Cuentos de Magia Vida y Resurección - Carlos Butron

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 47

MICTLN

CUENTOS DE MAGIA, AMOR, MUERTE,Y RESURRECCIN.

CARLOS ELAS BUTRN

INDICE

. PREFACIO------------------------------------------------------------------------ 3
. DEIDADES M EXICAS---------------------------------------------------------- 4
. PORFIRIO LINARES------------------------------------------------------------10
. EL M ICTLN--------------------------------------------------------------------- 20
. AGUSTN EL GUERRERO--------------------------------------------------- 42
. ALFREDO EL M UJE----------------------------------------------------------- 51
. 21 DE M ARZO------------------------------------------------------------------- 64
. SILVIA----------------------------------------------------------------------------- 84
. EL RESCATE ------------------------------------------------------------------- 98
. CECILIA--------------------------------------------------------------------------110
. ACAPULCO DEL SOL--------------------------------------------------------127
. ANTONIO EL COJO--------------------------------------------------------- 145
. EL M ANUSCRITO-------------------------------------------------------------162

PREFACIO

P ara los antiguos pueblos nahuatlacos, los que mticamente vinieron del Anhuac del Aztln, crean que a su muerte iran a la tierra de la pareja Micantecuhtli y Micatecacihuatl, los dioses que reinaban en el
Mictln, la tierra de los muertos, aunque no era segn su mitologa el nico lugar al que se poda ir despus de la muerte, porque estaban los parasos del Cincalco, y el tlalocan, en una visin cosmognica ms
compleja que la del cristianismo.
En esta serie de once relatos, el lector encontrar una concepcin terrible del Mictln, ya que se trata de la tierra rida de uno mismo, donde hay una soledad total, la que si se piensa, en realidad sera ms
terrible que el infierno, porque no hay peor castigo que la soledad, la que sera por toda la eternidad.
Otro de los mitos ancestrales, lo es el nahual, que es el animal protector de cada quien, identificado con el interior de uno mismo, algo as como la esencia de cada persona. P ues bien en estos relatos, los
protagonistas van al tenebroso Mictln al morir. P ero llegan por varios medios, el amor carnal, o bien mediante drogas alucingenas, y tienen encuentros con su propio nahual, y con los dioses del panten
nahuatlaca. Con la muerte llegan al Mictln, lo que les permite conocer el destino del ms all, y hablar con su nahual, y tomar plena conciencia de uno mismo. Sin embargo resucitan para continuar su vida, la que
ya no ser igual, pues obviamente les permite conocerse a s mismo.
La intencin ha sido en primer trmino crear relatos divertidos, y que nos permitan adentrarnos someramente a una cosmogona ancestral, y que nos haga meditar un poco, acerca de nuestra efmera presencia
en este mundo.
No s si mis cuentos los clasifiquen dentro del realismo mgico, lo cual para m no tiene importancia, pero s, hay magia, sexo, y resurreccin, y en verdad se plantea otra realidad, por cierto distinta a la del
cristianismo.
Como autor escribo aprovechando parte de una cultura milenaria ya extinta, y no me refiero a una mitologa, sino a la cosmogona poco estudiada de nuestros pueblos autctonos. P ara una mejor comprensin
me permit dar una lista de las principales deidades mexicas
Solo espero que los relatos les hagan pasar un buen rato.

DEIDADES MEXICAS

CENTEOTL-CENTLI - Dios del maz.


CENTZON-HUIZNAHUAC - Se refiere a los cuatrocientos meridionales, son las estrellas del sur.
Son hermanos del dios Huitzilopochtli hijos de Coatlicue, los que se unieron a su hermana Coyolxauhqui, a la que descuartiz el dios de la guerra, y regal a sus
cuatrocientos hermanos al sur del cielo.
Huitzilopochtli se haca acompaar de los cuatrocientos del sur, diario en la batalla contra Tlalticuhtli, para que renaciera el sol llamado Tonatiuh.
CENTZON M IM IXCOA - Deidades emparentadas con Huitzilopochtli, llamadas las cuatrocientas serpientes de nubes. Se trata de las nebulosas del norte.
CIHUACOATL - Significa serpiente-mujer, o mujer serpiente, es diosa terrestre, la madre de todos. La que da sabidura, y astucia, como dones. Algunas veces se le
relaciona con la Tonanzin, o se confunde con ella.
COATLICUE- Diosa principal, es la madre de Huitzilopochtli. Se trata de una diosa guerrera, representada con dos cabezas de serpiente unidas, escudo de guerra y
falda de serpientes. Es una diosa de la noche, como toda su descendencia, Huitzilopochtli y los Centzon Huitznahuac. Su representacin es con cabeza dual de
serpiente y cosmognicamente era la constelacin de Gminis.
COYOXAULQUI - Es la diosa descuartizada por Huitzilopochtli. Tiene relacin con la luna y la noche. Fue relacionada despus con M alinaxchitl madre de
Copilli en una hermosa tradicin.
CHALCHITLICUE - ATLATONAC - Diosa del agua, y de la vida, compaera del dios Tlloc. Es representada con una falda de piedra verde, simbolizando el vital
lquido, por lo que la falda es muy larga representando ondas.
EHCATL - Dios del viento. Una de las formas que toma el dios Quetzalcatl, en su representacin divina. Hay que tener en cuenta que segn el mito tolteca, este
dios era un hombre blanco y barbado, llamado Ce-catl-Topiltzin, por lo que Hernn Corts y los suyos fueron confundidos con este dios, lo que facilito la estrepitosa
cada del imperio Azteca.
HUEHUETEOTL - Es el dios ms viejo, es el dios del fuego eterno.
HUITZILOPOCHTLI - Significa Colibr del Sur. Tambin lo identifican algunos como Colibr de la izquierda o zurdo, por lo que su ubicacin celestial es la
siniestra (el sur).
Es el pajarillo guerrero que est en cielo en el sur, se convirti en la deidad principal de los mexicas, primero los guio en su peregrinar, y a raz de la batalla con
Copilli se transform en el dios de la guerra. Su existencia la justificaron los mexicas como el dios guerreros que diariamente lucha contra M icantecutli, para vencerlo, y
permitir que el sol Tonatiuh salga nuevamente.
Requiere de alimento que son corazones humanos para vencer en su lucha diaria; en realidad es una deidad nocturna.
Resulta errneo considerar que los mexicas como el pueblo del sol, en realidad eran el pueblo del dios Huitzilopochtli,
M ACUILXOCHITL - Significa cinco flor, es el dios joven y es el dios de la vegetacin renaciente, identificado con la primavera, por lo tanto es el dios del amor
romntico, del canto, y de la msica, tiene los mismos atributos que la diosa Xochipilli.
M ICANTECUhTLI - Dios del M ictln. Dios del inframundo o del ultramundo, de la oscuridad, y de la muerte. Su reino es inmenso, el de los muertos. Su misin
es devorar al sol, para evitar la vida. Es un dios nefasto, y contrario al dador de la vida Huitzilopochtli.
M ICTECACIHUATL - Diosa compaera de M icantecutli, habita en el M ictln.
M IXCOATL - Significa serpiente de nubes. Es un dios celestial ubicado en el hemisferio norte, identificado con la cacera, y con la guerra, es la va lctea, por lo que
se identifica relacionado con Huitzilopochtli.
OM ECIHUATL Y OM ETECUTLI - Ambos representan una vida dual. Es un dios, con una parte femenina y otra masculina, se trata de una pareja indivisible, es
la pareja primordial.
QUETZALCATL - Dios de origen tolteca, y maya, fue adoptado por muchos poblados de M esoamrica. Su nombre significa serpiente pluma preciosa, ms
conocido como la serpiente emplumada, su concepcin no est acorde a la cosmogona mexica o nahuatlaca. Sin embargo ya asentados los pueblos en el valle de M xico
se transform en uno de los dioses primordiales. Dentro de su concepcin tolteca es el dios mismo de la religin, de la cultura, la sabidura, el arte, la escritura, y de la
gran civilizacin. Con los mayas se identifica con Kukulcan, y su representacin con el dios Chac.
Su mitologa es muy interesante. Resulta ser un hombre blanco, y bardado, muy diferente a los mesoamericanos. Se representa como un hombre de moral indmita,

abandona a su pueblo tolteca por haberse embriagado, sale haca el oriente embarcndose, muere, y resucita como dios, y es esperado su retorno.
Esa mitologa ha dado lugar a infinitas especulaciones, la nica realidad tangible es que la creencia en el dios facilit a Hernn Corts la conquista, al confundirlo en
un inicio con la deidad.
Quetzalcatl tiene diversas manifestaciones como se mencionan en este apndice.
TEZCATLIPOCA - Significa espejo humeante. - Fue la deidad primordial de los Teotihuacanos, y es hermano de Quetzalcatl. Adoptado por los mexicas, y se
representa con su escudo que humea, el que es de obsidiana (un espejo de obsidiana), tiene un pie mutilado, y es un dios del inframundo y nocturno, dios de la guerra y
del viento nocturno. Fue patrono de los guerreros novatos, aunque tiene atributos similares a Huitzilopochtli se trata de un dios distinto, y es el seor de los volcanes y
del centro gneo de la tierra.
TLALOC - Deidad de origen tolteca identificado como dios del agua y de la vida, adoptado por los mexicas como el segundo dios principal. Se encuentra rodeado de
pequeos dioses llamados Tlaloque, se le conoce tambin como Tlacaltecutli, quien es el seor del paraso llamado Tlalocan, lugar donde iban las muertas que fallecieron
de parto, y los guerreros que moran en batalla, o sacrificados por ser capturados en la guerra. Su tecali estaba unido al de Huitzilopochtli.
TLALTICUHTLI-TLALTECUTLI - Dios seor de las entraas de la tierra, consistente en un monstruo de grandes fauces y mandbulas muy abiertas, con las que
deber tragar al sol es aliado de M ictlantecuhtli en la lucha diaria, su alimento es la sangre de los sacrificados y tambin engulle los cadveres, Tlalticuhtli tiene como
aliado al monstruo Cipactli.
TLAHUIZCALPANTICUHTLI - Es otra de las manifestaciones de Quetzalcatl, identificado con el planeta Venus, tanto la estrella de la maana como de la tardenoche.
TLAZOLTEOTL - XOCOM O Diosa del amor carnal, de la abstinencia sexual, su culto no es de origen mexica, obviamente era una diosa muy venerada por los
huey tlatoanis mexicas, los que practicaban la poligamia.
TOSI - Llamada nuestra abuela. Se trata de la princesa culhuacana otorgada para entregarse como esposa de Huitzilopochtli. Su sacrificio trajo como consecuencia la
guerra entre culhua y mexicas. Tos como deidad es esposa de Huitzilopochtli y tena un culto primordial entre los mexicas.
TONANZIN - Diosa primordial, identificada con la madre tierra, nuestra madre venerada dadora de los frutos. Su santuario, estaba en el cerro de Tepeyac, donde se
inici el culto de la virgen de Guadalupe, llamada tambin nuestra madre santa M ara Tonanzin de Guadalupe.
El culto a Tonanzin prehispnico era muy difundido, se realizaban grandes peregrinaciones que se celebran el da del solsticio de invierno, el 22 de diciembre.
XIPE TTEC - Significa nuestro seor el desollado. Es un dios complejo, est relacionada con la sequa, y la fertilidad, con el renacer de las flores, del renacimiento
cada primavera de las flores de la vegetacin. Este dios reviste su piel cada ao en primavera, para complacerlo se le brindaba sacrificio de jvenes que eran sacrificados
y despus desollados, revistindose el sacerdote con la piel del sacrificio que se colocaba sobre otras anteriores.
XOCHIPILLI - Significa flor pluma preciosa, o bien flor de caa o algo similar. Se representa como una joven diosa, es la diosa del amor romntico, de las flores de
la vegetacin renaciente, de la poesa.
XOLOTL - Otra de las formas del dios Quetzalcatl, dios de los gemelos de las mazorcas, y de las plantas duales, o dobles, se representa con la estrella Venus de la
maana.
XOCOM O- Diosa del amor carnal.
TONATIUH - Aunque muchos lo consideran un dios, es dudoso que lo sea cuando menos en el mundo antiguo. Saben de la importancia del astro rey en la vida de
los hombres. De acuerdo al mito tolteca al actual sol era el quinto. Tonatiuh est representado en la piedra votiva al sol, mejor conocido como calendario Azteca, el sol
actual fue precedido por cuatro soles anteriores, necesitaba de los favores de Huitzilopochtli para renacer cada da.
M EZTLI - La luna (luna llena). Se trata de una diosa para los aztecas se identifica con varias deidades. Su toponmico, o signo es el conejo, que es el animal que se
refleja en la cara de la luna.
Tenochtitln era una isla en los lagos del valle de M xico los cuales semejaban un conejo, y el islote estaba en el lugar del ombligo del conejo que formaban los lagos,
de ah se desprende M eztli-Xitli-Co. M xico.

PORFIRIO LINARES

Cuando Pepe M edina conoci a Porfirio linares ya Don Porfirio, como l le deca, era un hombre mayor. Pero fue de esos nios norteos, de los que haban sufrido
la bola de la Revolucin, a la que su padre se uni, abandonando a su madre y sus dos hermanos, por lo que su madre prefiri creer que su hombre desapareci en
batalla, ya que nunca ms tuvo noticias de l. Ella qued sola con varios hijos, y estando sola tuvo que venir hacia la capital, gracias a que su hermano Lucas le ofreci
empleo en un comercio de la calle de Las Cruces, en el centro de la ciudad. Por supuesto que Lucas no era el dueo de la tienda de telas, sino el propietario era un
musulmn, de los que haban llegado al pas durante la post revolucin, pero nadie saba por ese entonces lo que era de ese credo, tan solo lo haba sabido Porfirio,
porque con su preclara inteligencia, con el tiempo se haba ganado la confianza de Saln.
Su madre lleg a la capital y se instal en la calle de M esones, en el apartamento del to Lucas, el que gracias a Dios era soltero y nunca se llegara a casar, porque al
parecer de Porfirio no tena inters por el sexo opuesto, lo que permita que viviera Porfirio con sus hermanos y con su madre. con cierta comodidad en el vetusto
departamento. Como fuera, Lucas era el encargado de la tienda de Saln, y gracias a eso, su madre obtuvo empleo en el almacn. Como le cont Don Porfirio a Pepe
M edina, su madre lo haca ir de nio todos los das a la calle de Las Cruces, despus de salir de la escuela, y ya hecha la tarea escolar, sala a juntarse con los nios que
habitaban el vecindario. Ah como deca Porfirio, tuvo la fortuna, de conocer hijos de libaneses maronitas, del rito ortodoxo de la iglesia de Antioquia, pero tambin tuvo
contacto con el catolicismo, al que perteneca su madre, y a los nios judos que pululaban en la calle, los que eran de la religin de M oiss,
La verdad era que la calle de Las Cruces era una babel, ya que se hablaba multitud de dialectos, donde se escuchaba el nhuatl de los cargadores, llamados tamemes,
el otom, o el mazagua, el rabe, polaco, y hasta ruso, y tambin el hebreo, y el jiddish, idiomas que los judos de la calle, se hablaban tambin.
Como fuera Porfirio no era tratado como un hijo de una empleada, sino que Saln le tena cierta deferencia a l y a sus hermanos, y por supuesto que por ese
entonces Porfirio no sospechaba que su madre era amasia del musulmn. Pero de haberlo sabido no le hubiera importado, por qu de continuo Saln le daba algunos
centavos, para que fuera a comprar golosinas en el estanquillo de la esquina con sus hermanos. Eso s, con la recomendacin que se quedara con ellos en el patio de la
vecindad. Era un buen hombre Saln porque era el nico que le daba algo a cambio de nada. Bueno, eso era lo que pensaba el nio Porfirio, que todava no entenda, que
en este mundo nadie da nada, a cambio de otra cosa.
Como fuera, Porfirio que era avispado, y se gan la simpata de Saln, el que no tena hijos propios, porque Al no lo haba querido, y fue as como conoci algo de
la fe extica de ese personaje, el que le cont la historia de M ahoma, y le rez inclusive algo de los suras. As fue como conoci primero la fe de los muslimes, an antes
que la fe cristiana, a la que poco afecto era el to Lucas, el que quizs, por su condicin de homosexual tena resabio por la iglesia catlica, porque lo ponan en la
categora de los adoradores del demonio, por ser sodomita.
Por supuesto que Porfirio tuvo confusin, porque en la babel de la calle de Las Cruces, tuvo contacto con los adoradores de Jehov, ya que los judos tambin
pululaban en ese centro comercial, que era la calle. Tena algunos amigos libaneses, y en ese entonces inclusive se juntaban con los nios menos ortodoxos de la religin
de Abraham, con lo que su confusin acerca de la religin aument. Por lo tanto su madre al cuestionarla y no tener respuestas, lo envi para que fuera un buen catlico
a la aparroquia, para que lo catequizaran, e hiciera la primera comunin, como fuera, aunque ella yaciera con un musulmn, era buena cristiana.
Porfirio fue catequizado, y cumpli con el sacramento de la comunin, lo que no le pareci al to Porfirio, el que era come curas, y hasta bolchevique de esos
seguidores del pintor David Alfaro Siqueiros, el que por ese entonces estaba en chiquera, por haber tratado de asesinar al judo Len Trostky, y su to le dijo que si algo
haba aberrante era la religin, y que era el opio de los pueblos y, por dems le recomend que nunca estuviera a solas con ningn cura. Porfirio ya entendera que haba
curas pedfilos, y como fuera, aunque su to era joto, no buscaba nios.
Porfirio creci en el barrio, y conforme pas el tiempo escuch por un lado la idea de que Dios era Al, as como tambin era Jehov, pero su confusin aument, al
haber escuchado que haba un Dios padre, en una ininteligible trinidad, y por dems su to le deca que todos eran mitos.

Pronto Porfirio ya en la primaria, desarroll un gusto por la historia, la que escuchaba con atencin, y obviamente le daban inicialmente la historia de M xico, y se
entusiasm con las tribus nahuatlacas, y ms an con la historia de los mexicas. Como nio hurfano, por supuesto que los libros lloraban por su ausencia, y en su casa
el to Lucas nicamente, tena alguna versin resumida del Capital de Karl M arx, y el M anifiesto del Partido Comunista de Federico Engels, por lo que para ampliar su
conocimiento sobre la historia precolombina, que le interesaba, no tubo de otra, ms que ir a la biblioteca pblica, la que estaba localizada a unas cuadras de su casa
ubicada en la calle de M esones. El to Lucas lo llev a la biblioteca, y el que se inscribi fue Lucas para poder sacar algunos textos para el sobrino.
A partir de ese da Porfirio dej de aplanar la calle de Las Cruces, y por lo mismo, ya no busc a los dems nios, los cuales en realidad ya lo haban dejado a l,
porque los judos ya estaban cerca del ceremonial del Bat M izvah y con eso tomaban conciencia de que ellos eran diferentes, por decirlo as, y los nios libaneses
despus de la escuela, ya atendan el negocio familiar. De hecho ya era por ese entonces Porfirio un nio solitario, y dej de ir con su madre a la calle de Las Cruces,
prefiriendo aprender la historia que tanto le interesaba.
Primero ley la historia que la mayora conocen, diramos que aprendi de las versiones oficiales, las que estaban destinadas a construir una identidad comn, de
acuerdo a las polticas nacionalistas de los gobiernos emanados de la, por ese entonces tan mentada Revolucin M exicana, la que por supuesto se magnificaba en sus
logros, y una de sus metas era la de lograr un nacionalismo revolucionario, algo que por supuesto nadie entenda, por qu es un absurdo institucionalizar la revolucin,
con normas que condenan al sedicioso. Bueno eso era lo que deca el to Lucas, y lo escuchaba Porfirio.
Saln buscaba a Porfirio, porque quera cumplir con el Corn, y convertir en un musulmn a Porfirio, lo que su madre toleraba, porqu como fuera el rabe era
magnnimo, y gracias a l subsistan con un poco ms de lo necesario. Entre tanto su madre lo obligaba a ir a la parroquia. y escuchar misa, y su to le deca francamente
que la religin era mamada.
Porfirio era analtico, y por mucho tiempo se debati por entender a Dios. Segn me dijo Pepe M edina, Porfirio era un muchacho analtico e inteligente, por lo que
pronto entendi lo esencial que Al, y Jehov, eran lo mismo, y era para los catlicos Jehov, el dios padre, y por supuesto que Jehov era el pap de Jesucristo. Sin
embargo lo que no lograba entender, y no por ser nio, era a la Santsima Trinidad, con todo y esa idea del Espritu Santo. En verdad eso le preocupaba por ese
entonces, por qu como nio de ese tiempo, quera ser bueno, cuando esos, eran todava identificables como tales, y no pocas veces se debata en tratar de comprender a
Dios, y segn deca Pepe M edina por las noches hasta Porfirio soaba con el diablo, por lo que ese buen dios se convirti en un verdadero tormento.
Noches completas las pas Porfirio en vela, debajo de las cobijas de su cama, sin querer abrir los ojos, porqu senta que el chamuco lo estara observando por sus
maldades infantiles. Pero como es lgico encontrara la luz de su camino. Un da en la escuela, gracias a Don Alberto de la O, su profesor de sexto ao, el cual como
profeta le abri los ojos. Ese da escuch de la boca del profesor, que inici la clase diciendo:
--La religin de los mexica era cosmognica, explicaban el origen de la creacin con Huehueteotl, el dios viejo del panten de dioses mexicas, el cual era eterno, y
nadie lo haba creado, por lo que era intemporal, y era el creador de todo lo existente. Los mexica crean que era el dios del fuego originario, y con l fuego primigenio se
produjo todo lo creado.
De ese fuego inicial, diramos que de sus chispas salieron los dems dioses, y todo lo creado. Pero los dems dioses no eran sus hijos, sino que habitaban en los
cielos, los que eran trece para ellos, y eran lgicos, porque en el cielo vean a los dioses en la bveda celeste
En ese momento la febril mente de Porfirio Linares divag, y pens en que al fin alguien era lgico en explicar la creacin, por lo qu, con su inteligencia innata,
nunca haba podido creer en el Gnesis bblico, en el que crean tanto cristianos, judos, como musulmanes, y no pudo ms que pensar en las teoras del origen del
universo, y de inmediato pens que el nombre de Dios no poda ser otro que Huehueteotl, y as qued convencido de que siendo l mexicano, deba comprender la
visin religiosa de los mexica. Las dems palabras de su maestro ya no tuvieron los odos de Porfirio, el que se qued pensando, en que deba de descubrir por s mismo
la religin ancestral.
Los das siguientes ya no necesitando a Lucas para ir a la biblioteca, se sent en el banco del saln de lectura para ver los ficheros, y as conocer por s mismo la
religin antigua, en la que haba encontrado una explicacin lgica de Dios, porque la visin occidental, e inclusive la oriental del creador, le era imposible comprenderla.
En realidad don Porfirio Linares se convirti en autodidacta, y ley todo lo que encontr acerca de la religin de los mexicas, la que todo mundo crea idolatra. Pero
l se percat, de que era una cosmogona lgica, ms all de lo que los mitos europeos haban impuesto en M esoamrica.
Segn platic Pepe M edina, que don Porfirio ya mayor, de hecho regres para su lugar de origen, y fund una comunidad, donde Pepe lo conoci, y as le relat don
Porfirio su vida, y tambin le dijo, que l crea en las deidades autctonas, y en ese momento por alguna razn decidi Pepe llevar a Joaqun su amigo, al norte, para que
conociera al increble don Porfirio. Sin embargo le advirti Pepe M edina a Joaqun, que sera para este momento un anciano don Porfirio ya que l dejo la ciudad de
M xico all por 1950. Pero que si quera ir con l a buscarlo, antes deba de conocer cuando menos el panten de dioses mexicas, y lo bsico acerca de la mitolgica.
Pero dijo que no se le ocurriera a Joaqun decir que eran mitos, si no quera que lo corrieran de inmediato de all.- Se respetar le dijo Joaqun, y aadi:
--M e has dicho que Don Porfirio es un hombre educado, autodidacta, y sabio. No entiendo cmo l, puede creer en los dioses antiguos, y yo creo en un dios nico
que muri, y resucit, y la verdad me parece absurdo, que un mortal pueda morir, y resucitar.
--l no cree, sabe que es cierto, y si quieres saber el porqu, tendrs que escucharlo predicar. Te aseguro que te extraar todo lo que aprenders, ya que l conoce
los secretos de la vida, y de la muerte. l ha estado en el M ictln. l ya ha cruzado el umbral, y que yo sepa, es por ahora el nico hombre que no sea Jesucristo que ha
regresado de la muerte.
No puedo negar que sonri Joaqun al escuchar esa afirmacin de Pepe M edina, pero eso aument su curiosidad, y decidi que quera conocer a don Porfirio Linares,
el resucitado.
Cuando al fin Pepe M edina y Joaqun localizaron a don Porfirio en un pueblo enclavado en la sierra de San Luis, la sierra llamada del Catorce, vio al anciano de edad
indeterminada, del que ya los indgenas decan que era el resucitado. Sin embargo Joaqun sigui dudando que eso fuera cierto, porque Joaqun era catlico, y para l el
nico resucitado, haba sido Jesucristo, y en eso precisamente radicaba su fe.

Por supuesto que Joaqun evit sincerarse con don Porfirio Linares, mintiendo cuando le pregunt si era cristiano. Lo que neg Joaqun, tal como Pedro lo hizo con
Jesucristo. Sin embargo de inmediato don Porfirio supo que menta, y le dijo:
--M uchacho, tu no crees en los dioses antiguos, pero aceptar llevarte de ida y vuelta a la tierra de M icantecuhtli. Bueno si estas decidido a arriesgarte a conocer el
arcano de tu existencia.
--Ya que sabes que no creo en que sea posible la resurreccin, como la aseguras, porque solo Dios, que es Jesucristo resucit, as que acepto el reto.- Dijo Joaqun.
--No es un reto. Solo te puedo decir que si mueres, y resucitas, no volvers a ser el mismo, la decisin es tuya.
Joaqun mir los ojos del anciano, y hasta ese momento se percat de que las nubes en los ojos del chaman, las que no le deban permitir ver, y por dems don
Porfirio supo lo que estaba pensando. Entonces el anciano le dijo:
--Yo veo, pero no con los ojos, y puedo ver traes pantaln azul, el tiene un agujero en la pierna y, si mis ojos ya no ven, miro con el alma.
Joaqun se quedo perplejo, y entonces comprendi que, en verdad don Porfirio haba muerto, y resucitado, y decidi regresar a la ciudad sin arriesgarse a morir. Eso
s, ahora sabia que Jesucristo no era el nico que haba muerto, y resucitado, y la confusin se apoder de su ser, de todas maneras ya no volvi a ser el mismo.
Joaqun y Pepe M edina volvieron a la ciudad, y Joaqun se refugi en la religin catlica, pensando que don Porfirio era un adorador de los demonios. En tanto Pepe
M edina regresara en varias ocasiones a la sierra, para aprender del poderoso chaman, y la amistad entre los jvenes termin, y no se volvieron a dirigir la palabra, a
causa de la religin.

FIN

El MICTLN

M artn Casas era un chavo de esa clase media, como quien dice un burgus de anhelo, de esos que ya abundan por el pas, ms o menos es un pendejo relleno de lo
mismo. l fue quien se entusiasm con lo que haba escuchado de Pepe M edina. Pero como era de esperarse, tal como se prendi, se apag, y pronto aquella platica
qued en el olvido, y no crean que pas mucho tiempo, sino que ya ven como son de voltiles los chavos. Como han de saber, eran aquellos aos de la liberacin de los
jvenes, como quien dice de la mota, y la revolucin sexual, donde las melenas crecan, pero con la droga las ideas se acortaban. Eran pocas donde lo nico que se saba
de religin, haba sido del judeocristianismo, el que se inculcaba de rigor en esa clase media arribista. Como fuera ya la intransigencia de los rucos, haba sido domada por
esa rebelda manifiesta del pseudo jipi nacional, el que aunque nada entenda, y como fuera gracias a la droga se haba superado la intransigencia paterna, y la verdad la
vida cuando menos de la capital haba evolucionado. Al grado que yo dira, que el desmadre perme hasta en los amantsimos padres de familia, y porque no, a las
sacrosantas progenitoras tambin. En verdad todos estaban descocados, y cada quien viva para su propio desmadre.
De hecho M artn se haba interesado momentneamente acerca de don Porfirio, pero pronto su inters fue captado por una joven seora, de esas que se casaron de
blanco, pero que ahora con tanto desmadre, queran tener amor libre, tan en boga en la capital en ese 1972.

M artn acept ser amante, ya que tena eso un aditivo adicional, la emocin de ser cogidos con las manos en la maza, por el cornuto esposo. As que pronto qued
en el olvido, su intencin de conocer al resucitado don Porfirio.
Las greas crecan, y la moral se relajaba. Los Beatles ya sacaban el clsico disco de la banda del Sargento Pimienta. La mota fue para los chavos de la onda, los que
copiando la idea de los Beatles, le entraron tambin a los cidos, a los hongos, al peyote, y comenzaron a alucinar, y muchos chavos fueron a buscar a M ara sabina a
Huautla, popularizada gracias al gran Fernando Bentez, el que escribi Los hongos de M xico, as como tambin escribi La Historia del ki, el henequn de Yucatn.
Las ondas extraas rodeadas de magia permeaban, as las ideas de viajes astrales llegaron para quedarse, y por supuesto que M artn conoci esa onda, y por
curiosidad ley primero los libros de los que todos hablaban, y que nunca haban ledo, la magia de Lobsag Rampa, seguidos del Siddhartha de Herman Hesse, y ya
metido en esa onda, ley los libros acerca del peyote de Carlos Castaneda, donde todo era desvirtuado por los llamados grifos, la versin mexicana del jipismo.
Ya para ese entonces don Porfirio quedaba en el bal de los recuerdos, y de la intencin de ir a conocerlo de M artn, ni quien se acordara. No sera hasta que ley El
Don del guila de Carlos Castaneda, que l volvi a pensar en el resucitado don Porfirio, al leer acerca de don Juan, el que era el chaman del peyote. Al leer que con ese
alucingeno, aseguraba el autor, qu entr al M ictln. Esa palabra lo hizo re interesarse en aquella ancdota que le cont Pepe M edina.
Segn el autor que lea, no hablaba de la tierra del dios M icantecuhtli, sino de una interpretacin personal en un viaje de peyote. Sin embargo eso le pic la
curiosidad, y se prometi buscar algo ms vers, acerca del mundo de los muertos, segn los prehispnicos, porqu, en verdad lo que deca Carlos Castaneda le pareci
otra jalada, como la de El M dico del Tbet, o el Cordn de Plata, del pseudo lama tibetano, y como fuera l no haba cado en la droga.
Busc, y no fue fcil encontrarlo, por qu en realidad no hay escrito ningn tratado sistemtico de mitologa mexica, por lo qu no le fue fcil encontrar la
informacin que le interesaba. As conoci que el M ictln, era la tierra de los muertos. Pero se enter que ah no iban aparar todos los difuntos mexica, sino tan solo los
maceguales, los que eran por identificarlos, los plebeyos, porque para los nobles, llamados pipiltin, estaba el paraso del Cincalco, aunque no todos iban hacia ese
delicioso sitio. Tan solo al morir iban los valientes guerreros, y los nios.
Ley que el Cincalco, tambin se encontraba en el inframundo, pero no estaba regido por el terrible M icantecuhtli, y su mujer M icatecacihuatl, sino por Tzocontli,
que no era otro sino el dios Tezcatlipoca, el qu perdi una pierna en feroz lucha contra el terrible seor de la muerte. En realidad no encontr mucho por desidia, ya
que no busc lo suficiente. Sin embargo se enter, que segn la mitologa mexica, la entrada al inframundo de Tzocontli, estaba en una cueva ubicada en Chapultepec.
Eso lo supo al leer, que el rey de Tula, Huemac, haba ido a esa cueva para morir, y renacer, para recuperar su trono perdido, de manos de sus enemigos.
Se ri al recordar al resucitado don Porfirio, dicindose as mismo que nadie puede regresar de la muerte. Inclusive esa idea la aplicaba al mismsimo Jesucristo, ya
que era M artin hombre de su tiempo, y por dems sus padres, eran como se deca por ese entonces, come curas, y nunca le haban influido con los dogmas oficializados
por el catolicismo. Sonri divertido, al saber que ni siquiera la muerte para los mexica nos iguala, y tiene mucho que ver la mundana grandeza, para ir al rido M ictln, o
al paraso del Cincalco.
El siguiente domingo se dio la casualidad, ya que se encontr en su casa con su primo Antonio, al que le apodaban no injustificadamente el brujo, el que era un
muchacho un tanto extrao, aunque no era un chavo de la onda, sino que tenia aficiones un tanto particulares. Como quien dice no era tan banal, como la generacin del
amor, y paz, la grea, y la bacha, la que quemaba las uas para gozar al mximo hasta el ltimo aliento de la pestilente hierba, y sin saber cmo, iniciaron a hablar del
resucitado don Porfirio Linares, y del M ictln, y del Cincalco. Pero result, que su primo Too el brujo, conoca mucho acerca de los mitos ancestrales, por lo que le
explic a M artin las ideas acerca de la muerte. Inclusive habl del Tlalocan, el otro sitio a donde haba posibilidad que las muertas durante el parto, fueran. Pero lo que
realmente le extra a M artn, fue que le dijo Too el brujo, el que saba de gente que haba ido al M ictln, y haba vuelto de la tierra rida de la muerte, a lo que de
inmediato exclam M artn:
--No mames buey.- Too el brujo lo mir y le dijo:
--Derecho primo. Tengo una amiga que ha ido a ese sitio.- En verdad lo dijo totalmente en serio. Sin embargo M artn ri y le dijo:
--De seguro es como M ara Sabina, y se anda metiendo sus championes para viajar.
--No primo, ella es bruja de verdad. M ejor dicho es ella chaman, y sacerdotisa de una deidad ancestral. Pero no me ha querido revelar cul es la diosa, a la que le
rinde pleitesa.
--Primo, ya ests grande para andar con mamadas.- Le dice M artn, un tanto molesto, por qu le est queriendo ver la cara de pendejo Too.
--Es verdad. Si ests dispuesto, te la presento, y a ver qu opinas de ella.
Ese da despus de tres tequilas, quedaron de verse el siguiente mircoles para ir a casa de la chaman. Sin embargo, M artn no quedo muy convencido, y continu
pensando que su primo el brujo le estaba tomando el pelo.
El mircoles a las cuatro de la tarde recibi M artin el telefonema de Too, y quedaron de verse en un restaurante cntrico, para que lo siguiera en su auto M artin
hasta la casa de la mujer, la que viva en la colonia Unidad M odelo, en una casa sola en una esquina, y hasta el momento de arribar a la casa, dej de pensar M artin que le
estaba embromando su primo. Dejaron los autos, y se dirigieron juntos a la casa, y hasta ese momento inici a creer un poco en su primo, y ya en esa situacin, por vez
primera pens, en que al entrar habra objetos extraos, relacionados con un rito ancestral. Entre tanto Too toc el timbre y esperaron a que alguien abriera. No tard
en abrir la sirvienta, una indgena, la que bien s podra haber sido M ara Sabina, y M artin salud amablemente, creyendo que la mucama era la chaman, y solo se dio
cuenta de su error, cuando Too el brujo le dijo a la anciana:
--Buenas tardes doa Juana, le avisa por favor a Guadalupe que ya estamos aqu.- La mujer de edad indeterminada, los mir, y le tir una amable sonrisa a Too,
dicindole:

--Pase Toito, ya sabe la doa que es usted. Le sirvo su caf? Dijo sin tomar en cuenta a M artin, por lo que Too pidi caf para los dos.
Cuando M artin mir hacia adentro de la casa, no vio nada fuera de lo normal. Era simplemente una casa de clase media, la que tena una sala, y un comedor. No haba
ni templos, ni siquiera una de esas pirmides, las que tanto se haban puesto de moda, y a las que atribuan los amantes de lo esotrico fabulosos poderes. As que con
un dejo de decepcin sigui a Too a sentarse en la mesa del comedor, indicndole a M artin que haba algo de familiaridad entre su primo, y la, por llamarla as, bruja, a
la que esperaba ya con ansiedad, pues en ese momento su primo Too le dijo, que Guadalupe era una beldad, y como fuera intua M artn, que eso era una exageracin de
la febril mente de Too.
Despus de que regres doa Juana con los cafs, le pregunt M artin a Too, que onda, si era cierto que era chaman, o era una especie de charada, porque para
adivinanzas, ya estaba bien. Too el brujo sonri, y le pidi que no comiera ansias, y que de seguro Guadalupe estara quizs hacindole algn ritual a su deidad
prehispnica, a lo que insisti M artin diciendo:
--Ya, dime de qu se trata todo esto.
--Quieres saber, si hay posibilidades, o no de regresar de la muerte?
En ese momento se escuch el taconeo producido por ella al bajar la escalera, y ambos se pusieron de pie para saludar a la anfitriona. Por supuesto que la curiosidad
le haca a M artin que mirara hacia la escalera, la que divida la sala del comedor, y al fin pudo distinguir las morenas piernas de Guadalupe, las que eran, bastante
morenas. Pero eso s con unas pantorrillas espectaculares, y no tuvo que esperar mucho para mirar a esa voluptuosa mujer, la que en realidad era triguea, y las medias
oscurecan aun ms las torneadas piernas. De hecho ella era ms bella, de lo que imagin M artn. Era una mujer con nariz respingona, grandes ojos avellanados, y
sensual boca, resaltada con colorete bermelln, y de cabello tan negro como el azabache, que la haca a toda ella irradiar sensualidad.
Ella ya en la planta inferior se acerc a Too, saludando de beso en la mejilla. En tanto M artin estaba hecho un estpido mirndola, sin poder despegarle la vista,
por lo que cuando ella se acerc a saludarlo, y lo presentaba Too, percibi el aroma a perfume fino, y al acercrsele a que lo saludara con un beso en la mejilla, sin
querer por parte de ambos, se rosaron los labios, y excuso decir que M artin sinti un deseo irresistible de prenderse de su boca. Pero reaccion apenndose de lo
acontecido. Ella lo mir a los ojos, adivinando el deseo de M artin, y tan solo dijo:
--M ralo, y eso que lo acabo de conocer.- Sonri aadiendo el obligado mucho gusto.
Too le acerc a ella la silla de la cabecera, para que se sentara, y ella de inmediato llam a doa Juana para que le sirviera caf, y le dijo a M artin, que si crea
siquiera en la existencia del ms all.
M artin contest con sinceridad, que l crea que la muerte le pona definitivamente fin a la existencia. Ella de inmediato le pregunt, que si haba escuchado acerca del
nahual, y M artin con simpleza explic, que haba escuchado que era un animal terrible, el que se apoderaba de los humanos. Como quien dice un espantajo. Ella sonri,
y sin ms se levant de su asiento, y se coloc detrs de la silla de M artin y le tom de la cabeza, y con sus dedos los pas por ella, haciendo que el erotismo aflorara en
M artin, provocndole una involuntaria ereccin. Pero as de pronto par de auscultarlo, y ella volvi a su sitio en la mesa diciendo:
--Ests preparado para morir, y resucitar. Es cuestin de que en verdad lo quieras, pero no tienes que temer. Pero antes me tienes que explicar, quin te dijo que eso
es posible.
M artin relat lo que supo acerca de don Porfirio Linares, por boca de Pepe M edina, al que Guadalupe conoci con don Porfirio Linares, y ella sonri, y dijo:
--Dudas que sea verdad, pero aun as ya has ganado el primer punto, para que te lleve a morir, y conozcas el M ictln. Pero antes de ir un da de estos, debes estar
convencido, y dispuesto a conocer lo que hay ms all de la razn.
M artin no entenda, as que dijo lo que haba ledo acerca del M ictln, y del Cincalco, incluida la leyenda de Huemac, y Tzocontli. Ella lo mir clavando los negros
ojos en lo de l, y le explic:
Esas son interpretaciones de los historiadores, y de los antroplogos, los que estudian, pero no entienden. Yo te puedo asegurar que el hombre que conoce el
inframundo, es precisamente don Porfirio, l conoci los misterios de los antepasados, y entr a la cueva de Chapultepec, y habl con Huemac, y lo acogi Tzocontli.
S que dudas de lo que te estoy diciendo, pero no miento, yo estuve viendo tres aos a don Porfirio, y l me llev por primera vez al M ictln.
--Qu hay en ese sitio?
Pregunt Too, al fin integrndose a la pltica, porque pareca que lo haban olvidado, porque las miradas de ellos eran para s nicamente, por lo que si Too
abrigaba alguna esperanza con Guadalupe, ya deba de olvidarse. Era obvio que haba qumica en la pareja, y sin mirar ella a Too, contest:
--Es la tierra rida de uno mismo, donde no hay nada ms que soledad, y desolacin. No hay ms que rocas, y arena, sin embargo se dice que nadie ha ido, y vuelto
al M ictln, lo que ya no sera verdad, por qu acabo de decir que solo algunos lo hemos realizado, y como les dije, don Porfirio Linares me llev al M ictln, donde
conoc a mi nahual, el que se me present, y me explic cul es mi deidad que me acoge en esta vida. Es una difcil experiencia, porque as se sabe que la muerte es
terrible, y por lo que sabemos lo que nos espera en el ms all. Pero en compensacin, cuando uno regresa del M ictln, valoriza uno plenamente los momentos gratos de
esta vida, a la que se viene a sufrir ms que a gozar. Pero lo grato, como dije, es que se valoriza la vida, y as se permite vivir intensamente, y tratar de crear un mundo
mejor. Pero tambin se comprende plenamente, que hay la posibilidad de ir al Cincalco, a gozar de un paraso singular.
En ese momento estando embelesado con ella, M artin sin pensar le dice:

--Que caso tiene entonces ir al M ictln.


Lo dijo, porqu l est seguro que la muerte es el final de la existencia. Ella lo mira de esa manera, la que las mujeres bellas saben hacerlo, y le promete que lo llevar
al M ictln para morir, y para renacer en este mundo infame. En ese momento, al fin Too comprende que est haciendo mal tercio, y con un dejo de desilusin decide
dejarlos solos, comprendiendo que ha dejado de ser interesante para Guadalupe, y se retira despidindose de ambos, con la promesa de M c Arthur, diciendo que
volver.
Despus de que se ha ido, ella le dice a M artn, que estando Too no le poda decir totalmente la verdad, porque conocer el M ictln es un privilegio, ya que no es
para todos, y que por eso le pas la mano sobre el crneo, y aclar qu Too no est preparado para morir, y renacer. Entonces le explica, que para los vivos, hay tan
solo una manera de ir al M ictln sin drogarse, y que a su tiempo se la mostrar, y le aclara que lo ms importante es hablar con su nahual protector, el que se aparece en
el valle rido del M ictln, y le indica a uno, cul es su dios protector. Pero advierte que para que eso acontezca, antes debe cuando menos siquiera conocer, cules son
las deidades mexicas. Entonces ella le dice, que si en verdad desea ir al mundo de los muertos, tiene que regresar, para qu le preparare la lista de los principales dioses
del panten mexica, y cules son sus atributos.
Por supuesto que acepta M artin, y siendo sincero, no lo hace tanto por inters en el ms all, sino en Guadalupe, a la que desea como loco en esos momentos, y ella
lo sabe. Sin embargo ella contina dicindole:
--Nuestros antepasados en muchos aspectos eran un pueblo de la edad de piedra. No haban siquiera aprendido a forjar los metales, lo que contrastaba con dos
aspectos, la cosmogona, y su civilizacin intuitiva. Ellos en realidad, si lo viramos a la luz de la filosofa griega, estaban al nivel de los filsofos presocrticos, y quizs
ms all, por qu los mexica saban que todo comenz con la gran explosin, lo que hoy llamamos big bang, que era Huehueteotl el fuego primigenio, y por dems su
cosmogona se basaba en los cuatro elementos alqumicos: aire hecatl, el que tambin es Quetzalcatl, tierra, la diosa Tonanzin, sincretizada con la virgen de
Guadalupe, agua Tlloc, y fuego primigenio Huehueteotl, y Nanahuatzin, el fuego derivado, y eso equivale a la visin presocrtica de los sofistas.
--Lo entiendo, pero qu onda con los dems dioses, porque tenan deidades para todo.- Apunta M artin.
Guadalupe le toma la mano, y l no puede evitar sentir un extrao calor, y ella le explica que todo es parte de la cosmogona, y que ellos comprendan el universo, y
en su mundo vean sus deidades. Por ejemplo la nebulosa del norte, era el dios guerrero M ixcoatl, y en ese mismo hemisferio estaban los dioses constelaciones, los
Centzon M imixcoa, y la luna llena M eztli, y cuando apareca en sus fases, era la descuartizada, la terrible Coyolchauhqui. Pero al sur apareca la que conocemos como
la constelacin de Gminis, con sus estrellas gemelas, la que era la cabeza dual de la Coatlicue, la madre de Huitzilopochtli, el que era la constelacin del Colibr del Sur,
avecilla que vean ellos, y lo acompaaban los cuatrocientos luceros, sus hermanos los Centzon Huisnahuac, y el sol Tonatiuh, y por supuesto Venus, el dios
Quetzalcatl. Todo era visto a travs de los sentidos, y observaban a los dioses, por eso comprendieron que el ciclo solar era de ms de veinticinco mil seiscientos aos,
y lo dividieron ese ciclo es cinco soles. Por otro lado estaban las cosas del mundo, y del inframundo, con sus deidades, a las que explicaron con bellas leyendas
mitolgicas. Entonces ella le dice:
--Si te interesa, tendrs que venir, por qu en verdad no es poco lo que hay acerca de la mitologa mexica. Pero es una lstima que est perdida prcticamente en el
tiempo, y que nadie haya escrito un tratado acerca de ella, pero yo te la ensear.- Dice ella acaricindole sugestivamente la mano.
Ese da, entre enseanzas, y leyendas, se les fue el tiempo, y se despidieron con la promesa de verse nuevamente en un par de das, y al despedirse ella le dio un
lave beso en los labios. Dicindole que si as se conocieron, as se despiden.
Esa noche M artin suea con Guadalupe, y por supuesto tiene un delicioso sueo ertico con ella, a la que posee con vehemencia. Sueo que contra su costumbre lo
recordar perfectamente. Al despertar M artin se da cuenta de que en realidad la escuch. Pero pens que lo que deca, acerca de morir, y resucitar, era una falacia. Pero
de todas formas volvera, porque si algo quera, era en ese momento poseerla, y si tena que ir al M ictln para lograrlo lo hara.
Por la tarde M artin recibe un telefonema de Too el brujo, el que sin reclamo, pero con curiosidad, le pregunta qu onda con Guadalupe, y cortsmente le pregunta
M artin si le interesa, y dice que acepta, que en realidad no se le hara con ella.
M artin volver a visitar a Guadalupe por varias ocasiones, y lo que acontece, es que no se puede sacar de la mente a Guadalupe, y ya est desesperado, porque
aunque hay besos apasionados, ella ha puesto siempre un alto, y eso ya le comienza a molestar. Es tanta su ansiedad, que al fin decide hablar claro, porque para
noviecitas, ya esta crecidito, y l desea en verdad morirse, hacindole el sexo.
Esa tarde llega a casa de Guadalupe M artin, con la idea de pedirle que hagan el amor, y cuando le abre doa Juana, con una sonrisa fingida le ofrece un caf para
esperar a Guadalupe, obviando que le caa mejor Too, por qu es mayor que M artin, y lo pensaba ms apropiado para su patrona, y ese da en contra de su costumbre
se sienta en el silln triple de la sala, para dejar en claro que esta como posedo por la mujer, la que le ha robado el sueo. Guadalupe no tarda en bajar, y como para
aumentar el tormento de M artin, luce especialmente bella, y sensual, ya que se coloc una falda negra, la que da arriba de la rodilla como una cuarta, y un suter blanco
entallado, lo que permite apreciar sus voluminosos pechos. Ella de inmediato lo besa de una manera que es un tanto procaz, lo que lo hace presa de excitacin a M artin,
y despus ella le dice sin ms:
--Ha llegado el momento de que conozcas a mi diosa protectora, tmate t caf, e iremos al santuario.
Obviamente que eso no lo esperaba M artin, pero intuy que deba seguirle la corriente, so pena de perder la esperanza de acostarse con ella. Se sientan, y ella sube
ambas piernas al silln, haciendo que la falda le llegue arriba de media pierna, y pueda mirar M artin el liguero, el que se alcanza a asomar. Sin embargo la postura que ella
guarda, impide siquiera besarla, porque ha quedado a distancia prudente, lo que descontrola a M artin, el que haba percibido en el desquiciante beso una promesa. Ella le
aclara:
--El santuario a mi diosa es privado, y no cualquiera puede estar en l. T sers de los pocos afortunados que sabrs, quien es la diosa que me ha acogido. Pero antes

debo decirte que animal es mi nahual. Pero no te extrae saber que animal me protege, porque uno no escoge, es de acuerdo a tus caractersticas como ser humano, el que
te toca. Cul te imaginas que es, con lo que ya me conoces?
M artin sonre, porque no esperaba este juego, y para tratar de dejar en claro lo que quiere, dice:
--Un animal que me fascina, y hara honor a tu belleza, sera el hermoso jaguar, de grciles formas, y de gran belleza, el que es como t.
--Ests totalmente disparatado, te lo dir, por qu por lo que veo nunca podrs adivinar. M i nahual es la araa llamada viuda negra. Te imaginas porque?
--No creo que sea por ponzoosa.- Dice al momento que M artin enciende un cigarrillo.
--No es por eso, el veneno es una defensa para los depredadores. Sin embargo no soy inocua, pero soy hogarea, y las viudas negras lo son. Siempre estn en su red
esperando, pero en realidad es porque matan a su macho.- Lo mira con cierto brillo en los ojos, e que M artin no haba visto, y aade:
--An as me deseas?
--M s que nada en el mundo, pero no me digas que me vas a matar.
--A eso viniste a morir. Bueno digamos que para a ir al M ictln, y por supuesto a resucitar. No olvides quien soy, ya hemos hablado de eso, y ahora te pregunto,
ests dispuesto a la experiencia?
--Como dices a eso vine. Pero no vengo ya nicamente por esa causa. La verdad estoy loco por ti, tanto que ya no aguanto ms.
--Todo a su tiempo, djame concluir. Te deca, que ese es mi nahual, una mortfera araa. Pero eso no es lo importante, pues cuando vayas al M ictln conocers a t
nahual, y podrs entenderte. Pero no olvides que soy como te dijo Too, un chaman, y adems sacerdotisa de una importante deidad prehispnica, y ya ests apunto
de conocer mi santuario. As que reljate para que puedas subir conmigo, y conocer su templo.
Te advierto, que como viuda negra que morirs. Pero mi deidad te resucitar, pero si tienes algn temor, todava ests a tiempo para marcharte. Pero si eso decides,
ser mejor que no pienses siquiera en volver.- Advierte Guadalupe.
M artin la mira, y sin dudar le dice con una picara sonrisa. Porque la desea ms que a su propia vida:
--Por ti no me importa morir, aunque no resucite. La verdad es que quiero lo que t quieras. Pero te advierto que quiero, todo, de todo contigo.
Guadalupe en ese momento se pone de pie, y le da la mano a M artin para que se levante, y cuando est parado se acerca y le da un largo y prometedor beso
apasionado, y ella siente su masculinidad en el vientre, por lo que pone un alto separndose, y dicindole:
--El tiempo lleg. Preprate a una nueva experiencia, conocers el templo de la diosa prehispnica a la que le rindo culto.
Lo toma de la mano, y lo lleva hacia el segundo piso, y cuando estn en la planta alta, ella se dirige hacia una puerta, la que abre y prende la luz, porque los
ventanales estn cubiertos por gruesas cortinas, las que impiden el paso de la luz. Cuando ve la habitacin M artin, se queda esttico, y mira con detenimiento. En
realidad tan solo hay una cama king sise, la que esta tendida con sabanas de satn rojo, por lo que de inmediato se le aceler el corazn, intuyendo lo que vendra. Sin
embargo ella le dijo entrando, mira, y entonces M artin divis un pequeo altar, muy simple con un incensario para copal, y segn explic Guadalupe, el dolo de barro
era original, y ya no explic ms, y de inmediato lo bes, clavndole levemente sus largas uas en la espalda, y as confirm l, que al fin su deseo sera satisfecho,
porque ella lo besaba con pasin desbordada. M artin la apret hacia l, queriendo fundirla en su ser. En realidad nadie lo haba besado de esa manera, y de inmediato
quiso sentir su abultado trasero, bajando la mano por la espalda de ella, sintiendo como su espalda se divida en dos en la columna vertebral hasta llegar al trasero firme,
y en ese momento dej de besar su boca. En tanto el inici a besar su cuello, bajando su boca buscando su busto, y ella se separ desabotonndole la camisa, para besar
su pecho, y l tambin inicio a desabotonarle la blusa, y mir los esplendidos senos, cubiertos por el sostn negro, casi trasparente, que le permita ver el oscuro pezn.
En tanto ella zaf la camisa de M artn, y en ese momento ella se separ de l para quitrsela. Entre tanto la respiracin de ambos aumentaba de intensidad, y el quiso
sentir la dureza de los pechos de ella, y los acarici, los que en verdad eran firmes, por lo que dese de inmediato dejarlos al descubierto, por lo que el tambin quito la
blusa, y ella puso un alto, y se separ de M artin para bajar la cremallera de su falda, y quitarla, quedando en un coordinado oscuro casi transparente, el que permita ver
tambin el monte de Venus, mostrndole su escultural cuerpo, adornado por un sensual liguero. M artin qued extasiado con lo que vea. Ella en verdad era perfecta, y en
ese momento dese morir hacindole el sexo. Entre tanto, ella se acerc, para de inmediato destrabar el cinturn del pantaln vaquero, y ella misma lo baj, y se puso de
rodillas para quitarle calcetas, y zapatos, dejndolo tan solo en la trusa, la que marcaba su prominente apndice masculino, y ella le pidi que fuera a la cama, en tanto
tomo unas bolitas de resina copal y las coloc en el incensario, el que estaba frente al dolo de la diosa prehispnica, provocando un oloroso humo, y lo sigui a la cama
con las frescas sabanas de satn. Ella antes zaf los zapatos de tacn alto para iniciar el rito de pasin. Las caricias no se hicieron esperar, y M artin gozaba su escultural
cuerpo acaricindolo, y al fin bot el sostn, en tanto ella le pasaba sus largas uas por el cuerpo de l. Al fin ambos quedaron desnudos, con la respiracin entrecortada,
y ella baj la sabana, y coloc una almohada en su trasero para esperar la embestida de M artin, el que al fin obtendra la satisfaccin a su deseo. Al fin l penetr,
entrando en sus entraas, queriendo tocar hasta lo ms profundo de su ser, en tanto ella trataba que l le rosara donde senta las ms excitantes sensaciones, y as
fundidos ella le pidi, que le diera lo suyo, al tiempo que M artin iniciaba a vaciarse. En ese instante l sinti como un golpe de energa, que le recorri la columna
vertebral, e inicio su xtasis. Sin embargo el estaba consciente de que en verdad quera morir en ese momento, y deseaba vehementemente que todo su ser saliera por su
sexo, para entrar dentro de ella fundindose, y la magia inici:
M artin se vaciaba, y tena plena conciencia de ello. Pero el xtasis se prolong, y claramente inici a sentir que segua sin poderse contener, y sinti claramente
como su ser sala de s mismo por su sexo, y de repente se vio disocindose, y penetrando dentro de ella completamente y, ya estaba dentro de la gran caverna, donde
haba un rio que llevaba un caudal de imgenes, y fue cuando vio a la pareja de los descarnados, el seor de la muerte y su mujer, M icantecutli y M icatecacihuatl, los que
con el dedo le indicaron que cruzara por el rio, y se sumergi en ese caudal de imgenes, donde pudo mirar cada uno de los momentos de su vida, y se percat de lo

banal que haba sido su existencia, porqu recre cada instante de su efmera vida, y al fin cruz para pararse en la orilla opuesta ya en el M ictln, donde vio el rido
valle cobrizo, donde lo nico que haba eran rocas, y arena, Todo lo vea Roberto en tonos de ocre, y cobre, y comenz a adentrarse en el valle de la muerte, caminando
sobre la arena, hasta que lleg al pie de una montaa desfallecido, y se sent sobre una roca para descansar de ver lo mismo. En ese momento escuch una menuda voz
diciendo:
--Veo que has venido en mi bsqueda.
M artin busc quien le hablaba, y al fin dio con el bicho que estaba en el piso, y mir que era un escarabajo, el que rodaba una bola de estircol, la que era cuando
menos cinco veces su tamao, y lo mir con curiosidad, y al fin le dijo al bicho:
--Yo no s qu hago aqu.
--Viniste al valle de la muerte, y por eso vine, yo soy tu nahual. Yo te protejo, y por favor no te admires, ya que los hombres en la actualidad tan solo tienen
insectos, como su animal protector, y ya s que vas a preguntar por qu. La respuesta est en lo que se han convertido, han dejado de lado la dignidad, y como
cucarachas buscan satisfacer su inmenso apetito en la basura que han creado.
--Bueno amigo dime, por qu, t eres mi nahual.
--Es obvio. Pero antes djame decirte que eres afortunado, porque la mayora de los humanos hoy tienen peores nahuales. M illones tienen como su animal
protector, a las abominables moscas, porque les fascina la mierda, y se revuelcan en ella. Otros tienen sancudos, los que se dedican a chupar, y los que abundan son los
caracoles, y los tlaconetes, los que se arrastran ante el poderoso. Los ms son voraces, cuyo nahual son las ratas. Las pulgas abundan, y los piojos tambin. Lo bueno es
que el M ictln es para cada quien, si no veras los enjambres de insectos.
--Entonces supongo, que debo sentirme afortunado.
--As es, como sea, yo soy inocuo. Digmoslo de esta manera, no tengo ponzoa, y no le hago mal a nadie.
--Estoy confundido, dime porque traes esa enorme bola de estircol.
--Porque soy como t. M e explico: mi vida es simple, vivo para fornicar, y por eso necesito hacer esta gran bola de estircol, ya que tengo la necesidad de
agrandarla, porque con ella atraigo a las hembras, y as puedo tener lo ms preciado que es el sexo.
-- Entonces, por qu dices que soy como t.
--Porque vives para fornicar, y para ello necesitars hacer t bola de estircol, o dime, si no porque aspiras a tener dinero. Esa es la bola de tu estircol, y aunque
por ahora eres joven. y atractivo, el tiempo se encarga de quitrtelo, porque los dioses son sabios, y estando aqu ya deberas de saber que nada es eterno. As que te
dir, que eres de los pocos afortunados de haber encontrado una gua que te haga recapacitar. Despus de esta pltica ascenders la montaa, y veras lo que te depara el
destino. Yo me ir, pero te dir algo antes, t resucitars, y de ti depender que puedas cambiar de nahual. Espero que entiendas mis palabras. Ahora disculpa que
tengo que seguir juntando heces. Anda, que esperas, trepa la montaa.
De inmediato, M artin inici el asenso por la montaa de rocas, muy parecida a la roca de Bernal, y cuando al fin alcanzo la cima, se vio a si mismo sentado detrs de
un imponente escritorio, gordo, calvo, y fofo, y como si fuera cinemascope. M ir lo que haba hecho da, tras da, y vio lo mismo, ya que se dedic a acumular dinero,
con el que pagaba sus sofisticados gustos sexuales, porque en verdad despus de Guadalupe, nunca qued satisfecho sexualmente. Por supuesto que la visin lo
sacudi, y sin ms peg la carrera, tomando el mismo camino de vuelta, y al fin con un grito prolongado termin de eyacular, y cay inerte con un angustioso llanto
sobre Guadalupe.
Ella le acarici el cabello, y cuando al fin se recuper M artin, le confes que haba sido el mejor sexo de su vida, porque, en la vaciada que se dio, en verdad muri, y
entonces le pregunto a ella:
--Dime quien eres.
--Soy sacerdotisa de la diosa Xocomo, la del sexo hmedo, la diosa del amor carnal. Has muerto, y resucitado, y nunca ms volver a pasar. Ahora descansa ya qu
nos tenemos que saciar para rendirle culto a nuestra diosa protectora.

FIN

AGUSTIN EL GUERRERO

Agustn desde pequeo fue un tipo raro, y fue un nio solitario, quizs por su singular fsico, el que de plano contrastaba con el de los dems nios, ya que era
flaco, y larguirucho para su corta edad. Pero eso no hubiera importado, por qu lo que en verdad lo distingua de los dems, era que tena por nariz un enorme basto, el
que sobresala desproporcionadamente de su infantil rostro. Como era de esperarse, sus compaeritos al verlo le preguntaban a la maestra del knder, el por qu tena
esa narizota Agustn, y por supuesto que no haba discrecin, por lo que Agustn escuchaba las preguntas, ms nunca lo haca con las respuestas. Sin embargo el se vea
en el espejo, y se daba cuenta de que lleg temprano con el creador a la reparticin de nariz, lo que con el tiempo como es de suponerse le cre el complejo respectivo.
Creci con ese estigma, y como era lgico, alguna vez a su soltera madre Agustn le pregunt, que porque tena esa enorme nariz. Su madre abandonada, y resentida,
con la vida le contest:
--Es la maldita herencia del judo de t padre.
Siendo un nio ni siquiera comprendi la respuesta, pero con el tiempo entendi, que su padre era de los adoradores de Jehov, por lo que se interes en esa religin,
y le entr la curiosidad, acerca de que haba sido del judo que lo engendr, y entonces supo por la misma boca de su sacrosanta madre, la que le dijo, que ella haba
trabajado en la fabrica del judo, y que este la procur, y ella ilusionada por la fortuna del sujeto, accedi a sus caprichos, y la consecuencia fue Agustn, y con coraje
ella le confes, que era por ese entonces una estpida, por qu crea que embarazndose, lograra que el judo Jacobo se casara con ella. Por supuesto que por ignorante,
ya que no saba que los judos no se casan con otras, que no sean del pueblo de Israel, y solo las gaim son buenas para fornicar. Por lo que cuando lo supo, ella odi a la
estirpe de Jess, y desde que la abandon Jacobo, odi todo lo que fuera de ellos. Inclusive abjur a la religin cristiana, por qu simplemente se deca que Jesucristo
haba sido judo, y ella se enrol en toda clase de doctrinas digamos esotricas.
Por supuesto que Agustn fue influido por su madre, y ya estando en la primaria, antes de irse a la escuela consultaba su horscopo, y fue por ese entonces que
inici a sufrir por las burlas de sus compaeros, acerca de la descomunal nariz. El tiempo pas, y en la secundaria no falt quien descubriera el soneto de Quevedo, el
que le recit, dicindole que era un hombre pegado a una nariz, y de ser un defecto pas a ser un complejo, y record que su madre le dijo que era herencia de su padre,
al que hasta ese momento no haba conocido, y decidi pedirle a su madre que le permitiera conocer a su judo padre. Por supuesto que tuvo que rogar, y as le dijo su
madre donde localizarlo, y campante fue a la factora de su pap, donde al fin despus de ir con la secretaria se anunci como hijo de don Jacobo, y la muchacha al ver la
descomunal nariz, no dud en quin era, y as lo comunic a don Jacobo, el que molesto le indic que pasara el muchacho, y despus de escucharlo el judo le dijo:
--Cmo s, que t en realidad eres mi hijo?
En verdad la pregunta era estpida, por qu era casi imposible que alguien ms estuviera pegado a una nariz, y el muchacho tuvo que decir quin era su madre. Sin
embargo el Judo se empecin en negar la paternidad, y por lo tanto Agustn sali del lugar decepcionado, y entendiendo a su madre por su odio a los judos.
La vida sigui igual para Agustn, pero le sirvi de consuelo, que no era el nico hombre pegado a una nariz. Pero eso no le quit el complejo, y menos la burla, por
lo que ese bulling provoc que se volviera solitario, y tambin odi todo lo judo. Por ese tiempo fue que descubri las drogas, y as inici fumando mariguana, y pas a
drogas mayores, y prob el acido lisrgico, que lo llev a alucinar, y ya entrado en ese mundo, supo de un chaman que habitaba en el pueblo de Real de Catorce, del que
le dijeron era discpulo de don Juan, el personaje en el que se inspir Carlos Castaneda para escribir sus libros, y quiso ir a buscarlo, para que con su gua pudiera ir al
M ictln. As lleg al pueblo, y busc al chaman, el que lo acogi de inmediato, accediendo a guiarlo en un viaje de peyote. Por lo que le indic que deba ir al campo, y
que la planta cactcea lo escogera a l, para que el viaje no fuera peligroso y regresara con bien.
Agustn fue al campo para encontrar la planta, y as aconteci, por qu una le llam la atencin y la cort, y la llevo con don Cuco, el supuesto discpulo de don
Juan, para que lo guiara en su experiencia.

Esa noche don Cuco, antes de comer el licuado de peyote, le pregunt que si crea en el dios de los judeocristianos, y tajantemente contest negando Agustn, y la
respuesta del muchacho hizo que se iluminar la cara del chaman, y entonces le dijo, que lo guiara para que conociera al dios mexica Huitzilopochtli, y as inici
dicindole:
--Supongo que no conoces la leyenda del dios de la guerra.- Agustn movi la cabeza negando, y continu don Cuco diciendo:
--La mayora piensa que es un dios imaginario, como lo es el dios cristiano. Pero en realidad es parte de una cosmogona ancestral. Los dioses rectores estn en el
cosmos en realidad, aunque son entes ideales, los sabios antepasados los vean, y comprendan, por qu son parte de la naturaleza misma. Como debes saber el sol es
Tonatiuh, la luna es M eztli, pero solo cuando est llena, la que muestra en su cara el conejo, porque cuando muestra sus fases, se trata de la descuartizada la
Coyolchauhqui, la que es la hermana de Huitzilopochtli. A las nebulosas que son gases, y a las formadas con estrellas, las constelaciones, las llamaban Centzon
M imixcoa, pero son las que se ven en el hemisferio norte, y a una de ellas al igual que en Babilonia le vean formas. En tanto vean a la Va Lctea, la que era un guerrero
llamado M ixcoatl, el que era uno de sus dioses. La madre de Huitzilopochtli, la Coatlicue, era la constelacin de Gminis, por las estrellas gemelas, las que
representaban como la doble cabeza de serpiente de esa deidad. Todos esos dioses estaban en el cosmos, y en la tierra que era la diosa madre la Tonanzin, el agua era
Tlloc, el que tena mujer, que era la Chalchitlicue, y los acompaaban los Tlaloque, los que hacan llover. Luego estaban las deidades del inframundo, los que eran los
dioses del M ictln, los que eran el terrible M icantecutli, acompaado de su mujer M icatecacihuatl, y haba otros dioses tales como Ehcatl, dios del viento, y Xipetotec
el dios desollado, que era la deidad de la primavera, y haba otros dioses como Tlalticuhtli, con su compaero el dios monstruoso Cipactli, el devorador de inmundicias
Dej al final a Quetzalcatl, y Tezcatlipoca, los que fueron deidades importadas de los grandes Tolteca, los que eran hermanos, considerados uno el Quetzalcatl
blanco, y otro el Quetzalcatl negro. El primero era la estrella Venus, y el segundo habitaba las entraas de la tierra.
Los dioses para comprensin del pueblo, tenan representaciones ideolgicas. As la Coatlicue, era una terrible mujer, con cabeza dual de serpiente; el Quetzalcatl
lo representaba como un hombre blanco, y barbado, y a Tezcatlipoca lo ponan sin una pierna, la que perdi en batalla contra Tlalticuhtli. De esas representaciones
nacieron leyendas mitolgicas, tal y como las haba en todos los pueblos de la antigedad, y an hoy hay crdulos acerca de las leyendas del judeocristianismo.- Lo
interrumpe Agustn preguntando acerca del dios, hacia el cual lo guiara, y don Cuco el chaman dice:
--A eso iba, porque era la deidad principal de los mexica, a los que se les ha confundido, al decir que era el pueblo del sol, cuando en realidad fue el pueblo de
Huitzilopochtli, el Colibr del Sur.
Los mexica vean a su dios en los cielos, y era una constelacin a la que le vean la forma del pajarillo, llamado Colibr, y de su forma naci la leyenda popular, la que
era la que conoca el pueblo. Obviamente creada, y difundida, por los sacerdotes. Debes saber que el aparente inofensivo colibr, es en realidad un ave guerrera,
territorial, y agresiva, la que es capaz por una hembra, o por su territorio, de matar a un semejante. Por eso al ver la constelacin con la imaginaria forma del animalito, lo
identificaron con su deidad de la guerra. Pero ya sabes que los sacerdotes de todos los tiempos, y religiones, son proclives a inventar historias, y con Huitzilopochtli no
fue diferente, por qu los mexica dijeron, que naci de una madre inmaculada, la que segn el relato, qued embarazada milagrosamente, por una pluma de colibr, lo que
es muy socorrido. Debers leer la leyenda, donde apenas al nacer Huitzilopochtli en defensa de su madre Cuatlicue, derrot a los cuatrocientos Centzon Huisnahuac, y
a la Coyolchauhqui, a la que descuartiz, venciendo a sus hermanos. Te lo recomiendo es un bello cuento.
Pero ya oscureci, y es hora de viajar al encuentro del Colibr del Sur. As que bebamos el nctar de la piedra de los dioses, el que es amargo, y mastica la tuna, para
disimular el sabor.
Ambos bebieron el brebaje, y se recostaron para ir al encuentro del terrible dios de la guerra. Despus en la casi oscuridad, porque una candela iluminaba la
habitacin, de repente apareci con su vestido de guerrero, el fabulosos dios de la guerra, y pudieron verlo batallar contra su hermana, y los cuatrocientos surianos, y
despus de descuartizar a su hermana, la lanz a los cielos, ya que como diosa era inmortal, y lo mismo hizo con sus hermanos, para que lo acompaaran todas las
noches para auxiliar al dbil Tonatiuh, el que invariablemente era tragado por el dios de la oscuridad y de las grandes fauces, Tlalticuhtli, y por supuesto que luchando
Huitzilopochtli hacia que vomitara al sol, para que al da siguiente iluminar el manto de Tonanzin, y as hacer posible la vida.
Despus de verlo batallar, se acerc el dios a Agustn al que le dijo:
--Que buscas de m? Ya que no eres digno, por ser un cobarde, ya que permites que unos imbciles se burlen de ti. Yo no hablar contigo, hasta qu seas valiente,
y enfrentes a tus enemigos recuperando la dignidad.
El dios tal como apareci se fue, dejando a Agustn con la palabra en la boca. Pero se le apareci M icantecutli, el terrible dios de la muerte, y le orden que lo
siguiera, para que viera el destino a la muerte de los cobardes. As lo llev al inframundo, al rido M ictln, donde lo nico que haba era arena, rocas, y desolacin, ni
siquiera haba otra alma. As le dijo el dios a Agustn:
--Los cobardes pasan la eternidad en soledad. No vern a nadie jams, piensa que este castigo es el peor, as que ya ests advertido.
Al amanecer volvi a la sobriedad Agustn, y ah estaba don Cuco mirndolo en espera que regresara Agustn, y cuando volvi del viaje de inmediato le dijo el
chaman:
--Estbamos juntos viendo batallar a Huitzilopochtli, y te perd, y ya no te pude guiar. As que t viajaste solo. Dime hacia donde fuiste.
--M icantecutli, me llev al M ictln.
--Eso no debi haber sucedido, por qu t no estabas preparado para ir al inframundo. Espero que este viaje no te traiga consecuencias, de las que te puedas
arrepentir.

--Es tan grave conocer el M ictln?


--Es terrible, por qu creme, que ese es el lugar que a la mayora le tocar al final de su existencia, y te digo que no es producto de una alucinacin, sino que es un
sitio para le eternidad.
--Es el nico sitio para pasar la eternidad?
--Por supuesto que no. Tambin est el Cincalco, a dnde van los premiados, y sobre todo los valientes. Pero eso es para los menos, por qu hay que llevar una
vida digna. Por eso casi nadie ha logrado ir en un viaje al Cincalco, que es un paraso. Obviamente sin las cosas pusilnimes del paraso cristiano. En el Cincalco hay toda
clase de cosas bellas, y deliciosas mujeres, para perder el tiempo durante toda la eternidad. Ahora descansa, para que vuelvas a donde perteneces.- Le indica don Cuco.
Tal y como advirti don Cuco, no fue el mejor de los viajes para un novato en esas lides, y si de por s ya era solitario Agustn, se volvi taciturno, por qu seguido
las imgenes regresaban a su mente, y era obvio que como dicen muchos, que Agustn se qued en el viaje.
Por ese entonces Agustn ya haba abandonado la escuela, y era muy aficionado a las drogas. Pero lo que realmente provoc el abandono fue la burla, y el escarnio,
del que era vctima por parte de sus compaeros. Pero saba que deba tener valenta, y volver al colegio, para como dicen ser alguien en la vida. As nuevamente se
inscribi en la preparatoria de la universidad cercana a su casa, y bastante trabajo le cost el acudir el primer da de clases. Como era de esperarse los de la porra de
inmediato le decan linduras, acerca del naso.
Pas el tiempo, y los apodos, y la burla por su descomunal nariz no se hicieron esperar. Un da Agustn lleg a la escuela, y estaban los muchachos de la llamada
porra, los que en verdad eran pandilleros, los que abusaban de sus compaeros, y haba una decena de ellos en el patio, cerca de la reja de entrada, y que en verdad
estaban ah para burlarse de l. Sin embargo se acerc hacia ellos para enfrentarlos, y pedirles que ya no lo molesten ms. Obviamente el lder le dijo, que se aguantara,
dicindole narizotas, y otro le dijo con el apodo que ya le decan, el reno, y en ese momento sin decir agua va, Agustn saco una pistola automtica de catorce tiros, y le
pego uno en la frente al lder de los malandrines, y a los de al lado, alcanz a darle a seis, y los remat con el tiro de gracia. Los dems huyeron, as que guardo la
pistola, y con toda calma sali caminando, pensando en que si lo atrapaban, la consecuencia era pasar la vida en la crcel. Pero eso era preferible, a pasar la eternidad en
el M ictln y escucho la voz de Huitzilopochtli, que le dijo:
--Ahora si hablar contigo, e irs al Cincalco.

FIN

ALFREDO EL MUJE

Alfredo, es de esos, no dir hombres, que nacen en el lugar equivocado, porqu fue el ltimo hijo de una larga prole de puros varones, ya que tuvo cinco hermanos,
cuyo padre era un bragado norteo, de esos hombres dicotmicos, ya que por una parte eran digmoslo as mocho, y por otra un nacionalista chauvinista, el que odiaba
todo le que oliera a la llamada madre patria. El estaba orgulloso de parte indgena, y su admiracin por el indmito pueblo mexica, por lo que a sus hijos respectivamente
les bautiz, al primognito como Cuauhtmoc, a otro como Cuitlhuac, a uno ms Netzahualcyotl , otro Tonatiuh, y al ltimo, que por cierto le cost trabajo
encontrar el nombre, y lo llam M octezuma. Pero cuando escuch que haba sido cobarde, se arrepinti. Pero alguien lo salv, informndole, que cuando menos hubo
otro M octezuma, Ilhuicamina, el que fue un valiente huey tlatoani, y eso lo salv de su idiotez, y respir tranquilo, diciendo que el nombre se deba a M octezuma el
viejo, como tambin errneamente se conoca al flechador del cielo.
Alfredo era el nico que no tenia nombre autctono, y eso fue debido a que su sacrosanta madre, la que no se opuso a que lo hubieran bautizado con un nombre
nahuatlaca, sino que le rog a don Perfecto, como se llamaba el singular seor, que le permitiera llamar al futuro vstago, con el nombre de su finado padre Alfredo, y la
verdad ya don Perfecto no tuvo ganas de buscar otro nombre, y acept que el ultimo hijo se llamara igual que su suegro. Aunque de entrada desentonaba con los
nombres de dems hijos del matrimonio. Alfredito como le deca su madre, lleg tardamente, como alguien dira de chiripa, pues naci cuando ya Cuauhtmoc cumpla
veintitrs aos de edad, por lo que ya agarr cansados a sus progenitores de batallar con escuincles, y por dems la seora se qued aorando la nia, su mueca, para
jugar, y verse reflejada en ella. Por otra parte M octezuma ya iba a la escuela primaria cuando vio la luz Alfredo, por lo que de inmediato su madre lo consinti desde el
primer da.
Quizs harta su madre de tanto escuincle, y a veces por no tener nada que hacer, se diverta, como ella deca, vistiendo de mujer a Alfredito. Obviamente lo haca a
escondidas, evitando que don Perfecto se enterara. Pero de todas maneras esa situacin se present hasta que Alfredito tuvo que asistir a la escuela, y con todo dolor de
su corazn, su madre tuvo que llevarlo a cortar el cabello, como lo que era un hombrecito, y su madre con lagrimas en los ojos vio caer los bucles, y guardo un rizo de
los cabellos, como recuerdo de lo bonito que se vea Alfredito como su niita.
Cuando doa Chole lleg con el nio pelado, don Perfecto se Alegr, ya que por aos haba insistido que al nio lo pelaran como hombrecito, y al fin su deseo se
cumpla.
Como fuera, Alfredo fue a la primaria, donde se dio cuenta que le gustaba ms jugar con las dulces nias, que con los bruscos nios. Le fascinaba jugar ala comidita,

y al pap, y a la mam. Bueno todava por ese entonces l era el pap, pero era un padre como los que hoy ya abundan, porque, por igual cuidaba al beb de polmero,
como hacia la comida, y arreglaba la casa, como lo hacen ahora los masculinos esposos de la nueva generacin, y ya s que dirn que no tiene nada de malo ayudar a la
mujer, porque ella ahora tambin trabaja. Pero sin tener nada contra ellos, van en notorio aumento los que son como Alfredo. Bueno quizs han salido como dicen del
closet, cosa que tard en hacerlo Alfredito.
Como era lgico, conforme creca ms se le notaba que era feminoide, y su padre se dio cuenta, que quiz lo debi llamar Xochipilli, y como don Perfecto era
bragado, y muy macho, primero le dio un sermn diciendo:
--Dios nuestro Seor hizo a la pareja hombre y mujer, y eso es lo correcto, y como no le es agradable al seor otra cosa. Quien rompa su disposicin, se pudrir
eternamente en el infierno.
Por supuesto siendo mocho, pens don Perfecto en hablar con el cura, para que recapacitara Alfredito, y el cura le prometi hacerlo una digna oveja de su rebao, y
as Alfredito fue con el cura, y Alfredo pronto fue monaguillo, y se volvi una oveja del cura. Por supuesto su primera experiencia sexual la tuvo con el pedfilo
padrecito, el que se llev su virginidad al cielo. Bueno eso pens el cura.
Don Perfecto se dio cuenta, que ni los buenos consejos del prroco ayudaban a volver macho a su hijo, y decidi meterlo a una escuela militarizada, para que lo
hicieran un verdadero hombre, y se fue internado al colegio militarizado. Donde primero fue amante del profesor de disciplina militar, y despus de varios de sus
compaeros, siendo verdaderamente feliz en esa escuela, donde estudi secundaria, y preparatoria, y cada vez era ms afeminado. Ya aceptndose, en unas vacaciones
fue a Oaxaca, donde saba que en la M ixteca haba mujes, y que provenan desde tiempos ancestrales. En realidad fue para demostrarle a su chauvinista padre, que desde
entonces en ese M xico prehispnico, el que tanto admiraba don Perfecto, tambin haba homosexualismo.
Vio que en ese pueblo mixteco era un tanto normal que hubiera mujes, y eran hasta cierto punto un orgullo familiar, y as pudo andar quitado de la pena vestido de
mujer, y supo que no pocos de los hombres del pueblo perdan la castidad con ellos o ellas, y para demostrarle a su iracundo padre que no haba nada de anormal en ser
homosexual, film en ocho milmetros, y tom fotografas, para demostrarle que era cierto que haba eso, desde antes de la conquista.
Por supuesto que cuando confes su preferencia Alfredo, lo nico que logr, fue que su padre lo corriera de la casa, y as fue como lleg a la gran capital, y solo ellos
saben cmo reunirse con los mismos. El caso es que ms que pronto Alfredo encontr albergue, y pronto se ambient. Pero se aficiono a la motita, como ellos le decan,
y encontr su verdadera vocacin al estudiar para estilista de cabello, y pronto entr a trabajar en un prestigiado saln de belleza.
Por ese entonces Guadalupe la chaman, ya haba avanzado de estrato social, gracias a un amante que le proporcionaba dinero a montones, obviamente mal habido,
producto del latrocinio gubernamental, y ya se haba olvidado de los jvenes efebos, porque prevea para su vejes, y prefera quien le diera para el gasto, aunque
sacrificara el gusto. Pero lo que ella ignoraba por ese entonces, que gracias a la proteccin de la diosa Xocomo, la del sexo hmedo, su belleza sera eterna, porque su
deidad protectora la tena destinada para que a su muerte fuera al paraso del Cincalco, para darle placer a los valientes, los que en ese paraso pasaran la eternidad.
Obviamente que Guadalupe tena de sobra para gastar, por lo que acuda al costoso saln de belleza propiedad de un afamado homosexual, el que sala de contino
en programas de la cadena televisiva de cobertura nacional. Ah ella entabl amistad con Alfredo, el que la atendi una vez dejndola sensacional, y a veces se reunan
para comer en casa de ella, y as se enter de la vida y milagros de Alfredito. Por supuesto que supo del sainete con el que lo corri de su casa don Perfecto, y lo que le
caus hilaridad a Guadalupe, fue cuando le platic su singular amigo, que la corrida fue a causa de que a su mocho padre le confes, que el santo cura se haba llevado al
cielo su virginidad, y la risa se la provoc, cuando le dijo, que el cura pareca burro, y lo lastim, pero Alfredito aclar que se dio una venida sensacional.
De ese da naci una sincera amistad, y en ocasiones salan juntas, ya que Alfredito como muje, se vesta de mujer, y no faltaba que algn galn se les acercara, a lo
que Guadalupe de inmediato declinaba, pues no quera por nada del mundo perder su fuente de riqueza, y no arriesgaba. Lo divertido para ella, es que por boca de
Alfredo, se enteraba que fuera de dos ocasiones que lo madrearon por ser hombre completo, las dems a los ya calientes hombres, los que en realidad no lo eran tanto,
con gusto hicieron de todo con l, y fue cuando Alfredo le cont sobre su aficin a las drogas, y ya para ese entonces le confes, que inici con la motita, pero despus
se meti algunos cidos, y ahora le meta a la cocana.
A Guadalupe no le gust que su amiga fuera viciosa, y le hizo prometer que dejara las drogas, cosa que por supuesto Alfredo no cumpli, y por dems se agrav su
aficin por la cocana, aduciendo que la vida ya le pareca carente de sentido, porque estaba perdidamente enamorada de un mocetn, fuerte como un toro, de esos
machos de gimnasio, que no lo son tanto, y que saba que s se meta con gays. Pero a l no le haca caso por falta de dinero, y era tanto su amor por el tipo, que se
estaba desatrampando, abusando del alcohol, y de la coca, por qu solo as, le pareca que poda superar su pasin no correspondida por el arcngel M iguel, como l le
llam al efebo de sus sinsabores.
Un domingo por la tarde, despus de comer en casa de Guadalupe, al fin ella le confes que era protegida de la diosa Xocomo, y le pregunt, que si era cristiano, a lo
que Alfredo solt una carcajada, porque adems de que tenia resabios con el catolicismo, que hizo que su padre lo satanizara como demonio scubo, le record que su
primer amante haba sido el prroco. Entonces Guadalupe le dijo, que si le permita, lo guiara haca los dioses, y con ello se encontrara, y hallara paz en el alma, y si le
crea, de seguro M iguel se enamorara de l, y Guadalupe le ofreci que lo llevara al M ictln, a conocer su nahual, y le dijo que morira, y resucitara.
No confundan, con Alfredo no hara el sexo, pues como deca ella no era lesbiana, sino que la guiara tal como don Porfirio Linares la haba guiado a ella, porque, no
olvidemos que cuando ella conoci al gran chaman de Huitzilopochtli, l ya era un verdadero anciano, al que ya no le interesaba el sexo, y a ella la haba guiado en un
viaje de peyote, donde la llev al M ictln. Ella nunca haba intentado de esa manera conducir a un hombre. Bueno a alguien, a morir, y resucitar. Siempre haba sido por
conducto del acto con el que le renda culto a su deidad protectora, como los llevaba al rido M ictln.
Por supuesto que Alfredo se entusiasm, y pidi que lo llevara de inmediato adonde fuera, con tal de ser amado por el mocetn. Guadalupe le dijo que le era
imposible de momento cumplir lo ofrecido, ya que ambos se tenan que preparar, por qu era todo un ritual. Le explic que haba peligro, y en que en vez de volver
cuerdo, se podra quedar en el viaje, porque estaba involucrada la mezcalina del peyote. Alfredo le dijo que no crea correr peligro, porque varias veces haba viajado con
los efectos del acido lisrgico, y ella le explic que el viaje no sera recreativo, porque estaban involucrados los dioses ancestrales, y para eso cuando menos deba
conocer quines eran, y la cosmogona antigua, por qu de otra manera como lego, lo birlaran, y quedara de plano demente, y que entonces en lo que ella recordaba el
ritual que le ense don Porfirio Linares, ella le dira todo lo que saba acerca de la religin de los mexica.

El aprendizaje duro varias semanas, y ms por la curiosidad femenina de Alfredo, el que todo preguntaba, y quera explicacin lgica de lo inexplicable, y por su
parte Guadalupe tuvo que recordar el rito de don Porfirio. Pero eso no era todo el problema, sino que la condicin de homosexual de Alfredo le complicaba las cosas a
Guadalupe, porque lo que saba de las deidades antiguas, crea que ni las deidades femeninas, ni las masculinas protegeran a un gay, y los temores de que Alfredo se
quedar en el viaje, o que muriera sin resucitar, eran mucho ms elevadas de lo que haba credo, cuando a tontas y locas le ofreci morir y resucitar a su amigo. Tanta
fue la insistencia debido a la pasin desenfrenada que Alfredo senta por el tal M iguel, que suplic para que se realizara el difcil viaje al M ictln, hasta que finalmente
Guadalupe acept para realizar el ritual, y quedaron de verse en la casa de ella para haderlo.
El sbado a las siete, antes de oscurecer, lleg puntual Alfredo con varias biznagas secas de peyote, las que consigui discretamente en el mercado de hierbas
medicinales a precio de oro, y llevo las rojas pirayas, para comerlas licuadas con el peyote.
Primero Guadalupe subi a la planta alta de su casa, para realizar un ritual a su diosa protectora, rogndole que protegiera a su amiga durante el viaje, as lo dijo, y le
rog que comprendiera que ella por error de los dioses haba nacido en cuerpo de hombre. Arroj copal y ley las palabras rituales, las que haca aos le escribi Porfirio
Linares, las que eran una especie de peticin a los dioses para que aceptaran la muerte del viajero, y despus lo mandaran de nuevo al valle de lgrimas, que es este
mundo. Entonces se desnud frente a la efigie de la diosa Xocomo, y tomo a una mueca de plstico, y practic el siguiente ritual, para lograr que quedara bautizado
Alfredo, diciendo:
--M i seora, te ruego que hables con los dioses, interfiriendo por m, y por Alfredo, y les digas que nadie quiere engaarlos, y que en este ritual simblico.
Bautizar a ese hombre, limpindolo de toda inmundicia. Por lo que ruego que lo reciban en su culto, y la har de partera. Por lo que ruego que me den el nombre que
deba de tener en este mundo lleno de sin sabores, y de amarguras, al que bautizar, y que esta mueca ser su fetiche, donde realizar el ritual como si fuera agorera, y si
lo permiten, lo llevar al M ictln, donde despus si dan su venia resucitar, y ruego, que permitan que el parto sea feliz.
En ese momento Guadalupe tom un filoso cuchillo, y coloc la mueca fetiche, a la que previamente le haba pegado un ombligo de hule, el que era una especie de
tripa, la que cort simulando que se ha separado de su madre al nacer, y coloc la mueca en un lecho, y se qued en la mano con el ombligo, y lo cal con las puntas de
los dedos y entonces continuando una especie de ritual ancestral ella dijo:
--Este ombligo esta duro, y torcido el cual guardar, y al tercer da enterrar y ruego que al bautizado le otorguen los dioses una larga y feliz vida, y en especial te
pido a ti diosa Chalchitlicue, que limpies con tu vital liquido toda la inmundicia de este hombre que ya naci, y a ti Huitzilopochtli te suplico que me permitas romper,
y quemar antes del entierro del ombligo, las armas de guerra, con las que lo deberamos dotar, pero el por su designio no es a Alfredo, sino es Xochil, y en su lugar le
permitas que su existencia la consagre a otra deidad, pues l en verdad no naci guerrero, sino es una delicada flor, y ruego que ya que tu no lo puedes proteger por su
naturaleza, permitas que alguna diosa lo reciba, para que tenga una vida feliz en su condicin de flor.
Terminado de decir las palabras, con agua limpi el fetiche rogndole a Chalchitlicue la diosa del mar que limpie al bautizado, y lo ofrenda a los dioses Ometecutli y
Ometlecihuatl que es la pareja primigenia dual diciendo:
--Grandes teles, creadores de todas las almas, y que lo engendraron, ruego que lo acepten como es, una mujer en cuerpo de hombre.
Ella limpi el fetiche, y lo coloc sobre la cama con todo y el pequeo lecho para al tercer da acudir al jardn a enterrar el supuesto ombligo, para concluir el
ceremonial similar al bautizo mexica, el que relat el padre Duran.
Para concluir se volte hacia el incensario, y rog a la diosa Citlallatonac que le de fuerza a Alfredo para que vaya, y regrese bien del M ictln.
Concluido el rito Guadalupe baj, y de inmediato le dice a Alfredo que ya realiz el ritual, pero solo los dioses saben si lo aceptan y que est a tiempo para echarse
para atrs, si es que tiene alguna duda, porque el viaje que emprender no es para alucinar, porque en verdad ir al M ictln, y quizs a los dioses les moleste, por lo que
podra ser fatal.
Alfredo confirma su deseo de consumir las piedras de los dioses, y acompaa a la cocina a Guadalupe a preparar el brebaje, y una vez licuada la biznaga, regresan a
la sala donde ella apaga la luz, dejando tan solo la de una lmpara que poco ilumina el sitio, y Alfredo sin dudarlo ingiere en un vaso el contenido, y se recuesta en el
piso para iniciar el mgico viaje, en tanto ella le habla diciendo, que sentir que su cuerpo se elevar, y se separar de su cuerpo material, para entrar de frente a s
mismo, y que oir un chasquido, y al entrar estar en su propio M ictln.
Despus de un rato de casi dos horas el est escuchando, en tanto la voz de ella parece alejarse de Alfredo, y cuando inicia su mgico viaje, y al fin deja de
escucharla, es cuando siente elevarse despegndose de su propio ser, y de repente gira en ciento ochenta grados mirndose a s mismo, y cae flotando para entrar de
frente nuevamente en su propio cuerpo, y al hacerlo escucha un fuerte ruido como si rompiera una barrera, y entra por el umbral de imgenes al rido M ictln, el que
para l es rosa, y los colores van hasta el morado, y el magenta. Pero eso no hace que haya algo, tan solo mira un desierto y una montaa morada, y siente un deseo
irresistible de encaminarse hacia ella, por lo que inicia su andar encajndosele los pies en la arena, lo que hace penoso su caminar, y despus de un rato al fin llaga a la
montaa materialmente desfallecido, y se sienta en una de las rocas para descansar. En ese momento llega volando una oscura urraca, la que es su nahual, es casi negra,
de un morado subido, y se postra en una roca cercana para decirle:
--Eres valiente, porque te has atrevido a morir, a pesar de tu dualidad de hombre, y mujer. Pero descuida, los dioses no son como piensan esos extraos, que se
dicen cristianos, porque a los dioses no les interesa como hagan el sexo los humanos, eso es cosa de cada quien, y contigo digamos que los dioses as te hicieron, pero
ya debes saber que el dios que los crea es en verdad una deidad dual, el que es una pareja, pero es uno solo al que llaman por igual Ometecutli y Omecacihuatl, mas no te
confundas es una sola deidad. Es el dios que les da el alma, y a ti te toc una parte del dios dual, as que no tienes nada que temer, as te hicieron al darte cuerpo de
hombre, y alma de mujer. Ellos me han enviado a ti, para que veas cmo cambia mi plumaje, tornndose poli cromtico. M rame y es posible que t cambies el tuyo,
yo soy tu nahual, y tu deidad protectora es la pareja dual. Creme que ese efebo por el que suspiras, es tambin como t, pero quiere creer que no lo es, y justifica su
conducta pensando que lo hace por dinero, lo que es prostitucin. La verdad no es alguien que valga la pena, bscate otro, que hay muchos que se aceptan como son,
ten paciencia, y encontraras ese gay que te amar, no te empecines en tener a ese hipcrita, porque ese se casar con mujer, y la har infeliz, y a ti tambin. Esos son los
peores, y para ellos est destinado lo peor de est M ictln. Afronta lo que eres, y te dir algo, la valenta no est en medio de las piernas, y ya deberas saber que los

hombres, mujeres, y los que son ninguna, o ambas cosas, son cobardes cuando aceptan este mundo que lo controlan unos cuantos.
Por cierto, debo decirte que para ustedes tambin hay un Cincalco, un tanto vacio, porque desgraciadamente la mayora de los tuyos son cobardes y banales. Ya
conociste lo que la muerte te puede deparar, y de ti depende llegar a tu Cincalco, y aunque casi est vaco, no es rido como esta tierra, anda regresa por donde viniste,
que ya nada tienes que hacer en este sitio.
Alfredo emprendi el camino de vuelta, y lleg al umbral de imgenes, y sali como entr, elevndose, y abandonando su cuerpo, y ya elevado dio un giro de ciento
ochenta grados, teniendo la mirada fija en el infinito, pudo contemplar en las constelaciones a los dioses ancestrales, los que danzaron sobre los trece cielos, y
repentinamente cay sobre s mismo, entrando correctamente a su propio cuerpo, en seal que no se quedara en el viaje. Todava sigui en transe, vindose como tenia
senos y su viril apndice haba desaparecido, y despus de ver lo que no es, volvi poco apoco a la realidad, y ah a su lado estaba Guadalupe cuidndolo para que
tuviera un buen viaje. Ya repuesto Alfredo le agradeci a Guadalupe el haberlo guiado, y de inmediato le platic su experiencia, y le dijo que saba que cambiaria de
plumaje, y que ya no le importaba el mocetn, y antes de caer dormido tan solo le dijo a ella, me operar, y cambiar de sexo.

FIN

21 DE MARZO

Pepe M edina, es de esos hombres singulares, ya que tuvo la oportunidad de conocer a don Porfirio Linares, y no tan solo de eso, sino que de seguir, digmoslo as,
sus enseanzas. En realidad fue de aquellos que aseguran que haban muerto, yendo al M ictln, y por supuesto haban conocido a su nahual, y aseguraba que haban
resucitado. Por supuesto gracias a la gua de don Porfirio, el que les llev en un viaje de peyote. Sin embargo Pepe medina, continu con su vida despus de su
experiencia, sin penetrarse en la religin ancestral, como lo que era, un tipo normal.
Ese 21 de marzo, se despierta Pepe M edina y mira de inmediato el reloj, ya son casi las diez y media de la maana, pero el calor de Cuernavaca es sofocante a pesar
del ventilador de techo, el que enva rfagas de aire caliente. A Pepe le hubiera gustado dormir ms, pero sabe que ya no podr hacerlo, un poco por el sofocante calor, y
otro tanto, por la fuerte resaca que tiene, y decide ponerse de pie para ir en busca de una cerveza helada, para calmar la endemoniada sed que se carga. Va por ella, y en
su bsqueda al refrigerador, de paso mete a enfriar una botella de clamato, para despus beberlo en la terraza para asolearse. De paso se asoma por el ventanal, y por lo
que se da cuenta no hay una sola nube, en tanto le da un gran trago a la cerveza, y de alguna manera se siente mejor. Recuerda que este da entra la primavera, y es da de
asueto, y por esa causa fue el da anterior a dejar a su esposa e hijos al aeropuerto de la ciudad de M xico, para que pasaran unos das de vacaciones. Todos fueron en
autobs para evitar manejar, y cruzar el pesado trfico de la ciudad de M xico. Tan pronto abordaron, l sali para tomar el autobs nuevamente de regreso.
Llegando a Cuernavaca le llam a su amigo Jess, y fueron a beber unos tragos aprovechando que estaba solo, y como era de esperarse los tragos se convirtieron en
franca borrachera. Lo bueno que no traan auto ninguno, y apenas si recuerda cmo lleg a su casa. Bebe otro gran trago de cerveza, y sube al segundo piso para tomar
una ducha y refrescarse.
Sin pensarlo se introduce en la ducha con agua fra, o mejor dicho la ms fra que sale del tinaco negro que est instalado en la casa, y al que calienta el rayo del sol, y
como fuera, se aliviana, y cuando concluye de baarse, medio se seca para conservar lo ms posible la frescura en el cuerpo. nicamente se pone un traje de bao, y
unas chanclas, toma una toalla, y termina la cerveza todava sintiendo los efectos del cigarro, y la bebida del da anterior, por lo que decide ir al refrigerador a coger otra
cerveza, para irse a tirar al camastro frente a la alberca.

Cuando sale hacia la terraza del jardn, frente a la alberca el sol est en su apogeo, y pronto darn las doce del da, y sabiendo que hoy es el da del equinoccio de la
primavera, y da del natalicio de Benito Jurez. Pero tambin recuerda que al inicio de la primavera era tambin la fiesta del desollado, en honor al dios prehispnico
Xipetotec, una importante deidad del panten de dioses mexicas, ya que adems de ser la deidad de la primavera, era tambin uno de los cuatro dioses guardianes del
Tlaltipac. Se tira en el camastro, y le da un buen trago a la cerveza, la cual literalmente le sabe a gloria, si es que la gloria tiene sabor, y por alguna razn recuerda al viejo
Porfirio Linares, el que de que seguro pronto estar en el Cincalco, por qu si como deca l, lo protege Huitzilopochtli, a ese lugar ir a parar, y quizs por eso tiene
presente la fiesta del dios desollado, el que cada primavera cambia de piel.
M ira la hora en su reloj, y se da cuenta de que falta media hora para el medio da, y es la hora que muchos ya esperan, para segn ellos cargarse de energa positiva,
aunque nadie sepa para que. Bueno, pero del sol, en el da del inicio de la primavera han hecho un mito, y Pepe M edina sonre, y para cubrir sus ojos del molesto sol, se
coloca sus lentes oscuros, y despus le da un gran trago a la segunda cerveza, queriendo aliviar la espantosa cruda.
Se tiende al sol, en la silla, y cierra los ojos para esperar a que d el medio da, y recibir lo benfico de la energa solar de Tonatiuh, como le llamaban los mexica al
astro rey. Ya a gusto se pone a pensar en los ritos antiguos, y en los ritos solares, y piensa que quizs alguna ceremonia relazaran los mayas en Chichen Itz, donde
est la pirmide de Kukulcan, identificado con Quetzalcatl, y ahora todo mundo sabe que por fenmeno lumnico, la serpiente desciende al inframundo. Se da cuenta
que nadie ha explicado el simbolismo, si es que en realidad Kukulcan es quien baja al inframundo, y para qu. Pero por crearse ese fenmeno, se tiene esa creencia. Pero
ningn antroplogo a dicho eso, y menos ha dicho que quien en verdad desciende es el Tezcatlipoca negro, el dios de la materia, parte de la dualidad de la serpiente
emplumada conocida como Quetzalcatl, claro de acuerdo a la mitologa tolteca, la que de alguna manera adoptaron los mayas, o viceversa.
En fin son mitos populares, porque ni siquiera el sol era Quetzalcatl para los toltecas, y quizs ni la pirmide llamada del sol, sea en conmemoracin del ollin
yoliztli, el quinto sol de movimiento de los toltecas, y menos se puede asegurar que los das en que inicia la primavera, se le rindiera culto al sol, sino al dios desollado
Xipetotec.- Piensa Pepe
Pepe medina se da cuenta que cuando menos los nahuatlacos, y menos aun los mexica el 21 de marzo le rendan culto al sol. Sino el culto y ceremonial en esta fecha
estaba dedicado al dios que llamaban el desollado, el descarnado Xipetotec, el dios que se revesta cada ao con una nueva piel, significando el nuevo florecimiento del
manto de Tonanzin, la diosa madre tierra. Esos das era del ceremonial a ese dios, y a nadie ms, y se pregunta de dnde chingado, relacion Juan pueblo el culto
ancestral, con la dbil deidad solar.
En fin el pueblo quiere creer, creando una nueva fe. Pero la verdad es que ese da el ceremonial nahuatlaca se consagraba al dios desollado, iniciando con las danzas
que realizaban todos, tanto los nobles pipiltin, as como la plebe, llamados maceguales, y despus de danzar por horas, al momento en que iniciara la primavera en el
solsticio, los tlanemacas de Xipetotec iniciaban el gran ceremonial, el que consista en sacrificar aun pipiltin, de la estirpe de el primer rey Acamapichtli, al que despus
de arrancarle el corazn, lo desollaban quitndole la piel con filosas navajas de obsidiana, y ya desollado el guerrero, el tlanemaca principal, se colocaba la piel del
sacrificado, sobre las de los anteriores sacrificados, y para que se pegaran con la sangre coagulada el sacerdote nunca se mojaba. Por lo que Pepe M edina no puede dejar
de pensar en el hedor.
Como fuera, cada ao despus de sacrificar al joven guerrero, otro era escogido en su lugar, para que al ao siguiente lo mataran, claro que haba la promesa, y la
conviccin, de que el sacrificado ira al Cincalco, entonces se dice a s mismo:
--Bola de pendejos, solo van a darle en la madre a las pirmides.- Se pregunta, qu dira Porfirio Linares, acerca de esta nueva, y estpida costumbre.
Se coloca nuevamente los lentes para el sol, para evitar que el astro rey moleste su vista, y por dems cierra los ojos. Entonces piensa que hoy es da de asueto
oficial, y nada tiene que ver con la primavera, ya que realidad se conmemora el natalicio de Benito Jurez, el que fuera presidente liberal en el siglo antepasado, quien
enarbol la lucha en contra de los conservadores, los que trajeron al emperador M aximiliano de Austria, un Habsburgo.
Se da cuenta de de que el archiduque de Austria, M aximiliano de Habsburgo y Austria, como fuera, no era un completo extrao a M xico, ya que era pariente del
emperador Carlos primero de Espaa y quinto de Germania, y por dems sacro emperador. Entonces piensa en que el sacro emperador, les guste, o no, fue rey de la
Nueva Espaa, y de acuerdo a eso, algn derecho tena el fallido emperador M aximiliano, y como fuera, la teora europea de las sucesiones le daba algn reconocimiento,
baste pensar en la actual Espaa, en la que un perfecto extranjero es el rey, pero le bast para serlo con ser descendiente del rey Alfonso XIII, para ascender al trono
hispano, nombrado rey por el caudillo Francisco Franco.
Piensa en que est de acuerdo con el nacionalismo, y en que desde el punto de vista de los mexicanos, no tenan porque haberle ofrecido al archiduque de Austria el
trono mexicano.
En fin, hoy piensa en que es da conmemorativo del indio en apariencia Jurez, porque en verdad slo eso tenia de autctono. Apoy las leyes de reforma, y entre
ellas la llamada ley lerdo, de desamortizacin de tierras ociosas, la que la perversidad de los polticos, ha llamado ley de desamortizacin de bienes eclesisticos.
Es perverso, y torcido ese argumento, porque la desamortizacin fue para todas las llamadas corporaciones, y fueron consideradas como tales, las comunidades
indgenas, y les tomaron sus tierras, para venderlas en pblica almoneda.
Todos callan que indio, come indio, por qu esa ley jodo a las comunidades indgenas de esta nacin, propiciando el acaparamiento de tierra en unas cuantas manos.
Eso era tambin el liberalismo juarista, acto que directa o indirectamente provocara otra guerra, la revolucin.
Jodo indiscutiblemente al indio, pero de eso no se habla en los crculos polticos, en los que Jurez por decreto, no nicamente es benemrito de la patria, sino de
las Amricas, aunque en Colombia, Brasil, Venezuela, Chile, y Argentina, ni sepan quin fue el prcer mexicano.
En verdad se da cuenta Pepe, de que el llamado Benemrito de la Patria no una, sino dos veces, era su alteza serensima don Antonio Lpez de Santa Ana, y se
convence que a Benito Jurez lo llaman en M xico Benemrito de las Amricas. No con el nimo de repartir a Jurez, si no de que no se confundiera con el singular
once veces presidente de la repblica, el que era veracruzano, criollo, y patriotero, y as que en vez de ser tan solo Jurez Benemrito de M xico, lo elevaron a de las
Amricas, y todo por dscolos. Lo hubieran llamado as, benemrito, pero del mundo, o del universo. Piensa en que si hiciera pblico lo que est pensando, los

chauvinistas se le iran a la yugular, por lo qu, eso si los prceres para la mayora son intocables.
Pero la verdad no puede Pepe negar su patriotismo, pero sabe que tambin fue poltico, y como muchos mexicanos no creemos en ninguno, sea del presente, o del
pasado, y por supuesto del futuro. Piensa en l como hombre de su tiempo, y lo que le toc sortear en este pas de crisis eterna.
No cree Pepe en todo lo que dicen del indio Jurez, y pensando en la partidocracia, la ineptidud, la grilla, y la corrupcin, sabe que muchos no quieren a los
polticos de ningn partido. En fin decide dejar sus disertaciones de lado, y simplemente piensa en el M xico actual, y compara al pas inevitablemente con cualquier
aspecto del pasado.
No puede evitar recordar los tiempos de su infancia, y se acuerda que desde el knder se exaltaba en los 21 de marzo a la figura indgena del pastor de los chivos, y
borreguitos, del que decan el que a base de tenzn personal logr ser presidente, primero de la suprema corte de justicia, y por renuncia de Comonfort, lleg a ser
presidente substituto de la repblica.
Por supuesto que Jurez no fue por mucho lo que dicen en las escuelas, ya que para encumbrarse recibi apoyo del criollo M aza, y hasta logr casarse con doa
M argarita, pariente de ese hombre, y tambin recibi ayuda de su to el licenciado Garca, y se convirti en lder del llamado partido liberal, anhelando copiar el sistema
gringo. En fin lo que piensa, es que en sus tiempos se exaltaba el indigenismo de Jurez, aunque piensa, que el prcer en realidad era el ms criollo de los indios, o si se
quiere el ms indio de los criollos. Eso le hace pensar en el presidente gringo Obama, quien al parecer es el ms negro de los blancos, o el ms blanco de los negros.
Como fuera, se recuerda, y se conmemora, el natalicio de Jurez, pero ante todo se le exalta por indio. Quizs para hacernos creer que en la sociedad mexicana existe
igualdad. La realidad es, que esto cada vez est ms lejano de acontecer, el indgena es marginado, y no pocas veces despreciado. Pepe esboza una sonrisa, al pensar, que
pblicamente y sobre todo los polticos se ufanan del mestizaje, pero todos los no indios puros, aducen, o tratan de demostrar, la pureza ms, o menos, de su sangre
europea, o de cualquier otra parte, menos de la indgena, eso es parte del surrealismo mexicano.
Pensando Pepe en este da, le resulta obvio, que de algunos aos para ac, se inici la desmitificacin de todos los prceres nacionales, humanizndolos, pero sobre
todo la de Benito Jurez, y esto es una realidad.
Pepe se acuerda, que en sus tiempos de infancia haca figuras de plastilina del indio pastor, y hoy desde el jardn de nios, en los das previos al 21 de marzo, los
infantes son llevados a desfilar por las calles, no disfrazados de inditos, sino de abejitas, pajarillos, mariposas, o de flores. Deban disfrazar a alguno como burro en
primavera, algo ms alegrico. Piensa, y sonre por su soez ocurrencia. Pero sabe que es cierto, ya que del culto juarista, se ha pasado a los cultos paganos en la
primavera, ya que de Jurez hoy los nios no saben ni madres. Es cierto, ahora se da paso a festejar la llegada del revestimiento de la tierra, y piensa en que somos tan
llenos de estulticia, que ni siquiera evocamos al dios mexica Xipetotec.
Pepe M edina, ha visto a los nios curiosamente sin motivo alguno disfrazados, cuando menos deban rendir en serio culto a la pre hispanidad, no como lo hacen
hoy los connacionales, yendo a joder los templos prehispnicos, los que no admiran, ni se preocupan por saber algo, subiendo a las pirmides como desaforados,
causndoles dao.
En verdad piensa en cmo se habr esa estpida neo costumbre popularizado, aunque parezca idiota, la conjuncin entre invetrata, y novedad, no se sabe quien
puso la moda de ir el 21 de M arzo a disque cargarse de energa solar, ni siquiera es un culto a Tonatiuh, o a Tonanzin. Entonces se dice a s mismo:
--En verdad como diramos en castizo, es una reverenda mamada. De inmediato se pregunta, quin habr sido el obtuso al que se le ocurri esa babosada revestida
de indigenismo, costumbre, que por desgracia cada vez se arraiga ms, y por lo tanto el patrimonio histrico recibe el embate agresivo de miles de idiotas, los que van
asolearse intilmente, entonces se dice:
--El sol el sol sale para todos.
Piensa en que hay que poner un alto a esa entupida e ignorante manifestacin de nacionalismo chauvinista. Entonces se imagina a los egipcios hartos del sol y calor,
subiendo a la pirmide de Keops para tomar energa. La verdad se debera de cerrar los centros arqueolgicos todos los 21 de marzo.- Se convence
Se da cuenta que alguien le dijo, que toda esta barbarie inici con la difusin televisiva del fenmeno luz, y sombra, el que se manifiesta en las escalinatas del templo
en Uxmal a Kukulcan, el que por efecto preciso de los rayos solares, en conjuncin con sombras, hace descender a la serpiente emplumada al inframundo, el que nada
tiene que ver con el M ictln nahuatlaca.
Piensa que el fenmeno es una maravilla, y un atractivo turstico, y si alguien lo quiere ver en vivo, y a todo color, deberan cobrarle lo mismo que se cobra en el
sper bowl y publicitarlo, poniendo butacas, y hot dogs, a precio del estadio de Dallas. Sabe que lo pagaran, y as ayudaran al raqutico presupuesto del Instituto
Nacional de Antropologa e Historia, el que se gasta ms en salarios, que en recuperar sitios prehispnicos.
Pepe tiene ya varios aos viviendo en la misma casa, que por lo que est cociente que est muy cerca de Xochicalco, y sabe que hoy es de los pocos das que lo
visitan en tropel. Ni siquiera sabe nada toda esa gente de los elementos sincrticos que decoran las edificaciones, donde posiblemente convergieron diversas culturas de
M esoamrica. Entonces recuerda que los mexicanos, por cierto somos mesoamericanos, no norteamericanos, lo que se deba de aclarar el gobierno, ya que se dice sin
causa justificada, que tambin somos norteamericanos, por qu M xico est ubicado al norte del Ecuador. Pero ya es tiempo que lo aclaren, diciendo que en realidad
somos M esoamrica, para que con no haya confusin, y no nos lleve a que los gringos nos chinguen la otra mitad del territorio.
Pepe medina mira su reloj nuevamente, y sin quererlo est pendiente de que entre la primavera, y todava faltan quince minutos, y ya est hasta la madre de sol.
Entonces piensa que a Xochicalco acudieron del norte, y del sur, a poner el tiempo solar en orden. Por lo tanto Xochicalco es la ciudad del tiempo perfecto, ya que a las
doce en punto, cuando el sol est en el azimut, se ilumina la cueva por el paso del sol, el da en que entra la primavera, lo que no forzosamente es el veintiuno de marzo,
por cierto.- Recuerda.

Lo anterior, no es impedimento para que la creencia popular haga que se engenten las zonas arqueolgicas, por vidos en cargarse de energa positiva, segn ellos
claro.
Lo que le resulta difano a Pepe, es que por alguna razn desconocida, el pueblo les da la categora a las zonas arqueolgicas, de sitios telricos. Entonces se dice:
--Si sern pendejos, porque si algn sitio tiene simbolismo, es la ciudad de M xico, y ms aun el zcalo, ah deban ir a asolearse. Se les olvida que Tenochtitln, fue
llamada as por ser el lugar donde el nopal crece sobre la roca, fue el sitio que destin Huitzilopochtli para asiento de los mexicas.
Podra pensar en todo el simbolismo, pero se da cuenta de que su cruda no se lo permitir, por lo que de otro trago acaba la cerveza, y para curarse de una vez por
todas de la fuerte resaca, decide levantarse para prepararse un clamato, con generosa porcin de tequila. Sabe que slo as terminar con ese malestar, por qu ni con la
sudada que est dando, mejora.
Se apresura para servir el clamato en una jarra, y le exprime limn, y le aade salsa inglesa, pimienta, sal, y le pone una generosa porcin de hielo, y busca una
botella de tequila, y finalmente toma un vaso, y un caballito tequilero, y con prisa vuelve al sol, y retoma su disertacin pensando en que estaba en Xochicalco.
Sabe que la ciudad del tiempo perfecto, est a menos de quince kilmetros en la lnea recta de su casa, y piensa en la zona arqueolgica. Entonces sonre, y piensa en
que si fuera verdad que el sol del cenit de ese da, en que est a punto de entrar la primavera, algo de esa energa le tocar, y sin quitarse de donde hay sol, se sirve en el
vaso la mezcla que prepar, y le pone al vaso un buen fajo de tequila, y dice en voz alta, salud, levantando el vaso, para dedicarle su brindis a Tonatiuh aadiendo:
--Por qu esta energa me alivie la cruda.- Aunque sabe que ser el blody tequila con que lo lograr
Despus de darle un buen trago a su bebida, se sienta nuevamente ofreciendo su cuerpo a los rayos del sol, y se queda en paz. Sin embargo al estar todo en silencio
alcanza a percibir el punchi punchi, el que algn inconsciente vecino tiene puesto en su aparato de sonido. - Debe de ser un escuincle. Piensa. Quizs fuera mejor
escuchar un montono ritmo prehispnico, ya que ambos ritmos tienen algo de primitivo, aunque los chavos estimen lo moderno su montono punchi.
Quizs ese mantra, le lleva a pensar en la fiesta del desollado, y qu bueno que se les ocurri cargarse de energa, en vez de celebrar como lo hacan los mexica. En
realidad el 21 de marzo en M xico Tenochtitln, se realizaba la ceremonia del desollado en sacrificio a Xipetotec, y piensa en que deban de desollar al inconsciente
chamaco que esta interrumpiendo la paz con el montono ruido. Sin embargo con el efecto tequila est ya mejor, y piensa que quizs le agrade a Tonatiuh el montono
sonido, y as recuerde que alguna vez a Xipetotec la bailaban con algo parecido por horas, como el que le tocaban a don Porfirio Linares sus indios el da de su
cumpleaos.
Nuevamente mira el reloj, y la hora marca, que ya que est a punto de que el sol este el cenit, faltan unos minutos para el medio da, y no siente ni una pisca de
energa, tan solo piensa que se pondr severa quemada, por efecto de los rayos solares, y pura madre de energa benfica obtendr.
Decide aguantar diez minutos antes de colocarse a la sombra, ya que estpidamente piensa en que nada pierde, y se pone atento al reloj, y bebe otro buen trago del
tequila mezclado, el cual ya empieza a traerle efectos benficos, la cruda est desapareciendo, o ser la energa solar.- Sonriendo se pregunta.
Rpidamente el sol se acerca al azimut, donde esta exacto el centro ideal de la bveda celeste, y se pone de pie levantando los brazos sintindose en realidad
estpido, por imitar lo que hacen los dems que van a cargarse de energa a Xochicalco, y ni pizca de energa benfica siente en su ser, y solo aumenta la sensacin de
que se est poniendo una buena quemada. Pero se conforma con saber que tomar color. As permanece dos minutos, y ya harto de sol se va finalmente a la sombra,
toma su coctel, y bebe, lo deja, y se arroja a la piscina, a la que le da dos vueltas nadando, y sale refrescado para sentarse en la silla a la que le da sombra.
Ha realizado el rito, y como fuera, la combinacin cerveza, tequila, sol, y agua, le han quitado la espantosa resaca, y para concluir su personal rito, le da las gracias a
Xipetotec, por hacer crecer la cebada, y el agave, a Tonatiuh por iluminarlo, y darle su energa. Pero est de magnnimo, y tambin se la da a Tlloc, por permitirle llenar
la piscina, y a Tonanzin, por permitir la vida, y a todos los dioses ancestrales, porque al fin desapareci la resaca que lo agobiaba, recordando que son los cuatro
elementos alqumicos, y los bendijo como le ense don Porfirio Linares
Pepe ya ms animado se sirve ms blody tequila, y ya est de estupendo humor, y con eso su pensar se vuelve positivo, y se da cuenta de que al pueblo mexicano le
encanta el peregrinar. As lo dice el llamado cdice Ramrez, donde se hace la crnica de que los mexicas peregrinaron por trescientos cincuenta aos para llegar a
Tenochtitln, al lugar del ombligo de la luna, M xico, por M eztli Xitli Co, que los romnticos dicen que eso significa precisamente.
Entonces recuerda, que peregrinaban las siete tribus nahuatlacas al santuario de Tonanzin, nuestra madre tierra, cada 21 de diciembre, yendo al cerrito del Tepeyac,
donde se le renda culto a la madre tierra el da del solsticio de invierno, en que terminaban los cinco das fatales e iniciaba el nuevo ao, y el cerro del Tepeyac, el que era
un sitio sagrado, al que oleadas de peregrinos prehispnicos iban ese da a rendirle culto a esa deidad. Entonces se da cuenta de la perversidad del conquistador espaol,
el que para cristianizar a los indios cambi ese sitio de culto ancestral a la Tonanzin, ya que el obispo fray Juan de Zumrraga decidi que apareciera la virgen morena de
Guadal-lupus, trada a estas tierras en su estandarte por el capitn Hernn Corts, y as fue como la virgen morena de Cceres, que era ya la virgen de la reconquista de
Espaa de manos de los moros, se convirti en la virgen de la conquista de M xico, apareciendo milagrosamente diez das antes del da del solsticio de invierno.
M xico pas de peregrinos. Se dice a s mismo. Sabe que de seguro estn llenos los sitios arqueolgicos, para efectuar ese moderno ritual de cargarse de energa
solar, el que l mismo sin saber porque, acaba de realizar, dndose cuenta que fue un pendejo.
Decide tomar adicionalmente un tequila solo, acompaado de sal, y limn, y como cheiser el blody, y est seguro tomara nivel. En realidad no tiene nada mejor que
hacer, y si se le pasan los tragos mejor, para irse a roncar la mona, a pesar del calor.
Sintindose aliviado, se pone a pensar en los aos anteriores al dos mil doce, en que muchos filsofos del apocalipsis, hablaban del final del mundo, evocando el final
del ciclo solar. Inclusive se filmaron innumerables programas por cadenas gringas, las que tienen canales de televisin disque culturales, pasando innumerables
programas acerca de una inexistente profeca maya del fin del mundo, y sin ninguna base, se deca que la rueca de los katunes presagiaba el apocalipsis maya, y que por

lo tanto el fin del mundo acontecera ese 21 de diciembre del 2012. Fecha en que terminaba, e iniciaba el ao prehispnico. Ese el da, era precisamente el de la madre
tierra, la Tonanzin, la madre de todos. De seguro el Nicam Mopohua que relata las mticas apariciones de la Guadalupana, tom en cuenta que el Tepeyac era el sitio
telrico de la deidad de Tonanzin. Piensa Pepe M edina en la rueda de los katunes, la que en aos anteriores al 2012 dio origen a novelas apocalpticas de pseudo mayas.
El cdigo Da Vinci, y la literatura creada por Dan Brown, han trado novelas de misterio oculto, descubrir los arcanos hermticos, eso es lo que vende, y lo que se
publica.
No es malo, la literatura es amplia, y es vlido, y si la gente lee es mejor. Pero lo malo es que muchos pseudo escritores se aprovechan de verdaderos cultos
ancestrales, para escribir novelas fantsticas, las que la gente toma como verdades, y la irrealidad es lo que se vende y se lee.
Se da cuenta que a la gente le gusta que le mientan, y en vez de conocer la verdad de las culturas ancestrales, prefieren los mitos, ya que en realidad esa rueda de los
katunes marca el final de un ciclo, y comenzar otro, y ahora que el mundo contina, solo puede decir que vallan al demonio los heraldos de la destruccin. La rueda de
los Katunes se refiere a un quinto de la rbita del sol, y se concreta al quinto sol, el del movimiento el ollin yoliztli, relacionado en la mitologa tolteca y maya, y sabe
Pepe que haba interrelacin ente mayas, quiches, y toltecas, y la prueba de ello es precisamente Xochicalco, donde convergan los sabios de esas tribus prehispnicas.
Eso deban de aprender, en vez de estarse hacindose pendejos, tomando disque la energa solar. M ejor deban aprender la cultura de esos pueblos, y comprender, que
es increble que con una especie de baco prehispnico, esos pueblos ancestrales, hayan conocido tanto del cosmos, y lograr clculos tan precisos del tiempo, y del
universo.
La verdad es que la fecha 21-12-2012 que fue, como dicen los jugadores de domino capica, fue simplemente casualidad, debido al calendario gregoriano, lo que hizo
que esa cifra convergiera con ese pasado da, y fuera una referencia al ordenamiento csmico, que tuvo la luna respecto a la tierra, y est en relacin al sol, y el astro
rey, que estuvo alineado justo al centro de nuestra galaxia la Va lctea. La precisin es admirable, el pueblo mexicano en vez de andar peregrinando este da, debera
mejor aprender, en vez de crear cultos pendejos, los que no tienen ningn sentido.
Pepe para no deprimirse con la estupidez nacional, bebe otro tequila, y lo baja con el blody, y se da cuenta que el vecino ha subido el volumen de su aparato,
continua con su punchi punchi y piensa que cuando menos no fue a darle en la madre al patrimonio cultural, y qu bueno que se estn poniendo hasta la madre,
porque escucha los gritos de los chavos, los que de seguro estn en la alberca divirtindose, aprovechando el largo fin de semana.
Pepe M edina contina su propia disertacin, pensando en que es admirable, que se hayan dado cuenta los prehispnicos mayas de que ocurrira ese fenmeno
csmico de la alineacin, y que ideticamente haya sido esa fecha el punto de inicio de otros veinticinco mil y pico de aos, en que el sol tardar en regresar al punto de
partida del 21-12-2012.
Pepe se pregunta, si en verdad inici un sexto sol, como decan los toltecas, ya que en ese pasado da del ao 2012 los toltecas segn su leyenda y conocimiento
csmico, el sol termin de dar su milenaria orbita, por lo que fue el final del sol de movimiento, al que llamaron ollin yoliztli, terminar. Se da cuenta que de aquella
leyenda tolteca de los cinco soles, a la que alude el centro de la piedra votiva al sol, conocida popularmente como calendario azteca, no se menciona de que podr ser el
sexto sol, en que inici la nueva orbita el astro rey. Entonces recuerda que ha ledo que el sexto sol es de esperanza, y que vendr una nueva era de iluminacin para la
humanidad, en la cual en verdad evolucionaremos, porque de seguir igual todos seguiremos siendo, lo que somos.
En verdad por lo que est viendo Pepe, el mundo est peor cada da. Ya cay el socialismo, y el capitalismo est en crisis, si es que puede haber crisis en un sistema
deshumanizado, y por lo que se puede percibir, el futuro no traer un cambio, y se convence que ese nuevo sol en verdad es el sol del caos. Se deprime pensando en que
hubiera sido preferible, lo que afirmaban los apologistas de la destruccin, ya que por lo que ve no hay, ni habr, cambio en nuestra conciencia, y est convencido de que
es preferible un espantoso fin, que un espanto sin fin. Entonces quiera el Creador que pase una, u otra cosa, y ruega porque no todo siga igual.
Ve su copa de tequila est vaca, la llena, y dice salud, y piensa porque ese 21 de diciembre dos mil doce, el que no trajo el fin del mundo. Pero cuando memos trajo
la esperanza, de un nuevo sol que cambie nuestra realidad y aspiraciones. Entonces piensa:
--Soy un romntico, no cabe duda.
Corrige, dicindose que ms bien es un iluso, por qu la verdad, es que sabe que el mundo todava tiene para rato, pero que todo es una leyenda producto de la
cosmovisin ancestral, y el sol sigue su rbita, la que seguir todava por impensables milenios. No finaliz, ni inici otro sol, ni una nueva era de iluminacin, la que no
vendr, mientras el hombre sea lo que es, un esclavo de sus propios deseos, el que explota este sistema inhumano, y por dems si algn sol devino, es el sol de caos.
Pero especialmente los rayos del sol iluminan el catico y mutilado pas que tenemos, y piensa en que ese sol de caos, en realidad est presente en nuestro pas desde
hace casi ya quinientos aos, ya que faltan apenas poco tiempo para conmemorar el descubrimiento de M xico, por el capitn espaol don Francisco Hernndez de
Crdova, en que apareci en el cielo de nuestro pas el sol de caos.
La verdad, se piensa que el pueblo de Huitzilopochtli era virtuoso, a pesar de que ramos canbales, pero se piensa que haba decencia, aunque fuera un opresor
imperio, lo que fue el origen de que los dems pueblos sojuzgados se unieran al invasor espaol. Nos gusta pensar que somos mexicas, cuando el pueblo de la guerra
prefiri inmolarse, a la indignidad de ser sojuzgado, y por supuesto que Pepe M edina sabe, que nadie en este pas tiene ese orgullo mexica de pueblo indmito, sino los
que estamos aqu, en verdad somos tan serviles, y culeros, que no debamos llamarnos con el nombre del pueblo que sucumbi ese trece de septiembre de 1521.
Pepe reconoce que en este golpeado pas, las cosas previsiblemente irn de mal, en peor, por qu la corrupcin es la constante, y la justicia se vende al mejor postor,
y el verdadero caos est en el sistema judicial, con jueces veniales, y por dems ignorantes. No olvida Pepe, que un pas sin justicia, est condenado al fracaso. En ese
momento recuerda cuando don Porfirio Linares le dijo, que los dioses mexicanos murieron con los mexica, el da que cay Tenochtitln, y que no haba ningn
descendiente de ellos, sino ahora tan solo haba una raza mestiza de serviles, y cobardes. Se da cuenta, que la realidad que percibe es peor que la resaca que tenia, por lo
que trata de animarse tomando otro trago de tequila, pensando que es preferible emborracharse, que pensar en el futuro del pas.

Fin

SILVIA

Roberto aunque estaba fascinado con Guadalupe, por qu con ella haba tenido el mejor sexo de su vida, pero estaba consciente de que como todo lo que inicia acaba,
y por esa razn nunca dej de tener otras amantes. En su ser haba algo ya perdido por muchos, ya que amaba la libertad, aunque rayaba en el libertinaje.
Roberto haba conocido a Guadalupe, al toparse con ella en un supermercado, y cuando la mir a Roberto, le hirvi la sangre, y si algo tenia l es, que si alguna mujer
le atraa, no dejaba escapar la oportunidad de hacer por ella, porque en su vida pareca que tan solo era importante fornicar, y esa morena que vio, encendi su deseo. La
sigui para buscar el momento preciso para hablarle, y ms que era una mujer mayor que l por algunos aos, y deba parecerle interesante, y no un escuincle. Roberto
tena mucha seguridad que transmita a las mujeres, y de ah su xito con ellas. Entonces vio que Guadalupe se acerc al anaquel de los vinos, y ese era el momento de
acercrsele, para entablar una disque conversacin casual, y cuando ella vea las botellas indecisa, Roberto se acerc, y de inmediato le sugiri un vino tinto de la Ribera
del Duero, prometindole que tendra una grata sorpresa. Como fuera, haba logrado llamar la atencin de la voluptuosa mujer, la que evidentemente era lega en la
materia, y aunque l no era experto, en su casa se coma siempre con vino, y conoca algo acerca de ellos, y para darle otra opcin, le pregunt que si era para alguna
ocasin en especial. Guadalupe minti, porque Roberto por esa seguridad le haba gustado, y le dijo que no, que quera comprar algunas botellas para guardarlas, para
abrirlas en una ocasin especial. La verdad era, que las quera para halagar a su amante en turno, el que se desviva por ella, y la halagaba comprndole valiosos
presentes.
Roberto le escogi media docena de vinos, ponderando sus virtudes, y ella sin ms le dijo que si aceptaba cenar con ella para degustar alguno, y quedaron de verse en
su casa, para cumplir el compromiso, dndole su telfono ella.
La cena se dio, y ella quiso saber ms acerca de l, por qu, tena evidente inters en Roberto, y l con sinceridad dijo quien era. Pero al preguntarle por sus
aspiraciones, sabiendo que podra decepcionarla, confes, que no aspiraba a nada, ni quera nada, y no trabajara para este absurdo sistema que consume al individuo.
Sin embargo dijo que ya haba acabado su carrera, y que andara de vago, inclusive le dijo que acababa de regresar de un largo viaje por Estados Unidos, donde no hizo
nada ms que andar de vago, y aclar que era una especie de existencialista pragmtico, y que se concretaba a recibir lo que la vida le ofreca, y para no dar ms
explicaciones hizo que ella hablara de quien era, exigiendo reciprocidad.
Guadalupe que no daba crdito a lo que escuch, decidi sincerarse y, le dijo que ella tambin reciba lo que la vida le ofreca, pero quien se lo proporcionaba era su
diosa, a la que le renda culto, y al escuchar la palabra diosa, Roberto que era de plano ateo, le interrog que en quien ella crea, y le explic, sin especificar nada acerca
de Xocomo, que Guadalupe era una especie de sacerdotisa, de la religin ancestral de los mexica.
Roberto a pesar de su edad, haba tratado ya muchas mujeres, y algunas marihuanas, a las que se fornic, las que hablaban de religiones ancestrales relacionadas con
el lamasmo. Por lo que sonriendo le pregunt, con que se atacaba, refirindose a las drogas, y ella sonri y dijo que con nada, y que en realidad ella, no es que creyera,
sino que haba comprobado le existencia de esos dioses. A Roberto le pareci divertido, y la nica virtud que l tena es que lea invariablemente, por lo que saba acerca
de los mexicas, y de su religin. Entonces habl acerca del extenso panten de dioses ancestrales, y de su cosmogona, con lo que sin querer, logr que se admirara
Guadalupe, y tuvo que aclarar que tres cosas haca en su vida, ir al gimnasio, leer, y vivir, lo que fuera que se le presentara, sin un plan preconcebido.
Desde ese momento Guadalupe lo dese ms, solo faltaba preguntarle que si estaba dispuesto a morir, y resucitar, y como era de esperarse, con esa cachaza, le
contesto que s. Pero hacindole el amor, porque le pareca que ya la amaba. Cosa que en verdad senta, no nicamente con Guadalupe, sino con cualquier mujer bella,
que hiciera caso a sus pretensiones. Ella lo mir, y se dio cuenta de que ella en verdad estaba como poseda por l, y tuvo que decirle que lo de morir, y resucitar era en
serio, y que no temiera, porque ella le mostrara el camino. l insisti, y le dijo que saba que morira, o cuando menos eso deseaba, pero hacindole el amor. Ella sonri,
y le repiti que si lo haca con ella en verdad morira pero resucitara, y l se puso de pie, y fue a su lugar, le dio la mano, y la levant, al tiempo que le deca
simplemente:
--Es un trato, y le bes.
En verdad que ella contra su costumbre, esa ocasin dese que ese chavo le hiciera el amor, y se dejo llevar, hasta que estando como estufa por los besos, y las
caricias puso un alto, para decirle que subieran y que sera suya. Pero le advirti que era verdad que morira frente a la imagen de su diosa, y el sonri, y la tomo de la
mano llevndola a la recamara. Subieron las escaleras, y ella le indic cual era la habitacin, a la que llam su templo. Entrando encendi la luz, y Roberto vio la enorme
cama tendida con sabanas rojas, y con curiosidad vio la escultura de la diosa, a la que l identific de inmediato, como la diosa del sexo hmedo, por lo que dijo Roberto
en voz alta. Te vamos a rendir culto. Con lo que desarm completamente a Guadalupe, la que se puso frentica, por lo que ella se le acerc besndolo lascivamente
querindolo devorar. Ambos se acariciaban como posedos por un frenes desconocido para ambos, y se desnudaron, quedando ella en un coordinado beige claro, y l en
su trusa, y la admir, por qu en verdad era la voluptuosidad hecha mujer. En tanto ella admir al hombre, y aunque era delgado, estaba perfectamente definida su
musculatura, y lo que ms le satisfizo, es que Roberto era un hombre bien dotado, y eso acrecent su deseo, y como felina en brama se acerco a l, para llevarlo a su
cama, y Roberto sac su experiencia calmndose, y recorrindola con su boca, poco, apoco, sin dejar de besar, morder, y lamer, ese esplendido cuerpo de ella, hasta que
hizo alto, y beso sus entraas, hasta casi hacerla desfallecer, y ella ya no pidi, sino suplico ser poseda por l y, apenas si alcanzo a coger una almohada, la que le
coloc en el trasero de ella, pues l quera tocar sus entraas. Apenas Roberto entraba, cuando ella levant las caderas para hacerlo entrar hasta el fondo, y ella inicio a
terminar por primera vez, y cuando se percat Roberto, hizo que se vaciara completamente, y l continuo hacindolo, sabiendo que le tocaba lo ms profundo de su ser,
y ella despus sinti que reiniciaba, y le pidi con vehemencia que lo hicieran juntos, y en ese momento ambos gritaron, y l sinti la descarga desde su columna
vertebral. Pero continu dando lo suyo sin parar, hasta que sinti que l completamente se sala por el sexo, y se vio en el rido M ictln. Pero no estaba solo, ah junto a
l estaba Guadalupe, y ambos haban muerto, pero sin decir nada, porque las palabras no se escuchan en esa tierra, y ambos se adentraron en el ocre, y desolado lugar.

Andando, llegaron a la montaa elevada, y hacia un calor insoportable, y de un momento a otro escucharon, no en sus odos, sino en s mismos, las palabras del nahual
de Roberto, el que era un esplendido coyote, que les dijo:
--Roberto tu eres como yo, no te puedes resistir al aroma de una mujer en brama, y ese es tu sino. Vives para fornicar, por qu para ti no hay algo ms delicioso
que el aroma a sexo. Eres afortunado, porque todo tienes, y tendrs. Sabes bien lo que deseas, y no te sojuzga, la riqueza, ni el poder, por qu tienes lo que otros desean
con dinero.
Has encontrado el sexo hecho mujer con Guadalupe, y lo que has sentido, difcilmente lo lograras sentir de nuevo, lo que har que lo busques. Pero tendrs la
facultad de llevar a los trece cielos a cualquier mujer. En tanto t Guadalupe, ya debes intuir que esta presa es demasiado grande para atraparlo en tu red. Ten cuidado
con lo que haces, por qu recuerda que Xocomo tiene celo, y si te enamoras, perders su proteccin. Ahora que han hablado conmigo, regresen por donde vinieron, y
gcense que lo que estn gozando, lo que es difcil de repetir.
Ambos caminaron de regreso, y salieron como entraron por la puerta de imgenes, y cuando terminaron de vaciarse, Guadalupe estaba en amargo y copioso llanto,
en tanto Roberto se dola del omoplato, por senda mordida que le peg ella, y cuando la mir con las lagrimas rodndole por sus mejillas, las absorbi con la boca, y eso
era lo nico que le haca falta beber de ella, y si no fuera por la advertencia que recibi del coyote, le jurara amor eterno, pero en vez de eso, se enfrascaron en besarse
mutuamente para excitarse, y volver a iniciar.
Despus de esa noche, Roberto volvi repetidas veces, pero su alma de coyote lo haca buscar otras mujeres. Por ese entonces iba a visitar a Silvia, una amiga, que
padeca enanismo, pero que era su amiga, la que era una perfecta celestina, por qu, con su condicin, le facilitaba intimidar con muchas amigas, y ella le informaba como
deca ella, quienes queran de todo con l, y le presentaba mujeres, y la larga lista iba, desde muchachas que eran muy jvenes, pasando por amigas mayores, hasta varias
mujeres casadas, y las que le atraan a Roberto, por supuesto que tuvo que ver con ellas.
Silvia platicaba con las amantes de Roberto, y por supuesto se congratulaba de lo que l a ella les haca sentir, y como Roberto era intuitivo, entenda el desamor de
Silvia. Por lo que ya consciente de lo que le pas, en que en verdad muri, y resucit, en esa noche de pasin desbordada. Roberto decidi despus de hacerse el sexo
con Guadalupe hacerle una peticin singular. Le platic acerca de su amiga Silvia, dicindole la verdad, que la estimaba mucho, por lo que le apenaba su desamor, y de
inmediato Guadalupe le dijo, que poda hacer que tuviera sexo con muchos, pero el amor no lo conceda su diosa Xocomo, y aprovech para poner en claro, que entre
ellos no haba ms que deliciosa pasin, y confes que fcilmente lo pudiera haber amado, pero el amor es posesivo, por lo que su relacin implicaba libertad de hacer
cada quien lo que se le viniera en gana.
Volvieron al tema de Silvia, y le dejo en claro Guadalupe, que para poderla llevar al M ictln, primero Roberto deba explicarle la religin ancestral a Silvia, y le
pregunto sobre las creencia de ella. Roberto saba que era bien creyente del dios cristiano, y eso era un impedimento para que ella pudiera morir, y resucitar. Entonces
Guadalupe explic, que para los dioses ancestrales era una cuestin de principios, por qu cuando los espaoles llegaron, dijeron que eran los dioses ancestrales
demonios, de otra manera no les hubiera importado, en que cada quien creyera lo que quisiera. Pero dijo, que si lograba que Silvia entendiera, la llevara a viajar con
peyote al M ictln. Sin embargo advirti, que como ella era mujer, quien deba en realidad guiarla al valle de los muertos deba de ser Roberto. Dicindole que ella lo
preparara, para poderla guiar de acuerdo a los rituales que aprendi ella de Porfirio Linares. Guadalupe por supuesto que lo prepar, pero con sus respectivas
interrupciones, para saciarse de esa pasin que los consuma, llegndose a conocer a fondo, para saber como hacan ms delicioso el sexo.
Entre tanto aprenda Roberto el ritual, l convenca a Silvia de que haba otra realidad, por decirlo as, mgica. Pero la instaba a dejar los prejuicios del cristianismo,
para lograr que fuera al M ictln. Pero no le deca la intencin con lo que poco lograba, y un da estando tomando unas copas decidi Roberto hablar francamente con
ella, lo que no era fcil, por qu tocara el hecho del enanismo, y con los tragos se arm de valor, y as le dijo que la vea desesperada por el desamor que sufra por su
condicin, y lo peor es que l saba que estaba que se las pelaba por un chavo, que ni caso le haca. As que le solt, que l tena la frmula para que el chavo la pelara. A
ella se le ilumin la mirada, y confes que al chavo, ya hasta haba considerado darle toloache, y Roberto le dijo, que solo lograra dejarlo tarado, y que as ni buen sexo
tendra, y que si estaba dispuesta a que la desfloraran, deba de ser fabuloso, y l lo deca por experiencia. Cosa por dems que Silvia saba, ya que varas de sus ahora
amantes las desflor Roberto. Como fuera, ya la pldora, y la liberacin sexual haban llegado para quedarse.
Ella seal su disposicin a hacer suyo al chavo, como ella dijo, pues admiti que quera, todo, de todo con Julio. Entonces l le dijo la razn del por qu tena
inters en que aprendiera acerca de las deidades ancestrales, y de la cosmogona mexica, y el por qu atacaba Roberto con vehemencia la religin cristiana, y le dijo que
haba otra realidad, a la cual se entra por la puerta, o el umbral de s mismo, y se conoca la verdadera esencia del ser. Le explic que todos tenemos en lo intimo del ser
una parte animal, la que se identifica en especial con uno de ellos, que se llama nahual, el que es el animal ideal protector. Pero el conocerlo da poder, para realizar los
deseos ms ntimos, por qu, as se est consciente de que se tiene un poder mgico. Silvia escuchaba embebida porque gracias a la lectura, Roberto, era por llamarlo as,
un coyote que saba, relatar, y acaparar la atencin con sus historias a las mujeres. Era el espcimen de, verbo mata carita, y por dems l lo era, y tena una buena
virtud, no tan oculta en medio de las piernas, la que exhiba marcado en el blue jean, que siempre utilizaba, lo que lo hacia el lobo perfecto para las mujeres.
Silvia estaba embelesada, y con los tragos estaba convencida que l la desflorara. Pero l se dio cuenta de que ella quera con l, y en ese momento tuvo que aclararle
que eran tan slo amigos, y si quera que julio se lo hiciera, deba por empezar por saber, que sus ruegos a su dios no serian nunca escuchados, y textualmente le dijo,
que el Creador es como los tres micos, es sordo, ciego, y mudo, y con dureza le dijo, que en vez de darle gracias al Seor, le debera reclamar, y eso la sacudi.
l se dio cuenta, y aprovech para decirle que en verdad la estimaba, y no quera que sufriera, y le pidi que confiara en l, y que la llevara a morir, y renacer, para
que gozara plenamente su existencia. Lo dijo con tal conviccin, que ella acept que la guiara a donde l deca, y aunque saba que ella ni a la mota le haba metido, le dijo
que comera peyote. Sin embargo, le advirti que era un ritual, y que le presentara a Guadalupe, la que era la que en realidad la guiara, para que no se quedara en el
viaje. Silvia comprenda el riesgo, pues haba escuchado que muchos se haban quedado en los viajes de drogas, y haba inclusive constatado, que algunos que ella
conoca, en verdad haban quedado como tarados, ya que para ese entonces estaba en su apogeo la onda de las drogas alucingenas, pues inclusive, tena ya varios aos
del lanzamiento del disco de los Beatles, Viaje M gico y M isterioso.
Roberto le present a Silvia a Guadalupe, y como se dice hubo qumica entre ellas, inclusive se visitaron sin la necesidad de que Roberto fuera con Silvia a casa de
Guadalupe, y de hecho ella le complement su iniciacin a los cultos ancestrales, y hablndole de don Porfirio Linares, y de sus allegados, a los que ella llamo
tlanemacas, o sea sacerdotes, seguidores del viejo don Porfirio y, al fin le avisaron a Roberto, que Silvia estaba preparada para su viaje al M ictln, indicando que dado,
que era Silvia por as decirlo, de alguna manera especial, deban ir a Real de Catorce, a que una biznaga de peyote escogiera a Silvia, para que el viaje fuera benfico, y
como Roberto quera ayudar se ofreci a llevar en su automvil a Silvia. Pero le pidi que si podra sonsacar a M artha, la que era la amante de Roberto en turno, de las

amigas de ella, esto era convencer a los padres de ella, para que los acompaara, ya que sera el permiso por el fin de semana.
El siguiente viernes, los tres salieron rumbo a San Luis Potos, y llegaron a la capital del estado, y tomaron la ruta para Saltillo, y siguiendo las indicaciones llegaron
al puente Ogrario, de dos y medio kilmetros de largo, y al salir se encontraron con el antiguo pueblo de Real de M inas, fundado en 1779 por Silvestre Lpez Portillo,
gracias al gran veta de plata de alta calidad, la que descubrieron en la sierra de Real de Catorce, y buscaron de inmediato un hotel con dos cuartos. Obviamente Silvia
dormira sola, y despus de hospedarse dieron un recorrido por la ciudad, y localizaron un gua, al cual ni siquiera le tuvieron que decir el propsito de su estancia en el
pueblo, y aunque el nico atractivo no es el peyote, por ese entonces haba bastantes jipis, tanto nacionales, como extranjeros, por lo que hasta el gobierno tuvo que
proteger a la planta, pero como siempre el objetivo del viaje se lograra. Ese da por la noche Roberto casi no dormira, querindose saciar con M artha. Al otro da,
acudieron al campo, para que una planta escogiera a Silvia para su ritual, lo que aconteci, porque entre tantas, a ella nicamente le llamo la atencin una, cosa que
pareca extraa, porque, tanto a Roberto y a M artha, los que no iban por la llamada piedra de los dioses, todas las plantas que miraron les parecieron iguales.
Regresando comieron, y fueron primero a conocer la milagrosa imagen de San francisco, al que le apodan el charrito, y despus fueron al hotel para botarse panza al sol,
y refrescarse en la alberca, y ya entrada la tarde, la pareja fue nuevamente a entregarse en su rito de amor.
El domingo regresando, le llamaron a Guadalupe, informndole del xito de la misin, y quedaron de juntarse el siguiente viernes, para que Silvia viajara con la piedra
de los dioses.
Silvia y Roberto, llegaron un poco antes de la cada del sol a casa de Guadalupe, la que ya los esperaba, y haba una serie de velas que ella haba comprado en un
mercado del centro de la ciudad, de esos donde venden toda clase de menjurges, y pcimas, para atraer al sexo opuesto. Bueno tambin al igual que en estos tiempos, y
despus de darle a Silvia las ltimas recomendaciones, y advirtiendo, que ella no intervendra en su viaje, y que quien la guiara sera Roberto, y con lo que ya lo haba
preparado, iniciara el ritual. Ellas fueron a la cocina a preparar el brebaje, donde lo bebi Silvia, y volvieron a la sala. A pesar de que Roberto no lo haba consumido
nunca, le pidi que tuviera calma, que se relajara, y tardara unas horas en iniciar a ver las cosas como no son, y que sentira que su espritu se separara, y ah iniciara
su viaje propiamente dicho. Silvia con la gua de Roberto, y de Guadalupe, al fin inici su viaje al M ictln, y entro por el umbral de s misma al rido mundo de
M icantecutli, y M icatecacihuatl, y ella no anduvo mucho por la floja arena, lo que significaba, que su vida no sera muy larga, segn despus le explic Guadalupe a
Roberto. La tonalidad del paisaje fue verde, y por alguna razn desconocida su nahual tard en llegar, y al fin ella escuch una tenue voz de una pequea polilla, de esas
que tienen alguna pigmentacin en las alas, y le dijo que se haba tardado, por qu de gusano, tuvo que encapullarse, al momento de que Silvia comi la piedra de los
dioses, y al fin sufri su metamorfosis, por lo que ahora podra volar. La polilla le explic que como su nahual, ella al terminar ese viaje, tambin se metera en un
capullo, y que se transformara para volar, y le dijo la polilla, que se iba, porque no tardara en llover, porque a Silvia la protega un pequeo Tlaloque, de esos que
acompaan al dios Tlloc, y a la diosa Chalchitlicue. Dicho eso, la polilla se alej volando, al tiempo iniciaron los rayos, y centellas, los cuales caan muy cerca de ella,
por lo que lanzo un terrorfico grito, el que Roberto y Guadalupe escucharon, preocupndose por qu supusieron que Silvia estaba en un mal viaje, y Roberto le explic
dentro de su transe, que fuera fuerte y que pidiera a los dioses proteccin. Lo que ellos no saban que el grito fue porque la sorprendi el primer relmpago, y aunque
Silvia temi, por qu uno de ellos pudiera caerle. Pero en realidad estaba fascinada con el espectculo multicolor, pues en verdad ella era afortunada, porque era de esas
excepciones que llova en el M ictln, y eso era significativo de que Silvia le haba agradado a los Tlaloque. Ella goz la lluvia, y el espectculo, y despus por el torrente
de agua avanzo hacia el paraso llamado Tlalocan, donde las mujeres iban si moran al parir, ya que en tiempos ancestrales haban sido consideradas guerreras. Desde ese
momento el paisaje fue diametralmente diferente al M ictln, haba flora exuberante, y fauna diversa, donde los animales vivan en paz. El ocelote no coma al venado,
habiendo un orden distinto, de lo que hay en el mundo real, el que es un verdadero valle de lagrimas, al que se viene mayormente a sufrir, que a gozar, tal y como lo deca
el ritual del bautismo prehispnico, segn escribi el padre Duran.
Silvia comprendi que los Tlaloque la haban destinado a su muerte, para estar en ese lugar, por lo que tuvo consuelo, ya que supo que su vida sera corta. Claro que
eso lo olvidara cuando volviera de su mgico y maravilloso viaje, sin embargo el haber ido al Tlalocan, hizo que el viaje se prolongara, y para ese entonces, ya haba
tardado ms de treinta y seis horas, por lo que Roberto y Guadalupe se quedaron dormidos. Silvia volvi, y ella tambin se durmi.
Cuando al fin despertaron los tres, Silvia habl de su nahual, y del M ictln, pero nadie supo por qu, haba ido al Tlalocan. Pero Silvia ya tena la seguridad, de que
haba muerto, y resucitado, y en sus ojos haba una nueva luminosidad.
Por ese entonces Roberto se empelot con una chava, por lo que dejo de ver a Guadalupe, siguiendo su naturaleza de libertad. El tiempo de dejar a la chaman haba
llegado, a pesar de saber que sera difcil encontrar alguien que hiciera el sexo como ella. Lo que hizo que Roberto hiciera siempre el sexo hasta, casi desfallecer. Pero
tambin dejo de ver a Silvia, y solo regres a visitarla, hasta que esa chava se fue de viaje para no volver. Cuando nuevamente Roberto vio a Silvia, en verdad haba
cambiado, no nicamente Julio la haba desflorado, sino que ya haba tenido tres amantes ms. Pero para Roberto fue obvio el porqu, ya que ella como si hubiera
estado en un capullo se haba transformado, por qu haba desarrollado un enorme trasero, el que obviamente era desproporcionado para su estatura, y en este pas los
excesos de carne son producto de deseo, y no falt quien se entusiasmara con tanta carne. Claro que ninguno de ellos la quera para su esposa, pero Silvia estaba
consciente de eso, y no le importaba, ya que era feliz fornicando, como cualquiera.
Silvia, le platic sus romances, y por dems le present a Roberto unas amigas, con las que se relacion Roberto, siguiendo su vida en libertad. Pero una cosa s
saba, que Silvia haba muerto, y resucitado, y saba que la magia existe.

EL RESCATE

Quien busca encuentra, y Roberto era un incansable buscador de nuevas aventuras. Por ese entonces ya estaba en la universidad, a la que siquiera acuda, y se
concretaba a estudiar nicamente al final del semestre, por qu en verdad poco le importaba lo que haba escogido, y si haca como que estudiaba, era para que su padre
le diera dinero, para dedicarse a lo nico que le interesaba, que era fornicar, lo que haca ya haca tiempo, y eso lo llevo a conocer a Guadalupe. El haber tenido un sexo
increble con ella, lo llevaba a tratar de encontrar a alguien similar, lo que era casi misin imposible, por lo que cambiaba pronto de pareja, y por eso deca que el que
busca encuentra, pero no siempre resulta, que haya lo que desea.

Roberto no desaprovechaba ninguna oportunidad, y donde estuviera si vea alguna mujer que le atraa le hablaba, y tena ya experiencia, y buena labia, adems
aderezada por una aceptable cultura. Pero sobre todo, tena mucha seguridad, aunque no ignoraba que quienes en verdad escogan eran ellas. Pero s entenda
perfectamente, que a fin de cuentas ellas quieren lo mismo, y bueno algo ms, por qu, mientras los hombres desarrollan instintos fraternales, ellas desarrollan instintos
maternales, y de eso se cuidaba Roberto, no fuera que lo embarcarn, pero de inmediato dejaba en claro que ni por un hijo se casara.
Un da de esos que vagaba al salir del gimnasio, se desvi obligadamente de su ruta tradicional, debido a algn accidente de trfico, y se adentro en las calles de
Coyoacn. Pero por esa ruta, tambin haba aglomeracin, y buscando como cortar, le dio la hora de la salida de las escuelas, lo que empeor el trfico. Enfadado y
cansado de no poder circular, decidi estacionarse, para comprar y beber una cerveza, en lo que se regularizaba la circulacin, y donde vio un lugar, se qued, y camin a
la miscelnea donde adquiri su aorada cerveza, y sali quitado de la pena bebiendo de la botella, y andando hacia su auto, y buscar una sombra donde hacer tiempo. A
unos metros del automvil haba un frondoso rbol, el que daba buena sombra, y decidi acercarse para recargarse en un vehculo. Ya recargado con botella en mano, vio
que caminaban hacia el sitio donde se encontraba, dos muchachas en un uniforme escolar, Eran preparatorianas de una escuela particular, de esas nada baratas, que
cobran mucho, y ensean poco, pero aun as son mejores que las escuelas de gobierno. Entre ms se acercaban, una de ellas le gust, por lo que esper a que estuvieran
a tiro de piedra, para con cualquier estupidez hacerles platica, y como deca l, abonar la tierra. Ya estando ellas ms cerca, se fij en la que le llam la atencin. La
chava no era alta, pero en este pas no hay muchas que se consideraran altas, comparadas con las gringas, o las europeas. Pero lo que le llam la atencin fueron las
piernas, las que a pesar del tacn medio, lucan estupendas, y era rubia, no gera, como las gringas, sino rubio cenizo de ojos color miel, evidenciando su sangre
peninsular, y traa el cabello corto al estilo de los aos veinte, pero le pareci que era de poco cabello, pero an as era bella, por lo que cuando se acercaron, sin ocultar
la cerveza les detuvo con amabilidad, y les pregunt cualquier sandez, y ellas respondieron dando la respuesta, y de inmediato se present, adems diciendo que la
cerveza no era para l, sino para el calor, y la de cabello oscuro dijo: claro que el calor bebe, y eso dio pie a entablar una banal conversacin, en la que logr hacerlas rer,
y con eso supo que ya haba ganado terreno, por qu, saba que era necesario siempre caer bien. Ese era el primer paso, y ya lo haba dado, obviamente la mayora de
sus miradas eran para quien se dijo llamar M aricela, evidenciando su preferencia, pero de inmediato se percat que en la mirada de ella haba algo extrao. Olga no era
fea, y se dira que era hasta bonita, pero l ya haba fijado su inters en la rubia, y para hacer patente su intencin, le pidi el nmero de su telfono a ella, quedando de
llamarle para concentrar una cita, y ella se lo dio. Despus de eso, cuando el trfico se despej, subi a su automvil y se march, quedando de llamar al da siguiente.
Das despus, la visito en su casa en una colonia de esas burguesas de clase media acomodada, y se enter de quien era ella, y poco hablaron acerca de l. Entonces
se percat de que por lapsos ella clavaba la mirada en el vaco, e intuyo, que si no era pasada, lo haba sido, por qu Roberto haba conocido a muchos que le pegaban a
la mota, y los que no eran lentos, quedaban como tarados, o de plano idos, y ella se iba fcilmente, por lo que opt en su siguiente salida, en que fueron a tomar un caf,
por preguntarle directamente qu onda con ella, si era de plano grifa. A lo que ella respondi con sinceridad, que si le haba metido duro a la mota, e inclusive era de las
nias que Roberto les deca las hermanitas del bosque, de las que su reunan en el parque hundido de la avenida de Los Insurgentes, a fumar mariguana. Roberto haba
visitado hacia tiempo a unas de ellas, y aunque no le gustaba la mota, se atiz varias ocasiones con ellas, y sabia bien que onda se traa por ese entonces en el famoso
parque hundido, y sabia del no menos famoso diablo, un chavo que era muy drogadicto, pero supo explotar su adiccin tornndose en una especie de gur local de esa
comunidad, por lo que para no ser tan obvio de que las pasadas no le gustaban, le pregunt por ese individuo, y ella inform que ahora andaba con todo y coleta en la
onda de los Hare Krishna, y ya pareca que no se meta nada. Roberto aprovech, para averiguar que se haba metido ella, y por cunto tiempo. M aricela le confes, que
por mucho tiempo experiment con mariguana, pero ya no le meta ms que espordicamente, y que tambin, como muchos de ese entonces, tambin varias veces se
meti algunos cidos, tanto de papel, como de los neblina morada, los que eran en pastilla de ese color, importados de allende el Bravo, para que no digan los gringos
que siempre nosotros les hemos enviado droga.
Con la confesin confirm, que ella estaba as, producto de algn mal viaje, si no es que de plano se qued arriba, por qu le pareca, que o ella estaba paranoica, o
vea algo en su mente al fijar la mirada tan seguido y abstraerse, y por dems se dio cuenta de, qu o ella se arrancaba el cabello, o se le caa por causa de choque
nervioso. Pero no le pareca que estuviera totalmente normal, y ya haba decido dejarla de ver, cuando ella lo tom de la mano en el caf, y le pidi que le hiciera el amor.
Eso fue suficiente para que olvidara su decisin, y pag de inmediato la cuenta, y se dirigi hacia la carretera a Cuernavaca para ir a un motel.
La posey hacindola languidecer, y le confes M aricela que haba tenido el mejor sexo de su vida, y como acontece, si hay algn buen sitio para confesiones, y un
buen momento, es despus de fornicar, y as supo que con uno de sus novios se meti un potente acido de pastilla, que consigui l, y ambos viajaron. Pero ella acept,
que no haba sido placentero sino terrible, y desde esa ocasin la perseguan las malas ondas, como ella dijo. Roberto no era mala onda, as que de inmediato como se
deca por ese entonces, y la trat de alivianar, y para hacerlo se propuso hacerle el amor como sabia, gracias a Guadalupe, y as inicio de nueva cuenta, y logr que ella
se vaciara en forma sensacional, con lo que gan terreno en la confianza, y apreciacin de ella respecto a Roberto
.
Ella le dijo, que se lo haba hecho lindo, y pregunt que si tena mucha experiencia, y l aprovech para relatarle su relacin con Guadalupe. Le dijo que ella era una
especie de sacerdotisa de una deidad prehispnica, como prembulo, para meterla en el conocimiento de los dioses antiguos, ya que su intencin era llevarla con
Guadalupe, para que juntos la guiaran al M ictln y as hacerla volver de aquel mal viaje, el que de plano la estaba volviendo loca, porque tena delirios esquizofrnicos,
segn confes M aricela.
Por quererla alivianar Roberto la visit seguido, y cada vez la meti ms en esa idea de las deidades ancestrales, y no le fue difcil convencerla, pues alguna vez haba
credo en toda clase de milagrosas doctrinas orientales, tan en boga por ese tiempo, y como con el sexo Roberto la llevaba al Nirvana, ella confi en l y ms que se
enamoro como poseda por l. Pronto ella conoca de la religin antigua, y como buena ex grifa, era de esas muchachas proclives a proteger a la madre tierra la Tonanzin,
como ya le llamaba ella. Era una ecologista recalcitrante, y socialista pragmtica. Pero en verdad era como todas las nias bien, era en realidad una burguesa de anhelo,
con revestimiento de humanista.
Roberto tena la intencin de que como con Silvia su amiga, Guadalupe lo ayudara a llevar a M aricela al M ictln, para recuperarla del mal viaje de LSD que le estaba
provocando la esquizofrenia paranoide, y a causa de esa crisis, ya se mostraba en el ralo cabello de ella. Haca tiempo que Roberto no vea a Guadalupe, porque
simplemente Roberto dej de verla, y l no saba que la haba dejado despechada, y eso una bella mujer jams perdona sentirse dejada. As que cuando habl por
telfono con ella, result que lo recibi framente, pero ella le dijo que por desgracia no tena tiempo. En realidad Roberto supo que no ayudara a una de sus amantes, y
sin xito, y dado lo evidente del problema de M aricela que se agravaba, y temiendo que de plano ella perdiera la cordura, se anim l mismo realizar el rito,
conformndose con que peor no poda ella quedar.
As le dijo a M aricela que la invitaba a ir con l al pueblo mgico de Real de Catorce, y ella acept por pasar unos das con l. Pero Roberto le explic, que iran en
busca de las piedras de los dioses, y a ella le extra la peticin, dicindole:
--No que no le metas a nada.- l la mir, y la bes, y despus le dijo que no era para l, sino que la quera guiar en un viaje maravilloso donde morira, y resucitara,

comprendiendo su realidad.
Durante varias ocasiones le explic a M aricela, que haban guiado a Silvia a un viaje al M ictln. Pero le coment que ya no lo quera Guadalupe, por lo que le
pregunt, si es que se arriesgaba, a que sin ayuda de la chaman, la guiara slo l. Por supuesto que acept, ya que lo amaba, y por dems no era la primera vez que ella
se drogaba con un alucingeno, aunque el peyote no lo haba comido.
Ese da despus de hacer el amor, le explic que iran a Real de Catorce, donde iran a buscar biznagas para su viaje, y que las plantas la escogeran, por lo que solo
de ellas comera, pues si de por si haba riesgo, sin Guadalupe no quera arriesgar de ms.
El siguiente viernes pas temprano por maricela, y de inmediato se dirigieron a cruzar la ciudad, para enfilarse por la autopista rumbo a San Luis Potos, llegando
por la tarde a cruzar el largo tnel, para salir finalmente al mgico poblado, y de inmediato fueron a registrarse al hotel, y a buscar despus donde comer, para adems
andar por las callejuelas del lugar, el que le fascin a M aricela, por lo que regresaron casi a la media noche al hotel, para hacer por una sola ocasin el amor, y raro en
M aricela porque era insaciable, y le fascinaba el sexo. Pero senta cansancio por el viaje, y por qu no, por la tensin, ya que no era la idea drogarse, como dicen ahora
por recreacin, sino para morir, y renacer, como le explic Roberto.
Al da siguiente despus de desayunar, fueron al campo a que como dicen, la planta le llamar a M aricela para que tuviera un buen viaje, lo que de sobra sabia
Roberto, era que ella en especial corra peligro, ya que en el ltimo viaje del sicotrpico qumico haba alucinado, viendo a los demonios que se apoderaban de su ser, y
todava deca que le hablaban tratndose de apoderar de su mente, en estados de esquizofrenia ya declarada. Por lo cual no dejaba de ser imprudente drogarla, porque
como fuera, Roberto no tena experiencia en lo que se propona hacer.
Al fin M aricela tomo tres pequeas biznagas de una mayor, las que corto cuidando para no daar a la planta madre, y volvieron al hotel donde esa noche ambos
calmaron sus ansias y durmieron hasta ya tarde, para volver con su cargamento a la ciudad. Roberto guardo en la cajuela el peyote, para la siguiente semana, para llevar a
M aricela al departamento de un amigo, el que acept por un dinero irse a Cuernavaca, para que l estuviera a solas con ella.
Sin saber mucho del rito, Roberto fue al cntrico mercado, donde consigui unas aromticas velas, que el dependiente le recomend, segn le dijo, que eran propicias
para el viaje que ella realizara. El viernes despus de que parti Ral, Roberto coloc las velas, y a eso de las seis pas por M aricela, la que sali especialmente
arreglada por qu, segn dijo en su casa, ira con su amiga una fiesta. Por lo que antes Roberto pas por ella, y le dejo el auto para que primero Olga la recogiera, y hacer
toda la obra para que saliera y faltara a su casa M aricela, y despus de que Olga se fue con su novio, salieron finalmente al departamento de Ral. Cuando llegaron al
departamento, esperaron un rato para que ella se calmara, en tanto l le explicaba como recordaba que dijo Guadalupe a Silvia, y ms tarde fue a la cocina a moler las
plantas con fruta, para hacer menos amargo el sabor de la piedra de los dioses. Ella no tard tanto como Silvia en entrar al mundo de la alucinacin, y Roberto trataba de
guiarla para que no se perdiera en la irrealidad, y estuviera lo ms consiente posible. Sin embargo M aricela comenz a tener energa fsica de sobra, era algo que saban
poda acontecer, pues haba ledo que los indios tarahumaras, hasta corran por das para alcanzar un venado, y lo peor, inicio atener visiones de los demonios que la
asolaban, y Roberto prevea un desenlace fatal. Por lo que hizo lo nico que se le ocurri, para bajar esa energa manifiesta, la comenz a besar, y a acariciar, y solo as
pareci dejar de ver los espantajos que la asolaban, y ella suplic que le hiciera el sexo, por qu en verdad estaba poseda de una energa desbordada. As Roberto la
acarici, y la desnud, y en la misma sala le inicio a hacer sexo, y obviamente que l no estaba muy concentrado, por lo que en tanto se lo haca, estaba ms al pendiente
del viaje de ella, y de sus reacciones. En tanto ella se mova frenticamente, hasta que inicio a vaciarse una vez, pero no paraba de moverse pidiendo ms, ya que segn
deca quera morir hacindolo, y deca que as no regresaran los demonios. Entre tanto l quera consumir esa energa fsica, la que le pareca la culpable de que ella
pudiera tener el peor de los viajes, y quedarse en el viaje con evidente locura permanente. En verdad no gozaba Roberto por qu estaba preocupado por los
acontecimientos, y segua hacindoselo en espera que ella se vaciara nuevamente, lo que no tardo en suceder, y ella gema, y vociferaba, hablando, de que los dioses la
estaban fornicando, y eso le comenz a crearle espanto en Roberto. Pero ella peda suplicante que siguiera y no parara, y l, que no se poda concentrar, cumpla el
deseo de ella, y a la tercera ocasin en que ella iniciaba su orgasmo, dio un grito ahogado. Obviamente que pens Roberto que era de placer, por lo que a pesar de la falta
de concentracin no pudo ms, y tambin inici. Lo que no saba Roberto, es que al dar el grito M aricela, haba pasado por el umbral de imgenes, adentrndose en su
rido M ictln.
En ese momento las escenas fantasmagricas que la asolaban, y los espantajos desaparecieron, puesto que en ese lugar de la muerte tan solo hay soledad, y para ser
benficos con ella, ni M icantecutli ni M icatecacihuatl se le presentaron, para que olvidara que hay seres descarnados. M aricela vio la tierra desolada de s misma, y
como posea energa camin hasta su montaa y todo era en esplendor monocromtico, en tonos anaranjados, y finalmente lleg a las rocas caminando por arena suelta,
la arena de su propio ser, y se sent en una de las rocas aperando sin saber qu. Entonces percibi una ondulante serpiente de cascabel, sin embargo no sinti miedo,
porque en la muerte ya no hay temores, sino otra irrealidad. La serpiente se acercaba chasqueando su lengua bifurcada, hasta que se postro frente a ella, y comprendi
M aricela que se trataba de su nahual, y como haba escuchado acerca de la Cihuacatl, ella pens que era esa mtica serpiente. Por lo que el ofidio, le tuvo que aclarar
que no se trataba de ella, por qu la cihuacatl era el nahual de grandes hombres como Tlacalel, el guerrero maysculo, y dijo qu era simplemente una culebra, su
nahual. Pero tambin le dijo que la protegera, pues como quiera cualquier ofidia tenia sabidura, poder, y veneno, para defenderle de cualquier depredador. Inclusive de
los espantajos que la haban asolado a causa de su mal viaje, por lo que ya no los volvera a escuchar, y despus le revel, que por sus ideales, la haba acogido la madre
tierra, la diosa Tonanzin. Pero que le peda que estudiara, y la desmitificaran, puesto que era una aberracin que la hayan sincretizado con la virgen de la conquista.
Antes de marcharse la vbora le mordi los labios, hacindolos sangrar, y le dijo que el veneno que le haba inyectado era la cura de sus temores, y que volviera al
mundo, renacida, y libre de todo dao. Pero le advirti que ya no volviera a meterse nada, o el veneno la poseera, y perdera la razn.
M aricela regreso por el camino andado, y sali por el umbral de imgenes por el que lleg, y regreso cuando terminaba de vaciarse Roberto, y ella todava sinti
como la mojaba dentro de sus entraas, y cay en llanto, por lo que Roberto absorbi las lgrimas, y ella lo mir con los ojos acuosos, dndole las gracias y dicindole te
amo
En ese momento los temores de Roberto desaparecieron. Pero todava tena dudas que ella continuara viajando, y trat de separarse, pero ella se lo impidi
abrazndolo cono si lo quisiera meter dentro de su piel, y l qued dentro de ella, y as estuvieron por minutos, hasta que ella recuperando la respiracin le dijo:
--Ya volv, y renac, ya no escuchar las voces, ni ver los demonios que me asolaban.
Roberto se retir al fin saliendo de ella, y se coloc sobre sus codos, pues quera ver su rostro, para convencerse que haba regresado, y al mirarle los ojos ya no
percibi las pupilas dilatadas, seal que ya estaba libre de la mezcalina del peyote, y fue cuando percibi que su mirada haba cambiado, y que haba un bello brillo en su
mirar. Entendi Roberto que M aricela haba dejado de ver, sin mirar, y la beso apasionadamente, por qu l ya estaba nuevamente listo, para tratar de saciar ese vaco

que le dej Guadalupe.


FIN

CECILIA

Roberto nunca dejarala libertad. Bueno eso deca por ese entonces, aunque sus amigos decan el desmadre, y alguno afirmaba, que ya le llegara la hora de sentar
cabeza. Todos pensaron que eso pasara, ahora que terminaba la escuela, y como fuera, ya no estaba tan chavo. Unos de sos das se reunieron Alonso, M anuel, y
Roberto, para beber unos tragos, y charlar pendejadas. M anuel que era burcrata desde haca aos, les ofreci que poda colocarlos en un empleo en el gobierno, y sin
pensarlo Roberto dijo:
--Sin ofenderlos. Pero jams trabajar en uno de esos enormes fretros donde deambula puro zombi, ya que esas oficinas son como el M ictln
Por supuesto que menta, porque en el M ictln no hay ms que uno mismo. Pero metafricamente lo que les quera decir, es que puro cadver viviente trabaja,
viviendo da, tras da lo mismo, segn por ese entonces pensaba. Ninguno de sus amigos siquiera se imaginaba que Roberto ya haba muerto, y resucitado. Pero como
eran burlones, y bien cbulas, como algunos decan, Roberto se haba cuidado no decir algo acerca de la muerte, y resurreccin, para que no lo agarraran de bajada. Como
fuera, esa experiencia que haba vvido era muy intima, adems estaba seguro, conocindolos, que ninguno de los dos podran creerle, y le diran que por andar de vago
y huevn, se haba metido un acido.
En realidad les aclar, que para ese entonces ya haba terminado la carrera. Pero no trabajara de momento, por qu quera hacer creer a sus padres que hara un
doctorado. Cosa que era mentira, porque poco le interesaba hacerlo. Pero era el pretexto perfecto para seguir con mi vida de desmadre. Les dijo que ira a los Estados
Unidos a estudiar el idioma ingls, para poder estudiar en Europa. Cosa que tambin era falsedad, pero era parte de su plan, para que su padre lo mandara al extranjero,
y de hecho ya haba obtenido el apoyo familiar, y en unos meses se ira, segn explic, con lo que quedo en claro que declinaba la oferta de M anuel. Sin embargo qued
de ir a ver la oficina donde trabajaba su amigo, para ver si acaso se animaba, ante la insistencia de que lo pensara, por qu no siempre haba plazas disponibles. As
qued de ir el siguiente martes para conocer, y ver, si es que se animaba a entrar a trabajar.
Despus de eso departieron, como lo que eran amigos, bebiendo, y estuvieron hasta ya tarde, y al despedirse M anuel le record el compromiso, y Roberto qued de
ir poco antes de la salida de la oficina de su amigo.
El martes lleg a las cinco y media de la tarde a la oficina donde trabajaba M anuel, ubicada en la calle de La Fragua, para ver lo que ya intua. Pero lo haca para
cumplir su palabra empeada. Lleg y tom el ascensor para el quinto piso del edificio gubernamental, y cuando estuvo en el rea donde trabajaba M anuel lo vio, y l se
levanto de su asiento, y le pidi que aguardara en la sala de espera del piso, donde poda ver Roberto a los empleados. A Roberto le pareci que era como una
miscelnea de humanos, donde haba personas de diferentes estratos sociales, y un verdadero anaquel de adultos de todas las edades. De inmediato supo que eran como
muertos vivos, los que en realidad vivan para trabajar, y no al revs, y con la vana ilusin de progresar, lo que todos los que vea buscaban, pero pocos obtendran, y
menos por el propio esfuerzo, sino con relaciones, como es todo en este pas. Desde ese momento ya tena confirmada su decisin, de que por nada del mundo dejara
su libertad en un escritorio burocrtico.
Despus de media hora de espera, a las seis en punto, un tropel de secretarias se levant para abandonar el inmueble. l las mir desfilar para abandonar su crcel
existencial, y fue cuando M anuel lo llam, para presentarle algunos de sus compaeros, y as viera que en realidad haba de todo en la oficina, y que no era tan malo
trabajar. Roberto se acerc, y M anuel le present a tres o cuatro amigos. Despus vino la que M anuel quera que viera, para que Roberto se diera cuenta que ah
tambin podra ser un coto de cacera para un buen depredador. M anuel le present a Cecilia, una chica bastante atractiva, un tanto menuda, la que de antemano saba
M anuel que sera del agrado de Roberto. Como quien dice era la carnada, porqu no era la nica muchacha atractiva en el edificio. En realidad haba mejores chavas que
en la facultad de Derecho, donde haba estado inscrito Roberto, porque eso de asistir nunca lo hizo. Roberto cruzo algunas palabras de cortesa presentndose con
Cecilia, y como era l, coment, que M anuel quera matarlo al entrar a trabajar ah, y de inmediato aclar, que solo por una razn lo hara, y solt que para estar cerca de
Cecilia, en presencia de ella.
M anuel le dijo, que lanzado, y a Cecilia le advirti que tuviera cuidado con Roberto, obviamente bromeando. Sin embargo l aprovech diciendo, que la verdad ella le
fascin, y la invit de inmediato con M anuel para beber un trago en algn bar donde ella escogiera, y los dos aceptaron, y M anuel quedo de alcanzarlos en Insurgentes
sur en un bonito lugar. Por lo que Cecilia y Roberto se adelantaron, yendo a ese bar en el automvil de Roberto.
Durante el trayecto ella le platic, que viva en un inmueble de sus tas, y que una parte haba sido de su finada madre, el cual quedaba muy cerca de la parque de la
pagoda en la colonia Churubusco. Tambin le aclar que viva con su hermana, en uno de tres departamentos que haban construido, en lo que fue la casa de la abuela de
ella, ya fallecida tambin. Despus de esa informacin, ella le pregunt, que si en verdad entrara a trabajar a la misma oficina, y l con sinceridad contest;
--Cmo crees, fui porque el canijo de M anuel quiere que joda mi existencia.
Cuando Roberto se dio cuenta ya lo haba soltado, y de paso le haba dicho a Cecilia que estaba jodiendo ella la suya. Pero ya no hizo nada por aclararlo, y ella le
pregunt, de que entonces de que vivira Roberto, y contest lo de siempre, diciendo que del cuento, y despus de una estudiada pausa aclar.
--Pero del literario, voy a ser escritor.

En verdad que con eso inici a cuentearla, algo que para ese entonces ya se le daba muy bien, y para corregir su falla anterior, explic, que siendo aspirante a
escritor, no poda darse el lujo de vivir cada da lo mismo, por qu hay dos cosas que alguien que en verdad quiere serlo debe hacer, vivir intensamente, y leer. Con esa
explicacin cubri su error, y continu la pltica como si nada, y pronto llegaron al sitio para esperar a M anuel, el que llegara con otra amiga de l, segn haba dicho.
El bar era de msica tranquila, donde se escuchaba por ese entonces las clsicas de la Bossa Nova de Joao Gilberto, Antonio Carlos Jobim y de Sergio M ndez, por
lo que se poda dialogar, y eso para Roberto era esencial. Enrollo a Cecilia dicindole, que en sus planes estaba irse al extranjero, lo que no era mentira, y que quera
conocer otras personas, para tener material para algn da escribir una novela. Lo que solo deca para cotorrearse a las chavas, y de pasada dejar claro, que de l no
esperaran nada ms que pasarla bien. l dejaba en claro que quera algo que ahora llamaran sexo casual, y que durara lo que quisieran, de comn acuerdo. Pero algo ya
haba aprendido, y es, que las mujeres desean lo mismo que los hombres, una buena relacin sexual, y la otra, que las mujeres siempre tienen la idea de atrapar lo que les
es ms difcil, por qu hay involucrada esa vanidad propia de ellas, de que si les gusta un chavo, no lo quieren dejar ir, y menos compartir.
Por supuesto que hubo por parte de Roberto halagos hacia ella, ya que Roberto siempre aplicaba una verdad, la que resuma diciendo, que no hay viva, ni pendeja,
que no caiga por la oreja, y de pasada le toc nariz, ojos, y boca, con sus dedos, y con esa seguridad que tenia la bes, un tanto sorpresivamente, pero ella lo acept al
abrir sus labios para sentir ese beso. Cuando se separaron ella lo mir, y el sabiendo lo que vendra, esper a que hablara diciendo, o porque l la haba besado, o el no s
que me pas. Sin embargo eta vez hubo una novedad, por qu Cecilia dijo que, no haba pensado en que esto pasara. Bueno al menos no tan pronto, entonces aclar:
-- No me dejaste decirte que tiene poco que llegue de provincia, donde tena un chavo con el cual romp, y la verdad todava estoy sacada de onda. Pero tambin
quiero decirte que me has puesto excitada por la sorpresa.
De inmediato Roberto la volvi a besar, y ella despus se retir agachando la cabeza, y recargndola en el pecho de Roberto, dicindole:
--No sigas por favor, todava no estoy preparada.
Roberto ya curtido en esas lides, dijo a s mismo.- Va, pero conste.
No la volvi a besar, y cambio de tema despus que lleg M anuel, por lo que ni se enter de lo acontecido. Los cuatro hablaron de cosas banales, y a las once
cortaron la reunin, aduciendo que al otro da haba trabajo. Roberto llev a su casa a Cecilia, y cuando llegaron, baj a abrirle la puerta del auto y llevarla hasta la reja
donde ella viva, y se despidi de ella sin ms. Pero ella lo detuvo, dicindole que si ya no la iba a llamar, y el dijo que le iba hablarle al nmero de la oficina de M anuel.
Pero ella intuyo que menta, y que estaba molesto por lo acontecido, y lo acerco tomndolo de la camisa y lo bes. l reacciono pegndose, y ella se peg ms, para
sentir su virilidad. Era obvio lo que ella deseaba, pero el pequeo desquite se dio, y aduciendo l, que ella tena que trabajar se despidi, con la promesa de llamarla el
siguiente viernes para reunirse.
El jueves la sorpresa fue para Roberto, ya que Cecilia le pidi su telfono a M anuel, y le llam, para decirle que si aceptaba visitarla el siguiente viernes en su casa
para cenar a las ocho de la noche, y quedaron de que l estara puntual.
El viernes Roberto sali de su casa con una botella de un vino tinto de la Ribera del Duero, e hizo un alto para comprar una botella de vodka, y agua quinada, por
qu haba visto que ella eso haba pedido la vez pasada. Lleg puntual a la casa de ella, y baj a recibirlo abriendo la reja, y l la mir. Cecilia estaba perfectamente
pintada, y arreglada, no con formalidad, pero se vea bastante bien, y a pesar de ser menuda, mostraba sobre la falda su bonito trasero. Ya dentro de la reja, explic ella,
que la casa que vean haba sido de la abuela, y detrs haba tres departamentos, uno que rentaban, otro que habitaba la ta divorciada, y subieron al tercer piso donde
ella viva con su hermana. Cuando entr Roberto al departamento, vio que era pequeo, con dos recamaras, y una de ellas supuso que era la de Cecilia, y se fij que en
una mesa para cuatro, estaban dispuestos dos servicios, y l le entrego las botellas y las aguas quinadas, y ella le pidi que l sirviera, y apag la luz, dejando tan solo la
de una lmpara de mesa, y puso un disco de acetato en su aparato estreo, y antes de terminar de preparar las bebidas, ella se acerco por la espalda y lo abraz, y el
continu hasta terminar de servir, y se volte, y ella le dijo:
--En verdad eres de lo que no hay.- Refirindose a la actitud de Roberto al despedirse el martes, y l con cinismo le contest:
--Eso lo dices a priori, pero veremos qu dices a posteriori.
Lo que Cecilia no entendi, y l le tuvo que explicar, diciendo, que esperaba que eso dijera despus de hacerle el amor, y la beso con tanta pasin, que ella tuvo que
poner un alto, diciendo que la noche era joven, con lo que quedo confirmado que ya no habra impedimentos.
Apenas haban acabado el primer trago, cuando lleg su hermana, bastante acelerada, evidenciando, que haba bebido algunas copas, y sin ms, tan solo dijo:
--Eres Roberto verdad, cudala, y se volteo dicindole a Cecilia:
--No est mal, pero no es para que te triga como operada del cerebro.- De de inmediato sigui de filo a su recamara, donde tardo unos minutos en salir con un
pequeo maletn y diciendo:
--Ah los dejo solos, voy a Cuerna, ya me esperan, te veo el domingo.- Le dijo a Cecilia, y sali a toda prisa.
De inmediato comprendi Roberto todo, y mecnicamente tom el telfono para avisar a su familia, que no regresara hasta el domingo. Cecilia al escuchar eso le
dijo:
--Eres muy lindo, quiero todo, de todo contigo. Pero eso no te quita lo mula, el martes me quede como poseda, y no me dejaste dormir, quien sabe que me diste.- l
simplemente sonri, la acerc al silln, y la beso, iniciando algo de lo que vendra.

La temperatura subi, y ambos de comn acuerdo pusieron un alto, por qu no haba prisa, y ella fue a la cocina, en tanto Roberto descorchaba la botella del vino
tinto. La cena fue simple, un espagueti con camarones, y ensalada. Pero suficiente para no abusar, y poder pronto hacer el sexo, aunque se empecinen en llamarlo amor.
Hubo sobremesa, la que sirvi para conocerse mejor ambos, intercambiando escogida informacin, a manera de platica casual. Dira que lo que se habla para pasar el
rato, en lo que llegan las confesiones de alcoba, las que a veces son ms sinceras, si en verdad hay entendimiento. Ya que con libertad ninguno finge, lo que no sinti.
Lo que pareca que por ese entonces era tema obligado, sali a relucir. Ella pregunt, que si l no fumaba M arihuana. Roberto dijo que no, pero acept que la haba
fumado en varas ocasiones. Pero aclar que en verdad no le gustaba, y que por dems ola a madres. Cecilia acept que se meta un toquecito de vez en cuando, pero no
lo necesitaba. Tambin Roberto supo que haba sido la chava de un conocido marihuano, el que haba pasado a ligas mayores, y lo conoca del colegio, por lo que l le
pregunt, que si Pepe no le haba dado cocana. Ella dijo que s, pero que no le lati, por qu eso si envicia fuerte, y el tambin acept, que con algunas chavas se la
meti. Quedando claro que entre ellos no habra ms que alcohol, y ya en confianza l la acerc, y se besaron, y ya nadie puso alto, y pronto quedaron como dios los
trajo al mundo, y para inaugurar su relacin, lo hicieron, l sentado en la silla del comedor y ella a su frente, y al fin el conoci a la verdadera Cecilia, la que una tras otra
vez llegaba al orgasmo. Pero peda suplicante que Roberto siguiera, y que no terminara porque estaba en la gloria.
Roberto con los besos lascivos de ella no pudo ya contenerse ms, e inici a terminar, y ella clavo su cara en su hombro, diciendo que no dejara de vaciarse porque
estaba muriendo. Al fin ambos terminaron baados en sudor. Poco despus, mecnicamente se levantaron de la silla para irse la cama, en tanto de pasada Roberto tomo
los cigarrillos de su camisa, y un cenicero para l, porque Cecilia no fumaba tabaco. Ambos se recostaron sobre la colcha, pero Cecilia se recuesta boca abajo sobre el
pecho de Roberto, apoyando la barbilla sobre sus manos. En su rostro haba una candidez casi infantil, la que se refleja en sus palabras, en tanto l enciende un cigarrillo
ella le confiesa, que nunca pens que podra tener un mejor sexo que con su ex, y le dice que fue fabuloso, y le pregunta que como fue para l. Obviamente no dijo la
verdad, por qu aunque ella fue fenomenal, tena lacrada en la piel los estertores de la muerte que tuvo con Guadalupe, y le dijo que fue delicioso. Para ella comenz el
momento de las confesiones de alcoba, y as le platic, que perdi la virginidad desde los catorce aos, y que haba tenido muchos amantes, y que ninguno lo haba
hecho como l, y para su vanidad le dijo, que sinti que estuvo cerca de morir, en tanto l le dijo, que entonces le falt, porque en verdad se puede morir, y resucitar
hacindolo.
Ella lo mir con esos ojos que ponen las mujeres cuando estn embelesadas, y le pregunto que si a l le haba sucedido. Roberto simplemente contest, que esa era
una larga historia, y que posiblemente nicamente pasara una sola ocasin en la vida.
La curiosidad de ellas es enorme, y no se conform con la respuesta, y quiso saber cmo era que haba muerto, y que haba en el ms all. l quiso sincerarse, y le
cont, que era parte de un conocimiento ancestral, y que en la muerte iban a un sitio llamado M ictln, donde vean desolacin, y a su Nahual, y tuvo que explicar todo
lo relativo a su experiencia, incluida a Guadalupe, explicando que era vestal de la diosa Xocomo, la que lo haba llevado a la muerte entrando en s mismo, pero saliendo
por su propio sexo.
La pltica hizo que ella quisiera reiniciar, y as comenz a besarlo, pidindole que la matara para ir al M ictln, ya que, en verdad deseaba hacerlo hasta morir.
Obviamente ella logr excitarlo, y ella lo cabalg, y reiniciaron el rito de Afrodita. Era obvio que estaba como deca ella, como poseda, y pronto inicio su orgasmo, y
continuaron sin parar, hasta que ella nuevamente consigui a iniciar a hacerlo de nuevo. En ese momento ella tom ambas manos de l y, se coloc en cuclillas
continuando sin parar, hasta que ambos iniciaron, dndose por igual una mojada al mismo tiempo, y cayeron casi inertes. Despus ella se coloc encima de l,
suspirando entrecortadamente, y cuando al fin la respiracin de ambos se normaliz, ella le pidi que le enseara como morir, por qu, si ahora lo que haba hecho y
sentido no le haba pasado en verdad, quera gozar la experiencia. l tuvo que decirle que para lograrlo, deba de saber muchas cosas acerca de los dioses antiguos, por
qu eso era un privilegio. Pero ya le ira explicando cmo lograr morir, y resucitar. Despus de encender un cigarrillo, inici a explicarle todo acerca de la religin
chamanica, desde, como l la conoci. Y solo suspendi la explicacin para levantarse, y servir para ambos una copa de vodka, y cuando volvi, le explico que tuviera
paciencia, ya que se requera tiempo. Pero no era nicamente sexo, sino que tena otra razn ms profunda. Se deba estar consciente de quien se es, y que se puede
esperar al morir, por qu en verdad no hay cielo, ni infierno. Pero que si lo lograba, entendera que en verdad, se muere y se resucita. Ella no entendi que se tena que
preparar, y crey que era tan solo una experiencia sexual, algo as como la vaciada de su vida. Entonces ella dijo:
--Si me has hecho vaciarme desde adentro, y lo que dices es cierto, yo no cejar hasta lograr sentir lo mximo.- Roberto simplemente sonri.
En verdad esa noche ella se esforz, y Roberto hasta le cuenta perdi de las veces que lo hicieron, y ella par hasta que la luz matutina entr por la ventana, y al fin
durmieron para reponerse del exceso.
Ya pasada la maana despert Roberto, en una cama mojada de sexo, sudor, y lagrimas, y de inmediato se dirigi al bao a ducharse para quitarse las huellas de la
batalla, y cuando sali, apenas Cecilia abra los ojos, y le sonri, y ella pesadamente se puso de pie, y se acerco a besarlo, y le dijo gracias por la mejor noche de su vida.
De inmediato inici a cambiar las sabanas, porque estaban mojadas, y le ayudo Roberto a voltear el colchn. Despus ella se fue a duchar, y cuando sali ella del bao
decidieron ir a comer mariscos, aduciendo que el maratn de amor seguira por ese da.
Al da siguiente, la pltica se centr nuevamente en la idea que la obsesionaba de morir hacindolo, y l nuevamente tuvo que explicarle que era un privilegio, y fue
cuando le explic que tambin se poda ir al M ictln por medio del peyote, o los hongos alucingenos, y l le platic que unas amigas suyas haban ido a su propio
M ictln, pero por otras causas que no explic Roberto. Pero advirti que era peligroso, y que por su parte no volvera a participar en un ritual, porque no era chaman.
Lo bueno es que Cecilia ni siquiera haba contemplado esa posibilidad, por qu saba que aquel Pepe vido de drogas, se qued en un viaje de mezcalina, y estaba
enterada, que entraba de contino al siquitrico, donde pasaba largas temporadas, y ella lo que deseaba era tener lo mximo en sexo, y tan solo dijo que lo lograra con
Roberto, el que estaba hecho a su medida, y que la noche anterior ya sinti casi morir. Pero insisti en que Roberto le explicara todo acerca del chamanismo que l
conoca. Roberto le platico la historia que conoca del chaman llamado Porfirio Linares, y lo que supo de ese hombre por su amiga Guadalupe, y acept relatarle cmo
fue que l muri hacindolo con ella, y trato de decirle lo que sinti. Despus le relato su experiencia con su ex, M aricela, y le dijo todo lo que saba acerca de los cielos,
y los dioses protectores del Anhuac, y le dio la lista de los dioses de la cosmogona ancestral. Pero que era el conocimiento mnimo, por qu segn dijo Roberto, haba
muchos ritos y confusin en los libros acerca de quienes en realidad son los dioses. Decidieron ir a comer, y durante la comida Roberto le platic con lujo de detalle,
como fue que al vaciarse lleg al M ictln. Por lo que Cecilia suplicante le pidi que nuevamente lo hicieran.
M s tarde volvieron a la casa de ella para continuar sacindose, porque Roberto buscaba intilmente tener ese sexo sublime que tuvo con Guadalupe, y Cecilia era
por decirlo as, era insaciable, y por el contrario no era presa de insuficiencia orgsmica, y por supuesto que intentaba morir en un prolongado orgasmo.

Tan pronto entraron a la casa, ella materialmente se abalanzo sobre de Roberto y comenzaron nuevamente. Pero por ms que quiso ella, no logr morir, y el
domingo despus de levantarse se ase Roberto, y la dejo recostada, con la promesa de que se volveran a encontrar para el siguiente fin de semana.
Roberto tuvo tiempo de meditar sobre lo acontecido, y se dio cuenta que fue sexo en cantidad el que tuvo con Cecilia, pero falt la calidad, del que haba tenido con
Guadalupe. Pero saba que por su naturaleza no deba siquiera intentar verla, y decidi que para el viernes siguiente deba de tomarlo con ms calma, y antes de
hacrselo, quera que ella gozara de un sexo paciente, pero ms intenso, si es que eso era posible.
Como siempre continuo su vida yendo al gimnasio, y adentrndose en sus lecturas, ya que deca que era lo nico que le haca tocar piso, y comenz a preparar su ya
seguro viaje al extranjero, por qu deca que era bueno cambiar de aires, y ver que encontraba en el otro lado, como le decan allende el bravo.
El viernes lleg a la casa de Cecilia como a las nueve de la noche, y ah estaba su hermana con ella, y una amiga, por lo que se sentaron en la mesa a beber unos
tragos, porqu segn dijeron ellas se les frustr el plan, y como fuera, eran chavas buena onda y liberadas, por lo que no haba problemas en lo que se dijera, y como
acontece, Cecilia les haba dicho que Roberto haba muerto, y resucitado hacindolo, obviamente que las chavas no lo creyeron, y el simplemente sonri, pero Betty la
hermana, dijo dirigindose a Cecilia:
--Una cosa es que ests como loca por Roberto, y otra que te vea la cara de taruga.
Roberto prefiri callar, ya que estim, que aunque era buena onda, haba bebido, y no tenia caso explicar nada. Sin embargo Cecilia dijo:
--Casi me mata hacindomelo. No tienen idea de lo que Roberto me hizo sentir, tiene magia.
--Eso dices, anda que te aproveche tu galn.- Concluy Betty, lo que hizo que todo volviera a la normalidad, y ya tranquilos Roberto se sirvi un trago, y quiso
conocer a Betty, para no tener algn conflicto con ella.
M s tarde ellas idearon ir a un bar en Insurgentes, y as se fueron dejndolos al fin gozar su plan. Tan pronto se fueron, Roberto la tomo de la mano, y le dijo a
Cecilia, que lo haran con calma, porque quera hacerle el amor, y no simplemente sexo, porque, como fuera Roberto saba diferenciar, y aunque haba sido magnifico el
sexo anterior, algo le haca sentirse vacio. Roberto se sirvi un buen trancazo de vodka y fueron ala recamara. Primero hablaron, y no comenz el acelere de la vez
pasada, y con calma bebieron un trago, y luego uno ms. Como fuera l era como un artista, le gustaba gozar la belleza femenina, y la verdad, no haba tenido ni tiempo
de penetrar en su memoria la imagen completa de ella. As que se acerc, y recorri con su dedo ndice el rostro, en tanto la grababa en su mente, y comenz un ritual de
amor, por qu comenz a besarla hacindola sentir amada, y logr el cambio de mirar de ella, la que pareca gozar esa nueva faceta, de quien le haba desgarrado las
entraas. Roberto poco, a poco, la desnud, gozando lo que vea, y besando la piel repetidas veces, haciendo que ella quisiera que todo iniciara. Pero l, la beso
levemente, pidiendo Calma. Ella ya casi desnuda se abalanz sobre de l para quitarle la camisa, y le dio un lascivo beso, y en ese momento tuvo Roberto una visin, y
supo por qu ella era as. En realidad Roberto haba visto su nahual, y contra eso nada poda hacer, porque ella no era de calma, necesitaba ser poseda, tal y como lo
haban hecho, y supo que el la haba llenado, pero que tan solo para que ella lo deseara nuevamente. Comprendiendo su naturaleza, dej que ella se desatara, y que
hiciera de l lo que deseara. Ella le practico la felacin, pero no dejo que l terminara, por qu ella lo quera siempre dentro de sus entraas, que ya ardan de deseo.
Roberto ya bastante excitado por Cecilia, coloc una almohada debajo de ella, e inicio a penetrarla, y pronto supo que ella tena razn, pareca que era hecho
especialmente para ella, porque de inmediato roso su s entraas, y ella como poseda pidi que no parara, y ella subi sus piernas sobre su espalda, y despus peg un
grito ahogado. En ese momento Roberto supo que ella mora, y era cierto, porque ella en ese instante cruzaba por el portal de imgenes entrando a su M ictln, el que era
como el de la mayora color ocre, y tan rido como el de cualquiera. Pero ella ni siquiera pudo llegar a las rocas, porque en ese momento estaba teniendo un nuevo
orgasmo, y su nahual se apresur, presentndosele una gata montes, la que le dijo que era su nahual, dicindole que por eso siempre estaba en celo. Pero le advirti que
se haba acostado con un coyote de falo para ella descomunal. l que le tocaba lo ms profundo de sus ser, y le advirti su nahual, que s obtendra placer, pero nunca
como el que estaba obteniendo, y que ahora ella y Roberto eran hermanos del mismo padecimiento. La felina le mostr con la pata que deba de volver, o en verdad
morira de placer, y en ese momento gimi, y se prendi del hombro de Roberto al vaciarse literalmente, y ella cayo inerte con la respiracin entre cortada. Fue cuando
Betty abri la puerta de la recamara, y mir a su hermana todava gimiendo, y llorando, y vio la sangre que escurra del hombro de Roberto. Betty no supo qu hacer,
hasta que Cecilia le grito:
--Idiota cierra la puerta.
Cecilia mir con el llanto en los ojos a Roberto, el que quiso besarla, y lo alej de si dicindole:
--Te odio ms que a nadie, por qu ahora s que solo t me hars sentir lo que senta. M or como dijiste, pero lo que no me advertiste, es que resucitara
necesitndote.
Cuando sali Betty de la recamara, fue a la cocina con su amiga para servirse un trago y con la sonrisa en la boca le dijo:
--Si este desgraciado no la mat, ella casi a l lo mata por la mordida que vi que ella le peg.
FIN

ACAPULCO DEL SOL

Roberto esperaba con cierta ansiedad a que llegar M anuel, el que le haba dicho que le tena preparada una sorpresa, y conocindolo pens que llevara alguna de
sus antiguas novias de Roberto, ya que haban sido amigos desde los catorce aos, y lo haban sido ya que ambos vivieron en la misma colonia burguesa de anhelo, y
solo se haban separado porqu Roberto era un vago, convencido de que el trabajo limitaba la libertad ,y haba preferido al finalizar la escuela irse a vivir a Acapulco,
gracias a la herencia que le dej su finado padre, lo que le permita vivir sin trabajar.
Roberto estaba en la sala de la casa, sacando algunas botellas de licor, para recibir a su amigo con un trago, tan pronto arribara a su casa, y segn su clculo ya no
deba de tardar, por lo que doa Chole la sirvienta aseaba la terraza, para que tan pronto estuviera ah M anuel, se fueran a ver el mar de la playa de La Condesa, ya que
la casa se encontraba frente al M orro, en una colina de un buen fraccionamiento. Por la visita Roberto seleccionaba la msica, ya que M anuel era de los pocos que
conoca, que apreciaba el jazz, y as que quera que todo estuviera ad hoc, para pasar unos das con su amigo. El da anterior, despus de haber sabido de su inminente
visita, haba ido personalmente al supermercado para llenar la alacena, y a comprar todo lo necesario, porque tena dos cosas Roberto, la primera que no le haca falta el
dinero, gracias a lo que le dej su padre, y si no fue una inmensa fortuna ,si era lo suficiente como para darse algunos lujos, y la otra, que era un magnifico anfitrin, y
como fuera, sus amigos haban hecho lo que todo el mundo, trabajar, y como deca l, ya vivan en el desolado M ictln, donde todos los das ellos hacan lo mismo.
M anuel, era ms inteligente que los dems de sus amigos, porque como fuera no haba cometido la estupidez de casarse, pero tena que trabajar como todo mundo.
Para ese entonces, ambos ya tenan veinticinco aos de edad, y obviamente ya estaban en la edad de trabajar. Roberto como dije no lo haca, pero a M anuel su padre ya
no le daba dinero, y lo obligaba a ser un hombre de provecho. Obviamente que Roberto deca, que de provecho, pero para el oligarca explotador.
En fin, apenas haba terminado Roberto de arreglar las cosas, cuando escuch el claxon del automvil, por lo que doa Chole fue a abrir el portn, para que pasara
su amigo, y Roberto se acerc a la puerta para recibirlo. Fue cuando se percat cual era la sorpresa, y en vez de llegar M anuel con alguna de sus ex novias, lleg con
Alonso, el que fue su mancuerna durante aos, y como diran eran ua, y mugre, ya que adems de ser vecinos de la colonia, haban sido compaeros de la escuela,
inclusive fueron juntos a la universidad. En verdad que fue una grata sorpresa, porque haca ya algunos aos que se haban separado, ya que segn deca Roberto,
Alonso haba cometido la pendejada de casarse, y desde que se hizo novio de Adelina, ella lo alucin a l, porque deca que era de lo peor Roberto, porque andaba con
cuanta mujer poda, y no fuera que le enseara malas maas a Alonso.
Despus de los efusivos saludos por la sorpresa, y de poder estar juntos los tres, y de que acomodaran las cosas y se dieran un bao de ducha, se sentaron en la
terraza frente a la alberca para departir, preparndose sus respectivos tragos, de la amplia gama de bebidas espirituosas, las que estaban en el carrito bar, y Roberto
inici la pltica diciendo:
--Pinche mono, cmo le hiciste para que tu fiera, te dejara venir? Y luego a mi casa, porque si alguien me alucina, es tu vieja.
--Qu, no sabes, que ya me separ de Adelina? Es ms ya iniciamos los trmites de divorcio, de otra manera no podra haber venido.
Roberto saba que Alonso haba tenido un hijo, por lo que pregunt qu onda con el nio. Alonso dijo que se quedara con su madre, porque era lo justo para el
chamaco, y Alonso aclar, que el divorcio era de comn acuerdo. Roberto no quiso indagar ms, y cambi el tema, preguntndole, que si seguira trabajando, a lo que
M anuel y Alonso casi al unison con esa sinceridad que da la camaradera, le dijeron:
--Cabrn, no todos tenemos la suerte de haber tenido pap que nos mantenga de por vida. M rate vives de poca madre, y no haces ni madres.- Roberto les sonri y
dijo:
--Cmo que no hago ni madres! Fornico como siempre, hago ejercicio, y leo mucho, y creme que eso es como trabajar, aunque no niego que mis das son variados,
porque no siempre hago lo mismo que ustedes, los que viven para trabajar en el rido M ictln.
--En el qu?- Pregunt Alonso, que al parecer nunca haba escuchado la palabra, por lo que de inmediato aclar Roberto:
--En la tierra de los muertos, en el inframundo nahuatlaca, como quien dice en el infierno.
--Ya empezaste Robertito, no todo mundo es tan snico como t, que no hace nada.- Dijo M anuel.
--Anden cabrones, digamos salud, y ahorita les cuento que hago. Salud por el gusto de tenerlos aqu.
Los tres chocaron sus vasos y dijeron salud, y despus Roberto comenz a explicar acerca de sus actividades, diciendo:
--Hace ya tiempo que he venido estudiando la cosmogona de los dioses antiguos mexicas. La verdad, decid venir a vivir a Acapulco para estar en contacto con
Tonatiuh, es este puerto la ciudad del sol.
Lo que dijo Roberto era cierto, porque en ese ao de 1976 Cancn era todava un proyecto, hacia poco anunciado por el presidente Echeverra, y Acapulco era por
ese entonces el puerto cosmopolita del pas, y en realidad no haba mejor lugar para un hombre libre como Roberto, as que continu explicando:
--Aqu puedo rendirle culto a Tonatiuh, a Tlloc, a Tonanzin, a Ehcatl, y a Huehueteotl, ya que aqu se puede mirar el cielo, y convivir con los dioses antiguos.
Pero para conocerlos en verdad, hago investigaciones antropolgicas acerca de ellos. Luego les muestro mi biblioteca.
--Pinche mono, ya te quedaste tocadiscos, ya ves lo que te pasa por ocioso, y por cierto hablando de tocadiscos, ponte una msica, pero pon algo de moda, no
pongas de tu pinche jazz.- Dijo Alonso, el que era lego en esa msica.

Roberto se levant, y fue al aparato modular, que era su orgullo, de esos que hoy son pieza de museo, y cuando lleg, con un dejo de decepcin dej de lado sus
discos de Dizzie Guilespie, Dexter Gordon y John Coltrane, y otros que haba seleccionado, ya que Alonso como deca l tena gusto comn. Pero como fuera Roberto,
tena que estar actualizado por la fiestecitas que organizaba, donde la msica que pedan las gringas era la del reventn. As que hizo una nueva seleccin, y coloc una
pila con discos de Dona Sumer, Barry White, Gloria Gaynor y Boney M , y otros en boga por esos tiempos, y as regres a su sitio diciendo:
--A ver pinche mono, ya puse lo de moda, as que digamos salud, porque por la noche tendremos reventn aqu. Qued con mis alumnas que habra desmadre, y
llegarn como a las ocho, as que animo cabrones.
--Alumnas de qu? Las has de estar prostituyendo.- Dice M anuel.
--No buey, en verdad les doy clases. Son dos gringas, dos alemanas, y una nipona gabacha. Ellas vienen a que les de clases acerca de los mexica, claro que eso no
impide lo otro, ya ves que hoy se practica el free love, y no hay bronca.
--Cabrn, como siempre las cuenteas.
--No, en serio, antes del desorden, les dar su clase, y creme que a ellas que son extranjeras les interesa ms lo nuestro, que a nosotros.
--S, ya me imagino, les ha de interesar mucho la mota, los championes, y el peyote. Han de ser puras pachecas.- Dice Alonso.
--No te negar que se atacaban fuerte, pero cuando menos conmigo no lo hacen, y s te puedo decir que todas han andado en la onda psicodlica, por lo que le han
metido a todo, y me cuentan sus experiencias. Dicen que quieren estar en el M ictln, y quizs les ayude a lograrlo.
--Ya ves pinche mono, ya enloqueciste, andar de huevn no trae nada bueno.- Afirma M anuel.
--La verdad fui al M ictln, y resucit, y fui sin droga, pero eso es otra aventura. Djenme terminar, las cinco vendrn, y la verdad estn re bien, y tendrn ustedes
la oportunidad de escuchar lo que les enseo, y as de pasada, tambin ustedes podrn aprender algo acerca de las creencias ancestrales. Por eso no nos pasemos de
borrachos, vayamos leve con la bebida, y ya en la noche desbarramos.
Despus de la promesa, ya se fueron con tiento con la bebida, y continuaron recordando ancdotas pasadas, y por supuesto que se metieron a la alberca para
despus comer, y se fueron a descansar para estar como nuevos para la noche, y ms tarde, todos ya estaban cambiados y listos poco antes de las ocho, para recibir a
las alumnas de Roberto.
A las ocho en punto llegaron las alumnas de Roberto, porque si algo tienen los extranjeros es ser puntuales, y present a sus amigos con ellas, y les explic quienes
eran, y que por excepcin tomaran la clase, para despus iniciar la fiesta. Ellas iban conforme son, traan pareos adquiridos en la playa, e iban maquilladas, por lo que
en verdad lucan hermosas. Las germanas eran rubias, y las gringas una de cabello negro y las otras de pelo castao. Todos se acomodaron en la sala, y Roberto se sent
en un banco alto e inici su clase diciendo:
--Como vimos la vez anterior, los Toltecas eran el pueblo del sol, y les aclar que los mexica gracias a la reforma religiosa de Tlacalel, sincretizaron aun ms la
cosmogona tolteca con la nahuatlaca. Pero les dije, que de ninguna manera los mexica fueron como los toltecas adoradores del sol, ya que lo eran de Huitzilopochtli, el
dios Colibr del Sur, al que vean como una constelacin.
Los toltecas eran los adoradores del quinto sol, llamado ollin yoliztli, palabras que significan, sol de movimiento, y era el quinto sol, despus de cuatro que
concluyeron con catstrofes para la humanidad. Pero advierto que no era un credo, sino era parte de ese conocimiento cosmognico, ya que saban que la rbita solar
dura casi 26, 000 aos y dividieron esa orbita en cinco quintos, por lo que cada sol dur ms de cinco mil aos.
Los mexica heredaron ese conocimiento ancestral. Pero no se confundan, para ellos Tonatiuh el sol era una deidad dbil, y no era precisamente su dios principal,
sino lo era precisamente Huitzilopochtli, la avecilla batalladora en la constelacin del sur. Como dije, el colibr es un pajarillo batallador, y en la mitologa de ellos lo
vean como constelacin, lo que llev a tornarlo en su deidad principal, por lo que los mexica siendo el pueblo elegido del Colibr del Sur, la avecilla guerrera, se
convirtieron en el pueblo de la guerra. No se confundan porque Huitzilopochtli era una deidad nocturna, el que segn el mito ancestral, fue gestado milagrosamente, en
forma similar a como asegura Lucas se gest Jesucristo. Pero en vez del arcngel Gabriel, el embarazo de la Coatlicue, su madre, se origin por una pluma de colibr, sin
participacin de contacto sexual. En realidad los mitos son siempre similares para explicar el origen de los dioses, pero en vez de nacer un profeta en forma humana,
naci Huitzilopochtli. Aconteci que naci un dios visible para ellos, y fue guerrero desde el da de su nacimiento, ya que la leyenda asegura, que su hermana la
Coyolchauhqui dud del milagroso embarazo, y quiso por lo tanto matar a su madre, por haberse embarazado de quien sabe quin, y ella la diosa luna conspir con sus
cuatrocientos hermanos, los luceros del hemisferio sur, y se unieron para descuartizar a su madre la Coatlicue, que es la que llamamos la constelacin de gminis, y
cuando estaban a punto de hacerlo, milagrosamente naci Huitzilopochtli, el que se enfrent a sus hermanos con su macuahuitl, que es llammosla la espada
prehispnica, la que es el mazo con navajas de obsidiana. Sin embargo el macuahuitl de Huitzilopochtli disparaba rayos, y centellas, con lo que acab con la tentativa, y
descuartiz a su hermana. Por eso la luna se presenta en cuartos, tanto crecientes como menguantes. Entonces Huitzilopochtli se convirti en el dios de la guerra, y en
el guardin del orden csmico.
La manera de conservar el orden csmico segn los mexica, era luchando Huitzilopochtli contra el poderoso dios Tlalticuhtli, el dios de la oscuridad y las tinieblas, al
que siempre lo acompaaba el monstruo Cipactli, el devorador de inmundicias. Tlalticuhtli, como en muchas mitologas antiguas, era el dios destructor de ese orden
csmico, y era el dios que devoraba al dbil sol Tonatiuh. Por lo que para que Tonatiuh saliera nuevamente, y preservar ese orden, Huitzilopochtli todas las noches
tena que luchar, y vencer a Tlalticuhtli, ya que ese dios el de la gran boca tragaba irremediablemente al sol, y el dios de la guerra batallaba hasta hacer vomitar al sol,
saliendo vencedor cada da, para hacer posible la vida. Por esa causa, como su dios gastaba gran energa, y tenan los mexica que alimentarlo con lo ms preciado del ser
humano, los latientes corazones.

Por esa causa los mexicas eran un pueblo que no adoraban al sol como su deidad principal, sino al colibr nocturno del hemisferio sur. Hoy acortaremos la clase, para
divertirnos hay recreo. En ese momento Jennifer, una de las gringas dijo:
--Robert, no olvides tu promesa de llevarnos a conocer a M ara Sabina a Huautla, recuerda que nos lo prometiste para comer cmo dices que los llaman los
mexicas?
--Cuahtli nanacatl. Pero si bien se los promet, ya tambin les dije, que es peligroso, ya que ustedes ya no buscan al dios cristiano, sino quieren ir al encuentro de
una deidad prehispnica, y no s a quin vayan a encontrar. Recuerden que hay muchos que se han quedado en el viaje, y ustedes ya no van en la onda de peace and
love, as que pinsenlo detenidamente, no sea que vayan a terminar en la casa de la risa, y no olviden que yo fui al M ictln sin drogas.
--Sabes que lo deseamos, y esperamos que cumplas tu palabra.- Aclaro la gringa.
Cuando termin la clase, Alonso y M anuel se acercaron a Roberto, para decirle, que ya ni la chinga, que para que las va a llevar a Huautla a drogarse.
--Cabrn, sabes bien, que por nada del mundo me metera una madre de esas. Ya estoy lo suficientemente loco, para ponerme ms, y sabes que si viajo en eso no
regreso. Ellas son as, y por cierto, las que quieren ir son las tres gringas, las que le han metido a todo menos a los hongos, y estn de necias, ya sabes cmo son de
atacados los gringos.
Era cierto lo que deca Roberto, ya que la poca era de drogas, sexo, y rock and roll, como se deca por doquier. Inclusive ya se saba del deceso de varios dolos del
rock, y de todas maneras haba una avidez por el consumo de drogas, y la verdad los gringos las buscaban con vehemencia.
--A ver, cuntanos de esa mamada, de que t ya fuiste al M ictln y regresaste.- Dice M anuel.
--La verdad es cierto, pero para que me digan que estoy mintiendo mejor me callo.
--No derecho, anda cuntanos.
--La verdad, es que antes de meterme en esta onda de los dioses protectores, y de los nahuales, conoc una seora que est hecha una beldad, y ella me llev al
M ictln sin drogas. M e mor en una vaciada, y creme desde que lo hice con ella, lo que ms que deseo es fornicar, nadie lo hace como ella. La primera vez que lo
hicimos mor, y fui al rido M ictln, y ah conoc a mi nahual protector, el que result ser un coyote, el que me explic que era el mismo animal protector que el del
emperador M octezuma Xocoyotzin, y me dijo que mi deidad protectora era el dios desollado Xipetotec, que es una alegora al dios de la primavera, y creme que doy
gracias al cielo, de que haya sido esa deidad, ya que de haber sido la diosa de ella, no vivira ms que para fornicar, ya que ella es protegida por la diosa Xocomo, la del
sexo hmedo, que es la diosa del amor carnal. Por eso ella lo hace como nadie, y te lleva hasta xtasis jams imaginados.
-- Zacate pinche mono loco, ahora si ya estas para que te claven en la casa de la risa, y vas a parar como M arco, la campamocha, en el psiquitrico de San
Bernardino.- Dice Alonso no dndole crdito.
Como fuera, despus de esa platica, la esperada fiesta inici al momento en que Roberto puso a volumen alto el aparato de sonido, iniciando con una clsica de
Barry White para entrar en calor, y comenzaron a bailar el Bump, de moda por ese entonces, y sin importar quien bailara con cual. Por supuesto que cada quien se
sirvi de lo que dese, y pronto como diran por ese entonces, era un desmadre, porque no importaba a quien ellos besaran las chavas. No tard en que fueran para la
terraza de la alberca, donde ellas botaron los pareos, quedando en los diminutos trajes de bao, y entre tanto unas bailaban sensualmente con ellos, las dos que quedaban
solas se lanzaron a la alberca.
M s tarde una de las gringas sac un frasco con coca, y todos le metieron, ya entrados en gasto como ellos dijeron, y el desorden subi de tono, porque ellos
tambin quedaron en traje de bao, y ellas botaron al piso sus tops, dejando los senos al aire, y como era de esperarse, no tardaron en iniciar la verdadera fiesta.
A Alonso le tocaron dos, como a Roberto Tambin. Por lo tanto Alonso viva algo que jams haba pensado, estar con dos beldades al mismo tiempo. A la maana
siguiente, despertaron unos con las otras, y la fiesta no sigui, porque ellas se fueron para dormir ese da, ya que la resaca estaba en su apogeo, y ellos se quedaron para
curar su malestar bebiendo cerveza, y esperando a que doa Chole preparara unos picosos chilaquiles. Como era de esperarse el tema se centr en lo acontecido la noche
anterior, y qued claro que Roberto ya haba tenido sexo con todas, y les explic que era una especie de comuna jipi, tan en boga por ese entonces.
Entonces les dijo, que l no sera nunca como ellos, que no pasara su vida al lado de cadveres, en una oficina, a la que llamo la tumba de la vida, porque ah se vive
con puro engendro del M ictln, ya que viven, sin vivir, y solo sirven para consumir, lo que los dueos del mundo producen. Despus de escucharlo, le repitieron, que
ellos no tenan pap rico que les dejara dinero para golfear. Call Roberto, y no quiso decir, que saba que le robaban en el negocio, pero que prefera eso, a hacer ms
dinero, porque implicaba perder su libertad. Los tres das siguientes lo pasaron con las muchachas en la playa de La Condesa, la que por ese entonces era la de moda, y
todava los gays no se la haban apropiado de ella. Pero s por todas partes llegaba el aroma a petate quemado, porque como fuera la mota, era casi de consumo
generalizado. Los tiempos haban cambiado. Como fuera ellos no se la metieron, pero las muchachas s, y comprobaron que era cierto lo que Roberto les haba dicho,
que ellas eran as, y que lo nico que hara era llevar a las tres gringas a Huautla, para cuidarlas. En realidad con sus advertencias, las germanas haban decidido
abstenerse de meterse los cuahtli nanacatl y ya pronto regresaran a su pas.
Los tres das de visita terminaron, y ellos volvieron a su rutina, pensando en que mucho tenia de cierto lo que deca Roberto, de que se enclaustraran por el resto de
su vida. Sin embargo aceptaban su destino, aspirando a algn da tener dinero, para hacer lo que se les viniera en gana, por lo que ya eran como deca Roberto, copiado
de Herbert M arcuse, que eran hombres unidimensionales.
Juan se despidi un da de Ingrid, y al otro de Bruenhilde, y las llev al aeropuerto, con la promesa de que algn da volveran, ya que pronto el verano terminara.
A Roberto le quedaba pendiente el compromiso de llevar a Huautla a las tres gringas, as que siendo casi el final de la estancia de ellas en Acapulco, acept al fin, y
parti con las tres viajeras a buscar a M ara Sabina, y cuando la localizaron, ya era una anciana de ms de ochenta aos, pero estaba lucida, a pesar de ser considerada la

sacerdotisa del culto de los cuahtli nanacatl. La indgena no acept guiarlas en el viaje, pero los dlares, y los pesos de Roberto, hicieron que aceptara, pero ms
influy el hecho de que Roberto a solas, le explic, como l lleg al M ictln, y la chaman le dijo, que era difcil guiarlas por ser extranjeras, y que les advertira de los
riesgos, lo que los occidentales llaman quedarse en el viaje.
M ara Sabina advirti los peligros, pero ni con eso las tres gringas desistieron de su afn, y as les dio varios pares de hongos, de los llamados San Isidro, segn ella
los mas benficos, para lograr una experiencia como la que ellas deseaban. Esa noche el ritual comenz sin que pudiera estar presente Roberto, y al da siguiente despus
de dormir en el automvil, con ellas regres hacia el puerto de Acapulco y durante el trayecto durmieron como si estuvieran muertas, por lo que tan solo ellas saban si
continuaban viajando. Roberto decidi hacer alto en Tehuacn, y con trabajo logr que entraran al cuarto del hotel. En realidad Roberto estaba cansado, porque poco
durmi la noche anterior en el auto.
Al da siguiente salieron hacia la ciudad de M xico, y siguieron de filo a Cuernavaca, y se quedaron en un hotel para descansar, porque viajar de ida y vuelta en
verdad era agotador. Al otro da por la tarde, casi al anochecer, fue que Jennifer quiso hablar de su experiencia. Pero solo dijo que conoci a su nahual, el que era segn
dijo, una papalota, una mariposa, que le dijo, que pintara con sus alas su mundo, y que su diosa protectora era Xochipilli, al que tambin llaman M acuilxochitl, dios
floral, protector de las artes. Roberto entendi fcilmente el porqu, en virtud de que la gringa posea el don del arte, por lo que Jennifer se sinti agradecida con la
chaman octogenaria, de haberla llevado a ese umbral, y saber que deba hacer en el futuro. Sin embargo Sharon al escucharla llor, y era evidente que haba tenido un mal
viaje, por lo que maldijo la hora en que decidi, no nicamente, comer los hongos, sino hasta drogarse, pero no pudo, o no quiso relatar su experiencia. Entre tanto la
mestiza Liz, se acerco al odo de Roberto y le dijo, que ya le platicara su experiencia, y que si le permita quedarse unos das ms, en su casa, porque ella todava no
quera regresar a su pas. Roberto supuso que no quera Liz hablar de su experiencia, para no contrariar a Sharon, as que no insisti.
Al da siguiente continuaron hasta Acapulco, y llegando las dos gringas le dijeron que queran adelantar su regreso, y sin ms, Juan les facilit el telfono de su casa
para reservar el viaje de vuelta, y dos das despus las llev al aeropuerto, donde se dio cuenta que estaba como ida Sharon,, y a su parecer se qued en el viaje. Ellas
quedaron de estar en contacto con Roberto, aduciendo la amistad que se tenan, y Liz se quedo en casa de Roberto.
Esa noche algo cambi en Liz, no en su casi oriental rostro, sino que se pint, y se arregl, por lo que irradiaba sensualidad, lo que noto de inmediato Roberto. De de
hecho era ms bonita de lo que haba pensado, quizs al verla junto a las dems la opacaban, pero en realidad ahora pareca muequita de porcelana, y los oblicuos ojos
le daban una excepcional belleza, y ms que eran del color aguamarina, era raro, porque adems de un poco de colorete, traa colocado su pareo, de la misma manera que
siempre se lo pona. Ella se le acerc sugestivamente, y lo bes como nunca lo haba hecho, y fue tan excitante el beso que el sexo de Roberto de inmediato reaccion,
sintiendo un deseo insoportable de hacerla suya, y no era la primera vez, pero haba algo distinto en ella, y la llev tan pronto se soltaron a la recamara. Haba cierta
ansiedad en ambos, la que no haban tenido cuando lo haban hecho anteriormente, y de inmediato l desat el pareo, quedando ella en el diminuto bikini, y pareca
mentira, porque siendo la mitad de ella oriental antes no tena tan definida la cintura, ni tampoco el abultado trasero, el que ahora luca, y el busto le haba crecido, era
redondo y firme, por lo que Roberto se extasi contemplndola, y de pronto reaccion, acercndosele para tenderla sobre la cama, e iniciar el ritual para poseerla. Ella
reacciono como toda una fiera, participando activamente, como si lo nico que importara fuera gozar, y hacerlo desfallecer. Al fin la posesin se dio, y claramente
Roberto toc sus entraas, hacindola desfallecer, y continuaron querindose fundir hasta que ambos casi el mismo tiempo iniciaron el principi del fin. Roberto inici a
vaciarse sin poderse controlar, y de inmediato supo que estaba entrando al oscuro M ictln, y por segunda vez en su vida le aconteca la muerte en un endemoniado sexo.
Entr al rido lugar de los muertos, y tuvo una segunda experiencia, pero esta vez ya no estuvo el coyote, sino su nuevo nahual, fue la majestuosa guila, como esa ave
fue el nahual del poderoso flechador del cielo Ilhuicamina, y as con un nuevo nahual regres del M ictln, sabindose un guerrero en libertad.
Cuando al fin se solt de Liz, haba tenido un sexo tan extraordinario, como el que haba tenido con aquella voluptuosa chaman de sus aoranzas. Entonces mir los
verdes ojos de ella, y supo que ella ahora era vestal de Xocomo, la diosa del amor carnal, y casi de inmediato ella hizo porque la amar nuevamente.
Los das siguientes fueron de frentico sexo con Liz, la que haba encontrado su nahual, una gata en celo, y ahora su diosa protectora era la deidad del sexo hmedo.
Sin embargo el guila protectora de Roberto lo hizo reaccionar, y entendi que la libertad todava era un don ms preciado que el amor. As que dese volar, y decidi
primero vender el negocio que le dej su padre, para despus viajar por todo el mundo por un tiempo, porque eso no le permitira vivir rutinariamente, y ser un ser
como Tonatiuh que recorre un largo camino. As que le explic a su decisin a Liz, y a los pocos das la dej en el aeropuerto, prometindose estar en contacto.
Roberto fue a la ciudad de M xico, y vendi casi de inmediato su negocio, y despus inici su viaje por Europa. En tanto viajaba, se enter que Alonso consigui
nueva esposa. Roberto supuso que algn fiambre de ese mausoleo al que llaman oficina se haba casado con l, y M anuel recorri el mismo camino que Alonso. Las
alemanas siguieron su camino estudiando, y gradundose, en una universidad alemana. De Sharon supo que acab internada en un manicomio, con el diagnostico de
esquizofrenia paranoide, y de Liz supo que era una sensual artista de cine, y la que le inform, fue Jennifer, la que cobr fama como pintora en Nueva York, y fue ella
la que de repente lo visitaba, cuando estaba Roberto en Acapulco. Jennifer dej las drogas, y fue gracias a ella que Roberto se dedic a escribir, obteniendo un xito
relativo en los Estados Unidos con sus novelas, como fuera, el guila haba remontado el vuelo.

FIN

ANTONIO EL COJO

Como dice una cancin popular muy en boga hace aos, la vida te da sorpresas, y eso le aconteci a Too, al que sus primos le apodaban el brujo, el que en verdad
no tena nada de esotrico, sino que el apodo se lo haba puesto su to el pap de M artin por su aficin a la ciencia y a la bsqueda de piedras bellas que pulir, y a su
incansable bsqueda por fsiles, y el apodo provena por alqumico. Claro que era una falacia, y su to lo apodaba as, porque su hermano Alfredo el que le decan el
brujo menor, tena tambin aficiones similares, y el pap de M artin los identificaba con los sabios Abicena y Aberroes. Pues bien el brujo Antonio, fue quien le
present a Guadalupe, la vestal de la diosa Xocomo, la del sexo hmedo a M artin, al que culp en silencio de su desilusin, pero la que cay. Pero la verdad es que
estaba por ese tiempo como posedo por la voluptuosa y sensual mujer, y durante largos aos maldijo al da en que se la present, porque ella perdi si es que lo tuvo,
el inters por Too.
Aunque nunca le reclam nada a M artin, esa fue la causa por la que Antonio se alej de la casa de su primo, porque le era intolerable que le recordarn que perdi a
Guadalupe, por imbcil, como l se pensaba. Nunca logr superar el amor de aquella mujer, por lo que como muchos, despus de un gran amor se casan con la primera
mujer que les hace caso, pensando que ese ser el remedio a su pasin. La verdad es que fue infeliz, y por dems tambin hizo de su mujer lo mismo, hasta que ambos
cansados de vivir esa realidad, se separaron.
Too pensaba en Guadalupe, pero ms pens en ella, despus de su divorcio, y se volvi un amor enfermizo, y lo peor nunca haba sabido que escogi para hacer
objeto de su amor a la persona equivocada, ya que ella, nunca le dijo que su ser estaba consagrado a una diosa prehispnica, y lo peor a la deidad del amor carnal. l
nunca tom siquiera en consideracin que en verdad para ella era algo as como un mentor, ya que cuando se conocieron, Antonio saba mucho acerca de la cosmogona
ancestral, lo que influyo en su to para el apodo de brujo. En verdad la haba impresionado cuando le aclar a Guadalupe que la leyenda del Quetzalcatl, el hombre
blanco y barbado era tan solo eso, porque la mitologa acerca de la serpiente emplumada, era en realidad muy distinta a lo que deca la leyenda de Ce catl Topiltzin, al
que la leyenda le llamo Quetzalcatl.
Antonio haba captado la Atencin de la bella mujer, al decirle que otro de los nombres tolteca de Quetzalcatl era Nehualpipitzin que significa prncipe de los
nahuales, y al escuchar esa palabra la mujer, supo que Too el brujo, era algo as como el continuador de las enseanzas de don Porfirio Linares. Pero nunca pens en
que fuera su amante, porque no le atraa el que fuera tan espiritual. Lo escucho con atencin cuando Antonio continu dicindole que en realidad Quetzalcatl era la
deidad de la sabidura, aunque tuviera diversas manifestaciones, y que como tal era el inspirador de los profetas tolteca, y que era la deidad de un Centotl o sacerdote
sabio de su culto el que se llam Ce catl Topiltzin, al que identificaron como el hombre blanco, y barbado, el que por embriagarse, y a causa de ello, por vergenza se
march en una barca rumbo al occidente. Le dijo que eso era la leyenda popular, la que nada tena que ver con la deidad.
El brujo, le explic que en realidad la idea de Quetzalcatl como deidad, era identificado como un dios dual, algo as como el mtico abraxas de los gnsticos, ya que
era materia, y espritu, y en una idea de iluminacin, y los tolteca pensaban que la materia era el cuerpo, y el espritu lo esencial del hombre, y deba prevalecer ese
espritu sobre la carne. Too el brujo al darse cuenta de que la tenia embelesada se emocion, y le explic que los tolteca lo identificaban con el serpentn de humo que
produce la materia al consumirse, y de esa observacin lo identificaron con el dios del viento Ehcatl, pero ese serpentn de humo producto de que la materia se
consume, y hace que el alma se eleve al cielo, los que por cierto eran trece segn la mitologa tolteca.
Al hablar as convenci a Guadalupe, de que Antonio era espiritual, y lo que ella quera era un garan, con quien desfogar su energa sexual, de la que estaba
convencida provena de Xocomo. En tanto Antonio culmin de explicarle que Quetzalcatl como dijo, era una dualidad en realidad era Tezcatlipoca, pero con su
sabidura infinita era el Tezcatlipoca blanco, el que es luminoso, y habita en los cielos, por eso lo identificaban con la estrella Venus, la que era dual, ya que era tanto
lucero de la maana, como de la noche. En tanto Tezcatlipoca negro produca la materia desde el inframundo. En realidad era Tzocontli el dios que creaba la materia
expulsndola de las entraas de la madre tierra cuando hacan erupcin los volcanes y esa era la dualidad materia espritu
Guadalupe estaba gratamente impresionada con la cultura del brujo Too, y le pidi que la visitara, y le confes que ella era chaman de un culto ancestral y que le
interesaba todo acerca de los dioses prehispnicos, as que las puertas de su casa estaban abiertas para l.
Antonio ese da sali de la casa pensando que ella quera con l, y se emociono tan solo de vislumbrar tener una hembra como ella en sus manos. Desde ese da Too
iba de continuo a su casa a visitarla, pero ella siempre lo interrogaba acerca de los mitos toltecas, as habl de los cielos de la tierra llamada Anhuac, y de los dioses
protectores de los cielos en los cuatro puntos cardenales, y ella tambin le platic que fue discpula de un poderoso chaman llamado Porfirio Linares, y con la confianza
le dijo que don Porfirio la haba guiado para ir al M ictln mas habl que era vestal, sin aclararle nunca su deidad protectora.
Y lo que ya sabemos le presento a su primo M artin, y ya no volvi a ver a Guadalupe, dolido por lo que l pens era traicin de su amada chaman. Pasaron los
aos, y un da saliendo de su oficina, fue a un bar en el centro de la ciudad. l era solitario, y ms aun, despus de su divorcio, por lo que en ocasiones iba a beber unas
copas para matar la soledad. Por ese entonces ya haban pasado veinte largos aos de la ltima vez que vio a Guadalupe, pero ella segua en su memoria, como la
aorada mujer ideal, la que aun lo haca palidecer de deseo. Ese da sali de la cantina, un tanto entonado, porque era diciembre y tena el dinero del aguinaldo, por lo que
bebi un poco de ms de lo que acostumbraba, y las horas se le fueron sin darse cuenta. Sali del bar ya cerca de las doce de la noche, y por el frio el centro de la ciudad

estaba vaco, y no localizaba un taxi para volver a su solitaria existencia en su departamento. Camin al no haber trafico por esa calle para ir a la avenida, donde supuso
le sera ms fcil coger un taxi, y a una calle de ella, le sali un sujeto con navaja en mano para asaltarlo, quizs por los tragos, o por el hartazgo se enfrent al sujeto, al
que sin saber cmo, logr desarmarlo, y tom el arma, al tiempo que el tipo peg la carrera. Pero no contento, Antonio decidi perseguirlo, y al hacerlo su pie flaqueo en
la orilla de la banqueta y cay fracturndose el hueso, en una fractura expuesta, por lo que del intenso dolor se desmay.
Dos das despus despert Antonio, en una cama del hospital general de la ciudad de M xico, y conforme recuper plenamente la conciencia, record el incidente, y
el dolor de la pierna le hizo gritar, por lo que la enfermera acudi y le puso un calmante en la botella de suero, y de inmediato Antonio pregunt, que porque estaba
internado en el nosocomio. La enfermera acostumbrada a esas lides sin ms le solt:
--Sufri una fractura expuesta en la pierna, y qued usted botado en la calle, quien sabe por cunto tiempo, y como era sbado, ya tarde llamaron a los servicios
mdicos, y ya sabe como son. La ambulancia nos lo trajo al anochecer, por lo que quien sabe cuntas horas paso usted botado, y dele gracias a Dios, que algn buen
hombre se apiad de usted y le aplic un torniquete en la pierna, de otra manera hubiera muerto desangrado, y eso le salv la vida. Pero por desgracia quien le aplic el
remedio no saba nada de medicina, y la pierna se gangren, y no hubo ms remedio que amputarla. Pero dele gracias a Dios que est vivo.
Antonio recibi la noticia, y pens que nomas eso le faltaba para colmo de su mala fortuna, y cay en amargo llanto, reclamndole a Dios por hacerlo sufrir. Eso lo
escuch la enfermera, la que le reprendi por no darle gracias al Seor por permitirle vivir.
Nadie fue a ver a Antonio, porque nadie le hizo el servicio de llamar a su hermano, que era ya lo nico que tenia, pues su ex esposa se haba ido a vivir a provincia,
llevndose a su hijo. As sali al fin con muletas del hospital, y esa situacin, agrav su ya miserable existencia, porque para seguir trabajando como muchos invlidos,
tuvo que sufrir las consecuencias. Por ese tiempo muchas veces pens en el suicidio, y todava por ese entonces consideraba pecado la opcin, porque fue educado
como la mayora creyendo en el dios de los judos, pero en Jesucristo tambin, y su credo le impidi tomar la opcin. Pero lo que no saba es, que ese mismo credo que
profesaba, era otra de las cosas por lo que Guadalupe no lo llev al M ictln como lo hizo con M artn. Porque el credo ancestral era diametralmente diferente al
judeocristianismo, y es un impedimento para ir al M ictln creer en un cielo, y en un infierno, y menos en la inexistente gloria del Seor.
Con su nueva situacin, poco, a poco, comenz a perder la fe, porque no pens ya que su minusvala era producto de otra dura prueba de Dios, y la soledad, es
peor que la minusvala, y as se enclaustr y volvi a los libros. Un da de esos se top con La Crnica M exica de Hernando Alvarado Tezozmoc e inici su lectura, y
llego al pasaje donde M octezuma Xocoyotzin comi los cuahtli nanacatl, los hongos alucingenos, y ley el pasaje relativo al M ictln, donde se menciona al rey
Huemac y a Tzocontli, del que saba que era Tezcatlipoca y a su mente vino nuevamente la imagen de la mujer que le haba robado el seso, y como haba dejado hasta de
ir con las meretrices, al recordarla se excit, y alivi su deseo con la mano. Por supuesto que por ese da se olvido de la lectura, la que tomara de nuevo das despus.
Aconteci que se convenci que su vida ya no tena sentido, y retom la idea de que sera su opcin quitarse la vida, pues era miserable. Viva lamentndose de su
situacin y aorando una mujer, la que a pesar de sus casi sesenta aos, le haca hervir la sangre, y cada que la recordaba ocurra al alivio manual, y como ya estaba
convencido de que la vida nada le ofreca, busc quien le vendiera drogas. Por supuesto que no le fue difcil encontrarlo, y as ya en ese ao del nuevo siglo, se aficion
primero a la marihuana, con lo que encontr una vida alternativa. Pero no contento con ello, pronto sinti la curiosidad de hacer un viaje con hongos, los que busc, y no
pudo conseguir, por lo que decidido a tener una experiencia y conociendo de fsiles y de herbolaria, decidi viajar al pueblo del peyote, y pidi parte de las vacaciones
que le adeudaban. Por supuesto que se le dio permiso en el trabajo, donde ya era considerado un estorbo, e inclusive, ya le haban sugerido que pidiera su jubilacin
adelantada. As sali en autobs para el pueblo llamado Real de Catorce, el que fue un poblado minero en San Luis potos, y donde saba que era la poblacin del
peyote.
Despus de un incomodo viaje en autobs, y sin gua ni nadie que lo asesorara, fue a cortar varias biznagas del cactus, y regres al hotel para el da siguiente volver a
su claustro. Ya en su casa, al otro da hizo un licuado, como le haban indicado, con frutas para disimular el sabor, y sin pensar en las consecuencias la bebi. Antonio
era novato y sin gua, en verdad divago viendo cosas inexistentes, similares a los albrijes y nonos cilindreros, los que se burlaban de su condicin. Pero en realidad fue
casi una experiencia como cinemascope, ya que un no fue viaje guiado. Fue en realidad drogarse por pasar el rato, como se dira hoy, lo hizo por recreacin, y quizs
porque dosific la dosis el viaje fue relativamente corto, y as como inici alucinar y volvi, lo que le pareci un tanto banal. Pero como fuera, lo sac del letargo
existencial, y fue mejor que ponerse lento con la marihuana, por lo que dejo secar sus plantas, siguiendo las instrucciones que recibi con la idea de comer su carne los
fines de semana, para hacer menos pesada la vida. Cuando volvi al trabajo, su jefe lo llam, se haba ya percatado que la persona de Antonio para l, era ya mera figura
decorativa. Por lo que le pregunt, cuando le corresponda la jubilacin, y al contestarle Too, que tan solo le faltaban nueve largos meses, el jefe se compadeci, y le
dio su venia para ya no asistir, e iniciara con toda calma los trmites.
De momento se sinti contento Antonio, pero con el paso de los das, a pesar de la lectura, y de perder el tiempo frente al televisor, la soledad que siempre es mala
compaera, pronto le cans. As que decidi comer nuevamente de sus plantas, y escogi una ms grande y ms seca y, la licu con frutas, y la comi. Como fuera, l
ya no tena el temor a lo desconocido de la primera vez, se relaj, y as inici su segundo viaje de peyote.
En esa ocasin fue distinto. La alucinacin dej de parecer una pelcula, y fue ms personalizada, y crey que su ser se despegaba de su cuerpo, y se elevo primero,
y despus cay en picada entrando al inframundo por la corteza terrestre. En ese momento supo que este viaje sera distinto, y cuando sali, nuevamente vio el cerito
del chapuln pero sin el castillo que luce en la cima y, se vio caminando sin su pie, y se mova grcil, sin que callera por la falta del cacho de pierna, y andando hacia la
cima se encontr con la cueva del cerro, la que existe, pero que no la muestran a los visitantes. Ya en la entrada, supo que deba introducirse en ella, y como haba ledo,
comenz a descender hacia la profundidad, donde saba que estaba el inframundo y se encontr con el viejo Ttec, el de manos gigantescas, y le seal la ruta que
tendra que seguir, y sin hablar el anciano que tendra todos los aos del mundo, le habl, sin pronunciar palabra, dndole la bienvenida a la morada de Tzocontli. De
momento Antonio no comprendi del porque de la bienvenida, pero pronto comprendera al encontrarse con el mtico rey Huemac, el que haba ido hace siglos a la
cueva, para morir con la intencin de resucitar, y volver con sus ejrcitos del inframundo, para recuperar su trono, del que fue despojado al perder con un rey
conquistador . Cuando estuvo frente al poderoso guerrero, se qued Antonio sin saber qu hacer. Entonces le habl Huemac, brillando como sol, y sin pronunciar
palabra le dijo:
--Te dio la bienvenida el viejo Ttec por ver que eres como Tzocontli, pero si estuvieras completo no seras bienvenido a este sitio. Te permitir el paso para que
encuentres a Tzocontli, y entiendas que no tienes porque lamentarte de tu cojera, la preocupante es la minusvala mental, la que se llama estulticia. En vez de
lamentarte, deberas estar orgulloso, porque perdiste la pierna luchando con valenta, y de no haber sido por el accidente, ese desgraciado malandrn ya estuviera por
toda la eternidad sufriendo la soledad del rido M ictln.
Ves, te mueves como Tzocontli, el que es como t, l tambin perdi una pierna que le devor el maldito Tlalticuhtli, cuando lo quiso expulsar del inframundo, y
todava el poderoso Tezcatlipoca es el seor del inframundo, al que ilumina con su propia luz, y con ella gua a los valientes al Cincalco, y ahora que no crees en el

absurdo dios de los invasores tlacastali podrs ver a Tzocontli, ms no hablars con l. Pero te mostrar la lucha que tubo contra Tlalticuhtli, el dios de la oscuridad, al
que lo acompaa su fiel monstruo Cipactli, para ir a devorar al sol. Goza la lucha, la que en realidad es de luz, contra oscuridad, y si no hubiera vencido Tzocontli, no
hubiera paraso en el Cincalco, donde los valientes van aparar, a y gozar de todas las delicias. Donde hay las ms hermosas mujeres para fornicar, anda ve y que lacre tu
alma, cuando lo mires
Antonio sigui adentrndose en el inframundo descendiendo cada vez ms, pero en vez de oscurecerse, el camino se iluminaba con luces de colores producto de las
estalagmitas y las estalactitas policromas repletas de gemas, las que provocaban los colores y, al fin despus de rodear una enorme estalagmita, lo seg una enorme, y
brillante luz, y supo que ah habita Tecaztlipoca brillando. Despus de que la luz atenu, pudo distinguir la figura del imponente dios, el que lo mir con sus ojos de
lava, y sin esperar prembulo alguno le dijo con voz de trueno, la que sali de las entraas de la tierra como una erupcin:
--Te permit venir hacia a m, para que sepas que tener lisiada una pierna no es un impedimento. Es cierto que tienes dificultades fsicas, pero no eres el nico que
ha perdido una pierna. Inclusive yo carezco de una de ellas. Pero la perd a causa de un combate. Los dioses premiamos el valor con el Cincalco, y t ya eres ya digno de
estar en ese lugar. Yo perd mi pierna que trag Tlalticuhtli, y lo venc apoderndome del reino del inframundo, y aqu estas siendo aceptado por m, para decirte que te
quedan alas en el pensamiento y hay mucho que puedes hacer utilizando tu cerebro, y afronta con valenta t perdida, so pena de perder lo ganado. Te dir que tu actual
pueblo hace gala de cobarda, y no merecen decirse mexicanos, pues ellos guerreaban y nunca toleraran gobernantes como los que hoy tienen, por eso ahora el Cincalco
est casi vaco, porque tu pueblo es de cobardes, y a los dioses nos da vergenza de cmo actan. Pero tu demostraste valenta, y te cost la pierna, y por eso estas
aqu. Yo en compensacin te har un obsequio, pero solo lo recibirs hasta que recuperes la cordura, y dejes de actuar como lo haces. No olvidars que hablaste
conmigo, pero no recordars que te har ese regalo. Ahora mrchate por donde llegaste, que has terminado tu viaje.
Too volvi del viaje, e inmediatamente se qued dormido hasta el da siguiente, y tuvo nuevos bros, y todo le pareci que no estaba en su lugar. A pesar de su
minusvala, se dio a la tarea de limpiar, y ordenar su hogar, labor que le llevo cuatro das, pero logr dejar presentable su casa, y de inmediato busc sus cosas de arte y
se puso a dibujar como haca ya mucho que no lo practicaba, y not que de alguna manera su destreza haba mejorado milagrosamente, y hasta ese momento se dio
cuenta que en verdad haba estado con el gran dios patrono de los guerreros noveles de los colegios del Calmcac y de la Tepochcali, el poderoso Tezcatlipoca, y con
eso dej de importarle su desgracia.
Los nueve meses pasaron rpido sin sentirlo, y se jubil cobrando completa su raqutica pensin. Sin embargo su arte progresaba, y se anim amostrar su obra, un
tanto sanguinaria por la temtica. Pero logr que una galera se interesara en su obra, y su situacin econmica mejor. Dos aos haban pasado desde aquel viaje mgico
de peyote, y el da de su cumpleaos, para renovarse fue a un almacn en Perisur y compr algo de ropa, y se dej puesto pantaln, zapatos, camisa y una bonita
chamarra. Claro que una manga del pantaln estara arremangada, pero eso ya no le import, y decidi que ese da comera en un buen restaurante. Como fuera, cumpla
sesenta y cinco aos de edad, y antes de salir su rostro palideci, porque vio a una mujer igual a Guadalupe. La que era su doble hasta en lo voluptuoso de su cuerpo.
De inmediato pens, en que era imposible que fuera ella, porque saba que era tres aos mayor que l y por lo tanto Guadalupe tendra cuando menos sesenta y ocho
aos. Entonces pens que deba ser su hija, y sin pensarlo quiso saber acerca de la mujer, la que siempre haba deseado, y con prisa, claro con la que poda, se acerc a la
muchacha que pareca de treinta aos, y cuando la tuvo enfrente con cortesa le dijo:
--Perdone mi atrevimiento seorita, pero no pude contenerme al verla. La verdad que es usted la viva imagen de una amiga que conoc hace ya ms de tres dcadas,
casi cuatro, si no mal recuerdo y ella se llamaba Guadalupe Beltrn, y es tanto el parecido que quisiera saber si ella es algo de usted.
Ella lo mir detenidamente con esos hermosos y profundos ojos negros, tratando de escudriar en su memoria. Pero le era imposible recordarlo, porque a sus casi
setenta aos, haba conocido tantos hombres, que le era imposible saber de quin se trataba, y para no regarla como se dice, opt por seguir un juego, y as le dijo:
--Para darle alguna informacin, dgame quin es usted, bien sabe cmo estn los tiempos.
--Fui amigo de ella, soy Antonio Lara, y si sabe acerca de ella, me gustara saber para mandarle un afectuoso saludo, y enterarme que fue de ella.
Aun con el nombre ella no record de inmediato, porque en verdad haban pasado tantos hombres a lo largo de su vida, que le era imposible recordarlo, y opt por
preguntarle que como la conoci, y Antonio le dijo:
--Ella viva en la unidad M odelo, y yo le ense algunas cosas acerca de los toltecas, y la visit por un tiempo.
En ese momento ella record, y con una amplia sonrisa le dijo:
--Too, que gusto de saber acerca de ti. Disculpa pero ha pasado tanto tiempo sin saber acerca de ti, por lo que no te reconoc.- Se acerco y le dio un beso en la
mejilla, en tanto l no sala del asombro, porque en verdad pareca que el tiempo no haba pasado por ella, y sin pensarlo l le dijo:
--M e gustara tomar un caf contigo un da de estos, si me lo permites.
--Porque no ahora. Si tienes tiempo aqu hay muchos sitios.
Antonio acept de mil amores, y ambos se dirigieron a un conocido restaurante, de una cadena de restaurantes, para beber caf, y recordar algo de los tiempos idos,
y se sentaron frente, a frente, en la cafetera, y ella inform, que haca aos que viva en una casa del pedregal de San ngel, y que por supuesto segua soltera. Lo que
ella no dijo, es que la casa era producto de algn amante que enloqueci por ella, y le regal la casa, y la nombr heredera universal de sus bienes. Como fuera gracias a
su belleza siempre haba recibido valiosos regalos de una serie interminable de amantes. En tanto Antonio confes su miserable vida, y sabiendo que ella cuando menos
haba sido chaman, le platic que su vida cambi gracias a un viaje de peyote, donde se le present Tezcatlipoca y ahora sino era un gran artista, ya viva mejor gracias a
su pintura. Ella se interes en su arte, y l ofreci regalarle una obra, y quedaron de verse para el viernes en casa de ella para comer y se despidieron como si el tiempo
no hubiera transcurrido.
Antonio sali del restaurante y se despidi de ella y se retir como nio con juguete nuevo, pero consiente que no poda albergar alguna esperanza. Cuando lleg a

su casa de inmediato busc entre sus cuadros uno que pudiera significarle algo a Guadalupe, y escogi una obra singular donde haba una interpretacin de Tzocontli,
uno de sus favoritos, por el significado que para l tena, y de inmediato sali a buscar papel para envolverlo, y regalarlo.
El hecho de haber tenido el casual encuentro, le dio nueva vitalidad a su cansado cuerpo, y el viernes con evidente ansiedad se arregl con ropa nueva, y se puso el
traje que haba comprado, y no fue hasta que doblo la manga de la pierna mutilada, que tom conciencia de su impedimento. Pero reson la voz de trueno, que esa
ocasin haba odo, dicindole que su falta de pierna, no era un impedimento, y dej de importarle su minusvala, y se dio cuenta que de eso nada se haba tocado en el
feliz encuentro con la mujer de sus desdichas.
Por telfono pidi un taxi, y como siempre baj del apartamento cargando el cuadro en el brazo libre de la muleta, y era ya tanta su prctica, que no le cost trabajo
descender, porque la voz le haba recordado que tena alas en el pensamiento, y el pie en la tierra, y pronto estuvo el taxi a recogerlo. Cuando lleg a la casa de ella se
sorprendi Antonio, pues aunque no viva Guadalupe en una mansin, era una casa lujosa, de esas que se construyeron en los terrenos de alguna antigua casona
dividindola en cuatro lujosas residencias, y a la entrada el vigilante pido nombre del visitante, y busc en su lista, y previa entrega de la licencia del taxista abri la reja
el hombre. Cuando baj del automvil Antonio la mucama ya lo estaba esperando, y le tom el cuadro, y l la sigui adentrndose en la residencia.
Cuando entr, se admiro de la opulencia, y al fin se dio cuenta, de que a una mujer tan bella, no le debieron faltar nunca poderosos pretendientes, y saba que la
belleza aunada a la sensualidad, son los dones ms preciados. Lo que ignoraba Antonio, es que quien fornicaba con ella no volvera a olvidarle, porque los hombres
perdan la razn por Guadalupe. La sirvienta lo llev a la sala y le ofreci asiento, y entonces pens en doa Chahua la antigua sirvienta la que de seguro ya haba
muerto, y le trajo caf la mucama, sacndolo de sus pensamientos.
Al fin baj Guadalupe luciendo espectacular, como para que no la olvidara jams Antonio, como si lo hubiera podido hacer. Ella se sent en un silln frente a l, y
comenzaron a recordar, y ella al fin le pregunt por M artin, y el tuvo que admitir que dej de verlo, porque lo odi y no hubo necesidad de decir la causa. Sin embargo le
inform que saba que nunca se cas, y que lo ltimo que supo acerca de l es que se haba ido a estudiar a Rio de Janeiro, y al fin sali el tema obligado acerca de su
accidente. l relat la historia y qued de lado el tema, y fue hasta ese momento que Antonio le entreg su regalo, y cuando lo abri quedo impresionada del talento
desplegado y, le pidi que la siguiera para mostrarle donde sera colocado, y Too ya con habilidad se puso textualmente de pie, tom su muleta, y la sigui hasta un
despacho, donde vio otra pintura de una deidad desconocida para l, y ella le dijo que lo colocara en la misma habitacin, y sugiri ella que fueran a comer.
Cuando se sentaron en el comedor, ya estaba dispuesta una botella de un caro vino tinto, y todo arreglado para una suculenta comida y, hasta ese momento se
percat, de lo tanto que ella se haba sofisticado, tomando el discreto encanto de la burguesa. Comieron y despus bebieron coac con caf, y en ese momento
Guadalupe se levant de su asiento y se postr en el respaldo de la silla para tomarlo por la cabeza, pasndole las manos por ella, y sin ms regres con una enigmtica
sonrisa a su sitio. M s tarde, despus de hablar de otros temas, ella le dijo que le mostrara dentro de un rato, el templo a su diosa protectora, porque ahora s estaba
Antonio preparado para conocerla.
M s tarde subieron a la planta alta, y al fondo del pasillo se dirigi Guadalupe, abriendo la puerta de la entrada y permitindole el paso a Too, al tiempo que
prenda la luz, y pudo mirar una cama King size tendida con sabanas de satn rojo, y vio un pequeo dolo de barro, con un incensario para copal. Sabiendo del
impedimento para estar de pie, le pidi a Tono que se desvistiera, en tanto ella sensualmente se denudaba, quedando tan solo en un coordinado blanco, y un sensual
ligero, contrastando con el moreno tono de su piel. Antonio estaba embelesado, y era ms sensual y espectacular de cmo la haba imaginado. Ella se acerc lentamente,
y al llegar, quit sensualmente los zapatos de tacn de aguja, y se recost en la cama para que al fin Too lograra el deseo tan largamente anhelado, y al fin se fundieron
en un excitante beso, en tanto ella clavaba sus uas en su espalda, y se desato la pasin de Antonio tan largamente reprimida. Al fin la penetr y, al momento de
vaciarse no pudo parar, y sinti que su ser completo se iba por su sexo, y sin saber cmo, se encontr el rido valle del M ictln, donde todo era soledad, y camin con
un solo pie sin la muleta hasta llegar a una roca y sent, al tiempo que llego una langosta de tierra coja, la que le habl diciendo:
--Yo soy tu nahual, y como vez tampoco tengo una pierna, pero vuelo y no me hace falta, y al fin te has dado cuenta que no la necesitas, y menos a dnde iremos,
porque Tezcatlipoca as lo ha dispuesto, preprate a gozar, porque iremos al Cincalco.
Guadalupe se dio cuenta de que se quedo inerte Antonio, y lo retir de encima de su cuerpo, y de inmediato trat de reanimarlo, lo que fue imposible. Era la primera
vez que alguien que ella escogiera, no haba resucitado.
FIN

EL MANUSCRITO

Esa maana Guadalupe recibi un mail en el servidor de su computadora, las que no existan cuando conoci a don Porfirio Linares. Bueno no haba todava
computadores personales, si acaso el gobierno tena unos armatostes en fila por computadora, y apenas se iniciaba la profesin de perforador de tarjetas, la que hoy ha
quedado en el olvido por obsolescencia. Cuando Guadalupe recibi el mail ya deba ser toda una anciana, aunque maravillosamente no lo era, y aunque ya no irradiaba la
jovialidad de antao, era todava una mujer apetecible, a pesar de sus casi ochenta aos de edad. La circunstancias de la modernidad exigan aun a las personas de la
tercera edad ponerse al da, as que ella tambin ya le entenda a la computadora, aunque los telfonos computadoras se le indigestaban, pero aun as ya tena su cuenta
de mail, y hasta de faceboock. Como fuera, el mundo de las comunicaciones haba evolucionado, a grado que literalmente las noticias vuelan.
El mail que reciba, provena de la cuenta de un viejo conocido de ella, el que era Pepe M edina, del cual haba sabido viva en Cuernavaca, y el que segn su clculo,
ya sera un viejo como ella. Entonces Guadalupe se coloc los lentes para leer el mensaje, y se encontr con que le informaba de la muerte de don Porfirio Linares, del
que deca haba muerto ya siendo casi centenario, por supuesto de edad, y le requeran para ir a darle el ltimo adis de su partida la que sera sin lugar a dudas haca el
Cincalco. Ella sonri por lo que deca la nota, ya que era el primero en haber muerto y resucitado, aunque ahora fuera al paraso ancestral donde regenteaba Tzocontli, y
no le hall sentido en ir al norte a darle un ltimo adis, porque ella estaba segura que pronto ah lo vera rozagante de juventud, y porque no, ella con gusto le
complacera en todos sus deseos, pues estaba segura de que tambin ella ira aparar al inframundo gobernado por Tezcatlipoca.
Se sent en la silla frente al computador para contestarle a Pepe M edina, y escribi unas lneas dicindole que en realidad no lo senta, pues saba que don Porfirio
era inmortal, y que para ese momento ya estara gozando del las delicias, por haberle servido a los dioses, y tan solo pregunt si alguien seguira su legado.
Pepe M edina recibi la respuesta, y tan solo le dijo, que ella le deba mucho a don Porfirio, y que aunque ya haban incinerado su despojo, debera ir a conocer a los
hombres que seguiran con el culto ancestral.
Ella respondi de inmediato, pidiendo informes de quienes recibiran su legado, y Pepe M edina le dijo, que eran hombres que ella no haba conocido, y con eso ya no
le interes realizar el viaje a la aldea donde don Porfirio Linares haba vivido, y ya no contest.
Ella en realidad ya era una anciana en un cuerpo demasiado bien conservado por la voluntad de Xocomo, y pens en que ya estaba grande para ir a los rituales,
sabiendo que habran veintisis chamanes a los que nunca haba visto en su vida. Cuando conoci a don Porfirio Linares, est le coment que ella era una mujer perfecta
para haber ocupado un sitio a su lado, y record que el tlanemaca le dijo, que para reviviera el culto antiguo requera cuando menos de veintisis hombres y mujeres, los
que serian los guardianes de cada uno de los trece cielos, donde habitaban cada uno de los dioses principales del cosmos, por lo que si no acept antes, menos ahora de
vieja.
Record lo que saba acerca de la cosmografa mexica, porque su mundo no nicamente cielos y tierra, sino tambin haba nueve niveles en el inframundo, y tambin
lo que los mexicas crean acerca del Anhuac, al que llamaban Tlaticpac, que era la tierra rodeada por agua, teniendo a las cuatro deidades protectoras en los respectivos
puntos cardinales. Siendo que al norte, estaba el protector el llamado Tezcatlipoca negro, y al oeste, el protector era el dios desollado Xipetotec, y Quetzalcatl al este,
y al sur el dios ms importante del panten de dioses mexicas, el dios guerrero Huitzilopochtli, por lo que saba que se requera un guardin por cada cielo, e
inframundo, y los cuatro guardianes. Era por lo mismo mucha gente, y ella ya estaba vieja para ocupar un lugar entre los tlanemacas o sacerdotes del culto, por lo que de
plano definitivamente desech la idea de ir al ceremonial, donde probablemente tendra que aceptar ser un tlanemaca de su deidad Xocomo, la que habitaba en uno de los
niveles del inframundo, y por dems tendra que buscar vestales del culto sexual de la diosa del sexo hmedo, y ya no era fcil convencer a jovencitas para ser
sacerdotisas, como ella lo fue.
Tomada su decisin, subi a su altar privado para disculparse con su diosa, en caso de que hubieran pensado en ella para ser elegida, en un culto del que en realidad
estaba alejada, porque ya no era una jovencita vida de sexo.
Das despus recibi un nuevo mail de Pepe M edina, el que le deca que los tlanemacas, y guardianes de los cielos y de la tierra, estaban decepcionados por su falta
de asistencia al entronamiento del nuevo sumo tlanemaca, porque la diosa Xocomo no fue venerada. Guadalupe ya ni contest, porque a final de cuentas lo hecho, ya no
tena remedio, y sigui con su vida. Ya haca tiempo que no veneraba a Xocomo, porque ya a su edad, haba preferido la comodidad que le proporcionaba su amante, el
que de vez en cuando la visitaba cuando sus mltiples actividades se lo permitan, ya que l era un importante poltico.
De hecho pens, que bien haba servido a su diosa por aos, y que por ella haba sacrificado hasta el amor, porque la verdad estuvo muy enamorada de Roberto, al
que dejo ir por seguir los ritos sexuales y que impedan que ella fuera mujer de un solo hombre. Nuevamente le escribi Pepe M edina, dndole los nombres, y las
direcciones de los veintisis tlanemacas del culto, y uno de ellos viva en la ciudad de M xico, por lo que le sugiri que le llamara por telfono, y que lo visitara, antes de
que fuera demasiado tarde.
Ese da ella llam para concertar una cita con Ricardo Lpez, el guardin del Cem Anhuac, un tlanemaca del culto de Coatlicue, del segn le haba informado Pepe
M edina. Sin embargo ella siquiera haba escuchado hablar del sujeto, sin embargo, movida por la curiosidad, y porque haba dejado de tener contacto desde haca muchos
aos con don Porfirio Linares. Bueno en realidad poco lo conoci, ya que hasta se dira que fue un encuentro casual, y l la introdujo en la idea del culto a los dioses
antiguos, y la llev a su propia muerte, y resurreccin, y tan solo lo visit dos veces, y en la ltima conoci al que por ese entonces era un joven Pepe medina y
regresaron juntos a la ciudad de M xico. Pero era obvio que Pepe quera con ella, y por alguna razn desconocida, no fue l de su agrado para concederle sus favores. Sin
embargo, de vez en cuando la visitaba l, y as haba estado enterndose de lo que haca don Porfirio, y ahora le escriba gracias a la modernidad de las redes sociales,
pidindole que viera aun desconocido, del que nada saba ella. Sin embargo tom el telfono y habl con el sujeto para concertar una cita, el que le pidi verse en un
barrio alejado, y repleto de colonias, digmoslo as, proletarias, ya que le indic que viva en Coatepec el Alto, al norte de la ciudad de M xico, y por esa razn ella
declin ir hasta la delegacin de Gustavo a M adero, y le dijo que lo vera pero en un cntrico restaurante de la avenida insurgentes, cercano a la glorieta de Chilpancingo
donde llegaba el metro, y siempre y cuando fuera con ellos Pepe M edina.
Razones no le faltaban para negarse a ir a un sitio tan peligroso como Coatepec el Alto, pues es sabido del gran nmero de secuestros que se cometen impunemente
en este pas, y ella haba ya para ese entonces haba amasado una considerable fortuna gracias a sus amantes, y por supuesto que como muchos tema por su seguridad.

El da de la cita, inclusive fue con algn guarura como su chofer, para que la cuidara, y lleg al sitio de la reunin donde ya la esperaba Pepe M edina, con quien
supuso era Ricardo Lpez, el que de inmediato le pareci un indio ladino. Sin embargo lleg a la mesa, y cortsmente Pepe le coloco en su asiento caballerosamente,
arrimndole la silla, y la present con quien dijo, que era el centotl o talanemaca de Coatlicue, la madre de Huitzilopochtli, y el sujeto simplemente reclam que ella no
hubiera ido a Coatepec dicindole:
--Guadalupe el hecho que yo viva en Coatepec el Alto tiene su razn de ser. Supongo que sabes que en Coatepec radic la Coatlicue, y ah hizo su templo, y ah
milagrosamente qued embarazada por una pluma de colibr, y ah pari a Huitzilopochtli y fue voluntad de nuestro gua y seor don Porfirio Linares, el que se
realizara aunque fuera un pequeo templo a la madre del poderoso dios, y quera mostrrtelo a ti como vestal de la importante diosa Xocomo.
Guadalupe se concreto a escucharlos, pensando en que le pareca que todo lo que deca el sujeto era mentira, porque segn el mismo don Porfirio, le haba dicho a
ella, que esa leyenda era para el vulgo, y que era tan mtica como la anunciacin cristiana.
Ricardo le pareci que no era sincero, y sospech que era uno de esos, los que como los curas cristianos queran obtener beneficios personales gracias al culto
ancestral. Pero estando Pepe, dej que siguiera con lo que tena l que decirle, y continu escuchando hasta que lleg a lo medular diciendo:
--Don Porfirio Linares dej su legado en su ltima voluntad en un documento, del que traigo una copia, para que te enteres de lo que dispuso.- Le entrego una
carpeta con un papel manuscrito con elegante letra Palmer, la que ella ley.
Se enter, que segn deca ese texto, que pronto se cumpliran quinientos aos en que Francisco Hernndez de Crdova descubri las costas de M xico, ya que eso
aconteci en el ao de 1516, lo que fue el principio del fin de las culturas ancestrales, y de la cada de la gran Tenochtitln, y que tan solo se estaba a unos aos del
quinientos aniversario de la cada del pueblo de Huitzilopochtli, en 1521, y por esa conquista haba nacido la indignidad del actual pueblo mexicano, el que perdi su
ancestral valenta, y por lo tanto haba tolerado la imposicin de una cultura ajena, repleta de toda clase de abusos en la llamada colonia, pero que la independencia no
remedi. Explicaba el manuscrito que el pueblo de M xico, era un pueblo de cobardes, que aun en la actualidad toleraba un grupo de hombres que eran la oligarqua
producto de todos los males que padeca la nacin, y aceptaba una democracia simulada, donde los hombreas ms viles y corruptos nos gobernaban. Por lo que don
Porfirio haba recibido del propio Huitzilopochtli, que su nueva misin, era recuperar la valenta del mexicano, ya que solo as regresara a proteger al pueblo al cual
abandon en tiempos del desquiciado M octezuma Xocoyotzin.
Segn se explicaba, que para el efecto deban recuperarse las deidades ancestrales, y nombrar a los tlanemacas, para iniciar la misin trascendental, de recuperarle la
dignidad al pueblo. Por lo tanto segn deca esa ltima voluntad, que la misin era buscar hombres ntegros, como lo fueron Ilhuicamina, Axayacatl, y Ahuzotl, y por
supuesto Tlacalel, el ms grande de todos. Pero tambin mencionaba a otros grandes guerreros como Cuauhpopoca hijo de M octezuma Xocoyotzin, el que ya estando
Hernn Corts en Tenochtitln se enfrent a una partida de espaoles, y los mat, pero el loco de Xocoyotzin, en vez de premiar a su hijo, lo oblig a entregarse a
Hernn Corts, quien lo sacrific. Tambin mencion al gran Yoatzin, el que persigui desde Cuauhnhuac a Corts, propinndole una serie de derrotas, y mencion a
otros grandes y leales hombres entre ellos a Cuitlhuac, y a Cuauhtmoc, por lo que deca que la misin era formar otra estirpe de guerreros, para hacer caer este sistema
de corrupcin.
Cuando concluy de leer el testamento Guadalupe, se lo regres al tal Ricardo, a quien le dijo que lo conservara, y ella dijo:
--Supongo que ya han nombrado a los tlanemacas, y a los guardianes de la madre tierra, y si es cierto el legado, se abocarn a cumplirlo. Yo no he sido nombrada
siquiera en este escrito, por lo que no comprendo que estoy haciendo aqu, porque supongo, que no pretendern que yo empue un arma para hacer la revolucin,
porque aqu no dice otra cosa.
--Es cierto, eso dice el legado. Pero la revolucin que propuso don Porfirio Linares, no es nicamente econmica, sino cultural, y se trata de recuperar los valores
ancestrales, pues segn deca Don Porfirio que otra revolucin de nada servira, sin erradicar el servilismo, y la corrupcin del mexicano, porque lo nico que acontecera
es que otros nuevos, pero iguales, se aprovecharan del poder, y en verdad nada cambiara.
-- Eso lo entiendo, pero no me han dicho que pretenden de m. Yo simplemente fui acogida por Xocomo, y nada ms, ni siquiera fui del crculo selecto de don
Porfirio,
--T te has beneficiado gracias a las enseanzas de don Porfirio, el te llevo al M ictln, y as fuiste acogida por Xocomo, y gracias a sus dones, te has beneficiado,
logrando amasar una gran fortuna, y crey don Porfirio que algo de ella podras proporcionar para hacer realidad el deseo de quien nos ha guiado.
Guadalupe sonri, pensando que ya haba salido el peine de todo este asunto, y pens que no se haba equivocado, y Ricardo y porque no Pepe M edina tambin
estaba en el ajo, para arrancarle alguna considerable cantidad, por lo que decidi concluir la entrevista diciendo:
--Cuenten conmigo, pero tengo que ver con cuanto dispongo, y ya te avisar por conducto de Pepe M edina. Denme un par de das, y yo hablar contigo.- Dijo
dirigindose a Pepe M edina, se levant, y se despidi de ellos disimulando su molestia por la peticin de dinero.
Ya arriba de su vehculo que manejaba el guarura pens,- ya soy muy vieja para que estos me quieran ver la cara de pendeja, vayan a la mierda. A m quien me dice
que esto siquiera lo escribi don Porfirio, y dio por concluido el asunto, al que ya no le dio importancia,- y sigui como si nada su viaje de regreso a su casa.
Tres das despus, recibi un telefonema de Pepe M edina recordndole su promesa, y de plano Guadalupe decidi dejar las cosas en claro, y lo cit en un centro
comercial cercano a la colonia jardines del pedregal de San ngel, donde ella tena su casa, pero le pidi que fuera solo, porque en verdad el tal Ricardo no le haba sido
de su agrado.
Guadalupe se arregl como en sus mejores tiempos, y casi lucia como antao, a excepcin de unos kilitos de mas. Pero que en realidad no le afectaban tanto, quien la
viera nunca se imaginaria su edad, y ella se puso guapa, porque haba sabido siempre que Pepe la dese, y quera que todava lo hiciera, para obtener la verdad, y tena
esa certeza porque los hombres no resistan la mirada inquisidora de sus ojos, lo que era uno de los dones, que le haba proporcionado su deidad protectora. Cuando

lleg al restaurante, ya la esperaba Pepe M edina sentado en la mesa, y cuando l la mir, pens en que era demasiado deseable, tanto que como dice la cancin, sacara
juventud de su pasado, si tuviera la fortuna de yacer con ella. Guadalupe se acerc a la mesa acaparando las miradas de los comensales, y cuando estuvo frente a Pepe,
se levant, y ella lo acerc para darle un leve beso en la mejilla, y l percibi el caro perfume, pero tambin las feromonas que ella despeda, pues antes de ir a su
encuentro con su cita haba invocado a Xocomo, por lo que Pepe quedo desarmado, si alguna mentira guardaba.
l le ayud a tomar asiento, acercndole caballerosamente la silla, y deseo cuando ella se sentaba besarle en la nuca, y hacerla suya, y sintiendo deseo tom su lugar
para hablar del asunto, por el cual se encontraban reunidos. Pepe M edina haba anhelado siempre dos cosas, una ser un gran burgus, aunque no viva nada mal. y la otra
a Guadalupe, por lo que poco de idealista tenia, y eso lo sabia ella, por lo que menos entenda que Pepe estuviera involucrado, por llamarlo as en una pretensa
revolucin.
De inmediato ella le tom la mano, y lo mir a los ojos, penetrando su mirada en su alma, sabiendo que lo que dira sera la verdad, y entonces le pregunt si el
escrito era autentico.
Pepe M edina admiti que no le constaba que lo hubiera escrito de puo y letra don Porfirio Linares. Pero tambin dijo, que lo visit poco antes de su muerte, y que
el anciano, le haba dicho casi lo mismo que deca la carta. Por lo que con sinceridad crea que era la voluntad del finado don Porfirio, y aclar que l viejo le haba
presentado a varios sujetos entre ellos a Ricardo Lpez, diciendo que ellos se encargaran de cumplir la voluntad de Huitzilopochtli y recuperar la dignidad del pueblo
mexicano, por lo que a pesar de no ser un convencido de algn cambi, tratndose de don Porfirio, haba aceptado en colaborar en lo que le fuera posible para cumplir el
legado.
Al escuchar la confesin de Pepe, Guadalupe aprovech para dejar en claro, que ella no tena nada de revolucionaria, y que por dems el tal Ricardo no le pareca
nada confiable, por lo que algo dara, pero que no esperaran mucho porque ella, ya que de seguro, siquiera vera el inicio de una revolucin, si es que la habra, y dijo que
tal como lo deca el escrito el pueblo de M xico no tenia los tamaos, para realizar un cambio. As que sin ms abri su bolso, y le entreg un cheque por cien mil pesos,
advirtiendo que sera lo nico que obtendran de ella y que con eso daba por finiquitada su participacin en el asunto. Llam al mesero, y ordenaron pidiendo de comer,
acompaando las viandas con una botella de vino de la Ribera del Duero en recuerdo de aquel joven que un da la abord en un sper mercado, al cual en verdad am.
Convencida de la sinceridad de Pepe M edina, pero no de la de Ricardo Lpez, despus de comer con Pepe, le dijo que no se perdiera, y que las puertas de su casa
estaban abiertas para l, y se despidieron con la promesa por parte de Pepe M edina de que la visitara.
Al otro da fue Pepe M edina al encuentro de Ricardo Lpez para entregarle el cheque que le dio Guadalupe para la causa, sin decirle la cantidad cuando hablaron por
telfono, y cuando se reunieron lo entreg Pepe, y vio como el color se le subi al rostro de Ricardo, el que de inmediato vocifer diciendo:
--Pinche vieja miserable, todo lo que tiene se lo debe al finado Porfirio.
--Entindela, ella no es revolucionaria, y est conforme con el sistema del cual la ha beneficiado.
--No seas pendejo, si no fuera porque don Porfirio la hizo protegida de Xocomo, en vez de vestal, hoy sera una simple puta anciana.
Las palabras de Ricardo le dolieron a Pepe, pero no dejaba de reconocer que Ricardo tena toda la razn, porque aunque de joven fue muy bella, de seguro habra
terminado o por casarse, o de amante de algn tipo, siendo hoy una anciana decrepita, o bien como asegur Ricardo, de puta.
Call, y le pregunto a Ricardo que hara respecto de ella, porque haba dejado en claro que no dara un centavo ms. l lo mir con dureza dicindole:
Yo no har nada, sabes bien que los dioses se encargan de hacer justicia, y utilizaremos este dinero, aunque sea una miseria, para hacer lo que debemos.
Pepe dej a Ricardo y le dio otro cheque personal por la misma cantidad, siendo en realidad un esfuerzo para Pepe M edina, que ya ni trabajo tenia, y viva de su
pensin del Seguro Social, lo que agradeci Ricardo.
Despus de dos meses Pepe M edina quiso visitar a Guadalupe, por lo que llam por telfono para concertar una cita, y le contesto por el auricular una tremola voz,
la que supuso era de la sirvienta, y pregunto por ella, y respondi interrogando, que quien la buscaba:
Pepe se identific, y como repuesta recibi una maldicin para l, y para Ricardo. En ese momento Jos M edina tubo una visin, vio a Guadalupe como lo que era,
una anciana decrepita.

El autor, naci en la ciudad de M xico en el ao de 1950, es licenciado en derecho por la Universidad Nacional Autnoma de M xico, y su pasin es la historia y las
letras. Es tambin autor de varias colecciones de cuentos y de novela histrica principalmente, y ha publicado la novela corta, Lealtades, la que trata de algunos aspectos
del conquistador Hernn Corts y de la novela, Espritu transparente, la que trata los acontecimientos de la vida del hroe mexica Tlacalel, el que fue en verdad el
forjador del llamado Imperio azteca, y prximamente tambin publicar la novela histrica, Bajo el Estigma del Colibr, la que trata la pica de la conquista de M xico.
En esta coleccin de relatos llamada M ictln, Relatos de M agia, Amor, M uerte, y Resurreccin, trata del sitio a dnde iran los muertos, segn la religin ancestral
de los mexica. Se trata de cuentos fantsticos, y divertidos, en los cuales est incluido el amor carnal, pero en algunos casos a los protagonistas durante el orgasmo los
lleva al rido valle del M ictln, para posteriormente resucitar.
Los relatos son divertidos. y adems contribuyen un poco para conocer la cosmogona y a las deidades mexicas, de las que tan poco hay escrito.

Para facilitar su comprensin el autor ha incluido una breve descripcin de los dioses del
panten ancestral

También podría gustarte