Las Aportaciones de Juan Pablo II A La Filosofía
Las Aportaciones de Juan Pablo II A La Filosofía
Las Aportaciones de Juan Pablo II A La Filosofía
Filosofa
por Eudaldo Forment
No es extrao que se haya denominado a Juan Pablo II, sobre todo despus de su muerte
"el Grande". Se le puede aplicar este adjetivo no slo por su increble actividad, sino
tambin por su pensamiento. En 1994, la revista semanal Time, de Nueva York, le eligi
como hombre del ao. Lo justificaba explicando, entre cosas, que: "Sus ideas son
completamente diversas de las de la mayor parte de los mortales. Son ms grandes".
Entre estas ideas deben ser incluidas, in duda, las filosficas
Son muchos los estudios dedicados a la obra filosfica de Karol Wojtyla. En uno de los
libros ms interesantes y documentados, Volver a la persona. El mtodo filosfico de
Karol Wojtyla [1], su autor, el profesor Rodrigo Guerra Lpez, presenta un nuevo
mtodo filosfico. Lo ha encontrado en la obra estrictamente filosfica de Karol
Wojtyla, que haba escrito antes de ser elegido Papa el 16 de octubre de 1978. El Dr.
Guerra caracteriza al mtodo wojtyliano de realista, fenomenolgico, metafsico y, sobre
todo, personalista, porque se toma como punto de partida de la filosofa a la persona
humana.
Indica el conocido filsofo mexicano que este mtodo, por una serie de circunstancias,
no ha sido claramente percibido. Una de ellas sera la existencia de tres grandes
interpretaciones de la obra de Wojtyla. La primera consiste en considerar a Wojtyla como
tomista. Posicin que ha sido defendida por muchos. Las mas representantivas son las
del conocido filsofo polaco Albert Krapiec y la del filsofo y telogo dominico,
condiscpulo y amigo personal del Wojtyla, Abelardo Lobato.
En la segunda lnea interpretativa, tambin muy difundida, se sostiene que la obra de
Karol Wojtyla se enmarca en la fenomenologa, al estilo del primer Husserl, el de la
fenomenologa descriptiva de Investigaciones lgicas. As, por ejemplo, la entiende
Mara Jos Franquet.
La tercera interpretacin, que es la que propone el Dr. Guerra Lpez, reconoce que
"Karol Wojtyla es heredero en diferentes grados y acentos del tomismo tradicional, que
aprendi de hombres como Reginald Garrigou-Lagrange durante el perodo de sus
estudios teolgicos, de las lecturas que realiz dentro del mbito del tomismo de la
Escuela de Lovaina, por ejemplo, a travs de las obras de Kasimierz Wais, del tomismo
existencial de Gilson y de Maritain, de la teora del teatro de Mieczyslaw Kotlarczy; de
la fenomenologa realista de Dietrich von Hildebrand; de las investigaciones que realiz
en torno a Kant y a Scheler, etc". Sin embargo, destaca como lo ms esencial: "La
originalidad e irreductibilidad del pensamiento wojtyliano, que representara una nueva
'escuela'", porque se caracterizara no slo en "volver a las cosas mismas", sino tambin
y sobre todo "volver al ser humano como persona".
Esta tesis del joven profesor Guerra es muy sugerente y convincente. Integrara las
anteriores interpretaciones. La aceptacin del precepto husserliano de "volver a las cosas
mismas", explicara la interpretacin fenomenolgica. Su inters por la persona, la
tomista. Esta nueva interpretacin, que se va imponiendo, es, sin embargo, todava
discutible. Tambin lo es que, en sus escritos ya como Papa, Wojtyla continuara, y
adems con la misma metodologa, su pensamiento filosfico anterior. Es necesario
todava estudiar y profundizar ms en toda su obra, para una pronunciacin definitiva.
No obstante, son indiscutibles la originalidad y las aportaciones a la filosofa de Juan
Pablo II, antes y despus de ser Papa. Quisiera hacer notar en este escrito, y como
"Vuelven los problemas del pasado, pero con nuevas peculiaridades. No se trata ahora
slo de cuestiones que interesan a personas o grupos concretos, sino de convicciones tan
difundidas en el ambiente que llegan a ser en cierto modo mentalidad comn" [16] .
Tambin, como consecuencia de la suspicacia ante la metafsica: "Se nota una difundida
desconfianza hacia las afirmaciones globales y absolutas, sobre todo por parte de quienes
consideran que la verdad es el resultado del consenso y no de la adecuacin del intelecto
a la realidad objetiva" [17] .
En la actualidad, no slo se recela de la metafsica, como saber universal, profundo y
ltimo, sino de verdades racionales ms patentes para el hombre. "Recientemente han
adquirido cierto relieve diversas doctrinas que tienden a infravalorar incluso las verdades
que el hombre estaba seguro de haber alcanzado. La legtima pluralidad de posiciones ha
dado paso a un pluralismo indiferenciado, basado en el convencimiento de que todas las
posiciones son igualmente vlidas (...). En esta perspectiva, todo se reduce a opinin"
[18] .
Frente a esta posicin, hay que recordar que la filosofa no puede renunciar a la
metafsica. "Es necesaria una filosofa de alcance autnticamente metafsico, capaz de
trascender los datos empricos para llegar, en su bsqueda de la verdad, a algo absoluto,
ltimo y fundamental".
Tesis, que implica, por un lado, el reconocimiento de que: "la realidad y la verdad
trascienden lo fctico y lo emprico". Por otro, la existencia de: "la capacidad que el
hombre tiene de conocer esta dimensin trascendente y metafsica de manera verdadera
y cierta, aunque imperfecta y analgica".
Existe una realidad metafsica, que est "ms all", y es alcanzable de algn modo por el
conocimiento humano. "Dondequiera que el hombre descubra una referencia a lo
absoluto y a lo trascendente, se le abre un resquicio de la dimensin metafsica de la
realidad: en la verdad, en la belleza, en los valores morales, en las dems personas, en el
ser mismo y en Dios".
La metafsica es imprescindible. Declara, por ello, Juan Pablo II que: "Si insisto tanto en
el elemento metafsico es porque estoy convencido de que es el camino obligado para
superar la situacin de crisis que afecta hoy a grandes sectores de la filosofa y para
corregir as algunos comportamientos errneos difundidos en nuestra sociedad". De tal
manera que: "Un gran reto que tenemos al final de este milenio es el de saber realizar el
paso, tan necesario como urgente, del fenmeno al fundamento" [19] , de los distintos
saberes y ciencias a la metafsica o sabidura.
La necesidad de que la filosofa se apoye en la metafsica se advierte, por una parte,
desde la teologa. "Un pensamiento filosfico que rechazase cualquier apertura
metafsica sera radicalmente inadecuado para desempear un papel de mediacin en la
comprensin de la Revelacin. La palabra de Dios se refiere continuamente a lo que
supera la experiencia e incluso el pensamiento del hombre; pero este 'misterio' no podra
ser revelado, ni la teologa podra hacerlo inteligible de modo alguno, si el conocimiento
humano estuviera rigurosamente limitado al mundo de la experiencia sensible. Por lo
cual, la metafsica es una mediacin privilegiada en la bsqueda teolgica". Por
consiguiente: "Una teologa sin un horizonte metafsico no conseguira ir ms all del
anlisis de la experiencia religiosa y no permitira al intellectus fidei expresar con
coherencia el valor universal y trascendente de la verdad revelada" [20] .
Por otra parte: "La importancia de la instancia metafsica se hace ms evidente si se
considera el desarrollo que hoy tienen las ciencias hermenuticas y los diversos anlisis
del lenguaje. Los resultados a los que llegan estos estudios pueden ser muy tiles (...) ya
que ponen de manifiesto la estructura de nuestro modo de pensar y de hablar y el sentido
contenido en el lenguaje. Sin embargo, hay estudiosos de estas ciencias que en sus
teologa, recibe de sta ayuda perfectiva, no formal o esencial, sino, accidental, pero
intrnseca, y tanto negativa -prevencin de errores-, como positiva -sugerencia de temas
y adiestramiento mental-. Declara, por ello, que: "Llamo filosofa cristiana toda filosofa
que, aunque distinguiendo formalmente los dos rdenes, considera a la revelacin
cristiana como un auxiliar indispensable de la razn" [42] .Ms explcitamente escribe
Gilson: "El filsofo cristiano considera la revelacin como una fuente de luces para su
razn"< [43]
En definitiva, la solucin de Gilson es una respuesta al problema de la filosofa cristiana,
concretado con relacin a la fe. Segn su posicin, la problemtica queda reducida a esta
cuestin: "Se trata simplemente de saber si se admite o se niega que el ejercicio de una
razn natural, con la ayuda de la revelacin, sea todava un ejercicio racional, y si la
filosofa que ella produce, an merezca el nombre de 'filosofa' (...) En efecto, aqu est
el fondo del debate y lo que le confiere su verdadero significado" [44] .
Otro gran tomista francs, Jacques Maritain, asumi esta solucin de Gilson, pero
determinando el tipo de ayuda que recibe la filosofa de la fe. La considera como uno de
los casos del influjo de la gracia en la naturaleza. Distingui entre la filosofa como
"naturaleza", o en s misma, y la filosofa como "estado", o en las condiciones del sujeto.
La primera no tiene relacin con el cristianismo. S, en cambio, la segunda, porque el
cristianismo ha perfeccionado el estado de la filosofa. La filosofa cristiana no es
simplemente una esencia o la filosofa como naturaleza, sino que es "La filosofa misma
en cuanto situada en condiciones de existencia y de ejercicio absolutamente
caractersticas donde el cristianismo ha introducido al sujeto pensante" [45] .
El problema no qued zanjado. El debate se ha mantenido hasta nuestros das. En la
defensa de la filosofa cristiana, no ha habido novedades [46] . Han ido apareciendo
posiciones, que se han limitado a modificar algunas de las dos caractersticas indicadas
de la filosofa cristiana [47] . En sntesis, a finales del siglo XX, poda afirmarse que:
"Desde el surgimiento del problema hasta nuestros das los defensores de la filosofa
cristiana coinciden en lo substancial. En realidad pocos son los elementos nuevos" [48] .
A partir de la aparicin de la encclica Fides et ratio, ya no es posible mantener esta
apreciacin. No slo, porque, como ya se ha notado, en uno de los numerosos estudios
que han aparecido desde su publicacin, respecto a "famosa cuestin de la 'filosofa
cristiana', sobre la que S.S. apunta algunas precisiones de gran valor" [49] , sino porque
aporta una nueva y original solucin. Adems parece la interpretacin adecuada de la
discutida expresin "filosofa cristiana", que incluso Heidegger, desde su posicin
agnstica, trat de ridiculizar por contradictoria, como si fuera un hierro ligneo
Juan Pablo II presenta su solucin al problema, partiendo de las posibilidades y de las
realidades histricas. La filosofa, con respecto a la fe cristiana, puede encontrase en tres
situaciones, que ya se han dado a lo largo de la historia. "Una primera es la de la
filosofa totalmente independiente de la revelacin evanglica. Es la posicin de la
filosofa tal como se ha desarrollado histricamente en las pocas precedentes al
nacimiento del Redentor y, despus en las regiones donde an no se conoce el
Evangelio".
Explica el Papa que, en esta primera posicin: "La filosofa manifiesta su legtima
aspiracin a ser un proyecto autnomo, que procede de acuerdo con sus propias leyes,
sirvindose de la sola fuerza de la razn. Siendo consciente de los lmites debidos a la
debilidad congnita de la razn humana, esta aspiracin ha de ser sostenida y reforzada.
En efecto, el empeo filosfico, como bsqueda de la verdad en el mbito natural,
permanece al menos implcitamente abierto a lo sobrenatural".
En otra posible situacin, que histricamente de ha dado como la tercera, porque en
general es la propia de la modernidad y la postmodernidad, la filosofa reivindica al
cristianos, que en su investigacin no han querido contradecir su fe". Para que una
filosofa sea cristiana no basta que no se oponga en nada al mensaje cristiano, y pueda
ser sea as asumible por l. Adems de la posibilidad del servicio a la fe, esta filosofa
debe estar guiada por la fe extrnseca e intrnseca, y, por tanto, por la gracia de Dios.
En la filosofa cristiana se descubre un segundo aspecto ms importante que es
"objetivo", porque se refiere a sus contenidos. "Adems est el aspecto objetivo, que
afecta a los contenidos. La Revelacin propone claramente algunas verdades que, aun no
siendo por naturaleza inaccesibles a la razn, tal vez no hubieran sido nunca descubiertas
por ella, si se la hubiera dejado sola".
Todas estas verdades reveladas pertenecen por su contenido a la filosofa y por su origen
pueden denominarse cristianas. A su conjunto se le puede denominar filosofa cristiana.
En este sentido: "Hablando de filosofa cristiana se pretende abarcar todos los progresos
importantes del pensamiento filosfico que no se hubieran realizado sin la aportacin
directa o indirecta, de la fe cristiana". La filosofa cristiana no es la filosofa de la de la
religin cristiana, pero s los elementos filosficos que ha proporcionado a la filosofa.
Se indica tambin en la encclica que estos contenidos filosficos del mensaje cristiano
pertenecen a todos las partes de la filosofa, porque: "En este horizonte se sitan
cuestiones como el concepto de un Dios personal, libre y creador que tanta importancia
ha tenido para el desarrollo del pensamiento filosfico y, en particular, para la filosofa
del ser. A este mbito pertenece tambin la realidad del pecado, tal y como aparece a la
luz de la fe, la cual ayuda a plantear filosficamente de modo adecuado el problema del
mal. Incluso la concepcin de la persona como ser espiritual es una originalidad peculiar
de la fe. El anuncio cristiano de la dignidad, de la igualdad y de la libertad de los
hombres ha influido ciertamente en la reflexin filosfica que los modernos han llevado
a cabo. Se puede mencionar, como ms cercano a nosotros, el descubrimiento de la
importancia que tiene tambin para la filosofa el hecho histrico centro de la Revelacin
cristiana" [58] .
A estos contenidos de la filosofa cristiana se les puede llamar "prembulos de la fe", en
el sentido que le da Santo Toms a esta expresin. Para el Aquinate, son la base racional
inmediata a los artculos de la fe, que no son cognoscibles por la razn natural, y que le
sirven de apoyo. Este saber natural o racional, para muchos hombres no es conocido, o
lo es con dudas y errores De ah la necesidad de la revelacin de estas verdades
naturales.
Explica Santo Toms que: "Las cosas que pueden probarse demostrativamente son
incluidas entre las materias de fe, no porque sobre ellas verse especficamente la fe de
todos, sino porque se preexigen a las verdades de fe y deben ser presupuestos por ella, al
menos en los que carecen de su demostracin" [59] , ya que: "es imposible que una
misma realidad sea por un mismo sujeto conocida y creda". Aunque, como en este caso:
"puede, sin embargo, acaecer que lo que para uno es visto o sabido, sea credo para otro"
[60] .
Entre las verdades naturales y reveladas, que constituyen la filosofa cristiana, hay dos
principios centrales, que permiten obtener una visin del hombre y del mundo de gran
valor filosfico: la realidad como creada y el hombre como imagen de Dios.
Esta nueva posicin de la encclica sobre el contenido de la "filosofa cristiana" permite
recuperar el sentido clsico de la expresin, pero ya sin toda la problemtica, que se
discuti en los debates. Toda filosofa que asuma ntegramente esta "filosofa cristiana" o
a estos contenidos relacionados con la Revelacin, pero que material y formalmente son
filosficos, puede denominarse "filosofa cristiana". Existirn, por tanto, muchas
modalidades de filosofa cristiana, distintas sistematizaciones y desarrollos de la
"filosofa cristiana", que sera as el contenido comn de todas ellas. En la "filosofa
cristiana", tal como la caracteriza Juan Pablo II, se reconoce la pluralidad de filosofas
cristianas en la misma unidad de los prembulos de la fe o de la filosofa cristiana en
sentido estricto.
- - - -
Eudaldo Forment
[1]
RODRIGO GUERRA LPEZ, Volver a la persona. El mtodo filosfico de Karol Wojtyla, Col. "Esprit", n 49, Madrid, Caparrs Editores, 2002.
[2]
[3]
[4]
[5]
Ibid., III, n. 27
[6]
[7]
[8]
Ibid., Introd., n. 4.
[9]
Ibid., Introd., 6.
[10]
[11]
Ibid., V, n. 63
[12]
Ibid., Introd.
[13]
VITTORIO POSSENTI, Fe y razn. Acto de presentacin en la Baslica de San Juan de Letrn, 17 de noviembre de 1998, en Vertebracin (Puebla,
[14]
[15]
ABELARDO LOBATO, La Encclica "Fides et Ratio" y el futuro de la teologa, en Vertebracin (Puebla, Mxico), 12/46 (1999), pp. 31-63 p. 43.
[16]
[17]
Ibid., V, n. 56.
[18]
Ibid., Introd., n. 5.
[19]
[20]
[21]
[22]
Ibid., V, n. 63.
[23]
Ibid., V, n. 57.
[24]
Ibid., V, n. 52.
[25]
Ibid., V, n. 53.
[26]
[27]
[28]
[29]
[30]
[31]
[32]
[33]
[34]
[35]
[36]
[37]
[38]
[39]
[40]
[41]
E. GILSON, Elements of Christian Philosophy, New York, Doubleday, 1960. Trad. esp. Elementos de filosofa cristiana, Madrid, Rialp, 1970, p. 9.
[42]
[43]
[44]
[45]
[46]
Vase: YVES FLOUCAT, Pour une philosophie chrtienne. lments d'un dbat fondamental, Pars, Tqui, 1983.
[47]
Vase: LUIGI BOGLIOLO, La filosofa cristiana. El problema, la historia, la estructura, Citt del Vaticano, Libreria Editrice Vaticana, 1986, 2 ed.
[48]
JOS RUBN SANABRIA, Es posible una filosofa cristiana?, en JOS RUBN SANABRIA (Ed.), El problema de la filosofa cristiana,
Cuaderno de Filosofa, n 33, Mxico, D.F., Universidad Iberoamericana, 1999, pp. 59-102. p. 80.
[49]
JESS GARCA LPEZ, La Filosofa cristiana" en la "Fides et ratio, en "Scripta Fulgentina" (Murcia), IX/17 (1999), pp. 141-150, p. 141.
[50]
[51]
[52]
Ibid., VI, n. 76. Vase: JOS LUIS ILLANES, Fe y razn, Filosofa y Teologa. consideraciones al hilo de la 'Fides et ratio', en "Scripta
[53]
[54]
[55]
[56]
[57]
[58]
[59]
[60]
Ibid., II-II, q. 1, a. 5, in c