Ernst Tugendhat - Ser, Verdad, Acción
Ernst Tugendhat - Ser, Verdad, Acción
Ernst Tugendhat - Ser, Verdad, Acción
SER-VERDAD-ACCION
Serie: CLA-DE-MA
FILOSOFA
FILOSOFIA
ERNST TUGENDHAT
Ser- Verdad-Accin
Ensayos filosficos
ERNST TUGENDHAT
Lecciones de tica
JULIO CABRERA
KITARO NISHIDA
IAN IIACKING
DAVID GAUTHIER
JON ELSTER
MARTIN HEIDEGGER
El surgimiento de la probabilidad
La moral por acuerdo
Lgica y sociedad
Introduccin a la metafsica
GIANNI V ATTIMO
La secularizacin de la filosofa.
Hermenutica y posmodernidad
ROBERT NOZICK
JON ELSTER
IAN HACKING
THEODOR VIEHWEG
GEORGE STEINER
PIERRE GRIMAL
Juicios salomnicos
La domesticacin del azar
lB~
SER-VERDAD-ACCION
~~. (,.
Ensayos filosficos
por
Ernst Tugendhat
..
~~~~~~~~~~
ISBN: 84-7432-599-4
Depsito legal: B-44484/1~-;:::'::":''=::=:'''''-----------Impreso en Limpergraf
c./ del Ro, 17, Ripollet
~---~~.--------------------------
Impreso en Espaa
Printed in Spain
Indice
PRLOGO A LA EDICIN ALEMANA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
11
23
SER
La crtica a la ontologa desde el anlisis
lingstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
25
2.
El ser y la nada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
41
3.
71
4.
97
1.
VERDAD
5. Acerca de la relacin entre ciencia
y verdad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ..
6.
127
143
7.
165
8.
177
189
ACCION
10. Acerca del concepto y de la fundamentacin
de la moral. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
199
219
237
257
BIBLIOGRAFA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
267
1
Para que la relevancia de algunos de estos trabajos sea
comprensible quiero antes describir brevemente el desarrollo
de mi pensamiento filosfico tal como a m se me presenta.
Animado por mi compaero de escuela Peter Kstenbaum,
dos aos mayor que yo, comenc en la primavera de 1945, a la
edad de 15 aos en Venezuela, el estudio de la filosofa de modo
autodidctico. Mi primera lectura fue la Historia de la Filosofa de Windelband. Luego, mi madre me dio El ser y el tiempo
de Heidegger y esa obra me absorbi totalmente. Cuando en
los ltimos das de diciembre de 1945 part para los Estados
Unidos en uno de los bimotores DC-3 usuales entonces, ya tena el firme propsito de estudiar en Alemania y, en caso de
ser posible, con Heidegger, tan pronto como las circunstancias
lo permitieran. Con miras a ello y porque la filosofia en Stanford
an no tena por aquella poca buenos profesores -Davidson
y Suppes llegaron cuando yo ya me haba ido- tom filologa
clsica como materia principal. Mi profesor ms importante
fue Hermann Friinkel. Adems pude trabajar con Friedrich
Spiegelberg sobre filosofia del extremo oriente y le por mi cuenta, en los cursos llamados "individual study", a Jaspers, Kant
y Hegel. En las largas vacaciones de verano que siempre pasaba en Venezuela, me enfrascaba en los cuadernos de apuntes de los cursos de Heidegger, que haba recibido de la ilmiga
de mi madre, Kiite Victorius y de mi ta Helene WeiB. Ya antes
de partir para Stanford escrib mi primer ensayo: "De la esen9
11
Una buena parte de los artculos que he puesto bajo el ttulo
"Ser" -(1967b), (1970c), (1975a) y (1991a)- conforman una
unidad. 4 Para entender cmo se relacionan entre ellos y con mis
Lecciones de introduccin a la filosofa lingstico-analtica, hay
que partir de (1967b). Esta conferencia presentada en un congreso, era el texto reelaborado de mi conferencia de habilitacin en Tbingen y de mi conferencia de toma de posesin de
la ctedra en Heidelberg, o sea, proviene de la poca en que
haba comenzado a tomar contacto con la filosofia analtica.
Ya varios aos antes haba meditado sobre el problema de la unidad del concepto de ser. Si no se lo poda hacer comprensible,
el "replanteamiento" "del" problema del ser que hace Heidegger
13
era desacertado ya por ese motivo. En ese artculo (1967b) intentaba entonces fijar la palabra "no" -el "no" como una especie de reflejo de la "posicin" (como hablaba Kant del ser)como aquella palabra en la que nos es captable en el lenguaje
aquello que han intentado nombrar los filsofos con "ser". Debido a mi desconocimiento de Frege en aquella poca, comet
un error capital: Frege ha mostrado de modo conclusivo que la
negacin se refiere siempre al as llamado contenido proposicional y que no est al mismo nivel del momento afirmativo -o sea, de la "posicin"- y que, por eso, la contraposicin
tradicional de juicios negativos y afirmativos, como est, poi
ejemplo, en la tabla de juicios de Kant, no se puede sostener.
(Curiosamente ninguno de los numerosos miembros de la comunidad de profesores de filosofa alemanes me llam la atencin sobre ese error. Veo esto como un indicio de la falta de
nivel de la filosofia alemana de postguerra. En un auditorio
anglosajn esto no se me hubiera dejado pasar).
El resultado se puede formular as: no tenemos ninguna
palabra -ni "es" ni "no"- que exprese lo que determina
unitariamente nuestro comprender. La alternativa no es naturalmente: quizs no tenemos ninguna palabra pero s la cosa
(qu cosa?); sino: si es que se puede captar unitariamente el
comprender humano -y esto en primer lugar no puede querer decir otra cosa que comprender lingstico- lo ser por
medio de una estructura variable pero como tal todava unitaria. Esta fue tambin la idea directriz de mis Lecciones, sin
que entonces tuviera ya la suficiente claridad para poder decir que ese intento era la alternativa al esfuerzo fallido del
artculo (1967b) de rehabilitar la pregunta de Heidegger. Aho-'
ra bien, Charles Kahn, en su libro sobre "ser" en la lengua
griega (1973), dice que debido a las relaciones internas de los
momentos de esa estructura se justifica la utilizacin de la
palabra "ser". Despus de que en el artculo (1977a)5 he negado tambin esto, me parece que "la" pregunta por el ser como
orientacin para investigaciones serias ha perdido definitivamente su sentido.
Que yo haya dedicado a Heidegger mis Lecciones como una
reverencia sin compromiso ha sido comentado con tono burln; pero yo considero que sin razn. Las Lecciones son un intento de tomar en forma nueva la pregunta de Heidegger por
la estructura unitaria del comprender, de modo que seran im14
III
Para los artculos que estn agrupados bajo los otros ttulos
no se puede establecer una relacin unitaria. Con el tema de
la verdad ms que con cualquier otro me he ocupado durante
muchos aos y en l mi trabajo ha sido tambin constructivo y
no slo destructivo como con el concepto de ser, pero la problemtica se ha deshilachado y en el momento no me sigo ocupando de ella. Las puntas ms importantes de los hilos no se
encuentran en los artculos sino en los dos libros: las Lecciones (1976) donde he tematizado la verdad en su relevancia
para la estructura de la comprensin (cfr. principalmente las
lecciones 15, 27 y 28 y tambin el captulo sobre la "verdad" en
la Propedutica [1983aJ donde tambin corrijo mi interpretacin demasiado dbil de Tarski del artculo [1960bJ) y
Autoconciencia y autodeterminacin (1979b) donde, siguiendo
a Husserl, en la p. 230 defino el concepto de existencia responsable por medio de una pregunta compleja por la verdad, que
ya haba tratado en (1967a).
En cambio, el artculo (1960b), aunque ya no tiene para m
importancia objetiva, merece, no obstante, ser admitido en la
compilacin. Las faltas que tienen que ver con la orientacin
por Husserl en (1965) son evidentes, pero yo creo que ese artculo contiene pensamientos que merecen ser tenidos en cuenta
de otra manera. No he incluido el (1969a) porque es un artculo que repite simplemente una parte central del (1967a). Con
todo, ese artculo fue importante ya que Heidegger mismo lo
ley como manuscrito y debido a l hizo una de sus raras correcciones; sin embargo, no logr decidirse a mencionarme al
16
IV
En la seccin sobre filosofa prctica tengo que explicar primero por qu he dejado afuera varios artculos. Los trabajos
(1979a) y (1981a) los haba ya incluido en mi libro Problemas
de la tica (1984a); especialmente con respecto a la crtica sobre Rawls estoy todava plenamente de acuerdo (he hecho una
presentacin positiva de Rawls en mi contribucin a la "Biblioteca de los 100 libros temticos del semanario Die Zeit",
(1984b). El (1980) no ha sido incluido por otras razones. Esta
conferencia, dictada en un congreso de juristas en 1978, surgi de un trabajo en colaboracin con Ulrich Rbdel y Gnther
Frankenberg en el Instituto Max Planck sobre estadios del
desarrollo del derecho moderno. Este trabajo conjunto tena
una componente ms emprica que condujo a la obra de
17
Frankenberg y Rbdel Von der Volkssouveranitat zum Minderheitenschutz (Frankfurt 1981), que es una investigacin
sobre el desarrollo de la libertad de expresin y prensa en los
Estados Unidos. De acuerdo a la idea que se tena en el Instituto de Starnberg esta investigacin tena que ser tambin relevada estructuralmente y en eso consista en lo principal
mi participacin. En la seccin de trabajo de Habermas en el
Instituto haba una especie de obsesin de grupo a favor de
una teora del desarrollo de la conciencia moral del tipo de Piaget y Kohlberg. A m no me pareca muy convincente esa idea
pero tampoco la poda rebatir. De modo que la tom en el artculo (1980), en cierta manera hipotticamente: cuando se ha
presupuesto una teora del desarrollo de ese estilo, se tendra
que llegar a una teora del desarrollo de la moral moderna
como la realic en la segunda parte de ese artculo. Emplear
de tal forma hipottica instrumental las capacidades filosficas contradice en realidad el estndar filosfico y por eso me
gustara renegar de ese artculo. Nadie ha esperado que lo
haga, pero uno fcilmente se somete por s mismo.
El artculo (1978a) fue mi primer intento de fundamentacin
de la moral despus del anterior comienzo insatisfactorio en
las Lecciones (p. 107 ss. texto alemn).8 Escrito en 1978, se
publica aqu por primera vez en el original alemn. Todava
me parece que contiene algunos aspectos importantes, aunque entonces not muy pronto que el punto de vista bsico de
la fundamentacin no era sostenible. Me pareci poder interpretar la utilizacin predicativa absoluta de "bueno" en el sentido de "imparcialmente bueno para todos". Ms tarde se me
hizo claro que en el fondo ste era un planteamiento arbitrario, pero su falla es ms profunda pues est en el prejuicio de
que la tica se puede fundamentar lingstica y semnticamente (como argument contra Habermas). Desde entonces
tengo la conviccin de que una fundamentacin de la moral no
puede ser ni analtica (claro est que de ninguna manera sinttica a priori) ni emprica, sino tiene que ser apoyada voluntariamente; en este sentido, comenc a orientarme ms por
Hume que por Kant. Al planteamiento de Apel-Habermas hay
que reprocharle que se ha decidido por la versin analtica a
priori, si bien interpretada "pragmticamente". Desde entonces vale para m el principio trivial de que toda norma moral
tiene contenido y nada que tenga contenido (que sea sustan18
'~l
Ernst Tugendhat
Berln, verano de 1991
Notas
1. No incluido en la publicacin en espaol.
2. No incluido en la publicacin en espaol.
3. El (1970a) tampoco fue incluido en la publicacin en alemn porque su
texto qued casi todo integrado en las Lecciones de introduccin a la filosofa lingstico-analtica (lecciones 9a. y lOa.).
4. Son los cuatro ensayos que aparecen en la edicin en espaol bajo el
ttulo Ser.
5. No incluido en la publicacin en espaol.
6. Cfr.: K.-O. Apel, Transformationen der Philosophie 1, p. 42, nota 62.
7. Es el artculo que aparece en segundo lugar en la seccin <<Verdad de
la presente publicacin en espaol.
8 . No incluido en la publicacin en espaol.
9. Es el primero de la seccin Accin de la publicacin en espaol.
10. Publicado en 1993 (1993c) y traducido al castellano en 1997 (1997c).
20
Ernst Tugendhat
Viena, mayo de 1997
22
SER
El primero no se manifiesta como tal porque es, simplemente, el presupuesto evidente de una deliberacin analtica sobre el ser y, en realidad, parece trivial. Segn l, bajo "ser"
slo podemos entender lo que queremos decir en el hablar natural con el verbo ser. Pero con este verbo, con el "es" en todos
sus diferentes significados nunca queremos expresar un contenido; no es ningn "predicado real". Y entonces, no se puede
entender su universalidad a la manera en que la ha entendido
la tradicin aristotlica, como expresin de la determinacin
ms general. El "es" -lo mismo que el "no es"- puede, de
algn modo, transportar todos los contenidos posibles, puede
referir a ellos, los puede vincular o lo que sea, pero esos contenidos no se pueden abordar como ser. La universalidad del
"es" slo puede ser, en cualquier caso, formal y nunca de contenido.
Con esto queda suprimida la concepcin tradicional de esencia, segn la cual tendran que entenderse como ser los significados de los predicados reales. Desde el punto de vista histrico, esta nocin tradicional se basa evidentemente en el hecho de que el filosofar griego, cuando puso su atencin en el
"es" y el "no es", estaba tan orientado por el contenido que
coloc el ser simplemente en el contenido y slo pudo pensar el
no ser como nada de contenido, como "nada". Que la esencia
configure un posible sentido del ser tendra que ser demostrado ahora a partir del sentido verbal del "es" y no puede ser
simplemente presupuesto como evidente. Este primer punto
de la crtica corresponde a la tesis de Heidegger de que la
metafisica tradicional puso el ser en el ente. La congruencia
de la crtica a la ontologa tradicional desde estas dos posiciones aparentemente contrapuestas no es sorprendente, pues
se basa en el hecho de que ambas parten de lo que significa ser
en el lenguaje. Ha sido slo el antagonismo ideolgico entre
Heidegger y la filosofa analtica lo que ha ocultado las conexiones fcticas y, con perjuicio para el caso, ha impedido el
recproco complementarse que, como se va a ver en lo que viene, hubiera sido posible y necesario.
El segundo punto de la crtica relevante se refiere a la ya
mencionada polisemia de la palabra "ser". Por qu no se tom
en cuenta la esencia entre los diferentes significados, resulta
claro de lo que acabamos de decir. Fuera de la existencia se
presentan, ms bien, como significados adicionales del "es", la
predicacin y la identidad.
29
como enunciados sobre enunciados singulares indeterminados. Y, efectivamente, parece que Quine reconoce por completo este segundo concepto de existencia implcito cuando dice:
"ser" significa tanto como ser el valor de un punto de referencia variable o posible de un pronombre. 6 Este ser es vlido para
los objetos individuales. Porque en el lenguaje logstico est a
la base del operador universal lo mismo que del operador de
existencia, no se lo puede expresar por medio del operador de
existencia mismo. De ah que Quine hable siempre a este respecto de "ser" (to be) y no de existencia, aunque sin aclarar esa
diferencia en la terminologa. Pero en este "to be" parece estar,
entonces, aquel sentido de existencia que ha sido desde siempre el autnticamente relevante en la metafsica. Por ejemplo,
la proposicin: "el autntico ser slo puede ser pensado como
vida" slo es comprensible en este sentido de existencia. De
tal manera, resultan de este tercer punto de la crtica
lingstico-analtica dos cosas para la ontologa tradicional:
primero, en tanto que referido a predicados y esencias, el concepto tradicional de existencia tiene que ser sometido a una
revisin fundamental; segundo, la crtica que a ello conduce,
muestra, a la vez, que en la tradicin corren mezclados sin
distincin dos diferentes conceptos de existencia que primero
tendran que ser esclarecidos en su diferencia para que la
metafsica pueda hacerse comprensible a s misma su tema
central.
He querido abordar este crculo de problemas slo hasta donde era necesario para reflexionar ahora con perspectivas de
xito sobre el segundo punto, el definitivo, de la crtica
lingstica: la tesis de la polisemia de la palabra "ser". Pues si
ya uno de los diferentes significados de esa palabra y precisamente aquel nico aceptado en las ontologas lingstico-analticas -la existencia- tiene dos diferentes significados, tenemos que saber de cul hablamos en cada caso cuando se
trata de una discusin sobre su diferencia o sobre su relacin
con los dems significados. Por lo tanto, voy a utilizar primero
la palabra existencia slo en aquel significado menos usual
pero ms fundamental del to be de Quine, en el que hablamos
de la existencia de objetos, y la secuencia de los razonamientos conducir por s misma tambin al otro significado que se
expresa en el operador de existencia.
31
neutral en apariencia- sera precisamente, en el actual contexto, ambigua. Pues, aunque parece significar lo mismo que
entidad, en caso necesario se la puede ampliar tambin a las
determinaciones predicativas, lo que ya sucedi en Aristteles.
Por otra parte, la forma substantiva de esta palabra es la causa de que no slo en Aristteles, sino en toda filosofa que entiende la pregunta por el ser como pregunta por el sentido del
ser de entes, la ontologa, cuando menos se espera, se vuelva a
limitar a substancias o cosas. La ontologa analtica, del otro
lado, aunque volvi al significado verbal de la palabra, sigui
tan tradicionalmente orientada por los objetos que, desde un
principio, slo dej valer como ontolgico aquel sentido de la
palabra "es" que se refiere a entidades.
As pues, desde un punto de vista crtico frente a la ontologa
tradicional y a la ontologa analtica desarrollada hasta ahora, resulta que la palabra "todo" no alcanza para servir de
gua de una temtica genuinamente universal, porque tiene,
lo mismo que la palabra "ente", una connotacin cosificante
ya que, como sta, principalmente o solamente alude a objet os. El primer punto de la crtica lingstico-analtica -que la
palabra ser no debe ser entendida con respecto al contenido
sino verbalmente, como palabra formal-llega a tener el consecuente efecto de que su universalidad ya no se entiende como
objetiva sino como formal. Pero entonces viene la pregunta de
si la palabra "ser" es suficiente para esa universalidad formal
que es ms amplia que la objetiva de las entidades y llega
hasta ser dudoso -esta es la crtica analtica- si a los diferentes significados formales que tiene fcticamente esa palabra ser les corresponde un sentido unitario. Al tratar de responder esta pregunta obtendremos tambin el sentido preciso
de la expresin "universalidad formal" que, hasta ahora, es
poco claro.
El ser en el sentido de existencia y el ser en el sentido de
predicacin son indudablemente palabras formales y no predicados reales. Pero as lo que tienen en comn sera slo negativo. Se puede indicar positivamente un sentido unitario
de esos dos significados de la palabra "ser"? Con respecto a
esta pregunta y desde el lado metafsico se suele referir con
superioridad al dictum aritotlico pollachos legesthai, segn
el cual, las palabras fundamentales filosficamente relevantes tienen con frecuencia varios significados que no se pueden
33
reunir bajo la unidad de un gnero pero que estn en un conjunto unitario de relaciones. No obstante, esta explicacin
queda vaca mientras ese conjunto no sea realmente determinado. En Aristteles y en la tradicin aristotlica el mltiple
significado del ser al que esta nocin de pollachos legesthai
fue aplicado no era precisamente el de existencia y predicacin.
El nico texto que conozco en el que se intenta una interpretacin unitaria de la existencia y la predicacin es el escrito de
Kant "Der einzig mogliche Beweisgrund zu einer Demonstration des Daseins Gottes". Aqu se determina la existencia
como "posicin absoluta" y el ser en el sentido de la predicacin
como posicin relativa. 8 Comn a ambos sera entonces el concepto de "posicin" y este es, como dice Kant, "uno mismo con
el de ser". Pero qu significa posicin? Para asegurar que con
ello se designa realmente un punto de vista comn tendra
que darse una caracterstica que fuera comn a la posicin
absoluta ya la relativa. Qu es ms indicado que caracterizar la posicin como anttesis de la negacin? Con esto se tendra precisamente el criterio que ya desde un principio fue
determinante para mantener la palabra "ser" como gua de la
reflexin sobre lo universal. Efectivamente, la universalidad
del "es" result de su relacin antittica con el "no es".
Esta anttesis a la negacin es propia tanto del ser
predicativo como del ser existencial, de manera que con la
negabilidad parece haberse encontrado la caracterstica comn buscada, toda vez que vale tambin para el tercer significado, el de identidad. Pero este intento tropieza con una
dificultad: sin duda es posible negar el "ser" en todas sus significaciones pero igualmente es posible negar cualquier otro
verbo. As que con la negabilidad se habra encontrado una
caracterstica que es comn a las diferentes significaciones
del ser pero que, al mismo tiempo, va ms all. Se podra pensar que para delimitar unitariamente las significaciones del
ser tendra que encontrarse una caracterstica especfica. Pero
aunque de ese modo podra quizs salvarse la unidad del concepto de ser, por otra parte, se pondra en peligro su universalidad. Pues si hay afirmaciones negables tambin fuera del
ser, quiere decir que con la palabra ser, aun incluyendo su
significado predicativo, no se puede de ninguna manera alcanzar la requerida universalidad.
34
reflexin sobre el sentido del ser, sino que habra que tematizar
en su conexin toda la pluralidad de los momentos lingsticos
que son los portadores irreducibles de la afirmacin. De esta
manera, se ha aclarado tambin ahora el discurso de universalidad formal introducido antes en una forma vaga. La multiplicidad de las formas de que aqu se trata y que son portadoras de todo contenido es la de las formas de la afirmacin
concluida.
En el seno de esta dimensin universal de la afirmacin se
puede luego delimitar el mbito de lo asertorio como un campo especial aunque todava amplio que puede entenderse ya,
en cierta manera, como un campo del ser y que es comprensible
lingsticamente por el hecho de que podemos introducir cualquier oracin asertrica con las palabras "es as que ... ". Dentro de este mbito de lo asertrico conformaran luego las entidades con sus predicados -el as llamado ente- un sector
aun ms limitado. Pero ahora estaran incluidas en los predicados no slo las determinaciones atributivas del ser sino igualmente las oraciones verbales, como una forma propiamente
afirmativa. Finalmente, estas dos posibilidades de determinacin, una, en cierto modo, verbal interna y una atributiva
objetivante que se mostr en los predicados, tendran que ser
valoradas tambin para el ncleo ms ntimo del problema
ontolgico, la "existencia" de entidades. As que ahora tambin se podra comprender ms apropiadamente la evidente
diferencia que hay en que, por una parte, hablemos de la "existencia" de objetos porque se puede constatar desde afuera y,
por otra, de la "existencia" de sujetos vivientes porque ellos
mismos la realizan desde dentro. Con esta existencia de sujetos vivientes que, entonces, en su verdadero sentido no es un
ser, sino praxis, se volvera a establecer la conexin del crculo
ms interno al ms externo de la problemtica.
Me parece que slo con una ontologa de este tipo, que resulta de la crtica lingstico-analtica del lenguaje cuando, al
mismo tiempo que acepta motivos que se pueden derivar de
Heidegger, est dispuesta a ir al sentido originario de la metafsica, obtendra la filosofa lingstico-analtica la ontologa
que le es adecuada. La ontologa en el sentido de Quine ciertamente reflexiona de modo lingstico-analtico, pero toma su
tema -las entidades- de la tradicin pre-analtica. Vista
desde el lenguaje mismo, la dimensin universal en que vivi38
mos comprendiendo no es, en primera lnea, un mundo de objetos o de entes o de estados de cosas, sino un mundo de oraciones, de unidades de sentido. Sin embargo, nuestra comprensin va ms all de su articulacin en oraciones. La dimensin
dentro de la cual pasamos de una oracin a otra no es evidentemente ella misma una oracin y mucho menos un ente. Cualquier expresin del tipo "el ente" o "los objetos" sigue estando
todava dentro del lenguaje y utiliza un medio lingstico abstracto que, en concreto, est ya siempre abarcado por una oracin. Si la filosofa an quiere y tiene que hablar de la dimensin universal de nuestra experiencia que ya no es lingstica,
no lo puede hacer con medios lingsticos que ya dentro del
lenguaje son limitadamente demostrables.
Notas
Erkenntnis II, pp. 219-24l.
R evue Internationale de Philosophie XI (1950), p . 20 ss.
3 Publicado en la coleccin de artculos : From a Logical Point of View
(1953), pp. 1-19; cfr. tambin su artculo "Designation and Existence", Journal
of Philosophy 36 (1939).
4 Cfr.: Methods of Logic, 36 s., From a Logical Point ofView , p. 8, 167.
5 Individuals , p. 196 s.
6 From a Logical Point ofView, p. 13.
7 "Sprache und Logik", en: Studium Generale 9 (1956), p . 57 ss. ;
Hauptstromungen der Gegenwartsphilosophie, 2a. ed. p. 188 ss.
B Kant, WW (Cassirer) II, p. 77.
9 Cfr.: J . Lohmann, Lexis l, p. 59.
1
39
El ser y la nada
lo Planteamiento del problema
La manera en que Heidegger vuelve a plantear la pregunta
por el "ser" se caracteriza por incluir el "no ser" en un cierto
modo como equivalente. Su tesis es: en la comprensin del
"... es ... " est incluida constitutivamente la comprensin del
"... no es ... ". Y esta contraposicin es, a su vez, constitutiva del
comprender humano, de aquello que Heidegger llama "apertura". En la conferencia inaugural de su profesorado en
Friburgo -Was ist Metaphysik? (1929)1- en la que trata temticamente la relacin entre ser y no ser, dice: "La nada es lo
que hace posible que el ente como tal se haga patente al Dasein
humano" (p.32). Entonces, que Heidegger incluya el no ser en
la pregunta por el ser tiene que ver c;on su interpretacin de la
pregunta por el ser como pregunta por el comprender, o sea,
por el "sentido" del ser.
Claro est que no es la primera vez que el ser se tematiza
unido al no ser. Incluso es as que la filosofa tom en cuenta el
"... es ... " cuando el "... no es ... ", la negacin, le llam la atencin.
(El "no" es ms llamativo que el factor de afirmacin que, en
la mayora de los casos, no se articula.) Pero el resultado de
esa primera tematizacin simultnea del ser y el no ser que
realiz Parmnides fue la inmediata exclusin del no ser de la
pregunta por el ser. Y aunque luego ya Platn levant la proscripcin parmenidiana del no ser, no se puede decir que l o la
tradicin que le sigui volvieran a incluir el no ser en la pregunta por el ser. Fue Hegel quien lo hizo por primera vez. De
ah que Heidegger en Was ist Metaphysik? tome distancia expresamente slo frente a l:
41
"El puro ser y la pura nada son, entonces, lo mismo". Esta tesis de
Hegel (Wissenschaft der Logik, libro 1 WW III, p. 74) es vlida con
razn. Ser y no ser pertenecen uno al otro, pero no porque coincidan en su indeterminacin e inmediatez -visto desde el concepto
hegeliano del pensar- sino porque el ser mismo ... se hace patente ... slo en la trascendencia del Dasein que se mantiene en la
nada (p.36).
La mirada a la "patencia", a la comprensin del ser se mantiene, entonces, frente a Hegel como diferencia especfica. El
acierto de este autodeslinde no va a ser verificado aqu; se lo
presupone. Adems, se da por supuesto que con la pregunta
por la "patencia", por la estructura del comprender humano,
Heidegger ha sealado una cuestin que, si no es la fundamental de la filosofa, no se la puede volver a abandonar. Y,
adems, tambin que el hecho de que el comprender humano
tenga ese carcter que Heidegger denomina "apertura" y
"patencia" se debe a la circunstancia de que se realiza en la
contraposicin entre afirmacin y negacin. Aceptado esto, se
va a preguntar nicamente si las expresiones "el ser" y "la
nada" que Heidegger utiliza, son adecuadas para su problemtica. En otro lugar2 he intentado mostrar que la palabra
"ser" no alcanza la amplitud que Heidegger intenta para el
"no", dado que no toda negacin es negacin de un ser. Aqu
vaya hacer abstraccin de esa dificultad y a suponer que se
puede entender -siguiendo a Heidegger- la pregunta por el
comprender que se gua por el "no" como pregunta por el comprender del ser. Tanto ms importante parece entonces examinar cmo se emplea o debe ser empleada la expresin "el
ser".
Sin embargo, tampoco esta cuestin va a ser examinada en
general. Solamente se preguntar por las implicaciones que
para lo que se quiere decir con "ser" encierra la peculiar combinacin "el ser y la nada". Heidegger utiliza esta formulacin
hegeliana en Was ist Metaphysik? y tambin en sus escritos
posteriores como si fuera completamente natural. En Sartre
aparece "L'etre et le nant" hasta como ttulo de un libro. Pero
la combinacin es una muy particular. Se combinan aqu dos
expresiones que parecen no corresponder una a la otra: el infinitivo de un verbo y un pronombre indeterminado. Ms bien
se hubiera esperado: "el ser y el no ser" o "algo y nada". Qu
42
sentido tiene que en lugar del no ser (" ... no es ... ") aparezca la
expresin "la nada" y qu sentido tiene esta expresin en general? Adems qu significa para la comprensin de "ser" que
esta palabra venga a reemplazar la palabra "algo" en la combinacin con "la nada"?
En el captulo inicial de la Ciencia de la Lgica en el que
trata del ser y la nada, Hegel quiere obviamente establecer
tambin la conexin con Parmnides. El comienzo histrico es
empleado a la vez como comienzo conceptual para luego, por
medio de la dialctica entre el ser y la nada, ser llevado ms
all de s. Por eso, se puede suponer que el origen de la concepcin del ser que hace comprensible la particular combinacin "el ser y la nada" se halla en Parmnides.
11. Parmnides
Cmo entendi Parmnides -el primer filsofo que llam
la atencin sobre el decir "es"-la palabra "es"? La respuesta
correcta a esta pregunta ha de hacer comprensible cmo pudo
creer Parmnides que del sentido del "es" y de su contraposicin con el "no es" se infiere con necesidad que lo que es slo
puede ser uno, necesariamente imperecedero, inmutable y
homogneo, justo como lo que Hegel llama "el ser" al comienzo
de su Lgica. Se debe tambin al influjo de Hegel y luego a la
tolerancia historicista que le ha permitido a cualquier poca y
a cualquier filsofo una concepcin propia de Dios y del mundo y tambin del ser -por abstrusa que sea- que hasta los
aos 30 de nuestro siglo los investigadores curiosamente se
hayan ocupado tan poco de esta pregunta filosfica central del
pensamiento parmenidiano, en comparacin con otras cuestiones histricamente ms interesantes, como la conexin entre la primera y la segunda parte de su poema didctico y su
relacin con la filosofa precedente. Parece muy natural que
cuando el ser fue pensado por primera vez se lo comprendiera
en un "sentido riguroso y absoluto" (Cornford).3 Slo en la investigacin intensiva de los ltimos aos sobre Parmnides se
ha prestado una mayor atencin a las dificultades filosficas
inmanentes de la primera parte del poema y se ha preguntado
por los supuestos ontolgicos del ideario parmenidiano. Durante algn tiempo encontr favor la tesis de que Parmnides
43
44
con lo que tiene que ver es, ante todo, uno. 5 Tambin la gramtica de las dos oraciones est contra la primera interpretacin: un sujeto tcito no puede ser indeterminado, sino nicamente determinado; por eso, en la traduccin slo puede
agregarse "l" y no (como lo hace H61scher) "algo".
Con esto queda contestada la pregunta inicial y podemos
pasar a la principal: a qu alude Parmnides con "ser"? La
propuesta reciente de que Parmnides se refiere en primera
lnea al ser veritativo se ha impuesto porque parece corresponder especialmente bien a (lb);6 sin embargo, falla con respecto a (2a) -para no mencionar (2b) y no hablar tampoco
sobre los anacronismos que resultan de una tal interpretacin-7 : cuando se habla de nacer y fenecer se alude al ser en
el sentido de existencia.
Pero cmo ha podido Parmnides entender el ser en el sentido de existencia para afirmar (lb)? Kirk y Raven dicen (269 s.):
i) la tesis de la impensabilidad e indecibilidad del no ente es
evidente sin ms para el no existente, y ii) esta tesis es
tranferida injustificadamente por Parmnides tambin al ser
predicativo. Ambas afirmaciones han sido rebatidas por Owen.
Contra (ii) considera que hay que tener en cuenta que las oraciones predicativas se pueden transformar fcilmente en oraciones de existencia. Adems, en la argumentacin de Parmnides prcticamente no juegan ningn papel las oraciones
predicativas y, si lo hacen, solamente cuando transfiere lo que
ha demostrado sobre el nacer y fenecer al movimiento y a la
variacin (8.26 s.,41).8 En cambio, para la argumentacin de
(2b) no se puede hacer nada con el ser predicativo y, entonces,
hay que preguntarse qu sentido del ser se presupone en (2b)
cuando no corresponde ni al veritativo, ni al predicativo, ni al
existencial en el sentido corriente.
Pero primero tenemos que ocuparnos todava de (lb). Contra la primera parte de la tesis de Kirk-Raven ha observado
con razn Owen (loc.cit.) que el supuesto de que (lb) parece
evidente para el no existente no es correcto. En el fondo, muy
bien podemos y podan tambin los contemporneos de
Parmnides hablar de y pensar en lo que no existe. Y yo quisiera agregar: cuando una determinada teora moderna niega
esto (Russell, Quine), lo hace desde puntos de vista que no
podemos sin ms atribuir a Parmnides. Tambin hay que pensar que, como Quine ha mostrado claramente,9 una consecuen46
cia de esta teora es que no se pueden hacer enunciados positivos de existencia sobre individuos. Segn esto, las oraciones
de existencia han de ser entendidas como oraciones generales;
y esta interpretacin no va a querer nadie atribursela a
Parmnides. Finalmente, hay que tener en cuenta todava otra
diferencia que es caracterstica de la divergencia entre las hiptesis de Parmnides y de Russell: cuando Russell afirma
que no se puede hablar sino de lo que existe, para l es tambin existente lo pasado y lo futuro que, lo mismo que lo presente, existen en un determinado momento tempora1. 10 Que
uno pueda pensar en algo que ya no existe, no es para Russell
una instancia contraria. Pero para Parmnides lo sera y, por
eso, l niega el pasado, el futuro, el nacer y el fenecer. Esto
sirve para poner en claro que para lo que quera decir, Parmnides, a diferencia de Russell, no hubiera podido referirse
a ejemplos tomados del uso normal que hacemos de las oraciones de existencia (al contrario, de su tesis se concluye la no
validez de ese uso normal).
Entonces, la evidencia de (lb) slo pudo haber resultado para
Parmnides de una reflexin abstracta sobre la relacin entre
pensar (decir) y ser. Cul era esa reflexin? Tenemos que suponer que era tan sencilla que Parmnides pudo reclamar como
inmediatamente evidente la tesis de la impensabilidad del no
enteY
Antes de impugnar la posicin parmenidiana, Platn intent hacer comprensible su fuerza de conviccin por medio de la
siguiente argumentacin (Sofista, 237c-e, Teeteto l88e-l89a):
quien piensa, piensa algo (n) yeso quiere decir un ente (ov);
de esto se concluye: quien no piensa un ente, no piensa algo y
quien no piensa algo, no piensa nada, no piensa en absoluto.
Enjerga actual: de la "intencionalidad" del pensar se concluye
que todo pensar est referido a algo y esto significa al ente. El
no ente no se puede pensar.
No veo ninguna razn para dudar de que precisamente esta
reflexin que Platn ha atribuido a Parmnides fuera determinante para Parmnides mismo, y todo lo que sigue va a
apoyar esta suposicin.
Primero: a la interpretacin propuesta corresponde ahora
exactamente el frag. 3: "rO
av"ro VOETv Eanv "rE (ai ctva,
cuando, como es usual, se lo agrega directamente al frag. 2 y
cuando se lo traduce en la versin de Zeller-Burnet: 12 "Pues lo
rae
47
mismo puede ser pensado y ser". En esta oracin se dira entonces, positivamente, lo que en 2.7 es formulado negativamente: slo se puede pensar el ente. Tambin el ye en esta
proposicin correspondera exactamente, pues, como muestra
la argumentacin presentada por Platn, la evidencia de la
oracin negativa ("el no ente no se puede pensar") se fundamenta en la de la positiva ("pensar significa: pensar el ente").
Sin embargo, todo esto lo digo en condicional para mantenerme en el propsito de no concederles a las oraciones cuya construccin es discutible, un decisivo valor justificativo. Y puesto
que el frag. 3 en esta construccin slo es la reversin positiva
del 2.7, en caso necesario se puede prescindir de l.
Qu resulta, pues, de esta tesis de Parmnides para el sentido del ser? Esta pregunta se puede tambin formular: en
qu concepcin del pensar (decir) se basa la tesis y que concepcin del ser se infiere de una tal concepcin del pensar (decir)?
Parece conveniente aqu regresar de nuevo a Platn. En el
trozo citado del Teeteto ejemplifica l la relacin mencionada
entre el representar y el ente, primero en el ver, or, tocar.
Esto sucede porque lo mencionado se puede comprender ms
claramente con respecto al percibir sensorial, aun ms, como
se mostrar, en realidad slo vale para el percibir: cuando uno
oye, oye algo (o sea, un ente); no oye uno (un ente, no oye) algo,
no oye, pues, nada y, por consiguiente, no oye en absoluto. En
el percibir no hay, en realidad, sino las dos posibilidades: percibir algo o no percibir en absoluto. Pero el estado de cosas
vlido aqu -es lo que Platn quiere dar a entender- es trasladado ilcitamente a aquel representar que como decir (M'}1Ol v,
Teet. 190a, Sofist. 237d) tiene la estructura ms compleja del
aludir a algo como algo (Teet. 189d-190a, Sofist.262d);
ilcitamente, porque esta peculiar estructura trae consigo que
la negacin aqu no solamente, como en el percibir, puede referirse al representar mismo (l alude a algo, l no alude a
algo) sino que tambin puede entrar en lo que se representa
(el alude a que ... no ... ). La argumentacin parmenidiana se
evidencia como falsa con respecto al A'}1OlV: adems de la posibilidad de no pensar algo, hay tambin la posibilidad de pensar que algo no es. ov epcXaxnv (Teet.190a) quiere decir (como
nuestro "no creer") no "no decir", sino "decir que no", "impugnar".
Pero si el argumento parmenidiano se evidencia como falso
con respecto al A'}1OlV, se evidencia como falso sin ms. No en
48
Quien piensa segn (1) que x no es, alude a x como no siendo y alude entonces a un no ente (j.Ji, av), a algo que no es.
Puesto que para Parmnides (1) quiere decir lo mismo que (2),
se equipara entonces tambin la oracin
(4) "l piensa el (un) no ente"
con (2). Esta equiparacin de (2) y (4) es completamente consecuente y en s no acarreara tampoco ninguna nueva dificultad si no indujera a la tentacin de equiparar la palabra "nada"
que aparece en (2) con la expresin que aparece en (4) "el (un)
no ente". Si (4) Y (2) quieren decir lo mismo no es de entender
la palabra "nada" en (2) como expresin objetiva de "pensar",
exactamente lo mismo que la expresin "el (un) no ente" en
(4)? En este caso se va a poner tambin antes de la palabra
"nada" en (2) un artculo determinado o indeterminado y en
vez de "l no piensa nada" decir "l piensa la (una) nada". As
la correspondencia gramatical palabra por palabra de (2) y (4)
lleva entonces a utilizar las dos palabras "no ente" y "nada"
como sinnimos.
Esto es precisamente lo que ha sucedido en Parmnides: en
vez de ro J1i l/v utiliza l directamente la expresin ro J1Tl8v
(8.10; 6.2).
Es sorprendente con qu obviedad los intrpretes de
Parmnides aceptan (y tambin muchas otras personas suponen) que cuando algo no es, es "una" nada. Resulta entonces
tambin que cuando se dice de varias cosas que no son, se
tienen varias nadas? O configuran todas ellas juntas una nada,
"la" nada? Evidentemente, es tan absurdo hablar de "la" nada
en singular como en plural, porque "nada" no es ningn
sustantivo. Basta con reemplazar la palabra "nada" por las
dos expresiones "no algo" que representa y la absurdidad de la
construccin gramatical salta a la vista: "l piensa un/el no
algo".
Para comprender mejor cmo llega Parmnides a hablar de
"la" nada y a lo que alude con ese discurso, es necesario completar la reflexin lingstica que acabamos de hacer con una
intuitiva. Si suponemos que podemos -lo que Parmnides,
claro est, no acepta- pensar el no ente, cmo se podra uno
imaginar, visto desde Parmnides, ese pensar el no ente? Si el
pensar del ente se entiende segn el modelo de la percepcin
52
111. Hegel
Lo que Hegel al comienzo de su Ciencia de la Lgica dice
sobre "el ser" y "la nada" es tomado directamente de la concepcin de Parmnides y algunas de sus explicaciones se manifiestan como un comentario esclarecedor para el mismo
Parmnides. Hegel designa expresamente el pensar el ser como
"intuir [ver]". y expresamente trata del ser bajo el ttulo "Cualidad".
Especialmente esclarecedor es el nuevo trmino "el ser". Con
respecto a Parmnides se mostr que en el caso de una concepcin intuitiva era igual si el contenido del pensar se denominaba "ente" (o "algo") o "ser": ambas determinaciones resul53
tan igualmente inadecuadas para la concepcin intuitivo-cualitativa por pertenecer a la estructura del ArO~. Pero esto es
slo interpretacin. Parmnides mismo habla siempre exactamente del "ente" y que ste "es" as como lo exige el decir. Desde el punto de vista de su modo de expresin se mantiene en el
M~lV y slo en su teora se orienta por el vov.
Que Parmnides, en su modo de expresin, se mantenga en
la diferencia que se da en el M~IV aun cuando ya la ha abandonado en la teora parece obvio puesto que el "... es ... " se le
haba dado exclusivamente en el U~IV. En cambio, Hegel viene al final de una tradicin que ya hace tiempo se ha acostumbrado a hablar del vov de una overa (essentia). Por eso est
abierto al uso de un trmino adecuado a la tradicin parmenidiana (y, a la vez, a las propias intenciones sistemticas) y
orientado exclusivamente por la intuicin [visin]. Este trmino es "el puro ser".
Este trmino -"el ser"- concebido a partir de la intuicin
no debe ser confundido con su tocayo -"el ser"- entendido
como infinitivo del verbo "es", o sea, no debe ser confundido
con aquello a que ya Parmnides y temticamente Aristteles
aluden con clvaz. Se lo puede esclarecer si se tiene en cuenta
la posicin sistemtica que tiene "el puro ser" en la Lgica de
Hegel. Hegel lo introduce como trmino para aquello con lo
que debe "comenzar la ciencia" (51),14 o sea, como trmino para
"lo inmediato indeterminado" (66). Pero "el ser" como verbo
C.. es ... ) es un elemento dependiente de una oracin (juicio) y
esto significa para Hegel: algo mediato. Adems, para este "ser"
(como verbo) el adjetivo "puro" no tendra sentido.
N o obstante, a lo que Hegel alude positivamente con "el puro
ser" es justo para l mismo difcil de decir porque, como "inmediato indeterminado", "no puede determinarse contra otro"
(54). Slo con ayuda de las expresiones negativas "indeterminabilidad" e "inmediatez", provenientes de la reflexin, puede
darle al lector una indicacin de eso a que alude con "el ser", y
el lector es invitado, entonces, a denominar eso que todava
hay que pensar (si lo hay todava) despus de haber superado
toda mediacin, "el puro ser".15 Demostrar exactamente una
tal superacin de toda mediacin sera una tarea de la interpretacin hegeliana. Aqu puede bastar un procedimiento
intuitivo abreviado: uno se imagina estar mirando [intuyendo]
alguna cualidad sensible, por ejemplo, el azul del cielo. Segn
54
palabra propia: nant alIado de rien). 1) Con artculo indeterminado: decimos de cosas o acontecimientos no importantes:
"esto es una nada", lo mismo que decimos de personas sin importancia "es un nadie". Aqu, entonces, se usa la palabra como
predicado. Naturalmente, un tal predicado slo puede ser presentado por medio de oraciones predicativas negativas. 2) Con
artculo determinado: se dice, por ejemplo: "ha surgido de la
nada", o: "reduire quelquechose au nant". Este uso de la palabra "nada" es el ms cercano al de los filsofos (Cf.:
Parmnides 8.10). Pero ella slo puede ser presentada a travs del uso normal de "nada" en oraciones de existencia negativas. Lo que queremos decir cuando decimos "A ha surgido de
la nada" podemos aclararlo solamente por medio de una oracin como "A no estaba presente antes" y esta oracin refiere,
a su vez, retroactivamente a una oracin como "antes no haba nada (no algo) que fuera idntico a A". Slo si alguien lograra presentar lo que quiere decir con "la nada" sin usar oraciones negativas ofrecera una verdadera alternativa. En todo
caso, el uso fctico de la palabra "nada", sea en el lenguaje
natural, sea en el de la moderna lgica, no debe convertirse
dogmticamente en una norma. 17 La filosofa necesita, para
expresar estados de cosas sobre los cuales no se presenta la
oportunidad de hablar ni en las ciencias ni en la vida natural,
siempre nuevas palabras, pero el sentido de esas nuevas palabras o el nuevo sentido de las antiguas tiene que ser demostrado. Debe ser indicado no el uso fctico pero s el exacto uso
posible que se quiere introducir. Empezar a utilizar palabras
sin ms ni ms en la filosofa confiando simplemente en un
vago acuerdo, es completamente imposible.
Sin embargo, no es de esperar que alguien logre presentar
la expresin "la nada" de modo nuevo sin recurrir a oraciones
negativas (a menos que quiera decir algo completamente diferente que ya no tiene nada que ver con la negacin). Pues ese
alguien tendra que poder presentar, entonces, aquello a lo
que alude como algo dado en la intuicin o en una cuasi intuicin. Y es bien claro que un tal procedimiento, que era efectivamente aquello en que se basaba el pensamiento de Hegel,
sera absurdo. Lo mismo vale, quizs con menos evidencia,
para el "ser" de Hegel. La posicin, como la negacin, es un
momento estructural de la oracin y tampoco se la puede presentar como algo simple en una cuasi intuicin.
58
Iv. Heidegger
N o podemos esperar de Heidegger un mayor esclarecimiento para la comprensin de la frmula "el ser y la nada" pues
ella ya ha sido completamente aclarada por Hegel. En el primer estadio de la Lgica de Hegel encontramos la concepcin
que se gua por Parmnides y para la que la frmula, en su
curiosa combinacin, es la expresin exactamente adecuada.
Por eso, el proceder con respecto a Heidegger debe ser el opuesto: no preguntamos lo que quiere decir la frmula, sino, porque ya sabemos lo que quiere decir, podemos ver inmediatamente que no sirve para aquello a lo que Heidegger alude y
podemos preguntar por qu, sin embargo, la utiliza.
Que no es adecuada para Heidegger, se puede ver por lo
pronto y sin ms en su primer miembro. En Heidegger ya no
se encuentra ni una huella de la concepcin parmenidiana del
ser que se orienta por la intuicin. Ms an, el esfuerzo de
Heidegger para poner la pregunta por el ser sobre una nueva
base se orienta precisamente contra la herencia parmenidiana
viva todava en la ontologa tradicional particularmente en el
59
67
se le atribuye a Parmnides haber querido decir con "ser" (tambin) el "existir" de "estados de cosas" (Kahn, p. 713). Con razn arguye Mourelatos contra Kahn: "Cualquier otra cosa que pueda ser verdad del cov de Parmnides,
lo cierto es que es concebido como una entidad con (lo que llamaramos) el
estatus categorial de lo individual" (742). La propia concepcin de Mourelatos,
segn la cual el Ea,! representa un tipo especial del ser veritativo (743 s.)
slo se puede juzgar a la base de la presentacin detallada que se espera en
su libro The Route of Parmenides de prxima aparicin.
8 La manera directa en que Parmnides realiza esta transferencia muestra que l entiende el cambio simplemente como un modo de nacer y fenecer,
o sea, que ha entendido verdaderamente las oraciones predicativas como
oraciones de existencia (aun cuando naturalmente no lo haya formulado
as).
9 Cfr.: Quine, "On What There ls" en: From a Logical Point ofView, pp.
1-19.
10 Cfr.: Russell, Logic and Knowledge, p. 248.
11 Aqu me separo de Owen quien, a la base del frag. 6.1 s. que es
gramaticalmente discutible, trae una complicada argumentacin modal para
(lb) (p.94). Parece muy dudoso que se pueda entender como una expresin
estrictamente modal Eon con infinitivo, que traducimos "puede".
12 Esta construccin de la oracin (y la correspondiente de 6.1 s.) es la
preferida en la tradicin inglesa. En Alemania, desde Reinhardt suprimida
y hasta olvidada, ha sido sostenida y defendida det alladamente de nuevo
por Hiilscher, cfr.: 1956, p.392 s ., 1968, pp. 94-96. En el ltimo tiempo se la
ha vuelto a impugnar fuertemente, cfr.: Mansfeld, p. 63 ss., Kahn, 721 s.
Como argumento ms importante en contra se hace referencia al paralelismo con 8.34 y tambin con el frag. 16. Con respecto a 8.34 es verdaderamente la interpretacin ms probable aquella que ve en el verso una identidad
entre pensar y ente, pero esta afirmacin aclaradora de Kahn (p.722) corresponde -justamente en la justificacin que da Kahn- slo en el contexto del frag. 8 y es muy posible que el frag. 3, cuando estaba en un lugar
anterior en el poema, tuviera otro sentido del que tiene en 8.34.
13 Posiblemente se tendra que leer 0/lOLOV (8.22) como adverbio en la
manera en que lo hace Owen (p. 92 s.).
14 Los nmeros de pginas se refieren a la edicin de Lasson en la
Philosophische Bibliothek.
15 Cfr.: D. Henrich, "Anfang und Methode der Logik", en Hegel-Studien ,
Suplemento 1 (1964), pp. 19-35, especialmente p. 28 s.
16 Entonces un contenido sin contenido? No es una contradiccin? Ciertamente. El reproche no se dirige a la interpretacin sino a lo interpretado.
17 Carnap, en su crtica al discurso de Heidegger de "la nada "
("berwindung der Metaphysik durch logische Analyse der Sprache",
Erkenntnis JI (1931, pp. 219-241, especialmente pp. 229-231) ha supuesto
dogmticamente un determinado lenguaje, el de la logstica, como norma
absoluta para el sentido o la falta de sentido. Sin embargo, su crtica aciert a
el punto esencial.
18 Cfr. el panorama de la discusin en Henrich, loe. cit.
19 Esto ciertamente no sera permitido si Heidegger despus dijera toda-
68
69
La existencia en el espacio
y el tiempo
Durante muchos siglos y desde el comienzo mismo de nuestra tradicin filosfica, se crey que el problema ms general y
ms fundamental de la filosofa era: qu es o qu queremos
decir con "ser"? Y se pens que el ncleo del problema era la
pregunta por el ser de las substancias o de los individuos. En
pocas recientes esta concepcin tradicional de la ontologa ha
recibido golpes aparentemente devastadores, tanto con respecto al problema filosfico ms general-el problema del sercomo a lo que se considera cuestin central de este problema
-el ser de las substancias.
En lo que se refiere al problema general del ser, la opinin
comn hoy da es que no existe un tal problema y que la creencia en l se ha basado en una simple ambigedad de la palabra indoeuropea "ser". Puesto que hoy no me voy a ocupar de
este problema, permtanme hacer solamente la observacin
de que creo que esta reaccin ha sido demasiado apresurada.
Como ha mostrado Charles Kahn en su reciente y profundo
estudio sobre los usos del verbo ser en el griego antiguo, l existe realmente un uso del verbo ser que puede servir de indicio
para aquello a que aluden los filsofos cuando hablan del problema general del ser. Es el uso del verbo ser que Aristteles
llam bv ~ A1Jt)~ y que Kahn llama el sentido veritativo de
"ser", el uso que hacemos del verbo ser en expresiones tales
como "as es", "es el caso que ... "; el significado de este uso de
"ser" se determina por su contraste con "parecer ser".
El problema del ser veritativo en una terminologa que nos
es ms familiar es el problema de la forma asertrica de la ,
( 71
mentalmente de la misma manera que los enunciados generales de existencia. Una afirmacin del tipo "el diablo existe" ha
de ser entendida como si dijera "entre todas las cosas hay una
y slo una que es un diablo". Que tambin esta explicacin es
la nica correcta se puede ver considerando las condiciones de
verdad de tal oracin y cmo haramos para determinar si tal
oracin es verdadera.
Ahora bien, parece derivarse de esta teora moderna de la
existencia que la concepcin tradicional del ser absoluto -el
ser que es el ser de un individuo- tiene que ser desechada.
Esto ha sido expresado a menudo y se lo puede comprender
fcilmente al considerar que la combinacin del cuantificador
de existencia con un trmino singular resulta sintcticamente
absurda. Los enunciados de existencia en los que la existencia
es definida por el cuantificador de existencia, son esencialmente enunciados generales. Para citar a Russel: "As que los
individuos que hay en el mundo no existen o, ms bien, no
tiene sentido decir que existen y tampoco lo tiene decir que no
existen".3 Aparentemente, la mayora de los filsofos analticos que han escrito sobre el tema de la existencia, han pensado que con el ser de los individuos nada importante se ha perdido; que esto ha sido solamente una idea confusa de la
ontologa tradicional. Por qu no va a ser suficiente usar la
palabra "existe" cuando hablamos de individuos en general, y
usar, en el ltimo anlisis, cuando hablamos de un individuo
en singular, un pronombre personal o demostrativo, y listo? Se
podra tambin argir que aun suponiendo que sintcticamente
tiene sentido decir "esto es", el "es" es una adicin vaca. Pero,
a pesar de que Moore pudo hacer algo con l,4 yo pienso que
este ejemplo est mal escogido; pertenece a un perodo de la
filosofa en que se pensaba que los objetos reales primarios eran datos
sensibles. Tomemos, en vez de ste, un ejemplo de la vida corriente, la pregunta de Hamlet "ser o no ser". Aqu la especie
de ser a que se refiere es el ser de un individuo que dura en el
tiempo y con respecto al cual tiene sentido decir que el individuo existe durante tal y tal perodo de tiempo, que cesa de
existir y que ya no existe.
Ahora bien, era precisamente a esta nocin de ser temporal
a la que se aluda con el ser de las substancias en la tradicin
aristotlica. Para Aristteles, estar vivo es una especie de ser.
"En el caso de cosas vivientes" -dice en De Anima- "ser es
74
75
1
No vaya abordar el problema de la existencia temporal directamente, sino que comenzar con un problema que, en mi
opinin, est ntimamente conectado con ste y que, en contraste con l, ha recibido mucha atencin en la literatura reciente. Me refiero al problema de cmo nos referimos a individuos en el espacio y el tiempo, a aquellos individuos que
Strawson ha llamado particulares. Parece plausible que la pregunta por lo que significa ser para un individuo no es independiente de la pregunta por cmo podemos hablar de ello. Adems, desde el puro principio podemos decir que ambos problemas tienen algo en comn, en tanto que en ambos casos la
moderna teora de la existencia ha tendido a reemplazar lo
76
funcin de identificacin no puede ser ejercida por un enunciado existencial. Un enunciado existencial, aun un enunciado existencial singular, es esencialmente un enunciado general acerca de todos los objetos y, por consiguiente, no puede
por s mismo ejercer la funcin de capacitar al oyente para
identificar el objeto al cual se refiere el hablante.
La teora de la referencia por identificacin es el nuevo punto
importante que ha trado Strawson; es aqu donde l dice algo
ms que Russell y, por lo tanto, es aqu donde est la cuestin
real. Strawson mismo parece haber pensado que esta cuestin
donde Russell dice demasiado poco es idntica a la otra donde
Russell ha dicho demasiado. Yo pienso, sin embargo, que podemos ver que las dos cuestiones son realmente independientes una de otra. Segn ambos filsofos, en un enunciado descriptivo est envuelta una exigencia existencial que, de acuerdo con Russell, es afirmada y, de acuerdo con Strawson, es
meramente implicada; fuera de eso, segn Strawson, la frase
descriptiva tiene adems una funcin de identificacin. Que
las dos cuestiones son independientes se puede ver por el hecho de que alguien puede sostener que la frase descriptiva sirve para identificar y asimismo incluye una asercin explcita
de existencia. Si esto es verdad, podemos olvidarnos de lo que
algunos han considerado el tema de discusin entre Strawson
y Russell y concentrarnos en el problema principal.
Nuestro prximo paso ha de ser obtener una mejor comprensin de la funcin que, segn Strawson, falta en la teora
de las descripciones. Cmo realiza una expresin lingstica
la funcin de identificar aquello de lo que se est hablando?
Aqu podemos utilizar la declaracin ms completa que da
Strawson posteriormente en Individuals. Un particular, dice
ah, puede ser identificado ya sea localizndolo directamente
por medio de una expresin demostrativa o "mediante una
descripcin que lo relaciona de modo inequvoco con otro particular que puede ser identificado demostrativamente".6 Entonces, el elemento demostrativo del lenguaje es lo esencial
para la identificacin de particulares y es lo que falta en la
teora de las descripciones. Si vamos a hablar de un particular
particular tiene que ser, directa o indirectamente, por medio
de un demostrativo.
Ahora bien, es claro que Russell mismo no sostiene que la
teora de las descripciones pueda dar cuenta de la manera en
que hablamos de particulares. Hay, de acuerdo a l, tambin
79
81
que encontramos en Quine. Quine ha afirmado slo el carcter de imprescindible de los trminos singulares como una posibilidad terica. Pero ahora vemos que la nica cosa que es
imprescindible para la precisa funcin que Strawson ha presentado es el enunciado existencial inequvoco.
Parecera entonces que la aceptacin tcita de Strawson a
la crtica de Quine a su artculo de 1956, combinada con su
propia demostracin del papel fundamental de ciertas oraciones existenciales para la funcin de identificacin, ha decidido finalmente el asunto en favor de la teora de las descripciones y contra Strawson.
No obstante, puede ser que este resultado negativo no sea
fatal para el pensamiento que le sirve de base a Strawson, o
sea, que el identificar un particular no puede reducirse a decir
que de todos los particulares slo uno de ellos tiene ciertas
propiedades. La distincin que Strawson tiene en mente puede no ser como la present, o sea, una distincin entre trminos singulares y enunciados existenciales, sino entre dos clases de enunciados existenciales. Ahora que hemos visto que la
funcin de identificacin se basa, en ltimo anlisis, en ciertos enunciados existenciales, el paso siguiente ms natural es
preguntar si esos enunciados existenciales que tienen la funcin de identificacin no difieren esencialmente de otros enunciados existenciales.
Strawson ha distinguido entre identificacin directa e indirecta. Hay -yo creo- una caracterstica comn y distintiva
de los enunciados existenciales que est a la base de estas dos
clases de identificacin. Para ver esto, tenemos primero que
mirar ms de cerca la identificacin indirecta. De acuerdo a
Strawson, identificamos una cosa indirectamente "por medio
de una descripcin que la relaciona inequvocamente con otro
particular que puede ser identificado demostrativamente". En
algn sentido de la identificacin esto puede ser correcto. Pero
en el uso que hace Strawson de la palabra "identificacin" parece haber una cierta ambigedad. Un hablante -explica lidentifica algo individual para un oyente, si lo capacita para
divisar o especificar al individuo al que alude. 9 Ahora bien, las
expresiwones "divisar" y "especificar" no significan exactamente lo mismo. Podemos "especificar" algo dando una descripcin particular de ello, pero esto por s mismo no nos pone o
pone a nuestros oyentes en la situacin de divisarlo en el sen83
tido de saber cmo encontrarlo, de saber cul sera la situacin en la cual podramos decir "es esto". Ahora, si la identificacin es entendida en el amplio sentido de especificar simplemente, no habra diferencia entre identificacin y descripcin inequvoca. Si, por otro lado, es entendida en el estricto
sentido de capacitar para divisar, la caracterizacin de
Strawson de la identificacin indirecta es demasiado amplia.
Cuando alguien caracteriza una cosa de la que est hablando
como la nica que tiene la relacin R con esta cosa aqu, la
cosa no es mejor identificada que cuando l la caracteriza como
la nica que tiene la propiedad F. En ambos casos podemos
esperar la rplica: pero qu cosa es la as caracterizada o est
en tal relacin con sta aqu? N o se nos da una indicacin de
la situacin en la que podemos decir "es sta". Tal indicacin
slo es dada en el caso de una relacin espacio-temporal, es
decir, cuando la posicin espacio-temporal de la cosa a que se
refiere es identificada en relacin con la propia posicin de
uno/a. Strawson mismo ha llamado la atencin, en Individuals
sobre "el sistema de relaciones espacio-temporales" como un
sistema singular y amplio de identificacin indirecta. Sin embargo, para Strawson es slo la amplitud de este sistema de
relaciones lo que les da a estas relaciones una posicin especial entre todas las dems relaciones por medio de las cuales
algo puede ser relacionado inequvocamente con algo que es
identificado demostrativamente. La ubicacin espacio-temporal de una cosa no tiene un especial significado para la identificacin como tal. Pienso, sin embargo, que puede verse fcilmente que el sistema espacio-temporal es ms que un sistema
simplemente amplio en el que todo es relacionado inequvocamente con-esto aqu. La caracterstica importante de este sistema es que toda posicin es en s misma un potencial aqu y
ahora y, por otro lado, la identificacin de algo como esto aquy-ahora implica esencialmente su posible re-identificacin desde otra posicin como eso all-y-despus que tiene tal y tal
relacin espacio-temporal con un nuevo aqu-y-ahora. Los pronombres personales y demostrativos son todos esencialmente
espacio-temporales y su uso implica la referencia cruzada espacio-temporal con los otros demostrativos que estn sistemticamente conectados con ellos. Si esta referencia cruzada no
estuviera implicada, no tendran una funcin y, por lo tanto,
no existiran. Si no pudiramos fijar momentos temporales no
84
tendramos uso para la palabra "ahora". Entonces, si la identificacin del particular y, por eso, el particular mismo es comprendido en conexin con nuestro uso de los demostrativos,
como lo es en Strawson, tenemos que darnos cuenta de que el
sistema espacio-temporal forma un sistema de identificacin
demostrativa. Tenemos que poner atencin tambin al hecho
de que si el particular que se va identificar es un objeto material, cualquier identificacin particular demostrativa es slo
una identificacin parcial. Una completa identificacin de la
cosa a travs de su existencia significara rastrearla a travs
de todas las localizaciones que tuviera en el curso de su vida
y no sera parte de esa total identificacin enumerar cualquier predicado o relacin, por inequvoca que fuese, que fuera
verdad del objeto durante parte o todo el tiempo de su existencia.
Entonces, en el sentido estrecho de la identificacin, toda
identificacin indirecta consiste en una localizacin espaciotemporal. Por lo tanto, llegamos al resultado de que todos los
enunciados existenciales que tienen una funcin de identificacin, directa o indirecta, son de una clase, en tanto que todos ellos aseveran la existencia singular de un F en un cierto
lugar en un cierto tiempo. Si mi razonamiento es correcto, todo
el problema de la identificacin particular resulta encauzado
a la cuestin de cmo debemos comprender tal enunciado
existencial locativo-temporal.
11
Permtanme comenzar la segunda parte de mi conferencia
volviendo a tomar, en el contexto al que ahora hemos llegado,
la controversia entre Quine y el artculo de Strawson de 1956.
Voy a tratar de mostrar que la posicin de Quine puede ser
inclusive reforzada, pero que este reforzamiento conduce a una
reivindicacin no de su propia posicin sino de la de Strawson,
aun cuando no en trminos propios de Strawson. Contra el
argumento de Strawson de que los trminos singulares no son
eliminables porque los demostrativos no son eliminables, Quine
ha respondido, primero, que "este F" puede convertirse en "hay
un F que est aqu y que" y, segundo, que "aqu" puede ser
entendido como predicado. De estos dos puntos, el primero tiene
85
I
-
dor, se pierde la generalidad del operador existencial y se expresa solamente la presencia de una cosa en el espacio y tiempo identificados. Se puede responder que el operador existencial
no puede perder simplemente su generalidad; en s mismo es
general y es slo por medio de la combinacin de la restriccin
espacial y el clasificador que llegamos a un objeto. Esto es correcto, pero sera errado concluir de la generalidad que tiene,
en principio, el enunciado existencial que tenemos que tener
otra posibilidad de divisar el objeto particular. Simplemente
no la tenemos. Parece que lo mejor que podemos hacer es: "hay
un F aqu y sabiendo qu tipo de cosas son los F, aqu no puede
haber ms de los F". Una vez que hemos singularizado un objeto de esta manera, podemos, claro est, hablar de "este F" o
darle un nombre, decir: insecto nl! 1. Existir en el tiempo t 1
significa, entonces, para el insecto nl! 1 que haya en el tiempo
t 1 un espacio restringido, un sitio en el cual hay un insecto
cuya trayectoria vital puede ser trazada de modo continuo
hasta el sitio donde haba un insecto que haba sido as bautizado; y no existir en el tiempo t 2 significa para el insecto n 2 1
que no hay tal sitio. Ahora permtanme, para mayor claridad,
volver al ejemplo que di al comienzo de la conferencia: "existi Rmulo y, si existi, cundo?" La primera parte de la pregunta significa: "hubo, entre todos los objetos presentes en
algn tiempo en algn lugar, uno al que corresponde nicamente la descripcin de lo que asociamos con el nombre
'Rmulo'?" Entonces, el enunciado general de existencia contiene ya una referencia indefinida a la existencia temporal,
puesto que el universo de su discurso comprende objetos en el
espacio y el tiempo. Esta es la razn por la cual, si la primera
pregunta -"existi Rmulo?"- es contestada afirmativamente, la segunda pregunta -"cundo existi?"- sigue naturalmente y sin intervalo en el significado de la palabra "existe".
Para concluir, permtanme volver a la doctrina de la ontologa tradicional, segn la cual el ser absoluto, el ser de los
individuos es el fundamento de todo ser veritativo. Si mi argumentacin ha sido correcta, esta doctrina no es simplemente
errada (como lo pens Russell), sino tiene que ser modificada
en dos respectos. Primero, la existencia de un individuo no es
un predicado, es el hecho de que algo est presente en el espacio durante algn tiempo. Segundo, no todas las expresiones
singulares se refieren a objetos. Aquellas predicaciones que
94
95
La pregunta de Heidegger
por el ser
1. La pregunta por el sentido del ser
II. "Ser quiere decir ser del ente"
III. La pregunta por el ser
IV. Es posible un intento de salvacin?
V. El ser como mundo
VI. El ser del Dasein, ser temporal
VII. Tiempo y ser
a) El concepto griego del ser y el tiempo
b) La temporalidad como sentido del ser del Dasein
c) La tesis del tiempo como sentido del ser
VIII. "Tiempo y ser" despus del as llamado cambio de rumbo
/. '
".....
98
100
fundidades ni se abisme en sutilezas sobre lo que hay detrs del ser, sino que pregunta por el ser mismo en cuanto est
dentro de la comprensibilidad del Dasein". Se puede comprender la diferencia que hace Heidegger aqu entre el ser "en cuanto est dentro de la comprensibilidad del Dasein", o sea, en
cuanto "abierto" y en cuanto no lo est? Aqu se sugiere que el
mismo ser puede una vez estar abierto y otra vez no estarlo, y
cuando lo est, hablamos del sentido del ser. Pero no est
siempre abierto el ser, en cuanto supuestamente algo de lo
cual podemos hablar o, si esto vuelve a sonar demasiado
lingstico, a lo cual podemos referirnos? Qu puede ser, entonces -en la diferencia que aqu se hace- el presunto ser no
abierto? Para qu entonces toda la diferenciacin? Quiere
decir Heidegger, al reprochar a la metafsica no haber preguntado por el sentido del ser, que ella no ha preguntado por el ser
como por algo abierto? Evidentemente, esto sera un reproche
absurdo para todo conocedor de la tradicin desde Parmnides
y la alegora platnica del sol.
El segundo lugar, en la p. 324 s. no trae, en comparacin,
nada nuevo. Sin embargo, de acuerdo a la introduccin del
discurso de la pregunta por el sentido del ser, tendramos que
elegir entre hablar de dos cosas (sentido l y sentid0 2 ) o tener
que aceptar que con el "sentido del ser" se alude simplemente
al ser, slo que como abierto, lo que sera trivial.
No podemos avanzar de una manera tan abstracta. Slo
cuando Heidegger declara que quiere mostrar que el sentido
del ser es el tiempo, se puede comprender la triada ente-sersentido y la diferencia entre sentido l y sentid02 que resulta de
ah. Tambin resulta comprensible la relacin de esto con la
tesis de que la metafsica no ha preguntado por el sentido del
ser. Pues ahora se nos dice que lo que desde los griegos se ha
comprendido como ser ha sido la "presencia", el "presente",
pero que el "presente" slo se puede comprender a partir del
horizonte del tiempo.
Aqu vendra bien la divisin tripartita. Pues no tenemoscomo se nos sugiere en las pp. 151 s. y 324 S . - dos veces lo
mismo, aunque la segunda vez incluido "dentro de la comprensibilidad del Dasein". No es que el presente est abierto nicamente en cuanto visto en el horizonte del tiempo. Ms bien,
como presente, est esencialmente y ya desde un principio en
este horizonte y, a lo sumo, podra no ser visto por alguien que
101
se enfrascara completamente en la presencia. Y esto es precisamente lo que Heidegger reprocha a la antigua filosofa. Parece que ahora finalmente hemos dado con la pista.
Volver al final a la cuestin de si tiene realmente sentido
decir que el tiempo es el sentido del ser (y no slo que la temporalidad es el sentido del ser del Dasein, a lo que se limitan
las dos primeras secciones de SuZ). Ahora quiero limitarme
nicamente a dos observaciones:
1. Uno tiene naturalmente que preguntarse: si antes pareci tan curioso diferenciar entre sentido 1 y sentido2 , por qu
aqu -cuando se trata de presente y tiempo- parece de pronto tan natural? La respuesta es fcil. Hay palabras cuyo sentido slo comprendemos en relacin con otras palabras. As que
se podra decir que slo comprendemos el "presente" en el horizonte del "tiempo" o, de modo ms comprensible: slo comprendemos la palabra "ahora" cuando al mismo tiempo comprendemos las palabras "antes" y "despus" o "pasado" y "futuro" (las palabras de la lnea B y de la lnea A de McTaggart).l
Con esto se habra aclarado el frecuente uso heideggeriano de
la expresin "en el horizonte de". Con la diferenciacin entre
sentido 1 y sentid02 tendra Heidegger simplemente a la vista
el fenmeno de que, con frecuencia (o tendramos que decir:
siempre?), slo entendemos una palabra cuando al mismo tiempo entendemos otras. Esto le da sentido a la diferenciacin,
aunque sea casi trivial que el sentido de una palabra slo se
puede entender en relacin con el sentido de otras palabras.
2. Lo acabado de decir se muestra con especial plasticidad
en la relacin entre "presente" y "tiempo" o entre "ahora" y
"pasado" y "futuro". Cmo se puede trasladar esto a la pregunta misma por el sentido del ser que es todava independiente de esta respuesta especial? Hay que decir que para la
palabra "ser" tambin vale que su sentido slo puede ser comprendido en el horizonte de la comprensin de otras palabras?
Claro que esto es indudablemente as, a pesar de que en seguida nos topamos con la pregunta por los diferentes significados y modos de utilizacin de "ser", a lo que volver ms
adelante. Pero la palabra "ser" refiere evidentemente a varias
palabras y estructuras lingsticas. Entonces, con respecto a
ser no se puede nombrar algo determinado que parezca tener
tanta relevancia como el tiempo con respecto al presente. As
pues llego al resultado de que Heidegger ya ha planteado su
102
Lo malo es, otra vez, que Heidegger no ha visto esta situacin crtica. Naturalmente, cuando es absolutamente imprescindible, se pueden intentar construcciones en las cuales se
refieran al ente tambin modos de utilizacin del "es" en las
que no se expresa un ser del ente. As que se puede decir que
en la frase "es que llueve" el "es" se refiere al estado de cosas o
al hecho de que llueve y esto es tambin ente. Ms difcil sera
en la frase: "hay unicornios", "los unicornios existen/son". Pero
para qu tal contorsin? Por otra parte, no es en alemn a
diferencia del griego, "Seiendes" [ente] una curiosa expresin
proveniente de la Franconia que da la impresin de artificial?
Es, entonces, claro a lo que supuestamente se alude con "ser
del ente"? Lo ms probable sera que se alude a la existencia
de una cosa; sin embargo, luego se habla tambin del "que es"
[Dass-sein] y del "qu es" [Was-Sein]. Pero es as? Tomemos
el ejemplo que da Heidegger en la p.4: "El cielo es azul". A
qu ente se refiere el "es"? Al cielo o a aquello que se mienta
con "azul"? O a ambos? Pero, entonces, es aplicable todava
la tesis del ser del ente?
Se puede, por consiguiente, decir resumiendo que al menos
no es natural creer que todo "es" corresponde a un ser del ente.
Sin duda, hay aqu un punto crtico. Y no se ve qu pueda
haber a favor de la orientacin por el ente, fuera del continuar
atado a la tradicin aristotlica.
As que parece lo ms conveniente abandonar la direccin
del ente y seguir hablando slo del ser. Quien, por cualquier
razn, quiera mantenerse aferrado al ente, puede hacerlo; esto
no cambia nada con respecto a lo que sigue. Pues una parte de
las ambigedades que, como veremos, pesan sobre el discurso
del ser, se encuentran luego tambin en el discurso, bien poco
claro, del "ente".
el sentido del pros hen) los cuatro significados de ser mencionados atrs. Combates de retirada a este respecto hemos efectuado tanto yo mismo, en diferentes maneras en el citado artculo (pp. 38-41), como Charles Kahn. 2 Yo considero ambos intentos como fallidos y, con respecto a Kahn, puedo referir a mi
resea crtica. 3 Se llega entonces al veredicto: el discurso de la
pregunta por el ser -cuando se toma "es" como nombre colectivo de las utilizaciones del "es" (y, de todos modos, cuando se
une esto con la tesis de que todo comprender es comprensin
del "es")- no tiene sentido.
Iv. Es
p~sible
un intento de salvacin?
En el artculo antes mencionado tena yo la idea de que quizs la palabra "no" tiene la amplitud y unidad que no tiene la
palabra "es". Por eso, sent la tesis: se da "el verdadero tema
de una reflexin universal" al que alude Heidegger, pero "en
el lenguaje slo es accesible en el reflejo de la negacin" (p.39).
Con ello crea tener en cuenta las verdaderas intenciones, no
slo de Heidegger, sino de toda la tradicin ontolgica, porque
sta -desde Parmnides, pasando por Hegel, hasta Heidegger- haba visto siempre en conjunto "ser" y "nada". Se pensaba que "ser" quera decir posicin (explcitamente en Kant, ver
cap. 1, p. 36) y que lo que significa posicin se muestra en la
confrontacin con la negacin. Adems, que la crtica que hay
que hacer valer contra las reducciones ontolgicas artificiales
de las oraciones simples no vale para esta nueva concepcin,
ya que todas las oraciones elementales permanecen como son
y slo se indica que todas son negables. Y que lo mismo vale
para las oraciones de existencia que difcilmente se pueden
reducir a oraciones copulativas o poner con stas bajo un punto de r eferencia.
De todos modos, el intento resulta completamente fallido,
lo que entonces no poda ver por mi falta de conocimiento de
Frege. Al respecto es conveniente recurrir a un esquema de
anlisis semntico que se encuentra muy claro en Speech Acts
de Searle (2.1). Se afirma en l que gran parte de una lengua
puede estructurarse de tal manera que todas las oraciones
tengan la forma M(P) (el estilo indirecto -"contextos
intensionales"- produce una complicacin que, sin embargo,
107
uno de esos significados de ser. Entonces podra ser recomendable decir que el ser veritativo pertenece a M y sta es la
concepcin que yo defend en las Vorlesungen. Pertenezca o no
a M (y vamos a ver inmediatamente que no es este el caso), se
diferencia gramatical y sintcticamente de los significados de
ser que pertenecen simplemente a P. Si seguimos suponiendo,
por lo pronto, que el ser veritativo pertenece a M, sera lo ms
conveniente decir que la posicin o afirmacin que est en M,
por ser amplia, es la ms cercana a lo que Heidegger alude con
"ser". La amplitud de este ser (pero justamente de uno especial) se podra subrayar diciendo que el "es as" se puede pensar como flexionable en todos los modos: es as, sea as, etc. y,
entonces, se podra decir igualmente que, si bien, el "no" no es
el reflejo del ser, el ser que se expresa en el momento afirmativo (M) (o sea, el veritativo) est esencialmente relacionado con
la negabilidad del contenido proposicional.
Anthony Kenny ya me haba sealado, inmediatamente
despus de la publicacin de las Vorlesungen, que es falso considerar el as llamado ser veritativo como perteneciente a M y
es, en realidad, suficientemente claro que cuando la negacin
no puede referirse a M, no se puede considerar M como ser
veritativo, pues todo "es as" etc. es, claro est, negable, lo
mismo que el "es verdad" antepuesto a una oracin (el nombre
del ser veritativo proviene de que esas dos expresiones corresponden una a otra, como lo ha visto Aristteles en la Metafsica V,7). Otro argumento es, naturalmente, el que entonces me
hizo presente Kenny: que el "es as" lo mismo que el "es verdad" pueden aparecer en conexin con una parte proposicional
de la oracin que no contiene ningn momento afirmativo (como
en una oracin: si. .. as). Por consiguiente, tambin este ltimo intento mo de salvar algo de la "pregunta por el ser" de
Heidegger tiene que ser considerado fallido, lo mismo que el
de 1967 que se mantena mucho ms cercano a l. Las expresiones "es as que" y "es verdad que" van a tener que ser consideradas simplemente como la ampliacin del contenido
proposicional que sirve para enfatizar y que no efectan ninguna contribucin semntica. Naturalmente, esto no cambia
nada la afirmacin hecha antes de que este ser veritativo no
pertenece al contenido proposicional normal, pero, precisamente, mucho menos a M. Tampoco, naturalmente, cambia nada
en lo esencial de la tesis que sent en las Vorlesungen (p.518),
109
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lidad. A esta segunda tesis, que tiene como conceptos centrales los de temporalidad y tiempo, volver ms tarde. Por ahora, permanezcamos en el primer punto.
N aturalmente, la razn por la cual Heidegger en SuZ introduce, ciertamente, la "pregunta por el ser" pero dice tan poco
sobre ella, est en que estas dos primeras secciones de SuZ (o
sea, todo lo fcticamente escrito) estn dedicadas exclusivamente a la pregunta por ese ser del Dasein. El paso de la pregunta por el ser como tal a la pregunta por el ser del Dasein lo
realiza Heidegger en una partida arriesgada en 2. La pregunta inicial es: cmo se puede poner en marcha la pregunta
por el ser de manera metdicamente correcta? Uno contestara: aclarando aquello a lo que se alude con "ser" o con "es", o
sea, recurriendo a un determinado comprender del Dasein.
Con ello hubiera llegado tambin, sin duda, a la comprensin
del Dasein de su propio ser, pero slo como una entre otras.
No as Heidegger! Pues, como vimos, l no vea la necesidad
de plantear la pregunta previa por aquello a lo que se alude
con "ser" o "es". Para l la respuesta a esto estaba ya dada: ser
es el ser del ente. Y entonces ah comienza la reflexin metdica en el 2: si ser es ya siempre ser del ente, lo "consultado"
cuando preguntamos por el ser, es siempre en primer lugar el
ente al que tenemos que preguntar por su ser. Por lo tanto, lo
nico que hay que aclarar al comienzo, desde el punto de vista
del mtodo, es a qu ente dirigimos la pregunta inicial. La
premisa siguiente que aqu se presupone, que en la pregunta
por el ser -o sea, la pregunta general por el ente como ente
cuando ella es as entendida- tenemos que partir de un determinado ente, no es ni siquiera indicada con una palabra y
mucho menos fundamentada.
Claro est que podemos prescindir de todo esto y tomar la
pregunta por el ser del Dasein en su derecho propio. La tesis
que a Heidegger le interesaba ante todo, mostrar que este ser
(como ser!) deba ser entendido diferentemente al ser de los
otros entes, me parece errnea y tampoco se la fundamenta de
ninguna manera. Lo nico que Heidegger ha mostrado es que
este ente tiene una relacin con su ser (y, as, igualmente con
otros entes y con el mundo) y que, por eso, lo que tradicionalmente se entiende como autoconciencia puede ser comprendido en forma nueva. En mi libro Autoconciencia y autodeterminacin me he ocupado de este razonamiento que me
115
sigue pareciendo muy fructfero. Pero que de aqu se infiera que el ser de este ente qua ser es otro, es algo que no he
podido ver.
Sin embargo, sigamos o no a Heidegger aqu, en todo caso
se puede decir que al abordar de esta manera el ser, o sea, la
existencia del Dasein (no en su sentido sino en el tradicional),
l ha sealado una utilizacin general del "es" que en la comprensin precedente estaba completamente sin aclarar. l l Doy
sencillamente por sentado aqu (en lo que no todos los lectores
me van a seguir) que el concepto de existencia en general, en
el sentido del operador de existencia, ha sido aclarado, y hay
naturalmente tambin oraciones existenciales referentes a
individuos que son comprensibles sin ms 12 (como "mi mujer
no existe" dicho por un profesor al que su husped le entrega
flores para su mujer). Pero hay un discurso de la existencia
individual que no es reducible al operador de existencia (en
todo caso, en el sentido corriente) y del que, sin embargo, no
podemos prescindir. Me refiero a oraciones como "existi desde tal hasta tal fecha". Tales oraciones no pueden ser reducidas simplemente a oraciones con "vivir", pues tambin de un
objeto sin vida se puede decir: comenz a existir en tal y tal
fecha y dej de existir en tal y tal fecha. Este sentido de "existencia" merita ser esclarecido y necesita especialmente serlo
cuando se acepta y se quiere proseguir la parte sostenible de
la tesis de Heidegger de que el ser humano se comporta con su
ser, pues este ser es un caso de ese existir o vivir individual.
Cuando yo caracterizo este ser como temporal, est claro que
eso no tiene nada que ver con la tesis heideggeriana de la "temporalidad" del ser, sino quiere decir simplemente que se trata
del sentido de existencia que se entiende de modo semejante
al de vida (de - hasta). He intentado esclarecer este concepto
de ser en mi artculo "La existencia en el espacio y el tiempo"
(cap. 3), pero he llegado a un callejn sin salida.
Considero la tesis de originariedad como claramente refutada. Pero en lo que sigue, podemos inclusive dejar esto abierto. Para poder apreciar la tesis -planeada para la 3 seccindel tiempo como sentido del ser -todo ser-, basta preguntarse qu se puede inferir en general de lo mostrado sobre la temporalidad particular del Dasein acerca del sentido del ser en
general. A primera vista, nada. Pues a travs de la as entendida temporalidad tendra que distinguirse precisamente el
ser del hombre del de todos los dems entes. A esto, sin embargo, contestara Heidegger: cierto, el ente slo puede tener
su tiempo natural, pero su ser -en tanto que es lo que est
"en la apertura del Dasein"- tendra que ser afectado y hasta
determinado por la temporalidad de esa apertura, de modo
que entonces se podra decir: el sentido del ser es el tiempo.
119
tamiento plano y esttico, y se profundiza este desocul-tamiento esttico (pura presencia) hasta un des-ocultamiento mvil,
de tal manera que el ente es experimentado como saliendo
hacia nosotros del ocultamiento al desocultamiento y volviendo a retirarse en el ocultamiento, parece haberse logrado ei
traspaso de la movilidad de la temporalidad del Dasein a la
apertura del ser del ente. Y de acuerdo con el cambio de rumbo, se tendra incluso que decir: al Dasein le viene su movili-,
dad slo de la movilidad del ser, del tiempo entendido como'.,
sentido del ser. 13
Por eso, ahora se entiende tambin que Heidegger, cuando
de ah en adelante dice que la "metafsica" ~e dirige solamente
al ente como ente y no al ser mismo y a su sentido, y que ella
se encuentra en un estado de "olvido del ser", haga siempre de
nuevo hincapi especialmente en que la metafsica es ciega
con respecto a la "verdad del ser", lo que significa, con respecto a su "des-ocultamiento" .14 Adems, ahora se puede decir tambin: la dimensin abierta de donde sale el ente del ocultamiento y regresa a l, es el mundo. Y entonces, Heidegger puede establecer ahora una relacin entre mundo, des-ocultamiento y tiempo. Este conjunto representa al ser que en SuZ haba
sido avizorado en la pregunta por el sentido del ser y que no
haba sido visto por la "metafsica", que haba sido "olvidado"
por ella.
El punto decisivo de esta concepcin es naturalmente la tesis de que lo que haba sido indicado como movilidad del Dasein;:
(temporalidad del Dasein) puede ser entendido tambin como
movilidad del ser. A m me parece que esto slo se puede negar. El referirse-a del Dasein es un fenmeno sui generis. La
manera en que Heidegger lo presenta se puede entender como
una ampliacin del pensamiento husserliano de la intencionalidad
(y as es visto tambin por Heidegger), una ampliacin tanto
en direccin del mundo como en direccin de la temporalidad.
Pero no tenemos ninguna posibilidad de ver, por decirlo as, el
reflejo correspondiente del lado del ser del ente. Esto se muestra de la manera ms clara en las palabras que tiene que emplear Heidegger para describir ese supuesto reflejo correspondiente, que son expresiones como "salir de", "venir hacia nosotros", etc., palabras todas que claramente aluden a un proceso, un desarrollo, o sea, algo que tiene lugar en el tiempo que
Heidegger llama vulgar.
12~
a ser sustituto de la tica. Aunque el tardo Heidegger, que conjura la suave serenidad como verdad del ser, se vuelve a alejar del
fascismo -una posicin que no solamente deja afuera la responsabilidad, la libertad y la verdad, sino que las reemplaza por otra
cosa- permanece siempre propenso al fascismo. Pero este aspecto humano existencial no era el tema de este artculo. Se trataba slo del esclarecimiento terico interno de la as llamada
pregunta por el ser. Sin embargo, sera todava ms importante
preguntar: qu motivos han conducido por este camino a un
pensar tan fuerte y, no obstante, tan poco limpio, y cmo ha podido tener un efecto tan fuerte a nivel mundial? Pero esta pregunta de crtica cultural que va al fondo del asunto slo puede
ser adecuada cuando no se hace desde afuera (como sucede tan
frecuentemente), sino que comprende la problematicidad terica interior, pues es precisamente esta fragilidad interna (y no
simplemente una tendencia general hacia la metafisica y la mstica) lo que ha de comprenderse y, yendo al fondo, preguntarse.
Notas
Cfr. al respecto: P. Bieri, Zeit und Zeiterfahrung, Frankfurt 1972, p.15 s.
Ch. Kahn, The Verb "Be" in Ancient Greek, Dordrecht 1973, cap. 8.
3 "Die Seinsfrage und ihre sprachliche Grundlage", p. 90 del original alemn. Artculo no incluido en esta compilacin en espaol.
4 Cfr.: 'fugendhatJWolf, Propddeutik 12.3.
5 El caso particular de la as llamada negacin externa (Searle, Speech
Acts , 2.4) no es una objecin, pues las oraciones asertricas e imperativas
ms simples no tienen negacin externa, y las expresiones performativas,
que permiten una negacin externa, dependen semnticamente de las correspondientes oraciones sintcticas que, por su parte, no permiten ninguna negacin externa.
6 Ms tarde ya no. Cfr. mi libro: Der Wahrheitsbegriff bei Husserl und
Heidegger, pp. 399-402.
7 Cfr.: Wegmarken, p.10l.
8 Con respecto al concepto de mundo de Heidegger y tambin a la relacin ser-mundo, cfr. mi libro Der Wahrheitsbegriffbei Husserl und Heidegger,
p.274 s. con la nota II y la mencin de los pasajes en el texto de Heidegger.
9 Wittgenstein, Vortrag ber Ethik, Frankfurt 1989, p.14 s.
10 Cfr. su artculo: "Empiricism, Semantics and Ontology", Reuue
Internationale de Philosophie 4 (1950), pp.20-40. Un intento de interpretacin ha hecho R. Zimmermann en su libro Der "Skandal der Philosophie"
und die Semantik, Friburgo 1981.
11 Naturalmente Heidegger se defendera contra esta interpretacin. El
tiene que rechazar, por su tesis de la completa diferencia entre existencia
(en su sentido particular) y ser a la vista, que es posible hablar de un gnero
1
124
VERDAD
5
Acerca de la relacin
entre ciencia y verdad
La ciencia, como la conocemos dentro de la tradicin europea, fue determinada por primera vez al comienzo de su historia por Aristteles como una actividad humana especial y
diferente de cualquier otra, al caracterizarla como teora. Mientras en la vida humana, en el obrar y producir, en la rcpa;u; y
en la rxv71, normalmente se trata tambin de la verdad, pero
no slo y no en primer lugar, la teora se constituye cuando el
inters por la verdad existente en el ser humano, pero en general subordinado, se independiza: para la teora y para la
ciencia entendida como teora se trata de la verdad y slo de la
verdad. 1 Esta determinacin ha seguido siendo decisiva. Pero
se podra preguntar: es aplicable todava a la ciencia de hoy?
La relacin entre ciencia y verdad se puede cuestionar desde distintos puntos de vista. En primer lugar, se suele decir
(especialmente en Alemania): sin duda en la ciencia se trata
de la verdad, pero slo de una muy precisamente determinacl<i; la autntica, la profunda verdad es otra: la filosfica, la
religiosa, la existencial; o, prescindiendo de una tal valoracin, se seala el hecho de que hay tambin otros modos de
verdad: la verdad de la vida diaria, la verdad del arte, etc.
Esta problemtica de la limitacin del concepto cientfico de
verdad va a ser dejada de lado aqu. En segundo lugar, se suele decir: sin duda en la ciencia se trata de la verdad, pero puede
la ciencia lograrla? Y si puede cmo? Tambin esta cuestin
de las posibilidades y mtodos de la verificacin va a ser excluida aqu. La cuestin que se va discutir es ms sencilla.
Ella pone en duda lo que las dos anteriores todava presupo127
nen: que en la ciencia se trata exclusivamente o al menos primordialmente de la verdad, aunque sea slo de una determinada verdad.
Esto, en todo caso, tiene que ponerse en duda cuando, como
es usual, se entiende como verdad, en el sentido de la teora
tradicional de la adecuacin, la correspondencia de un enunciado con la cosa. En efecto, por ejemplo de una tesis de ciencia natural se exige que sea cierta, que sea verificable experimentalmente, pero eso slo no la convierte en una tesis de
ciencia natural; se le exige tambin que exprese una conexin
funcional general, una ley, y que est deductivamente coordenada con otras tesis verificables. Tambin de una tesis de ciencia social se espera, obviamente, que sea cierta, que se la pueda comprobar con respecto a sus fuentes, pero slo por eso no
se va a estar dispuesto a calificarla de tesis cientfica; se le va
a exigir que est en cierta conexin con otras tesis y que tenga
relevancia. As y todo, a la verdad le corresponde todava un
papel sealado en la ciencia, ya que en sta vale como norma
incondicional la verificabilidad de todos los enunciados; pero
ella oficia slo como conditio sine qua non, como puro medio
dentro del cual ha de realizarse el autntico objetivo que consiste en establecer determinadas conexiones. Entonces, en la
ciencia se trata efectivamente de la verdad, pero no slo de la
verdad; alIado de la verdad viene, como segundo y ms decisivo punto de vista, el aspecto de la conexin y la unidad.
Este punto de vista de la unidad ha sido tenido en cuenta
siempre en la teora cientfica y de una u otra manera ha estado vinculado con el punto de vista de la verdad, pero ms o
menos desde comienzos del presente siglo, por diferentes razones y especialmente bajo la impresin del aumento de la
complejidad y de la funcin intermediadora de las ciencias
modernas, comenz a tener ms fuerza y lleg a una franca
contraposicin con el punto de vista de la adecuacin. Ha habido hasta intentos de transferir la palabra verdad al otro aspecto y suprimir totalmente la cuestin de la adecuacin. Tal
es el caso en la as llamada teora de la coherencia, segn la
cual la verdad consiste en la coherencia interna, o sea, en que
no haya contradiccin en un sistema de proposiciones. Esta
teora, naturalmente, no slo es absurda para la ciencia emprica, sino contradice tambin la comprensin natural de la
verdad, en la que debe apoyarse finalmente toda explicacin
128
1
En la teora de la adecuacin se tematiza la correspondencia entre el enunciado y la cosa slo unilateralmente, con la
mira puesta en el enunciado. En cambio, ahora se puede pre131
con el concepto formal de verdad desarrollado hace un momento. Pues en tanto que ella tiene que transgredir el mundo,
precisamente para conocerlo en su autntica mismidad, ya no
lo conoce como l mismo es dado, sino que lo modifica. Pero si
es as que para la ciencia slo se trata de la verdad, ambos
aspectos -el "ser s mismo" ESelbstsein] y la "mismidad"
ESelbigkeit]- son obligantes para ella. Esta peculiar divergencia en el concepto mismo de verdad ha sido, por eso, muy
productiva en la historia de la ciencia, pues muchas veces,
cuando se hizo consciente que una ciencia haba transgredido
el mundo de una determinada manera en vista de una
mismidad construida, el otro aspecto del concepto de verdad
motiv el desarrollo de una nueva ciencia.ID En este sentido
puede entenderse, por ejemplo, el distanciamiento de
Aristteles con respecto a Platn, la constitucin de las ciencias sociales "concretas" frente a las ciencias naturales "abstractas" en el siglo XIX y de la fenomenologa contra las ciencias objetivas en el siglo xx. 11 La tesis de que en la ciencia slo
se trata de la verdad no tiene, entonces, de ninguna manera el
sentido ingenuo de que hubiese de suyo algo como lo verdadero ("las cosas mismas") y que la ciencia slo tuviera que apoderarse de ello. No hay "lo verdadero", pero tenemos un concepto -si bien complejo- de verdad, y precisamente los puntos de vista ms fundamentales que llevan a la ciencia a su
asunto por medio de una construccin, son (cada vez diferentes) aspectos de ese concepto.
En Platn, el concepto unitario de verdad (ser s mismo: mJr
ro av) y necesidad (mismidad: (ara ra'V ra (al dJ(J"arQ)~ EXOV)
condujo a la constitucin de un mbito propio de entes contrapuesto a nuestro mundo del aparecer perspectivstico y cambiante. La ciencia moderna, por el contrario, busca lo mismo y
lo necesario que no est detrs de las perspectivas mltiples y
cambiantes, sino que es el principio unitario mismo de sus
relaciones y modificaciones. As que precisamente en el concepto de verdad se basa el hecho de que el autntico tema de
la ciencia natural es un determinado modo de unidad que va
ms all de la verificacin individual: la conexin legal de los
fenmenos. Ni la teora de la adecuacin, ni el concepto abstracto de la verdad del ente pueden bastar para hacer
inteligible esta conexin entre verdad y ley.
133
11
Tambin los principios de unidad y de orden de las ciencias
"concretas" pueden fundamentarse en el concepto de verdad
cuando se entiende la verdad como ser s mismo. Toda ciencia
134
de legalidades -naturalmente no limitada a la ciencia natural- es esencialmente abstracta. Lo individual es para ella
slo un caso cualquiera de la ley general y las relaciones concretas en que est le son indiferentes. Incluso la visin de la
unidad legal de las perspectivas es, en otro sentido, slo una
perspectiva. Esta circunstancia, segn la especialidad de que
se trate, deja campo para otras ciencias -naturales y, especialmente, sociales- que preguntan por las relaciones concretas de lo individual. Sin embargo, tambin en este caso se
llega a la cientificidad no por medio de la verificacin arbitraria, sino slo mediante la seleccin y la conexin, de acuerdo a
determinados puntos de vista. El tipo de unidad de que aqu
se trata, se puede determinar en su formalizacin ms extrema como relacin entre el todo y las partes, a diferencia de la
relacin entre general y especial, que es de lo que se trata en
las ciencias sociales. En stas, por medio del concepto de genuina verdad como necesidad, la ciencia es conducida a preguntar retrocediendo de lo especial a lo general como lo que
permanece igual a s mismo. En el punto de vista de la verdad
misma se origina este retroceso. Ahora bien, no se puede trasladar simplemente este esquema a la relacin entre las partes
y el todo, porque aqu el concepto de verdad no nos exige pasar
de lo individual a contextos concretos ms amplios, es ms, no
estamos obligados a tal paso cuando todava no entendemos lo
individual como parte de una totalidad. Pero en este ltimo
caso, aquello de lo que partimos no es, en realidad, la parte,
sino la totalidad, aunque vagamente entendida. Y entonces,
en esta direccin contraria es, de nuevo, el punto de vista de la
verdad misma lo que fuerza la necesidad del retroceso y determina el tipo de contexto. La totalidad vagamente dada es lo
que queremos conocer en lo que en "s misma" es y porque es
una totalidad de partes, no puede realizarse en un simple recurso al puro autodarse de lo mencionado, sino slo en un retroceso a las partes, diferenciado en detalle como sea. La determinacin de las partes y los contextos de partes que tomamos, se realiza de acuerdo a su funcin para el conocimiento
de la verdad de la totalidad. 13
Estas pueden ser evidencias aparentemente triviales pero
son evidencias con respecto a las que la teora de la adecuacin se muestra curiosamente inadecuada. Pues en tanto que
ella reconoce la verdad slo como una posible determinacin
135
III
Las dos secciones anteriores se proponan mostrar que el
concepto de ser s mismo permite comprender, a partir del concepto de verdad, tambin las conexiones que la ciencia se propo137
139
del ser dado en s mismo (con el que, claro est, no coincide simplemente) y
ha de ser diferenciado de otros modos de ser dado (indirectos, slo como
"intencin", slo como "mencin"), porque si no queda como palabra vaca.
Puesto que nuestro esbozo slo pretende una aclaracin provisional de la
palabra, no puede entrar ms en detalle en este contexto. Una determinacin concreta del concepto de ser s mismo slo puede hacerse por medio de
un anlisis fenomenolgico del ser dado en s mismo, como la ha intentado
Husserl en su teora de la intuicin sensible y categorial (VI Inu. log.). Por
eso, tambin el concepto de verdad slo puede ser determinado independientemente del concepto de verificacin mientras uno se limite (como aqu)
a una aclaracin nicamente nominal. La concepcin contraria, frecuentemente sostenida (por ej. hace poco de nuevo por W. Kamlah: "Der moderne
Wahrheitsbegriff", en: Einsichten, Festschrift G. Krger (1962),107 ss.) se
puede fcilmente impugnar (cfr.: Philosophische Rundschau 8 (1960), 138 s.).
El sentido trascendental del ser s mismo excluye naturalmente tambin la
opinin ingenua de que se puede hablar de las "cosas mismas" independientemente de nuestro correspondiente modo de acceso. Lo que contra nuestra
simple opinin la cosa misma puede ser en cada caso, est ya siempre prejuzgado por el horizonte de esa opinin. Pero la "subjetividad" y "relatividad"
del "ser en s" ("Ansichsein") no impide la diferencia entre este ser en s y la
simple opinin. La tarea de una autntica teora de la verdad sera determinar fenomenolgicamente de modo concreto el sentido de esta diferencia
con respecto a todos los modos de posible verdad.
6 Cfr. al respecto tambin: G. Jacoby:Allgemeine Ontologie der Wirklichkeit
I (1925), 552 ss.
7 La semejanza de las expresiones en alemn ("s mismo", "lo mismo") y
en otros muchos idiomas (por ej. en griego aut, taut) no debe engaar
sobre el hecho de que aqu se trata de dos estructuras diferentes aunque no
sin conexin. Se lo puede hacer claro fcilmente cuando uno se apoya en
idiomas que tienen distintas palabras para las dos estructuras, como el ingls ("self', "same") o el latn ("ipsum", "idem"). La cosa misma (verdadera)
es "res ipsa", y esta "ipseidad" con respecto a la mencin ("ser s misma"
[Selbstsein]) exige una "identidad" consigo misma ("mismidad" [Selbigkeit]).
8 Cfr.: por ejemplo Husserl, VI Inu. Lg., 10. 14b; Ideas I, 138.
9 Cfr.: Husserl, Ideas n, 18.
10 De modo ms general, el punto de vista de la compensacin en este
sentido ha sido aplicado a la historia de la ciencia por K. Grnder: "M.
Heideggers Wissenschaftskritik in ihren geschichtlichen Zusammenhiingen",
Archiu fr Philosophie (Stuttgart) n (1962), pp. 313-335, cfr. pp. 313-316.
11 Para este aspecto de la gnesis de la fenomenologa, cfr.: H. Lbbe:
"Positivismus und Phiinomenologie (Mach und Husserl)" en: Beitriige zu
Philosophie und Wissenschaft, Festschrift W Szilasi (1960), pp. 161-184.
12 Cfr.: Aristteles, Etica a Nicmaco, Z.
13 El discurso de totalidad y partes no representa, naturalmente, una
concepcin de un todo "global" u "orgnico", sino que alude a una estructura
formal universal, segn la cual todo lo que contiene "partes" (componentes o
momentos) puede ser designado como una "totalidad" (relativa). Tal "totalidad" puede ser, primero, parte de una totalidad ms amplia; segundo, pue-
140
141
El significado de la expresin
"Bedeutung" en Frege
La traduccin inglesa de la expresin "Bedeutung" [significacin] de Frege por "reference", que se ha vuelto corriente a
partir de la traduccin de Geach y Black, se muestra tan
desacertada como las anteriores traducciones "denotation" y
"nominatum". Todas ellas hacen suponer que Frege entendi.
bajo significacin de una expresin el objeto designado por ella.
Pero esto no puede ser correcto puesto que Frege habla de
significacin no slo en el caso de nombres sino tambin en el
de predicados. Es verdad que l - apoyndose en el uso entonces aceptado en la lgica- utiliza la expresin "nombre" a
menudo tambin para predicados, reservando para nombres
en el sentido corriente, o sea, para palabras que designan objetos, la expresin "nombre propio". Este uso extendido de la
expresin "nombre" no debera inducirnos a error, ya que Frege,
como es sabido, insiste en que, a diferencia de los nombres
propios, los predicados no designan objetos. En un manuscrito
publicado hace poco rechaza expresamente el uso extendido
de la expresin "nombre": "La palabra 'nombre comn' lleva a
suponer que el nombre comn se refiere tambin, como el nombre propio, esencialmente a objetos ... Pero esto es falso; y, por
eso, en vez de 'nombre comn' digo ms bien 'trmino conceptual' ".1 De modo que, aunque es cierto que segn Frege, en el
caso de nombres propios, incluyendo las oraciones asertricas,
la significacin de la expresin es el objeto designado por ella,
no puede ya estar implicada la referencia al nombre en la significacin de la palabra "significacin". Qu ha querido decir
entonces Frege con esta palabra?
143
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reconciliacin a la base de una nueva explicacin de la significacin que no presente un juicio previo con respecto a la referencia al nombre y que, sin embargo, corresponda plenamente
al descubrimiento de Frege de que hay un nexo funcional entre el objeto de un nombre propio y el valor de verdad de una
oracin.
Parecera que no hay nada ms fcil que una tal explicacin. La semntica moderna ya posee un terminus technicus
para la palabra "significacin" que no presenta ningn juicio
previo con respecto a la referencia al nombre: el trmino "extensin". Hablamos de la extensin de nombres y de proposiciones (y de predicados) sin implicar necesariamente que la
extensin -excepto en los nombres- sea un objeto. Con esto
parece que hemos logrado la solucin del problema: la significacin de una expresin es su extensin. 5 Aunque segn mi
opinin esta respuesta seala en la direccin correcta, todava
no es satisfactoria, ya que la expresin "extensin" se define
diferentemente con respecto a lbs nombres y a las oraciones (y
tambin a los predicados). Entonces, dos oraciones tienen exactamente la misma extensin cuando tienen el mismo valor de
verdad; dos nombres tienen exactamente la misma extensin
cuando designan el mismo objeto. La expresin "extensin" es
usada en ambos casos por la misma razn que llev a Frege a
usar precisamente en esos casos la expresin "significacin".
Pero mientras Frege dio una respuesta a la pregunta por lo
que tienen en comn, la expresin "extensin" no suministra
ninguna respuesta alternativa, sino que deja la pregunta abierta. Entonces, nuestro problema se puede formular as: en qu
consiste lo comn de la extensin de nombres y oraciones? Se
puede encontrar una definicin unitaria de "extensin" que no
presente un juicio previo sobre la referencia al nombre?
Partamos del modo en que el propio Frege introduce la expresin "significacin" para las oraciones. El escribe en SB (p.
148 s., [32 s.]):
Tiene una oracin como totalidad quizs slo sentido y no significacin? En todo caso, se podra esperar que se den tales oraciones, lo mismo que hay partes de oraciones que tienen sentido
pero no signicacin. Y de este tipo sern las oraciones que contienen nombres propios sin significacin. La oracin "Ulises fue llevado a tierra en !taca profundamente dormido" tiene obviamente
146
definicin general del potencial de valor de verdad de una expresin - sea un nombre, una oracin o un predicado: dos
expresiones cP y 'P tienen entonces el mismo potencial de valor
de verdad cuando --en tanto que cada una es ampliada a una
oracin por medio de la misma expresin- ambas oraciones
tienen el mismo valor de verdad. Si ponemos nombres en lugar de <1> y 'P, coincide esta definicin con nuestra primera
definicin. Volver ms tarde al caso de los predicados. Si ponemos oraciones en lugar de <1> y 'P, obtenemos el siguiente
enunciado: dos oraciones "p" y "q" tienen entonces precisamente
el mismo potencial de valor de verdad cuando -en tanto que
cada una es ampliada a una oracin por medio de la misma
expresin- ambas oraciones tienen el mismo valor de verdad. Pero como "p" y "q" ya son oraciones, no necesitan ninguna otra expresin para su ampliacin a oraciones. Por lo tanto, la aadidura "cuando ... es ampliada" es, en este caso, superflua y la definicin se reduce a la simple forma: dos oraciones "p" y "q" tienen exactamente el mismo potencial de valor
de verdad cuando tienen el mismo valor de verdad.
Es evidente que ambas definiciones de la igualdad del potencial de valor de verdad de nombres y oraciones son idnticas a las conocidas definiciones de la igualdad de la extensin
de nombres y oraciones. Pero ellas aparecen ahora como casos
de una nica definicin general de la igualdad extensional.
Por lo tanto, el concepto de potencial de valor de verdad as
definido puede ser considerado como una explicacin de la significacin alternativa a la explicacin dada por Frege mismo.
Comparemos las ventajas de ambas explicaciones. Voy a mostrar primero que la nueva explicacin es ms valiosa tambin
para la comprensin de la propia explicacin de Frege.
Para Frege, la razn para llamar "significacin" tanto el
objeto de un nombre propio como el valor de verdad de una
oracin est en lo que llam Carnap "principio de intercambiabilidad" (principle ofinterchangeability): cuando en una oracin reemplazamos una parte por otra con la misma significacin pero con diferente sentido, el sentido puede cambiar pero
no la significacin de la oracin (cfr.: SB, p.148 [32]). Frege no
ha dado una justificacin para este principio, y entre los intrpretes hay inseguridad sobre su preciso estatus. Frege establece el principio antes de decir en qu consiste la significacin de oraciones y obviamente lo utiliza justo como medio para
148
descubrir aquello en que consiste la significacin de una oracin. Por eso, el principio no parece ser una oracin que pueda
ser falsa o verdadera, sino funciona ms bien como definicin
para introducir la expresin "significacin de una oracin".
Llamaremos -parece decir Frege- significacin de una oracin (sea la que sea) aquello que permanece incambiado cuando en esa oracin reemplazamos un nombre por otro nombre
con igual significacin. Sin embargo, algunos crticos han observado que esto es insatisfactorio, ya que el valor de verdad no es lo nico que permanece intocado cuando es reemplazado un nombre por otro con la misma significacin. Por
ejemplo, si se denomina clase de objetos de una oracin la clase de todas las oraciones que tienen el mismo predicado y cuyas expresiones subjetivas corresponden al mismo objeto, la
clase de objetos de una oracin cumple obviamente la condicin del principio de intercambiabilidad tal como la cumple el
valor de verdad de la oracin.
La dificultad se soluciona cuando tomamos la va en sentido contrario y vemos la funcin del principio de intercambiabilidad en presentar la significacin de los nombres y no de las
oraciones. Partimos entonces del valor de verdad de las oraciones, lo llamamos su significacin y establecemos que la caracterstica de los nombres que permanece incambiada cuando los intercambiamos en oraciones por lo dems iguales, sin
que se cambie su valor de verdad, debe llamarse significacin
de los nombres. Y esto lleva simplemente a que llamemos significacin el potencial de valor de verdad de los nombres. Si
procedemos en esta direccin resulta -en vez de ser presupuesto- que la significacin de los nombres es el objeto denominado por ellos. 6
Una de las ventajas de la explicacin de la significacin aqu
propuesta es que permite una mejor comprensin de la propia
explicacin de Frege. En la interpretacin dada aqu, el principio de intercambiabilidad representa simplemente el principio de la identidad de lo indiferenciable y Frege mismo se refiere al primero justamente en esta forma cuando pasa a la
verificacin definitiva de su propuesta (SB, p.150 [35]). De las
conclusiones inferidas de sus precedentes reflexiones dice l
que son una pura "conjetura". Sin embargo, cree demostrar,
con la ayuda del principio de intercambiabilidad, que los valores de verdad de las oraciones corresponden a los objetos de
149
cin de la significacin de una expresin como potencial de valor de verdad y, en cambio, no la cumple la concepcin de la significacin de una expresin como el objeto designado por sta.
El argumento decisivo para la conveniencia de la explicacin aqu propuesta y para la inconveniencia de la explicacin
de Frege es el siguiente. Cuando se acepta que, por una parte,
los nombres y las oraciones constituyen dos categoras
semnticas diferentes y que, por otra, tienen algo en comn,
se tiene que exigir que la explicacin apropiada de esto comn
no borre las diferencias. Esta exigencia slo la cumple la explicacin dada aqu. Cmo es eso? Cmo es que no podemos
menos de igualar las oraciones a los nombres cuando interpretamos la significacin de las oraciones a partir de la significacin de los nombres, mientras no igualamos los nombres a
las oraciones cuando interpretamos la significacin de los nombres a partir de la significacin de las oraciones? La razn es
que aqu tenemos el caso de una conexin funcional entre la
parte y el todo. En un tal caso -por ejemplo, el de una herramienta, una mquina o un organismo- la parte slo puede
ser definida por su relacin con la funcin del todo y no al
contrario. Como la relacin de la parte con el todo es funcional, la referencia al todo en la definicin de la parte no resulta
una asimilacin de las propiedades de la parte a las propiedades del todo. Por otro lado, todo intento de definir el todo por
medio de sus partes resulta una presentacin no funcional del
todo que iguala sus caractersticas a las caractersticas de la
parte o lo define como pura acumulacin de sus partes o como
ambas cosas.
Entonces, el hecho de que la interpretacin de la significacin
como potencial de valor de verdad sea adecuada mientras que
la interpretacin como referencia sea inadecuada arroja luz sobre la naturaleza de las oraciones y su composicin. Puede servir para comprobar la afirmacin de que la unidad semntica
primaria es la oracin y protegerla de interpretaciones errneas.
La afirmacin de que la oracin es la unidad de significacin
primaria no excluye su divisibilidad en partes significativas;
slo enuncia que la significacin -y, por lo tanto, el sentido de
las palabras- no puede ser entendida por s misma sino que
consiste en su aporte a la significacin, o bien, al sentido de
las oraciones. Las ruedas, las manivelas y los mbolos no pue151
preguntar tambin por las significaciones y se tienen que rechazar los trminos conceptuales ... en los cuales la delimitacin es imprecisa. Cada objeto debe ser examinado para determinar si cae bajo el concepto o no; un trmino conceptual que
no satisface esta exigencia de significacin, es insignificante".9 Esta cita es especialmente instructiva, pues aqu Frege
pone de manifiesto el tipo especial del potencial de valor de
verdad de los predicados que se diferencia esencialmente del
de los nombres. Esta diferenciacin resulta borrada demasiado fcilmente en la interpretacin corriente que dice que para
Frege son "entidades" tanto los objetos como los conceptos.
Frege no ha empleado una tal expresin y en la literatura se
ha exagerado su as llamado "realismo". Aunque se puede decir que un trmino conceptual representa un concepto como
un nombre representa un objeto, lo que esto quiere decir en el
caso de un trmino conceptual, es que proporciona la delimitacin para la diferenciacin de los objetos.
Si ahora volvemos retrospectivamente a los nombres, oraciones y predicados, podemos sacar la conclusin de que, contra lo afirmado frecuentemente, el descubrimiento de Frege
no es que los nombres tienen, fuera de una referencia, un sentido y que las oraciones y los predicados, fuera de un sentido,
tienen una referencia, sino que todas estas expresiones, tienen normalmente, fuera de un sentido, una significacin con
relacin a la verdad y a la falsedad: lO Las oraciones son significativas en tanto que son verdaderas o falsas; los predicados
son significativos en tanto que pueden aplicarse a algunos
objetos y a otros no; los nombres tienen una significacin en
tanto que designan algo a lo cual se pueden asignar o negar
predicados.
En la ltima parte de este artculo vaya intentar mostrar
cmo la explicacin de la significacin como potencial de valor
de verdad contribuye a la comprensin de la teora de las oraciones compuestas de Frege y de su teora de la "significacin
indirecta" .
Frege comienza tambin su anlisis del sentido y la significacin en el caso de oraciones compuestas estableciendo el
principio de intercambiabilidad -(SB, p. 151 [36])- como si
fuera evidente su validez universal. No presenta una fundamentacin explcita de la validez de este principio ni en el caso
de oraciones simples ni en el de oraciones compuestas. En lo
que se refiere al primer caso, hemos encontrado la funda154
zacin no es una caracterstica gramatical casual. Independientemente de la manera como una oracin sea formada gramaticalmente, ella toma el papel de un nombre cuando es usada de tal modo que su potencial de valor de verdad necesita el
complemento de un potencial de valor de verdad predicativo
para evidenciar un valor de verdad. Este resultado muestra
una vez ms que el concepto de significacin de Frege es funcional: la significacin de una y la misma expresin difiere segn
si expresa una unidad semntica independiente, un "pensamiento" o slo una parte de ste.
Se puede esclarecer la diferencia entre esta explicacin de
Frege y la versin contempornea corriente de su descubrimiento, que opera con los conceptos de los contextos
extensionales e intensionales, por medio de un ejemplo en cuya
clasificacin se diferencian ambas explicaciones. Las oraciones formadas utilizando el predicado "es verdadero" o "es falso" en una oracin nominal "que p" son extensionales y, por
eso, no se diferencian en nada -de acuerdo a la versin corriente- de cualquier otra oracin compuesta veritativo-funcional. Por otra parte, segn la aclaracin de Frege, la significacin de "que p" no es ni en ste ni en cualquier otro caso el
valor de verdad, sino el sentido de "p". La significacin de la
oracin entera "que p es verdadero" no depende, sin embargo,
del sentido sino slo del valor de verdad de "p". No muestra
esto precisamente que Frege ha desacertado confiando en la
nominalizacin y que la explicacin actual corriente, que se
basa slo sobre el principio de intercambiabilidad, es mucho
ms satisfactoria? Yo no lo creo. La razn de que la significacin de la oracin "que p es verdadero" dependa del valor de
verdad y no del sentido de "p" est en el sentido especial del
predicado "es verdadero" y no -como en el caso de otras oraciones veritativo-funcionales- en la construccin de la oracin. Esta diferenciacin resulta encubierta por la versin actual, mientras en la explicacin original de Frege est completamente a la luz. l l
Qu conclusin tenemos que sacar de esta defensa de la
teora fregiana de la significacin indirecta? Debemos decir
que Frege tiene razn con su hiptesis del principio de
intercambiabilidad como ley universal? Esto, sin embargo, no
sera muy esclarecedor. Hemos visto que el principio de
intercambiabilidad vale en el caso de oraciones de sujeto-predicado y de oraciones compuestas por razones completamente
157
zacin no es una caracterstica gramatical casual. Independientemente de la manera como una oracin sea formada gramaticalmente, ella toma el papel de un nombre cuando es usada de tal modo que su potencial de valor de verdad necesita el
complemento de un potencial de valor de verdad predicativo
para evidenciar un valor de verdad. Este resultado muestra
una vez ms que el concepto de significacin de Frege es funcional: la significacin de una y la misma expresin difiere segn
si expresa una unidad semntica independiente, un "pensamiento" o slo una parte de ste.
Se puede esclarecer la diferencia entre esta explicacin de
Frege y la versin contempornea corriente de su descubrimiento, que opera con los conceptos de los contextos
extensionales e intensionales, por medio de un ejemplo en cuya
clasificacin se diferencian ambas explicaciones. Las oraciones formadas utilizando el predicado "es verdadero" o "es falso" en una oracin nominal "que p" son extensionales y, por
eso, no se diferencian en nada -de acuerdo a la versin corriente- de cualquier otra oracin compuesta veritativo-funcional. Por otra parte, segn la aclaracin de Frege, la significacin de "que p" no es ni en ste ni en cualquier otro caso el
valor de verdad, sino el sentido de "p". La significacin de la
oracin entera "que p es verdadero" no depende, sin embargo,
del sentido sino slo del valor de verdad de "p". No muestra
esto precisamente que Frege ha desacertado confiando en la
nominalizacin y que la explicacin actual corriente, que se
basa slo sobre el principio de intercambiabilidad, es mucho
ms satisfactoria? Yo no lo creo. La razn de que la significacin de la oracin "que p es verdadero" dependa del valor de
verdad y no del sentido de "p" est en el sentido especial del
predicado "es verdadero" y no -como en el caso de otras oraciones veritativo-funcionales- en la construccin de la oracin. Esta diferenciacin resulta encubierta por la versin actual, mientras en la explicacin original de Frege est completamente a la luz. 11
Qu conclusin tenemos que sacar de esta defensa de la
teora fregiana de la significacin indirecta? Debemos decir
que Frege tiene razn con su hiptesis del principio de
intercambiabilidad como ley universal? Esto, sin embargo, no
sera muy esclarecedor. Hemos visto que el principio de
intercambiabilidad vale en el caso de oraciones de sujeto-predicado y de oraciones compuestas por razones completamente
157
Postscriptum (1975)
La crtica que hace M. Dummett a mi artculo en su libro
Frege -Philosophy of Language (Londres 1973), me induce a
una correccin. Sin embargo, la tesis esencial de mi artculo
no me parece rebatida por la crtica de Dummett. En realidad,
resulta ms bien confirmada por su propia exposicin: si se
158
se limita a predicados extensionales; pero qu criterio se tiene para diferenciar predicados intensionales de predicados
extensionales? (p.200 s.) La oracin que es ampliada con un
nombre es intensional cuando, en el caso de reemplazar "a"
por un nombre de igual significacin "b", el valor de verdad de
la oracin tambin puede cambiar. Pero esto supone que tenemos un criterio para la igualdad de significacin de los nombres que no es establecido slo por medio de la ley de Leibniz.
Esta ley, dice Dummett, no puede ser comprendida como definicin de "=", sino que se basa en que, cuando predicamos algo
de un objeto, el valor de verdad de la asercin tiene que ser
independiente del modo de darse de aquello por medio de lo
cual denominamos el objeto (543 s.). No me parece que este
argumento tenga una base en el propio pensar de Frege
-Dummett mismo seala que Frege ha entendido la ley de
Leibniz como definicin de identidad (542 s.)- pero me parece objetivamente correcto. Lo que llamamos identidad no podemos aclararlo por medio de la ley de Leibniz (ver tambin
Wiggins, Identity and Spatio-Temporal Continuity, Oxford
1967, p. 34).
Dummett mismo dice que la principal objecin contra mi
interpretacin es que ella contraviene el "realismo" de Frege
(200). Qu entiende Dummett bajo realismo? Cuando l comienza a tratar detalladamente esta cuestin (466 ss. , 586
ss.) ve, y con razn, la posicin realista de Frege en el hecho de
que las oraciones han de ser verdaderas o falsas independientemente de la cuestin de si nosotros podemos reconocer su
verdad. En qu sentido contraviene el realismo as entendido
el primado de la significacin de las oraciones con respecto a
los nombres, que yo pongo de relieve? El dice que puesto que
la significacin de las oraciones es una clase equivalente de
oraciones, ha perdido su relacin con algo extralingstico (200).
Esto no es corrrecto, puesto que no se trata de una clase cualquiera, sino de una que est determinada por el hecho de que
todas las oraciones que pertenecen a ella, tienen el mismo valor de verdad; y la decisin de si una oracin es verdadera no
es intralingstica. Pero luego Dummett enlaza, sin razn, la
cuestin de si la verdad de los pensamientos es independiente
de su posibilidad de ser conocida, con la ingenua interpretacin de que lo que es independiente de nuestro conocimiento
consiste de "constituyentes" (constituents) de un mundo objetivo "representados por" nuestras expresiones lingusticas (198,
160
como innecesaria, no es una ventaja especfica de mi explicacin, ya que la misma resulta de su explicacin (200). Ella slo ha
resultado de su explicacin porque l ha interpretado en este
contexto la significacin de la oracin exclusivamente como
un papel semntico, o sea, porque su explicacin es idntica a
la ma. Dnde queda, entonces, la idea directriz supuestamente imprescindible de la "relacin del nombre-portador como
prototipo"?
Cmo son las cosas en Dummett con respecto a los predicados? La "idea directriz de la relacin del nombre-portador como
prototipo" hace necesario que haya algo con lo cual el predicado est en una relacin "anloga" a aquella en que el nombre
est con su portador (207). El inconveniente de esta interpretacin es que queda abierto hasta dnde debe alcanzar la analoga para demostrar que el predicado tiene un referente. Una
reflexin del tipo de la que hace Dummett en el captulo 7 de
su libro falta en Frege por completo. Dummet intenta primeramente mostrar que tiene sentido cuantificar al respecto de
predicados. Pero cmo puede ser decisiva la posibilidad de
cuantificacin para la pregunta de si las expresiones de un
determinado tipo tienen referentes y no, por ejemplo, tambin
la pregunta de si estas expresiones deben ser vinculadas al
signo de identidad? Aqu tiene Dummett un objetivo indeterminado de comprobacin. Lo que tiene que ser comprobado es
que los conceptos ciertamente no son objetos pero que tienen
que ser algo semejante a objetos y queda dejada a la fantasa
hasta dnde alcanza la semejanza.
Finalmente, Dummett mismo refiere a la siguiente diferencia: entender el sentido de un nombre significa tener un criterio por medio del cual se reconoce el referente del nombre;
entender el sentido de un predicado no significa, sin embargo,
tener un criterio para reconocer su referente -el conceptosino tener un criterio para reconocer a qu objetos corresponde
el predicado (229). Dummett infiere de esto que "justo por esta
razn el discurso de Frege sobre la referencia en el caso de
expresiones incompletas resulta finalmente injustificado"
(243). Pero Frege no ha hablado de referencia sino slo de significacin y en ninguna parte ha dicho que las significaciones
de los predicados tienen que ser entendidas como cuasi objetos. Entonces, mientras Dummett rechaza en las oraciones la
relacin con los objetos afirmada por Frege, le impone en los
162
predicados una cuasi relacin al objeto de la que Frege no habla de ninguna manera, para luego constatar que no se la puede justificar.
Entonces, en ambos casos no queda nada de la "idea directriz de la relacin nombre-portador como prototipo". Y as el
ncleo de la crtica justificada de Dummett a mi interpretacin se reduce a la indicacin de que la interpretacin de la
significacin de las expresiones como potencial de valor de
verdad slo puede constituir el marco y especialmente que de
ello no se infiere que la significacin de un nombre sea un
objeto. En cambio, se muestra como insostenible la afirmacin
de que la relacin del nombre a un objeto pueda ser interpretada como prototipo para la comprensin de la significacin
de otros tipos de expresin.
Notas
1 "Ausfuhrungen ber Sinn und Bedeutung" (ASB), p. 135. En el mismo
manuscrito Frege llega hasta a considerar errada la expresin "la significacin" cuando se la aplica a trminos conceptuales, porque el artculo definido sugiere que el predicado tendra que designar algo (p.133).
2 Le debo esta propuesta y otras indicaciones para este artculo a J.L.H.
Thomas de All Souls College, Oxford.
3 W. y M. Kneale, The Development of Logic, pp. 576 s.
4 A. Church, Introduction to Mathematical Logic, pp. 23-25.
5 Carnap da esta respuesta en su libro Meaning and Necessity al que este
artculo le debe mucho.
6 Dummett me ha hecho la observacin de que no es completamente correcto decir que el potencial de valor de verdad es el objeto designado. Solamente se puede afirmar que dos nombres que designan el mismo objeto
tienen el mismo potencial de valor de verdad. Por eso, sera mejor decir que
el potencial de valor de verdad de un nombre es su relacin con el objeto y no
el objeto designado mismo.
7 Ver: SB, especialmente pp. 134 s. [18].
8 La caracterstica de los predicados as definida es llamada "Caracterstica Z" por Montgomery Furth en su artculo "Two Types of Denotation"
(Studies in Logical Theory, comp. por N. Rescher, Oxford 1968, pp. 9-45). La
opinin de Furth es que "el problema est en si el tener la caracterstica Z
consiste en algo como tener una denotacin". (p. 31). Sin embargo, Frege no
hizo uso de la palabra "denotacin" y la palabra usada por l no obliga a
plantear una subsecuente pregunta de este tipo. Las analogas que Furth
registra entre lo que l llama dos tipos de denotacin son precisamente aquellas que existen entre nombres y predicados en tanto que ambos tienen un
potencial de valor de verdad.
9 ASB, p. 133.
163
164
7
El concepto de verdad
en Aristteles
Van a ser tratados temticamente los conceptos "verdadero" y "falso" en Metaf V,7; V,29; VI,4 y IX,10. Tambin son
especialmente importantes De Anima II 6, III 6; De Interpr. I;
Etica a Nicom. VI 2-3. En el catlogo de los conceptos fundamentales en Metaf V no aparece el de verdad y, en cambio, s
el de lo falso (c.29).
1. Definicin de la verdad enunciativa
II. La discusin sobre el concepto de verdad
III. Un concepto adicional de verdad objetiva
IV. Un uso importante no terminolgico de "verdad"
V La significacin antropolgica de la relacin con la verdad
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entes. Por eso, en VI, 4, donde quiere precisar ms este significado del "es", Aristteles llega de inmediato. al resultado de
que aqu no se trata en modo alguno de un verdadero carcter
del ser, sino slo de un carcter de la dinoia (que es la portadora del enunciado). Por eso, excluye de la investigacin
ontolgica principal (apheton) este sentido del ser que haba
propuesto.
Entonces, por lo visto slo debemos conceder relevancia
ontolgica a este "es" = "es verdadero" cuando no slo se trata
de una expresin que podemos aplicar adicionalmente a enunciados (para calificarlos como verdaderos), sino cuando tambin podemos entender todo "es" (o "no es") que aparece en los
enunciados como un "es verdadero" (o "es falso"). La conexin
con este paso decisivo de Aristteles se da por el hecho de que
para calificar de verdadero o falso un enunciado no hace ninguna falta anteponer un es ti (o ouk esti) -en alemn [o espaol]: "es el caso que"- al enunciado; ms bien, se puede repetir simplemente el enunciado afirmando o negando. En vez de
decir: "no es el caso (= es falso) que la luna sea cuadrada",
podemos decir: "la luna no es cuadrada".
Pero en Met. IX,10, donde retoma la pregunta por la
relevancia ontolgica del "es" = "es verdadero", Aristteles
avanza un paso ms con respecto a VI, 4. De lo anterior bien
se puede inferir que ciertamente podemos comprender todo
"es" y "no es" del enunciado mismo como "es verdad que ... " o
"es falso que ... ", pero que, efectivamente, slo podemos. Y parece que con ello nos referimos implcitamente siempre a un
enunciado ya antes efectuado. Que el "es" y "no es" del enunciado a los que nos referimos signifiquen de antemano "ser en
el sentido de la verdad o no ser en el sentido de la falsedad"
(1027 b 19) no queda dicho con esto y tampoco es nada claro
qu podra querer decir un tal "ser en el sentido de la verdad".
En el caso de la enunciacin esto era claro: all la verdad tena ms o menos el sentido de "concordancia con la cosa"; pero
qu va a significar que digamos de la cosa misma que es verdadera?
Aqu hay que prestar atencin precisamente a aquello que
lleva a Aristeles en IX,10 a dar el nuevo paso (1051 b 6 s. ):
"N o porque creemos verdaderamente que eres blanco, eres
blanco, sino porque eres blanco, quienes afirmamos eso, deci168
174
175
8
Reflexiones sobre el mtodo
de la filosofa desde el punto
de vista analtico
Tiene la filosofa un mtodo? Si vamos a ver en la historia
de la filosofa o tambin en la poca presente declaraciones al
respecto, no encontramos mucho acerca de esta pregunta.
Quizs esto se debe a que en la filosofa se buscan siempre
nuevos horizontes. Por eso, no se cree que sea bueno meterse
anticipadamente en el corset de un mtodo. Por otra parte,
hay que aceptar entonces la particular falta de transparencia
de la propia actividad. As que tendra que ser posible reflexionar sobre el proceder filosfico de modo tan provisional, como
lo es siempre el proceder mismo. Aqu quisiera hacer algunas
reflexiones sobre la manera en que se podra acometer la cuestin desde la perspectiva de la filosofa analtica.
La pregunta por el mtodo de la filosofa presupone, claro
est, una idea determinada de lo que es filosofa y esto ya podra parecer demasiado pretencioso y llevar a controversias.
No obstante, creo que se pueden nombrar dos aspectos que,
aunque nunca exclusivamente, desde Scrates y Platn han
sido ampliamente constitutivos de la filosofa y de su diferencia con respecto a las ciencias. En primer lugar, la filosofa ha
tenido que ver siempre con la aclaracin de conceptos. Como
ejemplos clsicos puedo referir a los dilogos platnicos, a la
metafsica aristotlica y a la lgica de Hegel. A diferencia de
las ciencias que se orientan por hiptesis, las ms de las veces
generalizantes, sobre el mundo, estas aclaraciones de conceptos no tienen un carcter simplemente secundario y preparatorio.
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cin. Los conceptos dados a priori son comprendidos, como todos los conceptos, como esencias que tienen que ser vistas interiormente. Pero, en primer lugar, nunca se ha logrado mostrar cmo se le puede dar sentido a esta metfora de la intuicin intelectual ni cmo se puede llevar a cabo ese ver interior.
Segundo, aun cuando algo as se diera, no sera comunicable
intersubjetivamente. Para la filosofa como una empresa
comunicativa, el mtodo intuitivo no tendra, entonces, ningn valor.
La nica alternativa parece la lingstico-analtica, as como
ha sido desarrollada especialmente por Wittgenstein. Ella parte
de que todo concepto es un modo de utilizacin de una expresin lingstica. Los dos modos de saber que San Agustn tiene a la vista tienen, entonces, el sentido que ya hemos anticipado: el primero es la capacidad de emplear correctamente la
expresin correspondiente; el segundo es la capacidad de explicar a otro su modo de utilizacin. Al indicar cmo le aclarara un trmino conceptual a alguien que todava no lo conoce y
que no dispone del correspondiente en otro idioma, me doy
cuenta yo mismo y hago caer en cuenta a otros de lo que "ya
siempre" sabamos pero no explcitamente cuando emplebamos sin ms la palabra. La explicacin slo puede considerarse lograda cuando conseguimos que aquel a quien le explicamos la palabra la utilice correctamente debido a la aclaracin.
En el caso especial del concepto de tiempo, describe'
Wittgenstein en Das Braune Buch, p. 151 ss. ejemplos por medio de los cuales se le pueden explicar a un nio las palabras
"antes" y "despus", lo mismo que la serie de palabras "ahora", "venidero", "pasado". La cuestin de cmo se le podran
ensear estas palabras a un nio no se basa en un inters
especial en la psicologa didctica y adems es igual si los nios efectivamente aprenden estas palabras justamente as.
Los nios en estos ejemplos lingsticos representan simplemente a alguien que no tiene todava estos conceptos. Por lo
dems, los nios naturalmente slo pueden aprender, por ejemplo, verbos (palabras que expresan conceptos temporales) cuando ya tienen la capacidad para ello, pero esto no significa que
esa capacidad consista en una conciencia temporal interna.
Anlogamente, un nio slo puede aprender a contar en una
determinada edad, pero esto no significa que tenga una conciencia numrica prelingstica, o sea, un concepto correspondiente no lingstico.
181
185
eso, como criterio de distincin entre los dos tipos de conceptos habra que mantener la diferenciacin metdica que se dio
en la discusin de la frase de San Agustn sobre el tiempo. Con
respecto a los unos, podemos pensar que no los tenemos; pero
cuando los tenemos, podemos siempre explicarlos; con respecto a los otros, no podemos pensar que no los tenemos (aunque
sepamos que los hemos adquirido en la niez), pero porque
son conceptos que, en este sentido, "ya siempre" hemos tenido
(aunque no sean a priori), no podemos explicarlos sin ms.
Naturalmente, si no podemos pensar que no tenemos esos
conceptos, parece que siguen teniendo la caracterstica que en
principio estaba unida al a priori: la necesidad. Este concepto
ya lo expliqu cuando lo introduje diciendo que estos conceptos son indispensables para nosotros. Ahora esto significa que
esta necesidad es una necesidad relativa a nosotros, a esta
comunidad lingstica.
Pero al respecto se da luego la posibilidad de una progresiva desrelativizacin. Lo que por el momento nos parece indispensable, puede mostrarse ms tarde como slo una entre varias alternativas. Al mismo tiempo, adquiere ahora el sentido
positivo de dejar abierto el alcance del "nosotros": al enfrentarnos con la comprensin de otras comunidades lingsticas,
se nos abren nuevas posibilidades de comprensin que podemos luego incorporar en un "nosotros" ms amplio.
As, el problema del posible relativismo de nuestros conceptos filosficos aparece en una nueva luz. Como slo sentamos
tesis sobre lo indispensable para nuestra comprensin, ellas
no implican afirmaciones sobre la conciencia en generala sobre todos los hombres o todos los lenguajes. Cuando decimos,
por ejemplo, que nuestro lenguaje es esencialmente predicativo
no estamos anticipando algo vlido para todos los posibles lenguajes. Se ha dicho varias veces que se han encontrado lenguas que no tienen una estructura predicativa. Esto parece
basarse en una confusin entre la estructura predicativa
sintctica y la semntica. De hecho, sera sorprendente encontrar un lenguaje humano que no tuviera una estructura
predicativa semntica yen el que, entonces, no fueran posibles conclusiones lgicas predicativas. Pero si se encontrase
un tal lenguaje, la consecuencia no sera que lo afirmado hasta ahora se muestra como falso, sino que nuestra comprensin
de las posibilidades de la comprensin humana se ampliara,
187
188
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Gadamer el estudio de la historia no es una condicin necesaria para llegar a alguna otra cosa (auto-clarificacin), sino se
presupone como un hecho, como algo que de todos modos se
lleva a cabo y sobre lo cual surge la pregunta de cmo puede
llegar a ser significativo.
Cmo puede explicarse un cambio de punto de vista como
ste entre Heidegger y Gadamer? Parte de la respuesta puede
verse en el nuevo clima filosfico en Alemania entre 1930 y
1960, debido a la influencia de Heidegger. La comprensin de
la entera tradicin filosfica desde los presocrticos es, para
Heidegger, una condicin necesaria para preparar las cuestiones filosficas mismas. Lo que el maestro pens como medio,
se convirti pronto en su escuela en un fin en s mismo. El
impacto de Heidegger en las universidades alemanas ocasion la desaparicin de la filosofa como un asunto que marcha.
En vez de hacer filosofa, se interpretaba a los grandes filsofos del pasado. La concepcin de la hermenutica como est
desarrollada en Truth and Method puede entenderse como un
reflejo y una justificacin precisamente de esta situacin.
Para Gadamer, la manera correcta de estudiar a los filsofos del pasado es escuchar lo que ellos tienen que decir, exponernos a su "verdad", en analoga con la confrontacin con una
obra de arte. La verdad es algo con lo que uno mismo se confronta, no algo que uno cuestiona. Gadamer aboga por un ideal
de receptividad y va contra una aproximacin metdica crtica. No tenemos que tratar lo que encontramos en la historia
con mtodos crticos, explicando las condiciones de su gnesis,
porque entonces no lo tomamos seriamente; pero tampoco debemos cuestionar su validez porque no hay criterios de validez. La idea de una pura "fusin de horizontes" es, entonces,
todo lo que queda.
Al abandonar la clarificacin de nuestra propia comprensin presente como punto de partida, Gadamer renuncia incluso al resto de metodologa que haba quedado todava en
Heidegger. Pero Heidegger haba preparado el camino aun para
este desarrollo posterior. Que Gadamer pueda oponer "verdad"
y "mtodo" presupone la nocin heiddeggeriana de verdad como
"apertura" o "desocultacin". La bsqueda de Heidegger de un
concepto de verdad ms amplio que la verdad de las proposiciones pudo haber sido una empresa fructfera. Pero si este
concepto es privado de su contraste esencial con lo que es fal193
so, aparente, etc. no resulta extendido sino destruido. Por ejemplo, puede ser correcto que el arte tiene algo que ver con la
verdad, pero esto puede ser difcilmente demostrado con slo
pensar que una obra de arte tiene la funcin de mostrar algo.
y si Gadamer sostiene que Heidegger ha superado el problema del relativismo histrico, tenemos que preguntarnos si
en vez de superar el problema no es, ms bien, una manera
de evitarlo cambiar de tal modo el significado de la palabra
"verdadero" que el problema ya no puede ser planteado con
sentido.
Probablemente no es accidental que tanto para Gadamer
como para Heidegger el problema en el que la cuestin del
relativismo histrico se hace sentir ms vivamente -el de las
normas sociales- juegue un rol tan insignificante. Es caracterstico de la entera tradicin del romanticismo filosfico desde
Schelling y Hegel hasta Heidegger y Gadamer que siempre
por nuevos caminos una concepcin del arte ontolgicamente
inflada se convierta en substituto de la cuestin de la justificacin de normas y que en cada instancia el oscurecimiento
del concepto de verdad haya permitido la transicin.
Hay una segunda concepcin, estrechamente conectada con
la nocin de verdad que es fundamental en la perspectiva de
Gadamer y que tambin se deriva de Heidegger. Ambos filsofos interpretan la Ilustracin y el objetivismo del racionalismo
moderno como expresiones de una tendencia hacia la dominacin y el control. Esto es contrastado con una actitud de
receptividad en la que Heidegger se entrega al Ser y Gadamer
a las voces de la tradicin. Gadamer no intenta justificar la
adecuacin de estas categoras para la interpretacin de la
aparicin del racionalismo. Ms adecuada que la oposicin
entre una actitud dominante y una actitud receptiva, entre
actividad y pasividad, puede ser la oposicin entre un punto
de vista universalista y un punto de vista particularista y entonces parecer ms difcil denunciar el punto de vista de la
racionalidad y del mtodo como unilateral.
En los ensayos de los aos 60 y 70, Gadamer desarrolla esta
concepcin progresivamente de modo que se hace ms atractiva. El empuje antirracional todava est presente pero se va
suavizando. Y el nfasis de "la universalidad del problema
hermenutico" conduce a Gadamer a verlo ms y ms como un
problema de la interpretacin de nuestra propia comprensin
194
y no precisamente de la de los otros. Esto se hace particularmente evidente en el artculo "Semantics and Hermeneutics"
(1972), el ltimo de los ensayos incluidos en Philosophical
Hermeneutics. Este artculo puede servir al filsofo analtico
ingls como puente hacia la hermenutica. En l nos dice
Gadamer que la semntica y la hermenutica tratan el mismo
problema del significado lingstico. Para la semntica la unidad primaria de significado es la oracin; por eso la semntica
se queda en el nivel del puro comprender. Pero todo lo que se
dice toma su significado de un contexto ms amplio que no se
expresa explcitamente. Esta es la dimensin de la interpretacin, de la hermenutica. Es un error considerar que puede
haber proposiciones aisladas; una oracin slo puede ser comprendida si se comprende la pregunta de la cual es ella la respuesta.
En el mismo artculo Gadamer va un paso ms all. Su crtico ms enrgico, Habermas, le reprocha severamente el intento de una "rehabilitacin del prejuicio". En su respuesta en
un ensayo temprano (1967) Gadamer rechaza esta crtica de
modo no persuasivo. Pero aqu comienza a asimilarla y as
demuestra la productividad de la "fusin de horizontes" en la
praxis. La crtica de los prejuicios, la reflexin sobre las propias condiciones y limitaciones, se convierte finalmente en la
tarea suprema de la hermenutica misma.
En el ensayo central de su nueva compilacin alemana,
"Hermeneutik als praktische Philosophie", Gadamer prosigue
el desarrollo de este pensamiento. Seala que desde Nietzsche
el concepto de interpretacin ha adquirido una dimensin profunda: interpretar significa ir detrs de los fenmenos de la
conciencia. De esta manera, vuelve a descubrir el concepto de
hermenutica con el que Heidegger ha comenzado. Con respecto a Habermas sigue insistiendo en que la hermenutica
no debe contener elementos explicativos. Pero ahora admite
que son las implicaciones inconscientes de nuestra comprensin lo que constituye el objeto primario de la hermenutica.
Estas son perspectivas nuevas y alentadoras. Por supuesto,
que siguen siendo slo perspectivas mientras no se admita un
mtodo para la crtica de los presupuestos inconscientes y
mientras no sea reconocida la inadecuacin del concepto
heideggeriano de verdad. Lo que parece requerir una tal
hermenutica reformada es un nuevo concepto de racionalidad
195
que sea a la vez amplio e inexorablemente crtico. En este sentido, la hermenutica representa un desafo a la filosofa del
mundo anglo-parlante. Queda por ver hacia dnde va a conducir el creciente inters por la filosofa continental. Es de
nuevo -como, por ejemplo, en el neohegelianismo- slo la
expresin de una reaccin antirracional? O es de esperar una
"fusin de horizontes" entre la filosofa analtica y la
hermenutica? La filosofa moderna tiene que encontrar todava el camino correcto entre romanticismo y positivismo.
Nota
1 Versin castellana: Verdad y mtodo, Ediciones Sigueme, Salamanca
21994.
196
ACCION
10
des, en primer lugar, habilidades corporales como andar, correr, nadar, bailar; segundo, habilidades manuales, intelectuales y artsticas y, adems, -al principio en forma de
juego- roles sociales: el rol de un vendedor, de una madre, de
un abogado, etc. El ejercicio de todas estas habilidades est
siempre en una escala de mejor y peor. Slo en cuanto desarrolla tales habilidades, obtiene una persona un sentimiento
de autoaprecio. Tener un sentimiento de autoaprecio no es simplemente un modo de comportamiento consigo mismo entre
otros, sino quizs se puede decir que algo como el sentimiento
de auto aprecio se constituye esencialmente en el modo como
se ejercen tales habilidades socialmente valoradas. Lo que en
alemn en el uso lingstico prefilosfico llamamos
"Selbstbewusstsein" [conciencia de s mismo] cuando decimos
que es fuerte o dbil, se refiere a este sentimiento de
auto aprecio. Y es la experiencia profunda de la prdida de valor personal a los ojos de los otros (tambin de los otros
virtuales) lo que se experimenta como vergenza (aunque el
concepto de vergenza es ms amplio; pero de esto no es necesario ocuparme aqu).
Lo que quiero decir es que slo podemos concebir el ser moralmente bueno o malo y, con ello, el sentido de lo que ha de
entenderse bajo moral cuando logramos situarlo en el mbito
de estas variadas habilidades. Naturalmente, depende de cules de ellas son importantes para la autocomprensin de la
persona el que el ejercicio bueno o malo de una determinada
habilidad d origen a un sentimiento de auto aprecio o de vergenza. Que yo, por ejemplo, no sepa jugar bien ajedrez o cocinar bien no tiene que ser vergonzoso, si esas habilidades son
perifricas para mi autocomprensin o mi posicin social. Se
puede decir, entonces, que dentro de la socializacin hay una
habilidad que no depende de las casualidades de la autocomprensin o de la posicin social, porque consiste en aprender
lo que significa devenir un mienbro de la comunidad (o, en culturas ms primitivas, un miembro de esta comunidad). Esto
quiere decir que si alguien ejerce mal esta habilidad central
de ser un miembro de la comunidad, no es slo un mal esto o
lo otro, un mal jugador de ajedrez o un mal cocinero, sino es
malo sin ms. Tambin este ser malo ha de ser entendido atributivamente, slo que para lo que aqu se es malo no es una
funcin entre otras, sino se es malo para la funcin esencial de
203
comn. La mala accin es una infraccin contra el fundamento de la comunidad misma (o de comunidad en general) con la
que se identifica el que reacciona con este sentimiento. El que
infringe el orden moral pone en duda su propia identidad, entendida como social. Ahora es comprensible lo implicado cuando he caracterizado la moral, primero exteriormente y en contraposicin con el resto de las habilidades, como una habilidad de alguna manera central; igualmente, lo que significa la
vergenza moral como vergenza central. En la moral se constituye la identidad social de los miembros de una comunidad.
Uno se identifica valorativamente con la comunidad; la pertenencia a la comunidad es constitutiva de la propia identidad y
es la identificacin valorativa lo que se expresa en la indignacin. Adems, ahora es tambin comprensible cmo es que
aquella vergenza que tiene como correlato la indignacin
puede, a la vez, relacionarse con una conciencia de culpabilidad. Mientras en la vergenza slo se expresa la propia conciencia de falta de valor, parecen expresarse en la conciencia
de culpabilidad dos cosas: primero, que he ofendido a otros y,
segundo, que he infringido los mandamientos de la autoridad
determinante para m. Esta autoridad determinante para m
es justamente la comunidad de la cual me entiendo como miembro o, dado el caso, tambin la autoridad divina que est detrs de esta comunidad.
Quizs puedo esclarecer este conjunto de relaciones haciendo referencia a la correspondiente teora de Freud. Con frecuencia no se tiene en cuenta que para Freud la instancia
internalizada negativa y castigadora que l llama superyo presupone una identificacin positiva valorativa con esa instancia que se expresa en el trmino freudiano de yo ideal. Slo
porque la persona se identifica con ese ideal (porque quiere
ser un tal y tal), la infraccin contra las normas que provienen
de esa instancia puede ser experimentada como negativa internamente, como causante de vergenza y culpabilidad.
Slo ahora podemos entender lo que significa el discurso de
una sancin interna. Pues no hay una clase general de sanciones internas a la que tambin la moral perteneciera, sino la
moral es el nico elemento de esta clase. La sancin interna
no se diferencia slo de las sanciones externas, por un lado,
sino tambin, por otro, de la pura crtica. Esto ya lo he anticipado en la diferenciacin entre crtica y censura. La crtica
205
nentes en todas las morales tradicionales. Se trata de sustitutos morales slo cuando los sistemas normativos o cuasi normativos as fundamentados han de tomar el lugar de una moral
en el sentido corriente, lo que significa, cuando -para permanecer en el importante ejemplo del contractualismo- slo se
habla de la utilidad recproca de un sistema y ya no de "bueno" y "malo". Es lo que hace, por ejemplo, Mackie, el representante quizs ms importante del contractualismo hoy da. En
el prlogo a su libro Ethics dice (p. 10 ss.): "but perhaps the
truest teachers ofmoral philosophy are the outlaws and thieves
who keep faith and rules of justice with one another, but
practice these as rules of convenience" [pero quizs los verdaderos maestros de filosofa moral son los fuera de la ley y los
ladrones que son leales y cumplen reglas de justicia unos con
otros, pero las practican como reglas de conveniencia].
Es, ciertamente, un poco peligroso remitirse aqu a una concreta praxis moral como la de una banda de ladrones, porque
se podra objetar que en la socializacin por la que todos nosotros hemos pasado, la sancin interna ha sido tan determinante que tambin la banda de ladrones no slo siente en puros trminos de utilidad sino tambin en ella se reacciona,
seguramente, con modos de comportamiento como el reproche, la censura y la indignacin. La discusin con una posicin
como la de Mackie no tiene que ver, entonces, con la cuestin
de si podemos entender la praxis cuasi moral de todos nosotros en el sentido de la de la banda de ladrones, sino el problema es conceptual. Tiene que ver con la pregunta por la forma
en que la moral, en el sentido definido por m, puede sobrevivir -si es que puede-la decadencia de las verdades supremas. Mackie mismo no ha visto ningn problema en enriquecer el contractualismo con el mecanismo de la vergenza moral (cfr. p. 108, 113 ss.). La vergenza funciona para l como
un medio para completar las sanciones externas con una sancin internalizada. Pero aqu me parece que Mackie se queda
demasiado corto. La vergenza no es simplemente un sentimiento encerrado en s mismo que pudiera ser incorporado
adicionalmente a gusto por motivos de utilidad, sino es justamente la sancin interna descrita por m, que, como tal, refiere a indignacin, censura y sentimiento de autoaprecio como
sociales y centrales y a la exigencia de objetividad en el juicio
acerca de acciones; esto significa que con la vergenza moral
209
uno entra en todo un sistema de relaciones que no puede hacer funcionar a voluntad y que incluso contradice el concepto
fundamental del contractualismo: la reduccin a la utilidad
recproca. Cmo son las cosas cuando uno procede al contrario de Mackie, o sea, no hace primero tabuZa rasa, introduce
despus el contractualismo como sustituto y luego intenta volver a acercarlo a la moral a travs de la vergenza, sino se
queda en la moral en sentido corriente y se pregunta lo que
pasa con ella cuando no se la puede ya apoyar en verdades
supremas? En todo caso, as resulta mejor descrita tambin
nuestra verdadera realidad histrica actual. El contractualismo es un contraproyecto; en cambio, la realidad histrica
consiste en la persistencia de los factores constitutivos de una
moral, aunque sin un apoyo fundamentante de verdades supremas.
Naturalmente, es pensable que esta persistencia se manifieste como puro remanente de algo a lo que ya no se le puede
dar ningn sentido y que entonces, si somos sinceros, tendramos que rechazar. Este es, entonces, tambin el transfondo
sobre el que hay que plantear la pregunta de si la moralidad,
en el sentido definido por m, puede tener todava un contenido que luego, al mismo tiempo, puede valer como fundamentado.
La vergenza moral, he afirmado, es el sentimiento con el
que reaccionamos al fracaso en la habilidad social central. N o
se trata de una habilidad entre otras, que adquirimos en la
socializacin, sino es la socializacin misma, el proceso en el
que aprendemos lo que significa pertenecer a sta o a una comunidad. He tenido que utilizar al principio esta complicada
formulacin "pertencer a sta o a una comunidad" para tener
en cuenta la doble posibilidad de una moral etnocntrica, por
una parte, y de una moral universalista, por otra. Toda moral
etnocntrica contiene una cantidad de normas que no son
comprensibles para los extraos y que tienen la funcin de
crear la concienc.ia identitaria de pertenecer justamente a esta
especial comunidad. Y son especialmente estas normas las que
no podemos imaginarnos que podran ser fundamentadas de
otra manera que por medio de verdades supremas.
Si no hubiera tenido que tener en cuenta tales morales ms
primitivas hubiera sido natural hablar, desde un principio, de
sociallzacin en una comunidad en general, en vez de socializacin en esta especial comunidad. En todo caso, la abolicin
210
de verdades supremas tiene como consecuencia que en la socializacin slo est incluido el ncleo de normas que hace
posible, en principio, una convivencia. Para mostrar que existe un tal ncleo y que aqu no vamos a parar en un relativismo
podemos referirnos precisamente al contractualismo. En lo que
respecta al contenido de las normas, la socializacin ilustrada
-basndose en la vergenza y la identidad social- puede responder a la contra pregunta de los nios de por qu son sancionadas precisamente estas normas, de manera muy semejante
al contractualista. Se puede apelar al inters racional natural
que existe en tanto que se est interesado en la convivencia.
Pero la diferencia con el contractualismo consiste en que el
contractualista recomienda la observacin de estas normas
como un trueque, mientras el moralista le presenta al nio, en
su socializacin, una idea de comunidad en la que cada miembro identifica su propio sentimiento de autoaprecio con la observacin de esas normas que hacen posible una comunidad, y
exige lo mismo de todos los dems. La reciprocidad no consiste
entonces aqu en un trueque, sino en el recproco entenderse
de determinada manera y en la exigencia mutua de entenderse as.
Segn la forma, este entenderse as es lo mismo que antes
exista en cualquier moral pre-ilustrada y aquello que cuando
un individuo lo infringe lleva a la vergenza con respecto a s
mismo y a la indignacin de parte de los otros. Pero segn el
contenido normativo, este entenderse as no se refiere a la
observacin de unas normas cualesquiera, sino de las mismas
normas que son tambin determinantes para el contractualismo. Slo que ahora la razn para observar estas normas no
es nicamente que uno quisiera que todos los dems las observaran sino, al mismo tiempo, que uno entiende su identidad
de tal manera que se ve como miembro de una comunidad as
definida. Esto significa, positivamente, que uno desea ser
miembro de una comunidad as definida y, negativamente, que
uno teme perder ese estatus, o sea, que uno teme las correspondientes indignacin y vergenza. Entonces, lo que se exige
recprocamente son, slo como consecuencia, determinadas
acciones y abstenciones, mientras, en primera lnea, es el
estatus de ser un miembro de la comunidad que se entiende
como tal.
211
Cmo se puede definir este estatus, este entenderse exigido recprocamente? En este punto es inevitable introducir el
concepto central de consideracin o respeto por los dems; y
respeto significa aqu que uno reconoce a la persona respetada el derecho de reclamar, como miembro de la comunidad, las
prestaciones normativas que le corresponden. Este derecho a
prestaciones es reconocido tambin por el contractualismo pero
en l es un derecho que le corresponde a la persona a la base
de su contrato implcito, mientras en la moral es un derecho
que le corresponde a la persona a la base de su estatus de
miembro de la comunidad. Aqu la persona (como persona) es
reconocida desde un principio como sujeto de derecho. La idea
de la comunidad que de esto resulta es la de una comunidad
de miembros que se respetan recprocamente y esto es casi lo
mismo que la idea de Kant de un reino de fines. Tambin el
contractualista tiene que respetar a las otras personas, pero
l est obligado a ello por sanciones externas, o sea, que las
respeta slo exteriormente, mientras, segn la concepcin
moral, la persona hace consistir la comprensin de s misma
en el respetar a la otra persona, ese respeto le da la conciencia
de su propio valor, precisamente de aquel valor a cuya prdida
se reacciona con la vergenza.
Hasta qu punto lo que acabo de esbozar constituye una
fundamentacin de una moral? Hasta qu punto se puede
fundamentar que la moral as determinada en su contenido es
vlida (y esto quiere decir: que su violacin ocasiona justificada censura e indignacin) y las otras morales no lo son? La
fundamentacin es, en gran parte, negativa; en lo esencial ella
consiste en la comprobacin de que las morales tradicionales
con sus verdades supremas contenan premisas que no son
fundamentables y que, por eso, el ncleo sostenible de toda
moral tiene que reducirse al sustrato fundamental de normas
naturales o racionales al que tambin el contractualismo recurre y sin el cual no puede darse una comunidad.
Que hay ese sustrato fundamental de normas slo se puede fundamentar positivamente -como sucede tambin en el
contractualismo- dejando que cada individuo reflexione para
s si quiere que esas normas existan. Pero, al mismo tiempo, la posicin moral sigue sosteniendo firmemente -al contrario del contractualismo- que hay algo as como una identidad constituida socialmente por todos nosotros, precisamente
212
217
11
El concepto de
libre albedro
La palabra "libertad" admite varios sentidos. En alemn y
en ingls Ca diferencia de lo que sucede en muchas otras lenguas) hay un significado muy amplio de "libre" en el que utilizamos la palabra con la preposicin "de": "x est libre de y"
significa lo mismo que "x est sin y". En este sentido hablamos, por ejemplo, de leche libre de grmenes patgenos, de
una accin sin finalidad determinada, de una zona libre de
armas atmicas. Pero si la palabra se utiliza sin complemento
y como un predicado mondico, se refiere siempre a la libertad
de accin o al libre albedro. Formalmente, este concepto se
puede subsumir tambin bajo el significado anterior. Aqu tambin se supone que uno est libre de. Uno ha hecho algo libremente cuando ha obrado libre de coaccin. Pero esto se puede
volver positivo: si ha obrado libre de o sin coaccin, se dice:
porque as lo quera. En la libertad de accin o en el libre albedro hay, entonces, un momento causal tanto positivo como
negativo: la causa de su accin est en l mismo y no afuera.
Una persona es libre cuando puede hacer o hace lo que quiere.
Cuando hablamos de libre albedro no nos referimos tanto a
que la voluntad es libre -no sera claro a qu entidad se alude con este sustantivo-- sino a que la persona es libre o a que
su obrar es libre y esto porque ella obra como quiere,
Claro est que tambin el discurso de libre albedro tiene
varios significados. En lo que sigue me ocupar slo de uno de
ellos, pero es aqul en que se basan todos los dems. Se lo
puede expresar de la manera ms inequvoca por medio de la
palabra "imputabilidad". En este sentido se emplea igualmente
219
cho penal se presupone tienen en ella sus races. Pues los puntos de vista de la moral y del derecho son para el individuo
factores adicionales que ve como buenos o malos para l y que
igualmente puede tener o no tener en cuenta en sus reflexiones como todos los dems factores de la situacin buenos o
malos para l. Si un individuo se identifica con una norma
moral o legal significa que lo que en ella se caracteriza como
bueno en s o para la sociedad, tambin es visto por l de una
u otra manera como bueno para l mismo. En cambio, si no se
identifica con esa norma, tiene que tener en cuenta que la violacin de ella est vinculada con un castigo y que va a tener
que incluir ese castigo en sus reflexiones como otro posible
mal-si es que le son imputables sus propias acciones.
Pasemos ahora a considerar lo que en la imputabilidad es
tan difcil de comprender: la afirmacin "hubiera podido obrar
de otra manera". El problema es a qu se alude aqu con "puede", es decir, qu sentido tiene aqu hablar de una posibilidad
y esto, naturalmente, tiene una inmediata relacin con la pregunta de cul es el concepto contrario. Esto ya lo he mencionado cuando habl del obrar por obsesin. As lo vio ya Aristteles.
Voluntariamente, esto es, de modo que se nos pueden imputar
las propias acciones obramos, segn Aristteles, cuando: a)
sabemos lo que hacemos y b) no obramos por coaccin. 5 El pens
aqu esencialmente slo en una coaccin externa. Nuestro actual problema es que tenemos que tener en cuenta tambin el
fenmeno de la coaccin interna.
Pero en la modernidad se lleg luego a una tradicin -desastrosa, segn mi opinin- (representada sobre todo por
Kant) que incurri en la peculiar idea de que con esta posibilidad no se alude simplemente a que no hay obsesin sino que
la accin no es necesaria en el sentido de que no obedece a una
causa. Por desgracia esta idea est todava muy extendida,
tambin entre los docentes de derecho penal, 6 pero ha sido
retomada tambin por algunos filsofos contemporneos como,
por ejemplo, Chisholm. Este supuesto de que una accin imputable no obedece a una causa, permite slo dos interpretaciones: o quiere decir que es indeterminada en el sentido de
accidental o casual, pero naturalmente no le atribuiramos a
nadie una accin que en realidad hay que atribuir a la casualidad; o se cree (y sta es aproximadamente la interpretacin
de Chisholm)7 que no ha sido el correspondiente estado ante226
de capacidad. ID Hoy da se definen as especialmente los llamados trminos disposicionales. Por ejemplo:
(l) S
y S puede querer 2 H.
Pero esta definicin es utilizable empricamente slo cuando podemos dar un criterio emprico para la segunda parte del
definiens. Cmo podemos establecer si S puede querer2 H? S
puede querer H significa (en este sentido de "querer"): cuando
S reflexiona llega al resultado de que quiere H o que rechaza
H con razones. Pero esto presupone que puede reflexionar con
respecto a H o bien que puede reflexionar en general. Antes ya
231
Esta definicin se realiza segn el modelo de las definiciones de otras capacidades humanas (cfr. atrs la definicin 2),
por ejemplo: 8 puede levantar el pie = def. 8 levanta el pie cuando quiere. Aqu naturalmente "quiere" tiene el simple sentido
del "querer l ". Esto obviamente tiene que suponerse en (6), porque de lo contrario la explicacin sera circular.
Pero tales definiciones tienen el defecto de que no proporcionan un criterio emprico, pues cmo podemos establecer si
8 quiere? Naturalmente, si l efectivamente levanta el pie diremos siempre que quera levantarlo y si l realmente reflexiona podemos decir siempre: l quera reflexionar. Pero la definicin ha de abarcar precisamente los casos en los que, aunque puede, no lo hace. Por eso propongo otra definicin que
contiene un criterio emprico: 8 puede levantar el pie =def. en
situaciones que exigen normalmente levantar el pie, la mayora de las veces l levanta el pie. Correspondientemente:
(6a) 8 puede reflexionar = def. en situaciones que requieren
reflexin, o sea, en las que 8 se ve ante una eleccin entre
ventajas y desventajas, normalmente, 8 reflexiona.
Vayamos ahora al caso que antes dejamos a un lado, no de
una no imputabilidad reducida sino de una no imputabilidad
limitada, una no imputabilidad referida a un determinado tipo
232
T de acciones (o a un determinado campo de acciones). Mientras naturalmente podemos sin ms extender (6) a este caso,
no podemos hacer lo mismo con la definicin (6a) que s tiene
pleno contenido emprico. La ilimitada imputabilidad es, de
acuerdo a (6a), fcilmente verificable, pues aqu se puede variar suficientemente: hay bastantes casos simples en que las
ventajas y desventajas son tan obvias que se puede decir: si S
aqu no obra reflexionando, es que no puede [sabe] obrar reflexionando. Pero precisamente por eso no podemos transferir
este procedimiento al caso de un determinado tipo T de no
imputabilidad limitada. Cmo podemos saber si una persona
en una determinada situacin no hubiera podido querer2 otra
cosa, que ha obrado por obsesin y no simplemente que una y
otra vez no quiere obrar de modo diferente? (Aqu "quiere" significa, en todo caso, el querer racional). En este punto tengo
que admitir que no tengo una respuesta.
Dado que aqu no puedo seguir avanzando, quisiera slo
volver a la cuestin de aquello a que tienen que referirse quienes en la definicin de Moore echan de menos la pregunta de
si la persona tambin poda querer. Esto se ha aclarado en
parte cuando mostr que efectivamente en la definicin del
ser responsable de H hay que tomar en cuenta el factor de que
la persona tiene que tener la capacidad de querer racionalmente. Pero no creo que con esto hayan quedado satisfechos
los escpticos. Ellos van a insistir en que el que obra tiene que
tener un verdadero campo de libertad, que tiene que tener a
disposicin las dos posibilidades -el s y el no- y que es este
aspecto el que debe tenerse en cuenta.
Creo que la dificultad puede aclararse en dos pasos consecutivos. Primero, es precisamente en el reflexionar mismo donde le est abierto al que obra el campo de libertad de poderlo
hacer as o as. El est en una situacin en la que del resultado de su reflexin depende lo que va a suceder. En este sentido
tiene a disposicin ambas posibilidades. Cul de ellas va a realizar depende del resultado de su reflexin. Pero naturalmente ah no hay nada que no sea causal.
Segundo, si el escptico sigue preguntando y dice: "pero no
es recin en el reflexionar donde las dos posibilidades estn
disponibles, ellas tienen que estar ya dadas antes de la reflexin; yo tengo que haber tenido a mi disposicin las posibilidades de reflexionar aun si no he reflexionado aunque poda
233
reflexionar", yo le contestara: "t las tenas a disposicin tanto como ahora tienes a disposicin la posibilidad de levantar
el pie". En ambos casos se puede decir: "t puedes si quieres" y
aqu "quieres" tiene el sentido del "querer l ".
Con esto me parece aclarado a grandes rasgos el problema
conceptual, a pesar de la delicada laguna a la que me acabo de
referir (y de otras posibles necesidades de ampliacin, cfr. nota
12). Termino con algunas observaciones a las propuestas sobre derecho penal que hace U. Pothast en el captulo final de
su libro. Pothast parte de la afirmacin de que las pruebas de
la libertad son insuficientes: as se titula el libro. Dice que el
supuesto de que se hubiera podido obrar diferentemente no se
justifica; por eso, no debera haber un derecho penal retributivo
sino, en vez de eso, tendra que contarse con que quien comete
una infraccin va a someterse a un "proceso quasi teraputico",
o sea: cumplimiento de la condena como re socializacin. Este
razonamiento me parece desacertado desde varios puntos de
vista.
Primero, no es claro por qu Pothast dice que el supuesto de
que el culpable hubiera podido obrar de otra manera lleva a
una concepcin del castigo como represalia. Hasta donde puedo verlo, l introduce esto slo porque nuestro actual derecho
penal contiene -pero por otras razones- elementos de esta
concepcin jurdica atvica. Como lo muestra Kenny -en mi
opinin convincentemente- en Freewill and Responsibility,
el supuesto de que quienes obran son imputables lleva ms
bien a una concepcin del castigo como intimidacin (prevencin general). Cuando una sociedad quiere evitar, primero, que
sus miembros realicen determinados actos y cuando presupone, segundo, que esos miembros son imputables, es racional
hacerles ver el mal que deben incluir en sus reflexiones cuando sienten la tentacin de cometer tales actos.
Segundo, quisiera hacer notar que el supuesto de que la
libertad no existe -tanto de Pothast como de otros que entienden la libertad en el sentido metafsico segn el cual es el
concepto contrario a determinismo- conduce a descuidar totalmente la nica diferencia importante, desde el punto de
vista emprico, entre el obrar imputable y el obrar por obsesin. Slo cuando el obrar es obsesivo resulta injustificado un
derecho penal intimidatorio y, adems, no tiene sentido porque al que obra as no se lo puede prevenir de su accin por
234
235
236
12
Liberalismo, libertad y el
asunto de los derechos
humanos econmicos
A un alemn que estudie filosofa poltica contempornea
en ingls tiene que parecerle extrao que se usen dos connotaciones tan diferentes del trmino "liberalismo". Para citar un
ejemplo entre varios, Thomas N agel escribe al comienzo de
una recensin sobre Nozick 1 : "El liberalismo es la conjuncin
de dos ideales. El primero es el de la libertad individual: libertad de pensamiento, palabra, religin y accin poltica; libertad de la interferencia del gobierno en la intimidad, en la vida
privada y en el ejercicio de las inclinaciones individuales. El
segundo es el de una sociedad democrtica controlada por sus
ciudadanos y al servicio de las necesidades de stos, en la que
las desigualdades de poder poltico y econmico y de posicin
social no sean excesivas. Los medios para promover esta segunda idea incluyen tributacin progresiva, provisin estatal
de un mnimo social y evitacin de una excesiva influencia de
la riqueza privada en los asuntos polticos". Nagel llama
"libertarianismo" una posicin basada en el primero de estos
dos ideales. Esta terminologa est ampliamente difundida.
De modo similar, Amy Gutmann en su reciente libro Liberal
Equality distingue entre liberalismo igualitario y liberalismo
libertario (p. 1). Muchos de los pensadores importantes estadounidenses que se llaman a s mismos liberales, como Rawls,
Dworkin y Ackerman, usan simplemente la expresin "liberalismo" en el sentido de liberalismo igualitario sin ni siquiera
distinguir este uso de la palabra de su versin libertaria. Esto
237
I. Libertad
Lo que F. A. Hayek dice acerca del concepto de libertad al
comienzo de su libro The Constitution of Liberty (1960) es representativo de lo que los libertaristas generalmente afirman:
Libertad "significa siempre la posibilidad de que una persona
obre de acuerdo a sus propias decisiones y planes, en contraste con la posicin de aquella sujeta irrevocablemente a la voluntad de otra que por decisin arbitraria la coerciona a obrar
o no obrar de determinada manera" (p.12). El caso extremo de
la persona no libre es el esclavo. Por eso Hayek se refiere a la
usanza griega de acuerdo a la cual el estatus de la persona
libre (eleutheria) est en contraste con la del esclavo. Luego
insiste, como lo hacen muchos otros autores, en que "libertad"
en este sentido "se refiere solamente a la relacin entre un ser
humano y otro y la 1,nica infraccin a esa relacin es la coercin de un ser humano por el otro. Esto significa, en particular, que la gama de posibilidades materiales entre las que una
persona puede elegir en un determinado momento no tiene
relevancia directa con respecto a la libertad. El escalador de
montaas que se halla en una pendiente difcil y ve slo una
salida para salvar su vida es indudablemente libre a pesar de
que casi no se podra decir que tiene una alternativa." Y "si
ese mismo escalador cayera en una grieta y no pudiera salir
de ella, slo figurativamente se podra decir que 'no es libre'''.
Felix Oppenheim, en su libro Dimensions ofFreedom (1961)
ha intentado esclarecer ms este concepto. La libertad social
ha de ser entendida como un concepto esencialmente relacional
segn el cual la persona S es libre de hacer x con relacin a
otra persona P cuando S no es coercionada por P ni a hacer ni
a no hacer x; decir que S es libre de hacer x simplemente significa que con respecto a todas las personas es verdad que S no
es coercionado por ninguna de ellas (cap.6). Mientras Hayek
comienza su libro diciendo que va a tratar de "aquella condi/():-~1 "- ~/i4
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(nadie me lo impide), pero no tengo la oportunidad. Esta distincin entre la falta de libertad y la falta de oportunidad corresponde al uso corriente. Por otra parte, los dos casos tienen
algo en comn que est incluido en el criterio metafrico de
Berlin de las puertas abiertas o cerradas. En ambos casos mi
no viajar a la otra ciudad es involuntario, en ambos casos soy
forzado a quedarme donde estoy. La expresin "ser forzado" es
ambigua: puede significar "ser forzado a hacer x por alguien"
(ser coercionado), y puede significar simplemente "no tener
otra alternativa que hacer x". En la controversia entre el
libertario y el socialista se juega con esta ambigedad. El
libertario afirma que el proletario no es forzado a vender su
trabajo, queriendo decir que nadie lo fuerza a hacerlo, y el
socialista afirma que el proletario est obligado a vender su
trabajo, queriendo decir que no tiene otra alternativa. 6 Debemos dejarlo as y decir que es un asunto de palabras? Pero el
caso -socialmente importante- del contrato de trabajo del
proletario con el capitalista es notablemente diferente del ejemplo de la persona que quera viajar a la prxima ciudad. En
ste era posible distinguir claramente entre el impedimento
causado por otras personas y el causado por otras contingencias. En el caso del contrato de trabajo entran ambos factores.
Es verdad que el proletario no tiene, en general, otra alternativa que aceptar la oferta del capitalista; si es forzado (aunque
no por l) a aceptar esta oferta, la situacin contractual es una
en la que (a pesar de lo que opina Milton Friedman) el proletario no entra voluntariamente. N o est siendo coercionado, pero
obra bajo coaccin. El capitalista (o el sistema capitalista) est
abusando del hecho de que el proletario no tiene alternativas
y se puede decir que esto al menos se acerca a la coercin.
Hablar de capitalistas y proletarios parece, en todo caso
despus de Marx, una excesiva simplificacin, pero esta terminologa es todava una ayuda en tanto que los captalistas
son definidos como teniendo medios de produccin y los proletarios como no tenindolos y es, claro est, este hecho -que
una de las partes posee medios de produccin y la otra no-lo
que cuenta para la asimetra en su relacin contractual. Los
medios de produccin son los recursos para poder ganarse la
vida. Lo que, en general, han sido las oportunidades para una
accin son ahora -ya no estamos tratando un ejemplo de accin arbitraria individual (como ir a la prxima ciudad) sino
243
de mantenimiento de la propia vida- los recursos y stos radican en los medios de produccin. Ahora podemos ver por qu
el modelo de la tajante distincin entre no tener la oportunidad de hacer algo y ser impedido por otras personas para hacerlo -cuando slo esto ltimo se llama falta de libertad- no
es adecuado para el esclarecimiento de la situacin econmicamente central entre el proletario y el capitalista. La situacin est caracterizada por el hecho de que un partido est
ofreciendo al otro un contrato para utilizar los recursos (oportunidades) sobre los que el primer partido tiene el poder, sabiendo que el otro partido no tiene acceso a recursos independientes (ya no existen tierras libres para la agricultura). Esto
se disimula ideolgicamente cuando se dice, como lo hace
Milton Friedman, que el grupo familiar proletario "no tiene la
necesidad de entrar" en el contrato, porque "tiene siempre la
alternativa de producir por s mismo directamente" (vase p.
238). La situacin no es descrita correctamente cuando la relacin entre el proletario y el capitalista se asimila a la relacin entre dos productores que pueden decir si prefieren co-.
operar intercambiando sus productos o permanecer independientes.
Por lo tanto, los contratos entre los ricos y los pobres son,
aunque formalmente libres, esencialmente asimtricos. La
asimetra es la del poder sobre los recursos. Aunque en teora
todo contrato de mercado conduce a una dependencia simtrica de cada una de las partes de la otra, un contrato en que una
parte tiene -con respecto a aquello de que se trata en el contrato- todo el poder o la mayor parte de l sobre la otra, tiene
como resultado una dependencia unilateral. Aunque la manera en que el trabajador depende del capitalista -en un
capitalismo no moderado- es esencialmente diferente de la
manera en que el esclavo depende de su seor, tenemos aqu,
no obstante, un poder unilateral y la correspondiente dependencia unilateral.
Ahora bien, considerar que esta dependencia unilateral
-cuando est basada en una libertad formal (no coercin)pertenece a un concepto ms amplio de falta de libertad, es de
importancia secundaria. Tiene sentido distinguir entre un concepto ms amplio de falta de libertad social (dependencia unilateral) y un concepto ms estrecho -en particular, legal- de
falta de libertad social. Pero las cuestiones de sustancia deben
244
donde cada uno es libre de hacer uso de algn recurso, dejando lo "suficiente e igualmente bueno ... para compartir con los
otros" (Second Treatise on Government, 27), sino en un mundo donde todos los recursos ya estn distribuidos. Puesto que
los pobres no tienen libertad para hacer uso de cualquier recurso, ya que todos los recursos ya tienen posesor y la posesin est protegida por el gobierno, cualquier redistribucin
efectuada por la ley tiene que ser entendida como una compensacin del poder unilateral de los ricos que el gobierno garantiza. Por qu ha de ser deber del gobierno proteger la propiedad privada, pero injustificado redistribuirla? Por qu ha
de tener deberes slo con una parte de los ciudadanos? La razn de que una concepcin as desigual de los lmites de la
intervencin legal del gobierno pueda parecer casi evidente
por s misma al liberal clsico, ha sido la idea de que la gente
supuestamente ha existido ya antes del gobierno en un estado
lockeano natural, poseyendo propiedad y que ha sido dotada
de derechos naturales, que entre estos derechos estaba el derecho de propiedad y que el gobierno ha sido creado slo para
proteger esos derechos y, en particular, la propiedad. Pero esta
idea no ha sido slo un mito, sino un mito conceptualmente
confuso, ya que la propiedad no puede existir sin proteccin
legal, en primer lugar. La propiedad no es algo que la persona
puede tener de modo similar a como tiene miembros. Existe
enteramente en virtud de un sistema de derechos y prohibiciones. Lo que el liberal clsico ha olvidado es que la propiedad es una institucin social. Ahora, si cualquier asunto de
propiedad existe tanto en virtud de prohibiciones como de derechos, aquellos que no los poseen estn tan implicados en
ellos, desde un principio, como aquellos que los poseen. Una
sociedad de propiedad privada no est basada en un contrato
implcito entre poseedores de propiedad sino -si se mantiene
la metfora del contrato- en un contrato implcito entre propietarios y no propietarios, y es este contrato desigual lo que
se le pide al gobierno mantener en vigencia.
Pero, entonces, un Estado tal tendra que perder su legitimidad a los ojos de los no propietarios si el gobierno no reduce,
al menos, lo absoluto del derecho de propiedad. La cuestin
ulterior es si la legitimidad no va a requerir el reconocimiento
de un nuevo grupo de derechos, los derechos econmicos mnimos de los no propietarios. Esta podra ser la consecuencia
normativa necesaria que se sacara del reconocimiento de que
246
el Estado moderno no es -como la teora clsica lo querauna unin de propietarios; adems, que ya no hay recursos
libres. Con la ausencia de recursos libres en el Estado moderno, el Estado debe considerarse como atado al deber de garantizar a sus ciudadanos la posibilidad de ganarse la vida.
La fundamentacin de los derechos humanos en la no dependencia (autonoma) puede lograr algo ms. No slo puede
servir de punto de referencia para determinar el contenido de
los derechos sino tambin puede ayudar a comprender la importancia de postular derechos en general, es decir, por qu
parece tan importante no slo establecer ciertas obligaciones
del gobierno sino entender esas obligaciones como obligaciones hacia los individuos y, as, como relaciones inversas a los
derechos de los individuos. Hablar de un derecho implica hablar de algo debido a la persona. As que no es algo simplemente concedido por el gobierno. Esto ltimo permitira un
sentimiento de dependencia por parte del ciudadano. Que el
ciudadano pueda exigir estas cosas como derechos y, por lo
tanto, como algo que le es debido le da un sentimiento de no
dependencia y de respeto de s mismo. En esto consiste la diferencia entre tener slo una legislacin benefactora y tener la
posibilidad de hablar de derechos positivos.
Los libertarios han formulado principalmente dos tipos de
argumentos contra la posibilidad de los derechos econmicos.
El primero est basado en la asuncin correcta de que los derechos humanos tienen que ser -como cualquier otra cosa
sustancialmente moral- universalizables. Se alega luego que
los derechos econmicos no pueden satisfacer este criterio.
Michael Levin escribe "que la libertad negativa pero no la libertad positiva puede ser compartida igualmente por todo el
mundo ... Toda concepcin de derechos que exceda la no
interferencia tiene que jugar al favoritismo". 10 Contina sealando que si todo el mundo se atuviera a los derechos de beneficencia no se producira nada y, por lo tanto, no podra
distribuirse algo; de modo que si todo el mundo se aprovechara de ellos, tales derechos se convertiran en autodestructivos.
Esto, agrega, "est encubierto por nuestra tendencia a imaginarnos que la gente va a seguir trabajando". Esta imagen contiene la insinuacin -extendida entre los libertarios- de que
un derecho establecido para aquellos que no pueden trabajar
podra ser aprovechado para ser exigido por aquellos que simplemente no quieren trabajar. No quiero negar que aqu hay
problemas, pero parece ridculo ver la entera concepcin de
los derechos econmicos a la luz de su posible abuso. Levin
prosigue luego a sealar que de cualquier modo estos derechos no son universales en tanto que el hacerlos efectivos para
253
algunos va a expensas de otros (p.91). J. P. Day l1 trae el mismo argumento y concluye que esto lleva a la "violacin" de los
"derechos de propiedad" de otras personas.
Aqu hemos llegado al centro de la oposicin libertarista.
La afirmacin que hace es fundamentalmente trivial y la cuestin es slo cmo vamos a evaluarla. Es trivial que si el
desequilibrio entre los privilegiados y los desvalidos es, en
parte, compensado, slo puede serlo "a costo" de los privilegiados. Una compensacin es algo asimtrico pero se efecta slo
para aliviar, en parte, una situacin fundamentalmente
asimtrica. Puesto que los derechos econmicos incluyen slo
las mnimas condiciones de subsistencia, etc., el proceso de
compensacin concluye con una distribucin que todava est
lejos de ser igualitaria. Que un derecho sea un derecho universal no significa que su realizacin pueda no tener diferentes efectos sobre diferentes personas. Por ejemplo, si son ofrecidos servicios mdicos gratis, ellos son ofrecidos a todo el mundo, aun si los privilegiados van a preferir continuar yendo a
los mdicos privados.
Lo que queda como punto final de la disputa es, entonces, el
"derecho a la propiedad" que obviamente tiene que cederse
parcialmente si son aceptados los derechos econmicos. Pero
el derecho a la propiedad no es una libertad civil. Es econmica en su contenido aunque negativa en su forma. Entonces,
parece ocupar una posicin singular dentro del marco del sistema de derechos. En la primera parte de mi artculo ya he
dado razones para no aceptar este derecho en el sentido absoluto en que se lo sostena en el liberalismo clsico. 12 Si el reproche de "jugar al favoritismo" es apropiado en algn lugar,
lo es aqu, ya que el derecho de acumulacin ilimitada de propiedad se realiza siempre a expensas de otros.
El punto de referencia fundamental para la cuestin de la
universalidad tiene que ser la dignidad humana. Lo que queremos es una sociedad donde la posibilidad de vivir una vida
respetndose a s mismo no sea un privilegio de algunos sino
el derecho de todos. Este es el punto clave de la concepcin
ampliada de los derechos humanos.
Hay un segundo grupo de argumentos contra los derechos
econmicos que concierne no tanto a su justificacin fundamental como a la practicabilidad de su implementacin. Estos
argumentos estn todos conectados con el hecho de que los
derechos positivos, como derechos a bienes y servicios, plan254
ff
255
256
13
aspirar al consenso con su interlocutor comunicativo y, al mismo tiempo, tender a influenciarlo; pero en P 174 seala que
las dos cosas no se excluyen una a otra. Podemos comprender
mejor lo que Habermas quiere decir consultando P 169 (o B
388). Ah dice que el uso primario del lenguaje no est dirigido
a otros fines; un uso dirigido a otros fines es "parasitario". Y
agrega: que el uso del lenguaje puramente comunicativo es el
primario puede ser demostrado por el hecho de que el otro -el
perlocucional- presupone el ilocucional.
En efecto, es trivial que el uso perlocucional del lenguaje
supone su uso ilocucional: si la otra persona no entiende lo
que le digo, no puedo influenciarla por medio de lo que digo.
Pero resulta de esto que el uso del lenguaje que no se realiza
como medio para un fin es el primario en algn sentido?
Esto tampoco parece ser lo que Habermas quiere decir. En
varios pasajes de ambos textos (por ej.: P 154, B 385, 397 s. )
explica que las acciones comunicativas son tales que los participantes llevan a trmino sus respectivos planes de accin slo
a la base del consenso que obtienen por medio de la comunicacin. Pero si esto es lo que piensa Habermas, entonces lo que
l llama accin comunicativa no es el acto de comunicacin en
s, sino est determinado por la intencin de los participantes
de hacer depender la persecusin de sus fines ulteriores del
consenso que se est logrando en la comunicacin, y es todo el
conjunto de actos dirigido por una tal intencin lo que se ha de
llamar accin comunicativa. Ahora bien, si esta es una interpretacin correcta, la contraposicin que Habermas tiene en
mente no es entre actos comunicativos que son realizados por
otros fines y actos comunicativos que son realizados por s
mismos. 2 La contraposicin es, ms bien, entre dos diferentes
maneras de subordinar los actos comunicativos a los otros fines que uno tiene. Esto explica por qu Habermas distingue
las acciones comunicativas por una especie de actitud -la
orientacin por el consenso- y no por una estructura especfica. Sin embargo, sera ms apropiado decir que l hace ambas
cosas. Puesto que la diferencia entre este nuevo sentido de la
accin comunicativa y los actos comunicativos como tales no
se establece explictamente, parece haber una tensin entre
los dos conceptos en la exposicin de Habermas en ambos textos. 3 De un lado, l parece embarcarse en un anlisis estructural general del uso del lenguaje; del otro, tiene en mente una
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comunicativa. En los otros casos, ... cuando l (el hablante) persigue metas ilocucionarias a las que el oyente no puede responder
con razones, como en los imperativos, el potencial para discernir
las razones contenido siempre (?) en la comunicacin lingstica
se queda sin ser usado. (B 410)
Conclusin. Ahora puedo tratar de decir cmo creo que podran corregirse las cosas. Ante todo, el confuso trmino "orientado hacia el consenso" debera ser abandonado, puesto que se
refiere a una actitud (o actitudes) y no a la estructura de las
acciones. La va quedara libre, primero, para una pura relacin estructural de actos comunicativos en general. Segundo,
se puede decir que dentro de esta clase general de actos
comunicativos hay una amplia subclase caracterizada por el
hecho de que lo que yo llamara efectos perlocucionarios
estndar de estos actos comunicativos -creencias en el caso
de actos comunicativos asertricos, intenciones en el caso de
imperativos- puede ser interceptado por un "no" o una reaccin de suspenso del oyente. Tercero, dentro de esta subclase
tendra que distinguirse otra subclase caracterizada por el
hecho de que esta intercepcin tiene el sentido de poner en
tela de juicio la exigencia de validez del acto comunicativo. Ni
siquiera esta subclase de una subclase de actos comunicativos
se refiere a lo que llam al principio de este artculo una accin comunicativa en el sentido especial de Habermas, pero
corresponde al otro criterio suyo para las acciones comunicativas: que contienen exigencias de validez. Ahora se puede
reformular lo que quiere decir l con su tesis de que los actos
comunicativos -ahora tendramos que decir: actos comunicativos de esta subclase de una subclase- no estn orientados
hacia el xito de manera que no tienen que depender de una
actitud: que el hablante logre su meta perlocucionaria estndar
depende, en el caso de estos actos comuni-cativos, de si el oyente
no pone en tela de juicio la exigencia de validez del acto del
hablante o, si la pone, depende de la habilidad del hablante
para demostrar que lo que dice o implica al decir es efectivamente vlido. Queda por ver si Habermas se reconoce en esta
reinterpretacin.
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Notas
1 Me referir con "P" a la ponencia de Habermas y con "B" a la Theorie des
kommunikativen Handelns. [Trad. castellana: Teora de la accin comunicativa, Taurus, Madrid 1988]
2 Esto es confirmado por el hecho de que en B 438 Habermas habla de
acciones comunicativas que son realizadas por s mismas como el caso especial que l llama "conversacin".
3 Hay algunos pasajes donde Habermas parece distinguir claramente las
acciones comunicativas como un tipo de interaccin "coordinada por actos
lingsticos", de esos actos en s mismos (cfr. B 150 s.). Pero esto est en
discrepancia con su intento de clarificar el sentido de la accin comunicativa
por medio de un anlisis de los actos del habla como es efectuado en B 387
ss. No es la accin comunicativa en su nuevo sentido de actitud, sino los
actos de habla los que son portadores de una "exigencia de validez".
4 No tomo en cuenta el tercer tipo habermasiano de exigencia de validez:
la sinceridad. Este es efectivamente tambin un asunto intersubjetivo pero
no requiere una orientacin especial hacia el consenso. Slo la intencin de
ser sincero podra llamarse una orientacin hacia el consenso, pero esto
sera de nuevo un asunto moral y no estructural. Adems , sospecho que la
conexin que Habermas hace entre el problema del acceso privilegiado a los
propios estados de conciencia y el problema de la "accin dramtica" en sociologa, es confusa. La accin dramtica no concierne a aquellos atributos de una persona que son estados de conciencia, sino ms bien a las disposiciones (rasgos de carcter) y a los roles (cfr. los ejemplos en la cita de
Goffman en B 136) y estos no son cualidades a las que la persona misma
tiene un acceso privilegiado. La confusin de Habermas aqu es el resultado
de su concepcin global poco clara de un "mundo interior o subjetivo". Si un
tal mundo es definido por medio de aquellas frases en las que una persona
expresa sus estados de conciencia (P. 162), no incluye esos otros atributos
internos como disposiciones para actuar. Yo pensara que lo que ha sido
llamado accin dramtica puede ser relevante para la sociologa slo si se
refiere a los indicios que dejan ver cmo actuara una persona en relacin
con los roles y con otras expectativas normativas.
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