Canclini 400
Canclini 400
Canclini 400
presentacin
presentacin
presentacin
J. Norberto Saracco
contenido
contenido
Prlogo, p. 5
Introduccin, p. 7
1. Prehistoria. 1570 - 1818, p. 11
Un ambiente cerrado y lejano. Corsarios y navegantes ingleses. Radicacin de
protestantes. Las invasiones inglesas. Comienzo de la distribucin de la Biblia.
Cambios en la poca independiente. Algunas observaciones.
Cuatrocientos aos de
Protestantismo Argentino
prlogo
prlogo
1570-1970
introduccin
introduccin
Al mismo tiempo, al poner una fecha inicial y otra final, indicamos, por
un lado el primer episodio conocido y, por el otro, que hemos llegado
aproximadamente hasta el ao 1970, aunque a menudo ha sido lgico
mencionar algo ligeramente posterior. La fecha es ms o menos arbitraria,
pero la hemos fijado porque es nuestro criterio que no se puede hacer
historia de algo para lo que no se cuenta an con la debida perspectiva.
Por otra parte, las dcadas transcurridas desde entonces hasta el momento
de la redaccin han sido testigo de numerosos cambios en el campo
religioso y especficamente protestante, cambios cuya evolucin contina
y cuyo fin no es posible prever. Ninguna tentacin ms frecuente en los
introduccin
Esa es una de las limitaciones de este trabajo, del que esperamos que
sea un desafo para que muchos cuiden de registrar su pasado en su
propio campo. Obviamente, la otra limitacin corresponde a las del autor y
introduccin
10
El autor
Buenos Aires, primavera de 2002
cap. 1
prehistoria
1
1520 - 1818
La presencia protestante en el territorio que hoy ocupa la Argentina
tard mucho en hacerse notoria. Ms larga an fue la lucha por
conseguir para los no catlicos un status legal acorde con la tradicin
del pas. Varios elementos se combinaron para producir esa situacin,
incluso la evolucin mundial de las luchas ideolgicas y polticas que
produjo la Reforma religiosa del siglo XVI. Baste recordar que los
primeros navos, al mando de Juan Daz de Sols, llegaron al Ro de la
Plata en 1516, o sea pocos meses antes que Martn Lutero clavara sus
noventa y cinco tesis en Wittemberg el 31 de octubre de 1517,
desatando el proceso que sacudi al mundo cristiano. Por eso, esta
parte de la historia solo hace referencia a hechos muy aislados y sin la
debida resonancia social.
prehistoria
11
12
1
Hay mucha literatura sobre este personaje. Vase Jos Toribio Medida, La Inquisicin en el Ro de la Plata
o Roberto Levillier, Guerras y Conquistas en el Tucumn, obras que traen mucha documentacin.
2
Richard Walter, A Voyage round the World in the Year 1740 by George Anson, John and Paul Knanton,
London, 1748.
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14
3
Johm Narborough, An Account of Several Voyages and Discoveries to the South and North towards the
Straits of Magellan, Sm. Smith, London, 1694.
4
Reginaldo de Lizrraga, Descripcin del Per, Tucumn, Ro de la Plata y Chile. Buenos Aires, Academia
Nacional de la Historia, 1999, pp. 308, 309.
iba Francis Fletcher, el primer ministro protestante del que con seguridad
podemos decir que pis nuestro suelo; Se haba ofrecido como voluntario
y formaba parte de la compaa que despach la expedicin. A l se le
debe el mejor relato del viaje describiendo su ministerio, que sin duda
era una seal de los tiempos.5
Cuenta sobre los indios, que mostraban ms bondad que muchos
cristianos, incluso que algunos ministros de la Iglesia de Dios. Segn
l, adoraban el Sol, inclinndose al sealarlo. En un encuentro, un salvaje
fue muerto, al da siguiente de un sermn para recordarnos nuestra
muerte e incertidumbre en el tiempo. Como lo lgico es pensar que fue
en tierra, sera el primero que conocemos.
El hecho ms notable fue cuando se produjo una grave conspiracin,
en la cual estaban envueltos los principales de la flota. Los historiadores
consideran que el hecho existi y que el juicio a los culpables se realiz
segn las normas. No coincidi con ello el capelln, que se pronunci
claramente en favor de Dowghty, el principal acusado, insistiendo en su
carcter cristiano. Teniendo en cuenta su lugar en la historia, vale la
pena reproducir un fragmento de esa obra:
Sir Francis Drake, The World Encompassed and Analogous Contemporary Documents, Vaux, London,
1854.
prehistoria
15
16
8
Cf. Enrique de Ganda, Historia de los Piratas en el Ro de la Plata, Cervantes Buenos Aires, 1926, pp.357358; Vicente Sierra, Historia de la Nacin Argentina, tomo II, p.161.
9
Annimo, Una Narracin Fiel de los Peligros y Desventuras que sobrellev Isaac Morris. Imprenta y Casa
Editora Coni, Buenos Aires, 1956 p. 52.
prehistoria
17
Radicacin de protestantes
Las condiciones descriptas en el Ro de la Plata tuvieron consecuencias
contradictorias. Por un lado, no resultaba ser el lugar ms atractivo para
extranjeros y por ende para herejes. Pero a la vez, el desinters de la
metrpoli facilitaba el ingreso de lo heterodoxo, pese a la perduracin
de las prohibiciones. Eso se manifest especialmente en la circulacin
de libros prohibidos, pero de estos puede decirse que en general no
solo no eran protestantes, sino que su espritu sola ser no cristiano. De
hecho, Buenos Aires qued con la fama de ser el puerto de acceso
para todo lo religiosamente nocivo.
Siempre estuvo vigente la prohibicin de que se radicaran no
catlicos, pero su aplicacin a veces era algo laxa. Adems, hubo por
lo menos tres casos en que su radicacin se permiti especficamente.
La primera fue una consecuencia del tratado de Utrecht de 1713,
por el que Espaa debi aceptar una serie de condiciones impuestas
por Inglaterra, como la cesin del pen de Gibraltar. Adems, se
especificaba que deba autorizarse la radicacin del Asiento de la
Compaa del Sud, dedicado al comercio de esclavos. Desde 1793
exista un asiento en Buenos Aires, en manos de franceses, que ese
ao debieron cederlo a los vencedores de la guerra, quienes lo
retuvieron hasta 1737 cuando los mismos azares les hicieron dejarlo.
El punto 7 del tratado, firmado el 26 de marzo de ese ao, aclaraba
que los asentistas y su gente no habran de causar ofensa ni escndalo
al ejercicio de la religin catlica romana, lo que indirectamente
insinuaba que podra haber protestantes. En efecto fue as, pero las
consecuencias fueron distintas a las temidas. Los jesuitas se dedicaron
a trabajar entre la gente ubicada en la zona de Retiro y tuvieron xito
18
10
Edberto Acevedo, Las Intendencias Altoperuanas del Virreinato del Ro de la Plata, Academia Nacional
de la Historia, Buenos Aires, 1982, pp. 504 - 510.
Carlos Calvo, Coleccin Completa de los Tratados, Convenciones, Capituliaciones, Armisticios y Otros
Aspectos Diplomticos. Paris, A. Durand, 1862, tomo II.
12
V. Pedro Vicente Caete, Gua Histrica y Geogrfica de Potos. Coleccin Cultura Boliviana, Editorial
Potos, 1952; A .Z. Helms, Travells from Buenos Aires by Potos, London, Richard Phillip, 1806; Ernesto
Greve, Historia de la Amalgamacin de La Plata, Revista Chilena de Historia y Geografa, n 102, I-IV
1943, Imprenta Universitaria, Santiago de Chile, y varias otras obras de Jos T. Medina, Lewis Hanke y R. M.
Buehler.
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20
14
AGN IX-12-95.
V. Jos M. Massini Ezcurra, Un incidente en el ocano Atlntico en 1797, Revista de la Universidad
de Buenos Aires, ao III, n 3; Juan Mara Mndez Avellaneda, El motn de la Lady Shore, Todo es
Historia, Buenos Aires, julio 1989, p. 3ss. Hay muchos expedientes sobre el tema en el Archivo General
de la Nacin.
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16
21
William Gregory, El Diario de un Misionero Cautivo, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires,
1996.
17
22
Ral A. Molina, op. cit. , p.119. Debe notarse que este es el nico caso, de entre los 9.215 personajes
nombrados, en que se menciona la religin. Dado que aparecen unos cuantos ingleses y holandeses,
puede inferirse que ya en ese perodo habra algn otro protestante, al menos nominal.
19
Reginaldo de Lizrraga, op. cit. pp. 29, 155.
20
Cit. Alberto M. Salas, Diario de Buenos Aires. 1806-1807. Editorial Sudamericana, Buenos Aires,
1981, p. 156.
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18
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21
22
24
Del Report of the Directors to the 13 th General Meeting of the Missionary Society, May 14, 1807,
p. 18.
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25
Los libros haban sido impresos para los prisioneros espaoles que
estaban en Inglaterra. Pero cuando Creighton lleg al Plata, debi
detenerse en Maldonado, que haba sido tomada por los ingleses al
comenzar la segunda invasin, y era imposible seguir a Buenos Aires
que ya haba sido reconquistada. Los directores de la Sociedad
informaron que:
Antes que llegara la flota de mercaderes britnicos, Buenos Aires
haba vuelto a sus primitivos dueos y la puerta especial de provecho
que se haba abierto, ahora estaba cerrada. Cuando Mr. Creighton
lleg al Ro de la Plata y recibi la afligente informacin, se encontr
perdido en cuanto a qu hacer, pero despus de debida reflexin
determin prudentemente esperar all hasta que pudiera ver de qu
modo terminaran aquellos asuntos.24
26
prehistoria
Cf para este punto, Arnoldo Canclini, La Biblia en la Argentina, Buenos Aires, Sociedad Bblica en la
Argentina, 1987, cap. II.
28
Correspondencia en el archivo de la Sociedad Bblica Britnica.
27
27
29
Cit. Boleslao Lewin, Supresin de la Inquisicin y Libertad de Cultos en la Argentina. Universidad
Nacional de La Plata, 1956, p. 19.
30
Enrique del Valle Iberlucea, Los Diputados de Buenos Aires en las Cortes de Cdiz, Buenos Aires, 1912,
p. 115.
31
El Redactor de la Asamblea, n 13.
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30
32
Sobree Pazos Kanki, v. Arnoldo Canclini, 1816: Un cura sin sotana. Todo es Historia, n 184; Charles H.
Bowman (Jr.), Vicente Pazos Kanki, Los Amigos del Libro, La Paz, 1975.
Cf. Daniel P. Monti, La Preocupacin Religiosa de los Hombres de Mayo, Buenos Aires, La Aurora, 196I,
pp. 60- 71 y las historias del teatro argentino como las obras de Bosch, Jacobo de Diego, etc.
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39
33
Algunas observaciones
* En primer lugar, es claro que la periodizacin que se ha planteado
para este captulo inicial puede ser adecuada o no para la historia
protestante argentina, pero al mismo tiempo es obvio que no corresponde
a pocas determinadas de la historia secular, ni tampoco a lo religioso
en lo internacional. Sin duda alguna, desde mayo de 1810 el pas estaba
en otra poca, cuando las semillas de independencia de los aos
anteriores florecieron en un pensamiento sorprendentemente maduro,
que ech por tierra el espritu cerrado de la etapa histrica anterior, aun
cuando podra decirse que ms bien lo dej encapsulado en crculos
minoritarios que, con frecuencia, resurgan y a veces llegaron al gobierno.
* En cuanto a lo religioso, si bien la Reforma del siglo XVI fue el inicio
de una nueva era que coincide con el de esta historia , los
movimientos espirituales del pietismo alemn y el metodismo ingls
hicieron surgir otra bien diferenciada, cuando la palabra evanglico fue
la expresin dominante. Esto se reflej en los escasos y aislados hechos
del tiempo estudiado en este captulo.
* Los primeros hechos presentan un protestantismo que realmente
podemos calificar como de nominal, lo que en lneas generales ocurra
tambin en el catolicismo. Por ejemplo, es lcito poner en duda la
religiosidad de los piratas, aunque en episodios como el de Sir Francis
Drake o el de Isaac Morris pareciera que hay personajes con una fe
autntica. Lo habitual era una confesin estrechamente ligada a la
nacionalidad. De un lado o del otro del ocano, un ingls siempre era
luterano as como un espaol era catlico, aunque ni uno ni otro pudieran
explicar por qu.
* Los pocos protagonistas del tiempo entre la creacin del virreinato
en 1776 que fue contemporneo a los avivamientos en Alemania e
Inglaterra hasta los aos inmediatos de la era independiente, se
presentan con un espritu que es claramente un reflejo de aquella nueva
visin en la antigua Europa, por ejemplo en el sentido de misin, de la
tica como parte de la vida cristiana de la importancia de la Biblia.
34
* Cabe preguntar por qu, si la Iglesia Catlica realiz una tan notable
expansin misionera, eso no ocurri con el protestantismo. Del mismo
modo, tampoco se dio en lo que hoy es la Argentina el establecimiento
de una colonia como la de los hugonotes en Ro de Janeiro, Las Antillas
y Florida, la de los holandeses en el Noreste brasileo, los alemanes de
Welser en Venezuela, los escoceses en Panam o los varios de las islas
caribeas, todas las cuales fracasaron y de las que solo los holandeses
de Baha y Pernambuco hicieron algo por extender la fe.
35
cap. 2
comienzos definitivos
2
1818 - 1823
Era claro que al acercarse la segunda dcada independiente habran
de producirse cambios en el papel del protestantismo en la Argentina.
Por un lado, las ideas de independencia y el pensamiento liberal ya
estaban afirmados y solo se trataba de consolidar la nueva nacin.
Por el otro, en esa situacin poltica todos los sectores buscaban su
ubicacin social y entre ellos ocupaba su lugar destacado el mbito
no catlico. As era por la creciente importancia de los residentes
extranjeros, entre los cuales creca tambin el nmero de los
cristianos fieles, y por el desarrollo del espritu misionero de los pases
con mayora evanglica.
El Cementerio Britnico
En la vida de una comunidad, aunque tenga solo la dimensin de
una familia, hay tres momentos que necesariamente han de repercutir
en sus relaciones sociales. Obviamente, el primero es el nacimiento y
el ltimo la muerte. Casi siempre ha de aparecer el segundo, que es el
del matrimonio. Esos tres elementos habran de plantear interrogantes
y decisiones bsicas en cuanto a aquellos que son objeto de esta
historia.
comienzos definitivos
38
1
Cecilia Grierson, Colonia de Monte Grande. Primera y nica Colonia Formada por Escoceses en la
Argentina. Buenos Aires, Casa Jacobo Peuser, 1925.
2
Cf. Jorge Alfonsn, Cementerios de Disidentes Protestantes. Buenos Aires, 1996.
3
J. Alfonsn, citando a Ricardo Hogg, El Pequeo Cementerio Protestante de la Calle del Socorro,
Buenos Aires, 1998, p. 9.
comienzos definitivos
39
40
9
Cit. Nicols Fasolino, Vida y Obra del Primer Rector y Cancelario de la Universidad, Presbtero
Antonio Senz, Buenos Aires, 1921, p. 113.
10
William Downes, ms. de 1884, cit.Charlotte de Hastings en It began with a small enclosure. Campanario
Norte. Revista de la Parroquia del Socorro, octubre de 1969. Por supuesto, el autor parece ignorar la presencia
de pastores presbiterianos que oficiaron en ese lugar.
comienzos definitivos
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42
11
M. G. y E.T. Mulhall, Manual de las Repblicas del Plata, Imprenta del Standard, Buenos Aires, 1876,
p. 29.
12
Ver Juan C. Varetto, Diego Thomson. Apstol de la instruccin pblica e iniciador de la obra evanglica
en la Amrica Latina. Buenos Aires, Junta de Publicaciones, 1918 (en ocasin del centenario de la llegada
a Buenos Aires) y Arnoldo Canclini, Diego Thomson. Apstol de la enseanza y distribucin de la Biblia
en Amrica Latina y Espaa. Buenos Aires, Sociedad Bblica Argentina, 1987. Del mismo Thomson, pueden
leerse sus Letters on the Moral and Religious State of South America, James Nesbit, London, 1827, donde
hay mucha informacin, aunque no tantas como, por ejemplo, sobre el Per. Una bibliografa completa en
nuestro libro citado.
comienzos definitivos
43
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13
Carta fechada el 1 de septiembre de 1820 y publicada en New Evangelical Magazine, vol. VII, 1820.
comienzos definitivos
14
Publicada en Evangelical Christendon, 1847m p. 237. La censura aduanera rega para todos los libros
religiosos.
45
Transcripta por D. Thomson en su carta a la Sociedad Bblica del 29 de mayo de 1820, ms. en su archivo.
Cf. James Thomson, Letters Otros escritos aparecieron en revistas como Evangelical Christendom, en
1845, bajo el ttulo South America y New Evvangelical Magazine, 1820. Suponemos, por el prestigio de
que goz Thomson, que debe haber otros materiales no conocidos. En la Sociedad Biblica Britnica hay un
manuscrito extenso, titulado Journey in Tucatn, que contiene algo sobre la Argentina. Las cartas del primer
libro relativas al Per han sido publicadas en Precursores evanglicos. Diego Thomson y Francisco Penzotti,
Lima, Ediciones Presencia, 1984.
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La mayor parte de los datos sobre la biografa y los aspectos tcnicos de Santiago Bevans estn tomados
de La Encrucijada de la Arquitectura Argentina, de Alberto S. J. de Paula y Ramn Gutirrez.
comienzos definitivos
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comienzos definitivos
56
Algunas observaciones
* Es claro que esta breve poca es solo de transicin, aunque quiz
sus protagonistas la vieran de manera diferente, o sea como el logro de
metas ya consolidadas. As era tambin en lo poltico, cuando la
independencia dejaba paso a las etapas iniciales y fluctuantes de la
organizacin.
Ciertos elementos del principio seguan en vigencia, como la
importancia dada a la Biblia. El nmero creciente de no catlicos
comenzaba a quebrar definitivamente el monopolio catlico y la
importancia que adquiran los sectores que no lo eran resultaba muy
notable, ya que su misma presencia se haca significativa, sin que se
comprendiera que era algo indicativo del futuro nacional.
* An se estaba ante algo no estructurado. La creacin del cementerio,
incluso con su sentido religioso, era algo sustancialmente pragmtico,
como lo seran los dems hechos relacionados con la vida social, que
irn apareciendo ms adelante.
comienzos definitivos
58
cap. 3
1821 - 1824
Un cambio de visin misionera en el mundo protestante hara que
este breve perodo fuera una etapa nueva del protestantismo en la
Argentina. En la ltima dcada del siglo XVIII haba comenzado en
Inglaterra el movimiento de expansin al extranjero por medio de la
organizacin de entidades privadas, aunque en general cada una de
ellas estaba relacionada con una denominacin evanglica. As es
cmo la primera fue la Sociedad Misionera Bautista, en 1792, creada
por lderes de ese grupo. La siguieron la Sociedad Misionera de Londres,
de las iglesias congregacionales aunque enviaba a personas de otras
denominaciones y la Sociedad Misionera de la Iglesia, con anglicanos
del sector que comenzaban a conocerse como evanglicos.
59
60
1
No hay un estudio amplio sobre estos hechos, salvo el importante artculo The Parvin-Brigham Mission
to Spanish American, 1823-1823, Church History. Vol. IV, 1945, por J. Olin Oliphant. Nos hemos basado
especialmente en la correspondencia de los archivos de las Sociedades Bblicas Britnica y Americana, la
Sociedad de Historia Presbiteriana, la Universidad de Harvard y la revista Missionerary Herald. V. Arnoldo
Canclini, La correspondencia de Tefilo Parvin: Primer misionero presbiteriano y testigo del pas (1823 1830), Investigaciones y Ensayos , n 25, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1978.
2
Cf William Adams, Life and Sercices of Rev. John C. Brigham, D. D., New York, American Bible Society,
Bible House, 1863.
3
4
Sin duda, Theophilus era un nombre familiar, ya que aparece por lo menos en cinco generaciones.
Biographical Catalogue, Princeton Theological Seminary, 1815-1932.
61
62
5
A este respecto, se destac el peridico El Centinela, que diriga Juan Cruz Varela. La libertad de cultos
para los ingleses lleg, por medio de un tratado el 2 de febrero de 1825 y para todos por una ley del 12 de
octubre en la provincia de Buenos Aires.
6
Guillermo Colesbury (1795-1840) perteneca a una familia muy religiosa de los Estados Unidos.
Hacia 1813 lleg a la Argentina, para ejercer su profesin, en la que se destac por su filantropa.
Goz de la confianza de San Martn, de quien fue mdico particular, y con quien cruz los Andes.
Posteriormente se radic en Copiap, Chile.
63
64
7
Sic en la transcripcin impresa. Al margen de la razn obvia para notar que hay algn error, en
Buenos Aires no haba obispo entonces.
8
Christian Advocate, noviembre de 1824.
65
66
9
En esta misin, participaron seis personas. H. M. Brackenbridge, el secretario, escribi un importante y
extenso informe (La Independencia Argentina. Viaje a Amrica del Sur por orden del Gobierno Americano
los Aos 1817 y 1818 en la Fragata Congress, El Elefante Blanco, Buenos Aires, 1999). Diversos detalles,
como numerosas citas bblicas, muestran que el autor era una persona espiritual, pero hay pocas referencias
de lo religioso. Es interesante que diga: Me inclinaba a creer que la generacin que se levanta est lejos de
inclinarse a la supersticin y al fanatismo; el peligro est en su indiferencia de la religin (p. 181). En un
anexo, escrito por el mismo Rodney, habla de una tolerancia virtual [] debido a no haber sectas. Menciona
que en las libreras se vende el Nuevo Testamento en castellano (pp. 395, 397).
10
El nmero de hijos de la familia Rodney vara segn las fuentes.
11
Carta indita en Sociedad Bblica Americana, 31 de julio de 1824.
12
Missionary Herald, diciembre de 1824.
13
Id. ib.
14
Alberto Palcos, Rivadavia, Ejecutor del Pensamiento de Mayo. La Plata, 1960, tomo I, p. 538.
15
Juan M. Gutirrez, Origen y Desarrollo de la Enseanza Pblica Superior en Buenos Aires, La Cultura
Popular, Buenos Aires, 1915, pp. 219, 249. La fecha exacta es 1825 y no 1826. Tambin es inexacto que Parvin
haya venido en relacin con la escuela lancasteriana.
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17
18
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19
69
70
20
21
Cit. James Dodds, Records of the Scottish Settlers and their Churches, Grant and Sylvester, Buenos Aires,
1897, p.143.
22
Carlos Estevez Sagu, Apuntes Histricos, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1988, p.4.
23
Theophilus Parvin (h) (1829-1898) fue un mdico muy destacado. Egres de las universidades de Indiana
y Pennsylvania. En 1862 fue presidente de la Sociedad Mdica del primer estado y en 1879 de la nacional.
Sirvi en la guerra de secesin. En 1883 fue catedrtico de obstetricia y ginecologa. Fue director de varias
publicaciones profesionales y escribi Ciencia y Arte de la Obstetricia (1886) y Anomalas en las fuerzas
del trabajo (1888). Tuvo cuatro hijos, uno de ellos tambin llamado Theophilus.
71
Algunas observaciones
* Este perodo corresponde a una nueva concepcin a nivel mundial,
que implicaba la necesidad protestante de misionar en pases de mayora
catlica, lo que surgi con cierta lgica en los Estados Unidos, y que de
hecho se sigui discutiendo durante un siglo ms. Hubo en estos aos
una combinacin de conceptos institucionales y de iniciativas y empujes
individuales.
Aun cuando el impulso misionero protestante haba nacido en Europa
y se haba cristalizado en Inglaterra, la aparicin en ese campo de la
juvenil nacin norteamericana marc un cambio drstico. De todos
modos, pareciera como que los criterios an estaban algo fluctuantes y
por eso aparecan cambios y tanteos que hacan peligrar la continuidad.
Esta fue producida especialmente por la decisin de los individuos,
que naturalmente deban ir formando sus criterios en la marcha. Ms
que nadie, Tefilo Parvin se fue adaptando a las circunstancias, no
siempre con fortuna. Si bien desconocemos lo que pudo haber de
negativo en ese proceso, la constancia y la seguridad de su misin, son
algo que debe agradecerse a aquellos iniciadores.
Esas circunstancas incluan en principal medida el espritu
generalizado de tolerancia (o indiferencia) del cual se sorprenda el
mismo Parvin y que le permiti ser uno de los primeros profesores de la
Universidad de Buenos Aires, cuyo rector era un sacerdote catlico.
* Cuando se habla de la adaptacin a las circunstancias, debe
reconocerse la importancia de estas. El pas quiz an no era tal en
muchos sentidos, pero las lneas claves de su idiosincracia ya estaban
siendo delineadas. Ante una poblacin mayoritariamente marginal a las
luchas ideolgicas, una minora conservadora pretenda sin xito
imponerse a la mayora liberal y renovadora. El pas era radicalmente
distinto a la mayor parte de las naciones iberoamericanas y ello dio
sentido a la evolucin posterior, a pesar del parntesis rosista.
* Cuando los contemplamos desde la distancia, podemos decir que
los resultados eran escasos. Ni el apoyo de algunas personalidades, ni
la tolerancia generalizada ni la novedad de lo que se enseaba eran
atractivos suficientes para que se produjera un impacto de cierta
envergadura. Era natural que eso despertara dudas en los centros de
envo de recursos humanos y materiales. La poblacin hispanoparlante
argentina no result alcanzada sino con relacin a algunas personas y
familias, pero solo en cuanto a lo educacional. No se conoce ningn
72
73
cap. 4
primeras iglesias
organizadas
1825 - 1838
Esta etapa comenz con un cambio profundo: la declaracin de la
libertad de cultos en la provincia de Buenos Aires, que abri la puerta
para la organizacin legal de iglesias protestantes. Era una
consecuencia del orden institucional que estaba gozando el pas, que
result ser efmero, pues desemboc en la anarqua que disolvi el
gobierno central.
En el captulo anterior hemos visto la bifurcacin en dos corrientes
del protestantismo en su etapa inicial. Una de ellas tena espritu
misionero llegar con el mensaje evanglico a toda la poblacin y
estuvo representada por los trabajos de Parvin y Torrey, que fueron
continuados por la Iglesia Metodista, como se ver luego, lo que
represent un nuevo paso adelante.
1
Para ellas, desde la publicacin de Las Iglesias del Trasplante, la importante obra de Waldo
Villalpando et al, esa expresin ha hecho fortuna y es muy usada por muchos autores. Sin descartarla
totalmente, no la utilizamos por creer que no es una descripcin totalmente adecuada. De hecho,
salvo excepciones, no fueron las iglesias lo que fue trasplantado, sino que las iglesias surgieron
dentro de una colectividad que se trasplantaba. Se trata de un fenmeno muy distinto a lo ocurrido
en Norte Amrica, donde las colectividades puritanas de las colonias primitivas podan identificarse
con las confesiones especficas.
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76
2
V. Guillermo Gallardo, Joel Roberts Poinsett. Agente Norteamericano. 1810 - 1814. Emec, Buenos Aires,
1984.
3
Parish a M. Garca, 9 de agosto de 1824.
Intentos de inmigracin
Antes de entrar a las iglesias que lograron organizarse en base a los
extranjeros residentes o a inmigrantes que llegaron al pas, es necesario
dedicar un par de prrafos a los intentos frustrados de traer pobladores,
lo que implicaba incluir protestantes.
4
El Argos, 26 de febrero de 1825; El Nacional, 10 de marzo. Hemos dejado las bastardillas y maysculas
que constan en los originales.
77
78
5
Cf. J. A. B. Beaumont, Travells in Buenos Ayres and the Adjoibing Provinces of the Rio de la Plata, London,
1828. Hay traduccin castellana.
6
Documentos para la Historia Argentina, tomo XIV, pp. 468, 469, 471.
7
Cf. Arnoldo Canclini, La correspondencia de John Armstrong, primer pastor anglicano en la Argentina,
Investigaciones y Ensayos, n 28, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1980.
79
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10
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81
82
18
Alberto S. J. de Paula, El arquitecto Richard Adams y la Colonia Escocesa de Santa Catalina, Anales del
Instituto de Arte Americano e Investigaciones Estticas, n 21, Buenos Aires, Facultad de Arquitectura y
Urbanismo, 1998. Mulhall dice que antes de ese tiempo los protestantes se reunan los domingos en la casa
donde est ahora la librera de Mackern (M. G. y E. T. Mulhall, op. cit., p.28).
19
W. H. Hodges, History of the Anglican Church St. John the Baptist, Buenos Aires, 1931, pp. 12-13.
83
El primer templo
El 1 de mayo de 1826 Parish se dirigi al gobierno provincial diciendo
que la colectividad tena la intencin de erigir una hermosa iglesia, por
lo cual peda una resolucin concediendo un pedazo de tierra para el
edificio en una parte central de la ciudad.20 Tambin insinuaba la
posibilidad de una ayuda financiera, aunque no crea que sera necesaria,
y a la vez un terreno mayor para el cementerio.
Quiz la situacin poltica hizo que esta vez los trmites fueran lentos.
Era la poca que culmin, en medio de muchos cambios, con el acceso
de Juan Manuel de Rosas al poder. El 8 de febrero de 1830 el Ministerio
de Relaciones Exteriores inform que ha dispuesto se ponga a
disposicin del Sr. Encargado de Negocios de S. M. B. la parte del
expresado terreno que sea suficiente para ese objeto. Se trataba del
que era de propiedad del Estado, que est a espaldas del extinguido
convento [de San Ramn] de la Merced. Tena sesenta varas de fondo
por veintiuna de ancho.
Ms adelante sealaba que fuera gratuito el uso que de l se hara
y al solo y nico objeto de que se sirva para la construccin del templo.
La poca claridad de la terminologa produjo inquietud aos ms tarde.
Un estudio contable consultado en 1904 entendi que el terreno no
haba sido donado, como se crea y como se sigue repitiendo hoy, en
particular por los apologistas del dictador. Solo se haba concedido su
uso, de modo que se solicit la debida ratificacin de propiedad, lo cual
fue concedido. Es el mismo que an ocupa la Catedral Anglicana en la
calle Veinticinco de Mayo, en pleno centro y en la zona bancaria de
Buenos Aires. Ha sido declarado monumento histrico.
En el libro de actas de la iglesia consta que hubo varias ofertas para
la construccin y que fue aceptada la de Thomas Whitfield21 por un costo
de 600.000 pesos, ya que mejoraba a las dems. Lo interesante es que
se firm un contrato de construccin antes de poseer el terreno. Tambin
constan los trminos del acuerdo.
AGN X-1-3-11.
Este farmacutico, militar, hacendado y constructor, lleg al pas con laa invasiones inglesas. Fue socio de
Hannah y Sheridan en un establecimiento rural.
20
21
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85
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23
James Dodds, Records of the Scottish Settlers in the River Plate, Grant and Sylvester, Buenos Aires, 1897,
p. 29.
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27
Gilbert Ramsay, en Buenos Aires desde 1825, fund tambin su propia academia. Despus del retiro de
Love, su fundador, fue director de The British Packett hasta 1845.
28
H. S. Ferns, Gran Bretaa y la Argentina en el Siglo XIX. Solar/Hachette, Buenos Aires, 1966, p.211.
29
Id. ib., p. 62.
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Joseph Andrews, Journey from Buenos Aires through the Provinces of Cordova, Tucuman and Salta to
Potosi. John Murray, London, 1827, passim.
Algunas observaciones
* A partir de esta poca la vida religiosa argentina presenta cambios
sustanciales. Los primeros esfuerzos protestantes ya descriptos eran
ms bien aislados y muy poco institucionalizados, ya que eso era lo
mximo que permita la situacin legal. Pero a partir de 1825, al menos
en la provincia de Buenos Aires, la declaracin de la libertad de cultos
produjo un vuelco de trascendencia. Si bien se tard mucho en darle
todo su alcance, ciertamente iba ms all de la mera tolerancia
(tolerantismo se deca entonces) que era caracterstica en el ambiente.
Es importante notar que, si bien la primera decisin fue el tratado con
Inglaterra, la casi inmediata declaracin generalizada promovida por el
gobierno de Las Heras fue espontnea y en base a principios y no a
presiones extranjeras y menos an de iglesias o sectores interesados.
Eso estaba en lnea con el espritu generalizado en la poblacin y
particularmente en la mayora de los ambientes cultos.
99
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cap. 5
bajo el
rgimen rosista
1829 - 1852
Entre 1829 y 1852 el pas vivi una larga experiencia sobre la cual
perduran las polmicas. De todos modos, directa o indirectamente, es
claro que la figura de Juan Manuel de Rosas fue dominante en todo
sentir y que incluso intent el dominio de las conciencias.
El autodenominado Restaurador de las Leyes, aunque declaraba
ser catlico, no era realmente un hombre religioso. No es necesario
profundizar en ese aspecto, que ha sido muy estudiado. Puede decirse
que su mentalidad totalitaria adelantndose por supuesto a las
corrientes as designadas un siglo despus no conceba que hubiera
ms poder que el suyo, as como todo deba servir para apoyar su
rgimen.
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Las fuentes para este tema son las ya citadas, o sea el libro de Dodds y los artculos de W. D. Grant.
John Harratt (1789-1845) fue tanto uno de los puntales de la primera iglesia protestante como
una de las mayores firmas comerciales. Lleg en 1817 y se lo menciona como introductor del crickett.
Tuvo un importante establecimiento rural con Whitfield y Sheridan.
3
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5
Peter Sheridan (1792-1844) fue un importante hacendado de la zona, que introdujo en Jeppener
los primeros ovinos del pas.
Para el templo se contrataron los servicios de Richard Adams y Thomas Whitfield, los mismos profesionales que haban construdo la primera
iglesia. Se adquiri una propiedad en la calle Piedras 55, entre Rivadavia
y Victoria, hoy Hiplito Yrigoyen, o sea donde luego pasara la Avenida
de Mayo.
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La Iglesia Metodista
Pese a lo negativo de la situacin surgieron en el perodo rosista tres
nuevas iglesias, una de ellas sustancialmente misionera aunque sin
lograr serlo, por todo lo dicho y las otras dos definidamente de
comunidad. Los tres casos resultan muy interesantes por las diferencias
que presentan.
La llegada de misioneros de la Iglesia Metodista signific un paso
ms en el concepto evangelstico, como confirmacin del trabajo de los
presbiterianos, aunque por dcadas la situacin poltica impidi lograr
los alcances previstos.
Los metodistas surgieron en Inglaterra a fines del siglo XVIII por la
labor de Juan Wesley y otros en busca de una renovacin espiritual en
la decada Iglesia Anglicana. Sin intencin inicial de crear una nueva
iglesia, Wesley, su hermano Carlos, Jorge Whitefield y otros organizaron
clases para el estudio metdico de la Biblia, por lo que recibieron el
apodo de metodistas. En una poca posterior actuaron en Norte Amrica,
donde se transformaron en una fuerte empresa misionera. Jorge Whitefield
fue uno de los que encabezaron el llamado Gran Avivamiento en ese
continente.
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112
Sin embargo, de acuerdo con los planes, Pitts volvi a su pas para
informar lo que haba hecho y no regres a la Argentina. Tuvo una entrevista
con Nathan Bangs, presidente de la Conferencia General en Cincinnati,
en mayo de 1836, quien escriba que de la informacin recibida de l
[Pitts], as como de otras fuentes, parece que existe la ms alentadora
13
Fountain Elloit Pitts tuvo despus una destacada carrera como predicador, al punto de que pueden encontrarse
varias personas bautizadas con su nombre. El 22 de febrero de 1857 predic en las gradas del Capitolio un
sermn sobre el Armagedn, que es mencionado como el clmax del sentido americano del destino proftico
del pas.
14
Cf. Wllliam Warren Sweet, Methodism in American History, Abingdon Press, New York, 1954, pp. 224227.
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15
Cit. en Daniel Bruno, The Shaping of the Methodist Mission in the Rio de la Plata Region (1836-1900),
tesis indita, Drew University, septiembre 2001, por gentileza del autor. Segn J. M. Reid, en Mission and the
Missionary Society of the Methoodisst Episcopal Church, N. York, Eaton and Mains, 1895, que no cita fuente.
16
Guillermo Tallos, El metodismo en Sud Amrica. 1836 a 1911, El Estandarte Evanglico. Nmero del
Jubileo. Al comienzo, el autor indica que se trata de una tarea encargada para esa celebracin. Del texto se
deduce que la informacin proceda de Junor.
17
Domingo F. Sarmiento, Comentarios de la Constitucin de la Confederacin Argentina, Numerosos
Documentos Ilustrativos del Texto, Santiago de Chile, Imprenta de Julio Beln y Cia, 1853, p. 180. Se extiende
en comentarios elogiosos a la labor de los misioneros protestantes.
18
99th Annual Report of the Missionary Society of the Methodist Episcopal Church, 1837, p. 13.
115
Lo ltimo quiz se relaciona con que en 1841 dio a luz una nia, que
era mimada por las nias negras que dejaban su trabajo para jugar
con ella. Por otro lado, consigna que el clima le era desfavorable y le
haca caer victima de una esparcida disentera.
Todos los domingos se detenan para reflexiones profundas y algunas
veces comenta sobre las actividades de la iglesia, como el 15 de febrero
de 1841 cuando dice que oyeron predicar a Dempster y participaron de
la comunin, que fue una fuente de felicidad. En otra ocasin comenta
que el sermn fue sobre el versculo: No temis, manada pequea
(Lucas 12:32), lo que les result muy alentador.
Diriga una pequea reunin femenina de oracin, a la que asistan
menos damas de las esperadas. Ah, si Dios hiciera seguir esta obra,
aun desde estas primeras luchas, comentaba, para llegar a ser un
fuerte y poderoso medio de gracia!
En el mes de octubre admita que estaban orando para ir a otro campo
de trabajo. Ya saban que la misin estaba estudiando el cierre del trabajo
en Buenos Aires y ella admita que todo eso le produca mucha depresin.
Por ejemplo, escriba a un joven amigo:
Con respecto a las comodidades y elementos sociales de la vida, no
tengo de qu quejarme. En esta ciudad austral, he estado rodeada
de todos los ingredientes agradables de la copa de la vida. Pero
estoy desilusionada. [] He sido llamada a ser ms bien una
observadora pasiva. Parece que mi papel aqu es ms una vida de
116
19
William Chapin, Memoirs of Mrs. Susan Howard, late of the South America Mission, with Extracts
from her Journal and Letters. N. York, Methodist Book Concern, 1845. Subrayados en el original.
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someteran al examen doctrinal que se les requiriera. Eran solo seis: dos
miembros de la Iglesia Independiente de Cheshire, Inglaterra (MacCann y
otro), dos presbiterianos norteamericanos, un bautista y un
congregacionalista.
Por otro lado, no faltaban problemas, pues la disciplina eclesistica
era ejercida con energa y amor. En otro libro aparecen cuatro actas en
las que se juzga la conducta de otros tantos miembros, dos de los cuales
no se presentaron para su descargo. Eran dos hombres y dos mujeres
que se haban alejado y promovan desunin y, en algn caso, tenan
conducta reprobable. De un matrimonio se cita una carta con trminos
muy injuriosos, por lo que fueron separados de la congregacin. Pero es
interesante que, en una fecha posterior, se discuti si a ellos dos y a
otro hombre se les deba o no alquilar un banco, que era la forma de
ofrendar. Se resolvi que no se les poda privar de or o aportar, de modo
que se determin que el dinero sera recibido como donacin, pues si se
lo consideraba ofrenda, se les daba derecho a intervenir en el gobierno
de la congregacin.
En su primera carta Lore hablaba con satisfaccin, en especial del
hecho de que hay muchos oyentes en nuestra congregacin que son
inconversos, aunque aclarando que nuestro campo de labor es
pequeo, confinado a la poblacin extranjera y a la parte de esta que
habla el idioma ingls, como norteamericanos, ingleses, escoceses e
irlandeses. Los norteamericanos son nuestro cuidado esencial. Tenan
entonces dos bibliotecas con 650 libros. Una circulante prestaba a las
similares en la comunidad. Su deseo de trabajar entre los marinos se
vea dificultado por las caractersticas del puerto mejor dicho por su
inexistencia lo que obligaba a que los barcos anclaran lejos de la costa.
En 1848 Lore informaba de su alegra por haber contado con visitas,
que en estas tierras lejanas son verdaderamente visitas de ngeles
que merecen ser mencionadas. Dos veces predic el metodista John
L. Lenhart, capelln de la fragata norteamericana Brandywine cuando
Lore iba al campo a visitar pobladores aislados. Tambin predic el
bautista Newton Bosworth, de Montreal, Canad, que viajaba buscando
salud y que estuvo en la ciudad tres meses, al fin de los cuales haba
mejorado tanto que pudo predicar cuatro veces en una de las dos reuniones
dominicales. Norris deca que fue con gran beneficio, incluso para l,
que haca mucho que no oa un sermn. Hasta donde sepamos fue el
primer bautista que predic despus de Diego Thomson. Era un lider en
su pas y muri poco despus de volver. En la inauguracin del templo
se haba pedido el aporte del capelln naval Kavaselas, pero no pudo
estar en la fecha.
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123
124
25
Esta iglesia tiene la historia mejor preparada para sus comienzos, ya que es ms sistemtica que la obra de
Dodds sobre los presbiterianos. Nos referimos a Hermann Schmidt, Geschichte der Deutsche Evangelische
Gemeinde. 1843-1943. Buenos Aires, 1943. No hay traduccin castellana.
125
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26
Perteneca a una familia de origen hugonote, en la que haba habido mrtires. Emigrados a Mecklenburg, se
trasladaron al Plata, donde tuvieron una estancia en San Antonio de Areco. Por razones polticas, estuvo
preso en tiempo de Rosas.
27
Cit. Alejandro Zorzin, Curso de Ubicacin Histrica, Instituto Superior Evanglico de Estudios Teolgicos,
Buenos Aires, 1998, pp. 367 ss.
28
Id. p. 368.
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31
V. Alice Larsen de Rabal, Memorias de Juan Fugl. Vida de un pionero dans durante 30 aos en Tandil,
Argentina. 1844-1875. Sin nombre de editor. Un resumen bajo el ttulo, Abriendo Surcos. Buenos Aires,
Altamira, Buenos Aires, 1959. Congregacin Protestante del Tandil, Cien Aos Iglesia Danesa Tandil. 1877
- 28 de octubre - 1977. Tandil, 1977.
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35
Datos tomados del peridico local Nueva Era de 1964, en ocasin de inaugurarse el momumento,
aportados por el Prof. Martn Adair.
36
V. Arnoldo Canclini, Allen F. Gardiner. Marino, Misionero, Mrtir. Marymar, Buenos Aires, 1979.
Existen muchos trabajos menores sobre l.
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38
Captain Allen F. Gardiner, A Voice of Pity from South America, James Nisbet, London, 1847.
Id, p. 12.
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39
Angel J. Carranza, Estudio biogrfico. El coronel Ramos Meja. Revista Nacional, Buenos Aires, 1894,
tomo XIX, p. 390
40
La documentacin sobre estos temas fue destruda en el incendio de la curia eclesistica en
1955, por lo que muchos puntos quedan oscuros. Parte de ella es mencionada por Amrico Tonda
en La Iglesia Catlica incomunicada con Roma, as como en el folleto al respecto de Jos M. Mariluz
Urquijo. El archivo de la Iglesia Anglicana aporta muchos datos, que demuestran que el tema fue mucho ms
amplio de lo que relatan esos autores. Toms Armstrong (17971875) era irlands y por esa razn, an siendo
miembro de la Iglesia Britnica, aloj en su casa al famoso padre Fahy, que hizo una extensa labor entre sus
compatriotas. Fue empresario de ferrocarriles y se lo describe como temeroso de Dios, trabajador duro, bien
preparado. Jos M. Pico, Don Guillermos Ross. Un escocs altanero. Genealoga, n 24, Buenos Aires,
1991.
41
Los descendientes de este matrimonio estn tanto en la Iglesia Catlica como en la Metodista,
por ejemplo la fallecida seora Juanita de Balloch, esposa de un obispo de esa iglesia.
Era de esperar que alguna vez ocurriera una crisis y esta se produjo
en 1832. Los protagonistas fueron el comerciante ingls Samuel Fisher
Lafone y la criolla Mara de Quevedo y Alsna, de dieciocho aos.42
Cansados de trmites, el 21 de junio organizaron una boda en la casa
materna es de suponer que los Quevedo estaban separados,
presidida por Torrey y con testigos de relevancia. El padre denunci el
hecho y todos fueron a la crcel. Era la primera vez que eso ocurra, as
como la primera y creemos que la ltima en que un ministro evanglico
42
V. Arnoldo Canclini, Samuel F. Lafone. Apuntes para su biografa, Investigaciones y Ensayos, Academia
Nacional de la Histtoria, Buenos Aires, 2000.
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44
139
Fue creada tambin una escuela para nias, dirigida por una dama
inglesa, Mrs. Elizabeth de Hyne, que era viuda de un marino y que estaba
en Buenos Aires desde 1824. Al respecto, dice el annimo autor de Cinco
aos en Buenos Aires:
Colocando a los pequeos bajo la tutela de una dama protestante
han demostrado no tener miras tan estrechas como yo supona,
pues no creen que su religin sufrir por ello.45
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46
Op.cit., p. 117.
Id., 19 de marzo de 1831.
Por este acto tirnico, tan injusto como impoltico, anul [el
gobierno] la eficacia de instituciones que haban ocupado la
cuidadosa atencin de los comerciantes britnicos en Buenos Aires
durante aos [] Los pueblos cristianos que profesan la fe
reformada y que ahora han llegado a ser los ms poderosos del
mundo tendrn dudas para buscar relaciones ntimas con cualquier
pas donde se les niegue el privilegio de las instituciones educativas,
de acuerdo a sus criterios sobre la doctrina cristiana.48
Cf. D. P. Monti, Presencia del Protestantismo en el Rio de la Plata, p. 83, citando a Jos Ingenieros.
Wm. MacCann, tomo II, p. 303 (Edicin en ingls). Este es uno de los prrafos suprimidos en la edicin
castellana.
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Algunas observaciones
* Las caractersticas del perodo rosista son diferentes a las de
cualquier otro y mutatis mutandis solo tienen paragn con el de un siglo
despus entre 1945 y 1955, cuando otro gobierno absorbente se estableci
en el pas. La idea de la libertad de pensamiento, no del todo arraigada
en la conciencia pblica, sufri un claro eclipse.
Solo haba una ventana abierta: lo que podr tener una repercusin
internacional. Esto llev a que las congregaciones de origen europeo
(britnicas primero, alemanas y danesas despus) pudieran ejercer su
ministerio, con limitaciones expresas, como la de actuar solo en los
lmites de su comunidad, sin pretender extenderse al resto de la poblacin.
Por otro lado, se incrementaron las dificultades de orden social, que se
habran producido de todas maneras. As como se haba solucionado el
tema de los cementerios, debi enfrentarse el de los casamientos y el de
la educacin, aunque las soluciones fueron parciales y debieron volver a
considerarse, junto con la inscripcin de nacimientos, en poca posterior.
* La actuacin de la Iglesia Metodista no incluy su motivacin principal, que era la evangelizacin, aunque s la cumpli en el seno de los
angloparlantes. Eso indica el fuerte sentido que se daba a ese aspecto
de la misin de la iglesia. Se cumpli en el espritu de la poca, segn
trasciende de los pocos detalles que nos han llegado. Por ejemplo, la
alusin a un avivamiento implica una bsqueda similar a lo que en
Estados Unidos haba provocado una renovacin en la vida eclesistica,
incluyendo el auge misionero.
143
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cap. 6
misiones en
la patagonia
1829 - 1884
Al mismo tiempo que se desarrollaban los hechos narrados en los
captulos anteriores, en lo que hoy es la zona austral de nuestro pas
tenan lugar otros de naturaleza diferente y que conforman una de las
ms extraordinarias historias de la obra misionera mundial. En otro
sentido, es la nica que en la Argentina presenta una sucesin de mrtires
de la fe.
misiones en la patagonia
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1
Estos personajes han sido objeto de mucha literatura, ms o menos exacta. El renombrado novelista
chileno Benjamn Subercaseaux escribi una obra fantasiosa, que revela de hecho sus propias
frustraciones. Aunque en forma novelada, nuestro El Fueguino es el relato ms completo y
documentado.
misiones en la patagonia
2
Los originales se encuentran en la Houghton Library, de la Universidad de Harvard. Con parte de
ello, se public un libro titulado Travells in Patagonia, del que un extracto fue traducido en la Revista de
la Biblioteca Nacional. Su traduccin en castellano ser publicada prximamente.
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misiones en la patagonia
3
Ha sido includo en Actuacin de Antonio Rivero en las Islas Malvinas, editado por la Academia Nacional
de la Historia en 1966, recopilando documentos sobre el episodio.
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5
V. ltimos Documentos del Capitn Allen F. Gardiner y Diario de Ricardo Williams, Casa Unida de
Publicaciones, Mxico, 1959.
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7
La historia de esta misin ha sido contada en Arnoldo Canclini, Cmo fue civilizado el Sur
Patagnico, Plus Ultra, Buenos Aires, 1977.
8
Hope Deferred, not Lost, South American Missionary Society, Londres, 1854.
9
Cf. W. Parker Snow, A Two Years Cruise off Tierra del Fuego, the Falkland Islands, Patagonia and
the River Plate. Londres, 1857.
10
V. Arnoldo Canclini, Toms Bridges, Pionero en Ushuaia. Marymar, Buenos Aires, 1979.
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11
V, George Macdonald, Bishop Stirling of the Falklands, Londres, 1929; Arnoldo Canclini, Waite H., Stirling.
El Centinela de Dios en Ushuaia. Marymar, Buenos Aires, 1979.
12
Esta casa desarmable, la primera edificada en la zona, an se encuentra en uso en la estancia de
Ro Douglas, al sudoeste de la isla Navarino.
13
Cit. A. Canclini, Waite H. Stirling. El Centinela de Dios en Ushuaia. Marymar, Buenos Aires, 1980. p.
42.
14
Theophilus Schmid, Two Linguistic Treatises on the Patagonian or Tehuelche Languaghe, Edited with
an Introduction by Robert Lehamnn Nitsche. Buenos Aires, 1910. La Academia Nacional de la Historia
public en 1964 los escritos de Schmid con el ttulo Misionando en la Patagonia Austral. Lamentablemente,
las notas de Milcades A. Vignate revelan una ignorancia y mala disposicin hacia el misionero, que raya
en lo ofensivo, lo que no es correlativo con su erudicin antropolgica.
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15
V. Arnoldo Canclini, Jorge F. Humble. Mdico y Misionero Patagnico. Buenos Aires, Marymar, 1980.
16
V. Arnoldo Canclini, Juan Lawrence. Primer Maestro de Tierra del Fuego. Marymar, Buenos Aires, 1980.
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17
V. Arnoldo Canclini, Indios del Cabo de Hornos. Buenos Aires, Zagier & Urruty, 1998.
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18
V. Arnoldo Canclini, Malvinas: su Historia en Historias, Planeta, Buenos Aires, 2000, passim.
19
La historia reciente de estos vnculos ha sido una lamentable consecuencia de los problemas polticos, que
han sido colocados por encima de los intereses espirituales. As fue que, cuando en 1974, el arzobispo de
Canterbuty, Michael Ramsay, visit Buenos Aires para inaugurar el Concilio Anglicano de Sud Amrica precursor de la provincia establecida en 1982- los isleos se encontraron en la situacin de estar bajo la
jurisdiccin de un obispo, elegido por argentinos, como parte de una provincia autnoma, en un tiempo en
que la cuestin de la soberana de las islas era un tema candente. Se dice que eso fue producto de un error
y una delegacin de la catedral viaj a Inglaterra para que no fuera as. Tuvieron xito, pero se encontraron con
que desde Londres se resolvi que el obispo de la Argentina fue designado comisario episcopal. En 1977 el
ministro a cargo en Stanley recibi el ttulo de rector de las islas Malvinas y ministro a cargo de la Catedral
Iglesia de Cristo. En 1978 la constitucin de esta fue cambiada para incluir las Georgias, las Sandwich del
Sur (deshabitadas) y los territorios antrticos. De ese modo, la dicesis volvi a ser la ms grande del mundo.
Como consecuencia del conflicto de 1982, la iglesia malvinense depende directamente del arzobispo de
Canterbury.
misiones en la patagonia
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20
Sobre L Brandon, F. McWhan y sus iglesias, v. Arnoldo Canclini, Malvinas. Su Historia en Historias,
passim.
Algunas observaciones
* En este tema, que ha quebrado el esquema cronolgico propuesto,
las observaciones tendrn poco que ver con el resto de la historia. Lo
narrado en este captulo es el nico caso en la Argentina y, fuera de lo
ocurrido en ciertas zonas amaznicas, lo nico que entra dentro de las
historias habituales de las misiones, como las de Roberto Moffat y David
Livingstone en el frica, Juan G. Paton y Roberto Williams en el Pacfico
o Roberto Morrison y Guillermo Carey en el Asia. Quiz limitado a lo
relacionado con Allen F. Gardiner, forma parte de la literatura de este
gnero que tuvo mucha difusin e influencia hace unas dcadas. Una
razn especial, amn de su valor intrnseco, es el hecho de que es
ineludible la referencia a que fue en esa empresa que se alcanz lo
ltimo de la Tierra, de acuerdo al mandato de Cristo, naturalmente
considerando que el Sur es ms lo ltimo que el Norte.
* Alguno puede poner en duda si estos relatos entran dentro del
protestantismo argentino. Nos hemos guiado por la geografa actual y no
por lo que entonces se pensaba. En buena medida, quienes protagonizaron
estos hechos seguan los conceptos de la cartografa de la poca, que
haca terminar nuestro pas en el ro Colorado. Sin embargo, en el caso
de los misioneros anglicanos, es llamativo su respeto por la soberana
argentina, no solo al llegar esta a Ushuaia en 1884, sino porque, en todo
el proceso previo, cuando visitaban Buenos Aires, se hacan presentes
a las autoridades, la prensa y las iglesias protestantes de la ciudad.
misiones en la patagonia
163
164
cap. 7
entre caseros y el
ochenta
la inmigracin
1852 - 1880
Cuando el 3 de febrero de 1852, como consecuencia de la batalla de
Caseros, se produjo la cada del rgimen de Juan Manuel de Rosas, el
pas entr en una nueva etapa. Al margen de otras consideraciones,
hoy es posible comprobar el agotamiento poltico de aqul, aunque fue
necesario un golpe militar para dejar lugar a una nueva situacin. Si bien
la nacin se organiz con celeridad, ya que se dio una Constitucin en
poco ms de un ao, el reacomodamiento social no poda producirse de
un da para otro.
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166
D. F. Sarmiento, Viaje a los Estados Unidos, Tor, Buenos Aires, 1954, p. 86.
167
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Ford fue sucedido por Thomas Ash y Francis Lett que haba estado
en Patagones, quienes comenzaron su ministerio enfrentando la terrible fiebre amarilla que diezm la ciudad en 1871. En los archivos de la
169
170
4
Jane Rodger, La fe puesta a prueba, James Dodds (1795 - 1896). Berwickshires Grand Old Man. El
Patriarca de Berkshire. A Record of his Descendants. Crnica de sus Descendientes. Compilado por Arnold
E. Dodds. Con el auspicio de la Escuela Escocesa San Andrs. Argentina, 1997. Esta valiosa obra es un notable
registro de esa familia. Agradecemos este y muchos otros aportes de su autor.
171
172
5
Estos datos surgen de su correspondencia que se encuentra en la Sociedad de Historia Presbiteriana de
Filadelfia.
6
Carta de Goodfellow al Dr. Holdich, 10 de septiembre de 1857, en archivo de la Sociedad Bblica Americana.
7
V. Arnoldo Canclini, William H. Smyley. Un personaje de los mares australes. Investigaciones y Ensayos,
n 47, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1998.
Era una poca de grandes dificultades para el pas por la guerra con
el Paraguay, las epidemias de fiebre amarilla y clera y los problemas
polticos. Al mismo tiempo, la Iglesia Catlica asumi una actitud belicosa
hacia la distribucin de la Biblia, por lo que Milne debi afrontar problemas
en muchos lugares. Por ejemplo, en Santa Fe, apenas comenz la venta,
en todos los plpitos catlicos se denunci que eran ejemplares falsos y
que deban ser entregados, para ser quemados, a las monjas que recorran
la ciudad para recogerlos. Milne ofreci un premio a quien demostrara
las presuntas fallas, pero nadie lo reclam y vendi trescientos ejemplares
en un mes, aunque se corra la voz de que su vida estaba en peligro. En
Crdoba tuvo una experiencia similar, pero all solo pudo colocar 66
8
V. Desde el Cabo de Hornos hasta Quito con la Biblia, compilado por su hija Ins, La Aurora, Buenos Aires,
1944. Lamentablemente, es poco ordenado y contiene errores de informacin.
9
Ins Milne, op. cit., p. 29.
173
Biblias. Pas por todos esos problemas, aunque contaba con una carta
de presentacin manuscrita, nada menos que de Sarmiento, que
mencionaba la abnegacin y santidad de propsito de Milne.10 Sobre
su forma de viajar, leemos:
Los largos viajes entre estos pueblos se hacan en diligencias o
galeras, tiradas por cuatro o ms caballos. Esto pareca bastante
cmodo. Pero cubir una distancia de diez, quince o dieciocho leguas
de un tirn, por caminos que por lo general eran psimos, a veces
llevaba un da entero y dejaba el cuerpo molido.
Se traslad a Montevideo, desde donde sigui recorriendo la Argentina. En 1874 fue a fundar una agencia en el Brasil y en 1883 a Bolivia.
En esa ocasin lo acompaaba el joven Francisco Penzotti, quien tambin
alcanzara fama. Milne sigui por varios otros pases hasta Venezuela y
Colombia. Al morir en 1907, poda decir que su trabajo haba alcanzado
una profundidad y extensin comparable solo con la labor de Diego
Thomson, pues en su tiempo se vendieron 850.000 ejemplares de
Escrituras, de los que 175.000 fueron Biblias y 185.000 Nuevos
Testamentos. Pero a diferencia de aqul, el trabajo de Milne result ser
la base de algo permanente, cuyos resultados continan hasta la
actualidad.
Mientras, la Sociedad Britnica realizaba una tarea de similar
trascendencia. En 1855, haba hecho algunos envos de Biblias y en
1858 decidieron trasladar desde Ro de Janeiro a Buenos Aires a Richard Cornfield, para que estableciera una agencia para toda Sud Amrica.
A los veinte meses, ya poda informar de la venta de mil ochocientos
ejemplares. Su primer viaje prolongado fue en 1860, recorriendo Paran,
Santa Fe y Corrientes. Luego hizo otro por Crdoba, Tucumn, Santiago
del Estero, Salta, Cobija (entones puerto boliviano), Valparaso, Mendoza
y de regreso a Buenos Aires. Hizo varias visitas a gobernadores as
como a los indios mocoves, sealando que necesitan la Biblia en su
idioma. Algo ms de un siglo despus se public el Nuevo Testamento
en mocov.
174
10
Un detalle curioso es que esa carta debi ser reescrita porque el estadista se equivoc y solo puso Andrs
Murray. Escribi otra, aunque sin firmarla, con el nombre completo.
11
Ins Milne, op. cit., pp. 33, 34.
175
176
12
Juan B. Alberdi, La Vida y los Trabajos Industriales de William Wheelwright en la Amrica del Sud, 1876.
En Obras Completas, tomo VIII, p. 147; reeditado, Emec, Buenos Aires, 2002.
177
178
13
V. Juan C. Varetto, El Apstol del Plata. La Aurora, Buenos Aires, 1943, una biografa exhaustiva, con
mucho material de escritos y sermones de Thomson. Estos se encuentran en el archivo de la Iglesia Metodista.
Como es una pregunta habitual, aclaremos que no tena relacin alguna con Diego Thomson.
14
Cf. Miguel C. Garca, El Reino de Dios ms all de la Democracia. Carmen de Patagones, Ed. Autor, 1999,
p. 81.
179
180
15
Marriage Licenses for Protestants in the Argentine Republic. Lecture of Rev. J. F. Thomson and the Subsequent Correspondence. From the Buenos Aires Herald. Imprenta a vapor de Juan H. Kidd, Calle Corrientes
117. Buenos Aires, 1878.
Tallon deca que el magnetismo personal del Dr. Thomson era tal que, al
pararse y antes de pronunciar una sola palabra, su auditorio estaba
pendiente de sus labios. Solo a modo de ejemplo, citemos uno de los
prrafos de un sermn, transcripto en el libro de Varetto:
Rechazo como hombre desequilibrado o de mala fe al que negara
que Cristo es el hombre ms potente y glorioso que existe hoy da
en el mundo civilzado. No me olvido de Confucio, de Buda ni de
Mahoma, ni que sus secuaces son ms numerosos que los de
Cristo; pero si existen con alguna organizacin nacional es por la
tolerancia de los cristianos. Si estos se pusieran de acuerdo al
efecto, maana los pueblos cristianos podran empezar con fuerza
irresistible a barrer del planeta a cuantos se negasen reconocer a
Cristo como el Rey de reyes y luz del mundo.
16
V. Juan B. Mazucchelli, Ramn Blanco. Infatigable Obrero del Bien. La Aurora. Buenos Aires,
1942.
181
182
17
Decepciona encontrar tan poca referencia al respecto en la conocida obra, donde el autor cuida ms de
justificar su alejamiento de la fe. Ello nos hubiera permitido conocer algo de la forma en que la vivan los
protestantes aislados en el campo por entonces. Sin embargo, entre sus lecturas infantiles, menciona libros
religiosos (Cowper, Fox, Leland, etc.). De su madre dice: Ella era protestante y, aunque nuestros vecinos no
saban exactamente lo que eso significaba, suponan que tena que ser algo malo. Los protestantes, segn
algunos, haban actuado en la crucifixin del Salvador, y de todas maneras, no iban a misa ni se confesaban
y desconocan a los santos. Dice que las dems mujeres trataban de convertirla y que ella vea la obra del
Autor de nuestros ser en las cosas bellas y principalmente en las flores. (cap. XXIV).
La predicacin en castellano
Como hemos visto, el deseo de llegar con el mensaje a la poblacin
en general existi desde los tiempos de Parvin, aunque ms en algunos
grupos que en otros y quiz sustancialmente en los predicadores, pero
en menor grado en las congregaciones. El sueo debi interrumpirse por
la prohibicin oficial en los tiempos de Rosas. La recuperacin del tiempo
perdido fue ms bien lenta, ya que era mucho lo que se haba retrasado
toda la vida eclesistica.
Cuando en 1857 se nombr a Henry Nicholson, ex misionero en
Gibraltar y poseedor del idioma nacional, el proyecto estaba en ciernes,
pero no pudo ser concretado por su regreso a los Estados Unidos.
Al designarse a Goodfellow, las actas sealan que uno de sus
propsitos deba ser usar todos los medios a fin de expandir el trabajo
misionero para que incluyera a los nacionales. Ya en aquella poca inicial
se comprenda que, de no ser as, la iglesia tendera a desaparecer. Por
supuesto, eso requera reexaminar la posicin sobre si se deba o no
tener misiones entre los catlicos. Pero ya al ao siguiente, el informe
anual deca:
183
184
19
Id.p.87. En cuanto a los himnos, cuya meloda se menciona, podemos acotar lo siguiente: 1. Hebron fue
escrita en 1823 por Lowell Mason, y ha sido aplicada a varios poemas, pero en general es un llamado a la
oracin; no conocemos un himno en castellano que la use. 2. Mozart es de Leopoldo Mozart, arreglada por
su hijo Wolfgang, aunque no hemos podido identificarla; tambin hay ms de un himno donde se us pero
creemos muy probable que se tratara de Fight the Good Fight (Pelea la Buena Batalla), de John Samuel
Monsell, de 1860, que tampoco conocemos en castellano. 3. En cuanto a Old Hundredth, no puede haber
dudas de que es la majestuosa meloda que se usa para la doxologa, o sea la breve alabanza para culminar
el culto, como an es comn. Se la ha atribuido a varios autores, incluso a Lutero, pero generalmente se
considera que es de Louis Bourgeois, de 1551, muerto la noche de San Bartolom, en la matanza de los
hugonotes. Esta enumeracin resulta adecuada para un culto evanglico de esa poca.
20
185
El aporte a la cultura
A lo largo de la historia ha sido clara la preocupacin de los protestantes
en la Argentina por la promocin de la cultura y en particular de la
educacin popular, desde los tiempos de la academia de Parvin, pasando
por las escuelas fundadas por las distintas iglesias, pese a no poder
extenderse al grueso de la poblacin.
Por todo eso, es natural que, cuando los grandes estadistas que
construyeron la nacionalidad se pusieron como meta levantar un pas
culto y progresista, el papel de los evanglicos deba ser sustancial, ya
que eran mayora en los pases culturalmente ms desarrollados
entonces.
Se procur atraer a los ms prestigiosos cientficos, sin tomar en
cuenta su profesin religiosa. As fue cmo llegaron de Alemania
cientficos como Carlos Berg y Germn Burmeister, verdaderos padres
de las ciencias naturales en la Argentina.
186
21
Santiago Paolantonio y Edgardo Ronald Minniti, El Observatorio Nacional Argentino. El final feliz de una
intrincada trama internacional, Undcimo Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, Academia
Nacional de la Historia, Crdoba, 20 al 22 de septiembre de 2001.
187
aplicar en su pas los criterios que all haban tenido xito, o sea poner
bajo responsabilidad del Estado el orientar la educacin, estableciendo
no solo los planes de estudio, sino tambin creando colegios normales
para la formacin de maestros que ayudaran a formar la identidad
nacional. En ese campo debe destacarse el papel fundamental de su
discpula, la activa evanglica Juana Paula Manso.22
Esta naci en Buenos Aires el 26 de junio de 1819 y desde nia
tuvo inquietudes intelectuales y as fue como tradujo un libro a los
catorce aos. Despus tuvo que emigrar durante el rgimen rosista y
en el Brasil conoci a un msico que sera su marido, hasta que la
abandon. All haba publicado el Jornal das Sehnoras, comenzando
su lucha por la igualdad de derechos para las mujeres. Al volver a
Buenos Aires lo adapt con el nombre de Album de Seoritas, pero el
ambiente no estaba preparado y dur poco. Mientras tanto, haba
conocido a Sarmiento que puso en ella toda su confianza y que mucho
despus dijo que era el nico hombre en tres o cuatro millones de
habitantes en Chile y la Argentina que comprendiese mi obra.23 Por
eso la puso al frente de los Anales de la Educacin Comn, desde
cuyas pginas se enfrent con las conservadoras damas de la Sociedad
de Beneficencia. Tambin escribi varios libros de texto y de otro
carcter, como ser la primera novela histrica argentina, y dirigi la
primera escuela mixta, para escndalo de los tradicionalistas, que en
1865 la obligaron a expulsar a los alumnos varones. La hostilidad contra ella aument al ao siguiente cuando dio una conferencia sobre la
Reforma en un colegio dirigido por un fantico clerical.
Para mejorar sus ingresos comenz a dar clases de ingls en el
templo anglicano, donde conoci a Guillermo Junor, quien le habl de la
Biblia y la llev a la iglesia metodista. Dice un autor:
Convencida de la necesidad de defender la libertad de conciencia
que Dios haba otorgado a cada individuo, la Manso solo vea
despotismo y represin en un catolicismo al que diferenciaba del
verdadero cristianismo.
El vnculo con el pastor anglicano, una persona que viva
coherentemente con lo que predicaba, reforz las ideas de Juana, y
en la lectura renovada del Nuevo Testamento encontr un apoyo
para superar los rencores y la soledad que la cercaban.
Atrada por esa iglesia sin altares ni pompas, convencida de que el
catolicismo y el progreso eran cuestiones antagnicas, Juana Paula,
en otro gesto de rebelda hacia aquella sociedad que la hostigaba,
se convirti en 1865 al protestantismo anglicano.
188
22
Hay por lo menos cinco biografas de Juana Manso, lo que revela su trascendencia, sobre todo en la educacin.
La ms reciente, en estilo popular, es de Editorial Planeta en la coleccin Grandes Protagonistas, que no
menciona autor y que tiene algunos deslices.
23
En otra oportunidad, desde los Estados Unidos, con su habitual espontaneidad, le escriba que para los
suyos usted continuar siendo una mujer gorda, vieja y fea.
24
En Juana Manso, sin mencin de autor, Planeta, 2002. El pastor anglicano que se menciona
erea Guillermo Junor, que no era ni pastor ni anglicano.
25
V. Hctor N. Santomauro, Juana Manso y las Luchas por la Educacin Pblica en la Argentina.
Corregidor, 1994, p. 113. Este autor menciona a Junor como Funor e incluso dice que el Rev. Funor,
de acuerdo con la tradicn religiosa, administr el sacramento correspondiente a Juana Manso
cuando estaba moribunda. De dnde sali esta iuformacin tan poco feliz no lo sabemos.
189
190
26
Es sorprendente que el tema haya sido poco estudiado. La obra ms importante es: Alice Houston Luiggi,
Sesenta y Cinco Valientes, Editorial gora, Buenos Aires, 1959, que usa mucho material dito e indito, pero
que es muy irregular en cuanto al espacio dedicada a cada personaje. Adems, queda por estudiar la forma en
que Goodfellow reuni a los maestros en los Estados Unidos y el pensamiento de las iglesias al respecto en
ese pas.
27
Gustavo F. J. Cirigliano, Las Maestras Norteamericanas. Universidad Nacional de San Juan.
Facultad de Filosofa, Humanidades y Artes, San Juan, 1988, p. 4.
28
Jennie E. Howard, In Distant Clines and Other Years, The American Press, Buenos Aires, 1931.
29
Id., p. 68.
30
Id., p. 70.
191
192
193
194
historia.31 De las ciento once familias, once eran protestantes. Con ellos
se constituy la colonia San Jos.
Animado por eso, el presidente envi a Europa a su capelln, el
sacerdote Lorenzo Cot (1825-1868), quien public normas para
inmigrantes, a las que agreg por su cuenta puntos que no haban
sido proyectados por Urquiza. Insert que cada interesado deba poner
en manos del limosnero del Sr. general un certificado de fidelidad a
cumplir los deberes religiosos [] firmado por el seor cura de la
parroquia en donde est domiciliado. En una carta particular, una
inmigrante deca que salvo un grupo de familias protestantes, toda la
colonia est compuesta de catlicos. En adelante, no se recibirn ms
protestantes.32
A fines de marzo llegaron a Entre Ros las noticias de esa limitacin.
Alejo Peyret, un intelectual francs liberal que actuaba de administrador,
denunci que ello haba causado muy mal efecto en Europa. Dice el
historiador Manuel E. Macchi:
En uno de los artculos, Peyret deca que la colonia San Jos est
abierta a todos los hombres laboriosos, protestantes o catlicos. En
una carta, escriba:
Antes de partir el abate [Cot] para Europa, siempre combat esta
idea de exclusin. Habl, pero l volva siempre a la carga. Habl de
eso al General estando presente el Gobernador de Corrientes y
ambos aprobaron lo que deca yo [] Asimismo comprendo que l
hubiese escogido a catlicos pero lo que me parece muy osado y
muy impertinente es que haya declarado a nombre del General
Urquiza que este no quera ms protestantes, sin tener facultad
ninguna para ello.34
31
Lina Beck Bernard, El Ro Paran. Cinco Aos en la Conferacin Argentina. 1867 -1872. Hay varias
ediciones. La ltima es Emec, Buenos Aires, 2001.
32
Cit. Celia E. Vernaz, Quin mat al Padre Cot, Colmegna, Santa Fe, 1994, p. 24.
33
Manuel E. Macchi, Urquiza Colonizador. La Colonia San Jos. Fundacin de la Ciudad de Coln.
Comisin Nacional de Museos y Monumentos Histricos, Buenos Aires, 1949, p. 83.
34
Cit. Celia E. Vernaz, op. cit., p. 47.
195
Cit. Celia E. Vernaz, La Colonia San Jos. Escritos. Colmegna, Santa Fe, 1991, p. 65.
El Estandarte Evanglico, 1 de mayo de 1926.
37
Celia E. Vernaz, op.cit., p. 99.
35
36
196
En Santa Fe
38
V. Alfredo Jorge Maxit, La Cartera del Padre Lantelme. Escritura y Personalidad del Primer Prroco
de Coln, Entre Ros, Museo de la Colonia San Jos, 1996, con escritos de dicho sacerdote y sus
expresiones sobre cmo combatir al Trioche o que el lobo entr en el rebao. Sin embargo,
cuando se refiere su regreso al catolicismo, no lo menciona por nombre, aunque era obvio. De todos
modos, al parecer -y hemos comprobado que hasta hoy- en Coln no se saba la historia previa del
seudo pastor.
39
Daniel P. Monti tuvo oportunidad de utilizar la documentacin original que parece haberse perdido
y dej un resumen interesante en su Presencia del Protestantismo ... , pp. 148-150. Lino Abeledo fue
una persona de relevancia y de gran cultura, que se manifiesta en su libro Campaa Anticlerical, librada
en los siguientes puntos: Jujuy, Crdoba, Paran, Rosario de S. F, Concordia, La Plata, Buenos Aires,
La Plata, 1909, donde recopila sus artculos, que demuestran un gran conocimiento de la historia y
doctrina catlicas.
40
Cf. Arnoldo Canclini, La libertad de cultos en la colonia Esperanza. Tercer Congreso de Historia Nacional
y Regional, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1978.
197
Expresiones del jesuita Pedro Auweiler, cit. Pedro Grenon, La Ciudad de Esperanza, tomo I, p. 224.
Charles Bek-Bernard, antiguo director de la Colonia de San Carlos, cerca de Santa Fe (Amrica del Sur),
1872, El Libro de la Esperanza. Apuntes de un Colono sobre la Repblica Argentina (Colonia Agrcola de
San Carlos), Instituto Universitario ISEDET, Buenos Aires, 2002, p. 12.
41
42
198
43
Juan Jorge Gschwind, La Colonia de San Carlos y su Influencia en el Progreso Agrcola de Santa Fe.
Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1959, passim.
199
200
44
Cf. Susana Simian de Molina, Contribucin al Estudio del Gobierno de Nicasio Oroo, Universidad del
Litoral, 1962, p.42.
45
Guido Abel Tourn Pavillon, Colonia Alexandra (Un lugar del Pjaro Blanco). Santa Fe, 2001.
Los valdenses
La Iglesia Valdense es llamada Mater Reformationis, pues sus
orgenes se remontan a la accin de Pedro Valdo, un comerciante y
predicador francs del siglo XII, de quien heredaron su nombre. En el
siglo XVI la Iglesia Valdense se adhiri al movimiento reformado.
Su compleja historia est llena de persecuciones y de emigraciones.
Casi en su totalidad se trasladaron desde su tierra natal al norte de
Italia, en la zona que se llam Valles Valdenses, donde mantuvieron
no solo su fe, sino tambin su cultura y su idioma.
46
Marcel Dalmas, Historia de los Valdenses en el Ro de la Plata, La Aurora, Buenos Aires, 1967, p.
32. Seguimos esencialmente esta obra en este punto.
201
Cf. Luis Jourdan, Compendio de Historia de los Valdenses. Colonia Valdense, 1901, pp. 215 ss.
C it. Gustavo E. Manzoni, Los Valdenses. Sntesis de Trabajo y Tradicin Predicadora. Ediciones
Culturales Santafesinas, Rosario, 2001.
47
48
202
49
50
203
204
Lo que aqu nos interesa es que esa corriente inmigratoria fue la que
tuvo ms espritu religioso. No solo eran unnimemente protestantes,
sino que sus promotores fueron hombres de iglesia y que sus lderes,
por mayor capacidad y preparacin, as como por autoridad moral, fueron
los tres pastores que formaban parte del grupo. Merece destacarse que
esto ha sido reconocido en el monumento erigido en la playa de Puerto
Madryn comnmente llamado de la Galesa, por una imponente figura
femenina en el tope donde en el friso lateral, la primera figura es un
pastor, con la Biblia en la mano.
51
William C. Rhys, La Patagonia que canta, Buenos Aires, Emec, 2000, pp. 61-62.
205
206
207
208
52
As llegaron los alemanes de Rusia. Vivencias de don Konrad Wagner, afincado en La Llave, cerca de Lucas
Gonzlez, Entre Ros Revista Parroquial, Nmero del Centenario.
53
D. R. Powell, Iglesia Peregrina, pp. 173 174. El mismo autor dice que Aldea Protestante tiene
hoy 400 habitantes y la describe as: Una idea de las limitaciones la da el hecho de que Aldea
Protestante no tiene farmacia. Es un apacible pueblecito, aparentemente detenido en el tiempo. Al
igual que Aldea San Antonio, produce en el nimo del visitante moderno una extraa sensacin de
melancola o de nostalgia por tiempos que no ha conocido personalmente, pero en los que pronto se
encuentra inmerso (Idem, p. 466).
209
210
Otros grupos se radicaron en distinta zonas del pas. Hubo uno, por
ejemplo, en la zona de Olavarra alrededor de 1877. Pertenecan a ellos
Juan Morhinweg y Luisa Ochsler, quienes en 1885 se dirigieron a Pablo
Besson, consultando sobre la forma en que podan casarse, y por su
consejo solicitaron que lo hiciera el juez de paz, lo que les fue concedido.
Por la accin del pastor bautista, el hecho tuvo mucha repercusin en la
prensa y es un antecedente de la creacin del Registro Civil.54
Su primera obra misionera fue en Gualeguay y, despus de
organizarse en Asociacin Bautista Germano Argentina, promovieron y
respaldaron el trabajo a lo largo de ro Uruguay, comenzando por Monte
Caseros.55
54
C. Santiago Canclini, Pablo Besson. Un apstol de la libertad cristiana, Junta Bautista de
Publicaciones, Buenos Aires, 1935, p. 113 ss.
55
Nicols Wall, Y el fuego se expandiHistoria de nuestra Nueva Asociacin Germano-argentina.
Ed. Del autor, s.f.
211
Algunas observaciones
* Sorprende lo lento de la recuperacin del empuje misionero en el
pas. Al mismo tiempo que las iglesias de raigambre extranjera
continuaban su tarea como si nada ocurriera a su alrededor lo que
hace pensar en cmo se mantenan al margen de la comunidad el
mpetu de las dcadas prerrosistas tard en resurgir. En varios libros,
generalmente de origen norteamericano y fruto de pocas posteriores,
se seala que, despus del xito de Diego Thomson, se perdi la
oportunidad de aprovechar las puertas abiertas. Sin embargo, la realidad
es que esas puertas se cerraron pronto. Por otro lado, el gran empuje
misionero de principios del siglo XIX no haba continuado del mismo
modo y solo resurgi con fuerza a fines de la misma centuria, con
consecuencias universales que incluyeron a nuestro pas.
* Pas casi una dcada y media para que se comenzara la predicacin
en castellano. Aunque la oportunidad estaba al alcance de la mano y,
aunque el tema estuvo presente en los Estados Unidos, da la impresin
de que el verdadero empuje no se habra producido sin el celo en el mbito
local, en especial por la accin personal de Juan F. Thomson, que debe
ser considerado como un obrero nacional, as como por misioneros como
Goodfellow, Wood y otros. Por su parte, las iglesias tradicionales
(anglicanos, presbiterianos, alemanes y dinamarqueses) al parecer ni
siquiera se plantearon el tema del uso del idioma nacional y la consiguiente
expansin a la poblacin en general.
* Debe subrayarse que fue en esa poca cuando el protestantismo
goz de un respeto mayor en las altas esferas, por ejemplo en Domingo
F. Sarmiento y Juan B. Alberdi, cuyo peso en el desarrollo nacional no
puede ponerse en duda. Sin embargo, es inevitable sealar que ninguno
de los estadistas e intelectuales que cantaron loas al protestantismo lo
hizo en cuanto al mensaje espiritual, sino como elemento civilizador,
basndose en el progreso alcanzado por los pases noreuropeos o
norteamericanos. No hay la menor sugestin de que alguno haya sido
atrado por el mensaje y menos an que haya tenido alguna experiencia
personal. Sera fantasioso buscar algn Jos de Arimatea que haya sido
un discpulo secreto del evangelio.
212
213
214
56
Toms S. Goslin, B. Foster Stockwell. La historia de una misin. Ed. La Aurora, Buenos Aires, 1993, p. 227.
cap. 8
tiempo de
progreso
1880 - 1914
Para la Argentina, el perodo entre la generacin del 80 y la primera
guerra mundial fue un tiempo de orden y administracin, de acuerdo
con el enunciado del presidente Julio A. Roca. Para el protestantismo,
eso signific la posibilidad de afianzar lo alcanzado y desarrollarlo, as
como de tener importantes avances, tanto en las iglesias de inmigracin
como en las de sentido evangelstico. En esos aos, se agregaron a
estas varias que habran de tener un lugar preponderante, casi diramos
decisivo, durante el siglo que comenzara con buenos augurios. El
sentimiento optimista de un progreso indefinido dominaba el pensamiento
mundial y, aunque hoy podamos ver con ms tranquilidad lo que ocurri
entonces, sin duda aqulla fue una poca de definiciones.
1
Will Payne and Chas. T. W. Wilson, Missionary Pioneering in Bolivia, with Some Account of Work in
Argentina. Echoes of Service, London, s.f. , p. 6. Los autores acotan que la poblacin de Buenos Aires
es bien educada e inteligente, no clerical sino influda por el socialismo, pero que la idea de que cualquier
cosa resultar bien en el campo misionero, creo que ya ha quedado atrs (pp. 8, 9).
tiempo de progreso
215
Cit. Nstor T. Auza, Historicidad y Catolicidad. 1869 1910. Editorial Docencia, 2001, pp. 37, 39
Francis Korn, Vida cotidiana, pblica y privada (1870 - 1914) en Nueva Historia de la Nacin Argentina,
Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2001, tomo VI, p. 251.
4
Quiz podra agregarse Australia y en menor medida el Canad.
2
3
216
tiempo de progreso
217
La Iglesia Anglicana
La iglesia de Buenos Aires debi seguir los primeros pasos ms all
de la capital, continuando los de la comunidad que serva. As fue cmo
en 1905, en la ciudad y la provincia de Buenos Aires, haba siete
congregaciones con sus respectivos pastores. La de Rosario haba crecido
mucho por la inmigracin, tanto all como en las colonias hasta Alejandra.
Fueron muy activos los pastores W. T. Coombe y Francis N. Lett, quienes
tambin comenzaron a trabajar entre la poblacin en general, organizando
lo que llamaron Iglesia Protestante Espaola. La empresa ferroviaria, de
propiedad britnica, los apoy estableciendo una escuela donde tambin
se daban clases bblicas los domingos. Se extendieron hasta Crdoba y
el Uruguay.
Un trabajo especializado fue el que realiz el Sailors Home de la
British and Foreing Sailors Society (Misin a los Marineros) que, con
sede en Inglaterra, se extendi por todo el mundo. Haba sido creada
en 1856, fusionando varias entidades ad hoc de la Iglesia Anglicana.
La primera reunin en Buenos Aires fue en 1891 en el Club Escandinavo,
en las calles Pedro de Mendoza y Lamadrid, con unos cien presentes.
El mismo ao un visitante escribi una carta, publicada en Chart and
Compass, el rgano de la misin, diciendo que la Argentina era un
pas rico que solo necesitaba un gobierno honesto y justo, no ahorrando
crticas al de entonces. En la zona de Dock Sur se estableci en 1891
el pastor P. J. R. Walker que en 1895 fue enviado como misionero entre
los araucanos. En un informe, el primero mencionaba que haba visitado
32 naves. Tambin tuvo que intervenir para solucionar algunos
problemas entre policas y marineros. Le sucedi W. Fosterjohn. En
1902, el presidente Roca estuvo en la inauguracin del edificio en la
calle Chile, cuyo terreno fue cedido por el congreso y al que se daba un
valor de tres mil libras. Tambin en 1891 se comenz a trabajar en
Rosario y Baha Blanca, as como en Montevideo. Arthur Karney, uno
de sus capellanes, lleg a ser obispo en Johannesburgo, Sud frica.6
En cuanto a la labor de la Sociedad Misionera, aqullos fueron los
aos de la declinacin final del trabajo en la zona fueguina. Pero, eso
mismo hizo que se extendieran a otras regiones, como ser el Sur de
Chile y el Chaco paraguayo, entre los indios lenguas, bajo la direccin
de William Barbrooke Grubb, yerno de Toms Bridges, y una de las
grandes figuras de las misiones en esa poca. Desde 1910 se plane la
extensin hacia los indios del Noreste argentino, pero ello solo se concret
aos ms tarde. Tambin establecieron un hogar para nios en Los Co-
218
6
From the Bristol Channel to the Seven Seas. The Story of 100 Years Work for Seamen. The Missions to
Seamen, London, 1935, p. 29, G. Holden Pihe, Among The Sailors, London, Hodder and Stoughton, 1897. p97. aportes del Rev. Jeremy Howat.
7
Sobre W. C. Morris, v. Ismael A. Vago, Morris. Una Vida Dedicada a la Niez, La Aurora, Buenos Aires,
1947; Bernardo Gonzlez Arrili, Vida y Milagros de Mster Morris. La Aurora, Buenos Aires, 1955. Existe
tambin un trabajo sobre l de otro ex alumno, el ministro Antonio Sagarna, que no conocemos directamente.
8
B. Gonzlez Arrili, op. cit.; I. Vago, op. cit., p. 31.
tiempo de progreso
219
220
tiempo de progreso
221
Los presbiterianos
Aquella poca fue menos rica en acontecimientos que las anteriores.
Al frente de la congregacin estuvieron pastores prestigiosos, como
James Smith y J. W. Fleming. El primer tema serio que debi enfrentar
la iglesia fue el proyecto de Torcuato de Alvear, el primer intendente
porteo, de abrir un bulevar, que finalmente fue la Avenida de Mayo. En
1886 fue decretada la expropiacin de la propiedad y en 1893 se hizo el
ltimo culto en el viejo templo. Continuaron reunindose en la Iglesia
Metodista de la calle Corrientes y en edificios en Moreno 330 y Cangallo
1156, donde funcionaba la escuela. El 30 de noviembre de 1894 se
puso la piedra fundamental del futuro templo en la actual avenida Belgrano
575 para cuya abertura debi demolerse el frentecon salida a la calle
Per, donde alguna vez tambin se perder una parte al ampliarse la
misma.
En 1888 el pastor William Williams comenz una extensin en el
barrio de Barracas, que era calificada como suburbana en oposicin a
las rurales. Su esposa falleci un ao despus y l se retir. En 1890 se
comenzaron obras en el barrio de Belgrano y en 1911 en Baha Blanca.
El mismo ao muri Thomas Drysdale, uno de los miembros ms
destacados, que cre una importante empresa industrial.
222
Felipe Daglio, Apstol Irlands en la Argentina. Don Toms Jorge Rodgers. Ed. autor, s.f.
Cit. William Denis Grant, History of St. Andrews Presbyterian Church in Argentina, cap. 61,
St. Andrews Presbyterian Church, noviembre - diciembre de 2001, suplememto, p. 1.
tiempo de progreso
10
11
223
Buenos Aires Scotch Magazine, marzo 1903. Cit Robert E. Speer, op.cit., pp.241-242.
Presencia Alemana en la Argentina. Deustche Prsenz in Argentinien. Manrique Zago Ediciones,
Buenos Aires, s.f., p. 44. Un relato ameno sobre ese perodo de su vida en Crdoba del Recuerdo,
Espasa Calpe Argentina, Buenos Aires, 1964, pp. 70 89. El autor insiste en la laicidad de la
enseanza, aunque cita a un cura que se refiere a los herejes alemanes. La pgina final se refiere
a la Navidad, diciendo: Y los viejos alemanes, los viejos sabios alemanes que trajo Sarmiento,
cantan a una voz con los nios; y las viriles lgrimas del amor patritico ruedan y rielan por las
marchitas mejillas hasta la trmula plata de las encanecidas barbas: O Tannenbaum, o Tannenbaul,
wie treu sind deine Bltter. Y era la Nochebuena (p. 89). Creemos que esa educacin influy en la espiritualidad
del poeta, que demostr gran inters en los temas bblicos, incluso publicando su propia versin versificada
de todo el libro de Salmos.
12
13
224
La Iglesia Metodista
Estas dcadas fueron de esplendor para la Iglesia Metodista, que
con sorprendente rapidez se extendi por todo el pas y por diversas
reas de servicio. En 1882 se organiz la Conferencia Anual Provisional
o Misionera y la Conferencia Anual en junio de 1893: Esto ltimo
significaba que poda estar representada en la Conferencia General.
Una nueva congregacin estuvo en Flores, en la capital. Comenz
en 1899 por el trabajo de Francisco Vivacqua, futuro destacado colportor,
quien en 1890 haba cado de rodillas al leer en su Biblia que la sangre
de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Las primeras reuniones fueron
en casa de dos seoritas, debajo de una higuera y un peral.
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16
La Obra en Sud-Amrica. Del colportor evangelista Emilio Olsson. Santiago de Chile, Imprenta Metodista,
1896.
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entre los indios. Entre sus numerosos viajes, hizo uno a la selva de
Montiel, en la provincia de Entre Ros, famosa por los bandoleros, junto
con una caravana de comerciantes, donde logr vender nada menos que
ciento cincuenta ejemplares.
Fue reemplazado por Mr. Jetto de quien solo se da el apellido y que
lleg desde Inglaterra quien estuvo en el cargo hasta 1896. Lo
sucedieron brevemente dos valdenses del Uruguay, Paul Lantaret y B.
A. Pons. Uno de los informes de ese tiempo (1900) enumera los lugares
de trabajo de las distintas denominaciones, aunque quiz incluya el Uruguay, de la siguiente manera: metodistas, treinta; presbiterianos, tres;
valdenses, cinco; Sociedad de Sud Amrica, dos; bautistas, tres;
hermanos libres, cinco; Alianza Cristiana y Misionera, tres y adems la
Unin Evanglica y el Ejrcito de Salvacin.17
En 1904 se hizo en el saln Prncipe Jorge, en la capital, un acto
muy concurrido para celebrar el centenario de la Sociedad, al que
concurrieron los representantes de Gran Bretaa y Estados Unidos.
Al retirarse Pons qued como agente Frank Uttley, pero quien
realmente actuaba era Carlos Torre, futuro lder de los hermanos libres.
Hubo entonces varios colportores destacados como Antonio Selle, Jos
Brumat, Jos Rodrguez (luego destacado pastor bautista), Luis
Ramacciotti y R. Endelle Chaplin; este era ingls y trabaj muchos aos.
Su esposa escribi el libro Id, dad las nuevas, que fue pionero en
plantear la importancia de la labor femenina.18 Eduardo A. Strange, de la
Unin Evanglica, comenz la distribucin bblica en el delta del Paran,
que ms adelante hara con una lancha, desde su casa en el arroyo
Carapachay.
En cuanto a la Sociedad Americana, sin lugar a dudas, el nombre
ms destacado en este campo fue el de Francisco Penzotti quien, aunque
oriundo de Italia y convertido en el Uruguay, puede ser considerado
como la primera personalidad notoria surgida en la Argentina
cosmopolita.19
Naci en Chiavenna, en el norte de Italia, en 1851, y tuvo la clsica
niez de un nio de los Alpes, pasando a veces por grandes peligros. l
mismo contaba de una ocasin en que estuvo a punto de asfixiarse con
232
17
BFBS Report, 1900. Llama la atencin que no se mencione, por ejemplo, a los anglicanos, los varios
luteranos y otros.
18
Albertina Maede de Chaplin, Id, dad las Nuevas.Accin Bblica, Quilmes, s.f. Su esposo relata
algunas experiencias en su libro Sembrando en Muchas Aguas, Accin Bblica, Quilmes, 1942.
19
V. Claudio Celada, Un Apstol Contemporneo. La Vida de F. G. Penzotti. La Aurora, Buenos Aires,
s. f. (Una segunda edicin abreviada ha suprimido la verbosidad de la primera); su autobiografa
hasta 1900, en Llanos y Montaas, editado por Daniel Hall, Buenos Aires, Imprenta Metodista, 1913.
233
234
20
Gerardo C. C. Oberman, Antiquum Peractrum Sit. Historia de la Inmigracin Holandesa en la Argentina
y los Orgenes del Movimiento Reformado. Buenos Aires, 1993, p. 83. En general, seguimos a este autor en
este relato Para este y otros temas, debemos agradecer la ayuda bibliogrfica de la Sra. Marisa B. de Salibian.
una especie de pastor y tena una capillita en medio del campo. All se
realizaban ceremonias religiosas los fines de semana en las que tambin
sola bautizar. Dice tambin que muri cuando desde un avin fueron
ametrallados algunos indios a quienes se quera despojar de sus tierras,
episodio que no conocemos por otra fuente.
En 1893 establecieron desde Rosario el primer contacto con la iglesia
de Holanda. All haba un grupo de 405 connacionales, de los que solo
unos doscientos cincuenta eran protestantes. Haban constituido una
Asociacin Evanglica Enmanuel en 1889, cuyo objetivo era la
proclamacin del evangelio entre los holandeses. Quiz como reflejo
de situaciones en la madre patria donde la Iglesia Reformada estaba
dividida, pens que era prematuro organizar una iglesia, lo que sin
embargo ocurri con el nombre de Iglesia Cristiana Reformada
Holandesa el 23 de junio, pero ambos grupos se dividieron. Como
consecuencia, solo unos cincuenta entraron a formar parte de ella y
solo dos participaban de la Cena del Seor. Otros se unieron a los
metodistas o a los hermanos libres.
21
De hecho, este es casi el nico caso en la Argentina de inmigracin desde el frica, salvo el de unos
centenares desde Cabo Verde. Aunque hubo casos aislados de integracin en una iglesia evanglica de alguno
de ellos, ello no tuvo relacin con su procedencia.
tiempo de progreso
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236
22
V. Arnoldo Canclini, Los Bautistas en Marcha, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1958, y Un
Hombre, un Pueblo, Asociacin Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1981; Justo C. Anderson, Historia
de los Bautistas, Tomo III, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1992. Para la primera poca, Los Bautistas
en el Ro de la Plata. Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1934.
23
V. Santiago Canclini, Pablo Besson. Un Heraldo de la Libertad Cristiana. Junta Bautista de Publicaciones,
Buenos Aires, 1936.
tiempo de progreso
237
238
Este fue otro de los hombres notables de esa poca. Era un ingls
que lleg a la Argentina en 1886, sin contar con sostn. Su principal
lugar de trabajo fue en la ciudad de Las Flores, donde tuvo xito en
formar una congregacin y una escuela, a pesar de ser hostilizado.
Posteriormente, entr a trabajar con la Unin Evanglica.
Un caso similar es el de Federico Lister Newton, otro ingls
independiente, que comenz a predicar en Tandil, pero que luego se
centr en Coronel Pringles. Tena una pasin especial para evangelizar
por correo y, segn Roberto F. Elder, en la localidad de Ranchos surgi
una iglesia por ese medio. Luego se uni con los bautistas, hasta su
muerte en 1927.
Hemos mencionado ya a Alberto Ostermann, discpulo de Besson,
quien entr a un saln donde este predicaba, porque le atrajo el canto y
quera ver quin maltrataba un violn. Fue bautizado en 1884, pese a la
oposicin familiar, por lo que es notable que sus dos hijos tuvieran luego
una importante carrera pastoral. Fue ordenado en 1889 para ir a cuidar
del rebao que Besson haba dejado en Santa Fe. Prcticamente se
autosostena vendiendo Biblias. Su hijo Julio le sucedi por muchos
aos en el pastorado en aquella ciudad.
Junto con los britnicos Roberto F. Elder y Roberto M. Logan, que
llegaron con otras misiones, y el irlands Roberto S.Hosford, los
antedichos presentan una corriente europea en el comienzo bautista
en la Argentina. Ello tuvo importancia, ya que dio a esa denominacin
un aspecto particular, influido pero sin depender plenamente en lo
eclesiolgico de la ms poderosa corriente norteamericana.
tiempo de progreso
Un intento luterano
26
V. Ricardo Pietrantonio, La Iglesia Luterana de la Cruz del Sur. Iglesia Evanglica Luterana Unida.
Antecedentes histricos, Ediciones Luz y Verdad, Buenos Aires, 1999.
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241
242
30
Sobre S. M. Sowell, v. Benjamn Sowell, Por Sendas de Gloria y Esplendor, Junta Bautista de Publicaciones,
Buenos Aires; Orestes Marotta, Dr. Sidney Macfarland Sowell, Editorial Evanglica Bautista, Buenos Aires,
1931.
31
Sowell traa una carta para el metodista Mac Louthlin, quien lo remiti a Besson.
32
V. Lidia de Alarcon, Herminia Bagby de Sowell. Misionera de la Primera Hora en Accin. Junta Bautista
de Publicaciones, Buenos Aires, 1961.
33
V. Joseph L. Hart, Gospel Tiuuphms in Argentina and Chile, Educational Department. Foreign
Mission Board. Southern Baptist Convencion, Richmond, Virginia, 1925. Este libro rarsimo es una
amena descripcin de los primeros tiempos del trabajo bautista norteamericano en el pas.
34
Id. p. 112.
35
Id. p. 116.
36
V. Pablo Alberto Deiros, Historia de la Educacin Teolgica Bautista en Argentina, Seminario
Internacional Teolgico Bautista, Buenos Aires, 1987.
37
Sobre Justice y dems rectores del Seminario, v. Varios, Forjadores de hombres, Seminario Internacional
Teolgico Bautista, Buenos Aires, 1992, cap. I.
38
O. Marotta, op. cit., p.18.
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243
Sidney M. Sowell, Caminatas por Palestina, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1929.
V. Teresa A. Pluis, El Pastor del Corazn Bondadoso. Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1963.
Cit. Thomas B. Neely, South America: its Missionery Problems. Foreign Mission Study Courses. Edited
under the Direction of the Young Peoples Missionary Movement of the United States of America, N. York,
1909.
39
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43
V. Pablo Broda, Recuerdo un Evangelio, Verdad, El Paso, 1960; Jos L. Hart, op.cit. Hart fue quien los
bautiz, luego de un contacto de su hijo Pablo en el servicio militar y de pasar un examen al que lo someti
doa Paula.
44
V. Laura Cativiela y Josie de Smith, Maximino Fernndez. Un Gigante de Luz en Regiones de
Tinieblas. Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1960.
45
V. Agustina Varetto de Canclini, Juan C. Varetto, Embajador de Cristo. Junta Bautista de Publicaciones.
Buenos Aires, 1955. Un buen estudio sobre su literatura y predicacin en Jorge L. Savionek, Juan Crisstomo
Varetto, evangelista pionero. Su contribucin a la obra bautista argentina. Tesis indita en Seminario
Bautista, Buenos Aires, 1988.
46
En el archivo del autor.
tiempo de progreso
247
V Juan C. Varetto, Un Condenado a Muerte, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1962
Lo menciona, por ejemplo, Samuel Escobar en C. Ren Padilla (Ed.). Hacia una Teologa Evanglica
Latinaoamericana, Editorial Caribe, San Jos de Costa Rica, 1984 p. 53.
49
El texto se encuentra en el archivo del Seminario Bautista de Buenos Aires.
50
J.L. Savionek, op. cit., p. 30.
47
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51
V. Carlos A. Bissio, Nuestros primeros pasos, Buenos Aires, 1982, y A propsito de nuestros primeros
pasos, Buenos Aires; Carmelo Racciatti, Evocacin, Librera Editorial Cristiana, Buenos Aires, 1981. Para
este tema y lo correspondiente a otras pocas, adems de publicaciones peridicas, hemos recibido aportes
de los Dres. Ricardo Docampo, Arturo Hotton, Carlos Ibarbalz y Alberto Roldn, y el pastor Ral Caballero
Yoccou, entre otros.
52
Existen en la Argentina pequeos grupos de ese origen, que no mantienen relaciones con el resto
del mundo evanglico. Posiblemente, solo llegaron alrededor de 1938, con una iglesia en el barrio
de Chacarita, aunque la mayor congregacin ha estado en Rosario, pero se disolvi. Tenan origen ingls y
suizo -un predicador llamado Pablo Chevialiey- y eran de teologa hipercalvinista. El teologo F. F. Bruce, que
perteneci a esa corriente, expres: El escritor no tiene autoridad para escribir acerca de sus amigos exclusivos.
(Cit. como algo propio por Ral Caballero Yoccou, Hermanos libres, por qu?, DILE S.R.L., 1964, p. 63).
53
Cit. Nuestras races. Publicacin eventual de la Comisin de Confeencias de Buenos Aires y Alrededores.
Junio de 1997, n 1, p. 2.
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250
54
V. Alberto F. Roldn, Comprensin de la realidad social en el discurso teolgico de los hermanos libres
en la Argentina (1882-1955). Tesis indita en ISEDET.
55
251
William Charles Kirkby Torre (1853-1923) que sigui sus pasos, fue
el primero en constituir una congregacin. Lleg en 1889 con un puesto
en el ferrocarril. Comenz por trabajar con jvenes ingleses en la
Asociacin Cristiana, pero no qued satisfecho y se volc a imigrantes
espaoles e italianos, de modo que en la calle Salado 850, en en barrio
porteo de Barracas, surgi la primera congregacin de los hermanos
libres que luego qued definitivamente en Brasil 1750.
Entre sus primeros discpulos estuvo Rosendo Souto, quien no solo
desarroll un destacado ministerio, sino que su descendencia ha tenido
hasta hoy una gran importancia. Nacido en 1890, lleg al evangelio por
medio de Besson, en cuya iglesia conoci a su esposa, quien comenz
una escuela en la calle Salado. En 1894 Torre se traslad a Quilmes, donde
cre un orfanatorio cuando dos madres moribundas pidieron a su esposa
que se hiciera cargo de sus hijos. Esto fue el primer paso de la obra social,
que desde el principio acompa el trabajo de estas congregaciones, lo
que no deja de ser notable dado su nfasis casi absorbente en el estudio
bblico. Contaba ya con ayuda de Guillermo Payne.
En 1901 instal en Quilmes una imprenta a pedal, enviada desde
Irlanda, que haba sido instalada primero en la calle Salado y que luego
252
56
sera dirigida por Walter Drake. Tambin trabaj all el holands Nicols
Doorn, quien fue el primer misionero consagrado en el pas. En la calle
Brasil, Torre comenz a predicar por otro nuevo mtodo, la carpa, que
result muy eficiente por los grandes prejuicios de la gente para entrar
en un templo o en un saln. De hecho, ese primer templo fue una
consecuencia de aquel trabajo, porque, para poder continuarlo, el
anglicano Charles Hay Walker don el terreno en esa calle. Se hizo de
madera y para ochocientas personas.
Tambin tuvo una relacin muy estrecha con la Sociedad Bblica
Britnica desde 1899, asumiendo la direccin de la agencia desde 1906,
en lo que persisti hasta su muerte. En esa tarea, acompaado por
Payne, viaj a Paraguay y Uruguay.
Hemos mencionado a otro de los pioneros, Guillermo S. Payne
(1879-1924)57 , tambin seguidor de Ewen. Era irlands y, despus de
un ao y medio en Galicia, lleg a Buenos Aires en 1892, para trabajar
con aqul en Tandil y desde 1893 en Crdoba por razones de salud.
En algunos tiempos debi ocuparse como fotgrafo, carpintero o
tapicero. Desde el ao siguiente comenz a viajar con el coche bblico,
y lleg a Bolivia en un par de azarosos viajes. En Cochabamba fue
excomulgado, su trabajo fue prohibido y hubo un intento de asesinarlo,
sin xito, pero que le cost la quema de sus pertenencias. Desde la
crcel escribi a Besson pidiendo la obra Historia de la Inquisicin
de Antonio Llorente y este se la envi dentro de una bolsa de caf,
como recordaba en un obituario.
57
V. Gilberto M. J. Lear, Un Explorador Valiente. La Vida de don Guillermo Payne de Sud Amrica.
Librera Editorial Cristiana, Lans, 1951; Will Payne and Chas. T. W. Wilson, Missionary Pioneeering
in Bolivia, with some Account of work in Argentina, Londres, Echoes os Service, s.f. Los dos primeros
captulos se refieren a la Argentina.
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253
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58
V. A. C.T. (Alejandro Clifford), Un Hombre Bueno. Librera y Editorial El Amanecer, Crdoba, 1957.
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El Ejrcito de Salvacin
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62
Bridley Boon, Adis a mis Montaas! Breve Biografa de Hrcules Amaxpulos. Ejrcito de Salvacin,
Buenos Aires, 1953.
63
V. Pasado, presente y porvenir en Argentina. 1865. Centenario. 1965. Buenos Aires, 1965; B. Boon, op. cit.
tiempo de progreso
259
Homere C. Stuntz, South American Neighbors, Missionary Student Movement, New York, 1916, p. 200.
V. Nstor A. Peverini y Juan C. Priora, Races Adventistas en la Argentina, Asociacin Argentina de los
Adventistas del Sptimo Da, Buenos Aires, 1944; Egil H. Wensell, El Poder de una Esperanza que educa y
sana. Resea Histrica. Florida, 1993.
64
65
260
66
V. Hctor J. Peverini, En las Huellas de la Providencia, Asociacin Casa Editora Sudamericana, Florida,
1988, p. 236ss; Seventh Day Adventists Encyclopedia, Commentary Reference Series, Volume 10, art.
Argentina, 1966, pp. 53 - 56.
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262
67
V. J. Dexter Montgomery, Disciples of Christ in Argentina. 1906 - 1956. S. Louis, Bethanie Press, 1956.
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68
Quiz no est de ms subrayar que se debe cuidar de no caer en un error relativamente fcil como es el de
confundir esta denominacin con los hermanos libres.
263
V. Charles F. Yoder, The Argentine Mission Field, Brethren Publishing Company, Ohio, 1930, pp. 90 ss.
Muchos pentecostales no aceptan este trmino para describirlos, prefiriendo el de movimiento, ya que
no se trata de algo uniforme y menos an estructurado. Pero en el alcance que le hemos dado, aunque comprenda
diversas iglesias y organizaciones, consideramos que es el que corresponde. De otra manera, tambin
deberamos hablar de un movimiento luterano -lo que no carece de sentido- por el hecho de que haya varias
iglesias que lo comprenden.
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71
La historia total del pentecostalismo argentino no se encuentra en forma dita. La mejor fuente es la tesis
indita (en ingls) de Norberto Saracco, Argentine Pentecostalism: A Study of its History, Theology and
Mission. Adems existe un folleto de Louie W. Stokes, Historia del Movimiento Pentecostal en la Argentina, Buenos Aires, 1968, y un captulo sobre las Asambleas de Dios en Luisa Jeter de Walker, Siembra y
Cosecha, Vida, Miami, 1992 Sobre los pentecostales de origen sueco, Samuel Forsberg, Vasos de Barro en el
Pas del Plata, Instituto de Misiones, Buenos Aires, 2002; es un trabajo completo, con abundancia de fuentes
y buen aparato crtico.
tiempo de progreso
265
sepa bien por qu, los dos hombres fueron arrestados, llevados a
Necochea y liberados con la orden de no seguir predicando. Presuman
que se deba a presiones clericales. Sufrieron muchos hostigamientos,
con pedreas de parte de turbas; ellos recolectaron los proyectiles y,
cuando se construy una capilla, los usaron para la mezcla del piso.
Pero todo ello hizo que Francescon fuera al Brasil, donde trabaj
con mucho xito. De todos modos, aunque solo eran personas aisladas,
quedaron algunos resultados en San Cayetano, Tres Arroyos y los
suburbios de Buenos Aires.
El siguiente nombre fue el de Narciso Nantucci, otro italiano de Chicago, quien se enter de los resultados de Francescon, sobre todo en
Brasil. Fue apoyado por algunas congregaciones y se le uni Francesco
Anfuzzo, que tena una hermana en Buenos Aires, adonde llegaron en
1916. Ocho das despus bautizaron a ocho miembros de esa familia. Al
ganar ms discpulos, se trasladaron a la avenida Salvador Mara del
Carril 5078. Nantucci volvi a Chicago en 1919, pero regres en 1922.
En 1920 lleg Giuseppe Petrelli, que era escritor y telogo. Estuvo
dos aos consolidando el trabajo de los otros, aunque diferan en algunos
puntos. El mismo ao la obra se extendi al interior, buscando inmigrantes
italianos, pues seguan usando ese idioma. Nantucci adopt el nombre
de Asamblea Cristiana, pero en 1916 se separ de los dems, con lo
que empez una serie de divisiones, cuyo detalle no interesa.
Otra corriente comenz en 1910 con la llegada de la canadiense
Alice C. Wood, que tuvo un ministerio de medio siglo. Tena entonces
cuarenta aos y haba estado como misionera independiente en Puerto
Rico y posiblemente trabajado con la Alianza Cristiana y Misionera. En
ese tiempo, segn Saracco, durante una reunin en Ohio fue bautizada
en el Espritu Santo y volvi a sentir el llamado a servir como misionera
en Amrica Latina. En Buenos Aires fue recibida por dos misioneros
independientes, tambin de orientacin pentecostal, llamados Stewart
y Welch, que tenan una iglesia en Gualeguaych. Despus de siete
aos all, Alice Wood se traslad a 25 de Mayo en la provincia de Buenos
Aires, donde estuvo hasta 1959. Volvi entonces a su pas, donde falleci
a los noventa aos en 1961. Su importancia radica en que ella estableci
la primera iglesia pentecostal en el pas. Cuando en 1914 se organizaron
en Hot Springs, Arkansas, las Asambleas de Dios, pidi ser aceptada
en esa organizacin.
Con ella haban trabajado otras mujeres, como May Kelly (o Kelty),
su madre y Fanny de Evans. El noruego Berger Johnson lleg en 1910 y
comenz a trabajar en Gualeguaych, pero luego fue a Embarcacin,
Salta, a evangelizar a los indios. Las Kelly se trasladaron a Rosario por
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72
V. Jack Shannon, Cien aos. Historia de la Alianza Cristiana y Misionera en la Argentina. Distribuidora
Alianza, Olivos, 1997.
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73
Cit. Alberto Sarramonte, Historia del Antiguo Pago del Azul, Biblos, Azul, 1997, que menciona
veinticuatro familias protestantes de ese tiempo. Algunas de ellas siguen activas en la Alianza y
parece obvio que otras son valdenses a juzgar por sus apellidos.
tiempo de progreso
269
Este cuadro era general en casi todo el pas, donde siempre las
primeras reuniones, aun en medio de la hostilidad, contaban con la
asistencia de cientos de personas, que pronto perdan el inters.
El mencionado Enrique Strachan lleg a ser una personalidad
internacional. En medio de la agresin de anarquistas y ateos, consigui
levantar el decado trabajo en Tandil, ciudad que tena sus peculiaridades
y donde incluso se haba levantado un falso mesas local, produciendo
una hecatombe. Se cuenta que Strachan se empecin en fotografiarse
en lo alto de la clebre piedra movediza y lo logr, sin imaginar que
caera poco despus. Ms adelante se traslad a Costa Rica, donde
fund la Misin Latinoamericana, que a su vez cre un importante
seminario y organiz la mencionada gira de Varetto, que fue el primer
esfuerzo de esfera continental surgido en el protestantismo
latinoamericano. Su hijo Kenneth fue tambin un destacado estadista
270
74
tiempo de progreso
271
Algunas observaciones
* Del punto de vista geogrfico, debe recordarse que el pas era distinto
del actual. An no se notaban las consecuencias de la conquista del
desierto y es natural que la Patagonia no entrara en los planes de las
iglesias, sino muy ocasionalmente. La tarea de establecer puntos de
predicacin se centraba en las ciudades, especialmente en la capital y
la creciente Rosario. En las del centro y Noroeste haba mucha oposicin,
pero no eran olvidadas, especialmente el sur de la provincia de Buenos
Aires. En el Noreste no haba una verdadera ciudad fuera de Corrientes.
Las zonas rurales no eran descuidadas y se haca mucho trabajo de
colportaje, al margen de lo que ocurra en las flamantes colonias.
* Es claro que aquella fue una poca de transicin o de recomienzo.
Salvo en lo numrico, las iglesias de comunidades extranjeras cedan su
lugar a las de propsitos evangelizadores. Para las primeras, lo normal era
traer algn ministro capacitado desde el extranjero, mientras que las
segundas eran dirigidas por misioneros, con todo lo que ello significa. Sin
embargo, es notoria la rapidez con que surgieron lderes locales. Por ejemplo,
aunque Juan F. Thomson y William C. Morris eran de apellido y nacimiento
britnico, se haban criado y convertido en el pas y su psicologa era
nacional. Adems, enseguida hubo otros que se destacaron como Francisco Penzotti, Juan C. Varetto, Ramn Blanco, Juana Manso y muchos
ms. Al mismo tiempo, era normal que la constitucin de la membresa
fuera sumamente cosmopolita, dndole un tono especial. Por ejemplo,
una iglesia bautista tena cuarenta miembros, de los que once eran
espaoles, diez argentinos, cinco norteamericanos, cuatro italianos, nueve
ingleses y uno alemn.
* En cuanto a lo que se tena en mira, es notoria la diferencia con las
pocas anteriores. Salvo los metodistas, las denominaciones de perodos
previos se haban ocupado solo del cuidado espiritual de sus propias
comunidades, aunque de una u otra manera siempre surga la sensacin
de que no poda pasarse por alto al resto de la poblacin. Pero en los
aos estudiados ahora, la mayora absoluta de los nuevos movimientos
llegaron con la especfica intencin de evangelizar a todo aquel que
necesitara de una experiencia espiritual, ya fuera un sacerdote de otro
culto, ya fueran los propios hijos, para poner ejemplos extremos.
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75
Cf. Rubn Amestoy, Difusin y cultura protestante en el Ro de la Plata. El rol del metodismo en la gnesis
del Uruguay moderno. 1864-1904. Tesis indita en ISEDET, pp. 188 ss.
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cap. 9
de la guerra
a la revolucin
1914 - 1930
La primera guerra mundial afect al protestantismo argentino menos
de lo que ocurri luego con la segunda. Un camino para entrar al estudio
de estos aos puede ser una rpido repaso al panorama protestante
internacional, del cual an era dependiente en buena medida el trabajo
evanglico en la Argentina. Para el pas fue un tiempo de progreso en
paz, disfrutando de una situacin econmica privilegiada, gracias a la
prevaleciente del orden en lo poltico.
No pueden darse cifras sobre el protestantismo argentino con un
mnimo de seriedad. Webster Browning calculaba que haba unos cien
mil protestantes en la Argentina en 1928, pero aclaraba que solo puede
hacerse una estimacin personal de la comunidad protestante.1
Webster E. Browning, The River Plate Republics, World Dominion Press, London, 1928. P. 124.
Webster E. Browning, El Congreso sobre Obra Cristiana en Sud Amrica, Realizado en Montevideo.
29 de Marzo - 8 de Abril 1925. Comit de Cooperacin en la Amrica Latina, Montevideo, 1926. Los
que se reunan en ese caso eran unos sesenta.
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283
284
3
Addresses and Papers of John R. Mott, Vol. V. The Internationa Missionary Council, New York,
1947, p. 182.
4
Carlos T. Gattinoni, La Eterna Contradiccin, Librera La Aurora, Buenos Aires, 1938.
5
Idem, pp. 13 - 14.
6
Entre los presentes estaba el pastor metodista Francisco Barroetavea, en quien se detiene un
historiador del Congreso, sealando que haca seis aos que serva a una iglesia de Rosario, despus
de estudiar en el modesto Seminario Teolgico metodista. Es un impresionante orador y un trabajador
incansables. Ms de doscientos nuevos miembros han entrado a su iglesia en un ao, casi todos los
cuales se convirtieron en los servicios regulares (Homer C. Stuntz, op. cit. , p. 178-179).
7
E. Carlos Pereira, O Problema Religiosa da America Latina. Estudio dogmtico-histerico. Empresa
Editora Braislea, Sao Paulo, s/f.
8
William R. Read, Vctor M. Monterroso y Harmon A. Johnson, Avance Evanglico en la Amrica
Latina, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, 1971.
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286
9
Robert E. Speer, South American Problems, passim. Esta es una de las numerosas obras que se publicaron
por la accin del Comit, aunque todas ellas se refieren al continente en su totalidad, excepto las producidas
por World Dominion Press, en una importante serie sobre todo el mundo, que incluye la obra de Browning
citada en una nota anterior. Puede decirse que todas eran ms bien la reiteracin de las anteriores, dadas sus
similitudes.
10
Addresses and Papers of John R. Mott, vol. V, pp. 211-218
11
Inman es un personaje que merece ser ms conocido. Su actuacin le hizo muy notorio en su tiempo, como
defensor de los pases latinoamericanos y uno de los asesores del presidente Franklin D. Roosevelt en la
poltica del buen vecino, as como de Harry S. Truman. Particip de varias conferencias interamericanas,
incluso en Buenos Aires en 1936 y en la de Chapultepec en 1945. Aunque era anticomunista. se opuso a la
actividad del senador McCarthy. Entre sus varios libros, Intervencin en Mxico (1919) provoc gran
conmocin porque se enfrentaba a quienes pretendan tal accin en defensa de sus interses petroleros. Debi
atestiguar ante una comisin del senado y se lo acus de que por ella algunos capitalistas dejaron de aportar
a las misiones. Pese a mucha oposicin, se mantuvo firme en la defensa de los derechos soberanos de los
pases. No puede dudarse de cul era su concepto de panamericanismo, as como el del Comit de Cooperacin,
donde fue confirmado. Ante las acusaciones de que las misiones protestantes eran ariete del imperialismo,
esta lucha es muy significativa.
12
Erasmo Braga, Panamericanismo Religioso. Una Relacin e Interpretacion del Congreso de Accin
Cristiana en la Amrica Latina Celebrado en Panam los 10 a 19 de febrero de 1916. Nueva York,
Sociedad para la Educacin Misionera en los Estados Unidos y el Canad, 1917.
13
Rev. John Fox, Unidad Cristiana. Unidad de Iglesia y el Congreso de Panam. Traducido y editado
con el consentimiento del autor. Buenos Aires, 1917.
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287
288
y, por ejemplo, Gabriela Mistral mand una carta y Ernesto Nelson tuvo
unas palabras, pero el socialista Alfredo S. Palacios rechaz la invitacin
con una nota que fue muy usada por los ultramontanos, ya que acusaba
al congreso de ser un arma del imperialismo.
El informe, en dos volmenes en ingls, tiene casi mil pginas.18 No
solo figuran las nminas habituales, as como las numerosas ponencias,
sino tambin un resumen de las reacciones a ellas. As puede
comprobarse que no solo los organizadores sino tambin las autoridades
excepto un presidente de comisin fueron todos norteamericanos.
Sin embargo, es posible ver que los argentinos tuvieron una parte activa
en los debates, donde no callaron sus posiciones. Tambin es interesante
que son numerosas las citas de autores nacionales. Jean P. Bastian
ubica en ese momento la irrupcin del evangelio social y el enfoque
social dado al movimiento evanglico en Amrica del Sur.19
Algunos puntos merecen sealarse, ya que expresan las posiciones
dentro de ese sector del mundo evanglico argentino. As es como,
desde el principio, se reconoce que:
En la Argentina, que era quiz menos infludo que cualquier otro
pas sudamericano por el nfasis de cooperacin del Congreso de
Panam, el ideal de un programa unido est ganando terreno.20
18
Christian Work in South America. Official Report of the Congress on Christian Work in South
America, at Montevideo, Uruguay. April, 1925. Flemming H. Revell Company, London and Edimburgh,
1925.
19
Jean Pierre Bastian, Breve Historia del Protestantismo en Amrica Latina, Caico, 1986, p. 119
20
Christian Work t. I, p. 73
21
Id. t.II, p. 31.
22
Id. t. II, pp. 206 - 20.
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289
290
Actividades conjuntas
Eran frecuentes los esfuerzos en los que no se hacan distingos
denominacionales, por ejemplo reuniones en plazas pblicas donde los
oradores pretenecan a distintas iglesias. As es como podemos leer,
en los apuntes privados de Varetto, que el 4 de diciembre de 1917 hubo
una reunin en la Plaza del Congreso de carcter intedenominacional
en la cual estaban ms o menos bien representadas casi todas o tal
vez todas las congregaciones de la capital. El acto result realmente
imponente: la concurrencia difcil de calcular era muy numerosa.26 En
el nmero de diciembre de 1917 de El Estandarte Evanglico, se
reproducen crnicas de los diarios La Nacin y La Prensa.
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28
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29
Una copia dactilografiada en el archivo de Juan C. Varetto en el Seminario Bautista de Buenos Aires.
Archivo del autor.
30
31
Idem.
R. Landells Chaplin,op. cit., p. 31.
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294
32
Cit. El Valor de un Mundo con Valores. Libro del Centenario. 1902 - 2002. Asociacin Cristiana de
Jvenes, Buenos Aires, 2002, p. 33.
33
En este campo puede quedar la pregunta de si la costumbre de hacer picnics, evidentemente de origen
anglosajn, no ha sido tambin un aporte del campo protestante.
de la guerra a la revolucin
295
Nuevas denominaciones
En estos aos el nmero de denominaciones no aument de manera
considerable. Adems del hecho de que ya estaban presentes las que
haban trabajado ms en el resto del continente, sin duda las condiciones
del tiempo de guerra y de posguerra no eran favorables para nuevos
emprendimientos. Sin embargo, hay algunos grupos que deben
considerarse de importancia, aunque es llamativo que ninguno de ellos
haya adquirido la relevancia numrica de las anteriores.
La Iglesia del Nazareno fue fruto de un despertar religioso en los
Estados Unidos, que se conoce como de las iglesias de santidad por
el nfasis en esa doctrina, como una segunda experiencia, luego de la
primera que es la conversin. Influy en el origen del movimiento el
surgimiento del pentecostalismo y el estudio de algunos temas
296
34
Cf. Timothy L. Smith, La Historia de los Nazarenos. Los Aos Formativos. Casa Nazarena de Publicaciones,
Kansas City, s.f.
35
Cit. J. Merle Davis, The Evangelical Church in the River Plate Republics, International Missionary
Coun cil, N. York, 1941, p. 95.
de la guerra a la revolucin
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298
36
Cf. Ernesto Surez Vilela, Breve Historia de los Menonitas, Comisin de Publicaciones de la Iglesia Menonita
Argentina, Buenos Aires, 1967.
llegaron a Buenos Aires haba una guerra civil en aquel pas. El ejrcito
argentino les provey de carpas, donde vivieron algn tiempo en la zona
portuaria, siendo ayudados por iglesias nacionales.
Una rama muy estricta aunque no con el rigor de los amish de
Alemania y Estados Unidos, se radic en Guatrach, La Pampa, y en
el Chaco, manteniendo sus costumbres, su idioma, el plattdeusch de
los rusoalemanes, etc. Estn relacionados con la iglesia nacional, aunque
no puede decirse que identificados.
En 1905 se radicaron en Posadas, Misiones, William Kiehl y Daniel
Thomas de la Unin Misionera Neotestamentaria para atender a un grupo
de paraguayos que haban cruzado el Paran y vivan en la Argentina.
All se form una congregacin cuyo lder ms destacado fue Alejandro
Hay, superintendente, hijo del pionero y nacido en el Paraguay. Escribi
varios libros influyentes, en especial The New Testament Order for Church
and Missionary, de 540 pginas y an en circulacin.
Se extendieron por varios lugares de Misiones, que segn Webster
Browning en 1928 eran cinco.37 Formaron iglesias en Posadas y San
Ignacio, desde donde se esparcieron a lo largo del ro Paran, en lugares
como Bonpland, Puerto Rico, Montecarlo, etc. Despus llegaron a
Concordia, Entre Ros, y Paso de los Libres, Corrientes, y algunos como
William Kiehl y Daniel Thomas cerca de Buenos Aires hacia el Sur.
37
de la guerra a la revolucin
299
V. Orestes Marotta, Breve Biografa del Pastor Vicente Marotta. Buenos Aires, 1943.
El tema era comn en base a una interpretacin literal de la decisin del Concilio de Jerusaln
(Hechos 15:29).
40
Cf. N. Saracco, op. cit., pp.46-53.
38
39
300
41
V. Nlida Boulgourdjian-Toufefsian (comp.), Armenia. Una Cultura Milenaria en la Argentina.
Buenos Aires, Manrique Zago, 1999; Narciso Binayn Carmona, Entre el Pasado y el Futuro: los
Armeniuos en la Argentina. Ed. Autor, 1996. Ambas obras tienen una pginas sobre las iglesias
evanglicas.
42
Informacin de su hijo el Dr. Alfredo Salibin.
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43
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44
Datos de un trabajo monogrfico de Andrs Kowalewski para el Seminario Bautista de Buenos
Aires.
303
Juan C. Garca, Los que llegaron del fro. El Puente, julio de 2002, p. 10.
V. Los Suizos en la Argerntina, passim, Manrique Zago ediciones, Buenos Aires, 1995.
Oro y Azul en la Argentina. Libro editado en ocasin del Centenario de la Asociacin Sueca en
Buenos Aires (1888-1898). Buenos Aires, 1998, pp. 144 180.
45
46
47
304
Referencia familiar.
Es sorprendente el cosmopolitismo protestante en la Argentina. As es como los idiomas usados en distintas
formas por las iglesias incluye el ingls, el gals, el francs, el alemn, el italiano, el holands, el dinamarqus,
el noruego, el sueco, el finlands, el estoniano, el letn, el lituano, el polaco, el roman, el idish, el ruso, el
hngaro, el checo, el eslovaco, el esloveno, el griego, el armenio, el turco, el ucraniano, el bielorruso, el rabe,
el japons, el chino, el coreano, el quechua, el toba, el wich, el chorote y el mocov. Si pensamos en nacionalidades,
debe agregarse que han existido congregaciones de suizos, moldavos, sudafricanos y norteamericanos.
de la guerra a la revolucin
48
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306
Arturo F. Wesley (1929-1949) trajo frutos positivos, entre los que se cont
la inauguracin del templo en la calle Olavarra, que cuenta con
importantes instalaciones, para un calificado trabajo social. En lo edilicio
tambin fue una victoria la terminacin del proceso de la expropiacin
del templo de Junn y Charcas, de la Segunda Iglesia, que adopt el
nombre de Central, cuando pudo edificiar su importante templo en
Rivadavia 4044, todo un smbolo del pueblo evanglico. En la Primera,
termin el fructfero pastorado de William P. MacLoughlin en 1921, siendo
sucedido entre 1922 y 1926 por Isaas Harper. En 1913, durante su
visita a Buenos Aires, estuvieron en la iglesia el ex presidente
norteamericano Teodoro Roosevelt y su esposa.
Se levantaron nuevas obras en el Sur, como en Baha Blanca, con
importante accin del ingeniero Roberto L. Clegg, as como en Carmen
de Patagones en 1914, hasta donde el misionero Schilling lleg, invitado
por algunos residentes, despus de un largo viaje en sulky, pues an
no haba ferrocarril. En Arroyo Seco, cerca de Rosario, la iglesia comenz
en la casa de Natalio Pagura, un ex sacristn catlico, que lleg a la fe
por medio de la lectura de la Biblia y un milagro de sanidad. Con el
tiempo, su hijo Federico sera obispo de la iglesia y personalidad a nivel
mundial.
Aspectos paralelos fueron la creacin de la Federacin Femenina
Metodista en 1903, el comienzo del trabajo en las crceles y con los
italianos.52
de la guerra a la revolucin
52
53
307
Toms S. Goslin, B. Foster Stockwell. La Historia de una Misin. La Aurora, Buenos Aires, 1993
Informacin aportada por el Prof. Daniel Bruno.
Una de las consecuencias colaterales de este Congreso fue la publicacin en Buenos Aires de una
importante obra con el ttulo de Los Bautistas en el Ro de la Plata, que presenta un muy completo
panorama de la obra bautista en ese perodo, as como la historia general y particular de cada iglesia.
54
55
56
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57
310
58
Pastor Don Enrique Elas. Apuntes biogrficos escritos por su hijo Esteban P. Elas. Ed.privada, s.f.
Pablo A. Broda, op. cit. El Paso, s.f.
59
V. Varios, Otoo con Esperanza. Actitudes positivas ante situaciones lmites. Buenos Aires,
Asociacin Bautista de Publicaciones, 1983.
de la guerra a la revolucin
311
312
60
Hans-Jrgen Prien, La Historia del Cristianismo en Amrica Latina, Ediciones Sgueme, Salamanca,
1985, p. 746. Pese a la evidente exageracin, es cierto que, al menos segn el diccionario de la Real Academia
de la Lengua, los trminos religiosos usados por los protestantes tienen un contenido muy diferente al
oficial, lo que explica en parte la importacin de anglicismos.
61
Un muy buen panorama de esta denominacin en David R. A. Powell, Iglesia Peregrina. Historia de la
Iglesia Evanglica Congregacional en la Argentina. Buenos Aires, Ediciones Kairs, 2002.
62
Hans-Jrgen Prien, La Historia del Cristianismo en Amrica Latina. op. cit., pp. 738 ss. Mucho de su
informacin procede de Waldo Villalpando et al., Las iglesias del trasplante, pp. 134-140.
de la guerra a la revolucin
313
Cf. David J. Calvo (ed.), Presencia, Iglesia Luterana Unida, Rosario, s.f.
Christian Lalive DEpinay, Les Eglises du trasplant Protestantism dinmigration en Argentine Social
Compass, XVIII, 1971-1972, , p.225.
65
Id. p. 219
66
Sociedad Protestante del Sud. 100 aos. Cartas, memorias, recuerdos. La Iglesia y su gente. Edicin
de Sociedad Protestante del Sud, 2001.
63
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de la guerra a la revolucin
67
A. Jensen, cit. en 75 aos, p. 17. No obstante en nota al pie, el autor aclara que no debemos
perder de vista que lo principal, lo distintivo en la vida de los inmigrantes fue lo cultural, lo teolgico
es secundario (p. 27).
68
Varios, 75 aos Iglesia Dinamarquesa en Buenos Aires. Buenos Aires, Iglesia Dinamarquesa, 1999.
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70
Comunicacin personal.
Comunicacin personal de la Sra. Britta de Jensen.
de la guerra a la revolucin
71
Robert Headland, The Island of South Georgia, Cambridge Univeresity Press, Cambridge, 1986,
pp. 131- 132.
72
Lalive DEpinay, Les Eglisies du Trasplant, p. 225.
317
como con escasa o casi nula relacin con el resto de los evanglicos.
Solo es posible dar una somera idea de cada uno, como continuacin
de lo que se ha narrado anteriomente.
Por ejemplo, el trabajo entre los italianos evolucin de modo de
organizarse como Asamblea Cristiana en 1916, siendo Narciso Nantucci
su figura principal hasta 1926. En parte por su retiro, se produjeron
posteriores divisiones y subdivisiones.
La Unin de las Asambleas de Dios se bas en la obra de Alice
Wood, cuando lleg el mdico Charles M. Wortman en 1921 y luego el
sueco Gunnar Svensson, quien fue a Bolvar con Srensen, sin lograr
mucho xito inicialmente.
No debe confundrsela con la Asamblea de Dios, proveniente de Suecia,
donde exista un importante movimiento con trasfondo bautista. En una
asamblea en febrero de 1918, se resolvi levantar una ofrenda para mandar
misioneros a la Argentina. Varios llegaron en 1920, pero solo qued Axel
Severin, quien en febrero de 1921 organiz en la calle Riglos, en Buenos
Aires, la primera iglesia pentecostal de origen sueco en la Argentina, la que
tambin edific el primer templo en 1926. Severin volvi a su pas en 1925.73
Al ao siguiente comenz la predicacin de este grupo en Misiones,
al visitar la colonia sueca en ese territorio. Ya en el primer momento
hicieron quince bautismos. Se destac Sture Anderson, de quien se
hablar ms adelante.
Los primeros pasos de la Iglesia de Dios y de la Iglesia Pentecostal
de Santidad se dieron al filo del nuevo perodo y se los tratar en el
prximo captulo.
Para la Alianza Cristiana y Misionera fue un tiempo de crisis casi
terminal y de restauracin. Hasta 1920 se produjeron diversos conflictos
internos, mayormente por razones personales y tambin doctrinales,
especialmente entre los misioneros, debido al concepto inicial de una
tarea no denominacional. Sin embargo, los obreros nacionales siguieron
manteniendo el trabajo en accin. En 1920 llegaron los misioneros
Samuel y Vera de Barnes, de origen cuquero, pero egresados del
instituto de la Alianza en Nyack, Nueva York. Convencidos de la
importancia de la capacitacin, en 1922 fundaron el Instituto Biblico en
Azul, el que en 1946 se traslad a Buenos Aires, lo que hizo que el
centro de actividad pasara a la capital. Bajo su direccin se afianzaron
las iglesias existentes, que se extendieron hasta General Pico, en La
Pampa. En 1924, Barnes declar que su visin era inaugurar una capilla
318
73
por ao, ya que daba importancia a la imagen por medio de templos. Sin
embargo, adquirieron importancia las campaas con carpas.
En 1921 se realiz la primera convencin y al ao siguiente, Delio
Coconi fue electo presidente. Pero las dificultades en el seno de la Misin
continuaban, al extremo que en 1925 en los Estados Unidos se decidi el
cierre y que los Barnes, los ltimos que quedaban, fueran a Colombia. Sin
embargo el plan se retras y la crisis de 1929 lo interrumpi. As fue
cmo, al terminar esa dcada, el futuro de la Alianza era dudoso, salvo el
tesn de los Barnes, que no estaban dispuestos a retirarse y s a eliminar
los testimonios de los hechos negativos de los aos anteriores.
En cuanto a los Discpulos de Cristo, en 1917 firmaron un acuerdo
con la Iglesia Metodista, el primero y quiz nico en su gnero. De
acuerdo con l, los metodistas dejaron el campo del Paraguay y la
Mesopotamia argentina, excepto Concordia. De ese modo, los discipulos
comenzaron a trabajar en Resistencia, Chaco. Tambin entraron a
compartir algunas instituciones de educacin teolgica y el Colegio Ward.
Han tenido un papel continuo en las empresas ecumnicas. En la misma
poca llegaron a ser una iglesia nacional.74
El Ejrcito de Salvacin se sigui expandiendo hacia distintas ciudades
del interior, por ejemplo asumiendo el Hogar para Nios de Tres Arroyos,
creando la Materninad Bethesda o puestos para desposedos en la que
haba comenzado la Unin Evanglica, un Hogar infantil en Quilmes, y
otro para ancianos.
74
Winfred E. Garrison, Los Discpulos de Cristo. Una Breve Historia. La Aurora, Buenos Aires, 1950,
p. 150.
75
H. J. Peverini, op. cit, passim; SDA Encyclopedia, passim. Aportes de los Sres. Enrique Chaij y
David H. Rhys.
de la guerra a la revolucin
319
El cristianismo literario
Utilizamos para este tema que merece solo una consideracin
pasajera la denominacin de Juan A. Mackay en una obra clsica,76
entre otras razones porque lo trata detenidamente. Nos referimos a una
forma de enfocar la misin de la Iglesia y su aspecto evangelstico.
Implicaba una confianza en la posibilidad nunca alcanzada de llegar a
los intelectuales, usando su propio lenguaje y enfoque de la realidad, lo
cual exige, entre otras cosas, tener de antemano algo de ese nivel.
El primer intento serio fue La Reforma, de William C. Morris, aunque
en este caso el carcter evanglico de la publicacin era claro, as como
es indiscutible la espiritualidad de aqul. La mayora de los colaboradores
eran del seno protestante, aunque aparecen algunos que solo
simpatizaban con l. El caso ms claro es el de Clemente Ricci, un
pensador de origen italiano pero muy respetado entonces en el Plata,
que tena una religiosidad sui generis y que jams se identific con el
protestantismo. Como ocurre con muchos de los personajes de este
tema, hoy ha sido olvidado.
En el otro extremo, una motivacin semejante promovi la publicacin
en Nueva York de La Nueva Democracia, primero bajo la direccin de W.
Stanley Rycroft y el espaol Juan Orts Gonzlez,77 pero por muchos aos
del mexicano Alberto Rembao. Si bien colaboraban algunos evanglicos,
es obvio que lo que se procuraba era un alto nivel intelectual, logrando as
simpatas para el mundo protestante. Por eso aparecen firmas del nivel de
Max Henriquez Urea, Arturo Uslar Pietri, Alfonso Reyes, Mariano Picn
Salas, Juana de Ibarbourou y muchos otros y, entre los argentinos y
repetidamente, Enrique de Ganda, Dardo Cneo, Francisco Romero, Arturo
Capdevila, Sergio Bag y Bernando Gonzlez Arrili. Tambin debe aclararse
que no hay dudas sobre la espiritualidad de Rembao, quien visit Buenos
Aires, convocando a una reunin de intelectuales a los cuales se dirigi
con un lenguaje netamente evangelstico, sin rodeos.
Varios personajes aislados aparecieron entre un empeo y otro. No
hay autor protestante que no cite El Cristo Invisible de Ricardo Rojas,
obra fuera de lo habitual, que luego ha desaparecido y se dice que
intencionalmente, donde el gran escritor plantea una serie de ideas que
lo muestran independiente del catolicismo, pero sin hacer referencia
alguna que lo pudiera mostrar como cercano al protestantismo. Es
hablando de l que Mackay usa el trmino de nuestro ttulo.
Juan A. Mackay, El Otro Cristo Espaol, Casa Unida de Publicaciones, Mxico, 1952.
Este autor tuvo mucho prestigio en el mundo evanglico de aquellos aos, en especial por su
libro El Destino de los Pueblos Ibricos, Librera Nacional y Extranjera, Madrid, 1932.
76
77
320
78
Julio Navarro Monz, Las Metafsicas del Cristianismo, Asociacin Cristiana de Jvenes, Buenos
Aires, 1930, pp. 22 - 23.
79
Esta observacin, que es una mera teora de este autor, se refiere a lo institucional y no a las
personas que han actuado en ese mbito. Sera absurdo dudar del sentido profundamente evanglico
de algunos de sus presidentes como Juan B. Garao y Manuel Garca Frbeda, para poner ejemplos.
de la guerra a la revolucin
321
Luis Farr, Cincuenta Aos de Filosofa Argentina, Ediciones Peuser, Buenos Aires, 1958, pp. 245 - 248.
Manuel Nez Regueiro, Filosofa Integral, Librera Anaconda, Buenos Aires, 1932.
Manuel Nez Regueiro, De Nuevo habl Jess, Agencia General de Libreras y Publicaciones, Buenos
Aires, 1928, passim.
83
Manuel Nez Regueiro, Anterosofa Racional, Agencia General de Libreras y Publicaciones, Buenos
Aires, 1926.
80
81
82
322
84
V. Katharine Makower, Don t cry for me. Poor yet Rich: the Inspiring Story of Indian Christians in
Argentina. Hodder and Staughton, Londres, 1989; Rev. R. J. Hunt, The Story of Algarrobal. The Romance of
the RedRiver. South American Missionary Society, Londres, s.f.
85
Es sabido que actualmente se apela al terminowich, pues ellos mismos consideran despectivo
el de mataco, pero el uso comn no ha cambiado y lo retenemos por claridad.
86
J. R. Hunt, op. cit., p. 22.
de la guerra a la revolucin
323
324
87
Algunas observaciones
* Aunque el debate a fondo solo se produjo ms adelante, es de
inters pensar en la relacin que se dio en la Argentina entre el papel de
la iglesia como instrumento de evangelizacin y como factor de accin
social. Es comn oir una generalizacin que declara que las iglesias
evanglicas nunca se ocuparon de los problemas sociales, pero esa
aseveracin no es exacta. Tal vez no hubo inicialmente un programa al
respecto, lo que responda a los criterios universales sobre el lugar de la
iglesia. Pero si observamos el tema desprejuiciadamente, notaremos
dos hechos. Por un lado, las fuentes escritas en particular las revistas
dedicaban gran espacio a los problemas de la sociedad, sin que sea
necesario hacer aqu una imposible enumeracin. Esto era patente y
espontneo en temas como la lucha contra el alcoholismo, la prostitucin,
el tabaqusmo, el juego de azar, etc.
de la guerra a la revolucin
88
Jos Mguez Bonino, Rostros del Protestantismo Latinoamericano, Nueva Creacin, Buenos Aires
- Grand Rapids, 1995, p. 138.
325
326
89
de la guerra a la revolucin
327
todos o casi todos sus ministros eran europeos, sin haber producido
vocaciones en el pas. Hubo excepciones, por ejemplo en el contacto
personal entre los pastores, pero no en cuanto a relaciones
intereclesisticas.
* Por el otro lado, en los mbitos ms evangelizadores haba una
llamativa similitud en el orden del culto as como en la predicacin, que
era definidamente cristocntrica. Sera exagerado decir que las doctrinas
sobre el Padre creador y providencial o sobre la accin del Espritu Santo
estaban ausentes, pero por cierto el nfasis estaba en la obra salvadora y
transformadora del Cristo crucificado y resucitado. Por eso era natural que
se intercambiaran plpitos. Del mismo modo, se cantaban los mismos
himnos, aunque se usaban distintos himnarios o traducciones. Por
supuesto, ello se deba al comn origen pietista-puritano de todas las
denominaciones evangelizadoras.
* Lo que quiz no es captado en toda su magnitud por las generaciones
posteriores es que aquellos primeros misioneros y predicadores debieron
crear toda una nueva subcultura. No sera totalmente exacto decir que,
en realidad, se trat del injerto de una nueva cultura en la tradicional
hispnica y catlica, aunque ms no fuera que por la diferencia en el
elemento esencial del idioma. Como ya hemos dicho, el castellano se ha
moldeado sobre los patrones catlicos y ha sido necesario apelar a
neologismos o anglicismos. Por ejemplo, para un catlico ir a la iglesia
es ir a misa (como para un luterano, aunque hemos evitado la palabra
para obviar confusiones), mientras que para los evanglicos ha sido ir
al culto, lo que obviamente no es el significado original.90 Lo mismo
ocurre con creyente, que no tiene el sentido, por ejemplo, que Lammenais
le da al escribir sus Paroles dun Croyante (o sea un cristiano y no un
incrdulo) sino que se trata de alguien que ha tenido un cambio esencial
en su vida y no solo en sus doctrinas. De all surgen otras palabras
como convertirse (nadie puede convertir a otro) o convertido (y no
converso, aunque s inconverso). La lista podra continuar, por ejemplo,
con palabras como obra u obrero. De paso, digamos que, como
retribucin, tanto la sociedad en general como la prensa han usado
sistemticamente la palabra evangelista en vez de evanglico, sin
que se pueda precisar el motivo.
* Desde Lutero, el concepto protestante ha sido el de la participacin de
la congregacin en el culto. En realidad, en todas las iglesias solo
participaban con los himnos, a veces con una oracin u otros aspectos.
328
90
En el lenguaje popular, la palabra culto pas a designar tambin los templos o capillas. Por ejemplo
Charles F. Yoder cuenta de una manifestacin anticlerical que llevaba un cartel que deca: Abajo los
curas y que, al pasar frente a la capilla evanglica, vocearon: Viva el culto! (op.cit., p. 137).
Eso significaba que el canto era siempre una parte esencial. Los himnos
tenan un sentido de adoracin (Santo, santo, santo), pero tambin de
pedagoga doctrinal (Quieres ser salvo del vicio y del mal?), de
declaracin de la experiencia (Me hiri el pecado) o de desafo (Firmes
y adelante). Era un elemento comn a todas las denominaciones. Las
iglesias dominacionales histricas gozaban de la herencia de Lutero y
Gerhardt as como de Watts y Wesley, pero las evangelizadoras deban
producir sus propios recursos musicales. Desde la primera hora, los
misioneros se dedicaron a la traduccin, que si bien mantena la ortodoxia,
con frecuencia el idioma sufra por malas o forzadas versiones, que casi
siempre provenan de Mxico o Espaa. En la Argentina, al parecer fueron
los hermanos libres quienes ms se preocuparon por una produccin
autctona en este campo, aunque su evolucin posterior ha sido ms
limitada.
Desde el principio llama la atencin el desarrollo del canto coral, en
casi todas las iglesias. No fue as con la participacin de solistas o
grupos menores. El instrumento habitual era el armonio, aunque las
iglesias ms tradicionales contaron con rgano y organistas casi desde
su fundacin, dando a ello gran importancia. El uso del piano y por
supuesto de otros instrumentos fue muy posterior.
de la guerra a la revolucin
* Un aspecto muy especial para esa poca fue el lugar dado a las
mujeres, casi seguramente por influencia de los misioneros
norteamericanos, que siempre subrayaron el aporte de sus esposas y
de las misioneras solteras. La psicologa del inmigrante parta de la base
de que la mujer era solo para las labores caseras y muchas ni siquiera
saban leer. Como en las zonas rurales, las primeras familias bien
constituidas fueron las de los nuevos pobladores. Por patrn estable
que antes era desconocido, en las grandes ciudades: las nicas mujeres
que salan a la calle eran las de mala vida que tambin eran las nicas
que usaban cosmticos. En cambio, las iglesias creaban mbitos
especiales para ellas por medio de organizaciones, que surgieron muy
pronto en todas las denominaciones, lo que fue un factor importante
para que ellas fueran casi siempre ms que los varones. Por lo comn,
tenan intereses especficos como las labores, como forma de ayuda
social o el apoyo a las misiones. Por supuesto, quienes no saban
aprendan a leer para poder usar la Biblia. Si bien todo esto se les aplica,
en algunas iglesias especialmente los hermanos libres por literalismo
bblico negaban la participacin pblica de la mujer.
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cap. 10
tiempos de
dificultades
10
1930 - 1955
1
El dato sobre religin solo apareci en los censos de 1895, 1947 y 1960, no as en el de 1869 ni en
los posteriores, en base al pobre argumento de que esa pregunta implica entrar en la intimidad de
los censados.
2
Cit. Clyde W. Taylor and Wade T. Coggins (Ed.), Protestant Missions in Latin America. A Sttatistical
Survey, Evangelical Foreign Missions Association, Washington, 1961, p. vi. La experiencia indica
que este tipo de informacin debe ser tomado con precaucin, siendo siempre posible que -a
diferencia de lo que se pueda or en el pas- las cifras sean escasas.
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334
3
The World Mission of the Church. Findings and Recommendations of the International Missionary Council. Tambaram, Madras, India. December 12th to 29th, 1938. International Missionary Council, London - New
York, 1939.
4
Informe Oficial del Congreso Evanglico, Celebrado en Ocasin de la Visita del Dr. Juan R. Mott.
Buenos Aires, 11 al 13 de junio de 1940. La Aurora, Buenos Aires, 1940.
5
Hubo otro visitante argentino, que ni es mencionado en el informe publicado. El primer da, en
el intervalo, todos se presentaban con la clsica pregunta: De dnde es usted, hermano? y llegaban
las respuestas De Mxico, De Chile, etc., hasta que, para sorpresa de todos, uno dijo De la
polica. Efectivamente, era un oficial encargado de observar para el gobierno lo que all se haca.
Asisti a todas las sesiones y comisiones y se comport con la mayor delicadeza, compartiendo aun
las comidas. Para su desesperacin, supo despus de realizada que haba habido una sesin reservada
para escuchar a Manuel Gutirrez Marn sobre la situacin persecutoria en Espaa, en la que la
presencia policial era indeseada. Por varios aos, al llegar la Navidad, llamaba por telfono a algunos,
saludando y preguntando cmo estn los hermanos. Esa situacin explica ciertas reticencias e
imprecisiones en los informes, que de haber sido ms claros hubieran trado dificultades a las
iglesias del pas anfitrin.
6
El Cristianismo Evanglico en la Amrica Latina. Informe y Resoluciones de la Primera Conferencia
Evanglica Latinoamericana. 18 al 30 de julio de 1949. Buenos Aires, Argentina. Editorial La Aurora, Buenos Aires, 1949.
tiempos de dificultades
335
Fue la primera vez en que las iglesias de todas las corrientes pudieron
expresarse en conjunto. Adems, la presencia de importantes
personalidades, que representaban organismos mundiales, tuvo una muy
especial significacin. Como en todos los hechos de este tipo, es muy
difcil evaluar las consecuencias prcticas.
Las declaraciones y resoluciones no mencionan pases en particular,
sino a guisa de ejemplo en algunos casos. Fueron producidas una carta
a las iglesias y otra a nuestros pueblos. En la primera, se sealaba que
no hemos buscado, ni consideramos imprescindible la unidad orgnica,
eclesistica o administrativa, una superiglesia como se dice en otra
parte aunque s la unidad espiritual del Cuerpo de Cristo. Al dirigirse a
los pueblos, se declaraban herederos de la tradicin evanglica de la
Espaa de siglos pasados, sin mencionar los orgenes misioneros. Tambin
afirmaban que las libertades de conciencia, pensamiento y religin, con
sus consecuentes expresiones individuales y colectivas, son inherentes
a la personalidad humana y tienen sus bases ms profundas en el Evangelio
de Jesucristo, lo que en ese momento y lugar era muy importante.
En esa ocasin se present en Buenos Aires un grupo del denominado
Concilio Internacional de Iglesias Cristianas, liderado por Carl McIntire,
presbiteriano norteamericano independiente, que se haba autoconstituido
en cruzado de la causa del antiecumenismo y del antimodernismo. Segn
l, la creacin del Consejo Mundial de Iglesia en Amsterdan en 1948 era
un intento de producir algo as como una superiglesia una nueva
Babilonia, a su juicio basada en las interpretaciones bblicas de la alta
crtica, por lo que asumi una postura ultrafundamentalista. Durante dcadas
su mtodo fue presentarse en cualquier lugar del mundo donde se
organizaran congresos de dicho Consejo, de la Asociacin Billy Graham o
de denominaciones en particular, con pancartas y manifestaciones,
pretendiendo formar parte de la organizacin. En el caso de Amsterdam,
cuando todo el mundo saba que se organizara el Consejo, form con sus
seguidores el llamado Concilio Internacional, denominacin con la que
sigui siendo conocido.
En aquella oportunidad se present en Buenos Aires, pero al no ser
avalado por ninguna iglesia, no se le permiti participar. Consigui que
se le facilitara un templo y all proclam sus ideas, logrando un grupo
limitado de discpulos, que formaron un movimiento al que denominaron
Conferencia Evanglica Interamericana y localmente como Accin Libre
Evanglica Reafirmacin Testimonio Avivamiento (ALERTA).
Convocaron a una conferencia en San Pablo, Brasil, para 1951. De la
Argentina asistieron cinco personas, una como delegado oficial, miembro
segn el informe de la Slavic Gospel Association, y cuatro como delegados
336
7
Armando Di Pardo, Libertad religiosa en Amrica Latina, en Conferencia Evanglica Panamericana, en
Cooperacin con el Concilio Internacional de Iglesias Cristianas. Informe. Sao Paulo, Brasil, 1951.
8
Church Development Depth Study, p. 20. Se trata de un estudio mimeografiado hecho por una
comisin de misioneros, que no tiene datos sobre sus autores ni lugar o fecha de edicin.
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9
Cit. Paulo Mnter, Proclamacin evanglica y nacioalsocialismo. Un estudio de caso: los sermones
patriticos del pastor Emil Gottfried Hagedorn en Rosario (Santa Fe) 1933 - 1945, Cuadernos de
Teologa, Vol. XIII, n 2, ISEDET, Buenos Aires, 1994.
10
Alejandro Zorzin, Pastor Wilhelm Nelke (1875 1966). Un impulsor de la germanidad en el Ro
de la Plata, Cuadernos de Teologa. Vol XII, n 2. ISEDET, Buenos Aires, 1992.
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12
Para ese perodo es esclarecedor el libro de Loris Zanatta, Del Estado Liberal de la Nacin Catlica. Iglesia
y Ejrcito en los orgenes del peronismo. 1930-1943. Universidad Nacional de Quilmes, 1996.
13
Puede parecer marginal, pero vale la pena consignar que, a su tiempo, este diario debi cerrarse en medio de
probadas acusaciones de haber recibido subvenciones del rgimen nacionalsocialista alemn.
14
Todo este tema est ampliamente tratado en Santiago Canclini en, Los Evanglicos en Tiempo de Pern.
Memorias de un pastor bautista sobre la libertad religiosa en la Argentina. Editorial Mundo Hispano,
Buenos Aires, 1972.
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346
Medio siglo despus todo ello suena tan absurdo que parece
imposible que haya ocurrido. Es evidente que los indgenas eran
considerados como de segunda clase, que todo lo no catlico era un
problema, que se podra eliminar una misin no catlica con la sola
voluntad de algn funcionario, que se desconoca la labor casi
semisecular de distintas iglesias y una serie de otros despropsitos.
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15
J. Alberto Soggin, La libert di culto della Repubblica Argentina negli ultimi anni, Il Diritto Ecclesiastico.
Anno LXXIV, n 1-2, parte I. Gennaio-giugno 1963. Milano, Dott.A. Giuiffre Editore, 1963, p. 81.
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Actividades conjuntas
Aunque las distintas denominaciones iban teniendo ya su definicin
y su propio trabajo insuma grandes esfuerzos y tiempo, el espritu de
unidad no desapareci. En algunos casos, como entre las Iglesia
Metodista y la de los Discpulos de Cristo adquiri carcter orgnico,
por ejemplo en la educacin teolgica.
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18
Para este y dems temas relacionados con la Iglesia Metodista, adems de las informaciones
ditas, el autor agradece los aportes de los pastores Jos Mguez Bonino, Daniel Bruno y Anbal Sicardi, de
la Prof. Margarita de Roubicek y de la Srta. Evangelina Surez.
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19
The Encyclopedia of Modern Christian Missions, Thomas Nelson & Sons, London, 1967, p. 321.
353
Juanita R. de Balloch. Xuania. Por esos Caminos. Buenos Aires, 1990, p. 53.
Id. p. 131.
Pablo Sosa, En busca del tiempo vivido. Eduardo Carmbula. 15 aos de msica en el Ro de
la Plata. Cuadernos de Teologa, Vol. XXI, Instituto Universitario ISEDET, Buenos Aires, 2002,
p. 352.
20
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Su lugar fue ocupado por el obispo Sante Uberto Barbieri (19031991).26 Naci en Italia, pero se cri en el Brasil, por lo que tena un
dejo muy particular al hablar. Tuvo una infancia dura y sus primeros
progresos intelectuales fueron por propio esfuerzo. Lleg al evangelio
como reaccin a un folleto catlico que atacaba a los protestantes, y
fue bautizado en 1923. Despues de estudiar en los Estados Unidos, se
dedic a la docencia en Buenos Aires. Entre 1949 y 1969 fue obispo
para los pases sudamericanos y entre 1954 y 1961 uno de los
copresidentes del Consejo Mundial de Iglesias. Se destac mucho en
la literatura, tanto en prosa como en poesa. Escribi libros teolgicos,
23
V. Rhoda C. Edmeston, The Protestant Youth Movement in Latin America, Committee of Cooperation in Latin America, New York, 1954.
24
Miguel C. Garca, op.cit., p. 131.
25
V. Carlos T. Gattinoni, Viejo Roble que los Vientos no abaten, La Aurora, Buenos Aires, 1950.
26
Elizabeth Meredith, El Hombre de las Orqudeas, Buenos Aires, La Aurora, 1952, p. 72 ss.
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30
V. Vera de Barnes, Luz sobre el Horizonte. Vida de Zona Smith, Liga Argentina de Mujeres
Evanglicas, s.f.
31
Elizabeth de Meredith, op. cit., p. 82ss.
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Informacin del Dr. Arturo Hotton (h), primer evanglico en ser designado embajador argentino.
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37
Alejandro Zorzin, El proceso de naturalizacin en una iglesia de origen inmigratorio. De Snodo
Evanglico Alemn del Ro de la Plata a Iglesia Evanglica del Ro de la Plata (1946-1980), Cuadernos de
Teologa. Vol. XIV. N 2., ISEDET, Buenos Aires, 1995.
38
H. J. Prien, op. cit., pp. 746 - 747.
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Fue sucedido por otros, todos ellos llegados desde Finlandia. Algunos
miembros de la comunidad han sido muy activos en su templo en la avenida
San Juan 234 de la Capital. La iglesia ha cumplido tambin un importante
papel como centro de difusin cultural.41
Por su parte, la Iglesia Congregacionalista, pas a llamarse Iglesia
Evanglica Congregacional.42 Si bien en los principios su esfera de accin
fue netamente rural, los movimientos de la poblacin hicieron que las
iglesias se organizaran en las ciudades, aunque cerca de donde haban
estado en el campo, si bien sigui habiendo algunas del primer tipo. Se
extendieron por las provincias de Entre Ros (en numerosos lugares)
Misiones (1945), Buenos Aires (1947), Chaco (1928), Formosa (1937),
Corrientes (1982), Crdoba (1972), Santa Fe (1980) y la Capital (1937),
pero la mayora qued en las tres primeras. En 1939 se cre el Seminario
de Predicadores que qued en Urdinarrain, Entre Ros, y desde 1966
se publica la revista Crecimiento. El idioma alemn fue desapareciendo,
quedando solo en algunas reuniones de oracin con personas mayores,
de acuerdo a las necesidades de cada congregacin, sin que haya habido
una decisin especfica al respecto. De todos modos, la mayora de los
miembros sigui siendo de origen germnico. Ponen nfasis en la
evangelizacin que se hace en castellano, al principio para alcanzar a
los hijos de alemanes y luego a la poblacin en general.
La iglesia de origen holands, en 1961 pas a llamarse Iglesias
Reformadas en la Argentina, lo que indica algo ms que el afianzamiento
de su nacionalizacin, comenzada en 1940 con el progreso del uso del
castellano. Como seala Lalive DEpinay,43 es el primer y an el nico
caso de una iglesia de inmigracin que especficamente adopta una
estrategia (poltica eclesistica) elaborada, teniendo en cuenta una nueva
situacin marcada por la finalizacin de la inmigracin masiva: dejar
de ser comunitaria para transformarse en evangelstica, lo que pronto
se reflej en la membresa. Segn dicho socilogo, es de prever la
absorcin del elemento holands y una posible mayor semejanza a
bautistas y hermanos libres que a iglesias tradicionales.
Lo notable es que, sin embargo, mantuvo lazos con iglesias tnicas
del extranjero, ya que, desde 1958 llegaron misioneros de la Iglesia
Reformada de los Estados Unidos, comenzando por J. Pott, segn un
acuerdo de ayuda fraternal. En la citada fecha se independizaron de la
iglesia madre, aunque tambin con un convenio similar. Eso significa
que esas iglesias de otros pases comprendieron la necesidad del
cambio.44 Jos Mguez Bonino comenta:
Informacin de la Sra. Rosala Pamkiv, directora de la revista Fennia.
V. David R. Powell, Iglesia Peregrina, passim.
En Waldo Villalpando (Ed.) op. cit., pp. 170-171.
44
Este hecho es una pequea prueba de la diferencia en la forma en que se produce la asimilacin
de los inmigrantes en los Estados Unidos (de origen puritano, de familias excluyentes de lo exgeno)
y en la Argentina (formada por ibricos sin familia consolidada, abiertos a lo cosmopolita).
41
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46
Alex. Rattray Hay, The New Testament Order for Church and Missionary, New Testament Missionary
Union, Temperley Liverpool, 1947. Marcos Andino, Un misionero guaran cuenta su vida, Buenos Aires,
Ed. autor, 1977. Pies hermosos. Vida del pastor Juan Bautista Lpez. Mtodos autobiogrficos. Buenos
Aires, 2003.
47
Idem, pp. 263, 452, 491 et al.
48
Datos del Sr. Jaime van Heiningen, de la pgina de la Misin en Internet y de otras fuentes.
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Debe distinguirse este movimiento, surgido en la Argentina, de las alrededor de doscientas iglesias
del mismo nombre en los Estados Unidos, algunas de las cuales trabajan en otros pases
latinoamericanos.
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Una iglesia menor fue la llamada Gracia y Gloria, fruto del trabajo de
John Harry Dring, en Formosa desde 1930. Por conviccin, no se
extendieron fuera de esa provincia.
Con un grupo salido de la Asamblea de Dios se form la Iglesia
Evanglica Pentecostal Misionera en 1959; en ocho meses haban
formado diecisiete puntos de predicacin con cuatrocientos miembros.
Su ministerio ha estado dirigido a los ms pobres, posiblemente porque
Eusebio Alberto Guilles, su fundador, haba sido dirigente gremial.
Organizaba marchas de hasta cuarenta cuadras, como forma de testimonio.
El Movimiento Cristiano y Misionero surgi de experiencias
carismticas en City Bell en 1951 por la accin de Samuel Srensen,
nacido en Bolvar, hijo del ya nombrado pastor all. Fund un centro
evangelstico, pues desde el principio determin que ese sera su nfasis.
Sus colaboradores viajaron extensamente por la Patagonia, poco
evangelizada hasta entonces, y que no siempre fue un campo fcil.
Algunos lderes jvenes, que no haban encontrado lugar en otros
grupos, se unieron a ellos, dentro de pautas bien establecidas, como
ser la necesidad de un tiempo de preparacin junto a alguien ms
experimentado; para ello, los pastores mayores reciban en sus casas a
sus alumnos, para que tuvieran una educacin vitalmente plena. Adems,
antes de ser ordenados, deban demostrar su capacidad de formar
iglesias. Srensen falleci en 1979, dejando una muy marcada influencia.
56
El pensamiento de T. L. Osborn, en forma de testimonio en su folleto, Jess el Sanador, La Alianza
Cristiana y Misionera, Buenos Aires, 1953.
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57
Una visin ms bien emotiva de esa campaa en Delfor R. Acenelli, Yo fui Testigo de la Campaa de
Salvacin y Sanidad del Pastor Hicks, Librera Alianza, Buenos Aires,1954.
58
R. Forsberg,op. cit., p. 90.
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pilag, chorote). El primer obispo mataco fue Mario Mario que colabor
en aquella tarea. La liturgia tambin fue traducida. En 1966 se cre la
dicesis del Norte Argentino y Paraguay, separndola de las
preexistentes. Algunos detalles son sugestivos como la ordenacin del
obispo Pat Harris, con camisa abierta y poncho o la de David Leake,
que naci en tierra aborigen y habla perfectamente los idiomas locales.
Posteriormente fue designado obispo de Buenos Aires y primer presidente
de la Provincia Anglicana de Sud Amrica.
Para no dejar la incgnita, debemos continuar la historia con el
personaje que ha sido aludido en una cita anterior. No hay duda de que
se trata del misionero independiente John Lagar. Es llamativo que, a
pesar de su obvio inters en ellos, los pentecostales no hayan
comenzado misiones sino en poca ms bien tarda. Uniendo los temas
a este respecto y a la persona en cuestin, citamos:
No hubo misioneros pentecostales en el Norte de Argentina viviendo
en las comunidades indgenas. Ms an, los pentecostales han
tratado de evitar de envolverse en lo que consideran una definida
expresin de cristianismo. El ejemplo ms elocuente de esto es John
Lagar. Era considerado casi un semidis por los indios. Su estilo de
ministerio y prctica lleg a ser la base sobre la que se fund el
mayor movimiento religioso indio de todos los tiempos en el
comienzo de la dcada del 40. Hubo conversiones en masa y, de
acuerdo con el propio informe de Lagar, en cuatro aos bautiz ms
de 3.600 indios. Sin embargo, el mismo Lagar nunca trabaj en las
comunidades indias sino que los indios iban a l.61
61
N. Saracco, op. cit., p. 134. La obvia, aunque no tan elocuente diferencia entre ambas citas sobre este trabajo,
no puede ser resuelta por el autor y deja a los lectores la disyuntiva.
62
Hilario Wynarckyck, El nouet, el progreso y el fuego de Pentecosts. Historia y sociologa de los indios
tobas. El rol de la cultura y la sociedad en Manuel Gaxiola, Rostros del Pentecostalismo Latinoamericano,
en preparacin, p. 15 ss. Aporte del autor.
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63
V. Alba Montes de Oca, Mi Dios y mis Tobas, Junta Bautista de Publicaciones, Buenos Aires, 1945 que es
una buena descripcin de los resultados sociales y espirituales, aunque no traza la historia.
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Por medio del llamado Operativo Toba en Juan Jos Castelli, junto al
Impenetrable, la Iglesia Metodista, la Reformada y la Valdense se unieron
para un trabajo de tipo social. Un equipo internacional de mdicos,
enfermeras y maestros, provenientes de Suiza, los Estados Unidos y la
Argentina ha realizado una obra que incluye lo social, lo educativo y lo
evangelstico. Lo encabezaban el mdico E. A. Cichetti y su esposa
suiza. Los resultados forman parte de la Iglesia Unida.
385
En mbitos rurales
Para esa poca, la Argentina se estaba transformando rpidamente
en un pas urbanizado en casi toda su extensin. Eso significa que, en
cuanto a la labor religiosa en general, el trabajo rural fue perdiendo
trascendencia.
Ya en 1858, el metodista Dallas Lore mencionaba las condiciones
que deba tener quien se propusiera distribuir la Biblia en el pas, diciendo:
El objetivo es llevar la Palabra de Dios a las manos de la gente. Para
hacer esto, debemos tener un agente adecuado que los visite en sus
hogares. En este pas, la gente est sumamente esparcida sobre las
pampas [castellano en el original]. Para llegar a ellos un agente [de
la Sociedad Bblica] debe atravesar su largo y su ancho. No se puede
lograr residiendo en las ciudades y pueblos y colocando Biblias en
ellos. Ya se ha hecho bastante de eso [] mientras que el campo
contiene abundantemente la mitad de los habitantes civilizados al
oeste del Plata.65
Posteriormente se han aadido el toba sur y el toba del oeste, as como la Biblia completa en wich.
Carta a la Sociedad Bblica Americana, 6 de febrero de 1858, en su archivo.
66
Congreso sobre Obra Cristiana , I, p. 109.
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68
Lyod Jorge Wickstrn, La inmigracin sueca en Misiones, Todo es Historia, n 296, febrero de 1992, pp.
64 ss. y aportes del pastor Daniel Velon.
69
Celestino Ermili, Misiones, bastin de la obra del Seor, EL Expositor Bautista, diciembre de 1959, pp.
481 - 482.
70
Lo relativo al Chaco es resumen de Arnoldo Canclini, Presencia del Protestantismo en la
Colonizacin del Chaco. Trabajo indito, presentado al Congreso Nacional y Regional de la Academia
Nacional de la Historia.
71
Ernesto Tron y Emilio H. Ganz, Historia de las Colonias Valdenses en su Primer Centenario (1858-1958).
Librera Pastor M. Morel, Colonia Valdense, 1958.
72
El Expositor Bautista, mayo de 1925, p. 13.
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La evolucin poltica del pas puso a las iglesias ante nuevos planteos.
Anteriormente no exista lo que podramos llamar la poltica ideolgica.
Solo en 1916 lleg al gobierno la Unin Cvica Radical, lo que en realidad
tampoco implicaba una ideologa renovadora, tal como puede entenderse
hoy. Pero la llegada de las masas inmigratorias, los movimientos mundiales,
sobre todo despus de la revolucin de 1918 en Rusia, y los cambios
sociales debido a los nacientes procesos industriales, hicieron surgir las
ideas de izquierda. No hay duda de que muchos lderes evanglicos
simpatizaron con el movimiento socialista. Haba varias razones para ello.
Una era, naturalmente, el inters comn por los desprotegidos, que por
73
tiempos de dificultades
Nuevos desafos
391
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Algunas observaciones
* En esta etapa puede tenerse una sensacin de madurez en el
protestantismo argentino. Era como si ya se viera a s mismo en el papel
de protagonista de la vida nacional. No es fcil explicar por qu era as,
pero sin duda su presencia se estaba haciendo manifiesta. Por algo la
Iglesia Catlica apelaba a acciones ms categricas y consegua que el
gobierno se preocupara por los disidentes. Los problemas nacionales
comenzaban a preocupar de una manera distinta, porque de hecho los
mismos problemas eran distintos.
* Si se hiciera la pregunta de si los evanglicos estaban preparados
para tantas situaciones sorpresivas como el desarrollo ideolgico del
comunismo y el nazismo, las nuevas realidades polticas argentinas, la
guerra fra o el belicismo clerical, la respuesta debe ser negativa. Pero
lo cierto es que nadie lo estaba. Aunque se hubiera estado gestando por
mucho tiempo y fuera parte de algo universal, la agresividad catlica era
algo insospechado en la Argentina, como lo fue tambin el surgimiento
de una nueva fuerza poltica, con visos totalitarios. Nadie hubiera
imaginado nunca, por ejemplo, que en este pas poda llegarse a quemar
templos. No haba habido prevencin alguna para la crisis econmica o
la infiltracin ideolgica de toda tendencia. Lo que en otros continentes
llev a la guerra ms sangrienta de la historia, a los protestantes
argentinos los puso frente a realidades insospechadas. Las respuestas
que se dieron eran fruto de esa realidad y no fueron real o plenamente
desacertadas.
tiempos de dificultades
393
anticatlica del peronismo. Era claro que esa prdica solo alcanzaba a
ciertos sectores intelectuales y no era unnime en el catolicismo, y menos
an en la opinin general.
* En diferentes sentidos, ese fue un tiempo de afianzamiento, para lo
cual las mismas dificultades fueron un elemento positivo. La crisis de
1930 sacudi a todo el mundo, incluyendo lo religioso. El tema del
autosostn de las iglesias siempre haba estado presente, pero nunca
como algo prioritario. Entonces se transform en un factor de
supervivencia. Las iglesias que dependan del extranjero y los extranjeros
que quiz estaban satisfechos con ese tipo de dependencia que
suponan eterno debieron rever no solo su poltica econmica, sino
tambin sus criterios de gobierno eclesistico. Las posturas paternalistas
sufrieron una fuerte sacudida, lo que no signific el fin de esa mentalidad,
pero s una nueva reflexin.
* En relacin con ello, se produjo una situacin con doble faz. Tanto la
crisis econmica como la guerra mundial socavaron las posibilidades de
las fuentes misioneras, aunque especialmente luego del conflicto, al
cerrarse los campos ocupados por el comunismo, hubo un despertar en
el inters por la Amrica Latina, pero que influy muy relativamente en
la Argentina. Paralelamente, resulta sorprendente que se contara entonces
con tantos lderes evanglicos, que han ocupado buena parte de la
descripcin de las ltimas pginas. Si bien fue menor, por razones obvias,
en las denominaciones menos numerosas, no dej de verse el fenmeno.
Pero en las mayores de entonces los metodistas, los bautistas y los
hermanos libres fue notable la cantidad de personalidades destacadas
por sus condiciones de liderazgo, la fuerza de sus conviciones, su
profundidad espiritual y sus capacidades especficas (la predicacin, la
literatura, el debate teolgico, etc.), as como los dems elementos que
se transmitieron luego a la membresa. El hecho de que en lo positivo
y lo negativo eso coincidiera con la presencia de notorios lderes en la
vida poltica y cultural del mundo es algo que trasciende este estudio.
En realidad, puede decirse que eso brill en aquel grado en buena medida
solo con aquella generacin, como continuacin de las anteriores, pero
an sin una visible sucesin.
394
tiempos de dificultades
395
cap. 11
los tiempos
recientes
11
1956 - 1970
La segunda mitad del siglo XX fue diferente en todo al tiempo previo
y en todo el mundo. Gran parte de las instituciones y conceptos anteriores
se quebraron y el protestantismo en general, as como el argentino en
particular, debieron enfrentar nuevos desafos y situaciones. Ello fue
solo el prlogo de lo que habra de ocurrir en la poca subsiguiente cuando
iran apareciendo otros nuevos.
En la Argentina fue una poca polticamente confusa, como si,
desplazado el peronismo del poder, no haya habido forma de encontrar
un camino definitivo. Al contrario, al igual que en el resto del mundo, la
violencia fue presentndose como una va que era elegida cada vez por
ms sectores. A ello se uni la incertidumbre econmica, que hizo variar
el inconsciente colectivo, pues el pas orgulloso y convencido de ser de
los mejores del mundo se hizo negativo y autoflagelante.
397
cul era la diferencia. Pese a las dudas que estas cifras ofrecen, es
interesante compararlas con las de igual fuente en 1937.1
398
399
400
Sin embargo, la idea de que era deber de la iglesia como tal intervenir
en las cuestiones sociales fue objeto de mucho debate, que oscilaba
entre quienes hacan de ellos una prioridad absoluta y quienes lo vean
como una desviacin diablica, especialmente cuando se trataba de los
aspectos relacionados con el campo poltico o lo rozaban. Se sealaba
y no sin razn que las iglesias que haban puesto su mayor esfuerzo
en la labor social o la educacin iban menguando numricamente en vez
de crecer, lo que algn da implicara su impotencia para esa actuacin,
y aun su desaparicin, y con ello la del agente benfico que queran ser.
Debe reiterarse que fue siempre solo una cuestin de prioridades, lo que
se prueba, por ejemplo, con el respeto hacia el Ejrcito de Salvacin.
401
402
7
Jesucristo es el Seor. Segunda Conferencia Mundial de Juventud Cristiana. Oslo, Noruega, 22 a 31 de
julio de 1947. Versin preparada por D. D. Lur Villanueva. Buenos Aires, La Aurora, 1948.
403
404
8
Cristo, la Esperanza para Amrica Latina. Ponencias, informes, comentarios de la Segunda Conferencia
Evanglica Latinoamericana. 26 de julio a 6 de agosto de 1961. Lima, Per. Confederacin Evanglica del
Ro de la Plata, Buenos Aires, 1962.
9
Jean Pierre Bastian, op. cit., p.155.
10
Accin en Cristo para un Continente en Crisis. Editorial Caribe, San Jos de Costa Rica, s. f.
405
406
11
Consignemos que en congresos posteriores a nuestro marco cronolgico, hablaron los argentinos Alfredo
Smith, Luis Palau, Samuel O. Libert, Luis Bush, Carmelo Terranova, Federico Bertuzzi, Omar Cabrera y
Edgardo Silvoso.
12
J. P. Bastian, Protestantismos y Modernidad Latinoamericana. Historia de unas Minoras Religiosas en
Amrica Latina. Fondo de Cultura Econmica, Mxico, 1994, p. 237.
407
408
13
Peter A. Larson (comp.), Las Misiones del Tercer Mundo. Estudio Mundial de las Misiones No Occidentales
en Asia, frica y la Amrica Latina. Church Growth Study Center of Singapore, Buenos Aires, 1975.
14
Aporte del pastor Federico Bertuzzi; el tema excede nuestro marco cronolgico.
410
Entre uno y otro esfuerzo funcion en Buenos Aires desde 1962 hasta
1982 una oficina, dirigida por el pastor menonita Dan Nesch, con alcance
para toda Amrica Latina y que hizo un trabajo muy intenso difundiendo
pelculas de calidad, producidas por una entidad paralela, as como
materiales impresos, en especial la revista Decisin, similar aunque
independiente de su homnima norteamericana. Tambin organiz
campaas evangelsticas del mismo estilo, con predicadores como Pablo
411
412
15
Resumen de un trabajo presentado por el autor al seminario organizado por CEMLA, con la ayuda de
alumnos en el Seminario Chung Ang.
16
Los datos para este tema fueron aportados por el pastor Osvaldo Conde.
413
414
17
Peter A. Larson, Migration and Church Growth in Argentina. Tesis indita para la Schol of World Mission
and Institute of Church Growth. Fuller Theological Seminary. May, 1973. Copia en el Seminario Bautista,
Buenos Aires. Excelente y exhaustivo estudio sobre el tema de las migraciones internas y su efecto en la
evangelizacin, con captulos al tema tratado aqu.
18
Idem, pp. 354 ss.
fcilmente que con los argentinos, lo que se repite en todas partes donde
hay un cierto grado de concentracin chilena. En ese pas no han
perdurado en la sociedad en general los idiomas primitivos pero, sin
embargo, siempre han progresado congregaciones separadas,
especialmente pentecostales, aunque tambin de otras denominaciones.
El espritu predicho favorece tambin los caudillismos y las consiguientes
divisiones.
Es osado hacer predicciones sobre la evolucin de este fenmeno
social. Por supuesto, parece lgico suponer que en una o dos generaciones
todo habr cambiado, pero mientras tanto, histricamente hablando, el
hecho debe consignarse.
Los estudiantes
19
V. Samuel Escobar, La Chispa y la Llama. Breve Historia de la Comunidad Interacional de Estudiantes
Evanglicos en Amrica Latina. Ediciones Certeza, Buenos Aires, 1978.
20
Norman Goodall, El Movimiento Ecumnico, La Aurora, Buenos Aires, 1970, p. 221.
415
416
21
Al margen de esta historia, no puede dejarse de acotar que Mauricio Lpez fue una de las poco explicables
vctimas de la represin en la Argentina despus de 1976.
22
Hilario Wynarczyk, Los evanglicos y la poltica en la Argentina. Actualizacin de nuestro conocimiento
del tema. Boletn de Lecturas Sociales y Econmicas. Ao 7, n 1, julio de 2002, Facultad de Ciencias
Sociales, Buenos Aires.
23
En Diccionario de Historia de la Iglesia, Editorial Caribe, Miami, 1989, p. 762.
24
Adriana Powell, Una Familia en Misin. La Historia de la Asociacin Bblica Universitaria Argentina.
Buenos Aires, 1988, p. 32.
417
Los judos
418
25
Cf. Lidia Buzsbazen, Buscando una Ciudad, Cruzada de Literatura Cristina, Montevideo, 1969.
419
Israel, que l fund. Una iglesia fue organizada en 1949, en Pasteur 651,
junto a la AMIA, con toda la gama habitual de actividades. En 1960 en
forma paralela se cre la organizacin llamada Alianza Hebreo Cristiana
Argentina, luego Alianza Judeo Mesinica Argentina. Falleci
repentinamente, tres das antes de un acto pblico, en el que, ante
cuatrocientas personas, se ley el mensaje que haba preparado.26 Su
hija Beatriz fue secretaria de Cultura de la Nacin.
Un enfoque especial tuvo el ministerio de Emanuel Lichtenstein, nieto
de un rabino blgaro, que se haba convertido por la lectura de la Biblia.
La persecucin nazi lo oblig a venir a la Argentina a los 45 aos, en
1941, y se relacion con la Iglesia Luterana. Renov sus contactos con
los refugiados europeos, incluso con algunos que haban abrazado el
cristianismo por su trabajo en Viena, antes de la ocupacin alemana. Su
obra dur desde 1942 hasta 1979, habiendo comenzado en idioma alemn.
Fue continuada por el argentino Vctor Sedaca, que haba sido pastor
bautista por muchos aos y que cambi algo de la orientacin, dirigiendo
su trabajo a los sefaraditas. En 1970 se inaugur un edificio propio.
Colaboraba con l el misionero anglicano Peter Clark. Sedaca muri
repentinamente en 1979, muy poco antes que Lichtenstein. Se organiz
entonces una Junta para dirigir la obra, con personas destacadas de
varias denominaciones bajo el nombre de Junta Americana de Misiones
a Israel y fue puesto al frente el pastor Roberto Passo en 1983.27 Tiene
vinculacin con la entidad homnina creada en los Estados Unidos por
el ex rabino hngaro Leopold Cohn.
Movimientos
A partir de mediados del siglo XX, en el seno de las iglesias
evanglicas se produjeron diferentes situaciones. Salvo dentro del
pentecostalismo, no surgieron nuevas iglesias o denominaciones
provenientes del extranjero y menos an surgidas en el propio pas. Pero
s puede sealarse la presencia de una serie de movimientos que actuaron
dentro de las iglesias ya existentes y que, salvo en un caso, no llegaron
a convertirse en una nueva denominacin.
Un caso especial fue el de Juventud para Cristo, que quiso reproducir
el xito que desde 1945 tena Youth for Christ en los Estados Unidos,
donde surgieron simultneamente varios grupos. Su fundador fue Torrey
Johnson (1907-2002) y uno de sus primeros lderes fue Billy Graham. En
la Argentina tuvo repercusin la serie de pequeos himnarios, llamados
26
420
27
28
421
422
29
Orville Swindoll, Tiempos de Restauracin. Editorial Logos, Buenos Aires, 1981. Samuel Berberian,
Movimiento Carismtico en Amrica Latina. Universidad Mariano Glvez de Guatemala, Guatemala, 1980,
as como informaciones personales de Keith Bentson.
Por otro lado, los hermanos libres nunca hicieron, por razones de principio,
una estadstica de sus miembros.
En 1972 se realiz el primer congreso latinoamericano y comenzaron
los campamentos en Ro Tercero, Crdoba, bajo la direccin de Phill
Saint. Para entonces, el movimiento era dirigido aunque no orgnicamente
por los mencionados Baker, Himitian, Darling, Ericson y Bentson, que
luego se concentraron en Swindoll, Bentson y Ericson y a quienes se
agregaron Baker y Negro para la organizacin de los retiros. Asimismo,
se estaban definiendo las pautas doctrinales, que ponan el nfasis en
temas como el seoro de Cristo, el deber del discipulado de los creyentes,
problemas prcticos como la vida familiar, la adoracin y otros. Ello llev
a la creacin de la editorial Logos, cuya tarea se interrumpi por razones
econmicas.
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30
424
31
425
426
Diana R. Rocco Tedesco, Un episodio iconoclasta en la Iglesia Metodista Argentina (abril -setiembre de
1953) y la organizacin de ALMA (Asociacin Laica Metodista Argentina - 1954 - 1959), en Cuadernos de
Teologa, vol. XIV, n 2, 1995, ISEDET, Buenos Aires.
32
427
428
33
Primer Congreso Mundial de las Asambleas de los Hermanos, Buenos Aires, 2000, p. 23.
429
430
34
Ral Caballero Yoccou, op.cit., pp.79 ss. Citamos a este autor por su autoridad en el tema, sin pretender una
opinin propia al respecto.
La educacin teolgica
35
Para trazar un cuadro ms completo, hacemoa aqu una sinopsis de temas generalmente tratados ms in
extenso en cada historia denominacional.
36
Wilfred Scopes (ed.) The Christian Ministry in Latin America and the Caribbean. Commission on World
Mission and Evangelism. World Council of Churches. Geneva, London and New York, 1962, p. 216.
431
432
37
433
Son muy numerosas y posiblemente tiendan a ser cada vez ms, incluso
por la disminucin del sentido de identificacin absorbente con las iglesias
a que se pertenece, que ha sido caracterstico del protestantismo argentino.
Por eso, no puede decirse que sea exhaustiva la lista que se hace. En
cierta forma, es el retorno a muy antiguas discusiones entre iglesias y
sociedades, aunque en la Argentina ha habido un trmino medio
caracterstico segn el cual se ha dado por supuesto que quienes estn al
frente de esos organismos son tambin activos en sus respectivas iglesias.
El ejemplo ms definido e indiscutido es el de la Sociedad Bblica,
que quiz solo en la Argentina es vista como una prolongacin de las
iglesias ms que como una entidad al margen de ellas. Aunque algunas
de ellas nombran a funcionarios para trabajar en ella, sus estatutos
determinan que sean designados por la misma Sociedad, posiblemente
la nica en el mundo que especifica que deben ser evanglicos. Es
tambin la nica rbita en que participa la Iglesia Adventista.
38
Nigel Sylvester, El Mundo Joven al Encuentro con Dios. La historia de la Unin Bblica. Unin Bblica,
Londres, 1989, y aportes del Sr. Nstor Cornara, su actual director en el pas.
435
436
39
40
41
42
437
438
44
Informaciones de dicha obra y de la revista Niez, aportadas por la Srta. Elva Algarve, con cincuenta aos
de trabajo en la organizacin.
45
Infomaciones personales del Sr. Keith Bentson.
46
Extractos de Eres T, Seor, de Loren Cunningahm, enviado con otros materiales por la secretara de
JUCUM.
439
440
47
El texto, as como de otros del mismo orador, en el archivo del Seminario Bautista, Buenos Aires.
Manuel Garrido Aldama, Radiofona Evanglica en la Amrica Latina. Por qu? Para qu?, La Aurora,
Buenos Aires, 1949.
49
Cf. Elizabeth Meredith, op. cit., p. 151 ss.
48
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442
50
443
444
51
Esta es la nica provincia que cuenta con un estudio histrico del protestantismo, el meritorio trabajo de
David R. Powell, titulado Historia que faltaba. El Protestantismo en Tucumn. Universidad Nacional de
Tucumn - Editorial Kairs, Tucumn - Buenos Aires, 1998.
52
Ver captulo I.
53
Es interesante que hubo varios casos individuales de descendientes de la emigracin hugonote. Por lo
menos, podemos citar a Samuel F. Lafone, los hermanos Vernet, Diego Paroissien, J. J. Dauxion de Lavaysse
y otros unidos a la iglesia alemana, como Chapeaurouge.
445
446
Algunas observaciones
* La poca estudiada produce la sensacin de que se est al final de
una etapa y, por lo tanto, ante el comienzo de otra. Ciertamente, dado
que an se carece de perspectiva como para juzgar a la ms cercana a
nosotros, no se puede afirmar esto apodcticamente. Sea como fuere,
hay ciertos elementos que permiten esa conclusin, que van desde la
presencia en todo el territorio nacional hasta la argentinizacin casi total
de las denominaciones, o el surgimiento de numerosas organizaciones
paraeclesisticas, lo que insina una nueva forma de ver el servicio
cristiano. Asimismo, puede ser determinante el haberse detenido el flujo
de nuevas denominaciones, junto con el desarrollo creciente de las
iglesias pentecostales e independientes, cuyo estilo de culto produjo
gran impacto en todas las iglesias.
447
448
observaciones finales
observaciones
finales conc
observaciones finales
449
450
54
Informaciones de su amigo, el Prof. Jos M. Castieira de Dios y los pastores Ren Padilla y Cervantes
Polignano, testigo este de lo narrado.
55
Alberto Roldn, Do Terror a Esparana, Editora Descoberta, Londrina, 2001, p. 22. V. Elba Rosbaco de
Marechal, Como en un viaje de bodas, Certeza, n 50, p. 41.
observaciones finales
451
452
56
Thomas J. Ligget, The Role of the Missionery in Latin America Today, Committee on Cooperation in Latin
Ameriuca, USA, 1963. Es una conferencia del autor, que hace un buen anlisis del papel de los misioneros
extranjeros en las distintas etapas. Subrayado en el original.
57
Stephen Neill, Paternalism en Concise Dictionary of the Christian World Mission. Abingdon Press,
Nasshe and New York, 1071, p. 472.
observaciones finales
453
454
observaciones finales
455
Queda an una buena distancia que recorrer para llegar al fin de esta
situacin, aunque realmente est a la vista, aunque quiz an haya que
esperar un par de generaciones ms. Mientras tanto, el arribo de corrientes
migratorias e iglesias de pueblos de culturas mucho ms alejadas de lo
tradicional del pas (armenios, chinos, coreanos, etc.) hace resurgir el
proceso, pero solo para retardarlo algo, ya que estas comunidades se
ven obligadas a una integracin ms rpida, sea o no en forma voluntaria.
* A nuestro entender, se ha exagerado mucho la presunta dependencia
de los modelos forneos, especialmente los norteamericanos. De nuevo,
debemos aclarar que ciertamente ello se dio y en no poca medida. Pero
como hemos dicho anteriormente, antes que nada debe analizarse si era
posible algo distinto. Por el otro lado, sobre todo en las ltimas dcadas
estudiadas, lo que ocurra en la Argentina era simplemente un eco de lo
que ocurra en todo el mundo. Fue as, por ejemplo, en el debate entre
fundamentalismo y alta crtica, en la emergencia del evangelio social,
en el crecimiento del pentecostalismo o de la teologa rebautizada
evanglica y los extremismos antiecumnicos o unionistas, en la
apelacin a determinados mtodos (desde el coche bblico y la carpa
hasta las campaas masivas y la radio), desde el acercamiento o la
hostilidad para con el catolicismo y muchos otros temas. Todo eso surgi
en el Atlntico Norte y la Argentina sencillamente se pleg a ello. Tal vez
sea muy pronto en el decurso histrico, para esperar que surja de estas
latitudes algo que llegue a ser universal, como tampoco ha surgido algo
as de ningn otro de los campos misioneros.
* Tampoco se han producido en el seno del protestantismo argentino
fenmenos de sincretismo o similares. En parte, ello puede deberse a
que los pueblos primitivos no tenan una religiosidad tan estructurada
como, por ejemplo, en Mxico o en Per. Ciertamente, en el Noroeste y
en menor medida en el norte de la Patagonia, hay cultos que mezclan lo
indgena con lo catlico. Pero la presencia y crecimiento de lo que se
denominan sectas o cultos estos ltimos muy limitados as como el
auge del espiritismo y de las religiones afrobrasileas, no ha afectado a
la rbita protestante, por ejemplo en la creacin de iglesias nacionales
como es muy difundido en el frica. Si bien es cierto que, mayormente
en pocas ms recientes, ha habido un crecimiento de iglesias
independientes, no puede hablarse de fenmenos sincrticos, aunque
es posible que se haga cada vez ms necesario definir los lmites de la
libertad de pensamiento protestante, ya que la tendencia indica que ciertos
sectores pueden estar pasando los lmites de lo que debe considerarse
evanglico.
456
* Est claro que alguien podra observar que, a lo largo del estudio,
pareciera que se est ms bien ante un panegrico o una hagiografa, ya
que no se hace referencia a aspectos negativos, que podran incluir la
categora de escndalos, lo que realmente es una parte normal dentro
observaciones finales
457
458
observaciones finales
459
460
observaciones finales
461
462
59
observaciones finales
463
En parte, ello se debe a la insistencia en su estudio privado, sea personal o familiar. El cuadro del padre leyendo la Biblia en la cabecera de la
mesa, con todos los suyos alrededor y quiz la servidumbre de pie a un
costado, ha sido uno de los ms tradicionales, aunque poco a poco su
vigencia se haya ido perdiendo no sin nostalgias por los afanes de la vida
moderna.
* De manera sutil, la vida interior de las iglesias fue cambiando. En un
sentido, se adecuo a un deseo participativo que se vea tambin en las
expresiones polticas, artsticas o sociales en general. De hecho, la vida
congregacional fue tomando fuerza como una unidad, expresada en el
culto como elemento bsico. Eso signific que las estructuras de sectores
internos hayan ido perdiendo la importancia primordial, por ejemplo en
cuanto a las organizaciones femeninas y juveniles. Los cambios sociales
hicieron que esos sectores se reubicaran y si, por un lado, los jvenes
dejaron de ser un elemento bsicamente receptor en la vida de la iglesia,
las mujeres tampoco eran ya figuras secundarias, que necesitaran el refugio
de sus propias instituciones, y por eso estas fueron perdiendo fuerza, sin
dejar por eso de existir.
* En cuanto a la doctrina, no hay duda alguna de que todo el
protestantismo es cristocntrico o sea que se basa en que Jesucristo
es el Salvador de todo aquel que cree, lo que es el tema bsico de la
predicacin y la fe. Por eso, es muy categrico el rechazo hacia cualquier
clase de culto con relacin a su madre o a los santos. En las iglesias
histricas, es posible que buena parte de los mensajes asuman otros
nfasis, pero en muchas de las evangelsticas no es concebible dejar
de hacer referencia al Hijo de Dios. El desafo a aceptarlo como Persona
que se encarn para nuestra salvacin eterna es visto como la razn
esencial de ser de la iglesia, a lo que cual pueden o no agregarse
otros elementos.
* Nunca puede ponerse un punto ni siquiera un punto seguido en
la descripcin del devenir histrico y esto es especialmente cierto en la
historia del protestantismo argentino. Cada comienzo y fin de una etapa
es, en cierta medida, solo algo terico, pues sirve ms bien como medio
pedaggico, aunque puedan sealarse rasgos distintivos de cada epoca,
que son al mismo tiempo los indicativos de lo que ha de ocurrir en la
siguiente.
En ese sentido, la poca descripta en el ltimo captulo es un
preanuncio de la ms reciente, sobre la cual no emitiremos opiniones,
tanto porque carecemos de perspectiva, como porque la sobreabundancia
de nuevos elementos dificulta an ms la objetividad.
464
observaciones finales
465
colofn
colofn
Apelemos a una cita para poner el punto final de estas, con una
pgina de hace medio siglo, la ltima de un libro en que un escritor
ferviente y peculiar, arraigado y visionario, intent describir al pueblo
evanglico latinoamericano de su tiempo y del nuestro.
Promocin de hombres comunes y corrientes, pero diferenciados
de los dems en esto: en la voluntad de entrega, en la rendicin
absoluta del que de su libre gana se hace esclavo de Cristo; esclavo
de una visin y servidor de un llamado Hombres y mujeres de
esta cepa son los que constituyen de verdad la Iglesia viva y militante,
rgano y Cuerpo de Cristo en la historia y en la geografa. Hombres
y mujeres representantes no ya de colegios ni de congregaciones,
sino que de las Fuerzas vivas de la Cultura en trnsito de
transculturacin: sern ellos los apoderados del Dueo y Gobernador
de la Vida, que se redactan sus propias cartas de poder; los
visionarios de las iluminaciones futuras y futuradoiras; los
profesionales de la Cultura evanglica que se dedican de por vida
con sus bienes y sus talentos a la Obra de la creacin redentora;
sern ellos los tcnicos de las disciplinas conminatorias por intangibles, de las artes y las ciencias que no se aprenden en las aulas
de las academias sino que en los montes de la transfiguracin.
Ellos, y ellas, los incendiarios profesionales, los tcnicos del Espritu
Santo, la Caballera de Nuestro Seor, los Adelantados de su reino,
los Conquistadores del Mundo incrdulo, los Fieles Discpulos de
Jess los hermanos comunes y corrientes, los evanglicos y
los protestantes de las congregaciones pequeas del agro inculto
todava y de las grandes iglesias privilegiadas de los centros
metropolitanos La Gente de Cristo, en avance general de una
lnea que se extiende desde las congregaciones de habla castellana
de Nueva York e Illinois, hasta los puntos extremos de la predicacin
salvadora all entre las auroras boreales y las noches con sol de
Punta Arenas y Magallanes La tropa del Maana prometido que
avanza triunfante a paso de carga, que es paso de vencedores
Alberto Rembao, Discurso a la Nacin Evanglica
467
fuentes
fuentes
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Archivo General de la Nacin, Buenos Aires
Archivo General de la Nacin, Montevideo
Biblioteca Nacional, Buenos Aires
Biblioteca Nacional, Montevideo
Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires
Museo Mitre, Buenos Aires
Sociedad Bblica Argentina, Buenos Aires
British and Foreign Bible Society, Londres
American Bible Society, Nueva York
Presbyterian Historical Society, Filadelfia
Houghton Library, Universidad de Harvard, Cambridge, Estados Unidos
Seminario Internacional Teolgico Bautista, Buenos Aires
Instituto Superior de Estudios Teolgicos, Buenos Aires
Catedral Anglicana, Buenos Aires
Junta de Historia Eclesistica, Buenos Aires
Cementerio Britnico, Buenos Aires
Community Church, Acassuso
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Federico Bertuzzi, Claudio D. Boada, Hugo Bonvicini, Daniel A. Bruno. Ral Caballero
Yoccou, Eduardo Carbone, Enrique Chaij, Osvaldo Conde, Carlos Conte Grand,
Eduardo Coria, Nstor Cornara, Fernando Coronato, Eduardo Crena, Pablo A. Deiros,
Noem de Desimone, Ricardo Docampo, Arnold E. Dodds, Cristina Frutos, Mnica
Garca Marchi, Maxine Hanon, Arturo Hotton, Jeremy Howat, Jaime van Heiningen,
Jorge Hadjillas, Ronaldo Hussey, Jorge Ibarbalz, Brita de Jensen, Guillermo Kennedy,
Natalio Krauthamer, Jos Mguez Bonino, Guillermo Milovn,Guillermo Mitchell, Roberto
Modroff, Sonia S. de Modroff, Alba Montes de Oca, Dan A. Nesch, C. Ren Padilla,
Rosala de Pankiv, Nelson Papadpulos, Roberto Passo, Gustavo Prsico, Cervantes
Polignano, David R. Powell, Sergio Rizzi, Sal Rosengaus, Alberto F. Roldn, Sydney
Rooy, Margarita de Roubicek. David A. Rhys, Alfredo Salibian, Marisa B. de Salibian,
Alberto M. Salas, Elsa San Martn, Norberto Saracco, Anbal Siccardi, Mara Stamateas,
Dan Travis, Mercedes J. Vanerio, Evangelina Vzquez, Daniel Velon, Celia E. Veraz,
Hilario Wynarczyk, Richard Zandrino, Alejandro Zorzin, etc.
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400 aos de protestantismo argentino:
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484 p. ; 23x15 cm.
ISBN 987-21241-5-9
1. Protestantismo I. Ttulo
CDD. 278
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