Albert Vanhoye

CARTA A
LOS HEBREOS

BIBLIOTECA DE AUTORES CRISTIANOS

MADRID 2014

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NDICE GENERAL

Pgs.

Presentacin, por Jos Mara Gil Tamayo ..................................

Introduccin ..............................................................................
1. Gnero literario: una carta?, una homila? ......................
2. Contenido doctrinal: un tratado de Cristologa ................
3. Cristologa sacerdotal ........................................................
4. Los dos orculos del salmo 110 (109) ...............................
5. Usos del primer orculo.....................................................
6. Quin es el autor de la homila?.......................................
7. Aspectos no paulinos.........................................................
8. Relaciones con san Pablo...................................................
9. Quin es el autor de la nota de envo (Heb 13,19.22-25)? .
10. Podemos conocer el nombre del autor de la homila? ......
11. Para quin se compuso esta homila? ...............................
12. Fecha de la carta................................................................
13. Estructura de la homila ....................................................

XI
XV
XV
XVI
XVI
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXV
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COMENTARIO
Captulo I. Exordio (1,1-4) ......................................................

Captulo II. Primera parte: situacin de Cristo (1,5-2,18) ......

1. Primer pargrafo (1,5-14): Cristo, Hijo de Dios ............
2. Primera exhortacin (2,1-4) ..............................................
3. Tercer pargrafo (2,5-18): Cristo, hermano de los hombres ..................................................................................

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Captulo III. Segunda parte: Sumo sacerdote digno de fe y

misericordioso (3,1-5,10) ........................................................
1. Primera seccin (3,1-4,14) ................................................
a) Exposicin (3,1-6): Sumo sacerdote digno de fe .........
b) Exhortacin (3,7-4,14): Aviso contra la falta de fe .....
2. Segunda seccin (Heb 4,15-5,10): Sumo sacerdote misericordioso ..........................................................................

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ndice general
Pgs.

a) Introduccin (4,15s)....................................................
b) Exposicin (5,1-10) ....................................................
Captulo IV. Tercera parte: Valor sin igual del sacerdocio y del
sacrificio de Cristo (5,11-10,39)..............................................
1. Introduccin exhortativa (5,11-6,20) ................................
2. Gran exposicin de cristologa sacerdotal. Relaciones de
diferencia y de superioridad con el Antiguo Testamento
(7,1-10,18) ........................................................................
a) Primera seccin (7,1-28): Cristo sumo sacerdote de
un gnero diferente y superior .....................................
b) Seccin central (8,1-9,28): La liturgia de Cristo, diferente ............................................................................
c) Tercera seccin (10,1-18): Eficacia de la oblacin de
Cristo ..........................................................................
d) Conclusin exhortativa (10,19-39) .............................
Captulo V. Cuarta parte: Fe y paciencia (11,1-12,13).............
1. Primera seccin (11,1-40): La fe de los antepasados .........
a) Primer pargrafo (11,1-7): Introduccin y primeros
ejemplos ......................................................................
b) Segundo pargrafo (11,8-22): La fe de Abrahn y de
los patriarcas ...............................................................
c) Tercer pargrafo (11,23-31): La fe de Moiss .............
d) Cuarto pargrafo (11,32-40): xito y pruebas de la fe ..
2. Segunda seccin (12,1-13): La paciencia necesaria ...........
a) Ser pacientes como Jess (12,1-3) ...............................
b) La educacin dada por Dios (12,4-11) .......................
c) Conclusin (12,12s) ....................................................

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Captulo VI. Quinta parte (12,14-13,18) ................................

1. Primer pargrafo (12,15-29): Buscar la santificacin ........
2. Segundo pargrafo (13,1-6): la paz con todos ...................
3. Tercer pargrafo (13,7-18). Exigencias de la situacin de
los cristianos ......................................................................
4. Saludo de conclusin (13,20s) ...........................................
5. Nota de envo (13,22-25) ..................................................

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Eplogo ........................................................................................

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Bibliografa sobre Hebreos .....................................................

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INTRODUCCIN
Entre los escritos del Nuevo Testamento el texto que se
denomina Carta a los Hebreos presenta numerosos aspectos
particulares que hacen de l una obra muy original.
1. Gnero literario:
una carta?, una homila?
En nuestras ediciones del Nuevo Testamento este texto est
colocado detrs de la carta del apstol Pablo a Filemn, dando
la impresin de que es tambin una carta del Apstol; pero,
a diferencia de las 13 cartas precedentes, su primera palabra
no es el nombre de Pablo, como remitente de la carta; es un
adverbio griego que significa en muchas ocasiones. Dicho de
otra forma, este texto no tiene un inicio epistolar; no contiene
ni el nombre de un remitente, ni el de los destinatarios, ni un
saludo. Comienza con una magnfica frase de exordio propia de
una predicacin (Heb 1,1-4).
En los desarrollos que siguen (1,5-13,18), no se encuentra
nunca una frase que refleje una situacin epistolar, es decir, una
situacin de separacin entre remitente y destinatarios. El autor
no dice nunca que escribe; dice que habla (2,5; 5,11; 6,9;
8,1; 9,5; 11,32).
Solo al final se manifiesta una situacin epistolar; en primer
lugar en una frase breve (13,19) que se separa del contexto por
el uso de la primera persona del singular; ms tarde en una mencin final, donde se vuelve a encontrar el mismo uso (13,22-25)
Entre Heb 13,19 y Heb 13,22-25 se encuentra la conclusin de la predicacin, que consiste en una frase solemne de
saludo de despedida y de doxologa, culminada con un amn
final (cf. 13,20-21).
La Carta a los Hebreos es en realidad una esplndida homila, que ha sido enviada por escrito, con una breve nota de

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XVI

Introduccin

acompaamiento, a una comunidad cristiana alejada. Con toda

probabilidad, esta homila ha sido pronunciada de viva voz por
su autor en distintas comunidades por donde l pasaba. Algunos detalles muestran que el autor era un apstol itinerante,
y no el responsable local de una comunidad (cf. 13,17).
2. Contenido doctrinal:
un tratado de cristologa
La mayor originalidad de esta Carta a los Hebreos no es
este aspecto formal de homila enviada por escrito con una nota
de acompaamiento, sino su contenido doctrinal: el autor nos
presenta un verdadero tratado de cristologa, cuidadosamente estructurado, caso nico en el Nuevo Testamento. Los escritos del
Nuevo Testamento contienen muchas afirmaciones de cristologa, de las que algunas tienen una importancia capital.
Pensemos, por ejemplo, en las declaraciones divinas despus del bautismo de Jess (Mt 3,17 y paralelos) o de su Transfiguracin (Mt 17,5 y paralelos), o en la profesin de fe de san
Pedro (Mt 16,16), o en la respuesta de Jess al sumo sacerdote
(Mt 26,63-64).
El cuarto evangelio tiene una cristologa muy profunda,
pero no se presenta bajo forma de un tratado. En las cartas
de san Pablo los elementos de cristologa son muy numerosos
y algunos textos, como los himnos cristolgicos de la Carta a
los Filipenses y de la Carta a los Colosenses (Flp 2,6-11; Col
1,15-20), son de una riqueza inagotable, pero son textos cortos,
mientras que la Carta a los Hebreos nos ofrece un tratado de
cristologa que se extiende en distintas etapas a lo largo de diez
captulos.
3. Cristologa sacerdotal
Otra originalidad: este tratado nico de cristologa es un
tratado de cristologa sacerdotal. El autor afirma y proclama
que Cristo ha ofrecido un sacrificio, que es sacerdote (Heb
5,6; 7,17.21; 10,21), incluso sumo sacerdote (3,1; 4,14; 5,10;

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Introduccin

XVII

8,1; 9,11). Ah hay una completa novedad. En ninguna otra

parte del Nuevo Testamento encontramos una afirmacin semejante.
Los evangelios nos muestran que muchos ttulos han sido
aplicados a Jess. Jess proclamaba mensajes divinos, como lo
haban hecho los profetas; se le reconoca, por tanto, como un
profeta (Mt 21,11), o incluso como el profeta que esperaban
( Jn 6,14), el profeta semejante a Moiss, cuya venida haba sido
anunciada en el Deuteronomio (Dt 18,15-19; Jn 1,21). Por otra
parte, Jess enseaba (Mt 4,23; 9,35); se le llamaba rabb
o maestro ( Jn 1,21). Se preguntaban si no era l el Mesas
( Jn 1,41; 4,25), el Hijo de David (Mt 12,23; 21,9), el Cristo,
el Hijo de Dios (Mt 26,63).
Pero nunca nadie se haba preguntado si era sacerdote o
sumo sacerdote. Por qu? Por una razn muy simple: todos saban que no lo era, porque no perteneca a la tribu de Lev, a la
que estaba reservado exclusivamente el sacerdocio: Cualquier
extrao que se acercara, sera hombre muerto (Nm 3,38).
Jess mismo haba respetado estrictamente este carcter
exclusivo. Nunca haba pretendido ninguna funcin sacerdotal.
No haba entrado nunca en el templo propiamente dicho; como
simple israelita haba entrado solo en el atrio, donde haba enseado, pero no haba ofrecido sacrificios.
Ahora bien, la muerte de Jess, no fue un sacrificio? Estamos habituados a considerarla como un sacrificio. No nos
damos cuenta suficiente del hecho de que esta muerte no tiene
nada de un sacrificio ritual. En lugar de realizarse en un lugar
santo, la ejecucin de un condenado se hace en un lugar profano,
fuera de la ciudad santa. Lejos de ser un acto de consagracin,
es un acto de execracin, que constituye una maldicin. San
Pablo no ha dudado en declarar que Cristo se ha convertido por
nosotros en maldicin, pues est escrito: maldito todo el que
cuelga de un madero (Gl 3,13; Dt 21,23). Lejos de integrar a
Jess en el sistema sacrificial antiguo y en el sacerdocio antiguo,
su muerte de crucificado lo separaba de l completamente.

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XVIII

Introduccin

4. Los dos orculos del salmo 110 (109)

La conviccin de que Jess no haba sido sacerdote era tan
fuerte que ha tenido durante mucho tiempo una consecuencia
exegtica negativa: ha impedido aplicar a Cristo un orculo del
Antiguo Testamento, el segundo orculo contenido en el salmo
110 (109),4 donde dice: T eres sacerdote.
El salmo 110 (109) es un salmo real que se aplicaba al Mesas. Comienza por un primer orculo que invitaba al ReyMesas a sentarse a la derecha de Dios. En una controversia
con los fariseos, Jess ha citado este orculo y se ha servido de
l para demostrar que el Rey-Mesas no poda ser simplemente
Hijo de David (Mt 22,41-46 y par.). Ms tarde, en su proceso
ante el Sanedrn, apremiado por el sumo sacerdote a declarar
si era o no el Cristo, el Hijo de Dios, Jess vuelve a tomar la
expresin del salmo para afirmar su filiacin divina; entonces es
acusado de blasfemar y de merecer la muerte (Mt 26,63-66 y
par.). La resurreccin de Jess demuestra que no haba blasfemado de ningn modo, sino que por el contrario haba dicho
la verdad. La catequesis primitiva ha aplicado el primer orculo del salmo a la glorificacin de Cristo. Es lo que ha hecho
san Pedro desde su primer sermn, el da de Pentecosts (Hch
2,34-36), san Esteban antes de su martirio (Hch 7,55s) y san
Pablo en distintos lugares de sus cartas (Rom 8,34; 1 Cor 15,25;
Ef 1,20; Col 3,1). El primer orculo del salmo estaba, por tanto,
firmemente enraizado en la catequesis primitiva.
Normalmente se habra debido concluir que el segundo
orculo, el orculo sacerdotal, se aplicaba tambin al Cristo
glorificado, pues concerna visiblemente al mismo personaje y
estaba apoyado por una promesa de Dios, lo que le haca todava ms importante que el primero. Pero nadie sacaba esta
conclusin pues todos saban que segn la Ley de Moiss Jess
no era sacerdote ni poda ser sacerdote.
Al cabo de treinta aos un apstol itinerante, el autor de
la Carta a los Hebreos, vio las cosas de forma nueva. Se dio
cuenta de que el segundo orculo del salmo no hablaba del sacerdocio levtico, sino de un orden sacerdotal diferente, desde
la perspectiva del rey-sacerdote Melquisedec y no de Aarn.

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Introduccin

XIX

Nada impeda, por tanto, atribuir al rey-Mesas este sacerdocio

diferente.
El autor habra podido contentarse con proclamar su descubrimiento y con afirmar que, segn el salmo 110 (109), el
Cristo Rey-Mesas era al mismo tiempo Rey-sacerdote no
segn el orden sacerdotal de Aarn, sino segn el orden sacerdotal de Melquisedec (Heb 7,11). El autor no se contenta
con semejante afirmacin, sino que se ha esforzado en definir
mejor a la luz del Misterio Pascual de Cristo, los rasgos especficos de este sacerdocio diferente, conseguido gracias a una
liturgia muy diferente (8,6), que ha introducido a Jess en un
santuario diferente (9,4), y ha establecido una alianza diferente,
nueva (9,15).
El resultado de esta bsqueda profundizada es el tratado
de cristologa sacerdotal que nos encontramos en la Carta a los
Hebreos.
5. Usos del primer orculo
Para ayudar a sus oyentes a que aceptasen ms fcilmente
esta nueva cristologa, el autor ha tenido sumo cuidado de apoyarse en la catequesis tradicional que aplicaba a la glorificacin celestial de Cristo el primer orculo del salmo 110 (109):
Orculo del Seor a mi Seor: sintate a mi derecha. Desde el
solemne exordio de su homila, el autor hace alusin a este sentarse a su derecha (Heb 1,3); al final del primer captulo, cita
con todas las letras el texto del orculo (Heb 1,13). Igualmente
prepara la aplicacin a Cristo del orculo sacerdotal, aplicacin
que efecta a lo largo de sus exposiciones de cristologa sacerdotal, en Heb 5,6; 6,20; 7,11-28.
Una nueva alusin al primer orculo del salmo se hace en la
frase que introduce la seccin central de la homila: Esto es lo
principal de todo el discurso: tenemos un sumo sacerdote que
est sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos
(Heb 8,1); para definir el sacerdocio de Cristo el autor une los
dos orculos del salmo. Vemos lo mismo en otro pasaje, donde
el autor subraya que Cristo est sentado para siempre jams a

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XX

Introduccin

la derecha de Dios, y espera el tiempo que falta hasta que sus

enemigos sean puestos como estrado de sus pies (Heb 10,12s;
Sal 110 [109],1). Una ltima alusin al mismo orculo se encuentra en una exhortacin a la paciencia donde, para animar
a los cristianos probados, el autor les recuerda que Jess, despus de haber soportado la cruz, est sentado a la derecha del
trono de Dios (Heb 12,2). El primer orculo del Sal 109 (110),
como podemos ver, est muy presente en el espritu del autor.
6. Quin es el autor de la homila?
Pero quin es su autor? Asunto difcil, pues sobre este
punto la tradicin primitiva est lejos de ser unnime. En el
Oriente cristiano se afirmaba sin dudar que este escrito nos
viene del apstol Pablo. En Occidente la ausencia del nombre
de Pablo provocaba muchas dudas.
Hay que decir que tambin en Oriente se han visto dificultades para relacionar la Carta a los Hebreos con san Pablo.
Todos afirmaban el origen paulino de esta carta, pero algunos,
ms sensibles a las diferencias de estilo, conceban este origen
paulino en un sentido amplio. En su historia de la Iglesia, Eusebio de Cesarea recoge la opinin de Clemente de Alejandra
y de Orgenes. Clemente de Alejandra consideraba que, dirigindose a los Hebreos, san Pablo haba escrito su carta en hebreo, y que san Lucas, para hacerla accesible a los cristianos de
lengua griega, haba hecho una traduccin adaptada al gusto de
los griegos (Hist. 6,14.2). Orgenes era de otra opinin (Hist.
6,25.11-14), recoga la afirmacin tradicional del origen paulino y reconoca que la doctrina expresada era digna del apstol,
pero observaba que el estilo era muy diferente y conclua:
Quin la ha escrito? Dios lo sabe (Hist. 6,25.14); despus
mencionaba algunas atribuciones: Clemente de Roma o Lucas
(Hist., 6,25.14). Posteriormente, estas distinciones de expertos
fueron olvidadas y se atribuy la carta a san Pablo.
En Occidente la situacin permaneci durante mucho
tiempo confusa, pero la firmeza de la tradicin oriental acab
por prevalecer, gracias en particular a san Jernimo, que, en

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Introduccin

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Beln, era testigo de ella. El Concilio de Trento afirm que la

Carta a los Hebreos forma parte de las Escrituras; pero evit
pronunciarse sobre su autenticidad paulina. A comienzos del
siglo xx, una respuesta de la Comisin Bblica (24 de junio,
1914) afirm el origen paulino de la carta, admitiendo la intervencin de un redactor diferente 1. Hasta el Concilio Vaticano II, la liturgia catlica continuaba presentando los textos de
la Carta a los Hebreos como lecturas de la carta del apstol
san Pablo a los Hebreos; despus del Concilio la reforma litrgica dice simplemente: Lectura de la Carta a los Hebreos.
7. Aspectos no paulinos
Como ya reconoca Orgenes, el estilo de la Carta a los Hebreos es muy diferente del de san Pablo; revela una personalidad diferente. Pablo tiene un estilo impetuoso e irregular (cf.
Gl 2,2.21-3,1.16s; Rom 2,15s), mientras que la carta tiene un
estilo agradable y cuidado (cf. Heb 1,1-4). A Pablo le gustan
las oposiciones fuertes (cf. Gl 2,19; 2 Cor 8,9; 12,10), la carta
efecta transiciones suaves (cf. Heb 1,4s; 2,17-3,1). Pablo se
pone con frecuenta en primer lugar y defiende su autoridad de
apstol (cf. Gl 1,1.12; 2 Cor 11); el autor de la carta se oculta
en su obra y se coloca entre los simples discpulos (cf. Heb 2,3).
Por otra parte algunas expresiones frecuentes en san Pablo
estn ausentes de la carta: en Cristo (cf. Rom 12,5; 1 Cor
15,18), Cristo Jess (cf. Rom 3,24; 8,1; 1 Cor 1,2), Jesucristo
nuestro Seor (cf. Rom 6,23; 8,39). En la carta el nombre de
Jess se introduce con frecuencia por medio de frmulas originales el apstol y sumo sacerdote de nuestra confesin de fe,
Jess (Heb 3,1), gran sacerdote eminente que ha atravesado
los cielos, Jess, el Hijo de Dios (4,14); precursor por nosotros, Jess (6,20); ver tambin Heb 7,22; 12,2; 12,24; 13,20.
Para citar el Antiguo Testamento Pablo dice frecuentemente: la Escritura dice (cf. Rom 9,17; 10,11; Gl 4,30) o
tambin est escrito (cf. Rom 1,17; 3,10; 1 Cor 1,19). La
carta no emplea nunca estas expresiones, sino que pone habi1

Enquiridion bblico (BAC, 2010) n.57-60, 411-413.

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XXII

Introduccin

tualmente un simple dice, sin precisar el tema (cf. Heb 1,6.7;

5,6; 8,8.13; 10,5; 12,26).
Una diferencia ms importante, pues no concierne solo a la
forma: Pablo no dice nunca que Cristo es sacerdote y sumo
sacerdote, mientras que la Carta a los Hebreos lo afirma, lo
repite y centra sobre esta afirmacin toda su cristologa. Pablo
no se interesa en absoluto en este tema; no emplea nunca estas
palabras. No habla ms que en una ocasin de los sacerdotes,
pero los designa entonces por medio de dos circunlocuciones:
los que se ocupan en las cosas sagradas y los que sirven al
altar (1 Cor 9,13).
8. Relaciones con san Pablo
Conviene igualmente aadir que Pablo habla varias veces
de sacrificio, en relacin con el misterio pascual de Cristo y en
relacin con la vida cristiana. En 1 Cor 5,7 proclama: ha sido
inmolada nuestra vctima pascual: Cristo. La frmula existencial de la Carta a los Glatas: el Hijo de Dios, que me am y se
entreg por m (Gl 2,20), frmula que no tiene nada de sacrificial, se vuelve a tomar en la Carta a los Efesios, y se completa
explcitamente en un sentido sacrificial: vivid en el amor como
Cristo os am y se entreg por nosotros a Dios como oblacin
y vctima de suave olor (Ef 5,2; cf. Gn 8,20s; x 29,18; etc.).
En esta frase, toda la cristologa de la Carta a los Hebreos se
encuentra en germen; no solo su aspecto sacrificial, que all est
explcito, sino tambin implcitamente su aspecto sacerdotal,
pues en esta oblacin y vctima Cristo es a la vez el sacerdote
que ofrece y la vctima que se ofrece, como en Heb 9,14.
Se ha pretendido a veces demostrar que la doctrina de la
Carta a los Hebreos no tiene ninguna relacin con la teologa
paulina. Es un grave error. Es cierto que la cristologa sacerdotal
de la carta es una gran novedad respecto a la cristologa de las
grandes cartas paulinas, pero hay que reconocer, sin embargo,
que numerosos elementos paulinos se encuentran en la cristologa de la carta. Lo ms importante es la polmica contra la
Ley de Moiss, muy fuerte en la Carta de Pablo a los Glatas
(Gl 2,16; 3,16) y todava ms presente en la Carta a los Ro-

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Introduccin

XXIII

manos (Rom 3,20; 4,15; 5,20). En la Carta a los Hebreos esta

polmica toma un aspecto diferente, pero no es menos radical,
sino todo lo contrario. El autor declara que la Ley no ha llevado nada a la perfeccin (Heb 7,19), que solo era la sombra
de los bienes futuros, no la realidad misma de las cosas (10,1),
que su culto era ineficaz (10,1.4.11), y ha sido suprimida por
Cristo (10,9), que el cambio de sacerdocio entraa necesariamente un cambio de ley (7,12). Esta vigorosa polmica contra
la Ley no se encuentra nunca en otra parte del Nuevo Testamento. Establece un vnculo muy estrecho entre el autor de la
Carta a los Hebreos y el apstol Pablo.
A esto se aaden otros rasgos: la insistencia paulina en la
obediencia redentora de Cristo (Rom 5,19; Flp 2,8) la encontramos en Heb 5,8 y 10,9s. La manera paulina de expresar la
gloria divina de Cristo (1 Cor 15,25-27; Ef 1,21s; Flp 2,9; Col
1,15-17) se halla tambin en Heb 1,2-14; 2,8; 10,13. El vocabulario de los dos autores manifiesta tambin una notable
proximidad; entre las numerosas palabras que tienen en comn,
65 no son empleadas ms que por los dos en el Nuevo Testamento, por ejemplo: combate (agna Heb 12,1; cf. Flp 1,30;
1 Tes 2,2); jactancia (kachma Heb 3,6; cf. Rom 4,2; 1 Cor
5,6; 2 Cor 1,14), profesin de fe (homologa Heb 3,1; cf. 2 Cor
9,13), etc.2.
9. Quin es el autor de la nota
de envo (Heb 13,19.22-25)?
Todo lo que acabamos de decir concierne al texto de la homila (Heb 1,1-13,18.20s), que no es de estilo paulino. El caso
de la nota de envo (Heb 13,19.22-25) es diferente. Su estilo no
tiene nada de solemne; es, por el contrario, muy sencillo y familiar. Esto corresponde al cambio de gnero literario. Se pasa del
estilo de un discurso al estilo de una nota.
Pero puede tratarse tambin de una diferencia de autor. No
es imposible que el texto de una interesante homila haya sido
enviado a una comunidad por alguien que no era su autor. En
2

Cf. C. Spicq, Lptre aux Hbreux, I (Pars 1952) 159.

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XXIV

Introduccin

el caso que nos ocupa, una suposicin de este gnero fue hecha
en el siglo xvi por un exegeta llamado Estius; se merece una
consideracin.
Estius supuso que el autor de la nota fue el apstol Pablo,
que estim oportuno enviar a una comunidad la hermosa homila de cristologa sacerdotal compuesta por uno de sus compaeros de apostolado. Al mismo tiempo, garantizaba el valor
de esta homila aadindole una nota escrita por su mano. Pablo
haca esto para sus cartas. Las dictaba a un secretario (un cierto
Tercio en el caso de la Carta a los Romanos: Rom 16,22) y
al final, para autentificarlas, escriba l mismo algunas palabras.
Lo hace notar en 1 Cor 16,21; Col 4,18; 2 Tes 3,17: El saludo
va de mi mano []. La gracia de nuestro Seor Jesucristo est
con todos vosotros. Al final de la Carta a los Glatas, Pablo no
pone su nombre, sino que atrae la atencin sobre el aspecto de
su escritura diciendo: Mirad con qu letras tan grandes os he
escrito de mi propia mano (Gl 6,11).
La hiptesis de Estius puede invocar en su favor la presencia, en la nota, de varios rasgos paulinos, comenzando por el
con la mayor insistencia de Heb 13,19; el temperamento generoso de Pablo le llevaba a emplear con frecuencia (10 veces)
este adverbio (en griego) para el comparativo. Sigue a continuacin os ruego, hermanos (Heb 13,22), frmula frecuente
en las cartas de Pablo, que se encuentra en Rom 12,1; 15,30;
16,17; 1 Cor 1,10; 16,15, y, sin la palabra hermanos, en Heb
13,19, como en 1 Cor 4,16; 2 Cor 2,8; 10,1; Ef 4,1. La mencin de nuestro hermano Timoteo (Heb 13,23) hace pensar
en Timoteo nuestro hermano (1 Tes 3,2) y en Timoteo el
hermano (2 Cor 1,1; Col 1,1; Flm 1). Las ltimas palabras de
la nota desean a los destinatarios la gracia, como lo hace san
Pablo al final de casi todas sus cartas. Ms o menos desarrolladas, las frmulas varan. Un poco ms larga que las de Col
4,18 y 2 Tim 4,22, es la frmula de Heb 13,25: La gracia est
con todos vosotros, que es idntica a la de Tit 3,15. Ni la Carta
de Santiago ni las de Pedro, Juan y Judas tienen este deseo final
de la gracia, que es caracterstico de las cartas paulinas. (Se encuentra tambin, de forma inesperada, al final del Apocalipsis:
Ap 22,21). Por tanto, es innegable que la nota de envo, que ha

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sido aadida al texto de la homila, tiene un color paulino. La

hiptesis de Estius parece por tanto defendible.
El gran mrito de esta hiptesis es que ofrece una solucin
plausible a un problema difcil que resulta de la aparente contradiccin entre dos hechos: por una parte el que el estilo y el
tema de la homila contenida en la Carta a los Hebreos (Heb
1,1-13,21) no sean paulinos; por otra parte el que la tradicin
de la Iglesia oriental afirme con fuerza desde los tiempos ms
antiguos el origen paulino de esta obra. Si es verdad que el valor
de esta obra ha estado garantizado por una nota autgrafa del
apstol Pablo, todo se explica; el problema est resuelto.
Que san Pablo haya podido garantizar el valor de esta obra,
a pesar de la novedad de su doctrina, es posible admitirlo por
los numerosos puntos de acuerdo que esta obra presenta con la
teologa paulina; en particular porque la frase de Ef 5,2 contiene en germen una cristologa sacerdotal.
10. Podemos conocer el nombre
del autor de la homila?
El autor de una carta indica su nombre. El autor de una
homila no lo indica. No es por tanto extrao que el autor de la
Carta a los Hebreos no indique el nombre de su autor, ya que
es una homila.
Hemos visto cmo Clemente de Alejandra crea reconocer
en ella el estilo de san Lucas, buen helenista, afirmando que no
se trataba ms que de una traduccin, habiendo sido compuesto
el texto original en hebreo por san Pablo. Se trata de una simple
conjetura sin apoyo real en los hechos.
Tertuliano en una de sus obras anuncia que se va apoyar
en el testimonio de un compaero de san Pablo, Bernab, citando a continuacin un pasaje de la Carta a los Hebreos 3. Esta
atribucin no carece de plausibilidad pues, segn los Hechos
de los Apstoles, Bernab era de la tribu de Lev (Hch 4,36);
era por consiguiente probable que Bernab tuviera un inters
especial por el tema del sacerdocio. Por otra parte, haba sido
3

Tertuliano, De pudicitia, 20, citando Heb 6,4-6.

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Introduccin

enviado en misin por el Espritu Santo al mismo tiempo que

san Pablo (Hch 13,2-4), y a causa de la oposicin de los judos,
se haba vuelto, con san Pablo, a los paganos (Hch 13,46). En
su apostolado manifestaba la misma generosidad que san Pablo
(1 Cor 9,6). Es por tanto probable que Bernab sea el autor de
la homila. No podemos, sin embargo, asegurarlo pues se trata
de una afirmacin aislada. Tampoco es posible verificarlo mediante una comparacin con otra obra de Bernab. Existe una
Carta de Bernab, un escrito apologtico, pero no se considera autntica.
Algunos atribuyen la Carta a los Hebreos al papa san Clemente, porque la Carta de san Clemente a los Corintios, escrita
hacia el ao 95 para intentar poner fin a una divisin en la
Iglesia, contiene un pasaje de la Carta a los Hebreos, reproducido palabra por palabra, pero sin que indique su proveniencia
(1 Clem 36,2). San Clemente, por otra parte, aplica a Cristo
el ttulo de Sumo sacerdote (1 Clem 36,1; 61,3; 64). Estos
indicios no constituyen una base suficiente para concluir que
san Clemente sea el autor de la Carta a los Hebreos. Muestran
simplemente que conoca su texto y que lo apreciaba.
En el siglo xvi se propuso un nuevo candidato: Apolo,
de quien san Lucas nos habla en los Hechos de los Apstoles
(Hch 18,24-28) y san Pablo en la primera carta a los Corintios
(1 Cor 1,12; 3,4-6.22) y en la Carta a Tito (Tit 3,13). Lutero
apoy esta candidatura. Se admite tambin en nuestros das,
porque la descripcin que san Lucas hace de este personaje corresponde a la idea que podemos hacernos del autor de la Carta
a los Hebreos una vez leda su homila: un judo [] natural
de Alejandra, [] hombre elocuente y muy versado en las Escrituras. Lo haban instruido en el camino del Seor y expona
con entusiasmo y exactitud lo referente a Jess (Hch 18,24s).
Sin embargo, la falta de atestacin antigua en favor de esta atribucin a Apolo la hace muy problemtica; es probable que en
los tiempos apostlicos Apolo no fuera un personaje nico en
su gnero. Por otra parte nada nos dice que Apolo se interesara
especialmente en el tema del sacerdocio. Desde este punto de
vista, la atribucin a Bernab parece preferible.

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Introduccin

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11. Para quin se compuso esta homila?

A pesar del ttulo que se le dio, est muy claro que esta
homila no se dirige a hebreos, sino a cristianos, y a cristianos
convertidos desde hace tiempo (cf. 5,12; 10,32-34). Eran de
ascendencia juda? El autor no lo dice. No nombra nunca a
los hebreos ni a los judos. Tampoco nombra nunca a las naciones, los paganos. No tiene ningn inters en el origen, judo
o pagano, de sus oyentes. Habla mucho del sacerdocio y de los
sacrificios del Antiguo Testamento, pero solo para oponerles
el sacerdocio y el sacrificio de Cristo. Encontramos solo, en las
exhortaciones finales, una frase que parece avisar a los oyentes
contra prcticas judaizantes (Heb 13,9); haba all una tentacin corriente en las comunidades provenientes del paganismo
(Rom 14,1-6; Gl 4,10; 5,1; Col 2,16). Es seguro que el autor
se dirige a cristianos para ayudarlos a profundizar su fe y para
animarlos en sus pruebas.
Basndose en los duros reproches que el predicador dirige
en Heb 5,11-12 a sus oyentes les echa en cara ser negligentes y no haber progresado en la fe, algunos comentaristas
consideran que estos se encontraban en una peligrosa situacin
de tibieza espiritual. Pero no tienen en cuenta el gnero literario
de la homila. Este pasaje es, en realidad, una maniobra oratoria
hecha para despertar su atencin. Si queremos conocer la verdadera opinin del predicador debemos acudir a Heb 6,9-12,
donde se le escucha decir a sus oyentes: aunque hablemos as,
queridos hermanos, en vuestro caso esperamos lo mejor, lo que
conduce a la salvacin (Heb 6,9). Hace un gran elogio de su
generosidad (6,10). Hace lo mismo en Heb 10,32-34, pasaje
paralelo, donde encontramos la misma sucesin antittica entre
un texto amenazante y un gran elogio, sucesin que manifiesta
bien el talento oratorio del predicador.
Es muy difcil precisar dnde ejerca el predicador su apostolado, pues lo que dice de las persecuciones sufridas por sus
oyentes no tiene nada de especfico (Heb 10,32-34), ya que la
Iglesia primitiva sufra persecuciones en todas las regiones.
Dnde se encontraba la comunidad a la que enviaron el
texto de la homila? La nota de envo contiene una indica-

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Introduccin

cin geogrfica, pero es muy vaga y enigmtica: los de Italia

os saludan (Heb 13,24). Podemos parangonar este saludo al
que encontramos al final de la Primera carta a los Corintios:
Os saludan las Iglesias de Asia (1 Cor 16,19). En lugar de
nombrar la ciudad de feso, donde se encontraba entonces, san
Pablo nombra toda la provincia romana de Asia, cuya capital
era feso. San Pablo tena tendencia a ampliar sus perspectivas: dirige la Primera carta a los Corintios a todos los que en
cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Seor Jesucristo
(1 Cor 1,2; ver tambin 1 Tes 1,8); dirige la Segunda carta a los
Corintios a la Iglesia que est en Corinto con todos los santos
que estn en Acaya, toda entera (2 Cor 1,1).
La provincia romana de Asia tena una extensin muy limitada. Italia designaba una regin ms vasta. Qu quiere
decir la expresin los de Italia? Hay que comprender que el
autor de la nota se encuentra en Italia y que enva los saludos
de cristianos de Italia a una comunidad de Grecia o de Asia
Menor? O acaso se encuentra fuera de Italia en compaa de
un grupo originario de Italia, del que enva saludos a una comunidad situada en este pas? El texto es demasiado conciso para
que podamos decidir. La firmeza de la tradicin de la Iglesia
oriental en el origen paulino de la Carta a los Hebreos hace
que nos inclinemos por la primera hiptesis, pues esta tradicin
supone que la carta ha sido recibida e identificada en Oriente.
12. Fecha de la carta
Acerca de la fecha de su composicin y envo los comentaristas presentan opiniones muy divergentes. Algunos se han
pronunciado por una fecha muy antigua, anterior incluso a las
grandes cartas de san Pablo 4. Sin embargo los contactos doctrinales con las cartas de la cautividad sugieren una fecha ms
tarda 5. Esta fecha no puede ser posterior al ao 95, pues el
texto de la homila se ha utilizado por el papa Clemente en su
carta a los Corintios.
4
5

Cf. P. L. Davies, Pauline Readjustments (Londres 1927).

Cf. C. Spicq, Lptre, o.c. I, 161-166.

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La ms probable parece ser una datacin poco anterior a

la guerra juda que ha conducido a la toma de Jerusaln y a la
destruccin del templo, pues el autor describe la liturgia del
templo como si fuera actual. Si hubiera compuesto su homila
despus de la destruccin del templo y del final de los sacrificios, sucedidos el ao 70, no hubiera podido declarar que todo
sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas
veces los mismos sacrificios (Heb 10,11). Por otra parte, algunos indicios hacen pensar que el autor vea aproximarse el da
de la destruccin del templo, predicha por Jess. Deja entender
que la Primera Alianza estaba para desaparecer (Heb 8,13) y
declara a sus oyentes: veis ms cercano el Da (Heb 10,25);
pero estos indicios son dbiles; no dan ninguna certeza.
El conjunto de argumentos se inclina hacia el ao 66 o 67
como fecha probable de la composicin de la homila. Esta
fecha correspondera tambin con la tradicin que afirma el
origen paulino de la Carta a los Hebreos, ya que, segn el historiador Eusebio (Hist. II, 25,5; III, 1,2), en el ao 67 el apstol
Pablo sufri el martirio. En esta hiptesis, san Pablo habra podido dar su garanta a la obra de uno de sus compaeros de
apostolado.
13. Estructura de la homila
Para interpretar correctamente el pensamiento del autor es
muy importante haber discernido la estructura de su homila.
Un estudio atento muestra que est cuidadosamente estructurada en cinco partes, precedidas de un exordio solemne (Heb
1,1-4) y seguidas de un saludo de conclusin (Heb 13,20s).
Cada parte est metdicamente anunciada. La primera est
anunciada al final del exordio (Heb 1,4); las dems al final de la
parte precedente (Heb 2,17; 5,9s; 10,36-39; 12,13).
La primera parte (1,5-2,18) contiene una exposicin de
cristologa tradicional, que prepara hbilmente la cristologa sacerdotal, mostrando que Cristo es Hijo de Dios y hermano
de los hombres; Cristo es perfecto mediador entre Dios y los
hombres; es sumo sacerdote (Heb 2,17). La cristologa sacer-

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XXX

Introduccin

dotal se expone en dos etapas en partes sucesivas: la segunda

(3,1-5,10) y la tercera (5,11-10,39).
La segunda parte (3,1-5,10) presenta la relacin de continuidad entre el sacerdocio de Cristo y el del Antiguo Testamento: Cristo es digno de fe [] como Moiss (3,2); ha
sido llamado sumo sacerdote por Dios, como en el caso de
Aarn (5,4s).
La tercera parte (5,11-10,39) presenta las relaciones de diferencia de superioridad. Cristo no es sumo sacerdote segn
el orden sacerdotal de Aarn sino segn el orden sacerdotal
de Melquisedec (7,1-28); su sacrificio personal ha sido muy
diferente a las antiguas inmolaciones de animales (8,1-9,28) y
ha sido totalmente eficaz, mientras que estos eran ineficaces
(10,1-18). Una conclusin exhortativa (10,19-25) define las
consecuencias del sacrificio de Cristo para la situacin de los
cristianos y los invita a una vida de unin a Cristo sumo sacerdote por la fe (10,22), la esperanza (10,23) y la caridad (10,24s).
Esta conclusin prepara las dos ltimas partes de la homila.
La cuarta parte (11,1-12,3) habla de la fe de los antepasados
(11,1-40) e invita a continuacin a los cristianos a perseverar en
la esperanza cuando sean puestos a prueba (12,1-13).
La quinta y ltima parte (12,14-13,18) evoca las dos dimensiones de la caridad, la relacin con Dios en la bsqueda de la
santificacin y la relacin con el prjimo en la bsqueda de la
paz con todos (12,14).
La conclusin de la homila (13,20-21) resume en trminos
originales la cristologa sacerdotal del autor (v.20) y las exhortaciones que ha dirigido a sus oyentes (v.21).
Muchos comentaristas no han discernido correctamente
los anuncios del tema. La consecuencia es que dan una idea
inexacta de la cristologa del autor. El primer error concierne
al anuncio de la primera parte. Al terminar su exordio, el autor
declara que el Hijo, es decir, Cristo, que ha llevado a trmino la
purificacin de los pecados (1,3), ha llegado a ser de tal forma
superior a los ngeles que el Nombre que ha recibido en herencia es incomparable al de ellos (1,4; traduccin de la Biblia
de Jerusaln). Dnde se encuentra el anuncio del tema? Con
muchos comentaristas (entre ellos santo Toms de Aquino), la

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Introduccin

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Biblia de Jerusaln decide que el tema anunciado es que el

Hijo es superior a los ngeles y da por tanto este ttulo a los dos
primeros captulos de la homila. Despus de esto, siguiendo de
nuevo a Santo Toms, pone como ttulo para Heb 3,16: Cristo,
superior a Moiss, mientras que el autor expresa en primer
lugar una relacin de semejanzas entre Jess y Moiss: Jess,
digno de fe como Moiss (3,1s). La insistencia en la relacin de
superioridad no corresponde al pensamiento del autor, que es
mucho ms matizado. Adems entre el Hijo y los ngeles, la
relacin no es nicamente de superioridad pues, segn Heb 2,9,
Jess ha sido hecho un poco inferior a los ngeles.
Un anlisis preciso del texto revela que en realidad el tema
anunciado no es que el Hijo haya llegado a ser superior a los
ngeles. El autor anuncia una presentacin sobre el Nombre
que Cristo ha recibido a raz de su misterio pascual; dicho de
otra forma, una exposicin cristolgica. Para definir mejor este
Nombre, el autor anuncia que se servir de una comparacin
con los ngeles. Esta comparacin no mostrar solo una relacin de superioridad, sino que mostrar varias diferencias; el
autor no dice que el nombre es incomparable; dice que es
muy diferente, lo cual deja la posibilidad de una relacin de
inferioridad, expresada en Heb 2,9.14. Cristo est a la vez por
encima y por debajo de los ngeles, pues es Hijo de Dios (1,5)
y hermano de los hombres (2,11s), lo cual hace que sea un
mediador mucho mejor cualificado que los ngeles.
Otro error de muchos comentaristas es el no haber discernido el anuncio de la segunda parte en Heb 2,17, ni el de la tercera parte en 5,9s. El resultado es que no distinguen dos etapas
en la exposicin de la cristologa sacerdotal, sino solo una, que
comienza, segn ellos, en Heb 4,14, e, interrumpida por una
larga digresin de Heb 5,10 a 6,20, se extiende hasta 10,25.
Esta presentacin cae, como la precedente, en el defecto
de la unilateralidad, pues no deja ver que, antes de expresar
en Heb 7,1-10,18 las relaciones de diferencia de superioridad
entre el sacerdocio de Cristo y el del Antiguo Testamento, el
autor ha tenido cuidado de expresar en Heb 3,1-6 y 5,1-10,
las relaciones de concordancia y de continuidad, sin las cuales
no se podra hablar de cumplimiento del Antiguo Testamento

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XXXII

Introduccin

en el misterio de Cristo. La primera exposicin de cristologa

sacerdotal (Heb 3,1-5,10) no contiene la menor crtica al sacerdocio del Antiguo Testamento. En esto difiere radicalmente
de la segunda exposicin (Heb 7,1-10,18), que critica todos los
aspectos: sacerdocio, santuario, sacrificios, ley, alianza. Esta diferencia radical desaparece completamente cuando no se distinguen las dos exposiciones.
Estructura
Las flechas () y las frases en negrita indican los anuncios de
la parte siguiente
EXORDIO: Dios nos ha hablado en su Hijo (1,1-4)
1,4: El Hijo es superior a los ngeles
porque ha heredado un Nombre muy diferente
I. SITUACIN DE CRISTO (1,5-2,8)
Dos ttulos de Cristo
1,5-14 (exposicin) Cristo, Hijo de Dios
2,1-4 (exhortacin) Tomar en serio el mensaje
2,5-18 (exposicin) Cristo, hermano de los hombres
2,17: ha llegado a ser semejante a sus hermanos a fin de llegar a ser
sumo sacerdote misericordioso (B)
y digno de fe (A)
para las relaciones con Dios,
con el fin de quitar los pecados del pueblo
II. SUMO SACERDOTE DIGNO DE FE Y MISERICORDIOSO
(3,1-5,10)
Relacin de continuidad con el Antiguo Testamento
A. Digno de fe (3,1-4,14)
3,1-6 (exposicin) Sumo sacerdote, digno de fe como Moiss
3,7-4,14 (exhortacin) Advertencia contra la falta de fe
B. Misericordioso (4,15-5,10)
4,15-16 (exhortacin) Alcancemos misericordia
5,1-10 (exposicin) Sumo sacerdote, misericordioso, nombrado por
Dios como Aarn

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Introduccin
5,9-10

XXXIII

Hecho perfecto (B)

ha llegado a ser causa de salvacin eterna (C)
proclamado por Dios sumo sacerdote (A)

III. VALOR SIN IGUAL DEL SACERDOCIO Y DEL SACRIFICIO

DE CRISTO (5,11-10,39)
Relaciones de diferencia y de superioridad con el Antiguo Testamento
5,11-6,20 (exhortacin) Llamada de atencin, pues la exposicin ser
importante
A. Sumo Sacerdote de un gnero diferente y superior (7,1-28)
La figura bblica de Melquisedec anuncia un sacerdocio superior al sacerdocio
levtico. Sal 110
B. La liturgia de Cristo, diferente (8,1-9,28)
El culto antiguo y la liturgia de Cristo, diferente y superior
8,3-6 El culto antiguo: terrenal y figurativo
8,7-13 Crtica de la Primera Alianza por el anuncio de una Nueva
Alianza
9,1-10 El lugar santo y el culto meticuloso de la Primera Alianza
9,11-14 El nico sacrificio de Cristo: por la tienda y
por su sangre
9,15-23 Fundacin vlida de la Nueva Alianza
9,24-28 Acceso celestial y definitivo del culto realizado por Cristo
C. Su sacrificio eficaz es causa de salvacin eterna (10,1-18)
Al contrario de los sacrificios antiguos ineficaces, la ofrenda personal de
Cristo elimina el pecado y nos santifica
10,19-39 (exhortacin) Llamada a la unin a Cristo sumo sacerdote,
por la fe, la esperanza y la caridad; y aviso contra el pecado
10,36.38: Tenis necesidad de la paciencia (B)
Mi justo vivir por la fe (A)
IV. LA FE Y LA PACIENCIA LLENA DE ESPERANZA (11,1-12,13)
A. La fe de los mayores (11,1-40)
(exposicin) Las realizaciones y las pruebas de la fe en el Antiguo
Testamento
B. La prueba, necesaria para una paciencia llena de esperanza
(12,1-13)
(exhortacin) Acoger la prueba, necesaria para la educacin de los
hijos de Dios
12,13: Haced rectas las sendas!

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Introduccin

V. LLAMADA A PRACTICAR LAS DOS DIMENSIONES DE LA

CARIDAD (12,1-13)
12,14: Buscad la paz con todos y la santificacin
12,15-29: Bsqueda de la santificacin (relacin con Dios)
13,1-6: Actitudes cristianas (relacin con el prjimo)
13,7-19: La verdadera comunidad (relaciones entre la comunidad)
CONCLUSIN Y DOXOLOGA (13,20-21)
Palabra de envo (de Pablo?) (13,22-25)

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