Prefacio

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Prefacio

Este no es un libro de psicologa.


A la hora de disear su ttulo he tenido grandes dudas sobre si incluir esa palabra o no en el mismo.
Y tambin lo he conversado con personas muy cercanas, como mi colega la psicloga Sara Oliv.
Incluir la palabra, por un lado, parece que pueda limitar un poco; parece que est ofreciendo una
visin sobre la mentalidad humana nicamente desde esa disciplina. Por otro lado, ni el
construccionismo social ni las prcticas colaborativas y dialgicas pertenecen al mbito exclusivo de la
psicologa. Aunque s, creo, al de las llamadas ciencias sociales en general. Y, por supuesto, tienen su
origen en esa especie de ciencia social y humana que estudia nuestra psique. Al Csar lo que es del
Csar
Pero este libro est escrito por un psiclogo. Y esto, obviamente, puede ser que le de un sesgo
psicologicista que no tendra si estuviera escrito, por ejemplo, por un bilogo. En ese caso tendra otros
sesgos.
As que, en aras de que nadie se sienta engaado, ha pesado ms el segundo argumento: incluir en
el ttulo la palabra.
Adems tambin quiero dejar claro desde el primer momento que en este libro se reivindica una
manera puede ser que diferente de hacer psicologa. Diferente, al menos, de la que se hace en los
despachos, en las universidades, en los dominicales de los grandes y famosos peridicos, en las revistas
de peluquera, en los hospitales y en las grandes y famosas editoriales, o en la televisin. No digamos en
las unidades de salud mental, en los servicios sociales (estoy generalizando; hay honrosas excepciones) y
en las industrias farmacuticas (aqu mucho me temo que no hay honrosas excepciones).
En estas pginas, a pesar de que en ms de una ocasin hago afirmaciones aparentemente
tajantes, no se da nada por sabido ni por cierto, como ya avanzo en la contraportada. Este no es un libro
de respuestas ni de recetas. No est escrito con esas intenciones. Ms bien al contrario, lo que pretendo
con estas letras es compartir contigo querida lectora; querido lector- dudas y reflexiones sobre eso que
podemos dar en llamar mentalidad humana.
He querido adoptar una mirada ms o menos histrica, que llamo psicohistoria; aunque este
concepto no tiene todo que ver con el ms tradicional que puedes encontrar en los manuales o en la
comn Wikipedia.
Los diferentes captulos y apartados no estn escritos en un orden especialmente estructurado,
aunque creo que tienen un cierto sentido. Incluso hay algunos que ya estaban escritos hace tiempo, si
bien ahora han sido debidamente actualizados. Otros tienen la tinta an caliente. De hecho a quienes
habis estudiado conmigo o llevis tiempo siguiendo mis publicaciones en el blog que coordino, junto a
Sara Oliv, sobre construccionismo social desde hace ahora nueve aos, os va a sonar alguna cosa de las
que leis. De hecho, algunos de los apartados se corresponden, aunque adaptados, a textos de
produccin propia para el curso sobre Introduccin a las bases del Construccionismo social que llevamos
facilitando desde el ao 2012 en Umans en red Escuela de Psicologa, a travs de nuestro campus
virtual; y presencialmente desde antes.
En el primer captulo replanteo algunas de las grandes dudas que creo que los seres humanos
tenemos ms o menos presentes en nuestras vidas, para pasar enseguida a hacer un breve e intenso
repaso psicohistrico desde la aparicin del lenguaje hasta la poca conocida como Ilustracin;
prcticamente ya la Modernidad. En apenas setenta pginas es obviamente imposible entrar a fondo en
materia. Pero s propongo algunas reflexiones basadas no siempre y no necesariamente en los grandes
acontecimientos de la Historia. Intento entrometerme entre estos y la evocacin de cmo poda ser la
vida cotidiana de las personas que nos han precedido y que, por ello, son nosotros, al mismo tiempo que
nosotros somos ellos, intercambiando nuestras identidades ms all del tiempo y el espacio.
Mi propuesta, no slo en este captulo, sino en todo el libro, es que si hay algo que te llama la
atencin, que te haga reflexionar sobre cmo es la mentalidad humana en otros tiempos etreos y
evanescentes, como justifico- contines tu propio camino, leyendo, estudiando, dialogando con otras y
otros, reflexionando en fin.

En el segundo captulo me adentro de lleno ya en lo contemporneo tambin etreo y


evanescente-, en la llamada Postmodernidad, aunque al principio an estamos en la Modernidad ms o
menos romntica.
Parto de la idea de que en esos momentos algunos eventos y procesos cambian nuestras vidas de
una forma potente. No es la primera vez que esto ocurre, obvio. Y volver a ocurrir. Pero en esa especie
de cmo somos en ese pasado ms inmediato hay claves de cmo estamos siendo ahora. De Nietzsche y
Kandinsky a Frankenstein. De reflexiones sobre la Verdad, la ciencia y el conocimiento a la literatura
como excusa, y a la antropologa y la semitica como mtodos. Poco estructurados; eso s. Intento con
ello dibujar ese panorama que ya llega a nuestros das, a la Postmodernidad.
Y llega de una forma explosiva e irreverente; casi como pornogrfica, si me permites la expresin.
Y flmica. Creo, y no soy el nico, que la pelcula Blade Runner es no slo la primera postmoderna, sino
todo un manifiesto de lo que est empezando a pasar a principios de los aos ochenta del siglo pasado,
al menos en el mundo y la cultura occidental. Invito aqu no slo a reflexionar sobre eso clsico de las
emociones en psicologa, sino sobre algo que quiz va ms all de las mismas: la sentimentalidad,
acompaada de la seduccin como forma de relacionarse.
Si Frankenstein es un poco el paradigma de la Modernidad romntica; Blade Runner es el de la
Postmodernidad seductora.
En el tercer captulo me permito un ir y venir por la(s) tecnologa(s). A pesar de su ttulo, no todo es
terrorfico en la sociedad (annima?) contempornea. Probablemente algunas cosas s; otras no.
Reflexionando sobre los asuntos de la tica, la ciencia, la tecnologa y lo social (con un sincero
homenaje a Bruno Latour) me adentro en los vericuetos de la sociedad de la informacin y qu pasa ah
respecto a la construccin de identidades, comunidades y culturas. No en vano estos fueron asuntos de
mi ms alto inters investigativo durante varios aos. Y bueno, ya se sabe que dnde ha habido, siempre
queda.
Hay tramas muy interesantes en ese contexto tecnolgico que no es ms que uno ms de los que
vivimos muchas y muchos en nuestros das a das. En su momento me interes por si es que ah se
reproducen los estereotipos sobre gnero y otros (el sexo, el amor). O si al, segn parece, haber ms
espacio para el ocultamiento identitario es posible que no se dieran esas coincidencias. Pues parace ser
que s que se dan. Y apunto algn que otro ejemplo prctico; no slo de teoras vivimos los humanos.
Argumento que las que llamamos tecnologas de la relacin, ya no de la informacin y la
comunicacin, facilitan pensarnos como seres muy mviles que vivimos en la disponibilidad constante;
sintindonos en cierto modo como nmadas globales en el hipermercado de la realidad. Hipermercado
que probablemente facilita la globalizacin, la mundializacin de la economa en manos de unos pocos y
la vida (con la esperanza de que todava no en manos de unos pocos), y la Mcdonalizacin del universo.
Esto, que seguramente es bastante molesto, lo es ms cuando nos entra miedo. Y ms an cuando ya no
es miedo lo que sentimos, sino que, muchas veces, autntico terror.
Historia e historias, la Ilustracin, la Modernidad, la Postmodernidad, las tecnologas, la sociedad
del terror, son el caldo de cultivo para la psicologa contempornea. Psicologa que no es slo
psicologa, alejndose cada vez ms de asuntos que, aunque parezcan prximos le son ajenos
neurociencia, espiritualidad- y acercndose cada vez ms a los asuntos sociales en accin en nuestros
vivires humanos cotidianos. Por eso, en el captulo cuarto no hablo de la psicologa, sino de las
psicologas, as, en plural.
A pesar del ttulo de este libro y del primer apartado de este captulo, no se puede hablar de una
mentalidad humana; sino de las diferentes mentalidades que construimos cada da en la mirada de
interacciones relacionales en que nos vemos envueltos. Tantsimas interacciones que slo podemos
comprender algo de nuestras mentalidades si las consideramos como colectivas. Y las psicologas, si son
sociales.
El individuo, a pesar de muchas seales equvocas provenientes de, entre otras, las ya citadas
neurociencia y espiritualidad, ha muerto. Qu queda en su lugar? Como ves, ahora mismo acabo de
hacer una de esas afirmaciones tajantes a que me he referido. Claro que est sujeta a discusin y
debate.
Reviso ahora un poco la historia ms reciente de la psicologa y me adentro en los vericuetos de la
sociologa. Enseguida en lo que es o mejor, puede ser- la mente, el desarrollo en los primeros aos de
vida, y la psicologa como ciencia del lenguaje. De hecho, hay tres apartados sobre la psicologa, as,
como ciencia del lenguaje. Apartados cuya compartivizacin es, como todas, ciertamente artificial.

Lingstica, giro lingstico y psicologa discursiva forman parte de un continuum al que quiz se puedan
unir otros argumentos en marcha.
No puedo evitar hacer un breve comentario sobre las pseudo-psicologas, desde la autoayuda a la
Nueva Era (New Age), tan alegremente insertas en los medios de comunicacin de masas y en las redes
sociales.
Me adentro despus en el mundo urbano, el de las ciudades; lugares y no lugares; espacios,
imaginarios colectivos fuertemente encarnados, donde compartimos nuestras vidas la mayor parte de
nosotros.
Y termino este captulo con unas reflexiones ms o menos cannicas creo que lo son poco- sobre
eso tan comn, abusado y violado; sobre esa caracterstica diferencial humana: la creatividad.
En el captulo cinco y final entro a fondo ya en lo que ha estado flotando todo el rato en el
ambiente: el construccionismo social. Y a partir de l, en las prcticas colaborativas y dialgicas con la
excusa de saludar desde aqu a Harlene Anderson, como poco rato antes he guiado un ojo a Kenneth J.
Gergen.
Y se lo guio tambin a mis maestras, amigas y colegas Roco Chaveste y Papusa Molina viajando
de Noruega a Mxico en el tiempo y en el espacio. Cuando leas el apartado entenders la posibilidad de
este viaje real; no imaginado.
Entre un apartado y otro por aqu y por all me permito presentar muy brevemente mi teora
hipottica de la mente: una que tiene que ver con la intencin, el sentido y la accin. Y no puedo evitar
eso, actuar. Entonces danzo constantemente entre mi teora que no es slo ma- y algunas puestas a
prueba -in-necesarias?- a travs de casos y ciertas ancdotas en que el construccionismo social, las
prcticas colaborativas y dialgicas, las intenciones, sentidos y acciones, salen a lo pblico y compartido
con mis colegas y quienes me consultan.
Si hay en este libro algn apartado que tenga valor; este queda inmediatamente oscurecido por la
sinceridad, honestidad, sabidura (en el buen sentido; no en el vulgarmente apreciado por los
adoradores de la New Age), humildad, simpata, belleza, de las breves palabras de Sara Oliv que me ha
cedido muy amablemente para dotar de un poco de frescura (y ms cosas) a esta publicacin. Creo que
en esas cuatro o cinco pginas estn perfectamente reflejadas eso, en la prctica, lo que son las
prcticas colaborativas.
Y finalizo el captulo-y el libro- hablando de alguien que slo quera hacer cosas extraordinarias y
acab internado y drogado por el aparato inmisericorde de la hiperpsiquiatrizacin de la salud mental.
Como ya vengo repitiendo no tengo la ms mnima pretensin de sentar ningn tipo de verdad;
tampoco de alcanzar ningn tipo de acuerdo o consenso (aunque, como digo, ms de una vez haga
afirmaciones ms que tajantes; espero, an as, que ms o menos argumentadas). Es ms, me suelo
mover muy a gusto en el mundo de los desacuerdos y disensos; en el de la dialctica incluso en su
sentido ms clsico, referido a nuestros ancestros griegos. Lo contrario no es en absoluto necesario,
aunque es ciertamente til en culturas cuyas verdades han permanecido intocables a lo largo del
evanescente tiempo. Y en otras que nos quieren imponer.
Mis reflexiones e ideas son tremendamente sinceras; a veces demasiado. Aunque me he callado
alguna que otra cosa, espero que nada ni nadie se sienta atacado o molesto con la difusin, ahora en
formato libro, de las mismas. Y espero tambin que sepas disculpar si alguna de ellas no estn
explicadas con la suficiente claridad. O si encuentras alguna contradiccin. Haberlas, haylas. Por
doquier.
He intentado usar una narracin lo ms clara y directa posible. De ah que hable siempre en
presente y en primera persona. Como sabes esto ltimo es absolutamente imposible. No es ms que
una forma retrica de hablar; escribir en este caso. Nunca hablamos en primera persona; aunque,
bueno, esto lo dialogaremos con ms calma una vez entremos en materia.
Tambin he intentado huir del uso de oraciones subordinadas que pueden limitar ese nimo mo
de que mis declaraciones sean lo ms claras y directas posible. Pero en muchas ocasiones, espero que
no demasiadas, no he evitado sucumbir a la tentacin de las mismas, de las subordinadas, cuya belleza
es a veces irresistible, como esa fruta prohibida, eso que sabemos que nos har dao; pero que
acabamos probando y -quin sabe!- hacindonos adictos. Acabo de presentar un claro ejemplo (de
subordinada adictiva). Pido disculpas.

Como vers, de tanto en tanto incluyo algunos Parntesis. Suelen ser reflexiones de produccin
propia alguna vez de otros- que, aunque seguramente no tienen que ver directamente con lo que estoy
contando en ese momento, pueden ayudar a despejar la mente. O quizs a liarla todava ms
La edicin, maquetacin y revisin del texto es ma. Por eso es nicamente mi responsabilidad si
aparece algn gazapo, alguna falta de ortografa; si me he olvidado de algn acento o he puesto una v
donde debera ir una b. Te pido perdn tambin por esto.
Espero, pues, que disfrutes con la lectura de estas pginas en las que an ests a tiempo de no
entrar. Si no quieres complicarte la vida, si tus creencias en una psicologa y otras ciencias sociales son
cannicas y dominantes y no quieres ver si hay otras cosas, an ests a tiempo de cerrar este libro y
continuar con tu plcida vida.
Aqu no encontrars ninguna respuesta absoluta a ninguna pregunta absoluta o relativa. Ninguna
certeza. No encontrars ninguna gua, ningn cmo hacer, cmo vivir, cmo cambiar. Pero ojal que
este sea el inicio de una nueva y larga amistad si no somos amigos ya- durante la que podamos seguir
compartiendo y co-creando dudas y ms dudas.
Eso es, creo, lo que realmente nos hace humanas y humanos; lo que configura nuestra
mentalidad
Josep Segu Dolz
Valencia, 15 de agosto de 2015

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