El Tren de La Muerte - El de Jaen
El Tren de La Muerte - El de Jaen
El Tren de La Muerte - El de Jaen
de Santiago Mata
El tren de la muerte fue la primera gran matanza pblica de civiles de nuestra guerra.
Recomendacin de Criteria
El 12 de agosto de 1936 un tren procedente de Jan era inmovilizado por grupos de milicianos en
un apeadero cercano a Vallecas. Sus pasajeros, ms de doscientos hombres y una mujer,
detenidos en la provincia andaluza por su filiacin poltica de derechas o su catolicismo, ya que el
principal de ellos era el obispo de Jan, estaban siendo conducidos a la crcel de Alcal de
Henares. Ante la presin de los milicianos, el gobierno accedi a que los presos fueran fusilados.
Slo lograron escapar unos pocos que ms tarde contaron su espeluznante historia.
Santiago Mata ha llevado a cabo una exhaustiva investigacin, cindose a los documentos y a los
hechos, y ha entrevistado a uno de los supervivientes, para lograr explicar qu ocurri
exactamente y por qu ms tarde el bando franquista prefiri olvidar este terrible episodio.
Como dice Stanley G. Payne en el prlogo, este libro no construye ninguna memoria subjetiva,
sino que presenta los datos de la historia misma.
Sobre el autor
Santiago Mata
naci en Valladolid en 1965. Se licenci en Historia en 1988 y en Periodismo dos aos ms tarde.
En 1995 defendi su tesis doctoral en Historia, sobre la figura de Leopoldo Eijo Garay (18781963). Entre 1996 y 2004, vivi en Eslovaquia y Austria, trabajando para diversos medios de
comunicacin. Como redactor de cultura y sociedad en La Gaceta, destap en mayo de 2007 el
escndalo del expolio llevado a cabo por la compaa cazatesoros norteamericana Odyssey, al
sacar desde Gibraltar el tesoro extrado ilegalmente de la fragata espaola Nuestra Seora de las
Mercedes. Entre sus publicaciones de divulgacin histrica destacan U-Boote. Submarinos
alemanes en la Segunda Guerra Mundial. Mito y realidad de un trgico destino, el especial sobre
Bombardeo estratgico en la Segunda Guerra Mundialy la biografa El hombre que demostr el
cristianismo. Ramon Llull. El estudio de los sucesos en torno al Tren de la muertee ha convencido
de la necesidad de hablar sobre la guerra civil. Fruto de este convencimiento es el blog que escribe
en la web de Intereconoma, Paracuellos36.
Tren de Jan
Durante el verano de 1936, en plena guerra civil se produjo el primer fusilamiento
en masa, an cuando todava no se haba producido ningn importante
enfrentamiento blico. El da 12 de agosto ingresaron en la Crcel Modelo de
Madrid, los 40 supervivientes de la masacre que se produjo en l anden de la
estacin de Vallecas, al llegar el tren procedente de Jan con unos 300 presos
destinados a las carceles madrileas. Entre los que salvaron milagrosamente la
vida se encontraban dos ex-alumnos del Colegio de El Escorial, que tras pasar un
tremendo calvario, fueron llevados primeramente al Ayuntamiento de Vallecas,
despus a la Casa del Pueblo de la misma localidad y por ltimo, un desfile por
varias checas de la capital hasta terminar por fin en la Crcel Modelo donde se
hacinaban cientos de presos comunes y miles de detenidos por el Frente Popular.
Entrando, an con el susto metido en el cuerpo, pudieron relatar a sus compaeros
lo sucedido.
(Copia literal del Libro: "La Dominacion Roja en Espaa. Causa General". Pginas
177-178)
Venan de Jan unos trescientos detenidos, prensados en el tren. Cerca ya de Madrid,
en Villaverde, se apoderaron de ellos los milicianos del pueblo, a pesar de los cuarenta
guardias civiles encargados de su custodia, y comienzan all mismo el fusilamiento ms
feroz e inhumano en grupos de veinticinco, sin indagar sus personas ni delitos. Hay
tristes escenas de padres, que presencian la muerte de sus hijos y viceversa. El Obispo
de Jan, Excmo. E Ilustrsimo Sr. Don Manuel Basulto, cae de rodillas exclamando:
Perdona, Seor, mis pecados y perdona tambin a mis asesinos:
---Esto es una infamia, exclama su hermana Teresa, yo soy una pobre mujer.
---No te apures, se le contesta, a ti te matar una mujer.
Y acto seguido, se adelanta una desgreada miliciana llamada Josefa Coso "La
Pecosa", que la sacrifica all mismo a sangre fra. Cuando faltaban unos cuarenta, se
adelanta del grupo Leocadio, joven de 19 aos, y, encarndose con el jefe de milicias,
le dice que l responde con su vida de todos los del grupo remanente. Y oh prodigio!
El feroz mandams suspende las ejecuciones amenazndole:
---Ay de ti, si me engaas! Llevad a stos a Vallecas y que demuestren su inocencia.
Hasta aqu el relato de lo sucedido por el testigo. Pero la historia completa segn los
documentos es la siguiente:
El Excmo. E Ilmo. Sr. Obispo de Jan, Don Manuel Basulto Jimnez, fue
trado de aquella ciudad para ser asesinado en el lugar conocido con el
nombre de "Pozo del To Raimundo", prximo al Cerro de Santa Catalina, del
trmino de Vallecas (Madrid), en unin de su hermana y del Den y Vicario
General de aquella Dicesis, Don Flix Prez Portela. Las expresadas
vctimas, juntamente con unos doscientos detenidos de aquella provincia, bajo
pretexto de ser trasladados a la Prisin de Alcal de Henares, fueron
conducidos a un tren especial que sobre las once de la noche del da 11 de
Algunos de ellos seran ms tarde asesinados en Paracuellos, mientras que todos los
dems unos 189, fueron enterrados en dos nuevas zanjas abiertas junto a las tapias del
cementerio de Vallecas.
Despus de la guerra, se lograron rescatar un total de 206 cadveres entre ellos el del
Sr. Obispo de Jan Monseor Manuel Basulto Jimnez, junto con su hermana Teresa y
el Vicario General D. Flix Prez Portela y dems compaeros, los cuales fueron
exhumados y trasladados a sus lugares de origen. En la catedral de Jan se encuentran
varias lpidas de mrmol con los nombres de todos ellos, a excepcin de algunos y de
dos monjas Hijas de la Caridad que tambin fueron fusiladas.
Recordemos que en la misma estacin de Atocha durante aquella poca, ya
funcionaba una checa en el llamado Saln Regio entonces Saln Rojo-, la cual fue
trasladada en octubre de 1936 a la calle Prncipe de Vergara, nmero 9, siendo sus
miembros integrantes de las Milicias Ferroviarias Aragonesas de la CNT, y dirigidas
por Eulogio Villalba Corrales.