Abuso Sexual Tratamiento y Atención
Abuso Sexual Tratamiento y Atención
Abuso Sexual Tratamiento y Atención
Este artculo forma parte de la construccin del estado del arte del proyecto de investigacin:
Psicoterapia de grupo y estrs postraumtico en mujeres abusadas sexualmente en el contexto de la
violencia sociopoltica en Colombia, actualmente en ejecucin financiado por la Vicerrectora
Acadmica de la Pontificia Universidad Javeriana, Cali, Colombia.
Doctor en Psicologa por la Universidad Complutense de Madrid. Coordinador del grupo
de investigacin Desarrollo Emocional y Salud Mental. Profesor de planta de la PUJ. Contacto: Cra 77 # 13A1-29 Apto 501A, Conjunto Residencial Tonoli, Cali, Valle, Colombia;
[email protected]
Psicloga y asistente de investigacin del grupo de investigacin Desarrollo Emocional y Salud
Mental de la PUJ. Contacto: Kra 54 N. 1a-60 Apto 204 Orinoco, Conjunto Residencial
Riveras del Rio, Cali, Colombia; [email protected]
abusos de los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. De estos, se reconoce a los actores estatales como el autor genrico
en un 87.21% de este tipo de delitos. De este porcentaje total, el 3.21%
corresponde a perpetracin directa y el 84% a omisin o apoyo a los
grupos paramilitares. A la guerrilla se le atribuy el 12.79% de los casos
(Echeverri, 2002).
La gravedad del problema se dimensiona si tenemos en cuenta que
en Colombia, a raz del conflicto interno y la violencia desde 1997
hasta 2010, el desplazamiento interno alcanza la escandalosa cifra de
3646,997 de personas, segn la Agencia Presidencial para la Accin
Social y la Cooperacin Internacional (2011), entidad dependiente del
gobierno.
La atmsfera bajo la cual respiran las sobrevivientes de la violencia sociopoltica en Colombia es preocupante. En esta, sus derechos
y relatos son vulnerados a tal punto que las instituciones que se
esperara fuesen encargadas de atenderlas se convierten en segundos
perpetradores (Victoria & Bonilla, 2008). Adems de la violencia jurdica representada por algunos funcionarios con cargos pblicos, existe
una violencia moral y poltica avalada por una sociedad enajenada y
editada con mentiras oficiales. Estos, entre otros, son los problemas con
los que se encuentran las sobrevivientes re-victimizadas de la violencia
sociopoltica (Amnista Internacional, 2004).
La violencia poltica y social que ejercen los grupos armados ilegales y algunos integrantes de las fuerzas militares deja una serie de
traumas en la vida a nivel individual y comunitario. En Colombia no
hay conciencia de la urgencia de asistir a los sobrevivientes debido a este
impacto en su salud mental (Pedersen, 2006). Las reformas legislativas
son poco giles y los programas de rehabilitacin a favor de las vctimas
son escasos; adems hay una negacin de los derechos a la justicia, la
verdad y la reparacin. Se sigue evidenciando una vaga comprensin
de las enfermedades y los sntomas asociados a traumas causados por
la violencia sexual. Sobre todo, hay falta de experticia sobre los tipos
de intervencin adecuados, as como el establecimiento de redes de
apoyo (Ario, 2010). Coyunturalmente hay iniciativas de apoyo a las
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desde el evento. En cuanto al uso de frmacos, un nmero significativo de mujeres inici la profilaxia para el virus de inmunodeficiencia
humana (VIH) en la primera cita de atencin. Sin embargo, un 40.7%
no complet la profilaxis anti-retroviral, lo que seala fallas en la continuidad y el seguimiento de los tratamientos ofrecidos en el centro de
salud a las mujeres abusadas, con errores en los registros de informacin
de los relatos de las mujeres (Assis, Palomino & Rosselli, 2009).
En la investigacin realizada por Khanna (2008) sobre la violencia
ejercida en 350 mujeres en el contexto del conflicto contra los musulmanes en la India, se mencionan relatos de abusos en masa, mutilaciones,
introduccin de objetos en el cuerpo, corte en los senos, el estmago y
rganos reproductivos, adems de talle de smbolos religiosos hindes
en partes del cuerpo de la mujer, entre otros.
Segn se evidencia en esta investigacin, en los campamentos
de socorro los servicios existentes no abordaban adecuadamente las
necesidades de salud de las sobrevivientes, siendo discriminadas por
los mdicos (Khanna, 2008). Las manifestaciones discriminatorias se
evidenciaban en la complicidad entre los funcionarios de los hospitales
y los profesionales de la salud para bloquear el acceso de las vctimas a
los servicios de atencin. Sumado a esto, algunos testimonios indicaban
que muchos trabajadores de salud que s pretendan ayudarlas ponan
en riesgo su integridad fsica al proveer los servicios de forma individual. Respecto a la documentacin mdica, haba vacos en cuanto
a la evidencia de lo sucedido en las transcripciones de los relatos de
las vctimas, lo cual empeoraba la situacin, ya que no se reconoca la
gravedad del trauma psicolgico, dejando de tratarse adecuadamente el
Trastorno de Estrs Postraumtico generado (Khanna, 2008).
En otra investigacin realizada en Brasil con 42 mujeres vctimas de violencia sexual que se propuso avalar el funcionamiento de
los servicios pblicos que las atendan, se encontr que en la fase de
acogimiento a las sobrevivientes haba una relacin solidaria, respetuosa y acogedora. Sin embargo, se identific deficiencias respecto a
la responsabilidad sanitaria y dificultades en la sensibilizacin de los
profesionales encargados de la atencin a las sobrevivientes frente al
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estructural, articulando el anlisis del contexto social con las implicaciones en la salud pblica, siendo capaces de identificar y apoyar los casos
de violencia sexual, y no solo centrndose en las laceraciones fsicas. A
las sobrevivientes de abuso sexual, las instituciones deben ofrecer confianza en relacin con medidas preventivas, posturas ticas y actitudes
humanizadas, como la escucha, el respeto y la solidaridad para llegar a
comprender sus demandas y expectativas (Assis et al., 2009).
El Ministerio de Salud de Chile plantea en su gua clnica ciertos
pasos a seguir para el trato a las sobrevivientes de violencia sexual. Recomienda que en la exploracin clnica se aseguren los derechos, valores,
principios religiosos y ticos de las sobrevivientes. Debe tambin protegerse contra una revictimizacin, no exigiendo relatos forzados sobre
el evento de abuso sexual o evaluaciones fsicas innecesarias. El examen
clnico es recomendable siempre y cuando sea para generar un diagnstico que permita un tratamiento adecuado; en este deben consignarse
signos, patologas y apreciaciones sobre el estado de salud mental de la
persona afectada (Ministerio de Salud de Chile, 2005).
En Colombia, la atencin que reciben las sobrevivientes de abuso
sexual por parte de las entidades de Salud Publica es inexistente; menos
aun hay investigaciones que demuestren la efectividad de los programas
pblicos de atencin a las vctimas del abuso sexual. El Programa de
Atencin Integral a la Violencia Sexual (AVISE), que pertenece a una
entidad privada denominada Profamilia, ofrece nicamente de forma
gratuita la orientacin y asesora previas a los servicios. Existe un programa de atencin a vctimas de la violencia que depende de la Agencia
Presidencial para la Accin Social y la Cooperacin Internacional, pero
este programa est orientado mayormente a personas desplazadas del
conflicto armado y solo ofrece ayuda coyuntural.
El estado colombiano, a travs de la Corte Constitucional (2008),
ha reconocido la dimensin y gravedad de la violencia de todo tipo,
incluyendo la sexual, a la que estn expuestas las mujeres, especialmente
aquellas que viven en las zonas donde los actores armados ilegales y el
estado se disputan territorios y legitimidad. En razn de ello, el auto
092 del 2008 reconoce que el estado colombiano debe implementar
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Terapia farmacolgica
Se ha demostrado que despus de un trauma significativo se dan
cambios en la neurobiologa del cerebro que justifican las intervenciones psicofarmacolgicas (Bernik et al., 2003). Las medicaciones
farmacolgicas han permitido la regulacin de las respuestas al estrs,
la resolucin de la respuesta traumtica en combinacin con la psicoterapia y el control de sntomas de ansiedad generalizada, entre otras
ventajas. Diversos autores coinciden en que siempre que se utilice la
farmacoterapia, se debe hacer un acompaamiento complementario
psicosocial (Bernik et al., 2003).
Para el tratamiento farmacolgico con personas con TEPT se
encontraron recomendaciones de los siguientes medicamentos: antidepresivos tricclicos (ADT) o inhibidores de la monoaminoxidasa
(IMAOS) y ADT para los sntomas de reexperimentacin despus de 8
semanas de tratamiento; amitriptilina y ISRS para los sntomas de embotamiento, evitacin, hostilidad, impulsividad, ideas suicidas, conductas
adictivas, ansiedad y depresin; litio para los sntomas de hiperactivizacin fisiolgica; benzodiacepinas, durante un tiempo corto, para los
sntomas de ansiedad, insomnio y pesadillas; imipramina y fenelzina
para las intrusiones; y, buspirona, fluvoxamina, trazodona, nefazodona,
zolpidem y alprozolan para las alteraciones del sueo. Se aclara que el
efecto limitado de los distintos tratamientos se asocia positivamente
con la duracin del trastorno (Mingote et al., 2001).
La mayora de investigaciones concluyen que la depresin y el
TEPT son comrbidos, y muchas indican que los antidepresivos son
efectivos para ambas condiciones (Mingote et al., 2001). De estos, los
tricclicos, la desipramina, la imipramina, y la amitriptilina fueron estudiados en tres experimentos controlados con placebo en veteranos de
guerra con TEPT. Analizados con diseo transversal en 18 sujetos en un
perodo de 4 semanas, la desipramina no mostr diferencias en el grupo
placebo. El resultado negativo pudo deberse al pequeo esfuerzo estadstico de la muestra y a las dosis relativamente bajas (Bernik et al., 2003).
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De los inhibidores selectivos de recaptura de serotonina, la fluoxetina fue comparada con placebo en personas con TEPT en dos grupos
de veteranos y no veteranos de la guerra. Se observ una mejor respuesta en los no veteranos, en contraste con el grupo de veteranos de
guerra. La fluoxetina se mostr superior al placebo a partir de la quinta
semana entre los no veteranos, sobre todo en sntomas como hipervigilancia y anestesia afectiva (Van der Kolk, Dreyfuss, Michaels, Shera &
Berkowitz, como se cita en Bernik et al., 2003).
La setralina fue comparada con el placebo en un estudio que dur
12 semanas, con 187 personas con TEPT. Este frmaco se mostr superior al placebo en una amplia gama de medidas de eficacia. Davidson,
Landerman, Fardel y Clary, como se cita en Bernik et al. (2003), encontraron altos alcances de este frmaco en la accin contra los sntomas de
TEPT, con efectos precoces en los sntomas emocionales, con modulacin de rabia y tristeza.
Finalmente de los datos encontrados se tiene que la carbamazepina
fue estudiada con veteranos de guerra con TEPT y abuso de sustancias,
y los resultados mostraron una mejora en sntomas intrusivos y agitacin psicomotora. Tambin se encontr que el cido valproico tiene
un impacto directo en el sntoma de hipervigilancia y que la lamotrigina contribuye especialmente en la reexperimentacin y la evitacin
(Bernik et al., 2003).
Terapia a travs de grupos focales
Una investigacin a travs de grupos focales compar a mujeres que
fueron violadas en la infancia y que, adems de haber desarrollado TEPT,
presentaban personalidad limtrofe, con otras que no presentaban este
ltimo diagnstico. Se concluy que hubo una mejora significativa
en las mujeres del primer grupo en los sntomas del desorden de estrs
postraumtico. Se encontraron cambios significativos en variables como
ansiedad, depresin, problemas interpersonales e ndices de agresividad
despus de haber recibido el tratamiento (Cloitre & Koenen, 2001).
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Los estudios muestran que el pasar del tiempo no alivia los sntomas
en sobrevivientes de traumas por abuso, sino se requieren con urgencia
tratamientos psicolgicos que contribuyan a su mejora (Habigzang et
al., 2009). Cuanto menor sea el tiempo transcurrido entre el evento de
abuso sexual y el inicio de la terapia, mejores sern los resultados de los
tratamientos en sntomas como la depresin, la rabia, la disociacin y el
aislamiento; por el contrario, las personas que pasan mayor tiempo sin
ser intervenidos presentan una sintomatologa mayor.
El abuso sexual debe ser asumido por los servicios de sanidad de los
estados como un asunto de seguridad pblica, ms aun en pases donde
la violencia de gnero y la violencia sociopoltica son pan de cada da.
Los datos encontrados en la revisin del estado del arte de tratamientos
y servicios a sobrevivientes de violencia sexual indican deficiencias en la
atencin a estas personas en pases en vas de desarrollo (Brasil, Chile,
Colombia, India).
Se hace necesario ofrecer una buena atencin primaria en salud en
los centros de servicios y las reas de urgencias, ya que ella constituye
el puente de acceso y adhesin a tratamientos de mayor seguimiento y
continuidad. La vctima requiere de apoyo profesional que la gue en
los procesos. Las fallas en este apoyo generan baja adhesin a los tratamientos teraputicos y farmacolgicos en los centros de salud, lo que
no facilita la elaboracin del trauma, tema que aparece reiteradamente
en la bibliografa (Freire, Guimares, Ribeiro & Macedo, 2007).
En muchos casos el primer acercamiento y la calidad de la atencin
primaria en los centros de salud determinan el futuro de la salud de las
sobrevivientes, pero todava existen barreras ideolgicas y actitudinales
(Khanna, 2008). Los errores por parte de los profesionales que brindan
la atencin abarcan desde la tramitacin de los casos hasta la falta de
reconocimiento del estado emocional de las personas afectadas.
La discriminacin, la culpabilizacin de la vctima, el desconocimiento de las consecuencias que deja el hecho traumtico, los vnculos
teraputicos negativos, entre muchos ms factores, pueden hacer que
el sobreviviente pierda la posibilidad de acceder a intervenciones que
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