Prefacio
Prefacio
Prefacio
Lingstica, giro lingstico y psicologa discursiva forman parte de un continuum al que quiz se puedan
unir otros argumentos en marcha.
No puedo evitar hacer un breve comentario sobre las pseudo-psicologas, desde la autoayuda a la
Nueva Era (New Age), tan alegremente insertas en los medios de comunicacin de masas y en las redes
sociales.
Me adentro despus en el mundo urbano, el de las ciudades; lugares y no lugares; espacios,
imaginarios colectivos fuertemente encarnados, donde compartimos nuestras vidas la mayor parte de
nosotros.
Y termino este captulo con unas reflexiones ms o menos cannicas creo que lo son poco- sobre
eso tan comn, abusado y violado; sobre esa caracterstica diferencial humana: la creatividad.
En el captulo cinco y final entro a fondo ya en lo que ha estado flotando todo el rato en el
ambiente: el construccionismo social. Y a partir de l, en las prcticas colaborativas y dialgicas con la
excusa de saludar desde aqu a Harlene Anderson, como poco rato antes he guiado un ojo a Kenneth J.
Gergen.
Y se lo guio tambin a mis maestras, amigas y colegas Roco Chaveste y Papusa Molina viajando
de Noruega a Mxico en el tiempo y en el espacio. Cuando leas el apartado entenders la posibilidad de
este viaje real; no imaginado.
Entre un apartado y otro por aqu y por all me permito presentar muy brevemente mi teora
hipottica de la mente: una que tiene que ver con la intencin, el sentido y la accin. Y no puedo evitar
eso, actuar. Entonces danzo constantemente entre mi teora que no es slo ma- y algunas puestas a
prueba -in-necesarias?- a travs de casos y ciertas ancdotas en que el construccionismo social, las
prcticas colaborativas y dialgicas, las intenciones, sentidos y acciones, salen a lo pblico y compartido
con mis colegas y quienes me consultan.
Si hay en este libro algn apartado que tenga valor; este queda inmediatamente oscurecido por la
sinceridad, honestidad, sabidura (en el buen sentido; no en el vulgarmente apreciado por los
adoradores de la New Age), humildad, simpata, belleza, de las breves palabras de Sara Oliv que me ha
cedido muy amablemente para dotar de un poco de frescura (y ms cosas) a esta publicacin. Creo que
en esas cuatro o cinco pginas estn perfectamente reflejadas eso, en la prctica, lo que son las
prcticas colaborativas.
Y finalizo el captulo-y el libro- hablando de alguien que slo quera hacer cosas extraordinarias y
acab internado y drogado por el aparato inmisericorde de la hiperpsiquiatrizacin de la salud mental.
Como ya vengo repitiendo no tengo la ms mnima pretensin de sentar ningn tipo de verdad;
tampoco de alcanzar ningn tipo de acuerdo o consenso (aunque, como digo, ms de una vez haga
afirmaciones ms que tajantes; espero, an as, que ms o menos argumentadas). Es ms, me suelo
mover muy a gusto en el mundo de los desacuerdos y disensos; en el de la dialctica incluso en su
sentido ms clsico, referido a nuestros ancestros griegos. Lo contrario no es en absoluto necesario,
aunque es ciertamente til en culturas cuyas verdades han permanecido intocables a lo largo del
evanescente tiempo. Y en otras que nos quieren imponer.
Mis reflexiones e ideas son tremendamente sinceras; a veces demasiado. Aunque me he callado
alguna que otra cosa, espero que nada ni nadie se sienta atacado o molesto con la difusin, ahora en
formato libro, de las mismas. Y espero tambin que sepas disculpar si alguna de ellas no estn
explicadas con la suficiente claridad. O si encuentras alguna contradiccin. Haberlas, haylas. Por
doquier.
He intentado usar una narracin lo ms clara y directa posible. De ah que hable siempre en
presente y en primera persona. Como sabes esto ltimo es absolutamente imposible. No es ms que
una forma retrica de hablar; escribir en este caso. Nunca hablamos en primera persona; aunque,
bueno, esto lo dialogaremos con ms calma una vez entremos en materia.
Tambin he intentado huir del uso de oraciones subordinadas que pueden limitar ese nimo mo
de que mis declaraciones sean lo ms claras y directas posible. Pero en muchas ocasiones, espero que
no demasiadas, no he evitado sucumbir a la tentacin de las mismas, de las subordinadas, cuya belleza
es a veces irresistible, como esa fruta prohibida, eso que sabemos que nos har dao; pero que
acabamos probando y -quin sabe!- hacindonos adictos. Acabo de presentar un claro ejemplo (de
subordinada adictiva). Pido disculpas.
Como vers, de tanto en tanto incluyo algunos Parntesis. Suelen ser reflexiones de produccin
propia alguna vez de otros- que, aunque seguramente no tienen que ver directamente con lo que estoy
contando en ese momento, pueden ayudar a despejar la mente. O quizs a liarla todava ms
La edicin, maquetacin y revisin del texto es ma. Por eso es nicamente mi responsabilidad si
aparece algn gazapo, alguna falta de ortografa; si me he olvidado de algn acento o he puesto una v
donde debera ir una b. Te pido perdn tambin por esto.
Espero, pues, que disfrutes con la lectura de estas pginas en las que an ests a tiempo de no
entrar. Si no quieres complicarte la vida, si tus creencias en una psicologa y otras ciencias sociales son
cannicas y dominantes y no quieres ver si hay otras cosas, an ests a tiempo de cerrar este libro y
continuar con tu plcida vida.
Aqu no encontrars ninguna respuesta absoluta a ninguna pregunta absoluta o relativa. Ninguna
certeza. No encontrars ninguna gua, ningn cmo hacer, cmo vivir, cmo cambiar. Pero ojal que
este sea el inicio de una nueva y larga amistad si no somos amigos ya- durante la que podamos seguir
compartiendo y co-creando dudas y ms dudas.
Eso es, creo, lo que realmente nos hace humanas y humanos; lo que configura nuestra
mentalidad
Josep Segu Dolz
Valencia, 15 de agosto de 2015