Literatura - Eduardo Pons, El Mensaje de Otros Mundos

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Si hace tan slo cuatro o cinco aos alguien

me hubiese dicho que un dia yo prologaria un libro


como ste, hubiera credo que se burlaba de mi.
De m, s, del investigador serio, asptico
(no escptico) que lo tomaba todo a beneficio de
inventario, y que consideraba delirantes la mayora
de las historias de contactados. Pues hete aqu
que ahora estoy prologando el libro de un contactado.
Algo que discurre por cauces semiocultos
por ahora, por debajo de la historia oficiai que creen
vivir los polticos vocingleros y escribir los
historiadores al uso. Porque yo creo que sta es
y sta ser la verdadera historia de nuestra poca...
Y de esta historia oculta, subterrnea, acaso formar'
parte importante el encuentro de Pons Prades
con unos extraterrestres en las montaas
de la Catalua Norte, cerca del ncleo magnetico
del Canig.
Yo, repito, no crea, hasta hace muy poco,
en los mensajes mesinicos . Pero es que en el
que ese aiguien confi a Pons Prades hay algo que lo
hace diferente. Seores, no estamos en presencia de
un Siragusa cualquiera. An hay clases. Pons Prades
no se ha apresurado a montar un tinglado
publicitario, una Hermandad Csmica cualquiera,
con su alucinante experiencia. Se ha limitado
a recoger el mensaje, a transcribirlo y a relatar el
episodio, humildemente, sabindose transmisor
nada ms que transmisor, en este libro que tanto da
que pensar... Porque eso es lo que todos tenemos
que hacer: ponernos a pensar... y a andar. Sin olvidar
la advertencia de Antonio Machado: Caminante,
no hay camino, se hace camino al andar.
(Antonio Ribera.)

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Eduardo Pons Prades


El testimonio excepcional de
una experiencia nica: siete horas a bordo
de una nave espacial extraterrestre.

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Planeta

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Eduardo Pons Prados

El mensaje de otros mundos


Siete horas a bordo
de una nave espacial extraterrestre

Planeta

Algunas opiniones o rie n ta d o ra s.................................


P r l o g o ........................................................................
Len Felipe, poeta csmico, nacido en tierras de
Zamora y m uerto en su exilio mexicano .
In tro d u c c i n ..................................................................

11

15
19
21

Sobre la manipulacin, 22; Aviso a los navegantes, 28.

El mensaje de otros mundos. (31 de agosto de 1981)

37

Quines somos, 37; Nuestros deseos, 37; Nuestras espe


ranzas y nuestros temores, 38; Nuestra advertencia, 38.

Apostillas a un m e n sa je ..............................................

40

Apndices, 46.
COLECCIN DOCUMENTO
Direccin: Rafael Borrs Betriu
Consejo de Redaccin: Mara Teresa Arb,
Marcel Plans, Carlos Pujol y Xavier Vilar

Eduardo Pons Prades, 1982


Editorial Planeta, S. A., Crcega, 273-277,
Barcelona-8 (Espaa)
Edicin al cuidado de Xavier Vilar
Diseo coleccin y cubierta de Hans
Romberg (foto Joan Queralt y Sarah
Mirkovic y realizacin de Jordi Royo)
Procedencia de las ilustraciones: Autor
Primera edicin: junio de 1982

Printed in Spain - Impreso en Espaa


Talleres Grficos Dplex, S. A., Barcelona

Un viaje imprevisto. (Noche del 31 de agosto al 1 de


setiembre de 1981).....................................................
Una larga conversacin y sus prolongados silencios
A bordo de una nave espacial de otro mundo, 57; Co
munidades humanas sin base familiar, 60; Una frater
nidad universal, 62; La formacin de los nios... y el
amor libre, 65; La muerte... ser siempre algo irrever
sible?, 69; Una utopa cada da..., 7/; El silencio: una
clave para la supervivencia, 72; Primer documental en
color, 75; El armonioso orden csmico en peligro, 8J; Con
una tribu centroamericana, 86; Otro documental, 87;
Amor... y compaerismo, 90; La libertad a escala csmi
ca, 92; Los Borbones en candelero, 94; Algo ms sobre
mis interlocutores, 95; El contacto definitivo, 99; Extraterrestres en el Mediterrneo y en la Cerdaa, JOJ; Su
tica de no interferencia, 104; Los desconocidos teso
ros del Universo, 106; Extraterrestres en un poblado
martimo espaol, 7JO; Pequeo bamboleo espacial, JJ2;
Raptos de terrqueos, JJ6; Comida en comprimidos, J/9;
Unos apuntes sobre las Bellas Artes..., J22; Unas notas
sobre los sabios..., J26; Brujos y sacerdotes, J32; Anda
luces y extremeos en otros planetas, J34; Tramo fi
nal, J40.

49
57

Documentos a n e x o s ........................................................ 145


Carta de Juan Garca Atienza, 145; Certificado del doc
tor Josep M. Reguant i Gil, 149; Apndices, 149.

Testigos directos espaoles............................................ 171


Entrevista realizada por Antonio Ribera a Jaime Bordas
Bley, 172; Otros casos espaoles, 190; AI pie de la sierra
de Gerena, 19S.

Una breve semblanza... y unas aclaraciones . . .

201

Una breve semblanza..., 201; ... Y unas aelaraciones, 202.

El terror que viene del cielo... inventado por los


terrqueos.................................................................... 206
Apndice, 211.

Ciudades espaciales... (Made in Tierra) . . .


rase una vez en el futuro. (Advertencia a los pos
tulantes a las Misiones Galcticas) . . .
.
Por qu me escogieron como mensajero . .
.

213
216
220

Apndice, 226.

Apostillas n a les.............................................................. 228


Ultimas noticias, 22S; Hola, terrcolas...!, 228; La gran
esperanza, 233; La Antrtida: gran reserva de alimen
tos, 236.

Pequeo homenaje a Miguel de Cervantes . . .

238

La edad de oro: discurso de don Quijote a los cabre


ros, 238.

Breve eplogo.................................................................... 241


Agradecimientos.............................................................. 243
Libros, revistas y peridicos consultados . .
.
245
ndice onomstico

251

A mis padres, Gloria Prades uo y Eduardo


Pons Sistemas, de los que aprend que mi patria
es el mundo y mi familia la humanidad.
A mis maestros, monsieur y madame Gabarrou,
a los de la Escuela Racionalista Labor y de la
Escola del Treball, que completaron maravillo
samente las enseanzas de mis padres.
A mi esposa y compaera, Antonina Rodrigo,
que, al referirle mi encuentro con ellos, me dijo:
A ti te haban ocurrido siempre cosas extraor
dinarias, pero sta es la ms fantstica de to
das. Sin esta espontnea y previa prueba de
confianza es muy probable que este libro no se
hubiera escrito.

ALGUNAS OPINIONES ORIENTADORAS

El Universo no slo es ms fantstico de lo que


imaginamos; es ms fantstico de lo que podemos
llegar a imaginar nunca.
J. B. S. H aidanb,

fisilogo ingls

Prefiero ser un mono transformado que tm hijo degenerado


de Adn. (P aul B roca, cirujano, neurlogo y antroplogo.)
Las diversas leyes elementales propuestas: darwinismo,
neodarwinismo, lamarquismo, no permiten el hallazgo de las
leyes globales ni cucintitativamente ni, en la mayora de los
casos, siquiera cualitativamente. Lo que, en pleno siglo xx, me
lleva a calificar esas leyes de cuentos de hadas para personas
mayores. (J ean R ostan, bilogo francs.)
Antroplogos que nunca han estado en la selva afirman,
no obstante, que millones de aos de cultura nos separan de
los Aucas (tribu ecuatoriana). Quiz; pero, tras haber com
probado la serena inteligencia, ia profunda solidaridad y el
amor a los nios en un poblado Auca, cabe preguntar si esa
diferencia de millones de aos est a favor o en contra nues
tra... (JoAouiM G rau, reportero y escritor cataln.)
Existen cultras en la Tierra cuyo carcter social domina
la pasin por la cooperacin y la armona, como pasa en las
tribus Zu, en Amrica del Norte. (J ean B rller, escritor y
dramaturgo francs.)
En la topografa de la inteligencia al conocimiento se le
podra definir como la ignorancia aureolada de risa. (C harles
F ort, bibliotecario.)
...Buda, en cambio, me parece im cenizo, pues se pasaba
el da diciendo: vivir es sufrir. Despus vino el otro, el judo
^Jesucristo, y repiti lo mismo: cuanto ms sufres, mejor',
fjate qu panorama. (Maruja Mallo, pintora gallega de la
generacin del 27.)
Vencer a las enfermedades definitivamente no es ninguna
utopa. Recurdese que bastaron un programa de doce aos y
11

120 millones de dlares p ara te rm in a r definitivam ente con la


viruela. (J. P eter Vajk.)

Aunque os he hablado y os hablar mucho contra la gue


rra sigue conversando Juan de Mairena con sus alumnos,
no quiero dejar de advertiros que la paz a ultranza, que es, al
fin, el mantenimiento de una paz asentada en parte sobre las
iniquidades de la guerra, es una frmula hueca, que acaso
coincida con la guerra ms catastrfica de la historia. Porque
una paz a todo trance tendra su ms inequvoca reduccin
al absurdo ante este inevitable dilema: o cruzamos de brazos
ante la iniquidad, o guerrear por la justicia, si eligisemos el
primero de los dos trminos. Quin duda que, en ese caso,
todos los hombres bien nacidos seran guerreros, y pacifis
tas todos los sinvergenzas que pueblan el planeta? (Antonio
Machado.)

S, creo en mis semejantes aunque hablen bajo hipno


sis, y, como tuve el honor de decir, en diciembre de 1979,
ante el Grupo de Estudio Ovni (UFO Study Group) de la
Cmara de los Lores de Inglaterra, el testigo suele ser veraz.
Cunde entre los uflogos especialmente entre los jvenes y
ms "cientifistas, la tendencia a tomrselo todo a benefi
cio de inventario, a hablar siempre del "fenmeno (es ms
asptico), y a considerar "anticuada" la hiptesis extraterrestre.
Domina a estos jvenes un excesivo fetichismo hacia las
estadsticas y los ordenadores, sin percatarse que stos na
cieron del que an sigue siendo el computador ms perfecto
que existe: el cerebro humano, con sus millones de neuronas
y de sinapsis. Y parecen menospreciar la intuicin, como puse
de manifiesto en Mrida, durante el II Congreso Ibrico de
Ufologa. La intuicin permite llegar de tm salto a verdades
que con el mtodo analtico se tardan aos en alcanzar. Y el
papel de la intuicin est hoy reconocido desde Bergson hasta
Einstein, pasando por Poincar, que le llama "yo subliminal",
pero que en realidad es lo mismo.
Existe un nmero inmenso de planetas propicios a alber
gar la vida. Y en ellos la vida se desarrolla sobre bases muy
parecidas a las nuestras, desembocando en un Homo convergens, oue se nos parece mucho; en algunos casos con el mismo
parentesco que puedan tener im pigmeo y un vikingo, y en
otros pareciendo nuestro propio hermano. Los intervalos de
gravidez, de presin atmsferica, de temperatura, son tan re
ducidos. con relacin a la tolerancia que el hombre manifiesta
con respecto a la variacin de estos factores, que, sobre el
nmero inmenso de planetas habitados deben encontrarse,
por miles de millones, cuyas zonas ecuatoriales se parecen a
las zonas ecuatoriales terrestres, con mayor semejanza que la
de las zonas temperadas con las polares...
12

Pero en otros planetas habitados, incluso si nuestros cuer


pos pueden ser similares, la evolucin intelectual debe haber
alcanzado, segn intuimos, una edad que la Tierra todava no
ha logrado alcanzar: la de las comunicaciones interestelares.
En este caso, las diferencias culturales pueden ir acumulndose
y amplificndose sin que ninguna influencia mutua pueda im
pedir el desarrollo de los particularismos extremos. Y un da,
cuando lleguemos a conocer algunas de esas culturas, la sor
presa de los terrqueos ser muchsimo mayor que la expe
rimentada por los europeos cuando descubrieron las civiliza
ciones azteca, inca o china... Sin embargo, no debemos olvi
dar que una conclusin expresada en trminos de probabilida
des puede ser tambin transformada en conclusin estadstica.
Por ejemplo, sabemos que extrayendo una bolita de una bolsa
tenemos nueve posibilidades sobre diez de que sea blanca. El
teorema de Jean Borel, habitualmente conocido por el de "las
grandes cifras, nos autoriza a determinar que sacando de la
bolsa del Cosmos diez millones de bolitas, tendramos la po
sibilidad de disponer, aproximadamente, de nueve millones de
bolitas blancas. De la misma manera, si sobre un planeta es
cogido al azar tenemos nueve posibilidades de encontrar en
l al Homo convergens, podemos deducir que, sobre diez mil
millones de planetas, el noventa por ciento de ellos estn po
blados de Homo convergens. Si sustituimos la probabilidad de
exactitud de nueve sobre diez, supuesto empleado aqu para
fijar las ideas, por una probabilidad tan pequea como se
desee, aunque fuese de una probabilidad por eada mil millo
nes, como el Cosmos es tan vasto llegaramos a la conclusin
de que los planetas habitados por Homo convergens seran
tambin innumerables. Nuestros hermanos del espacio com
ponen, no probable sino seguramente, una masa considerable,
ya que no slo el Universo est habitado sino que sus habi
tantes son nuestros semejantes, nuestros primos. (Antonio
R ibera, Secuestrados por extraterrestres, Planeta, 1981.)

13

PRLOGO

Vivimos una poca maravillosa, pero el espritu del


hombre est tan ocupado en el rendimiento, el xi
to, la destruccin, que descuida lo que acaso sea la
mayor posibilidad del gnero humano.
G en ev iv e V enquelef ,

profesora universitaria

Si hace tan slo cuatro o cinco aos alguien me hubiese


dicho que un da yo prologara un libro como ste, hubiera
credo que se burlaba de mL De m, s, del investigador
serio, asptico (no escptico) que lo tomaba todo a beneficio de inventario, y que consideraba delirantes la mayora
de las historias de contactees, por decirlo con la palabreja
norteamericana.
Pues hete aqu que ahora estoy prologando el libro de
un contactee. Qu puede haber ocurrido para que Antonio
Ribera se decida a dar tal paso? Pues han ocurrido muchas
cosas: Antonio Ribera ha escrito, para empezar, un libro *
sobre abducciones, sobre posibles secuestros de seres hu
manos por extraterrestres. La preparacin de este libro
me ha puesto en contacto con casos y personas que relatan
historias increbles, (Personas crebles cuentan historias
increbles, segn la afortunada frase del doctor Hynek.)
Por otra parte, a mi conocimiento han llegado cada vez ms
noticias acerca de personas que, muchas veces sin ellas
saberlo, al parecer han sido contactadas. Se dira que una
vasta operacin se est desarrollando en el planeta Tierra,
cuyo objetivo, como seala el doctor Leo Sprinkle, sea
acaso el de crear ciudadanos csmicos, Pero por lo menos
es el de programar la palabra manipular no me
gusta a determinados semejantes nuestros, con finali
dades que por ahora se nos escapan. Uno de ellos, Julio F,,
del cual me ocupo extensamente en mi libro citado, se ha
convertido ya, segn las certeras palabras de Jos Antonio
Campaa, en una especie de centralita galctica. Algo
est pasando, desde luego, y algo muy gordo. Algo que dis1. S e cu e stra d o s p o r e x tr a te rr e str e s. E d ito ria l P la n e ta , B arcelo n a, 1981.

15

curre por cauces semiocultos por ahora, por debajo de la


historia oficial que creen vivir los polticos vocingleros
y escribir los historiadores al uso. Porque yo creo que sta
es y sta ser la verdadera historia de nuestra poca.
A principios del siglo X X I tan cercano ya quiz sea
sta la historia que se recuerde y no la de las politiqueras.
Y de esta historia oculta, subterrnea, acaso formar
parte importante el encuentro de Pons Prades con unos
extraterrestres en las montaas de la Catalua Norte,
cerca del ncleo magntico del Canig, donde se sita el
encuentro, tambin, del montaero Jaume Bordas Bley con
un ser que quiz vena, tambin, de arriba. Treinta aos
despus, el encuentro se ha repetido, pero esta vez con
bombo y platillo (perdn por el chiste faciln). Alguien,
procedente del Cosmos, dio un mensaje a un hombre sen
cillo, inteligente, honrado (por favor, dejmonos de una vez
del extranjerismo honesto, que antao slo tena que ver
con el pudor); viejo luchador por causas nobles y perdidas;
quijote l, como buen celtbero, puro de corazn, como
ellos los quieren. (Que yo sepa, jams han contactado con
un poltico, con un militar de alta graduacin o con un
obispo; ni, curiosamente, tampoco con un cientfico; quiz
porque a la ciencia terrestre la ahoga la soberbia.)
Es verdad lo que contaron Cyrano, Fontenelle o Voltaire? 0, antes que ellos, lo que cont Luciano de Samosata?^ Los Viajes de Gulliver fueron de verdad? Y el
Quijote?
Ya s, por supuesto, que luego vendrn los sempiternos
santotomases, preguntando: Pero esto, es verdad? Si no
es verdad les contestara yo merece serlo. Son ver
dad las historias de Shakespeare? Es verdad lo que pasa
en el mundo de la fbula? El largo historial libertario de
Pons Prades hace que algunas de las cosas que nos cuenta
puedan parecer sospechosas, y se puedan atribuir a su ideo
loga. Pero, es esto as, o fue escogido precisamente por
eso, en base a esa ideologa? Cmo podemos saberlo?
Qu fue primero: el huevo o la gallina? Es la primera vez,
que yo sepa, que ellos sean quienquiera que sean ellos
han contactado a un hombre de matiz ideolgico definido.
Pero se da la casualidad o no es casualidad? que esa
ideologa, que esa forma de ver y entender la vida, se

imbrica (s que este verbo le gusta a Pons Prades) ma


ravillosamente con lo que pudiramos llamar la sociedad
csmica.
Si no nos atrevemos a ms, pues dejmoslo asi: como
lo que antao se llamaba una fbula moralizante. Aun
que yo creo que es ms, mucho ms.
Yo, repito, no crea, hasta hace muy poco, en los men
sajes mesinicos. Pero es que en el que ese alguien
confi a Pons Prades hay algo que lo hace diferente. Se
ores, no estamos en presencia de un Siragusa ^ cualquiera.
An hay clases. Pons Prades no se ha apresurado a montar
un tinglado publicitario, una Hermandad Csmica cual
quiera, con su alucinante experiencia. Se ha limitado a re
coger el mensaje, a transcribirlo y a relatar el episodio,
humildemente, sabindose transmisor, y nada ms que
transmisor, en este libro que da tanto que pensar. Porque
es eso lo que todos tenemos que hacer: ponernos a pen
sar... y a andar. Eso s, recordando siempre la advertencia
de Antonio Machado: Caminante no hay camino, se hace
camino al andar.
Anto n io R ib e r a '*

Sant Feliu de Codinas, febrero de 1982.


3. Falso contactado italiano que. adem s, se autoproclam represen
tan te de los e x tra te rre stre s en el planeta Tierra.
4. Cofundador del Centro de R ecuperacin e Investigaciones Subm a
rin as (CRIS) de Barcelona. Bn 1958, con otros tre s estudiosos barcelo
neses, fund el C entro de E studios In terp lan e tario s (CEI). E scrito r y
periodista. Considerado como uno de los m ejores especialistas del m un
do en el estudio del fenmeno Ovni.

2.
All por el ao 165 d. J.C ., el escrito r griego Luciano de Sam osata
escribi una historia verdadera, en la cual re la ta un viaje a la L una...
L os m undos del universo de Luciano estaban habitados y el a u to r supo
n a la presencia de inteligencia e x tra te rre stre e n todas partes.

16

17

LEN FELIPE, POETA CSMICO, NACIDO EN TIERRAS


ZAMORA Y MUERTO EN SU EXILIO MEXICANO

de

Espaa: el drama de un pueblo empecinado en con


vertir la utopa en realidad, lo absoluto en relativo,
el ms all en aqu y ahora.
Giner

de los

Ros

T oda la sangre de E spaa p o r una gota de l u z !

Abajo! Abajo, jugadores tramposos!


Que la nave la lleve el capitn!
El mundo no es del mercader
ni del guerrero
ni del arzobispo...
El mundo esta sombra encadenada y pestilente
ser de quien la redima.
De quien la redima!
Y solo, s, sola,
sola
sobre este yermo seco que ahora riega mi sangre;
sola esta tierra espaola y planetaria;
sola
sobre mi estepa
y bajo mi agona.
Sola
sobre mi calvero
y bajo mi calvario;
sola
sobre mi Historia
de viento
y de arena
y de locura,
y bajo los dioses y los astros
levanto hasta los cielos esta oferta:
Estrellas:
vosotras sois la luz.
La Tierra, una cueva tenebrosa sin linterna
y yo tan slo sangre,
sangre,
19

sangre,
sangre...
Espaa no tiene otra moneda...
Toda la sangre de Espaa
por una gota de luz!

INTRODUCCIN

Len F elipe

En primer lugar os exhorto a sacaros de encima


el miedo a los Dioses y a la Muerte, que, en el
fondo, es un miedo parecido.
E pic u r o

Esta introduccin, lector amigo, no puede ser una intro


duccin corriente, porque el tema que juntos vamos a abor
dar en estas pginas es, por decirlo con palabras de mi
buen amigo Antonio Ribera, uno de los ms importantes
a que el hombre del siglo xx se tiene que enfrentar. Ya
que, de la misma manera que solemos decir que los pro
blemas de Catalua no pueden solucionarse ms que en
focados, hermanados con los que se plantean en el resto de
las comunidades ibricas y, por extensin, que los proble
mas regionales de Europa no tendrn una solucin justa
ms que cuando los europeos formen un haz solidario
con ese afn pacfico por excelencia que es el de equili
brar y moderar el enfrentamiento entre las dos grandes
superpotencias y, a nivel planetario, sepan irradiar anhelos
y esperanzas que sean comunes a la raza humana, pues de
esa misma forma quiz haya llegado el momento de plan
teamos muy seriamente si los problemas de la Tierra el
peligro de la guerra nuclear, que impide gozar de la Vida
con plenitud, el hambre, que mata cada ao a unos cin
cuenta millones de seres humanos, la tercera parte de los
cuales son menores de 5 aos... no vamos a tener que
enfocarlos a escala csmica. Y para ello, naturalmente,
una de las primeras medidas que deben tomarse es la de
inhabilitar a tanto charlatn y vividor como pululan por
ah, y prestar apoyo, colaborando con ellos, a quienes se to
man se han tomado siempre todos los asuntos huma
nos muy en serio.
De ah que, para que la poca o mucha influencia que
estas pginas puedan tener en el lector amigo sea plena
mente positiva, uno haya credo oportuno rodear su ex
periencia de ima serie de textos que demuestran que, antes
de su encuentro con ellos, el autor ya haba conocido hom
bres y mujeres de la Tierra con una visin csmica de la
20

21

existencia, que posean la humanidad y la inteligencia de


los extraterrestres, antes de que stos irrumpieran en nues
tras vidas.

S obre

la

manipulacin

Mis padres eran libertarios. Lo que significa que, desde


muy jvenes, a mis dos hermanos, a mi hermana y a m
ya nos ensearon a vivir libres. Lo ms libremente posi
ble, en un mundo cada da ms violento, agresivo y cas
trador. Primero en nuestro hogar, donde mi padre no peg
ni castig nunca a nadie, prefiriendo explicar, conversar,
razonar, hasta la saciedad, en tomo a los pequeos proble
mas que poda plantear la convivencia. No tanto la del
hogar como la de la escuela o la calle. Al mismo tiempo
se nos despertaba el sentido de la responsabilidad y de la
crtica. Hablar en particular de mi formacin soy el
mayor de los cuatro hermanos y de mi educacin.
Mi padre no slo no castig de obra o de palabra a sus
hijos sino tampoco a los muchos aprendices que tuvo a
su lado. Y esto siendo l un joven obrero en su Valencia
natal. Su emigracin a Barcelona, en 1915, fue debido a un
incidente con el encargado de una fbrica de juguetes
donde mi padre trabajaba. Le tena dicho al encargado
que cuando tuviese algo contra su aprendiz que se lo di
jese a l. Pero ocurri que un da, en ausencia de mi padre,
el encargado le peg al aprendiz (cosa muy corriente en
tonces y durante muchos aos) y al pedirle cuentas, el
secuaz del dueo de la fbrica amenaz a mi padre. Nun
ca lo hiciera! Un compaero de taller el ebanista Cervera me cont lo que sucedi: Mal remate le puso el
encargado, Eduardo. Muy mal remate, porque tu padre,
apenas oy la amenaza, dio inedia vuelta y le sacudi im
puetazo de antologa. Cay al suelo don Santiago el
encargado y no hizo ms que levantarse y tu padre le
solt otro directo. Y as hasta que intervinieron varios obre
ros y se llevaron al encargado a curarlo al botiqun. Me1.
Vase el captulo El m undo alucinante de los aprendices, del
libro de Francisco Candel Ser obrero no es ninguna ganga!. Ediciones
Ariel, Barcelona, 1968.

22

nuda paliza le dio! Yo nunca haba visto a tu padre tan


fuera de s, la verdad. l, que era un hombre pacfico, de
una paciencia infinita, aquel da pareca una fiera dando
golpes... T no puedes saber lo que significaba en aquellos
tiempos el que im obrero aim cargado de razn, como
tu padre le sacudiera estopa a un encargado. ^
S que lo saba, porque nuestra madre nos lo haba ex
plicado: a mi padre lo pusieron en la lista negra de la pa
tronal valenciana de la madera. Era lo que se conoca
por el pacto del hambre. Era uno de los tantos inven
tos de los patronos espaoles y no espaoles para
tratar de someter a los irreductibles. Y, como tantos otros,
tuvo que emigrar y alcanzar la tierra de promisin, que
era Barcelona. Eso explica quiz (porque mi padre no fue,
con mucho, el nico ebanista valenciano sometido al pacto
del hambre), el que el Sindicato de la Madera barcelons
se contase, en la dcada de los aos 20 y 30, entre los
ms revolucionarios de Catalua.
Valga, de entrada, esta puntualizacin: ninguno de no
sotros fuma, ni se da a la bebida, ni es aficionado a los
juegos de azar, ni se ha acostado nunca con una prosti
tuta, ni ha atentado contra la propiedad privada, por lo
menos directa y personalmente, y ha vivido siempre del
fruto de su trabajo, nunca del trabajo ajeno. Sealo todo
esto porque estas particularidades es de suponer influiran
algo, piensa uno, a la hora de ser escogido por los extraterrestres como mensajero suyo. Ms todava: en nuestra
casa jams entr juguete alguno que tuviese relacin con
la violencia, ni en la modesta biblioteca de nuestros padres
vimos nunca libros que incitasen a ella o la fomentasen.
Ni tampoco ninguna publicacin que despertase los bajos
instintos que, como es sabido, cada uno almacena en sus
entraas en mayor o menor cantidad. Otro tanto ocurra
con las pelculas que veamos. Nuestros padres no nos
prohibieron nunca nada. Nos explicaban los inconvenien
tes, las incomodidades y peligros que algunas inclinaciones
podan acarrearnos. Y ramos nosotros quienes debamos
decidir, ya desde muy pequeos, repito, lo que haramos
o dejaramos de hacer. De ah mi nula aficin a las pelcu
las de gngsters, del Oeste o de terror y mi gran pasin
por las comedias musicales y las pelculas cmicas, cuan
do era nio. Por consiguiente no tenamos la menor aficin
2.
Kduardo P ons P rades, Un soldado de la Repblica, E ditorial Grerorio del Toro, M adrid, 197-1.

23

a las armas, ni la ms mnima inclinacin a coaccionar ni


a violentar a nadie. Aimque esto no quiere decir que uno
renunciase a ventilar litigios infantiles callejeros a mam
porro o pedrada limpia, alguna que otra vez. Eso s, cuan
do fallaban los recursos persuasorios; porque yo recuerdo
perfectamente que, a ratos, los avisos verbales dados por
m cancelaban en cuanto oa decir: T lo que tienes es
miedo de pelear!
Hasta que llegamos a julio de 1936, en que, con una
sublevacin militar como entrada en materia, pude com
probar que, en tales circunstancias, la mayor parte de lo
que mis padres me haban enseado no me serva para
nada. Y que para defender mi libertad y mi dignidad y las
de mi pueblo, por supuesto los salvadores de Patrias
no me dejaban otro camino que el de las armas ni otro
afn que el de tratar de eliminar a mi enemigo antes que
l me eliminase a m.
As que no slo tuve que saltar al ruedo ibrico a
matar, sino que, al ser un bachiller recin acuado, me
incorpor a una Escuela de Capacitacin y Mandos del
ejrcito republicano, en Escorial de la Sierra, al pie del
Guadarrama, de donde sal con la graduacin de sargento
instructor de mquinas de acompaamiento. Lo que signic que no slo tuve que aprender a matar yo, sino que
tambin tuve que ensear a otros muchachos a matar. En
tonces, yo me pregunto: si mis padres me prepararon
para vivir en un mundo futuro, el soado por ellos y tan
tos compaeros suyos, fraternal y libre sabiendo muy
bien, porque ellos lo estaban sufriendo en sus propias
carnes, cada da, como luchadores obreristas, que para eso
debamos cambiar el mundo en que vivamos, por estar
inspirado ste en las ms bajas pasiones del hombre,
cabra afirmar, repito, que fui manipulado por mis pa
dres? Y ms an: si esa manipulacin estaba orientada
en el ms puro de los sentidos, cabra adjetivar esa ten
tativa de forma peyorativa?
Pienso, por tanto, que los tripulantes de aquella nave
espacial me hubiesen manipulado, en el mal sentido de la
palabra, si se hubiesen empeado en hacerme ver lo blan
co negro aunque es verdad que me mostraron colores
que yo no haba visto nunca y afirmar que era de da
siendo de noche. O que, de pronto, apareciese un sumo
sacerdote galctico o ima encantadora sacerdotisa, dic
tando rdenes procedentes, por ejemplo, del Orden Su

premo Csmico, y sin otra alternativa que la del acata


miento incondicional y la resignacin irracional.
Por ahora no tengo noticia de la existencia de dogmas
galcticos de ninguna especie, ni de casos en los que a
alguno de los que han tenido contacto con ellos se le haya
ocurrido exclamar: He aqu a nuestros salvadores!, ni que
hayan construido un platillo volante en miniatura, con sus
tripulantes dentro, a modo de una Santa Cena, o imgenes
de sus interlocutores extraterrestres, que los hayan pues
to en un altar, rodeados de cirios encendidos y de lampa
rillas votivas, y que los estn venerando peridicamente.
O, lo que sera mucho peor: que hicieran lo que han hecho
los sacerdotes o brujos tanto monta... por nuestras la
titudes, desde tiempos inmemoriales, que es obligar a los
dems a venerar smbolos o reproducciones de dioses o
vrgenes, de apstoles o de mrtires, etc. Y a un ser
vidor, que conste, sta es la ltima cosa que se le ocu
rrira: dar a mi testimonio el menor toque religioso, evan
glico o mstico, o premonitorio de catstrofes apocalp
ticas o de paradisacas bienaventuranzas de signo sobre
natural.
Sigo creyendo, como antes y como siempre, que son
el Hombre y la Mujer de la Tierra quienes han de enca
minarse el camino se conoce desde antiguo: es el de la
paz y la fraternidad por s solos, resueltamente, hacia
una vida ms digna y ms libre. Aunque a veces, hay que
repetirlo hasta que cale bien hondo en nuestras concien
cias, esa paz y esa fraternidad haya que conquistarlas
luchando a brazo partido y a dentellada limpia.
Sin embargo, ha ocurrido todo lo contrario: ellos los
extraterrestres saben perfectamente que, puestos a in
terferir en nuestros asuntos manipulndonos, quin
fijara los lmites de esa interferencia? Por otra parte, eso
corresponde a un comportamiento, a una actitud presumi
blemente multisecular en ellos la de no interferirse en
vidas ajenas, y no creo que rompan esa noble tradicin
por nada. O tan slo en caso de legtima defensa. Mas,
como ya se ir viendo, ningn tema de los abordados por
nosotros en nuestra larga conversacin, entrecortada de
prolongados silencios present a mis ojos entornos muy
novedosos. La nica novedad consisti, quiz, en centrar
los tan atinadamente, puesto que ante ellos la mente de
imo no descansaba hasta sacar conclusiones claras, contun
dentes e incuestionables. Tanto es as que, en el curso de

24
25

la conversacin, varias veces me hice la misma pregunta:


Pero cmo no haba yo cado en esto antes? Entonces,
si la manipulacin al parecer tan temida por algunos
me serva para redondear el anlisis de cada uno de nues
tros problemas con mayor rapidez y dejar ya, de una vez,
de darle ms vueltas a la noria de los canjilones aguje
reados, no me quedara otra salida que la de gritar: Bien
venida sea, pues, la manipulacin!
Por otro lado odo a la pisada, compaeros!, a
poco que se tenga alguna informacin sobre la odiosa y
perniciosa manipulacin de que la inmensa mayora de
los terrqueos es vctima por parte de la nfima minora,
en beneficio exclusivo del poder y de los privilegios de esta
ltima, quin tiene autoridad moral, en este globo terr
queo de nuestras dichas y desdichas, para acusar a nadie
de manipulaciones, lavados de cerebro, u otras ac
ciones de semejante corte? ^ Ellos me dijeron varias veces
que dejaban a mi libre albedro cundo, en qu forma y
en qu condiciones podra difundir el mensaje, as como
mis impresiones, con las que, naturalmente, pensaba arro
parlo. Imagino que, de haber estado tan sugestionado
por ellos o manipulado, lo mismo da, nada ms haber
sido transcrito el mensaje en mi mente poda haberme
personado en cualquier revista sensacionalista de Europa
que, segn es notorio, las hay en abundancia y asunto
concluido.
Quiero decir que no tena por qu haberme calentado
mucho la cabeza. Pero en lugar de actuar de tal suerte
frivolizando el tema como tantos otros lo hacen, uno
se puso a darle a la mquina, a razn de 2 a 3 horas por
da, a transcribir recuerdos y reflexiones, y dedicado
6 o 7 horas diarias a leer libros y revistas que tratan de
ovnis, publicados en Francia, Espaa e Italia. A los cuatro
meses justos de mi encuentro con ellos decid suspender
las lecturas porque ya tena claros los verdaderos mvi
les de tanta expectacin la cientfica en particular y
tanta especulacin, y me dispuse a dar a todos mis apun3.
Gabriel G arcia Mrquez, Gabo p a ra los amixos, no hace mucho
e.scribi sobre la m anipulacin por pa rte de las potencias occidentales
con los BE. UXJ. en cabeza del m aterial inform ativo que. d ia tra s
dia. sus aKencias desparram an por el llam ado m undo occidental y lbre".
Los ejem plos aducidos por Oabo respecto al tratam ien to dado a la re a
lidad del su r de Asia tVictnam y Camboya en p articular), b astaban y
sob raban para qu itarle a uno las ganas de com prar un diario o volver a
escuchar los diarios hablados de la radio y de la tole. (Polonia y la
h isto ria a p a rtir de agosto de 1939. Diario de Barcelona, 15 de diciem
bre de 1981, p. 7.)

26

tes en vivo cerca de dos mil cuartillas la forma de un


libro.''
Porque para m un historiador que investiga sobre el
terreno, que no abandona nunca el ruedo el libro sigue
siendo el vehculo ms digno que existe para comunicar
con los dems. Pero conste que, de haberlo juzgado til,
hubiese estado leyendo a los especialistas durante se
manas o meses, mxime si me hubiese adentrado algo
le de ambas fuentes, como se ver en la literatura ovniana de fuentes norteamericana o sovitica. He de con
fesar, una vez ms, que con lo ledo ^y no slo respecto
a los ovnis sino, tambin, con referencia a algunos pensa
dores clsicos y modernos he sacado la conclusin de
que mucho de lo que se conoce por erudicin humana,
es ante todo un cmulo de especulaciones, ms ambiguas
las unas que las otras, cuyo principal ropaje es la frase
redonda, la cual, casi siempre hay que reconocerlo
suena muy bien. Por eso no han tenido grandes dificulta
des esos pensadores, para cruzar la barrera del tiempo,
cortando en flor, a menudo, otros frutos del intelecto hu
mano que encerraban genuinas verdades, mucho ms dignas
de atencin y estudio. En una palabra: que no hace falta
tener mucha perspicacia para vislumbrar el objetivo comn
de tanto erudito-parlanchn: el acomplejamiento y el atenazamiento de la inmensa mayora, ya que, cmo sobre
saldran los escogidos, de no existir una masa amorfa e
inculta? Y, en sus mismos niveles, para apabullar a sus
colegas con doctos textos y magistrales comimicaciones, ceban y animan las lides especulativas a las que se
entregan regularmente, con tan poca discrecin como intasable soberbia e insolencia.
O sea, que si fuese posible establecer la gran nmina
la relacin planetaria de las personalidades cuyo
paso por la vida y su nico aliciente no es ms que un
simple cubrir el expediente y cultivar su insaciable ego
centrismo que magnifican y elevan a la categora de dis4.
P a ra sacar adelante este libro he dejado colgadas dos obras en las
que llevo trab a ja n d o varios aos. L a prim era es una novela titu la d a Can
ta ta para Dulcinea, confeccionada con las vivencias de jvenes exiliados
republicanos espaoles, de am bos sexos, que llegaron a F rancia a p rin
cipios de 19S9, siendo nios, y se hicieron hom bres y m ujeres en unos
aos de grandes convulsiones histricas y de inm ensas esperanzas... desde
1939 a 1945. L a segunda obra es un libro histrico testim onial; N ios
torturados, adultos castrados (Espaa, 1936-1975), consagrada y dedicada
a los nios y nias que sufrieron la sdica e interm inable represin
fran q u ista contra los m enores de edad, cuyo nico delito era el de ser
hijos, sobrinos, herm anos, nietos o prim os de vencidos de la g u e rra civil.

27

curso sublime, descocada y leiteradamente, entonces


es muy posible que comenzsemos a ver ms claro y com
prender las verdaderas razones de este ir a la deriva, cons
tantemente, esta nave llamada Tierra. Y de carambola, y
por extensin, el origen de todos los espantosos tinglados
que se han montado en torno al tema de los extraterres
tres y sus incontables, misteriosas y alarmantes prolon
gaciones. Y, por consiguiente, comprobar quines son
nuestros principales manipuladores y de qu recursos se
valen para falsear, adulterar y esterilizar la incomparable
potencia de creatividad popular del pueblo llano, de la
inmensa mayora que, a mi entender, es la causa primera
de nuestro incesante malvivir.
Dir tambin que muchos especialistas, que no nom
brar para no hacerles publicidad, que, al parecer, re
corren el mundo de punta a punta peridicamente para
ilustrarnos sobre nuestro pasado extraterrestre, podran
escribir sus libros, tranquilamente, sin moverse de su casa
y con slo leer y releer, entre otros, a H. G. Wells, a Julio
Verne o a Edgar Alian Poe.

Aviso a los navegantes

De un tiempo a esta parte he ledo cosas tremenda


mente demenciales sobre el fenmeno ovni. Me expli
co: he quedado perplejo, y profundamente alarmado, ante
un interminable rosario de divagaciones y elucubraciones,
en tomo a la mente humana, que producen escalofros y
hasta nuseas. Y no ya tanto por las previsiones y con
clusiones que los especialistas expanden en sus doctos
trabajos, sino por la creciente influencia que tengo por
peligrosamente nociva en el sentido de hacer creer, de
inculcar a las gentes que la mente humana puede llegar a
destilar las ms abyectas monstruosidades que imaginarse
pueda; eso con poder imaginar ya muchas con slo atener
nos a las que hemos presenciado en este ltimo medio
siglo.
Pero la mente es como la conciencia. Si se extiende
cada da con mayor intensidad sobre la sensibilidad hu
mana, est claro que, al mismo ritmo, se va recortando
28

el espacio abandonado a la inconsciencia. Y a poder alcan


zar ese estadio que uno imagina maravilloso: aquel en el
que la escasa inconsciencia actuase de poder hacerlo
en plena conciencia. La mente sabido es es algo muy
poco conocido y a menudo mal aprovechado. Por eso la
frase tiene una mente enrevesada es algo que se oye con
mayor frecuencia cada da. Por qu? Sencillamente, por
que el ambiente no da para ms. Si me guo por mi pro
pia experiencia ^y la de otras personas de formacin si
milar a la ma, al margen, en cualquier caso, de influen
cias religiosas, uno cree que todo esto es cuestin de
ambientacin familiar y social.
Con este aviso pretendo adelantarme a esa caterva
de charlatanes-especialistas que, como ya me previno mi
editor, se nos van a echar encima como autnticas aves
de presa. Y dndoles noticias de lo que puede haber sido
mi evolucin mental as, grosso modo a lo largo de
ese medio siglo de que hablaba antes, les facilito material
para que vayan haciendo boca. Y vean, si todava les queda
capacidad para mirar y ver sin anteojeras y sin esos
filtros seudocientficos que se han inventado, las cosas hu
manas las terrestres y las extraterrestres con ojos
bien abiertos y limpios, con las entendederas despejadas,
con el corazn dilatado y con el talante ms generoso que
puedan desplegar. Ya s que es mucho pedir, pero por
pedir que no quede...
Deca estar casi dispuesto a escribir este captulo antes
de remitir el esquema del libro a mi editor, y si no figur
en el proyecto inicial es porque uno no tuvo nunca la menor
inclinacin a pasar por un provocador. Pero estos das, en
las postrimeras del ao 1981, cay en mis manos im tra
bajo titulado Puntualizaciones sobre la temtica ovni,
cuya entrada en materia dice as: De la misma forma que
el fenmeno se adapta a las ideas del tiempo y lugar en
que se presenta, lo mismo ocurre con los mensajes, que
se adaptan a la personalidad de la persona o grupo a los
que van dirigidos. El enunciado de los captulos y algu
nos pies de foto son tambin todo im poema.
Leemos los primeros: 1) No es un fenmeno pura
mente fsico. 2) No es un fenmeno puramente psquico.
3) Su procedencia no est clara en absoluto. 4) Existe algn
tipo de inteligencia (un plan oculto y torvo) detrs del fe
nmeno. 5) No est clara su benevolencia hacia nosotros.
6) Si consideramos el fenmeno, relacionando los distin
29

tos tipos de contacto que presenta la historia, obser


vamos dos clases de situaciones, formando dos grupos, uno
de caractersticas fijas y otro variable.
Y en los pies de foto se lee: Son los ovnis meras
creaciones mentales de los contactados? Fenmenos ima
ginarios creados por la fantasa? Hechos inslitos, trans
formados en tangibles por la mente, de forma paranormal?
O sucesos reales, procedentes de una inteligencia exterior,
capaz de influir en el psiquismo humano? O, tal vez sea
en lo ms profundo de nuestra mente donde debemos
buscar la naturaleza del fenmeno que hoy conocemos con
el nombre de ovni? Tal vez, como algunos investigadores
afirman y otros insinan, alguna clase de inteligencias, quiz
identificables con niveles profundos de nuestro propio
inconsciente, sean capaces de proyectarse, utilizando las
facultades de las que la mente est dotada, al exterior de
nuestro ser fsico, para elaborar una especie de psicodrama, destinado a modificar nuestras conciencias.^
La verdad es que cualquier contactado que lea esto,
u otras cosas de semejante corte, forzosamente tiene que
exclamar: Vaya, no pensaba que yo estuviese tan dete
riorado interiormente! Cuando sera mucho ms fcil y
humano dejar que cada cual a su aire, sin discriminacio
nes de ninguna especie, explicase sus experiencias, por
extraas que pudiesen parecer, a unos y a otros... Porque
los individuos ms peligrosos, ay!, no estn en los mani
comios y en las crceles, sino que andan sueltos por ah,
dispuestos a catequizar y a evangelizar, cientficamente
claro, a esa legin de humanos que no conocen muy bien
ni su cuerpo ni su mente. Pese a que esos nuevos sacer
dotes terrqueos saben muy bien gracias a qu tipo de catequizadores y evangelizadores las gentes de la Tierra
salvo las de algunas tribus no conocen ni su cuerpo
ni su mente, ni tienen la ms mnima idea de cmo podra
desarrollarse naturalmente su conciencia. Pero vamos con
mi condensado curriculum vitae.
Mi calle natal y mis amigos de infancia los supervi
vientes pueden testimoniar que los hermanos Pons Pra
dos ramos unos nios felices, sin otros problemas ni de
nios, ni de adolescentes, ni de adultos que no fuesen
los derivados de la condicin humilde de nuestros padres
5.
Puntualizaciones sobre tem tica ovni. Manuel Serai Coca, K ar
ma 7. nm. 109, Barcelona, diciem bre de 1981, p. 19.

30

y de luchadores obreristas de ideas libertarias. Hoy ha


blar tan slo de m.
Desde muy nio dorma bien y de vez en cuando tena
sueos maravillosos que se desarrollaban casi siempre en
plena Naturaleza. Se deba esto a que mis padres nos lle
vaban casi todos los domingos al campo en otoo, en
invierno y en primavera, por el lado de Tiana La Conreria y en verano a la playa de Montgat. Mi madre me
haca explicarle mis sueos alguna que otra vez. Nunca
tuve la menor pesadilla, porque mis padres no eran de los
que amenazaban a sus hijos con el hombre del saco o
las calderas de Pedro Botero u otras sandeces por el
estilo. Sandeces que acomplejaron a muchos nios y nias
para el resto de su vida. Conozco varios casos, incluso en
mi propia calle.
Los primeros maestros que tuve fueron monsieur y madame Gabarrou, que tenan su academia en la calle del
Carmen, muy cerca de la Rambla de las Flores. Vivan en
Barcelona desde 1914. Eran tan buenas personas que el
estallido de la primera guerra mundial debi horrorizar
los. Y como monsieur Gabarrou era tma persona incapaz
de matar a una mosca y un gran enamorado de la vida,
prefiri exiliarse en Catalua y ensear a los nios y a las
nias que le eran confiados a ser personas de bien. Luego,
en 1918, al terminar aquella nueva masacre, como ya dijo
el gran Anatole France tras el primer enfrentamiento entre
alemanes y franceses, en 1870, se vio claro que la juven
tud de uno y otro pas haban ido a la guerra a defenderlo
todo menos la patria. Por eso, sin duda, yo nunca o
hablar de ella de una patria local a ninguno de mis
maestros; ni a mis padres, por supuesto. A nosotros se
nos ense y lo aprendimos que nuestra patria era
el mundo y nuestra familia la hiunanidad. As de sen
cillo! La bondad de aquella pareja francesa me marc
para siempre. Por eso yo siempre tuve sueos hermosos
y nunca una sola pesadilla. Hasta que estall nuestra
guerra civil, en 1936.
Entonces dej de soar, pero sin tener pesadillas de
ningn gnero, pese a que la situacin era ms bien pro
picia a ellas. Dej de tener el dormir frgil. Tanto que,
ya metidos en el ao 1937, muchas maanas, al levantarnie, mi madre me preguntaba: No has odo el bom
bardeo de esta noche? Ms tarde ^y con ello di pie a
toda clase de bromas, en la batalla del Ebro, metido
31

en lo ms hondo del refugio, dorma a pierna suelta mien


tras el enemigo, con su artillera y su aviacin, desfondaba
literalmente nuestras posiciones. Os acordis, compae
ros, del batalln especial de ametralladoras del V Cuerpo,
cuando defendamos la cota 424, en la cresta de la Val
de la Torre, perdida de da varias veces y recuperada de
noche otras tantas? Porque resulta que los republicanos,
al ser tan menguada nuestra cobertura artillera y area,
nos veamos obligados a operar con las tinieblas. Y en lo
nico que recuerdo haber soado ya desde mi bautismo
del fuego en la sierra del Guadarrama, en el otoo de
1937 fue con mi cama de Barcelona, sus sbanas lim
pias y sus calientes mantas. Podramos decir, todo lo ms,
que eran sueos ligeramente salpicados de aoranza.*
En 1939 hasta 1944, en el exilio francs, incluida
mi segunda guerra (la campaa de Francia, 1939-1940),
que hice en la cruz de las fronteras de Francia, de Luxemburgo y de Blgica, segua durmiendo como un lirn.
Sin sueos ni pesadillas, pese a tener a los nazis a tiro de
honda. Dorma mis ocho, nueve y hasta diez horas por
noche. Rgimen de descanso que seguira practicando
despus de perder tambin mi segunda guerra luego,
siendo campesino, y tambin ms tarde, en 1942-1944, cuan
do me toc ejercer de guerrillero por el Medioda de Fran
cia. Los aos 1944-1948 los pas virtualmente en Espaa,
viviendo y actuando en plena clandestinidad. En el n
mero 26 de la Vuelta del Ruiseor, en Valencia, todava
vive la familia en cuyo hogar viv realquilado cerca de
dos aos. All ni so ni tuve pesadillas, y ms me vali,
porque la seora, el ama de casa, era la viuda de un ca
pitn cado por Dios y por Espaa, adicta al rgimen
franquista, como es lgico, de forma que si me llega a dar
por soar despierto, pongo por caso, o tener pesadillas, a
la buena seora le hubiese faltado tiempo para ir a dela
tarme a la polica.
6.
P o r eso. a p a rtir de ju lio de 1936. vindom e obligado a em puar
las arm as, y al ver derrum barse en m todos los soportes m orales en
los que me apoyaba en m is aos adolescentes, p a ra mi qued m uy claro
que la razn de la fuerza acaba im ponindose siem pre si quienes creen
a n te todo en la fuerza de la razn no a ciertan a sab er ap u n ta lar a sta
con aqulla. Son fuerzas com plem entarias que hay que saber dosicar y
em plear a tiempo. Asi que. ahora, los forzudos son los ltim os que
pueden q uejarse si. poco a poco, en las cuatro esquinas del mundo, los
razonadores utilizando las arm as que se les h a obligado a em puar
les van ganando la p artid a. Y auguro un tris te destino a quienes, toda
va hoy. proclam an estar dispuestos a m o rir por su s ideas, pero no a
m a ta r en nom bre de ellas.

Sal al exilio de nuevo, patendome el Pirineo en soli


tario, en la primavera de 1948. Y segua durmiendo nor
malmente. Bueno, lo que yo entiendo por normal desde
julio de 1936, ya que a m me hubiese gustado volver a mis
maravillosos sueos infantiles.
Ahora, frescos mis sesenta aos s, soy de la quinta
del bibern, pero alistado voluntario antes de ser llama
do a las, sigo durmiendo mis siete u ocho horas y mi
compaera puede atestiguar que no tengo ninguna pesa
dilla y yo puedo asegurar que sigo sin soar.
Respecto a la conciencia ^y a la gran importancia
que, en su conformacin, tiene la educacin infantil me
ha ocurrido tres cuartos de lo mismo. Ni en el Guadarra
ma (otoo-invierno de 1937), ni en el Segre (primavera de
1938), ni en el Ebro (verano-otoo de 1938), se me ocurri
nunca insultar, y menos maltratar, a ningn prisionero
de guerra... ni siquiera a los italianos algunos bastante
chulos que tuve que conducir al campo de ftbol de
Falset un da de agosto de 1938.
Y en Francia, en la guerrilla, igual que en Espaa, mi
nica obsesin fue siempre la de armonizar la eficacia de
las acciones con la salvaguarda de mis hombres. Los pri
sioneros alemanes que mi destacamento hizo incluido
im capitn de las SS fueron entregados a las autoridades
militares francesas en el mismo estado que los captura
mos. Pero desarmados y desdocumentados, eso s. En
cierto modo tambin se beneficiaron de mi obsesin.
Y conste que uno fue amo y seor, armado, de la zona
oriental de la regin de Carcassonne durante casi una se
mana (20-26 de agosto de 1944), tiempo en el que destitu
a varios concejos municipales adictos al mariscal Ptain
y a sus respectivos alcaldes. En la persona de alguno de
stos pude haberme tomado la justicia por mi mano,
como en el caso del de Douzens, un tal Montlaur, el cual,
en el otoo de 1940, se haba portado miserablemente con
una docena de familias de refugiados espaoles residentes
en su municipio. Con algo de mala suerte, a partir de aque
lla inhumana actitud muchos de ellos pudieron haber ido
a dar con sus huesos a un campo de exterminio alemn.
Como ocurri en la zona centro de Francia, en la regin
de Angouleme. Pero mi destacamento no molest lo ms
mnimo a nadie. Y de su jefe, un servidor, aquellos pue
blos guardan me consta, por haberlos visitado este l
timo verano un buen recuerdo. All, en 1944, por parte

32
33
2EL MENSAJE DE OTROS MUNDOS

nuestra no se dio ni nerviosismo, ni gritos, ni menos an


gestos histricos...
No voy, con falsa modestia, a pedir perdn por haber
me mostrado como modelo. Podra haber citado doce
nas de casos muchos de ellos constan en mis libros,
pero prefer hablar del caso que tena ms a mano y que,
en este trance, mejor podra servir si sirve para algo
a quienes sentiran alguna inclinacin al estudio de mi
mente, de mis recursos paranormales... o de otras potencias
interiores o perifricas.
Entonces, si est claro que en el nio de hoy se con
forma el hombre y la mujer de maana, y ste se forma
en el hogar, en la escuela y en la calle, no quedar menos
claro que lo que deberamos hacer es no remover las
pequeas cantidades de mala uva que, por lo visto, todos
almacenamos en nuestras entraas, sino cultivar las bue
nas inclinaciones, la generosidad y el amor, o el compa
erismo de que uno es capaz. Y asunto concluido. Y re
machar bien esto: al mundo hemos venido nos lo dice
Antonio Gala con bellsimas y, a la vez, dolidas palabras
a tratar de ser felices, y no podremos serlo plenamente
ms que en la medida en que lo sean tambin todos aque
llos que nos rodean, axmque estn a miles de quilmetros
de nosotros y su piel sea de otro color que la nuestra.
Podra hablar tambin de mi experiencia carcelaria
espaola, en el invierno 1945-1946. En particular con mu
chachos de estirpe gitana ejercan de descuideros por
Gerona, al parecer, a los que conoc en la cuarentena y
tuve como alumnos en la escuela carcelaria despus. Con
uno de ellos conviv en la cuarentena varios das. Al decir
de la sociedad era un malhechor, pero yo puedo afirmar
que all me dio pruebas de un talante solidario ejemplar,
siendo yo un perfecto desconocido para l. Y un polti
co, para que no faltase detalle. Pero sera prolongar
demasiado no innecesariamente este captulo. Quiero
decir, sin embargo, que desde muy joven o decir a mi
padre que el hombre naca bueno y que era la sociedad
la que lo volva malo. Confieso que, a ratos, llegu a dudar
de ello, pero a estas alturas reconozco que mi padre, y
cuantos opinaban como el, tenan razn. La sociloga Ann
Druyan y el investigador Cari Sagan nos lo confirman
cientficamente en estas pginas. Mi padre deca tam
bin que estaba y est al alcance de cada uno de noso
tros, la posibilidad de lograr que la sociedad cumpla la
34

misin que le corresponde: poner los medios para que


todos sus miembros sean personas de bien y gente feliz.
Antes de terminar, otra breve aclaracin: desde mi
abuelo paterno, Pons Ferrer (un republicano federal que
ya anduvo a mamporro limpio con la fuerza pblica, en
Valencia, mamifestndose en pro de las reivindicaciones
autonmicas de los cubanos y de los filipinos), pasando
por mi padre, Pons Sistemas (uno de los fundadores del
Sindicato de la Madera de la CNT, en Barcelona), un servi
dor, Pons Prades, y mis cuatro hijos, Pons Santano, en
nuestra familia vamos ya por la cuarta generacin de
gentes totalmente desconectadas y totalmente despreo
cupadas de todo lo religioso. O sea que nosotros ni esta
mos, ni hemos estado nunca, inmersos en crisis de fe.
Ni las crisis ajenas de este tipo nos han ocasionado de
presiones o traumas de ninguna clase. Con su pan se lo
coma cada cual. Por consiguiente, los extraterrestres y
concretamente los tripulantes de la nave Luz del Cosmos
no se me han presentado bajo forma de vrgenes o santos,
como segn parece algunos dicen haberlos visto; ni bajo
el aspecto de demonios o genios, como al parecer suelen
verlos los seguidores de tradiciones esotricas; ni tampoco
en forma de misteriosos iniciados, como dicen vislumbrar
los los estudiosos o seudoestudiosos de lo oculto.^
Por otra parte, mi padre nos deca tambin que el
mejor predicador es el que predica con el ejemplo y, a
ser posible, deja bien establecido que de la predicacin
no obtiene ganancia material alguna. Pues bien, a la vista
de los suculentos tinglados comerciales que se han mon
tado esa partida de escudriadores-alteradores de la men
te, de la conciencia y de los ms ntimos y oscuros reco
vecos del ser humano, uno se pregunta a qu se hubiesen
dedicado esas gentes, hoy, si no les llegan a caer del cielo
nunca tan ajustada la frase los ovnis. Qu clase de
sectas o congregaciones se hubiesen inventado para ali
mentar su egolatra y tratar de disimular esa suma de
desequilibrios de los que, a mi entender, adolecen la mayo
ra de esos vividores del fenmeno extraterrestre, y que
van desde la decrepitud sexual a la indigencia cultural
7.
P a ra uso de graflogos y otros bucoadores de mi trastienda p e r
sonal, en las pginas siguientes tran scrib o : a) el texto caligrafiado de
Ja prim era c arta escrita por m, a mi buen am igo J u a n G arca Atienza,
aespuOs de mi encuentro con eJO'S; b) su extensa resp u esta; y c) las con
clusiones del doctor J . M. R eguant i Gili, tra s m i larg a conversacin
p o u a tro horas con l. a las pocas horas del encuentro con los trip u
lantes de la nave espacial e x tra te rre stre.

35

ms apabullante? Grave y delicadsimo estado de alarman


tes repercusiones, sabiendo, como es notorio, que ambos
equilibrios, para cumplir al dedillo sus respectivas funcio
nes, han de complementarse admirable, fantstica y ma
ravillosamente.
Hemos credo oportuno aadir unas notas, a veces ex
tensas, al final de cada captulo por varias razones con
cretas: a) a menudo son la extensin del tema abordado
o esbozado; b) a veces se trata de un tema que se imbrica
con el precedente, aunque tambin sea otra historia;
c) en otras ocasiones, como es el caso del fsico y astr
nomo perpians Franois Arag, se citan escuetamente
algunos personajes por lo aleccionadoras que son sus ac
tividades y su trayectoria personales; y d) finalmente, por
que pueden servir de pista cuando el lector necesite docu
mentarse mejor sobre un tema concreto.
Como era natural, el tratamiento del tema de las naves
espaciales extraterrestres, y sobre todo el de sus ocupan
tes y el mundo del que proceden, nos ha revelado, a los
profanos, la inmensa seduccin que irradia del escenario
en que unos y otros nos movemos y actuamos: el Univer
so. De ah que, adems de los apndices y las notas, que
nos hemos esforzado por sintetizar al mximo, hayamos
considerado necesario destacar al final del libro, en las
obras consultadas, las obras que recomendamos al lector
amigo para que vaya adentrndose, amena y provechosa
mente, en el infinito y maravilloso Universo.
Por otra parte, el autor queda a disposicin del lector
que desee mayor informacin sobre cualquiera de los
temas que aqu se mencionan a veces muy superficial
mente y a quienes lo soliciten en carta dirigida a Editorial
Planeta y a mi nombre, remitir fotocopia in extenso de
los trabajos extractados o facilitar toda clase de informa
cin sobre libros, revistas y organismos a los que se pueda
solicitar documentacin sobre una determinada materia
(agricultura, ecologa, los bosques, el mar...).

36

EL MENSAJE DE OTROS MUNDOS


(31 de agosto de 1981)

Q uiines som os

Somos los representantes de xma infinidad de planetas


habitados por humanos y animales de todas las especies,
que componen la Armoniosa Confraternidad Universal.

N uestros deseos

Desde hace muchos siglos: establecer un contacto fra


ternal con los habitantes del planeta Tierra. Tan slo su
carcter belicoso y las acciones destructivas han hecho
imposible el contacto definitivo. Desde los tiempos ms
remotos, y por todos los medios a nuestro alcance, hemos
intentado dar fe de nuestra existencia y de nuestras inten
ciones. Y anhelbamos que la Tierra centrase toda su inte
ligencia y esfuerzos en corresponder a nuestros intentos.
En lugar de eso, recientemente las potencias ms civili
zadas han procurado mantener en secreto muchas de
nuestras apariciones sobre la Tierra.
Como nosotros somos gente de paz, nos hemos limi
tado a visitar peridicamente la Tierra y a observarla,
siempre con la esperanza de que un da se establecera el
tan deseado contacto definitivo. Contacto que no ha sido
posible, repetimos, a causa de vuestras guerras, en las
que, al paso de los tiempos, se han ido empleando recur
sos destructivos de mayor potencia, hasta alcanzar la si
tuacin actual, en que el planeta Tierra puede saltar por
los aires, en millones de fragmentos, el' da menos pensado.
37

N estkas esperanzas y nuestros tem o res

Cuando las superpotencias de la Tierra empezaron a


lanzar naves espaciales hacia el Cosmos, albergamos la
frgil esperanza de que fuesen mensajes de paz. Pero
en seguida pudimos comprobar que tales acciones slo eran
nuevas empresas con vistas a consolidar el podero blico
de las dos superpotencias que dominan y esclavizan al
planeta Tierra. Cediendo as, una vez ms, a la tentacin
secular de dominio, de esclavizacin y exterminacin del
prjimo, fruto de la inconmensurable soberbia y de la pe
ligrosa imbecilidad de quienes detentan el poder poltico,
militar y espiritual en la Tierra. Por eso, nuestras apari
ciones, que ahora son adems operaciones de polica, han
proliferado tanto en este ltimo cuarto de siglo.
Actualmente, en 1981, podemos asegurar a los habitan
tes de la Tierra que una de dichas superpotencias tiene
en proyecto la instalacin de bases militares espaciales
para amenazar y chantajear a todas las comunidades te
rrestres, en general, y a la otra superpotencia, en particu
lar. Aunque siempre nos ha entristecido el ver a los habi
tantes de la Tierra destruirse mutuamente y emplear su
inteligencia en hallar medios de destruccin ms horri
bles, nosotros, fieles a nuestra tica csmica de no inter
venir en el desarrollo de otras vidas, y menos todava de
coaccionarlas o violentarlas, siempre nos hemos abstenido
de actuar en la Tierra. Sin embargo, hoy, cuando una de
las dos superpotencias amenaza el armonioso orden uni
versal, establecido confratemalmente desde hace muchos
siglos, con el transporte de artefactos altamente destructi
vos en sus naves espaciales, nos hemos decidido a enviar
este mensaje, que esperamos no sea interceptado o adul
terado como otras veces ha ocurrido.

de inmediato a ese loco proyecto, ya que, en caso contrario


y sin previo aviso (en realidad este mensaje debe ser con
siderado como una advertencia), procederemos a la conge
lacin indefinida de toda vida en el rea de su territorio
nacional y las de sus bases esparcidas por el planeta Tierra
y en el espacio. Poseemos medios sobrados para ello. Me
dios que hemos ido descubriendo, a lo largo de muchos
siglos, buscando el fermento de la Vida y no el imperio
de la Muerte, desconocida en los planetas de la Armoniosa
Confraternidad Universal. Y queremos recalcar que este
aviso vale tambin para la otra superpotencia y para todas
aquellas comunidades de la Tierra que puedan ceder a la
tentacin de dominar el Universo. Pretensin ridicula,
cuando todava no han sido capaces de conocer y amaes
trar el planeta sobre el que nacen, viven y mueren. Y a
todas esas comunidades grandes y pequeas, potentes e
impotentes les decimos que el contacto definitivo con
nosotros no podr ser establecido ms que cuando quede
bien claro que la Tierra desea vivir en paz consigo misma
y con los dems. Y que, en lugar de surcar los espacios
csmicos con intenciones blicas y destructivas, dedique
sus principales esfuerzos y recursos a conocer a fondo las
caractersticas y los maravillosos recursos de su planeta,
nico medio de que puedan vencer un da, a su vez, a la
Muerte, dando a la Vida su nica fuente de subsistencia:
la del interminable descubrimiento de las inmensas e infi
nitas maravillas del Universo.
Dado en un macizo montaoso de la Tierra, en la mente
de un mensajero terrestre, en la noche del 31 de agosto al
1 de setiembre de 1981.

N uestra advertencia

Nuestra advertencia, siempre con miras fraternales, es,


sin embargo, muy seria y resuelta: esa superpotencia (cuya
identidad, hoy por hoy, no revelaremos) debe renunciar
38

39

APOSTILLAS A UN MENSAJE

/ :XiP

Si nuestro quehacer cotidiano no destella fulgor


potico, no es la Vida lo que viviremos sino que,
da tras da, nos ir saliendo al paso la Muerte.
H en r y -D avid T h o r e a u

Tal vez todas las civilizaciones considerablemente ms


avanzadas que la nuestra han alcanzado una inmortalidad
personal efectiva y han perdido la motivacin para vagar
por los espacios intersiderales, lo cual, por todo lo que
sabemos, puede ser una necesidad tpica de las civilizacio
nes adolescentes, ha escrito Cari Sagan.^
Recuerdo que, en los primeros aos de la dcada de
los 50, el llamado fenmeno ovni empez a ocupar espa
cios cada vez ms importantes en toda suerte de medios
de comunicacin y, muy particularm ente, en las revistas
de tono ms o menos sensacionalista. Resida yo entonces
en el su r de Francia y, como autor de guiones literarios
para cine, haca frecuentes viajes a Pars. En uno de ellos,
en la primavera de 1950, cay en mis manos una revista
francesa, Noir et Blanc, en cuyas pginas vi por vez pri
mera unos dibujos representando supuestos platillos vo
lantes, aderezados con un texto pasablemente fantasioso,
pero que, a mi entender, tena su miga. Para m, al menos,
s la tuvo, puesto que el 31 de octubre de 1952 depositaba
en la Sociedad de Autores de Pelculas, de Pars, un guin
literario (registrado con el nmero 13 829), titulado Aven
tura en Venus (y ms tarde, tras una revisin. Destino:
Venus), inspirado un poco en el reportaje de Noir et Blanc,
pero en el que yo haba dejado volar mi imaginacin a
1. E l cerebro d e B roca. R e fle x io n e s so b re el a p a sio n a n te m u n d o d e
la C iencia, E d ito ria l G rija lb o , B arcelo n a, 1981, p. 359. A u to r: C ari S ag an ,
ti t u l a r d e la c te d ra D avid D u n can de A stro n o m a y C iencias E sp a cia le s.
D ire c to r del la b o ra to rio de e stu d io s p la n e ta rio s de la U n iv e rsid ad de
C o rn ell (BE. U U .) y p re s id e n te electo de la seccin de p la n e to lo g a d e la
U nin G eofsica N o rte a m e ric a n a .

40

^ *

Caricatura del autor. A Eduardo Pons Prades, gran astrnomo


de las constelaciones polticas, su compaero en la Va Lctea.
Goni 1965. (Por qu a esta visin del contorno franquista,
m i buen amigo agreg esa dedicatoria csmica? Ser Lorenzo
Goi extraterrestre avant la lettre?

partir de unas preguntas que cualquiera, en aquel trance,


poda hacerse: Por qu no han de existir otros planetas
habitados? Y de existir: Por qu no podran ser sus habi
tantes ms civilizados, felices y perfectos que nosotros?
Y de ser esto as: Por qu ese empeo en relacionarse
con nosotros que, cada dos por tres, a lo largo de nuestra
historia, estbamos demostrando con creces no estar ni
civilizados, ni ser inteligentes ni, por supuesto, felices y
andar cada da ms distanciados de la perfeccin?
Ya en trance de sincerarme, dir que otra de mis fuen
tes de inspiracin, para escribir mi guin, en el que el
tema estaba tratado por m a modo de comedia musical,
fue una pelcula de los aos 30, titulada El ltimo varn
sobre la Tierra, protagonizada, si mal no recuerdo, por
Conchita Montenegro y Raoul Roulien, que eran unos ac
tores espaoles ancados en Hollywood. Aclaro: tanto en
un caso como en otro fueron inspiraciones ms bien livia
nas, digamos de arranque, que uno actualiz y, si cabe,
anticip en el tiempo y en el espacio, puesto que apunt
realidades que luego se han conrmado.
Tambin he de puntualizar que, desde entonces a estas
fechas, casi treinta aos, el asunto de los ovnis no me
atrajo nunca especialmente. Con decir que en mi bien sur
tida biblioteca no tena un solo libro dedicado a ellos, est
dicho todo. Lea con atencin, eso s, cuanto caa en mis
manos (revistas, peridicos...), como se lee algo que ya
se da por sabido, pero que uno comprueba que, para el
comn de las gentes, sigue teniendo cierto halo misterioso
y est despertando creciente inters. Ha sido ahora, tras
el encuentro con la tripulacin de una nave espacial ex
traterrestre, cuando, durante cuatro meses, me he empa
pado de libros y revistas especializadas. Ms que nada
para ver por qu niveles transitaba, a ras de tierra, el
tema ovni y a qu extremos de fantasa o de morbosi
dad haban llegado los terrqueos, a quienes, al parecer,
tanto interesa y apasiona el tema en cuestin. He de con
fesar que mi decepcin ha sido mayscula. Ms adelante
entrar en detalles. Ahora limitmonos a ponerle algunas
apostillas al mensaje-ultimtum.
El clebre y joven investigador Cari Sagan es el autor
que ms me ha impresionado. Y no ya slo por su obra,
que se me antoja importantsima, sino tambin por su sin
ceridad. No le duelen prendas y; por encima de todo, es
capaz de hacerse una serie de pregtmtas en las que, segn
42

mi propia experiencia, se contiene la esencia o mejor


dicho: las esencias de la Vida en otros mundos.^
Apunta Sagan la posibilidad de inmortalidad en otras
civilizaciones. ste es el punto que ms me sorprendi
y me anonad en boca de los extraterrestres: la afirmacin
de que para ellos no exista la Muerte y, por consiguiente,
tampoco el Tiempo ni el Espacio. Y cuando Sagan habla
de que quiz hayan perdido la motivacin para vagar
por los espacios interestelares, dejando flotar la pregun
ta en el aire, ellos nos responden en el mensaje, cuando
nos hablan del principal aliciente de sus vidas: la del inter
minable descubrimiento de las inmensas e infinitas mara
villas y recursos del Universo. Descubrimientos que
van completando sus ya profundos y dilatados conoci
mientos sobre el Cosmos y su latente y cambiante vida.
Hechas estas aclaraciones, es posible que la lectura del
comunicado de otros mundos resulte ms enriquecedora.
Pero an hay ms: y es que a estas alturas nadie puede
dudar de que sus recursos tecnolgicos los de los ex
traterrestres resultan inconcebibles, por lo menos desde
nuestras coordenadas y a travs de nuestros parmetros
tradicionales. Por otra parte, por la manera de emplear
esos recursos aparecer y desaparecer ante nosotros, sin
daar nada ni a nadie, como una pura exhalacin csmica
se puede sospechar, e incluso afirmar, que, en efecto, son
gente de paz. Mientras que nosotros, los terrqueos, nadie
puede negar que somos precisamente todo lo contrario:
gentes de guerra. Es lo que, sin duda, permiti al filsofo
alemn Kant acuar esta afirmacin: La coexistencia pa
cfica entre los hombres no es un estado natural; su con
dicin real es ms bien la guerra. As, en tanto a los ha
bitantes del planeta Tierra nos domine el talante destruc
tivo y exterminador, del que hacemos gala desde nuestros
orgenes, cmo vamos a pretender convivir con otras co
munidades cuya principal razn de ser es el culto a la
Vida?3
Adems, ahora, cuando con algo menos de cien gramos
de TNT por cabeza de terrqueo seran suficientes para ha
cer saltar la Tierra en millones de pedazos, en 1981 tocba
mos ya a varios quilos del tremendo explosivo per capita y
en 1981, no contentos con haber archiasegurado la destruc
cin de nuestro planeta, nos disponemos a exportar esa
Vase el apndice 1.
Vase el apndice 2.

43

capacidad de aniquilacin hacia el Cosmos.* Hay o no


razones para desesperar de la civilizacin terrquea? Los
ms suspicaces comentaristas entre los que no creen
en la existencia de otros mundos no pueden evitar, sin
embargo, que se les escapen las sempiternas preguntas:
Si de verdad existen los extraterrestres, por qu no se
dan a conocer?, y por qu no establecen negociaciones
con nosotros?
Cari Sagan, lacnicamente, nos da una .cumplida res
puesta: ...o tal vez existe en la galaxia una cierta tica
de no interferencia con civilizaciones atrasadas o en naci
miento. Tal vez exista un tiempo de espera antes de con
siderar oportuno tomar contacto, en orden a proporcio
namos una buena oportunidad de autodestruimos, si a
eso vamos.
En efecto, como apunta Sagan, existe una tica de no
interferencia. Lo han demostrado repetidamente con su
comportamiento. Por lo menos en lo de no interferir
negativamente. Y a tal pimto esto es as que, en el curso
de nuestra larga y enjundiosa conversacin, ni una sola
vez se permitieron tomar peirtido, ni directa ni indirecta
mente, por nada ni por nadie tajantemente, se entiende
con relacin a los asuntos de la Tierra. Y cuando habla
mos de cosas corrientes por ejemplo: del amor se
guardaron muy bien de decirme que el amor es una inconmesurable farsa de raz religiosa o metafsica... (por eso
da los amorosos resultados, en general, de todos cono
cidos), sino que se limitaron a hablarme del compae
rismo como sentimiento cimero de las relaciones huma
nas en los planetas que forman parte de la Armoniosa Con
fraternidad Universal. Mas no anticipemos...
Ahora lo hacen interfieren, a travs de ese mensa
je-ultimtum, porque somos nosotros quienes pretende
mos invadir su espacio que es tambin nuestro espacio,
como ellos me recalcaron varias veces e interferir en
sus vidas con afanes belicosos. Por eso, a nadie ha de ex
traar que, de unos decenios a esta parte, lo que antes era
mera observacin de las ideas y venidas de los terrqueos,
se haya transformado ahora en estrecha vigilancia. Por
cierto que, observados desde las alturas, nuestro ir y
venir debe constituir un espectculo muy deprimente. Por
un lado, esa suicida y poco rentable acumulacin de

medios destructivos, que ha rebasado, con mucho, el nivel


mximo de nuestras necesidades.^ Y, por el otro, la total
falta de originalidad en la fabricacin de esos recursos
apocalpticos, y esto pese a tantos avances tecnolgicos.
El poblador de la Tierra, aunque haya pisado la Luna,
en lugar de despegar de su secular mediocridad moral
mente hablando, se ha ido adentrando en un desolador
callejn sin salida: el de su autodestruccin. Porque, entre
otras fechoras de ambientacin, ha cometido la de adul
terar y desprestigiar su propio lenguaje, volviendo caducas
las frmulas de contacto y de entendimiento a las que
reducidos grupos de otros terrqueos iban insuflando, pese
a todo, algn hlito de vida. Y as se han cuarteado peli
grosamente todos los mbitos de la convivencia humana.
Han decapitado la esperanza y, en el campo de la creacin,
hacen reinar una incomunicacin total y xm vaco cre
ciente y espantoso.
Queda en pie la incgnita-clave del mensaje: cul es
la superpotencia que, al parecer, ya tiene dispuestas naves
espaciales, preparadas para transportar toda clase de arte
factos altamente destructivos? Por encima de noticias de
prensa ms o menos fidedignas pues la intoxicacin psi
colgica sigue siendo im arma de guerra muy eficiente
importa poco saberlo, porque, como hemos podido com
probar en la escalada armamentista, todos sabemos cmo
se desarrolla la espiral de la violencia. Sea cual fuere la
potencia acusada, todo hace temer que la otra no tar
dar si no lo ha hecho ya en disponer, a su vez, de
naves capaces de poner en peligro al armonioso orden cs
mico. Lo cual significa que la advertencia que el mensaje
contiene es vlida para las dos grandes superpotencias te
rrqueas. Y tambin para todos aquellos que soasen con
emularlas. Porque, la verdad es que resulta tragicmico
que pases miserables, como la India entre otros, en lugar
de dedicar sus ya parcos recursos a paliar la tremenda
miseria que sus poblaciones sufren, se empeen en querer
poseer su bomba atmica personal.^
5. E n 1981, los gastos arm am entistas, en el mundo, ascendieron a un
m ilin de dlares por m inuto, algo menos de los previstos para 1982...
6. Im presiones tr a s un viaje a la In d ia. M a tar a un p aria es m enos
grave que m ata r a u n a ra ta . No slo se les desprecia sino que son vc
tim as de terrib les crueldades e injusticias. Un brahm n (monje) no
puede perm itir que u n p a ria beba a g u a del mismo pozo que el. Los
intocables, victim as de la form a m s trem enda de guerra civil. (Diario
Ideal, Granada, 8 de febrero de 1982. Jos V. Colchero.)

4. Vase el apndice 3.

44

45

A p n d ic e s

1. He aqu las preguntas que se hace Cari Sagan y que


agradeceramos al lector las conservara bien en su mente a
lo largo de la lectura de las pginas que seguirn:
Adems, existe una amplia gama de fenmenos astronmi
cos que no comprendemos totalmente. Pueden ser de origen
tecnolgico la modulacin de los pulsars o la fuente de los
quasars, por ejemplo?
O tal vez existe en la Galaxia ima cierta tica de no inter
ferencia con civilizaciones atrasadas o en nacimiento.
Tal vez exista un tiempo de espera antes de que se consi
dere oportuno tomar contacto, en orden a proporcionarnos
una buena oportunidad de autodestruimos, si a eso vamos.
Tal vez todas las civilizaciones considerablemente ms
avanzadas que la nuestra han alcanzado una inmortalidad per
sonal efectiva y han perdido la motivacin para vagar por los
espacios interestelares, lo cual puede ser, por todo lo que sa
bemos, una necesidad tpica de las civilizaciones adolescentes.
Tal vez las civilizaciones maduras no desean polucionar
el cosmos. Podra darse ima lista muy larga de los tal vez",
pero no estamos en condiciones de evaluar ms que algunos
de ellos con un cierto grado de seguridad.
La cuestin de las civilizaciones extraterrestres est total
mente abierta. Personalmente, creo que es mucho ms difcil
comprender un universo en el que seamos la nica civilizacin
tecnolgica, o una de las pocas, que concebir im Cosmos re
bosante de vida inteligente. Afortimadamente, muchos aspec
tos del problema pueden verificarse experimentalmente.
2. El mundo gasta un milln de dlares cada minuto en
armamento, segn Frank Bamaby, director del Instituto In
ternacional de Investigacin sobre la Paz, de Estocolmo
(SIPRI). Adems de ello, se ha llegado a calcular el costo eco
nmico que supone para un pas la muerte de un soldado ene
migo.
Ha sido un profesor holands de Derecho Internacio
nal, Bert V. A. Roeling, ex director del SIPRI de la Universi
dad de Groninga, quien ha calculado los costes de las distintas
guerras.
As, matar a un soldado de un ejrcito rival le sala a Julio
Csar por poco menos de un dlar. En la primera guerra mun
dial se haba llegado ya a ms de 20 000 dlares por enemigo
muerto, siendo en el siguiente conflicto mundial (1939-1945) de
115 000 dlares. Ello supone que casi dos mil aos despus
de Julio Csar, cada vietcong muerto en la guerra del Viet-Nam,
7. E l cerebro d e Broca, p. 359.

46

Eduardo Pons Sistem as


(Valencia, 1895Barcelona, 1936). Fue uno
de los fundadores
del Sindicato nico
del Ramo de Elaborar
Madera (Confederacin
Nacional del Trabajo).
Era ebanista
especializado en la
sillera artstica
o de estilo.

G loria Prades uo
(Valencia, 1896-Francia,
1972). Era la clsica
compaera del luchador
sindicalista, actuando
las ms de las veces
en el anonim ato, pero cuya
presencia en las lides
obreristas era
valiosisim a. Fue
telefonista en cap
de la Consellerla
de Treball de la Generalitt
desde 1932 a 1939.

ha costado a los Estados Unidos de Amrica del Norte ms


de 300000 dlares. Pero hay que considerar que el coste eco
nmico de las guerras es mucho mayor si incluimos las pr
didas por vctimas civiles.
Las cifras de muertes civiles han ido en aumento en cada
guerra. As, el 90 por ciento de los muertos de la primera gue
rra mundial eran soldados; en la segunda, ms de la mitad de
vctimas eran civiles, y en la guerra del Viet-Nam se lleg a
un 90 por ciento de stas.
(Diario de Barcelona, 9 de octubre de 1981, p. 11.)
3.
Uno de cada cuatro vuelos del Colombia tiene fines
militares. Peligro de guerra en el espacio. El transborda
dor espacial norteamericano Colombia ha marcado oficial
mente el comienzo de la carrera militar de las superpotencias
en el espacio. Bruselas El espacio como teatro estratgi
co. Bajo este lema, im grupo de expertos militares de la Orga
nizacin del Tratado del Atlntico Norte (OTAN) mantuvieron
un coloquio mientras el Colombia, el sbado, se dispona a
regresar a tierra.
Un experto record: Uno de cada cuatro vuelos del Co
lombia estar destinado a fines militares, segn las propias
declaraciones del Pentgono... (Diario-16, Madrid, 16 de no
viembre de 1981, p. 16.)
Ya estamos en condiciones de emprender la guerra del es
pacio. Al transbordador Colombia, Mosc opone una base
orbital de rayos lser. La guerra del espacio ya no es una
ficcin. Ha comenzado ya. Los soviticos acusaron a los Esta
dos Unidos de sentar las bases de lo que ser la guerra del
futuro cuando lanzaron el Colombia. Ahora es el Pentgono el
que seala el peligro del programa ruso de poner una com
pleja base militar en rbita que, en 1990, ser capaz de lanzar
ataques de rayos lser dirigidos a objetivos de tierra, mar y
aire. (La Vangoardia, Barcelona, 5 de marzo de 1982, p. 19.)

48

UN VIAJE IMPREVISTO
(Noche del 31 de agosto al 1 de setiembre de 1981)

Estoy convencido de que los seres extraterrestres


que observan la Tierra nos han visitado durante
milenios en lo que ahora denominados platillos vo
lantes. Estos objetos son concebidos y pilotados
por seres inteligentes de muy elevado nivel.
H e r m a n n Ob e r t h

(padre de los cohetes espaciales alemanes)

Aquel da, el 31 de agosto de 1981, a poco ms de las ocho


de la tarde (seis hora solar), me echaba a la carretera. Mas,
al salir del camino particular del hotel, en el que haba
dejado a mi compaera, yo deba tomar a la izquierda y
dirigirme, tras atravesar el pueblo de Prats de Moli,
hacia Perpin, donde proyectaba pasar la noche y salir
a la maana siguiente hacia Barcelona. Esto debido a las
enormes molestias que me ocasiona en la vista el conducir
de noche. Pero sin saber por qu, tom hacia la derecha.
Es decir: por la carretera que conduce hacia la frontera
y en direccin a Barcelona, va Camprodn.
Al cuarto de hora, ms o menos, y tambin sin razn
para ello, poco antes de llegar a la frontera abandon la
carretera nacional y me adentr por un camino forestal,
por el que circul dos o tres minutos, hasta que se par
el motor del coche y se apagaron los faros. El tiempo y las
distancias a que aqu me refiero las calcul seis das des
pus, cuando fui a visitar el lugar del encuentro y a sacar
algunas fotografas. Accion en seguida la puesta en mar
cha dos o tres veces sin que ninguno de los rganos del
motor diese la menor seal de vida. Y cabe pensar que
accionara el botn de las luces preso de cierto nerviosis
mo, puesto que me qued con l en la mano. Entonces
baj del coche y recorr un centenar de pasos en direccin
al interior del bosque. Luego regres al punto de partida,
sin haber visto ni odo nada, y me sent en el morro del
coche, como quien espera algo o a alguien. Dir que de
pronto pens en ellos, en los extraterrestres, pero al no
ver luces ni nada que delatase su presencia, desech esta
idea sin saber muy bien en qu pensar.
49

Tard muy poco en ponerme a caminar de nuevo en la


misma direccin que antes, hasta alcanzar una curva si
tuada a unos 150 metros de distancia. Todava clareaba.
Mas no haba rebasado del todo la curva cuando, de pron
to, se ilumin se inund de luz, sera ms apropiado
decir la parte derecha del bosquecillo, que se extenda
a ambos lados del camino. Era un verdadero mar de luz,
en el que si bien preponderaba el blanco, tambin se per
ciban franjas de color rosa y naranja. Aunque, por ins
tantes, en los rayos de luz se entremezclaban multitud de
colores difciles de definir. Era como ima sinfona de arcos
iris cambiantes, rpida y suavemente a la vez. Detalle
curioso: pese a que, como ya seal, a m me molestan
tremendamente los faros de otros coches, cuando viajo
por carretera, he de reconocer que no sent molestia alguna
ante aquel insuperable alarde de luminosidad, y la fants
tica catarata de colores no slo no me sorprendi sino que
oper en m como un delicioso sedante. Si tuviera que bus
car un ejemplo dira que semejante estado no se da en m
ms que cuando escucho msica de jazz o brasilea. Des
de el primer instante tuve la sensacin de que todo aque
llo, tan inslito, me era algo familiar. Mi editor, al ha
blarle de ello, habl de valenta, de temeridad... No,
yo creo que, en lo que me afecta, lo que se da es una poco
corriente mezcla de curiosidad, fruto sin duda de mi tem
prana formacin racionalista, y una cierta carga de in
consciencia, acumulada a lo largo de mi accidentada y
apasionante existencia.
Por eso, seguramente, me encamin hacia el lugar de
donde pareca brotar aquella luz, con paso lento, pero re
suelto, sin abandonar el camino, aunque muy pronto pude
darme cuenta de que la iluminacin proceda del interior
del bosquecillo. Tard poco ms de un minuto en llegar a
las lindes de un prado, que era donde naca la luz, y desde
all empec a distinguir la silueta de una enorme nave es
pacial. De unos 50 a 75 metros de anchura. La luz sala de
la parte de arriba y de la parte baja de la nave. As que
salt del camino al prado y me qued como encantado
durante unos segundos. Al tiempo que los dos anchos haces
de luz se apagaban lentamente, o una voz en correcto
castellano, con un tono cantarn, algo musical: que me
dijo:
No temas. Acrcate, por favor.
Entonces, con la mayor naturalidad del mundo, me
50

acerqu a la nave, cuya base estaba ahora iluminada por


un potente foco de luz blanca y rosa, que sala por una
puerta abierta en su bajo vientre, de la que no tard en
salir una especie de rampa. Me dirig hacia all y apenas
llegu al pie de la escalerilla me detuve y alc la vista,
percibiendo en la puerta una forma corporal alta, en
vuelta por una especie de halo multicolor. En el acto
volv a or la voz:
No temas. Sube a nuestra nave, que deseamos ha
blar contigo.
La rampilla mecnica me subi hasta arriba, hasta la
puerta, que estara situada a unos 4 o 5 metros del suelo.
Antes haba podido ver que la nave estaba posada sobre
cuatro patas, que parecan estar articuladas tubularmente.
Por lo que yo poda percibir, la nave era de un color me
talizado, ms bien oscuro. Al franquear la entrada la voz
me dijo:
Bien venido a bordo de la nave Luz del Cosmosl
Y con im ademn suave, de los tres que me estaban es
perando, el ms cercano a m que luego result ser una
fmina me indic unos asientos en el centro de aquella
inmensa sala, colocados en tomo a una mesa de forma
ovalada. La primera impresin que tuve, que me golpe,
ante la blancura de todo aquello, es que se trataba de un
aparato de materia plstica. Ahora, al verlos desplazarse
a mi lado, ya poda hablar de cuerpos humanos, puesto
que, por lo menos, tenan un torso, una cabeza, dos bra
zos y dos piernas. Iban vestidos con una especie de mono
blanco, muy ajustado al cuerpo, y calzados con unas botas
tambin blancas que parecan ser de lona. Nunca
observ en su atuendo la menor arruga o pliegue. En el
pecho, a la altura del corazn, llevaban un emblema en
cuyo centro haba un crculo, un ojo resplandeciente,
multicolor y multiprisma, que no ces de centellear un
solo instante, y en el que, a menudo, quedara clavada mi
mirada.
A lo lejos, a unos 6 o 7 metros, al fondo de la sala, a
mi derecha, percib a cuatro tripulantes ms, que se mo
van frente a una gran pantalla, en la que no cesaban de
encenderse y apagarse lucecillas de todos los colores, como
si estuvieran manipulando botones en aquel inmenso ta
blero de mandos que se encontraba al pie de la pantalla
luminosa. Ms tarde, uno de ellos se reuni con nosotros
en la mesa, en tomo a la cual llevbamos ya un buen rato
51

sentados y silenciosos. Ellos, al sentarse, se haban que


dado inmviles, como estatuas. No dir que mirndome
los tena a 2 o 3 metros de distancia, porque el halo
aquel me impeda ver sus ojos que luego descubrira;
apenas si vea el contorno de su cara, ya que llevaban
puesto un pequeo casco. Fue sin duda un comps de
aclimatacin. Lo sent como si me hubiesen estado di
ciendo: Ten la certeza de que aqu, entre nosotros, te
vas a sentir como en tu propia casa. Y para ello, como es
natural, el mejor camino era el de dejarme mirar, y ob
servar y tratar de captar todo lo que me rodeaba. Una
de las cosas que me llam ms la atencin fue el silencio
que reinaba en el recinto. De vez en cuando fijaba mi mira
da en los cuatro tripulantes que andaban atareados ante
la gran pantalla luminosa. Se movan y gesticulaban esto
sera la tnica general en todos los tripulantes mientras
conviv con ellos con lentitud. Parecan personajes de
una pelcula proyectada a cmara lenta. Tambin observ
con mucha atencin la mesa que tena delante. Y, como
el orgullo terrestre todava era de rigor, en todo momento
me esforzaba por comparar lo que vea con lo que poda
ser su equivalente en la Tierra. La mesa se pareca a esas
que vemos en los estudios de radio, con varias maneci
llas, y del centro emergan unas pantallas escamoteables,
en una de las cuales yo podra admirar varios documenta
les que trataban, entre otras cosas, de sus viajes, de las
recepciones que les haban reservado las poblaciones de
los planetas visitados, de fiestas populares, de zambullidos
de mini-platillos en los mares, y varios episodios ms, la
mayora de las veces con gentes extraterrestres y otras
con terrqueos como principales protagonistas.
Tambin cont varias puertas que no vi abrirse ni una
sola vez. Detrs mo, al pie de la pared, haba como una
especie de consola semicircular, con una mesa de la misma
forma y media docena de silloncitos parecidos al mo. As
transcurri quiz media hora. No sabra decirlo con exac
titud, porque all tuve la impresin de haber perdido la
nocin del tiempo. Ahora, cada vez que reflexiono sobre
ello, pienso que era porque me senta muy a gusto, aun
que alrededor mo todo tuviera algo de misterioso y fan
tstico a la vez. Quiz porque presenta lo que iba a des
cubrir a bordo de aquella nave espacial extraterrestre.
Cuando interrump mi inspeccin visual me qued mirn
dolos fijamente. Y a pesar de que yo no poda descifrar
52

Punto de la carretera Prats de Moll-Camprodn donde me


desvi el 31 de agosto de 1981, poco antes de las nueve
de la noche, hacia el camino forestal del Alto Vallespir.

Entrada del camino forestal. Nada ms entrar, a la derecha,


se pueden ver un par de docenas de colmenas m etlicas.

qu rictus dominaba en su semblante, senta muy bien sus


miradas posadas en m. Al cabo de un tiempo, o la voz de
nuevo:
^Estaras dispuesto a recoger un mensaje nuestro
destinado a los habitantes de la Tierra?
Respond afirmativamente sin pensrmelo dos veces.
Y agregu:
Ahora, si me lo permits, ir hasta el coche a buscar
papel y mi pluma.
^No, no es necesario. El mensaje te lo vamos a grabar
en la mente. Si accedes a ello, naturalmente.
Les dije que no vea el menor inconveniente. Pasaron
unos minutos de silencio, pero me di cuenta de que esta
ban hablando entre ellos: los tres tripulantes y el cuarto,
que acababa de reunirse con nosotros y que estuve siem
pre de pie, apoyado en el respaldo del silln del centro.
Observ cmo ladeaban sus cabezas, como mirndose, pero
no o ningn ruido, ni la menor voz.
Luego se me acerc la recin llegada vi que era una
fmina por las formas de su cuerpo y una larga cabellera
pelirroja-triguea, que descubr a travs del halo multico
lor al acercrseme tanto y me coloc un casco que tena
la forma de im birrete de rabino. Las primeras palabras
que o por los auriculares del casco fueron stas:
No creemos que corras ningn peligro grave, pero
las fuertes impresiones a que va a ser sometida tu mente
podran acarrearte alguna complicacin. Si accedes a co
rrer ese pequeo riesgo no te muevas. Pero, en caso con
trario, t mismo puedes quitarte el casco, salir de nuestra
nave, regresar al automvil y seguir el viaje tranquila
mente.
Me qued inmvil. Pens que me haba enfrentado con
tantos peligros a lo largo de mi vida, y en algunas ocasio
nes, posiblemente, por razones mucho menos importantes
que aqulla. Por otra parte a qu negarlo? semejante
situacin me diverta y, cada minuto que pasaba, la curio
sidad por saber en qu iba a quedar todo aquello aumen
taba. La verdad es que tampoco poda llamar curiosidad
a secas al sentimiento que me embargaba desde el ins
tante en que descubr el platillo volante estacionado en
aquella pradera. Y si es cierto que ellos comprimieron
en mi mente muchsimas estampas, no lo es menos que,
antes de que me colocaran el casco, ya andaba yo la mar
de preocupado por ver cmo me las arreglara para rete
54

ner en mi mente todo lo que estaba viendo y lo que no era


difcil presentir que me quedaba por ver.
Conociendo el escepticismo y la desconfianza de que
suele hacer gala el comn de las personas ante cualquier
hecho inslito, estoy persuadido que mi afn por retener
aquellas fantsticas vivencias en mi mente estaba centrado
en mi personal recreo y, si acaso, para hacer partcipe de
ellas a algn buen amigo mo. Uno ^valga el recuerdo
ha conocido un sinnmero de desilusiones y de reveses
tratndose de asuntos ms tangibles, para albergar
demasiadas esperanzas respecto la capacidad de mis pai
sanos terrestres en esforzarse por comprender al prjimo
y, menos todava, para disponerse a extraer de nuestras
experiencias personales lecciones saludables para todos.
As que, en este trance tan inslito, uno no puede preten
der otra cosa valga la advertencia que narrar, lo ms
llanamente posible, lo que vio, lo que oy, y los recuerdos
y las reflexiones que nuestra larga, amena y hasta diver
tida conversacin despert en m. Y nada ms, sino agra
decer al lector amigo la atencin prestada a mi relato.
Y recalcar que me esforzar porque estas pginas, pese a
todo, rezumen optimismo.

55

UNA LARGA CONVERSACIN


Y SUS PROLONGADOS SILENCIOS
Para nada sirve conquistar la seguridad, en rela
cin con los hombres, si las cosas celestes y las
cosas subterrneas y todo lo que hay en el Univer
so sin limites sigue siendo objeto de ideas con
fusas.
L ucrecio

En esta poca de pobreza moral, lo fundamental es


despertar el entusiasmo.
P icasso

Hay que amar la Vida para amar el Espacio.


K azuaki T wasaki

A BORDO DE UNA NAVE ESPACIAL DE OTRO MUNDO


De pronto la voz me dijo:
Ya te hemos confiado el mensaje.
A m eso me parece ms bien un ultimtum... aven
tur yo.
Es lo uno y lo otro a la vez, y cree que sentimos
mucho el habernos visto obligados a redactarlo en esos
trminos.
De momento no puede localizar de dnde sala aquella
voz. Me pareci que vena de lo alto de la sala y a ratos
que sala del centro de la mesa que me separaba de ellos.
Durante la grabacin del mensaje, que hicieron con
cierta lentitud, yo haba podido leerlo perfectamente y he
de confesar que su contenido me alarm sobremanera.
Pero uno, que raramente pierde su optimismo (puede que
tenga algo de ese fluido csmico que, segn ellos, algu
nos terrqueos poseen),* acabara por serenarse al pensar
1. E n las R am blas (barcelonesas), a la a ltu ra de la calle del Carmen,
exista por aquel entonces u n u rin ario pblico.... un d ia estall en l una
bomba. H acia ta n slo unos segundos que el abuelo T ru eta y su nieto
(el que m s tard e se ria em inente cirujano e investigador) acababan de
p asar por alli y se encontraban a poca distancia del lu g ar de la explo
sin. Los dos cayeron al suelo. Cuando se levantaron, el avi (abuelo)
tra t de explicar al nio aquellos actos violentos, explicndole su con
viccin de que el progreso de la H um anidad no podia depender de accio
nes locales de ningn tipo, sino de la im plantacin universal de grandes

57

que, con la difusin del mensaje, quiz contribuyese a


evitar peores males,
De qu quieres que hablemos? pregunt la voz.
Muchas preguntas merodeaban por mi cabeza y ahora
que poda darles suelta pareca como si, al pugnar por
salir todas a la vez, ninguna de ellas consiguiese despegar
del tumulto. Por eso permanec unos minutos en silencio.
Quiero hacer una advertencia: cuando hablo de tiem
po, ratos, minutos..., lo hago siempre por aproxima
cin y con un lapso de tiempo (las siete horas que calculo
haber pasado en su compaa) como punto de referencia,
porque lo cierto es ^y de ello sigo teniendo conciencia
todava ahora que all, en su nave, perd no slo la no
cin del tiempo sino incluso la de mi asentamiento gcogrco. Quiero deeir: que aunque al subir yo en aquella
nave espacial sta estuviera anclada en el planeta Tierra,
mientras permanec en ella tuve la sensacin de encon
trarme en un mundo muy diferente al mo; entre perso
nas cuya configuracin mental tena muy poco que ver
con la que, por lo regular, domina en la Tierra. La verdad
es que quera preguntarles muchas cosas y no saba por
dnde empezar. Al fin me arranqu:
Me gustara saber de dnde vens..., si hay muchos
planetas habitados, adems del vuestro..., cmo tenis or
ganizadas vuestras vidas y, sobre todo, cmo habis con
seguido vencer a la muerte..., y otras cosas que ya ir re
cordando...
La voz, siempre dulce y cantarna, respondi:
Si te refieres al ltimo planeta que hemos visitado
antes de llegar a la Tierra, te diremos que era el Verde
Brillante, llamado as porque en l abundan los ros y los
lagos.2 Nosotros procedemos de planetas distintos. Cuatro
somos del planeta Blaneo-Marfil, dos son de Violeta-Flor
y el otro es precisamente de Verde-Brillante... Y es muy
ideales que enaltecieran al gnero hum ano. As, cuando aos m s tard e,
recin cumplidos los 18 aos, su pequeo (el nieto) abraz la causa
do las juventudes catalanistas, el abuelo le dijo que estaba algo chiado, a l consagrarse a un ideal ta n alicorto como era el de reivindicar
los derechos de u n pedazo de tierra. Con ello se puso en evidencia que
el abuelo T ru eta h a b a sintonizado m ejor que el nieto con la genuina
dim ensin de los ideales hum anos. Deba se r un terrqueo con fluido
csmico. P o r eso habl de im plantacin universal. (Antonina R o d ri
go, Doctor Trueta. H roe annimo de dos guerras. P laza y Ja n s edito
res, edicin ilustrada, Barcelona, 1977.)
2. Con lo cual, la teo ra d e que los ovnis buscan nu e stra agua, del
especialista A. Als, pierde toda consistencia. {Garbo, nm . 1504, 18 de
febrero de 1982.)

58

posible que ninguno de nosotros vuelva a pisar nunca ms


su planeta natal... Aunque si hay razones para ello pode
mos estar en comunicacin con ellos en cualquier mo
mento y por varios medios.
Entonces no veris ms a vuestras familias...?
Las familias, segn las entendis vosotros, no existen
en nuestro mundo. Nosotros vivimos en rgimen comuni
tario a escala interplanetaria. Lo que significa que cuando
nacemos pasamos a formar parte de la comunidad a la
que pertenecen nuestros progenitores, hasta que nuestras
vivencias nos llevan a otros lugares, pero sin estar ligados
a nadie en concreto y a todos a la vez. Comprendes?^
La verdad es que no lo acababa de comprender del
todo, porque siempre resulta difcil desprenderse de las
tradiciones y atavismos terrqueos y disponer por entero
de nuestra mente para asimilar lo inslito. Incluso segn
he podido comprobar a priori y a posteriori cuando se
trata de personas que se tienen o alardean por pro
gresistas y que, frente a los hechos que desbordan el cua
dro de sus rutinarios devaneos doctrinarios, reaccionan
como autnticos retrgrados.
Hay muchsimos planetas habitados sigui dicien
do la voz. Cada uno de ellos con unas caractersticas
singulares, que son las que le dan su nombre. Como dirais
vosotros: los hay ms ricos y los hay ms pobres. Uno de
ellos, por ejemplo, es el llamado Desierto-Dorado, que vi
sitamos no hace mucho. Si nos fijsemos tan slo en su
superficie, es ms bien de aspecto pobre, como vuestro
desierto del Sahara, pero en su interior podemos descubrir
lagos inmensos cuyas aguas poseen grandes poderes se
dantes. Por eso tiene muy pocos habitantes. Pero all, ade
ms de tener varios observatorios y muchos puntos de
referencia para nuestra navegacin, se han instalado bal
nearios para las gentes de nuestra comunidad...
Pero todo eso, a escala planetaria, requerir una or
ganizacin monstruosa cort.
Nada de monstruosa, compaero. Tan slo una or
ganizacin racional, en permanente reajuste y perfecciona
miento, en la que cualquier miembro de nuestra gran
comunidad no se siente nunca extrao. Te pondremos otro
ejemplo: como todo el mundo sabe que puede y debe co. 3. E l andaluz Antonio G ala otro terrqueo con fluido csmico, sin
duda h a escrito: La felicidad so encuentra, bsicam ente, en la vida
com unitaria.

59

laborar en el mejoramiento de nuestras respectivas exis


tencias, tomemos el caso de uno de nuestros compaeros
al que se confa el control de la salubridad de uno de
esos lagos. Que estar muy atento a su misin es algo
incuestionable, pero que, adems, si nota la ms mnima
anomala en cualquier otro lugar inmediatamente pondr
en marcha el dispositivo de alerta, porque l sabe muy
bien, ya que as se lo han enseado en la escuela, que nada
de lo que sucede alrededor suyo le puede ser ajeno. Y sabe
tambin que no se debe subestimar nada, por muy tenue
que pueda ser su tinte de anormalidad, y que, por tanto,
debe hacer rpidamente cuanto est de su mano para que
todo vuelva a la normalidad. Comprendes?
Naturalmente que lo comprenda, puesto que, como
pude comprobar, ellos empleaban un castellano perfecto.
(Otro testigo directo ha hablado de castellano qumi
camente puro.) Lo que ocurra es que, as, de buenas a
primeras, todo aquello me costaba creerlo, la verdad. Lue
go he pensado que, a la vista de los recursos de que dis
ponemos los terrqueos, nosotros podramos perfectamen
te poner en pie una organizacin semejante, a escala pla
netaria. A condicin, como es lgico, de haber enmendado
antes las tremendas e insultantes injusticias sociales exis
tentes en la Tierra.'* Y no digamos si la Tierra se incor
porase a una comunidad csmica! Pero yo segua obse
sionado por lo que pareca ser la base de esa organizacin.
Y as se lo plante.

C o m un idad es

h u m a n a s s in base f a m il ia r

Como ya te hemos dicho prosigui la voz, las


clulas bsicas de nuestras comunidades son los grupos
formados por afinidad de vivencias. Vosotros dirais se
guramente por obligaciones profesionales o familiares.
Te pondremos otro ejemplo: nosotros, antes de venir a la
Tierra a realizar la doble misin de explorar vuestro pla
neta y de vigilarla, pilotbamos una nave mucho ms pe
quea que sta, dedicada a la exploracin interestelar.
4. Vase el apndice 1.
60

Prim er tram o del camino forestai, que recorr lentamente con el coche,
pese a ser terrena privado del Estado y estar prohibida la entrada.

Punto del cam ino donde se me qued parado el coche y se me apagaron los faros...

Y ahora, cuando regresemos de esta misin, es muy posi


ble que nuestra tripulacin se disgregue, por lo menos
durante un tiempo determinado. Una de nuestras compa
eras se encuentra en perodo de gestacin, lo cual significa
que ser atendida en el primer planeta-etapa que visite
mos, hasta el da del alumbramiento. Es posible que im
da vuelva a reunirse con nosotros. El solo hecho de que
hayamos sido compaeros de vivencias durante alguna
misin podra explicar que nos interesemos por la evolu
cin de su estado.
Y, tras un breve silencio, la voz prosigui:
Uno de nuestros compaeros se vmir con otra de
nuestras compaeras de tripulacin, lo cual significa que,
en el primer lugar que aterricemos, se separarn de no
sotros y dispondrn de un tiempo para vivir o viajar a su
antojo por el espacio, visitando aquellos planetas que les
plazca, con la certeza de que sern recibidos en todas par
tes como verdaderos hermanos. Comprendes?
Lo comprenda, claro que lo comprenda, pero mi com
plicada mente de terrqueo segua salpicando aquellas
bellas estampas de preguntas insolentes, que yo me haca
para mis adentros: Pero, cmo se pueden formar comu
nidades de ninguna especie sin lazos f a mi l i a r e s Y, se
casan cuando quieren, sin pedir permiso a nadie, y luego
se descasan cuando les viene en gana, y ya est? Y esos
viajes de novios cunto duran? Y quin fija la duracin
del viaje? Y se van de viaje por el espacio, as, por las
buenas, sin que nadie les marque un itinerario?

U na fraternidad universal

Aunque lo cierto es que a un libertario no debera ha


berle sorprendido nada de lo que estaba oyendo, puesto
que la sociedad fraterna con la que nosotros siempre so
amos, y por la que tanto hemos luchado, tena como
lema: De cada cual segn sus posibilidades y a cada cual
segn sus necesidades.^ Lo que significa que, en un esta5. Vase el apndice 2.
6. Recogiendo m aterial p a ra rc h isto riar las vivencias personales q u e
llevaron a m ilitantes a n arq u istas franceses y belgas a form ar la tem ible
Banda de Bonnot. a principios de este sigio, me encontr con detalles
m uy signifleativos, y que o tro s historiadores haban pasado por a lto :

62

dio inicial de esa evolucin hacia la fraternidad universal


(detalle importante: gentes de escasa o nula cultura, ha
blaban ya de fraternidad universal), los que, por las ra
zones que fuese, tienen mayor capacidad de entendimiento,
de organizacin, de trabajo y de comprensin de los pro
blemas humanos, deberan poner esa potencia de creacin
al servicio de todos. Mientras que los menos, o peor do
tados que lo son, casi siempre, a causa de las seculares
injusticias sociales, deberan poder acceder a todo aque
llo que les permite ser felices, libres y, naturalmente,
superar su impotencia primaria con la misma facilidad
que los mejor dotados.
Esto ya lo s porque nos lo repiten a diario los sa
bios y los cretinos al alimn, aunque con argumentos
distintos es la Gran Utopa. Pero no deja de ser curioso
que estos das mientras pasaba a mquina el original
de este libro, en una emisin de televisin espaola, muy
popular, se le hiciera decir a uno de los personajes que
se supona procedente de otro mundo: Yo vengo de
un lugar donde el que tiene da, y el que no tiene, toma.
Quiz por haber podido comprobar lo difcil que sera
realizar esa revolucin en la Tierra, era por lo que ahora
se me haca tan cuesta arriba el admitir que, en otro pla
neta, tal sociedad pudiese ser una realidad. De lo que no
me caba la menor duda, sin embargo, era que a medida
que conversaba con ellos una inmensa felicidad se iba
adueando de m. Una felicidad muy distinta a todas las
que yo haya podido experimentar en mi vida. Pero, con
todo, yo segua en mis trece.
Lo comprendo y no lo acabo de comprender, la ver
dad, porque si dos seres se juntan eso quiere decir que
van a formar una familia...
Nada de eso, compaero, porque es posible que uno
de los dos, en ese viaje, decida quedarse, por lo que sea,
en el planeta donde estn pasando, por decirlo con pala
bras vuestras, la luna de miel. Por otra parte, si cuando
que su s principales organizadores se h ab lan conocido en las B iblioteN acionales de B ruselas y de P ars, cuando estudiaban de m ayores
fi-Quello que les h ab a estado vedado de pequeos; y b) que cuando or
ganizaban jira s cam pestres, siem pre colocaban una m anta en el suelo llena
folletos, de peridicos y de libros, con un plato o b a n d ejita en el
centro sobre la cual h a b a un c artelito que rezaba a s: Compaero, coge
aqu lo que necesites y deposita el bolo que puedas. (R evista T ie m
po de H istoria, nm. 71, M adrid, octubre de 1980.)
7. El verano azul. E m isin del 31 de enero de 1982. (Los com entarios
resto de los personajes tam bin re su lta b an m uy aleccionadores.)

63

una pareja procrea, los dos, o uno de los dos, desea ser
destinado al planeta donde se est formando el nio, se
le dar ese destino sin demora. Porque la comunidad tiene
que respetar siempre los deseos ntimos de la persona,
m ientras sta sepa armonizar sus deseos con su labor. Lo
entiendes ahora?
No del todo, porque, segn veo, en vuestro mundo
reina tal libertad individual que no concibo cmo pueden
cumplirse unas mnimas obligaciones hacia la comunidad.
Porque alguna obligacin tendr el individuo con respec
to a la comunidad. O no?
Claro que las tiene. Pero no es una obligacin, segn
lo entendis los terrqueos, sino una vivencia personal
que est orientada, en un momento determinado, por lo que
podramos llam ar el planning de la comunidad uni
versal...
Y quin m aneja ese planning? cort yo.
Bueno, en realidad se trata de una red de computado
ras-coordinadoras. ..
Nosotros a eso lo llamaramos burocracia robotizada cort de nuevo, con una punta de insolencia (de la
que, en verdad, me avergonc en el acto). Algo realmente
espantoso de imaginar agregu, al menos para los te
rrqueos amantes de la libertad.^
Coneso que ca una vez ms no sera la ltim a
en una de las tantas frases hechas nuestras. Porque si
en aquel momento, a ellos les da por preguntarme a qu
clase de libertad aluda, seguro que me hubiesen puesto
en un aprieto, ya que los progresistas hemos cado en
la tram pa que nos ha tendido los retrgrados: la de re
ferim os a la libertad \y a tantas otras cosas ms!
siempre en trminos abstractos. Cuando de lo que debe
ramos hablar siempre es de las libertades fundamentales,
concretas, de la persona humana, que son las que, herma
nadas, forman la Libertad. Como ms tarde me recalcaran
ellos,
Eso sera cierto si las manejasen tan slo los elegi
dos o los privilegiados.^ Pero all no tenemos ni de lo uno
ni de lo otro. All todos, sin excepcin, estamos en dispo
sicin de pasar por los tableros de mando de las coordi
nadoras, ya que es algo que aprendemos desde muy j
venes en la escuela. Hay que sealar tambin que noso8- Viajase el a p n d ic e 3.
9. V ase el a p n d ice 4.

tros no ponemos nunca nada en marcha, por atractivo o


seductor que se nos antoje el proyecto, sin que est do
tado de sus respectivos elementos de control y de neutra
lizacin y, llegado el caso, de autodestruccin. Elementos
que son de pulsacin humana en todos los casos. Ningn
mecanismo puede escapar a nuestro control, por inofen
sivo que pueda parecer. Nosotros hemos humanizcido la
tcnica.^ Lo comprendes ahora?
S, pero a cada paso que damos a m se me plantean
nuevas incgnitas. Por ejemplo: cmo tenis orgmizada
la formacin de los nios? Y esa especie de am or libre
que al parecer practicis, nunca provoca fricciones o en
frentamientos?

La

formacin de los nios ... y el amor libre

Tu reaccin no nos sorprende en lo ms mnimo


porque desconoces la clase de formacin que nuestros
nios y nias reciben desde su ms tem prana edad. En
cuanto empiezan a tener uso de razn: a partir de los
cuatro o cinco aos. Sin la menor discriminacin, irnos y
otras reciben una doble formacin: la vocacional y la ne
cesaria. Muchas veces ambas coinciden. Pero lo esencial,
la clave est en que cada nio y cada nia desde muy
joven sabe que la formacin necesaria es la que lo inser
tar maana en un lugar de servicio a la comimidad. Mien
tras que, con su formacin vocacional, llenar lo que vo
sotros llamis tiempo de ocio, aunque conviene puntua
lizar que, dada su formacin general, esos tiempos,
adems de favorecer y desarrollar la eclosin de su plena
personalidad, en armona con su entorno, de alguna ma
nera contribuirn a enriquecer lo que, para entendemos
bien, podramos llamar, utilizando palabras vuestras, el
acervo cultural de la comunidad.
Por necesaria nosotros entenderamos obliga
toria...
10. E s ta cacin d e los te rr q u e o s a ju g a r a los a p re n d ic e s d e b ru jo
con la c ib e rn tic a y el c o n sig u ie n te fallo d e c o n tro le s a u to m a tiz a d o s
n a provocado y a u n p a r de veces, q u e sep am o s, el d esp eg u e d e e s c u a d ri
llas n o rte a m e ric a n a s, con av io n es p o rta d o re s d e a rte fa c to s atm icos, ru m 0 a la U n i n S ovitica. Y ta n slo la in te rv e n c i n c asu a l d e u n c o n tro
la d o r h u m an o evit e l ta n te m id o a p o calip sis n u c le a r a e sc a la p la n e ta ria .

64

65
3 p.r. MP.NSA.TP. np OTROS

mundos

Vosotros s replic la voz, pero nosotros no,


puesto que cualquier nio, en todo momento, tiene a su
alcance el ejemplo de quienes lo ayudan a formarse. Dicho
de otra manera; se orienta a los dems dando siempre el
ejemplo. sa es la clave: que no se puede pedir nada a
nadie si antes uno no est dispuesto a dar de s todo lo
que puede dar. Comprendes?
Supongo que los deportes deben jugar un papel im
portante en la vida de vuestros nios...
Bien. El deporte es importante para todos: para los
pequeos y para los grandes. Es algo que forma parte de
nuestras vivencias cotidianas.
Y qu clase de deporte practicis?
Luego t mismo podrs ver practicar alguno. Pero
te anticipamos que el talante con que nosotros practica
mos el deporte no tiene nada que ver con el que domina
en la Tierra. En nuestras vidas no entra para nada la no
cin de compctitividad.*2 Practicamos el deporte ms ade
cuado a nuestra manera de ser, a las necesidades fisiol
gicas y para solazamos y divertimos.
En seguida comprend que me haba metido en un buen
lo, porque... qu poda yo decirle, con relacin a nues
tros deportes y a los deportistas terrqueos? Me en
contraba con otra de nuestras asignaturas completamente
falseada. Empezando por la mxima olmpica del barn
de Coubertn: Lo importante es participar. Ahora, tanto
para los practicantes como para los hinchas de cualquier
deporte, lo importante es ganar. Como sea: sobornando
a diestro y siniestro, incluso amenazando con la violencia
o con el rapto de elementos destacados, o con la muerte
como le ocurri al tenista sueco Borg en tierras ame
ricanas, con bmtalidad a espuertas, gritando, vocife
rando, insultando, blasfemando, agrediendo a los mode
radores o directores del juego, golpendolos e intentado, a
veces, hasta lincharlos.
Y de los resultados colectivos de equipo pasemos
11. Vase el apndice 5.
12. De ellos (de la tribu ecuatoriana de los Aucas) aprend a conec
tar mis cinco sentidos, mi cuerpo todo, con la Naturaleza, a hacerlo Na
turaleza, a fundirme con ella, para asi lograr la armona con el entor
no... De ellos aprend a despreciar la competitividad, a vivir en comu
nidad y a compartir... hasta el amor. De ellos aprend que las cosas no
tienen ms valor que el que nuestra cultura les da. y que nuestra cultura
poco o nada tiene que ver con la realidad, con lo natural, con la Natu
raleza. con nuestras ms profundas apetencias. (Joaqun Grau y Leo
poldo Sams: Magia de las Amricas, Kditorial Grijalbo, Barcelona, ltl.
Bdicin profusamente ilustrada.)
66

Este ltim o tramo del camino


(de 70 a 80 m de recorrido)
es el que hice a pie dos
veces. La segunda vez fue
despus de haber estallado
el mar de luz m ulticolor
en el cielo y a travs
de los rboles del fondo,
donde el camino tuerce
a la izquierda.

>r

'.
I

ste es el calvero donde


estaba posada la nave
espacial extraterrestre,
de unos 50 a 75 m de dim etro
y de 10 a 15 m de altura.

a la cruel obsesin de las plusmarcas individuales, para


lograr las cuales se somete a los deportistas seleccionados
a un rgimen de vida de autnticos esclavos del deporte.
Bueno, en resumen, que a todo esto se le puede llamar
cualquier cosa menos deporte. En todo caso, es otra pal
pable muestra de nuestra degeneracin. O sea: que tam
poco en esta materia podramos dar la ms mnima lec
cin a otras comunidades civilizadas. Segu callando un
rato y luego me descolgu con otro tema:
Bien, todava nos queda pendiente lo del amor libre...
Pues eso, en esencia, es fruto de la misma formacin
infantil. A los nios, desde muy pequeos, se les abren
las puertas del conocimiento de par en par, sin anteojeras
de ninguna especie, y se les ensea que en nuestras co
munidades nadie es dueo o propietario de nada ni de
nadie. Y que, por lo tanto, nadie, en ningn terreno, puede
dominar a nadie ni ejercer poder sobre nada.
Entonces la procreacin vendra a ser un acto casi
mecnico? Que es lo que ha preconizado siempre la Iglesia
Catlica. Porque, puesto que el amor o el cario, o lo que
sea eso que ime la pareja en vuestro mundo, parece ser
algo tan fugaz y tan voluble a la vez...
Nada de eso, compaero. Las parejas se forman por
que existe una afinidad que no necesita ser adjetivada. Dos
seres se atraen porque se pone en evidencia entre ellos
alguna coincidencia que los acerca y los incita a intimar
y a culminar el acercamiento como ellos mejor lo sienten
y entienden. El acto sexual que puede determinar la pro
creacin, si ellos la desean, habr sido propiciado por
otros actos previos de ambientacin, por los cuales se da
paso, o no, a esa unin. Esto puede parecer complejo, pero
en realidad no lo es. Al menos para nosotros que, como
puedes observar, actuamos siempre con espontaneidad y
naturalidad.

La

m u e r t e ...

ser

s ie m p r e algo ir r e v e r s ib l e ?'^

Aqu se hizo el primer largo silencio de la noche. Como


si adivinasen que yo necesitaba concentrarme para seguir
haciendo preguntas. Y, en particular, la gran pregunta.
Porque, la verdad, es que eso de haber vencido a la muerte
era algo tan fantstico, tan inesperado, tan fabuloso, que
desbordaba todo lo que la imaginacin humana, por muy
fecunda y exuberante que fuese, sera capaz de concebir.'^
Me qued mirndolos, uno tras otro, a los cuatro que
tena al lado opuesto de la mesa, esforzndome por ver
ms all del halo vaporoso que envolva sus cuerpos. Como
tratando de adivinar si, en realidad, eran gentes de carne
y hueso o acaso muecos mecnicos, o quiz mitad y mitad.
De pronto cruz por mi memoria el recuerdo del buen
monsieur Garric, un competente campesino del Medioda
francs, al lado del cual, en los aos 1939-1941, aprend las
artes de cultivar y cuidar el viedo. Era uno de los super
vivientes de la clebre y cruenta batalla de Verdn ^una
de las mayores carniceras blicas de la historia, en la
que haba sido gravemente herido. Una rfaga de ametra
lladora le destroz el estmago y parte de los intestinos
y desde entonces viva, coma y digera gracias a un est
mago de cabra que le injertaron. Y tambin por medio de
unos intestinos tuberas las llamaba l, rindose de su
propia sombra restaurados tan milagrosamente como
el resto de los rganos destrozados. Y yo me preguntaba:
Cabra por ello haber considerado al bueno de monsieur
Garric menos humano que otra persona dotada de sus r
ganos de origen, intactos?
Entonces, me deca yo, por qu no ha de ser posible
que estos seres lleven parte de su organismo en materia no
perecedera o que hayan descubierto ungentos, grasas o
13. Cada vez que el lector lea algo en estas pginas o fuera de
ellas sobre la irreversibilidad de la muerte, le aconsejamos que no
olvide, en momento alguno, lo que va a leer a rengln seguido: En las
cuevas del Castillo, en Cantabria, una flor no se marchita nunca y nada
h>s se la saca al exterior se pulveriza. (Fernando Snchez Drago, es
critor. Radio Nacional de Espaa. Programa De costa a costa. Barce
lona, 17 de febrero de 1982.)
14. No pocas veces las grandes preguntas suelen tener respuestas
hiuy breves. Dos escritores y pensadores europeos Albert Camus, ranos, y Camilo Jos Cela, espaol se han planteado la realidad de la
hiuerte. lacnica y rotundamente a la vez. El primero preguntando;
Morir? Para qu?, y el segundo aflrmando: La muerte es una vulSaridad; es lo nico que el hombre ha hecho desde siempre. Sin olvidar
la exclamacin de otro francs, el poeta Leconte de Lisie: Qu es todo
sto que no es eterno?

68

69

cualquier otro tipo de proteccin natural, capaces de evitar


el deterioro de la materia o de asegurar su peridica rege
ne r a c i n ? Y por qu no habran alcanzado tal nivel de
conocimientos que fuesen capaces de evitar la superviven
cia y la proliferacin de las clulas destructoras dcl orga
nismo humano?
En el rato que dur aquel incomparable e impresio
nante silencio no podra decir cuntas preguntas desfilaron
por mi mente. Porque yo segua empeado en dar con la
que, de algn modo, los pusiese entre la espada y la pared.
Necesitaba respuestas que no despertasen en m nuevas
incgnitas. No me daba cuenta, an, de que las prolongacio
nes de los misterios, con los que me iba enfrentando, no
eran fruto de sus respuestas sino de mi insuficiente capaci
dad de comprensin y asimilacin. De nuestra deformada
y deficiente manera de preguntar.
Todo esto me lo repeta yo al tiempo que refiexionaba
para mis adentros: cmo es posible que nadie, que ningn
grupo de pobladores de la Tierra, nunca que yo sepa
se hubiese llegado a plantear que la nica gran victoria
que el gnero humano poda alcanzar era precisamente sa:
la de vencer a la muerte? Cmo era posible que los terr
queos que no profesaban ninguna religin, ni adscritos a
ninguna secta incluidos, naturalmente, los grandes pen
sadores laicos hubiesen admitido, sin ms, la irreversi
bilidad de la muerte, esa fatalidad de signo eminentemente
religioso? Cmo no se han dado cuenta de que los restan
tes xitos no son ms que victorias prricas?
S, ya s, ya s que se me puede responder que el
hombre est hecho de materia perecedera y que se podra
desgranar ante m un largo rosario de frmulas cientficas,
15. Desde hace millones de aos se utilizan los antibiticos. Existen
aves que cada dos o tres das hacen una cura natural contra el reuma
tismo. Resulta sorprendente que los hombres hayamos descubierto los
antibiticos slo en 1928... en el reino animal el cuidado de la salud es
cuestin de simple supervivencia, sobre todo all donde miles de indi
viduos tienen que vivir apretujados en un reducido espacio, como, por
ejemplo, una colmena, un hormiguero o un nido de termitas. Esos insec
tos practican una higiene tan perfecta que no pueden por menos que
sorprendernos. sa es la razn de que la miel sea un alimento muy sano
tambin para el hombre. Se ha descubierto un sexto antibitico en la
cera de las abejas. (Vitus B. Croscher, Sobrevivir. L a gran leccin del
m undo anim-al. Editorial Planeta, Barcelona, 1981.) Por otra parte, re
cientemente la prensa se haca eco del descubrimiento otro! del
llamado pez de los hielos, cuyo organismo vive sin glbulos rojos.
stas, que conste, son noticias cazadas al \Tielo, pero que bastan para
hacernos pensar que los cientficos e investigadores terrqueos deberan
ser ms prudentes en sus afirmaciones.
16. Sobre este interesantsimo lema, lase tambin: Se podrn fa
bricar un da clulas vivas en un laboratorio? (La ciencia dcl siglo X X .
Tomo IV: Da vida. Editorial Libro-Club Diderot, Pars, 1981.)
70

o seudocicntficas, para demostrarme que perseguir esa


meta, el gozar de vida infinita, es algo que est fuera de las
posibilidades humanas. Sin embargo, en estas pginas se
podra alinear tambin el repetido eco reflejado en re
vistas cientficas, libros... de innumerables palos de cie
go dados por especialistas en todo tipo de investigacin,
sin olvidar los descubrimientos que se han hecho por pura
casualidad. Pero, en realidad, yo no iba precisamente por
ah...
Con todo, nos ha parecido interesante reproducir en
apndice una noticia, referente a las investigaciones del
Instituto sovitico de Kiev.*^

U na

u t o p a

cada d a . ..

En realidad, uno, ante todo, pensaba en otro aspecto


de la cuestin. Acariciaba las increbles perspectivas que se
nos ofreceran si hubisemos dado un giro de ciento ochen
ta grados al sentido de nuestra vida. Me deca: si alguien
hubiera siquiera esbozado esa utopa como realizable
aunque su alcance se situase a miles o millones de aos
vista, lo mismo da, y se hubiese conseguido centrar en
tomo a ella todos los recursos que la Naturaleza nos ofrece
y aquellos que el ser humano es capaz de crear, es induda
ble que a los terrqueos les hubiera obsesionado y morti
ficado mucho menos la idea de un fin inevitable y tal vez
prximo, y por ello, pienso, quiz hubieran cedido menos
a la tentacin de practicar esc obsesionante y esterilizador
culto a la muerte. En particular organizando guerras... o
dejando perecer a millones de personas de hambre o \'ctimas de toda clase de epidemias. Y no se olvide que las
guerras que han causado ms vctimas, en el mundo, han
sido las llamadas de religin.
Desterrar las guerras y suspender definitivamente ese
incesante y cruel holocausto de vidas ajenas, desencade
nado peridicamente, como si tales matanzas pudiesen ser,
para los guerreros, la garanta de una mejor o ms larga
''ida propia. Colocar esa utopa en el punto de mira del ser
17. Vase los apndices 6 y 7.
71

humano hubiera sido sera como fijar ante l, en la


mente y en el corazn del hombre y de la mujer, el ms
ambicioso de los objetivos: una sed inagotable de vida, y
lograr que dedicasen a ella, a la Vida, todos sus desvelos,
sus esfuerzos y su saber hacer.
Orientndose, por el contrario, hacia los ms intrinca
dos vericuetos de la deshumanizacin ^pese, repito, a la
omnipotente presencia de tantas doctrinas religiosas, que
jugaban a ser un factor humanizador, el habitante de la
Tierra, con la prolongacin de sus esperanzas de vida, por
un lado, y con la creciente angustia vital por otro, lo
nico que ha conseguido, por decirlo con palabras de nues
tro admirado Amrico Castro, ha sido prolongar su mortificador vivir desvivindose, que en la era moderna ha
pasado' a ser su pan de cada da. Y de ah que, al paso
del tiempo, el hombre haya ido sustituyendo lo esencial de
su existencia vivir su vida con una plenitud cada da
mayor, por lo banal, lo frvolo, es decir: todo aquello
que da goces tan superficiales como pasajeros.
Ms claro: haba que ofrecer al Hombre ese entrete
nimiento, csmico por los cuatro costados: el de armoni
zar su existencia a imagen de los incontables e inagotables
recursos del Universo y tratar de alcanzar la inmortalidad
con sus propias manos, sin soar con la ayuda de divini
dades de ninguna especie, tan slo mediante un estmulo,
terrenal por excelencia, que sera el de dar al ser humano
su utopa de cada da...

E l s il e n c io :

u n a c l a v e p a r a l a s u p e r v iv e n c ia

Pero, vamos a ver... aparte las terapias o modifica


ciones orgnicas que puedan darse en vuestra civilizacin,
no hay otras razones, digamos de tipo preventivo y perso
nal, que pueden ayudar a vuestros cuerpos a sobrevivir?
Como la voz tard algo en responderme, llegu a pensar
que quiz haba cometido una equivocacin insistiendo en
el tema, y sin poder evitar que en el tono de mi pregimta
destellase cierta dosis de escepticismo. Pero no, no era eso.
Poco a poco me iba dando cuenta de la importancia de los
silencios que se intercalaban en nuestro dilogo. No tarda72

"v.

,U~ V.

VA'--

\'
De pronto se ilum in se inund de luz la parte
derecha del tx>squecillo. Era un verdadero mar de luz,
en el que, si bien preponderaba el blanco, tambin se perciban
franjas de color rosa y naranja. Aunque, por instantes,
en los rayos de luz se entremezclaban m ultitud de colores
d ifcile s de definir..., asi que m encamin hacia
el lugar de donde pareca brotar aquella luz...

ra mucho en saber algunas cosas ms en torno al valor


vital del silencio, como clave para la supervivencia.
Naturalmente que las hay. Una de ellas, la principal,
es que, desde su ms temprana edad, los nios y las nias
conocen su cuerpo a fondo y aprenden a cuidarlo. Cuidar
de su cuerpo quiere decir: estar siempre atento a sus
manifestaciones ms peculiares y portarse con l como lo
que es: como nuestro mejor compaero. Este conocerse
a fondo a s mismo facilita la mejor identicacin de los
dems y, por lo tanto, la ms adecuada armonizacin de
nuestros respectivos cuerpos y, a travs de ellos, de nues
tras vivencias. Por consiguiente, velando por la salud del
cuerpo de cada cual cuidamos tambin de la salud de la
comunidad. Adems, nadie como el propio individuo puede
fijar el instante ptimo de su personalidad, es decir: el
momento de fijacin definitiva del que ser su cuerpo para
la inmortalidad, como dirais vosotros.
La voz call durante unos minutos y luego apostill:
Pues bien, aparte otras medidas, como puede ser el no
fumar, no beber alcohol y no drogarse, tenemos el ejer
cicio fsico, adecuado a las aptitudes personales, pero hay
otro factor importantsimo que es la observacin del pleno
silencio silencio csmico lo llamar yo de ahora en
adelante, que incide en todas las fases de nuestra exis
tencia.
En primer lugar, el silencio durante el descanso regu
lar. Ya desde muy nios se nos ensea, a la par que vamos
descubriendo nuestro cuerpo, a relajarnos; en una palabra:
a vivir y a descansar en armona con el cuerpo y con su
entorno. Vosotros dirais seguramente a dominar su pro
pio cuerpo. Es esa plena posesin de s mismo, la relaja
cin con naturalidad, la que nos procura un descanso total,
de incomparables efectos tonificadores y sedantes.
El silencio, inteligentemente aplicado, ayuda a la mejor
conservacin de todos los rganos, en particular los visua
les y auditivos, a la vez que clarifica nuestra mente. Por
ejemplo: hay muchos momentos de nuestra vida que pode
mos vivirlos con los ojos cerrados. Y otros con los odos
tapados. Fjate en los extremados cuidados que los terr
queos dedicis a menudo a vuestras mquinas, las de los
lugares de trabajo o las de uso personal, como son los auto
mviles, y comparadlo con el escaso o nulo inters con que
cuidis vuestros cuerpos. No consideras que esto es una
contradiccin imperdonable?
74

Por el grado de indignacin indignacin csmica la


llamar en adelante, para darle una dimensin a tono con
la magnitud del desafuero que la provoca que de pronto
se apoder de m, deduje que ellos estimulaban constante
mente mis refiexiones y yo, a la vez que rae admiraba de
haber logrado amasar en mi mente tantos datos y re
cuerdos, me preguntaba emo no haba sido capaz, antes,
mucho antes, de detectar tanta falta de autenticidad, desde
siempre, en la Tierra, en torno a la existencia de sus pobla
dores. No exista una sola parela de la vida terrenal
donde no apareciese ^y las ms de las veces preponde
rantemente lo ficticio, lo inautntico, la doblez, el engao,
la autosatisfaccin ms ridicula porque el engaador de
hoy acaba siendo el engaado de maana; en fin, que
nos iba a ser muy difcil reconquistar esas seas de iden
tidad que el ser humano de la Tierra debe haber perdido
hace ya muchsimo tiempo.**
Sin duda para cambiarme algo las ideas y meterme en el
cuerpo una pizca de alegra, la voz me dijo:
Ahora presta atencin, por favor.

P r im e r

d o cum en tal en c o l o r

En cosa de segundos, del centro de la mesa emergi una


pequea pantalla frente a m; la iluminacin de la sala
qued tamizada y de la parte frontal de mi casco sali
una especie de visera transparente, ligeramente ahumada,
que baj hasta la altura de mi barbilla. Y aparecieron las
primeras imgenes en color en la pantalla. Con su indes
criptible gama de colores csmicos. Y la voz dijo:
Nos encontramos en el planeta Verde-Cristal y asisti
mos a la salida de tres pequeas naves que van a explorar
vuestros mares. Estn pilotadas por muchachos y mucha
chas de los centros de formacin. Cada una de ellas lleva
a bordo medio centenar de pasajeros. Van a pasar una tem
porada en el mar, a convivir con la fauna y la flora de las
grandes profundidades. All hay minerales y vegetacin de
mucha importancia para nuestras investigaciones, y tara18. Vase los apndices 8 y 9.
75

bin colonias de ciertas especies acuticas, adiestradas


para colaborar con nosotros.^
Entonces cort yo, eso de que tenis bases en la
Tierra, es verdad?
En cierto modo, s...
Cmo en cierto modo?
Claro, porque si el permanecer un mes o dos debajo
del agua o el posar nuestras naves en algxma de vuestras
altas montaas o en zonas despobladas..., si eso es tener
bases, entonces tendremos que responder que s, que te
nemos bases. Pero si para eso hay que vivir en permanen
cia entre vosotros, en lugares determinados, como es el
caso de ciertas potencias terrqueas, entonces no, no es
cierto que tengamos bases.
Acaso las tenis en algxma otra parte...? En algn
asteroide o en un planeta cercano a la Tierra?
S, naturalmente, disponemos de autnticas bases
espaciales que se desplazan continuamente o que estn sus
pendidas en el aire, segn nuestros programas de explo
racin.
Y slo os sirven como simples apeaderos de paso?
Nada de eso. Todas nuestras naves portadoras son
autnticos laboratorios y nuestra actividad, aunque ello
pueda parecer una redundancia, est basada en perfeccio
nar los recursos destinados a fortalecer nuestros organis
mos y a mejorar nuestra vida, as como a enriquecer nues
tros conocimientos sobre los lugares donde debemos vivir.
As, a medida que logramos mayor inmunidad, podemos
emprender exploraciones espaciales por mxmdos descono
cidos. Siempre con el mismo objetivo: el de maravillamos
por los incesantes descubrimientos que hacemos, porque
el Universo, como es sabido, es infinito y genera maravillas
sin cesar; y la inmensa alegra de encontrar ms planetas
habitados no es la menor de esas maravillas.
Y, cuando os encontris con algn planeta habitado,
no se os plantea ningn problema?
Claro que surgen problemas. Los propios e inevitables
de cualquier contacto inesperado. Y luego los que se deri
van de su integracin en nuestra comunidad y los que
pueden surgir sobre la marcha, totalmente imprevisibles.
Y nunca os habis tropezado con planetas armados
hasta los dientes, como la Tierra, cuyos jefes no hayan
querido tener relaciones con vosotros?
19. Vase el apndice 10.
76

La voz tard algo en contestar:


S, alguna vez ha sucedido. Pero nunca con armamento
tan peligroso como el que posee actualmente la Tierra.
Y cuando eso ha ocurrido, qu habis hecho voso
tros, si se puede saber?
En tal caso no hemos profundizado los contactos. Nos
hemos quedado como hacemos respecto a vosotros, a la
expectativa.
O sea, que es posible que en el Cosmos haya planetas
habitados que no estn integrados en vuestra comunidad?
Por supuesto que los hay...
Acaso no estarn poblados por esos agresivos hom
brecillos verdes que, al parecer, se ven de vez en cuando
por la Tierra y que tambin viajan en platillos volantes?
Es muy posible, aunque debemos sealarte que algu
nas veces nosotros hemos enviado naves pequeas, en
servicio de exploracin, con tripulaciones enteramente auto
matizadas. O mandadas a distancia, si lo prefieres. Y en
muchos casos su atuendo metlico era precisamente de
color verdoso.
Y son los que, segn parece, han atacado a terr
queos alguna vez?
Bueno, es que nuestros colaboradores mecnicos estn
programados para defenderse, pero slo si son atacados,
o para autodestruirse en caso de ser apresados. Nimca
atacan los primeros... eso os lo podemos asegurar.
Pero si vuestros muecos se presentan as, por las
buenas, sin avisar, es lgico que mis paisanos se espanten
y que el miedo les haga cometer algxma tontera.
S, es natural. Son los mnimos inconvenientes de estas
imprevistas tomas de contacto.
As que nadie ha puesto en peligro la paz del Cos
mos como los dirigentes de la Tierra?
No; hasta ahora tal tipo de crisis nos era descono
cido...
Bueno, pero vosotros, ahora que el peligro es tan evi
dente, qxiiz podrais intervenir antes de que fuese tarde.
Por ejemplo: por qu no interceptar, destruir o capturar
algxma de las naves tripuladas por terrqueos? O mejor
todava: de las que van sin tripxdacin. Digo esto porque
si no hay vctimas humanas el impacto sera menos desfa
vorable entre los terrqueos...
La respuesta fluy rpida y tajante:
Nosotros no podemos hacer eso! El Universo es de
77

todos y, por tanto, tambin es vuestro! Ninguno de noso


tros se atrevera nunca a cometer la ms mnima agresin o
violencia sobre nadie sin que mediasen razones muy pode
rosas para ello!
En caso de legtima defensa! apostill.
Eso mismo, s. Y, aun en tal caso, la haramos con un
profundo temor, porque eso significara para nuestra comu
nidad una regresin, una vuelta atrs. Es decir: caeramos
en ese juego cclico, estpido y nefasto que practicis los
terrqueos, que es el de recurrir a la destruccin de la vida.
Y nuestras computadoras-coordinadoras entraran en la
danza, por vez primera, con fines negativos, destructores,
que es todo lo contrario de aquello para lo que han sido
construidas y programadas.
No querris decir que esos chismes tambin tienen
sensibilidad...!
No, nada de eso. Lo que queremos hacerte compren
der es que, en nuestro mundo, personas y mquinas for
man un todo armonioso y que eso es el fruto de milenios
de una labor puramente pacfica. Y que cualquier fenme
no o acontecimiento extrao, y ms si fuese de tales dimen
siones, como lo podra ser una intervencin nuestra en
alguna parte de la Tierra (pudo haber dicho: contra algu
na nacin), rompera esa armona, que es la base de
nuestra convivencia y de nuestra vida. Comprendes? Es
como si en el seno de una familia, y empleamos aqu otra
unidad de medida vuestra para que nos entendis mejor,
que est acostumbrada a vivir en paz y armona, de pronto,
el padre o la madre o los dos a la vez empezasen a
ponerse de malhumor, a gritar y a proferir amenazas. De
poco servira aclarar que todo aquel malestar era provocado
por alguna familia vecina. La realidad sera, de todas for
mas, sta: que la paz y la armona de aquella familia, por
muy ejemplar que fuese la existencia de sus miembros,
se vera profundamente alterada, perturbada. No sabemos
si este ejemplo est bastante claro...
S. Naturalmente que est claro.
Sin razn aparente me qued callado. Y ellos tambin.
Como esperando la obligada apostilla. Y sta vendra ro
dada:
Bueno, todo esto quiere decir que vosotros no pro
vocaris nunca una guerra preventiva...
Exactamente..., ni preventiva ni de ningxma otra es
pecie.
78

AA,

Ki

,,

Tard poco ms de un m inuto en llegar a las lindes de un prado, que es donde nada
la luz, y desde a ll empec a d isting u ir la silueta de una enorme nave espacial.
De unos 50 a 75 m etros de anchura. La luz sala de la parte de arriba
y de la parte baja de la nave. A si que salt del camino al prado y me qued como
encantado..., al tiem po que los dos haces de luz se apagaban lentamente, o una voz
en correcto castellano, con tono cantarn, algo m usical
que me d ijo : No temas. Acrcate, por favor.

Entonces me acerqu
a la nave, cuya base
estaba ahora
iluminada por
un potente foco
de luz blanca y rosa,
que pareca brotar
de una puerta abierta
en su bajo vientre,
de la que no tard
en sa lir una especie
de rampa.

Uno, conste una vez ms, se ha movido siempre entre


gentes de paz. Quiero decir: sobre todo cuando estaba con
amigos o compaeros libertarios. ramos gente de paz
por vocacin y formacin. Pero doy mi palabra que nunca,
en tan corto espacio de tiempo tiempo terrqueo, por su
puesto, haba odo entonar tantos cantos a la paz como
en las breves horas en que estuve charlando con ellos y
ellas en su nave espacial.^
Al hacerse de nuevo el silencio, el doeumental en color
volvi a pasar por la pequea pantalla.
Vi cmo las pequeas naves se deslizaban hacia las pro
fundidades del mar; lentamente y con sus luces muy atenua
das. Cuando llegaron a la boca de lo que pareca ser una
gran cueva submarina, mientras una de las naves se que
daba de guardia en la entrada ^la otra permaneca arriba,
entre dos aguas, en servicio de proteccin, me explica
ron la tercera nave se introduca en la cueva. Con la
misma lentitud de antes y con un foco de luz muy tamizada.
Mientras vea deslar aquel magnco paisaje submarino
ante mis ojos, la voz me explic:
Seguramente te habr llamado la atencin la lenta
marcha de nuestra nave y la poca luz que emplea para
explorar aquellas profundidades.
S, es verdad respond en el acto.
Pues has de saber que eso se hace para alterar lo
menos posible el ambiente y no amedrentar a los peces.
As no huyen, sino que siguen haciendo su vida normal, nos
acompaan y facilitan nuestra investigacin. Lo mismo
ocurre cuando exploramos un bosque. Hay que respetar
siempre la existencia y, sobre todo, la tranquilidad de las
especies animales. As no somos temidos y todo es ms
fcil. Y no slo la fauna, sino que tambin debemos res
petar la flora. Comprendes?
Estaba avergonzado, sa es la verdad, porque no poda
por menos que pensar en la cantidad de disparos que turban
la paz de la Naturaleza, en la Tierra, en cuanto se levantan
las vedas. Me pareci estar oyendo tambin los enloqueci
dos ladridos de los perros rastreadores. Y los miles de
otros ruidos gratuitos, casi siempre que el hombre des
parrama por el medio ambiente.
Ms tarde, cuando iba camino de Barcelona, entre las
20. Sabe el lector ami?o que el primer Comit mundial para la Paz
y contra la Guerra se fund en Catalua, a principios de este siglo, y que
lo presida el insigne msico Pau Casals?
21. Vase el apndice 11.
80

muchas preguntas que pens que poda haberles hecho,


estaba la de indagar si acaso eran vegetarianos. Y volv a
pensar en la paz csmica en peligro, por obra y gracia de
los terrqueos...

El

a r m o n io s o ord en c sm ico e n p e l ig r o

Quiere decir eso ^pregunt que la muerte hara


su reaparicin en vuestros espacios, si esos peligros se con
cretasen?
No es tanto la reaparicin de la muerte fsica lo que
nos preocupa, porque ese peligro lo podemos atajar rpida
mente, sino algo mucho ms grave, como sera el desajuste
de la vida csmica, tan armoniosamente trenzada, y la des
truccin, en mayor o menor escala, de ese orden universal
sobre el que florecen y se desarrollan nuestras vivencias.
Toma como ejemplo el respeto a la tranquilidad de toda
clase de faima y flora, de que te hablbamos, y el silencio
que tanta importancia tiene en nuestras vidas. El solo es
truendo de una bomba alterara enormemente el medio am
biente csmico. Es algo que difcilmente vosotros podis
comprender, porque no podis captar an toda la gran
deza de nuestra paz.
En una visin meterica desfilaran ante m, con im
genes y sonidos muy a juego, es decir: los estruendosos
ruidos inventados por los terrqueos que mortifican nues
tra vida de da y de noche, capaces de alterar y de
desarreglar los organismos de cualquier especie viviente,
en esta Tierra de nuestros tiempos y en cualquier planeta
habitado. Pero la verdad es que no supe qu decir. Mi
mente, por mucho que me esforzase, no poda alcanzar a
22.
Fjese el lector en lo clara que resulta esta ecuacin; en la cima
de todos estos tinglados, montados en nuestra civilizacin con una
espeluznante facilidad, se pueden identificar dos docenas de multinacio
nales norteamericanas, anglosajonas y japonesas, en piarticular, pero fi
nanciadas tambin por otros pases europeos, que controlan a la vez los
mercados de materias primas del mundo no socialista. Estas multina
cionales no slo recaudan sumas enormes de dinero y en el mundo
occidental y Ubre el dinero es poder poltico sino que ensanchan da
a dia las capas de seres humanos con problemas de todo tipo. Porque
se, en el fondo, es el objetivo perseguido; que la inmensa mayora se
sienta desconcertada, desazonada y hostigada, a toda hora, por preocu
paciones y enfermedades de todo tipo. Y que, polarizando toda su exis
tencia sobre sus problemas domsticos, se desinterese de los colectivos.
81

concebir los nefastos resultados de tal monstruosidad: que


nosotros fusemos capaces de poner en peligro los funda
mentos de una arquitectura espacial tan maravillosa. La
indignacin volvi a corroerme las entraas con ms fuerza
que nunca, al pensar lo que podra ser la vida en la Tierra
si el ser humano, en aras del bienestar comn, se lo propu
siera.
Record, palabra por palabra, una de las charlas ms
interesantes y amenas que sobre la Naturaleza o en mis
tiempos de estudiante, entre 1931 y 1936. Se la debo a mi
profesor de Historia Natural de la Escuela de Militantes
CNT-FAI, don Alberto Cars Lacasa, en el curso 1936-1937.
Fue tambin uno de los principales impulsores y organiza
dores del CENU (Consell de lEscola Nova Unificada), y
muri en el exilio a mediados de la dcada de los aos 50.
En 1948, en Francia, cuando nuestro viejo profesor y amigo
reemprendi sus cursos (pero esta vez por corresponden
cia) por su cuenta y riesgo, con las nuevas generaciones de
jvenes espaoles en el destierro, nos volvi a hablar de la
Naturaleza, y de lo que deba ser nuestro comportamiento
hacia ella, con las mismas palabras de antao.^
Es necesario insistir para que se lea y se relea este breve
texto, hijo inconfundible del bueno de don Alberto, ge
logo eminente, tambin, una loable labor que comparta
con su hermano Ricardo. Detalle curioso; el primero era
un ateo integral y el segundo un catlico convencido. Tuve
ocasin de tratarlos a los dos y confieso que me sera
muy difcil decir cul de los dos era mejor persona. Ambos
eran la bondad personificada, sa es la verdad; quiz por
que los dos crean sinceramente en lo que defendan y,
como ya dije en otro lugar, porque eran de esa estir
pe de humanos que predicaban con el ejemplo. Pero
volvamos al texto de don Alberto. En l habla de la Natu
raleza como manantial de vida, y la palabra armona la
menciona cuatro veces. Se habla asimismo de la natura
lidad y de la sexualidad, de conocer su cuerpo y de toda
esa suma de actitudes y acciones centrada en la marcha
hacia la Armona Universal. Lenguaje, en suma, idntico
al empleado por los tripulantes de la nave espacial Luz del
Cosmos.
Quede claro por tanto, una vez ms, que mucho antes
de que los extraterrestres diesen fe de su existencia y por
23. Vase el apndice 12.
82

mil conductos distintos nos hicieran llegar sus mensajes


y comimicados de tono fraterno y paternal, a veces, por
esta Tierra de nuestras entretelas, ya merode una especie
de terrqueos que tena, por decirlo con palabras recin
acuadas en nuestra larga conversacin y sus prolonga
dos silencios, mucho fluido csmico de pecho para aden
tro. Fluido que, por todos los medios a su alcance, trataron
de insuflar a sus semejantes. Tal intento llevara al pelo
tn de ejecucin, bendecido por el catolicismo espaol el
pelotn, no el ejecutado en Montjuic, en 1909, entre otros,
al fundador de la Escuela Moderna, Francisco Ferrer
Guardia.
Ahora, el documental en color me mostraba el regreso
de las naves exploradoras de mares a uno de los planetasetapa, como decan ellos. En el rea de aterrizaje haba
mucha gente y vi grandes mesas de frutas de todas clases,
de colores muy vivos, brillantes. Eran hombres y muje
res de talla menor a la de mis contertulios. Unos de tez
clara, como ellos, otros algo aceitunadas y algunos morena.
Haba varios grupos que cantaban y bailaban cogidos de la
mano, en corros abiertos, tal y como he visto bailar en
determinadas regiones de Yugoslavia y en Grecia. Yo no
saba hacia dnde mirar, en mi afn de captar todos los
detalles. Pero con ser tan interesante lo que estaba viendo,
lo que ms me maravill fue el verles las caras a mis cua
tro interlocutores. A medida que bajaba su visera el halo
vaporoso se iba apartando y descubra sus fisonomas: las
de dos bombes y dos fminas. Parecan caras de tipo nr
dico, sobre todo las de los hombres. La belleza de sus ras
gos me recordaba por momentos a ciertas estatutas griegas
de la antigedad. Ellas tenan la nariz ms achatada y ima
tez menos blanca. Era difcil darles una pigmentacin de
terminada; supongo que, a causa de la luz ambiental, que
era blanqusima en general, levemente a veces, entrecor
tada por matices rosados o azulados.
Ellos se dieron cuenta muy pronto de mi estupor.
Acaso creas que ramos muy diferentes de vosotros?
No supe qu responder, porque en realidad yo, perso
nalmente, no haba sabido nunca muy bien qu clase de
morfologa sola atribuirse a los extraterrestres. Ignoraba,
en todo punto, la variedad de sujetos apercibidos o con
tactados por los terrqueos. Segu observndolos. Las dos
fminas parecan mujeres de 25 a 30 aos y los hombres
algo mayores: uno de ellos podra tener 40 a 45 aos y el
83

otro 30 a 35. Siempre midiendo con los raseros nuestros,


por descontado.
La voz aadi:
En nuestra comunidad existen grupos que son dife
rentes de nosotros, pero tan slo en el aspecto exterior.
El caso es que yo segua proyectndome, mentalmen
te, mis retrospectivas a un ritmo increblemente rpido.
Y, como es natural, recordaba mis aos escolares, antes de
julio de 1936. Y vea nuestras excursiones al campo tme
se buena nota: tres medias jomadas por semana, con
todo el equipo de la Escuela Labor unos 80 chicos y chi
cas de 6 a 12 aos guiados por nuestros maestros: Ger
minal, que haca de director cuando todava no haba cum
plido los 20 aos, y sus tres ayudantes, tambin, como l,
estudiantes de Magisterio, las tres menores de 20 aos.^
Por vez primera vi sonrer al que estaba charlando con
migo a travs del inlocalizable chisme traductor. Aparato
que, al decir de ellos, era capaz de emitir en todos los
idiomas de la Tierra y en los miles de dialectos que se
emplean en sus cinco continentes. A m, tma de las veces,
me preguntaron si deseaba que prosiguisemos la conver
sacin en cataln, en francs o en lengua de Oc... Sus pala
bras me parecan vindole mover los labios ms bien
balbuceos, pero la traduccin castellana segm'a siendo can
tarna, musical, con un sonido muy agradable que, a ratos,
todava repiquetea en mis odos. Pregunt cul era el len
guaje que utilizaban entre ellos y me respondieron que lo
hacan a travs de un cdigo de signos convencionales; en
particular cuando comunicaban a distancia.
^Algo parecido al esperanto? pregunt, sin reflexio
nar demasiado.
Bueno, s, en parte. Empleamos un lenguaje y signos
indiferentemente. Todo depende del asunto. A veces, como
has podido ver en el documental sobre el planeta VerdeCristal, tambin conversamos con las manos, como lo hacen
con esa elegancia tan armoniosa vuestros sordomudos.
Porque el silencio, como ya hemos dicho, es importantsi
mo para nuestro equilibrio sensorial y tambin para el
entorno.
La verdad es que yo no haba captado muy bien todas
las imgenes de aquella fiesta-recepcin, siempre a merced,
como estaba, de la obsesin por archivar el mximo de
24. Vase el apndice 13.
84

Me d irig hacia a ll hacia la nave y apenas llegu


al pie de la escalerilla me detuve y alc la vista, percibiendo
en la puerta una form a corporal alta, envuelta en una especie
de halo m ulticolor. En el acto volv a o r la voz: No temas.
Sube a nuestra nave que queremos hablar contigo.

impresiones en mi memoria. Y muchos de aquellos signospalabras deb lomarlos como demostraciones de alborozo.
No obstante, al observar cmo aquellas gentes se manifes
taban en ese sentido, record en seguida la efusiva forma
de sobamos que nosotros, los mediterrneos, solemos prac
ticar cuando nos despedimos de personas queridas o nos
encontramos con ellas.

C on

u n a t r i b u c e n t r o a m e r ic a n a

Un reportero cataln, Joaqun Grau, de la mano del


fotgrafo Leopoldo Sams, nos ha ofrecido un libro mara
villoso del que, obligadamente, vamos a tener que trans
cribir varios pasajes. Como ste: La vida es mucho menos
tremebunda que la literatura. Los aucas (tribu reputada
salvaje en tierras de la Amazonia Oriental ecuatoriana)
simplemente me estaban dando una leccin de sana espon
taneidad. Ellos no componen, como nosotros (los civiliza
dos), una sociedad de voyeurs) ellos no han reprimido el
sentido del tacto, ellos tocan como un nio a otro nio.
Ellos absorben informacin por todos sus sentidos, espe
cialmente por el tacto. No les basta ver las cosas y menos,
como nosotros, verlas, si es posible, por el ojo de la cerra
dura; las cosas hay que tocarlas, hay que establecer con
tacto directo con ellas, sentirlas, crear la ms pura e nti
ma comunin. Hay que locar. Y ellos, especialmente hom
bres y nios, palmeaban mi cuerpo, comprobaban su tex
tura, me abran el pantaln, buscaban... Y rean, rean
como nios que acaban de descubrir un mundo nuevo.
Quento el gua, de padre quechua y de madre auca les
ahorr todo ese trabajo de descubierta. Slo llegar a la
choza se quit la ropa y se qued tan desnudo como los
aucas. Confieso que lament no poseer esa espontaneidad.
Desgraciadamente, casi dos mil aos de represin judeocristiana gravitaban sobre m. ^
El libro de Grau y Sams lleg a mis manos el 26 de
junio de 1981 y, poco despus de leerlo, publiqu una
larga resea ilustrada en el Diario de Barcelona. Los textos
25. M agia de las Amricas. Editorial Grijalbo. Barcelona, 1981.
86

escogidos haban sido subrayados por m casi dos meses


antes de mi encuentro con ellos. A la vista de tantas coinci
dencias en los enfoques esenciales sobre la vida humana,
se sospechar, acaso, que los aucas son extraterrestres o
que estn emparentados con ellos?
Por otra parte, a estas alturas uno y mucha gente
est en el derecho de preguntarse: cuntos sentidos ha
brn anulado en nosotros, no solamente la represin judeo-cristiana que no es moco de pavo sino todas
aquellas civilizaciones que se han enseoreado del mun
do, de raz preponderantemente religiosa? Y cuntos e
incalculables quilates de espontaneidad y de naturalidad
habremos perdido por el accidentado camino que las su
cesivas civilizaciones nos han trazado e impuesto a lo
largo de los tiempos? Hasta hacernos desembocar en esta
triste situacin de robots con apariencia humana en la
que, a grandes zancadas, estn cayendo legiones de seres
humanos. Recordando la desnudez de los aucas, lanc otra
pregunta:
Y los vestidos esos que llevis, esos monos que pare
cen uniformes, son obligatorios en vuestros planetas? No
hay en ellos adeptos al nudismo?
Presta atencin, por favor respondi la voz.

O tro

docum ental

Ante mis ojos empezaron a desfilar imgenes de gentes


del planeta Lagos Profundos me indicaron bandose
desnudos en un lago. En seguida me di cuenta de que se
trataba de un pequeo mar subterrneo, rodeado de una
especie de mdulos blancos, parecidos a los igloos de
los esquimales, con orificios pequeos que hacan la vez
de ventanas, y con entradas, pero sin puertas. Todo ello
rodeado de una vegetacin que daba la impresin de haber
sido miniaturizada. Vi sauces llorones que no levantaran
del suelo ms de tres metros de altura. El techo del lago
daba la impresin de ser de materia plstica transparente,
y estara a unos diez metros sobre el nivel del agua.
26.

V ase el ap n d ice 14.

87

Los vestidos ^puntualiz la voz forman parte de


nosotros mismos en determinados momentos de nuestra
vida. As, por ejemplo, este halo que ves alrededor de nues
tros cuerpos slo lo usamos cuando nos acercamos a la
Tierra, como inmunizacin contra vuestras contaminacio
nes, cuyos efectos nocivos incluso vosotros sois incapaces
de calcular, y tambin podemos utilizarlo como coraza pro
tectora en caso necesario. No tenemos ms que aumentar
su densidad.
Sin poderlo evitar, con un punto de mala uva, lanc:
Entonces, vosotros tampoco estis a salvo de acci
dentes o de averas?
Por supuesto que no. Pero en nosotros cualquier fallo
puede ser enmendado sobre la marcha gracias a nuestros
sistemas de prevencin. A nosotros lo que ms nos preocu
pa es no transportar la contaminacin terrquea a otros am
bientes, lo cual creara problemas, pero en caso alguno
resultados irreversibles en ningn campo.
Por vez primera, sus palabras haban adquirido im tono
algo zumbn o as me lo pareci a m, lo cual me obli
g a levantar la mirada de la pantalla y a fijarme mejor en
sus semblantes y pude comprobar que, mirndose unos a
otros, se sonrean.
No s, pero a m me parece que esas imgenes que
daran ms bonitas con algo de msica.
Es verdad, perdn.
Y en el acto o el rumor, muy atenuado, propio de un
lugar donde hay personas bandose. Pens: ya me gus^ ra ver un partido de ftbol o de rugby, con esta gente
tan silenciosa en las gradas y sobre el csped. Parecera
una pelcula muda.
La voz agreg:
Bueno, a menos que a ti te agrade or una msica en
particular...
Que no se me haba pegado todava gran cosa de la
bondad de mis anfitriones qued demostrado en la msica
pedida por m, como para ponrselo difcil, que era un
disco que yo oa diariamente mientras me afeitaba, en el
puente de los aos 50 y 60. Creo que hasta endurec la voz
un poco para pedirles el Concierto de Aranjuez interpretado
por el trompetista de jazz Miles Davis, con un arreglo de
Bill Evans. Cul no sera mi sorpresa al or empalmar
las primeras notas de tan bella pieza musical, y de su no
menos hermoso arreglo, con las ltimas slabas de mi peti

cin! Sent una gran vergenza, la verdad, y hasta por


qu no decirlo? una cierta humillacin, pensando, una
vez ms, en nuestra desgraciada soberbia terrquea. Y aqu
se volvi a abrir un largo silencio...
Me qued observndolos. Y me fij, en particular, en los
emblemas que llevaban, no s si cosidos, pegados o borda
dos en el pecho, a la altura del corazn. Tendran unos 12
a 15 centmetros de alto. Su perfil, ancho de 3 o 4 milme
tros, era negro. Tan slo lo que pareca un ojo, en el
centro el ojo viviente lo llamara yo, era multicolor,
con colores refulgentes y cambiantes. Era un ojo multiprisma. El primer recuerdo que rae vino a la memoria fueron
los ojos verdes de tonalidad cambiante segn que el da
fuese soleado o nublado, que se asemejaban a fiorecillas
en permanente mutacin de matices, de mi primera com
paera y madre de mis cuatro hijos. Tambin aquellos ojos,
que se apagaron para siempre un da de julio de 1964, se
configuraban en una infinidad de prismas cambiantes, pero
el ojo de estos emblemas era algo muy fuera de lo co
rriente. Mirndolos, uno tena la sensacin de estar nave
gando por el espacio o nadando en las ms exticas pro
fundidades del mar o de un lago. Era un espectculo apa
sionante. A ratos me fascinaban de verdad. Luego he repro
ducido este emblema de memoria y no slo no le hemos
podido dar vida sino que, con nuestros inspidos colores,
tengo la sensacin de que es un emblema enfermo...
A ratos me daba la impresin de que, cuando ellos me
miraban fijamente, estaban leyendo mi pensamiento, como
se leen las pginas de un libro abierto. Y yo, que poco a
poco me iba acostumbrando a darles toda clase de facili
dades, llegu a imaginar que sa sera la mejor manera,
si no de leer, por lo menos de tratar de adivinar sus inten
ciones. Aunque, en verdad, para qu quera yo saber lo
que pensaban hacer conmigo, por ejemplo, si estaba cla
rsimo que lo podan todo y que, mientras no tuviese prue
bas palpables de lo contrario, parecan animados por los
mejores sentimientos?
Pero, repito y en esto hay que insistir tanto como
haga falta, en el fondo me senta en un plano de gran
inferioridad. Me deca para mis adentros: al parecer, estos
seores lo tienen todo, nos pueden ensear de todo, ayu
darnos si llega el momento en todo y, en cambio, no
sotros, los habitantes de la Tierra (el ombligo del mundo,
segn una cantinela reiteradamente entonada a lo largo de

88
89

los tiempos por nuestros ms ilustres pensadores...), qu


podramos ensearles? A matarse unos a otros? A des
truir el medio ambiente y a exportar bombas al Cosmos?
A poner el propio hogar en peligro de saltar por los aires
en cualquier momento?
Despus de un breve silencio volv a preguntar:
Entonces, si en vuestros planetas no existen familias,
como en el nuestro, tampoco existen ni el amor ni la
amistad?

I .

fu :

-X '

'
(i)

rM

i 1 '
Am

or

. ..

y c o m p a e r is m o

Se miraron entre s de nuevo, como preguntndose


quin de ellos iba a responder. Fue la fmina que tena
enfrente, ligeramente hacia mi derecha, a menos de un par
de metros de m. Vi cmo mova sus labios, ligeramente
carnosos, de un rojo ms bien desvado. Aunque esto de
los colores o tonos debo subrayar, una vez ms, que era
algo muy relativo, puesto que por lo menos a mis ojos
todo estaba condicionado a la luz blanca dominante en el
ambiente.
En nuestras comunidades existen unos tipos de rela
cin equivalentes, aunque nosotros diramos que ms genuinos. Nosotros hemos ido depurando nuestras costum
bres y nuestro lenguaje, como es lgico, enriquecindolo
todo con la mayor espontaneidad. Y nuestra naturalidad ha
alcanzado tal punto, que casi nunca nuestras actitudes,
actos o vivencias necesitan ser embellecidos con la palabra.
Nuestra preocupacin constante, en este interesante tema,
es la de mantener la mxima sinceridad en nuestras rela
ciones. Somos gente que hablamos mucho ms con nuestro
comportamiento que con las palabras. Para explicarte me
jor el sentimiento que preside nuestras relaciones emplea
remos una palabra algo desusada en vuestro planeta: es la
palabra compaerismo...
Bueno, segn para quin cort, porque en los me
dios libertarios esa palabra ha sido siempre de uso co
rriente.
S, ya lo sabemos. Pero nos estamos refiriendo a la
gente de la Tierra en general. Este estado de nimo o de
90

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La ram pilla mecnica me subi hacia arriba, hasta la puerta


que estarla situada a unos 4-5 m del suelo. Antes haba podido ver
que la nave estaba posada sobre cuatro patas, que parecan estar
articuladas tubularm ente. Al franquear la entrada, la voz me dijo:
Bien venido a bordo de ia nave Luz del Cosmos . Y, con un ademn suave,
de los tres que me estaban esperando, el ms cercano a m i me indic
unos asientos del centro de aquella inmensa sala, colocados
en tom o a una mesa de form a ovalada.

relacin, resume bien el acto de unir personas, comuni


dades, voluntades y esfuerzos. Y entre nosotros esto dura
mientras pervive la necesidad de estar en compaa, de
acompaar, de ser acompaado, para recrearse, gozar, via
jar, investigar, explorar, es decir: para realizar algo que
no podramos hacer en solitario. Pero todo esto tiene su
lmite natural, tras el cual se abre en seguica otra pers
pectiva. Vosotros, los terrqueos, debis tener presente,
siempre, que nosotros somos gente libre, que gozamos de
una libertad total, sin trabas de ninguna especie, porque
cada individuo, cada comunidad conoce al pie de la letra
sus derechos y deberes, por decirlo con palabras
vuestras.

La l i b e r t a d

a e s c a l a c s m ic a

Y luego, la voz aadira algo que me cort la respira


cin;
Porque para nosotros, la libertad bien entendida de
uno no es aquella que termina donde empieza la libertad
del otro; lo cual, bien mirado, es una frase hueca, como
tantas otras de las que se usan en la Tierra. Porque, quin
puede jar la frontera entre esas dos libertades individua
les? Nuestra libertad es la que se imbrica, que se armoniza
y que se funde con la libertad de los dems. Slo as se
puede trenzar de verdad la libertad colectiva, que es la genuina, y no con libertades que van por libre, a las que
tan slo pueden acceder los elegidos y los privilegiados,
como ocurre en vuestro planeta.
27. Un ciudadano espaol, Ju lin M artas, al que se tiene por un
agudo pensador fiel discpulo de otro pensador puntero: O rtega y
G asset, del que Ramn Garande h a dicho que rivalizaba con A zaa en
su capacidad de desprecio hacia ei pueblo, rerindose a la libertad
(en a b stracto siempre, como ya es costum bre en los grandes pens ^ o r e s terrqueos), y con las hum ildsim as fam ilias brasileas que
viven e n las Jaoelas (chabolas) como punto de referencia, ha declarado
recientem ente: La pobreza de la favela es fru to de la libertad que
tienen los ciudadanos p a ra ir de un lugar a otro, a tra d o s por el encanto
de la ciudad. En otros lu g ares esto no sucede porque no hay libertad de
circulacin. Asi de sim ple... A hora bien. yo. al seor M artas, lo sacara
de su confortable piso m adrileo, o de su residencia de verano en Soria,
y lo m etera en una de esas /oueias/chabolas..., a ver qu tal le sen tab a
esa libertad de circulacin..., de la que segn l no gozan los ciu
dadanos de los pases socialistas, a los que l alude indirectam ente. (El
Peridico. Barcelona, 16 de enero de 1982: T eora liberal de Ju li n M a
ras. por A lbert G arrido.)

92

Sin saber por qu pues pude haberlo hecho antes


me entraron ganas de fijarme bien en su mirada con cierto
descaro. Bueno, el caso es que de sus ojos se desprenda
algo parecido es una mera suposicin, porque uno, en esta
asignatura es mucho ms pardillo que en otras a im
magnetismo y mis ojos quedaban a menudo imantados por
los suyos. Debo reconocer que era como si recibiese un
bao de fluido sedante; el fluido csmico, al que antes
llambamos fuerza telrica. Por eso, algo inconsciente
mente sin duda, mi mirada directa a sus caras se repeta
con mayor intensidad a medida que transcurra el tiempo.
As que me acerqu a la mesa, coloqu mis codos sobre ella
y, sosteniendo mi cara con las palmas de las manos, me
puse a mirarlos fijamente, de forma que se diesen cuenta
de que los estaba observando con atencin. Entonces ellos
se quedaron inmviles como estatuas, sin pestaear siquie
ra, ili hacer el menor movimiento o gesto. Como uno, ya
desde muy joven, ha sentido especial inclinacin por el
impropiamente llamado sexo dbil, mis primeras miradas
fueron, como dije, para la fmina que tena a mi derecha.
Su cabellera era larga y abundante y de un color inde
finido: tan pronto me pareci rubia como con reflejos pehrrojos; tem'a unas cejas claroscuras, largas, pobladas y
algo arqueadas; sus ojos eran ligeramente almendrados
y algo osciuros, aunque a veces parecan tener destellos ver
des brillantes. Sus facciones eran muy finas, aunque sus
pmulos erm ligeramente salientes. Luego la vera de pie,
con su metro setenta y cinco u ochenta. Esbelta, de formas
muy armoniosas. Me pareci que su mirada era menos
dura que la de sus compaeros. Es decir, que de ella se
desprenda ms calor humano, como decimos nosotros.
Quiz esto se debiese a que fue la cara que observ ms
veces al tenerla ms cerca. Repito que esto mis sensacio
nes estn siempre filtradas a travs de nuestra sensibi
lidad terrquea que, en este y otros trances, pude compro
bar cun infielmente traduce a menudo la realidad de las
cosas. As, cuando decimos que lloramos de alegra, no
es ms que una manifestacin mucho ms a tono con nues
tra sensiblera que con nuestra sensibilidad.
Yo quisiera deciros que me parece injusto, sobre todo
al hablar de la libertad, e incluso de nuestra capacidad de
destruccin, que metamos en el mismo saco a todos los
habitantes de mi planeta. O es que vosotros no hacis
ninguna diferencia?
93

Naturalmente que las hacemos! salt la fmina.


Nadie mejor que nosotros para saber apreciar los esfuerzos
y sacrificios de determinados grupos de terrqueos, a lo
largo de los tiempos, para encauzar ms armoniosamente la
existencia de vuestras comunidades. Y hemos podido com
probar, tambin, que quienes representaban mejor los ms
bellos ideales humanos han sido a menudo perdedores,
precisamente a causa de su bondad. Naturalmente que
hacemos diferencias! insisti la fmina.
Como tampoco podis meter a todos los equipos de
dirigentes en la misma bolsa. Los hay que podran hacer
muchas cosas buenas y no las realizan, mientras que otros,
que querran hacerlas, no poseen medios para ello, o estn
atemorizados por los espadones de turno.

L o s BORBONES

en

C.tNOELERO

Tambin en ese terreno podemos dar una opinin


muy ajustada de la realidad. Sabes la importancia que
tiene para nosotros la cuenca del Mediterrneo y lo que
opinamos sobre los pueblos que la circundan (vase el
captulo Por qu me eligieron a m como mensajero).
Pues bien, aunque te pueda chocar lo que vamos a de
cirte, porque conocemos tu intransigente republicanismo,
nosotros hemos observado mucha valenta y mucha natu
ralidad en el comportamiento de vuestros reyes, los cuales,
si persisten en su trayectoria, estn llamados a desempear
un papel mucho ms importante que el actual.
Confieso que, al or estos elogios sobre la pareja real
espaola por boca de extraterrestres, mi sorpresa fue mo
rrocotuda. Porque, la verdad, en el largo rato que llevba
mos charlando, ellos no se haban mostrado en absoluto
inclinados a tomar partido o sealar preferencias, sobre
todo en los asuntos polticos de la Tierra. No es que me
molestase, pero tampoco salt de contento, la verdad. Pero
como lo corts no quita lo valiente, yo, a pesar de mi in
transigente republicanismo, reproduzco aqu, sin quitar ni
poner una coma, lo que me dijeron. Sin embargo, esto del
republicanismo intransigente requiere ima explicacin;
es fruto, ante todo, de mi antimonarquismo consecuente.

Yo no he podido admitir nunca ni lo admitir mientras


viva que, una vez por designios providenciales y otras
por caprichos caudillales, a m se me impongan dirigentes
de ninguna clase. Por otra parte, para no tener la menor
simpata a la dinasta borbnica me basta y me sobra con
conocer la historia de Espaa. Pero es que hay ms: co
nozco muy bien por haberla vivido muy intensamente
nuestra historia de este ltimo medio siglo. Y en particular
el perodo que arranc en Julio de 1936. Me explico; el
peor enemigo que ha tenido y tiene la monarqua ^ya
desde antes de ser restaurada es la de contar como
Estratega Mayor al Conde de Barcelona. As se lo dije de
pasada en un artculo mo (El franquismo por dentro.
Mundo Diario, Barcelona, 9 de febrero de 1979): Es po
sible que el Conde de Barcelona proyectase, a la vista del
panorama Franco le solt, en 1948, entre otras indelica
dezas, que pensaba conservar el poder durante veinte aos
ms, una restauracin a largo plazo. Pero que quede cla
ro que no le hizo ningn favor al pueblo espaol y un muy
flaco servicio a la Monarqua instaurada en 1975.^*

A lgo

Segu mi inspeccin ocular: del resto de la tripulacin,


slo uno de los varones tena ojos almendrados, mucho
ms saltones que los de la fmina ms cercana a m. Los
otros los tenan como nosotros, redondos, aunque ms
grandes y saltones y, por lo regular, bastante separados del
apndice nasal. Despus, durante nuestra larga, amena y
aleccionadora conversacin, me diran que ello se deba
a una gimnasia ocular peridica, lo cual pona a sus ojos
en disposicin de abarcar un campo de visin mucho mayor
y captar as infinidad de detalles. Y, al mismo tiempo, poder
expresar mejor, con la mirada, lo que solamente los ojos
pueden decir. Por cierto, que esto de las miradas que ha
blan me record las veces que, durante mis cinco largos
viajes por Espaa, para escribir mi libro dedicado a las
guerrillas espaolas (1936-1960), sent no haber llevado
28.

94

m . s so b r e m is in t e r l o c u t o r e s

V ase los a p n d ic e s 15 y 16.

95


conmigo uno de esos aparatitos de fotografiar miniaturizados que pueden ser escondidos debajo de la solapa
de la chaqueta. De esta forma podra haber fotografiado
docenas de miradas de campesinos, de campesinas, de pas
tores, de carboneros, de guardas jurados incluso, que cons
tituyeron la muda respuesta a ciertas preguntas mas. Con
esas fotos, limitadas al par de ojos de cada entrevistado
que me dio, repito, la callada por respuesta, hubisemos
podido ilustrar muchas pginas que, a no dudar, resultaran
entre las ms elocuentes, con mi pregunta primero, en
letra impresa, y debajo un recuadro con la correspondien
te respuesta ocular...
Las caras de mis interlocutores masculinos extraterres
tres eran ms alargadas que las nuestras, con el mentn
algo ms prominente que el corriente por estas latitu
des. Pero sus proporciones eran siempre armoniosas. El
de los pmulos salientes tena un aire oriental y era el ms
bajito de todos: 1,75 m o poco ms. Sus labios eran menos
carnosos que los de las fminas y los rostros varoniles pa
recan recin afeitados. A ratos se me aparecan como
autnticas figuras de cera. Las orejas eran tambin alar
gadas y pegadas a la cabeza.
Me explicaron que la funcin de or era muy impor
tante para ellos, no slo por el alcance de la percepcin de
sonidos, sino tambin para escuchar el silencio. Esto me
lo dijeron una y otra vez, sin duda para que yo me perca
tase bien de lo importante que era para ellos la ausencia
de ruidos, recalcndome que la transmisin de ese silencio
hacia su organismo ejerca en sus cuerpos una influencia
altamente tonificante y revitalizadora, sin parangn con
cualquier tipo de tratamiento preventivo, en la por tanto
extensa gama de las que disponen, y usan, para mantener
sus vidas en eso que los terrqueos llamamos buena for
ma. Si bien nosotros nos referimos ms concretamente a
la forma fsica, mientras que en ellos tiene unos alcances
mucho ms dilatados.
Sus brazos y sus piernas me parecieron ms largas, y
esto es algo que tambin comprend perfectamente al des
cubrir que andaban mucho y que hacan mucho ejercicio
durante las exploraciones montaeras o submarinas. Aimque nosotros me dijeron con una punta de irona no
escalamos cimas para colocar all banderitas o emblemas.
Nosotros preferimos ir subiendo lentamente y descubrir
a las gentes que viven en esas montaas, conocer su clase
96

y
/

/
4 /

R.L.C.

La mesa se pareca a una de esas que vemos en los estudios


de radio, con innumerables m anecillas, y del centro emergan unas
pantallas escamoteables en una de las cuales yo poda adm irar varios
docum entales que trataban de sus viajes, de las recepciones que les
haban reservado las poblaciones de los planetas visitados,
de fiestas populares, de zam bullidas de m inpiatillos
en los m ares, y varios episodios ms, casi siempre con gentes
extraterrestres como principales protagonistas.

de vida, la clase de vegetacin que los rodea y los animales


que las pueblan. Las cimas no tienen otro atractivo para
nosotros que el de admirar el paisaje desde una atalaya ms
alta, aunque esto es cosa de la que tambin podemos dis
frutar perfectamente desde nuestras naves. Ellos siguie
ron explicndome daban mucha importancia a no perder
detalle de cuanto se ofreca a sus ojos. Es decir: no per
der la dimensin humana de las cosas.^ Segn pude com
probar en los documentales que me mostraron, ellos no
utilizan los elementos mecnicos ms que cuando es im
prescindiblemente necesario.
Varias veces me rond la tentacin de preguntarles si
una vida tan disciplinada y reglamentada no resultaba
a la postre aburrida. Pero, por qu pensaba yo en disci
plina y reglamentos si ellos lo hacan todo en plena
libertad? No sera sta, por supuesto, la ltima vez que
surgira en m esta especie de grandes interrogantes, sos
tenidos siempre en un punzante desconcierto: el de no
acabarme de creer aquella realidad que tena delante de
mis propias narices. Por ensima vez record lo que, tanto
por parte de mis padres como de mis maestros (incluido
mi profesor de cultura fsica, en 1932-1936, Cuesta, del Club
Gimnstico Barcelons, que fue campen de Espaa de
lucha grecorromana), recib como consejo: el de cuidar
siempre bien de mi cuerpo, de mi salud, porque de nada
me servira estudiar, hacer proyectos y trazar planes, si
luego, adoleciendo de tal o cual afeccin o enfermedad, en
el instante de acometerlos me encontraba alicado.
Por otra parte, yo me deca: no s si estos compaeros
habrn pretendido ocupar a fondo mi mente, pero lo que
se pona en evidencia, cada dos por tres, es que yo segua
emperrado en mis enfoques terrqueos. Porque, natural
mente, si ellos me hubiesen puesto en estado de encajar
sensaciones sin asimilarlas a mi aire ^por lo menos las
ms esenciales para entender la vida esta entrevista de
sembocara en una estafa made in Tierra y los primeros
engaados seran ellos. Entonces fue cuando me di cuenta
de la suerte que haba tenido: estaba haciendo, a trancas
y barrancas, la primera entrevista que unos extraterrestres
hayan concedido a un habitante de la Tierra. Y, por aa
didura, a un escritor historiador (de cronista de la histo29.
Mi padre nos deca: Las piernas se han hecho para andar, y es
asi, a paso de hombre, como todo lo que nos rodea conserva siempre
una dimensin humana. (Un soldado de la Repblica. Editorial G. del
Toro. Madrid. 1974, p. 17.)
98

ria me trat alguien de la estirpe de los antroplogos que


no han pisado mmca la selva), practicante de la historia
oral contada por los peatones de la Historia y al que, por
otro lado, le hubiesen concedido el privilegio de subir a
una de sus naves y de charlar con ellos durante varias
horas.
He de confesar tambin que sent no saber corresponder
a su cortesa con mayor espontaneidad. Deb mostrarme
menos arisco y haberme esforzado ms, mucho ms de
lo que me esforc por moverme, mentalmente, en un te
rreno ms abierto, menos tenebroso.
De otra cosa estaba tambin cada vez ms seguro: que
deba tratar de amasar en mi caletre aquellos inslitos
materiales de reflexin y que esto era un esfuerzo mental
que me tocaba asumir, sin ms, por mi cuenta y riesgo, si
de verdad quera comprenderlos y sacar algn provecho de
nuestro encuentro.

l c o n t a c t o d e f in it iv o

La fmina que estaba en pie, apoyada en el respaldo del


asiento del que se encontraba sentado en medio, dijo:
No trates de forzarte, querido compaero. Limtate
a tener la mente lo ms despejada y limpia posible y ob
srvalo todo con todos tus sentidos: lo que ves, lo que
oyes y tambin lo que no oyes. Grbalo bien en tu memoria.
Ya te dijimos al principio que ibas a archivar en ella mu
chos recuerdos. Luego, cuando regreses a la Tierra, ya ten
drs tiempo de recapacitar tranquilamente sobre tu expe
riencia a bordo de nuestra nave. Y podrs transcribir tus
recuerdos y tus reflexiones libremente, segn tus referen
cias terrestres, a las que sabemos que no podrs renunciar.
Ya te habrs percatado del gran abismo que separa nues
tras respectivas formas de entender la vida. No es aventu
rado hablar de la existencia de dos mundos. Sin embargo,
aunque por ahora no se pued afirmar que estamos con
denados a entendemos y a convivir unos con otros, lo que
s nos parece incuestionable es que, a causa de esa nociva
intromisin de vuestras naves mortferas, que ponen en pe
ligro la armona del Universo, tan costosamente ordenada
99

a travs de milenios, quiz haya comenzado una nueva era


que podramos llamar de franca aproximacin y de con
tacto abierto, que nosotros estamos deseando alcanzar
desde tiempos inmemoriales.
Los terrestres llamamos a eso: no hay mal que por
bien no venga.
S, as es, querido compaero, pero debes convenir
con nosotros que siempre es preferible conversar y compe
netrarse, basndose en opciones constructivas, que no al
socaire de temores y amenazas.
Decidme, vosotros estarais dispuestos, si de pronto
los terrqueos nos volviramos civilizados y generosos, a
establecer contactos regulares y definitivos y a compartir
con nosotros todos vuestros descubrimientos y secretos?
Esto es algo que venimos practicando desde siempre
entre las comvmidades que hemos ido formando la Conftatemidad Universal. Es lgico que nuestra actitud hacia
vosotros fuera todo lo fraternal que ha sido siempre nues
tra norma con los dems. Cmo creis que hubiramos
podido establecer nuestro armonioso concierto universal?
Entonces, no s por qu estos cambios de rumbo los
tuve varias veces, as, de pronto, les pregunt por la
suerte de los mensajes que los terrqueos haban lanzado
al espacio. Me dijeron conocerlos; en particular el ltimo,
en el que se transmite a las otras civilizaciones interes
telares unas visiones tan idlicas de la Tierra, que eso no
hay ninguna civilizacin extraterrestre por imbciles que
sean sus miembros que se lo crea.^*
No es que a nosotros nos agrade presenciar escenas
dramticas y deprimentes dijo la fmina, pero lo que
es cierto es que los terrqueos tenis mucha acin a re
dactar tablas de derechos y toda suerte de declaracio
nes y maniestos, y dedicar aos a los marginados,
a los humillados y a los hambrientos, que no son, a la pos
tre, ms que puros paliativos.
30. E n los albores del ao 1982. los servicios de defensa de los EE. UU.
y a h a n puesto el g rito en el cielo, a causa del egran atasco del
espacio, a n te la proliferacin d e toda su e rte de ingenios lanzados desde
la T ierra, cuyos com ponentes m etlicos y plsticos se desintegran y
constituyen no slo un peligro para la navegacin espacial de origen
te rre s tre sino tam bin u n factor de pertu rb aci n en las observaciones
cientficas. '
31. Con el titu lo de M urm ullos de la Tierra, E ditorial P la n eta h a edi
tado, en su nueva coleccin <Documentos, en 1981, todos los textos, g r
ficos, ilustraciones y grabaciones que com ponen el citado m ensaje, todo
ello bajo la direccin de C ari Sagan, que fue lanzado al espacio, a bordo
de d o s naves Voyager, los d as 20 de agosto y 5 de setiem bre de 1977.
32. E n este m om ento (febrero de 1982), en las tre s cuartas p a rte s de
los paises que pertenecen a la Organizacin d e la s Naciones U nidas se

100

E x tra terrestres

en

el

e d it e r r n e o

y en

la

C erdaa

La voz volvi a rogarme que prestase atencin y en el


acto empezaron a pasarme otro documental. Pude admi
rar algunas de las muchas riquezas que, segn ellos, en
cierra nuestro planeta, y de las que al parecer nosotros
ignoramos la existencia. Primero las imgenes deslaban
a una velocidad vertiginosa, que luego, progresivamente,
iba disminuyendo hasta pasar a ritmo de cmara lenta.
Vi las profundidades de un lago africano, despus otro
iberoamericano y, nalmente, nos zambullimos en aguas
del Mediterrneo.
A medida que el documental desplegaba ante mis ojos
unas panormicas completamente inditas para m, ante
todo por su inslita belleza y creo que para cualquier
terrqueo, por muy asiduo cinlo que sea la voz pun
tualiz que aquel tipo de sondeos los haban realizado
recientemente con unas pequeas naves que luego me mos
traran.
Tambin pude ver un grupo excursionista de extra
terrestres explorando, segn me indicaron, las montaas
de la Cerdaa (eso que personas tan serias y documentadas
como Antonio Ribera y Juan Garca Atienza llaman el n
cleo magntico del Canig), sin preocuparse para nada de
la frontera que divide a Catalua en dos. Me aseguraron
que las dos superpotencias quedaran asombradas y hu
milladas, agrego yo si un da ellos les revelasen, en prue
ba de buena amistad, el inventario de todos nuestros re
cursos reales, incluidas un sinnmero de riquezas igno
radas que se hallan en sus propios territorios.
Nosotros podemos asegurar me dijeron que, en
sigue ignorando la T ab la de los Derechos H um anos, practicndose contra
quienes discrepan de los deten to res del poder, en cada uno de esos
pases, toda suerte de m alos trato s, to rtu ra s y m atanzas.
33. Vase en el captulo Testim onios directos espaoles las decla
raciones de Jaum e Bordas Bley.
34. E n m is recuerdos, algo sem ejante, en belleza y colorido, slo lo
vi m ediada la dcada de los aos 60, cuando mi buen am igo y m aestro
e n las a rte s de gu io n ista literario p a ra cine, L ouis Soulanes, m e invit
a visionar, en la finca de sus padres, en Saint A ndr de Sangonis, no
lejos d e M ontpellier, u n docum ental en color titu lad o L a llegada d e la
prinuevera, rodado p a ra la segunda cadena d e la televisin francesa.
H a b a filmado, acelerando y condensando, el florecim iento y la eclosin
de la vegetacin alpina. L a visin se entrecortaba con brevsim as a p a
riciones de gentes m ontaesas cam pesinos, leadores, pastores, vaque
ro s... de am bos sexos y d e sus hbitats. Algo m aravilloso de verdad.
L a s tom as hablan ido descendiendo, desde a ltu ra s rozando los 2 500 m e
tro s, h a sta las p ra d era s de la Costa Azul.

101

la Tierra, cuyos especialistas en la materia, maltusianos


o no, estn alarmados porque a fines de este siglo vuestro
planeta qu2 alcance los ocho mil millones de habitantes,
disponis de recursos para atender dignamente a cuarenta
o cincuenta mil millones de pobladores.^ Y sin tener que
esquilmar y arruinar la Naturaleza, sino todo lo contrario,
sintonizando con ella armoniosamente. Mas para ello, repe
timos, la Tierra tiene que consagrarse a fondo a tareas
pacficas y dejar de rendir culto a la muerte, como habis
hecho hasta ahora...
Bueno, sa quiz sea la razn terci yo, que voso
tros no debis ignorar, de que en la Tierra se haya divul
gado, por parte de personajillos especializados en rela
ciones pblicas, respecto al tema de los ovnis, o en asuntos
de defensa nacional, que lo que vosotros pretendis es que
bajemos la guardia para invadimos y apoderaros de los
tesoros de nuestro planeta...; ya sabis que se ha dicho
incluso que carecis de agua y de sal, y que vens a abaste
ceros en la Tierra...
Pero t no te creers esas majaderas!
Otra vez no supe qu contestar, as, de pronto. Tem
que mi opinin sonase a falso. Porque lo cierto es que yo
he pensado a menudo en lo necia que resulta esa excusa
la de tenerle miedo al prjimo para acumular per
trechos blicos y estar siempre en pie de guerra... unas
naciones terrestres respeeto de otras. Por tanto, cmo no
iba a pensar lo mismo al referimos a las comunidades
extraterrestres?
De todas formas dije, alguna manera habr de
entrarle al toro de cara de una puetera vez si, como afir
mis, vosotros disponis de recursos para suspender la vida
de los pobladores de una de las dos superpotencias. De ser
as, y conste que yo no tengo ninguna razn para ponerlo
en duda, quiz podrais intervenir, por ejemplo, en el sen
tido de atenuar, o incluso atajar, esa tremenda sequa que
padecemos actualmente en casi toda Espaa... o detener
cualquier calamidad natural de las muchas que asolan el
mundo. (Sequa, dicho sea de paso, que ensotanados jerar35.
En la T ie rra hay con que alim en tar a los m iles de m illones de
h a b ita n te s actuales y a los m iles de m illones que van a nacer en la
prxim a dcada. L a b asu ra, por ejemplo, debe tra ta rs e y aprovecharse
de form a que no acabe ahogndonos a todos y debem os vencer definiti
vam ente a las enferm edades, lo cual no es una utopia... pinsese que ha
bastado u n program a de doce aos y g a star tan slo 120 m illones de
dlares p a ra vencer definitivam ente a la viruela. (J. P e te r Vajk, L a fin
du m onde n aura pos lieu. E ditions Seghers, P a ris, 1981.)

102

I
#

'
'f^

' '

J
A lo lejos, a 6-7 m, al fondo de la sala, a mi derecha, percib a cuatro
tripulantes ms, que se movan frente a una gran pantalla rectangular,
en la que no cesaban de encenderse y apagarse luceclllas de todos los colores,
com o si estuviesen m anipulando botones en aquel inmenso tablero de mandos
que se encontraba al pie de la pantalla luminosa. Ms tarde me acercara
a ella y me daran toda clase de explicaciones sobre la misma.

J; . .
De pronto me hicieron
notar invitndome
a acercarme al gran
ventanal que la
cpula de la nave
se haba separado
de ella. Se encontraba
suspendida en el aire
a pocos metros.
Y por la parte superior
de la nave por el
agujero dejado
por la cpula ,
en cosa de segundos,
salieron las dos
pequeas naves
circulares que yo
haba visto poco antes
dentro de la gran nave.
Poco despus,
la cpula volva
a acoplarse a ella.

^L.r.

cas espaoles han calicado de castigo del Cielo, por la


descristianizacin de nuestro pas, en particular, y del mun
do en general...) Y demostrar as vuestra buena voluntad.
Otro gran silencio estall en la sala. Entonces surgi
en mi recuerdo algo que me haban explicado en la zona
sur de la provincia de Valencia, el otoo pasado, en tierras
que limitan con Jas de Albacete. Me dijeron que unas avio
netas personales unas y alquiladas otras, por encargo
de una familia de las ms acaudaladas de la zona, exporta
dores de agrios y hortalizas y dueos de grandes exten
siones de rboles frutales, haban bombardeado nubes
cargadas de agua, con objeto de alejarlas de sus tierras,
que no necesitaban ser regadas. Pues bien, no slo consi
guieron su objetivo, sino tambin otro ms abominable:
el de alejar de unas tierras las albaceteas, rumbo al
mar, las nubes cargadas de lluvia; las alejaron de imas
tierras en las que no caa ni una sola gota de agua desde
haca ms de un ao. Esto me lo cont un campesino
oriundo del pueblo valenciano de Simat de Valldigna, persona seria donde las hubiere, y me fue confirmado por otros
del pueblo, tambin valenciano, de Sumacrcel.
Estuve a punto de contrselo a ellos, para que compro
basen que uno, pese a sus modestos alcances, hace ya mu
cho tiempo que sabe muy bien de qu pie cojeamos en la
Tierra. Pero, otra vez, prevaleci la prudencia hipcrita
terrquea, porque la verdad es que me senta bastante apa
bullado por tantas verdades de a puo como iba recordan
do, a medida que charlaba con ellos. Y todas, ay!, justi
ficadsimas, que nos dejaban peor parados cada vez. En
todo caso, esa fechora de las avionetas de bombardeo
basta y sobra para demostrar que ni siquiera es necesaria
una guerra ni tampoco buscarse enemigos de otras na
ciones o planetas para que unos terrqueos le hagan la
vida imposible a otros...

Su TICA DE NO INTERFERENCIA
Es cierto, podramos hacer algo respondieron,
para demostrar nuestro poder. De hecho, como luego
podrs ver, alguna vez hemos ayudado a gentes de la Tierra.
104

Incluso a compatriotas tuyos. Pero eso, ahora, resultara


poco eficaz por varias razones. La primera es que las superpotencias, en el estado actual del mundo, acabaran por
unirse y Izinzar la consigna de tma defensa planettuia, es
grimiendo la inminencia de tma invasin extraterrestre.^
Algo as como una cruzada interestelar. Y tenemos razo
nes para creer que esa reaccin no estara motivada por
nuestra hipottica intervencin en los asuntos terrestres,
sino ms bien por miedo a la insurreccin de sus propios
pueblos y de los pueblos del tercer mundo; unos en pro
testa contra esa suicida poh'tica armamentista de sus diri
gentes y otros contra la humillacin y la explotacin.
Comprendes?
La segunda razn es que, en el supuesto de que las
dos superpotencias se quedasen a la expectativa, que es
una eventualidad a descartar casi del todo hoy en da, esos
planteamientos paternalistas seran quiz eficientes a corto
plazo, pero negativos a largo plazo, dado que cualquier
solucin que venga del cielo se considerara como un mi
lagro divino, y esto es tma farsa a la que nosotros no nos
prestaremos nunca. Fjate que algunos especialistas del
tema ovni han llegado ya a afirmar que su Dios ^Jesu
cristo era un extraterrestre.
Record, quiz sin ton ni son, un proverbio chino; El
hambre de los pueblos no se sacia dndoles panes y peces,
sino ensendoles a sembrar y a pescar.
Pues bien prosigui la voz, salvo por medio de una
fuerte y sostenida informacin sobre la realidad de los he
chos, lo cual nos hara desembocar en una desaforada
guerra de ondas, las superpotencias coartaran, adultera
ran, falsearan e incluso silencitiran esa realidad, y esto
por razones particulares y comunes a la vez. Como es bien
notorio que lo hacen en tomo a temas de menor trascen
dencia de la que podra tener una intervencin por nuestra
parte en los isuntos de la Tierra.^ Y esto sera as, querido
compaero, aimque nosotros nos esforzsemos por demos
trar que slo perseguamos fines pacficos, sin segundas
intenciones de ningima especie. Comprendes?
Pens, de paso, en la de iglesias y sectas que saltaran
a la palestra para apimtarse el tanto. En Espaa ya son
incontables las que existen, procedentes casi todas ^las
nuevas del rea anglosajona, sin olvidar, por supuesto.
36. Vase el captulo <E1 te rro r que viene del Cielo.
37. Vase el a i^ n d ic c 17.

105

a esos jaraneros msticos, recin acuados por el Vatica


no sevillano del Palmar de Troya.
Segu callado otro largo rato, hasta que la fmina que
me haba acogido al llegar a la nave que estaba senta
da en el centro de la mesa rompi el silencio:
Quisiramos ser bien comprendidos y que interpreta
seis correctamente nuestra actitud. Nosotros no podemos
hacer ms gestos de acercamiento hacia vosotros de los que
estamos haciendo para demostraros nuestra existencia y
que somos una civilizacin avanzada en todos los terrenos.
Aunque es cierto que, muchas veces, hemos sentido deseos
de hacerlo, y por eso charlamos tan a menudo con terr
queos, como lo estamos haciendo ahora contigo. Pero no
podemos ir ms lejos mientras no demostris que de ver
dad deseis que nos ayudemos mutuamente. Y la primera
demostracin no puede ser otra que la de poner n a vues
tras guerras y a vuestras prcticas coercitivas y violentas,
incluso durante esos tiempos que vosotros llamis de
paz.Y que nosotros comprobemos que los pases privile
giados de la Tierra rentmcian a seguir dominando y explo
tando a los pases pobres, a sus propios hermanos plane
tarios.
Porque si las comunidades de la Tierra sigui di
ciendo la voz no son capaces de establecer y consolidar
una solidaridad efectiva y generosa entre ellas, cmo va
mos a poder creer nosotros en vuestra sincera disposicin
para integraros en la gran comunidad csmica que lleva
mos alumbrando desde hace tantos milenios?

Los DESCONOCIDOS TESOROS DEL UNIVERSO


Juzgando, sin duda, que necesitara relajarme un poco,
me invitaron a visitar la nave. En seguida me di cuenta
de que aquella sala era mucho ms pequea de lo que yo
imagin. Existan unas separaciones que parecan de vidrio,
38.
La guerra y el hambre: en la segunda guerra mundial, que dur
seis aos (1939-1945), en ios frentes de guerra y en la retaguardia, mu
rieron unos 55 millones de personas. Es decir: unos 8 millones por ao.
En 1980 o sea: en un ao se han muerto de hambre en el mundo
excluida el rea de los pases socialistas... que cada palo aguante su
vela. unos 50 millones de personas, de las cuales una tercera parte
eran nios menores de 15 aos. Honradamente, se le puede llamar a
esto tiempos de paz>?
106

pero prcticamente invisibles. Lo not tan slo cuando


franqueamos una especie de puerta y entramos en lo que
yo tom por la cabina de navegacin y de control por
llamarla de alguna manera y o como unos silbidos muy
apagados, que variaban de intensidad ^pero siempre con
un registro bajsimo al unsono con las lucecitas que se
encendan y se apagaban intermitentemente en aquel in
menso tablero o mapa mural que yo ya haba perci
bido desde mi asiento. Ahora, de cerca, me pareca ms
sofisticado: con una serie de hileras de pulsadores de
distintos colores, con seis pantallitas encastradas en el
largo pupitre que se extenda al pie del tablero.
Pulsa este botn, por favor me dijo no de ellos,
con un amago de sonrisa en su semblante.
Lo puls y o perfectamente cmo se pona en marcha
el motor del Opel y se encendan los faros, al tiempo que
la imagen del coche se reflejaba en una de las pantallas.
Me estuvieron explicando que determinadas lucecillas
correspondan al control de carreteras y caminos que con
ducan al lugar donde se encontraba la nave, mientras que
otros eran contactos con otras naves suyas o seales de
equipos de exploradores que se encontraban en tierra, in
vestigando, en aquel momento.
Bueno dije, por decir algo, ya debis saber que
por ah fuera se habla tambin de que vens a la Tierra a
buscar minerales de los que carecis en vuestros planetas.
Eso son ganas de hablar por hablar. En nuestros pla
netas hay tanta variedad o ms de minerales y de especies
vegetales y animales que en la Tierra.* Porque nuestra
comunidac :dispone de los recursos de muchos planetas.
Eso es lo que nos ha permitido progresar tan rpidamente
en nuestras investigaciones. Adems de las inagotables
fuentes de riqueza que se generan en los espacios csmicos,
de las cuales vosotros ni siquiera sabis aprovechar una de
ellas entre tantas otras: la energa solar...
Por una rampa mecnica, idntica a la utilizada por m
para subir a la nave, ascendimos hasta la gran sala central,
donde, ensendome una mesa repleta de pedazos de pie
dras minerales de distinta talla, estructura y colorido,
me dijeron;
Estos fragmentos de roca, y muchas otras muestras
que hemos extrado de la Tierra, son para enriquecer nues39. Vase el apndice 18.
107

tro caudal de datos y, si llega el momento, todo esto puede


servir para aumentar considerablemente la informacin que
vosotros poseis sobre vuestro propio planeta. Sin em
bargo, lo que ms nos ayuda a progresar es nuestro cono
cimiento de las leyes de la armona csmica, del mundo
vegetal, mineral y animal.
Y es verdad que nadie puede calcular los tesoros
del Universo? pregunt con la ignorancia de un profano
en la materia.
No olvides que los mares de la Tierra y vuestros con
tinentes tambin forman parte de ese Universo, pero noso
tros no acostumbramos a hacer evaluaciones de ninguna
clase; por eso no podramos contestar correctamente a
tu pregunta. No obstante, podemos asegurarte que nuestro
mejor tesoro son los mares y que, sin ellos, tanto en la
Tierra como en cualquier otro planeta sera dificilsimo, por
no decir imposible, seguir disponiendo de nuestras esen
cias vitales. Por decirlo con palabras ms directas: si se
secasen los planetas la muerte volvera a aduearse del
Universo. Por eso debemos cuidarlos muy bien.
De pronto, por primera vez, me puse a pensar en la
posible reaccin de mis paisanos terrqueos cuando les
explicase todo esto. En verdad, hasta aquel momento ^no
sabra decir por qu no me haba parado a pensar que
yo estuviese obligado a explicar nada a nadie. No por el
qu dirn que eso a m me importa un bledo sino
por temor a la inutilidad de la difusin de los pormenores
del encuentro y del contenido del mensaje. Durante varas
horas, toda mi preocupacin estuvo centrada en airchivar
en mi mente el mayor nmero posible de detalles de aquel
inslito encuentro, como para convencerme a m mismo
de que no haba sido un sueo...
Al tener en mi poder ^mentalmente el mensaje men
saje con inconfundibles ribetes de ultimtum, cuando
pensaba cmo podra diAmIgarlo mejor, por mi cabeza
correteaban ideas muy contradictorias: a ratos me embar
gaba una gran ilusin, pensando que, con ello, iba a poder
ayudar a mis semejantes a ver algo ms claro nuestro fu
turo el que hemos de edificar nosotros mismos a pecho
descubierto y a mano desnuda, pero por momento llegu
a temer tambin que quiz contribuyese a alimentar la con
fusin reinante en torno al tan vidrioso tema de los extraterrestres. Esta ltima impresin se deba, quiz, a la es
casa informacin que yo posea sobre dicho tema antes del
108

Entre dos colum nas y en el curso de aquella larga


conversacin entrecortada por prolongados y m uy saludables
silencios, me invitaron a beber una especie de refresco que tenia
gusto a naranja, a lim n y a pomeio a la vez. Y tambin hice
con eilos una comida, que consisti en ingerir varios com prim idos,
o sea: comida sinttica, por llamara de alguna manera. Pero
tras la cual tuve la sensacin de haber com ido bien...

encuentro con ellos. De ah, seguramente, que preponde


rase en m un talante vacilante: ilusionado y pesimista al
mismo tiempo. Hasta que, al final del trayecto, me gana
ra de nuevo el optimismo.
En la gran sala pude ver, sobre todo, cuatro pequeas
naves de distinto tipo. Dos de ellas eran redondas, como
la nave portadora, y las otras cilindricas, tipo cigarro
puro. Las primeras tendran unos 10 a 12 metros de di
metro y ima altura de 2,50 a 3 metros. Las otras mediran
unos 6 a 7 metros de longitud y 2 a 3 metros de dimetro.
Eran, como la nave madre, plateadas, pero sin brillo. Los
cigarros estaban acristalados en lo que tom por el
morro, recordando a los que haba visto zambullirse en
el mar y explorar aquella gruta submarina. La parte acrstalada era como de materia plstica, ahumada, lo cual,
segn me explicaron, serva para ver tan slo de dentro
a fuera.
Estas naves agreg uno de ellos, mostrndome los
platillos volantes redondos sirven para las exploraciones
de superficie, cuando nuestra nave permanece suspendida
en el espacio como base-estacin. Y stos sealando los
cigarros estn destinados a la exploracin submarina,
como ya pudiste ver en uno de los documentales.

x t r a t e r r e s t r e s e n u n p o b l a d o m a r t im o e s p a o l

Y mostrndome ima consola rinconera, me dijo;


Toma asiento y presta atencin, por favor.
Nos sentamos y, en el acto, se tamiz la luz y en una
pantalla que sali del techo y qued suspendida a media
altura aparecieron dos naves cilindricas. Volaban veloz
mente a ras del mar, a muy poca altura de las olas. De
pronto se quedaron paradas y, picando del morro, se zam
bulleron lentamente en el mar. Por la parte acristalada, y
gracias a su lentsima velocidad siempre con el mismo
objetivo: el de no alterar ms que mnimamente el medio
ambiente acutico, pude admirar los fondos submarinos,
con toda su fina y multicolor flora y la abundante y vario
pinta fauna que jugueteaba en torno a las pequeas naves,
mientras que en su interior, y con la nariz pegada a la
lio

cristalera, se vea a varios tripulantes, que parecan diver


tirse como nios al observar todos aquellos peces.
Poco despus, bajo un claro de luna esplndido, salieron
las naves a la superficie, aproximndose a una playa de
sierta. Minutos ms tarde, procedentes de tierra adentro,
aparecieron dos grupos de extraterrestres que llevaban
una especie de mochila en la espalda. Pero, a medida que
se acercaban, pude darme cuenta de que iban acompaados
de terrqueos, los cuales, al llegar a la orilla del mar,
donde se deshacen las olas, los despediran con grandes
pruebas de afecto, agitando gorras y pauelos (deban ser
como quince o veinte personas de ambos sexos, entre las
que se vean a varios nios), hasta que las naves cilindricas
volvieron a sumergirse en el mar. Se echaba de ver que
unos y otros no se extraaban en absoluto.
Me qued perplejo, sin saber qu decir. Por momentos
llegu a sospechar que todo aquello poda ser un montaje,
y para convencerme de que no lo era pregunt;
Entonces resulta que ese contacto definitivo en rea
lidad ya debe haberse establecido, puesto que, segn he
visto, ese grupo de hombres y mujeres parecen estar acos
tumbrados a vuestras visitas...
Exacto. Hemos establecido contacto con innumerables
grupos aislados de terrqueos y a veces con familias que
viven en lugares muy apartados, y todos nos ayudan en
nuestras investigaciones...
A cambio de qu...? cort..., arrepintindome en el
acto de haberles hecho semejante pregunta.
De nada, compeiero, a cambio de nada. Bueno, s, a
cambio de nuestra gratitud..., porque, en el fondo, tanto
ellos como nosotros sabemos que estamos trabajando por
una causa que nos es comn.
Y podrais decirme de qu pas son esas gentes?
Del tuyo, querido compaero, de Espaa. Forman
parte de una poblacin marinera de vuestras costas del
Mediterrneo..., las andaluzas, concretamente.
Uno, sin poder asegurarlo, casi que lo hubiese adivi
nado, aunque tambin podan ser italianos o griegos. Pero
no, segn ellos eran espaoles. Y no haba razn para no
creerlos...
Se suspendi la sesin de cine y entonces me invitaron
a subir a la cpula, totalmente transparente, a travs de
la cual se vea el cielo estrellado. No s de qu clase de
cristal estara hecha la cpula, pero lo cierto es que tuve
111

la sensacin de que aquel cielo estaba al alcance de mi


mano. All subimos por ima rampa de caracol y entonces
not que algo me mantena en todo momento a dos o tres
palmos de ellos. Uno, cuando charla con alguien, tiene
tendencia incluso a tomarle por el brazo, de forma que,
inconscientemente, yo trat de acercarme a ellos en vairias
ocasiones, pero, repito, siempre not que algo, como una
barrera de vapor tibio, me frenaba.

Peq ueo

b a m b o l e o e s p a c ia l

^Te das cuenta ^me dijo uno de ellos que ya nos


hemos separado de la nave?
Acercndome a la gran ventana acristalada, me fij que
estbamos en el aire, al lado de la nave, como a cinco o
seis metros de ella. Confieso que, en aquel momento, sent
miedo, porque llegu a temer que les diera por echar a
volar con la cpula..., ya que, por lo visto, aquella nave se
poda fragmentar y cada pedazo transformarse en un ve
hculo espacial autnomo. Iba de sorpresa en sorpresa.
Y aunque uno, en la cosa tcnica, merodea por niveles
ms bien primarios, a ratos pens en la cara que pondrzm
nuestros grandes especialistas aeroespaciales si pudiesen
observar la facilidad con la que ellos evolucionan, se trans
forman, se disuelven, se reestructuran y se quedan suspen
didos en el aire, rindose es un decir de nuestras leyes
de la gravedad... y quin sabe de cuntas leyes ms...
Pero no, no hubo vuelo cdguno, sino apenas un modesto
bamboleo espacial, ya que, a los pocos minutos, bamos a
estar pegados de nuevo en la cima de la nave, sin que yo
hubiera tenido la sensacin de haberme movido. Claro que
todo fue muy rpido. Y que mis reflejos no eran, al fin y al
cabo, ms que los de un terrqueo pasajeramente atemo
rizado.
Mientras tanto antes de regresar a nuestro punto
de partida uno de ellos me invit a acercarme ms a la
pared acristalada de la cpula y poco despus me di cuenta
de que el descapuchamiento de la nave-madre se realizaba
para permitir alzar el vuelo a los dos platillos volantes re
dondos que yo haba visto en la sala central. Despegaron
112

los vi salir con unos segundos de intervalo silenciosos,


con una gran cantidad de lucecillas, encendindose y apa
gndose con rpidas intermitencias alrededor de las naves.
^Yesas naves adnde van?
A recoger a irnos equipos de exploracin que habamos
dejado en unas montaas del centro de Francia.
Ms tarde, ponindome algo al da en esto de los ovnis,
he podido comprobar que las potentes aviaciones y la im
presionante cohetera de que disponen los ejrcitos ms
importantes de la Tierra, nunca han logrado interceptar,
y menos an abatir o capturar, una sola de esas naves.
Tampoco se conoce la existencia de naves averiadas. Lo cual
vendra a confirmar la gran impresin de seguridad que
ellos me daban en todo momento; aunque debo aclarar
que ni una sola vez se mostraron presuntuosos. Y a fe que
podran permitrselo!
Mas para m est claro que los ciudadanos del Cosmos
van y vienen, aterrizan y despegan, exploran, se zambullen
en nuestros mares y lagos, en una palabra: se pasean por
nuestro espacio y por nuestro planeta, como Pedro
por su casa. Ah! Y se instalan en nuestros montes y con
viven y charlan con terrqueas todo el tiempo que les ape
tece.
Acto seguido bajamos de nuevo a la sala del tablero lu
minoso y me fij que en la mesa haba dos botellas y varios
VEisos de vidrio grueso. Nos sentamos y me preguntaron si
tena sed. Yo, la verdad, ni tena sed ni senta hambre, pero
para ver qu era lo que me daban, respond que s y en
tonces me sirvieron un lquido rosado, algo espeso. Cuando
lo prob cre que era naranjada, pero luego, a medida que
iba bebiendo, tuve la sensacin de que tena un regusto
de cido, como si fuese jugo de limn o de pomelo. Luego,
no s si bajo la influencia de aquella bebida o qu, el caso
es que me entr un ligero sopor. Creo que me qued dor
mido un rato. No podra decir si la pregunta que me obse
sion ms aquella noche ^qu hacer con el mensaje?
volvi a rondarme por el magn, estando despierto o en
aquella breve siesta que me ech.
Pens que debera deshacerme de l lo ms rpidamente
posible, bajo seudnimo, acompandolo, eso s, de un
relato que lo hiciese creble. Pero, poco a poco, desech
esta idea porque tena tintes de cobarda y de descortesa
hacia quienes me lo haban confiado. Pens, asimismo, en
confirselo a alguna personalidad del mimdo de la poltica
113

o de la literatura. Escogiendo bien a la persona, como es


natural.
Entonces record la emisin radiofnica de Orson
Welles, en 1938, en los Estados Unidos, anunciando, con
ambientacin apocalptica, que los marcianos estaban in
vadiendo el planeta Tierra, y me imagin que, con la ayuda
de algn amigo radiofnico, podamos montar ima emisin
parecida; slo que, en lugar de atemorizar a la gente, la
nuestra servira para dar a conocer el comunicado.
No deba de ser difcil organizar una mesa redonda,
como si ellos se encontrasen entre nosotros, para dar al
acontecimiento un bien ajustado sensacionalismo que ayu
dase a hacer calar hondo el contenido del mensaje; en los
radioescuchas primero y en la opinin pblica, por exten
sin, despus. Hasta proyect endosarle el paquete al in
quilino principal del palacio de la Zarzuela, y a su esposa
al parecer muy interesada por el fenmeno ovni,
puesto que a ellos los tenan, segn vi, por personas particu
larmente gratas. Posiblemente por estar enterados de que
disponen de un asesor ovniano en la persona del periodistaescritor J. J. Bentez. Confieso que tambin me pas por la
cabeza el meter el mensaje en ima carpeta y reservrmelo
para m solo. As veramos si ellos respetaban mi libertad
de decisin, o si eran capaces de obligarme manipuln
dome o programndome, lo mismo da a difundirlo p
blicamente. Tanto en un caso como en otro, a m, lo que en
momento algtmo se me escap de algo tienen que ser
virme las lecciones encajadas a lo largo de mi azacanada
existencia eran los peligros que tal difusin poda en
traar.
Todas estas reflexiones, como todas las que me hice
durante mi estancia en la nave Luz del Cosmos, mientras
charlaba con ellos, admiraba sus pelculas o comparta sus
silencios, me hubiese sido imposible, pienso hacrmelas
en un lapso de tiempo terrqueo o sin que ellos hubiesen
preparado mi mente como ya me lo advirtieron para
concentrar en ella tal suma de impresiones y sensaciones.
A medida que desfilaban recuerdos, reflexiones, imgenes,
yo me iba maravillando ms y ms, porque, pensando en
mis paisanos de la Tierra, me deca que si a todos ellos se
les pusiera en disposicin de utilizar al mximo su capaci
dad de percepcin, de observacin, de reflexin y de an
lisis, de forma que todas esas potencias individuales aumen
tasen armoniosamente, entonces es fcil que la vida, nues114

Al pasar ante ellos yo tambin fu l m lritclolos, uno


a uno, a los ojos, fijam ente, y estoy seguro que ellos se dieron
cuenta de que, con mi mirada, yo es daba las gracias desde lo ms
hondo de m m ism o. Not que en sus m iradas se reflej, como en ningn
m om ento, una bondad inmensa, intraducibie. Tanto me im presion
que estuve a punto de dar media vuelta, volver a sentarme y seguir
charlando con ellos hasta el final de m is das. Volveremos a vemos?,
pregunt. Es m uy posible..., me respondi el que, horas
antes, me haba dado la bienvenida a bordo de su nave.

tras vidas, discurriesen con mayor placidez, sin transfor


mar un banal contratiempo en un problema insuperable.
Eso que llamamos complicarse gratuitamente la vida,
lo cual ^ya se dijo, pero no estar de ms repetirlo es
el signo ms caracterstico de nuestra civilizacin: el po
blar las vidas humanas de innumerables dificultades, en
fermedades, traumas, depresiones, fantasmas y otras de
sesperaciones... para que el ser humano no d pie con
bola en toda su existencia.

R apto s

de ter r q u eo s

De pronto se me ocurri hacerles ima pregunta:


Perdonad la indiscrecin..., qu hay de cierto en
esos raptos de terrqueos de que se os acusa?
Bueno, eso es segn se mire. Nosotros no creemos
que sea se el calificativo correcto. Habra que hablar ms
bien de rescate... Observa bien lo que te vamos a mostrar
y juzga por ti mismo.
En fracciones de segundo nos encontramos sumidos de
nuevo en otra proyeccin cinematogrfica. Era como si es
tuvisemos viajando a bordo de un helicptero... Bueno, me
olvidaba de que sus naves pueden surcar el espacio a gran
des velocidades, pero tambin a velocidad de patinete, o
quedarse inmviles y suspendidas en el aire indefinidamen
te. Ahora descendamos vertical y lentamente. A primera
vista me pareci que picbamos sobre irnos arrozales... o
una gran extensin de charcas pantanosas. Pronto percib
a unos grupos de hombres y mujeres trabajando en aque
llos campos inundados, con el agua hasta las rodillas.
ste es el planeta Yerba Fina ^me dijeron. Fjate
bien en esas gentes y dinos si te recuerdan algo...
Al llegar a pocos metros del suelo la nave dio varias
vueltas alrededor de los campesinos y stos, reincorporn
dose, nos saludaron alborozadamente con las manos. En se
guida vi unas caras que, si no me eran familiares, des
conocidas del todo tampoco lo eran.
Y exclam:
Pero si son gentes de la India!
Serzm como cien. Y estaban trabajando en unos arro
ll

zales. Durante unos minutos estuvimos sobrevolando len


tamente aquellos campos y sus alrededores.
Ahora fjate bien en estos otros trabajos agrcolas...
Y en la pantalla aparecieron grandes extensiones de
tierra me dijeron que era el planeta Trigo Dorado y vi
algo as como docena y media de tractores muy bajitos,
labrando unas tierras ms bien parduzcas, como salpicadas
por polvo de pizarra. Aquellos artefactos me recordaron,
un instante, las diablicas tanquetas italianas las Ansaldo/Fiat de la guerra de Espaa. En una esquina de aquel
inmenso campo vi como una especie de tienda de campaa
redonda, como si estuviese hinchada.
Desde esa casa de lona me dijeron se conducen
esos tractores y cualquier otra mquina agrcola. Si que
remos, las faenas del campo podemos mecanizarlas total
mente. Lo que ocurre es que hay gentes que desean reali
zarlas a la vieja usanza, como aquellos hombres y mujeres
de Yerba Fina, que expresaron el deseo de seguir cultivan
do el arroz como lo hacan en su tierra, y como eso parece
hacerles felices se les ha complacido... Pero sus hijos, que
ya reciben la doble formacin necesaria y vocacional,
seguramente un da desearn que les quede ms tiempo
libre para viajar, explorar, investigar...
Porque esas gentes son de la India, en efecto pun
tualiz otro de los pilotos. Fueron rescatadas en un is
lote formado por una de las terribles inundaciones que
se producen en aquel pas, cuando todo haca temer que se
las tragasen las aguas de un ro desbordado. Por all se en
contraba, en misin de observacin, una de nuestras naves,
la cual, tras consultar con su base, descendi sobre aquel
islote y las rescat. Haba cerca de mil personas. Esto ocu
rri hace mucho tiempo y era la primera vez que una tri
pulacin de nuestra Confraternidad asuma una misin
semejante. Apenas penetraron en la nave quedaron en es
tado de descanso csmico, mientras se investigaba cmo
y dnde podan ser devueltos a la vida activa. Estuvieron
largo tiempo descansando, hasta que logramos sintonizar
sus organismos con el planeta en el que iban a vivir y tra
bajar. Entonces los trasladamos a Yerba Fina, que es un
planeta de caractersticas muy similares a la Tierra, a su
tierra... Y, con una punta de irona, apostill: Pero sin
sus epidemias, ni su miseria y, como habrs podido ver,
sin sus vacas sagradas...
Pues a m me pareci ver algunas...
117

S, son vacas, pero no sagradas... Aqu, en nuestras


comunidades, todo es sagrado, como dirais vosotros: las
gentes, los mares, los animales, los ros, los lagos, las
plantas... en una palabra: todo aquello que respira vida
merece respeto y veneracin.
Y slo habis rescatado hindes?
No, qu va! En otros planetas viven gentes de Africa,
de Europa, de Hispanoamrica, de Oceana y de Asia
Central.
Me qued con ganas de preguntarles si acaso los resca
tes de terrqueos se limitaban a gentes de condicin hu
milde y en particxilar del medio rural.
Horas ms tarde, cuando ya haba abandonado la nave,
yendo camino de Barcelona, pens que pude haberles pre
guntado im sinfn de cosas: cmo se las arreglaban sin Es
tado, sin crceles ni Bancos, sin policas, sin militares, sin
moneda ni funcionarios, ni psiclogos, ni economistas, ni
filsofos, ni tragaperras, ni socilogos, ni psicoanalistas;
en fin: sin esas inmensas ferias de las vanidades que son
los festivales, los concursos, los saraos benficos, las biena
les, los torneos polticos, los ecos de sociedad, las juntas
potico-literarias, las veladas de boxeo, las eurovisiones,
los campeonatos deportivos (con los juegos olmpicos
como farsa mayor), las cuestaciones sociales, la caridad
estatal, o sin las quinielas (apellidadas, para mayor ver
genza, benfico-deportistas), los sex-shops, las disco
tecas, la lotera, los fumadores de opio, los casinos, los
gadgets terrorficos, y las cadenas de prostbulos (la ma
yor vergenza de cualquier civilizacin)..., y toda esa tra
moya mafiosa que algrmos llaman la cucaa de la vida,
sin parar mientes que de esa cucaa se aprovechan muy
pocos: los vivales y los elegidos, como siempre.
Y preguntarles si acaso no eran tambin naturistas,
quiz porque me acord del gran explorador que perdi
Espaa recientemente miserablemente, porque mientras
otros vividores de la televisin derrochan el dinero a es
puertas, a l, como dicen los campesinos, le contaban los
garbanzos, el castellano Flix Rodrguez de la Fuente,
y de sus tesis sobre el equilibrio del ecosistema, del que la
Naturaleza debe beneficiarse constantemente si queremos
que ste, a su vez, siga cumpliendo plenamente su funcin
en pro del ser humano. Muchas veces me he preguntado,
asimismo, si al profesor Rodrguez de la Fuente no lo ma
tara, precisamente, su obra bien hecha, porque despertar

y cultivar la sensibilidad de las gentes y muy particular


mente las de condicin humilde en este mundo, casi idio
tizado del todo, es un pecado imperdonable. En todo caso,
a Rodrguez de la Fuente no se lo perdonaron...
De lo que ya no me caba la menor duda era que aque
llos seres me refiero a ellos, claro, y sus compaeros
de otros planetas, eran personas sobrias, para las cuales la
alimentacin no pareca ser un tipo de deleite o de placer
refinado, por decirlo cmo decirlo, si no? con pala
bras de la Tierra. Pronto iba a comprobarlo puesto que, al
suspenderse la proyeccin, me pregimtaron si tena hambre.

Co

m id a e n c o m p r im id o s

Esta vez fue la fmina vecina ma la que sac de la mesa


ima bandejita, que pareca de plata y en la que haba como
un par de docenas de comprimidos de varios colores, del
tamao de un guisante.
Es comida concentrada me dijo. La utilizamos
durante nuestros viajes. Tmate dos o tres de ellos y as
recuperars energas.
Cog dos comprimidos y los disolv en la boca, bebiendo
im trago del refresco que saba a naranja-limn-ppmelo.
Mentira si dijese que en aquel momento no ech de menos
un buen plato de verduras, de esos que me prepara mi
compaera, y un bistec a la brasa, regado con un tintorro
de solera de la tierra.
De entrada cre que aquellos comprimidos saban a
puchero manchego o extremeo, incluso con im regusto de
caldo de gallina. Qued sorprendido, como digo, al compro
bar que, en cosa de segundos, me sent como bien co
mido. Algo asombroso, sobre todo teniendo en cuenta que
soy de los que no saben comer sin pan, aficin que a
muchos nos viene de los tiempos difciles en los que, para
la clase obrera, el pan era el alimento bsico, ni sin apoya
tura del vino. Tambin podra ser que, en aquel trance tan
inslito, mi apetito no fuese del todo normal.
El caso es que fue esa comida tan frugal la que, sin
duda, me inspir para abordar otra clase de temas, digamos
ms etreos...

118
119

Entonces, el lenguaje lrico, el potico, a vosotros,


qu efecto os hace? O es que no os conmueve en abso
luto?
^Vers, la comunicacin verbal no tiene para nosotros
mayor importancia que la comunicacin por el silencio
o la de la mirada o la del tacto. Las bellas palabras, las
frases hermosas son propias de quienes, en el fondo, tienen
miedo a llamar a las cosas por su nombre, que gustan de
rodeos y parbolas. Lo que vosotros llamis poesa romn
tica o lrica, por ejemplo, en nosotros fluye espontnea
mente y con natiuralidad cuando descubrimos alguna nueva
maravilla del Universo o cuando omos relatar a los dems
alguna experiencia fantstica. Te podemos asegurar que,
en cada uno de nosotros, hay un poeta o tm msico, porque
el desarrollo, el enriquecimiento de nuestra sensibilidad
es continuo, no cesa nunca. Comprendes? Para qu nece
sitamos nosotros que un grupito reducido y escogido de
poetas nos venga a cantar las bellezas de nuestro entorno
particular o del Universo, si todos y cada uno de nosotros
tiene suflciente sensibilidad para apreciarlas? O que nos
vengan a declamar situaciones dramticas que nos son des
conocidas?
No debes olvidar nunca que, en nuestras comunidades,
nadie tiene cerrado el paso hacia ningn campo de la crea
cin. Todos tenemos pleno acceso a las maravillas de la
Naturaleza y del Universo. Esto ya te lo hemos dicho, pero
hay que repetirlo, porque en la comprensin correcta de
esta realidad est la clave para comprender las otras reali
dades de nuestra vida. La ms bella impresin pasa, en
parte borrada por otra, que surge despus. Por eso el
pasado es archivado en seguida, puesto que toda nuestra
capacidad de asombro, de maravillamos, de alcanzar la
exacta apreciacin de nuestros descubrimientos, estn cen
trados en un presente que es ya, a la vez, el futuro..., lo
cual, necesariamente, nos obliga a mantener limpia y abier
ta la mente. Nuestro pasado nunca es lastre y menos an
nostalgia.
Se hizo otro silencio, que esta vez fue breve. Pareca
como si hubiesen adivinado que, con su parrafada, yo haba
quedado sumido en una perplejidad desconcertante. Vi
van sin camarillas literarias! Sin loas y distinciones! Sin
codazos y zancadillas lrico-poticas!
La voz prosigui:
Ck>mprendemos, conociendo como conocemos los par120

Itinerario seguido por el autor: desde el camino


particu ia rd e l Hotel des Tamarus (Prats de M oli), hasta el
prado donde se encontraba la nave espacial extraterrestre Luz
del Cosmos, a la o rilla del camino forestal de Les Baladres,
y a unos 300-400 m de la frontera franco-espaola.

ches de todas clases que vosotros ponis a vuestras existen


cias, que todo esto no os sea fcil de entender a los terr
queos, que conservis demasiado vuestras emociones y
sensaciones, lo cual, no os quepa la menor duda, limita
tremendamente vuestra sensibilidad, cuando no la esteri
liza..., porque abusis mucho de ella y la sometis a ms
trances desgraciados que felices...

U nos

apuntes sobre las

B ellas Artes ...

Entonces... los grandes pintores, los grandes compo


sitores, los grandes escultores, los grandes solistas, los
grandes escritores... en una palabra: nuestros grandes
hombres...
La voz, esta vez, tard algo en responder.
Bueno, no quisiramos desmoralizarte, pero para no
sotros ese desaforado amor, por decirlo de algn modo, a
las viejas piedras, a las cosas innimes, sin vida, aunque
sean Historia, nos parece una grave contradiccin si se com
para, sobre todo, al poco celo desplegado hacia las cosas
que respiran vida por todos sus poros. El solo hecho de
que tengis que llamar grandes a unos cuantos indivi
duos, ya es un dato bastante humillante. Eso significa que
hay muchos otros que son pequeos. No es as? En
realidad, se es otro aspecto del gran frenazo en la evolu
cin de la raza humana en la Tierra. Lo que se conoce por
Bellas Artes es algo que est reservado, en la prctica, en
su goce, a nfimas minoras. Esto da la dimensin exacta
del fracaso. Y, por qu bellas artes? Acaso hay artes
feas? Y por qu haber restringido tanto el abanico ar
tstico?
Pues bien, entre todas las limitaciones instauradas en
vuestra civilizacin, sa es una de las ms crueles, porque
troncha la sensibilidad y la capacidad creativa de la in
mensa mayora. Comprendes?
Claro que lo comprenda. No iba a comprenderlo! Lo
que ms me asombraba y me indignaba a la vez era el
percatarme de mis propias limitaciones, ya que yo deb
haber medido todo el alcance de semejante injusticia por
m solo, sin que ellos hubiesen tenido que ayudarme para

nada. El silencio que se hizo a continuacin me incit de


nuevo a la reflexin: vamos a ver, por qu razn ha de
atribuirse mayor mrito mrito y valor a im cuadro
o una escultura... que a un mueble, un juguete o una cesta
de frutas o de hortalizas? Acaso si el pintor, el pensador
o el escultor no dispusieran de una cama confortable, y el
intrprete o el compositor de buenos alimentos que llevarse
a la boca..., seran tan fecundas sus musas? Adems, no
hay ms que ver adnde ha ido a parar eso de las Bellas
Artes: a manos de unos cuantos mercaderes que dedican el
producto las obras de tanto artista consagrado o
no para solaz, como dicen ellos, de los entendidos. Uno
ms bien cree que todo eso es pura cursilera. Pero siga
mos: unos cientos de familias privilegiadas, residentes en
los pases ms poderosos con caudales casi siempre ob
tenidos con malas artes, actualmente poseen mucho
ms de la mitad del arte producido desde hace varios
siglos.
Existen los museos, es cierto, pero, cuntos habitantes
de la Tierra los conocen? Y, tomando como punto de
arranque esa supuesta revelacin artstica de los visi
tantes de museos eso tan slo cuando los artistas llegan
a ser distinguidos por los entendidos para qu sirve?
Cuntos admiradores de su arte han podido dedicarse
a la prctica de una de las bellas artes? No se dan
cuenta los artistas de que su siembra no da ms que
cosechas raquticas? Qu hacen esos artistas para que los
visitantes gocen de verdad al recorrer las salas de un mu
seo y facilitarles el acceso a cualquiera de dichas artes?
Dan por supuesto lo cual es mucho suponer que la sola
visin de las llamadas obras de arte llegue a despertar
en los visitantes alguna curiosidad artstica. Esto sin con
tar cuando las naciones civilizadas se han dedicado se
dedican a robar los tesores artsticos de pases indefen
sos, para llevrselos a sus museos o venderlos a coleccionis
tas particulares. Preguntamos: en nombre de qu arte se
pueden cometer semejantes desafueros?
Por tanto, en cualquier artista que tomemos como
muestra, de la rama que sea, comprobaremos que no slo
est en manos de los mercaderes de tumo sino que stos,
y su adinerada clientela, condicionan, mediatizan, cuando
no adulteran, su obra y castran al creador, que est escla
vizado por el dinero y la fama ^alimento bsico de su
soberbia que puede darle la cotizacin de su arte. Se

122
123

utiliza esa seudosensibilidad artstica como mscara y, al


propio tiempo, para desvalorizar la sensibilidad a secas,
que es algo connatural al gnero humano que tendra
que serlo, y colocndole la coletilla de artstica se esta
blece una vergonzosa y humillante discriminacin, puesto
que ello contribuye es ima de las muchas caras de la
desigualdad social y econmica a sugestionar negativa
mente a muchsimas personas. A acomplejadas y a predis
ponerlas casi a pedir perdn a los elegidos por no
tener segn los cnones preestablecidos por los enten
didos sensibilidad artstica...
Por eso, cuando alguien se adelanta en solitario hacia
una de esas Artes, o se ve obligado a dar media vuelta y
escapar hacia su cueva de troglodita, con lo cual no hace
ms que volver a sus races, y mantenerse a una distancia
saludable de la civilizacin y de lo que marcan las pautas
impuestas por los artistas en boga y sus secuaces, o tiene
que dejarse tragar por el descomunal pulpo del materia
lismo. O morirse de asco, de una borrachera, como el gran
Modigliani, o suicidarse, como el atormentado Van Gogh.
No podramos citar un solo caso de artista que haya muerto
tranquilamente en la cama tras haber triunfado en una
de esas Bellas Artes, que pueda mostrar, en su haber,
una contribucin positiva a la nica revolucin artstica
posible: la de haberse mantemdo al margen del mercanti
lismo y haber dedicado su vida a crear en la ms absoluta
libertad. Entendiendo por creacin el permanente rebrote
de jvenes artistas estimulados por l. A nuestro genial
Picasso, que quede claro, hay que echarle de comer aparte.
Visitando la Exposicin Picasso en el Grand y el Petit
Palais, en Pars, el entonces ministro de Cultura, Andr
Malraux, contestando a una pregunta del general De Gaulle,
presidente de la Repblica Francesa, sobre lo que haba
representado el pintor espaol en el Arte, le dijo: Dentro
de dos o tres mil aos Picasso ser considerado como un
contemporneo... y a nosotros nos cabr el orgullo de ha
berlo descubierto dos o tres mil aos antes, cuando todava
estaba vivo.
Quiero decir que no slo consideramos a nuestro gran
pintor como un fuera de serie en el plano artstico, sino
que nos referimos a su lado humano, al agudo sentido de
la solidaridad y del compaerismo que practic y cultiv
como pocos. Los exiliados republicanos de 1939 y los nios
que perdieron a sus padres, entre 1939 y 1944, en Francia,

tuvieron buenas pruebas de la inagotable solicitud de Pablo


Ruiz Picasso. Y hemos credo justo insistir en ello porque
es muy poco corriente este tipo de comportamiento en per
sonas que han ailcanzado, gracias a su arte, las ms altas
cimas de la fama.
Hemos de reconocer, naturalmente, que disponemos de
un voluminoso capital artstico almacenado en documen
tos de todas clases, con el que se intenta demostrar que las
Artes han progresado, lo cual es un puro espejismo, puesto
que, para empezar, inmensas capas de humanos ni se han
enterado de la existencia de ese fabuloso capital de Arte.
Es ms: muchsimos de ellos no tendran siquiera fuerzas
para tenerse de pie y abrir bien los ojos, en un museo o en
una biblioteca, para admirar un cuadro o un incunable, ni
tampoco odo para escuchar una pieza musical, si esa posi
bilidad les fuese brindada, que desde luego est claro que
no se les brinda, por lo menos en el mundo Occidental y
libre.^
Con lo cual... dnde queda la Belleza? Y dnde el
Arte? 0 lo que algunos terrqueos quieren hacer represen
tar a esas palabras. De qu podemos estar orgullosos, los
pobladores de la Tierra muy especialmente los elegidos,
en este terreno?
Recordar estas realidades seguramente har abrir des
mesuradamente los ojos a ciertas gentes. En particular a
quienes merodean, vegetan y parecen disfrutar en tomo a
esos tinglados montados sobre las Bellas Artes. La sober
bia segrega a menudo inagotables dosis de autosatisfaccin
bajo forma de indignacin, sarcasmo, indiferencia
y, llegado el caso, de incontenible agresividad. Es ms: en
este campo el de las bellas artes es quiz en el que,
si afinamos bien la ptmtera, veremos que es donde la super
chera de los mercaderes ha alcanzado sus mximas cotas.
No siempre de la mano de los artistas, por supuesto aun
que nadie puede negar que la inmensa mayora de stos
se dejan querer, a menudo, sin demasiados escrpulos,
sino de la de quienes han juzgado pmdente, muchas ve
ces, adornar sus fechoras con aparatosos desplantes lantrpicos... Y, a ratos, ni las apariencias han guardado,
porque tambin se quitan la careta de vez en cuando y
hacen tabla rasa, si resulta rentable, de aquello que la vs
pera parecan venerar o adorar, y al revs: ensalzando hoy
40. Vase el apndice 19.

124

125

lo que abominaban ayer, sobre todo si, entretanto, el artis


ta ha desaparecido del mundo de los vivos.
As las cosas, ahora nos toca a todos, sin excepcin
pero sobre todo a los llamados intelectuales y a los ar
tistas desandar gran parte del camino andado; hacer una
gran cura de humildad, volviendo a nuestros orgenes hu
manos, aportando nuestro granito de arena en la lucha
contra los desalmados y contra sus tinglados de todo
tipo que nos condenan a vivir desvivindonos. Que
cada uno de nosotros haga el balance de su propia vida y
reflexione sobre lo que so un da, siendo nio, que quera
ser y lo que le han obligado a ser...

U nas

n o t a s s o b r e l o s s a b i o s ...

Luego hablamos tambin, largo y tendido, sobre la in


vestigacin.
Por ejemplo, qu decir de nuestros sabios, de nuestros
investigadores cientficos?
Considera con atencin me dijo la voz lo que se
ha logrado con tan escasos medios en este ltimo siglo
en la Tierra y pregntate lo que hubieseis podido alcanzar
con recursos infinitamente ms importantes. Pensad los
terrqueos en todos los recursos que habis consagrado
y consagris a fabricar productos nocivos y artefactos
destructivos. Y si, como es natural en nuestras comunida
des, cada ser hmnano, en la Tierra, fuese tambin un in
vestigador nato en algo...
Reflexion: est claro que toda la investigacin estar
siempre mediatizada por imperativos prcticamente insu
perables sin un cambio de orientacin radical de nuestra
sociedad, lo cual no es posible sin una profunda remode
lacin de nuestro sistema de vida. La investigacin est
condicionada por la falta de recursos, en la mayora de los
casos, y, un poco a causa de esta precariedad de medios,
existe una grave falta de coordinacin entre los diversos
cuerpos de investigacin. Es la clsica divisin del trabajo
del capitalismo. Aislar a la gente en el trabajo y fuera
de l es la mejor sementera para incrementar y mante
ner la insolidaridad. Por ejemplo: en la televisin espaola.
126

Emblema que io s tripulantes de la nave espacial extraterrestre Luz


del Cosmos llevaban al pecho, a la altura del corazn. Dibujo
realizado por el autor a las pocas horas del encuentro con ellos. La gota
de agua representa la Vida. Las alas del pjaro la Libertad. Y el ojo
central es el Sol, otra fuente vital. El Interior del ojo,
m ultiprism a y m ulticolor, refulgentem ente vivo y cam biante,
representa la ilim itada capacidad de percepcin
y de observacin de la m irada humana y animai.

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La nave eta de tip o discoidal, de una anchura de 50-75 m,


de una altura de 10-12 m, y de color m etaliiado-plom izo. El disco central
estaba taladrado de ventanas panormics. En la parte superior
e in fe rio r del disco central llevaba d ^ lln e a ti^ ojos,
de donde sala el mar de luz m ulticolor. La ram pk mecnica
que apareci en el bajo vientre de la nave tenia unos 4-5 m
de longitud. La nave estaba posada sobre cuatro patas tubulares.

ste fue e f tris te fin del reverendo padre Oribacio, a manos


de lo s m enudos y pacficos habitantes del planeta Urtama,
victim a del te rro r que les m eti en el cuerpo, explicndoles
el m a rtiro lo g io de los santos y santas de su Iglesia...
(Vase el ca p tulo rase una vez en el futuro.)

el 18 de setiembre de 1981, apareci un meteorlogo, de


unos 45 aos de edad, que confes no tener la menor no
cin de biologa ni ninguna relacin con bilogos; esto lo
dijo al ser informado, por el entrevistador, de lo que un jo
ven bilogo espaol acababa de declarar: a ver si a fuerza
de provocar lluvias articiales (o sea: la intensicacin de
las precipitaciones), no desembocaremos en la creacin
de un clima tropical all donde nunca lo hubo y no se de
sencadenar, con ello, no ya simples precipitaciones llu
viosas, sino verdaderas catstrofes climatolgicas, tales
como los ciclones tropicales.^*
Recalquemos, de paso, que hay algo ms grave que esa
falta de coordinacin y es la falta de planes y programas
de accin concertada, en todos los niveles: el nacional y el
internacional. Porque la investigacin, si no est proyectada
como una tarea global y comn, y no en plan de franco ti
rador aunque haya algn contacto espordico entre los
distintos cuerpos de investigacin, es una empresa cuyos
resultados quedarn siempre muy por debajo de sus posi
bilidades. Esto en lo que afecta a las naciones por separa
do. Ahora calclese los perjuicios que acarrea el que cada
nacin, adems de no estar cohesionada interiormente,
acte por su cuenta y riesgo, sin apenas contacto o comu
nicacin con el exterior. Por eso, los adelantos de la ciencia
terrenal han sido tan modestos, y conste que no valoramos
por comparacin a los niveles alcanzados por otras civili
zaciones extraterrestres, sino por contraste con el despil
farro de recursos en programas esencialmente destructivos
o intrnsecamente comerciales.^^
El cientfico que, con relacin al Estado, debera carecterizarse por su rebelda, porque se es su sino insa
tisfaccin frente a la ciencia tradicional y, por tanto, frente
a quienes, de un modo u otro, la apoyan y protegen,
resulta que es un sirviente sumiso. O del Estado o de inte
reses industriales, tanto monta... Actualmente no es difcil
comprobar que en ese campo, como en casi todos los que
protagonizan los llamados sabios, reina el conformismo
ms irresponsable y adormecedor, y que sus conciencias
por llamarlo de alguna manera estn tan embotadas
41. Vanse los apndices 20 y 21.
42. i Sabe el lector ami^o que en E spaa e stn a la venta unos 18 000
especficos farm acuticos, de los cuales no llegan a 2 000 los autorizados
por la Organizacin M undial de la Salud? Y que un qum ico am igo m i
me asegura que, d e esos 2 000, la m itad estn com puestos, en p arte, por
m ate ria s su stitu tiv as y m s baratas, claro de las que figuran, p o r lo
regular, en la composicin autorizada?

131

como la de cualquier peatn de la historia marginado del


quehacer histrico. Y esto es una rmora que el mundillo
de los cientficos arrastra desde muy lejos en la noche de
los tiempos. Porque investigadores de la talla humana de
los esposos Curie o de nuestro Santiago Ramn y Cajal,
ay!, se dan muy pocos. Nunca se ha dado el caso de que
im investigador, o un grupo de ellos, haya pegado fuego
a sus instalaciones o laboratorios, o hayan desertado de
ellos marchndose a cultivar un huerto o a criar ga
llinas proclamando a los cuatro vientos: No investiga
mos ms porque a nosotros slo se nos otorga el 0,03 por
ciento del presupuesto, mientras que a dos pasos de aqu
hay fbricas de armamento a las que se asignan sumas fa
bulosas. Y dejar a todo quisque viviente sin aspirinas o
somnferos. Al menos durante un tiempo. Pero no, en ge
neral, prefieren seguir limosneando y hacindose las vcti
mas y los incomprendidos...

B r u jo s y sacerdotes

Y, naturalmente, lleg el momento de hablar de las reli


giones, aunque corrisemos el riesgo de parecer superfi
ciales. sta fue quiz la nica vez en que la voz se endu
reci algo.
Es sabido que, desde tiempos remotos, el vivir y la
convivencia de los hombres y mujeres estuvieron mediati
zados y condicionados por las exigencias y las amenazas del
brujo o el hechicero de la tribu... y por los tabes asenta
dos en la supersticin y en el temor de ser castigado por el
Ser Supremo. Son las leyendas practicadas por ellos lue
go llegarn los sacerdotes las que van generando primero
los tabes y luego los dogmas. Es decir: a la angustia de
una muerte ineluctable viene a agregarse, por obra y arte
de los salvadores de almas, el peligro del castigo eterno.
En una palabra: al ser humano se le promete un ms
all, preado de bienaventnranzas a cambio de resigna
cin; o sea: de renuncia a hacer de su vida, en el ms
ac, una existencia digna, feliz y plena.
Reflexion: es cierto que, al paso del tiempo, cuando
no pudieron alcanzar el entontecimiento y el acobarda
132

miento total de las gentes con los tabes y los dogmas


religiosos, se invent la filosofa y, en la era moderna, la
poltica y la sociologa. Los ltimos descubrimientos han
sido la burocracia y la tecnocracia. En los pases ms avan
zados, las autnticas reas de dominacin las estn ocu
pando los psicoanalistas y los psiquiatras. Gentes stas
y otras de equivalente mezquindad humana que con sus
leyes, tradiciones y modas han conseguido, casi, como los
brujos y sacerdotes de antao, que se considere moral lo
que es inmoral, normal lo que es anormal, justo lo injusto
y hasta lgico lo que no tiene el menor atisbo de lgica;
sus teoras no son ms que un vulgar amasijo de frmulas
y sentencias de un cientifismo tremendamente opaco. Un
da, quiz no lejano, es fcil que nos entretengamos en
confeccionar un manual a base de palabras bonitas, fra
ses hechas y parrafadas redondas... desde la antigedad
a la modernidad. Porque lo cierto es y ah estn, si no,
las consecuencias de tanta inautenticidad: la confusin, el
desconcierto y el miedo que domina, que acogota a la
inmensa mayora de los seres humanos que en la Tierra,
desde Aristteles a nuestros das, hemos estado emborra
chndonos de palabras y conceptos..., que han sido los
rboles que nos impedan ver el bosque. Eso de lo que, al
decir de los pensadores, deba nutrirse da a da nuestra
compresin del mundo, olvidndose de los proyectos de
vida que tenan la obligacin moral de proponer ^y de
contribuir a elaborar, tambin cotidianamente, para que
esas palabras y conceptos, pasaran de ser trminos huecos
a signos representativos y esclarecedores, llenos de vida,
con una irradiacin y una proyeccin plena, de forma que
la evolucin del mundo hacia el bienestar y la felicidad
fuese el resultado de esa comprensin y elaboracin colec
tiva. Es decir, poner en pie las solas palabras que, a mi
entender, son vlidas: las que desencadenan la accin re
volucionaria que es la nica que orea y sanea la Historia.
Como elocuente punto de referencia cercano a ms
no poder recordaremos el caso de Alemania. De la
culta Germania. He aqu una nacin compuesta de gen
te extremadamente religiosa catlica y protestante, con
ligera preponderancia de estos ltimos, repleta, a re
bosar, de filsofos, pensadores, escritores, poetas, cient
ficos, compositores, ilustres mdicos, grandes festivales y
manifestaciones artsticas, reputadas orquestas y famosos
solistas, que no slo pari y sostuvo al rgimen nazi, sino
133

que colabor en la invasin, avasallamiento y genocidio


contra otros pueblos de Europa, desembocando en algo
que es el mayor oprobio en la era moderna para un
mundo que alardea de civilizado: los campos de extermi
nio alemanes. Pregxmtamos: de qu sirvi, pues, que el
95 por ciento de los alemanes hubieran recibido ima for
macin religiosa y una instruccin cvica, al parecer mo
dlica? Y con idntico trasfondo religioso: no hablemos
del genocidio de peculiar acuacin franquista por nues
tros lares!
No es necesario remontamos a los tiempos de Coprnico, Galileo o de la Santa Inquisicin; he aqu lo que el
profesor Pedro Lan Entralgo manifestaba recientemente,
en Madrid, en la apertmu de im cursillo sobre la Ciencia:
Las vicisitudes sufridas por la botnica espaola son in
contables y se perpetan hasta este mismo siglo xx. El
florecimiento incipiente de esta ciencia, con nombres ilus
tres como Fernndez de Oviedo y Francisco Hernndez, se
vio frenado por la publicacin de los ndices de libros
prohibidos, donde se incluyeron los clsicos de la Ciencia
Natural renacentista, sin los cuales no era posible el pro
greso. As Espaa fue quedando atrs, mientras que en
Europa se iba constituyendo la ciencia misma, al pasar
del conocimiento descriptivo al explicativo y causal.

Andaluces y extrem eos en otros planetas

No s por qu, de pronto, acordndome de los campe


sinos de los arrozales, les hice otra pregunta:
Y sa fue la nica vez que rescatasteis terrqueos
y os los llevasteis a vuestros planetas?
Esta vez fue de nuevo mi vecina de mesa la que res
pondi:
Ahora, por favor, te rogamos que extremes tu aten
cin, porque lo que vamos a mostrarte es algo que te atae
muy de cerca.
La luz se fue tamizando lentamente y en la pantalla
apareci, filmado desde muy cerca, una especie de edificio,
de un blanco inmaculado bueno, como todos los blan
cos que vi en la nave con los dinteles de las puertas y
34

de las ventanas que eran puros orificios sin nada para


cerrarlos de dos plantas. La proyeccin se desarrollaba
con cierta lentitud, sin duda para que yo pudiese perca
tarme mejor de los detalles. Aquel edificio estaba formadd
por una especie de mdulos acoplados y superpuestos.
Luego supe que era la forma de construccin ms adecua
da, en el planeta Escarlata, para hacer frente a los tem
blores de tierra. En caso de peligro, segn me indicaron
ellos, los mdulos se acoplaban a unas naves espaciales
de recuperacin encargadas de trasladarlos, con sus res
pectivos inquilinos y todos los enseres, a lugares ms se
guros.
Y por qu permitir que viva gente en lugares tan
poco seguros?
La explicacin brot rpida:
Pues vers, este planeta rene condiciones excelentes
para el descanso csmico. Por eso lo utilizamos como
rea habitable, aunque debemos puntualizarte que todas
las disposiciones estn tomadas para evacuar rpidamente
las zonas peligrosas. Insistimos en que este planeta rene
condiciones climatolgicas y recursos naturales muy apro
piados para el descanso csmico de propios y extraos.
He de confesar que, al or pronunciar la palabra ex
traos, sin saber por qu me puse en guardia. Ignoro la
razn, repito, pero el caso es que aquello me dio muy
mala espina...
Porque de todas las rabietas que la Naturaleza tiene
en algunos de nuestros planetas sigui diciendo la fmina nosotros vamos obteniendo recursos insospecha
dos. De ah nuestra terca insistencia en recomendar a los
terrqueos que se esfuercen por conocer a fondo el pla
neta en que viven antes de lanzarse a descifrar los miste
rios del espacio. En las entraas de la Tierra no slo en
contraris muchas claves para comprender el Universo,
sino que en ellas los terrqueos descubriris tambin las
fuentes de la vida infinita.
No pude por menos, entonces, que recordar las facili
dades que en la Tierra se dan a los exploradores-investi
gadores de pro, con vistas a domesticar y aprovechar las
rabietas de nuestra Naturaleza. Por ejemplo, en la persona
del primer vulcanlogo del mundo: el francs Haroim
Tazieff.^^
43. Vase el apndice 22.

135

Lentamente a travs del filme que me estaban pro


yectando entramos en un gran mdulo adosado al edi
ficio. Primero cruzamos algo parecido a una salita de re
cepcin. Pero, como para hacer ms misterioso el trance,
all no se vea a nadie. Seguimos adelante por un largo
pasillo, que tena el techo acristalado y por el cual se trans
parentaba una lujuriosa vegetacin en la que predominaba
el verde brillante con tonalidades achocolatadas y amari
llentas, hasta que alcanzamos una gran sala cuya blancura
quedaba cortada por infinidad de finos hilos que partan
de las paredes estaran empalmados a algn aparato, que
se encontraba al otro lado de la pared y se repartan
por unas mesas rectangulares que parecan de mrmol,
las cuales estaban situadas a un par de palmos del suelo,
y sobre las que descansaban unos cuerpos humanos in
nimes.
Al acercamos ms a ellos pude darme cuenta de que
llevaban vestimenta de campesinos o pastores. Haba hom
bres y mujeres y algimos nios y nias. Sus semblantes
reflejaban una inconfundible placidez. Sin lugar a dudas
eran terrqueos. Podan ser oriundos de Grecia o de algu
na provincia del sur de Yugoslavia, o albanesa quiz, del
sur de Italia o de Sicilia, o de alguna de las colonias de
gentes de extraccin latina que viven en las Amricas...
O espaoles, concretamente del sur de Espaa. Ignoro
lo que me pas, para no sospechar en el acto que podan
ser compatriotas mos. De pronto, como si los hubiese visto
cocindose en las legendarias calderas de Pedro Botero,
exclam:
No sern espaoles?
S, querido compaero, son espaoles...
He de reconocer que aqul fue el peor momento que
pas all, en la nave Luz del Cosmos. Y no sabra decir la
razn de mi sbito y profundo desasosiego. Despus he
recapacitado y pienso que no supe controlar mis reaccio
nes y un gran escalofro me serpente por todo el cuerpo.
Ver aquel enjambre de hilos tendidos desde las paredes a
diversas partes del cuerpo de cada uno de aquellos espa
oles en descanso csmico como no tardaran en pre
cisarme y pensar que los estaban utilizando como cone
jillos de Indias todo fue uno. De repente tuve la sensacin
de que se haban borrado de mi mente, de golpe, todas
las sensaciones maravillosas y las fantsticas impresiones
acopiadas en mis entraas desde que percib el inenarra136

IHTERNACIONAL

IHwvtwnbrM/OUltel6

Uno de cada cuatro vuelos del Columbia* tiene fines militares ^

Peligro de guerra en el espacio


El tr*nborddor spadai norteamericano Cclufflta> ha marcado ofidalounta
el omienao do la c a m ra militar de las
superpoieodas en el espacio.
-

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Ya estamos en condiciones de
emprender k guerra del espacio
Ai transbordador norteameraino Columbio,
Mosc opone una base orbital de royos laser
I t coorra <M tpocio yo no oi or*
RtMuod yt. Lm ovtdtteos K usar a ! CMado
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(muro Mando (maron ( CotatnWd. Alion m I Noteono t m AU I peroro dol propram rwM d
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CtOU do l*POf tsoMo d nyo* Uaor rApIdO
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tata eaope. oli-o Wi iIm
tpt Ut tttartM tiwMit >
mllUt. '

Tngase en cuenta que el mensaje que me confiaron los tripulantes de la nave espacial
e xtraterrestre Luz del Cosmos, lleva fecha 31 de agosto de 1981. Y que aunque en l
no ss cita a la superpotencia directam ente y a la que se acusa de transportar
artefactos altam ente destructivos por el Cosmos , para alguien medianamente in fo r
m ado de lo s asuntos internacionales saltaba a la vista que la potencia en cuestin era
lo s Estados Unidos de Norteam rica. Para llegar a tal conclusin basta con recordar el
planning de las innovaciones en materia de armamento.
A lo largo de casi cuarenta aos desde los bombardeos atm icos contra Hiroshim a y
Nagasaki , en todo m om ento, han sido los norteam ericanos quienes han marcado la
pauta del progreso blico. Y la equiparacin en los descubrimientos de nuevas
arm as por parte de los soviticos ha surgido a veces hasta siete y ocho aos ms tarde.
Esto, naturalm ente, en lo que se refiere a los medios altamente destructivos conocidos.
Pues bien, en menos de m edio ao, con estas dos noticias de prensa (Diario-16, de
M adrid, del 16111901, y La Vanguardia, de Barcelona, del 5 31982), se confirm aban
plenam ente las afirm aciones contenidas en el mensaje de los miembros de la Arm o
niosa Confraternidad Universal: que la superpotencia que ponia en peligro la paz del
Cosm os era los Estados Unidos de Norteamrica y que la otra superpotencia la
Unin Sovitica no tardara en reaccionar, contribuyendo asi a la increm entacin del
pe ligro ya sealado, sin olvidar los que ya corre el planeta Tierra desde hace bastantes
aos.

ble mar de luz que puso en evidencia la presencia de ellos


en aquella montaa cateilana. Por suerte, la dulce voz de
una de las fminas me arranc de mis tortuosos pensa
mientos.
La fmina, tendindome uno de los vasos y una pastilla,
me dijo:
Tmate esto, que te tranquilizar. Y, tras un breve
silencio, aadi: Suponemos que querrs saber en qu
condiciones fueron rescatados... de una muerte segura,
igual que los hindes.
Por vez primera no me sali ninguna palabra... Asent
con la mirada y una ligera inclinacin de cabeza. La ver
dad es que en seguida me avergonc, para mis adentros,
de la desconfianza que se haba apoderado de m. Me
deca: si realmente leen mi pensamiento, habrn dicho:
vaya cretino que tenemos como invitado! Y ante mi gran
sorpresa, me informaron que aquellas dos docenas de per
sonas dormidas formaban parte de un grupo de medio
millar de terrqueos los restantes estaban en otras ins
talaciones vecinas oriundos de Andaluca Occidental y
de la Baja Extremadura, que haban sido rescatados, en
plena campia, durante la guerra civil. Y me dijeron ms:
me aseguraron que yo haba hablado de ellos en imo de
mis libros.^
Segn me informaron, durante nuestra guerra sus na
ves sobrevolaron varias veces Espaa, y en ima de sus in
cursiones por tierras ibricas fue cuando, un da, al caer
la noche, los tripulantes de una de sus naves espaciales
percibieron a un numeroso grupo de personas que se dis
ponan a pasar la noche en las cercanas de un ro.^ Pero
descubrieron asimismo que, al otro lado del ro, a muy
poca distancia, acampaban soldados africanos, que anda
ban a la caza de fugitivos. Para evitar aquella matanza, y
al mismo tiempo para poder seguir sus investigaciones
sobre la adaptacin de las gentes de la Tierra a la vida
de otros planetas, la tripulacin consult con su base es
pacial y se decidi rescatar al medio millar de personas
que, con toda certeza, estaban condenadas a ser inmoladas
brbaramente.
Y desde entonces los tenis as... dormidos?
As es. Estn en descanso csmico desde que los
rescatamos. Pero, segn los ltimos informes recibidos,
44. Vase el apndice 23
45. Vase el apndice 24.

i
I

podemos anticiparte que muy pronto van a ser devueltos


a la vida activa.
Y ya se sabe a qu planeta irn a vivir?
S, claro. Por de pronto sern miembros de la comu
nidad de Yerba Fina, y luego se comprobar si pueden vivir,
tambin, en otros lugares.
se es el planeta de los hindes!
El mismo, s.
Y a qu se van a dedicar?
Por de pronto a nada en concreto. Primero conoce
rn un tiempo de adaptacin, durante el cual, para evitar
accidentes, estarn sometidos a una estricta observacin.
Mientras tanto estudiarn y se familiarizarn con nuestro
lenguaje y los distintos ritmos de vida del planeta Yerba
Fina. Luego ellos ya decidirn lo que desean hacer y se
irn acoplando a la labor para la que demuestren mayor
aptitud, a travs de nuestros cursillos de formacin. Pero
lo ms importante y de eso van a tener ellos plena con
ciencia es su aportacin al estudio de la adaptacin de
terrqueos en otros planetas del Cosmos. Comprendes?
Eso quiere decir que tambin podrn dedicarse a in
vestigar, a pilotar naves e incluso a trabajar en alguna de
vuestras computadoras-coordinadoras.
Naturalmente! Por qu no habra de ser as?
El recuerdo del rescate de los andciluces y de los ex
tremeos reavivara en m el sinfn de monstruosidades
que yo haba odo contar, precisamente en mis viajes
entre 1975 y 1977, mientras recoga datos e informa
cin para el citado libro mo...
Y record tambin que aquellos hechos haban ocurri
do haca ya casi medio siglo... Se me entristeci el cora
zn, aunque sin motivo, en verdad, porque era incuestio
nable que, de no haber intervenido ellos, aquellas tropas
moras, como sucedi en tantos otros casos, los hubiesen
pasado a cuchillo a todos. Supongo que deba ser el can
sancio el que me empujaba a ver las cosas, de pronto, por
su lado ms triste. O as me lo pareca a m.
Al final, siguiendo mi inveterada costumbre de desdra
matizarlo todo, dej volar mi fantasa e imagin que un
da, quiz ms cercano de lo que algunos piensan, llegar
a la Tierra una nave Al-andals o Conquistadores, podra
llamarse tripulada por terrqueos extraterrestres, a bus
car xmas guitarras, unos trajes de campero y vestidos de
volantes, castauelas y unas cuantas sillas de enea, para

138
139

organizar, por t lo alto nunca tan ajustada y certera


la frase el primer festival de Cante Jondo del Cosmos.
Y a lo mejor, quin sabe!, esa msica podra ser el mejor
puente para establecer, al fin, el contacto definitivo entre
ellos y nosotros.
Nos encontramos inmersos otra vez en uno de aquellos
largos silencios csmicos; el ltimo de mi estancia entre
ellos. Quiz por eso tuve la impresin de que reflejaba
mayor grandiosidad que ninguno. Silencio como es posible
que ya no vuelva a conocer otro igual en toda mi vida.
Como los precedentes, me hizo un gran bien.
Pens que, pese a todo, yo, por ms que quisiera es
forzarme, ya no poda poner ms de mi parte para tratar
de abarcar mentalmente todas aquellas situaciones que se
iban desvelando ante mis ojos, digamos en su dimensin
csmica. Es decir: en una dimensin indita para m y
supongo que para cualquier habitante de la Tierra. Con lo
cual, pese al piropo que nos haban echado los extrate
rrestres de que algunos terrqueos poseamos fluido
csmico, era evidente que, incluso con ese fluido, noso
tros no podramos libramos de nuestras inconmensurables
limitaciones y contradicciones.

T ramo final

Ms tarde, ya en el camino que me conducira a Bar


celona, al alborear el da 1 de setiembre de 1981, me dije
que aquel trance, en buena lgica, tena que alterarme
profundamente y que, aunque hubiesen preparado mi
mente para recibir tal cantidad de referencias, impresio
nes y sensaciones, lo que quiz ellos ignorasen todava res
pecto a nosotros, los terrqueos, es que nuestro organis
mo, ms all de las puras coordenadas fsicas vitales,
para entendemos mejor, segua condicionado por atavis
mos nada fciles de identificar y difciles, por tanto, de
controlar o de anular. Por otro lado, en muchas gentes de
la Tierra sin excluir a muchos de esos que, de una ma
nera u otra, tanto contribuyen a echarla a perder, ms
o menos suliyacente, existe rm ansia, im deseo, un anhelo
de superacin, de perfeccin, de alcanzar progresivamente
140

sucesivos estados de perfeccin. Lo grave es que los con


ductos, los caminos por los que a menudo intentan alcan
zarlos, los hacen desembocar en metas opuestas a las per
seguidas o soadas. En este terreno es en el que hay ms
trecho que recorrer si algn da esas presentidas comu
nidades extraterrestres establecieran un contacto formal
con los habitantes de la Tierra. El Hombre ha sido, y es,
la principal vctima de sus propias y peridicas contradic
ciones. No ha sabido armonizarlas ni, todava menos, supe
rarlas. Y lo fundamental volvemos al principio de todo
ha sido no darse cuenta, o fingir ignorar, que sus incesantes
ofrendas a la Muerte han ido acallando, en su realidad
cotidiana, el inmenso repertorio de cantos a la Vida que
muchas tribus primitivas, ay!, ya posean.^
Naturalmente, ima de las primeras condiciones para ir
aireando y saneando nuestras entraas sera la de ser ca
paces de hacer nuestro propio balance ^personal y co
lectivo, sin rodeos, sin artimaas, sin subterfugios, con
lo que, a travs de nuestra convivencia, insoslayablemente
brotara la solidaridad, la fraternidad, el compaerismo
con nuestros semejantes, para preparar as, juntos, nues
tro futuro.^^ En ese terreno es quiz, ms que en el de los
adelantos cientficos y tecnolgicos, en el que los po
bladores de este armonioso orden csmico podran echar
nos una buena mano. Porque, como est ampliamente de
mostrado, ningn avance es autntico si no est equilibrado
con un profundo respeto al entorno y ima constante rela
cin armoniosa de las vivencias del Hombre con l.^
Personalmente, creo que su ayuda la de las comuni
dades extraterrestres ha sido ya muy apreciable por el
solo hecho de habernos obligado a poner en duda nuestra
supremaca, en tanto que maestros en tantas artes (qu
lejos estamos de aquella en verdad tan sabia confesin de
Scrates: yo slo s que no s nada!), entre las que des
taca el arte de vivir. Uno les est doblemente agradecido
por haberle permitido comprobar en qu medida, a lo
46 y 47. De ellos (de la trib u ecuatoriana d e los Aucas, de Amazo
n ia O riental) aprend a conectar m is cinco sentidos, mi cuerpo todo, con
la N aturaleza, a hacerlo N aturaleza, a fundirm e con ella, p a ra as lo g rar
la eirmonia con el entorno. (Magia de las Amricas, p. 14.)
48. De ellos aprend... L o aprend realm ente? Digam os que supe qu
h a y en ellos, que vi que ellos adn conservan la p a rte sustancial del
hom bre que nosotros, los civilizados, hem os perdido. T que e sa o tra
p a rte sustancial d e hom bre que nosotros hem os perdido ta n slo podre
m os recuperarla si som os capaces de d e sg a rra r nuestro yo, arrancando,
con sangre, las escorias de n uestro orgullo de hom bres civilizados, de
hom bres que creemos poseer el nico y verdadero conocimiento. (Magia
d e las Amricas, p. 14.)

141

largo de mi vida, he sido ayudado por lo que yo siempre


llam personas fuera de serie, empezando por mis pa
dres y siguiendo con mis maestros y mis amigos, con las
cuales compart, ntima y amistosamente, el pan y la sal,
en la paz y en la guerra, en el exilio y en las crceles fran
quistas. Y a las que, de alguna manera, aunque la inmensa
mayora de ellas ya no estn entre nosotros, quisiera se
guir mostrando mi agradecimiento, esforzndome por pre
dicar, con el ejemplo, esa generosidad y esa lealtad, a su
lado aprendidas, como las mejores rampas de lanzamiento
hacia ellos, hacia los otros habitantes del Cosmos. Espe
rando, como ellos nos lo piden fraternalmente, hacer rei
nar la paz y la felicidad en este planeta llamado Tierra.
Y que nuestras naves espaciales, en lugar de testas nuclea
res lleven mensajes sinceros de cooperacin pacfica.
Bueno dije, creo que ha llegado el momento de
separamos...
Estas palabras las pronunci despus de otro largo
silencio, durante el cual yo haba estado recorriendo la
mirada de aquellos siete seres que, pese al intenso y
fantstico tramo de vida pasado entre ellos, me seguan
pareciendo desconocidos. Todos estaban all, los tres de
siempre, sentados, y los otros de pie, detrs de sus com
paeros.
Lo que ms me impresion en aquellos instantes fue
su mirada. El color de sus ojos no era el mismo. Unos los
tenan oscuros y otros claros, pero como resplandecan
con idntico fulgor y de ellos se desprenda un fuerte mag
netismo, no era fcil diferenciarlos. A travs de sus ojos
uno poda penetrar en ellos y verlos como si fuesen trans
parentes. Eran miradas que parecan venir de muy lejos,
de muy hondo, a la vez que uno las senta muy cerca, muy
dentro de s mismo. Ahora ya no me caba la menor duda:
aquellos seres eran gentes de bien, en el ms amplio y pro
fundo sentido de la palabra. Esta sensacin no fue sbita,
como es natural, sino que haba estado enraizndose pro
gresivamente a lo largo de la noche.
Si lo deseas puedes seguir hacindonos preguntas...
Sin quitarles la vista de encima ni un solo instante,
porque me rondaba el temor de que seguramente no vol
vera a verlos, y quera estampar fuertemente sus imge
nes en mi memoria, sonre y, como si la voz no quisiera
salir de mi pecho, murmur:
Ya s, queridos compaeros, que dejo cientos, miles
142

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de preguntas por hacer... y que quiz no tenga ocasin de


hacroslas nunca ms.
Por ejemplo me cort el que me acogi al subir a
la nave, y que no s por qu tom yo por el jefe de la
expedicin, no nos has preguntado el menor detalle tc
nico ni sobre nuestras naves, o los desplazamientos que
hacemos, ni sobre las computadoras-coordinadoras...
Es que yo no he hecho nunca muy buenas migas ni
con las matemticas ni con las ciencias... Y, tras una
brevsima pausa, aad: Lo que pasa es que me siento
algo cansado.
Lo comprendemos perfectamente.
Entonces, apenas hice ademn de levantarme, ellos ya
estaban de pie y, con su andar lento y armonioso (me pa
reci que asista a los primeros pasos de un ballet) se ade
lantaron hacia la salida.
Una vez all, frente a la rampa, se fueron alineando, se
cogieron de la mano y se quedaron inmviles, como esta
tuas, mirndome jamente.
Al pasar ante ellos yo tambin fui mirndolos uno a
uno a los ojos, y estoy seguro que ellos se dieron cuenta
de que, con mi mirada, yo les daba las gracias desde lo
ms hondo de m mismo. Not que en sus miradas se re
flej, como en ningn momento, una bondad inmensa, in
traducibie. Tanto me impresion, que estuve a punto de
dar media vuelta, volverme a sentar y seguir charlando
con ellos hasta el final de mis das. Y si, en aquel preciso
instante, llegan a pedirme que me vaya con ellos, palabra
que acepto. No tanto para huir de esta Tierra, tan hermo
sa y odiosa a la vez, como para emborracharme como
nunca de maravillosos descubrimientos, vagando por ese
Universo del que, paradjicamente, nosotros formamos
parte y tan poco por lo menos el comn de las gentes
sabemos. Y nuestros nios, desgraciadamente, quiz menos
que nadie...
Todo esto fueron ideas, sensaciones fugaces, provoca
das por la inminencia de nuestra separacin. Por eso, al
llegar a la altura de mi introductora en la nave, mis ltimas
palabras se volvieron a teir, a pesar mo, de tristeza;
Volveremos a vemos...?
Es muy posible...

144

DOCUMENTOS ANEXOS

Barcelona, l/IX/1981
Querido Juan (Garca Atienza, de Madrid) ;
No sera prudente, creo, que te dijese ms cosas por carta.
Estoy profundamente emocionado por algo que me ocurri,
en pleno Pirineo, anoche, cuando regresaba a Espaa, desde
Francia, por carretera. Estoy pasando a mquina mis impre
siones. Tengo la sensacin de haber vivido ms en pocas horas
que en mis casi 61 aos de vida terrenal. Y creo que me van
a salir miles de cuartillas, que en su da te dar a leer. Por
favor, no digas nada a nadie hasta que nos veamos.
Pero, mientras tanto, dime lo que te dice fluido csmico
y el dibujo que te adjunto. Es vm emblema que llevaban (de
ese tamao, aproximadamente) lo que yo llamar siempre los
caballeros del espacio. Fue algo fantstico y experiment una
indecible felicidad, nimca experimentada y que slo crea poder
sentir si supiese un da que el hombre haba vencido, definiti
vamente, a la muerte y que la vida se consagra a las infinitas
maravillas que el Universo contiene. Gracias y... im fraternal
abrazo, Eduardo. (Nota: Por favor, ni ima palabra a nadie.)

C arta de J uan G arca Atienza

Madrid, 19/IX/1981
Querido Eduardo:
Ha llegado hoy carta tuya despus de varios das de silen
cio en los que, por cierto, yo tambin estuve fuera, haciendo
con los de Televisin un programilla por Cantabria. Ahora,
recin llegado, llega tambin tu carta en la que me cuentas
que has vuelto al sitio, que has sacado fotos para recuerdo
tuyo, no para prueba y colijo que ests escribiendo el men
145

saje que te transmitieron y que no quieres demorar su pu


blicacin.
Mira, Eduardo, he estado intentando conseguir hacer un
viaje a Barcelona la prxima semana, pero se me han liado
las cosas con la revista y tendr que quedarme aqm' para re
solverlas. Tengo tantas ganas de hablar contigo de todo esto
que te ha sucedido como puedas tenerlas t... o ms, si cabe.
Pero creo que, ante la imposibilidad de acudir ahora mismo,
es mejor escribirte para, al menos, soltarte un poco lo que
yo llevo tambin aqm' dentro. Tengo todas tus ltimas cartas
^y los dibujos y los datos apartados del resto de la corres
pondencia, porque creo que en este momento eres asunto prio
ritario. Asunto que me ocupa ms an que me preocupa. Por
que, adems de amigo mo, eres la primera persona de mis
cercamas a quien le sucede algo as y yo, que hace ya aos
que te conozco, tengo muchos ms motivos para confiar en lo
que me cuentes que en lo que me cuente cualquier otro.
Fjate, sin embargo, que te he dicho confiar. Y no me lo
tomes a mal, confiar no significa creer. Pero cuidado, que te
lo voy a aclarar inmediatamente. No se trata de no creer en ti,
sino de no creer en la apariencia de lo que te ha sucedido. Es
decir, que t cuentas me cuentas y escribes lo que ellos
quieren que hayas visto, odo, sentido y asimilado. Ya s que
es difcil de asimilar esto, pero te lo digo con conocimiento
de causa, porque llevo mucho tiempo viendo informes y ha
blando con gentes a quienes, al parecer, les ha sucedido lo
que a ti, con muy pocas variantes y con resultados muy a
menudo paralelos. Es curiossimo cmo coinciden constante
mente los detalles, las circunstancias, los fines, los medios, e
incluso hasta las palabras. Leer tus cartas y orte por telfono
era como revivir otras experiencias ajenas, claro por las
que he pasado ya anteriormente. Pero con la diferencia de
que, si con otros poda permitirme el lujo de pensar en una
simulacin (en ltima instancia), en ti no puedo pensarlo, por
que s perfectamente cmo eres y cmo has sido siempre. Es
lo ltimo que se te habra ocurrido inventarte.
Ahora s, gracias a ti, que lo que he puesto en otros casos
a beneficio de inventario tengo que recuperarlo, porque sera
demasiada coincidencia que otros se hubieran inventado, antes
que t, lo que t luego has vivido realmente.
Por eso mi inters en preguntarte cosas, buscando ms coin
cidencias o encontrando alguna divergencia (que siempre exis
te, aim en los casos ms aparentemente paralelos). Ya vendr
lo de las preguntas, si hace al caso. Y ya vendr tambin el
que te cuente lo que yo mismo pienso que significa todo este
aparente batiburrillo de cosas que te han estado pasando.
S querra hacerte unas advertencias, aunque puedan ahora
resultarte oscuras o enrevesadas. En primer lugar, que sigas
sin decirle a nadie lo sucedido, a pesar de que ellos estn

deseando que lo digas. Y te lo recomiendo, porque creo fimdamental haber asimilado primero la razn de la sinrazn de
todas estas cosas antes de lanzarse a proclamarlas. Cuando
me dijiste que era a m el primero a quien se lo contabas, me
tranquilic. Ahora empieza a preocuparme la necesidad que
sientes de proclamar el mensaje. No te digo que no lo hagas,
sino slo que esperes un poco ms. Recuerda que las cosas
te han venido sin comerlo ni beberlo. Que ahora tienes que
asimilarlas. Y asimilarlas de veras, porque no basta con que t
creas que las has asimilado.
Ya s que es tremendamente difcil hacerme caso en tu
circunstancia vital inmediata. Ya s que t slo sientes la ne
cesidad de proclamar que te han dicho que debes procla
mar. Y que eso que te han dicho te parece bueno, ptimo: lo
mejor que puede haberte sucedido en toda tu vida. Luego
dirs, por qu callarlo?
No es una carta el lugar ms a propsito para darte en
detalle las razones, porque hara falta ^hace falta sentarse
uno frente al otro y decirse todo y preguntarse todo y poner
los pros y los contras y calibrar cada movimiento, cada pala
bra, cada sentido aparente de las cosas. Pero, a modo de acla
racin, te voy a poner un ejemplo. T me dices en una de las
cartas que, en el mensaje, te hablan de cmo los americanos
estn a punto de organizar el fin del mundo y de cmo, en
cierto modo, t has sido elegido precisamente por tu acerca
miento al pueblo y por tus ideas polticas de toda la vida. Ya
s que no es exactamente as, pero por ah van los tiros, no?
Bien, pon atencin: s de otros casos que ahora s que son
tan verosmiles o tan verdicos como pueda serlo el tuyo en
los que han proclamado exactamente lo contrario... con las
mismas o casi iguales palabras, slo que volviendo la tortilla
hacia la proclamacin ms o menos velada de un estado auto
ritario que termine con los peligros de la democracia y con
todas esas zarandajas. Mensajes que, casi con las mismas pa
labras, volvan la tortilla hacia el fascismo... en personas que,
al recibirlo, eran de una ideologa mucho ms acorde con esa
tendencia de lo que, lgicamente, podras serlo t. S incluso
de mensajes en los que se ha recomendado felicitar pblica
mente a los americanos por sus ltimas victorias espaciales.
Y en las que los presuntos caballeros del espacio muy par(>
cidos a como t los describes, incluso hablando con una musi
calidad como la que t me cuentas han proclamado la
necesidad de establecer un orden nuevo que termine de una vez
con los desbarajustes a los que puede conducir la libertad
(libertinaje) que sufre el hombre.
Yo s muy bien, Eduardo, que no ests en condiciones ahora
de comprender lo que quiero decir, porque ests lgicamente
influido por im shock muy fuerte que te ha antepuesto su irnportancia a cualquier posibilidad de calibrar las cosas. Preci-

146
147

smente por eso no voy a entrar ahora en ms detalles que


slo lograran que te pusieras en contra de lo que quiero de
cirte con la mejor voluntad del mundo. Yo entiendo perfecta
mente que un traumatismo psquico como el que has sufrido,
por ms aires de fabuloso mensaje csmico que lleve consigo
y por ms apariencia de claridad y de tranquilidad que te haya
producido, marca. Quiero decir, que traumatiza. Que influye
definitivamente en nuestra actitud tu actitud vital. Cual
quier cosa que yo te aadiera tendra que ser para ti como
un revulsivo que, lgicamente, habras de rechazar, puesto que
lo positivo para ti, lo importante para ti, lo fundamental para
ti en estos momentos es precisamente lo que ha venido de all.
Por eso, por el momento, slo te dir que eso que te ha
ocurrido, sucede efectivamente. Que es efectivamente impor
tante. Muy importante, te tendra que aadir. Que es cierto,
adems. Pero que atencin! esa certitud hay que calibrarla
con toda la calma, con toda la serenidad y con toda la reserva
(a todos los niveles) de que seamos capaces. Eso es lo que yo
querra de ti: serenidad y reserva. Escribe todo cuanto te
salga, todo cuanto ellos quieren que escribas, pasa todo el
tiempo que necesites hacindolo. Pero pinsalo dos veces o, si
quieres, pinsalo conmigo dos veces antes de lanzarte a pro
clamarlo a los cuatro vientos buscando editor. A m no me
vale, aunque lo entiendo, eso que me dices que todo lo de
ms te importa un bledo. Dices tambin que te agradara que
tu gestin fuese positiva y eso s es importante. Bien: pues
si quieres que lo sea efectivamente, te pido por favor que espe
res todava.
Tenemos que hablar. Tenemos mucho que hablar, Eduardo.
Contarte ahora mi pensamiento sera contarte el argumento
del libro que precisamente me ha metido en prensa Martnez
Roca para sacarlo a fines de octubre: El hombre manipulado,
lo llamo. Y hablo en l de la manipulacin de la que estamos
siendo objeto desde todos lados y, por supuesto, de esa mani
pulacin csmica que viene de los presimtos extraterrestres
a los que ya no slo t, sino muchos, infinidad se les ha
casi deificado como fuente de bondad y de soluciones para
el futuro de la humanidad.
Sera... sera mucho pedirte que siguieras contndome
cosas, todo lo que tengas ganas de contar? Prometo estar con
tigo en cuanto me deje un poquito libre la revista. Esto es
para charlar largo y tendido.
Qu dice Antonina? Un fuerte abrazo, amigo.
J uan

Certificado del doctor J osep M. R eguant i G i l ,


P siquiatra Psicoterapia en la psicosis
P s iq u ia t r a

social

Psicoterapia familiar

de la adolescencia

Barcelona a 6 de octubre de 1981


Declaro:
Que el da 1 de setiembre de 1981 a las cuatro de la
tarde, me fue solicitada consulta por el seor Eduardo Pons
Prades, anuncindome que el tema en cuestin era de suma
importancia. La consulta tuvo lugar a las nueve horas del
mismo da,i manifestndome im encuentro habido en el Pirineo
cataln, no lejos de Prats de Moli, con los tripulantes de una
nave espacial llegada de una galaxia lejana. Me refiri tam
bin los contenidos de las conversaciones que sostuvo con al
gunos de los citados tripulantes, quienes le confiaron la trans
misin de un mensaje para los habitantes de la Tierra.
Sus relatos eran coherentes, lgicos y detallados, advirtin
dose en el citado seor una actitud vital consecuente con im
hecho especialsimo y con la consiguiente reaccin emocional,
propia de un fuerte impacto.
Segn se desprende de la entrevista realizada, el abajo fir
mante fue la primera persona que tuvo contacto con el escri
tor Pons Prades despus de los hechos, o sea de su contacto
con los extraterrestres.
Transcurridas unas veinte horas de la relacin relatada, el
seor no presentaba ningn sntoma o sndrome psicopatolgico catalogable en entidad nosolgica, del orden universal
mente aceptado. Su actitud, comporteuniento, orientacin autopsquica y halopsquica, temporo-espacial y la relacin inter
personal eran normales en una situacin de fuerte emocin.
Ningn signo haca pensar en un origen patolgico de sus
vivencias. Le indiqu la posibilidad de una impregnacin diur
na de contenidos onricos que no acept, razonndolo cohe
rentemente.

A p n d ic e s

1.
Vase, con esta relacin, el gran esfuerzo solidario que
deberamos realizar para que las diversas comunidades de la
Tierra conociesen ima vida digna, libre y feliz:
1. Q uiere decir la s nueve de la noche del l-IX-1981.

148

149

ASf EN EL CIELO COMO EN LA TIERRA... Sin la menor


consideracin hacia nada ni hacia nadie. (Para mayor inform acin
vase la cartelera de espectculos y los catlogos de publicaciones.)

su ALUaNANTE
niMpKiOiA^I ^

Producto Nacional Bruto por habitante y por ao en los seis


primeros pases del mundo :
1.
2.
3.
4.
5.
6.

Kuwait .
Suiza
Suecia .
Dinamarca
Estados Unidos
Alemania Federal

14 890 dlares
12100
10 210

9 920
9 590
9 580

P. N. B. por habitante y por ao en los seis ltimos pases


del mundo:
1.
2.
3.
4.
5.
6.

Nepal (Asia)
Mal (Africa) .
Etiopa (Africa)
Bhutn (Africa)
Laos (Asia) .
Bangladesh (Asia)

120 dlares
120

120
100

tros visitantes sobre las excelencias de la clula familiar como


pilar insustituible de cualquier sociedad humana....
3.
Bajo el ttulo de Las computadoras, una revolucin so
cial: 30000 robots sustituyen al hombre en el Japn, en el
Simposium Internacional sobre la Industria del Robot se pre
sent el robot dibujante de cmics, capaz de pintar cualquier
cosa... (La Voz de Asturias, 28 de enero de 1982). O sea: se da,
o se intenta dar a la vida un sentido completamente opuesto
al que debera tener: el de poner al alcance de cualquier indi
viduo los recursos necesarios para que alcanzase la mxima
plenitud personal y por tanto su capacidad ptima de crea
cinal servicio de la comunidad.

90
90

N. del A.: La diferencia abismal habla por s sola; pero debe


mos recalcar que, muy a menudo, la prosperidad de ciertos
pases, catalogados como superdesarrollados o desarrollados,
se debe a la explotacin, esqumacin e incluso robo a mano
armada (con exterminio de nativos) y la consecuente ruina,
muchas veces, de los pases llamados pobres. Sobre todo en
lo referente al abastecimiento de materias primas, cuyos pre
cios, adems, son fijados por las naciones poderosas... blica
mente hablando.
2.
En aquel momento pude haber recordado el trato que,
privada y oficialmente, se da a los ancianos en el mundo oc
cidental y libre en general, y en nuestra Espaa catlica en
particular. En la primavera pasada, antes de que llegase el
tiempo de las vacaciones, a la par que los medios de comuni
cacin repetan el ruego de cada ao, con referencia al aban
dono, por sus dueos, de animales domsticos, nos enteramos
de los crueles subterfugios de que se valen ciertas familias
para deshacerse de los ancianos de sus padres, de sus abue
los durante el veraneo o para siempre. Nos enteramos, as,
del caso de una familia pudiente, de Madrid, que condujo al
abuelo a un hospital para que le asistiesen. El propio hijo
dej un telfono en las oficinas del centro sanitario para que
lo llamasen al acabar el tratamiento. Pues bien, cuando llama
ron a ese nmero de telfono se encontraron con la mala sor
presa de que all no viva ningn familiar del anciano. Y as
podramos contar docenas de casos. Entonces, mal hubiese po
dido, un terrqueo como yo, darles una conferencia a nues

4.
La voz pudo haber aadido: como ocurre en vuestro
planeta, pero no lo hizo. Es ms: siempre que la conversa
cin tomaba unos giros que daban pie a censurar o a criticar
a las gentes de la Tierra o hacer simples comparaciones
ellos orillaban casi siempre la censura o la crtica, se limitaban
a insistir en sus puntos de vista, o sencillamente se callaban.
Hasta ese punto llega, en ellos, lo que Cari Sagan llama la
tica de no interferencia. Por otra parte, ellos, como yo, sa
ban perfectamente que, en las actuales circunstancias, toda
comparacin estara desfasada, sera gratuita y, por aadi
dura, lo nico que podra haber originado entre nosotros era
confusin y malentendidos. (Detalle curioso : ese personaje mis
terioso del Verano azul, del que ya hablamos, al discrepar
con jvenes interlocutores con relacin al nombre del primer
hombre que existi en la Tierra, haciendo gala de una intasable bondad, les dice a los muchachos: Bueno, si queris,
vosotros podis seguir llamndolo Adn.)
5.
Su mundo: una sociedad socialista. Tambin me ha
blaron del sistema en que ellos viven. Es lo que podramos
llamar, vamos, lo llamara yo, que no entiendo mucho de po
ltica, un socialismo sueco. Mejor dicho todava: un socialismo
donde todo el mundo trabaja para todo el mundo, pero hay
una serie de clases que cuando se pasa del socialismo al comui'.ismo ya no las hay. El jefe es el jefe, pero no es nada
ms que eso, no es el seor que est con el ltigo detrs de
la gente. Entre ellos no existe el t y el usted. Tampoco existe
la diferencia tremenda que hay aqu entre un ingeniero y el
seor que est poniendo los ladrillos. La enseanza es gratuita.
Ya han pasado por ese estadio en que estamos nosotros y en
contraron la forma de superarlo slo con una cosa: la buena
voluntad. (Testimonio de Miguel Herrero Soria. Encuentro

152
153

ovni en la provincia de Guadalajara, en diciembre de 1977.


Diario Pueblo de Madrid, 26, 27 y 28 de febrero de 1978.)
6.
El Instituto de Gerontologa de Kiev (URSS) trata de
combatir las alteraciones del organismo, orientando sus in
vestigaciones en el estudio del mecanismo de la edad y sobre
la adaptacin del cuerpo humano a las modificaciones fisiol
gicas del envejecimiento prematuro. Dirigen los trabajos el
director del Instituto, doctor Scherenbotev, y su asistente, el
profesor Maikowski, junto con cerca de mil colaboradores de
ambos sexos. Es lo que explica el doctor Andr Rouveix, en su
libro La anti-edad, un cirujano esttico francs que, desde hace
quince aos, consagra gran parte de sus actividades al estudio
de las causas del envejecimiento prematuro. Estudi en primer
lugar los mtodos norteamericanos, pero pronto se dio cuenta
de que, en este campo, los soviticos estaban ms adelantados
que nadie. Obtuvo autorizacin de las autoridades soviticas
y pudo incorporarse al Instituto de Kiev para observar los
tratamientos all realizados.
Los genes son, como es sabido, la clave de la vida. Contie
nen los caracteres hereditarios de un individuo: 50 000 genes
son necesarios para formar una persona y son de dos tipos;
los genes de estructura, que son los que aseguran la renova
cin permanente de nuestro organismo, es decir: la sangre,
los huesos, los msculos... y los genes reguladores, que ayu
dan a los alimentos, que nosotros ingerimos, a transformarse
en protenas que, a su vez, producirn nuestra energa qumica
vital.
En nuestras clulas es donde, por tanto, encontramos nues
tros genes, o sea; nuestra provisin de vida. Mientras nuestras
clulas se juntan y se separan (es decir: funcionan, de forma
que les permite hacer frente a las agresiones, que obligatoria
mente debemos encajar), no hay problema. Pero, a veces, en
esta formidable organizacin, algo se avera. Si una clula no
respira bien, se asfixia, acumula toxinas y muere por falta de
oxgeno, que es su alimento de base. Por eso el tratamiento
sovitico anti-edad est centrado en la estimulacin celular y
en los medios para frenar esa asfixia progresiva de las clulas.
Se trata de evitar que el cuerpo humano tenga que apelar al
sistema regulador nervioso, que es muy frgil y se desgasta
rpidamente. Y puesto que es nuestro ltimo recurso, hemos
de procurar no hacer uso de l hasta lo ms tarde posible.
Los investigadores de Kiev estn persuadidos de que uno
de los factores negativos que influyen en el ser humano es el
medio ambiente y la alimentacin. Por ello han creado un de
partamento de gero-higiene, destinado a estudiar las mejores
condiciones de trabajo y de vida, es decir; aquellas que favo
receran el alcance de nuestra plenitud personal, tanto intelec
154

tual como fsica, y evitar as el deterioro prematuro de nues


tro organismo.
{Nota del autor: Hemos reproducido estos extractos del
artculo de Rosine Vidart, Vieja yo? Nunca!, revista Fem
mes, Pars, octubre de 1981, para que el lector pueda comparar
las metas del Instituto de Kiev, resumidas en el ltimo p
rrafo, con las realidades que, respecto al dudado de los cuer
pos, me expusieron los tripulantes de la nave Luz del Cosmos.)
No excluimos, sin embargo, la existencia de civilizaciones
en otras zonas de nuestra galaxia. stas son las ms jvenes,
aunque sean ms viejas que nosotros. Estamos seguros de
que estn sufriendo una transformacin gradual de una vida
muy semejante a la nuestra a otra vida ms larga, con partes
del cuerpo enteramente reemplazables e inmunizados a las
enfermedades: mitad humanoides, mitad robots. (Ratan-600,
una instalacin gigante al norte del Cucaso. Desde aqm' vigi
lan los rusos el Universo. Revista Actual, nm. 1. Barcelona,
19 de marzo de 1982, p. 34.)
7.
En una de sus ltimas obras,^ el clebre psiclogo y
psiquiatra suizo Cari Gustav Jung se refiri al librito de un
secuestrado por extraterrestres {La naturaleza de entidades
infinitas, Amhurts Press, 1955), Orfeo M. Angelucci. El encuen
tro con ellos se produjo el 4 de agosto de 1946 (avistamiento),
hecho que se repiti el 23 de mayo de 1952, da en que, en
pleno medioda, fue abordado por un hombre y una mujer,
dechados de perfeccin, que tenan ojos grandes, luminosos
y, a pesar de toda su perfeccin sobrenatural, le resultaron
figuras extraamente conocidas y familiares. No tengas mie
do, Orfeo, somos amigos (voz masculina que hablaba en per
fecto ingls). La misma voz le dira: Nosotros vemos a cada
imo de los habitantes de la Tierra tal como es y no como lo
ven los sentidos limitados de los hombres. Los habitantes de
tu planeta han estado bajo observacin durante siglos, pero
slo ahora estn sometidos a una revisin y consideracin.
Cada progreso que hace vuestra sociedad est registrado por
nosotros. Os conocemos como vosotros mismos no os cono
cis. Cada individuo, cada hombre, cada mujer y cada nio,
est clasificado en nuestras estadsticas vitales, con la ayuda
de nuestros cristalinos discos registradores. Cada imo de vo
sotros es infinitamente ms importante para nosotros que
para los habitantes de la Tierra, porque no conocis el verda
dero misterio de vuestra existencia... Nos une un sentimiento
de fraternidad con los habitantes de la Tierra, a causa de un
2. Cari G ustav Ju n g , Sobre Cosas que s e v e n en eH CiUy. Ediciones
SR. S. A.. Buenos Aires, 1961.

155

antiguo parentesco de nuestro planeta con la Tierra. En voso


tros podemos ver muy atrs, en los tiempos pasados, y re
construir ciertos aspectos de nuestro mundo anterior. Con pro
funda compasin y comprensin vemos cmo vuestro mimdo
sufre los dolores del crecimiento. Te rogamos que nos con
sideres sencillamente tus hermanos mayores.
Y Jung cita tambin estos dos elocuentes prrafos: A pesar
de su aparente belleza, la Tierra es un purgatorio entre los
planetas que han desarrollado vidas inteligentes. El odio, el
egosmo y la crueldad se levantan en la Tierra como una oscura
rdebla. La voz inform a Angelucci que los seres de su pla
neta (es decir, del de ellos) eran inmortales.

A s se form a a los nios para


enfrentarse, un da, con los
invasores llegados del espacio..

8.
El ruido es imo de los males infernales que padecen
las gentes de la ciudad. Segn su frecuencia e intensidad, pro
voca dolores de cabeza, zumbidos, disminuciones de la audi
cin. El investigador y escritor francs Saint-Marc seala que
el ruido excesivo de la calle es causa del 52 por ciento de los
trastornos de la memoria y de buena parte de las perturba
ciones del carcter. En Gran Bretaa, un hombre sobre cada
cuatro y una mujer sobre cada tres de los enfermos afectados
de neurosis lo son a causa del ruido. En Francia, en los hos
pitales psiquitricos, un enfermo de cada cinco lo es a causa
del ruido. Y en los barrios ms ruidosos de Nueva York se ha
apreciado una alarmante deficiencia en el desarrollo intelectual
de los nios. (Juan Maestre Alfonso. Revista Tigris, de la Em
bajada de Irak en Madrid, jimio de 1981.)
En los prximos veinte aos no quedar im solo rincn de
Europa a salvo del ruido que mata. Atencin! Peligro! En
el umbral del tercer milenio, los pases industrializados como
Francia, no dispondrn en su territorio de la menor zona de
silencio y quietud. El ruido, esa plaga de los tiempos modernos
que, durante decenios, se circunscribi a las ciudades y los
grandes ejes de circulacin, roe el espacio como un cncer.
Hoy, en Europa, ms de 100 millones de ciudadanos estn
expuestos al nivel inaceptable de los 65 decibelios (dB). El rui
do, como es sabido, acta sobre el cuerpo humano por me
diacin del cerebro. Perturba las funciones vitales del hombre
en su vida cotidiana y puede conducir a la locura y a la
muerte. (Science-Digest, nm. 2, Pars, marzo de 1982, p. 44.)
El humorista ibrico Pedro Ruiz, hablando del amor, en fe
brero de 1982, dijo: Para m el amor es la facultad de poten
ciar al individuo. La expresin mxima del compaerismo. Lo
que ocurre es que a los seres humanos se nos obliga a hacer
ms ima vida de gestiones que de creaciones y esto genera
insoslayablemente la desconfianza. Y sta, y todo lo que de ella
se desprende, falsea nuestras ms queridas vivencias y, entre
156

INVl^ORESIOOO
El ms popular y divertido de los juegos electrnicos
de Invasores. Juega contra los invasores.
Defindete de esos extraterrestres. Totalmente
transistorizado y con pantalla para visualizar
los ataques. Funciona a pilas o red.
Millones de unidades vendidas en el mundo.
Para jugar desde los seis aos hasta.. la familia
entera.

ellas, la del amor. (Radio Barcelona, emisin de las tres de la


tarde, 8 de febrero de 1982.)
9.
Casi todo el mes de setiembre de 1980 lo pas por tierras
argelinas, realizando unos informes sobre los campamentos del
Frente Polisario. Tuve ocasin, por tanto, de observar la sim
plicidad y el bienestar de los hombres, las mujeres y los nios
del desierto. Y tambin la sobrecogedora y romntica elo
cuencia de las dunas de arena. Y la importancia del silencio.
Record al compositor francs Debussy, que dijo que la m
sica est en el silencio que hay entre las notas. Y recog un
bellsimo poema, que dedico al lector amigo: Cuando... /
Cuando cesen las matanzas, / en nombre de un Dios, / contra
los que creen en otro, / o los que no creen en ninguno, / dejo
a los dems el cuidado / de inculcaros una idea. / Cuando cesen
las humillaciones / en nombre de una civilizacin cualquiera, /
contra los que creen en la propia, / o los que creen, ante todo,
en el Hombre, / no faltarn quienes canten cercana / la re
construccin del hogar arrasado. / Cuando rebrote el trinar
de los pjaros, / cuando la tierra vuelva a ser fecundada, /
cuando los nmadas serpenteen de nuevo por las dunas, / y el
agua de los oasis ya no est envenenada, / os ofrecern escue
las, tractores, hospitales, / camiones, laboratorios... y qu s
yo cuantas cosas ms. / Pero entonces yo, diminuto poeta del
desierto, / no ms grande que el ms minsculo grano de are
na / de este inmenso e irisado manto de mis sueos, / slo
quisiera poder ofreceros una gacela, / para que os ensee qu
es la libertad. (Un poeta annimo saharau.)
10.
Mientras que los seres humanos no hemos logrado to
dava descifrar las vivencias y las potencias de animales tan
sociables como los delfines, semanas despus de mi encuentro
con ellos la prensa publicaba esta triste noticia: Un centenar
de delfines abandonan el mar y se suicidan en una playa del
Japn. Das ms tarde vimos las escenas por televisin: cuan
do jvenes ecologistas de ambos sexos cogan algunos de
aquellos delfines y los devolvan al mar, stos regresaban a la
playa, a morir al lado de sus compaeros de infortunio. Con
recibir muchas malas noticias, en torno a los atentados que a
diario sufren la fauna y la flora de la Tierra, he de confesar
que el espectculo del suicidio colectivo de aquellos delfines
me hizo llorar, de compasin y de rabia a la vez. Por el hecho
en s y porque sosp)ech que al 99 por ciento de los terrqueos
tal acto no les mover a reflexionar sobre otros suicidios co
lectivos futuros... y no precisamente de delfines.

158

11.
Segn imas estadsticas de fuente francesa, el agua del
mar, en la Tierra, ha perdido el 75 por ciento de su transpa
rencia por culpa de los desechos petroleros. (Lo ms probable
es que, el da menos pensado, im petrolero, o un grupo de pe
troleros, cree una fundacin que, entre otras ddivas, conceda
becas a investigadores para que busquen el medio de devolver
a las aguas su limpidez. Entonces, quiz los petroleros crearn
industrias para fabricar los aparatos o los productos limpia
mares.)
Con fecha 19 de setiembre de 1981 asistimos, en televisin,
al vertido de cientos de barriles con residuos nucleares en el
Ocano Atlntico, a cuatro brazadas de las costas de Galicia.
Fue un espectculo vergonzoso y humillante. Y lo grave es que
a nadie se le ocurre, en las altas instancias internacionales, ha
blar del grado de criminalidad de las empresas que arrojan
esos residuos fuera de sus aguas jurisdiccionales. Ese da se
trataba de barcos holandeses. Para que luego nos vengan ha
blando de las civilizaciones evolucionadas, que usan tanto
las bicicletas para no contaminar su atmsfera. Qu diran los
holandeses si fusemos nosotros, los espaoles, los que fuse
mos a verter nuestros residuos nucleares frente a sus costas?
12.
Palabras de don Alberto Cars Lacasa: Hay que la
borar para que se establezca ima saludable "armona del Hom
bre con la Naturaleza, ese manantial de vida", para conocerla
mejor y respetarla. En ella el nio descubrir las enseanzas
bsicas para emprender fecundamente su andadura por la exis
tencia. Frente a ella se dar cuenta de su pequeez y, a la vez,
de su grandeza, de sus limitaciones, pero tambin de sus enor
mes posibilidades. En ella, en estrecha comunidad con sus se
mejantes, el nio aprender a ser humilde, solidario y a com
portarse con naturalidad". Aprender tambin a encauzar no
blemente sus sentimientos y a dominar sus instintos. Y en sus
entretenimientos y juegos tendr la posibilidad de conocer su
cuerpo y el de sus compaeros y compaeras, armonizando
as los impulsos propios de la sexualidad. Y se convencer de
que es la mejor forma de conseguir esa armona interior
personal, primer paso habia la armona universal, que es la
gran meta que nos hemos fijado quienes creemos que el indi
viduo nace bueno y que la comunidad tiene la obligacin mo
ral de hacer cuanto est en su mano para que cada da sea
mejor. Esta empresa, mis queridos compaeros, es una pieza
muy difcil de tejer. Por eso los telares deben instalarse ya
en las escuelas primarias. (Apuntes para el compaero alum
no. Cuaderno nm. 21. En el exilio, mayo de 1948.) Respecto a
la solidaridad humana, don Alberto tambin nos ofreca, como
ejemplo, la solidaridad de la Naturaleza: Fijaos en la ma
159

dreselva ^nos deca, en el guisante silvestre, en las camp


nulas o los zarcillos, que gatean y se agarran a las plantas ms
fuertes para salir de la sombra del seto y subir hasta zonas
de luz..., lo grave es cuando el hombre, despreciando la vida
vegetal, que ignora las ms de las veces, va y poda el seto...
13.
Excursiones con la Escuela Racionalista Labor: Al
llegar al bosque nos dispersbamos en cuatro grupos y todas
nuestras lecciones al aire libre consistan en conocer mejor la
Naturaleza, en observarla bien, en admirarla y en no daarla...
y en no parar de hacer preguntas. (Valgan estas precisiones:
los horarios de estudio eran de seis horas diarias, con im total
de 34 por semana, de las que ms de la tercera parte doce
horas la pasbamos en el campo o visitando museos, biblio
tecas o talleres y fbricas. Y nunca se nos daban deberes
caseros. stas eran las bases sobre las que descansaba la
pedagoga libertaria: formar divirtiendo, no torturando a los
alumnos. Esto nos autoriza a armar que, desde 1939, en
Espaa se est sometiendo a los nios, con la complicidad de
muchos maestros y no digamos de los padres, a unos
programas de estudio que son antipedaggicos hasta la desme
sura, a travs de los cuales se est castrando moralmente a la
inmensa mayora de los nios escolarizados.)
En el campo, a veces, el descubrimiento de ima florecilla
nimca vista o de una piedra extraa, daba pie a entablar
largos dilogos entre alumnos y maestros. Y nuestros descu
brimientos, con la ayuda de libros y lminas, eran luego tema
de conversacin en la propia escuela; as se satisfaca, al mismo
tiempo, nuestra curiosidad y nuestra incipiente formacin.
Como Germinal, el director, era naturista, tambin se nos en
seaba a vestimos y a calzamos adecuadamente, cmodamen
te y no a la ltima moda, como ahora, sin dejar nunca
que ni el calor ni el fro nos acobardasen lo ms mnimo. Se
nos enseaba a subir y a bajar por el monte, a beber en los
manantiales (frotndonos, antes de beber, el cuello y las mu
ecas con su agua), de forma que nunca tuvimos el menor
percance ni se nos perdi ningn compaero. Y tambin, por
supuesto, aprendamos a respirar a pleno pulmn.
Con una educacin como la que nosotros recibamos es se
guro que no veramos arder los bosques por negligencia de sus
visitantes. Aunque es sabido que los incendios ms importan
tes no se producen por descuido, sino en aras de la posterior
comercializacin a precios bajsimos de la arboleda a me
dio quemar. Pero incluso en este caso, de poseer la gente mayor
cultura, a esos grupos de industriales sin escrpulos les sera
muy difcil encontrar incendiarios a sueldo.
Cabe preguntarse: acaso seramos nosotros unos extrate
rrestres avant la lettre? Nunca se sabe. Pero lo cierto es que
'

esa formacin nuestra, basada en la prctica de una sana


espontaneidad, se vera tronchada, brutalmente cercenada por
los representantes y los secuaces de la Santa Iglesia espaola
a partir de 1936. No se olvide nunca.
14.
La oferta del progreso: o se civilizan o desaparecen.
En Filipinas, Brasil, Zaire, Borneo, Zimbawe, Per, Colombia...
y todos aquellos lugares donde an perviven indgenas, la ci
vilizacin ha vuelto a llamar a su puerta y ha dejado una nota:
o reconocen las ventajas del desarrollo y prestan sus tierras
para la explotacin de sus recursos o se van por la fuerza. El
aviso llega acompaado de enfermedades contagiosas impor
tadas y una droga maravillosa: el alcohol. (Entre muchos
otros, este ejemplo: La tribu de los yanomanis desconocan el
alcohol. Desde la construccin de la carretera transamaznica,
es la primera causa de su muerte. sta es ima tcnica intro
ducida por el general ingls Jeffrey Amherst, entre los indios
americanos, el siglo pasado.)
El nmero de personas apersonas tribales, cazadores y pas
tores indgenas que se hallan en una situacin lmite y que
pueden ser exterminados se sita entre 200 y 250 millones de
seres. (El exterminio de las tribus. Gaceta Ilustrada, nme
ro 1305, Madrid-Barcelona, 11 de octubre de 1981.)
15.
Intermedio monrquico: O sea, que quienes tuvieron
la posibilidad de acortar considerablemente la experiencia fran
quista no lo hicieron ^no vamos a deletrear las distintas cla
ses de temores de los irnos y de los otros, caso de haber
enderezado el rumbo de nuestra historia por los mismos proce
dimientos que la torcieron: manu militari; prefirieron ver
agotarse asmticamente el rgimen impuesto por la fuerza de
las armas en 1939, sin darse cuenta de que, a la larga, todos los
grupos polticos, sin excepcin, acabaran contagindose del
asma franquista. Vase el triste espectculo que estn ofrecien
do tanto los grupos de poder como los de la llamada oposicin.
Adems, qu confianza podra otorgarse a un monarca que
jur fidelidad a los principios del 18 de julio de 1936 y luego
se salt a la torera el juramento? Admito que el 99 por ciento
de los procuradores ante los que jur, en las Cortes franquistas,
eran una pandilla de zascandiles y advenedizos que no merecan
mejor trato ni consideracin. Pero, no se le pas por la cabeza,
al hijo del Conde de Barcelona ser verdad aqu, tambin,
aquello de de tal palo tal astilla? que detrs de esos prin
cipios poda encontrarse el sacrificio y la memoria de miles
de jvenes tradicionalistas y falangistas yo los vi morir fren
te a m, en el Ebro, a puados que cayeron creyendo que
luchaban de verdad por el Pan, la Justicia y los Fueros?

160

161
6 EL MENSAJE DE OTROS MUNDOS

...Donde se refleja
fielm ente el trem endo
desfase de la llamada
civiliza ci n terrestre.
Por Dios, seorita,
detngase!

Con tal pedigr crepito: y eso que dej a los Borbones de


antao en la sombra cmo no ser un republicano intran
sigente y un antimonrquico consecuente? As que, all los
tripulantes de la nave Luz del Cosmos, con la entera responsa
bilidad de sus presagios! Ahora bien, si mis amigos/compaeros exploradores del espacio interestelar, y tambin de la
Tierra, se estaban refiriendo al papel histrico y csmico que
todava pueden desempear los pueblos ibricos, eso ya es
otro cantar...
16.
Intermedio republicano: Para evitar confusiones y sus
picacias respecto al republicanismo de unos y otros creo
oportuno transcribir aqu otro texto, viejo ya de casi cinco
aos, y lo hago no tanto para situar debidamente ese repu
blicanismo intransigente de que hablaron mis interlocutores
extraterrestres como para que quede claro, a la vez, el hecho
de que, medio siglo despus del arranque de la segimda expe
riencia republicana espaola, estamos en cuanto a dirigentes
se refierepeor que entonces, que ya es decir...
Se ha repetido hasta la saciedad que el rgimen republica
no se instaur en un pas donde apenas haba republicanos.
Esto es una verdad a medias. Porque, por ese camino, tambin
se puede afirmar que an haba menos monrquicos. Y la mejor
prueba de ello es lo solos que se quedaron Alfonso XIII y los
suyos en las horas cruciales del 13 de abril de 1931. Razones
de la falta de republicanos y de monrquicos en Espaa? Pues
eran casi ambivalentes: la escasa atencin que irnos y otros
prestaban a la opinin pblica, que no se molestaron nunca en
educar ni en formar debidamente, dedicndose exclusivamente
a cultivar la sensibilidad epidrmica de las masas, de forma
que, en los momentos decisivos, para movilizarlas bastase con
lanzar al aire cuatro inflamadas proclamas patrioteras. Esto
por lo que se refiere a los ncleos industriales o semi-industriales, ya que, en el campo, la ltima palabra la tuvieron
siempre los caciques del ms variado pelaje. Salvo, natural
mente, las excepciones de rigor, tan raras como ejemplares,
eso s. Son stas unas constantes que conviene no perder de
vista en momento alguno, ya que, a menudo nos darn la res
puesta a no pocos interrogantes de los muchos que, ms tarde,
se erguiran a lo largo de la breve existencia de la segunda
repblica espaola.
As pues, si en abril de 1931 Espaa no dispona de repu
blicanos, de qu dispona entonces? En honor a la verdad,
diremos que, en el pas, se alineaban unas cuantas docenas de
prohombres que merecan usar tal denominacin. Pero, para
desgracia de Espaa, no pocos de los ms influyentes, antes
que republicanos eran antimonrquicos; por otro lado, la in
mensa mayora se caracterizaba por un exacerbado anticleri162

"PtrDin', unonu, tnni!

Este d ibujo confirm a la m orbosa inclinacin de los anglosajones


a no otorgar la condicin humana a los extraterrestres. (Hom brecillo
que se arrastra por el desierto.) Am onaco!... Am onaco!...

calismo. Ms tarde, se pondra tambin de manifiesto su enrai


zado talante clasista... antiobrerista. En tomo suyo, ya se
apimt, merodeaban los caciques polticos de cualquier nivel:
regional, provincial, comarcal y local. Es decir las clsicas ma
fias, rodeadas de los no menos clsicos incondicionales segui
dores. Como programa, en general distribuan a chorro las
frases hechas, adornadas con tpicos de dudosa paternidad,
por mtines, conferencias, charlas o en sus artculos periods
ticos, de acusado tono seudoixevolucionario. Celebraban asi
mismo las consabidas reuniones de informacin, que no eran
sino autnticas sesiones de encantamiento. Para ello, como es
natural, era ms rentable cultivar el fanatismo que la cultura
poltica. Por ello, en ningn caso ofrecieron un programa serio
de trabajo, en el que el pueblo llano se sintiese inmerso y, me
nos todava, un proyecto de cambios estmcturales que sirvieran
de base a la edificacin de imas nuevas y ms justas normas de
relacin y de convivencia. Es decir: fomentar eso que solan
llamar "la revolucin desde arriba. Preponderaran, en trmi
nos tajantes, los antis que, al no estar asentados en slidos
pros, no son, en suma, ms que el lado negativo del individuo
y de cualquier colectividad que se deje dominar por ellos.
{Los derrotados y el exilio. Editorial Bruguera, Barcelona,
1977.)
17.
Como demostracin de la capacidad de embrollo y de
engao de que son capaces los medios de informacin, valga
esta muestra: Retenido en el aeropuerto de Mosc. En la
noticia sin atribucin expresa de origen publicada en El
Pas del domingo, da 13 de diciembre de 1981, titulada "La
polica sovitica impide la salida de Mosc a un funcionario
espaol", se contienen una serie de inexactitudes que pueden
causarme gran dao moral y afectarme en mi reputacin per
sonal y profesional. 1. Los "funcionarios del KGB" que supues
tamente intervinieron en mi retraso en la salida eran simples
funcionarios de aduanas. 2. La acusacin de contrabando era
falsa, ya que en mi equipaje solamente se encontraban algunos
objetos artsticos de mi propiedad, la tpica tarrina de caviar
y papeles y objetos de carcter person2il. 3. La informacin de
que fui "puesto en hbertad es inexacta. Mal poda ser puesto
en libertad cuando ni siquiera fui detenido. Unicamente fui rete
nido temporalmente en una dependencia del aeropuerto, mien
tras se verificaba el contenido del equipaje. 4. Difcilmente
podran haber anunciado las autoridades soviticas "mi expul
sin" cuando, en realidad, yo abandonaba el pas al cumplir el
plazo reglamentario de mi destino en la Unin Sovitica como
funcionario afecto a la oficina comercial de Espaa. Todos mis
muebles, enseres y efectos personales de peso haban salido
semanas antes en un container con destino a Espaa. 5. Final
164

mente, la condicin de tcnico comercial del Estado, que se me


atribuye, no corresponde a mi verdadero ttulo, que es el de
diplomado comercial del Estado. El hecho de disponer de pa
saporte diplomtico se debe a la prctica habitual del Minis
terio de Asuntos Exteriores de conceder este tipo de respaldo
oficial a funcionarios destinados en estos pases. 6. El mismo
da en que se publicaba la noticia sal de Mosc a Madrid sin
dificultad alguna. Alberto Gonzlez del Tnago. Madrid. {El
Pas, 17 de diciembre de 1981.) Admito, sin reservas, que seme
jante tipo de falsas noticias pueda llevar tambin otro sello
que el de la prensa libre de Occidente...
18.
En los tres ltimos siglos, debido a la accin del hom
bre, se han extinguido 101 especies y subespecies de aves y 62
de mamferos. En la actualidad existen unas 250 especies y
subespecies de reptiles, aves y mamferos cuyas poblaciones,
reducidas ya a un nmero de ejemplares relativamente peque
o, estn seriamente amenazadas de extincin; entre ellas se
encuentran 71 especies de mamferos, 32 de aves y 9 de rep
tiles, siendo Australia y Madagascar los lugares donde ms
peligran los mamferos, Australia y Nueva Zelanda donde exis
te mayor peligro para las aves, y las islas Galpagos el lugar
donde las aves peligran ms. En Espaa corren peligro de
extincin que ya en su da seal el profesor Rodrguez de la
Fuente el guila imperial y el lince pardo. (Ramn Margalef,
Ecologa. Editorial Planeta, Barcelona, 1981, pp. 52 y 53.)
19.
Ahora estoy trabajando en una nueva comedia... en la
que ya no puedo escribir nada, ni una lnea, porque se han
desatado y andan sueltas por los aires la verdad y la mentira,
el hambre y la poesa... el mundo est detenido ante el hambre
que asla a los pueblos. Mientras haya desequilibrio econmico,
el mundo no piensa. Yo lo tengo visto. Van dos hombres por la
orilla de un ro. Uno es rico, otro es pobre. Uno lleva la barriga
llena y el otro ensucia el aire con sus bostezos. Y el rico dice:
Oh, qu barca ms linda se ve por el agua! Mire, mire usted,
el lirio que florece en la orilla. Y el pobre reza: "Tengo ham
bre, no veo nada. Tengo hambre, mucha hambre..." Natural.
El da que el hambre desaparezca, va a producirse en el mundo
la explosin espiritual ms grande que jams conoci la Hu
manidad. Nunca jams se podrn figurar los hombres la ale
gra que estallar el da de la Gran Revolucin. Verdad que
te estoy hablando en socialista puro? (Conversaciones litera
rias. Obras completas de Federico Garca Lorca, XVII edicin,
Aguilar de ediciones, Madrid, 1972, p. 1808.)

165

'20. De las declaraciones que siguen, el lector amigo har


bien en no saltarse ni una sola coma: De lo declarado por Roger
Garaudy, director del Instituto Internacional para el Dilogo
de las Civilizaciones, durante la V Conferencia Parlamentaria
y Cientfica del Consejo de Europa, extractamos los siguientes
pasajes: La Ciencia occidental es un instrumento poltico de
colonizacin. Afirm tambin que cuando se habla de cien
cia y tcnica se admite implcitamente el postulado de que
slo hay una ciencia y ima tcnica, la occidental, cuando, en
realidad, cada civilizacin se ha dado aquello que necesitaba
para satisfacer sus necesidades.
Garaudy coment: La cultura occidental, sobre todo des
pus del Renacimiento, es una cultura faustiana, tanto del
Fausto de Marlowe como del Fausto de Goethe, que presenta
tres caractersticas definitorias: en primer lugar, la primaca
de la potencia, basada en los sofistas atenienses, para quienes
el bien es llegar a tener los ms fuertes deseos y encontrar
la manera de satisfacerlos; en segvmdo lugar, la primaca del
concepto, basada en el hecho de que todo lo que no es reducible a la inteligencia conceptual no tiene existencia ni valor
en s; y, en tercer lugar, la primaca del mal infinito que ca
racteriza a nuestras sociedades en crecimiento, para las que
producir cualquier cosa, aunque sea intil y mortfero, lo ms
de prisa posible se ha convertido en un axioma.
El tiempo del mundo finito, que tiende a agotarse, ya ha
comenzado, y con l las tensiones inevitables debidas a los
intercambios desiguales, las dominaciones arcaicas, la negacin
de la identidad cultural de los dems, el racismo y, en conjunto,
ese rechazo de la comprensin de los dems que acaba por
engendrar miedo y desprecio.
Ya es hora de que los europeos nos demos cuenta de que
no existen pases desarrollados y pases subdesarrollados, sino
pases "enfermos" (los nuestros, desintegrados por su modelo
de crecimiento) y pases "engaados" (los del llamado tercer
mundo) a los que se pretende convencer de la bondad de un
modelo de desarrollo no universalizable desde el momento en
que slo es posible mediante la explotacin de las nueve dci
mas partes del mundo por la dcima parte restante. El sub
desarrollo, por tanto, no es un retraso, sino un subproducto
del modelo occidental de crecimiento.
21.
En setiembre de 1981, los Estados Unidos reconocan
que tenan unos 600000 cientficos trabajando exclusivamente
para la industria de guerra. (No es aventurado sospechar que
la Unin Sovitica debe tener consagrados a dichos fines im
cupo equivalente de cientficos.)
Aparte todas las limitaciones (y obstculos) a que la inves
166

tigadora y su esposo tuvieron que enfrentarse, increbles en


una sociedad "evolucionada" como la francesa, nos encontra
mos con el marco social en que se vean obligados a moverse.
As, cuando ya no saben por dnde acorralarla, tras haber per
dido a su esposo y compaero de investigacin, la sociedad
parisiense pondr en circulacin "la liviandad amorosa de la
polaca, en su juventud". (Marie Curie. Una mujer honorable.
Dos veces premio Nobel, se enfrent con la misoginia y los
prejuicios de su poca. Franoise Giroud. Editorial Argos-Vergara. Barcelona, 1981.)
En el otoo de 1981 se reunan ms de cien "sabios" del
mundo entero para tratar de poner en claro si santa Teresa de
vila era o no juda. (Sin comentarios.)
Santiago Ramn y Cajal sobrevivi a la envidia, la intole
rancia y la mediocridad de sus contemporneos. Ciertamente
que, en sus ltimos das, le hicieron mltiples reverencias y
hasta le levantaron un monumento en el Retiro madrileo,
a cuya inauguracin l se neg a asistir. (Adolfo Marsillach.
Triunfo, nm. 17, Madrid, marzo de 1982.)
Para Aranguren, en la obra de Huxley subyace una crtica
a la tica de la ciencia. Una ciencia que busca su avance sin
preocuparse de los posibles resultados negativos de su labor.
(N. del A. : Cajal, como los esposos Curie, puede ser presen
tado como el prototipo del investigador honrado. En el lado
opuesto tenemos, entre otros de diversas nacionalidades, al
fsico dans Niels Bohr, que colabor, en los EE. UU., al des
cubrimiento de la liberacin de la energa nuclear (origen
de la bomba atmica) y en 1945 se retir a su tierra natal,
desde donde promovi la creacin de organismos populares...
para prevenir al mundo de los peligros de la creciente escalada
armamentista nuclear.)
22.
El vulcanlogo Haroim Tazieff propuso la construccin,
al pie del Etna y del Vesubio, de unos pasillos de piedra
refractaria, de cinco metros de alto por medio de anchura,
que recogeran la lava viscosa y la conduciran hasta el mar,
no slo para enfriarla sino para recogerla despus y utilizarla
para fines cientficos y agrcolas. Pero alguien exhum una
vieja ley italiana todava vigente que prohbe el desvo de
los ros naturales. O sea que no solamente se legisla en
Italia y fuera de ella de espaldas a la realidad, sino que
cuando sta pone en evidencia la escasa o nula utilidad de
ciertas leyes, en lugar de enmendarlo se persevera en el error,
porque detrs de esas leyes obsoletas hay algo que no lo es;
167

los intereses particulares para servir a los cuales se crearon,


precisamente, esas leyes. As, en este caso concreto, bastar que
un da el ministro correspondiente de Obras Pblicas,
demcrata<ristiano, como es tradicional en Italia, tenga un pa
riente que se dedique a esa clase de trabajos, para que sea
derogada la ley en bien del inters pblico y que la em
presa familiar construya esos pasillos. Mientras tanto, no
slo se hace caso omiso de los pertinentes consejos de Haroun
Tazieff sino que, explotando el fanatismo religioso de los nati
vos, se ha hecho correr la especie de que ese Tazieff es un
pjaro de mal agero... siempre le acompaan las erupciones.
Sin parar mientes que, meses antes de la terrible erupcin de
mayo de 1971, ya haban sido avisados por el competente vul
canlogo francs sobre el inminente peligro que corran. Pero
los campesinos siguieron invocando la proteccin de San Alsio,
el patrono local, cuya blanca capilla no haba sido daada por
la lava (Naturalmente replica Tazieff, porque est cons
truida en un lugar poco menos que inaccesible...) y el dolor
y la muerte, una vez ms, se desparramaron por pueblos y
aldeas... {LExpress. Pars, 18 de agosto de 1979.)
23.
Para escribir mi libro (Guerrillas espaolas, 1936-1960.
Editorial Planeta, Barcelona, 1977) tuve que hacer cinco largos
viajes por los pases ibricos. Recorr unos 20000 km, recog
datos e informacin de boca de unas 3 000 personas, en los 742
pueblos y aldeas que visit, en ciento treinta y una jomadas con
sus respectivas noches, ya que, en todo momento, trat de
pernoctar en casas particulares. As, con la intimidad de
unas horas con familias que se componan a veces de tres gene
raciones, pude obtener pistas de un valor incalculable. No se
olvide que hice dos viajes (primavera y verano de 1975) cuando
la dictadura todava estaba en pie y otro (primavera de 1976)
con el matarife de Mlaga en la presidencia del Gobierno. El
nmero de testimonios recogidos fue de algo ms de medio
millar, de los cuales se puede considerar como completos se
senta y tantos. El resultado rebas, con mucho, mis esperanzas,
pues el miedo todava atenazaba a las gentes y muchas perso
nas preferan pasar por tontos o cobardes antes de soltar pren
da. Despus, en posteriores visitas, he vuelto a entrevistar a no
pocas de ellas y he recogido ms informacin ^una informa
cin valiosa de aquellas bocas que, en mi primera visita,
haban permanecido casi hermticamente cerradas. Ahora, des
pus del fracasado golpe militar del 23 de febrero de 1981, he
podido comprobar en Castilla, Galicia y Extremadura en
particular, que el miedo ha vuelto a resurgir y las bocas se
han vuelto a cerrar, lo cual demuestra con creces que el golpe
no ha fracasado en la medida que se supone o que se finge
suponer...
168

fA
'ili'

^fl
it
:

Oh, m contacto! Hola, Pepe Xiruca! Lucha, amigo m o!


Si no te convertirn en un resignado, un infeliz, un conform ista!
Exgelo todo y ahora m ismo! Pdeme lo que q u ie ra s!' Est bien.
Treme un pastel de nata y un paquete de Ducados! - Y no quieres
la libertad? No s si me conviene..., eso no lo anuncian por la tele.

24.
Dos mil personas formaban la primera columna man
dada por el diputado Sosa con once fusiles y un centenar de
escopetas, como toda proteccin armada... Al atravesar la lnea
del ferrocarril de Mrida la columna tropez con im destaca
mento de moros... el combate fue desigual, pero el ardor y la
rabia de los escopeteros campesinos dijo la ltima palabra...
en la confusin se perdieron varios compaeros y compa
eras... La otra columna, de seis mil fugitivos, das ms tarde
intent atravesar las lneas enemigas. Su ruta qued jalonada
por docenas de cadveres. El enemigo, puesto en guardia, los
barrunt en la oscuridad y se meti como un hachazo en la co
lumna. Tres mil quedaron cortados. La carnicera fue espan
tosa. Los moros lanzaban en la noche sus gritos de guerra y de
exterminio. Como siglos antes lo hicieron los soldados de Tarik
y Muza en el Guadalete. (Guerrillas espaolas, pp. 318 y 319.)
La revista Stendek, del Centro de Estudios Interplanetarios
(CEI) de Barcelona, en junio de 1971 publicaba una resea
sobre el que, hasta entonces, era el caso ms antiguo de ate
rrizaje de im ovni sobre suelo ibrico. El hecho sucedi du
rante la guerra civil espaola y sus testigos fueron dos mili
tares del ejrcito republicano que se encontraban en el frente
de Guadalajara. La informacin procede del investigador ga
llego Oscar Rey Brea, a quien se lo cont imo de los testigos.
25 julio 1938, 23 h 30. Lunes, Guadalajara. Un ocial y su asis
tente vieron sbitamente una poderosa luz blanca, pudicndo
darse cuenta, despus, de que provena de un objeto oscuro en
forma de lente, de unos once metros de dimetro, suspendido
a irnos dos metros del suelo y a unos sesenta metros de donde
ellos se encontraban. Sin que se oyera ningn ruido, una es
pecie de columna sali de la parte inferior, a la que estaba
unida una plataforma, pudindose observar dos siluetas en
movimiento sobre ella. Un crculo de luz azulada fue proyec
tado hacia el suelo y enfoc a los dos testigos, quienes sintieron
una sensacin de fro. La plataforma ascendi otra vez, mien
tras que las dos secciones del objeto empezaron a girar en di
recciones opuestas. El conjunto del aparato se ilumin con
una intensa luz color blanco y desapareci, volando. Los testi
gos pensaron que debera tratarse de un nuevo ingenio militar
de los alemanes o de los republicanos. (Raimundo Mingo,
Encuentros en tercera fase. Ediciones Lyder, Madrid, 1978,
p. 14.)

170

T E S T IG O S D IR E C T O S E S P A O L E S

Los objetos volantes no identicados (ovnis) cons


tituyen el mayor problema cientfico e internacio
nal de nuestro tiempo y, pese a ello, desde hace
ms de treinta aos no es tomado en serio por los
cientficos oficiales. Por qu? Qu se esconde de
trs de ese silencio?
J ames E. McD onald,

decano de la Facultad de Fsica


de la Universidad de Arizona, Estados Unidos

La polmica entre los que creen en la existencia de pla


netas habitados tomando como punto de referencia las
incursiones por el nuestro de sus naves espaciales y los
que no creen, est abierta, en verdad, desde hace si
glos. Los que admiten la existencia de mundos extraterres
tres parecen reclutarse sobre todo entre los astrnomos
y los fsicos (Sagan, Drake, Morrison...), mientras que la
mayora de los ms destacados expertos en biologa evo
lutiva (Simpson, Franois, Mayr...), afirman que la Tierra
es probablemente el nico planeta en el que hay vida
inteligente; al menos recalcan los reticentes entre los
de nuestra galaxia. Naturalmente, estos ltimos apoyan
toda su argumentacin en datos referidos a los actuales
conocimientos de la ciencia terrestre. Y no titubean en
atrincherarse obcecadamente tras esa especie de Muralla
de China de las frmulas y las ecuaciones, las cuales, a la
hora de la verdad, no resisten lo ms mnimo ante la ava
lancha de los testimonios sobre ovnis de gentes testigos
directos de la ms variada condicin social, de distinto
nivel cultural y originarios de pases muy alejados unos
de otros, y no slo geogrficamente hablando. Ah estn,
si no, los casos que reseamos aqu, entre cientos, escogi
dos al paso de mis recientes y rpidas lecturas, cindome
a encuentros protagonizados por compatriotas nuestros,
en el rea europeo-latina.
Primero cedemos la palabra a un gran estudioso del
tema ovni, el barcelons Antonio Ribera, que nos ha hecho
el honor de prologar este libro, y el cual, en una de sus
ms recientes obras, nos habla del caso de Jaime Bordas
Bley, ex meteorlogo, al que el propio Ribera califica de
personaje extraordinario por muchos conceptos.
171

E ntrevista realizada
A J aime B ordas B ley

po r

Antonio R ibera

El encuentro de J. B. B. con un extraterrestre tuvo


lugar en junio de 1951 en el pueblo de Casteil, en la ver
tiente occidental del macizo del Canig, en tierras del Roselln. Es un testimonio convincente. Lo reproducimos
ntegro porque no slo ofrece curiosas coincidencias
con mi propia experiencia sino que, por aadidura, debo
subrayar que aquel encuentro se produjo algo ms de trein
ta aos antes que el mo y que apenas 18 km de distancia
separan, a vuelo de pjaro, ambos lugares.
El enigmtico personaje del Canig
Mi amigo Bordas es por muchos conceptos un perso
naje extraordinario: ex meteorlogo, lleg a ser xma de
las prim eras potencias de Andorra; regentaba en la poca
en que se sita el suceso (junio de 1951) un hotelito si
tuado al pie del Canig, en el pueblo de Casteil o Castell
y un poco ms arriba de la estacin balnearia de Vernetles-Bains. El nombre del hotelito era Hostal de Tlsard
(Hostal del Rebeco).
En los comienzos del verano de 1951, Jaime descan
saba en el patio del Hostal de Tlsard, bajo la sombra de
unos perales. Por la puerta de la terraza que daba al lado
de la montaa y al valle del Cady, hizo su aparicin un
individuo que se detuvo en la entrada.
Bonjour dijo, cuadrndose, m ientras realizaba una
leve inclinacin con todo el cuerpo.
Jaime le devolvi el saludo maquinalmente, examinn
dolo con detenimiento. El individuo en cuestin era alto,
de dos metros. Su andar era pausado y su voz haba so
nado en tono bajo pero de tim bre claro, que sin ser exce
sivamente varonil no corresponda a su fsico.
Lo que ms atrajo su atencin, adems de su extraa
voz y sus peculiares modales, fue su aspecto y su m anera
de vestir. Llevaba unos pantalones ajustadsimos, a modo
de unos leotardos en donde resaltaba toda la m usculatura
de los muslos, bajo aquel color indefinible, de tonos azules,
petrolferos y grisceos. Las largas y perfectas piernas
rememoraban las de una estatua griega, tal vez demasiado
172

largas en proporcin ai resto del cuerpo. Calzaba unas


botas de media caa, de una sola pieza, sin ojales, ceidas,
muy negras, confeccionadas con una especie de piel extraor
dinariamente mate. Llevaba el torso ceido por un blusn
en el que destacaba un bordn de un dedo de grueso en
torno al cuello. El blusn era un poco holgado, sin ajus
tarse tanto como el pantaln pero marcando su figura. Le
llegaba hasta la cintura, rematado por una tira a modo
de cinto estrecho cerrado por contacto, ai igual que la
abertura central.
(Es de notar que los cierres de contacto, tipo Velero"',
por ejemplo, an no se haban inventado.)
La blusa tam bin estaba cerrada por sendos bordones
rodendole las muecas. Este detalle hizo que Jaime se
fijase en las manos del desconocido : eran imas manos
provistas de dedos finos, alargados, bellas, muy afemina
das, lisas, blancas, sin vello ni venas destacadas. Pese a
su estrecha cintura tena el cuerpo atltico y era bastante
ancho de hombros. Su conjunto era ms bien fino, de una
esbeltez notable y no aparentaba poseer ni un solo gramo
de grasa. En cuanto a su tez, era blanca, ligeramente son
rosada. Imberbe. Los cabellos de un rubio claro, cayndole
hasta los hombros de una m anera similar a la del famoso
venusiano de Adamski, provisto de amplias ondulaciones
y vuelto ligeramente hacia el interior por abajo.
Su cara era alargada, provista de una boca perfecta
mente dibujada, ms bien sensual que fra, con los labios
ligeramente carnosos y bien formados. Al hablar m ostraba
una dentadura norm al y sana. La nariz de trazo rectilneo
sin ser clsica, algo achatada en las aletas, pero por en
cima de ellas continuaba en punta. Posea unos ojos muy
grandes, almendrados, de un azul lmpido, tan claro que
su m irar daba la sensacin de ser un tanto desvado, pero
llenos de vitalidad. Eran unos ojos propios de una m ujer
bellsima, turbadores, casi insondables y provistos de una
especie de magntica penetracin.
Cuando el desconocido posaba su enigmtica m irada
sobre l, Jaime experimentaba la sensacin de sentirse
atravesado de parte a parte. No le era posible sostenerle
la m irada ni fijar sus pupilas en las de aquellos ojos. Cada
vez que lo intentaba sentase intimidado a pesar de que
el desconocido le contemplase atento y respetuoso. Las
cejas eran finsimas, formando un trazo rubio bajo xma
frente enormemente espaciosa.
173

Hablaba sin gesticular. Su cara y sus manos no se mo


van. Sus brazos se apoyaban en la mesa, quietos tambin.
Daba la impresin de que en l todo su cuerpo era pura
voz, surgiendo con el mismo diapasn: muy agradable, sin
inflexiones, sin altos ni bajos, suave, pero a la vez penetran
te y clara.
Se expresaba en im francs "qumicamente puro sin
que resaltase ningn acento regional determinado. Emplea
ba un vocabulario de elevada tcnica; sin embargo, todo lo
expona con sencillez y claridad. Aparentaba tener de 30
a 35 aos.
Quisiera pedirle un favor.
Sintese le invit Jaime con amabilidad.
El "desconocido tom asiento en una silla, a su lado.
Al tenerlo tan cerca observ que la tela de su vestido tem'a
una contextura especial, lisa, al parecer sin fibras, como
de espuma.
He venido a verle para pedirle un favor continu
el "desconocido.
Si est en mi mano...
Espero de su amabilidad que me facilite cada da, a
esta hora, un par de botellas de leche y pan.
No me dedico a vender lo que solicita replic Jai
me. Esto es un restaurante.
Lo s admiti el ^desconocido, pero no puedo
dirigirme a nadie ms en este pueblo. Si no me vende lo
que le pido me causar una extorsin.
*Y por qu ima extorsin?
No tengo documentos ni dinero aclar. Adems,
he de procurar que me vean paseando por los alrededores
de su casa lo menos posible.
Jaime pens que su misterioso interlocutor poda ser
un perseguido o un fugitivo poltico.
Entretanto, el "desconocido le miraba fijamente con
im rostro que se iluminaba, pero sin llegar a sonrer. En
realidad no le vio sonrer jams, nicamente en determi
nados momentos se le aclaraba toda la faz. Dirase que
sonrea interiormente, sin ningn signo externo, como si
la vida fsica cediese a la interna, a la espiritual.
Jaime accedi a la peticin.
Muchas gracias dijo su extrao visitante con aque
lla indefinible expresin.
Maana ya puede pasar a recoger el pan y la leche,
que yo ir a buscar al pueblo.
174

UPIA.' arJA NA 1..


MI6 P'UH PRAT A

Avui sr <36/^
y U i S S p'APRop
B I S MARCiAi^S^

55, Piu 82.

Anda, una nave en medio de un prado! Hoy s que ver


de cerca a los m arcianos!' Se encuentra por aqu
el seminario del Opus? Venimos a un cu rsillo . Esto
s que no me lo esperaba de un o v n i!'
No es un ovni. Es la bola negra de los valores eternos.

CJNA V66APA CAS P(N5


Sfr:TA
fiSU & IO SA, M fBItiA Q- TBHt>
A SORTIR-T&'N. '
" '
Cuando ya has cado en una secta
religiosa, el trabajo que tienes
para sa lir de ella. Te persuaden,
te hipnotizan y te lavan
el coco. Pero quiz encuentras
a Dios. Q u va! Dios no va
nunca por esos lugares. A l tro
se le tom a el pelo fcilm ente.

El Hostal de l'Isard estaba enclavado en la misma en


trada de la poblacin.
De sbito, Jaime le pregunt:
^De dnde viene usted?
De arriba.
Est en Marialles o cerca del Coll de Jou?
De arribarepiti el desconocido.
Jaime no quiso insistir. Hubiera deseado saber la iden
tidad de aquel raro personaje, pero se contuvo. Un cuarto
de hora antes de que ste se Ifeese le hizo prometer que
sera muy discreto y no revelara a nadie su presencia,
quedando en volver al da siguiente a la misma hora.
En efecto, a la hora concertada volvi a comparecer,
hizo la misma clase de salutacin que el da anterior y fue
a sentarse directamente al lado de Jaime.
Me gustara saber qu es lo que hace usted por esta
regin dijo Jaime, procurando no dar demasiada im
portancia a siis palabras.
He venido con tma misin cientfica ^le respondi.
Ms adelante le dir de qu se trata.
Es usted im cientfico?
El desconocido asinti con la cabeza.
Por qu rama de la Ciencia se interesa?
Por muchas contest, pregimtando a su vez. Us
ted tambin se interesa por la Ciencia?
S, bastante.
Pues sepa usted que este macizo es muy interesante
para la Ciencia. El macizo del Canig es riqusimo en mi
neral, pero adems tiene otras cosas que usted no podra
comprender nunca.
Le hablaba benvolamente, como si se tratase de un
nio de diez o doce aos. Le expona las cosas con cla
ridad y sin el menor asomo de orgullo o petulancia. Se
limitaba a hablarle del Canig. Entre otras cosas, le dijo
que era una montaa de hierro, magntica. Acaso esta
inesperada informacin explicase los frecuentes accidentes
de aviacin que se han ido registrando y cuyo historial,
desde 1945, comprende una trgica lista de once catstro
fes, con un total de 229 muertos. Posiblemente los com
pases de los aviones fueron desviados por la fuerza mag
ntica de la montaa.
Al tercer da, extraado ante las escasas necesidades
que demostraba tener el individuo, le pregunt:
^No quiere que le traiga otra cosa del pueblo?
176

Ya tengo suficiente ^repuso con su habitual tono


de voz.
Me es usted simptico insisti, tratando de romper
aquella especie de hielo que les separaba. Si le hace
falta algo ms slo tiene que decrmelo.
No necesito absolutamente nada ataj el visitante.
Tras una pequea pausa continu: Yo me alimento ni
camente de pan y leche.
Esta declaracin no le sorprendi demasiado. Jaime
haba sido vegetariano durante muchos aos, por lo que
este tipo de alimentacin, un tanto sobria, la atribuy a
una cuestin puramente diettica. Acaso est enfermo,
pens para s.
Con singular naturalidad, el desconocido empez a
desarrollar temas ms profundos, de un curioso carcter
social.
El rgimen francs es retrgrado dijle entre otras
cosas y agregando a continuacin: Desde luego, el pla
neta en que nos encontramos est compuesto por una
sociedad dislocada. Todo en vas de arreglo, pero an no
hay nada que se sostenga.
Por sus palabras y por los conceptos que verta que
a veces slo entenda confusamente le pareci un autn
tico comunista. Este concepto ideolgico que haba for
mado del desconocido se reafirm al orle decir:
Existe un pas que tan slo es un embrin de lo que
ser el mundo del futuro. Pero slo es un embrin.
Jaime le escuchaba cada vez ms interesado.
Es preciso desarraigar el egosmo del hombre, total
mente. Ustedes creen que es algo congnito, pero no, no
lo es en absoluto. Aunque la tarea de su expulsin ser
muy dura.
Hizo una pausa. Daba la impresin de que sus pala
bras surgan por todas partes de su cuerpo provocando una
especie de fascinacin a la que no poda sustraerse.
>iEl hombre se considera solo en la Tierra y no sabe
que no es ms que imo de los elementos de la evolucin.
Con todo su desmesurado orgullo, con toda su pretendida
sabidura, ignora que en el planeta Tierra existe un ani
mal, hoy en proceso evolutivo, que andando el tiempo le
sustituir. Actualmente no puede sospechar que ya se est
preparando algo que lo superar.
^Me gustara saber qu clase de animales...
La intensa y fija mirada del ^desconocido cort su
177

pregunta. Cada vez ms cohibido se vio obligado a apartar


la mirada de l.
Y de nuevo, sin saber cmo, se entabl la conversacin.
Uno de los temas en que insisti muchsimo fue el de las
fuerzas ocultas que ahora el hombre cree dominar.
Al hombre se le han dado muchas atribuciones para
dominar gran cantidad de fuerzas extraordinarias, pero l
no lo sabe. Y si hace mal uso de ellas, nicamente conse
guir la precipitacin de su propio holocausto y la apari
cin de esa cosa que vendr despus. El hombre ha de
esperar. Tiene que saber esperar, darle tiempo al tiempo,
sin quemar estrilmente las etapas. Solamente entonces
ser posible que el hombre actual llegue a enlazar con esta
cosa futura.
Cada vez se hallaba ms convencido de que el miste
rioso visitante era un ruso. Esta opinin la compartan
los escasos habitantes de Casteil, que haban visto a aquel
tre bizarre (ser extrao), como lo clasificaban en su pa
tois del Roselln. Sobre todo al orle decir:
Nosotros podemos evitar el cataclismo que las po
tencias capitalistas puedan provocar.
En otro retazo de las conversaciones que sostenan
afirm;
Sus hijos vern el final de las religiones. Al menos tal
como estn estructuradas en la actualidad.
Hablando de la generacin de la posguerra y de la re
belin de los hijos, expres:
^Las revoluciones solamente vendrn de las juventu
des.
Con sus pensamientos lisamente expuestos semejaba
prever tma verdadera mutacin de la juventud. El des
conocido ya llevaba cuatro o cinco das en Casteil, y pese
a sus precauciones, se haba convertido en la comidilla de
sus habitantes.
Una maana, estamdo ambos sentados en el patio, sali
el hijo de Jaime, llamado por l y llevando entre sus ma
nos una mquina fotogrfica..
Pap os har una foto.
Pero el desconocido mirndole con fijeza, rechaz, di
ciendo con tajante acento:
No. No, gracias.
Ante la insistencia del muchacho su rostro se alter
por primera vez tomando una expresin muy rara. Al fin
accedi diciendo:
178

Bueno, hgala. De todos modos es intil. No vale la


pena.
Jaime les hizo no una, sino dos fotografas.
AI revelar el carrete, transcurridos unos das, cuando
ya el desconocido se haba despedido de Jaime, los dos
fotogramas correspondientes a aquel par de exposiciones
aparecieron en blanco. La pelcula apareca completamente
transparente, sin seales de emulsin. Los otros seis foto
gramas de la misma pelcula, tamao 6X9, salieron bien,
mostrando escenas familiares. El hecho contina tan inex
plicable ahora como cuando tuvo lugar.
El da de las fotografas el desconocido insista en
un tema que, sin lugar a dudas, le era muy caro: el de la
perversidad dei hombre que, segn l, tocaba ya a su fin.
Transcurridos unos das, Jaime, sin poder dominar por
ms tiempo su creciente curiosidad, decidi seguir los pasos
del desconocido sin que ste se diese cuenta. Al aban
donar el Hostal de lIsard comenz a seguirle con la
mayor discrecin posible. Despus de traspasar el puente
del ro Cady volvi a subir hacia el Coll de Jou. Con no
poca sorpresa pudo comprobar que el desconocido suba
sin esfuerzo alguno, como si la cuesta descendiese en forma
suave en lugar de ascender rpidamente. Tan regular y
elstico era su paso. Suba como una pluma.
Manteniendo siempre la misma distancia le vio llegar
hasta la parte superior de la cuesta. All, entre la espesura
del bosque, le esperaba un ser de apariencia y traje iguales
a los del desconocido, aunque un poco ms bajo de es
tatura. Tuvo la impresin de que se trataba de una mujer.
Los dos seres, sin saludarse, continuaron ascendiendo por
el monte, introducindose en un bosquecillo. Jaime se vio
obligado a seguirles por las alturas, ocultndose entre las
matas, procm-ando no perderles de vista ni un solo ins
tante.
El desconocido y su idntico compaero se detuvie
ron en un pequeo claro del bosque. En el centro del
mismo, en una especie de calvero, divis algo que tena
toda la apariencia de una tienda baja, no cuadrada sino
ovalada o circular, con la parte central ms elevada. Su
color era como gris metlico. Por ms que se esforz
no pudo ver toda la superficie de la supuesta tienda, de
la que le separaba una distancia de unos 200 metros apro
ximadamente.
Montaero experimentado, quedse estupefacto ante
179

aquel tipo de tienda. Caso de serio, perteneca a un gnero


de confeccin muy rara en la poca, utilizado slo por las
expediciones del Himalaya y en las misiones polares de
Paul-mile Victor.
Los dos misteriosos personajes comenzaron a pasear
alrededor de la tienda. Jaime no quiso ser inoportuno e
indiscreto y decidi retirarse. Pero su curiosidad no que
daba satisfecha. Lo primero que hizo cuando el descono
cido volvi de nuevo al Hostal, con su acostumbrada
puntualidad, fue lanzarle de sopetn la siguiente pre
gunta:
Pero, qu hace usted exactamente aqu?
El ^desconocido adopt su postura acostumbrada, mi
rndole sin despegar los labios.
Cmo se llama usted? insisti con idntico re
sultado.
Conformado, pero no satisfecho por la imperturbable
postura del desconocido desisti de hacerle ms pre
guntas por el momento. Era casi seguro que estaba all
clandestinamente.
Poco a poco volvi a entablarse la conversacin, ver
sando como siempre sobre los temas sociales. De pronto
el desconocido lanz la pregunta:
Y usted, qu hace socialmente?
Pues yo no pertenezco a ningn partido poltico re
puso Jaime, pero soy muy avanzado socialmente.
Tiene la obhgacin de desplegar ms actividad so
cial. No hace lo bastante en este terreno, porque usted,
con las aptitudes que tiene, est obligado a una actividad
social de acuerdo con sus impulsos interiores.
Por unos momentos, Jaime qued como en suspenso.
Cmo poda saber el desconocido las condiciones que
concurran en l? Qu saba de su vida, tanto anmica
como fsica?
Reaccionando tardamente replic:
Yo no tengo su capacidad. No se da cuenta de que a
veces no puedo seguir el hilo de sus pensamientos ni los
entiendo?
A partir de aquel instante, el desconocido se esfor
zaba por hacerse entender, explicndole las cosas hasta
lograr que las comprendiera. El comentario entonces era
muy singular. Deca simplemente:
Bon, enregistr. (Bien, registrado.)
Empleaba a menudo un lenguaje muy tcnico, tal como
180

No lo sabias? Los
extraterrestres no
nos m orim os nunca.
Nuestra vida es
in fin ita . Tam poco
tenem os
enferm edades ni
accidentes de
ninguna clase.
Adems, som os
buenos, pacficos,
hum ildes,
clarividentes...
Y qu vienes
a buscar a la
Tierra? Una
entrada para ver
Los pastorclllos
(teatro popular).

Venga, vmonos a la Tierra! Mira, uno de los nuestros!


Buuua! El gran supergalctico me ha jubilado! A mi, que slo
tengo 3100 aos! A m, que me encarg la altsim a m isin
de pedir a los terrcolas que no organizasen la segunda guerra
m undial! Y ya veis el caso que me hicieron! No se preocupe,
abuelo. Todava puede luchar para que no organicen la tercera!

A M llll, 6 M VA eJtCARRtAR.
,' Af-TfSSIMA MlSSld P6 P&MANAR
A l s T e R R rc o t.e s ue n o fessim
t A 6>Ot4 6UBRRA MK|D(AAAAL /

Mo USAM ivueu AVI. ENCARA S O U A


*lTEA\ps PE tLUITAR "
PEUau NO FACIN

lA TERCERA-''

lo hara un profesor de fsica, utilizando smbolos mate


mticos que escapaban a su comprensin.
Como era de esperar, la curiosidad de los habitantes
del poblado no poda permanecer sin manifestarse.
Jean Pi, cultivador de manzanas, le interpel en cuanto
tuvo ocasin
Quin es ese ser tan raro que te va a visitar?
Ante el silencio de Jaime, un poco molesto, Pi con
tinu:
El otro da estaba yo en el manzanar y al verle grit:
Eh! Dnde va usted? Como no me hizo caso, insist:
Eh! Es que no me oye? Entonces se volvi mirn
dome de tal manera que me intimid. Tienes que saber,
amigo, que es un ser muy raro. El caso es que ya no pude
decirle ni media palabra ms.
Pocos das despus, hallndose en el pueblo, el padre
de M. Nou, que ostentaba el cargo de alcalde del lugar, le
pregtmt:
Quin es ese ser tan raro que te visita? El otro da
le salud pero ni siquiera me contest. Creyendo que era
extranjero y no me entenda le dije por medio de gestos:
Y los papeles? (la documentacin). Me mir tan fija
mente, con tal intensidad, que cre haberle ofendido y me
sent muy intimidado. Por un momento tuve la sensacin
de que me tapaban la boca con una mordaza. No pude
decir ni palabra. Quin es este individuo? Le conoce
usted?
Puede estar tranquilo respondi Jaime. Es un
buen amigo y una excelente persona. Desde luego es ex
tranjero y ha venido de muy lejos para hacerme una visita.
Yo respondo por l. Pero, por favor, no diga nada a la
Gendarmera. No es que pueda ocurrir nada, pero sera
enojoso.
Ah, bueno, as est bien!
Jaime Bordas cada da estaba ms intrigado. Haban
transcurrido diez das desde la primera visita del desco
nocido, que se presentaba invariablemente a la misma
hora, para efectuar una breve inclinacin corporal y sen
tarse luego a charlar, unas veces a la sombra de los rbo
les, en el patio o en el comedor del Hostal. Ni una sola vez
quiso entrar en el bar. Despus recoga su pan y su leche
marchndose con su caracterstico caminar.
Aquel ser representaba im enigma. A menudo se haba
forjado diferentes hiptesis, que no tardaba en desechar.
182

quedando sumido en un caos de agitadas confusiones. En


su mente quedaban agitndose una infinidad de pregun
tas a las ^ e no poda dar ima respuesta lgica.
De dnde haba surgido? Cul era su origen? Se tra
taba de un hombre fuera de serie, nacido en algn nr
dico lugar? Se trataba de un miembro perteneciente al
clandestino movimiento de la Resistencia o de un espa
sovitico? Qu misi u objeto tena que llevar a cabo
en aquellos solitarios aledaos?
En cuanto le vi aparecer fue a su encuentro. Sin poder
dominar sus impulsos, le pregunt casi a boca de jarro:
, Oiga, qu es lo que hace usted por ah arriba?
l le dirigi ima de sus extraas miradas sin que sus
labios se despegaran para emitir sonido alguno. Jaime in
sisti:
Tenga en cuenta que yo he respondido por usted. De
sus acciones depende mi prestigio y tal vez mi seguridad.
La csxa del desconocido pareci iluminarse con una
extraa claridad y sus fras pupilas relumbraron por unos
segundos, pero persisti en su silencio.
Supongo que no se pasar el da sin hacer nada
continu Jaime. No puede decirme qu clase de mi
sin le ha trado por aqu?
Los labios del desconocido apenas si dieron sensacin
de que se movan. Y por primera vez contest conciso a
sus insistentes preguntas.
Estoy haciendo el mapa topogrfico del Canig.
Es un trabajo innecesario replic Jaime. Ya exis
te un plano directo de la carta de Estado Mayor. Yo po
dra procurrselo con facilidad. Cualquier librera de Perpin lo tiene.
Ya lo he visto. No me sirve.
De repente, sin saber por qu, a Jaime le llam la aten
cin la clara tonalidad del rostro del desconocido. Pen
s, con lgica, que era imposible que, al cabo de diez das
efectuando escaladas por aquellos riscos, pudiera conser
var la tez tan fresca y sonrosada como la de una donce
lla. El sol de alta montaa quema intensamente. Bastaba
ascender al Canig (2 785 m), al pico Barbet (2 750 m), al
pico de Tres Vents (2 700 m), al pico de Roja (2 600 m)
para acusar los efectos de la insolacin.
Cmo es posible que conserve la cara tan blanca si
se pasa todo el da en lo ms alto de los picos? objet--.
Acaso se pone un velo o ima gasa?
183

Jaime esper intilmente una contestacin. El desco


nocido volvi a adoptar su tpica actitud silenciosa, mien
tras semejaba envolverle con la aguda mirada que surga
del fondo de sus ojos. Lleg a pensar que la palabra no,
que mmca haba empleado, no exista en su vocabulario.
Terminar pronto este... trabajo?
S, dentro de dos o tres das lo habr concluido.
Me lo ensear? Me gustara verlo.
La sombra de una sonrisa pareci esbozarse fugaz
mente. Dio media vuelta y emprendi el camino hacia las
alturas.
Un da antes de su partida el desconocido realiz su
habitual aparicin. Esta vez llevaba algo en la mano; un
tubo de aspecto metlico y de cuyo interior extrajo
un mapa que extendi sobre la mesa. Era un plano carto
grfico, limpiamente realizado, con las cotas, las curvas de
nivel perfectamente trazadas, reproduciendo con inusitada
fidelidad todo el macizo del Canig. El tipo de papel em
pleado daba la sensacin de un pergamino muy suave, sin
pliegues y no cruja al ser manejado. Reconoci con harta
facilidad el trazado que apareca ante sus ojos sin ninguna
clase de letras ni de nmeros; nicamente se distinguan
unos smbolos indescifrables. Uno de ellos era una especie
de media luna en las curvas de nivel. La tinta empleada
era negra y las altitudes no estaban sealadas con cifras
arbigas. La topografa era perfecta.
Cuando Jaime hubo saciado su curiosidad, el descono
cido, doblando el soiprendente mapa, volvi a guardarlo,
pero no en el tubo, sino en una especie de carpeta pro
vista de tapas metlicas, que como es de suponer haba
trado consigo, pero que de pronto haba pasado desaper
cibida a la atencin de Jaime. En el interior de la carpeta
haba otros documentos, as como el tubo.
La labor topogrfica para levantar aquel plano con sus
detalladas curvas de nivel, hubiera requerido el esfuerzo
continuado de un equipo de topgrafos del Ejrcito du
rante dos meses, cuando menos. Sin embargo, aquel mis
terioso ser lo haba llevado a cabo solo o con la ayuda
de su no menos enigmtico compaero en quince das
escasos... Y al parecer sin ms alimento que pan y leche.
El hecho en s era algo desconcertante e incomprensible.
Un misterio ms a aadir a los que rodeaban al desco
nocido. Aunque las sorpresas de Jaime no haban ter
minado.

El fantstico topgrafo le dijo:


Maana no me traiga ya ms leche. No le podr
pagar.
No importa repuso, comprendiendo que aquello sig
nificaba una despedida. Lo que he aprendido de usted
durante estos quince das, vale ms, mucho ms que el pan
y la leche que le he proporcionado.
No le podr pagar con dinero continu el desco
nocido porque no lo tengo, pero le dar algo que para
usted tiene mucho ms valor.
Y le tendi un pequeo paquete que llevaba en la
mano.
Jaime no haba observado nunca que el traje del des
conocido tuviese bolsillos. Otro detalle que de repente le
asalt fue que realmente, pese a que le haba tratado siem
pre como a un hombre, en realidad no lo poda asegurar,
pues su conformacin de cintura para abajo no daba sea
les de atributos masculinos, sino que presentaba una su
perficie lisa, mrbida.
Al abrir el paquete vio que contena imas cuantas pie
dras.
Tmelas le dijo el desconocido. Son pepitas
de oro.
De dnde las ha sacado?
Del ro Cady. Es aurfero contest. Yo puedo en
contrar tantas como quiera.
Jaime no dud ni por un momento de su afirmacin.
Estaba acostumbrado a confiar plenamente en su pala
bra. Siempre haba tenido la impresin de que aquel des
conocido no poda mentir.
Gracias. Buen viaje. Por dnde se ir? Pasar por
Vemet? Se lo pregunto con la intencin de acompaarle
con mi coche hasta Vilafranca del Conflent, donde puede
tomar el tren. Piense que no tiene documentos que acre
diten su personalidad.
El desconocido se limit a decir:
Por arriba.
Mientras se alejaba hacia donde tena instalado el cam
pamento, Jaime pens que se ira por la alta montaa. No
caba otra explicacin. Slo ahora, transcurridos bastantes
aos, cree que aquel arriba pudiera significar algo ms.
Aunque de momento, bajo la influencia de la poderosa
personalidad del desconocido, le crey cuando le dijo
que aquellos pedruscos redondeados que parecan unos vul
185

184

gares cantos o guijos eran pepitas aurferas, despus em


pez a dudar. Hasta que por fin se decidi a llevarlos a
Perpin con el objeto de mostrrselos a sus amigos, los
hermanos Ducommun. Cul no sera su sorpresa ante el
entusiasmo desbordante que le mostraron los joyeros al
asegurarle que aquello era oro pursimo!
Dnde los has encontrado? le preguntaron con
avidez. Quieres que nos tisociemos para explotar este
filn?
Jaime no quiso revelar su procedencia, cosa que mo
lest en extremo a los joyeros. El ^desconocido haba
pagado con la magnificencia de un rey los alimentos que
le proporcion. El valor de las pepitas era muy superior
al de los modestos vveres que haba consumido: ms de
50 000 francos.
Con este golpe de efecto termin el hasta hoy inexpli
cable episodio de Casteil, al pie del Canig. La confirma
cin del encuentro con un personaje extraterrestre sera
el mejor documento que existe y el de mayor duracin.
Los supuestos contactos de Adamski, Cedric Allingham,
Truman Bethurum, Siragusa, Daniel Fiy y algunos otros,
no poseen pruebas tan corroborables como el de Casteil,
ya que en ellos todo depende de lo que cuenta el contacto.
En el caso del Canig no se registra la presencia de una
astronave, un disco o cualquier otro tipo de vehculo
espacial. La presencia de la tienda da pbulo a muchas su
posiciones. Se trataba de un medio de transporte discoi
dal, aplanado y de color gris metlico, lo que Jaime tom
por ima tienda ltimo modelo?
Es muy significativa la observacin aportada por el emi
nente y estudioso francs Jacques Valle, doctor en Mate
mticas, asesor de la NASA en el mapa de Marte, especia
lista en mquinas calculadoras IBM y uno de los mayores
expertos del mimdo en objetos volantes no identificados,
tema sobre el que ha publicado varias obras en ingls. En
su lista de doscientos casos de aterrizaje de ovnis, en el
que lleva el nmero 55 y la fecha 4 de octubre de 1954, dice
que un nio de diez aos, llamado Bartiaux, vio un objeto
en forma de tienda que haba aterrizado cerca de Villersle-Tilleul (Ardeimes-Francia). A su lado se hallaba de pie
un individuo desconocido.
Pero en este caso el del Canig se cuenta con el
testimonio de casi todos los habitantes de una poblacin.
En mayo de 1967, en Casteil, existan varias personas que
186

haban conocido a Jaime, cuando ste regentaba el Hostal


de risard. Entre ellas, Michel Cases, propietario del hotelrestaurante Le Catalan.
El macizo del Canig es perfectamente conocido desde
el punto de vista geolgico, pero la verdad es que los
aviones que lo sobrevuelan sufren extraas perturbaciones
magnticas en sus aparatos de navegacin. Algo o alguien
perturba los compases y los radiogonimetros de los avio
nes en las inmediaciones del misterioso y potico macizo,
que en tm mapa de Europa ocupa un espacio menor que
una antigua moneda de cinco cntimos. Sin embargo, este
pequeo crculo constituye el mayor cementerio de avio
nes de Europa.
La conclusin de cada una de las encuestas efectuadas
fue siempre la misma: error de navegacin. Pero, cul es
la razn natural, conocida y comprobada, que hace que
tantos pilotos experimentados, guiados por una comple
tsima red de radiofaros desde tierra, cometan siempre el
mismo error y en el mismo lugar? Los tcnicos responden
que se trata de una desdichada coincidencia. El clculo
ms elemental de probabilidades nos dice que ya no puede
hablarse de coincidencias en el caso del Canig. Caso
que recuerda el tringulo mortal de las Bermudas, mis
teriosa zona triangular que existe en el mar, a la altura
de la pennsula de la Florida, y donde se han esfumado
misteriosamente docenas de barcos y aviones, en pleno da
y con calma chicha.
Existirn acaso en nuestro planeta centros de pertur
bacin magntica capaces de volver locos los instrumen
tos de navegacin area y martima? De ser as, cul es
la causa? Tendr relacin con esto el secretsimo Project
Magnet de la Aviacin norteamericana, consistente en va
rias superfortalezas volantes equipadas con perfectos magnetmetros? Y, por ltimo, qu relaciones tiene si la
tuvo el desconocido de Casteil con estos trgicos y luc
tuosos sucesos?
Sea como fuere es de notar que, por causa verdadera
mente incomprensible, el extrao episodio de Casteil se
borr, al poco tiempo, de la mente de Jaime, sufriendo
una amnesia total-temporal que ha durado unos diez aos.
Fue un bloqueo psicolgico impuesto desde arriba? El
enigma subsiste y posiblemente an nos hallemos muy
lejos de su solucin.
Sin embargo, el desconocido predijo a Jaime que su
187

vida cambiara y que seria objeto e shocks muy violen


tos.
Los hechos posteriores parecen confirmar esta predic
cin. Efectivamente, en el verano de 1971, hallndose Jai
me en su magnfico chalet de Andorra y en compaa de
Odile, su esposa parisiense que conoci poco despus de los
hechos antes reseados, recibi una misteriosa llamada
desde Pars. La voz era la misma que haba odo en Casteil
en 1951, la del personaje desconocido, que le dijo: Te
hablo desde im automvil en el bosque de Vincennes. Ex
perimentars una nueva mutacin. Cesars de envejecer,
y tu mente se abrir a verdades ms amplias.
En 1967, Rafael Farriols y yo nos personamos en Cas
teil para efectuar una detallada investigacin in situ. En
trevistamos a varias personas que an recordaban a Jaime
Bordas y al tre bizarre que iba a buscar pan y leche; es
decir, el extrao ser de nuestra historia. Entre estos tes
tigos se contaban el ya citado Michel Cases, M. Nou, anti
guo alcalde del pueblo, Jean Pi, Cultivador de rboles fru
tales, y algunos otros.
Bordas me haba confiado, como se recordar, el nom
bre de los joyeros que adquirieron las pepitas de oro que
le entreg el desconocido: los hermanos Ducommun.
Por una afortunada casualidad, uno de ellos, Henri, era a
la sazn vicepresidente de la Federacin Francesa de Estu
dios y Deportes Submarinos. Al ser yo uno de los pioneros
del buceo autnomo en Espaa, autor de varias obras sobre
la materia, amigo personal del comandante Cousteau y de
otras personalidades del mundo submarino, tena ya ga
rantizado un buen recibimiento por parte de dicho joyero
quien, segn luego pude comprobar, conoca en efecto mi
nombre.
La joyera Ducommun Frres se encuentra en uno de
los lugares ms cntricos de Perpin: en la misma plaza
que se abre al pie del Castillet. Henri Ducommun me reci
bi amablemente, yo le present a Farriols y acto seguido
le expuse el motivo de nuestra visita, despus de hacer
unos breves comentarios sobre el buceo y hablarme l de
un compresor para la carga de botellas que se haba hecho
instalar en Rosas.
En efecto, me acuerdo perfectamente de Jacques Bor
das me dijo. Era un gua de montaa que entonces
regentaba un hotel de montaa en Casteil. Era un hombre
fuerte, simptico y de trato muy agradable.
188

Ya volv is a estar aqu?


Pero ya habis cum plido
vuestra m isin? No. Pero yo
me he com prado un dado
m gico. Y yo un terrcola
de p l stico , que se ie
encienden ios o jitos,
se hace caquita, tiene
m oquitos... Queremos una
p isto la ! Y un madelman!
Y querem os m andar!
No se les puede mandar
a la Tierra,
porque se contagian...

W LA eULM lATEUSo VO
I Pog ER UN fteVAzo y
\^DEJARTf A U tierra

o.^0 _

Recuerda usted si alguna vez le trajo pepitas de oro


para vender?
Pues s respondi Henri Ducommun, creo que fue
hacia el ao 50 o 51, no recuerdo bien. Como ustedes saben
agreg, la cuenca del ro es aurfera, pero nunca nadie
haba trado pepitas de aquella calidad.
Confirmado este ltimo extremo, que pareca corrobo
rar la veracidad de la extraa historia, Farriols y yo reem
prendimos el regreso a Barcelona, en el Morris 1100 de
mi amigo, mientras en nuestro interior se alzaba este in
terrogante: Sera el desconocido del Canig uno de los
primeros hombres de UMMO llegados a la Tierra? Las
fechas concordaban; marzo de 1950, junio de 1951. Poco
ms de im ao despus... El interrogante sigue en pie.*

O tr o s

caso s e sp a o le s

Estos casos nos los ofrece Juan Jos Bentez, el perio


dista-escritor espaol ms especializado en el tema ovni.
Todos ellos protagonizados por habitantes de las Islas Ca
narias.
Primer caso
El 23 de junio de 1976, el Diario de Avisos de la isla de
Tenerife publicaba esta noticia, recuadrada y en primera
pgina: Anoche, espectacular fenmeno en aguas cana
rias. Millares de personas lo contemplaron. Cuatro hipte
sis: un volcn submarino, tm meteorito que cay al mar,
otro fenmeno marino atmsferico o algo relacionado con
los ovnis.
1.
A ntonio R ibera, fD e veras los ovnis nos v iffila n f Plaza y Ja n s
editores, Barcelona, 1977 (pp. 133 y ss.). E n apndice, el a u to r nos ofrece
la relacin de accidentes areos habidos en el Canig o sus cercanias,
desde 1945; m arzo de 1945, u n L ib e rato r ingls: diciem bre de 1950, u n
DC-3 d e A ir M aroc; febrero de 1953, u n N ord-A tlas francs; m arzo
de 1955, u n C-47 am ericano; ju lio de 1957, u n N ord 2 051 francs: setiem
b re d e 1958, u n B roussard francs; junio de 1961, un avin de tra n s
po rte b rit n ico con u n equipo de baloncesto; 7 de octubre de 1961, un
DC-3 ingls: 11 de enero de 1963, u n Constellation m ilita r francs; 13 de
setiem bre de 1963, u n V iking A ir N autic ingls. 3 de ju n io de 1967, u n DC-4
ingls. Todos los accidentes ocurrieron en te rrito rio francs, excepto el
d e ju n io d e 1961, en que el a p ara to cay en la p a rte espaola.

190

Testimonios: el de don Guillermo Rodrguez Rodrguez,


que trabaj en el observatorio de Izaa, y que ahora es
profesor del Instituto de Los Llanos de Aridane: Por lo
que yo he visto, deduzco que hubo una gran ionizacin
atmosfrica... en la mayor parte del tiempo que dur ese
fenmeno, por ahora desconocido. La televisin se vio con
dificultad: la imagen se borraba de la pantalla, como si
hubiera interferencia de ondas electromagnticas, o algo hu
biera pasado sobre la zona...
El de don Fernando Molino, del observatorio astron
mico de Izaa: Lo vi como una gran espiral en forma de
caracol, muy brillante. Produca un halo circular de 40 gra
dos, con luminosidad blanca-azulada... Lo que s es claro
es que fue algo de origen externo a las islas... La noche
anterior (la del 22 al 23 de junio de 1976), desde San Se
bastin de la Gomera se transmita la siguiente noticia:
Los tripulantes de un pesquero, impresionados por el
ovni que se par junto al mstil. Los tripulantes del pes
quero Madre Bitarte, que faenaba frente a las costas de
Alajer se encuentran vivamente impresionados, puesto
que aseguran que un artefacto de grandes dimensiones,
de forma semejante a dos botes de pesca superpuestos, y
que despeda destellos luminosos muy intensos, se par
a la altura del mstil de la embarcacin donde permane
ci durante unos segundos hasta desaparecer cuando, alar
mados, apagaron las luces del barco. El fenmeno ha sido
observado por multitud de personas que han quedado im
presionadas por su magnitud.
Ahora habla Ernesto Ferrer Galn, conserje del citado
Centro Emisor de Izaa, situado a 2 300 m sobre el nivel
del mar: Al principio, el mar se puso rojo. Aquello sur
gi entre la isla de La Palma y el Teide. De pronto, de aquel
mar enrojecido sali algo que pareca una espiral, tam
bin roja... y al mismo tiempo que se iba formando la es
piral, una tremenda luminosidad blanca fue llenando aquel
lugar... Recuerdo que recibimos ms de quince llamadas
desde muchos sitios y especialmente desde la ciudad del
Puerto de la Cruz. Por lo visto lo vieron miles de per
sonas...

191

Segundo caso
El 22 de junio de 1976, a las diez de la noche, el doctor
Francisco Padrn Hernndez vivi una apasionante aven
tura:
...Tena (la esfera) al principio color anaranjado-cla
ro-azulado. Eran unos tonos que yo no he visto en la Na
turaleza. Era un anaranjado con un tinte azulado espe
cial... No hablamos ninguno de los tres ocupantes del taxi.
Pero yo me di cuenta de que el chfer del taxi le temblaban
las manos. Y el coche, muy despacio, muy despacio, lo fue
dejando all... Total, en vista de que no hablaba nadie, co
ment:
Pero, qu pasa aqu?
El taxista me respondi:
Es que usted no lo ve?... Esto es un platillo vo
lante! Tiene hasta dos tos dentro...!
Yo, efectivamente, haba visto tambin aquellos dos
seres. Pero quise cerciorarme de que no sufra una aluci
nacin o algo por el estilo. Yo vea y perciba a los dos
seres. Y ya empezaba a difuminarse... S, al principio de
verlo no era transparente. Despus, lentamente, la gran
esfera se fue volviendo transparente. En la parte central
(de la nave espacial extraterrestre), como en relieve, haba
dos plataformas todas redondas. No haba remaches ni
ngulos de ninguna clase! El disco era como trazado a
comps. Perfecto. Y, de pronto, vemos cmo de la parte
central de esta plataforma interior por un extrao tubo
empieza a surgir como un gas o humo, de un azul mucho
ms denso o espeso. Y comienza a recorrer la circunfe
rencia interna de la esfera y aquello empieza a aumentar
de tamao y a crecer y a crecer... Y lleg a adquirir el
dimetro de ima casa de 20 pisos. Como el hotel Don Juan
de Las Palmas!
De la cintura para abajo (las dos guras de la nave)
me parecieron cortos. Pero de ah para arriba, enormes.
Su anchura de hombros era considerable. Y tambin el
crneo. Me llam la atencin sus desproporcionados occi
pitales... Por lo menos (medan) 2,70 m. Sus manos eran
como picudas. No tenan dedos. Y, si los tenan, estaban
guardados o enfundados en algo puntiagudo o cnico. (Los
testigos estaban a unos 50 o 60 m de la esfera.)
S, los uniformes eran rojos... Tampoco era exacta
mente rojo (rojo vino). Es que yo no lo he visto jams

en la Naturaleza! Aquellos trajes eran perfectos. Me llam


la atencin la perfeccin de esos uniformes. No haba
arrugas.
Eran guras claramente humanas? le pregunta el
periodista.
El doctor no dud un instante.
S.
En aquel instante prosigue el periodista le ped al
doctor que me dibujara la escena. Mientras dibujaba la
esfera, los paneles y a dos seres, coment:
Se lo har igual que al comandante que me interro
g recientemente. Los dos seres, como les deca, se encon
traban entre estos dos paneles. Y sobre stos haba una
serie de palancas y aparatos que brillaban extraordinaria
mente. Daban destellos. Pero yo notaba una especie de sil
bido muy especial, como cuando tengo en funcionamiento
el aparato de rayos X, a 90 000 voltios. Algo as... Pero hoy,
sereno ya, con aquella imagen clavada y clarsima, miren
ustedes, yo estoy seguro de que vuelvo all y los vuelvo a
ver... Muchas de esas vivencias (durante 18 aos de ejer
cicio de la medicina) han tenido que dejarme una gran
huella. Pues bien, la huella que este objeto dej en mi ce
rebro fue completamente distinta...
Cmo denira usted esa huella? pregunt el pe
riodista.
Lo hara en pocas palabras respondi el mdico
rural de Gua. Es una imagen que ha desplazado a mon
tones de imgenes, para convertirse en una primordial.
Sinti miedo en aquel momento?
La respuesta del mdico fue tajante:
En absoluto! Todo lo contrario! Me gust ver aque
llo! Me agrad. Y no s exactamente por qu. Quiz por su
gran perfeccin en el trazado. Era algo muy superior a todo
lo visto por m anteriormente. Yo mismo me pongo ahora
mismo a recordar imgenes de aviones hasta el mismo
Concorde y slo son basura al lado de aquello... Y es
que aquel objeto (fjense bien en lo que voy a decirles)
iba acompaado, no s si psquicamente, de un extrao
fenmeno de alegra. Es curioso. Usted observa las cosas
de la Tierra; usted observa, por ejemplo, im reactor co
mercial en vuelo, y ni le va ni le viene. Pero no ocurra lo
mismo con aquel objeto.
Bien, y despus del tiempo transcurrido, en fro ya
y despus de haber hecho en su mente un detallado an

192

193
7 EL

MENSAJE DE OTROS MUNDOS

lisis de todo lo sucedido, qu supone usted que fue lo


que vio?
Primero: una nave (yo la llamo as) que no era ma
terial. Segundo: ocupado por unos seres muy superiores
a nosotros, en todos los sentidos. Tercero: por lo que pude
observar, eran seres que llevan unida, a su forma de ser,
una gran perfeccin espiritual. Me dio la impresin de que
alli no haba maldad.
Pero, en qu se basa usted para sacar esta ltima
conclusin?
Simplemente con mirar a la Tierra... respondi el
doctor.
Todos permanecimos unos instantes en silencio.
Si usted observa a un hombre, aqu en nuestro mun
do, ese seor no va rodeado de nada. No produce ninguna
sensacin extraa. Y mucho menos de grandeza o de ma
jestad. Slo es materia que se mueve. Usted ve un gran
coche y unas personas que se montan en l y nada ms.
No observa nada ms. Slo materia. El coche puede ser
ms o menos bonito, s, pero no desprende espiritualidad.
Y lo que yo vi, s desprenda esa espiritualidad. No s si
me ha entendido. Eran destellos de espiritualidad! Y no
es que esa espiritualidad fuera dependiente de su perfec
cin fsica, no. A aquel conjunto iban asociadas xma serie
de cosas perfectas.
Usted haba ledo anteriormente algn libro sobre
ovnis?
No, nunca. Haba odo hablar, eso s. Pero jams me
preocup. Como usted comprender, bastantes problemas
tiene uno con la medicina...
Not un silencio anormal en la zona?
Eso s.
Y cmo lo describira?
Era, no s... Quiz como un silencio vaco. Hay si
lencios llenos. Los silencios de la noche o del viento, por
ejemplo.
Y los movimientos previos al desplazamiento, cmo
fueron?
Ya le digo: muy suaves. Armoniosos. Figrese una
esfera de esas dimensiones! Aquello no tena nada que ver
con los movimientos de nuestros aviones. Pareca poco me
nos que un juego. Es que ustedes no lo pueden imaginar
siquiera! Todo lo que hay en nuestro mundo, al lado de
aquello resulta rido.
194

Molestaba a los ojos la luminosidad de la esfera?


No, todo lo contrario. Era agradable contemplarla.
De todo el ovni qu fue lo que ms le impresion?
Todo. Es que no se poda separar... Todo era majes
tuoso. Era un conjunto armnico!
Y qu ms le extra?
Pues quiz la redondez. Todo all era redondeado. No
vi esquinas ni ngulos por ningn sitio.
(El periodista J. J. Bentez recalca: Era realmente
curioso. Aquello me record, casi sin querer, las manifes
taciones de los miembros del Instituto Peruano de Rela
ciones Interplanetarias, que en 1974 me haban especifi
cado ya que en el interior de las naves de los seres del
espacio que nos visitan ellos tampoco haban observado
ningn ngulo o esquina.)
Despus del avistamiento, ha notado usted algima
reaccin o efecto secundario en su persona?
S, s que he notado algo muy concreto y sorpren
dente. A raz de aquello, he comprobado que mi memoria
es mucho ms consistente. Tengo una memoria mucho ms
lcida, aunque parezca mentira. Adems, cuando estudio
capto las cosas y conceptos en menos tiempo que antes
y con ms profundidad. Y, por ltimo, los diagnsticos o
razonamientos en general casi no me cuestan trabajo...
Y les aseguro que no ha sido producto de mi imaginacin.
Yo llevo 18 aos ejerciendo la medicina y ha habido mu
chos diagnsticos que me han supuesto un gran esfuerzo,
numerosos estudios y tiempo. Algunos, incluso, los dejaba
para otro da. Hoy, en cambio, los razono con gran facili
dad. Adems, noto una gran seguridad en m mismo.
Al ser preguntado en qu medida el encuentro ha su
puesto un cambio de vida, el doctor Francisco Padrn res
ponde:
Le contar algo. Llevo, tal y como dije, 18 aos como
mdico, aqu, en Gua. Al principio, yo me dediqu por
entero a mi carrera. De mutuo acuerdo con mi mujer, yo
dedicaba horas y horas a mi trabajo y ella cuidaba de los
nios. Llegu a pasar dos y hasta tres das sin dormir.
Hasta que un da de esto hace ya irnos cinco o seis
aos me di cuenta de que aquello no era vida. E hice
una composicin de lugar: cul era la vida de un mdico?
Qu pintaba yo en este mundo trabajando 24 o 48 horas
seguidas? Qu era y qu representaba?
Y trat de ordenar mi vida. Empec no recetando una
195

vez por semana. Haciendo, en fin, que mi profesin no me


esclavizase. Y dediqu ms tiempo a mi mujer y a mis
hijos. Porque yo pens: si soy un mdico que dedico mi
vida, por entero, a la profesin, cuando me quiera dar
cuenta tendr bastn, sombrero y levita y no podr tenerme
de pie... Y me promet a m mismo que eso no iba a suce
der. Cmo? Ejerciendo mi profesin lo ms dignamente
posible y dedicando el resto del tiempo a mi hogar. Pues
bien, esas dos cosas que le digo las he visto ahora con
mucha ms claridad.
Para el militar que me vino a interrogar, por ejemplo,
slo contaba la nave, sus dimensiones, su sistema de pro
pulsin, etc. El militar es fro. Y quiz no puede entender
que aquella espiritualidad era inseparable del resto de
la nave... el militar no comprende este ptmto.
Suponga que en base a esa espiritualidad, esos seres
le invitasen a entrar en sus naves. Qu hara usted?
Sinceramente, hoy por hoy, creo que no me encuen
tro preparado para ello.
No pens entonces en las consecuencias que esa de
claracin (la del encuentro con ellos y su esfera) le iba a
acarrear?
No. Eso me trae sin cuidado. Yo me cre en la obli
gacin de decir lo que haba visto. Y eso es todo. Lo que
opinen los ignorantes o malintencionados me deja abso
lutamente fro... yo estoy por encima de toda esa gente
que no comprende o que se burla. Como usted compren
der yo no puedo valorar el comentario de ima esquina o
de una plaza... sos son los que arreglan el mundo ha
blando. La persona que est formada tiene que estar por
encima de todo eso. Usted no puede ocultar algo que fue
real o dejar de manifestar su pensamiento por el qu
dirn.
Ahora, cree usted que los ovnis existen?
Por descontado. Tendra que estar ciego para no
creer. Aunque tambin le dir algo: hay mucha gente que
se hace el ciego, para no tener que revisar sus trasnocha
dos y cmodos principios. Y sos son los peores...
Y el periodista apostilla la entrevista, que dur varias
horas, con estas puntualizaciones: El citado mdico tal
y como pude averiguar y constatar por m mismo en la
laboriosa localidad de Guia, as como en la amplia zona
que rodea dicha poblacin es uno de los profesionales
ms queridos y respetados de aquellos pagos. Es hombre
196

Todo el Mundo es nues


tra casa. Imagnense
que adems de ser tan
grande la tuvisemos
limpia.

profundamente serio y trabajador, que jams se haba


preocupado por otra cuestin que no fuera la medicina,
su hogar y sus enfermos.
Saltaba a la vista: en aquella inolvidable fecha en que
acudimos a su consultorio para entrevistarle, fue preciso
aguardar hasta bien entrada la noche, para poder conver
sar con un mnimo de tranquilidad. Los pacientes llenaban
sin cesar la sala de espera. Su historial, adems, es brillan
tsimo. ^
En este ltimo caso como ya lo hizo J. J. Bentez al
incluir este testimonio en su libro, yo me he visto obli
gado a extractar dicha declaracin. La extensin de estos
testimonios (el de Joaqun Bordas y el del doctor Fran
cisco Padrn) me ha permitido, por otra parte, abreviar
algo el mo, debido al gran nmero de coincidencias entre
nuestras respectivas experiencias. Muy notable en el caso
del doctor Padrn, que no subi en nave espacial extraterrestre alguna, al menos fsicamente. Coincido con l en
casi el cien por cien de sus apreciaciones...

Al pie

de la sierra de

G ehena

Un domingo de enero de 1982, el presentador-comenta


rista de Revista de Toros, el valenciano Manolo Mols,
entrevist a los esposos Pedro y Pepa Vidal, trabajadores
del campo en un cortijo-ganadera situado al pie de la Sierra
de Gerena, al NO de Sevilla. En esta finca, a primeros de
diciembre de 1981 se pos un platillo volante. Eran las
once de la noche y el primero que lo vio fue el hijo del
matrimonio Vidal, Diego, de quince aos, el cual llam a
su madre que sali de la casa a ver aquel extrao aparato,
que emita una luz intensa. De luminaria muy bonita la
calific la seora Pepa. El hijo, preso de miedo, se meti
en la casa y no volvi a salir de ella hasta el da siguiente.
Es ms: cuando fue al pueblo no se atrevi a hablar de
aquello a nadie, por miedo a que lo tomasen por loco.
Y cuando Manolo Mols fue a entrevistar a la familia se
2.
O vnis: Docum entos oficiales del Gobierno espaol (Capitulo XVI.
C anarias; sorprendente caso ovni). Plaza y Ja n s editores, Barcelona.
1977 (pp. 236 y ss.).

198

neg a salir en la tele... Vaya con la mentalidad juvenil


aventurera de hoy en da!
Al volver a entrar en casa, tras haberse pasado unos
minutos fuera, mirando al ovni, la madre le dijo a Diego
que no despertase a su padre. Sin duda por temor a que
empuase la escopeta y se encarase con los intrusos. An
sali la mujer un par de veces a ver al ovni, hasta que lo
vio alzar el vuelo, hacia las doce de la noche, con muchas
luces rojas que se encendan y se apagaban. Segn dije
ron los esposos Vidal la aparicin haba sido observada,
aquella misma noche, por varios cortijeros de la zona.
Tanto all, al pie de la sierra de Gerena, como en otros
cortijos andaluces, donde Manolo Mols decidi pasar las
Navidades entre los que cran las reses bravas, cuando
pregunt a gentes del campo de distintas edades lo que
ms apreciaban de su vida, todos respondieron, unnime
mente: la tranquilidad. Algunas de aquellas personas ha
ban vivido en Madrid y en Barcelona.^
Recuerdo que hace unos aos la segunda cadena de la
televisin francesa ofreca, ima vez por semana, una emi
sin titulada Les conteurs, en la que campesinos de todas
las regiones de Francia se asomaban a la pequea pantalla,
delicadamente conducidos y orientados por el visitantecomentarista cuyo nombre siento no recordar, porque
era im autntico orfebre en la materia, para contar sus
vidas, sus vivencias y a veces las leyendas y costumbres
del lugar. Es curioso: recuerdo perfectamente que, cuando
se les preguntaba qu era lo que ms apreciaban de su
vida en el campo, todos respondan tambin la tranquili
dad, el silencio. Recalco esto porque el lector amigo habr
podido comprobar, en el captulo Una larga conversacin
y sus prolongados silencios, la afinidad que existe entre
el pensamiento de los campesinos de la Tierra y los tripu
lantes de la nave espacial con quienes charl... y tambin
que en nuestro planeta hay gentes que podran ensear a
vivir a muchas otras personas esas que van de trauma en
depresin, con el stress como rampa de lanzamiento de
todas las alteraciones anormales de su existencia que
3.
E n u n momento determ inado Manolo Mols pregrunt a la seora
P ep a si no tuvo miedo al ver el aparato aqul. L a resp u esta fue r p id a
y sit a la diferencia abism al entre la m entalidad ru ra l sana y i
u rb a n a contam inada : <To no! P o r qu h a b a de ten e r m i(^o? N a
tu ralm en te: por qu hemos de ten e r miedo de "algo o de "alguien
que todOa no nos h a hecho el m enor dao? P reguntando alred ed o r
m o en Barcelona p repondera este criterio : No creo que sea nada
bueno la aparicin de ovnis, pues de lo contrario y a se hubiesen dado
a conocer y habran establecido un contacto perm anente con la T ierra.

199

no han sabido conservar ni la ms mnima nocin de lo


que es una vida normal y apacible.
Estos das, en la prensa, se reproducan reflexiones de
ejecutivos espaoles de varias ramas (bancaria, armamen
tista, administracin pblica, polticos...), vctimas del
stress. Apimtaban que la solucin quiz sera la de apli
car el ao sabtico. Es decir: cada siete aos tomarse
uno de descanso, percibiendo, como es natural, sus emolu
mentos habituales. Pero, de aplicarse tan revolucionaria
innovacin, slo sera apta, segn indicios, para ejecuti
vos stressados... La clase obrera, por lo visto, no conoce
el stress, t merece beneciarse de las vacaciones sab
ticas...

UNA BREVE SEMBLANZA... Y UNAS ACLARACIONES


La gente a la que matamos de hambre y tortura
mos tiene una tendencia antisocial a robar y ma
tar. Y creemos que acta de ese modo a causa de
un prominente entrecejo.
Ann Druyan,
sociologa e investigadora
Pero lo cierto es que no hay modo de distinguir
entre los cerebros de los asesinos y de los sabios.
Es indudable que quien hace los criminales no es
la herencia sino la sociedad.
Carl Sacan,
astrnomo, investigador y escritor
Una breve semblanza...

KS!
200

A grandes pinceladas: se trata de la aventurosa y apa


sionante existencia, en tantos aspectos, de tm buen amigo
mo, viejo militante de la Confederacin Nacional del Tra
bajo y, en el puente de los aos 20 y 30, miembro activo
de la Federacin Anarquista Ibrica. Es tambin, a la vez,
mi ms sincero homenaje a todos aquellos hombres y
mujeres que, contra viento y marea, lo dieron todo para
lograr que la Fraternidad Universal fuese la ms pura am
bicin del gnero humano.
Manuel Huet Fiera es hijo de la barriada barcelonesa
de Pueblo Nuevo y aunque desde muy joven tena ya su
vida solucionada conduca taxi propio desde los 23 aos
estuvo en todo momento al servicio de las ideas que pro
fesaba. Y as arriesg su tranquilidad, su bienestar y su
vida y la de los suyos infinidad de veces, en Espaa
primero y en Francia ms tarde, hasta el umbral de sus
sesenta aos. Su vida de luchador en pro de la libertad y
de la dignidad humana es de las ms intensas que he co
nocido. Y conste que conozco muchas. Hasta que un da
dijo basta! Y se apart de todo...
Pero, a medida que las jvenes generaciones de liberta
rios entraban en combate en particular entre 1944 y
1960, los haba que se acercaban al viejo militante. Unos
en busca de consejos, otros pidiendo orientaciones y algu
nos intentando comprometerlo de nuevo en la lucha. En
tonces l, tajante, para librarse definitivamente del asedio
201

de unos y otros, replicaba: Qu queris, que vuelva a


echarme al monte para salvar a la Humanidad? Pues si
es para eso no contis conmigo para nada! Estoy cansado
de oficiar de salvador. La humanidad no se mereca tantos
sacrificios y tanta sangre derramada. Y, tras un breve
respiro, porque el fuelle ya no le funciona muy bien, aa
da: Cuando queris exterminar a la Humanidad, enton
ces podis venir a por m, que os echar una buena mano.
No es difcil imaginar la cara que ponan sus interlo
cutores, los jvenes luchadores en escorzo. Alguno de
ellos, hasta con un pimto de indignacin, me repetira en
mi casa esas inesperadas palabras del viejo militante anar
cosindicalista, recin llegado del retiro andorrano del ex
taxista barcelons.

' 1 n

i
N o Ye t a t S

(- H P IA .,QU. \ i m e ? .

V u n OVNI S J g .

A n e M -L o A

-M IR E L l O U B -T Il^ C r y
--------------------

[ g o rn e u e rA -O

.. Y UNAS ACLARACIONES
Pues bien, en los albores de 1981, y a la vista del pano
rama poltico del mimdo, en general, y de nuestro pas en
particular, uno que a la chita callando ronda ya los cuatro
decenios y medio de militancia activa, tambin ha llegado
a la conclusin cumplidos ya los sesenta de que la Hu
manidad, dejndose comer el terreno por tanto mercachifle
y tanto pragmtico ingredientes con los que se preparan
los tecncratas, se encuentra sumida en ima alarmante
deshumanizacin y, en consecuencia, a dos pasos de ima
humillante y cruel robotizacin. A menos que...
Por eso, desde hace algn tiempo, vengo repitiendo a mi
compaera la necesidad que siento de un gran descanso
y sealndole la conveniencia de ir pensando en replegar
nos hacia una aldea de las Alpuj arras granadinas o un pueblecito de los Pirineos. 'ltimamente, al comprobar que mis
proposiciones se iban formalizando, mi compaera me res
ponda; Bueno, si acaso, t te marchas delante y yo ya
vendr despus. S, eso es apostillaba yo, mientras
t llegas yo arreglar la casa. Casa que, dicho sea de paso,
est todava por buscar, ya que, por no conocer, no cono
cemos ni siquiera el pueblo pirenaico ni la aldea alpujarrea de mis sueos... Con esto quiere decir: primero, que,
pese a estar bastante desanimado, a m an no me ha dado,
202

Novedades Uanolitos. Anda! Qu veo? Un ovni


que se acerca a mi tiendecital - Vayamos a recibirlo.
Podran se r buenos clientes. Mirad lo que tengo!
Es para el nene y para la n e n a!' Ay, desgraciado
de m, stos me van a hundir el negocio!

/WIRA au JA S'HA P R O P u rr ELCOMTAt


PPfINITI AMB g iS XTRATR

po pen s e r

N S. BON6> C O M P R A P O R S

Fjate en lo que dice aqu:


Ya se ha producido el contacto
definitivo con los
extraterrestres. / Empieza
el intercambio comercial
y tecnolgico a nivel
interplanetario. Mira, mira!
(Galeras venusianas.
Grandes rebajas.)

X j)

ni una sola vez, por desear la exterminacin de la humani


dad, y, en segundo lugar, que me dispona a alejarme del
mundanal ruido con la mxima discrecin posible. O sea
que es muy probable que, en nuestro planeta, no hubiese
persona menos predispuesta que yo a volver a correr aven
turas de ninguna clase. Y menos todava la que me espe
raba en la noche del 31 de agosto al 1 de setiembre de 1981,
en pleno Pirineo cataln. Pero, como ya es sabido, donde
uno menos se lo espera salta la liebre, que, esta vez, tom
la fantstica y descomunal forma de ima nave espacial
aureolada por un mar de luz inconmensurable en su gran
deza e indescriptible en su belleza.
Por otra parte, el lector ha de considerar el relato de
estas vivencias csmicas mas sobre todo con una curiosi
dad sana. Imagnese que le estaba explicando algo prc
ticamente desconocido para l. Por ejemplo: las costum
bres de una de las muchas tribus de Nueva Zelanda donde
an se practican los ritos de la iniciacin sexual con una
naturalidad y una espontaneidad asombrosa, en el seno
de la propia familia: donde la madre inicia a los hijos
varones y el padre a las hijas. No es difcil adivinar la cara
que pondrn la mayora de los que desconocan la existen
cia de tales prcticas de formacin sexual. Y nada menos
que en tribus tenidas por primitivas y salvajes! Pues bien,
a juzgar por los resultados (en aquellas selvas no se conoce
el suicidio, ni los traumas ni las depresiones, ni por supues
to a los psicoanalistas ni a los psiquiatras) hemos de reco
nocer que, por lo menos en ese captulo, respecto a las so
ciedades civilizadas, no son unos atrasados, sino todo lo
contrario.^
Fjese el lector de qu forma, ahora, en 1981-1982, se
est tratando en Europa de desmistificar el incesto. Des
pus de haber estado insultando y difamando a uno de
nuestros mejores escritores contemporneos, Henry Miller,
por haberse atrevido a abordar y tratar el incesto, con la
mayor naturalidad del mimdo, en sus novelas; ahora, por

nuestras latitudes, ya se han dedicado a ese tema varias


emisiones de televisin...
Imagnese, tambin, el lector, que le he estado descu
briendo, a travs de esa tribu Auca, de la que Joaqun Grau
nos habla en su magnfico libro, del nmero de sentidos
que los civilizados hemos perdido, como recurso ntimo de
acercamiento y entendimiento con los dems, como puede
ser el del tacto e incluso el de la mirada o el del silencio.
Pues bien, en lugar de hablarle de esas cosas, entre
miles de otras, tan cercanas algunas, que ignoramos y que
siguen viviendo y aleteando en nuestro planeta, que pro
tagonizan seres tan terrqueos como podemos serlo noso
tros, yo les he hablado de lo que popularmente ya se conoce
por extraterrestres, sin pretender, como en el caso de
las tribus citadas (la de los Aucas y la de los Zu), que,
al no poderlo constatar por s mismos, se crean a pies
juntillas todo lo que les relat. Pero, eso s, sin dejar de
hacerse las preguntas que yo mismo me hice en la prima
vera de 1950: Y si fuese verdad que existen? Y si fuese
cierto que son ms civilizados que nosotros? Y, en tal caso,
qu nos correspondera hacer a los terrqueos para en
sanchar el rea de nuestras actividades positivas por el
Cosmos, en pos de nuestra plena y armoniosa integracin
en l?

1.
Vase lo que Joaqun G rau dice con relacin a u n a trib u ecuato
rian a y J e a n B rller sobre o tra trib u norteam ericana, en el capitulo
Algrunas frases orientadoras. L a trib u donde m uchachos y m uchachas
buscan los placeres sexuales con avidez lo que no q u ita la existencia
de un p u dor determ inado, por ejem plo no e ntregarse a ellos en pblico
es la de los T robiandeses, que viven en las islas T robiandas. situadas
al este de N ueva Zelanda. Lias prcticas sexuales empiezan, p a ra las nias,
entre seis y ocho aos, y p a ra los nios e n tre diez y doce. Los nios se
esconden e n la selva p a ra im ita r a sus padres y el sta tu s de aquellas
trib u s favorecen todo tip o d e encuentros erticos... porque es m uy bueno
afirm an p a ra la salud y con ello subrayan complacemos tam bin
a los dioses...

204

205

EL TERROR QUE VIENE DEL CIELO... INVENTADO


POR LOS TERRQUEOS

La razn se cansar antes de imaginar que el Uni


verso de maravillamos.
Blaise Pascal

Actualmente asistimos a una persecucin desenfre


nada y malsana del goce, del placer sin fmstracin.
Es como una especie de evacuacin de la muerte.
ClAUDE LVY-StRAUSS

ste es un ttulo que nos llega directo de una de las tantas


revistas especializadas en temas fantsticos. En ocasiones
como sta es cuando uno se felicita de no haber guardado
para s y para algn allegado o amigo interesado, sana
mente, en estos temas el testimonio de mi encuentro con
los siete tripulantes de la nave espacial Luz del Cosmos.
Y, al leer estos textos y observar, atenta, muy atentamente,
las ilustraciones que los acompaan, entonces es cuando se
siente uno ms obligado que mmca a divulgar ese mensajeultimtum procedente de otros mundos.
Sabe el lector amigo que a los espaoles republicanos
que luchamos por veintitantos pases de cuatro continentes
en las las aliadas, despus de haberlo hecho en nues
tra ltima guerra civil, Andr Malraux nos calic de Qui
jotes planetarios? Pues bien, en sas seguimos estando,
por lo visto. Pero bueno, a lo que bamos.
Vaya por delante una puntualizacin: los materiales que
he escogido para arropar lo que podramos llamar textos
bsicos (Por qu me escogieron a m como mensajero,
Una larga conversacin con sus prolongados silencios...)
han ido cayendo en mis manos en un lapso de tiempo cor
tsimo. Con ellos, sin embargo, podramos trenzar xm en
sayo sobre las prolongaciones que el tema ovni y todo lo
que los terrqueos hacen girar en tomo a l y compro
bar, de paso, en qu direccin van los tiros... y quines
los disparan.
Aqu, ni nos da tiempo ni es lugar para ensayo algimo
en el sentido estricto del trmino, pero lo que hace
mos es esbozar todos los apuntamientos que hemos estima
do oportunos lanzar a los cuatro vientos, con la esperanza
206

de que otros los utilicen como plataforma para la puesta


en marcha de lo que podramos llamar la operacin Desmisticacin y Destecnificacin del tema ovni. Esto como
un modesto contragolpe a esos intentos de presentrnoslo
a toda hora bajo el signo del terror.
Hay varios campos de divulgacin en la mayor parte
de los casos sera ms apropiado hablar de explotacin,
que son; el televisivo, el cinematogrco y el literario.
A menudo estos campos se confunden. La razn es simple:
los hilos de esta industria que explota el dilatado negocio
de lo fantstico estn manejados por multinacionales de
titiriteros que trabajan al alimn. Me estoy reriendo, valga
la precisin, al mundo occidental y libre. Aunque a veces
por tales latitudes se d alguna excepcin como la de
Francia. Este pas, con la produccin de Los extraterres
tres y los gendarmes y La sopa de col cuyo principal
protagonista es, en ambos casos, el inimitable cmico fran
cs, de ascendencia ibrica, Louis de Funes ha venido
a demostrar que la vena latina por lo menos en el campo
del cine propende al tratamiento humorstico del tema
ovni. Aunque, pasando al terreno televisivo, en la serie
francesa de dibujos animados. rase una vez l espacio, el
reparto de papeles tambin gira en tomo a los buenos
y los malos. Es decir: siguen el ejemplo de los japoneses,
cuya primera serie de dibujos animados por lo menos
en Espaa se abri con el terrorfico Mazinger-Z.i
produccin nipona, en este campo especfico del trata
miento de la fantasa espacial, hace honor con creces al
sobrenombre que se les dio, hace mucho tiempo, de teu
tones de Oriente. Actualmente, con La batalla de los pla
netas, llevado ya al terreno literario, se redondea, siempre
con la grey infantil en el punto de mira, la proeza.
Porque el quid de la cuestin son las nuevas genera
ciones, como de costumbre. Adems de entontecerlas, so
metindolas a programas escolares abrumadores cuanti
tativamente y embrutecedores cualitativamente, aho
ra se trata de sensibilizarlos, negativamente, con relacin
al mal llamado fenmeno ovni. Con todas las connota
ciones que de l se derivan, como es natural. Vase, como
botn de muestra, el tiempo escolar y el no escolar tam
bin invertido en sensibilizar y en estimular, e incluso
1. R ecurdese: d u ra n te la segunda g u e rra m undial, despus de los
alem anes, quienes desplegaron m ayor crueldad y sadism o, en su s campos
de concentracin, contra los prisioneros de g u e rra aliados, fueron ios
soldados del pais del Sol N aciente (vase el apndice 1).

207

en incitar, al nio, en el estudio de algo tan maravilloso


como nuestra Naturaleza y en ima asignatura tan fants
tica la ms fantstica que imaginarse pueda como es
la observacin, la admiracin y el estudio del Universo.
Recientemente, el 5 de febrero de 1982, en el programa
de Televisin Espaola La clave, se debati precisamente
el tema del Universo. Pues bien, cada vez que veo dicha
emisin me hago la misma pregunta: cuntas personas se
habrn enterado de qu iba la cosa? Y, por tanto, cuntas
personas se sentirn empujadas, a partir de ahora, a bucear
aunque no sea muy profimdamente en el tema tratado?
Uno, que tiene la mente asaz despejada, puede asegurar al
realizador de La clave que, de no haber estado algo docu
mentado sobre la materia ^por estar metido en ello desde
hacQ unos meses, yo no me hubiese enterado de nada
de lo que se dijo en dicha emisin, entre tanta Hora cero
del Universo y tanto hablar del Big-bang (la gran ex
plosin).
Entonces, sin temor a errar de mucho, podramos decir
que el 95 por ciento de los no-especialistas no se enter de
nada. Y lo ms grave, si cabe, es que la mayora de la gente
se pasara a la otra cadena, en la que se ofreca una obra
mediocre. Y no digamos entorno a La clave cuando se
abordan temas histricos... O sea que, si de verdad se
quiere ilustrar al pblico, nosotros sugerimos que se cree
una emisin titulada La anteclave, en la que se informe
ai pblico se les den claves, vamos, para su correcto
entendimiento de lo que van a ver en La clave. O ins
pirarse en el trabajo televisivo rmado y rubricado por el
desaparecido profesor Rodrguez de la Fuente. A menos
que lo que se persiga sea precisamente eso: cansar a los
telespectadores cuando en la pequea pantalla se tratan
temas culturales.^
Mas volvamos al terror ese que nos viene del Cielo.
Si pasamos al cine de inspiracin anglosajona y en es
pecial el norteamericano ah tenemos La guerra de las
galaxias, El imperio contraataca, Alien y... cuantas pelcu
las hagan falta para rellenar el vaco cultural de la mente
humana con datos psicolgicos que, quin sabe!, un da
pueden ser tiles para poner en marcha a los terrqueos
2.
Q ueda claro, pues, que del cielo no nos viene te rro r alguno. Al
menos por ahora. Ese te rro r nos lo estn fabricando en la T ierra, p a ra
uso y consumo de los terrqueos y con vistas a esa previsible G ran Cru
zada Csmica que ciertas com unidades, sectas o cam arillas, proyectan de
un tiem po a esta parte.

208

La ignorancia en torno ai Universo,


por el comn de las gentes, slo
es igualada por la capacidad
de deterioracin del medio ambiente
y la m onstruosidad de ciertas
investigaciones cientficas
de que ios terrqueos
dan cumplidas muestras...

contra un hipottico peligro extraterrestre. Pelculas que,


adems, engullen rmos presupuestos astronmicos. Con
estos filmes, por aadidura, se pueblan de insomnios o pe
sadillas las noches de las vctimas, con lo cual se convierten
en clientes de frmacos que no slo no curan nada sino que
agravan el estado del enfermo, a la vez que deterioran el
entorno familiar y, por extensin, el de los seres ms cer
canos a l.^
Porque, volviendo a la letra impresa profusamente
ilustrada por dibujos terrorficos, una pequea encuesta
hecha por m en libreras y quioscos dio resultados alar
mantes. Por ejemplo: se me asegur que quienes compran
ms revistas especializadas, o libros de bolsillo, son los
padres y ahora, de un tiempo a esta parte, tambin las
madres.'* Luego estas p,ublicaciones son consumidas por
toda la familia y en particular por los hijos y a veces hasta
por los nietos. Si los hijos estn en edad escolar o imiversitaria, al encontrar estos pasatiempos literarios en su casa
sin desembolsar de su capital personal un solo cntimo,
su dinero suelen gastarlo en tabaco, en bebidas o en drogas.
Causa escalofro y pavor descubrir las cifras estadsticas
que sealan los porcentajes de muchachos y muchachas a
veces todava nios que se dan al tabaco, al alcohol o a
la droga. Fijmonos, pues, en qu estado mental estos chi
cos y chicas se acercan a la literatura fantstica. Y la clase
de huella que en ellos puede dejar... Sin olvidar a los frus
trados: a los que no disponen de medios para tales vicios
y que deben prostituirse o transformarse en atracadores,
cuando no en asesinos, para saciarlos.^ Porque nadie, en el
3. I>e cada cuatro personas que fallecen en el m undo, uno es a causa
de sobredosis de m edicam entos o de m edicam entos inapropiados.
4. A hora, siem pre en la linea occidental y Ubre, procedente de los
E stados Unidos, se h a im puesto el w ar games (los juegos de la gue
rra). Alli, en los EE. UU., a fines de 1980 se h aban censado m s de
250 ODO fam ilias donde el padre h a b la introducido ese juego. As, una
de las m s secretas ambiciones del se r hum ano al decir de L uis R eyes:
"N apoleones en zapatillas. E l Pas. M adrid, 21 de ju n io de 1981, la de
utilizar su capacidad de destruccin, puede se r ah o ra u tilizada en un
sim ple juego. (En E spaa, p o r de pronto, y a hem os im portado la
g u e rra civil espaola 1936-19S9... Pero, cmo es posible que la gente
no se d cuenta de que se em pieza jugando a la g u e rra y m s tard e...?)
E n esto de los juegos p a ra m a ta r marcianitos, y im r lo que a E spa
a se refiere, hemos anotado; 1) que fue el ju eg o m s solicitado a los
R eyes Magos, en enero de 1982, por los nios espaoles: y 2) que era el
juego practicado con m ayor asiduidad, entre los que tienen a su alcance,
por los cadetes de la A cadem ia General M ilitar de Z aragoza (de la
prensa nacional). Y a tenem os, pues, a los jefes, oficiales, suboficiales
y a los soldaditos de m aana ^ 1 E jrcito fu tu ro con aficiones comu
n es: la m atanza de m arcianitos. P reguntam os: es se el nexo de
unin ta n proclam ado e n tre las fuerzas arm adas y el pueblo? Como d ira
aqul: por algo se empieza...

5. En 1981, en Espaa, se ha comprobado que cerca del cincuenta


por ciento de los atracos a mano armada son perpetrados por drogadictos.

210

mundo infantil como en el adulto, puede vivir totalmente


de espaldas a los usos, costumbres y vicios que predomi
nan en su entorno.
Queda por abordar lo que se conoce por ciencia-fic
cin. No deja de ser curioso eso de casar a la ciencia con
la ficcin. La proliferacin y el xito a qu negarlo?
de este gnero literario ya es de por s edificante. Pero lo
que uno no acaba de comprender es por qu los autores
extreman cada vez ms la monstruosidad de sus narracio
nes. Argumentar que eso es lo que el pblico quiere no
vale. Cada autor es muy libre de echar a volar su imagi
nacin y su fantasa e inventar todas las historias o leyen
das que se le ocurran. Mas, por qu no han de inventarse
mundos felices que los puede haber..., que los hay en
lugar de amedrantar, de atemorizar y de aterrorizar a sus
lectores? Por qu esa maligna obsesin en querer trasla
dar a posibles planetas habitados esos degradantes esque
mas terrqueos? En el fondo, al inventarse mundos de
terror ese terror que dicen que viene del cielo, extre
mando al mximo las cotas de alarmismo y de desasosiego
humano, no demuestran sino tener muy poca imaginacin
e inventiva, porque, al fin y al cabo, la semilla, la inspira
cin de esos atormentados mundos, la tienen a mano: est
en nuestro propio planeta. Son, literariamente hablando,
unos plagiarios de tomo y lomo, que intentan contagiar
al mayor nmero posible de terrqueos su enfermiza ten
dencia a alejamos de la Vida y acercarnos a la Muerte.

Ap n d ic e

1. Llegu a una pensin familiar al anochecer. En espera


de la cena, ped a la patrona que pusiera la tele, para ver la
emisin Fauna Ibrica. Me acompaaban, sentados alrededor de
la mesa, sus hijos: ima muchachita de 13 aos, im nio de 10
y ima nia de 6. Intent interesarlos en las lecciones de his
toria natural que daba la televisin. Al ver el poco caso que me
hacan, insist y entonces la pequeuela me ^ijo: "A nosotros
lo que nos gusta es Mazinger-Z." Yo replique: "Lo que no s
es cmo os pueden gustar unas aventuras en las que ya se sabe
quin ser el vencedor. La muchachita tom entonces la pa
labra: "Bueno, lo que ms nos interesa es ver qu clase de
211

rayos se inventar el doctor Infierno (el malo del rollo nipn)


para destruir a Mazinger." A rengln seguido, el nio me en
se su libro de lectura editado en Plasencia (Cceres), en
1962... y estbamos en 1976 y im cuaderno de dibujo en cuyas
pginas descubr, asombrado y alarmado, cuatro retratos, per
filados con trazos confusos. Estaban emparejados Jesucristo
y Mazinger-Z. Y el doctor Infierno con el Demonio. Al hacerme
el sorprendido, la mayor de los hermanos me aleccion: "Es
que irnos representan el Bien y los otros el Mal. Y como hizo
antes Nuestro Seor, ahora es el Mazinger-Z el que viene a
salvamos." (Eduardo Pons Prades: Frente de Somosierra.
Mundo Diario, Barcelona, 12 de setiembre de 1976.)
Hace falta aadir algn comentario, lector amigo...?

CIUDADES ESPACIALES... (MADE IN TIERRA)

La ciencia occidental es un instrumento poltico de


dominacin.
R obert G araudy

Los verdaderos cientficos son poetas e imaginati


vos. Sin ellos no existira la ciencia. Los dems son
contables o tenderos.
P aul- m il e V cto r

En verdad, gran parte de la bibliografa cientfica


est dedicada a la teorizacin y ataques increble
mente violentos a las teoras de otros tericos.
J o h n A. K eel

A punto de terminar este libro llega a mis manos la obra


de Gerard K. ONeill,^ dedicada a un tema sobre el que los
especialistas csmicos llevan embadurnando papel con
letra impresa, croquis y dibujos hace ya varios aos: el
de las ciudades del espacio, concebidas y construidas en la
Tierra. En la contraportada leemos: Colonias de terr
queos, se sobreentiende en rbita antes del ao 2000.
Nueva esperanza para la humanidad. ste no es un libro de
ciencia-ficcin. El estudio de G. K. ONeill, fsico norteame
ricano, nacido en 1927, nos habla de la construccin de
autnticas ciudades as como de complejos agrcolas e
industriales en rbita alrededor de la Tierra.
Utopa? En absoluto. Nunca lo maravilloso fue tan
verosmil, y el libro de ONeill viene a demostrar, punto
por punto, que esta fascinante aventura a la vez que
solucin providencial al doble problema de la crisis ener
gtica, como seala el autor es perfectamente realizable
dentro del marco de nuestra tecnologa y de nuestros re
cursos actuales. Y otro escritor famoso por sus fabulaciones sobre el futuro del Universo, Isaac Asimov, apos
tilla: Nunca hasta ahora se haba expuesto con tan cuida
dosos detalles la posibilidad de crear colonias artificiales
de seres humanos.
Bien. A la vista de tan maravillosos proyectos, a cual
quier persona de mente no obtusa terrquea, por su1. G erard K. ON elll: Ciudades del espacio. E d ito rial B ruguera. B a r
celona. 1981.

212

213

puesto se le tienen que plantear, en el acto, una serie de


preguntas: Qu llevaremos a esas colonias espaciales?
Acaso nuestros vergonzosos y humillantes status socia
les, imperantes, hoy en da, en nuestras civilizaciones?
0 las discriminaciones raciales, tan de moda en los pases
superdesarrollados y altamente civilizados? O bien se
establecera un orden de prioridades, de forma que a esas
colonias slo tuviesen acceso los nuevos elegidos?
Porque, naturalmente, mientras en el planeta Tierra
siga pesando la amenaza de su apocalptica destruccin, la
huida hacia dichas colonias representara la superviven
cia de los fugitivos o enviados en misin. Entonces se
pondra en evidencia va cayendo en la cuenta, el lector
amigo, por dnde van los tiros? que ese orden de prio
ridades se establecera, indiscutiblemente, a tenor de las
posibilidades pecuniarias de los terrqueos o de ciertas
influencias... polticas o de cualquier otra especie. Esas
colonias del espacio vendran a ser algo as como las
residencias secundarias antiatmicas de los que en la
Tierra detentasen, en el momento de su inauguracin, el
poder econmico, religioso, militar o poltico. Porque, ya
en carril, a nadie se le escapar ^y a los espaoles, con
sus recientes experiencias histricas, menos que a nadie
que a la instalacin de esas islas espaciales se le podra dar
un cariz preeminentemente religioso. Algo as como el de
avanzadillas o bases de una Gran Cruzada Csmica.^
De todo esto y conste que podramos seguir desgra
nando, ad libitum, ms hiptesis de semejante calaa se
puede colegir, con escaso riesgo de error, que esas colo
nias o ciudades espaciales acabaran siendo un fiel reflejo
de la vida actual en el planeta Tierra. Porque, quines
crearan all los complejos agrcolas? Los mismos que
estn arruinando la agricultura en la Tierra, obligando a
sus hijos a abandonar su terruo y a emigrar a las grandes
ciudades? O los que han impuesto el uso de fertilizantes,
u otros productos qumicos, o de semillas nuevas, tan
slo para obtener rpidos y jugosos beneficios, an a sa
biendas de que as empobrecan la tierra a mediano o largo
plazo? O los que, para que la pasta de fabricar papel les
resulte baratsima, contratan y pagan a los incendiarios que
queman nuestros bosques? O acaso los dirigentes de esas
futuras islas de cualquier rama o gremio seran esco

gidos entre las lites terrqueas, formndose las legiones de


subalternos con sujetos de ambos sexos previamente
deshumanizados y adecuadamente robotizdos? Y no hable
mos de la creacin de los complejos industriales del es
pacio, ya que, aleccionados por la experiencia terrquea,
cabe predecir que el comercio en las reas de competitividad siderales acabara desembocando, como en la Tierra,
en una autntica merienda de negros.
Por tanto, si antes de ir de aventuras por el Universo
en el ms noble sentido de la palabra los hombres y
las mujeres de la Tierra no logran hacer imperar en nuestro
planeta, plenamente, la libertad y la justicia insustitui
bles asientos de la dignidad humana, cualquier excursin
humana por el espacio estar indefectiblemente marcada
por las lacras de que ^unos ms, otros menos adole
cemos los terrqueos.
Y no es descabellado presagiar si el cambio radical de
mentalidad no se opera a tiempo por nuestros lares, dando
a nuestra vida un sentido inequvocamente fraterno
que, como ha ocurrido desde la noche de los tiempos a
nivel de naciones, en el futuro ^ya instaladas en rbita
esas ciudades los enfrentamientos, en forma de guerras
de persuasin, preventivas o de exterminio, se desarro
llaran, previsiblemente, a escala extraterrquea. Con lo
cual, esos temores que la Armoniosa Confraternidad Uni
versal apunta en su mensaje-ultimtum se concretaran
con mayor peligrosidad que en la actualidad, en los albores
de la dcada de los aos 80.

2. Vase el captulo siguiente, rase una vez en el futuro....

214

215

RASE UNA VEZ EN EL FUTURO...


(Advertencia a los postulantes a las Misiones Galcticas)

El espectculo de lo que fueron las religiones, y de


lo que siguen siendo algunas de ellas, es de lo ms
humillante para la inteligencia humana.
H e n r i B erg so n

Hemos venido al mundo a ser felices y el peor cri


men que hemos cometido es el de cegar los caminos
que conducen a la libertad.
An t o n io G alt\

A la Iglesia no le interesan las convicciones acen


dradas, ni el auge de la ltima y ms insobornable
conciencia.
C a m il o J os C ela

(En 1980, uno de nuestros mejores artistas de cmics, Car


los Gimnez, adaptaba un relato del escritor polaco Sta
nislaw Lern, El misionero, de su libro Diarios estelares.
La historieta es muy aleccionadora para todos, pero en par
ticular para quienes, en un futuro previsible, pudiesen ceder
a la tentacin de transform arse en misioneros o evangelizadores galcticos. He aqu lo que podra sucederles):
Ya los primeros descubridores de Urtam a no tenan su
ficientes palabras de elogio para sus habitantes los bonda
dosos memnogos. Esos seres decan son las criaturas
ms serviciales, dulces, buenas y altruistas del Cosmos.
En la esperanza de que la semilla de la Fe brotara
felizmente entre ellos, la Santa Iglesia mand a Urtama al
padre Gribado. Los memnogos le recibieron con hospita
lidad y atenciones casi maternales. Le respetaban, le obe
decan y parecan absorber sus enseanzas con anhelo.
Aprovechando aquella atmsfera tan favorable, el padre
Oribacio no cesaba de predicar, da y noche, los principios
de la Fe.
Bien, queridos feligreses les dijo el predicador un
da, ahora que ya os he hablado del Viejo y del Nuevo
Testamento, y de las cartas de los Apstoles, pasar a ex
plicaros las vidas de los m rtires del Seor. (Esto ltimo,
dicho sea de paso, fue siempre el tema predilecto del padre
Oribacio.)
216

Por fin los cientficos han decidido


tomarse en serio el fenmeno ovni...

Entonces, dando a su voz entonaciones de trueno y a


sus ademanes un aletear dramtico, el predicador se
arranc:
Entre otros... Ah tenis el ejemplo de San Juan, que
logr la Luz Eterna al ser hervido en aceite, y el de Santa
Agueda, que se dej cortar la cabeza por la Fe, y el de San
Sebastin que, acribillado de flechas, sufri crueles tor
mentos y en recompensa fue recibido en el Paraso por los
coros de ngeles y querubines...
(Viendo a los pobrecitos memnogos atemorizados, abra
zados unos a otros, el padre Oribacio sigui desgranando
su rosario de martirologios con creciente elocuencia):
... y el ejemplo de los jvenes mrtires que sufrieron
el tormento de descuartizacin, el estrangulamiento, la
rueda y la pira, soportndolo todo en xtasis, ganando as
un sitial a la diestra del Seor de las Huestes Celestiales!
Y as, da tras da, les iba relatando, una y otra vez, y
siempre con voz de trueno y ademn apocalptico, la histo
ria de muchas vidas consagradas al martirologio y dignas
de ser imitadas. Hasta que...
Un da, un grupo de memnogos se acerc a l y le em
pezaron a hacer preguntas:
Reverendo Maestro, perdona el atrevimiento de tu
indigno servidor y dime: El alma de todo hombre dis
puesto a sufrir martirio va al Cielo?
Indudablemente, hijo mo.
Y t, padre venerado, deseas acaso ser Santo e ir al
Cielo?
Es mi ms ferviente deseo, hijo mo.
En tal caso, nosotros te ayudaremos apostill el
que pareca el ms atrevido de todos.
Entonces, los memnogos cogieron al misionero suave
mente, pero con firmeza y lo arrastraron hacia...
El padre Oribacio, algo alarmado, exclam:
Eeeh! Se puede saber qu hacis...?
Querido padre, te vamos a despellejar la espalda y te
la untaremos con pez hirviente, al igual que el verdugo de
Irlanda hiciera con San Jacinto respondi uno de los
hombrecitos.
El padre Oribacio se debata como presa que llevan al
matadero, gritando e insultndolos, con su potente voza
rrn, sin duda para que, atemorizados, le soltasen:
No! Soltadme! Estis locos! Soltadme, os he di
cho! Soltadme, malditos imbciles!
218

Y mientras lo ataban a lo que sera un palo del marti


rologio, los memnogos le decan:
^Ahora padre venerado nos disponemos a cortarte, en
tre otras cosas, la pierna izquierda, como le hicieron los
paganos a San Pafnuci...
Y luego, amado maestro, te abriremos el vientre y te
lo llenaremos de paja, igual que se lo hicieron a la Beata
Elisabeth de Normanda.
El misionero segua debatindose como xm animal en
jaulado y chillando como una bestia acorralada.
Y mientras seguan marcando su cuerpo con las muti
laciones y heridas que le haran merecedor del ttulo de
mrtir de la Iglesia y alcanzar el rango de Santo, los mem
nogos le anunciaban los otros pasos del martirologio:
^Ahora te vamos a empalar como los Emalquitas hicie
ron con San Hugo... Pero primero, amadsimo Pastor, te
vamos a romper las costillas como los Tiracusanos hicie
ron a San Enrique de Padua.
Y ahora, a continuacin, maestro reverenciable, te
quemaremos a fuego lento, como los borgoones a la Don
cella de Orleans.
Despus de todo aquello, los memnogos empezaron a
llorar con tremendo desconsuelo por su pastor amadsimo
perdido para siempre. Y cuando alguien se acercaba a
ellos los encontraba as, desesperados, sollozando amarga
mente. Y a todos daban la misma explicacin:
El padre Oribacio nos deca siempre que no haba
cosa que un buen cristiano no hiciera por su prjimo! As
que renunciamos con desesperacin a nuestra salvacin!
Todo con tal de que el amadsimo padre Oribacio tuviera
la corona de mrtir y la santidad !
Nadie puede imaginar lo duro que fue para noso
tros! Porque antes de la llegada del padre Oribacio a Urtama, nadie aqu era capaz de matar xma mosca! ^
1. rase una vez en e l fu tw o . Carlos Gimnez. Ediciones d e la T orre,
M adrid, 1980.

.i

219

POR QU ME ESCOGIERON COMO MENSAJERO

Los obreros siempre hemos vivido en barracas y


tugurios. Tendremos que adaptamos a ellos por
algn tiempo, todava. Pero que no se olvide que
tambin sabemos constmir. Somos nosotros los que
hemos construido los palacios y las ciudades en
Espaa, Amrica y en todo el mundo. Nosotros, los
obreros, podemos constmir nuevos palacios y ciu
dades para reemplazar a los destmidos. Nuevos y
mejores. No tememos a las minas. Estamos desti
nados a heredar la tierra, de ello no cabe la menor
duda. La burguesa podr hacer saltar en pedazos
el mundo, su mundo, antes de abandonar el esce
nario de la historia. Pero nosotros llevamos un mun
do nuevo dentro nuestro y ese mundo crece a cada
instante. Est creciendo mientras yo hablo con
usted.
Palabras de B uenaventura Durruti,
en el otoo de 1936, en el Frente de Aragn,
dirigidas al periodista holands Van Paasen

Despus de haberme grabado el mensaje, y tras un bre


ve silencio, dije:
Puedo haceros una pregunta?
Todas las que gustes me respondieron y puedes
hacerlas sin restricciones de ninguna clase.
Por qu este mensaje me lo confiis a m y no a cual
quier estadista importante... o a un militar de alta gradua
cin y responsabilidad de una de las dos superpotencias?
No respondieron directamente a mi pregunta de inme
diato. Me dijeron que, como fruto de sus observaciones,
ellos haban llegado a la conclusin de que las comunidades
de la Tierra que todava conservaban una cierta dosis de
humanidad se encontraban precisamente en la cuenca del
Mediterrneo. No ignoraban que en otras partes del planeta
existan comunidades sometidas a unas condiciones de vida
realmente infrahumanas, en particular en frica, las Amricas de habla hispana y en Asia. Pero no dejaban de reco
nocer que estas comunidades, al no disfrutar de un nivel
de energa medianamente bueno, tardaran mucho en des
pertar de su letargo y en reclamar el puesto que en justicia
les pertenece en el seno de la gran comunidad terrestre. No
se trataba de sealar pases predestinados me recalca
ron a ser gua o faro de los dems, sino de ima realidad
220

incuestionable: la de que, por su reciente historia, esos


pases haban demostrado tener una vitalidad admirable
y ima nocin muy clara de lo que es justo y lo que es in
justo. Confieso que me sent orgulloso de pertenecer a esa
comunidad, que no nombraron; no era difcil adivinar que
se estaban refiriendo a Espaa. Con todo, yo segu en mis
trece:
Pero en cualquier pas del Mediterrneo hay polticos
y militares de peso... o confiar el mensaje a varios de ellos
a la vez, a uno de cada potencia.
No servira para nada. Adulteraran o silenciaran
nuestro mensaje. De hecho ha ocurrido as en varias oca
siones, respecto a nuestras visitas y tambin con relacin
a nuestros contactos en la Tierra con gentes humildes o sin
cargos importantes en sus respectivos pases. Por otra
parte, eso podra significar desdn hacia otras comunida
des terrestres... No lo crees as?
De todas maneras, vosotros no podis ignorar los li
mitados alcances de personas como yo, para transmitir este
mensaje, e incluso nuestra gran vulnerabilidad frente a los
enormes recursos persuasorios de que disponen ciertas
potencias para taparnos la boca, u otras cosas peores...
T eres libre de difundir el mensaje o no, de tratar
de darle una difusin pblica o hacerlo a niveles perso
nales e incluso confidenciales. Nosotros te estaremos muy
agradecidos de todas formas. Y tienes que comprender
que no podemos proceder contigo de distinta manera
a como actuamos en el seno de nuestra armoniosa confra
ternidad universal. T eres plenamente libre ante nosotros
y nos defraudaras si no usases de esa libertad sin restric
cin algima.
De pronto, mi confusin fue tal que, pese a tener ganas
de decirles que conservo la suficiente temeridad para lan
zar el mensaje a los cuatro vientos y quedarme tan pancho,
no dije nada. Conste que en mi vida me he topado con
gentes de una bondad infinita. Pero all, ante aquellos
seres venidos de otros mundos a los que muy pocos se
han atrevido hasta ahora a suponerles un genuino ta
lante humano por decirlo con palabras nuestras, me
suraba yo otra de las vergonzosas injusticias de que los te
rrestres somos capaces, obnubilados como estamos por
nuestra archivalorada superioridad, tanto en el plano moral
como en el material. Qued admirado, por otro lado, de la
vertiginosa rapidez con que mi mente coordinaba las ideas
221

y cmo se sucedan las reflexiones, acuando, como si fuese


un rayo, la respuesta, la rplica o la pregunta.
El mensaje tendr difusin pblica. Y ya me las arre
glar yo para que no sea ni menguada ni confusa.
No es la primera vez, por supuesto, que me han con
fiado misiones inesperadas y alguna vez algo desorbitadas
con relacin a mis facultades o posibilidades. Pero bast
que alguien confiase en m para que yo me considerase obli
gado, moralmente hablando, a no defraudarlo. Y entonces
me creca y lo consegm'a. As, cuando dije, en el pasado,
all voy!, yo fui el primer sorprendido al comprobar las
cosas que puede alcanzar, si se lo propone, el ltimo de
los pelagatos de la Tierra. Y, en este caso, contando con la
ayuda de mi editor, el cual, tras cerca de dos horas de
conversacin, y pese a ver mi firme resolucin, me dijo:
Ahora te voy a hablar como amigo y no como editor:
t sabes en el lo que te metes, chiquillo, escribiendo este
libro?
Y yo le respond:
En el mismo, o casi, que te metes t, publicndolo.
Bien, pues adelante fueron sus ltimas palabras.
Ya con cierta parsimonia extraterrestre, dej caer otra
pregunta:
Bien, todo eso del Mediterrneo como fuente de vida
y de regeneracin est muy bien, pero ahora, por favor,
decidme por qu me habis escogido a m como mensajero.
Slo transcurrieron unos segundos hasta que la voz
empez a desgranar su respuesta. Pero yo not en seguida,
y con una gran intensidad, como si entre nosotros entre
ellos y yo se estableciese una comunicacin ms directa;
los sent ms cerca de m que nunca.
Casi dira que tena la sensacin de ser uno de ellos.
Y por mi mente desfilaron, como meteoros, recuerdos de
vivencias mas de la infancia, de mi juventud, y de distin
tos momentos de mi vida posterior, que tena totalmente
olvidados. Pareca como si alguien hubiese decidido po
nerme en trance de comprender mejor lo que me iban a
decir, diseando antes en mi memoria el cuadro o el es
cenario de mis vivencias pasadas.
En primer lugar te diremos que has sido escogido,
tras un meticuloso estudio de tu personalidad, por razo
nes particulares y generales a la vez. Las particulares son
stas: que eres im hombre libre e independiente. Es decir,
que te esfuerzas por conservar, junto con tu compaera.
222

Una de las ltimas invenciones


del mundo occidental y libre para acabar
de embrutecer y aborregar a sus sujetos...

liln

iUUUUKi'

vMfl*tiviwoy(&
leuterio: Estamos muy orgullosos de que te hayas regenerado y puedas
vivir en esta sociedad de especuladores, golplstas, envenenadores de alimentos...

las ms anchas parcelas de independencia posibles. Y que


ni t, ni tu compaera, pertenecis a partido o secta al
guna. Que disfrutas de cierta popularidad como historia
dor serio y esto porque eres uno de los pocos que indaga
la historia sobre el terreno y sabe escucharla de boca de
las gentes humildes. Que para uno de tus libros, el dedicado
a las guerrillas espaolas, aceptaste correr riesgos muy
graves, viajando por tierras de Espaa, para hacer res
plandecer hechos que haban sido silenciados o falseados
(vase el apndice).
Las razones generales se condensan en que t perte
neces a una de esas comunidades del Mediterrneo y ests
plenamente identificado con todo lo que representa.
Otro dato curioso es aquel guin tuyo para cine, en
el cual, intuitivamente, diste en el blanco varias veces res
pecto a nosotros. Aunque tambin es cierto que del hecho
de nuestra inmortalidad t ofrecas una versin algo espe
cial.
En todo caso, dando ese tratamiento al guin hiciste
prueba de comprensin hacia nosotros y de cierta genero
sidad al admitir la posibilidad de nuestra existencia. En
el guin tambin anticipaste, aunque con repercusiones
menos peligrosas que las de ahora, lo nociva que poda
ser la intervencin de las gentes de la Tierra en nuestro
mundo. No decimos que creyeses en ella, pero que de al
guna manera admitas esa posibiUdad. No es as?
As es, s. Por aquellos aos me hice unas preguntas
que me parecieron lgicas... al menos para quien, como
yo, no estuvo nunca demasiado condicionado por atavis
mos trascendentales.
Aqu se hizo un gran silencio. Mi empeo por captar
algn ruido, en rechazar xm silencio de dimensiones des
conocidas para m nunca he odo algo semejante,
demuestra hasta qu punto la tensin nerviosa o emocional
de los terrestres es nociva. En estas reflexiones mas no
sabra decir, a fuer de sincero, lo que hay de sensacin
en vivo o a posteriori. Pero lo que s es cierto es que
su silencio no me llenaba del todo por culpa ma, porque
yo segua emperrado en or ruidos. Por lo menos al princi
pio. Luego ya me fui acostumbrando y creo recordar que
era como un sedante incomparable. Supongo que ser algo
parecido a las curas de sueos que se administran en la
Tierra a las gentes que pueden pagrselas. No pude evitar
preguntarles:

Y esos largos silencios, qu significan? Son usua


les o forman parte de im plan?
Confieso que en el acto me arrepent de mi insolencia.
Mas, como provoc en ellos una ligera carcajada, me dije:
bien venida sea la insolencia!
No seas mal pensado, por favor. Aqu no hay ningn
plan establecido. Nuestra conversacin est marcada por
los cauces que seala la curiosidad y afn de saber. Noso
tros somos seres libres, completamente libres, comprn
delo bien. Y por lo tanto, hemos de respetar la libertad de
los dems, porque sin la libertad colectiva la libertad indi
vidual no existe. Nosotros tampoco usamos nunca la coac
cin ni el chantaje que, como la violencia, son sentimientos
y reacciones desconocidos para nosotros. El silencio ge
nuino, desconocido para los terrestres, es un recurso usual
en nuestras comunidades, tan necesario para nosotros como
el alimento moral o material. Forma parte de nuestra ener
ga vital; sin l nuestro organismo seguramente no fimcionara tan bien. Y vosotros, fjate si es curioso, al fin os
habis decidido a usarlo como medicina curativa y no en
plan preventivo. sa es una de nuestras mejores fuentes
de vida: la de prever. Esta noche quiz los silencios hayan
sido ms largos en tu honor; as tu cerebro descansa ms
y mejor, y asimila ms tranquilamente nuestro cambio de
impresiones. Observamos, no obstante, que t no pareces
dispuesto a silenciarte del todo por dentro. Nos equi
vocamos?
Ser la falta de costumbre. Pero os prometo que me
aplicar porque comprendo que esta ausencia total de
ruidos tiene que ser muy beneficiosa para cualquier orga
nismo humano...
Y animal, querido compaero me cortaron, y ve
getal... y ambiental..., el silencio es una medicina nica e
incomparablemente benfica para el Universo entero.
Que ellos me seguan sin soltarme ni un solo instante
lo demostr el hecho de que cuando yo me pona a pensar,
en seguida brotaba aquel gran silencio que, hoy por hoy,
por va natural se entiende, los terrestres seramos inca
paces de reproducir. Y yo me fijaba en esto: ellos piensan y
proyectan siempre en trminos universales. El Universo
es, en todo momento, el escenario de la fantstica obra que
estn representando desde hace miles o millones, quin
sabe! de aos y, como me dijeron repetidamente, la
fuente inagotable de su vida. Y, en un momento determi
225

224
8EL MENSAJE DE OTROS MUNDOS

nado, insistiran; Ese Universo del que tambin vosotros


formis parte, que os pertenece tanto como a nosotros!
Entonces recalqu, por un lado tenemos lo que
llamis descanso csmico y por otro ese silencio, la
lentitud de vuestros movimientos, el actuar sin la ms
mnima alteracin, y ese hablar con la mirada, ms otros
detalles que seguramente se me escapan... Son sos los
secretos de vuestra lozana? Es decir: de que os detengis
en el punto ptimo de vuestra madurez...
Exacto, querido compaero, esa manera de compor
tamos nos evita todas esas complicaciones que conocis
en la Tierra por el stress. Como ya te hemos dicho, pre
venir es una de las claves de nuestra existencia y no
tan slo el cuidado de nuestros organismos.
^^sta es la segunda vez que me llamis querido com
paero. Para vosotros eso qu quiere decir?
Que emprendemos ima misin juntos, la difusin del
mensaje, y que tenemos plena conanza en ti...
Yo me refera a lo de querido, aclar.
Hemos pronunciado esa palabra como tma pequea
concesin a tu lenguaje. Para que comprendas mejor en
qu grado hemos valorado tu sinceridad desde el primer
momento. Con ello te expresamos tambin nuestra pro
funda gratitud por tu fraternal colaboracin...

en el Mazuco asturiano, en el Manzaneda turolense y en las


marismas gaditanas, por no citar sino los lugares donde me
sent ms en peligro, estuve a punto de dar media vuelta y
regresar a mi casa. Me lo impidi el profundo respeto y ad
miracin que senta ^y siento por los hombres y mujeres
que se echaron al monte, a luchar y a morir dignamente, antes
que ser exterminados como alimaas.

Apndice

En la pgina 18 de mi libro (Guerrillas espaolas, 1936-1960,


Editorial Planeta) ya dej constancia de mis iimumerables te
mores en el captulo Nmina de miedos. En efecto, en mi
azaccinada y aventurosa existencia y en particular con las
aimas en la mano, he llegado a almacenar grandes cantida
des de miedo. Pues bien, todas ellas juntas no tenan parangn
con la que sent a lo largo de los 20000 km que recorr para
recoger informacin, testimonios y datos, en 742 pueblos y al
deas, para escribir el citado libro. Estuve, me puse a tiro, de
toda suerte de esbirros ^uniformados o no a sueldo de los
caciques locales; sobre todo cuando tuve que arriesgarme solo
por caminos forestales o senderos serranos, en busca de lea
dores o pastores. Palabra que llegu a temer que no lo con
tara! Y varias veces, en el cordobs pueblo de Fuente la Lan
cha, en Malcocinado, por Badajoz, en la castellonense Morella,
226

227

sta es la evolucin previsible


de los habitantes de la Tierra
en un futuro cercano si no cambian
su obsesin de sobrevivir
por el placer de v iv ir y crear.

APOSTILLAS FINALES

Se puede adm itir perfectamente la existencia de


vida y de seres dotados de razn en planetas de
nuestro sistema y de otros lugares del Universo. Es
posible que, en funcin de la fuerza de gravitacin
de un planeta dado, de su atmsfera y de otras con
diciones especficas, estos seres dotados de razn
perciban el mundo exterior mediante sentidos que
difieran considerablemente de los nuestros.
V l a d im ir I l y c h U ltanov ,

Lenin

La Tierra es la cuna de la Humanidad. Pero imo


no vive siempre en la cuna.
K o n sta n tin E. T s io l k o v sk y ,
padre de los cohetes soviticos

U ltimas

noticias

A punto de entregar el libro, la revista barcelonesa Ac


tual (nm. 1, 10 de marzo de 1982) publica un reportaje
sobre las disposiciones tomadas por la Unin Sovitica
para escuchar a las voces del Cosmos. Transcribimos los
pasajes ms interesantes con un doble objetivo: el de mos
tra r a nuestros lectores el inters cientfico que despierta
en ima potencia con enormes recursos y el afn de avivar
all la curiosidad hacia el Universo y todo lo que lo integra
y lo compone.

H ola,

terrcolas...!

A finales de setiembre de 1980, el nuevo radiotelesco


pio situado cerca de Stavropol, en el sur de la URSS,
capt seales del espacio exterior. Inmediatamente se im
puso la censura de prensa para este importantsimo hecho.
Ni una sola palabra apareci sobre el particular en los
228

Vaya faena nos hicisteis,


al confiar el resultado de vuestras
investigaciones al Pentgono
sin antes rodearos de todas
las garantas a las que, como
ciudadano del mundo
e investigador, tenais
derecho sobre el uso que se
hara de vuestros descubrimientos!

medios de comunicacin soviticos. Sin embargo, dentro


de los estrechos lmites de la comunidad cientfica sovi
tica, no slo se difundi la noticia, sino que tuvo el efecto
de una bomba. Astrnomos emocionados, impresionados
por la magnitud de la noticia, intercambiaban informacin
que se filtraba hasta ellos desde Stavropol.
Los astrofsicos del Instituto de Exploracin Csmica
Sternberg, en el campus de la Universidad Estatal de
Mosc, se mostraban reacios a hablar del tema. La informacan decan tena que ser oficial. Slo el pro
fesor Nikolai Semionovich Kardashov, director adjunto
del Instituto, estaba autorizado a hacer comentarios sobre
el tema.
No puedo confirmar ni negar el rumor, aunque no es
imposible. Nuestro nuevo radiotelescopio es un instru
mento increble. Estoy seguro de que es cuestin de poco
tiempo, cinco o diez aos a lo sumo, el que la recepcin
y descifrado de mensajes de otras civilizaciones del espa
cio sea algo rutinario en RATAN-600.
RATAN-600 es el nombre en clave de la gigantesca
nueva instalacin cientfica al norte del Cucaso, cuya cons
truccin exigi nueve aos y est en pleno funcionamiento
desde finales del ao pasado. Las siglas RATAN correspon
den al Radio Observatorio de la Academia de Ciencias y el
nmero 600 se refiere al dimetro de su gigantesco radiote
lescopio. La longitud del mismo es de dos kilmetros, aun
que ha sido curvado como el permetro de una gran pared.
El RATAN-600 ha estado a la altura de nuestras es
peranzas. Creamos que una vez terminado, nos pondra
en contacto con civilizaciones exteriores, y as ha sido.
Las seales captadas emanaban de la zona general del
centro de nuestra galaxia y equivalan a sonidos emitidos
a intervalos regulares. Fueron recibidos en la longitud de
onda de 1,8 cm, que es el extremo inferior del campo del
RATAN-600.
La opinin general es que se precisa un trabajo ingente
para resolver el rompecabezas que ofrecen los fragmentos
captados. Para ello, adems, es necesario construir ima
costosa instalacin adicional en el RATAN y la sincroniza
cin con los radiotelescopios de Uzbekistn y Kamchatka,
para abarcar la longitud de onda supuesta. Ambos presu
puestos se encuentran ya en fase de realizacin.
Estamos seguros de que hemos sido descubiertos hace
mucho tiempo por supercivilizaciones, cuyos telescopios
230

pticos superiores, que trabajan sin el impedimento del


polvo interestelar, probablemente han catalogado todos los
planetas de nuestra galaxia, incluida la Tierra. Los men
sajes que se envan desde all hacia fuera van dirigidos a
nosotros en especial porque estn enfocados a nuestro Sol.
Quines son ellos y qu tienen que decirnos? Se espe
ra poder tener respuestas a estas dos cuestiones bsicas
dentro de los prximos diez aos. Los cientficos soviticos,
de momento, han llegado a la conclusin de que estn habi
tados una serie de planetas en el mismo centro de la Va
Lctea, a unos 30 000 aos luz de la Tierra. Una seccin
del RATAN-600 est centrada permanentemente sobre ese
punto determinado de nuestra galaxia. Es sa la direccin
de donde proceden los mensajes.
No excluimos, sin embargo, la existencia de civiliza
ciones en otras zonas de nuestra galaxia. sas son las ms
jvenes, aunque sean muchos miles de aos ms viejos que
nosotros. Estamos seguros de que estn sufriendo una
transformacin gradual de una vida muy semejante a la
nuestra a otra vida ms larga, con partes del cuerpo ente
ramente reemplazables e inmunizados a las enfermedades:
mitad humanoides, mitad robots. Conforme su evolucin
contina y los planetas en que viven se gastan querrn
moverse a otros puntos. Finalmente, viajarn al centro de
nuestra galaxia, donde se unirn a las supercivilizaciones
que han hecho el viaje con anterioridad. Es una migracin
lgica a un punto en el que existe energa ilimitada y que
est libre de las radiaciones mortales que acechan en el
espacio, a modo de xm peligro constante para todos los
seres vivos. Adems, encontrndose en el centro, se hallan
en un punto ideal para poder explorar la galaxia. La dificul
tad para nuestras investigaciones est en que con los te
lescopios ms avanzados, todava tenemos muy pocos datos
a nuestra disposicin.
Para poder avanzar en las investigaciones, los cient
ficos de todo el mundo se encuentran con ima barrera
natural dificilsima de franquear: el polvo interestelar. En
Monte Palomar, en Estados Unidos, ha sido ajustado el
telescopio para incluir la investigacin con rayos infrarro
jos, superando as parcialmente el problema.
Sabemos que la radio es la respuesta si queremos re
solver alguna vez el misterio de lo que creemos es la zona
altamente poblada de nuestra galaxia. En el RATAN-600 ha
comenzado el trabajo en esta direccin, aunque todava
231

se encuentra en sus primeras fases. Estoy seguro que en


los prximos diez aos sabremos lo que est sucediendo
all. En este momento, tenemos an que descubrir cun
tas estrellas hay all y su densidad. Y tambin el tamao
de las acumulaciones gaseosas y sus movimientos. Dnde
han encontrado un puerto estas civilizaciones? Que estn
muy avanzadas respecto a nosotros es seguro, igual que lo
es nuestra conviccin de que nos han encontrado.
En todo caso queda en pie la cuestin de cunta es la
curiosidad que sienten respecto a nosotros. Suciente
para venir a echar una ojeada? Muy posiblemente. A bordo
de los ovnis captados por nuestros radares? Por qu no?
Podran utilizar leyes de fsica para nosotros desconocidas.
Antes de que establezcamos contacto con ellos, nece
sitamos alguna informacin. Inicialmente queremos saber
qu tipo de vida representan y el nivel de su desarrollo.
Seguramente ellos podrn damos consejos respecto a nues
tro desarrollo futuro, podrn incluso sugerirnos que cons
truyamos una nave espacial gigantesca y que nos unamos
a ellos donde estn, aunque probablemente en la fase actual
de la vida y la tecnologa de la Tierra esa misma idea se
escapa a nuestra comprensin. Sin embargo, para los as
trofsicos es una opcin que debemos considerar.
Pero qu hay de los planetas ms cerca de nosotros...
a distancias de 11, 20, 40 o 6 aos/luz? Por qu las se
ales que llegan a RATAN-600 han de proceder del centro
de la galaxia y no de estos planetas? Hubo vida en algunos
de ellos, pero no existe ya. Son planetas abandonados por
sus poblaciones que han emigrado a bordo de gigantescas
Arcas de No hace millones de aos. Tengo confianza
en que en los prximos cinco aos los telescopios pticos
norteamericanos situados en el espacio, descubrirn pla
netas oscuros que giran en torno a algunas de estas es
trellas prximas.
Despus, con la ayuda de gigantescos telescopios po
dremos explorar su superficie. Descubriremos restos de
civilizaciones perdidas que han emigrado. Como los habrn
abandonado al comienzo de nuestra civilizacin, no ha
brn podido conocer nuestra existencia futura. Nuestros
astronautas viajarn hasta all y nos traern pruebas.
Cundo? Necesitaremos otros cincuenta aos de pro
greso acelerado para ello.
El astrofsico Lev Mironovich Gindilis se muestra de
acuerdo con las afirmaciones del doctor Kardashov:
232

Tambin yo espero grandes resultados del RATAN-600.


Estoy absolutamente convencido de que esas otras civi
lizaciones estn intentando comunicarse con nosotros y
deseo podamos admitir oficialmente que han sido recibidas
esas seales. En lo que difiero del doctor Kardashov es en
su afirmacin de que la mayora de las civilizaciones cerca
de nosotros han desaparecido; yo creo que tambin ellas
estn ah, esperando establecer tm dilogo con nosotros.
(El ms grande radiotelescopio del mundo, que se en
cuentra en Arecibo Puerto Rico, construido por los
Estados Unidos, puede captar seales-radio provenientes
de una distancia de 100 aos-luz. Ahora bien, en el radio
de 100 aos-luz de la Tierra se encuentran aproximadamen
te mil sistemas estelares; y algunos de esos sistemas po
dran tener un planeta capaz de albergar vida. Diario Sur/
Oeste. Existe vida en el Cosmos? Sevilla, 24 de febrero
de 1982. Agencia Coprensa.)

L a gran esperanza

Si tuviera que buscar un cierto orden en esas ideas,


conclusiones, sentimientos o deducciones que han germi
nado en m a lo largo de estas pginas, dira lo siguiente:
1. De esos 300 casos largos aqu examinados, slo un por
centaje mnimo puede calificarse de fraude. No es cierto,
por tanto, que la mayor parte de las fotos-ovnis existen
tes en el mundo sean falsas. Quien pueda hacer tal afir
macin habla por hablar. 2. Las naves fotografiadas desde
mucho antes de la segunda guerra mundial como hemos
podido verificar no son armas secretas de las grandes
potencias humanas. Antes, mucho antes de que el hombre
utilizara el avin a reaccin (el 30 de setiembre de 1929),
los ovnis sobrevolaban ya el mundo a velocidades que ni
siquiera hoy podemos soar. Todos los militares del mxmdo me consta lo saben. 3. Esas naves, en consecuen
cia, no proceden de la Tierra. 4. Esas naves, lgicamente,
son dirigidas o tripuladas inteligentemente. 5. Y el estudio
de esos mil documentos grficos nos demuestra que los
ovnis han estado y estn sobre cualquier objetivo: desde
una erupcin volcnica a una base militar, junto a un avin
233

experimental, cerca de nuestros astronautas o muy cerca


de las pequeas o grandes aglomeraciones humanas. 6. Sus
ocupantes los pilotos de los ovnis conocen al hom
bre y al planeta Tierra innitamente mejor que nosotros
mismos. 7. Slo a partir del invento de la fotografa han
podido ser atrapados por nuestra civilizacin. Pero, real
mente, desde cundo nos visitan? 8. Son ellos quienes
parecen elegir el lugar, el momento y el fotgrafo que se
encargar de dejar testimonio de su presencia. (De los
300 casos aqu analizados, una tercera parte rene los re
quisitos necesarios como para sospechar tal conclusin.)
9. No abemos las razones, pero los tripulantes de esos
ovnis parecen divertirse a costa de ios cientficos y de
los grandes profesionales de la fotografa. (La inmensa ma
yora de las fotos-ovni han sido y son hechas por modes
tos aficionados, con no menos modestos equipos. En el
clebre y sofisticado Proyecto Starlight norteamericano te
nemos una de las pruebas ms concluyentes...) 10. Salvo
raras excepciones, estas naves permanecen ante el fot
grafo el tiempo justo para la obtencin de una, dos o tres
imgenes. (Curiosamente, estas escasas tomas son casi
siempre las ltimas del rollo.) 11. Resulta igualmente ex
trao que ms del 33 por 100 de los fotgrafos que han
captado imgenes de ovnis han tenido la ntida sensacin
de que el objeto se estaba dejando fotografiar... 12. Aun
que, como ya anunci en su momento, preparo un amplio
trabajo sobre los llamados ovnis invisibles, debo adelan
tar que la realidad de este fenmeno en el millar de foto
grafas aqu expuestas es otra constante. Yo aadira que
una constante de suma trascendencia, a todos los nive
les... 13. El hecho evidente de que ninguna de estas naves
pertenecientes a muy distintas humanidades galcti
cas o dimensionales se ponga en contacto pblico y
oficial con el hombre de la Tierra obliga a pensar en uno o
varios motivos que son estrictamente respetados por
todos ellos. Es muy probable que su LIBERTAD, su con
cepto de la libertad propia y ajena sea radicalmente dis
tinto al nuestro. 14. De este estudio se desprende otro hecho
incuestionable: nos observan estrechamente. 15. Es per
fectamente verosmil que estos miles de documentos gr
ficos y pelculas obedezcan a un perfecto y minucioso
plan de concienciacin del ser humano, en relacin a
otras realidades.
Y termino con un sentimiento que slo puede llenar234

Este es el primer documento


grfico de que se dispone.
Fue tomado en los Estados
Unidos en 1947. Un grupo
de proyectores de una base
area localiz a una
escuadriiia de ovnis.

Fotografa tomada
en las costas
de Brasil, el 21
de febrero de 1958,
ante varios centenares
de cientficos.
La reproducimos por
la gran similitud con
la nave espacial que
visit el autor.

nos de alegra y de esperanza: el futuro del hombre de


este planeta ya est siendo mareado por esas naves. Somos
quiz como el beb que ha logrado incorporarse en su
cuna y que descubre a su alrededor a otros seres, mucho
ms antiguos, mucho ms expertos y mucho ms sabios. *

L a Antrtida:

tran las principales materias primas que la Humanidad


necesita. En las profundidades martimas que rodean el
continente, as como en sus mares adyacentes, existe una
gran cantidad de petrleo y de metros cbicas de gas natu
ral, metano, etc... Con todo esto hay que decir que uno
de los principales mares que baan a todo el territorio,
el de Weddell, es el que guarda mayor cantidad de seres
\vos. {El Correo Cataln, Barcelona, 5 de mayo de 1982,
p. 18.)

gran reserva de alimentos

Recurdese: ellos me dijeron que no tenamos que hacer


caso de los vaticinios de los sesudos especialistas en la ma
teria, maltusianos o no maltusianos, cuando afirmaban que
el mundo no podr alimentar los ocho mil millones de ha
bitantes del planeta Tierra en las primeras dcadas del ao
2000. Y me aseguraron que con los recursos conocidos por
ellos de la Tierra podan vivir, dignamente, de cuarenta
a cincuenta mil millones de seres humanos.
Pues bien, lea el lector amigo estos extractos de un ar
tculo aparecido en la prensa nacional:
La Antrtida, un continente de hielo que puede alimen
tar a todo el planeta. La Antrtida, con un 98 % de su volu
men total helado, tiene posiblemente las mayores reservas
tanto martimas como minerales de todo el planeta. Lla
mada tambin el Nuevo Eldorado, est desmaterializada,
y en sus hielos est prohibida toda clase de almacenaje
de materias nucleares. De igual modo la flora y la faima de
estas tierras estn protegidas por un tratado, cuyos miem
bros firmantes ya han afincado una serie de bases cientficas
para el estudio y la investigacin de los recursos naturales
de la Antrtida.
En el captulo de los alimentos, se estima que sus re
cursos son ciertamente muy valiosos. Por ejemplo: la ex
plotacin del Krill, perteneciente a la familia de los crus
tceos, el cual, segn estudios, podra perfectamente ali
mentar a toda la Tierra, ya que aun cuando su explotacin
es poco reconocida, parece ser que podra tener una pro
duccin de 100 a 150 millones de toneladas anuales.
En cuanto a los recursos minerales de la Antrtida,
bajo una capa de cielo de ms de 2 000 metros, se concen1. Vr: L o s visitantes. T error en la L u n a y L a g ra n oleada, de
J . J. Benitez. E ditorial Planeta. Barcelona. 1982.

237
236

PEQUEO HOMENAJE A MIGUEL DE CERVANTES

La edad

de oro : discurso de don

Q uijote

a los cabreros

Antes de dar la palabra a don Miguel de Cervantes, por


boca de Don Quijote de la Mancha, permtasenos subra
yar un par de cosas: la primera es que slo conocemos
un pas donde la fcunosa novela del ilustre manco sea
poco menos que el libro de cabecera de la inmensa ma
yora de sus habitantes: la Cuba socialista. Y la segunda,
que sea aqu, precisamente en Espaa, la cuna del autor y
de sus principales personajes, y escenario de tan dilatadas
y aleccionadoras aventuras, el lugar donde menos se co
nocen esas incomparables e insuperables lecciones de vida
rmadas y rubricadas por el Ingenioso Hidalgo y su el y
sagaz escudero.
A menudo, hablando de nuestros tiempos (la era mo
derna, y a dos pasos del siglo xxi, metidos ya en la llamada
era tecnolgica), hemos llegado a la conclusin, con
gente amiga que comparte nuestra inquietud por la in
cesante deshumanizacin de nuestras vivencias ^mejor
dicho: las de nuestros hijos y nietos, de que la civiliza
cin terrestre ms concretamente: la impuesta por los
pases superdesarrollados tendra que marcar un parn
y examinar hasta qu pimto debera retroceder, palpar
bien la realidad, y reemprender la marcha hacia el pro
greso por vas inconfundiblemente progresistas. Es decir:
aquellas en las que la conciencia del hombre est por en
cima de todo, incluido su estmago. No se trata de volver
a la Edad de Piedra, por supuesto, pero es posible que un
da no lejano el Hombre y la Mujer de la Tierra se vean
obligados a hacer un balance de las distintas Edades co
238

nocidas por nuestra civilizacin y deban extraer de ellas


las cosas positivas que cada una de esas Edades encerra
ba y, con los materiales recuperados y los ms aprovecha
bles de que ahora disponemos, componer esa Edad de
Oro, como la llamaba Don Quijote, que podra constituir
la meta futura de la Humanidad. Aquella en que, por de
cirlo con palabras del Caballero de la Triste Figura, no
existiese ni lo tuyo ni lo mo, sino lo de nadie, que es, en
suma, lo de todos.
Ahora veamos la pltica que don Quijote dedic a los
cabreros y que demuestra, si todava fuese necesario, que
las edades de oro han estado siempre estn al alcan
ce del ser humano de la Tierra. Y que basta, para alcan
zarlas, con que se lo proponga...
Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los
antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en
ellos el oro, que en nuestra edad de hierro tanto se esti
ma, se alcanzase en aquella era venturosa sin fatiga alguna,
sino porque entonces los que en ella vivem ignoraban
estas dos palabras de tuyo y mo.
Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes; a
nadie le era necesario para alcanzar su ordinario sustento
tomar otro trabajo que alzar la mano y alcanzarle de las ro
bustas encinas, que liberalmente les estaban convidando con
su dulce y sazonado fruto. Las claras fuentes y corrientes
ros, en magnfica abimdancia, sabrosas y transparentes
aguas les ofrecan. En las quiebras de las peas y en el
hueco de los rboles formaban su repblica las solcitas
y discretas abejas, ofreciendo a cualquier mano, sin inte
rs algimo, la frtil cosecha de su dulcsimo trabajo. Los
valientes alcornoques despedan de s, sin otro artificio que
el de su cortesa, sus anchas y livianas cortezas, con
que se comenzaron a cubrir las casas, sobre rsticas esta
cas sustentadas, no ms que para defensa de las inclemen
cias del tiempo.
Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia:
an no se haba atrevido la pesada reja del corvo arado a
abrir ni visitar las entraas piadosas de nuestra primera
madre, que ella, sin ser forzada, ofreca, por todas partes
de su frtil y espacioso seno, lo que pudiese hartar, sus
tentar y deleitar a los hijos que entonces la posean. En
tonces s que andaban las simples y hermosas zagalejas de
valle en valle y de otero en otero, en trenza y en cabello,
sin ms vestidos que aquellos que eran menester para cu
239

brir honestamente lo que la honestidad quiere y ha que


rido siempre que se cubra, y no eran sus adornos de los
que ahora se usan, a quien la prpura de Tiro y la por
tantos modos martirizada seda encarecen sino de algimas
hojas verdes de lampazos y yedra entretejidas, con lo que
quiz iban tan pomposas y compuestas como van agora
nuestras cortesanas con las raras y peregrinas invenciones
que la curiosidad ociosa les ha mostrado. Entonces se
decoraban (recitaban de memoria) los conceptos amoro
sos del alma simple y sencillamente del mesmo modo y
rpanera que ella los conceba, sin buscar artificioso rodeo
de palabras para encarecerlos.
No haba el fraude, el engao ni la malicia mezcln
dose con verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus
propios trminos, sin que osasen turbar ni ofender los del
favor y los de inters, que tanto ahora la menoscaban,
turban y persiguen. La ley del encaje an no se haba sen
tado en el entendimiento del juez, porque entonces no
haba que juzgar, ni quien fuese juzgado. Las doncellas y
la honestidad andaban, como tengo dicho, por dondequie
ra, sola y seora, sin temor que la ajena desenvoltura y
lascivo intento la menoscabasen y su perdicin naca de
su gusto y propia voluntad. Y agora, en estos nuestros de
testables siglos, no est segura ninguna, aunque la oculte
y cierre otro nuevo laberinto, como el de Creta; porque
all, por los resquicios o por el aire, con el celo de la mal
dita solicitud se les entra la amorosa pestilencia y les hace
dar con todo su recogimiento al traste. Para cuya segu
ridad, andando ms los tiempos y creciendo ms la mali
cia, se instituy el orden de los caballeros andantes, para
defender las doncellas, amparar las viudas y socorrer a
los hurfanos y a los menesterosos.
(Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, pri
mera parte. Edicin, estudio y notas de Juan Bautista
Avalle-Arce. Editorial Alhambra. Madrid, 1979, pp. 153-154155. Los cabreros y discurso de la edad de oro.)

240

BREVE EPILOGO

El xito es una banalidad... una banalidad ab


soluta.
Orson Welles

Confieso, lector amigo, que a m, a ratos, todo esto tambin


me pareca un sueo. Pero por tres razones concretas no
es as: la primera es a m me consta y debera constar a
muchos, que todas esas bienaventuranzas de las que
ellos explicaron gozan, han estado y siguen estando al
alcance de los habitantes de la Tierra. Todas sin excepcin.
Bastara con proponrnoslo seriamente. La otra razn es
que la mayor parte de los datos que yo aporto tan slo
el mensaje es muy distinto de los precedentes, precisamente
por sus muy justificados ribetes de ultimtum haban
sido facilitados antes por otros pobladores de la Tierra
que, de una manera directa o indirecta, han tenido con
tacto con ellos. Esto lo he podido comprobar a medida
que, para documentarme sobre el tema, iba leyendo los
testimonios ms serios avalados por los ms autorizados
especialistas en la materia.
La otra razn que ya seal, pero que repetir una
vez ms: es que yo, desde el 19 de julio de 1936, no he
vuelto a soar ms; ni dormido ni despierto.
Y curiosamente y esto no es casualidad con quie
nes ms he coincidido ha sido con dos compatriotas nues
tros un cataln y un canario cuyos testimonios figu
ran en estas pginas. No intento con ello acuar predesti
nacin alguna respecto los pueblos ibricos en los futuros,
y ya quiz no muy lejanos, asuntos del Universo. Pero ah
est la Historia ^nuestra historia para demostrar que
si a veces a los hijos de la piel de toro se nos ha echado
en cara el hablar alto, nosotros podamos haber contestado:
hablamos alto porque podemos. Pero no, el que dio la
mejor respuesta, en 1942, desde su exilio mexicano, fue el
poeta Len Felipe: Sin embargo, el espaol no habla alto.
241

Ya lo he dicho. Lo volver a repetir: El espaol habla


desde el nivel exacto del Hombre y el que piense que habla
alto es porque escucha desde el fondo de un pozo. O sea:
desde las cloacas de la Historia.
Nosotros deseamos, sinceramente, pensando en esos co
terrneos nuestros que se tapan los odos o se cierran
en banda, lo mismo da para no escuchar las seales
que nos llegan del Cosmos, que su actitud no se deba a
que viven, a que se estn zambullendo, y aun refocilando,
en las ms pestilentes cloacas del planeta Tierra.

AGRADECIMIENTOS

A mi buen amigo Antonio Ribera i Jord, por sus oportu


nos y atinados consejos sobre la materia. Y tambin por
su afectuoso prlogo.
A mi viejo amigo, Juan Garca Atienza, uno de los es
paoles que, con Julio Caro Baroja, ms sabe de nuestra
intrahistoria, que fue mi primer contacto, tras el encuen
tro con ellos, y cuyas orientaciones, de todo tipo, tan pro
vechosas me han sido.
A Luis Jos Grifol i Gutirrez, apasionado observador
de todo lo que nos llega del cielo como nuestro comn
amigo Ribera, que tuvo la gentileza de poner a mi dis
posicin su coleccin de lmes, rodados en vivo por
nuestras tierras.
Al Centro de Estudios Interplanetarios (CEI) de Bar
celona, en cuya sede, y gracias a los cambios de impre
siones con varios de sus miembros, y tambin a travs de
su revista Stenbek, ha redondeado algo ms mis conoci
mientos sobre el Universo.
Al Groupe d'tudes dObjets Spatiaux (GEOS), de SaintDenis-de-Rebais (Francia), por su informacin y documen
tacin en particular a travs de su revista Hypothses
extraterrestres, y en especial a su director, Grard Lebat,
por la celeridad con que atendi mis peticiones.
A Pere Oliv y al Diario de Barcelona, por su cortesa
al permitimos reproducir varias de las tiras humorsticas
publicadas en el decano de la prensa continental europea.
A Carlos Gimnez Gimnez ^y a Ediciones de la Torre,
de Madrid, de imo de cuyos cuadernos de la coleccin
Papel Vivo (rase una vez en el futuro) nos han dejado
reproducir el Via Crucis del reverendo Padre Oribacio, el
misionero galctico.
242

243

A Rafael Lpez Corrales, joven estudiante de Bellas Ar


tes, autor de las lminas al leo que reproducen las prin
cipales escenas vividas por m en la noche del 31 de agosto
al 1 de setiembre de 1981.
A Joan Queralt, artista de la pluma y del objetivo, que
supo captar y reproducir la fisonoma de una de las fminas extraterrestres. Y a su compaera Sarah, cuya simp
tica colaboracin hizo posible la realizacin de nuestro pro
yecto.
A los estudiosos en la materia por su ayuda y la for
ma de prodigarla, cuya actuacin da constancia de que,
en torno a las realidades y las incgnitas de otros mtmdos,
tambin evolucionan personas serias y bien preparadas.
Y, naturalmente, a todos aquellos que algunos sin
haber dedicado nunca una atencin especial al llamado
fenmeno ovni me han animado a escribir este libro,
tan inslito en mi singladura literaria.

LIBROS, REVISTAS Y PERIDICOS CONSULTADOS

Obras

consultadas

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neta (edicin ilustrada), Barcelona, 1981. Lleva ndice onomstico
y de obras consultadas.
Un caso perfecto. En colaboracin con Rafael Farriols (varias
ediciones). Plaza y Jans editores, Barcelona, 1976 (5.* edicin).
El misterio de UMMO. Plaza y Jans editores, Barcelona, 1980
(varias ediciones).
Laltra banda del mirali (en cataln). Editorial Prtic, Barce
lona, 1980.
,
Ovnis en Espaa e Iberoamrica. Plaza y Jans editores, Barce
lona, 1980.
D I
De veras los ovnis nos vigilan? Plaza y Jans editores, Barcelo
na, 1980.
. .
El gran enigma de los platillos volantes (5.* edicin). Plaza y Janes
editores, Barcelona, 1980.
Saenz Dez, J. I., La civilizacin del desperdicio. Editorial DOPESA,
Barcelona, 1971.
247

S agan, Carl, Cosmos. ditions Mazarine, Pars, 1981. (De prxima

aparicin en Editorial Planeta, en abril de 1982.)


El cerebro de Broca. Editorial Grijalbo, Barcelona, 1981.
Murmullos de la Tierra (en colaboracin con otros autores). Edi
torial Planeta, Barcelona, 1981.
Santayana, George, El sentido de la belleza. Editorial Montaner y
Simn, Barcelona, 1968.
Saint-Marc, Philippe, Socialisation de la Nature. ditions Stock,

Paris, 1971.
Science, La Science au 20 sicle. (De l'origen de la vie la victoire

sur les maladies, du nouyau atomique l'expansion de l'Univers.)

ditions Livre-Club Diderot, Paris, 1981.


Selhs , Wilh em , Pero estuvieron aqu (Pruebas cientficas de la

Noir et Blanc. Pars.


Paris-Match. Pars.
Ciencia y pensamiento. Madrid.
Hoja del Mar. Madrid.
Oxgeno. Madrid.
Spoutnik. Pars.
tudes sovitiques. Pars.
Lumires dans la Nuit. Paris,
Hypothses extraterrestres. Rebais/Francia.
L'autre monde. Paris.
Tigris. Madrid.
El jueves. Barcelona.
Actual. Barcelona.
Science-Digest. Pars,

presencia extraterrestre). Editorial Argos-Vergara, Barcelona, 1976.


SOYKA, Fred, y E dmonds, Alan, El efecto de los iones (Cmo la elec

tricidad del aire rige la vida y la salud). Editorial EDAF, Ma


drid, 1977.
Valle, Jacques, Chronique des apparitions extra-terrestres. ditions
Denel, Paris, 1971.
Pasaporte a Magoria. Plaza y Jans editores, Barcelona, 1971.
Vajk, Peter, La fin du monde n'aura pas lieu. ditions Seghers,
Paris, 1981.
Walter, J. J., Plantes pensantes. ditions Denel, Paris, 1980.
Whittaker, E., Le commencement et la fin du monde. ditions Albin
Michel, Paris, 1953.

Revistas

consultadas

Pour la Science. Paris.


Science et Vie. Paris.
Sciente et Avenir. Paris.
Historia. Paris.
Historama. Paris.
a m'intresse. Paris.
Historia-Magazine. Paris.
Miroir de l'Histoire. Paris.
Nouvel Observateur. Paris.
Le Point. Paris.
Alien. Madrid.
Mundo Desconocido. Barcelona.
Lo inexplicado. Barcelona.
Contactos. Madrid.
Karma-7. Barcelona.
Gaceta Ilustrada. Madrid-Barcelona.
La Actualidad Espaola. Madrid.
Sbado Grfico. Madrid.
Quercus. Madrid.
Cincia. Barcelona.
Blanco y Negro. Madrid.
Intervi. Barcelona.
Cambio-16. Madrid.
248

P eridicos

consultados

Pueblo. Madrid.
Informaciones. Madrid.
YA. Madrid.
La Gaceta del Norte. Bilbao.
La Voz de Asturias. Oviedo.
Ideal. Granada.
Tele/eXprs. Barcelona.
Mundo Diario. Barcelona.
La Vanguardia. Barcelona.
El Noticiero Universal. Barcelona.
El Correo Cataln. Barcelona.
Diario de Barcelona. Barcelona.
El Peridico. Barcelona.
Diario de Navarra. Pamplona.
El Correo de Andaluca. Sevilla.
El Pas. Madrid.
El Da. Santa Cruz de Tenerife.
France-Soir. Pars.
La Dpche. Toulouse.
Midi-Libre. Montpellier.
Sud-Ouest. Burdeos.
V Indpendant. Perpin.
Sol. Mlaga..
Aragn!Exprs. Zaragoza.
Le Monde. Pars.
Sur/Oeste. Sevilla.

Indice onomstico

Las cifras en cursiva remiten a las ilustraciones

Adamski: 173,186.
Adn: 11.
Aleixandre, Vicente: 9.
Als, A.: 58.
Alsio, san: 168.
Allingham, Cedric: 186.
Amberst, Jeffrey: 161.
Angelucci, Orfeo M.: 155,156.
Arag, Franois: 36.
Aranguren, Jos Luis L.: 167.
Arias Navarro, Carlos: 168.
Aristteles: 133.
Asimov, Isaac: 213.
Avalle-Arce, Juan Bautista: 240.
Azaa, Manuel: 92.

Bamaby, Frank: 46.


Bartiaux: 186.
Benitez, Juan Jos: 114,
195, 196,198, 236.
Bergson, Henri: 12, 216.
Bethurum, Truman: 186.
Bohr. Niels: 167.
Bordas Bley. Jaume: 16,
172, 173, 174, 176, 177,
180, 182, 183, 184, 185,
188,198.
Bordas, Odile de: 188.
Borcl, Jean: 13.
Borg, Bjrn: 66.
Broca, Paul: 11.
Brller, Jean: 11, 204.
Buda: 11.

190, 193,

101, 171,
178, 179,
186, 187,

Campaa, Jos Antonio: 15.


Camus, Albert: 69.
Candel, Francisco: 22.

Carande, Ramn: 92.


Caro Baroja, Julio: 243.
Carsi Lacasa, Alberto: 82,159.
Carsi Lacasa, Ricardo: 82.
Casals, Pau: 80.
Cases, Michel: 187,188.
Castro, Amrico: 72.
Cela, Camilo Jos: 69,216.
Cervantes Saavedra, Miguel de:
238, 240,
Cervera, ebanista: 22.
Csar, Cayo Julio: 46.
Colchero, Jos V.: 45.
Copmico, Nicols: 134.
Coubertin, Pierre de: 66,
Cousteau, Jacques-Ives: 188.
Cuesta (profesor de cultura fsi
ca): 98.
Curie, Marie: 132,167.
Curie, Pierre: 132, 167.
Cyrano de Bergerac, Savinien
de: 16.
Davis, Miles: 88.
Debussy, Claude: 158.
Drake: 171.
Droscher, Vitus B.: 70.
Druyan, Ann: 34, 201.
Ducommun, Henri: 188,190.
Ducommun, hermanos: 186, 188.
Durruti, Buenaventura: 220.

Epicuro: 21.
Evans, Bill: 88.
F., Julio: 15.
Farriols, Rafael: 188, 190.
Felipe, Len Felipe Camino, lla
mado Len: 19, 20, 241.
251

Fernndez de Oviedo, Gonzalo:


134.
Ferrer Galn, Ernesto: 191.
Ferrer i Gurdia, Francese: 83.
Fontenelle, Bernard Le Bovier
de: 16.
Fort, Charles: 11.
France, Anatole: 31.
Franco Bahamonde, Francisco:
95.
Franois: 171.
Fry, Daniel: 186.
Funs, Louis de: 207.
Gabarrou, madame: 7, 31.
Gabarrou, monsieur: 7,31.
Gala, Antonio: 34, 59, 216.
Galileo, Galileo Galilei, llamado:
134.
Garaudy, Roger: 166,213.
Garca Atienza, Juan: 35, 101, 145,
148 243.
Garca Lorca, Federico: 165.
Garca Mrquez, Gabriel: 26.
Garric, monsieur: 69.
Garrido, Albert: 92.
Gaulle, Charles de: 124.
Germinal: 160.
Gimnez, Carlos: 216,243.
Gindilis, Lev Mironovich: 232.
Giner de los Ros, Francisco: 19.
Giroud, Franoise: 167.
Goethe, Johann Wolfgang: 166.
Gogh, Vincent van: 124.
Goi, Lorenzo: 4L
Gonzlez de Tnago, Alberto: 165.
Grau, Joaquim: 11, 66, 86, 204,
205.
Grifol i Gutirrez, Llufs Josep:
243.
Haldane, J. B. S.: 11.
Hernndez, Francisco: 134.
Herrero Soria, Miguel: 153.
Huet Fiera, Manuel: 201.
Huxley, Thomas Henry: 167.
Hynek, J. A.: 15.

Jung, Cari Gustav: 155, 156.


Kant, Immanuel: 43.
Nikolai Semionovich;
230, 232, 233.
Kazuaki Twasaki: 57.
Keel, John A.: 213.
252

Lain Entralgo, Pedro: 134.


Lebat, Grard: 243.
Leconte de Lisle, Charles M. Le
Conte, llamado: 69.
Lem, Stanislaw: 216.
Lenin, Vladimir Ilich Ulinov,
llamado: 228.
Lvy-Strauss, Claude: 206.
Lpez Corrales, Rafael: 244.
Luciano de Samosata: 16.
Lucrecio: 57.
Machado Ruiz, Antonio: 12,17.
Maestre Alfonso, Juan: 156.
Maikowski, profesor: 154.
Malraux, Andr: 124,206.
Mallo, Maruja: 11.
Margalef, Ramn: 165.
Maras, Julin: 92.
Marlowe, Christopher: 166.
Marsillach, Adolfo: 167.
Mayr: 171.
McDonald, James E.: 171.
Miller, Henry: 204.
Mingo, Raimundo: 170.
Modigliani, Amedeo: 124.
Moles, Manolo: 198,199.
Molino, Femando: 191.
Montenegro, Conchita: 42.
Montlaur: 33.
Morrison: 171.
Muza, 170.
Nou, M.: 182,188.
Oberth, Hermann: 49.
Oliv, Pere: 243.
ONeill, Gerard K.: 213.
Ortega y Gasset, Jos: 92.
Paasen, Van: 220.
Padrn Hernndez, Francisco:
192, 193, 194, 195, 196, 198.
Pascal, Blaise: 206.
Ptain, Philippe: 33.
Pi, Jean: 182,188.
Picasso, Pablo Ruiz: 57, 124,125.
Poe, Edgar Allan: 28.
Poincar, Henri: 12.
Pons Ferrer: 35.
Pons Prades, hermanos: 22, 30.
Pons Santano, hermanos (hijos
del autor) : 35.
Pons Sistemas. Eduardo: 7, 22,
23,30,31 3 4,35.-47.
Prades uo, Gloria: 7, 22, 23,
30,31. 47.

Quento (gua): 86.


Queralt, Joan: 244.
Queralt, Sara de: 244.
Ramn y Cajal, Santiago: 132,
167.
Reguant i Gili, J. M.: 35, 149.
Rey Brea, scar: 170.
Reyes, Luis: 210.
Ribera i Jord, Antonio: 13, 15,
17, 21, 101, 171. 172, 190, 243
Rodrigo, Antonina: 7, 58, 148, 202,
224.
Rodrguez de la Fuente, Flix:
118,165, 208.
Rodrguez Rodrguez, Guillermo:
191.
Roeling, Bert V. A.: 46.
Rostand, Jean: 11.
Roulien, Raoul: 42.
Rouveix, Andr: 154.
Ruiz, Pedro: 156.
Sagan, Carl: 34, 42, 43, 44, 46,
100,153, 171, 201.
Saint-Marc, Philippe: 156.
Sams, Leopoldo: 66, 86.
Snchez Drag, Femando: 69.
Santiago (encargado de taller):
22.

Scherenbotev, doctor: 154.


Serai Coca, Manual: 30.

Shakespeare, William: 16.


Simpson: 171.
Siracusa, Eugenio: 17,186.
Scrates: 141.
Sosa, diputado: 170.
Soulanes, Louis: 101.
Sprinkle, Leo: 15.

Tarik: 170.
Teizieff. Haroun: 135.167,168.
Thoreau, Henry-David: 40.
Trueta, Josep (abuelo del m
dico); 57,58.
Trueta i Raspali, Josep: 57, 58.
Tsiolkovsky, Konstantin E.: 228.
Vajk, J. Peter: 12,102.
Valle, Jacques: 186.
Venquelef, Genevive: 15.
Verne, Jules: 28.
Victor, Paul-mile: 180,213.
Vidal, Diego: 198, 199.
Vidal, Pedro: 198,199.
Vidal, Pepa: 198,199.
Vidart, Rosine: 155.
Voltaire, Franois M. Arouet, lla
mado: 16.
Welles, Orson: 114,241.
Wells, H. G.: 28.

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