Historia Series de Fourier
Historia Series de Fourier
Historia Series de Fourier
Fernando Bombal
d2 y
= ky
dt2
cuya soluci
on general es
r
y(t) = C1 sen t + C2 cos t,
k
.
m
A lo largo del siglo XVII y la primera mitad del XVIII se haban desarrollado considerablemente los metodos de resoluci
on de este tipo de ecuaciones. Sin embargo, cuando
en el fen
omeno estudiado dependa de dos o m
as variables significativas, su modelizaci
on
vena dada por una ecuaci
on en derivadas parciales, mucho m
as difcil de tratar. Uno de
1
Fernando Bombal
d2 y
dx2
= ky (con k funcion
del tiempo). Este resultado ya haba sido obtenido en 1715 por J. Taylor.
En 1747, Jean le Rond DAlembert, el famoso enciclopedista, se interes
o por el
problema. A traves de un an
alisis infinitesimal y las leyes fsicas pertinentes, DAlambert
obtuvo la ecuaci
on diferencial que rige el fen
omeno, a saber:
2
2u
2 u
=
a
,
t2
x2
(1.1)
donde a es una constante que depende de las caractersticas fsicas de la cuerda y que, por
simplicidad, supondremos en lo que sigue igual a 1. A continuaci
on, tras unas ingeniosas
manipulaciones formales, consigui
o obtener la integral general de la ecuacion (1.1) en la
forma
u(x, t) = (t + x) (t x)
siendo una funci
on arbitraria.
:= g(x). A continuaci
on DAlembert establece que las funciones f y g no pueden
2
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ser arbitrarias, sino que deben satisfacer ciertas condiciones. Esencialmente, DAlembert
sostiene que, debido al metodo de resoluci
on, las funciones admisibles como valores iniciales deberan ser, por un lado, periodicas de periodo 2`, y por otro, suficientemente
lisas, debiendo verificar la ley de continuidad y una condici
on geometrica que equivale,
en terminos modernos, a ser dos veces diferenciables (sin picos).
Un a
no despues, en 1750, el gran Leonard Euler presenta el primero de los 15
trabajos que dedic
o a este problema, iniciando as un debate que dur
o cerca de 50 a
nos
y en el que intervinieron la mayora de los grandes matem
aticos de la epoca. La solucion
de Euler no difiere tecnicamente de la de DAlembert, aunque s el metodo de deduccion.
Partiendo de la posici
on inicial u(x, 0) := f (x) de la cuerda, obtiene geometricamente la
soluci
on en la forma
1
1
f (t + x) + f (t x).
2
2
Para Euler, esta ecuaci
on funcional describe totalmente el fen
omeno fsico y, por tanto, no
u(x, t) :=
supone restricci
on alguna para f . Por tanto, puesto que podemos elegir arbitrariamente
la forma inicial de la cuerda (y Euler pone concretamente el ejemplo de una poligonal),
f puede ser totalmente arbitraria, e.d. regular y contenida en una cierta ecuaci
on, o
irregular y mec
anica.
El problema subyacente en esta polemica estriba, en primer lugar, en la noci
on misma
de funci
on, que Euler y DAlembert utilizaban con el mismo nombre, pero con significados
distintos. En general, la idea de funci
on no haba sido definida con claridad. Para los
matem
aticos del XVIII la noci
on m
as aceptada es la adoptada por el propio Euler en el
Captulo I de su famoso Introductio in Analysin Infinitorum, publicado en 1748:
Una funci
on de una cantidad variable es cualquier expresi
on analtica formada con la cantidad variable y con n
umeros o cantidades constantes.
Una funci
on est
a sujeta a la ley de continuidad si puede expresarse en todo su dominio
por una s
ola expresi
on analtica, siendo en otro caso discontinua. De modo que, para Euler,
funciones como
|x| :=
x,
si x 0
x, si x < 0
son discontinuas.
Un poco m
as adelante, Euler explicita la idea que tenan todos los matem
aticos de que
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Fernando Bombal
cualquier funci
on admisible en matem
aticas poda expresarse como una serie de potencias
con exponentes naturales, salvo en un n
umero finito de puntos a lo m
as. A lo largo de
la obra, Euler fundamenta esta convicci
on obteniendo los desarrollos en serie de una gran
cantidad de funciones.
La culminaci
on y sistematizaci
on de esta noci
on de funci
on se encuentra sin duda en
la monografa Theorie des fonctions analytiques, publicado en 1797 por J. L. Lagrange
como libro de texto para sus alumnos de la Ecole Polytechnique, fundada pocos a
nos antes
para formar a las nuevas generaciones de tecnicos y cientficos que debieran llevar a Francia
a la cabeza del desarrollo cientfico e industrial despues de la Revoluci
on. En este libro que,
como orgullosamente declara su autor, presenta la teora de funciones y el c
alculo diferencial
liberados de toda consideraci
on acerca de infinitesimales, cantidades evanescentes, lmites
o fluxiones..., Lagrange define de hecho una funci
on por su desarrollo en serie de potencias
(aunque intenta dar una demostraci
on de la posibilidad de tal desarrollo), y las derivadas
sucesivas como los correspondientes coeficientes en el desarrollo en serie de la funci
on.
Es esta noci
on de funci
on la que adopta y defiende DAlembert en el debate sobre
la cuerda vibrante, junto con la postura m
as ortodoxa sobre la utilizaci
on rigurosa de las
leyes del c
alculo.
Euler, por su parte, motivado por la naturaleza fsica del problema, defenda que la
soluci
on obtenida era v
alida para cualquier funci
on arbitraria (mec
anica en su notacion,
para indicar una funci
on cuya gr
afica est
a trazada al azar). Este problema, junto con
otros de naturaleza geometrica, hicieron a Euler considerar su primera definici
on de funcion
como demasiado restrictivo. As, en su Institutiones Calculi Differentialis da una nueva
definici
on que, en sentido literal, no estara demasiado lejos de la concepci
on moderna de
funci
on:
Si unas cantidades dependen de otras, de modo que si las u
ltimas cambian, lo
hacen tambien las primeras, se dice que las primeras cantidades son funciones
de las u
ltimas.
No obstante, la idea actual de funci
on como correspondencia arbitraria era sencillamente extra
na a Euler (y, en general, al pensamiento de la epoca). Simplemente, Euler
quera se
nalar que podan ser objeto de estudio en Matem
aticas funciones m
as generales
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2x
3x
x
+ (t) sen
+ (t) sen
+
`
`
`
(1.2)
En particular, la posici
on inicial u(x, 0) := f (x) debiera poder expresarse como una serie
trigonometrica. Por supuesto, Bernouilli no dio ninguna indicaci
on sobre c
omo calcular
los coeficientes , , , . . ..
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Fernando Bombal
La solucion de Bernouilli fue rechazada por Euler por no ser lo suficientemente general.
Aunque reconoci
o la importancia de las observaciones de Bernouilli en el aspecto fsico
del problema, consideraba matem
aticamente inaceptable que cualquier funci
on arbitraria
pudiera representarse por medio de una suma trigonometrica. Para Euler,
todas las curvas contenidas en esta ecuaci
on [se refiere a (1.2)] incluso cuando
aumentamos el n
umero de terminos hacia infinito, tienen ciertas caractersticas que las distinguen de otras curvas.
Entre esas caractersticas, Euler hace hincapie en la periodicidad. Un error tan evidente (es obvio que lo relevante para el problema es lo que sucede en el intervalo [0, `]),
pone claramente de manifiesto la dificultad en asimilar la idea moderna de dominio de
una funci
on, incluso por un hombre como Euler, protagonista de la transici
on entre la
antigua teora de funciones y la nueva. Para Euler, como para todos sus contempor
aneos,
una funci
on se asocia siempre con la totalidad del dominio en el que existe. Otra de
las objeciones de Euler haca referencia a la determinaci
on de los coeficientes , , , etc.,
tarea que le pareca sin duda muy difcil, por no decir imposible..
DAlembert, por una vez, coincidi
o con Euler para rechazar la soluci
on de Bernouilli.
Incluso fue m
as lejos, afirmando que ni siquiera cualquier funci
on peri
odica podra representarse por una serie trigonometrica.
En el fondo, como se
nal
o H. Lebesgue en 1906, las objeciones de Euler y DAlembert
tenan un significado muy profundo. En efecto, si consideramos la posici
on inicial de la
cuerda como una poligonal, resulta que una serie trigonometrica (que es una expresion
analtica) representara una funcion lineal en un subintervalo de [0, `] y otra funci
on lineal distinta en otro subintervalo; e.d., dos expresiones analticas deberan ser iguales en
un intervalo y desiguales en otro, lo que pareca imposible. (N
otese que para series de
potencias, esto es claramente imposible!).
2.- La teora de la transmisi
on del calor y la resoluci
on de E.D.P.
La invenci
on de la m
aquina de vapor, base de la Revoluci
on Industrial, despert
o el
interes por el desarrollo de una teora matem
atica de la conductividad del calor, m
as tarde
concretada en la termodin
amica. Varios matem
aticos y fsicos, como Laplace, Lavoisier,
Fernando Bombal
Fernando Bombal
mas importante.
Con estas premisas, no es de extra
nar que Fourier se interesara por la teora de la
transmisi
on del calor. De hecho, haba presentado una extensa Memoria al Instituto en
1807 que no fue publicada. En el informe del Jurado sobre la concesi
on del premio convocado por el Instituto, se lee
Este trabajo contiene las ecuaciones diferenciales correctas que gobiernan
la transmisi
on del calor, tanto en el interior de los cuerpos como en su superficie, y la novedad del tema junto con su importancia, ha motivado la
concesi
on del premio... Sin embargo, la forma como el autor obtiene sus
ecuaciones ... y el an
alisis de su soluci
on deja algo que desear tanto en lo
concerniente a la generalidad [de la soluci
on] como al rigor.
Probablemente estas objeciones fueron la raz
on por la que el trabajo ganador no fuera
publicado inmediatamente (como era costumbre), y tuviera que esperar hasta 1824 para
su aparici
on, cuando ya Fourier era Secretario Perpetuo de la Academia.
Las ecuaciones obtenidas por Fourier son:
u
2u
; k
k 2 =
x
t
2u 2u
+ 2
x2
y
u
=
; k
t
2u 2u 2u
+ 2 + 2
x2
y
z
=
u
,
t
seg
un se trate de una barra, un recinto plano o un cuerpo s
olido, donde u = u(x, t) es
la temperatura en el instante t del cuerpo, en el punto de coordenadas x. Por supuesto,
las soluciones buscadas deben verificar ciertas condiciones de contorno. A la resolucion
de distintos casos particulares (barras, cilindros, esferas, etc.) dedic
o Fourier una serie de
artculos que culminaron en su renombrada Theorie analytique de la chaleur, publicada en
1822. En esta obra, Fourier, a traves de un gran n
umero de ejemplos, desarrolla una serie
de ideas y de tecnicas que iban a ser el modelo a seguir en las investigaciones posteriores
sobre las Ecuaciones en Derivadas Parciales. Probablemente, nada mejor que reproducir
uno de los ejemplos de Fourier para acercarnos al espritu de la obra: Consideremos el
problema de la determinaci
on de la temperatura estacionaria en el interior de una placa
infinita de forma rectangular, cuyos bordes se mantienen a temperatura prefijada (p.e., 0
grados en los lados (infinitos) superiores y a distancia infinita, y 1 grado en el borde finito).
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u
t
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2,
(2.1)
, y para x tendiendo a .
(k N),
u(x, y) =
an un (x, y),
n=0
para unos coeficientes (an ) adecuados. Para determinar estos coeficientes, Fourier utiliza
la condici
on (i), obteniendo
1=
n=1
<y< .
2
2
A continuaci
on, emplea formalmente el metodo habitual de eliminaci
on de par
ametros,
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X
n=1
X
n=1
an .
(2n 1)2 an .
(2.2)
(2n 1)4 an .
n=1
...
esto es, un sistema de infinitas ecuaciones lineales con infinitas inc
ognitas. Para resolverlo
Fourier propone truncar el sistema, considerando s
olo las n primeras ecuaciones con n
(n)
(n)
(n)
inc
ognitas, que resuelve, obteniendo las soluciones a1 , a2 , . . . , an . Finalmente, ha(n)
4 (1)k1
.
2k 1
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(2.3)
n=0
En palabras de Fourier: No suponemos que estas ordenadas [ f(x)] esten sujetas a una
ley com
un a todas ellas; se suceden unas a otras de una manera arbitraria, y cada una de
ellas viene dada como si fuera una cantidad aislada...
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sen nx sen mx dx =
sen 2 nx dx = (n 6= 0).
cos nx dx =
(2.4),
Fernando Bombal
en cuesti
on (aunque el c
alculo efectivo pudiera ser difcil). Aparece as por primera vez
Rb
claramente planteado el problema de definir a f (x) dx como un
area, cuando f es una
funci
on arbitraria.
Fourier hace tambien una menci
on a la soluci
on del problema de la cuerda vibrante
dada por Daniel Bernouilli, se
nalando que su error haba consistido en no poder demostrar
concretamente c
omo podan calcularse los coeficientes de la serie.
3.- Las series trigonom
etricas y la teora de la Integral.
La afirmaci
on de Fourier de la posibilidad de desarrollar en serie trigonometrica
cualquier funci
on arbitraria fue r
apidamente aceptada por la mayora de sus contempor
aneos, aunque no as su pretendida demostraci
on. Los analistas m
as prestigiosos de
la epoca, como Poisson, Cauchy, etc. dieron demostraciones alternativas, todas ellas
incorrectas. El primero en obtener una demostraci
on correcta, aunque imponiendo condiciones restrictivas sobre f , fue P. L. Dirichlet, en un artculo publicado en el Journal
de Crelle en 1829. Tras criticar la demostraci
on de Cauchy, Dirichlet hace la primera
aportaci
on importante al problema, expresando la suma de los n primeros terminos de la
serie de Fourier de una funci
on f en [, ] como
Sn (f )(x) =
n
X
k=0
1
(ak cos kx + bk sen kx) =
f (t)
sen(n + 12 (t x))
dt
2sen 12 (t x)
A partir de aqu, este ha sido el punto de partida del estudio de la convergencia de una
serie de Fourier que, por tanto, resulta equivalente al estudio de la existencia del lmite
cuando n tiende a de integrales del tipo:
Z
In =
0
sennx
f (x) dx.
senx
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1
2
(f (x + 0) + f (x 0))
Esta
es otra de las contribuciones importantes del artculo de Dirichlet, pues es el
primer ejemplo constatado de la nocion moderna de funci
on como correspondencia arbitraria entre dos conjuntos de n
umeros, sin necesidad de venir dada por una expresi
on
analtica. Esta idea aparece a
un m
as claramente en la definici
on de funci
on continua que
aparece en la versi
on ampliada del trabajo de Dirichlet publicada en 1837 en Repertorium
der Physik, una revista dirigida por el mismo Dirichlet:
Si a cada x de un intervalo corresponde un u
nico y finito, de manera que
cuando x recorre continuamente el intervalo, y = f (x) tambien cambia gradualmente, se dice que y es una funci
on continua de x. No es necesario
que y depende de x con la misma ley en todo el intervalo... ni
tampoco es preciso que la dependencia sea expresable por medio
de operaciones matem
aticas...
En cuanto a la hip
otesis (II), Dirichlet pensaba que poda suprimirse, al menos en el
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Fernando Bombal
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n
X
f (i )i ,
i=1
Fernando Bombal
posibilidades m
as extremas. Durante mucho tiempo, las funciones integrables Riemann
constituyeron el universo de funciones razonables m
as amplio concebible, y las condiciones
de integrabilidad de Riemann, las m
as debiles que se podan imponer a una funci
on.
4.- Las series trigonom
etricas y el inicio de la Topologa y la Aritm
etica Transfinita.
La clarificaci
on de la nocion de convergencia de series y sucesiones funcionales, iniciada
por el contraejemplo de Abel y continuada por los trabajos de Dirichlet, puso tambien de
P R
manifiesto que no era posible, en general, intercambiar los signos
e (como afirmaba
otro de los teoremas de Cauchy en el Cours dAnalyse). Que la convergencia uniforme
era una condici
on suficiente para ello, fue probado por Karl Weierstrass. Estas investigaciones ponan en cuesti
on, como se
nal
o E. Heine en 1870, el resultado (t
acitamente
asumido desde la demostraci
on de Fourier) de que una funci
on f acotada en el intervalo
[, ] poda representarse a lo m
as de una s
ola manera por una serie trigonometrica de
la forma
X
1
a0 +
(an cos nx + bn sen nx) .
2
n=1
(4.1)
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era tambien crucial el problema de la unicidad de la misma. Restando dos posibles representaciones, el problema se reduca a ver si de
X
1
ao +
(an cos nx + bn sen nx) = 0,
2
n=1
(4.2)
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la cadena:
P
(+1
= P
0
...P
(2
= P
(
(n
, . . . P ( =
...
n=1 P
En general, esto le permite a Cantor definir P ( para cada smbolo infinito de la forma
= nk k + nk1 k1 + n1 + no ,
dando as comienzo al estudio de la aritmetica transfinita.
5.- Otros resultados sobre Series Trigonom
etricas.
Como hemos dicho en la Secci
on anterior, P.Du Bois Reymond dio el primer ejemplo,
en 1876, de una funci
on continua cuya serie de Fourier diverge en al menos un punto.
En el mismo trabajo prob
o, sin embargo, el resultado m
as fuerte hasta entonces conocido
sobre la unicidad. En concreto, si f es una funci
on acotada e integrable Riemann sobre
[, ] (la hip
otesis m
as debil entonces concebible!) que admite una representaci
on en
serie trigonometrica en todo punto del intervalo, necesariamente la serie es la de Fourier
de la funci
on. Este resultado fue uno de los grandes logros de la teora de la integral de
Riemann, y le dio el espaldarazo definitivo.
El mismo resultado, para f acotada e integrable Lebesgue fue demostrado por Lebesgue
en 1906, con una demostraci
on mucho m
as corta y elegante. Este hecho supuso tambien
un importante apoyo para la nueva teora de integraci
on que haba construdo Lebesgue en
su Tesis. En el mismo orden de ideas, de la Valle`
e Poussin extendi
o en 1913 el resultado
anterior, suprimiendo la hip
otesis de acotaci
on de la funci
on.
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Fernando Bombal
Los resultados anteriores son finos, pues se conocan ejemplos de series trigonometricas
convergentes en todo punto que no eran la serie de Fourier de ninguna funci
on integrable.
Uno de tales ejemplos es:
X
sen nx
.
f (x) =
log n
n=2
Fernando Bombal
21
= 0.
|Sn f (x) f (x)|2 dx
21
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BIBLIOGRAFIA SUCINTA
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Euler to Weierstrasss. Springer, 1986.
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22