Revista Huellas N 83 y 84
Revista Huellas N 83 y 84
Revista Huellas N 83 y 84
http://www.uninorte.edu.co/publicaciones/huellas/index.asp
no 83 y 84
Consejo de Direccin
Jess Ferro Bayona - Director
Vilma Gutirrez de Pieres - Editora
Alfredo Marcos Mara - Editor
Consejo de Redaccin
Ramn Illn Bacca
Pamela Flores Prieto
Adela de Castro
Rubn Maldonado Ortega
Colaboracin
Giselle Massard Lozano
Munir Kharfan de los Reyes -Diagramacin
Huellas, Revista de la Universidad del Norte, es una publicacin institucional que difunde la cultura universal,
regional y local, abarcando la historia, el arte, las letras,
la filosofa y la ciencia, para estimular el pensamiento,
promover la reflexin, y revelar los torbellinos humansticos de un pueblo que indaga sin tregua y crea sin
cesar, desde el Caribe colombiano. Huellas es para los
lectores que piensan y los universitarios que suean.
Huellas es miembro de la Asociacin
de Revistas Culturales Colombianas, Arcca.
CONTENIDO
2 Desde la regin soada.
Jess Ferro Bayona
5 La importancia de valorar la historia.
Eduardo Posada Carb
9 Alberto Assa: Quijote bizantino
en Barranquilla (1952-1996).
Jos David Villalobos Robles
15 Dos cartas sobre un mismo tema
para tres destinos.
Alfredo Marcos Mara
19 Qu es y para qu sirve la filosofa.
Rubn Maldonado Ortega
25 Viaje por las cocinas del Caribe.
Lcydes Moreno Blanco
38 Cinagas, selvas y llanuras:
la cocina de la regin del Sin.
Mara Josefina Yances Guerra
51 Feria Gastronmica con Identidad Caribe
Sabor Barranquilla, 2008 y 2009.
53 Urbano Salgado Yez: gran chef trotamundos.
Urbano Salgado Moreno
57 Cuerpo y comida en el carnaval de Barranquilla.
Ramiro Delgado Salazar
65 Sabrosos conjuros culinarios.
Mara Clara Escobar Gaitn
Ilustracin de la portada:
Raspao
de
75 Delicias de Cartagena:
El portal de los dulces, La empanada con huevo.
Daniel Lematre Tono
Se autoriza la reproduccin citando la fuente. Los conceptos son responsabilidad exclusiva de los autores. Licencia del MinGobierno n 001464,
ISSN 0120-2537. Apartado Areo 1569, Barranquilla, Colombia.
Impresin: Javegraf, Bogot.
e-mail: [email protected]
Meses de aparicin: Abril (04) - Agosto (08) - Diciembre (12).
Huellas 83 y 84. Uninorte. Barranquilla
pp. 1-78. 08/MMIX - 12/MMIX. ISSN 0120-2537
Ha sido tradicin del mundo acadmico investir con el doctorado honoris causa a quienes se
han destacado por sus altas contribuciones a la
sociedad, desde la rbita cientfica, acadmica,
empresarial o poltica.
Al entregar este alto reconocimiento, la universidad convocante pone de ejemplo a una personalidad ante la sociedad y le rinde homenaje en
nombre de ella.
mismo advertir reiterativamente que dicho ejercicio revisionista no significa negar la existencia de
los serios problemas sufridos en nuestra historia.
Basta una simple mirada a las tragedias que han
marcado la vida nacional en las ltimas dcadas.
El nmero de homicidios desde comienzos de
los 80 es tan descomunal como para permanecer horrorizados. La barbarie criminal impuesta
por guerrilleros, narcotraficantes y paramilitares
adems de negar el bsico derecho a la vida,
nos mantiene anclados en la nocin de una sociedad sin porvenir. Los altsimos ndices de pobreza
y desigualdad son serios desafos, difciles de enfrentar con efectividad en medio de un conflicto que
no parece tener fin. Es cierto que ha habido significativas mejoras en los ltimos aos. Pero sera
necio desconocer la sobrevivencia de todos estos
problemas y sus graves dimensiones. Hay adems
en el ambiente poltico preocupantes seales de
sectarismo, que amenazan con alejarnos de la paz
y de la convivencia civilizada, en democracia.
Cuando repaso mi ciclo generacional desde
aquellos aos en que dej los corredores de la Universidad Javeriana lleno de esperanzas en el futuro, es imposible no sentir una enorme desilusin
frente a estas dcadas pasadas de tragedia nacional. En mis ratos de pesimismo, alcanzo a dudar
si mi inters en la historia del siglo diecinueve es
apenas un cmodo refugio intelectual. Son, por fortuna, ratos pasajeros de los que logro reponerme,
apoyado en todas las fuertes razones que existen
para derrotar la desilusin. Una de ellas quizs
la ms importante (y la tarea fundamental de una
universidad como la del Norte) es concebir un
destino diferente para las nuevas generaciones, un
destino ms amable, un destino que les permita
gozar en paz el pas donde nacieron. La historia
de Colombia ofrece tambin razones para resistir
la desilusin. Permtanme insistir: hay en nuestro pasado importantes tradiciones liberales y
democrticas que es preciso reivindicar. No para
hacer exaltaciones mticas, sino para identificar
ALBERTO ASSA
Alberto Assa.
Impresiones
Resulta difcil para sus alumnos relacionar la
impecable estampa acadmica que se conoci en
Barranquilla del profesor Alberto Assa de complexin recia, seco de carnes, enjuto de rostro,
siempre austeramente vestido de blanco, con la
de un brigadista internacional durante la Guerra
Civil Espaola. Mucho ms con la de quien sufri sucesivas y dursimas reclusiones carcelarias
por hacer parte de la resistencia al rgimen fran* Barranquilla, 1974. Bachiller del Instituto Experimental
del Atlntico (1991). Ingeniero de Sistemas (1998) y Especialista en Redes de Computadores (2001) de la Universidad del
Norte.
por ensear, al inters indeclinable que generaba su depurada y vital pedagoga. Alcanc a contarle pronunciar la palabra libro en ocho idiomas
distintos para que apreciramos las similitudes
o diferencias con el book ingls (desde entonces
s que en dans libro se dice bog). A la profesora
a quien le haba quitado el turno le recomend
que a esos chiquillos haba que darles las cosas
como a los pajaritos, poquito a poquito. Su sola
presencia produca un respeto casi reverencial;
frisaba su edad con los 77 aos.
Un
Instituto de Lenguas Modernas, ILM.
verdadero crisol
10
11
Columna
El rincn de Casandra,
publicada en El Heraldo.
Obras
Pero lo primero que hizo al
llegar a la ciudad fue ms
bien propio del Caballero
de la Triste Figura que de
Alonso Quijano el Bueno:
alquil una casa y public en la prensa un aviso
con el que ofreca clases de idiomas sine pecunia*.
Una accin completamente indita en nuestro medio que instantneamente tuvo gran aceptacin a
pesar del natural escepticismo inicial. Ese fue el
comienzo del Instituto de Lenguas Modernas, todava en pie. Luego vinieron la Escuela Superior
de Idiomas de la Universidad del Atlntico, la
Universidad Pedaggica del Caribe (entidad tambin completamente gratuita que surgi de la ESI
cuando estuvo a punto de expulsarse del pas a
su fundador y director por defender la total gratuidad de la educacin), el Concierto del Mes, el
Instituto Pestalozzi y el Instituto Experimental
del Atlntico.
Assa, que ya haba dado desde las armas la
lucha por la libertad en Espaa, empieza as a
librar una contienda de distinta naturaleza, pero
quiz ms enconada, desde la argumentacin y
las ideas en nuestro medio, pasto de la incultura y la politiquera. , ,
, / ! 2 dira
el poeta.
Es entonces cuando su vida se vuelve antolgica, cuando adquiere la verdadera proyeccin
profundamente humana que buscaba. Filntropo
al fin y al cabo, pero en esencia un rebelde, su
afn por democratizar la educacin y la cultu*Sin recibir compensacin alguna. (N. del E.)
2
Y sin embargo, rebelde, pide tempestades, / como si en las
tempestades hubiese tranquilidad. (Traduccin del autor).
12
han contribuido a materializar el empeo del profesor Assa impartiendo sus conocimientos prcticamente ad honrem.
El Rincn de Casandra, la interesante y polmica columna que public semanalmente por dcadas en la prensa local cunta falta hace!,
impecable y sorprendentemente escrita en un
perfecto y castizo espaol, fue la trinchera de expresin de un hombre suma y comprensiblemente reservado. Desde all opin libremente sobre
todo: sobre arte y literatura, sobre poltica y educacin, sobre Cline y Unamuno. El Rincn fue
tambin espacio para sus bien logradas y necesarias traducciones. Sus versiones espaolas de
los alemanes, verdaderas rarezas an, son joyas
de ese difcil y poco practicado arte en nuestra
comarca. Destacan las cartas de su admirado
Rainer Maria Rilke, el gran poeta checo en lengua
alemana, a Franz Xaver Kappus, conocidas como
Las Cartas a un Joven Poeta (Briefe an einen jungen Dichter); Travesas con Don Quijote (Meerfahrt
mit Don Quijote), del genial Premio Nobel 1929
Thomas Mann; e Historia sin Palabras (Geschichte
ohne Worte), novela ilustrada en madera de Frans
Masereel. Y de la lengua flamenca, Las muy bellas
horas de la beguinita Sinforosa (De zeer schone
uren van juffrouw Symforosa, begijntje), de Felix
Timmermanns.
El profesor Assa modestamente se declaraba
desconocedor de la msica culta. Sin embargo,
en 1957 fund el Concierto del Mes, que desde
entonces cumple una formidable labor a favor de
dicha corriente musical en nuestro medio sin el
apoyo estatal. Su pieza favorita era el dcimo movimiento de la cantata Herz und Mund und Tat
und Leben* de Johann Sebastian Bach, ms conocido por su ttulo en ingls, Jesu, Joy of Mans
*El corazn y la boca, y los hechos y la vida. (N. del E.)
13
Eplogo
A principios de los 80, en una inquietante disposicin propia de l, el profesor Alberto Assa decide
donar su cadver a una facultad de Medicina de
la ciudad, la que a su juicio contaba con los estudiantes de menos recursos. Era tal su increble
vocacin de servir y ensear, que hasta despus
de muerto quiso seguir educando. Presenta ya
el advenimiento de la Parca inevitable: Es difcil
tener su propia muerte. Aunque parezca tan fcil.
Es un arte. Una tarea. Un compromiso desmesurado. Quien sea capaz de cumplirlo, no muere. Sigue
viviendo en la medida en que su muerte haya sido
autntica. Vivida. Y a fe que la endi. Sit tibi
terra levis!**
o
En uno de sus Rincones de Casandra, recordando las obras de don Ramn Renowitzky y de fray
*Jess, alegra del deseo del hombre. (N. del E.)
3
Jess sigue siendo mi alegra, /el consuelo y el nctar de
mi corazn, / Jess me defiende contra todas las penas, / l
es la fortaleza de mi vida, / el placer y el sol de mis ojos, / el
tesoro y la dicha de mi alma; / por eso no dejo que Jess
se vaya de mi corazn y de mi vista. (Traduccin del autor).
** Que la tierra te sea ligera, locucin latina utilizada por
los romanos precristianos a modo de epitafio. (N. del E.)
14
Educacin y cultura
15
Robot MIT.
17
18
La filosofa es un modo de conocer, Kant lo llama trascendental, pero ese modo de conocer ya
haba sido sugerido por Parmnides en 540 a.C.,
y en general consiste en conocer las cosas antes
de su aparicin. Es a esto a lo que se refera Scrates con su afirmacin: Slo s que nada s.
Pero, qu podemos conocer de
las cosas antes
de su aparicin?,
no es esto un
contrasentido?
la aventura de indagar por la virtud con el argumento de que no es posible conocer lo desconocido puesto que nunca se sabra si se est frente a
ello, dado que se desconoce, Scrates echa mano,
para combatir ese crudo escepticismo, de la teora de la reminiscencia, la cual a su vez se funda
en la teora de
la inmortalidad
del alma. Puede
verse as que,
desde sus orgenes, el filsofo
ha buscado apoyo en la omnisciencia de Dios,
desde la cual el
conocimiento de
las cosas antes
de su aparicin
no es un con
trasentido.
Ocurre que el
ser humano goza
de una condicin
que no comparte con las otras
criaturas, y es
que siendo de
naturaleza finita
puede concebir
el infinito, danEl Dios de los
do esto lugar a la
filsofos difiere,
Rodeado de sus discpulos, Scrates bebe la cicuta.
entrada de Dios
por supuesto, del
dentro de sus coordenadas. En esto estriba, segn Dios de los telogos. En su dedicatoria a los seHegel, la diferencia entre el hombre y el animal.
ores decanos y doctores de la Sagrada Facultad
de Teologa de Pars, Descartes, en su libro MediEn su poema sobre la naturaleza, Parmnides taciones metafsicas, expresa que las cuestiones
relata que ha sido la diosa quien le ha hecho saber de Dios y del alma requieren ser demostradas con
que el ser y el pensar son una y la misma cosa. Y filosofa y no con teologa, es decir, dando razones
cuando Menn rehsa acompaar a Scrates en y no apelando a la fe. Para l, todo cuanto puede
saberse de Dios es demostrable con razones que
no hay que sacar de otra parte que de uno mis*Filsofo, Universidad Nacional, Bogot, Doctor en Filomo y de la naturaleza de nuestro espritu. En ello
sofa, Universidad Javeriana, Bogot, docente de tiempo completo de la Universidad del Norte desde 1993.
Descartes sigue a Platn, para quien tanto Dios
Huellas 83 y 84. Uninorte. Barranquilla
pp. 19-24. 08/MMIX - 12/MMIX. ISSN 0120-2537
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lo verdadero de lo falso.
como el alma permaSe trata de una disposinecen siempre en el
cin natural, no de una
mismo estado, y por
adquisicin cultural, y,
ello no sufrirn disoas, siempre sabremos,
lucin. Descartes llega
al or a Menn hablar
incluso a considerar
de la virtud, si est en
que podemos conocer
lo cierto o en lo inciera Dios ms fcilmento. Scrates menciona
te que las cosas del
una deidad privada que
mundo, ya que para
le habla secretamente,
conocerlo no necesitaDescartes argumenta a
mos salir de nosotros,
favor de un Dios incaal contrario de lo que
paz de engaarlo cuanacontece con el conodo razona, y Kant, sicimiento de las cosas
guiendo a Aristteles
del mundo. Descartes,
nos habla de una faculapoyado en el argutad de juzgar que por s
mento ontolgico de
misma produce ciertos
san Anselmo, concibe
conocimientos que dan
as la llegada hasta
lugar a la produccin
Dios: la idea de Dios
de la experiencia, y con
surge espontneamenello a nuestro conocite en el ser humano,
miento del mundo. Pero
como idea de un ser
Kant tendr que apelar
infinito y perfecto, sin
a un cierto sujeto trasque la falta de cocendental, haciendo rerrespondencia de esa
Platn y Aristteles.
surgir el fantasma de
idea con un objeto del
mundo afecte la realidad de ella. Esa idea es real Dios en la filosofa crtica, que tan cerca pareca
por el mero hecho de que se tiene, y no puede ser del atesmo. Habr que esperar todava un siglo
causada por un ser finito e imperfecto, es decir, entero para que Nietzsche acometa la tarea de enpor el hombre, porque entonces abarcara ms, en sayar una filosofa de la no trascendencia.
trminos de realidad, el efecto que la causa; luego
La ambicin de conocer las cosas antes de su
la causa de Dios no puede ser sino Dios mismo,
aparicin
est emparentada con la idea de que se
ya que de otra manera habra contradiccin.
anda muy cerca de Dios. Parmnides nos cuenta
Para los telogos, la revelacin de Dios a tra- en su clebre poema que, habindose extraviado
vs de la fe es la nica va que conduce a su des- del camino que transitan los hombres corrientes,
cubrimiento; de all el abismo que guardan con se hall de repente conducido por las hijas del
la filosofa, aunque cabe destacar el esfuerzo de Sol hasta cierto camino real al cabo del cual fue
algunos de ellos por conciliar la fe con la razn. recibido por una diosa para el anuncio de la idenCon la ayuda de Dios, pues, el filsofo buscar tidad entre ser y pensar. Platn se hizo cargo de
saber de las cosas antes de su aparicin. El pri- esta idea y le dio su acabado ms perfecto. Se sirmer esfuerzo en esa direccin es el de Scrates, vi de una alegora para ensear que la filosofa
quien no sabe qu es la virtud, pero puede saber es un viaje desde las tinieblas hasta la luz. Las
si Menn lo sabe o no. Cmo es posible que sin tinieblas son el hombre apartado de Dios, y la
saber Scrates qu es la virtud pueda saber si luz el hombre conciliado con Dios. El hombre se
aparta de Dios cuando lleva una vida sin trascenMenn lo sabe o no?
dencia, abandonado a los placeres sensoriales,
Ocurrir, por supuesto, con la ayuda de Dios, y pero, como cuenta con una libre voluntad, puede
es que, dado que somos sus hijos, algo nos habr arrancarse de esa vida para ganar por grados la
legado de su perfeccin. Nos ha hecho inteligen- trascendencia. El descubrimiento de la armona
tes y libres, por supuesto, no tanto como l, por- musical es el primer peldao de esta gran escaleque entonces seramos Dios y no hombres. Pero ra. Si es perseverante en la bsqueda se enconnos ha provisto de suficiente luz para distinguir trar con el universo de las matemticas, has20
Immanuel Kant.
Epitafio: Dos cosas llenan el alma con
siempre nueva y creciente admiracin
y decoro, mientras ms a menudo y
permanentemente se ocupa de esto la
reflexin: el cielo estrellado sobre m y la
ley moral en m. (Trad. del alemn por
Jorge Villaln Donoso).
22
Fidor Dostoyevski.
de las leyes de las ciencias naturales y de las matemticas, que como muros de piedra nada responden a la inquietud humana sobre el dolor, el
sufrimiento y la muerte.
El servicio de la filosofa, para dar razones
contra el destino mismo al hombre contemporneo, tiene que empezar por reconocer el ocaso
de ese viaje a la trascendencia llamado filosofa
que inici su despliegue con los griegos. El ente
en el ser, lo que caus a los griegos el mayor de
los asombros, ha sido oscurecido por su propio
despliegue, adoptando contemporneamente la
forma de una razn calculadora que parece estar
libre de cualquier estado de nimo; as la filosofa no presta ningn servicio a la humanidad doliente; sera una actividad inoficiosa. Dostoievski
pide que las potencias del ser se pongan al servicio de la humanidad doliente, y por eso vio en la
idea hegeliana del amor una abstraccin capaz de
transformar en odio a la humanidad la conciencia de nuestra completa impotencia para ayudar
a la humanidad.
Heidegger ha meditado hondamente sobre esto
recordndonos que la filosofa es interpelacin
del ser; y esa interpelacin es tiempo, lenguaje
24
Para una elemental apreciacin conceptual aceptemos el nombre del Caribe; pero, en realidad,
por circunstancias histricas, expresiones culturales y la conformacin de elementos tnicos, el
entorno geogrfico comprende diversos Caribes.
Bajo la eufona de muchos de sus nombres, fcil es identificar la ndole, la temeridad colonizadora y el trasunto
de las costumbres
sociales que all se
han formado: Martinica, Saint Kitts,
Trinidad y Tobago,
Granada, Barbados,
Santa Luca o Bonaire, Dominica o
Guadalupe, Antigua
o Monserrat, San
Vicente o Mara Galante, dan la clave.
ASB
25
Entre esas tribus fue interesante la de los tanos, cuya procedencia, segn se ha establecido,
provino tambin de Suramrica, amantes del tabaco, el cultivo del maz, de la yuca y el uso de la
hamaca para poner a navegar los sueos o el rumor de los das apacibles frente a las luminosas
aguas que acariciaban sus islas. stos desarrollaron una sabia agricultura, y como lo ha establecido el erudito Frank Moya Pons, eran hbiles
GML
26
GML
Esa gente debi decir: No nos vengan con yuquitas, pajaritos y sabandijas, pues sus paladares
estaban acostumbrados a sabores ms fuertes y
la vista a porciones ms descomunales, sorprendidos an ms por la carencia de abundancia del
entorno geogrfico.
Es as como a la llegada de los peninsulares
a La Espaola se alter el sistema ecolgico aborigen en todos los niveles. La eliminacin de la
mayor parte de las hutas y otros mamferos realizada por los espaoles durante las hambrunas
de 1495, 1497 y 1503, priv a los indios de las
principales fuentes de alimentos que los provean
de protenas.2
Bajo aquella voracidad y la escasez que se presentaba por las depredaciones ya en marcha de
los conquistadores, forzaban a los indios a traerles alimentos de sus propios conucos y como en
palabras del padre De las Casas en su Historia de
las Indias uno de los espaoles coma ms en un
da que todas las casas de los vecinos (una familia india) en un mes, muy pronto se agotaban las
provisiones de los conucos y los espaoles volvan a sufrir de hambre, teniendo que mudarse
a otros sitios repitiendo lo que haban hecho en
aldeas anteriores visitadas.
Pero no hay mal que por bien no venga, pues
por aquellas hambrunas que los mordan continuamente, los espaoles se vieron en la necesidad de aclimatar ac muchos de sus frutos, animales y especias.
La adaptacin, entonces, de las primeras
plantas, frutos, hierbas, animales domsticos y
vacunos trados de la Pennsula a las islas del
Caribe, permiti un asentamiento ms seguro y
menos azaroso, as como una inmediata proyeccin hacia lo que luego se llam Tierra Firme. Sin
estos recursos alimenticios tal vez la empresa de
Espaa hubiese sido definitivamente una utopa,
o, cuando menos, aleatoria en sus consecuencias
de xito. Es que Coln, obsesionado por el oro,
siempre el oro, parece que haba olvidado la estrella de su empresa, cual era la bsqueda rpida
de las especias, de ocultas especias tal vez. Pero
el realismo de Fernando el Catlico insisti con
terquedad aragonesa en que a partir del segundo viaje comenzase a embarcar labradores extremeos y castellanos, entre otros, trayendo
consigo utensilios y herramientas de todo orden
para trabajar con ms eficacia las tierras recin
descubiertas.
28
GML
Llegaron tambin las primeras especies vegetales que hoy constituyen legado cibario esencial
dentro de la olla criolla, tal el trigo, la cebada, el
arroz y el centeno; el ajo, las cebollas, el perejil;
las habas, los garbanzos, sarmientos de vid, las
primeras plantas de caa dulce tomadas de las
Canarias.3 Animales de trabajo como caballos,
asnos, bueyes y mulos; y as mismo conocimos
por primera vez tambin los pollos, las gallinas,
los gallos, las cabras, las vacas, las ovejas, as
como otros animales domesticados.
El puerco, marrano, cochino, cerdo, chancho,
marranito o gruete, que en todas esas formas
lxicas se le reconoce, que debieron haber sido
tuncos como se le nombra en Centroamrica de celta prosapia, habitantes de las Galias
y de carnes apretadas. Andariegos de bosques y
caminos insospechados, de negrsimo pelambre
hirsuto y hermanado en piaras desafiantes, que
as los apreci en Hait, con los que preparan su
grillot de porc, delirante de especias y de un sabor peculiar. O para bien adobados perniles de
Cubita la bella, sazonados con naranja agria, ajo,
vino blanco seco, organo y otras especias. Debi
agradarle a este cocho el esplendor de los bosques antillanos, las delicias de sus aguas, las races aborgenes, pues se produjo rpidamente en
su nuevo predio y fue asimilando en la olla criolla
desde temprano.
Igualmente debi ser de un impacto moral el
contraste de los mtodos de conocimiento, de salazn, del empleo de ingredientes o especias utilizados por los recin llegados en sus hbitos de
aderezar los alimentos con lo que hallaron aqu
y que los indgenas ofrecan generosamente, al
principio, o que los colonizadores intrpidos arrebataban luego bajo el delirio del hambre, que no
da espera.
Ms tarde, con la
expansin conquistadora, por todo el continente y, por ende,
por las Antillas, se
afianz el sincretismo
alimenticio entre lo
indgena y lo peninsular, cuando llegaran
el culantro, los rbanos, los mastuerzos y
los camos; los almendros, los morales y los guindos; los
nogales, los castaos,
los nsperos y las azofaifas; la alfalfa y los
membrillos, los manzanos, los albaricoques, as como la maGML
Repartidor de pan en Barranquilla.
yora de las frutas de
hueso; los naranjos,
las milas, los limones, las cidras, las toronjas, los cao, la batata y la papa; los ajes, los frutos de
perales y los ciruelos; el romero, la retama y otras contagiosos aromas, por all fueron mezclndose
con todos los otros productos, animales y espediversas hierbas aromticas.
cias forneas, que en el curso de la colonizacin
Adems, aport Europa desde Espaa, para el
y conquista fueron participando amorosamente
delirante condumio criollo, algunas especies de
en el gran condumio americano, especialmente el
pltanos, y de Asia la caafstula, que no obsantillano, pero sin formas, caracterizadas hasta
tante su punzante aroma hicieron la felicidad de
entonces.
mi infancia, as como de muchos cartageneros;
As como la lengua castellana o espaola, al
el tamarindo y ciertos naranjos de fruta grande
pasar a Amrica, toma acento de una ms dulce y
provenientes de Filipinas.4
transparente resonancia, con excepcional gracia
Fue as como Pedro Mrtir de Anglera, en sus
en muchos casos, enriquecindose inclusive con
Dcadas y considerando resultados agrcolas en
los aportes lxicos del tano, arahuacos de las isLa Isabella, establecida por Coln en su segundo
las grandes, los lacayos de las Bahamas, cumaviaje, pero abandonada por instrucciones suyas,
nagotas, caribes, aymars, cheques, etc., as la
anot: A la orilla de ese ro muchos han amojonacomida toma un talante ms garboso, pierde en
do huertos para cultivarlos, de los cuales todo gcargazones de grasa, de alcamonas, la alharaca
nero de verduras como rbanos, lechugas, coles,
de diversas carnes en una misma olla, como en
borrajas y otras semejantes, a los diecisis das
la tal olla podrida, posible bisabuela del variante
de haberlas sembrado las han cogido en regular
sancocho, en el cual la reina es la yuca de grsazn; los melones, calabazas, cohombros y otras
cil harina y los acompaantes de las carnes cecosas as, los cogieron a los treinta y seis das,
cinas, en veces con el rostro de cerdo, como dira
que jams los haban comido mejores... Adems,
el ilustre poeta Donaldo Bossa Herazo, la gallina
un campesino sembr un poco de trigo hacia los
que hasta hace poco cacareaba libremente por el
primeros das de febrero, y cosa admirable!, a la
patio comarcano, el maz de dorados y ternsimos
vista de todos llev consigo a la ciudad un magranos, el ame de abolengo africano, e inclusive
nojo de espigas sazonadas el da 30 de marzo de
la auyama, en fin, con discretas hierbas para no
aquel ao, que era la vigilia de Resurreccin del
alterar el encanto gustativo del caldo, madre de
Seor. Las legumbres maduran todas dos veces
todas las preparaciones y sosiego para los guayaal ao.
bos crueles.
Esas esponsales gulusmeras entre los producAl agotarse en La Espaola la explotacin autos nativos, tal la yuca, el tomate, el maz, el carfera y diezmarse el elemento arahuaco y caribe
29
GML
olvidada ensalada de verdolaga y de bledo blanco, y algunos dulces confeccionados con los tallos
de la fruta bomba, que cedieron el paso hace ya
tiempo a otros elaborados con los frutos de esa
misma planta, desdeando sus tallos. Advierte,
as mismo, don Fernando, que la cocina africana,
incluso la heredada de los pueblos ganaderos,
no emplea leche ni huevos. Tampoco la una ni
los otros eran considerados por nuestros antepasados de esa procedencia, como propios para el
consumo humano. Y si alguno de ellos entra contemporneamente en la elaboracin de un plato
de santera, es por la criollizacin de los ritos. El
guanajo, aade, no se come en santera porque
no es oriundo de frica.7
Y desde los repliegues del alma por donde pasan sin duda las nostalgias del frica distante,
las manos negras fueron orquestando la gran
sinfona de los inditos sabores, de las viandas
con detonantes colores y lujuriosas sazones. La
parla encindase tambin con voces de extrao
acento, mientras las despensas se enriquecen
con nuevas vituallas para la sorprendente olla
del Caribe, que con el tiempo llegara a tomar
personalidad de universal prestigio. O con lxicos
peculiares para determinar juntos, especias y las
condiciones alimenticias. Y vayan estas esquemticas referencias: biche (del bant), cuando
una fruta no est completamente madura; okra
o quimbomb, que tambin se conoce con este
nombre, vegetal bien conocido y esencial para hacer la pecaminosa sopa realzada en su gusto con
la mojarra ahumada, posiblemente desaparecida
entre nosotros, mientras en el francs antillano
gungamb, utilizada en otras reas del Caribe, en
guisos tonificantes, o el selele, sopn de abigarrado acento integrado con cerdo, ame tambin
de procedencia africana, as como el frijolito de
GML
cabecita negra de la misma estirpe, carne salada, yuca, pltano verde, como para coger hamaca
aborigen y establecer desde ya el perfil gastronmico caribeo.
Guand o guandul (del kikongo wndu, que,
segn el erudito don Nicols del Castillo Mathieu,
y a quien he seguido en estas referencias, en
Puerto Rico se le conoce bajo la voz de guandures
o guandules, pero que en todo caso tiene que ver
con un guisante muy caracterstico; malanga (del
kikongo), rizoma muy gustoso y muy conocido en
la olla del Caribe; mafufo (para algunos tratadistas, kikongo, mientras que otros la consideran
bant), comprende el guineo o platanito de cuatro filos, que a su vez deriva de Guinea.
Por ah sacan las orejas otras voces cocineriles
como afunchado, en tierra de Cartagena, cuando
por exceso de lquido el arroz queda demasiado
hmedo. Posiblemente derive de algunas viandas
cubanas conocidas como comida hecha de maz
seco molido, sal, agua y pimienta, semejante al
parecer a una poleada. Mientras que en Puerto
Rico, funche es la misma preparacin, con la variante de que se hace con masa blanda de maz,
leche y azcar.
Sigue por ah bitute, con que se nombra a las
comidas en Cartagena y en algunas otras partes
de nuestra Costa.
Tambin volaban por los aires antillanos calal, con diversas variantes lxicas en otras reas
del Caribe, pero que en otros tiempos era comida de esclavos y sus descendientes criollos, compuesta de diversos vegetales picados, adobados
con sal, vinagre y manteca; fuf, antigua variante afronegroide, a base de pltanos, calabaza,
malanga o ame, hervidos y amasados luego;
marifinqa, que as llamaban a una variante del
funche; mofongo, que no es otra cosa que la cabeza de gato, cuando los cartageneros eran ms radicales en el gusto que les vena de los ancestros,
elaborada con pltano verde que se asa primero
o fre y luego se machuca o maja, enriqueciendo
su sabor con un tantillo de sal y pequeos trozos
de chicharrn, gustosa vianda que posiblemente acompaaban con un buen vaso de guarapo,
voz tambin africana, elaborado con el jugo de
caa, que luego en esta entraable Cartagena,
hacan en el antiguo mercado, en grandes toneles, a base de diversas frutas y panela. Eso s,
bien helada. Venturosamente por esos perdidos
aos no estaban de moda las engaosas dietas.
Y bajo las manos delirantes de las negras, todos
los elementos brbaros o nobles de la tierra, poco
31
GML
GML
La Espaola o Santo
Domingo fue una sola,
hasta que por dramticas peripecias histricas,
entre otras la despoblacin, especialmente en
sus costas para evitar el contrabando a partir de
1607, Espaa le cedi a Francia casi la mitad de
la isla a mediados del siglo XVIII, parte que tom
el nombre primitivo de Hait, que quiere decir
tierra alta.
La historia de Hait desde sus orgenes ha estado convulsionada como una caldera del diablo,
por el choque de clases e intereses econmicos.
Pero todo ese subfondo social y humano ha servido para conformar un pueblo de excepcional
inters cultural, el cual expresa su vitalidad mediante el arte de sus pinturas naf o primitivo,
sus esculturas en madera, su primorosa artesana y el ritual vud. Y, desde luego, en el arte
de su comida, original, sustanciosa, llena siempre de cromatismo y perfumada por las especias
tonificantes.
Original dentro del men haitiano es el djondjon, hongo silvestre que nace al pie de los aosos rboles de Gonaives y Jeremie, as como en
otras partes de la isla. Al hervirse da una tintura negra y con ella se hacen arroces jubilosos
de cangrejos, langostinos, po cong (guandul) y
muchas otras especias, sin que falte el toque del
clavo de olor. Los cerdos as debieron ser los
de las cavernas, son igualmente negros, de carnes magras, cabezas y hocicos alargados como de
osos hormigueros; pero su carne es de un sabor
35
ASB
de arroz achiotados, los trozos de tocino, de cerdo, de gallina, todo bien guisado, y sin que falten
las alcaparras, las hojas de col nativas y el aj
dulce; el arroz de coco con frijolitos negros, o de
coco con cangrejo; el arroz de coco blanco con camarones secos; el arroz apastelado, brillante con
la manteca achiotada de cerdo, rico con los vegetales y aromatizado con las hojas de bijao, con
que fue cubierto durante su coccin; la gallina a
la cartagenera, jubilosa con sus vegetales; la lengua mechada con tocino y guisada con panela y
clavillos de olor; el sancocho de gallina, que si es
sobre tres piedras, con leas encendidas, es sublime, pues en aquella olla van las carnes saladas
y frescas, amn de la gallina preferiblemente de
patio, en la grata compaa de las vituallas terrgenas; la borona o alborona, combinacin feliz de la influencia rabe por la vertiente espaola
con la mano negra, ms que indgena; el higadete, al que no haba que faltarle arroz blanco de
coco con el coquetn huevo, plato de indudable
inventiva negra. Tambin otra vianda de influencia africana, como sera la sopa de candia con
mojarras ahumadas, cuando no el delicado bien
me sabe, sutil alianza entre la batata con el polinsico coco, el azcar y la canela en rajas, proclaman la bondad de una cocina depurada por el
tiempo y por gustos populares, que encontr as
formas originales y autnticas de expresin.
De vieja data existe la polmica; entre los cartageneros y sus vecinos de Barranquilla sobre
si dicen empanada con huevo o arepa de huevo.
Nosotros siempre quisimos establecer la risuea
diferencia por la tcnica o mtodo usado en su
preparacin, pues mientras la que hacen en la
Heroica lleva picado de cerdo bien sazonado me
refiero a la autntica, a la que reconoce la tradicin, la de la Arenosa se enriquece apenas con
el huevo solitario. Que el hecho de ampollarse
GML
37
La biogeografa
El departamento de Crdoba, el ms occidental de la
Costa Caribe colombiana, se
destaca por la exuberancia
de sus suelos baados por
los ros Canalete, Sin y San
Jorge, y el conjunto de arroyos y cinagas que conforman
sus cuencas. En el territorio
cordobs se identifican cuatro sub-regiones denominadas
Costanera, Sabanas, Sin y
San Jorge, cada una de las
cuales presenta variados ecosistemas que se muestran con
la inmensa oferta de materias
primas para la alimentacin,
fuente de inspiracin de la
diversidad y de los modos de
preparacin de la cocina cordobesa.
38
La Flora
De las palmas y corozas primero se extrajo aceite
para el alumbrado. Se le llam manteca negrita.
Ms de una cabeza de mestiza sinuana se empabil de ella. La fiesta del 8 de diciembre se iluminaba con totumitas de aceite de estas palmas.
Con posterioridad se convirti en manteca para
las frituras.
De la palma amarga se extrae el tronco superior o cogollo tierno que, procesado con limn, se
desamarga y se convierte en uno de los manjares propios de la Semana Santa. El alio es muy
sinuano: aj dulce amarillo, rojo y verde; cebolla
roja, ajo y cebolln. Esta creacin de las mujeres
de mi tierra sirve como base de ensaladas, motes
y sopas. Es de esperar se procesen salsas, pudines, cremas y vinagretas que estudian las nuevas
cocineras de la regin.
El achiote, o bija, pint los guisos y los aromatiz mediante el procedimiento de mezclar y
calentar la manteca de cerdo con los frutos encarnados del achiote; tambin existe un proceso
aplicado a los granos de achiote que lo convierte
en pasta, cuya base de conservacin se hace con
manteca de cerdo. Esta maravilla de nuestra cocina se mantiene an en la regin del resguardo
zen de San Andrs de Sotavento. Las familias
indgenas del resguardo mantienen esa tradicin
para preservar el achiote y, as, garantizar su con-
Autobiografa culinaria
de la autora
Naci en Montera un 5 de abril,
en 1954. De an
cestros cartageneros y sinuanos
cultores del buen
comer, inicia su
acercamiento a
la cocina en la
infancia, en compaa de sus primas, en el patio
gigante de la casa
de su abuela materna. All ensayaban cocinados
en pequeos calderos de hierro,
puestos en mnimos fogones de lea, con la vigilancia furtiva de mams y ayas.
El patio de la abuela era el lugar donde se oficiaba la matanza del cerdo. El olor de la palma
encendida abrazando la piel del cerdo, el humo
caliente del caldero gigante donde se frean los
chicharrones y las asaduras; la coccin de la
sangre coagulada de las morcillas dulces de
arroz, el ahumado de la cabeza del puerco, fueron olores que impregnaron su infancia. Como
gozo de la edad qued la comparacin del redao con las chalinas de las abuelas que, sin
ningn miramiento, ponan sobre sus cabezas.
All aprendi a ver el sacrificio de gallinas, la
salazn de carnes y la elaboracin de jamones
ahumados con sal de nitro. Nada comparable a
los ascos que hacen los nios de estos tiempos
con las materias primas de los alimentos.
Despus vino el uso del molino para procesar el maz de las arepitas dulces con ans y las
moliendas de piezas de carne, llamada masa de
frente, con hierbabuena, cebolla roja, pimienta
y trigo para elaborar los quibbes. Mir con esmero el uso del anafe con las brasas de las tardes para asar la carne salada untada con panela
(estrategia utilizada por la mam para aligerar
el gusto de la carne), el pltano maduro o verde.
Tambin degust mazamorras y petos sin que
an sean de su total agrado.
De la mano de su madre aprendi a elaborar
pudines, repollitas, flanes y dulces criollos como
el pelo de vieja dulce en almbar de papaya biche picada con mucha finura; degust de Tomasa Ospino, su entraable nana, las golloras de
pltano verde con miel de panela y el infaltable
39
enyucao. Cuando creci, en el colegio le ensearon a elaborar postres de la mano de Teresita De Abrossio. En esa misma poca, escuch a
Benjamn Puche Villadiego, en las sesiones de
divulgacin de la cultura cordobesa que organizaban las personas cultas de la regin, explicaciones muy sabias acerca de por qu se haca el
ritual culinario en la Semana Santa con palmito
picado, revoltillo de bagre seco, moncholo ahumado, arroz con frijolito cabeza negra, mote de
queso, ajiaco de carne salada, hicotea guisada y
ensalada de obispo. Por qu haba mongo-mongo como postre y chicha de arroz cortada con
batata como bebida.
Los estudios de Sociologa la apartaron de
los fogones por aquello de que ese oficio era una
manera de someter a la mujer al papel de cocinera y servidora de los hombres de la casa. (En
su casa hubo uno solo, su padre, intelectual y
gobernante en los tiempos del respeto por los
gobernados. l disfrutaba mucho de un higadete preparado por su suegra, Luca Berrocal de
Guerra).
En Cartagena, en los aos 70 se vincul a
la docencia universitaria y all conoci a mucha
gente inteligente, estudiosos y gocetas de la
vida. Entre ellos, a una pareja de espaoles con
quienes disfrut de la mesa y las cocciones. Con
ellos emprendi el periplo europeo, clave para
su aprendizaje definitivo de la cocina y de los estudios urbanos. La vida con la familia espaola
que le acogi fue determinante para asegurar los
sabores de origen y aprender a disfrutar de los
nuevos aportes.
En medio de estudios sociolgicos y funciones administrativas, en la Universidad Jorge
Tadeo Lozano de Cartagena, incursion en el
mundo de los negocios, ms llamada por la diversin que supone la anfitrionera, que por el
gusto por el dinero. En esa poca se fragu La
Vitrola, pequeo bar ubicado en el Centro Histrico, cuando en el centro slo haba bares de
mala muerte. Desde all se hizo cultura y cocina
y tambin rumba.
Despus de trasegar por la vida pblica con
ahnco y compromiso en los departamentos de
Crdoba y Bolvar, decidi no escribir ms propuestas de mejoramiento de la vida colectiva en
la cultura, las artes, la sociedad y la economa,
porque el destino era siempre el mismo: anaqueles o polillas.
Ahora vive en Cartagena de Indias, en el Centro Histrico, frente al mar, a la espera de que
algn europeo o cachaco la saque de su apartamento para deshabitarlo para siempre. Mientras
eso ocurre, se dedica a investigar y a preparar
platos de la cocina sinuana, esa regin de vida y
pasin que merece ms respeto.
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41
Zapotes, nsperos y aguacates de carnes aceitosas y de variados dulzores, ms o menos acuosos, ms o menos firmes, son frutos capaces de
provocar grandes sorpresas al paladar. Ninguno
de esos frutos est involucrado en la agricultura comercial. Siguen creciendo en el campo con
la libertad de quienes les siembran, con la nica
de esperanza de llevarles a los centros poblados
cuando natura aflora y cuaja sus frutos.
Mameyes, mangos, guayabas, maraones, corombolos, tamarindo, corozo, mamones, papaya
y coco, pertenecen al grupo de frutas que, transformadas en jaleas, conservitas, almbares, espejuelos y pastas, cuya elaboracin es asunto de
mujeres entradas en edad, son fuente de ingresos
de muchas familias. En el Sin, estas piezas de
su culinaria se encuentran en las tiendas de esquina o el comercio especializado, donde se ofrecen los productos del campo. Esta nueva modalidad de comercio es un acicate para los golosos
locales y para esa poblacin de forneos que se
asent en el Sin.
De la economa campesina
El establecimiento de cultivos, como garanta
para la provisin de los alimentos de las poblaciones que habitan la regin, est asociado al papel de la parcela campesina; la tierra labrada con
azadn y sembrada a chuzo, regada por las lluvias que se desatan entre abril y octubre, permiten la llegada a los mercados locales de pltanos,
yuca, ame, ahuyama, batata, maz, calabaza,
arroz, frjoles y coco. De igual forma llegan ajes,
coles, berenjenas, candia, tomate y cebolln. Y la
inmensa variedad de frutas que se siembran en
pequeas cantidades que, sumadas, inundan los
mercados en las temporadas de produccin de
cada una de ellas.
La fauna
La fauna nativa asociada a la selva y a las llanuras sinuanas, a los ros, arroyos y cinagas, y
a los estuarios marinos, fue abundante hasta el
momento en que el hacha paisa arras la selva e
instaur la ganadera en el valle del Sin.
Dantas, ponches, venados, armadillos, conejos, sanos, tapires, eques, guartinajas, hicoteas,
iguanas, morrocoyos, micos, babillas, barraquetes, pisingos, pava-congas, paujiles, cocs, guacharacas, cacuchos, charas, cacs, galpagos,
moncholos, bagres, barbudos, bocachicos, pavos,
patos salvajes, sierras, meros, sbalos, camarones y ostras, hicieron parte de la alimentacin
de los primeros grupos de pobladores zenes que
habitaron las tierras de la regin.
El deterioro de la economa campesina ocasionado por las presiones sobre la pequea propiedad; la dificultad de acceso al crdito; la escasa
aplicacin de tcnicas de mejoramiento de cultivos; la adopcin de la ganadera como actividad
principal articulada a la oferta de cras a los medianos y grandes productores; la nula formacin
tcnica en las labores del campo; el modelo edu-
Doa Francisca Baptista de Bohrquez, la conquistadora, trajo a estas tierras cerdos, gallinas
y reses, cuya crianza difundi entre indgenas y
mestizos ubicados en la zona del medio Sin. Ms
tarde, en los confines de la llanura sinuana, un
grupo de empresarios norteamericanos criaron
cerdos introduciendo en la regin razas distintas
a las del cerdo ibrico. De esta manera, se mul-
42
las cocs o gallinas africanas. Todos estos productos de conservacin elemental se mantienen
en la mesa sinuana. Con las salazones se inaugura otro patrn de alimentacin, en el que permanecen los peces de ro, siempre condicionados
a los ciclos biolgicos de reproduccin, cuando
la abundancia obliga a preparaciones que garanticen su conservacin. Los acompaamientos
de esta dieta son las vituallas o panes, como se
llamaron las yucas, los pltanos verdes o amarillos o las batatas directamente puestos sobre las
brasas. Durante esta etapa se usan hojas como
bijaos, pltano y maz para llevar al fogn carnes
y vituallas.
43
El cerdo adquiri mucha importancia en la cocina regional; la manteca del cerdo fue la base de
arroces y frituras del mismo cerdo; es el prembulo del resultado de la matanza, de caldero rebosante de asaduras, chicharrones y costillas que,
con yucas y tajadas verdes de pltano, son la espera perfecta de un arroz apastelado. La cabeza
del cerdo ahumada aguardar otra ocasin de comida abundante; las morcillas dulces esperarn
un desayuno trancado. Piezas magras saladas
darn gusto propio a ajiacos sinuanos; los perniles sobados con ajo, comino, pimienta y naranja
agria tendrn otra ocasin de disfrute. El tocino
y los magros de las paletas, el lomo y las costillas
quedarn atrapados en hojas de bijao como pasteles de arroz. Codillos, rabo y otras partes del
puerco pasarn por humos, soles y ollas como
alentadoras viandas del trabajo o la fiesta.
Con la primera introduccin de la ganadera
vacuna se elaboran quesos y sueros cuyos resultados culinarios en la cocina sinuana tienen sello
particular. Quesos duros, salados, biches, picados, quesitos amasados del da y sueros ligeros,
espesos, cidos y menos cidos dependiendo del
lugar donde se elaboran. De los restos o sub-productos del queso existen los sueros suaves utilizados en la elaboracin de picantes que, mezclados con vinagres, ajes dulces, pimienta de olor o
de Jamaica, ajo y cebolla, son deleite en mesas de
frito, caldos y sancochos, nfasis de picante que,
sumado al calor de los caldos sacan calores y preparan para la siesta del trpico. El queso estuvo
presente en la dieta campesina en desayunos y
cenas acompaado de pltano y yuca asados.
La carne vacuna ampli el consumo de materias primas claves en la preparacin de platos
centrales o liga, como le llaman en el campo a la
protena de desayunos, almuerzos y comidas. La
mayor oferta de carnes de res, basada en el auge
del negocio de la ganadera, permiti el acceso al
consumo de esta carne a la mayora de la poblacin. Trabajos como el de Gloria Isabel Ocampo,
La instauracin de la ganadera en el valle del
Sin: caso de Marta Magdalena, permiten asegurar que la dieta de los trabajadores del campo
se fundamentaba en el consumo de carne de vacuno, en este caso, por el aprovechamiento que
se haca de reses accidentadas, o descartadas o
por el uso de los sub-productos de los vacunos,
como leche, queso y sueros.
La produccin de aves de corral y cerdos no
adquiere la importancia o acogida como actividad
44
Los desayunos que se consumen en el campo estn asociados al gasto de energa que imponen
las labores de la ganadera y la agricultura. Su
composicin muestra la presencia de carbohidratos representados en yuca cocida, ame, pltanos, ahuyama, casabe, bollos de maz blanco
o amarillo; protena vegetal como el ajonjol con
sal; protena animal como suero, queso, carnes
y huevos. Sin embargo, la mermada economa
de los pobres del campo redujo a vitualla cocida,
arroz amanecido y caf con leche y queso la primera comida del da.
Las variaciones de los desayunos de monte,
que son rituales conservados por los dueos de
fincas, incluyen los huevos fritos en suero y los
huevos cocidos con chocho de aj, las costillas de
cerdo fritas, los chicharrones con bollo, el cabeza de gato, el bistec sudado con cebolla y tomate,
y el hgado encebollado con yuca harinosa. Los
revoltillos se preparan con huevos y algo ms;
desde la simple elaboracin con cebolla y tomate,
hasta la ms elaborada receta con carne ripi,
pasando por moncholo ahumado, bledo, criadillas o bolas de toro, de cac, chicharrn, chorizo, espinacas criollas, galpago, habichuelas largas, sesos, tomate con berenjenas, y tambin de
babilla ahumada, han perdido protagonismo en
los desayunos sinuanos de la ciudad.
Para la hora del almuerzo las preferencias de
antes se daban alrededor de un higadete, la viuda
de carne salada y bocachico, los guisos de gallina, los ajiacos de cerdo salado, los sancochos, el
bocachico relleno con verduras, la posta negrita,
el guiso de pato o de pavo y el arroz apastelado,
por mencionar los ms apetecidos en la regin.
El sancocho de siete carnes es el smbolo de la
abundancia de la cocina sinuana. La carne de res
est presente en fresco y salado: costillas, ubre,
45
masa de frente, y pecho abierto, salado y asoleado. Del cerdo fresco, las
costillas; del mismo cerdo el salado
de la masa de pierna, y del ahumado, la cabeza. Gallina criolla, ojal
con huevera, pavo o pato. Yuca harinosa, pltano maduro firme, pltano verde, ame, ahuyama y maz
cocidos sin perderse en el caldo, y
col criolla, cebolln, aj dulce, cebolla roja y especias como el comino
y la pimienta de olor y un toque
de achiote. Debe acompaarse con
arroz amarillo del achiote, algo de
verdura del patio y las menudencias
de las aves. En el monte, la mesa se
vesta con hojas de pltano y las vituallas se disponan ordenadamente
en montoncitos de cada una; igual
se haca con las carnes. El servicio
de la mesa poda hacerse con platos de peltre,
muy floreados, para la sopa, y cucharas de totumo. Cada comensal serva pequeos montculos
de la vianda en su respectivo lugar. Siempre habra tapitas de limn y suero picante para aadir
ms fuerza, segn el gusto de cada quien.
Las viudas son elaboraciones culinarias con
alta inversin de tiempo. Gallina deshuesada,
cerdo magro abierto y carne de pecho o masa de
frente, previamente aliadas con especias, como
el comino, la pimienta de olor y la pimienta picante, tostadas y molidas en el mortero. Los alios
podan reposar dos o tres horas previo a la salazn que, antes de la existencia de la refrigeracin,
poda tardar dos das. Esta versin de la viuda,
de la ms alta elegancia culinaria, est perdida
en la memoria de las nuevas generaciones de sinuanos. Quiz la prctica del deshuesado se refundi con la prdida de contacto con Cartagena
y el Caribe insular y continental, para pasar a
la cocina simple de influencia paisa; o quiz se
rompi el proceso de formacin de mujeres del
servicio en prcticas de cocina ms refinada,
cuando murieron matronas y amas de llave de
larga vinculacin con las familias de la lite local.
Los descendientes de esas mujeres del servicio
domstico buscaron mejores oportunidades con
el estudio y la profesionalizacin en otros oficios,
ms alejados del campo o del servicio domstico.
Las versiones que an se conservan de las viudas son la viuda rica, que se prepara con queso y
verduras, y la viuda pobre, que slo lleva tomate,
cebolla roja y aj dulce. Se llaman viudas porque
46
A manera de conclusin
Los cambios en el patrn alimentario de la regin estn relacionados con momentos de abundancia
y escasez de la oferta del medio
natural condicionado por las alteraciones en los ciclos biolgicos,
provocados por la intervencin del
hombre.
49
50
Las manifestaciones actuales de las variaciones de los patrones alimentarios de la cocina del
Sin en los grupos sociales dominantes y dominados se expresan de la siguiente manera:
La cocina de los grupos socioeconmicos
altos, de origen sinuano, mantiene los patrones
alimentarios de la cocina de la abundancia, tanto
en el uso de la variedad de los productos como en
la tendencia a la generosidad con los comensales,
sostenidos por la capacidad econmica para adquirir ingredientes nativos escasos. Un elemento
importante dentro de este grupo es la satisfaccin que produce en el anfitrin la utilizacin de
la cocina de la tierra como expresin de afecto y
amabilidad ante propios y extraos.
La cocina de los grupos socioeconmicos dbiles reduce el uso de elementos sustanciales del
patrn alimentario tradicional, ocasionado por la
escasez de los recursos naturales y el estancamiento de la economa campesina.
La cocina de los grupos socioeconmicos de
reciente vinculacin con la regin involucra patrones alimentarios nativos en proceso de descomposicin, por la prdida de los modos de cocinar de la poblacin nativa de origen campesino,
vinculado al forneo, a travs de la prestacin del
servicio domstico.
Sabor Barranquilla
2008 y 2009
51
52
53
Aviso publicado
en el peridico El Porvenir,
Barranquilla, mayo de 1929.
semanas. Pudiendo entonces, poco a poco, recuperar su embarcacin para emprender el retorno
al puerto de Buenos Aires, slo que all las autoridades, despus de varios meses de espera ya
los haban dado por muertos llegando, inclusive,
a realizar la ceremonia de sus honras fnebres;
empero, todo cambi ese da que aparecieron todos sanos y salvos. Pap permaneci en la fragata Sarmiento hasta 1918, ao en el cual resolvi
viajar a Nueva York, en los Estados Unidos, donde alcanz a enlistarse de voluntario en el ejrcito estadounidense en la finalizacin del primer
gran conflicto blico del siglo pasado; mas no fue
convocado y entonces trabaj, al igual que en
los anteriores pases, en hoteles y restaurantes.
El ltimo restaurante donde trabaj se llamaba El Farolito ubicado en Manhattan, la Gran
Manzana; all trabaj como chef, y tuvo la oportunidad de conocer al matrimonio compuesto por
Mr. William Lad y su seora Mercedes Munrriz
Gerlein, quienes se hallaban de paso en su luna
de miel, y a otras tantas familias y personas de la
prestante sociedad barranquillera.
Luego de haber trabajado en la Gran Manzana,
mi padre viaja a Caracas, Venezuela, en donde
consigue trabajo en un hotel como chef. All se
conoce con don Jos Vctor Dugand, don Vctor
Echeverra y don Rafael Candil, quienes al probar
sus apetecibles recetas le invitan una copa de vino
tinto y le proponen ir a Barranquilla a inaugurar
el Club A.B.C. de la sociedad barranquillera.
Mi padre viaj de inmediato a Barranquilla pero,
por diversas circunstancias, el Club A.B.C. no
se pudo inaugurar en 1920 sino, posteriormente,
en el ao de 1921 con gran pompa y alegra. All,
atendiendo a manteles a tan distinguida clientela tuvo la ocasin de reencontrarse con gran
cario y emocin a Mr. William Lad y su seora
Mercedes Munrriz Gerlein, as como con otras
tantas personas residentes en Barranquilla a
las que ya haba conocido previamente en otros
lugares del mundo. Pap labor hasta 1925 en
55
del Hotel del Prado, ellos muy generosamente venan a almorzar al Kiosko A.B.C., donde mi pap
les preparaba deliciosas comidas que les serva,
debajo de una gran mata de parra que haba en el
patio de nuestra casa, y don Pedro le preguntaba:
Maestro Salgado: cual es el secreto para hacer
estos deliciosos alimentos?
Pero esto no dur mucho ya que enferm al
ao, pues le result un cncer en el hgado, y el
18 de enero de 1941 a las 11:30 a.m. expir en
los brazos de nuestra gran madre y rodeado de
nosotros sus hijos.
Con el Kiosko ABC comet un error: cambiar su
nombre tan original por el de Panadera A.B.C.,
56
Cuerpo y comida
en el carnaval de Barranquilla
Ramiro Delgado Salazar*
del tema de la comida o quizs ms sobre gastronoma que se vienen desarrollando en el pas,
de los cuales Sabor Barranquilla es uno de ellos;
adems es necesario exponer unos mbitos especficos de anlisis, unos conceptos, unas palabras
claves, que apuntan a definir el trmino universo
de la comida en el contexto humano, es decir, en
el terreno de la cultura y la comida, y tambin es
bueno dar una mirada crtica al momento actual
desde lo local hasta lo global y ah todo lo de las
etnicidades, las identidades y la nacin y que se
estn preguntando sobre la comida y la bebida.
57
Estamos siendo testigos de un sinnmero de diferentes eventos alrededor del universo de la comida, y casi que podemos decir que se trata de
un boom del tema y de un inters global por ste.
Se oye constantemente hablar de trminos como
58
Fotos GML
ASB
Cuando surgi la pregunta por el carnaval de Barranquilla y el contexto del cuerpo, de los cuerpos de quienes hacen el carnaval, siempre estuvo
presente su lectura a partir de las comidas y las
bebidas como fuentes simblicas de energa y de
energa fsica como tal, pues en diversas ocasiones se haban ya registrado imgenes en las que
la comida estaba presente desde diferentes contextos de dicha celebracin, es decir, ya la comida
haba sido vista en el proceso de hacer el carnaval, es decir, desde las comidas de la preparacin
del carnaval y las de los das ya previos a ste,
as como los das centrales de sbado a martes
de carnaval.
A su vez los otros dos ejes de la investigacin,
indumentaria y danzas, se entretejieron a travs
de los vnculos que la comida y la bebida establecen entre los diversos interlocutores de la investigacin y el grupo de investigacin. Las experiencias de trabajo de campo y de participacin en
un carnaval saliendo en la comparsa Disfrzate
como Quieras permitieron una investigacin directa alrededor del universo de la comida en el
carnaval de Barranquilla.
El lugar doble del acto de comer que interconecta el orden corporal y el orden cultural, lo ubican en ese contexto privilegiado que une el nacer con el morir, es decir, la vida y la muerte, de
tal forma que tiene un lugar privilegiado para el
acercamiento a la diversidad humana a travs de
l, dado que en sus 360 grados y en forma esfrica la comida y la bebida tienen que ver con todos
los mbitos de un grupo humano, de una cultura: lo religioso, lo poltico, lo sexual, lo territorial,
lo econmico, lo social, lo ambiental, lo pblico y
lo privado, entre otros. Y si revisamos qu es la
cultura, nos tenemos que remitir a los sistemas
simblicos, a los cdigos, a los lenguajes de un
grupo humano, que ubica un tiempo y un lugar
a la vez que se reelabora y cambia, entre ellos el
universo de las comidas de una sociedad y la interaccin con la cultura y sus particularizaciones
en el mbito del comer y el beber.
El carnaval de Barranquilla pone en escena el
universo de la comida que construye un circuito
ceremonial y festivo (1994:165) en palabras del
colega antroplogo dgar Bolvar. Circuito ceremonial, rito, celebracin regulada, fiesta y en s
mismo carnaval en la cual la colectividad y la individualidad a travs de muchos eventos significati59
vos, importantes, se in-corporan participando, vivindolo, desde ser carnavalero, ser barranquillero, como conceptos, categoras, palabras que
permiten entender lo que implica el carnaval en
diversas dimensiones para la gente de Barranquilla. El carnaval es una secuencia de momentos, es
un conjunto de diversos eventos que van aconteciendo, en el cual lo popular, lo colectivo, lo comunitario tiene sentido adems de que en este momento se da una circulacin de energa comunicativa y comunitaria, donde siempre est en juego lo
colectivo y lo individual, construyendo lo comunal,
lo profundamente comunitarizante. Es un tiempo,
es un evento, es una celebracin en la que comensala tiene presencia, es fundamental el comer y
el beber colectivamente, del apetito y la carne, en
sentido diferente a lo que el ayuno pueda decir,
al da siguiente de enterrar a Joselito Carnaval,
en una cuaresma que inicia con la Santa Ceniza
y la Santa Cruz en la frente con esta preparacin
de cenizas de ramos benditos y la postura de la
Santa Cruz, junto con las directrices culinarias,
comer pescados, no carnes rojas, los mircoles
y viernes de cuaresma, el ayuno, slo el viernes
de cuaresma y como antes se haca ayuno total
el viernes santo. Ese circuito culinario que soporta las mltiples expresiones del carnaval permite
mirar diversos momentos, diversas preparaciones,
diversos desarrollos de los momentos y el universo
de la comida en escena, diversos lugares, en cuya
ruta comunica, conecta, articula una cartografa
bien amplia a nivel de la ciudad de Barranquilla y
sus sectores circunvecinos que hacen el carnaval
de esta ciudad tambin.
Indudablemente es un contexto que plantea
trminos como el gozar, el vivir el carnaval, el ser
carnavalero, as como el de incorporarse a ste,
hace referencia a un estado de nimo, a una manera de ser y de estar en l, y por ende el tema
de la fuerza, de la energa, la resistencia, el
hacer el carnaval y su inmediato universo de la
comida y la bebida, como elementos centrales a
la hora de entender las dinmicas de este ritual
que se prepara, se hace y se cierra con entierro.
Aqu es bueno introducir la escala territorial que
va de la casa a la calle como mbitos significativos en la realizacin del carnaval, que luego
conecta hacia el barrio, y de ah hacia las grandes avenidas en las que se vive el carnaval y por
lo tanto unas rutas en la ciudad, unos circuitos
en la ciudad que conecta puntos en la cartografa
del carnaval de Barranquilla y qu pasa y dnde pasan los eventos. En esencia se habla de un
proceso de significacin territorial que otorga el
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carnaval a los escenarios en los que ella se desarrolla, las rutas del carnaval y sus sentidos, lo
cual pone la mirada tambin en la relacin pblico-privado, lo interno-lo externo, lo suyo-comunitario: colectivo.
El carnaval de Barranquilla
y sus rutas culinarias:
sabores y saberes carnavaleros
Esta investigacin defini dos grupos de protagonistas del carnaval de Barranquilla como referentes de ella. Estos grupos son, por un lado,
el grupo de los integrantes de la cumbiamba La
Revoltosa, del Congo Grande, de la Corporacin
Cultural Barranquilla, del Grupo Bambaz, y de
la comparsa Disfrzate como Quieras, y por el
otro lado el grupo integrado por el pblico, los
espectadores, o los hacedores del carnaval o carnavaleros no integrantes de grupos, comparsas,
danzas, disfraces, entre otros. A travs de las memorias de estos carnavaleros, de la investigacin
participativa y de los saberes sobre el carnaval,
se recorri el universo de la comida y sus rutas.
Como se enunci ya, esta investigacin implic
una mirada integral al carnaval y a su propio proceso como tal, teniendo siempre el referente de su
propia temporalidad y espacialidad. Aqu articulamos los conceptos de rito, ritual, ritualizacin,
ritualidad, y proceso ritual para darle una dimensin de secuencia de momentos al acto de comer
y beber; cada momento del universo del comer
y del beber es un conjunto de pequeos rituales, de pequeas acciones, o de pequeas tareas
que se hacen en funcin del comer y el beber. En
ese sentido cada carnaval de Barranquilla es una
articulacin de muchas historias, vivencias, trabajos y retos que durante un ao vive la gente de
GML
Restaurante popular
en el barrio Montecristo
de Barranquilla.
GML
61
Farotas.
universo culinario que alimenta al carnaval, podemos hablar de las zonas de alimentacin mviles que rodean las rutas carnavaleras. Ubaldo
Mendoza agrega que en la cumbiamba La Revoltosa antes llevaban queso, chicharrn, tamales,
papas, pollo. Agrega sin embargo ahora segn las
normas del carnaval se debe entrar a la batalla de
flores comidos y slo volver a hacerlo al regreso,
aspecto complicado para las distancias, los tipos
de asfalto sobre los cuales desfilan; su esposa coment que ella se gozaba la preparacin de tamales de maz, del guarapo, de empanaditas, de los
bollos. Se llevan cosas con sal, como pollo guisado, pensando el asunto de la deshidratacin.
Carritos engalanados para vivir y gozar el carnaval son los responsables de las comidas y bebidas
para ir comiendo y bebiendo en el desfile.
Mnica Lindo agrega que hay que comer y de
a poquito beber, pues no se puede estar lleno y
tener que bailar, resultando esto una situacin
complicada. En los carritos, comenta ella, va el
agua, la sanda, las hayacas, panela, bocadillos
y bolis, siendo estos ltimos fabricados colectivamente con la gente del grupo.
En el grupo Bambazu cada integrante lleva su
comida y el agua la pone el grupo, y en el desfile
debe haber un equilibrio entre la comida, el lquido y el ron, pues hay que hacer presentaciones lucidas, estando alegres pero no borrachos. Los in-
Fotos GML
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En esencia la ruta carnavalera es ruta de comidas y bebidas, que permiten hablar realmente de
que quien lo vive es quien lo goza en su actuar
como carnavalero, en el cual se integran una corporalidad, una identidad y una vivencia a travs de
un flujo de energas tanto fsicas, como simblicas
a travs de las cuales se vive y se siente el da a da,
y noche tras noche de un carnaval que marca los ciclos de la gente en Barranquilla y sus alrededores.
A modo de digestivo,
Fotos GML
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En este nuevo contexto en el que nace un encuentro como Sabor Barranquilla, que se suma a
la ya amplia gama de eventos sobre el tema de las
comidas y las culturas, es importante y necesario
que se trabaje en las relaciones interinstitucionales para fortalecer los encuentros alrededor de
temas puntuales y que las identidades culinarias
se vivan y se sientan en eventos colectivos como
el carnaval de Barranquilla y que una vez stas
llegan a otros terrenos ms all de lo local, regional sean articuladas de forma tica, esttica y
simblica. Las rutas culinarias del carnaval son
el espritu y el alma de un proceso festivo identitario colectivo que representa para una amplia
poblacin de la ciudad de Barranquilla y de la
regin un punto o nodo identitario de su historia, por lo tanto las mltiples circunstancias que
rodean estas expresiones culturales al entrar en
las rutas de la patrimonializacin deben ser analizadas en detalle y con la suficiente dimensin
crtica y de alerta, ya que no es justo que esencias
como el sancocho de guandul queden atrapadas
de premios nacionales de gastronoma y nos veamos abocados a puestas en escenas ms como
obras de teatro para los otros globales que para el
fortalecimiento de las identidades locales y regionales, y que se pretenda seguir mostrando una
imagen estereotipada de lo que ahora ya es declarado por la Unesco una obra maestra del patrimonio oral e intangible de la humanidad.
La comida como nodo existencial del cuerpo
fisiolgico y del cuerpo simblico debe ser tenida
en cuenta con ojos atentos para que no estemos
ms tratando de desarticular e inventarnos identidades y patrimonios, so pretexto de los compromisos nacionales y globales alrededor de las
rutas de la patrimonializacin de los saberes y
sabores de las gentes en Colombia.
Ilustraciones de la autora.
Langostinos a la diabla1
Ingredientes:
2
1
3
2
1
2
Preparacin:
En lo posible doblo mis pensamientos acomodndolos entre el alma y el corazn: pensamientos
limpios, pensamientos blandos, pensamientos
empolvados, pensamientos de pobre diabla.
Entretanto, las dos libras de langostinos saltan entre las olas del vino espumoso y se mecen
sobre los rayos del jugo de limn bronceado.
Aparte, en una hondonada no muy profunda
me mezclo con los ingredientes y ya no s si soy
yo misma o soy algo de sal. En todo caso, las dos
caricias de aceite de coco son imprescindibles.
Finalmente, incorporo las picaduras de mosquito que me recuerdan que desde una cocina
gris tambin puedo zambullirme en un mar de
langostinos.
Huellas 83 y 84. Uninorte. Barranquilla
pp. 65-74. 08/MMIX - 12/MMIX. ISSN 0120-2537
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Pltanos pcaros
Intervinientes:
1 pltano maduro, sensato y reflexivo
de panela hecha de azcar mascabado por las
experiencias
Canela en astillas por el ardid
Clavos de olor a multitud
Preparacin:
Despus de partir, el pltano maduro, sensato y
reflexivo asume una posicin contraria a su ca-
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Camarones a la crema
Condiciones preliminares:
1 libra de camarn que se duerme...
2 cucharaditas de agua de limones, vamos a
jugar...
1 taza de crema de leche antes de acostarse
1 cucharadita de onrica mostaza
cucharadita de pasta de ajorobar a otro
Sal y pimienta al gusto de unos y disgusto de
algunos
Hojas de lechuga fresca y mullida
Rutina preparatoria:
Limpiar y cocinar el camarn que se duerme si
se le lleva la corriente, en agua de limones vamos
a jugar y el que quede solo... se dormir durante
tres minutos.
Aparte, preparar la salsa-arrullo antes de irse
a la cama:
Mezclar la crema de leche antes de acostarse
con la onrica mostaza de toda rutina para dormir, la pasta de ajorobar a otro, la sal y pimienta
al gusto de unos y disgusto de algunos a quienes
no les agrada ver nios trasnochados retozando.
Bate largamente los huevos vagarosos y las yemas pausadas de huevo con el resto de tu azcar
moreno. Incorprate agitando pausadamente la
leche de la mujer amada y la vainilla que aromatiza y libera el deseo. Pon todo en el molde cubierto de tu azcar moreno. Sita el molde en otra
cacerola que colme apenas hasta la mitad con
agua clida, sin llegar al xtasis. Hornea durante
45 minutos, a 325 grados de placer sostenido.
Deja enfriar y luego refrigera para que todo quede
consistente.
Para servir este manjar lento, trastoca el universo de la pasin en una fuente con borde ancho
y no ajeno.
Arrullar el camarn que se duerme en piyama,
con sus respectivas colchas de lechuga fresca y
mullida, y tararear la salsa-arrullo antes de irse
a la cama.
Arropar con rebanadas de promesas de limones, vamos a jugar maana.
Leche asada
(Repblica Dominicana)
Detalles:
3 tazas de leche de la mujer amada
1 taza de tu azcar moreno
5 huevos vagarosos
4 yemas pausadas de huevo
1 cucharadita de vainilla para aromatizar y
liberar el deseo
Ritual:
Para el preludio ertico, cuece en ardor la leche
de la mujer amada y luego djala enfriar lentamente por 20 minutos.
En una cacerola, ralentiza y derrite slo de
taza de tu azcar moreno y cucela hasta que alcance un color castao oscuro por el ansia, acaricindola ininterrumpidamente. Ten cuidado de
no quemarla, pero mantn el fuego de la pasin
lento y constante, torturadoramente dulce. Acomdala en un molde caliente, cubriendo el fondo
y los lados.
Muchacho2 relleno
Integrantes:
1 muchacho mediano, tierno y fresco,
desiderable
taza de cebolla cabezona rallada por el deseo
1 cucharada de pasta de ajo
Sal picarona al gusto
Pimienta misteriosa
2 zanahorias rozagantes y perversas, grandes
peladas y cortadas en trozos por el placer
6 habichuelas (judas), peladas no practicantes
ni tericas sino ecunimes
1 pimentn rojo sin corazn pero sensible,
fragmentado en tiras por el frenes
2 huevos cocidos, duros y pelados
Preludio seductivo:
Para iniciar los ritos de la insinuacin, aderezo
desde la vspera el muchacho mediano, tierno y
fresco, desiderable, con la cebolla cabezona rallada por el deseo, la pasta de ajo sin aliento hostil,
la sal picarona al gusto y la pimienta misteriosa,
todo aplicado en inmoderadas dosis sobre las zonas sensibles.
Al momento de la preparacin de las piruetas
fascinatorias, me desdoblo y relleno el muchacho tierno y fresco, desiderable: como zanahorias
rozagantes y perversas, grandes peladas y cortadas en trozos por el placer; como habichuelas
(judas), peladas no practicantes ni tericas, sino
ecunimes; como pimentn sin corazn pero sen-
2
En la Costa Atlntica a esta parte de la res se le denomina bollo, que tambin connota buenmozo.
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Bollos de angelito
Invitados:
1 libra de maz blanco pilao por la sorpresa
taza de agua cantarina
1 coco rallado por la invocacin
Ans bajo un cielo estrellado
Azcar albo de pureza y candor al gusto
de mantequilla adorada
1 pizca de espritu de sal de la tierra
Proceso de descenso:
Se va agregando el agua cantarina para baar seres alados, al maz blanco pilao por la sorpresa
y se va amasando hasta lograr una masa suave
y tierna dispuesta a prodigar amor. Se liga con
el coco rallado por la invocacin y el ans bajo un
cielo estrellado. A los preparativos se incorpora la
mantequilla adorada, sobre la cual se desliza el
azcar albo de pureza y candor al gusto; y para
dar un toque terrenal al querube, en el ltimo
instante se aade una pizca de espritu de sal de
la tierra.
Se moldean los bollos para que llegue el angelito
de puntillas y se forran con cscara de maz, morada de arcngeles, serafines y querubines.
Como un modo de evitar la dispersin angelical,
se atan con rubia cabuya y se disponen a cocer
en bao de mara y su corte celestial: los bollos de
angelito se acercan a m en puntillas.
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Caballitos de ngel
Rollitos hojaldrados
Apretando los dientes:
1 libra de carne molida por la angustia
300 gramos de masa de hojaldre crujiente por la
desesperanza
taza de agua fra que hiele el alma
1 huevo batido como para tortilla mental
Sal y pimienta para la desazn
Preparacin:
Salpimentar la carne molida por la angustia hasta
la desazn y mezclarla con el agua fra que hiele
el alma. Formar rollitos pequeos con el corazn
encogido por la tristeza.
res y aerodinmicos de papel parafernaliado, sobre cada uno de los cuales se ensilla un caballito;
se deja reposar y se alista para emprender un viaje angelical por los reinos de la dulce aventura,
en donde se conjugan la inspiracin y gua para
sostener encuentros con personas adorables y
poder hacer un despliegue maravilloso de amor a
s misma y a los dems.
1 libra de millo
Melao de panela
1 coco rallado en plena tormenta, con rayos y
truenos
1 copa de ans en el cielo estrellado
Preludio y fuga:
Integrantes:
Ternura a la crema
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Preparacin:
Adobo con anticipacin la carne y el espritu con
la cebolla rallada de la risa, y salpimiento gustosamente a nivel de piel, fantaseando para preparar la invasin de la ternura.
Ato la carne para evitar que se abra la brecha
existencial y entren agresiones o disgustos.
Coloco la carne magra de ternura ingenua en
una lata de horneo con la mantequilla risuea
durante varias horas, aproximadamente, hasta
que est tierna, jocosa y rebosante de cario.
Cuando se logra no slo la terneza a nivel de
los sentidos, sino la ternura del centro del sentimiento, se taja en rebanadas para servir en una
fuente y manar hacia el entorno.
En una cazuela al fuego lento y afectuoso, vierto el vino cantarn, la pasta alegre de tomate, la
crema de leche suave y rendida con agua a tus
pies, la sal y la pimienta al gusto y disfrute del
sentimiento.
Retiro del fuego del exceso y roco la carne y el
espritu con salsa. Ofrezco alrededor clidamente.
4
Infinita, porque se puede preparar con diversos ingredientes, como tomate la vida con calma, papas cocidas y remendadas, aoranzas frescas, pepino cohombro a hombro,
olvidos, huevos duros y tercos, cebollas lacrimosas, etc.
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Mano de obra:
Antes de fin de mes, cuando est pelada, me
digo tomate el tiempo para planificar y corto mis
necesidades en trocitos. En esa olla en que me
encuentro, me propongo baarme en aceite que
me haga impermeable a las preocupaciones, con
la mantequilla escurridiza y la cebolla cabezona
lacrimgena con los dientes de a joder a otro.
Cuando est doradita la situacin, agrego la tocineta en tiritas del presupuesto y las pechugas en
trocitos, pero sin tomar todo a pecho. Salpimiento la vida cotidiana con sus altibajos.
Me dejo cocinar con todos los problemas econmicos, hasta tomar todo a pecho y que me
sienta adorada por la realidad.
Incorporo el vino espiritoso y lo dejo evaporar
con las dificultades. Aado el tomate el tiempo para
planificar sin exageraciones. Tapo los huecos del
presupuesto y me cocino a fuego lento hasta fin de
mes. De vez en cuando toca revolver el nimo.
Cocer la hazaa de sobrevivir como una simple
asalariada en agua salada, como cualquiera que
no se gana la lotera sin comprarla, hasta quedar
al dente.
Me ubico en medio de la hazaa de sobrevivir,
hoja por hoja del calendario, bandome con la
salsa anteriormente preparada cada mes, salpicndome de perejil para el buen augurio y albahaca fresca para sacar el maleficio.
Decoro la situacin con el queso parmesano
rallado de tanto or la misma cantilena y sirvo
enseguida, antes de que se enfre el salario.
Invitados:
1 pimiento dulce y amarillo, por si miento
2 tazas de tomate la vida con calma, pelado, sin
semillas y picado por la curiosidad
3 tazas de arroz de grano largo, cocido en bajo
y refrigerado para la dulce agona
3 cucharadas de cebollines picados por el anhelo
1/ taza de aceite de oliva para ungirnos
3
2 cucharadas de jugo de lima las asperezas
conmigo
2 cucharadas de vinagre balsmico para
consolar nuestras penas
Dulce de hadas
Integrantes:
1 viene el coco de puntillas
1 lata de gotitas de roco de leche condesa-hada
taza de miel de abejas ociosas
1 cucharada de aceite para hacer girar el sol
Polvo de azcar mgico
Reglas del juego:
Viene el coco de puntillas y debe llegar seco,
desnudo (incluso de su ropa interior marrn) y
baado. Se trocea y se lo pone a bailar, rallndose l solo en la licuadora, girando y girando a alta
velocidad.
Cuando ya lleg el coco de puntillas, para
jugar una ronda se toma ste de las manos con
las gotitas de roco de leche condesa-hada, y con
la miel de las abejas ociosas embadurnndose en
el aceite que har girar el sol.
Esta ronda se lleva a juego inmoderado, batiendo las alas hasta que podamos ver el fondo
del universo.
Retirar del juego y dejar reposar.
Moldear las haditas, pasarlas por el polvo de
azcar mgico y subir cada hada en un avioncito
de papel; pero tambin podran viajar sobre una
hojita fresca de limn o de naranja.
Aguamat
(Receta libanesa)
Integrantes:
4 tazas de harina de tu trigo moreno
3 tazas de agua fresca del manantial de
nuestros besos furtivos
3 cucharaditas de levadura para elevar nuestro
amor al infinito
2 cucharadas de agua templada al afinar
nuestros sentidos
1 pizca de sal de nuestra pasin
5 tazas de aceite de girasol cosechado al amanecer
Para rebozar y retozar:
1 taza de agua fresca del manantial de
nuestros besos clandestinos
3 cucharaditas de agua de rosas de nuestro
jardn secreto
3 gotas de limn jugoso en sazn
5 tazas de azcar de tus labios
Preparacin y degustacin:
Primero, nos incorporamos por la accin de la
levadura con el agua templada al afinar nuestros sentidos, para suavemente esponjar y elevar
nuestro amor al infinito. Nos dejamos reposar
durante 10 minutos en un espacio oculto, para
darle tiempo de surtir el afecto a la levadura.
Aparte, cierno la harina de tu trigo moreno,
junto con la pizca de sal de nuestra pasin; nos
mezclamos en el agua fresca del manantial de
nuestros besos furtivos y la levadura disuelta en el
infinito de nuestro amor, hasta alcanzar una masa
suave por el afecto y las caricias. Cubrimos este
idilio con un velo de clandestinidad y nos quedamos en reposo durante un tiempo prudencial.
Preparacin:
Mientras se alista la batidora (se recomienda no
utilizar licuadora porque destroza), se van ambos
a observar el atardecer y a recoger las curubas
de la mata. Debern seleccionarse slo aquellas
que se caigan debido a la vibracin del beso. Se
parten las curubas suavemente con las manos en
el interludio de las caricias, mientras con movimientos acompasados y rtmicos, los mimos de la
batidora llevan las claras al clmax.
Poco a poco se van agregando de cinco en cinco las lagrimillas de la pulpa de la curuba. Luego,
se incorporan en el movimiento (escuchando como
msica de fondo un blues) las tres leches: la leche de
condesa amada relamida y repasada de un cuerpo al
otro, as como la crema de leche tibia y suspirada.
La gelatina sin sabor, sin olor y sin color se
agrega al final para que la pasin cuaje y quede
consistente.
Por ltimo, se lleva toda la preparacin para la
pasin al punto mximo de enfriamiento y luego
se degusta y disfruta.
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74
Suspiros de chocolate
Intervinientes:
1 tableta de chocolate afrodisaco
3 cucharadas de agua refrescante
3 yemas de huevo batidas a duelo en la
intimidad
3 claras a punto de suspiro
taza de azcar de tus poros
Preludio sensual a puros suspiros:
A punta de caricias, nos fragmentamos en mil y
un pedazos con el chocolate afrodisaco; aadimos el agua refrescante y nos cocemos a fuego
voluptuosamente lento hasta fundirnos, movindonos a ritmo de jazz, preferiblemente con una
cuchara de madera.
Nos retiramos del fuego cuando la pasta de
nuestros cuerpos ya achocolatados est lisa al
tacto y exhale un aroma espeso e incitante.
Agregamos las yemas batidas a duelo en la intimidad, revolviendo el desafo rpidamente, para
evitar que se cuezan antes de mezclarse con la
pasta afrodisacamente achocolatada.
(El punto de suspiro se logra batiendo sensualmente con caricias a Clara). Unimos el suspiro de
Clara con el azcar de tus poros y mezclamos delicadamente con los cuerpos achocolatados.
Servimos en copas y nos dejamos reposar para
degustar placenteramente.
Delicias de Cartagena
Daniel Lematre Tono
El
75
La
Qu tal esas carreras? Usted sabe cmo lo admiro yo ... y sigui su camino.
El homenajeado se qued turulato, pero reaccion enseguida y lo llam:
Oye, Pepe, ven ac, y permteme que atentamente te mencione a tu mam! Ese era el Portal de los Dulces.
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