La Madre Al Servicio de La Libertad

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DUODA.

Estudis de la Diferncia Sexual, nm 38-2010

MARA-MILAGROS RIVERA GARRETAS


La madre al servicio de la libertad
La libertad, como la poltica, nace de la contradiccin. De la contradiccin
entre el deseo y la mediacin histrica: o sea, de la contradiccin entre lo
que una o uno quiere hacer para ser (o, como solemos decir, para existir
con felicidad) y el sentido que encuentra circulando en su mundo. Esta
contradiccin se da en cualquier relacin social y humana: se da entre una
madre y su hija, se da entre una hija y su padre, entre un hijo y su padre,
entre un hijo y su madre, y as sucesivamente. Pero la matriz y la cuna de la
contradiccin de la que nace o puede nacer libertad es la relacin entre
madre e hija. Porque esta es la relacin primigenia de la vida humana, la
que hace o puede hacer genealoga y cultura, la que sustenta la lengua
materna, la que civiliza o puede civilizar, como sabemos bien en las
sociedades mediterrneas, que hemos conservado el culto prepatriarcal de
les tres mares la abuela, la madre, la hija, un culto y una iconografa que,
para la historia de Catalua, ha estudiado Esther Borrell.1
Pero cuando decimos libertad de qu libertad estamos hablando? Lia
Cigarini, de la Librera de mujeres de Miln, descubri hace ya unos aos
que la libertad no es neutra sino sexuada; es decir, descubri que no hay
entre la gente un nico tipo de libertad, que sirva igual y vivamos igual las
mujeres que los hombres, sino dos. Ella descubri que, en nuestra cultura
occidental, hay dos modalidades de la libertad: la libertad individualista, que
es la propia del hombre moderno y contemporneo sin excluir a
mujeres, un hombre que, con sus derechos individuales, se defiende y
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acta en la sociedad, y hay tambin la que ella ha llamado la libertad


femenina, tambin esta no excluyente. La libertad femenina es ha escrito
Lia Cigarini libertad relacional, libertad que encuentra en otra vnculo,
intercambio y medida.2 La libertad femenina es, por tanto, libertad con.3
Es muy interesante recordar que Lia Cigarini no descubri esta libertad
pensando intelectualmente sino intentando entender una contradiccin de
su vida. La contradiccin que muchas quiz conozcis por experiencia
fue la que se dio entre mujeres que eran jvenes en los aos setenta del
siglo XX y frecuentaban los partidos polticos o los movimientos radicales de
izquierda: ah descubrimos (yo en el movimiento estudiantil de mi facultad
en la Universidad de Barcelona) que la izquierda luchaba por la libertad, s,
pero que esa libertad por la que se luchaba no tena mucho que ver
conmigo, no era lo que yo anhelaba aunque no tuviera las palabras para
decirlo, y ello no precisamente por una cuestin de clase social sino porque
yo haba elegido ser una mujer. Cuando esta contradiccin se hizo insoportable, muchas o bastantes mujeres nos separamos de esos grupos; y as
naci el movimiento poltico de las mujeres de esos aos.
Para tocar la pregunta de hoy, yo voy a trabajar dos contradicciones que
conozco por experiencia: 1) La no libertad de la madre, segn la hija; 2) La
no libertad de la hija, segn la madre. Porque la historia de las mujeres no es
un camino recto de progreso, no es un ir sencillamente de peor a mejor, sino
que es una historia que, como la vida, est hecha de lneas quebradas, de
avances, de pasos laterales, de retrocesos, de asomos a abismos inexplorados cuya direccin es una incgnita, de cadas que son avances... como
le pas a Margarita Porete en su experiencia mstica, que fue (y es) una
experiencia de libertad porque fue y es una experiencia de autoconocimiento que como ella escribi hace ya mucho, a finales del siglo XIII lleva, al
final del camino, al Pas de la Libertad.4
Con frecuencia, cuando una mujer es joven, ve falta de libertad en la vida de
su madre. Esto suele plantearle una contradiccin con su propio deseo de
libertad, una contradiccin dolorosa, porque se da cuenta de que anhela
algo que su madre ya no puede ensearle y que, por eso, puede poner en
peligro la relacin con ella. En mi generacin, esta contradiccin fue
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intenssima: vimos, en nuestras madres, tambin en las de izquierda, una


lealtad al patriarcado que las hijas no podamos comprender. No pondr un
ejemplo de mi propia madre porque no estamos en un grupo de autoconciencia, pero contar uno colateral que me ayudar a explicarme mejor. A
principios de los aos ochenta, despus de un acto poltico feminista en
Barcelona con varias mujeres muy conocidas de la generacin anterior,
Federica Montseny (que era la protagonista del acto haba sido ministra de sanidad durante la segunda repblica espaola, para quien no la
recuerde) me rega diciendo que las feministas de mi edad nos
equivocbamos porque ramos poco leales a los hombres. Yo no supe
decirle nada en respuesta, pero ca en la cuenta de que era un asunto muy
importante y que nos distanciaba como distancia un abismo: pequeo pero
infinito. Hoy puedo decir que fue esta contradiccin lo que ha trado al
mundo el final del patriarcado.
Fue, por tanto, una contradiccin fecunda. Pero hoy me pregunto si no
habr sido una fecundidad demasiado dolorosa. Me pregunto si no hubiera
sido posible encontrar las palabras, hacer simblico, reparar la relacin
madre/hija con palabras que curan, o sea, significando la contradiccin,
hacindola decible y practicable sin romper con ella. Pienso que quiz sea
precisamente de aqu, de este dolor por una contradiccin vital e histrica
fecunda pero no reparada entre madre e hija, de donde sale la pregunta que
nos rene hoy aqu: ese cmo ser libre en presencia de la madre viva?
Qu me habra gustado a m que hiciera mi madre, o que hiciera Federica
Montseny? Y esto me lleva a la segunda contradiccin que quera plantear:
la no libertad de la hija, segn la madre. Pues, con frecuencia, las madres
vemos falta de libertad en la vida de nuestras hijas, a pesar de que las
amemos intensamente; y abrimos contradicciones, con el consiguiente
sufrimiento. Los ejemplos son muchos. Uno es la manera de relacionarse
las jvenes de hoy con el trabajo, con la maternidad, con el dinero. Con
frecuencia la madre teme que la hija acabe marginndose porque no lucha
por una carrera o porque deja el trabajo para estar con sus hijas o hijos
cuando es madre, y nos parece poco previsora con su futuro y demasiado
dependiente de los hombres. Nos cuesta, en realidad, distinguir la libertad
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femenina, la libertad relacional, y, sobre todo, aceptar sus costos, que son
costos principalmente econmicos y de poder social.
En otras palabras, se abre una contradiccin dolorosa cuando la madre
encamina la vida de su hija adulta en nombre de una libertad que es libertad
individualista, y la hija busca, en realidad, la libertad femenina (que es libertad
relacional). Yo veo en el presente esta contradiccin con bastante frecuencia
entre mujeres emancipadas y sus hijas. El dolor que esta contradiccin
genera es distinto del que trajo el proceso de separacin de los hombres y sus
proyectos que ha llevado al final del patriarcado. Es distinto porque la
bsqueda de libertad femenina por parte de la hija no la lleva a la separacin
definitiva de la madre sino, precisamente por ser libertad relacional la que
busca, le lleva ms bien a un vaivn entre ruptura y reconciliacin. El
sufrimiento que veo, sin embargo, sigue siendo muy grande, y se muestra
con frecuencia en el hundimiento de la hija por depresin que sigue
siendo una enfermedad en aumento entre mujeres,5 por desorientacin, por prdida del deseo, abrumado por la presin de la madre para que
haga lo que ella piensa que la hija tiene que hacer por su bien.
No s qu cambio social del alcance del final del patriarcado traer la
apuesta de bastantes jvenes de hoy por la libertad femenina, por la libertad
que civiliza. Pero s que ha cambiado ya algo sustancial de la organizacin
del trabajo, por ejemplo,6 siendo el trabajo uno de los principales espacios
pblicos de la actualidad.7 He ledo en una revista convencional que, segn
un estudio hecho en los Estados Unidos, se puede decir que hoy los
hombres, en la empresa, haran cualquier cosa por dinero; y las mujeres, en
cambio, no. Es decir, ellas han puesto ya entre lo ms significativo de las
relaciones de produccin, su calidad, la calidad de la relacin, anteponindola incluso al salario.
Por eso pienso que para que hoy una hija pueda ser libre delante de la
madre viva, es preciso que la madre emancipada recoja una herencia de
esas maestras de civilizacin que son las amas de casa, y reconozca el
valor poltico de la relacin de servicio: del ponerse ella la madre emancipada al servicio de la fecundidad de su hija, al servicio de la creatividad de
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la hija. Reconocindole a la hija su ms. Y cuando digo relacin de servicio,


lo digo literalmente, y me refiero tanto al hacer (al prestarle servicios) como
al significar, o sea, al poner en palabras lo que ocurre (que es prestar
servicios simblicos). Pienso que esto es algo fundamental que nos falta.
Creemos que la hija no sale adelante, que no es libre, cuando ella, en
realidad, est buscando otra cosa busca estar en el presente, por ejemplo,
ms que en el futuro y est probando otro tipo de libertad: la libertad
femenina. Su bsqueda propia es su ms.
Cuando la madre no se pone al servicio de la fecundidad y de la creatividad
de su hija adulta, la genealoga femenina y materna se trunca. Es esta
ruptura lo que causa en ambas un dolor que parece irreparable. Lo digo por
experiencia, aunque mi experiencia no haya sido solo dolorosa sino que ha
sido, en realidad, de luz, de luz percibida despus de haberme dejado llevar
por la intuicin eso que se dice que nos distingue a las mujeres a una
relacin de servicio para con su creatividad, una creatividad que es tan
distinta de la ma que, antes, yo no era capaz de reconocerla.
Hay dos imgenes muy vistas y revistas en la historia de nuestro arte que
informan de la genealoga femenina y de su ruptura. La primera expresa la
genealoga femenina entera, esa en la que tambin la hija es fecunda, de lo
que se deduce que fue libre en presencia de su madre viva. Es la imagen de
las Tres Madres, una imagen que hemos heredado de las culturas prepatriarcales mediterrneas y que presenta, de mltiples maneras, una trinidad
femenina de amor, de relacin sin jerarqua, una trinidad obviamente
precristiana. La otra es la imagen cristiana de la Santa Generacin que
solemos llamar Trinidad femenina para no olvidar ese nombre importantsimo, que consiste en la abuela, la madre y el nio, tpicamente Santa Ana,
la Virgen y el Nio. En la Santa Generacin, se pierde necesariamente lo
infinito de la genealoga femenina que la imagen de las Tres Madres, en
cambio, ensea y transmite.
notas:
1. Esther Borrell, Les tres mares. Les arrels matriarcals dels pobles catalans,
Lleida: Pags editors, 2006.

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2. Lia Cigarini, Libertad femenina y norma, DUODA. Revista de Estudios Feministas, 8 (1995) 85-107; p. 88. Vase tambin: Lia Cigarini, Libertad relacional,
DUODA. Revista de Estudios Feministas, 26 (2004) pp. 85-91.
3. Diana Sartori, Libertad con. La orientacin de las relaciones, DUODA. Revista
de Estudios Feministas, 26 (2004), pp. 105-115.
4. Margarita Porete, El espejo de las almas simples, prlogo y traduccin de Blanca
Gar, Madrid: Siruela, 2008 (1 ed. Barcelona: Icaria, 1995).
5. Puede verse: Elvira Reale, Prima della depressione. Manuale dedicato alle donne,
Miln: Franco Angeli, 2007.
6. Sobre este cambio, vase Lia Cigarini, El conflicto entre los sexos en el trabajo,
DUODA. Revista de Estudios Feministas, 19 (2000) 13-26; Ead., El sentido del
trabajo, DUODA. Revista de Estudios Feministas, 25 (2003), 91-99; y Librera de
mujeres de Miln, Palabras que usan las mujeres para nombrar lo que viven y
sienten hoy en el mundo del trabajo, trad. de Laura Mora Cabello de Alba y M
Dolores Santos Fernndez, Madrid: horas y HORAS, 2008, Eaed., Il doppio s:
maternit e lavoro, Miln, Quaderni di Via Dogana, 2008, y Eaed., Imagnate que el
trabajo..., Sottosopra 2009, trad. de Mara-Milagros Rivera Garretas, DUODA.
Estudis de la Diferncia Sexual, 38 (2010), encartado al final de este nmero.
7. As lo sostuvo Lia Cigarini en un encuentro celebrado en La Sala del espacio
Francesca Bonnemaison en mayo de 2007, transcrito en Qu es la poltica de las
mujeres? Dilogo sobre el libro La cultura patas arriba (horas y HORAS, 2006),
DUODA. Estudios de la Diferencia Sexual, 33 (2007), pp. 225-241.

Fecha de recepcin del artculo: diciembre 2009. Fecha de aceptacin:


enero 2010.
Palabras clave: Madres e hijas Genealoga femenina Poltica de las
mujeres.
Keywords: Mothers and daughters Female genealogy Womens politics.
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