Logored - Marzo 2015

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EDITORIAL: Volver a empezar, por Claudio Csar Garca Pintos

APELACIN Y CURA. Su significacin en Psicoterapia,


por Jos Martnez-Romero Gands (pp-3 a 6)
ENTRENAMIENTO Y REHABILITACIN Y las dimensiones del
hombre, luego del trauma? , por Dides Iliana Hernndez Silvera
(pp. 7 a 8)
LA EXISTENCIA FUGITIVA, por Claudio Csar Garca Pintos
(pp.9 a 11)
LA PGINA DE CAVEF, por Claudio Csar Garca Pintos (pp.12 a
16)
LA PGINA DE LOGOFORO, por Tere Vanek (pg. 17)
NO TE AMENAZO, TE ADVIERTO, por Patricia Mara Nigro
(pp.18-19)
LA LGICA DEL COMPARTIR, HASTA EL SENTIDO,
por Anala Boyadjin (pp-20-21)

03
APELACIN Y CURA .
Su significacin en psicoterapia
Por Dr.Jos MartnezRomero Gands
Mail de contacto: [email protected]

Blog: logoterapiagalicia.blogspot.com.ar

etomamos la publicacin de reflexiones sobre la apelacin y la


cura en Psicoterapia. Este tema
ya lo hemos tratado en nuestro
blog, en forma especfica, relacionndolo
con la asistencia a enfermos de cncer.
Ver:
(logoterapiagalicia.blogspot.com.es/
2011_02_01_archive.html)
En nuestras relaciones sociales establecemos una comunicacin que se establece
en diferentes niveles de compromiso. Nos
dirigimos a una persona cercana mediante
un t. En nuestro idioma, si es menor el
compromiso, el tratamiento es de usted.
En el primer nivel mencionado llamamos a
la persona por su nombre de pila. En el
segundo caso, por el apellido.
Pero cul es el origen de esta palabra
apellido? En el Medioevo el reconocimiento de los seores era, precisamente,
vinculado a sus posesiones o ttulos: un
ejemplo el Seor de Hita y Buitrago (que
corresponda a Pedro Gonzlez de Mendoza, Mayordomo Mayor de Juan I de Castilla) o por sus ttulos el Duque de Medinaceli, con profusa descendencia, por poner
ejemplos.
En un mbito ms plebeyo se llamaba a
los hijos de Martn, los Martnez, a los
hijos de Gonzalo, los Gonzlez y a los hijos
de Pedro o Pero, los Prez. Se los agrupaba

por familias, denominndolos por su ascendencia o por profesiones: los Ferreiro,


los Silversmith (plateros) o los Goldsman
(los orfebres). Se los llamaba de esta forma, es decir, se apelaba a ellos. Al hacerse comn, este nombre, a varios individuos diferentes, surgi la solucin de
acompaarlo con un aadido complementario, ya indicando un lugar de procedencia o una caracterstica personal. Haba
nacido el APELLIDO.
La historia del origen es muy larga pero
valga este ejemplo para dar cuenta de la
importancia, en la historia de la humanidad, de ser llamado, ser apelado. Y encontrarse con el otro.
La relacin de encuentro que se produce
en la asistencia psicoteraputica siempre
crece y se desarrolla por la accin que
ejercen ambos protagonistas: el paciente y
el profesional asistente.
Es una relacin que no puede ser descripta ms que en trminos literarios lo que
nos permite decir que es una relacin inefable. No se puede hablar de ella. Hay
que vivirla en un nosotros nico y muy especial.
No es una realidad que podamos delimitar
ni tampoco programar ms all de la aplicacin del arte que cada uno de nosotros
aplica desde su profesin. Existe necesidad recproca de preguntas y respuestas.
El profesional pregunta y el paciente res-

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ponde. No siempre en forma oral. Puede
hacerlo corporalmente.
El paciente tambin interroga. Quiere saber acerca de su asistencia y de su existencia. Se vincula como l sabe, como l
quiere o como l puede. El profesional no
siempre sabe que decir al paciente, no
siempre quiere decir o muchas veces no
puede decir.
Esto puede generar resistencias en ambos
mrgenes de la relacin de encuentro. La
resistencia cierra la posibilidad de apertura en la relacin. Si la relacin es ocasional, tal vez ambos protagonistas deseen
olvidar el encuentro. Pero esta resistencia originar conflicto. Seguramente.
Para vencerla es necesario establecer una
relacin original que vincule a ambos de
manera tal que permita la aparicin del
dilogo . Esta puesta en comn, esta
comunin, es la raz original de lo que,
habitualmente, llamamos comunicacin
profesional-paciente.
Cuando encaramos un tema de la complejidad que nos ocupa tenemos que aceptar
que de esta forma de comunicacin surgen
una ilimitada cantidad de tcnicas que se
distinguen por el diferente grado de flexibilidad o rigidez en la realidad circunstancial del encuentro con el que solicita ayuda.
Nosotros afirmamos, desde la Analtica
Existencial y la prctica de la Logoterapia,
que esta situacin existencial del paciente
es nica e irrepetible y coincidimos con
la generalidad de nuestros colegas en que
es respuesta inmediata al desarrollo de
numerosos dinamismos psquicos que han
establecido una personalidad a lo largo del
tiempo y que se presenta en la realidad del
aqu y ahora como una realidad diferente.
La realidad del ser humano que sufre, padece y teme. Una realidad que, sea cual
sea el pronstico, le coarta su libertad de

desarrollar un proyecto y le amenaza el


sentido de vida pleno. Pero el Anlisis
Existencia y la Logoterapia no son asistencialismo o sentimentalismo.
Es un accionar terico y tcnico que procura ayudar al enfermo a asumir la existencia como real, a pesar del sufrimiento,
contribuyendo al desarrollo de todas sus
potencialidades y capacidades para que
acten en funcin de ellas y encuentre el
sentido a pesar de todo y an en las peores circunstancias.
Deca Viktor E. Frankl: Me atrevo a decir
que no hay nada en el mundo que ayude
ms efectivamente a una persona a sobrevivir, an en las peores condiciones, que
conocer el sentido de su vida.
Conocer y accionar en procura de su mantenimiento en la situacin lmite. El paciente tiene derecho a ser ayudado en esta
empresa vital.
Mdicos y psiclogos incrementan sus estudios, investigaciones y comunicaciones
cientficas para esclarecer ideas que les
permitan dar respuesta a los interrogantes
y angustias que los pacientes les presentan en la consulta, desde el conocimiento
de sus sntomas, de sus crisis o de una
enfermedad concreta.
Cuando la respuesta a estos interrogantes
es acuciante por variadas razones y el plazo de desenlace es incierto muchos profesionales se sienten desvalidos para actuar
y poco preparados para afrontar esta situacin.
Tcnica versus comprensin. Preparacin
tcnica eficiente versus la toma de conciencia de los lmites de su ciencia y arte.
Persona doliente que pide comprensin
versus un entorno limitado en sus respuestas.
No hay reglas para enfrentarse a esta difcil situacin pero s hay formas particulares y nicas de acercarse a ese ser que su-

05
fre y padece. En estas circunstancias la
comunicacin entre el profesional y el paciente no est limitada a la expresin verbal del discurso. Acceder desde el nivel
profesional al conocimiento de la situacin
y poder comunicarlo es uno de los momentos ms difciles que debemos enfrentar en nuestra diaria actividad asistencial.
Es necesario compartir nuestro estar dispuestos a ayudar al otro como Persona.
Darle la libertad de elegir la manera de ser
ayudado, de acuerdo a su peculiar modo
de personalidad y modo de relacin con
los otros.
Es apelar al otro. La apelacin es un llamado. Un llamado a la Esperanza. Este
llamado, esta apelacin, nos coloca en interlocutores de privilegio en un tema de la
mayor importancia para el paciente. Al
respetar su proyecto de vida, al ayudarlo a
aceptar las modificaciones que la realidad
le impone le estamos ofreciendo la posibilidad de elegir una nueva forma de vivir o
de permanecer en la inautenticidad.
El profesional conoce la situacin actual,
el aqu y ahora de la relacin de encuentro. Estar dispuesto a continuar apoyando la busqueda de sentido del paciente,
compartiendo y aliviando. La comunicacin se torna, en estos casos, en el principal instrumento de la pastoral mdica (V.E.Frankl). No es una sustitucin del
papel de la familia, del amigo o incluso de
los religiosos que acerquen su compromiso. Es contribuir a una mayor plenitud de
vida a travs del intercambio de actitudes
y gestos de acompaamiento que revitalizarn los momentos mas importantes de
su biografa hacindola valiosa de haber
sido vivida.
Si el paciente ha dado a entender su real
deseo de saber y sobrellevar la situacin
es intil o perjudicial escapar a esa responsabilidad profesional de la comunicacin. Establecer una comunicacin defi-

ciente es coartarle la posibilidad de eleccin y responsabilidad sobre su existencia


real.
La Logoterapia, Tercera Escuela de Viena
que fundara Viktor E. Frankl, considera
que el psicoterapeuta puede ayudar al paciente apelando a la posibilidad de traspasar sus propios lmites, pasar por encima
de su facticidad y la posicin fatalista que
casi siempre la acompaa logrando, una
dimensin completamente nueva: vida con
sentido, a pesar de todo, respeto de la autotrascendencia, apertura al amor y permisividad para la libertad individual.
Transformar las tensiones de un yo en
crisis para que se produzca un
nosotros (familia, amigos, terapeutas)
La actividad profesional implicar juegos
de dramticos silencios convocantes, actitudes de espera, continencia de la angustia, desarrollo de caminos de libertad sin
imposiciones, creando el lugar apropiado
para la confianza y desarrollando una
creatividad tcnica basada en la imposicin de palabras lmites: fe, camaradera,
sufrimiento, sentido, esperanza, amor, solidaridad, cuidado del otro, que forman
parte de lo que en algunas Conferencias
nosotros denominamos el almacn logoteraputico, un establecimiento cuya mercadera principal en existencia son los
valores.
Estar, sinceramente, a disposicin del
otro. Amarlo como ser humano que sufre.
Evitar que d pasos peligrosos. Permitirle
elegir su camino sin condicionamientos.
Ayudarle a superar la paradoja entre la inmanencia y la trascendencia. Este es el
juego de roles que permite el ejercicio de la
Logoterapia para los psicoterapeutas formados. El Logoterapeuta renuncia antes
de empezar el tratamiento. Renuncia a
promoverse. Renuncia a la posibilidad de
dominar al otro. Renuncia a muchas recompensas.

06
Es posible esta posicin completamente
desinteresada en un profesional que trabaja y debe contar con medios para tambin realizar su sentido de vida? S, es
perfectamente posible porque es una relacin de encuentro amoroso. Y lo menos
que el verdadero amor quiere es el beneficio del otro. Esta es la apelacin, el llamado. Y en esto consiste la cura, el cuidado.
Paradojalmente, el sufrimiento nos ha iluminado el camino que nos lleva a la puerta
de la trascendencia. Pese a la dependencia
de la enfermedad o la crisis, llena de rispideces y obstculos, la libertad interior acta como un ariete que rompe ese cerco de
dolor o sentimientos de prdida que lo cerca y activa la capacidad de sobreponerse
para seguir adelante a pesar de todo. El
sufrimiento acta como un filsofo interior
que cada uno posee y que revela el valor
de la vida, iluminando, haciendo transparente lo que pareca tan impenetrable,
abriendo regiones hasta entonces veladas
y enriqueciendo, verdaderamente, la existencia.
Por supuesto que por sufrimiento nos
referimos a aquel que no es fcil o posible
superar. Debemos acudir a la superacin
del sufrimiento innecesario. Solamente ante el sufrimiento impuesto por las circunstancias de la enfermedad, aquello de lo
que no podemos escapar, debemos poner
en marcha los valores actitudinales. Soportar aquello que es evitable es, simplemente, masoquismo o estupidez.
Algunos psicoterapeutas aslan esta posibilidad de superacin del sufrimiento por
el sentido acentuando la realizacin parcial de algunos aspectos del hombre perdiendo de vista su personalidad pluritemtica y multidimensional. Curan su cuerpo. Curan su psique. Curan su relacin
interpersonal social. Pero olvidan la cura
de la dimensin especial que nos diferencia como personas: el espritu.

Esta es la cura. Cura es una voz latina


que designa cuidado, preocupacin.
Nuestra preocupacin principal es establecer hasta que punto es posible la cura.
Esta es el alfa de nuestra tarea profesional
como psiclogos y como logoterapeutas.
Ninguna circunstancia debe imponer lmites a la vida. Ni enfermedades de cualquier
tipo, ni circunstancias personales, ni sociales, ni pseudouniversales ni pseudocientficas. Cualquier Psicologa que prescinda del amor, del encuentro y de la comunicacin separa al ser humano de sus
referentes originales e intencionales. La
cualidad trascendente de la realidad
humana se potencia en el encuentro
autntico profesional-paciente. Para lograr
xitos en el campo de la psicoterapia debe
combinarse las tcnicas (estimulantes y
bienvenidas) con la incorporacin de un
elemento de arte que supere las limitaciones de la Ciencia en la consideracin de
su genuina dimensin que es la dimensin
espiritual (Frankl).
Oportunidad trascendental. El otro puede
optar por la posibilidad de rechazo de la
apelacin. Posibilidad de cada en el
egosmo o el sinsentido. Imposibilidad de
encuentro con el otro. O puede aceptar el
encuentro y proyectarse en la realizacin
de valores superando todas las barreras.
Bibliografa:
1.- Frankl, V. E. El hombre doliente,
Barcelona, Ed. Herder, 1987.
2.- Frankl, V. E. El hombre en busca de
sentido, Barcelona, Ed. Herder, 7. Ed.,
1986.
3.- Frankl, V. E. La voluntad de sentido, Barcelona, Ed. Herder, 1988.
4.- Yalom, I. D. Psicoterapia Existencial,
Ed. Herder, Buenos Aires, 1985.

07
ENTRENAMIENTO Y
REHABILITACIN
Y las dimensiones del hombre, luego
del trauma?
Por Dra. Dides I. HERNNDEZ SILVERA
Mail de contacto:
[email protected]

n el consultorio muchas veces nos


encontramos con una realidad diferente a la que se presenta cuando nos derivan un paciente. Siguiendo la lnea de anteriores presentaciones, paciente real-dolencia- estrategias, les
presento la siguiente vivencia de consultorio.
Solicita turno la esposa de un paciente derivado por mdico neurlogo, manifiesta
que J tuvo un ACV y necesita estimulacin. Entonces pregunt:
-Hace cunto tiempo tuvo el ACV?
-ao y medio
-Qu peculiaridades tuvo el ACV?
-no ve bien.
Alguna otra secuela?
No, nada ms
-Qu otros tratamientos est efectuando?
-Ninguno, estuvo con una terapeuta pero
no podamos pagarlo ms y era lejos.
Al entrevistar al paciente, de 78 aos, contador en ejercicio, con depresin por no
poder seguir su trabajo. Concurre a su estudio todos los das, aunque no logra leer,
ni resolver clculos por escrito. As tambin, detecto fallas visuales en focalizacin, y reconocimiento (gnosias-praxias),
fallas en comprensin, apraxia, alexia,
agrafa; depresin moderada en progresin. (1)
Entonces, el paciente J ingresara a estimulacin desde la fase 2, pasado el ao

del ACV. Con lo cual, la estimulacin en


esta fase, debera ser de dos sesiones semanales, le agrego aquagym y un da de
Terapia ocupacional.
Las secuelas cognitivas derivadas del ACV
son ignoradas constantemente, o poco
consideradas tanto en los estudios como
en el mbito clnico.
Por la afectacin detectada, la arteria vulnerada en este caso, es la arteria cerebral
media derecha, nos encontramos con una
heminegligencia (del lado contralateral a la
lesin), alexia, agrafia y acalculia espaciales, apraxias y alteraciones visoespaciales
y visoperceptivas.
Kauhanen, (1999)(2), en sus estudios sobre Stroke, demostr que haba una asociacin significativa entre las categoras de
la enfermedad depresiva y el grado de dficit cognitivo. Sus resultados tambin mostraron que la depresin estaba relacionada
con el grado de dficit neurolgico y funcional y el nivel de discapacidad de los pacientes con ictus.
En el caso de J, era importante evaluar la
gravedad de los dficits neurolgicos, pero
tambin interpolar el dficit cognitivo y activar sobre la depresin; en s, el nimo
como el motor del declive o la bsqueda de
recuperacin.
El objetivo vendr entonces en mejorar el
estado de nimo, generando una actitud
de esfuerzo hacia la curacin, que es la
motivacin o motor de este paciente.
As la propuesta tender a generar accio-

08
trascendencia: salir de s mismo, abrirse
afectivamente al mundo, ampliar posibilidades.
- Conectarse Afectiva-Existencialmente
con la vida en el Aqu y Ahora, con las
fortalezas y debilidades.
Asumir una actitud pro-activa y favorable frente al futuro inmediato.
Pero tambin era necesario organizar en la
familia una disposicin diferente y de
acompaamiento, ya que el entrenamiento
deba seguirse durante toda la semana en
casa del paciente. Una serie de ejercicios
fueron explicados a la esposa, iban desde
prcticas visuales a partir de movimientos
oculares y de entrenamiento con PC con
ejercicios creados para el paciente. Los
mismos, sirvieron de entrenamiento en
orientacin espacial, comprensin y reconocimiento (sobre todo gnosias y atencin
fundamentalmente)
Luego de dos meses, el paciente contina
como en la primera sesin, con un da de
rehabilitacin, sin aquagym, ni contacto
con terapista ocupacional por dificultades
varias que le fueron ocurriendo a la familia.
Con ese panorama, el proceso se extendera y a fin de sostener en esta realidad implemento sesiones de entrenamiento a la
esposa y a nieta, incluyendo a la familia de
a poco, para contener su salud mental y
puedan en su domicilio ayudar a su activacin cerebral, a la vez, de sostn emocional. Para ello, la nieta fue de gran ayuda
ms que nada cuando comprensin que
en realidad el motor de J era el afn que
ella impona por curarlo. Era una verdadera red intergeneracional de sentido, abuelo
78 aos, nieta de 9 aos e hijos en conjunto con esposa.
Hoy, luego de tres meses, sonriente ingresa al consultorio ya veo y reconozco mejor, realmente era as. Su estado anmico
tambin se haba modificado. Concurra a
su estudio todos los das y realmente mo-

tivado. Todava su visin, reconocimiento


no estaba estable, pero todos colaboraban
en su mejora; l incluido
Al hablar con la esposa y sugerir nuevos
ejercicios, ella misma comenta que todos
los das efectuaban el entrenamiento visual sugerido.
As, explicado desde Frankl; el sentido no
se puede dar. El dar un sentido escapara
a lo moralizador. Y la moral, en el sentido
que se le daba antiguamente a esta palabra, pronto habr acabado su papel (3).
Si se favorecen los medios para actualizar
roles perdidos, para encontrar el valor de
las acciones, para brindar desde un espacio una misin nica a cumplir; tan nica
como la misma persona que la da y la que
recibe.
No dejemos de imaginar, crear, re pensar y
orientar
Hasta la prxima
REFERENCIAS
(1) Nota: Dentro de la Escala de Depresin existen
tres diagnsticos: Normal, Depresin Moderada y
Depresin Severa.
(2) M.-L. Kauhanen,y otros (1999;30:1875-1880)
Poststroke Depression Correlates With Cognitive Impairment and Neurological Deficits, American Heart Association, Greenville Avenue, Dallas.
(3) Frankl, V. E. (1995:9) La psicoterapia al alcance de todos, Herder: Barcelona

09
LA EXISTENCIA FUGITIVA
Por Dr Claudio Csar GARCIA PINTOS
Mail de contacto: [email protected]

uando nos sentimos atrapados por


una circunstancia de vida, surgen
en nosotros casi espontneamente, pensamientos o intentos de
evasin. Nos resulta inadmisible estar
atrapados en este intrngulis existencial,
nos parece inconcebible haber llegado a
este estado o definimos como injusto asumirlo como real y tener que vivirlo.
Qu hacer?Cmo salir de este estrecho
lugar en el que la existencia nos ha ubicado?Quin o qu podr rescatarnos?
Como si fuera una crcel inslitamente
construida en torno de uno mismo, sentimos la inmediata y urgente necesidad de
huir, de escapar, de alejarnos de esos barrotes que nos abruman. A veces, incluso,
podemos sentirnos humillados por estar
en esa situacin, como si la dignidad se
viera afectada por aquello que nos est
haciendo sufrir.
Y la evasin resulta. Porque hay muchas
formas para evadirse de estas prisiones
que la vida nos presenta. A veces es la
imaginacin o la fantasa, para algunos
puede ser la razn y sus productos intelectualizados, la qumica puede ser opcin
(especialmente a travs de psicofrmacos,
drogas de todo tipo, alcohol, etc) o cualquier recurso que permita una cuota considerable de virtualidad que nos aleje de la
insoportable realidad. Evadirse significa
etimolgicamente la accin y efecto de

alejarse de una dificultad (del lt. evasio,


que resulta de ex hacia-, vadere andar-,
sin accin y efecto-), vocablo derivado
del verbo evadere (e afuera, vadere andar)
Todos podemos tener la experiencia de
habernos evadido, alguna vez, de algo.
Buscando alivio y tranquilidad, alejarse de
la dificultad actual, puede resultar una
tentacin fuerte. Corrernos, alejarnos,
huir, quitarla de la vista, termina siendo
algo similar al juego de la sabanita que
disfrutan los nios pequeos. Ocultando
escasamente el rostro, creen no ser vistos,
y descorriendo la sabanita, pretenden sorprender con su presencia al espectador.
Pero el juego tiene sentido y es disfrute para el nio, porque el espectador acepta jugarlo. La fingida sorpresa del otro, termina
armando la dinmica del juego y le permite al nio vivenciar ese disfrute. Qu sucedera si el otro no fingiera o expresara
sorpresa? El juego dejara de tener sentido, y la sonrisa franca del nio se transformara en una mueca de decepcin o
desilusin.
Lo mismo acontece en la vida, cuando la
respuesta a sus dificultades, es la evasin.
Porque la vida no juega al juego de la sabanita. No. La vida no finge sorpresa ante
nuestros intentos de evasin, de modo tal
que, al no verse armado el juego, el resultado nunca podr ser el disfrute. La evasin no es recurso vlido para sentir paz,

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alegra, confort o bienestar; solo genera
anonadamiento. Utilizo este trmino porque creo que define precisamente lo que
quiero decir. Anonadar significa dejar reducido a un estado de estupor. Viene de
a y nonada que refiere insignificancia.
Es decir, llevarnos a la nada misma. De
modo tal que decir que cuando nos evadimos en la vida, quedamos anonadados, es
decir que huimos hacia la nada. Llegados
(o llevados) hacia la nada, sta puede
convertirse en una nueva prisin de la que
intentaremos evadirnos, llevndonos a
una nueva nada, que, constituida en nueva prisin, nos tentar a evadirnos y as
sucesivamente. Este estatus existencial es
lo que denomino la existencia fugitiva,
una especie de nomadismo existencial basado en intentos infructuosos y sostenidos
de evasin. Podra decir que es una existencia de raza gitana.
Por qu la evasin no es respuesta til
ante las circunstancias de la vida? Sencillamente porque lo que nos cuestiona es
nuestra propia humanidad, de la cual
nunca podremos huir. Evadirse es como
saltar de local en local, pero siempre dentro de la misma prisin. Es quedarse
atrapado en una nada autogenerada.
Cul sera, entonces, una respuesta vlida ante aquellas circunstancias de dolor o
sufrimiento que presenta la vida?
En primer lugar asumirlas y aceptarlas como siendo parte de la vida misma. Nadie
ira por un camino de montaa y se sorprendera o se sentira vctima de la mala
fortuna, solo por toparse con una roca;
nadie ira cruzando un desierto, y al sentir
calor, se victimizara ante la mala suerte
de sentirlo; nadie cruzara los picos nevados, maldiciendo la nieve en el camino.
Porque la roca, el calor y la nieve, son propias del camino. Pues, las circunstancias
de la vida son propias de ella misma.
En segundo lugar, reconociendo que no

hay huida posible de la propia humanidad. Y nuestra condicin es el mundo real,


no el virtual.
En tercer lugar, no olvidando que, a pesar
de esas circunstancias, nuestro destino
inexorable es la plenitud personal, y nunca estar en riesgo de ser lograda por incidencia de circunstancia alguna, por adversa y compleja que sea.
En este sentido, para comprenderlo, puede
sernos de utilidad un concepto de la filosofa griega. Obviamente lo vamos a simplificar. Se trata de la eudaimonia.
Segn Aristteles, los hombres buscan la
felicidad y suelen pretenderla a travs de
tres caminos frecuentes: la riqueza material, la fama y el placer. Afirma que son
caminos invlidos para el logro de la plena
felicidad pretendida, paliativos efmeros
que pueden confundir o marear al hombre
en una felicidad falsa o ficticia. Esto no
significa que la pretensin de riqueza, fama y placer sea despreciada o equivocada.
De ninguna manera. El tema es comprender que, ms all de todo esto, existe un
modo de conquista de la felicidad, ms
all de estos medios instrumentales.
De tal modo los griegos hablaban de los
beatus que son aquellos colmados de riquezas materiales y bienes; hablaban de
los fortunus, que refieren a aquellos colmados por la suerte (sortis, el destino) y la
fortuna (fors-forte, lo inesperado); pero los
ms apreciados eran los felix, que son
los beneficiados con la fecundidad.
Concluyendo que la eudaimonia (eu, hermoso / daimon, espritu, genio / ia,
cualidad) o la vida buena, no depende
tanto de la riqueza, la suerte o la fortuna,
sino ms bien, de la virtud de la fecundidad, que consiste en vivir lo que tenemos o
se nos presenta, de modo tal de hacerlas
fecundas. Y all se esconde la felicidad.

La cultura fugitiva
La cultura actual (entendiendo por cultura
el espritu de la poca), es una cultura de
la evasin, una cultura fugitiva. Propone
un estilo de vida que escapa de la interioridad y se refugia en una virtualidad colectiva, perdiendo de vista que sin interioridad se encuentra bloqueado el camino fecundo hacia la felicidad. Al mismo tiempo
hay una especie de trivializacin de la felicidad, transformada en placeres ms o
menos fugaces, que, la mayora de las veces, son manifestaciones de excesos. Confundiendo excitacin con alegra, alteracin con dicha, y exceso con plenitud, del
mismo modo que podra confundirse el
pan rallado con el aserrn: solo se parecen,
por fuera y de lejos.
Esta cultura ha logrado (o terminar lov

11
grando), des-esencializar a la felicidad,
transformada en un felicismo que no admite frustracin, decepcin, lmite o adversidad posible, por mnima que sta sea. Y
si aparece, hay que evadirse. As, el hombre actual puede ser vctima de una existencia fugitiva, un melanclico paseo de
celda en celda. El escritor argentino Leopoldo Marechal, nos daba hace ya mucho
tiempo una pista para lograr la verdadera
liberacin, cuando afirmaba que el mejor
modo de salir de un laberinto es, sencillamente, por arriba. La fecundidad se cultiva si comprendemos que evadirnos de la
propia humanidad, es quedarnos atrapados en la inviolable finitud; pero si levantamos la vista encontraremos en el horizonte autotrascendente, la cosecha que le
sigue al trabajo de la siembra.

12
LA PGINA DE CAVEF
Director: Dr.Claudio Garca Pintos

Por Dr Claudio Csar GARCIA PINTOS


Mail de contacto: [email protected]
facebook.com/claudio.garciapintos.1

En este primer nmero de 2015, CAVEF


desea compartir con los lectores un fragmento de un muy interesante libro de Pablo R. Etchebehere, que ofrece una mirada filosfica del concepto espritu en Viktor Frankl. En ocasiones he odo plantear
que en la obra de Frankl, no queda claro
qu es el espritu, consideracin que no
comparto, y el fragmento que publicamos
a continuacin puede ser de utilidad para
aclararlo.
ETCHEBEHERE, Pablo R. El espritu desde Viktor Frankl: Una lectura en perspectiva filosfica, Ediciones AGAPE, Buenos
Aires, 2009
Fragmento:
Si el acceso a lo espiritual no es desde la
caracterizacin de ste como objeto, cmo
podemos llegar a tener cierta noticia de l?
Cmo podramos hablar de conocer algo,
si de entrada decimos que no es un objeto? No nos estamos, acaso, contradiciendo?
Viktor Frankl, empero, no nos dice que no
podemos conocer lo espiritual, solamente
dice que no lo podemos conocer al modo
de las ciencias nticas. Y como hemos dicho al tratar de ontologa dimensional, vimos que el mtodo no es de o lo uno o
lo otro sino de ver la diversidad en la unidad y viceversa, la unidad en la diversidad.

Con otras palabras: dado que el hombre


tiene la peculiaridad ntica de ser ontolgico, en l se dan las dimensiones en la
unidad, diversidad ntica y unidad ontolgica. Por eso el texto que citamos a continuacin:
El anlisis existencial ha de poner de relieve la multiplicidad dentro de esta unidad, ha de desarticular dimensionalmente
la unidad en la multiplicidad de existencia
y facticidad, de persona y organismo, de
espiritual y psicofsico. Utilizaremos este
texto como hilo conductor no solamente
para responder a las preguntas anteriores
sino tambin para desocultar todo lo espiritual considerado como constitutivo. Por
lo tanto, y siguiendo la cita, el hombre debe ser explicado, desarticulado en diversas dimensiones a saber:
Existencia y facticidad.
Persona y organismo.
Lo espiritual y lo psicofsico.
De acuerdo a esta desarticulacin podemos notar que hay dos sinnimos de
espritu, existencia ypersona; como
tambin
hay
tres
antnimos:
f acticidad,
organismo
y
lo psicofsico. Pasemos ahora a tratar
en conjunto dichas oposiciones para
alcanzar un entendimiento ms cabal
de lo espiritual.
Lo psicofsico.
Lo corporal es asumido por nuestro autor
como un hecho, un factum, que junto
con lo psquico, son modalidades de un
mismo ser. Esto lleva a pensar que entre

13
lo somtico y lo psquico existe un paralelismo, de modo que forman una cierta unidad al menos en el plano ntico.
Esta quasi-unidad es una de las causas,
creemos, por las que la psicologa ha olvidado lo espiritual. Lejos de seguir investigando se queda con lo palpable, lo que
se puede medir y pesar, sirviendo as de
modelo para determinar lo que el hombre
debe ser. Sin embargo, para Frankl existe
una dimensin ms profunda, la cual,
adems, gobierna a las inferiores. Es por
eso que las capas exteriores cobran un
valor de expresin. Tocamos aqu uno de
los puntos centrales de la antropologa
frankliana: el organismo somtico guarda
una relacin instrumental, el espritu instrumentaliza lo psicofsico [] lo hace suyo hacindolo herramienta, rganon, instrumento.
Cmo debemos entender esta instrumentalizacin? Debemos descartar el modelo
comn, segn el cual, lo psicofsico y lo
espiritual son dos cosas diferentes, dos
partes independientes -en cuanto al seruna de la otra y que slo entraran en contacto ya sea por algn accidente o por
simple armona preestablecida.
Si esto fuera as, la unidad del hombre resultara un simple equvoco, un mero
nombre. En tanto que usamos una palabra para nombrar dos cosas que estn
juntas pero no tienen ninguna relacin real. Como si nombrramos a un espejo con
el nombre de la persona reflejada. Entre el
espejo y la persona que se refleja en l no
hay ninguna unidad.
Tambin consideramos que se debe descartar una instrumentalizacin de tipo
desptico por parte del espritu, o un esclavo servilismo por parte de lo psicofsico.
Si bien no podemos pasar por alto el elemento espiritual, tampoco debemos supravalorar lo espiritual. Es por eso que no

podemos negar ninguna dignidad a todo lo


somtico, puesto que es la condicin para
el despliegue de lo espiritual, aunque no lo
originen ni lo produzcan.
Nuestro autor critica tambin a aquellos
que en el campo clnico ven en el espritu
la causa de toda enfermedad. Si bien existen enfermedades nogenas, tambin existen las que son psicgenas o somatgenas.
Es por eso que lo psicofsico se presenta
como campo para la tarea espiritual, es
decir, como algo que lo espiritual debe
conducir, debe manejar para poder desplegarse de tal modo que lo psicofsico sea un
espejo ms fiel de lo espiritual. Como los
caballos del smil del carro de Platn, al
hombre le es impuesto domesticar todo
lo que lo condiciona. Lejos de recluirse en
las moradas de lo puro, lo espiritual debe
enfrentarse con lo dado por la herencia, y
volverlo su aliado.
Dentro de esta dimensin psicofsica, juegan un papel relevante los llamados instintos. Para el anlisis existencial
propiamente hablando los instintos no
existen en el hombre, es decir, a partir
de esta espiritualidad los instintos del
hombre, contrariamente a los del animal,
desde siempre han sido dominados y controlados, la instintividad del hombre desde
siempre ha estado envuelta en esta espiritualidad de modo que no slo cuando los
instintos son reprimidos, sino tambin
cuando estn sueltos, desde siempre el
espritu ha estado en accin, desde siempre ha intervenido o se ha abstenido.
Podramos decir que este texto ejemplifica
la distincin de ntico y ontolgico. Las
formas nticas del aparecer del hombre
que comparte por ejemplo, con los animales, no existen, propiamente hablando, en
el hombre. Ellas se encuentran ontolgicamente presentes en el hombre, en tanto
que lo espiritual las anima. Pero creo que
debemos hacer una aclaracin. La presen-

14
cia de lo espiritual en lo instintivo del
hombre es al modo de la inconsciencia, no
est presente como una conciencia omnisciente sino, como todo lo ontolgico, con
una presencia ignorada por la conciencia:
oculto y en silencio ordena, da sentido a la
vida del hombre. As entonces, lo espiritual tiene que hacerse cargo de lo psicofsico, manteniendo frente a l una distancia, de modo que sin perderse en l tampoco se olvide de l. Poder del espritu y poder de la naturaleza forman parte del
hombre y se complementan el uno al otro
mutuamente. Al fin y al cabo el hombre es
ciudadano de varios reinos y su vida discurre esencialmente en una tensin, en un
campo de fuerzas bipolares. Este distanciamiento, como veremos luego, no tiene
que ser de oposicin, de guerra entre uno
y otro, sino que muestra la diversidad que
hay en la unidad constitutiva del hombre.
Al ser ciudadano de varios reinos, al tener
el hombre varias nacionalidades, le cabe al
hombre una tarea, una misin frente a la
diversidad y a la unidad. En otras palabras, al hombre no le es dada como ya
hecha ni la diversidad ni la unidad. El
hombre es facultativo de ambas dimensiones. El poder de la naturaleza se expresa a
travs de los instintos, a los cuales el
hombre debe tenerle confianza. Frankl
habla de una seguridad de los instintos,
una especie de confianza en que los impulsos vitales ms bajos son fieles conductores, y evitan al hombre la tarea de tener
que comprobar a cada momento lo que
hace. En este sentido podramos decir que
los instintos le evitan al hombre el exceso
de espiritualidad que se llama hiperreflexin. Desde luego que una antropologa
pseudo-espiritualista considerar esta
confianza en los instintos como una locura, dado que estamos poniendo el desarrollo de nuestra vida en algo que no le parece -a esa antropologa- digno de tal destino. Pero ms all de esta visin degradada
de la vida instintiva debemos tener en

cuenta que la confianza significa, etimolgicamente, una fe compartida, una fe en


que el mundo es un cosmos y no un absurdo. La confianza, esa fe compartida,
ese sentir comn, rompe con todos los excesos de la racionalizacin, la pone en jaque, en tanto que muestra otra forma, no
racional, no reflexiva, de estar en el mundo, de vivir la verdad. Pero no debemos
pensar aqu que esta confianza en el mundo, en los instintos y, en suma, en los
otros implica cerrar los ojos ante lo grave,
lo serio de la vida, como si la confianza
siempre fuera inegnua. A lo que apuntamos es a una tranquilidad, a un abandono
en lo vital, a un optimismo natural al que,
sin embargo, Frankl no duda en llamar
optimismo trgico. Volviendo a la categora ntica de lo psicofsico debemos
aclarar que, aunque lo hemos defindo como el campo de expresin de lo espiritual,
esto no significa que esta expresin sea
siempre posible. Lo corporal nunca es
espejo fiel del espritu, en realidad es un
espejo roto que desfigura. Por lo tanto,
si bien lo espiritual se conoce en la unin
personal con lo psicofsico, no debemos
pasar rpidamente de lo corporal a lo espiritual, sino que debemos acercarnos a l
per analogiam, por semejanzas. En
cuanto al papel de lo psicofsico, creemos
que esta distincin es muy importante a la
hora de juicios serios sobre la dignidad de
la persona. A pesar de que el cuerpo ya no
sea rgano de expresin adecuado, no
podemos negar la existencia de la persona.
Aunque lo psicofsico haya perdido su
plasticidad, no por eso lo espirtual ha perdido sus facultades: su valor. Todas estas
expresiones llevan entonces a una determinada postura frente a ternas eugensicos o que tienen que ver con la eutanasia,
temas que deben ser abordados desde una
perspectiva de biotica.
Una
vez que lo espiritual entra de algn modo
en lo corpreo anmico, queda velado: se
oculta en silencio. Calla y aguarda a que

15
pueda comunicarse, a que pueda romper
su silencio, irrumpiendo a travs de los
velos que lo rodean, de los estratos envolventes de lo psicofsicoAguarda hasta
el da en que pueda hacer suyo al organismo hasta apoderarse de l como su
campo expresivo. Encontramos en este
texto la idea final en cuanto a la relacin
de lo espiritual con lo psicofsico. El espritu ser verdadero cuando se desoculte,
cuando se manifieste. Pero su manifestacin no puede ser saltando por sobre lo
psicofsico, sino siendo seor. De este modo, el espritu ser verdadero cuando sea
libre, cuando gobierne lo que tiene: el lenguaje de lo espiritual es, entonces, el de la
libertad. b. La facticidad Dentro de los
antagonistas del espritu queda por aclarar qu se entiende por facticidad. En primer lugar podemos decir que la facticidad
es un destino interior o exterior. La facticidad implica tanto al destino psicolgico,
como al destino biolgico -ambos interiores-, y tambin al destino sociolgico destino exterior-. Como destino que es, el
hombre debe superarla, superacin que
caracteriza a la vida del hombreesa
eterna lucha entre su libertad espiritual y
su destino interior y exterior.En segundo
lugar podemos decir que la facticidad
constituye el campo del tener, en oposicin a la espiritualidad que constituye el
campo o dimensin del ser. Estas categoras de tener y ser, muy en boga en la primera mitad del siglo pasado, tienen diferentes matices, que hay que tenerlos en
cuenta a la hora de juicios valorativos. Si
entendemos el tener en su sentido vulgar,
evidentemente romperamos la unidad que
el hombre es; puesto que lo tenido sera
una cosa independiente de l. Creemos
que en Frankl el tener se debe entender
como no fundante, es decir, como aquello segundo que exige algo ms profundo
que lo sustente. De este modo, si bien lo
fctico -por pertenecer al campo del tenerpuede ser objetivado, tratado como una

cosa; no as el espritu y todo lo que pertenece al campo del ser, quienes solamente
pueden ser considerados como sujetos.En
este sentido, entonces, lo tenido ejerce
su condicionamiento, el cual debe ser asumido y liberado el ser: el ser debe comunicar su libertad al tener, tarea esta
que bien podramos llamar humanizacin. c. La persona. Pasaremos ahora a
tratar acerca de un sinnimo de espiritual:
la persona. Frankl define a la persona como algo cerrado en s, subsistente por s,
no susceptible de suma ni de divisin.
Como lo espiritual que es goza o padece el
escapar a toda captacin cosificante. Debemos aqu presentar algunas aclaraciones. En primer lugar la persona es algo
cerrado en s en cuanto que no necesita de
otro para ser, ella misma es. De lo contrario caeramos en la concepcin de la persona como mnada, idea que es criticada
por Frankl no slo desde la esfera del conocimiento sino tambin desde la antropologa. En lo antropolgico afirma que el
hombre no es una mnada cerrada, y la
psicologa degenera en alguna clase de
monadologa a no ser que reconozca la
apertura del hombre al mundo. En relacin a la esfera del conocimiento, Frankl
muestra que esta apertura de la existencia
es reflejada por la autotranscendencia del
ser humano. Esta cualidad autotranscendente de la realidad humana se refleja, a
su vez, en la cualidad intencional de los
fenmenos humanos. Por lo tanto, cuando se afirma que la persona es cerrada,
se quiere decir que ella que no puede ser
dividida, sumada a otra persona o cosa como parte de ella. En este sentido, entonces, la persona no puede ser masificada,
no puede perder su rostro adquiriendo la
mscara difusa del impersonal se. Pero
as como no puede ser masificada tampoco
puede ser dividida en s misma. Cuando se
dice que la persona no es susceptible de
divisin significa que, pese a la diversidad
de dimensiones que vemos en el hombre,

16
lo personal escapa a toda desmembracin.
La persona es un todo que no tiene partes,
las partes de una persona ya no se pueden
llamar persona ms que por equvoco, como deca Aristteles que la mano no es
hombre sino equvoca-mente. La persona,
en tanto que es, tiene una dignidad que no
se le puede arrebatar ni sumndola a un
gnero, a un grupo o a un partido, ni tampoco se la puede considerar parcialmente
ni an en los actos ms espirituales como
son la inteleccin (nous) o el amor. Cuando la persona ama no ama una parte de
ella, sea esta fsica o psquica: la que ama
es la persona. En segundo lugar, la persona es entendida como portadora o soporte, pero tambin como centro de actos espirituales. La persona, entonces, por una
parte es una substancia, lo que est por
debajo como pensaban los griegos, lo que
sostiene a todo el hombre; pero, por otra,
es la fuente de todos sus actos, all de
donde brota toda la actividad humana. Esto nos muestra como la persona, para
Frankl, tiene algo de fijo, en cuanto es soporte, y tiene algo de fluido, de dinmico,
en cuanto desde ella brota el obrar. Esta
forma de entender a la persona permite
evitar un riesgo comn: el de hacer de la
persona algo quieto, algo fijo, algo que no
tiene nada que ver con la praxis. Aqu en
cambio vemos todo lo contrario. En tercer
lugar ser persona significa ser espiritual
individualizado e individualizante, en
cuanto que la persona individualiza al organismo psicofsico. En este texto vemos
que la persona es, ante todo, espiritual y
que es lo que es por s misma, como habamos dicho anteriormente. Pero aqu
agrega o explicita lo que habamos tratado
con respecto a lo psicofsico: la persona
hace individual, esto es intransferible, la
dimensin psicofsica, con lo cual podramos pensar que sin la dimensin personal,
lo psicofsico no existe, se diluye en el
mundo de las cosas. Por otra parte, cuando dijimos que la persona es centro de los

actos espirituales, podramos pensar que


la persona se desentiende del resto de los
actos que realiza el hombre, o que todos
los actos del hombre son espirituales. Pero
como la persona individualiza a lo psicofsico podemos entonces afirmar que, utilizando como instrumento a lo psicofsico,
la persona es tambin centro de los otros
actos del hombre.Debemos tener en cuenta aqu, para evitar interpretaciones incorrectas, que estas expresiones deben ser
entendidas siempre teniendo en cuenta la
unidad del hombre. Frankl generalmente
utiliza, como pudimos ver, el trmino
de persona como parte, entendida sta como dimensin. Hacemos esta aclaracin
porque en filosofa, generalmente el trmino persona no se entiende como parte sino
como todo. Por eso, si no reparamos en la
variacin de sentido que se encuentra en
el texto frankliano, quedara sumamente
comprometida la unidad del hombre, su
totalidad como realidad. Para concluir con
este breve acercamiento a la persona en
Frankl retomaremos algunas ideas. Cuando hablamos de la facticidad hicimos referencia a la distincin entre ser y tener. Recin dijimos que la persona es centro de
los actos espirituales. As entonces, la persona en cuanto es debe dialogar con lo
que tiene. En este dilogo tiene que adoptar una posicin. La persona frente al tener lo configura y se configura ella constantemente y <<llega a ser>> una personalidad. Encontramos aqu una distincin
importante en lo que incumbe a nuestro
tema. La personalidad slo aparece cuando la persona se ha hecho cargo de la facticidad. En este sentido la personalidad no
sera algo dado sino algo por hacer, sera
lo hecho por la persona en dialogo con lo
psicofsico. La personalidad es, entonces,
la biografa de la persona, su identidad lograda o malograda. Biografa que ser, como la etimologa lo dice, escritura de vida,
y que se termina de escribir en el momento de la muerte.

17
LA PGINA DE LOGOFORO
Por Dra. Tere VANEK
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y la tica del cuidado: un nuevo horizonte
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18
NO TE AMENZO, TE ADVIERTO

Por Dra. Patricia Mara Nigro


Mail de contacto: [email protected]

La Dra.Patricia Mara NIGRO es Doctora en Comunicacin Social (Universidad Austral) y Licenciada en Oganizacin y Gestin Escolar, entre otros ttulos. Docente universitaria de amplia trayectoria e investigadora en temticas vinculadas con la palabra y el discurso.
Entre varios ttulos publicados, destacamos y recomendamos su ltimo libro de gran actualidad, Desnudando el discurso poltico.
Falacias, polticos y periodistas (Editorial Biblos, BsAs, 2014) en colaboracin con Agustina Blaquier. LOGORED le da la bienvenida
a la Dra.Nigro quien se har cargo de una columna de reflexin a partir de este nmero.

n la Ciudad Autnoma de Buenos


Aires, todas las maanas, si uno
toma el subte de la lnea D, desde
donde comienza el recorrido, la estacin Congreso de Tucumn, un joven
contratado por el Grupo Clarn te regala el
diario La Razn. Cuando termina el recorrido y la gente se baja en la estacin Catedral, otro joven, este contratado por el
Gobierno, te regala el diario El Argentino.
O sea que uno entra en el subte con un
diario del Grupo Clarn y all lee todo lo terrible que sucede en la Argentina y luego
sale del subte y, como si fuera el viejo juego de la rayuela, lo espera el cielo o el paraso, porque eso cuenta El Argentino: que
vivimos en un paraso. Es acaso el recorrido del subte una metfora del camino
del Dante del infierno al cielo? No. Pero esto ocurre todos los das.
Como muchos sabemos, los dos diarios
estn en las antpodas de la visin de la
realidad. Son dos extremos, como la entrada y la salida del subterrneo. Por eso, le
propuse a una colega investigar cmo estos dos diarios introducen las palabras de

los polticos. La curiosidad cientfica de


confirmar la hiptesis de sentido comn
que tena se est viendo plasmada en la
investigacin que realizamos.
Cada vez que un poltico se expresa, ya
sea en forma oral o en forma escrita, realiza un acto de habla que ser interpretado
por el periodismo, desde un doble punto
de vista: desde el medio en el que trabaja,
y desde su propia evaluacin de la declaracin o de la respuesta a una pregunta.
Citar es siempre atribuir intencionalmente, deca Graciela Reyes en un libro de los
aos 90. Y es verdad. Cuando el poltico
habla, su palabra queda sujeta a la manipulacin del periodista, aunque no necesariamente ha de ser mal intencionada.
Nuestra Presidenta nos brind incontables
cadenas nacionales. No acepta conferencias de prensa pero les habla bastante a
los argentinos. En un pas polticamente
cada vez ms polarizado, donde los K detestan a los antiK y los antiK detestan a
los K, no quedan muchas alternativas, si
uno propone entender cada mensaje desde
una cierta objetividad. Estoy de acuerdo

19
con esto, no estoy de acuerdo con aquello.
Pero decir algo semejante implica que uno
pasa rpidamente a la categora de los indeseables, mal mirado por los K, mal mirado por los antiK.
Los periodistas y los medios a los que responden ya no pueden pretender la objetividad. O son de unos o son de otros. Ellos
tambin estn metidos por la fuerza en ese
juego, en el que perdemos todos. Como
ciudadana, como lingista, me rebela esta
situacin. Tomara el subte con una remera de Clarn miente y saldra de l con
una que dijera Gobierno miente. Por
qu? Porque en los dos polos estamos todos. Y porque, como muchos argentinos
no queremos esa divisin, estudiamos el
lenguaje. Para entender por qu nos dicen
lo que nos dicen, y cmo y en qu situacin las palabras fueron dichas.
Poltica y periodismo poseen vnculos estrechos. El poltico requiere del periodista
para hacer llegar su palabra y el periodista
necesita al poltico, fuente de la que parte
gran cantidad de los textos que luego produce. Y nosotros, el pueblo, estamos all,
expectantes, esperando que alguien explique cmo es la realidad. Y sospechamos
de todos: de los polticos y de los periodistas.
Para citar la palabra del poltico, el periodista, a veces sin intencin y a veces con
toda intencin, elige un verbo de entre los
muchos que existen para repetir lo dicho y
para evaluarlo. En ese pequeo acto de
elegir entre: amenaz, rechaz, advirti,
ratific, pidi, anunci y un largo etctera,
el mensaje del poltico se ver modificado
mucho o poco. La interpretacin y la
transcripcin de sus palabras ser irremediablemente cambiada.
Entonces, es necesario prestar atencin a
lo que los romanos llamaban verba dicendi y que nosotros, los lingistas, llamamos verbos de decir o verbos introducto-

res. En todo contexto comunicativo, hay


siempre un contexto ausente, en el que se
dijeron esas palabras. Los verbos de decir
se refieren generalmente al cmo se dijo
algo antes de al qu dijo alguien.
Qu pretendemos con este artculo? Polticos y periodistas deben estar atentos a
este detalle no menor. Cmo sern citadas mis palabras? Cul era mi intencin
real al decirlas? A las palabras no se las
lleva el viento. Como deca Roberto Marafioti, siempre alguien las recupera. Y ese
alguien hace con ellas su propia versin. Y
puede empezar, simplemente, por elegir el
verbo de decir que calificar al discurso
ajeno: admitir, ordenar, rebatir, argumentar, negar, alabar, afirmar. Un buen diccionario de sinnimos puede ayudarnos a
tomar conciencia de cmo el matiz argumentativo e ideolgico del que nos cita altera el sentido de nuestras palabras.
Si el lector lo desea, puede realizar ciertos
ejercicios de lectura crtica:
1) revise diarios de ideologas opuestas y
fjese atentamente cmo en cada uno de
ellos se cita el discurso de ese da de la
Presidenta;
2) piense unos minutos cmo hablan los
distintos periodistas de la Ley de medios;
3)
y
lo
ms
importante,
tome
la Constitucin Nacional, relea el captulo
Declaraciones, derechos y garantas. Si
nunca lo ley, este es el momento adecuado. Y hgaselo leer a sus hijos, porque en
las escuelas no se lo estudia.
Despus de todo esto, no volver a creer
ciegamente en lo que le dicen. Juzgue y
compare. Compruebe cmo todos llevan
agua para su molino. Y elija libre y
honestamente la mejor versin. Para entender estos temas, el buen Seor nos dio
el intelecto.

20
LA LGICA DEL COMPARTIR
HASTA EL SENTIDO
Por Lic. Anala Boyadjin
Mail de contacto: [email protected]

a familia suele ser ese espacio y


ese tiempo en el cual, desde muy
pequeos, corroboramos que no
estamos solos, y que no somos los
nicos que tenemos necesidades, demandas, inquietudes, y deseos.
Cada vez que el bebe llora, la respuesta no
es la misma: la madre puede estar cerca y
brindar satisfaccin inmediata, o fuera de
la casa, y entonces su ausencia (hasta que
regrese) marca un lmite real que quien
est a su cuidado (otro adulto responsable)
se las ingeniar para que la frustracin
sea lo ms tolerable posible.
Cuando el nio est en el Jardn de Infantes y extraa a sus padres, la maestra
tambin lo reconfortar con cario y palabras tranquilizadoras para que logre posponer su necesidad de cercana hasta el
momento de volver a casa con sus seres
queridos. Y, poco a poco, el nio comprender que puede enfrentarse a un tiempo
sin su familia y que, transcurrido ese lapso, retorna a su hogar.
Ya con los adolescentesqu sucede?
Esos lmites que fuimos estableciendo
desde siempre (desde bebs) tienen sus
buenos resultadosCuando son ellos
quienes, frente a los estmulos de una realidad que los atropella, logran hacer uso

de esas estrategias saludables ya aprendidas. Se trata de que hayan aprendido a


cuidarse y a no correr riesgos innecesarios. Y a cuidar del amigo, de la amiga, del
grupo. Es hora de demostrar que lo aprendido en casa sirve para salir al mundo con
fortaleza, para tolerar los ventarrones que
aparezcan.
Y el joven adulto, que se lanza a la aventura del compromiso, que se enamora y logra
un vnculo estable, reconoce en su haber
todo aquello que lo nutri para, llegado este momento, poder dar de s lo mejor y poder cuidar a quien ama. Lo mismo sucede
con el trabajo profesional, desde la vocacin personal, se trata de comprometerse
una vez ms con el mundo y brindar lo
que uno cree que hace bien. Encontrar el
sentido en el trabajo cotidiano para poder
crecer humanamente y autorrealizarse en
ese quehacer que abarca la mayor cantidad de horas diarias en su desarrollo.
Somos con otros desde siempre, desde el
instante cero en que fuimos concebidos. El
proceso de humanizacin requiere de los
otros para concretarse: sus miradas, sus
voces, sus afectos y efectos, sus improntastodos y cada uno de ellos forman parte de nuestro ser, con diferentes texturas y
recuerdos, con sabores y olores especiales,

21
o ms cerca o lejos de nuestro modo de
ser. Hoy forman parte de nosotros. Nos
constituyen. Nuestro ser nico e irrepetible se debe al cctel singular que diseamos. As como en un recin nacido, la
bsqueda del a quin se parece? remite
a los ojos de la abuela paterna, la nariz
de la madre.etc., as tambin nuestra
risa, nuestro estilo de enojarnos, de movernos, de amar inclusive, se remite a las
figuras que fueron tan significativas en
nuestra vida como para dejar su huella.
Entonces se corrobora que uno comparte
con los otros mucho ms de lo que concientemente pretende. Y que el compartir
en familia implica no solamente el aprendizaje de ser generoso y solidario con el
hermano, con el amigo, con los padres,

con los abuelos, sino tambin el compartir


estilos, visiones, valores. Y cuando se trata
de los valores, de los faros que guian el accionar humano, la idea del bien y del mal,
de lo funcional o no, entonces es legtimo
presumir que estamos compartiendo significaciones y sentidos.

22

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