Willy Thayer - Hacia Un Concepto Heterocrónico de Lo Actual
Willy Thayer - Hacia Un Concepto Heterocrónico de Lo Actual
Willy Thayer - Hacia Un Concepto Heterocrónico de Lo Actual
2.
En
1764
James
Hargreaves,
mecnico,
inventa
la
spinning
Jenny
(o
simplemente
Jenny),
que
permite
hilar
con
8,
16
y
hasta
con
100
husos
simultneamente.
Hargreaves
bautiz
esta
mquina
con
el
nombre
de
una
de
sus
hijas.
La
trayectoria
sucesiva
de
la
Jenny,
tal
como
se
expone
en
la
secuencia
Wikipedia,
desde
un
estadio
primitivo
hasta
un
estado
desarrollado,
proponindonos
la
evolucin
cronolgica
de
una
mquina
monolateral,
especializada
en
la
hilandera,
y
en
un
esquema
principio
medio
fin,
choca
con
el
devenir
de
la
Jenny
tal
como
nos
lo
propone
Marx
en
El
capital.
No
encontramos
en
El
capital,
el
relato
evolutivo
de
una
mquina
especializada
bajo
el
esquema
principio
medio
fin;
sino
la
sugerencia
de
un
devenir
inespecfico,
abstracto,
transgenrico,
de
una
mquina
que
se
expande
espacial,
cuantitativa
y
funcionalmente
de
modo
multidireccional
y
simultneo,
disyuncional.
En
su
devenir
inespecfico,
la
Jenny
de
Marx
se
va
plegando
y
ensamblando
segn
indefinidas
terminales,
de
la
ms
diversa
ndole
o
especie,
a
medida
que
se
expande
planetariamente.
Su
movimiento
no
se
reduce
simplemente
a
un
proceso
de
desarrollo
dialctico
que
supera,
incorpora
y
suma
ms
y
ms
funciones
de
modo
sistemtico
en
un
cuerpo
interdiciplinario
total
organizado
polifuncional.
Como
la
vida,
la
Jenny
de
Marx
se
abre
camino
erosionando
especificidades,
sistemas,
identidades,
en
un
devenir
simultneo
que
crece
por
el
medio,
cargado
de
pulsiones
segmentarias,
sin
ninguna
pulsin
o
sentido
general.
3
El paso de la herramienta simple a la mquina-herramienta compleja, no reside en el desplazamiento del
motor desde la fuerza motriz humana a una fuerza motriz externa, sea el agua, el viento, el buey. Si esto
fuera as, mquinas-herramientas habra habido desde que Adn y Eva araban con bueyes el paraso. La
mquina-herramienta se diferencia de la mera herramienta, no por el quin de su fuerza motriz, si el
caballo o el hombre, sino porque el nmero de terminales que puede manipular simultneamente la
mquina-herramienta, excede las posibilidades de manipulacin directa del cuerpo humano. Esta
diferencia introduce transformaciones antes que fsicas, histricas. Lo que cambiar con la Jenny es la
comprensin histricade la virtualidad del cuerpo y del trabajo.
El
rgimen
de
la
composicin
est,
para
Descartes,
de
punta
a
cabo
gobernado
por
la
imaginacin
como
poder
compositivo
de
paisajes
de
diverso
orden:
fsicos
y
astrofsicos,
biolgicos
y
anatmicos,
urbanos
y
campesinos,
costumbristas
de
distinto
tipo
y
complejidad;
retratos,
pinturas
anecdticas
o
abstractas,
ms
o
menos
coloridas;
ilusiones,
recuerdos,
evocaciones
con
tintes
de
nimo
y
pasiones
de
intensidad
variopinta;
ecos,
espectros,
ms
o
menos
plausibles
del
sueo,
el
ensueo
y
el
artificio,
etc.
Segn
su
quehacer
lo
sugiere,
la
imaginacin
como
facultad
de
componer
paisajes,
constituye
un
poder
finito
de
composicin
infinita.
Hace
a
partir
de
lo
que
ella
no
hace,
y
que
le
ha
sido
dado.
Requiere
de
materiales
y
de
principios
de
composicin.
Ms
que
interesarle,
a
Descartes,
el
variado
universo
de
las
composiciones,
lo
que
le
atrae
es
el
orden
de
los
elementos,
de
los
principios
y
las
materias
a
partir
de
los
cuales
la
composicin
se
compone.
Le
atraen
porque
en
tales
elementos
reside
el
poder,
la
posibilidad,
de
la
composicin
y,
a
la
vez,
la
composicin,
la
posibilidad
del
poder.
Quien
gobierna
los
principios
de
composicin
de
los
mundos,
gobierna
no
slo
los
mundos,
sino
la
posibilidad
misma
de
stos.
Se
trata
pues,
en
un
primer
movimiento,
de
suspender
el
universo
de
las
composiciones
o
imaginaciones
para
desentraar,
en
ellas
mismas,
los
elementos
y
mecanismos
a
partir
de
los
cuales
estn
hechas
y
funcionan.
La
estrategia
para
su
desentraamiento
consistir
en
buscar,
en
ellas
mismas,
aquello
que
sin
ser
compuesto
constituye
la
base
de
su
composicin:
los
principios
y
materiales
a
partir
de
los
cuales
la
imaginacin
los
compuso.
Principios
y
materiales
que
condicionan
el
poder
de
la
imaginacin
como
posibilidad
constructora
de
mundos.
Una
vez
despejados
los
principios
y
elementos
de
la
imaginacin,
en
una
analtica
que
va
de
lo
compuesto
a
lo
no
compuesto
en
lo
compuesto,
queda
a
la
vista,
por
decirlo
as,
la
escena
de
las
condiciones
de
la
imaginacin;
condiciones
las
cuales
no
seran
producto
de
la
imaginacin,
sino,
por
el
contrario,
su
ley,
su
lmite,
la
prescripcin
a
partir
de
la
cual
ella
es
libre
de
producir
cuantas
composiciones
quiera,
infinitas
probablemente,
pero
siempre
sujetas
a
los
En
la
Jenny,
sin
embargo,
el
devenir
abstracto
de
la
mano,
del
trabajo,
del
valor
uso,
ser
a
la
vez,
necesariamente
compatible
con
la
mxima
especializacin
y
bloqueo
del
cuerpo
en
terminales
y
poses
de
trabajo
disciplinario,
especfico;
siempre,
eso
s,
como
trabajo
especfico
de
capital,
valor
uso
especfico
de
valor,
como
fetichizacin
o
estetizacin
de
la
virtualidad
del
valor
en
proceso.
Al
igual
que
muchas
herramientas
constituyen
los
rganos
de
una
mquina-
herramienta,
muchas
mquinas-herramientas
constituyen
los
rganos
de
un
motor
colectivo.
Una
mquina
herramienta
como
la
Jenny
opera
simultneamente
muchas
y
diversas
herramientas,
potencialmente
infinitas
herramientas.
Un
motor
colectivo
operar
muchas
mquinas-herramientas,
potencialmente
infinitas
mquinas-herramientas.
La
mquina
combinada
de
muchas,
potencialmente
infinitas
mquinas-herramientas,
constituye
paulatinamente
un
devenir
simultneo
y
heterocrnico
compuesto
por
diversas
clases
de
mquinas
y
grupos
de
mquinas.
Ese
devenir
es
tanto
ms
perfecto
cuanto
menos
segmentado,
ms
continuo
y
fluido,
ms
abstracto,
sea
su
movimiento
general
y
el
de
sus
partes.
Ms
o
menos
sbitamente,
el
obrero
y
su
herramienta
ser
redistribuido
en
la
inmanencia
de
la
Jenny,
ensamblado
primero,
en
un
monstruo
mecnico
cuyo
cuerpo
llenar
galpones
enteros,
y
cuya
fuerza
demoniaca
encubierta
por
el
movimiento
solemnemente
acompasado
de
sus
miembros
gigantescos,
estallar
en
la
danza
locamente
febril
y
vertiginosa
de
innumerables
rganos
medios
y
terminales.
Luego
la
Jenny
proliferar
en
redes
de
mquinas
combinadas
(entre
las
cuales
muchas
de
ellas
constituyen
mquinas
que
producen
mquinas),
y
en
redes
de
redes
que
irn
configurando
una
superficie
politcnica
y
policrnica
de
cooperacin
abstracta.
As
la
hilandera
mecnica
devino
tejedura
mecnica,
y
entre
ambas
revolucionaron
la
quimiomecnica
en
el
blanqueado,
el
estampado
y
la
tintorera.
As
tambin
la
revolucin
de
la
hilandera
prolifer
en
la
Gin,
la
mquina
desmontadora
para
separar
las
fibras
de
la
semilla,
provocando
una
revolucin
de
la
agricultura,
que
desbloque,
a
su
vez,
las
condiciones
generales
del
proceso
de
produccin
social,
lanzando
a
la
circulacin
masas
de
capital
y
de
obreros,
ejrcitos
de
cesantes
y
de
lumpen
(lumpfen6),
en
diversos
estratos
o
agenciamientos
de
produccin.
La
Jenny
velozmente
devino
intercambio
mundial,
redes
de
vapores
fluviales
y
transocenicos,
ferrocarriles
y
telgrafos,
en
la
sujeto
de
un
proceso
en
el
que,
bajo
el
cambio
constante
de
las
formas
de
dinero
y
mercanca,
su
magnitud
vara
automticamente,
desprendindose
como
plusvala
de
s
mismo
como
valor
originario,
o
lo
que
tanto
vale,
valorizndose
a
s
mismo.
En
efecto,
el
proceso
en
que
engendra
plusvala
es
su
propio
proceso,
y,
por
lo
tanto,
su
valorizacin
la
valorizacin
de
s
mismo.
Ha
obtenido
la
virtud
oculta
y
misteriosa
de
engendrar
valor
por
el
hecho
de
ser
valor.
Lanza
al
mundo
cras
vivientes,
o
al
menos
pone
huevos
de
oro
(...)
En
la
circulacin
simple,
el
valor
de
las
mercancas
reviste,
a
lo
sumo,
frente
a
su
valor
de
uso,
la
forma
autnoma
del
dinero,
en
cambio,
aqu
se
nos
presenta
sbitamente
como
una
sustancia
progresiva,
con
movimientos
propios,
de
los
que
la
mercanca
y
el
dinero
no
son
ms
que
simples
formas.
An
hay
ms.
En
vez
de
representar
relaciones
entre
mercancas,
el
valor
aparece
revistiendo,
como
si
dijramos,
una
relacin
privada
consigo
mismo.
Considerado
como
valor
originario
se
distingue
de
s
mismo
en
cuanto
plusvala,
a
la
manera
como
el
Dios
Padre
se
distingue
del
Dios
Hijo,
aunque
ambos
tengan
la
misma
edad
y
formen,
de
hecho,
una
sola
persona,
pues
la
plusvala
de
10
libras
esterlinas
es
lo
que
convierte
a
las
100
libras
esterlinas
en
capital,
y
tan
pronto
como
esto
ocurre,
tan
pronto
como
el
Hijo,
y,
a
travs
de
l
el
Padre,
es
engendrado,
se
borran de nuevo sus diferencias, y ambos se reducen a una unidad, a
110 libras esterlinas. Marx, K., 1985.
6
Tcnicamente, para Marx, el lumpen
es lo que prolifera como resto entre
modos de produccin. En
gran medida el lumpen
es una figuracin precisa del devenir, del entre,
del medio,
del choque entre
modos de produccin.
La
lucha
entre
aquellos
que
estn
en
el
poder
y
aquellos
que
quieren
llegar
al
poder:
en
cada
uno
de
estos
bandos
est
la
lucha
por
el
poder.
En
todas
partes
el
poder
es
el
factor
determinante.
En
esta
lucha
por
el
poder,
la
esencia
del
poder
est
puesta
por
ambos
lados
en
la
esencia
de
su
dominio
incondicionado
(...)
y
se
ha
apoderado
de
antemano
de
estas
luchas
(...)
y
de
las
cosas
del
hombre
de
un
modo
tal
que
expropia
al
hombre
la
posibilidad
de
que
por
tales
caminos
pueda
salir
alguna
vez
(...)
Esta
lucha
planetaria
es
indecidible
en
su
esencia,
porque
no
tiene
nada
que
decidir,
por
cuanto
est
excluida
de
toda
diferenciacin,
de
la
diferencia
entre
ser
y
ente
(...)
A
cambio
de
tal
diferencia
desarrolla
el
ordenamiento
y
la
seguridad
totalmente
equipados
(...)
en
la
planificacin
de
toda
zona.
En
el
crculo
de
las
zonas,
las
distintas
regiones
del
equipamiento
humano
se
convierten
necesariamente
en
sectores;
incluso
el
sector
de
la
poesa,
el
sector
de
la
cultura
no
son
ms
que
regiones
del
dirigismo
del
momento,
aseguradas
de
un
modo
planificado
(...)
Al
dirigismo
literario,
en
el
sector
cultura,
corresponde,
en
buena
lgica,
el
dirigismo
de
la
fecundacin
(...)
Las
necesidades
de
material
humano
estn
sometidas
a
la
misma
regulacin
que
lo
est
el
equipamiento
de
libros
de
entretenimiento
y
de
poemas,
para
cuya
produccin
el
poeta
no
es
en
modo
alguno
ms
importante
que
el
aprendiz
de
encuadernador
que
ayuda
a
encuadernar
los
poemas
para
la
biblioteca
de
una
empresa,
yendo
a
buscar,
por
ejemplo,
cartn
al
almacn,
la
materia
prima
para
fabricar
volmenes
(...)
La
uniformidad
de
la
marcha
de
la
historia
de
la
poca
actual
tampoco
descansa
en
una
igualacin
a
posteriori
de
viejos
sistemas
polticos
a
los
nuevos.
La
uniformidad
no
es
la
consecuencia,
sino
el
fundamento
de
la
confrontacin
blica
de
cada
una
de
las
expectativas
de
una
direccin
decisiva
(...)
esta
uniformidad
previa
es
lo
que,
antes
que
todas
las
diferencias
nacionales,
condiciona
por
todas
partes
la
uniformidad
del
dirigismo,
para
el
cual
todas
las
formas
de
Estado
no
son
ms
que
un
instrumento
de
direccin
entre
otros
(Heidegger,
M.,
1994).
Bajo
este
encuadre,
las
crticas
del
nihilismo
como
proclamacin
de
acciones
y
gestos
vanguardistas
contra
el
nihilismo,
la
afirmacin
de
una
voluntad
antagnica
que
superara
el
nihilismo
cruzando
su
lnea,
los
gestos
crticos
soberanos,
fundacionales
o
consulares,
abastecen
las
tecnologas
de
su
equipamiento.
Tales
gestos
y
acciones
contaran
incautamente,
como
presupuesto
suyo,
con
el
nihilismo,
abastecindolo.
La
crtica
incauta
del
nihilismo
no
experimenta
que
su
posibilidad
recin
comienza
a
activarse
cuando
se
ha
comprendido
que
la
crtica,
exaltada
desde
hace
mucho,
es
la
ms
tenaz
enemiga
de
la
crtica.
Nada
crtico
se
opera
en
la
reafirmacin
de
la
negatividad,
que
es
resorte
del
nihilismo.
Ni
la
crtica
progresista,
ni
la
voluntad
terica
de
la
crtica,
constituyen
chance
alguna
contra
el
nihilismo.
Porque
vienen
del
nihilismo
y
se
adhieren
a
l
como
uno
ms
de
sus
pliegues,
abasteciendo
su
tecnologa.
La
posibilidad
de
la
crtica
est
suspendida
para
cualquier
actividad
que
se
plantea
en
trminos
de
superacin,
de
una
autonoma
discursiva
del
nihilismo,
o
de
la
restauracin
de
una
presunta
realidad
ms
all
de
su
horizonte.
Ms
bien,
la
chance
nihilista
es
la
que
se
activa
cuando
sus
impugnadores
lo
hacen
en
trminos
de
vencimiento,
superacin
y
fundacin
de
otros
horizontes
de
sentido
y
presencia,
o
en
nombre
de
la
movilizacin.
O
cuando
comprenden
incautamente
el
nombre
consumacin
como
fin
absoluto
de
la
representacin.
El
crtico
incauto
abraza
el
nihilismo
al
enfrentarlo
en
la
tonalidad
vanguardista
de
producir
quiebres,
cortes
significativos
respecto
de
l.
5.
Por
otro
lado,
lejos
del
vanguardismo
contestatario,
es
conocida
la
erosin,
la
nihilizacin
del
nihil
del
trascendental,
del
universal
fctico
en
su
designio
uniformador,
que
la
palabra
tekhn
adopta
en
el
texto
de
Heidegger
como
reino
planetario
que
conllevan
las
nociones
deleuzeanas
de
deseo,
devenir,
movimiento,
creacin,
pensamiento214.
Nunca
estas
nociones
en
Deleuze
van
asociadas
a
negatividad
ni
contestacin
alguna:
ni
a
voluntarismos
frenticos,
ni
a
fricciones
posicionales
en
un
campo
de
la
cultura
vivido
agitadamente
como
campo
de
batalla
y
como
trinchera,
ni
a
una
vibrante
fuerza
oposicional,
como
suele
proponerse.
El
deseo
se
bloquea
en
su
movimiento,
se
congela
y
nihiliza
(universaliza
y
trascendentaliza)
cuando
su
positividad
y
afirmacin
se
comprende
desde
lo
crtico
lisas
que
deconstruyen
el
el
nihil
bajo
sus
diferentes
paradigmas
del
agregatum,
el
organismo,
la
estructura,
y
tambin
el
patchwork,
en
la
multiplicidad
y
la
virtualidad
de
lo
singular.
6
Cmo
criticar
el
nihil
esta
poca
de
pocas,
este
nihil
de
diversa
interfaz,
siempre
9.
No
hay
que
confundir
el
plano
de
actualidad
como
coexistencia
de
modos
de
imgenes.
Cuando
el
cine
trata
de
la
pintura,
del
relato
oral,
de
la
mitologa
griega,
del
Imperio
romano
en
expansin,
del
exterminio
indgena
en
Estados
Unidos,
cuando
propaga
el
integrismo
culturalista
de
las
vidas
ejemplares
en
las
superproducciones
hollywoodenses,
slo
trata
tautolgicamente
de
su
potencia
de
fabricar
consignas
y
relatos
cinematogrficos.
El
nico
revival,
en
este
caso,
la
nica
resurreccin,
es
la
del
cine
mismo
y
su
posibilidad.
Cuando
la
digitalidad
Pixar
produce
el
pinocho
analgico,
no
hace
choque
entre
la
tecnologa
analgica
de
la
imagen,
la
tecnologa
digital
de
Pixar
y
la
literatura
italiana
de
Collodi.
Endgenamente
expone
su
propio
medio
en
la
ilusin
de
presentar
en
el
marco
industrial
cinematogrfico
un
marco
manufacturero
artesanal.
La
pintura
slo
trata
de
la
pintura.
El
cine
slo
trata
del
cine.
La
digitalidad
slo
trata
de
la
digitalidad.
As,
en
la
circulacin
digital
de
la
imagen
de
un
desaparecido
no
circula
el
desaparecido.
Y
si
estetizamos
la
imagen
digital
con
el
aura
singular
del
desaparecido,
sacralizndola,
aurtizndola,
estetizndola
como
manto
sagrado,
se
inhuma
un
grado
ms
su
desaparicin.
Pero
no
hay
simplemente
medios
o
modos
de
produccin
puros.
No
hay
modos
de
produccin
puros
donde
la
verdad
empieza
en
dos
(Nietzsche)10.
No
hay
cine
puro,
salvo
como
ilusin
referencial,
como
intento
fundacional
de
un
modo
de
produccin
especfico
en
el
sentido
del
Manifiesto
Cmara
ojo
de
Vertov223.
Donde
hay
un
modo
de
produccin,
ya
hay
modos,
tal
como
donde
hay
un
color,
ya
hay
colores.
Cada
modo
se
constituye
relacionalmente,
en
una
traductibilidad
que
dice/hace
siempre
en
un
modo,
lo
que
el
otro
modo
no
puede
decir/hacer.
Cada
modo
de
produccin
se
constituye
en
medio
del
patchwork
citacional.
No
slo
la
poca,
el
modo
de
produccin
general,
no
va
ms.
Tal
vez
nunca
hubo
poca,
salvo
como
ilusin
y
mito
desde
una
tecnologa
singular
cuyo
marco
comprensivo
organiza
endgenamente
la
multiplicidad,
nihilizndola
bajo
un
principio
comn
o
mediacin
general.
11
11. El paradigma de lo contemporneo es el collage, tal como fue definido por Max
Ernst.
Pero
Ernst
dijo
que
el
collage
es
el
encuentro
de
dos
realidades
distantes
en
un
plano
ajeno
a
ambas(
Danto,
A.
C.,
1999).
Lo
que
limita
al
planteamiento
de
Ernst
es
que
ya
no
hay
un
plano
(trascendental)
en
que
se
encuentran
realidades
distantes.
Ese
plano
es
ahora
una
esquirla
ms
que
se
encuentra
con
otras
en
apertura
de
multiplicidades,
plano
que
es
tambin
l
una
esquirla.
Se
tratara
de
un
encuentro
entre
planos
sin
plano
de
encuentro.
Ya
no
simplemente
hay
un
plano
en
que
se
recorten
e
inscriban
realidades
distintas.
No
hay
simplemente
nihil.
El
collage,
la
actualidad
como
collage
y
esta
sera
la
exigencia
en
que
hay
que
despedir
la
pregunta
por
lo
contemporneo,
es
el
encuentro
de
realidades
alejadas
entre
s,
que
estn,
a
su
vez,
ellas
mismas,
distantes
de
s
mismas;
y
que
as,
dislocadas
de
lo
Mismo
y
de
s
mismas,
se
encuentran,
es
decir,
se
distribuyen
sin
una
superficie
de
encuentro.
La
nocin
de
actualidad,
de
apertura,
no
remite
a
un
ms
all
(meta)
o
sustrato
(upokeimenon)
por
detrs
(adela)
de
los
elementos.
Tampoco
a
una
mediacin
general
que,
acogiendo
ilimitadamente
la
multiplicidad
jalonada,
la
contuviera
(katekhon).
La
actualidad
no
trasciende
un
pice
sus
elementos.
Sin
regirse
por
ninguno
en
particular,
se
despliega
segn
las
turbaciones
y
agitaciones
(taraxas)
in
situ.
El
Frankenstein
de
Mary
Shelley
puede
servir
de
diagrama
aqu.
Su
cuerpo
no
es
anterior
a
los
trozos
que
lo
componen.
Tampoco
una
sntesis
posterior.
Frankenstein
se
disemina
en
la
multiplicidad
de
injertos
policrnicos
en
que
se
activa.
Su
anhelo
de
familia
(burguesa)
de
totalidad
y
representacin,
forma
parte
de
esa
diseminacin,
de
las
carnes
que
desobran,
en
cada
fragmento,
la
totalidad,
y
la
totalidad
del
fragmento.
Esa
multiplicidad
no
debe
entenderse
como
multiplicidad
de
trozos
provenientes
de
cuerpos
originales,
sino
como
multiplicidad
cuyos
"cuerpos"
de
proveniencia
son
a
su
vez,
como
el
cuerpo
de
Frankenstein,
collage,
y
que
tienen
la
cita,
la
traduccin
como
escena
primordial:
Un
extraordinario
montaje
de
tiempos
heterogneos
formando
anacronismos13,
El tejido se cierra constitutivamente por la urdimbre. Puede ser infinito en longitud,
pero va y viene rebotando en las verticales extremas, cerrando, centrando, el espacio,
envolviendo el cuerpo; ms sedentario que nmada; ms del apacentamiento, de la casa
y las labores rutinarias, que del todos
los
caminos
abrindose
en vectores
descampantes.
12
13
El
anacronismo
emblematiza
un
concepto
y
un
uso
del
tiempo
en
el
que
ste
absorbi,
sin
dejar
trazos,
las
propiedades
de
su
contrario,
la
eternidad
()
El
anacronismo
sera,
pues,
menos
un
error
los
choques
de
las
materias
y
fibras.
En
este
sentido
no
sabemos,
no
puede
saberse
qu
es
la
actualidad.
Ms
bien
sabemos
que
no
es,
que
acontece
o
deviene;
que
slo
categorialmente,
nihilistamente,
podramos
saberlo.
Las
categoras
con
que
nihilizamos
su
multiplicidad
en
sintagmas
generales,
constituyen
otros
tantos
singulares
a
travs
de
los
cuales
la
multiplicidad
traza
su
performance.
Lo
que
decimos
o
escribimos,
la
lrica
interrogativa
del
cul
es
su
naturaleza?
En
qu
disposicin
estamos
nosotros
respecto
de
ello?
qu
podemos
esperar
que
se
siga
de
aquellas
disposiciones?
se
suma
a
su
coral,
a
la
potencia
de
cofuncionar
sin
centro,
sin
organizacin
en
una
transcomposibilidad.
Es
la
actualidad
sin
modo
la
que
revela
que
todo
presente
era/es
intempestivo,
como
ese
lugar
de
anacronismos
por
excelencia
que
fue
la
biblioteca
del
convento
de
San
Marcos:
pensamientos,
tintas,
papeles,
grafas
de
diecinueve
siglos,
al
menos,
de
Platn
a
San
Antonino,
reunidos
sobre
los
mismos
anaqueles
(Didi-
Huberman,
G.,
2006.),
en
donde
el
anaquel
era
un
pliegue,
una
foco
ms
de
testificacin
y
temporalidad.
No
podramos
denominar
a
ese
plano
de
coexistencia
de
ninguna
manera
que
no
pertenezca
al
plano
como
entrelazamiento
de
fibras
en
una
impureza
esencial
(Didi-Huberman,
G.,
2006).
La
denominacin,
cual
sea,
es
inmanente
a
los
vestigios;
pertenece
a
los
sedimentos
revueltos
que
no
se
trascendentalizan.
La
doctrina
del
eterno
retorno
propone
la
idea
de
un
tiempo
y
un
espacio
infinito
en
que
se
combinan
un
nmero
limitado
de
elementos.
Una
vez
completadas
las
combinatorias,
que
siempre
cubrirn
una
parte
del
infinito,
estas
combinatorias
se
repetirn
sin
fin
(Blanqui,
A.,
2002.).
Tal
repeticin
hace
de
lo
singular
irrepetible
una
especie
de
mdulo
serial
de
iterabilidad
infinita,
una
fotografa
o
diseo
industrial
protohistrico
(Benjamin,
W.,
2005)14.
La
comprensin
del
tiempo
y
del
espacio
en
esta
doctrina,
como
continentes
estuches
homogneos239
capaces
de
contener
un
rotativo
infinito
de
elementos
finitos,
repite
una
vez
ms
el
nihil
categorial
de
un
tiempo
general
contenedor.
Pero
si
consideramos
el
tiempo,
el
espacio,
la
actualidad,
ya
no
como
un
estuche
o
continente,
no
como
forma
general
en
que
la
multiplicidad
es
inclusa
como
en
una
bolsa
fsica15;
y
ms
bien
los
consideramos
como
distribucin,
en
cada
caso,
de
singularidades
mltiples
y
de
las
crispaciones
entre
ellas,
entonces
el
espacio,
el
tiempo,
la
actualidad,
dejarn
de
ser
continentes
comunes,
para
volverse
singulares
y
fragmentarios
en
cada
caso.
Si
la
temporalidad
es
distribuida
en
cada
caso
in
situ,
en
el
volado
de
un
vestido,
por
ejemplo
(Buck-Moors,
S.,
2001),
se
declinar
segn
las
materias
y
fibras,
las
tecnologas
del
caso.
El
tiempo
universal
trascendente
devendr
un
montaje
de
anacronismos
inmanente
a
las
fibras
de
las
cosas,
a
sus
interrupciones:
no
hacer
depender
ms
la
experiencia
del
hilo
del
espritu
o
del
tiempo
absoluto
(Didi-
Huberman,
2006),
sino
de
las
mechas
deshilachadas
de
imgenes
relativas
en
que
se
desenvuelve
la
multiplicidad.
No
es
ms
en
nombre
de
la
eterna
presencia
de
la
Idea
o
de
lo
universal,
sino
de
las
supervivencias
singulares,
que
lo
universal
se
14
Habla el nihil:
El universo es infinito en el tiempo y en el espacio, eterno, sin lmites e indivisible.
Todos los cuerpos animados e inanimados, slidos, lquidos y gaseosos, estn vinculados unos con otros
por las mismas cosas que los separan (...) Suprmanse los astros y quedar el espacio absolutamente vaco
(...) pero conservando sus (...) dimensiones. (Blanqui, A., 2002).
15
El lugar en donde los filsofos griegos trabajaron el problema del tiempo es siempre la fsica. El
tiempo es algo objetivo, natural, que envuelve las cosas que estn dentro de l como una funda
(periechn); as como cada cosa est en un lugar, del mismo modo est en el tiempo (Agamben, G.,
2004). En Benjamin, en cambio, el tiempo es un predicado material (en ese sentido objetivo) de las
singularidades, las mnadas. No un estuche.
16
acontecimientos
de
cada
da
/
a
fin
de
que
nada
pase
por
inmutable
(Brecht,
B.,
2009.).
Como
en
la
Alegora
de
la
caverna,
de
Platn,
se
trata
para
Brecht
de
liberar
a
los
espectadores,
desatar
las
cabezas,
cambiar
la
direccin
de
la
mirada
(orthtes),
destruir
la
relacin
inmediata,
prereflexiva,
que
se
establece
en
el
teatro
entre
actores
y
espectadores,
adheridos
los
unos
a
los
otros
como
el
hipnotizador
y
los
hipnotizados,
contigidad
abyecta
que
reitera
en
silencio
las
relaciones
reales,
tal
como
sucede
en
las
relaciones
sentimentales
apasionadas,
en
que
la
pasividad
est
en
su
ceguera
mxima.
Aunque
se
sabe
ya
que
Platn,
al
revs
de
Brecht,
construye
ms
que
deconstruye
el
fetiche.
Brecht
concentrar
sus
fuerzas
en
introducir
un
intervalo
entre
los
diferentes
elementos
que
configuran
el
teatro,
entre
el
autor
y
la
fbula,
la
actuacin
y
el
acontecimiento,
el
actor
y
el
personaje,
pero
sobre
todo,
como
intervalo
mayor,
entre
el
actor
y
el
pblico,
entre
las
mitades
del
teatro.
Esto
recibi
de
Brecht
un
nombre
en
tono
argtico:
el
efecto
de
extraeza
y
distanciamiento
(verfremdungseffek)(
Blanchot,
M.,
1996).
La
tarea
del
autor,
del
director,
del
actor,
del
curador,
del
escritor
en
cualquier
mbito,
consistir
en
activar
una
performance
que
al
mismo
tiempo
de
abastecer
las
tecnologas
y
contratos
que
de
antemano
la
constituyen
y
posibilitan,
interrumpa
tales
tecnologas
y
contratos
a
travs
de
ellos
mismos,
en
la
medida
de
lo
posible.
La
performance
crtica
se
define
estructuralmente
por
el
desobramiento
de
la
fascinacin
y
del
embrujo;
desobramiento
de
la
hipnosis
que
la
inercia
de
los
contratos
y
tecnologas
que
posibilitan
la
obra,
la
obra
pone
automticamente
en
obra.
Desobramiento
que
no
ha
de
fundar
ni
estabilizar
nuevos
contratos
y
tecnologas,
nuevas
naturalizaciones
o
fascinaciones,
embrujos,
ilusiones,
mercancas;
que
no
instaura
otra
vez
el
teatro.
Como
el
desobramiento
del
teatro
en
el
teatro,
la
performance
crtica
ha
de
activarse,
en
cada
caso,
en
cualquier
zona
de
actividades
de
la
politecnia
en
curso,
haciendo
ver
los
contratos,
las
distribuciones
e
inercias
en
curso
a
travs
de
ellos
mismos
al
desenvolverse
en
ellas,
gestionando
en
y
con
ellas
un
despertar
inmanente
a
las
distribuciones,
reparticiones,
contratos
y
tecnologas
predadas,
en
la
ms
prxima
de
las
cercanas,
la
tactilidad,
sin
fundar
lmites
ni
topologas.
El
teatro
pico,
comparable
en
esto
a
las
imgenes
de
la
banda
cinematogrfica,
avanza
a
golpes.
Su
forma
innata
es
la
del
choque
por
el
que
situaciones
particulares
de
la
obra,
bien
separadas
las
unas
de
las
otras,
van
a
chocar
las
unas
con
las
otras
(...)
creando
intervalos
que
obstaculizan
la
ilusin17,
interrumpen
la
representacin
dejando
entrar
calveros
y
perspectivas
que
hacen
ver
lo
que
no
debe
verse
para
que
se
vea
lo
que
se
ve.
A
este
montaje
por
choque
es
lo
que
Brecht
llama
distanciamiento.
Distanciar
es
mostrar
la
situacin
de
ver,
ver
que
se
est
viendo,
ver
que
ese
estar
viendo,
y
que
lo
que
ese
estar
viendo
hace
ver
es
efecto
de
un
conjunto
de
tecnologas
inerciales
que
dominan
y
naturalizan
la
imagen,
el
signo,
como
representacin
homognea.
El
distanciamiento
desarticula
esta
inercia
averiando
sus
andaderas,
su
maquinaria,
la
intencionalidad
preconstruida.
Infamiliariza
al
espectador
con
la
familiaridad
en
que
se
encuentra
adormecido;
lo
familiariza
con
su
familiaridad
al
poner
esta
ltima
a
distancia,
mostrndola
como
efecto,
tambin,
de
un
montaje.
El
distanciamiento
muestra
el
carcter
lacunario
de
toda
representacin,
abre
sus
disyunciones
e
hiprboles
y
17
la melancola en persona habla: en ningn lugar hallo reposo/ me veo obligada a pelear conmigo
misma/ estoy sentada/ me echo/ me pongo en pie. Benjamin, W., 1990.
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