Cómo Teorizar

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CMO TEORIZAR

(SOBRE LA SELECCIN DE HIPTESIS)


Charles S. Peirce (1903)

Traduccin castellana de Sara F. Barrena (2003)


Este texto (MS 475) corresponde a un fragmento de la octava conferencia que Peirce imparti
en 1903 en el Lowell Institute, con el ttulo "Cmo teorizar". Fue publicado en CP 5.590-604.

Si vamos a dar los nombres de Deduccin, Induccin y Abduccin a las tres grandes
clases de inferencias, entonces la Deduccin debe incluir cada intento de demostracin
matemtica, ya se refiera a casos aislados o a "probabilidades", esto es, a ratios estadsticas; la
Induccin debe significar la operacin que induce al asentimiento de una proposicin ya
propuesta, con o sin modificacin cuantitativa, considerndose ese asentimiento o
asentimiento modificado como el resultado provisional de un mtodo que debe a la larga sacar
la verdad a la luz; mientras que la Abduccin debe incluir todas las operaciones por las que se
engendran las teoras y las concepciones.
Cmo lleg alguna vez el hombre a alguna teora correcta sobre la naturaleza? Sabemos
por Induccin que el hombre tiene teoras correctas, pues dan lugar a predicciones que se
cumplen. Pero, por qu proceso de pensamiento llegaron alguna vez a su mente? Un qumico
nota un fenmeno sorprendente. Ahora bien, si tiene una gran admiracin por la Lgica de
Mill, como tienen muchos qumicos, recordar que Mill le dice que debe trabajar sobre el
principio de que, precisamente bajo las mismas circunstancias, se producen fenmenos
semejantes. Por qu entonces no advierte que este fenmeno se produjo en tal da de la
semana, cuando los planetas presentaban una cierta configuracin, cuando su hija llevaba un
vestido azul, cuando l haba soado con un caballo blanco la noche anterior, cuando el
lechero se haba retrasado esa maana, y as sucesivamente? La respuesta ser que tiempo
atrs los qumicos solan atender a circunstancias tales, pero que han aprendido ms. Cmo
aprendieron esto? Por una induccin. Muy bien, esa induccin debe haberse basado en una
teora que la induccin verific. Cmo lleg el hombre alguna vez a sostener esa teora
verdadera? No puedes decir que sucedi por azar, porque las teoras posibles, si no
estrictamente innumerables, excedan de todos modos un trilln -o tres millones a la tercera
potencia; y por tanto las posibilidades eran abrumadoras en contra de que la nica teora
verdadera llegara alguna vez a la cabeza de algn hombre en los veinte o treinta mil aos
durante los que el hombre ha sido un animal pensante. Adems, no puedes pensar seriamente

que cada pequeo pollo que sale del cascarn tiene que revolver entre todas las posibles
teoras hasta que se le encienda la buena idea de coger algo con el pico y comerlo. Por el
contrario, piensas que el pollo tiene una idea innata para hacerlo, es decir, que puede pensar
eso, pero no tiene capacidad de pensar nada ms. Dices que el pollo picotea por instinto. Pero
si piensas que cada pobre pollo est dotado de una tendencia innata hacia una verdad positiva,
por qu deberas pensar que este don slo se le niega al hombre? Si consideras con cuidado y
con una mente imparcial todas las circunstancias de la historia antigua de la ciencia y todos los
dems hechos que tienen que ver con la cuestin, que son demasiado diversos para referirse
especficamente a ellos en esta conferencia, estoy seguro de que llegars a reconocer que la
mente del hombre tiene una adaptacin natural a imaginar teoras correctas de algunas clases,
y en particular teoras correctas sobre fuerzas, sin las que, sin vislumbrarlas en alguna medida,
no podra formar lazos sociales y consecuentemente no podra reproducir su especie. En
resumen, los instintos que favorecen la asimilacin de comida, y los instintos que favorecen la
reproduccin, deben haber implicado desde el principio ciertas tendencias a pensar
correctamente acerca de lo fsico, por un lado, y acerca de lo psquico, por otro. De alguna
manera es ms que una mera forma de hablar decir que la naturaleza fecunda la mente del
hombre con ideas que, cuando crecen, se parecern a las de su padre, Naturaleza.
Pero si eso es as, debe ser un buen razonamiento decir que una hiptesis dada es buena,
como hiptesis, porque es natural, o fcilmente abrazada por la mente humana. Debe concernir
a la lgica en el ms alto grado determinar de forma precisa hasta qu punto y bajo qu
limitaciones debe sostenerse esta mxima. Pues de todas las creencias, ninguna es ms natural
que la creencia de que es natural para el hombre errar. El lgico debera averiguar qu relacin
hay entre esas dos tendencias.
Le incumbe al hombre primero de todo liberar su mente de esos cuatro dolos de los que
Francis Bacon habla en el primer libro del Novum Organum. Ese es el dictado de la tica, en s
mismo. Pero despus de eso, qu? Descartes, como saben, mantena que si un hombre
pudiera tan slo hacerse una idea perfectamente clara y distinta -a lo que Leibniz aadi el
tercer requisito de que deba ser adecuada- entonces esa idea deba ser verdadera. Pero esto es
demasiado severo, pues todava ningn hombre ha llegado nunca a una comprensin
perfectamente clara y distinta, no digamos ya adecuada, y sin embargo supongo que se ha
llegado a ideas verdaderas. Las ideas ordinarias de la percepcin, que Descartes pens que
eran terriblemente confusas, tienen sin embargo algo en ellas que casi garantiza su verdad, si
no es del todo as. "Ver para creer", dice el instinto del hombre.
La cuestin es qu teoras y concepciones deberamos considerar. Ahora bien, la palabra
"debera" no tiene significado excepto con relacin a un fin: lo que debera hacerse que
conduce a un cierto fin. La investigacin por tanto debera comenzar con la bsqueda del fin
del pensamiento. Para qu pensamos? Cul es la funcin fisiolgica del pensamiento? Si
decimos que es la accin, debemos significar el gobierno de la accin hacia un fin. Hacia qu
fin? Debe ser algo bueno o admirable, independientemente de alguna razn ulterior. Esto slo
puede ser lo estticamente bueno. Pero, qu es estticamente bueno? Podemos decir quiz la
completa expresin de una idea? El pensamiento, sin embargo, es en s mismo esencialmente
de la naturaleza de un signo. Pero un signo no es un signo a menos que se traduzca a s mismo
en otro signo en el que est ms completamente desarrollado. El pensamiento requiere
realizacin para su propio desarrollo, y sin ese desarrollo no es nada. El pensamiento debe

vivir y crecer en traducciones incesantemente nuevas y ms altas, o se probara que no es


genuino pensamiento.
Pero la mente se pierde en tales cuestiones generales y parece estar flotando en una
vacuidad ilimitada. Es de la misma esencia del pensamiento y de la finalidad que sean
especiales, as como tan verdadero es de la esencia de cada uno de ellos que sea general. Sin
embargo, ilustra el punto de que cada idea valiosa debe ser sumamente fructfera en
aplicaciones especiales, mientras que al mismo tiempo est siempre creciendo hacia alianzas
ms y ms amplias.
La antigedad clsica era demasiado favorable a la clase de concepto que era
Fortis, et in ipso totus, teres atque rotundus
Me encuentro a menudo con tales teoras en los libros de filosofa, especialmente en las
obras de estudiosos telogos y de otros que sacan sus ideas de la antigedad. Tal es la teora
circular, que se supone a s misma y retorna a s misma -la teora aristocrtica que se sostiene a
s misma a distancia de los vulgares hechos. La lgica no tiene la ms mnima objecin a tal
opinin, en tanto que mantenga su auto-suficiencia, se guarde a s misma estrictamente para s
misma, como su nobleza la obliga a hacer, no tenga ninguna pretensin de entrometerse en el
mundo de la experiencia, y no pida a nadie que asienta a ella.
Auguste Comte, en el otro extremo, condenara cada teora que no fuera "verificable".
Como la mayora de las ideas de Comte, esta es una mala interpretacin de una verdad. Una
hiptesis explicativa, es decir, una concepcin que no limite su propsito a permitir que la
mente comprenda una variedad de hechos, sino que busque conectar esos hechos con nuestras
concepciones generales, debera, en un sentido, ser verificable, es decir, debera ser poco ms
que un ligamento de innumerables predicciones posibles relativas a la experiencia futura. De
modo que si ellas fallan, ella falla. As, cuando Schliemann consider la hiptesis de que
realmente hubo una ciudad de Troya y una guerra troyana, esto significaba para su mente,
entre otras cosas, que cuando fuese a hacer excavaciones a Hissarlik encontrara
probablemente restos de una ciudad con evidencias de una civilizacin que respondera a las
descripciones de la Ilada, y que correspondera con otros hallazgos probables en Micenas,
taca y otros lugares. As entendida, la mxima de Comte es slida. Una hiptesis explicativa
no es otra cosa sino eso. Pero la propia nocin de Comte de una hiptesis verificable era que
no debe suponerse nada que no seas capaz de observar directamente. De esa regla sera
correcto inferir que l permitira al Sr. Schliemann suponer que iba a encontrar armas y
utensilios en Hissarlik, pero le prohibira suponer que hubieran sido hechos o usados por algn
ser humano, ya que tales seres no podran ser nunca descubiertos por percepcin directa. En
base al mismo principio debera prohibirnos suponer que un esqueleto fsil perteneciera
alguna vez a un ictiosauro vivo. Esta parece ser exactamente la opinin de M. Poincar
actualmente. La misma doctrina nos prohibira creer en nuestro recuerdo de lo que pas hoy a
la hora de cenar. Durante muchos aos he sido un partidario de lo que se llama tcnicamente
Sentido Comn en filosofa, y no pienso que mis opiniones tijistas estn reidas con esa
posicin; pero pienso sin embargo que teoras tales como la de Comte y Poincar sobre las
hiptesis verificables merecen con frecuencia la ms seria consideracin, y su examen nunca
es una prdida de tiempo, pues proporciona lecciones que no se aprenden fcilmente de otra

manera. Por supuesto con la memoria deberan ir tambin todas las opiniones sobre todo lo
que no est en este momento ante nuestros sentidos. No deben creer que me oyen hablndoles,
sino slo que oyen ciertos sonidos mientras ven ante ustedes una mancha de blanco, negro y
color carne, y esos sonidos de alguna manera parecen sugerir ciertas ideas que no deben
conectar en absoluto con la mancha negra y blanca. Un hombre tendra que dedicar aos a
entrenar su mente con tales hbitos de pensamiento, y aun entonces es dudoso que fuera
posible. Y, qu se ganara? Si se cambiaran nuestras creencias respecto a lo que va a ser
nuestra experiencia sensible, sera ciertamente un cambio a peor, ya que no nos encontramos
decepcionados en algunas expectativas debido a las creencias del sentido comn. Por otra
parte, si no marcara una diferencia tal, como supongo que no marcara, por qu no
permitirnos la comodidad inofensiva de creer en tales ficciones, si fueran ficciones?
Decididamente deben permitrsenos esas ideas, aunque slo sea como cemento para la materia
de nuestras sensaciones. Al mismo tiempo, declaro que tal licencia no sera en absoluto
suficiente. Comte, Poincar y Karl Pearson toman lo que consideran que son las primeras
impresiones de los sentidos, pero que no son realmente nada de esa clase, sino percepciones
que son productos de operaciones psquicas, y las separan de toda la parte intelectual de
nuestro conocimiento, y arbitrariamente llaman a lo primero real y a lo segundo ficciones.
Estas dos palabras real y ficticio no conllevan significado alguno excepto como marcas de
bueno y malo. Pero la verdad es que lo que llaman malo o ficticio, o subjetivo, la parte
intelectual de nuestro conocimiento, comprende todo lo que es valioso por s mismo, mientras
que aquello que sealan como bueno, o real, o objetivo, no es sino el bonito recipiente que
contiene el preciado pensamiento.
Puedo disculpar a una persona que ha perdido a alguien querido y cuya razn est en
peligro de perderse bajo la pena que intente por esa causa creer en una vida futura. Puedo ms
que disculparle porque su utilidad est en juego, aunque yo no adoptara una hiptesis, y ni
siquiera la tomara a prueba, simplemente porque la idea me resultara agradable. Sin juzgar a
otros, sentira, por mi parte, que eso sera un crimen contra la integridad de la razn que Dios
me ha prestado. Pero si pudiera elegir entre dos hiptesis, una ms ideal y otra ms
materialista, preferira poner a prueba la ideal, simplemente porque las ideas estn repletas de
consecuencias, mientras que las meras sensaciones no, de modo que la hiptesis idealista sera
la ms verificable, es decir, predecira ms, y podra ser puesta a prueba ms a fondo.
En base a este mismo principio, si se presentaran dos hiptesis, una de las cuales puede
probarse satisfactoriamente en dos o tres das, mientras que la prueba de la otra podra llevar
un mes, debera intentarse en primer lugar la primera, incluso aunque su probabilidad aparente
sea bastante menor.
Es un error muy grave conceder mucha importancia a la probabilidad antecedente de las
hiptesis, excepto en casos extremos, porque las probabilidades son en su mayora meramente
subjetivas y tienen tan poco valor real que, considerando las oportunidades notables que nos
harn perder, a la larga no es provechoso prestarles atencin. Cada hiptesis debera ponerse a
prueba obligndola a hacer predicciones verificables. Una hiptesis en la que no pueden
basarse predicciones verificables no debera aceptarse nunca, excepto con alguna seal pegada
a ella que muestre que es considerada como un mero vehculo conveniente del pensamiento
-una mera cuestin de forma.

En un caso extremo, cuando la probabilidad es de un carcter inconfundiblemente


objetivo y est fuertemente apoyada por buenas inducciones, permitira que causara el
aplazamiento de la prueba de la hiptesis. Por ejemplo, si viniera un hombre y pretendiera ser
capaz de convertir el plomo en oro, yo le dira, "mi querido seor, no tengo tiempo para hacer
oro". Pero incluso entonces la probabilidad no influira en m directamente como tal, sino
porque llegara a ser un factor en lo que es realmente en todos los casos la consideracin
principal en la Abduccin, que es la cuestin de la economa -economa de dinero, tiempo,
pensamiento y energa.
Es el Prof. Ernst Mach quien ms ha hecho para mostrar la importancia en lgica de la
consideracin de la Economa, aunque yo haba escrito un artculo sobre la materia ya en
1878. Sin embargo, Mach va por completo demasiado lejos, pues no le permite al pensamiento
otro valor que el de economizar experiencias. Esto no puede admitirse ni por un instante. La
sensacin, a mi modo de pensar, no tiene ningn valor excepto como un vehculo del
pensamiento.
Las propuestas de hiptesis nos inundan en un flujo arrollador, mientras que el proceso de
verificacin al que cada una debe estar sujeta antes de que pueda contar en absoluto como un
punto a considerar, incluso como conocimiento probable, es tan costosa en tiempo, energa y
dinero -y consecuentemente en ideas que podran haberse tenido con ese tiempo, energa y
dinero, que la Economa invalidara cualquier otra consideracin, incluso aunque hubiera
algunas otras consideraciones serias. En realidad no hay otras, pues la abduccin no nos
compromete a nada. Simplemente hace que se ponga una hiptesis bajo nuestra etiqueta de
casos a ser probados.
Se me preguntar, realmente quiere decir que no deberamos adoptar ninguna opinin
como opinin hasta que haya sufrido la prueba de facilitar una prediccin que haya sido
verificada?
Para contestar a esa pregunta, ser requisito examinar cmo puede justificarse una
abduccin, entendiendo aqu por abduccin cualquier modo o grado de aceptacin de una
proposicin como verdad, porque se ha descubierto un hecho o hechos cuya ocurrencia
resultara necesaria o probable en caso de que la proposicin fuera verdadera. La abduccin
as definida equivale, sealarn, a observar un hecho y despus pretender decir qu idea fue la
que dio lugar a ese hecho. Uno pensara que un hombre debe estar enterado de los secretos de
lo Ms Alto para atreverse a eso. La nica justificacin posible, distinta de algn hecho
positivo que dara un color bastante diferente a la cuestin, es la justificacin de la
desesperacin. Es decir, que si no se dicen tales cosas, no se ser capaz de saber nada del
hecho positivo.
De un modo general, esta justificacin ciertamente se sostiene. Si el hombre no tuviera el
don, que todos los dems animales tienen, de una mente adaptada a sus necesidades, no slo
no habra podido adquirir ningn conocimiento, sino que no habra podido mantener su
existencia ni siquiera durante una generacin. Pero est dotado de ciertos instintos, esto es, de
ciertas creencias naturales que son verdaderas. Tienen que ver en parte con fuerzas, en parte
con la accin de las mentes. La manera en la que llega a tener este conocimiento me parece
bastante clara. Ciertas uniformidades, es decir, ciertas ideas generales de accin, prevalecen

por todo el universo y la mente que razona es en s misma un producto de ese universo. De esa
manera esas mismas leyes se incorporan, por necesidad lgica, a su propio ser. Por ejemplo, lo
que llamamos lneas rectas no son sino una de una innumerable multitud de familias de lneas
no singulares tales que entre dos puntos cualesquiera slo haya una y nica. La familia
particular de lneas llamadas rectas no tiene propiedades geomtricas que la distingan de
alguna otra de las innumerables familias de lneas de las que hay slo una y nica entre dos
puntos cualesquiera. Es una ley de la dinmica que cada relacin dinmica entre dos puntos,
sin que tenga que ver ningn tercer punto, excepto por combinaciones de tales pares, es del
todo similar, excepto en cantidad, a cualquier relacin dinmica tal entre otros dos puntos
cualesquiera en el mismo rayo, o lnea recta. Es una consecuencia de esto que un rayo o lnea
recta es la distancia ms corta entre dos puntos; por consiguiente la luz parece moverse a lo
largo de esas lneas, y siendo ese el caso, las reconocemos con el ojo, y las llamamos rectas.
De este modo, la facultad de la vista hace que demos gran importancia a esas lneas de forma
natural, y de ese modo cuando llegamos a formar una hiptesis acerca del movimiento de una
partcula sin que est influenciada por ninguna otra, llega a sernos natural suponer que se
mueve en lnea recta. La razn por la que esto resulta verdadero es, por tanto, que la primera
ley del movimiento es un corolario de una ley ms general que, gobernando todas las
dinmicas, gobierna la luz, y hace que la idea de rectitud sea una idea predominante en
nuestras mentes.
De esta forma, consideraciones generales relativas al universo, consideraciones
estrictamente filosficas, no hacen sino demostrar que si el universo se ajusta, con alguna
aproximacin a la exactitud, a ciertas leyes altamente generalizadas, y si la mente del hombre
se ha desarrollado bajo la influencia de esas leyes, ha de esperarse que tenga una luz natural, o
luz de la naturaleza, o intuicin [insight] instintiva, o genio, que tienda a hacerle adivinar esas
leyes correctamente, o casi correctamente. Esta conclusin se confirma cuando encontramos
que cada especie animal est dotada de un genio similar. Pues no slo todas y cada una tienen
algunas nociones correctas de fuerza, es decir, algunas nociones correctas, aunque
excesivamente estrechas, de fenmenos que con nuestras concepciones ms amplias
llamaramos fenmenos de fuerza, y algunas nociones similarmente correctas acerca de las
mentes de su propia clase y de otras clases, que son los dos cotiledones suficientes de toda
nuestra ciencia, sino que estn adems maravillosamente dotados de genios en otras
direcciones. Miren a esos pajaritos, de los que todas las especies son casi idnticos en su
psique, y sin embargo, qu formas diversas de genio no exhiben al modelar sus nidos? Esto
sera imposible a no ser que las ideas que son naturalmente predominantes en sus mentes
fueran verdaderas. Sera demasiado contrario a la analoga suponer que al hombre le faltan
dones similares. Tampoco se detiene aqu la prueba. La historia de la ciencia, especialmente la
historia temprana de la ciencia moderna, sobre la que tuve el honor de dar algunas
conferencias en este saln hace algunos aos, completa la prueba al mostrar qu pocas eran las
conjeturas que el hombre de genio insuperable tena que hacer antes de adivinar correctamente
las leyes de la naturaleza.
Fin de: "Cmo teorizar (sobre la seleccin de hiptesis". Traduccin castellana de Sara F.
Barrena, 2003. Original en: MS 475.

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