El documento describe al "hombre light", una persona superficial que carece de criterios sólidos debido a la sobrecarga de información. Este hombre se ha vuelto frívolo, permisivo e indiferente, aceptando todo sin cuestionarlo. Aunque es competente en su trabajo, fuera de él va a la deriva sin ideas claras. El documento critica el materialismo, hedonismo y consumismo promovidos por la sociedad moderna que han dejado al hombre sin metas ni propósito.
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El documento describe al "hombre light", una persona superficial que carece de criterios sólidos debido a la sobrecarga de información. Este hombre se ha vuelto frívolo, permisivo e indiferente, aceptando todo sin cuestionarlo. Aunque es competente en su trabajo, fuera de él va a la deriva sin ideas claras. El documento critica el materialismo, hedonismo y consumismo promovidos por la sociedad moderna que han dejado al hombre sin metas ni propósito.
El documento describe al "hombre light", una persona superficial que carece de criterios sólidos debido a la sobrecarga de información. Este hombre se ha vuelto frívolo, permisivo e indiferente, aceptando todo sin cuestionarlo. Aunque es competente en su trabajo, fuera de él va a la deriva sin ideas claras. El documento critica el materialismo, hedonismo y consumismo promovidos por la sociedad moderna que han dejado al hombre sin metas ni propósito.
El documento describe al "hombre light", una persona superficial que carece de criterios sólidos debido a la sobrecarga de información. Este hombre se ha vuelto frívolo, permisivo e indiferente, aceptando todo sin cuestionarlo. Aunque es competente en su trabajo, fuera de él va a la deriva sin ideas claras. El documento critica el materialismo, hedonismo y consumismo promovidos por la sociedad moderna que han dejado al hombre sin metas ni propósito.
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ENRIQUE ROJAS El hombre light
Se trata de un hombre relativamente bien informado, pero con escasa
educacin humana, muy entregado al pragmatismo, por una parte, y a bastantes tpicos, por otra. Todo le interesa, pero a nivel superficial; no es capaz de hacer la sntesis de aquello que percibe, y, en consecuencia, se ha ido convirtiendo en un sujeto trivial, ligero, frvolo, que lo acepta todo, pero que carece de unos criterios slidos en su conducta. Todo se torna en l etreo, leve, voltil, banal, permisivo. Ha visto tantos cambios, tan rpidos y en un tiempo tan corto, que empieza a no saber a qu atenerse o, lo que es lo mismo, hace suyas las afirmaciones como Todo vale, Qu ms da o Las cosas han cambiado. Y as, nos encontramos con un buen profesional en su tema, que conoce bien la tarea que tiene entre manos, pero que fuera de ese contexto va a la deriva, sin ideas claras, atrapado -como est- en un mundo lleno de informacin, que le distrae, pero que poco a poco le convierte en un hombre superficial, indiferente, permisivo, en el que anida un gran vaco moral. Las conquistas tcnicas y cientficas - impensables hace tan slo unos aos- nos han trado unos logros evidentes: la revolucin informtica, los avances de la ciencia en sus diversos aspectos, un orden social ms justo y perfecto, la preocupacin operativa sobre los derechos humanos, la democratizacin de tantos pases y, ahora, la cada en bloque del comunismo. Pero 9 frente a todo ello hay que poner sobre el tapete aspectos de la realidad que funcionan mal y que muestran la otra cara de la moneda: a) materialismo: hace que un individuo tenga cierto reconocimiento social por el nico hecho de ganar mucho dinero. b) hedonismo: pasarlo bien a costa de lo que sea es el nuevo cdigo de comportamiento, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vaco de sentido y la bsqueda de una serie de sensaciones cada vez ms nuevas y excitantes. c) permisividad: arrasa los mejores propsitos e ideales. d) revolucin sin finalidad y sin programa: la tica permisiva sustituye a la moral, lo cual engendra un desconcierto generalizado. e) relativismo: todo es relativo, con lo que se cae en la absolutizacin de lo relativo; brotan as unas reglas presididas por la subjetividad. f) consumismo: representa la frmula postmoderna de la libertad As, las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los ltimos aos son, al principio, contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable. La nueva
epidemia de crisis y rupturas conyugales, el drama de las drogas, la
marginacin de tantos jvenes, el paro laboral y otros hechos de la vida cotidiana se admiten sin ms, como algo que est ah y contra lo que no se puede hacer nada. As, las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los ltimos aos son, al principio, contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia o, en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable. La nueva epidemia de crisis y rupturas conyugales, el drama de las drogas, la marginacin de tantos jvenes, el paro laboral y otros hechos de la vida cotidiana se admiten sin ms, como algo que est ah y contra lo que no se puede hacer nada. El ideal asptico No hay en el hombre light entusiasmos desmedidos ni herosmos. La cultura light es una sntesis insulsa que transita por la banda media de la sociedad: 10 comidas sin caloras, sin grasas, sin excitantes... todo suave, ligero, sin riesgos, con la seguridad por delante. Un hombre as no dejar huella. En su vida ya no hay rebeliones, puesto que su moral se ha convertido en una tica de reglas de urbanidad o en una mera actitud esttica. El ideal asptico es la nueva utopa, porque, como dice Lipovetsky, estamos en la era del vaco. De esas rendijas surge el nuevo hombre cool, representado por el telespectador que con el mando a distancia pasa de un canal a otro buscando no se sabe bien qu o por el sujeto que dedica el fin de semana a la lectura de peridicos y revistas, sin tiempo casi -o sin capacidad- para otras ocupaciones ms interesantes. El hombre light es fro, no cree en casi nada, sus opiniones cambian rpidamente y ha desertado de los valores trascendentes. Por eso se ha ido volviendo cada vez ms vulnerable; por eso ha ido cayendo en una cierta indefensin. De este modo, resulta ms fcil manipularlo, llevarlo de ac para all, pero todo sin demasiada pasin. Se han hecho muchas concesiones sobre cuestiones esenciales, y los retos y esfuerzos ya no apuntan hacia la formacin de un individuo ms humano, culto y espiritual, sino hacia la bsqueda del placer y el bienestar a toda costa, adems del dinero. Podemos decir que estamos en la era del plstico, el nuevo signo de los tiempos. De l se deriva un cierto pragmatismo de usar y tirar, lo que conduce a
que cada da impere con ms fuerza un nuevo modelo de hroe: el del
triunfador, que aspira -como muchos hombres lights de este tramo final del siglo XX- al poder, la fama, un buen nivel de vida.... por encima de todo, caiga quien caiga. Es el hroe de las series de televisin americanas, y sus motivaciones primordiales son el xito, el triunfo, la relevancia social y, especialmente, ese poderoso caballero que es el dinero. Se trata de un hombre sin vnculos, descomprometido, en el que la indiferencia esttica se ala con la desvinculacin de casi todo lo que le rodea. Un ser humano rebajado a la categora de objeto, repleto de consumo y bienestar, cuyo fin es despertar admiracin o envidia. Revolucin sin finalidad y sin proyecto El consumismo tiene una fuerte raz en la publicidad masiva y en la oferta bombardeante que nos crea falsas necesidades. Objetos cada vez ms refinados que invitan a la pendiente del deseo impulsivo de comprar. El hombre que ha entrado por esa va se va volviendo cada vez ms dbil. La otra nota central de esta seudoideologa actual es, como se ha dicho, la permisividad, que propugna la llegada a una etapa clave de la historia, sin prohibiciones ni territorios vedados, sin limitaciones. Hay que atreverse a todo, llegar cada da ms lejos. Se impone as una revolucin sin finalidad y sin programa, sin vencedores ni vencidos. El relativismo es hijo natural de la permisividad, un mecanismo de defensa de los que Freud estudi y dise de forma casi geomtrica. As, los juicios quedan suspendidos y flotan sin consistencia: el relativismo es otro nuevo cdigo tico. Todo depende, cualquier anlisis puede ser positivo y negativo; no hay nada absoluto, nada totalmente bueno ni malo. De esta tolerancia interminable nace la indiferencia pura. Estamos ante la tica de los fines o de la situacin, pero tambin del consenso: si hay consenso, la cuestin es vlida. El mundo y sus realidades ms profundas se someten a plebiscito, para decidir si constituye algo positivo o negativo para la sociedad, porque lo importante es lo que opine la mayora. Hablamos de libertad, de derechos humanos, de conseguir poco a poco una sociedad ms justa, abierta y ordenada. Por una parte, defendemos esto, y, por otra, nos situamos en posiciones ambiguas que no hacen ms humano al hombre ni lo conducen a grandes metas. Es la apoteosis de la incoherencia. Entonces, dnde
puede el hombre hacer pie?, dnde ir a buscar puntos de apoyo firmes y
slidos? Un ser humano hedonista, permisivo, consumista y centrado en el relativismo tiene mal pronstico. Padece una especie de melancola new look: acorden de experiencias apticas. Vive rebajado a nivel de objeto, manipulado, dirigido y tiranizado por estmulos deslumbrantes, pero que no acaban de llenarlo, de hacerlo ms feliz. Su paisaje interior est transitado por una mezcla de frialdad impasible, de neutralidad sin compromiso y, a la vez, de curiosidad y tolerancia ilimitada. Este es el denominado hombre cool, a quien no le preocupan la justicia ni los viejos temas de los existencialistas (Sren Kierkegaard, Martn Heidegger, Jean Paul Sartre, Albert Camus...), ni los problemas sociales ni los grandes temas del pensamiento (la libertad, la verdad, el sufrimiento...). Ya no lee el Ulises de James Joyce, ni En busca del tiempo perdido de Marcel Proust, ni las novelas de Hermann Hesse. Un hombre as es cada vez ms vulnerable, no hace pie y se hunde; por eso, es necesario rectificar el rumbo, saber que el progreso material por s mismo no colma las aspiraciones ms profundas de aqul que se encuentra hoy hambriento de verdad y de amor autntico. Este vaco moral puede ser superado con humanismo y trascendencia (de tras-, atravesar, y scando, subir); es decir, atravesar subiendo, cruzar la vida elevando la dignidad del hombre y sin perder de vista que no hay autntico progreso si no se desarrolla en clave moral.
PUIGGRÓS, Adriana (1990) Sujetos, Disciplina y Curriculum en Los Orígenes Del Sistema Educativo Argentino (1885-1916) - Buenos Aires, Galerna. Capítulo 7 PDF
Irresponsables: El autor defiende que la irresponsabilidad se extiende a diferentes marcos geográficos, políticos e institucionales, pero también a algunos modos de proceder de la ciudadanía.