La Segunda Historia Del ProyectoUrbano - Sola - Morales
La Segunda Historia Del ProyectoUrbano - Sola - Morales
La Segunda Historia Del ProyectoUrbano - Sola - Morales
Proyecto Urbano
Pero afortunadamente, no era ste el nico camino por el que la arquitectura moderna estaba cambiando las ciudades. Desde hacia unos aos, una nueva figuracin haba ya entrado en el panorama urbano por obra de los renovadores del Expresionismo y de las Sezzession. Las propuestas de arquitectura moderna enlazadas con proyectos
sociales avanzados en los municipios socialistas holandeses o con nuevos usos colectivos en Centroeuropa o en
Escandinavia haban ya sealado en los tejidos urbanos transformaciones, algunas de ellas potentsimas, segn
los principios de una nueva cultura.
1 Articulo publicado en la Revista UR 5, 1987.
Publicado bajo la autorizacin del autor.
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Otro origen de proyectos urbanos, parta de la formulacin en forma actualizada de los clsicos temas de la arquitectura civil, planteados ahora como arquitectura del centro-urbano. Fueron los pases escandinavos los que
ensayaron, antes que otros, la tentativa de proyectar un centro urbano moderno para algunas de sus ciudades.
Los trabajos de Pedersen y Berner en Noruega, o los de Fisher, Petersen y Bentsen en Dinamarca, son ejemplares
en este sentido. Con la arquitectura civil y los monumentos, el centro urbano se configur como proyecto especfico
sobresaliente.
Paralelo a estos temas novedosos, tambin los trazados de calles, como forma de ordenar sectores urbanos de
tamao medio, continuaban como un procedimiento establecido para afrontar la forma urbana desde escalas confortables, con una temtica ya dominada perfectamente por el conocimiento interdisciplinario. Su mayor desarrollo
se produca en Inglaterra, Blgica, Francia, y en general en toda el rea del garden city mouvement.
estos dos congresos sobre la vivienda y el barrio, respectivamente, se preparaba el salto a los dos siguientes que
haban de dedicarse: a la ciudad en su conjunto el de Mosc (que despus seria Atenas, 1933), y a la regin urbana
(Pars, 1935). Fue ese salto entre ambas escalas lo que evidenci, con la ruptura que se produjo entre grupos y personas, la ruptura tambin metodolgica en la proyeccin de la ciudad. El amplio vaco terico entre la arquitectura
del edificio y el urbanismo, vaco que deba haberse cubierto con el progreso en la proyeccin de aquella escala
intermedia que hasta entonces tantos resultados haba producido, se cubri en cambio con mucha ideologa. La
brillantez intelectual y organizativa de Le Corbusier, y las tensiones programticas de Gropius y Giedion hacia posturas de imagen ms publicitarias, arrinconaron a los defensores del Proyecto Urbano como campo intermedio de
discusin y de trabajo y provocaron en la asamblea la fuga ideolgica hacia los temas de La ciudad funcional y
La carta de Atenas.
Reconocer estos temas como temas de diseo implicaba atender las partes de la metrpoli como proyectos en s
mismos: y tambin, por no confundir la gran escala con la cantidad o repeticin. Se busc moderar las exigencias
tcnicas de las grandes infraestructuras con la atencin al valor monumental y paisajstico de las obras pblicas; se
trabaj, en fin, por una idea de intervencin que no es arquitectura ni plan, sino Proyecto Urbano.
El proyecto de la ciudad se sublimaba as en la discusin de grandes principios, casi filosficos, polticos y sociolgicos, que la carta de Atenas resume. Y las propuestas de forma urbana resultantes adoptaran como mtodo la
superposicin a cualquier especificidad urbana de un proceso deductivo desde las reglas generales (el esquema
funcional de Chandigarh, los rdenes repetitivos de Hilbersheimer), o la directa ampliacin macroscpica del edificio moderno (Proyecto Obus).
Proyecto Urbano es partir de la geografa de la ciudad dada, de sus solicitudes y sugerencias, e introducir con la
arquitectura elementos de lenguaje que den forma al lugar. Proyecto Urbano es confiar ms en la complejidad de
la obra a hacer, que en la simplificacin racional de la estructura urbana. Es tambin trabajar en forma inductiva,
generalizando lo particular, lo estratgico, lo local, lo generativo y el modelo.
Fue entonces cuando cuaj la grave dicotoma por la que, mientras se colocaba la discusin de la ciudad al nivel
de los principios generales, la arquitectura se desentenda de la ciudad, refugindose siempre en la excusa del no
cumplimiento de aquellos principios generales. El gran alib estaba inventado y se abra la brecha entre urbanismo
y arquitectura que todava hoy sigue pendiente de sellado.
A veces estos proyectos resultaban unindose lateralmente con una lgica del plan global, como en los trabajos de
Berlage o de Unwin; pero en la mayora de los casos, ms que la coherencia horizontal en un programa conjunto es
la intensidad con que los episodios viarios o arquitectnicos expresan su condicin urbana aquello que les confiere
un papel maestro en la gran ciudad.
Dato significativo de aquellos episodios: el que la secretara general del CIAM fuera a parar a Giedion y que el frente
Giedion Le Corbusier, hiciera con el poder arrasando a holandeses y perifricos y dejando a Van Esteren como
presidente del compromiso.
Est ya ah pues, desde principios de siglo y hasta los aos treinta, una vasta cultura del Proyecto Urbano que tiene
muchos puntos en comn con las ideas que hoy orientan el urbanismo ms comprometido. Algo tienen esos esfuerzos de semejante a los actuales para superar el bache de casi cincuenta aos en que un progresivo alejamiento de
la condicin del proyecto de lo urbano, ha acabado a veces en paranoia profesional y en incompetencia pblica.
El Proyecto Urbano, como campo de trabajo intermedio donde las escalas se entrelazan y donde el arquitecto es
autoridad razonable en la forma de la ciudad precisamente porque hace arrancar de la edificacin arquitectnica,
qued entonces desbordado por la vanguardia oficial y distrado del comentario habitual de las propagandas. Pero
encontrara localmente su desarrollo en el acertado trabajo de muchos proyectistas independientes en diversas
ciudades europeas y norteamericanas.
Parece, pues, de inters, escrutar en esa tradicin la historia aprovechable de personajes y momentos, quiz menos
divulgados, que han aportado contribuciones sustantivas o una idea moderna aunque heterodoxa del Proyecto
Urbano. Heterodoxa, al menos, respecto a la historiografa que, tomando la historia del CIAM como historia de la
Arquitectura Moderna, rompe a partir del ao 30 toda referencia al Proyecto Urbano. Y al hacerlo as, ha confundido
algunos de los pasajes ms significativos en la construccin de la ciudad contempornea y oscurecido las contradicciones que el progreso cultural implica.
La ruptura de los ao 30
Porque algo ocurri en Bruselas, despus de aquel congreso CIAM e 1929 en que Victor Burgeois, el gran urbanista belga, haba presentado como presidente del acto los trabajos sobre distritos residenciales elaborados por las
distintas comisiones nacionales. Los belgas haban trado las bellas plantas de la Cit Moderne y de Kapelleveld,
trazadas por Louis van der Swaelmen, todava colaborador de ciertos estudios.
El ttulo del congreso era sobre formas construidas-formas del suelo, tema cuya actualidad (que no hemos dejado
de reclamar desde hace tiempo y que, afortunadamente, empieza a encontrar algunos ecos) sera hoy tan interesante como entonces. El congreso desarrollaba la forma de la ciudad a escala de sus barrios y distritos. Segua al
Congreso de Frankfurt de 1929 sobre el existenzminimun, que se haba centrado en la escala de la vivienda. Con
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Fotoplano del rea en estudio, en la que se observa la influencia de la zona ferroviaria en la estacin de Porta Gnova. Revista UR 5.
Trazados
Cuando Roberto Collov plantea su propuesta para la variante de la tangencial sur en Palermo, est haciendo un
ejercicio de alto urbanismo, por la gran dimensin de sus efectos y por su significado general. Y lo hace desde un
proyecto muy concreto a la escala de la precisa alineacin de unos edificios, pensados, eso s, para transmitir a la
calle el carcter pblico de un equipamiento ciudadano, con una visin territorial de la actuacin que va mucho ms
all del lugar donde propone formas construidas.
Su proyecto afronta precisamente uno de los temas clsicos de la proyeccin urbana, el proyecto viario. Pero lo
hace utilizando el instrumental arquitectnico para una idea de ciudad nada convencional. Por de pronto, plantea
como variante de lo que podra ser una va mecnica rpida, una calle territorial, con todas las implicaciones que
supone de atencin simultnea tanto a gran escala como a los pequeos detalles.
Cmo define la calle? No con una alineacin de casas. Tampoco con la formacin de un tejido urbano, recurriendo
al macizo. Sin recurrir al macizo, ve la calle como forma mental de la ciudad marcada por ciertos puntos de referencia, visual y de uso. Unas pocas arquitecturas hbilmente colocadas en el itinerario marcarn el carcter y la imagen de esa va. El sanatorio, la escuela, los muros del teatro, la palmera del patio, sern los elementos de definicin
de una calle que desde la arquitectura entiende el plano entero de la ciudad y territorio.
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Es una idea que, por as decirlo, atiende de una calle ms a sus esquinas que a su propio trazado. Estamos lejos de
la concepcin neoclsica del frente de calle como repeticin igualada de alzados ordenados. Tan lejos como de la
calle circulatoria pura. Recordamos en cambio a Lancia colocando en las esquinas de Miln sus torres modernas
para que articularan, en la complejidad aadida de la esquina, el entendimiento completo de las calles que en ella
coinciden, y an la trama urbana conjunta.
Nos interesa mucho este proyecto precisamente por su modernidad como trazado viario, superador de las rigideces
de los trazados de alineaciones desde una posicin perfectamente consciente de los valores. La alineacin como
defensa de la relacin trazado-edificacin no es aqu en absoluto negada, sino actualizada ampliamente por una
propuesta til, rigurosa y realista.
Est claro que el tema del trazado es uno de los que con ms fuerza se presentan en la discusin contempornea
y que provoca muchas de las respuestas ms avanzadas de la actual proyectacin urbana. Porque las relaciones
de la vialidad con la forma urbana son hoy por lo menos tan fuertes como siempre, y seguramente mucho ms que
nunca. El minimalismo de Collov reconoce este hecho de un modo alternativo, muy complementario, al que sigue
Guillermo Vzquez en su proyecto para el tratamiento de la autopista en Monterusciello, el nuevo barrio surgido tras
las destrucciones del terremoto en Pozzuoli, Npoles, y que tiene difcil unin en la arquitectura de los nudos viales,
buscando convertir la propia estructura de la autopista en una construccin arquitectnica: en una construccin
que por su magnitud y su complejidad es susceptible de una composicin formal segn reglas estticas y expresivas que la justifican por s mismas. Ello parte, pues, de superar la visin topogrfica pura y monofuncional de la
carretera, su simple lgica ingenieril y circulatoria, y entender su presencia entre los edificios como un hecho edificatorio ms, con su gran importancia como elemento visual de referencia y observacin constante. La valoracin
tridimensional de la vialidad (muros, terraplenes, pasos a distinto nivel, prticos y rampas) adquiere as un inters
prioritario. Vzquez Consuegra se propone de un modo a mi juicio clarividente la variedad de situaciones sintcticas que se establecen en el contacto de un amplio plano vial (autopista) con la tierra, y con los pasos a travs.
Su proyecto es paradigmtico en el reconocimiento de su temtica y creo que puede ejemplificar un enunciado moderno de las equivalentes soluciones de la manualstica viaria tradicional. Su respuesta al problema de Monterusciello, no es otra que hacer de la autopista un artefacto perfectamente formalizado. No puede dejar de reconocerse
que en este objetivo pincha en uno de los ms duros huesos de la proyectacin urbana que hoy se necesita.
Le Corbusier, los Smithson, Tange, intentaron hacer arquitectura con las calzadas. Nos fiamos ms del enfoque de
Vzquez, no solo porque es 50 aos posterior y, por tanto, incorpora las lecciones y los fracasos de los maestros, sino
porque tambin traslada el problema a una escala intermedia, ms til, para modificar las prcticas viciadas en la
mala construccin de carreteras, ms segura en los efectos y posibilidades del proyecto, menos terico que la gran
dimensin en la que sus maestros se movieron.
El urbanismo es el diseo de calles y edificios es una afirmacin obvia si se piensa a la antigua, y en cambio parece
problemtico en el tiempo presente. Sin embargo, la pura naturaleza de que el hecho urbano es como hecho fsico,
hoy tanto o ms que antes, hace de la simple interdependencia edificio-calle, la base de la riqueza, variedad y dificultad del proyecto urbano.
En el de Joan Busquets para la misma zona de Monterusciello (siempre entre las propuestas para La citt immaginate encargadas para la Triennale de Milano, 1987), la importancia dada a las secciones viales como unidades
calle-casa, pudiera indicarnos una voluntad neoclsica de orden repetitivo. La fuerza de este rigor trata el proyecto
de calle, para las grandes avenidas, como verdadero eje tipolgico, organizando todo el sector en unidades de edificacin precisamente mediante las calles. Lo notable de este proyecto es la gran autonoma que entre s guardan
esos distintos ejes viario-tipolgicos dispuestos como un desorden voluntario Es eso posible? Es ste un orden
de la fragmentacin?
No olvidemos que la consulta se refera a la recomposicin de un gran polgono, en construccin todava, pero ya
invertebrado, y que las respuestas a la misma implicaban ineludiblemente un diagnstico intencionado sobre lo
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Los tejidos
El anatema corbuseriano contra la calle-corredor no ha muerto. Cincuenta aos despus de aquel exabrupto, los
arquitectos seguimos buscando cul ser la buena relacin entre calles y casas, desamparados de la identidad
alineada que desde el renacimiento nos haba servido cmodamente.
Todava Siola y Siza, en sus propuestas para Npoles, no dudan de la eficacia de la alineacin viaria como traza edificatoria: con intenciones muy distintas, ciertamente, pero con la misma naturalidad en conseguirla por medio de
casas formando calles. El proyecto de Siola se interesa sobretodo por el desarrollo de rdenes tipolgicos variados
con que urbanizar la amplia zona a levante del centro histrico, que quedara disponible tras el desplazamiento de
la lnea frrea y la estacin central. Junto al centro direccional proyectado pro Tange, y con nimo directamente
polmico y alternativo, la nueva trama se compone de manzanas, rectangulares y cuadradas, de dimensiones medias, con una confianza quiz excesiva en la repeticin como virtud de las formas urbanas continuas. La fuerza del
eje verde central no es slo retrica en una ciudad como Npoles, donde la magnitud de la aglomeracin urbana
carece tan evidentemente de rdenes de composicin a su escala. Quiz desde el siglo XVII y el virreinato, ninguna
operacin urbanstica ha pretendido, hasta la dramtica tangenziale de la pasada dcada, establecer formas de
referencia para un orden urbano general. En este sentido, el formalismo Beaux-arts resulta aqu por suerte fuera de
moda, eficaz y econmico, aunque sin el estmulo de aquellos granos de irona que aadiran a la mezcla preparada
un aderezo apetitoso.
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En realidad se trata de una discusin sobre el tejido de la ciudad. Regularidad y tipologa son las estacas a que se
agarra el proyecto, enlazadas entre s de manera monoltica. El mayor inters lo ofrece la articulacin que los subsistemas morfolgicos presentan entre s: cmo se interfieren los distintos fragmentos de trama, y cmo las pocas
directrices urbanas generales se traducen en rupturas de orden.
Esto se le ocurrir a Alvaro Siza, porque l arranca, precisamente en esta escala, de dar un orden urbano a los trazados del lugar. Tambin Siza proyecta al fin y al cabo, slo manzanas y calles. Pero a Siza poco le preocupa el rigor
de las manzanas, nada le importa la tipologa bendito sea!, sino dar forma al espacio exterior concretamente
formar su pequeo puerto urbano con el trazado de una urbanizacin simple y segura. Crea un puerto como
un espacio habitual: 350 metros de frente es una escala de confianza para ese espacio. El contraste con el mar se
acenta no por una visin panormica, sino por la fuerza vertical de las fachadas sobre el agua, por el contacto de
lo slido y lo lquido. Las piezas son de dimension convencional 50 metros y la articulacin con la ciudad es la
histrica secuencia que arranca de Piazza Mercato.
Con extraa simplicidad, Siza construye sobre todo a base de soluciones aparentes triviales, pero malignamente
intencionadas. Al final, todos los elementos urbanos aparecen resumidos en el proyecto sin drama, con total facilidad: el puerto, el eje de la plaza, la circulacin perimetral atravesando los bloques, el parque que hace frontera
Ms difcil sera crear con esta simplicidad espacios urbanos completamente nuevos, lejos de la ciudad existente,
donde slo la geografa, acaso, pero no la historia, dieran andares a nuestra cojera proyectual. Es bonita, en este
sentido, la propuesta de Giurgola y Cicognani para la zona de los Campi Flegrei. Esta s que es una propuesta de tejido urbano nuevo, directamente sugerente de las formas y expresiones de la trama edificada, de la variedad formal
y funcional de los tipos, de su distinta posicin en las manzanas y en las parcelas. El grano de sensibilidad es muy
menudo, an tratndose de un diseo de extensin amplia. Pero se siente que cada edificio es distinto, que el orden
manzana-ciudad no basta, y que para la forma moderna de vivir y construir la ciudad cuenta, tanto como la relacin
anterior, el margen de juego formal desde la manzana a la parcela y, an, entre la parcela y el edificio. De la manzana
a la parcela y de esta al edificio no van ya rdenes rgidos establecidos o repetitivos, sino que por su flexibilidad
pasa quiz la mejor garanta de si hubiera hoy todava el mismo ideal de ciudad.
A modo de homenaje al plan de Lamont Young de principios de siglo, la interpretacin geomorfolgica de la
zona, despliega sus tres dedos radiales en un trazado obvio como soporte infraestructural del tejido. Est muy
bien la relacin entre la gran escala del proyecto y la atencin a las distintas formas de ocupacin: el eje de agrupacin bajo el Monte Santa Teresa, las unidades residenciales como radburns acuticos en el fondo de saco, el grano
menudo, anecdtico y pintoresco de la edificacin, ms importante que las geometras de la planta.
En la propuesta Giurgola reconocemos la vivienda suburbana confortable como forma de crecimiento urbano. Algo
de las imgenes calificadoras de ese piece meal urbano encuadrado en la malla viaria geogrfica puede bien converstirse en tema de investigacin para un rea residencial moderna, tema tan abandonado como necesario en
los ltimos aos. Este proyecto lo hace por un camino muy distinto, por ejemplo, a las supermanzanas unifamiliares
de Milton Keynes o al superblock compacto de Gregotti en Palermo. El reconocimiento del carcter individual y
privado de la vivienda, la flexibilidad de promocin y proyecto, y la mezcla de usos y tipos me parecen aportes de
gran inters experimental y terico.
Giurgola, es un hombre que ha demostrado dominar la gran y la mediana escala en mltiples trabajos urbansticos.
Quiz no tan difundidos como corresponde, el aprecio de la ciudad histrica se refleja en la fuerza de sus directrices
formales, con la atencin directa a la ciudad norteamericana y las formas contemporneas del consumo residencial. Alerta, pues.
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Por qu el proyecto de Juan Navarro va ms all de s mismo? Su texto lo explica : mantener un equilibrio complejo entre exigencias y contradictorias, a la medida de Turn, crear un encuentro espontneo entre la estructura
libre y natural del cauce fluvial y el tejido de la ciudad crecida en sus mrgenes. El Dora, como forma general de
la geografa urbana, protagoniza el conflicto geomtrico con las formas construidas por el urbanismo y la arquitectura. La lgica del proyecto, siendo estrictamente racional en su diseo, no parte de ningn orden compositivo
preestablecido, de ningn modelo formal ideolgicamente deseado, sino de un emprico esfuerzo por interpretar
inventando e inventar interpretando.
Las trazas del ferrocarril dan pie, con la serie de sus tres puentes, a un elegantsimo diseo de las rasantes, modelando el terreno como un serpentn excavado entre partes distintas de la ciudad. El meandro del ro, induce a la formacin de una pista acutica artificial, pensando en la autoridad urbana de Corso Umbra: las secuencias de torres
de oficinas industriales a un lado y de pabellones deportivos al otro buscando la escala paisajstica del eje fluvial
como orden de composicin urbana. Es notable siempre en Navarro Beldeweg, el juego sutilsimo entre la evidente
autonoma con la que plantea rotundamente cada uno de los principales edificios de sus proyectos, y el movimiento
del terreno como instrumento fundamental de su sintaxis. Sus dibujos siempre suelen expresar, para quien guste de
fijarse en ellos, esas largas secciones en que tanto se confa a muy leves inflexiones del perfil. Inflexiones leves solo
en el grfico, porque se sabe de su enorme efecto real y porque se convierten en la verdadera materia del proyecto,
entendido siempre, como juego conceptual de distintas variaciones del plano referencial del territorio. Geografa
abstracta, si se quiere. Proyecto Urbano, siempre, por esa condicin extensible de sus ideas.
Los grandes sistemas de la ingeniera urbana (ferrocarriles, canales, puentes, torres, avenidas) han interesado a
Nicolin y a Navarro para hacer con ellos arquitectura de la ciudad. Arquitectura de la ciudad que es todo lo contrario
de una arquitectura urbana de edificios en s mismos y s, en cambio, orden arquitectnico del cuerpo fsico (espacios, tejidos y lugares) de la ciudad. Una notable carga de creacin tipolgica toma en estos proyectos la expresin
de los usos especficos. El de Navarro Baldeweg, presenta la reduccin de pistas y pabellones deportivos a bellas
unidades geomtricas estrictamente moduladas. Nicolin desarrolla, de forma muy original, variantes de la manzana
cuadrada escalonadas desde las formas intensivas en altura hasta casi la casa individual en lnea, siempre para una
idea de vivienda urbana que busca la comodidad y la flexibilidad del uso tanto como la contribucin del edificio a
la forma urbana exterior.
Proyectar el lugar es, as, el mtodo principal de lo que llamamos Proyectos Urbanos. Unos proyectos, que no son
los del urban design harvardiano de los 60 (Sert, Soltan, Makki), ni los del townscape de Cullen, ni el estructuralismo de los Smithson, De Carlo, Bakkema, Tange y el Team 10. No son tampoco el gran design que buscaban Bacon
el Filadelfia o Hugo Wilson en Cumbernauld. No creen tampoco en Krier ni en Glossling, en Alexander ni el Colin
Rowe. Aunque algo haya, por supuesto, de todos ellos, tienen una voluntad operativa y pragmtica, y una tica ms
profesional que ideolgica, porque tienen tambin una gran desconfianza en los principios y demasiado aprecio por
los finales. Como si no fuera una simpleza confiar en el talento a la hora de construir nuestras ciudades
Los husos sorprendentemente afilados que en el proyecto se producen para el cuerpo bajo del centro terciario o
para el mercado artesanal y comercial sobre el Naviglio Grande tendran en si dificultad, una enorme impronta
imaginativa en la percepcin de toda la periferia oriental de la ciudad. La redundancia entre las trazas viarias, las
del canal, las largas alineaciones de los edificios que se dibujan y los sentidos generales del movimiento de circunvalacin en una ciudad tan radial y concntrica como Miln, convierten este proyecto en una propuesta de mtodo
para la transformacin de las fracturas urbanas.
Hay una cuestin de escala grande y ambiciosa. Hay tambin una conciencia clara de actuar con efectos ms all
de la propia dimensin del proyecto. No me importa repetir que la dimensin no es la escala. Lo mismo ensea Juan
Navarro en su proyecto de Turn, a diferencia, de los tristones concursos para la Bicoca o para la Giudecca, donde
ningn proyectista ha querido reconocer el significado de una pieza para toda la ciudad. No hablo slo de reconocer
la trabazn con los tejidos o el paisaje circundante, ni tampoco de conectar a los sistemas generales de infraestructura y movimientos, ni siquiera de atender a cierta pretensin simblica, sino sobre todo de entender y buscar los
efectos innovadores sobre la concepcin de la ciudad en su conjunto.
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