa y al ti tud de al mena
desnu daron al sol su desven tura,
y se quebr en la voz de la amargura

l a pena de cri stal de l a si rena.


Pena de amor de l a si ren a sol a,
pena de amor y sole dad de ni eve ,
rubi a de luz en l a al menada ola.
S ole dad de l amor il umin ado
que al vi ento f a la e speranz a leve
desde l a al mena de cristal ll orado.
LA PREFERID A ES PERA
S i tu escondida voz me respondi era
l o que el amor si n voz me responda,
si como tu silen cio sonrea
tu boca i nal canzabl e sonriera,
S i el llanto del amor hume deciera
l os ojos que el amor hu me deca,
si l a luz que en tu mano fl orec a
e n mi man o y tu mano fl ore ciera:
El ll anto que la l uz i lustrar a
y l a voz qu e el sil enci o recogi era
y l a luz que la voz suspende r a
Cambiara otra ve z por l a ale gr a
de aguardar tu sonrisa pasajera
e n el silenci o que te sonre a.
LA S OLEDAD
S ole dad, sol edad, vi da medi da
con la medi da de l a bie n amada;
rosa de soledad reci n hallada,
rosa de soledad reci n nacida.
Dame tu mano, sole dad herida
como la sole dad de su mirada;
dame tu mano, sol edad sel lada
para l a sol edad de l a parti da.
Vi da vi vi da en soledad fl ori da,
rosa ganada e n claridad cal lada,
man o perdida en sole dad temida:
Dadme l a vi da que se fue en su vida,
para vi vi rl a en sol edad l lorada
junto a l a rosa de la despe dida.

EL NOMBRE DE M ARIA
S u e mbajada de luz dice la rosa
para an unci ar el n ombre de Mar a.
Y por e l ai re de l a profec a
pasa el juguete de la mari posa.
Es la luz de la boca que se posa
sobre la rosa de la letan a,
y e s la alegra del Ave mara
de la maana mi sericordiosa.
Es la al egra de llorar con ell a
su ll anto claro en l a temi da sue rte ,
fre nte al mi lagro de l a misma estrel la.
Y es l a esperanza de pe rder l a vi da
para en trar por el bosque de la muerte
con su rosa en la man o renacida.
EL CUMPLIDO AMOR
S oar con ell a y despertar con ella
y or su voz y descubrir l a m a
y l lorar cuando llora su al egra
y call ar cuando call a su que rella.
S aber por ella que l a vi da es bell a
y ancha de flores y al ta de armon a
y descifrar con ell a la porfa
de la tele graf a de la estrel la.
Todo me diste, Amor: su eo escondido,
sueo en su luz y voz reconquistada
y voz y luz y sueo en e l iodo.
Y me ll ama la l uz de su mirada
y me nombra la voz de su lati do
con la clave del alma enamorada.
EL AMOR QUE NO QUIERE AM AR
Este quere r amarte por que rerte
y e ste miedo de amarte sin amarte
y e ste quere r perderte por ganarte
y e ste quere r amarte sin perderte
Y este ganarte si n sabe r perderte
y e ste perderte si n saber ganarte ,
me dan miedo de amarte por amarte

cuando quisie ra no querer que rerte .


Este mi edo de amarte sin gan arte
y e ste quere r ganarte sin pe rde rte
Me obl igan a perderte sin amarte:
Porqu e e l miedo de amarte y de perderte
y e l miedo de quererte y de ganarte
e s el miedo de amarte hasta l a muerte.
ELENA
Laure les y l aureles y laureles,
vie nto de sol y pjaros y rui nas;
suea sobre l as olas cri stalinas
e l desenl ace de los capi teles.
Vi ento de sol y pmpanos y mieles,
l uz en el mar y voces peregrinas:
bajo l a sombra de las golondri nas
pasa l a clari dad de l os bajeles.
Luz en la luz y canto de al aban za:
canta la voz tu glori a y mi cuidado,
canta la luz tu amor y mi esperanza.
Y, al cl amor de l os pjaros heridos,
se adelanta tu nombre enamorado,
tri unfante entre los mrmol es cados.
CALIXTO Y M ELIBEA
Ayer noms l a noche levantada,
l a estrell a de oro y e l cl ave l dormi do:
tu amor era el si lenci o estre meci do,
mi amor era l a estrell a perfumada.
Ayer noms l a luz atesorada
para i lustrar la sombra de l ol vido;
l loraba e n el ol vi do redimido
l a sombra mu sical de tu mirada.
Noche de amor y cnti co de oro,
n oche del pal omar atri bul ado
e n el i ncen dio del trigal sonoro.
Noche de amor donde l a mue rte asoma,
tri go de l uz y sueo visitado
del ru mor de la muerte y l a paloma.

EL NAVEGANTE
Cami no del amor, rumbo a la aurora,
cruz l a noche y descendi l a ra,
rumbo a la sole dad que florec a,
l a desvel ada vela soadora.
Favon io cl aro y ge nerosa Fl ora
movie ron fl ores en el agua fr a,
y e l al to canto por la luz corra
de la si re na que cantan do ll ora.
Ay desvel ada l uz! Ay desvel ada
vel a e n el agua del amor temi do,
fuego en la ni eve de la luz amada!
Rosa de amor, fragante mariposa,
Rosa en la vel a! Dueo del ol vi do,
marine ro de amor, vel a tu rosa!
ES PERANZA DEL MILAGRO
Intil mente pido l o que pi do,
i ntil mente qui ero l o que quiero;
n o e spe ra mi esperanza l o que espero
n i ol vida mi memoria l o que ol vi do.
Ni pide mi espe ranz a lo que olvi do
n i quiere mi memoria l o que espero;
i ntil mente olvido l o que quiero
i ntil mente espero l o que pi do.
Todo es i ntil ya . Pido y espero;
pido al amor ol vi do, y el olvido
se entrega a l a memori a pri si one ro.
Qui ero sin e speranz a, y l o que quiero
e spe ra eternamente en lo que pido
e l mil agro de amor en el que muero.
ACTEON
Ya l quido coral, ya pri sionero
de la cl ara esmeralda desatada,
mue re Acten, la tierra por almohada,
e n la perrada del de sfil adero.
Rome ro del amor, alto romero,
carn e y e scarni o de la dentell ada,
qu rosa de cristal , qu luz mojada

quie re tu luz, lucero de l lu cero?


Arri ba muerte y en el ai re vida;
arri ba todo el cielo desplegado
y e n medio toda el alba conteni da.
Y en l a promesa fi el de l a maana
-Ay tu silencio, cazador cazado!cruz a l a al ti va desnudez de Dian a.
ANFITRITE
En cam pos de l aurel deman da plu mas
y e n sueos de nerei das, serafine s;
l ejos, sobre los ltimos confin es,
h ay un plido vrtigo de brumas.
Vu ela, vuela, del f n que al vie nto sumas
e l arti fi ci o de tus trampoli nes:
ya bajan de los altos camari nes
sus ajuares de nardo las espumas.
Vu ela, vuela, del f n, delfn y ve la,
mi de otra vez distancias y bisel es,
sal tando sobre el agua parale la.
Corre a ganar al bri ci as de cairel es
del cl aro dios que te calz la espuela,
e bri o de luces y de cascabeles.
PEN ELOPE
De sde su torre de marfil labrado,
i lustremente l uminosa y sol a,
pide a l a margarita de la ola
l a p a deci si n de su cuidado.
Qu importa el blanco triunfo de l ganado
n i la procl amacin de l a amapol a?
Qu la pequea nu be que enarbola
su bande r n de viaje sobre el prado?
S ola e n su muda casti dad agreste,
suma a l a mar su l grima sal ada
e l bre ve ciel o de la mar celeste.
Y en ci fra de esme ral das y de l ises
teje en hilos de plata enamorada
l a ci fra de Penlope y Ul ises.

ATENEA
Color de espi ga el adorado pe lo
que el casco ajusta vi ctori osamente;
detrs de l bosque de laurel y enfrente
l a dura y l impi a soledad del cielo.
Ciel o de oro y pavor: ci elo de hiel o
de la antigua maana transparente;
duea de l mar, e stremecidamente
alza l a al ondra sobre el mar el vuel o.
Un i nstante no ms: slo un i nstante
de me recerl o todo en la az orada
clausura de la Amada y de l Amante .
Ni alondra ni laurel ni mar ni trigo:
S lo e n l a lu z perfecta de l a Amada
su musical e xactitud conmigo.

HERCULES
Qu ardor de muerte, qu empin ada pi ra
pide tus hue sos ya para escon derte
de la te mida ofensa de la muerte
que el fuego encoge y que la l lama e stira?
Qu voz de hierro con rumor de li ra
movi l a flecha que abras tu suerte?
Qu sorpren dida prpu ra vencerte
pudo en la sol edad de Deyani ra?
Az ul l a carn e de la sangre lenta,
l a tierra azul, y e l ancho panorama
l ento de azul y torvo de tormenta.
Prpura todo; y en el aire claro
u n ruiseor perdido que proclama
e l al to ciel o de su desamparo.
ACIS
Florida l in fa la que ayer divina
sangre ilustr l a vena generosa,
apenas hoy amante de la rosa
e namorada de la golondri na.
Ti bi a delicia ayer, h oy encamina
su hel ado paso por l a grama undosa:

protagonista de l a verde losa


y dibujante de su muerte fina.
Adn de i r, que, en alta se rvi dumbre,
sonan te ya de l sol, besa l a fal da
del fiero monte y l a le jana cumbre?
Y, duea de l a ni eve l ilibea,
recl ama, con derecho de esmeralda
su dere cho de amada Galatea.
LEANDRO
Cmo l a ti bi a mariposa pu do
morir sin flor de pjaro o lucero?
Qu vie nto sin color pudo extranjero
matar su l uz en el espaci o mudo?
Ayer estadio que visti el menudo
Jaci nto de Ne ptu no moli nero;
h oy fiero mar y brbaro remero
del mari nero zafiro desnudo.
Ronca de sole dad, He ro ve nci da
te mide , mar, con su mirada ve rde ,
verde como el secreto de su vida.
Y en el si len ci o que la mar az ota,
desde l a torre qu e el silencio muerde,
alas te pi de, mar de la derrota.
BOTTICELLI
Junto a l a mar el n gel violi nista
saca virutas del vi oln de arena,
y e nsaya en el silencio l a sirena
e l se cre to del verde equilibrista.
Ve rde l a verde rama pen dol ista
clamorosa de pmpano y de anten a,
y e n e l mil agro que se de sordena
verde la mar, y e l ai re por su pista.
Ve rde y ve rde y ms ve rde y oro y oro;
toda l a luz en trance de armona,
todo e l amor en xtasis sonoro:
Y el borde de la mar al za la ola
l a fina anunci aci n que amanec a
e n la re peticin de l a pianol a.

ORACION DEL ALMA ENAMORADA


No l o quiero, Seor, pe ro la quie ro;
quie ro ganarl a pero e stoy perdido,
y, pue s quiero ol vi darla sin olvido,
n o queriendo espe rarla desespero.
Qui ero, Se or, el pozo y el luce ro;
quie ro -T sabes l o que te he pedi dol a ardien te sole dad de l perseguido
y l a desolaci n del prisionero.
No s si quiero amanecer maan a.
(Esta noche quiz s te pedi r a
que me cie rre s del todo l a ventana).
Pero dame , Seor, dame que qui era
recl amarte el dere cho que ten a
de morir e n olor de pri mavera.
EN LA ROS A QUE S ANGRA C ADA DIA
Este peque o ser, este pequeo
ser y no se r y estarse adormeci do
e n un rincn cualqu iera del sentido,
ausente el alma, el corazn si n dueo.
Este call ado, desvel ado sueo,
e sta luz donde es p talo el latido,
e ste, dndol o todo por perdi do,
i zar la ve la y enfil ar e l le o.
Todo per dido e st, todo y hal lado,
todo prese nci a y todo l ejan a,
todo all , todo aqu y en el costado
e sta heri da de amor que todav a
me duele como un dardo e ncl avi jado
e n la rosa que sangra cada d a.
PRES ENCIA
Esta carne mortal que cada da
se desmorona de su arqu itectura,
e ste dol ido coraz n que apu ra
gota a gota su cli z de agona.
Este temor de amarte , esta armona
de cal lar y callar, esta ternura

de sabe rte mujer y criatura


y renunciarte y e sconderte ma.
Todote dio el Amor; l a paz, la gl ori a,
e l Sol , l as flores y la compae ra
presenci a de tu piel y tu memori a.
Todo: l a luz , la ll uvi a, y de re pente
tu voz y tu silencio y tu manera
de sonre r y de quedarte ause nte .
QUIZA TODO OCURRIERA EL M IS MO DIA

Call ar y ms call ar, y desvelado,


recordar lo que he sido y qu n o he si do:
l o que quise soar medio dormido
para que fuera as medio soado.
Re scatar l o ol vidado y no ol vi dado
y jugar al recuerdo y al ol vi do
y cortar una flor como al de scui do
o como si estuvie ra enamorado.
Todo es i gual . Qui z la mi sma cosa
dicha con un le nguaje di fe rente
que sanen sl o el pjaro y la rosa.
Qui z todo ocurri era el mismo da:
e l aye r y el maana, y el presente,
l a esperanza, el l aurel y la agon a.

AEZ, JACINTO
Colombi a. S igl o XX
Poeta.
BELLEZA NEGRA
De l a luz que en tu esp ritu fulgura
l a noche de tu piel tienen l as huell as,
y se abre de esa noche en l a negrura
tus grande s ojos como dos estrel las.
Corza he rida, l a gracia e n que descuell as
derrama efl uvi os de i ndecible al bura,
y con todo el pudor de sus querell as
se escurre de tu sombra en la e spesura.
Que m tu sol intern o en un derroche
de luz tu pie l, y si al guien te i mportuna,
cuando afl igidas suel tas, como una
virgen re hn, de tu mirada el broche,
u na verti ente plida de l una
baa la ne gra seda de tu n oche .
APANEC A
S igl o XX.
Poeta h all ado e n Interne t.
SONETO
b rete paso hasta el brocal del canto,
al manantial de l a inquietud primera,
al pramo sin grata pri mavera,
a l a si ma insondable del quebranto.
S um rge te en l os pozos de l espanto
y cruza con val or l a ll ama fiera
donde i nici su viaje la prime ra
bala de vuel o hech o de sangre y ll anto.
Y una vez en el fondo del soll ozo,
e n el ce ntro del du ro aprendi zaje
de morir y vivir en ru do viaje,
compre nders que toda ri sa y gozo
dese mboca en l as agu as del gemi do

donde somos al fin polvo y ol vi do.


APARICIO, ANTONIO
Espa a. S evilla, 1.912
Exil ado de l a Guerra Ci vil Espaol a vi vi e n
Francia, Chile, Ingl aterra y Ve nezuela donde resi de.
REPRES ION DE LO VIVO
Ce gad la l uz, cercadla a cada instante
de lobregu ez. Ne gad el aire vi vo
al sofocado corazn cautivo.
Ce rrad toda sali da al caminante .
An iqui lad y arru inad l as bocas
que eran canci n y que e l amor decan.
Y al n ufrago qu e ve como se e nfran
sus mie mbros, sumergi d todas las rocas.
Ne gad, cerrad, cerrad el h orizonte
para que todo en ne gacin sucumba
y e l mismo ali ento quede prisionero.
No servir. Rebrotar en el monte
e l al ba, que no cabe en una tumba.
Y l o n egado afi rmar su acero.
IN M EMORIAM (1.939)
Ti empo de luz, tierra de luz , pai saje
donde l a luz cantaba. Re nac a
l a vi da cada noche y cada d a,
rendi da ante la luz en homenaje.
La l uz entre l as hojas e ra encaje
que estre me ci do pal pitaba, arda.
De noche, desde el cie lo, descenda
man samente la l uz en oleaje.
Pero l a luz cay bajo la sombra,
l a lu z ces, mir, l uz destronada
por la tiniebla que el ren cor anida.
Ve nci la oscuridad que no se nombra,
l a negra oscuri dad, la ne gra nada.
Bajo l a n ada enmudeci la vi da.
AQUELLA LUZ

Aquel sol, aque l ai re, aquell a orill a


que a cada amanece r reverbe raba,
aquella luz sonora que cantaba,
aquel espaci o abie rto de Castilla.
Aquel la tierra de que mada arcilla,
aquel cielo de plata que az ulaba,
aquella clara fue nte que ocul taba
su transparente msi ca sencilla.
Aquel la edad que se dobl murien do
por el plomo y la plvora acosada,
aquella patria que se vi o vencida.
Aquel vivi r soando, sue o siendo,
sueos de patri a nueva l iberada,
aquella luz, donde alent l a vida.
ES PAA D ENTRO
Cuando pi enso en Espaa vi vo Espa a
ms que si sobre el su elo l a vi vi era.
Cabe en mi pensamie nto Espaa en tera,
y e nte ra late de ntro de mi entraa.
Cuando vi vo en Espaa busco a Espaa
y no l a encuentro como yo quisiera.
Ser que no es l a Espa a verdadera,
si l a que interiormente me acompaa?
Cuando pi enso en Espaa desde lejos
-por medio el mar, l os aos. l a tristez a
de tanto amarl a y esperarla tantol a veo i deal, pintada en l os espejos
del al ma, que retratan su belleza,
l impi a de l uto, de dol or y l lan to.
DIOS INVIS IBLE
En vano me dec s que es sl o un sueo,
ngel ete rname nte presenti do,
sombra siempre remota, nunca asido
cielo que e scapa del h umano empe o.
S ueo o no su eo, mientras pese el leo
de esclavitud se en cender el sen ti do
de ese soar, porque la historia ha sido
l a hi stori a de tan l argo y terco empeo

tras de la libe rtad, dios i nvi si ble,


sie mpre escondido en su total ausen cia,
presente sl o en el vibrar de un nombre.
Un l argo y terco ensueo inaccesibl e,
que si glo a siglo sostiene con su esencia
e l dol orido coraz n del hombre.
CANTAR Y CANTAR
Te nemos qu e tornar. Revi ve y torna
e l can to aquel que se perdi. Levanta
l a voz , hasta que arda en l a garganta
l a ira que a cal lar no se conforma.
Volver al canto, que el que canta espanta
su dol or y en aliento l o transforma.
Cantar que a la ilusin da n ueva forma
y aviva la esperanza y l a agiganta.
Cantar, cantar, cantar, como cantaban
aquellos que mor an y lu chaban
e n S omosierra por sumo amor Espaa.
Cantar, l uchar, cantar... Oh pri mavera
del coraz n que nunca desespe ra!
Que sie mpre espera y qu e jams e ngaa.
UN ROS TRO QUE EN EL NACAR S E MIRABA
Due rme bajo esta piedra sola y fr a
u n rostro que en el ncar se mi raba,
u n cabell o que al oro postergaba
men oscabando al sol su nombrad a.
La man o que aqu yace bi en podr a
competir con jaz mines, pu es estaba
h echa de l enta ni eve que soaba
y a l a ms blanca l una desment a.
Cuando su edad se alzaba en pri mavera,
y e l ai re era cortejo de su aliento
y yo e ra un corazn e ntre sus manos,
amaneci la mue rte e n su ri bera,
y recl in su frente sobre el vi ento
e ntre dolie nte s y amorosos ramos.
RECUERDO DE ES PAA

...Y ahora estar l a pri mave ra al zando


a orill as del Jarama y Manzanares,
tri nos sin fin, aromas a mill are s,
toda Espaa en su l uz re sucitando.
Un ruiseor al al ba va anun ciando
sobre campos de ayeres militares,
por vi as, naranjales y oli vares
que la hora de la paz vi ene sonando.
Paz otra vez . S obre su sien herida
verdece r otra vez l a pri mavera
visitando, al sol, sus olvidadas galas.
Y entrar toda Espaa en nueva vida
para poder de nue vo en sus riberas
cuidar las rosas, olvidar las bal as.
BAJO MIS PIES LA PIEDRA DE LOS PUERTOS
Qu quedar despus de tu parti da,
cuando e l le jano puerto se a un lejano
punto casi invisi ble que l a man o
se empea e n retener en despedi da?
Qu quedar de aquella luna herida
que erraba por la lu na del pi ano,
de aquel aire que fue como un hermano
e n el jard n donde e l re cuerdo ani da?
Bajo mis pies la pi edra de los puertos,
bajo l a pie dra el agua batallando
y e ntre las aguas, huspe des rendi dos,
mi corazn y el tuyo como muertos,
e n direccin contrari a navegando
y si ms se parados ms he ri dos.
APARICIO PANEQUE, MAN UEL
Cuba. Si gl o XX
Poeta h all ado e n Interne t.
MI BANDERA
Glorioso tricol or, t me il uminas
y das al ien to a mi in feli z latido,
e n esta hora e n que me veo abati do

al ver h ipotecadas tus coli nas!


La sombra de l os sole s se avecina
para todo trai dor y mal nacido,
pero ese pabe ll n se gui r erguido
porqu e e n asta de amor es que se empina.
S i pudi era abarcar el pensamien to
e l espaci o exterior con esa e nsea
como magno principi o lo ocupara.
En e l Norte el la tuvo el naci miento.
S u bautizo fue san gre caraquea
y hoy sigue siendo del dolor e l ara.
APONTE, ADOLFO
Itap. Paraguay. 1.873 S iglo XX.
Abogado, Poe ta y Pol tico
h all ado e n Inte rne t.
ECCE HOMO
rase u n hombre a una nariz pe gado;
rase un corpach n de bil is lleno;
rase un cargamento de veneno
capaz de inficion ar todo un Estado;
rase un can rabioso no encerrado;
rase un ente atroz si n le y ni freno;
rase un alma toda envidi a y cieno;
e res u n i gnorante muy osado.
rase, en fin, un loco de remate,
que imaginose un nuevo Don Qu ijote
y l anz a en ristre ataca a medi o mun do.
Ve ri sle amenazaros iracun do,
mas n o os curis de alzar ningn garrote,
pues inofensivo e l buen orate.
APOS TOL, CECILIO
S anta Cruz. Manila. Islas Fil ipinas. 1.877
Caloocan. Rizal. Isl as Filipi nas. 1.938
Mi embro de l a Acade mi a Fili pina correspondiente de la
Re al Academia de l a Lengua Espaola desde 1.924

Poeta h all ado e n Interne t.


CUADRO
Es una sel va de rbol es gi gan tes.
Cuyo tol do de ramas ensombrece
e l espejo de un batis, que guarece
u n cinturn de juncos tremul antes.
Un a moz a, sus curvas on dulante s,
ve como el agua, al re fl ejarl a, mece,
y, mientras llena un cntaro, parece
conversar con l a sondas murmurantes.
Qu escucha en l a corriente fugitiva?
Qui zs la anacronsti ca rapsodia
de un poema ledo e n un ensueo...
O, quiz s, el ge mir de una Cauti va
que, e n el harn donde pade ce y odi a,
l amenta los caprichos de su dueo.
PAIS AJE FILIPINO
El S ol en e briedad suprema e l suelo muerde,
porqu e todo e n l a hora cani cul ar concue rde,
n i un hl ito de bri sa cruza l a extensa y verde
paz del campo, ni un ave e n e l azul se pierde.
Un mango aislado ele va su ce nte naria fronda
junto un punso enano de giba aguda y monda,
que las hormi gas alzan para que e n l se esconda
e l nuno vigi lante que por l as mie ses ronda.
Lejos corre, seguida de l cro, una potranca,
u n carabao lu stroso en u n charco se estanca;
e n su lomo una garza h ace una nota bl anca.
Un ro desenrosca las e ses de su tripa,
y asoma, all donde su curva se di si pa,
l as manchas trapeci ales de su s techos de n ipa.
AQUINO, FRANCIS CO
Al mer a. 1.868 1.910
Archi vero de Diputacin y Periodista.
Mi madre y t, con amoroso anhelo
vuestros dos nombres sin ce sar repi to,

y de e sos n ombres al calor bendi to


surge en el al ma el bienh echor consuel o.
En mi s ttri cas h oras de hondo du elo
o cuando e n brazos del dolor me agito,
sie mpre oi r vuestros nombres e n el grito
que arranca al corazn el desconsuel o.
Vi vi r de l dichoso con la palma
si al can zo a verte con mi madre uni da
e n mi modesto hogar, con santa cal ma.
Mi madre y t! Mi aspiraci n cumpli da!
Los dos gran des resortes de mi al ma!
Los dos gran des amores de mi vida!
ARABENA WILLIAMS , HERMELO
Chile. 1.905 2.000
Poeta h all ado e n Interne t.
TIEMPO DE ADAGIO
En e ste l ento adagio de espe rarte
e ncaneciendo voy, hora tras hora.
Oh suave meloda arrol ladora
l a de este l argo sueo de aguardarte!
Fuera una cobard a e l arrancarte,
dulce espina de fuego abrasadora,
que me i nci tas con llama cegadora
a vivir para sl o recordarte.
En l a distanci a el tiempo ya n o e s nada
y si renuevo cada d a el canto,
e s porque vue lve s t cada alborada.
Y as, murie ndo vi vo en mi quebranto
e sta angusti a de amor cruci fi cada,
crucificada de esperar ya tanto.
ARABID CANTOS , MANUEL
Espa a. S i go XX
Poeta.
S ACRIFIC IO

Qu in ti l esta cruz en que perezco


clavado por mi santa rebelda!
Qu in ti l el dol or de esta agona
e n que muero de amor y amor ofrezco!
Es pre ciso, o acaso yo merezco
morir amando tanto...? Qu ale gr a
me causa esta supre ma lejan a
por la que voy gozoso! Compade zco
al lti go soberbio que me az ota
e l rostro lacerado de amargura.
Mi sangre es la semill a de ternura
que ante el dolor i nmenso no se agota.
Cundo rie gue l a ti erra, gota a gota,
ser fuente de amor mi sepul tu ra!
AMOR
Amor, dime la orill a de tu espera!
Dime en qu mar de azules e me rge nte s
l a estrell a de tu s noches transpare ntes
desciende en el perfil de su carre ra!
Oh, di me si es sublime l a ri bera
donde ofre ces el al m bar de tus fuentes
a l as al mas que bogan penitentes
por tu ruta de ciel os sin frontera!
Qui ero llegar a ti, comer l a espiga
de tu surco, sin ansi as de pe cado.
Apagar e ste fuego que me h ostiga
con tu sorbo de n ve a florescen ci a.
S er en ti , oh amor, pan consagrado
e n el di vi no altar de tu presencia.
AM ANECER
Al egra de cumbre salpicada
por el grito del alba e n ancho vuel o.
S il encio de l a noche pliega e l sue lo,
y e n l as pl antas, vai v n de madrugada.
Un bocado d e pechos de e nramada
rompe el suave cantar del ave en celo.
Balbu ceos de S ol abren el Cielo
perforando el azul con su bal ada.

Llena el campo un sabor de l abranto


con rumor de caminos despertados;
y e n e l tronco de oli vos encorvados
l os siglos se remoz an con ms bro.
Abani cos de sol tiene el roc o
que repiten la voz de los sembrados.
MI ES TRELLA
Esta tarde e n los pli egues del ocaso
h e visto de mi estrel la el pri mer gri to,
que en la muda inflexin del infinito,
tenaz tre nzaba el ri tmo de su paso.
Libando del e sp ri tu en mi vaso,
e l nctar de su goce se hi zo ri to,
y e l lti go del tiempo cae marchi to,
rasgando de l dol or su ne gro raso.
Rompien do los cap tul os del viento
l leg su terso labio a mi ve ntan a,
cual ptalo besado por roco.
Y absorto desde entonces ya presi ento,
l a astral ruta sedien ta de un maana,
cubriendo la oraci n de mi vaco.
DIM E POETA
T qu e h aces de la espi ga pan del alma,
y e l bramar de las olas armon a;
que convie rte s del li ri o, su agon a,
e n voz de estrel la que a l a noch e ensalma.
T qu e h aces con el riz o de la palma,
l a curva origi nal de la al egra,
y e l murmullo de selva, l ejan a,
e n la dorada or questa de l a cal ma.
T qu e sabe s de fuentes ancestrales
que apagan del esp ri tu l a duda,
en qu fibra de gri tos si derale s
fue teji do tu nu men portentoso?.
Quie ro se r luz ... Destino! y en la muda
recta de tu verda d... hall ar re poso.
PRODIGIO

Rompien do si nal efas en tus labios


sent que te inundaron mi s deseos.
El goce de mi s ansias era un fuego
cei do al hu racn de tus e spacios.
Mi esencia en su gal ope desbocado
vol cose fantasmal sobre tu cuerpo.
Ce diste a l os i mpulsos de mi vuelo
y un grito de mi san gre fue el mi lagro.
Bajaron las estrell as a tus ojos
e n ronda de ori fl amas infinitas;
y al col mar el vac o prodigioso
l a herencia de mis himnos con sus rimas,
e l al ba misterioso de mi soplo
grab sobre u na image n tus pu pil as.
ARAC ELI, GABRIEL
Espa a. S i glo XIX
Poeta.
S ONETO
Harto tie mpo h e callado, ms no pu edo.
dardo mortal el corazn me hiere,
y, pue s el mori bundo habl arte qui ere ,
yo resign ado a su mandato ce do.
Escchal o, por Dios... qu edo, muy quedo.
Ha de contarte el mal de que se muere;
acrcate que el aire no se entere;
porqu e aun del aire mismo tengo mie do.
Fija tu vi sta en m ... con el la, trata
de dar valor al corazn cobar de
que ni aun sabe culpar a quie n l o mata.
Lloras? Ti empo es an... Pue ril alarde !
Esa lgri ma ayer, mu jer i ngrata,
l o hubiera hecho vivir. Hoy es ya tarde!
ARAGON Y M ENDOZA, JACINTO
Espa a. S i glo XVII
Poeta. S ecretario de l Emine nt si mo Carden al
Gi l de Al born oz, y qu e lo ha si do de guerra del

Estado de Mi ln.
AL DOCTOR JUAN PEREZ D E MONTALBAN
S egundo Fni x que dej engendrado
l a ceniz a de Lope escl arecida;
t que di ste al Parnaso n ueva vida,
vie ndo el Sol de l as Musas e clipsado.
Ya e n tu trnsi to du ro ha peligrado
l a pompa de l Teatro envanecida;
tarde se mirar conval ecida,
de este desastre fnebre del Hado.
Madrugaron la Muerte, y la Fortuna
a disfrutarte, ensangrentando fiera
u na la Rueda, y otra l a Guadaa.
Juntas troncaron la mayor columna,
que susten t l a pere gri na Esfera,
del mejor espectculo de Espaa.
ARAGONES , FERNANDO
Madrid. 1.956
Poeta h all ado e n Interne t.
Lice nci a en Cienci as de l a Informacin.
A S U PADRE
Conval ezco de ti . Ten go la vida
recobrndose apenas de tu ausencia.
A pe nas y a desgarros de i nclemencia
tengo die zmada el alma, dividi da.
S aci o mi sed de ayer y la bebi da
tiene siempre el sabor de tu presencia.
(En esta le nta y gris convalecencia
cada recue rdo es un a recada).
Ya s que pasar. Que todo pasa.
Que todo, hasta el amor, se susti tuye.
Ya s que ol vidar . Pero, en tre tanto,
te di go que l a heri da an me abrasa,
que mi ti empo es de llanto y se dil uye
e n soledad, te digo, y en quebranto.
CREDO

Eliminado:

Lo n ecesari o es e sto: se r de suelo.


S entir l a vida como nave ancl ada,
asi da, firme mente abarloada
junto al tiempo testi go de su ce lo.
S er hombre y serl o aqu . Hombre en desvel o.
S er raz en l a tierra o n o ser nada.
Cumpl ir a ras de suel o la jornada
que, por aadidu ra, vendr el vue lo.
Vi vi r para l os hombres. Ser testi go
de todas sus tri stezas y ale gr as
y tambi n comparti rl as. Ser su ami go.
Crece r en lo vu lgar. Lo de l os d as
e n que no pasa nada. Finalmente,
arroparse en la tie rra, muertamente.
ARAGONES , JOS EPH
Valen cia. Si gl o XVII
Poeta. Notari o. Cas con doa Jerni ma Ri bera
e n 1.647
CON DICCIONES VALENCIANAS Y CAS TELLANAS
Valen cia i nsign e, patri a ven turosa,
de val or, y de cie nci a coronada
si de Mine rva Ctedra afamada
de Palas plaza ilustre, y beli cosa.
Festiva forma una corona hermosa
i gual a la de Al ci des celebrada,
y a tal Histori ador; apasionada
corona li beral, premi a gustosa.
De Orti conse rva l a inmortal me mori a,
pues nota puntual , sutil expli ca
l a honra, qu e en Toms Fnix te acl ama.
Consagra esta obra ri ca a ete rna gl oria,
pues l a del Turia al Nil o la publi ca
l a son orosa trompa de la Fama.
ARAGONES , JUAN EMILIO
S abini go. (Huesca) 1.926 Madri d. 1.985

Ensayista, poeta, cuentista y crtico teatral.


Vi ve en Madrid de sde 1.940.
Premio Nacional de Te atro 1.956.
LA TABERNA
Otro mundo se i ni ci a tras la pue rta
promi soria, pintada, deslucida
de la taberna. Estrena all l a vi da
h oras para pe rder, pe na encubie rta.
Nun ca de par e n par, sl o entreabie rta
l a puerta, in citadora. Yace herida
de mue rte una banqueta denegrida;
desportil lados mrmoles; incie rta
penumbra, humo y sopor. El deslen guado
y rece loso taberne ro l leva
alegr a en su mosto bautiz ado.
Nadie a de e ntrar aqu que no se atre va
a aventurarse en un mundo i nve ntado
para slo ganar l o que se be ba.
EL BORRACHO
S e le asoma la pena, tinta en vi no,
a l as pupil as turbi as y l ejanas.
S us ojos acorchados son ventanas
abie rtas a la muerte y al camin o.
(Pendular corazn, grave y cansin o,
desmenuzando vidas si n maanas.)
Junta entre copa y copa caravanas
de sue os al ine ados. No hay de stino.
Con un golpe de humor desesperado
se le asoma la muerte y le derriba
su formaci n de sueos, su azul tropa.
Oscilante y cordi al, mi ra extraado:
qu pue den desear de l al l arri ba?
Y, antes de echar a andar, bebe otra copa.
CONS EJO
No apurad l a prome sa reman sada
En e l vaso de vi no. Bebed lento.
Be ber tie ne algo de enamoramiento
y ha de h acerse por ti empos, con pausada

Delectacin. Si no, e s como si n ada.


El vi no no es bebida de sediento
y e xige un paul atino en cel amiento,
u n cerco apasion ado. La mi rada,
acariciando previame nte el vaso,
da un sabor nuevo al vi no y u n aroma
a posesin cercana, a visceral
anti ci po de amor, a ltimo paso.
Be bed l ento, muy lento. Al vi no asoma
tr mul amente un al ma de cristal.
EL VAS O DE LAS S EIS
Cmo, con cunto asombro can tara
e l sabor di fe rente y gene roso
del vaso de l as seis y del reposo,
del vaso in augural de l a alegra?
Con qu can cin deci r que cada d a
se bebe l ibertad y un ardoroso
dese o de vivir, en el gol oso
mi nuto de las sei s? Cmo os dir a...?
La fatiga, el desvelo, la costumbre
de aceptar i njusticia y desesperos,
l a pena de vivir en servidu mbre,
se ol vidan al be ber con compae ros
e l vaso de las seis, el vaso en que arde
con esperanza y amistad l a tarde.
LOS HIJOS
Qu vesti gi o de Dios, l a ll ama viva
de un corazn l atiendo de repe nte !
Estos hijos de carne tan recie nte
recobran nu estra hi stori a fugitiva.
Vi da cauti va son, pe ro cau ti va
de nuestro amor en ti empo de presente.
S imiente sol o son, pero simiente
que ha de granar di ari a y sucesi va.
Los hijos son asombro donde suena
a posi bili dad nuestro apellido,
a contramuerte ya y a vi da llena.

Asombro de un milagro con seguido


con goz o de senti r cmo la arena
u nitari a en amor ha fruteci do.
SONETO
Qui ero una muerte joven, una muerte
con aroma de sangre enardecida
y plvora en l a carne, redi mi da
para l a azul vigilia en reci a sue rte .
No horizontal idad sin l uz, ine rte
e l cue rpo sobre e l le cho, el alma hu da,
sino l a verti cal apetecida:
e l pue sto que reserva Dios al fue rte.
Qui ero el sabor exacto de la tie rra
penetran do en mis ojos muy abiertos;
quie ro un cl ari near de santa gue rra
desperez ando mi s odos muertos;
quie ro una muerte he rmosa, audaz, ardi ente,
que se entre gue a mi amor al egremente.
MI POEMA
Cuntas veces febril , enarde cido,
quise escri bir l a exacta poesa,
y cuntas -cuntas!- supe l a agona
de no lograr el verso ape tecido?
Este verso que te ngo adormeci do
e n los arcanos de l a mente m a,
y permane cer terco en su afon a
sin forma ni clamor, l uz ni sentido.
Este verso que pesa como un muerto
a quien he de ll evar toda l a vi da
sobre mi propia angustia estremeci da,
soan do verlo un d a descubierto.
El poema de in dita hermosura
de quie n yo soy agrario y se pul tura!
CREDO
Lo n ecesari o es e sto: se r de suelo.
S entir l a vida como nave ancl ada,
asi da, firme mente abarloada
junto al tiempo testi go de su ce lo.

S er hombre y serl o aqu . Hombre en desvel o.


S er raz en l a tierra o n o ser nada.
Cumpl ir a ras de suel o la jornada
que, por aadidu ra, vendr el vue lo.
Vi vi r para l os hombres. Ser testi go
de todas sus tri stezas y ale gr as
y tambi n comparti rl as. Ser su ami go.
Crece r en lo vu lgar. Lo de l os d as
e n que no pasa nada. Finalmente,
arroparse en la tie rra, muertamente.
ES A DUDA
Re gre sar por la duda que ya andu ve
sin haber de sfl orado su secreto;
quedar de nuevo, horiz ontal y quieto,
e n el mismo silencio donde estuve.
Haber vi vi do en van o, porque tuve
u n fuego y un afn de ser completo,
y e stoy quedando en esto, en un di screto,
e n un mediocre i nte nto haci a la nube .
Este dolor que del dolor me l lega
gri tando la impacienci a triste y muda
de ser grano en sazn qu e nadi e siega,
e s un dol or nacido e n mi desnu da
carn e de ll anto que retorna ciega
por el camino aqul de aquell a duda.
CONVALECENCIA
Conval ezco de ti . Ten go la vida
recobrndose apenas de tu ausencia.
A pe nas y a desgarros de i nclemencia
tengo die zmada el alma, dividi da.
S aci o mi sed de ayer y la bebi da
tiene siempre el sabor de tu presencia.
En e sta lenta y gris con val ecenci a
cada recue rdo es un a recada.
Ya s que pasar. Que todo pasa.
Que todo, hasta el amor, se susti tuye.
Ya s que ol vidar . Pero, en tre tanto,

te di go que l a heri da an abrasa,


que mi ti empo es de llanto y se dil uye
e n soledad, te digo, y en quebranto.
RETRATO DE AMOR
S iempre sers as. Sie mpre tu risa
repi car en m a paz y jubileo.
S iempre sers as, como te veo,
sometida al amor y an i nsumisa.
Compartien do mi afn, pero indivisa,
vigil ars la brjul a que empleo.
S iempre sers as como de seo:
tenaz orde nadora de mi pri sa.
Conozco bie n e l norte que persigo
h abi tado de ti y de tu ternura,
que aun ti empo estis all y vai s con mi go.
Inde pendi ente y m a, luz oscura,
contradiccin amada a que me obli go,
sie mpre se rs as: geni o y fi gura.
EL CERCO
Acorto la di stancia. Estrecho el ce rco
y va tal ando e l bosque mi impacienci a,
para al fi n contemplar, con tu pre sen ci a
e l rbol del amor al que me acerco.
El rbol del amor al qu e me acerco
n o se halla fcilme nte . S u exi stencia
dicta un norte a mis pasos, y da ci encia
a mi an ti gua costu mbre de se r terco.
S que te e ncontrar en cualquie r recodo,
porqu e el ce rco se cie rra ms, se e strecha,
y acabar cerrn dose del todo.
Mi constancia abrir la justa brecha
que conduce hasta ti, del mejor modo,
all don de la vi da est bien hecha.
ARQUITECTO DE AMOR
Edificando amor sin una pausa,
mi nuto tras mi nuto y viga a viga,
l evanto esta ternura a que me obli ga
tu belleza total : primera causa.

Porqu e e difico amor cuando te escu cho


prosigo construyndolo al h abl arte,
y ahora y siempre y e n cual quier parte
de arqu itecto en amor yo tengo un mucho.
Edificando as, sin pausa o prisa,
a un ritmo acompasado en l a hermosura,
trabajo sie mpre al par de tu sonrisa.
Dura mi afn cuanto mi alien to dura,
y e l corazn ostenta e sta divisa:
S l o el amor vigila mi estatura.
TIERNO ES TU CORAZN
Ti erno es tu corazn, y no desisto
de correr todo el rie go y la ve ntura
que supone ll egar a su te rnura
por cualqu ier veri cue to no previ sto.
Puras tus manos son: yo las he visto
distri bui r pureza sin usu ra
y a manos llenas repartir bl ancura
que de tus propias manos has provi sto.
Frtil tu vi entre: clida promesa
del hi jo, de los hi jos, de l a vida
que en l se si ente dul cemente presa.
Perfeccin e res t, mas e n huda:
mi corazn escapa a tu cuidado
y e s su lati r, l atir pe trificado.
MI CORAZON AL CLARO DE LA NOCHE
Mi coraz n al claro de la noche,
al li mpio de la noche fe rtilsima
que fecundiza estrellas en el polvo
y va inventando sombras conocidas.
El corazn sin nadie, puesto al claro
de cual quier noche bl anca, a la de ri va,
sin brjula ni amor para orie ntarse .
Mi coraz n si n n adie en la dormida
soledad de l a noche, e sts ms solo
y ms que nunca corazn que grita,
porqu e se sabe hueco en el gran hueco

de la noche tan noche y tan vaca.


Mi coraz n al claro de la noche
e s ms que nun ca un corazn vig a.
LOS OJOS
S on dos nios crecien do en el asombro,
dos pjaros con un ge sto inci piente
de estarse despertando, de repente,
e n el mismo mi nuto en que te nombro.
En e l minuto mismo en qu e te nombro,
gri s-verde, verde -gris, muy ti biamente,
dos aves de te rnura adol escente
se reducen de peso sobre mi hombro.
Dos pjaros. Dos ni os. Dos tembl ores.
O dos dulces mil agros que Di os pierde
y se abre n ante m como las flores.
En tus ojos se r donde recuerde
l a ms bel la fusin de dos col ores:
aqulla en verde-gri s, o bi en gris-ve rde.
LOS PECHOS
En l a dobl e turgencia, qu ternura!
Tu naranja de amor, en dos partida,
sl o espe raba ser bi en expri mi da
para manar insli ta dulz ura.
La deli cada y cl ida mol dura
que en tu pe cho se apunta, re petida,
tiene de mis cari ci as l a me dida
y e s para e ll as dcil levadura.
An ti cipo del fruto y sus sabores,
e n el encie rro de mis torpes man os
e stall an en recn ditos ru mores
como un vin o cal ien te, cual vi lanos
agitados de amor, o bie n palomas
que entre mis dedos dice n tus aromas.
EL CORAZON
Bl anco de lun a el corazn que ti enes,
blan co de lu na el coraz n que el evas,
blan co de espuma el coraz n que ni evas
sobre mi corazn, sobre mis sienes.

S obre mi coraz n, a donde vi ene s,


n ieva el bl ancor del blanco que t llevas;
sobre mi corazn, sumando n uevas
razones al amor que t sostienes.
Que t sostiene s blanco, blanco-espuma,
l impi o de l a blan cura ms cumpli da,

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tu corazn apunto luz rezuma.


Y al filo de esta blanca amanecida,
tu corazn se trueca en una pluma
para volar su albura conseguida.
LAS PIERNAS
Capitales columnas, chapiteles,
cornados de gozo en la ranura
que rasg mi pual en la aventura
ntima del amor! Qu dos corceles
para aquel desbocar bajo doseles!
No cabe mejor base a tu figura
ni ms ardiente y par cabalgadura
para sentir a un tiempo los laureles
del ertico anhelo compartido.
Tus columnas de amor son verticales
sugerencias debajo del vestido,
que se trucan en clidos raudales
cuando abren su comps para Cupido
y esperan mi montura, horizontales.
EL PRIMER HIJO
Era un presentimiento y t le has dado
la posibilidad, esta presencia
tan tierna y ya tan firme, la evidencia
de ser por fin la vida que ha esperado.
Ya no es ms un deseo agazapado
tras noches delirantes de impaciencia.
Es eje nuestro, viva residencia
de inquietud, desazn, amor, cuidado.
Hijo de tu dolor y mi apellido,
en l ha germinado la esperanza
de ser incluso lo que no hemos sido.
Nuestro maana es tiempo de templanza
por el hijo que amor nos ha trado,
de Dios a imagen y a tu semejanza.
EL DON DE LA TRIS TEZA
Entristecer un poco cada da,
y nunca entristecer ms de la cuenta,

que la tristeza es pobre y se sustenta


de vuestra caridad y de la ma.
Entristecer por tanta lejana
y tanto corazn en compraventa,
como va entristeciendo aquel que intenta
y no logra alcanzar, por atona.
La tristeza es un don que no han gozado
los que ren de todo y para todo
como si no vivieran de prestado.
Entristecer despacio, y de tal modo,
que hasta el ltimo instante la tristeza
puede acabar donde el amor empieza.
ARAMBURU, JOAQUIN NICOLAS
Cuba 1.855 La Habana 1.923
PLACIDO
Tranquila el alma, la mirada quieta,
inocente, sin miedo y resignado,
llega al suplicio, a muerte condenado,
el gran mestizo, Plcido el poeta.
Rota la lira que cant discreta
las glorias de su pueblo infortunado,
yace bajo las plantas de un soldado
que ni talento ni virtud respeta.
Ya cae el buen cubano sin mancilla;
Dios no ha escuchado su dolor profundo
por ms que le invocara en la capilla.
Pero del genio que brillo fecundo
an repite la voz en nuestra Antilla:
Ay, que me llevo en la cabeza un mundo!
LA BIJIRITA
Hay en mi Cuba un pobre pajarillo
que vive libremente en la espesura;
no seduce con trinos de ternura
ni ostenta plumas de variado brillo.
Volando de la jagua al mamoncillo
solo su amada libertad procura;
que l no puede vivir en jaula oscura

ni llevar en el pie dorado grillo.


Cuando un infame aprisionarlo quiere,
tras el alambre el infeliz se agita
y pocas horas de tristeza muere.
Oh, s! Yo quiero ser la bijirita:
que a m tambin la esclavitud me hiere,
mi paz enturbia, y mi ilusin marchita.
EL COMPONTE
Ved la vctima all. S angran sus brazos
bajo la cruel presin de las esposas;
hieren su odo frases injuriosas
y su espalda terrible latigazos.
Ya le arrancan las ropas a pedazos,
ya le imputan mil faltas bochornosas;
no son hombres: son guilas saosas
que desgarran su carne a picotazos.
Ya rod en tierra. De su triunfo ahta
se yergue y re la insolente saa
y en pos de nuevas vctimas se agita.
Cmo nos burla la cultura extraa,
al ver que an la Inquisicin maldita
funciona en tierras de la pobre Espaa!
LA MAANA EN EL S ITIO
Ya la primera luz de la maana
baa el altivo monte y la colina
y, cual nveo celaje, la neblina
se reconcentra y flota en la sabana.
Por el techo, de verde palma cana,
se filtra el humo azul de la cocina;
pica, con sus polluelos, la gallina
el maz que un muchacho le desgrana.
Relincha el potro; zumba la colmena
que sale en pos del nctar de las flores;
cerca del surco, de impaciencia llena,
la yunta est de toros bramadores
y el guajiro a la puerta de la choza,
bebiendo a sorbos el caf, se goza.

SOL S IN FUEGO
Hizo Dios tu poblada cabellera
de un jirn de la noche tenebrosa,
y tu pequea boca primorosa
de una tarde gentil de primavera.
Del astro de ms brillo de la esfera
tom la luz de tu mirar la diosa,
y de un alba de Abril, la pudorosa
mejilla que al clavel envidia diera.
Hizo tu planta breve, de la brisa
que se pasea en el vergel ameno,
de un rayo de la luna tu sonrisa,
de un difano celaje tu albo seno;
mas, ay! form tu corazn, tan solo
del blanco hielo que condensa el Polo.
A DIOS
En dn de est ese Dios que no me odo
cuando mil y mil veces le he llamado
con gritos de dolor desesperado,
en el naufragio de mi bien perdido?
En qu lugar del mundo se ha escondido
que en vano por doquiera le he buscado,
y en la lucha indefenso me ha dejado,
del mal esclavo, de la duda herido?
Arriba ests? Pues ve desde la altura
esta contienda desigual y horrible
que el mismo tiempo que mi vida dura.
Y si an me juzgas corazn sensible,
amante y resignado en mi amargura,
pedirs, con ser Dios, un imposible.
ARAMBURU, LUIS
Manresa. Barcelona. Siglo XX.
Porta hallado en Internet.
SONETOS S ENS UALES
I

Formas parte de un mundo imaginario,


-collar, piedra preciosa y esmeralda-.
Confundo la pasin de mi calvario
con uas que se clavan en mi espalda.
Huelo tu ropa y libo tu sudario;
olores que en aroma se me salda.
Cautivo, encarcelado, solitario,
encuentro libertad bajo tu falda.
Imaginado o no, si ests desnuda,
-alfombra corporal con que me cubres-,
se me estremece el alma y se me muda
coronando la cima de tus ubres.
Imaginado o no, mi cuerpo suda
cuando con piel y lengua me descubres.
II
Me atrae la pasin que se desboca,
-dulzura con sabor a chocolate-,
la cumbre de mi lengua y de tu boca
quemadas por el fuego del combate.
Todo aquello de ti que me provoca
infarta a un corazn que luego late
y encuentra una razn que me disloca
la esencia de mi ser y mi dislate.
La pura redondez de tus esferas
me hace equilibrar en un alambre
donde sufro por ti, de qu maneras!,
dejndome picar por un enjambre.
Abeja de mis fuerzas colmeneras,
tengo ganas de ti. Te tengo hambre.
III
Me enamor del cuerpo y de tus ojos.
De tu boca sensual. De tu diana,
-cabellos que asemejan los rastrojos
infinitos en carnes de gitana-.
Me enamora de ti todo ese rojo
al despertar del sol en tu ventana
que te ilumina dormida, y escojo
volverme a enamorar por la maana.

Tambin me enamor de ti tus dientes.


Tu entrecejo, y orejas, y tu nalga.
Tu cuello albiceleste. Tus simientes.
Tu verdadera fe. Tu mar en calma.
Tus manos. Tus sonrisas refulgentes.
Me enamor del cuerpo y de tu alma.
SONETOS DE LA MUERTE
A MI PADRE
Qu triste es el camino solitario!
Cun triste que es el hierro retorcido!
Cunto amor en el resto contenido
de urna plateada sin sudario!
Ya repica, ya suena el campanario;
horizonte total, badajo herido.
Ceniza y tierra son, que no podrido,
la carne y el rosal testamentario.
Quiero regar el noble camposanto
con lgrimas vertidas por mis ojos.
Deseo hidratar a solas sus despojos.
Quiero romper amargamente el llanto.
Pasando de la pena a la certeza,
dejadme solitario en mi tristeza.
II
Por estar a su vera qu dara!
Qu pudiera dar yo que no tuviera
por escuchar su voz al medioda,
con su mirada gris de primavera.
Que por tener, me queda el alma fra,
aterida, desnuda, casi entera,
y una humedad redonda que porfa
con su orfandad a hombros donde quiera.
Cundo dejar al fin el desconsuelo
la palestra abismal de mi recato,
si no puedo mirar al mismo cielo
sin el deseo de verle a cada rato,
si cada vez que beso su retrato
he de llorar tambin en su pauelo!

III
En qu lugar dejaste tu agona?
Dnde fueron el trueno y la centella?
Por qu razn ocultas a tu estrella
colgada de una nube en letana?
Deprisa, Joan! Deprisa, que s enfra
tu vida en brevedad y tu alma bella;
exprmela otra vez, y luego sella
tu boca con cancin de medioda.
All dnde t ests, donde encuentres,
-amigo de verdad, y manos llenas-,
despeja el horizonte de mi frente,
reglame tu luz de luna llena.
Se queda tu recuerdo sin mi pena,
que no te digo adis, sino hasta siempre
ARANA, FELIPE N.
Puerto Rico. 1.902
Poeta hallado en Internet.
REGRES O DEL JBARO
I
Tierra del morador de la montaa
que la avaricia sedujera un da,
y desahuciando al ame y la yauta
cerr el atrecho y te sembr de caa!
Tierra que profan la telaraa
que traza el Caterpillar! Tierra ma!
Tierra-Cristo, que el dspota exprima
para extraer riquezas de tu entraa!
Tierra del paapn, tierra del guano,
volvers a sentir la noble mano
del campesino montaraz y adusto
devolviendo caricias por tus mieses
y logrars estar. como otras veces,
llena de amor, y parirs a gusto!
II

Tierra del abra honda y la maleza,


tierra del batatal y del repecho,
ofrece la tibieza de tu pecho
al jbaro exilado que regresa!
Vuelve a llevar verduras a su mesa
que a ese preciado bien tiene derecho,
y pronto vas a or, en tu provecho,
las coplas que disipen tu tristeza!
Ya el boricua dej de ser esclavo
del oprobioso y pertinaz centavo.
Har que todo el mundo te respete,
al extremo, que si te ve ultrajada,
echando a un lado la prudente azada,
defender tu honor con el machete.
ARANDA, VERONICA
Madrid. 1.982
Licenciada en Filologa Hispnica.
Poeta hallada en el libro
Homenaje a la fiesta del soneto en 1.912
SONETO AZUL AIL
Quise ser cual errante beduino
que solitario cruza los desiertos,
de azul ail, sus pasos siempre inciertos
y unas ardientes por camino.
Tuve sed de camelias y de vino.
DE manantiales un oasis yertos
esparci sus palmeras por mis puertos
con acento de adusto peregrino.
Llevo un nmada albor de caravana
y la huella fugaz de un campamento
que su exilio marc sobre la arena.
Puso el sol en mis venas su desgana,
soy del sur del pual y del lamento,
del arrayn, las fuentes, las almenas.
ARANDA MERCHAN, MIGUEL
Siglo XX

Poeta hallado en Internet


SONETO
Que no cojan calor los esquimales,
que el ftbol no lo den en el asilo,
que nadie coja el mango por el filo,
que estn de buen humor los generales.
Que tengan solucin los hospitales,
que quiera comer uva el cocodrilo,
que no se caiga an lo que est en vilo,
que llvate la vuelta por si sales.
Que no se hagan el macho los machotes,
que quede ms cuaderno en el cuaderno,
que no los falte el aire a los aviones.
Cuidado con la gripe y sus rebrotes,
que no s enteren de esto en el infierno
porque en el cielo estn de vacaciones.
ARANDA Y PONTE, FRANCIS CO
Caracas. Venezuela. 1.823 Bogot. 1.856
Cuando muri desempeaba el cargo de S ecretario
de la Legacin de Venezuela en Nueva Granada.
Poeta hallado en Internet.
CES AR
DEDICADO AL PO ETA JULIO CALC AO
Alta la frente, audaz, dominadora,
radiante al sol el formidable acero,
traspasa el Rubicn el gran guerrero,
y el orbe en pasmo su poder adora.
Mas temblando del mundo la seora
al ver del hroe el continente fiero,
al vencedor del galo y del ibero
se rinde, vil, y su ignominia llora.
El gran Pompeyo, en su terror profundo
de Csar huye, y en campal batalla
por la alma libertad, lucha sin fruto.
Triunfante Csar encadena el mundo,
y el mundo todo en su presencia calla,

menos el brazo y el pual de Bruto.


VICTOR HUGO
Es hombre o Dios el prodigioso anciano?
Cunta luz en su mente y qu tesoro!
Qu excelsos cantos a la lira de oro
del bardo arranca el plectro soberano.
Od, od su acento sobrehumano!
A su ritmo los astros forman coro:
que l de la humanidad condensa el lloro,
que l de la Creacin canta el arcano!
De dspotas terror en su pujanza,
hacer del pueblo al inmortal poeta
defensor importal al cielo plugo.
Y absorto el mundo escucha su enseanza,
del siglo diecinueve Victor Hugo.
que, instrumento de Dios, es el profeta.
ARANGUREN, FRANCIS CO DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta.
SONETO
Subi Mariana a la mayor Alteza,
y de subir peligra, o frgil vida,
que en la misma grandeza est embebida,
la ocasin de arriesgarse la grandeza.
Dichoso el riesgo fue, puesto que empieza
a ser el riesgo gloria ms crecida;
porque acredita el verse deslucida,
que subir ms no pueda una belleza.
En su esfera enferm la luz ardiente;
pero no fue enfermar, pues atesora
con el peligro luz ms excelente.
Que si esto empea el lustre, que la dora,
ya se levanta ms resplandeciente,
siendo de un tierno sol brillante Aurora.
ARAN ZAD I, I IGO DE

Madrid. S iglo XX
DEJO A MI AMOR S OAR S IN INVAD IRME
Nada espero de ti, nada te pido,
quiero pensarte as, slo pensarte
desde mi dentro, desde el todo darte
la distancia y la luz con que te mido.
No lo he querido as, no lo he querido.
Fuego dejas en m, para abrasarte.
Tu aliento tengo, con el que ganarte
este encuentro de ti que me ha perdido.
Si ha de venir la pena hasta la entraa
a desgarrar el ser con su guadaa,
dejo a mi amor soar sin invadirte,
dejo sin estrenar tu voz vacante.
Nada te pido, que es nada pedirte
para m el cliz, slo yo el amante.
ARANGO, RODOLFO
La Habana. (Cuba) 1.896
CMO TU S ABES ...?
S oador, cmo sabes que la Vida
no es cual la nota dulce y voluptuosa
que se escucha un momento y presurosa,
entre el ter azul se va perdida?
Cmo t sabes que de la podrida
materia que contiene oscura fosa
brota otro nuevo ser, cual mariposa
por un sucio gusano producida?
En el vaco colosal, profundo,
en donde rueda sin cesar el mundo,
todo es misterio, sombra... y el humano
no ha podido jams con fuerte grito
describir la mansin del infinito,
disipar las tinieblas de ese arcano.
LA ALD EA
Refugiada al costado de una vieja montaa,
que ante la amplia cortina del cielo azul verdea,

se ve, como una nota de color, la cabaa,


en el conjunto informe de la perdida aldea...
Es en el medioda, y los rayos solares
con su calor mantiene al pueblo adormecido...
y las casas silentes parecen colmenares
de donde las abejas laboriosas se han ido...
Sin embargo, es seguro que a esta hora all dentro
las comadres virtuosas se salen al encuentro
y, misteriosamente, se ponen a hablar mal...
El comentario injusto de boca en boca vuela,
y as para su tiempo, la escondida aldehuela,
donde el chisme es a modo de pan espiritual...!
ARANGO Y ES CANDO, ALEJANDRO
Mxico. Puebla. 1.821 Mxico. 1.883
De familia con poder econmico curso sus estudios en Europa.
Se licencia en Derecho en Mxico y ms tarde catedrtico en la
Universidad.
Con su libro Versos recogi toda su poesa en el ao 1.876.
Poeta inclinado a la poesa religiosa de Fray Luis
de Len de quien public un interesante ensayo.
Fue director de la Academia Mexicana
ROS AURA
Risuea, ufana, sobre el csped blanco,
de abril en tarde plcida y serena
est Rosaura en la floresta amena,
al son de alegre tamboril bailando.
Rosas, jazmines, a su paso echando,
aplaude el pueblo y la comarca atruena,
y va la vida de donaire llena,
rosas, jazmines, a su paso hollando.
Pero y maana? al despuntar la aurora
y no bien aparezca su lucero,
tendr ya dueo que en el alma adora.
Y si dice su seor: "No quiero",
por ms que gima la gentil pastora,
ser este su bailar postrero.
ARAQUE S ANCHO, LUIS

Zaragoza. 1.914 Madrid. 1.971


Mdico, Maestro Nacional, Compositor,
Director de Orquesta, Pianista, Escritor,
Poeta. Consejero de la S ociedad de General
de Autores de Espaa desde 1.952.
MUS ICA Y POES IA
S ois Poesa y Msica, en la vida,
artes divinas tan complementarias,
que intil es luchis muy temerarias,
cuando por tanto amaros vais unidas.
T, Poesa! que en el Hombre anidas
desde generaciones milenarias;
Msica, t, sublime!, que en tus arias
hablan las lenguas de almas escogidas.
Marchad juntas por las gloriosas sendas
que os abre el Arte en todas las ofrendas,
y seguid los ensueos del Esteta;
caminando hacia adelante, no en vano,
marchareis como hermanas, de la mano
del gran artista: Msico y Poeta.
CHOPIN

De espritu rebelde en excelencia


y de enfermizo cuerpo fuiste en vida;
mirada dulce, triste y dolorida,
fue el "romanticismo" tu nica esencia.
Tus "polonesas" fueron la elocuencia
bien racial y sangrante de la herida
que, tu patria bajo el yugo oprimida,
la hacan padecer en su inclemencia.
Esta noche triste, fra y serena,
me hace que yo suee en la novia buena,
al escuchar un nocturno a lo lejos;
pues es "ella" - la de los bucles de oro la que toca en el piano, mientras lloro
del amor que vislumbro en sus reflejos.
ARAUJO, CARLOS

Espaa. S iglo XX.


Poeta hallado en Internet.
AMOR DIVINO
Al verte en esa cruz por darme vida,
se confunde mi mente, Jess mo.
Cmo dejaste gloria y seoro
por redimir un alma tan perdida?
Un amor como el Tuyo sin medida,
unido a tu bondad y podero,
Te mueve con librrimo albedro
a salvarme de muerte con tu herida.
Canten otros del sol los resplandores,
la hermosura del alto firmamento,
la belleza del campo y de las flores.
Yo cantar con admirable acento
Tu amor que es el amor de los amores,
sublime causa del mayor portento.
ADORACION
Nunca se eleva el hombre a ms altura
que cuando a Dios adora reverente,
porque el culto en espritu ferviente
une al gran Creador con la criatura.
Qu grande privilegio! Qu ventura!
Hallar en Dios como en copiosa fuente,
el bien que busca con afn ardiente
el hombre en este valle de amargura.
El culto es el aroma desprendido
de las flores de amor, fe y esperanza,
que en el humano espritu han nacido.
Y bendicin tras bendicin alcanza
quien presta a Dios con corazn rendido
tributo de obediencia y alabanza.
MIS ION DEL CRIS TIANIS MO
Por ms que aspire a celestial ventura,
el alma que se siente redimida,
de la misin que tiene no se olvida,
y terminarla con amor procura.

Mientras su paso por el mundo dura,


de todo lo benfico se cuida,
palucha con el mal no le intimida
y es para todos luz, solaz, dulzura.
Sembrando el bien con fervoroso anhelo,
arrancar si puede los abrojos
sin olvidar la tierra por el cielo.
Y aunque excite del mundo los enojos,
ni a noble causa negar su celo,
ni al sufrimiento cerrara sus ojos.
ARAUJO COS TA, LUIS
Espaa. Madrid. 1.885 1.957

Poeta y Periodista.
SONETO
Qu hubiera dicho Lope, si Violante
le manada terminar este soneto?
Por Jesucristo, vivo que el aprieto
no se burlase aqu con tres delante!
Hallar a protomrtir consonante,
con lmparas rimar otro cuarteto,
y polvo y cifra en el primer terceto,
hay algo aqu que mi prudencia espante?
Si alguno por las reglas se va entrando,
y a las normas que pido en buen derecho
obediencia y justicia les va dando,
mil duritos tendr. Y hasta sospecho
que algn Mecenas ms, en acabando,
aadir otros mil. Si ya es un hecho!
ARAYA, C ARLOMAGNO
Costa Rica. S iglo XIX XX
Poeta.
LA AMERICA ES PAOLA
Esta Amrica ma, esta Amrica grande

a quien el mundo mira sobre el tiempo avanzar,


ensuea porque duerme sobre el cojn del Ande
y canta porque tiene la inspiracin del mar.
Esta Amrica ma que sus fuerzas expande
por todos los confines del orbe, siente al par
de su gloria, el orgullo de quien no hay quien la mande,
sealndole rumbos a su dulce anhelar.
Esta Amrica es nido y esta Amrica es rama.
Tiene un altar: el cielo; y un arpa: el Tequedama,
Con que siempre acompaa su sonora cancin.
Fuerte cual las encinas, brava cual los cndores;
Esta Amrica ma que derrocha vigores
Es un extrao injerto de guila y de len.
VIERN ES S ANTO
El maestro marchaba paso a paso
ante el influjo del dolor siniestro.
Por nimbar la cabeza del maestro,
la tarde se detuvo en el ocaso.
El ave fue acallando en el ribazo
la cuerdas milagrosas de su estro.
Cual una oveja atada a su cabestro
el Mrtir caminaba hacia el ocaso.
Por fin salv del Glgota la cumbre,
cargado con la inmensa pesadumbre
de la humana maldad, que siempre impera.
Y al alzarlo en la cruz de sus dolores,
sus heridas se abrieron como flores
de alguna interminable primavera.
LA GARZA
Extiende al aire su nevada pluma
y cuando rompe sobre el mar su vuelo
es la flecha que el arco de la espuma
dispara al propio corazn del cielo.
Por su blancura y su belleza suma,
parece un eucarstico pauelo
agitado por mano de la bruma
como dando un adis! con desconsuelo.
Ergida en un pen, contempla a solas

el trajn tumultuoso de las olas;


y al baarse en la espuma de los mares.
Oyendo la cancin de los delfines,
es jazmn escondido entre jazmines
y azahar sepultado entre azahares.
ARBELECHE, JORGE
Uruguay. Montevideo. 1.943
Poeta hallado en Internet.
LAS PALABRAS
La punta a las palabras afilarle,
ir hasta el hueso abrindoles la pulpa,
devorarlas al fin pero sin culpa,
gustar la cscara, el hollejo, darle
sal corazn irradiacin, y al centro
de toda fruta siempre sea labio
que diga la semilla y sabor sabio
con la custodia del durazno adentro.
Dormir con las palabras al costado,
guardarla sen morral o billetera
y pasarlas tambin de lado a lado.
Piropos hay que darles y caricia.
Seductoras, mimosas, aun quimera
y ruta ante el espejo son de Alicia.
ARBELOA, VICTOR MAN UEL
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
HIMNO
Dio slo pudo entrar en tu clausura
y su sombra de amor iluminada
puso su verbo en tu humildad callada
y en tu tierna acimez su levadura.
TU claustro fue volcn, fervor tu hondura.
Tu arquitectura, en bside volcada,
cerco airoso de Dios, torre cercada
por el arco fluvial de tu cintura.

Virgen de la Esperanza y de la espera.


Virgen del fruto en forma de palmera.
S bado roto en alba presentida.
Llegas de adviento y gravidez rendida
para traer a nuestra fe viajera
tu luz y tu sazn de primavera.
ARBO LEDA, JULIO
Colombia 1.817 1.861
INFELIZ D EL QUE BUS CA...
Infeliz del que busca en la apariencia
la dicha y en la efmera alabanza,
y muda de opinin con la mudanza
de la verstil pblica conciencia!
El presente es su sola providencia;
cede al soplo del viento que le lanza
al bien sin fe y al mal sin esperanza;
que en errar con el mundo est su ciencia.
Y feliz el varn independiente
que, libre de mundana servidumbre,
aspira entre dolor y pesadumbre
a la eterna verdad, no a la presente,
conociendo que el mundo y sus verdades
son slo vanidad de vanidades!
A LA MUD ANZA D E LA FORTUN A
Yo vi del rojo sol la luz serena
turbarse y que en un punto desparece
su alegre faz, y en torno se oscurece
el cielo, con tiniebla de horror llena.
El Austro proceloso airado suena,
crece su furia, y la tormenta crece,
y en los hombros d e Atlante se estremece
el alto Olimpo, y con espanto truena.
Mas luego vi romperse el negro velo
deshecho en agua, y a su luz primera
restituirse alegre el claro da.
Y de nuevo esplendor ornado el cielo

mir, y dije: Quin sabe si le espera


igual mudanza a la fortuna ma?
SONETO
Resto del bosque inmemorial; testigo
de mil y unicazos que la ciencia ignora,
roble imperial de bveda sonora,
tiende en la plaza su ondulante abrigo.
En rumorosas plticas consigo
sus muertas hojarascas rememora:
cunta fugaz generacin canora
labr colonias en su techo amigo!
Pasaron esos nidos y esas aves;
vinieron otras aves y otros nidos
y otras hojas y cantigas suaves;
y en los gajos del cfiro mecidos,
vagar parecen con cadencias graves
ecos dolientes de los tiempos idos.
ARC AYN A, FELIPE
Espaa. S iglo XVI
Poeta amigo de Juan de Timoneda
Hallado en Internet.
SONETO EN LOOR DE JUAN DE
TIMONEDA POR S U OBRA
LAS TRES COMEDIAS
Antiguamente en Grecia se preciaban
aquellos que virtudes sostenan
que por gran don la hijo que tenan
el arte de Poesa le mostraban.
Homero, tus cantares que cantaban
Virgilio, tus primores que decan;
poetas vuestros versos que sentan,
sino todo virtud cuanto trataban.
Si estos justamente merecieron
tantos grados de gloria por su verso
tu prosa, Timoneda, qu merecen?
Tu nueva luz, tu arte do la vieron;
seguro vas del tiempo que es adverso

pues ninguna razn te compadecen.


ARC E, HOMERO
Chile. 1.900 1.977
Poeta hallado en Internet
Muri asesinado.
EL S ILENCIO
Voy a poner en orden mis papeles
antes de que mi frente se haga trizas
y el silencio deshoje sus claveles
en un plido sitio de cenizas.
Y en le carro dorado de las mieses
transiten a lo lejos los veranos,
y la espiga desgrane nuevos meses
y pinten acuarelas nuevas manos.
Ah perdido en el tiempo y el espacio
dormir bajo la sierra, silencioso,
con el sueo de luces del topacio.
Y para siempre el orden y la hiedra
velando con sus hojas el reposo,
el estrellado idioma de la piedra.
UN RAMO DE VIO LETAS
S de mundos lejanos, de planetas
habitados por seres o por cosas
en los que magos de la luz, poetas,
construyen las auroras y las rosas.
Donde hay lunas calladas y secretas
que esperan como naves misteriosas
y mares de aparentes aguas quietas
invistiendo de azul las nebulosas.
No en el tiempo la guerra de los mundos
no ese clavel de fuego en el vaco
no los dioses despiertos e iracundos,
sino mi pan, mis cantos y mi lecho,
el jardn con los besos del roco
y un ramo de violetas en tu pecho.
EL PO ZO

Ay, hermano, como t yo anduve


por la ms ancha latitud del mundo,
toqu en la piedra el agua de la nube,
toqu las manos del amor profundo.
Un apequea lmpara sin nombre
me alej de las sombras del camino
y pude ver y andar hasta ser hombre,
hasta llegar a pozo cristalino.
Para unos fui un canto sumergido,
raz sombra, soledad secreta,
para otros soy un pjaro perdido.
Pero si todo sigue y ya no vuelve
yo o quiero el pozo de agua quieta
que recibe la luz y la devuelve.
LA VIEJA CAS A
Cerca del ancho Maule est la casa,
el hogar solariego del pasado.
De su antiguo esplendor qued esta brasa
que an mantiene su fuego enamorado.
Como el mar tiene el viento que lo abraza
y le cubre de espumas el costado,
aqu el amor ilumin sin tasa
un solar de magnolias coronado.
La luna aqu vag por corredores,
un tibio sol err por el papayo
dejndole amarillos resplandores.
Una vida naci desde otra vida
y en la heredad besada por el rayo
sigue cantando el tiempo, sin medida.
MANOS
Ay, cmo recordar tus bellas manos,
consteladas ayer de luz serena,
si el incesante oleaje de los aos
las borr como huellas en la arena.
La cortina del tiempo, despiadada,
pobl de sombras tu balcn florido,
desvaneci las manos encantadas,
hizo crecer la yedra del olvido.

Manos que yo tocaba bajo el techo


de noches claras con un beso puro,
ahora ya cruzadas en el pecho
del pasado, sabris que en este da,
en el estuche de un recuerdo oscuro,
resplandece este anillo, todava.
NUEVA CAS A DE DIEGO
Por fin llegamos a la nueva casa
levantada recin hacia la altura,
un olor a madera la traspasa,
en la piedra descansa su estatura.
Para el viento del sur que la amenaza
hay ventanas de firme arboladura,
y anchas puertas abiertas al que pasa
por donde asoma el sol su vestidura.
De un temblor de pintadas mariposas
tal vez viene el fulgor con que engalana
esta nave sus alas victoriosas.
Aqu est el capitn entre destellos.
Ah viene, amor, la esbelta capitana.
Trae la luz del mar en sus cabellos.
ARBO L
Este rbol grande que naci pequeo
ech races en la tierra dura,
y desde el fondo de su oscuro sueo
sac el oro terrestre hacia la altura.
S ac la claridad con dulce empeo
de la tierra y del agua la frescura,
del aire ahora rumoroso dueo
a los vientos despliega su estructura.
lamo del camino, mstil de oro,
navo de las olas forestales,
alta columna de esplendor sonoro,
dame una rama de tu fuerza alada,
un gramo de tus ntimos metales,
y nacer la luz en m enterrada.
ELEGIA

Lleg tu luz y me entreg estos ojos,


lleg tu voz y me entreg este canto.
Pasaron aos blancos, negros, rojos,
pas tu vida y me dej este llanto.
Tu vida, madre, fue una brasa leve,
un rosal en el tiempo del aroma,
el que ya derribado por la nieve
volvi nieve su vuelo de paloma.
Voy tambin avanzando hacia el ocaso
y heredero de das ya vacos
nada podr abrigarme en su regazo.
Y qu puertas pedirte que me abras,
si miras, madre, con los ojos mos
y es tu voz la que se oye en mis palabras?
AY LAMINA D EL TIEMPO!
Ya te habrs olvidado, Margarita,
de la luna de ayer, de su ornamento,
de la calle empedrada de la cita,
de tus besos que huan con el viento.
Te llamabas, acaso, Margarita?
Qu distante ese cielo y ese sueo,
la tarde deshojando luz marchita
y t en mis brazos, suave sol pequeo.
En la confusa historia de mis das
est tu rostro intransferible y puro,
tu collar de lejanas pedreras.
Ay lmina del tiempo, que an me hieres
con un perfume de rosal oscuro,
en m revives cada vez que mueres.
LA PIEDRA
La piedra inmvil que naci desnuda
tal vez no sabe que su sueo es largo:
a la de eternidad, terrible y muda,
y ptalo d estrella, sin embargo.
Pasa el polvo del tiempo y la saluda,
le da el aroma de su beso amargo
y sigue, sigue esttica y ceuda
la sosegada imagen del letargo,

que acaso con sus tomos sombros


ha conformado un pecho transparente
para otros ojos que no son los mos.
Y no conocer, terrestre y ciego,
tocando apenas una inmvil frente,
lo que vive en el fondo del sosiego.
ARC E, MANUEL
S an Roque del Acebal. Asturias. 1.928
Poeta y Novelista. Reside en S antander, llevando
una librera de su propiedad.
VID A
Si esta verdad profunda que nos gua
en alto sueo, el hondo pensamiento;
si esta profunda dicha que ahora siento
dorndome en su luz de medioda.
Si esta muerte que siente el alma ma
de fino hueso alzarse al firmamento,
es tan slo razn y entendimiento
del destino del ms certero da.
Cmo cantar la vida el canto mo;
las ilusiones ya muriendo vanas;
este dolor que llevo hiriente y fro?
Cmo cantar la vida que no fuera
-si muerte y vida son tambin hermanasesta imperiosa muerte o primavera!
REVELACIN
Y sent que mi mano fue vencida.
Y sent que mi alma acompaada
de tibia luz de muerte sorprendida
surgi de aquel milagro trastornada.
Y sent que mi frente fue encendida
y que el mundo se vino a mi llamada.
Y pens en esta muerte que la vida
nos va haciendo crecer triste y callada.
Y dijo eternidad la razn pura.
Eternidad del alma que mora.

(Si es que hay vida en la muerte todava.)


Y pens del otoo en mi ventura.
Y en mi alto pensar tanto he crecido
que estoy cerca de Dios y soy olvido.
LA MAREA
El barco de la paz en la marea
zozobra sin un puerto de arribada.
Qu pena, capitn! La paz soada
est sin timonel. La mar, golpea.
Europa en paz, la pobre se marea;
nos la hunde a fuerza de ola airada.
Pongamos, capitn, por ensenada
el corazn. Un faro que se vea
desde los cuatro puntos cardinales.
Capitn, capitn: vientos fatales
soplan. El alto mstil se cimbrea.
En el vaivn del mar de las razones
se ahogarn y ahogarn ms corazones.
Ni Dios nos salvar de la pelea.
ARC E, MANUEL JOS E
Guatemala. 1.935 1.985
Poeta hallado en Internet.
DE INFANCIA
Mi primer novia y mi primer corbata!
Antes me acostumbr a llorar a solas
y olvide el capirucho y las chibolas
para pensar en ella. Todo data
de cuando me bes tras de la mata
de geranios y fresas espaolas
que hubo en su casa (cerca de las colas
de quetzal) aquel da de piata
que fue el de su cumpleaos. Despus vino
(siempre a escondidas) mi primer tabaco
y el primer vaso que tom de vino.
S lo me queda una tristeza grata
cuando del viejo armario a veces saco

aquel pauelo y mi primer corbata.


ARC E, PED RO DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta. Caballero del Hbito de S antiago,
y Aposentador de Casa y Corte de Su Majestad.
A DON AGUS TN DE S ALAZAR Y TORRES
Del uno y otro Griego Valeroso,
las heroicas hazaas que, describe,
a la inmortalidad las apercibe
el Sabio Homero en plectro armonioso.
Heroicas Obras de Hroes ms glorioso,
que eterno en el aplauso siempre vive,
hoy logra el tiempo, y este honor recibe,
del Docto Vera, en celo generoso.
Dulces reliquias su amistad traslada
de las inadvertencias del olvido
a la veneracin de la memoria;
hoy resuena la Lira celebrada
del Castellano Apolo esclarecido
por l, que en esta fama hall su gloria.
ARC ENS IO, JES US
Nace en Galaroza (Huelva) en 1.911 Sevilla. 1.992
S AZON
Tulas de viento y sol frecuenta el trigo
que en granazn de espigas se doctora.
Su negra envidia la cizaa llora,
y yo al buen Dios agricultor bendigo.
El sol, maestro de sazn y amigo
del cereal, con blando fuego dora
mis trigos...Oh la gracia de esta hora
canicular! Decidme, quin conmigo
en gozo se compara y alegra?
La ru bia mies, en torno mo, ma,
a mi desnudo brazo acariciando,
para su gloria vegetal me gana.

Y mi alma, bajo el sol de la maana,


como una espiga ms se va doran do.
A JOS E LUIS DE ARRES E
Cuando hay cielos de fuga y la ballena
de la angustia, preada ya de espanto,
moja su piel cobarde en necio llanto
o en miedoso silencio se envenena;
cuando hay voces podridas por la pena
de haber cantado lo Imperial, lo S anto,
porque temen que el odio pueda tanto
que tapice sus horas con arena;
cuando hay labios cosidos de temores
y lenguas traspasadas por el fro
cuchillo de los ecos delatores,
sale tu voz de madre y es un ro
de fuego vivo ardiendo en mil clamores
de fe, de amor, de voluntad, de bro.
AUTORRETRATO
Este que, aqu, de pan e incertidumbre
vive y desvi ve un poco cada da,
ste soy yo; de afn y de agona,
de sed y agua, de ceniza y lumbre.
Hombre partido en dos sueo y costumbre-,
hombre de hielo ardiente y llama fra
a quien lenguas de dulce poesa
lamen la llaga de su pesadumbre.
Hombre al fin, como t, como cualquiera,
que no sabe quin es ni a qu ha venido
ni el color de la muerte que le espera.
Un hombre que ama y sufre, que ha bebido,
que es malo y bueno... y que, en verdad, quisiera,
si hay que morir, morir como ha vivido.
AGUIN ALDO A LA POBREZA ABS OLUTA
Poco te puedo dar, Recin nacido.
Me qued tan sin todo, tan sin nada,
tan en pura pobreza desahuciada
que soy el no tener reconocido.

Un corazn cansado, corcusido;


un alma vieja, fea, remendada:
una conciencia sucia, mal lavada;
un cuerpo viejo, enfermo y dolorido,
son mi caudal. Y a medias lo poseo:
que en tan pelado huero lima el diente
de crueldad, desamor y mal deseo
ese lobo cerval llamado gente.
No tengo ms fortuna. Pero creo
que T la aceptars como presente.
AMOR EN GUERRA. A EN EMIGO
QUE HUYE PUENTE D E PLATA
Frente a mi fiel amor apasionado
emplazas desdeosa artillera,
y ests caoneando mi alegra
con obuses de esquivo desagrado.
El corazn me tienen derrumbado
los celos, en traidora minera,
pero por cada brecha, amada ma,
surge un fortn de sueo esperanzado!
En vano tu desvo, al baluarte
de mi cario, cercara en su giros:
nunca su ensea se ver rendida!
Y si al olvido quieres retirarte,
con tierna dinamita de suspiros
te volar los puentes de la huida!
EN LA BUS CA
Seor, Ando perdido, no te encuentro.
Mala es, Seor, es mala encrucijada
esta donde se encuentra desplazada
mi alma tan sin norte y tan sin centro...
Yo quisiera, Seor, sentirme dentro...
Ya caricia, ya fuego, ya lanzada,
fro, beso, calor, suspiro, espada;
al pensamiento rumbo, al amor centro.
Por eso vine aqu, para buscarte,
Seor, slo por eso, y no me extraa
que ya me encuentre al filo de encontrarte.

Siento ya que una dulce luz me baa


y comienzo a sentirme y a escucharme
como latido de mi propia entraa.
RENACIMIENTO
Dejadme estar varado en la ribera
tibia del mar antiguo de mi vida,
mis sueos reposando en la mullida
alfombra de la vieja primavera.
Dejadme as, dejadme con mi entera
libertad, con mi angustia estremecida,
con la sal de mi llanto ya la medida
justa de mi verdad y mi quimera.
Dejadme disfrutar este momento
en que, desde mi altura a mi cimiento,
soy tan yo mismo, tan ensimismado;
tan sintiendo mi sangre y su latido
que resucito de mi propio olvido
y me siento nacer de mi costado.
ARC INIEGAS , IS MAEL ENRIQUE
Curit. Colombia. 1.865 Bogot. Colombia. 1938
Poeta y Periodista hallado en Internet
EN MARCHA
Al porvenir con paso giganteo
avanza oh Juventud! son la hora!
potente, de la sombra enervadora,
el pensamiento se alza como Anteo.
Los dioses ya se van, y erguirse veo
la Ciencia en sus altares vencedora.
Ya irradia en las tinieblas luz de aurora!
Ya rompe sus cadenas Prometeo!
La augusta voz de redencin se escucha,
y la Razn alumbra el limbo oscuro
en donde esclava la conciencia lucha.
Adelante! El combate ha comenzado:
Entonemos el himno del Futuro
de pie sobre las ruinas del pasado!

EL CAMPO DE BATALLA
Fue el combate espantoso, fue sangriento!
Hizo estragos la muerte, cual desgaja
los rboles, y tala, cuando baja
rugiendo el huracn del firmamento.
Hoy aqu slo se oye el grato acento
del labriego que el suelo en surcos raja,
y el ruido de la mies, que cual mortaja
los huesos cubre y se columpia al viento.
Donde antes la metralla asordadora
nobles vidas seg, con su hoz el fuerte
labrador siega mies contento ahora.
Llanura un tiempo en sangre humedecida,
monumento de honor, campo de muerte:
sigue brotando de tu seno, vida!
CROQUIS CAMPES INO
Entre la sombra el resplandor del alba
ya con la estrella matutina asoma,
y el horizonte lentamente toma
un vago tinte, sonrosado y malva.
Helado viento de la cumbre calva
viene; en los huertos al pasar se aroma,
y el raudal que entre peas se desploma
saluda al da con rumor de salva.
Es todo el bosque msica de trinos,
mientras que sube en el confn distante
el humo de los techos campesinos;
y el gallo, firme y la actitud enhiesta,
finge que el cielo, con el sol radiante
a su clarn en el azul contesta.
ARCO, JORGE DE
Espaa. Madrid. 1.967
Poeta. Licenciado en Filologa Alemana.
DE S ANGRE Y FUEGO
De sangre y fuego, tu indecisa mano,
colmada de anteayeres y gacelas,

hundida en el espejo de la carne,


abismo, espuma, plido recuerdo.
De carne y duelo, tu encendida mano,
pos tan fieramente tu desnuda
mordedura que, apenas hubo tiempo
de anudar las entraas a la nieve.
De tarde y cielo, tu secreta mano,
tan ceida a mi cuerpo de lentisco,
bajo la luz velada de tus ojos.
De nadie y sueo, tu indomable mano,
madreselva en mi piel y entre tus dedos,
brasa dulce y azul, amor, diluvio.
ENTRE TUS MANOS
S orber el manantial de tu hermosura,
tu latido, tu voz y la serena
piel que tan dulcemente me envenena,
asido al despuntar de tu ternura.
Hacerme necesario en tu cintura,
envolverme en tu aliento a hierbabuena,
anudarme desnudo a la cadena
que me cie al perfil de tu figura.
Entre tus manos ser el mar donde hundo
las slabas ms tibias de mi cielo,
la espuma embravecida de tu historia.
Y vuelto del abrigo ms profundo,
esquivar el dolor y su desvelo
sin que el olvido dae tu memoria.
ARCO Y MO LIN ERO, ANGEL DEL
Granada. 1.862 1.9
Archivero, Bibliotecario y Anticuario.
Director del Museo de Tarragona.
LIBERTAD
Rompiendo con valor los eslabones
de la cadena que le tiene asido,
el pueblo se levanta enfurecido
al grito de patriticas canciones.

Desbordadas del pueblo las pasiones


contra el dspota infame, aborrecido
y se baten sus hijos cual leones,
rompe la lucha su fragor temido.
Cuando se humilla a un pueblo noble y bravo,
debe romper el lazo que le oprime
y recatar su libertad al cabo;
que este impulso patritico y sublime,
es el grito potente del esclavo
que recobra su imperio y se redime.
ARD ILES , MIGUEL
Argentina. Siglo XX
Poeta hallado en Internet.
Vine a escribir un verso y, de repente,
me vi dndole forma a tu sonrisa,
perfilando tus labios con precisa
y renovada sed adolescente.
Imagin la forma sugerente
tras el leve tamiz de tu camisa,
y ese sabor a menta y a melisa
que descubro en tu cuerpo incandescente.
Desde el endecaslabo a la espuma,
husped de mi deseo y de tu ausencia,
fui imaginando, exacto, tu retrato.
As fuiste surgiendo de la bruma
a mi recuerdo, toda transparencia:
haciendo de mi verso un garabato.
EL PO ETA REFLEXIONA UNA VEZ MAS
SOBRE EL PAS O DEL TIEMPO
No hay noche que no arda en sus cenizas,
ni da en que la luz no se consuma,
as los sueos, el dolor, o el gozo
guardan la llave de la destruccin.
Todo es fugaz, parece eterno a veces,
y sin embargo, pasa, nada queda
sino es en la memoria que algn da
tambin ser pavesa del olvido.

Por so cada instante es ese instante,


forma irrecuperable que la vida
nos otorga sin duda generosa.
Cada instante nos suma y suma al tiempo.
Poblarlo de nosotros es vivir.
No lo olvides jams y en ti concuerda.
EL ES PACIO Y EL TIEMPO Y LA MEMORIA
El espacio y el tiempo y la memoria,
la tierra, el agua, y la luz serena,
la mirada, poblada de azucena
todo en eternidad propiciatoria.
La caricia, la huella indagatoria
por mapas d salina y hierbabuena,
el nctar que desprende la colmena
de la tarde, tornndose en euforia.
El cristal de la piel fundido en fuego
al comps de la sed y del trasiego
del vino del amor. De orilla a orilla,
para hacer realidad la maravilla,
el conjuro del vrtigo, su rito:
el silencio, el rumor, el infinito.
CELEBRACION (2)
Cotidiano, tenaz, y as sublime,
se abre paso el amor, toma conciencia;
confirma la verdad en la experiencia,
y en cada signo, su fulgor imprime.
Aunque a veces el tiempo lo lastime,
sobre el tiempo define su presencia
y renace rotunda consistenciade s, sin que el dolor lo desanime.
Capaz de dar la vida y dar la muerte,
amor incorregible y trashumante,
entra por las rendijas de las venas.
Y cuando en dos contrarios se hace fuerte
la luz estalla, viva y abundante,
en seres, piedras, soles y azucenas.
CELEBRACION (3)

En seres, piedras, soles y azucenas,


siento la esencia del amor desnudo,
al mismo tiempo que en amor me mudo
por mor de sus gratsimas cadenas.
As el amor que aliento y almacenas
es ms que un linimento que transmudo
de tu cuerpo hasta el mo, pues, escudo
con que poder cuidarme de las hienas
del mundo y su tenaz hostigamiento,
es, adems, camino y fundamento,
templo del corazn iluminado.
Es el presente abierto hacia el maana.
Desde su voz cercanamente arcana,
libertad interior en puro estado.
ARDOY S ANCHEZ, PED RO
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
MORIA
Qu dulce ramalazo de locura
dando ardor al latido de mi pena!
Ofrenda de m mismo a mano plena,
sin agobio, desmayo ni presura.
Erradic mi instinto su cordura
que paraliza, que reduce y frena
los impulsos secretos y condena
a la mediocridad en la andadura.
Dos tercias de locura y de pereza
y una en loor de la naturaleza
armonizan la vida bien vivida.
Yo, hasta mi muerte quiero ser el loco
que a lo ancho y lo largo de la vida
brindado su vida poco a poco.
MAL IBERICO
Cunto bobo ilustrado prolifera
de los necios tramando la conjura!
Que la adulteracin de la cultura
transforma al zafio en bobo de primera.

Y bobo morir quien tal naciera,


aunque de objecin magistratura,
al ignorar que pueda ser cordura
los lmites haber de su mollera.
Pertinaz pregonero presuntuoso
de su batiburrillo inconsecuente;
del que sabe, al acecho y al acoso,
su cerril estulticia encarnizada;
cunto homnculo terco, omnisapiente,
de todo opina sin saber de nada!
ARELLANO, L.
Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Dime porqu pas, porqu te fuiste
sin volver la mirada tan siquiera
cmo lleg el final sin hacer nada
porqu mi corazn se siente triste.
Dnde se fue el amor o lo escondiste
acaso entre los pliegues de la capa
de soledad y tedio que te tapa,
escudo y parapeto que elegiste?
Pon flores a la luna cada noche,
in memorian, por todo lo vivido
en segundos que valen una vida.
Tapzame con ptalos la tarde,
pese a la soledad, habr sentido
que esta historia de dos no fue fingida.
ARELLANO, MARCOS DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta.
SONETO
El Es paol altivo que desea
aumentar en la Fe del S oberano

desnude ya el estoque Toledano


que perderse su Espaa es cosa fea.
El que en techo patrio se recrea
ponga el herrado Pino ya en su mano,
paseando las Popas a pie llano
el pilago seguro de marea.
Que nunca ha de faltar el Pan y Vino
pues la tierra produce en abundancia
y el Apstol encarga a esta defensa.
Porque es negocio y caso de importancia
y servicio que se hace al Uno y Trino
y a nuestro Rey Felipe en contra ofensa.
AREN AS , REINALDO
Holgun. Cuba. 1.943 1.990
Poeta hallado en Internet.
SONETO DES DE EL INFIERNO
Y lo que pudo ser, aunque haya sido,
jams ha sido como fue soado.
El dios de la miseria se ha encargado
darle a la realidad otro sentido.
Otro sentido, nunca presentido,
que cubre hasta el deseo realizado;
de modo que el placer aun disfrutado
jams podr igualar al inventado.
Cuando tu sueo se haya realizado
(difcil, muy difcil cometido)
no habr la sensacin de haber triunfado
ms bien queda el cerebro fatigado
en la oscura intencin de haber vivido
bajo perenne estafa sometido.
AREVALO, ANTONIO
Bujalance (Crdoba) 1.876 1.9
Poeta y autor teatral. Fundador del Diario de Avisos.
y redactor del Diario de Crdoba
A MI GUITARRA

Oh, dulce compaera de mi vida!


prstame tus sonoras vibraciones
y trae a mi recuerdo las canciones
de aquella hermosa juventud perdida.
Hoy que me aflige del pesar la herida
t me acompaars, no me abandones;3265
despierta con tu acento las pasiones
que duermen en mi alma dolorida.
Aban donada ests: el polvo fro
cubri de tus labores el encanto;
es tu abandono igual a mis dolores.
Cmo vas a rer si yo no ro,
cmo vas a cantar si yo no canto
desde que en flor, murieron mis amores!

AREVALO, JOS E MARIA


Ceuta. Cdiz. 1.927
Se dedica a la enseanza. Periodista.
SOBRE ES TA CORZA AZUL QUE S ALTA Y BRILLA
No si de encaje azul que en ti destaca
-y aunque del sol- tu mar se te cimbrea.
Si de espuma la luz caracolea
con la gracia torera de una jaca.
No si de enagua azul esta alharaca
del umbro pinar de la marea.
Si en las redes floreces con la brea.
Si es que pintas de cal velas de albahaca.
De qu la dulce luz de tu paisaje?
Herido de pasin de ti me alejo,
sobre esta corza azul que salta y brilla.
Flor que te entregas blanca al oleaje.
En tus costas los ojos yo me dejo,
como un muerto flotando por tu orilla.
CON TU ES PUMA S ALADA Y MARIN ERA
Esta nostalgia, cruel, en cada aurora,
con su boca me sopla el pensamiento.
Yo soy la rama aquella donde el viento
se desgarra sus labios cuando llora.
T, blanca entre dos mares. Tejedora
de esquifes y delfines por mi aliento.
En naranjo florezco porque siento
que en mi frente tu nombre me enamora.
Al mirarte lejana en el Estrecho,
la nostalgia en mi pecho reverbera
y en los ojos me suena como el llanto.
Caracola quemndome en el pecho.
Con tu espuma salada y marinera,
este canto de amor yo te levanto.
AREVALO BARRAZO, EVARIS TO ANTONIO
Panam. Siglo XX.

Poeta hallado en Internet.


MADRE MIA
Vuelco otra vez al pie de tu ventana
a brindarte, hoy, mis cnticos diversos
Y en el umbral, fugaz de la maana
volcar mi corazn entre mis versos.
Hay muy gratos recuerdos en mi vida
y en todos ests T, Madre adorada.
Hoy quiero ser estrella desprendida
y cruzar la policroma alborada.
Que siempre has sido T, oh Madre ma
potente faro que mi esquife gua
en el mar proceloso de la vida.
Hoy, por Ti quiero brindar, y a mi canto
quiero mezclar la risa con el llanto
en santa comunin. Madre Querida.
AREVALO MARTIN EZ, RAFAEL
Guatemala. 1.884 1.975
Poeta, Narrador, Ensayista y Poeta.
Dramaturgo. Hallado en Internet.
EL D ERECHO DE AMAR
De sus manos cruzadas sobre el pecho
separ con ternura la ms fra,
y la dio a calentar entre la ma.
Y entonces nuestro amor insatisfecho,
aquel inmenso amor, tuvo un derecho.
Nada puede negarse a la agona!
Cuando la enferma plida mora
me dejaron llegar hasta su lecho.
Oh mi amada inmortal! Como un esposo
pude entonces velar por tu reposo
y hacer mos tu goce y tus dolores.
Y conquist el derecho de quererte
cuando al vernos sufrir tom la muerte
bajo su proteccin nuestros amores.
AREVALO SOLIVERES , ALICIA BEATRIZ

Tres Arroyos. Buenos Aires. Argentina. Siglo XX.


Poeta hallada en Internet.
GRACIAS !
Agradezco al Seor que cada da
me regala la luz de la maana,
y al levantarme siento la alegra
de poder avanzar con fuerza y gana.
He llegado a este punto en que se hilvana
la vida en eslabones, buenos, malos,
pienso que mi misin no ha sido vana
y mi vida fue llena de regalos.
Viv momentos gratos, esplendores
de un ayer que hoy evoco sin tristeza
pues los recuerdo como los mejores;
y aunque posea poco, mi cabeza
an me gua mostrando los valores
de lo que me rodea y su belleza.
ARGENSOLA, LUPERCIO LEONARDO
Y BARTOLOME
(Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes.
Entrada Rpida: S onetos o Ramn Garca Gonzlez)
ARGILAGOS , RAFAEL G.
Cuba. Siglos XIX XX
Poeta.
PRES ENTIDA
Yo he querido en mis ensueos con frenticos desvelos
una bella presentida de simblica hermosura,
y he gozado sus caricias y he gozado la ventura
de ofrendarle los tributos de mis prceros anhelos.
Aun me embriagan las delicias de sus besos turbadores
y el perfume de su cuerpo y el perfume de sus rizos,
aun me abrasan sus abrazos, aun me abisman sus hechizos,
y los mgicos reflejos de sus ojos soadores.
Aun reviven en mis ansias sus ternuras pasionales

y la evoco en todas partes con fervores inmortales


porque es ella la que adoro en mis puras ilusiones.
Y mi bella presentida, musa egregia en mis cantares,
cual si fuera de mi vida sombra infausta de pesares,
nunca llega a los dominios de mis locas ambiciones.
ARGUELLES BRINGAS , ROBERTO
Orizaba. Veracruz. Mxico. 1.875 Siglo XX
Poeta.
VOLUNTAD
Alcanzar mi corazn el alto
bien de una desolada y blanca cumbre,
donde no arda infinita incertidumbre,
ni queme misterioso sobresalto.
Lo alcanzar... creyendo que en asalto
heroico, ser ciego en un deslumbre
glorioso... y callar su pesadumbre
como el ms negro bloque de basalto.
Y all sabr tan slo del hasto
sagrado de la santas soledades;
y, sereno y glacial, mudo y sombro,
mirar frente a frente las verdades,
mientras soplen un fro cual mi bro,
tempestades como mis tempestades.
ARGUIJO, JUAN DE
Sevilla, 1.560- Sevilla, 1.623
(Ver en la Biblioteca Miguel de Cervantes en
S onetos o Ramn Garca Gonzlez)
ARGUDO IRAN ZO, FELIPE
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
A LA VID DES PUES DE LA VENDIMIA
Despojada de toda tu belleza
sin hojas ni racimos tus sarmientos

te han dejado, al invierno y a los vientos,


al poco de llevarse tu riqueza.
Pero todo en tu ciclo no es tristeza,
de fuerza y de vigor tienes momentos
que te llenan de orgullo y de contentos
exaltando tan ntima grandeza.
Ocurre igual, y es cosa ya manida,
al hombre que su accin a ti remeda,
ofreciendo los frutos de su vida
con su amor, su cario y buen talante;
al final, como a ti, tambin le queda,
el triste y fro invierno por delante.
A NUES TRA VID
S oando en le letargo del invierno
poemas que han de verse en primavera
permaneces, oh vid!, en la quimera
de ofrecernos un jugo sempiterno.
Siguiendo, del verano, el ciclo eterno
tu sueo toma forma en tal manera
que al llegar, del esto, ansia postrera
se adivina el final de tal infierno.
Y estando en los comienzos del otoo
tu fruto los lagares rebosando,
se vislumbra el nacer de tu retoo.
Celoso el artesano en su faena
con delicado mimo elaborando
los tintos y rosados de Requena.
ARIANRHD (S EUDONIMO)
Espaa. S iglo XX.
SONETO
Levntese acta y conste por escrito
que nadie me mand sumarme al reto
(dejarse ver el verso en un soneto
y sacar el verbo al aire no es delito?
Que en este patio hay arte por un tubo
es cosa harto sabida, pero amigo,
no tengo voluntad, estoy perdido:

es ponerme el palito, y ya me subo.


Ol a verso y fue debacle, me perd,
sucumb a la tentacin: Seor, pequ.
Lo cuelgo y ya me voy, se lo prometo.
Que nadie sepa nunca que ca,
que es ceniza aquel oro que toqu,
que ya no hago poemas, los perpetro.
ARIAS , JUANJO
Madrid. Es paa. 1.956
Poeta hallado en Internet.
LA S UERTE DE VIVIR
Me vino la vida con tanta suerte
que lleg justo al tiempo de nacer,
comprometindose a permanecer.
hasta el momento justo de la muerte.
As pues, quiero vida yo tenerte,
justo el tiempo que puedas ofrecer
que yo justo al tiempo de fallecer,
no har nada vida, por retenerte.
A mi vida, como terno le traje
hueso y carne en ajustado pellejo
y a todo aad, mi propio coraje.
Si la vida se va, tanto aparejo
llevarlo conmigo sera un ultraje.
Tomad mi equipaje que aqu lo dejo.
AVEN IDA D E LOS ABOGADOS DE ATOCHA
El recuerdo lo pintan hoy sin brocha
lgrimas cristalinas por mi cara,
van por los mismos surcos que dejara,
antao aquel sangriento da en Atocha.
Queran los asesinos dejar mocha
la lucha que este pueblo comenzara,
en el momento mismo en que se alzara,
aquel tirano que hoy, la piedra abrocha.
Miedo y temor buscaban los fascistas,
pero hallaron un pueblo unido que harto,

sali para expresarles su repulsa.


Muchas ms muertes llenan nuestras listas,
y habr quizs ms calles del esparto,
como sta que mis lgrimas repulsa.
ARIAS DE LA CANAL, FREDO
Mxico. Siglo XX
Poeta hallado en Internet.
S AFO Y EL BES O
Con albura de nube transparente
dos SOLES (UNIVERS OS femeninos)
como HOGUERAS DE RAYOS purpurinos
danzan como en un rito de S ERPIENTE.
Caderas en un VENDAVAL ARD IENTE.
Vientres de ncar. Pubis colombinos.
LLAMARADAS de tersos vellocinos,
y los besos como LUN A naciente.
Dos frascos que reparten esa esencia
con graznidos de BRAZAS Y PEZONES
en combate de QUEMANTES PITONES
Vencedores en sensual dependencia.
Dos flores con ptalos INCENDIADOS
sollozan con los muslos enlazados.
POETA
Sean tus versos honrados con loores,
tu prosa de castiza donosura,
clara, sutil, toda una confitura
para deleite de cien mi lectores.
Primero has de sufrir los sinsabores
del que quiere alcanzar meta segura,
pero tu voluntad, si es que perdura,
te ha de llevar ha disfrutar honores.
De la hora de nacer hasta que mueres
un tiempo tienes para hacer tu historia,
concete a ti mismo, si es que puedes,
y as podrs dejar de ti memoria,
porque estars haciendo lo que quieres

para tu beneficio, nombre y gloria.


ARIAS GIRON, FELIX
Espaa. S iglo XVII.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Si en las espinas nacen dulces flores,
que convidan a verlas deleitosas,
y en la aspereza las purpreas rosas
ms apacibles muestran sus colores:
y si en jardines frescos los dolores
de las pasiones arduas, y amorosas
se pueden suspender, siendo penosas,
y mitigar la furia a sus ardores:
ya nacen de este Espino clavellinas,
y se forma un jardn de todas ellas,
que excede a los del mundo ms famosos;
ya su color se muestra en las espinas,
para que estn guardadas al cogellas
de maldicientes lenguas de envidiosos.
ARIAS MONTANO, BENITO
Fregenal de la Sierra (Badajoz) 1.527
Sevilla. 1.598
Humanista, eclesistico de la Orden de S antiago.
Fue director de la Biblioteca del Escorial en
tiempo de Felipe II
SONETO
Qu es esto Entendimiento? Qu revuelta
te hace disparar de tu carrera,
que aquello do menor razn se espera
te vas desatinando a rienda suelta?
S olas t correr, parar, dar vuelta,
movido de la mano ms certera
de la razn, llevando por bandera
la vela que el sentido al viento suelta.
Desesperado de mi luz avara,

que, cuando ms pensaba ir atinando,


muy ms sin tino y ciego me llevaba,
sent, sin sentir cmo, otra tan clara
que aquella que primero me guiaba
me va tiniebla oscura remedando.
SONETO
Quien las graves congojas huir desea,
de que est vuestra vida siempre llena,
ame la soledad quieta y amena,
donde las ocasiones nunca vea.
En ella de paciencia se provea
contra los pensamientos que dan pena,
y de memoria del morir, que es buena
para defensa de cualquier pelea.
Mas el que est de amor apasionado,
no piense estando solo remediarse,
ni con paciencia ni acordar de muerte;
porque la causa trae de su cuidado
dentro en s, y mientras ms quiere alejarse,
la fuerza de amor siente muy ms fuerte.
ARIAS SOLIS , FRANCIS CO
Espaa. S iglo XX. Poeta hallado en Internet.
Fundador de internautas por la paz
y la libertad.
EL OLVIDO
En la memoria hay una zona oscura
contra el muro del fondo replegada,
precedida de niebla prolongada
donde slo el olvido se aventura.
Te has internado all, ciega, insegura,
y qued tu silueta disipada
como al atardecer queda apagada
la luz, cuando la noche se apresura.
Qu olvidada te tengo, qu perdida,
que ya no s tu nombre, ni hay herida
que no ha logrado ya cicatrizar.

S ombra en la sombra de mi pensamiento,


impalpable, invisible como el viento,
como el viento que gime en el pinar.
UNIVERS O DES EADO
Toda La luz del cielo ya en la frente
y en el labio un carbn apasionado.
mi pensamiento as, de iluminado;
mi lenguaje, de amor, as de ardiente.
As de ardiente, as de vehemente,
diamante en su pasin transfigurado.
Amarte a ti, universo deseado
mi luz te piensa apasionadamente.
Mi luz te piensa a ti, luz de mi vida,
pasin ma, luz ma, fuego mo,
llama ma inmortal, noche encendida.
Cauce feliz de mi profundo ro,
arrebatada flecha, alba elegida,
mi dulce otoo, mi abrasado esto.
AL ROJO DEL CALOR
Al dormir, ya he sabido la manera
de acunarte conmigo de traerte
a esta sartn del lecho y exponerte
a la sal, a la trincha y a la hoguera.
Vers: primero arranco tu cadera
de frustrada parra de la muerte.
Luego te pongo a desplegar y a verte
hasta que al fin te desarraigo entera.
T no notas por dentro del odo
como una vacuidad, como un calambre
y un salrsete Dios por los pezones?
Pues ese soy yo, tonta, que he aprendido
a hurgar mi soledad con el alambre
al rojo del calor que t me pones.
AL ROJO DEL CALOR
Entrar en ti, mi umbral, mi patio umbro,
entrar y descubrirte en tu reposo,
lenta resina, miel, vino oloroso;
entrar en ti, brocal, gozo sombro.

Entrar en ti, zagun, entrar con bro,


cmara oscura, aljibe, sudoroso,
perfumado lagar, bodega, foso,
tibio aposento, ardiente escalofro.
Apostndome as, contra tu vera;
entrar en ti, despacio, recorrerte
a tientas con paredes de salmuera.
Entrar en ti, subindote, sin verte,
y el vrtigo verter para que fuera
ensillada y sin m quede la muerte.
CON EL DES EO DE VERTE VIBRAR
Te he buscado en la noche plena, augusta, silente,
cuando no eran bastantes las estrellas del cielo,
para alumbrar mi abismo, para saciar mi anhelo,
para inundar de luz mi soledad inclemente.
Te he buscado con ansia, con ilusin creciente,
con la fe del obseso, con entusiasmo y celo,
te he buscado impaciente, triunfante sobre el hielo,
con el deseo de verte vibrar, incandescente...
Mujer: Yo, en esta noche, pienso en la noche eterna
de vidas que trascurren sin fuegos pasionales,
vidas que no son vidas, sino yermos eriales.
Mujer: Yo, en esta noche, te sueo mujer tierna,
mujer dulce y sensible... Y, con el poeta, digo:
La noche est estrellada y ELLA no est conmigo.
FLOR D E ABIERTA CALENTURA
Rito de amor, donde la flor se ofrece
al labio acariciante y ardoroso.
Roja herida entreabierta. No hay reposo.
Comienza un agona. El mar se mece.
Aparece la miel. Desaparece
y vuelve a aparecer. Bebo, amoroso,
con avidez. Y gimes t. Yo, ansioso,
sigo bebiendo. Hasta la flor florece.
Todo es flor en abierta calentura,
en lenta y apremiante mordedura,
en la ascensin y vrtigo a la estrella.

Todo un amanecer de vida estalla.


Es la explosin final de la batalla.
Lloras an? Qu dulce miel aquella!
TU DERRUMBE DE AMOR
Ven, que el amor ya beso- se me adentre
en ese inconfundible aliento, pura
insinuacin, efluvio que me augura
que ser fuego todo lo que encuentre.
Ven, que el amor ms puro se me centre
en esa ensortijada gracia oscura,
crcel de luz, recndita angostura
y capitel airoso de tu vientre.
Oh surco de rubes que sostienen
las dos altas columnas de tu templo,
que a m tambin como a S ansn me tienen!
Vuelca ya sobre m tu arquitectura,
tu derrumbe de amor y claro ejemplo
de la ms catastrfica hermosura.
ARD E TU CUERPO
El amar es como un nio consentido:
sobre la arena arroja a las gaviotas
y echa a rodar entre las alas rotas
los ltimos recuerdos del olvido.
Arrastra ya el verano, malherido,
la desesperacin de las derrotas.
Flota la luna en el poniente. Flotas
sobre mi corazn atardecido.
En el rincn ms fiel de la baha
arde tu cuerpo entre mis manos, mientras
escupe el mar sus besos y sus babas.
Baten las grandes olas mi agona
y, a su comps, me buscas y me encuentras.
Y eres t, no la solas, quien me acabas.
GOZAR TU CUERPO
Cuando murmuras con nervioso acento
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento.

Cuanto ms que ceir, romper intento


una frase de amor que amor provoca
y a m te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.
Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. T eres mi vida,
sta y la otra si hay otra; y slo anso
gozar tu cuerpo, que a gozar me llama.
ver tu carne a mi carne confundida,
y or tu beso respondiendo al mo!
MAR S IN S ECRETO
Este cuerpo de amor no necesita
quemar su luz en otra ardiente rama.
La lava en que se quema y que derrama,
por su propio volcn se precipita.
Tu hermosura sin voz slo me incita,
no un corazn ni el vuelo de una rama.
Mi aliento es mi amor. Y lo que ama
mi sangre, es esa piel, que un astro imita.
Qu esconde esa belleza? Slo espumas.
Oh hermosa nada que a mi amor convoca,
raudo cielo sin Dios, mar sin secreto.
Pero besar todas sus dulces plumas
es ya el nico sino de esta boca,
la nica gloria ya de este esqueleto.
NADANDO EN FUEGO
Kilmetros de ti..., te ando y te llego.
Vocero de la sangre sobre ruedas
y el temor infantil de que no cedas
a este pez buceador nadando en fuego.
Cedes, cedes, te da al bello juego,
amorosa y tenaz sobre las sedas,
y me sales triunfal a las veredas
de este roco de amor con que te riego.
El grito del jazmn, qu enamorado
cuando se ruboriza en amapola
calladamente, dndose de lleno!

Qu cosquillas de Dios en mi costado!


Rumor de abeja hasta mi sien, en ola,
limpindome de brozas y de cieno.
CIEGO DE AMOR
He de sembrar tu tierra amada ma,
de esta semilla amante, huracanada,
que me duele en el alma, aprisionada
por esta piel, o crcel, o agona.
No s que fuerza, con tenaz porfa,
me convoca en tu entraa. A su llamada
marcha hacia ti mi sangre enamorada,
increble, ancestral, clida, umbra.
Ciego de amor, en proceloso anhelo
voy desde el corazn a tu figura,
delirante de instinto y de desvelo.
Llena mi soledad, mi noche oscura
y el csmico silencio de este cielo
que amenaza mortal desde la altura.
AL S ENTIR TU BRIS A
Porque quiero quererte y no te quiero,
porque sueo soarte y no te sueo,
porque anhelo anhelarte y no soy dueo
de aquello que prefiero y no prefiero.
Porque busco tu paso en el sendero
mientras huyo no huyendo de mi empeo,
y me siento pequeo, tan pequeo,
que no logro en mi vida ser sincero.
Por haberte vivido sin vivirte
y haberte amado tanto sin amarte,
puedo soar contigo limpiamente.
Porque al sentir tu brisa sin sentirse,
pudiera en la caricia desearte
gozando de tu ausencia plenamente.
GOZO PURO
Gozo de tu labio! Gozo de un suspiro!
Gozo de un cuerpo fiel! Gozo de un beso!
Gozos del poseedor y del poseso,
que hace candela su celo y su respiro!

Gozo de la caricia en que me miro!


Gozo hecho carne, gozo puro, ileso...!
Gozos del barro en flor, gozos sin peso,
que estrofan, gozo en gozo, como un giro!
Gozo para ser ms, lucido instante,
de deliciosa entrega derramada,
rica en temblor, en fuego y lozana.
Gozo que al convertirme en pleno amante,
trueca mi errante sangre recatada
en una apoteosis de osada.
ARS TIDES , CES AR
Mxico. 1.967
Poeta, editor y crtico literario.
Poeta hallado en Internet.
PRODIGIOS
Los colmillos veneran tu impudicia
destazan el sabor de la maana
los jugos de tu monte son delicia
superan a la excelsa marihuana.
Lunas ebrias tus uvas generosas
donde el demonio implora su destete
desmayo de las dagas portentosas
promesa del orgasmo en cruel sainete.
Pergamino lubricas extasiada
derrites insaciable la cordura
se arrulla voluptuosa la enramada
prodigios de tu espalda y dentadura
la rabia es hiel tu gruta llamarada
elogio de la queja y la locura.
TRAMPAS
Audaz la soledad sin indulgencia
relumbra sin piedad ladran sus huesos
fracturan la grisura de los rezos
cautivos macerados sin clemencia.
Conduce el carromato la promesa
del frgil corazn de la alborada

obsesa por la nusea sublimada


bengala despojada de terneza.
La muerte es la cadencia suspendida
tumores de la lluvia fatigada
tramposa en la ceguera del torrente
petroso cuya sangre envilecida
encumbra la amorosa llamarada
del beso del relmpago en la frente.
ARITA, CARLOS MANUEL
Ocotepeque. Honduras. 1.912
Tegucigalpa. Honduras. 1.989
Poeta hallado en Internet.
TUS MANOS
S on tus manos dos lirios impolutos,
de nvea suavidad embrujadora,
que en el triunfo imponente de una aurora,
matizaron sus castos atributos.
Manos finas de rasgos diminutos,
de exquisita fragancia tentadora;
sabias en el amor, a esa hora
en que se hacen ms cortos los minutos.
Manos tersas, serficas y buenas,
puras como dos blancas azucenas,
que regalan al alba sus primicias.
Manos que en mi romntica existencia,
me han brindado el albor de su inocencia
y el blsamo azul de sus caricias.
EL PO EMA DEL RIO
Bajo el dombo crujiente de un oscuro ramaje,
donde el viento errabundo causa leve rumor;
una aldeana dejando sobre el csped su traje,
nos revela el misterio de sus carnes en flor.
S lo se oye el constante jugar del oleaje,
cuando toca las aguas con su pie temblador;
mas la ingenua no sabe que a travs del boscaje
dos pupilas la miran con afn tentador.

Hay canciones aladas en la fronda vecina,


cuando invade el remanso la selvtica ondina,
que refresca sus formas de embrujante mujer;
y al sentir bajo el vientre las caricias de una ola,
se desmaya, creyendo que tal vez est sola,
mientras tiembla en sus senos el supremo placer.
EL MARTN PES CADOR
Ha llegado hasta el vado. La oropndola trina,
desde el nido que pende del vetusto jaral;
el sol, lento y ufano, al cenit se encamina,
requebrando sus rayos en el fluido cristal.
En la umbrosa arboleda que al torrente se inclina,
los zorzales ondulan un sutil madrigal;
y a tiempo que el viejo pescador se avecina,
un reptil cruza raudo el sombro juncal.
Como cuatro jirones de una blanca bandera,
-revolando al impulso de la azul primaveracuatro garzas se alejan hasta el fresco verdor;
y despus del acecho, tras un vuelo inclemente,
surge presto y airoso del remanso luciente,
-con un pez entre el pico- don Martn Pescador.
ARIZAGA, RAFAEL MARIA
Ecuador. 1.858 1.933
Diplomtico y Escritor.
Poeta hallado en Internet.
IN PRINCIPIO
Lanzaron Ella y l a lo infinito
de su ansiedad suprema los clamores,
y llevaron los vientos gemidores
de Oriente a Ocaso el lastimero grito.
Hostil la tierra aparej al proscrito
inclemencias, penurias y dolores,
de la pasin la fiebre y los rencores
y el perpetuo aguijn del apetito.
Gimieron Ella y l en el oscuro
abismo de su mal, y ante el futuro
repleto en ignominias de la suerte.

La incurable dolencia de la vida


encontr compasin, y conmovida
la Infinita Piedad cre la Muerte!
ORELLLANA
Ni el spid con el trpico abrasado
defiende de sus frondas la maraa,
ni el abrupto pen de la montaa,
en hirientes jarales erizado;
ni la eterna ventisca del nevado
que en las cumbres granticas se ensaa;
nada frustr la temerosa hazaa
que en la historia tu nombre ha perpetuado.
Cual de Alighieri de la selva oscura
descendiste del monte a la llanura,
por crculos de endriagos y gorgonas.
Y cruzando infinitas soledades,
te engolfaste en el mar sin tempestades,
el mar del porvenir: el Amazonas!
BRAS ILIA
I
A la lumbre amorosa del Crucero,
fulgente en gemas de riqueza ignota,
una tarde estival, en la derrota
se cruz de feliz aventurero.
A admirar su belleza el mundo entero
de sus hijos le envi mltiple flota,
y en sus venas verti gota por gota
sangre de nueva estirpe: el brasilero.
De Iberia conoci los campeadores,
de Albin los libres y severos lores,
de la Galia gentil, la inmortal gesta;
y, madre ya de Ledos y de Andrades,
herona de sus propias libertades,
alz ante el Orbe la laureada testa!
II
La seora del Austro, soberana,

que en magno imperio dilatarse pudo,


no asi la lanza ni embraz el escudo,
como soberbia Juno americana.
S o con la repblica romana
de la gloriosa edad; y en verbo agudo
execr de la fuerza el cetro rudo,
baldn eterno de la historia humana.
El mundo de los Arios, desde el Orto,
la mir entonces, en nobleza absorto,
y en honor a sus nclitas acciones.
De sus S orbonas le franque la entrada
y la hizo presidir, de mirlo orlada,
en la gran S ociedad de las Naciones.
ARJONA, JULIO
Panam. Siglos XIX XX.
Poeta hallado en Internet.
INVIERNO
Llova En la cumbre verde oscura
una crencha de niebla se cuajaba,
y la noche su manto descolgaba
con un brusco reproche a la natura.
El vendaval, el rayo que fulgura,
el trueno que a lo lejos retumbaba.
La ira de Los Cielos flagelaba
la existencia de msera criatura.
Que all en la agreste selva solitaria,
herido de dolor por la guadaa,
triste el labriego eleva su plegaria;
pues contempla en escombros su cabaa
y tronchar la arboleda octogenaria
el huracn, tifn de la montaa.
VERANO
Claro est el cielo. La tarde serena.
El sol cansado de su eterna gira,
nos deja que admiremos su gnea pira,
tajo de infierno en forma de patena.

En el Oriente emerge luna llena,


y el sol avergonzado se retira
al ver a su adorada que conspira,
ella, la genitora de su pena.
S opla una brisa tenue de verano,
perfume regio al muerto soberano
que encuentra siempre tumba en Occidente.
Y en le terso cristal de inmensos mares,
entre caudas de luz de astros polares,
se ve rielar la reina del Oriente.
DEL NATURAL
La montaa con fnebre impotencia
entre mantos de niebla se adorma.
Ni canto, ni ave, ni rumor haba:
Era todo silencio, somnolencia.
Y en la humilde heredad ruda inclemencia
en su choza al labriego consuma,
que aislado y triste deslizar vea
de sus horas amargas la existencia.
Ms all en la montaa solitaria,
al calor de la choza apetecida,
donde airada pasin jams alcanza,
tiene siempre el labriego una plegaria,
que en excelsos efluvios convertida
se resuelve en dulcsima esperanza.
LUCHAR ES VIVIR
Con la lucha mi espritu levanto.
Me gusta desafiar el imposible,
yo soy un contendor de lo invencible
que al apocado envuelve en negro manto.
Luchar es para m msica y canto,
aunque el mundo sarcstico y risible
me grite que vivir en lo apacible
es del hombre el anhelo sacrosanto.
Desprecio a los cobardes y sufridos,
y al holgazn que transcurrir el da
mira en su muelle y vaporoso lecho.
Nos redimen esfuerzos repetidos,

y se escalan las cumbres a porfa


aunque crucen espadas nuestro pecho.
ARJONA, MANUEL MARIA D E
Osuna, (Sevilla) 1.771 - Madrid, 1.820
Con veinte aos fue doctoral de la Real Capilla de
S an Fernando. Muy politizado con su tiempo, sufre
persecuciones y encarcelamientos.
A ALBINO
Hallar piedad con llantos lastimeros
entre los hombres Arin intenta,
y le es ms fcil que un delfn la sienta,
que no los despiadados marineros.
Pues rendido a sus trinos lisonjeros
Benigno el pez al joven se presenta,
y en su espalda la noble carga ostenta
que arrojaron sus necios compaeros.
Ay, Albino! Concelo algn da,
ni ms el plectro con gemidos vanos
intente ya domar la turba impa.
No se vencen as pechos humanos:
busquemos en los tigres compaa,
y vers que no son menos tiranos.
-----------------------------------------Triste cosa es gemir entre cadenas,
sufriendo a un dueo brbaro y tirano,
triste cosa surcar el ocano
cuando quebranta mstiles y antenas;
triste el pisar las lbicas arenas,
y el patrio nido recordar lejano,
y an es ms triste suspirar en vano
sembrando el aire de perdidas penas.
Mas ni dura prisin ni ola espantosa,
ni destierro en el Niger encendido,
ni sin fin esperanza fatigosa,
es, oh cielos!, el mal de mi temido;
la pena ms atroz, ms horrorosa,
es de veras amar sin ser credo.

EL AUTOR A S I MIS MO
Cansada nunca de tu vano intento,
corres, barquilla, el pilago espumoso,
y tu piloto sufre, temeroso,
del Aquiln el mpetu violento.
Neptuno te presenta, fraudulento,
mansas las iras de su reino undoso,
cuitada! porque dejes tu reposo,
y luego llores del instable viento.
Al mar no vuelvas, msera barquilla;
acgete, por fin, escarmentada,
al ocio dulce de la quieta orilla.
Que si a nave real, de horror cargada,
Neptuno la orgullosa frente humilla,
ay!, t sers por burla destrozada.
AL AMOR
Sufre las nieves, sin temor al fro,
el labrador que ocioso no pudiera
de la dorada mies cubrir su era
a la llegada del ardiente esto.
No recela el furor del Noto impo,
ni la saa del Ponto considera
el mercader que en la ocasin espera
descanso lisonjero, aunque tardo.
Mujer, hijos y hogar deja y cubierto
el soldado de sangre, en suelo extrao
el honor de su afn contempla cierto.
S olo yo, crudo amor, busco mi dao,
sin esperar ms fruto, honor ni puesto
que un costoso y estril desengao.
A CIC ERON
Pende en el foro, triunfo de un malvado,
la cabeza de aquel que la ruina
evit a Roma, muerto catilina,
y padre de la patria fue aclamado.
La ve el pueblo en los Rostros conturbado,
y un mudo horror los nimos domina;

en los Rostros, do aquella voz divina


fue de la libertad muro sagrado.
O Cicern! si tantos beneficios
paga tu ingrata patria de esta suerte,
cmo espera magnnimos patricios?
Mas qu importa el morir? Tmante o muerte!
los viles siervos del poder y vicios,
pero el sabio qu tiene que temerte?
ARJONILLA TERRERO, MANUEL
Cdiz. Siglo XX
Poeta hallado en Internet.
DE LA VIDA MIS MA
De ti aprend el amor. No fue sencillo.
Tu desnudez me la encontr de pronto
y me qued prendido, como un tonto,
soando mi erotismo de chiquillo.
Si digo la verdad era un pardillo,
ignoraba esa voz de a dama monto;
con vergenza me dije: Yo lo afronto,
pasando as del negro al amarillo.
Tus duros pechos fueron en mis manos
igual que si tuviera dos maracas
movindolas con ritmo caribeo...
Qu fue pecado? No. S omos humanos.
Eran los tiempos de las vacas flacas
y, para m, fue aquello como un sueo.
CARTA S ONETO PARA MI ES POS A
-EN EL IV ANIVERS ARIO DE S U MUERTEQueridsima Carmen: ante todo
quiero decir que siento el no tenerte,
no estar nunca contigo, el no verte,
vivir si vivo- de distinto modo.
T ya sabes que siempre me acomodo
-con mi suerte o con mi mala suertea todas esas cosas, que soy fuerte
y no me hundo cuando piso el lodo.

Las nias estn hoy como alejadas,


Manolo con sus altas y bajadas
y los nietos tan bellos como rosas.
Que mi tiempo ya vive su angostura
y que me obliga, con su dictadura,
a no poder decirte muchas cosas.
TRIPTICO DEL AMOR INCIPIENTE
I
Cuando an confesaba mis pecados
y mi niez jugaba con las olas,
yo descubr tu cuerpo de amapolas
entre sueos de amor atormentados.
Yo recorr la piel de tus costados
en mis noches de insomnio; tan a solas,
que mi miedo se hunda en tus caracolas
huyendo de fantasmas trasnochados.
Yo conoc tu amor fuego escondidoy fuiste la pasin, el frgil nido,
para mi cuerpo p ber, amor de luna
Aprend tantas cosas que la vida,
-aunque nadie siquiera se lo pidame las recuerda todas, una a una.
II
Tu fuiste, para m la asignatura
que hizo de mi niez todo un muchacho,
que despert mi condicin de macho
y fij mi placer en tu hermosura.
De tu agreste y vital arquitectura
yo te viv tu vida, cacho a cacho,
y me beb tu amor, como el borracho
que se embriaga, apura que te apura.
En cada hora de tu madrugada
fui u noche, tu estrella, tu lucero,
la cncava ternura de tu almohada.
Y en cada despertar, en cada aurora,
el aire, Amor, el aire maanero
que te abraza, te quiere y te enamora.

III
Siempre viv contigo, de tu mano,
que era estar junto a ti, estar contigo
siendo amante a la par que siendo amigo
en mi pequea condicin de humano.
Ahora me dices que mi amor fue vano
y sobre m descargas tu castigo
Mira en la era como ama el trigo
el eso de la trilla a cada grano.
Si te he fallado amor, no me abandones.
No me dejes perdido, a mi albedro,
que no quiero buscar ms corazones
Quiero tu amor, Amor, porque es el mo;
porque rompimos moldes de ilusiones
y al mar llegamos por el mismo ro.
DE LA VIDA MIS MA
I
Es mucho ya el dolor. Tengo partido
el corazn lo s- en mil pedazos;
la vida me va dan do sus zarpazos
y cada da me siento ms herido.
Mi ansia de vivir se ha consumido.
Mantengo la ilusin slo a retazos.
Mi vida ya no es vida, ni son lazos
aquello que nos une al ser querido.
S orbo a sorbo me bebo mi amargura.
Me oprimen ms y ms en mi estrechura
y han tomado mi barco al abordaje
Por no tener, no tengo casi nada.
Quiero morir, quedarme en la estacada
porque ni fuerza tiene mi coraje.
II
A veces pienso, amor, que eres el hilo
y yo la aguja donde t enhebras;
que en algunos momentos te me quiebras
dejndome en suspenso, como en vilo.
Es un hecho que siento y que cavilo

para saber por qu te desenhebras;


por qu se parten sobre m tus hebras
y no puede mi aguja darte asilo.
Pienso, mi amor, que esa simple ruptura
es muy fugaz, mas deja a mi estrechura
incapaz para el ansia de tenerte
Yo no intento siquiera retenerte,
porque s de una fuerza que te empuja
a enhebrarte de nuevo con mi aguja.
MI TES TAMENTO POETICO
Si es que pudiera ser, cuando me muera,
me gustara que fuese incinerado,
que mi cuerpo cenizas- sea aventado
en aguas de mi Cdiz marinera.
Si es que pudiera ser yo lo quisierano quiero esquela y misas, lo he pactado
con nadie que me lleve hasta su lado
porque siempre fui libre a mi manera.
Si es que pudiera ser os lo confo-,
cumplid mi voluntad, mi ltimo sueo,
mi ltimo deseo concebido
Ya jams tendr mar ni tendr ro,
ni ser ya la hoguera para el leo
que a travs de mi vida he consumido.
SONETO PARA C ANTAR A LA PAZ
Por eso no. La paz es diferente.
No es hacer de la brisa vendavales,
ni de la mar en calma temporales,
ni herir el corazn de tanta gente.
No es sentirse en la vida ms potente
presumiendo de fuerzas nucleares,
ni es destrozar las cosas naturales
quedndose despus indiferente
Porque, eso no. La paz es lo contrario.
El smbolo total de un ideario
abierto a la cancin de la esperanza.
La paz es todo amor, luz y sendero,
un fin comn que busca el mundo entero

y que cuesta alcanzar, si es que se alcanza.


DE LA VIDA MIS MA
Escribo lo que siento y lo que quiero
porque me juego mi honradez de hombre;
porque tu nombre es jugo de mi nombre
y mi vivir contigo amor sincero.
Quiero partir mi rumbo desde cero
sin que nada me duela ni me asombre,
soy poeta sencillo y sin renombreque marcha por la vida caminero.
Ya con mi edad ms de setenta aoshe perdido mis jugo seminales
y muchas cosas ms que duelen mucho.
Pero me quedan fijos mis redaos,
esa certeza de que t me vales
y que apoyas la fuerza con que lucho.
DE LA VIDA MIS MA
A LA MEMORIA D E MI ES POS A
No te siento, Seor, ests callado.
No te siento, conmigo, en mi andadura.
Estoy solo bebiendo mi amargura
en un presente anclado en el pasado.
Si digo la verdad estoy cansado,
prisionero en la red de mi cordura;
con un dolor, muy fuerte, que perdura
en mi sentirme tan deshabitado.
No comprendo el por qu de lo ocurrido.
Ni comprendo el que se me haya ido
sin decirme, siquiera, hasta maana
Si dependi de Ti ese viaje,
para m, ya tengo puesto el traje.
Llvme T cuando te de la gana!
DE LA VIDA MIS MA
Cuando acaba el amor sexualmente
nos aflora un amor ms verdadero,
un amor que es ahora ms sincero
y nos llena de modo diferente.

Aquel beso en la boca tan caliente,


tan lleno de placer, tan duradero,
se qued atrs y ahora es el primero
el que, sencillo, damos en la frente.
Es una ley de vida que acuchilla.
T ya no eres aquella chiquilla
que bailaba al comps de su hermosura.
Ni yo el hombre supremo de tu vida,
aquel que fue en tu ida y tu venida
la razn de tu amor sencilla y pura.
S AN JOS E
Era un hombre sencillo, carpintero,
que se qued prendado de Mara
-hija de Ana y de Joaqun-, tena
una quietud de hombre verdadero.
Con su vara de nardo fue el primero
que se acerc a rendirle pleitesa;
Mara lo acept porque saba
que llevaba, al mirarla, un gran te quiero.
Fue el esposo cabal, justo, prudente,
con dimes y diretes en la gente
al concebir a su mujer preada.
As lo quiso Dios. Era el Destino.
Naci Jess de un parto cristalino
y Jos lo acept. No dijo nada.
DE LA VIDA MIS MA
No me agrada dar pena por la vida
ni creo que en mi vida he dado pena.
El destino nos salva o os condena
a travs de una ruta muy sufrida.
Lo aos que os quedan son la herida
que vivimos, sangrando, en cada escena;
nuestro mar va muriendo por la arena
sin decirnos ni po en la partida.
En la vejez supongo que es corrientese hacen moles las cosas ms sencillas
y se piensa de un modo ms profundo

Lo que ya no te importa es esa gente,


esa gente metida entre comillas,
que no te ha dado nada en este mundo.
SONETOS DEL HOS PITAL
-Pase usted, don Manuel. Lo veo ms grueso.
Poco caso me ha hecho de la dieta.
Le dio a la carne, al rabo, a la panceta,
al buen jamn, sin olvidarme el queso.
As no bajar jams de peso
ni podr nunca verse la bragueta;
porque una barriga bien repleta
hace imposible que te veas eso.
Pero en fin , all usted, la vida es suya.
El hambre ha de ser como la puya
que soporta el buen toro en la corrida.
El seguir con el plan le va la vida.
Se lo digo a modo de consejo
como amigo, doctor y como viejo.
T
Hay una luz que alumbra mi camino
entre nubes de sombras escondidas.
Una luz de mil velas encendidas
que sealan, gozosas, mi destino.
He pasado entre ellas , sin ms tino
que mi dolor abierto a mis heridas,
y lo he visto, con pena, consumidas
las fieles esperanzas de mi sino.
Es una luz con llama de victoria,
donde se va del infierno a la gloria
sin ms pecado que el haber nacido.
No s por qu la vida nos machaca
ni por qu la vivencia nos ataca
dejando nuestro barro derruido.
T
Otra vez el dolor en mi costado.
Dicen que ha sido otra angina de pecho.
El caso es que sigue siendo un hecho
que ya mi corazn est cansado.

Me pongo as, doctor? Del otro lado,


prefiero verle un poco ms derecho.
Yo me fundo en las sbanas del lecho
con mi futuro roto. Cabreado.
Tiene un edema de pulmn Lo sabe?
Me dice una doctora complaciente
como el que canta Misa en campo abierto.
El dolor en mi cuerpo ya no cabe.
He dado tumbos, ciego, entre la gente
pero estoy vivo, vivo, que no muerto.
RETRATO DE UN AMIGO
Andaluz. De Mlaga cantaora.
De estatura normal y muy sencillo.
A veces me parece ms chiquillo
que un hombre verdadero en cada hora.
Es poeta. S u veros se desflora
mirando al mundo en su huye que te pillo.
Ignacio me lo llama El repisillo
y con plena justicia lo valora.
Crtico, observador, intransigente.
Va as, como perdido entre la gente,
llevando su poesa bajo su brazo.
Amigo soy de l. No cabe duda.
Vive con su verdad pura y desnuda
como JOS REPIS O. Un fuerte abrazo.
A EMILA MARTINEZ
Quiero decirte, Emilia, amiga ma,
que un duende hurg en mis pareados
comindose dos versos a bocados
y poniendo una voz que no era ma.
Como comprenders, yo no poda
hacer llagar a ti todos los hados
para que t buscaras por mil lados
esos fallos ajenos a mi poesa.
Es cosa natural y no me importa;
porque, Arjonilla, siempre se comporta
con un rigor de rima y de medida.

Lo que me duele, s, que duda cabe,


que lo pueda leer el que no sabe
pensando que soy yo quien se descuida.
TU NOMBRE
Es tu nombre; tu nombre solamente
lo que tengo clavado en mi garganta,
lo que oprime mi voz, lo que quebranta
la fuerza de mi amor, tu estar ausente.
Es tu nombre, mujer, sencillamente,
la voz que se levanta y se agiganta,
la herida que se duele y que se aguanta
perlndome sudores en la frente.
Tu nombre, s, la msica que llena
esa concavidad de tu amargura
capaz para el silencio de mi herida.
Tu nombre, s, la pena de mi pena,
la sima ms profunda de mi hondura
y el perenne consuelo de mi vida.
T
Este llorar de amor a cada instante
me va dejando el alma entumecida,
se vuelca sobre el ansia de mi vida
con un peso cruel y lacerante.
Es un llorar de amor extenuante;
es un dolor que no encuentra salida,
una lucha sin tregua y obsesiva,
que est cerca de m y est distante.
Por eso yo te sueo derramada
en mi surco de amor, hecha simiente,
creciendo en la humedad de mi venero.
Y ests aqu, ahondando tu mirada,
en el pozo sin agua de i frente
y en la aridez que grita mi sendero.
A LEONARDO ROS A HITA
Yo quisiera, Leonardo, ser ms fuerte;
llenar mi corazn de savia nueva,
abandonarme al ro que me lleva
al eterno contacto de tu muerte.

No me hago a sentirme mudo, a verte


caminando, sin fro, en tu calavera
sin saber si es otoo o primavera
y sin luz que te anime y que te alerte.
Yo quisiera, Leonardo, ser el viento
que con amor se abrace a tu veleta
llenndote de aromas de baha.
Y quisiera fundirme con tu acento,
meterme en un rincn de tu maleta
para viajar contigo y tu poesa.
II
No estoy lejos ni cerca. Estoy contigo.
A tu lado, Leonardo, en vasallaje,
con mi grano de arena a tu homenaje
y ofrecindome entero como amigo.
Con brisas de tu verso peina el trigo
su cabellera rubia de oleaje;
y en la pequea voz de tu coraje
est la luz y el grito que persigo.
Para ti ya han doblado las campanas.
Tu sombra ya no es sombra por la vida
y perdimos, Leonardo, tu presencia.
Poeta vida y alma gaditanastmido, humano, amigo sin medida
y angustia derramada de la ausencia.
IN MEMORIAM
Al Padre, Joaqun Mara Carretero,
donde quiera que est.
Se te par tu carro, Carretero.
Se quebraron tus ejes de cristales;
se rompieron sus redas, sus varales,
sus ansias de seguir por el sendero.
T eras, Joaqun, de carne, no de acero.
Bebas tu sed creando manantiales,
pescabas en el mar de los trigales
y orillabas la orilla del estero.
T conocas los bordes de tu herida

y sabas que la barca de tu vida


aproaba a una eterna singladura.
Y entonces viste al tiempo ms pequeo,
y al querer ser ms fuerte en el empeo
se te rompi tu carro en la aventura.
T
Hoy me han hecho un TAC de los pulmones
buscando lo que s y lo lamento.
Tena que llegar ese momento
y no poda echrsele cojones.
Varios doctores cambian opiniones
sin decirte de qu marcha tu cuento;
estoy cansado, en un silln me siento,
me estn llenando todos de presiones.
Lo que ser, ser. Puedo hacer algo?
Yo ya gast aquello cuanto valgo
y no me queda un pice de vida.
Hay que esperar que venga ya la muerte
porque la cruz fue el signo de mi suerte
y no puedo cambiar esa partida.
T
Parece ser que ya ha pasado todo.
He superado una angina de pecho
y es que el mal no vino por derecho
pasando por mi cuerpo de otro modo.
En la vejez nos queda como un lodo
ya que a todo sacamos su provecho,
lo digo de verdad, porque es un hecho,
un buscarle a la vida su acomodo.
El vi vir se nos va como un suspiro.
Es algo que da vueltas, donde giro,
incapaz de salir del remolino.
Hacia dnde me ir? Nadie lo sabe.
ya el corazn, en mi dolor, no cabe.
Yo s que tengo escrito mi destino.
ARMAS Y COLON, AUGUS TO DE
La Habana. 1.869 Pars. 1.893

Poeta. Ha partir de los veinte aos vivi en Francia.


ALCOBA
Espesa alfombra embota el paso mudo;
todo en desorden brilla. Velo asirio
envuelve el tiesto en que desmaya un lirio;
un ramo prende del morisco escudo.
Contra el tapiz, de un Zurbarn desnudo
brota en tropel la sangre del martirio,
y luz incierta como luz de cirio
baa la pompa del gran lecho viudo.
Arde la lumbre. Entre canciones rotas
suenan lejanas, estridentes notas,
rumor perdido de las ebrias Pascuas.
Dentro todo enmudece, excepto el eco
del rtmico reloj, o el crujir seco
del duro leo convertido en ascuas.
ARMAS Y COLON, RAMON DE
Cuba. Siglo XIX
Poeta.
CORAZON DE CUBA
Del pico luchar al ronco estruendo
formal Honor su recia contextura,
y con torrentes de genial ternura
amor la heroica fibra fue nutriendo.
Coraza fue en la guerra, ante el horrendo
combate cruel probando su bravura;
hoy manantial de plcida dulzura,
al suave impulso de la paz latiendo.
Rencor no guarda, ni la abierta mano
que ayer lo hiciera con furor insano
su ritmo turba, o su vigor malgasta;
germen fecundo de una estirpe nueva,
para el empuje que a la gloria eleva,
su propia sangre de titn le basta.
ARMIJO, ROBERTO

Chalatenango. El S alvador. 1.937 Pars. 1.997


Ensayista, dramaturgo y poeta.
Hallado en Internet.
S ANGRAR POR LO QUE HICIS TE
Es lento mi sangrar por qu lo hiciste?
Por qu las piedras de tus hondas dieron
en los flancos del alma y conmovieron
mi corazn qu en soledad heriste?
Por qu a mis sueos sin querer viniste
en inefable solas que cubrieron
mi ansiedad de esperanzas que se fueron
en la pura amistad qu me ofreciste?
Que gima y que me halle en el segundo
ms hondo de este agonizar profundo
donde mi corazn abandonaste.
Quiero encontrarte siempre en el encuentro
de mi sueo y tu ausencia, eterno centro
del lacerante amor que me dejaste.
SONETO
Suea el pueblo, la casa, los milpales,
los ros, los volcanes, los caminos,
el paisaje sonoro de los pinos,
la luna de agua y oro en los caales.
Suea mi padre sueos matinales
de misterios y santos peregrinos,
oye al alba los trinos matutinos
que lo llenan de gracias patriarcales.
Viejo querido, compaero mo,
en que cielo tu luna baja al ro
entre flores y olores de reseda.
Dame la mano en esta noche oscura.
Aydame a vi vir la quemadura
y a soportar los dientes de la rueda.
SONETOS
I

Cuando duermo me vuelvo solo el hueso


donde reposa mi alma de su encuentro
y azares con el tiempo, y con su adentro
insondable donde arde y sufre el seso,
y el corazn no manda al ojo, al beso
de la mujer donde acurrucado entro,
me pierdo y me salvo y me descentro
para sobrevivir mi propio exceso.
Y cuando me despierto, el universo
me vuelve intil, pensativo el verso
y la zozobras sueltan sus rumores.
Que se congregan trmulos, tenaces,
o estallan conmovidos y fugaces
para volver al sueo de las flores
II
Dios sabe como vivo, como muero,
y el corazn tambin, y solitario
trabaja fugitivo su calvario
bajo otros cielos grises de aguacero.
Dios sabe como busco aquel lucero
que ilumin mi corazn agrario,
que arda en el azul extraordinario
y alucinaba el luminoso Enero.
Cuando el mar envuelto de luna y bruma,
deca: somos carne de la espuma
y caracoles solos en la playa.
Pero qu queda ya despus de todo?
Cuando exilado pienso: soy de lodo
y de infinito azul cuando me vaya.
III
Cuando en la noche escucho la polilla
revolotear imperturbable y terca
sobre mi vida que la noche cerca
y que el silencio y el olvido humilla.
Cmo la muerte ronda tu mejilla
y con pasos de lobo gris se acerca
a destruir tu rosa que se alterca
con la fra crislida amarilla!

Como relmpago la rosa seca


cae su resplandor y se reseca
y se cierra su frgil primavera.
S lo en mi mente vive tu belleza,
la frescura de tu naturaleza:
Inefable, secreta y verdadera!
ARC ANGEL QUE EN METAFORA
PREGUNTA POR LA PATRIA ANTIGUA
I
Fue ayer Aqu la patria se extenda.
El ciervo era una slaba flexible,
y la brisa un arcngel invisible
que inundaba la selva de armona.
Aqu el tambor del ro amaneca
tembloroso de espuma insumergible.
Aqu la patria indgena, invencible,
exaltada en la antigua chirima.
Ayer las aves, el boscaje, el agua.
Ayer la lenta y musical piragua.
S obre al piel delgada de los ros
Ayer la patria virginal, sencilla,
palpitando de amor en la semilla,
se entregaba temblando en los bohos.
II
Hoy slo el polvo, la llovizna, el ro;
la espuma transente y rumorosa.
S lo el viento, la tierra vaporosa;
el paisaje, la hierba y el roco.
La piedra, el musgo, el hondo casero
donde la tarde baja temblorosa.
Y los rboles hmedos, la rosa,
el alba y el librrimo boho.
S lo el milpal, la espiga casta, el viento.
Dnde est el aborigen irredento
que surgi desde el surco a la simiente?
Dnde est, hermano, dmelo, la altiva
patria arrogante, nbil, primitiva,
que hoy dobla la cerviz humildemente?

TRIPTICO DOLOROS O A
JOS E FRANCIS CO VALIENTE
I
S on cuatro inviernos de agona hermana.
De amanecer el corazn abierto.
Quisiera ser, pero el futuro incierto
me ensombrece la senda del maana.
Cuatro aos de penumbra cotidiana.
de presentir vivir, viviendo muerto.
De abrir el corazn, sentirlo yerto,
sin escuchar su musical campana.
El dolor es espina en mi sonrisa.
Aunque nac para cantar, presiento
ser un gorrin fugaz hacia la brisa.
Esta acerba dolencia me acongoja.
S oy un rbol que lento se deshoja
y voy de paso con mi hermano el viento.
II
S lo las sombras en que estoy hundido.
Sin restaar, sin restaar la herida.
Y presentir que en mi vital huida
me pagar, lo intuyo, estoy vencido.
Andar bajo la niebla adolorido
sin atisbar el alma prometida.
Yo bien lo siento se me va la vida
y soy raz de un desgarrado aullido.
Le he dicho a Dios, que soy enfermo y triste.
A mi garganta un resaca embiste
inundndola de algas y de espumas
Peor l ineluctable como el viento,
hundi en mi carne el ltigo violento
de su furor y me atisb en las brumas
III
Qu me duele esta arcilla dolorosa
arquitectura de mi sombra incierta!
Una resaca de violencia abierta
en mi bronquial respiracin se empoza.

Este turbin de tos vertiginosa


en mi garganta es una espuma muerta.
Esta agua turbia en mi dolor despierta
con sus ondas de asfixia rumorosa.
Ah! Aguaceros en mi bronquios siento.
Quiero cantar y se me escapa el viento
y se me encharca de aguas la garganta.
Esperar, esperar lo que no llega.
Andar, an dar bajo la noche ciega.
La noche ciega al corazn que canta!
TRENOS
A MIGUEL HERNANAD EZ
Bajo el latido de la hierba seca
duerme tu voz, pastor alucinado.
Cmo falta Miguel, tu asesinado
silbo y tu voz de arcngel que no peca!
Tu corazn, tu corazn impreca
al espaol traidor soliviantado.
Cmo falta tu tutano incendiado
que hoy bajo las races se resaca!
Pastor del viento, el trigo y la gavilla,
frentico recojo tu semilla
y la raz violenta de tu rosa.
Te he buscado en Guernica, en Alicante,
para encontrarme claro, germinante
en tu muerte de espiga generosa.
A FED ERICO GARCIA LORCA
Muri de pie, de pie definitivo.
S obre el muro vacironse sus venas.
En sus huesos hundieron las avenas
sus races y el grano genitivo.
De su garganta de andaluz olivo
insurga la Espaa sin cadenas.
Se daba al pueblo abierto y sensitivo.
Su simiente perenne se conserva
en el verdor del musgo, de la yerba,
el jazminero y el olivo viejo.

Y en el arado firme y en el rejo.


Cegaron el temblor de sus retinas.
Llor el viento, el trigo, las encinas.
Muri tambin de Espaa con Vallejo.
A CES AR VALLEJO
Aprtame este cliz que sofoca
los latidos ms hondos de mis penas.
Los ngeles peruanos de mis quenas
donde tremante el cante se desboca.
Espaa, aparta el cliz de mi boca,
de mi sangre golpendome las venas.
De mi dolor atroz, de mis arenas,
dijiste Csar en tu angustia loca.
Espaa aparta al fin esta amargura,
que es grito en el luchar de Extremadura
y en Miranda del Ebro es alarido.
S alid nios, salid tras el indulto
de Espaa, que en mis huesos la sepulto
para sentirla siempre en mi latido.
ARN AO, ANTONIO
Murcia. 1.828 Madrid. 1.889
Acadmico de la Real Academia Espaola,
ocup la silla Q de 1.873 a 1.889.
Poeta, Abogado, Pintor. Funcionario del Estado.
LA MUERTE D EL C ZAR
El que troc la ley del despotismo
por ley de generosa mansedumbre;
el que borr la odiada servidumbre
que condena en su amor el cristianismo;
desde el trono imperial cay lo mismo
que, del rojo relmpago a la lumbre,
desgajado pen de altiva cumbre
rueda de tumbo en tumbo hacia el abismo.
S aciado est el rencor del parricida
que en los oscuros antros del misterio
le arranc la diadema con la vida.

Luzbel extiende su temible imperio:


Alerta, Europa, que si ests dormida
morirs en su infame cautiverio.
EL S ONETO
Tradicin popular dice a la Historia
que el rgido soneto fue creado
para dar al ingenio aprisionado,
tras corta lucha, perdurable gloria.
Podr juzgarse la fbula irrisoria;
mas l subyuga al pensamiento osado,
que, en troquel inflexible modelado,
debe dejar vi viente su memoria.
As la inspiracin, aunque arrogante
mundos y mundos recorrer pudiere,
un lmite fatal halla delante.
Y cuando libre remontarse quiere,
como estrella fugaz , en breve instante
brota y deslumbra y se despea y muere.
EL PAJE
Joven adolescente, o tierno mozo,
de su seor vasallo y compaero,
bien el rapante halcn, bien el acero,
l le aprestaba con orgullo y gozo.
Su labio apenas anunciaba el bozo,
y ya su erguido continente fiero
la esperanza de armarse caballero
revelaba con ntimo alborozo.
Su fcil lengua, siempre decidora,
por doquier derramaba la alegra
que el alma juvenil dulce atesora;
y hechizo del castillo ser sola,
y alguna vez logr de su seora
premio que al servidor no se deba.
A MANUEL D EL PALAC IO
Manuel del corazn: hoy diecinueve
tu soneto recibo te lo juroy, a la verdad, me pones en apuro,

porque mi musa contestarte debe.


Te dir, por lo tanto, siendo breve,
que con el Paje me pareces duro,
pues es humilde y vergonzoso y puro
y nada malo a cometer se atreve.
Si ves brillar sin sombras el reflejo
de su virtud y raras perfecciones,
por qu le ofendes con tan mal consejo?
En qu fundas tus locas prevenciones?...
Es que envidias acaso, como viejo,
la fortuna de amor que le supones!
A LA VIRGEN S ANTS IMA
Madre inmortal, emblema de hermosura,
amable faro al navegante incierto,
rico tesoro al corazn abierto,
inmenso mar de anglica ternura.
Alba que siempre celestial fulgura,
sol que en Edn transformas el desierto,
inspira a un labio, para el mundo muerto,
nuevos cantares, oracin ms pura.
Por ti suenan los cielos vencedores:
En ti su amparo el universo fa:
cmo invocarte, amor de los amores?
Aqu me tienes: mueve el arpa ma:
dale que siempre vibre en tus loores,
o enmudezca si en ti no se glora.
FRAY LUIS DE LEON
Del Horacio gentil copia cristiana,
y con el tono austero del profeta,
cant la Fe cual mstico poeta
en la rotunda lengua castellana.
Aunque docto en la ciencia soberana
que al Verbo tiene por gloriosa meta,
aunque en el claustro riguroso asceta,
logr por premio crcel inhumana.
Los que su vida inmaculada vieron,
cual dulce imagen en cristal bruido,
en ella su virtud mirar pudieron;

y, firme en la humildad, supo advertido


por la senda seguir por donde fueron
Los pocos sabios que en el mundo han sido.
QUINTANA
Si conquistara yo, con lid ardiente,
la corona que Pndaro cea;
como tributo al genio la pondra
del hispano cantor sobre la frente.
El nmen de su voz grandilocuente
los nimos inflama todava,
y el eco vividor de su armona
va de edad en edad, de gente en gente.
Heraldo de magnnimas acciones,
victorioso alcanz como trofeo
el laurel de pernclitos varones;
mas oh! pintar su apoteosis creo
con decir que ante el Corso y sus legiones
fue para Espaa sombra de Tirteo.
A MURC IA
A ti, bella ciudad, reina de amores
adormecida en la feraz llanura,
que al pintarte en la linfa del Segura
brillas en trono de apiadas flores;
a ti, cuyo vergel de mil primores
fecunda el sol que envidia tu hermosura,
porque te dan hechizo y galanura
brisas, aves, perfumes y colores;
a ti, mi patria, la de Abril constante,
la que infunde en el alma gozo eterno
bajo su cielo azul siempre radiante;
a ti dirijo mi saludo tierno,
y, temiendo morir de ti distante,
al pensar que te miro, me prosterno.
ARN AO, ANTONIO
CUBA. 1.828 - 1.889
LA HERMANA D E LA C ARIDAD

Casta su faz, bajo la blanca toca


cual entre rayos de piedad fulgura;
pero jams tan clica hermosura
pasin mortal, en quien la mira, evoca;
manan consuelos de su dulce boca;
la caridad sublima su ternura;
en donde est no reina la amargura,
pues con sus manos el dolor sofoca.
En infecto hospital su pecho late,
velando al triste con afn prolijo,
cual vela al moribundo en el combate;
brota su amor al pie del Crucifijo
y todo aquel a quien el mal abate
para su noble corazn es hijo.
ARN AO, NICOLAS
Cuba. 1.850
ME D IO LA MANO
Mi saludo cordial, lector amigo,
con mi afecto te envo carioso:
al verte ya jadeante y silencioso
por el camino donde irs conmigo.
Si ten cansa seguir o ser testigo
del hosco viaje por el campo hojoso,
detente en el andar, que yo amistoso
del duro compromiso te desligo.
No obstante, si a mi voz vas lisonjero
y entras por los quebrados donde el llano,
o de la cumbre bajas al sendero,
do va el arroyo en su correr liviano,
sers como el extrao pasajero
que en la va al pasar me dio la mano.
DE PRO Y DE FUS TE
Si bardo fuera yo de pro y de fuste,
tendra un gran estudio decorado;
con clsicos autores del pasado
y alcanzar con mi lira un buen ajuste.

Pero a mi humilde choza, cuando guste,


puede el lector pasar, no hay entorchado;
ni grandes bibliotecas, ni alfombrado,
ni estatuaria vetusta que lo asuste.
S olo en mi oscuridad, me inspiro en flores,
o en los grietados muros de mi casa,
do no existen ni cuadros, ni pintores,
ni el pensamiento en ilusin se abrasa
para elevarlo en majestad suprema
y a mi lira arrancar magistral tema.
AO VIEJO O AGUINALDOS
Adis, mi viejo amigo compaero,
en la hora triste o gratas ilusiones;
como canas del tiempo en ramazones
te aguarda el aguinaldo en el sendero.
Adis por siempre, errante mensajero
que dejas con arrullo de emociones,
el alma en tu recuerdo hecha jirones
y atada la esperanza al venidero.
Nace otra nueva aurora primorosa
sepultando la noche del pasado,
do reclina sus galas linda rosa
o canta el pajarillo enamorado:
Y la falange humana borrascosa
sigue soando en cuanto haba soado.
A UN A FLOR
Ntida flor que por la noche helada
tenue te besa del roco la gota
y el pajarillo de candente nota
vuela a libar tu miel en la alborada.
Ya abierto el cliz, en botn, cerrada,
grato el perfume de tus hojas brota,
triste el galn te halaga en su derrota
o en su ilusin la dama enamorada.
Desde la humilde choza hasta el palacio
recorre tu inocencia las escalas;
cies la frente de mentida Fama,
o de la Gloria en el empreo espacio;

hechizo de los prados que regalas


al seno femenil tu tierna trama.
AO NUEVO
Sentado en el umbral el Tiempo espera
que en su torre la esquila de la hora,
para expulsar al ao que devora,
y al nuevo acariciar en la ancha esfera.
As aparece la ilusin primera
del labriego que aguarda nueva flora,
y el canto de las aves lo enamora,
y la hermosura de su compaera.
Mas la vida en un soplo se despoja
y se secan los gajos y las flores
y miramos caer hoja por hoja,
los mazos de esperanzas y de amores.
Que usar no es dado cabellera cana
si peina rubias trenzas la maana.
A PURO LOMOS
Lauros eternos, clsicos autores,
os saludo por buena referencia;
al suponer que a cuestas con la ciencia
vais ms cargados con admiradores.
Silenciosos cual sordos oidores
soportaris la acerba impenitencia
hacindole sesuda reverencia
a los que gastan sesos por favores
Yo, en vista y fe del paternal suplicio,
con que os abruman serios mayordomos,
por vuestro amor prefiero el sacrificio
de cargar mi cosecha a puros lomos,
antes que rabiatarme de cencerros
y en jamelgo prestado subir cerros.
MI S ENCILLO S UEO
No profundizo msticas honduras
por temor de quedar petrificado,
y de Minerva, hyole al cercado
como el suave arroyuelo a las alturas.

Yo canto cual el ave las ternuras


al sutil murmurar del arbolado,
o del amor el cielo ilusionado
de afanes llenos, cual de galanuras.
Escasos mis pinceles de madejas
con hilos de oro del donoso artista,
voy rezando de antiguas candilejas
a la luz vaga, en la perdida pista.
Y al natural, sin lienzo ni diseo,
alegre copio mi sencillo sueo.
MUS AS DORMILONAS
Cualquier mostrenco aconsonanta y rima;
un soneto se empuja en tres tirones,
se apechugan los sesos y a trompones
se emplastan ripios, se recorta y lima.
Quin no suelta un poema que de grima?
Mil idilios de amor, como lechones;
o en pica se queda sin pulmones,
y se guinda el poeta en la alta cima.
Fcil, muy fcil cosa es hacer versos;
pero aquellos que nacen desgreados,
por plebeyos, latosos y perversos
al umbral del Parnaso colocados,
arrullan a sus musas dormilonas
de cayucas, peladas y pelonas.
HOLGAZAN IS TA
No nacen al recuerdo mis memorias,
ni doy medio centavo por la fama;
ni la voz del futuro me reclama,
ni adoro esas deidades transitorias.
Nunca he soado, tras la vida, glorias,
nunca a mi puerta la mentira llama,
dormir es mi blasn en buena cama
con susurrantes brisas amatorias.
Yo soy materialista, yo no vivo
mendigando a la fama algn andrajo:
Qu ms prosperidad quiero en archivo
que dormir y soar que no trabajo?

Qu me importa que el mundo retroceda


o que avance su carro sin mi rueda?
BES OS DEL PENS AMIENTO
Valiente lira, dulce compaera,
no me abandones, no, mi cara amiga,
ni dejes si la crtica me hostiga,
estregarte en su garra carnicera.
Acompame siempre prisionera
del amor que mi alma te prodiga;
y fecunda y festiva te bendiga
mi inspiracin en la hora postrimera.
Riega flores de amor, disipa el llanto,
devuelve al pecho triste la alegra,
y sonora y feliz, renueva el canto,
como las aves saludando al da.
Mientras tiernas las notas de tu acento
posen sus besos en mi pensamiento.
NUEVOS DONES
S oberbias rimas escribir quisiera,
hallar otras ideas, nuevo tema,
poner muy alto mi pendn y lema,
dejar la senda pisoteada y huera.
Dejar la imitacin falsa o rastrera,
la vil adulacin que al labio quema;
y en estrofas urdir mi estratagema
como el guerrero tras la audaz trinchera.
Pero el adverso hado ha preferido,
demoliendo mis gratas ilusiones,
al estar dicho todo y repetido,
que no ahueque la voz en mis canciones;
reservadas a un estro revestido
de homrico raudal y nuevos dones.
COQUETONAS
Ya vienen a buscarme y yo no quiero
hacer las amistades con las musas;
con quienes he peleado por intrusas
y vuelven a ofrendarme amor sincero.

Si en un tiempo las quise, ya hoy prefiero


echarlas a la calle sin excusas,
porque son muy ingratas y confusas,
y es su rompecabeza un hervidero.
De sus garras sal casi sin pelo,
calvo, muy calvo de pensar en ellas,
cuando yo las amaba, por el cielo
fugitivas andaban como estrellas;
y llegan hoy cual novias sin corona
hacindome la corte coquetonas.
DO ES TA LA VOZ
Ya soy un pasajero de la vida
en camino al Ocaso como tantos,
llevo en el alma crueles desencantos
y junto al corazn la abierta herida.
Mas la queja es cual lgrima perdida,
terror intil, sobresalto y llantos;
sin que el hombre mitigue sus quebrantos,
sin una luz que resplandor despida.
Esta es la humanidad, tibios fulgores
de una esperanza en mustio afn soada,
revestida de pompas cual las flores
par dormir marchitas en la Nada.
Mudos escombros, responded sinceros!
Do est la voz de intrpidos viajeros?
CERTAMEN FLORAL
De Bayron y de Milton las coronas,
de Espronceda, Argensolas y del Dante,
de Virgilio y de Homero y del Levante,
saluden mil poetas de mil zonas.
Hay certamen flora, voces chillonas
para acallar del mar la ola bramante,
se presentan en juego nigromante
al eco infiel de rimas servilonas.
Concurren al jardn do ya no hay flores,
ni bardo, ni potico Parnaso,
que han muerto de nostalgia y de rubores
con su ltimo acento en el Ocaso.

Sin que exista un gendarme con Apolo


que custodie su templo yerto y solo.
LA CAS A S E ALBOROTA
Cuando a veces de insomnio me resiento,
contemplo como brumas en el techo,
los ensueos que salen a mi acecho
para recordar mi lira con su acento.
Tratando silenciar el movimiento,
me levanto quedito de mi lecho,
y mi esposa me dice: lo sospecho,
alguna rima revolando al viento.
A su voz los muchachos sorprendidos
se despiertan, la casa se alborota,
y preguntan qu pasa se oyen ruidos?
Duerman, les digo: nada, es que mi nota,
mi mente en la alta noche solicita
y yo, hijos mos, acudo a su visita.
MIS PES TAAS
Despus de andar de burro en la espesura
despeado en deslindes, cual de antojos,
vengo a caer que me han faltado ojos
con que pasearme en la literatura.

De letras descargado, a la ventura,


salgo al campo a batirme con despojos,
sin haber puesto sesos en remojo
de grande erudicin o de cultura.
Y al ser un letricida, no es extrao
que alguna vez o todas de un tropiezo;
pues me he pasado de la vida el ao,
si aqu no caigo, all no me enderezo,
pero he salvado tras las musaraas
quemar como los sabios mis pestaas.
S IN PENS AR EN CANAS
Aunque en olvido involuntario a veces
me siento joven sin pensar en canas,
y detrs dejo muy tristes y lejanas
mis primaveras grata, sin dobleces.

De amarga copa mundanal las heces


recuerdo en horas, al correr livianas,
cuanto de falsas diosas o paganas
recog incienso del amor con creces.
Luego sucumben lejos y despiertas,
atrs del muro que traspuso el paso,
las ilusiones plidas o muertas,
como blancas palomas al acaso
que vuelan en montones, pasajeras,
quebrando ramas al pasar ligeras.
TELARAAS
Veis ese cuerpo de legisladores,
ostentoso de tnicas legales,
pregonar leyes para el pueblo iguales
cual varones de culpa impecadores?
Los veis de la justicia cual tutores
pronunciando oraciones magistrales,
imantando su cetro a los metales
del simulacro eterno corredores?
Pues es triste decir, aunque es muy cierto,
que tanto lujo de palabra es vano:
la Ley en duelo a la Justicia ha muerto,
y aquellos que la Ley traz su mano,
les tejen trajecillos de maraas,
cual de Anacarsis viejas telaraas.
DERRIBAR AL DIABLO
Con mis pobres ideas cuanto aejas
hurtar no quiero a nadie genio o ciencia,
ni con rosario ajeno de indulgencia
quiero llenar mi saco de consejas.
Pero hay empeo cruel de hacer madejas
del prjimo que muestra inteligencia,
y cargada la vida de inclemencia,
pavesas te hace si talento enrejas.
No comprende mi chola como hay gentes
que porque otro cacumen piense un poco,
desmembradas se sienten en sus mentes

y denuncien al tal, de tonto o loco.


Si fuerzas tiene Pedro, puede Pablo,
con propia garra derribar al Diablo.
A JULIO
S lo por complacerte es que recito
entre las densas brumas del pasado,
este recuerdo ttrico y helado
que a tu instancia tan slo resucito.
Lo doy por concluido, aunque te invito
a charlar del rumor del arbolado,
de la tierra avecilla en el sembrado,
y en el espacio azul, del infinito.
Recorrer quiero en el abrupto monte
bajo mi planta el rstico paisaje,
reclinar la mirada al horizonte
sobre el andar ligero de un celaje.
Para as distraer en el vaco
suelta la mente en plcido albedro.
SONRIS A GRIEGA
Si es mi estilo cansado o ya rumioso,
es mo solo porque a nadie imito,
y a la verdad, seores, no permito
que me titulen versador famoso.
Si lo hago mal, pues, nada es asombroso,
y peor fuera que a tijera adscrito,
presentara un poema muy bonito
y me dijeran: anda, mentiroso!
No vayas a esconderte en el Parnaso
buscando sombra de rbol corpulento,
porque mil y uno ms, vers al paso,
que saben ms que t tan viejo cuento.
Y te dirn con su sonrisa griega:
Anda bobn, tu lira ya no pega!
TIEMPOS CIVILIZADOS
Es, mi caro lector, arduo problema
que anden as los tiempos malhadados;
usando el bombo de civilizados
cuando el fragor del salvajismo quema.

Con banda clerical por nata y crema;


a espalda y frente cuerpo de soldados,
y al mal traer los pueblos desollados,
quin de progreso llamar el sistema?
Mientras existan fuerzas militares
y no se extirpe de raz el clero,
quin no ve que son falsos los altares?
Quin no ve que domina el sable fiero?
El plomo impone sus terribles hechos,
y la menta a la ignorancia acechos.
MI TES TAMENTO
Por esta voluntad que el cielo ha dado
a todo racional a ser de instinto,
tan en ajuste como llevo el cinto
voy a dejar mi asunto preparado.
Y aunque a otro modo lo tena pensado
no quiero el uso, quede, por mi extinto,
y antes de entrar al ltimo recinto
legar el texto como pan pintado.
Y en mi cabal sentido y mejor juicio,
ante testigos legos y notario,
haciendo un escribano el buen servicio,
empiezo yo a dictar cual legatario,
y doy comienzo y pie del testamento,
segn vaya encordando el pensamiento.
Si acaso he dicho mal, no me desdigo
y a mi razn sesuda doy de abono;
que as se alz en la tierra el primer trono,
y aqu pongo la historia por testigo.
Siga escribiendo ah que a Dios bendigo
por su buena intencin, que alto pregono;
pero los hombres, a quienes perdono,
el acta han dado al infernal amigo.
Justificado o no, con mi alegato,
dejo al sobreviviente el aire puro,
la luz, el agua, el cielo y por contrato
los dulces estrujones del futuro,
do quedarn las mil cabezas rotas,

cual la ma de ritmos y de notas.


Lego de modo igual miles dobleces,
tanto mentales como del pellejo;
mi andar solivio en ruta de cangrejo,
con cargas de joroba, las ms veces.
Cojo del alma, sus amargas heces
apuradas del mal, triste y complejo,
mi fsica armazn hecha un reflejo,
do encorvadas las horas van en creces.
Un desarme completo de molares,
cerrado bosque de viajeros canas,
como huyendo a recintos seculares
muy lejos de horizontes y maanas;
detrs de las sonrisas engaosas
tal cual adis, del mundo y de sus cosas.
Asimismo en la nota hago presente
que fui en la mocedad algo amoroso:
Blasn y timbre que llev orgulloso
por ser en esta secta el ms creyente.
Rend al amor mi lauro reverente
y no tuve razn de estar quejoso,
y si me quejo hoy, es que brumoso
me despide a ultratumba sonriente.
El consejo, por tanto, no es extrao
de este bien puro que nos dej el cielo:
Y aparte de un revs o algn engao
es mejor lo que existe sobre el suelo.
Por eso lo acotejo en inventario
y prosiga a otra lnea el buen notario.
Como parte del texto al desligarme
de la armazn huesosa que me anima,
cumple a mi voluntad que se me exima
de al buen morir alguna ayuda darme.
S olo y tranquilo pienso trasladarme
cuando Natura la guadaa esgrima,
sin que un buen cura se me venga encima
con la santa intencin de confesarme.
Si acaso busca mi ltimo secreto,
no tengo inconveniente en darle cita,

all por ultratumba, do prometo


ponerlo al tanto si lo solicita,
y me encuentre a su vez los pecadillos
que ech de la sotana en los bolsillos.
Fltame tributar al auditorio
cual moderno orador, por ms, sesudo,
mi estilo original del que no dudo
harn reliquias en conservatorio.
En Bellas Letras prenda de abalorio
su juicio literario ir en menudo,
basado en que cualquiera tartamudo
por literato pasa al purgatorio.
Con letra igual y causa semejante,
recomiendo mi clsico discurso,
que por ser del sagrario trashumante,
en pena de destierro ser incurso,
y no me extraar que en el proceso
a palos no le dejen sano un hueso.
Este es, caro lector, mi testamento,
tres das he tardado en escribirlo,
lo dejo cual naci, no he de vestirlo,
que al natural expreso lo que siento.
Bien comprendo que no es un monumento,
ni el espacio traslado como un mirlo,
y aunque del arte las celadas birlo,
de sabios que escasean, no es el cuento.
Si excomunin le cae o cosa grave,
dir que de melindres no me visto,
y como a nada nuevo doy en clave
voy con la muchedumbre do persisto,
en derrocharles cantos a mi antojo
aunque algn preceptista muestre enojo.
NOTA FINAL
I
Dispnseme, lector, si no has logrado
solaz ameno con mi pobre escrito,
y que al pintarte el hombre tan chiquito
asaz te sientas serio y enojado.

De la verdad salirme no me es dado,


ni de falsa hinchazn busco un ramito,
Cmo hacer grande lo que es tan finito
y a tan tristes miserias condenado?
Quisiera hallar en la desierta vida
algo ideal, sublime y majestuoso;
algo do el hombre con la frente erguida
pudiera con verdad llevarla airoso.
Pero en la cruenta realidad se mira
batir sus negras alas la mentira.
II
Para qu escribir ms? No quiero fama,
ni sesos exprimir con irrisiones;
grano de tierra soy, a qu ilusiones
de hablar al sol y contemplar su llama?
Pretender que mi voz audaz inflama
sobre el abismo mudo las regiones,
y que penetren mis invocaciones
el insondable y grato panorama...
Es ms que necio y vano, es insensato,
y aunque pudiera a ms o menos mente,
baar en el Jordn triple relato,
finalizo, lector, porque es prudente
dejar alguna imagen del nublado,
al que venga detrs de lira armado.
AROCA, PILAR
Madrid. 1.937
Poeta hallada en Internet.
SONETO
A tierra de sudor baada huele
esa alegra eterna de los pjaros
porque perdiera sin saberlo un da
el verde de colinas y trigales.
Hincada lleva la desesperanza,
cromada de pasin y de pitones,
y el helor de manzanas en la sangre

le atenaza y le sala la garganta.


Desde el sueo de arcilla el hombre lleva
el asta de la pena en su costilla
y esa voz que le llama llameando
hacia los cuatro vientos, presagindole
escaramujos negros y cardenchas
que le acercan la noche hasta su piel.
ARQUILLO GAMEZ, MANUEL
Higuera de Calatrava. Jan. 1.925
Poeta hallado en Internet.
TRIPTICO DE S ONETOS
AL RIO GUADALQUIVIR
I
S obre el alto penacho de la sierra,
surge a la vida el canto cristalino
y el borbotn de espuma se destierra
para lanzarse al cielo. S u camino
se corta tembloroso en las alturas
entre el viento y las rocas all alcanza
ver los campos sedientos de venturas
y al hombre que acaricia su esperanza,
y en amplio ofrecimiento generoso
despereza su idlico reposo
y desciende viril por los torrentes,
llevando hasta la vega agradecida
la cancin del amor y de la vida
que floreci sobre las siete Fuentes.
II
Por los campos abiertos, se agiganta
la sierpe de cristal, los encinares
le han rozado al pasar, y el agua canta
su prisa por los verdes olivares.
Una neblina plida rastrea
sobre el espejo azul y en la remota
penumbra del ocaso, serpentea
la brillantez de la campia rota.

Desde Cazorla al mar, besan su orilla


pueblos del mundo entera maravilla;
y en su carrera arranca de lo inerte
como tesoros de mi tierra hermosa,
la vid profunda, la fragante rosa,
la rubia espiga y el olivo fuerte.
III
De los sedientos pramos perdidos
va levantando un halo de fortuna
en la explosin de campos florecidos
que reverberan plidos de luna.
Y arrastra el ro, en su quietud beata,
el aluvin vital de su oleaje,
que vuelca sobre el mar la catarata
perenne y vertical de su mensaje...
Adis Guadalquivir! Quien se pudiera
dormir eternamente en su ribera
-bastin universal de la alegrapara gozar con el abrazo estrecho
que ha logrado hermanar junto a tu lecho
a los pueblos en paz de Andaluca!
ARRABAL, FERN ANDO
Melilla. 1.932
Autor teatral en lengua francesa.
Estudi Derecho en Madrid y reside en Pars.
LA TELA D E ARAA S OBRE MIS INGLES
Ya siento la telita, ya la siento.
Sexo chico que no encontr su bozo,
hace ya tanto tiempo que no gozo,
que descubro mi muslo polvoriento.
hay que ver qu terrible sufrimiento.
Ya rozo la telita, ya la rozo.
En su centro adivino como un pozo,
un ligero y sutil recubrimiento.
A mi falo lo llevo con cadena,
testigo de mi ausencia de alegra,

como una hueca caracola suena.


Le debo mi peor melancola.
Ya canto la telita, ya la canto
cual si hablara a mi sexo en esperanto.
SONETO DE ODIO Y AMOR A ES PAA
I
Te recuerdo cruel y misteriosa
me alboroto pensando en tus mamones
la ms guapa de todas las naciones
eres bella y con ojos de viciosa.
Al pegarme te vuelves ms hermosa
con tus azote y tus mojicones,
rompindome la crisma a bofetones
mi niez la forjaste dolorosa.
Si en tus labios acert en tanto tino
en tus cejas mi pubis se alojaba.
En el sur de tu piel me desatino
distribuyes tus besos con la lava,
representas belleza en batera
ay que patria tan causa de mana!
II
Cabeza de mujer y pies de arcilla
soadora encerrada en caracola
madre de utopas; banderola
derrumbada y cruel en mi bohardilla.
Cual menina de carne en una silla
abandonada en suerte de amapola
a mi tierra le digo sin pistola
orgulloso me siento de mi orilla
Coso digno de envidias para algunos
o de olvido, o de odio, o de deseo,
reposado en su horror tan aceituno
le levanto la historia y le entreveo.
Tras decenios de fuga y pesadilla
hoy, Espaa, te beso en la mejilla.
ARRAMBIDE, JUAN M. DE

Espaa. S iglo XIX


Poeta
CUPIDO EN D ES GRACIA
Perdi el amor en el celeste cielo,
pues al verle tan fatuo y delirante
ante los Dioses, su poder triunfante,
le quitaron sus armas y su velo.
Venus tierna, angustiosa, en dulce anhelo
a Jpiter clam, triste, incesante,
y de su tierno y afligido infante
le pint el desaliento y desconsuelo.
Y el Padre de los Dioses, siempre humano,
al hijo desgraciado consolaba
y uno le concedi de sus despojos.
- Elije, pues - le dijo, y el insano
no eligi su cadena ni su aljaba
sino la venda de cubrir los ojos.
ARRANZ GALIANO, ARTURO
Espaa. Catalua. Hospitalet. 1.961
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Si no le es dado a mi angustioso llanto
mudar la ptrea faz, el duro acento,
si el nimo no os mueve mi lamento
decid, de qu vali, pues, amar tanto?
Y si, mientras yo muero, vuestro encanto,
vuestra dulce expresin y suave aliento
hoy me negis, negndome el sustento,
decid, a tanto amor, tanto quebranto?
S abed que lo que es hoy vuestro contento
causa ser maana de amargura,
como lo fuese ayer de mi tormento.
Msera fe, satnica conjura
que a los hombres procuras sufrimiento
por qu llamarte amor y no locura?

SONETO
Amigos internautas, un saludo.
Confeso impenitente diletante
un ltimo soneto en consonante
dedico a mi oponente, testarudo.
Consideras la rima decadente.
Es ms libre y terso el verso desnudo
de estructura? Es texto sordo y mudo.
Rimar es musicar internamente.
Tiempo, Muerte, Desamor y Deseo
son temas poetizables, ciertamente.
Poema no lo es siempre su recreo.
Y aunque habrs de juzgarlo conveniente,
de mi talante, el hbil escarceo,
muestra menguada es, mas suficiente.
ARRATIA, RIC ARDO
Espaa. Islas Canarias. Siglo XX
Poeta encontrado en Internet.
ENCUENTRO ENTRE S IGLOS
Entre murmullos de aguas y luceros,
entre Otoos de hojas fenecidas,
entre silencios prstinos de vida:
un espacio de versos mensajeros
deshojan su fragancia sempiterna,
hilando cantos, vidas entre vidas;
ah! sinfona de almas parecidas,
gemelas en sentido, casi eternas.
Amiga, te saludan hoy mis versos,
hoy de poeta ves mi catadura,
mi sombrero a tus ojos ya se inclina
pues en siglos te canto en lo disperso,
los siglos reconocen tu hermosura:
tan graciosa te encuentro aqu Karina.
ALMAS GEMELAS
Un amor incorrupto va tejiendo
de miradas de espacios y llanuras,

de besos entre estrellas sucediendo,


de galaxias calladas de hermosura,
de ros estelares, de Universo;
Sper Novas gigantes, explotadas;
cataclismos de rimas y de versos
en silencio de noches abrazadas.
Como gotas de esferas inconclusas,
estas almas gemelas ya se encuentran
en la encarnacin prstina del beso.
Exentas ya del sexo, tan profusas,
tan gloriosas de espritu se centran
en el amor de siglos y sucesos.
NOCTURNAL
Luna de Cachemira ya infinita,
infinita de canto y de dulzura,
reflejas a mi alma que te cita,
en cita ya de noche, ya madura.
Luna de valles, canto de Canaria,
luna de ojos ya negros en el cielo,
ah!, luna que te besa estacionaria
envuelta en argentino y dulce velo.
Luna cmplice, clida, gemela;
luna de encarnaciones, de sucesos,
vas haciendo esta noche de mi encuentro,
la noche del silencio que desvela,
la noche que se gesta como besos,
la noche de las almas en su centro.
POLVO DE ES TRELLAS
Polvo de estrellas, luces infinitas,
son astros apurados, descendiendo
sobre aguas de ojos y de citas,
ah! son almas gemelas que no entiendo.
Polvo de estrellas, grciles auroras
que caen como lgrimas calladas,
de tus ojos nocturnos, de las horas,
de tu pareja amante, enamorada.
Entre Maya te veo personaje
de nia dulce, clida profunda,

enamorada en dulce adolescencia.


Mi verso de desviste del ropaje,
cual crislida tu alma se desfunda
en la desnudez vvida de esencia.
ARRULLO INFIN ITO
Arrullado en la sombra de tu alma,
en una confesin de tu silencio,
extasiada y hermosa te desprecio
en los besos candentes de tu calma.
Tus cabellos cabalgan en la noche
en nocturnales ros de oropel,
mientras tus labios libo como miel
en la luna que pende como broche.
Alma gemela, grcil ilusin,
enamorada quema tu visin
junto a asombrosos ros de la esfera.
Y tu tomo y mi tomo se abrazan,
ya se funden, se adoran y se casan
en los siglos y siglos que te espera.
AMANTES
Te observo en una terma tan incaica
orlada de candiles infinitos,
lejana de llanuras ya prosaicas,
lejana de creencias y de mitos.
Te observo iluminada por la luna,
baada por sus aguas argentinas
y me tocas las fibras una a una
en sonido que a tiempo ms se afina.
El Inca permanece solitario,
observa dos luceros que se besan
mientras las aguas bullen las alturas.
Un silencio de cerros esteparios,
a las almas de amor las atraviesa,
como nctar de frutas ya maduras.
EL JURAMENTO
Tus ojos se encontraron en mis ojos,
ah! como dos magnolias frente al cierzo.

Me desnud de ansias y de antojos,


de asolapados bros y de esfuerzo.
Campesina sutil de piel morena,
de abigarradas tnicas y atuendos:
floreciste la India tan serena
entre la muchedumbre y los estruendos.
El Brahamn call de noche eterna
y puso en la piel tersa de tu cuello,
ay! un collar de besos enrollados.
Ante la muerte, junto a la caverna,
un juramento vino del resuello:
estar junto a ti, mi enamorado!
SOLEDAD
En esos pasos viejos del sendero
fui buscando la va de tu huella,
buscando los rastrojos del te quiero,
buscando el juramento de tu estrella.
Te observ como amante de un seor,
ah!, beb los suspiros del deseo
porque en otros buscabas a mi amor
arrebatada y dulce en devaneo.
Como incienso quem toda tu vida,
como ro dej fluir tus besos,
como estrella vi clidos tus hijos,
como candil fui tu luz ms querida
como espacio dej ser los cerezos,
como muerte qued a tus ojos fijos.
INS TINTOS
En la pradera, junto a un bosque umbroso
corras con atuendos sobre el viento,
se entallaba tu cuerpo tan hermoso
como un huracn tibio que hoy lo siento.
Y mis brazos abiertos a tu aliento,
mis dedos pincelando tu silueta,
mis odos beodos en tu acento,
tus suspiros callados en receta.
La noche medieval de los castillos
pulula sobre el lecho en que me amas

embriagada de besos tan sencillos.


Que al pedir sobre ellos me reclamas.
Hubo xtasis soados infinitos,
orgsmicos sucesos inescritos.
ALMAS PERD IDAS
Los aos se me han ido de las manos,
la nieve se deshoja en la amargura,
entre amantes ya busco tu figura
y el otoo se viste de mundano.
Triturando las hojas ya marchitas,
viendo las conjunciones de los astros,
haciendo en los mil rostros un catastro:
alma ma, no vienes a la cita!
Cuntas vidas de ya mgica espera,
cuntos siglos de aos vesperales,
con la vacua esperanza de tus besos.
Y mi bsqueda va sobre las eras,
de adivinos, orculos banales,
buscando al fin los rayos del suceso.
S ACERDOTIS A
Dioses griegos, Olimpos del Parnaso,
mil columnas colgadas desde el cielo,
adherido a las huellas de tus pasos
aparece tu alma, tu gemelo.
S acerdotisa grcil del orculo,
callada de hermosura te contemplo,
sonriente, detenida con tu bculo
en los mrmoles viejos de aquel templo.
El guerrero dej las mil batallas,
las espadas los cintos enfundados,
los saltos, ruptura de las vallas,
los sonidos de espadas escuchados.
El guerrero sonri a la criatura
y bebi ya del pozo su hermosura.
RENUNCIANTE
Junto al sndalo, nclita me rezas,
las mil cuentas calladas del Seor,

alejados del ruido y la pereza,


un silencio me coge arrollador.
Y te observo con piernas enlazadas
levitando en aroma misterioso,
mientras quemo ya mi alma enamorada,
en las llamas del fuego de tu gozo.
Me mostraste, en febril comedia viva,
tantos pasos lejanos de tu rada,
que confusa ya mi alma se desdijo.
No fuiste ni el capricho, ni la diva,
ni el milagro de bella consumada,
tan slo el aire vivo en que me fijo.
ROS A NEGRA
Tanto tiempo de viajes y de espera,
tantos aos soados y vividos,
de subterrneos cantos reprimidos,
de amores y ganancias pasajeras.
Tantos besos callados, exigidos,
colinas de mujeres infinitas
en tiempo y estaciones exquisitas:
tantos aos ya fuera de tu nido!
Y una tarde en el prado de los sueos,
en tus silencios claros y pequeos,
una brisa de amor ya nos integra.
Fue un jardn luminoso y tan soado,
en un jardn de sueos ya bordados,
floreciste a mi vida, rosa negra.
DOS GOTAS
Dos gotas de roco y abrazadas
en un tiempo de sueos infinitos;
dos gotas de roco enamoradas
en las hojas de verdes inescritos.
Dos gotas de roco floreciendo
en las hojas de tiempos acallados,
dos gotas de roco sucediendo
en la carpintera del collado.
Dos gotas de roco ya fundidas
en cristales de besos fulgurantes;

dos gotas de roco maaneras


en miradas y silencios confundidas,
dos gotas de roco anhelantes
como eternas y viejas compaeras.
ARREAZA C ALATRAVA, JOS E TADEO
Venezuela. Siglo XX
AMOR D E LO TRIS TE
Amo lo que se apaga, lo que ha sido...
Las rosas vespertinas y otoales,
las plidas difuntas ideales
que me han querido amar, y no han podido...
Canto del cisne, funeral taido,
angustia de los sculos glaciales,
dulce brisa en que tornan nuestros males,
aguas que van gimiendo hacia el olvido...
Oh t, fantasma trmulo y silente,
mujer que sangras, plida y ardiente,
enfermo amor que de milagro existe!...
En tus pupilas que el misterio ensancha,
el instinto de amar es una mancha.
Siempre me amaron las mujeres tristes!...
ARREOLA, JUAN JOS E
Mxico. Jalisco. 1.918 2.001
Poeta hallado en Internet.
SONETO A S ARA
Quisiera preguntar de donde llega:
ya viene por la luz, ya por el viento?
Una clara efusin de sentimiento
diciendo amor el corazn despliega.
Al olvido sin fin todo se entrega:
se queda sin pensar el pensamiento...
Ya no s lo que soy ni lo que siento:
hay luz que me ilumina o que me ciega?
Estoy lleno de sol, de primavera,
de flores y de pjaros por dentro,

de internas brisas y profundas voces.


Esto que ahora soy, antes no era.
Si busco lo que fui, ya no lo encuentro.
Amor, dime quin soy. T me conoces.
SONETO
Pasajera fugaz de un solo da.
Como la nube que deshace el viento;
vuelta hacia m, me pareci un momento
que la vida en tus labios sonrea.
Amor, amor! El corazn deca
inflamando los aires de su acento.
De tan grande y hermoso sentimiento
qued poco despus mi alma vaca.
Qu juego cruel de especie lisonjera
hiciste del amor, novia de juego
Hiere la voz tu nombre si lo nombra.
Detuviste ante m, planta viajera;
sealaste el amorMe diste luego
en barreras de luz reino de sombra.
ARRIAZA, JUAN BAUTIS TA
Madrid, 1.770. - 1.837
Acadmico de la Real Academia Espaola,
ocup la silla K de 1.829 a 1.837.
Pas su vida bajo la tutela de Fernando VII del que
fue fervoroso adicto. Marino y Diplomtico. Poeta.
LA FLOR TEMPRANA
Suele tal vez, venciendo los rigores
del crudo invierno y la opresin del hielo,
un tierno almendro desplegar al cielo
la bella copa engalanada en flores.
Mas, ay, que en breve vuelve a sus furores
el cierzo fro, y con funesto vuelo
del ufano arbolillo arroja al suelo
las delicadas hojas y verdores.
Si t lo vieras, Silvia, oh pobre arbusto
-dijeras con piedad- , la suerte impa

no te deja gozar ni un breve gusto!


Pues reptelo, ingrata, cada da;
que el cierzo fro es tu rigor injusto,
y el triste almendro, la esperanza ma.
VENUS BURLADA
Vio Venus en la alfombra de esmeralda
de un prado a mi adorado bien dormido,
y engaada, creyendo ser Cupido,
alegremente le acogi en su falda.
La frente le ci de una guirnalda
y por hacer terrible su descuido,
puso en sus manos un arpn bruido
y la aljaba le cuelga de la espalda.
Hijo!, le iba a decir, mas despertando
mi Silvia le responde con enojos,
la aljaba y el arpn de s arrojando:
Toma, madre engaosa, esos despojos,
porque me son intiles, estando
sin ellos hechos a vencer mis ojos!
OFREC IENDO A UNA BELLEZA UN A
GUIRN ALDA HECHA TODA DE MARIS COS
Cuando del mar las ondas cristalinas
vieron nacer de Venus la hermosura,
no adornaban su frente o su cintura
mirtos de amor ni rosas purpurinas;
pero el agua le dio galas marinas,
perlas de su garganta a la blancura,
y, por guirnaldas, a su frente pura
caracoles y conchas peregrinas;
esa gracia y beldad que en ti descuella
junto a la mar naci, pues no repares
en dar marino adorno a tu sien bella,
para que en todo a Venus te compares,
y todos digan al mirarte: Es ella,
en el momento en que naci en los mares.
LAS S EAS
Perd mi corazn, le habis hallado

ninfas del valle en que pensando vivo?


Ayer andando solo y pensativo,
suspirando mi amor por este prado,
l huy de mi pecho desolado
como el rayo veloz, y tan esquivo,
que yo grit: Detente, fugitivo!
y ya no le vi ms por ningn lado.
Si no lo conocis, como en un ara,
arde en l una hoguera, y cruda herida
por vctima de Silvia lo declara.
Dadle por vuestro bien, que esa homicida
le hizo tan infeliz, que adonde para
mi corazn, ya no hay placer ni vida.
LA GUARIDA D EL AMOR
Amor, como se vio desnudo y ciego,
pasando entre la gentes mil sonrojos,
pens en buscar unos hermosos ojos
donde vi vir oculto y con sosiego.
Ay, S ilvia!, vio los tuyos, vio aquel fuego
que rinde a tu beldad tantos despojos,
y hallando satisfechos sus antojos
en ellos parte a refugiarse, luego.
Qu extrao ver a tantos corazones
rendir, bien mo, los soberbios cuellos
y el yugo recibir que t le pones!
Si a ms de que esos ojos son tan bellos
est todo el amor con sus traiciones
hacindonos la guerra dentro de ellos.

EL NO
Ay, cuntas veces a tus pies postrado,
en lgrimas el rostro sumergido,
a tus divinos labios he pedido
un s, cruel, que siempre me han negado!.
Y pensando ya ver tu pecho helado
de mi tormento a compasin movido,
en vez de s, ay dolor! he recibido
un no, que mi esperanza ha devorado.

Mas si mi llanto no es de algn provecho,


si contra m su indignacin descarga,
y si una ley de aniquilarme has hecho,
qutame de una vez pena tan larga,
escndeme un pual en este pecho,
y no me des un no que tanto amarga.
SONETO
Catlico monarca, que has vencido,
siendo escudo a la fe de tus mayores,
ms que del fiero Marte los rigores,
las perfidias de un siglo corrompido.
T, que Fernando y espaol nacido,
colmaste nuestros votos y clamores,
doblando a s la afrenta a los traidores
con dos ttulos ms de ser querido;
Hoy renueva, S eor, Madrid el gusto
de haberte visto regresar triunfante
de la opresin de un invasor injusto.
Cunta gloria no encierra un solo instante,
pues da a tu sacra sien lauro el ms justo,
y al pueblo libre palma de constante!
A UNOS AMIGOS QUE LE RECONVENAN
SOBRE S U OLVIDO DE LA PO ES A
Ceden del tiempo a la voraz corriente
recias pilastras y columnas duras,
las cpulas rindiendo que seguras
se sustentaban en su excelsa frente.
Caduco desde el Lbano eminente
baja el aoso cedro a las llanuras,
ayer frondoso adorno en las alturas,
hoy triste cebo en el hogar ardiente.
Contra la destruccin tan poco abrigos
hall mi musa; que si busca ansiosa
versos que ya la esquivan enemigos,
slo a ofrecer se atreve, afectuosa,
verdad, y no ilusin, a mis amigos;
caricias, no cantares, a mi esposa.
A OLIMPIA CANTANDO

Guarda, Olimpia, esa boca seductora,


que dulcemente canta y dulce re,
para aquel orgulloso que se engre
de que ninguna gracia le enamora.
El ejemplo de un alma que te adora,
por mas que de tus ojos se desve,
har que el ms soberbio desconfe
de no rendirse a la fatal cantora.
Yo el suave olor que de tus labios parte,
y aun el tacto evit de tus vestidos,
y los ojos cerr por no mirarte;
pero al sonar tu voz en mis odos,
Olimpia, vi que para no adorarte,
es menester quedarse sin sentidos.
BRINDANDO A LAS DAMAS
Venus Divina, madre de placeres
baja de tu mansin afortunada,
pues miras esta mesa coronada
de la brillante flor de las mujeres.
baja gozosa y si dejar sintieres
el coro de quien eres festejada,
ninfa vers aqu ms agraciada
que cuantas te acompaan en Citeres.
Y si de tu jardn entre las flores
al dejas y al amor dormidos
no los despiertes, ni su ausencia llores.
Baja, que aqu hallars nuevos Cupidos
pues tienen estas damas mil amores
en sus hermosos ojos escondidos.
BRINDANDO EN UN BANQUETE D E BODAS
Gime la prensa cuna al pliego ajusta
vuestro nombre, Isabel, y el de Fernando;
gime, y es de placer de estar gozando
de ambos monarcas la presencia augusta.
materia hallar quisiera ms robusta
en que imprimir, la gloria eternizando
de un rey al pueblo tan benigno y blando,
de una reina tan bella, amable y justa.

Mas no, Fernando, no la huella intensa


del buril, ni pincel en sus matices
cede en su obsequio la afanosa prensa;
que es su blasn con tipos y matices
llevar tu voz a una distancia inmensa,
y a doquier que la lleve hacer felice.
A LOS S ERENIS IMOS S EORES INFANTES
No tanto de placer queda colmada
la ansiedad del cansado caminante,
cuando alzando los ojos ve delante
las torres de la villa deseada;
ni con jbilo igual ve recobrada
su libertad la tortolilla amante,
volando al dulce nido en el instante
que rota ve la prfida lazada;
como al ver la bondad y gracia unida
de Carlos y Francisca, alegre aclama
la imprenta a su favor agradecida.
Las letras sirven bien a quien las ama:
tiempo vendr en que paguen su venida
con la inmortalidad y con la fama.
SONETO
Constante Celia, a quien la suerte en vano
contradijo un afecto generoso,
yo te aplaudo el placer de hacer dichoso
a quien se enlaza a tu preciosa mano.
Amor, que un tiempo te afligi tirano,
hoy te arrebata en carro victorioso,
y coronada de su mirlo hermoso
al tlamo nupcial te lleva ufano.
Al blando yugo all rindes el cuello;
y, cediendo a la noche misteriosa,
te mira el sol en su ltimo destello.
Con el cario que una flor dichosa,
que hoy la deja botn cerrado y bello,
para verla maana abierta rosa.
A LA ENTRA VICTORIOS A DEL

GEN ERAL RICARDOS EN COLIUVRE


Pisa Ricardo la ciudad tomada
y entre el tropel de la vencida gente
Febo divino, Marte armipotente,
sale tambin a celebrar su entrada.
Febo le toma la invencible espada,
y con laurel eterno alegremente
cie y enjuga la gloriosa frente
de espeso polvo y de sudor baada.
Contempla Marte al ademn bizarro,
y al ver que resplandece en su semblante
la gloria de Corts y de Pizarro.
Alargle la diestra fulminante,
e hizo montar en su soberbio carro
al domador del Roselln triunfante.
MIS DES EOS
Si Dios omnipotente me mandara
de sus dones tomar el que quisiera,
ni el oro ni la plata le pidiera,
ni imperios ni coronas deseara.
Si un sublime talento me bastara
para vivir feliz, yo lo eligiera:
Mas qu de sabios recordar pudiera
a quin su misma ciencia cost cara?
Yo slo pido al Todopoderoso
me conceda propicio estos tres dones,
con que vivir en paz y ser dichoso:
un fiel amigo en todas ocasiones,
un corazn sencillo y generoso,
y un juicio, en fin, que rija mis acciones.
CONS EJO A UN MILITAR
Si por la noble senda del dios Marte
subir quieres al templo de la Fama,
y arrebatar all la verde rama
que la envidia jams podr quitarte.

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Es fuerza, oh Blanco, a los estudios darte,


pues en las glorias a que el Dios te llama
no sirve ya el valor que el pecho inflama,
si no lo templa y modifica el arte.
Es bien que por modelo te presentes
de altos varones la inmortal caterva
que en letras y armas fueron excelentes.
Pues el lauro que Marte te reserva,
para darlo por premio a los valientes,
se lo da por la mano de Minerva.
SONETO
S oaba yo; y en lecho damasquino
una hermosa matrona vi dormida
y entre su misma prole acometida
por u tirano y prfido Tarquino.
En vano intentan del fatal destino
sus hijos redimir a la afligida;
que ellos sin armas luchan por su vida,
y armado estaba el brbaro asesino.
Ya el traidor casi su maldad corona;
cuando junto a las mrgenes del Duero
se alza un hijo de Marte y de Belona:
Vuela, llega, derriba al monstruo fiero;
y era la Iberia la infeliz matrona,
y era Wellington el audaz guerrero.
BRINDANDO POR LA ULTIMA BATALLA
GANAD A EN ES PAA POR EL DUQUE
DE CIUDAD RODRIGO
Venid, ticianos, a ilustrar pinceles:
Fidias, llegad a eternizar metales:
prevenid plumas, cisnes inmortales
prodigad, Musas, cantos y laureles.
Seris divinos cuando seis ms fieles
pintando, ya de Galia en los umbrales,
al Cid britano; y d pavor mortales
huyendo de l los brbaros crueles.
Unid al cuadro en mgicos colores
la independencia hispana, y su alta gloria,

como hermanas gozndose entre flores.


Y si queris ms timbre a su memoria,
llamadle vencedor de vencedores,
y a su triunfo victoria de Vitoria.
SONETO
Tres aos de proezas singulares,
sitios, asaltos, lides carniceras,
en que del corso las legiones fieras
el acero espaol siega a millares!
Hallarse, Iberia, yermos tus hogares,
o en ellos luto y quejas lastimeras;
de tus hijos por todas las riberas
bajando sangre a enrojecer los mares!
Ver la flor de Aragn y de Castilla
que al cautiverio la cerviz prosterna,
primero que al tirano la rodilla!
Y a tanto honor con frases de taberna
la gacetera chusma an amancilla?
Raza de Juan Frern sers eterna!
S ENTIMIENTOS DE LA ES PAA AL
TIEMPO DE LA PARTID A DE S U LEGITIMO
REY EN 1.808
Triste la Espaa, adnde vas, Fernando?
al hijo fugitivo dice ansiosa;
y l sigue, y deja de su madre hermosa
llevar los vientos el acento blando.
Ya la materna falda abandonando
pisa de Francia la ribera odiosa;
y an est oyendo aquella voz piadosa
que le repite, adnde vas? llorando.
No ve ya al hijo la infeliz matrona:
mas su voz oye, que con regio bro
dice: Tirano, es ma esa corona.
Ella, al primer dolor, grit hijo mo!
mas luego, vuelta al dspota en Bayona,
dame a Fernando, exclama, oh tiempo impo!
LA CRUELDAD DE LA MUERTE

En vuelta en sombras, alta la guadaa,


trazando golpes de dolor profundo,
iba la muerte recorriendo el mundo
desde el alczar regio a la cabaa.
Cuando en aquel que Manzanares baa
fijando el ceo torvo y furibundo,
mir a la Esposa Real, de su fecundo
seno mil glorias prometiendo a Espaa.
Dos vctimas! Grit el espectro fiero:
Llanto de Reyes! Pueblos afligidos!
Oh qu deleite! Y descarg el acero;
y dejando en un fretro tendidos
ambos despojos, se encumbr altanero,
triunfando entre lamentos y gemidos.
VIRTUDES MILITARES MAS
DIGNAMENTE PREMIADAS
T que audaz recorriste sin cansarte
los reinos de Cibeles y Neptuno,
superando los riesgos uno a uno
que al constante valor presenta Marte.
T que de Iberia un tiempo baluarte,
y hoy rayo a los rebeldes importuno,
lidias porque en el orbe no haya alguno
que de tu patria insulte al estandarte.
Yo te saludo oh bravo sin pretextos!
S oldado entre soldados sin segundo,
norma igual de leales y modestos;
y de mi pecho digo en lo profundo:
cia mi rey muchos laureles de estos,
y yo le fo rey de todo el mundo.
A MARIANO DE ARRIAZA
Hoy se presenta a mi memoria triste
tu fin sangriento oh malogrado hermano!
Con tanta pena, que la gloria en vano
tu cara imagen de laurel reviste.
Viva mi patria, y muera yo dijiste,
firme en el muro, y con espada en mano;
responde el trueno del can tirano,
y envuelto en sangre a su rigor cediste.

Consternacin, pavor, silencio, y llama


sigui al desmayo de tu brazo fuerte,
y sobre tu sepulcro se derrama.
Ay! Que tambin en el morir hay suerte,
que el terror mismo enmudeci a la Fama,
y el mundo ignora tan gloriosa muerte.

LAS S EAS
Perd mi corazn le habis hallado
ninfas del valle en que penando vivo?
Ayer andando solo y pensativo
suspirando mi amor por este prado.
l huy de mi pecho desolado
como el rayo veloz, y tan esquivo
que yo grit: detente oh fugitivo!
y ya no le vi ms por ningn lado.
Si no le conocis, como en un ara
arde en l una hoguera, y cruda herida
por vctima de Silvia le declara.
Dadle por vuestro bien, que esa homicida
le hizo tan infeliz, que adonde para
mi corazn, ya no hay placer, ni vida.
LA VIDA MEDIA
Qu importa que del cielo disparado
un rayo la soberbia torre abata,
si de mi choza la cubierta chata
me tiene a sus insultos resguardado?
Y si mientras del viento el mar hinchado
contra el escollo naves arrebata,
estoy al fuego, entre familia grata,
asando mis castaas, qu cuidado?
rdase el orbe entero en la braveza
y en las guerras de Marte sanguinoso,
que si de Silvia, por mayor fineza,
besos me da de paz el labio hermoso,
Habr opulencia igual a mi pobreza?
O ajena dicha me tendr envidioso

VIENDO A S U MAJES TAD VIS ITAR


LA IMPRENTA REAL
Gran Rey, Vos que con pasos vencedores
del rigor de los hados enemigos,
visitasteis los presos y mendigos,
convirtiendo sus lgrimas en flores.
Ved ya como la prensa en sus sudores
prepara a esa virtud fieles testigos:
pues delante de Prncipes amigos
no gime, sino canta sus loores.
El taller de Minerva en un momento
caracteres movibles combinando
retrata el fugitivo pensamiento.
Ah! Si al de sus vasallos ahora dando
una sola expresin, un solo acento...
Qu dijera el papel? VIVA FERN ANDO!
ARRIETA, RAFAEL ALBERTO
Rauch. (Argentina) 1889 1.975
Catedrtico de Letras. Miembro de la Academia
de Letras.
LA FLORIS TA
En el caf lloraban los violines
entre un cascabeleo de cristales.
-Flores, seor? Hay rosas y jazmines...
musitaron dos labios musicales.
Hubo en la voz tan ntima dulzura
suavizadora del ofrecimiento,
que alc la vista hacia la criatura
desde la ausencia de mi pensamiento.
Era una nia blanca, bella y fina
y anmica, como una columbina
de labios rojos y valo amarillo...
Y al ofrecerme el precio de su cena,
se fugaron las rosas del cestillo
hacia sus dos mejillas de azucena.
LA FUENTE C ANTA

La fuente canta. El armonioso llanto


estremece la noche silenciosa.
Duerme el jardn en paz bajo el encanto
de la voz musical y quejumbrosa.
S obre la taza el surtidor deshila
su encaje alado, y quiebra la tersura
especular, acutica pupila
donde se reproduce la figura.
Pero cuando enmudece el cristalino
trmolo, se rehace, cristalina,
la honda serenidad del recipiente.
Y se copian entonces el divino
medalln de la luna y la divina
estrella, en el espejo de la fuente.
NOMADAS
Suenan tambor y bombo y el diamante
del cornetn subraya el cristalino
espacio matinal. Por el camino
en paz, avanza la alegra errante.
Oh, Columbina, la madamisela,
y el alegre Arlequn y la divina
tristeza de Pierrot, blanco de harina,
y las jorobas de Polichinela!
S alud, amigos! Frmese el tinglado,
principie ya la pantomima y suene
la loca msica funambulesca...
...Yo era muy nio. Estaba enamorado
de aquella vida nmada que aun tiene
en mi ilusin, una ramita fresca.
LAS VOCES
Nlida, que al llegar la tibia primavera
bes mucho, en secreto, sus manos y las rosas,
en esto descubre el alma de las cosas
confindoles la suya, como una compaera.
S onia, que ya no cede su alma a la quimera
y ha convertido en humo reliquias dolorosas,
al sol de enero mira, sin lgrimas medrosas,
cmo florece en plata lunar su cabellera.

Ambas, las sienes prximas y las manso unidas,


en el jardn escuchan, calladas, conmovidas,
las invariables voces del nico cristal.
Y oyen a un mismo tiempo, sobre el piln sonoro,
Nlida, el madrigal de su maana de oro,
y S onia la elega de su tarde otoal.
DOS RETRATOS
CRIS TALOMANCIA
Cual dos frutos gemelos en una misma rama
a un tiempo inclinan, dciles, Dora y Esther, la frente,
pues por sus propios nombres parece que las llama
desde su cielo lquido y especular, la fuente.
Qu imgenes qu voces les brinda el compartido
cristal? Ambas sonres y callan, reflexivas;
luego absortas, se alejan llevando el dividido
secreto que separa sus frentes pensativas.
Ya no ha de verlas juntas el engaoso cielo
que cada una suea, total, en dulce arrobo,
con egosmo oculto y tcito recelo.
Mas volvern aisladas -rivalidad discretacon la fruicin medrosa de cometer un robo,
a consultar el vago cristal del agua quieta.
ARRILLAGA, LUIS
Madrid. 1.951
Licenciado en Teologa.
Poeta hallado en el libro
Homenaje a la fiesta del soneto de 1.912
DE LUZ A LUZ
Tu rodilla bes mi casa abierta
ante la luz que sangra en mi costado,
ante el nbil rosal enamorado
que asoma en el resquicio de la puerta.
Mi casa son las flores de una huerta
creada para el chal de tu reinado,
un paraso bienaventurado
para que el llanto en gozo se convierta.

Mi rodilla tambin besar el suelo


ante la luz de tu alma, ante la espina
que guardas como perla en tu pauelo.
Y sers en mi huerta golondrina,
novia ma de pltano y ciruelo,
mujer y reina, manantial y encina.
ARROITA JUREGUI, MARC ELO
Espaa. S iglo XX
Poeta.
A JOS E LUIS DE ARRES E
Esta tu clara voz que, iluminada,
a menester de Patria nos convoca;
este son que, sereno, nos invoca
a la lucha; la sangre enamorada
que de tu labio surge trastornada
y hace trinchera de la antigua roca,
es la voz del servicio que en tu boca
se llena de hermosura renovada.
Servir, servir. Cruz por tu destino
la palabra del Csar, y en su entraa
edific tu luz y tu armona.
El servicio es la norma en tu camino
y est tu corazn lleno de Espaa
a fuerza de servirla cada da.
ARROYO, MARGARITA
Boar. Len. Siglo XX.
Estudios de piano, Magisterio y Farmacia.
Del libro Homenaje de la fiesta del soneto de 1.912.
POEMA PARA MUS ICA DE C UERD A
Hoy se viste de verde mi ventana
con seis lirios pujantes sobre el sueo.
Seis tonos acompaan a mi dueo,
seis luces custodiando la maana.
Hoy con un lirio S chubert se engalana
y un grave acorde, otro ms pequeo,

graban un lirio en la caoba plana.


Una paloma por el clavijero
y en el traste, la fuerza de la pena
que emerge en el hondn del agujero.
Algo nos llega al alma cuando suena
esa guitarra con que el guitarrero
nos enciende la vida o nos condena.

ARRUE DE MIRANDA, LUZ


EL S alvador, 1.845
A MI MADRE
(SONETO.)
Bendita seas t, madre adorada,
dulce consuelo de la infancia ma;
infatigable y amorosa gua,
hoy te bendice mi alma entusiasmada.
Siempre en mi mente vivir grabada
la memoria terrible de aquel da,
cuando inocente y cndida viva
fui del hogar paterno arrebatada.
Hoy triste canto al son de mi arpa de oro
recordando mi amor y ventura
y de mi alma el bellsimo tesoro;
el corazn veces con tristura
en las pasadas sombras ve tu lloro,
y a comprender empieza tu amargura.
ARTEAGA, INARDA D E
Siglos XVI y XVII
SONETO
Alegres horas de memorias tristes
que, por un breve punto que durastes,
a eterna soledad me condenastes
en pago de un contento que me distes.
Decid: por qu de m, sin m, os partistes
sabiendo vos, sin vos, cul me dejastes?
Y si por do venistes os tornastes,
por qu no al mismo punto en que vinistes?
Cunto fue esta venida deseada
y cun arrebatada esta venida!
Que, en fin, la mejor hora fue menguada.
No me costaste menos que una vida
la media en desear vuestra llegada
y la media en llorar vuestra partida.
ARTEAGA, JUAN A DE
S IGLO XVI.
Poeta de gran mrito en su tiempo

SONETO
Alegres horas de memorias tristes
que por un breve punto que durasteis
a eterna soledad me condenasteis
en pago del contento que me disteis.
Decid: por qu de m sin m os partisteis
sabiendo vos sin vos cual me dejastes?
Y si por do vinisteis os tornastes,
por qu no al mismo punto que vinisteis?
Cunto fue esta venida deseada
y cun arrebatada esta venida!
Que, en fin, la mejor hora fue menguada.
No me costasteis menos que una vida:
la media en desear vuestra llegada
y la media en llorar vuestra partida.
ARTEAGA ALEMPARTE, DOMINGO
Concepcin. Chile. 1.835 1.880
Poeta y Periodista. Poltico.
ES PERAN ZAS INTEGRAS
Ansi renombre, y mi menguada estrella
en vez de glorias dime negro duelo;
ped riquezas al avaro suelo,
y desoy enojosos mi querella.
Entre los brazos de piadosa bella
quise a mis males deparar consuelo;
ay triste desengao de mi anhelo
con sus desdenes me hizo gustar ella!
De un amigo la mano compasiva
busqu; mas la amistad mostrose esquiva,
y heme aqu que, tras tanta malandanza,
estoy cual comenc: pobre y si gloria,
sin un dulce recuerdo en la memoria,
pero, me queda entera mi esperanza!
ARTECHE, MIGUEL
La Araucana. Chile. 1.926

Pertenece a la llamada Generacin del 50


Es Agregado Cultural de la Embajada de Chile en Madrid.
Derecho y Literatura en Madrid. Subdirector de la Direccin
de Bibliotecas, Archivos y Museos de Chile. Diversos premios,
Nacional de Literatura, 1.996. Miembro de la Academia Chilena
de la Lengua.
BICIC LETA ABANDONADA EN LA LLUVIA
En rueda est el silencio detenido,
y en freno congelada la distancia.
Qu lejano est el pie, cmo se ha ido
la infancia del pedal sobre la infancia.
El reino del volante sometido
se borra con la sed que hay en la llanta.
La mano que no est tiene un sonido
de tanta ausencia y cercana tanta.
Cun remota la edad que en ti palpita
con las velocidades de tu cita,
y que rpida ests con ser tan quieta,
tan inmvil pedal dormido ahora
por la lluvia de ayer que te evapora
tu perdida niez de bicicleta.
COMEDOR
Huelo todo el pasado en esta casa.
Siento toda la ausencia en esta ropa.
Vaco el comedor, bebo en la copa
que un viento asolador muele y arrasa.
Desierto sobre el piso el ao caza
mi pie que ya se fue. Que fue. Galopa
el ao en el mantel. S obre la sopa
fra la edad toda la noche traza.
Busco el pasado entero en esta mesa:
las manos que no son y estn, el mundo
que estuvo alrededor de este vaco.
Y al levantar de nuevo la cabeza
huelo todo el ayer, y aqu, profundo,
me encuentro a solas con la edad y el fro.
EL CAF

Sentado en el caf cuentas el da,


el ao, no s qu, cuentas la taza
que bebes yerto; y en tu adis, la casa
del ojo, muerta, sin color, vaca.
Sentado en el ayer la taza fra
se mueve y mueve, y en la luz escasa
la muerte en traje de francesa pasa
royendo, a solas, la melancola.
Sentado en el caf oyes el ro
correr, correr, y el aletazo fro
de no s qu: tal vez de este momento.
Y en medio del caf queda la taza
vaca, sola, y a travs del asa
temblando el viento, nada ms, el viento.
GOLGOTA
Cristo, cerviz de noche: tu cabeza
al viernes otra vez, de nuevo al muerto
que volvers a ser, cordero abierto,
donde la eternidad del clavo empieza.
Ojos que al estertor de la tristeza
se van, ya se nos van. Hasta qu puerto?
Toda la sed del mundo te ha cubierto,
y de abandono toda tu pobreza.
No s cmo llamarte ni que nombre
te voy a dar, si somos slo un hombre
los dos en este viernes de tu nada.
Y siento en mi costado todo el fro,
y en tu abandono, a solas, hijo mo,
toda mi carne en ti crucificada.
QUE PLMBEO EL LAGRIMAL
ROTO EN LA MANO
Qu plmbeo el lagrimal roto en la mano,
tirando a tierra y desafiando el cielo.
Qu crnea en desgarrn por el anzuelo
sale del agua a lomo del gusano.
Qu carnada del llanto, que lejano
pareces, pescador, desde este suelo.
Si tu caa se hundi, qu paralelo
dentella el muerto tu sedal anciano.

Qu prpado veloz y submarino


corre buscando a tientas el camino
que lleve hacia el lugar de los lugares.
Pero qu oscuras son aqu las olas
profundas, ms profundas, y qu a solas
me pierdo entre ese anzuelo y estos mares!
NO: ME VOY AS I: ME VOY D ES NUDO
No: me voy as: me voy desnudo;
no al instrumento: slo con mi vena;
en esa mesa no: sobre la cena
de aquella muerte que sorberme pudo.
No en la sangre fluvial que desanudo;
no en el punto final que desordena
el incisivo diente de la pena;
no en la clica sien, s en el embudo.
No con el hambre, slo con la boca;
no con las alas, siempre con la roca;
no con el traje, s con el gemido.
No con la cal que mi esqueleto labra:
s con el lomo aquel de la palabra,
y ms ganado cuanto ms perdido.
FOTOGRAFIA
Rostro que el homenaje de la muerte
volc en la edad de la fotografa.
Frente que ya no est, cara balda
que un ojo amarillento, fijo, vierte.
Sin aos, sin regreso, muda, inerte
ya no te movers sobre este da
en que mir tu ayer, boca vaca,
como si se acabara de perderte.
Ests aqu. S onres. Yo te espero
tocndote otra vez, a solas: pero
dnde te buscar rostro lejano?
Si ests aqu y te vas, si vienes luego
para veloz huir, si ste es el juego:
por qu cae ceniza de tu mano?
RES TAURANTE

Este seor que cena me conmueve.


Se detiene en un punto de su frente
y piensa ayeres en la mesa, y miente
este seor que vuelve de la nieve.
Y tose, y se levanta, y me sonre
como un seor que vuelve a su pasado
para buscar la silla donde viven
las muertas hojas y el reloj cansado.
Este seor me busca, y no se atreve
a saludarme, yo no s, y me mira
para buscar: se sienta y me solloza.
Este seor anciano que suspira
y sorbe, en las tinieblas de las nueve
el hambre de la sopa silenciosa.
SONETO
Quisiera penetrar, concha marina,
en el ncar de tu arduo laberinto
y a Ddalo sonrer en tu recinto,
tras vencer de su ingenio cada esquina.
Ser mi bella Ariadna alguna ondina
con rosados cabellos de jacinto,
labios que envidie el mismo vino tinto
y ojos color de cierta turmalina.
Y, al regresar mi corazn errante,
all la encontrar aguardando en tanto
la lgrima reprime en ese instante,
por contener de la emocin el llanto.
Amor! Qu laberinto tan sangrante!
Amor! Un mar de misterioso encanto.
EL BAO
A travs de doradas celosas
por las que se filtraban los vapores
de mil perfumes y de mil colores,
tu figura intu en las ansias mas.
La intent ver completa, y no queras
permitirlo, que envuelta en los candores
de tenue seda, sorda a mis amores,
su barrera traslcida oponas.

Y hube de contentarme con la vista


de aquellas nubes que a la laqueara
ascendan de difusa y sutil pista,
cual msica que, al alma necesaria,
de los dedos escapa del arpista,
como se eleva al cielo una plegaria.
SONETO
Ese rostro grabado est en mi alma,
y cuanto ms lo pienso, ms lo veo
como el blanco perfecto del deseo
que rompe en tempestad mi suave calma.
Ay!, mi mirada con la suya empalma
y una prende en la otra dulce reo
que la arrastra hacia el clido himeneo
despojndola en traje, capa y talma.
Oh!, no te busco, pero en ti devengo,
oh!, mi alma es presa tuya y en ti est.
Oh!, alma y cuerpo soy que en ti convengo.
Tanto te quiero que no s si ya
fin o principio en ti del cielo tengo,
mas s que en ti hacia all mi nave va.
DOY FELIZ TERMINO A UN SONETO
QUE GNGORA D EJO INCONCLUS O.
Hecha la entrada y sueltos los leones,
el que a mejor caballo bate espuela,
la lanza, el rejn o la cauela
le de a la redencin de los peones;
y en latas y arriscadas ocasiones,
a vista de quien lo abrasa o hiela,
yelmo en cabeza, al brazo la rodela,
haga honor a su dama y sus blasones,
se enfrente a cada fiera en darle caza
y muestre voluntad tan espartana
que venza la enemigo en cada baza.
As me encuentro yo cada maana
cuando miro, pasando por la plaza,
hacia aquella que s que es tu ventana.

SONETO
Esa flor que, prendida en tus cabellos,
luce para su orgullo tu belleza,
capullo fue que la Naturaleza,
amorosa, mim para ser de ellos.
Rojo y brillante mar de ritmos bellos
encrespados en ondas de pureza
baan la tenue luz de tu cabeza
en el crepsculos de sus destellos.
S on dos lucirnagas de amor tus ojos
que como estrellas en le mar relumbran
sobre la arena blanca y sin abrojos
del rostro tuyo en el que se columbran.
Y, desde lo que fui hasta mis despojos,
la oscura pista ante mi paso alumbran.
SONETO
Esconde vuestro pecho un corazn
pequeito, infantil, pero muy grande:
slo un poco de amor para que ablande
necesita, pues nada en comprensin.
Lo s porque es de ngel la faccin
aunque disimulado el rostro ande.
Veis?, la sonrisa pronto en el se expande
al orme cantar esta cancin.
Y ya no me decs ms que me calle,
y me veis acercar con embeleso
en los ojos, y os cojo por el talle.
Y ya no es que os rindis, queris vos eso,
pues ya me retenis, no tomis calle,
y al fin... cmo negaros ese beso?
SONETO
Puedes cortar tus trenzas, Berenice,
y darlas ya de ofrenda en el altar
si es que a mi mismo has decidido amar
y est en tu mente cuando a la mar me hice.
Ve que ese sacrificio mucho dice
de ti y de m a quien me ayud a tornar:
lo prometido es deuda, y no ha lugar

a no cumplirla a aquel que nos bendice.


Y al fin, si tus cabellos, tu cabeza
ni un pice de hermosa perder:
destacar tu rostro y su belleza.
Mas otro como yo no tornar
si yo no hubiese vuelto de una pieza...
y tu rojo cabello si lo har.
SONETO
Caste en mi jardn como una estrella
que en la altura del cielo estar temiera.
Parecas otra flor de primavera,
de entre mis rosas eras la ms bella.
Resplandeciente como una centella
te hallaste all, en el medio de mi era,
aunque amapola y trigo confundiera
con tu boca y cabello ste y aqulla.
Pero la diferencia est en que el cielo,
por carsele al punto y de repente
aquella joya que le vino al suelo,
no la pudo dejar completamente,
cual algo pronto que es cogido al vuelo,
y se dej dos trozos en tu frente.
SONETO
Con estos ojos vidos devoro
la fra estatua de hielo por quien muero.
Contemplo en ansia el brillo que, seero,
luce en sus despeinadas trenzas de oro.
Y en esta admiracin con la que adoro
me asalta un deseo firme, fuerte, fiero...
Que ella quisiera devorarme entero,
pues, ya sin ello, entre sus dientes moro...
Ya no s si mi mal conoce cura,
s, este mal que me ha herido cual centella.
Pero una circunstancia es ya segura:
que no sabis ninguno que esa bella
causa en mi alma, por causar tortura
con el flagelo de las trenzas de ella.

SONETO
Pues para poseer he sido hecho,
tambin lo he sido para posedo.
Pero, por quin?, pregunto, confundido
en mi razn y casi en mi despecho.
Y, en meditando a quien ese derecho
le habr de adjudicar por concedido,
el da me sorprende amanecido
y tu calor percibo en nuestro lecho.
Me llega al rostro el soplo de tu aliento,
y me reprocho entonces lo pasado
robando al sueo en vano pensamiento.
Cmo un necio esta noche he derrochado
dando infructuosa caza al sutil viento,
cuando lo que anhelaba est a mi lado!
SONETO
Granada abierta fue, que no manzana,
de tu tentacin dulce el rojo fruto;
por tus labios beb cada minuto
su tinto vino como copa arcana.
Tu olor y tu sabor cada maana
haba vencido en m lo que hay de bruto.
Por eso no me llamo disoluto,
asomado hoy del tiempo a la ventana.
Ido y venido ha sobre su abismo
mucha marea sobre el profundo mar,
mientras por cierto, imperceptible sismo,
en mentira troc el mutable azar
que no pueda decir ni de m mismo
que uno es pertenecer y otro es amar.
SONETO
T y yo duramos lo que dura el rayo
que al rbol verde trueca en seca vara,
cual si con l la vida se escapara
ms fugaz que galope de caballo.
Efmera raflesa, agua de mayo
que lloviste en mis manos y en mi cara,
y tan profundo el corazn lavara

como nunca han sondado el escandallo.


Cunto quise bajar hasta su fondo
por alcanzar el oro que all brilla!
Cunto este anhelo en mi razn escondo,
como all su tesoro sin mancilla
deja entrever cada bolo redondo,
y por l me consumo aqu, en la orilla!
SONETO
Palabras de amor dichas al odo,
susurros al son llevados del viento
que, cuando corri, formaba mi aliento
por ese tu Edn, mi valle perdido.
Constante Pasin, y en cada gemido
deleite sin fin y goce sin cuento
en rudo vaivn de la mar violento,
de cielo en fugaz visin convertido.
Y el ngel lleg, su espada de fuego
tu ser separ implacable del mo.
Lo que fue calor convirtiose luego
en un yermo erial, dominio del fro.
Palabras, venid, regresad os ruego:
devolved el pez de nuevo a su ro.
SONETO
Ya el rayo hiende duro el aire, y toca
el rgido atabal de alguna pea,
y como el crepitar de ardiente lea
tamborilea cruel lluvia en la roca.
Es se nuestro amor, habl la boca
y apareci su ruido su gran sea,
parece el calor ser de l la duea
mas slo es lluvia fra que en l choca.
Y de esta forma, tristes, lo seguimos,
convirtindolo en sueo de ilusiones,
viendo en l ser siempre algo que no fuimos.
Pero, en cambio, se carga de emociones:
precisamente as de l conseguimos
aquello que no explica las razones.

ANHELO
Do est la voz etrea de mi amada?
Dnde aquella expresin suya querida
que esparca en su entorno tanta vida,
su figura por m en vano buscada?
Tal vez ella existi, tal vez fue un hada
que inici con sus alas la partida,
y por eso la doy hoy por perdida,
mas la dar maana por hallada.
Volver, volver, aunque el rudo muro
de la distancia intente separarnos!
Volver, volver, pues es ms duro
el cabo con que el Amor dio en atarnos,
y, aunque Cronos es dueo del futuro,
no impide su capricho el ir a amarnos.
RECUERDO
Vuelvo la vista atrs, y tal que miro
aquel tu sonrer ante mis ojos,
aquel vestido azul, zapatos rojos,
conjunto encantador por que suspiro.
Todo lo eras por m, sin ti me inspiro
penas sin fin, mis versos son ms flojos:
mis lpices y plumas estn cojos
de la imaginacin ante el papiro.
Vuelve a m, por favor, por qu te has ido?
Parece que an te veo all, a tu puerta,
diciendo del zapato: lo he cosido.
Por qu dejaste en m tu imagen muerta?
Empecemos de nuevo lo que ha sido
que el pjaro en la vuelta siempre acierta.
SONETO
Hoy te quiero pedir, palomo amigo,
puro en la primavera de que naces,
que lleves tu cancin de amor, y abraces
a alguien lejos, muy lejos de tu abrigo.
Dile que en primavera el verde trigo
no puede ser an atado en haces,
y, por ver si ella entiende y hace paces,

si hasta el cielo me voy, vaya contigo.


Lleva el aire sereno este mi aviso,
o al vendaval con su soberbio aullido.
Sguela hasta su cielo si es preciso
o hasta su infierno, porque te lo pido.
Cuntale mi nostalgia, claro y liso,
dile cunto la quiero y la he querido.
SONETO
S lo por ti levantar mi aliento
hasta del sueo eterno de mi duda
por dar el s a tu amor; la piedra muda
ante el divino don es alimento.
Y de la oscura tumba al sentimiento
retornando, la lpida sacuda,
y que ms ruda sea si ella es ruda,
mi amada, nuestro fuerte ligamento.
Y, al fin de todo, recordar procura
que no est seca de mi amor la fuente,
que el fro cerebro impone traba dura
a lo que el dulce corazn disiente;
si has de decirlo, dilo con dulzura:
no digas que estoy muerto... estoy durmiente.
CARTA EN FORMA DE C UATRO SONETOS
A LA AMADA QUE UNA MA ANA D EJO
AL POETA Y NO VOLVIO MAS
I
Hoy la maana sabe a ti, y deseo
que renazca mi voz. Seco el aliento,
no me resta otra opcin, por el momento,
que escribir lo que siento y lo que veo.
De nuevo tu postrera carta leo,
y ante ella sospecho es lo que sientoque son plumas llevadas por el viento
el verbo con que me hizo tu amor reo.
Y as mi soledad, que es ya segura,
lgrimas llueve en su dedicatoria.
Mas queda la ilusin, pobre ventura,

que, por volver a repetir la historia,


contigo una vez ms, mi dicha pura,
bajara al suelo de la misma Gloria.
II
Desde que t te ha sido, solitario
vago por los caminos del despecho.
Ya slo tengo la ilusin por lecho
de verte en algo ms que un relicario.
Cun se burl de m, cun, cruel sicario
que fue el querer que se clav en mi pecho!
Sicario, s, sicario, que al acecho,
con la aurora, esperando un emisario
de tu amor, sorprendiome por ausente!
Sin ti arrostrar la vida es violencia.
Sin ti mi vida entera se resiente.
El arco iris, mi bien, tu cruel ausencia
ha convertido en blanco y negro puente
que recuerda constante tu presencia.
III
La lejana es triste vida en muerte
que ha coronado nuestro amor de espinas,
y el comn paso precedi de minas
la ausencia de noticias de tu suerte.
Llamndote mi ser lgrimas vierte,
y separo constante mis cortinas,
o, inconsciente te espero en las esquinas
vanamente aguardando por fin verte.
Todas las cartas por ausencia son,
pero sta es algo ms: lgrima vana
que desgrana la lira en su cancin.
Sin ti me ha sorprendido la maana,
sin ti es amargo el canto de pasin
que entona el agua fresca en la fontana.
IV
Fuera de ti cay sobre mi alma
el negro manto de la incierta noche.
Aguardo ahora que me lleve el coche
que la Parca conduce hasta la calma.

La Muerte, maga nica que ensalma


todo mal con idntico derroche,
poniendo a cada vida oscuro broche,
vendr a abrasarme o me dar la palma.
Mas, ya sin importarme el oneroso
trance que al otro mundo me ha llevado,
en el postrer instante doloroso,
Adis te digo- adis, O, enamorado,
hasta luego dir, casi dichoso
de que en ti amor la vida me haya dado?
DA CAPO
Arpista misterioso, que las cuerdas
tensas del mundo en singular taido:
repite tu cancin, que su sonido
oiga, y al letra que con l concuerdas.
Arpista de la vida, si te acuerdas
de aquel canto de amor desconocido,
vuelve a cantarlo aqu, junto a mi odo,
porque la voz de tu cancin no pierdas.
Haz que la voz en tu cantar regrese,
porque hacia atrs retorne con mi vida
ahora que s ms sin que me pese,
y que recobre la ocasin perdida.
Haz que, por fin, sus dulces labios bese,
que ya s como hacerla mi querida.
DAMA
Esta dama sin cara ni camisa,
alta de cuello, suave de cintura,
tiene todo el temblor de la hermosura
que el tiempo oculta y el amor desliza.
Esta dama que viene de la brisa
y el rango lleva de su propia altura,
tiene ese no s qu de la ternura
de una dama sin fin, bella y precisa.
Aunque esta dama nunca duerme en cama
parece dama sin que sea dama
y domina desnuda el mundo entero.

Esta dama perdona y no perdona.


Y para eso luce una corona
esta dama que reina en el tablero.
AS ENS IO MAS , RAMON
Crevillente (Alicante) 1.878 Madrid 1.917
Poeta, Autor de Zarzuelas y Periodista.
DES ENCANTO
No puedo ms! Cuando mi carne abrasa,
tu carne toco como el mrmol fro
y al estrujar tu boca con la ma
experimentas sensacin escasa.
En m, el amor es el turbin que arrasa,
la fiebre intensa, la pasin brava;
en ti un capricho ms, que jurara
que no deja seal por donde pasa.
Yo sufro al poseerte, porque veo
que te entregas sin goce ni deseo
como a caricias dbiles o extraas...
Y mi orgullo de macho siento herido
viendo que, a mi pesar, no he conseguido
despertar el amor en tus entraas!

AS IAIN, AURELIO
Mxico. 1.960
Poeta.
EL VIENTO
El viento ligersimo, ese viento
que es viento apenas por coquetera,
mueve una hoja y dice no quera,
cambia sus letras y dice lo siento,
como si no supiera que as miento
lo que unas lneas antes te deca:
que es viento apenas por coquetera
el viento aleve del desasimiento.
Su paso ligersimo, ese paso
que siempre recomienda en otra parte
el aire del principio, viene al caso
feliz, sin que lo llame, y sin ms arte
lo junta todo porque venga al paso,
lo ordena todo para enamorarte.
AS TURIAS , MIGUEL ANGEL
Ciudad de Guatemala 1.899-1.974
Derecho, Autor, Diplomtico, y Premio Nobel
OTRAS CIUDADES , PERO NO CON VIENTO
Otras ciudades, pero no con viento
en los palacios para hacerse al mar.
Anclada apenas en la tierra, siento
que esta ciudad est para zarpar.
Otras ciudades, pero no con tiento
de espejos y neblinas y radar
de murcilagos que oyen movimiento
de puentes en que todo es navegar.
Otras ciudades, pero no con alas
de piedra blanca y mrmoles en vuelo,
imagen de ciudad entre agua y cielo...
Otras ciudades sin la peripecia
de este ir soando un viaje sin escalas...

Otras ciudades, pero no Venecia!


SONETO A MARIA
No altere tu candor de ala y aroma
el dulce malestar de mis latidos,
eres, Mara, nido de paloma,
principio de mi vida en tus latidos.
Tu presencia es el pan de mi desvelo;
or tu nombre, levadura santa,
or tu nombre, que lo dice el cielo,
porque dice Mara cuando canta.
Me presentan los prados a las flores,
las frutas se deshacen en mi boca,
amo como el mejor de los amores.
Y, sin embargo, para m, Mara,
ere constelacin que no se toca
y adelantado mar de mi agona.
INVIERNO
En rodillas de viento galgo y huella
fui tras de ti, mujer en mi presencia
transportada por gil luz de estrella
de sentido en sentido hasta la ausencia.
Atravesaste, amor, los egosmos
que en slice de lgrimas desvelo
yuxtaponiendo abismo sobre abismos
en mi insoluble soledad de hielo.
La gran araa de la lluvia teje
con agua y viento telaraas mviles,
qu maana sern cuando despeje?
Superficies de vidrio sin quebranto,
como sern mis ojos cuando inmviles
hayan llorado ya todo su llanto.
LA LUZ CORRE DES NUDA POR EL RIO
La luz corre desnuda por el ro
huyendo sin cesar en lo movible
de la profundidad, del hondo fro
en que empieza la sombra y lo invisible.
La conoci al nacer, era roco,

no este vano correr tras lo imposible,


imagen del humano desafo
a la divinidad. Sueo apacible
que endulza los saleros de los ojos,
mesa frugal y paz es lo que anhela
navegante, soldado y rey de antojos;
pero ay! del ay! del alma, no se alcanza
a volver con los remos y la vela
al puerto en que dejamos la esperanza.
NIETO Y C UENTO
Lejos de la saliva de tu acento,
sin el extrao azul de tu congoja,
yo soy el nio que te cuenta un cuento
que empieza en mar y que termina en hoja.
La voz juega a jugar, pero es lamento
de una pena tan honda que deshoja
el relato del nio, en el momento
en que la abuela su pauelo moja.
Un telar de trapecios, sinfona
de rosales que miran hacia fuera
con los ojos cegados por la aurora,
y el nio sigue el cuento, todava
oloroso a cantar de enredadera,
mientras la abuela sin moverse llora.
EL AMOR
Ah, suave afn, cabal e intil pena,
clima de una piel tibia como un trino,
en secreto misterio la cadena
forjando est con slo ser divino.
Astral tonicidad de sus recreos
preciosa soledad de sus combates,
en linterna de alarma sus deseos
quemando est de campos a penates.
Eternidad de ptalo de rosa,
silencio azul de lamo que aroma,
manjar de sombra con calor de esposa,
fruto prohibido que en el polen yerra,
tejiendo est con alas de paloma

el vestido de novia de la tierra.


ULIS ES
ntimo amigo del ensueo, Ulises,
volva a su destino de neblina,
un como regresar de otros pases
a su pas. Por ser de sal marina.
Su corazn surc la mar meique
y el gran mar del olvido por afn,
calafateando amores en el dique
de la sed que traa. Sed, imn.
Aguja de marear entre quimeras
y Sirenas, la ruta presentida
por la carne y el alma ya extranjeras.
Su esposa lo esperaba y son felices
en la leyenda, pero no en la vida,
porque volvi sin regresar Ulises.
SONETO
Aoso ya y tonto de capirote,
aburrido de tan largo jolgorio,
una tarde pens Don Juan Tenorio
divertirse en hacer de Don Quijote.
Despus de siesta se rasc el cogote,
se ajust ms ceido el suspensorio,
mand a Ciutti copiar el relatorio
y puso al manso Rocinante al trote.
Mas al sentir la no ligera carga
el pobre bruto, enjuto de sudores,
tropez luego, se tendi a la larga,
renunci a la victoria y sus honores
y tuvo all Don Juan, mozo de adarga,
que aligerarse haciendo aguas mayores.
SONETO
Oropndola en pndulo de oro,
va, viene, viene, viene, va y viene,
imagen de la vida que aminoro
acreciendo el instante que me tiene,
y si el dolor que largo, lo deploro,

si de gozo se fue, quien lo detiene,


y de gozo o dolor, de ambos aoro
pues sin ellos la vida no contiene
el nima que habita los engaos
de llorar y el rer, nicos dones
de la criatura en el combate incierto
de un existir que al cabo de los aos
sin consuelo ninguno ni perdones
har de m, el consabido muerto.
ATAID E Y S OTOMAYOR, FANCIS CO
Espaa. S iglo XVII
Poeta. Caballero del Hbito de S antiago.
A DON JUAN DE VERA TASS IS Y VILLARRO EL
Qu bien de nuestro Cisne idolatrado
robas al aire la esparcida suma
y qu dulce el acento de su pluma
permanece en la voz de tu cuidado!
Con su rayo del S ol arrebatado,
Prometeo excedido se presuma,
pues a Borcas le arrancas, vuelto espuma,
tato infuso esplendor, nuca inspirado.
Y aun resta el desafirme tu victoria,
que en la sondas de mi desasosiego,
o se inunda, o se abrasa lo que miro.
Pero no, que se inflama la memoria,
y al Volumen que en lgrimas anego,
sacar cada letra de un suspiro.
ATENCIA, MARIA VICTORIA
Mlaga. 1.931
Esposa de Rafael Len y mantenedora de la
coleccin "Cuadernos de Poesa"
S AZON
Ya est todo en sazn. Me siento hecha,
me conozco mujer y clavo al suelo
profunda la raz, y tiendo en vuelo

la rama cierta, en ti, de su cosecha.


Cmo crece la rama y qu derecha!
Todo es hoy en mi tronco un slo anhelo
de vivir y vivir: tender al cielo,
erguida en vertical, como la flecha
que se lanza a la nube. Tan erguida
que tu voz se ha aprendido la destreza
de abrirla sonriente y florecida.
Me remueve tu voz. Por ella siento
que la rama combada se endereza
el fruto de mi voz se crece al viento.
VER AL PO ETA EN TRES A CORO
EN EL AS OMBRO
Algrate conmigo, primavera,
y vamos a alumbrar de frente al mundo.
Desde antiguo la tierra te conoce
sin que el hombre comprenda tu presencia.
Despirtate con migo, primavera,
y anclemos en el puerto de la vida.
Prontamente juntemos a los hombres
fieramente borremos sus fronteras.
Aprate conmigo, primavera,
antes que el orbe todo se desangre
y todo sea cruel desolacin.
Afncate conmigo, primavera,
en las rosas pestaas de la aurora
y dmosle un viaje a tanta sombra.
II
Y digmosle al hombre que te quiera,
que te acoja en las siembras de sus predios
antes que fieras guerras lo acorralen
y se queme la gruta de sus sueos.
Digmosle a la tierra que te siga
en la lumbre perenne de su afn,
que cese la discordia entre su gente,
que la antigua paz vuelva a sus aldeas.
Digmosle al arado que abra surcos,
que no ceje en la lucha por la vida,

que falta por desgracia mucho pan.


Y digmosle al canto de los hombres
que no deje por nada de contar
con el pulso furente de la aurora.
III
Seguramente entonces nacer
el rbol majestuosos de la paz
y asistiremos todos a la cena
sin que ninguno a la intemperie quede.
Comunitariamente brindaremos
en la huerta frondosa del trabajo
bajo la sombra de un inmenso sueo,
muy lejos de la sombra del patrn.
Por eso yo te invoco, primavera,
en esta hora tristsima del hombre
y te suplico por su suerte en pie.
Por eso te saludo, primavera,
te anticipo el abrazo de los hombres
desde estas barricadas de la guerra.
IV
Una leve sospecha nos consume:
al borde de esta nueva primavera
van los hombres derecho hacia la guerra,
dispuestos a acabar con la alborada.
Amigos y enemigos se confunden
con los mismos presagios de la muerte;
no bastan los sollozos de las flores
para calmar la furia de los vientos.
Definitivamente se pelea.
La sangre de los hombres se derrama.
Cada vez son ms altas las hogueras.
La pavura del hombre se agiganta.
Al verse codo a codo en la trinchera
ni dueo de su sombra ya se siente.
V
Hablamos de la muerte, compaero,
la misma que nos tiene sin cuidado,

la que ha perdido el precio entre nosotros,


la muerte, la infalible compaera.
Pensamos en los campos de batalla,
en ellos se nos funde la esperanza.
Pensamos en mejores madrugadas
para el pan amasado con la aurora.
Pisoteada est la primavera.
S on pocas las maanas que nos quedan.
No est quedando tiempo para el sueo.
Cuidemos entre tanto a nuestros hijos
mientras trenzan sus sueos lentamente.
Sigamos con la vida que nos resta.
VI
Es tiempo de velar por la esperanza,
por los nuevos caminos de la aurora.
Es tiempo de acercarnos a la madre
a pedirle el aliento de la vida.
Es tiempo de mirar a las estrellas,
de andar con el hermano que nos queda
a la huerta perdida entre la aldea
para ver que semillas recoger.
Es tiempo de arrumbar los macundales,
de encontrarse de nuevo con la vida
para invocar la aurora del vidente.
Es tiempo del mejor amanecer,
de esperar, bien armados de paciencia,
acampar en esplndidas ciudades.
VII
No estoy seguro de lo que es la muerte,
slo presiento a veces su figura
llena de una largusima tristeza
por tantos pasos para dar con uno.
Ella revolotea en mi conciencia
como monstruo perdido de la noche
y solamente encuentra entre mis pasos
los pasos de otra sombra que agoniza.
Bajo un telar de sombras va mi vida
al comps de los salmos de la noche,

muy cerca de los sueos de los hombres.


Bajo una sola sombra va mi sueo
a espaldas de la lumbre de la vida
y cerca de la sombra de la muerte.
VIII
Mis huesos compungidos se espeluznan
en esta noche triste, pasajera;
se encrespan, se encabritan, se abochornan,
a pocos pasos de la muerte atroz.
Dejemos que se sienta la tristeza
a contemplar los pasos del destino.
Las estrellas despiertan a los hombres
cuando en la noche sus pupilas duerme.
Desde la infancia te conozco, muerte,
tratando de cargar con mi osamenta,
muy cerca de la espuma de mis sueos.
Ahora que te siento tan vecina
se tropiezan mis huesos con tu frente
para ocultar tu sombra con mi vida.
IX
Detente loca muerte, vil, artera.
Detente all en la acera por ahora.
Detn, t, muerte, la llamada ahora
que voy camino de la vida entera.
Detn, t, muerte, la brutal carrera
con que cargas a todos en la hora
en que la vida estalla y nos aflora
la crepitante fuga de la espera.
Detente, muerte, por favor, detente.
Te lo suplico al filo de la muerte.
No te vengas as tan de repente.
Estoy muy lejos de ganar la suerte.
Me falta tiempo, tiempo simplemente
para ponerles trampas a la muerte.
X
No hay pozo ms profundo que la noche
ni hay grito ms terrible que el de guerra;

no hay llanto como el llanto de la lluvia


ni furor ms rebelde que el del hambre.
A la noche las sombras la acompaan
mientras el sueo al hombre lo persigue.
La lluvia casi siempre viaja a solas;
eternamente acompaada, el hambre.
Con lluvia y hambre a cuestas viaje el hombre,
el mismo que se vuelve a las estrellas
cuando pierde en s mismo la esperanza.
Mas si la sombra de la fe se pierde
al hombre se le acaba todo sueo.
Nada hay ms triste que vivir a medias!
XI
Estas piedras conocen mi destino,
mi origen, mi maana, mi jornada:
supieron de mi infancia desplegada
a la orilla de un ro en el camino.
Esta piedras, amigo peregrino,
te hablarn de esa larga llamarada
con que el hombre encendiera su morada,
acorralado a gritos por su sino.
Estas piedras presagian foscas huellas,
presagian el incendio de los mares
y el incendio tambin de las estrellas.
Sern muy pronto huspedes solares
cuando bajo del sol se queden ellas
como ofrenda en desrticos altares.
LA MANO
S alve, mano, alfarera de mis versos,
por quien recobran mis sonetos vida
en el cuarto anular de la partida
y el sexto lugar de sus reversos.
S alve, meique, y sus acentos tersos
y t esdrjulo ndice en salida,
donde cabalga siempre en embestida
la furia de mis ritmos circunversos.
Mis dedos, mis cordiales camaradas,
silenciosos orfebres de mis rimas,

se saben de memoria mi universo.


Tal vez cuando se escuchen las palmadas
con que llame la muerte all en sus simas
est mi mano componiendo un verso.
ATTIC US (S EUDONIMO)
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Una flor es mi musa y mi desvelo;
clida miel de prpura bordada.
Despide tras de m mi dulce hada
el cliz de mi paz y mi consuelo.
Revela mi emocin mi dulce anhelo
de cantos y caricias de mi amada.
Un tierno amor desprende su mirada,
su resplandor de luz me eleva al cielo.
Clidos recovecos coloreados,
laberintos que manejan mi destino;
indmitos rincones de fortuna.
En tu cuerpo he hallado mi camino.
Nocturnos parasos que la luna
mantiene para siempre iluminados.
AUB, MAX
Pars. 1.903 1.972
Escritor espaol. De padre alemn y madre francesa
se instala en Espaa en 1.914. Exilado a Francia en 1.939.
Desde 1.942 vive en Mxico. Autor teatral y Poeta.
NADA TENGO DE TI...
Nada tengo de ti que llevar pueda,
ni una flor, ni una herida, ni un retrato,
todo se fue sumido a tu mandato;
ni del cielo el color quedando queda.
S lo el aire, que labios, en moneda
nuestra acuaron firmes en su trato,
no borrara tu empeo tan sensato,

que ya de aires el viento carro y rueda


corre loco por nubes sus espejos,
dando profundidad a superficies,
seguro azar, trayendo aqu lo lejos,
uniendo primaveras en segundos.
Oh brisa, vuelve a m, suave me inicies
otra vez en sus labios, muertos mundos!
AUGIER, ANGEL
Cuba. 1.910
GAGARIN
La tierra se hace breve en tu mirada,
oh bravo comandante de la altura!
mientras rasgas la alegre vestidura
del infinito con tu nave alada.
La tierra azul, la inmensidad oscura,
y el ilimite espacio de la nada
atraviesa como una llamarada
el astro de metlica estructura.
Al descender, la fulgurante huella
all dejaste de la roja estrella
que luz de paz sobre el futuro vierte.
Y te recibe la terrestre vida
envuelto en esa luz amanecida,
vencedora del odio y de la muerte.
TRIPTICO DE S ALUTACION
I
A LENINGRADO
Aqu, ciudad de Lenin. Leningrado,
brota para tus hombres verticales
nuestro saludo de caaverales,
clido soplo sobre el Neva helado.
Porque forjaron con tus materiales
los crisoles de Octubre a tu soldado,
contra tu recio pecho atormentado
quibranse el hierro, el fuego, los metales.

Para tus rojas lunas marineras


como pjaros sueltan su recado
nuestras voces de azcar prisioneras,
y atraviesa tu espritu blindado
con su rumor de trpico y palmeras:
S alud, ciudad de Lenin, Leningrado!
II
A S EBAS TOPOL
Sebastopol te llamas y amapolas,
siento correr tus gritos por mis venas,
y tu clamor de lilas y azucenas
y el golpe de solado de tus olas.
Tu llanto siento arder, y como apenas
sacan tu voz tus hondas caracolas.
Miro tus calles apagadas, solas;
encendidas de sangre tus arenas.
Pero en el filo vencedor del viento
desde el Cacaso al Artico extendido
tambin tu pulso poderoso siento,
y el ritmo salvador de su latido
y el desatado fuego de tu aliento
en todo el universo estremecido.
CALIDA, EXACTA, MUS ICAL PALMERA
Clida, exacta, musical palmera,
en su pura razn de mar y viento
la isla solar se cie a tu cadera
desde la historia de tu nacimiento.
Circula en el espacio a tu manera
la sofocada estrella de su aliento,
el trpico y su ardiente cabellera
con toda su pasin de mar y viento.
De cristal en el aire tu figura
desata transparente su escultura,
contorno y forma ya del movimiento.
As, precipitada flor sonora,
hmeda de salitre y de la aurora
en tu jardn solar de mar y viento.

SONETOS DES DE LA N ADA


I
El cero descontento de su nada
y la nada del fro bajo cero,
y de su filo intil el acero,
y de su acero cmplice la espada.
Y la sangre sin voz ni derrotero
como turbia saliva congelada,
y cada coma y cada acento y cada
palabra tropezando con el pero.
Y la distancia que se quema en torno,
lnguido fuego que en su propio horno
apgase en silencio humedecido.
Y una esperanza con sabor a nunca
que en la luz de un relmpago se trunca,
brillo fugaz del ltimo latido.
II
Brillo fugaz del ltimo latido
que se desliza lento por la arena
para romper su cntico de pena
en la lengua de un pjaro dormido.
S ombra que avanza con su pie sin ruido
para ceir los pliegues de la antena
donde profundo y vlido resuena
un misterioso sueo sumergido.
Fecha que sigue ciega hacia su da,
flecha sin rumbo, mquina sin gua,
definitiva rosa clausurada.
Y el minuto cruzando sin aliento
el oleaje plido del viento:
humo, destello, espuma de la nada.
EL ROS TRO EN EL ES PEJO
Me encuentro con mi rostro en el espejo,
ese otro yo que nunca soy yo mismo,
imagen que parece, en su mutismo,
no resignarse a ser fugaz reflejo.
De pronto siento que un inmenso abismo

existe entre mi yo y el rostro aejo


que extraado me observa. Si me alejo
es de la falsa copia de s mismo.
Lejos del falos yo, quedo confuso.
No ser que esta brusca despedida
es de m mismo, no de un rostro intruso,
y que es de miedo la cobarde huida
para ignorar la imagen, pobre iluso,
del yo mismo a esta altura de mi vida?
AUGUS TO, MANUEL
Espaa. S iglo XX
Poeta hallado en Internet
A JOS E ANTONIO
Este que veis en piedra recogido,
precoz halago de una tierra fra,
prolong por banderas de alegra
la recia forma que gan al olvido.
Su amorosa seal cifr el sentido
que ordena la dispersa valenta,
y l ocup la muerte que vena
sobre su patria con el sueo herido.
No le niega la noche, que aventura
ms alta luz al reino de su altura,
sta, inflamada voz que la convierte.
Y, rendida en el aire la frontera,
triunfe, Seor, del llanto, su bandera,
que nos da la distancia de la muerte.
AUMENTE, JULIO
Espaa. S iglo XX
SONETO A CORDOBA
Amarillo el limn, la palma ardiente
la granada de sangre, la dorada
naranja en el vergel, la perfumada
higuera tras su aroma del Oriente.
En las romanas piedras de tu puente

un arcngel destella luz alada.


Oh silenciosa Crdoba callada,
dormida en el rumor de la corriente.
Esmeraldas de fuego en tus jardines
bajo el sol que calcina en el esto,
esbeltas torres a la brisa elevas.
Un fondo de guitarras y violines
tu sierra cantan, tu glorioso ro,
lauros de plata que en tu frente llevas.
AULED E Y MIRAFLORES , REFINGIO DE
Espaa. S iglo XX
Poeta hallado en Internet
SONETO DE APERTURA D E LA JUS TA
Mtico, heroico o de ocasin fue el tema,
cuando no amoroso o del ingenio,
del soneto de antao de los genios
que hicieron de la forma teorema.
Hoy el libre albedro anatema
impreca para tan sutil proscenio
donde actuara la mujer del Sueo
sutiles argumentos, finos lemas.
Ah, dnde don Francisco o su enemigo
Luis, dnde, dganme, suenan sus versos,
dnde los de Daro y sus amigos.
Metro y rima a la lengua, no escuerzos,
pido, Cofrades, y que empiece adusta
entre nosotros la de Oro justa.
ICARO
Queman la cera al calor del fuego,
de Ddalo artificio soberano,
quien dos veces tallar intento en vano
en el templo del dios tamao Ego,
y para el vuelo blancas alas luego
adhieren a sus brazos y el arcano
dejan fatal del laberinto insano
donde el monstruo azotara con su juego.

No el mar surcando libre de pasiones


la altura media violes delirante
el padre a su hijo aconsejara.
Mas quin la inmensidad en sus facciones
sintiendo acatara el escordio? Antes
bien animoso a joven imitara.
AUS TRIA, CARLOS DE
Valladolid. 1.545 - Madrid. 1.568
Hijo de Felipe II y Mara de Portugal
Oh!, rompa ya el silencio el dolor mo,
y salga de este pecho desatado;
que sufrir los rigores de callado
no cabe en lo que siento, aunque porfo.
De obedecerte, Anarda, desconfo,
ni quieres que sea tuyo mi cuidado,
ni nada que me pueda haber matado,
ni dejas que yo tenga mi albedro.
Mas ya tanto la pena me maltrata,
que vence al sufrimiento; ya no espero
vivir alegre; el llanto se desata,
y otra vez de la vida desespero;
pues si me quejo, tu rigor me mata,
y si callo mi mal, dos veces muero.
AUS TRIA, GUILLERMO
Venezuela. Siglo XX
Poeta.
EL ROS AL
Buenas tardes, rosal, cmo te ha ido?
Ests muy bien, muy lleno de frescura;
yo sigo mal, aunque algo ms sufrido...
Ya tiene tanto tiempo mi amargura!
Yo pensaba venir esta maana,
pero no pude, me qued pensando
en ella, mi cordial S amaritana,
y el tiempo se me fue sin saber cundo!

Y ahora vengo, rosal, porque quisiera


or, en el silencio que te viste
de fragante frescor de primavera,
aquella voz de musicales preces,
la que ha dulcificado tantas veces
esta vieja costumbre de estar triste.
AVALOS Y FIGUEROA, D IEGO DE
Per. S iglo XVI
Poeta hallado en Internet.
SONETO
Componga Amor a Delio una corona
don sus afectos por laurel dedique,
y en su adorno la Ciencia comunique
en lugar de Amaranto y su Helicona.
La verdad (pues verdad su acento entona)
su fuerza en vez de roble, sacrifique
y un sabio persuadir Genio le aplique,
y Belleza sus triunfos que pregona.
Celos su origen, Msica su nombre,
suerte el Amante, y la Virtud su alteza,
la Dama perfeccin: pues por su fama
harn eterno al mundo su renombre
Amor, Ciencia, Verdad, Genio, Belleza,
Celos, Msica, Amante, Virtud, Dama.
AVELLAN EDA, FRANCIS CO DE
Espaa S iglo XVII
SONETO
Vino Benito en cierne de marido
a vistas de la bella Teresona,
l le parece a ella ruin persona
y por ahora poco para erguido.
Trajo de paje todo lo buido,
con algunas mudanzas de chacona,
y para su hermosura quintaona
menos lindo le quiere, y ms fornido.

Vulvase a envanecer, dijo la Junta,


que hasta ahora no es mozo de esperanza,
y en este ministerio an no despunta.
Aprenda por lo bajo alguna danza,
que segn de la estirpe se barrunta,
an no ser con ello buena lanza.
AVILA, JOS EPH ANTONIO
Espaa. S iglo XVII
Poeta.
A LA MUERTE D EL DOCTOR
JUAN PREZ D E MONTALBN
Este que en lustros breves se prefiere
tanto a lo que el estudio le apercibe,
muerto, en las glorias de su acierto vive,
vivo, en las luces de su Ingenio muere.
Pimpollo a quien si airado el Noto hiere
en hojas tantas su verdor escribe,
almendro, que aunque el Marco le cultive
no hay flor que airado deshojar no espere.
Mas aunque de la Envidia el pecho ardiente
brote el veneno vil entre congojas
para apagar la sed de sus ardores;
vivir a su pesar eternamente
como Pimpollo el fruto de sus hojas,
y como Almendro el mbar de sus flores.
AVILA CABEZAS , MIGUEL
Espaa. Granada. 1.952
Poeta hallado en Internet.
A TAL PALO TAL JILLAR
Qu es lo que asoma en pos de ti, guerrera,
que un terremoto fiero se estremece
por la tierra asolada y me pareces
noche en bostezo, montaraz montera?
Postrado soy ante la turbia higuera
como un confuso Judas y confeso.

tame a ella. No dejes en suspenso


esta espada de muerte placentera.
Hable Cirano, hunda all su ceo
en el profundo foso tan profundo
y se confundan orines en coyunda.
Que se desborde el agua que te inunda
para sembrar de gloria todo el mundo,
para morir de sed en tal empeo.
PRIMERA LETANIA
Quieto pnsil de flores siempre abiertas,
dame a beber el llanto de tus fuentes
y una ciega campnula en mi frente
despertar la mar de orillas yertas.
Ahora es tiempo de abrir la nica puerta
con mi lengua salaz e incontinente.
(Beso de amor no abona este demente
deambular por los aires de tu huerta).
En tu boca y la ma, sin cansancio,
arda la mar en ayes de cadenas
y el viento ponga nardos y amapolas.
Subir hasta la cumbre de las olas
Ssifo yo invencible en su condena
y t el abismo donde al fin me escancio.
SONETO FALAZ
No te amo. Te ahormo lentamente
poniendo entre tu casa y mi ausenciados aldabas batientes con urgencia
en la puerta de un cielo sin presente.
S on pasado y futuro, juntamente,
los dos tiempos que llevo a tu presencia.
Cierto soy y no un fui- en la indulgencia
de la mar desgarrada frente a frente.
Dnde est el norte, di, que me he perdido,
bajo una lluvia incierta y sin medida,
en el pozo ms hondo del olvido?
(Gime la muerte en muerte concebida
y la sangre es un cielo detenido
como el toro al final de la corrida).

AYALA, AGUS TIN


Mxico, 1.923
CRIS TO
Con locura de Dios te crucificas
en desnudez de lirio flagelado
y es esa rosa abierta en tu costado
el difcil amor con que me explicas.
Cinco llagas con sangre en que replicas
ternuras de clavel enamorado
y en tu ardoroso cuerpo devastado
la violada azucena glorificas.
Al heliotropo de azotadas venas
santifican tus venas destrozadas
por la muerte sin fin que te devora.
Y al cardo fiel de luces nazarenas,
en una cruz de sol crucificadas
el corazn le das con que enamoras.
AYALA, GONZALO DE
Espaa. S iglo XVII
Poeta y amigo de Lope de Vega
SONETO
mpetu superior, amor ardiente
de IGNAC IO solicitan el deseo
pendiente de Jess, dichoso empleo,
unido al bien que admira ya presente.
A los divinos rayos de su Oriente
humilde vuela para ms trofeo,
y en total suspensin dulce recreo,
luz sobrenatural el alma siente.
Siete das IGNACIO, el cuerpo en calma,
y el alma heroicamente entretenida,
de amores muere, por amores vive.
Despierta con Jess en cuerpo y alma,
porque en cuerpo y en alma nueva vida
IGNAC IO a un tiempo de Jess recibe

AYALA, ENRIQUE
La Carolina. Jan. Siglo XX
Escritor y Poeta.
LA DAMA EN LUTADA
Como flor caprichosa, su cabeza imperiosa
sobre la nvea almohada levemente yaca.
Y soaba... La endrina de sus rizos cubra
su columnario cuello que era de nieve y rosa.
Qu soaba la nbil en la hora silenciosa
de la noche romntica en que todo dorma?
Acaso vio su prncipe su vana fantasa,
o escuch de su bardo la trova melodiosa?
Entretanto, la luna, la plida hilandera,
en su rueca invisible teja una quimera.
De la sombra un murcilago cruz zigzagueando.
Pobre virgen! S oando con su bardo no advierte,
que entra en su lecho, alada, invisible, callando,
la plida enlutada, sin su segur... La Muerte.
AYALA MONTORO, MARIBEL
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallada en Internet,
JAEN
Hasta la sangre duele de tu olvido
intil erial de triste arena,
rabioso llanto oculto que no suena
sino al mugir de un pobre toro herido.
Te ocultas en tu hueco, como un ave,
y es tu pena el misterio con que cierras
la sombra verde de las altas tierras
que de Despeaperros son la llave.
El aire pasa por la oscura frente
de una hoja de plata, entre pianos
de olivos polvorientos solamente.
Que no te coja el tedio entre sus manos,
descubre, Andaluca, tu caliente

verdad, desde esplendores y lejanos.


AYGUALS DE IZCO, WENCES LAO
Espaa. 1.801 1.873
Poeta Hallado en Internet.
AL S EOR MAS (S oneto MAS nico)
MAS , por santo TOMS , no digas MS ,
que MS es mi intencin dar MS al mes
que menos, MAS oh MS ! tambin t ves
que el que hace MS disgusta a veces MS .
MAS si un Villergas te mand no MS
y quieres MS , irn, que el inters
no me ciega jaMS ; si quieres tres
irn tambin; MAS no me insultes MS .
Que MS quiero tu afecto voto a bros!
que el otros, MAS que vengan de Pars;
pues siendo MS , MS vale vive Dios.
MAS . siento que tu afecto est en un tris...
No hablemos MS ; de hoy MS oh MS ! los dos
no comeremos MS que en un ans.
AYLEN, HERNAN
Guernica. S an Vicente. Buenos Aires. Argentina. Siglo XX.
Poeta hallado en Internet.
MOLINO DEL PILAR
Muy quieto en tu lugar, est corriendo
mientras tu rueda gira, enorme rueca
que ovilla nubes y quieta la seca
textura de la tierra. Tu tremendo
correr estando quieto no termina
pues debajo del suelo nos navegas
las capas de la tierra, siempre ciegas
y timoneas sus mares de neblina
amarrado a tu puerto como un faro
sembrado en el sembrado de mi huerto.
Dinmico y esttico, aunque muerto,

ms vivo que lo vivo y eso es rarotu extrao anacronismo me sugiere


a un monstruo que trabaja, suea y muere.
AL MIS MO MOLINO

Ms alto que el ms alto de mis pinos


asomas tu flor recta, vanguardista,
a veces quieta, otras contorsionista,
del viento esclava y de sus hilos finos.
Toda tu fuerza viene de tu altura
seductora del aire y compaera,
transformada en hondura, si acelera
y sube y baja hasta el agua madura.
Girasol giraluz y giraviento,
trepado al campo como un gran viga,
sealas cada brisa y la haces ma
y de mis plantas, dndoles tu aliento
de una lluvia esperada que nos subes
desde las catacumbas de tus nubes.
PALMERA
No despegas del suelo durante aos
mientras se abre el paraguas de tus hojas.
La altura ya traer coronas rojas
para todos los aros, como escaos,
que usa tu tronco para alzarse al cielo.
Tambin tu fruto nutre de amarillo
a los ojos que suben tras el brillo
de la luz recortando tu alto vuelo.
No tiembla ni un instante tu madera
ni se dispersa en ramas hacia abajo.
Apuntas slo al cielo tu trabajo
protegiendo tu breve primavera.
Antigua como el pueblo, persevera
la trama de tu savia, tu bandera.
LA COS TA Y LA LAGUNA
S obre la suma del azul sonoro
el artificio de la luz alada
va derramando espuma enamorada

al margen infinito, arena y oro.


Lo verde gana altura de otro otoo
amarillo en el viento hasta la muerte.
Siempre es dbil corona de lo fuerte
lo que se fue en olvido y es retoo.
La tierra balancea su deseo
entre el agua y la luz sobre lo verde
y nadie crece ms de lo que pierde.
Agua lleva a la orilla, la misma agua
que era nube en el viento, yunque y fragua
de otra lluvia en su lento golpeteo.
MI PUEBLO COLONIAL
En la palabra patria se oye el eco
de caballos alzando polvaredas
por senderos que hoy trazan alamedas
custodias de vas muertas, oro seco,
cauces yertos sin derrames de trigo
hacia estelas d barcos que se alejan.
Tras dormidos celajes hoy se aejan
abortadas semillas, sin abrigo
contra el reseco soplo de otro fuego
no trado en caballos ni arcabuces
sino en sueos agnicos de luces
del que enarbola espadas y monedas
mandadas por espadas y monedas
de un rey lejano, absurdo, sordo y ciego.
AVES
Asciende en la confianza de sus alas
buscando inmensidades en el cielo
pero su hambre cancela tanto vuelo
y le hunde en sus entraas tantas balas
que se derrumba al barro, al agua, al lodo,
atrapado en la red de su deseo.
Cautivo de su torpe balanceo
sucias las alas, incapaz de todo,
mora en el polvo, prfugo del cielo,
y odia y envidia la ms leve altura
y siente su impotencia acrecentada

por el vislumbre, apenas, de algn vuelo.


Es el conocimiento lo celeste
donde ascendemos, cueste lo que cueste.
LLAMA
En la vela apagada est la llama
y en lmparas sin lumbre duerme el fuego
de la luz aguardando en su ojo ciego
a la precisa chispa que la inflama.
Como espejo arruinado por la escoria
que intenta y ya no puede mostrar luces,
padece quien se aferra a viejas cruces:
madera para ol vido no da gloria.
Y no sabe la vela por su esfuerzo
encenderse a s misma, iluminarse.
Es necesario un soplo de energa
acercando su fuego a esta agona
de resistir tan slo y opacarse
como espejo sin soles ni universo.
ARQUEO LOGIA DEL FUTURO
La puerta del pasado est cerrada.
Tanto arquelogo en vano ha transpirado
persiguiendo un trofeo imaginado:
el origen, el cero, la llamada
que no escuch la bestia y s el fantasma
destinado a triunfar sobre su mundo.
Ese instante del alma y su profundo
penetrar fecundando, an nos pasma
de misterio insoluble e infinito.
Si en esta noche eterna hubo un grito
y naca la idea y las palabras,
no est grabado en piedras ni en macabras
calaveras disueltas, hueso y mano,
sino en el sueo de un futuro humano.
S ED
Devorara nubes a mordiscos,
agua blanca, deseo sobre el mundo.
Arriba la frescura, aqu el profundo

pozo de polvo. Como san Franciscos


destrozamos sandalias y violines
buscando enamorarnos. Peregrinos
de nuestro altar de ptalos divinos,
marchamos seducidos por clarines
confundiendo el metal y la madera,
espadas escondidas en la cruz.
Devorara el agua de la luz
que ofrece el cielo fresco a nuestro antojo.
Abajo el mundo ofrece slo rojo
polvo infernal, castigo, sed, ceguera.
CLOROFILA
Mi alma de clorofila se alimenta
no de la tierra donde estoy atado
ni tampoco del agua. Un surco arado
soy para el tiempo que nunca escarmienta
y persiste en sembrarme en polvo y piedra
a pesar de la ausencia de otra nube
y del calor tremendo con que sube
agua del mar al cielo como hiedra.
Tan slo de la luz soy otro brote
como millones que arden en su vela,
lentsimo fugarse y consumirse
para una vez sin cuerpo descubrirse
el verdadero ser como una estela.
Detrs del barco, nuestro lento bote.
TIERRA DE C ANTAROS
El ala de los cntaros le suea
por la pendiente de su arcilla oscura
y le imagina rostros y hermosura
donde la tierra ondula y la hace duea
de unos ojos hondsimos de luna.
S obre la suma de su antologa
le brinda su sutil agronoma
a trigales y llantos de una cuna.
Toda su savia viene de la bruma,
su lluvia de los cielos, su celeste
es espritu puro que se ofrece

a dar ambiente a todo lo que crece


entre la fronda de su selva agreste,
rodeada de follaje y tanta espuma.
TRANQUERA
Lluvia fue desluciendo tu madera
y xido tus bisagras atascando.
Caste para siempre atravesando
el yuyero. Y no es lo que antes fuera
el alambrado abierto por tu herida.
Ya no contiene el paso del caballo
hacia la alfalfa yndose, ni al mayo
que amarillea el verde de tu vida,
tu diagonal manera de apoyarte
contra los postes rectos que te cuidan.
Ellos tambin se fueron en astilla,
se van doblando y no pueden llorarte
los dueos que no estn y que te olvidan.
Perdida y sola, quieta maravilla.
MOLINO DE PUEBLO
Atalaya de nubes y de vientos,
de rayos, domador, de sed, arriero,
viejo rbol de metal, tu compaero
chirrido de aspas, con derrames lentos,
ha vigilado siestas y tormentas,
derivando a los rumbos, obediente,
y succionado intermitentemente
agua ms agua y agua. No escarmientas
y an persiste tu frrea arquitectura
dominando la escena y la distancia,
por races hondas donde tu alma abrevas
germinando en la flor que nos elevas
por sobre el pueblo antiguo y tu fragancia
a hmeda tierra, mstil de hermosura.
VELETA
No es de ella su certeza, siempre exacta.
Va cautiva de una verdad de viento
y atenta al origen del momento,

en caso de algn cambio, se retracta.


No tiene orgullo de su yo de lata,
ni se empea en caprichos. Obedece
en silencioso gesto al aire puro,
y se empina en lo alto de algn muro
para mostrar el rumbo a las banderas.
Las semillas perciben su corriente
girasoles del aire, gira vientos,
y rama y tallo orientan a sus lentos
latidos donde un norte se presiente.
Viento, de Dios; nosotros las banderas.
HORNERO
El horno del hornero equilibrista
se sostiene afirmado sobre un palo
para la luz pensado, y menos malo
que lo vuelve su hogar minimalista.
Su pico es herramienta de dos fines,
a veces flauta para sus cantares
y otras veces cuchara en sus obrares
de arquitecto atareado en sus trajines.
Minucioso empleado de s mismo,
colecta hilachas, barro, paja y cuero
y los recicla en su horno carcelero
sirvindole de patio un gran abismo.
Su nido incuba alas en la altura,
no la del cielo, la de la hermosura.
ALJIBE
El pozo del aljibe junta cielo,
desmayada frescura acumulada,
tesoro de pureza iluminada
aguardando la sed que alce su vuelo.
Es espuma de nube, hielo y trueno
domado entre paredes, bajo rejas.
Glicinas y jazmines cubren viejas
roldanas y cadenas, y en su lleno
balde que se derrama exuberante
alimenta la huerta y la gigante
sequedad de los aos que lo agrietan

como un sepulcro, hasta que lo aquietan.


Lo va alejando el tiempo de la gloria.
La gloria! La gloria es la memoria.
LUNA Y NUBE
El agua de las nubes se ilumina
de luna iluminada. Cunta luna
llena de luna llena, luz de cuna,
seno de luz, mi luna femenina!
La transparencia de la nube vaga
hace de velo, oculta casi nada,
y enmarca tu silueta iluminada,
tu leche que mi ojo sediento traga.
Una madre en el cielo nos vigila
oculta entre lo oscuro del espacio,
y a veces tras de nubes pasajeras.
Su mensaje es la luz de las esferas,
medida de lo lejos y despacio.
Mi alma es al nube que sobre ella oscila.
CONTRARIOS
Yo busco en la distancia inapetente
el hambre de comerte cada beso.
Y busco en el pecado el hondo rezo,
y en lo que ignoro el signo de mi mente
refleje y multiplique como espejo.
El pozo ms oscuro me ilumina
y soy como el sendero que camina
hacia dos lados el mortal cangrejo.
Mi mano a veces trepa de una nube
y otras se hunde en el barro necesario.
Me purifica huir de lo contrario
viajando hacia lo cierto. Mi alma sube
no slo cuando vuela hacia la altura:
tambin vuela buscando sepultura.
PUEBLO DE S AUC ES
Todo un pueblo de sauces junto al ro
traidor de trigo y frutos torrentosos.
Su lgrima alimenta dolorosos

caudales de monedas y de fro.


Azul linaje de la indiferencia,
azul inmensidad de indiferencia,
azul pura traicin indiferencia.
La silenciosa, muda indiferencia.
La tala, el hacha, el fuego en mi madera
prefiero a este olvido interesado.
Mejor el golpe hundido en mi costado,
mejor mi lea ardiendo en la leera.
Abono de ceniza es ya mi fuerte
legado hacia los brotes, no mi muerte.
EL S UR
Mi cielo mira al sur. Mi sol alumbra
desde su arco tendido, flecha tensa
de la luz a la luz de lo que piensa
para espanto de sombra y de penumbra,
enredadera fra de la duda
ahogando en humedades la estructura
nacida para alzarse hacia la altura
y contemplar la luz, vida y muda.
Mi cielo ahonda el sur. Lo enmarca, liso,
celeste y nube para el gran motivo
de esta gran lejana donde vivo
arboledas y verdes, paraso
de arte mayor que el mundo de un museo.
Al sol y al sur, es todo mi deseo.
CAMINO DE TIERRA
Le abre una herida al campo y lo divide
para poder unirlo a otros paisajes.
Herido de herradura, suea viajes
para la rueda que otro giro pide.
Su polvo da a los vientos, y sus huellas
son surcos donde crece cada viaje,
germinando en el barro hasta que baje
la lluvia de su espera, y las estrellas
vuelvan, ms puras, a marcarle el rumbo,
lo ubiquen en el mapa del planeta
y le den a su luna noche negra.

Cualquier vaivn de carro me lo alegra


trayendo lejana tanta quieta
esperanza de luna, rueda y tumbo.
LA TORMENTA
De cigea hizo el viento que la trajo.
Plomiza gris, oscura, embarazada
desbordante de fra agua pesada
que se cae madura, sin trabajo.
De pronto se hizo noche en pleno da.
Apurados, los pjaros. Y arena
en remolinos barre calle y pena
mientras moja el asfalto su alegra
de estallidos y fuegos de artificio.
Temblores anunciando el gran momento,
desmoronarse y ser frescura libre
perfumando la tierra. Mi alma vibre
al ritmo de su marcha y de su aliento,
tierra con lluvia, santo beneficio.
EL MUERTO
Yo te hablo por mis poemas todava,
sin tumba, sin el tiempo, sin espacio.
La muerte mi materia, hunde, despacio
pero no mis palabras. Cada da
vers el sol de otra manera, el brillo,
la forma de las nubes, diferente.
Lo mismo mis palabras. En tu frente
resonarn distintas, de otro grillo.
Apenas la materia se disuelve,
pero o las palabras resistentes.
El mundo entero pierde sus sucesos
pero lo imaginado, sigue, vuelve,
habita las memorias y las mentes,
historia de David contra los huesos.
AYLLEN FLORES , ANGIE
Argentina. Siglo XX
Poeta hallada en Internet.

SONETO
Mi Virgen de Lujn, Reina del Cielo,
contemplas el humano desvaro
y lgrimas de luto en el vaco
derramas, con gran pena y desconsuelo.
Ves la patria sumida en llanto y duelo,
por ambicin de corazn baldo,
en hambre, en soledad, dolor sombro
de tus hijos, que habitan este suelo.
Madre de Amor, remanso de esperanza,
me postro ante tus plantas bendiciendo
tu santo nombre en canto de alabanza.
A ti, mi Reina y Madre, me encomiendo,
unida a mis hermanos. Mi confianza
es que en tu amor triunfemos renaciendo.
AYMARA, DIONIS IO
Tachira. Venezuela. 1.928 1.99
Poeta hallado en Internet.
CIUDAD D E S IEMPRE
Donde pose los ojos o la frente,
ciudad ma del aire temperado,
all te encuentro y yendo desolado
me vuelvo jubiloso de repente.
Hecha de tu materia transparente,
la niebla de la infancia ha regresado
y embellecido todo: el ro, el prado,
tus colinas que pasan verdemente.
Aparta de mi lado toda nube
y djame en tus piedras que te erigen
detener otra vez rumbo y miradas.
Pues quiero ver como desanda y sube
hacia el primer asombro, hacia el origen,
mi sombra por tus calles empinadas.
A NUES TRO S EOR DON QUIJOTE
DE LA MANCHA

Qu sbita llamada de aventura


te arm, seor, poeta y caballero?
Ya sin coraza fiel ni limpio acero
puedes cruzar la ilmite llanura.
Tal en la cruz la desolada altura
cie en la noche el pvido lucero,
puebla de claridades tu sendero
la encendida razn de la locura.
Apenas hoy, desnuda, en la memoria
yace tu sombra. Apenas la ilusoria
brisa del tiempo fustig tu ceo.
S lo tu brazo, ciego en el vaco,
vela en su alucinado podero
por la transida plenitud del sueo.
ORIGEN Y D ES TINO
Me reconozco en estas soledades
severas de los Andes. De su entraa
vienen mi spero ser, mi voz huraa,
curtida ya de sol y tempestades.
Ebrio de misteriosas claridades,
mi espritu bajo de la montaa
y fui pjaro y rbol y alimaa
y habitante de lgubres ciudades.
Por amar el espacio que no tengo
vivo fuera de m, desguarecido
y en mi airada palabra me sostengo.
Con mi destino estoy comprometido
y s que de rebeldes sitios vengo
de tierra soy. De pueblo. De alarido.
SONETOS A BOLIVAR
T, General, querido compaero,
que padeciste tanto desengao,
pide que cesen este ciego dao
y este dolor de pueblo, verdadero.
Que cesen este aire lastimero
y esta ceniza y este fuego hurao
y este vivir en medio del engao
y el miedo que recorre el mundo entero.

Pero si entre la sombra amenazante


en vano se ha esperado y el camino
se equivoca o lo cierran un instante.
Entonces. General, no pidas si no
ordena al pueblo que otra vez levante
tus banderas y cumpla su destino.
DES VALID A VERDAD
Los pobres, la marea desatada,
el gran dolor apenas entrevisto,
los inermes ejrcitos de Cristo
sobre el haz de la tierra desatada.
El aire que lastima la mirada
es duelo anticipadamente visto
y cuchillo de hielo siempre listo
para rasgar la carne desalada.
Llanto de los suburbios, desvalida
verdad, dura niez, oscura vida
debajo del vestido miserable.
Toda la ira y la amargura juntas
en una sola voz innumerable
cansada de oraciones y preguntas
AYMERICH, JUAN
Argentina. Siglo XX.
AL MIRAR ES TE CUAD RO
Al mirar este cuadro, este sutil paisaje,
mi alma medita y suea. Hayan poco de bruma
entre los negros rboles. El ambiente se ahuma
y el crepsculo emprende su taciturno viaje.
An brilla en el poniente polcromo celaje.
Hay un lago y un cisne que parece de espuma,
y all, en ltimo trmino, una barca se esfuma
como si acaso huyese del borrosos paraje.
Cierro los ojos. Miro en mi cmara interna
flotar el mismo cuadro, que un suave difumino
traza al travs de una niebla de lejana.
Y me sorprende entonces la afinidad fraterna
de imprecisos paisajes que a veces imagino

y los cuadros de ensueo que forja el alma ma.


CUANDO ABRI TU JOYERO
Cuando abr tu joyero me inund la fragancia
que exhalaba la fina seda de tus pauelos,
y otra vez a mi lado, para calmar mis duelos,
surgiste en la penumbra de mi desierta estancia.
Evoqu largamente nuestra florida infancia,
mis rimas encendidas de erticos anhelos,
tus ojos en que arda la fiebre de los celos
y de tu amado cuerpo, la plstica elegancia.
Fue nada ms que un sueo. La sombra traicionera
disip de mi lado la visin hechicera.
Quedaron mis miradas en tu joyero fijas.
Y slo un tenue rayo de la luna naciente
hiriendo la vidriera, vena dulcemente
a quebrarse en las gemas de tus ureas sortijas.
AYROLO CALAR, GABRIEL DE
Chile. Siglo XVII
Abogado de las Acadmicas de Mxico y S evilla.
Poeta hallado en Internet.
AL EXCMO. S EOR DUQUE D E MED INA S IDONIA
SONETO
Fidias gentil entallador famoso,
(a quien la antigedad con suma alteza
dio el primero lugar con sutileza
del arte de esculpir maravilloso)
Queriendo de un gigante poderoso
retratar el tamao, y la grandeza,
un solo dedo con sutil destreza
pint para mostrar su ser grandioso.
As gran Duque vuestra alteza, y fama
en cifra en un Pensil es retratado,
y en ella de sus prncipes la alteza,
para que diga (quien el Bueno os llama)
que hay mucho ms en vos depositado,
como en ellos tambin mayor grandeza.

SONETO
Levanta insigne Mxico la Pira,
en Tmulo, que admire, y por renombre
de Margarita el soberano nombre
pondrs al mundo, que sus pompas mira.
La vida de tu reina en muerte admira,
que llore un Rey, y un Reino no te asombre,
que el gran Filipo, como al fin es hombre,
por su ausencia, con l gime, y suspira.
Has muestras gran ciudad del sentimiento,
y en Antorchas de fuego al Cielo sacro
vctima ofrece de tu Indiano Polo.
Y en seal del debido acatamiento
hars al vivo Rey un simulacro
y a la difunta reina un mauseolo.
SONETO
Consiste buena muerte en buena vida,
a buena vida sigue buena muerte;
y no es muerte mortal, en vida muerte
cuando la muerte es causa de la vida.
La vida que con muerte es slo vida,
le da divina muerte, humana muerte;
y es muerte vida, y no se llama muerte,
muerte que acaba con eterna vida.
Aquesta vida causa justa muerte,
la muerte vela, y duerme nuestra vida,
que a vida tal despierta nuestra muerte.
Y pues muerte recuerda nuestra vida,
si Margarita tuvo vida en muerte,
que mucho que su muerte sea su vida.
SONETO
Influye el Cielo, sopla el mar el Austro,
y forman una bella Margarita.
Un mercader que verla solicita
procura deshacer su hermoso claustro.
Viendo que es digna que en eterno claustro
se ponga (porque en l el mismo habita)

con paga la pag tan infinita,


que deja inmortal fama en el mar austro.
Mira para gozar riqueza tanta,
como romper el claustro alabastrino,
que siente lastimarlo si lo quita.
Mas ve que es fuerza, y con valor que espanta,
rompiendo el ncar de su cuerpo austrino
llevle para s la Margarita.
SONETO
Grandeza, Resplandor, Peso, y Lisura
figura orbicular, si es rica, tiene
la Margarita, que con esto viene
a ser perfecta en todo su hermosura.
Tiene el cielo gran parte en su hechura,
que con naturaleza se conviene
mientras Febo los ncares previene
donde guarde la perla neta, y pura.
Tal nuestra margarita en su belleza
nos muestra la divina compostura,
pues tuvo (siendo a Dios la ms asceta)
resplandor en virtud, en ser grandeza,
peso en valor, en la verdad lisura,
figura orbicular en ser perfecta.
SONETO
A sangre, y fuego desde Adn primero
hizo Dios guerra al mundo por inmundo,
mas luego a sangre, y fuego Adn segundo
baj la paz al mundo hecho un cordero.
El fuego mostr puesto en un madero
pues le abras por redimir el mundo
la sangre en el misterio ms profundo,
que fue de su grandeza cifra, y cero.
As Ignacio queriendo ac en la tierra
llenar las almas de esta paz gloriosa
hizo con sangre, y fuego al mundo guerra.
El fuego fue su claridad grandiosa,
su penitencia sangre, y cuanto encierra,
su guerra a sangre, y fuego es paz dichosa.

SONETO
Mand Dios al famoso Patriarca
para el diluvio el arca fabricase,
porque en madero santo se salvase
sobre las aguas la triunfante barca.
De otro diluvio el celestial monarca,
que fue de culpa, porque no os tocase,
quiso Virgen sagrada os escapase
la Cruz divina de que os hizo el arca.
Despus mostrando paz el arco pluvio,
se hall en el monte Armenio la primera,
libre del mal, sereno el horizonte;
y esta que os saca de mayor diluvio,
porque la paz con vos al mundo diera
se hall encumbrada en el Calvario monte.
AL MIS MO PENS AMIENTO
Por vos Virgen la Cruz tanto se ha honrado,
que aunque defiende bien vuestra limpieza,
no s en cual de las dos hay ms grandeza,
en la que vos le dais, o ella os ha dado.
En ella Dios os libra del pecado,
quebrando a la serpiente la cabeza,
y en pago de este bien con suma alteza
le dais a Cristo vos; Dios encarnado.
No fuerais vos sin Cruz tan ensalzada,
la Cruz sin vos tampoco lo estuviera,
mas cada cual grandeza est pagada;
pues ambas cosas fue forzoso hubiera
Cruz en que vos quedaseis reparada,
y Virgen, que hombre, y Dios para esto diera.
AYUS O, CES AR AUGUS TO
Espaa. S iglo XX.
Poeta hallado en Internet.
EL AZUL
Teje y desteje el tejedor oculto

la tela del azul, el cielo intenso


donde, hilvn tras hilvn, el tiempo denso
declina desvado en campo inculto.
Las nubes son retazos, sombra, bulto
de nada que existi, perfil propenso
a hace el aire agua, cero inmenso
que todo lo contiene, sin indulto.
Qu espera el tejedor? A quin aguarda?
Nunca da su labor por concluida.
Penlope ser que urde su engao
un da detrs de otro. Tanto tarda
tejer y destejer, ay, nuestra vida,
cegarnos con su azul, sin otro dao.
AYUS O, LEOPOLDO
Espaa. S iglo XX
Poeta.
HORA D E AMOR
Ebrio de amor, entusiasmado, ansioso,
llegu a la verja del jardn florido;
mi pobre pecho en el querer sumido,
plcido estaba, en su anhelar, gozoso.
De entre el paisaje perfumado umbroso
surgi la imagen de mi bien perdido;
lleg hasta m; su corazn rendido
fuerte lata, de pasin, fogoso.
Hora feliz! De sus divinos ojos
sent la luz; y de sus labios rojos
el ro nctar absorb en mi acceso.
Mir su rostro tentador de nieve,
y en su bermeja boca, linda y breve,
pos un sonoro y delirante beso!
AZA, VITAL
Pola de Lena, (AS TURIAS ) 1.851 Madrid. 1.912
Mdico, poeta, escritor y en colaboracin de su
gran amigo Miguel Ramos Carrin letrista de
numerosas revistas, destacando su "El Rey Que

Rabi".
MANDATO
-Haga usted un buen soneto a una coristadice Francos, autor de "El Seorito",
y yo en estos renglones me permito
probar que su candor salta a la vista.
A una chica del coro amable y lista,
y que tenga adems un buen palmito,
yo le hara con gusto un papelito,
para halagar su presuncin de artista.
Le hara un buen regalo por hermosa,
o una caricia si ella la prefiere,
quieras que no le hara la forzosa;
le hara hasta el amor..., o lo que fuere;
le hara , en fin, quien sabe, cualquier cosa.
Pero un soneto?... Para qu lo quiere?
AZCOAGA, EN RIQUE
Madrid, 1.912
Tcnico industrial, carrera que no ejerce.
Amigo personal de Juan Ramn Jimnez que influy
en su obra . Cultiv el soneto con evidente fortuna.
SONETOS
I
Libero mi palabra de la nada
para nombrar la esencia de las cosas:
la muerte muda tornose en quejumbrosas
canciones de una vida condenada.
Libero con el nombre la callada
fragancia de lo mudo, cuyas rosas
salv de su silencio por gozosas
razones que madura la mirada.
No s si el canto encauza lo que vivo,
si el alma enciende al mundo o si la vida
presta su luz al muerto porque muero.
S slo que si canto no pervivo,
que el mundo en mi conciencia ve medida
su gloria, y que cantando me libero.

II
Mi voz vierte al amor la muerte ciega;
siembra mi vida muda en el cercano
misterio de las cosas, y en su arcano,
grana este fiel mensaje que me anega.
Mi voz se hunde en las cosas y despliega
calladamente en ellas su verano,
deseosa de lograr que el canto llano
tenga de cosa acento y son de entrega.
Con ansia de encontrar en sus clamores
la norma del clamor que la conduce
de mi a la flor, del hombre a su grandeza.
Con ansia de encontrar en sus rumores
la senda del rumor que reproduce,
el hierro de mi dicha y mi tristeza.
III
S lo canta quien siente cual campana
el mar de una congoja, la agona
perpetua de salvarse cada da,
lo humilde y el vigor de una maana.
S lo canta quien siente la inhumana
premura de la muerte en su armona,
quien es duelo en la espuma y alegra
de Dios en su congoja soberana.
Quien cifra, quien espera, quien apura
la gloria en Dios, el mirto en la constancia
naciente de la tierra fiel, serena.
Quien siente en todo un beso, una ternura
tan honda como el cielo, una fragancia
que a canto y sangre anuncia vida plena.
IV
Nadie escuche mi voz y triste acento
que no conlleve un mundo desolado;
nadie que no se sienta condenado
a este cantar herido porque aliento.
Nadie escuche mi voz, nadie el lamento
perpetuo de un destino encadenado;

nadie esta muerte viva si no es dado


a este gemido hermano que acreciento.
Quien triunfe sin morir, quien la alegra
no deba a un alma verde, conquistada
por el espanto fiel que me devora.
Nadie que no presienta su porfa
cimiento de la dicha arrebatada,
amor, a mi congoja creadora.
V
De un muerto puesto a prueba soy testigo.
La vida a muerte tengo condenada.
Por muerto, Dios es slo mi alborada.
Por vivo, en Dios me encuentro y me consigo.
Memoria de la muerte, no persigo
vivir en el olvido de mi nada,
ni estimo otra razn que la labrada
en la condena viva que bendigo.
Vivo para librarme la esperanza
por siempre de su sombra, de su espanto,
a vida o muerte en duelo confiado.
Labro bajo su asedio la alabanza
perpetuo de mi sangre o de mi canto,
deseoso de morir resucitado.
VI
Ni llanto ni laurel. Siempre agona!
Siempre pura congoja! El prado cierto
presiento en la medida que despierto
al malestar sin paz de mi porfa.
Mi vida siempre muerta, slo es ma,
slo es rama dotada, si concierto
con fe renacedora en mi desierto
costado solitario la alegra.
Mas no hay laurel ni llanto, fiesta o duelo.
Morir, morir vi viendo, que he nacido
para vivir la muerte y fracasarla.
Ah honesta pesadumbre! S lo anhelo
vivir, vivir muriendo y ser vencido
por esa flor que mata al conquistarla.

VII
Otra cancin en paz, corazn mo!
Otro latido en flor hecho pureza!
Otro litigio en marcha a la belleza,
maana del labrado seoro!
Otro temblor total del albedro!
-amor, tibieza, amor, amor, tibieza.Del mar sin solucin de la grandeza,
primera espuma, eterno podero.
Qu paz, ser cielo justo de mi alma!
Que rosa delirante y qu desvelo!
Qu palma suficiente y encendida!
Qu luz, qu voz, qu amor, cuando la calma
dorada y honda fin pone al revuelo
fecundo de la sangre removida!
VIII
Cuando consigues, mar, librar tu queja,
cuando en la playa viertes tu cuidado,
ms hondo es el informe que dictado
tu angustia incomparable en tierra deja.
Cuando el otoo sientes, parra vieja,
entregas tu desvelo en el granado
racimo con que informas del estado
fecundo de tu entraa. Verlo aleja
del falso sentimiento que asegura
cancin feraz la vida cuando crece
pendiente de su flor. Y dice pura
aquella cuya entraa se enriquece,
por ser informe leal, con su ventura,
y con la confianza que merece.
IX
Una palabra busca mi desvelo,
tan pura como el llanto amanecido,
tan joven como un ciervo perseguido,
tan honda, flor de flores, como el cielo.
Una graciosa salve cuyo vuelo
celebre, mayo ileso, tu rendido

sosiego, una palabra sin olvido


que nombre de rodillas tu consuelo.
Un pjaro encendido, una balada,
una cancin fragante, una armona
naciente cual tu brisa salvadora.
Tan pura como es limpia tu mirada!
Tan joven como nace tu alegra!
Tan honda como el alma creadora!
X
Alegre novia ma, cuando llegas,
se llena el corazn de mariposas,
de puras narraciones jubilosas,
del fondo de los ojos que me entregas.
Mirndote en el fondo de mis ciegas
canciones preferidas las rebosas,
llenando mi lamento con las rosas
recientes del amor que me revelas.
Qu tuya queda el alma cuando siente
crecer tu corazn! Qu ma la pura
cosecha de tu encanto recatado!
Qu luz cuando dispones tiernamente
las tierras sin labrar de la amargura!
Qu gozo estar completo y conquistado!
XI
El verde almendro en flor de tu mirada
en flor de gozo y luz cambia la muerta
balada de la dicha recubierta
por nuestra mejor sangre fracasada.
Ganndose en su paz desentraada,
contenta paz suprema, orilla cierta,
descubre el corazn su descubierta
fragancia por la pena marchitada.
Me das amor, las cifras encendidas
que cuentan con las rosas del camino
naciente de una ley toda ella aurora.
Me das mi corazn, y en tus crecidas
llamadas cotidianas, el destino
secreto de la fuente creadora.

XII
Con gozo de alfarero te he entraado
mujer, que slo un barro preferido
busqu entre mis amores sin olvido
por ver de revelarme en lo encontrado.
Cantando mi dolor haba anhelado
sosiego a mi pesar, mas no el rendido
tributo de tus cuentas, ni el cumplido
prodigio que mi angustia ha superado.
No sabe el corazn si la hermosura
cautiva de unos ojos le han labrado,
si preso fue o seor en el empeo.
Se goza con saber que la ternura
naciente de tus ojos ha cantado,
el noble verde eterno de su sueo.
XIII
El mar y t. Tu dicha con su duro
lento verter de espumas rescatadas.
El mar y t: mis playas frecuentadas
por este afn de mar en que perduro.
El mar me trae el ayer. T mi maduro
presente enamorado. T enlazadas
la dicha y la congoja. El mar trenzadas
la gloria y la agona de ser puro.
Tengo en ti, amor, la prueba de este canto
que pena como el mar, que su alegra
logra para vivir en tu pureza.
Tu espuma y l. Tu risa y su quebranto.
Que amor sin mar y mar sin agona
no son cimas logradas de grandeza.
A LOS PRADOS Y LOS CAMPOS , EN LA GUERRA
Indito reposo conocido,
fecunda paz sin voz, crcel abierta,
verdad inmensurable descubierta,
oh llanto de la tierra sin gemido!
Mentira, s, mentira es tu bruido
regazo palpitante y slo cierta

la lucha permanente que despierta


al hombre verdadero de su olvido.
Los prados y los campos nos engaan.
La fosa del dolor sin vuelo niegan
cantando eternamente la ventura.
Su paz y su silencio nos extraan
librando la verdad que nos entregan
del hrrido clamor de la amargura.
SOS PECHA DE PRIMAVERA
Mana el amor tranquilo, canta el gozo
como la aurora canta, mansamente.
Hay una luz tan pura que se siente
ms honda que la pena sin sollozo.
En la concha del pecho un alborozo
anuncia a Dios; la vida sonriente
se afirma en la ventura, y lentamente
trueca su invierno el mundo en bro mozo.
Todo est en paz. Parece que una rosa
hubiera su cancin desparramado
logrando juventud donde hubo canas.
El ruiseor no oculta su dichosa
conducta, al grcil trino dedicado...
mueve la primavera a las campanas!
EL CANTO COTIDIANO
I
Apenas si soy ms que los olivos.
Apenas que soy ms que su revuelo.
Apenas si pretendo otro consuelo
que ser motivo, apenas sin motivos.
Apenas por amor resultan vivos
los muertos fundamentos del anhelo:
apenas si consigo con mi vuelo
salvar mensajes yermos por cautivos.
Vestigio grave soy de una congoja,
del ir y volver ciego de mi canto,
llegando hasta la luz desde mi nada.
Olivo jubiloso o paradoja

rendida que libera del espanto


la cima de la dicha malograda.
II
S lo canta quien siente, cual campana,
el mar de una congoja, la agona
perpetua de salvarse cada da,
lo humilde y el vigor de una maana.
S lo canta quien siente la inhumana
premura de la muerte en su armona,
quien es duelo en la espuma y la alegra
de Dios en su congoja soberana.
Quien cifra, quien espera, quien apura
la gloria en Dios, el mirto en la constancia
naciente de la tierra fiel, serena.
Quien siente en todo un beso una ternura
tan honda como el cielo, una fragancia
que a canto y sangre anuncia vida plena.
III
Otra vez Dios!... De nuevo la maana.
De nuevo su pureza conseguida.
De nuevo, en mi tarea la encendida
propuesta de una estrofa soberana.
Florece el corazn. Cunde la sana
cancin de lo que nace. Todo olvida.
La luz cae sobre el alma esclarecida
y el alma la acrecienta en su campana.
Naciendo est el amor, oh dulce instante!
Posible es la bondad, Dios es posible...
la muerte y el dolor, mudos despojos.
Hay un silencio nuevo. Una fragante
promesa de ventura preferible...
S lo recuerdo el valle de tus ojos.
IV
Nadie escuche mi voz y triste acento
que no conlleve un mundo desolado;
nadie que no se sienta condenado
a este cantar herido por que aliento.

Nadie escuche mi voz, nadie el lamento


perpetuo de un destino encadenado;
nadie esta muerta viva si no es dado
a este gemido hermano que acreciento.
Quien triunfe sin morir, quien la alegra
no deba a un alma verde, conquistada
por el espanto fiel que me devora.
Nadie que no presienta su porfa
cimiento de la dicha arrebatada
amor, a mi congoja creadora.
AZCONA, MARIA CRIS TINA
Argentina. Siglo XX.
Poeta hallada en Internet.
ORACION DE ALTERNATIVA
Por qu el alma establece alternativa
entre el buen obrar y el mortal pecado?
No sera ms fcil que mientras viva
se inclinara siempre hacia el mismo lado.
Por qu no se escabulle fugitiva
hasta arrodillarse ante el Dios amado?
Y deja de negarse a ser soldado
de la sangre de Cristo rediviva.
Pero T la has querido traicionera
que cada vez que pueda te ofendiese
como si fuera por la vez primera
y al encontrarte tu perdn pidiese.
Dejaste que se afirme en la quimera
para que luego a tu redil volvieses.
MUNDO HUECO
De lo profundo llega el dbil ruido
(oro en polvo voltil, dbil vida)
La vista abajo como desvada
de este hombre, fuego fatuo encendido.
Mordiendo el odio rueda enardecido
por una pendiente se va en cada,
Existe el consejo pero desodo.
Hay conciencia pero est dormida.

Retumban guerras de dolor constante,


qu idea hueca en cerebros vacos!
Algo de locas y algo de ignorantes.
Digamos basta y le pongamos bro
que de portarnos mal ya fue bastante
y el Bien gobierne a nuestro albedro.
DIA D EL HOLOCAUS TO
Quiero que mi palabra sea viento
donde llantos de muertos por millones
siempre vivan en alas de canciones
aunque de tanto en tanto algn cruento
intente difundir un pensamiento
(que ms que pensamientos violaciones
son al derecho de uno o dos millones
a vivir la vida sin un lamento).
Que ha dejado en la historia, humana herencia
de esvsticas y desolaciones
que indignan al que profesa decencia.
Gas que hiere a nuestro corazones
no podr adormecer nuestra conciencia
sino ser la paz en nuestras canciones.
AZNAR, JOAQUIN
Espaa. S iglo XX
Poeta.
LA PRIMAVERA
Hay un rayo de sol de luz divina
que besa con temblor de enamorado
la corona de nieve que ha dejado
el maldecido invierno en la colina.
En dulce y amorosa sonatina
sus aguas el arroyo ha desatado,
y en el aire, de vidas perfumando,
aletea una amante golondrina.
La pradera se cubre de verdores,
renacen venturosos los amores
y la esperanza a nuestra puerta llama.

Hay promesas felices en tus ojos;


capullos son, mujer, tus labios rojos
de besos que un amor el pecho inflama.
AZOFEIFA, IS AAC FELIPE
Costa Rica. 1.912 1.997
Poeta hallado en Internet.
PRIMER DIA
El grito es lo ms claro todava
la piedra es una estatua oscura. El viento
vaga sin arpa, solo. La Poesa
es un enigma, un canto sin acento.
El mismo sol, no halla an su da.
Hasta el tiempo se agota en su momento.
Hay un agua sedienta. Hay un ava
sin hombre, an, sin ser, sin movimiento.
Un color, una luz, un solo aroma.
Un estar sin sustancia. Un vivir puro.
Un aspirar que nada deja o toma.
Un rumor extasiado, sin idioma.
Un olvido celeste del apuro.
Aqu nace el poema o la paloma.
AZUAR CARMEN, RAFAEL
Espaa. S iglo XX
Poeta, novelista y ensayista.
Primera Antologa. 1,.938 . 1.980
EL MAS ARDIENTE AMOR
El ms ardiente amor no fue el que tuve
una maana, entre mis labios, preso,
s una rosa nocturna y tan sin peso
que, cual ala de msica, sostuve.
Un camino de niebla fue el que anduve
hasta llegar donde florece el beso
en el claro horizonte y es por eso
que habito, desde entonces, una nube.

Voces del aire y ms ligeras ondas,


aguas primeras y ngeles desnudos
van abriendo en mi entorno su armona.
A mi sien llegan claridades hondas,
alas de sones a mis labios mudos
y Dios recibe lo que diome un da.
LIMITAC ION DEL TIEMPO
Porque no vivo, ya que me contienes,
por las cuatro baran das del verano,
otoo, primavera, invierno cano,
pajarean los sueos de mis sienes.
Que si a un tiempo te vas del otro vienes
caminante sin fin del astro humano
y aunque te broten lirios en la mano
por un instante slo los mantienes.
Limitacin terrible que nos ata
todo gozo primario y toda idea
a fugitivas frondas, nieves, rosas...
La muerte, sin morir, nos arrebata
este impulso de ser, entre las cosas,
algo que siempre y para siempre sea.
FABULA D E VENUS Y ADONIS
I
Ved a Adonis, de trax madrugado
al efluvio del aire luminoso,
pero ms circunspecto y ms hermoso,
acercarse a la diosa, avergonzado.
Desnuda Venus de cabello alado
y seno florecido y oloroso
de marfil que no goza del reposo
en la presencia del doncel amado.
Una flauta rega las palomas
por un azul de loza y de suspiro.
Palpitaba la espuma en lo lejano.
Ya Venus se le acerca y en la mano
le ofrece una manzana de zafiro,
un fruto en que se acendran los aromas.

II
Vencido del arrullo, un breve instante,
cede Adonis al mpetu sagrado
y se siente por Venus abrazado
limitando corolas de la amante.
Un beso como nada, un anhelante
y primitivo fuego, un beso alado
estalla por su boca a cada lado
circundndola de astro llameante.
Huye Adonis, desprecia la saliva
oculta entre los labios, pues l sabe
que amor es un camino de la muerte.
Llorando deja a la hembra sensitiva,
toda luz en la hierba o flor ingrave,
maldiciendo el extremo de su suerte.
III
Vida!... Huida sola, por el viento,
a lomos del corcel de casco duro...
Adonis, respirando el aire puro,
galopa por el bosque, el ojo atento.
Al fin de su carrera ve, contento,
a un fiero jabal por la espesura
y a darle caza el joven se apresura
seguro de alcanzarlo en un momento.
Mas sufre una cada y el rabioso
suideo le hunde, le hunde los colmillos
y fiera y hondamente lo desgarra.
Huyendo del amor, el ms hermoso,
ay, pasto fue de rsticos cuchillos...
La muerte es una rosa o una garra.
A UN A HIGUERA VIEJA
Qu tristeza hay en torno de la higuera
- aqul rbol, de triste, casi hermoso
calladamente sola entre lo umbroso
de la sierra, perdida en su ladera.
Qu tristeza hay en torno de la higuera...
De que el pjaro silba sin reposo
del aire azul al matorral fragoso,

de que es mayo y maana ni se entera.


Lamiendo sombra, olvido, juntamente,
vedla sola, llorando su clausura,
asomando sus hojas al repecho.
Ceida de su pena est mi frente
y hasta creo que siento la andadura
de sus viejas races por mi pecho.
POR EL CONTORNO DE CAUTIVA ROS A
S oneto es una copa cincelada
para beber la msica escondida
el sonoro licor de alguna vida
por secretos de amor atormentada.
Del ms fino cristal est tallada,
de lgrima o de espuma detenida,
de un fulgor o caricia descendida
del silencio profundo de la nada.
All detuvo el rayo espada hermosa,
volvise transparente la tristeza,
seno de amor el aire ms oscuro.
Por el contorno de cautiva rosa
un eco vaga de ejemplar belleza,
de borde a borde del cristal ms puro.
CONDENADO AL D ES PRECIO
Un ofidio de sombra, una tenaza
fra oxidado hierro resentido -,
a la nada me tienen sometido,
hoy cautivo y sujeto a la mordaza.
Esclavo soy del garfio y de la maza
por laborar tan slo mi gemido
y por tocar el aire florecido
una furia sin nombre me amenaza.
Forja que te forja, labra que te labra
de la aurora al crepsculo del sueo
una espumosa y ntida palabra.
Para vivir sin pan y sin sonrisa
condenado al desprecio, con empeo,
por un mundo mortal que me precisa.

DE LA O LOROS A CUMBRE...
De olorosa cumbre de tu pecho
un volcn de ternezas se derrama,
un arrullo de pjaro en la rama,
un coral de alegra recin hecho.
De la olorosa cumbre de tu pecho
desciende, amor, la nieve del que ama,
la nieve del sustento y la retama
que ha de crecer en hijo y en provecho.
De su almena de beso enrojecida
ha de brotar el ngel de la vida,
la leche silenciosa, gota a gota.
Ha de brotar, esposa, y salir pura
como la lumbre que en los cielos brota
al desvelar el da su hermosura.
DURMIENDO A MI HIJO
Prolongacin de amor, eso es el hijo,
prolongacin de rama florecida
donde brot la rosa de la vida
y Dios, unos instantes, nos bendijo.
Aqu, junto a mi pecho, doy cobijo
a toda tu pureza trascendida,
a tu sonrisa en gracia descendida,
al silencioso y leve regocijo.
Ya tu cuerpo, que es de nube y es de ave,
el sueo a su quietud se va llenando
sobre el brazo que quisiera ser suave.
Pero una ola te mece y se te lleva
al materno horizonte, dulce y blando,
donde te espera la maana nueva.
CORAZN EN EL ALBA
Desnuda y suavemente, ya te ofreces,
corazn en el alba, mar de menta,
hoy que nada me hiere ni atormenta,
hoy que sueo en el ngel y en los peces.
Que subes del ayer, que flotas, creces
hasta el aire que brilla por su cuenta,
blanca azucena que hasta Dios se orienta,

corazn que renaces tantas veces.


Con alas de paloma, al aire subes,
te enterneces, arriba, entre las nubes,
por un rayo de amor iluminado.
Y aprovechas la gracia del instante
para besar la espuma ms brillante
y volver a tu muerte consolado.
QUE REDONDO Y PERFECTO EL
DES CONS UELO
Qu redondo y perfecto el desconsuelo
de este mundo vulgar en que resido.
Por las mudas ventanas del olvido
veo pasar un pjaro de vuelo...
Me duele tanta muerte por el suelo,
me duele el corazn y su latido
en viento de canciones diluido,
crepsculo de vida bajo el cielo.
Guitarra, entre mis manos, del hasto,
con qu rabia yo pulso tu cordaje
hasta volver al llanto y al vaco.
Porque es muda la voz y mudo el eco
que siempre me devuelve este paisaje:
trono de sombra bajo un rbol seco.
BEBERE DE TUS LABIOS LA GRAN ADA
La carne, s, la carne y la camisa
de fuego transparente que me abrasa,
esa pierna desnuda y esa brasa
que duerme donde duerme la sonrisa.
Al favor del verano y de la brisa
la carne se pasea por mi casa
sembrando una ilusin por donde pasa
de azucena ligera y no sumisa.
A travs del encaje y del aroma
despertar el deseo una paloma...
Rodear tu cuerpo nuevamente.
Beber de tus labios la granada,
la pasin que ensombrece ya mi frente,
para nada, amorosa, para nada.

OTRO MUNDO CREADO S E INAGURA


La soledad, que blanca me parece
vestida de paredes y amargura,
insina la flor y la aventura
el antiguo misterio que en m crece.
Se derrama en el labio lo que ofrece
paraso de gracia y hermosura
y otro mundo creado se inaugura
en la palabra que el amor florece.
Por la estacin del rayo y del aroma
donde esparcen sus besos femeninos
adolescentes labios entreabiertos
eterna paz anuncia la paloma
y la verdad descubre sus caminos
en la azulada sombra de los huertos.
PIS ANDO VAS , A GRAC IA Y A LATIDO
La nieve, el corazn y la camisa,
esparcen todos lateral fragancia
y en ella se adivina la sustancia
blanca y el aleteo de la brisa.
Hijo de la paloma y de la prisa
tu seno libre ya, con arrogancia,
navegando la dicha, la distancia
que separa del mundo tu sonrisa.
Pisando vas, a gracia y a latido,
el mundo siempre claro, adolescente,
esa alfombra de hierba iluminada.
Paraso de mayo detenido,
de rosa que se mira en la corriente,
de verdad a tu vuelo consagrada.
CRIS TO YACENTE
Toda la sangre del amor vencido
bajo tu piel, ya pura, palidece.
El amor es un cauce adormecido.
La soledad en torno crece y crece.
Crece, se aureola... Es un gemido.
Una flor en los cielos. Ya decrece.

Se va tornando en ptalo cado.


A un pjaro dormido se parece.
La soledad, Jess, que te circunda,
el lirio no la rompe, est cerrada,
es inmensa, tristsima, profunda.
Mas aqu encuentra el alma su morada,
una dulce alegra, un trace puro,
para ir de la nada a lo seguro.
ERA EL TIEMPO DEL BES O
Y LA S ONRIS A
Por el aire de marzo y de la oliva
recuerdo un tiempo enamorado y puro,
naca el sol temprano y ya maduro
y traa la alondra tu misiva.
Era amor, primavera blanca y viva
que poblaba de rosas el futuro
floreca el almendro tras el muro
y toda senda hacia tu imagen iba...
Era el tiempo del beso y la sonrisa
y hasta del mar suba una paloma
y eran sus alas, alas de la brisa.
Tenan las maanas la luz honda
soabas en un hijo y de la fronda
un perfume de sueo era el aroma.
ME HALLAREIS EN LA S OMBRA
DE LA GENTE
Que voy negando, soledad, tu hermoso
lunar imperio violeta umbro,
que me voy derramando por lo mo,
demasiado egosmo y negro poso.
Que la vida me arrastra hasta su foso
como la mar arrastra al dbil ro
negndole a sus ondas albedro
prestndole su arena y su reposo.
Que me voy destruyendo, lentamente,
que muero entre al muerte de las cosas,
sobre el polvo, olvidado de m mismo.
Me hallaris en la sombra de la gente,

dialogando y soando con la rosas,


caminando, cayendo en un abismo...
DICHOS O ABRIL
En cada pecho tuyo late un ramo
de olorosos jacintos, de palomas,
de los montes descienden mil aromas
y es primavera, amor, cuando te llamo.
Que es Botticelli, amor, y te reclamo
toda llena de luz, cuando te asomas
tu pie en el ncar de la espumas y tomas
el desnudo de Venus que ms amo.
Desde tiempos remotos te dispones
en cada primavera a regalarme
tu dulce cuerpo, tus preciados dones.
Como una diosa que se quita el velo
cuando baja a la tierra para amarme,
dichoso abril en el que alcanz el cielo.
DE GRAC IA VEGETAL
De gracia vegetal es tu cintura
y el horizonte claro te perfila
desde el oscuro norte de tu axila
a la luz de tu pierna blanca y dura.
Al aire tienes preso en tu hermosura
y una msica suave se deshila
en torno de la rosa ms tranquila
alrededor del sueo y tu figura.
Aqu el deseo, entre los lirios, pace
la tormentosa lengua que lo inflama
y en un momento azul expira, breve.
Aqu la vida en tu blancura nace
y el profundo misterio se hace leve...
La Creacin, de pronto, se derrama.
AY, AMOR D E BRIS A PURA
Que dentro de una almendra yo te sigo
esperando, ay, amor de brisa pura,
de nardo que es oriente en tu cintura,
de cuerpo libre, a solas, que persigo.

De cuerpo tan desnudo como digo


slo la piel soando la blancura
latiendo a flor y labio su dulzura,
tu cuerpo, ay, tu cuerpo que maldigo.
Que dentro de una almendra blanca, amarga,
ms amarga que blanca, vivo y muero,
mujer desnuda, infiel, eternamente.
Ay, lumbre del deseo, senda larga,
aurora que me ciega y que yo quiero
gozar y no gozar, diariamente.
AMOR, AMOR, QUE BAJA D E LO ETERNO
Ay, amor, qu agudsimos puales,
qu perfume en tus rosas, qu dulzura
bajo la piel que nace, libre y pura,
y qu amorosos vrtices carnales.
Ay, amor, cuntos lmites frutales,
qu horizonte de seda tu figura,
qu redonda y perfecta tu hermosura
qu de gracia, sorpresas candeales.
Amor, amor, que baja de lo eterno,
que sonrosa la arcilla y la descubre
y resume en un beso la existencia.
Qu sol, qu fe, qu mpetu tan tierno,
ansia de luz que a solas nos encubre
y nos ciega, con mgica presencia.
AMOR QUE EN TIGRE...
Amor que en tigre, en fiera te defines,
florvora y quemante por el pecho
en selva de rubores al acecho
de una aurora de labios y jazmines.
Un surtidor de claros violines
al aire ofrenda el muslo recin hecho,
un talle de suspiros y el bien hecho
ligero pie de almendra sin chapines.
Que amor devora la naciente rosa,
las hierbas musicales y profundas
hasta acabar comindose a su dueo.
En llama surge, en llama esplendorosa,

de hogueras prisioneras e iracundas


para extinguirse en cavernoso sueo.
FLOR D EL DIA
Hermosura del aire. Van de vuelo
golondrinas y espumas sobre el da.
El mar es como un beso en la baha,
rumor adolescente, tenue velo...
De qu sereno amor y claro anhelo
teje el alba dulcsima armona,
de cun radiante luz que se dira
un ensueo desnudo bajo el cielo.
En la sombra rojiza de la tarde
y en el fulgor azul de lo infinito,
una vez ms, se acaba toda gloria.
Breve ser, si en las montaas arde
el dbil sol, la flor de tu memoria,
oh, delicado da, como un mito.
S I ALMENDROS LLEVAN A
QUIETUD LA ES PUMA
Seor, que la existencia es breve y triste
y tristes son las noches y los duelos
y triste es el soar oscuros cielos
que rodean la vida que nos diste.
Un ngel de penumbra la luz viste
de amorosos y verdes terciopelos
y cantan escondidos violonchelos
la pena general de cuanto existe.
Si almendros llevan a quietud la espuma,
si en las torres queda una luz dorada
y nace la alegra transparente
no es posible que todo se consuma
y prevalezca el humo de la nada
y gire el mundo y gire, indiferente.
1
Tengo mis labios del color del duelo
ya mudos de soar en ti y contigo,
huele a penumbra el verso que te digo,
a penumbra de duda y desconsuelo.

Pisando, por costumbre, el duro suelo


y haciendo versos, por costumbre, sigo
y la forma del sueo que persigo
se escapa entre mis manos, en un vuelo.
He de comprar el aire ms temprano,
la aurora entre tus senos sorprendida,
oleaje de luz y de sosiego.
A ver si as, de cara ya al verano,
amanece en mi vida y al mar llego
a devolver la espuma detenida.
22
Persigo, noche y da, lo imposible,
un fresco pez volando una corola,
un ro de levsima amapola,
un alma enamorada e invisible.
Persigo por el aire inasequible
arena del amor, oh, playa sola,
nave del Conde Arnaldos y al ola,
tu brisa de ngel, corazn sensible.
Y sueo entre las ondas la ternura,
la mano femenina que una rosa
entre mis labios deja dulcemente.
Y lloro, embriagado de hermosura,
si vienes en silencio, t, amorosa
y derramas cabellos por mi frente.
24
A solas, corazn, a solas quiero
soar en la morada que te espera,
no s si fiel, si libre primavera,
o acaso un gris y solitario estero.
T ya sabes la noche que prefiero:
la dalia en el silencio bien cerrada,
breve crcel de seda enamorada
que al astro cede un brillo verdadero.
Dobla el aire su tallo nacarado,
un pjaro en el sueo se desliza
y ahora, corazn, que t has callado

la msica divina se levanta


de horizonte oscuro de ceniza
y sube a las estrellas y all canta.
32
En virtud de melena adolescente,
el ala, el ro, el rayo de la aurora,
el hombro de la sierra cubre y dora
en tanto surge el da transparente.
La noche se desprende, lentamente,
de esta tierra sencilla que enamora
cautiva de los pjaros ahora
en la prisin de ncar del oriente.
La msica de vuelos que se anuncia
al borde del ciprs y de la vida
con esa gracia de la luz primera,
esa palabra que al amor convida
y a gozar de una eterna primavera
con alegra el ngel la pronuncia.
47
Ese Bisonte virgen de la sombra
que empuja las montaas ateridas,
las mueve, las arrastra entristecidas,
las alza con rigor que nos asombra.
Al fondo y al origen de la sombra
del cielo las arroja, como vidas
siderales, sonoras, desmedidas,
muriendo con el viento que las nombra.
Olas del mar, tempestuosas, fras,
ocultas fuerzas, tenebrosas manos,
que golpean las rocas con su espuma.
S ois el poder terrible... Qu armonas
veloces van rasgando los arcanos...
Oh ruge el huracn entre la bruma.
A UN VIEJO POETA
Cuando la soledad es un martillo
que machaca las rosas de tus sienes
y vas hacia la noche y te detienes
a descansar al borde de un cuchillo.

Cuando toda tu vida, un triste anillo


de luz, se va apagando y nada tienes
en tus manos y solo te sostienes
en un mundo vulgar de tan sencillo
con qu pena recuerdas la dulzura
de aquella piel serena, blanca, pura,
bajo la cual latan vida y sueo...
Mundo del alba que doraba un rayo
de cancin primera, divino mayo
rozado por las brisas del ensueo!
63
El fro cinturn de fra espuma,
la rosa sin aroma, el movimiento
de los astros, la eternidad del viento,
el andador silencio de la bruma...
Todo un misterio elemental rezuma,
todo en el alma edificarse siento
cual un mundo sin fin, sin fundamento,
con lmites d estrellas y de pluma.
No s, no s... S ospecho que la vida
entre nieblas y angustia se arracima

ordenando la lluvia como un llanto.


El corazn en mayo es una herida.
Pienso en tu amor que en ondas se aproxima
y amanece en el aire un triste canto.
LA NIA MENDIGA
Pobreza manifiesta de hilo en hilo,
de remiendo en costura y en remiendo,
oh, mundo recosido que estoy viendo
amenazado de morir tranquilo.
La flor que se levanta a sombra y vilo,
va del alma a tus ojos, descendiendo
la lgrima en el aire y sonriendo
a la luz de la pena te perfilo.
A la luz de la pena que te viste
de algodn y de lunes siempre triste,
nia, diez aos de miseria acaso.
No s de dnde llegas ni qu quieres
mostrando el desconsuelo a cada paso,
huerfanita de todas las mujeres.
FIN DE LA LETRA

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