TEORA DEL TNEL: EL PRE-TEXTO DE RAYUELA

Margarita Daz de Len Ibarra

Universidad Autnoma Metropolitana-Unidad Iztapalapa, Distrito Federal, Mxico

Resumen:
En este trabajo se revisa la Teora del tnel como prefiguracin de Rayuela. Tanto el
surrealismo como el existencialismo se presentan como dos vetas del universo cortazariano,
dos actitudes que evolucionan en modos de aprehender la realidad y, que como fin ltimo,
pretenden crearse como antropologas:

Rayuela, desde que se publicara en 1963, no ha dejado de suscitar una especial atencin,
una suerte de fascinacin, tanto para lectores como para crticos literarios. Sin embargo, son
pocos los estudios que la relacionan con los textos tericos y crticos escritos por Cortzar
en los inicios de su carrera literaria 1. Cortzar escribe Teora del tnel en 1947, mientras
trabaja como secretario de la Cmara Argentina del Libro, despus de renunciar a su ctedra
de literatura francesa en la Universidad de Cuyo, en Mendoza. Se trata de un largo texto
con un subttulo iluminador: Notas para la ubicacin del surrealismo y del
existencialismo. Estas dos vetas son, en el universo cortazariano, actitudes que
evolucionan en modos de aprehender la realidad y, que como fin ltimo, pretenden crearse
como antropologas: la primera, mediante la magia, lo onrico, la restitucin de la
inocencia; la segunda, a travs de la trascendencia de la soledad y la bsqueda de la
1

Aparentemente uno de los pocos textos que hace hincapi en la relacin estrecha entre Teora del tnel y
Rayuela se encuentra en: Sal Yurkievich. Un encuentro del hombre con su reino. Prlogo a Teora del
tnel. Obra Crtica/I. Madrid: Alfaguara, 1994. No hay una ubicacin concreta de otros textos que aborden
esta relacin, en cmo la maquinaria literaria descrita en Teora del tnel se activa en Rayuela. Las
referencias de Teora del tnel corresponden al nmero de pgina que se encuentra entre parntesis.

libertad. Ambas son empresas extraliterarias que rompen tradiciones y dogmas artsticos;
rechazan, entre otros, el culto al Libro, basado en su fin esttico y en su calidad de objeto
de arte. (100-115)
En Teora del tnel, Cortzar realiza un recorrido histrico de la novela, de sus
preceptivas, de sus escritores y de sus obras. Pasa del clasicismo al romanticismo, para,
finalmente, establecerse en las primeras dcadas del siglo XX cuando se advierte la
aparicin de un tipo de escritor para quien la nocin de gnero se le da con la perspectiva
visual de barrotes, crcel, sujecin (46-47). Su funcin, mediante la agresin y la
reconstruccin, ser la de impedir que el lenguaje encauce y conforme sus razones de
expresin.
Esta nueva forma de hacer literatura sin literatura es llamada por Cortzar
caballo de Troya. (Analoga que confirma uno de los sentidos ms importante de la obra
cortazariana: cambiar el lenguaje dentro del lenguaje mismo, cambiar al gnero dentro del
gnero mismo) (67). Dentro, listo para el combate, el nuevo escritor rebelde, barrena el
lenguaje para construir un tnel donde la luz, que de pronto aparece al final, sea diferente.
Este avance en tnel que se vuelve contra lo verbal desde el verbo mismo, denuncia a la
literatura como condicionante de la realidad, y avanza hacia la instauracin de una
actividad en la que lo estetizante se ve reemplazado por lo potico. A esta tarea, Cortzar la
denomina restitucin de lo potico. (54)
Cuando Cortzar habla de lo estetizante, quiere decir literatura preocupada por la
superficie, aquella que slo muestra fragmentos, modos parciales de ser; literatura basada
en tipos o arquetipos que no ingresa en los intersticios ms profundos y sinuosos de lo
humano. Si el lenguaje enunciativo encarcela al escritor rebelde, el lenguaje poticointuitivo lo libera, le da alas. Por tanto, Cortzar propone para la novela un lenguaje

existencial que rompa los cnones de la tradicin, y cuyo sitio sea excntrico, exuberante,
pleno de posibilidades, donde los personajes ya no hablan sino que viven. A este tipo de
novela, Cortzar la denomina novelapoema, creacin esencial que va ms all de lo
genrico, o cobayo, es decir, un espacio de experimentacin literaria. (81)
Ha construido Cortzar un caballo de Troya? Es Rayuela una novelapoema?, un
cobayo? Est fuera de duda que la novela de Cortzar se inscribe en nuestras letras como
una de las obras que inauguran una nueva concepcin de la literatura. Hay en ella
elementos inditos en el mbito de la narrativa hispanoamericana, rasgos propios de la
modernidad: lo fugaz en lo perenne, propio del lenguaje potico, se encarnan en su
escritura.2 Una configuracin presentada a manera de piezas, como un conjunto
heterogneo de escrituras diversas; como una interpelacin continua a la enciclopedia del
lector y a su participacin; en fin, como un ethos ldico e irnico que unifica y diluye los
diversos fragmentos de este artefacto textual en que la realidad se vuelve incierta,
evanescente, sospechosa.
En su ms amplio sentido, la novela de Cortzar posee una funcin emoliente y
subversiva frente a los modelos cannicos que conforman La Gran Costumbre, y una
funcin generadora de modelos alternativos; destruccin y construccin, dos momentos de
una dialctica que se resuelve en la escritura-lectura, por medio del dispositivo
fragmentado, que rige la composicin de la novela en todos sus niveles y que se presenta,
adems, en la estructuracin externa del relato, en la caracterizacin de los personajes, en la
atmsfera, en la disposicin rtmica, en el manejo tonal, en la armadura discursiva.

Maarten Steenmeijer. Rayuela de Julio Cortzar: novela (pos) modernista. Neophilologus, Diario
internacional de Lenguas Modernas, Literatura Medieval y Literatura, vol. 79, no. 2: 253-262, 1995. Artculo
que establece los elementos modernistas en Rayuela y cmo stos evolucionan hacia criterios posmodernos.

Estrategia que determina aqu la concepcin, la representacin y la aprehensin del

mundo.3
En Rayuela lo sublime y lo grotesco se dan cita en una suerte de combinatorias
escriturales. Desde las casillas de Morelli, el texto se torna autorreferente, para instaurar un
nuevo espacio comunicacional: el metatexto. En l la novela se cuestiona y se examina,
poniendo en tela de juicio no slo el gnero mismo sino la tradicin y los protocolos de la
narratividad misma.
Con la figura-Rayuela, Cortzar funda un modelo, una forma para contenidos
inditos. La combinatoria es el plano expresivo, signo de una nueva experiencia frente al
mundo, cuyo campo semntico encuentra su fundamento ltimo en la novedad sensorial
que redunda en un conocimiento indito. Es, adems, manifestacin de distintas rupturas o
discontinuidades; un punto vlico, como dira Vctor Hugo 4, que funde y amalgama
proposiciones esttico-literarias con una gnosis heterodoxa. Por tanto, ni de teoras ni de
fantasmas sino de experiencias, Rayuela nace de la rebelin ya anunciada en Teora del

Para una revisin ms amplia acerca de la dialctica destruccin-construccin en las obras de Julio Cortzar,
consultar: Davi Arrigucci Jr. El alacrn atrapado. La potica de la destruccin en Julio Cortzar. Mxico:
Universidad de Guadalajara. Ctedra Latinoamericana Julio Cortzar, 2002.
4
Cortzar hace referencia al punto vlico en La vuelta al da en ochenta mundos: [] me acuerdo siempre
del admirable pasaje de Vctor Hugo: Nadie ignora lo que es el punto vlico de un navo: lugar de
convergencia, punto de interseccin misterioso hasta para el constructor del barco, en el que se suman las
fuerzas dispersas en todo el velamen desplegado. (I/74)

tnel, edificada, entre otras, con las voces de Rimbaud, Lautramont, Apollinaire 5 y sus
iluminaciones profanas.
En principio, el ttulo de una obra es, inevitablemente, parte constitutiva del texto,
una orientacin, el enunciado mnimo de su proyecto y proyeccin. En este caso un ttulo
Rayuela- que indica dos aspectos fundamentales del proyecto cortazariano: su nocin
ldica y el poder representativo del juego. Como smbolo arquetpico, el juego de la rayuela
sustituye al laberinto cretense que alude al misterio, a lo desconocido y a un secreto
ancestral y central. Es una alegora, un viaje en pos de la plenitud lleno de dificultades y de
azares. Lo que se busca es llegar al cielo, es decir, revelar lo oculto.6
Por tanto, el punto de partida de Cortzar prefigura el itinerario de un hombre (El
Hombre) en busca de su unidad. Esta dimensin religiosa y mstica de Rayuela aclaremosno es teolgica sino ms bien teosfica, inicitica; es decir, busca en la experiencia, en lo
vivencial, el contacto con la zona espiritual. La escritura, por tanto, est determinada por un
proyecto en el cual el juego y el azar, mueven a los personajes y vivifican la escritura.
Pese a que juego y Gran Costumbre se fundamentan en sistemas de reglas y
convenciones, la oposicin entre ambos se torna evidente si consideramos que el juego, en
tanto acto puro, carece de un propsito pragmtico y se nos entrega como manifestacin
degradada del rito, como puente hacia una realidad ltima o trascendente; mientras que la
5

Segn Jaime Alazraki, Desde Rimbaud, Cortzar ha definido ya, en 1941, una de las direcciones ms
poderosas de su obra: la intrnseca relacin entre literatura y vida, el poema como una bsqueda humana y no
exclusivamente esttica, el acto de escribir como una cuerda tendida sobre el vaco pero apuntando hacia una
otredad liberadora y hacia el reverso de los cuadros lgicos de nuestra inaceptable realidad (30). No me
parece, dice en el ensayo [Rimbaud] [] Rimbaud buscar un absoluto de Poesa. Siempre he
pensado que su descenso a los infiernos era una tentativa para encontrar la Vida que su naturaleza le
reclamaba (32). (Cortzar antes de Cortzar. Rayuela desde su primer ensayo publicado Raimbaud
(1941) en Rayuela, Edicin Crtica. Mxico: CONACULTA, 1992). En el mismo artculo se menciona la
influencia de Lautremont quien recorrer, como fantasma, toda la obra de Cortzar, desde la configuracin de
los pasajes hasta la del doble. Mientras que de Apollinaire nacern sus visiones sublimes y grotescas.
6

Mercedes Surez. La rayuela y el laberinto. La Amrica real y la Amrica mgica: a travs de su

literatura. Espaa: Ediciones Universidad de Salamanca, 1997.

Gran Costumbre manifiesta un conformismo frente al mundo. Adems, el juego tiende a la

gratuidad; est regido por el principio del placer y no por el principio de la convencin. Es
cierto que el rito del juego es el campo de formalizacin por excelencia, no obstante, ello
no nos autoriza a homologarlo con las convenciones, pues sus finalidades los separan. Para
Cortzar, la vida y la literatura son un juego. Un juego muy serio, un juego-rito, juegoceremonia, va de acceso. Este proyecto ldico atravesar todos los niveles de su obra,
como un delgado hilo que borda la textura donde se funden los contrarios.
El proyecto cortazariano se anuncia ya, desde las citas que inauguran Rayuela y que
deben ser refiguradas a la luz de lo carnavalesco. La primera, que es obtenida del Espritu
de la Biblia y Moral Universal, sacada del Antiguo y Nuevo Testamento, dice: Y animado
de la esperanza de ser particularmente til a la juventud, y de contribuir a la reforma de las
costumbres en general, he formado la presente coleccin de mximas y consejos [...] La
irona ser, desde este horizonte, mdula del proyecto cortazariano. La segunda cita
pertenece a un texto del humorista argentino Csar Bruto 7, Lo que me gustara ser a m si
no fuera lo que soy (1947), del captulo Perro de San Bernaldo (sic), donde se exponen
ideas de tipo esntrico y estico; ambas consideradas como orientaciones que apuntan a
la excentracin del texto. El primer texto-cita es ambivalente; el segundo es, ms bien,
pardico. De lo culto formal a lo inculto informal. La escritura oscila entre dos extremos:

Carlos Warnes (1905-1980) ms conocido por sus seudnimos Csar Bruto, Napolen Verdadero, Uno
Cualquiera o Jos Spadavecchia fue un notable escritor, humorista y periodista argentino. Al ser cuestionado
acerca de su estilo, Warnes responde:Humor, S, Irona, No: as defina Warnes su creacin; siempre dentro
del lmite del buen gusto y de la generosidad hacia el gnero humano. El humor como una forma de piedad.
En: http://www.criticadigital.com/impresa/index.php?secc=nota&nid=38309. (consulta: 9 de junio de 2010).
En La vuelta al da en ochenta mundos (1967), Cortzar alude a Csar Bruto en su texto Ms sobre la
seriedad y otros velorios: Pero seamos serios y observemos que el humor, desterrado de nuestras letras
contemporneas (Macedonio, el primer Borges, el primer Nal, Csar Bruto, Marechal a ratos, son outsiders
escandalosos en nuestro hipdromo literario) representa mal que les pese a los tortugones una constante del
espritu argentino en todos los registros culturales o temperamentales [] (I/56)

del que se reconstruye, el moralizante, al que se construye, el patafsico; de la seriedad de

la mxima, a los juegos del lenguaje.
El texto se inaugura con un epgrafe obtenido de una carta que Jacques Vach le
enva a Breton y que traducido dira: Nada mata a un hombre como verse obligado a
representar un pas; as abre la primera parte: Del lado de all (del captulo 1 al 36). La
segunda parte, Del lado de ac (del captulo 37 al 56), utiliza como epgrafe una cita de
Apollinaire extrada de su drama surrealista Los pechos de Tiresias y que traducido dira:
Es necesario viajar lejos cuando te gusta tu casa. Ambos epgrafes apuntan al viaje, al
traslado. Desde un irse para retornar, Cortzar plantea la bsqueda como sino del hombre,
guiada, si se quiere, por los Captulos prescindibles o De otros lados, que abarcan del
captulo 57 al 155.
Esta forma de desordenar para ordenar el libro, a partir de una primera articulacin
sobre la que se despliega una segunda, que ser tercera, est expuesta en la separacin de
los captulos. Triplemente articulado, el texto posee una forma abierta puesta en
movimiento a travs del llamado Tablero de direccin, mediante el cual se establece un
dilogo entre texto y lector que ya no leer como siempre porque el camino ha dejado de
ser recto. Es el juego de la bsqueda llevada al extremo, una arremetida contra toda
modalidad convencional de hacer y de leer literatura. Por ello es que Rayuela, desde la
literatura debe ser comprendida como anti-literatura, como negacin del convencionalismo
impuesto desde el clasicismo.
Niega, Cortzar, en primer trmino, las convenciones de la lectura, al invitar al
lector a elegir, como en un juego, entre dos posibilidades de acceso. La convencional, de
principio a fin, y la que se inicia empezando por el captulo 73, siguiendo luego en el orden
que se indica al pie de cada captulo, abriendo as el metatexto-Morelli. Advertimos,

entonces, una triple estructura: la doble del texto-tutor y la de los captulos metatextuales,
centro de la doble articulacin, lo que nos orienta a establecer que el Tablero de direccin
bien puede ser entendido como Instrucciones para leer Rayuela, desde una perspectiva
mltiple, es decir, hipertextual.
Mientras que la primera lectura contiene la narracin y la descripcin del acontecer,
donde reside la lexia mnima, en los llamados Captulos prescindibles, incluidos en la
segunda opcin de lectura, abundan disquisiciones y citas, paradjicamente independientes.
En ellos el autor se sita en un plano distinto al de la narracin. Son expansiones de sentido
de lo que est en germen en la textualidad. As, en la segunda lectura surge lo que
podramos llamar un modelo de mundo, un sesgo literario, esttico e ideolgico que
subyace en la narracin. Es inevitable interrogarse, ahora, qu motiv a Cortzar a incluir
en su novela un Tablero de direccin? La doble lectura muestra una superposicin de dos
diseos: el diseo superficial, que corresponde ms o menos a una interpretacin o una
experiencia media del vivir, y el diseo profundo que denuncia secretas conexiones. Al
proponer los dos en lugar de suprimir el primero- el autor revela la estructura de un mundo
con dos capas diferentes de penetracin: aprender del mundo o aprehender el mundo.
Al concebir su texto en torno a lecturas posibles, Cortzar abandona el papel clsico
del escritor. Comparte la incertidumbre de los lectores, padece con ellos la gestacin de la
novela, muestra los tanteos de su proceso de produccin. La escritura muestra las
evidencias de su fabricacin. La novela en s ya no devela, la escritura ya no es respuesta,
es pregunta que encuentra respuesta en la lectura. En este sentido, Rayuela es una escritura
en tinieblas, una interrogante y una bsqueda, un balbucir absolutamente humano.
Pero volvamos al Tablero. Desde l, Cortzar le exige al lector jugar el juego,
tomar la decisin, la responsabilidad, para ser su cmplice; y si es as es porque se apela, en

ltima instancia, a promover la proximidad entre el lector y el escritor para, que en un

mismo nivel, ambos se empeen en la creacin de un texto posible, mediante esta figura
dialgica configurada por el trnsito de niveles cada vez ms elevados de conciencia. Ir de
la realidad de siempre a otra posible realidad, de lo elemental, conocida costumbre, a la
excentracin. En este sentido, el texto opera como catalizador de estados de conciencia
excepcionales orientados a poetizar la lectura (y, por ende, la vida) para encontrar las
relaciones secretas entre el mundo y nosotros. Por tanto, el sello de la obra es una bsqueda
centrada en un des-andar el lenguaje. As, entonces, el texto todo abstrado en el Tablero
de direccin- puede ser entendido como un mandala en su versin occidentalizada: como
una rayuela.
En principio, la alusin al problema del lenguaje literario se muestra como una
contradiccin, cuando no como una paradoja, pues en definitiva- la resistencia que
emprende Cortzar emana de su condicin de creador. Es como un especie de contrasentido
al ser el escritor quien des-escribe para configurar un anti-discurso que sustituya lo literario
por lo vital, el verbo por el ser. No de otro modo intenta redescubrir la realidad, fundir el
arte y la vida, buscar la autenticidad de la palabra para abolir los falsos signos que nos
separan de lo primigenio8. Rayuela, entonces, desde la des-escritura, est destinada a
disolver los cdigos lingsticos y narrativos propios del carcter referencial; es un intento
por demostrar que la literatura no es slo lenguaje, sino configuracin de la vida.
Sin embargo, aunque se le acuse, Cortzar no abandona el lenguaje; su desconfianza
no llega al nihilismo que reniega y renuncia; est en guerra con la palabra y para ello ha de
usar, como estrategia, una escritura que avance en tnel, que debe entrever los mecanismos
8

Cortzar, en Hacia una potica, establece una analoga entre el mago y el poeta para exponer los medios
por lo cuales la poesa tiene como propsito vincular el arte a la vida. (Obra crtica/2)

de creacin de la novela misma. Por tanto, escritura es, al mismo tiempo, cuestionamiento
de lo que se escribe, del texto y el acto que ello supone.
La trampa que Rayuela le tiende a la configuracin clsica se asemeja, como figura,
a la tela de la araa9. Una estrella de conexiones, un laberinto de hilos, mandala, dibujo y
camino intrincado que conduce al centro donde se diluyen los opuestos: escritura-figura10,
unidad-desintegracin, Caos-Cosmos; amor-degradacin, Eros-Thnatos, causalidad y
casualidad y ms. Este descolocamiento del pensamiento binario sustituye la oposicin por
la unidad, lo contrario por el ser Eros y Thnatos a la vez, que al ser atrados astralmente
conforman una nueva figura central por des-centrada.
Visto as, la telaraa es la manifestacin sensible de los hilos secretos que mueven al
hombre ms all de la razn. La bsqueda del centro es evidente en todo el cuerpo textual,
espacio donde todo deja de ser, para ser otra cosa; se de-semantiza para semantizar en otro
orden por operacin incantatoria, por atraccin de los heterogneos, por la va potica y
hasta simptica.
Poetizar la accin es hacer de ella un intersticio, una fractura, una apertura a la
reflexin, al hombre universal y su problemtica existencial: su condicin y sus relaciones
con los otros. En este sentido, los actos en Rayuela son crculos que se abren en espiral,
produciendo una tensin intrnseca, que en nada se relaciona con la exteriorizacin de la
trama. Los personajes se mueven en esferas en busca de un orden abierto que les permita
cuestionar el sentido de la vida, poner-se en crisis frente a nada menos- que a la nocin
9

La araa y la tela de la araa (como smbolos del tejido, del tramado literario) son imgenes recurrentes en
la obra de Cortzar. Aparece en los cuentos Llama al telfono, Delia y Las babas del diablo; en Rayuela
(en ms de veinte ocasiones) y en su captulo indito titulado La araa; en su poema, Siempre empez a
llover; en Maravillosas ocupaciones en Historias de cronopios y de famas, entre otras.
10

Daniel Gonzlez Dueas, en su texto Las figuras de Julio Cortzar, aborda el tema de las figuras para
definir una cosmovisin que se traduce en la exigencia de activar la mirada para acceder a las partes ocultas
de la realidad que el pensamiento oriental simboliza a travs del diseo del mandala. Mxico: CONACULTA,
2002.

trivial de la realidad y la posibilidad de narrarla. En otras palabras podramos decir que las
acciones son anti-acciones porque estn provocadas para la reflexin.
Por tanto, el texto es, al mismo tiempo, discusin sobre sus posibilidades, es decir,
metatexto. La obra de Cortzar nos entrega, entonces, los elementos que sirven de puntos
de referencia para cualquier anlisis serio de su escritura y de su configuracin. Por esta
razn, es indispensable el plano metatextual, en la medida en que ste regula y explica la
construccin de su anti-literatura.
El metatexto tiene su asiento en la inclusin de la cita textual, la teora del lenguaje
y la novela, y en la nocin de lectura y lector que propone Morelli. Todo ello, debiera
permitirnos abstraer una va de lectura anti-estetizante que contrasta con la textualizacin
narrativa.
Entendemos cita como la inclusin explcita o disimulada de un texto cualquiera y
de un autor distinto al del texto base; por tanto, es un caso de intertextualidad. Uno de los
errores ms corrientes es sostener que la cita genera un nexo entre el autor que cita y el
autor citado, es decir, la cita sera la evidencia de una influencia o filiacin ideolgica; se
olvida que el efecto de la inclusin de un texto es la transcodificacin. El texto citado
adquiere as un nuevo valor en tanto se contextualiza de otro modo que en el texto
originario. Pero tanto la cita de nombres como de pasajes de diversos escritos en el texto de
Morelli (y en Rayuela en general) se mantienen vigentes en su calidad de documentos de
lenguaje dentro de la obra literaria y es la razn por la cual gran parte del material de que
dispone el intelecto morelliano no est asimilado en la obra ni recreado en s, sino que
se configura dentro de un texto que lo modifica y al cual modifica.
Es claro que Rayuela cabe en la categora de palabra ambivalente como novela
polifnica. Las citas, explcitas o implcitas muestran no slo un fundamento esttico sino

la inauguracin de un estilo que las incluye como elementos de composicin. Para el

analista, las citas explcitas podran resumirse en una lista de nombres que renen pocas,
estilos y saberes dispares. Cortzar espacializa el texto mediante el acopio de discursos
contrastantes: Lvi-Strauss, Musil, Lezama Lima, Anas Nin, cables de agencias de
noticias, notas periodsticas, Bataille, Artaud, Alban Berg y ms. De un modo ms
implcito, abundan referencias directas a una serie de autores como Jarry, Rimbaud,
Heidegger, msicos, pintores y ms. Se trata de referencias simblicas que contendran esa
singular especie de identidad de esencia momentnea, una reunin de conceptos de
cualquier ndole, slo explicados por el contexto que las enmarca.
Como parte del proyecto de escritura, las citas confirma el tejido de la segunda
lectura, en la cual el Tablero funciona como puente que separa y une- la cita con la
teora morelliana, el metatexto disquisitivo con la accin del texto narrativo. Son, adems,
objetos que se incorporan en realidades nuevas, donde adquieren un nuevo sentido.
Cortzar abre, de este modo, su escritura a los ms diversos cdigos culturales, es decir,
pone en relacin a la literatura (la convencin de un gnero y una praxis) con todo el
complejo cultural, vivificando la palabra e integrando los signos recogidos a un nuevo
signo cultural. Por tanto, Rayuela es un hbrido que se instala en la cultura con toda su
carga, como una realidad -autnoma en la realidad- que deviene en cita del texto-cultura.
As, la transcodificacin es el modo de practicar una semiosis permanente, comunicacin
desde la discontinuidad, el dilogo y la polifona: en una palabra, un carnaval, desde su
concepto de ruptura frente a lo instituido.
Se puede afirmar, que Morelli es un portavoz del autor. Esta aseveracin, empero,
carece de valor analtico si no somos capaces de dar cuenta del rol textual de Morelli y de
su visin de la novela y el lenguaje. En otras palabras, Morelli es, a nuestro entender, un

operador textual, un dispositivo que estructura una enunciacin y posibilita un espacio de

coincidencias. La convergencia de transgresiones no es otra que un encuentro entre la
poesa y la crtica, lo que posibilita a que Rayuela sea un signo que nos invita a refigurarlo
como estructura narrativa, como proceso deconstructivo y como obra abierta. Por esto es
que esta obra se hace signo de s misma, es autorreferente y autocrtica. Es decir, el texto
pretende nombrarse a s mismo al desafiar el gnero novelesco, desde la novela misma,
atacando al lenguaje desde el lenguaje mismo. Mecanismo que produce una novela que es
anti-novela. Morelli, como operador, nos va a entregar el mtodo y los atributos de esa antinovela sobre la que especula. Si el objetivo es buscar la apertura de un nuevo orden, hay
que cortar de raz toda construccin sistemtica de caracteres y situaciones; hacer uso de la
irona, la autocrtica incesante, la incongruencia, la imaginacin; hacer surgir la
significacin del montaje de materiales en una suerte de escritura al servicio de una
narratividad y una temporalidad que llamaremos de traslado.
Se advierte, entonces, con claridad que lo que intenta Morelli es subvertir la palabra,
liberar el habla. Una nueva palabra para una nueva relacin con el lector, un cmplice que,
a travs, del acto de leer se monta en el tiempo del escritor, nico modo de conectar dos
presentes diferidos, para configurar as una realidad-otra que culmine en la posibilidad de
construir un acceso a la verdad de las cosas desde una experiencia alterna a la racionalidad.
El acceso potico a la realidad implica una superacin del tiempo concebido como
continuidad. Este tiempo-ahora, esttico y exttico, es tambin lugar atpico y metatpico,
que provoca la experiencia de un estar fuera, un estado alterado de conciencia impone una
embriaguez y plenitud del ahora. Se establece, por tanto, una congruencia entre el tiempo
de la creacin y la creacin del tiempo, donde lo fundamental es comprender que tales

correlaciones responden en ltima instancia a un modo otro de percibir, pensar y sentir: una
aprehensin potica del mundo.
Podramos concluir asentando, primero, que la potica de Rayuela no slo nos
brinda una concepcin de la discontinuidad sino una nocin-otra del narrar. Con Julio
Cortzar asistimos a una escritura fragmentaria que remite a un tiempo y a un espacio
discontinuo con el fin de crear una nueva forma de narrar.
En segundo trmino, el horizonte que nos propone Cortzar no podra ser otro que la
perspectiva revolucionaria, en el sentido de una emancipacin cognitiva, moral y poltica.
En este estricto sentido, Rayuela nos aproxima a una constelacin, a una figura que se
cristaliza en la escritura, interrumpiendo el tiempo ordinario, ofrecindonos nuevos
paisajes.
Rayuela, es una pieza fundamental del pensamiento que no cesa de ser
contemporneo, en cuanto lleva al lmite las posibilidades del narrar, esto es, las
posibilidades mismas de la experiencia, el pensamiento y la expresin. De este modo, toda
la composicin escritural nos invita a una experiencia en que los vrtigos asociativos de la
discontinuidad se correlacionan con el pensamiento hipertextual y el flujo temporal de la
conciencia, lo que se expresa finalmente en la matriz combinatoria. Esta nueva disposicin
significante inaugura una nueva arquitectura que renuncia a los presupuestos sintagmticos
y lineales, abriendo espacio a una forma otra.
Contra la tradicin racionalista, Rayuela es el resultado de la sospecha de la
existencia de otro orden ms secreto y menos comunicable. Un libro que espera todava el
advenimiento de lectores cmplices, cuyo vrtice es el otrora de una escritura que reclama
su presente. Julio Cortzar ha lanzado una saeta al porvenir al entregarnos el balbucir de
una nueva lengua.

BIBLIOGRAFA:
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2009.
Surez, Mercedes. La rayuela y el laberinto. La Amrica real y la Amrica mgica: a
travs de su literatura. Espaa: Ediciones Universidad de Salamanca, 1997.
Yurkievich, Sal. Un encuentro del hombre con su reino. Prlogo a Teora del tnel.
Obra crtica/1. Espaa: Alfaguara, 1994.

Ponencia presentada en el XXII Coloquio Internacional de Literatura Mexicana e

Hispanoamericana. Hermosillo, Sonora, Mxico, realizado los das 11,12 y 13 de
noviembre de 2009. Su lectura se llev a cabo en la mesa 27 Estudios sobre Julio
Cortzar, el da 13 de noviembre de 2009.

Currculo abreviado:
Margarita Daz de Len Ibarra Licenciada en Ciencias de la Comunicacin por el Instituto
de Estudios Superiores de Monterrey. Diplomada en Crtica y Anlisis de la Literatura
Hispanoamericana por la Universidad Iberoamericana. Obtiene el grado con Mencin
Honorfica de Maestra en Letras Modernas por la Universidad Iberoamericana, con la tesis:
El otro Julio: Aproximacin hermenutica a Casa tomada, La noche boca arriba y El
perseguidor. Actualmente es Doctoranda en Teora Literaria por la Universidad
Autnoma Metropolitana-Iztapalapa. Ha sido catedrtica de las materias de Discurso
Literario, Semitica, Anlisis Dramtico, Seminario de investigacin en diversas
universidades privadas de la ciudad de San Luis Potos. Ha fungido como directora de diez
tesis de la Licenciatura de Ciencias de la Comunicacin con orientacin literaria. Ha
coordinado revistas y suplementos culturales de publicaciones peridicas de la regin. Ha
sido coordinadora acadmica de los Diplomados en Literatura, impartidos bajo en amparo
de la Secretara de Cultura de San Luis Potos. As mismo, fungi como representante legal
de la Universidad Iberoamericana en el Curso Propedutico para la Maestra en Letras
Modernas en la ciudad de San Luis Potos. Durante ms de 15 aos ha sido coordinadora de
Talleres de Lectura como actividad particular. Desde 1990, ha realizado publicaciones
peridicas en medios impresos de la ciudad de San Luis Potos. Actualmente se encuentra
trabajando en la investigacin doctoral: Julio Cortzar. Postulados tericos y crticos: El
dibujo de Rayuela, con el apoyo de beca Conacyt.