0341 Zapatismo en Chiapas
0341 Zapatismo en Chiapas
0341 Zapatismo en Chiapas
antropologas
ciesas
306.08997072
T782t
Tierra, libertad y autonoma: impactos regionales dei zapatismo en Chiapas/eds. Shannan L. Mattiace, Rosalva Ada
Hernndez y Jan Rus. - Mxico: Centro de Investigaciones
y Estudios Superiores en Antropologia Social: International
Work Group for lndigenous Affairs, 2002.
442 pp. : ils. maps. ; 23 cm. - (Antropologas)
Incluye bibliografia.
ISBN 968-496-443-9
1. lndios de Mxico - Chiapas - Condiciones sociales.
2. lndios de Mxico - Chiapas - Condiciones econmicas.
3. Indios de Mxico - Chiapas - Relaciones con e! gobierno.
4. Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (Mxico). 5. Campesinos - Insurrecciones - Mxico - Chiapas.
czesas
IWGIA
ISBN 968-496-443-9
ndice
Agradecimientos .............................................................................................
13
15
16
20
26
33
41
49
53
55
57
57
58
60
67
68
71
74
75
[7]
ndice
Conclusiones .. .... ........ ........ .. .............. ... .............. .. ............ ..................... .....
Bibliografia ..................................................................................................
77
79
82
106
112
117
119
123
125
126
136
136
139
146
150
153
156
ndice
Introduccin ...............................................................................................
Los tzeltales y tzotziles de Los Altos antes de la crisis de las dcadas
de 1970 y 1980 ............................................................................................
La economa .... ............. .. ..... ...... .. .. ............ .. ..... .. ........... .... ........... ... ..... ..
La poltica .. ............ ............ .. .............. ........ ... ....... .. .... .. .............. .. ...... .. ...
La crisis de las dcadas de 1970 y 1980 ..................................................
Respuestas a la crisis: predominantemente econmicas ......................
Respuestas a la crisis: principalmente polticas ......................................
El levantamiento zapatista y sus consecuencias, 1994-2000 ................
Reflexiones finales ......................................................................................
Bibliografia ..................................................................................................
Mapa: Comunidades tzotziles y tzeltales de Los Altos de Chiapas ....
157
161
161
166
171
176
180
186
192
194
199
201
201
205
208
212
217
220
224
226
10
ndice
239
244
249
251
254
260
264
268
269
271
27 5
276
279
287
290
292
302
307
311
Mapa: Municipios y regiones autnomas de Chiapas ........................... 317
ndice
11
323
332
345
352
355
363
365
365
367
369
371
371
375
380
384
389
389
394
395
397
12
ndice
423
428
431
433
Glosaria............................................................................................................ 435
Sobre los autores ............................................................................................. 439
Agradecimientos
[13]
14
Agradecimientos
Introduccin
Mltiples encuentros
Rosaiva Ada HernndeZ;
Shannan L. Mattiacey Jan Rus
Los artculos que integran este libro dan testimonio de mltiples encuentros:
entre visiones del mundo, proyectos polticos y tradiciones intelectuales. Desde
distintas perspectivas analticas y a travs de la historia redente de diversas
regiones de Chiapas, los autores que participamos en este esfuerzo colectivo
queremos dar cuenta de la diversidad dentro de la diversidad. Los indgenas
de Chiapas no son un grupo homogneo cuya identidad colectiva est marcada exclusivamente por la opresin econmica. La ubicacin geogrfica, la
forma de insercin en la economa cafetalera, las experiencias organizativas,
los encuentros con el estado-nacin, entre otros factores, han marcado las
distintas maneras de ser ndio en Chiapas. En contraste con perspectivas esencialistas que ven a los pueblos indgenas como herederos de culturas milenarias
cuya principal caracterstica es la resistencia a la aculturacin, estos trabajos
dan cuenta de la manera en que las identidades colectivas se construyen histricamente como resultado de mltiples dilogos.
Los trminos de uno de estos dilogos se vieron modificados substancialmente cuando nos encontrbamos dando los toques finales a esta antologa,
con la derrota electoral del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en las
elecciones nacionales y estatales de Chiapas. El triunfo de la oposicin en
las elecciones presidenciales puso fin a setenta y un anos de hegemona a nvel
nacional. Aunque este libro no ofrece un anlisis detallado de este evento histrico, varios de los artculos de esta coleccin reconstruyen el encuentro entre
los pueblos indgenas y el estado-nacin, dndonos elementos para entender la
crisis de legitimidad que puso fin a la dictadura partidista del PRI.
[15]
16
lntroduccin
17
18
Introduccin
19
Mientras que en el debate nacional las posiciones se polarizaron entre quienes idealizan a las culturas indgenas representndolas como esencialmente
democrticas y ecologistas, y quienes las satanizan como antidemocrticas y
violentas, las autonomas de facto siguen funcionando, con sus propias contradicciones, buscando reinventar desde la prctica, el sentido de la democracia (vanse Burguete y Mattiace Segunda parte, en esta coleccin).
El optimismo ante el nuevo contexto poltico ha llevado a algunos a
enfatizar los beneficios de la democracia electoral como va exclusiva para
el cambio. Se contrapone al "progreso poltico" que conlleva el voto individual, "el atraso" que implican los "usos y costumbres". Es verdad que en la
prctica el plebiscito indgena, en el que la gente forma filas detrs de su
candidato favorito, tiene muchos problemas ya que en comunidades marcadas por la violencia y el cacicazgo, la intimidacin puede evitar que la
gente participe libremente en estos procesos. Lo mismo sucede sin embargo, con el voto "libre y secreto", cuando delegaciones enteras, municipios
o comunidades, ven las obras pblicas suspendidas o sus presupuestos reducidos por no haber votado por el partido oficial. La construccin de una
cultura democrtica y sin violencia permitira que tanto el plebiscito como
el proceso electoral pudieran expresar la voluntad popular. La asamblea
comunitaria, con sus largas discusiones para construir un consenso, puede
ser excluyente y meritocrtica. Sin embargo, algunas experiencias de la regin de la Selva (vase Leyva Solano en esta coleccin) y de la Sierra (vase
Hernndez Castillo en esta coleccin) as como estudios en otras regiones
de Mxico (vase Recondo, 1999, para el caso de Oaxaca), nos muestran
que en muchos casos, estas prcticas permiten mantener la cohesin comunitaria y en algunos lugares, se combinan con el uso del voto individual
y secreto para el caso de elecciones estatales y federales.
La opcin para los pueblos indgenas no tiene que ser necesariamente regresar al pasado o aceptar una concepcin homognea y estandarizada del sistema
electoral actual. Recondo habla, por ejemplo, de la posibilidad de una combinacin de la va electoral modificada con algunos mecanismos comunitarios, lo
20
que implicara "construir un conjunto articulado de sistemas electorales diversos, en el cual varias comunidades o grupos se puedan asociar en formaciones
independientes o independientemente ligadas a algn partido nacional sin que
ello implique una interferencia directa en los mecanismos comunitarios de nombramiento de autoridades, de solidaridad y de edificacin del consenso"
(Recondo, 1999: 97). Este tipo de propuestas, por supuesto, resultan mucho
ms complejas que crear un sistema electoral nico o emitir una reforma legislativa que reconozca usos y costumbres, pero el reconocimiento del carcter
multicultural de la nacin implica el reto de construir estas espacios y no slo
de firmar acuerdos o emitir leyes.
Las experiencias autonmicas analizadas en varias articulas de esta antologa, nos recuerdan la diversidad de caminos que se estn desarrollando en
Mxico, paralelamente a la consolidacin de la democracia electoral. La academia tiene mucho que aportar al reconocimiento de esta diversidad cultural
y de la diversidad dentro de la diversidad. Este recorrido por las distintas
regiones de Chiapas y por los distintos proyectos autonmicos muestran una
sociedad indgena dinmica y heterognea, que est construyendo distintas
propuestas para reformular su relacin con el estado-nacin.
Introduccin
21
Muchos de los estudios de comunidad desarrollados por el llamado Proyecto Harvard en Chiapas,
son representativos de esta lnea de anlisis (vase Vogt, 1978 y 1994).
22
Introduccin
23
24
Introduccin
25
26
La idea inicial de convocar a un Congreso Indgena en 1974 fue del gobernador de Chiapas, Dr.
Manuel Velasco Surez, para celebrar los 500 aiios dei nacimiento de fray Bartolom de las Casas.
Desde la perspectiva oficial e! principal objetivo dei Congreso era educar a los pueblos indgenas sobre
la vida y obra de las Casas. Sin embargo, cuando Velasco Surez le pidi ai obispo Samuel Ruiz que
organizara e! Congreso, los objetivos dei mismo dejaron de ser meramente conmemorativos para
convertirse en un proyecto eminentemente poltico. E! Congreso reuni a campesinos tzotziles, tzeltales,
tojolabales, y chales, que discutieron sus problemas de salud, tierra, educacin y comercializacin, en
sus propios idiomas y bajo sus propios trminos. El Congreso de 1974 fue un parteaguas para los
futuros procesos organizativos indgenas en Chiapas y Mxico. Se trat de la primera vez en que
Introduccin
27
Las organizaciones campesinas e indgenas independientes empezaron a articular sus viejas demandas econmicas en torno al derecho a la tierra y a un
salario justo, con sus nuevas demandas culturales, entendiendo la cultura en un
sentido ms amplio que incluye el derecho a sus formas de gobierno y sistemas
normativos, al uso de recursos naturales y control de territorio.
El Congreso Indgena de 1974 puso en marcha una serie de iniciativas
organizativas a nivel local y regional. No se basaban en la autonoma per se, sino
en la autonoma de hecho, es decir, en las prcticas comunitarias de los pueblos.
Entre las primeras organizaciones que empezaron a formular estas demandas
en trminos de autonomas est el Frente Independiente de Pueblos Indgenas
(PIPI) creado en 1988 por lderes tojolabales que participaron en la lucha por la
tierra al interior de la Central Independiente de Obreros Agrcolas y Campesinos (CIOAC).7 La asistencia de algunos de sus lderes a foros internacionales, su
contacto con indgenas de otras partes del continente y con acadmicos que
asesoraron el proceso de construccin de autonomas en Nicaragua, como los
antroplogos Gilberto Lpez y Rivas y Hctor Daz Polanco, influy en la
reformulacin de las demandas polticas y culturales en trminos de un discurso autonmico. Para quienes estudiaban las culturas indgenas al margen de las
relaciones de dominacin, los nuevos procesos organizativos de los pueblos
indgenas los llevaron a cuestionar sus premisas tericas y sus metodologas.
De igual forma los antroplogos marxistas que minimizaron la importancia de
la cultura tuvieron que reconsiderar sus marcos analticos.
los indgenas de Chiapas se reuran a hablar de sus problemas comunes. Los procesos organizativos
generados por los participantes en este evento y por sus promotores, rompieron cone! monopolio poltico
que tera e! partido oficial en zonas indgenas.
En los meses que siguieron ai Congreso Indgena, organizaciones gubernamentales y estatales, como
la CNC, e! INI, y la Secretaria de la Reforma Agraria, iniciaron una contraofensiva para cooptar a los lderes
claves dei Congreso, invitndolos a participar en e! Primer Congreso Nacional de Indgena que se realiz
en Ptzcuaro, Michoacn, en octubre de 1975. En ste se crearon los 56 Consejos Supremos Indgenas
los cuales seran supervisados por el recin creado Consejo Nacional de Pueblos Indgenas (CNPI).
7 Para un anlisis de esta experiencia en la regin tojolabal vase Mattiace en esta coleccin, Para un
anlisis dei movimiento indgena a nivel nacional vanse Sarmiento Silva y Meja Piiieros, 1991.
28
Tras el Congreso Indgena de 1974 surgieron nuevas formas de organizacin comunitaria, al responder las poblaciones indgenas a los dramticos
cambias poltico-econmicos que ocurran en el estado y a la creciente pluralidad de organizaciones y afiliaciones polticas y religiosas. Las modalidades
que asumieron estas formas de organizacin variaron segn las regiones. En
la regin Norte de Simojovel y en el municipio del Las Margaritas la formacin de organizaciones campesinas independientes rompi el monopolio
gubernamental que representaba la organizacin campesina oficial, la CNC,
que imperaba hasta entonces (vase Mattiace en la primera parte de este volumen). Mientras tanto, tambinen los municipios de Ocosingo y Las Margaritas, miles de inmigrantes penetraron en la Selva Lacandona, provenientes
de diferentes regiones de Chiapas as como del resto del pas. Estas colonizadores desarrollaron nuevos tipos de organizaciones polticas, sociales y religiosas, frecuentemente muy diferentes de las de sus comunidades de origen.
Aunque muchas veces las familias provenientes de las mismas comunidades se asentaban juntas en la Selva Lacandona, su nueva vida era significativamente distinta de la que haban conocido antes. En primera instancia, la
presencia del gobierno estatal y federal era menor, y esto permitia mayor
libertad a los colonizadores para organizarse poltica y socialmente fuera del
modelo corporativista. Las cooperativas cafetaleras independientes, por ejemplo, funcionaron muy bien.
Las comunidades en la Selva Lacandona se gobernaban a travs de asambleas locales, regionales y generales, convocadas mediante una sola organizacin: la Unin de Uniones (vase Leyva en este volumen). Aunque la identidad indgena regional era la norma en la Selva Lacandona desde principias de
los setenta, la reorganizacin en grupos de identidad ms grandes e induyentes
se desarroll incluso en reas de asentamientos indgenas ms tradicionales
como, por ejemplo, los de la regin central de Los Altos. Despus del levantamiento zapatista, miles de indgenas de Los Altos y de las regiones del
Norte declararon la formacin de las RAP, las Regiones Autnomas Pluritnicas. Su organizacin buscaba formar estructuras regionales de gobierno a
Introduccin
29
30
ca, era mediada -y silenciada- por el corporativismo de las mismas comunidades tradicionales y por la naturaleza corporada de su relacin con el
Estado. Sin embargo, al verse forzados a abandonar sus comunidades tradicionales a lo largo de los ltimos veinte anos, los indgenas han roto necesariamente con este sistema de mediacin y control en sus vidas. Los miembros de las nuevas comunidades urbanas y agrarias se encuentran, por
definicin, fuera y lejos del alcance del gobierno comunitario tradicional.
Mientras tanto, por la misma naturaleza de su modo de vida, se ven atrapados en luchas por tierras, por espacios culturales y sociales y por el poder
poltico en sus nuevos entornas. Tal como estn ahora las cosas, sin embargo, la elite no indgena de Chiapas -aquellos que tienen el control del aparato del Estado- no tiene mtodos institucionalizados para tratar estos conflictos. De hecho, desde que los cimientos econmicos de las comunidades
tradicionales fueron demolidos en los setenta, el Estado no slo no ha
hecho nada para remediar las prdidas, sino que no ha ofrecido ms que
represin ante la creciente insatisfaccin indgena.
A partir de que el EZLN coloc a los indgenas de Mxico en la televisin
internacional, se aceleraron los procesos organizativos de los indios de Chiapas,
crendose nuevos espacios regionales y nacionales donde se renen con sus
compa.eros de todo el pas a discutir sus derechos culturales como pueblos
indgenas.
La respuesta a esta efervescencia organizativa por parte de la comunidad
acadmica ha sido entusiasta. Algunos vieron en la organizacin panindgena una va de escape de la opresin de los caciques locales (Nash, 1995);
otros argumentan que es un modo en el que los indgenas pueden pasar por
encima de aquellos gobiernos nacionales que tengan polticas reticentes a
la proteccin de sus derechos (Brysk, 2000; Keck y Sikkink, 1998). Desde las
ciencias polticas, la sociologa y los estudios culturales se ha agrupado a
las organizaciones indgenas junto con las de mujeres, las ecolgicas y otras
nacidas de "nuevos" movimientos postindustriales, debido a su enfoque en
las polticas culturales y por sus demandas de reconocimiento al pluralismo
Introduccin
31
tnico. Sin embargo, las organizaciones panindianistas combinan demandas ms antiguas por tierra y crditos agrarios con demandas "nuevas" de
autonoma y reconocimiento de la Ley Indgena por parte del Estado. Los
pueblos indgenas demandan una "ciudadana tnica" que les confiera tanto derechos ciudadanos como derechos preferenciales basados en su identidad tnica. Aunque la cultura es un tema central alrededor del cual la
gente en Chiapas y en Mxico se est organizando, las demandas histricas
de tierra y crditos agrarios continan vigentes. No obstante que las organizaciones campesinas durante anos ignoraron las demandas culturales especficas de los indgenas y se rehusaron a reconocer el racismo presente
en las mismas, los activistas indgenas acumularon mucha experiencia en su
trato con ellas. La historia de la organizacin panindgena en Chiapas est
de hecho muy ligada a la organizacin y poltica campesina. El proyecto de
las RAP, por ejemplo, se desarroll a partir de la experiencia de los tojolabales
dentro de la CIOAC y la autonoma practicada en algunas de las comunidades del EZLN en la selva es similar a la organizacin del ejido (Van der Haar,
2000).
A pesar de que los acadmicos se apresuran a clasificar a las organizaciones panindgenas como movimientos clasistas o movimientos tnico-sociales, ninguna de estas clasificaciones es del todo acertada. Dos cuestionamientos
relacionados sobre clase e identidad de clase nos interesan aqu. Primemmente, cuestionamos la divisin abrupta entre los movimientos campesinos
del pasado y los movimientos indgenas o tnicos del presente, asumida como
punto de partida por algunos de los estudiosos de los "nuevos" movimientos
sociales. Aunque las organizaciones campesinas hicieron demandas sobre tierras y crditos, los integrantes indgenas de estas organizaciones entendan estas elementos como esenciales para su supervivencia como comunidad y como
pueblo. Su poltica era una poltica de identidad. De forma similar, Craig
Calhoun argumenta en sus investigaciones sobre los primeros movimientos
de obreros al principio del sigla en los Estados Unidos que, mientras que
existia una movilizacin en torno a asuntos salariales, tambin existia una
32
Para una discusin dei status dei campesinado en Latinoamrica vase Kearney (1996). La desaparicin dei campesinado fue tambin el eje de los debates entre campesinistas y descampesinistas durante
los afos setenta, en las ciencias sociales latinoamericanas. Para un anlisis de estas debates vase Foladori
(1981).
9
E! levantamiento abri espacios en los que los campesinos indgenas podan renovar sus demandas
de tierras. En 1994, haba ms de mil ocupaciones de tierras en e! estado, y en 1995 el doble (Van der
Haar 1998: 100). Van der Haar (1998) describi el periodo posterior a 1994 en Chiapas como uno de
"recampesinizacin". Segn fuentes dei gobierno chiapaneco, 6 210 hectreas continuaban ocupadas
por organizaciones campesinas el 6 de abril de 1998 (Secretara de Desarrollo Agrario en Villafuerte,
1999: 191).
Introduccin
33
10 Hasta el auge dei petrleo a la mitad de los setenta, el caf era regularmente 10-12% dei valor de las
exportaciones nacionales, y Chiapas produca 40% dei caf: TODO con mano de obra indgena.
34
Introduccin
35
este sentido, lo global no representa algn inters humano universal; sino que
representa intereses locales y parroquiales que han sido globalizados [... ] El
Grupo de los Siete (G-7), formado por los pases ms poderosos del mundo,
dirige asuntos globales, pero continan siendo estrechos, locales y parroquiales,
en trminos de los intereses de todas las comunidades mundiales" (Shiva,
1994: 54 traduccin nuestra).
Estas poderes locales con intereses globales, definieron las polticas neoliberales iniciadas en Mxico en 1982 , que representaron para los campesinos
chiapanecos el fin de los subsidias a la produccin agrcola y del apoyo a la
comercializacin. Los pequenos productores de caf se enfrentaron solos al
mercado internacional con la desaparicin de paraestatales como INMECAF
(vase Hernndez Castillo en esta coleccin). Para los campesinos chiapanecos
este proceso de reestructuracin econmica tuvo su clmax en febrero de
1992 con la modificacin al artculo 27 Constitucional que estableci las bases legales para la privatizacin del ejido. La nueva Ley Agraria les permitida
a los ejidatarios vender o rentar sus tierras; a las compafas privadas comprar
tierras ejidales y a ejidatarios y capitalistas asociarse en empresas agrcolas.
Con esta modificacin agraria desapareca tambin la seccin del artculo 27
que estipulaba el derecho de los campesinos desposedos a solicitar tierras.
Finalmente, los campesinos quedaran libres de las "ataduras" de la tierra
para poder vender su mano de obra en la nueva economa globalizada.
El fin del reparto agrario, la falta de apoyo para la comercializacin agrcola y las crisis peridicas en el mercado cafetalero, orillan a miles de indgenas
mayas a buscar en las ciudades una fuente de trabajo temporal o permanente.
Las ciudades medias como Cancn, Villahermosa, Mrida, Coatzacoalcos,
Tapachula, Tuxtla Gutirrez y San Cristbal, son los principales destinos
en donde campesinos mestizos, tzotziles, tzeltales, choles y mames, encuentran en el comercio informal y en la industria de la construccin, una opcin econmica para la sobrevivencia (vase Angulo Barredo, 1994). Otros
ms audaces optan por migrar hacia el norte y cruzar las fronteras nacionales, crendose nuevos circuitos migratorios, hacia California en la costa
36
Oeste y hacia Carolina del Sur y Florida en la costa Este. Estas migraciones
internacionales desde Chiapas, intensificadas sobre todo a partir de la dcada de los noventa, no se han analizado an por las ciencias sociales, pero
sus impactos se sienten sobre todo en las comunidades de Los Altos y
Sierra, en donde las mujeres se convierten en jefas de familia, enfrentando
solas las consecuencias de la reestructuracin econmica (vanse Rus, 1990
y Hernndez Castillo, 2001).
Los costos de las nuevas polticas neoliberales son pagados por los sectores ms pobres de la sociedad mexicana; es la cuota estipulada por el FMI para
integrarnos al "nuevo orden econmico internacional". Diversos estudiosos
analizan los costos econmicos y sociales de la globalizacin para los pases del llamado Tercer Mundo (vanse Hirsh y Thompson, 1996; Rodrik,
1997), e inclusive ex funcionarias del Banco Mundial como Josep Stiglitz
(1998), cuestionan el discurso eficientista de los organismos financieros internacionales. La globalizacin econmica, con la apertura de fronteras comerciales, no slo no ha colocado ms eficientemente los recursos en las distintas partes del mundo en dnde se necesitan, como lo ofrecan el FMI y el
Banco Mundial sino que provoca graves desajustes lo mismo cuando los capitales llegan en exceso que cuando se salen abruptamente 11 (vanse FrenchDavis y Reisen, 1998). Paralelamente, la globalizacin desplaza cada vez ms a
miles de pequenos productos agrcolas nacionales que no pueden competir
contra los granjeros tecnificados del otro lado de la frontera.
En el Mxico rural la globalizacin est llevando a la quiebra de la produccin campesina, sobre todo en lo que respecta a los granos bsicos. Los campesinos dejaron de ser considerados "sujetos productivos", y bajo el esquema
de ventajas comparativas se consider ms "eficiente" importar que apoyar
la produccin interna (vase Villafuerte Sols, 1997). Paradjicamente, los
11 Un excelente recuemo de cmo y por qu los organismos financieros internacionales dieron un giro
conceptual desde las formas de gobierno basadas en polticas pblicas a las formas de gobierno basadas en los mercados puede verse en Pauly, 2000.
Introduccin
37
38
(an minoritarios) de la poblacin indgena chiapaneca estn usando los nuevos medios de comunicacin para establecer vnculos con mercados alternativos (vase Hernndez Castillo en esta coleccin); para solicitar la solidaridad internacional para sus luchas (vase Leyva Solano, 1998); para incorporarse
al movimiento indgena continental (vase Mattiace en esta coleccin) y en
nmeros cada vez ms crecientes, para migrar de manera estaciona! a Estados Unidos (vanse Rus y Guzmn, 1996).
Lo que Lyotard (1984) y Harvey (1990), llaman la compresin espaciotemporal permite que los indgenas de Chiapas entren en contacto con
indgenas de otras partes del mundo, que se incorporen al mercado laboral
norteamericano, que hagan convenios de colaboracin con ecologistas europeos y norteamericanos y que emprendan negocios con empresarios japoneses. Estas experiencias necesariamente estn influyendo en sus concepciones del mundo y en la manera en que se reelabora su discurso cultural. A
partir del levantamiento zapatista, sobre todo se crean espacios de confluencia
en donde es posible compartir experiencias. Cientos de indgenas de todo el continente han visitado Chiapas y asistido al Foro Internacional contra el Neoliberalismo (1996) o siguen la lucha zapatista a travs de la distintas pginas
en la red mundial (World Wide Web).14
Sin negar las consecuencias negativas que la globalizacin econmica "desde arriba" tiene para los pueblos indgenas, es necesario reconocer que esta
etapa de desarrollo capitalista lleva consigo sus propias contradicciones. Los
espacios creados para facilitar la fluidez de informacin y personas en beneficio del capital, son apropiados en algunos contextos para las luchas de los
distintos sectores subalternos. La globalizacin de la solidaridad hace que algunos autores afirmen que la contradiccin principal no es entre globalizacin y
procesos nacionales, sino entre globalizacin autocrtica desde arriba o
globalizacin democrtica desde abajo (vase Brecher et aL, 1993 y Brysk, 2000).
14 Para una gua de la informacin sobre e! EZLN en Internet, vase http:/www.eco.urexas.edu/
Introduccin
39
40
Introduccin
41
Encuentros interdisciplinados
Algunos de los autores que participan en este libro son actores y analistas de
la realidad que presentan en sus trabajos, por lo que sus ensayos deben ser
considerados tambin como fuentes de primera mano para entender las distintas propuestas sobre autonoma indgena que se debaten en la arena poltica mexicana.
Varios de los autores y autoras de este libro colectivo han replanteado sus
metodologas de investigacin y sus relaciones con los actores sociales con
quienes trabajan a travs de distintos medios; algunos han creado espacios
acadmicos independientes que den a conocer sus resultados de investigacin en idiomas indgenas (Andrs Aubry, Gustavo Esteva y Jan Rus), otras se
han vinculado al trabajo organizativo con hombres y mujeres indgenas
(Aracely Burguete, R. Ada Hernndez y Christine Eber) o han buscado los
medios para establecer un dilogo acadmico constructivo con organizaciones indgenas y campesinas (Jos Alejos, George Collier, Xochitl Leyva y Shannan L. Mattiace). Todos compartimos el inters por romper con la perspectiva tradicional de la investigacin antropolgica que conceba a los pueblos
indgenas como meros "objetos de estudio" , sobre los que haba que teorizar desde la academia distante y apoltica.
La antropologa posmoderna hace una importante crtica al "objetivismo"
que detrs de descripciones distantes y neutrales, en muchas ocasiones reproduce discursos que naturalizan desigualdades sociales en nombre de un conocimiento cientfico (vase Clifford, 1988; Rosaldo, 1989; Haraway, 1991). Los
mltiples anlisis sobre la complicidad de la antropologa con las administraciones coloniales y poscoloniales apuntan hacia la manera en que la "objetividad cientfica" se utiliz para ocultar los usos polticos del conocirniento.
Esta reflexin epistemolgica ha llevado a algunos antroplogos a hablar
de "conocimientos situados" (situated knowledge), para referirse a un nuevo
tipo de antropologa que reconoce la manera en que nuestras perspectivas
culturales y polticas de la realidad social marcan las descripciones etnogr-
42
ficas y nuestras relaciones con los sujetos sociales (vase Haraway, op. cit.). En
este sentido, los trabajos que aqu presentamos son "conocimientos situados", producto de nuestras experiencias, anlisis y mltiples dilogos con
diversos actores sociales en Chiapas.
Los "antiguos objetos de estudio" son ahora sujetos contestatarios que
rechazan el papel pasivo que la antropologa tradicional les conceda. El derecho de los antroplogos a "estudiar al otro" en nombre del "avance de la
ciencia", es cuestionado por los pueblos indgenas, y por muchos sectores
"marginados" que histricamente la antropologa haba analizado. La relacin antroplogo-nativo es una relacin problemtica a raz de que los "nativos" demandan que las investigaciones que se desarrollan en sus comunidades
o barrios tomen en cuenta sus expectativas y necesidades. Frente a este nuevo
contexto terico y poltico, los autores que participamos en este proyecto compartimos la preocupacin por explorar nuevas metodologas que hagan de nuestras investigaciones proyectos ms coparticipativos, planteados en dilogo con
los sujetos sociales con los que trabajamos.
Es importante reconocer que este llamado al "posicionamiento" poltico
del investigador no es exclusivo de la antropologa posmoderna. Ya la antropologa crtica latinoamericana, bajo la influencia del marxismo, sefialaba la
necesidad de unas "ciencias sociales comprometidas" con los sectores subalternos. Sin embargo, estas perspectivas planteaban el compromiso del
antroplogo con sus objetos-sujetos de estudio como una disyuntiva fcil de
tomar: era necesario situarse del lado de los "marginados" o del "pueblo"
de frente a los sectores "explotadores". No obstante, en la medida en que el
anlisis del poder se complejiza y las representaciones homogeneizadoras
y armnicas de los "marginados" son rechazadas por anlisis que reconocen
los distintos niveles de desigualdad que se dan al interior de las "comunidades", se plantean tambin nuevos dilemas ticos y metodolgicos para una
antropologa socialmente comprometida.
Si asumimos que nuestras representaciones y anlisis de los pueblos
indgenas, de los migrantes, de las organizaciones de mujeres, entre otros,
lntroduccin
43
44
Introduccin
45
como espacios que surgieron para el control del movimiento indgena, como
son los Consejos Supremos, son reapropiados por los campesinos mames en
sus luchas actuales; en sentido contrario, espacios de resistencia, como las
cooperativas agroecolgicas, son usados por el Estado para cooptar al movimiento indgena independiente.
Subimos despus a la regin de Los Altos, reconstruyendo la experiencia
de dos de las comunidades tzotziles ms estudiadas de Chiapas, San Juan
Chamula y Zinacantn. Jan Rus y George Collier, a partir de sus experiencias
de ms de treinta anos trabajando en la regin, analizan la manera en que esas
"comunidades corporadas" que proporcionaban fuerza de trabajo a la economa de plantacin ven su "estabilidad" alterada por las crisis econmicas
de los ltimos treinta anos. Combinando el anlisis histrico-estructural con
una descripcin etnogrfica detallada , Collier y Rus analizan los procesos de
polarizacin econmica, el divisionismo poltico y los cambias en las estructuras sociales y culturales locales de esas dos comunidades. Las luchas por
redefinir la identidad indgena y reestructurar la vida comunitaria se profundizan a partir del levantamiento zapatista y grupos pro gobiernistas se enfrentan a grupos independientes dentro comunidades como Chamula y
Zinacantn. El artculo explora el papel delgobierno y de otros actores externos en la profundizacin del faccionalismo comunitario, pero finaliza con
informacin esperanzadora que muestra cmo a pesar de los intentos por
divididos y controlados, chamulas y zinacantecos estn trabajando por superar sus diferencias y construir algunos espacios de dilogo.
Terminamos nuestro recorrido por la zona chol, en el norte del estado,
una de las regiones ms afectadas por la paramilitarizacin. A travs del testimonio de Claudio, un joven chol migrante a Palenque, Jos Alejos ejemplifica
los efectos que la guerra de bqja intensidad ha tenido en la desestructuracin de la
vida comunitaria en esta regin. El artculo presenta las percepciones de los
indgenas choles sobre un pasado de paz y sentido de comunidad, tempan /ak
bii, que substituido ahora por un presente de conflicto y faccionalismo, toxben
/ak ba: Volviendo la vista al pasado, Alejos describe los orgenes de la estruc-
46
tura agraria que confrontan actualmente los chales organizados y analiza como
el simbolismo del discurso chol postrevolucionario es retomado para describir los conflictos actuales.
En la segunda parte de este libro abordamos la teora y la prctica de la
autonoma a travs de cinco artculos que analizan como los proyectos autonmicos han venido a replantear el modelo hegemnico del Mxico mestizo.
Desde diferentes perspectivas tericas y polticas, los autores aqu reunidos
describen distintas propuestas de autonoma y la manera en que estas son
apropiadas y puestas en prctica en diferentes regiones del pas.
Esta seccin inicia con un ensayo introductorio de Shannan L. Mattiace en
el que ubica el debate sobre autonoma en el marco de discusiones tericas
ms amplias sobre el futuro del estado-nacin y la construccin de nuevos
imaginarias colectivos. A travs de un recorrido por la historia del movimiento indgena en Mxico, la autora reconstruye el origen de las demandas
autonmicas y vincula el surgimiento de organizaciones de carcter tnico
con la crisis del Estado corporativista. Los dos principales modelos de autonoma son analizados por Mattiace como productos de contextos culturales
distintos. El modelo comunalista monotnico reivindicado por los indgenas
de Oaxaca, y el modelo regionalista pluritnico existente en Chiapas no son
considerados por Mattiace como antagnicos. A diferencia de quienes analizan a la autonoma comunalista como una propuesta menos radical de carcter tnico, que no plantea una reestructuracin del Estado, y a la autonoma
regionalista, basada en la construccin de alianzas pluritnicas y clasistas, como
un proyecto de reconstruccin nacional (vase Daz Palanco, 1997), para
Mattiace ambos modelos son producto de contextos histricos especficos y
representan un rechazo al proyecto hegemnico de nacin que en la prctica
niega el derecho a la diversidad.
Por su parte Aracely Burguete Cal y Mayor, retoma su experiencia como
asesora de la ANIPA para exponer las propuestas de autonoma de esta organizacin y contrastadas con el modelo de autonoma del EZLN. Sin embargo,
Introduccin
47
la autora va ms all del anlisis de propuestas polticas y analiza las autononas de facto establecidas en Chiapas, sobre todo a raz de 1994. Por una
parte, se analiza la autonona no reconocida que se ejerce en varias comunidades de Los Altos de Chiapas, desde antes del levantamiento zapatista, y despus
se presentan las experiencias del las Regiones Autnomas Pluritnica (RAP)
y de las Regiones Autnomas Zapatistas (RAZ). Se trata de la primera descripcin detallada de la maneta en que las autononas realmente funcionan en la
prctica, sus logros, propuestas y limitaciones.
Acercndonos a las experiencias concretas de autonoma el artculo de
Christine Eber lleva al lector a una de las regiones autnomas ms golpeadas por la represin paramilitar, el municipio autnomo de Pohl (dentro
del municipio oficial de San Pedro Chenalh), donde en 1997 tuvo lugar la
masacre de Acteal. Mediante un anlisis histrico-antropolgico, que a la vez
recupera las voces y experiencias de los actores sociales, Eber muestra cmo
la construccin del municpio autnomo de Pohl fue producto de una
larga experiencia organizativa, en la que las mujeres participan activamente.
La crisis en las estructuras comunitarias y la formacin de cacicazgos indgenas es analizada por la autora como un antecedente para el surgimiento
de un nuevo tipo de comunidad que confronta tanto a los poderes locales
como al centralismo del estado. La violencia paramilitar y los espacios de
dilogo y resistencia que han desarrollado los indgenas pedranos son descritos por Eber, intercalando su anlisis con las voces de hombres y mujeres tzotziles.
Gustavo Esteva expone la manera en que la autonoma se ha reconocido y legislado en el vecino estado de Oaxaca. Como parte del comit asesor
que elabor la propuesta de reforma legislativa para el reconocimiento de
la autonoma comunitaria en ese estado, Esteva tiene una perspectiva privilegiada de esa experiencia autonmica. La llamada "Ley Indgena" de Oaxaca
es analizada como un logro de las luchas de los pueblos indgenas, que se
vieron potenciadas por el levantamiento zapatista. El momento actual de
48
49
lntroduccin
Bibliografia
AGUIRRE BELTRN, GONZALO
1967 Regiones de refugio, Instituto Indigenista Interamericano, Mxico.
1970 Eiproceso de acuituraciny ei cambio sociocuiturai en Mxico, Comunidad, Instituto de Ciencias Sociales, Universidad Iberoamericana, Mxico.
ANGULO BARREDO,JORGE
1994 "Poblacin y migraciones campesino-indgenas de Los Altos de Chiapas",
en Anuario dei Instituto de Estudios Indgenas, IV, UNACH, San Cristbal de Las
Casas, pp. 43-57.
ALVAREZ BEJAR, ALEJANDRO
1987 La crisis giobai dei capitalismo en Mxico 1968-1986, Era, Mxico.
1999 "Globalizacin y regionalizacin: La experiencia mexicana de integracin con
Amrica del Norte", en Memoria, 129 (noviembre), pp. 45-48.
BONFIL BATALLA, GUILLERMO (ed.)
1981
50
HARAWAY, DONNA
1991
York.
HIRST, PAUL Y THOMPSON GRAHAME
1996
KEARNEY, MICHAEL
1996
Introduccin
51
PAULY,LOUIS
2000 "Enforcing the Rules in a Global Economy: The Emergence of Structural
Conditionality in the World Bank and the International Monetary Fund"
(ponencia presentada en la conferencia Critical Issues in Financial Reform:
Latin American/Caribbean and Canadian Perspectives), The Munk Center
for International Studies, University of Toronto, Canad Gunio, 2000).
POZAS, RICARDO E ISABEL POZAS
1971
PZAS, RICARDO
1976 Antropologay burocracia indigenista, Cuadernos para Trabajadores nm. 1, Tlacuilo, Mxico.
RECONDO, DAVID
1999 "Usos y costumbres, y elecciones en Oaxaca. Los dilemas de la democracia
representativa en una sociedad multicultural", en Trace (fravaux et Recherches dan les Amriques du Centre), diciembre 1999, nm. 36, pp. 85-100.
RODIK, DAN!
1997 Has Globalization Cone too Far?, Institute for International Econornics, Washington, D.C.
ROSALDO, RENATO
1989 Culture and Truth: The Remaking of Social Ana!Jsis, Beacon Press, E.U.A.
ROJAS, ROSA
1995 Chiapas. La paz violenta, Ediciones La Jornada, Mxico.
Rus, DIANE L.
1990 La crisis econmicay la mujer indgena: EI caso de Chamula, Chiapas, INAREMAC,
Chiapas.
Rus,JAN
1975 "Managing the Mexican Indians: Anthropology and Indigenismo" (ms).
1996 "La Comunidad Revolucionaria Institucional: La subversin del gobierno
indgena en Los Altos de Chiapas; 1936-1968", en Pedro Viqueira y Maria
H. Ruz (coords.), Chiapas los rumbos de otra historia; CIESAS/CEMCA/UNAM/
UG, Mxico, pp. 251-279.
52
"More Instruments and Broader Goals: Moving toward the Post-Washington Consensus", en Wider Annual Lectures, 2, Helsinki (enero), pp. 5-20.
W ASSERSTROM, ROBERT
1989
Introduccin
A
oaxaca
50
100
~uatemala
53
Primera parte
Impactos regionales del zapatismo
Transformaciones regionales,
comunales y organizativas en Las Cafiadas
de la Selva Lacandona (Chiapas, Mxico)
Xochitl Leyva Solano*
TRADuccrN DE MARA VrNs
Introduccin
El presente artculo da cuenta de las transformaciones que se han sucedido
en la regin de Las Caiiadas de la Selva Lacandona (Chiapas, Mxico) en las
ltimas tres dcadas pero, sobre todo, despus del levantamiento zapatista de
1994. Dichas transformaciones permitieron el surgimiento de nuevas prcticas, discursos e ideologas en la regin de estudio. Por ello consider importante no limitar mi anlisis a una sola comunidad sino abarcar la regin completa. As, me detengo en el estudio de los cambias en la composicin poltica
y social de la misma. Estas cambias estn relacionados con varias fenmenos,
entre ellos: la desaparicin de la unidad poltica regional, la transformacin del
papel dominante del "comon", la integracin de nuevos actores a nivel local, y
la participacin de los locales en la poltica global basada en prcticas y discursos que son universalmente compartidos.
Mi inters por Las Cafiadas se justifica si sefialamos que es esta regin la
que aporta gran parte de la militancia campesina-indgena del Ejrcito Zapatista
de Liberacin Nacional (EZLN) y, actualmente, es parte central de lo que se ha
dado en llamar "la zona de conflicto". Mi inters por hablar de las transformaciones regionales naci despus de que el EZLN y el gobierno mexicano
* Traduccin de! primer borrador, realizada por Mara Vins. Correccin final y de estilo a cargo de la
autora. La autora agradece a los doctores Axel Kihler, Heather Williams, Jan Rus y John Gledhi11 por
su crtica generosa a un primer borrador de este artculo.
[57]
58
59
su control se extenda por un rea que inclua siete caiiadas y dos valles. No tengo
noticia de ninguna otra organizacin en Chiapas que haya podido alcanzar el
grado de poder y cohesin logrado por la Unin de Uniones.
sta era una organizacin regional que vinculaba diversas uniones de ejidos;
uniones que surgieron desde mediados de los anos setenta. Algunas de ellas
tenan registro oficial ante la Secretara de la Reforma Agraria (sRA); otras no
estaban formalmente registradas. A principias de los noventa, los funcionarias de la administracin del presidente Carlos Salinas de Gortari (1988-1994)
propusieron a estas organizaciones una nueva definicin legal, convirtindolas as en Asociaciones Rurales de Inters Colectivo (Arucs). La ARIC Unin de
U niones abarcaba por igual ejidatarios que asociaciones de pequenos propietarios; stos ltimos no solamente compartan con los ejidatarios una misma
historia de colonizacin sino tambin formas similares de autogobierno y de
relacionarse con los gobiernos federal y estatal.
La ARIC Unin de Uniones creci hasta convertirse en una institucin hegemnica regional. A decir de la gente esto fue posible gradas a que uni "cuatro
caminos": la fe catlica, las ideologas socialistas guevaristas, las maostas, y la
oposicin a los "caxlanes" o "ladinos". Tales "caminos" podran ser vistos,
desde la academia, como "agentes externos" a las comunidades que incluan
sacerdotes ladinos y europeos, asesores de izquierda y guerrilleros mestizos.
Todos ellos agentes de cambio en constante interaccin con los pobladores
indgenas de Las Canadas, quienes vean regulada su relacin con el "exterior" a travs de la U nin.
No obstante, al estallar el conflicto armado en 1994, la ARIC Unin de Uniones se dividi en cinco organizaciones diferentes: la ARIC Independiente y Democrtica; la ARIC oficial; la ARIC Unin de Uniones; la Unin de Ejidos de la
Selva, y el
EZLN.
pequenos grupos polticos con ideologas diferentes y proyectos polticos distintos. A pesar de todo, las nuevas organizaciones estaban compuestas por
militantes que compartan la experiencia de un pasado comn y formas de
ejercer el poder bastantes similares. A medida que los nuevos grupos polticos
60
CUADRO
61
2. Pagos por hacer de un crdito pedido a Banrural para cra de ganado (problema econmico).
3. El catequista explicar los problemas relacionados con la salud y la higiene que tienen que
ver con el agua del ro (regias sociales y religiosas).
Al mismo tiempo, el "comon" delegaba autoridad y poder en las autoridades-concejo, cuyo ejercicio de poder se guiaba por la impronta de "servir a la
comunidad", es decir, por obligaciones antes que por derechos. Las autoridades-concejo eran parte de la estructura poltica formal de Las Ca.adas, y
desempe.aban diversos papeles. Por una parte, legitimaban la membresa de
los colonos a la comunidad, y por otra, (re)creaban y mantenan la vida comunal, poniendo nfasis en valores, ideologas y prcticas particulares. Antes
de 1994, la estructura de las autoridades-concejo constitua la columna vertebral de la ARIC y de un edificio compuesto por "comisiones" y "comits"
(cuadro nm. 2).
Los miembros de "comits y comisiones" rotaban a sus integrantes, ya
que en cada comunidad haba un nmero limitado de hombres especializados en, por ejemplo, educacin o en cuestiones agrarias o legales. Dichos
"expertos" locales, por tanto, permanecan en una sola comisin o cambiaban de una a otra. Despus de doce anos de trabajo de campo en la regin,
pude identificar la formacin de una elite poltica que abarca tres generaciones de colonos de entre 25 y 55 anos de edad.
CuADRo2
'
N
U nin de U niones
1
1
Autoridades
Concejo de Autoridades
Presidente y comisarios
dei ejido
Agente
murcipal
Dicono
"Tuhunel"
1
Catequistas
Representante
de la Urn de Urones
2".
i;:!..
e om1s1ones
.1.
Comisin de secretarios
tesoreros. Presidente
dei Concejo de
Seguridad
Secretario Murcipal
Jefe de policia
Policias
Encargado principal
dei mando de
"madrecitas"
Comit colectivo
delganado
Comit
comunal
de las escudas
Comisiones.
Tcrcos
dei caf
Comisiones.
Tcrcos
deganado
Comits
Comit
de
orgarzacin
1
Comit de crditos
colectivos
Comit
de la tienda
comunal
1
1-
Comit
de Salud
Comit
de la granja
de cerdos
Comisiones:
Maestro
de la comurdad
1
Comit
de Educacin
Comit
dei Trapiche
Vl
g0
63
En cuanto a los miembros de las comisiones, stas por lo comn eran desempenadas por jvenes solteros o recin casados, pues se necesitaban hombres
capaces de andar largas distancias para participar en reuniones polticas que
tenan lugar en otros pueblos o localidades. Por su parte, los miembros de los
comits eran individuos de prestigio, quienes por lo general trabajaban sus milpas,
potreros y cafetales. Tanto en las comisiones como en los comits, haba preferencia en la eleccin de hombres que supieran leer y escribir, aunque esto no
era condicin indispensable ms que para pertenecer al concejo de autoridades.
Los principales integrantes de las autoridades-concejo eran el presidente
del ejido, el agente municipal, los catequistas catlicos, el dicono indgena
y el delegado de la ARIC Unin de Uniones. Dentro de Las Caiiadas no era
importante especificar formalmente las actividades de las autoridades, porque todas tenan el mismo nivel jerrquico y compartan la responsabilidad
de resolver juntas los problemas que se les presentaban. Pero fuera de la
regin, las autoridades-concejo deban actuar conforme a las funciones que
les asignaban las leyes nacionales, bien fuesen stas del mbito poltico, agrario o judicial.
Las autoridades-conejo eran las responsables directas de la vida del
"comon"; que a partir de 1994 se fue debilitando progresivamente. Aunque
en cada localidad de Las Ca.adas dicha institucin enfrent problemas diferentes, es posible identificar algunas tendencias del cambio:
a) En algunas comunidades, se sustituy el "comon" por asambleas de ejidatarios, que redujeron su competencia a cuestiones de limites de tierras,
rotaciones de parcelas y manejo de los derechos de usufructo y venta del
ejido.
b) En otras comunidades, el "comon" se conserva, ya que el zapatismo lo ha
reforzado como institucin eje comunal-regional. En estos casos, el "comon"
funciona bajo la hegemona de una sola ideologa poltico-militar, porque
los opositores o disidentes han sido expulsados de sus comunidades.
64
CUADRO 3
Municpio autnomo
rebelde "Ricardo
Flores Magn"
Composicin
poltica
ARIC
Unin de Uniones
independiente
y democrtica
EZLN
ARIC
independiente
y democrtica
EZLN
ARIC
EZLN
ARIC
Confederacin
Nacional de Pueblos
Indgenas (CNPI)
ARIC
Unin de
Uniones
Grupos evanglicos
Militantes dei
Indivduos sin
militancia poltica
Militantes evanglicos
dei PR!
PR!
independiente
y democrtica
oficial
CNC-PRI
CNPI
65
66
67
68
69
los externos (llmense stos asesores, polticos, agencias del gobierno, guerrilleros, antroplogos, agrnomos, etc.). La gente sentia que la Unin de
U niones los protega de los de afuera; de hecho, la consideraban esencial para
controlar las acciones de los extraf.os. En segundo lugar, la presencia de la
estructura poltica de la Unin de Uniones convirti a Las Caf.adas en una
regin con sus propias fronteras territoriales, autoridades y formas de gobierno. En tercer lugar, la Unin de Uniones no slo era el intermediaria poltico
sino tambin econmico y social que evitaba la cooptacin prista o partidista.
No obstante, es necesario evitar simplificaciones. Si bien podemos afirmar
que, hasta cierto punto, la Unin de Uniones era un organismo "fuerte y
unido", de ello no debemos inferir que estaba exento de conflictos internos.
Por el contrario, casi desde su formacin, la historia de la Unin de Uniones
sufre rupturas y recomposiciones. Por ejemplo, en 1983, muchas comunidades de Los Altos, el norte y las llanuras orientales, abandonaron dicha organi-
70
71
72
Unin de Uniones como ejes polticos unitarios. Ahora lo que tenemos son
varias fuerzas polticas en lucha por el mismo territorio y la misma poblacin.
Veamos un caso.
Entre 1996 y 1998, las fronteras municipales de Ocosingo se tornaron motivo de competencia y rivalidad entre los zapatistas, la COAO y el gobierno dei
estado. Los zapatistas establecieron demandas de remunicipalizacin de los
1O529 km 2 dei municpio de Ocosingo. Con la justificacin popular de tener
municpios ms pequenos y gobernables y con el objetivo de sefialar perfectamente su territorio dominado, los zapatistas crearon, en la misma rea, nueve
"municpios autnomos rebeldes". Si bien algunos de ellos no eran reconocidos ms que por los zapatistas, otros ms eran resultado de la negociacin
con organizaciones "independientes" que decidieron apoyar la formacin de los
municpios autnomos en la jurisdiccin en que ellos tenan seguidores. Estas municpios eran ilegales y anticonstitucionales ante los ojos del gobierno.
Todo habra quedado en un incidente ms de la confrontacin gobierno federal-zapatistas de no ser porque en 1996 la COAO, en alianza con una faccin
progresista dei PRI, exigi la formacin en Ocosingo de un Concejo Municipal Plural Ampliado. Entre 1996 y 1998, la coalicin COAO-PRI asumi el poder municipal mediante la decisin dei Congreso Estatal de Chiapas. Bajo el
aliento zapatista y la presin de las organizaciones "independi entes", el Congreso erigi un concejo municipal, despus de reconocer que la crisis poltica
existente imposibilitaba la realizacin de elecciones regulares. Aunque el dilogo entre la COAO y el EZLN se haba mantenido durante esos afias, no dej
de tensar las relaciones entre ellos, la alianza de los primeros con la faccin
dei PRI y la llegada ai ayuntamiento dei presupuesto federal con una clara
orientacin contrainsurgente que tuvo que ser cambiada por la coAo. 2 Por
fin, en mayo de 1998, el gobierno dei estado propuso un plan de remunicipalizacin para Ocosingo. ste contemplaba la creacin de trece nuevos muni2 En los dos anos de administracin de la COAO-PRI, se canaliz por medio de las autoridades municipales la fenomenal suma de 139 millones de pesos (CMPA-CIESAS, 1998).
73
cipios, algunos de ellos traslapados con los municipios autnomos propuestos por los zapatistas (Gobierno del Estado de Chiapas 1998; Hernndez,
1999b: 38-39). Conforme el plan del gobierno, las cabeceras municipales de
los nuevos municipios tenan que ubicarse en comunidades no zapatistas con
el finde mantener el control sobre los subsidios del gobierno y la cooptacin
de los locales. Para julio de 1999, el gobierno estatal no haba podido inaugurar
ms que dos nuevos municipios de los trece que haba propuesto. Estos fueron Benemrito de las Amricas y Marqus de Comillas, ambos situados dentro de la Selva Lacandona pero fuera de la regin de Las Caf.adas (Burguete y
Leyva, 1999). El plan original del gobierno consistia en dividir Las Caf.adas
en trminos territoriales y polticos, a fin de reducir la influencia y expansin
zapatista. Por los resultados alcanzados, fue obvio que dicho plan no funcion debido a la fuerte y continua presencia del EZLN as como a las alianzas
entre ste y las organizaciones "independientes", y a pesar de las enormes
cantidades de dinero que el gobierno invirti en esa regin.
A diferencia de lo que suceda antes de 1994, cuando el poder de un lder
o faccin poltica dependa de su autoridad y legitimidad de sus gestiones
internas y externas, actualmente los lderes de los varios grupos polticos
existentes en Las Caf.adas, dependen casi de manera exclusiva de sus relaciones con el exterior para adquirir legitimidad al interior de los grupos polticos
a los que pertenecen. Por ejemplo, los militantes de la ARIC oficial dependen
de sus alianzas con el PRI y de los subsidios gubernamentales permanentes
que reciben. Los militantes de la ARIC Independiente y Democrtica, en cambio, dependen de sus relaciones con ONGS y con el PRD. El mismo EZLN se
apoya cada vez ms en sus redes polticas internacionales y en la cooperacin
internacional de militantes, observadores y activistas de derechos humanos.
Dichos apoyos revisten una importancia mayor, ya que el apoyo nacional
masivo ha sido un tanto errtico a partir de 1997.
74
75
neozapatistas representan la nica forma de adquirir poder propio. Por ejemplo, el 30 de junio de 1998, un artculo publicado en el diario mexicano La
Jornada afirmaba que la COAO esperaba que el ministerio pblico retirara las
acusaciones en contra de diecisis personas indgenas que la polida haba encarcelado durante el desmantelamiento del "municipio autnomo zapatista Ricardo Flores Magn". La demanda de la COAO de retirar los cargos a los inculpados recibi el apoyo de la Cornisin Interamericana de Derechos Humanos
(CIDH), un organismo de la Organizacin de Estados Americanos (oEA). Dicha
comisin pidi informacin al gobierno estatal de Chiapas, despus de afirmar
que recibi noticia de "graves irregularidades" que fueron cometidas en el proceso judicial antes mencionado (Leyva, 1999a: 18).
Si bien es indudable que la globalizacin beneficia a los gobiernos nacionales que se abrazan a las polticas neoliberales, est claro que tambin los
obliga a abrirse a nuevas presiones internacionales como nunca antes lo haban hecho. Al igual que otros, el gobierno de Mxico se ha visto forzado
para participar en nuevas competencias polticas, y a establecer dilogo con
nuevos interlocutores. Por ejemplo, en 1998 tuvo que definir su posicin
dentro de un encuentro diplomtico en Roma, donde se debatia la creacin
de la Corte Criminal Internacional. El nuevo organismo debera juzgar a individuas responsables de crmenes contra la humanidad, pero una de las cuestiones centrales del encuentro era su propuesta de independencia respecto
del Concejo de Seguridad de las Naciones Unidas (Leyva, 1999a: 18). En esos
nuevos espacios las redes neozapatistas se convierten as en armas polticas
que sirven para presionar al gobierno mexicano y a las elites locales y, de
alguna manera, llenan el vaco que dej el "comori" y la Unin de Uniones.
76
77
Conclusiones
Desde 1994, en Las Caiiadas han aumentado progresivamente tanto el pluralismo poltico como la polarizacin, a medida que la hegemona de la Unin de
Uniones y del "comon" desaparecan para dejar paso a una configuracin ms
heterognea y plural; pluralismo que representa para la regin una tensin
irresuelta entre fuerzas enfrentadas. La forma en que se ha dado la convivencia
de estas fuerzas depende de la composicin poltica local y la capacidad de
negociacin de los actores involucrados. Es claro que en Las Caiiadas el dilogo y el consenso son ins difciles de alcanzar. No obstante, es preciso reconocer que la institucin del "comon" ha resultado ser ms flexible de lo que se
pensaba. Aunque a nivel nacional el dilogo qued suspendido desde 1996,
las negociaciones interorganizacionales -a menudo efectuadas sobre bases
informales-prosiguen en los niveles local y regional. Esto hace de Las Caiiadas una "tierra permanentemente negociada". Esta negociacin implica muchos dilogos polticos que, pese a ser difciles, conflictivos y limitados, ofrecen la posibilidad de alcanzar soluciones prcticas a conflictos inmediatos.
78
Sin embargo, los dilogos en estas trminos no sustituyen el nacional ni permiten el cumplimiento de los Acuerdos de San Andrs. En las condiciones
actuales de indefinicin constitucional en torno a la autonoma y con las
secuelas de una guerra de haja intensidad encima, la prdida de la autonoma
de facto, trae consigo mayor descomposicin social, local, regional y estatal.
A medida que los nuevos grupos polticos se afilian a nuevas y ms amplias organizaciones, los locales forman parte de nuevas redes sociopolticas
y asumen nuevas ideologas y prcticas. En consecuencia, la regin tambin
recibi a nuevos actores que hicieron de Las Cafiadas una regin con nuevas
y ms flexibles fronteras. En esos nuevos espacios, las redes neozapatistas
estn convirtindose en armas polticas que sirven para presionar al gobierno mexicano y a las elites locales y, de alguna manera, llenan el vaco que dej
el "comon" y la Unin de Uniones.
Las demandas de autonoma indgena han estado en el centro del escenario del dilogo formal entre el EZLN y el gobierrio mexicano (Ce cat4 1996).
En los Acuerdos de San Andrs se define explcitamente la autonoma de los
pueblos indgenas como el derecho a la autodeterminacin. A pesar de eso,
en marzo de 1999 el gobernador prista Roberto Albores Guilln modific
varias articulas de la Constitucin Estatal de Chiapas de tal manera que la
demanda de autodeterminacin se redujo a "autonoma comunal de grupos
y comunidades tnicas". Desde la perspectiva del gobernador, la autonoma
de los pueblos indgenas debe basarse en -y limitarse a- "tradiciones culturales y leyes de usos y costumbres" (Ley de Derechos, 1999). Como hemos
visto, las "costumbres locales" de Las Cafiadas han pasado por uniones ejidales,
luchas armadas, afiliaciones polticas dobles y procesos de negociacin permanente. Si consideramos lo estipulado poresa ley y la realidad de Las Caiadas, podramos afirmar que las comunidades indgenas de esta regin tienen
menos autonoma de facto de la que tenan antes de 1994. La irona es grande,
pues fueron ellas las que pusieron en la agenda nacional el tema de la autonoma como libre determinacin, y paradjicamente fueron ellas quienes la perdieron al convertirla en bandera de lucha poltica nacional e internacional.
79
Bibliografia
ANDERSON, BENEDICT
1993 [1983] Comunidades imaginadas. Reflexiones sobre el origeny la difusin dei naciona-
Corporation, California.
BuRGUETE, ARACELY Y XocHITL LEYVA SoLANO
1999 Prqyecto sobre nuevos municipios en Chiapas. Estudios monogr4ftcos, CIESAS-FORD, Chiapas.
CECATL
Chiapas, Chiapas.
80
HARVEY, NEIL
1998 The Chiapas Rebellion. The Struggle for Land and Democracy, Duke University
Press, Durham y Londres.
HERNNDEZ ARELLANO, RICARDO
1999a "Ocosingo, poder local y buen gobierno. La experiencia del Concejo Municipal Plural Ampliado", en Aracely Burguete Cal y Mayor (coord.), Mxico: Ex-
1999a "Chiapas es Mxico: autonomas indgenas y luchas polticas con una gramtica moral", en E/ Cotidiano (Mxico), 93 (enero-febrero), pp. 5-18.
1999b "De Las Canadas a Europa: niveles, actores y discursos del Nuevo Movimiento Zapatista (NMZ) (1994-1997)", en Desacatos. Revista de antropologa so-
cial (Mxico), nm. 1 (primavera), pp. 56-87. (Se public una versin anterior de este artculo bajo el ttulo "The New Zapatista Movement: Political
Leveis, Actors, and Political Discourse in Contemporary Mexico", pp. 3555, en Valentina Napolitano y Xochitl Leyva Solano (eds.), 1998, Encuentros
81
RoMo,PABLO
1998 "Los derechos humanos" (trabajo presentado en el Foro Sureste sobre Derechos
Ind~enas celebrado
UNIN DE UNIONES
1982 Nuestra lucha, nuestra historia (folleto), Ocosingo.
UNIN DE UNIONES EJIDALES Y GRUPOS CAMPESINOS SoLIDARIOS DE CHIAPAS
1983 "Nuestra lucha por la tierra en la Selva Lacandona. Balance de una accin
campesina con apoyo obrero", en Textual (Mxico), nm. 3.
WILSON, RICHARD
1991
"Machine Guns and Mountain Spirits: The Cultural Effects of State Repression
amongthe Q'eqchi' of Guatemala'', en Critique of Anthropology 2 (1), pp. 33-61.
82
Palanque
25
kilmetros
50
Las Margaritas
ecomitn
FUENTE: Mrquez(l988)
[83]
84
Shannan L. Mattiace
Los principales stios de romera de los tojolabales son Santo Toms de Oxchuc, San Mateto de
Guatemala, Padre Eternito de Trinitaria, Santa Margarita en Las Margaritas, San Bartolom en Carranza
y San.,Pedro en Los Regados. Varios lderes regionales de los tojolabales me contaron que practicar la
costumbre tradicional de las romeras les ha ayudado a explicar las identidades regionales entre los
pueblos tojolabales, algo que, segn dicen, no han visto que pase entre los pueblos tzeltales ni en
los tzotziles.
85
poco frecuentes entre los tojolabales, anteriormente funcionaron como espacios privilegiados para contactos y comunicaciones intercomunales (Ruz,
1994: 47). Ruz observa que las romeras eran uno de los cuatro mecanismos
o rituales ms comunes de cooperacin intertnica en la comunidad tojolabal, siendo los otros tres los prstamos, el trueque de bienes y el mercado
dominical en el centro regional (Ruz, 1993: 305). 2
Los movimientos migratorios desde reas de asentamientos tojolabales
tradicionales hacia la Selva Lacandona, que empezaron en la dcada de 1950
y que aumentaron durante los anos siguientes a 1980, favorecieron las posibilidades de organizacin intertnica. Se reformaron y reconstruyeron estructuras comunitarias en la Selva Lacandona, en donde pueblos indgenas de
Chiapas y -en menor medida- de todas partes de Mxico han iniciado una
nueva vida para sus familias. Las cooperativas cafetaleras, las uniones ejidales3 y las organizaciones con bases religiosas estaban fundamentadas ms en
objetivos comunes, y no tanto en identidades discretas dentro de la comunidad. La tendencia a crear formas regionales mayormente inclusivas de organizacin "tnica" se vio acelerada en la dcada de 1990, con la presencia cada
vez ms fuerte del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN). La diferencia histrica entre los tojolabales y los otros mayas de Chiapas -en par-
2 Ruz (1992) aduce que, a lo largo de los siglos XVIII y XIX, hubo en verdad una economa regional
floreciente en la regin tojolabal: "los actores sociales de estos procesos histricos estuvieron en contacto continuo y directo no slo entre s sino incluso con los habitantes de otras regiones [... ) AI ir y
venir de pasajeros y comerciantes (por no hablar de las ocasionales travesas de conquistadores y
expedicionarios ai Lacandn) se sum sin duda e! intenso trfico de "baldos" y "laboros" temporaleros
atrados por la floreciente economa regional" (Ruz, 1992: 347).
3 EI ejido es una forma de propiedad comunal que la Constitucin de 1917 (Artculo 27) consagra
como inalienable. Hasta 1992, afio en que fue enmendado, las tierras ejidales otorgadas por e! estado
eran regidas por la administracin de asambleas comunitarias rurales. En la canada Tojolabal, e! tamafio de las comunidades ejidales oscila entre 30 y 150 famlias (cifras que corresponden aproximadamente a 150 y 750 personas, respectivamente). Las asambleas ejidales eligen a1 comisario municipal y a
otros funcionarios locales. Los crmenes menores se resuelven dentro de la comunidad y la regin, sin
tener que acudir ai juez municipal de Las Margaritas; los castigos son decididos por las comunidades, y
casi todas cuentan con crceles propias.
86
Shannan L. Mattiace
En los censos mexicanos de poblacin anteriores a 1960, las palabras "hacienda" y "finca" son
sinnimos. EI historiador de Chiapas, Antonio Garca de Len, seiiala <JUe, desde la impJantacin deJ
sistema de servidumbre agraria a principios dei sigla XIX, la finca era la unidad de produccin ms
comparable (aun<Jue no idntica) a la hacienda mexicana (Garca de Len, 1985, vol. I: 114). Las fincas
incluan latifundios y propiedades de tamaiio mediano, ambas con la forma de propiedad privada,
diferenciadas en cuanto ai nmero de hectreas comprendidas y a la organizacin interna de mano
de obra. Leyva y Ascencio describen la finca en trminos tanto de sistema econmico como de
sistema de domnio, <JUe funcionaba como eje de la vida regional y ejerca una influencia importante
sobre el ritmo y la orientacin de la colonizacin campesina (Leyva y Ascendo, 1996: 58).
87
concepto de etnicidad que es ai mismo tiempo herencia y proyecto fue generado por el estimulante
artculo de Arif Dirlik, "The Past as Legacy and Project: Postcolonial Criticism in the Perspective of
Indigenous Historicism" (Dirlik, 1996).
5 E!
88
Shannan L. Mattiace
89
importantes (Wasserstrom, 1983: 262). Ha sido estudiado a profundidad por los antroplogos funcionalistas, que consideraban el sistema como institucin local bsicamente asociada con el mantenimiento de las fronteras de las comunidades rurales frente a la fluctuacin de presiones externas a
favor de la incorporacin. Segn Hewitt, la jerarqua civil-religiosa era e! asiento de! poder poltico
local, el mecanismo por cuyo media se defina el status dentro de la comunidad, y ai mismo tiempo,
funcionaba como un canal importante de redistribucin de la riqueza a travs dei servicio comunitario,
en lugar de acumularia para lucro privado (Hewitt, 1985: 55).
8 Desde que los antroplogos visitaron a estas regiones en el siglo XIX, los estudiosos libran acalorados
debates en torno a los orgenes de los tojolabales y los clculos numricos de su poblacin. En un
artculo publicado en 1969, Roberta Montag sita esa poblacin en 40 mil o ms, admitiendo que su
cifra es muy superior a los nmeros oficiales. Observa asimismo que en fechas tan tardas como 1900,
quienes elaboran mapas consideran deshabitada la regin (Montag, 1969: 226-227). Basauri, uno de
los primeros antroplogos que visitaron la regin, escribe sobre estar "seguro de que esta tribu no es
ms que una fraccin de los quichs o mayas-quichs que permanecieron en la regin despus de la
desaparicin de su gran imperio" (Basauri, 1940: 210). A principias de la dcada de 1960, el renombrado antroplogo mexicano Alfonso Villa Rajas estima la poblacin tojolabal en casi diez mil habitantes
en Comitn, La Trinitaria, Independencia y Las Margaritas, y observa que "e! nmero de tojolabales
que slo pueden expresarse en su lengua ha de haber decrecido marcadamente, ya que la poblacin que
los rodea es mestiza y de habla espafola" (Alfonso Villa Rajas, 1962 [1985]: 70-71). En estudios posteriores, la poblacin ha sido estimada entre 32 y 33 mil residentes en las municipalidades de Comitn,
90
Shannan L. Mattiace
En general, la tendencia de los mesoamericanistas ha sido enfocar su atencin en aquellos pueblos indgenas que residen en comunidades de aldeas
pequenas y aisladas; se trabaja poco con indgenas ladinizados y mestizos. En
tiempos recientes, se ha cuestionado el planteamiento de "comunidad corporada cerrada" como norma para el estudio de poblaciones indgenas, pues
cada vez ms antroplogos investigan pueblos nativos en amplias contextos
regionales y nacionales (Kearney, 1996; Wolf, 1982). En el caso de la regin
tojolabal, desde el periodo colonial, la poblacin indgena y la creciente poblacin mestiza se desarrollaron y modificaron una junto a la otra y, en buen
grado, los cambias de una estn relacionados con los de la otra. Ruz observa
que a finales del siglo xvm, Comitn era una ciudad de castas mestizas: "En el
crepsculo de la Colonia, Comitn haba dejado de ser considerado un pueblo ndio y estren su ttulo de ciudad ladina [... ] el mundo tnico tojolabal
pas a ocupar un espacio perifrico, verdadero cinturn ndio que comenzaba en los barrios marginales de la centenaria Baln Cann -alternndose con
las 'castas'-para continuarse en algunos poblados circunvecinos y, sobre todo,
en la constelacin de fincas y algunas 'milperas' que articulaban el espacio
regional" (Ruz, 1992: 18).
Desde la llegada de los espafoles, se vio que el rea en torno a Comitn era
un lugar propicio para plantar cereales y azcar, y para criar ganado. Al principio, las tierras fueron administradas por sacerdotes dominicos, pero a mediados del siglo xvn los terratenientes espafioles invadieron poco a poco las
91
"posesiones" de los dominicos en la parte oriental de la regin. Estas invasiones acabaron por forzar a muchos indgenas a abandonar sus tierras y agregarse al creciente nmero de castas (gente de raza mestiza, que no eran indios ni
espa.oles) que a fines del siglo XVII convergan en Comitn. En cambio, para
los tojolabales que vivan en los territorios al oeste, no fue hasta mediados dei
siglo xrx que los terratenientes ladinos los forzaron a trabajar como peones
acasillados en tierras que eran antes suyas (Gmez Hernndez, 1992; Ruz,
1992). 9 Los antroplogos Gmez Hernndez y Ruz (1992) argumentan que
la identidad tojolabal-lejos de "perderse"- fue recreada en las fincas durante
este periodo (1850-1940) .10
En mis conversaciones con tojolabales, la subordinacin econmica, la
raza y la experiencia histrica son cuestiones que a menudo se consideran
inextricablemente interconectadas. "Somos pobres", fue una respuesta que
los lderes tojolabales dieron repetidamente a mis preguntas sobre las relaciones entre ladinos y tojolabales en Las Margaritas o en Comitn. "Son ricos,
ellos Uos ladinos]; siempre han sido", me decan; "el tojolabalero vende barato y compra caro". Los ladinos urbanos miran despectivamente el idioma y el
atuendo tradicional de los tojolabales, y e! hecho se vincula -en la mente de
muchos tojolabales- con la marginacin econmica de sus comunidades.
Cuando le pregunt a los tojolabales sobre los origenes de su marginacin, con
9 Los despojos de tierras indgenas a mediados dei sigla XIX en Chiapas se facilitaron por la nueva
legislacin liberal. En 1856, los polticos liberales decretaron que las viejas tierras ejidales fueran divididas en parcelas individuales. Ruz aduce que los terratenientes, en nombre de la abolicin de privilegias eclesisticos, se apoderaron de tierras comunales indgenas que no pertenecan a la Iglesia (Ruz,
1992: 142).
10 En las formulaciones norteamericanas de etnicidad es comn la falacia de que el cambio en los sistemas culturalmente plurales significa una "prdida de culrura". Kay Warren sugiere que estas puntos de
vista se basan en la suposicin de que distintividad culrural es lo mismo que cultura, y de que la sociedad
nacional viene a ser de algn modo opuesta a "lo culrural". Esta autora afirma que dicha visin es
paralela a la opinin generalizada en Occidente de que las sociedades dei tercer mundo son distintivamente culturales, mientras que Occidente trasciende tales particularidades mediante la racionalidad
cientfica y econmica. El propio trabajo de Warren en Guatemala, en cambio, sugiere que los cambias
de cultura no provocan prdida, sino transformacin (Warren, 1992: 203).
92
Shannan L. Mattiace
frecuencia se mezclaban en sus respuestas experiencias del pasado y el presente. An cuando a mediados de la dcada de 1940 haba terminado el trabajo
forzado en las grandes haciendas de la regin, los hijos y los nietos de los
mozos (trabajadores forzados) hablan todava de los tiempos del baldiaje, o
trabajo por deudas, recordando historias de parientes que haban trabajado en
fincas de la regin. 11 Don Paulino Mndez Aguilar, fundador de Nuevo Santo Toms, un ejido situado en la regin de selva fronteriza del bosque tropical, form parte del primer contingente de hombres tojolabales que emigraron
bacia esa rea en la dcada de 1960. Aunque era an nino cuando la forma
laboral del baldiaje lleg a su fin, describe aquellos das como "muy difciles ... no nos pagaban casi nada. Nos tenan cuentas en las tiendas de raya.
Caminbamos sin zapatos en el lodo sin nada para cubrirnos de la lluvia.
Tenan caporal en las fincas, tambin mayordomos. Adonde fueras haba patrones" (entrevista, 22 de septiembre de 1995).
Si bien en el pasado los antroplogos prestaron poca atencin al pueblo
tojolabal, el inters en l aument a partir del levantamiento zapatista. Esto
tiene dos causas. La primera es que los tojolabales que viven en Las Margaritas
son una parte significativa de las bases de apoyo popular del EZLN. Los principales centros de mando zapatistas -Guadalupe Tepeyac y posteriormente La
Realidad- son comunidades tojolabales. La segunda es que la Canada Tojolabal
ha sido utilizada por activistas indgenas como ejemplo a seguir en la creacin
de zonas regionales autnomas, un modelo que a continuacin se examinar.
11 Desde e! siglo XIX, el trmino "baldo" se ha referido a una especie de arrendamiento, donde las
tierras se integraban a propiedades recin formadas, y el arrendatario estaba obligado a trabajar tres o
cuatro das de la semana para e! terrateniente (Wasserstrom, 1983: 261 ). En Chiapas, la existencia dei
baldo se generaliz despus de la aprobacin de leyes estatales en 1847 que desposean a los indgenas
de sus tierras y los obligaban a vivir de manera permanente en fincas como "baldios", intercambiando
trabajos manuales por e! permiso de los terratenientes de vivir en la tierra y cultivaria. En la regin
tojolabal, e! trmino utilizado ms a menudo para describir a los arrendatarios en las fincas era "mozo
baldo". Gmez y Ruz observan que no es casualidad que todo ese periodo sea denominado por ex
mozos como el baldo, porque todo e! trabajo era "en balde", es decir, en vano (Gmez y Ruz, 1992).
93
94
Shannan L. Mattiace
Esas demandas constituan una amenaza directa para la familia Castellanos, formada por poderosos
caciques re,gionales y personajes de influencia en la escena poltica (Absaln Castellanos Domnguez
fue gobernador de Chiapas de 1982 a 1988). Desde la creacin de ejidos en Las Margaritas en las
dcadas de 1940 y 1950, las autoridades ejidales han estado involucradas en disputas de tierras con
miembros de la familia Castellanos.
95
adems como base para apoyar al candidato tojolabal a la presidencia municipal en Las Margaritas en 1982, Alejandro Aguilar. A diferencia de la situacin
en otras zonas indgenas de Chiapas (por ejemplo, Los Altos) y en otras zonas
de Mxico (Oaxaca), en Las Margaritas no hubo nunca un presidente municipal indgena, a pesar de que la mayora de sus habitantes son indios. Algunos
observadores caracterizaron a las elecciones municipales de 1982 como un
proceso de divisin racial: la mayora de los ladinos apoyaban al candidato del
PRl, mientras que los tojolabales se agrupaban en torno a Aguilar. Otro importante lder tojolabal se.alara posteriormente que, a pesar de haber "perdido" las elecciones Oos participantes en la campana y el mismo Aguilar siguen insistiendo en que hubo fraude electoral), "fue un paso importante para
crear una conciencia nueva y una nueva identidad de grupo, que indica las
posibilidades futuras de organizacin y poder regional para los tojolabales"
(entrevista, 4 de mayo de 1996).
En 1984, preocupados porque los lderes del Consejo se haban vuelto
demasiado independientes, los dirigentes locales de la CNC solicitaron la intervencin de la polida estatal en las elecciones de presidente del Consejo, a fin
de imponer a su propio candidato. A partir de ese momento, la faccin de
maestros "democrticos" se separ del Consejo para formar su propia unin
ejidal, la Unin de Ejidos y Pueblos Tojolabales, que ms tarde se afiliara a la
Central Independiente de Obreros Agrcolas y Campesinos (croAc).1 4 Esa
ruptura represent el inicio de una divisin entre los pueblos tojolabales que
se mantiene, separndolos en tres campos polticos: los cenecistas afiliados al
PRl, los miembros de la croAc-Unin de Ejidos y Pueblos Tojolabales, y una
unin ejidal productivista, "Lucha Campesina".
14 La CIOAC es una unin campesina independiente que eJ Partido Comunista Mexicano ayud a formar en 1975. Durante sus primeros anos de existencia, las estrategias de la CIOAC se enfocaban
exclusivamente a sindicalizar a los trabajadores agrcolas, considerando secundarias las luchas de tenencia de tierra; se crea que los trabajadores agrcolas eran el nico contingente revolucionario importante en el campo. En 1980, la CIOAC modific eJ enfoque de sus estrategias y decidi dar alta prioridad
a las reformas agrarias y a la ocupacin de tierras (Rubio, 1987: 177-78).
96
Shannan L. Mattiace
De los tres grupos, tanto la CNC como la CIOAC eran esencialmente agraristas
en lo que respecta a estrategia e ideologa poltica.15 Por agraristas debemos
entender que las demandas de la organizacin se centran en las luchas histricas por la reforma agraria y la redistribucin de tierras. Las organizaciones
agraristas diferan de las organizaciones centradas en el productivismo, tales
como "Lucha Campesina", enfocadas a cuestiones de acceso a crditos y mejores precios para los productos de los agricultores miembros de la organizacin.
"Lucha Campesina" fue una de las organizaciones fundadoras de la Unin de
Uniones Ejidales y Grupos Solidarias de Chiapas, o la uu, que se constituy
los das 3 y 4 de septiembre de 1980. La uu incorporaba tres uniones ejidales
principales en el este y el norte de Chiapas: la Unin de Ejidos Quiptic Ta
Lecubtesel (en tzeltal, "aplicar nuestra fuerza para un futuro mejor") en
Ocosingo, "Tierra y Libertad" y "Lucha Campesina" en Las Margaritas, Altamirano y Chiln. La consolidacin de organizaciones abarcaba a 180 comunidades de quince municipios, que representaban a 12 mil familias (Harvey, 1998:
84). A diferencia de los agraristas, los lderes de la uu consideraban que una
confrontacin con el gobierno estatal era contraproducente.16 En lugar de demandas centradas en la reforma agraria y la distribucin, la uu se dedicaba a
asuntos claramente menos controvertidos, como la comercializacin (del caf,
por ejemplo) y el acceso de campesinos a crditos e insumos de bajo costo.
El enfoque productivista dentro de la uu ocurri en conjuncin con cambias polticos a nivel nacional. Desde los inicias de la administracin del
presidente Jos Lpez Portillo (1976-1982), la poltica federal dio un decisivo
giro productivista. Como reaccin contra la poltica populista de su predecesor, Luis Echeverra, Lpez Portillo declar en 1976 que no habra ms reparto
15 En el caso de la CIOAC, esto es vlido a partir de 1980, cuando modific sus estrategias para darles un
enfoque de reforma agraria, en lugar de concentrarse en la sindicalizacin de los trabajadores agrcolas.
l6 Harvey indica que los lderes ms importantes de la UU eran catequistas catlicos e intelectuales. Los
catequistas haban participado en el Congreso Indgena de 1974, mientras que los intelectuales eran
miembros de la Unin dei Pueblo (UP), una organizacin maosta surgida despus de 1968 que empez
a trabajar en Chiapas a fines de la dcada de 1970 (Harvey, 1989: 80).
97
98
Shannan L. Mattiace
Noriega, de coordinar ataques contra los miembros del ejido "20 de noviembre", quienes se rehusaban a afiliarse a la CNC. Los miembros de "Lucha
Campesina" responsabilizaron a la CNC por la muerte de uno de sus compaiieros atacados. Tambin acusaron a Gordillo de fomentar la divisin entre
grupos campesinos rivales entorno a tierras en disputa y de aconsejar a otros
activistas de la CNC para persuadir a las autoridades indgenas tojolabales de que
abandonaran sus posesiones (Harvey, 1989: 156) 2Cmo explicar las distintas
respuestas de los gobernantes nacionales y estatales? Neil Harvey sugiere que
el gobierno federal mostraba flexibilidad con la uu, porque esta unin no criticaba abiertamente la poltica agraria de la administracin de Lpez Portillo; de
hecho, la uu acuda a agencias estatales como el Instituto Mexicano del Caf
en busca de ayuda para aumentar la produccin (Harvey, 1989:
149). El gobierno estatal, en cambio, dominado por poderosos terratenientes
locales, consideraba que cualquier organizacin de campesinos o de trabajadores representaba una amenaza y era potencialmente subversiva.
La experiencia de la uu form parte de un movimiento ms amplio, dirigido
a conseguir mayor unidad regional y nacional entre organizaciones campesinas
independientes, y as romper con las pautas de aislamiento que haban prevalecido hasta entonces. Entre 1977 y 1983, en la regin del centro y sureste del
pas (Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Hidalgo y Puebla), en donde sedio el 40%
de todas las protestas organizadas, tuvieron lugar veinte foros regionales y
nacionales, y los campesinos formaron trece nuevas organizaciones regionales (Rubio, 1987). Armando Bartra afirma que los campesinos enmarcaron
su bsqueda de unidad no solamente en trminos de independencia del gobierno y de los organismos oficiales de campesinos, sino tambin como toma
de posicin en contra de la poltica antiagrarista que caracteriz a la administracin de Lpez Portillo (Bartra, 1985: 138). No obstante, las alianzas
productivistas como la uu ejemplifican tambin la nueva tendencia a favor de
la organizacin regional.17
(rNMECAF),
17
Esa argumentacin aporta un nuevo punto de vista a la frecuente afirmacin de que la prolifera-
99
Esta tendencia de la organizacin poltica regional, delineada en la presente seccin, tuvo, engrado significativo, bases tnicas. Por ejemplo, la participacin tojolabal en organizaciones agraristas como la croAc se basaba en una
relacin con la tierra que sobrepasaba las consideraciones simplemente materiales: esa relacin comprenda vnculos estrechos con la vida espiritual,
material y simblica de la comunidad ms amplia. Hace tiempo que los estudiosos reconocieron el lugar central que ocupa la tierra en las cosmologas de
los pueblos indgenas de Mesoamrica, as como en sus afirmaciones polticas de ser los habitantes originales del territorio que actualmente ocupan
(Wolf, 1959). 18 Para las comunidades tradicionales indgenas, vivir en la tierra
era inseparable de su trabajo como campesinos y de su identidad. Si bien
desde el periodo colonial son comunes las migraciones estacionales dentro de
la regin, casi todos los indgenas regresaban a sus comunidades al comenzar
cada ciclo agrcola, para plantar sus milpas, y esta pauta se sostuvo hasta el
dramtico movimiento migratorio a la selva en anos redentes. A pesar de ese
cambio, los tojolabales insisten invariablemente en que trabajan la tierra, y en
que es su relacin con el suelo lo que los distingue de los mestizos, que se
dedican a otras ocupaciones en la ciudad. No obstante, cada vez se vuelve
ms tenue la relacin del indgena con la tierra, a consecuencia de las cadas
en las tasas de productividad del maz y el frijol, los aumentos en los porcentajes de tierras ejidales dedicadas a pastura de ganado y por la creciente frecuencia de las migraciones dentro y fuera de Mxico.19
cin de organizaciones populares en las dcadas de 1970 y 1980 se basaba primariamente en demandas agrarias, que a finde cuentas condujeron a un movimiento de revitalizacin indgena con definicin ms amplia (Benjamin, s.f.). Si bien en general concuerdo con dicha afirmacin, las organizaciones productivistas, no solamente las agraristas, fueron precursoras importantes dei movimiento
indgena y dei surgimiento de demandas de derechos y de autonoma indgena.
18 No obstante algunos lderes indgenas han dado un carcter esencial a la relacin dei indgena con la
tierra a partir de fundamentar las demandas territoriales de los indgenas en la afirmacin de ser los
"habitantes originales", otros lderes reconocen abiertamente que los limites territoriales se construyen
socialmente (por ejemplo, la propuesta de las RAP).
19 Michael Kearney (1996), por ejemplo, sostiene que la mayor parte de los campesinos han dejado de
100
Shannan L. Mattiace
El hecho de que muchas de las demandas de los tojolabales sean compartidas por los mestizos pobres del campo y de que, sin embargo, los tojolabales sigan sintindose diferentes a ellos y perciban que la sociedad los trata de
manera diferente, muestra que la experiencia indgena de discriminacin se
compone de muchos niveles. Las demandas que plantean los lderes regionales
y locales de los tojolabales hacen referencia a la raza, a la subordinacin material y a la ubicacin geogrfica. Por ejemplo, el transporte de bienes y personas
desde las zonas aledaiias a Las Margaritas hacia la cabecera municipal y a Comitn
es una preocupacin con larga historia para los tojolabales del campo. Antes de
tener sus propias uniones ejidales, los caciques regionales eran los nicos que
provean algn transporte pblico. Los tojolabales dicen que en este costoso
servido de transporte sufran maltrato y falta de respeto. Un tojolabal del Ejido
Tabasco, Las Margaritas, y miembro de la unin ejidal "Tierra y Libertad",
describe el problema de transporte para las comunidades tojolabales, y las
acciones emprendidas por su comunidad a raz de dicho problema:
ser autornficientes como agricultores desde hace dcadas -o tal vez siglas- por lo cual e! trmino
"campesino" tiene sentido errneo.
AI examinar e! asunto de los cambias en las pautas de ingreso a partir de datas de! municipio de Las
Margaritas, en 1990, vemos que de toda la tierra disponible para cultivo los campesinos utilizaban e!
10% para sembrar maz y frijo!, y otro 10% para caf. E! resto de la tierra se dejaba para pastoreo. En
la regin de selva fronteriza de Las Margaritas, e! porcentaje de la tierra dedicada a! pastoreo era de
24% en 1990, mientras que en la Selva Lacandona la cifra respectiva era de! 28% (Censos agrcolaganaderos y ejidales, citados en Leyva y Ascendo, 1996). Las cifras de 1990 pueden compararse con las
dei periodo de 1950 a 1970. En 1950, e! 94% de la tierra cultivada (5 890 de un rea total de cultivas de
6 290 hectreas) se dedicaba ai maz y a! frijo!. Los campesinos plantaban caf en 2% de! rea total
de cultivas, y no hay registros de tierras de pastoreo. En 1970, los campesinos utilizaban 45% de la
tierra para siembras de maz y frijo! (es decir, 13 578 hectreas dei total de 30 404 hectreas cultivadas).
En ese aiio, se usaba 9% de la tierra para caf (2 791 hectreas) y se reservaba 5% para pastoreo (1 606
hectreas de tierras cultivadas). Ms impresionantes an resultan las tendencias observadas en los
Altos, en e! pueblo indgena de Zinacantn, por ejemplo, donde, con la excepcin de un 4%, todos los
hombres cabeza de familia haban sembrado algo de maz en 1966. Sin embargo, en 1983 e! 40% no
tena campos. Cancian observa que a mediados de la dcada de los ochenta, los campesinos asalariados
tenan que ahorrar para comprar maz ai mayoreo en e! momento de la cosecha, y asegurarse de satisfacer la demanda familiar para todo e! aiio (Cancian, 1992: 13).
101
Fue por all del '78 o '79. Y cuando se pens formar la unin de ejidos, los
comisariados ejidales de cada comunidad hicieron sus juntas porque en estos
tiempos nosotros nos encontramos con un grave problema por cuestiones de
transportes, transportes ejidales, pblicos. De estos das hay un propietario que
tiene su autobs que trabaja aqu, pero ya la gente empez a ver que por donde
quiera queda tirado este carro, este autobs, el que transporte la gente y maltrata
la gente, los pasajeros los golpea, y todo esto, y es alli donde vio la gente y empezaron a pensar que es bueno que se forme su unin de ejidos para que solicite y
empezaron a pensar que tienen que comprar un autobs, a propio esfuerzo de las
comunidades. Pues as se form. Ya una vez que est formada, se empez la
cooperacin, porque la misma gente fueron socios, cooperaron la paga del autobs, y en el ano '80, el 20 de abril de 1980, lleg el autobs (entrevista, 2 de enero
de 1996).
102
Shannan L. Mattiace
tobuses porque nosotros nos constituimos como una unin de ejidos de transportes. Y queremos tener nuestros propios autobuses, nuestras propias camionetas. Lo que queremos es que nos liberen el permiso para que nosotros
trabajemos nuestra ruta. Ya no queremos que trabajen estas otros autobuses
porque maltratan mucho a la gente. Y autorizaron las rutas, pues nosotros
como dirigentes de la cabeza de esta unin ya casi no podamos llegar a Comitn porque siempre estaban esperando para que nosotros llegramos y agarrarnos, o sea, 'desaparecemos'. Desde alli empieza ya la lucha (Entrevista, 19 de abril
de 1996). 2
2 ~Quines
103
Gobierno tojolabal
En la segunda mitad de la dcada de 1980, la Unin de Ejidos y Pueblos
Tojolabales estaba a la vanguardia de la organizacin de un gobierno tojolabal,
y algunos de sus miembros, como Margarito Ruiz, inauguraran posteriormente el Frente Independiente de Pueblos Indios (FIPI). La lucha por mejores transportes, ya descrita, fue adoptada por la Unin de Ejidos y Pueblos
Tojolabales cuando se form, a mediados de la dcada de 1980. Sin embargo,
la marginacin geogrfica de los tojolabales -que vuelve crucial la cuestin
de contar con transporte adecuado- significa tambin marginacin racial o
tnica. Las comunidades tojolabales as situadas se encuentran a1 margen de
un Estado perifrico mexicano. Los servidos gubernamentales como escuelas y clnicas de salud a menudo no existen en dichas comunidades, y cuando
los hay suelen estar en mal estado, y con dotaciones de personal muy inferiores a las necesarias. Los tojolabales hablan del gobierno diciendo que los
desprecia y los abandona, y lo asocian con reas urbanas de mestizos, que
exhiben un marcado contraste con las zonas rurales habitadas por los indgenas. En una ceremonia pblica realizada en el Ejido "Plan de Ayala" en 1988,
los lderes de la Unin de Ejidos y Pueblos Tojolabales proclamaron la formacin de un gobierno regional. La proclama sirvi, en efecto, para formalizar actividades que ya vena desempenando la unin ejidal. Es comn que las
uniones ejidales regionales ayuden a resolver disputas entre sus miembros en
los casos que no pueden resolverse a nvel de comunidad, y de hecho, en
ocasiones funcionan como tribunales regionales. Las uniones ejidales incorporan a varias comunidades dentro de una regin particular, y las representan
en organismos coordinadores ms amplios, tales como la CIOAC. La Unin de
Ejidos y Pueblos Tojolabales formaliz dichas funciones al emitir credenciales de identificacin a sus miembros, en las cuales estaba impresa la denominacin "Gobierno Tojolabal".
Con referencia a este gobierno regional, declara Margarito Ruiz "el gobierno indgena funcion como un gobierno paralelo, en oposicin al muni-
104
Shannan L. Mattiace
105
106
Shannan L. Mattiace
107
indgena de Chiapas "no es ilegal, ya que se acepta en la Clusula 169 de la Comisin Internacional del Trabajo, ratificada por Mxico" (Prez, 1994).
La declaracin de autonoma de una regin es un primer paso importante;
sin embargo, los lderes del movimiento comentan que la parte difcil es el
trabajo diario de implantar y mantener la autonoma. Arturo Luna, uno de
los principales actores del movimiento de autonoma del norte, habla del
largo y laborioso proceso de recuperar un sentido regional de identidad:
Nosotros decimos [que] el problema de la autonoma tiene que ver con la economa de la regin, con la economa de las comunidades. No es verdad que van a ser
autnomas si no resuelvan el problema de su autosuficiencia alimentaria. No es
un problema de discurso, es una cuestin de desarrollo de sus propios actores
que realmente los pueden hacer autnomos. Y esto es su economa, en primer
trmino su economa de autosuficiencia. O sea una autosuficiencia real, propia.
Que no dependan de manera esencial del mercado externo porque esto tambin
los hace dependientes de los precios [... ].Junto con esto nosotros estamos hablando de los comits de salud. Bueno, comits de salud integrados con la medicina tradicional, los mdicos tradicionales que hay en cada comunidad [... ]
tenemos que fortalecer toda la cuestin cultural, con teatro, con danza. Tenemos que fortalecer sus propios rganos de autogobierno. Es una sociedad completa que tiene que desarrollarse para poder reivindicar con fortaleza y fuerza la
cuestin de su propia autonoma y sus propias formas de gobierno. Y no porque salga un decreto o que salga un acuerdo entre el EZLN y el gobierno federal
en San Cristbal. No es verdad. Podemos tener el decreto pero si no lo logramos fortalecer todo esto va a seguir de nueva cuenta los cacicazgos, los programas del gobierno federal que son los que establecen la dinmica de las regiones
(entrevista, 25 de marzo de 1996).
108
Shannan L. Mattiace
A nuestro modo de ver, el ejido ha sido una experiencia desarticulante con respecto a la identidad. La idea de identidad regional era lo que tratbamos de forjar
entre los tojolabales, y no podamos hacerlo, porque significaba dividir las fronteras de los ejidos. O sea, los limites municipales de Las Margaritas, Comitn, Altamirano no importan. Somos del pueblo tojolabal. Y los compaiieros tojolabales
decan no, que fulano de tales de Bajuc [un ejido en la Canada Tojolabal], fulano
de tales del 20 de noviembre, y fulano de tales de Justo Sierra [ejidos], y fulano de
tales de Gavino [ejido Gavino Vsquez], etc. Su identidad se basaba en un ejido,
y no queramos reforzar la identidad ejidal. Para nosotros, la identidad ejidal constituye un obstculo para conceptualizar una identidad tojolabal. Tambin fue en
ese perodo [fines de la dcada de 1980] que empez a madurar la idea de una
identidad maya-tojolabal. Lo fuimos entendiendo al desarrollarse relaciones ms
cercanas con los guatemaltecos, incluyendo visitas y caravanas entre las regiones
tojolabales y mayas de Guatemala. Para nosotros, el concepto maya-tojolabal es
un concepto que unifica a todos los tojolabales con todos los mayas: los tzotziles,
los tzeltales, etc. El significado es que los mayas son todo~ un mismo pueblo, que
ai mismo tiempo es multitnico [... ] Siempre hemos visto a los tojolabales como
el pueblo que vive en una gran regin donde los municpios son un obstculo: un
obstculo a la unidad (entrevista, 9 de abril de 1996).
Los conflictos al interior de las comunidades pueden funcionar tambin
en contra de la unificacin y la identidad regional. Desde los afos ochenta,
por ejemplo, la afiliacin a grupos religiosos protestantes ha aumentado entre los tojolabales; en 1990, la quinta parte de la poblacin de Las Margaritas
se identificaba como protestante. Hay un nmero creciente de divisiones
polticas entre tojolabales que dificultan la idea de una comunidad tnica
tojolabal unificada.
Jos Antonio Vsquez, lder regional de la CIOAc-Comitn, que es tojolabal
de Bajuc, Las Margaritas, habla de la brecha entre la autonoma tal como se
practica a nvel regional y la que se practica a niveles locales. Entre los
tojolabales, dice, "la gente ha sido autnoma, pero de su manera. Desde su
comunidad, desde como ellos la ven" (entrevista, 22 de noviembre de 1995).
Aunque los lderes tojolabales de la CIOAC-Comitn, como Antonio y Luis
Hernndez, han estado en la primera lnea dei movimiento de autonoma,
109
tanto en Chiapas como a nvel nacional, Vsquez admite que no entiende con
claridad los detalles del proyecto de las RAP:
Cuando a veces hablo con la gente sobre el proyecto de las RAP, no me queda muy
claro todava el proyecto de autonoma. O tal vez es que lo veo como lo ve la gente,
porque estoy viviendo con la gente[ ... ] Una cosa son las palabras en el papel. La
ley es una cosa, pero ~cmo lo echas andar en la prctica? As lo veo yo. Estoy de
acuerdo con la autonoma. Tal vez slo se necesita explicarle mejor a la gente. 21
En sus comentarias, los lderes locales de la unin ejidal sugieren que los
miembros de la unin afiliada al PRI de esa regin, "Lucha Campesina", suelen presentar denuncias penales en la delegacin del ministerio pblico de
21 Los reportes varan mucho sobre e! grado de integracin y consolidacin dei proyecto de las RAP
dentro de la regin tojolabal segn la persona con quien se est hablando. En una entrevista publicada
en Li Jornada (un diario de la ciudad de Mxico) e! 4 de noviembre de 1995, Luis Hernndez, secretario
general de la CIOAC-Chiapas y lder tojolabal, afirma que 37 de las comunidades en la regin fronteriza
de la CIOAC estn integrndose ai proceso de autonoma: 14 de ellas son pueblos tojolabales; 10, pueblos Yajk'achil B'ej y 13 de Tierray Llbertad (Morquecho y Rojas, 1994).
110
Shannan L. Mattiace
111
22
112
Shannan L. Mattiace
113
114
Shannan L. Mattiace
115
116
ShannanL. Mattiace
117
regionales y comunales entre las que existe una tensin inestable. Es incierto
el futuro de la organizacin poltica dentro de la comunidad tojolabal; existen
precedentes histricos que fortalecen y debilitan por igual esas lealtades en
conflicto.
Comentarias finales
En el Congreso Indgena de 197 4, los indios tojolabales, tzeltales, tzotziles
y choles tuvieron un encuentro histrico y descubrieron que compartan
las mismas demandas, sobre todo con respecto a la educacin, la salud
pblica y la reforma agraria. Sin embargo, permanecen entre ellos diferencias significativas. Si bien los tojolabales perdieron muchos de sus
asentamientos tradicionales a finales del siglo XIX, los indgenas de Los
Altos, como los tzotziles, vivan en tierras que durante siglos han sido suyas. A partir de la dcada de 1930, antroplogos norteamericanos y europeos
han sentido atraccin por tales comunidades indgenas de Los Altos y por
sus "tradiciones" comunales y su complejo sistema de cofradas, que representaba para muchos investigadores una continuidad de la cosmologa indgena precolombina. Los pocos antroplogos que estudiaron a los tojolabales,
en cambio, seii.alaban que esos pueblos haban "perdido" su tradicin al romperse la vida comunitaria tojolabal.
No obstante. en los ltimos anos, el "modelo" tojolabal tiende a generalizarse, a medida que los pueblos indgenas se ven obligados a abandonar sus
comunidades para trabajar de forma permanente o semipermanente en zonas urbanas. Los indgenas de Los Altos, que antes residan en "comunidades
corporadas cerradas", por ejemplo, se ven actualmente sujetos a las mismas
presiones que los tojolabales enfrentan desde hace muchas dcadas. En consecuencia, aunque resulte irnico, los tojolabales -los mayas chiapanecos
menos organizados del pasado reciente- son ahora un modelo para versiones de identidad indgena innovadoras y regionalizadas, as como de organi-
118
Shannan L. Mattiace
119
Bibliografia
1990 La poblacin indgena de Mxico, vol. II, [1940], reimp., Instituto Nacional Indigenista, Mxico.
BENJAMIN, THOMAS
s.f. "Chiapas: Cronologa de un etnocidio reciente (Represin poltica a los indios, 1974-1987)'', Academia Mexicana de Derechos Humanos, A.e.
1991
1993 "Un camino hacia la paz: Autonoma Indgena'', en Cemos Memoria (marzo),
pp. 19-25.
Rurz
1993 "Los pueblos indios y la refundacin del Estado", en Cemos Memoria (agosto), pp. 24-27.
CANCIAN, FRANK
1992 The Decline of Communiry in Zinacantn: Economy, Public Lift, and Social Strati.ft-
120
Shannan L. Mattiace
COLLIER, GEORGE
1975 Fields oj the Tzotzil The Ecological Bases o( Traditon in Highland Chiapas, Uni-
1992 "El Estado y los indgenas", en Jorge Alonso y Alberto Aziz Nassif (eds.),
en EI nuevo estado mexicano: Estado, actoresy movimientos sociales, vol. m, Universidad de Guadalajara, Nueva Imagen, Mxico.
DIRLIK, ARIF
1996 "The Past as Legacy and Project: Postcolonial Criticism in the Perspective
197 3 Cambio y continuidad entre los mqyas de Mxico, Siglo XXI, Mxico.
GARCA BARRIOS, ANA
s.f. "La prdida de la tradicin" (manuscrito indito), San Cristbal de Las Casas, Instituto de Estudios Indgenas, Universidad Autnoma de Chiapas.
GARCA DE LEN, ANTONIO
1985
1992 Memoria Baldia: Los tojo/abales y las fincas. Testimonios, Universidad Nacional
of
1989 "Corporatist Strategies and Popular Responses in Rural Mexico: State and
The Chiapas Rebellion: The S truggle for Land and Democrary, Duke U niversity
Press, Durham.
121
2001
1985 Anthropological Perspectives on Rural Mexico, Routledge & Kegan Paul, Londres.
KEARNEY, MICHAEL
MEDINA, ANDRS
1977 "Los indios", en Salomn Nahmad (ed.), Siete enSt!JOS sobre indigenismo, Instituto Nacional Indigenista, Mxico, pp. 5-27.
MoNTAG, ROBERTA
1986 "La Ranchera de Yocnahab (primer libra de notas de 1957)", en Maria Humberto Ruz (ed.), Los legtimos hombres: aproximacin antropolgica ai grupo tojo/aba/,
vol. IV, Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico, pp. 125-236.
1991
122
Shannan L. Mattiace
Rrnz, MARGAR!TO
1990 "Los 20 mil obstculos", en Mxico Indgena, pp. 14-16.
Ruz, MARIO HUMBERTO, (ed.)
1981
II, III
indgena de Chiapas [1984], reimp., Gobierno del estado de Chiapas, DIF, Tuxtla
Gutirrez, pp. 285-318.
1994 "Los tojolabales" (monografia del INI), Instituto Nacional Indigenista, Mxico.
VILLA RoJAS, ALFONso
1985
VoGT, EvoN Z.
1994 Fieldwork among the Mcrya: Reflections on the Harvard Chiapas Prr!}ect, University
of New Mexico Press, Nuevo Mxico.
WARREN, KAY B.
1992 "Transforming Memories and Histories: The Meanings of Ethnic Resurgence for Mayan Indians", en Alfred Stepan (ed.), Americas: New Interpretive
123
A San Crist6bal
2,
kllometros
'
e Cludadel/Puablos Grandes
Cabec:eras Munlcipalea
O Ejidoa
IR
Esta cifra incluye a los refugiados guatemaltecos asentados en los municpios de Frontera Comalapa
(629), La Trinitaria (132), Las Margaritas (1 068), Ocosingo y Venustiano Carranza (108). Tomando en
cuenta que la poblacin mam refugiada se ubica fuera de mi zona de trabajo, este artculo no da cuenta
de su experiencia. Para un anlisis sobre esta situacin vase Hernndez Castillo, et ai., 1992.
2 La experiencia de los mames colonizadores de la selva se puede analizar en Hernndez Castillo, 1994.
[125]
126
Los resultados de esta investigacin pueden encontrarse de una forma ms amplia en Hernndez
Castillo, 2001.
127
128
relaciones con el Estado han estado marcadas por la violencia, la imposicin o la exclusin; otros sin embargo, encontraron en las instituciones
gubernamentales un espacio de negociacin en el que se apropian,
reformulan o abiertamente rechazan las definiciones estatales sobre lo que
es ser mexicano, indgena o mam.
Ubicados en las inmediaciones de la frontera poltica con Guatemala, los
mames mexicanos fueron vctimas durante varias dcadas de polticas integracionistas por parte de los gobiernos posrevolucionarios (Medina Hernndez,
1967 y Hernndez Castillo, 1995 y 2001). Especialmente en las dcadas de los
treinta y los cuarenta, las polticas gubernamentales hacia la poblacin indgena
estuvieron encaminadas a la construccin de una identidad nacional homognea y mestiza, considerada como necesaria para el desarrollo de un Mxico
moderno (Gamio, 1917). En la regin fronteriza las polticas de "mexicanizacin" fueron especialmente violentas, prohibindose los idiomas mayas
considerados de "origen" guatemalteco como el mam, chuj, kanjobal, jacalteco
y cakchiquel. Durante este perodo, parte de la poblacin mam encontr en las
denominaciones protestantes un espacio de revaloracin cultural en el que era
posible hablar su propio idioma e inclusive leerlo en las bblias traducidas por el
Instituto Lingstico de Verano y distribudas por la Iglesia Reformada en
Amrica y la Iglesia Nacional Presbiteriana (Hernndez Castillo, 1994).
Las relaciones de parentesco, rituales y comerciales con los mames guatemaltecos se mantuvieron durante estas dcadas, sin embargo, las polticas de
"nacionalizacin de la frontera" y el posterior reparto agrario, influyeron en
que los mames asentados en territorio mexicano se esforzaran por diferenciarse
de los chapines.4 Ser guatemalteco implicaba ser objeto de discriminacin por
parte de las instituciones del Estado, vctima de hostigamiento de las autoridades migratorias, pero sobre todo no tener derecho a la distribucin ejidal.
Frente a estas perspectivas muchos mames mexicanos rompieron los vncu-
Chapines es el trmino despectivo utilizado localmente para referirse a los indgenas de origen guatemalteco.
129
los familiares que los unan con a la poblacin del otro lado de la frontera e
incluso negaron su identidad tnica (Hernndez Castillo, 1995).
Las polticas de represin cultural estuvieron acompaiiadas de algunas concesiones en materia agrarias desarrollndose as una poltica doble de represin-negociacin, que en el ltimo siglo caracteriz las relaciones del Estado
con los indgenas de Chiapas.
A pesar de que es lugar comn afirmar que a Chiapas no lleg la Revolucin,
es importante reconocer que en la dcada de los treinta se llevaron a cabo
transformaciones importantes en la vida de los campesinos indgenas de ese
estado. Como parte de una reforma agraria tarda, el gobernador Efran Gutirrez
(1937-1940) afect algunos terrenos ociosos de las fincas cafetaleras, impulsando lo que fue el reparto agrario ms significativo de la etapa posrevolucionaria.
En la regin mam se distribuyeron durante esa administracin 26 899 hectreas (peridicos oficiales del estado, 1936-1940).
Otro cambio importante fue que con la creacin del ejido, la poblacin
dispersa se concentr alrededor de las agencias ejidales y el Estado promovi
la organizacin campesina a travs de las Ligas de Comunidades Agrarias, de
corte oficialista. Con el apoyo del presidente Lzaro Crdenas se form la
Confederacin Nacional Campesina (cNc) vinculada al entonces Partido
Nacional Revolucionaria (PNR), antecedente del actual Partido Revolucionaria Institucional.
La distribucin agraria en la regin de la sierra, a la vez que responda a las
demandas de los propios campesinos, les permiti a los finqueros de la zona
cafetalera del Soconusco, contar con mano de obra accesible y barata para
la cosecha del caf. Las caractersticas accidentadas de las tierras distribuidas,
no les permitan a los campesinos vivir exclusivamente de sus cosechas, por
lo que deban bajar anualmente a las fincas cafetaleras de la costa. Los finqueros
se ahorraban as el costo de mantener a los peones permanentemente en
sus plantaciones o de tener que transportados desde la regin de Los Altos.
Otra consecuencia importante del reparto agrario fue la reestructuracin
del espacio comunitario, los asentamientos dispersos de los indgenas mames
130
131
bio en las polticas culturales puede analizarse como una nueva estrategia de
"ciudadanizacin" del Estado mexicano, que al reconocer la inutilidad de sus
polticas de aculturacin en algunas regiones del pas, opt por modificar las
caractersticas de la comunidad imaginada (Anderson, 1983), con el fin de que un
mayor nmero de individuas se identificaran con ella.
Retomando la estructura organizativa de los indgenas rarmuris (tarahumaras) de Chihuahua, el Estado cre una nueva estructura poltica ajena
a las formas organizativas locales de la mayora de las comunidades indgenas. Fue de esta forma que se crearon "grupos tnicos" y a travs del
CNPI
la etnia se convirti en el espacio organizativo e identitario de muchos pueblos indgenas. As zinacantecos y chamulas, que histricamente haban rivalizado, se vieron representados por un solo Consejo Supremo Tzotzil. A
pesar de la afinidad lingstica, para muchos pueblos indgenas de Chiapas,
el espacio identitario y ritual, as como las estructuras organizativas internas se circunscriban al municipio y la poblacin se autoidentificaba como
chamula o zinacanteca, y no como tzotzil. Sin embargo, las categoras lingsticas fueron asumidas por el Estado como categoras identitarias y como
tales empezaron a funcionar influyendo en la organizacin de los pueblos
indgenas.
En 1976 se cre en la Sierra Madre de Chiapas, el Consejo Supremo Indgena Mam, quedando al frente del l don Gregorio Constantino Morales. Fue a
partir de los Consejos Supremos que se formaron en distintas comunidades de
la Sierra, grupos de teatro campesino denominados "Danzas Mames", cuyo
objetivo es promover el "rescate cultural" mediante la representacin de tradiciones culturales, que slo persisten en la memoria de los ancianos (Hernndez
Castillo, 1995).
El Estado a travs de sus nuevas polticas indigenistas estableci los trminos de inclusin de la poblacin indgena en el proyecto nacional, pero este
proceso fue mucho ms complejo que la mera imposicin de un discurso
oficial, pues los movimientos indgenas y campesinos se reapropiaron del
discurso indigenista y le adjudicaron nuevos contenidos.
132
Los integrantes de las "Danzas Mames", aceptan las estructuras organizativas promovidas por el nuevo indigenismo, y se apropian el discurso sobre la
necesidad del "rescate cultural", pero a la vez, amplan la definicin de cultura para incluir en sus demandas el derecho a la tierra y a una mayor autonoma municipal.
Paralelamente, otro movimiento de "rescate cultural" se desarroll al margen del indigenismo oficial, promovido por un grupo de sacerdotes influidos
por la Teologa de la Liberacin. Por la misma poca en que el indigenismo
oficial hablaba del Mxico multicultural, un importante sector de la Iglesia
Catlica chiapaneca desarroll una autocrtica sobre los mtodos de evangelizacin que promovan la aculturacin de la poblacin indgena. Este fue el
inicio de una actividad pastoral social que se propona tomar en cuenta las
tradiciones culturales de los campesinos chiapanecos.
133
5 Para el anlisis dei desarrollo de estas organizaciones en otras regiones dei estado vanse Collier y
Lowerry, 1994 y Harvey, 1998.
134
de trabajo, la cual vendan cada afio en las fincas cafetaleras, se identificaron ms con las demandas agrarias de las organizaciones campesinas. Las
demandas culturales enarboladas tanto por las cooperativas agroecolgicas,
como por los grupos de teatro campesino, no fueron prioritarias para quienes ya no hablaban el idioma mam ni estuvieron en contacto con padres o
abuelos que lo hablaran. Excludo de cualquier distribucin agraria, este sector rechaz los trminos del Estado y opt por confrontado de manera ms
directa.
Otra respuesta de rechazo radical al Estado vino de quienes en los anos
setenta se convirtieron en Testigos de Jehov. En este caso, el rechazo no ha
consistido en la confrontacin, sino en el aislamiento voluntario. La experiencia
histrica de los habitantes de la regin con el Estado mexicano, marcada por
la violencia de las campanas de aculturacin forzada y por su exclusin del
proyecto modernizador anunciado en los anos cincuenta y sesenta, pudo haber
infludo en que la ideologia de los Testigos de Jehov, surgida como una
reaccin ante la filosofia modernista del siglo pasado y ante el avance de los
procesos de industrializacin (Beckord, 1975: 3), encontrara eco en muchos de
los campesinos desposedos.
El discurso milenarista trado a la regin fronteriza por los publicadore/J de
Comitn a princpios de los anos setenta, hablaba del rechazo a todas las
instituciones de este mundo, especialmente a las naciones y sus gobiernos,
los cuales son presentados como una encarnacin de las fuerzas del mal. La
necesidad de formar la nueva nacin de Dios gobernada por una teocracia
que encabeza el mismo Jehov, ha llevado a los Testigos a rechazar a todos
los "gobiernos de este mundo" (Kaplan, 1989; Stevenson, 1967). Esta ideologa fue la que llev a unos trescientos campesinos mames emigrar a principio de la dcada de los setenta, a la Selva Lacandona en bsqueda del pedazo
de tierra que no lograron obtener en la Sierra Madre. Despus de emigrar de
6 Publicadores es el trmino utilizado por los Testigos de Jehov para referirse a quienes publican o
predican la Palabra de Dios, lo que en otros grupos protestantes se denomina predicadores.
135
136
137
138
mundo, ideologas polticas y religiosas, confluyeran para dar forma a un movimiento poltico-militar que puso en evidencia el fracaso de la "utopa neoliberal".
Los mames colonizadores de la selva fueron testigos silenciosos de este
encuentro. A pesar de que desde fines de los anos setenta saban de la existencia de esta organizacin poltico-militar, entonces carente de nombre, nunca
denunciaron su existencia, y mantuvieron relaciones distantes, pero respetuosas con sus militantes, segn me informaran meses despus del levantamiento
zapatista. Los principios religiosos antimilitaristas de los mames Testigos de
Jehov los mantuvieron alejados de la naciente organizacin rebelde durante
varios anos. Pero a la vez, su rechazo a la presencia del Ejrcito Federal en la
selva, y a cualquier organizacin armada, los hizo guardar discretamente el
secreto a voces compartido por todos los habitantes. La coexistencia pacfica
termin cuando los militantes zapatistas decidieron salir a la luz pblica y se
enfrentaron al Ejrcito Federal.
Los testimonios de los mames desplazados despus del levantamiento zapatista senalan que a fines de diciembre de 1993, un grupo de combatientes del
EZLN visit Las Ceibas y en asamblea ejidal inform a los habitantes que los
enfrentamientos armados empezaran en pocos das, por lo que se les haca un
llamado a integrarse como combatientes o como parte de las milicias civiles.
Los habitantes de Las Ceibas explicaron su postura antimilitarista como integrantes de los Testigos de Jehov, a lo que los zapatistas respondieron advirtindoles que si se quedaban en el ejido ellos no podan responder por su seguridad, pues haba posibilidades de enfrentamientos con el ejrcito en toda la
zona. Las opiniones de los ejidatarios se dividieron, una parte propona abandonar la comunidad y buscar refugio con familiares y "hermanos" en la ciudad
de Comitn o en los llanos de Comalapa; otros vean el levantamiento como un
"signo de los tiempos" y como un anuncio de la llegada cercana del Armagedn,
y proponan quedarse a esperar el finde "las cosas de este mundo".
Finalmente la mayora decidi esperar juntos la llegada del primero de enero.
Una semana despus de iniciados los enfrentamientos, Las Ceibas qued desierto. Algunos regresaron semanas despus y otros decidieron abandonar por
139
siempre el pedazo de tierra que tantos anos les haba costado conseguir. Las
posibilidades de sobrevivir en un territorio en disputa entre dos ejrcitos y
la crisis cafetalera hicieron del "Paraso en la Tierra" un lugar inhspito
para muchos de los campesinos mames Testigos de Jehov. Siete familias
regresaron a la sierra y viven "arrimadas" con parientes o amigos, tres decidieron quedarse en Comitn y se dedican al comercio, otros abandonaron
el estado y siguieron el ejemplo de otros campesinos mames que se han
contratado como albafles y peones en Cancn y Villahermosa. Ms de la
mitad de la comunidad est de regreso esperando los resultados del dilogo y
viviendo las tensiones de esta "tregua armada". Son nuevamente testigos silenciosos, esta vez, de la militarizacin de la selva por parte del ejrcito federal.
140
141
142
143
Integrantes de doce de los veintids "Grupos de Danzas Mames" apoyaron el gobierno paralelo y entregaron el pago del impuesto predial y de la luz
al "Gobernador en resistencia".
Paralelamente, la corrupcin y el autoritarismo de los gobiernos municipales, que durante meses haban sido denunciados por la prensa local fueron abiertamente rechazados mediante tomas de presidencias municipales. El 25 de febrero se inici la toma de alcaldas, siendo la primera del estado en ocuparse la
de Bella Vista en la regin de Sierra. La ocupacin fue encabezada por la OCEZCNPA, pidiendo la destitucin del alcalde Fortino de Len Roblero, acusado de
malversar los fondos municipales del PRONASOL. Esta ocupacin dur ms de
nueve meses, hasta lograrse el objetivo el 25 de septiembre del mismo ai.o.
El tres de marzo, campesinos mames de la Coordinadora Indgena y Campesina de la Sierra (crncs), creada a partir del conflicto zapatista, ocuparon la
alcalda de Siltepec. Los campesinos fueron desalojados y ocuparon de nuevo
los edificios municipales por tres ocasiones ms hasta que lograron la destitucin del edil corrupto.
En Mazapa de Madero, Motozintla y El Porvenir, los campesinos se movilizaron demandando el cambio en las autoridades municipales. Paralelamente
se cre un movimiento en toda la Sierra contra las altas tarifas de la energa
elctrica y comunidades enteras se negaron a pagar las cuotas hasta que no se
estableciera una tarifa fija por campesino. Se cre para este fin la Comisin
Popular de Electricidad.
La destitucin del presidente municipal de Siltepec, el establecimiento de
una cuota mnima fija en el pago de la energa elctrica, la formacin de Consejos Municipales plurales en Motozintla y Mazapa de Madero, fortalecieron
al movimiento campesino en la regin y la OPEZ extendi su rea de influencia a varias comunidades de los municipios de El Porvenir, Motozintla, Siltepec,
Bella Vista y La Grandeza.
Lo que empez como un movimiento en contra de la corrupcin municipal y por la destitucin de autoridades pristas, se convirti en 1997, en un
movimiento en apoyo a la creacin de regiones autnomas. Aunque la auto-
144
noma haba sido reivindicada como uno de los principias de las cooperativas
orgnicas, s ta era concebida slo en trminos productivos. Es con la influencia
del discurso zapatista y de las propuestas de algunas organizaciones indgenas como la ANIPA (Burguete y Mattiace en esta coleccin), que los campesinos de la Sierra, mestizos e indgenas, hacen suya la demanda de autonoma,
entendida en el sentido poltico.
En la Sierra, en donde la poblacin indgena es minora, el carcter pluritnico de las regiones autnomas es central en la apropiacin de las demandas
zapatistas, ya que el movimiento campesino y la resistencia civil municipal
uni a campesinos mestizos e indgenas con las mismas demandas.
El 5 de marzo de 1997 campesinos de Motozintla, Bella Vista, Amatenango
de la Frontera, y Frontera Comalapa dieron a conocer la anexin de 66 comunidades de esos municipios al recin creado municipio autnomo de Tierra y
Libertad.8 ste tiene su cabecera municipal en el ejido de Amparo Aguatinta,
en la regin de selva y es el ms grande de los municipios autnomos creados a
partir de 1996 en territorio bajo influencia zapatista, abarcando comunidades
de los antiguos municipios de Las Margaritas, La Independencia, La Trinitaria,
Frontera Comalapa, Bella Vista, Amatenango de la Frontera y Motozintla.
Debido a la distancia existente entre la regin fronteriza de sierra y la cabecera
municipal en la selva, se acord establecer dos oficinas auxiliares ms al municipio autnomo en las comunidades de Paso Hondo, Frontera Comalapa y
Belisario Domnguez, en Motozintla. Aunque hasta ahora las nicas comunidades de la zona mam que se han integrado al nuevo municipio, son las de Bella
Vista y Motozintla, muchas comunidades de Siltepec, La Grandeza y Mazapa
de Madero, discuten la posibilidad de incorporarse al proyecto autonmico y
mantienen estrecha relacin con la oficina auxiliar de Paso Hondo.
Varias comunidades mames estn integradas as a una nueva geografia territorial, sin reconocimiento gubernamental, que se sobrepone a los municpios oficiales (Burguete y Mattiace en esta coleccin).
8 La Palabra. Boletn Informativo dei Centro de Informacin y Anlisis de Chiapas (CIACH), primera
quincena de Marzo de 1997.
145
.9
146
147
cara: negociacin-represin denunciada por el EZLN, parece reproducirse tambin en otras regiones del estado en donde existen organizaciones indgenas
y campesinas importantes.
Desde principias del conflicto, el Estado intent negociar con las organizaciones independientes, invitndolas a formar un frente comn conjuntamente con las organizaciones oficiales. Este fue el origen del Consejo Estatal
de Organizaciones Indgenas y Campesinas (CEOIC), al que se integraron en
un primer momento las cooperativas agroecolgicas mames.
Los campesinos mames llevaron a las dos primeras reuniones CEOIC su
experiencia en la agricultura orgnica y propusieron que se incluyera en las
mesas de discusin la necesidad de impulsar un desarrollo alternativo basado
en la agricultura sustentable. En posteriores reuniones las diferencias entre
los sectores oficialistas y los independientes se volvieron ms evidentes. Los
"maestros bilinges", muchos de ellos vinculados a organizaciones oficiales
como socAMA, tenan mayor experiencia hablando en pblico y en el manejo
del espaiiol, por lo que en varias ocasiones hegemonizaron la discusin. A las
pocas semanas de formarse la CEOIC, ISMAM dio a conocer a la prensa su decisin de salirse del Consejo. Meses despus la CEOIC se dividiria en CEOIC-lndependiente y CEOIC-oficial, a raz de que algunas organizaciones negociaron con
el gobierno sus demandas de tierras al margen del Consejo. Por su parte los
integrantes de ISMAM decidieron crear un espacio paralelo en el que se pudiera
discutir especficamente la necesidad de un desarrollo sustentable.
La necesidad de discutir una va de desarrollo alternativo fue ms apremiante
para los agricultores orgnicos de la Sierra Madre a partir de que se iniciaron
las mesas de dilogo entre los zapatistas y el gobierno. El grupo armado no
cuestionaba el paquete tecnolgico que la "Revolucin Verde" haba trado
a las comunidades de la Sierra y que desde la perspectiva de los agricultores
orgnicos, tena implicaciones negativas para la tierra y para la vida de los
campesinos indgenas. Con el propsito de abrir el debate en torno a la necesidad de buscar nuevas alternativas de desarrollo, los socios de ISMAM y de
148
Nan Choch, conjuntamente con los asesores tcnicos del Centro de Agroecologa San Francisco de Asis y con otros grupos de Trabajo Comn Organizado
de la regin de Sierra, organizaron en marzo de 1994 el "Foro Regional de
Comunidades Mames y Mochs sobre Propuestas de Produccin Alternativa
ante la Pobreza en Chiapas". Algunos integrantes de las organizaciones campesinas vieron este foro como una expresin del carcter "productivista" de
las organizaciones agroecolgicas que no hacan suya la demanda por la tierra. Ante esta crtica, un integrante de ISMAM me se.alaba "No creo que sean
luchas opuestas, sino diferentes, ellos recuperan la tierra para los lados y
nosotros para arriba."11 El conciliar estas dos posiciones es el reto de las
organizaciones independientes desde hace varios afios. 12
Desde esta primera etapa, las demandas que los campesinos mames llevaron a los foros y encuentros indgenas y campesinos reflejaron la experiencia
de muchos anos de reflexin colectiva a travs de los grupos de Trabajo
Comn Organizado -talleres de reflexin establecidos como prerrequisito
para integrarse a las cooperativas agroecolgicas-y de mltiples foros y asambleas en los que los agricultores orgnicos han discutido la problemtica regional. Lo que diferencia sus demandas de las hechas por la CEOIC, y por el mismo
EZLN en su primera etapa, es la inclusin de la perspectiva agroecolgica y la
bsqueda de alternativas de desarrollo menos depredadoras.
Llama tambin la atencin la perspectiva crtica que se tiene del derecho
comunitario.13 A diferencia del discurso indianista de algunas organizaciones que reivindican el "derecho indgena" como esencialmente democrtico
y fundamentado en los procesos de conciliacin, los mames agroecolgicos
se.alan la necesidad de trabajar en la construccin de una cultura democrtica comunitaria. Esta perspectiva crtica es en parte resultado de la lucha que
Testimonio de E.V. Motozintla, marzo 23, 1994.
Para un anlisis de las tensiones entre las organizaciones campesinas y las productivas vase Harvey,
1998 y Mattiace en esta coleccin.
13 Vase punto ocho de las Memorias de! Foro Regional de Comunidades Mames y Mochs sobre
Propuestas de Produccin Alternativa ante la Pobreza en Chiapas. cit. pos., Hernndez Castillo, 2001.
11
12
149
150
Reflexiones finales
Es difcil hacer un balance positivo o negativo de lo que ha implicado el levantamiento zapatista para los indgenas mames en general, pues las experiencias
son distintas dependiendo de la ubicacin geogrfica y la historia organizativa
de cada sector. La complejidad de los procesos sociales e identitarios en esta
regin indgena, son un reflejo de la complejidad de los procesos polticos
que se viven en el resto del estado.
14 Mons. Felipe Arizmendi fue nombrado en 2000 obispo de San Cristbal de Las Casas, en sustitucin
de Mons. Samuel Ruiz.
151
152
nos muestra que la violencia, en diferentes modalidades, ha marcado sus relaciones con el Estado y con los grupos de poder; en este sentido, es que se
habla de la existencia de una "paz violenta" previa al levantamiento zapatista
(Rojas, 1995).
Los indgenas mames, al igual que otros en Chiapas estn tomando opciones polticas, sus historias especficas determinan el sentido de estas opciones.
El presentar a los indgenas pristas como tteres del gobierno, o a los zapatistas
como manipulados por lderes mestizos, es negar su capacidad de agencia
social y reproducir los estereotipas racistas que presentan a los indgenas
contemporneos como pueblos pasivos detenidos en el tiempo. AI contextualizar sus opciones polticas y sus procesos organizativos, este artculo se
propuso confrontar estas representaciones ahistricas y aportar elementos
para entender las complejidades de los procesos sociales que se viven actualmente en Chiapas. La construccin de una verdadera paz digna, slo ser
posible si se rechazan los anlisis dicotmicos y se logra escuchar las distintas
voces y perspectivas que coextisten en la arena poltica chiapaneca.
153
Bibliografia
ANDERSON, BENEDICT
1983 Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism, Verso,
Londres.
BECKORD,jAMES
197 5 The Trumpet of Prophery: A S ociological S tucfy of Jehovah .'r Witnesses, Basil BlackwellOxford, Londres.
CoLLIER, GEORGE Y EuzABETH LowERRY Q.
1994 Ya Basta! Land and the Zapatista Rebellion in Chiapas, Food First Books Oakland,
California.
CENTRO DE DERECHOS HUJ\1ANOS "FRAY BARTOLOM DE LAS CASAS"
1996 Ni Pv nijusticia. Itiforme generaly amplio acerca de la guerra civil que sefren /os cho/es
en la zona norte de Chiapas, Fray Bartolom, San Cristbal de Las Casas, Chiapas.
CONPAZ
1996 Militarizaciny violencia en Chiapas, SI PRO, Mxico.
GAMIO, MANUEL
1917 Fotjando patria, Porra, Mxico.
HARVEY, NEIL
1994 Rebellion in Chiapas: Rural Reforms, Campesino Radicalism, and the Umits of Salinis-
mo. Traniformation
1998 The Chiapas Rebellion: The Strugg/e for Land and Democrary, Duke University
Press, Durham y Londres.
HERNNDEZ CASTILLO, RosALVA ADA
2001
154
1998b
199 5
1994 "Identidades colectivas en los mrgenes de la nacin: cambio religioso entre los mames de Chiapas", en NuevaAntropologa, vol. XIII, nm. 45 (abril),
pp. 83-105.
HERNNDEZ CASTILLO, RosALVA ADA; NORMA NAVA ZAMORA, Jos Luis EscALONA
VICTORIA y CARLOS FLORES ARENALES.
1992
wATCH/ AMERICAS
K.APLAN, WILLIAM
1989
State and Salvation: The Jehovah's Witnesses and their Fightfor Civil Rights, University
of Toronto Press, Toronto, Canad.
MEDINA, ANDRS
1973
ga, nm. 1O, Instituto de Investigaciones Antropolgicas Universidad Nacional Autnoma de Mxico, Mxico.
ROSEBERRY, WILLIAM
1994 "Hegemony and the Language of Contention'', en Joseph, Gilbert M. y
Daniel Nugent (eds.), Everydqy Forms
ef
155
of
Negotiation of Rule in Modern Mexico, Duke University Press, Durham y Londres, pp. 265-301.
STEVENSON, w.c.
1967 The Year
of
o/
London, Londres.
TELLO, CARLOS
156
Amatenango de la Frontera
Bejucal de Ocampo
La Grandeza
12 s
25
kilometros
o Comunidades donde Existen
Grupos de Danza Mam
Cabeceras Munlclpales
Tuxtla Chico
Introduccin
Segn lo relatado por amigos tzeltales y tzotziles, cuando el primero de enero
de 1994 el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional ocup San Cristbal de
Las Casas, los habitantes de las comunidades aledafias de Los Altos se sintieron embargados por dos emociones distintas. La primera de ellas fue el miedo. La gente sentia terror de que la violencia de la guerra fuera a alcanzarlos
y devorados, sobre todo, despus del ataque zapatista contra las instalaciones
del ejrcito a las inmediaciones de San Cristbal el tres de enero, y los bombardeos sobre las montanas vecinas con que las fuerzas armadas contraatacaron. En consecuencia, la mayora se qued dentro de sus casas, intentando
evadir cualquier identificacin con las partes beligerantes. Aunque la sensacin de peligro inmediato disminuy despus de un par de semanas, casi
todos concuerdan en que pasaron varias meses antes de que se desvaneciera
por completo.
Enseguida del miedo, y curiosamente en contradiccin con l, se dio una
especie de euforia nerviosa. Al conocer que los zapatistas eran casi todos
1 Este ensayo se bas en una investigacin ms amplia apoyada por la Fundacin Nacional de la
Ciencia (Nacional Science Foundation NSF) por becas BNS 8804607 a George Collier para estudiar el
"Cambio agrario en el sureste de Mxico"; SBR-9601370 a George y Jane Collier para el proyecto "El
monitoreo de cambio social rpido en el sureste de Mxico", proyecto en el cual participaron Jan y
Diane Rus; de la Fundacin John D. y Catherine MacArthur a George Collier para investigar la "Diferenciacin, radicalizacin, y la rebelin zapatista en Chiapas"; y de la Fundacin Jacobs, Whatcom
Museum, Bellingham, Washington aJan Rus para "Historias orales de tzotziles urbanos''.
[157]
158
indgenas, principalmente tzeltales y tzotziles, la gente recuerda haber experimentado repentinamente una combinacin de alegra y expectacin, "como
que queramos sonrernos bajo la camisa" [a escondidas], segn expresa uno
de ellos (Pres Tzu, 1996). Ninguno de quienes dijeron compartir esa reaccin admitieron tener noticias del EZLN antes del primero de enero, y algunos
de ellos terminaron por alinearse a las fuerzas gobiernistas "tradicionales" en
sus comunidades, opuestas a los zapatistas. La ola de emocin, sin embargo,
parece haber ido ms all de la poltica. Indudablemente, la causa, en parte, se
deba al orgullo tnico: segn el sentir de muchos, al atacar al ejrcito y al
Estado, los zapatistas actuaron en nombre de todos los pueblos indgenas.
No obstante, consideramos a partir de conversaciones con amigos cercanos
mantenidas a lo largo de anos antes y despus de 1994, que en dicha reaccin
participaron otros factores.
Desde los ltimos anos sesenta y principias de la dcada de 1970, los pueblos de habla tzeltal y tzotzil de Los Altos de Chiapas han pasado por un
periodo de rpido cambio social y econmico que, para la ltima generacin,
ha sacudido los cimientos de muchas instituciones sociales y culturales que
hasta entonces daban sentido y hacan predecibles sus vidas. No slo ha aumentado la incertidumbre sobre su capacidad de encontrar trabajo y ganarse
la vida, sino que se han cuestionado las jerarquas familiares y comunitarias,
junto con la legitimidad de los lderes comunitarios o incluso su misma pertenencia a la comunidad. Una constante tensin social marca la vida cotidiana
de los habitantes de esta regin, que continuamente se ven obligados por las
nuevas circunstancias a redefinirse y reorganizarse. Aunque fuese slo por
un momento, esa tensin se alivi ante la rebelin zapatista y la abrupta decisin del gobierno federal de buscar una solucin negociada a menos de dos
semanas de iniciarse la contienda. Personas de corrientes polticas opuestas se
unieron con la esperanza de que por fin hubiera llegado a su trmino la larga
crisis de la sociedad indgena de Los Altos de Chiapas, y de que las condiciones de vida tal vez mejoraran.
159
160
nas de Los Altos de Chiapas a lo largo de los ltimos veinticinco a.fios, con las
condiciones sociales, polticas y econmicas en que viven. Empezaremos con
las crisis que tuvieron lugar en las dcadas anteriores a 1994. 2Qu cambias
se dieron en los municipios tzeltales y tzotziles de Los Altos de Chiapas en
dicho periodo? Otro punto importante es la manera en que los actores histricos aplican las lecciones aprendidas en el proceso: 2cmo afect la experiencia de las dcadas de 1970 y 1980, y los primeros anos noventa, la respuesta de los tzotziles y los tzeltales a los sucesos posteriores a 1994? Despus
de dar un rpido vistazo a los hechos del levantamiento zapatista, describiremos lo que ha sucedido en Los Altos en los ltimos siete anos. 2Hacia dnde
apuntan los cambias de estas anos? Tras el optimismo y la alegra tan extendidos en buena parte de 1994, 2por qu se da despus una respuesta mucho
ms reservada?
Lejos de pretender un compendio de la historia de los pueblos de la regin
de Los Altos, enfocaremos nuestra atencin solamente en dos de ellos: Chamula y Zinacantn, que son municpios de habla tzotzil adyacentes a San Cristbal. Especficamente, casi todos los ejemplos del presente estudio provienen
de dos microregiones de dichos municipios, pues se trata de comunidades
con las cuales tenemos relaciones continuas que se remontan a los primeros
anos de la dcada de los sesenta (Collier en Zinacantn) y los de los setenta
(Rus en Chamula). Si bien las dos comunidades de la muestra estn separadas
por solamente acho kilmetros en lnea recta (y menos de diecisis kilmetros del paraje pro zapatista de Chenalh descrito por Eber en este mismo
volumen), se observan diferencias importantes en sus respuestas adaptativas
ante los cambias ocurridos para la ltima generacin. Sin embargo, veremos
que existen tambin profundas similitudes. Tenemos la conviccin de que, si
pudiramos examinar de cerca los centenares de comunidades locales que
componen la regin tzotzil-tzeltal de Los Altos (que comprende unas 400 mil
indgenas dispersos por diecisis municipios),2 encontraramos pautas com2 Zinacantn,
161
La economa
Desmintiendo la imagen popular de que las comunidades "tradicionales" de
Los Altos estn formadas por agricultores de subsistencia que trabajan sus
propias tierras, cuyas vidas se limitan a las fronteras de sus municipios, en
realidad desde finales del siglo XIX los pueblos indgenas de la regin dependen del trabajo migratorio estaciona! en las tierras hajas de Chiapas para poder comer. A principios de la dcada de 1890, las comunidades de Los Altos
se vieron sometidas a fuertes presiones para que aceptaran este tipo de empleo y proveyeran trabajadores a las fincas. Los mtodos empleados fueron,
entre otros, expropiaciones de tierras comunales, nuevos y onerosos impuestos que requeran pagos en efectivo, la tienda de raya con apoyo y estmulo
legal, prstamos a intereses exorbitantes, e inclusive la venta de los deudores
como siervos. En la dcada de 1920, los indgenas de Los Altos se haban
vuelto dependientes de los empleos estacionales en las tierras hajas, a tal
grado que el proceso de reclutamiento de trabajadores se hizo ms "voluntario" (aunque en algunas subregiones, como el Valle de Simojovel, por ejemplo, se mantuvieron abusos de usura y tiendas de raya hasta bien entrados los
anos setenta).3 En lo esencial, los indios de Los Altos, inducidos por la falta
guitn, Chanal, El Bosque, Huistn, Oxchuc y Pantelho; ms los dos municpios de mayora ladina de
San Cristbal y Teopisca, en cada uno de los cuales existe tambin una importante minora indgena
rural.
3 Vase Toledo (1996).
162
163
164
165
creciente deterioro en la ya poco favorable proporcin entre poblacin y tierrasresult, en efecto, "subsidiado". 5 La consecuencia fue una concentracin todava
ms polarizada de poblaciones rurales en tierras marginales de Los Altos.
Zinacantn y Chamula son buenos ejemplos de esa tendencia. En el caso
de Zinacantn, despus de perder alrededor de 40% de sus terrenos ancestrales
a fines del sigla XIX, por casi cincuenta anos, la mayora de los hombres
zinacantecos no tenan otra alternativa que trabajar en fincas de la cuenca del
Grijalva. Luego, con la recuperacin de sus tierras perdidas mediante la reforma agraria en 1940, la mayora recibi terrenos ejidales, junto con sus
terrenos comunales; esta les permiti vivir de sus propios recursos a lo largo
de una generacin. Sin embargo, para fines de los sesenta, con una poblacin
2.5 veces ms grande que la de 1940, la escasez de tierras se sinti otra vez.
Diez anos ms tarde, todava a fines de los setenta, solamente el 10% de
familias zinacantecas tenan ms de dos hectreas de tierra dentro de su propio municipio, un porcentaje que se haba reducido drsticamente con respecto al casi 50% que tenan dos hectreas o ms, veinte anos antes. 6 Tal
Debe notarse que los primeros asentamientos en la Selva Lacandona de tzotziles y tzeltales de los
Altos se establecieron en este perodo. AI menos en sus comienzos, dichos asentamientos tenan reputacin de funcionar ms como salidas para activistas o disidentes polticos de los Altos que como
destinos para los excedentes de poblacin de esas regiones. No obstante, es claro que cumplan ambas
funciones. A princpios de la dcada de 1970, se estima que en Chiapas haba entre 125 mil y 150 mil
trabajadores migrantes adultos de origen maya, e! doble de las cifras de 1950. E! nmero se duplic
nuevamente en 1990. Sin embargo, la demanda de mano de obra agrcola disminuy hacia 1975 (Vase
en Rus, 1995c, los cuadros 1, 4 y 5).
6 La comunidad zinacanteca de Apas, donde trabaja George Collier, ejemplifica esta tendencia y demuestra algunas de sus complicaciones. En 1967, de los 147 hombres casados de Apas, a 90 les pertenecan tierras comunales o ejidales en Zinacantn, con un promedio de 3.64 hectreas cada uno. Pero
de los 57 que no tenan tierras (38%), 30 eran hijos de familias que eventualmente les heredaran tierra,
mientras que slo 27 (18%) no tenan expectativas de una herencia. As es que, aunque e! promedio de
tierras por todos los 147 hombres en 1967 vena a ser 2.2 has./cada uno, encubra grandes diferencias.
(Collier, 1976: 51ss.,102 ss.; vase tambin Cancian, 1965: 63 ss., 103 ss.). Entre 1967 y 1981, la poblacin de Apas aument otro 27.1%; cifra que aunque resulte por debajo de otras comunidades
zinacantecas, disminuy an ms la cantidad de tierra disponible por persona y por familia. (Cancian,
1992: 216. Vanse tambin Collier, 1987: 111ss.; Cancian, 1972; y Wasserstrom, 1976: 7).
166
pobreza en tierras dei conjunto de la poblacin era tanto causa como efecto,
a su vez, dei hecho de que virtualmente todos los homhres adultos dei municipio trabajaran como arrendatarios o como trabajadores para vecinos que
eran arrendatarios, en las tierras hajas vecinas de la cuenca dei Grijalva. El
caso de Chamula fue todava ms extremo. Si bien el porcentaje de pohlacin
chamula que posea ms de dos hectreas en 1980 -10%- era aproximadamente igual a Zinacantn, por el hecho de que los chamulas, a diferencia de
los zinacantecos, prcticamente no haban recibido tierra ejidal, en lugar de la
relativa igualdad que existia entre los ejidatarios zinacantecos, en Chamula
unos cuantos hombres posean ms de cinco hectreas, mientras que la gran
mayora de los que tenan tierras (poco ms de la mitad) posean menos de
una. Adems, el porcentaje de los que no tenan tierra alguna ni posihilidad
de heredarla era bastante ms alto en Chamula, ms dei 40%. En consecuencia, los chamulas eran mucho ms dependientes dei trahajo afuera de su propio municipio que los zinacantecos. Situados ms lejos que estos ltimos de
tierras que pudieran arrendar, a principio de la dcada de 1970 aproximadamente la mitad de los chamulas trahajaban de tres a seis meses del ano en
las plantaciones cafetaleras de Jaltenango, Soconusco y el norte. Otro 25%
laboraban como jornaleros rurales, a menudo para arrendatarios zinacantecos y chamulas de tierras hajas. Tan slo el 25% de los chamulas trabajaban
como aparceros relativamente independientes. 7
La poltica
La interdependencia econmica entre los trahajadores de Los Altos y la agricultura de tierra haja tena su dimensin poltica. Los grandes terratenientes
7
Para el caso de Chamula, (vase Leal Flores, 1978: 49), y Wasserstrom 1976: cuadros; 1989, captulo
6. Tambin Rus 1995c: cuadro 3. Se suele tomar como criterio para la autosuficiencia la extensin de
dos hectreas, puesto que esa es la cantidad mnima de tierra que necesita una familia de cuatro personas para cubrir sus necesidades anuales de maz. Sin embargo, bajo el sistema tradicional de rotacin de
cultivas en que la mitad de la tierra est en barbecho, la cantidad mnima necesaria para la subsistencia
de una familia de cuatro seria aproximadamente de cuatro hectreas.
167
tambin obtenan ventajas polticas de emplear a habitantes de las comunidades de Los Altos como trabajadores migrantes, entre ellas que sus comunidades de origen eran, en trminos polticos y sociales, extremadamente estables
y conservadoras. Estaban tambin controladas por el gobierno. La razn de
esto era que an si a princpios de la dcada de 1970 la mayora de tzeltales y
tzotziles de Los Altos se ganaban la vida principalmente como trabajadores
migrantes, en trminos ideolgicos, vean el ingreso procedente de su trabajo
migratorio como algo suplementaria, sin ninguna relevancia cultural respecto a lo que ellos consideraban sus identidades esenciales y autnticas como
miembros de comunidades cerradas, "tradicionales" de agricultores de maz.
Por lo tanto, no slo tendan a verse a s mismos como "chamulas" o "zinacantecos" primariamente, en lugar de considerarse "tzotziles" o, an menos,
"indgenas de Chiapas" ni "trabajadores migrantes", sino que todas sus energas sociales y polticas y religiosas se enfocaban hacia el interior de sus comunidades. Los antroplogos han documentado ampliamente que las vidas y
las ambiciones de los hombres y mujeres estaban dirigidas a ser miembros
dignos y correctos de sus comunidades locales y, si les era posible, ascender a
las jerarquas de los puestos civiles y religiosos comunitarios, para llegar a ser
ancianos respetados. A los ojos de personas como stas, el mundo situado
ms ali de sus comunidades era precisamente eso: n "ms all", lo de "afuera", lo "extranjero".
Desde el punto de vista de la elite terrateniente y poltica de Chiapas, las
ventajas del aislamiento cultural y poltico residan en que, en primer lugar,
sus trabajadores tenan poco o ningn inters por los asuntos polticos de las
regiones en donde eran migrantes, a pesar del hecho de que pasaran la tercera
parte de su vida all. En segundo lugar, el alto grado de autoridad que dentro
de las comunidades ejercan los ancianos "tradicionales'', y la obediencia voluntaria de la poblacin a sus decisiones permitia a la elite poltica y latifundista del Estado controlar comunidades enteras indirectamente al cooptar y
subordinar a un nmero relativamente pequeno de lderes nativos. No es
casual entonces que aquellos que gobernaban el estado alentasen el manteni-
168
miento de "comunidades tradicionales", en vista de la dependencia de la agricultura de Chiapas respecto a los trabajadores migrantes mayas, y de las grandes cantidades de fuerza de trabajo que requera. Mientras controlaran al
puf.ado de hombres en la cspide de cada una de esas comunidades, saban
que contaban con la obediencia de todos sus miembros. Conforme a esa
idea, siempre que se produca algn conflicto de lderes indgenas "tradicionales" contra innovadores o disidentes, el Estado pona su autoridad al lado de
quienes defendieran la "tradicin" y el statu quo. Por ende, la comunidad tradicional era al mismo tiempo, un refugio social donde los indios buscaban el
sentido de sus vidas, y una unidad bsica de control que el Estado mantena.
Por desgracia, dentro de muchas de las comunidades de Los Altos, dicho
sistema de control indirecto favoreci, con el paso del tiempo, la creacin de
desigualdades desestabilizadoras. En el caso de Chamula, por ejemplo, en lo
econmico, muchos de los lderes "tradicionales" beneficiados acumularon
fortunas personales durante las dcadas de 1960 y 1970, como resultado de
controlar trabajos y apoyos del gobierno, licencias de transporte y accesos a
tierras comunales. En forma tal vez natural, utilizaron su nueva riqueza, entre
otras cosas, para asumir el papel de usureros que antes era monopolizado por
comerciantes y terratenientes no indgenas. En Chamula, donde las tasas de
inters en los anos sesenta eran del 10% mensual, esto signific que un puf.ado de hombres ya suficientemente poderosos y con recursos para conceder
prstamos se hicieran discreta e inmensamente ricos por media de crditos a
los dos o tres mil arrendatarios chamulas (en 1970), que necesitaban prstamos al principio de la estacin para comprar semillas y pagar anticipos a sus
trabajadores.8 Los deudores generalmente acababan pagando hasta la mitad
de sus ganancias a sus acreedores indgenas, tras la cosecha. Paradjicamente,
durante dcadas los que sufrieron de estos extremos de usura y explotacin
parecan no resentirlo; al contrario, tal vez el recuerdo de que los prstamos
Con la inflacin posterior a 1976, tales intereses intracomunitarios llegaron a alcanzar e! 15 y ane!
20% mensuales para deudores no favorecidos.
169
170
de los ladinos eran peores los haca sentirse orgullosos del xito de un miembro de sus propias comunidades.
Adems de causar crecientes desigualdades econmicas, en la mayor parte de
las comunidades de Los Altos, el control indirecto condujo al despotismo poltico. Aunque dentro de las comunidades la posicin de los jefes locales estaba
tpicamente disfrazada con smbolos de "tradicin" y respeto por los ancianos y
por los funcionarios religiosos, el hecho de que a menudo el gobierno interviniera a su favor cuando enfrentaban cualquier oposicin significaba que su poder no quedaba limitado por las expectativas "tradicionales" o "comunitarias".9
Hay que notar que no todos los municipios de la regin se polarizaron
tanto econmica como polticamente durante los sesenta y setenta como
Chamula. En el caso de Zinacantn, por ejemplo, donde a principios de los
cuarenta la reforma agraria dot a toda una generacin con cantidades ms o
menos iguales de tierra, la participacin poltica era mucho ms igualitaria, y
la jerarqua poltica-religiosa se ampli durante los sesenta y setenta para dar
acceso a ms hombres. 10 Sin embargo, como los chamulas, los zinacantecos
colaboraban con el sistema poltico nacional, aceptando beneficios (tierras,
prstamos, obras) a cambio de sus votos y apoyo al gobierno y al partido
oficial. Desde la perspectiva del Estado, esto era lo que importaba, no las
particularidades de sus arreglos internos.
Es preciso recordar que durante las dcadas de 19 50 y 1960 y los primeros
afos setenta, los precios agrcolas eran relativamente altos; la mano de obra,
aunque mal pagada, era ampliamente demandada, y en comparacin a las
tendencias histricas recientes, los ingresos eran altos. En conjunto, en esos
afos las condiciones fueron mejores que en cualquier otra poca registrada
en la memoria histrica, y los abusos del sistema poltico y econmico -o la
posibilidad de cambiado por otro- no ocupaban un lugar preponderante en
la mentalidad de la gente.
9
10
Vase Rus, 1995a, donde se describe este sistema de contrai poltico y se examinan sus abusos.
Cancian, 1965 (80-106, 126 ss.). Vase tambin Collier, 1976: 51ss.,120 ss., 1987.
171
11
Vase BANAMEX 1984: p. XII: "ndice de precios de garantia de granas bsicos, 1974-1984."
172
173
Mosquera (1991: 70-72) resume las fuentes sobre e! nmero de trabajadores guatemaltecos en e!
Soconusco, incluyendo tanto migrantes como refugiados. La cifra para migrantes documentados sube
de 20 mil a fines de los 1970 a 65 mil para 1985 (vase tambin Ordii.ez Morales, 1993: 89 ss.).
13
174
Jan
plantaciones del suroeste en 1980 haba entre 12 mil y 15 mil indios de Los
Altos de Chiapas, ya en 1983, precisamente cuando necesitaban como nunca
antes fuentes de trabajo, empez a declinar la oferta de puestos para ellos.14
Las nuevas condiciones de contratacin les exigan que, en lugar de "engancharse" en San Cristbal, donde cobraban un anticipo de salario y reciban
un boleto de autobs para llegar a las plantaciones, los aspirantes tzeltales y
tzotziles del centro del estado que queran trabajar en los cafetales deban
pagar su transporte hasta las fincas, y presentarse a las puertas, junto con
trabajadores guatemaltecos, y competir por el empleo. En consecuencia, segn testimonios, los salarios reales que se pagaban en las plantaciones disminuyeron, pues los indgenas de Chiapas eran forzados a aceptar los sueldos
que fijaban los desesperados guatemaltecos. Muchos se desanimaron; en sus
testimonios, hombres de Chamula que nunca estuvieron desempleados recuerdan comprar boletos de autobs a la costa con dinero obtenido de prestamistas locales al 20% de inters mensual, y luego andar de una plantacin a
otra sin encontrar trabajo, hasta darse por vencidos y regresar en autobs, o
caminar los 300 kilmetros hasta sus casas. En las plantaciones cafetaleras
del norte de Chiapas, con menor presencia de guatemaltecos, todava haba
trabajo para entre 13 mil y 15 mil hombres, pero por supuesto en condiciones de competencia feroz, y esas plantaciones tenan la reputacin de ser an
ms explotadoras que las del suroeste.
En 1989 se asest el golpe final a la labor agrcola migrante, con la cada de
los precios internacionales del caf. En las temporadas de 1989-90y1990-91,
algunas grandes plantaciones cosecharon caf utilizando mano de obra indEl nmero de tzotziles y tzeltales contratados oficialmente para trabajar en fincas cafetaleras de la
regin suroeste de Chiapas que se muestra en Rus 1995c, cuadro 8, solamente es un indicador dei
verdadero flujo de trabajadores entre una y otra regin. Tan slo una de las dificultades fue que durante
los aii.os setenta los contratos laborales registrados en San Cristbal correspondan a slo quince de las
53 plantaciones de la regin que tenan extensiones de ms de 200 hectreas. Astorga Lira (1985: 34)
sugiere que las cifras oficiales de contratacin representan apenas una tercera parte dei nmero total
(vase adems, Rus, 1995c: cuadros 6 y 7). Las cifras sobre trabajadores guatemaltecos pueden verse en
Mosquera 1990.
14
175
gena, pero los precios eran tan bajos que muchos propietarios dejaron de
mantener sus cafetos, con lo cual eliminaban aproximadamente la mitad de sus
castos laborales (o sea, en trminos no utilizados usualmente en Chiapas, la
mitad de sus trabajadores). Ya en 1991-92, muchos dejaron por completo
la cosecha: el precio llevaba tanto tiempo por debajo de los costos de produccin, que estaban en bancarrota.15
Las hajas en el empleo agrario repercutieron fuertemente entre los Maya.
Sus nmeros -hombres adultos tzotziles y tzeltales, tojolabales, ch'oles y
15 Tal como sucedi, la cosecha de caf de Chiapas disminuy "solamente" en aproximadamente 20%
en 1987-88 y 1992-3, debido en buena parte a que, adems dei puiiado de plantaciones que emplean
trabajadores migrantes, existan tambin decenas de miles de pequenos productores (en su inmensa
mayora indgenas) que seguan cosechando en sus microparcelas an cuando ya no era provechoso,
simplemente porque subvaluaban drsticamente su propio trabajo.
176
177
16 Esta evidencia es inferida, y proviene dei hecho de que hubo e! mismo aumento aproximado de
produccin de maz en municipios principalmente ejidales en 1983, y una disminucin correspondiente
aproximada en los municpios de rgimen mixto ejidal y de propiedad privada (INEGI, 1986: 1792 ss.).
178
Si se examina la situacin con ms profundidad, vemos que los trabajadores migrantes se vieron obligados a recurrir a las pocas tierras que tenan
dentro de sus propias comunidades y, en esencia, a competir por su control.
La intensificacin de los cultivas de maz, acompanada de una concentracin
de la propiedad y expulsin del excedente poblacional, fue una de las formas
de dicha competencia. Otra de las formas fueron los prstamos de dinero y
sus consecuencias. Las tasas de inters para prstamos dentro de las comunidades indgenas eran de manera uniforme del 20% mensual despus de la
crisis financiera de 1982. Los qu.e carecan de capital propio necesitaban
prstamos para todo: para comprar fertilizantes, para financiar sus bsquedas de trabajo y para comprar medicinas. Como se volva cada vez ms
difcil encontrar trabajo asalariado, el resultado de esos prstamos a menudo consista en el embargo de la propiedad puesta como garanta, y la consiguiente emigracin del deudor.
Si bien en trminos econmicos dicha concentracin de propiedad y riqueza
pueden parecer, vistas desde afuera, normales, sus efectos sociales y polticos
dentro de las comunidades tradicionales no pudieron ser ms corrosivos. Cuando
la mayora de los hombres de Los Altos eran an trabajadores migrantes, las
divisiones econmicas dentro de las comunidades, aunque estuvieran presentes y ciertamente tuvieran importancia, pasaban desapercibidas o se convertan
en servido a la comunidad por medio del servido en el sistema de cargos. La
solidaridad se forjaba a partir de un sentido de pobreza y sufrimiento compartidos. En cambio, las nuevas condiciones de la dcada de 1980 hicieron que
quienes tenan capital trataran abiertamente las tierras comunales como si fueran simplemente una mercanca cualquiera. Por su parte, quienes tenan pocos
recursos iban perdiendo pie en sus propias comunidades. En casos extremos
como el de Chamula, no solamente se vean obligados a emigrar, sino que
tambin a unirse a movimientos protestantes o disidentes, y a denunciar las
inequidades de los miembros ms ricos y los jefes de sus comunidades -debiera notarse que a stos durante los anos setenta se denominaba cada vez ms
peyorativamente "caciques" (vanse Morquecho, 1992; Rus, 199Sa). En el
179
ms prspero Zinacantn, en cambio, se form una nueva clase de empresarios quienes invirtieron cn la produccin agrcola local y emplearon a sus
vecinos menos afortunados como jornaleros en su propia comunidad (Collier,
1987, 1998: cap. 5). En los dos casos, la solidaridad idealizada del pasado
cedi su lugar a una estratificacin econmica -y eventualmente polticaabierta.
Es menester mencionar otras tres categoras de respuesta econmica a la
crisis, adems de la intensificacin de actividades dentro de las comunidades
de origen. La primera consistia en mantener residencia en el interior de la
comunidad, pero buscar trabajo en medios geogrficos mucho ms distantes.
Esta opcin no result funcionalmente muy distinta de las migraciones laborales del pasado, con la salvedad de que las distancias eran y son mayores, y
las ausencias mucho ms prolongadas. A mediados de los ochenta, tales migraciones podran tener destinos como la Ciudad de Mxico, o Cancn. Pero
a principias de los noventa los tzotziles aparecieron como trabajadores
indocumentados en las fbricas de California, como empleados en rastros en
el Medio Oeste y como trabajadores de la zafra en Florida. Al terminar la dcada de 1990, haba tal vez 15 mil indgenas de Los Altos de Chiapas en los
Estados Unidos. Muchos de estos trabajadores, casi todos hombres, y en su
mayora jvenes y tzotziles, se ausentan de sus familias hasta tres anos en
cada ocasin. Su sacrificio posibilita que esas familias puedan llevar lo que se
aproxima a una vida tradicional confortable, dentro de sus comunidades de
origen.
Las otras dos respuestas han sido la migracin a las ciudades y la migracin a nuevas colonias agrcolas. La primera de ellas parece ser la opcin ms
frecuente a la intensificacin de la actividad econmica dentro del territorio
de origen. Mientras que de 1980 a 1988 la poblacin urbana de Chiapas aument de 700 mil hasta ms de 950 mil, las proporciones de poblacin entre
unas u otras regiones en general permanecieron constantes, lo cual indica
que los pobladores rurales emigraban a la ciudad o pueblo grande ms prxi-
180
17
La nica excepcin real a esta generalizacin es Tuxtla Gutirrez, que atrajo a inmigrantes de todas
partes dei estado, y creci en los aios ochenta de 166 mil a 295 mil habitantes, y hoy en da (2000) tiene
una poblacin de casi 500 mil.
18 Es dificil cuantificar los tamaiios de las diversas disporas. Sin embargo, basndonos en evidencias
de ancdotas de tres colonias de San Cristbal, una estimacin dei nmero de tzotziles que trabajan ai
menos una parte dei afio en los Estados Unidos sera de diez a quince mil. La ciudad de San Cristbal,
que virtualmente careca de residentes indios a fines de Ia dcada de 1960 (para permanecer en la
ciudad era obligatorio vestirse con indumentaria no indgena y convertirse en un "ladino'), bacia 1999
estaba rodeada por veintitrs colonias indgenas formalmente constituidas, ms otras dos docenas de
asentamientos menos formales. La primera de tales colonias se fund en 1970, y en su conjunto contienen representantes de todas Ias comunidades de los Altos centrales (Calvo Snchez, 1991:56). Las
estimaciones de poblacin de esta migracin urbana varan de treinta a ms de sesenta mil (Aubry,
1991 y comunicacin personal, 1999; Btancourt, 1997). En lo que se refiere a la Selva Lacandona en
1990, haba aproximadamente 80 mil migrantes de los Altos centrales, en su mayora tzeltales y tzotziles
(vase tambin, para poblaciones urbanas, los Censos generales de poblacin IX, X y XI).
181
urbanos como en la selva. Las comunidades nuevas y voluntarias -en el sentido de que sus miembros podan salir de ellas si se encontraban a disgusto, lo
cual no poda decirse de sus viejas comunidades de Los Altos-, que a menudo reunan personas de distintas comunidades de origen y an de diferentes
grupos lingsticos, fueron ms inclusivas y ms democrticas en su proceso
de toma de decisiones. Sobre todo a partir del movimiento zapatista, se ha
puesto considerable atencin al proceso de formacin de dichas instituciones. No obstante, puesto que nuestro objeto de inters es la vida dentro de
los viejos. municipios de Los Altos centrales, no examinaremos ese proceso
en el presente estudio (vanse, en este mismo volumen, los trabajos de Leyva,
Eber, Aubry, Mattiace y Burguete).
Sin embargo, aun quienes permanecieron en sus municipios de origen se
dieron a la formacin de nuevas "comunidades construidas" a fines de la
dcada de 1970 y los aiios ochenta. Por ejemplo, en la regin de Chamula
estudiada por Rus, las mujeres tejedoras y bordadoras, cuando descubrieron
que podan ganar dinero con la venta de productos artesanales a fines de los
aiios setenta y darse cuenta de que duplicaban esfuerzos al viajar por separado a las tiendas de turistas para dejar sus productos, se organizaron en grupos informales que se turnaban para ir a la ciudad. A mediados de los ochenta, algunos de estos grupos haban organizado servidos de cuidado de nifios
en sus comunidades, y poco despus adquirieron materiales en conjunto, para
ahorrar dinero mediante grandes volmenes de compra. Ya en 1988, tomando como modelo organizaciones previas de artesanos que el gobierno y organizaciones no gubernamentales promovieron, llegaron a unirse a otras cooperativas informales de sus localidades, a fin de comercializar sus productos
fuera de Chiapas. Lo ms notable de estas ltimas organizaciones es que la
idea naci dentro de los grupos de mujeres, sin injerencia del gobierno ni de
personas no indgenas (Gmez Monte y D. Rus, 1990). Al no haber ayuda ni
intervencin del gobierno, sobre todo durante la crisis financiera posterior a
1982, se formaron grupos parecidos a los artesanales pero para comprar
materiales agrcolas al mo.yoreo, se fundaron cooperativas de crdito que tras-
182
183
184
185
como la describe Collier (1994: pp. 9ss.) -quien la considera una maniobra
gubernamental de corto plazo para mantener el control- contribuy a lo que
Frank Cancian (1992, pp. 107 ss.) describi tristemente como "el declive de la
comunidad" en Zinacantn.
Nuevamente, resulta irnico que los programas de PRONASOL y sus aplicaciones estatales y federales, dirigidos a "re-enganchar" a los tzotziles y tzeltales
a los programas de gobierno, si bien tuvieron xito a corto plazo, promovieron actitudes de mayor cinismo hacia el gobierno, de tal manera que estimularon las actividades independientes de organizacin. Por ejemplo, en el caso
de Chamula, cuando despus de 1992 se canalizaron los recursos federales y
estatales casi exclusivamente a travs de los gobiernos municipales, en parte
porque as podan asegurar lealtad al PRI y al gobierno, quienes quedaban
excluidos acudieron a organizaciones regionales fuera del municipio. Esta
bsqueda de espacios les llev a aliarse por un tiempo con SOCAMA (Solidaridad Campesino-Magisterial), asociacin fundada en los ochenta por maestros rurales del ala radical del SNTE, que durante la presidencia de Carlos
Salinas canalizaba fondos de PRONASOL y despus de 1994 se identific abiertamente con el gobierno. Pero tambin los llev a probar suerte con varias
ONGs y organizaciones econmicas y polticas de los municipios de los alrededores, en donde las sanciones contra la organizacin independiente no
parecen haberse aplicado contanto rigor.20
De nuevo, es necesario sefialar que las condiciones econmicas de los pueblos de Los Altos seguan deteriorndose despus de 1989. Adems de nuevas
cadas en los precios del caf despus del colapso de 1989, se mantuvieron a
la baja los precios de otros productos agrcolas y, por ende, se redujo la deEntre los ejemplos de tales organizaciones extrachamulas se incluyen una cooperativa de cultivo de
flores con base en Zinacantn, afiliada a COLPUMALLI, que aceptaba a disidentes chamulas; CRIACH
(Coordinadora de Representantes Indgenas de los Altos de Chiapas), la organizacin de la mayora
protestante de exiliados chamulas en San Cristbal, que patrocin una cooperativa de artesanos y una
cooperativa de compras agrcolas donde se inclua a disidentes no protestantes dei interior de Chamula;
San Jolobil, una cooperativa de artesanas en San Cristbal; y ONGs afiliadas con la Iglesia Catlica
(vanse Collier~994 y 1997, y Harvey, 2000, para resmenes de la poltica de este periodo).
20
186
187
hacer respetar las concesiones de rutas -en parte por miedo a las represalias
de los grupos sublevados- rompi la columna vertebral de la coalicin dominante de camioneros. Irnicamente, el ms desptico y violento integrante
de dicha coalicin, pensando en obtener alguna ventaja, hasta se ali con el
PRD y se declar democrtico y pro zapatista. Esto, en cambio, permiti a un
renovado PRI-municipal declararse "libre de caciques", y apropiarse el discurso zapatista de democracia ("mandar obedeciendo") y justicia socioeconrnica
("para nosotros nada, para todos todo''). Con su nueva imagen, y el acceso
privilegiado de siempre a los fondos pblicos (PROCAMPO, "Crdito a la Palabra", etc.), ms los nuevos fondos del Banco Mundial atrados a Chiapas
por la rebelin, el PRI gan libremente las elecciones municipales de 1995.
Para 1996, hasta los grupos antes ms antipristas colaboraban con el nuevo
ayuntamiento (Collier, 1997: pp. 22 ss.), en un trienio notable por los esfuerzos realizados por el presidente municipal para superar el faccionalismo.
Mientras tanto, en Chamula, donde el poder poltico siempre se centraliz
y concentr, y donde los caciques del PRI nunca permitieron facciones polticas organizadas como las de Zinacantn, la oposicin procedi con mucha
ms cautela. Su primera gran oportunidad de manifestarse se present el 21
de agosto de 1994, en las elecciones federales y estatales. Segn testimonios,
en las elecciones federales de 1988, mucha gente, sobre todo en la mitad
occidental del municpio, vot por vez primera en favor de candidatos que
no eran los del PRI -opcin que tomaron tambin en las elecciones de diputados en 1991. Decimos "segn testimonios", porque esos votos no se reflejaron en los resultados finales, que en ambos casos favorecan al PRI casi por
unanimidad. Pese al poco xito obtenido, en 1994, varias de las comunidades
occidentales de Chamula", votaron de nuevo por el PRD.
De nueva cuenta, esos votos no se reflejaron en los nmeros que ellos
crean correctos; pero las autoridades en la cabecera municipal s se dieron
cuenta de las tendencias de voto. A lo largo de los tres anos siguientes, hasta
las elecciones de 1997, las comunidades "delincuentes" quedaron excludas
sistemticamente de todas las ayudas oficiales que llegaban a Chamula por
188
189
en Chenalh dos anos despus. Decimos "por fortuna", ya que los reportes
de toda la regin describen distribuciones semiclandestinas de armas automticas a grupos afiliados a los jefes polticos locales, desde el otono de 1994
hasta la primavera de 1995, que incluyeron a Zinacantn en octubre de 1994.
Para el verano de 1995, la regin estaba saturada de armas en manos de civiles.
Est claro que, a nvel local, el objetivo de esta actividad poltica, sobre
todo la exclusin de apoyos oficiales para todo simpatizante de los partidos
polticos de oposicin y la formacin de organizaciones armadas de
"autodefensa", consistia en separar a la poblacin indgena de la regin del
EZLN. Podramos decir que en algunos lugares la campana parece haber conseguido sus objetivos.
Hay quienes arguyen que las hajas electorales del PRD (y por ende la recuperacin del PRI) resultaron de la poltica de abstencionismo promulgado
por el EZLN entre sus seguidores, de los cuales la mayora habra apoyado al
PRD. De hecho los casos de Zinacantn, y Chamula sugieren dos explicaciones alternativas. En Zinacantn, el PRD se fractur en 1995 por divisiones en
aquel partido estatal, alindose un grupo con el "nuevo" PRI que gan las
elecciones de octubre de 1995 y posteriores en Zinacantn. En Chamula, el
PRD perdi peso debido al temor a represalias.
De hecho, a muchos antiguos simpatizantes del PRD se les pidi especficamente que firmaran las boletas de nominacin para el candidato del PRI a la
presidencia municipal de 1995, y casi todos firmaron. En privado, hablaban
en contra del PRI, y participaban secretamente en reuniones de organizaciones independientes en San Cristbal. Pero realizar abiertamente esas actividades resultaba demasiado peligroso, y poda costar muy caro en trminos de
quedar excludo de los programas de apoyo oficial. El abstencionismo en las
elecciones posteriores a 1994 demuestra que la sospecha sobre el proceso
"democrtico" se extendi y que se trataba de una actitud cnica en apoyo al
PRI. Algunas de las comunidades de Chamula que despus de 1994 fueron
excludas de las ayudas del gobierno han ido recuperando lentamente el mismo status de las comunidades vecinas. Ms no del todo. El "ejrcito privado"
190
191
precio del caf se recuper en 1994, impact favorablemente a las comunidades de pequenos productores. Empero, no implic gran cambio para las comunidades histricas de pizcadores, ya que en buena medida la produccin
ahora no est en las fincas grandes sino en las pequenas parcelas donde no
contratan mano de obra, y cuando la requieren pagan muy mal.21 En la ltima encuesta que aplicamos en las comunidades de Chamula no haba un slo
trabajador cafetalero en comunidades donde, hace una generacin, la mitad
de la poblacin se sostena contratndose en los cafetales. De igual manera
no queda sino un punado de arrendatarios que tienen su hogar permanente
en Los Altos. Mientras tanto, dentro de Chamula y Zinacantn, se concentra
la propiedad de la tierra en manos de unas pocas familias de xito, en un
proceso paralelo a la desposesin de otras.22 Un punto novedoso dentro de
todo este panorama es que desde la crisis de los ochenta, se han desarrollado
en Zinacantn importantes empresas de invernadero que producen y distribuyen diariamente flores a mercados del suroeste, que son suplementadas por
productos importados de la ciudad de Mxico, y adems proporcionan empleos a quienes no tienen tierras. Aunque estas empresas enfrentan escasez de
agua y problemas de plagas, su existencia quiz explique el hecho de que a
pesar de que hay niveles de desigualdad ms altos que en el pasado, en
Zinacantn no se da la emigracin que caracteriza a otros municpios indgenas de la regin.23 Sin embargo, la constante, entre la mayora de la gente de
21 Hay que notar que despus de 5 anos de precios relativamente altos para el caf en el mercado
internacional, en 2000 el precio entr de nuevo en cada libre, amenazando otra vez la economa de
grandes regiones dei estado.
22 En la comunidad de Chamula donde trabajamos, la proporcin de familias sin ms tierras que los
lotes que ocupan sus casas creci de 41%en1974 (61 de 148) a ms de 54% en nuestro censo econmico de 1998 (210 de 388). Mientras tanto, de slo una familia que tena ms de 6 hectreas en 1974, el
nmero ha crecido a catorce en 1998, 3.6%, que tienen de 6 a 20 has. La polarizacin seria aun ms
marcada si no fuera por el hecho de que 35% de los descendientes de los habitantes de los anos setenta
han emigrado, la mayora durante los noventa. El caso de Zinacantn es menos extremo -no hay, por
ejemplo, emigracin medible- pero todava se nota la misma tendencia de concentracin de tierras
(vanse Rus y Rus, s.f.; tambin nota 6).
23 Segn los resultados preliminares dei censo de 2000, la poblacin de Zinacantn creci 34% entre
192
Zinacantn y Chamula, al igual que en los otros municipios de Los Altos -incluidas actualment'e las mujeres junto a los hombres- es trabajo por da y mal
pagado.
Reflexiones finales
Hemos sostenido que el sector agrario de Chiapas experimenta una crisis
estructural profunda, y que de ello resurge la desilusin entre las poblaciones
de Los Altos, a pesar del aliento de esperanza derivado de la sublevacin
zapatista. Durante casi un sigla y hasta los anos setenta, la sobrevivencia
econmica de esas comunidades dependi del trabajo asalariado migratorio
en tierra caliente. Si al principio hubo que coercer tal migracin, se hizo habitual frente a la falta de alternativas, la escasez de recursos, y la represin. De
sbito en apenas una generacin, la agricultura de Chiapas ha tenido que ajustarse a mercados globales, a pesar de sus rezagos en infraestructura. Pero dichos ajustes realizados no tomaron en cuenta al sector indgena atado todava
a la vieja agricultura. AI contrario, cuando los trabajadores indgenas buscaron alternativas, el gobierno, temeroso de perder el control, obstruy sus
esfuerzos y busc hacerlos ms dependientes de las viejas estructuras
corporativistas.
A fin de cuentas, alguna transicin viable, econmica y poltica, tiene que
hacerse en Los Altos. Nuevos empleos, nuevas modalidades de identidad y
organizacin tnica, y nuevas polticas inclusivas y pluralistas tienen que realizarse. El reto de dos dcadas de crisis, sin embargo, es fuerte, ya que existe
una profunda desconfianza hacia el Estado y la sociedad no indgena. Entre
los indgenas hay en la actualidad una tendencia notable de ver su relacin
1990 y 2000 (de 22,392 a 30,042), mientras que en Chamula creci slo 14% (de 51 757 a 58 920), y
para el conjunto de los 14 municipios mayoritariamente indgenas de los Altos (menos San Cristbal),
16% (271 915 a 316 207.) En comparacin, la tasa de crecimiento para esos mismos municpios entre
1980 y 1990 fue de 49% (vanse INEGI, 2000; Rus, 1995; Burguete, 1998).
193
194
Bibliografia
San Cristbal de Las Casas: S u historia urbana, demogrfica y monumental, 15281990, INAREMAC, San Cristbal, Chiapas.
BANAMEX
1984 Examen de la situacin econmica de Mxico, vol. IX., nm. 709, Banco Nacional
de Mxico, Mxico.
BENJAMIN, THOMAS
199 5
Chiapas, tierra rica, gente pobre. Historia polticay social, Grijalbo, Mxico (original en ingls, 1989).
de Chiapas" (tesis de maestria en ciencias de desarrollo rural regional), Universidad Autnoma Chapingo, Chapingo, Estado de Mxico.
CALVO SNCHEZ, ANGELINO
1991
195
CANCIAN, FRANK
1965 Economics and Prestige in a Mcrya Community: The Religious Cargo System in
ef
196
DRESSER, DENISE
1992 Neopopulist Solutions to Neoliberal Problems, us-Mexico Studies Center, University
of California, San Diego.
EARLE, DUNCAN M.
1988 "Mayas Aiding Mayas: Guatemalan Refugees in Chiapas, Mexico", en Robert
M. Carmack (ed.), Harvest oj Violenu: The Mqyan Indians and the Guatemalan
197
fuerza de trabajo en regiones.fronterizas de Chiapasy Guatemala, U niversidad Autnoma de Chiapas, Tuxtla Gutirrez.
PERESTSU,MARIANO
1996 "The First Two Months of the Zapatistas: A Tzotzil Chronicle", traduccin
del tzotzil de J. Rus, en Indigenous F.ebellions in Mexico and Peru, Arij Ouweneel
y Kevin Gosner (eds.), CEDLA, Amsterdam, pp. 121-130. (Una versin abreviada apareci en Ojarasca 40-41 (enero-febrero), 1995, pp. 13-16).
Rus, DIANE L.
1990 "La crisis econmica y la mujer indgena: El caso de Chamula, Chiapas", en
INAREMAC, Documentos de Trabajo, San Cristbal, Chiapas (reproduccin en
offset, p. 15).
Rus, DIANE L., y JAN Rus
s.f. "Cambio econmico e ingresos familiares en Los Altos de Chiapas: Comparacin de los censos econmicos de Chamula de 1976, 1989 y 1996" (en
preparacin).
Rus,JAN
1995a "La Comunidad Revolucionaria Institucional: La subversin del gobierno
indgena en Los Altos de Chiapas, 1936-1968", enJuan Pedro Viqueira y
Maria Humberto Ruz (eds.), Chiapas: Los rumbos de otra historia, UNAM/ CIESAS/
CEMCA/UAG, Mxico, pp. 251-277.
199Sb
"~Guerra de
Viqueira y Ruz (eds.), Chiapas: Los rumbos de otra historia, op. cit., pp. 145-174.
1995c "Local Adaptation to Global Change: The Reordering of Native Society in
Highland Chiapas, 1974-1994", en European F.eview
198
199
Panle'ih
I
I
Sanliago el Plnar
/
1
Cancuc
I
I
Chenalh1
~..___-~ Mllontlc
10
20
'
hacla
,'
Ocosingo
'
klmelros
e Cabecerae Munk:lpales
hacia Tuxlla
Guti6nez
Hacia Comtln
JR
Introduccin: Claudio
Claudio se encontraba en Palenque durante los primeros das de febrero de
1997, en un momento en que yo tambin visitaba esa ciudad. l tena pocos
das de haber llegado proveniente de Xul, su aldea natal en las montafias del
municipio de Tumbal, a unos 50 kilmetros hacia el suroeste. Claudio es un
joven ch'ol que enfrenta una situacin existencial crtica, es un desplazado
maya chiapaneco que huye de la violencia y miseria en que se encuentra su
gente, buscando en la ciudad trabajo y oportunidades que le permitan mejorar la precariedad de su vida. Claudio es uno de los miles y miles de indgenas
de Chiapas que estn siendo expulsados de sus comunidades nativas en el
campo, hacia diversas urbes en Chiapas y Tabasco, principalmente. Las expe-
202
riencias que Claudio comparti conmigo en aquella ocasin son un testimonio verdico de la tragedia que vive su gente, un testimonio que se suma al de
otros paisanos suyos con quienes tambin convers en aquella visita, que
narran el drama de la violencia, desplazamiento y refugio que se sufre en
Chiapas, principalmente la juventud indgena maya, en este amargo tiempo
de guerra. 2
A sus veinte afos de edad, Claudio ha abandonado definitivamente su vida
aldeana y el trabajo agrcola campesino, y busca alguna manera de establecerse en Palenque. Al igual que l, miles de jvenes indgenas recorren las calles
de esa ciudad en busca de un medio de sobrevivencia, atrados por las oportunidades de empleo generadas por la industria turstica. Sin embargo, para
jvenes como Claudio, las oportunidades laborales son muy limitadas, stas
se reducen generalmente a trabajos espordicos y mal pagados, como el de
ayudante en hoteles, comedores, obras de construccin, talleres o en cualquier otro negocio, incluyendo la prostitucin, que se ha expandido en los
poblados indgenas como un efecto de la pauperizacin y de la presencia
militar en el entorno.
Para Claudio, aventurarse ms all de Palenque, a ciudades como Tuxtla,
Villahermosa, o San Cristbal, donde quizs pudiese conseguir un empleo
mejor remunerado y con mayores perspectivas, es algo que requiere de ms
dinero, as como de otro tipo de contactos y de conocimientos laborales. l
no dispone de esos recursos, por lo que en su precaria situacin, lo que hace
es aprovechar la posada temporal que una ta suya le ofrece en las afueras de
Palenque, para desde all, probar suerte en la ciudad.
No es nada fcil salir adelante en esas condiciones de vida. As como le
ocurre a Claudio, en Chiapas existe una creciente multitud de jvenes indios
en busca de empleo y de alguna manera de sobrevivir. A la par de la crisis
2 Los
niveles de violencia, de militarizacin, e! conflicto irresuelto entre e! Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN) y e! gobierno federal, expresan ese ambiente belicista. En opinin de las personas con quienes habl, as como en reportes de la prensa local, nacional y extranjera se emplea e!
trmino guerra para referirse ai conflicto en Chiapas.
203
204
econmica palencana, esa sobreoferta de mano de obra hace que los salarios
permanezcan bajos y que las posibilidades de superar la actual situacin sean
muy limitadas. Lo peor es que comnmente estos jvenes llegan a la urbe mal
preparados para enfrentar ese nuevo contexto. Por un lado, ellos nacieron en
comunidades rurales sumidas en la pobreza extrema, donde la educacin
formal recibida fue casi nula y la relacin intercultural con la sociedad exterior violenta, desigual, discriminatoria, y con tendencias a empeorar en el
futuro inmediato. Por otto lado, la ciudad tampoco ofrece a estos migrantes
indgenas ningn tipo de ayuda institucional para enfrentar su crtica situacin, sea sta laboral, de salud o educativa. Ms bien, parece que esa falta de
asistencia estuviera orientada a frenar el flujo migratorio, cosa que de todas
maneras no se consigue.
Pero ese ambiente de creciente hostilidad y empobrecimiento no ha cambiado las perspectivas slo para los campesinos indgenas, pues hoy en da estas
ltimas tambin se presentan radicalmente distintas para una heterognea clase
social conformada sobre todo por finqueros, comerciantes y empresarios en el
norte de Chiapas. Para esta burguesa rural, los negocios no marchan bien, los
ingresos por turismo disminuyen notablemente, al igual que sus ganancias en la
agricultura, la ganadera y el comercio. Y la masiva presencia india en sus dominios ttadicionales los perturba y atemoriza, los escandaliza la invasin a su
espacio urbano y rural, un espacio que hasta hace poco tiempo les era una
propiedad exclusiva. Hoy, las invasiones de tierras y el florecimiento de
asentamientos irregulares en las orillas del pueblo semejan un cerco alrededor
de la gente kaxlan, como llaman genricamente los mayas a todo aquel que es
distinto a ellos, al occidental, o a quien pretende serio. 3
3
Kaxlan es un trmino compartido por diversas lenguas mayas, derivado originalmente de "castellano", y que refiere de modo genrico a lo europeo, a Occidente, a esa alteridad con la que los mayas han
mantenido la relacin intercultural ms intensa y conflictiva desde hace medio milenio. Entre la multiplicidad de leaxlanes con quienes se relacionan los mayas chiapanecos, se encuentran los ladinos, producto dei largo mestizaje biolgico y cultural, quienes como efecto de la hegemona de Occidente suelen
identificarse como "occidentales", renegando de su legado aborigen, y por lo mismo, con posiciones y
acciones contrarios a la gente indgena. En la actualidad, los ladinos de Chiapas conforman una etni-
205
206
Hasta tiempos recientes, Palenque era una especie de aparador donde los
lacandones-de-la-selva tenan permitido llegar temporalmente para lucir sus
cabelleras y vender arcos y flechas a los turistas a la entrada de "las ruinas".
Pero ese espacio ya tampoco les es exclusivo a aquellos exatizados habitantes
de la selva. Actualmente, ch'oles y tzeltales de todas edades, habitantes de
poblados ubicados "atrs de las pirmides'', se apuestan a diario en el sitio
arqueolgico con artesanas palencanas, algunas elaboradas por ellos mismos, con la esperanza de hacer all alguna venta. En esa actividad artesanal y
comercial al interior del sitio arqueolgico pasan buena parte del da, e incluso a pesar de que a veces no se vende nada, las ganancias parecen mejores
que las obtenidas tradicionalmente en la agricultura. Adems, al final de la
jornada, los nios vendedores disponen de un tiempo para jugar, para correr
entre las plazas y saltar por las gradas de piedra de los antiguos edificios
construidos por sus antepasados, pero ocasionando con ello el disgusto de
los guardianes del lugar. Tambin "las runas" han sido tomadas.
As lo perciben los citadinos palencanos. Los kaxlanes de toda la regin se
muestran muy disgustados y alarmados por la expansin indgena en sus dominios tradicionales. Los finqueros o rancheros, dueios de los vastos terrenos
dedicados a la ganadera extensiva en las afueras de Palenque, ven amenazadas
sus propiedades, algunas de las cuales en efecto han sido invadidas. De all que
ahora, ante el peligro de perderlas, haya quienes se encuentren fraccionndolas
para repartirlas entre familiares, o para su venta. Es comn observar grandes
anuncios en los alrededores de Palenque donde se ofrecen terrenos en venta,
a veces en idioma ingls, con la intencin de interesar a algn turista desprevenido. Pero adems, los rancheros se estn armando y organizando gremialmente en defensa de sus intereses de clase. Bandas de personal armado al
servicio de terratenientes y comerciantes, conocidas como guardias blancas y
grupos paramilitares, estn a la orden del da y se les atribuye toda clase de
atropellos en contra de los zapatistas y sus simpatizantes. 5 Hoy es fcil iden5 La presencia de grupos
207
208
El desarraigo y el faccionalismo
Claudio platicaba con un amigo suyo en una esquina cntrica de Palenque
cuando yo pas. Ya antes me haba visto, pues trabajaba temporalmente como
ayudante de albafl en el hotel donde me hospedaba, pero esta vez se decidi
a hablar, llamndome por mi nombre. l se recordaba bien de m, del
antroplogo aquel que muchas veces visit su aldea y convers largamente
con su to, grabando historias-de-los-antiguos, hace ya ms de trece anos. l
era entonces un nifo, uno entre otros de los que se acercaban a escuchar los
cuentos de ese extraordinario narrador de su comunidad, hoy muerto trgicamente. As pues, Claudio me hizo identificado de golpe, al evocar los recuerdos de aquellos amigos, lugares y pocas tan apreciados para ambos. Fue este
un acontecimiento de creacin de identidad social, en el que sbitamente dos
aparentes extraios pudimos cruzar una rgida frontera tnica, gradas a la
existencia de una historia social y a referentes vivenciales compartidos, para
transformarnos temporalmente en un "nosotros".
Tenamos mucho de qu platicar, as es que lo invit a tomar un caf en un
comedor cercano. En aquel viaje por Chiapas, yo tena la intencin de visitar
Tumbal, pero los graves incidentes de violencia en la regin norte impidieron que pudiese continuar mi itinerario, por lo que consideraba una fortuna
haber encontrado a Claudio. Al igual que tantos de esos jvenes migrantes en
Palenque, l ha sido un testigo presencial y una vctima de los cruentos acontecimientos que asolan a su gente, desde el inicio del conflicto blico en 1994.
Gradas a este encuentro me enter de las muchas cosas que cambiaron radicalmente desde la ltima vez que visit Xul. Varios estimados amigos han muerto
y otros ms se encuentran enfermos o ausentes; por fin se construy una carretera transitable hasta la aldea, el precio del caf haba mejorado, al menos para
esa temporada, y tambin se instal el servido de electricidad, aunque para los
aldeanos ch'oles las tarifas son tan altas que se niegan a pagarlas.6
6 De hecho, luego de una serie de conflictos, de bloqueo de carreteras y arrestas de los manifestantes en
contra de la Comisin Federal de Electricidad, sta decidi suspender el servido a inicias de marzo de
209
Pero el cambio ms duro para las aldeas tumbaltecas, al igual que para los
municpios vecinos, es el ambiente de tensin, temor, desconfianza e incertidumbre. Y es que desde 1994 se desat una escalada de violencia, de presencia policiaco-militar y de enfrentamientos internos, fratricidas, que estn desgarrando el tejido social comunitario, polarizando y enfrentando a los aldeanos
al interior de las comunidades en facciones locales, de acuerdo a supuestas
membresas a partidos polticos (PRI/PRD), 7 iglesias o sectas religiosas y a la
simpatia por el gobierno o por el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional
(EZLN). En este sentido, la gente indgena de Tumbal habla de una kera o
pletio para referirse al actual conflicto por el que atraviesan. El ano de 1994
marca en su historia el inicio de un movimiento social orientado a mejorar
sus condiciones de vida, pero tambin marca la explosin de una lucha cruenta,
que tiende a expandirse y a empeorar conforme avanza el tiempo.
Entre tantos hechos trgicos, en la memoria de los tumbaltecos est muy
presente un lamentable suceso ocurrido en marzo de 1995 en su municpio:
los habitantes del ejido Emiliano Zapata se enfrentaron violentamente entre
s, con un saldo estimado de cuatro muertos, varios heridos y un xodo masivo de la poblacin, principalmente bacia la cabecera municipal. Este trgico
suceso coincide con la aparicin en la regin ch'ol de una organizacin beligerante autodenominada Paz y Justicia,8 que diversas fuentes identifican como
1997 a las comunidades que no pagaron por l. Cabe seiialar que hasta ese momento, en Chiapas se
cobraba una tarifa mucho mayor que en e! Distrito Federal, a pesar de que este estado es e! principal
productor de energa hidroelctrica dei pas.
7 Los miembros, reales o supuestos, de estos partidos polticos nacionales se conocen en la terminologa usual como pristas o perredistas respectivamente.
8 En los informes de la prensa estatal y nacional en torno ai conflicto en la zona norte de Chiapas, se
encuentra abundante informacin sobre esta organizacin. Dichos informes seiialan los municpios de
Salto de Agua, Tila, Sabanilla, Tumbal y Yajaln como e! rea de influencia de Paz y Justicia. Su
primera accin pblica se realiz e! 14 de julio de 1995 y seles vincula con el diputado local priista
Samuel Snchez Snchez. Los paramilitares de esta organizacin controlan la zona norte por medio de
retenes, emboscadas, cierre de templos, control de la produccin, desplazamientos de poblacin opositora ai gobierno etc. (vanse Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom de las Casas 1996: 46,
Boletn Chiapas ai Da nm. 139 y 140, CIEPAC noviembre y diciembre, 1998).
210
actores que se oponen ai rgimen, directa o indirectamente tienen relacin cone! aparato de estado, sus
acciones se dan en momentos polticos claves, tienen objetivos y actores bien definidos, entre otros
elementos". ( Boletn Chiapas ai Da nm. 139: 2 ; para un anlisis de los vnculos de Paz y Justicia con
los grupos de poder locales vase Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom de las Casas, 1996)
1 Segn estimaciones dei INEGI, para 1995 e! poblado de Zapata contaba con 937 habitantes, quienes
en su totalidad eran indgenas mayas hablantes dei idioma eh' oi.
211
212
perciben esa ruptura al interior de sus comunidades como un pletio, como una
lucha interna en la que est enfrentada su propia gente, pero en la que tambin participan diversos agentes externos, en la que est involucrado el mundo kaxln. De esta manera, ambos bandos, gobiernistas y zapatistas, se han
radicalizado y parecen estar dispuestos a la pelea, actitud reforzada por los
rumores locales que circulan acerca de una guerra generalizada. Esa visin
fatalista la confirman los constantes hechos violentos en las comunidades, la
masiva militarizacin y el aumento de prcticas represivas. Entre los rumores
que circulan, se encuentra aquel segn el cual los zapatistas estn preparados
para una larga guerra, acondicionando cuevas, abundantes en la zona, para
almacenar alimentos y proteger a sus mujeres e hijos. Por cierto que "vivir en
las cuevas" es un tema mitolgico muy poderoso, vinculado en este contexto
a la anterior guerra revolucionaria de princpios de siglo en Chiapas, la cual
tuvo sus propias expresiones en la zona norte.12 Antonio Flores, el anciano
tumbalteco citado al inicio de este ensayo, recuerda que en el pasado, para
liberarse de los finqueros y acabar con la esclavitud, su gente particip en una
cruenta guerra entre carrancistas y pinedistas:
Entonces, es cuando empez la guerra ... los finqueros se hicieron un acuerdo
todos ... Mandaron a traer otro general pa' que nos venga a matar aqu iY bastantes
murieron! ... No queran que sean libres los campesinos. Queran que sea, todo
eso, de esclavitud, que haba aqu ... Todas las casas las pasan a quemar, todo lo
quemaron ... en las cuevas vivimos, estamos huyendo. En las cuevas. 13
213
214
Pero a la vez que ese "progreso" creaba grandes beneficias para unos cuantos, la gran mayora de los chiapanecos se empobreca aceleradamente, a pesar de ser la generadora de la riqueza de los otros. En palabras del historiador
Benjamin (1989), lo que caracteriza a Chiapas a lo largo de su historia moderna es el ser una "tierra rica de gente pobre":
En efecto, Chiapas es un estado rico, rico en tierras frtiles, pastizales y bosques: en
caf, ganado, cacao, petrleo y en empresas productivas propiedad de unas cuantas
familias. Sin embargo, la mayora de los chiapanecos contina siendo muy pobre a
pesar de la riqueza de la tierra, de las reformas de la revolucin mexicana y de las
polticas de modernizacin de los sucesivos gobiernos estatales y federales. Claro
que la abundancia natural no crea necesariamente la abundancia social. La modernizacin y las reformas no tienen por qu conducir hacia un progreso para todos.
Esa es la paradoja de Chiapas, una tierra rica de gente pobre. 14
As pues, esa "modernizacin" benefici fundamentalmente a latifundistas
y grandes empresarios, a costa de las tierras y el trabajo de indgenas y campesinos. Estos ltimos sufrieron un despojo arbitraria de sus terrenos de cultivo,
as como su conversin acelerada en mano de obra barata, semiasalariada y
hasta esclavizada. 15 El anciano Antonio Flores nos brinda otra clara imagen de
la situacin vivida en aquella poca por los ch'oles tumbaltecos:
El da domingo, vasa descansar un ratito solo ... AI otro da al campo otra vez, a
las cuatro de la maiiana ... ah vamos, nos llevan arriando. se es, jue ese de la esclavitud. Vas a pedir parte con los presidentes municipales, no hay quin te da la
justicia, no hay. Hay, s, te meten en la crcel si llegas a presentarte all. Ah te
14
IS Los campesinos indgenas de la regin se refieren a aquella como una poca de esclavitud, en la que
se "regalaba el trabajo". En sus testimonios ellos aseguran que el poder dei patrn, dei finquero, era
absoluto, gobernaba la vida de todos los habitantes de las fincas. Los latifundios eran inmensos, colindaban entre s, no haba un lugar hacia donde escapar, pues sus redes de poder se extendan por
doquier. Vase Alejos Garca (1994: 103s, 220), 1996; vase tambin Benjamin (1989: 28ss); Garca de
Len (1985(!): 20).
215
Alejos Garcia (1994: 232). En el mismo libra, ver otros dos testimonios de ancianos tumbaltecos
216
217
18
19
1999.
218
20
21
As lo registra la entrada dei diccionario dei ch'ol tumbalteco elaborado por los Aulie (1978: 53).
219
porque de esa manera obtienen una credencial de ese partido, que hoy en da
es una especie de salvoconducto al estar fuera de la aldea. Su comunidad,
dice, trata de mantenerse al margen de los enfrentamientos, pero reconoce
que al interior de la misma s existen problemas serias, "pero ya son otros ya.
La tierra, por la tierra estn peieando".
En eso los de Xul no son distintos a los de Zapata, quienes tambin luchan
por la tierra, por ei recurso vital dei campesino maya. De hecho, abueios de
ambas aldeas peiearon unidos hace ms de sesenta anos por recuperar la
misma tierra que les haban quitado los latifundistas cafetaleros. Tambin
eilos, los antepasados redentes, se alzaron en contra de los finqueros y establecieron alianzas con ei gobierno y con organizaciones kaxlanas, a fin de
cambiar el rumbo de sus vidas. "Para dejar de ser mozos de los kaxlanes",
como reza la tradicin oral indgena. En aquei entonces, Zapata, Xul y otras
aldeas ms, conformaban una comunidad llamada Ranchera San Felipe, de
donde surgi un fuerte movimiento campesino que se alz en armas, inspirado por ei movimiento agrarista nacional de aquei momento. Finqueros y autoridades locales encarceiaron a los lderes ndios y trataron de desarticular ei
movimiento, pero pocos anos despus, los anheios campesinos se realizaron,
al recibir las primeras tierras ejidales, expropiadas por el presidente Crdenas
a los latifundistas extranjeros.
Porque no ves que ya el gobierno, ya dijo l que ya no hay mozo, lo acab el
mozo, anteriormente. S, l lo acab ... Como vieron que estaba repartiendo tierra pues, el gobierno pues, empezaron ya, la gente, la que quieren trabajar, no se
tuyeron, alli acab ya el mozo y hasta ahora, estamos libres. 22
22
Testimonio de Juan Jimnez, Tumbal, enero de 1986, en Alejos Garca (1994: 215s).
220
Conclusiones
Lo que pasa en el norte es que la gente simpatiza cone! EZ. Comunidades enteras
son zapatistas y el Estado sabe que son la retaguardia. Adems, por no estar
comprendida en la zona de exclusin, estn siendo atacados, puestos a pelear
entre s, para debilitar esa retaguardia.
Con estas palabras resume la situacin del conflicto en la zona norte un
antroplogo chiapaneco que conoce de cerca la crisis sociopoltica de su estado. Es evidente que desde el estallido del conflicto en 1994 y hasta el presente, los pueblos ch'oles sufren una impresionante escalada de violencia y
de militarizacin, que est destruyendo aspectos fundamentales de su cultura
y de su sociedad. Diversos investigadores y medios informativos, as como
reportes constantes de organismos en derechos humanos, consideran que la
23 E! desalojo violento de los habitantes de un terreno invadido en e! municipio de Palenque, por parte
de polidas de seguridad pblica estatal, produjo muertos y heridos entre estos ltimos, as como la
captura de lderes campesinos y de dos sacerdotes jesuitas, a la vez de una escalada en las acciones
policiaco-militares en e! norte de la entidad 0fase La Jornada, 9-16 de marzo de 1997).
221
situacin que se atraviesa es la de un conflicto blico, donde los enfrentamientos internos responden a una estrategia de guerra de bqja intensidatf.24 Un
interesante reporte etnogrfico de Monod (1994), que documenta la situacin alrededor de Ocosingo en los primeros meses del levantamiento zapatista,
enfatiza el clima de terror, resultado de "la experiencia de malos tratos, de la
injusticia y de la impunidad de los crmenes", sefialando adems que "no hay
ninguna aldea [indgena] que no se reconozca, de alguna manera, con las
reivindicaciones zapatistas". 2 5 Pero esta autora sefiala que tambin la poblacin mestiza, llamada ladina, est siendo afectada por el conflicto:
el levantamiento ha ocasionado problemas internos en las comunidades indias,
desgarrando a aldeas completas ... [pero] igualmente ha dividido a los ladinos, no
slo a los ladinos acomodados o ricos y a los ladinos pobres, sino que tambin lo
ha hecho entre los mismos ladinos ricos, provocando de esa manera mltiples
fisiones (1994: 87).
222
223
Los estudiosos de la civilizacin maya antigua concuerdan en que Palenque, e incluso otras grandes
ciudades de la poca clsica, fueron obra de gente de habla eh' oi. De hecho, desde la conquista y hasta
el presente, Palenque, partes de Ocosingo y otros municipios de la Sierra Norte de Chiapas han mantenido una poblacin ch'ol mayoritaria.
224
Bibliografia
ELISABETH BERNIERS
FRAY
225
MoNOD, AURORE
1994 "Les feux de la ncessit", en Monod (coord.), Feu Maya. Le soulevement au
Chiapas.
Peridico La Jornada, Mxico (enero-abril, 1997).
Revista Proceso, Mxico, 1997, 1998. Vase en especial los nmeros 1105 al 1107 de
este ltimo afio.
VrQUEIRA,JUAN PEDRO Y MARIO Ruz (eds.)
1995 G'hiapas. Los rumbos de otra historia, UNAM/ CIESAS/ CEMCA/Universidad de Gua-
dalajara, Mxico.
VoN MENTZ, BRGIDA, et ai.
1998 Los empresarios a/emanes, e/ tercer reichy la oposicin de derecha a Crdenas (2 vols.),
SEP-CIESAS, Mxico.
226
AYuc:at6n
A Vlllahermosa
I
I
I
1
1
!O
20
Cabeceras Municipales
O Aldeas Ch'oles (Centros
Sanitarios)
AOcoaingo
JR
Segunda parte
Teora y prctica de la autonoma
Esta introduccin a la segunda parte del libro fue escrita antes de las elecciones presidenciales de
2000. Cuando se refiere al gobierno, es al gobierno dei PRI que estaba en e! poder tanto al nivel nacional como al nivel estatal.
[229]
230
Shannan L. Mattiace
las nuevas naciones que aparecieron en Occidente a partir del sigla XVIII -y
en las Amricas durante las luchas de independencia- eran neutrales con
respecto a la raza y la etnicidad. Esto plantea graves problemas para los investigadores de las Amricas, donde las divisiones raciales y tnicas fueron
importantes en el perodo en el que se sentaban las bases para la construccin de las naciones, y continan sindolo hasta nuestros das. Los indgenas
han quedado afuera del imaginaria nacional en Amrica Latina, un continente cuya herencia son las sociedades fragmentadas y racialmente divididas que
surgieron tras sus independencias.
Los ms redentes estudios sobre los regmenes post-coloniales y sobre
identidad nacional indican la importancia que revisten las ideas e ideologas
raciales tanto en la fundacin como en la continuidad de los estados modernos. Entre los ms importantes de los pensadores revisionistas, Paul Gilroy
argumenta que las naciones no son simples recipientes en los cuales puede
verterse cualquier identidad (Gilroy, 1987). Las ideologas tnicas y raciales
permean a los estados-nacin; definen los limites de quienes se incluyen y
excluyen dentro de estas, es decir, quines disfrutan derechos plenos de ciudadana. De manera similar, los autores de las obras comprendidas en el presente volumen afirmamos que las identidades tnicas y raciales son la cuestin decisiva para entender al estado-nacin mexicano.
En Mxico, la identidad mestiza y la identidad nacional estn estrechamente entrelazadas. Desde el perodo posterior a la independencia y hasta la
mitad de la dcada de 1970, la poltica oficial del Estado consisti en asimilar
a los pueblos indgenas a la cultura mestiza. 1 A mediados de la misma dcada,
el presente volumen, argumenta que e! proyecto nacional mexicano -promovido por elites
blanco/ criollas- acusa claras tendencias homogeneizantes, es decir, intenta subordinar el Mxico profundo (el Mxico indgena) a la imposicin de un proyecto "modernizador" (Mxico imaginario).
Esteva califica de fletido dicho proyecto modernizador. Aun cuando acepta la potencia dei mito dei
mestizaje (que ayuda a Mxico a evitar obsesiones de pureza racial), el mestizaje, segn Esteva, no
puede proveer los fundamentos dei estado-nacin porque asume que todos los mexicanos comparten
la misma "matriz civilizadora", o sea, e! mismo sistema de mitos. Insiste en que la visin dei mundo que
se encuentra en el Mxico profundo nunca ha formado parte dei proyecto dominante nacional. Aun-
1 Esteva, en
231
232
Shannan L. Mattiace
cha se viene consolidando cada vez ms en Mxico,4 sef.alan que los ndios
son excludos de la nacin y demandan ser tratados como ciudadanos mexicanos con todos sus derechos, sin por ello renunciar a su identidad indgena.
Las acusaciones indgenas de que el sistema actual se fundamenta en la
dominacin mestiza tienen implicaciones polticas, econmicas y culturales.
Estas denuncias de racismo no son meramente o bien culturales, o bien polticas, o bien econmicas, sino que abarcan todas esas esferas, que se interrelacionan y entrelazan. En el Mxico actual muchos indgenas atacan el centralismo poltico del Estado: un centralismo que, en este siglo, ha resultado en una
fusin de la identidad nacional dentro del partido/estado, PRI. Estos indgenas desafan al sistema actual de derecho positivo, que no reconoce la existencia de ningn otro sistema legal/jurdico. Millares de indgenas que participan activamente en el Congreso Nacional Indgena (CNI), al igual que el
movimiento del EZLN, se oponen al uso exclusivo del espaf.ol como idioma
oficial, y piden que otras lenguas indgenas de uso extendido sean reconocidas en espacios pblicos. Los indgenas atacan los pactos econmicos que
firm el gobierno de Mxico, como el Tratado de Libre Comercio (1LC) de
Amrica del Norte, que a juicio de los zapatistas promueve una marginalizacin
todava ms grave de los mexicanos pobres que no tienen acceso a mercados
internacionales. Dada la correlacin histrica entre las identidades mestiza y
nacional, las demandas indgenas confrontan de manera fundamental los.
puntos de vista predominantes en Mxico sobre el nacionalismo y la identidad nacional. Dichas demandas no las plantean todos los pueblos indgenas
del pas pero, por miles, los indgenas que han participado en congresos locales,
regionales y nacionales desde 1994, apoyan con determinacin la creacin de
una nueva relacin entre los pueblos indgenas y el Estado.
4 El
233
Hoy en da, el EZLN y el movirniento indgena nacional proponen un proyecto nacional alternativo, cuyo centro consiste en la movilizacin de las bases.
En este proyecto, la incorporacin a la nacin no es algo que viene "desde
arriba", como sucede en el sistema corporativista de representacin, sino
"desde abajo". Varios de los autores incluidos en el presente volumen describen en detalle este proyecto de movilizacin de bases. En su trabajo, Esteva
observa que la prctica de autonoma indgena pone de cabeza los ideales
clsicos de ciudadana. Segn l, los proyectos de autonoma indgena se basan en la nocin de que el poder poltico es conservado por el pueblo en los
espacios autnomos que crea. Este concepto, dice, contrasta marcadamente
con las nociones republicanas clsicas de la sociedad civil, en las que el poder
poltico se otorga mediante representantes electos. Esteva observa que no
fue sino en tiempos redentes que los pueblos indgenas de Mxico intentaron construir un proyecto nacional alternativo. Desde el punto de vista histrico, el Mxico indgena no ofreca ningn proyecto nacional consolidado
que se pudiera oponer al Mxico no indgena. Pero tal situacin, escribe, ha
cambiado mucho en los ltimos anos, sobre todo desde el levantarniento
zapatista, al promover los pueblos indgenas de Mxico activamente y por
primera vez, un proyecto nacional explcito:
Cada vez ms, sin embargo, la mayora de ellos fpueblos indgenas de Mxico] evita
romper con el pasado sin atarse a l, dando continuidad histrica a la tradicin sin
mantenerla esttica: una de sus mejores tradiciones, que explica su supervivencia, es
la de cambiar la tradicin de manera tradicional. Saben que no puede vivirse sin una
imagen del futuro, pero no pretenden controlado (Esteva, en el presente volumen).
234
Shannan L. Mattiace
235
jeres de San Pedro Chenalh. La estudiosa afirma que, si bien las exigencias
de la poltica liberan a las mujeres que realizan actividades en las bases sociales del EZLN de las responsabilidades del quehacer domstico, a menudo producen tensin en lo que se espera de ellas dentro de la comunidad (por ejemplo, las responsabilidades del cuidado de los niios). El manejo de identidades
mltiples a mltiples niveles -internacional, nacional, regional y local- es una
de las mayores dificultades que presenta el actual contexto "post-moderno" .
Hoy en da Mxico est en crisis, en trminos polticos, econmicos y de
generacin de ideas. El proyecto revolucionaria nacional dirigido por el PRI
perdi toda credibilidad tiempo atrs, pese a la insistencia del partido oficial
en que las polticas que promueven son coherentes con ese legado. Las demandas indgenas de autonoma deben situarse, entonces, en el contexto de
la decadencia del proyecto popular nacional. En el presente volumen, Esteva
dice que el actual periodo de crisis nacional seiala un cambio substancial de
liderazgo poltico, un liderazgo que data de la revolucin mexicana. Segn l,
el EZLN no busca meramente el retorno a un rgimen fiel al legado revolucionaria del pas, sino que tiene metas ms altas: "un pacto social con la efectiva
participacin de todos, y un proyecto de nacin y de Estado basado en la
pluralidad de los pueblos y culturas que lo forman y en la diversidad de sus
ideales". Esteva observa que el proyecto del EZLN se basa en una forma de
sociedad y gobierno cuyo centro est en el pueblo, no slo como tituiar formal de poder poltico, sino como el que asume, mantiene y ejerce el poder.
De esta manera, los objetivos del EZLN van ms all de la sustitucin de una
pequena minora por otra que sea ms favorable a sus metas, y se extienden a
una transformacin de la poltica tal como se ha venido practicando.
En los trabajos incluidos hay diferencias entre los autores respecto a la
manera de ver la relacin entre los pueblos indgenas y el estado-nacin mexicano. Esteva pide un divorcio radical del diseio jurdico-poltico del estadonacin actual y argumenta que el EZLN est creando nuevos espacio polticos
afuera de este modelo. El proyecto RAP de autonoma regional, que estudiamos tanto Burguete como yo misma, propone aiadir reformas importantes a
236
Shannan L Mattiace
Un gran nmero de pedranos (residentes de San Pedro Chenalh) han ido ms ali de la simple
resistencia ai gobierno corporativista dei PR!. Segn Eber, muchos residentes se rehusaron a aceptar
asistencia alguna dei gobierno, con lo cual rechazan el derecho dei gobierno a intervenir en sus comunidades.
237
238
Shannan L. Mattiace
Chiapas militarizada
Foto: Fernando Rosales
239
dad indgena en Chiapas; lo que hay son muchas voces y de la misma manera
muchas definiciones de la misma autonoma.
~Qu
es la autonoma indgena?
240
Shannan L. Mattiace
cionista y racista impuesta por la minoria blanca] en las que sus pobladores sean
abandonados a su triste destino por el Estado, escaso de fondos (Viqueira, 1999: 27).
ron sostener conversaciones sobre cuatro temas: cultura y derechos indgenas, derechos de las mujeres,
democracia y reforma dei estado, y desarrollo. Desde entonces, solamente ha sido completada con
xito una "mesa" de discusin, la de cultura y derechos indgenas. Las conversaciones sobre este tema
empezaron en octubre de
9
El poder ejecutivo sustituy los acuerdos firmados por una nueva iniciativa revisada, que fue
sido desechada, sin que se encontrara ninguna legislacin aceptable para la mayora.
10 Antes
once municipios en Chiapas: Ocosingo, Las Margaritas, Trinitatia, Independencia, Comalapa, Amatenango
de la Frontera, Motozintla, Bella Vista, Siltepec, La Grandeza y Villa Comatitln (Aubry, en e! presente
volumen). En un ensayo recogido en este libra, Burguete observa que Tierra y Llbertad era el municipio
autnomo ms consolidado de Chiapas. Segn Aubry (en el presente volumen) en 'Tierra y Llbertad no se
permitia la entrada de camiones cargueros autorizados por e! Departamento de Transporte dei estado" (ni
de ninguna otra agencia gubernamental que participara en la construccin de carreteras). Aubry afirma que
los residentes tomaron esa decisin para evitar las relaciones clientelistas con e! gobierno. Tanto Aubry
como Burguete seialan la composicin pluritnica de sus lderes. Los puestos de gobierno regional eran
ocupados rotativamente por autoridades tojolabales, tzeltales, chales y mestizas.
241
242
Shannan L. Mattiace
to de las autoridades tradicionales y del derecho consuetudinario y los culturales incluyen el reconocimiento oficial de los idiomas indgenas en contextos polticos, administrativos, legales y culturales, as como el reconocimiento
de costumbres, tradiciones y espiritualidad (Sierra, 1995: 244).
Algunos aspectos de las demandas de autonoma coinciden extensamente
con otras demandas articuladas desde el interior de la sociedad civil; tal es el
caso del ejercicio del derecho indgena.12 Las demandas de mayor control
sobre los recursos naturales dentro de regiones indgenas, adems de mayor
control sobre los fondos municipales y los poderes fiscales, coinciden con
los llamados al gobierno de ciudadanos y organizaciones no indgenas, pidiendo que se devuelvan los recursos administrativos, polticos y econmicos (o sea, el poder) a los gobiernos estatales y locales. En su resumen de los
textos importantes que vienen dando forma al movimiento indgena nacional en Mxico desde 1994, Andrs Aubry sefi.ala un documento escrito por
asesores del EZLN poco despus de la firma de los acuerdos de San Andrs
en febrero de 1996. En dicho documento, titulado Puntoy seguido, los asesores
reflexionan sobre el proceso que condujo a firmar los acuerdos. Es significativo que vinculen la democratizacin de Mxico con la cuestin de autonoma: la autonoma "es el espacio de una estrategia ms amplia de transformacin profunda de las relaciones entre los mexicanos" (Punto y seguido). Segn
el parecer de dichos asesores, los acuerdos de San Andrs implican un nuevo
federalismo dentro de la repblica mexicana.
12
En e! contexto de Mxico, desde 1968, e! trmino "sociedad civil" ha sido utilizado principalmente
por la oposicin poltica para distinguirse dei gobierno, es decir, dei partido oficial, e! PRI, e! partido de
Ia revolucin institucionalizada, (Domnguez, 1999). E! Sub-comandante Marcos, portavoz dei EZLN,
utiliz e! trmino en repetidas ocasiones desde e! 1 de enero de 1994. Marcos afirma que e! EZLN no
tiene inters por tomar e! poder y convoca a la "sociedad civil" mexicana para llevar adelante e! proceso
de democratizacin. Los extensos escritos de Marcos sobre e! tema muestran su conviccin de que este
proceso avanzar mejor fuera dei sistema de partidos polticos, a travs de comits de base que combatan e! neoliberalismo y las prcticas autoritarias dei partido en el poder (PRI). En e! presente volumen,
Eber comenta la manera en que se usa e! trmino "sociedad civil" para describir a la oposicin (contra
e! PR!) en Chenalh, un municipio compuesto por una mayora indgena en Los Altos de Chiapas.
243
13
244
Shannan L. Mattiace
245
octubre de 1975.
15 Las organizaciones productivistas, tales como las cooperativas de caf surgidas en Chiapas en la
dcada de 1980, diferan de las organizaciones campesinas (que fueron el contexto principal de luchas
agrarias en la dcada anterior) respecto a que su objetivo central no era la redisrribucin de la tierra
(vanse los artculos de Burguete y Mattiace en el presente volumen).
246
Shannan L. Mattiace
247
nomas) y la CIOAC (Central Independiente de Obreros Agrcolas y Campesinos) ~Por qu aparentaba Salinas apoyar tanto los esfuerzos de autonoma
mediante organizaciones campesinas independientes y semi-independientes?
Hernndez Navarro argumenta que "para el gobierno de Salinas los convenios fueron, adems del instrumento para aplicar su nueva poltica bacia el
medio rural, el mecanismo para recomponer su presencia entre los sectores
campesinos ms organizados productivamente, en un momento en el que
mucbos de ellos baban mostrado sus simpatias por el cardenismo" (Hernndez
Navarro, 1992: 244).16 Asimismo, dotar de un cierto grado de autonoma a los
campesinos era un beneficio potencial para el deseo del estado neoliberal de
retirarse de sectores clave de la economa en que anteriormente intervena. Si
los sectores campesinos acordaban por su parte tomar en sus manos las responsabilidades que el estado intervencionista vena desempenando, los tecncratas neoliberales como Salinas y su equipo estaban ms que dispuestos a
complacerlos. Si bien el gobierno tena que asegurarse de que dicba autonoma
no elevara los costas de contener y controlar al sector completo, ni evolucionara bacia demandas de autonoma poltica, otorgar a los campesinos autonoma
era algo que iba bien con las metas de la poltica neoliberal de reducir en general sus dimensiones y actividades, especialmente en los sectores sociales.
Si bien Salinas utiliz el CAP como una forma de controlar a organizaciones campesinas independientes al ofrecerles concesiones y relaciones privilegiadas, los dineros del Programa Nacional de Solidaridad (PRONASOL)
tambin se ofrecan a los nuevos y ms autnomos cauces de organizacin
campesina. Durante el primer afio de operacin de PRONASOL (1989), los
fondos fueron a dar directamente a los municipios, o a comits locales de
solidaridad, brincndose de esa manera a los gobiernos estatales y los jefes
regionales. Ms adelante, el gobierno canaliz los recursos para implantar
16
Cuauhtmoc Crdenas fue candidato a la presidencia apoyado por una coalicin de izquierda en las
elecciones de 1988.
248
Shannan L. Mattiace
17 Varios funcionarias de alto rango de la administracin de Salinas tuvieron estrechos Jazos con organizaciones campesinas independientes durante los anos setenta (por ejemplo, Gustavo Gordillo, Sub-
249
18 Los debates en torno a la autonoma en Chiapas asumen perspectivas regionales, debido tanto ai
gran tamai.o de los municpios oficiales dei estado como a la presencia de municpios en rebelda
creados por el EZLN a partir de diciembre de 1994.
19 Gilberto Lpez y Rivas, uno de los principales asesores dei EZLN y participante de larga historia en
250
Shannan L. Mattiace
251
las propuestas de autonoma indgena son separatistas y alientan el aislamiento de los indios, stos han respondido afirmando que las propuestas van
dirigidas a democratizar el pas, y no a crear enclaves.21
Ambos proyectos de autonoma desafan el pacto postrevolucionario que
une la identidad mestiza a la nacin mexicana, y ambos apoyan la creacin de
un nuevo proyecto democrtico nacional y la promulgacin de una nueva
constitucin. Quienes proponen las RAP dicen que stas, aunadas a un rgimen de autonoma, "vendran a fortalecer la unidad e integracin nacionales,
a favorecer la convivencia armnica entre los componentes socioculturales
del pueblo mexicano y a impulsar la vida democrtica" (ANIPA). Por su parte,
los comunalistas afirman que "la demanda de autonoma que hacemos los
indgenas de ninguna manera debe concebirse como algo aisladci del resto de
la nacin. Pensamos que dichas autonomas deben entenderse como uno de los
mecanismos que permitirn llevar a cabo la profunda reforma del Estado
que es a todas luces necesaria." (Regino, n.d., 135). Si bien los dos proyectos
coinciden en rechazar la identidad mestiza como fundamento del Estado moderno, difieren en cuanto a la manera de construir una nacin mexicana ms
plural y multicultural. A continuacin se estudian sus diferencias especficas.
21 Algunos intelectuales mexicanos intentan revivir la idea de que el aislamiento indgena es la causa de
las condiciones de vida deplorables que se presentan en las regiones indgenas de Mxico. Hctor
Aguilar Camn, novelista e historiador mexicano insiste en que "los pueblos y los individuos indgenas
a quienes les ha ido menos mal en este pases a los que desarrollan mayor capacidad de contacto, de mezcla
y de integracin con la corriente bsica de la vida nacional. Yo creo que las oportunidades de los
pueblos indgenas est en e! contacto, no en e! aislamiento" (vanse Correa y Corro, 1996: 23).
252
Shannan L. Mattiace
tural, educativa, judicial, de manejo de recursos y ambiental. Sus representantes negociaran con los gobiernos estatal y municipal respecto a las reas de
jurisdiccin comn. Si bien la Asamblea Nacional Indgena Plural Por la Autonoma (ANIPA) se ha identificado desde su formacin a principios de 1994
con el proyecto de las RAP, ha ido modificando su posicin despus de cada
asamblea celebrada. Por ejemplo, en mayo de 1995, la segunda asamblea se
celebr en territorios mayos y yaquis de Sonora. La experiencia de escuchar a
indgenas que viven en regiones autnomas monotnicas oblig a los lderes
de la ANIPA a aceptar la posibilidad de regiones monotnicas, no tan slo las
propuestas multitnicas. Tras celebrar asambleas en Oaxaca en agosto de
1995 y en Chiapas en diciembre de 1995, la ANIPA acept una propuesta que
admitiera la coexistencia de la autonoma comunitaria y municipal en lugares
donde las condiciones para la formacin de RAP no existan.
Los documentos polticos de las RAP atribuyen la marginalizacin y pobreza de los pueblos indgenas a las relaciones de desigualdad y subordinacin
que han sido impuestas a los indios. Se.alan a la exclusin poltica y social
que han venido padeciendo desde la conquista como causa del trato desigual,
en lugar de atribuirla a razones socioculturales o caractersticas tnicas. Insisten sobre el hecho de que el aislamiento no es la causa de la pobreza y
marginalizacin en que viven, sino que debe encontrarse en la falta de acceso
al poder poltico:
[... ] esos mismos pueblos [indgenas] se encuentran sometidos a las ms severas
e inhumanas condiciones de marginalidad y pobreza. Por ejemplo, en los municipios eminentemente indgenas del pas, la tasa de analfabetismo es del 43%, es
decir, ms de tres veces la media nacional; el 58% de los nifios no asiste a la
escuela y cerca de la tercera parte de la poblacin de 6 a 14 anos no sabe leer y
escribir [... ] Las causas de la marginacin y pobreza no son atribuibles a las
caractersticas socioculturales o tnicas de la poblacin indgena, sino a las relaciones desiguales y de subordinacin que se les han impuesto, a la exclusin social y poltica que padecieron durante tres siglas de rgimen colonial y que siguen
sufriendo desde que Mxico se conform como pas independiente (ANIPA).
253
No es causa de sorpresa que la reestructuracin dei poder poltico y econmico bajo un rgimcn de
autonoma sea vista por muchos polticos, intelectuales y analistas como amcnaza inaceptable al estado
de las cosas. Aunque e! gobierno ha intentado limitar el ejercicio de la autonoma al nivel local, cone!
objeto de diluir e! potencial de mayor poder poltico y control sobre los recursos naturales que los
pueblos indgenas ejerceran dentro de sus regiones autnomas, algunos observadores opinan que
dichas concesiones locales ya son demasiado. Segn Fernando Escalante, director general de programas acadmicos en el renombrado Colegio de Mxico y socilogo prominente, el EZLN "est pidiendo
que se legalice la discriminacin, es decir, que las leyes contemplen una distincin de acuerdo con e!
origen tnico; quicren que se discrimine, que haya una ley para indgenas y otra para los que no lo son"
22
254
Shannan L. Mattiace
representacin poltica est parcialmente constituida por fronteras espaciales, y los lderes indgenas han vinculado las fronteras espaciales y el poder
poltico con demandas ligadas a cuestiones nacionales ms amplias, como son
el federalismo y la democracia. En el documento final surgido de la tercera
reunin de la ANIPA celebrada en la ciudad de Oaxaca en agosto de 1995, una
de las principales razones descritas como causa de la "situacin de miseria y
opresin de los pueblos indgenas en el Mxico de hoy" es el centralismo extremo del actual sistema poltico mexicano (ANIPA). Los participantes argumentaron
que si el gobierno reconociera la autonomia genuina dejure s te requerira una
profunda reestructuracin del poder poltico y econmico en Mxico.
Los documentos de las RAP, as como diversas conversaciones con algunos
de sus partidarios, sugieren que sus propuestas no intentan cambiar el nacionalismo actual por otro nuevo, sino que van dirigidas a dar una nueva estructura al
Estado. Como dice Daz-Polanco, "El proyecto de autonomia regional busca la
transformacin del actual sistema de organizacin poltica, junto con la del
rgimen concreto del estado (centralizado, exclusivo, autoritario, homogeneizador), y reemplazarlo por un estado de autonomas que posibilite el respeto a
la pluralidad y abra las puertas a la participacin de los pueblos indgenas"
(Daz-Polanco, 1996). Muchos indgenas practicaron su autonoma como ltima opcin debido en gran parte al abandono y desprecio del gobierno; poresa
razn, ste ha reaccionado fuertemente en contra de la propuesta de las RAP.
Los funcionarias gubernamentales temen tambin que la presencia de regiones
autnomas slidas reduzca el apoyo electoral al rgimen, adems de quitar al
gobierno el control de los recursos naturales.
No pretendo aqu sugerir que las comunidades indgenas hayan estado enteramente aisladas de merca-
255
256
Shannan L. Mattiace
gobernado los municpios de distritos de mayora indgena, los 435 municpios de Oaxaca (ms de la tercera parte de todos los municpios de Mxico) han sido gobernados por ndios. Con esto no se sugiere que los lderes
municipales indgenas de Oaxaca fueran menos corruptos ni menos opresores que los funcionarios mestizos de Chiapas. Sin embargo, en Oaxaca el municpio (que en muchos casos es sinnimo de comunidad) disfruta de mayor
legitimidad que sus contrapartes chiapanecas y de otros estados con grandes
poblaciones indgenas. Los lderes indgenas independientes de Oaxaca han
intentado recobrar el poder municipal, mientras que en otros estados las organizaciones indgenas tuvieron que luchar para ir ms all de las autoridades
municipales, que han sido sus enemigos naturales, y establecer contacto directo con el gobierno nacional (Victoria, 1996: 40). La propuesta de SER
reconoce los mritos del proyecto de las RAP apoyado por la ANIPA, pero
observa que "hoy por hoy no existe una conciencia clara sobre la conveniencia de instaurar una Autonoma Regional, y, por tanto, si esto llegara a hacerse
se vivenciada como algo ajeno a nuestras demandas." Antes bien, para el
pueblo mixe, "la autonoma comunitaria es la forma ms adecuada para preservar los mencionados valores de la comunalidad" (Servidos del Pueblo
Mixe, 1996).
Al igual que sucede con el proyecto de las RAP, las propuestas de autonoma comunitaria como la de SER condicionan el ejercicio de los derechos
individuales al reconocimiento de los derechos comunitarios. De acuerdo
con la propuesta el Estado necesita emprender acciones afirmativas que "no
implica[n] crear desigualdades entre los mexicanos, sino tratar de paliar las ya
existentes." En un artculo publicado en las pginas del un diario de la ciudad de Mxico, La Jornada, en octubre de 1996, el lder mixe Regino Montes argumenta que la demanda de autonoma (que l define como una toma
de decisiones al interior de las comunidades) "[ ... ] ira aparejada a una estricta coordinacin con las instancias del gobierno estatal y federal. Enlazada con decisiones externas de instituciones que conforman las entidades
federativas y al Estado mexicano, la toma de decisiones al interior evita el aisla-
257
258
Shannan L. Mattiace
cerraron hacia el exterior y desarrollaron con ferocidad su localismo, su identidad regional y su amor por la lengua y las costumbres zapotecas (Campbell,
1994: 243; Rubin, 1990, 1997). En un periodo de apertura poltica en la administracin de Luis Echeverra (1970-76), naci la Coalicin de Campesinos y
Estudiantes del Istmo (COCEI). A diferencia de organizaciones tnicas anteriores que haban estado activas dentro de la comunidad de Juchitn, la COCEI
abrazaba polticas de clase y politiz la identidad cultural; utiliz la identidad
tnica para ganar una batalla de clase contra los zapotecos de clase alta, que se
decan representantes "legtimos" de la cultura zapoteca, en oposicin a los
indios de clase obrera o campesina. Como indica Stephen, la COCEI utiliz
una identidad basada en dases para llevar a cabo muy especficamente una
lucha de dases dentro de Juchitn (Stephen, 1996: 27).
En los afos ochenta, la COCEI fue el primer grupo de oposicin del pas
que los lderes del PRI reconocieron en elecciones municipales. Durante los
dos anos y medio de "gobierno del pueblo", la COCEI se embarc en un
ambicioso programa cultural centrado en la lengua zapoteca y trat de recuperar tierras que los campesinos haban perdido a manos de grandes terratenientes, de organizar a los campesinos y realizar proyectos de obra pblica
que beneficiaran a la mayora pobre de la ciudad. En 1986, particip en las
elecciones municipales y se uni a un gobierno municipal de coalicin; en
1989 gan las elecciones y gobern conjuntamente (pero en mayora) con el
PRI (Rubin, citado en Stephen, 1996). La COCEI volvi a triunfar en 1992, y
gobern la ciudad hasta 1995; por desgracia, los intentos de aplicar la experiencia zapoteca en otras regiones indgenas de Mxico no han dado resultados. Se trata de un movimiento de base regional, cuyas experiencias provienen en gran medida de la historia particular de los indgenas zapotecos de
una ciudad. Los zapotecos de Juchitn manifiestan reticencias de incluir en
-.su proyecto incluso a sus vecinos zapotecos (Stephen, 1996).
Las dos propuestas de autonoma que se examinan aqu estn ligadas estrechamente a lugares geogrficos y experiencias histricas particulares. Los
lderes indgenas de Chiapas han tenido un papel fundamental en la conduc-
259
260
Shannan L. Mattiace
261
262
Shannan L. Mattiace
263
en lo relativo a su cosmovisin, territorio, tierra, recursos naturales, organizacin sociopoltica, administracin de justicia, educacin, idioma, salud y cultura. La ley declara a la vez que los derechos indgenas quedan sujetos a la ley
nacional, y que la nueva legislacin no constituye ninguna amenaza a la soberana nacional.
Al margen de los cambias de leyes, quedan muchas preguntas sin responder, en cuestiones tanto nacional como estatal
~Darn
264
Shannan L. Mattiace
Bibliografia
199 5 "Iniciativa de Decreto que Reforma y Adiciona los Articulas 4, 53, 73, 115,
y 116 de la Constitucin Poltica de los Estados Unidos Mexicanos Para la
Creacin de las Regiones Autnomas" (aprobada por congresos llevados a
cabo en Lamas de Bcum, Sonora, el 27 y 28 de mayo de 1995, y en la
ciudad de Oaxaca el 26 y 27 de agosto de 1995).
ANDERSON, BENEDICT
1993 Imagined Communities: R.eflections on the Origin and Spread ef Nationalism, Verso,
Londres.
BARTRA, ARMANDO
1985 Los herederos de Zapata: Movimientos campesinosposrevolucionarios en Mxico, 1920-
1998
2000
265
1996 "Las voces de la autonoma regional en Mxico (1994-1995)" (recopilacin), en Boletn de Antropologa Americana, nm. 27, pp. 133-145.
DOMNGUEZ MICHAEL, CHRISTOPHER
1989 "Between State and Market: the Campesinos' Quest for Autonomy", en
Wayne Cornelius et ai., Mexico's Alternative Political Futures, Center for U.S.Mexican Studies; University of California, San Diego.
GELLNER, ERNEST
1992 "Las convulsiones sociales", en Julio Moguel et ai., Autonomay nuevos st!Jetos
1996 "Towards a Pluricultural Nation: the Limits of Indigenismo and Article 4", en
Rob Aitken et ai., Dismantling the Mexican State?, St. Martin's Press, Nueva York.
HOBSBAWM, E.J.
1990 Nations and Nationalism Since 1780: Programme, Myth, Reality, Cambridge
University Press, Cambridge.
INSTITUTO ESTATAL ELECTORAL
266
s.f.
Shannan L. Mattiace
Remaking the Nation: Place, Identity, and Politics in Latin America, Routledge,
Londres.
RECONDO, DAVID
1999 "'Usos y costumbres', y elecciones en Oaxaca. Los dilemas de la democracia representativa, en una sociedad multicultural", en Trace, nm. 36 (diciembre), 1999,pp. 85-101.
REGINO MONTES, ADELFO
1996 "Los derechos indgenas, en serio", en La Jornada (22 de octubre de 1996).
s.f.
RUBIN,JEFFREY W.
1990 "Rethinking Post-Revolutionary Mexico: Popular Movements and the Myth
of the Corporatist State", en Joe Foweraker y Ann L. Craig (eds.), Popular
267
STEPHEN, LYNN
1996 "Redefined Nationalism in Building a Movement for Indigenous Autonomy
in Mexico: Oaxaca and Chiapas" (ponencia presentada en la Reunin Anual
de la Asociacin de Antropologa Americana (Annual Meeting of the American Anthropological Association), San Francisco, California, 20-24 de noviembre de 1996.
VICTORIA, CARLOS SAN JUAN
1996 "La Novedad de los antiguos: promesas y retos del resurgir de los pueblos
como actores polticos'', en E/ Cotidiano, nm. 76 (1996), pp. 34-41.
VI QUEIRA, JUAN PEDRO y MARIO HUMBERTO Ruz, eds.
1995 Chiapas: Los rumbos de otra historia, UNAM-CIESAS, Mxico.
VI QUEIRA, JUAN PEDRO
1999 "Los peligros del Chiapas imaginario", en Letras Libres, 1, nm. 1.
WOLF, ERIC R.
268
Shannan L. Mattiace
clinica
(3) 17 DE NOVIEMBRE (CHANAL,
ALTAMIRANO)
2 de junio de 1998
(EZLN desmiente)
Desde 1994 Chiapas es escenario de confrontacin entre los pueblos indgenas contra el gobierno mexicano. Esta confrontacin tiene diversas
manifestaciones, de las que destacan dos: La declaratoria de guerra de un
ejrcito mayoritariamente indgena y las acciones de rechazo de importantes segmentos de poblacin indgena a las autoridades e instituciones de
gobierno. Este rechazo suele ir acompaiiado de una declaratoria de autonoma, as como de la instauracin de nuevos gobiernos paralelos. Estos suelen
competir con las jurisdicciones y ejercicio de funciones de los gobiernos legalmente establecidos. A este fenmeno lo he llamado autonomas de facto, ya
que dichos gobiernos se establecen sin reconocimiento legal, confrontando
al estado de derecho vigente.
En este ensayo me ocupar de mostrar las experiencias de diversos actores
que participan en las llamadas autonomas indgenas de facto. Estas se han construido en el marco de una fuerte disputa territorial a travs de la instauracin de
gobiernos indgenas autnomos, en las diversas escalas de lo comunitario, lo municipal y lo regional. Hay que seiialar empero, que esta tendencia al parecer ya toc
fondo y ahora reclama un estadia de consolidacin de lo ganado en este episodio histrico y transitar de la fase de las autonomas defadrl- a la de las autonomas
1 Una versin anterior de este documento se present en e! XX Internacional Congress Latin American
Studies Association, Guadalajara,Jalisco, Abril, pp. 17-19.
2 Una primem caracterizacin de estas autonomas de facto en el estado de Chiapas puede consultarse en
Aracely Burguete Cal y Mayor, 1995.
[269]
270
3 Jan Rus
271
272
Un caso ilustrativo son los conflictos que se han producido entre caciques catlicos tradicionalistas
-en e! poder municipal- contra otras denominaciones religiosas (evanglicos y catlicos de la teologa de
la liberacin, entre otros) en el municipio de San Juan Chamula. Este conflicto ha dejado un saldo
273
de gran violencia. E! conflicto entr a un tenso equilibrio cuando los indgenas opositores a los caciques articularon una densa red de grupos civiles armados. Este fenmeno fue documentado por Dolores Aramoni y Gaspar Morquecho, 1996.
7 Una sistematizacin sobre los vacos dei Estado y la relacin conflictiva con los personeros dei
gobierno, como contexto previa en el que se incubaron las prcticas autonmicas en la regin tojolab'al,
pueden verse en Aracely Burguete, 1999c.
274
organismos no gubernamentales y an algunos partidos polticos; este universo de mltiples vacos, exclusiones, intromisiones, y aprendizajes autogestivos, constituye una trama previa, que cre las condiciones para que ciertos
grupos -o an, comunidades completas- hicieran sus declaratorias autonmicas.
Sobre la base de ese tejido social preexistente, el patrn de instauracin de
las autonomas de facto se integra por los siguientes componentes y fases: 1)
una declaracin de autonoma, de parte de un grupo y/o comunidad; 2) una
demarcacin territorial virtual, que constituye la unidad autonmica, puede
ser comunidad, municipio o regin; 3) una demarcacin jurisdiccional, virtual; 4) construccin y aceptacin de un marco normativo, que regular a los
miembros que aceptan la nueva jurisdiccin; 5) programa de acciones de
resistencia que desconoce la jurisdiccin de instancias gubernamentales;
6) eleccin e instauracin de rganos de gobierno y autoridades paralelas; 7) organizacin del gobierno definiendo competencias, alcances y funciones; 8) establecimiento de los edificios de gobierno que pueden ser los
mismos domiclios de las autoridades y, 9) poltica de alianzas para identificacin de referentes internos y externos.
Este patrn de acciones est asociado a otros procesos. La declaracin de
autonoma significa que de facto, los autnomos declaran una virtual ruptura
con las autoridades a quienes desconocen (pueden ser comunitarias, municipales y an estatales y federales); esta declaracin se soporta sobre una demarcacin territorial y jurisdiccional, que comienza en la cabecera en donde
estn asentadas las autoridades y sus edificios de gobierno y termina hasta la
vivienda o terreno del ltimo de sus miembros que reconoce a los nuevos
gobiernos y su jurisdiccin. La aceptacin de nuevas normas y el reconocimiento a los nuevos gobiernos, sus competencias y funciones supone el desconocimiento de las autoridades legalmente establecidas. Tambin impugna la
autoridad de esos gobiernos, lo que conduce a una confrontacin interna.
Las autoridades desconocidas suelen buscar apoyos gubernamentales para for-
275
talecer su posicin y recuperar su autoridad. 8 Los autnomos, a su vez, cuentan tambin con referentes polticos. La existencia de dos Ejrcitos constituyen quiz los referentes ms poderosos que ambos grupos tienen frente a s
para medir sus acciones y establecer sus tensos equilbrios.
8 El
modelo de desalojas a los municipios autnomos zapatistas se arm sobre la base de las peticiones
de ciudadanos y /o autoridades comunitarias y municipales, que solicitaron a! gobierno central la "vuelta al estado de derecho". EI ejrcito y los polidas se erigieron como los "pacificadores" de las confrontaciones intratnicas.
276
propuesto en sus documentos programticos Oas Regiones Autnomas Pluritnicas RAP). Tambin dentro de ella caben las declaratorias de municpios libres
y autnomos que realizaron comunidades y grupos, como mecanismos de
presin para lograr del gobierno la instauracin de nuevos municpios. En las
autonomas zapatistas caben aquellas declaratorias realizadas en territorios que
militarmente controla el EZLN y tambin aquellas en donde viven las "bases de
apoyo zapatistas'', que constituye poblacin que expresamente manifiesta su
adhesin al EZLN, las Regiones Autnomas Zapatistas (RAZ).
En estos procesos autonmicos participan -no siempre de manera coordinada y armnica, sino con frecuencia con contradicciones y disputas- varios miles de indgenas y tambin mestizos, segmentos de la sociedad civil,
miembros del EZLN y sus bases de apoyo. Asimismo, las prcticas autonmicas no siempre son acciones concertadas o rigurosamente planeadas por los
actores, sino que en varios casos son expresiones espontneas de resistencia
y rebelda indgena y popular, que encuentran en el discurso autonmico un
paraguas poltico y conceptual que les permite sostener sus reclamos de justicia, dignidad, derechos, libertad y otras reivindicaciones indgenas. De esta
forma "los autnomos" en Chiapas, constituyen una amplia franja de un
movimiento poltico-ideolgico, en el que caben una gran diversidad de procesos y actores que no siempre estn coordinados entre s, que muchas veces
estn confrontados disputndose entre ellos mismos territorio, recursos, jurisdiccin y poblacin y que tampoco comparten una sola perspectiva de lo
que debe de entenderse por "autonoma". De lo que resulta que los procesos autonmicos en Chiapas son mucho ms diversos y complejos de los
casos que presentar en este ensayo.
Autonoma civil
La autcmoma como reivindicacin poltica y su conceptualizacin ha abrevado de las luchas de descolonizacin nacional, siendo reformulada por el
movimiento indgena mundial. Es por eso que fueron las organizaciones in-
277
278
dios, sino pequenos ranchos, sobre los que de todos modos haba presin
social, pero no con la fuerza que lo reclamaban, por ejemplo, los tzotziles de la
regin norte de Simojovel y su rea de influencia. Tampoco fue significativo
el proceso economicista, porque en esos afos apenas se propagaba la produccin de caf en Chalchihuitn, Chenalh y Tenejapa y este cultivo se consolidara apenas en la dcada de los noventa. En la regin de Los Altos, la
beligerancia indgena se dio principalmente por la reivindicacin de la democratizacin del poder municipal -que se expresaba, entre otras cosas, a travs
de luchas religiosas- as como de una fuerte disputa por el poder y por los
espacios econmicos con los mestizos y ladinos tanto de sus municipios como
de San Cristbal; procesos que en otro lugar he caracterizado como tendencias de "empoderamiento indgena", al referirme a la dimensin estructural
de la autonomfa.10
Por estas condiciones, en la regin de Los Altos el contenido del programa
de lucha de las organizaciones sociales que alli surgieron incluy reivindicaciones tnicas, fertilizando el camino para el nacimiento de organizaciones de
corte indianista. Este movimiento se fortaleceria fuertemente con la emergencia de mltiples siglas que se han articulado en torno a la lucha indgena. Antes
de 1994 existia en la regin un nmero significativo de estas organizaciones de
expulsados-inmigrantes que abonaran el terreno para posteriormente, construir la lnea indianista al interior del Consejo Estatal de Organizaciones Indgenas y Campesinas (CEOIC) constituido al calor de los primeros disparos en
los das inmediatos al levantamiento armado.11
He realizado una reflexin sobre los procesos autonmicos indgenas con nfasis en la regin Altos
de Chiapas. De manera especial caracteric la dimensin estructural de la autonoma en esta regin en
una serie de procesos sociopolticos que sirven de soporte ai empoderamiento indgena. V ase Aracely
Burguete, 1998 y 1999b.
11 El Consejo Estatal de Organizaciones Indgenas y Campesinas (CEOIC) se form inmediatamente
10
despus de la rebelin zapatis,ta el primero de enero de 1994. Logr unir aproximadamente a 280
organizaciones en apoyo a una resolucin pacfica ai conflicto. Sufri divisiones serias en agosto de
1994 entorno ai apoyo que organizaciones miembros queran dar a candidatos para la gubernatura
de Chiapas. A partir de entonces haba dos CEOIC: CEOIC-oficial y CEOIC-independiente.
279
280
281
Otro impacto de relevancia era la confrontacin que estas nuevos gobiernos hacan con relacin a los limites municipales tradicionales. Todas las demarcaciones territoriales y jurisdiccionales eran virtuales. Un miembro del
Consejo ejecutivo de las RAP mencionaba los alcances territoriales de las acciones autonmicas que protagonizaban las diversas organizaciones:
16
1999.
17 La Jornada, la nota est firmada por Gil Olmos y la nota encabeza lo siguiente: "64 comunidades de
3 municpios se declaran regin autnoma", 12 de diciembre de 1994.
282
Es una reordenacin poltica y territorial en la cual no existen ni croquis, ni planos, pero que s reconocen los pueblos y es lo que finalmente puede delimitar una
regin. En este sentido, hoy puede ser chica y mai.ana crecer. Quiz los planos es
lo ltimo que se tenga que hacer. 18
18
283
Asi sucedi en Chalchihuitn, en la regin Altos. Los autnomos gobernaron durante un ano. A
partir de 1995 comienza en este municipio un nuevo proceso de lucha poltica que se expresar a travs
de los procesos electorales. Sobre esta experiencia vase Aracely Burguete, 1999c.
21 Estas acciones fueron acordadas y hechas pblicas en la declaratoria de autonomia dei CEOIC. Vase
Declaracin dei Consejo Estatal de Organizaciones Indgenas y Campesinas (mimeo), San CristbaJ
de Las Casas, 12 de octubre de 1994.
20
284
relevante. Juan Vzquez ha sido presidente de un Consejo plural que ha gobernado el municipio de
Ocosingo durante casi tres anos desde 1994 hasta nuestros das, y es el principal artfice de un modelo
de autonoma municipal incluyente y plural desarrollado en ese municipio.
23 Entrevista. "Decir autonoma es decir iaqu estamos!" E/ Navegante, rgano de la Convencin Nacional Democrtica, ano 1, nm. 3, Mxico, noviembre de 1994.
285
24 El momento de constitucin de los gobiernos de las RAP fue recogido por Gaspar Morquecho,
Expresso Chiapas, 22 de enero de 1995.
25 Vase Diario Cuarto Poder, viernes 3 de ocrubre de 1997. Un acercamiento ai proceso organizativo de
las Regiones Autnomas Pluritnicas (RAP) lo ofrece Marcelino Gmez N'iez, 1999.
26 Una sistematizacin de los sistemas judiciales que crearon los gobiernos autnomos civiles y zapatistas
fue realizada por Federico Anaya Gallardo, 1996.
286
27
287
ron suyo el concepto de autonoma, ste se populariz entre la poblacin indgena y hoy forma parte del discurso indgena para la liberacin.
Empero tambin los discursos autonmicos han sido apropiados por actores polticos indgenas articulados a las estructuras de poder gubernamentales,
integrndose asimismo al discurso poltico de los opresores indgenas, que
en nombre de la autonoma encuentran ricas vetas para cimentar su poder y
para construir y mantener una elite poltica indgena que es interlocutora del
gobierno. s te est hambriento de mecanismos y procesos legitimadores para
continuar legislando precisamente contra la autonoma indgena, que en el discurso afirma reconocer. 29
Autonoma zapatista
La demanda de autonoma no tuvo un lugar relevante en e! EZLN en e! momento del levantamiento armado en 1994 y no aparece en la Primera Dec/aracin de la Selva Lacandona. Hqy Decimos Basta. Pese a ello, el planteamiento no
estaba totalmente ausente en el proyecto de sociedad que los rebeldes planteaban. As, en el contexto del llamado "Dilogo de Catedral'', celebrado en
el mes de febrero, a slo un mes de la irrupcin zapatista, el subcomandante
29
288
289
290
291
33
292
293
294
el nico municpio que haba llegado hasta esta fase fue el de la Regin Autnoma "Tierra y Libertad".37
La diversidad de los procesos de los municpios autnomos zapatistas puede
observarse en su desempeno, que tampoco es homogneo. Hasta abril de
1998 podan identificarse cuatro estadias de consolidacin de los gobiernos
de las autonomas de facto zapatistas:
El ms alto grado de desarrollo de los procesos autonmicos y de los
gobiernos autnomos zapatistas es el que se ha logrado al constituir las Regiones Autnomas Zapatistas (RAZ), expresado en sus diversos nombres, ya
como regin autnoma, zona autnoma y parlamentos regionales. Esta fase
es la que ha logrado un estadia superior y presume un rea de jurisdiccin
significativa, su expansin tiene que ver con un mayor desempeno de las
autoridades autnomas y a su eficiencia como gobierno. La Regin Autno ma "Tierra y Libertad" es el ejemplo ms relevante. Con diversos grados de
consolidacin en su extensa rea de influencia, esta regin autnoma tiene
-desconozco hasta qu grado se mantiene, porque fue desmantelada por las
polidas en mayo de 1998- su cabecera en el ejido Amparo Aguatinta y una
extensa rea de influencia en los municpios fronterizos de Las Margaritas,
La Trinitaria, La Independencia, y Frontera Comalapa principalmente, aunque tambin tena algunos adherentes en Motozintla y Tapachula, en las regiones Fronteriza, Selva-fronteriza, Sierra y Soconusco.
La informacin que document la prensa durante el desalojo a la cabecera municipal de Amparo Aguatinta mostr que el municpio autnomo
contaba con: edificios pblicos, una oficina del presidente o Consejo Autnomo, una oficina en donde se realizaba la imparticin de justicia, que para
el caso la autoridad responsable de tal funcin era nombrado como "Ministro
de Justicia" en otros lugares estas autoridades que imparten justicia se llaman
"Parlamentos" y en otros "Mayores", entre una gran diversidad de nombres;
37
E! abogado Federico Anaya Gallardo (1996: 9), ha documentado las funciones dei "Ministro de
Justicia" dei municipio autnomo "Tierra y Libertad" y la eficiencia dei mismo, cuya fama !e haca
llegar casos que iban hasta Comitn o Comalapa.
295
una oficina del registro civil en donde se registraban los nacimientos, casamientos, defunciones y una crcel. En otros domicilios funcionaban ms comisiones, como las de salud, abasto y educacin, entre otras.
Esta regin autnoma era la ms consolidada del movimiento autonmico
zapatista y se le puede considerar como ejemplar en muchos sentidos. En
primer lugar por la extensin de su rea de influencia que comprenda varios
cientos de localidades y varios miles de personas. Era asimismo ejemplar en
la perspectiva regional y pluritnica de su integracin y su gobierno. Al interior participaban tojolabales -ya que es un asentamiento tojolabal de origentzotziles, tzeltales y mestizos, que inmigraron a la selva en las dcadas setenta
y ochenta, chujes y mames. Esta regin se caracteriza por un intenso flujo
con los mayas de Guatemala, ubicados en la lnea de la frontera y otros mayas
kanjobales, que decidieron permanecer en Mxico como resultado del refugio guatemalteco en esta regin.
La importancia de esta regin autnoma radicaba en que el ejido de Amparo
Aguatinta era reconocido como gobierno regional por numerosas comunidades rebeldes de los municipios senalados como cabecera de la jurisdiccin
de autoridades regionales, entre cuyas funciones se encontraba trasladarse a
los diversos municipios para atender problemas de la poblacin en comunidades o grupos que haban aceptado su jurisdiccin. La pequena e incmoda
crcel -como todas las crceles del pas- con frecuencia hospedaba visitantes
de los otros municipios que haban infringido las leyes zapatistas, fueran o no
zapatistas, hubieran, o no, reconocido su jurisdiccin para someterse a ellas.
Con frecuencia este ltimo asunto fue uno de los puntos nodales de mayor
confrontacin con la poblacin no zapatista que viva en la misma rea de
influencia. Muchas veces las autoridades zapatistas llevaron a la crcel o les
cobraron multas a personas que se decan inocentes. En cambio, esas personas eran, para los rebeldes autnomos, infractores de la ley zapatista que
prohiba entre otras cosas, el consumo de bebidas alcohlicas o sancionaba el
incumplimiento hacia ciertos reglamentos sobre las obligaciones ciudadanas
que los no zapatistas se resistan a cumplir en virtud de que no reconocan su
296
38 Uno de esos casos fue usado por e! gobierno para acusar a las autoridades de "Tierra y Libertad",
Aureliano Lpez Ruiz y Ernesto Lpez Lpez, por los delitos de secuestro y privacin ilegal de la
libertad. Vase e! expediente penal Nm. 212/97, dei C. Juez Mixto de Primera Instancia dei Distrito
297
298
299
pero no lo hacen a nvel regional, sino con un nmero ms limitado de comunidades. Los ejemplos ms contundentes son los casos de San Juan de La Libertad, en el municipio de El Bosque y el municipio autnomo de San Andrs
Larrinzar, en donde adems los zapatistas ocupan los edificios del gobierno
municipal constitucional, mientras que el ayuntamiento constitucional, en
ambos casos, han rentado modestas oficinas desde donde despachan.
El "Consejo Autnomo" de Polh se encuentra en este mismo rango de
consolidacin, aunque sus instalaciones son muy precarias, con relacin a los
otros. ste est formado por 15 autoridades que representan a los parajes y
grupos que integran el municipio rebelde, este consejo es la mxima autoridad ejecutiva y tienen organizadas instancias para resolver problemas concretos. Uno de los ms importantes, por la situacin de guerra en la que
viven, es el "Consejo de Abasto" que integra 28 "Comits de Abasto" para la
distribucin de alimentos. Igual relevancia tiene el "Consejo Agrario Municipal" que resuelve y gestiona problemas agrarios. Las labores de vigilancia la
realizan 23 polidas que son llamados ''Auxiliares municipales", a su vez 42
''Agentes Plurales" vigilan el cumplimiento de las decisiones de cada comunidad y los representan en la resolucin de los conflictos y realizan las funciones
de agente municipal. 41 Como se observa, aunque la mayora de las funciones
que se ejercen -con excepcin de la "Comisin de Abasto"- corresponden a
las mismas que habitualmente realizan las autoridades de cualquier otra comunidad, sin embargo los nombres con los que llaman y reivindican estas
cargos no son los tradicionales; es decir, no son nombrados ni mayoles, ni
principales, ni con otros nombres que provengan de la tradicin, lo que indica una cierta ruptura con los conceptos comunitarios tradicionales y lo que
stos significan, casi siempre asociados a la estructura caciquil de las cabeceras municipales tradicionales.
En su relacin con el gobierno, el EZLN y sus bases de apoyo mantienen
una situacin de resistencia, que se niega a reconocer a las instituciones gu41
300
42
43 El
301
302
justicia y resolver problemas de salud y/o abasto entre sus adherentes. Viven
hostigados por sus vecinos y con mucha frecuencia son agredidos por los
elementos de las polidas y ejrcitos que se ubican en las inmediaciones de sus
territorios. 44
Despus de 1997 las autonomas indgenas se debaten entre la permanencia o su desaparicin. En su esfuerzo por construir gobiernos alternativos,
los indgenas autonomistas pugnan por establecer nuevas reglas, que no todos
los vecinos estn dispuestos a seguir. La fragmentacin jurdica y los gobiernos paralelos, constituyen una nueva divisin en el mosaico que significa la
creciente problemtica de la vida y de la recomposicin e incremento de
redes de la realidad indgena contempornea. Los consensos han dejado de estar
en la vida cotidiana de los territorios ndios de Chiapas.
Reflexiones finales
La disputa, el disenso, la confrontacin y el faccionalismo, constituyen el pan
de cada da en las regiones indgenas, tanto en las autnomas, como en las
que no lo son. Ms ali del romanticismo que promueve cierta prensa y textos de simpatizantes con las causas ndias, la autonoma no se ha vivido de
manera romntica. Detrs de cada declaratoria de autonoma se esconden
profundos dramas personales y familiares, que se viven a veces, como una
gran tragedia. Las regiones indgenas viven los dolores de un largo parto
prolongado de ms de 50 afias de una democracia pasmada en Chiapas que
no logra nacer. La gran tragedia es que en Chiapas lo viejo muere cada da y
lo nuevo se muere sin haber nacido.
En un contexto estatal de intolerancia, exclusin y cultura patrimonialistas,
profundizadas por el desacierto gubernamental de incumplir los compromi-
44 El diario local Sin Unea de fecha 18 de diciembre de 1999, registr la sigui ente nota en primera plana:
"Prstas expulsan a zapatistas en Paso Hondo. La decisin fue tomada por la mayora dei ejido".
303
sos asumidos con la firma de los Acuerdos de San Andrs, la decisin indgena
para ser gobierno se ejerce por la va de los hechos. En este panorama diverso y altamente dinmico y creativo -pero al mismo tiempo conflictivo-, las
autonomas de facto se expresan principalmente como una disputa territorial y
de jurisdiccin sobre recursos y poblacin, como un esfuerzo de los pueblos
indgenas por el control del poder local. Esta disputa, que apareci como un
mvil claramente visible en la masacre de Acteal, 45 es el eje de la confrontacin entre los municipios autnomos -zapatistas y civiles- y los gobiernos
municipales y comunitarios constitucionalmente reconocidos, existiendo un
problema de gobernabilidad. En esta coyuntura los poderes ejecutivo federal
y estatal han mostrado una gran incapacidad para manejar la crisis, recurrien-
el texto de Hctor Daz-Polanco "Acteal y la autonoma" que desarrolla esta lnea de interpretacin. Revista Convergencia Socialista, nm. 4, enero-febrero de 1998, Mxico.
45 Vase
304
305
xicanos. Es necesario detener y evitar la sana gubernamental contra los zapatistas y contra el movimiento social chiapaneco, al tiempo que ste deber
ejercer la tolerancia para convivencia plural. Ante este escenario, es casi seguro
que el futuro inmediato va a ser de tiempo de cosecha autonmica para otros
pueblos indios del pas, 46 pero no lo ser para los indios chiapanecos, quienes
antes debern de realizar la gigantesca tarea de reconstituirse a s mismos.
Considero que mientras las acciones gubernamentales continen apostando a una paz impuesta y sin negociacin y mientras que la confrontacin civil
-como resultado de la intolerancia de todas las partes involucradas en el conflicto- continen, no habr terreno propicio para la construccin de las autonomas constitucionales y, de continuar as podramos tener en Chiapas
una "dcada autonmica perdida", en virtud del conflicto y la polarizacin
que en la actualidad nos agobia a los chiapanecos.
El reto de la actual coyuntura es lograr un encuentro feliz entre las dos vas
que se han abierto: la de los hechos y la del derecho. Lo deseable es que ste
se convierta en un instrumento de reconocimiento y legalizacin de las autonomas ahora existentes. Nadie quiere que las dos vas se encuentren de una
manera frontal y tengan como resultado un sangriento "enfrentamiento de
trenes", cuando es posible que haya un encuentro armonioso que permita
dar cause legal a las justas demandas de los pueblos y evitar nuevos pretextos
para la guerra. Guerra que, como siempre sucede, son los indios los que ponen
los cadveres.
En ese proyecto de construccin de la autonoma, mucho queda por hacer
a los no indios. La autonoma suele ser percibida en los imaginarias de la
sociedad no indgena como una gran amenaza. Son muchos los mestizos acadmicos y no- que ven en la autonoma indgena un gran peligro. Mucha
desinformacin, racismo, temores y mitos estn en ese imaginaria temeroso
Por ejemplo, en los primeros meses de 1998, el gobernador de! estado de Oaxaca present al Congreso del estado una iniciativa de "Ley de Derechos de los Pueblos y Comunidades Indgenas dei
Estado de Oaxaca". Vase Esteva en esta coleccin.
46
306
del empoderamiento indgena. Frente a esas inercias queda casi todo por
hacer.
Y es que la construccin de la autonoma no podr ser nunca una accin o
realizacin unilateral indgena. Finalmente la autonoma supone la aspiracin
de liberacin al encadenamiento que se tiene "con los otros" que se esfuerzan por mantener y reproducir relaciones heternomas. La autonoma indgena tiene tambin frente a s el reto de construir una sociedad pluricultural,
de lo contrario como ya es "costumbre" en la historia regional, los levantamientos indgenas suicidas que todo pierden y nada ganan emergern en el
futuro, como un sueio amenazante que viven los imaginarias regionales pluritnicos.
307
CUADRO 1
Ubicacin
Regin
Municipios
Altos
Magdalena de la Paz
Chenalh
Polh
Chenalh
Santa Catarina
Pantelh y Sital
]ovei
Primero de Enero
Cabanas
10
Teopisca
Teopisca
17 de noviembre
12
13
Ocosingo (Marqus
de Comillas)
14
Ocosingo (faniperlas)
15
Francisco Gmez
16
Maya
11
SelvaOcosingo
308
CuADRO 1
(Continuacin)
Regin
Ubicacin
Municipios
17
Ch Guevara
Ocosingo (Cuxulj)
18
San Salvador
Ocosingo (Sibac)
19
Moiss Gandhi
21
22
Tierra y Llbertad
La Independencia (porciones
se incorporan a la Regin
Autnoma Tierra y Libertad)
Tierra y Llbertad
La Trinitaria (porciones se
incorporan a la Regin
Autnoma Tierra y Llbertad)
Tierra y Llbertad
E! Bosque
24
Benito Jurez
25
La Paz
Tumbal y Chiln
26
Independencia
27
Francisco Villa
Salto de Agua
28
E! Trabajo
Palenque y Chiln
29
Vicente Guerrero
Palenque
20
23
Selva
Fronteriza
Norte
309
(Continuacin)
CuADRO 1
Ubicacin
Municpios
30
Sabanilla
Sabanilla
31
Simojovel
Simojovel
32
Jitotol
Jitotol
33
Bochll
Bochll
34
San Manuel
No especificado (ranchera
San Antonio)
Venustiano Carranza
Venustiano Carranza
36
lxtapa
Ixtapa
37
Socoltenango
Socoltenango
38
Totolapa
Regin
35
Valles
Centrales
310
CuADRo 2
2. Regin Autnoma Tzotz Choj: con influencia en los municipios de Altamirano, Oxchuc,
Cancuc, Chanal, Tenejapa y Huixtn.
Fuente: Elaboracin propia.
CuADRO 3
RAP
Regin Altos. Influencia en los municipios de: San Cristbal de Las Casas, Chamula, Tenejapa,
Cancuc, Oxchuc, Pantelh, Chenalh, Chalchihuitn, Zinacantn,, Tenejapa y Teopisca.
Regin Norte: Huitiupn, Simovel, El Bosque, Bochil,Jitotol,
Regin Centro: Ixtapa, Cintalapa, Nicols Ruiz
Regin Selva-Ocosingo: Ocosingo, Altamirano
Regin Fronteriza: Las Margaritas, Comitn, Trinitaria e Independencia.
Fuente: Elaboracin propia.
311
Bibliografia
CIICH/UNAM,
noviembre (fotocopia).
312
nomia de los pueblos ndios, Grupo Parlamentario del PRD, LVI Legislatura, Cmara de Diputados, Mxico.
DAZ-POLANCO, HCTOR
1998 "Acteal y la autonoma", en revista Convergencia Socialista, nm. 4 (enerofebrero), Mxico.
EBER, CHRISTINE
1998 "Las mujeres y el movimiento por la democracia en San Pedro Chenalh",
en Rosalva Ada Hernndez Castillo (coord.), La otra palabra. Mrgeresy violencia
313
314
Mxico: experiencias de autonoma indgena, documento IWGIA, nm. 28, Cholsamaj, Guatemala.
LUVANO PREZ, ALEJANDRO
s.f. "La lucha por los municipios en Chiapas", COPEVI/ESPAZ (fotocopia).
LLOYD,JANE-DALE Y LAURA PREZ ROSALES (coords.)
1995 Paisqjes rebeldes. Una larga noche de rebelin indgena, Universidad Iberoamericana, Mxico.
315
MATIIACE, SHANNAN
1998 Peasant and Indian Political Identiry and Indian Autonomy in Chiapas, Mexico. 1970-
MORQUECHO, GASPAR
1992 La organizacin indgena de Los Altos de Chiapas, ORL4CH (tesis de licenciatura),
UNACH, San Cristbal de Las Casas, Chiapas.
PALOMO, NELLYS
1996 IJ!fluencias dei ZflPatismo en las mt!)eres indgenas, Comisin de Seguimiento de
mujeres de la ANIPA/K'inal Antsetik, A.e., Mxico.
PARTIDp DE LA REVOLUCIN DEMOCRTICA (PRD) (comp.)
1996 La autonoma de los pueblos indios, Grupo Parlamentario del PRD, LVI Legislatura, Cmara de Diputados, Mxico.
REGIONES AUTNOMAS PLURITNICAS (RAP)
1995 "Regiones Autnomas Pluritnicas: una propuesta hacia la autonoma indgena", en suplemento especial, revista CEMOS-Memoria, nm. 76 (abril),
Mxico.
RUIZ HERNNDEZ, MARGARITO
1995 "La paz y los pueblos indios'', en revista CEMOS-Memoria, nm. 81 (septiembre), Mxico.
RUIZ HERNNDEZ, MARGARITO Y ARACELY BURGUETE
1996 "Hacia la autonoma de los pueblos indios'', en PRD (comp.), La autonoma
316
de los pueblos indios, Grupo Parlamentario del PRD, LVI Legislatura, Cmara
de Diputados, Mxico.
RUIZ, MARGARITO Y ARACELY BURGUETE
1998 "Chiapas: organizacin y lucha indgena al final del milenio (1974-1998)",
en revista Asuntos Indgenas, nm. 3, IWGIA, Dinamarca.
RUIZ HERNNDEZ, MARGARITO
1999 "La Asamblea Nacional Indgena Plural por la Autonoma (ANIPA). Proceso de construccin de una propuesta legislativa autonmica nacional'', en
Aracely Burguete (coord.), Mxico: experiencias de autonoma indgena, documento
IWGIA, nm. 28, Cholsamaj, Guatemala.
Rus,JAN
1996 "La Comunidad Revolucionaria Institucional: La subversin dei gobierno
indgena en Los Altos de Chiapas. 1936-1968", en Pedro Viqueira y Maria
H. Ruz (coords.), Chiapas los rumbos de otra historia, CIESAS/CEMCA/UNAM/
UG, Mxico.
SARMIENTO SILVA, SERGIO
1998
317
los Pobres"
24. "San Juan de la Llbertad"
2S. "San Pedro Chenalh"
26. "Zinacanlin"
27. "Santa Catarina" Pantelh y Sitali
28. "Bochil"
29. "Magdalena de la Paz"
30. "San Juan K'anlrujk'"
320
Christine Eber
321
"emic" y "etic" para distinguir entre dos maneras diferentes de abordar los fenmenos socioculturales.
Los estudios "emic" representan los "puntos de vista nativos", y se centran sobre enunciados que
hacen personas que pertenecen a la cultura bajo estudio, cuando hablan de lo que es importante para
ellos. Los puntos de vista "etic" se basan en criterios espaciales-temporales para comparar con otras
culturas la distribucin de elementos y conductas en la cultura bajo estudio. Para comprender a fondo
fenmenos socioculturales, es preciso utilizar mtodos tanto "emic" como "etic". Si bien es frecuente
que los antroplogos prefiramos adaptar una de las dos posturas, admitimos que es necesario relacionar entre s ambos puntos de vista.
Siento mucha gratitud hacia numerosos pedranos y colegas investigadores, que me han ayudado a
analizar los cambias en Chenalh dentro de perspectivas "emic" y "etic". Entre los pedranos, tengo
una gran deuda con Antonia (no es su nombre verdadero). Entre mis colegas, quisiera agradecer por
sus conocimientos y comentarias a Ruth Chojnacki, Gradeia Freyermuth Enciso, R. Ada Hernndez
Castillo, Christine Kovic, Shannan Mattiace, Heidi Moksnes, June Nash, Brenda Rosenbaum, Diane
Rus y Carter Wilson. En e! contexto de la guerra de haja intensidad en Chiapas, que eleva los riesgos de
participar en proyectos de investigacin tanto para los indgenas como para los observadores, mis
relaciones con los pedranos y con mis colegas tienen un valor muy especial.
322
Christine Eber
bre cmo imaginar una sociedad nueva, unida y santificada, que a llevar adelante iniciativas econmicas y polticas.
El presente trabajo examina los esfuerzos de los pedranos dirigidos a lograr autonoma desde los anos setenta y a lo largo de los ochenta, un periodo
en que aumentaron sus diferencias polticas y religiosas. Las figuras clave de
esos tiempos fueron los catequistas, que tomaron en sus propias manos la
iglesia catlica. El trabajo de esos jvenes, hombres y mujeres, dio origen a
muchas discusiones y propici reflexiones, que ya tenan antecedentes, sobre
qu clase de pueblo queran que fuera Chenalh. En la segunda parte, describo algunas alternativas a los arreglos econmicos y polticos que los pedranos
han creado a partir de principias de los anos noventa, entre las que se incluye
la formacin de una alcalda autnoma. En esa seccin se destaca el trabajo
de las bases de apoyo del Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional, o EZLN,
y la sociedad civil "Las Abejas", que son los dos sectores ms grandes del
movimiento por la democracia en Chenalh. Estudio especficamente los
esfuerzos de los dos grupos por buscar autonoma, en el contexto de un
movimiento de revitalizacin de los valores de las tradiciones, as como su
resistencia ante los esfuerzos del gobierno por crear conflictos entre distintos grupos. En la parte tres, se ofrece una resena general de los eventos
sucedidos en Chenalh en 1997, donde se incluyen ataques en contra de
miembros de la sociedad civil y sus respuestas (los pedranos utilizan el
trmino "sociedad civil" para referirse a cualquiera que se oponga al dominio del Partido Revolucionaria Institucional, o PRI).3 Al final, se hacen algunas reflexiones sobre la importancia que revisten los esfuerzos que actualmente realizan para liberarse de la opresin.
Es importante subrayar que a lo largo de todo el periodo estudiado en el
presente trabajo, los tzotziles de Chenalh se han resistido a utilizar la fuerza
para resolver problemas polticos y religiosos, prefiriendo dejar pendientes
3
En e! presente trabajo, utilizo siempre e! trmino "sociedad civil" para referirme a los pedranos que
se oponen ai PR!.
323
los desacuerdos hasta que pueda llegarse a una reconciliacin. Los actos de
agresin, como la persecucin de los simpatizantes de "Las Abejas" y de los
zapatistas durante los anos noventa, no son producto de la dinmica local. Se
trata de esfuerzos concertados entre poderosos lderes polticos y el ejrcito
mexicano, que han manipulado las diferencias entre los pedranos en favor de
sus propios intereses polticos. Tambin es importante subrayar que quienes
participan en la sociedad civil no restringen su lucha por la autonoma a la
lucha por cambias polticos. Extienden la nocin de autonoma hasta abarcar
una lucha sagrada por liberarse de toda forma de dominacin.4
324
Christine Eber
325
como intermediarias bajo la cobertura del INI y, a partir de 1964, de la Secretaria de Educacin Pblica, o SEP.s
El primer movimiento amplio de resistencia al domnio de las elites indgenas en todo Chiapas fue la organizacin de campesinos en los anos setenta
(Harvey, 1994). En Chenalh, la resistencia fue producto de una reflexin
consciente por parte de los pedranos sobre lo que pareda ser una prdida
de control sobre sus vidas: creciente pobreza, falta de poder y una prdida de
confianza en el futuro. En defensa de sus intereses, el Estado intent detener
a los nuevos grupos campesinos por medio de un programa de desarrollo
rural. Dicho programa ofreca nuevos medias de asistencia y crdito mediante organizaciones como BANRURAL (Banco Nacional de Crdito Rural),
INMECAF (Instituto Mexicano del Caf), y cooperativas de artesanos organizadas por el Instituto Nacional Indigenista (Garza y Hernndez, 1998: 3031 ). Para defender su poder, las elites pedranas afirmaban que los que organizaban a campesinos y formaban cooperativas ya no eran verdaderos pedranos,
porque haban dejado de respetar las leyes y las tradiciones de su pueblo. Los
campesinos respondieron que esas no eran leyes suyas, sino de los ladinos y
del PRI (Eber, 2000: 218 ). En verdad, las tradiciones supuestamente ancestrales
que las elites decan apoyar haban evolucionado para servir a la penetracin
y manipulacin del gobierno en sus asuntos.6
A lo largo de aquel periodo de reflexin y debate, la resistencia pedrana a la
dominacin se cristaliz en varias cuestiones concretas. Entre ellas figuraban la
5 Vanse Arias, 1990; Garza, 1999; Garza y Hernndez, 1998; y Rus, 1994, para consultar estudios ms
detallados sobre los cambios polticos en Chenalh desde la dcada de 1930 hasta los aios ochenta.
6 V ase Rus, 1994, que contiene un estudio sobre los cambios de ideas en la tradicin como resultado
de la subversin dei gobierno nativo en Los Altos de Chiapas. Los diversos significados que tienen en
Chenalh la tradicin y los cambios que experimenta merecen un anlisis ms profundo que e! contenido en el presente trabajo, que ms bien se enfoca en los debates contemporneos que tienen lugar
dentro de la sociedad civil. AI presentar dichos debates, he seguido la definicin de Handler y Linnekin
(1984) de la tradicin como proceso simblico de reinterpretacin, en la que se reflejan negociaciones
de identidad en e! contexto de luchas por e! poder. Vase Hernndez Castillo (1996), que estudia la
tradicin en relacin con la autonoma en Chiapas e incluye la idea que tienen las mujeres organizadas.
326
Christine Eber
tierra, la religin, la educacin, los derechos de las mujeres y los problemas del
alcoholismo. Los debates sobre estas cuestiones fueron influenciados por al
menos tres cambias de poder: (1) del dominio del PRI sobre la vida pblica a
una descentralizacin del poder, (2) del dominio de los ancianos sobre los jvenes a una mayor independencia de los jvenes, y (3) del dominio de los hombres sobre las mujeres a una participacin mayor de stas en los asuntos polticos. Un resultado de tales cambias consisti en que nuevos grupos anadieron
sus puntos de vista a los debates polticos. Los ms importantes entre los nuevos actores en esos debates fueron los protestantes, los catlicos participantes
en la Opcin Preferencial por los Pobres y las mujeres.
La religin empez a plantearse como problema en la dcada de 1960,
aproximadamente diez anos despus de que los misioneros protestantes llegaron a Chenalh (Esponda, 1986). En los anos sesenta, la iglesia catlica
actu en un nuevo compromiso con la Opcin Preferencial por los Pobres
en Chenalh (Chojnacki, s.f.). A finales de la dcada de 1970, la afiliacin
religiosa se haba convertido en el factor ms determinante de las posiciones
de los pedranos en torno a las leyes y las tradiciones.
A partir de esa dcada y hasta el da de hoy, los pedranos se dividen en tres
grupos religiosos principales: Tradicionalistas, que an siguen el catolicismo
popular que ha resultado de casi cinco siglas de contacto con la.iglesia catlica; protestantes, que proceden de diversas denominaciones, siendo ms
numerosa la presbiteriana; y seguidores de la Palabra de Dios, el trmino que
ellos dan la Opcin Preferencial por los Pobres, de la dicesis catlica.
Los pedranos se unieron a los grupos protestantes por diversas razones,
entre las que se incluyen ambientes libres del consumo de alcohol y apoyo
para no desempenar cargos costosos. La difusin del protestantismo durante
la dcada de 1950 preocupaba a los tradicionalistas, porque los protestantes
se resistan a desempenar cargos comunitarios, as como a aportar pequenas
cantidades de dinero (cooperacin) para dar misas por las montanas (tqy
mixaetik) tres veces al ano. Las tensiones entre ambos grupos aumentaron al
crecer el nmero de personas convertidas al protestantismo. En 19 57, dichas
327
tensiones condujeron a que un tradicionalista diera muerte a un hombre protestante. En los anos siguientes, los pedranos lograron evitar expulsiones masivas de protestantes como las que tuvieron lugar en San Juan Chamula (Prez
Enrquez, 1994). Sin embargo, en la dcada de 1970, en las comunidades de
Santa Marta, Magdalenas, Belisario Domnguez y en la cabecera municipal,
las persecuciones y expulsiones se convirtieron en un problema (Centro de
Derechos Humanos Fray Bartolom de las Casas, 1998). En 1979, en
Magdalenas y Santa Marta, se redact un acuerdo en el que se requera a los
presbiterianos que desempeiaran los cargos impuestos por el PRI. Sin embargo, en 1984, en Santa Marta varias familias protestantes se rehusaron a contribuir a las fiestas o participar en cargos y labores comunitarias; en lugar de
expulsados del pueblo, los vecinos los atacaron y quemaron algunas de sus
casas (Freyermuth, s.f.).
La difusin de la Palabra de Dios en Chenalh durante la dcada de 1970
fue tambin factor de preocupacin para los tradicionalistas. An cuando el
obispo Samuel Ruiz y los agentes de pastoral que trabajaban con l tenan la
intencin de que los pedranos aplicaran las enseianzas de Cristo para analizar los orgenes de su opresin (MacEoin, 1995), muchos tradicionalistas
vean en la Palabra de Dios los sntomas externos de una nueva amenaza a su
hegemona. Las crticas de los catequistas a las elites se hicieron del conocimiento pblico en el primer Congreso Indgena de San Cristbal, organizado
en 1974 por elo bispo Ruiz a instancias del gobernador de Chiapas (Bermdez,
1995: 311). Los catequistas de Chenalh aprovecharon la oportunidad para
denunciar los abusos del dueio de la finca El Carmen, ubicada en la frontera
entre Chenalh y Tenejapa (Garza, 1999). Hacia 1974, los pedranos se dividan entre los simpatizantes de los maestros, que estaban aliados con el partido oficial, y sus opositores, que los criticaban a ellos y al gobierno con el
que tenan vnculos (Arias, 1990: 391). De este ltimo grupo, los actores ms
importantes eran los lderes catlicos de la Palabra de Dios.
En 1974, los tradicionalistas respondieron a los disidentes religiosos y a
los crticos de su ejercicio del poder mediante un movimiento de revitalizacin.
328
Christine Eber
En los puntos cruciales de su historia, los pedranos han recurtido a movirnientos de revitalizacin para reflexionar y emprender acciones entorno al significado de los cambias (Arias, 1973; 1985; Eber, 199 5; Guiteras-Holmes, 1961;
Bricker, 1981; Viqueira, 1995(b). Esos movirnientos suelen comenzar con el
relato de un sue.o o una visin. As sucedi en 1974, en el caso de Ruiz
Paloma, un anciano respetado, que inform a las autoridades de una serie de
visitaciones en sue.os, en que la Virgen Mara vena a rega.ar a los pedranos
por su embriaguez y falta de respeto, y amonestaba a los protestantes y a los
seguidores de la Palabra de Dios por no querer contribuir a las fiestas (Eber,
1995:209-212). Ruiz cont que la Virgen mand a los pedranos celebrar una
fiesta en su honor a fin de que volvieran al redil a quienes la Palabra de Dios
haba alejado. Las festividades en honor a la Virgen, en que servan refrescos en
lugar de aguardiente y a las que asistan los pueblos de los municpios vecinos, siguieron celebrndose hasta finales de los a.os setenta, en un lago de
Taki uk'um, Chenalh.
A finales de la dcada de 1980, la cuestin de las contribuciones a las fiestas
volvi a debatirse en Chenalh. En 1989, todos perciban que los protestantes constituan aproximadamente un tercio de la poblacin del municipio.7
Los tradicionalistas hablaron de obligar a los protestantes a contribuir, diciendo que las misas para las monta.as y las fiestas de los santos eran puntos
focales de unidad, importantes para la supervivencia. En reuniones pblicas,
los protestantes invocaron el Artculo 24 de la Constitucin Mexicana, que
consagra el derecho a la libertad de cultos (Eber, 1995: 217). Los protestantes argumentaban que su nueva relacin con Jess les prometia la salvacin
personal y elirninaba la necesidad de ofrecer sacrificios. La idea de salvacin
personal por media de Jesucristo amenazaba las creencias tradicionalistas
sobre la importancia de alimentar un alma colectiva que trasciende a la de los
individuas, y que ser capaz de defenderlos cuando venga el da del juicio
7
329
(Wasserstrom en Eber, 1995: 217). Prefiriendo no forzar las cosas, los tradicionalistas han dejado pendiente el tema de la cooperacin.8
A finales de los anos ochenta, el conflicto en torno a la cooperacin se
relacion con el crecimiento de los partidos polticos de oposicin. El ms
importante de ellos era el Partido Socialista de los Trabajadores, el PST. En las
elecciones municipales de 1979, los disidentes protestantes se aliaron a este
partido, con la esperanza de que su candidato, un maestro, no los obligara a
contribuir a las fiestas ni a participar en las asignaciones de cargos, como
amenazaban hacer los tradicionalistas. Aunque el PST perdi las elecciones y
sufri la persecucin de los tradicionalistas en el poder, obtuvo 15 de las 99
comunidades importantes de Chenalh. Sus miembros desemperiaron un
papel decisivo en la fundacin de la cooperativa cafetalera Unin de Ejidos
Majomut. Una dcada despus, en las elecciones de 1989 en Chenalh, reapareci el PST, transformado en el Frente Cardenista de Reconstruccin
Nacional o PFCRN. Al igual que en la votacin de 1979, el Frente atrajo a electores protestantes al respaldar nuevamente a un maestro que prometia no
forzar a los protestantes a pagar contribuciones ni a servir en cargos. Los
seguidores de la Palabra de Dios y algunos tradicionalistas opuestos al PRI,
apoyaron a un candidato campesino, respaldado por la Organizacin Indgena de Los Altos de Chiapas, la ORIACH. Con esa oposicin expresaban su
insatisfaccin con el legado de veinte anos de dominio de los maestros y del
PRI. Argumentaban que stos reciban salario del gobierno, y se haban olvidado de lo que era vivir de la tierra. Los sucesos de las elecciones de 1989
ilustran el carcter de las luchas por la presidencia de Chenalh, que se han
llevado a cabo cada vez ms en trminos de maestros que representan a los
El tema de la cooperacin fue una de las principales cuestiones que se debatieron en la primera
reunin de todo e1 municipio, auspiciada por el INI en octubre de 1988, donde se discutieron leyes y
tradiciones. Durante tres das, cerca de doscientos pedranos, todos hombres, se reunieron para hablar
de esos temas, adems de otros, que el INI llevaba impresos en la agenda dei encuentro. Durante la
reunin de tres das, solamente se invit a hablar a dos mujeres: la esposa dei gobernador dei estado de
Chiapas, quien dio la bienvenida a los participantes, y una anciana pedrana, que desempenaba un cargo
religioso.
330
Christine Eber
caciques y al PRI, por un lado, y los campesinos que se oponen a ellos (Garza
y Hernndez, 1998: 49).9
La segunda cuestin grave en Chenalh a fines de la dcada de 1980 era el
problema del alcoholismo. Al igual que con el tema de la cooperacin, los
pedranos plantean la cuestin de la bebida en el contexto de la afiliacin
religiosa (Eber, 1995). En los anos ochenta, algunas mujeres y muchos hombres tradicionalistas beban en exceso, y justificaban sus borracheras aduciendo el contexto de los cargos comunitarios en que los participantes beben
como muestra de respeto mutuo y ofrenda a las deidades pedranas. Los protestantes y algunos seguidores de la Palabra de Dios estaban en contra de la
bebida; sin embargo, otros adeptos a esta doctrina beban con moderacin;
algunos incluso desempefi.aban sus cargos utilizando refrescos en lugar de
aguardiente, o llevndose la copa a los labios sin beber.
A finales de la dcada de 1980, los seguidores de la Palabra de Dios organizaron un movimiento para controlar la venta de alcohol (Eber, 1995: 229-231).
Aunque estaban a favor de prohibir su venta, sus motivos no eran estrechamente moralistas. La motivacin primaria consistia en conservar el valioso
dinero en efectivo, adem s del respeto personal. Aducan que una legislacin
para implantar la prohibicin en forma de ley seca seria una declaracin ante
los poderosos intereses externos de que los pedranos controlaban sus propios
asuntos. Las mujeres de la Palabra de Dios hicieron varias de sus primeras
declaraciones sobre abusos de poder en el contexto de encuentros pblicos
para debatir las ventas de alcohol. Casi todos esos encuentros tuvieron lugar
en Yav Teklum, la comunidad donde se reunan y celebraban retiros los partidarios de la Palabra de Dias. Al participar en reuniones y servicios en Yav
Teklum y sus comunidades, las mujeres adquirieron la capacidad de relacionar su problemtica personal, como el caso del alcoholismo, con cuestiones
polticas. Tambin experimentaron el liderazgo, que fue muy til para quie-
De todos los municpios de Los Altos, Chenalh es e! que ha tenido ms maestros bilinges como
presidentes (Pineda, en Garza y Hernndez, 1998:50).
331
332
Christine Eber
10 La historia de Tsobol Antzetik (Mujeres Unidas), una cooperativa textilera de Chenalh, es ejemplo
de la tendencia hacia una autonoma cada vez mayor que los pedranos siguen en sus cooperativas. La
historia de este grupo se encuentra en Eber, 1999, y D. Rus, 1990; J. Rus, 1995; Nash, 1993; O'Brian,
1997; respecto a las respuestas de las mujeres a la crisis econmica en Los Altos de Chiapas, ver Tanski
y Eber, en prensa y s.f.
333
334
Christine Eber
comunicacin de Cristbal Arias Ruiz). Lo que une a sus miembros es el compromiso de buscar vas no violentas para resolver problemas y lograr justicia.
En 1994 se formaron y extendieron las bases de apoyo de los zapatistas
por todo Chenalh. Al igual que "Las Abejas", las bases zapatistas buscan
tambin medios no violentos para conseguir justicia, pero a diferencia de
ellas, estn dispuestos a tomar las armas si se ven orillados a defender sus
comunidades.
Las bases de apoyo del EZLN son grupos dentro de las comunidades que
cuentan con una membresa de entre 20 y 200 personas que se renen al
menos una vez a la semana para discutir los problemas de la comunidad y los
temas que sus representantes exponen despus de acudir a reuniones locales
o municipales. En 1998, los simpatizantes zapatistas de Chenalh sumaban
11 mil, y haba bases de apoyo en 38 comunidades. En ellas, tambin viven
simpatizantes del PRI; los miembros de las bases zapatistas mantienen la posicin que esas personas tienen derecho a vivir en sus comunidades sin ser
molestadas.
El rpido crecimiento de las bases de apoyo zapatistas a partir de 1994
condujo a una divisin en el municipio entre quienes apoyaban a los zapatistas
y quienes no lo hacan. Durante los primeros anos tras el levantamiento, todos los grupos opuestos al PRI -a saber, las bases de apoyo Zapatistas, "Las
Abejas" y los independientes- estaban unidos en torno al Partido de la Revolucin Democrtica, PRD. Sin embargo, los sucesos de esa primavera condujeron a una ruptura con el partido, cuando sus miembros escenificaron una
preeleccin desusada para presidente municipal en que su candidato derrot
al alcalde del PRI que ocupaba el puesto. En lugar de esperar hasta las elecciones en el otof.o, un grupo de simpatizantes zapatistas dentro del PRD forz a1
alcalde a abandonar el gobierno, e impuso al alcalde electo del PRD. En respuesta, el PRI recurri a las polidas estatal y federal, que desalojaron al alcalde
del PRD y reimpusieron al suyo. A fines del verano de 1995, el grupo de simpatizantes zapatistas respondi a esa accin separndose de la estructura po-
335
ltica formal, y estableciendo un gobierno municipal autnomo. En la primavera de 1996, 33 comunidades y la mayor parte de los barrios de los pueblos
ms grandes de los municipios se declararon leales al municipio autnomo,
cuyo cuartel general se instal en Polh (Centro de Derechos Humanos Fray
Bartolom de las Casas, 1998).
Los partidarios del gobierno alternativo sostienen que la nica manera de
liberarse del control del PRI sobre sus vidas consiste en formar su propio
gobierno, que represente sus necesidades e intereses. Antonia lo explica as:
"Queremos estar limpios. Hay que estar separados, bien separados. Hay que
romper para tener la libertad de formamos, para formar nuestras propias
opiniones, que vienen adentro de nuestros grupos".
La creacin del municpio autnomo se volvi un punto importante de
disputas entre zapatistas y no zapatistas. La mayora de simpatizantes del PRI
se sentan amenazados por la separacin; algunos empezaron a organizarse
para derrocar al gobierno autnomo, unindose a grupos paramilitares o bien
ofrecindoles apoyo. Los miembros de "Las Abejas" simpatizaban con los
disidentes, pero no eran capaces de unirse a una causa tan radical de reestructuracin de la sociedad, ni de apoyar a una organizacin que optaban por la
lucha armada. En aquel momento, circularon rumores de que los zapatistas
exigan que todos aportaran parte de sus cosechas para ayudar a mantener al
gobierno autnomo, que no reciba fondos estatales; que quienes tenan ms
tierras deban dar a quienes tenan menos, para que todos tuvieran lo mismo;
que los maestros trabajaran sin sueldos y, por ltimo, que las familias que
tenan muchos hijos tendran que dar uno o ms de ellos a familias sin hijos
o con pocos. An cuando casi todos los miembros de la sociedad civil encontraban descabellado el ltimo de esos rumores, decan tener miedo de
que al separar el municipio en dos partes, los simpatizantes zapatistas destruyeran toda oportunidad del PRD de ganar elecciones en el futuro y de tener
apoyo oficial mediante fondos del gobierno. Teman que la divisin pudiera
inducir ai PRI a retirar la ayuda material a la que estaban acostumbrados, como
336
Christine Eber
Se hicieron circular rumores parecidos en los afos setenta, cuando la oposicin le ganaba terreno ai
en Chenalh (Arias, 1990: 393).
14 A lo largo de los ochenta, los seguidores de la Palabra de Dios y los tradicionalistas criticaban a los
protestantes por su falta de inters en participar en organizaciones promotoras de cambio social.
Acusaban a los protestantes de esperar que bajara una escalera dei cielo que los llevara a "la vida
eterna". Por su parte, los protestantes mantenan que buscar la vida eterna no era incongruente con
vivir una vida pacfica y productiva en la tierra (Eber, 1995: 218). Hoy en da, los catlicos encuentran
Jazos comunes con sus vecinos protestantes en sus posiciones en favor de las justicia social y en la
resistencia de ambos grupos a desempenar cargos para e! gobierno oficial dei municipio.
13
PR!
337
338
Christine Eber
339
15 Vanse Eber y Rosenbaum, s.(, donde se estudia la manera en que e! movimiento de revitalizacin
afecta las relaciones familiares.
16 Antonia rechaz la nominacin para ser lider de su base, porque hubiera tenido que viajar varias
veces ai mes a encuentros regionales de ms de un da de duracin. Antonia y las dems mujeres de su
base determinaron que sus representantes deban ser solamente mujeres solteras, pues resultaba demasiado difcil para las casadas cumplir con las obligaciones dei hogar y de la base. "Las Abejas" nunca
eligen mujeres como representantes a nvel de ranchera, ni alientan la participacin de mujeres ai
mismo grado que se hace en las bases dei EZLN (Eber, 1999). Algunas de las mujeres de "Las Abejas"
han ido avanzando en sus aptitudes de liderazgo mediante su trabajo a niveles regional, estatal, nacional e internacional con organismos como la CODIMUJ (Coordinadora Diocesana de Mujeres) Hernndez
Castillo 1998 y Cloudforest Initiatives (Teresa Ortiz, 1998).
340
Christine Eber
Uno de los resultados de la praxis de las bases zapatistas -o sea, la parte del
proceso que es "accin"- consiste en crear un movimiento de revitalizacin
(vase Wallace, 1969). El movimiento de revitalizacin de Chenalh expresa
una de las hebras de la variedad de ideas cambiantes sobre las relaciones entre
el yo, el medio ambiente y la cultura en comunidades indgenas por todo Chiapas.
Se observan otras expresiones en la organizacin campesina (Harvey, 1994;
1998; Nash, 1995); en revivir las artesaras de tejido y cermica en cooperativas
(Eber y Rosenbaum, 1993; Morris, 1988; Nash, 1993); y en escribir sobre la
historia de manera que se recupere y se denomine en trminos nativos. 17
Este movimiento comprende un esfuerzo por descolonizarse dirigido a
reinstaurar y reafirmar el orgullo en creencias y prcticas que distinguen a los
pedranos como pueblo. Para significar y simbolizar su bsqueda de autonoma, los miembros zapatistas de base asumen posiciones que con frecuencia
implican sacrificio y sufrimiento. Por ejemplo, se requiere a los miembros
clonar sus escasos recursos l 8 y boicotear servidos y recursos que proceden
del gobierno o del PRI. Los miembros de base llegan al extremo de rehusarse
a utilizar el agua que llega a la ranchera desde una fuente lejana en tuberas
financiadas por el "PRI-gobierno". En consecuencia, durante los largos periodos de la estacin seca caminan varios kilmetros hasta el ro para conseguir agua y lavar la ropa. Los miembros zapatistas tambin suspendieron sus
17
Vase Benjamin (2000) para estudiar la perspectiva histrica de los esfuerzos de los pueblos indgenas de Chiapas por recuperar, registrar y diseminar su propio sentido de la historia.
18 Los pedranos donan recursos y trabajo a reuniones regionales, nacionales e internacionales. Por
ejemplo, durante el Encuentro Intercontinental contra el Neoliberalismo y por la Humanidad en julio
de 1996, la familia de Antonia aport trabajo de construccin, lena y comida. En consecuencia, se
quedaron sin lena para cocinar tortillas, y todos los das uno de los nii\os tena que andar siete kilmetros hasta el centro dei pueblo, a fin de comprar la racin diaria de la familia. A fin de proveer la
cantidad aproximada de 140 tortillas que necesitaban cada da, Antonia gast casi todo el dinero que
tenan en casa. Los pedranos que no estn en las bases zapatistas cuestionan a estas zapatistas radicales
que' son capaces de no dar de comer ni de beber, ni un techo decente a sus familias, a cambio de un
suei\o de prosperidad que podra nunca ser realidad, ni siquiera para sus nietos. Los zapatistas dicen
que su lucha es por el futuro de sus nietos y bisnietos, y que les duele ms ver a sus hijos trabajar y
luchar da tras da sin esperanza de cambio, que verias sufrir en aras de una causa mayor.
341
pagos de cuentas de electricidad, y rechazan las ddivas del PRI, tales como
lminas para construir mejores techos. Al mirar la ladera de la montafia,
Antonia me mostraba quines de sus vecinos no eran zapatistas, sefialando
los techos resplandecientes al sol. En las bases zapatistas, los padres de familia critican la manera en que el gobierno trata de conseguir apoyo poltico por
medio de clnicas y escuelas oficiales (vase Zambrano, s.f.). Muchos padres
se rehusan a llevar a sus hijos a clnicas controladas por el estado, y prefieren
llevarlos al promotor de salud zapatista en Polh o a una clnica manejada
por zapatistas en Oventic, una comunidad de San Andrs Sakamch'en de Los
Pobres (antes San Andrs Larrinzar). En Chenalh, los padres de familia
han cerrado escuelas de comunidades para protestar por el comportamiento
de maestros borrachos o abusivos, y para tomar posiciones respecto al control que el gobierno ejerce sobre sus hijos (Eber, 1995: 200-202).
Los focos principales del movimiento de revitalizacin son la revaluacin
de tradiciones y la creacin de alternativas a los proyectos neoliberales de desarrollo econmico del PRI. Las tradiciones que las mujeres en la base de
apoyo zapatista en la ranchera de Antonia quieren conservar subrayan la
descentralizacin del poder que buscan los partidarios de la democracia. Las
"buenas" tradiciones que las mujeres quieren conservar son tradiciones de
comunidades y del hogar que en general no requieren de liderazgos centralizados ni organizaciones jerrquicas. Entre ellas figuran: dar la bienvenida a
los parientes y ancestros difuntos cuando regresan en el sk 'in ch'uielai (Da
de los Muertos); preparar comidas tradicionales todos los das y en ocasiones
especiales; curar con hierbas, oraciones y anlisis de sue.os; tejer y usar ropa
tradicional bordada con smbolos ancestrales; utilizar la voz en falsete para
expresar respeto; casarse de acuerdo con eljqyol, que es el proceso tradicional
de peticin de matrimonio; y contribuir a las tqy mixa, misas por las montafias, tres veces al a.o, en los ojos de agua (hay rese.as de experiencias y
puntos de vista sobre esas tradiciones afines de la dcada de 1980 en Eber,
1995). Con la excepcin de las ltimas dos tradiciones, que los hombres
controlan, las mujeres desempe.an papeles centrales en esas prcticas tra-
342
Christine Eber
dicionales, y las dirigen de manera que funcionan para satisfacer sus propias necesidades y las de sus familias.
Las tradiciones "malas" que las mujeres de las bases del EZLN de la ranchera
de Antonia quisieran eliminar incluyen: beber alcohol, adulterio, impedir que
las ninas asistan a la escuda, negar a las mujeres sus herencias, no planear cuntos hijos desean tener. Los pedranos dicen que esas tradiciones no pertenecen
al cuerpo de costumbres que los ancestros han encargado preservar, sino prcticas que con el tiempo los pedranos aceptan o toleran. Al menos en sus discursos pblicos, los hombres apoyan a las mujeres y dicen estar de acuerdo en que
es necesario reconsiderar dichas "malas" tradiciones. 19
Mediante su movimiento de revitalizacin, los pedranos de las bases
zapatistas han creado un contexto en el cual pueden reconciliar las contradicciones que existen entre aquellas ideas que proceden del programa del EZLN
y las que pertenecen a la base de conocimiento local. No obstante, pese todos sus esfuerzos, los miembros de base tienen el conflicto que en realidad la
retrica y el programa zapatistas los obligan a rechazar o relegar algunos
aspectos de su cultura que valoran mucho, a fin de incorporarse al contexto
ms general de la lucha de clases.2 Respecto a este tema, las experiencias de
las mujeres resultan aleccionadoras, porque la retrica zapatista y la estructura organizativa del movimiento no combinan bien con las realidades de su
vida (por ejemplo, las dificultades que enfrentan las mujeres para desempenar roles de liderazgo y los significados que se asignan a los roles de gnero
tradicionales). Aunque muchas mujeres no se deciden a confrontar las dificulta-
19 Las razones por las que las mujeres pueden no incluir entre las "malas tradiciones" las dejqyoly tqy
mixa pueden consistir en la concepcin complementaria de Ia divisin sexual dei trabajo, o porque
cuando no se abusa de ellas, dichas tradiciones fomentan e! respeto a las mujeres (jqyol) y a la tierra (tqy
mixa), una deidad principal que se asocia con la feminidad. Hay un estudio ms profundo de los
esfuerzos de las pedranas por conciliar e! programa de mujeres zapatistas con sus propios intereses en
Eber, 1999.
20 Aunque e! EZLN ha utilizado elementos clave de la lucha de dases en su programa, no menosprecia
la importancia de la cultura. AI margen de eso, dados los valores comunitarios que se promueven en
Chenalh, todo programa que provenga de fuera presenta algunas contradicciones para los pedranos.
343
344
Christine Eber
Mientras los movimientos zapatista y de "Las Abejas" han dado una razn
para vivir a muchos pedranos, as como fuerza para luchar por una vida mejor, tambin promueven algunas prcticas incmodas, o que simplemente no
se consideran como necesarias por el resto de la poblacin. Las bases zapatistas
pierden miembros y apoyo del exterior debido a la severidad de los castigos,
que por ejemplo, dan preferencia a penas breves y en ocasiones severas, en
lugar de ir a la crcel, por ofensas menores.21 La falta de apoyo por parte del
EZLN a las prcticas tradicionales de curacin tambin es causa de incomodidad para muchos pedranos. Los curanderos, los hierberos, los hueseros y las
parteras han formado parte del su sistema de apoyo a lo largo de su historia
(Fabrega y Silver, 1973; Freyermuth 1993; Holland, 1963; Nash, 1967). El
conocimiento que tienen esos especialistas en torno a las hierbas medicinales y
la oracin tienen un valor que trasciende con mucho, a las comunidades locales
(Eber, 1995). Sin embargo, el programa zapatista se enfoca sobre prcticas
biomdicas occidentales, en lugar de elevar la conciencia de la sociedad sobre la
medicina indgena y apoyar a los curanderos indgenas en su trabajo.22
21
EI castigo por emborracharse en las bases dei EZLN ejemplifica el empuje de la justicia en esos
grupos. Los miembros de base rechazan la crcel para los borrachos, diciendo que el mejor camino
para que alguien se reforme o se redima consiste en que ! o ella permanezcan dentro de la comunidad.
Si los miembros de base descubren que uno de ellos se ha estado emborrachando, el agente, que es el
representante principal de una base o el alcaide de una ranchera autnoma, y dos de sus asistentes
orientan ai infractor. Si despus de tres sesiones de orientacin dicha persona vuelve a beber, dos
jvenes la llevan a la casa dei agente, y la atan a un rbol durante tres horas. La severidad dei castigo y
la forma en que contradice las ideas tradicionales sobre el despropsito de forzar a alguien a hacer lo
que sea, representa la linea dura de las bases respecto ai alcohol. Funciona tambin para manifestar una
resistencia a aspectos de la sociedad ladina que se consideran opresores, como son el aguardiente y la
crcel. Los crmenes graves se llevan ante e!Juez dei tribunal en el municipio autnomo de Polh. Si el
crimen es de gravedad, se lleva ante e] suplente (que es la autoridad ms alta en cuestiones tradicionales), que forma parte dei Consejo de Ancianos.
Los miembros de "Las Abejas" siguen tambin procedimientos de castigar ms severamente despus de la tercera falta, pero, ms de acuerdo con las ideas tradicionales sobre el control, rechazan la
fuerza. Si el miembro vuelve a beber despus de la tercera sesin de orientacin, los representantes de
"Las Abejas" le informan que l o ella deben salir dei grupo.
22 Agradezco a Igor Ayora-Daz sus observaciones sobre el programa zapatista y la atencin a la salud.
345
1997
Despus de una media hora, nos sacaron y nos pusieron en medio de la cancha,
uno a uno, pidindonos nuestra palabra sobre la cooperacin. Cada uno dijo que
no poda cooperar, no slo porque no tena los cien pesos, sino porque eso no es
23 Adems de acentuar los factores comunes de clase, e! programa dei EZLN tiende a secularizar actividades que los pedranos consideran esenciales para mantener un equilibrio entre la gente y los seres
sagrados. Por ejemplo, las siguientes conductas nuevas que surgen en las bases zapatistas perturban las
ideas tradicionales sobre las relaciones sociales y espirituales: (1) lanzar vtores en manifestaciones o
encuentros: los pedranos creen que elevar la voz, aunque sea en e! contexto de un juego de baloncesto,
tiene el poder de desequilibrar; (2) bailar en pareja: para los pedranos se trata de una tradicin mestiza
que combina desequilibradamente los sexos; (3) cantar: entre los pedranos, hombres y mujeres cantan
en contextos diferentes, e imbuyen de significados sagrados ai cant9 y la danza, ai igual que a otras
actividades "de ocio". Los ancianos pedranos recuerdan que de jvenes cantaban a las calabazas y ai
maz para ayudarlos a crecer (Guiteras-Holmes, 1961: 221). Los chamanes actuales cantan para curar
346
Christine Eber
lo que Dios dijo, no es para bien, no es para el beneficio, es pago para comprar
armas, para comprar balas. Dios dijo ama a tu enemigo.
347
sociedad civil y an algunos que eran simpatizantes del PRI vieron la violencia
como una aberracin, difcil de aceptar y explicar. Los actos violentos que
tienen lugar desde esa fecha hasta nuestros das, no se limitan a otra fase de la
herencia de pleitos entre familias y comunidades, como adujo el gobierno
mexicano, sino que resultaron directamente de la difusin de la guerra de
baja intensidad en Chiapas. Uno de los principales componentes de dicha guerra consiste en crear, apoyar y mantener grupos paramilitares en comunidades
donde hay amplias bases de apoyo zapatistas. Los paramilitares obtienen
financiamiento a travs de oficinas municipales y programas de desarrollo, y
reciben proteccin de la polida de seguridad pblica y del ejrcito mexicano.
Constreiiido por la tregua acordada con el EZLN, el ejrcito trabaja por media de fuerzas paramilitares para reprimir cualquier esfuerzo que se oponga a
la hegemona del PRI (Inda y Aubry, 1997; Global Exchange, 1998).26
Los paramilitares han establecido sus fuerzas en 17 de las 61 comunidades
de Chenalh. Controlan 8 de ellas, y suman aproximadamente 250 hombres.
Sus integrantes son sobre todo hombres jvenes, sin tierras ni esperanzas de
obtenerlas (Bellinghausen, 1998; Aubry e Inda, 1997). El tiempo que pasan
fuera de sus comunidades buscando trabajo asalariado ha apartado a esos
jvenes de sus familias y comunidades, y los ha vuelto vulnerables a grupos
que les ofrecen valores de compa.erismo, algo de poder y los botines de la
guerra, que incluyen animales, vehculos, tierras y cosechas de caf.27 Los
funcionarias del PRI, que trabajan junto a los grupos paramilitares, utilizan a
los jvenes que se unen a esas fuerzas para crear confusiones y discrepancias,
26 Hay un estudio ms minucioso dei papel desempenado por los militares mexicanos en la formacin
y el mantenimiento de fuerzas paramilitares en Marn, 1998 (b); 1998(b); y LA Opinin, boletn Nm.
79, CIACH, Centro de Informacin y Anlisis de Chiapas, 5 de noviembre de 1997, [email protected]
27 La mayor parte de los paramilitares proceden de comunidades firmemente pristas (Puebla, Yashemel
y Los Chorros), que son menos tradicionales en el sentido de que no promueven las obligaciones
comunitarias entre los habitantes en la misma medida que las dems. Vanse Aubry e Inda, 1997b para
consultar datos generales sobre la razn por la que Los Chorros se convirti en un cuartel general de
actividad paramilitar, e Inda y Aubry, 1997a para un estudio de la vida diaria en pueblos paramilitares.
348
Christine Eber
Los desplazados de "Las Abejas" estn concentrados entres campamentos: X'oyep, Acteal y Tzajalch'en.
Los desplazados zapatistas se concentran en Poconichim, Acteal y Polh. Adems de los nueve campamentos en Chenalh, hay tres donde viven miembros de "Las Abejas" en San Cristbal de Las Casas -un
campamento en terrenos dei INI- Don Bosco y La Nueva Primavera. En estos campamentos viven
aproximadamente 400 personas (Center for Economic and Political Investigations of Community Action,
1998).
349
do "La Mscara Raja". La balacera dur desde las 11:30 de la maiana hasta
las 4:30 de la tarde.29
El gobierno estatal intent encubrir la masacre alterando la historia del
ataque. El Procurador General declar que la matanza era producto infausto
de pleitos entre familias o comunidades. Empero, quienes sobrevivieron para
dar testimonio y quienes investigaron el crimen revelaron la participacin de
oficiales militares de alto nvel. Las investigaciones indican que el General
de Brigada retirado Julio Csar Santiago Daz encubri la matanza. Desde la
una hasta las cuatro de la tarde, el general estuvo situado a la entrada de
Acteal, tan slo a 200 metros del lugar donde se produjo la masacre. Lo
acompaiaron 40 funcionarias de la polida del estado y 4 de sus comandantes, quienes escucharon la rpida sucesin de disparos durante ms de tres
horas y no hicieron nada por detenerlos (Marn, 1998b: 6).
Tras enterrar a los muertos y atender a los sobrevivientes, los pedranos de
la sociedad civil elevaron el volumen de sus demandas de que el gobierno
desmantelara sus operaciones paramilitares, retiran el personal del ejrcito de
Chenalh, procesara a los culpables de los crmenes de Acteal y cumpliera los
Acuerdos de San Andrs, el convenio que fue negociado y firmado con
los zapatistas ms de un afio antes.30 Las mismas demandas se hicieron en los
otros 36 municpios autnomos de Chiapas, y fueron retomadas por organizaciones e indivduos de todo el mundo, escandalizados por lo ocurrido en
Acteal. Cuando el gobierno mexicano se rehus a atender esos llamados a la
justicia, los miembros de "Las Abejas" y los simpatizantes zapatistas se convencieron de que las diferencias entre ellos eran menores, comparadas con
las que tenan con los partidarios del PRI. Segn expresaron, algunos de ellos
Hay relatos de la matanza de Acteal en Monsivis, 1998; Marn, 1998b, y Nadai, 1998. Una relacin
centrada en relatos de mujeres puede verse en Hernndez et ai., 1998.
30 Los acuerdos de San Andrs fueron firmados el 16 de febrero de 1996 por representantes dei EZLN
y dei gobierno federal. En los acuerdos se describen propuestas conjuntas para establecer una nueva
relacin de cooperacin y respeto entre las comunidades indgenas y e! gobierno federal, gue incluyen
la autonoma poltica y la autodeterminacin de los pueblos indgenas.
29
350
Christine Eber
La expulsin dei Padre Miguel sobrevino varios meses despus de que Jacinto Arias Cruz, presidente
municipal en ese tiempo, profiriera amenazas contra la vida de Chanteau. Arias Cruz cay en la crcel
despus de la matanza de Acteal, pero los presidentes municipales posteriores a Arias mantienen su
rnisma determinacin de mantener fuera de Chenalh la opcin preferencial catlica para los pobres
(Herrera, 1998). Poco despus de la deportacin de! padre Miguel, e! obispo Ruiz envi a un sacerdote
jesuita, el padre Pedro Arriaga, para sustituir ai padre Miguel, pero Arias Prez y otros funcionarias dei
PR! rechazaron e! nombramiento. En junio de 1998, varios centenares de pedranos simpatizantes de! PR!
pidieron ai sacerdote catlico Luis Beltrn Mijangos, a quien e! obispo Ruiz haba retirado de sus facultades, que fuera a Chenalh para bautizar a sus hijos (ibid.). Mijangos, un declarado opositor dei
EZLN, sigue atendiendo las necesidades pastorales de los catlicos en la cabecera municipal.
3l
351
352
Christine Eber
32
353
derse de todas las capas superpuestas de dominio, hasta que logren volver a
sentir su propia piel. El movimiento de revitalizacin en las bases de apoyo
zapatistas proporciona el contexto social e ideolgico que resulta clave para
el proceso. El acento sobre la liberacin ms que sobre la autonoma permite
a los pedranos que participan en dicho movimiento relacionar algunos aspectos del programa zapatista con un proyecto ms amplio, en el que participan
todos aquellos que apoyan la justicia. Al enfocarse en la liberacin, se crea un
territorio comn para debates entre miembros de las bases zapatistas de apoyo que desean un municipio autnomo y son partidarios del EZLN, y los
pedranos de la sociedad civil, que mantienen posiciones distintas.
Mi estudio de la bsqueda de liberacin de los pedranos durante las ltimas dos dcadas ha puesto en relieve la falta de sensibilidad de los mandas y
representantes del gobierno acerca de sus puntos de vista. Una y otra vez, las
actitudes y polticas de esos hombres han perturbado la bsqueda de soluciones propias que efectan los pedranos. En repetidas ocasiones, el Estado ha
mostrado una gran falta de respeto a la determinacin de stos por controlar
las disputas internas a fin de conservar la armona en su pueblo.
Adems, al estudiar los proyectos colectivos de los pedranos se aprecia su
respuesta al profundo desprecio hacia sus necesidades bsicas, expresado en
las polticas del gobierno federal de liberalizacin comercial y ajustes estructurales (Eber y Tanski, en prensa). Los proyectos colectivos creados por los
pedranos para responder a la bancarrota de las polticas del gobierno constituyen un ejemplo concreto de la visin zapatista de autodesarrollo manifestada en los Acuerdos de San Andrs. La negativa del gobierno federal de
respetar esos acuerdos, as como de retirar las tropas de Chiapas, pone en
riesgo su vida y ellos deben esforzarse por satisfacer sus necesidades bsicas
utilizando los recursos que controlan.
No se puede negar que se ha desgarrado gravemente el tejido social en
Chenalh al comienzo de un nuevo milenio. Al concluir el presente trabajo,
dos anos despus de la matanza de Acteal, la ocupacin militar y las actividades
paramilitares en Chenalh siguen perturbando la vida diaria. En los campa-
354
Christine Eber
mentas de desplazados, el sufrimiento de la gente es abrumador: las enfermedades los agobian, sufren grave escasez de comida, agua y cobijas; existen pocos mercados para las telas que producen las mujeres. Pero ellas siguen tejiendo, a pesar de todo. Los nifos ren. "Un momento feliz, otro triste".
A pesar de los obstculos que enfrentan, estn resueltos a reconstruir sus
vidas y sus comunidades destrozadas. Rechazan la opcin de volver atrs,
pues no haran sino ser testigos de la destruccin sistemtica de sus recursos
naturales y espirituales. Para expresar su compromiso de cambio social, Mara, Antonia y otras mujeres de su base zapatista usan una frase en tzotzil: Ta
jpastik sk 'op ta sventa gunuf Mexico xi'uk gunuf banamif, ["Luchamos por unir a
todo Mxico y el mundo"]. Arrebatados por la pasin, y limitados a su conocimiento del mundo, los miembros de la sociedad civil se imaginan que el
mundo entero bulle con la idea de la liberacin. En lugar de responder a esa
creencia con una sonrisa condescendiente, sugiero que la tomemos en serio.
Ya sea en Chenalh o en cualquier otro lugar del mundo, lo ocurrido en
Acteal puede volver a suceder. Sin embargo, ser ms difcil que pase si crece
el nmero de gente que insiste en imaginar y crear formas propias de desarrollo. Reconozco que los esfuerzos que realizan colectivamente los pedranos
en la actualidad son estrategias de supervivencia. Antes de que sus esfuerzos sean soluciones viables a la pobreza y marginalizacin, tendrn que cambiar
muchas condiciones externas. En las estrategias de supervivencia de los pedranos se encuentran las semillas de las alternativas a los modelos inhumanos
del PRI.
355
Bibliografia
ARIAS, JACINTO
s.f. "The Nurninous World of the Maya: Contemporary Structure and Change"
(tesis de maestra), Catholic University, Washington, D.C.
1985 San Pedro Chenalh: A{go de su historia, cuentosy costumbres, Publicacin bilinge
de la Direccin de Fortalecimiento y Fomento a las Culturas de la Subsecretaria de Asuntos Indgenas. Chiapas, 1990, "Movirnientos indgenas contemporneos del estado de Chiapas", en Jacinto Arias (ed.), EI arreglo de los
pueblos ndios: La incansable tarea de reconstitucin, Secretaria de Educacin Pblica/ Gobierno del estado de Chiapas/Instituto Chiapaneco de Cultura,
Mxico. pp. 379-399.
AUBRY, ANDRS, Y ANGLICA INDA
1997a
"~Quines
1997b "Historia del pueblo paramilitar de Los Chorros", en Tiempo (24-31 de diciembre), pp. 8-12.
BELLINGHAUSEN, HERMANN
2000 "A Time of Reconquest: History, the Maya Reviva! and the Zapatista
Rebellion in Chiapas", en American Historica Review (abril).
BERMDEZ, JESS MORALES
1981
The Indian Christ, The Indian King: The Historica Substrateof MqyaMyth and Ritual,
University of Texas Press, Austin, Texas.
CIEPAC
356
Christine Eber
EBER, CHRISTINE
1991
Before
God~
Women and Alcohol in a Highland Mqya Town: Water of Hope, Water of Sorrow,
University of Texas Press, Austin, Texas.
s.f.
Impact
of
357
Chiapas. Antesy despus de Acteal, CIESAS/ COLEM/ CIAM, Mxico, pp. 63-83.
s.f. "Violencia y etnia en Chenalh, formas comunitarias de resolucin de conflictos" (manuscrito).
GARZA, ANNA MARA
1990 "El gnero entre normas en disputa. Pluralidad legal y gnero en San Pedro
Chenalh" (tesis de maestra en antropologa social), Escuela de Ciencias
Sociales, Universidad Autnoma de Chiapas, UNACH.
GARZA, ANA MARA,
358
Christine Eber
GOSSEN, GARY
1961
Perils of the Sou/.- The World View of a Tzotzil Indian, University of Chicago
Press, Chicago.
1994 "Rebellion in Chiapas: Rural Reforms, Campesino Radicalism, and the Limits
to Salinismo", en Transfarmation of Rural Mexico, nm. 5, La Jolla, CA: Center
for u.s.-Mexican Studies, University of California en San Diego, pp. 1-43.
1998 The Chiapas Rebellion: The Struggle for Land and Democrary, Duke University
Press, Durham.
HERNNDEZ CASTILLO, R. ADA
1996 New Imaginings of the Nation: The Indigenous Movement and the Debate over Autonomy" (ponencia), Reunin Anual de la Asociacin Americana de Antropologa (AAA), San Francisco California, 20-24 noviembre, 1996.
1998 "La Pastoral de la mujer: Liberation Theology and its Gender Perspectives
in Chiapas" (ponencia), Reunin Anual de la Asociacin para e! Estudio Cientfico de la Religin, Montreal, Canad, agosto, 1998.
HERNNDEZ CASTILLO, R. ADA (CON DIANA DAMIAN, CHRISTINE EBER,
GRACIELA FREYERMUTH ENCISO PALENCIA, ANNA MARA GARZA
CALIGARIS, MARTHA FIGUEROA MIER, MERCEDES LIVERA BUSTAMANTE,
Y CONCEPCIN SUREZ AGUILAR)
resy violencia en Chiapas. Antesy despus de Acteal, CIESAS /COLEM/ CIAM, Mxico, pp. 15-36.
359
MACEOIN, GARY
1995
ofMexico
and
W01 He Matters,
The
360
Christine Eber
Arlisans,June Nash (ed.), State University of New York Press, Albany, Nueva
York, pp. 1-24.
199 5 "The Reassertion of Indigenous Identity: Mayan Responses to Sta te
lntervention in Chiapas", en Latin American Research Review, 30 (3), pp. 7-41.
O'BRIAN, ROBIN
1997 "Maya Market Women's Sales Strategies in a Stationary Artisan Market and
Response to Changing Gender Relations in Highland Chiapas, Mexico", en
Las elecciones de 1991-1998 en Los Altos de Chiapas,J.P. Viqueira y W. Sonnleitner (eds.), COLMEX/CIESAS, Mxico.
PREZ ENRQUEZ, MARA ISABEL
1994 Expulsiones indgenas, religiny migracin entres municpios de Los Altos de Chiapas,
361
ROSENBAUM, BRENDA P.
1993
With Our Heads Bowed The Dynamics ef Gender in a Mqya Communiry. Institute
for Mesoamerican Studies, State University of New York en Albany, Nueva
York.
ROVIRA, GUIOMAR
1997 M'!feres de maz: La voz de las indgenas de Chiapasy la rebelin zapatista, Ediciones La Lletra SCCL, Barcelona.
RUS,DIANE
1990 La crisis econmica y la m'!Jer indgena: EI caso de Chamula, Chiapas, Instituto de
Asesora Antropolgica para la Regin Maya, San Cristbal de Las Casas,
Chiapas.
Rus,JAN
1994 "The 'Comunidad Revolucionaria Institucional': The Subversion of Native
Government in Highland Chiapas, 1936-1968", en Gilbert Joseph y Daniel
Nugent (eds.), Everydqy Forms ef State Formation: Revolution and the Negotiation
362
Christine Eber
363
Coitn
~--~
GUATEMALA
kilmetros
l!llcabeceras Municipales
Comunidades
hacia San
Cristbal
FUENTE: Arlu(l985)
Ef prqyecto dominante
La invencin de Mxico fue desafortunada: le dia forma de estado-nacin
homogneo cuando no lo formaba un pueblo, sino muchos, y an no se
haban constituido como nacin; y su invento, de patente extranjera, apenas
tom en cuenta las realidades y esperanzas de los mexicanos (\Volf, 1958;
Gonzlez, 1974; Villoro, 1998). Cuando cristaliz en el Acta Constitutiva de
la Federacin, en 1824, la invencin se ajust al molde de los Estados que
imitaba y en particular a uno, como declararon candorosamente los padres
de la patria: "En todos nuestros pasos nos hemos propuesto por modelo la
repblica feliz de los Estados Unidos del N arte" (CNCSRFCRS, 1974: 63). Ese
[365]
366
Gustavo Esteva
disefio opera hasta hoy como camisa de fuerza. Sigue siendo, para las elites,
"raz y fundamento jurdico de la Nacin, forma de gobierno vigente hasta
nuestros das y concrecin de los ideales democrticos del pueblo mexicano"
(CNCSRFCRS, 1974: 1).
La obsesin de las minorias rectoras de Mxico por cerrar la brecha entre
su proyecto y el pas real nunca pudo llegar muy lejos. "Forjar patria" (Gamio,
1916; Guerrero, 1979) consisti para ellas en redoblar el empeno por adaptar
a los mexicanos a disefios que se pusieron sucesivamente de moda en el exterior. Intentaron constituir un pueblo ficticio de indivduos abstractos -meras
categoras forma1es de la Constitucin- y construir una "nacin" en los trminos de sus ideologas cambiantes. Se negaron a reconocer la existencia de
los pueblos y culturas reales del pas y an ms a que construyeran un Estado
o una nacin concebidos en sus propios trminos. Se abri as una disputa
interminable entre los mexicanos, origen de buena parte de los males que
han agobiado a la repblica desde su nacimiento.
Para Guillermo Bonfil, esta disputa es en trminos de civilizacin: la contraposicin entre dos sectores de la sociedad mexicana, que tienen modos
esencialmente distintos de pensar y comportarse. Llam Mxico imaginario al
sector de los mexicanos que encarnan e impulsan e1 proyecto dominante,
para construir la nacin en el molde de la civilizacin occidental. Denomin
Mxico prefundo al formado por quienes se encuentran arraigados en formas
de vida de estirpe autctona, que no comparten el proyecto occidental o lo
asumen desde una perspectiva cultural diferente (Bonfil, 1987: 9-10).1 Para
l, no ser posible entender las mltiples contraposiciones actuales entre los
mexicanos, y mucho menos resolver1as, si no se toma en cuenta que expresan
1 La expresin Mxico imaginario es desafortunada, como e! propio Bonfil reconoci hacia e! final de su
vida. Sera ms apropiada la de Mxico ficticio, pero respeto aqu la designacin original. La expresin
Mxico profundo se ha empobrecido ai vulgarizarse, pero es una categora tcnica precisa, tericamente
delimitada. Existen discrepancias sobre su pertinencia y valor, pero puede formar parte de un anlisis
disciplinado y riguroso de la realidad y ser objeto de estudios empricos que pongan a prueba su
utilidad. Actualmente, cumple una funcin eficaz como emblema de posiciones polticas explcitas.
367
diferentes horizontes de inteligibilidad, que generan diversos ideales de sociedad y futuros posibles diferentes.
Las elites no aceptan esta distincin. Persiste su conviccin de que todos
los mexicanos estn inscritos en la matriz occidental, y fundan tal juicio en la
afirmacin de que el mestizaje es la condicin definitoria del ser nacional,
que permitira la integracin del pas. Segn esta invencin del siglo XIX, que
se hizo paradigma dominante en el XX, la "comn heredad" de los mexicanos actuales no es india ni espaiola, sino mestiza, y en ella ha de basarse un
proyecto nacional contemporneo (Krauze, 1998: 2-9). El planteamiento es
falaz: ni el pas est "integrado" ni la supuesta integracin puede atribuirse al
mestizaje biolgico o cultural (Florescano, 1998: 1-4). Aunque el mestizaje es
real y ha salvado al pas de peligrosas obsesiones sobre "pureza racial", la
mezcla interminable de sangres y culturas, que hace mestizos a casi todos
los mexicanos, no implica que todos compartan la misma matriz civilizatoria,
el mismo sistema mtico. La afirmacin del mestizaje responde a un ideal de
nacin unitaria y Estado homogneo que se encuentra en abierta contradiccin con la pluralidad real de la sociedad mexicana y su estructura desigual.
368
Gustavo Esteva
369
en que no tienen cabida digna, una visin unificada que articule la diversidad de
sus concepciones e intereses; y el hecho de que esa versin crisp la vieja disputa histrica entre los mexicanos hasta agotar la invencin original del pas: la
llev al punto en que mantenerla lo dividira de modo insoportable.
El Mxico prefundo no est formado solamente por los pueblos indios, aunque de ellos surgi. Probablemente pertenece a l una amplia mayora de la
sociedad nacional. La minora afiliada al Mxico imaginario crece continuamente y es cada vez ms aguerrida, pero buena parte de quienes la constituyen no
lo hacen por conviccin propia, sino por la percepcin de que no existen
alternativas. A medida que stas aparecen, se modifica la composicin de las
partes en pugna.
El desafio actual de las mayoras consiste en articular su proyecto sin renunciar a lo que son, sin reducirse a una forma de existencia poltica que les resulta
inaceptable o inconcebible, y en dar a su proyecto un carcter incluyente, que
no reproduzca a la inversa la exclusin y subordinacin que han padecido.
La transicin poltica
El 1o. de enero de 1994 el Ejrcito Zapatista de Liberacin Nacional (EZLN)
desafi al grupo encabezado por el entonces presidente Carlos Salinas. Dio
nuevo aliento a la causa de los pueblos indios y a diversos movimientos populares, que retomaron viejos anhelos y trataron de agruparse a partir de su
descontento general con la situacin prevaleciente.
La insurreccin surgi en el contexto de una transformacin profunda de
la sociedad mexicana, iniciada doce anos antes. El deterioro del rgimen heredado de la Revolucin, en el que estaban insertos quienes llegaron al poder
en 1982, fue transformado por ellos en la oportunidad de desmantelado,
para implantar en su lugar otro ms ajustado a los vientos dominantes en el
mundo. Los partidarios del antiguo rgimen fueron desplazados, y al cabo de
una dcada, hacia 1993, el nuevo rumbo pareda firmemente establecido. El
370
Gustavo Esteva
371
lizacin para las mayoras, intenta realizar la primera revolucin del siglo XXI:
una revolucin democrtica radical, basada en los mbitos de la comunidad.
Esta disyuntiva refleja la contraposicin entre dos estilos polticos radicalmente diferentes. Uno se apega a la mitologa poltica convencional, que
desde 1820 descansa en el apotegma de Hegel: "el pueblo no est en condiciones de gobernarse a s mismo, aunque sea el titular ltimo del poder
poltico". La cuestin poltica, segn esto, se reduce a los medios y formas
de constituir el sistema de representacin y la administracin del Estado. El
otro estilo rompe con esa tradicin. No se concentra en la sustitucin de la
minoria rectora por otra ms favorable a los empe.os populares, sino en
construir una forma de sociedad y de gobierno en que el pueblo no slo sea
titular formal del poder poltico, sino que pueda tenerlo, mantenerlo y ejercerlo. De la forma de enfrentar esta contraposicin depende no slo la posibilidad de encauzar pacficamente la transicin, sino el rumbo del pas y el
carcter del rgimen con que iniciar el siglo XXI.
La sociedad civil
La expresin "sociedad civil" se emplea con creciente frecuencia para aludir
a organizaciones y movilizaciones ciudadanas que emergieron en el ltimo
cuarto de siglo. El uso de la expresin encuentra amplio eco, pero tambin es
fuente de confusin, dada su larga y retorcida historia conceptual y sus usos
prcticos, que le ha hecho perder una denotacin precisa universalmente aceptada. (Bell, 1962 y 1989: 56; Cohen y Ara to, 1992; Dahl, 1961; Ferguson,
1969; Kaplan, 1978: 105; Lipset, 1960; Lummis, 1996; Olvera, 1999). Se reconoce la novedad de las organizaciones y movimientos emergentes, pero se
cuestiona que hayan producido una mutacin sustantiva de la sociedad civil,
dndole un carcter directa e inmediatamente poltico.
372
Gustavo Esteva
Una corriente analtica identifica la sociedad civil con movimientos populares, en Europa del Este y Amrica Latina, en donde no se adoptaron las
formas convencionales de las organizaciones de clase o los partidos para
sustituir regmenes autoritarios. Estos movimientos populares se caracterizan por la autonoma de las organizaciones que los forman, por su independencia del Estado y su antagonismo respecto a l (Lummis, 1996); sus
referentes tericos incluyen a menudo a Gramsci, pero tambin emplean
ideas y experiencias que proceden de muy diversas tradiciones.
Otra vertiente identifica la sociedad civil como el "tercer sector" o "sector
no lucrativo'', formado por "el espectro de organizaciones que los ciudadanos
han formado fuera del Estado y del sector de negocios" (Schearer y Tomlinson, 1997: 2; el estudio identifica alrededor de un milln de organizaciones, en Amrica Latina, que estn cambiando la naturaleza de su sociedad
civil). La Alianza Mundial para la Participacin Ciudadana caracteriza a la
sociedad civil como "los hombres y mujeres, grupos e individuos, que se
renen para realizar actividades por s mismos a fin de cambiar la sociedad en
que viven" (citado en Schearer y Tomlinson, 1997: 5). Segn una variante de
dicha corriente, esta nocin implica desconocer la centralidad del Estado y
su capacidad de organizar a la sociedad e impulsar la buena vida, que se
atribuye a la sociedad civil (Villoro, 1997: 351). Esta veta intelectual desemboca en la nocin de "democracia ampliada", en que la sociedad civil no
reemplaza al Estado, sino que opera como una fuerza independiente que lo
controla, lo mismo que a los partidos (Bobbio, 1977: 69-71).
Una tercera vertiente de anlisis emplea la nocin de sociedad civil para
aludir a iniciativas de base y movilizaciones populares, de una enorme heterogeneidad, que en el mundo entero reaccionan ante la globalizacin mediante la localizacin de sus empenas, la recuperacin de sus mbitos de
comunidad y el fortalecimiento de su autonoma. Estos empeiios estaran
desbordando el marco del estado-nacin y de la democracia formal y representaran una autntica mutacin de la sociedad civil, opuesta a un proyecto
global que recibe an distintos nombres: "globalizacin'', "neoliberalismo",
373
"ajuste estructural'', "nuevos cercamientos", "recolonizacin" o "nueva divisin internacional del trabajo" (fhe Ecologist, 1995; Midnight Notes, 1997;
Esteva y Prakash, 1998).
Conforme a este ltimo enfoque, la sociedad civil no es un sustituto de
otras expresiones que tienen la misma carga de antagonismo respecto al Estado y semejante sentido poltico general. No es el "partido de vanguardia",
como agente del cambio histrico. A diferencia de una clase o partido que se
levantan y buscan tomar el poder del Estado, la sociedad civil se otorga a s
misma el poder al levantarse, o, para ser exactos, con su movilizacin hace
efectivo el poder que ya tiene. En vez de ocupar el Estado y reemplazar a sus
dirigentes, se mantiene contra l, lo marginaliza, lo controla. No est formada por masas: no es un rebano, sino una multiplicidad de diversos grupos y
organizaciones, formales e informales, de gente que acta de comn acuerdo
por una variedad de propsitos. Por esa misma condicin organizativa, en
pequenos grupos, no conduce a la "tirana de la mayora": su forma de operar
se asemeja al modelo de sociedad que el inventor de la expresin "tirana de
la mayora", Alexis de Tocqueville, consider la mejor proteccin contra ella
(Lummis, 1996: 30-31 ). Tampoco conduce a una dictadura burocrtica a cargo de la "revolucin".
Esta nueva encarnacin de la sociedad civil no delega en el Estado su
poder poltico, sino que intenta retenerlo en los espacios autnomos de la
gente, para procesar por s misma sus contradicciones y escapar a la lgica del
capital y del modo industrial de produccin. Sigue empleando procedimientos jurdicos y polticos, pero slo para generar consensos sociales sobre las
condiciones de operacin de sus espacios autnomos y sobre las funciones
meramente administrativas del Estado. Opera en el marco del estado-nacin
y la democracia formal, pero lo desafia y desborda constantemente: lo asume
como una estructura apropiada para la transicin hacia una nueva forma de
Estado y democracia.
En Mxico, el trmino sociedad civil adquiri nuevo sentido y valor a partir de la dcada de 1980. La movilizacin y las iniciativas asociadas con el
374
Gustavo Esteva
375
Autonoma y seudoautonoma
La palabra "autonoma" tiene larga tradicin en los movimientos populares
en Mxico. En la dcada de 1980 se uni a la expresin "sociedad civil" para
dar nuevo significado a la transformacin social.
El gobierno por su parte ha rechazado el concepto bloqueando las demandas autonmicas de los zapatistas. En el Foro Nacional Indgena, a principias de 1996, el tema defini el meollo de las demandas ndias, como se
reflej en las negociaciones de San Andrs entre el EZLN y el gobierno y en el
seno del Congreso Nacional Indgena.
La iniciativa zapatista neutraliz una corriente de pensamiento, apegada a la
tradicin autonomista europea que se adapt en Nicaragua, la cual haba estado tratando de articular una versin mexicana de la autonoma (Daz Palanco,
1991, y Snchez, 1995). En febrero de 1995 esta corriente impuls la Asamblea Nacional India Plural por la Autonoma (ANIPA), en la que participaron
importantes organizaciones ndias y desde entonces encabez esa demanda
en el seno del movimiento ndio. En 1999 la ANIPA solicit y obtuvo su registro como agrupacin poltica nacional, para actuar dentro del esquema poltico-electoral vigente.
Esta corriente ubica la autonoma dentro del estado-nacin. Lave como
parte de un proceso de descentralizacin poltica. El "autogobierno" o
"gobierno autnomo" no sera sino "un orden de gobierno especfico, constitutivo del sistema de poderes verticales que conforma la organizacin del
Estado" (Daz Palanco, 1996: 109). Demanda la creacin de un cuarto nivel
de gobierno, en las regiones autnomas, que se agregara a los niveles federal,
estatal y municipal para una administracin ms descentralizada del Estado.
Coincide as con el gobierno y los partidos, que slo quieren menos de lo
mismo: acatar la descentralizacin poltica y reducir al mnimo posible la
376
Gustavo Esteva
"Quienes defienden esta posicin intentan deslindarse de la dei Estado ai postular que ste impulsa
una corriente comunitarista o comunalista, a la cual se habran adherido algunos grupos indios, particularmente en Oaxaca. Tal corriente intentara restringir la autonomia ai plano de las comunidades; ai
subordinaria a la lgica heteronrnica dei Estado, promovera en realidad una seudoautonoma". (Daz
Palanco, 1998). En realidad, nadie sostiene esa posicin. E! Estado ha carecido de una posicin coherente sobre e! tema, que lo tom por sorpresa en 1994. Las divergencias y contradicciones existentes
en su seno se han hecho evidentes a lo largo dei periodo, particularmente durante e! dilogo de San
Andrs. Su nica posicin consistente ha sido la de reducir la autonoma -como la corriente formalista- ai marco actual dei estado-nacin. Tampoco existen intelectuales o pueblos indios que sostengan la
posicin atribuida por los neoindigenistas a la supuesta corriente comunitarista. Quienes reconocen
que la forma principal de existencia de las prcticas autonmicas de los pueblos ndios se encuentra
actualmente en sus comunidades, y que hasta hace poco tiempo no haban podido ejercerla eficazmente a otros niveles, no confinan su proyecto de autonoma ai plano local: insisten en que la construccin
autonmica parta de las comunidades y se realice "de abajo hacia arriba", pero plantean un proceso de
reorganizacin cabal de la sociedad y el Estado, que reconozca plenamente la autonoma de los pueblos ndios, no slo de sus comunidades.
377
3 Comentaria en el Simposio indoamericano de Jaltepec de Candoyoc, en 1994, segn versin transmitida al autor por Adelfo Regino.
Es til examinar en mayor detalle esta cuestin decisiva. La tradicin inglesa moderna, en que la
descentralizacin fue e! expediente empleado por el Estado centralista para imponerse sobre el ejercicio
independiente de las libertades locales, afianzar su contrai y hacer ms eficiente su administracin
(Cammeli, 1981 ), fue implantada por los espafoles, en su versin de la Europa continental, en el
territorio de lo que hoy es Mxico. El municpio tuvo un claro carcter centralista, como forma descentralizada de ejercer la administracin colonial. La resistencia de los pueblos ndios a esa institucin,
hostil y ajena, cuyo carcter excluyente y forma vertical se mantuvieron en e! Mxico independiente y
en el revolucionario, los !lev a consolidar y enriquecer estilos no formalizados de gobierno local
propio, constitudos como lo opuesto a las instituciones centralistas. Cuando cone! tiempo los pueblos
ndios se apoderaron de algunos de esos aparatos de gobierno, en ciertas zonas y nunca por completo,
tendieron a refuncionalizarlos y a convertidos en un gozne de relacin con el Estado, en e! que se
reflejaban todas sus contradicciones.
Su lucha actual no busca un acceso ms democrtico a las estructuras dei Estado, sino el respeto a
estilos y disefos que las rebasan. A la descentralizacin democrtica, que no es sino una forma de alargar
la correa dei perro, opondran el descentra/ismo, para contar con un autntico gobierno propio, opuesto
ai se!f-government, un eufemismo para la integracin democrtica de todos ai aparato estatal. Mientras la
descentralizacin tiene como premisa una nocin dei poder que lo centraliza en la cspide, para delegar hacia abajo competencias, el descentralismo busca retener el poder en manos de la gente, devolver escala humana a los cuerpos polticos, y construir, de abajo hacia arriba, mecanismos que deleguen funciones limitadas en los espacios de concertacin que regulen la convivencia de las unidades
locales y cumplan para ellas y para el conjunto algunas tareas especficas.
378
Gustavo Esteva
379
Esta nocin comprende un rgimen propio de gobierno de las comunidades, regiones y pueblos indios; el ejercicio de un rgimen jurdico alterno para
la administracin de justicia; la aplicacin de normas diferenciadas sobre la
tenencia y uso de la tierra; y la legitimacin de la capacidad de autodefensa
respecto a las intromisiones del mercado o el Estado en la vida comunitaria.
Todo ello existe, de una u otra forma, en numerosas comunidades indias y en
menor grado en otros grupos, rurales o urbanos, tolerado en diversa medida
por las autoridades. Pero se ha practicado siempre a contrapelo del rgimen
dominante y est continuamente expuesto a contradiccin y disolucin al
extenderse, junto a la explotacin econmica, "el imperio de la ley": la invasin administrativa de la vida cotidiana que se realiza en nombre de leyes
impuestas al cuerpo social, como expresin de un abuso de poder. Su frecuente violacin agrega insulto al dano: es un abuso del abuso original
(Bartolom, 1997; y Barabas, 1996; Esteva y Prakash, 1998; IOC, 1996). Por
ello el reconocimiento de la autonoma de hecho, para que lo sea de derecho,
no es una apelacin al statu quo, sino el punto de partida de una transformacin prbfunda que forma parte de la propuesta.
La lucha autonmica socava las bases de existencia del rgimen jurdicopoltico que importaron los fundadores de Mxico, pero no es separatista o
fundamentalista, ni supone la fragmentacin del pas o la formacin de
castas o estamentos patrimonialistas. Cuestiona el pacto social formalmente
vigente, heredado de la Revolucin y paulatinamente desmantelado en las
ltimas dcadas. Exige otro nuevo, que fortalezca la unidad de la nacin al
dar nuevo sentido a la democracia, como poder del pueblo.
La propuesta autonmica de los pueblos indios busca recuperar facultades
y competencias que les ha arrebatado el Estado, pero quiere, sobre todo, que
dispongan libremente de sus propios espacios polticos y jurisdiccionales,
para practicar en ellos su modo de vida y de gobierno. Esta aspiracin slo
puede materializarse en un largo proceso de reconstruccin social y poltica
desde la base, no demanda ahora una decisin legal o institucional que esta-
380
Gustavo Esteva
blezca de golpe ese rgimen, lo que sera imposible, exige ejercer libremente
la autonoma en un contexto menos rgido y hostil, para construir as, con
otros mexicanos no ndios, una nueva sociedad.
La propuesta modifica el sentido convencional de la libre determinacin.
El derecho de todo pueblo a existir significa, en los trminos internacionalmente reconocidos, la independencia poltica para adoptar la forma de un
estado-nacin, o una autonoma limitada en el seno de un estado-nacin ya
constitudo, a la manera espafiola, nicaragense o norteamericana. En cambio en esta propuesta, autodeterminacin significa libertad y capacidad de
determinarse libremente, en los espacios propios, y determinar con otros
pueblos y culturas formas de comunin basadas en un dilogo intercultural,
que trascienda el totalitarismo del logos y el predomnio de una cultura sobre
las dems y construya una visin compartida y un nuevo horizonte de inteligibilidad en un espacio nacional que ya no sea el del estado-nacin homogneo (Esteva y Prakash, 1998; Panikkar, 1979, 1993, 1995; Vachon, 1990, 1995a
y b; Villoro, 1998: 168).
381
382
Gustavo Esteva
nas. La jurisdiccin comprende el reconocimiento de sus sistemas normativos internos; sus formas propias de gobierno, incluyendo delegacin
de facultades y competencias a sus rganos y sus propios procedimientos
para la eleccin de autoridades locales; y normas e instituciones especficas, para la atencin de sus necesidades, concertadas entre los propios
pueblos indgenas y el estado, sustituyendo las concepciones indigenistas
por otras pluralistas.
383
Es imposible dar cuenta aqu de la abundante literatura sobre esta guerra y sus consecuencias. Destaco, mnimamente, Lpez, 1996; Montemayor, 1997; las publicaciones dei Centro de Derechos Humanos Fray Bartolom de las Casas, a partir de su informe Ni paz nijusticia (octubre de 1996); Pineda,
1998; NACLA, 1998 y Global Exchange, 1999, que ilustran conceptos y prcticas sobre la situacin.
384
Gustavo Esteva
El EZLN, por su parte, no ha cejado en sus iniciativas polticas. Ha ampliado y consolidado 38 "municipios autnomos" en Chiapas, en los que ejerce
contra continuo acoso la democracia radical. Tras celebrar un encuentro con
la sociedad civil y la COCOPA del 20 al 22 de noviembre de 1998, convoc a
una movilizacin ciudadana para someter a consulta democrtica el texto de
la COCOPA para la reforma constitucional y la va poltica. Para ese fin, cinco
mil zapatistas visitaron ms de la mitad de los municipios del pas, donde se
encontraron con buena parte de la poblacin. La consulta se realiz con gran
xito el 21 de marzo de 1999: cerca de 3 millones de personas expresaron su
opinin en casi 15 mil mesas o asambleas y se recibieron opiniones de 29
pases. En los siguientes meses los zapatistas se reunieron con maestros,
universitarios en paro, defensores del patrimonio cultural y otros muchos
grupos. El conflicto en Chiapas y el proyecto impulsado por los zapatistas
siguen en el primer plano de la agenda poltica nacional.
385
por consenso y asamblea, en la tradicin del cargo,7 pero se simulaba lo contrario: se registra a la persona ya designada por la comunidad como candidato de un partido poltico (usualmente el PRI) y el da de elecciones se finga su
realizacin: un funcionario del cabildo municipal era el encargado de llenar
las boletas electorales y preparar las actas, o bien se enviaban en blanco, firmadas y selladas, para que las llenasen fraudulentamente las autoridades electorales. Aunque esto gener as innumerables conflictos "postelectorales'',
muchos de ellos violentos, no se afect el control electoral del PRI sobre las
votaciones, pues formaba parte de su estrategia nacional de dominacin.
Tras una larga lucha, esta situacin se modific el 30 de agosto de 1995: la
reforma del cdigo electoral de Oaxaca cre la posibilidad de que los pueblos indios optasen libremente por el rgimen de partidos o sus "usos y costumbres" para la constitucin de sus autoridades. El 12 de noviembre de ese
ano, cuando se aplic por primera vez esa reforma, 412 municpios, de los
570 que hay en Oaxaca, optaron por sus procedimientos tradicionales. No
hubo en ninguno de ellos conflictos postelectorales, que abundaron, en cambio, en los que optaron por el rgimen de partidos.
El cambio trascendi al mbito electoral: fue asumido como ejercicio cabal
de autonoma y se extendi a muchas otras reas de la relacin entre los pueblos indios y el Estado. En vez de ampliar el "imperio de la ley" y dar al Estado
mayor injerencia en la vida de la gente, la nueva "ley sombrilla" limit esa intervencin, exigiendo que la autoridad respetara la voluntad comunitaria.
El 6 de junio de 1998 se promulgaron cambios en la Constitucin de Oaxaca
y el 17 de junio se expidi una nueva Ley de Derechos de los Pueblos y
Comunidades Indgenas de Oaxaca. Ambos instrumentos fueron expresin
y consecuencia de la lucha por la autonoma. El camino que llev a ellos pasa
necesariamente por la insurreccin zapatista y los Acuerdos de San Andrs.
Por el lado del gobierno local, desde el 21 de marzo de 1994, se sinti obligaTradicionalmente, e! cargo es impuesto como responsabilidad y obligacin, sin contraprestacin
alguna, a la persona designada por la asamblea comunitaria. Las iglesias, los partidos y el gobierno han
distorsionado este rgimen por diversas pocas.
386
Gustavo Esteva
387
388
Gustavo Esteva
389
390
Gustavo Esteva
391
392
Gustavo Esteva
"La clase obrera no esperaba de la Comuna ningn milagro. Los obreros no tienen ninguna utopa
lista para implantaria par dcret du peuple. Saben que para conseguir su propia emancipacin, y con ella
una forma superior de vida (... ) tendrn que pasar por largas luchas, por toda una serie de procesos
histricos. No tienen que realizar ningunos ideales, sino simplemente dar rienda suelta a los elementos de
la nueva sociedad [.. .]" (Marx, 1970: 72).
393
394
Gustavo Esteva
395
al procedimiento jurdico, que por casi 200 anos los encargados de aplicado
se ocuparon de desprestigiar.
Cuando pase la polvareda de estos anos y sea posible tomar distancia suficiente para apreciar en perspectiva, el significado de los diversos eslabones de
la cadena de turbulencias que ha tocado vivir a la actual generacin, este
cambio en la manera de cambiar puede acaso llegar a ocupar el lugar central.
De la tolerancia a la hospitalidad
Formas de autonoma, en las ms diversas condiciones y con los ms distintos grados, existen en todo Mxico. Salvo en unos cuantos casos, en que
existe una regulacin explcita aunque insuficiente [como en la Universidad
Nacional Autnoma de Mxico], la condicin autnoma es tolerada por las
autoridades y est expuesta a sus arbitrariedades y facultades discrecionales.
Slo se mantiene por la movilizacin social y la lucha poltica constante, lo
que produce inestabilidad y frustracin e impide la consolidacin y florecimiento de los espacios autnomos existentes.
La lucha actual por la autonoma es un empeno poltico de gran alcance,
que no se satisface con la consagracin legal de la tolerancia, para dade estabilidad. Comprende una redefinicin de la transicin poltica, para pasar de la
tolerancia a la hospitalidad.
La tolerancia no es, a final de cuentas, sino la forma ms civilizada de la
intolerancia. Quien tolera la presencia del otro lo acepta, sin reconocerlo.
Admite su permanencia, como expresin de su propia flexibilidad o generosidad, pero a partir de su descalificacin: no es como debe ser, como el que
tolera. La hospitalidad, en cambio, supone abrirse al otro. No significa admirado, seguido o imitado, ni siquiera entendedo; significa reconocer que existe y que tiene derecho a ser quien es y a ocupar su lugar. Esto es lo que hoy
hace falta.
396
Gustavo Esteva
397
Bibliografia
AuBRY, ANDRS
INAREMAC,
AUTONOMEDIA
199 5 Ya basta! Documents on the New Mexican Revolution, Autonomedia, N ueva York.
BARTOLOM, MIGUEL
1997 Gente de costumbre y gente de razn: las identidades tnicas de Mxico, Siglo XXI,
Mxico.
BARTOLOM, MIGUEL Y ALICIA BARABAS
1996 La pluralidad en peligro, INAH/INI, Mxico.
BELL, DANIEL
1962 The End of Ideology: On the Exhaustion of Political Ideas in the Fifties, The Free
Press, Nueva York.
1989 ''American Exceptionalism Revisited: The Role of Civil Society", en Public
398
Gustavo Esteva
DAHL, ROBERT
1961
Who Governs? Democrary and Power in an American City, Yale University Press,
NewHaven.
1996 "La autonoma de los pueblos ndios en el dilogo entre el EZLN y el gobierno federal", en &vista dei Senado de la &pblica 2, nm. 2 (enero-marzo),
pp. 104-15.
1998 La rebelin zapatistay la autonoma, Sigla XXI, Mxico.
DAZ POLANCO, HCTOR Y CONSUELO SNCHEZ
1995 "Las autonomas: una formulacin mexicana", en Ojarasca, nm. 44 (mayojulio), pp. 30-41.
ESTEVA, GUSTAVO
1995 "Derechos humanos como abuso de poder", en Kwira, nm. 44 (octubrediciembre), pp. 24-36.
ESTEVA, GUSTAVO Y MADHU S. PRAKASH
1998
FERGUSON, ADAM
1969 An Esscry on the History ef Civil Society, Gregg Internacional Publishers, Farnsborough.
FLORESCANO, ENRJQUE
1998 "Siete tesis equivocadas sobre los grupos tnicos", en Perfil (suplemento),
chos humanos en Chiapas. Global Exchange/Red de derechos humanos "Todos los derechos para todos"/ Centro de Derechos Humanos Miguel Agustn
399
Pro Jurez/Comisin Mexicana para la Defensa y Promocin de los Derechos Humanos, Mxico.
GONZLEZ Y GONZLEZ, LUIS
1974 "El periodo formativo'', en Daniel Coso Villegas et ai., Historia mnima de
400
Gustavo Esteva
MIDNIGHT NOTES
1997 "One No, Many Yeses", en Midnight Notes, nm. 12 (diciembre), pp. 1-4.
MONSIVIS, CARLOS
1987
MONTEMAYOR, CARLOS
1979 "The Myth of Pluralism: The Tower of Babel -A Meditation on Non violence",
en Cross CurrentS'. "Panikkar in Santa Barbara", XXIX, nm. 2, pp. 197-230.
1993 "La diversidad como presupuesto para la armona entre los pueblos", en
1998 "Vaciar el mar Oa guerra y la crisis de estado)", en Chiapas, nm. 6, pp. 121134.
SCHEARER, S. BRUCE Y TOMLINSON,J.
of
1997 "Pro zapatista and Pro pri: Resolving the Contradictions of Zapatismo in
Rural Oaxaca", en Latin American Research Reviell) 32 (2), pp. 41-70.
THE ECOLOGIST
401
V ACHON, ROBERT
..
...
bre de 1999).
2 Aludimos a los trabajos producidos por los equipas de Tax, Adams, Vogt y Redfield, entre los de ms
renombre y de mayor impacto en el rea y en e! periodo que nos ocupan: Mesoamrica y la segunda mitad
dei siglo. Sus exponentes mexicanos ms notorios, unas veces inspirados por los anteriores y otras sus
inspiradores (sin siempre el reconocimiento debido), fueron Caso, Aguirre Beltrn y Villa Rajas. Ellos
mismos, sus colaboradores, continuadores o crticos, en sus opciones prcticas y posiciones tericas,
esrn reflejados en un voluminoso nmero especial de balance (400 pp.) en la extinta revista "Mxico
Indgena" de IN! (1978); los plameamientos de esta revisin tambin han pasado a la historia.
[403]
404
Andrs Aubry
Esta nueva ola est en parte reflejada, que no acatada, en el balance mencionado dei INI en la penltima parte.
405
Esta manipulacin de las "comunidades" y sus resistencias estn documentadas por los trabajos
406
Andrs Aubry
Dos afos despus de su firma y de su largo incumplimiento, la V Declaracin de la Selva Gulio de 1998, en su prrafo III) define sus ejes: "autonoma,
territorialidad, pueblos indios, sistemas normativos", la enumeracin siendo
el enunciado de realidades que crean derechos colectivos de quienes, lejos de
querer segregarse de la Nacin (pero conscientes de su traumtica "exclusin"), ambicionan enriquecer la que conformaron histricamente con el aporte estructural y pluricultural de su diferencia. El instrumental, por lo tanto, no
ser solamente el antropolgico sino tambin la historia cuyos golpes y luchas han definido a la vez su lugar en la sociedad y su proyeccin en el futuro
del pas. La autonoma no parte, al contrario, une con la inclusin nacional de
su diferencia: "si el gobierno teme fragmentarse, debiera ver el ejemplo de
otros pases que reconocieron y legislaron sus autonomas y no se fragmentaron. Antes al contrario, los que no lo hicieron se han ido partiendo en muchas partes". 7 Al contrario de los planteamientos del fundamentalismo tnico o del integrismo cultural, el EZLN, al planear "un mundo en el que quepan
todos los mundos", ("para nosotros nada, para todos todo") reconcilia identidad y universalismo, tradicin y modernidad, terrufo y democracia.
Disculpando comparar a estas pueblos con un generoso corcel -el que,
fuera de reflejos etnocntricos, sera un honorable eh 'ulel, el animal compafero de los tzotziles- empezar por un cuento:
rase una vez un esplndido caballo, bello corcel, bien proporcionado, de
musculatura firme, de hermoso pelo moreno, liso, brufido, construido para
corridas infatigables. Quien lo vea lo quera en su corral o su potrero -en su
finca, pues jQuin no pele para aduefarse de l! Producto envidiable de
generaciones de pura raza, consentido por la herencia y dotes de casta fina,
tena un nico y embarazoso problema: no poda correr.
derecho. Ejemplos recientes de esta autonoma de contrabando o "de hecho" (es decir, anticipando la
ley que la autoriza: "no necesitamos permiso para ser libres"), o sea de manera rebelde, se dan en la 2'
parte de este trabajo. Remontando ms lejos en el tiempo, es la prctica indgena persistente de la que
Bonfil (1992) saca conclusiones para repensar pluriculturalmente la vida nacional.
7 Comunicado de Marcos dei 7 de marzo de 1997.
407
Los que creen que saben lo probaron todo, sin xito. No corra y no corra.
Gastaron fortunas en consultar a especialistas, en pagades costosas comisiones para que acudieran a auscultado y recetado. AI veterinario para un chequeo integral, al bilogo para mejorar la raza aunque fuera inmejorable, al
nutricionista para racionalizar y modernizar su alimentacin, al quiroprctico
para sobado, a un docto de la psicologa animal para poner a prueba las virtudes del equinodesarrollo, a todos para qu e probaran su arte y su ciencia.
Nada se logr, no corra; pero el mozo que lo cuidaba por una propina los
miraba a todos con una sonrisa de media burla apenas disimulada hasta que,
0
desesperado por el acoso de tantos, el amo le pregunt: "si crees que sabs
2por qu no habls? 2Qu decs que tiene?"
El mozo se rea. "2De veras quers saber?" -"iPos s, ndale!". -"Pero es
que no me vasa hacer caso". -"Mir, todo mundo se burla de m, decmelo
de una vez". -"No, no me vasa escuchar. Prefieres gastar dinero antes que
aplicar mi remedia". -"rale, es la vencida, decmelo". Entonces el mozo
sentenci: "2No ves, patrn? Lo que tiene este caballo, es que est amarrado
2Por qu no lo soltamos?"
No me enfrascar en una exgesis de la historia simblica de los Dilogos
de San Andrs. A la hora de la hora, soltar la autonoma conlleva ms riesgos
para el amo del rgimen que los derroteros de 500 anos de peritaje indigenista.
Es que de veras no hay cmo tratar de la autonoma sin cruzada coo las
explosiones y los enredos de estos dilogos en que participaron de manera
tan novedosa el poder, la academia y los movimientos populares. En esta
confusin; inflacin terica del discurso sobre autonorna, indefinicin de
los decidores, tribuna internacional fascinada por un debate local, y una floracin repentina de autonornas de contrabando (que decidieron cortar la
reata que persogaba su caballo, para que corriera por su cuenta) abundan en
demasa las aproximaciones, posibles y necesarias, de la autonorna.
Si la antropologa es una ciencia de observacin de la realidad social, el
anlisis de la literatura sobre el tema sera una evasin o una distorsin. Por
tanto, se eliminar de plano la abundante produccin terica sobre autono-
408
Andrs Aubry
Por carecer de consenso y por tanto de compromisos ulteriores, no comentamos aqu los 32 planteamientos dei !!amado Protocolo de la Catedral, firmado por e! EZLN, el Comisionado Manuel Camacho
Sols y e! mediador Samuel Ruiz Garca en marzo de 1994; en conferencia de prensa, Marcos haba
aclarado que la sesin de San Cristbal no era de negociacin sino slo de dilogo previa a ella.
409
Sin embargo, los planteamientos dei EZLN y las respuestas gubernamentales dei equipo dei Comisionado disenan algo como la gnesis delconcepto de autonoma y de su instrumentacin legal. E!
punto 4, en la formulacin dei pliego petitorio dei EZLN, exige un nuevo pacto entre los integrantes de la
ftderacin que acabe con e/ centralismo y permita a regiones, comunidades indgenas y municipios autogobernarse con
autonoma poltica, econmica y cultural; el punto 16 es una variante dei anterior (como pueblos indgenas que
somos, que nos dqen organizarnosy gobernarnos con autonoma propia). E! gobierno federal contest a ambos
en su Jargusima propuesta dei punto 8 (sobre E! Art. 27 constitucional, recientemente reformado,
aquel dei ejido) que sugiere una "ley general de derechos de Ias comunidades indgenas" que concilie
una nueva redaccin dei Art. 4 constitucional ("la composicin pluricultural de la Nacin") y aplicaciones
dei Convenio 169 de la OIT reajustando e! nuevo 27 constitucional a las nociones de "tierra-territorio".
9 Tlapa, en el estado de Guerrero, es la sede de un centro coordinador INI, pero tambin el pueblo
desde donde Lucio Cabanas inici su movimiento armado en los anos setenta.
* Aclaracin: Existe un CNI (masculino) que es e! Congreso Nacional Indgena, y uno (femenino) la
Convencin Nacional Indgena de Guerrero.
410
Andrs Aubry
Como estos tres textos bsicos tienen una escasa difusin, aqu van extractos relevantes, con la disculpa de quitarles, cortndolos, la inspiracin o el
dinamismo con que se expresan y adornan.
La Declaracin de la Montaiia de Guerrero (citada: Tlapa, 7 cuartillas) es la ms
lrica y descriptiva de todas, la fuente semntica de las dems y un reflejo
notable de la primera efervescencia nacional despus del 1de enero de 1994.
Desborda el estado en el que se pronunci porque sus firmantes provenan
de todo el territorio mexicano, al inscribirse en el proceso de la Convencin
Qa CND, de la que, por lo tanto, es una emanacin), es decir en el "nuevo
dilogo", "nacional", definido y convocado por la II Declaracin de la Selva,
para substituir aqul, oficial y cupular de la Catedral, roto por los asesinos de
Colosio, y para remodelizado "con la presencia de los tres poderes'', hasta
llegar a "realizar acciones concretas para la paz" (Tlapa, 1). 10 El reconocimiento
de la autonoma sera una de ellas, algo como el finde la guerra, lo que recalc la Nobel Rigoberta Mench en un mensaje ledo pblicamente en Tlapa.
Es el producto de una asamblea masiva de representantes mandatados de las
etnias del pas, por tanto un resolutivo que compromete a sus representados,
quienes, ahora dinamizados por el evento, no tardarn en franquear una etapa ms de la (re)construccin de las autonomas: varios de ellos reaparecern
en escena como autores colectivos de los textos ulteriores (de San Andrs y
del CNI) que reflejan prcticas ya renovadas y razonadas. A continuacin un
resumen de Tlapa (citado por nmero):
La autonoma no se define porque va de por s; lo que hace problema es solamente la transicin de "la autonoma de hecho" [que siempre se ha vivido] a "la
autonoma de derecho" [por reconocimiento constitucional]. Conlleva derechos
colectivos, polticos ["en nuestras regiones y en el pas"] y territoriales ["segn
10 Esta
Decfaracin "Tlapa" en este artculo- no tiene otra edicin oficial gue: las hojas firmadas por los
delegados y destinadas a los pueblos u organizaciones gue los mandataron, una cartulina-afiche sin
las firmas, y fotocopias distribuidas en e! acto. Este vaco editorial nos obliga a conformamos concitar los
nmeros dei texto (cada nmero tiene varios prrafos).
411
Los Acuerdos de San Andrs (103 pginas, citados en Juan Pablos, 1996) fueron producidos de manera ms compleja. En la sesin VI del Dilogo (5-11 de
septiembre de 1995), la delegacin gubernamental acept el formato preparado por la CONAI que propona discusiones temticas (o "Mesas", entre ellas la
de Derechos Indgenas) con "invitados" y "asesores" escogidos por ambas
partes (de hecho fueron 215 del gobierno y 358 del EZLN) entres "tiempos":
uno de dilogo abierto entre todos, otro de negociacin entre una seleccin de
los invitados de cada bando, y el final de formulacin de compromisos mutuos
entre las partes. En el primer tiempo (octubre de 1995), los invitados del gobierno se unieron a los del EZLN, lo que alarm a la delegacin oficial. Entre el
segundo y el tercer tiempo, el EZLN, para consolidar los resultados del primero
y contrarrestar las preocupantes reticencias gubernamentales en el segundo,
convoc a todas las etnias del pas (con unos 500 representantes) al "Foro
Nacional Indgena" (3-8 de enero de 1996), en presencia de la COCOPA, para
consultadas sobre su posicin, la cual fue ratificada.
412
Andrs Aubry
entre ambos) de reforma constitucional, durante las llamadas "reuniones tripartitas" de San Cristbal
(EZLN y asesores-COCOPA-CONAI, es decir sin la representacin gubernamental), convocadas para resolver la interminable "crisis de septiembre" (1996) de suspensin dei dilogo.
Se reimprimieron (agosto de 1998) dos nuevas ediciones, ambas con el mismo ttulo: Los Acuerdos de
San Andr.r. La primera, publicada por ERA (Mxico), con tiles comentarias firmados por asesores dei
EZLN, enfocado en las circunstancias de produccin de los Acuerdos (contexto nacional de! momento
y caractersticas de sus autores colectivos). La segunda es un fascculo producido por la CONAI (San
Cristbal), sin ellos pero con un cuadro comparativo entre estas Acuerdos y las sucesivas iniciativas de
ley (COCOPA dei 29 de noviembre de 1996, PAN dei 12 de marzo de 1998, presidencial dei 15 de marzo
de 1998, y "observaciones" de la CONAI dei 17 de marzo de 1998); adems, el fascculo, en apndice,
reproduce in extenso el Convenio 169 de la OIT, pero omite el documento Punto seguido (dei EZLN) por
reflejar solamente la posicin de una de las partes.
413
414
Andrs Aubry
cacin), el 4 (el lugar social del indgena en la nacin) y el 115 (sobre representacin poltica); el legal (las leyes secundarias o reglamentarias); y el
415
[. ..].
TERCERO: el reconocimiento de nuestros sistemas normativos indgenas en la construccin de un rgimen juridicamente pluralista que armonice las diversas concepciones y
prcticas de regulacin dei orden social que conforman la sociedad mexicana.
CUARTO: el reconocimiento de nuestras diferencias y nuestra capacidad para gobernarnos con una visin propia en que la autonomay la democracia se expresan como poder
dei pueblo.
Luego de otros puntos expresa su determinacin para participar en la construccin de un nuevo pacto socia4 [. . .] intensificar la lucha para el reconocimiento de los
niveles regionales de autonoma, las reformas alArt. 27 [tierra-territorio],y el reconocimiento deipluralismojuridico [. . .]. Desarrollaremos un programa de lucha, de resisten12
Esta declaracin sigue siendo indita; citamos los documentos dei Congreso.
416
Andrs Aubry
417
La recproca se da igualmente cuando un indgena apegado a afiejas tradiciones debe viajar a San Cristbal: consciente de penetrar en otro territorio, de
entrada y de salida suele presentarse y despedirse ante el Sefior del terrufio con
un rezo al santo de la iglesia, local pero ajena, que corresponde a su itinerario.
Estas modales se imponen tambin y desde siempre a los turistas quienes, para
acceder al templo o al mercado de San Juan Chamula por ejemplo, deben registrarse, es decir pedir permiso antes de penetrar en territorio ajeno.
Ya tuvimos la oportunidad de expresar en otra produccin que Los Altos
y la Selva de Chiapas funcionan desde hace dcadas como espadas de construccin social de una sociedad campesina alternativa, que las declaraciones
del EZLN no obedecen a una teora sino que, al contrario, teorizan viejas prcticas que reflejan "una lenta acumulacin de fuerzas en silencio".14
Con los arreglos previas al primer dilogo, aqul de Catedral (1994), el
comisionado Camacho haba propiciado "zonas francas" (ulteriormente cercadas por el ejrcito federal) para crear las condiciones de la negociacin;
stas han funcionado como territorios autnomos, bien discernibles en el
terreno por su inconfundible organizacin urbana.
La "urbanizacin" del INI y de la secretara estatal correspondiente (con
nombres cambiantes en el transcurso de los sexenios) consta de una desruralizacin que pretende remedar las ciudades mestizas con una irrisoria retcula
de calles, con "parques centrales" artificialmente sembrado de kioscos y terrenos de basket, con ayuntamientos y bodegas uniformes (sin uso o con uso
sin relacin con su nombre), imgenes insultantes de la estandardizacin de
la sociedad indgena conforme a modelos ajenos. Encontraste, la planeacin
autnoma de las zonas francas es reconocible a su peculiar urbanizacin (sin
calles, articulada en torno a las lamas en Guadalupe Tepeyac, en torno a los
ros -desviados o canalizados- en La Realidad, a la solemne avenida de Oventic
dotas instructivas "la pesadilla" de su naci~nte organizacin ai topar con este control autonmico que
fue su "primera derrota" y una dolorosa experiencia de "soledad" antes de ser su principal originalidad
y apoyo.
14 Aubry, 1994, pp. 9-15.
418
Andrs Aubry
419
420
Andrs Aubry
conflictos que no pueden resolver, los presuntos culpables y testigos siendo conducidos a sus oficinas en los carros de rnigracin, ACNUR o COMAR; no
dejan entrar los tractores de la dependencia que construye caminos porque
prefieren trazar y construir solos sus calles para no caer en los riesgos de la
cooptacin clientelista del gobierno. Al anexarse una agencia en Paso Hondo, 16 tcitamente pane en relieve sus criterios de remunicipalizacin y /o de
definicin del territorio autnomo: la frontera de Guatemala con las dos carreteras que la bordean (una oeste-este, la otra casi norte-sur) y la cohesin que
le dio su carcter estratgico en los tres ltimos sexenios (colonizacin agraria de
tierras nacionales, rnilitarizacin, refugiados guatemaltecos, cuyos hijos ahora
optan por la mexicanidad, y sus problemas de trfico o negocios transnacionales -evidentemente ilegales- de animales exticos, madera, caf y droga
con presencia ambigua o cmplice de los servicios de rnigracin).
En una solemne "Declaracin de autonoma y libre determinacin" comunicada a las comunidades interesadas, a la CONAI, la COCOPA, el CCRIEZLN, convierten un inmenso esquinero estratgico y fronterizo en regin
autnoma, conformada por partes en 11 municipios (Ocosingo, Margaritas,
Trinitaria, Independencia, Comalapa, Amatenango de la Frontera, Motozintla,
Bella Vista, Siltepec, La Grandeza, Villa Comaltitln), 17 es decir, partes de la
16
Amparo Agua Tinta (cuyo nuevo topnimo es "Tierra y Libertad") est en la Selva, junto ai paralelo
16 que sirve de frontera E-O con Guatemala, equidistante de los Lagos de Montebello y la Reserva
Bitica de Montes Azules; Paso Hondo, tambin pegado a la frontera, pero en su traza N-S, ocupa el
centro de la lnea artificial entre Montebello y la cumbre dei Tacan en la costa de! Pacfico. Por lo
tanto, e! municipio autnomo de referencia dibuja una especie de escuadra fronteriza de Chiapas con
Guatemala (vase mapa ai final de captulo).
17 El municipio libre es una conquista de la Revolucin Mexicana, inspirada por la prctica de Emiliano
Zapata en los territorios que ocupaban sus campesinos cuyos documentos (de 1916 y 1917) fueron
editados (s/f) por el CEN del PR! en el sexenio de Echeverra (1970-1976); estas leyes zapatistas fueron
parcialmente asumidas por la Constitucin de 1917 en la redaccin primitiva de su Art. 115. Antes de
la Revolucin, existan solamente "Ayuntamientos" cuyos miembros ejecutaban los dictados de los
"jefes polticos" en el territorio que stos ltimos administraban; pero despus de ella, aparece "el
Municpio" as definido: "la forma de gobierno republicano, representativo, popular, teniendo como
base de su divisin territorial y de su organizacin poltica y administrativa el municipio libre" (Art. 115).
421
Selva, Alto Grijalva, Sierra y Soconusco. Para motivar su decisin, argumentan que para caciques y gobierno "no existimos", que "el pueblo (de estas
comunidades) nunca ha sido convocado a eleccin" mientras que las autoridades de Tierra y Libertad "fueron elegidas libre y democrticamente por el
pueblo", razn por la cual "nos apegamos a sus estatutos y lineamientos"
(como se ve son "rebeldes" muy adietas al derecho). Con fecha, sellos y firmas
asientan al final: "Con orgullo de sentimos indgenas de Chiapas y Mxico, lo
festejamos como nuestra costumbre, con cohetes, bailables, marimba, trajes
tradicionales, consignas y canciones". Pese a maniobras gubernamentales en
Maravilla Tenejapa (marzo de 1997) y Paso Hondo [octubre] para frenadas,
un poco ms de 160 comunidades observan la pauta acordada en San Andrs, de libre asociacin de comunidades y municipios.
Como se sabe, el municpio autnomo de Amparo Agua Tinta fue desmantelado por las Fuerzas Armadas el 1 de mayo de 1998, junto con otros
(Taniperlas el 1O de abril -aniversario del asesinato de Zapata-, Nicols
Ruiz el 3 de junio, El Bosque el 1O-aniversario de la masacre del Corpus en
1971- con 9 muertos). Pero sus presos (entre ellos, adems de campesinos
autnomos, fueron detenidos un universitario en investigacin de campo y
un reconocido activista de derechos humanos) reconstituyeron las oficinas
autnomas en una celda de la crcel de Cerro Hueco, con mquina de escribir, refrigerador y una pintura mural. La violencia de estos operativos tuvo
un saldo de decenas de observadores internacionales expulsados en castigo
por su "indiscrecin".
Estos ejemplos ensean que las declaraciones y conceptos vertidos sobre
autonoma en los Dilogos de San Andrs no fueron puras palabras; que el
territorio es inseparable de ella porque le da sustento; que las comunidades
ejercen libremente su derecho de asociacin a pesar del incumplimiento ofiEsta "forma popular" y la gestin de esta "base territorial" (sus mltiples "parajes" de alguna manera
federados en torno a su "cabecera"), obliteradas por las prcticas autoritarias de dudosa
constitucionalidad del actual rgimen, son la dimensin comunal que las autonomas tratan de revitalizar
y refuncionalizar ai ejercer la libertad que caracteriza ai municipio libre.
422
Andrs Aubry
18
Marcos, comunicado dei 28 de octubre de 1997 ("La otra guerra que viene, e! Alto Clero desde las
puertas dei Infierno", parte III).
423
de febrero de 1996, y porque el gobierno de Chiapas los viol (principalmente con las irregularidades de su Comisin Legislativa local) .19 Entonces, d viejo
conflicto centenario entre autonoma de hecho Qas prcticas autonmicas de
siempre) y autonoma de derecho (el reconocimiento constitucional, todava
en el aire) se va complicando con el nuevo matiz de un conflicto entre la
ilegalidad (por incumplimiento oficial al no convertir en leyes los Acuerdos
firmados), y la legitimidad (por apego campesino a la letra y espritu de
los mismos Acuerdos). 2 En este nuevo contexto, las nuevas autoridades autonmicas muestran que tienen palabra, que acatan lo firmado y mandan
obedeciendo a Tlapa, a San Andrs y al CNI de Mxico. Es la forma transitaria de su eterna resistencia.
424
Andrs Aubry
2!
425
Mxico bajo el nombre de "indigenismo de participacin" por la administracin INI-COPLAMAR y su tesis del "etnodesarrollo'', barrida en los hechos por
el movimiento popular nacido del Congreso Indgena Fray Bartolom de las
Casas de 1974 (cerca de 2 mil tzotziles, tzeltales, tojolabales y choles reunidos
en San Cristbal durante varios das para intercambiar sobre tierra, comercio,
educacin y salud) cuya fuerza y eficiencia sirvi de pasaporte indgena a las
diversas organizaciones sociales independientes que, en lo sucesivo, politizaron
y transformaron a Chiapas y a las dems regiones rurales y tnicas del pas.
Madurando esos esbozos, los primeros pasos firmes de la autonoma se
dieron en las dcadas siguientes, las de los ochenta y noventa. Se construy
con Misquitos en la primera fase sandinista de Nicaragua (1980), aunque
pronto contaminada por las maniobras de la Contra; se elev a nivel constitucional en el Brasil desmilitarizado (1988), como un homenaje a la lucha de
los indgenas de Amazonas por su contribucin a la toma de conciencia democrtica del pas; lo mismo sedio ms tarde en Colombia (1991). Bolivia,
sin lograr inscribirla en su Constitucin, la conquista bajo el nombre de "municipalidades" (1993), y la CONAIE se vuelca a la calle durante dos semanas
sin alcanzarla (1994), pero consigue algo de representacin poltica de los
indgenas, aunque en un grado menor que Colombia (con diputados y senadores indgenas) o Bolivia (con un vicepresidente de la Repblica aymar
hasta 1997). Es un anhelo y todava una lucha de los Mapuches de Chile.
Guatemala, en sus acuerdos de paz de diciembre de 1996, contempla, con
altibajos y una reciente e inesperada frustracin, las reformas constitucionales en las que Mxico se debate ahora.23
Finalmente, en los mismos mes y ano, una Comisin del III preparaba una
Declaracin continental sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas (ntese el vocabulario: "pueblos", es decir los fundadores de las naciones, no las
Para la informacin reciente sobre este proceso continental, vase: NACLA , Report on the Americas
(vol. XXIX, 5, marzo-abril): "Gaining Ground, The Indigenous Movement in Latin America" (varios
23
426
Andrs Aubry
427
nocimiento de parte del Estado es, para los pases concernidos, una eminente
manera de saldar su deuda histrica con los pueblos indgenas.
El lento proceso de maduracin aqu esbozado manifiesta que el trnsito
de la autonoma de hecho a la autonoma de derecho, como fenmeno continental identificador de las luchas indgenas de este siglo, la convierte en una
nueva expresin histrica del federalismo que, en la emergencia de las democracias, cost af.os de lucha y a veces tanta sangre. Sin embargo este "nuevo
federalismo", tan pregonado en los documentos de San Andrs, podra
prestar a confusin en un contexto neoliberal en el que, al revs de las
condiciones histricas de surgimiento del sentimiento federal, el poder central, para aliviar sus obligaciones y luego privatizar sus progresivas adquisiciones, "federaliza" los costos de educacin o salud, descargndose en los
estados perifricos. Al contrario, la autonoma reivindica para los "pueblos
originarios" las libertades gestionarias -polticas, culturales y econmicas-
428
Andrs Aubry
que conquistaron antafo los estados con el pacto federal que garantiza sus
derechos colectivos e histricos.
429
430
Andrs Aubry
24 Esta iniciativa queda estancada por las resistencias (populares, dei CNI, de la CONAI entonces todava
operante y de la COCOPA) y las dudas que despert (en la prensa, entre legisladores, partidos de oposicin y hasta ante la opinin internacional) entre otras razones porque: reduce e! concepto de 'pueblos
originarias' a aqul de 'comunidad', 'otorga' generosamente la autonoma en vez de 'reconocerla' como
un derecho, oblitera el derecho colectivo a la diferencia, silencia sus repercusiones en la gestin colectiva de los recursos naturales, niega la dimensin territorial de las autonomas -as esterilizadas- y
rechaza la lgica jurdica de sus 'sistemas normativos'; es decir, es selectiva de cara ai blogue de los
Acuerdos que, en esta operativizacin parcial, pierden su espritu y coherencia.
431
Bibliografia
CIESAS,
Mxico.
AUBRY, ANDRS
1983 "Indigenisme, indianisme et luttes populaires de libration", en Le Monde
432
Andrs Aubry
Rus,JAN
433
A Oaxaca
TUXTLA
O Maravilla Tenejapa
JS
70
kitmetros
Paso Hondoo
JR
Glosaria
ACIEZ
ACNUR
(UNHCR,
Refugiados
AEDEPCH
ANIPA
ARIC
BANRURAL
CAP
CCI
CCRI
CIACH
CIDH
CIOAC
CNC
CND
CNI
CNI
CNM
CNPI
CNPI-1
CNPI
COAO
[435]
436
COCOPA
Glosario
CODIMUJ
COICS
COMAR
CONAI
CONAIE
CONPAZ
CROICS
CSM
CUD
DEA
EPR
ESPAZ
EZLN
FERTIMEX
Fertilizantes de Mxico
FIPI
FLN
FNPI
FMI
FOCIES
III
INEMARC
INI
INMECAF
Glosario
437
IOE
ISI
ISMAM
LASA
MIRA
MCZ
MOCRI
OEA
OIT
ONG
Organizaciones No Gubernamentales
ONU
OPEZ
ORIACH
PAN
PDCH
PFCRN
PFLN
PNR
PRI
PRD
PROCAMPO
PRONASOL
PST
RAP
RAZ
SER
SIPAZ
SOCAMA
Solidaridad Campesino-Magisterial
SRA
438
Glosario
TLCAN
TLC
UNORCA
uu
Unin de Uniones
UNCAFEXSA
UCEZ
UGOCM
Jos Alejos Garca es investigador del Centro de Estudios Mayas del Instituto
de Investigaciones Filolgicas de la Universidad Autnoma de Mxico. Ha trabajado con indgenas mayas de Chiapas y Guatemala por ms de quince anos. Es
autor de Wqjalix b" t'an. Narrativa tradicional ch'ol de Tumbal (UNAM 1988); Mosoj"ntel. Etnogrefa dei discurso agrarista entre los eh 'oles de Chiapas (UNAM 199 5) y
Ch'ol/Kaxlan. Identidades tnicasy coeflicto agrario en el norte de Chiapas, 1914-1940.
(UNAM 1999, Premio Nacional de Investigacin Fray Bernardino de Sahagn).
Andrs Aubry es historiador francs, fundador del Instituto de Asesora
Antropolgica para la regin Maya Asociacin Civil (INAREMAC), instituto
de investigaciones no gubernamental, nico en Mxico en publicar los resultados de investigacin en idiomas indgenas. Fue uno de los organizadores
del Congreso Indgena de 1974 y en 1994 fue asesor de la Coordinadora
Nacional de Intermediacin (CONAI), encargada de mediar en los dilogos
entre el EZLN y el gobierno federal. Es autor de mltiples artculos sobre la
historia colonial y poscolonial de Chiapas.
Aracely Burguete Cal y Mayor, acadmica y activista chiapaneca, actualmente
es profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social Unidad Sureste (CIESAS-Sureste), con sede en
San Cristbal de Las Casas. Fue integrante fundadora de la Asamblea Nacional Indgena por la Autonoma (ANIPA), y directora acadmica del Centro de
Capacitacin para el Autodesarrollo de los Pueblos Indios de las Regiones
[439]
440
Autnomas Pluritnicas (RAP). Fue asesora del EZLN durante las mesas del
dilogo. Es autora de varias artculos y libros sobre el movimiento indgena y
la lucha por la autonoma, entre sus publicaciones redentes esta la edicin del
libro colectivo Mxico: experiencias de autonoma indgena, (IWGIA 1999).
George A. Collier es profesor emrito del departamento de antropologa de
la Universidad de Stanford. Ha trabajado por ms de cuarenta anos con indgenas tzotziles de Zinacantn. Es autor de mltiples artculos y libros sobre
los indgenas de Los Altos de Chiapas y los campesinos de Andaluca, Espafia. Entre sus publicaciones estn los libros Planos de interaccin dei mundo tzotziL
Bases ecolgicas de la tradicin en Los Altos de Chiapas (INI 1975, original en ingls
publicado por University of Texas Press 1974) y jBasta! Tierra y la rebelin
zapatista en Chiapas (UNACH 1998 original en ingls publicado por Food First
Books 1994).
Christine Eber es profesora de antropologa en la New Mexico State University
de Las Cruces, Nuevo Mxico. Es autora de mltiples artculos sobre los
tzotziles de San Pedro Chenalh y del libro Women and Alcohol in a Highland
Mqya Town: Water of Hope, Water of Sorrow (University of Texas Press, 2000,
Segunda edicin).
Gustavo Esteva es activista social e intelectual desprofesionalizado. Fue asesor del EZLN. Vive y trabaja en un pequeno pueblo indio en Oaxaca, Mxico.
Entre sus libros redentes: Crnica dei.ftn de una era: el secreto dei zapatismo (Mxico: Posada, 1994); con Madhu S. Prakash, Grassroots Postmodernism: &making
the Soil of Cultures (Londres: Zed, 1998).
Rosalva Ada Hernndez, es profesora-investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropologa Social (CIESAS). Ha trabajado y vivido con indgenas chiapanecos y refugiados guatemaltecos por ms
de quince afos. Entre sus publicaciones redentes estn La Otra Frontera: Iden-
441
ISB 968-496-443-9
9 78968 4 964433