Alimentos Funcionales - Necesidad o Lujo

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Alimentos funcionales: necesidad o lujo?


ARTICLE APRIL 2015
DOI: 10.14306/renhyd.19.1.153

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Eva Trescastro

Josep Bernabeu-Mestre

University of Alicante

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Rev Esp Nutr Hum Diet. 2015; 19(1): 1 - 3


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Revista Espaola de

Nutricin Humana y Diettica


Spanish Journal of Human Nutrition and Dietetics
www.renhyd.org

EDITORIAL
Alimentos funcionales: necesidad o lujo?
a,
a
Eva Mara Trescastro-Lpez *, Josep Bernabeu-Mestre
a Grupo Balmis de Investigacin en Salud Comunitaria e Historia de la Ciencia, Universidad de Alicante, Espaa.

* [email protected]
Recibido el 18 de febrero de 2015; aceptado el 24 de marzo de 2015.

CITA
Trescastro-Lpez EM, Bernabeu-Mestre J. Alimentos funcionales: necesidad o lujo? Rev Esp Nutr Hum Diet.
2015; 19(1): 1 - 3. DOI: 10.14306/renhyd.19.1.153

Como ocurre en otros mbitos de la actividad cientfica, tambin en el campo de la nutricin humana y la diettica se
asiste al fenmeno de las modas. Precisamente, en el campo
de la nutricin actualmente uno de los temas de moda
son los alimentos funcionales. A lo largo de la historia, las
recomendaciones o pautas de carcter diettico han estado
muy relacionadas, no slo con los avances de la ciencia de la
nutricin, sino tambin con el concepto de salud vigente en
cada momento histrico14.
De hecho, los alimentos funcionales deben abordarse en el
marco de la evolucin que ha mostrado la diettica, y desde que se empezaron a establecer las primeras pautas, se
fueron produciendo y se siguen produciendo cambios importantes en las propiedades nutritivas consideradas y en
los criterios utilizados para determinar la adecuacin de las
dietas5.
Durante la primera mitad del siglo XX, el enfoque de los nutricionistas se haba centrado en los nutrientes esenciales,
aquello que denominaramos la nutricin adecuada, mientras que durante la segunda mitad del siglo XX, adems de
insistir en la importancia de una alimentacin adecuada en
la prevencin de determinados problemas de salud, el inters se empez a orientar progresivamente hacia los com-

puestos bioactivos de los alimentos y el papel de la alimentacin en la promocin de la salud, lo que conocemos como
nutricin ptima, al reconocer que la dieta ira ms all de
su mera contribucin nutricional5.
Pero el concepto de alimento funcional que emergi como
uno de los primeros pasos en la bsqueda de una nutricin
ptima y personalizada, enfocada a la promocin integral
de la salud y a la reduccin del riesgo de ciertas enfermedades, no goza todava de consenso cientfico. Los efectos
beneficiosos de muchos alimentos funcionales son, por el
momento, especulativos, aunque empiezan a consolidarse evidencias cientficas sobre las propiedades de ciertos
grupos de alimentos funcionales. De hecho la Dieta Mediterrnea proporciona numerosos y variados alimentos funcionales: frutas, verduras, legumbres, hortalizas, pescados,
lcteos fermentados, aceite de oliva virgen y, en cantidades
moderadas, frutos secos6.
As pues, desde su formulacin el concepto de alimento
funcional ha estado rodeado de controversias que conviene recordar7, algunas de ellas de carcter conceptual. El
origen de los alimentos funcionales formaba parte de una
estrategia para mejorar la calidad de vida, especialmente
de la poblacin anciana, y muy en la lnea del marketing,

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DOI: 10.14306/renhyd.19.1.153

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Alimentos funcionales: necesidad o lujo?

pasaron a formar parte del arsenal de alimentos fortificados


con ingredientes capaces de provocar efectos beneficiosos para la
salud. Sin embargo no deben confundirse con los alimentos
enriquecidos, suplementados o propiamente fortificados, ya
que en estos ltimos la adicin de nutrientes busca aumentar su valor nutritivo, pero no va ms all, en el sentido de
pretender mejorar la salud de la poblacin a la que se destina, excepto en las consecuencias que se derivan de una
mejor adecuacin de las necesidades nutritivas. A pesar de
todo, la frontera entre ambos grupos de alimentos no siempre est bien definida, y as la adicin de nutrientes como el
calcio, zinc, o vitaminas antioxidantes puede aportar ambos
valores: el nutricional no funcional y el funcional.
Pero es sobre todo en el balance coste/beneficios7-8 donde
probablemente se sitan la mayor parte de las controversias y donde procede plantear la pregunta Necesitamos
realmente alimentos funcionales?
Nadie pone en duda que una alimentacin desequilibrada
supone una factor de riesgo para la aparicin de ciertas enfermedades y que, por el contrario, una alimentacin adecuada puede aportar un efecto protector para la salud. Sin
embargo, no existe tanto consenso, cuando se plantea si
una combinacin especfica en cantidad y calidad de los alimentos que ingerimos es suficiente para alcanzar los beneficios extra que en un principio cabra otorgar a los alimentos
funcionales. Si la respuesta es negativa, ya tenemos justificada la necesidad de complementar una dieta equilibrada
con algunos alimentos o componentes de los mismos con
efectos especficos y positivos para la salud.
Sin embargo, tambin podemos contemplar la cuestin
desde otra perspectiva. Si admitimos la importancia de la
alimentacin en el mantenimiento de una buena salud, y el
efecto negativo que los malos hbitos alimentarios ejercen
sobre la misma, para alcanzar el objetivo de una alimentacin y nutricin saludables, nos podemos encontrar, bsicamente, ante dos posibles estrategias. La primera, quizs
la ms razonable, insistir en la prctica de hbitos alimentarios correctos. Frente a ella, y en particular cuando los resultados o el impacto de la promocin de dichas prcticas
saludables no son los esperados, intentar mejorar la salud
introduciendo cambios en la composicin de los alimentos,
tal como se pretende con los alimentos funcionales.
Se est imponiendo la estrategia de los alimentos funcionales frente a la de la promocin de hbitos alimentarios saludables? Si es as, qu consecuencias se pueden derivar?
Los nuevos estilos de vida son, al menos en parte, responsables de que un sector importante de la poblacin haya abandonado unos hbitos de alimentacin saludables que durante mucho tiempo han formado parte de nuestra tradicin y

cultura alimentaria. El ritmo de vida actual, la gran oferta de


alimentos, la falta de tiempo para cocinar o las pocas ganas
de hacerlo, unido a la falta de informacin y conocimiento
en nutricin, hacen que se tomen decisiones errneas en
cuanto a la seleccin de los alimentos que se van a consumir. Traducido en trminos alimentarios, nos encontramos
ante un consumo excesivo de productos de origen animal y,
por el contrario, ante una escasa ingesta de productos vegetales. Unos hbitos errneos que adquieren la condicin
de factor de riesgo en algunos de los principales problemas
de salud que definen el actual panorama epidemiolgico, tal
como ocurre con las enfermedades cardiovasculares o con
el cncer, dos de las principales causas de muerte en las
sociedades desarrolladas como la nuestra. Para reducir su
incidencia no tenemos ninguna duda acerca de la idoneidad
de la promocin de hbitos alimentarios capaces de rebajar
el consumo de grasas saturadas y de colesterol y aumentar
el de fibra y antioxidantes (o reiterando lo que afirmbamos
hace un momento, reducir el consumo de productos de origen animal y aumentar el de frutas y verduras). Por el contrario, s que existen dudas cuando nos planteamos si pueden alcanzar el mismo objetivo los alimentos modificados,
para hacerlos, por ejemplo, ms cardiosaludables.
Otra de las cuestiones polmicas que rodea a los alimentos
funcionales es aquella que tiene que ver con los riesgos que
pueden plantear estos productos desde el punto de vista de
la seguridad alimentaria. En principio estos alimentos han
sido sometidos a estudios exhaustivos y uno de los requisitos para su comercializacin es la demostracin de que no
provocan efectos txicos en el consumidor, a las dosis aconsejadas de consumo.
Pero tambin en este aspecto, en lo referente a las dosis
aconsejadas o aceptables, pueden resultar tiles los antecedentes histricos, en la medida en que nos pueden guiar
en el camino a seguir7. As ha ocurrido con ciertos aditivos
alimentarios a los que estuvimos asignando una ingesta
diaria admisible, y con posterioridad hemos descubierto sus
efectos nocivos para la salud. Se impone aplicar siempre el
principio de precaucin, y evitar polticas de actuacin que
suponen asumir que quizs lo que hoy se aprueba dentro de
unos aos no se podr sustentar.
Los potenciales riesgos de los alimentos funcionales existen,
no slo cuando se utilizan en cantidades superiores a las
recomendadas, sino tambin cuando su consumo pudiera
interferir en un tratamiento farmacolgico, o cuando no se
tienen en cuenta recomendaciones paralelas de consumo.
Se trata, en definitiva, de un tema complejo, porque el buen
o mal uso de estos productos depende en ltima instancia
del consumidor, y aqu surge una cuestin clave en todo
el proceso de incorporacin y difusin de los alimentos

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funcionales: hasta qu punto podemos pretender que


el consumidor sea un experto en nutricin, capaz de
interpretar correctamente la informacin que se aporta en
el etiquetado o en la publicidad?
La posible percepcin equivocada por parte de los consumidores del verdadero efecto del alimento funcional puede
suponer realmente un riesgo. As, un consumidor con un
problema de salud concreto puede llegar a creer que consumiendo todos los alimentos que el mercado le ofrece, bajo el
eslogan de que le ayudarn a mejorar sus resultados, podra
abandonar o descuidar su tratamiento de primera lnea (ya
sea farmacolgico o diettico) e incluso permiten unas licencias que agravaran su estado de salud.
Adems, la actual preocupacin, cuando no obsesin por la
salud, puede complicar el consumo de alimentos funcionales, en la medida en que hace a los consumidores ms vulnerables frente a mensajes sesgados en los que se exalten o
exageren determinadas propiedades de un alimento o de un
ingrediente, separndolos del contexto global de la dieta y
del estilo de vida. Los consumidores son realmente sensibles
a las alegaciones saludables de los alimentos y esto est
llevando a que todos los sectores intenten buscar en sus
productos algo que pueda resultar particularmente saludable, porque qu alimento va a conformarse slo con sus
propiedades saludables?

Alimentos funcionales, en su justa medida y con sentido comn


Si fusemos capaces de desarrollar de forma adecuada la
estrategia de promocionar hbitos alimentarios correctos,
no sera necesario modificar los alimentos convencionales
para alcanzar los efectos saludables que se atribuyen a los
alimentos funcionales y, por tanto, en este sentido no seran
imprescindibles, pero tambin hay que reconocer que en casos particulares y concretos pueden resultar, si no estrictamente necesarios, s convenientes o incluso recomendables,
siempre y cuando haya garantas suficientes en cuanto a su
seguridad, inocuidad y eficacia9. No hay que olvidar tampoco
que los alimentos nacieron pensando en las poblaciones de
riesgo o afectadas por ciertas patologas, no para la poblacin sana.
Como indica la profesora Carmen Vidal Carou7, catedrtica
de Nutricin y Bromatologa de la Universidad de Barcelona,
en cualquier caso, los alimentos funcionales no son una
panacea y no deberan ser un recurso fcil para compensar
dietas inadecuadas o insuficientes, aunque pueda ser ms
cmodo consumir un alimento funcional que dedicar la
debida atencin al conjunto de la dieta. La primera regla
para una correcta alimentacin sigue siendo una dieta

suficiente, variada y equilibrada, que si es as ya incluir los


componentes funcionales propios de la naturaleza de los
alimentos ingeridos.
Dos seran, por tanto, los principales retos que plantean los
alimentos funcionales. En primer lugar, obtener suficiente
evidencia cientfica acerca de sus efectos y seguridad. A pesar del crecimiento en la demanda de este tipo de alimentos, la comunidad cientfica todava se encuentra evaluando
su idoneidad para la salud humana; sobre todo si consideramos su consumo a largo plazo. En segundo lugar, conseguir,
como advierten las autoridades alimentarias y sanitarias de
todo el mundo, que el consumo de estos alimentos sea, en
cualquier caso, parte de una dieta equilibrada y en ningn
caso un substituto de la misma.

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