Logored - Marzo 2015
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APELACIN Y CURA .
Su significacin en psicoterapia
Por Dr.Jos MartnezRomero Gands
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ponde. No siempre en forma oral. Puede
hacerlo corporalmente.
El paciente tambin interroga. Quiere saber acerca de su asistencia y de su existencia. Se vincula como l sabe, como l
quiere o como l puede. El profesional no
siempre sabe que decir al paciente, no
siempre quiere decir o muchas veces no
puede decir.
Esto puede generar resistencias en ambos
mrgenes de la relacin de encuentro. La
resistencia cierra la posibilidad de apertura en la relacin. Si la relacin es ocasional, tal vez ambos protagonistas deseen
olvidar el encuentro. Pero esta resistencia originar conflicto. Seguramente.
Para vencerla es necesario establecer una
relacin original que vincule a ambos de
manera tal que permita la aparicin del
dilogo . Esta puesta en comn, esta
comunin, es la raz original de lo que,
habitualmente, llamamos comunicacin
profesional-paciente.
Cuando encaramos un tema de la complejidad que nos ocupa tenemos que aceptar
que de esta forma de comunicacin surgen
una ilimitada cantidad de tcnicas que se
distinguen por el diferente grado de flexibilidad o rigidez en la realidad circunstancial del encuentro con el que solicita ayuda.
Nosotros afirmamos, desde la Analtica
Existencial y la prctica de la Logoterapia,
que esta situacin existencial del paciente
es nica e irrepetible y coincidimos con
la generalidad de nuestros colegas en que
es respuesta inmediata al desarrollo de
numerosos dinamismos psquicos que han
establecido una personalidad a lo largo del
tiempo y que se presenta en la realidad del
aqu y ahora como una realidad diferente.
La realidad del ser humano que sufre, padece y teme. Una realidad que, sea cual
sea el pronstico, le coarta su libertad de
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fre y padece. En estas circunstancias la
comunicacin entre el profesional y el paciente no est limitada a la expresin verbal del discurso. Acceder desde el nivel
profesional al conocimiento de la situacin
y poder comunicarlo es uno de los momentos ms difciles que debemos enfrentar en nuestra diaria actividad asistencial.
Es necesario compartir nuestro estar dispuestos a ayudar al otro como Persona.
Darle la libertad de elegir la manera de ser
ayudado, de acuerdo a su peculiar modo
de personalidad y modo de relacin con
los otros.
Es apelar al otro. La apelacin es un llamado. Un llamado a la Esperanza. Este
llamado, esta apelacin, nos coloca en interlocutores de privilegio en un tema de la
mayor importancia para el paciente. Al
respetar su proyecto de vida, al ayudarlo a
aceptar las modificaciones que la realidad
le impone le estamos ofreciendo la posibilidad de elegir una nueva forma de vivir o
de permanecer en la inautenticidad.
El profesional conoce la situacin actual,
el aqu y ahora de la relacin de encuentro. Estar dispuesto a continuar apoyando la busqueda de sentido del paciente,
compartiendo y aliviando. La comunicacin se torna, en estos casos, en el principal instrumento de la pastoral mdica (V.E.Frankl). No es una sustitucin del
papel de la familia, del amigo o incluso de
los religiosos que acerquen su compromiso. Es contribuir a una mayor plenitud de
vida a travs del intercambio de actitudes
y gestos de acompaamiento que revitalizarn los momentos mas importantes de
su biografa hacindola valiosa de haber
sido vivida.
Si el paciente ha dado a entender su real
deseo de saber y sobrellevar la situacin
es intil o perjudicial escapar a esa responsabilidad profesional de la comunicacin. Establecer una comunicacin defi-
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Es posible esta posicin completamente
desinteresada en un profesional que trabaja y debe contar con medios para tambin realizar su sentido de vida? S, es
perfectamente posible porque es una relacin de encuentro amoroso. Y lo menos
que el verdadero amor quiere es el beneficio del otro. Esta es la apelacin, el llamado. Y en esto consiste la cura, el cuidado.
Paradojalmente, el sufrimiento nos ha iluminado el camino que nos lleva a la puerta
de la trascendencia. Pese a la dependencia
de la enfermedad o la crisis, llena de rispideces y obstculos, la libertad interior acta como un ariete que rompe ese cerco de
dolor o sentimientos de prdida que lo cerca y activa la capacidad de sobreponerse
para seguir adelante a pesar de todo. El
sufrimiento acta como un filsofo interior
que cada uno posee y que revela el valor
de la vida, iluminando, haciendo transparente lo que pareca tan impenetrable,
abriendo regiones hasta entonces veladas
y enriqueciendo, verdaderamente, la existencia.
Por supuesto que por sufrimiento nos
referimos a aquel que no es fcil o posible
superar. Debemos acudir a la superacin
del sufrimiento innecesario. Solamente ante el sufrimiento impuesto por las circunstancias de la enfermedad, aquello de lo
que no podemos escapar, debemos poner
en marcha los valores actitudinales. Soportar aquello que es evitable es, simplemente, masoquismo o estupidez.
Algunos psicoterapeutas aslan esta posibilidad de superacin del sufrimiento por
el sentido acentuando la realizacin parcial de algunos aspectos del hombre perdiendo de vista su personalidad pluritemtica y multidimensional. Curan su cuerpo. Curan su psique. Curan su relacin
interpersonal social. Pero olvidan la cura
de la dimensin especial que nos diferencia como personas: el espritu.
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ENTRENAMIENTO Y
REHABILITACIN
Y las dimensiones del hombre, luego
del trauma?
Por Dra. Dides I. HERNNDEZ SILVERA
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trascendencia: salir de s mismo, abrirse
afectivamente al mundo, ampliar posibilidades.
- Conectarse Afectiva-Existencialmente
con la vida en el Aqu y Ahora, con las
fortalezas y debilidades.
Asumir una actitud pro-activa y favorable frente al futuro inmediato.
Pero tambin era necesario organizar en la
familia una disposicin diferente y de
acompaamiento, ya que el entrenamiento
deba seguirse durante toda la semana en
casa del paciente. Una serie de ejercicios
fueron explicados a la esposa, iban desde
prcticas visuales a partir de movimientos
oculares y de entrenamiento con PC con
ejercicios creados para el paciente. Los
mismos, sirvieron de entrenamiento en
orientacin espacial, comprensin y reconocimiento (sobre todo gnosias y atencin
fundamentalmente)
Luego de dos meses, el paciente contina
como en la primera sesin, con un da de
rehabilitacin, sin aquagym, ni contacto
con terapista ocupacional por dificultades
varias que le fueron ocurriendo a la familia.
Con ese panorama, el proceso se extendera y a fin de sostener en esta realidad implemento sesiones de entrenamiento a la
esposa y a nieta, incluyendo a la familia de
a poco, para contener su salud mental y
puedan en su domicilio ayudar a su activacin cerebral, a la vez, de sostn emocional. Para ello, la nieta fue de gran ayuda
ms que nada cuando comprensin que
en realidad el motor de J era el afn que
ella impona por curarlo. Era una verdadera red intergeneracional de sentido, abuelo
78 aos, nieta de 9 aos e hijos en conjunto con esposa.
Hoy, luego de tres meses, sonriente ingresa al consultorio ya veo y reconozco mejor, realmente era as. Su estado anmico
tambin se haba modificado. Concurra a
su estudio todos los das y realmente mo-
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LA EXISTENCIA FUGITIVA
Por Dr Claudio Csar GARCIA PINTOS
Mail de contacto: [email protected]
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alegra, confort o bienestar; solo genera
anonadamiento. Utilizo este trmino porque creo que define precisamente lo que
quiero decir. Anonadar significa dejar reducido a un estado de estupor. Viene de
a y nonada que refiere insignificancia.
Es decir, llevarnos a la nada misma. De
modo tal que decir que cuando nos evadimos en la vida, quedamos anonadados, es
decir que huimos hacia la nada. Llegados
(o llevados) hacia la nada, sta puede
convertirse en una nueva prisin de la que
intentaremos evadirnos, llevndonos a
una nueva nada, que, constituida en nueva prisin, nos tentar a evadirnos y as
sucesivamente. Este estatus existencial es
lo que denomino la existencia fugitiva,
una especie de nomadismo existencial basado en intentos infructuosos y sostenidos
de evasin. Podra decir que es una existencia de raza gitana.
Por qu la evasin no es respuesta til
ante las circunstancias de la vida? Sencillamente porque lo que nos cuestiona es
nuestra propia humanidad, de la cual
nunca podremos huir. Evadirse es como
saltar de local en local, pero siempre dentro de la misma prisin. Es quedarse
atrapado en una nada autogenerada.
Cul sera, entonces, una respuesta vlida ante aquellas circunstancias de dolor o
sufrimiento que presenta la vida?
En primer lugar asumirlas y aceptarlas como siendo parte de la vida misma. Nadie
ira por un camino de montaa y se sorprendera o se sentira vctima de la mala
fortuna, solo por toparse con una roca;
nadie ira cruzando un desierto, y al sentir
calor, se victimizara ante la mala suerte
de sentirlo; nadie cruzara los picos nevados, maldiciendo la nieve en el camino.
Porque la roca, el calor y la nieve, son propias del camino. Pues, las circunstancias
de la vida son propias de ella misma.
En segundo lugar, reconociendo que no
La cultura fugitiva
La cultura actual (entendiendo por cultura
el espritu de la poca), es una cultura de
la evasin, una cultura fugitiva. Propone
un estilo de vida que escapa de la interioridad y se refugia en una virtualidad colectiva, perdiendo de vista que sin interioridad se encuentra bloqueado el camino fecundo hacia la felicidad. Al mismo tiempo
hay una especie de trivializacin de la felicidad, transformada en placeres ms o
menos fugaces, que, la mayora de las veces, son manifestaciones de excesos. Confundiendo excitacin con alegra, alteracin con dicha, y exceso con plenitud, del
mismo modo que podra confundirse el
pan rallado con el aserrn: solo se parecen,
por fuera y de lejos.
Esta cultura ha logrado (o terminar lov
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grando), des-esencializar a la felicidad,
transformada en un felicismo que no admite frustracin, decepcin, lmite o adversidad posible, por mnima que sta sea. Y
si aparece, hay que evadirse. As, el hombre actual puede ser vctima de una existencia fugitiva, un melanclico paseo de
celda en celda. El escritor argentino Leopoldo Marechal, nos daba hace ya mucho
tiempo una pista para lograr la verdadera
liberacin, cuando afirmaba que el mejor
modo de salir de un laberinto es, sencillamente, por arriba. La fecundidad se cultiva si comprendemos que evadirnos de la
propia humanidad, es quedarnos atrapados en la inviolable finitud; pero si levantamos la vista encontraremos en el horizonte autotrascendente, la cosecha que le
sigue al trabajo de la siembra.
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LA PGINA DE CAVEF
Director: Dr.Claudio Garca Pintos
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lo somtico y lo psquico existe un paralelismo, de modo que forman una cierta unidad al menos en el plano ntico.
Esta quasi-unidad es una de las causas,
creemos, por las que la psicologa ha olvidado lo espiritual. Lejos de seguir investigando se queda con lo palpable, lo que
se puede medir y pesar, sirviendo as de
modelo para determinar lo que el hombre
debe ser. Sin embargo, para Frankl existe
una dimensin ms profunda, la cual,
adems, gobierna a las inferiores. Es por
eso que las capas exteriores cobran un
valor de expresin. Tocamos aqu uno de
los puntos centrales de la antropologa
frankliana: el organismo somtico guarda
una relacin instrumental, el espritu instrumentaliza lo psicofsico [] lo hace suyo hacindolo herramienta, rganon, instrumento.
Cmo debemos entender esta instrumentalizacin? Debemos descartar el modelo
comn, segn el cual, lo psicofsico y lo
espiritual son dos cosas diferentes, dos
partes independientes -en cuanto al seruna de la otra y que slo entraran en contacto ya sea por algn accidente o por
simple armona preestablecida.
Si esto fuera as, la unidad del hombre resultara un simple equvoco, un mero
nombre. En tanto que usamos una palabra para nombrar dos cosas que estn
juntas pero no tienen ninguna relacin real. Como si nombrramos a un espejo con
el nombre de la persona reflejada. Entre el
espejo y la persona que se refleja en l no
hay ninguna unidad.
Tambin consideramos que se debe descartar una instrumentalizacin de tipo
desptico por parte del espritu, o un esclavo servilismo por parte de lo psicofsico.
Si bien no podemos pasar por alto el elemento espiritual, tampoco debemos supravalorar lo espiritual. Es por eso que no
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cia de lo espiritual en lo instintivo del
hombre es al modo de la inconsciencia, no
est presente como una conciencia omnisciente sino, como todo lo ontolgico, con
una presencia ignorada por la conciencia:
oculto y en silencio ordena, da sentido a la
vida del hombre. As entonces, lo espiritual tiene que hacerse cargo de lo psicofsico, manteniendo frente a l una distancia, de modo que sin perderse en l tampoco se olvide de l. Poder del espritu y poder de la naturaleza forman parte del
hombre y se complementan el uno al otro
mutuamente. Al fin y al cabo el hombre es
ciudadano de varios reinos y su vida discurre esencialmente en una tensin, en un
campo de fuerzas bipolares. Este distanciamiento, como veremos luego, no tiene
que ser de oposicin, de guerra entre uno
y otro, sino que muestra la diversidad que
hay en la unidad constitutiva del hombre.
Al ser ciudadano de varios reinos, al tener
el hombre varias nacionalidades, le cabe al
hombre una tarea, una misin frente a la
diversidad y a la unidad. En otras palabras, al hombre no le es dada como ya
hecha ni la diversidad ni la unidad. El
hombre es facultativo de ambas dimensiones. El poder de la naturaleza se expresa a
travs de los instintos, a los cuales el
hombre debe tenerle confianza. Frankl
habla de una seguridad de los instintos,
una especie de confianza en que los impulsos vitales ms bajos son fieles conductores, y evitan al hombre la tarea de tener
que comprobar a cada momento lo que
hace. En este sentido podramos decir que
los instintos le evitan al hombre el exceso
de espiritualidad que se llama hiperreflexin. Desde luego que una antropologa
pseudo-espiritualista considerar esta
confianza en los instintos como una locura, dado que estamos poniendo el desarrollo de nuestra vida en algo que no le parece -a esa antropologa- digno de tal destino. Pero ms all de esta visin degradada
de la vida instintiva debemos tener en
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pueda comunicarse, a que pueda romper
su silencio, irrumpiendo a travs de los
velos que lo rodean, de los estratos envolventes de lo psicofsicoAguarda hasta
el da en que pueda hacer suyo al organismo hasta apoderarse de l como su
campo expresivo. Encontramos en este
texto la idea final en cuanto a la relacin
de lo espiritual con lo psicofsico. El espritu ser verdadero cuando se desoculte,
cuando se manifieste. Pero su manifestacin no puede ser saltando por sobre lo
psicofsico, sino siendo seor. De este modo, el espritu ser verdadero cuando sea
libre, cuando gobierne lo que tiene: el lenguaje de lo espiritual es, entonces, el de la
libertad. b. La facticidad Dentro de los
antagonistas del espritu queda por aclarar qu se entiende por facticidad. En primer lugar podemos decir que la facticidad
es un destino interior o exterior. La facticidad implica tanto al destino psicolgico,
como al destino biolgico -ambos interiores-, y tambin al destino sociolgico destino exterior-. Como destino que es, el
hombre debe superarla, superacin que
caracteriza a la vida del hombreesa
eterna lucha entre su libertad espiritual y
su destino interior y exterior.En segundo
lugar podemos decir que la facticidad
constituye el campo del tener, en oposicin a la espiritualidad que constituye el
campo o dimensin del ser. Estas categoras de tener y ser, muy en boga en la primera mitad del siglo pasado, tienen diferentes matices, que hay que tenerlos en
cuenta a la hora de juicios valorativos. Si
entendemos el tener en su sentido vulgar,
evidentemente romperamos la unidad que
el hombre es; puesto que lo tenido sera
una cosa independiente de l. Creemos
que en Frankl el tener se debe entender
como no fundante, es decir, como aquello segundo que exige algo ms profundo
que lo sustente. De este modo, si bien lo
fctico -por pertenecer al campo del tenerpuede ser objetivado, tratado como una
cosa; no as el espritu y todo lo que pertenece al campo del ser, quienes solamente
pueden ser considerados como sujetos.En
este sentido, entonces, lo tenido ejerce
su condicionamiento, el cual debe ser asumido y liberado el ser: el ser debe comunicar su libertad al tener, tarea esta
que bien podramos llamar humanizacin. c. La persona. Pasaremos ahora a
tratar acerca de un sinnimo de espiritual:
la persona. Frankl define a la persona como algo cerrado en s, subsistente por s,
no susceptible de suma ni de divisin.
Como lo espiritual que es goza o padece el
escapar a toda captacin cosificante. Debemos aqu presentar algunas aclaraciones. En primer lugar la persona es algo
cerrado en s en cuanto que no necesita de
otro para ser, ella misma es. De lo contrario caeramos en la concepcin de la persona como mnada, idea que es criticada
por Frankl no slo desde la esfera del conocimiento sino tambin desde la antropologa. En lo antropolgico afirma que el
hombre no es una mnada cerrada, y la
psicologa degenera en alguna clase de
monadologa a no ser que reconozca la
apertura del hombre al mundo. En relacin a la esfera del conocimiento, Frankl
muestra que esta apertura de la existencia
es reflejada por la autotranscendencia del
ser humano. Esta cualidad autotranscendente de la realidad humana se refleja, a
su vez, en la cualidad intencional de los
fenmenos humanos. Por lo tanto, cuando se afirma que la persona es cerrada,
se quiere decir que ella que no puede ser
dividida, sumada a otra persona o cosa como parte de ella. En este sentido, entonces, la persona no puede ser masificada,
no puede perder su rostro adquiriendo la
mscara difusa del impersonal se. Pero
as como no puede ser masificada tampoco
puede ser dividida en s misma. Cuando se
dice que la persona no es susceptible de
divisin significa que, pese a la diversidad
de dimensiones que vemos en el hombre,
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lo personal escapa a toda desmembracin.
La persona es un todo que no tiene partes,
las partes de una persona ya no se pueden
llamar persona ms que por equvoco, como deca Aristteles que la mano no es
hombre sino equvoca-mente. La persona,
en tanto que es, tiene una dignidad que no
se le puede arrebatar ni sumndola a un
gnero, a un grupo o a un partido, ni tampoco se la puede considerar parcialmente
ni an en los actos ms espirituales como
son la inteleccin (nous) o el amor. Cuando la persona ama no ama una parte de
ella, sea esta fsica o psquica: la que ama
es la persona. En segundo lugar, la persona es entendida como portadora o soporte, pero tambin como centro de actos espirituales. La persona, entonces, por una
parte es una substancia, lo que est por
debajo como pensaban los griegos, lo que
sostiene a todo el hombre; pero, por otra,
es la fuente de todos sus actos, all de
donde brota toda la actividad humana. Esto nos muestra como la persona, para
Frankl, tiene algo de fijo, en cuanto es soporte, y tiene algo de fluido, de dinmico,
en cuanto desde ella brota el obrar. Esta
forma de entender a la persona permite
evitar un riesgo comn: el de hacer de la
persona algo quieto, algo fijo, algo que no
tiene nada que ver con la praxis. Aqu en
cambio vemos todo lo contrario. En tercer
lugar ser persona significa ser espiritual
individualizado e individualizante, en
cuanto que la persona individualiza al organismo psicofsico. En este texto vemos
que la persona es, ante todo, espiritual y
que es lo que es por s misma, como habamos dicho anteriormente. Pero aqu
agrega o explicita lo que habamos tratado
con respecto a lo psicofsico: la persona
hace individual, esto es intransferible, la
dimensin psicofsica, con lo cual podramos pensar que sin la dimensin personal,
lo psicofsico no existe, se diluye en el
mundo de las cosas. Por otra parte, cuando dijimos que la persona es centro de los
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LA PGINA DE LOGOFORO
Por Dra. Tere VANEK
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www.logoforo.com
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NO TE AMENZO, TE ADVIERTO
La Dra.Patricia Mara NIGRO es Doctora en Comunicacin Social (Universidad Austral) y Licenciada en Oganizacin y Gestin Escolar, entre otros ttulos. Docente universitaria de amplia trayectoria e investigadora en temticas vinculadas con la palabra y el discurso.
Entre varios ttulos publicados, destacamos y recomendamos su ltimo libro de gran actualidad, Desnudando el discurso poltico.
Falacias, polticos y periodistas (Editorial Biblos, BsAs, 2014) en colaboracin con Agustina Blaquier. LOGORED le da la bienvenida
a la Dra.Nigro quien se har cargo de una columna de reflexin a partir de este nmero.
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con esto, no estoy de acuerdo con aquello.
Pero decir algo semejante implica que uno
pasa rpidamente a la categora de los indeseables, mal mirado por los K, mal mirado por los antiK.
Los periodistas y los medios a los que responden ya no pueden pretender la objetividad. O son de unos o son de otros. Ellos
tambin estn metidos por la fuerza en ese
juego, en el que perdemos todos. Como
ciudadana, como lingista, me rebela esta
situacin. Tomara el subte con una remera de Clarn miente y saldra de l con
una que dijera Gobierno miente. Por
qu? Porque en los dos polos estamos todos. Y porque, como muchos argentinos
no queremos esa divisin, estudiamos el
lenguaje. Para entender por qu nos dicen
lo que nos dicen, y cmo y en qu situacin las palabras fueron dichas.
Poltica y periodismo poseen vnculos estrechos. El poltico requiere del periodista
para hacer llegar su palabra y el periodista
necesita al poltico, fuente de la que parte
gran cantidad de los textos que luego produce. Y nosotros, el pueblo, estamos all,
expectantes, esperando que alguien explique cmo es la realidad. Y sospechamos
de todos: de los polticos y de los periodistas.
Para citar la palabra del poltico, el periodista, a veces sin intencin y a veces con
toda intencin, elige un verbo de entre los
muchos que existen para repetir lo dicho y
para evaluarlo. En ese pequeo acto de
elegir entre: amenaz, rechaz, advirti,
ratific, pidi, anunci y un largo etctera,
el mensaje del poltico se ver modificado
mucho o poco. La interpretacin y la
transcripcin de sus palabras ser irremediablemente cambiada.
Entonces, es necesario prestar atencin a
lo que los romanos llamaban verba dicendi y que nosotros, los lingistas, llamamos verbos de decir o verbos introducto-
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LA LGICA DEL COMPARTIR
HASTA EL SENTIDO
Por Lic. Anala Boyadjin
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o ms cerca o lejos de nuestro modo de
ser. Hoy forman parte de nosotros. Nos
constituyen. Nuestro ser nico e irrepetible se debe al cctel singular que diseamos. As como en un recin nacido, la
bsqueda del a quin se parece? remite
a los ojos de la abuela paterna, la nariz
de la madre.etc., as tambin nuestra
risa, nuestro estilo de enojarnos, de movernos, de amar inclusive, se remite a las
figuras que fueron tan significativas en
nuestra vida como para dejar su huella.
Entonces se corrobora que uno comparte
con los otros mucho ms de lo que concientemente pretende. Y que el compartir
en familia implica no solamente el aprendizaje de ser generoso y solidario con el
hermano, con el amigo, con los padres,
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