Palabras Alusivas Acto 17 de Agosto de 2013 (EEMPA)

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Palabras alusivas 1:

El 17 de agosto se conmemora la muerte de Jos de San Martn, Libertador de Amrica


y Padre de nuestra Patria.
Un da como hoy, en el ao 1850, dej de existir un luchador incansable, un ejemplo de
hombre y de ciudadano en cada uno de sus actos.
El General San Martn fue considerado un padre ejemplar. Testimonio de ellos son las
mximas que escribi para su hija. Todas presentan un importante contenido de valores
de vida.
San Martn fue un hombre ntegro, con valores y destacadas fortalezas, de inmenso
espritu patritico y amor por la libertad. Se destaca en su persona un valor mayor y
singular que el de haberse medido con la montaa o el de haber vencido a las armas
espaolas, y es su virtud como guerrero: haber sabido vencerse a s mismo y haber
renunciado a los ascensos, a los honores y a los premios del triunfo.
Este hombre, bien llamado el Padre de la Patria, fue uno de los grandes conductores de
la historia universal, porque su figura trasciende el mbito militar y se proyecta como
estratega y conductor poltico. Su estratgica visin del mundo le permiti ver
claramente cul era el camino que deban transitar los pueblos americanos para
consolidarse como naciones libres y soberanas.
La libertad de nuestro suelo fue su objetivo de vida, por esa razn supo sobreponerse a
la adversidad, perdonar injurias e injusticias, todo por el amor que le despertaba su
tierra. La gesta del General San Martn muestra que hubo argentinos dispuestos a vencer
todos los obstculos y que, con coraje, con valor, con honradez, con honestidad, con
inteligencia, con responsabilidad y con dignidad supieron servir a la Patria.
Por eso, hoy, rendimos homenaje al hombre y al ciudadano de ideas claras y precisas,
que supo ver y definir situaciones que dieron, a nuestro pueblo, una cuota de dignidad y
ejemplo de sano patriotismo.
Palabras alusivas 2:
Conmemoramos hoy un nuevo aniversario del fallecimiento del General Don Jos de
San Martn y es nuestra intencin traer hacia este tiempo su entrega a la Patria, sus
valores de persona, su conviccin en la lucha por la revolucin y la liberacin de los
pueblos.
Si lo analizamos en su tiempo, en su poca, tiempos de colonialismo y conquista, donde
dominaban naciones como Espaa, Inglaterra, Portugal o Francia entre otras, y que
luego de cada batalla se adueaban de territorios y esclavizaban a sus habitantes, no
podemos dejar de comparar la campaa de San Martn con los objetivos de la guerra en
esos tiempos. San Martn, luego de haber arrancado al Alto Per de la dominacin
espaola y levantarse como vencedor, entreg la soberana al congreso del pueblo
peruano.
Podemos recordar a San Martn por sus virtudes para la guerra, por sus triunfos en las
batallas de San Lorenzo, Chacabuco, por su derrota en la batalla de Cancha Rayada y
por su recuperacin y triunfo en la batalla de Maip, con la que consolid la
independencia chilena. Tambin por haber ofrecido sus servicios militares muchos aos
despus de su retiro, hasta 5 aos antes de su muerte, ante cada conflicto que se
presentaba en su Patria, como el bloqueo Anglo-Francs del Puerto de Buenos Aires en
1845. Dijo don Jos de San Martn: En el ltimo rincn de la tierra en que me halle,
estar pronto a sacrificar mi existencia por la libertad
Podemos recordar a San Martn por sus cargos militares y gubernamentales, fue Jefe del
Ejrcito del Norte, Gobernador de Cuyo, General del Ejrcito de los Andes, General en
Jefe de la expedicin a Per.

Podemos recordarlo por sus polticas revolucionarias, como lo fueron su insistencia para
que sea declarada la Independencia en Tucumn en 1816; su poltica de gobierno de
Cuyo fomentando la educacin, la industria y la agricultura y creando un sistema
impositivo equitativo, para que pagaran ms los que ms tenan; porque proclam la
independencia de Chile y de Per, adems de haber forjado la de Argentina; porque se
niega a reprimir a sus hermanos federales del Litoral, diciendo: No quiero manchar mi
espada con sangre de mis hermanos, porque suprime la esclavitud y crea su biblioteca
nacional. Porque siendo un gran militar, define el valor de la Educacin para un pueblo
diciendo: La biblioteca es destinada a la ilustracin universal, ms poderosa que
nuestros ejrcitos para sostener la independencia
Pero fundamentalmente debemos recordarlo como una gran persona, que am a su
patria y a las naciones hermanas, que am a los habitantes de esas naciones; que am a
todos por igual, que no soport que entre sus hermanos hubiera explotadores y esclavos,
que transform ese amor a los dems en el sentido de su vida y esto le dio el coraje
necesario para enfrentar las ms duras batallas o para cruzar la cordillera de los Andes
padeciendo una enfermedad.
De poco sirve este acto si solo lo recordamos, es necesario que lo llevemos como parte
de nuestras vidas, que cada injusticia convertida con nuestros semejantes nos haga sentir
lo que el sinti y nos provoque el coraje para enfrentarlo. As como l aboli la
esclavitud, nosotros debemos abolir las injusticias en nuestra sociedad y a eso todos lo
podemos imitar.
Pero recordar su vida y sus principios estara incompleto si junto a l no recordamos a
quines lo acompaaron, miles de mujeres y hombres del pueblo sudamericano que
tambin ofrendaron sus vidas por la causa de la revolucin y la independencia, vaya
nuestro homenaje tambin a esos valientes que le dieron su sangre a la Patria.
Jvenes, hoy todos podemos ser Sanmartinianos, eso implica luchar por nuestra Patria,
por la unidad de los pueblos latinoamericanos, pensar en la felicidad de todos ante que
en nuestros individualismos, enfrentar a los que nos pretenden dominar y explotar, todos
podemos ser protagonistas de nuestra historia, como lo fue San Martn o como lo fueron
los miles de luchadores que lo acompaaron.
Y para terminar debemos aprovechar este da para pensar en la vida de San Martn, pero
no solo de lo que sucedi, sino en lo que podemos hacer hoy para homenajearlo con
nuestros pequeos actos cotidianos. Un buen consejo que les podemos dar es aprender,
conocer, leer sobre los principios de San Martn, eso puede marcar un nuevo sentido en
nuestras vidas.
Muchas gracias
Poesa
Rompe en los desfiladeros
el estruendo de un cicln
Son ellos, los granaderos
dantescos del escuadrn
de la muerte; los primeros
que escalando los peones
en un fantstico vuelo
de Pegasos redomones,
empenacharon de cielo
el casco de sus morriones!
Son ellos! Bajo la lumbre

del firmamento inmediato


revuelan de cumbre en cumbre
y ve absorto el Tupungato,
una alada muchedumbre
que trepa por la ladera
purpurada de arrebol,
lo mismo que si quisiera
robarse el disco al sol
para usarlo en la bandera!
Son ellos! Descendern
del lado del Occidente;
y las guilas vern
que al retomar el naciente,
por botn de guerra van
conduciendo los atletas,
redencin en las pupilas,
luz de las almas inquietas
libertad en las mochilas
y el cielo en las bayonetas!
San Martn. Pablo Neruda
Anduve, San Martn, tanto y de sitio en sitio, que descart tu traje, tus espuelas, saba
que alguna vez, andando en los caminos hechos para volver, en los finales de cordillera,
en la pureza de la intemperie que de ti heredamos, nos bamos a ver de un da a otro.
Cuesta diferenciar entre los nudos de ceibo, entre races, entre senderos sealar tu
rostro, entre los pjaros distinguir tu mirada, encontrar en el aire tu existencia. Eres la
tierra que nos diste, un ramo de cedrn que golpea con su aroma, que no sabemos dnde
est, de dnde llega su olor de patria a las praderas. Te galopamos, San Martn, salimos
amaneciendo a recorrer tu cuerpo, respiramos hectreas de tu sombra, hacemos fuego
sobre tu estatura. Eres extenso entre todos los hroes. Otros fueron de mesa en mesa de
encrucijada en torbellino, t fuiste construido de confines y empezamos a ver tu
geografa, tu planicie final, tu territorio. Mientras mayor el tiempo disemina como agua
eterna los terrones del rencor, los afilados hallazgos de la hoguera, ms terreno
comprendes, ms semillas de tu tranquilidad pueblan los cerros, ms extensin das a la
primavera. El hombre que construye es luego el humo de lo que construy, nadie renace
de su propio brasero consumido: de su disminucin hizo existencia, cay cuando no
tuvo mas que polvo. T abarcaste en la muerte ms espacio. T muerte fue un silencio
de granero. Pas la vida tuya, y otras vidas, se abrieron puertas, se elevaron muros y la
espiga sali a ser derramada. San Martn, otros capitanes fulguran ms que t, llevan
bordados sus pmpanos de sal fosforescente, otros hablan an como cascadas, pero no
hay uno como t vestido de tierra y soledad, de nieve y trbol. Te encontramos al
retornar del ro, te saludamos en la forma agraria de la Tucumania florida. y en los
caminos, a caballo te cruzamos corriendo y levantando tu vestidura, padre polvoriento.
Hoy el sol y la luna, el viento grande . maduran tu linaje. tu sencilla composicin: tu
verdad era verdad de tierra, arenoso amasijo, estable como el pan, lmina fresca de
greda y cereales, pampa pura. Y as eres hasta hoy, luna y galope, estacin de soldados,
intemperie, por donde vamos otra vez guerreando, caminando entre pueblos y llanuras,
estableciendo tu verdad terrestre, esparciendo tu germen espacioso, aventando las

pginas del trigo. As sea, y que no nos acompae la paz hasta que entremos despus de
los combates, a tu cuerpo y duerma la medida que tuvimos en tu extensin de paz
germinadora.
Pablo Neruda
Fuente: Extrado de: Canto general. Pablo Neruda; pgs.98-100. Editorial
Losada.1957
San Martn. Diego Fernndez Espiro
Cuando la libertad entra en la aurora
surge imponente su genial figura,
tiene en su talla la suprema altura
de la herldica estirpe vencedora.
Es la intuicin, ferviente triunfadora,
que del tiempo en el mrmol se perdura,
el astro rutilante que fulgura
y con su luz un continente dora.
Su no vencida espada de pelea abre
fecundos surcos en el suelo en que
germina con vigor la idea.
Y, signo de soberana, un cndor
austral abate en vuelo sobre
la excelsa cumbre americana.
Diego Fernndez Espiro
Fuente: Extrado de: Repblica. Libro de lectura para 6to grado. Ana Julia Darnet de
Ferreyra; pg. 113. Editotial Estrada. 1957

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