Filosofía de Davidson - C. Caorsi
Filosofía de Davidson - C. Caorsi
Filosofía de Davidson - C. Caorsi
ISSN: 1665-1324
[email protected]
Universidad Autnoma Metropolitana Unidad
Iztapalapa
Mxico
Caorsi, Carlos E.
Donald Davidson (1917- 2003)
Signos Filosficos, vol. VI, nm. 11, enero-junio, 2004, pp. 189-215
Universidad Autnoma Metropolitana Unidad Iztapalapa
Distrito Federal, Mxico
VI,
CARLOS E. CAORSI*
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CARLOS E. CAORSI
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Davidson, 1984.
Cfr., OGrady, 2003.
Cfr., OGrady, 2003.
Cfr., OGrady, 2003.
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CARLOS E. CAORSI
que exista una ley causal. A diferencia de lo que sucede con las razones, causa y
efecto son conceptualmente independientes, no hay anlisis posible de la causa
que nos permita determinar cuales sern sus efectos. Lo nico que nos permite
prever el efecto, dada una determinada causa, es la existencia de una ley causal
que vincule este tipo de eventos como causa del primer tipo de eventos. As, si se
nos da un acontecimiento determinado y no tenemos conocimiento de una ley
causal, no tenemos modo de saber cuales sern los efectos de se. Sin embargo,
si se nos da una razn, no necesitamos conocer nada ms para saber de que es
una razn. A diferencia de las causas, las razones contienen en s mismas aquello
de lo cual son razones. As, mi deseo de tomar un helado es una razn que explica
que me lo tome y cualquiera que la comprenda sabe a priori que es una razn que
justifica el que yo tome un helado. Nada similar ocurre con las relaciones causales.
Si deseamos optar por una terminologa kantiana, podramos decir que en tanto
que la relacin entre una razn y aquello de lo que es una razn es analtica, la
relacin entre la causa y el efecto es sinttica.
Una de las consecuencias de este enfoque es que slo podemos hablar de
relaciones causales entre hechos determinados si existe una ley causal de la cual
la relacin entre esos eventos es una instancia singular. Por otra parte, en lo que
respecta a la accin humana, estamos habituados a ver situaciones en las que un
sujeto tiene razones suficientes para actuar de un determinado modo y, sin embargo, no lo hace. El constatar este hecho hace difcil sostener que pueda haber
leyes causales que relacionen las razones con aquello para lo cual son una razn.
Porque si existieran tales leyes, entonces si alguien posee una razn para actuar
de un modo determinado, debe actuar de ese modo y sabemos que la mayora de
las veces las cosas no suceden as. Pues bien, Davidson tambin acepta este
segundo punto, pero, sin embargo, sigue sosteniendo que en la accin las razones
operan como causas. La situacin a la que Davidson se enfrenta es pues a la
siguiente:
1 Donde hay causalidad debe haber leyes.
2 No hay leyes causales que conecten las razones con aquello para lo cual
son una razn.
3 Las razones son causas de las acciones.
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EL MONISMO ANMALO
El modo en que Davidson compatibiliza estos tres enunciados dar lugar a su
particular teora de la relacin mente-cuerpo. El primer paso va a ser considerar
qu es lo que opera como causa. Los candidatos naturales para ello son los
eventos. As las relaciones causales son relaciones entre eventos. Luego, de
acuerdo con 1, si un evento a caus un evento b, debe existir una ley causal de la
cual a caus b es una instancia particular. Ahora bien, al decir que un determinado evento caus otro, estamos pensando en los eventos como hechos particulares fechados y no en clases de eventos. Son los particulares y no la clase de los
eventos los que intervienen en las relaciones causales. Cuando decimos que la
erupcin del Vesubio en el ao 79 d. C. caus la destruccin de Pompeya, nos
referimos a la erupcin particular del Vesubio en ese ao y no a la clase de
eventos caracterizable como las erupciones del Vesubio, o a la clase an ms
amplia de las erupciones de volcanes; y lo mismo podemos decir de la destruccin de Pompeya. As, siempre que Davidson habla de eventos, debemos entender que se refiere a hechos particulares fechados, y en tanto tales, irrepetibles.
Ahora bien, stos pueden ser descritos de distintas formas. As, el evento consistente en la erupcin del Vesubio antes referida, admite entre otras las siguientes
descripciones: la erupcin del Vesubio del ao 79 d. C., la erupcin del Vesubio
que sepult Pompeya, la causa de la destruccin de Pompeya. En cualquiera
de los tres casos nos referimos al mismo evento por medio de descripciones
diferentes.
Volvamos ahora a las razones como causas de las acciones. En tanto que
una razn es causa de una accin, la misma debe ser un evento. As, mi deseo de
comer un helado es un evento que se produce en mi. Ese evento puede ser
descrito de distintos modos, al igual que hicimos con la erupcin del Vesubio. Por
ejemplo, puedo describirlo como el deseo al cual hago referencia en este prrafo.
Pero entre las muchas descripciones que puedo hacer del mismo, hay una que
cobra una especial importancia para la cuestin que estamos tratando; a saber, la
descripcin que puedo hacer de ese hecho en trminos neurofsiolgicos. Es decir, el evento consistente en mi deseo de comer helado, puede ser descrito, tambin, como la produccin de un determinado estado de mi cerebro. En este caso
tengo dos descripciones del mismo evento, una en trminos psicolgicos, o mentales, y otra en trminos neurofisiolgicos, o fsicos. Con esto llegamos a uno de
los rasgos de la teora de la relacin mente-cuerpo de Davidson; la identidad de
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lo mental y lo fsico. Lo mental y lo fsico son idnticos en tanto que ambos no son
otra cosa que distintas descripciones verdaderas de los mismos eventos. Uno
ser fsico en la medida que haya una descripcin en trminos puramente fsicos que es verdadera de l, y mental en tanto que pueda ser descrito en trminos
mentales. Ahora estamos en condiciones de mostrar la compatibilidad de los enunciados 1 a 3. Supongamos que un evento a causa un evento b. Como ya sealamos la relacin causal se da entre el evento particular a y el evento particular b.
Ahora bien, parece claro que esa relacin causal se da independientemente del
modo en que sean descritos a y b. Pero si a causa b debe haber por 1 una ley
bajo la cual, en alguna descripcin de a y b, a caus b quede subsumido.
Por otra parte, de acuerdo con 2, esa ley no puede ser una en la cual el evento a
sea descrito en trminos mentales, es decir como una razn, porque no hay leyes
que conecten las razones con aquello para lo cual son razones. Luego, la ley con
la cual a caus b ser subsumido, debe contener una descripcin de los eventos
a y b en trminos que no pertenezcan a lenguaje mental. Y esa descripcin deber entonces realizarse en trminos puramente fsicos. Entonces podemos decir
que si una razn causa una accin hay una descripcin de la misma en trminos
puramente fsicos, con la cual queda subsumida en una ley causal. Hagamos esto
un poco ms claro. Mi deseo de comerme un helado es la causa de que lo coma.
Por 2, no hay ninguna ley del tipo Que una persona desee comerse un helado
causa que se lo coma. Pero si mi deseo de comer un helado fue la causa de que
lo comiera, debe haber una ley causal bajo la cual ese evento pueda ser subsumido.
Ahora bien, mi deseo de comerme un helado admite tambin una descripcin en
trminos puramente fsicos y, por cierto, tambin, el comer un helado. Luego, con
esas descripciones en trminos fsicos, el evento consistente en comerme un
helado porque lo deseaba, cae bajo una ley causal estricta. Lo que debe quedar
claro a partir de esto es que, el que dos eventos se vinculen como causa y efecto
es independiente del modo en que sean descritos; pero el que esa relacin caiga
en una ley causal s depende del modo en que se describan los eventos que la
componen. De acuerdo con lo que hemos visto, explicar una accin supone que:
a) El sujeto tiene una razn para realizar la accin, y
b) que esa razn fue la causa de que la realizara.
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Tambin de acuerdo con Davidson tendramos una ley causal que podramos
esquematizar del siguiente modo:
3. Todo evento que sea F1 causa un evento que es F2.
Esta sera una ley causal que apela en forma exclusiva al vocabulario de la
fsica. Ahora bien, parecera que si tenemos 1, 2 y 3 tambin deberamos tener
una ley de la forma
4. Todo evento que sea M1 causa un evento que es M2,
la cual resultara de sustituir M1 por F1 y M2 por F2 en 3. Pero si esto es as,
entonces contra lo que Davidson afirma tendramos leyes causales que conectan entre s eventos mentales. Sin embargo, Davidson no admite esta conclusin
y su negativa se apoya en lo siguiente; 1 y 2 son verdaderos en tanto que ambos
incluyen descripciones de eventos particulares fechados y las dos descripciones
a ambos lados del signo = son verdaderas del mismo evento. 1 afirma que el
evento que es F1 es el mismo que el que es M1 y, otro tanto, hace 2 para el evento
b. Pero lo que Davidson sostiene es que no podemos pasar de 1 a una descripcin como:
1. Todo evento del tipo F1 es un evento del tipo M1,
y la razn por la cual no podemos hacerlo es que en tanto que 1 afirma una
identidad de instancias, 1 afirma una identidad de tipos. Y lo mismo sucede con
2. Segn Davidson, dado un evento particular fechado podemos encontrar dos
descripciones que sean verdaderas de ese mismo evento una en el vocabulario
de la fsica y la otra en el vocabulario mental. Pero no podemos encontrar para un
tipo de eventos caracterizado en el lenguaje de la fsica, un tipo correspondiente de eventos caracterizado en lenguaje mental. En particular, para un predicado
dado que caracterice una clase de eventos, no es posible construir un predicado mental que determine la misma clase. As, lo que Davidson postula es una
identidad de instancias sin identidad de tipos. Lo que no existe son leyes puente
que conecten el vocabulario mental con el vocabulario fsico. En otras palabras,
no existen leyes psicofsicas. Con esto hemos llegado al segundo punto de la
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Debo disculparme por la simplificacin excesiva, pero es el precio de hacer claras las ideas y no
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alguno de sus bolsillos. Esto parece muy simple. Sin embargo, para poder atribuirle esa creencia debo antes que nada interpretar sus palabras. Se dir que esto
es muy sencillo puesto que hablamos la misma lengua. Y con esto de hablar la
misma lengua, queremos decir que estoy en condiciones de interpretar lo que
dice. De un modo u otro yo tengo una teora acerca de lo que significan las
palabras emitidas por el sujeto y con base en ella puedo interpretarlas. Sin embargo, la existencia de esa teora, si bien es el punto de partida para interpretar lo que
el hablante dice, no necesariamente me permitir hacer una interpretacin correcta, si slo me atengo a ella. Recordemos, por ejemplo, el caso de los
malapropismos. Para tomar un ejemplo del propio Davidson, consideremos que la
seora Malaprop cree que una linda confusin de epitafios significa un buen
ordenamiento de eptetos. Si la seora Malaprop me dice esta es una linda confusin de epitafios y yo me atengo a la interpretacin que mi teora me dicta, le
atribuir la creencia de que esa es una linda confusin de epitafios, cuando en
realidad lo que ella cree y desea comunicarme es que ese es un buen ordenamiento de eptetos. En este caso, no podemos decir que estoy interpretando a la
seora Malaprop en forma adecuada. Mi comprensin correcta de lo que dice
pasa por que interpret sus palabras como diciendo que eso es un buen ordenamiento de eptetos. Por lo tanto, para que se d la comprensin es decisiva la
intencin del hablante de ser interpretado de un cierto modo, y que la interpretacin real de las palabras del hablante por parte del intrprete reconozca esa intencin del primero. En el caso que estamos considerando, la
intencin de la seora Malaprop es ser interpretada como diciendo que eso en
un buen ordenamiento de eptetos y, por lo tanto, mi interpretacin, para ser correcta, debera reconocer esa intencin de la seora Malaprop. Si reconozco esa
intencin, entonces no la interpretar como afirmando que eso es una linda confusin de epitafios, sino que eso es un buen ordenamiento de eptetos. Pero si
esto es as, para comprender a la seora Malaprop, deb abandonar al menos en
parte, mi teora de lo que esas palabras significaban. Cmo explicar, entonces,
el proceso que ha llevado a la comprensin de la Sra. Malaprop por mi parte? La
propuesta de Davidson es la siguiente:9
El intrprete llega a la situacin de interpretacin con una teora respecto de lo
que significaran las palabras que usar el hablante (ms una teora respecto de
las creencias de este, sus hbitos, ettera). Davidson llamar a esta teora, la
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teora previa del intrprete. Al escuchar la proferencia del hablante (en este
caso: esto es una linda confusin de epitafios), el intrprete se da cuenta de que
la interpretacin estndar (la contenida en su teora previa) no es la pretendida;
por ignorancia, inadvertencia o a propsito, el hablante ha usado una palabra que,
a juzgar por la situacin de emisin, no expresa correctamente lo que quera
decir. Lo absurdo o inapropiado de lo que el hablante hubiera querido decir, si sus
palabras se tomaran en el modo estndar, alerta al intrprete de la trampa o el
error, y la situacin de emisin, conjuntamente con las creencias que atribuye al
hablante, le dan la pauta para la interpretacin correcta. Al llegar a esta interpretacin, el intrprete modifica su teora previa, obteniendo como resultado de ello
otra nueva respecto de los que significan las palabras del hablante, que Davidson
denominar la teora al paso del intrprete.
As, en el proceso de comprensin el intrprete ha abandonado una teora
previa y la ha sustituido por una teora al paso. Si analizamos ahora la razn que
tuvo el intrprete para cambiar una por otra, vemos que sta ha sido interpretar
sus palabras del modo habitual, le hubiera obligado a atribuirle al hablante una
creencia absurda. Al resistirse a esto ltimo, el intrprete parte de la base de que
el hablante acta de manera racional y que tiene creencias mayoritariamente
coherentes. En otras palabras supone que el hablante es un ser racional. Con ello
llegamos a uno de los principios que gobiernan nuestra atribucin de estados
mentales, el principio constitutivo de la racionalidad. Ahora, podemos empezar a ver un poco de manera ms clara cuales son las razones por las que Davidson
sostiene la inexistencia de leyes psicofsicas; a saber que la atribucin de predicados mentales y la atribucin de predicados fsicos se guan por principios constitutivos diferentes. Al atribuir un determinado rasgo fsico a un evento no me
guo por el principio de racionalidad porque no resulta racional ni irracional que un
evento tenga o deje de tener un cierto rasgo fsico. El reino de lo fsico es simplemente el reino de lo no racional. Por otra parte, el atribuir un cierto rasgo mental,
por ejemplo, una creencia, no puede hacerse si la atribucin de la misma viola el
principio de racionalidad. El modo en que este principio opera quedar ms claro
si volvemos a la situacin de interpretacin. Como sealamos, el intrprete renuncia a interpretar las palabras del modo estndar para no atribuirle creencias absurdas al hablante. Pero, en qu medida una creencia puede considerarse absurda?
Porqu la creencia de que esto es una linda confusin de epitafios, resultara
absurda? La clave reside en el esto. Sin duda, no es siempre absurdo atribuirle
a alguien la creencia de que esto es una linda confusin de epitafios, no lo es
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INTERPRETACIN RADICAL
Lo que Davidson denomina interpretacin radical es la interpretacin de las
proferencias de un hablante de un lenguaje totalmente desconocido para nosotros. La situacin es, en parte, diferente de la que debimos enfrentar en el caso
de la seora Malaprop. En esa situacin la seora Malaprop nos deca algo y
nosotros en el momento de interpretar sus palabras le atribuamos una determinada creencia. La cuestin era que no podamos atribuirle creencias absurdas y
para ello debamos renunciar en ese caso a la traduccin homofnica. El problema en el caso de la interpretacin radical vara en que podemos suponer menos
acerca del hablante de lo que podamos suponer acerca de la seora Malaprop y
ni siquiera tenemos una teora previa acerca de la lengua del hablante, ya que se
trata de una lengua totalmente desconocida para nosotros. Luego, nos enfrenta-
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mos con un hablante respecto del cual slo supondremos que intenta comunicarnos algo, y que eso que intenta comunicarnos es algo en lo cual cree. Despus, el
problema es, debido a la poca informacin, en qu medida podemos acceder al
significado de lo que dice?
El supuesto del que partiremos es que el hablante profiere cierta oracin y
nosotros sabemos que l considera esa oracin como verdadera. La pregunta es
si eso es suficiente para conocer el significado de la oracin? Veamos en detalle
este punto. En primer lugar, consideremos lo que este supone:
i) El hablante tiene una creencia (cree en la verdad de la oracin) y esa creencia
opera, entre otras cosas, como causa de su proferencia de la oracin. Es decir,
profiere la oracin porque cree que es verdadera y presumiblemente porque
desea comunicarnos algo con ella.
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la creencia del sujeto de que la oracin es verdadera, seguimos sin poder interpretar lo que dice.
Luego se hace necesario introducir:
iii) Los rasgos del entorno descritos en ii) deben tener carcter objetivo.
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como racional. Es decir, supusimos que las creencias del sujeto justifican su proferencia dando las razones que tuvo para ella. Luego, si no interpretamos su
proferencia como una accin justificable racionalmente no estamos en condiciones de asignarle creencias y con ello de acceder al significado de lo que dice. Es
decir, si el sujeto que emite los sonidos, lo hace porque s, sin ninguna justificacin
racional, entonces no podemos ni atribuirle actitudes ni creencias ni acceder al
significado de lo que dice. Por lo tanto hay un supuesto central que opera en la
base de la interpretacin radical:
vi) El hablante es un ser racional (Principio constitutivo de la racionalidad).
Ahora s, con la base de los supuestos i)-vi) estamos en condiciones de interpretar las proferencias de un hablante de una lengua desconocida.
DICOTOMA SUBJETIVO-OBJETIVO
Entre los supuestos que hacen posible esta interpretacin, se encuentra el de la
existencia de un entorno objetivo y accesible por parte de hablante e intrprete.
Y no cabe duda que esto est lejos de ser admitido por una aclamacin filosfica.
Entre otras, las objeciones escpticas respecto de nuestro conocimiento del mundo exterior ponen en cuestin la accesibilidad a ese mundo objetivo y con ello el
supuesto de que nuestras creencias son en su mayora verdaderas. En una misma veta, la amenaza de caer en el solipsismo pone en cuestin la existencia
misma de la tal pretendida objetividad.
Luego, la defensa de la explicacin anterior respecto del modo en que es
posible la comunicacin entre hablantes, hace necesario eliminar las objeciones
escpticas. Es decir, asegurar, por parte de hablante e intrprete, el acceso a ese
mundo objetivo compartido. Las dudas respecto de dicha accesibilidad surgen del
papel que juegan los sentidos en la misma. Podramos resumir del siguiente modo
la forma en que se generan las dudas escpticas. Conocemos el mundo exterior
por medio de la estimulacin que produce en nuestros receptores sensoriales. El
imput sensorial, o los sense data, constituyen toda la informacin que podemos
obtener del mundo exterior. Pero no debemos confundir este imput sensorial, que
tiene carcter subjetivo, con los objetos que lo causan que tienen carcter objetivo. Nuestro punto de partida son estos datos subjetivos y nuestra imagen del
mundo exterior construida a partir de stos, en la medida que los organizamos por
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medio de sistemas de conceptos. La duda escptica se introduce, entonces, tomando la forma de la pregunta cmo sabemos que esa imagen que construimos
del mundo a partir de esos datos corresponde de modo fiel al mundo del cual es
imagen? No son pocas las veces que los sentidos nos engaan, como lo muestra
el argumento cartesiano del sueo y los mltiples casos de ilusin sensorial, como
para que podamos confiar en los mismos. Pero si esta nica fuente de acceso a
lo que nos rodea, resulta indigna de confianza, parece que estamos destinados a
permanecer en la ms completa incertidumbre respecto del mundo que nos rodea. En realidad, el mundo podra ser totalmente diferente de cmo creemos que
es. La sombra de esta duda descansa, en opinin de Davidson, en dos dicotomas
que se encuentran estrechamente vinculadas; la dicotoma subjetivo-objetivo
y la dicotoma dado-interpetacin. La primera de ellas establece una diferencia entre lo subjetivo, sense data, experiencia, imputs sensoriales, y lo objetivo,
el mundo, el medio circundante, la realidad. Esta diferencia establece una brecha
que, en opinin de Davidson, una vez establecida es imposible de suturar. La
segunda dicotoma establece una distincin entre un contenido incontaminado,
sense data, imput sensorial, lo dado y un sistema de conceptos, categoras,
esquemas conceptuales, que organiza esos datos, dando como resultado una visin del mundo. En la medida en que admitimos que esos sistemas de conceptos
pueden variar de un individuo a otro, o de una cultura a otra, debemos admitir que
lo mismo suceda con la visin del mundo resultante del uso de uno u otro de esos
sistemas de conceptos. La consecuencia ahora es el relativismo.
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na a esta mente dotada de sus propios estados internos, dos diferentes facultades, una pasiva por la cual recibe los datos del mundo, y otra activa que los
organiza por medio de sistemas de conceptos.
Podemos representar el modo en que se genera una creencia a partir de un
evento exterior al sujeto, del siguiente modo:
E IS C
donde E son eventos del mundo exterior, IS imputs sensoriales y C creencias,
y donde las flechas indican relaciones causales. As, un cierto evento (E) causa
cierta estimulacin de nuestros receptores sensoriales (IS) y estos causan, a su
vez, una creencia (C) acerca de ese evento. Esta parece una descripcin bastante aceptada del modo en que nos enteramos de lo que sucede a nuestro alrededor. Ahora bien, una vez que aceptamos la dicotoma subjetivo-objetivo, parece
natural clasificar a E dentro de lo objetivo y a IS y C dentro de lo subjetivo. En
una concepcin cartesiana de la mente IS y C son objetos mentales y, como tales,
el sujeto tiene una acceso privilegiado a ellos. Son en ltima instancia aquellos de
los cuales tenemos un conocimiento incorregible. Al decir esto decimos que el
sujeto tiene un acceso a sus contenidos mentales que:
1. ningn otro sujeto tiene del modo en que l lo tiene (lo que se conoce como
autoridad de la primera persona), y
2. que el mismo no puede tener respecto de E.
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descontextualizada, es decir, de los datos puros de la sensacin, nos hemos quedado sin material sobre el cual aplicar los esquemas conceptuales.
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que existan tales da lugar a una cierta incertidumbre de la cual carece en principio el conocimiento de la propia mente. La razn de ello es que los sentidos
pueden engaarnos y de hecho, en ocasiones particulares, lo hacen. De todas
formas como ya hemos visto, la mayor parte de nuestras creencias deben ser
verdaderas, con lo cual si bien los sentidos a veces nos engaan, que lo hagan no
puede ser la regla. De todas formas muchas de mis percepciones simples de lo
que ocurre en el mundo no estn basadas en evidencia adicional, mis creencias
perceptuales son simplemente causadas en forma directa por eventos y objetos
que me rodean.10
Finalmente, el conocimiento de las otras mentes nunca es directo, ni en el
sentido en que puede llegar a serlo el conocimiento del mundo exterior, ni en el sentido en que lo es el de la propia mente. La razn de ello es que el acceso a los
contenidos de las otras mentes siempre se produce en forma indirecta por medio
de la observacin de la conducta. Como desarrollamos en su momento, para
saber lo que otro sujeto piensa, cree, desea, etctera, debo observar su conducta
y en particular su conducta lingstica.
Ahora bien, en opinin de Davidson, el que hablemos de tres tipos de conocimiento no implica que reconozcamos la existencia de tres tipos de realidades
con las cuales cada una de ellos tiene que ver. Como hemos visto, existe un nico
mundo, un mundo de eventos materiales causalmente relacionados, algunos de
los cuales admiten, tambin, una descripcin en trminos mentales. As, estas
tres variedades de conocimiento tienen que ver con aspectos de la misma realidad; donde ellas difieren es en el modo de acceder a la realidad.11 Luego, los
tres problemas bsicos de la teora del conocimiento:
1) Cmo una mente conoce el mundo de la naturaleza,
2) cmo es posible para una mente conocer a otra, y
3) cmo es posible conocer el contenido de nuestras propias mentes sin
recurrir a la observacin y evidencia,
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son tres aspectos de un nico problema, a saber cmo es posible el conocimiento de la realidad? Pese a ello, como ya hemos sealado, ha sido una estrategia
filosfica habitual considerar estos problemas por separado, e incluso considerar
uno de dichos tipos de conocimiento como privilegiado e intentar reducir los otros
dos a ste. La propuesta de Davidson consistir en sostener que ninguno de ellos
puede considerarse en forma aislada del resto y que no es posible llevar a cabo
ninguna estrategia reduccionista. Este enfoque del problema le permitir a su
vez, responder a algunos planteamientos escpticos acerca de los distintos tipos
de conocimiento. La razn de ello es que dichos planteamientos escpticos son el
resultado de mantener separadas las tres variedades de conocimiento. As, una
vez que separamos el conocimiento del mundo externo del conocimiento de la
propia mente, surgen las dificultades, con que se enfrent Descartes, de dar
cuenta de nuestro conocimiento de mundo exterior basndonos en el conocimiento de los contenidos de nuestra propia mente. De modo similar, una vez que
postulamos la independencia del conocimiento del mundo externo de los otros
tipos de conocimiento, surge la dificultad de dar cuenta del conocimiento de las
otras mentes, conocimiento que no puede consistir slo en lo que podemos observar desde fuera. Es decir, una vez que establecemos una brecha epistmica entre
el conocimiento del mundo exterior y el conocimiento de la mente ya no es posible acceder al mundo exterior a partir de la mente, ni acceder a ella a partir del
mundo exterior. Sin embargo, si como hace Davidson rechazamos que las distintas variedades del conocimiento tengan carcter independiente, la posibilidad misma
de plantear estos problemas escpticos desaparece.
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slo en la medida en que interpreto al otro puedo reconocer que nuestros pensamientos obedecen a una causa comn. Pero ser un intrprete exige acceder al
pensamiento del otro, de modo tal que no es posible acceder al estndar de objetividad sin acceder al pensamiento del otro. As, como el estndar de objetividad
es necesario para tener una creencia y tenerla lo es para tener un conocimiento,
el conocimiento de las otras mentes es esencial para el conocimiento del mundo
exterior. De este modo queda claro que el conocimiento del mundo exterior depende del de las otras mentes. Pero por otra parte, no puedo tener conocimiento de las otras mentes sin tener conocimiento del mundo exterior. Ya que slo puedo
tener conocimiento de las otras mentes, si tengo conocimiento del mundo, puesto
que la triangulacin, que es esencial para pensar, requiere que quienes se estn
comunicando reconozcan que ocupan posiciones en un mundo compartido. Es
decir, slo si tengo acceso a las condiciones objetivas del mundo que causaron la
proferencia del hablante y que reconozco como causando determinada creencia
en m, puedo atribuir al hablante dicha creencia y, con ello, interpretar su
proferencia. Luego, el conocimiento de las otras mentes y el conocimiento del
mundo exterior son mutuamente dependientes.12
Por otra parte, en la medida en que no hay objetos mentales, sino que el
contenido de un estado mental est parcialmente determinado por el objeto que lo
causa, que en el caso paradigmtico es un objeto no mental, el conocimiento de
los contenidos proposicionales de nuestras propias mentes no es posible sin las
otras formas de conocimiento. As, el conocimiento de mi propia mente, depende
del conocimiento del mundo exterior y de las otras mentes. Pero tampoco estamos en posicin de atribuir pensamientos a otros a menos que tengamos nuestros
propios pensamientos y sepamos cuales son; porque la atribucin de pensamientos a otros es una cuestin de emparejar conductas de otros, verbales y de otro
tipo, con nuestras propias proposiciones o sentencias significativas.13 As, el conocimiento de nuestra propia mente y de la mente de otros son mutuamente
dependientes.
Como resultado de ello, las tres formas de conocimiento dependen entre s
de modo tal que no es posible concebir ninguna de ellas en forma independiente,
ni tampoco establecer alguna forma de reduccin entre ellas.
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De acuerdo con lo que hemos visto en esta apretada sntesis, para Davidson
hay una nica realidad que podemos identificar con la del mundo material, del
cual el hombre forma parte. En esta concepcin naturalista del hombre coincide
con su maestro Quine. Esta realidad por otra parte, puede ser descrita de modos
distintos, y entre esos modos hemos destacado la descripcin fisicalista y la descripcin mentalista del mundo. Aqu, sin embargo, Davidson se aparta de su maestro;
para Quine la filosofa debe desarrollarse en veta naturalista y en ese sentido no
provee un conocimiento distinto del de las ciencias naturales, el discurso mental
junto con cualquier otro discurso intensional debe ser eliminado. Para Davidson,
por el contrario, en la medida en que las distintas formas de descripcin de la
realidad son irreductibles, no podemos albergar la esperanza de tener un discurso
unificado como el que era perseguido por los neopositivistas. Las distintas formas
de discurso obedecen a sus propias reglas constitutivas y, en tanto tales, a distintos modos de justificacin. Con ello legitima discursos distintos al de la ciencia y
defiende la posibilidad de un discurso filosfico autnomo. La crtica de la dicotoma analtico-sinttico por parte de Quine, a la cual Davidson adhiere, no dejaba
lugar para una reflexin a priori de los conceptos, todo conocimiento es emprico
y la ciencia es el nico tipo de conocimiento.14 Sin embargo, el conocimiento
emprico, tal cual es defendido por Quine, parte en opinin de Davidson de
una concepcin de la mente de tipo cartesiano, y supone la dicotoma dato-interpretacin. Al apartarse de ambas, Davidson vuelve a separarse de su maestro y
a dar lugar a un modelo de interpretacin que lo aproxima a las propuestas de los
filsofos continentales. Quine haba roto con dos dogmas que a su entender sustentaba el empirismo de los neopositivistas, la dicotoma analtico-sinttico y el
reduccionismo, Davidson siguiendo en esto a Quine da un paso ms y seala la
existencia de un tercer dogma del empirismo, la dicotoma dato-intepretacin.
Sus crticas a este dogma15 marcan otra ruptura con Quine y anuncian el fin del
empirismo. Fin que el propio Quine admite16 para el empirismo entendido como
una teora de la verdad, aunque propone rescatar an el empirismo entendido
como una teora de la evidencia. Sin embargo, la deuda de Davidson con Quine
es muy grande, y como ya lo sealamos, la reconoce constantemente. La concepcin del significado de Davidson se puede ver como una continuacin de la
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BIBLIOGRAFA
Borradori, Giovanna, (1996), Conversaciones Filosficas. El nuevo pensamiento norteamericano, Colombia, Editorial Norma.
Caorsi, Carlos E., (2001), De una teora del lenguaje a una teora de la accin intencional:
Una introduccin a la filosofa de Donald Davidson, Len, Asociacin Cultural
Factotum, Coleccin Tropos.
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