Memorías Mujeres Sefardí
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RESUMEN
A lo largo del siglo XX y en lo que va del XXI se han publicado muchos libros de
memorias, novelas autobiogrficas y testimonios de historia oral de judos sefardes. Son
gentes que conocieron la vida tradicional de las comunidades del antiguo imperio
otomano, experimentaron los cambios sociales, culturales y polticos del paso de los siglos XIX al XX y la descomposicin de las comunidades. Hoy recrean la mayor parte
de las veces, desde los nuevos pases de emigracin ese mundo ya desaparecido. En
este artculo la autora analiza una docena larga de este tipo de obras, publicadas por
mujeres sefardes entre 1987 y 2006. Enfatiza cmo estas mujeres reconstruyen su pasado y su identidad, evocando la vida, los usos y las costumbres de sus comunidades.
Sus descripciones difieren sustancialmente de las de los hombres, en especial en lo que
atae a las relaciones familiares y sociales.
Palabras clave: Sefardes, Mujeres, Imperio Otomano, Construccin de la Memoria,
Transnacionalismo, Autobiografa, Minoras tnicas, Occidentalizacin, Literatura Sefard.
SUMMARY
Throughout the 20th century, as well as in these early years of the 21th, several memoirs, autobiographical novels and orally-transmitted testimonies by Sephardic Jews have
been published. These people knew the traditional community lifestyle of the Ottoman
Empire before living through the social, cultural and political changes around the turn
of the 20th century which brought about the decomposition of their Sephardic communities. Later they recreate often in the new countries where they settled this world
that disappeared. The author analyzes here more than a dozen of such works, published
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by Sephardic women between 1987 and 2006. She calls attention to the way these women
reconstruct their past and their identity in evoking the lifestyle, manners and customs of
their original communities. Their testimonies differ significantly from those of the men,
especially with regard to subjects such as family and social relationships.
Key words: Sephardim, Women, Ottoman Empire, Construction of Memory, Transnationalism, Autobiography, Ethnic Minorities, Westernization, Sephardic Literature.
PRELIMINAR
Esta aproximacin a las memorias escritas por mujeres sefardes forma
parte de un proyecto de estudio basado en cerca de un centenar de narraciones autobiogrficas, tanto en forma de autobiografa como noveladas,
publicadas en forma de libro durante el siglo XX y lo que va del XXI por
judos sefardes (hombres y mujeres) provenientes de las regiones que pertenecan al antiguo Imperio otomano 1 y hoy ya fallecidos o residentes en
distintas partes del mundo. El objetivo del proyecto es examinar, basndonos en esos testimonios, los cambios que experiment la sociedad sefard
oriental con la entrada en el mundo moderno y la asimilacin a la cultura
occidental que se produjo entre la segunda mitad del siglo XIX y las primeras dcadas del XX; y, en particular, observar con su mirada cmo se construye la identidad sefard en la nueva dispora.
Como es bien sabido, los judos sefardes son los descendientes de los
judos expulsados de la Pennsula Ibrica en 1492 y los que se han asimilado socio-culturalmente a ellos conservando los rasgos culturales hispnicos
hasta el da de hoy especialmente la lengua, el judeoespaol. Se llaman y se llamaban a s mismos durante el Medioevo sefardes porque
provenan de Sefarad, nombre hebreo con que designaban su tierra de origen 2. Entre ellos distinguimos tres grandes grupos: los sefardes orientales,
asentados en el Imperio otomano; los sefardes del Norte de frica; y los
sefardes occidentales, cuyos crculos de influencia son europeos (Pases
1
Parte de este trabajo se ha realizado en el marco del proyecto de investigacin
HUM2006-03050/FILO Los sefardes ante s mismos y en sus relaciones con Espaa,
del Ministerio de Educacin y Ciencia de Espaa, dirigido por Paloma Daz-Mas.
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Aunque propiamente los pases balcnicos no son orientales, formaron parte del
Imperio otomano hasta el siglo XIX. Algunos con intermitencias, como Bosnia, que entre
1718-1739 y 1908-1918 form parte del Imperio Austro-hngaro.
5
Entre los estudios histricos que pueden ayudar a comprender el alcance de esos
acontecimientos y el impacto en la sociedad sefard oriental, consltese Benbassa y
Rodrigue (2004) y Mchoulan (1993).
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MEMORIAS
Algunos de ellos estn agotados, como el de Nora Ayala; otros no hemos podido
localizarlos, como el de Lucie Ricoula Molho; unos pocos no los hemos ledo an (este
estudio es la primicia de un trabajo en curso), por ejemplo, los de Rebecca Amato Levy
y Leontina Arditi; y otros, en fin, pueden habrsenos pasado por alto.
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Tc.: atado de ropa que se llevaba la mujer al bao pblico con jabones, peines,
etc.
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Hb. sabio, ttulo que suele aplicarse al rabino entre los sefardes.
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Il est vrai quil na pas une grande fortune [el candidato a novio], mais il peut la
faire lavenir. Si notre charmante jeune sur Mazal lui apporte une petite dot
rondelette: il pourrait sinstaller son compte, faire un petit commerce pour dbuter, et bien mener sa barque. Il est juif, un des ntres [...]. Jai dcid de les
fiancer le plus tt possible, mais nayant pas voulu agir en goste et despote, jai
voulu aussi avoir votre accord (Kastoryano 1993: 9).
Slo las hijas de buenas familias no trabajaban; las dems, las mas
mancebas o bivdas, lavoravan en kazas ajenas komo muchachas o lavanderas (Kolonomos 2006b: 24), como embelekadoras 13 o como cocineras. El
oficio de modista era tambin recurrente. Para remendar se valan las amas
de casa, porque los vestidos se llevaban hasta que se deshacan: se remen11
Aunque organizaciones internacionales, como la WIZO, ayudaban a dotarlas, darles un ajuar y casarlas, o, en su caso, buscarles trabajo para que se mantuvieran
(Kolonomos 2006a: 70).
12
Gr. oro.
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Jsp. embelekar entretener. Las huerfanitas o pobres, con slo 5 aos, se empleaban en casas ricas para acunar a los bebs. El sueldo de este oficio era comida y afecto.
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daban hasta que se cortaban en tiras para reutilizar en los ms variados usos.
Y an les quedaba tiempo para preparar el ajuar de las hijas y, sobre todo,
parir sin tregua, de preferencia hijos varones que continuaran el apellido
paterno y recitaran el kadish 14 a la muerte del patriarca. Paridura de ijo!,
deseaban las abuelas. Parir era un oficio altamente valorado en la sociedad sefard; las maeras sufran el rechazo social. Mujer sin kreaturas es un
rbol sin frutas. Pero, ah, si naca una nia!: los padres se lamentaban y
se echaban recprocamente la culpa por el desvelo que los esperaba; la criatura, pobrecita, cargaba sus hombrecillos la culpa de su preocupacin: la
dote! (Gutkowski 1999: 56).
Adems de las madres de familia, otras mujeres tenan un papel preponderante en la sociedad sefard: las casamenteras y las curanderas, que con
frecuencia son mencionadas de modo loable en los relatos, pues cumplan
una funcin social reconocida aunque, para colmo, ejercan sus artes sin
remuneracin. Las primeras eran garantes de la tradicin y en la consecucin de sus alianzas no escatimaban esfuerzos. Las curanderas merecen captulo aparte, pues gozaban de gran reputacin. Por lo regular, las sanadoras
muestras madres, las madres de mi madre, las tas, las ermanas eran
mujeres, habitaban en el entorno familiar y eran viejas. Tenan fama de saberlo todo y la experiencia las acreditaba como portadoras de bien; por eso
se las denominaba tambin buenas mujeres y a sus curas, melezina de mujeres. A veces ejercan tambin de comadronas 15. Las memorias nos hablan
de la ms conocida de Monastir, la di kuru (Kolonomos 2006a: 84): kurajoza,
zvelta, aktiva [...]. Faziya medikamentos melemis, milizinava muchas hazinuras. Faziya todos modos de chayes, sekava i vendia muchas yervas 16; de
Kokona Rikucha 17 de Chos, que lea los posos de caf y tiraba las cartas, y
era la comadrona y curandera de la isla: Kokona Rikucha, venga, mi ijika
esta mal. Rikucha conoca tambin el arte de las plantas, haca ungentos
y pociones, y compresas para la cabeza y el estmago; sus manos haban
heredado de su padre el talento de calmar dolores la ciencia sola venirles de familia a todas, y hasta el mdico la mandaba llamar a veces
(Gutkowski 1999: 171). Pero todava en los aos 30-40, Nona Behora, la
abuela real de Brenda Serotte (Nueva York) era una reputada adivina y
curandera en el Bronx.
14
Hb: oracin de duelo que recitan los varones judos, de preferencia, el primognito del fallecido.
15
16
Tc. melhem curativo; jsp. milizinar curar; jsp. hazinuras enfermedades; port.
chayes infusiones, ts.
17
Kokona, en griego, familiarmente seora, doa, querida, apelacin cariosa de una
persona a la que se admira.
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Tc. musafir invitado, husped; jsp. enfasio aburrimiento; hb. balabaya ama de
casa; tc. brek: especie de empanadillas; nuvo-rishes nuevos ricos; debruyarsen
desenvolverse;jsp. djudio judeoespaol.
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REBELDAS
Hb. no judos.
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Tambin La, la protagonista de Joseph Perez de Navon, rehsa casarse sin mediar
amor.
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NUEVOS
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TIEMPOS
Las comunidades orientales vivieron en pocos aos situaciones impactantes: la guerra de Crimea (1853-1856), que marca el inicio del implacable
declive de los otomanos; la apertura del canal de Suez (1869), que abra
nuevas rutas al comercio; la guerra ruso-turca (1877-78), que desemboc en
la independencia de algunos pases balcnicos (Rumana, Bulgaria y Serbia);
la Revolucin de los Jvenes Turcos (1908) y la consiguiente implantacin
del servicio militar obligatorio (askyerlik); dos guerras balcnicas (1912 y
1913); la Primera Guerra Mundial, con el consiguiente descalabro del Imperio otomano (1914-1918); el incendio de Salnica (agosto de 1917); y la
guerra greco-turca (1919-1922) que cristaliz en la creacin de la Repblica
de Turqua (29 de octubre de 1923). Los estratos medios y bajos de la poblacin juda sufrieron una gradual depauperizacin que arroj a la emigracin a los ms jvenes. Los centros econmicos se desplazaron y las posibilidades de cumplir como fieles judos menguaron 26.
Durante 450 aos se haba mantenido de forma ininterrumpida la presencia sefard en el Imperio otomano. Fue una segunda patria para ellos?
Los sefardes emigraron a Occidente reproduciendo los patrones de conducta que se dieron en el momento de la expulsin de Espaa en 1492. Cuando emigraron a Oriente se enraizaron espiritualmente en la Pennsula Ibrica, en la Sefarad ancestral, con una facilidad digna de encomio. Sin embargo,
con idntica facilidad se enraizaron en sus nuevos lugares de asentamiento
en Oriente, de modo que cuando se enfrentaron a una nueva emigracin,
se hallaban tan arraigados en Oriente como lo haban estado en Sefarad
(Morin 1989: 314). Este nuevo arraigo se deja sentir en los testimonios de
Kohen Drohobyczer (2005: 87-88), cuyo buen viejo tiempo qued anclado all:
Munchos anyos despues, leshos de Estambol, en la sivdad St. Louis en los Estados Unidos [...] lo topo al apartamento Andjelo. Sus puertas son aviertas, las paredes i las eskaleras limpias, i la djente esta oroza. El kapudji Memet me aresive
kon alegriya. Mizmo mis djugetes son adovados, las fotografiyas de mis keridos
estan enkuadrados en las paredes, i todo esta briyando... i a mi me parese ke el
tiempo se kedo en el apartamento Andjelo, i ke ainda esto biviendo ayi 27.
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Las familias practicaban un judasmo de transicin, adaptado a las corrientes intelectuales modernas: no eran asiduos a la sinagoga segn Gord,
las mujeres de Bosnia iban raramente a la sinagoga (Gord 2000: 28), no
coman kasher 28, y se relacionaban con no-judos. Con rapidez inusitada, en
los aledaos de la Segunda Guerra Mundial, su identidad juda se diluy
casi por completo en las formaciones del Partido Comunista.
Por ltimo, las que con sus familias se asentaron en Occidente, tanto
en Europa como en Amrica, conservaron durante aos el pensamiento y,
sobre todo, la mentalidad, y el modo de vida orientales en los barrios que
se fueron formando en Nueva York, Pars o Miln, y permanecieron casi
intactos hasta prcticamente la Segunda Guerra Mundial. As, la madre de
Adle-Rivka Cohen (1996: 158), varios aos despus de vivir en Blgica:
Vivait ce got des subtilits insuffles et rcoltes lhritage judo-espagnol,
articules par des curiosits vives, sensuelles, communicatives, innocentes ou
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prsomptueuses [...]. Elle gardait dans les yeux, dans la voix, la chaleur de cet
Orient o elle naquit au solstice de lt de 1905, dans cet Empire ottoman si
accueillant lerrance des Spharades.
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faltaban los bombones importados de Estambul, de Hac1 Bekir la centenaria y famossima confitera constantinopolitana, con fuerte olor a bergamota, que guardaban en una bombonera de Christofle! Slo de pasada
dir que la alimentacin es un factor aglutinante en la memoria de todos
los sefardes de hoy sin excepcin porque, en realidad, es el nico elemento
cultural reproducible a voluntad. Esto explicara porqu se han escrito y
publicado tantsimos libros, folletos y artculos de cocina sefard, especialmente en los ltimos aos 30.
Ese mundo se perdi para siempre en la siguiente generacin, ya integrada en los patrones culturales occidentales, pero con un grado de nostalgia
muy significativo en todos los trmites de edad. Nostalgia cuya mejor expresin surge de la pluma de un hombre, Albert Cohen (2007: 84-85), hacia esa
madre juda emigrada, forastera espiritual en un mundo que no es el suyo:
Amor de mi madre, ningn otro semejante. [...] Mi madre era mi murdago. Coser junto a m era lo que ms le importaba en el mundo. Aspirando un poco de
saliva, cosa y nos mirbamos y yo me senta en mi lugar, reconfortado, un hijo.
Acto seguido, se levantaba, se meta en su querida cocina, pasarela de su mando, a realizar sus sagradas faenillas, a dar sus intiles golpecitos a las albndigas,
a poner horrendas cenefas recortadas en las repisas. [...] De tan humildes cosas
se compone un amor sublime. [...] Slo con ella no estaba solo. Ahora estoy solo
con todos.
APRECIACIN
DE SU CONDICIN
Que han visto, incluso, segundas ediciones, como el de Shal, Quintana y Ovadia
(2004). Debemos mencionar tambin a Bensadn (2006), quien adems organiza cursillos de cocina sefard.
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Segn Peskine nos dijo: Jai puis les informations dans une large documentation,
notamment lAlliance Isralite Universelle. Mon pre est n Paris en 1921 mais ses
parents taient ns Istanbul et Salonique. Je nai pas eu de mmoire orale car mon
pre se voulait 100% franais et avait un peu honte de ses origines orientales. [...]
Rebecca aurait pu tre ma grand-mre paternelle. Mais ma vraie grand-mre ne sest pas
rebelle et a pous, 30 ans, lhomme quon lui a prsent. [...] Elle est morte 106
ans, inconsole davoir abandonn son fils chri et unique ma mre....
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pero unas y otras saben que no volvern a vivir ese mundo ms que en la
imagen fugaz del recuerdo. Un recuerdo amable, amado que despierta pasiones.
Las memorias, novelas autobiogrficas y testimonios de mujeres nos ofrecen as datos sobre la vida y las costumbres de una sociedad sefard tradicional, apegada a las costumbres ancestrales, ya extinguida. Pero tambin
nos permiten una reflexin acerca de cmo los propios sefardes y, en
concreto, las mujeres construyen, en la distancia del tiempo y del espacio, el discurso de su propio pasado reciente y de su memoria personal
colectiva.
EN
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