La Pintura Como Fuente Histórica
La Pintura Como Fuente Histórica
La Pintura Como Fuente Histórica
de las mujeres
Antonia FERNNDEZ VALENCIA
Universidad Complutense
RESUMEN
ale artculo presenta v&zs de utilizacion de lapintura comodocumento histrico para el csutdio delpratagonismofemenino en la histo,t altiempo que modelosde estudio de iconograifas ,eliglosas ymuok5gicnr para penetraren temticas& la historio de las mujeres. Lapinna-a eselpunro
departida quepenmte detectar carnbiosypemianenciasen lasfunciones de las mujeres en eltiempo, as como en los modelosfemeninos apowdos o censuradospor la iceologa dominante.
ABSTRACT
This arride presents sorne ways of utilization of painting as a historical docurnent
for the analysis of women s prominence in history and sorne research models of religious ami mithological iconographies to delve into women s history subjects. Painting
is Me starting point rhat allows ro reveal changes an permanences in women sfinctions in history and in women s models supported or censured by Me dominanr ideology.
PAL4BRAS CLAVE
Pintura, mujer; icono grafa.
KEY WORDS
Painring, woman, iconography.
Arte. Individuo y Saciedad, u.> 9. Servicio de Publicaciones. Universidad don)p1ute~. Madrid 1997
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1. No hay fuente nocente: Supone admitir la existencia de condicionamientos conscientes y/o inconsciente en quienes la crean. El primer condicionante sera la propia realidad en la que la persona que pinta se mueve. Slo
desde la ptica de su tiempo se puede llegar a comprender en plenitud su significado. E. Wind apuntaba ya hace demasiado tiempo Debemos aprender
ms sobre las ideas que estaban vigentes en el Renacimiento que lo que el pintor necesitaba saber sobre ellas porque l las viva cotidianamente y nosotros
tenemos que buscarlas en sus obras. En el perodo que tratamos, adems, los
tericos del arte, sobre todo para iconografas religiosas, admiten el diseo por
parte de las personas que las encargan. Esos encargos tienen adems un marco
(censura) en el que pueden moverse. Ni el protestantismo ni el catolicismo
admiten la libertad en el arte de pintar determinadas temticas. El arte, por otra
parte, est marcado por las leyes del mercado: Hay que pensar en quines son
sus compradores, qu desean ver representado y cmo; es obvio, pues, que se
hace imprescindible un conocimiento de las posibilidades de mercado de cada
sociedad; el sector del que procede la demanda y el carcter ideolgico que las
acompaa (mentalidad de cada sociedad: sociedad ms burguesa/ms nobiliaria; sociedad con mayor o menor poder de la Iglesia o fuerzas religiosas, con
unos papeles asignados a los gneros...) va a explicar muchas temticas 2~
Veamos el tema desde la ptica de Reforma y Contrarreforma.
En principio, la Reforma supone la desaparicin de todo un mercado del
arte: Toda la pintura religiosa. Desaparicin del mercado de Iglesias, conventos y monasterios; desaparicin de la demanda familiar de cuadros de devociones populares...
La Contrarreforma vendr, por oposicin, a reforzar con mayor intensidad
una pintura religiosa que intenta, a travs de las temticas y las formas de presentarlas, contrapesar toda la doctrina protestante y reforzar el adoctrinamiento popular en el pensamiento y las creencias de Trento.
Desde el punto de vista de la Historia de las mujeres Qu significados
podemos dar a estos hechos? Yo quiero apuntar uno: La prdida de modelos
femeninos de comportamiento. Esto puede ser considerado bueno, malo o indiferente, pero debe ser considerado. Apuntada alguna idea que puede salir ms
tarde: Se pierde la tradicin de las Vrgenes lectoras, las santas lectoras, las
madres-maestras; las santas que se han revelado contra la autoridad poltica y
han sacrificado sus vidas por una idea; las santas que han transgredido la autoridad paterna o marital...
WINr,, E.: Los misterios paganos del Renacimienro, Barral, flarcelona. 972.
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No hay que olvidar que en la historia de estas Santas, que era leda en las
Iglesias los das de su fiesta3 lo que ms se valoraba era la fuerza de su f,
aunque ms tarde se hayan querido valorar otros aspectos de su vida.
Desde el punto de vista de la historia de las mujeres hay un campo escasamente trabajado: el mecenazgo femenino, al que ha hecho referencia
Martn Gonzlez4. E. Male nos cuenta cmo la abadesa de Saint Pierre, en
Lyon, iconologa de Ripa en mano, seala lo que se debe pintar en su
monasterio y no autoriza los modelos hasta ver los proyectos t Los archivos notariales que ya registran todo tipo de contratos y los archivos de
monasterios femeninos, catedrales, etc, sern una fuente de enorme riqueza. Tambin los judiciales por incumplimiento de contratos. A nosotros nos
ha permitido conocer a una pintora del XVI, en Valladolid, precisamente
por esta va.
2. No hay ojo nocente: Supone admitir condicionamientos en quienes
la leen e interpretan. A la fuente nos acercamos con una sensibilidad, con unos
conocimientos, con unas motivaciones o preocupaciones que condicionan
nuestros centros de inters, nuestras preguntas. Por eso la fuente la asociamos
a determinados problemas de lo histrico y, en base a ello, la estimamos o
desestimamos como portadora de informacin. Por ejemplo, si la pintura religiosa la asociamos exclusivamente a ese nivel de lo socia], al reflejo de las creencias, desestimaramos las Sagradas Familias, por ejemplo, como modelo de
lo que ocurre en el nivel de las estructuras familiares. Esto se da con enorme
frecuencia en el alumnado. Si vaciamos a las obras de temtica religiosa y
mitolgica de sus ttulos y slo vemos escenas de vida posibles, las perspectivas que se abren, al menos las que se me han abierto a m para intuir aspectos
de la vida cotidiana, son impensables o lo eran para m hasta hace bien poco
tiempo.
3. La repeticin temtica y su tratamiento permanencia o cambios
en las formas refuerza el valor del documento. Aqu vamos a ver algunos
modelos que se repiten sistematicamente en determinados periodos desapareciendo o dismunuyendo, reapareciendo... posteriormente. Eso debe ser algo
ms que una moda y, en cualquier caso, la moda debe ser explicada puesto
que no podemos admitir que sea un capricho ajeno a su realidad. Para la icoDestacamos las obras la Leyenda dorada de Jacques de Voragine, obispo de Gnes, de la
2 /2 XIII,una narracin de la vida de vidas de santos/as contada en el orden del calendario cdcsitica, comenzando en tiempos de adviento y Miroir historique de Vincent de Ecauvais que
resea fundamentalmente las vidas de los santos/as de cada poca estudiada.
MARTIN GONZLEZ, J. it: El artista en la sociedad espaola del siglo XVII, Ctedra,
Madrid, 1984.
MAtE, E.: Lart religieuxduXVlle siecle. A. Colin, Paris, 1984 (cd. 1951), pp. 38-46.
32
y 105.
A.: Fundamentos de la sociologa del Arre, Guadarrarna, Madrid, 1975, Pp. 103
133
p. 14.
CALABRESE, O.: El lenguaje del arte, Paids, Barcelona, 1987, p. 37. La expresin historin conrexruai del arte urijizada por 1. Brown expresa bien Ja idea que queremos pJantear. Veas
BROWN, J.: Imgenes e ideas en la pintura espaola del siglo XVIL Alianza, Madrid, 1988, Pp.
25-26.
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MODELO 2: MUJERES EN MERCADO CALLEJERO: Control el mercado al por menor? Era una actividad libre o reglamentada? Qu tipo de cargas
tena? Cmo abasteca su puesto?..La pintura nos muestra a todo tipo de mujeres
desde el punto de vista de la edad. Cuando se estudian las normativas municipales
podemos conocer limitaciones en edad y condicin civil que lapintura no refleja.
MODELO 3: MUJERES EN ACTIVIDADES AGRARIAS: Su participacin en las tareas agrarias fue acompaada de igualdad de derechos a la hora
de hacer contratos, a la hora de pagar impuesto, a la hora de decidir sobre productos y sistemas de cultivo...?; administr libremente sus propiedades?
Los estudios de contratos agrarios, de matrimonio y dotes, de tutoras de
hijos/as, los testamentos de viudas, los documentos de administracin de propiedades de casas nobiliarias, estn arrojando mucha luz sobre la responsabilidad de las mujeres y sobre sus derechos.
MODELO 4: MUJERES EN CONFLICTOS: Cul fue su participacin o
actuacin en los motines, en las guerras, en asaltos militares...? cmo les afectaron...? El campo de la accin poltica, de la movilizacin, es uno de los ms
vetados tericamente a las mujeres. La pintura nos ofrece ejemplos de implicacin directa: abasteciendo de alimentos a las tropas, sufriendo las consecuencias de asaltos, entretenedoras de tropas, emigrando por persecuciones
Pero en cualquier caso, la ausencia de determinadas actividades no significa
que no le afecten: Las ausencias y las implicaciones por va indirecta en estas
realidades tambin nos llevan a la historia de las mujeres.
MODELO 5: MUJERES y RELIGIN: Estuvo realmente interesada en
las diputas religiosas? M. King 2 habla de mujeres perseguidas por ensear y
predicar tanto en el mbito del catolicismo como en el del protestantismo. Las
Sibilas de la etapa medieval, que reaparecen en la Capilla Sixtina creo que
desaparecen completamente de la iconografa. Volveremos despus sobre el
tema con iconografas concretas. Fue realmente una oyente voraz de sermones y predicas?: las mujeres acudan en masa a los sermones de los frailes
populares porque en ellos encontraban, a pesar de que se las vituperaba ms
que halagaba, dignidad y ternura, un proyecto de responsabilidad nueva, y la
conciencia de no ser unicamente una funcin social, sino individuos que
gobiernan su propio destino apunta Romeo de Maio t
MODELO 6: MUJER EN ACTIVIDADES BANCARIAS O FINANCIERAS: Particip en las actividades bancarias? como responsable o como ayudante? cmo lleg a esta actividad? cmo y dnde se form para estas tareas...?
KING, M.: Mujeres renacentistas. Li bsqueda de un espacio. Alianza,. Madrid, 993,
p. 180.
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fa que se ha entregado.
Vase V. NAHOUM-GRAPPE: La esttica Mscara tctica, estrategia o identidad petrificada? en Historia de las mujeres dir. porO. DUBY y M. PERROT, Taunis, Madrid. 1994, vol. 111,
pp. 84-127.
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Mujer-nacimiento:
Los nacimientos de la Virgen, Jess y el Bautista son masivos en la pintura bajomedieval y en el siglo XVI y, aunque en menor medida, tambin en el
XVII. En los de Mara y el Bautista, que responden a una historia salida de los
apcrifos y que pueden pues imaginar ms sin temor a ir contra doctrina, hay
una caracterstica comn: La ausencia de hombres salvo el padre, que puede
aparecer como observador pasivo y el numeroso elenco de figuras femennas que rodean y atienden a la madre y a la criatura recin nacida. El momento es, pues, un asunto de mujeres y debi responder a la realidad social ms frecuente2. E. Male hace referencia a modelos del nacimiento de Cristo en los que
tambin aparecen dos comadronas a las que Jos habra ido a buscar para atender a Mara. De ellas una creera el milagro de la concepcin virginal de Mara
y otra no; esta segunda perdera la mano al reconocerla. Con lla hara Jess el
primer milagro. Yo no he detectado conscientemente esa iconografa2.
Nos inteTesan varios aspectos:
En primer lugar la propia reiteracin temtica: A qu responde? Creo
que puede conectarse con el propio fenmeno demogrfico: Europa se recupera de la crisis demogrfica del XIV. Pero, adems, es el tiempo de la formacin de un nuevo concepto de Estado que exige, para configurarse, poblacin que genere recursos y mano de obra laboral y militar. La publicistica a
favor del crecimiento de natalidad llega desde instancias civiles, laicas y
religiosas; desde el protestantismo (Lutero en s. XVI) y el catolicismo. Para
algunos autores la poblacin es la principal fuente de riqueza de un pas. No
es pues estrao que se apoyen temticas que dignifican la maternidad22.
En segundo lugar la proteccin al parto: Un elenco de mujeres rodean a la
parturienta. Caba preguntarse, por ejemplo: Es un momento peligroso para la
mujer? Qu conocimientos tienen las personas que la asisten? Por qu no hay
mdicos hombres?...
20 La atencin a la madre se presenta en similares caractersticas en el grabado Leda y los
Huevos, del Discours du songe de Poliphile, 546.
2L La Virgen y una comadrona con el Nio en los brazos puede verse en una vitrina de la
Catedral de Lan. Reproducida en E. MALE. Lrt religicus da XIJIe siPcle en France, Pars, A.
COLIN, 1958, p. 211. Las comadronas lavando al Nio se pueden ver en una vitrina dc la Catedral
de Le Mans, reproducida en Ibidem, p. 213.
22 No hay que olvidar otra iconografa que se desarrolla al mismo tiempo: Las visitas de
Mara a su prima Isabel, la madre del Bautista. Isabel anhelaba profundamente la maternidad. La
incapacidad para concebir es vista como una condena. La esterilidad se asociaba, an en nuestro periodo, exclusivamente ala mujer. Es a travs de la maternidad como la mujer justificaba
su presencia en la sociedad ha sealado P. TENORIO en Las madrileas del 600. Imagen y realidad, DG. de la Mujer, Madrid, 1993, p. 83.
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producir incentivada a veces por los seores. La pintura quiz pueda darnos muchas claves a travs de la composicin de las unidades familiares que se
reflejan en los retratos. En este sentido puede ser interesante ver el ndice de
supervivencia femenina y masculina en tomo a determinadas edades, partiendo de la base de un nacimiento con niveles aproximativos para ambos sexos.
Elisabeth Wirth Marwick seala que en Francia se consideraba la mejor leche
la de las mujeres que haban tenido nias, lo que poda ir en detrimento de las
pequeas en las clases inferiores, al compartir la leche de sus madres cuando
estas ejercen de nodrizas29 (curioso recordando las pinturas de los hermanos Le
Nain sobre familias campesinas). La realidad reflejada en los retratos podra
relacionarse con los libros de ingreso en hospicios y casas de recogida. La
misma autora seala como el reformismo catlico parece que predic una
moral de paridad, si no de igualdad entre los dos sexos y contina: ..y en
Pars otra innovacin daba testimonio de cierta influencia de la tica igualitaria de los reformadores cristianos: los orfelinatos, que antes slo existan para
nios, se crearon tambin para nias >~.
No parece que el nacimiento de la Virgen dignificase suficientemente el nacimiento de una nia: Segn M.J. Tucker el nacimiento de una hija en el mbito
real era considerado una catstrofe nacional. Enrique VIII, indica, nunca se retrat con sus hija Isabel, ni siquiera fue a su bautizo. M. King tambin ha abundado en la falta de deseo de tener hijas. E. Wirth seala un cambio en esta lnea en
la Francia del siglo XVII: las preferencias de hijos frente a hijas, indicando que
estas empiezan a ser censuradas y mal vistas. Curiosamente, en la iconografa
comienzan a dejar de representarse los Nacimientos de la Virgen y la propia fiesta de esa Natividad, como ya vimos, es cuestionada oficialmente. Obviamente
haban desaparecido mucho antes en el mbito protestante.
Respecto a las atenciones mdicas que reciben las mujeres en el momento
del parto, el pudor lo deja en manos exclusivas de las comadronas. Valentina
Fdez. Vargas y M~ Victoria Lpez Cordn, conectan esta prohibicin con latradicin judeocristiana y la musulmana y apuntan el caso de un mdico condenado a ser quemado vivo en Hamburgo en 1522 por haber asistido a un parto
disfrazado de mujer Damian Calvo, indican, escriba en 541: Fue necesario
por honestidad dexar estas cosas el parto en poder de mugen. Sealan
tambin como Isabel de Portugal muere tras un mal parto despus de haberse
negado a ser asistida por otra persona que no fuese la comadrona Quirce de San
20 E. WIRrn MRwICH: Naturaleza y educacin: Pautas y tendencias de la crianza de los
nios en la Francia del siglo XVII en LL. de MAUSE. Opus. cit., PP. 316 y 332. M KING, por
su parte, ha sealado que a las nias se las abandonaba con mayor frecuencia y se las destetaba
antes, en Opus cit., pg. 44.
E. WIRrH MARwIcH: Opus cit., Pp. 322-323.
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Pedro porque se negaba a permitir que su cuerpo estuviera expuesto a miradas y contactos de los mdicos . Tucker seala la misma prohibicin en
Inglaterra, detectando un cambio en el siglo XVII ligado al conocimiento de
los forceps De la conciencia del peligro da indicaciones R. de Malo: La
maternidad era terror, y las leyes exigan incluso que fuera suicidio heroico
cuando en conciencia era preferible elegir la muerte a su interrupcin
An a finales del XVIII Larraga manifestaba: Tambin una mujer honesta, especialmente si es virgen, no est obligada a dejarse curar del cimjano en
partibus secretioribus et pudendis, aunque tema ciertamente el morir por razn
de esto t
A pesar de ello vemos aparecer un progresivo control de las comadronas
por el saber masculino. Por una parte publicaciones con recomendaciones
como Libro del arte de las comadronas o madrinas y del regimiento de las preadas y paridas y de los nios, de Damian Carbon en 1541; por otro, y de
forma muy especial en Espaa, marginacin de las que no sean cristianas vIejas. En el XVII encontramos la intencin de someterlas a exmen: Ocurre as
en Espaa con las Ordenanzas del Colegio de mdicos de Zaragoza de 1663 o
con el examen para parteras o , ms tarde, la exigencia de un juramento y el
pago de un canon en dinero al Colegio de Doctores en Inglaterra35.
Curiosamente, el importantsimo papel y poder de las comadronas para el
buen resultado del parto, no las exime de las crticas; hemos hablado del rechazo de moriscas ojudeoconversas, pero an en cristianas viejas se detecta un prejuicio importante que las convierte en seres peligrosos: Sus conocimientos pueden ser utilizados para fines considerados poco dignos: abortos, instrucciones a
jvenes para evitar embarazos, reparacin de virgos... En otros mbitos se las
acusa de falta de higiene con los consiguientes efectos en la mortalidad.
Ya hemos sealado como los nacimientos van disminuyendo desde finales
del siglo XVI. En los de Jess, que se mantienen, se observarn cambios que
pueden relacionarse con la concepcin de las relaciones padres-hijo y con la
revisin de la interpretacin de las condiciones del nacimiento~.
~.
~.
988, p.
71.
Vase SIMN PALMrnz, C.: La higiene y la medicina de la mujer espaola a travs de los
libros (s. XVI a XIX) en Actas de las II iomadas.., p. 71, FERNNDEz VARGAS, V. y Lpez
CORDN, M.a V. Opus. clip. 22, ILLIcK, 3. Opus cit, pp. 337-8.
Para la iconografa del nacimiento puede verse E. MALE. Lrt religieux du XIIIe siecle en
France, ya citada para las relaciones del padre y la madre con los hijos A. BURGUIERE. Opus.
cit,p.30-31.
44
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hay que olvidar la condena de las nodrizas por San Agustn. La consideracin se
apoya en la creencia de que la leche transmite caracteres, incluso creencias, algo
aceptado por telogos mdicos y juriconsultos: La costumbre del ama de cra
fue considerada por los humanistas y por la Iglesia, si no como pecado, ciertamente como omisin de la maternidad dice R. de Maio. Montaigne habla de la
leche mercenaria. Guiliemeau parece comparar el dar al nio a un ama de cria
con el infanticidio; l, como otras personas de su tiempo, seala el temor de que
los descuidos de estas amas, que los asisten en sus propias casas, puedan facilitar su muerte, por asfixia, por ejemplo. La hiptesis de la utilizacin de la pintura como instrumento para fomentar comportamientos pareca poder mantenerse.
La idea de la posible resistencia femenina tambin encontr respuesta. M.
King afirma que numerosas mujeres, sobre todo de familias nobles rechazaron
esta funcin. Para Espaa Carmen Simon apuntaba: las espaolas cuyos
medios econmicos se lo permitan, fueron siempre enemigas de criar a sus
hijos y en consecuencia la figura de las amas o nodrizas se hizo indispensable
en las familias acomodadas. En la misma se expresaba G. da Silva: Muchas
mujeres no daban el pecho a sus hijos en contra de la opinin de los mdicos
y Saavedra Fajardo an se quejaba de ello en el siglo XVIII ~
La pregunta que puede quedar pendiente es si estamos ante una situacin
de transgresin de la norma por parte de las mujeres.
Cabria preguntarse si fue esta resistencia femenina, ms all de las exigencias impuestas por la necesidad, es decir, por la incapacidad de algunas
mujeres de amamantar a sus hijos o por la muerte de aquellas, la que llev a
procurar paliar los efectos de las nodrizas: Mdicos y tratadistas escriben
sobre las condiciones que deban tener las amas de cra, retomando recomendaciones dadas en periodos muy anteriores. En 1541 Damin Carbn
aconsejaba que fuera de edad media, ni flaca ni gorda, color blanco y lucido,
musculosa, pechos anchos, carne dura, buen carcter y ni triste ni tmida
Pero lo ms carcteristico del caso espaol es el racismo que se aplica: La
~.
38 R. DE MAlo: Opus ch., p. 15; J. CARO BAROJA. Opus ci, pp. 489-492; lE. IucK. Opus
cit, Pp. 341-342; M. VIGIL. La vidade las mujeres en los siglos XVly XVII, Siglo XXI, Madrid,
986, p. 29-132; M. KING. Opus ci, Pp. 3040; Sn,IN PALMEn. La higiene y la medicina de
la mujer espaola a travs de os libros (s. XVI a XIX) en ACTAS de las II Jornadas de investigacin interdisciplinaria. Las mujer en la Historia de Espaa (XVJ-XX), U.A.M., Madrid,
984, p. 83; DA SiLvA, J.G. La mujer en Espaa en a poca mercantil: de la igualdad al aislamiento en ACTAS de las II Jornadas de investigacin interdisciplinaria. Las mujer en la
Historia de Espaa <XVl-XX,), U.A.M., Madrid, 984, p. 1-34.
39Cit. en C. SIMN PALMER. Opus ci:., p. 83. Se retoman parte de las recomendaciones dadas
por Gordonio en el siglo XIII en Tratado de los nios y reegimiento del ama, publicado de nuevo
en 1697 en Madrid, Imprenta de A,. Gonzlez de Reyes. Veas AA.VV. Textos para la historia
de las mujeres en Espaa, Ctedra, Madrid, 1994, Pp. 210-214.
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No hay que olvidar por, otra parte, las pinturas que recuperan el mito de
Hera4 (El nacimiento de la via lctea de Tintoretto o La va Lctea, de Rubens,
en el Prado); las que representan a una mujer que emite leche de su pecho como
acto de generosidad, privilegio, seleccin... (Lo fortuna de Tintoretto), o las
que representan a la Virgen que enva su leche a algn santo (La aparicin de
la Virgen a San Bernardo, de Juan de Correa en XVI y de Murillo en XVII, en
el Prado; o La Virgen y las nimas del Purgatorio ~ de Pedro Machuca, tambin en el Prado.
En cualquier caso, volviendo a las nodrizas, hay que decir que sern
seleccionadas cuidadosamente, que se controlor la cantidad y calidad de su
leche y que, por ejemplo en la Corte, es una de las sirvientas mejor pagadas.
En la Francia del XVII debieron subir enormemente sus precios: La nodriza mercenaria ideal pas a ser casi una joya que no tena precio dice E.
Wirth t
Con la censura al desnudo que establece Trento, las Virgenes de la Leche
van desapareciendo, pero no tanto como cabria esperar; en el siglo XVII vemos
a la Virgen dando el pecho en iconografias como la Huida a Egipto o la
Sagradafamilia, lo que no puedo afirmar es para quin fueron hechas.
Pero Trento, la Contrarreforma va a traer otro modelo clave para la Historia
de las mujeres: la Inmaculada. Se desligaba de lo terrenal, de la maternidad; lo
que importaba era su perfeccin, su espiritualidad, su bellaza que nace de su
virtud. Para la misoginia jesutica fue el ideal (Inspirado en la visin de San
Juan en el Apocalipsis, cap. 12, pero sin ningn indicio de embarazo y de los
dolores y gritos de parto que all aparecen. La pintura espaola, especialmente Murillo, A. Cano y Zurbarn dejaron constancia de la importancia de la
creencia y el apoyo a su conversin en dogma en la sociedad espaola.
~ Hera, por mandato divino da la leche a Heracles sin que fuera su hijo y, al drela, origin
la Galaxia La Via Lctea.
42 Recordar que el Purgatorio es una iconografa de a Contrarreforma, contribuyendo a salvar o justificar el sacramento de la penitencia, que tambin se refuerza con imgenes de personas arrepentidas y santificadas como la Magdalena. San Pedro o Santa Margarita. Sirve tambin
para justificar las oraciones en favor de las personas fallecidas. Ambos aspectos haban sido
rechazados y atacados por la Reforma.
~ Opus cit., p. 298.
Veas L. AccArI: La politica del sentimenti: LImmacolata concezione fra 600 e 700
en Primes colloqul dhistoria de la Dona: De la casa a la fabrica, segles V-XX, Barcelona,
1990, para interpretaciones ligadas al deseo de seducir, a la bsqueda del placer sin culpa y sin
dolor evita la desfloracin y el parto por la mujer adolescente, que encuentra aqu un modelo de sus sueos; en el adoleccente masculino, sera el triunfo sobre serpientes y dragones sin
esfuerzo, sin lucha). Sobre Inmaculada con Nio en los brazos: R. on MAJO. Opus cit., p. 63.
Puede contrastarse con la imagen reproducida por E. MALE en Lrt religieux du XIle sicle...,
p. 211.
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MUJERES LECTORAS
Otras imgenes que me llamaron poderosamente la atencin fueron las
Anunciaciones, no por el tema en s, sino por el hecho de que, generalmente,
Mara aparece en acto de lectura o tiene el libro en la mesa. Desde luego, el
evangelio de San Lucas los otros evangelista no recogen este hecho no
hace alusin a que Mara estuviese en acto de nada. Qu se queda decir? Se
reflejaba una situacin natural entre mujeres de condicin social elevada - que
son las que se reflejan en el ambiente por sus ropajes , mobiliarios, arquitecturas...? Se hacia publicidad de una condicin de la mujer refinada? Era simplemente una novedad tras la invencin de la imprenta y lacapacidad an limitada de determinados sectores a los libros impresos?.. Lo cierto es que la iconografa se afirma a partir del XIII, frente a otras en las que se poda ver a la
Virgen hilando, por ejemplo. Ya se puede ver en las vitrinas de la catedral de
Laon o en Le Mans. Luego poco tena que ver con la imprenta. Esta ltima
hiptesis se anulaba.
Iniciamos la bsqueda por va de la correspondencia con la condicin
social. Haba que buscar el modelo de mujeres lectoras en mujeres reales o de
existencia reconocida. Y efectivamente, las encontramos en reinas y mujeres
de la nobleza o de condicin elevada. Tambin encontrabamos a mujeres de la
burguesa comercial, con libros de oracin o de cuentas o mujeres de sectores
econmicos ms bajos en actividades comerciales que, tericamente, en una
Veas figuras Ql y 122 en E. MALE. Lart religieux du Me sicle...
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la Contrarreforma, A partir de la 2~ mitad del siglo XVI reinas y nobles sustituyen el libro por una flor, un abanico... o se presentan de pie con una mano
apoyada en una mesa o un silln, por ejemplo. Lgicamente hay una historia
del retrato que afectar posiblemente por igual a hombres y mujeres, pero el
tema nos pona necesariamentre en contacto con el tema de la instruccin de la
mujer. No obstante, permanecen ejemplos de mujeres lectoras como la Virgen
de la Sagrada Familia de Rembrandt, que lee mientras mece la cuna del nio
o la Vieja leyendo, del mismo autor; las Santas de Zurbarn, Lo madre de
Rembrandt, de Dou... En el siglo XVII es ms fcil encontrar lectoras, de cartas, por ejemplo, en la pintura de Paises Bajos, en sectores de la burguesa
medio-alta puritana, lo que da una nota de naturalidad y posiblemente generalizacin en la sociedad. El carteo entre mujeres parece que fue una prctica frecuente en Inglaterra.
Lo que parece detectarse, en mi opinin, es que la pintura muestra una cierta irregularidad en los modelos conforme avanzamos hacia el siglo XVII y que
esto afecta tanto al mbito catlico como al pretestante. Cuando nos vamos a las
fuentes escritas, a la literatura moral, a la literatura ampliamente considerada, lo
que encontramos es un fuerte debate sobre la educacin de la mujer, sobre su
conveniencia o no y, en caso de admitirla, sobre en qu debe consistir. ManI
Vigil lo ha estudiado bien, con referencias tambin al mundo protestante. Creo
que en este campo ladivisin no est entre catlicos/ protestantes sino entrequines admiten y quines no la instruccin en la mujer, apoyndose en capacidades
y en posibles peligros. Algunos Humanistas estuvieron claramente a favor de la
instruccin, pero de un tipo de instruccin, es decir, dando modelos muy ideologizados: Erasmo, Vives, Guevara; contra la instruccin por considerar a la mujer
con una natural inferioridad: Huarte de San Juan o Fray Luis. Juan de la Cerda
era partidario de que se les instruyera en lectura, pero no en escritura por las consecuencias que poda tener en la correspondencia amorosa; el jesuita Juan de
Astete abundaba en esa misma lnea, aadiendo los malos efectos de laenseanza pblica, que haca a las nias salir de casa, facilitando el aumento de sus relaciones, de sus libertades... No estaba muy lejos la postura del telogo protestante Andre Rivet que, ante el alegato que haba redactado Ana M~ van Schurman
en pro de la instruccin de las mujeres, le respondi con todo un elogio, pero con
una actitud tajante: Nada de instrucciones especiales, las pocas mujeres excepcionales sern capaces de estudiar solas o en sus familias; en cuanto a las dems,
no deben estudiar porque su papel social es otro t
No hay que olvidar que en los paises que aceptaron la Reforma desaparecieron los conventos femeninos y sus bibliotecas y, por supuesto toda la
~
M.
VICIL,
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formacin comunitaria que suponan, aunque surgirn otros centros, los pensionados. Para uno de ellos, el de Chelsea, se compuso en 1689 la opera Dido
y Eneas. Su director, Josias Priest, era maestro de baile en el Dorsen Garden
Theatre. En el eplogo, compuesto por Tomas dUrfey, se pueden detectar
tambin los peligros que se ven en la correspondencia amorosa, adems de
algunos de los valores que se inculcan: ...Para demostrar que vivimos segn
las reglas ms estrictas, la puerta de nuestro convento est hechizada para
impedir el paso a los bufones. Ningn juguete de amor puede pasar aqu para
ser visto en privado; ninguna naranja de la China que lleve dentro una carta
de amor...
Efectivamente, es ms difcil encontrar mujeres representadas en acto de
escribir, salvo aquellas que se distinguieron precisamente por esa actividad. No
hay que olvidar, por otra parte, que leer es un acto pasivo a travs del cual se
puede recibir doctrina; escribir exige un acto de reflexin y abre las puertas al
exterior.
La disminucin de las imgenes de mujeres lectoras Hay que conectaras
con una generalizacin del fenmeno que haga que deje de ser necesario presentarlo? O responde a una disminucin del inters formativo de las mujeres?
Dolores Ricart~ parece confirmar esta ltima hiptesis al afirmar que en el
siglo XVII se puede hablar de un retroceso de la actitud favorable a la instruccin femenina. Realmente, empiezo a pensar que la disminucin de las mujeres lectoras en la pintura responde a la existencia de la polemica, a que esto
empieza a considerarse peligroso, a que el modelo hay que dosificarlo por si
acaso. Mara Zayas en el XVII hablaba del temor de algunos padres a que
sepan leer o escribir por temor de que eso puede perderlas .
Toda la polmica va ligada al reconocimiento o no de las capacidades
femeninas para determinadas funciones, es decir, al intento de aislamiento de
la mujer en tareas del hogar o de servicio a la comunidad (domstico, hospitales, hospicios, Iglesia...). Es el intento consecucin ms bien de una sociedad patriarcal de alejar a las mujeres de los mbitos de toma de decisiones, lo
ha clasificado Jean Delumeau entre los miedos de esa sociedad: Miedo camuflado, dice, hacia un ser misterioso e inquietante cuyo conocimiento y preparacin podra significar un cambio en la concepcin funcionalista de una sociedad jerarquizada social y sexualmente. Una reflexin muy similar esta hacindose en la actualidad para determinados espacios.
A pesar de todo, yo creo que a partir de la 2~ mitad del XVI y a lo largo ya
del XVII, estos modelos han dado resultado, quiz impulsados por la propia
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