Espíritu, Mente y Materia en La Física Contemporánea
Espíritu, Mente y Materia en La Física Contemporánea
Espíritu, Mente y Materia en La Física Contemporánea
Todava hace algunos aos, este ttulo habra causado sorpresa: la fsica se esforzaba en
ser una ciencia objetiva, y para eso haba tratado por largo tiempo dar una
representacin del universo que fuera independiente del observador, y en especial de la
mente del observador. Para los defensores de esta ciencia objetiva, el universo sera
como un hecho dado recubierto por un velo, constituyendo la realidad exterior. El fsico
ira descubriendo gradualmente ms y ms lo que estaba debajo de ese velo a medida
que se acrecentaba el poder de sus instrumentos de observacin, frutos de su saber.
Pero, poco a poco, los fsicos se fueron dando cuenta de que una parte del universo se
encontraba en la mente del observador mismo, de tal suerte que al querer representar el
universo independientemente de la mente haba necesariamente que mutilar la
representacin del universo. Si el universo deba ser comparado a un hecho dado oculto
por un velo, entonces el observador y su mente formaban necesariamente parte de ese
hecho dado, es decir, se encontraban tambin debajo de ese velo, y no era posible
obtener una representacin completa del universo sin presentar en forma simultnea la
mente y la materia. En otros trminos, como lo ha hecho notar John Archibald Wheeler,
renombrado fsico terico: que se lo quiera o no, la mente es un factor participando
directamente en la representacin que queremos proponer del universo. Ya no se
encontraran fsicos que se sorprendieran hoy en da de ver que la investigacin
cientfica trabaja sobre la estructura de la mente tanto como sobre la estructura de la
materia.
La fsica y la mente
Es necesario comprender bien el planteamiento de Wheeler, en el sentido que toda
representacin de nuestro universo, cualquiera que sea, no podr jams ser absoluta, es
decir, deber necesariamente apoyarse sobre ciertos supuestos. Toda representacin del
universo no puede ser sino relativa, en relacin a los supuestos que hayamos aceptado,
pero jams una representacin absoluta. Es de esta manera que la mente del observador
viene a interferir con la representacin que l propone, ya que es posible que otro
observador diera de la misma regin del universo una representacin diferente, porque
se habra apoyado en otros supuestos.
Toda representacin en la ciencia de hoy da debe satisfacer a la observacin
experimental; pero esta observacin tiene necesariamente que apoyarse en supuestos.
Por ejemplo, en siglos pasados se deca que la Tierra era el centro del universo y que a
su alrededor giraban los astros. Esto no era falso en s, porque corresponda
efectivamente a la observacin, pero es totalmente diferente de la representacin de hoy,
que hace girar los planetas en torno a nuestro sol. Es porque la mente no puede ser
separada de la representacin del universo que participa directamente en su
representacin.
La materia inerte y la materia viviente
No sera posible hoy da zafarse de ciertas ideas fundamentales que nos permitirn dar a
la mente en nuestro universo el lugar que debe ocupar en una representacin
equilibrada. Sentimos intuitivamente que la mente y la materia son los dos elementos
esenciales de nuestro universo sobre los cuales ser preciso apoyar toda representacin,
aunque la ciencia actual parece incitamos a creer que la mente estara limitada a esta
minscula regin del cosmos en el que estamos.
Cuando pensamos en la mente como elemento constituyente de nuestro universo, no
queremos solamente decir la mente del observador, en el sentido limitativo de Wheeler,
sino la mente a secas, ya se trate de la mente humana o de la que caracteriza el "saberhacer" animal o vegetal, de la que es imposible dudar cientficamente con nuestros
conocimientos actuales. Salvo apoyarnos en el supuesto proveniente de nuestro
antropocentrismo exacerbado que quiere vernos slo a nosotros poseer esta preciosa
mente en todo nuestro inmenso universo. Ella est en todo el universo, como la materia,
y es hoy da un supuesto inaceptable querer proponer al conocimiento lo contrario.
Se considera sin embargo como muy diferente la materia llamada inerte y la materia
llamada viviente. La primera obedece a leyes estrictas que la hacen actuar de manera
repetitiva, aun si esta repeticin lleva una probabilidad de localizacin, como en el caso
del probabilismo cuntico. Al contrario, la materia viviente da pruebas en su
comportamiento de una iniciativa que impide prever con seguridad su comportamiento.
Esta iniciativa no tiene nada que ver con la incertidumbre ligada al probabilismo que
concierne exclusivamente a la materia inerte. Se dice que es la mente quien interviene
en la materia viviente, o sea, que ella posee una cierta voluntad que orienta su
comportamiento. Bien entendido, la materia viviente no puede violar las leyes de la
materia inerte -incluidas las leyes probabilsticas- pero, en los lmites de lo posible
autorizados por el probabilismo, esta materia viviente puede actuar expresando una
preferencia que va a depender de su memoria, es decir, de lo vivido anteriormente. Por
eso se distingue en el comportamiento de la materia viviente una obediencia a las leyes
del universo y una iniciativa que depende de la memoria del organismo.
La presencia en el universo de estos dos tipos de materia nos coloca delante de una
alternativa fundamental. Podramos hablar de dos tesis opuestas:
a) La materia es, desde el origen de los tiempos, una materia inerte, es decir, obedece a
leyes repetitivas, y no posee, por lo tanto, ni iniciativa ni memoria. Pero la evolucin ha
ido asociando partculas elementales de materia para ir creando poco a poco organismos
vivientes, dotando a cada una -mientras pertenezcan a ese organismo- el carcter de
viviente. Sin embargo, cada una de esas partculas recupera su carcter inerte al dejar
ese organismo cuando l muere. Vuelve a ser entonces una partcula individual como en
el pasado. Dicho de otra manera, el carcter viviente de la materia no es una propiedad
de ella misma, sino que es producido por la pertenencia a un entorno viviente, un
organismo vivo. Esta es la tesis habitual de la ciencia. Nada nos impide agregar que la
partcula de materia posee estructuralmente una memoria propia, y que son las
relaciones de la partcula individual con las otras partculas lo que le confieren la
calidad de viviente.
b) La materia es, desde el origen de los tiempos, una materia viviente poseyendo desde
siempre una memoria; pero esta memoria no puede manifestarse sino en un organismo
viviente, hecho de millones de partculas individuales elementales de materia
estructuradas por una memoria comn. Esta es la tesis que nosotros sostenemos con la
relatividad compleja y, de manera general, con la fsica contempornea del fin de este
siglo.
Las dos tesis
A primera vista ambas parecen tan prximas que cuesta distinguirlas. En las dos es el
entorno viviente que parece conferirles ese carcter. En la realidad, son profundamente
diferentes.
En la primera, donde la materia por s sola no posee jams memoria, la adquisicin de
un carcter viviente al integrar un organismo aparece como algo muy misterioso y, en
todo caso, sin una explicacin fsica.
Al contrario, en la segunda tesis se considera la memoria de la partcula individual
como una propiedad estructural de la materia, y, por lo tanto, supone que esta memoria
ha existido desde el comienzo. Ella no se manifiesta en tanto que la partcula est
aislada, fuera de un organismo viviente. Nos podemos preguntar por qu esa memoria
permanece oculta en tal caso? Hay tres aspectos que es indispensable subrayar.
a) No se puede saber, al contemplar el comportamiento de una partcula individual de
materia, si ella posee o no una memoria. Si desde un avin volando a gran altura cae el
ms grande sabio del mundo, l caer como una piedra siguiendo estrictamente la ley de
gravedad. No podr entonces dar ninguna prueba de su saber -y, por lo tanto, de su
memoria- como lo hara en el seno de su comunidad. Una partcula individual de
materia est todava en una situacin peor que nuestro sabio, ella no posee ni piernas ni
brazos, y deber contentarse con acciones puramente fsicas o qumicas en obediencia
estricta a esas leyes, sin tener la oportunidad de mostrar su memoria, aun poseyendo
una.
b) Pero entonces cmo podr la partcula individual de materia dar pruebas de una
eventual memoria sin la posibilidad de hacerla aparecer? Puede probar que la tiene, si
observamos atentamente. Esta partcula individual posee una propensin preferencial a
agruparse con otras partculas individuales de modo de crear un organismo viviente que
s sabr manifestar su memoria por su iniciativa. Dicho de otra forma, el carcter
viviente es siempre un carcter oculto invisible al estado de partcula individual, que
no aparece sino cuando el organismo viviente ha sabido dotarse de brazos y piernas.
c) Un aspecto que consideramos fundamental es el siguiente: si suponemos que la
materia que se califica de inerte y que representa la casi totalidad del universo no posee
memoria, ella no tiene ningn medio de comparar un estado del universo situado en el
pasado con el estado presente. El universo vivira entonces un eterno presente. Pero
entonces cmo sera posible la evolucin de lo viviente, siendo que ste se apoya
siempre en la materia inerte como base? Esta evolucin reclama el uso de la reflexin,
es decir, no solamente saber registrar el presente como lo hara un simple computador,
sino adems saber que sabe, lo que exige imperativamente comparar el estado
presente con el estado pasado, por lo tanto, poseer una memoria. No existira una
evolucin posible si la materia llamada inerte no poseyera una memoria desde el origen
de los tiempos, aunque ella sea una memoria elemental.
La mente de la materia... es tambin la nuestra
La nueva psicologa
Es casi banal pronosticar que la ciencia de la psicologa tiene mucho que ganar con el
conocimiento de la memoria de la psicomateria. A menudo se ha considerado a la
psicologa como una ciencia a medias, bajo el pretexto que la ciencia objetiva slo
trata con hechos observables y repetitivos. En cambio la psicologa trata con hechos
no repetitivos y, a menudo, no observables.
He aqu cuatro referentes que sern sin duda futuros vectores de investigacin:
a) El yo y el S o Ser.
La partcula individual, igual que el organismo viviente ms complejo, est ligada a
cada instante al conjunto del universo, es decir, al Todo. Es lo que llamaramos el S o el
Ser. El organismo, como la partcula individual, es tambin un universo interior
personal que forma el yo. Somos entonces, a la vez, un yo tributario de su cultura, de
sus presuposiciones, un yo que construye este universo personal -y en parte artificial por
ser personal- y somos tambin un S solidario del gran universo cosmolgico al cual, lo
queramos o no, pertenecemos igualmente. Se concibe que el yo y el Ser entrarn en
competencia, y que la ciencia psicolgica podra desempear un gran papel al tratar de
desanudar este tipo de conflicto, si l sobreviene.
Ser necesario evitar, en el curso de los estudios psicolgicos que podamos hacer en el
futuro, los graves contrasentidos siguientes: No se debe considerar al yo como una
entidad fijada en el espacio y el tiempo. El yo est siempre imbricado en estructuras
espaciales en evolucin, que no slo hacen a ese yo solidario de la totalidad del universo
-rol del S- sino adems le impiden disociarse de la realidad exterior que lo rodea, as
como de los otros yoes, lo que junto con el tiempo conforma lo que se llama la cultura
del yo. Esto es verdad para todos los organismos vivientes, y no slo para los
humanos. Viven en simbiosis con su entorno en el espacio y en el tiempo. Esto
conducir a la nueva psicologa a socavar los conceptos de lenguaje innato y
lenguaje adquirido, lo mismo que el "saber-hacer" que de ellos se deriva.
Jean Charon.