Oscar Humberto Castro Rojas
Oscar Humberto Castro Rojas
Oscar Humberto Castro Rojas
Vartanovich
Biel Interzonal (1976) Defensa francs: Ataque Horwitz. Papa-Ticulat Gambit (C00) 1-0
Para mover:
blanco
ltimo movimiento:
1.
Para
mover:
blanco
ltimo
movimiento:
48... Ne5
La solucin
Del problema sabemos dos cosas que Albert sabe el mes y Bernard sabe el da. Con esta informacin quedan
descartados las fechas de mayo y junio, pues Bernard sabra automticamente el da, ya que 18 y 19 son los
nicas fechas que no se repiten. A su vez, se descartan los meses de mayo y junio porque Albert conoce el
mes y como est seguro de que Bernard no lo sabe es porque el mes es otro.
Ahora que Bernard s est seguro de cul es la fecha de cumpleaos de Chery se descartan el 14, que se
repite en julio y agosto. As que quedan las opciones del 16 de julio y del 15 o 17 de agosto.
Ahora que ambos lo saben, por la respuesta de Albert podemos deducir que no es agosto porque tendra dos
opciones, es as como la respuesta a cundo es el cumpleaos de Cheryl es 16 de julio.
Rafael Saladen
Hasta siempre! Oscar Castro
El amigo con quien tuve el privilegio de compartir algunos momentos, era un ser extraordinario que pareca
venido de otra dimensin, de otro planeta, como un personaje colosal e imaginario salido de uno de los libros
de fbulas o de la buena literatura que siempre llevaba consigo como nico equipaje. Era un hombre que
asuma todos sus retos valerosamente como un legendario hroe mitolgico. Amaba la vida, las cosas simples
y bellas de la vida y paradjicamente tambin la muerte. Para l, Eros y Tnatos eran caras de la misma
moneda. Por eso asuma todos los riesgos sin temor. Nunca le conoc la mirada del miedo. Jugaba con el
miedo de sus rivales en el tablero, que era el nico terreno en el que se bata en duelo sin reservas. Como
buen ariano era un guerrero y tambin un esteta. Luchaba en sus partidas, no tanto por vencer al rival, como
por encontrar la belleza oculta que se esconda en el laberinto enigmtico de los 64 escaques donde se
trababan las piezas de dos colores en una danza ancestral.
Para Castro, la armona, era el objetivo final de sus exhaustivas elucubraciones. Cuando adivinaba torpemente
que una de sus figuras en el tablero andaba extraviada del conjunto imaginario de su desmedida inventiva,
trabajaba intensamente en buscar la coordinacin.
Su vida era un caos. Como su e-mail. Pero en el tablero escaqueado buscaba lo contrario: la armona; porque
saba que sin ella no sobrevivira.
El orden es el principio de la armona sola repetir; y le atribua ese pensamiento a Mao; igual que me
confes uno de sus primeros maestros, nuestro bien amado Boris, cuando me revel que aquella frase que
daba comienzo a su revista Alfil Dama no era precisamente un proverbio chino como se publicaba all para
despistar a las intonsas gentes, sino que provena del librito rojo aquella sentencia de que la primera
obligacin del hombre es ensear al que no sabe.
Y hablando de maestros, Carlos, ya debe estar jugando esa partida atemporal que qued aplazada en el
infinito con Oscar. Y Boris completa el triunvirato de los seres nobles, profundos, bellos y alucinantes
tambin, como dice Vivian.
Del maestro, el amigo, aprend muchas cosas. Y siempre con su ejemplo. Aprend que no luchamos contra el
rival sino contra nuestras propias debilidades. Y emulaba a su vez a Friedrich, el superhombre! Aqul humano,
demasiado humano y aplicaba toda su estrategia en la lucha por alcanzar la inmortalidad, en un mundo en
el que el romanticismo estaba derrotado y haba dado paso a la vida prctica que Oscar nunca se atrevi a
reconocer, ni acaso a comprender. No por falta de recursos sino porque a l nunca le interes. Su atencin
estuvo siempre cautivada por cosas menos prosaicas y un poco ms sublimes. Le interesaba por ejemplo la
Belleza. Comprender las leyes csmicas que rigen la armona del universo. Entender en qu consiste la
amistad entre los hombres, el amor entre las personas que habitan este singular universo, como recitaba uno
de sus poetas favoritos en el otro poema de los dones
Para Oscar, no haba diferencia entre las personas, ni por credo, ni por raza, ni por sexo. Amaba a todos los
seres por igual. Y en las pocas ocasiones en las que se enfrent a la oposicin de sus rivales por fuera del
tablero, nicamente vea sus cualidades y atributos, antes que sus inevitables defectos. Pero ms por instinto
de conservacin. Odiaba la antpoda de la belleza. Cuando algo, o alguien chocaba con la armona de las
cosas o de las relaciones entre las personas, se enfermaba y caa en la ms profunda depresin. Entonces
dorma; y dorma durante das y noches interminables como las lluvias sempiternas de Macondo. Y de
repente, pegaba un salto y sala sbitamente a la vigilia, como serpiente que era en el horscopo chino.
Castro amaba todo lo que estuviera vivo. Se baaba bajo las lluvias tormentosas de la madrugada y se
abrazaba con los rboles. Conversaba con ellos como lo hara Swedenborg con los ngeles en las calles de
Londres, como relata Borges.
En una ocasin en la que pernoctaba en mi casa, sali a medianoche a la calle y cuando regres me
sorprend angustiado porque lleg ensangrentado y araado, como si viniera de jugar una defensa siciliana
variante del dragn con una gata en celo; cundo le inquir por su condicin me explic que vena
plcidamente contemplando la luna de regreso a casa y se le haba atravesado una zarzamora!, que lo abraz
con tanta pasin que no quera dejarlo ir y que haba tenido que luchar por desprenderla.
Pero si algo amaba fervientemente mi maestro, mi amigo del alma, era la Libertad. Viva libre. El pasaporte le
estorbaba, no entenda en qu consista la utilidad del mismo. En ms de una ocasin se reprimi de levantar
la voz como Alekhine en las fronteras para exclamar soy el campen del mundo de ajedrez! No necesito
pasaporte! pero Castro, como Alekhine tampoco llevaba pasaporte.; en su lugar, llevaba siempre un recorte
de prensa, arrugado y amarillento, donde apareca su foto en el podio de los campeones enarbolando el trofeo
de uno de tantos torneos que se cans de ganar en su periplo por la madre tierra.
Nada lo ataba. No acumulaba pertenencias y no perteneca a nada. Ni a nadie. En ocasiones me deca, yo no
entiendo cmo hay personas que me quieren cuando yo no manifiesto amor por nadie pero s que lo
manifestaba y mucho!
Tuve el privilegio de conocer sus dos ms grandes amores, me atrevo a decirlo, su mujer argentina y madre de
su nico hijo y la dulce y bella baranquillera a quien ya mencion en estas infidencias, y me toc escucharle
decirle a ambas, casi suplicarles, que por favor no se enredaran con l porque podra arruinarles la vida que
l no era una persona de apegos ni de sentimentalismos pero ay! Loco! Cmo no quererte si sos
alucinante ?!
Mi maestro fue un lector compulsivo. Lea, lea, lea, lea todo el tiempo. Para l siempre fue ms importante
consumir una lectura que un plato de comida. Si se piensa en esto puede resultar curioso, pero era as.
Conviv con Castro en Barcelona, en la casa de Hortet, en la Baja de San Pedro, y tambin en Sarri, en casa
del pintor Garrido; tambin en Pereira, y Castro se pasaba das y noches leyendo. Me consta. No coma, a
veces, por estar leyendo. Pero no lea cualquier cosa. En una ocasin le hice un comentario de un paisano
mo: Andrs Caicedo, y me dijo: no lo he ledo, con el respeto que me merece, no me gusta leer a aficionados,
slo maestros. Y as era. Maestros de Maestros! nicamente buena literatura. Igual con el ajedrez, su objeto
de conocimiento. Slo analizaba y estudiaba las partidas de los campeones de mundo y de algunos clsicos,
como Reti, Nimzowitch. Nada de aficionados. Mientras los dems se deleitaban con los Informadores
revisando cientos de partidas, l estudiaba a Capablanca. Y a Bronstein, quien una vez proclam
Aquel ltimo da que hablamos, analizamos, Quien estaba mejor en la posicin? Por qu
jugaste esta amigo Lora? si con esta y esta igualas, deca el Maestro Castro... Debiste haber
ganado Joel, con esta y esta, dijo el Maestro Rafael Mendoza, fue una partida muy dura dijo el
Maestro Rivera, pero bueno Lora para la prxima! ...NUNCA LE GAN EN 8 JUEGOS EN 10
AOS, Hoy dara mis piezas y perder 10, 100, 200 partidas las que sea por jugar otra vez a tu
lado... Un Abrazo en el cielo hermano. ya no habr una prxima amigo Rafa...
Trampas en el bao
Cada vez sorprende menos que haya trampas en el ajedrez. Pero en este caso el listn ha
subido un poco: el infractor es bicampen de Georgia
Visor para seguir la partida
LEONTXO GARCA 15 ABR 2015 - 20:26 CEST
Recomendar en Facebook336
Twittear73
Enviar a LinkedIn1
Enviar a Google +2
Comentarios4
Archivado en:
Ajedrez
Deportes
Enviar
Imprimir
Guardar
Recomendar en Facebook69
Twittear13
Enviar a LinkedIn1
Enviar a Google +2
Comentarios
Archivado en:
Lentxo Garcia
Ajedrez
Deportes
Enviar
Imprimir
Guardar
Nos deja uno de los grandes del ajedrez Colombiano, vida controvertida como los
grandes genios. Muchos tuvimos la fortuna de conocerle y verle sucumbido en los
libros de ajedrez como los grandes del juego ciencia. No dejaba de ensear y aportar
al jugador novato, mediano y experimentado. Hombre abierto y culto que deja una
gran huella en el ajedrez Colombiano y mundial.
Seguro ahora estar jugando los grandes torneos celestiales con los grandes como
Bobby Fischer.
Tuve la fortuna de hacerle una corta entrevista hace varios aos para la revista que
diriga RT (El Tablero):
OC: En esto como en todo deporte, los umbrales de la edad se acortan a los 5 o 7
aos, all ya hay un nivel extraordinario y por lo menos es un placer inmenso que lo
practiquen porque les ayuda al desarrollo del pensamiento lgico, el autocontrol,
disciplina y ms factores que se deben forjar a cualquier edad.
An recuerdo, que la primera vez que vino Leontxo Garca Olasagasti a tierra
Colombiana, y a pocas horas de recogerle en el aeropuerto, por el primer jugador que
me pregunt, fue por el MI Oscar Castro Me deca varias ancdotas de l. Pero lo que
ms me conmocion, fue que el ao pasado, cuando tuve la oportunidad de conocer
al Maestro Miguel Illescas, l me preguntaba por lo mismo, quera saber por El
maestro Oscar y por algo en especial, en extraas circunstancias cuando eran muy
jvenes, Oscar en agradecimiento con Miguel por un gesto noble que tuvo con l, le
regal su billetera, de puro cuero Colombiano. Por lo que no me extra que me
contara que an la utilizaba, le tena gran aprecio y estaba intacta. Grande Oscar.