Huichilobos Alfonso Trueba
Huichilobos Alfonso Trueba
Huichilobos Alfonso Trueba
Alfonso Trueba
Huichilobos
4 Edicin
Justo Sierra.
l formular el filsofo Samuel Ramos la pregunta: existen en Mxico numerosas personas veraces? 1 plante,
a nuestro juicio, una de las cuestiones ms importantes
al bien de la nacin que puedan ser sometidas en un examen
colectivo de conciencia que practicramos los mexicanos.
El mismo filsofo responde indirectamente a la pregunta
cuando dice que la verdad no es, en manera alguna, una necesidad de nuestra vida social y poltica; toda ella est encubierta por una tupida red de apariencias engaosas, de mentiras
convencionales que se juzgan necesarias a su mantenimiento y
colocan a la verdad en la situacin de un objeto indeseable.
Y es que no es fcil someterse a una constante exigencia de
verdad, porque no siempre sta es agradable, ni responde a los
ms ntimos deseos de la voluntad.
Por esta razn, o sea, porque la verdad suele ser ingrata y
molesta, fugitivos de ella, nos hemos asilado en un mundo de
ficciones tan absurdas como las que puede crear el uso de la
mariguana. Parece que vivimos bajo el efecto de alguna droga
que deliberadamente hemos consumido para evitar el contacto
de la realidad que nos hiere.
Esto explica, en parte por lo menos, el falseamiento de los
hechos histricos. Hay en nuestro pasado verdades que nos deprimen, que nos rebajan, y en vez de, encararlas, las rehumos
cobardemente y creamos una imagen en la que pretendemos
vernos reflejados, y nos recreamos en ella, aunque esa imagen
sea falsa, y a veces ridculamente falsa.
(1)
El Perfil del Hombre y la Cultura en Mxico, Ed. Espasa Calpe, p. 134.
As, al investigar cmo eran, qu hacan, qu clase de civilizacin construyeron nuestros antepasados indgenas, hallamos
una porcin de noticias que nos revelan hechos incompatibles
con la idea de grandeza que acerca de ellos tenamos preformada; entonces apartamos esa verdad desagradable de nuestra
mente y creamos una ficcin a nuestro gusto.
Pues bien, un pueblo que se refugia en la mentira es un
pueblo perdido. No mejorar nunca. Vivir en una inmutabilidad egipcia, como tambin dice don Samuel Ramos, porque de
la nada es imposible derivar algo.
En las hojas que siguen exponemos un aspecto de la civilizacin de los antiguos mexicanos, o sea su religin, su idolatra
antropofgica y monstruosa. No expresamos ninguna novedad,
pues de lo que se habla aqu todo mundo sabe algo; nicamente
recordamos hechos que es til tomar en cuenta, y los recordamos sin desfigurarlos, sin alterar ninguno de sus elementos
con qu propsito? Con el de que nos contemplemos en el claro
y verdadero espejo de nuestra historia y desterremos fbulas y
patraas que estorban nuestro paso por el mundo.
Slo quien es veraz es fuerte. Nuestra debilidad como pueblo
es quiz un resultado de la mentira, y la mentira es al mismo
tiempo origen de nuestra debilidad. Seamos veraces, y sindolo
empezaremos a aprender a ser fuertes.
(1)
Clavijero Francisco J. (Cl.), Historia Antigua de Mxico y de su Conquista,
libro VI.
(2)
Sahagn, Fray Bernardino de (Sah.), Historia General de las Cosas de Nueva
Espaa. Tomo I, Libro I, Cap. I.
(3)
Cl. Lib. VI.
(4)
Daz del Castillo Bernal (B.D.C.), La Conquista de Nueva Espaa, Cap. 92.
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Huichilobos
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EL GRAN TEOCALI
(5)
Sah., T. I., Cap. XVI.
(6)
Corts Hernn, Segunda Carta de Relacin.
(7)
B. D. C., Cap. 92.
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