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YUYAYKUSUN

YUYAYKUSUN
Universidad Ricardo Palma
RECTOR
Dr. Ivn Rodrguez Chvez
VICERRECTOR ACADMICO
Dr. Roberto Chang Chao
VICERRECTOR ADMINISTRATIVO
Dr. Ronal Figueroa vila
JEFA DEL DEPARTAMENTO ACADMICO DE HUMANIDADES
Dra. Virginia Quintana vila
YUYAYKUSUN
ISSN: 2073-6150
Hecho el Depsito Legal en la Biblioteca Nacional del Per N 2009-03928
CUIDADO DE LA EDICIN
Ral Huerta Bayes
ILUSTRACIN DE CARTULA
Jorge Velsquez Quintana
CORRECTORES DE TEXTOS
Rosario Valdivia Paz-Soldn
Ursula Isabel Roman Miranda
TRADUCCIN
Humberto Medina Loo
Evelyn Yoan Salazar Torres
Marianella Domen Zapata
SECRETARIA
Isabel Jarama Linares
CORRESPONDENCIA
Av. Benavides 5440, Surco, Lima 33, Per
Telfono 708 0000 - Anexos 0255 y 0113
La revista no se solidariza necesariamente con los puntos de vista expresados en los artculos,
cuya responsabilidad asumen sus autores.
YUYAYKUSUN
Revista del Departamento Acadmico de Humanidades
de la Universidad Ricardo Palma
N 3, noviembre de 2010
DIRECTOR
Dr. Ivn Rodrguez Chvez
EDITORA
Dra. Virginia Quintana vila
COMIT EDITORIAL
Mg. Eduardo Arroyo Laguna
Dr. Jos Martnez Llaque
Dr. Julio Meja Navarrete
Lic. Franklin Miranda Valdivia
Dr. Jaime Ros Burga
Dr. Jorge Silva Sifuentes
Dr. David Sobrevilla
Dra. Rosario Valdivia Paz-Soldn
COMIT CONSULTIVO
Dr. Anbal Quijano Obregn (Per)
Dr. Teotonio Dos Santos (Brasil)
Dr. Jos Matos Mar (Per)
Dra. Jos Luis Grosso, U del Valle (Colombia)
Dr. Paulo Henrique Martins, UFPE (Brasil)
Dra. Alicia Itat Palermo, UNL (Argentina)
Dr. Benjamn Marticorena Castillo, UARM (Per)
Dr. Jaime Preciado, UG (Mxico)
Dr. Alberto Riella, U de la Repblica (Uruguay)
Dr. Jorge Rojas Hernndez, UC (Chile)
Dr. Adrin Scribano, UNC (Argentina)
Dr. Jos Vicente Tavares Dos Santos, UFRGS (Brasil)
Presentacin 13
ENSAYOS
Desobediencia epistmica, pensamiento
independiente y liberacin descolonial 17
WALTER D. MIGNOLO
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla:
el caso interesante de Jos de la Riva Agero 41
THOMAS WARD
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
Discurso en su memoria en la Academia Nacional de Historia 57
DAVID SOBREVILLA
Teora e investigacin social en Amrica Latina 73
JULIO MEJA NAVARRETE
Los fundamentos cientfco-flosfcos del Socialismo del siglo XXI 89
HEINZ DIETERICH Y RAIMUNDO FRANCO
Puentes para unir los fragmentos del Per. Dos grandes momentos:
luchas por la tierra (1888-1980) y por la cultura (2009 - ?) 105
RODRIGO MONTOYA ROJAS
SOCIEDAD
El cambio climtico, de lo global a lo andino:
Un ecocidio anunciado 125
JAIME LLOSA LARRABURE
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo 147
EDUARDO ARROYO LAGUNA
ndice
Esta democracia, ya no es democracia. Refexiones a propsito
de la consulta vecinal sobre la minera en la frontera norte del Per 183
RAPHAEL HOETMER
Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU.
y la nueva Institucionalidad Latinoamericana 209
RICARDO SOBERN GARRIDO
Globalizacin y sistema educativo en el Per 221
JAIME ROS BURGA
HISTORIA Y ANTROPOLOGA
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970 237
JUAN RAMREZ AGUILAR
La cultura de la tarde: seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil 263
JOS ANTONIO NINAHUANCA ABREG
FILOSOFA
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad 287
RUTH ROMERO HUAMAN
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke 305
DANTE AUGUSTO PALMA
LINGSTICA Y LITERATURA
Alzira de Verdi y La Prichole de Ofenbach,
dos argumentos peruanos en la lrica universal. Datos y refexiones 323
MIGUEL NGEL VEGA CERNUDA
En bsqueda de la defnicin y morfologa de la palabra spa y
la defnicin del acrnimo SPA 333
RICHARD CACCHIONE AMENDOLA
Eleodoro Vargas Vicua: El Desconocido 351
MARCOS YAURI MONTERO
El polvo del saber: la imaginacin de cumplir lo anhelado
en un cuento de Julio Ramn Ribeyro 367
GERMN ATOCHE INTILI
Apuntes para la presencia de la cautiva, del gaucho y del Otro en
la obra de Esteban Echeverra, Jos Hernndez y Jorge Luis Borges 373
ANA MARA INTILI
Adis a los prncipes muertos y los sentidos nuevos de Moridor 381
CAROLINA ORTIZ FERNNDEZ
A ochenta aos del stimo ensayo 385
ROBERTO REYES TARAZONA
Tres poemas 393
ROSARIO VALDIVIA PAZ-SOLDN
Cinco poemas 395
MARITZA NEZ
Dos poemas 403
IVN RODRGUEZ CHVEZ
APUNTES
Comentario a la introduccin a Amrica y la ira divina:
el indio Santa Cruz Pachacuti en Amrica profunda de Rodolfo Kusch 409
MARIO MEJA HUAMN
Arquitectura para la locura. Hospitales, hospicios y asilos en Lima 427
ROBERTO PRIETO
Refexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las
personas adultas mayores y personas con discapacidad en el Per 455
FRANKLIN MIRANDA VALDIVIA
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje 467
LUIS MIRANDA ESQUERRE
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja 483
MADELINE MENNDEZ
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy 497
GEORGE MNDEZ NAVARRETE
Las ciudades productivas en el Per 517
CARLOS CAVANI GRAU
Imgenes y percepciones del mundo celestial nocturno
en los pescadores de la costa norte del Per 529
PEDRO JACINTO PAZOS
ENTREVISTA
Conversando con John Beverley: Un giro neoconservador
o neo-arielista en el pensamiento latinoamericano... 539
CAROLINA ORTIZ FERNNDEZ Y JULIO MEJA NAVARRETE
TESTIMONIO
Yo asist al sepelio de mi padre
Testimonio de la primognita del Amauta 555
GLORIA MARA MARITEGUI FERRER
RESEAS
Osmar Gonzales Alvarado: Prensa escrita e intelectuales periodistas 1895-1930 559
CAROLINA VASI ZEVALLOS
Osmar Gonzales y Miguel A. Rodrguez: El Per y el mundo actual:
retos del presente 561
MIGUEL RODRGUEZ
Carlos Aguirre y Carmen Mc Evoy (eds.): Intelectuales y el poder. Ensayos
en torno a la Repblica de las Letras en el Per e Hispanoamrica, ss. XVI-XX, 563
VIRGINIA QUINTANA VILA
Nuestros colaboradores 567
YUYAYKUSUN 13
Presentacin
E
ntregamos a los lectores la revista YUYAYKUSUN N 3, del Departamento
Acadmico de Humanidades de la Universidad Ricardo Palma, concebida
dentro del cauce directriz de la voz quechua que la nomina y que la defne
como un proyecto encaminado a un repensar permanente del mundo en que vivi-
mos, el cual se plasma en una obra de refexin y anlisis de la realidad, especialmente
peruana y latinoamricana y de sus expresiones culturales.
Con la presente publicacin queremos agradecer la crtica favorable y acogida
generosa con que los medios culturales del pas y del exterior han recibido los dos
nmeros anteriores de la revista, lo que compromete la dedicacin de nuestros me-
jores esfuerzos.
En el propsito de contribuir signifcativamente a la promocin, produccin
y difusin de investigaciones en humanidades y de trabajos de creacin artstica y
cultural, nacionales e internacionales, YUYAYKUSUN ha recogido, desde su primer
nmero, aportes importantes de los docentes de nuestra universidad y de destacados
intelectuales del pas y del extranjero. Ha constituido luego el Comit Consultivo
de la revista, conformado por prestigiosas personalidades del Per y de otros pases
en los campos del pensamiento y la cultura que ha dinamizado y elevado el nivel
acadmico de este nmero.
Dentro del marco de superacin constante de la revista, el Comit Consultivo
se ampla y enriquece con la incorporacin de tres cientfcos sociales de nombrada
internacional: Anbal Quijano, Jos Matos Mar y Teotonio Dos Santos y, adems,
el Comit Editorial integra a su plantel al destacado flsofo peruano, Dr. David
Sobrevilla.
Forman parte de este nmero de la revista artculos de los intelectuales extran-
jeros: Tomas Ward, Richard Caccione (Estados Unidos de Amrica); Walter D.
Mignolo, Dante Augusto Palma (Argentina), Miguel ngel Vega Cernuda (Espaa),
Madeline Menndez, Raimundo Franco (Cuba), Heinz Dieterich (Alemania),
Raphael Hoetmer (Holanda). Los artculos peruanos corresponden a la autora de
David Sobrevilla, Julio Meja Navarrete, Jaime Llosa Larrabure, Ricardo Sobern,
Jaime Ros Burga, Juan Ramrez, Jos Antonio Ninahuanca, Ruth Romero, Maritza
Nez, Rosario Valdivia Paz-Soldn, Marco Yauri Montero, Germn Atoche,
14 YUYAYKUSUN
Presentacin
Ana Mara Intili, Carolina Ortiz, Mario Meja Huamn, Roberto Prieto, Franklin
Miranda, Roberto Reyes Tarazona, Carlos Cavani, Luis Miranda, Eduardo Arroyo,
George Mndez, Carolina Vasi, Osmar Gonzales, Miguel Rodrguez y Pedro Jacinto.
La enorme respuesta a la convocatoria de nuestra revista hace que recibamos
muchas ms colaboraciones que las pginas de este volumen y llegue a tenerse una
reserva importante de trabajos que el Comit seguir evaluando.
Agradecemos a la par a colaboradores y lectores, que en conjunto determinan el
xito de esta publicacin.
Hasta el nuevo nmero.
El Director
ENSAYOS
17

YUYAYKUSUN 3 (2010) 17-40 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Desobediencia epistmica, pensamiento
independiente y liberacin descolonial
1
Walter D. Mignolo
RESUMEN
El artculo fja el terreno de la poltica del conocimiento geohistrica y biogrfcamente, desafando
a la hegemona de la epistemologa del punto cero. Para ello se exploran tres casos en los que la geo y
corpo-poltica del conocimiento vienen vigorosamente a primer plano: uno de frica, otro de India
y el tercero de Nueva Zelanda. Estos casos se complementan por un cuarto de Amrica Latina: el
argumento del autor sobre la intervencin del proyecto decolonial que viene de Sudamrica, el
Caribe y la latinidad de Estados Unidos, una historia local enganchada con la historia de una Europa
de la cual es necesario desengancharse. Finalmente, se evalan sus consecuencias epistmicas, ticas y
polticas con la intencin de unifcar los puntos explorados.
ABSTRACT
Tis article sets out the policy arena and biographically geo-historical knowledge, challenging the
hegemony of the epistemology of zero point. It will explore three cases where the geo-and body-
politics of knowledge are mainly on the frst place: one from Africa, another India and a third one of
New Zealand. Tese cases are supplemented by a fourth case in Latin America: the authors argument
on the intervention-colonial project that comes in South America, the Caribbean and Latin America
in USA, a local history attached to the history of Europe which needs to disengage. Finally, we assess
their epistemic, ethical and political with the aim of unifcation of the explored items.
I
H
ace algn tiempo los acadmicos tuvieron como supuesto que el sujeto cog-
noscente en las disciplinas del saber es transparente, est apartado de lo que
conoce y no es tocado por la confguracin geopoltica de un mundo en donde
las personas y las regiones mundiales son clasifcadas racialmente. Desde un punto de
observacin neutral y desapegado que el flsofo colombiano Santiago Castro-Gmez
(2007) llama hybris del punto cero, el sujeto conocedor delnea el mundo y sus proble-
mas, clasifca pueblos y los proyectos que son buenos para ellos. Hoy en da ese supuesto
ya no se puede sostener, aunque todava haya muchos que creen en l. En juego est
el tema del racismo y la epistemologa (Chukwudi Eze, 1997; Mignolo, prximamen-
te). Tambin hace algn tiempo los acadmicos tuvieron como supuesto que si eres
de Amrica Latina debes hablar acerca de Amrica Latina, que en ese caso debas ser
una muestra de tu cultura. Tales expectativas no surgen si el autor viene de Alemania,
1 Ponencia desarrollada a partir del texto Epistemic Disobedience, Independent Tought and De-Colonial Freedom,
en: Teory, Culture & Society 2009 (SAGE, Los Angeles, London, New Delhi and Singapore), Vol. 26(7-8): 1-23.
18 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
Francia, Inglaterra o Estados Unidos. En esos casos no se presupone que debas hablar
de tu cultura, puedes funcionar como una persona de mente terica. Como sabemos: el
primer mundo tiene conocimiento, el tercer mundo tiene cultura; los nativos americanos
tienen sabidura, los angloamericanos tienen ciencia. La necesidad del desenganche y la
decolonialidad poltica y epistmica se pone en primer plano, as como la instauracin
de conocimientos decoloniales, pasos necesarios para imaginar y construir sociedades no-
imperiales/coloniales, democrticas y justas.
La geopoltica del conocimiento va de la mano con la geopoltica del conocer. Por
quin y cundo, por qu y dnde es generado el conocimiento? (no tanto producido;
como los automviles o el telfono celular). Hacer estas preguntas signifca cambiar el
inters en lo enunciado, al inters en la forma de enunciacin. Y al hacerlo, voltear el
dictum de Descartes al revs: en lugar de aceptar que pensar viene antes de ser, aceptar
que un cuerpo racialmente marcado en un espacio geo-histricamente marcado, siente
la urgencia o la necesidad de hablar, de articular, en el sistema semitico que sea, una
urgencia que hace de organismos vivientes, seres humanos.
Al establecer el escenario en trminos de la geo y corpo-poltica, parto de la nocin
familiar de conocimientos localizados. S, es cierto, todos los conocimientos se locali-
zan en alguna parte y todo conocimiento es construido. Pero eso es slo el comienzo. La
pregunta es: quin, cundo, por qu est construyendo conocimiento? (Mignolo, 1999,
2005 [1995]) Por qu la epistemologa eurocentrada, esconde tan cuidadosamente (en
las ciencias sociales, en las humanidades, en las ciencias naturales y escuelas profesionales,
en los think tanks del sector fnanciero, en el G8 o G20), sus propias ubicaciones geo-
histricas y biogrfcas?
El viraje que estoy sealando es la clave del argumento (construida y localizada por
supuesto, no dictada por la naturaleza o por Dios). Es el primer paso de cualquier desen-
ganche epistmico decolonial con todas sus consecuencias histricas, polticas y ticas.
Por qu? Porque el lugar de enunciacin geohistrico y biogrfco ha sido localizado
por y a travs de la construccin y la transformacin de la matriz colonial de poder: un
sistema racial con una clasifcacin de la sociedad que invent el occidentalismo (Indias
occidentales), que cre las condiciones para la formacin del orientalismo; diferenci al
sur de Europa de su centro (Hegel) y, en esa larga historia, reconfgur al mundo como
primero, segundo y tercero durante la guerra fra. Lugares de no-pensamiento hoy se
estn despertando del largo proceso de occidentalizacin (lugares de mitos, de religiones
no occidentales, de folclore, de subdesarrollo). El hombre, la mujer que habita regiones
no europeas descubri que l, ella, ha sido concebido, como anthropos, por un centro de
enunciacin autodefnido como humanitas.
Actualmente, hay dos clases o direcciones propuestas por el antiguo anthropos que ya no
pide reconocimiento, o inclusin en la humanitas, sino que se empea en una desobediencia
epistmica y se desengancha de la idea mgica de modernidad occidental, de los ideales
humanos y de las promesas de crecimiento econmico y prosperidad fnanciera (Wall
Street dixit). La primera de las dos, se desenvuelve dentro de la globalizacin como un
YUYAYKUSUN 19
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
tipo de economa que, tanto en vocabulario liberal como marxista, se nombra capitalis-
mo. Uno de los ms fuertes seguidores de esta lnea es el acadmico, intelectual y poltico
de Singapur Kishore Mahbubani a quien regresar despus. El ttulo de uno de sus pri-
meros libros tiene el claro e irreverente mensaje: Pueden pensar los asiticos?: Entendiendo
la barrera entre el Este y el Oeste (2001). Siguiendo la terminologa de Mahbubani, esta
direccin se podra identifcar como des-occidentalizacin. Des-occidentalizacin signif-
ca que, aun dentro de una economa capitalista, las reglas del juego y los dados ya no son
lanzados por jugadores e instituciones occidentales. La sptima reunin en Doha es un
ejemplo signifcativo de la opcin des-occidentalizante.
La segunda direccin propone lo que llamo la opcin decolonial. La opcin de-
colonial es el singular conector de una diversidad de decolonialidades. Los que eligen
esta opcin tienen una cosa en comn: la herida colonial, el hecho de que regiones y
pueblos alrededor del mundo hayan sido clasifcados como subdesarrollados econmica
y mentalmente. El racismo no slo afecta a los pueblos, sino a regiones enteras o, mejor
an, al conjunto de recursos naturales que necesita la humanitas en lugares habitados por
anthropos. La opcin decolonial tiene un aspecto en comn con el argumento desocci-
dentalizante: el rechazo defnitivo a que nos digan, desde los privilegios epistmicos del
punto cero, lo que somos, y cul es nuestra categora en relacin al ideal de la humani-
tas y lo que tenemos que hacer para ser reconocidos en ella. No obstante, las opciones
decolonial y desoccidentalizante divergen en un punto crucial e indisputable: mientras
que la segunda no cuestiona a la civilizacin de la muerte escondida bajo la retrica de
modernizacin y prosperidad, del mejoramiento de las instituciones modernas (democra-
cia liberal y una economa impulsada por el principio de crecimiento y prosperidad), las
opciones de-coloniales parten del principio de que la regeneracin de la vida debe preva-
lecer sobre la supremaca de la produccin y reproduccin de bienes al precio que sea (vida
en general y de la humanitas y anthropos tambin). Ilustro esta direccin a continuacin,
comentando la reorientacin que da Partha Chatterjee a esta modernidad eurocentrada
hacia el futuro en el que nuestra modernidad (en India, Asia central y el Cucaso, en
Sudamrica, en todas las regiones del mundo en donde esta modernidad eurocentrada fue
impuesta o adoptada por actores locales, asimilndose a historias locales, inventando e
implementando diseos globales) se vuelve la exposicin de la dispersin interconectada
en la que los futuros decoloniales se juegan.
Por ltimo, aunque no lo menor, mi argumento no pretende ser original (la origina-
lidad es una de las expectativas bsicas del control moderno de la subjetividad) sino que
busca contribuir a los procesos de decolonialidad forecientes alrededor del mundo. Mi
humilde afrmacin es que la epistemologa occidental escondi su propia geo y corpo-
poltica y la transfri a la teologa que mediaba entre Dios y el alma, o a la flosofa y la
ciencia seculares, mediadoras entre la razn y el espritu hegeliano que habita el sujeto
moderno. Por ello, una tarea del pensamiento decolonial es develar los silencios epistmi-
cos de la epistemologa occidental y afrmar los derechos epistmicos de las opciones de-
coloniales racialmente devaluadas, para permitir, desde el silencio, construir argumentos
20 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
que confronten a aqullos que toman a la originalidad como el criterio mximo para
el juicio fnal.
2
II
La introduccin de confguraciones geohistricas y biogrfcas en los procesos de conoci-
miento y comprensin, permite una reestructuracin radical del aparato de enunciacin
formal original
3
(decolonizacin). He apoyado en el pasado a aqullos que sostienen que
no es sufciente cambiar el contenido de la conversacin, sino que es esencial cambiar los
trminos de la conversacin.
Cambiar los trminos de la conversacin implica desprenderse de las controversias
disciplinarias o interdisciplinarias y del conficto de las interpretaciones. Mientras contro-
versias e interpretaciones se mantengan dentro de las mismas reglas del juego (trminos
de la conversacin), el control del conocimiento no est en juego. Y para cuestionar
los cimientos del control del conocimiento moderno/colonial, es necesario enfocarse en
quien conoce ms que en lo conocido. Signifca ir a los supuestos reales que sostienen el
locus de las enunciaciones.
En lo que sigue volver al aparato formal de enunciacin desde la perspectiva geo y
biogrfca de las polticas del conocimiento. Desde el punto de vista epistmico ms que
lingstico, aunque enfocarse en la enunciacin es inevitable si buscamos cambiar los tr-
minos y no slo el contenido de la conversacin. El supuesto bsico es que el conocedor
siempre est implicado corpo y geopolticamente en lo conocido, aunque la epistemolo-
ga moderna (la hybris del punto cero) ha logrado encubrir ambas dimensiones y crear la
fgura del observador desapegado, un buscador de verdades y objetividades neutral, que
al mismo tiempo controla las reglas disciplinarias y se sita (l o ella) en una posicin
privilegiada para evaluar y defnir.
El argumento se estructura de la siguiente manera. Las secciones I y II fjan el terreno
de la poltica del conocimiento geohistrica y biogrfcamente, desafando a la hegemona
de la epistemologa del punto cero. En la seccin III, exploro tres casos en los que la geo
y corpo-poltica (es decir, los factores geohistricos y biogrfcos que piden cierto tipo de
conocimiento y no otro; cierto modo de conocer y no otro.) del conocimiento vienen vi-
gorosamente a primer plano: uno de frica, otro de India y el tercero de Nueva Zelanda.
Estos casos se complementan por un cuarto de Amrica Latina: mi propio argumento.
No es el reporte de un observador desapegado, es la intervencin del proyecto decolonial que
viene de Sudamrica, el Caribe y la latinidad de Estados Unidos (proviene, pues, de una
historia local enganchada con la historia local de la Europa imperial de la cual es nece-
sario desengancharse). Entender el argumento implica que el lector cambie su geografa
2 Este reclamo ahora est extendido ampliamente y es uno de los puntos bsicos de proyectos de desoccidentalizacin
en el este y sudeste asitico. Ver los provocadores argumentos de Kishore Mahbubani (2001).
3 Para evitar malentendidos, regreso a mi entrenamiento semitico en Francia y a publicaciones anteriores sobre el
tema (ver Santiago Castro-Gmez, 2007, y tambin Mignolo, 1993).
YUYAYKUSUN 21
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
de razonamiento y su forma de evaluar argumentos. En la seccin IV regreso a la geo y
corpoltica del conocimiento y sus consecuencias epistmicas, ticas y polticas. En la
seccin V, intento juntar las cuerdas y tejer mi argumento con los tres casos explorados,
esperando que lo que diga no sea tomado como el reporte de un observador desapegado,
sino como la aportacin de un pensador decolonial.
En semitica, se ha hecho una distincin bsica entre la enunciacin y lo enunciado
(Emile Benveniste). La distincin es necesaria, segn Benveniste, para aterrizar el signo
fotante, concepto central en la semiologa de Ferdinand de Saussure y su desarrollo en
el estructuralismo francs. Benveniste se volc hacia la enunciacin y, al hacerlo, volte a
ver al sujeto productor y manipulador de los signos, ms que a ver la estructura del signo
mismo (lo enunciado). Con esa distincin en mente, me aventuro a decir que las esferas
interrelacionadas de la matriz colonial de poder (economa, autoridad, gnero/sexualidad
y conocimiento/subjetividad) operan al nivel de lo enunciado, mientras que el patriarca-
do y el racismo se basan en la enunciacin. Exploremos esto con ms detalle (Benveniste,
1970; Todorov, 1970).
Benveniste estableci el aparato formal de enunciacin que, junto con los marca-
dores temporales y espaciales, describi sobre la base del sistema pronominal de cual-
quier lenguaje (aunque sus ejemplos sean bsicamente de lenguas europeas). El sistema
pronominal se activa en cada enunciacin verbal (oral o escrita). El enunciador est por
necesidad ubicado en el pronombre de la primera persona (yo). Si el enunciador dice
nosotros, el pronombre de primera persona se presupone en tal forma que nosotros
se puede referir tanto al enunciador como a la persona o personas a que se dirige; o
por nosotros el enunciador se puede referir a l o ella o a alguien ms, sin incluir
al destinatario. Los pronombres restantes se activan alrededor del yo/nosotros de la
enunciacin.
Lo mismo ocurre con los marcadores temporales y espaciales. El enunciador slo
puede enunciar en presente. El pasado y futuro son signifcativos slo en relacin al pre-
sente de la enunciacin. Y el enunciador slo puede enunciar aqu, es decir, donde est
ubicado al momento de enunciar. Por eso, all, detrs, junto, izquierda y derecha,
etc. tienen signifcado slo en referencia al aqu del enunciante.
Ahora demos un segundo paso. La extensin de la teora lingstica y el salto del
anlisis de la frase al anlisis del discurso, impulsaron la introduccin del concepto de
marco discursivo o marco conversacional. De hecho, entablar una conversacin, es-
cribir cartas, los encuentros de varios tipos, etc. requieren ms que el aparato formal de
enunciacin; requieren un marco, es decir, un contexto familiar a todos los participantes,
sea en juntas de negocios, conversaciones casuales, mensajes de internet, etc. Mientras
que los marcos de da con da no se regulan sino que operan por acuerdos consensuados,
el conocimiento disciplinario requiere marcos ms complejos y regulados conocidos hoy
como disciplinas acadmicas. En el renacimiento europeo, las disciplinas se clasifcaban
en trivium y cuadrivium, y la teologa cristiana era el techo bajo el que existan. Ms
all de ese techo estaba el mundo pagano, gentil y sarraceno.
22 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
En la Europa del siglo XVIII, el movimiento hacia la secularizacin trajo consigo una
transformacin radical de la estructura de la mente y de la organizacin del conocimien-
to, las disciplinas y las instituciones (por ejemplo: la universidad). El modelo kantiano-
humboldtiano
4
desplaz las metas y el formato de la universidad renacentista y en su
lugar promovieron la secularizacin de la universidad fundada en la ciencia y la flosofa
no religiosa (de Galileo a Newton), ambas declararon la guerra contra la teologa cristiana
(Kant, 1991). Durante el primer cuarto del siglo XIX, la reorganizacin del conocimien-
to y la formacin de nuevas disciplinas (biologa, economa, psicologa) dejaron atrs
al trivium y al cuadrivium y marcharon hacia la nueva organizacin entre ciencias
humanas (humanidades) y ciencias naturales
5
. Wilhelm Dilthey (1991) present hacia
fnales del siglo XIX la innovadora distincin epistmica entre ciencias idiogrfcas y
nomotticas: las primeras concernientes a signifcados e interpretaciones; las segundas a
leyes y explicaciones. Estas distinciones se mantienen hasta hoy, aunque existan, en la
superfcie, disciplinas que hayan cruzado la lnea en una u otra direccin y llevado hacia
la interdisciplinariedad, la que frecuentemente se basa en estas distinciones, aunque no
se dirija a ellas
6
.
As, nos hemos desplazado del aparato formal de enunciacin a los marcos de con-
versacin, a las disciplinas y a algo que est por encima de las disciplinas, un supermarco
al que llamara cosmologa. La historia del hacer-conocimiento en la modernidad occi-
dental, desde el renacimiento en adelante, tendr, entonces, a la teologa y a la flosofa-
ciencia como sus dos marcos cosmolgicos, compitiendo entre s en un nivel, pero cola-
borando cuando se trata de descalifcar formas de conocimiento ajenas a los principios y
conceptos en los que se asienta su cosmologa. En esto consiste la colonialidad del saber.
Los dos marcos estn anclados institucional y lingsticamente en Europa occidental.
Estn anclados en instituciones, principalmente en la historia de las universidades euro-
peas y en las seis lenguas (vernculas) modernas, europeas e imperiales: italiano, espaol
y portugus, dominantes desde el renacimiento hasta la ilustracin; y alemn, francs e
ingls, dominantes desde la ilustracin hasta la actualidad. Detrs de las seis lenguas eu-
ropeas del conocimiento subyacen sus cimientos: griego y latn; ni el rabe o el mandarn,
hindi o urdu, aymara o nahuatl son consideradas lenguas epistmicamente sustentables.
Las seis lenguas mencionadas, basadas en el griego y el latn, proporcionaron la he-
rramienta para crear una cierta concepcin del conocimiento que se fue extendiendo
a travs del tiempo en las crecientes colonias europeas desde las Amricas hasta Asia
4 Cfr. el argumento clsico propuesto por Bill Readings (1996). Readings ve principalmente la historia de las univer-
sidades Euro-Americanas. Empezando por Readings, explor las consecuencias de la universidad colonial (Santo
Domingo, Mxico, Lima, Crdoba, todas fundadas durante el siglo XVI) y la universidad de Harvard (fundada en
1636, cuando Descartes publicaba Discours de la mthode). Ver Mignolo (2003).
5 Para un recuento histrico, ver Heilbron (1995); Foucalt (1966); Wallerstein et altri. (1995). Y si hay alguna duda
sobre si les sciences humaines (ciencias sociales y humanidades en E.U.) son uno y lo mismo con la pense occiden-
tale, ver Gusdorf (1967).
6 La bibliografa secundaria abunda. He lidiado con un aspecto especfco de la distincin entre ciencias nomotticas
e idiogrfcas, y entre epistemologa y explicacin (la primera) y hermenutica e interpretacin (la segunda). Ver
Mignolo (1989).
YUYAYKUSUN 23
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
y frica. En las Amricas, es notable encontrar algo que es ajeno a regiones en Asia y
frica: las universidades coloniales europeas, como la Universidad de Santo Domingo
(1538), la Universidad de Mxico (1551), la Universidad de San Marcos, Lima (1551) y
la Universidad de Harvard (1636).
La lingstica, los fundamentos institucionales, la administracin y las prcticas que
el hacer-conocimiento trae consigo, me permite extender el aparato formal de enuncia-
cin de Benveniste y profundizar sobre la enunciacin y el hacer-conocimiento, enfocn-
dome en las fronteras entre los fundamentos del conocimiento y saber (epistemologa y
hermenutica) occidental (en el sentido lingstico institucional preciso, defnido ms
arriba) y sus confrontaciones con el hacer-conocimiento en las lenguas no europeas e
instituciones en China
7
, en el califato islmico, o la educacin en las instituciones mayas,
aztecas e incas que la Encyclopaedia Britannica se ha dignado describir como educacin
en civilizaciones primitivas y tempranas
8
.
Quizs Franz Fanon conceptualiz mejor que cualquier otro lo que tengo en mente
para extender el aparato formal de enunciacin de Benveniste. En Piel negra, mscaras
blancas (1967 [1952]) Fanon hizo una afrmacin epistmica fundamental sobre el len-
guaje, que nadie en la atmsfera candente del estructuralismo y el post-estructuralismo
de los aos 1960 trajo a colacin. Y que fue ignorada por la orientacin ms semntica y
flolgica del enfoque lingstico de Emile Benveniste. Esto es lo que Fanon dijo
9
:
Hablar signifca estar en la posicin de usar cierta sintaxis, captar la morfologa de este
o aquel lenguaje, pero signifca sobre todo asumir una cultura, acarrear el peso de una
civilizacin El problema que confrontamos en el presente captulo es ste: El negro de
las Antillas ser proporcionalmente ms blanco es decir, que estar ms cerca de ser un
verdadero humano en relacin directa con su dominio de la lengua francesa.
El dictamen de Fanon se aplica a las disciplinas, pero tambin a la esfera del conocimiento
en general: para el negro de las Antillas, el indio de la India y de Amrica o de Nueva
Zelanda y Australia, el negro del frica Subsahariana, el musulmn del Medio Oriente o
Indonesia, etc.: Estaremos (l y ella) ms cerca de ser verdaderos humanos en relacin di-
recta al dominio de las normas disciplinarias. Obviamente, el objetivo de Fanon no es ser
reconocido o aceptado en el club de los verdaderos seres humanos defnido en trminos
de conocimiento blanco e historia blanca, sino de abolir la idea imperial/colonial de lo
que signifca ser humano. Este es un caso claro, en que el asalto a los lugares de (discipli-
nas e instituciones) enunciacin imperial, moderno-colonial, se pone de manifesto. Este
es el punto: la cuestin levantada por muchos flsofos en frica y Sudamrica durante
la guerra fra, y que se plantean hoy da flsofos y flsofas latinos en Estados Unidos.
7 Ver http://www.britannica.com/EBchecked/topic/179408/education/47455/Ancient-China
8 Ver http://www.britannica.com/EBchecked/topic/179408/education/47445/Te-New-World-civilizations-of-
the-Maya-Aztec-and-Inca
9 Ver al respecto el importante estudio de Lewis Gordon (1995).
24 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
Para referirme a este problema, introduje hace algn tiempo (Mignolo, 2002) el
concepto de geopoltica, corpo-poltica del conocimiento y la diferencia epistmica colonial.
Estos conceptos nos llevarn a los temas sealados en el ttulo: desobediencia epistmica y
la opcin decolonial en la epistemologa y la poltica.
III
Si hablar un lenguaje signifca llevar el peso de una civilizacin, entonces empearse en
hacer-conocimiento en una disciplina, signifca dominar el lenguaje de la disciplina en
dos sentidos. Claro que se puede hacer sociologa en espaol, portugus, rabe, manda-
rn, bengal, akan, etc. Pero hacerlo en esas lenguas pondr al socilogo en desventaja,
en cuanto a los debates de la corriente dominante de las disciplinas. Ser un tipo de
sociologa local. Es cierto que hacer sociologa en francs, alemn o ingls tambin
ser sociologa local. La diferencia es que se tienen ms oportunidades de ser ledo por
acadmicos en cualquiera de las lenguas mencionadas, pero no al revs. Se tendra que
traducir el trabajo al francs, alemn o ingls. Eso se considerara hoy da sociologa occi-
dental, localizada en el corazn de Europa y Estados Unidos. Hay muchas muestras y los
temas han sido referidos muchas veces. Yo ofrezco tres ejemplos.
El primero es de dos acadmicos y flsofos africanos, Paulin J. Hountondji y Kwasi
Wiredu. Hountondji encabeza en lo referente a una pregunta que ha sido prominente
entre los intelectuales tercermundistas de todo el globo (de 1950 a 1990). Pero como no
recibi mucha atencin en los debates de intelectuales de la corriente dominante ni entre
las casas editoriales, se mantuvo como un tema invasor, literalmente en los mrgenes.
Desde 1990, los debates de los intelectuales y la academia de la corriente dominante en
las humanidades se enfocaron en el estructuralismo y el posestructuralismo en sus varias
formas (psicoanlisis, deconstruccin, arqueologa del conocimiento, accin comunica-
tiva). Por otro lado, las ciencias sociales disfrutaban de un ascenso despus de la segunda
guerra mundial, ganando un sitio privilegiado en el reino de la academia (en Inglaterra,
Alemania y Francia) que no tenan antes de la guerra.
La promocin del estatus de las ciencias sociales fue parte de un cambio de lideraz-
go en el orden mundial, con Estados Unidos tomando el rol que Europa (Inglaterra,
Alemania y Francia) haba disfrutado hasta entonces. Geopoltica y geoeconmicamen-
te, la divisin del mundo en tres fue paralela a la geoepistemologa o distribucin del
trabajo cientfco, como Carl Pletsch traz en su trabajo: los tres mundos y la divisin
del trabajo cientfco en los aos 1980 (Pletsch, 1981; Agnew, 2007). Sin embargo,
este trascendental artculo es todava centrfugo; delineaba lo que los acadmicos del
primer mundo pensaban como el nuevo orden mundial. Ellos tienen el privilegio de
ser al mismo tiempo parte de lo enunciado (uno de los tres mundos), y el enunciante
(el primer mundo). Como consecuencia, lo que los acadmicos en el segundo y tercer
mundo pensaban de s mismos y lo que respondan a esta cartografa no se tomaba en
YUYAYKUSUN 25
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
cuenta. Fueron clasifcados pero no tuvieron voz en la clasifcacin. Ha llegado el tiem-
po de reaccionar y responder.
La geopoltica del conocimiento y del conocer fue una de las respuestas desde el tercer
mundo al primer mundo. Lo que la geopoltica del conocimiento devel es el privilegio
epistmico del primer mundo. En los tres mundos de la distribucin del trabajo cientfco,
el primer mundo tena de hecho el privilegio de inventar la clasifcacin y ser parte de ella.
Como consecuencia, la impresin es que el hacer-conocimiento no tiene localizacin
geopoltica, y que su lugar es la tesis que el flsofo colombiano Santiago Castro Gmez
(2007) describe como la hybris del punto cero, exitosamente naturalizada por la teologa
y la flosofa secular. Hountondji responde decolonialmente a la colonialidad del saber:
Me parece urgente que los cientfcos en frica, y quizs ms en general en el tercer
mundo, se pregunten sobre el signifcado de sus prcticas como cientfcos, su funcin
real en la economa de la totalidad de la academia, su lugar en el proceso de produccin
de conocimiento sobre una base mundial (1992: 238).
Hountondji aborda varias dimensiones de la dependencia cientfca y acadmica de los
pases africanos y de otras partes del tercer mundo. Mientras que reconoce los avances
en las condiciones materiales de algunos pases tales como laboratorios, bibliotecas, edi-
fcios, etc., argumenta fuertemente que los pases del tercer mundo estn, econmica-
mente, siendo proveedores de recursos naturales a los pases industriales y, cientfcamen-
te, siendo proveedores de datos a ser procesados en los laboratorios del primer mundo
(laboratorios literales en las ciencias naturales, laboratorios metafricos en las ciencias
sociales). El punto clave de Hountondji es que en aras del progreso material en los
pases del tercer mundo, mencionado antes, los diseos cientfcos no son creados por
africanos sino por europeos occidentales o por estadounidenses. Consecuentemente, los
diseos cientfcos no responden a necesidades o visiones africanas, sino a necesidades
y visiones de los europeos occidentales (en su mayora de Inglaterra, Francia y Alemania,
pero tambin de pases desarrollados de segundo orden como Suecia, Blgica y Holanda).
Los acadmicos africanos, adems, dependen de las revistas profesionales y publicaciones
creadas, impresas y distribuidas en el primer mundo. La situacin no es nueva; est enca-
denada en la estructura misma de la modernidad/colonialidad que Hountondji traslada
al lenguaje del comercio y la colonizacin:
As, era natural que en la anexin del tercer mundo, su integracin en el sistema capi-
talista mundial a travs del comercio y colonizacin, tambin se incluyera una ventana
cientfca, porque el drenaje de riquezas materiales va de la mano con la explotacin
cientfca e intelectual, la obtencin de secretos y otras informaciones tiles, como era
natural, en un nivel diferente, y que va de la mano con la extraccin de obras de arte
pensadas para llenar los museos de las reas metropolitanas (1992: 242).
26 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
Un contraargumento podra ser que, aunque esto pudo haber sido cierto durante la gue-
rra fra, con el alcance mundial de la globalizacin desde la cada de la Unin Sovitica,
el esplndido mundo sin fronteras que ha aparecido est en proceso de borrar tales dife-
rencias. De hecho, el Harvard International Review dedic un nmero a la salud global
que sostena:
Idealmente, el entrenamiento estar ligado al desarrollo de instituciones de investigacin
en pases en vas de desarrollo para emparejarlas con instituciones del mundo desarrolla-
do. Estas actividades deben ser fundamentadas adecuadamente y se debe dar tiempo y
crditos a investigadores occidentales para participar en la construccin de tales institu-
ciones. Varias instituciones de entrenamiento e investigacin de primer nivel en el mun-
do en desarrollo, incluyendo el Centro Internacional de Investigacin sobre la Diarrea
en Dhaka, Bangladesh, se han logrado a travs de aos de colaboracin (Cash, 2005).
Kwasi Wiredu hizo un comentario similar al de Hountondji en su artculo Formulando
pensamiento moderno en lenguas africanas: algunas consideraciones tericas. Su lla-
mado se ha perdido; olvidado o ignorado por el aumento del ruido de la tecnologa, el
dinero, los laboratorios y los diseos globales del mundo desarrollado para el mundo
subdesarrollado, como el artculo de Cash sobre salud global sugiere. El argumento de
Wiredu tiene poca oportunidad de lograr la primera plana cuando, por ejemplo, las
publicaciones de la universidad de Harvard promueven el perfl de los expertos para de-
sarrollar el Sur. El Sur que el Norte debe cuidar. En el artculo mencionado encontramos
la siguiente prognosis
10
:
Cules, entonces, deben ser los enfoques estratgicos para promover la capacidad de
investigacin sobre salud en los pases en desarrollo? Hay muchas estrategias y metas a ser
alcanzadas, ninguna que sea sufciente por s misma. La agenda en investigacin mundial
global sobre salud debe ser desarrollada por cientfcos que vengan tanto del norte como
del sur. Muy frecuentemente, la agenda de investigacin de los pases en desarrollo se fja
por otros, fuera del pas. La regla de oro del desarrollo aquel que tiene la plata hace
las reglas se aplica en general. Esto es particularmente cierto en investigacin sobre
servicios de salud cuando los cientfcos locales desearan hacer preguntas que parecen sin
importancia a los fnanciadores externos. Estos cientfcos querran conducir un estudio
similar al hecho en algn otro lugar, un estudio que es, ni ms ni menos, esencial, porque
convencer a su propio establishment mdico de la importancia del trabajo. Muchos
pases hicieron estudios sobre ORT (ornithobacterium n. de t.) que aportaron poco a la
literatura internacional, pero que ayudaron a convencer a sus propios pediatras sobre la
importancia de esta intervencin en el tratamiento de la diarrea.
9
10 Ver http://www.harvardir.org/articles/1324
YUYAYKUSUN 27
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
El llamado hecho por Wiredu (1992) es el siguiente:
Conceptualmente hablando, entonces, la mxima del momento debera ser: Africanos
conzcanse a s mismos.
Si el lector no tiene tiempo de leer el argumento de Wiredu en su totalidad, por favor
no salte a conclusiones injustifcadas y vaya a pensar que Wiredu propone hacer ciencia
en akan o luo. Mantenga su sonrisa postmoderna y el sentido de que los flsofos africa-
nos, tradicionalistas, esencialistas, que no estn a la moda, anacrnicos, suean y desean
un mundo que se ha ido para siempre. Hagamos una pausa y prestemos atencin a lo
que dice Wiredu: no es el regreso a nada, en el mismo modo que Evo Morales no est
proponiendo un regreso al ayllu antes de que los espaoles llegaran y trajeran consigo
las semillas de la modernidad que, dos siglos despus, cosecharon Inglaterra y Francia y,
despus, Estados Unidos.
Vean, China e India, hoy, no estn regresando en el tiempo. Tampoco estn es-
perando rdenes del FMI o de la Casa Blanca o la de Unin Europea para saber lo que
tienen que hacer para ser propiamente modernos y no perder o caer del tren de la
modernidad. Mucho se ha dicho y escrito, despus de la crisis fnanciera de Wall Street,
acerca de que el modelo norteamericano ha colapsado y la historia global se mueve hacia
un mundo policntrico. Wiredu llamaba a un despertar epistmico de acadmicos e
intelectuales africanos y del tercer mundo que ya est sucediendo y contina creciendo
alrededor del mundo.
Estas consideraciones me llevan al segundo ejemplo, esta vez de un terico poltico hind,
Partha Chatterjee. En un artculo que es ya un punto de referencia, donde la corpo y geopo-
ltica del conocimiento viene claramente al frente, Chatterjee saca a la luz indirectamen-
te el captulo faltante en el trabajo de Pletsch. Adems, ofrece su propio punto de vista
del problema desde la historia de la India, paralelo a la experiencia de Wiredu y Houtondji.
Partha Chatterjee se refere al problema de la modernidad en dos lenguas. El artculo, par-
te del libro A Possible India (1998), es la versin inglesa de una leccin que dio en bengal,
en Calcuta. La versin inglesa no es slo una traduccin, sino tambin una refexin terica
sobre la geopoltica del conocimiento y el desenganche epistmico y poltico.
Con fuerza y sin hacer concesiones, Chatterjee bas la estructura de su pltica en la
distincin entre nuestra modernidad y su modernidad. Ms que una sola moderni-
dad defendida por intelectuales postmodernos en el primer mundo (en los trminos de
Pletsch), o la imposicin de la dependencia en las modernidades perifricas, subal-
ternas, marginales, etc., Chatterjee siembra un pilar slido para construir el futuro
de nuestra modernidad, no independiente de su modernidad (porque la expansin
occidental es real), pero sin fagelarse, sin vergenza, sin penitencia, nuestra.
Esta es una de las fortalezas del argumento de Chatterjee. Pero, antes de continuar
explorando las consecuencias de su argumento, recordemos que los britnicos entraron
28 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
a la India, comercialmente, hacia el fnal del siglo XVIII; y, polticamente, durante la
primera parte del siglo XIX, cuando Inglaterra y Francia, con Napolen, extendieron
sus tentculos en Asia y frica. As que para Chatterjee, en contraste con los intelectua-
les sudamericanos y caribeos, modernidad signifca Ilustracin y no Renacimiento.
No es sorpresa que Chatterjee retome la obra de Kant Qu es la Ilustracin como
un pilar de la modernidad. Ilustracin signifca para Kant que el hombre (en el
sentido de ser humano) estaba creciendo, abandonando su inmadurez, alcanzando su
libertad. Chatterjee seala el silencio de Kant (intencional o no) y la pequeez de miras
de Foucault leyendo a Kant. Olvidado en la celebracin de Kant por la libertad y la ma-
durez, y en la celebracin de Foucault, estaba el hecho de que el concepto kantiano de
hombre y humanidad se basaba en el concepto europeo de hombre del renacimiento a la
ilustracin, y no en los menos humanos que poblaban el mundo ms all del corazn de
Europa. Por ende, la Ilustracin no era para todos. As, si uno no personifca la historia
local, memoria, lenguaje y experiencia de Kant y Foucault qu debe hacer? Comprar un
par de zapatos de Kant y Foucault?
Uno de los puntos clave de la profunda interpretacin de Chatterjee sobre Kant-
Foucault es relevante para el argumento que desarrollo aqu. Parafraseando a Kant,
Chatterjee apunta que el dominio universal en la bsqueda del conocimiento que Kant
sita en la esfera pblica (no en la privada), donde la libertad de pensamiento tiene
su funcin, l (Kant), presupone y reclama el derecho a la libertad de hablar concedido
slo a aqullos que tienen las cualidades requeridas, para implicarse en el ejercicio de la
razn y perseguir el conocimiento, y aqullos que pueden utilizar esa libertad de mane-
ra responsable (Mignolo, prximamente). Chatterjee cuya experiencia geohistrica
y biogrfca en India colonial no es la de Foucault en la Europa imperial percibe que
Foucault no abord este tema, aunque pudo haberlo hecho, dado el inters de su propia
investigacin. Yo sospechara, siguiendo el argumento de Chatterjee, que lo que no tena
Foucault era la experiencia colonial y el inters poltico provocado por la herida colonial
que permiti a Chatterjee sentir y ver ms all de Kant y Foucault. Chatterjee con-
cluye este argumento en un vis a vis con Kant y Foucault:
Son los especialistas, un fenmeno que aparece junto con la aceptacin social general
del principio de entrada ilimitada a la educacin y al aprendizaje... En otras palabras,
as como queramos signifcar por ilustracin un campo sin trabas y universal para el
ejercicio de la razn, as hemos construido una intrincada estructura diferenciada de au-
toridades que especifca quien tiene el derecho de decir qu en cada tema (1998: 273-4).
Chatterjee reconoce, como Hountondji y Wiredu en frica (aunque independiente uno
del otro, porque la infuencia va desde Europa hacia Estados Unidos y luego hacia
frica e India, pero todava no hay intercambio entre frica e India), que el tercer mundo
(en los trminos de Pletsch) ha sido principalmente el consumidor de las disciplinas del
primer mundo, y, como sus colegas africanos, Chatterjee basa su argumento en la forma
YUYAYKUSUN 29
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
en que la historia de nuestra modernidad se ha mezclado con la historia del colonialismo.
Por tal razn, nosotros no hemos podido creer que existe un reino universal del libre
discurso ajeno a las diferencias de raza o nacionalidad. Chatterjee cierra su argumento:
De alguna manera, desde el comienzo hemos hecho la acertada suposicin de que dada la
cercana complicidad entre conocimiento moderno y los regmenes modernos de poder,
seramos por siempre consumidores de la modernidad universal; nunca seramos toma-
dos por productores serios. Es por esta razn que hemos tratado, por ms de cien aos,
de quitar los ojos de esta quimera de la modernidad universal y limpiar un espacio donde
podamos convertirnos en creadores de nuestra propia modernidad (1998: 275).
El argumento es similar a algunos hechos avanzados por Guaman Poma de Ayala y
Ottobah Cugoano, que tomaron al cristianismo en sus propias manos a principios del
siglo XVII y en la segunda mitad del siglo XVIII. En lugar de someterse con la humildad
del humillado, se apropiaron del cristianismo para abofetear a los europeos cristianos
con argumentos de un indio del Tawantinsuyu y un ex-esclavizado africano en el Caribe
(quien hasta lleg a Londres) que develaron la inhumanidad de los ideales europeos, sus
visiones y profecas que se auto-cumplen (Mignolo, 2008).
Claro que Chatterjee es consciente de que los nacionalistas hinds del siglo XIX hi-
cieron demandas similares. Desde el reconocimiento de lo limitado de las formas en que
los nacionalistas trataron con nuestra modernidad, no se sigue que la solucin sea caer
en los brazos de su modernidad. El punto es el siguiente: no, muchas gracias, Immanuel
Kant. Ahora veamos cmo alcanzar nuestra modernidad, una vez que alcanzamos la
madurez al lograr la independencia India en 1947 y expulsar a los colonos britnicos, sus
instituciones y sus ideales de progreso, desarrollo y civilizacin. Tenemos, por as decirlo,
nuestros propios modos de ser. De hecho, traducira a Chatterjee en mi propio vocabu-
lario: sabemos que debemos descolonizar el ser, y para hacerlo, tenemos que empezar por
descolonizar el conocimiento. Que son los puntos marcados por Hountondji y Wiredu.
Y esto me lleva al tercer ejemplo. Linda Tuhiwai Smith es una antroploga en Nueva
Zelanda de la nacin maor. Los maors son pueblos que coexistieron con los britnicos
en esa tierra desde que los britnicos se instalaron en Nueva Zelanda sin ser invitados.
James Busby fue nombrado como residente ofcial britnico en mayo de 1833 y le fue
ordenado organizar a los jefes maors en un cuerpo unido para lidiar con la creciente
inestabilidad provocada por la codicia manifestada por los franceses, los norteamericanos
y los mismos britnicos. Como es bien sabido, a los maors no les interesaba la propiedad
privada, pero a los europeos s. Empezando en el siglo XVI, el Nuevo Mundo incre-
ment su apetito de transformar la tierra en propiedad privada.
En el artculo de Pletsch, a la antropologa (la as nombrada disciplina occidental)
se le asign el tercer mundo en la distribucin del trabajo que reorganiz la poltica del
conocimiento durante la guerra fra. Ahora, no es un secreto que, cuantitativamente, la
30 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
mayora de los antroplogos, hombres y mujeres, eran blancos y euroamericanos. No
obstante, la antropologa como disciplina tambin encontr su nicho en el tercer mundo.
Qu podra hacer, entonces, un antroplogo del tercer mundo cuando l o ella es parte
del objeto de estudio de un antroplogo del primer mundo? Esta es una situacin inc-
moda que se ha mencionado en el artculo de Hountondji citado arriba. Una respuesta a
la pregunta es que un antroplogo del tercer mundo hara el mismo trabajo y hara pre-
guntas similares que un antroplogo del primer mundo, y la diferencia sera que l o ella
estaran estudiando gente viviendo en su propio pas. Habra variaciones dependiendo
de si, en un dado pas, los nacionales son nativos o descendientes de europeos. Era
ms comnmente aceptado que un antroplogo en el tercer mundo fuera descendiente
de europeos por ejemplo, en Sudamrica, Sudfrica o Australia. El resultado fnal es
que, en general, la investigacin antropolgica en regiones ex-coloniales sera dependien-
te y secundaria con respecto a la antropologa como se enseaba y practicaba en el primer
mundo nada nuevo o sorprendente aqu.
Lo sorprendente y novedoso viene cuando una maor se vuelve antroploga y prac-
tica antropologa como una maor en lugar de estudiar a los maors antropolgica-
mente. Permtanme explicar esto empezando con una cita del libro de Linda T. Smith
Decolonizing Methodologies: Research and Indigenous Peoples (1999). Una seccin del pri-
mer captulo se titula Sobre ser humano:

Una de las supuestas caractersticas de los pueblos primitivos era que no podamos utili-
zar nuestras mentes o intelectos. No podamos inventar cosas, no podamos crear institu-
ciones o historia, no podamos imaginar, no podamos producir nada de valor, no saba-
mos cmo usar la tierra y otros recursos del mundo natural, no practicbamos las artes
de la civilizacin. Al no tener esos valores, nos descalifcbamos a nosotros mismos, no
slo de la civilizacin, sino de la humanidad misma. En otras palabras, no eramos com-
pletamente humanos; algunos de nosotros no eramos considerados ni parcialmente hu-
manos. Las ideas sobre lo que contaba como humano, asociadas con el poder para defnir a
las personas como humanas o no humanas, ya estaban codifcadas en los discursos imperiales
y coloniales antes del periodo del imperialismo cubierto aqu (1999: 25).
No, no est practicando antropologa occidental: ms precisamente, est cambiando la
geografa del razonar y sometiendo las herramientas antropolgicas a la cosmologa e
ideologa maor (en vez de la occidental). China es un pas capitalista, pero no dira que
China practica un capitalismo occidental. La dirigencia china est lejos de haberse con-
vertido al liberalismo (y a su actualidad neoliberal es decir, en el liberalismo el mercado
es parte de la sociead, mientras que en el neoliberalismo la sociead es parte del merca-
do). Ciertamente hay un inters personal en el lance de linda T. Smith, tanto como hay
inters personal en los antroplogos europeos observando a los maors. La nica diferen-
cia es que el inters personal no siempre coincide, y los maors ya no estn dispuestos a
ser objetos observados por antroplogos europeos. Bueno, el lector entender la idea de
YUYAYKUSUN 31
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
las interrelaciones entre la poltica de la identidad y la epistemologa. Ciertamente podras
ser un maor y antroplogo y por ser antroplogo suprimir el hecho de ser maor o negro
del Caribe o aymara. O puedes elegir la opcin decolonial: involucrarte en el hacer-cono-
cimiento para contribuir con la causa maor en lugar de contribuir con una disciplina
(por ejemplo: la antropologa). Por qu alguien estara interesado en contribuir con una
disciplina si no es por alienacin o inters personal?
Si te involucras con la opcin decolonial y pones a la antropologa a tu servicio
como hace Linda T. Smith, entonces te comprometes en cambiar la geografa de la ra-
zn develando y estableciendo la geopoltica y la corpo poltica del conocimiento.
Tambin se puede decir que hay antroplogos no-maors de descendencia euro-americana
que estn preocupados por el maltrato de los maors y que realmente trabajan para reme-
diar esa situacin. En ese caso, estos antroplogos podran seguir dos caminos diferentes.
Uno sera en la lnea de Fray Bartolom de las casas y del marxismo (el marxismo como
invencin europea respondiendo a problemas europeos). Cuando el marxismo encuentra
gente de color, hombre o mujer, la situacin se vuelve paralela a la antropologa: ser
maor (o aymara o afrocaribeo, como Aim Csaire o Frantz Fanon), no es necesaria-
mente una relacin suave porque el marxismo privilegia las relaciones de clases sobre
las jerarquas raciales y la normatividad patriarcal y heterosexual. El otro camino sera
someterse a la gua de antroplogos maors o aymaras y comprometerse con ellos en
la opcin decolonial. La poltica de la identidad es diferente a la identidad de la poltica
la primera se abre a quienquiera quiera unirse, mientras que la segunda tiende a estar
limitada por la defnicin de una identidad dada.
No estoy diciendo que un antroplogo maor tiene privilegios epistmicos sobre un
antroplogo anglo-descendiente de Nueva Zelanda (o un antroplogo britnico o esta-
dounidense). Lo que estoy diciendo es que un antroplogo anglo descendiente de Nueva
Zelanda no tiene derecho de guiar a los locales en lo que es bueno o malo para la po-
blacin maor. Ese es, precisamente, el problema que aparece en el reporte de Harvard
University Review, donde un grupo de expertos de EE.UU. cree que de veras puede deci-
dir lo que es bueno o malo para los pases en desarrollo
Desde luego que hay muchos locales en pases en desarrollo que, debido al imperia-
lismo y a la cosmologa capitalista, fueron llevados a creer (o a pretender que lo creyeran),
que lo que es bueno para los pases desarrollados es bueno para los pases subdesarrollados,
porque ellos saben como llegar ah y pueden guiar el camino para alcanzar el mismo
nivel. (Ntese el paralelo entre humanitas y anthropos, por un lado, y pases desarrollados
y subdesarrollados por otro. As se comprende la necesidad decolonial de la geopoltica y
corpo-poltica del conocer y del conocmiento para desprenderse irrespetuosamente de la
hybris del punto cero que mantiene tales distinciones). Slo estoy diciendo, siguiendo la
opinin de Wiredu (africanos, conzcanse a s mismos), que hay una gran probabilidad de
que los maors puedan saber lo que es bueno o malo para ellos, mejor que un experto de
Harvard o un antroplogo blanco de Nueva Zelanda. Y tambin, es muy probable que
un experto de Harvard pueda saber lo que es bueno para l o ella o su propia gente, aun
32 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
cuando l o ella piensan que estn estableciendo lo que es bueno para ellos: los pases
subdesarrollados y su gente.
Regresando a la cita de Linda T. Smith, tambin sera posible objetar al prrafo citado
arriba que nosotros denota una concepcin esencialista de ser maor, o que nosotros
de hecho no es una posicin justifcable en un tiempo donde las teoras postmodernas
realmente terminaron con la idea de un sujeto coherente y homogneo, sea individuo o
colectivo. Pero... recuerden a Chatterjee. Esa objecin sera buena y reconfortante para
sujetos modernos occidentales (es decir, los que encarnan las lenguas, memorias y cos-
mologa de la modernidad occidental, su modernidad). No sera conveniente para un
flsofo maor, aymara o ghans o un hind de Calcuta que sean sujetos modernos/
coloniales y que preferan tener nuestra modernidad a escuchar a la crtica vanguardista
postmoderna o a expertos occidentales en desarrollar pases subdesarrollados. Entonces
la geopoltica del conocimiento viene a primer plano. Hay muchos tipos de nuestra
modernidad alrededor del mundo ghanesa, hind, maor, afrocaribea, norafricana,
islmica en su diversidad extendida, mientras que slo hay una su modernidad den-
tro de la heterogeneidad de Francia, Inglaterra, Alemania o Estados Unidos.
Si el lector entiende la idea de lo que signifca cambiar la geografa de la razn y del
razonamiento y establecer la geopoltica del conocimiento, tambin estar entendiendo
lo que la opcin decolonial en general signifca (o la opcin decolonial particular en cada
historia local). Signifca, en primer lugar, comprometerse con la desobediencia epist-
mica, como es claro en los tres ejemplos que present. La desobediencia epistmica es
necesaria para asumir la desobediencia civil hasta el punto de no retorno (Gandhi, Martin
Luther King). La desobediencia civil, dentro de la epistemologa moderna occidental
(recordar: griego y latn y las seis lenguas imperiales, modernas, vernculas, europeas)
puede slo llevarnos a reformas, no a transformaciones. Por esta sencilla razn, la tarea
del pensamiento decolonial y la consolidacin de la opcin decolonial en el siglo XXI,
empieza a partir del desenganche epistmico: desde los actos de desobediencia epistmica.
IV
En los tres casos (y mi propio argumento como cuarto caso) he subrayado la geopoltica del
conocimiento, que es lo que viene a atravesarse con ms fuerza, aunque la corpo-poltica
del conocimiento es obvia en todos ellos. A qu me refero por corpo-poltica del cono-
cimiento? Frantz Fanon nos es, otra vez, til para situar el escenario, y lo hago no a travs
de la lectura que hace Homi Bhabha de l sino a travs de la que hacen Lewis Gordon y
Silvia Wynter.
Antes es necesario hacer una advertencia. Mucho se ha dicho y escrito sobre el con-
cepto de biopoltica de Michel Foucault. La biopoltica se refere a tecnologas estatales
emergentes (estrategias, en un vocabulario ms tradicional) de control de la poblacin
que iba de la mano con el surgimiento del Estado-nacin moderno. Foucault enfoc su
atencin principalmente en Europa, pero tales tecnologas se aplicaron en las colonias
YUYAYKUSUN 33
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
tambin. En Argentina (y Sudamrica en general), por ejemplo, el empuje hacia la euge-
nesia al fnal del siglo XIX se ha estudiado a detalle ltimamente.
Las diferencias de la biopoltica en Europa y la biopoltica en las colonias radica en la
distincin racial entre la poblacin europea (aun siendo administrada biopolticamente
por el Estado) y la poblacin en las colonias: menos humana, subhumana, como seala
Linda T. Smith. Pero tambin es importante recordar que las tcnicas de la biopoltica
implementadas sobre la poblacin de las colonias regresaron como un bumern a Europa
en el holocausto. Muchos ya han subrayado los usos de las tcnicas coloniales aplicadas a
poblaciones no europeas, para controlar y exterminar a la poblacin juda. Esta conside-
racin cambia la geografa de la razn e ilumina el hecho de que las colonias no fueron
un evento secundario y marginal de la historia de Europa sino, al contrario, la historia
colonial es el centro no reconocido para la formacin de la Europa moderna.
As, la corpo-poltica es el lado oscuro y la mitad faltante de la bipoltica: la corpo-
poltica describe las tecnologas decoloniales aplicadas a cuerpos que se dan cuenta que
fueron considerados menos humanos, en el momento en que toman conciencia de que
el acto mismo de ser descritos como menos humanos era una consideracin inhumana.
Por ende, la falta de humanidad atribuida a las poblaciones no europeas se presenta en
actores imperiales, instituciones y conocimientos que tuvieron la arrogancia de decidir
que, ciertas personas que no les gustaban, eran menos humanas. La corpo-poltica es un
componente fundamental del pensamiento decolonial, el hacer decolonial y la opcin
decolonial al revelar, primero, las tcticas de la epistemologa imperial para afrmarse a s
misma en la humanitas del primer mundo desarrollado y, por otro, al emprender la crea-
cin de saberes decoloniales que responden a las necesidades de los anthroposdel mundo
no desarrollado o en vas de desarrollo.
Histricamente, la geopoltica del conocimiento emergi en el tercer mundo para
impugnar la distribucin imperial del trabajo cientfco, que deline Pletsch. La corpo-
poltica del conocimiento ha tenido sus manifestaciones ms pronunciadas en los Estados
Unidos, como consecuencia del movimiento por los derechos civiles. Quines fueron los
actores principales de la corpo-poltica del conocimiento? las mujeres. Primero mujeres
blancas, a las que pronto se unieron mujeres de color (y ligadas a la geopoltica, las llama-
das mujeres del tercer mundo); acadmicas y activistas latinas y latinos; afroamericanos
y nativos americanos, principalmente.
En trminos conceptuales la corpo-poltica del conocimiento emergi visceralmente
en Piel negra, mscaras blancas de Frantz Fanon
11
:

Reaccionando contra la tendencia constitucionalista de fnales del siglo XIX, Freud in-
sista en que el factor individual debera ser tomado en cuenta a travs del psicoanlisis.
Sustituy, por la perspectiva ontogentica, una teora flogentica. Se ver que la aliena-
11 El tema fue tomado por Sylvia Wynter (2001) y tambin por Lewis Gordon (2006). Un sumario profundo y actua-
lizado puede encontrarse en Karen M. Cagne (2007).
34 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
cin del hombre negro no es una cuestin individual. Junto a la flognesis y la ontog-
nesis est la sociognesis. En cierto sentido, de acuerdo con el punto de vista de Leconte
y Damey, digamos que es una cuestin de sociodiagnstico (1967 [1952]:11).
La sociognesis de Fanon puso un alto a los presupuestos cientfcos y descubrimientos
que se relacionan con la naturaleza de los seres humanos y establece los lmites de las
teoras cientfcas, desde la evolucin hasta las neurociencias, en su capacidad de decidir
sobre la cuestin de la naturaleza humana. Eso no quiere decir que las teoras cientfcas
no tengan nada que decir sobre la materialidad de los organismos vivientes propulsados
por sistemas nerviosos, pero hay muchos miles de kilmetros de ah a alcanzar una con-
clusin sobre las naturalezas humanas. Adems, la sociognesis tiene sus orgenes no en
la creacin del mundo por Dios o el Big Bang, sino en la formacin del mundo moderno/
colonial que pone a los negros en la escala ms baja de la idea renacentista de hombre y
del ser humano. Esto es de lo que trata la sociognesis: no hay conocimiento flogentico
u ontogentico que pueda explicar el momento cuando, en Pars, Fanon escuch a un
nio decir a su madre con sorpresa y asombro: mira, mami, un negro!. Dedic un ca-
ptulo entero a este momento.
Es interesante que el captulo en cuestin haya sido traducido al ingls como El
hecho de la negritud. Una traduccin muy positivista, muy orientada nticamente, que
lleva al lector hacia la superfcie: vean el hecho, no hagan preguntas ontolgicas. El ttulo
del captulo en francs es Lexperience vcue du Noir. El ttulo original lleva experiencia,
no hecho, a primer plano. Pero no experiencia en general, que se sustentar en un con-
cepto de ser humano concebido dentro del conocimiento hegemnico europeo e ideas
modernas y posmodernas que modelaron el concepto universal de humanidad (como en
la declaracin universal de los derechos humanos). Todo eso est bien, pero es bastante
irrelevante para el punto que Fanon hace: la experiencia vivida del negro se ha forma-
do en la matriz racial del mundo moderno/colonial, desde el lugar que la cristiandad
atribuy a los negros (hijos de Cam) y el hecho de que la cristiandad vino a ser la fuerza
epistmica dominante en la clasifcacin de personas y lugares en el siglo XVI cuando la
esclavitud se hizo indistinguible de la negritud. Desde entonces, fue un marco particular
de dimensiones sociales y psicolgicas donde la experiencia vivida del negro siempre
sera formada por la mirada del blanco. Sylvia Wynter encapsula esta ancla conceptual y
emprica al decir que el concepto explicativo de sociognesis de Fanon puesto en adelante
como respuesta en tercera persona a su propia pregunta en primera persona fja la pre-
gunta: qu signifca ser negro? Desde ese punto, la cuestin no es ms estudiar al negro
usando el arsenal de la neurociencia, las ciencias sociales y dems, sino que es el cuerpo
negro que se implica en hacer-conocimiento, para descolonizar el conocimiento que fue
responsable de la colonialidad de su ser. La jugada de Fanon es, a la vez, desenganche
epistmico y desobediencia epistmica. La opcin decolonial en epistemologa y poltica
empez a volar.
YUYAYKUSUN 35
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
V
Estamos ahora en posicin de extender el aparato formal de enunciacin de Benveniste
para explicar el hacer-conocimiento y el poder global diferencial en el hacer-conocimien-
to, descrito en las secciones previas.
El hacer-conocimiento en el mundo moderno/colonial es el conocimiento en el que
reside el concepto mismo de modernidad y, al mismo tiempo, el juez y garante de lo
que es el conocimiento legtimo y sustentable. Vandana Shiva (1993) sugiri el trmino
monoculturas de la mente para describir el conocimiento imperial occidental, su totali-
tarismo e implementacin autoritaria y epistmicamente antidemocrtica
12
.
El hacer-conocimiento precisa de un cdigo semitico (lenguaje, imgenes, sonidos,
colores, etc.) compartido entre usuarios en un intercambio semitico. Es un esfuerzo hu-
mano comn (dira que de cualquier organismo viviente, porque sin conocer la vida no
se puede sostener). Abreviemos el camino, desde lo que son las condiciones generales de
hacer-conocimiento entre seres humanos sensu largo (es decir, sin la normatividad racista
y gnero/sexual), hasta el hacer-conocimiento en la sociedad organizada, donde se crean
instituciones para lograr dos funciones: el entrenamiento de nuevos miembros (epist-
micamente obedientes) y el control de quien entra y lo que en el hacer-conocimiento se
permite, se desaprueba, se devala o se celebra.
El hacer-conocimiento invadido con propsitos imperiales/coloniales presentes des-
de el Renacimiento europeo hasta el neoliberalismo estadounidense (esto es, economa po-
ltica como sealaron F.A. Hayek y Milton Friedman) y la ltima etapa de la globalizacin
(desde Ronald Reagan hasta el colapso de Wall Street) se sostuvo, como se dijo ante-
riormente, en lenguas, instituciones y locaciones geo-histricas especfcas. Las lenguas del
hacer-conocimiento imperial occidental (y la autodefnicin de occidente el occidente
de Jerusaln por actores sociales que se vean a s mismos como cristianos occidentales)
se practicaban (hablando y escribiendo) por sujetos sociales (seres humanos) habitando un
espacio geohistrico especfco, con memorias especfcas, que dichos actores construyeron
y reconstruyeron en el proceso de crear su propia identidad occidental europea cristiana.
En pocas palabras, el aparato formal de enunciacin es el sistema bsico para ocupar-
se en el hacer-conocimiento institucional y propositivo, orientado geopolticamente. Al
principio, la teologa fue el marco conceptual y cosmolgico ms general del hacer-conoci-
miento en el que los actores sociales se comprometan y desde donde se crearon institucio-
nes (monasterios, iglesias, universidades, Estados, etc.). La secularizacin en el siglo XVIII,
desplaz a la teologa cristiana y a la flosofa secular, entonces la ciencia ocup su lugar.
Ambos marcos, teolgico y secular, pusieron entre parntesis sus fundamentos geohistricos
e hicieron de la teologa y la flosofa/ciencia un marco de conocimiento ms all de la loca-
cin corpo-y-geohistrica. Los temas del conocimiento teolgico dependan de los dictados
de Dios, mientras que los temas de la flosofa/ciencia secular dependan de la razn, del
12 Una entrevista sobre el tema se puede encontrar en: http://www.indiatogether.org/2003/apr/ivw-vandana.htm
36 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
binomio cartesiano ego/mente y de la razn trascendental de Kant. As que el conocimiento
imperial occidental fue moldeado en las lenguas imperiales y fue fundamentado teopoltica
y egopolticamente. Tales fundamentos legitiman los supuestos y proclamas de que el cono-
cimiento est ms all de cuerpos y lugares, y que la teologa cristiana y la flosofa secular
y la ciencia son los lmites trascendentales y espaciales del hacer-conocimiento, lmites del
que todo el conocimiento anterior careca: los conceptos de folclore, mito, conocimiento
tradicional, se inventaron para legitimar a la epistemologa imperial.
La teo y ego-poltica del conocimiento tambin pusieron entre parntesis el cuerpo
en el hacer-conocimiento (Mignolo, 2007a). Al localizar el conocimiento slo en la
mente, y poniendo entre parntesis a las cualidades secundarias (afectos, emocio-
nes, deseos, enojo, humillacin, etc.), los actores sociales que resultaban ser blancos,
habitantes de la Europa/cristiandad occidental y que hablaban lenguas especfcas
asumieron que lo que era correcto para ellos en ese lugar y lo que llenaba sus afectos,
emociones, miedos y enojos, era de hecho vlido para el resto del planeta y, conse-
cuentemente, que ellos eran los depositarios, garantes, creadores y distribuidores del
conocimiento universal.
En el proceso de establecer globalmente el sistema de creencias europeo y su estruc-
tura de conocimiento, los seres humanos que no eran cristianos y que no encarnaban las
memorias de Europa, desde Grecia hasta Roma, y que no estaban familiarizados con las
seis lenguas europeas imperiales modernas, que, adems, francamente no les importaba
mucho todo eso, de pronto se dieron cuenta de que lo que se esperaba y se les exiga era
someter a los europeos (y en el siglo XX tambin a los Estados Unidos) su conocimiento,
creencias, estilo de vida y visin del mundo.
Respuestas en contra vinieron de todo el mundo desde el siglo XVI, pero la teo-ego-
poltica del conocimiento imperial logr prevalecer a travs de instituciones sustentadas
econmicamente (universidades, museos, delegaciones, ofcinas estatales, ejrcitos, etc.).
Ahora, el tipo de respuestas a las que me refero fueron respuestas provocadas por el
hacer y rehacer de la matriz colonial de poder: una compleja estructura conceptual que
guiaba las acciones en el campo de la economa (explotacin del trabajo y apropiacin
de la tierra/recursos naturales), autoridad (gobierno, fuerzas militares), genero/sexualidad
y conocimiento/subjetividad. Como las respuestas a las que me refero fueron respuestas
a la matriz colonial de poder, describira tales respuestas como decoloniales (Mignolo,
2007b). Los casos/ejemplos que ofrec en la seccin III tambin muestran que en tales
respuestas decoloniales y geopolticas del conocimiento se confrontaron los presupuestos
imperiales teo y egopolticos sobre la universalidad del hacer-conocimiento occidental y
su fundamento institucional.
Todava hay otra dimensin en la poltica del conocimiento decolonial relevante para
mi argumento: el reclamo de que el hacer-conocimiento para bien estar ms que para
controlar y administrar poblaciones por inters imperial, vendrn de experiencias y nece-
sidades locales, y no de experiencias y necesidades locales imperiales proyectadas a todo el
globo, invoca tambin a la corpo-poltica del conocimiento. Por qu? Porque no slo las
YUYAYKUSUN 37
Desobediencia epistmica, pensamiento independiente y liberacin descolonial
regiones y los pueblos, en donde no se hablaban ancestralmente lenguas imperiales y que
eran ajenas a la historia griega y latina fueron descalifcadas, y la descalifcacin se llen
con producto-conocimiento y hacer-conocimiento en cuerpos e instituciones, donde la
garanta conceptual del griego y latn legitimaba la creencia de su residencia institucional
en lo universal, y en los cuerpos de varones blancos y cristianos tambin. El racismo,
como lo sentimos hoy, fue el resultado de dos invenciones conceptuales del conocimiento
imperial: que ciertos cuerpos eran inferiores que otros, y que los cuerpos inferiores lleva-
ban inteligencia inferior. El surgimiento de una corpo-poltica del conocimiento es un
segundo hilo del pensamiento decolonial y la opcin decolonial.
Todava se puede argumentar que hay cuerpos y regiones con necesidad de lide-
razgo de los cuerpos y regiones que llegaron a la modernidad primero y que saben
cmo hacerlo. Como liberal o marxista honesto(a), el (la) lector(a) reconocera que no se
quiere imponer el conocimiento y experiencia sino trabajar con los(as) locales. El pro-
blema es: qu agenda se implementar, la tuya o la de ellos(as)? Regresamos, entonces, a
Chatterjee y Linda T. Smith.
El pensamiento decolonial presupone desengancharse (epistmica y polticamente)
de la red del conocimiento imperial (teo y ego polticamente establecido) y de la adminis-
tracin disciplinaria. Un tema comn de conversacin hoy, despus de la crisis fnanciera
de Wall Street, es cmo salvar al capitalismo. Una pregunta decolonial sera: por qu
querras salvar al capitalismo y no a los seres humanos?; por qu salvar una entidad
abstracta y no las vidas humanas que el capitalismo est constantemente destruyendo?
En el mismo tenor, la corpo-geopoltica del conocimiento, el pensamiento decolonial y
la opcin decolonial ponen a las vidas humanas, y a la vida en general, primero, ms que
hacer reclamos por la transformacin de las disciplinas. Poniendo a la vida, y a la vida
humana primero, el pensamiento decolonial no une fuerzas con la poltica de la vida
en s misma como Nicholas Rose la propone (2007). La poltica de la vida misma de
Rose es el ltimo desarrollo en la mercantilizacin de la vida y del bio-poder (como
en Foucault). En la poltica de la vida misma las estrategias polticas y econmicas para
controlar la vida, al mismo tiempo que crear ms consumidores, unen fuerzas. La biopol-
tica, en la concepcin de Foucault, era una de las consecuencias prcticas de una egopol-
tica del conocimiento implementada en la esfera del Estado. La poltica de la vida misma
se extiende al mercado. As, la poltica de la vida misma describe el enorme potencial
de la biotecnologa para generar consumidores que inviertan sus ganancias en comprar
productos que ayudan-a-la-salud, para as mantener la reproduccin de la tecnologa que
mejorar el control de seres humanos, al mismo tiempo que genera ms riqueza a travs
del dinero invertido por los consumidores que compran tecnologa que-ayuda-a-la-salud.
ste es el punto donde las opciones decoloniales, sostenidas en la geo y corpo-poltica
del conocimiento, se comprometen tanto con descolonizar el conocimiento, como con el
hacer-conocimiento decolonial, desenganchndose de la red del conocimiento imperial/
moderno y de la matriz colonial del poder.
Traduccin: Ivn Jacobo Herrera (CIDECI-Unitierra Chiapas)
38 YUYAYKUSUN
Walter D. Mignolo
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41

YUYAYKUSUN 3 (2010) 41-55 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Del novecentismo transatlntico a
la primera generacin criolla: el caso
interesante de Jos de la Riva Agero
1
Thomas Ward
RESUMEN
Este artculo tratar acerca de las contradicciones de la teora literaria del joven Jos de la Riva-
Agero, quien propuso que la literatura escrita en el Per era espaola no peruana, para luego cotejar
aquellas propuestas juveniles con las aseveraciones que l adelant como un historiador ms maduro
buscando los orgenes de la historiografa peruana en un escritor mestizo de la colonia. Esencial para
comprender este problema es el hispanismo implacable del novecentismo riva-ageriano el cual niega
el cosmopolitismo y a la vez las culturas supeditadas pero que posteriormente incorpora elementos
de incanismo. Implcita en las conclusiones aqu presentadas es la necesidad de ver la literatura en
una trayectoria con la historiografa nacional y no con el origen transatlntico de un idioma en la
representacin de la nacin, resolviendo de esta manera las contradicciones.
ABSTRACT
Tis article will deal with the contradictions of Jos de la Riva-Agueros literary theory. He suggested
that written literature in Peru was Spanish and not Peruvian. Later, he compared those youthful
proposals with the assertions he made as a more mature historian who searched for the origins of
Peruvian historiography in a mixed race author from the colonial era. Riva-Agueros unyielding
hispanism is essential to understand this problem that denies both cosmopolitism and non-
mainstream cultures, but later, he includes elements of what could be called Incanism. Te need to
see literature in a trajectory with national historiography and not with the trans-Atlantic origin of a
language in the representation of the nation solving in this way the contradictions are implied in the
conclusions.
D
espus de una poca en que pensadores como Ricardo Palma, Manuel Gonzlez
Prada, Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello de Carbonera indagaron
en la naturaleza de la peruanidad, en 1905 el joven escritor Jos de la Riva-Agero
neg el gentilicio peruano a las letras que se producan en la nacin andina. No ve en
su temprano Carcter de la literatura del Per independiente que la literatura puede servir
1 La primera parte de este estudio, la sobre el Carcter de la literatura del Per independiente, tuvo su origen como po-
nencia leda en el congreso Geografas de Carlos Fuentes. Te Trans-Atlantic Project, Department of Hispanic Studies,
and the Center of Latin American Studies, Brown University, Providence, Rhode Island, USA, 17-20 April 2002.
Una versin de ella se public en la revista puertorriquea Prtico 1 (2006): 86-98. De ah he modifcado ligeramente
mi argumento para tomar en cuenta nuevas investigaciones que he logrado sobre La historia en el Per y El Inca
Garcilaso de la Vega, textos posteriores de Riva-Agero, para ver la recepcin del Inca Garcilaso de la Vega en la
moderna repblica peruana, conmemorando el IV centenario del fallecimiento de aquel Inca cronista. Estos estudios
sobre la relacin entre el Inca y Riva-Agero se ven en relacin con Clorinda Matto de Turner y Luis E. Valcrcel en
Ward (2009b).
42 YUYAYKUSUN
Thomas Ward
para fortalecer la peruanidad ni se le ocurre la importancia de un proceso de este tipo.
Pero slo cinco aos ms tarde, debido a debates y controversias sobre el Inca Garcilaso
de la Vega, coincidentes con el III centenario de la publicacin de los Comentararios reales
(1609) llega a conceptualizar en La historia en el Per a los Comentarios como un punto de
partida para entender al Per como un pas mestizo. Por lo tanto, tenemos inters aqu en
el momento en que se escribi el Carcter e indagar en los obstculos inherentes a l que
le impidieron la formacin de una teora literaria coherente. Despus pasaremos a su obra
fundacional, La historia en el Per, para ver la rectifcacin de sus posturas juveniles en
una teora historiogrfca que combina el hispanismo con el incanismo, proceso que cul-
minar con la publicacin de un ensayo conmemorativo sobre el Inca Garcilaso en 1916.
Novecentismo transatlntico: Riva-Agero a la luz de la teora literaria
Con la publicacin en 1905 del Carcter de la literatura del Per independiente, el primer
tratado sobre las letras peruanas, se institucionaliz una de las varias tendencias que pre-
tendan defnir la expresin letrada en el Per. En este libro, el novecentista o arielista
concibi la literatura peruana como una derivacin de la castellana, algo as como lo es
la andaluza. Su autor tampoco vio problema en vincularse personalmente con la metr-
poli; tanto fue as, como seala Jos Mara Arguedas, que hizo que el Rey de Espaa le
concediera el ttulo de Conde de Aulestia (1989: 10). Riva-Agero encabeza de esta
manera el movimiento conocido como el hispanismo, que se opone al indigenismo y,
por esta razn, segn subraya Arguedas, pasa por alto al indio contemporneo (1989:
10). Al subordinar lo peruano a Espaa, se retrasa la posibilidad de formar una identidad
nacional, adelanto necesario para colaborar en la modernidad a la par con las dems na-
ciones. Adems, es importante reconocer y recordar que las propuestas de Riva-Agero
no estaban aisladas, iban en el mismo nivel con las de Vctor Andrs Belaunde, conocido
escritor, abogado, diplomtico y rector de la Pontifcia Universidad Catlica del Per, y,
como bien nos recuerda Julio Ortega, se fltraban por las instituciones y estructuras de
poder nacionales (1978: 38). Por lo tanto, daban forma a los aos de vigencia novecen-
tista. Pretendo dilucidar ahora algunas de las contradicciones de esta teora espaolizante.
Segn la teora que propone Riva-Agero en su Carcter de la literatura del Per
independiente, la literatura peruana es una rama de la espaola. Llega a tal conclusin
tomando nota de la preeminencia de la lengua sobre la nacionalidad y la residencia.
Deriva esta idea de los ejemplos de Italia, Inglaterra y Francia, sedes de grandes lite-
raturas, donde el idioma es todo (1905: 170). Pero si bien la lengua y la nacionalidad
suelen coincidir geogrfcamente en Europa, divergen bajo el coloniaje (la quebequesa de
la francesa, la estadounidense de la inglesa, la brasilea de la portuguesa, la peruana de
la espaola). De esta manera, se abre un abismo entre el medio del autor y la literatura
a la cual pertenece. Al proponer que la relacin sociedad-creacin no sea absoluta ni di-
recta es permisible afrmar que la literatura escrita en Nueva York o Boston pertenece a
la inglesa (1905: 221). So pretexto de este criterio Riva-Agero llega a suponer que Poe,
YUYAYKUSUN 43
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla
Longfellow, Whitman, Emerson y Prescott son ingleses nacidos por casualidad al otro
lado del Atlntico (1905: 243).
Puesto que el joven Riva-Agero le dedica tanto empeo a explicar la naturaleza de las
letras britnicas para luego establecer un paralelo con las espaolas, es forzoso detenernos
un momento en un problema que resulta de la nocin que tena de ellas. Es posible que
para el siglo XIX haya cierta lgica en su concepto transatlntico. Todos los autores que
menciona mantienen ciertas relaciones con las corrientes europeas (romanticismo, ana-
baptismo e historiografa, verbigracia). En otros escritores de aquellos aos, los vnculos
transocenicos son an ms aparentes. A saber, las novelas histricas de Fenimore Cooper
pueden tener algo que ver con la ideologa y la literatura inglesa, aun siendo escritas luego
de la Independencia estadounidense. Esto se debe a que tienen lugar durante la colonia
y a que uno de los temas principales de El ltimo de los mohicanos, por ejemplo, es la
guerra entre Inglaterra y Francia durante el siglo XVIII. Si bien la teora de Riva-Agero
puede acertarse con ciertas obras al principio del siglo XIX, al contrario, no puede tener
signifcado despus de pasar por el siglo XX. Se integraran afroamericanos como W. E.
B. Dubois, Langston Hughes o Cornel West a la literatura inglesa? Ms difcil sera con la
escritura chino-americana de Ha Jin, o la chicana de Rodolfo Anaya. Vera Riva-Agero
a Dubois, Hughes, West, Jin y Anaya como herederos de Chaucer, Donne, Shakespeare
y Wordsworth? Claramente puede haber relaciones pero no son lneas rectas y directas.
Dada su incapacidad de percibir lo que Antonio Cornejo Polar llama los elementos hete-
rogneos de la literatura (1994: 13), quizs hubiera visto a la escritura africanoamericana
como un elemento curioso de la literatura inglesa, as como afrma de los yaraves de
Mariano Melgar en relacin a la espaola (1905: 23).
El Riva-Agero de 1905 contradice su hiptesis de la nacionalidad literaria desvin-
culada de la nacin jurdica (1905: 172) cuando reconoce, correctamente, la accin del
medio en la produccin de las letras. De este modo los forasteros que residieron en el Per
lograron escribir literatura peruana. Bajo sus criterios criollistas, se aceptan al venezolano
Juan Vicente Camacho, al ecuatoriano Numa Pompilio Llona y a la argentina Juana
Manuela Gorriti como integrantes de la literatura peruana (1905: 172). Hasta concede
a Camacho el honor de ser el co-inventor de la tradicin peruana con Ricardo Palma
(1905: 182). Estos extranjeros vivieron en Lima y participaron en la vida cultural de la
ciudad. Riva-Agero no va un paso ms para ver que ellos, acaso por el mismo hecho
de ver con ojos de forastero, fguran entre los primeros en reconocer la heterogeneidad
de la vida peruana. Irnicamente estos extranjeros se destacan precisamente porque
indagaron en elementos no criollos de la literatura peruana
2
. Con Gorriti sale la voz del
esclavo negro (aunque criollizada). Con Camacho se lanza un grito para la justicia del
2 No queremos sugerir que no haba peruanos que tocaron estos temas durante el siglo XIX. Sobre el indgena vase
por ejemplo Narciso Arstegui (1848) y Clorinda Matto de Turner (1889); sobre el asitico, vase Nurerdin-Kan
novela publicada annimamente por Manuel Trinidad Prez, El Correo del Per, en varios nmeros de ao 1872.
Sobre Arstegui se puede consultar Kristal (1991: 37-61); y sobre Matto de Turner es til Fox-Lockert (1981: 89-93).
Que sepamos no hay ningn estudio sobre Nurerdin-Kan.
44 YUYAYKUSUN
Thomas Ward
cholo
3
. Tanto el venezolano como la argentina redactaron literatura peruana precisamen-
te porque vivieron en Lima. Aceptada la relacin medio-escritura como un elemento que
enmarca una literatura, cmo puede un peruano que vive en el Per pertenecer a las
letras espaolas?
Riva-Agero no retrocede en su argumentacin. Al contrario, se apoya en teoras
conocidas acerca de la evolucin de las lenguas para desarrollar su propuesta. Para com-
prenderla, es indispensable saber algo del desarrollo de ellas. La variacin de un idioma
resulta en la transformacin de la naturaleza de la nacin a la que pertenece. Cuando el
latn vulgar se convierte en castellano, portugus, francs o italiano, deja de ser romano
y comienza a dar forma a las embrionarias naciones castellana, portuguesa, francesa o
italiana. Partiendo de la historia romana, Riva-Agero piensa en el futuro. Para que la
literatura peruana dejara de ser ibrica, sera preciso que el castellano se corrompiera
totalmente y se descompusiera en nuevos idiomas. Tal fue el destino del latn imperial.
Mas para llegar a tal momento, el de la creacin de nuevos idiomas, es necesario pasar
por un largo perodo de barbarie. Las nuevas lenguas no pueden realizarse en plena
civilizacin (1905: 221). Sin pasar por pocas de disgregacin y barbarie, la regin
andina no es capaz de generar ni un nuevo idioma, ni una nueva expresin letrada. No
le entra por la mente una idea tal como la elaborada por la ensayista Clorinda Matto
de Turner, quien en 1888 propuso que el idioma nacional fuera el quechua, no el
castellano.
Lo que Riva-Agero no toma en cuenta es el impacto del libro impreso en la madu-
racin de los idiomas y de las literaturas. Roma, por ms que tuvo su literatura y cultura
letrada, no pudo preservarla sin el libro comercial, aunque tuvo bastante xito durante
el Renacimiento humanista debido a la invencin de Gutenberg. Por esta misma razn,
acaso, no se cumpli la recomendacin de Matto, porque el quechua no se integr muy
bien en el mundo de los libros; no era un idioma letrado sino subordinado la mayora de
las veces a vas orales de diseminacin
4
. En fn, ignoramos si la evolucin del idioma en
Latinoamrica sigue la pauta del antiguo imperio romano, fragmentndose en diversas
lenguas. Sin embargo, imaginamos que con el libro y an mayormente con la comuni-
cacin de masas, sera improbable que el castellano iberoamericano se fragmentara en
idiomas nuevos. Consideremos por un momento las consecuencias de los medios elec-
trnicos de comunicacin. En cualquier capital hispanoamericana se ven telenovelas de
otros pases. Varias son coproducciones panhispnicas. El efecto de estas transmisiones
sera el de contaminar los dialectos regionales con modismos de otras regiones, arres-
tando la diferenciacin entre los dialectos nacionales. Por estas razones hay un proceso
de expansin, como cuando el mexicanismo chela para la cerveza pasa al idioma
informal del castellano limeo debido a la recepcin de las telenovelas mexicanas en la
capital peruana. La Internet podra tener un efecto parecido. Desde luego, empero, du-
3 Vase la bibliografa y tambin puede consultarse Kristal (1991: 91-92).
4 Slo los sacerdotes, mayormente los jesuitas, tenan gramticas y diccionarios de quechua para facilitar la conversin
de los quechuaparlantes al catolicismo.
YUYAYKUSUN 45
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla
rante la poca de Riva-Agero, hubiera sido imposible imaginar el impacto cultural de la
televisin y la computadora.
Otra posibilidad que Riva-Agero no menciona, pero que tal vez estaba en su sub-
conciencia, es la que le preocupa a su contemporneo Rubn Daro. El mismo ao en que
aparece el Carcter de la literatura, el nicaragense publica los Cantos de vida y esperanza
en los que, frente al futuro invasor norteamericano, pregunta con tristeza: tantos
millones de hombres hablaremos ingls? (1987: II, 541, 548)
5
. Despus de la guerra
hispanoamericana y las aventuras estadounidenses en Nicaragua y Panam, tiene bastante
sentido el elogio rubeniano del castellano (1987: II, 533-4). Riva-Agero debi de estar
consciente y le hubiera entristecido el auge en nuestra poca del ingls en Cuzco, pero con
las tendencias que nosotros llamaramos americanizadoras, quizs, ms que fragmentar en
nuevos idiomas, es posible que, por las infuencias del mercado, el castellano sienta an
ms el peso del ingls. Cualquier viajero que vaya a Cuzco se sorprender de la cantidad
de angloparlantes, turistas y cuzqueos que parecen desatenderse del castellano. Aunque
Riva-Agero no imagina esta realidad posterior, la segunda etapa del expansionismo an-
glosajn iniciada en 1898 puede haber contribuido, acaso inconscientemente, a su hispa-
nismo militante de 1905 (y a su fascismo musolinista de la dcada de los treinta!).
Constantemente Riva-Agero insiste en que el Per y Espaa dispongan del mismo
espritu (1905: 222). Para llegar a esta conclusin, habr que rechazar la literatura andi-
na, caracterizada por su oralidad. El joven literato lo hace cuando agrega que los criollos
de la costa son quienes principalmente cultivan la literatura (1905: 222). Por esto la
propuesta de Matto, que consiste en ofcializar el quechua como idioma nacional, no le
cabe en la mente. Y los otros grupos? Sera difcil aceptar que el alma que caracteriza a
la metrpoli coincide con el que se genera en un Per poblado por criollos, inmigrantes,
quechuas, aymaras, cholos, chinos, japoneses, mulatos y zambos. Riva-Agero les quita
su propia cultura, proponiendo que los mestizos, los mulatos y los indios participen en
un devenir europeizante al civilizarse en la tradicin espaola (1905: 222-223). Con
esta postura, el hispanista se convierte en uno de los defensores ms intransigentes del
modelo radial de cultura que Ral Bueno describe (1998: 255).
Donde ms fracasa su teora es con la produccin andina. Cuando tratamos de inte-
grar obras andinas en ella, no caben. Matto de Turner, por ejemplo, podra ser espaola
por su tcnica supuestamente naturalista
6
, aunque difcilmente por sus temas los cuales
suelen abordar estructuras econmicas como la mita. Tal vez por esta razn Riva-Agero
le presta poca atencin en su tratado. Con el reconocimiento posterior de la heterogenei-
dad social y literaria, el vnculo entre la temtica peruana y la peninsular se hara an ms
dbil. Podran Arguedas, Ciro Alegra, y Gregorio Condori aceptarse como integrantes
de una literatura transatlntica? Es improbable que Riva-Agero haya previsto en 1905
las prximas transformaciones de la prosa andina.
5 Para la relacin de Riva-Agero con el modernismo, puede consultarse Loayza.
6 Los postulados de la espaola Emilia Pardo Bazn se difundan por el Per de aquel entonces como bien se verifca
con la lectura de La novela moderna de Mercedes Cabello de Carbonera.
46 YUYAYKUSUN
Thomas Ward
Existe otro aspecto de este rompecabezas. Riva-Agero no ve que su insistencia en
la espaolidad de las letras peruanas sea quimrica ante la poderosa tentacin de imitar
la literatura de otros pueblos. Debido a la preponderante infuencia de la Revolucin
Industrial y por la del comercio septentrional que result de ella, era normal copiar a
los pases que ms gozaban del proceso de expansin econmica. El imn europeo sera
irresistible durante aquella coyuntura histrica, y no por otra razn Luis Alberto Snchez
habla del extranjerismo caracterstico de esta poca (1973: 37).
Este afn de imitar constituye un tema muy debatido y criticado por los intelectuales
de la segunda mitad del siglo XIX. El problema no es nicamente de ndole americana,
discutido igualmente por espaoles e hispanoamericanos. Permtaseme, entonces, antes
de volver a esta problemtica desde el ngulo peruano, establecer un contexto panhisp-
nico resumiendo la postura de dos espaoles, un puertorriqueo y un uruguayo.
El articulista madrileo Mariano Jos de Larra hace hincapi en los peligros de se-
guir la preceptiva neoclsica y francesa en la creacin de una literatura espaola (1960:
II, 133). Segn su heredero ideolgico Francisco Giner de los Ros, la reproduccin de
las belles-lettres franaises viene a ser una amenaza para la nacin (1919: 168). Varios
iberoamericanos adoptan una actitud anloga, aunque con otros criterios. El puertorri-
queo Eugenio Mara de Hostos, antes de su experiencia limea (1870-1871), modifca,
en su nica novela, el hispanismo peninsular avisando a los caribeos sobre los riesgos
de imitar a la metrpoli. Es decir, si Larra y Giner son espaoles, deben de inspirarse
en Espaa. Pero Hostos, un puertorriqueo antes de la separacin de Puerto Rico de
Espaa en 1898, segn las propuestas de Larra o Giner lgicamente debe tambin acudir
a las letras peninsulares. Pero Hostos era anticolonialista y afrma que imitar a Espaa
signifca renunciar a la libertad poltica (1988: v. I, t. I, 188). Por ello, en vez de acudir a
Larra, Hostos acude a Bartolom de las Casas y a sus estudios etnogrfcos sobre los ta-
nos caribeos. Pero tambin hay relaciones transatlnticas espinosas y complejas. Lo que
representa Francia despus de Jos Bonaparte para los peninsulares lo representa Espaa
para la colonia caribea, es decir, una amenaza a la soberana nacional. Adems existe la
dimensin cultural. Cuando Jos Enrique Rod se refere repetidas veces a autoridades in-
glesas y francesas en Ariel (1900), comparte la misma actitud, alejndose del ideal cultural
de la madre patria para crear algo nuevo y libre, pese a que en la prctica, como sugiere
Mariano Siskind logran una modernidad conceptualizada en trminos de margina-
lidad (2009: 102). Fuera de las limitaciones de las relaciones entre centros y periferias,
en todos estos casos hay una preocupacin por la soberana de la cultura local o regional
lograda en relacin cultural con otros pases independientes.
Una disposicin parecida se da en el Per donde Gonzlez Prada, Cabello y Matto re-
chazan a la metrpoli como centro. Para el primero, sta encarna el colonialismo cultural
(1985-1989: I, 53), por lo que propone el estudio de los grandes escritores extranjeros
(1985-1989: I, 67). Anticipa de esta manera las prcticas cosmopolitas que iba a emplear
el uruguayo Rod. Por su parte, las dos autoras coinciden con Gonzlez Prada cuando
rechazan a Espaa, pero van un paso ms cuando esquivan casi toda imitacin transa-
YUYAYKUSUN 47
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla
tlntica. De acuerdo con Cabello, la emulacin de obras extranjeras impide reproducir
las condiciones humanas en el pas (1948: 31), y con Matto, la cultura europea oculta las
races andinas de la nacin (Mezclilla 1893: 163). Con esta postura Matto encabeza el
movimiento indigenista, por lo menos hasta que es expulsada del pas exactamente diez
aos antes de la publicacin del Carcter de la literatura del Per independiente.
El debate sobre la imitacin llevado a cabo por romnticos, realistas, naturalistas,
indigenistas y modernistas no pierde su vigencia con Riva-Agero cuya posicin ante la
mimesis es bastante compleja. l reconoce que en el Per, pues, cuanto se ha pensado
y se ha escrito, es refejo de lo que en otras partes se escriba y se pensaba (1905: 13).
Dos lustros despus dar algunos ejemplos. Cabello de Carbonera imit a Zola, Gonzlez
Prada al parnasianismo, Chocano a Hugo, Garca Caldern a Menndez Pelayo, Mariano
Cornejo a Castelar, y Clemente Palma a Poe ([1911] 1962-1997: II, 471-476). Atribuye
este fenmeno a una supuesta falta de cultura. Por lo tanto pregonar, una atinada se-
leccin de modelos, una direccin, una disciplina, en fn ([1911] 1962-1997: II, 479).
Slo con mucha reserva se rinde ante Alemania, Italia e Inglaterra (1905: 233). Repudia
a Francia. En cambio, siempre que la fuente sea peninsular, ser positiva; de lo contrario,
habr que seguir con muchsima cautela.
Una forma de evitar la imitacin de otros pueblos es volviendo al pasado nacional.
Muchos escritores de los dos lados del Atlntico ofrecieron recetas nacionalistas para su-
perar la emulacin de pases extranjeros. Para el caso de Iberia, el espaol Giner aconseja
acudir a la Edad Media, enfatizando la importancia de buscar las races del pueblo (1919:
184). En vez de regresar a un medioevo que no le pertenece, su contemporneo transo-
cenico Gonzlez Prada se dirige a la cultura milenaria de Tahuantinsuyo. De ah surge
el indigenismo incoativo de sus Baladas peruanas. Por idntica razn Matto de Turner
documenta y codifca las leyendas cuzqueas en sus Tradiciones. Ms tarde, despus de
la Guerra del Pacfco, estos dos reformadores comentan la sociedad contempornea ms
que el pasado en textos como Pginas libres y Aves sin nido, esto a pesar de adaptar estilos
europeos incluyendo el romanticismo, el naturalismo y las tendencias cientifcistas, y de
adherirse a ideologas europeas como el positivismo y el liberalismo, aunque casi siempre
de una manera sui generis.
Volviendo a los aspectos espinosos para defnir la literatura peruana en 1905, cules
eran las razones polticas, sociales y literarias para la mimesis en el Per? Riva-Agero
no penetra en las causas sociales para este fenmeno, las cuales para Luis Loayza seran
la organizacin social, el analfabetismo de las masas, la falta de una industria editorial,
y la insufciencia de la instruccin pblica (1985: 179). A estas razones tendramos que
aadir un exagerado eurocentrismo en los escritores urbanos y la persistencia de una
conciencia positivista y as racial frente a las culturas no criollas de la nacin que resulta
ser polifnica. Todos estos elementos implican el subdesarrollo, el que para Julio Ortega
fomenta el pensamiento reaccionario (1978: 46). La reaccin a que se refere aqu
va contra la tradicin oral, contra el quechua y contra una modernidad cosmopolita. Se
refugia en una defensa de la estirpe castellana.
48 YUYAYKUSUN
Thomas Ward
El mimetismo letrado para el novecentista es esencialmente una condicin de la
modernidad
7
. Los escritores modernos, ya que viven de la imitacin de los contem-
porneos, pueden superar la raza (1905: 12), olvidndose de su herencia y de sus an-
tepasados. De esta manera, para el escritor moderno, la raza y el idioma resultan menos
signifcativos que la imitacin, la cual con la individualidad artstica (1905: 12) de-
fnen la temida modernidad. Riva-Agero muestra recelo ante la infuencia cosmopolita
porque constituye un primer paso para superar una conciencia racial, paso que difculta
reanudarse culturalmente a la madre patria.
Tal actitud le conduce a lamentar que en el Per prime la imitacin sobre la origi-
nalidad (1905: 225). Surge de este modo una de sus mltiples crticas hacia la obra de
Gonzlez Prada: Ideas propias, originales, en rigor no las tiene, pero sera injusto y aun
extravagante exigir originalidades de pensamiento en pueblos como el nuestro (1905:
192). Suaviza su censura al Maestro reconociendo que es producto de la sociedad que lo
produjo. Por razones inversas reconoce una belleza intrnseca en el arte de Ricardo Palma
porque ste, no se reduce a mera imitacin de autores extraos; que aprovecha los
escasos elementos originales de que podemos disponer (1905: 134). Gonzlez Prada
y Palma funcionan como conos en la ideologa del novecentista, aqul, negativo, por
ser cosmopolita y reducir las posibilidades de vincularse con Espaa, ste, positivo, por
trabajar con materia hispnica. Pero Riva-Agero no elogia al tradicionista porque quiere
volver a la colonia como sugiere Maritegui, quien asocia la generacin novecentista con
el pasadismo (1979: 250)
8
. Ms razn tiene Cornejo Polar, cuando explica que Riva-
Agero busca un puente directo con los valores espirituales y artsticos de la madre
patria. Sin embargo, la actitud de Riva-Agero agrega Cornejo Polar reafrma la
posicin colonial del Per con respecto a Espaa (1989: 74, 75). En fn, es indispensable
recordar que la teora del joven Riva-Agero, al conceptualizar la literatura peruana como
una forma curiosa de la castellana, niega o prorroga la formacin de una identidad
nacional, avance imprescindible para luego participar en la modernidad como igual, no
como perifrico.
La primera generacin criolla: Riva-Agero a la luz de la historiografa
Entendidas la poca y mentalidad del joven Riva-Agero, hace falta estudiar cmo evolu-
cionan sus apreciaciones sobre la literatura, la historia y la nacin. En la primera parte de
mi libro Buscando la nacin peruana he sealado pautas interdisciplinarias para este tipo
de investigacin en cuanto a las letras. La clave para entender al intelectual Riva-Agero
desde todos los ngulos requiere incluir en esta discusin sus teoras de la historiografa
juntas a sus teoras literarias. Sus aportes trascendentes sobre Garcilaso de la Vega se
7 Mariano Siskind distingue entre dos tipos de modernidad, la mimtica y la traducida (2009: 191). Obviamente
son dos aspectos de la misma prctica cultural porque, lgicamente, hay que traducir una obra extranjera antes que
sea ampliamente disponible para su imitacin en el nuevo pas de recepcin.
8 La crtica de Maritegui sobre Riva-Agero la estudia ampliamente Cornejo Polar (1989: 67-86).
YUYAYKUSUN 49
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla
encuentran en El padre Blas Valera y El Inca Garcilaso de la Vega, ambas secciones
integradas a La historia en el Per ([1910] 1962-1997: IV: 9-30 y 31-197), en El Inca
Garcilaso de la Vega de Estudios de literatura peruana ([1916] 1962-1997: II: 1-62), y en
Las civilizaciones primitivas y el imperio incaico ([recopilado en 1966] 1962-1997: V). La
cuestin fundamental que grita para su resolucin es si las contradicciones del joven Riva-
Agero se resuelven con la madurez intelectual o si slo se resuelven con su metodologa
historiogrfca, dejando atrs su lozana teora literaria irresuelta.
Antes de continuar, es imprescindible recalcar que, al referirnos al Carcter de la lite-
ratura del Per independiente y a La historia en el Per, no estamos hablando de dos textos
inconsecuentes sino de los dos libros de mayor envergadura en la reestructuracin de la
cultura peruana hasta la aparicin de los 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana
de Jos Carlos Maritegui. Hay que repetirlo: si el Carcter de la literatura del Per inde-
pendiente fue el primer tratado de la historia literaria en el Per, La historia en el Per, de
una forma parecida, fue la primera investigacin signifcativa sobre la historiografa en el
Per
9
. Y un tratado sobre la historiografa en el Per tiene que comenzar con la poca que
introduce el alfabeto, o sea, con la colonia, y es preciso comenzar con el Inca Garcilaso de
la Vega, el primer historiador peruano que conquist fama internacional.
En los prximos lustros despus del Carcter de la literatura del Per independien-
te, Riva-Agero le dedicar mucho empeo defendiendo los Comentarios reales del Inca
Garcilaso de la Vega. Es decir, en vez de acudir a la madre patria castiza para inspiracin
acude a un autor peruano exiliado en la madre patria para este fn. Hay ms. Es una
defensa hispanista que respeta la recomendacin de Giner de los Ros que los espaoles
deben volver a la Edad Media espaola. Pero ya que el Per no tuvo Edad Media, Riva-
Agero vuelve a la colonia donde tiene que comenzar su tratado La historia en el Per.
Los Comentarios han sido de una autoridad indisputable desde su aparicin en 1609. Pero
durante el siglo XIX aparecieron impresas una mirada de fuentes nuevas, desde crnicas
inditas de Bartolom de las Casas, Anello Oliva, Bernab Cobo y Fernando Montesinos,
Pedro de Cieza de Len y las informaciones del virrey Toledo, hasta nuevas obras de
importantes historiadores durante el siglo XIX quienes aportaron nuevos documentos o
nuevas perspectivas sobre antiguos documentos. Entre ellos fguran Sebastin Llorente,
Antonio Raimondi, Jos Flix Blanco, Marcos Jimnez de la Espada, Joaqun Garca
Icazbalceta, Clements R. Markham y William Hickling Prescott. Luego la arqueologa y
las otras nuevas ciencias sociales tuvieron su papel en desprestigiar a Garcilaso. Todas estas
nuevas aportaciones pusieron en tela de juicio a la obra de Garcilaso, y Riva-Agero sac
su pluma-espada para amparar al primer gran cronista nacido en el Per
10
.
Por ejemplo, cuando el muy distinguido americanista Manuel Gonzlez de la Rosa
se atreve a negar la originalidad de Garcilaso, acusndolo de plagio, Riva-Agero redac-
9 Para Osmar Gonzlez Alvarado, el Carcter de de la literatura del Per independiente y La historia en el Per consti-
tuyen dos libros fundadores de los estudios peruanistas (2008: 334).
10 Posiblemente Blas Valera fue el primer gran cronista nacido en el Per, pero sin sus manuscritos no se inserta en la
proyeccin peruana hasta el siglo X y slo se inserta parcialmente.
50 YUYAYKUSUN
Thomas Ward
ta El padre Blas Valera para defender al insigne autor de los Comentarios reales ([1910]
1962-1997: IV: 12-13). De hecho, el Riva-Agero de 1910 es mesurado y lgico en la
metodologa que propone. En esta tesis para el doctorado explica, Valera y Garcilaso pre-
sentan el lado risueo y luminoso del gobierno de los Incas; las informaciones de Toledo,
el padre Cobo y Pedro Pizarro el lado oscuro y disforme. Tan errneo sera ver exclusiva-
mente este ltimo, como lo fue atender slo al primero ([1910] 1962-1997: IV: 181).
As Riva-Agero elabora una defensa de un Garcilaso que se ejerce en un campo polmico
y controvertido con una metodologa justa y equilibrada para juzgarlo y para defnir las
distintas trayectorias del ambiente cultural en el Per. Las contradicciones entre el medio
peruano y el idioma castellano en ese medio se resuelven en la historia. Una observacin
importante y til para entender a Riva-Agero constituye el hecho de que despus del
Carcter de la literatura del Per independiente no existe ninguna fgura histrica o literaria
que recibe ms atencin en sus escritos que el Inca Garcilaso de la Vega. Se puede con-
cluir, entonces, que Riva-Agero sinti alguna conexin intelectual y hasta espiritual con
el primer historiador peruano, quien naci durante la guerra inca-espaola la cual dur
cuarenta aos (1532-1572).
Expuesto lo anterior, cabe la pregunta, por qu los Comentarios reales son integrales a
los argumentos expuestos en La historia en el Per? Es fcil comprender y constatar cmo
las crnicas espaolas preservaron la ptica espaola, pero tambin hay que reconocer
que a pesar del quipu la versin de los incas desvaneca en el tiempo. Riva-Agero
hace un aviso: es verdad indiscutida que los indgenas al cabo de cien aos perdieron
casi todos los recuerdos del pasado incaico ([1910] 1962-97, IV: 73). Entonces lo que
queda es el mito, los mitos de los tiempos de antao, pero Garcilaso convierte esta mito-
loga en historia; le da forma palpable: Desde Huayna Cpac las nieblas legendarias se
van disipando en el relato de Garcilaso, y los acontecimientos toman un color histrico
y positivo ([1910] 1962-1997, IV: 132). El valor de Garcilaso es obvio. De acuerdo con
Jos Antonio Mazzotti, Garcilaso pudo preservar el sistema de smbolos que utilizaba la
elite cuzquea, dejando una especie de subtexto que tal vez, an hoy, se podra leer (1996:
28). Hay ms. Puesto que se haba codifcado el conocimiento del quipucamayoc, este
pudo desdoblarse con el conocimiento del Renacimiento que paulatinamente se expanda
de Italia a Francia, a Espaa, a Mxico y al Per
11
. Tres siglos ms tarde Riva-Agero,
haciendo eco de la metodologa establecida por Hostos con la etnologa de Bartolom de
Las Casas, pudo tomar este conocimiento expansivo andino y aunarlo con el ideal criollo
de la cultura.
Pero el valor del Inca Garcilaso para Riva-Agero no se circunscribe a su historio-
grafa, el mismo Garcilaso es decir, el hombre Garcilaso se convierte en modelo de
la peruanidad. El autor de La historia en el Per desarrolla esta idea y ve en el cronista el
perfecto tipo de la mezcla de las dos razas, americana y espaola ([1910] 1962-97, IV:
38). Entonces, como se constata en el Carcter, en La historia se entra en teora racial.
11 Sobre la expansin en Europa de la cultura renacentista de Italia, consltese Burckhardt (1914).
YUYAYKUSUN 51
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla
De acuerdo con las normas de su poca
12
Riva-Agero encontraba en el Inca Garcilaso la
fogosidad/viveza del espaol pero tambin la dulzura afectuosa y cierto candor, que
es muy comn descubrir bajo la proverbial desconfanza y cautela de nuestros indgenas
([1910] 1962-1997, IV: 38). A despecho de los estereotipos, hay un afn de creer que
tanto lo andino como lo europeo ofreca algo a una nacin peruana todava antes de
cumplir cien aos de su independencia. El papel del Inca Garcilaso en La historia en el
Per (1910) muestra las mudanzas que le ocurrieron a Riva-Agero un lustro despus de
la poca del Carcter, y sigue con el mismo papel renovando an ms su pensamiento en
el ensayo conmemorativo sobre el Inca cronista de 1916.
La historia en el Per documenta un gran paso haca lo que podra describirse como
un hispanismo bicultural, paso que se defne mejor y se fortalece cuando Riva-Agero
entra en la polmica histrica que mantena con Manuel Gonzlez de la Rosa en 1912
y que forece en el ensayo conmemorativo sobre el Inca Garcilaso. En este tratado de
1916, la obra de un historiador ms maduro, Riva-Agero escribira que Garcilaso era la
personifcacin ms alta y acabada de la ndole literaria del Per] ([1916] 1962-97, II:
6). No hay lugar para esbozar todos los rumbos intelectuales sobre la raza y etnia de Riva-
Agero, porque no disponemos ni de espacio ni de tiempo. Aqu nos interesa la motriz
que Riva-Agero encuentra en el Inca cronista para renovar su pensamiento.
Despus de la evolucin verifcada en el paso del Carcter de la literatura del Per
independiente a La historia en el Per, Riva-Agero contina refnando sus juicios. En el
conmemorativo El Inca Garcilaso de la Vega de 1916, l inserta al mestizo cuzqueo
(ya una categora hibrida) en la primera generacin criolla ([1916] 1962-97, 2:1-62).
Al hacer esto el novecentista injerta la idea de mestizaje al criollismo hacindolo una
doble categora de injertos. Mestizaje de un concepto mestizaje. Garcilaso, en su nuevo
papel exaltado de pertenecer a la primera generacin criolla, se convierte en el primero
y superior ejemplar de la aleacin de espritus que constituye el peruanismo] ([1916]
1962-97, II: 57; cursiva suya). Este ensayo representa la culminacin del pensamiento de
Riva-Agero en cuanto a la naturaleza de la peruanidad y en cuanto a la perfecta sntesis
de las ideas sobre la literatura de Carcter, del punto elogioso del mestizaje en La historia,
para llegar a ver que los mestizos peruanos tambin son criollos un paso signifcativo
que cancela las ideas colonialistas del Carcter pero que las cancela reorientndolas para
que un mestizo sea criollo, es decir resucitando un trmino de la colonia, para
ser vecino y de all ciudadano un primer vistazo a un Per cultural y biolgicamente
independiente.
Fue lgico que en 1905 Riva-Agero censurara a la imitacin pensando que la lite-
ratura criolla deba beber de la fuente hispnica de la costa peruana, menospreciando las
literaturas heterogneas que podran haber surgido en la repblica y que en 1910 acude
a un escritor que pas toda su adultez en la pennsula ibrica. Dentro de un colonialis-
12 Para las tendencias de formular estereotipos sobre las caractersticas de las razas durante el siglo XIX tardo vase Ward
(2007).
52 YUYAYKUSUN
Thomas Ward
mo interno que rige las mentalidades peruanas, la forma de llegar a lo que ms tarde
Jos Mara Arguedas llamara el Per profundo, es, debido a ese colonialismo, mediante
Espaa. Es decir que Riva-Agero llega al Per por medio de pautas espaolas no obs-
tante que lo hizo mediante un autor tan polifnico que el crtico Jos Antonio Mazzotti
pudo escribir sobre l los coros mestizos del Inca Garcilaso (1996). Es crucial destacar
que el criollista Riva-Agero se mostraba reticente ante la imitacin de las letras francesas,
y en 1910 propone inspirarse no en la Edad Media espaola sino en un peruano modelo
que viva durante la poca de la colonia peruana, aunque un peruano radicado en la pe-
nnsula ibrica.
Asimismo, existe otro aspecto de este concepto. En 1905 l ve a la literatura peruana
como una literatura regional de la metrpolis europea, pero en 1910, por sus lecturas del
escritor espaol Inca Garcilaso de la Vega, llega a concebir valor en lo peruano. Cmo
puedo yo llamar al Inca Garcilaso un escritor espaol? Tiene que ver con la percepcin
de Riva-Agero. Es algo as como Oscar Wilde escribiendo Salom en francs. O ms
como Isidore Lucien Ducasse (nombre de pluma: Comte de Lautramont), poeta fran-
cfono uruguayo conocido casi universalmente como poeta francs. El Inca Garcilaso
eligi escribir en castellano, no en quechua, lo cual segn el criterio de Riva-Agero en su
Carcter implica que Garcilaso no es sino un escritor espaol, un escritor espaol oriundo
de una provincia espaola llamada Per.
Pero es ms que una sencilla decisin de elegir un idioma u otro. Tampoco se trata
de una visin a priori de Riva-Agero. Como con toda cuestin lingstica, hay un ingre-
diente cultural. La investigadora Mercedes Serna Arnaiz de la Universidad de Barcelona
nota que Garcilaso se empeaba con la traduccin por ms de veinte aos en Montilla,
Andaluca. Durante aquella poca, ella nota ella que Garcilaso dispona de tiempo su-
fciente como para haberse empapado del ambiente humanstico. Es ms, Garcilaso se
desempeaba en entrar en la sociedad espaola, hacerse un lugar importante entre los
humanistas para, con la pluma y con la espada, demostrar que un indio est tan capaci-
tado como un espaol para ser un humanista y que puede llegar a ellos si dispone de la
formacin necesaria y, en particular, de escritura, que es el nico elemento cultural de que
su pueblo careci, a juicio suyo (2009: 129). As que culturalmente Garcilaso tena no
poco de espaolidad en su carcter, su persona, su medio y su experiencia, y claro, en su
escritura, por lo que Riva-Agero no se equivoca del todo. Pero ojo: no estamos diciendo
que un Garcilaso como espaol es la nica posibilidad de entenderlo sino una de muchas.
Antonio Cornejo Polar enumera algunas otras: Garcilaso habla a veces como servidor fel
de su Majestad, a veces como mestizo doblemente noble, a veces simplemente como mes-
tizo, a veces como Inca y a veces como indio (1994: 94). Lo que propongo aqu es que
Garcilaso podra leerse como escritor espaol (y sera errneo descartar completamente
esta faz de su obra) y es una de las apreciaciones de l que le hizo aceptable a Riva-Agero
como modelo nacional, lo cual no habra sido posible si Garcilaso hubiera tomado la
decisin de escribir en quechua. Entonces es mediante un escritor espaol que Riva-
Agero se pone en contacto con el Per profundo, un discernimiento que se fortaleca
YUYAYKUSUN 53
Del novecentismo transatlntico a la primera generacin criolla
con su viaje por el Per, la fuente de sus Paisajes peruanos que redact entre 1916-1917.
Con El Inca Garcilaso de la Vega la transicin de Riva-Agero abarca una ideologa
completa y coherente. Al llegar al Per mediante un escritor espaol se puede afrmar
que el ideal de Riva-Agero es la asimilacin, casi paradjicamente al estilo francs en las
colonias francfonas de frica durante la segunda mitad del siglo XIX. Todo el mundo
que escribe en espaol es espaol y la provincia peruana, ya la posterior nacin peruana,
puede aceptar los elementos autctonos con tal de que sean asimilados al ideal criollo.
La propuesta de Riva-Agero de un Garcilaso perteneciente a la primera genera-
cin criolla abre un espacio para que posteriormente Maritegui proclame que Garcilaso
es el primer peruano, sin dejar de ser espaol (1988: 211)
13
. En esta misma lnea de
pensamiento se encuentran Ral Porras Barrenechea quien llama a Garcilaso el primer
peruano espiritual (1955: 19) y, en el mismo ao, Luis E. Valcrcel quien declara que
Garcilaso representa la verdadera unidad que es la patria peruana (1955: 147). En fn,
estos campeones de la cultura peruana parten del terreno abierto por Riva-Agero. Pero
tambin, as como el Inca remodul los conceptos andinos en una bella prosa renacentista
y criolla, los criollos posteriores como Maritegui, Valcrcel, Porras Barrenechea y otros
tambin pueden abrazar lo andino en un nuevo concepto criollista inclusivo.
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13 En el mismo pasaje Maritegui matiza esta idea afrmando asimismo que Garcilaso es ms inca que conquistador,
ms quechua que espaol (1988, 211). Es cuestin de grados.
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57

YUYAYKUSUN 3 (2010) 57-72 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
1
Discurso en su memoria en la Academia Nacional de Historia
David Sobrevilla
RESUMEN
El texto es un homenaje a la vida y obra de Fernando Silva Santisteban, un intelectual que manej con
soltura las especialidades de la historia, la antropologa y la arqueologa, adems de otras reas de las
ciencias naturales y la flosofa. No se interes solamente de temas generales o nacionales, sino tambin
del mbito local y regional, en este caso, de Cajamarca.
ABSTRACT
Te following text is a tribute to life and work of Fernando Silva Santisteban, an intellectual who
handle with ease the areas of History, Anthropology and Archeology; as well as, other areas. He
was not only interested in general or national themes, but also local and regional ones, in this case,
Cajamarca.
D
ebo al generoso pedido de la Sra. Teresa Guedes de Silva Santisteban y a la
benevolencia del Sr. Director de la Academia Nacional de Historia, mi antiguo
profesor en la Universidad Catlica del Per, Dr. Jos Agustn de la Puente
Candamo, el inmerecido privilegio de hablar esta noche en esta ceremonia en recuerdo
de Fernando Silva Santisteban. Les agradezco el honor, esperando estar a la altura de la
responsabilidad de evocar en la forma debida la memoria del gran historiador y antrop-
logo peruano.
Tuve la suerte de conocerlo en 1978 cuando Fernando estaba preparando una
Historia del Per que editaba junto con Juan Meja Baca en 12 tomos y para la que
me solicit que colaborara escribiendo la parte destinada a las ideas en el Per con-
temporneo. Duccio Bonavia lo ha evocado bien con su fgura espigada, su mandbula
prominente y su sonrisa bonachona
2
. Era un gran conversador, un profesor carismtico
y un hombre amante de la vida: de su mujer, sus hijos y nieta, de su trabajo y del Per,
sobre todo del Per indgena y de Cajamarca, un hombre que apreciaba a sus amigos y
alumnos y que adoraba a sus perros al igual que otro eminente intelectual peruano:
don Manuel Gonzlez Prada.
1 Discurso pronunciado el 3 de julio de 2007 en la Academia Nacional de Historia en el acto en memoria de Fernando
Silva Santisteban. Tomo el ttulo de este discurso del texto de Jorge Basadre Elogio y elega de Jos Mara Eguren,
en: Equivocaciones (1928). En la edicin defnitiva de este artculo (1977) don Jorge le cambi de ttulo a solo Elogio
de Jos Mara Eguren.
2 Vase su discurso en honor de Fernando Silva Santisteban al serle concedido pstumamente el doctorado honoris cau-
sa por la Universidad Nacional de Educacin Enrique Guzmn y Valle - La Cantuta. En: La insignia, 13 de febrero
de 2007: http://www.lainsignia.org/2007/febrero/cul-017.htm.
58 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
A continuacin me voy a ocupar de la vida y obra de Silva Santisteban, y en una
consideracin fnal me referir a su propsito a las posibilidades de un intelectual con-
temporneo, en especial del Tercer Mundo. Por razones obvias slo voy a tocar los textos
mayores del homenajeado.
Infancia y juventud
Fernando Silva Santisteban Bernal naci en Cajamarca en el barrio de San Pedro el 10 de
febrero de 1929 como hijo del abogado y educador Osas Silva Santisteban y de Yolanda
Bernal Fusconi. Entre sus ancestros se encontraba el ilustre jurisconsulto Jos Silva
Santisteban. De su padre guardaba Fernando el recuerdo de un hombre justo, ilustrado
y de amplio criterio que supo imbuir en l el amor por la historia contndole por la
noche despus de la cena hechos histricos y leyndole la Historia de la conquista del Per
de Guillermo Prescott
3
, libro que siempre apreci mucho; y de su madre la memoria de
una mujer muy bondadosa, entendida en ungentos que se los aplicaba a los indios que
venan a su casa para que los curara
4
.
En una entrevista cuenta Fernando que cuando era muchacho se distingua en
Cajamarca a tres grupos de personas: a los ricos, los decentes y al pueblo, y que a los in-
dgenas no se les ubicaba en ninguno de ellos y se les menospreciaba. As cuando l se les
aproximaba, la gente que lo conoca le reprochaba: Qu tienes que meterte t con los
indios?. El entrevistador le pregunta entonces a qu grupo perteneca l mismo, a lo que
Silva Santisteban le responde: A los decentes venidos a menos
5
.
Estudi primaria en el colegio de Carmen Requejo y secundaria en el famoso y tra-
dicional plantel cajamarquino San Ramn. All hizo algunos amigos de por vida: Rger
Guerra-Garca, Andrs Zevallos, Luis Miranda Sattui, entre otros.
Inicialmente Fernando pens ser pintor y fue as como se aproxim al gran maestro
naiv cajamarquino Mario Urteaga. Contaba que en su ciudad natal solo se poda conse-
guir algunos colores al leo, por lo que muchos otros tena que preparrselos l mismo.
Urteaga, a quien ayudaba, le enseaba las tcnicas pictricas y le mostraba libros acerca de
grandes artistas. Entre ellos Silva Santisteban cultiv una gran admiracin por el pintor
preciosista espaol del siglo XIX Mariano Fortuny y Marsal
6
. Por entonces se dedic a
algunas actividades comerciales como a llevar laurel en un camioncito hacia la costa para
venderlo, a fn de poder sostenerse y estudiar. Tambin debe haber conocido ya por aque-
lla poca a travs de amigos a Mariano Iberico Rodrguez, quien vena peridicamente a
Cajamarca y ya era una reconocida fgura de la flosofa y del foro nacionales. Guard de
por vida una gran admiracin por don Mariano, y en 1990 hizo que el Instituto Nacional
3 Conversaciones con Hernn Alva Orlandini, en: H. Alva Orlandini, Un alto en el camino del Per. Lima: E. Univer-
sitaria, 1979; II: 336.
4 Entrevista con Fernando Silva Santisteban en: El Comercio. Lima, 9 de mayo de 2005: A12.
5 Ibdem.
6 Conversaciones con Hernn Alva Orlandini, Ibdem.
YUYAYKUSUN 59
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
de Cultura de Cajamarca le editara unos poemas que Iberico haba escrito pero no haba
publicado y se los prolog
7
.
Aos de aprendizaje
En 1950 Silva Santisteban ingres a la Universidad Nacional de Trujillo para cursar estudios
de derecho los cuales interrumpi, pues un ao despus regres a Cajamarca continuando
con sus actividades comerciales. En 1952 se traslad a Lima ingresando a la Universidad
de San Marcos para proseguir all sus estudios de leyes, a la vez que asista al Instituto de
Historia. Tuvo como maestros a Luis E. Valcrcel, Ral Porras Barrenecha, Jorge Muelle,
Ella Dunbar Temple, Alberto Tauro del Pino y a otros ms. Su contacto reaviv en Fernando
la afcin por la historia, abandonando entonces defnitivamente los estudios jurdicos.
Entre los amigos que por entonces hizo se hallaban Carlos Aranbar, Federico Kaufmann
Doig, Pablo Macera, Anbal Quijano, Ral Rivera Serna, Vicente Gerbi y Alfredo Torero.
Tambin conoci en San Marcos a Emilio Choy. Mario Urteaga le haba dado una carta de
recomendacin para Camilo Blas, quien a su vez le present a Jos Mara Arguedas, quien
jug un papel determinante en su vida y con quien mantuvo una gran amistad.
En 1953 Alberto Tauro lo llev a la Biblioteca Nacional presentndole a su director
Cristbal de Losada y Puga. Este haba sido alumno de don Osas Silva Santisteban y
qued gratamente impresionado al conocer a su hijo, por lo que de inmediato lo contrat
para que trabajara en el Departamento de Investigaciones Bibliogrfcas. Fernando per-
maneci all hasta 1960. De su permanencia en esta institucin dan testimonio su tesis
de Bachillerato en Humanidades Contribucin al estudio de la Archivologa en el Per, sus-
tentada en San Marcos el 24 de junio de 1957, y el artculo Algunos Archivos Histricos
y repositorios en Lima del ao siguiente.
Silva Santisteban se gradu brillantemente de Doctor en Historia en la misma
Universidad el 10 de diciembre de 1958 con la tesis Los obrajes en el Virreinato del Per. La
reelabor en Mxico y seis aos despus, en 1964, fue publicada por el Museo Nacional
de Historia, mereciendo los Premios Nacional de Historia y Nacional de Fomento a la
Cultura. Se trata de un trabajo admirable que se inscribe en lo que se denomina historia
econmica sobre estas instalaciones en que se labraba paos. El autor la elabor en los
archivos y repositorios coloniales de los sitios con los ncleos fabriles ms importantes
lleg a ubicar hasta trescientos obrajes, y visit algunos lugares donde haban fun-
cionado, como, por ejemplo, los situados en Cajamarca.
Silva Santisteban estudia en su tesis con todo detalle el origen de los obrajes, el de-
sarrollo de la industria fabril, la poltica espaola al respecto y sus distintos perodos.
Examina tambin las clases de obrajes, el trabajo que se cumpla en ellos, las tcnicas y
condiciones laborales. Analiza la legislacin del trabajo, la distancia entre las leyes que
regan la actividad en los obrajes y su realidad, y los conatos de rebelin que se produje-
7 Mariano Iberico, Poemas. Prlogo de Fernando Silva-Santisteban. Cajamarca: INC/Lluvia, 1990.
60 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
ron en ellos. Indaga luego por la geografa de los obrajes en el Per, y termina con unas
consideraciones generales. Se trata de una investigacin innovadora que arroja nueva luz
sobre la economa colonial peruana: en contra de la tesis de que sta tuvo un rgimen
exclusivamente feudal, prueba que con los obrajes se inici el industrialismo en el Per,
con toda la terrible situacin de injusticia y explotacin aparejadas. Muestra que las auto-
ridades espaolas no hicieron nada por desarrollar esta industria incipiente, preocupadas
como estaban porque los paos producidos en los obrajes pudieran llegar a constituir una
competencia para los importados de Espaa. De all que la calidad de la produccin de
las telas elaboradas en los obrajes dejara mucho que desear y que, cuando el mercado se
abri a las importaciones del extranjero, esta industria incipiente colaps.
En 1959 ingres Fernando a trabajar en la Universidad de San Marcos como profesor
del curso de Historia Universal en la Facultad de Letras dictando su primera clase el mes
de agosto. Poco despus obtuvo una beca de la Organizacin de los Estados Americanos
para estudiar en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico, donde quera perfeccionar
sus conocimientos en historia econmica. All permaneci hasta 1961 y conoci y recibi
los consejos de Alfonso Caso, Pablo Martnez del Ro, Juan Comas, Luis Chvez Orosco y
sobre todo del eminente antroplogo Gonzalo Aguirre Beltrn. Los dos aos de aprendizaje
en Mxico lo llevaron a reorientar sus estudios hacia la antropologa y a reencauzar sus inves-
tigaciones histricas procurndoles una base antropolgica. Por entonces se cas con Aura
Manrique, con quien tuvo posteriormente dos hijos: Roco, nacida en 1963 y que es una re-
conocida poeta nacional, y Ricardo que vino al mundo en 1964, es camargrafo y tiene una
empresa dedicada a esta actividad en Miami. La unin con Aura dur hasta el ao 1968.
Aos de peregrinaje
De regreso al Per en 1961 inici Fernando una existencia trashumante como profesor
universitario y funcionario pblico. Trabaj entre dicho ao y hasta 1963 como profe-
sor de historia y antropologa en la refundada Universidad de Huamanga, cuyo primer
Rector fue Fernando Romero.
El ao 1964 despleg una intensa actividad: ingres a ensear a la Universidad Peruana
Cayetano Heredia; y, a solicitud de Jos Mara Arguedas, fue nombrado Director del Museo
Nacional de Historia y Director de la Casa de la Cultura del Per. Al ao siguiente, 1967,
recibi las Palmas Magisteriales en el grado de Comendador. En la Casa de la Cultura per-
maneci hasta 1968; all edit la revista Cultura y Pueblo (1964-68), estableci numerosas
fliales, reorganiz la Orquesta Sinfnica Nacional y fund el Coro Nacional.
Por entonces conoci Fernando a la soprano Teresa Guedes con la que despus se
casara. Fue la mujer de su vida como sostiene su amigo Rger Guerra-Garca: le supo dar
amor, comprensin, ayuda y estabilidad.
Entre los aos de 1968 y 1970 trabaj Silva Santisteban en la Universidad Nacional
de Cajamarca, como profesor de Ciencias Sociales y Director de Investigaciones. Lleg a
ser postulado para Rector de esta casa de estudios, pero sin ser elegido. En 1970 public
YUYAYKUSUN 61
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
en la revista Fnix su importante artculo Carcter, unidad y sentido de la cultura an-
tigua del Per. Se trata de un trabajo de sntesis escrito desde una triple perspectiva: la
antropolgica, la histrica y la arqueolgica. El autor describe aqu inicialmente las fases
o etapas consecutivas del proceso histrico de la cultura peruana, y seala despus que en
la sucesin de horizontes posteriores a la Revolucin Neoltica se fue perflando un ritmo
repetido: a pocas de unifcacin siguieron otras de diferenciacin constituyndose una
curva sinuosa progresiva en la que ninguna depresin retorna nunca al nivel precedente.
En opinin de Silva Santisteban, la caracterstica ms notable de la cultura del Per anti-
guo, o sea del hombre peruano originario, fue su capacidad de adaptacin al medio y su
inquebrantable voluntad por dominarlo. El sentido de la cultura del Per antiguo sera
que, en su esfuerzo por enseorearse de lo inaccesible a la observacin y a la experiencia,
cre ella su propia versin del mundo de lo sobrenatural.
En 1971 Fernando Silva Santisteban ingres a la Universidad Enrique Guzmn y
Valle, La Cantuta, para organizar y dirigir su Escuela de Postgrado, permaneciendo all
hasta 1976.
Aos de madurez
El mismo ao de 1971, a invitacin de Antonio Pinilla Snchez Concha, Rector y fun-
dador de la Universidad de Lima, comenz a trabajar en esta institucin como profesor
de los cursos de Historia, Antropologa y Antropologa Jurdica. Permanecera all 29
aos llegando ser Decano de la Facultad de Ciencias Humanas en dos perodos: de 1984
a 1987 y de 1990 a 1993. Tambin fue candidato a Rector el ao 1985, pero sin ganar
la eleccin.
Como l mismo ha escrito, luego de varios aos como docente con una existencia
trashumante la permanencia en la Universidad de Lima lo hizo sentar cabeza como maestro
universitario al hallar en esta casa de estudios las condiciones de trabajo que le permitieron
desarrollar su labor docente y sus investigaciones en un mbito de organizacin y serie-
dad en el mbito acadmico, y de respeto en el orden personal
8
. De los apuntes para sus
cursos nacieron numerosos libros: Antropologa (Lima: Universidad de Lima, 1977, 1998),
Historia del Per (3 vol., 1982), El mundo andino, de la caza a las tecnologas agropecuarias
(1992), Notas sobre la idiosincrasia de Occidente (1993). Y de sus investigaciones privadas
surgieron las obras Historia de nuestro tiempo (1995) y Desarrollo poltico en las sociedades de
la civilizacin andina (1997). Quisiramos ahora examinar estas publicaciones y referirnos a
algunos acontecimientos importantes en la vida de Fernando Silva Santisteban.
La primera edicin de Antropologa. Conceptos y nociones generales es, como hemos
dicho, de 1977 y la cuarta y defnitiva de 1998. En esta ltima edicin el libro consta de
diez captulos que se ocupan sucesivamente de: la ciencia antropolgica (I), la evolucin
8 Discurso de recepcin de la distincin como Profesor Emrito, en: Homenaje a los Profesores Emritos Antonino Espi-
noza Laa y Fernando Silva Santisteban. Lima, Universidad de Lima, 2000: 57.
62 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
(II), el origen del hombre (III), las razas humanas (IV), sociedad y cultura (V), estruc-
tura y dinmica de la cultura (VI), la produccin (VII), familia y parentesco (VIII), la
estructura social (IX) y mito, magia y religin (X). El autor afrma con modestia que no se
trata de una introduccin a la antropologa sino de un manual, un texto de informacin
general y sucinta sobre los aspectos de la naturaleza humana y de la vida social que cons-
tituyen la preocupacin fundamental de la antropologa (1998: 11). Mas en realidad
este libro es mucho ms que un mero manual si por ste entendemos un libro en que
se comprende lo ms sustancial de una materia como reza la defnicin pertinente del
Diccionario de la Real Academia Espaola de la Lengua. En efecto, Silva Santisteban se
preocup por organizar un excelente libro de iniciacin a la antropologa que abarcara los
temas ms importantes del conocimiento antropolgico y de ir actualizando los distintos
captulos del mismo. Esto se hace, claro, si comparamos la primera edicin del libro de
1977 con la cuarta de 1998: sta ha complementado casi todos los captulos primigenios
agregando una enorme masa de datos nuevos y ha corregido las informaciones superadas
por los avances cientfcos de la disciplina. Por ejemplo, en la seccin sobre Naturaleza y
concepto de la cultura afrmaba la edicin de 1977 que la cultura comprende todos los
modos de comportamiento socialmente adquiridos, por lo tanto es la manera de pensar,
de sentir, de actuar y de creer de los grupos humanos, es decir la manera total de vivir de
las sociedades y de cmo stas se adaptan al ambiente y logran transformarlo (1977: 32;
subrayado nuestro). En cambio, en la ltima edicin Silva Santisteban hace una conside-
racin mucho ms amplia sobre el particular teniendo en cuenta los planteamientos que
entretanto se haban hecho dentro de la comunidad cientfca en torno a que el concepto
de cultura debe ser extendido a las sociedades animales y que ella debe ser concebida
como informacin (1998: 185 ss.). Sin duda, aunque Antropologa. Conceptos y nociones
generales solo sea un libro de iniciacin, es la mejor obra escrita sobre el tema entre no-
sotros, como lo prueba el gran nmero de ediciones que alcanz, estando sin duda a la
altura de las mejores publicaciones extranjeras sobre la materia.
A partir de 1978 Silva Santisteban edit con el librero Juan Meja Baca la obra colec-
tiva Historia del Per en 12 tomos, contando con los aportes de numerosos especialistas.
Con este motivo se acerc al historiador Jorge Basadre quien prepar para esta coleccin
el ltimo artculo que escribi. La Historia del Per apareci en octubre de 1980 y segn
un juicio ampliamente compartido es la mejor obra de conjunto sobre el tema.
El ao 1982 Fernando Silva Santisteban public una pequea Historia del Per en
tres volmenes dedicados al Per Antiguo, al Per colonial y al Per republicano
(Lima; Bho y Editora Nuevo Per;
2
1995-96). Explicaba el autor en su nota prologal
que el editor se la haba solicitado pensando en la necesidad que existe en nuestro medio
y en la obvia funcin social que puede cumplir una Historia del Per, de todas las pocas,
en la que se recojan la informacin, las reevaluaciones y los planteamientos que los espe-
cialistas vienen aportando a la historia peruana y se viertan en una versin comprensible
y accesible a un nmero amplio de lectores (
2
1995-96: 1: 7). Fernando declaraba que
asumi esta tarea con la preocupacin de no dejar de lado nada que pudiera afectar la
YUYAYKUSUN 63
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
comprensin general de la historia peruana, de no destacar solo la historia poltica y de
enfatizar sobre todo los cambios signifcativos que conferen su sentido a la historia: los
procesos ms que los hechos, las instituciones ms que los hombres y las contradicciones
y fenmenos sociales ms que los factores adjetivos.
En nuestra opinin, el primer volumen es el ms logrado de los tres, pues en l pudo
poner en obra Silva Santisteban su ideal de una historia con base antropolgica. Lo hace
as con toda sapiencia al referirse al origen del hombre americano, al perodo arcaico de
la historia peruana y a la revolucin agropecuaria, al horizonte temprano, al horizonte
medio y, fnalmente, al Imperio de los Incas. Es impresionante la enorme cantidad de
informacin que maneja el autor, pero asimismo su franqueza para destacar problemas
subsistentes, como que an no existe una defnicin satisfactoria del ayllu que recoja
todas sus caractersticas, o que se conoce todava menos sobre la divisin binaria de los
sistemas sociales en el Per Antiguo.
Consecuente con el propsito de Fernando de relatar procesos y no hechos, el se-
gundo volumen toca la Conquista del Imperio Incaico, la organizacin del Virreinato,
el proceso de aculturacin, ofreciendo solo al fnal una relacin cronolgica de los go-
bernantes y de algunos hechos ocurridos durante sus gobiernos. Silva Santisteban trata
de dar respuesta a algunas preguntas fundamentales como por qu se produjo la cada
tan rpida del Imperio Incaico, o cul fue el signifcado social, econmico y poltico de
la conquista; y pone un nfasis fundamental en mostrar que en el Virreinato existi un
comercio considerable y una industrializacin incipiente.
De manera semejante el tercer volumen, dedicado como dijimos al Per
Republicano, est atravesado por algunas interrogantes bsicas: le fue otorgada al
Per la independencia?, a qu se debi la guerra con Chile y cules fueron los factores
que precipitaron la derrota peruano-boliviana en la misma?, cmo se reconstruy el
pas y se desarroll un capitalismo dependiente?, cmo se produjo el afanzamiento
de la dominacin imperialista y la emergencia de las corrientes populares?, por qu
no ha funcionado la democracia en el Per y sigue viviendo el pas entre las dictaduras
y las crisis? A toda estas preguntas intenta dar respuesta el autor con conocimiento,
ponderacin y solvencia.
Entre los aos 1985 y 1987 Fernando fue nombrado nuevamente Director del Instituto
Nacional de Cultura antes Casa de la Cultura del Per. Y entre los aos 1986 y 1991
fue designado miembro de la Comisin Interamericana de Cultura de la Organizacin de
Estados Americanos, que presidi entre 1987 y 1988. Este ltimo ao viaj al Japn invi-
tado por la Japan Foundation para ofrecer conferencias en Sofa y Osaka. Toda esta intensa
actividad le ocasion un primer infarto en 1988, del que se recuper.
El ao 1990 Silva Santisteban public el texto El mundo andino. De la caza a las tec-
nologas agropecuarias (Lima: Universidad de Lima; Cuaderno de Historia de la Facultad
de Humanidades N XI). En su nota prologal el autor seala que, como no existe un texto
de divulgacin sobre los orgenes y primeras etapas de desarrollo de la civilizacin andina,
l lo haba querido componer con esta obra. Se ocupa introductoriamente de los orgenes
64 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
de la civilizacin andina, de las caractersticas de la regin en que se desarroll y de las
de su espacio cultural. La primera parte de la investigacin est destinada a referirse a los
restos conservados de los cazadores-recolectores del perodo ltico, y la segunda a exami-
nar los rasgos de la revolucin agropecuaria en el Per: los instrumentos de labranza, la
domesticacin de animales, la tecnologa agraria y el almacenamiento y conservacin de
los alimentos. Se trata de un texto muy informado escrito otra vez desde una triple pers-
pectiva: la arqueolgica, la antropolgica y la histrica.
A inicios del ao 1992 se le detect una primera manifestacin cancerosa. Fue ope-
rado el 30 de enero y se recuper de la enfermedad.
Mientras en sus trabajos anteriores Silva Santisteban se haba ocupado de asuntos
peruanos y haba ofrecido una introduccin a la antropologa, su libro siguiente iba a
cambiar de tema. En 1993 iba a publicar Notas sobre la idiosincrasia de Occidente (Lima:
Universidad de Lima), que comienza con estas interrogaciones: en virtud de qu cuali-
dades o de qu condiciones impusieron su hegemona las naciones europeas?, cmo se
explica el xito sorprendente de la expansin occidental? En su libro el autor va enun-
ciando los factores que en su opinin contribuyeron a crear la grandeza de Occidente: la
fe de los occidentales en s mismos, la creencia en su superioridad racial, el empleo de la
escritura y de la tcnica, la cosmovisin cristiana, el individualismo al lado del cual se
desarroll tambin el socialismo, la idea occidental del amor, el racionalismo griego,
la utilizacin del caballo, de las armas, de los instrumentos, etc. Al fnal enfatiza el autor
que lo que en realidad hizo de Occidente una civilizacin diferente de las dems fue
menos su propia inventiva que su disposicin para aprender, su capacidad para adoptar
herramientas, tcnicas o sistemas creados en otras partes del mundo, llevndolos a los
ms altos ndices de efcacia y explotndolos con la mayor efectividad (106), y, sobre
todo, la racionalidad y el afn de aplicar el pensamiento lgico-racional a los diversos
aspectos de la vida social. En los ltimos siglos el proceso de industrializacin habra
acelerado enormemente el proceso del desarrollo occidental y las diferencias entre el
Occidente y las culturas de otros continentes. Siguiendo la tesis sentada por Max Weber
seala Silva Santisteban que fue en especial el racionalismo el que ha elevado a la civili-
zacin occidental sobre todas las otras.
El mes de julio de 1994 iba a volver a recibir Silva Santisteban las Palmas Magisteriales,
pero esta vez en el grado de Amauta.
Premunido con los libros anteriores de amplios conocimientos sobre el desarrollo
del Per y de la civilizacin occidental, pudo volcarse Silva Santisteban a la tarea de dar
respuesta a las preguntas sobre cules sean las causas de la crisis peruana actual y cules
pudieran ser las soluciones para superarla. Lo hizo en el Prlogo del libro que compil y
que lleva por ttulo Historia de nuestro tiempo. Testimonios (Lima: Universidad de Lima,
1995). Quera quizs encontrar la respuesta a la clebre pregunta de Zavalita en la novela
de Mario Vargas Llosa Conversacin en la Catedral (1969) de cundo se jodi el Per.
Como explica Fernando, se trata de un libro de historia oral: con las respuestas de un
grupo signifcativo de personalidades peruanas sobre los aspectos sociales, polticos, eco-
YUYAYKUSUN 65
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
nmicos y culturales de nuestro pas en el marco de un proceso de corta duracin los
cincuenta aos transcurridos entre 1945 y 1995. Nosotros nos restringiremos aqu a
exponer los puntos de vista del compilador en su Prlogo.
Silva Santisteban afrma que todo parece indicar que nos hallamos al fnal de una
poca: un tiempo en el que se desintegran las estructuras de poder que mantuvieron el
mundo ms o menos en equilibrio. La marejada que trastorna la vida de los pases de-
sarrollados afecta tambin a los del Tercer Mundo aunque de distinta manera. Nosotros
los tercermundistas vivimos engandonos tratando de incorporarnos a la economa y al
estilo de vida de los pases industrializados, sin tener ni el conocimiento ni la tecnologa
que lo permitan, por lo que nuestros esfuerzos fracasan y se gesta en nosotros un complejo
de inferioridad colectivo que se expresa en un etnocentrismo autodenigrante.
En el caso del Per, nuestra sociedad est culminando una etapa de transformacin
tal vez la ms signifcativa desde la conquista espaola, a la vez que se ha profundiza-
do la crisis del Estado, al punto de haberse generado una situacin anmica en la relacin
entre el Estado y la sociedad.
Extrayendo conclusiones de su trabajo sobre la idiosincrasia de Occidente, expresa
el autor que mientras que en Europa se incorporaron a la cultura occidental los descu-
brimientos e inventos logrados en otras civilizaciones del Viejo Mundo, y que mientras
lo mismo est sucediendo actualmente en el acelerado proceso de desarrollo de algunos
pases orientales como China y la India, en Amrica Latina esto no ha sucedido, porque
los pases colonialistas bloquearon el acceso al conocimiento en sus colonias gracias a
estructuras de dominacin que impedan el fujo informativo.
Para Silva Santisteban los problemas nacionales son muchos, pero son fcilmente
identifcables: la pobreza, el desempleo, la desnutricin, el centralismo y la fragmenta-
cin del pas, la debilidad del Estado que atraviesa una situacin de crisis persistente, la
dependencia del exterior, el bajo nivel del desarrollo cientfco y tecnolgico, la violencia
estructural y el conficto, la corrupcin y el narcotrfco, la delincuencia, pero sobre todo
la defciencia del sistema educativo. Fenmenos que alimentan la crisis y son al mismo
tiempo sus consecuencias.
En los ltimos cincuenta aos de la vida nacional se habran producido en el Per
cambios socioeconmicos que desembocaron en una revolucin demogrfca provocan-
do el traslado de grandes multitudes del campo a la ciudad con la fnalidad de buscar
trabajo y mejores condiciones de vida. Esta revolucin poco habra tenido que ver con el
terrorismo y con Sendero Luminoso. Estuvo colocada ms bien bajo el signo de la infor-
malidad: fue una actividad al margen de la ley, pero que ha contribuido a sostener la vida
econmica del pas.
Silva Santisteban sostiene que el antiguo Estado no fue nunca un agente promotor
del desarrollo, y que un nuevo Estado debera establecer una poltica descentralista y
plantear una estrategia de desarrollo a mediano y largo plazo que reconozca las diversida-
des regionales. Y enfatiza que sin proyectos econmicos y educativos a mediano y largo
plazo es imposible un desarrollo sostenible.
66 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
Acota que el gobierno de las Fuerzas Armadas elimin el problema del indio y del
rgimen de la tierra, pero sin mejorar los estndares de vida y produciendo el sobredimen-
sionamiento del Estado. En cualquier caso, como resultado de este proceso no quedan
ms clases dominantes y dominadas, o en todo caso han desaparecido las relaciones de
subordinacin entre ellas.
Termina pronuncindose contra la tesis de Fukuyama del fn de la historia, ponien-
do en su lugar como meta deseable el fn de la dominacin.
Desarrollo poltico en las sociedades de la civilizacin andina (Lima: Universidad de
Lima, 1997) es otro de los libros fundamentales de Fernando Silva Santisteban. En su
opinin, la historia peruana debera dividirse en tres grandes pocas: la del Per Antiguo
o poca de la Civilizacin Andina, la del Per Colonial y la del Per Republicano con
dos perodos de transicin: la de la Conquista situada entre la primera y segunda poca, y
la de la Emancipacin entre la segunda y tercera. Sostena el autor que no deberamos
hablar de civilizacin prehispnica, porque al hacerlo estamos tomando como punto de
referencia la civilizacin occidental y no nuestra propia realidad. Destaca que la civi-
lizacin andina fue una de las tres nicas civilizaciones junto con la mesopotmica
y la mesoamericana que irrumpi sin vinculaciones ni precedentes culturales, como
sucedi con otras grandes civilizaciones como la egipcia, india, china, griega y romana.
Considerando que el aspecto ms signifcativo del desarrollo de las sociedades es el po-
ltico como sostena Hegel, Silva Santisteban busca describir el proceso poltico de
la civilizacin andina en especial sobre la base de los hallazgos arqueolgicos y de otras
fuentes. Su fnalidad era elaborar un esquema del desarrollo poltico de la civilizacin
andina que fuera sencillo, inteligible y de mayor signifcacin histrica que las secuencias
de horizontes y perodos elaborados por la arqueologa. Estableca as seis fases o tipos
de organizacin poltica: 1. sociedades igualitarias o segmentarias, 2. sociedades de jefa-
tura, 3. Estados prstinos, 4. Estados expansivos, 5. Imperios regionales, y 6. Imperio
universal andino. Segn este esquema es en la tercera fase que habra surgido el Estado.
Los elementos que evidenciaran su surgimiento son, fundamentalmente, la existencia de
una forma de poder que entraa la inclusin total de las instituciones, el control de los
excedentes productivos, el establecimiento de sistemas de reciprocidad y redistribucin,
la existencia de sistemas de clculo y registro, un contexto de normas, la manipulacin
de la ideologa (de los mitos, la religin y el ritual) y la presencia de una burocracia y de
una fuerza militar eventual o permanente. Los primeros Estados prstinos seran Caral y
Aspero en el Valle de Supe, las Haldas y Sechn Alto en Casma, la Huaca de los Reyes en el
Valle de Moche, la Galgada en la vertiente occidental de la Cordillera Negra, Huacaloma
en Cajamarca, y Kotosh (fase Mito) en Hunuco, entre los ms representativos.
Fernando Silva Santisteban dej la Universidad de Lima en febrero de 1999 al cum-
plir 70 aos. Al ao siguiente tuvo que ser operado del corazn. El 5 de setiembre fue
nombrado Profesor Emrito de dicha Universidad, pronunciando un discurso de agra-
decimiento en que se refri a la crisis peruana y a la forma cmo deban encarar los
docentes universitarios la quiebra de la racionalidad que aqulla revelaba. Escriba all:
YUYAYKUSUN 67
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
los profesores tenemos la obligacin ineludible de ofrecer a nuestros estudiantes una
visin honesta de la realidad, tal como la vemos y la sentimos
9
. La visin que l se haca
y trasmita era que proporcionar una formacin universitaria tecnocrtica es insufciente,
que la Universidad tiene la misin de preservar el ideal humanista, y que el shock neoli-
beral que estamos viviendo est destruyendo los antiguos sistemas de control social trans-
formndolos profundamente. Por ello, los profesores universitarios tienen la obligacin
de recordar que informacin no equivale a conocimiento; y la Universidad el deber de
proporcionar a sus estudiantes el saber desarrollado en cada especialidad y adems una ge-
nuina formacin; y que est obligada a ejercer una infuencia cultural en el pas. Sostena
asimismo que la educacin de los estudiantes debe apoyarse en una manera flosfca de
vivir que enfrente refexivamente las obligaciones del ser humano frente al mundo, la vida
y la sociedad, y que plante cara a las corrientes irrefexivas, el fanatismo, la intolerancia y
la arbitrariedad.
Recordando su propio anlisis de que son las migraciones las que han conducido a
una revolucin de la pobreza y a la informalidad, sealaba que es esta situacin la que ha
llevado a los sectores emergentes a desarrollar nuevos patrones culturales confgurndose
con ellos lo que se ha dado en llamar una cultura chicha, combi o achorada. Con
ella se estn sentando las bases de una nueva nacin proteica surgida de una sociedad
revuelta, desinstitucionalizada, anmica, pueril y antica, y de un Estado en crisis incapaz
de estructurarla.
Es aqu donde Silva Santisteban situaba uno de los roles nuevos ms importantes
de la Universidad: ella est llamada a ser la institucin que aporte ideas, conocimientos,
tcnicas, sistemas y los otros requerimientos necesarios para disear un Estado moderno
que pueda hacer frente a las demandas que presenta una economa globalizada. No estaba
proponiendo, por cierto, que la Universidad deba manejar el pas; pero s exigiendo que
ella sea la entidad donde se estructuren las ideas, se maduren los proyectos y se formen
los individuos integrantes de los cuadros polticos que lideren este proceso. Junto a la
sociedad civil y al sector productivo es la Universidad la que actualmente tiene la tarea
intelectual y moral de dirigir la recomposicin del Estado y la confguracin de una
Segunda Repblica
10
.
Aos fnales
El alejamiento de Fernando Silva Santisteban de la Universidad de Lima le signifc un
detrimento econmico que pudo compensar asumiendo clases en otras universidades.
Pero por otro lado, su nueva situacin le dio la oportunidad de poder elegir los cursos
9 Discurso de recepcin de la distincin como Profesor Emrito, en: Homenaje a los Profesores Emritos Antonino Espi-
noza Laa y Fernando Silva Santisteban., 2000: 59.
10 Como se observa, Silva Santisteban tena todos los conocimientos indispensables para haber sido un gran Rector:
tena una idea precisa aunque pueda ser discutible en algunos aspectos de la crisis peruana, propuestas para
enfrentarla y un enfoque sobre el rol que a este respecto deba jugar la Universidad peruana.
68 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
que quera dictar y adems el tiempo necesario para terminar algunos proyectos que
haba postergado y para concebir y realizar otros nuevos. De ellos nacieron los libros
Introduccin a la Antropologa Jurdica, Cajamarca, historia y paisaje y El primate respon-
sable. Por ello, en cierto sentido puede decirse, como nos lo ha confado su esposa Teresa
Guedes, que estos fueron los aos ms felices de su vida. A continuacin quisiera referir-
me a estos libros.
Silva Santisteban hizo crear en la Universidad de Lima el curso de Antropologa
Jurdica que dict all por varios aos. An ms: propici que muchos alumnos suyos
escribieran tesis sobre distintos aspectos de una materia tan importante para un pas mul-
titnico como el Per
11
. Dispona pues de sus apuntes para el curso y de todas las diser-
taciones que haba asesorado sobre este tema, de modo que, consciente de que no exista
en nuestro medio un texto que recogiera los planteamientos generales de esta disciplina,
elabor una Introduccin a la Antropologa Jurdica (Lima: Universidad de Lima, 2000).
Escriba en su Prlogo con su modestia caracterstica lo siguiente sobre el contenido de
su libro: Sealo algunos puntos de partida, as como ciertas bases tericas y metodolgi-
cas desde las cuales podemos acercarnos a la comprensin del fenmeno jurdico en sus
relaciones con los dems aspectos de la vida social. Y aada: He podido observar cmo
surge el derecho frente al vaco del poder del Estado y a la falta de punicin, como ha
sucedido en los casos de las rondas campesinas, de los comerciantes informales y de los
asentamientos urbano-marginales, muchos de los cuales frente a la ausencia del escudo
estatal han confgurado sus propios derechos paralelos. As, se puede observar que el
derecho, como sistema de normas, surge all donde la gente est de acuerdo en que determi-
nadas acciones de unos lesionan los derechos de otros. Para l la antropologa jurdica tiene
como objeto de estudio los sistemas normativos de control social en todas las sociedades,
especialmente el sistema jurdico, as como las funciones que cumple el derecho en la
satisfaccin de las necesidades y aspiraciones sociales. Probablemente los captulos ms
importantes del libro sean el IV sobre el derecho primitivo, el V sobre las normas, la ley y
el derecho, y el X sobre la justicia informal. Pese a que la obra es un tanto dispareja, hay
que subrayar que constituye el primer manual sobre el tema publicado en espaol hasta
donde llega nuestra informacin.
Cajamarca. Historia y paisaje (Lima: Minera Yanacocha, 2001) es un cuidado ensayo
sobre la ciudad natal del autor. Trata all en sucesivos captulos de: Cajamarca (I), su
arqueologa (II), el reino de Cuismanco (III), el encuentro de dos mundos en Cajamarca
(IV), Cajamarca durante el Virreinato (V), el barroco cajamarquino (VI), Cajamarca
durante la Independencia y la Repblica (VII), los testimonios de los viajeros sobre la
ciudad durante el siglo XIX (VIII), Cajamarca durante la guerra con Chile (IX) y en el
siglo XX (X) y de los pintores cajamarquinos (XI). Silva Santisteban termina sosteniendo:
Cajamarca, sin excluirse del proceso de formacin y desarrollo del Per total, muestra el
11 Estimul directa o indirectamente que en dicha Universidad realizaran tesis sobre distintos aspectos ligados a la
antropologa jurdica numerosos alumnos como Ana Mara Tamayo, Connie Glvez, Nilda Garay, Juan Luis Tord.
YUYAYKUSUN 69
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
carcter bien defnido de sus creaciones desde los tempranos trazos de la cermica cursiva
hasta la cautivante y hermosa obra de sus reconocidos pintores, tejedores, orfebres, escul-
tores, talladores y alarifes. Tanto las palabras aun sobrevivientes de su lengua originaria
como las cualidades expresivas de sus intelectuales o la lgica pausada de los campesinos
y la seguridad en el mtodo de sus hombres de ciencia, muestran el carcter en que se
sustenta toda la originalidad y la idiosincrasia de los cajamarquinos.
La ltima obra publicada en vida por Fernando fue su admirable libro El primate
responsable. Antropobiologa de la conducta (Lima: Fondo Editorial del Congreso, 2004).
El autor sostiene que el hombre no es social porque sea humano sino al revs: es humano
por la naturaleza social de su especie. Lo que hace que los individuos de una sociedad se
junten es su necesidad de supervivencia. La mecnica de la interaccin social se explica
por el principio de reciprocidad, al que se refri Marcel Mauss, principio que consiste en
la triple obligacin de dar, recibir y devolver. Adems de desarrollar mecanismos biolgi-
cos fsiolgicos y genticos de adaptacin, la especie humana ha hallado la cultura
como una megaprtesis adaptativa. Y cmo ha surgido la agresividad humana? En con-
tra de las tesis de que se trata de un impulso innato que se manifesta peridicamente, o
que se debe a la frustracin, Silva Santisteban se adhiere a la teora de que se trata de un
comportamiento aprendido cuya frecuencia y contextos varan de un individuo a otro, de
un grupo a otro y de una cultura a otra en funcin de experiencias particulares. Segn el
autor, para solucionar la agresividad el hombre ha descubierto la razn como una forma
de avenencia entre la mente y las leyes de la naturaleza, ha inventado el derecho como la
nica forma posible de convivencia y la tica como el regulador ideal de la convivencia so-
cial. Esta ltima se encuentra pues en el pice del desarrollo social humano consistiendo
sus funciones en conservar la especie humana, preservar el equilibrio del medio ambiente,
cohesionar el grupo social a travs de los valores y en mantener la reciprocidad como
hecho social total. La tica no es pues un regalo cado del cielo, tampoco algo meramente
natural; es ms bien un producto y a la vez una condicin de la vida social.
Adems de publicar estos libros Silva Santisteban tambin emprendi la redaccin
de otros textos que han quedado inditos. Concluy Dioses y poder en el Antiguo Per, el
artculo La cultura. Conceptos tradicionales y nuevos enfoques (22 pp.) y se encontra-
ba en trance de terminar Antropologa poltica (179 pp.) cuando la muerte lo sorprendi
dejando el manuscrito inacabado. Asimismo quera escribir un libro de cuentos para su
nieta basado en mitos e historias.
Enfermedad terminal, fallecimiento y destino de sus cenizas
Como acabamos de mencionar, Silva Santisteban se encontraba en toda su plenitud crea-
dora y lleno de entusiasmo, cuando a fnes del ao 2005 le reapareci el cncer. De inme-
diato tom la decisin de hacerse operar. Su hija Roco escribi un hermossimo poema
sobre la experiencia de verlo recuperarse en la Sala de Cuidados Intensivos de la Clnica
San Felipe. El poema dice lo siguiente:
70 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
[la dama de la muerte]
Once mquinas conectadas a tu cuerpo, pap
convertidas en esa porcin de cultura que prolonga la vida
cierras los ojos mientras murmullo incoherencias
y me quedo a ratos muda
la poco locuaz hija que tienes no sabe comportarse
ante tus brazos que penden del suero como un racimo
y las enfermeras revolotean tomando la temperatura
mientras con un mandil blanco te hablo del dios Kon
las palabras son necesarias para ir anulando la ansiedad
la espera de la noche honda que gime por una madrugada
mientras al otro lado de la ciudad hasta la pura respiracin
es una terrible batalla
las horas pasan lentsimas mientras observas
el reloj frente a tu cama
y la boca reseca por el oxgeno apenas puede
mencionar las palabras para espantar a la Dama:
espera. No insistas. Djame un rato
ms aqu que debo
todava algunas cosas a la vida:
pasear a un perro
escribir aforismos
besar a mi nia.
12
Fernando se recuper de la operacin, pero se le aconsej quizs equivocadamen-
te que para evitar el rebrote del cncer se sometiera a un proceso de quimioterapia.
Lo hizo, y estaba muy orgulloso de que, como consecuencia de las aplicaciones, no se le
cayera el cabello. Lamentablemente, su corazn qued muy debilitado y le fall. Fue as
como el sbado 16 de diciembre ltimo dict su ltima clase de Antropologa Jurdica en
la Seccin Doctoral de la Universidad San Martn de Porres, asisti luego a una sesin de
12 Roco Silva Santisteban, [turbulencia]. Lima: estruendomudo, 2005: 19-20.
YUYAYKUSUN 71
Elogio y elega de Fernando Silva Santisteban
esta Academia Nacional de Historia y por la tarde jug con Chico Silva, el ltimo de
sus queridos perros. Despus se sinti fatigado. Por la noche se encontraba con su esposa
Teresa Guedes en su domicilio cuando lo acometi un infarto que termin con su vida:
muri en paz como haba vivido
13
.
Conforme a su ltima voluntad fue incinerado, y el 23 de febrero de este ao 2007
la mayor parte de sus cenizas fueron lanzadas al viento en el Cerro Santa Apolonia de su
Cajamarca natal, otra parte fue enterrada en la Plaza de Armas plantndose all un rbol,
y un pequeo resto qued en poder de su viuda. A la ceremonia asistieron miembros
de su familia, el pueblo cajamarquino, el Presidente del Consejo de Ministros y cuatro
ministros de Estado.
Consideracin fnal
Consideremos ahora en retrospectiva la vida y obra de Fernando Silva Santisteban Bernal,
para hacernos claras algunas posibilidades de un intelectual el da de hoy, sobre todo en
el Tercer Mundo.
Qu posibilidades tiene un intelectual peruano contemporneo para realizarse y
realizar sus proyectos? Fernando Silva Santisteban llen casi todas sus posibilidades.
Proveniente de una familia provinciana de bajos recursos, mediante su esfuerzo, ta-
lento y la ayuda de algunos amigos que lo protegieron, como Cristbal de Losada y
Puga y Jos Mara Arguedas, pudo estudiar historia en la Universidad de San Marcos
y luego antropologa en la Universidad Nacional Autnoma de Mxico. Se gradu y
fue profesor en muchas casas superiores de estudio. Lleg a ser Director del Museo
Nacional de Historia y hasta por dos veces del Instituto Nacional de Cultura. Fue
miembro de la Comisin Interamericana de Cultura de la Organizacin de Estados
Americanos, a la que presidi durante dos aos. Escribi algunas obras fundamentales
para la historia y antropologa peruanas. Recibi el Premio Nacional de Historia, la
Gran Orden de El Cndor de la Educacin Boliviana y las Palmas Magisteriales en el
grado de Comendador y Amauta. Fue distinguido por seis Universidades peruanas con
reconocimientos como Profesor Emrito, Doctor Honoris Causa y Profesor Honorario.
Enfermedades muy agresivas como el cncer y un infarto al corazn inicialmente no
hicieron mella en l.
Silva Santisteban no fue como intelectual un mero especialista sino que, antes bien,
se manej con soltura en tres reas: las de la historia, la antropologa y la arqueologa, y
con versacin en otras como las de las ciencias naturales, la msica, la pintura y la floso-
fa. No se interes por fenmenos meramente generales o nacionales, sino tambin y con
predileccin por los de su nativa Cajamarca. Tampoco se preocup por tener un saber
meramente terico sino adems prctico y poltico.
13 Gerardo Alcntara Salazar, Un sabio en el recuerdo. Fernando Silva Santisteban. Lima: Universidad Nacional de Edu-
cacin Enrique Guzmn y Valle, 2007: 77.
72 YUYAYKUSUN
David Sobrevilla
Personalmente Silva Santisteban se senta satisfecho, como se observa de esta respues-
ta ofrecida a una pregunta de Hernn Alva Orlandini tempranamente el ao 1979: En
cuanto a un balance, pues pienso que me es favorable: he realizado gran parte de mis idea-
les de juventud y algunos de mis proyectos; tengo otros de ms alcance y estoy trabajando
en ellos. Nunca pens en hacer fortuna y no creo que pueda hacerla. Mis pocos trabajos
me han trado satisfacciones y mis alumnos aun ms, muchos de ellos son ya cientfcos
sociales brillantes. Y creo que tengo todava bastante camino por delante
14
.
Mas al mismo tiempo la vida y obra de Silva Santisteban delatan las graves dif-
cultades de un intelectual contemporneo, en especial del Tercer Mundo: los enormes
esfuerzos que tiene que hacer para alcanzar una existencia digna y para llevar adelante los
proyectos propios, las oposiciones que se encuentran como lo ilustra la resistencia a
que Silva Santisteban asumiera la conduccin de una institucin universitaria, el recono-
cimiento menguado por el Estado y sus colegas no recibi ninguna orden ofcial mayor
y tampoco se le ofreci un Libro de Homenaje, la desproteccin econmica en sus aos
fnales, la amarga experiencia de haber detectado los males nacionales sin que este cono-
cimiento fuera aprovechado se trataba por lo tanto de un conocimiento intil, como
habra afrmado Jean-Franois Revel, el descorazonamiento frente a la experiencia de
que su empeo por mejorar la administracin pblica haba sido en vano como ha
contado Duccio Bonavia
15
.
Hegel caracterizaba una de las formas de la conciencia como infeliz: aquella que
aspira a la unidad y a la conciliacin, pero que solo encuentra la divisin y la contradic-
cin. Vctor Li Carrillo haca valer esta fgura hegeliana para caracterizar la condicin
intelectual contempornea
16
. Vio bien por lo menos en cuanto a los intelectuales tercer-
mundistas se refere, como lo comprueba el caso de Fernando Silva Santisteban: fue un
intelectual muy exitoso en nuestro pas y que realiz algunos de sus proyectos, pero a la
vez asediado por grandes difcultades y sinsabores en su vida y por un pertinaz desconoci-
miento de su obra. Ojal que el esfuerzo que hagamos por divulgarla cambie esta ltima
situacin.
14 Un alto en el camino del Per, II, 336-337.
15 Vase su discurso en honor a Fernando Silva Santisteban citado en la nota 2.
16 Vase La condicin intelectual, en: V. Li Carrillo, El estructuralismo y el pensamiento contemporneo. Lima, 1986: 345 ss.
73

YUYAYKUSUN 3 (2010) 73-87 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Teora e investigacin social
en Amrica Latina
Julio Meja Navarrete
RESUMEN
En este artculo pretendemos desarrollar algunas cuestiones fundamentales que permitan organizar el
debate sobre el desarrollo del conocimiento social que se produce en Amrica Latina. En ese sentido,
interesa mostrar la situacin crtica de la teora social, los desarrollos de la investigacin y la emergen-
cia de nuevas perspectivas tericas en Amrica Latina.
ABSTRACT
In this article we want to develop some fundamental questions that allow organizing the debate about
the development of the social knowledge that takes place in Latin America. In that sense, we are
interested in showing the critical situation of the social theory, the developments of the research and
the emergence of new theoretical perspectives in Latin America.
A
ctualmente vienen dndose transformaciones sustanciales que afectan todos los
aspectos de la sociedad y el conocimiento. Las relaciones entre teora e investiga-
cin social se encuentran en un proceso de revisin que incluyen sus fundamen-
tos, del propio logos cientfco de la modernidad.
Las ciencias sociales tienen grandes limitaciones en el estudio de la vida social, la
teora puede presentarse como un obstculo para acceder a la realidad. Sin embargo,
en Amrica Latina la teora y la investigacin social ensayan propuestas innovadoras y
se muestra como un campo de desarrollo muy fructfero, buscan abrir el conocimiento
social a nuevas posibilidades.
Teora social en Amrica Latina
Desde Amrica Latina la situacin de la teora social se plantea como una crisis de la
propia subjetividad positivista moderna, desencadenada como parte de la metamorfosis
de todo un perodo histrico: aquel asociado a la modernidad europea, cuyo agotamiento
envuelve tambin los fundamentos epistemolgicos que sustentaron los modelos de co-
nocimientos europeos impuestos en todo el mundo desde el siglo XVI.
Las ciencias sociales en Amrica Latina han devenido en disciplinas sin un ncleo
conceptual comn

(Giddens, 2000: 16), situacin que expresa la perplejidad que domina
en el desarrollo del conocimiento social en Amrica Latina y el mundo. Los conceptos
desarrollados hasta la primera mitad del siglo pasado ya no tienen capacidad explicativa
para comprender la actual realidad cambiante. Conceptos como gnero, trabajo asala-
74 YUYAYKUSUN
Julio Meja Navarrete
riado, clases sociales, burocracia, Estado-nacin, movimientos sociales, sujeto histrico,
presentan serias restricciones para dar cuenta de los mismos fenmenos, tienen que modi-
fcarse y ensayar nuevos contenidos. Por ejemplo, el concepto de familia hasta los sesenta
permita comprender una realidad constituida por relaciones de pareja, heterosexual y
con la funcin del cuidado de menores; ahora se trata de una situacin ms compleja,
se han desarrollado nuevos elementos que alteran su contenido cognoscitivo: familias
monoparentales, relaciones homosexuales y el cuidado de menores se revela ms como
una opcin que como una obligacin. Con razn Immanuel Wallerstein seala que las
ciencias sociales tienen grandes limitaciones en el estudio de la vida social, durante mu-
cho tiempo las ciencias sociales se han pasado repensando los mismos conceptos, ya no
permiten comprender las grandes transformaciones del mundo contemporneo, es nece-
sario Impensar las ciencias sociales con la esperanza de estimular la creacin de un nuevo
paradigma a largo plazo (Wallerstein, 1999: 6-9)
1
.
Anbal Quijano ha recogido con mucha lucidez la situacin del conocimiento en
Amrica Latina, seala que los modelos de las ciencias sociales y los mtodos ya no son
los ms apropiados y las interrogantes que formulan en la investigacin no permiten re-
producir niveles signifcativos ni ofrecer una imagen adecuada de la sociedad (Quijano,
1990a: 11-26). La situacin de la produccin cognoscitiva en nuestro continente tiene
varios matices interrelacionados que es preciso examinar: crisis epistemolgica, crisis de la
teora general y crisis de la teora especfca sobre Amrica Latina.
La crisis epistemolgica de las ciencias sociales en Amrica Latina es la crisis de la
subjetividad de la propia modernidad, en tanto son parte del conocimiento en general
2
.
Hay razones para pensar que la sociedad moderna termina con su consiguiente forma de
producir conocimiento, no slo est en cuestionamiento la teora de las ciencias sociales
sino las propias bases cognoscitivas que corresponden a la forma de producir conocimien-
to, lo que se ha venido defniendo como el paradigma positivista que tuvo hegemona
desde el siglo XVI hasta gran parte del XX. Hay una dinmica que empieza a conformarse
ms all de la modernidad, hay muchos signos que indican que algo est acabando y algo
nuevo comienza a tomar forma. La ciencia social moderna fundada en el modelo newto-
niano-cartesiano est en un proceso de transicin hacia una nueva forma de racionalidad
fundada en la complejidad (Wallerstein, 2001: 188).
La confguracin de un paradigma epistemolgico emergente tiene su desarrollo
en la teora de catstrofes y la teora del caos, la teora de las estructuras disipativas de
Prigogine, la autoorganizacin de Von Foerster, la teora sinergtica de Haken y la teora
autopoitica del chileno Humberto Maturana. Todos desarrollan una concepcin fun-
dada en un futuro indeterminado, los equilibrios son ms bien las excepciones y, por lo
tanto, la racionalidad de la complejidad implica que los fenmenos se enfrentan a un
1 Tambin Niklas Luhmann se refere al fracaso de elaborar una teora sistemtica como el rasgo central de 100 aos de
desarrollo de la sociologa, puede consultarse su trabajo monumental: La sociedad de la sociedad (2007: 5-21).
2 Para un examen ms detallado puede consultarse mi libro: Sociedad y conocimiento. Los desafos de la sociologa latinoa-
mericana (2009).
YUYAYKUSUN 75
Teora e investigacin social en Amrica Latina
conjunto de sucesivas alternativas, no a leyes universales preestablecidas que gobiernan
el mundo
3
, lo que Ilya Prigogine denomina El fn de las certidumbres (1997). Como
nunca en su historia Amrica Latina participa de este cambio epistemolgico mundial
fundado en la complejidad, la contribucin de Maturana (2006) con su teora de la au-
topoiesis es central para entender el conocimiento desde la propia realidad contextual de
Amrica Latina y como una totalidad sistmica.
Por otra parte, desde mediados de los setenta las ciencias sociales en Amrica Latina
entran en una fase de crisis de la teora general, despus de la hegemona del marxismo
y la teora de la dependencia, hay una ruptura de consensos tericos bsicos (Vergara y
Gomriz, 1993: 180-181; Sonntag, 1988). Carecemos de una teora de la sociedad, no
tenemos un sistema de principios cognoscitivos bsicos que nos permita explicar la socie-
dad en su conjunto, ni las grandes tendencias histricas, tampoco poseemos un cuerpo
de conceptos que permitan comprender satisfactoriamente los procesos complejos de la
vida contempornea.
La ausencia de una teora general no ha impedido la refexin cognoscitiva, por el
contrario, ha posibilitado potenciar la capacidad de teorizacin de las ciencias sociales y
el intento por desarrollar nuevas perspectivas conceptuales. Ms bien, lo que caracteriza a
las ciencias sociales es la multiplicidad terica, el desarrollo de una diversidad de corrien-
tes, autores y escuelas. La crisis de las teoras totalizadoras del marxismo y estructural-
funcionalismo llev desde la dcada del sesenta a la diversifcacin de teoras como el
interaccionismo simblico, la fenomenologa sociolgica, la etnometodologa, la eleccin
racional, entre otras. Asimismo, en los ltimos aos se observa el desarrollo de la teora
desde una pluralidad de autores como Pierre Bourdieu, con la propuesta conceptual de
habitus y campo, Niklas Luhmann con la teora del sistema social, Anthony Giddens con
la reestructuracin social, Manuel Castells con la sociedad red y la era de la informacin,
Immanuel Wallerstein con el sistema mundo moderno, Gilles Lipovetsky con la hiper-
modernidad, Yan Moulier-Boutang con el capitalismo cognitivo.
Otro aspecto de las ciencias sociales actuales es la crisis de teora especfca sobre
Amrica Latina, ha desaparecido la capacidad de establecer una explicacin global de la
sociedad, una visin integral que permita una interpretacin de conjunto, de su desarro-
llo y naturaleza, lo que s se ha conseguido es el estudio de un buen nmero de procesos
especfcos. No tenemos una visin global de pas, a diferencia de los sesenta y setenta
en los cuales se produjeron los trabajos de Franois Bourricaud (1967), Anbal Quijano
(1967) y Julio Cotler (1978) para el Per. Lo que se ha desarrollado en la actualidad son
estudios notables, aunque parciales, sobre la ecologa, la desigualdad social, la ciudadana,
la heterogeneidad estructural, la migracin, la informalidad, la pobreza, la violencia, los
efectos culturales de la televisin, la intencin del voto electoral, las creencias religiosas,
etc. Las ciencias sociales han avanzado en sus logros, en el estudio de fenmenos parciales
3 Desde Amrica Latina podemos destacar: Boaventura de Sousa Santos (2000: 59-82); Boaventura de Sousa Santos
(org.) (2006); Miguel Martnez (1993: 109-137); Orlando Fals Borda (2003: 77-80).
76 YUYAYKUSUN
Julio Meja Navarrete
y particulares. De la sociedad en su conjunto an sabemos poco, cosas puntuales, aunque
las ciencias sociales muestran un desarrollo sostenido, sigue siendo desigual.
En Amrica Latina las ciencias sociales han desarrollado una serie de temticas con-
cretas, entre las que destacan los movimientos sociales, la cultura popular, los estudios
sobre la democracia, la informalidad y la crisis del Estado, que a pesar de sus desarrollos
conceptuales no logran elevarse como nuevas propuestas tericas por la falta de articula-
cin con los planos conceptuales ms generales y la limitacin en el desarrollo de investi-
gaciones empricas (Vergara y Gomriz, 1993). Sin embargo, la prctica de investigacin
que se genera en Amrica Latina es primordialmente descriptiva, resalta la caracterizacin
de los objetos de estudio y la clasifcacin de los datos, la realidad se entiende como un
haz de factores o de interrelacin de factores, lo que Wrigt Mills (1986: 68) denomin
empirismo abstracto y Anthony Giddens (2000: 13) refri que la investigacin ha degene-
rado en empirismo puro, son estudios orientados por una problemtica urgente y por ser
estudios aplicados, los cuales son fuertemente dependientes de organismos de promocin
social (Meja, 2002: caps. 2-3).
En general, actualmente la teora social se encuentra en una situacin similar al pe-
rodo de los autores clsicos de las ciencias sociales de hace cien aos, cuando Karl Marx,
Emile Durkheim y Max Weber trataban de teorizar sobre el desarrollo del capitalismo
industrial. Conocan sobre la crisis del antiguo rgimen, pero el futuro no estaba claro,
apenas se insinuaba y comenzaban a ensayar propuestas conceptuales: divisin del traba-
jo, burocracia, racionalidad, modernidad, capital. Precisamente, se volvieron pensadores
tericos que se les reconoce como clsicos de las ciencias sociales porque la evolucin
de la sociedad moderna del siglo confrm sus propuestas tericas. A diferencia de las
ciencias sociales clsicas que describan el desarrollo de la modernidad industrial, en la
actualidad las ciencias sociales aspiran comprender la sociedad que discurre ms all de
la propia modernidad. Adems, la situacin de la teora social de hoy es ms compleja, la
crisis del conocimiento social se plantea como una crisis que envuelve los fundamentos
epistemolgicos de los modelos de produccin cognoscitiva europea desarrollada desde el
siglo XVI hasta gran parte del siglo pasado. En ese sentido, nos enfrentamos a una crisis
de la teora social y de las propias bases de la construccin del conocimiento cientfco.
Desarrollos de la investigacin social
En Amrica Latina vienen gestndose originales formas de investigacin social como res-
puestas a la crisis de la teora social. Investigacin social que se desarrolla sobre los funda-
mentos del paradigma de la complejidad y de la demanda epistmica de reconocimiento
de los otros saberes marginados y subordinados.
En efecto, para valorar la variedad de saberes y recoger su potencial es necesario
una nueva construccin epistemolgica del conocimiento cientfco, solo en ese sentido
tendremos una original perspectiva para comprender los problemas del mundo contem-
porneo. Las investigaciones sociales en Amrica Latina se desarrollan sobre la base de
YUYAYKUSUN 77
Teora e investigacin social en Amrica Latina
un paradigma fundado en la complejidad que Pablo Gonzlez Casanova denomina las
nuevas ciencias, Boaventura de Sousa lo defne como posmodernismo de oposicin y
Humberto Maturana llama determinismo sistmico.
Por otra parte, la accin reconstructiva de las ciencias sociales en Amrica Latina pasa
necesariamente por la recuperacin de aquellos conocimientos subordinados y excluidos
por el saber eurocntrico, muchos de ellos probados por la prctica social de una cultu-
ra milenaria de ms de cinco mil aos, Orlando Fals Borda (2003: 82) seala que hay
que recuperar la sabia de las civilizaciones de Amrica Latina. La construccin de un
paradigma social emergente en Amrica Latina conlleva a la necesidad de una profunda
democratizacin del conocimiento, en la bsqueda de un reencuentro con los otros sa-
beres existentes. Es decir, el desarrollo de una alternativa terica pasa por la necesidad de
establecer una igualdad de oportunidades cognoscitivas, que permita recuperar la con-
tribucin de los otros saberes de Amrica Latina. El dilogo de saberes abre el horizonte
cognitivo cientfco hacia otras posibilidades para comprender el mundo, no se busca
llegar a un consenso entre saberes diferentes, se trata de desplegar desde los avances de la
propia ciencia una apertura a los otros conocimientos.
La igualdad de oportunidades cognoscitivas es posible porque est emergiendo un
nuevo horizonte de sentido en Amrica Latina, en un momento de crisis del capi-
talismo que coincide con la crisis planetaria a la que se le denomina naturaleza. En
particular, el desarrollo de los movimientos indgenas empieza a cuestionar la idea de la
raza como elemento central de la jerarquizacin social y, sobre todo, porque estn plan-
teando la defensa de las ltimas condiciones de existencia y sobrevivencia del mundo
(foresta, oxgeno, agua, etc.) y de la especie humana en l, al impugnar su privatizacin
y capitalizacin como aspectos centrales en el deterioro y crisis medioambiental. De la
misma forma, la prctica de los movimientos sociales (feminismos, ambientalistas, ho-
mosexuales, pacifstas, anti-utilitarios, de derechos humanos, antiglobalizacin, entre
otros) en sus propuestas alternativas, idearios, demandas y medidas de lucha desarro-
llan un conjunto de saberes que apuntan al reconocimiento de los derechos humanos,
de las mujeres, los homosexuales, la paz, la solidaridad, la reciprocidad, la democracia
y, en general, a la construccin de una sociedad ms justa, ideas que contribuyen a
la emergencia de un horizonte de sentido histrico alternativo. Las ciencias sociales
de Amrica Latina buscan incorporar los conocimientos que van surgiendo desde las
entraas de la sociedad.
Precisamente, el aporte central de Boaventura de Sousa Santos (2000: 120-131) con-
siste en proponer, sobre la base del paradigma de la complejidad, la concepcin de doble
ruptura epistemolgica que busca incorporar al conocimiento cientfco los otros sabe-
res desarrollados por los pueblos sometidos y por los movimientos sociales de Amrica
Latina, planteamiento que permite superar la vieja defnicin de ruptura y negacin del
conocimiento de sentido. En esa direccin, Anbal Quijano ha sealado que la recons-
titucin cognoscitiva de las ciencias sociales en Amrica Latina pasa necesariamente por
formas de investigacin y produccin del conocimiento que las alejen de todo eurocen-
78 YUYAYKUSUN
Julio Meja Navarrete
trismo y les faciliten transitar ms all de las fronteras de la racionalidad occidental, en
una imperiosa necesidad de buscar una relacin tensional (Quijano, 1988: 63) con
otras formas de conocimiento no occidentales, entre el logos y el mito (Quijano, 1991:
IX) dira explcitamente, de aquellas formas del saber nativo que ven el mundo como una
totalidad en la que todo est relacionado con todo.
Es importante destacar como antecedentes de propuestas innovadoras para hacer in-
vestigacin social en Amrica Latina, las opciones de investigacin-accin de Orlando Fals
Borda (1981) desarrolladas en la dcada de los sesenta y la de Silvia Rivera Cusicanqui. La
investigacin-accin busca integrar a la poblacin como sujeto activo en el desarrollo de
la propia investigacin, recientemente Pablo Gonzlez Casanova (2004) ha revalorizado
esta propuesta como la alternativa de investigacin social de las nuevas ciencias y las hu-
manidades. Asimismo, la historia oral que formulara Rivera Cusicanqui (2004) trata de
incorporar los saberes de las comunidades nativas en la construccin del conocimiento
social.
En la actualidad, en Amrica Latina se vienen desarrollando propuestas originales
sobre la manera de hacer investigacin social, destacan la investigacin dialgica, la inves-
tigacin activista y la investigacin co-labor. La investigacin dialgica (Elboj y Gmez,
2004) se basa en el dilogo con los sectores poblacionales marginados con la intencin
de plantear salidas para superar las desigualdades y la exclusin, constituye una forma de
incorporar a los participantes basndose en la tertulia dialgica, es decir, en las dinmicas
grupales de discusin, en las cuales se valoran los conocimientos de los participantes so-
bre el tema y las interpretaciones que realizan, y no solo las conclusiones a las que pueda
arribar el investigador.
Otra forma original es la investigacin activista (Spees, 2006) que responde a las de-
mandas de los pueblos indgenas para la documentacin histrica y cultural de sus reivin-
dicaciones, combina el anlisis crtico cultural con la demanda de los sujetos de estudio
para producir conocimientos, comprometidos y crticamente viables que respondan a los
objetivos polticos compartidos. Adems, permite defnir las diferencias y las intenciones
comunes entre el investigador y los sujetos de estudio para que a partir de esas posiciones
se pueda desarrollar la investigacin. Tambin se lleva a cabo la investigacin de co-labor,
Xochitl Leyva (2008: 33-56) busca rescatar el protagonismo de los pueblos que encarnan
los otros saberes, se intenta un trabajo conjunto entre investigadores y comunidades para
rescatar la diversidad de expresiones culturales mediante el dilogo intercultural y poten-
ciar la capacidad colectiva de la investigacin.
Teora social emergente en Amrica Latina
La bsqueda de formas de conocimiento social inditas en Amrica Latina, centrados a
partir de la misma realidad, plantea la necesidad terica de retomar no slo los cuestiona-
mientos al paradigma del conocimiento de la modernidad, sino presume, principalmen-
te, que se encuentren enraizados en nuestra tradicin cognoscitiva.
YUYAYKUSUN 79
Teora e investigacin social en Amrica Latina
En efecto, la perspectiva de un conocimiento emergente supone entrelazarse con la
rica tradicin cognoscitiva de Amrica Latina que se remonta a Waman Poma de Ayala
en el siglo XVII; Jos Carlos Maritegui y Vctor Ral Haya de la Torre en los aos
veinte; la teora de la dependencia en la dcada del sesenta, asociado a autores como
Cardoso, Dos Santos, Gunder Frank, Mauro Marini, Faletto; y en tiempos ms recien-
tes la teologa de la liberacin del padre Gustavo Gutirrez y la flosofa de la liberacin
de Enrique Dussel.
En ese sentido, las ciencias sociales de Amrica Latina se encuentran inmersas en un
proceso de renovacin que empieza a conformarse ms all de la modernidad, apuntada
desde el desarrollo de los estudios culturales y la emergencia de nuevas perspectivas teri-
cas: modernidad/colonialidad, las nuevas ciencias y las nuevas humanidades y la orienta-
cin sistmico/constructivista.
Los estudios culturales son ncleos acadmicos que se despliegan en los pases desarro-
llados y en los pases de la periferia, en los pases de occidente y oriente, aunque represen-
tan prcticas intelectuales que existan y existen independientemente en Amrica Latina.
Los estudios culturales en nuestro continente se originan en la dcada de los ochenta y
cobran un crecimiento importante a partir de los noventa, se fomentan en el campo de
las humanidades, de modo particular en la crtica literaria, la historia y las ciencias sociales
(Mato, 2001: 19-22). Entre sus representantes ms connotados destacan Jess Martn-
Barbero, George Ydice, Beatriz Sarlo y, sobre todo, Nstor Garca Canclini.
La emergencia de los estudios culturales coincide con el desvelamiento de la crisis de
las ciencias sociales por los ms representativos intelectuales de nuestro continente
4
. Su
desarrollo se promueve cuando la produccin terica de los autores posmodernistas en-
volva el escenario terico, aunque ya mostraba signos claros de agotamiento en Amrica
Latina
5
. En ese contexto, los estudios culturales son una manifestacin del legado pos-
moderno
6
, surgen como una respuesta al cuestionamiento y crisis del conocimiento so-
cial que pretende superar las ciencias sociales clsicas latinoamericanas
7
. Los estudios
culturales aparecen poniendo nfasis en el anlisis de la realidad cultural latinoamericana,
antes que desarrollando trabajos de carcter flosfco y terico.
Los estudios culturales han impulsado el giro hermenutico, una cierta libertad frente al
rigor epistemolgico en la construccin de los conceptos, la produccin de conocimientos
pone nfasis en la induccin, el anlisis comienza desde la misma realidad, de lo local,
rescatando los vnculos de los sujetos y las estructuras sociales; de esta forma, se cuestiona
el universalismo de las ciencias sociales que dejan de lado espacios particulares de la socie-
4 Un estudio fundamental de la crisis de las ciencias sociales en Amrica Latina puede verse en Anbal Quijano (1990a:
11-26). Tambin destacan Heinz Sonntang (1988); Orlado Fals Borda (1990: 83-91); Jorge Vergara y Enrique Go-
mriz (1993: 180-181).
5 Puede consultarse los trabajos tempranos de Eduardo Grner (1998 y 2002); Nicols Casullo (1998); Roberto Fo-
llari (2002).
6 En particular, Jess Martn-Barbero se refere a las dos caractersticas centrales de la posmodernidad, uno de rechazo
a la razn totalizante y su objeto [...] y otro de bsqueda de una unidad no violenta de lo mltiple (2001: 9).
7 Vase Nstor Garca Canclini (1993: 5-8).
80 YUYAYKUSUN
Julio Meja Navarrete
dad de Amrica Latina (Castro-Gmez, 2003). Postulados que han estimulado de manera
signifcativa la investigacin social y han contribuido al desarrollo de las ciencias sociales,
aunque, de alguna forma, rozan con el escepticismo o irracionalismo en el pensamiento
social de Amrica Latina (Snchez Parga, 2007: 201-235).
El objeto central de los estudios culturales en Amrica Latina es comprender el am-
plio proceso de interaccin racial, cultural y social del continente, que supone la articula-
cin de formas prehispnicas, modernas y posmodernas. Perspectiva que lleva a desarro-
llar dos posiciones diferentes dentro del panorama de los estudios culturales. La primera
posicin, de mayor presencia en Amrica Latina, se desarrolla alrededor del concepto de
hibridez que alude a procesos principalmente culturales o raciales, destaca las situaciones
de contacto y mezcla entre culturas diferentes, que genera un trnsito homogeneizante y
de mestizaje armnico y, ante todo, unitario; involucra una forma de evolucin unidirec-
cional que enrumba la sociedad hacia la modernizacin, dentro de una orientacin teri-
ca que recalca la nocin de cultura de masas producto de la llamada industria cultural en
la versin de Nstor Garca Canclini (1990). La segunda posicin, minoritaria en los es-
tudios culturales de Amrica Latina, plantea la idea de la heterogeneidad socio-cultural
que subraya la coexistencia en paralelo de mltiples tiempos histricos y formas estruc-
turales diferentes, que constituyen la base de la pluralidad y compleja existencia social,
supone la presencia de varios mestizajes como el andino, el afro-caribeo, el amaznico y
el criollo, los cuales pueden evolucionar hacia distintas direcciones societales, destacando
la reproduccin y expansin de las formas andinas, aunque todo ello bajo la hegemona
del capitalismo mundializado, tiene entre su representante temprano a Antonio Cornejo
Polar (Cornejo Polar, 1994)
8
y luego desarrollado por Catherine Walsh (2005), desde
posiciones ms crticas al eurocentrismo.
Por otra parte, el actual debate en Amrica Latina ha puesto de relieve que las nuevas
perspectivas tericas tienen que fundarse en la rigurosidad epistemolgica y en los aportes
de la complejidad que alejen a las ciencias sociales de toda forma de irracionalismo, lo que
Immanuel Wallerstein ha precisado de la siguiente forma: lo que es esencial poner de
relieve en los estudios de la complejidad es que de ningn modo rechazan el anlisis cien-
tfco, slo el determinismo newtoniano (2004: 194). En esa direccin, la emergencia de
un paradigma nuevo en Amrica Latina se expresa en la confguracin, interrelacionada,
de tres posibilidades de refexin cognoscitiva en las ciencias sociales: la corriente terica
de la modernidad/colonialidad, la perspectiva de las nuevas ciencias y las nuevas humani-
dades, y la orientacin sistmico/constructivista.
La perspectiva de la modernidad/colonialidad es, sin duda, la ms importante de este
proceso de reestructuracin de las ciencias sociales, participan Walter Mignolo, Enrique
Dussel, Anbal Quijano, Edgardo Lander, Santiago Castro-Gmez, Catherine Walsh,
Ramn Grosfoguel, Nelson Maldonado, entre los ms destacados. Es en el clebre traba-
8 En realidad el concepto fue desarrollado en Amrica Latina despus de la segunda guerra mundial, aunque Anbal
Quijano (1981) ha sealado que fue Jos Carlos Maritegui quien lo defni inicialmente en los aos veinte. Para una
discusin mayor puede consultarse del mismo autor (Quijano, 1990b).
YUYAYKUSUN 81
Teora e investigacin social en Amrica Latina
jo Colonialidad y modernidad/racionalidad que Anbal Quijano (1992: 11-20) da inicio a
un movimiento de races andinas y ahora claramente proyectado a nivel mundial, tiene
espacios de refexin acadmica asentados en Amrica Latina, Estados Unidos, Europa
y algunos pases de frica y Asia. Con seminarios y reuniones permanentes y mltiples
publicaciones traducidas a varios idiomas.
La colonialidad del poder se sustenta principalmente en dos aspectos muy conecta-
dos. Primero, es un patrn mundial de poder, aqu sintetiza todo el desarrollo de sus
investigaciones precedentes (Quijano, 1990b: 8-33; 1988). Es decir, es un sistema de
explotacin, dominacin y fuente de conficto de todas las formas de la existencia social:
trabajo/gnero/sexualidad/autoridad/intersubjetividad, las mismas que se articulan en
torno de la hegemona del capital.
Segundo, estas relaciones de poder se estructuran en funcin de la imposicin de
la clasifcacin racial y cultural de las poblaciones. Especifcidad que subraya la idea de
la raza como el elemento articulador de dominacin y jerarquizacin universal de supe-
rioridad/inferioridad entre europeos (junto a las elites blancas) y nativos indios, negros
y cholos. Desde hace ms de quinientos aos, la clasifcacin racial de la poblacin se
instituy desde Amrica Latina como fundamento y en la ms profunda forma de domi-
nacin del sistema moderno mundial
9
.
Precisamente, la nocin de raza permite establecer las bases epistemolgicas centra-
les del eurocentrismo. El eurocentrismo se va a imponer como la nica racionalidad de
validez universal en la produccin de conocimientos porque se construye sobre el des-
plazamiento y deslegitimacin de otros modos de generacin de conocimiento nativos
existente en Amrica Latina. La razn eurocntrica hunde sus races en el sometimiento
y represin de otras fuentes de conocimiento y racionalidad no europeas. La perspectiva
eurocntica tiene su fundamento en el dualismo cartesiano entre sujeto/objeto y consti-
tuye el cimiento del paradigma positivista. En esta visin eurocntrica, por primera vez
el cuerpo es percibido estrictamente como objeto-naturaleza y separado radicalmente del
sujeto-razn; en ese sentido, se mistifcan las categoras y el cuerpo se concibe como raza,
un hecho natural, y, de esa forma, algunas razas y sus saberes se encuentran ms prximas
a la naturaleza; por lo tanto, son ms primitivas e inferiores que otras razas y conocimien-
tos que se acercan ms al sujeto-razn y, por consiguiente, las cuales son ms civilizados
y superiores (1999). Este modo de percibir la realidad fue impuesto y admitido como el
principio racional que defne la colonialidad y el eurocentrismo como componentes uni-
dos del patrn de poder que se origina y mundializa a partir de la conquista de Amrica.
En esa misma direccin, Pablo Gonzlez Casanova en Las nuevas ciencias y las huma-
nidades

(2004) desarrolla una alternativa innovadora para las ciencias sociales de Amrica
Latina. Los cuestionamientos a las ciencias sociales lo dirigen a establecer que la posibili-
dad del cambio en el mundo actual, tambin incluye el campo de los saberes contempor-
9 Consultar algunos de los ms importantes trabajos de Anbal Quijano (2000a; 2000b: 201-246; 2006). Tambin
Santiago Castro-Gmez y Ramn Grosfoguel (eds.) (2007).
82 YUYAYKUSUN
Julio Meja Navarrete
neos. Concepcin que no duda en reconocer sus orgenes en la tradicin marxista, ahora
reelaborada en el contexto terico de las ciencias de la complejidad, que recoge los aportes
de Maritegui, Adolfo Snchez, Vctor Flores Olea, entre los ms destacados, con la fna-
lidad de corregir muchos errores de un marxismo determinista y reduccionista que ha
predominado en la regin. Este dilogo entre sistemas complejos y sistemas dialcticos
(Gonzlez, 2004: 80-81) es la gran propuesta innovadora para el desarrollo de las nuevas
ciencias sociales en Amrica Latina.
De modo particular, Pablo Gonzlez Casanova seala que ahora se trata de cambiar
los comportamientos epistemolgicos para el conocimiento social de Amrica Latina, lo
que supone impensar el objeto de las ciencias sociales ya no como la bsqueda de certi-
dumbre sino de la accin en busca de posibilidades (2004: 124).
Pablo Gonzlez Casanova nos lleva de la profunda teorizacin epistemolgica, me-
todolgica y sociolgica de las ciencias de la complejidad a la propuesta alternativa ti-
ca y poltica por la emancipacin social. Concilia la refexin profunda de los sistemas
complejos con la orientacin crtica que busca realizar los valores de libertad, democracia
e igualdad social. En ese sentido, el pensamiento de Pablo Gonzlez Casanova es un refe-
rente innovador en las ciencias sociales porque promueve una cultura unifcada, cientfca
y humanstica, poltica y ticamente comprometida con la transformacin del mundo
actual.
Por otra parte, se destaca la perspectiva sistmico/constructivista desarrollada en
la Universidad de Chile
10
, especialmente por Marcelo Arnold-Cathalifaud, con algunos
ncleos liderados por Javier Torres Nafarrete de la Universidad Iberoamericana en la ciu-
dad de Mxico
11
. Se encuentra infuenciada principalmente por la teora de los sistemas
sociales de Niklas Luhmann, que tiene sus races en los aportes desarrollados por la teora
de la autopoiesis de Humberto Maturana. Se propone para Amrica Latina un modelo
de investigacin para abordar fenmenos sociales complejos, las descripciones princi-
palmente monocontextuales y parciales generadas hasta ahora por las ciencias sociales se
encuentran sobrepasadas por un mundo social cada vez ms integrado que exige abordar
los fenmenos en su totalidad. Perspectiva epistemolgica que lleva a complejizar las
observaciones de la realidad social latinoamericana, concebirlas de manera sistmica y
transdisciplinaria (Arnold-Cathalifaud, 2009: 79-87).
La complejizacin de la sociedad latinoamericana se defne como un sistema emer-
gente de comunicacin, que delimita lo propiamente social y establece que no existe
sociedad ms all de la comunicacin, as tenemos que la organizacin es comunicacin
de decisiones, los movimientos sociales es comunicacin de la protesta, etc. La sociedad es
un orden autopoitico de relaciones holsticas comunicacionales, resultado exclusivo de la
10 Daro Rodrguez y Marcelo Arnold-cathalifaud (2007 [1990]); Marcelo Arnold-Cathalifaud y Francisco Osorio
(1998); Francisco Osorio (edit.) (2004); Marcelo Arnold (2006: 321-348); Francisco Osorio, Marcelo Arnold, Ser-
gio Gonzlez Lpez, Eduardo Aguado Lpez (coords.) (2008).
11 Impulsor de la edicin de las principales obras de Niklas Luhmann al castellano, en la que destaca el libro monumen-
tal: La sociedad de la sociedad (2007).
YUYAYKUSUN 83
Teora e investigacin social en Amrica Latina
emergencia de propiedades que se autoproducen, ms all de una sola conciencia o de la
simple sumatoria de las conciencias individuales, aqu la actividad individual es reducido
al simple papel de entorno societal
12
, lo que posibilita construir unas ciencias sociales que
desarrolle la racionalidad global.
La sociedad como una trama de relaciones globales no es homognea, ms bien se
caracteriza por la diferenciacin social, las comunicaciones se diversifcan y se constituyen
en subsistemas funcionales orientados a resolver problemas. Que la sociedad sea un sis-
tema autopoitico, no quiere decir que todas las formas de comunicacin de la sociedad
lo sean, depende de sus momentos de desarrollo. Estas pueden corresponder a especfcos
niveles del sistema: la autoobservacin, corresponde a la posibilidad de la identifcacin
de la unidad; la autoorganizacin, habilidad para generar un orden determinado; la au-
torregulacin, lleva al cambio de un orden determinado; la autoproduccin, permite la
gestacin de una comunicacin especfca; y la autopoiesis, capacidad del sistema para
mantenerse como un todo en el tiempo. En esa direccin, de manera especfca, la rela-
cin de cooperacin en las sociedades modernas es un nuevo subsistema social que ha
evolucionado a la conformacin de un sistema autoorganizado y autorregulado, aunque
todava no llega a ser autopitico (Mascaro, 2007: 35-67).
A manera de conclusin
En las ciencias sociales de Amrica Latina est emergiendo una perspectiva terica origi-
nal que ha evolucionado desde los estudios culturales hasta la emergencia de nuevas pro-
puestas cognoscitivas como la modernidad/colonialidad, las nuevas ciencias y las nuevas
humanidades, y la orientacin sistmico/constructivista.
Teora social que expresa el desarrollo de formas originales de investigacin social en
Amrica Latina, caracterizadas por la bsqueda de la recuperacin, desde la ciencia y en
particular desde los fundamentos del paradigma de la complejidad, de los otros saberes
silenciados por la universalizacin del saber europeo desde el siglo XVI. Se destaca la
investigacin dialgica, la investigacin activista y la investigacin co-labor.
Es una perspectiva terica que busca superar el divorcio de la cultura cientfca y la
cultura humanstica. El pensamiento social latinoamericano se orienta a la integracin de
la verdad, del bien y de la belleza, de la objetividad cientfca y la justicia de nuestros pue-
blos. Asimismo, propugna la superacin de la estrecha tradicin disciplinar de las ciencias
sociales. En la necesidad de ir ms all de los lmites de las disciplinas y se oriente en la
posibilidad de construir una ciencia social integral, que explore Amrica Latina como un
sistema complejo.
12 Principios tericos que lo alejan de la concepcin de Humberto Maturana, quien considera la autopoiesis como un
proceso sistmico que presupone la accin de los humanos que se intercomunican, adems de generar relaciones
de comunicaciones que producen comunicaciones holsticas, de lo contrario la descripcin de la sociedad sera
formal semejante al enfoque estadstico de sistema social que excluye a los individuos de la explicacin social.
Humberto Maturana y Bernhard Prken (2004: 58-60).
84 YUYAYKUSUN
Julio Meja Navarrete
Finalmente, se trata de un paradigma que cuestiona de manera radical la visin euro-
cntrica del conocimiento en Amrica Latina. Nuevas propuestas tericas que buscan
enraizarse en las circunstancias especfcas de la formacin social de la regin, siguiendo
el legado de nuestras tradiciones cognoscitivas y sin dejar de lado los desarrollos tericos
universales.
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89

YUYAYKUSUN 3 (2010) 89-104 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Los fundamentos cientfco-flosfcos
del Socialismo del siglo XXI
*
HEINZ DIETERICH y RAIMUNDO FRANCO
RESUMEN
El artculo trata sobre el paradigma de tiempo-espacio-movimiento de la ciencia moderna y del
materialismo dialctico, as como de las tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo de
Lenin, y las cuatro fases lgicas evolutivas bicentenarias del anticapitalismo que nos conducen al
Socialismo del siglo XXI. Se pone nfasis en el avance hacia la complejidad, en la infuencia sobre
la dialctica y la evolucin-revolucin, en el impacto sobre la economa poltica y la obsolescencia
ciberntica del mercado, as como en la lucha de clases y la democracia poltica.
ABSTRACT
Te article deals with the Time-Space-Motion paradigm of modern science and Dialectical
Materialism, as well as, Lenins three sources and three components of Marxism and the four
bicentennial evolutionary logic stages of anti-capitalism that lead us to 21
st
Century Socialism. It is
remarked the development towards complexity, the infuence on Dialectics and evolution-revolution,
the impact on political economy and the cybernetic obsolence of the market, as well as the class
struggle and political democracy.
Materialismo dialctico y el paradigma de tiempo-espacio-movimiento
de la ciencia moderna
E
l primer paradigma cientfco moderno de la historia social, similar en importan-
cia cientfca a los paradigmas de Isaac Newton en fsica y Charles Darwin en los
sistemas biolgicos, fue desarrollado por Karl Marx y Friedrich Engels. En el siglo
XIX, sus fundamentos epistemolgicos-metodolgicos se defnieron en lenguaje flosf-
co como materialismo dialctico y luego como materialismo histrico dialctico.
En su famoso ensayo Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo, de 1913,
Vladimir I. Lenin defni su estructura paradigmtica como la mejor que el hombre
produjo en el siglo XIX, representada por la flosofa alemana, la economa poltica ingle-
sa y el socialismo francs. Se refri en particular a la aplicacin de la dialctica, es decir,
la doctrina del desarrollo en su forma la ms comprensiva, profunda y amplia al conoci-
miento de la sociedad humana; el desarrollo de Adam Smith y la teora de David Ricardo
del valor-trabajo en la teora de la plusvala, la piedra angular de la teora econmica de
* Artculo presentado en el V Foro WAPE, La crisis del capitalismo y su solucin: el socialismo del siglo XXI, co-
legio internacional, la Universidad Renmin de China, del 29 al 30 de mayo de 2010, en la ciudad de Suzhou,
China.Queremos agradecer a nuestro amigo Paul Cockshottb por su valioso aporte en este ensayo.
90 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
Marx y las lecciones de socialismo (utpico) francs y las luchas de las clases sociales
como la fuerza impulsora de la evolucin social.
Desde entonces, el socialismo ha seguido su curso evolutivo del socialismo utpico,
segn Marx y Engels, a socialismo cientfco del siglo XIX, socialismo prctico del siglo
XX y, por ltimo, el desarrollo en el nuevo paradigma del socialismo democrtico del
siglo XXI. Por ello la pregunta formulada por Lenin debe volver a responderse: cules
son actualmente los fundamentos cientfco-flosfcos del proyecto anticapitalista del
Socialismo Democrtico del siglo XXI?
Traducido al lenguaje cientfco contemporneo, el modelo materialista dialctico-
histrico de Marx y Engels, es equivalente al paradigma de tiempo-espacio-movimiento
que forma la base epistemolgica-metodolgica de todas las ciencias empricas modernas,
desde el siglo XVI (Galileo). En este sentido, usando la defnicin de Lenin, la dialctica
es la teora ms completa de movimiento y evolucin. El desarrollo, sea juzgado como
evolutivo, revolucionario o involutivo, progresivo o regresivo, es el resultado del movi-
miento. Al ser el movimiento el modo de existencia de la materia podramos decir el
alma del universo, lo cual se justifca para comprender estructuralmente la dialctica
y el movimiento de Marx y Engels como categoras equivalentes y en un nivel superior,
la dialctica como la conceptualizacin flosfca del movimiento y cambio.
Histrico es equivalente a tiempo o para citar una buena formulacin de Newton,
la medida de duracin por medio del movimiento. El tiempo o la historia son un resul-
tado (derivado) de la materia y el movimiento. En trminos de la cognicin humana, el
materialismo puede entenderse, como la comprensin realista de la materia, es decir,
la extensin y la corporeidad de la materia, incluidas las regiones entre s. En este sen-
tido, el materialismo de Marx y Engels est directamente vinculado a la forma fsica
de la existencia de la materia, al espacio. En este nivel ontolgico, el materialismo es
la afrmacin de la existencia del mundo real independiente del observador. Tal como
se menciona, la prctica humana como el materialismo histrico que signifcaba para
Marx el largo periodo de superioridad de las condiciones econmicas de la vida en la
confguracin de la historia, aunque, siempre se interpretan de un proceso de inte-
raccin dialctica con las otras tres relaciones bsicas humanas, la militar, la cultural
y lo poltico. Con la naturaleza, como se expresa en el superb dictum de Marx: Das
Sein bestimmt das Bewusstsein, la realidad determina la conciencia.
Por tanto, podemos concluir que el materialismo dialctico coincide con el para-
digma epistemolgico de la ciencia moderna que en lenguaje contemporneo se conoce
como paradigma de tiempo-espacio-movimiento.
De estas tres condiciones existenciales de la humanidad que simultneamente sirve
como estructura elemental cognitiva del trabajo cientfco emprico (de investigacin), el
tiempo es absoluto en el sentido de que no puede ser modifcado por los seres humanos,
no obstante, el modelo clsico de Newton del tiempo ha sido tericamente modifcado
por cuatro dimensiones del paradigma espacio-tiempo de Einstein y Minkowski. Desde
el punto de vista de la actividad humana y la transformacin social, es aun cierto que la
YUYAYKUSUN 91
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
vida en la tierra se mueve a lo largo de una fecha unidireccional de tiempo. En este sen-
tido el tiempo es la nica condicin absoluta de nuestro ser.
Los individuos humanos, grupos o sociedades modifcan o abandonan sus hbitats
espaciales e incluso, en cierta medida, pueden infuir en el movimiento (evolucin) de
la realidad. No obstante, el tiempo es unidireccional del pasado va el presente al fu-
turo, condicin absoluta, inmodifcable e irrepetible de la vida humana. Es nuestro
recurso ms vital la condicin de la vida humana absoluta, inmodifcable e irrepetible.
Las implicaciones de la condicin ontolgica absoluta del tiempo para la nueva civili-
zacin son trascendentales. Esto puede ser ilustrado por su infuencia en los tres sistemas
bsicos informticos que guan la lucha de transicin del Socialismo del siglo XXI: la
tica material de la vida, la inteleccin de la ciencia y la constitucin y la autodetermina-
cin del sujeto-ciudadano a travs de la democracia participativa.
Desde un punto de vista moral o vital, el tiempo de vida de las personas es equiva-
lente, independiente a la de cualquier otro, independiente de sus caractersticas empricas
como la edad, ingresos, sexo, origen tnico, la productividad, nacionalidad, etc. La hora
de un banquero, poltico o juez tiene el mismo valor moral como la hora de un campesi-
no, trabajador o desempleado, ya que ninguno de ellos es renovable. Slo se vive una vez.
Sesenta minutos pasados son sesenta minutos a lo largo de nuestro viaje hacia la muerte.
Las agujas que marcan el reloj nos embarca en un solo camino de viaje. Esta igualdad mo-
ral bsica de todos constituye la ms elemental tica e inviolable fundacin de sociedad
tica. Por lo tanto, el deber de la sociedad y el Estado socialista es garantizar este derecho
fundamental en todas las relaciones sociales.
Sin embargo, nuestras vidas no slo evolucionan en el tiempo sino tambin en el
espacio. Somos materia que vive en movimiento. Es esta segunda condicin ontolgica de
la existencia humana menos favorable, aunque co-acondicionado todos los aspectos de
nuestra existencia lo que explica el hecho de que el tiempo como una condicin moral
y de recursos de manera abstracta igual para todos los individuos (un derecho humano),
no es, por s sola, sufciente para que el fundamento flosfco-tico de una sociedad nue-
va, basada en la solidaridad postcapitalista. Con el fn de avanzar de una moral imperativa
a un hecho omnipresente de la vida, el tiempo ha de expresarse en las tres dimensiones
que defna nuestra calidad de vida: las condiciones materiales de nuestra existencia, el
signifcado de nuestras vidas (un sentido de trascendencia) y nuestra libre determinacin.
Nos acercamos a un dilema donde la dimensin tica de una sociedad justa y demo-
crtica, el valor vital o moral del tiempo, resuelve la dimensin efectiva de la organizacin
econmica y social, el modo de produccin. Por consiguiente, se plantea la pregunta deci-
siva para la teora y la praxis del Socialismo del siglo XXI: Cmo debe ser organizado una
sociedad y un Estado postcapitalista del siglo XXI para satisfacer la justicia, la democracia
y una existencia signifcativa?
La respuesta est con la interaccin consciente de las ticas materiales, la ciencia y
la democracia participativa. Estas tres dimensiones de la realidad, subsistemas para cons-
truir la nueva sociedad del Socialismo del siglo XXI, se unifcan por tiempo. Dado que las
92 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
necesidades materiales y la calidad de vida slo pueden ser satisfechas por el trabajo social,
y dado que los valores econmicos de los bienes son medidos en tiempo (valor-trabajo)
1
,
la fundacin de tica general del socialismo del siglo XXI y su organizacin econmica prc-
tica, coinciden tanto como la condicin moral suprema de la vida y como el principio
fundamental de explotacin de la economa. Adems, la jornada de trabajo multiplicado
por la productividad y las reservas de mano de obra total a disposicin de una sociedad,
determina la cantidad de riqueza que se pueden movilizar en un sistema social.
A nivel general, parafraseando a Lenin, podemos decir ahora que las tres fuentes y par-
tes constitutivas del Socialismo del siglo XXI se pueden resumir en la vida material-tica,
el pensamiento cientfco y la libre determinacin mediante una democracia participativa.
Varios aspectos deben ser analizados rigurosamente:
1. La relacin entre la determinacin general del socialismo genoma del siglo XXI y el
socialismo cientfco de Marx y Engels y el socialismo prctico bolchevique de Lenin.
2. El avance del paradigma del espacio-tiempo-movimiento hacia la teora de la com-
plejidad y sus implicaciones por tres componentes del marxismo de Lenin, es decir,
la dialctica, la economa poltica y la superestructura poltica (la lucha de clases y la
democracia).
3. La interrogante de la decadencia (fnal?) del sistema burgus.
4. Las propiedades especfcas de este reciente desarrollo del socialismo democrtico del
siglo XXI.
5. El escenario de transicin.
En este ensayo vamos a tratar los cuatro primeros temas.
Las cuatro fases lgicas evolutivas bicentenarias
nos lleva al Socialismo del siglo XXI
Hemos descrito como se bas el paradigma del Socialismo del siglo XXI en las ideas de
tiempo, espacio y movimiento utilizado en la ciencia. Epistemolgicamente es equivalen-
te al siglo XIX en el concepto de materialismo dialctico-histrico en el que analiza las
complejas interacciones entre el homo sapiens, la sociedad y la naturaleza. Se gua por la
tica que apoya la vida y la naturaleza. Tiene como objetivo transformar el actual sistema
capitalista mundial en una democracia participativa, con una economa democrtica-
mente planifcada y sostenible, basada en el uso consciente para lograr equivalencia de los
valores del trabajo. Es momento de aclarar sobre su gnesis y evolucin.
Cuatro fases evolutivas del socialismo moderno pueden distinguirse fcilmente, ya
que el trmino fue introducido por primera vez en 1834 en Pars por el tipgrafo Pierre
Leroux en su ensayo De lindividualism et du socialism. Desde inicios del siglo XVIII
1 El valor de cualquier producto, por lo tanto, la persona que lo posee y no signifca usar o consumir l mismo sino
a cambio de otros productos bsicos, es igual a la cantidad de trabajo que le permite comprar u ordenar. Por consi-
guiente, el trabajo es la medida real del valor permutable de todas las mercancas. (Adam Smith, La riqueza de las
naciones, captulo 5).
YUYAYKUSUN 93
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
su formacin catica, la etapa fundacional extremadamente creativa se lleva a cabo esen-
cialmente en la mayora de los pases industrialmente avanzados de Europa, Inglaterra,
Francia y Alemania. Esta etapa se refere a menudo como socialismo utpico o funda-
cional. El trmino utopa debe ser eliminado, sin embargo este perodo fundacional
contribuye a una enorme riqueza de experiencia tanto en la lucha de clases prcticas y
tambin de ideas sobre la transformacin social, que han resultado ser ms que una uto-
pa. Sin duda, muchas de las contribuciones de Leroux, Rousseau, Babeuf, Cabet, Saint
Simon, Fourier, Proudhon, Blanqui, Weitling y Owen volvieron a ser parte del paradigma
del socialismo cientfco, elaborada por Marx y Engels, y otros siguen siendo vlidos.
Los logros conceptuales del inicio del socialismo, generalmente originados por ex-
periencias sangrientas de la lucha de clases, efectivamente llevan las marcas caractersticas
de la infancia. Por otro lado, sin duda la obra de Marx y Engel signifc la transicin de
estas ideas y experiencias a una etapa superior de desarrollo a la madurez. El socialismo
cientfco era en realidad, como dijo Lenin, la comprensin y sistematizacin del mejor
de los conocimientos disponibles del siglo XIX. El socialismo se desarroll con el nuevo
paradigma, una sntesis del conocimiento racional contemporneo.
Varias dcadas despus el socialismo cientfco se transform en un modelo dinmico
moderno de fuerzas impulsoras de la historia humana, el advenimiento de la Revolucin
Rusa que equivala a una fase de cambio en el sistema socialista fundacional puso
abruptamente la validez del paradigma a una prueba emprica brutal. Sin duda, esto
ocurri bajo condiciones objetivas terriblemente adversas pero tambin bajo la direccin
del brillante revolucionario marxista, Vladimir I. Lenin, coordinador de la investigacin
de su poca.
Lenin abri las puertas de la historia al socialismo prctico, posteriormente bauti-
zado como el socialismo realmente existente, bolchevismo o socialismo del siglo XX.
Rousseau, Babeuf, Proudhon estuvieron presentes en el modelo, con su condena de la
propiedad privada, Saint Simon con su internacionalismo, Blanqui con su dictadura del
proletariado y, por supuesto, Marx y Engels con su sntesis de emancipacin anticapita-
lista de la especie.
De esta manera, la tercera fase de la evolucin del socialismo comenz en un campo
de experimento en el que el sujeto revolucionario socialista bicfalo, Lenin y el Partido
Comunista, era incapaz de controlar las condiciones experimentales. En estas condicio-
nes, la defnicin de las caractersticas de la nueva civilizacin postcapitalista y el modo
de produccin que entr en vigor, fueron: Estado y propiedad pblica de los medios de
produccin, una economa de planifcacin centralizada no crematstica, no basada en el
valor del trabajo y sin el principio de la equivalencia, y en el mbito poltico la dictadura
del proletariado que bajo la degeneracin estalinista del marxismo aplicado de Lenin
signifc el gobierno unilateral del Partido sin democracia participativa.
Cuando el experimento del socialismo del siglo XX colaps por la atrofa del para-
digma de Marx y Engels causado por la agresin imperialista y la involucin estalinista,
no permiti su adaptacin a una nueva revolucin tecnolgica y a un entorno mundial
94 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
cambiante, la cuarta y actual fase de la evolucin socialista comenz con el Socialismo
Democrtico del siglo XXI.
Los rasgos distintivos del Socialismo del siglo XXI se basan en la democracia parti-
cipativa y una economa planifcada democrticamente basado en la equivalencia valor-
trabajo. Hoy en da, ambas funciones son posibles a travs del progreso de la ciencia y la
tecnologa. Tambin reintegra y destaca algunos elementos del perodo de formacin ini-
cial, como los certifcados de trabajo (Weitling, Owen) y conceptualiza la necesaria ex-
propiacin de los expropiadores de una manera diferente que el Socialismo del siglo XX.
El avance de la ciencia moderna hacia la complejidad
La explosin del conocimiento cientfco desde la formulacin del primer paradigma del
socialismo cientfco de Marx y Engels y la determinacin de su genoma
2
por Lenin,
nos permitir desarrollar el paradigma original a una mayor profundidad del que fue
posible con el conocimiento del siglo XIX. La relacin entre los dos paradigmas, el socia-
lismo cientfco de Marx y Engels y el socialismo del siglo XXI es orgnica en el sentido
que el segundo ha surgido de la primera, muy parecido al modelo de la fsica moderna
que surgi de la sntesis innovadora de Newton. Albert Einstein y Max Planck son im-
pensables sin Newton y lo mismo puede decirse de Marx y Engels como predecesores.
El socialismo del siglo XXI es la sntesis evolutiva de las mejores ideas y experiencias del
desarrollo del socialismo y, por supuesto, de la flogentica en general. Es como todo el
conocimiento cientfco una creacin ex materia, no una invencin ex nihilo de los polti-
cos o intelectuales, y que se ajusta a las normas racionales de anlisis cientfco.
El avance del conocimiento se extiende a las tres condiciones clave de nuestra exis-
tencia: tiempo, espacio y movimiento, pero es especialmente en la interpretacin de los
diferentes tipos de movimiento o el enorme cambio epistemolgico que ha realizado
el progreso. Ahora estamos en una posicin mucho mejor para entender y calcular la
complejidad y las implicaciones de la materia en constante movimiento en sus diversos
niveles de organizacin, es decir, lo fsico, qumico, biolgico y una categora propia, la
complejidad neuronal humana. Defnitivamente, ahora sabemos que lo que cuenta, para
los diferentes niveles de complejidad en estos estratos ontolgicos de la materia, es la
simplicidad o la complejidad de sus mecanismos de retroalimentacin con los sistemas de
autorregulacin ms complejos que se encuentran en el nivel biolgico y en los sistemas
sociales humanos y tambin entendemos que el cambio (evolucin) aparece en una escala
defnida por la interaccin de las leyes fundamentales de la naturaleza con la operacin
del azar (eleccin de sucesos aleatorios). Eso nos permite salir de conceptos simples y
deterministas de la realidad como, por ejemplo, el nuevo hombre sovitico y el homo
novo, detrs el resultado del impacto metodolgico y epistemolgico ha convertido a la
2 El cientfco britnico Richard Dawkins utiliza el concepto meme con el fn de introducir los principios de la
evolucin en la comprensin de la transferencia y la herencia de los fenmenos culturales.
YUYAYKUSUN 95
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
flosofa del movimiento, dialctica en una serie de ciencias del movimiento que en mate-
mticas (estadsticas, fractales, caos), teora de la complejidad, ciberntica, fsica, gentica
y las teoras evolucionistas nos permiten vislumbrar, medir y encauzar el desarrollo de
fenmenos de una manera que Marx, Engels y Lenin no podan haber pensado.
Ahora entendemos que el comportamiento y la evolucin de los Sistemas Dinmicos
Complejos o Sistemas Adaptables Complejos como el hombre y la sociedad, pueden ser
descritos como dinmicos de movimientos y comportamientos lineal, no lineal, de pro-
babilidad y catico. Esta nueva comprensin afecta todos los aspectos de las anteriores
conceptualizaciones socialistas de la sociedad y la historia. Por ejemplo, las relaciones
entre evolucin y revolucin, mercado, planifcacin y propiedad, alianzas estratgicas y
tcticas y caractersticas de las democracias sin clases ahora se pueden analizar en forma
ms completa.
Sin embargo, el impacto de la creciente comprensin de la conducta de la materia
en sus distintos niveles de complejidad no se limita a s mismo. Se extiende a otras di-
mensiones de nuestra existencia: espacio y tiempo. El movimiento es una propiedad de la
materia, y un mejor conocimiento de esta propiedad permite una inferencia ms acertada
sobre el estado de la materia, por ejemplo, sus ondas y estructuras bsicas de las partculas,
que a su vez nos permite usarlo a nuestro favor como en futuros ordenadores cunticos y
en las nanotecnologas.
Incrementar los conocimientos y el dominio de la ingeniera de la materia y el movi-
miento ha creado las condiciones objetivas necesarias para la sustitucin del capitalismo.
Las instituciones bsicas del socialismo del siglo XXI, la democracia participativa y la
economa de equivalencia, no son posibles sin la moderna tecnologa de la informacin.
Por ello, la creacin de un espacio electrnico virtual en la tierra ha aadido una nueva
dimensin a la realidad (civilizacin 2,0) que ser tan importante para el futuro de la
sociedad mundial como actualmente es la bisfera.
La creciente sinergia de la bisfera y la esfera electrnica del hbitat fsico-biolgico
y lo virtual ha roto las barreras espaciales de comunicacin entre las personas de todo el
mundo, lo que podra permitir su comportamiento social comn y de unin, indepen-
dientemente de su ubicacin geogrfca. Este nuevo estado de conectividad crea como en
el sistema neuronal, cualitativamente un nuevo comportamiento colectivo de la mente,
de la organizacin y de las especies.
La superacin de comunicacin espacial real es reforzada por la superacin de las
barreras paralelas en tiempo real. En principio, una mente colectiva y la mano de obra
pueden operar a nivel global. Las condiciones tecnolgicas de la civilizacin 2,0 crea un
entorno institucional totalmente nuevo en el que las dos instituciones decisivas de la
civilizacin burguesa: el mercado y la democracia formal plutocrtica se convierten en
vctimas de la evolucin. Se convierten en obsoletas en relacin a la nueva cognicin,
la planifcacin y los dispositivos de decisin que la ciencia y la tecnologa han puesto a
disposicin de la humanidad.
96 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
Impacto de los avances cientfcos en los tres componentes del marxismo
Impacto en la dialctica (evolucin, revolucin)
Hay varios tratamientos pendientes en la epistemologa y la metodologa del movimiento
(la dialctica) en el socialismo, entre ellos el prlogo de Marx de la primera edicin de
El capital, de Engels Dialctica de la naturaleza y Anti-Dhring, de Lenin Materialismo
y empiriocriticismo y de Mao Sobre la contradiccin.
3
Todas estas obras tratan de la com-
plejidad del cambio (movimiento), pero es en Dialctica de la naturaleza y Anti-Dhring
de Engels donde se encuentra la propuesta de clasifcar los movimientos segn su nivel
de complejidad. El criterio utilizado para defnir la complejidad fue la diversidad de la
accin que puede tomar un sistema. En una escala de simplicidad-complejidad el mo-
vimiento ms simple sera la mecnica (fsica) seguido por la qumica y la biolgica. La
investigacin de la naturaleza del movimiento debiera, evidentemente, partir desde las
formas ms bajas y simples de este movimiento... As, vemos cmo, en la trayectoria his-
trica de las ciencias naturales, se desarrolla ante todo la teora del simple desplazamiento
de lugar, la mecnica de los cuerpos celestes y de las masas terrestres; viene luego la teora
del movimiento molecular, la fsica, y enseguida, casi al mismo tiempo y, a veces incluso
adelantndose a ella, la ciencia del movimiento de los tomos, la qumica. Y solamente
despus de haber alcanzado un alto grado de desarrollo estas diversas ramas de la ciencia
de las formas del movimiento que se referen a la naturaleza inanimada, ha sido posible
abordar con xito la explicacin de los fenmenos del movimiento que se dan en los
procesos biolgicos... Por lo tanto, al investigar aqu la naturaleza del movimiento, nos
vemos obligados a dejar a un lado las formas del movimiento orgnico, limitndonos
obligadamente con arreglo del estado de la ciencia a las formas de movimiento de la
naturaleza inanimada.
4
Fue brillante el razonamiento de Engels sobre la complejidad de los sistemas por me-
dio de su libertad de movimientos independientes al igual que la deduccin de Diderot,
en dcadas pasadas. Pero ambos eran limitados ya que las ciencias de la dialctica se en-
contraban todava en sus etapas fundacionales. Como consecuencia inevitable, apareci
en la teora epistemolgica marxista una especie de eslabn perdido. Las formas de
movimiento de la naturaleza no viviente haban sido investigadas. Las formas orgni-
cas del movimiento no se podan entender debido al estado de la ciencia. Pero la etapa
ms alta del movimiento, el de la sociedad, fue analizada y comprendida como la lucha
de clases sociales en un proceso dinmico de evolucin, caracterizado por la reforma y la
revolucin.
Esta brecha se est cerrando con el progreso de los conocimientos de las potencia-
lidades y los lmites del comportamiento de los sistemas complejos adaptativos. Ahora
3 Marx, El capital (1867); Engels, Dialctica de la naturaleza (1883) y Anti-Dhring (1878); Lenin, Materialismo y
empiriocriticismo (1913); Mao, Sobre la contradiccin (1937).
4 Federico Engels, Dialctica de la naturaleza, Grijalbo, Mxico, p. 47.
YUYAYKUSUN 97
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
podemos entender las formas especfcas de movimiento de la materia en la prebiolgica,
biolgica y humano-social, as como las complejas interacciones entre ellos. Eso nos ayu-
da a evitar las trampas del reduccionismo. Todos los sistemas ms complejos contienen
las propuestas de resolucin de los ms simples, pero su comportamiento del sistema
resultante no puede ser explicado satisfactoriamente solo por estos movimientos, ya que
nuevas cualidades del cambio aparecen en cada nivel superior de complejidad. Por lo
tanto, estamos en una mejor situacin de conceptualizar la civilizacin postcapitalista,
tanto en su fase de transicin con respecto a sus estructuras institucionales en el futuro.
Desde que el Socialismo del siglo XXI es un sistema basado en la planifcacin de-
mocrtica, es de mayor importancia la capacidad para prever adecuadamente los acon-
tecimientos futuros y tendencias evolutivas en la naturaleza y la sociedad. Es cierto no
slo a nivel tcnico y metodolgico sino tambin en los aspectos centrales del poder y
las alianzas polticas, como en la relacin entre evolucin y revolucin. La comprensin
de los cambios de fase o de estado en los sistemas fsicos y biolgicos nos ha permitido
interpretar esta relacin en una forma mucho ms profunda que antes.
El pensamiento poltico del siglo XIX tiende a enfatizar los elementos de ruptura y
discontinuidad que se producen en una revolucin. La revolucin era un salto cualita-
tivo lejos del statu quo. Para muchos era un proceso irreversible en la fecha del tiempo,
unidireccional del pasado al presente y al futuro, del feudalismo al capitalismo y al socia-
lismo. La ciencia moderna nos permite ver no tanto la revolucin como una contradic-
cin o una excepcin a la evolucin, sino como una de sus puertas de eventos en la cual
los cambios microscpicos en el sistema se acumulan hasta que se vuelven visibles a nivel
macroscpico. Como en una ocasin Arno Peters lo puso en una formulacin hermosa,
levemente metafsica: la revolucin es el ltimo ratio de la evolucin.
5
El siglo XX consider el desarrollo de una serie de nuevas formas de pensar acerca de
los procesos y el cambio que aqu son relevantes. Primero fue el concepto de procesos de
Markov en el que un sistema puede tener mltiples estados con probabilidades de transi-
cin entre ellas. Esto nos permite conceptualizar los cambios sociales que van en direcciones
diferentes en momentos diferentes. Luego, en los ltimos 30 aos, el brillante trabajo de
Milner y otros llevaron a la nocin de lgebra de proceso, proporcionando un marco con-
ceptual global de los procesos complejos de desarrollo. El cambio de fase o los cambios
de estado en el comportamiento de un sistema, por ejemplo, el comportamiento de los
electrones en un superconductor o el comportamiento de los ciudadanos en un Estado,
obedecen a las leyes generales del movimiento colectivo. Ellos no son una excepcin al com-
portamiento de la materia, sino una parte integrante de la misma. La historia a veces genera
condiciones evolutivas o revolucionarias que son benefciosas para la gnesis de nuevos siste-
mas adaptativos complejos. Esto puede ocurrir a travs de cambios en el hbitat natural (el
clima), a travs de cambios polticos o por innovaciones tcnicas, como la cuarta revolucin
tecnolgica que estamos experimentando. Por otro lado, tambin genera condiciones para
5 Compare Heinz Dieterich, Raimundo Franco, El fn del capitalismo global. Editorial Nuestro Tiempo, Mxico 1998.
98 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
la inadaptacin o la extincin de estos sistemas. Los ejemplos abundan desde la desaparicin
de la civilizacin maya al colapso del socialismo del siglo XX. Las nuevas ciencias de la dia-
lctica nos dan las herramientas para evitar derrotas innecesarias e involuciones del nuevo
proyecto histrico que estamos tratando de desarrollar.
Impacto en la economa poltica (la dialctica de mercado y planifcacin es inverso)
El argumento central de los padres fundadores del neoliberalismo, Ludwig von Mises y
Friedrich von Hayek contra una economa planifcada y la revolucin sovitica, fue que
el intento humanista de Lenin y su partido de generar justicia social a travs de la plani-
fcacin colectiva de la economa, estaba destinada al fracaso por razones de complejidad.
Ninguna autoridad de planifcacin central sera capaz de controlar todos los parmetros
que son relevantes para el funcionamiento efciente de una economa nacional. Con la
nacionalizacin de la propiedad privada, los bolcheviques destruiran el elemento ciber-
ntico decisivo del sistema, el precio del mercado. La asignacin efciente de escasos re-
cursos y su optimizacin debera por tanto quedar en la mano invisible del mercado,
una institucin perfeccionada a travs de miles de aos de evolucin y ms adecuada para
proporcionar el ms alto grado de mejor material para los ciudadanos.
En efecto, el mercado es desde sus orgenes fsicos en el gora griega a su reencarna-
cin virtual como e-Bay y Amazon, la institucin original para el libre intercambio de
mercancas y servicios. Sin duda, tiene miles de aos de evolucin, en el que se desarroll
a partir de un espacio local del trueque ocasional a travs de los sistemas de compensa-
cin mercantil y monetaria del Estado-nacin moderno al mercado mundial actual que
domina los asuntos econmicos de nuestra especie y, por ltimo, se trata de un sistema de
retroalimentacin interactiva que coordina miles de millones de transacciones econmi-
cas a travs de precios de mercado con fnes de lucro en un sistema ciberntico sofsticado.
Bajo ciertas circunstancias el mercado de un sistema de crematstica capitalista
moderno puede ser sorprendentemente efcaz en la coordinacin de estas operaciones.
Algunas de estas condiciones son que las estructuras del mercado no son monopolio, que
no hay poder adquisitivo sufciente, una clase trabajadora profesional y un Estado efcien-
te, que garantiza el marco funcional necesario para la economa poltica. En la medida en
que estas condiciones no se cumplen, por ejemplo, en el caso de los bienes pblicos como
la seguridad de los entornos de trabajo o condiciones seguras de jubilacin o cuando la
libre formacin de precios se ve obstaculizado por el monopolio o precios administra-
dos, el mercado pierde su capacidad de regeneracin y se convierte en inefciente y un
pseudomercado.
El mercado es, por supuesto, mucho ms que una seccin transversal de intercambio.
Es el entorno institucional econmico en el que la clase dominante monetariza la plus-
vala creada en el proceso de produccin, convirtindola en ganancias. Este proceso est
determinado por las relaciones de propiedad privada que regulan el mbito econmico,
en gran medida, de la misma manera, la Constitucin Poltica regula la dinmica de la
YUYAYKUSUN 99
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
gestin poltica. El derecho constitucional de la explotacin legal de los trabajadores a
travs de medios privados de produccin que entre en funcionamiento a travs del precio
de mercado.
Intrnsecamente vinculados a esta trinidad profana de la propiedad privada, la deter-
minacin de precios y el benefcio es el ambiente poltico del parlamentarismo burgus y
del gobierno parlamentario plutocrtico. El mercado, la propiedad privada, el gobierno
parlamentario plutocrtico, la clase dominante y el Estado de clase, son la esencia de la
civilizacin burguesa y forma, como tal, una unidad indivisible.
Hoy en da el mercado, desde el punto de vista de la estructura del poder burgus y la
ideologa, no es ms que un cdigo lingstico para el monopolio de la toma de decisiones
econmicas por la clase rentista. Este monopolio cumple tres funciones en el manteni-
miento de la civilizacin burguesa: la acumulacin asimtrica de capital, la infuencia
decisiva de la plutocracia en la toma de decisiones polticas y la regulacin ciberntica de
los parmetros ms importantes del sistema econmico, como la asignacin de cuotas de
trabajo social y del supervit social.
Es esta ltima funcin que ha sido utilizada por los economistas neoliberales desde
Ludwig von Mises como el principal argumento en contra de una planifcacin demo-
crtica econmica que no depende de la propiedad privada y la planifcacin de elite. Sin
embargo, es un argumento que ha quedado obsoleto debido al desarrollo de la ciberesfera
electrnica interactiva. La tecnologa de la informacin moderna (IT) cada vez ms in-
vierte la relacin de obsolescencia funcional entre la planifcacin social y el mercado. Lo
que aun es ms obsoleto no es la dialctica de la planifcacin social, sino la dialctica de
mecanismos de la planifcacin del mercado, de la mano invisible.
La defciencia bsica de los sistemas dinmicos complejos que llamamos mercados
consiste en que su evolucin tiende a crear situaciones de asimetra en el sistema, de
forma similar a lo que ocurre con la lgica evolutiva de muchos sistemas naturales. La
descripcin y el anlisis de estos sistemas naturales se hace a menudo con el recurso a la
segunda ley de la termodinmica y su fenmeno de la entropa. Hoy en da, este razona-
miento se aplica tambin al comportamiento del mercado, pero hay una salvedad impor-
tante a realizar en lo que respecta al funcionamiento del mercado como un subsistema
de un contexto social humano. El hecho de que el homo sapiens es su elemento bsico,
confere una propiedad especfca a su sistema de retroalimentacin que no existe en el
nivel prehumano o la materia bitica o fsica.
El mercado como un sistema autorregulado sobrelleva el hecho de que sus meca-
nismos y tiempos de reaccin de retroalimentacin negativa, que es la correccin de las
disfunciones en el comportamiento del sistema, son tan destructivos y lentos que ponen
en peligro la estabilidad y la existencia del sistema sociopoltico global. Por lo tanto, re-
quiere la intervencin constante del Estado basado de clase, con el fn de estabilizarlo o
revolucionarlo.
El mercado es, como dicen correctamente los neoliberales, un producto de la evolucin
social humana, pero es un producto que se desarroll a espaldas del pueblo (Marx) y por
100 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
lo tanto es ciego en relacin a las necesidades, inquietudes y necesidades de sus unidades
funcionales bsicas: los seres humanos. En este sentido, es un sistema ciberntico cuasi-na-
tural, los mecanismos de retroalimentacin positiva o entrpicos de los cuales son bastante
comparables a las de los sistemas naturales, que a los mecanismos de retroalimentacin de
los sistemas humanos, desarrollados deliberadamente y con sensatez para la satisfaccin de
la gente. Esta lgica cuasi natural de la evolucin del mercado explica su extrema brutalidad
con respecto al destino de las vidas humanas. El siguiente ejemplo ilustra el problema: Si un
bosque es invadido por una plaga y sus mecanismos de retroalimentacin negativa no son
capaces de destruir la plaga, los rboles se mueren y se secan. Por lo tanto se vuelven ms
infamables y tarde o temprano un incendio forestal destruir la plaga y el sistema (bosque).
El sistema se regenera o extingue con el tiempo. Cul de los dos resultados que se produce es
irrelevante en cualquiera de las tres escalas bsicas del universo, micro, meso y macro: para
las personas afectadas, ya que son objetos; para el sistema general, la biosfera del planeta,
como la escala del evento es local y para el universo es menor.
Este escenario es cualitativamente diferente en una sociedad humana, porque sus
individuos no son objetos (rboles), pero los sujeto-objetos (homo sapiens), que no acep-
tan pasivamente la destruccin de su existencia por la barbarie del mercado. Ellos no se
conforman ser una comunidad pasiva de vctimas, sino ms bien tratan de constituir una
comunidad de resistencia activa que se enfrente a la institucin que las destruye, a travs
de huelgas, protestas y hasta la resistencia armada. Esta condicin de sujeto del ser huma-
no constituye la fuente de todas las reformas y revoluciones.
El mercado con su natural comportamiento darwinista, la frrea voluntad de explo-
tacin por parte de sus clases dominantes y el carcter represivo brutal de su aparato estatal
se ha convertido en un sistema complejo de inadaptacin, superado por la evolucin y
condenado a la extincin gradual. Por lo tanto, surge la interrogante central del socialismo
democrtico del siglo XXI: puede sustituirse el mecanismo de mercado por un diverso
sistema ciberntico que es igualmente efcaz en la coordinacin de las transacciones econ-
micas, pero ms democrtico y ms humano? La respuesta es claramente positiva.
Dejemos a Ludwig von Mises y Friedrich von Hayek que se retuerzan en sus tumbas,
no es una irona fna de la historia. La tecnologa de la informacin y el conocimiento
cientfco que hoy tenemos para vencer a la mano invisible en su propio juego de coor-
dinacin, fue parcialmente producida bajo el rgimen crematstico burgus. El rgimen
burgus es su propio empresario de agencia fnebre que nos ha permitido sustituir su
mecanismo diferente con un sistema de planifcacin ms efciente que el mercado. Lo
mismo ocurre con la lgica evolutiva que nos lleva a la democracia participativa
Impacto en la lucha de clases (democracia participativa)
En la lgica evolutiva del desarrollo social humano, la democracia puede ser entendida
como una caracterstica o propiedad de los Sistemas Dinmicos Complejos Humanos.
Esta propiedad se puede medir en tres dimensiones: social, formal y participativa. Las
YUYAYKUSUN 101
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
mediciones en estas escalas revelan el grado de infuencia de los ciudadanos en los asuntos
pblicos que determinan su calidad de vida. Es decir, esclarecer el grado de autodetermi-
nacin de las unidades bsicas del sistema social (los individuos) contra la determinacin
externa por las estructuras de poder colectivo como el Estado, la iglesia, los sindicatos o
partidos polticos.
Los Sistemas Humanos Dinmicos Complejos y sus propiedades subyacen a la in-
fuencia de las leyes generales de la evolucin. La gnesis y la evolucin de la democracia
dentro de la especie humana se pueden entender como un mecanismo de adaptacin del
sistema de direccin poltica a las necesidades funcionales del sistema y su interaccin
con el medio ambiente. La democracia aumenta la probabilidad de supervivencia y
reproduccin del sistema mediante el aumento de las capacidades de adaptacin. Esa es
su razn de ser.
Bajo esta perspectiva del sistema evolutivo, de la aparicin de los modernos Estados
europeos en el siglo XV y las democracias modernas burguesas en los siglos XVII y XVIII,
no son un fenmeno aleatorio, sino adaptaciones necesarias de los componentes a sis-
temas internos cada vez ms complejos, tales como las fuerzas productivas, densidad
demogrfca, urbanizacin, desarrollo en el comercio, nuevos medios de comunicacin
(Gutenberg) y la evolucin de la estructura de clases sociales y una creciente interaccin
con su hbitat natural y poltico.
La transicin del feudalismo al capitalismo en Europa es un ejemplo de las leyes de
evolucin (Gesetzmaessigkeit). El control formal, el ejecutivo y las estructuras de direccin
del feudalismo eran bastante simples. El propietario feudal domin y organiz sus micro-
cosmos socioeconmicos casi autrquicamente (feudo) en forma vertical, apoyado por el
control del pensamiento reaccionario del clero y la amenaza de castigos draconianos por la
espada. Este simple sistema de explotacin, direccin y dominio funcion en los amplios
espacios rurales del feudalismo, pero era poco apropiado para mantener la coherencia y la
estabilidad macro en la pluralidad, cada vez mayor de las relaciones sociales, econmicas y
polticas del sistema burgus naciente. Es en este contexto que la democracia representativa
moderna, basada en los partidos polticos, el parlamento, las elecciones peridicas y la divi-
sin del poder, surge en la escena histrica como expresin de las necesidades funcionales de
la organizacin capitalista, la coherencia y retroalimentacin de informacin. La democracia
burguesa producto del capitalismo est destinada a desaparecer con la extincin del mismo.
Este nuevo momento se defne por la creciente diversidad y complejidad de la sociedad que
ya no pueden ser adecuadamente representados por las barreras de clase en el acceso general
y de poder de decisin de la superestructura burguesa. Se tiene que evolucionar hacia una
democracia participativa porque el nmero creciente de personas y la creciente integracin
global, en todos los niveles, es un salto cualitativo en la complejidad del sistema que slo
se puede controlar con una mayor interaccin entre la estructura econmica y social bsica
y su superestructura poltica. El efecto transformador en el actual sistema de gobernanza
poltica, democracia burguesa formal, ser igualmente drstica y profunda de lo que fue la
transicin del feudalismo a la sociedad burguesa.
102 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
La necesidad funcional de este tipo de democracia para una sociedad capitalista mo-
derna, documentado por muchos cientfcos sociales importantes, tambin puede ser
entendida por la teora contempornea de control ciberntico. W.R. Ashby, uno de los
padres fundadores de la ciberntica, ha explicado esta tendencia en su famosa ley de la
variedad requerida, que establece una necesaria correlacin positiva entre la diversidad
de elementos en un sistema y la variedad de elementos en su sistema de control: La va-
riedad absorbe la variedad, defne el nmero mnimo de estados necesarios para que un
regulador controle un sistema de un nmero determinado de estados.
Aplicado a nuestro argumento, se refere a la interaccin entre la base econmica
capitalista y la superestructura poltica burguesa. En caso de perturbaciones, la instancia
de control de un sistema debe disponer de un nmero sufciente de acciones para garan-
tizar un adecuado sistema de control. Dado que el nmero potencial de perturbaciones
en un sistema es bsicamente ilimitado, es siempre conveniente maximizar su diversidad
interna con el fn de estar ptimamente preparado para cualquier contingencia previsible
o imprevisible. Es decir, una instancia de control slo puede dirigir o modelar un sistema
si stos tienen sufciente variedad interna para representar el sistema en su conjunto. Por
ejemplo, si el sistema es binario con slo dos alternativas, el sistema de control debe ser
capaz de representar por lo menos dos posibilidades y, por tanto, establecer una distin-
cin. La cantidad de variedad regulada y modelada que el sistema tiene, defne el lmite
superior para la cantidad de variedades que pueden ser controlados o modelados.
Podemos decir, en el lenguaje del materialismo dialctico, que la futura democracia
participativa del socialismo del siglo XXI, constituye la negacin de la negacin que eleva
a un ciclo de dos mil aos de desarrollo la democracia de las sociedades de clase a un
nuevo nivel. La democracia griega fue participativa pero no universal. Las mujeres, tra-
bajadores forzados y esclavos no tenan derechos polticos. La democracia burguesa ms
reciente es universal pero no participativa. La nueva democracia participativa socialista
contar con las dos propiedades necesarias: participativa y universal.
En resumen: la democracia no slo es una forma mejor y moralmente superior de orga-
nizacin poltica de la especie, en comparacin con todos los otros sistemas polticos en las
cuatro sociedades histricas de clase conocidas (esclavitud, feudalismo, explotacin agraria
centralizada en el Estado y capitalismo), pero al mismo tiempo, en su forma participativa, es
la organizacin poltica funcional necesaria para el futuro postcrematstico, postcapitalismo
de la humanidad. La tica de la vida material y las necesidades del sistema funcional prctico
coinciden en el Nuevo Proyecto Histrico del Socialismo del Siglo XXI.
El sistema burgus est en su etapa fnal?
Cuando la viabilidad histrica o ciclo de vida de un sistema macrosocial, como la esclavitud,
el feudalismo, el socialismo de Stalin o el capitalismo contemporneo llega a su fn, enton-
ces surgen las oportunidades para su transformacin cualitativa, ya sea a travs de la implo-
sin (Unin Sovitica), la evolucin interna o la destruccin exterior de su entorno global.
YUYAYKUSUN 103
Los fundamentos cientfico-filosficos del socialismo del siglo XXI
Es importante hacer un diagnstico correcto de la fase evolutiva del sistema para una
direccin humana consciente o, por lo menos, la infuencia en estos escenarios diferentes
de desarrollo. La calidad de este anlisis de la fase de transicin del sistema, junto con la
praxis del sujeto, determina si un acto transformativo acta como una fgura cmica o
heroica.
Un juicio sobre la actual fase de transicin del ciclo vital del sistema burgus puede
ser elaborado con la ayuda de las teoras del sistema, las estadsticas y la lgica de las
sociedades humanas evolutivas. En el plano econmico, podemos decir que el modo de
produccin capitalista llega a su fase terminal cuando la sobreacumulacin de capital y
disminucin de las reservas de mano de obra llega a un punto crtico. Varios clculos
indican que el capitalismo mundial, con la excepcin de frica, llegar a esta situacin
en el 2040.
En un plano ms general del sistema, las condiciones necesarias y sufcientes para el
paso cualitativo de un sistema civilizatorio macrosocial se dan cuando: a) la disfuncio-
nalidad de sus subsistemas centrales, es decir sus instituciones bsicas, ponen en duda la
reproduccin del sistema como un conjunto, y b) si las nuevas estructuras y subsistemas
constitutivas de la nueva civilizacin se han convertido hasta un determinado nivel en el
antiguo sistema.
Si aplicamos ambos criterios al capitalismo contemporneo vemos que se cumplen
plenamente. Ninguno de los subsistemas decisivos de la sociedad burguesa son capaces de
resolver los grandes problemas de la humanidad: ni la economa crematstica de mercados
nacionales ni las democracias parlamentarias representativas, ni los Estados plutocrticos
o de la burguesa liberal. En lugar de ser fuentes de estabilidad del sistema y los mecanis-
mos de solucin del conficto, se convierten, cada vez ms, en zonas de conficto de los
antagonismos sociales que las elites gobernantes no pueden hacer frente adecuadamente
en el marco de los Estados-nacin capitalistas.
Estas contradicciones slo pueden ser resueltas por un cambio de fase, por un salto
cualitativo hacia una civilizacin postcapitalista; y encuentran su resolucin en la fase
postcrematstica a travs de cinco nuevos subsistemas centrales que ya son perceptibles
en la edad moderna: 1) Democrticamente planifcada del valor-trabajo y la economa
de equivalencia basada en los recursos, operando con la tabla Entrada-Salida, moneta-
ria, fsica y del tiempo y el principio de equivalencia que realizan en la apropiacin, dis-
tribucin e intercambio; 2) Una democracia participativa, representativa en las cuatro
relaciones humanas bsicas (economa, cultura, poltica, asuntos militares) que realizan
en la asignacin del poder pblico de manera electoral, plebiscitaria y al azar los meca-
nismos de eleccin; 3) Estado democrtico multitnico y multinacional como voluntad
general, con una proteccin adecuada a las minoras; 4) El sujeto crtico-responsable, es
decir, el ciudadano consciente de s mismo y autodeterminado racional-tico-esttico;
y 5) La tica de la vida material que protege a todos los ciudadanos del mundo y al
planeta por igual.
104 YUYAYKUSUN
Heinz Dieterich y Raimundo Franco
Las propiedades especfcas del Socialismo del siglo XXI
El nuevo socialismo del siglo XXI comparado con el socialismo del siglo XX, se caracteri-
za por dos rasgos diferentes: una democracia participativa y una economa de equivalen-
cia planifcada democrticamente. Una breve descripcin de los dos ser sufciente para
este ensayo.
La democracia participativa de la nueva civilizacin se ampla en el sentido que se
extender a las cuatro relaciones sociales bsicas de la existencia humana: econmica,
poltica, cultural y militar. Funcionar a travs de una combinacin de mecanismos re-
presentativos, plebiscitario y de eleccin al azar en estas relaciones bsicas. Los partidos
polticos, como hoy en da los conocemos, son instrumentos burgueses especfcos de la
organizacin del poder pblico y desaparecern con la ausencia del modo de produccin
capitalista y la superestructura burguesa. Lo mismo, es cierto para los polticos profesio-
nales, la forma actual de parlamentarismo y la estructura de los medios de comunicacin.
El nuevo modo de produccin ser planifcado democrticamente, no por una peque-
a elite como en los Estados socialistas histricos o en los actuales Estados capitalistas. La
democratizacin del proceso de planifcacin y distribucin es un objetivo fundamental y
necesario del nuevo socialismo. La planifcacin por s misma no es socialismo, slo si la
planifcacin democrtica se combina con el principio de equivalencia puede la economa
de mercado ser transformada con xito en una economa postcapitalista. Para lograr este
objetivo, la organizacin de la economa no se basa en los precios del mercado, sino en
los valores del trabajo. Todos los participantes en el proceso de produccin de valor tienen
el pleno derecho con el valor que crearon, a excepcin de los fondos sociales necesarios
(educacin, defensa, etc.) que se decidir mediante un plebiscito. La estatizacin formal
de los medios de produccin no es necesaria, ya que el sistema garantiza que no se puede
utilizar para explotar a los trabajadores y para producir un valor excedente de apropiacin
privada. Esto ocurre a travs de un doble mecanismo: el eventual dueo formal pierde el
poder de facto con la planifcacin econmica, ya que el plan elaborado democrticamen-
te determina el tipo y volumen de produccin, mientras que el principio de equivalencia
determina los precios y salarios.
Es la combinacin de una economa planifcada democrticamente con la teora del
valor del trabajo y el principio de equivalencia (Arno Peters) que establece un modo
de produccin que es cualitativamente diferente a la economa capitalista del mercado
crematstica. En la fase fnal del Socialismo del siglo XXI, el salario de cualquier trabaja-
dor, independientemente de la edad, sexo, etc., ser directamente proporcional al valor
creado, que es el tiempo de trabajo dedicado a los esfuerzos econmicos, incluidas las que
sean necesarias en el hogar (crianza de los hijos, etc.). Los precios tambin corresponden
directamente a sus valores (trabajo), por lo tanto, el circuito econmico es completo
en trminos de valores, no de los precios. La explotacin del hombre por el hombre ha
terminado. Cada ser humano recibe el valor total que se incorporan a los productos o
servicios. (A. Peters).
105

YUYAYKUSUN 3 (2010) 105-121 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Puentes para unir los fragmentos del Per
Dos grandes momentos: luchas por la tierra (1888-1980)
y por la cultura (2009 - ?)
Rodrigo Montoya Rojas
RESUMEN
En este ensayo se refexiona sobre dos momentos de la historia poltica peruana. En el primero, el ciclo
de luchas por la tierra entre 1888 y 1980 impuso en el escenario a los campesinos y a Hugo Blanco
como el lder ms importante. El segundo podra haber comenzado con la rebelin de Bagua como
punto ms alto del movimiento indgena amaznico-andino del pas. El surgimiento del movimiento
poltico indgena ha sido una sorpresa para la mayor parte de quienes son an lderes e intelectuales
del espacio de izquierda, pues no han entendido la potencialidad poltica de ese movimiento que
se comporta como la nica oposicin realmente existente en Per frente a la poltica de desarrollo
capitalista impulsada por el gobierno de Alan Garca.
ABSTRACT
In this essay, two moments of Peruvian political history are thought. In the frst one, the cycle of
struggles for the land between 1888 and 1980 stood out the peasants and Hugo Blanco as the most
important leader. Te second one could have started with the rebellion of Bagua as the highest point
of the Andean-Amazonian indigenous movement of the country. Te emergence of the indigenous
political movement has been a surprise to most fo those leaders and intellectuals who are still from a
left-wing policy, since they have not understood the political potential of this movement that acts as
the only opposition that really exists in Peru facing the capitalist development policy promoted by the
government of Alan Garcia.
Introduccin
T
odos somos indgenas, es la pancarta que en las calles de Lima expresa una
inesperada solidaridad con la rebelin de Bagua, una sensibilidad que va
mucho ms all de la Amazona y que compromete al Per como conjunto.
Podra indicarnos tambin que el terreno podra estar ya preparado para construir los
puentes que hacen falta para acabar con la estructura colonial de un pas fracturado en
segmentos distantes y muchas veces opuestos. Alberto Pizango, el dirigente mayor de la
Asociacin Intertnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP), opt por el
exilio voluntario de 11 meses en Nicaragua para defender su vida y vuelve para responder
a las acusaciones, y porque tal vez al or mltiples y diversas voces de solidaridad con
l las autoridades judiciales comprendieron que no debera ir a la crcel.
En mi artculo Con los rostros pintados: tercera rebelin amaznica en Per, agosto
2008-junio 2009 (Montoya, 2009) se encuentra una crnica de lo ocurrido en Bagua y
106 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
una visin de conjunto de lo que fue la rebelin, su contexto, sus razones, sus perspecti-
vas y sus desafos. Una de las tesis principales del texto sostiene que dicha rebelin es un
momento muy importante en la historia peruana en la medida en que defne un antes y
un despus. Despus de Bagua el Per ya no puede ser visto como un pas slo de criollos
puesto que los componentes andinos y amaznicos, excluidos por la repblica, salen de la
exclusin y del mundo subterrneo para exigir sus derechos polticos y reclamar la cuota
de poder que les corresponde.
En este ensayo propongo una refexin sobre dos momentos de la historia poltica
peruana. En el primero, el ciclo de luchas por la tierra entre 1888 y 1980 impuso en el
escenario a los campesinos y a Hugo Blanco como el lder ms importante. El segundo
podra haber comenzado con la rebelin de Bagua como punto ms alto del movimiento
indgena amaznico-andino del pas. Alberto Pizango parece ser el Hugo Blanco de este
momento y hay razones sufcientes para suponer que podra convertirse en un dirigente
de alcance nacional y no slo amaznico. En ambos casos, la realidad peruana contradijo
y contradice la tesis ortodoxa de la izquierda marxista europea de que la clase obrera sera
motor y direccin de la revolucin socialista, y que podra despus aliarse con los campe-
sinos considerados como fuerza social subalterna. El surgimiento del movimiento poltico
indgena ha sido una sorpresa para lo que queda de la izquierda despus de la cada del
Muro de Berln y del naufragio de la Unin Sovitica
1
. La mayor parte de quienes son
an lderes e intelectuales del espacio de izquierda no est en condiciones de entender la
potencialidad poltica de ese movimiento tanto para los indgenas como para ellos, ellas y
el pas entero, como sus contradicciones, debilidades y desafos.
Si admitimos que hoy, 2010, la nica oposicin realmente existente en Per frente
a la poltica de desarrollo capitalista del seor Alan Garca es la del movimiento ind-
gena amaznico y andino comandado por la AIDESEP, la Confederacin Nacional de
Comunidades del Per Afectadas por la Minera (CONACAMI) y por la Coordinadora
Andina de Organizaciones Indgenas (CAOI). En la medida en que la esperanza en el na-
cionalismo del comandante Humala parece diluirse, las posibilidades de transformacin
poltica del pas pasan por los amaznicos y andinos. Este hecho, a todas luces evidente,
ha sido debidamente advertido por los indgenas y las capas populares de la ciudad y el
campo. Frases como Nos hace falta hombres como Alberto Pizango, Los amaznicos s
son capaces de pararle el macho a los apristas, son elocuentes. De la realidad que funda
esa percepcin podra nacer otro bloque poltico, formado por indgenas amaznicos y
andinos, migrantes organizados en las grandes ciudades, apoyados por los campesinos,
sindicatos de obreros y trabajadores en general, organizaciones de mujeres, profesiona-
les, profesores, estudiantes, movimientos que defenden sus derechos sexuales diferentes,
estudiantes, etc. Pero no ser fcil. An pesan mucho las ataduras con el pasado, las tesis
ortodoxas, los egos de dirigentes vctimas de sus espejos, la intolerancia para no aceptar a
1 El resto de la clase poltica tampoco tena idea de lo que pasaba en la Amazona y en los Andes. La categora clase
poltica corresponde al conjunto de organizaciones polticas que a pesar de sus diferencias ideolgicas comparten una
misma prctica de vivir y hacer poltica.
YUYAYKUSUN 107
Puentes para unir los fragmentos del Per
los otros como son, el eurocentrismo y el viejo racismo estructural que anida en mucha
gente que vive la ilusin de no ser ni sentirse racista.
Para los dueos de los medios de comunicacin y sus periodistas de mayor con-
fanza que se sienten felices con el bienestar de la economa de las grandes empresas
multinacionales y con Alan Garca Prez, el movimiento indgena de dentro y fuera del
pas, particularmente el de los amaznicos y AIDESEP, es una piedra en el zapato, una
sorpresa desagradable que no alcanzan a entender. Les encantara que esos movimientos
desapareciesen, aunque han aprendido a aceptar la diversidad cultural la foto Benetton
de los indiecitos bonitos en una carta postal que ofrece buenos dividendos econmicos
en reas como el turismo, la moda y la gastronoma (Montoya, 2009)
2
.
Antes de presentar los dos momentos histricos del Per contemporneo, me parece
importante prestar atencin a la formacin de la izquierda, al papel excepcional de Jos
Carlos Maritegui y a la ortodoxia marxista europea sobre el papel de la clase obrera como
sujeto y direccin de lo que sera la revolucin.
Agradezco a mis amigos Alberto Rocha, Hugo Cabieses y Jos Martnez por sus
comentarios.
Ortodoxia marxista europea sobre la clase obrera, JC Maritegui y
el comienzo de la izquierda peruana
Luego de sus profundos estudios sobre la lgica de funcionamiento del capital y el capi-
talismo, el proceso histrico de la acumulacin de capital y de las tendencias futuras de
ese modo de produccin, Marx propuso que la clase obrera sera en Europa y en Estados
Unidos el nuevo gran sujeto y actor histrico para cambiar el mundo, dejar atrs el ca-
pitalismo, construir el socialismo y llegar al comunismo. Con Marx y Engels naci la
conviccin de considerar a la clase obrera como embrin o portadora de otro mundo para
intentar convertir en realidad la utopa de la modernidad entendida como sinnimo de
justicia y de libertad. Esta visin europea fue llevada al mundo entero y asumida dentro
de la izquierda en general como un dogma, una verdad que no necesitaba ser probada.
Como demogrfcamente los obreros no eran mayora en los pases europeos y Estados
Unidos, y menos en los del llamado tercer mundo, la clase proletaria fue considerada
como motor, direccin y fuerza principal de una alianza de fuerzas entre las que destac
2 Alejandro Trevisan, un lector de la revista Caretas, escribi el 27 de mayo de 2010: El lder indgena Alberto Pizango
debe ser escuchado por todos los peruanos, ya que representa al marginado pueblo de la Amazona y es una de las
personas ms coherentes presentes en el actual panorama poltico. Si Pizango llegara a ser presidente del Per se
comenzara a saldar la triste deuda que han dejado los quinientos aos de conquista y evangelizacin de los pueblos
originarios de Amrica. Los responsables de la revista Caretas le responden: Todo el pas es testigo que debido a la
actitud incoherente o engaosa de Pizango se generaron los luctuosos sucesos en Bagua el 5 de junio de 2009, y ello
no obstante la paciente buena voluntad del entonces premier Jehude Simon. Ahora la juez Carmen Arauco Benaven-
te le ha concedido libertad ligada a su comparecencia con impedimento de salida del pas. Pasar de ser asociado con
el Baguazo a la presidencia es una alucinacin de quienes quieren aprovecharlo. Los textos muestran la distancia que
hay entre el lector Trevisan que tiene un espritu crtico y los responsables de la revista, tan prxima al gobierno de
Alan Garca, que en este caso preciso no tienen espritu crtico alguno.
108 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
el campesinado, seguido por la llamada pequea burguesa, las capas medias e inte-
lectuales. En la segunda mitad del siglo XIX, primeros tiempos de la izquierda marxista
europea, la preeminencia de la clase obrera sobre el resto de clases y grupos sociales,
pareca inobjetable. El propio Marx compar a los campesinos con un saco de papas,
queriendo decir que no tenan potencialidad alguna para ofrecer otro tipo o modelo de
sociedad. Pero la realidad mostr que en Rusia y China los campesinos deban ser toma-
dos en cuenta tanto por su peso demogrfco como por la importancia de sus luchas por
la tierra y contra los seores de la tierra. Entonces fue pertinente subir de categora a los
campesinos, quienes luego de ser considerados como un saco de papas pasaron a ser un
aliado principal de lo que se llam alianza de la clase obrera y el campesinado.
En pases del llamado tercer mundo como Per, la clase obrera se form en la segun-
da mitad del siglo XIX, en bolsones principalmente textiles (Vitarte) y agrarios (comple-
jos caeros); luego, en las minas y en algunas ramas industriales, sin haber sido nunca
demogrfcamente grande y, menos, mayoritaria. Luego de la cada del Muro de Berln
y la desintegracin de la Unin Sovitica y los pases llamados socialistas de Europa del
Este, el Consenso de Washington y la llamada globalizacin, los capitales se fueron libres
por el mundo buscando regiones y lugares de ms bajos salarios y menos derechos para
obtener ganancias mayores. En contraste, los trabajadores encuentran muros de ferro,
cemento y vergenza para no entrar a Estados Unidos (Muro de San Diego en la frontera
con Mxico, muro en Israel para que los palestinos no pasen a trabajar dentro de su pro-
pio suelo, muros de alambre en Melilla y Ceuta para que los africanos no pasen a Espaa
y Europa, muro en Irlanda para que los protestantes del norte no pasen al sur, muros inte-
riores en Lima, Buenos Aires o Ro de Janeiro para separar a los ricos de los pobres, etc.).
En esta ofensiva capitalista de gran envergadura los obreros del mundo pierden empleos,
estabilidad y seguridad social, y buena parte de sus derechos sindicales. Por ese camino su
reduccin demogrfca es inevitable.
Desde tiempos de la Confederacin General de Trabajadores del Per (CGTP), del
Partido Socialista de Maritegui (1928) hasta hoy, nunca la clase obrera peruana fue de-
mogrfca y polticamente mayoritaria en el pas. Los partidos de la izquierda que siguie-
ron las lneas internacionales del Partido Comunista de la Unin Sovitica y del Partido
Comunista de China, continuaron dentro de la inercia del pensamiento europeo de la
clase obrera como sujeto, motor y direccin, y de la necesidad de una alianza con el cam-
pesinado. Por su parte, las tendencias de la cuarta internacional trotskista, se mantuvieron
frmes en sus postulados eminentemente obreros y la aparicin de Hugo Blanco como un
lder trotskista a la cabeza de un movimiento campesino fue, seguramente, un hecho que
ninguna de las tendencias de la cuarta internacional esperaba.
Sobre ese fondo intelectual y terico que acabo de describir se crearon y forecieron
organizaciones sindicales de obreros y organizaciones polticas igualmente de obreros e
intelectuales. Segn esa lgica, el resto de clases y segmentos sociales tendran que aliarse a
los obreros y aceptar la direccin de stos. Este esquema eminentemente moderno y euro-
peo fue rpidamente adoptado en Amrica Latina y seguido con entusiasmo en pases de
YUYAYKUSUN 109
Puentes para unir los fragmentos del Per
fuerte composicin obrera como Argentina y de pequea y dbil presencia obrera como
Per. Con estas y otras ideas volvi Jos Carlos Maritegui de Europa en 1923. Pero tuvo
la sufciente lucidez para observar que tres cuartas partes de la poblacin peruana eran
indgenas. Inici luego un proceso de acercamiento intelectual, poltico, amical y afectivo
con decenas de lderes andinos que llegaban a Lima con sus memoriales de protesta con-
tra los abusos que sufran de los gamonales y polticos criollos y, tambin, con decenas de
intelectuales y artistas que defendan la causa indgena
3
.
De esos contactos brotaron textos diversos para la revista Amauta y algunas de las
ideas centrales para proponer un acercamiento entre el socialismo y los indgenas. Fund
en 1928 la Confederacin General de Trabajadores del Per y el Partido Socialista Peruano
y estuvo entre sus planes fundar tambin una Confederacin y un peridico indgenas.
Su muerte, en 1930, frustr esos proyectos. Me parece pertinente citar aqu siete tesis del
amauta sobre lo tnico y el socialismo:
Tesis 1. El pecado original del Per es haberse formado sin el indio y contra el indio.
Optar por el Per incaico y renunciar al Per colonial es la clave sociolgica de la socie-
dad peruana. La literatura comienza a ser peruana slo cuando incluye al componente
indgena.
Tesis 2. El Per es una nacionalidad en formacin, es un concepto por crear: Los indios
tres cuartas partes de la poblacin constituyen el cimiento de esta nacionalidad en
formacin. Slo una insensibilidad moral explica por qu se le ignora.
Tesis 3. No es sufciente ver los fragmentos del Per, lo ideal es tener una visin del Per
integral. No tiene sentido ignorar su componente hispnico. A pesar de la carnicera de
la conquista y la explotacin colonial, la historia del Per ha sido creada tambin con
aluviones de occidente. El Per es slo un fragmento del mundo. La ciencia y la tcnica
de occidente constituyen una herencia irrenunciable. El descubrimiento de Amrica, en
general, y del imperio incaico, en particular, constituyen el comienzo de la modernidad, de
la utopa de una sociedad justa: no existe un conficto real entre la revolucin y la tradicin.
Tesis 4. El socialismo no debe ser confundido con el indigenismo. El indigenismo ha sido
til para enjuiciar al gamonalismo y a la feudalidad. El socialismo no es una solucin
3 En los primeros treinta aos del siglo XX los andinos, campesinos quechuas y aimaras, aparecieron en Lima
protestando. En esos aos en la Amazona terminaba la era del guano que comenz en 1880 y produjo una caza
de indgenas por las empresas esclavistas como Arana y Fiztcarraldo y sus aliados ingleses. Cerca de sesenta mil
indgenas murieron para que los caucheros amasasen sus fortunas. Por las distancias y la casi nula conexin interna
no llegaron a Lima delegaciones amaznicas como s lo hicieron las andinas. En esos tiempos predominaba ple-
namente el prejuicio contra los llamados chunchos. La Amazona era demasiado lejana y el propio Maritegui
estuvo infuido por las ideas europeas del primitivismo atribuido a los chunchos, habitantes de la Amazona,
considerados como salvajes. La defensa de los amaznicos hecha por la primera abogada peruana Miguelina
Aura Acosta Crdenas fue mencionada por el Amauta, pero no fue sufciente. Sobre el problema del caucho ver el
ltimo libro de Alberto Chirif Imaginario e imgenes de la poca del caucho (Chirif y Cornejo, 2009). Lo mismo
ocurra con los prejuicios racistas contra los negros. Fueron los pueblos andinos los primeros en recibir la atencin
limea de artistas indigenistas como Jos Sabogal y de socialistas como Maritegui. Casi un siglo despus, los
amaznicos aparecen con sus propias voces.
110 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
indigenista y por eso flantrpica del problema del indio. La literatura indigenista ha sido
hecha por mestizos. La literatura indgena vendr a su tiempo.
Tesis 5. En 1927, slo es posible empezar a plantear el problema indgena. Resolverlo es
un asunto del futuro. El punto de partida para la solucin del problema indgena es plan-
tearlo como un problema esencialmente econmico y social. Los gestores de la solucin
de los problemas de los indios deben ser los indios mismos.
Tesis 6. El socialismo en Amrica Latina no debe ser calco o copia sino una creacin
heroica. El socialismo es de origen europeo pero existe en la tradicin americana. La
comunidad campesina puede convertirse en la clula del Estado socialista moderno y la
tradicin de solidaridad campesina es fundamental. Pero el socialismo no signifca volver
al socialismo inca.
Tesis 7. La esperanza indgena es absolutamente revolucionaria. Hay una consanguinidad
del movimiento indigenista con las corrientes revolucionarias del mundo. Para que el
socialismo sea socialismo y peruano debe solidarizarse con las reivindicaciones indgenas.
Es necesario darle a la lucha indgena un carcter de lucha de clases (Montoya, 1990:
45-70).
Estas tesis debieron haber sido el punto de partida para pensar e imaginar las posibles
vas para el socialismo peruano. Si Maritegui hubiera seguido felmente la ortodoxia
marxista europea, habra ignorado la llamada cuestin indgena. Felizmente, tuvo una
mente abierta y una conviccin profunda de que en esos aos slo era posible poner los
primeros cimientos de un largo proceso
4
. Ochenta aos despus, con los sucesos de Bagua
y lo que ocurre en el mundo andino, esas ideas mantienen su vigencia pero los tiempos
cambiaron: lo que queda de la izquierda no tiene el atractivo que logr tener fugazmente
con las luchas por la tierra. Hoy, la esperanza pasa se encuentra en los pueblos amazni-
cos, andinos y costeos.
Tomas de tierras, 1960-1980, Hugo Blanco. Oportunidad perdida
En tiempos de Maritegui el Partido Socialista no particip en elecciones polticas, ni
organiz insurreccin o guerrilla alguna. El amauta consagr sus siete ltimos aos de
vida a colocar los primeros cimientos de lo que los socialistas deban hacer. Su muerte, la
conversin del partido socialista en partido comunista, y los regmenes dictatoriales del
pas entre 1930 y 1956 cerraron esa etapa. Fueron las luchas por la tierra entre 1957 y
1970 las que situaron a los campesinos como actores centrales de la poltica peruana, al
margen del Partido Comunista, y las que dieron lugar al surgimiento de nuevas organi-
4 Sobre la originalidad de Maritegui ver de Anbal Quijano: Reencuentro y debate: una introduccin a Maritegui
(Quijano, 1981); de Jos Aric: Maritegui y los orgenes del marxismo latinoamericano (Aric, 1978); de Alberto
Flores Galindo: La agona de Maritegui, la polmica con la Komintern (Flores Galindo, 1991) y de Rodrigo Montoya:
El problema tnico y el socialismo en tiempos de Maritegui (Montoya, 1994). Ver tambin mi Prlogo a la segunda
edicin en portugus del libro 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana (Montoya, 2008 b).
YUYAYKUSUN 111
Puentes para unir los fragmentos del Per
zaciones de la izquierda. Cuando Hugo Blanco diriga las tomas de tierras en Cusco, en
Lima Hctor Bjar y sus compaeros pensaron que esa ola poltica nueva deba ser apoya-
da con una organizacin armada, siguiendo el ejemplo guerrillero cubano. En 1963 fue
creado el Ejrcito de Liberacin Nacional (ELN). El poeta Javier Heraud fue acribillado
en el ro Madre de Dios en ese mismo ao, cuando desde Bolivia intentaba llegar al Cusco
junto con un grupo de compaeros preparados para la lucha militar. Ya era tarde. Blanco
haba cado preso. Luego, la columna guerrillera de Bjar en las selvas de Ayacucho fue
igualmente vencida. Lo que me interesa resaltar aqu es la sensibilidad de Hctor Bjar y
sus compaeros para or el mensaje de las tomas de tierras como embrin para crear una
fuerza nacional capaz de cambiar el pas
5
.
Paralelamente al ELN, otro grupo cre el Movimiento de Izquierda Revolucionaria
(MIR), dirigido por Luis de la Puente Uceda que en 1965 tuvo a un destacamento gue-
rrillero en la sierra central (Andamarca) y otro en Mesa Pelada, Cusco. Su direccin estaba
convencida de que la revolucin peruana se hara a travs de la lucha armada. El MIR fue
igualmente derrotado. En 1968, fue creada una nueva organizacin de izquierda con el
nombre de Vanguardia Revolucionaria con el explcito propsito de retomar el camino
dejado por Maritegui, resumido en la consigna Ni calco ni copia, creacin heroica y
volver a colocar en el escenario poltico a la clase obrera como motor y direccin. Ese
mismo ao, el gobierno del general Juan Velasco Alvarado promulg, el 24 de junio, la
Ley de Reforma Agraria, la ms radical del continente. l estaba convencido de que si
no se resolva el problema de la tierra, volveran a aparecer otros Hugo Blanco, Hctor
Bjar y Luis de la Puente Uceda y nuevas guerrillas. La reforma agraria de Velasco sumada
a las de 1964, 1963, y a la decretada por la Federacin Departamental de Campesinos
del Cusco (DFCC), en 1962, transfrieron ms de diez millones de hectreas y acabaron
con la clase de gamonales y sus siervos, devolvieron a las comunidades gran parte de sus
tierras apropiadas por los hacendados y expulsaron de los complejos agroindustriales a la
burguesa agraria.
La CGTP comand en 1977 el paro nacional ms fuerte de la historia peruana que
sirvi para que la dictadura militar del general Morales Bermdez (1975-1980) se viese
obligada a convocar a una Asamblea Constituyente y abrir un nuevo perodo de elec-
ciones polticas. En esas elecciones Hugo Blanco obtuvo la primera votacin entre los
candidatos de la izquierda y luego de haber sido representante en esa Asamblea fue pro-
movido como cabeza de lo que sera la Alianza Revolucionaria de Izquierda, ARI, s en
lengua quechua. Comenz un proceso de discusin entre todas las organizaciones de la
izquierda. Los partidos marxistas-leninistas-maostas dijeron que no apoyaran nunca a
5 Bjar en un homenaje a Javier Heraud Casa de Maritegui, en mayo de 2010 cont que para su grupo de
combatientes se trataba de una lucha armada con minsculas, de un sincero esfuerzo de los jvenes por acercarse
al pueblo de modo emotivo, sentimental, no demaggico. Dijo que ninguno pensaba convertirse en hroe, que
slo trataban de ligarse al pueblo para compartir su suerte. Cont tambin que los jvenes queran formarse en el
marxismo y que cuando el poeta Edgardo Tello, su amigo y camarada, cay muerto, tena en uno de los bolsillos de
su camisa el texto Manuscritos flosfco-econmicos de Marx.
112 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
un trotskista, los responsables del Partido Comunista tomaron la misma posicin, el
abogado Alfonso Barrantes estaba convencido de que nunca ira detrs de un trotskista.
Adems del Partido de los Trabajadores (PRT), y otras organizaciones trotskistas, slo
Vanguardia Revolucionaria y el Movimiento Revolucionario Socialista mantuvieron su
apoyo a Blanco. Luego de consultas internas y externas, el PRT lleg al convencimien-
to de disfrutar su segura victoria sin alianzas con los revisionistas, los maostas y el
independiente Alfonso Barrantes. Sus camaradas trotskistas convencieron a Blanco argu-
mentando que l era una fgura mundial, y que no necesitaba de aliados. Finalmente, el
PRT decidi retirarse de ARI y presentarse solo a las elecciones generales de 1980. Fue la-
mentable el fracaso nacional aunque Blanco fue elegido diputado. Qued la necesidad de
unidad y la alianza de Izquierda Unida (IU) alrededor del abogado el Alfonso Barrantes.
El paso de Hugo Blanco por el Congreso no dej huella alguna y sirvi para prepararle el
camino al exilio voluntario y desaparecer de la escena poltica por varios aos. Despus de
una larga experiencia con los zapatistas en Mxico volvi a fnes de los aos noventa con
una postura autocrtica y una decisin de apoyar a los movimientos indgenas, dejando de
ser el lder de otros tiempos. Ms all de sus cambios polticos Hugo Blanco no dej de ser
un hombre siempre ligado al pueblo, y vivir en condiciones muy austeras.
Cuando Alfonso Barrantes era alcalde de Lima, el aprista Alan Garca fue elegido
en 1985 presidente de la Repblica. En ese momento Sendero Luminoso (SL) ya haba
irrumpido en el escenario como una fuerza poltica dispuesta a hacer estallar el precario
sistema democrtico del pas, del que Izquierda Unida formaba parte. IU no pudo resistir
las presiones desde dentro (desconfanza y problemas con los partidos aliados y desde fue-
ra SL). Su silencio frente al lamentable primer gobierno aprista por eso de la amistad con
Alan Garca contribuy a que fnalmente IU estallase, como antes haba estallado ARI.
De la pequea unidad slo quedaron fragmentos dispersos mientras en la Amazona y en
los Andes apareca primero una organizacin tnica y ms tarde un movimiento poltico
indgena y Alberto Pizango como una enorme sorpresa, del mismo modo que la sorpresa
de las tomas de tierras de 1960.
Cmo explicar la ruptura de la ARI y el estallido de la IU? Esta es una pregunta
fundamental para entender la poltica peruana. Responderla del modo ms cabal y fro es
una necesidad. En este artculo slo ofrezco algunos elementos de respuesta que pueden
ser tiles como una contribucin para el debate. Ofrezco a continuacin un listado de
principios no escritos de las organizaciones polticas y sindicales, tomados de la mo-
derna poltica moderna europea de izquierda y/o recreados y multiplicados regional y
localmente: 1) El poder es lo primero, 2) Dentro de la organizacin hay siempre dos
lneas, una correcta entendida como revolucionaria y otra incorrecta considerada como
contrarrevolucionaria, 3) Hay una gran confrontacin entre una lnea reformista y otra
revolucionaria, 4) No hay adversarios, hay enemigos, 5) Las contradicciones se resuelven
con la expulsin de los enemigos, 6) Primero muerto antes que aliarse con un enemigo,
7) Alianzas, s, siempre y cuando se tenga el pleno control de los aliados, 8) Un dirigente
es un caudillo, una persona indispensable, un hombre o mujer que consagra su vida a
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Puentes para unir los fragmentos del Per
la revolucin o a la organizacin, 9) Solo se mencionan los intereses de clase, los otros,
particularmente los intereses individuales, no son tomados en cuenta. La vanidad y el ego
de cada uno no merecen atencin ni crtica de fondo, 10) Dividir para alcanzar, ejercer,
no perder o recuperar el poder es un recurso tctico estratgico, 11) El partido debe tener
el control de los sindicatos.
Lo que acabo de citar podra constituir algo llamable virus del poder, que los in-
dividuos tienen dentro de las organizaciones sindicales y polticas pero que no todos
desarrollan. Por eso, hay muchas personas que no comparten esos principios no escritos,
se mantienen crticos, resisten y muchas veces renuncian o simplemente abandonan y se
van. No pretendo decir que todas las organizaciones y todos los dirigentes seguan al pie
de la letra cada uno de los principios no escritos que acabo de mencionar. En el examen
crtico y autocrtico de cada organizacin poltica y sindical podra encontrarse la verda-
dera magnitud de esas concepciones para hacer poltica.
Por encima de los principios no escritos los principios declarados formalmente, de-
fenden la unidad, la voluntad del servicio al pueblo, la diferencia entre partidos y sin-
dicatos, la democracia interna, el centralismo democrtico, el respeto de los otros, la
fraternidad y hermandad. Resulta inevitable una contradiccin entre el decir y el hacer.
Por eso, parecen inevitables el desconsuelo, la amargura y la falta de esperanza.
Cada organizacin poltica puso sus intereses propios por encima de la unidad que
se requera para capitalizar positivamente la potencialidad contenida en las tomas de
tierras y la solidaridad que stas provocaban en la poblacin. Es visible la contradiccin
entre los intereses de una lnea internacional y las necesidades nacionales. Dentro de la
lgica de construccin del socialismo defendida por la Unin de Repblicas Socialistas
Soviticas (URSS), corresponda a los partidos comunistas del resto del mundo velar por
la URSS como madre del socialismo, ser guardianes de sus xitos y no ponerla en peligro,
embarcndose en proyectos considerados como aventureros. Lo mismo ocurra entre las
organizaciones maostas y los partidos seguidores de su lnea
6
.
6 En Francia, en mayo de 1968, la clase obrera y el pueblo francs tuvieron el poder cuando la huelga general oblig al
general De Gaulle a buscar apoyo en los militares franceses asentados en Berln. El Partido Comunista francs en vez
de seguir adelante y confrmar la victoria prefri seguir el consejo del PC de la Unin Sovitica para cambiar la huel-
ga general por las elecciones, con el viejo argumento de que las condiciones internacionales no estaban reunidas para
un triunfo nacional. En esas elecciones gan Georges Pompidou el candidato del general De Gaulle y el PC francs
sufri una gravsima derrota de la que hasta ahora no puede recuperarse. Despus de la segunda guerra mundial las
fuerzas socialistas de Grecia tenan el poder en sus manos pero tuvieron que renunciar porque el acuerdo entre las
potencias dejaba a Grecia en el bloque de Europa y a los pases de Europa del Este dentro de la rbita de la URSS.
Sobre la rebelin francesa en mayo de 1968, ver el artculo Movimiento estudiantil y trabajadores, Francia 1968
(Montoya, 1968).
114 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
Bagua 2009-20 ? Un nuevo momento. Alberto Pizango
El movimiento amaznico tiene una historia de cuarenta aos. Aparece con nuevos ros-
tros, nuevos nombres y apellidos, del color de la tierra, con reivindicaciones que poco o
nada tienen que ver con el pasado poltico del pas, con prcticas igualmente originales
y con tesis polticas que no se limitan a la Amazona sino que comprometen al conjunto
del pas, los pases andinos, Amrica Latina y el mundo entero. Un simple listado de las
nuevas reivindicaciones que los movimientos polticos indgenas han elaborado hasta hoy
en Ecuador, Bolivia, Mxico, en la Amazona, en los Andes, es el siguiente: 1) la tierra es
nuestra madre, 2) el territorio como gran espacio entre ros, lagunas y quebradas para la
vida, pesca, agricultura, espiritualidad y universo mtico, dentro del Estado peruano y no
en contra, 3) la defensa de la cultura, 4) defensa de la lengua, 5) defensa de la identidad
como ejercicio de sus derechos a la diferencia, 6) su ciudadana tnica para afrmar que
son peruanos e indgenas de cada uno de los pueblos amaznicos, 7) su derecho a la libre
determinacin, 8) su derecho al autogobierno, 9) por el deber de mandar obedeciendo,
10) por construir una sociedad sin la concepcin occidental del poder, 11) por su de-
fensa de los derechos colectivos de los pueblos, 12), 13) por el respeto a las mujeres, 14)
por el respeto a los pueblos y personas, 15) por el respeto a la dignidad de los pueblos
y personas, 16) contra la exclusin, 17) contra la indiferencia, el abandono y el olvido,
18) por la defensa de la biodiversidad, 19) por la defensa de los recursos de la Amazona
como bienes colectivos de todas las peruanas y peruanos, 20) por la defensa de los saberes
indgenas acumulados en miles de aos de organizacin del espacio amaznico, 21) por
una educacin intercultural bilinge, 22) por la defensa de la espiritualidad propia de los
pueblos, 23) por la creacin de un Estado plurinacional, y 24) por el buen vivir que po-
dra ser una alternativa al llamado desarrollo que en occidente busca la riqueza a cualquier
precio como condicin para vivir mejor.
Entre las nuevas prcticas habra que sealar, la creacin de organizaciones tnicas,
diferentes a las ya conocidas de carcter sindical o poltico, el esfuerzo de construccin de
sus organizaciones desde abajo, su modo de hacer poltica cantando, bailando, con alegra
y hasta elegantemente vestidos.
Merece especial atencin la propuesta de los pueblos amaznicos para defender los
recursos naturales (petrleo, gas, oro, madera, biodiversidad, saberes indgenas, particu-
larmente mdicos) como bienes pblicos de todas las peruanas y peruanos y no como
propiedad de unas cuantas empresas multinacionales en directa alianza con gobiernos
como el de Alan Garca. Su defensa de la Amazona la entienden como defensa del pla-
neta, de toda la humanidad.
Todo lo que acabo de presentar de modo tan breve no habra sido posible sin el no-
table esfuerzo de los intelectuales indgenas bilinges y biculturales que luego de haber
aprendido a leer y escribir, y haber obtenido una formacin en colegios y universidades,
tienen un juicio crtico sobre su propia realidad, el pas, Amrica Latina y el mundo, y
van construyendo un proyecto poltico y organizando fuerzas propias y alianzas para
YUYAYKUSUN 115
Puentes para unir los fragmentos del Per
realizarlo. Es pertinente mencionar aqu que Alberto Pizango tiene una experiencia de 20
aos de profesor bilinge, y estudios de una maestra de Antropologa en la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos.
Antes de cerrar esta seccin pido a las lectoras y lectores que comparen las reivindica-
ciones, prcticas y propuestas polticas de los movimientos indgenas con las reivindica-
ciones, prcticas y propuestas de los partidos polticos desde 1960 hasta ahora y extraigan
sus propias conclusiones.
La rebelin de Bagua se produjo dentro de un contexto internacional marcado por
el caso particular de Bolivia, pas en el que ya es vigente una nueva Constitucin que
por primera vez es su historia toma en serio la representacin de los pueblos indgenas,
propone la tarea de construir un Estado plurinacional y sostiene el Allin Kawsay o buen
vivir como alternativa frente al desarrollo capitalista de la acumulacin de riqueza como
condicin para vivir mejor. En la misma lnea pero fuera del Estado y el gobierno, el
movimiento indgena ecuatoriano mantiene su orientacin bsica y trata de resolver los
problemas creados por los gravsimos errores de haberse aliado con un caudillo militar,
el coronel Gutirrez, y de no haber sabido controlar a una parte de sus representantes en
dicho gobierno que defendieron sus intereses personales antes que los del movimiento
indgena ecuatoriano.

Problemas y perspectivas
No todo es color de rosa ni todo lo nuevo que aparece en el horizonte viene puro y trans-
parente. Lo nuevo viene entre brumas, de modo casi imperceptible. Se requiere de una
mirada atenta y profunda para detectar los embriones de cambio que la realidad contiene
sin que a veces sus propios actores se den cuenta de la importancia que tienen. Presento a
continuacin algunos de los problemas ms importantes:
1. En los ltimos treinta aos la afrmacin tnica y poltica ha sido posible al mismo
tiempo que se intensifcan los procesos de desindigenizacin en la medida en que el
modo de vida itinerante en segmentos pequeos de linajes derivados de ancestros
comunes se modifcan seriamente desde 1974, cuando gracias al gobierno del general
Juan Velasco Alvarado al fundarse los centros poblados permanentes de las comuni-
dades nativas, alrededor de una escuela y un campo de ftbol. Este nuevo fenmeno
urbano ha producido la fuga de los animales bosque adentro y ha producido una sus-
tantiva disminucin de la pesca disponible en ros, lagunas y quebradas cercanas a los
centros poblados. La categora pobreza aparece con ese cambio y con la conversin
de nativos en campesinos que producen para el mercado y por eso son vendedores
baratos y compradores caros.
2. Como consecuencia de la frme decisin de los padres de familia para enviar a sus
hijos a escuelas bilinges y monolinges, crece el bilingismo castellano-lengua ori-
ginaria, disminuye el monolingismo en lengua originaria, aparecen nios en edad
escolar cuya lengua materna es el castellano y, como consecuencia, los padres de
116 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
familia piden que en las escuelas del Proyecto de Educacin Bilinge de Iquitos, por
ejemplo, se les ensee su lengua propia como si fuera una segunda lengua.
3. La soledad indgena sigue siendo un problema debido a la ausencia de aliados frmes
y confables. El caso del grave error de los indgenas ecuatorianos al aliarse con el co-
ronel Gutirrez es el ms ilustrativo. La soledad fue y sigue siendo an un problema
de los campesinos en y luego de las tomas de tierras. Una alianza entre los pueblos
amaznicos, andinos y costeos se encuentra an en un momento inicial de cons-
truccin. No es fcil dejar atrs viejos confictos del pasado derivados de los abusos
causados por los expropiadores-depredadores caucheros, petroleros, buscadores de
oro, colonos de los Andes expulsados por la pobreza inducidos a sobrevivir en la
Amazona, y tambin de los conquistadores catlicos y evanglicos de almas indge-
nas. El caso boliviano es una excepcin.
4. La nueva condicin de pobres es una limitacin profunda para que los pueblos in-
dgenas de las Amazona tengan acceso a una buena educacin y generalizada edu-
cacin y para que pueda ejercer sus derechos polticos en mejores condiciones. Lo
mismo ocurre con los pueblos andinos.
5. Aparecen algunos sntomas de divisin propios de las organizaciones sindicales, pol-
ticas e institucionales como las ONG.
6. Los pueblos indgenas en general carecen de recursos para fnanciar sus posibilidades
de desarrollo y los gastos de sus organizaciones; requieren por eso de la solidaridad
internacional que debe ser tratada con extremo cuidado.
7. Se observa una distancia entre el nivel alcanzado por algunas direcciones indgenas y
sus bases
7
.
Las organizaciones indgenas amaznicas tienen que hacer frente a numerosos desa-
fos, particularmente a uno que me parece muy importante: se trata del aprendizaje que
deben hacer de formas de organizacin que no son suyas y que forman parte de la tradi-
cin poltica occidental compartida por los partidos polticos tanto de izquierda como de
derecha. La organizacin social conocida y vivida por los pueblos amaznicos como eje
de su sistema de parentesco es la maloka, que corresponde a la representacin que el jefe
de un linaje o de un segmento de linaje asume del conjunto de personas que forman esos
segmentos. La maloka se confunde tambin con una casa grande, en la que son recibidos
ritualmente todos los miembros en ocasiones especiales, que es diferente a la vivienda de
cada grupo familiar y que, slo por extensin, podra llamarse comunal. Por eso, la no-
cin misma de comunidad nativa es una forma de organizacin estrictamente ajena a la
tradicin amaznica, pero que fue indispensable para que los pueblos amaznicos fuesen
reconocidos por el Estado y puedan ejercer los derechos y deberes que esa pertenencia
impone. En el caso de las comunidades campesinas de los Andes, se trata de una organiza-
7 En otro texto (Montoya, 2008) me he referido con ms detalle a los problemas que acabo de citar y a otros ms que
acompaan la emergencia del movimiento poltico indgena como nuevo actor en el escenario de los pases andinos
y latinoamericanos.
YUYAYKUSUN 117
Puentes para unir los fragmentos del Per
cin hbrida formada por el antiguo ayllu inca como conjunto de familias, como unidad
bsica de la sociedad, redefnida dentro de una estructura formal que corresponda a los
municipios espaoles, con alcaldes mayores y menores, alguaciles, regidores, campos.
Una vara de chonta era y sigue siendo an el smbolo de un sistema de autoridades que
naci con las llamadas reducciones de indios a partir del gobierno del virrey Toledo en
1569. Con el reconocimiento legal de esas comunidades en 1920 y luego de los nuevos
estatutos comunales posteriores a la reforma agraria velasquista de 1969, se impusieron
los nuevos cargos de presidentes, personeros y consejeros (de administracin y vigilan-
cia). Finalmente, se volvi a las juntas comunales de presidentes, secretarios, tesoreros y
vocales. Los nombres variaron pero no la estructura de los cargos, que se eligen por un
ao, peridica y rotativamente, sin remuneracin alguna. Si en algn lugar del pas tiene
sentido pleno hablar de una vocacin de servicio de los dirigentes es en las comunidades
campesinas, en las que los comuneros que ocupan el alto puesto de presidente entregan
cuatro o cinco aos de sus vidas al servicio de la comunidad a cambio nicamente del re-
conocimiento y prestigio que s son muy importantes. Cuando este sistema fue inventado
en el siglo XVI, el ideal de un sistema poltico democrtico, no exista. Y si contina luego
de muchos siglos, como la institucin peruana ms antigua, es porque se trata de una
democracia comunal en la que los abusos del sistema poltico global llamado democrtico
no tienen lugar. No hay caudillos, ni dirigentes eternos como aquellos congresistas que
tienen ms de 30 aos en el Parlamento y que se consagran principalmente a la defensa
de sus intereses personales, de grupos y clases afnes.
El sindicato, el partido poltico y la ONG, son formas de organizacin ajenas a las
comunidades campesinas y nativas. Adoptarlas como propias signifca cargar con el activo
y el pasivo de esas organizaciones y vivir el grave conficto entre respetar las reglas que
formalmente se declaran o seguir los principios no escritos que son parte del virus del
poder. La tradicin amaznica y andina de vivir en comunidades en las que una de las
preocupaciones principales es buscar el bienestar de todos los miembros, ser el recurso
mayor para resolver los problemas que deriven de la aparicin de diversos sntomas del
virus del poder.
Una cuestin central en la coyuntura de hoy es la tentacin electoral. Gran parte de
las organizaciones de la izquierda se atomizaron por haber cado en confictos fratricidas,
causados tambin por disputas de sus dirigentes por una curul. Si estos se preocuparon
tanto por tener una silla en el Congreso, con los fashes de las cmaras para ser famosos
y los privilegios de todo tipo, la tarea de pensar en serio la poltica para ofrecer un hori-
zonte y una direccin para todo el pas qued como un espacio vaco. Esta es la pequea
gran historia desde 1979 hasta hoy, con algunos congresistas de izquierda que cumplen
bodas de plata sin que el movimiento poltico de base y alternativo haya avanzado un
centmetro.
Una simple disposicin en tiempos del fujimorismo para remunerar a los alcaldes y
ofrecer dietas a los regidores y la ley que otorg funciones regionales a los antiguos depar-
tamentos, conversin de los departamentos, ampliaron notablemente el espacio electoral.
118 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
Cuando las alcaldas eran ofrecidas a los llamados notables, que no tenan necesidad de
recibir un salario, interesaban a muy poca gente. Hoy, miles de personas hacen grandes
esfuerzos para ser presidentes y consejeros de las 24 regiones, alcaldes y regidores en 179
provincias y en 1,747 distritos. Las intenciones profundas tienen mucho que ver con los
sueldos que se pagan y, sobre todo, con la posibilidad de administrar mucho dinero, con-
fundiendo la caja institucional con el bolsillo, por eso del robar haciendo que viene desde
tiempos del general Odra (1948-1966) y se multiplica con Fujimori (1990-2000). Hoy,
este argumento tiene un peso enorme. La vocacin de servicio existe, seguramente, pero
para un nmero pequeos de candidatas y candidatos. Cuando no se tiene un trabajo y
un salario estables, cuando las remuneraciones por el liderazgo temporal acaban, conver-
tirse en dirigentes remunerados por el sistema poltico es una alternativa demasiado seria
pero Para ganar elecciones importantes hay que tener dinero, hay que invertir, en
apoyos, aliados, partidos que ofrecen sus vientres de alquiler, publicidad en los medios,
regalos de bolsas de aceite, leche, azcar, harina, arroz, polos y gorros con los nombres
de los candidatos. Por esta va, las posibilidades de los dirigentes indgenas y campesinos
son muy reducidas.
Lo ideal sera que a partir de la rebelin amaznica se crease un movimiento poltico
de largo plazo en el que confuyan numerosas fuerzas desde abajo y que en el paso a paso
del camino vaya formndose un nuevo liderazgo con nuevos rostros, otros apellidos y
mejores ideas para que al fn contemos con una direccin que defna la lneas gruesas de
otro horizonte. Lo importante es el mediano y largo plazo y la tarea de construir a partir
de las luchas concretas a nivel local, regional y nacional. Nos hacen falta muchsimos
puentes que unan el archipilago de hoy: puentes entre los pueblos amaznicos, andinos
costeos, migrantes de todas partes en los conos de Lima y en los pueblos jvenes de las
ciudades; puentes entre las organizaciones indgenas y las organizaciones de trabajado-
res, campesinos, maestros, mujeres, estudiantes, periodistas, intelectuales, de grupos que
defenden sus derechos de ser sexualmente diferentes; puentes con los migrantes en el
exterior, principalmente con aquellos que vuelven a sus pueblos a pasar los cargos que las
familias de hoy ya no pueden asumir. Si se construyen esos puentes, la mayora electoral
del pas habra sido alcanzada y se puede tener la seguridad de ganar las elecciones nacio-
nales y, adems, defender organizada y masivamente esa y otras victorias.
Para construir esos puentes disponemos ya de algunos pilares. El primero es el con-
junto de 24 reivindicaciones-objetivo propuestos por los movimientos polticos indgenas
de los pases andinos y de Amrica Latina y presentados lneas arriba en este ensayo. El
segundo es la contribucin de teora poltica ofrecida por Anbal Quijano y otros autores
sobre la colonialidad del poder, clave para entender la dimensin mundial del patrn de
dominacin y explotacin global del capital en las esferas econmica, social, poltica, cul-
tural, tnico-racial, patriarcal (sexo y gnero) a partir del comercio colonial con Europa,
Asia y frica, luego del extraordinario hallazgo de la plata en Potos. Paralelamente a
esta colonialidad del poder, Quijano y Wallerstein centran su atencin en los procesos
de descolonializacin a travs de movimientos sociales antisistmicos que redefnen los
YUYAYKUSUN 119
Puentes para unir los fragmentos del Per
conceptos de revolucin y democracia en el contexto de una crisis de la civilizacin capi-
talista y agotamiento de la modernidad
8
. El tercero, de teora poltica como el anterior,
podra estar en proceso de gestacin al privilegiar el anlisis de las relaciones de todas las
culturas existentes en cada uno de los pases con el poder, particularmente la conversin
de la cultura en poltica que dara lugar a la aparicin de un nuevo sujeto poltico. Mis
trabajos ltimos apuntan en esa direccin. Son plenamente compatibles la dimensin
mundial de la colonialidad del poder y la dimensin nacional de culturas convertidas en
sujeto poltico.
Es pertinente recordar que los mejores puentes son aquellos que se trabajan y hacen
desde las dos orillas del ro. Con ese horizonte, las alianzas son posibles y las soledades
podran quedar atrs
9
.
Es pertinente prestarle atencin a una objecin sobre lo indgena en Per a partir de
la relacin entre poltica y demografa y el uso de la categora minora tnica. En predios
de la izquierda peruana, de la clase poltica y tambin en espacios acadmicos se razona
del modo siguiente: como los pueblos indgenas son pequeos, sus reivindicaciones seran
poco signifcativas. El argumento parte de una aritmtica electoral y no toma en cuenta,
de un lado, el peso del componente indgena en la historia del pas y, del otro, la poten-
cialidad poltica de las reivindicaciones propuestas por los movimientos indgenas.
Para terminar, habra que rescatar de la tradicin gramsciana una propuesta que po-
dra ser indispensable: antes de llegar al poder o de ganar el poder, la direccin polti-
ca debe convertirse en autoridad, ser respetada por las ideas y propuestas que ofrece para
cambiar la sociedad y por la competencia y honradez personal de sus lderes. Gramsci
propuso la nocin de hegemona en el preciso sentido de direccin ofrecida a los sectores
sociales por sus organizaciones polticas para formar una vasta alianza poltica que se con-
vierta en un bloque de poder. En nuestro tiempo, un requisito para ganar esa hegemona
es proponer otro modo de organizar horizontalmente las relaciones sociales, renunciando
explcitamente a la metfora del poder arriba y la base abajo, a la divisin entre los que
mandan y los que obedecen y siguiendo el consejo de los zapatistas para mandar obe-
deciendo y limarle las patas a la silla del poder para que la silla desaparezca y nadie ms
trate de sentarse en ella. Es hora tambin de incorporar dos conceptos claves con los que
se crean los consensos en las comunidades indgenas y campesinas: sumar y tejer desde
abajo, paso a paso, sin prisa.
8 Sobre el tema de la colonialidad del poder, el sistema mundo, la economa y crisis mundial, claves para entender la
poltica, ver los trabajos de Anbal Quijano: 2000a, 2000b, 1997, 1998, 1994, 1992, 1991, 1988, 1981, 1972, de
Immanuel Wallerstein: 2006, 2005, 1999, 1997, 1998, 1997, 1979; de Andrs Gunder Frank: 1982, 1972, 1969,
1967; de Boaventura de Sousa Santos: 2009a, 2009b, 2008 y 2007; de Enrique Dussel: 2000 y de Edgardo Lander:
2000, 1997.
9 Hablando de puentes, me parece importante citar una propuesta del economista Hugo Cabieses para que en el Per
se construya una alianza de guacamayos, gallitos de las rocas, guilas, cndores y pelcanos, aves que habitan los ms
importantes pisos ecolgicos del pas.
120 YUYAYKUSUN
Rodrigo Montoya Rojas
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125

YUYAYKUSUN 3 (2010) 125-146 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
El cambio climtico, de lo global a
lo andino: un ecocidio anunciado
1
Jaime Llosa Larrabure
RESUMEN
La adaptacin al cambio climtico global en nuestro pas debe partir de las ventajas con que contamos;
entre ellas, los sistemas de conocimientos tradicionales asociados a la siembra y cosecha del agua,
como la existencia de infraestructura hidrulica prehispnica en uso y otras por rescatar. Las respuestas
para minimizar las amenazas y superar las vulnerabilidades no estn viniendo desde los que ejercen la
capacidad de decisin. Incluso, en ausencia de polticas nacionales que vayan al encuentro del fenmeno
global, se adoptan polticas sectoriales que potencializan ms los efectos perversos de tal fenmeno.
ABSTRACT
Adaption to global climate change in our country must start from our strengths, including traditional
knowledge systems associated with the sowing and harvesting of water, as well as the existence of pre-
Hispanic hydraulic infrastructure still in use, and others to rescue. Reponses to minimize threats and
overcome vulnerabilities are not coming from those who wield the power of decision. Even in the lack
of national policies facing the global phenomenon, sectorial policies that enhance more the evil efects
of such phenomenon are taken.
No hay tiempo que perder, hay vida por ganar.
Jorge Zalamea, poeta colombiano
A modo de introduccin: constataciones fundamentales desde lo global
E
l cambio climtico global es un componente inherente y a su vez el efecto de
un sistema mundo ya insostenible; de ello se impone la necesidad del cambio del
sistema. As, lo que inquietara en su momento a Mahatma Gandhi cobra vigencia:
cuntos planetas se necesitaran si la India decidiera seguir el patrn de industrializacin
vigente en Gran Bretaa? (PNUD, 2007)
.
En lnea con la preocupacin de Gandhi, en los ltimos aos se han generado co-
rrientes de pensamiento y movimientos de defensa del planeta y de la vida, debido a las
evidencias que muestran que la Tierra da signos de agotamiento, expresado, tanto en sus
recursos naturales renovables como de los no renovables; tambin, signos de alerta de
graves efectos contaminantes sobre los suelos, los mares, los cursos de agua como del aire
que respiramos y de la atmsfera en general. Una de esas corrientes, actuando enmarcada
en lo que se ha dado en llamar ecologa poltica, plantea que estamos avanzando hacia el
1 Este artculo fue elaborado por el autor a pedido de OXFAM Gran Bretaa y se mantiene indito, ha sido revisado y
actualizado para su publicacin por la revista Yuyaykusun.
126 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
colapso de nuestra civilizacin de mantenerse los actuales niveles de explotacin de los
recursos. En concreto, propone, para los pases que considera sobre desarrollados, el creci-
miento cero. Al respecto, Alejandro Nadal (2010) plantea:
La destruccin del medio ambiente y el crecimiento parece que van de la mano. Por esa
razn, hoy existe un movimiento importante que propone un crecimiento cero o hasta
un decrecimiento en las economas del planeta como una forma de frenar el deterioro
del medio ambiente.
El decrecimiento es defnido como una reduccin en trminos fsicos en la produccin y
consumo a travs de una contraccin en la escala de actividad y no slo por incrementos
en la efciencia.
En coincidencia con esa lnea de pensamiento, Erick Pajares Garay (2010), resalta la
inexorable constatacin que hace Enrique Lef (2009):
La crisis ambiental no es una crisis coyuntural y no es una simple confuencia o coin-
cidencia de una crisis ecolgica con una crisis global del capital, o con las ms reciente
crisis fnanciera. La crisis ambiental es originada por la economa pero en un proceso his-
trico ms amplio, en el sentido de la forja y el desarrollo de esta racionalidad econmica,
como gran generadora de la crisis ambiental al ir destruyendo la naturaleza, consumien-
do las bases de sustentabilidad de la vida y acelerando la muerte entrpica del planeta.
En la idea de aclarar la relacin entre crecimiento y afectacin del medio ambiente apor-
tamos una refexin del profesor Joan Martnez Alier (2010):
Hay una nueva corriente del ecologismo o ambientalismo global que surge de los con-
fictos sociales en torno al derecho o a los ttulos sobre el medio ambiente, a causa de los
riesgos de la contaminacin y por la prdida del acceso a los recursos naturales y servicios
ambientales. Por ejemplo, hay un auge en la extraccin minera y petrolera en los pases
tropicales: Se paga compensacin por los daos reversibles e irreversibles? Es posible la
restitucin de esos daos? Otro ejemplo, los manglares se sacrifcan a causa de la produc-
cin camaronera de exportacin: Quin tiene ttulo sobre los manglares? Quin gana y
quixn pierde como resultado de su destruccin? Muchos confictos ecolgicos, tengan
lugar dentro o fuera del mercado, sean locales o globales, ocurren porque el crecimiento
econmico implica un incremento en el uso del medio ambiente.
Una de las expresiones de la agresin a los ecosistemas es el cambio climtico global que
est ya afectando seriamente la vida en el planeta; al respecto, no obstante lo planteado,
podemos asumir un escenario, a partir de la realidad imperante, la cual pone en evidencia la
renuencia de parte de los pases que ms contribuyen en la emisin de los llamados Gases de
Efecto Invernadero (GEI), en diminuir sus emisiones hasta hacerlas manejables. Ello nos
YUYAYKUSUN 127
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
previene, que debemos considerar, no exentos de cierto optimismo, un escenario en el cual
el aumento de la temperatura media del planeta se estabilice en los 2 C, propuesto en la de-
nominada Cumbre de Copenhague (diciembre, 2009). Esta proyeccin, encuentra su mayor
asidero en el temor, ms que en las convicciones, de aquellos que tienen capacidad de generar
decisiones de trascendencia global, sobre los desastres climticos que se vienen produciendo
a escala planetaria. Vale decir, no ser la sensatez la que impulsar a tomar decisiones sino el
temor, el miedo, los altos costos que debern asumirse si no se acta con la debida oportuni-
dad; nos estamos refriendo, a los eventos climticos extremos, tales como: las olas de calor y
de fro, los cambios en el patrn de comportamiento de las lluvias en periodicidad como en
intensidad, la prdida de glaciares, como las inundaciones y las sequas, prdida de biodiver-
sidad y aumento del nivel de las aguas del mar, como la menor disponibilidad de agua dulce;
as como al avance de las enfermedades transmisibles por insectos vectores.
Ocurre, y debemos expresarlo en forma directa, aunndonos a lo cabalmente expre-
sado sobre el particular, por varios autores, estudiosos de la agenda de nuestro tiempo, los
cuales afrman premunidos de argumentos contundentes que son las grandes corporacio-
nes transnacionales las que digitan, manejan a los gobiernos de los pases en general y, con
mayor peso, o gravitacin, en aquellos donde radican sus casas matrices, en particular.
Con ello queremos signifcar que el siguiente enunciado se cumple: el poder econmico
sirve de sustento del poder poltico y ambos se inferen mutuamente. De ello se colige,
que si se quiere realmente dar contenido a la democracia es preciso romper dichos cen-
tros que concentran la capacidad de decidir, el poder de ejercer coercin, la capacidad
de convencer controlando medios generadores de opinin, de mantener un sistema
mundial injusto, que genera exclusin y con ello niega el derecho de los seres humanos a
ejercer los atributos que les son inherentes a su condicin humana y que nos ha llevado
al borde del colapso de la civilizacin. En un reciente artculo, Noam Chomsky (2010)
corrobora lo substantivo del raciocinio seguido en el prrafo anterior. Anota Chomsky:
Ese da, la Suprema Corte de EE.UU. dictamin que el gobierno no puede prohibir que
las corporaciones aporten gastos polticos una decisin que afecta profundamente la
poltica gubernamental, tanto interna como internacionalmente.
Para los editores de Te New York Times, el fallo golpea el corazn mismo de la democracia al
haber facilitado el camino para que las corporaciones empleen sus vastos tesoros para abru-
mar la elecciones e intimidar a los funcionarios elegidos para que obedezcan sus dictados.
La corte acaba de entregar mucho ms poder al pequeo sector de la poblacin que
domina la economa.
De lo expresado se desprende que no habr cmo darle verdadero contenido a lo que
solemos designar como democracia si no rompemos los grandes centros de concentracin
del poder econmico que son a su vez los grandes centros de concentracin del poder
poltico. Nuestro derecho a decidir est seriamente comprometido, renunciar a ejercer ese
derecho violenta nuestra dignidad de personas.
128 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
Los estudios sobre lo que es el cambio climtico global y qu lo produce son nume-
rosos; en menor proporcin, se han producido estudios de lo que ya est comportan-
do el fenmeno, haciendo jugar modelos matemticos, de sus efectos, segn aumente
la temperatura promedio de la Tierra. En cambio, los estudios sobre la adaptacin son
casi inexistentes. Es ante tal desproporcin y en atencin a que el Centro Tyndall de
Inglaterra, mediante dos de sus cientfcos, ha manifestado que el Per ser el tercer pas
del planeta que se vera ms afectado (Brooks y Adger, 2003) es que comparto este texto,
en la intencin declarada de hacer incidencia poltica, de visibilizar que los esfuerzos de
adaptacin vienen de las comunidades y agricultores conservacionistas andinos, los cuales
se organizan espontneamente ante los efectos del fenmeno global y la fagrante omisin
de las autoridades competentes del gobierno de turno.
Los pases que ms han emitido y emiten en mayor proporcin los GEI, se
niegan a reconocer el principio del derecho internacional ambiental del contaminador-
pagador. Un estudio realizado por OXFAM estim en US$ 50 mil millones anuales la
suma que deberan entregar los pases que son ms responsables por la emisin de GEI a
los pases subdesarrollados que seran ms afectados por el fenmeno global con fnes de
adaptacin (Raworth, 2007)
2
.
La nota de prensa emitida por Intermn Oxfam, en Espaa, titulada: Abusos cli-
mticos y derechos humanos, que fuera entregado a la Ofcina del Alto Comisionado de
las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, seala que con las excesivas emisiones
de GEI, los pases ricos estn violando los derechos de millones de personas en los pases
pobres, el derecho a la vida, a la seguridad, al alimento, a la salud y al refugio (2008).
Por ello, no son pocas las voces que han expresado que los Objetivos de Desarrollo
del Milenio (ODM) estn siendo cada da ms lejanos de ser alcanzados debido al cam-
bio climtico global. Nosotros otorgamos al principio contaminador pagador tan slo un
valor instrumental, que invita a contaminar menos al tener que distraer recursos para
pagar por los daos infingidos; congruentes con tal posicin sostenemos que el llamado
Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL)
3
es antitico. Al respecto, concordamos plena-
mente con lo que plantea Martnez Alier (2010: 223) al respecto:
la justicia ambiental enfatiza la inconmensurabilidad de valores. Si yo contamino un
barrio pobre, al aplicar el principio del contaminador pagador, puedo compensar el dao.
Resulta ms fcil escribirlo que implementarlo porque cunto vale la vida humana? El
objetivo es, por supuesto, hacer que la contaminacin sea tan cara que su nivel disminuya
por el cambio tecnolgico o por un nivel ms bajo de produccin contaminadora.
Pagar una multa no me da el derecho de repetir tal comportamiento. No existe una com-
pensacin real. El dinero y la dignidad humana no son conmensurables.
2 El ao pasado, la misma entidad ajust sus clculos y la cifra ascendi a 170 mil millones de dlares anuales.
3 Mecanismo por el cual los pases que ms contaminan, para cumplir con las menores emisiones acordadas en Kioto,
compran el derecho a seguir emitiendo gases efecto invernadero, a terceros pases que secuestran dichos gases, por
ejemplo, mediante la preservacin de bosques.
YUYAYKUSUN 129
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
Constataciones desde lo andino
El Per es un pas megabiodiverso y de alta montaa, poseyendo un vasto patrimonio
ftogentico (germoplasma). Cuenta con 84 de las 104 zonas de vida, y casi todos los
climas existentes en la Tierra (por ello es catalogado como un Centro Vavilov). Es un pas
de una alta diversidad cultural por ser pluritnico, lo que se expresa en sistemas altamente
dinmicos de conocimientos tradicionales; entre ellos, los saberes ancestrales asociados a
la gestin social del agua, que forman parte de las estrategias de mantenimiento de los
ecosistemas de montaa y de la diversidad biolgica agrcola, creada y recreada en el ma-
cizo andino por comunidades y agricultores conservacionistas.
4
El Per posee el 71% de las altas montaas tropicales del planeta, lo que lo hace
altamente vulnerable, al existir centros poblados en elevadas altitudes (por ejemplo la
ciudad de Puno se encuentra asentada en el altiplano a 3,800 msnm). Cuenta con 18
cordilleras de glaciares (ubicadas en el Centro y Sur del pas), las cuales estn deshieln-
dose aceleradamente, habindose perdido ya, en promedio, cerca del 30% de la reservas
de agua. Se estima que para el ao 2020 se habrn perdido todos los glaciares cuya altura
sea no mayor de 5,000 metros sobre el nivel del mar. Ello afectar la vida en sus diversas
expresiones. Segn Eduardo Calvo
5
: El Per es vulnerable a los fenmenos de variabilidad
climtica que se presentan y que se encuentran relacionados con la oscilacin sur, conocida
como el Fenmeno de El Nio. Esto nos ha colocado en una situacin de vulnerabilidad. El
trastorno del sistema climtico sudamericano por las infuencias del anticicln, tambin nos
coloca en situacin vulnerable. Igualmente, los cambios que se registran desde la zona atlnti-
ca, que infuyen sobre la Amazona, y la convergencia intertropical (2008: 4).
Paradjicamente, el Per se encuentra entre los 17 pases del mundo que cuenta
con mayor disponibilidad de agua continental; sin embargo, debido a que los mayores
volmenes del recurso drenan a la vertiente del Atlntico (el 97.7% de la oferta total de
los recursos hdricos) donde se asienta un nmero poco signifcativo de la poblacin
total (26%) forma a su vez parte de los 30 pases que ms sufren de estrs hdrico. Ello
se debe a que el 70% de la poblacin se encuentra asentada en zonas ridas o semiridas,
comprendidas en la vertiente del Pacfco, a la cual drena tan slo el 1.8% del total de los
recursos hdricos disponibles.
6

A la fecha, el gobierno del Per no ha dado ningn paso concreto destinado a dise-
ar e implementar programas y procesos consistentes de adaptacin al cambio climtico
4 Al respecto, la ONG Proyecto Andino de Tecnologas Campesinas PRATEC, luego de haber convocado, en el
marco del Proyecto In Situ, a agricultores andinos conservacionistas, fnalizado el mismo supo mantener relaciones
con ellos, incentivndolos a constituir los llamados Ncleos de Afrmacin Cultural Andina NACAs.
5 Reconocido especialista en el tema, miembro de la directiva del Panel Intergubernamental del Cambio Climtico
(IPCC), consultor del Ministerio del Ambiente del Per y Asesor de la Direccin General de Medio Ambiente del
Ministerio de Relaciones Exteriores.
6 La Costa que se vera seriamente afectada por los efectos del clima, se da el lujo de permitir que los 53 ros que vierten
sus aguas al Ocano Pacfco, arrojen a dicho ocano, cada ao, entre 15 mil y 20 mil millones de m
3
.
130 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
global
7
; menos aun, ha logrado generar una poltica pblica ad hoc o bien estimular a los
gobiernos regionales para que generen polticas pblicas y estrategias de adaptacin al
cambio climtico global, en sus respectivos mbitos territoriales, no obstante ser un im-
perativo reconocido legalmente en la norma de creacin de dichos gobiernos, en el marco
del proceso de descentralizacin (Artculo 53).
Por el contrario, como lo expresramos en un reciente artculo publicado en el libro
Per Hoy (Llosa, 2010), las polticas sectoriales exacerban los efectos perversos que ya
viene produciendo el fenmeno global. Veamos:
Carecemos en nuestro pas de una poltica ambiental que atienda a la adaptacin al
cambio climtico global. En su defecto, comprobamos la existencia de instrumentos de
poltica sectoriales que no conversan entre s, y que, por el contrario, para todos sus
efectos prcticos, no slo ignoran los efectos que ya viene produciendo el fenmeno en
curso, sino que lo potencian.
Por ejemplo, la poltica del sector Energa y Minas, al sembrar el pas con concesiones
mineras en las partes altas de las cuencas donde se origina el ciclo del agua, produce
no slo efectos contaminantes aguas abajo (afectando la vida en sus diferentes expresio-
nes), sino que siembra confictos por su uso, en la medida que su disponibilidad se ha
tornado esquiva. Lo propio ocurre con nuestros pramos en el norte del pas, los cuales
siendo verdaderas esponjas hdricas para alimentar acuferos, estn siendo seriamente
afectadas al superponerse, en sus mbitos, la entrega de concesiones mineras.
Luego, en el mismo artculo, se consigna qu concurre a potenciar los efectos perversos
del cambio climtico global:
desterritorializar las tierras de comunidades campesinas y de comunidades nativas a
fn de satisfacer las demandas de inversin de las grandes corporaciones transnacionales:
mineras, de hidrocarburos, madereras, como de productoras de biocombustibles.
Efectos ms signifcativos del cambio climtico global que ya estn
afectando las expresiones de vida en los Andes
Los efectos de mayor importancia y que estn ya afectando, y habrn de ser an ms seve-
ros, afectan el mantenimiento de los ecosistemas de alta montaa, y de modo particular la
agrobiodiversidad, los sistemas agrcolas tradicionales y consecuentemente las estrategias
locales de seguridad y soberana alimentaria de amplios grupos humanos.
En sntesis, las situaciones crticas generadas por el cambio climtico global que ya
estn gravitando sobre la vida en los Andes, son las siguientes:
7 Incluso, la Estrategia Nacional sobre el Cambio Climtico, aprobada el ao 2003, est siendo reformulada y an no
logra su aprobacin.
YUYAYKUSUN 131
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
a) Los glaciares se estn derritiendo en forma acelerada, gravitando sobre la disponi-
bilidad de agua. Esta situacin, en el corto plazo, determina una mayor disponibilidad
de agua, y su progresiva disminucin hasta su desaparicin, en el mediano plazo. Ello
afectar, fundamentalmente, a las tierras de la Sierra que se irrigan con agua de lluvias y,
luego, durante el estiaje, con aquella proveniente del deshielo de glaciares que alimenta
riachuelos y manantiales.
La regin costera, donde no llueve (salvo en el extremo norte, cerca al Ecuador), que
es irrigada gracias a las aguas de lluvia provenientes de la sierra durante el verano (diciem-
bre a marzo), ver desaparecer el rgimen regular de sus ros de cuencas profundas, que se
alimentaban durante la estacin seca (estiaje) del deshielo de los glaciares.
Afectar, asimismo, a los humedales donde prosperan pastos de calidad que son el
principal sustento de los camlidos sudamericanos domesticados (alpacas y llamas).
Finalmente, ser afectada la produccin de energa hidroelctrica.
b) Las lluvias han cambiado su patrn de comportamiento, tanto en periodicidad como
en intensidad. Tal situacin es de por s muy delicada al acumular nuestra sierra el 71.3%
de la superfcie de tierras de secano
8
del pas; adicionalmente, segn el mismo censo, se
menciona que en la sierra el 24.8% de las unidades agropecuarias que totalizan el 16.6%
de la superfcie agrcola irrigada del pas, emplean, exclusivamente, agua de puquios o
manantiales.
Los testimonios recibidos de parte de las comunidades y agricultores conservacionistas
andinos
9
, respecto al anmalo comportamiento de las lluvias, revelan la gravedad de la
situacin. Los denominados veranillos se producen luego de las lluvias y determinan que
pierda, segn se prolonguen o no, o toda la semilla empleada en la siembra o, en el mejor de
los casos, que se obtengan magras cosechas, comprometiendo la seguridad alimentaria del
productor y su familia.
10
Los estimados sobre la menor produccin obtenida van desde la
prdida total de la cosecha, hasta porcentajes medios del orden del 30 al 50%.
Se reporta, tambin, que si la ausencia de lluvias se prolonga se ven obligados por
la falta de pastos a vender el ganado que poseen y que suele ser el ahorro materializa-
do del campesino.
Cuando el comportamiento anmalo de las lluvias es persistente, la tendencia a la
migracin defnitiva se vuelve consistente. Tal es el caso de la regin Apurmac, en los
Andes del Per, que tuvo cuatro aos de semisequa, obligando a muchos campesinos
de la provincia de Grau que es la ms pobre a migrar en forma defnitiva (Unin
Europea: 2007).
8 El trmino secano designa los cultivos irrigados con aguas de lluvia.
9 El autor ha recibido testimonios de pequeos productores comuneros de Apurmac, Arequipa, Ayacucho, Huancave-
lica y Puno (departamentos del sur del Per, en los cuales impera la pobreza y la pobreza extrema). Si se desea contar
con ms informacin sobre la materia remitirse al libro editado por Pratec (2009).
10 Cuando hablamos de siembra, nos estamos refriendo a superfcies reducidas (minifundios), rara vez mayores de una
hectrea. Tambin nos referimos a que el fn primordial de la produccin en dichas tierras es realizar el valor de uso,
esto es, consumir.
132 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
Esta tendencia se acentuar en los Andes en los prximos aos, tomando en cuenta que
la temperatura media a nivel planetario, debido al cambio climtico global, no llega,
por ahora, sino a menos de un 1 C, y que sabemos que los esfuerzos en curso (siendo in-
sufcientes) pretenden acotarla en 2 C, esto es, a ms del doble de la que ahora nos afecta.
El cambio en la ocurrencia de lluvias afecta, tambin, el calendario agrcola en la
sierra, en la cual es comn que los productores agrcolas, los jefes de familia, luego de ro-
turar el suelo y de sembrar (que requiere ms mano de obra) migran estacionalmente para
complementar el ingreso familiar, alquilando su fuerza de trabajo muchas veces incluye
la de otros miembros de la familia sea para las cosechas de los cultivos costeros, como
el esprrago, la vid, el algodn, los pimientos, etc., o bien a aquellas de la ceja de selva
para cosechar el caf y el cacao, principalmente. Al variar las lluvias, y con ello las pocas
de siembra, es muy posible que el desfase o asincrona no les permita migrar, dejando
por tanto de percibir el ingreso complementario, con consecuencias sobre los ndices de
pobreza y el aumento de las enfermedades carenciales.
11
Otros testimonios de comunidades y agricultores conservacionistas andinos referen
que los cultivos estn subiendo. Ello va unido a que las lluvias son ms frecuentes en
zonas ms altas (puna) y se muestran ms escasas en la zona quechua. Ello indica que
el aumento de temperatura y la presencia de mayor lluvia ocasiona que los cultivos que
antes prosperaban solamente en la zona quechua
12
(zona del cultivo del maz, de los tu-
brculos andinos como la papa, el olluco, la mashua, etc., y de los granos como la quinua
y los frijoles), ahora se trasladen (suban de cota) a la zona puna, generndose confictos
con los campesinos de la puna, los cuales slo tenan ganado ovino, vacuno y camlidos
sudamericanos domesticados (alpaca y llama)
13
, producindose intercambios de produc-
tos entre los productores de los distintos pisos altitudinales, hoy siendo alterados.
La mayor consecuencia es, sin duda, el impacto sobre la seguridad y la soberana
alimentaria, no slo de los productores andinos y sus familias, sino del pas en general,
debido a que no pocos productos de origen andino forman parte de la canasta bsica de
nuestra poblacin.
c) Erosin de la diversidad biolgica agrcola. En lo que hace a la prdida de biodiversi-
dad (erosin gentica), la misma se explica al variar la composicin y dominancia de las
especies en equilibrio en los ecosistemas, debido al cambio climtico global. Al respecto,
Mark Smith (2007) nos ilustra al referir que:
11 El asunto cobra especial relevancia ya que el ltimo Censo Nacional AgropecuarioIII CENAGRO puso en eviden-
cia que casi el 70% de los productores andinos manifestaron que no les alcanzaba para cubrir el presupuesto familiar
con lo producido en su chacras y que deban migrar en forma estacional para agenciarse recursos complementarios.
12 La orografa de los Andes y el hecho de tratarse de altas montaas tropicales, posibilit que las culturas originarias (Pre
Inca e Inca) hicieran uso de los diversos pisos altitudinales que van desde la regin costera (denominada chala, que va
desde el nivel del mar y hasta 1,800 msnm), sube a la regin sierra, que comprende los pisos altitudinales desde los 1,800
msnm hasta los 3,000 msnm (denominada zona quechua baja). Luego sube hasta los 3,8000 msnm, donde se encuentra
la zona quechua alta. Finalmente, entre los 4,000 y 4,800 msnm se encuentra la zona puna.
13 La vicua y el guanaco son tambin camlidos, pero hasta ahora no ha sido posible domesticarlos.
YUYAYKUSUN 133
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
Los cambios producidos en la distribucin de plantas y animales como resultado de los
climas ms clidos, signifcarn la ruptura de los ecosistemas actuales, ya que variarn los
patrones actuales de composicin y dominio de las especies. Aumentarn las presiones
sobre los ecosistemas producidos por el cambio en el uso de la tierra y la fragmentacin,
incrementndose el riesgo de extincin de especies que actualmente se encuentran crti-
camente en riesgo, amenazadas (PICC, 2001d).
Sobre el mismo tema, debemos manifestar que es en los Andes del Per donde se concentra el
mayor nmero de plantas nativas y sus parientes silvestres (diversidad ftogentica) como de
sistemas de conocimiento tradicional asociados al mantenimiento, creacin y recreacin de
la diversidad biolgica agrcola. Debemos dejar claramente establecido que nuestra riqueza
en biodiversidad no slo se refere a la diversidad natural o silvestre, sino que incluye, y en
mayor medida, a la diversidad culturalmente producida en largos procesos de domesticacin.
Tal potencial ftogentico es contrastable en los Andesespecialmente en la sierra
centro y sur del Per donde la situacin de pobreza es mayor. Segn la estadstica
ofcial actualizada, la poblacin pobre rural de la sierra involucra al 73.3% de sus habi-
tantes; siendo los departamentos con ms pobres los de Huancavelica (85.7%), Apurmac
(69.5%) y Ayacucho (68.3%).
Hemos querido destacar el problema de la pobreza en tanto que, por un lado, cuando
se es pobre no se est en capacidad de reponer los medios de vida (tierra, ganado, semilla,
etc.) si stos son afectados, por ejemplo, por los efectos del cambio climtico global; pero
tambin para evidenciar que la pobreza lleva a que se rompa el balance que debe existir
entre oferta ambiental (lo que ofrecen como posibilidad de uso los ecosistemas) y la
demanda productiva (lo que les exigen los productores andinos). La resultante es que se
afectan a los recursos naturales renovables.
Con qu cuenta el Per para afrontar el proceso de adaptacin al cambio climtico?
Contamos con evidencias sufcientes para demostrar que en los Andes existen recursos de
suma importancia para enfrentar, con ventaja, los efectos perversos del cambio climtico
global y defnir estrategias efcientes de adaptacin.
Estos son:
Conocimientos tradicionales asociados a la gestin social del agua.
Obras hidrulicas prehispnicas, unas en uso y otras por rescatar, destinadas a la co-
secha del agua (captacin y almacenamiento del agua de lluvia) como a su siembra
(estos es, su infltracin para cargar acuferos y con ello su descarga en manantiales)
para su uso en consumo humano y animal, como en cultivos, en poca de estiaje (esto
es cuando ya no caen las lluvias).
Organizaciones, como las comunidades campesinas, en capacidad de convocar a sus
miembros, por la cosmovisin que comparten y el ejercicio del control social, sea
para la cosecha y siembra del agua como para el mantenimiento de las obras hidru-
134 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
licas que la hacen posible; asimismo, para lograr una distribucin equitativa de los
recursos hdricos.
Es de mencionar, asimismo, que en el pas existen conocimientos tericos y prcti-
cos acumulados, en cuanto al manejo de los recursos naturales, en entidades del sector
pblico; nos estamos refriendo a la entidad que ha heredado lo que fuera el Programa
Nacional de Manejo de Suelos y Agua (Pronamachs), como al Programa Sectorial de
Irrigacin (PSI) y el Servicio Nacional de Meteorologa e Hidrografa (Senhami). Lo pro-
pio ocurre con entidades de la sociedad civil organizada, asociaciones y las ONG.
Al respecto, mediante un estudio (Llosa, 2008)
14
se ha puesto en evidencia la vigencia
de conocimientos tradicionales asociados a la gestin social del agua y la existencia de obras
hidrulicas prehispnicas destinadas a su cosecha y siembra. El propsito del referido estudio
fue romper inercias e incidir polticamente para que el gobierno se vea compelido a asumir
la tarea de inventariar tales conocimientos tradicionales, como de las obras mencionadas,
priorizando el actuar en las zonas ms vulnerables, donde residen los ms pobres, donde
prosperan los conocimientos tradicionales asociados a la agrobiodiversidad o diversidad cul-
turalmente producida, donde se sustenta, en gran medida, nuestra seguridad alimentaria.
El citado estudio permiti clasifcar las obras hidrulicas, agrupndolas en dos gran-
des grupos: aquellas destinadas a cosechar el agua de lluvias, de deshielo y/o de ave-
nida
15
, para almacenarlas en reservorios y destinarlas, fundamentalmente, a infltrarlas
para su posterior uso, mediante su aforamiento en manantes o manantiales (recarga de
acuferos) y, aquellas en las cuales el agua captada y almacenada es empleada directamente
para irrigar, sea pasturas o cultivos.
En el primer grupo mencionamos los siguientes casos: i) las Amunas de Huarochir,
ii) las represas pre-incas, ubicadas en la cordillera negra y que vierten sus aguas a la cuenca
del Nepea, iii) los reservorios construidos en Ayacucho (puna hmeda) con el apoyo de
la Asociacin Bartolom Aripaylla (ABA-Ayacucho) y iv) el sistema de riego mediante
inundacin (riego en pozas) aprovechando el agua de avenida en Ica. Haremos breve
referencia a cada uno de estos casos.
Luego, en el segundo grupo, analizamos en forma sumaria: La cosecha de agua, un
sistema tradicional, promovida por la ONG Desco, en la Sierra Sur (Caylloma y la Reserva
Salinas y Aguada Blanca, en Arequipa y, luego, en Lampa en Puno); en estos casos se plantea
almacenar agua de lluvia mediante represas rsticas, en la llamada puna seca
16
para des-
tinarla al consumo humano, animal y al riego de praderas naturales para la cra de ganado,
fundamentalmente de camlidos sudamericanos domesticados; luego, acompaamos algu-
nas imgenes de satlite como de fotografas areas sobre el uso directo del agua de deshielo
14 Financiado por el programa de pequeas subvenciones del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologa - Concytec.
15 Agua de avenida es aquella proveniente de las lluvias que se originan en la vertiente occidental de los Andes y que
drenan a la vertiente del Ocano Pacfco.
16 Se designa como puna seca, a las zonas altoandinas (generalmente arriba de los 4,000 msnm) en las cuales la precipita-
cin se concentra en 3 o 4 meses al ao (enero a marzo o abril), siendo sta escasa al totalizar tan slo 600mm anuales.
YUYAYKUSUN 135
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
proveniente de la cadena de glaciares del Chila, en el Can del Colca
17
, mediante el uso
de una amplia red de canales prehispnicos destinados a irrigar cultivos que prosperan en
tierras dotadas de andenes o terrazas, tambin de origen prehispnico.
Breve descripcin de cada caso
La cosecha y la siembra de agua: las Amunas de Huarochir
18
Se trata de un sistema hidrulico complejo heredado de los antiguos peruanos (pre-inca).
Se mantiene vigente debido a la existencia de comunidades campesinas en las cuales la
cosmovisin, los ritos y los conocimientos tradicionales se recrean en la prctica social
(Alencastre, Apaza y Arroyo: 2006).
IMAGEN 1
LA COSECHA DE AGUA EN LAS AMUNAS DE HUAROCHIR
SISTEMA DE CAPTACIN DE AGUA DE LLUVIA
Fuente: Programa de Gestin Social del Agua y del Ambiente en Cuencas. IICA, Embajada de los Pases Bajos. 2006.
17 El Can del Colca es despus del de Cotahuasi, el ms profundo del mundo. Se ubica en la regin Arequipa.
18 El trmino amunar, en idioma quechua, designa el hecho de retener agua en la boca.
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El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
La imagen 1 ilustra cmo el agua de lluvia captada en la parte alta de las montaas,
es llevado a la parte media baja de las mismas, a travs de las llamadas acequias amuneras,
para ser desparramada para su infltracin. Tambin se infltra el agua de las quebraditas,
demorando, esto es haciendo que el agua que discurre por las mismas, durante la lluvia, lo
haga lentamente para que se infltre (ver en el grfco, pequeos diques en los cursos de agua
en la parte alta). Tambin se infltra agua, construyendo reservorios. Mediante este sistema,
los comuneros recuperan el agua infltrada, aguas abajo, al aforar sta en los manantiales y
la emplean en su consumo, en el de sus animales, as como para irrigar sus cultivos. En el
caso de las represas prehispnicas ubicadas en la cordillera negra son aproximadamente 40
y drenan sus aguas a la cuenca del ro Nepea, el cual las drena a su vez al Ocano Pacfco.
El cuadro 1 ofrece informacin sobre trece de las cuarenta represas existentes en la
cordillera negra.
Apreciar en el cuadro que se consigna la siguiente informacin relevante:
La casi totalidad de las represas se encuentran arriba de los 4,000msnm.
Todas ellas han sido georreferenciadas para ubicarlas en el espacio.
Ofrecen, la mayora de ellas, una capacidad de almacenamiento importante.
Los montos que sera necesario invertir para recuperarlas (ponerlas en uso) no de-
mandara inversiones cuantiosas.
Las siguientes composiciones fotogrfcas muestran imgenes que corresponden a
algunas de las represas estudiadas en Nepea:
IMGENES 2
Fuente: Ing. Lorenzo Dolores R, en Estudio Jaime Llosa L. Subvencin Concytec.
El caso de los reservorios construidos para cosechar e infltrar agua de lluvia (Ayacucho)
Comunidades campesinas de Ayacucho, como la de Quispillacta, con el apoyo de la
Asociacin Bartolom Aripaylla, han logrado construir, aprovechando las depresiones
existentes en la parte alta de los Andes, 50 reservorios, destinados, en su gran mayora,
138 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
a infltrar el agua captada de las lluvias para luego infltrarlas y recuperarlas aguas abajo,
mediante manantiales. Para dicha recuperacin han procedido a limpiar y cercar los ma-
nantiales, haciendo uso, en varios casos, del riego tecnifcado (por aspersin) para ahorrar
el agua cada vez ms escasa.
IMAGEN 3
RESERVORIOS CONSTRUIDOS EN QUISPILLACTA

Fuente: ABA - Ayacucho.
IMAGEN 4
Para iniciar la cosecha de agua de lluvia se debe tener en cuenta el camino de las lluvias, del granizo y de
las nevadas. Es importante considerar este aspecto para aprovechar mejor la cosecha. La imagen muestra el
seguimiento y georeferencia de estos caminos y su mapeo sobre imagen de satlite Lansadt 7.
Fuente: ABA - Ayacucho.
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El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
La imagen que se muestra a continuacin corresponde a alguna de las actividades
comunales destinadas a la cosecha de agua.
IMAGEN 5
En el rea contigua al dique se elimina la tierra orgnica para luego impermeabilizar con
arcilla y mezcla de arcilla y cal.
Fuente: ABA - Ayacucho.
Desarrollo de faena comunal para la habilitacin del dique en las presas.
Fuente: ABA - Ayacucho.
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Jaime Llosa Larrabure
El caso de los reservorios rsticos construidos para irrigar praderas naturales en puna seca
La ONG Desco apoya a campesinos y comunidades ubicadas en zonas altoandinas de-
nominadas de puna seca (con precipitaciones de 600mmm anuales, concentradas en los
meses de verano) para que construyan, aprovechando las depresiones del terreno, reser-
vorios rsticos, con 80,000 metros cbicos de capacidad, en promedio, en Caylloma y
la cuenca del ro Chili, Reserva Salinas y Aguada Blanca (Arequipa), como en Lampa
(Puno). En el primer caso son 50 y 30 los reservorios construidos respectivamente y, en
el segundo, 32. El agua cosechada de las lluvias es llevada a las praderas mediante canales
para irrigar pastos destinados a la alimentacin animal (sobre todo de camlidos sudame-
ricanos domesticados).
Desco, a travs de su Programa Regional Sur (Arequipa), ha formulado un manual
para generar efectos demostrativos. Los resultados medidos en trminos de mejora en los
ingresos de los pecuaristas, superacin del sobrepastoreo, aumento en el hato ganadero,
en superfcie sembrada con pastos cultivados como en superfcie irrigada en praderas
naturales, como en manejo de humedales, dicen de las bondades de los resultados obte-
nidos. La siguiente imagen muestra el tipo de reservorio construido tanto en Caylloma
como en Lampa.
IMAGEN 6
RESERVORIO CONSTRUIDO EN LA PUNA SECA
Fuente: Toma del Ing. Waldo Ros, en el marco del Estudio de Jaime Llosa. Subvencin Concytec.
El caso de las pozas donde se acumula agua de avenida para su infltracin
y recarga de acuferos
Este sistema se aplica hoy en da en reducidas superfcies en el valle de Ica (ubicado sobre
la franja costera, a 300 km de Lima, ciudad capital del Per).
El sistema de riego por inundacin mediante el sistema de pozas se hered de la poca
prehispnica. En los albores de la Colonia, se irrigaba el cultivo de algodn mediante este
YUYAYKUSUN 141
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
sistema, totalizando 9,000 hectreas sembradas. Las culturas prehispnicas para aprove-
char mejor el agua proveniente de las lluvias en la sierra (aguas de avenida), construyeron
un canal (llamado La Achirana) con una extensin de poco ms de 30 kilmetros,
actualmente ampliado y en uso.
Se trata de aprovechar este caso, para motivar tanto a los que toman decisiones a nivel
macro como a los usuarios de los recursos hdricos, para evitar que el exceso de agua que
se vierte en el mar cada ao (en el caso de Ica, se estima 32 millones de metros cbicos en
promedio) sea almacenada, en porcentajes ecolgicamente aceptables, en pozas para ser
infltrada y cargar los acuferos hoy seriamente amenazados por agotamiento de la napa
subterrnea. Para toda la regin costera este es el camino a seguir.
Para dar una idea de los volmenes de agua que los ros que drenan a la vertiente del
Pacfco arrojan al mar durante los tres meses que reciben el agua de las lluvias de la sierra,
anotamos que el ro Tambo, en Arequipa, que no es de los ms caudalosos, vierte al mar:
232 millones de metros cbicos.
Las imgenes que se muestran corresponden a las pozas de inundacin que existen
en el sector Ocucaje del valle de Ica. El agua de avenida toma el color chocolate por el
contenido de suspensin de arcilla.
IMAGEN 7
POZAS EN EL VALLE DE ICA


Fuente: David Bayer.
El caso del uso de aguas de deshielo en el valle del Colca
El valle del Colca se sita en Arequipa. Sus habitantes mencionan, con orgullo, que es el
can ms profundo del mundo. Posee una amplia superfcie con andenes prehispnicos
(terrazas), estimada en 10,240 hectreas, en zona quechua (3,000 a 3,500 msnm); de
esta superfcie andenada, se ha estimado que 4,000 hectreas se encuentran fuera de uso,
primero por falta de agua y, luego, por deterioro de los andenes.
142 YUYAYKUSUN
Jaime Llosa Larrabure
Los cultivos son irrigados durante la poca de lluvia (tres meses) y luego durante
la poca seca (estiaje) mediante el agua de deshielo de los glaciares circundantes, cuya
agua es transportada mediante una amplia red de canales de origen prehispnico. Es de
sealar que las aguas provenientes de las lluvias son marcadamente insufcientes, ya que
la precipitacin anual promedio (series histricas) muestran que las mismas totalizan
apenas 500mm. Con ello queremos signifcar que es el agua proveniente de los deshielos
la mayor fuente de recursos hdricos y que con el cambio climtico global desaparecer
en el mediano plazo, al derretirse los glaciares de los cuales proviene. Esta situacin debe
llevarnos a actuar con celeridad para proceder a cosechar el agua de lluvia, con mayor
ocurrencia en las partes altas y evitar as que el estrs hdrico afecte la vida en el valle.
El autor ha estudiado el caso de la comunidad de Yanque, la cual irriga sus tierras,
pasado el perodo de lluvias, mediante las aguas de deshielo de dos nevados: el Mismi,
usando un canal prehispnico de 24,5 kilmetros y del Chucura, empleando un canal de
17 km.
Se ha motivado a varios alcaldes distritales, y a los profesores de las escuelas, para que
promuevan la construccin de reservorios destinados a cosechar el agua de lluvias en las
partes altas (puna), ya que las nieves eternas de los glaciares desaparecern en el mediano
plazo, lo cual hara diminuir drsticamente la superfcie actualmente cultivada.
El cuadro que se muestra ofrece informacin de la superfcie irrigada con agua de gla-
ciares en la comunidad de Yanque, as como del recorrido de los canales que la conducen.
CUADRO 2
SIEMBRA Y COSECHA DEL AGUA EN COLCA - AREQUIPA
Comunidad Ubicacin
Superfcie
irrigada (Ha)
Fuente de agua Obras hidrulicas
Yanque Urinsaya
Margen derecha
del ro Colca
186 Nevado Mismi
Canal de 24.5 km.
Reservorios
Yanque
Hanansaya
Margen izquierda
del ro Colca
395 Nevado Chucura
Canal de 17.0 km.
Reservorios
Fuente: Estudio de sistematizacin de experiencias sobre gestin social del agua para la adaptacin al cambio climtico, basado
en Valderrama, Ricardo y Carmen Escalante. Del Tata Mallku a la Mama Pacha. Desco 1998.

El croquis del Valle del Colca que se muestra a continuacin, ofrece una idea de la
ubicacin de los glaciares como de los canales que irrigan la comunidad de Yanque. Es
de destacar, que el nevado Mismi, cuando drena sus aguas hacia la vertiente oriental, da
origen al ro Amazonas.
YUYAYKUSUN 143
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
GRFICO 1
IMAGEN 8
IMAGEN DE SATLITE MOSTRANDO LA UBICACIN DE LOS GLACIARES EXISTENTES EN EL
VALLE DEL COLCA QUE IRRIGAN LA AGRICULTURA ANDENADA
Elaborado por Bachiller Adolfo Meja R., en el marco de un perfl de proyecto en proceso de formulacin
por el Ing. J.Llosa L.
SUBCUENCA DEL RO COLCA
VALLE DEL COLCA
Ro Colca
Nevado Sepregina
Nevado Huarancane
Nevado Chucura
Nevado Huaica-Huaica
Nevado Shihuerjo
Nevado Puye-Puye
Nevado Lipayoc
Chivay
Yanque
Can del Colca
Cabanaconde
Nevado Mismi
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Jaime Llosa Larrabure
IMAGEN 9
ANDENERA EN EL PUEBLO DE PINCHOLLO, ASENTADO A LOS 3,550 MSNM
Fuente: Servicio Aerofotogrfco Nacional) Si se observa con atencin se perciben los canales primarios de origen pre Inca, que
portan el agua proveniente de los glaciares.
A modo de conclusiones iniciales
El ttulo se refere tan slo al contenido del artculo. Es necesaria esta aclaracin, ya que
en un tema como el que hemos abordado, donde las omisiones de los llamados a tomar
medidas en orden a afrontar los efectos perversos que ya se vienen produciendo en nues-
tro pas debido al cambio climtico global son realmente maysculas e imperdonables,
nada o muy poco ha sido dicho. Los adjetivos califcativos superlativos existentes, en uso,
que podramos emplear para califcar estas omisiones no han sido an creados.
Como resumen de lo escrito podemos anotar:
a. Asistimos hoy en da a un proceso que, de no alterar su intensidad y de inmediato, com-
prometer la vida en el planeta Tierra; aproximndonos al nivel de desastre masivo.
b. Los esfuerzos en curso no guardan relacin con la magnitud de los efectos perversos
que ya se estn confrontando y de aquellos previsibles, segn los juegos de modelos
matemticos realizados.
c. Surgen hoy corrientes de pensamiento, emergen otros paradigmas y se concretan
acciones de movilizacin inspiradas en lograr sistemas de produccin y distribucin
que respetando el uso racional y sostenible de los recursos naturales hagan posible el
derecho a realizarse de todos los seres humanos, en felicidad.
d. Los hechos vienen demostrando que, no ser la sensatez la que obligue a contener la
emisin de GEI, para diminuir el incremento de la temperatura media del planeta,
con todas sus nefastas consecuencias, sino el temor, as como los altos costos a pagar.
YUYAYKUSUN 145
El cambio climtico, de lo global a lo andino: un ecocidio anunciado
e. Tambin los hechos vienen demostrando que el planeta est siendo sometido impu-
nemente por las grandes corporaciones que al concentrar su poder econmico, con-
centran el poder poltico, la capacidad de decisin, de ejercer coercin, de comprar
conciencias, de violentar normas, de obrar sin respetar principios elementales de la
tica. De ello se sigue que el sistema mundo debe ser cambiado por otro sistema,
cualitativamente distinto y superior, inspirado en el humanismo.
f. Ha sido ampliamente probado que los recursos naturales, sean estos renovables como
aquellos no renovables, son fnitos y muchos de ellos se estn agotando. No es posible
mantener el ritmo de crecimiento que ostentan varios pases del globo si se quiere
salvar al planeta del colapso.
g. El cambio climtico global en nuestro pas est signifcando que estemos per-
diendo en biodiversidad, como atentando contra la soberana alimentaria; tambin,
que se incrementen los niveles de pobreza como de desnutricin y que se anuncien
casos de migracin defnitiva que insinan ya movimientos de desplazados por el
cambio climtico global, de magnitudes impredecibles.
h. La adaptacin al cambio climtico global debe partir de las ventajas con que contamos;
entre ellas, los sistemas de conocimientos tradicionales asociados a la siembra y cosecha del
agua, la existencia de infraestructura hidrulica prehispnica en uso y otras por rescatar.
i. Las respuestas para minimizar las amenazas y superar las vulnerabilidades no estn
viniendo desde los que ejercen la capacidad de decisin. Incluso, en ausencia de po-
lticas nacionales que vayan al encuentro del fenmeno global, se adoptan polticas
sectoriales que potencializan ms los efectos perversos de tal fenmeno.
j. Las respuestas de adaptacin vienen dndose desde lo local, desde los saberes de comunida-
des y agricultores conservacionistas andinos; la sociedad civil organizada, e instituciones
que, apoyando a los productores andinos organizados, vienen fortaleciendo sus estrategias
de resiliencia para conjurar, en alguna medida, los efectos del cambio climtico global.
k. Por todo ello, requerimos con urgencia concertar muchas pequeas acciones soste-
nibles y multiplicarlas premeditadamente, a fn de poder regular un sistema de vida
complejo como el de las altas montaas andinas, en un escenario global domina-
do por la incertidumbre. As, asumiendo una conciencia planetaria, sabremos que la
Tierra no es nuestra y que la lucha inicial que hoy enfrenta la humanidad es la de
salvar el planeta del egosmo y de los errores de su propia obra civilizatoria.
20
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20 Refexiones compartidas por Erick Pajares G. y Jaime Llosa L., a propsito de la formulacin del presente artculo.
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Jaime Llosa Larrabure
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147

YUYAYKUSUN 3 (2010) 147-180 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Geopoltica del conocimiento:
saberes y civilizaciones en el mundo

Eduardo Arroyo Laguna
RESUMEN
Este artculo plantea la existencia de una humanidad multicultural, multicivilizatoria y profundamente
mestiza. Ha eclosionado todo un mundo de diferentes saberes, conocimientos y concepciones de la
vida en el planeta. Estas vetas civilizatorias son parte de la emergencia de Oriente (China, India) y
Eurasia (Rusia) como de Amrica Latina, mientras Europa queda desmovilizada presionada por sus
problemas internos. Declina una civilizacin occidental y cristiana de factura europea ante el avance
hegemnico de Oriente.Ante el eclipse de Occidente y la mayor presencia de Oriente, se crean las
condiciones para construir una Epistemologa del Sur que integre todas las cosmogonas, sabidura
y mundo civilizatorio de nuestros pases ante una civilizacin de corte eurocntrica y racionalidad
cartesiana que no logra explicar la dinmica social actual ni los problemas del Sur.
ABSTRACT
Tis article discusses the existence of a multicultural multicivilized and deeply of mixed race
humanity. It has brought a whole world of diferent learning, knowledge, and concepts of life on the
planet. Tese civilizing veins are part of the mergence of the East (China, India) and Eurasia (Russia)
as and Latin America, while Europe stays demobilized due to its internal problems. A Christian
western civilization from Europe is declined, while a hegemonic force comes from the East. In view
of the eclipse of the West and the emerging hegemony of the East, conditions are created in order to
build an epistemological approach from the South that integrates all the cosmogonies, knowledge and
civilized world of our countries before a Eurocentric court civilization and Cartesian rationality that
do not achieve to explain the current social dynamic nor the problems in the South.
V
ivimos en un mundo convulso en el que se libra una lucha policntrica capitalista
imperial, bregando las potencias por lograr tener el poder del sistema. No son dos
o ms sistemas en juego sino uno solo.
Nuestro planeta es multicivilizatorio, multicultural y crecientemente mestizo. Estas
son antiguas caractersticas pero recin adquieren una creciente importancia en los lti-
mos tiempos.
El viento viene del Este. El viraje es hacia una hegemona de Oriente.
Amrica Latina vive momentos cruciales de su historia. Acercndose el Bicentenario
de su Independencia, no slo busca lograr su autonoma real ante un fenmeno glo-
balizador que la ata e intenta apoderarse de sus recursos naturales sino que lo hace en
circunstancias en que el planeta es conmocionado por mltiples crisis que crecen al in-
terior del modelo globalizador neoliberal mientras de otro lado avanza un movimiento
antiglobalizador de envergadura mundial. Es en Amrica Latina como en el Caribe en
donde emergen movimientos sociales indgenas que resisten y recusan al neoliberalismo
148 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
y plantean una civilizacin alternativa, un nuevo mundo de saberes y conocimientos.
Son movimientos y gobiernos que intentan dar respuestas a las limitaciones del modo de
produccin dominante.
La humanidad participa de nuevas confguraciones de sentido y nuevas lgicas de
vida. Tiene conciencia, ms que antes, de su heterognea constitucin como de las ame-
nazas que acortan la vida de las especies vivas afectando estratgicamente nuestra super-
vivencia en la Tierra.
No se puede negar la crisis raigal y global del patrn de poder colonial capitalista.
Este llega a la acumulacin fnal de todas sus tendencias, las que eclosionan ya sin posibi-
lidades de poder volver a su anterior equilibrio y a volver a hacer sistema. Aparejada a la
crisis fnanciera coyuntural, corre desde hace treinta aos una crisis estructural, un declive
histrico del sistema-mundo (Wallerstein, 2008 y 2009: 44-45).
Wallerstein nos dice que la economa-mundo capitalista surgi en el siglo XV y se
extendi, por su propia lgica interna, a todo el globo terrestre absorbiendo a los mini-
sistemas e imperio-mundo existentes. Ya a fnes del siglo XIX primaba un gran sistema
histrico, el que se ha extendido hasta la actualidad articulando una estructura econmica
basada en la incesante acumulacin de capital en el mercado mundial; una estructura po-
ltica cimentada en Estados-nacin soberanos jurdicamente pero muy interdependientes
y fnalmente, una geocultura (estructura cultural) que le da legitimidad y coherencia
(2004: 143; 2001).
La declinacin que se observa hace treinta aos ha tenido en las dos ltimas dcadas,
a partir de la imposicin del modelo neoliberal, un captulo que ha tensado todas las for-
mas de hacer sistema, de volcarse sobre la naturaleza y de tejer una hegemona cultural.
La imposicin de un esquema privatista y de las reglas del mercado sobre todas las esferas
de vida del ser humano contemporneo dejando de lado el rol regulador y de arbitraje
del Estado, caotizan la escena planetaria generando un clima de desgaste, de guerra y de
creciente inseguridad.
Hablamos, entonces, de una crisis terminal del sistema capitalista jalonada por el mo-
delo neoliberal que, as como ha llevado a la humanidad al ms alto grado de desarrollo
tecnolgico, al mismo tiempo ha depredado las riquezas del planeta, vive de una indus-
tria de guerra y acorta la existencia de la especie humana. El futuro es an de pronstico
reservado.
La conjuncin de diversas crisis jaquea al sistema y tensa la vida de los seres huma-
nos como del resto de especies vivas. De un lado, la crisis climtica, la ms grave por su
carcter estratgico al afectar la vida del propio planeta, producto de una industrializa-
cin y una explotacin de la naturaleza basndose en energticos que destruyen el medio
ambiente. La especie humana se evidencia como altamente destructora, cuestionndose
el patriarcalismo y su proyecto histrico de dominacin. La crisis energtica indica la es-
casez de residuos fsiles en los que se ha basado el tipo de industrializacin hegemnico:
petrleo, el que tiende a acabarse generando guerras de invasin a los pases poseedores
de este bien. Irrumpe la fuerza del gas, el carbn, as como de nuevas energas: elica,
YUYAYKUSUN 149
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
area, solar, acufera. Crisis por falta de agua potable; crisis alimenticia y alta pobreza en
el mundo; crisis fnanciera que colaps entre setiembre y octubre del 2008, debido a la
fuerte presencia desregulada del capital especulativo (tarjetas, crdito; papeles de la deu-
da, bonos) por encima del capital productivo como de la estafa de las hipotecas prime y
subprime; crisis recesiva manifesta por el menor crecimiento en dos trimestres consecu-
tivos; crisis infacionaria; crimen organizado, incremento de la delincuencia e inseguridad
ciudadana; crisis de valores al convertirse el ser humano en hijo de un neoliberalismo sin
corazn movido por las leyes del mercado (ganancia, competencia, libre concurrencia) lo
que lo hace individualista, narcisista, consumista, presentista.
Parecida a la crisis de 1929 en que el sistema entr en bancarrota, se ha discutido
sobre el fn del capitalismo o la refundacin del mismo. Por ahora, los jerarcas mundiales
intentan salvar la economa internacional inyectando sumas millonarias de dlares a la
banca para conservar su existencia. Poco importan temas vitales como la quiebra de miles
de ahorristas por el fraude fnanciero, el hambre de las mayoras populares, la pobreza, la
mala vivienda, la baja calidad educativa.
El imperio estadounidense est muy dbil y cuestionado por la crisis fnanciera, la
recesin y el desempleo arrastrando a las otras potencias. Surge una mayor presencia del
Estado en la economa y mayores reglas en el mercado.
El historiador ingls Eric Hobsbawn nos dice que el sistema ... se est descompo-
niendo ante nuestros ojos en la mayor crisis del capitalismo global desde la dcada de
1930. En algunos aspectos es una crisis de mayor envergadura que aqulla, en la medida
en que la globalizacin de la economa no estaba entonces tan desarrollada como hoy y
la crisis no afect a la economa planifcada de la Unin Sovitica. Todava no conoce-
mos la gravedad y la duracin de la actual crisis, pero sin duda va a marcar el fnal de
la clase de capitalismo de libre mercado que se impuso en el mundo y sus gobiernos en
una poca que dio inicio con Margaret Tatcher y Ronald Reagan. La impotencia, por
consiguiente, amenaza tanto a los que creen en un capitalismo de mercado puro y des-
estatalizado, una especie de anarquismo burgus; como a los que creen en un socialismo
planifcado incontaminado por la bsqueda de benefcios. Ambos estn en quiebra. El
futuro, como el presente y el pasado, pertenece a las economas mixtas en las que lo p-
blico y lo privado estn mutuamente vinculados de una u otra manera [] no sabemos
como superar la actual crisis. No hay nadie, ni los gobiernos, ni los bancos centrales, ni
las instituciones fnancieras mundiales, que lo sepa: todos ellos son como un ciego que
intentara salir del laberinto dando golpes en las paredes con todo tipo de bastones en la
esperanza de dar con el camino de salida [] La prueba de una poltica progresista no
es privada sino pblica, no slo importa el aumento del ingreso y del consumo de los
particulares sino la ampliacin de las oportunidades y, como las llama Amartya Sen, las
capabilities capacidades de todos por medio de la accin colectiva. Pero esto signifca
o debera signifcar iniciativa pblica no basada en la bsqueda de benefcio siquiera
fuera para redistribuir la acumulacin privada. Decisiones pblicas dirigidas a conseguir
mejoras sociales colectivas con las que todos saldran ganando. Esta es la base de una po-
150 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
ltica progresista, no la maximizacin del crecimiento econmico y el ingreso personal
(Hobsbawm, 2009).
El anlisis de la geopoltica internacional infuye mucho en nuestras decisiones y
estados de nimo. La declinacin del imperio estadounidense y la emergencia de nuevos
polos de poder (China Popular, Rusia, India, Brasil y los pases conformantes del G20),
as como la conjuncin de diversas crisis cambian la situacin de gobernabilidad planeta-
ria incentivando un cuadro de desorden generalizado, desmadre de una serie de falencias
propias de un sistema no pensado en la felicidad del ser humano sino movilizado por las
leyes de la ganancia y la competencia.
Hacia el futuro vislumbramos pronunciadas transformaciones en las relaciones de
poder globales, nuevos actores y tendencias. Lo ms saltante es que la hegemona pasa del
Atlntico al Asia, del llamado Occidente a Oriente. A su vez, es estratgica la posicin que
la propia especie humana tome frente a la naturaleza, la que viene vengndose de la des-
truccin que la especie humana le ha ocasionado. Los humanos hemos desatado fuerzas
que no podemos controlar y que son letales. Tala de rboles y la consiguiente desertif-
cacin, destruccin de la Amazona, pulmn de la humanidad, en busca de yacimientos
petrolferos y gasferos; centrales hidroelctricas que rompen con el entorno natural y
amenazan la vida de los indgenas as como las emisiones de gas carbnico producto de las
poluciones industriales enrarecen el clima mientras la naturaleza retrocede para devolver
cataclismos acrecentados. Hoy presumimos la desaparicin futura de muchas islas ante
el deshielo de los polos as como grandes cambios de temperatura y el aumento de fuer-
za de terremotos; ciclones, huracanes, tsunamis, simunes, monzones, lluvias torrenciales
(Klare, 2010).
Estados Unidos de Norteamrica. Todas estas crisis se unen bajo la hegemona unipolar
de Estados Unidos de Norteamrica, lo que coloca a este pas en una situacin delicada.
Es fuerte y dbil a la vez. Asistimos a la decadencia del imperio unipolar y a la emergencia
de un mundo multipolar.
El esquema geopoltico alinea de un lado a los Estados Unidos como una potencia
que se ha manejado unilateralmente frente al multilateralismo proclamado por Naciones
Unidas. Obama es la cara de un imperio dbil, con rasgos tolerantes de un lado pero
invasores de otro (Irak, Afganistn, la amenaza sobre Irn y Venezuela).
Con un colosal dfcit fscal, una alteracin de su balanza de pagos, el consumismo
frentico de su poblacin acostumbrada a que el Estado costee sus gastos, la economa
norteamericana vive por encima de sus posibilidades reales de sobrevivencia. La colosal
deuda externa ha llevado a que los bancos centrales chino y japons compren sus papeles.
La infacin se impone en la sociedad estadounidense la que no ha dejado de fabricar
billetes a fn de resolver la quiebra de sus principales bancos as como cubrir los gastos
ocasionados por vivir en permanente guerra. La bsqueda desesperada de energticos (pe-
trleo), gas, agua y biodiversidad estn en la base de sus polticas invasoras. As, Estados
Unidos como el resto de potencias defnen sus estrategias geopolticas y geoeconmicas.
YUYAYKUSUN 151
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
La economa mundial est en recesin medida por el no crecimiento en dos trimestres
consecutivos. En un cuadro de gran inestabilidad econmica, de quiebra de las burbujas
fnancieras, Estados Unidos no puede frenar su poltica intervencionista combinando su
accin en Irak con la de Afganistn con lo que controla la zona de Asia Central y Medio
Oriente taponando la infuencia rusa y china en la regin y acercndose al petrleo que
pasa por la regin. Bajo el pretexto de liquidar a Al Qaeda y los focos terroristas invadi
Irak, sigue en Afganistn, activa su presencia en Yemn (clave por estar en el Cuerno de
frica, zona por la que pasa el petrleo rabe hacia otros pases) y tiene a su alfl, Israel, lis-
to para bombardear Irn. Estados Unidos busca desesperadamente controlar las reas que
le den presencia en los yacimientos petrolferos como en sus vas de exportacin. Sera, de
todos modos, un desacierto abrir un nuevo frente de guerra en Irn, teniendo en cuenta
que el hegemn capitalista est empantanado en guerras en Irak y Afganistn, mientras
contina lanzando amenazas antinucleares contra Corea del Norte. En caso se invadiera
militarmente a Irn, Estados Unidos llevara la convulsin al Medio Oriente, zona por
dems confictiva y se enfrentara a China y Rusia, aliados de Irn. Si los halcones no die-
ran su brazo a torcer y atacaran, prcticamente Estados Unidos estara en Medio Oriente,
Asia Central y la Pennsula Arbiga caotizando ms esta regin de lo que habitualmente
est. An cuando Washington est exhausto, la urgencia de energticos es prioritaria. El
pretexto es combatir la gesta de armamento nuclear. El mundo musulmn radicalizara
sus protestas contra las nuevas pretensiones invasoras del hegemn.
Estas polticas invasoras revelan la autonoma y fuerza del Pentgono, del Ejrcito, de
la CIA con planes no manejables por los presidentes. Obama, como cabeza del imperio,
sigue estas polticas si bien las atempera, las adereza a su gusto pero difcilmente puede
salirse del libreto. Su originalidad est en pelear una poltica de salud universal para sus
gobernados as como la regulacin de la banca y hoy de los lobbies de Wall Street acu-
sndolos de ser uno de los causantes de la crisis fnanciera mundial. El plan del presidente
Obama, que ha merecido un cauto respaldo de Europa, busca limitar el tamao y la asun-
cin de riesgos por parte de los bancos, anuncio que ha conmocionado a los mercados
y hecho caer las bolsas y podra reescribir un nuevo orden fnanciero mundial, de lograr
un consenso global. En general, se busca regular los bancos evitando que las instituciones
fnancieras que posean bancos inviertan, controlen o patrocinen fondos de cobertura
o fondos de capital privado. Tratara de fjar un nuevo lmite al tamao de los bancos
en relacin con el sistema fnanciero general y podra prohibir a las instituciones que
realicen operaciones de intermediacin no vinculadas a clientes, lo que sirve para propio
benefcio. Habitualmente estas operaciones hacen que los bancos apuesten el dinero de
los ahorristas, con enormes benefcios para los bancos, no as en los momentos de quiebra
en los que el ahorrista es el perjudicado. La idea es la de regular, limitar, reducir tamaos,
proporciones y que cada entidad bancaria asuma su riesgo con su propio dinero. As se
busca contener y limitar los excesos bancarios. Esta medida tendra un gran apoyo popu-
lar dada la ira que los ciudadanos sienten por la banca y la oligarqua fnanciera, los que
a fnes del 2008 llevaron a una gran crisis haciendo quebrar al pequeo ahorrista como
152 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
a aquellos que se haban endeudado con las hipotecas prime y subprime. Mientras que
con el dinero de los contribuyentes y ahorristas se salvaba a la lite fnanciera, el ahorrista
quebraba. La especulacin fnanciera que se haba echado a andar sin ningn lmite se
convirti en un sistema de atraccin al pblico engandolo sin ms y mandndolo a la
quiebra posteriormente.
Los Estados Unidos se vieron obligados a iniciar una operacin de salvataje del con-
junto de su sistema fnanciero en una accin que se convirti en poltica de Estado. Hay
muchos actores sociales quebrados (medianos y pequeos propietarios, muchos de ellos
hispanos), bancos, inmobiliarias y empresas aseguradoras atascadas con deudas corpora-
tivas y bolsas de valores alteradas. Se cierra un largo periodo de crecimiento mientras los
papeles de la deuda estadounidense estn en manos de los bancos centrales chino y japo-
ns, los que pueden traer abajo el dlar al depreciar sus monedas (yuan o yen) o convertir
los papeles de la deuda externa estadounidense a euros.
China asciende en las relaciones de poder globales ante el relativo declive de los Estados
Unidos de Norteamrica; hay una mayor presencia del Sur global y sufrimos el impacto
cada vez mayor de un medio ambiente enturbiado y una creciente escasez de recursos.
La fuerza china se ha visto en el bloqueo de acuerdos en la Cumbre de Copenhague
en diciembre del 2009 as como en la refnanciacin de una posible quiebra bancaria
invirtiendo una gran cantidad de dlares mientras compra materia prima en el sudeste
asitico y Amrica Latina. El petrleo lo obtiene del Medio Oriente (Irn).
China es ya un gigante econmico que llega a todos los mercados mundiales con sus
productos y se convierte en un actor neurlgico. Su PBI sobrepasa al de Medio Oriente,
frica y Amrica Latina juntos. Muchos de los patrones econmicos chinos estn ahora
entrecruzados con los sistemas de consumo e inversin mundiales, lo que va acercando
a China al liderazgo mundial. Ya ha sobrepasado a Alemania y Japn. Se mueve con co-
modidad en regiones dinmicas de APEC (Sudeste asitico, frica y Amrica Latina).
Busca por ahora exportar masivamente sus productos e inversiones para explorar y
explotar los recursos naturales globales mientras China y el propio mercado mundial
da cada vez menor importancia al dlar norteamericano como medio de intercambio
internacional. Por el lado militar, aun China contina sosteniendo que respeta la so-
berana de los pueblos, la autodeterminacin, la soberana y la no ingerencia en los
problemas internos, explicando as su no intervencin militar en los confictos. Slo lo
har si sus intereses son afectados o se desarrollan en sus fronteras con pases vecinos
que puedan comprometer su estabilidad. No ha llegado an el momento de mover sus
fchas militares, lo que no signifca que no haga inversiones blicas. Es ya el segundo
pas en gasto armamentstico y abastece a sus pases fronterizos de suministros para la
guerra como un modo de balancear cualquier intento de las potencias por taponear el
acceso de dichos pases a China. Pese a todo, su gasto militar se limita a 85,000 millo-
nes de dlares, lo que est muy lejano de los 607,000 millones de dlares invertidos
por los Estados Unidos de Norteamrica. Buscando no entrar aun en colisin militar,
YUYAYKUSUN 153
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
si bien el ejrcito chino es grande, va construyendo transportes que permitan trasladar
efectivos militares a distancias considerables. Por ahora, para afrontar las turbulencias
militares que se dan en sus cercanas (Afganistn, Irak, Yemn; Corea del Norte) apela
aun a hablar de no intervencionismo ni injerencia en asuntos internos de otros pases
reivindicando las capacidades para defender, promover y conducir la estabilidad y se-
guridad. Solo est en la etapa de convertirse en el mayor mercado exportador mundial.
Aun su fcha militar no est en juego si bien vende tanques, aviones, helicpteros a los
pases del mundo, Amrica entre ellos (Venezuela, Per).
As y todo, tiene claridad sobre sus objetivos nacionales, por lo que cada movida en
el ajedrez chino, es siempre estratgica. Defende de modo tajante sus fronteras. Aparece
como un rgimen muy cerrado, impenetrable, misterioso, poco informativo de su vida
domstica. Ni en derechos humanos ni en el efecto climtico han dado su brazo a torcer.
El anuncio das antes de la reunin del G20 del 26 y 27 de junio en Toronto, Canad
de que el Banco Central de China iniciara una mayor fexibilizacin en el cambio de su
moneda ofcial, el yuan, medida saludada por los mercados y gobernantes mundiales,
indica la solidez de la economa china con mayor capacidad para importar y negociar
nuevos acuerdos futuros con los 20 pases ms desarrollados del mundo.
La crtica era que desde haca tiempo China mantena su moneda artifcialmente a
bajo cambio como un modo de benefciar sus exportaciones y hoy Obama plantea que
la economa mundial slo sanar si el mercado tambin determina los cursos cambiarios.
Un nuevo horizonte de sentido vislumbra a Oriente pasando a ser la vanguardia de la
escena internacional, signo de los tiempos, ya visible por la cantidad de productos chinos,
indios y pakistanes en los mercados mundiales as como por la cinematografa, actores,
hroes y mitologa difundida.
China e India son dos aliados temibles, con una amplia disposicin de territorios y po-
blacional (unos dos mil seiscientos millones de habitantes), convertidos as en mercados
muy fuertes y apetecibles. India, con un crecimiento de 7% en la ltima dcada al igual
que la Federacin Rusa, es otro pas que en futuro no muy lejano har remecer la coyun-
tura mercantil cuando salga ms abiertamente al mundo. Textiles, buen algodn, chips
informticos y una delicada industria informtica en un pas de legendaria y ancestral
sabidura son parte del expediente de presentacin de este pas, ya conformante del BRIC
(potencias emergentes).
Tras la crisis fnanciera, se mantiene en un crecimiento de 7%, sobretodo porque,
a diferencia de China, no ha colocado la mayora de sus productos en el mercado nor-
teamericano sino que ha diversifcado sus mercados de llegada con sus prendas textiles,
hardware, software. Pese a sus avances, adolece de un 70% de pobreza. As y todo, se ha
modernizado, se ha desarrollado y avanza con sus tcnicos y asesores en todas las grandes
empresas del mundo.
Un ltimo acuerdo frmado con los Estados Unidos lo coloca como potencia aliada
en el terreno nuclear como comercial. No es una potencia hegemnica, sino de per-
154 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
fl ms bien discreto. Forma parte del G20 siendo uno de los puntales de la economa
internacional
La Federacin Rusa se ha empezado a mover en lo que fuera el otrora patio trasero de
Estados Unidos de Norteamrica. La fuerza naval del pas euroasitico ha cruzado los mares
del mundo llegando a nuestra regin incentivando el dilogo con Cuba y Venezuela, pas
este ltimo con el que ha hecho maniobras navales conjuntas. No dejan de ser estos ejer-
cicios militares una advertencia a los Estados Unidos de Norteamrica, quien va cercando
a Venezuela. El hegemn del norte ya ha tomado militarmente a Hait aprovechando el
ltimo sismo, tiene bases militares en las islas de Aruba y Curazao, incrementa la sataniza-
cin de Hugo Chvez como la defensa de los derechos humanos supuestamente violados
en Cuba, as como 7 bases militares en Colombia y la presencia de la IV fota controlando
mares y ocanos frente a Brasil y Venezuela. EEUU responde a la irrupcin de movimientos
libertarios en el continente movilizando a su ejrcito, sus empresas y sus TLC.
Por otra parte, Rusia mantiene un diferendo con Europa en cuanto a precios del gas
que le abastece, asunto que se ha repetido al iniciarse el 2010, en el que se enfrasc en un
lo de precios con Ucrania, pas por donde pasa el gas ruso y Rusia debi perder mucho
dinero al estancarse el abastecimiento del producto as como Europa debi soportar un
invierno muy fro a falta de gas para calentar sus hogares y sus fbricas.
Rusia ha crecido un 7% en los ltimos aos al igual que la India. Desde que dej
el socialismo, ha iniciado a partir de 1990 una etapa de transicin hacia la liberaliza-
cin de los mercados. Su transicin ha sido larga debido centralmente a las dimensiones
de su mercado y, en segundo lugar, a las complejidades del aparato poltico-econmico
del pas (Meja, 2009: 19). En general, las reformas aplicadas en Rusia se basan en las
recomendaciones de los programas de reestructuracin de las instituciones fnancieras
internacionales.
No es una potencia econmica, si bien tiene un singular podero militar y nuclear
que le permite afrontar los arrestos de Estados Unidos por ganar aliados entre los pases
ex integrantes de la fenecida Unin de Repblicas Socialistas Soviticas. Estados Unidos
rodeara as a Rusia cercndola en sus fronteras.
El sector que mayor atencin ha recibido es la industria de defensa, pues desde la era
sovitica, constituye el pilar principal de la economa rusa y se ha constitudo en el centro
promotor de su renovacin industrial. Es potencia petrolera y gasfera a nivel internacio-
nal, tal vez el segundo en la escena mundial.
El sector energtico (petrleo y gas) es el de mayor crecimiento. Se ha convertido en
uno de los socios centrales con la Unin Europea, despus de Estados Unidos y China
centrndose las relaciones comerciales en el suministro de petrleo y gas, a travs de la
gran empresa Gazprom. La cada de precios del barril de petrleo ha afectado seriamente
a la economa rusa unida a sus an debilidades estructurales.
El petrleo ha sido uno de las principales fuentes de ingreso por dcadas. Esos ingre-
sos permitieron que la balanza de pagos se mantuviera siempre por encima del 6% PIB.
YUYAYKUSUN 155
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
Su frma con Irn de un plan de cooperacin energtico para 30 aos nos hacen ver lo
estratgico de sus movimientos en este ajedrez de alto voltaje. Ambos pases reconocen
que poseen un 40% de las reservas mundiales del gas y un 18% de las del crudo. Se vocea
la eventual participacin de Rusia en la construccin de un gasoducto entre Irn, Pakistn
e India.
Obama ha visitado en persona a los jerarcas rusos para establecer la distensin
mundial, frmando acuerdos de no proliferacin nuclear como del cuidado del medio
ambiente.
Europa, despus de la crisis griega que gener una decepcin sobre una solucin rpida
y ordenada de la crisis, sigue apostando por la regulacin fnanciera y la reforma a las ins-
tituciones internacionales, mientras que las masas populares en las calles piden medidas
sociales contra el desempleo al grito de que No fueron los trabajadores del mundo los
que causaron la crisis fnanciera! luchando porque los miembros del G-20 no corten el
gasto pblico hasta que vuelvan los empleos. Son dos visiones del mundo: las del pueblo
luchando por empleo en un modelo de crecimiento sin empleo y las potencias intentando
evitar una recada fnanciera inyectando millones de dlares que capitalizar la oligarqua
fnanciera, la autora del descalabro reciente, mientras la crisis cae sobre los hombros de los
trabajadores. Un sentido de vida de lucha por la supervivencia y otro que, sin aprender,
defende los intereses de los de arriba, polarizan la escena mundial.
Ya no se trata solo de una crisis cclica y de su explosin en octubre del 2008 sino
que los efectos de sta no han desaparecido y ms bien, estn presentes en el default de
Grecia (cesacin de pagos), que tiene el impresionante dfcit presupuestario de 300,000
millones de euros superando lo permisible en el PBI europeo y comprometiendo no solo
al euro sino la propia supervivencia de la Comunidad Europea. Una irresponsable falta de
reglas en el mundo fnanciero ha llevado al endeudamiento por encima de las posibilida-
des de pago unido al gasto de las reservas monetarias y al saqueo por parte de la oligarqua
fnanciera griega. La economa est prcticamente en la quiebra. El salvataje fnanciero
que tanto los pases europeos como el Fondo Monetario Internacional aplican es la ltima
medida antes de ser arrastrados al abismo mientras la poblacin entra en huelga y pasa
a la oposicin ante el ajuste presupuestal, la disminucin de sueldos y salarios, el alza
de impuestos al consumo, la cancelacin y disminucin de las jubilaciones y el alza de
precios. La bancarrota de Grecia ha desnudado la envergadura de la crisis capitalista en el
continente europeo. Las bolsas del mundo vuelven a experimentar bajas en todas partes
del mundo, confgurndose un efecto global de la crisis. En Tokio como en Londres, en
toda Europa, en Wall Street se derrumban las cotizaciones de las acciones ante la insegu-
ridad monetaria y fscal.
A nivel planetario, tambin se libra la batalla de los Estados Unidos de Norteamrica
por lograr la apreciacin del yuan forzando al gobierno chino, logrando as la devalua-
cin del dlar, moneda en la que reposa la colosal deuda externa de EEUU, la mayor
del mundo, mucho ms que la europea. El hegemn del norte lograra as que su deuda
156 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
aminore al devaluarse el dlar. Son movidas en el campo fnanciero que refejan el
caos de un sistema desregulado. Grecia termina siendo una metfora de la crisis de los
Estados Unidos el que se escuda en su poder imperial, el mayor ejrcito del planeta, sus
500 empresas diseminadas en el mundo y sus TLC para exportar su crisis como captar
los recursos que necesita.
Japn y el Sudeste asitico. Los tigres y dragones asiticos cumplieron un rol protag-
nico en la dcada del 80 desmoronndose en los 90 pero hoy vuelven con una economa
renovada. Japn se ha levantado luego de sus cadas invirtiendo sumas fabulosas en el
salvataje fnanciero (2 billones de dlares).
Pases como Malasia, son referentes de gran crecimiento as como Corea del Sur,
Taiwn, Hong Kong, Singapur, Indonesia, Filipinas, etc.
China intenta copar las relaciones con los tigres y dragones de Asia, sector que estuvo
abandonado por la administracin de Bush. El gobierno de Obama de inmediato ha ini-
ciado las coordinaciones con la ASEAN, entidad que agrupa a estos pases.
Medio Oriente. Constituye uno de los nudos gordianos de la confictividad interna-
cional entrecruzando variables energticas, religiosas, tnicas, civilizatorias. Su tenencia
abundante de petrleo ha convertido a esta regin en un espacio apetecido desde siempre
por las potencias hegemnicas.
El antiguo problema judo-palestino se ventila en Naciones Unidas desde 1948 plan-
tendose que ambos pases tengan sus respectivos Estados y territorios y que convivan en
paz, versin que las alas extremistas de ambos lados hacen volar en pedazos permanente-
mente. Pese a la alianza estratgica de EEUU con Israel, Obama ha insistido en criticar el
genocidio que Israel desarrolla sobre la poblacin palestina.
En Irn se inicia el cuestionamiento de la dinasta sacerdotal musulmana que con-
trola el poder desde 1979, tras la cada del Sha Rheza Palevi. Los ayatolas son una casta
sacerdotal que controla el pas por treinta aos bajo normas muy rgidas. La fuerte movili-
zacin juvenil actual indica el descontento y cansancio poltico de las masas iranes frente
al autoritarismo y verticalismo religioso en la poltica. Son estados religiosos, nada laicos,
nada seculares sobreideologizados en extremo.
Tanto en Irn como en Afganistn (Asia central) hay una oposicin que acusa a los
gobiernos de haber consumado el fraude electoral. Estados Unidos deja Irak y pasa sus
tropas a Afganistn, pas sumamente convulsionado. El sudeste del territorio afgano es
controlado por los talibanes. Prima el anarquismo y la fragmentacin social.
El modelo de industrializacin en base al petrleo explica las invasiones que el pas
hegemn (EEUU) ha realizado en Medio Oriente, pese a la oposicin de las Naciones
Unidas y de la propia opinin pblica norteamericana. El mundo sabe ahora que la
invasin a Irak tuvo como causa real un Irak con petrleo por 83 aos mientras EEUU
slo tiene 18 aos ms de produccin energtica. La potencia del norte no podra so-
brevivir ni asegurar su hegemona con tan baja cantidad de petrleo, que precisamente
YUYAYKUSUN 157
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
destruye el medio ambiente y sobrecarga las tempestades sobre la especie humana gene-
rando un gran cambio climtico. La paz y seguridad internacionales tienen hoy como
principal amenaza el calentamiento global del planeta. La Cumbre de Copenhague y
posteriormente, la de Mxico, poco lograrn si las potencias no acuerdan reducir la
produccin de dixido de carbono para bajar dos grados el calentamiento global y
evitar catstrofes mayores.
Dominique Mosi (2009), pensador galo y fundador del Instituto Francs de
Relaciones Internacionales nos seala que a partir del 11 de setiembre del 2001, se ha
dado una mudanza de choque de civilizaciones a choque de emociones. Occidente
ha sido invadido por el miedo y eso vuelve a las transnacionales y sus clases sociales do-
minantes sumamente agresivas, intolerantes y arrolladoras. El mundo musulmn ha sido
agredido de continuo por Occidente, ha sido menospreciado guardando sentimientos
de resentimiento, humillacin y exclusin muy acendrados, lo que explica que sus alas
recalcitrantes reaccionen con furor, actitud que no es la del conjunto del Islam. Asia se
presenta como la esperanza con su alto crecimiento, parsimonia, su hermetismo, su dis-
crecin, su diplomacia, su cordialidad.
As pues, el miedo, la humillacin y la esperanza estn confgurando una nueva
geopoltica. Claro que adems de estos mviles actan otras variables haciendo complejos
los hechos de la geopoltica contempornea.
El miedo es un gran movilizador social. No slo asusta con el terrorismo agrandn-
dolo, inventndolo aunque no exista tal enemigo secreto. La poltica vive de estos miedos
cuando en realidad es Occidente quien cerca a Oriente, lo acosa, lo hostiliza, le succiona
su petrleo y lo invade militarmente siendo la reaccin patritica aquella que como en
Irak o Afganistn busca expulsar a las fuerzas invasoras enemigas. Es Occidente el que
permanentemente vive a la ofensiva, en la guerra intolerante desatando la reaccin de las
alas extremistas del mundo musulmn.
Bajo la concepcin eurocntrica, se ha anulado y obviado al otro (otredad), cuando
precisamente la democracia consiste en el reconocimiento del otro como igual, con sus-
caractersticas propias, sus rasgos, sus diferencias a ser respetadas y toleradas como lo ha
aprobado Naciones Unidas.
La racionalidad occidental ha hecho invisibles a nacionalidades originarias de territo-
rios invadidos y arrasados por civilizaciones genocidas, sobretodo en Amrica (Tzvetan,
2008), la ancestral Abya Yala.
Las oposiciones histricas entre naturaleza y cultura humana
A su vez, hoy ms que nunca, la globalizacin neoliberal desata las antinomias entre natu-
raleza y cultura. Con ello niega que la especie humana, parte consustancial del desarrollo
de lo existente, se esboza y cuaja como producto natural que se construye en la historia.
El ser humano es un ser histrico natural, un producto natural cuya singularidad es ha-
ber proyectado su existencia a largo plazo confgurando constantemente los patrones de
158 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
relacin con los dems. La especie humana es la nica que articula a travs del poder su
relacin con los otros humanos y animales (Quijano, 2010).
La naturaleza aparece en las viejas tradiciones civilizatorias muy anexa a la vida del ser
humano. La tradicin judeo-cristiana en los primeros versculos del Gnesis de La Biblia,
presenta al animal humano siendo creado de la tierra, del polvo pero ya racional, amo y
seor de lo creado, ltimo producto de la creacin por parte de un ser superior extrate-
rreno y sobrenatural, que generar a partir de esta visin la idea de dominio, de poder, de
destruccin, de erosin de su entorno.
El viejo mundo oriental, vg. Epopeya de Gilgamesh

(2006), primer libro traducido
de la tradicin antigua, nos presenta en forma completa la Odisea de Gilgamesh, rey
legendario de la ciudad de Uruk (La Erech bblica y actual Warka en Irak). Gilgamesh es
un semidios babilonio al que le eran conocidas todas las cosas. De todas ellas, una de
las ms sorprendentes es el relato del diluvio y Utnapishtim, el No sumero-acadio nos
impresiona y fascina y hace ver que en toda esta zona del Medio Oriente hay vivencias
y conocimientos muy parecidos. Gilgamesh es el primer libro escrito en la historia de la
humanidad, que se presenta en escritura cuneifome (en tablillas de arcilla) adelantndose
a los papiros del Antiguo y Nuevo Testamento. Pero las coincidencias son asombrosas. El
texto de la Epopeya de Gilgamesh es semejante pero muy anterior al libro del Gnesis del
Antiguo Testamento del mundo hebraico, as como la diferencia actual de nuestro modo
de sentir, de conocer, de mirar el mundo propios de la modernidad occidental. Pese a ello,
aparecen circunstancias similares, parecidas con los mismos personajes con matices ms o
menos, pero semejanzas y diferencias a la vez. La comunin con la naturaleza y la relacin
indiferenciada con ella es parte de las semejanzas. No solo la metfora del llamado paraso
terrenal, que segn la datacin cronolgica en las versiones de Ncar y Colunga, traduc-
tores e intrpretes de los libros sagrados, se localizara geogrfcamente en los hermosos
oasis de Irak. No ya aparece en la Epopeya de Gilgamesh, primer libro de la humanidad y
escrito en idioma sumerio, la lengua ms antigua de la que se tenga historia. Su extensin
se dio en aquellos tiempos ancestrales en el territorio austral de Mesopotamia cuya data-
cin carbnica lo coloca alrededor del ao 3700 a.C.
Las culturas caldeo- asirias son las ms antiguas de la humanidad. Gilgamesh pre-
senta un gran parecido con El Corn y La Biblia, todos textos nacidos en la misma ver-
tiente geogrfca. El relato del diluvio y Utnapishtim, el No sumero-acadio, primeros
habitantes civilizados que bajaban de las partes asiticas de lo que fuera Ur, patria de
Abraham entre sus primeros personajes, y los acadios, de las primeras grandes familias
que rastreamos en La Biblia, guerreros brbaros seminmadas de los grandes desiertos de
Medio Oriente, con gran capacidad para la guerra y la supervivencia en climas inhspitos.
En su conjunto es en frica en donde evolucionan los primeros seres homnidos y
en Medio Oriente en donde cuajan las primeras civilizaciones sedentarias. All aparece
tambin lo plantea El Corn (escrito miles de aos despus) el ser humano nacido
de la tierra, el lodo, la arcilla que abunda en esa regin. La alegora de la creacin en siete
das puede leerse como la evolucin de las cosas en largo tiempo hasta la aparicin del
YUYAYKUSUN 159
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
ser humano tal como lo conocemos en la actualidad. De Medio Oriente, no olvidemos,
brotan las tres grandes religiones monotestas, las ms extendidas: la cristiana, la juda y
la musulmana.
Encontraremos, por otra parte, similitudes entre El Corn captulo II y La Biblia en
sus primeros versculos, al decir: En verdad que yo s lo que vosotros no sabis; y luego
ense a Adan los nombres de todas las cosas Y cuando dijimos a los ngeles: Haced
acatamiento a Adn, todos ellos le hicieron acatamiento, excepto Evlys que se neg y fue
arrastrado por el orgullo y se hizo del nmero de los infeles. Y dijimos: Adn, habita
en el paraso t y tu mujer y comed en abundancia de todos los frutos de l que queris;
pero no os acerquis a este rbol, no sea que os hagis del nmero de los prevaricadores.
Pero Satans hizo que perdiesen el paraso, y los sac del estado de felicidad en que se
hallaban (El Corn, 1964: 22).
Vagaron las doce tribus por los desiertos de Arabia, de Medio Oriente en busca de
la metafrica Tierra de promisin, Canan, un espacio frtil en el que se asentara la
humanidad. La feracidad de la tierra es una gua oriental para asentar ciudades. Indica la
profunda relacin existente entre los humanos y la naturaleza, casi una sola unin, la gran
unin. No habr aquella monserga cartesiana de un humano dividido en cuerpo y alma,
en donde la razn viene a ser un don divino separndose de la naturaleza.
A pesar de todo, una lectura cartesiana de las primeras civilizaciones diferenciar
razn y cuerpo, alma y soma, estableciendo estas diferencias binarias y tratando de dis-
tanciarse de la naturaleza. Descartes enfrentado a Spinoza, defensor del monismo (unidad
de todo). Lejos de ser la razn un producto de la evolucin natural, de creacin histrica,
aparece la razn dada por un ser divino y superior.
Los humanos generarn con los siglos toda una cosmogona y una estructura de
poder como forma de relacin social que implica disputa y conficto por el control del
sexo, trabajo, subjetividades, autoridades colectivas y relaciones con otras especies y resto
del universo, lo que supera la vulgar dicotoma cartesiana, la que no puede explicar estas
nuevas dialcticas y realidades del pensamiento como de la vida prctica y cotidiana.
Coexisten tres elementos: dominacin, uno arriba y otro abajo; explotacin y fnal-
mente lucha y conficto. Dominar es subyugar a la otra parte; no toda dominacin ex-
plota; toda explotacin implica dominacin y en esta relacin las personas trabajan para
otro que usufructa de su trabajo. Siempre el otro, la otredad, considerado alter, inferior,
al que se segregar, se excluir.
El poder vendra a ser el resultado de una malla de relaciones heterogneas y cam-
biantes, las que forman una totalidad que llamamos patrn de poder. Se ejecuta, adems,
sobre la base de la racializacin de las relaciones, la raza como elemento articulador de
estructuras de dominacin, unas consideradas superiores y otras inferiores.
En el caso de Amrica Latina, vemos un ejemplo transparente de dominacin, ex-
plotacin as como de conficto y enfrentamiento. Se separa a las culturas de sus entornos
naturales, de sus proximidades a la tierra, la pachamama, se la separa de lo que era su
ancestro, que en el caso de los pueblos amerindios estaba muy ligado a la tierra, el terri-
160 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
torio y al dios sol, el que genera vida, el que alumbra, el que da calor. No hay cultura sin
territorio, no hay identidad sin territorio, lengua, agua.
Esclavitud
Servidumbre Todas ellas sirven para un nuevo mercado
Reciprocidad andina mundial conformado por los 5, los que
Produccin mercantil simple funcionarn juntos bajo hegemona del
Capital capital
La modernidad fue la otra cara de la colonialidad del poder, aquella que Edgardo
Lander (2000) llama colonialidad del saber, un saber desgajado de las prcticas natu-
rales en contacto con la naturaleza, separado de la sabidura de los pueblos con otro tipo
de ciencia, de conocimiento, de saber, de praxis transformadora. Neg que en Amrica
ya existan dos grandes civilizaciones, la azteca y la inca muy articuladas a la tierra, la
agricultura y la minera, con su religin, sus saberes de alto avance tecnolgico y grandes
construcciones, escritura y organizacin imperial de su territorio y de su poblacin.
El patrn de poder del siglo XVI genera a su vez un patrn de conficto al no tole-
rarse la heterogeneidad de pensamiento admitindose solo el pensamiento homogneo,
nico, absoluto y hegemnico. Con posterioridad, en el siglo XVIII, cuajar un nuevo
sentido histrico armado con las ideas de igualdad, libertad y fraternidad que llevar a las
nociones de ciudadana, Estado-nacin, nuevos centros de poder en la misma Europa que
mantiene as la hegemona del control planetario Espaa, Inglaterra, Francia para
luego pasar a los Estados Unidos de Norteamrica.
La racionalidad y la cultura humana se construyen en la Historia
Igualmente, la racionalidad humana se construye en la historia. No nace con la especie
humana ni mucho menos. Sera una barbaridad sostener que la razn camina en el aire,
que no tiene un cuerpo concreto en que encarna, con quien comulga, que lo material est
alejado de su desarrollo. Los seres humanos son un amasijo de instintos, eslabonamientos
de juicios, de aprendizajes. A lo largo de los siglos construir su aparato conceptual, de
pensamiento, su llamada racionalidad magnifcada por los aristotlicos.
Hay varios tipos de inteligencia. La artstica, la racional, la numrica, la emocional,
la quintica siendo la emocional la que integra al conjunto, dejndose el viejo esquema
frigeriano de la razn pura que deifcaba al ser humano como superior cuando hoy se
admite el razonamiento, los juicios y el aprendizaje en el resto de animales, en grados
diversos pero razonamientos al fn.
Tal vez ms sensato que plantear la monserga de que el humano es un animal racional
sea decir que es un animal con cultura. Recuperar de un lado, la animalidad, a mucha
honra, aquella que nos hace especie humana, que nos ubica en el planeta en la larga
cadena evolutiva del ciclo de la vida, desde los trilobites, las amebas, los protozoarios
YUYAYKUSUN 161
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
ms elementales, bsicos en la gnesis de la vida naciendo en el agua, motor y mvil de
todo. Los humanos somos animales ante todo, sobre todo y en primer lugar, animales.
Tenemos los mismos refejos que el resto de animales, las mismas necesidades organge-
nas: hambre, sed, necesidad de abrigo, techo, necesidad de afecto, aprecio, sexuales. Nos
diferenciamos del resto de animales en que creamos una acumulacin de cultura que
genera las civilizaciones, no una sino diversas. Somos, pues, un animal que aprende y que
genera cultura, produccin material y espiritual que deriva en civilizaciones, un animal
con cultura, animal con civilizacin.
No hablamos de la concepcin aristocrtica de cultura, aquella que anteriormente
contrapona la cultura con la incultura, la cultura con la ignorancia, creer que cultura es
lo refnado, lo occidental, lo europeo y que el resto de pases son incultos.
Hoy se admite que todo animal humano, para sobrevivir, genera cultura, es decir,
utensilios, herramientas. Cultura en acepcin general, sera la produccin material y es-
piritual de la especie (Taylor), todo lo fabricado por fuera de la naturaleza. Sera la vasta
produccin artifcial de la especie. Es decir, los pueblos para sobrevivir en contacto con la
naturaleza entendiendo la naturaleza como el estado simple de las cosas, han de oponerle
el estado de lo artifcial. Y este es un modo de entender la cultura, como la creacin arti-
fcial de las cosas. Culturaleza y naturaleza, el paisaje artifcial por encima de lo natural.
En otros casos, se entiende cultura como modo de vida, way of life, estilo de vida,
concepcin de vida, vg, cultura juvenil. La encontramos en la defnicin de cultura que
nos traen Ziga y Ansin (1997), los que sostienen que por cultura podemos entender
los modos de vivir o los modos de ser compartidos por seres humanos. Segn Giddens,
La cultura tiene que ver con las formas de vida de los miembros de una sociedad o de
sus grupos. Incluye el modo de vestir, las costumbres matrimoniales y la vida familiar,
las pautas laborales, las ceremonias religiosas y los pasatiempos. Cultura se distingue
conceptualmente de sociedad, pero existe una estrecha relacin entre ambos conceptos.
Una sociedad es un sistema de interrelaciones que vincula a los individuos [...] Ninguna
cultura podra existir sin sociedad pero, del mismo modo, no puede haber una sociedad
carente de cultura. Sin cultura no seramos en absoluto humanos, en el sentido en que
normalmente entendemos este trmino. No tendramos una lengua en la que expresar-
nos ni conciencia de nosotros mismos y nuestra habilidad para pensar y razonar se vera
considerablemente limitada (Giddens, 1998: 43-44). El ser humano se ha separado de
la naturaleza, ha nacido de ella pero se ha apartado y ha creado un paisaje artifcial de
creaciones culturales que al fnal han acabado alejndolo de ella, hacindolo casi opositor
a ella y amenazando con destruir la naturaleza.

Cultura y civilizacin
No slo estn en juego las clsicas oposiciones entre Occidente contra Oriente, oposicin
siempre falsa y rebasada por los acontecimientos sino que el propio concepto de cultura
como el de civilizacin emergen as como las culturas nacionales y regionales.
162 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
Ha querido imponerse en el mundo el modo estadounidense de construir el capita-
lismo que ha privilegiado el mercado y ninguneado el Estado, es decir, mercado mximo
y Estado mnimo contra el modelo europeo en el que la economa de bienestar regula las
relaciones entre economa, sociedad e individuo. El modelo asitico plantea que desde el
Estado se construye el capitalismo, es decir, el Estado es el que regula al mercado.
Sin embargo, un hecho incontrastable es que pese a la globalizacin, en Amrica
Latina especialmente y en todo el mundo se advierte la eclosin de nacionalidades, lo
que lleva a Edgar Morin (2007: 2) a advertir que hay un nacionalismo ad-portas y que
este no ha muerto porque la prdida de la certeza del progreso, la prdida de un futuro
prometido provoca el retorno al pasado [...] de ah una reelaboracin de las races tnicas,
religiosas, etc. El Estado-nacin no debe ser abolido [] No disolucin sino integracin
en busca de nuestra identidad terrestre, consciencia de la comunidad en el seno de la
humanidad dentro de una era planetaria.
No se trata slo de diferencias culturales sino civilizacionales. El concepto de civili-
zacin como cultura busc en un inicio contraponerse a barbarie, a salvajismo. Nos dice
Huntington que la nocin de civilizacin fue elaborada por pensadores franceses
del siglo XVIII como opuesta al concepto de barbarie. Una sociedad civilizada difera
de una sociedad primitiva en que era urbana, alfabetizada y producto de un acuerdo.
Ser civilizado era bueno, ser incivilizado era malo [] haba muchas civilizaciones []
una civilizacin es una entidad cultural [] Tanto civilizacin como cultura hacen
referencia a la forma global de vida de un pueblo, y una civilizacin es una cultura con
maysculas. Ambas contienen valores, normas, instituciones y formas de pensamiento
a las que sucesivas generaciones dentro de una sociedad dada han atribuido una impor-
tancia fundamental. Para Braudel, una civilizacin es un espacio, un mbito cultural,
un conjunto de caractersticas y fenmenos culturales. Wallerstein la defne a su vez
como una particular concatenacin de cosmovisin, costumbres, estructuras y cultura
(tanto cultura material como cultura superior) que forma una especie de todo histrico
y que coexiste (an cuando no siempre simultneamente) con otras variedades de este
fenmeno (Huntington, 1997: 45-46).
Hablar de civilizacin tratara de la cultura mayor en un territorio mayor con una
marca mayor, la gran cultura de extensin continental, muchas veces atada a una religin
y ligada por una lengua, lazos de sangre y formas de vida. Muchas veces una civilizacin
constituye el agrupamiento cultural humano ms elevado y el grado ms amplio de
identidad cultural que tienen las personas [] Se defne por elementos objetivos comu-
nes, tales como lengua, historia, religin, costumbres, instituciones, y por la autoidenti-
fcacin subjetiva de la gente [] Las civilizaciones son globales [] una totalidad [...]
es el agrupamiento cultural humano ms elevado y el grado ms amplio de identidad
cultural que tienen las personas... (Huntington, 1997: 47).
Un modo de industrializacin basada en la matriz petrolera destruye el medio am-
biente, convirtindose en el peligro central. Y en este planeta tierra, la humanidad se
agolpa dividida en mltiples civilizaciones, si bien la occidental y cristiana que en sus
YUYAYKUSUN 163
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
orgenes estuvo presidida desde el Mar Mediterrneo (por la hegemona greco-latina),
hoy encabezada por EE.UU., es la que est en primera fla invadiendo, la que est en
expansin y dominio del planeta. En segundo lugar, las alas recalcitrantes del islamismo
son las que estn en respuesta, ms bien en reaccin frente a la agresin de Occidente,
del llamado mundo occidental dentro de la vieja oposicin de Occidente con Oriente.
En realidad, es la agresin del neoliberalismo a travs de sus empresas transnacionales
que controlan y manipulan Estados. El mundo chino viene en tercer lugar avanzando,
ms que en trminos militares, en trminos mercantiles copando el planeta con millares
de sus productos.
Los seres humanos viven conformando determinadas culturas y civilizaciones bajo
la gida de polticas imperiales que conquistan otros territorios a veces por el sim-
ple hecho de la expansin militar pero en la mayora de casos por tener los recur-
sos que muchos territorios poseen. Los fuertes se imponen por la guerra, la matanza,
la invasin aunque sea con motivos aparentemente sublimes, civilizadores mientras
Naciones Unidas invoca a la convivencia, la tolerancia de civilizaciones, el respeto de
las diferencias.
Pas la vieja idea de un planeta en el que haba una civilizacin occidental y una
oriental y en la que el trasfondo grecolatino del mundo de Occidente se opona al de
Levante (vieja denominacin de Oriente). No ms Occidente vs Oriente como si aquella
fuese la gran contradiccin mundial.
Adems, la decadencia de Occidente ya ha sido anunciada desde inicios del siglo XX
por Spengler como por el propio Toynbee y as las cosas, hoy por hoy, Occidente pasa por
tramos amargos de angustia, desesperacin, de ver como el mundo se le va de las manos.
No las tiene todas consigo acostumbrado como ha estado a tener el control de las cosas.
La ira, el descontrol, el miedo es el que est en la base de muestras de xenofobia, de ma-
tanzas, de linchamientos, de arrebatos.
Otredad, mestizaje, ser y estar
Mientras, Naciones Unidas llama a la tolerancia en un mundo heterogneo, respetando
la otredad, la alteridad. Las respuestas intolerantes indican la incapacidad por miedo, in-
seguridad, inestabilidad de ver ms all de sus narices cuando se mueve el piso a las viejas
civilizaciones dominantes, a las viejas clases dominantes, a las transnacionales del terror,
de la guerra, de las armas.
Hoy se da una transicin de Estados considerados como monoculturales a Estados
pluriculturales (vg., casos ecuatoriano, boliviano) en los que prima el mestizaje y un nue-
vo patrn de poder.
Los movimientos sociales campesinos y autctonos de la otredad, de las clases socia-
les subalternas, de las que no tenan voz ni voto, cambian los ejes de lucha que buscan
recuperar la identidad indgena. Desde lo indgena a toda la poblacin (vg. Bolivia) y por
tanto a nuevos proyectos epistmicos.
164 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
Deja de ser el indio o lo negro los problemas y pasa a ser la colectividad, con lo
que se arma una nueva agenda al tema educativo: cmo se producen los conocimientos
hoy?, cmo se los usa?, cmo educar?, en qu consiste la interculturalidad? roles de
lo alternativo? Pasamos del cuestionamiento del modelo eurocntrico a la cooptacin de
elementos autctonos, vg. nuevas universidades populares, o sea, estar dentro y al mismo
tiempo en contra y fuera del sistema dominante.
Todorov establece una tipologa, a partir del modo cmo Bartolom de Las Casas
y Hernando Corts asumieron su relacin con los indgenas. Nos dice que atendiendo
al modo histrico como se consideraron las diferencias existentes que hay que dis-
tinguir por lo menos tres ejes, en los que se puede situar la problemtica de la alteridad.
Primero hay un juicio de valor (un plano axiolgico): el otro es bueno o malo, lo quiero
o no lo quiero, o bien, como se prefere decir en esa poca, es mi igual o es inferior a
m (ya que por lo general, y eso es obvio, yo soy bueno, y me estimo). En segundo
lugar, est la accin de acercamiento o de alejamiento en relacin con el otro (un plano
praxeolgico): adopto los valores del otro, me identifco con l; o asimilo al otro a m,
le impongo mi propia imagen; entre la sumisin al otro y la sumisin del otro hay un
tercer punto, que es la neutralidad, o indiferencia. En tercer lugar, conozco o ignoro la
identidad del otro (ste sera un plano epistmico); evidentemente no hay aqu ningn
absoluto, sino una gradacin infnita entre los estados de conocimiento menos o ms
elevados (Todorov, 2008: 195).
Hay que reconocer y respetar la alteridad, tolerar la heterogeneidad. La democracia
implica esencialmente el reconocimiento del otro con iguales derechos y deberes que uno
mismo.
Algunas de las nuevas concepciones ms avanzadas como el buen vivir se diferencia
esencialmente del vivir bien, producto global de la cultura del consumismo sancho-
pancesco, del presentismo y del individualismo. Vivir bien es aprovechar el sistema para
estar mejor que el resto, deprede o no la naturaleza. En cambio, el buen vivir nos hace
volver a la comunin con la naturaleza, de la que la artifcialidad nos hace divorciarnos,
destruyendo el entorno con los catastrfcos resultados del presente.
El buen vivir es una ideologa y utopa que construye identidad, espiritualidad,
conocimiento dejando de ser la raza una parteaguas de las colectividades nacionales.
La globalizacin neoliberal ha colonizado a la naturaleza y depredado sus recursos
naturales. Paradjicamente, al mismo tiempo que crece el Producto Bruto Interno y se
incrementa la productividad, crece la miseria. Descolonizar pasa por devolver la historia a
los pueblos en un clima de pluralismo histrico. La teora de la descolonialidad del patrn
de poder es un aporte frente a la crisis del modelo neoliberal y tiene como base social todo
un entremundo de sangres de base indgena y migrante occidental.
Prcticamente la colonialidad ha signifcado siempre modernidad y acta acen-
tuando las jerarquizaciones de gnero y a veces cooptando lo popular. En nuestro caso,
Amrica Latina es una consecuencia y un producto, de la geopoltica del conoci-
miento, esto es, del conocimiento geopoltico fabricado e impuesto por la moderni-
YUYAYKUSUN 165
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
dad, en su autodefnicin como modernidad. En ese sentido, Amrica Latina se fue
fabricando como algo desplazado de la modernidad, un desplazamiento que asumieron
los intelectuales y estadistas latinoamericanos y se esforzaron por llegar a ser moder-
nos como si la modernidad fuera un punto de llegada y no la justifcacin de la
colonialidad del poder La historia va de Grecia a Europa, pasando por el norte del
Mediterrneo todo el resto del planeta queda fuera de la historia de la flosofa la
historia del conocimiento est marcada geo-histricamente y adems tiene un valor
y un lugar de origen Los conocimientos humanos que no se produzcan en una
regin del globo (desde Grecia a Francia, al norte del Mediterrneo), sobre todo aquel
que se produce en frica, Asia o Amrica Latina no es propiamente conocimiento
sostenible. Esta relacin de poder marcada por la diferencia colonial y estatuida la co-
lonialidad del poder (es decir, el discurso que justifca la diferencia colonial) es la que
revela que el conocimiento, como la economa, est organizado mediante centros de
poder y regiones subalternas (Mignolo, en prensa).
Esta colonialidad del saber que lleva a una colonialidad del poder repercute en nues-
tro continente en que anula la validez de nuestros conocimientos, nuestra capacidad de
forjar una flosofa regional, una teologa regional, una teora propia de nuestra historia,
sociologa, antropologa, historia.
La actual dinmica de los pueblos se desarrolla a partir de la dinmica que reivindica
el concepto de otredad, de alteridad, del otro como sujeto consciente, existente, con voz y
voto, con palabra, con civilizacin, cultura e identidad (Spivak, 2003: 297-364). Adems,
el contexto de mltiples crisis propias todas del sistema capitalista hegemnico zarandea
al planeta y compromete a todos sus habitantes estn de acuerdo o no con el sistema, no
importa de que civilizacin sean.
Se impone, bajo el concepto de otredad como dice Samir Amin y reconoce Naciones
Unidas, el dilogo, no de sordos sino de meterse en la camisa del otro, la comunicacin
entre iguales, no entre dominador y dominado, entre jefe y subalterno. Se reivindica el con-
cepto de otredad frente a la tradicin judeo-cristiana que justifca la conquista y destruccin
del otro considerado como inferior y la naturaleza como un objeto a ser dominado.
De esta manera, entra en crisis toda una modalidad de entender la realidad, de conce-
birla, de sentirla. Entra en crisis el modelo neoliberal y la visin eurocntrica de las cosas,
paradjicamente en momentos en que la Unin Europea es la regin que ms se relega
en la escena internacional.
El viento sopla desde el Este. Oriente se coloca a la vanguardia en la escena interna-
cional y Occidente afecta con sus desgracias a todo el mundo, cuyos tejidos han sido muy
bien atados por el fenmeno globalizador.
Se da una eclosin de las civilizaciones y culturas subordinadas frente a una globali-
zacin que ha buscado homogenizar los contenidos culturales de la humanidad entera.
La emergencia de mltiples sensibilidades, culturas y civilizaciones van contra todo in-
tento de estandarizacin y nos hablan de un planeta multicivilizatorio y profundamente
mestizo. Lo global se fusiona con lo local primando la glocalizacin. Son importantes las
166 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
culturas amerindias, las africanas, las del Medio Oriente, Sudeste asitico, India, China y
tantos otros lugares apartados y ninguneados por la racionalidad occidental.
Con fuerza aparece la Cumbre de Pueblos Originarios, como la reciente de
Cochabamba-Bolivia, en donde los pueblos del mundo reivindicaron la defensa de la
tierra, de la naturaleza, del planeta frente a la Cumbre de Copenhague en la que los pases
hegemones (EE.UU., China) bloquearon toda salida y conciliacin en bien de la super-
vivencia del planeta.
La dinmica mundial opone la globalizacin neoliberal con un vasto movimiento
antiglobalizacin, en el que confuyen fuerzas antiglobales, socialistas, humanistas, an-
tiimperialistas, comunistas, anarquistas, pacifstas, religiosos, ecologistas, etc.
El mestizaje es generalizado, es decir el cruce de culturas, la convivencia. El mesti-
zaje de nuestros tiempos ya no da como resultado un rostro blanco sino uno diferente
(caso de Obama y Hu Ying Tao), cabezas de los pases ms poderosos del planeta, no
son blancos sino mulato y chino. Nuevas razas en el cenit, en la pasarela, junto al bra-
sileo Lula da Silva, India con su premier, Evo Morales primer presidente indgena con
una revolucin exitosa reconocida nada menos que por el FMI y los europeos blancos
van quedando relegados tragados por las ruecas de la crisis europea que amenaza con
la debacle de la propia Unin Europea como con el desempleo generalizado y la ban-
carrota econmica.
Hoy, en lugar del SER caracterstico de la ontologa aristotlica base del pensamiento
occidental, hay que estudiar el ESTAR a partir del pueblo ya no defnido por su pobreza
sino por su otredad radical, su externalidad, no rico-pobre sino en la otredad conocida
solo por la participacin, comunicacin y dilogo, rompiendo epistmicamente lo mo-
derno y su modo histrico de conocer, pensar, vivir y sentir (Alarcn y Gmez, 2003: 6).
El mundo actual es crecientemente mestizo, complejo, convivial, heterogneo, mul-
ticivilizatorio. Poco sirve hoy ante tanta heterogeneidad, el pensamiento autocentrado
basado en Ren Descartes que defna desde el ser su hegemona (cogito, ergo sum),
su pensamiento autocentrado, catalogado de nico, de integral anulando al resto de sa-
beres y conocimientos e imponiendo su dominacin y hegemona a partir de un saber
supuestamente universal. As la racionalidad cartesiana, rectilnea, estructurada, dogm-
tica, vertical no sirve ante un mundo tan voltil en donde todo lo slido se desvanece en
el aire. Se aprecian mejor, al entrar en crisis el horizonte de sentido eurocentrado, otras
racionalidades ocultadas por el hegemonismo occidental.
Un mundo de diferentes saberes y creacin de conocimientos
El horizonte de sentido occidental, moderno y eurocentrado es un conocimiento su-
puestamente cientfco que apuesta por una objetividad fuera de todo tiempo y lugar,
atemporal, ahistrico, universal, unvoco. A esta concepcin de ciencia se le asigna el ca-
rcter de gran ciencia, de panacea de la humanidad capaz de resolver todos los problemas,
interrogantes y dudas de la humanidad. Sin embargo, su carcter megalmano no puede
YUYAYKUSUN 167
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
entender la existencia de otras concepciones del saber, de otras racionalidades y nuevos
modos de crear conocimientos, los que estn presentes a travs de mltiples culturas y
civilizaciones.
En Amrica Latina se impuso la razn occidental y desde la Pennsula Ibrica se
trajo la Biblia y la espada, para pasar por la espada a los que no aceptaban sus dogmas
religiosos. As se coloniz esta regin quitando soberana a sus territorios, sus recursos
naturales, atentando contra su cultura, lengua, religin, concepciones de vida bajo la idea
de que traan una cultura superior. Olvidaron que aqu haba una civilizacin altamente
avanzada. Posteriormente la revolucin francesa trajo conjuntamente la Declaracin de
los Derechos del Hombre y del Ciudadano y de otro lado la guillotina.
Se impuso un Estado de una sola nacin, centralista y excluyente que nunca con-
sider a las etnias y naciones que convivan dentro del mismo territorio sino que los
combati abiertamente. Exclusin y genocidio van de la mano desde el siglo XVI hasta la
actualidad. No diferentes fueron las repblicas criollas, las que temerosas de las acciones
revolucionarias de las masas campesinas, las relegaron, las usaron como carne de can
para las grandes batallas de la independencia y las relegaron cuando no las combatieron
y sometieron. As, con la Repblica, se continu con el genocidio real como con la erra-
dicacin o subordinacin de la cultura de los pueblos nativos de este continente, proceso
que ha merecido un reavivamiento desde los aos 90 cuando la globalizacin neoliberal
ha arrasado con derechos bsicos de la cultura verncula. Sin embargo, la globalizacin
que ha buscado estandarizar ha logrado en gran medida su opuesto, ya que por diversos
puntos del continente sudamericano han brotado los movimientos sociales aborgenes
levantando banderas de defensa nacional de sus soberanas frente a la exaccin, la venta
descarada de las riquezas nacionales y la corrupcin como la contaminacin ambiental y
la destruccin del medio ambiente.
Naciones Unidas ha sido clara al frmar y aprobar la declaracin sobre los Derechos de
los Pueblos Indgenas mientras que la Organizacin Internacional del Trabajo ha aprobado
el convenio 169 buscando la consulta previa y el consentimiento de los pueblos bien infor-
mados, consultados, dialogantes, no la imposicin brutal, frontal, arrasadora de sus territo-
rios, de su entorno cuando no la habitual destruccin de cuencas, ros, envenenamiento de
ambientes ecolgicos, expulsin de comunidades indgenas u obligadas a migrar.
Estos pueblos han pasado de la protesta a la propuesta, implantando polticas estatales
de sana convivencia con la naturaleza, dialogal con los habitantes como es el caso boliviano,
ecuatoriano y la emergencia de movimientos sociales en Mxico, Brasil, Chile. No solo
enarbolan el buen vivir sino que materializan sus concepciones de vida a travs de la
aprobacin constitucional de Estados plurinacionales. En los ltimos tiempos, en Amrica
Latina se ha pasado de reconocer los Estados pluriculturales a los Estados plurinacionales.
No slo se han aprobado los derechos humanos hacindolos extensivos a todos los habitan-
tes de los pases sino que se ha abierto un derecho de la naturaleza, hermana, amiga, aliada,
anftriona de nuestras vidas (como es el caso ecuatoriano que busca no explotar el petrleo
o minerales all donde se vaya a destruir a las comunidades o territorios).
168 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
En la dcada de los aos ochenta del siglo XX, se inici la difusin, aprobacin y reco-
nocimiento de los Estados pluralistas afrmando el multiculturalismo. Al derecho general se
aade el derecho indgena especfco. En Canad se aprueba en 1982 la constitucin multi-
cultural para posteriormente en Guatemala en 1985 reconciliar a su sociedad aprobando el
reconocimiento de los derechos indgenas y en Nicaragua (1987), el sistema de autonomas.
La reforma constitucional en Brasil en 1988 antecede en un ao a la adopcin del Convenio
169 de la OIT sobre pueblos indgenas y tribales en pases independientes.
Un segundo ciclo, el de la dcada del noventa, incorpora los derechos contenidos en
el Convenio 169 de la OIT. En este ciclo se sigue reafrmando el derecho a la identidad
y diversidad cultural presentes en el primer ciclo, desarrollndose adems el concepto de
nacin multitnica y Estado pluricultural. Rompe el monismo jurdico anterior e in-
cluye el derecho consuetudinario indgena paradjicamente en momentos de expansin
de la depredacin de la globalizacin neoliberal. El contexto es el de la hegemona de
regmenes que negaban la participacin del Estado en la economa y campeaba la lgica
de mercado, la no regulacin de los capitales y fnanzas. Muchas empresas transnacionales
se instalan en territorios sudamericanos pese a la aprobacin de nuevos aparatos legales
jurdicos indgenas que establecan una aceptacin y defensa de lo indgena.
El modelo que incorpora los derechos indgenas ya aprobados a nivel de Naciones
Unidas se expande en Centroamrica y Sudamrica (Colombia 1991, Mxico 1992,
Paraguay 1992, Per 1993, Bolivia 1994, Argentina 1994, Ecuador 1996 y 1998,
Venezuela 1999).
El ltimo ciclo se da aparejado a la adopcin de la Declaracin de Naciones Unidas
sobre los Derechos de los Pueblos Indgenas (2006-2007), dndose aprobaciones cons-
titucionales en Bolivia (2006-2009) y Ecuador (2008) que colocan en primer lugar el
Estado plurinacional, un modelo de pluralismo jurdico igualitario y nuevos derechos
dentro de un proyecto descolonizador. Se imponen derechos sobre las transnacionales y
toda una jurisprudencia sobre el territorio, los recursos naturales, la vida, el agua, el buen
vivir. Los pueblos indgenas demandan no ser considerados solo como culturas diversas
sino como naciones originarias o nacionalidades, realizando una Cumbre Mundial en
Bolivia. Estas naciones originarias tendran as derecho a participar en los nuevos pactos
de Estado, que adquieren de este modo el rasgo cualitativamente diferente y superior al
ser Estados plurinacionales. Se ha logrado con gran lucha, tanto en el caso boliviano con
la oposicin de las provincias de la Media Luna, como el caso ecuatoriano. Acaba lo viejo
y nace la incierta vida de lo nuevo.
Estos procesos estn llenos de novedades pero tambin de tensiones y riesgos. En
Ecuador y Bolivia se ha optado abiertamente por nuevas concepciones societales, nuevos
modelos civilizatorios por encima del modelo mercantilista capitalista extractivista pri-
vatista, que es el que prima en el Per destruyendo y erosionando la naturaleza y ame-
nazando la vida cotidiana de los pueblos. De todos modos, queda para el debate cmo
lograr modelos alternativos al modelo extractivista que ha campeado con esta globaliza-
cin neoliberal y desde siempre, desde la llegada hispana a estos territorios. Queda para
YUYAYKUSUN 169
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
el debate cmo hacer para lograr recursos y redistribuirlos en forma diferente al modelo
extractivista depredador.
En busca de una epistemologa desde el Sur
Desde los pases del Norte no se entiende la vida en los pases del Sur, prdigos en otras
cosmogonas, sensibilidades, forma de procesar y obtener sus conocimientos.
En Occidente nunca se ha considerado la relacin con la naturaleza sino solo en el
sentido de dominarla, de estimular la cacera depredadora, cuando no superfua. En el
Sur se ha vivido la relacin con la naturaleza como algo normal y esencial, como parte
habitual de la vida ya que los seres humanos se han considerado parte de la naturaleza, un
miembro ms de la naturaleza que no poda depredarla porque destruira lo que le daba
sustento a su vida.
En cambio, la imaginacin sociolgica clsica est muy tomada por la racionalidad
cartesiana eurocntrica y, por tanto, comulga con la matriz de poder colonial. Por ello,
se plantea una epistemologa del Sur (Santos, 2010) que parta de nuestra realidad y no
de modelos tipifcados de universalistas. El Sur con sus movimientos sociales en lucha ha
logrado triunfos y reconocimientos a nivel de Naciones Unidas y el Foro Social Mundial
agrupa a las fuerzas contestatarias a la modalidad global neoliberal.
El paso metodolgico es tomar una distancia crtica del pensamiento del Norte tra-
tando una sociologa de las ausencias (Santos, 2010: 37-40), vale decir, una sociologa
que incluya en sus teorizaciones a todo lo que ha sido marginado y excludo desde la
invasin colonial.
Lo propio de nuestros pueblos se ha considerado salvaje, tribal, inferior como el caso
peruano de Repblica de espaoles y Repblica de indios, considerados los nativos
peruanos como semihombres, semihumanos, no admitidos como personas, y los negros
como esclavos. Se ha mirado a los otros como si fueran inferiores a partir de la mirada del
mundo de los blancos como si fueran dioses superiores, justifcndose as todas las tro-
pelas posibles, las carniceras y el genocidio, impulsado por la cruz y la espada (Todorov,
2008: 13). Raza, sexo, etnia han sido las diferencias que se han aducido con carcter de
superioridad para justifcar estas expoliaciones y barbaridades. Lo otro, la alteridad ha
sido considerada inferior, local, regional, sin visos de universalidad. El olimpo europeo
no admiti los localismos americanos. Su elemento subjetivo ha sido la conciencia cos-
mopolita y el inconformismo ante el desperdicio de la experiencia.
El caso de Bagua para el Per como Avatar para Hollywood o El Seor de los anillos
son ejemplos de un colonialismo que maltrata a los pueblos descalifcndolos como salva-
jes, ignorantes, atrasados y retardatarios del desarrollo, sencillamente porque se resisten a
mercantilizar su vida e hipotecar sus destinos y su futuro al capital extranjero expoliador
de sus territorios y riquezas naturales, por lo que ser necesario plantearse una sociologa
de las emergencias (Santos, 2010: 40-42), comprometida con analizar los cambios como
con los cambios mismos.
170 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
Tanto la sociologa de las ausencias como la sociologa de las emergencias que pro-
pugna Boaventura de Sousa Santos se referen a una sociologa que deja el monocultura-
lismo europeo y apuesta por integrar todos los saberes y formas de elaborar conocimientos
tradicionales, la justicia indgena, el Estado indgena, la mstica y cosmogonas andinas,
negras, etc., algo que acaba siendo una sociologa transgresiva, por cuanto sobrepasa el
tipo de sociologa tradicional anclada en la hegemona tradicional dominante. Esta nueva
apuesta epistemolgica es por una epistemologa desde el Sur que abarque esta sociologa
de saberes diversos y el dilogo intercultural, lo que conlleva un esfuerzo de traduccin
intercultural, que lleva a entender la incompletud de todas las tradiciones culturales, las
que a travs del dilogo tolerante mejoran las aproximaciones a una real ciencia acercn-
donos a nuestra emancipacin.
Es por eso un Sur anticapitalista, anticolonial y antiimperialista. Es un Sur que existe
tambin en el norte global, en la forma de poblaciones excluidas, silenciadas y marginadas
como son los inmigrantes sin papeles; los desempleados; las minoras tnicas o religiosas;
las vctimas de sexismo, de la homofobia y del racismo.
Las dos premisas de una epistemologa del Sur son las siguientes:
Primero, la comprensin del mundo es mucho ms amplia que la comprensin occiden-
tal del mundo [] Segundo, la diversidad del mundo es infnita, una diversidad que
incluye modos muy distintos de ser, pensar y sentir, de concebir el tiempo, la relacin
entre seres humanos y entre humanos y no humanos, de mirar el pasado y el futuro, de
organizar colectivamente la vida, la produccin de bienes y servicios y el ocio (Santos,
2010: 43).
Para vertebrar esta nueva epistemologa, las dos ideas centrales de la epistemologa del
Sur son la ecologa de saberes y la traduccin intercultural. La primera busca forjar credi-
bilidad para el conocimiento considerado no cientfco, lo cual no signifca desacreditar
el conocimiento cientfco sino partir de la idea del carcter incompleto entre todos los
conocimientos, lo que da base para un dilogo fructfero y no un monlogo. En cam-
bio, la traduccin intercultural es entendida como el procedimiento que permite crear
inteligibilidad recproca entre las experiencias del mundo, tanto las disponibles como las
posibles. Se trata de un procedimiento que no atribuye a ningn conjunto de experiencias
ni el estatuto de totalidad exclusiva ni el de parte homognea. Las experiencias del mundo
son tratadas en momentos diferentes del trabajo de traduccin como totalidades o partes
y como realidades que no se agotan en esas totalidades o partes. El trabajo de traduccin
[] parte de la idea de que todas las culturas son incompletas y, por tanto, pueden ser
enriquecidas por el dilogo y por la conformacin con otras culturas (Santos, 2010:
46-48).
Manteniendo a la distancia a las concepciones eurocntricas que son la matriz de
poder colonial hegemnicas e imperantes, matriz de la cual nadie est exceptuado, no
signifcara esto echar al basurero de la historia esta tradicin cultural y civilizatoria sino
YUYAYKUSUN 171
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
reconocer en Amrica Latina, que tenemos problemas modernos para los cuales no hay
soluciones modernas. Los problemas modernos de la igualdad, de la libertad y de la fra-
ternidad persisten con nosotros. Sin embargo, las soluciones modernas propuestas por el
liberalismo y tambin por el marxismo ya no sirven [] como es el caso de la magistral
reconstruccin intelectual de la modernidad occidental propuesta por Habermas. Los
lmites de tal reconstruccin estn inscritos en la versin dominante de la modernidad oc-
cidental de que parte Habermas, que es, de hecho, una segunda modernidad construida
a partir de la primera modernidad, la modernidad ibrica de los conimbricenses del siglo
XVI. Lo que caracteriza la segunda modernidad y le confere su carcter dominante es la
lnea abismal que establece entre las sociedades metropolitanas (Europa) y las sociedades
coloniales [] Esta lnea abismal atraviesa todo el pensamiento de Habermas. Su ex-
traordinaria lucidez permite verla, pero no superarla. Su teora de la accin comunicativa,
en cuanto modelo universal de racionalidad [] excluye de hecho de la participacin
efectiva a unas cuatro quintas partes de la poblacin del mundo [] universalismo be-
nvolo pero imperial, ya que controla en pleno la decisin sobre sus propias limitaciones,
imponiendo a s mismo, sin otros lmites, lo que incluye y lo que excluye (Santos, 2010:
40-42).
Foucault ser un crtico moderno, clmax y paradjicamente la derrota de la teora
crtica moderna, ya que sostienen en ltima instancia que no hay salida emancipadora
alguna dentro de este rgimen de la verdad, ya que la propia resistencia se transforma
en un poder disciplinario y, por tanto, en una opresin consentida en tanto que inte-
riorizada. Este autor ha mostrado las opacidades y silencios de la ciencia moderna, ha
desarmado ideolgicamente al norte imperial confriendo credibilidad a la bsqueda de
sistemas de verdad alternativos, aunque no reconoci los esfuerzos del sur antiimperial
por armarse epistemolgicamente.
La sociologa de las emergencias consistira en investigar las alternativas que caben en
el horizonte de las posibilidades concretas. La sociologa de las ausencias niega, declara
invisible a lo que no es producido segn los patrones de la racionalidad occidental, las
emergencias ampla el presente uniendo las posibilidades futuras. As se contrae el futuro.
Tanto este como los planteamientos de Anbal Quijano, Edgardo Lander, Walter
Mignolo, Catherine Walsh y otros que se dan en Amrica Latina, seran como una
revisin de la propia subjetividad moderna, desatada como parte de la metamorfosis de
toda una etapa histrica, aquella asociada a la modernidad europea, cuyo debilitamiento
tambin incluye los fundamentos epistemolgicos que sustentan los modelos del cono-
cimiento europeo impuestos desde el siglo XVI (Meja, 2009: 79). En esta democra-
cia cognitiva, el mundo andino latinoamericano ha revelado ser muy frtil y abierto a
nuevos planteamientos unido a la eclosin de movimientos sociales autctonos que han
levantado viejas banderas civilizatorias y viejos saberes, que datan de unos cinco mil aos.
De este modo contrarresta las consecuencias de la conquista ibrica, la que signifc no
solo formas de coercin sino destruccin de saberes bajo el argumento de la extirpacin
de idolatras, implantando un horizonte de sentido moderno/colonial.
172 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
El eurocentrismo vigente ha supuesto histricamente la consolidacin de un
sistema mundial de poder [] y la estructuracin de un horizonte de sentido que su-
braya la idea de raza como el elemento de dominacin y jerarquizacin universal de la
poblacin de Amrica Latina entre los europeos (junto a las elites blancas), de un lado, y
nativos indios, negros y cholos, de otro lado. Distribucin de identidades sociales que se
confgur primero en Amrica y, a partir del siglo XVIII, se expandi al resto del mundo.
Desde hace ms de quinientos aos la nocin de raza permite establecer los fundamentos
epistemolgicos del eurocentrismo (Meja, 2009: 81-82).
El actual horizonte de sentido hegemnico hace crisis con la crisis global del sistema
capitalista coincidente con la crisis climtica planetaria. No solo aparece otro horizonte
de sentido frente a la naturaleza sino que toda la especie humana es ms conciente que
nunca que est en sus ltimos momentos, que el tiempo se acaba y que el planeta ya no
da ms al haber sido saqueado fuera de toda posibilidad de recuperacin de sus recursos.
La naturaleza es todo un saber y se requiere de nociones tericas como el buen vivir
o planteamientos ecolgicos que lleven a una comn-unin con la natura.
Para ello, es fundamental una nueva construccin epistemolgica del conocimiento
cientfco para afrontar los problemas actuales, que incluya los antiguos saberes y cmulo
de conocimientos de las naciones originarias de nuestro continente, lo que no debe anular
el anlisis cientfco, pero s prescindir del cartesianismo y del determinismo newtoniano
(Wallerstein, 2004: 194).
A las propuestas de ecologa de saberes, de traduccin intercultural, de democracia
cognitiva, aade Meja (2009: 87-88) la de una investigacin dialgica basada en el
dilogo con los sectores poblacionales marginados buscando superar las desigualdades
y la exclusin; una investigacin activista que responde a las demandas de los pueblos
indgenas para la documentacin histrica y cultural de sus reivindicaciones, combina
el anlisis crtico cultural con la demanda de los sujetos de estudio para producir cono-
cimientos, comprometido y crticamente viable que responda a los objetivos polticos
compartidos. Permite adems defnir las diferencias y los objetivos comunes entre el
investigador y los sujetos de estudio para que a partir de esas posiciones en comn se
realice la investigacin. Otra sera la investigacin de co-labor que rescate los otros
saberes mediante el dilogo intercultural.
Se lograra as partir de un saber propio que, sin negar otros saberes, entre ellos el
occidental, busque superar esa caracterstica de universalismo atribuida al que viene de
Occidente, del norte industrial y que se ha impuesto a nuestro continente desde la con-
quista ibrica. Adquiere vigor este proceso en momentos en que el horizonte de sentido
moderno eurocentrado entra en crisis al desmoronarse la globalizacin neoliberal y emer-
ger nuevas civilizaciones y gran cantidad de movimientos sociales.
Remata Meja sosteniendo que Se trata de recoger una experiencia basada en el
dilogo de los saberes que de algn modo ha sido avizorada por la rica tradicin cognos-
citiva de Amrica Latina, las perspectivas expuestas por Jos Carlos Maritegui en los aos
veinte, la Teora de la Dependencia y la Teologa de la Liberacin en los aos sesenta y,
YUYAYKUSUN 173
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
recientemente, la teora de la colonialidad del poder y el pensamiento autopoitico abren
un conjunto de posibilidades para intentar desarrollar una perspectiva terica desde esta
parte del mundo (2009: 89).

Altermundismo, otredad y movimientos latinoamericanos
Ya desde los aos 60 del siglo XX la flosofa latinoamericana irrumpe buscando crear
otros derroteros de explicacin de la realidad con la presencia de Leopoldo Zea, E.
Dussel, Francisco Mir Quesada Cantuarias, Mara Luisa Rivara. A fnes de los aos 60
se impone en el continente la Teologa de la Liberacin con la presencia protagnica del
sacerdote peruano Gustavo Gutirrez, visin de la religin desde abajo. El mestizaje se
impone con Jos Mara Arguedas, quien tras una gran obra consuma con su novela fnal
El zorro de arriba y el zorro de abajo apostando por el mestizaje, no un mestizaje como
decan los arielistas en que primaba lo espaol por encima de lo indgena sino una unin
integral de culturas, andina y criolla.
En el continente frente al desarrollismo de Rostow emerger la Teora de la
Dependencia encabezada por Teotonio dos Santos, Vania Bambirra, Fernando Cardoso,
Ruy Mauro Marini quienes plantearn que somos subdesarrollados porque somos
dependientes.
El altermundismo es de tiempos recientes. La emergencia de gobiernos contestatarios,
izquierdistas y progresistas en la dcada del 90 est muy ligado a la radicalizacin de los
movimientos sociales en dichos aos, expresados tanto en el Foro Social Mundial (FSM)
y en el Foro de Sao Paulo (SP). Con seguridad aqu se encuentra la gnesis de todos los
cambios que se estn realizando en ALC, es decir la dinmica intensa de los movimientos
sociales durante toda la dcada de los aos noventa, cuyas fuerzas ms radicales fueron los
movimientos de indgenas (de Ecuador y Bolivia), el movimiento zapatista (de Mxico),
el movimiento de los Sin Tierra (en Brasil), el movimiento de Villa El Salvador (en Per),
los movimientos de mujeres, entre otros tantos. Todos estos movimientos convergieron
en el FSM y participaron en la elaboracin de una propuesta alternativa al neoliberalismo
reinante en el mundo y en ALC: otro mundo es posible, Otra ALC es posible. As desde
el 2001 (Porto Alegre-Brasil), ao en que se funda el FSM, hasta el ao 2008, el FSM se
convirti en el laboratorio mundial de la alternativa al neoliberalismo y en el centro de la
accin mundial contra las fuerzas neoliberales. Es entonces relevante considerar al FSM
como un laboratorio de ideas y propuestas. Segn Jorge Ceja, en el V Foro Social Mundial
se presentaron una variedad importante de propuestas, las que pueden sintetizarse en los
siguientes ejes temticos: 1. Pensamiento autnomo, reapropiacin y socializacin de los
saberes y tecnologas. 2. Defendiendo las diversidades, la pluralidad y las identidades. 3.
Artes y creacin: construyendo las culturas de resistencia de los pueblos. 4. Comunicacin:
prcticas contrahegemnicas, derechos y alternativas. 5. Afrmando y defendiendo los bie-
nes comunes de la tierra y de los pueblos como alternativa a la mercantilizacin y al control
de las transnacionales. 6. Luchas sociales y alternativas democrticas contra la domina-
174 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
cin neoliberal. 7. Paz, desmilitarizacin y lucha contra la guerra, el libre comercio y la
deuda. Hacia la construccin de un orden democrtico internacional y la integracin de los
pueblos. 8. Economas soberanas por y para los pueblos contra el capitalismo neoliberal. 9.
Derechos humanos y dignidad para un mundo justo e igualitario. 10. tica, cosmovisiones
y espiritualidades Resistencias y desafos para un nuevo mundo (Rocha, 2009: 55-57).
Como vemos, se trata de una agenda contestataria y radical frente al sistema im-
perante y a su modelo neoliberal de parte del Foro Social Mundial, entidad concebida
como un gran espacio abierto de encuentro para articular acciones efcaces de parte de las
instituciones y organizaciones opuestas al neoliberalismo, como al dominio del mundo
por el capital o por cualquier forma de imperialismo y adems empeados en construir
una sociedad ms fecunda en su relacin con la tierra.
Esta gran frmula de encuentro de mltiples movimientos sociales y voluntades que
desean transformar el planeta, ha permitido cristalizar una alternativa poltica y social al
neoliberalismo as como ha refrescado y permitido la renovacin de las elites sociales y
polticas. Igualmente el Foro de Sao Paulo ha tenido los mismos resultados que el FSM.
Mientras el primero planteaba que Otro mundo es posible, el FSP lanz el diagnstico
de que No vivimos una poca de cambios sino un cambio de poca.
Posteriormente surgen gobiernos de izquierda moderada en Amrica del Sur, en
Centro Amrica y el Caribe los que se caracterizarn por ser democrticos, buscan re-
vertir las consecuencias nefastas del capitalismo neoliberal, lanzan polticas buscando el
bienestar social y sobre todo de los sectores sociales ms necesitados, fomentan la unidad
continental y una visin geopoltica sur-sur, esto es, un neolatinoamericanismo.
Los movimientos sociales han corrido al lado del proceso globalizador neoliberal y
han reiterado los aspectos bsicos de nuestra identidad como latinoamericanos, como
naciones capaces de conducirse a s mismas y que tienen una presencia cultural basada
en una fuerza civilizatoria propia (Buckmann, 2009; Quijano, 2009; Boron, 2009). Aqu
coinciden Boron con Huntington, pese al talante conservador del ltimo quien se ve
obligado a reconocer a Amrica como una civilizacin diferente a la occidental y cristiana,
la europea (Huntington, 1997: 5-52), si bien plantea que tiene elementos asumidos de la
occidentalizacin euroamericana.
Las Cumbres de los Pueblos Latinoamericanos y del Caribe, sobre todo la ltima
realizada en Cancn a inicios de este ao con la incorporacin de Cuba y la no invita-
cin a Estados Unidos y Canad, refejan la importancia que se da a los movimientos de
unidad e integracin de esta regin para lograr mejores resultados en sus polticas con-
cretas para con la poblacin como para las coordinaciones con los imperios circundantes.
Igualmente importante es el UNASUR, Unin de Naciones Sudamericanas, motor pol-
tico de la regin ante el carcter femtico y obsecuente al imperio estadounidense de la
Organizacin de Estados Americanos (OEA). La facidez y escaso avance integrador tanto
de la Comunidad Andina como del MERCOSUR tienen en la UNASUR un organismo
de vanguardia que vigile y supervise los avances regionales en defensa de sus conocimien-
tos, su ciencia, sus saberes, su identidad.
YUYAYKUSUN 175
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
Esta descolonizacin del saber y, por tanto, del poder se da en momentos de eferves-
cencia de localismo, de glocalizacin, de irrupcin de particularismos, nacionalismos, re-
gionalismos y la emergencia de nuevas identidades culturales enmarcada en las reacciones
contra la globalizacin y la hegemona del modelo neoliberal.
La globalizacin no ha logrado homogeneizar culturas sino que ha provocado la re-
accin de culturas vernculas. A diferencia de los pases del Sudeste asitico que han
aceptado con facilidad el ingreso de capitales extranjeros, en Amrica Latina ha ocurrido
una eclosin de lucha de pueblos defendiendo sus riquezas naturales.
Los movimientos sociales que han sacudido la escena latinoamericana y caribea
moviendo la dinmica poltica continental son lo otro, lo que altera el viejo orden, lo
subvierte porque el viejo orden no consideraba la visin de los de abajo, los subalternos.
A nivel global, se da presencia mayor del mestizaje, ya no solo a nivel de las bases po-
pulares como de la poblacin de clase media (vg. jvenes musulmanes en Pars) sino que
los nuevos referentes de poder son mestizos, sea el mulato Barack Obama o la presencia
del lder chino Hu Ying Tao ejerciendo su nuevo rol de lder de talla mundial o un Evo
Morales, lder cocalero como presidente nacional boliviano o un Lula da silva, obrero
brasileo de presidente, gozando de una gran popularidad.
Como dice Todorov (2008: 13), hay un superior o considerado superior y el otro es
considerado en un caso como inferior. En otros casos, el otro es considerado como igual
pero incompleto o en otros casos el otro se considera como igual y diferente. Es otra so-
ciedad. Lo otro puede estar dentro de uno mismo.
Es el caso del Per con sus 63 nacionalidades y tres grandes naciones. Nada de la
unidad monocorde sino que siempre fuimos una mezcla intercultural, multicultural,
multinacional, plurilinge. El proyecto de identidad en el mundo moderno es ms que
nunca multicultural por la cantidad de etnias, costumbres y razas, de legados histricos
culturales, lo que da una gran validez a los principios de Naciones Unidas de respeto y to-
lerancia de las diversidades de todo tipo: social, econmico, sexual, etc., unidad en medio
de la diversidad, tolerancia y respeto.
El ocaso de occidente y las perspectivas actuales
No nos referimos al ocaso o decadencia de la que hablaba Spengler a inicios del siglo XX.
Hoy defnitivamente sumando las posibilidades del sistema vemos que el modelo neoli-
beral ha hecho agua y que las siete crisis denotan la crisis terminal del sistema capitalista
en su conjunto, gran crisis raigal del patrn de poder colonial capitalista.
Este ha sido el primer patrn global, que abarca no solo a un sistema global sino a los in-
dicadores de etnia, raza y gnero combinados, dndose por primera vez en la historia un con-
ficto del patrn global de la historia humana que a su vez llevar a que la poblacin mundial
inicie la prdida de confanza en el sistema y, por tanto, la crisis de legitimidad del mismo.
En el nterin, se dan cinco orientaciones actuales:
1. Reoccidentalizacin, vg. caso de Obama, de su poltica.
176 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
2. Desoccidentalizacin. Un mundo capitalista en donde las decisiones no las toma
solo Occidente sino centralmente Oriente, vg. Asia, Sudeste Asitico, China, Lula
en Brasil, Irn. Por otro lado, en China revive Confucio en un modo de mantener
el nacionalismo y la estima por las concepciones vernculas frente a la globalizacin
neoliberal que destruye las ideologas.
3. Descolonialidad. Dejar el viejo patrn de saber y por tanto de poder.
4. Reorientacin de la izquierda actuando en el Foro Social Mundial.
5. Opciones espirituales nuevas, vg. Buen vivir en Bolivia, la concepcin ms redonda
que ha tenido en Cochabamba una reunin alternativa al fracaso de la Cumbre de
Copenhague.
Hacia el futuro, las grandes revoluciones cambiarn los paradigmas de la vida, del
sentir, saber, conocer. Un sistema alternativo es el proyecto ecolgico popular, vernculo.
Se da en la actualidad una gran lucha por la vida y la mayor conciencia del fn de los
tiempos. Paradoja de sobreproduccin y hambruna.
El tiempo es una categora a ser mejor considerada. La concepcin del tiempo vara
ya que hoy no podemos hablar de un tiempo infnito sino acortado. El tiempo va ms
rpido que lo espacial, dada la nueva tecnologa. Ya estamos consumiendo la capacidad
del planeta ms all de su reposicin.
Todo lleva que al carecerse de un horizonte comn de sentido, se creen horizon-
tes alternativos. Siempre, lo central es el poder. Por ello, necesitan los controladores
imperiales de controlar las subjetividades. De all su prdica sobre las bondades de la
globalizacin, de su saber, pese al rechazo mundial, al desempleo creciente, a la crisis
europea.
Pero al entrar en una crisis grande y terminal, forece una nueva reciprocidad, un
nuevo modo de vivir. Los movimientos sociales autctonos traen una tendencia a la ac-
cin comunal. Amrica Latina es la vanguardia (Chomsky) y laboratorio mundial. Se
socializan las historias, las memorias. Hay conciencia de la otredad, de la subalternidad y
aparecen olas de movimientos antisistmicos.
La colonialidad es el inconsciente social, como el psicoanlisis. No se lo ve, pero se
siente. La matriz colonial fue creada por Occidente pero hoy Occidente ya no puede
mantenerla luchando los imperios por el control de la matriz en un mundo que se insina
policntrico y multicivilizatorio.
Realmente, Occidente para recuperar el control necesitara eliminar a la poblacin,
ocuparla militarmente (Irak, Afganistn) y sobreexplotar los recursos naturales. Estamos
ya en un mundo multipolar.
Los procesos de descolonializacin se estn dando con la emergencia de una vasta
sociedad poltica global en la que conjuntamente con los movimientos sociales, emergen
las civilizaciones.
El enfoque de dilogo de civilizaciones, de tolerancia, de unidad en la diversidad, de
respeto ante las diferencias lo ha asumido Naciones Unidas.
YUYAYKUSUN 177
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
Se debate en el Foro Social Mundial sobre el futuro del Estado y su autoridad como
sobre el anlisis de la crisis neoliberal y la dialctica de la crisis. Estamos en el interregno
en el que lo viejo no muere y lo nuevo est por nacer. No sabemos que habr en el futuro.
Wallerstein declara el fn del sistema en unos treinta a cincuenta aos pudiendo venir una
democracia o un totalitarismo sanguinario.
Se pasa de la protesta a la propuesta plantendose un debate abierto y consistente, la
recuperacin de las utopas y de nuevos horizontes y la inclusin de la tica en la actividad
poltica contempornea.
No habra que hablar de fn de la historia sino ms bien de futuro de la humanidad
lejos de los que destruyen el futuro. Se cae el megalmano proyecto eurocentrado de
conocimiento nico, universal, absoluto y deja de ser la contradiccin entre idealismo y
materialismo para pasar entre los excluidos y lo ofcial. No se generan conocimientos y
saberes solo desde la vieja universidad en total crisis sino desde mltiples lugares.
La crisis fnal del patrn de poder global abarca todas las facetas del sistema: la eco-
noma-mundo, la poltica, la cultura.
El tiempo se nos acaba, se acorta. Teniendo que parar la maquinaria destructiva del
neoliberalismo, ya no importan los binarismos de reforma-revolucin.
Ya que todos estamos dentro de la matriz de poder en la que vivimos, no queda ms
que vivir dentro y fuera en contra al mismo tiempo como guerreros epistmicos creando
nuevos espacios de debate que superen la tradicional labor dedicada a las universidades.
Se plantea una nueva concepcin de universidad ligada a los movimientos sociales tenin-
dolos como agenda cotidiana aprendiendo de ellos, de sus prcticas incorporadas a la lgi-
ca universitaria. De lo contrario, la universidad seguir alejada y ajena al campo popular.
Entender, adems, que la nica va de emancipacin no es necesariamente occidental
sino que hay modelos en la India, China, Sudeste Asitico, Amrica. Pero necesitamos ha-
cia el futuro de nuevos patrones de poder sin dominacin, sin explotacin, horizontales,
sin reduccionismos, no dogmticos, sin paradigmas, sin gurs.
Eplogo
Tanto la modalidad estadounidense como la europea de construir el capitalismo estn
en profunda crisis y la que siguen los asiticos viene dndoles resultados fructferos hasta
ahora. Estados Unidos resiste regulando a Wall Street a la que a la vez la dota de millo-
narias sumas de dlares mientras que en Europa, la socialdemocracia vive su hora fnal.
Ella, que gobernaba unos 15 pases de la Unin Europea hasta no ms de un lustro, hoy
da signos de desorientacin, falta de propuestas y agotamiento. Lo asombroso es que esta
propuesta novedosa se da en un momento en que el capitalismo ultraliberal atraviesa uno
de sus peores momentos. El mundo se queda sin alternativas ante la debacle socialdem-
crata. Tal vez ha ido pasando a ser una suerte de social-liberalismo. Al dejar sus medidas
emblemticas como eran el pleno empleo, la defensa de los benefcios de la poblacin y
los trabajadores sociales adquiridos, el desarrollo de los servicios pblicos y la erradicacin
178 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
de la miseria, ha caducado y el Estado de Bienestar se derrumba. Ya no hay utopa social
y pese al descalabro neoliberal no se nos ofrece como alternativa sino que sus medidas son
desmontadas por los gobiernos con lo que es de vislumbrar en el futuro una lucha social
para establecer hegemonas y nuevos estilos de gobierno y nuevos modelos. Se traslada la
lucha al Sur, a Amrica del Sur, Bolivia, Venezuela, Ecuador, el llamado Socialismo del
siglo XXI.
La pobreza y la miseria se extienden por Europa y por eso, la UE ha declarado el 2010
como el Ao de la pobreza y de la exclusin social. Ya hay en Europa unos 85 millones
de pobres, uno de cada seis sobrevive en la penuria. Es de suponer la guerra social que se
incuba en las bases y el terremoto social que ya vive Grecia y el resto de pases europeos
lleven a fuertes tensiones colectivas.
El capitalismo ultraliberal ha generado una civilizacin que ha erosionado las bases
de convivencia social desocializando a la gente, ha destruido a las instituciones y ha roto
el contrato social, lo que explica que ya no se respeten los conceptos de solidaridad y de
justicia social. Todos luchan contra todos en esta ley de la selva alejndose la economa de
lo social. Asombrosamente, la oligarqua fnanciera, causante de estos desatinos es salvada
por los alemanes, la banca ms fuerte, la francesa y la inglesa mientras al pueblo se impo-
ne un drstico plan de ajuste.
La crisis coge a la izquierda socialista sin aliento vital, con sus sistemas agotados e in-
capaces de erigirse en alternativa. El sistema hace agua no por la oposicin de un sistema
superior sino a partir de sus propias contradicciones. Plantean alternativas de reivindi-
cacin social, nuevas utopas y presencia de la tica en la poltica los planteamientos de
Ramonet, Wallerstein, Hobsbawn y Evo Morales en Bolivia, Hugo Chvez en Venezuela,
Rafael Correa en Ecuador, Ral Castro en Cuba, Daniel Ortega en Nicaragua. El resto de
intelectuales como de presidentes de pases se han colocado en las posiciones que buscan
refundar el sistema ante los que plantean un sistema alternativo.
Visto el nuevo contexto internacional apolar y un mundo altamente complejo y de-
sordenado, soportando el peso de diversas crisis, concluimos que est en curso una nueva
poltica imperial slo que es propia de una estructura debilitada con un rostro mestizo,
coloquial. Obama no es Bush pero es la voz del imperio. No es el representante de cual-
quier pas sino de un imperio golpeado, decadente pero aun vivo y dispuesto a liderar.
Esto no debe ser olvidado para dejar de profesar opiniones ingenuas que confunden raza
negra con nuevas polticas olvidando las regularidades de los proyectos imperiales. Dbil
y todo, EE.UU. tiene todo su potencial militar desplegado a lo largo y ancho del planeta,
500 empresas de bandera estadounidense en los diversos continentes y bajo ningn punto
de vista, est dispuesto a retroceder frente a lo avanzado. Su estrategia de poder inteligente
y consenso global expresa con nitidez su readecuacin frente a la crisis generalizada y el
nuevo reimpulso de su salida ante el mundo.
Numerosos polos econmicos se constituyen en nuestro planeta dndose un proceso
de interrelacin muy marcado entre todos los pases y sociedades. No slo se da un movi-
miento imperial hacia los pueblos, la presencia de las potencias y polos econmicos en las
YUYAYKUSUN 179
Geopoltica del conocimiento: saberes y civilizaciones en el mundo
sociedades del mundo sino tambin se difunden los contenidos culturales y civilizatorios
de los pueblos del mundo, de las culturas vernculas, las que no deben ser consideradas
inexistentes. Se impone una mundializacin en el sentido braudeliano, una culturizacin
global desde abajo, desde los pueblos. Los foros internacionales que congregan la mar-
cha y lucha de los pueblos son un termmetro y un indicador de la organizacin que va
avanzando de modo paralelo a la accin de las potencias. La fuerza de los pueblos es un
indicador que no debe dejar de ser considerado en el balance de la dinmica social.
Indudablemente que necesitamos que este esfuerzo se extienda y se globalice, se haga
planetario. Por tanto, esta globalizacin que ya dura veinte aos y que va de arriba hacia
abajo necesita de la presencia de un torrente que vaya de abajo hacia arriba expresando
el rostro humano y no la fra lgica del mercado. Ms que seres humanos para el merca-
do necesitamos de un sistema que parta de las necesidades humanas y no de la ley de la
ganancia. Como plantea Joseph Stiglitz, necesitamos de una globalizacin con un rostro
ms humano, una globalizacin ms justa, y ms efcaz para elevar los niveles de vida,
especialmente de los pobres. No se trata slo de cambiar estructuras institucionales. El
propio esquema mental en torno a la globalizacin debe modifcarse. Los ministros de
Hacienda y de Comercio conciben la globalizacin como un fenmeno fundamental-
mente econmico, pero para muchos en el mundo subdesarrollado es bastante ms que
eso [] socava las sociedades rurales tradicionales [] amenaza a la identidad y los va-
lores culturales [] En todas partes la gente de las pequeas ciudades se queja porque las
grandes cadenas nacionales y los centros comerciales han liquidado sus pequeos nego-
cios y comunidades [] Los pases son forzados a renunciar a una parte de su soberana
[] los pases pueden elegir, y entre sus opciones fgura el grado al que desean someterse
a los mercados internacionales de capitales [] La globalizacin ha ayudado a cientos
de millones de personas a alcanzar mejores niveles de vida [] los pases que ms se han
benefciado han sido los que se hicieron cargo de su propio destino y reconocieron el pa-
pel que puede cumplir el Estado en el desarrollo, sin confar en la nocin de un mercado
autorregulado que resuelve sus propios problemas [] Se necesitan polticas para un
crecimiento sostenible, equitativo y democrtico. Esta es la razn del desarrollo [] El
desarrollo consiste en transformar las sociedades, mejorar las vidas de los pobres, permitir
que todos tengan la oportunidad de salir adelante y acceder a la salud y la educacin []
si vamos a lograr una globalizacin de rostro humano, entonces debemos alzar nuestras
voces. No podemos, ni debemos, quedarnos al margen (Stiglitz, 2007: 429-438).
El mundo contemporneo es profundamente heterogneo, multicivilizatorio y mes-
tizo. Esas son las tendencias del futuro en un planeta impregnado de nuevos conoci-
mientos, nuevas y ancestrales sabiduras. El futuro pasa por el reconocimiento de nuestro
pluralismo cultural, producto de la mundializacin de la cultura y de todos los aspectos
de la vida. Como bien refexiona Touraine: Una sociedad nacional culturalmente ho-
mognea es antidemocrtica por defnicin. La sociedad mundial se forma y obliga a
personas provenientes del sur a ir a vivir al norte y recprocamente. La dualizacin social y
cultural est presente en todas partes, al mismo tiempo que las polticas estatales apuntan
180 YUYAYKUSUN
Eduardo Arroyo Laguna
en todas partes a defender especifcidades culturales. As como la libertad de los antiguos
se basaba en la igualdad de los ciudadanos, del mismo modo la libertad de los modernos
est fundada en la diversidad social y cultural de los miembros de la sociedad nacional o
local (2007: 3).
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YUYAYKUSUN 3 (2010) 183-208 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Esta democracia, ya no es democracia
1
Refexiones a propsito de la consulta vecinal
sobre la minera en la frontera norte del Per*
Raphael Hoetmer
RESUMEN
El conficto provocado por la ilegal presencia de la minera Ro Blanco en los territorios de Yanta
y Segunda y Cajas es la continuidad de procesos histricos de negociacin entre las poblaciones
marginalizadas y las elites poltico-econmicas locales y nacionales sobre la organizacin territorial,
poltica y econmica del pas. La accin directa, iniciativas legales, propuestas de desarrollo alternativo,
la incidencia en los medios de comunicacin, la organizacin de una consulta vecinal y los intentos
de establecer espacios de dilogo con el Estado central son parte de ello. La radicalidad de esta lucha
no est ni en el tipo de accin realizado ni en una base ideolgica propia de ella, sino ms bien se basa
en la insistencia por parte de las comunidades en la posibilidad de organizar la vida, la economa, el
Estado y la poltica de manera diferente al desarrollismo hegemnico.
ABSTRACT
Te confict caused by the illegal presence of Rio Blanco mining company in the territories of Yanta
and Segunda and Cajas is the continuity of historical processes of negotiation between marginalized
populations and local and national political-economical elite about the territorial, political and
economical organization of the country. Direct action, legal actions, proposals for alternative
development, media impact, the organization of a referendum and the attempts to dialog with the
Central State take part of this process. Te radical of this struggle does not depend on the type
of action applied nor on an ideological basis. But in fact, it is based on the community demand
in the possibility of organizing life, economy, the State and politics diferently from hegemonic
developmentalism.
* Una versin anterior de este ensayo ha sido presentado en el seminario Interrogating the Civil Society Agenda, encuen-
tro de la Coordinadora de Investigacin: Movimientos sociales y cambios poltico-culturales en Amrica Latina, que se
realiz en abril de 2008 en Amherst, Massachussets en los Estados Unidos. Su versin inglesa ser incluida en 2011
en: Sonia E. Alvarez, Gianpaolo Baiocchi, Agustn Lao Montes, Jef Rubin y Milly Tayer (eds.), Interrogating the
civil society agenda. Social Movements, Civil Society and Democratic Innovation.
Agradezco por su hospitalidad y generosidad a los comuneros de Ayavaca y Yanta, en especial a Magdiel Ca-
rrin, por haberme recibido en varias ocasiones en sus territorios, haberme dejado acompaarlos en la marcha de
sacrifcio a Piura y por haber explicado exhaustivamente sus visiones del caso, la lucha y la vida. Tambin a todos los
entrevistados y en especial a Milly Tayer, Jos De Echave, Luis Vittor, Vladimir Pinto, Jorge Tacuri, Mario Palacios,
Lieven Pype, Diego Saavedra, Clara Ruiz, Mario Tabra, Mar Daza y Mari Burneo por las importantes perspectivas
que compartieron conmigo. A lvaro Maurial por su revisin del texto. Finalmente, quiero expresar mi gratitud a los
organizadores de la consulta vecinal que hicieron posible mi participacin como observador y a los organizadores del
seminario en Amherst Interrogating the Civil Society Agenda por invitarme a ser parte de este esfuerzo colectivo.
1 Esta frase la escuch de mujeres vinculadas a la Confederacin Nacional de Comunidades del Per Afectadas por la
Minera (CONACAMI), como parte de una cancin de protesta en la marcha para inaugurar la IV Cumbre Con-
tinental de los Pueblos Indgenas de Abya Yala, que se realiz del 26 al 31 de mayo de 2009 en la ciudad de Puno
(Per).
184 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
En mi prximo gobierno respetar la voluntad del pueblo agrario de Ayavaca
y no permitir que ninguna mina se enseore del pueblo de Ayavaca.
Alan Garca Prez
2
La poltica es el arte de evitar que la gente se involucre en los temas que
propiamente le conciernen.
Paul Valery
A
las ocho de la maana llegu al estadio deportivo de Ayavaca, como miembro de
una misin de observacin
3
de una consulta vecinal sobre la actividad minera en
la regin, que se realiz el domingo 16 de septiembre de 2007. Centenares de
campesinos y campesinas ya estaban esperando en la entrada. Desde el da previo haban
estado llegando al pueblo grande en el norte de los Andes peruanos, tras viajes de horas en
camiones, caballos, mulas y a pie, desde los caseros y comunidades de la regin. Decenas
de ellos quedaron durmiendo en la plaza, solamente protegidos por sus ponchos del fro
penetrante.
La consulta haba sido convocada por las municipalidades de Ayavaca, Pacaipampa
y Carmen de la Frontera para medir la opinin de sus habitantes sobre el futuro de
las abundantes reservas de minerales y metales valiosos en la regin, que han llama-
do la atencin de empresas transnacionales. Ya desde 2003 la empresa china/inglesa
de Majaz
4
realiza actividades exploratorias para un proyecto minero, en los territorios
de las comunidades campesinas de Yanta (provincia de Ayavaca) y Segunda y Cajas
(provincia de Huancabamba). Sin embargo, Majaz nunca consigui adecuadamente
el permiso de las comunidades, como exige la legislacin peruana
5
. Ms bien, durante
los ltimos aos las comunidades han expresado su oposicin al proyecto minero en
numerosas ocasiones.
Cuando el estadio se abri, la poblacin busc sus mesas de votacin. La masiva
presencia temprana produjo algo de desorden, que se fue resolviendo en las horas si-
guientes. A las 10:15 de la maana mucho antes del lmite fnal (12 a.m.) estaban
funcionando todas las mesas; frente a ellas, colas largas de campesinos, con chicotes en
sus manos, ponchos contra el fro de la noche y un sombrero que les protega del sol. El
sol quemaba fuerte en el aire azul sobre el estadio, mientras que las rondas campesinas
2 Antes de ser elegido de nuevo como presidente del Per, Alan Garca Prez dio un discurso en Ayavaca en
2006, en el cual aparte de prometer respetar la voluntad del pueblo ayavaquino, tambin expuso los riesgos
que implica la industria minera y la inversin transnacional irregulada. Est accesible en: www.youtube.com/
watch?v=7F2tGjejdmc.
3 Represent al Network Institute for Global Democratization con base en Finlandia. La misin, conformada por
invitacin de las tres municipalidades involucradas en el proceso fue integrada tambin por personas de Ecuador,
Chile, Bolivia, Canad, los Estados Unidos, el Estado espaol, Alemania y Suiza.
4 En el perodo despus de la consulta la empresa cambi su nombre a Ro Blanco Copper S.A. No obstante sigue
siendo ms conocido en la zona, y en el Per, como Majaz.
5 Aunque la ilegalidad de la presencia de la empresa minera fue confrmada por un informe de la Defensora del Pue-
blo, la empresa insiste en lo contrario.
YUYAYKUSUN 185
Esta democracia, ya no es democracia
guardaban la tranquilidad y el orden.
6
Los miembros de la mesa explicaban el procedi-
miento a los electores, quienes a menudo tienen difcultades de leer.
Las imgenes impresionantes y el nimo de la gente me dieron una sensacin de una
democracia profunda, muy diferente a lo que vi en las elecciones en el Per y en Holanda.
No obstante, el gobierno peruano tambin democrticamente elegido rechaz la
consulta, desde antes de su realizacin. De esta manera, la consulta en la frontera norte
del Per permite una refexin crtica sobre las mltiples y complejas relaciones entre la
proliferacin de participacin civil a travs del llamado tercer sector y programas gu-
bernamentales, por un lado, y, por el otro, la creciente visibilidad de acciones colectivas
menos civilizadas, ms contestatarias (lvarez, 2009), que discutimos en el seminario
Interrogating the Civil Society Agenda en Amherst. Partir, en mi anlisis, de tres obser-
vaciones a esta distincin entre lo que los organizadores del seminario llamaron respecti-
vamente la Agenda de la Sociedad Civil y la Contestacin No-Cvica.
6 Las llamadas Rondas Campesinas sostienen la organizacin social en las comunidades campesinas del norte del Per.
Ellas surgieron al fnal de los aos setenta, en respuesta a la incapacidad y/o falta de voluntad del Estado peruano
de acabar con el aumento de los robos de ganado en la zona. Los comuneros empezaron a vigilar colectivamente sus
tierras y durante las dos dcadas posteriores asumieron ms responsabilidades comunitarias, incluyendo la parcial
administracin de justicia. En la actualidad, las Rondas asumen crecientemente un protagonismo poltico en defensa
de la identidad y tradiciones de las comunidades en el norte del Per (ver: Starn, 1999).
Vista panormica de Ayavaca
186 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
El caso analizado revela que no existe una relacin necesaria y nica entre el tipo de
accin poltica y su nivel de contestacin al statu quo. Es decir, la consulta es una accin
pacfca, altamente institucionalizada y a menudo poco controvertida en las democracias
liberales alrededor del mundo, convocada por las municipalidades locales (actores esta-
tales) en alianza con diferentes actores de la sociedad civil, que aparentemente resulta
tan contestataria a la agenda neoliberal del gobierno peruano, que sufre de un rechazo
agresivo del ofcialismo y una activa poltica de criminalizacin de sus impulsores. Al
otro lado, en protestas reivindicativas y poco politizadas a menudo ocurren acciones y
episodios de violencia.
En segundo lugar, la diversidad de actores crticos a la actividad minera en la fron-
tera norte del Per ha aplicado una multiplicidad de estrategias y acciones en diferentes
escalas geopolticas, que incluyen tanto movilizaciones y protestas, como acciones legales,
campaas mediticas, cabildeo internacional, la participacin en espacios de dilogo y
la organizacin de la consulta. De tal forma, la comprensin de las estrategias de actores
sociales para defnir su propio destino requiere del anlisis de las relaciones y dinmicas
entre la proliferacin de participacin civil y las acciones colectivas menos civilizadas,
ms contestatarias y las negociaciones entre los diferentes actores sobre ello, en vez del
anlisis que separa ambos tipos de acciones.
La identifcacin de algunos actos como cvicos y otros como no-cvicos y hasta
incivilizados, adems, tiende a invisibilizar la particularidad de los procesos histricos de
construccin de ciudadana en Amrica Latina, lo cual difculta una comprensin ms
compleja de la precariedad, parcialidad y baja intensidad de la democracia y del exceso de
violencia en nuestras sociedades. Sostendr que en realidad existe una doble produccin
histrica de los pobladores de la frontera norte del Per como no-cvicos. A un lado,
histricamente son excluidos de la ciudadana real en el pas, lo cual genera otro tipo de
relacin con el Estado central y los poderes locales.
7
A la vez, los grupos poblacionales y
polticos crticos al modelo de desarrollo hegemnico en el pas (o a sus consecuencias
sociales, culturales o medioambientales), son concebidos como atrasados, opositores del
progreso y del desarrollo, promotores de intereses extranjeros dainos al destino nacional,
y hasta como violentistas y terroristas, a travs de los diferentes mecanismos de criminali-
zacin de la disidencia que aplican los poderes que sostienen al sistema neoliberal.
Por lo tanto, refexionar en este escrito sobre los conceptos y posiciones que solemos
usar para entender las realidades, contradicciones, lmites y potencialidades del discurso
y la prctica democrtica en sociedades poscoloniales
8
en el mundo de las globalizacio-
7 Profundizar este tema ms adelante. El proceso de construccin de la ciudadana en el Per ha sido estudiado por
Sinesio Lpez (1997), mientras que Partha Chatterjee (2005 y 2007) da un marco analtico para estudiar las acciones
polticas desde poblaciones construidas como no-ciudadanos, a travs de su distincin entre la sociedad civil y la
sociedad poltica, a partir de la realidad de la India.
8 Estoy consciente del debate complejo sobre la colonialidad, la poscolonialidad y la descolonialidad. Uso el trmino
poscolonial aqu nicamente para hacer referencia a los pases que han dejado de ser parte de imperios coloniales.
Argumentar en el artculo que esto de ninguna forma implica que el poder colonial o la colonialidad del poder, en
el mundo o en estos pases ha terminado.
YUYAYKUSUN 187
Esta democracia, ya no es democracia
nes. Argumentar que, ms all de su existencia u organizacin formal, la democracia, el
desarrollo, el territorio, la soberana y la ciudadana realmente existentes son el resultado
de complejas dinmicas entre diferentes actores sociales, estatales y econmicos, que in-
cluyen tanto la confrontacin como la negociacin y se producen en diferentes escalas
geo-polticas. A la vez, estas dinmicas que adems se relacionan con otros confictos
sociales en el pas y en el mundo pueden abrir camino a la profundizacin de la demo-
cracia y ciudadana formales, imaginadas y reales, y a la (re-)organizacin del territorio, el
Estado y el desarrollo en nuestras sociedades.
Crnica de un conficto: antecedentes y resultados de las Consultas
9
El proceso que result en las consultas vecinales de septiembre 2007 empez con el des-
cubrimiento de un yacimiento de cobre y molibdeno en el llamado Henrys Hill cerca
de la frontera de Ecuador en 1994, por la empresa australiana Newcrest. El actual titular
del proyecto es la empresa minera Ro Blanco Copper S.A. parte de Monterrico Metals,
cuyo propietario mayoritario es el consorcio chino Zijin. El proyecto consiste de ocho
concesiones que comprenden un rea de casi 6500 hectreas, pertenecientes a las comu-
nidades campesinas de Yanta y Segunda y Cajas. No obstante, existen numerosos indicios
de que el proyecto es parte de un plan para establecer un distrito minero ms amplio
(Bebbington, 2007), que comprendera incluso territorios al otro lado de la frontera con
Ecuador.
10

El proceso de polarizacin alrededor del proyecto Ro Blanco empez tras la presen-
tacin del pedido de aprobacin del estudio de impacto ambiental para poder realizar
exploraciones en la zona al Ministerio de Energa y Minas (Minem) el 22 de enero de
2003, lo cual fue aprobado el 28 de noviembre de 2003.
11
Mientras tanto, el rechazo de
las comunidades de Yanta y Segunda y Cajas empez a evidenciarse claramente. En mayo
de 2003, la asamblea comunal de Segunda y Cajas decidi por unanimidad no permitir
actividad minera en su territorio, acto que fue repetido por Yanta el 10 de enero en una
9 Para un recuento ms amplio del desarrollo del caso, se puede leer Diez (2009) y Tabra (2009). Ambos autores han
sido actores en el conficto. Mario Tabra Guerrero, como presidente del Frente de Defensa del Agro, Medio Ambien-
te y la Vida de Ayavaca, y Alejandro Diez como integrante del Centro de Anlisis y Resolucin de Confictos de la
Pontifcia Universidad Catlica del Per. El CARC intent facilitar un proceso de dilogo en el conficto, pero fue
acusado por las organizaciones sociales de una actuacin parcializada en favor de la empresa minera. Adems, se pue-
den revisar los informes del Observatorio de Confictos Mineros (ver: www.muqui.org), que junto con las entrevistas
realizadas, el trabajo de campo y el seguimiento continuo del caso, estn en la base de esta crnica. El caso tambin
se puede seguir en internet: www.todosobremajaz.com y: www.h2otierrayvida.blogspot.com.
10 Zijin Mining tiene otras 27 concesiones mineras a nombre de su subsidiaria Compaa Minera Mayari que se en-
cuentran exactamente al lado del proyecto Ro Blanco. Las 35 concesiones de la empresa tienen una extensin total
de 28,263 hectreas. Adems, la ONG peruana CooperAccin public en enero de 2009 un informe que detall la
existencia de concesiones mineras en ambos lados de la frontera pertenecientes al Consorcio Zijin.
11 Para hacer posible la aprobacin el proyecto fue declarado de necesidad pblica e inters nacional mediante un
decreto supremo el 27 de junio de 2003. En el caso del proyecto Ro Blanco este es un requisito formal, ya que
la Constitucin peruana prohbe actividades de empresas extranjeras a menos de 50 kilmetros de la frontera por
razones de seguridad nacional.
188 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
asamblea que cont con la presencia de la empresa y el Minem. Durante 2003 se realiza-
ron los primeros actos de protesta, como la Marcha Cvica por los Derechos y el Desarrollo
de Ayavaca del 16 de mayo.
En abril del 2004 y julio de 2005 miles de comuneros marcharon durante varios
das haca la zona del proyecto minero en respuesta a la continuidad de las exploraciones.
La represin por parte del Estado caus la muerte a dos comuneros (Remberto Herrera
Racho en 2004 y Melanio Garca Gonzales en 2005) y dej heridos a decenas. Adems,
fuerzas de seguridad de la empresa minera detuvieron en la segunda marcha ilegalmente
a 32 manifestantes, en aparente complicidad con agentes estatales. Esta denuncia pblica
fue evidenciada a inicios de 2009 con la aparicin de fotos que mostraron a los comune-
ros amarrados, golpeados, con bolsas plsticas sobre sus cabezas, como tambin a agentes
de seguridad mostrando orgullosamente las ropas interiores que haban quitado a las
dos mujeres del grupo.
12
Peor an, cerca de doscientos comuneros fueron denunciados
penalmente por su participacin en la segunda marcha al campamento de Ro Blanco,
incluyendo a los torturados.
Con la primera marcha se inicia una nueva fase del conficto, a lo cual Alejandro Diez
(2009) se refere como el estallido. En ello simultneamente se intensifca y generaliza
el clima de confrontacin y actos de violencia en el conficto, mientras que se impulsan
espacios de concertacin y dilogo. Una mesa de concertacin organizada por el gobier-
no regional y facilitada por el Centro de Anlisis y Resolucin de Confictos (CARC) de la
Pontifcia Universidad Catlica del Per, funciona entre octubre de 2004 y julio de 2005.
Las organizaciones comunales no participan ya que ven al CARC como parcializado y el
proceso queda trunco sin resultados concretos.
Un segundo proceso de dilogo se realiza tras la invitacin del Frente para el Desarrollo
Sostenible en la Frontera Norte del Per (FDSFNP) al gobierno central, para dialogar so-
bre la presencia de efectivos policiales de la Direccin Nacional de Operaciones Especiales
(DINOES) en la zona y sobre la presencia ilegal de la empresa minera en tierras comu-
nales. El Frente fue fundado en septiembre de 2005 por los diferentes actores crticos al
proyecto e integra a comunidades, organizaciones sociales, organizaciones de la iglesia
y municipalidades de Piura y zonas potencialmente afectadas del departamento vecino
de Cajamarca (provincias de San Ignacio y Jan). Este segundo proceso se desarrolla
entre noviembre de 2005 y mayo de 2006 y termina por decisin unilateral del Minem.
Posteriormente el Frente hizo esfuerzos notables en varias ocasiones de 2006 y 2007 (tras
la eleccin de Alan Garca Prez como nuevo presidente del Per) para invitar al gobierno
central a un nuevo proceso de dilogo, sin obtener respuestas afrmativas hasta das pre-
vios a la Consulta Vecinal.
Mientras tanto, la Defensora del Pueblo concluy en un informe del 14 de noviem-
bre de 2006 que la empresa Majaz no contaba con los permisos debidos para el uso de los
12 La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos present pblicamente las fotos, que generaron un impacto fuerte
en la opinin pblica del Per. Actualmente el caso est siendo procesado.
YUYAYKUSUN 189
Esta democracia, ya no es democracia
terrenos superfciales y, a la vez, seal varias defciencias por parte del Minem para exigir
el cumplimiento de los procedimientos y condiciones legales a la empresa. El caso de
Majaz tambin fue incluido en la sesin sobre violaciones de derechos humanos por parte
de empresas transnacionales del Tribunal Permanente de los Pueblos en Viena, durante
la Cumbre entre Europa, Amrica Latina y el Caribe en mayo de 2006, y lleg incluso al
Parlamento del Reino Unido, donde Nicanor Alvarado, de la Vicara de Jan, represent
y explic la posicin del Frente, mientras que representantes de la empresa expresaron su
desacuerdo con estas posiciones.
13
En este proceso de creciente atencin nacional e internacional por el caso, la empresa
empez de aplicar una nueva estrategia frente al conficto. Una ofensiva meditica, que
incluy disculpas pblicas por los enfrentamientos con las comunidades (el 11 de sep-
tiembre de 2006), fue acompaada por esfuerzos importantes para impulsar organizacio-
nes paralelas en las mismas comunidades afectadas, que result entre otras cosas en
una marcha por la paz (13 de mayo de 2006), organizada por el Frente del Desarrollo
Sostenible de Huancabamba, integrado por personas vinculadas a los comits de desarro-
llo
14
promovidos por la empresa. Mientras tanto, el escenario de confictividad generali-
zada en la zona persiste, incluyendo amenazas de muerte y una campaa sistemtica de
difamacin a los opositores al proyecto minero.
15
En los primeros meses de 2007, el Zijin
Consorcio con fnanciamiento parcial del Estado chino se convirti en propietario
mayoritario de Monterrico Metals, mientras seguan las marchas en contra del proyecto
minero (como las del 23 de abril y el 11 de mayo de 2007 en Ayavaca).
En este contexto de confrontaciones generalizadas, actos de violencia e intimidacin,
dilogos fracasados y la insistencia por parte de la empresa en el proyecto, el Frente de-
13 En ese momento la empresa Monterrico Metals todava era mayoritariamente inglesa. Tras esa sesin se realiz una
misin cientfca independiente entre el 30 de septiembre y el 5 de octubre de 2006 organizada por el Per Support
Group sobre el caso, para verifcar el estado del proyecto, la intensidad del conficto y las afrmaciones hechas por
ambos lados. El informe (Bebbington, 2007) es probablemente el documento ms slido y completo sobre el caso.
14 Estos comits desarrollan pequeas obras y proyectos de desarrollo locales, pagados por la empresa.
15 El escenario de confictividad generalizada, incluye amenazas de muerte contra opositores al proyecto minero, que
fue denunciado a nivel internacional por Amnista Internacional (ver: http://www.amnesty.org/en/library/info/
AMR46/003/2009/en). En la prensa nacional y regional se desarrolla, adems, una campaa sistemtica de difama-
cin y calumnias a los opositores a la mina, que lleg a su punto mximo con un reportaje del conocido programa
de televisin Panorama, en el cual se denunci la existencia de una red de terror en la zona, en la que estaran in-
volucrados miembros de ONG ambientalistas y de la Iglesia. Tambin existe la sospecha de que los opositores han
sufrido permanentemente de la interceptacin de sus correos electrnicos y telfonos, ya que el contenido de sus
comunicaciones ha sido publicado en el diario Correo de Piura, conocido por sus vnculos con la empresa.
Los ejemplos de enfrentamientos y hostigamiento tambin son numerosos, incluyendo el ataque a un Foro
sobre Desarrollo Sostenible del Frente en Huancabamba (12 de marzo de 2006) por un grupo de pobladores que
apoyan a la empresa, dejando varias personas heridas. Tambin se reportan la destruccin de viveros creados por la
empresa como parte de sus proyectos de desarrollo local, la quema de materiales escolares distribuidos por la em-
presa y la detencin de unos trabajadores de la empresa durante varias horas en Yanta (los trabajadores dicen haber
sido fagelados por los ronderos durante este tiempo). Diez seala adems que las dirigencias ronderas mantienen
su posicin de oposicin al proyecto continuando acciones de castigo ronderil a los comuneros que se aventuran a
trabajar para la empresa (21 de diciembre de 2006, 20 de febrero de 2007). Tambin se sealaron desplazamientos
militares en la zona y varias operaciones policiales contra el narcotrfco que impidieron a los comuneros el accesos
a sus propios terrenos.
190 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
cidi convocar a una consulta vecinal en bsqueda de una solucin pacfca al conficto.
La iniciativa fue ciertamente inspirada por la consulta vecinal sobre la minera que se
realiz el 2 de junio de 2002 en Tambogrande (en el mismo departamento de Piura) y
que provoc el retiro de la minera Manhattan del distrito.
16
En Ayavaca, Magdiel Carrin
Pintado (presidente de la Federacin Provincial de Comunidades Campesinas de Ayavaca)
present el cuatro de abril de 2007 un pedido formal de la asamblea de la comunidad de
Yanta reiterando la solicitud de una consulta vecinal en la zona. Mediante ordenanzas,
las municipalidades distritales de Pacaipampa (30 de marzo de 2007) y Carmen de la
Frontera (18 de abril), y la municipalidad provincial de Ayavaca (18 de abril) convocaron
a la consulta, haciendo referencia a las leyes nacionales y a la legislacin internacional que
daban sostn legal al proceso.
Pese a una contra-campaa impresionante por parte del Estado y la empresa, la con-
sulta result imparable para el gobierno central y se realiz el domingo 16 de septiembre
en las tres localidades. La nica participacin del gobierno central en la consulta fue la
presencia de un gran contingente de policas en la zona, lo que gener un ambiente de mi-
litarizacin.
17
No obstante, el orden y la seguridad en los tres pueblos estuvo a cargo de las
rondas campesinas. El resultado de la consulta fue contundente. A pesar de la gran inver-
sin en desanimar a las comunidades en participar, casi sesenta por ciento de la poblacin
acudi a votar (fgura 1). De ellos, casi el noventa y cinco por ciento dijo no a la minera.
Casi toda la prensa nacional interpret este resultado como una derrota signifcativa del
gobierno central (incluyendo el importante peridico conservador El Comercio).
S % NO % BLANCO % NULO % VOTOS ELECTORES PART.
Ayavaca 176 1,98% 8294 93,47% 159 1,79% 244 2,75% 8873 17714 50,09%
Carmen de
la Frontera
73 2,39% 2825 92,53% 48 1,57% 107 3,50% 3053 5152 59,26%
Pacaipampa 36 0,59% 5914 97,09% 32 0,53% 109 1,79% 6091 8522 71,47%
Total 239 1,33% 17033 94,78% 239 1,33% 460 2,56% 17971 31388 57,25%
Votos
Efectivos
1,38% 98,62% 17272
Figura 1: Resultado de la consulta vecinal (fuente: www.consultavecinal.org/computo.htm)
16 Tras varios aos de protesta contra los planes de la minera Manhattan de realizar un proyecto minero en el distrito
piurano de Tambogrande se convoc a la primera consulta vecinal sobre la minera en el mundo. La consulta se rea-
liza el 3 de junio de 2002, y el 98,65 por ciento de los votantes vot por el no. Posteriormente la empresa tena que
retirarse. No obstante persisten concesiones mineras en la zona.
17 Cuando llegamos con la misin de observacin a Ayavaca tuvimos que registrarnos todos en la ofcina de la Polica
(algo que no es costumbre). Cuando pregunt por qu era necesario este registro, el ofcial me respondi: Porque
algo podra pasar. Este comentario era coherente con un sentimiento de tensin que sent estando en Ayavaca en
esos das y con las precauciones de seguridad que tomaron los organizadores de la consulta.
YUYAYKUSUN 191
Esta democracia, ya no es democracia
En la semana posterior a la consulta, el gobierno invit a las municipalidades a una
nueva mesa de dilogo, pero a la vez declar veinte proyectos mineros (incluyendo el caso de
Majaz) de inters nacional. El dilogo entr en crisis en la segunda sesin del 6 de diciembre
de 2007, cuando el premier Jorge Del Castillo sali de la reunin, enojado por la propuesta
de las municipalidades de integrar la consulta en la agenda de las reuniones. Mientras tanto,
el Congreso Peruano decidi archivar el proyecto de ley sobre los veinte proyectos mineros.
Las comunidades de Yanta y Segunda y Caja presentaron una denuncia a la empresa Majaz
por usurpacin de tierras, y el propio presidente Alan Garca Prez expres con claridad la
insistencia del gobierno en la necesidad del proyecto en un artculo en El Comercio:
Cuando voy a la ciudad de Ilo y veo su desarrollo urbano, que es el ms avanzado del
Per, s que es producto de la minera y de la pesquera y me duele comparar eso con el
pueblo de Ayavaca, que tiene ms recursos mineros que la mina de Cuajone en el sur,
pero que vive la mayor pobreza. Y es que all el viejo comunista anticapitalista del siglo
XIX se disfraz de proteccionista en el siglo XX y cambia otra vez de camiseta en el siglo
XXI para ser medioambientalista (Garca, 2007).
En este escenario las comunidades salieron de nuevo a las calles para una marcha de sacri-
fcio, que llev a cientos de comuneros en seis das (entre 10 y 15 de diciembre) y doscien-
El estadio en Ayavaca durante la consulta vecinal
192 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
tos kilmetros de caminata, desde Ayavaca a Piura. La marcha culmin con un encuentro
de comunidades de los departamentos de Lambayeque, La Libertad, Piura y Cajamarca
(en el cual participaron casi mil comuneros) y una marcha multitudinaria de ms de diez
mil personas por las calles de Piura, pidiendo respeto al resultado de la consulta.
En 2008, permaneci la polarizacin en el caso, que result en varias acciones le-
gales mutuas. La Asociacin Civil Frente de Unidad de la Comunidad de Segunda y Cajas
present una denuncia contra treinta y cinco personalidades involucradas en el proceso
de organizacin de la consulta vecinal incluyendo los alcaldes, dirigentes sociales e in-
tegrantes de las ONG que acompaan el proceso por una serie de delitos, incluyendo
el de terrorismo. El Observatorio para la Proteccin de Defensores Humanos rechaz
pblicamente las acusaciones. El 22 de octubre se archiv la denuncia por terrorismo,
dejando intactos los cargos de asociacin ilcita para delinquir, apologa del delito, cons-
piracin, coaccin, secuestro, usurpacin y daos. Durante el juicio, miembros del Frente
de Unidad admitieron ser apoyados y fnanciados por la empresa.
18
Al otro lado, el 7 de junio la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y Fedepaz
denunciaron por tortura a integrantes de DINOES y a ex funcionarios de la empresa, de-
lito cometido en el contexto de la marcha al campamento del 2005. El caso de Ayavaca
tambin fue incluido en el informe sobre la criminalizacin del ejercicio de derechos de los
pueblos indgenas, hacindose referencia a los casos de Mario Tabra Guerrero y Magdiel
Carrin Pintado, que respectivamente tienen 11 y 15 procesos en contra suya por su
participacin en la resistencia contra el proyecto minero (CAOI 2009).
19
Finalmente, el
17 de junio de 2008 la Comisin de Pueblos Andinos, Amaznicos y Afroperuanos, y
Ambiente y Ecologa del Congreso de la Repblica aprob unnimemente un informe
que evidencia la ilegalidad de las operaciones de la empresa en los territorios comunales.
A la vez, el Gobierno nacional ha emitido una serie de decretos legislativos que buscan
facilitar la privatizacin de la propiedad comunal y que han provocado protestas masivas
y persistentes en diferentes zonas del Per, que fnalmente culminaron en la derogatoria
de varios de estos decretos.
20
En los primeros das de marzo de 2009 hubo indicios de que se iba a retomar el
dilogo, tras una reunin del alcalde de San Ignacio, Carlos Martnez, con el entonces
primer ministro, Yehude Simon, y la visita de una delegacin del primer ministro a la
zona. No obstante, la ltima invitacin del gobierno al dilogo fue rechazada, ya que
18 Tercer informe del Observatorio de Confictos Mineros. Ver: www.muqui.org.
19 Este informe fue presentado en marzo de 2009 en la Comisin Interamericana de Derechos Humanos en Washington.
20 Entre estos decretos que se realizaron en el marco de una facultad especial para el gobierno de adecuar la legislacin
nacional a las normas acordadas en el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos estn el DL 1015 y el DL
1073 que buscaron fexibilizar antes de su derogacin la manera como se toman las decisiones en las comunida-
des, o el DL 1064 que ha dejado sin efecto la obligatoriedad por parte del titular minero de contar con un acuerdo
con el propietario de la tierra, y que sigue en marcha. Tras semanas de movilizaciones, protestas y bloqueos por parte
de las organizaciones amaznicas en contra de los decretos, que resultaron en violentos enfrentamientos en la zona de
Bagua (dejando a 34 personas muertos, incluyendo 24 policas y 5 indgenas), los decretos fueron derogados por el
Congreso peruano. Un sondeo hecho por el peridico El Comercio posterior a las protestas indic que 92 por ciento
de los peruanos opina que los decretos deban haber sido consultados con los indgenas previamente.
YUYAYKUSUN 193
Esta democracia, ya no es democracia
no fue dirigida al FDSFNP (y slo a algunas autoridades de Huancabamba), a quienes
les propuso el dilogo con el gobierno regional. Los integrantes del FDSFNP acordaron
en su asamblea del 6 de agosto, unnimemente, que el Frente es el nico interlocutor
vlido y que solo dialogara con el gobierno central, ya que a este compete la resolucin
de la situacin. Mientras tanto, en la zona siguen ocurriendo actos de intimidacin y
violencia.
Interpretar el conficto: disputas del territorio, la democracia y el desarrollo
El conficto en la frontera norte del Per es parte de un escenario ms amplio en el Per
de expansin minera y confictos entre empresas y comunidades. Facilitado por el pro-
grama de ajuste estructural impulsado por el gobierno autoritario del hoy preso Alberto
Fujimori, consolidado tras el retorno a la democracia electoral por Alejandro Toledo, y
profundizado en el periodo del actual presidente, Alan Garca Prez, las concesiones mi-
neras crecieron espectacularmente, de 2,26 millones de hectreas en 1991 a ms de dieci-
nueve millones en junio de 2009.
21
Con las reformas neoliberales los principales actores
21 Es necesario precisar que la integracin del Per en el mercado global, como exportador de recursos naturales, no
es una invencin del neoliberalismo, ya que ha estado presente bajo otros regmenes polticos tambin. Adems, es
probable que no acabe con l, como de hecho viene ocurriendo en el escenario continental, en el cual las polticas que
Detenidos en el campamento minero
194 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
polticos y econmicos peruanos en asociacin con actores globales buscan la recons-
titucin y reterritorializacin del Estado peruano, a travs de la creacin de regmenes
legales y polticas que facilitan la incorporacin de cada vez ms espacios y dimensiones
de la vida en las redes transnacionales de inversin, produccin y comercio (De Echave,
2009b; Pinto, 2009), confrmando la histrica integracin del pas en la economa mun-
dial como exportador de sus recursos naturales.
Segn los informes de la Defensora del Pueblo, los denominados confictos socio
ambientales provocados por las consecuencias sociales, ambientales y culturales de la ex-
pansin de las industrias extractivas, se han convertido en los ltimos aos en la principal
fuente de confictos sociales, siendo la minera el primer responsable de ello.
22
Existe un
amplia gama de motivos y reivindicaciones que provocan los confictos mineros, que van
desde el reclamo de una mayor participacin en la distribucin de las ganancias de la
industria o la resolucin de los daos ambientales y a la salud pblica, hasta la resistencia
contra la explotacin minera de poblaciones potencialmente afectadas. En general, la
disputa por el control y el manejo de recursos naturales entre empresas mineras y comu-
nidades ha sido un eje central de la confictividad.
Una lectura superfcial pero comn en el debate pblico y poltico en torno a este y
otros confictos mineros planteara que el conficto en Ayavaca se debe principalmente
a las percepciones opuestas del impacto del proyecto en el medio ambiente y en la eco-
noma local, que se puede superar a travs del dilogo y la investigacin cientfca (que
analizara el impacto real). A un lado, la empresa y representantes del gobierno central
presentan al proyecto Ro Blanco como un proyecto de la minera moderna, basado
en una poltica de responsabilidad social que favorecera a las comunidades locales y con
un impacto mnimo en el medio ambiente, mientras que los opositores del proyecto ven
estas afrmaciones con alta desconfanza, en parte alimentada por los antecedentes de la
minera en el pas.
23
Aunque sin duda existen estas diferentes percepciones, hay tres razones fundamen-
tales que sostienen a la oposicin al proyecto como podemos percibir en las palabras del
presidente de la Federacin Provincial de Comunidades Campesinas de Ayavaca, Magdiel
Carrin Pintado:
los llamados gobiernos progresistas implementan en el campo de las industrias extractivas, minera e hidrocarburos
dejan mucho que desear en trminos ambientales, sociales y culturales.
22 En junio del 2009, de los 273 confictos sociales registrados en el pas, el 47% (128 casos) corresponde a confictos
socioambientales. De ellos, 91 casos (el 71%) son relacionados a las actividades mineras. En relacin con el ao pa-
sado casi se ha duplicado la cantidad de confictos sociales en el pas (147 casos en junio de 2008). Ms informacin:
www.defensoria.gob.pe/confictos-sociales/home.php.
23 El informe de la misin cientfca organizada por el Per Support Group afrma que: [] los pasivos que ha dejado
tras de s la historia moderna de la minera son socioeconmicos tanto como ambientales. De hecho, es difcil y
podra decirse que imposible para el sector minero sealar alguna localidad del Per donde la expansin de la
minera ha conducido a un desarrollo humano signifcativo para la poblacin local (Bebbington, 2007: 7). Varios
dirigentes afrmaron en las entrevistas que su conocimiento de los casos de Cajamarca y Cerro de Pasco, a travs de
intercambios, pasantas y videos contribuy a la creciente oposicin al proyecto minero.
YUYAYKUSUN 195
Esta democracia, ya no es democracia
Las comunidades tenemos nuestro modelo de desarrollo, basado en la agricultura, el
ecoturismo y nuestra organizacin social. Tenemos los mismos derechos de los limeos
y de todos los peruanos. Queremos respeto a nuestra decisin como comunidades. As
es en una democracia, y adems, tanto la ley peruana como las leyes internacionales nos
dan el derecho de decidir sobre nuestro futuro y territorio.
24
En primer lugar, Carrin insiste en que la empresa ha entrado y permanecido ilegalmente
en el territorio de las comunidades campesinas de Yanta y Segunda y Cajas. Aunque la
Constitucin peruana precisa que el Estado nacional decide sobre el uso de los recursos
naturales, tambin plantea que el uso del territorio de las comunidades campesinas e ind-
genas requiere de un acuerdo previo. Para ello se exige la aprobacin por dos tercios de los
comuneros presentes en la asamblea comunal (la instancia poltica mxima de la comu-
nidad). Adems, el convenio 169 de la Organizacin Internacional de Trabajo dispone la
consulta previa, libre e informada de los pueblos indgenas segn sus usos y costumbres,
como requisito de cualquier proyecto, ley o actividad que les afecta.
25
Los documentos
presentados por la empresa minera en su pedido de exploracin al Minem no cumplen
con estos criterios, tal como explica el informe de la Defensora del Pueblo.
En segundo lugar, los opositores del proyecto minero insisten en el derecho de
tomar decisiones sobre su propio futuro como un elemento central de una democracia
verdadera. Especfcamente plantean que las comunidades campesinas, las municipa-
lidades y la regin en general ya han elegido una estrategia de desarrollo propio, que
no pueda subordinarse a las decisiones del gobierno central. La negacin de estos dere-
chos confrma para varios entrevistados la nocin comn en la sociedad peruana de la
existencia de ciudadanos de primera y segunda clase con niveles de derechos altamente
diferenciados. Las comunidades campesinas reivindican adems una situacin especial
fundamentada en el derecho internacional referente a los pueblos indgenas, ya que su
facultad de elegir su propio modelo de desarrollo es clave para proteger su territorio e
identidad.
El gobierno central, no obstante, plantea que las decisiones sobre el uso de los recur-
sos naturales le competen como parte de una estrategia de desarrollo nacional que supera
los derechos e intereses locales y regionales. Y esto nos lleva a la tercera razn de fondo
del conficto. A un lado, los opositores al proyecto Ro Blanco plantean la incompatibi-
lidad de la minera con las actividades agrcolas que actualmente sostienen a la economa
local, ya que comprometeran la cantidad y calidad del agua en la regin. En el norte de
Piura nacen los ros Quiroz y Chinchipe que proveen de agua, respectivamente, a Piura
y Cajamarca, incluyendo centros de exportacin agrcola como Tambogrande y el Valle
de San Lorenzo (en Piura) y San Ignacio (en Cajamarca), cuyas municipalidades son
integrantes del FDSFNP.
24 Entrevista con Magdiel Carrin Pintado en diciembre de 2007 en la marcha de sacrifcio hacia Piura.
25 Las comunidades campesinas entran en la defnicin de indgenas del Convenio, ya que cuentan con una organiza-
cin social, cultural, poltica y hasta legal diferenciada de la poblacin general del pas.
196 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
A la vez, estn presentes en la crtica a la minera otros valores de desarrollo. Para la
empresa y el gobierno central el espacio que conforma el proyecto debera ponerse en va-
lor a travs de su ingreso en el mercado global, mientras que los integrantes del FDSFNP
reconocen a la ecologa regional como un valor en s mismo. El proyecto minero se reali-
zara en una zona ecolgica frgil y nica, conformada por los ecosistemas de bosques de
neblina y pramos que albergan animales en peligros de extincin como el tapir andino
y el oso de anteojos. Por lo tanto, la defensa del medio ambiente y especialmente del
agua, son elementos centrales en el discurso y la identidad colectiva de los opositores del
proyecto. Adems, en la zona los cerros y lagunas son considerados seres vivos que poseen
poderes especiales y deben ser respetados.
Finalmente, el FDFSNP cuestiona la calidad del desarrollo basado en la efciencia
econmica, ya que ello generara consecuencias sociales y culturales negativas. Estas inclu-
yen las divisiones dentro de comunidades y familias en torno al debate sobre la minera,
pero a la vez, el clima de confrontacin en la zona y la criminalizacin de los opositores al
proyecto, que ha implicado el deterioro de la calidad de vida en la zona, tal como afrma
el informe de la misin cientfca organizada por el Peru Support Group (Bebbington,
2007). A la vez, los dirigentes de las comunidades insisten en que la actividad agrcola es
ms duradera, democrtica e incluyente que la actividad minera que se basara en el traba-
jo altamente califcado y la concentracin de las ganancias en manos de algunos forneos.
El conficto en torno del proyecto Ro Blanco se sostiene entonces en concepciones
diferentes del desarrollo, de la ciudadana, de la democracia y del territorio de los dife-
rentes actores. El gobierno central y la empresa consideran a la tierra como un recurso
econmico, mientras que para sus pobladores es un espacio dotado de signifcado, que
sostiene a las relaciones sociales, prcticas econmicas, costumbres familiares y tradicio-
nes culturales que dan sentido a la vida de las personas en la localidad. La identidad
local y la oposicin al modelo de desarrollo minero en las comunidades se han reforzado
mutuamente en el conficto, alimentado por una indignacin profunda en los comuneros
por los abusos de la empresa y del gobierno central.
Tensin de territorialidades: polarizacin entre complejos de actores
La tensin de territorialidades (Porto Goncalves, 2001) descrita ha dado luz a una polari-
zacin profunda entre dos complejos heterogneos de actores sociales y estatales, articulados
en dos macro proyectos geogrfcos opuestos, uno vinculado a la minera, otro a las acti-
vidades econmicas actuales. Anthony Bebbington plantea que un proyecto implica una
gobernanza de territorios que permite su ocupacin por mltiples actores y otro que implica
una gobernanza que asegure la ocupacin por un solo actor (Bebbington, 2007b: 24).
En el campo de los opositores se ha constituido lo que Sonia lvarez (2009) lla-
ma una telaraa de movimiento social (TMS), en la cual actan funcionarios estatales,
municipalidades, comunidades y rondas campesinas, ONG ambientalistas y de derechos
humanos, colectivos urbanos y activistas, intelectuales, organizaciones de productores, la
YUYAYKUSUN 197
Esta democracia, ya no es democracia
Confederacin Nacional de Comunidades del Per Afectadas por la Minera (CONACAMI),
periodistas y medios de comunicacin, como tambin organizaciones y redes internacio-
nales. Ms all de la compartida oposicin al proyecto minero, existen muchas diferencias
entre estos actores, en cuanto a sus visiones y motivaciones polticas, sus estrategias de
lucha, el rol que asumen en la oposicin y en cuanto a la continuidad de su participacin.
El conficto tambin tiene un desarrollo geogrfco diferenciado en Ayavaca (con mayor
centralizacin y fuerza organizativa, una infuencia ms fuerte de la CONACAMI que
de las ONG y segn algunos entrevistados mayor radicalidad poltica) y Huancabamba.
A la vez, existen competencias entre los opositores por el liderazgo de la oposicin, por el
protagonismo meditico, la representacin en espacios internacionales, y por fondos de
la cooperacin internacional.
La heterogeneidad de estos actores da luz a discusiones, tensiones y negociaciones
continuas sobre estrategias, objetivos comunes y sobre el signifcado de la lucha, que per-
miten la (re)elaboracin continua y compleja de una identidad colectiva (Melucci 1996).
Simultneamente facilita la actuacin de la oposicin en diferentes escalas y espacios geopo-
lticos, con diferentes estrategias, como en las comunidades, el sistema legal, el mbito in-
ternacional y los medios de comunicacin, sin una direccin jerrquica y exageradamente
centralizada. El surgimiento del FDSFNP como el espacio de articulacin e interlocucin
reconocido por todos los opositores al proyecto Ro Blanco ha sido esencial en ello, ya que
permite desarrollar discusiones estratgicas, procesar confictos internos, elaborar propues-
tas compartidas y articular los diferentes procesos y dimensiones de la resistencia.
El sostn fnal de la lucha en la zona es el control territorial y social ejercido por la
organizacin comunitaria.
26
Las rondas campesinas tienen una capacidad mayor en
Ayabaca y Pacaipampa que en Huancabamba de movilizacin, organizacin y autoges-
tin, de procesar confictos internos de la comunidad, como tambin de ejercer coercin
y reproducir la identidad comunitaria, que limita seriamente la capacidad de la empresa
minera de dividir a la poblacin. La conviccin de la gente se ve alimentada adems por
la experiencia exitosa de Tambogrande, por lo cual el caso Majaz puede ser considerada
la siguiente batalla de la misma guerra (Bebbington, 2007a: 17).
En las redes organizativas de la oposicin al proyecto minero, la participacin de
partes de la Iglesia regional y de organizaciones religiosas es crucial, ya que ella representa
a la vez una fuerza identitaria importante en la zona (el Cautivo de Ayavaca es una fgura
religiosa con resonancia en todo el pas), pero tambin un fuente de legitimidad y poder
poltico real para el campo opositor. El acompaamiento de las ONG nacionales y de
la CONACAMI ha permitido la incorporacin de nuevas visiones y propuestas en los
discursos de las organizaciones, la realizacin de denuncias legales nacionales e interna-
cionales, la construccin de redes de solidaridad internacional y una mayor incidencia
en la poltica y los medios nacionales. Finalmente, el movimiento cuenta con lderes con
capacidad de actuar en diferentes escenarios del conficto.
26 Esto incluye a las autoridades comunales, la asamblea y las rondas campesinas como una institucionalidad autnoma.
198 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
Por todo ello, el campo opositor tiene una capacidad de impulsar procesos de demo-
cratizacin y politizacin, ya que abre disputas en la organizacin territorial, econmica
y poltica del pas y de la regin, desde sujetos polticos histricamente marginalizados
como las comunidades campesinas. Esto no implica que dentro de la TMS, o dentro de
las comunidades, no existan tambin prcticas y relaciones autoritarias, violentas y anti-
democrticas. Aunque muchos de los entrevistados coinciden en que el protagonismo de
las lideresas mujeres y de jvenes ha aumentado durante la lucha, persiste un poder pa-
triarcal claro dentro de las comunidades y tambin dentro de la TMS. A la vez, el propio
conficto incentiva la intensifcacin de prcticas coercitivas dentro de las comunidades
para mantener su unidad interna. Por ello, han incorporado en sus estatutos que la cola-
boracin con la mina pueda ser penalizada hasta con la expulsin de la comunidad.
Al otro lado, los que apoyan al proyecto minero conforman tambin una red de ac-
tores, entre los cuales fgura la empresa, el gobierno, diferentes partes del aparato estatal
nacional y regional, empresas de seguridad e integrantes de las fuerzas represivas estatales,
el sector minero, inversionistas nacionales e internacionales, pero tambin medios de
comunicacin, ONG y colectivos ciudadanos, incluyendo organizaciones paralelas a las
organizaciones sociales ofciales en Huancabamba. Aunque ellos a menudo son incenti-
vados (o hasta sostenidos) por la empresa minera como parte de una estrategia de pene-
tracin del tejido social, igual revelan contradicciones dentro de las propias sociedades
locales. Es evidente que desde ese campo se ha ejercido una violencia intensa, continua y
aparentemente planifcada para aumentar los costos sociales y personales de oponerse al
proyecto minero, y crear un clima de inseguridad y confrontacin en la zona. Esta violen-
cia ha implicado en varias ocasiones a representantes del Estado y ha quedado largamente
impune.
La heterogeneidad de los campos opositores y promotores del proyecto minero revela
las limitaciones de una comprensin de la llamada sociedad civil como un espacio aut-
nomo que da un contrapeso democratizador al mercado y el Estado, ya que este espacio
est compuesto de tensiones y confictos, y viene siendo penetrado constantemente por
actores mercantiles y estatales.
27
Por ende, Dagnino, Olfera y Panfchi proponen identi-
fcar diferentes proyectos polticos que atraviesan a lo que ellos llaman la sociedad
civil y poltica. Ellos plantean que estos proyectos polticos no se reducen a estrategias de
actuacin poltica en el sentido estricto, sino que expresan, vehiculan y producen signif-
cados que integran matrices culturales ms amplias (Dagnino, 2006: 44), lo cual permi-
te una participacin mltiple en la realizacin de estos proyectos. En el caso del conficto
en torno a Ro Blanco, es por ejemplo evidente que los integrantes de la Defensora del
Pueblo sin ser integrantes de una organizacin social o poltica, han sido un aliado im-
portante para las comunidades en diferentes momentos del conficto, por su compromiso
con la institucionalidad democrtica y los derechos de las comunidades.
27 Por una crtica de estas visiones exageradamente optimistas de la sociedad civil, ver: Dagnino (2006).
YUYAYKUSUN 199
Esta democracia, ya no es democracia
Imaginando la consulta: comunidad o municipalidad?
La consulta vecinal surge en el escenario de dilogos fracasados y violencia generalizada
descrita previamente, como un intento de los opositores de dar un giro estratgico al
conficto que permita una salida pacfca al mismo. En el proceso de lo que Luis Vttor
llama maduracin de la propuesta de la consulta se desarrolla una discusin sobre el
tipo de consulta por realizarse, en lo cual las comunidades y CONACAMI propusieron
la consulta comunitaria, ya que ella fortalecera a la autonoma comunal, mientras que
la mayora de los actores del FDSFNP abogaron por una consulta vecinal, convocado
por las municipalidades.
28
La discusin se resolvi dejando de lado los debates sobre las
cuestiones de la autonoma comunal y la estructura del Estado peruano, e insistiendo en
la mayor legitimidad e impacto de una consulta vecinal en la sociedad.
El impacto de la consulta fue signifcativo. Durante varias semanas el caso de Majaz
fue uno de los temas centrales en la agenda poltica y meditica en el pas, y el caso gener
atencin internacional. El gobierno y la empresa se encontraron tras la consulta por un
tiempo a la defensiva en el conficto, lo cual provoc las condiciones para una nueva mesa
de dilogo. Tambin se generaron nuevas discusiones sobre el derecho a la consulta, pero
sin que estas llegaron a implicar cambios institucionales (aunque tras los sucesos en la
Amazona, en la actualidad se est discutiendo una ley de consulta).
El proceso de organizacin y realizacin de la consulta reforz tambin la institucio-
nalidad en que se bas la consulta se vio fortalecida por su proceso de organizacin.
29
A
un lado, el FDSFNDP logr establecerse como el espacio nico de articulacin, discusin
y representacin poltica del campo opositor. De otro lado, las rondas campesinas asu-
mieron un protagonismo importante en el proceso como la fuerza social principal detrs
del xito del referendo, lo que permiti una mayor identifcacin de la poblacin local e
incluso de los medios de comunicacin con su organizacin.
30

La realizacin exitosa de la consulta gener una base comn para la identidad colecti-
va de los opositores a Majaz y oblig a actores menos pronunciados, como las municipa-
lidades, las organizaciones urbanas y la Iglesia a comprometerse ms pblicamente con la
lucha. Adems, organizaciones e instituciones que previamente no se haban conocido, o
estaban distanciadas, tenan que colaborar y conocerse durante el proceso de la consulta.
Sus esfuerzos tambin implicaron una campaa enorme de concientizacin a las pobla-
ciones locales. As, ms all de todas las diferencias polticas, culturales y hasta personales,
28 Vittor explica que: En la consulta comunitaria las comunidades seran los actores centrales en la organizacin y los
comuneros tendran infuencia directa en los resultados; en la consulta vecinal los actores centrales seran las munici-
palidades y la poblacin electoral es la circunscrita a una determinada jurisdiccin poltica (distrito, provincia) y no
hace distincin del origen comunal de sus participantes (Vittor, 2009: 35).
29 Entrevista con Jos De Echave.
30 Las rondas participaron en todo el proceso organizativo y en la realizacin de la consulta. Garantizaron la seguridad,
organizaron el transporte, difundieron la informacin sobre la consulta y la minera, e incluso recaudaron fondos en
sus propias bases, desde una identifcacin profunda con la consulta. Francisco Ruiz Cruz, lder comunal de Pacai-
pampa, plante al respecto: Nuestra consulta la realizamos nosotros organizndonos y nosotros mismos fuimos los
que aportamos de una manera o otra a este trabajo de la consulta que nos cost 21 mil soles.
200 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
el compromiso con hacer respetar la consulta se ha vuelto un elemento central en la
poltica local.
A la vez, la experiencia de la consulta tiene un signifcado diferenciado para los dife-
rentes actores involucrados. Para los representantes de las ONG, la consulta es una prcti-
ca de participacin ciudadana que podra traducirse en un mecanismo institucionalizado
que forma parte de los procesos de aprobacin (o negacin) de proyectos extractivos. De
otro lado, la ven como una estrategia meditica en el conficto y en la lucha ms amplia
por una gobernabilidad democrtica de las industrias extractivas, que permita generar
presin pblica nacional e internacional sobre el Estado peruano y la empresa, para res-
petar los derechos de las poblaciones locales.
Para las municipalidades la consulta es una estrategia para recuperar su capacidad de
defnir su modelo de desarrollo frente al gobierno central y de esta manera generar una
descentralizacin de facto. A la vez, les permite mantener legitimidad frente a la pobla-
cin local y especfcamente frente los comuneros. Para la CONACAMI, la consulta es un
primer paso hacia el establecimiento y formalizacin del derecho de las comunidades para
decidir integralmente sobre sus territorios y, de esta forma, sentar los bases de un Estado
plurinacional. Finalmente, los dirigentes comunitarios afrman que la decisin fnal sobre
sus territorios debera estar en manos de las comunidades, pero estn muy conscientes de
que para ello es necesario presionar al gobierno hasta que ceda. En este sentido asumen
la consulta como una especie de traduccin de una decisin ya tomada en la asamblea a
las reglas de la democracia liberal, para que esta sea entendida por la empresa, el gobierno
central y el pblico en general.
Produciendo la consulta: (im)posibilidad, (i)legalidad e (i)legitimidad
Con la organizacin de la consulta, el FDSFNP busc abrir un frente meditico y poltico
para canalizar y diluir la violencia generalizada y la confrontacin como lgicas principa-
les del conficto. As, se busc generar un hito en el conficto que cambiara su correla-
cin de fuerzas y el imaginario pblico y el debate poltico acerca de este.
31
La consulta
fue asumida por los opositores como argumento potente para las negociaciones sobre el
futuro de la zona, ya que el gobierno central previsiblemente no la iba a reconocer como
parte de una salida institucional del conficto. En consecuencia, la lgica de polarizacin
y enfrentamiento se consolid a partir de la convocatoria de la consulta por las municipa-
lidades, pero ahora parcialmente por otros medios.
Los diferentes actores involucrados hicieron todo lo posible, para producir la (im)
posibilidad, (i)legalidad e (i)legitimidad de la consulta, en diferentes campos de batalla,
como los espacios legales, mediticos, polticos y sociales. Por ello, los promotores de la
consulta insistieron mucho en su organizacin tcnica impecable, para lo cual se arm
31 La nocin de la consulta como hito en el conficto me lo plantearon Luis Vittor y Jos De Echave y estaba muy
presente en los talleres mencionados sobre las consultas vecinales en el Per.
YUYAYKUSUN 201
Esta democracia, ya no es democracia
un comit electoral, una secretara tcnica y un comit de tica y observadores, que in-
cluy personalidades nacionales y observadores nacionales e internacionales. Tambin
se cre una pgina web electoral, se trabaj con los padrones electorales ofciales de las
elecciones regionales y municipales de 2006 y se facilit una cobertura meditica amplia.
Previamente se realizaron talleres de capacitacin, campaas de informacin, e incidencia
en los medios, instituciones y polticos nacionales, que plantearon el derecho a la consulta
de las poblaciones locales.
Por su parte, el Estado y la empresa realizaron una campaa de desprestigio a los im-
pulsores de la consulta. Periodistas, analistas, polticos ofcialistas, ministros y economis-
tas, acusan los comuneros de ser ignorantes, anti-modernos, aliados de los chilenos (que
es el primer productor de cobre en el mundo), terroristas y comunistas.
32
Y el premier
Jorge del Castillo sigui insistiendo en la ilegalidad de la consulta, pese a declaraciones
contrarias de la Defensora del Pueblo, la Fiscala y la Comisin de Derechos Humanos
del Ministerio de la Justicia. La Ofcina Nacional de Procesos Electorales neg la invi-
tacin para facilitar tcnicamente el proceso de la consulta, la Direccin Regional de
Educacin neg la posibilidad de usar los centros educativos para la realizacin de la con-
sulta y el Jurado Nacional de Elecciones se pronunci en contra de la validez de la con-
sulta y denunci sin xito a los alcaldes convocantes y miembros del equipo tcnico
de la consulta por usurpacin de funciones. Mientras tanto, la empresa Majaz ofreci
80 millones de dlares a las comunidades para poder usar sus tierras (pagados durante la
permanencia de la minera en la zona), que fueron rechazados con el argumento de que el
medio ambiente y la salud no estn en venta. En das previos a la consulta el gobierno de
pronto invit los actores de la zona a un nuevo espacio de dilogo, insistiendo en que la
consulta no iba a resolver el conficto.
Queda claro que la consulta pueda ser una prctica muy institucionalizada, contem-
plada en la legislacin nacional y convocada por el gobierno local, pero esto no le asegura
una incidencia efcaz en el caso como mecanismo valido de participacin ciudadana. Ms
bien, en todo el conficto los derechos de las poblaciones locales y la institucionalidad es-
tatal aparecen como relaciones sociales cuya realidad es defnida por el ejercicio de poder
por los actores involucrados en ellas. El anlisis de la misin de investigacin, facilitado
por el Peru Support Group, evidencia que el conficto en torno a Majaz se desarrolla en
los mrgenes de la ciudadana y de la democracia peruana (Bebbington, 2007a: 68).
33

32 Las referencias al terrorismo y comunismo son parte de una estrategia discursiva desde los aos noventa por parte
del Estado peruano, que busca identifcar organizaciones sociales, ONG e intelectuales progresistas con la violencia
poltica de la guerra interna. Mario Palacios, el presidente de la CONACAMI, coment al respecto en una entrevista:
Es irnico. Vienen los buenos comunistas a invertir en la minera y tenemos aqu los malos comunistas que quieren
evitar esto.
33 El informe plantea: Vindolo framente a la luz del da, la situacin es la siguiente: el Ministerio responde a las
demandas y preocupaciones de la empresa, no a las de las poblaciones locales; el Ministerio respeta los derechos
de concesin de la empresa, pero no los derechos de superfcie de las comunidades; el Ministerio responde al plan
del proyecto de la compaa y no a los planes de desarrollo de los gobiernos locales; el Ministerio ignora las quejas
presentadas por las comunidades, pero decide reconocer los derechos de superfcie de la empresa; el Poder Judicial
inici acciones legales contra miembros de la poblacin local por protestar y producir daos a la propiedad (hallando
202 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
Para los pobladores de la zona el Estado no es garante de los derechos a la salud, a la ex-
presin poltica o a la identidad cultural, entre otros. Evidentemente tampoco son vistos
como ciudadanos que merecen mecanismos polticos para participar en las decisiones
sobre su propio futuro. Mientras tanto, la empresa minera goza de una ciudadana econ-
mica (Sassen, 1996), con lo cual los intereses y regmenes jurdico-polticos neoliberales
aseguran los derechos de las empresas transnacionales por encima de los derechos de
personas y colectividades.
En este escenario, el tipo de respuesta que encuentran las acciones de los opositores a
la mina no depende de la accin que ellos realizan. Tanto los organizadores de la consul-
ta, como de las marchas de protesta, han sido amenazados, criminalizados en los medios
de comunicacin, atacados por polticos nacionales y denunciados por terrorismo. Esta
respuesta se debe ms bien a la combinacin de su modo de insercin estructural en la
sociedad peruana, con su posicionamiento crtico al modelo econmico promovido por
las elites del pas. Al contrario de los casos de participacin civil a travs del llamado
tercer sector y programas gubernamentales, aqu no hay derechos pre establecidos. Ms
bien, encontramos un campo de batalla amplio, en el cual la ciudadana, la soberana y
la democracia mismas son tema de negociacin. Partha Chatterjee lo plantea as, para el
caso de la India:
Tis is a zone where, I have said, the certainties of civil-social norms and constitutional
properties are under challenge. Te claims of sovereign power are shaken by an ambi-
guous legitimacy and a hesitant will. Rights and rules have to be seemingly, negotiated
afresh. Only those voices are heard that can make the loudest noise and can speak on
behalf of the largest numbers. Tere is violence in the air (Chatterjee, 2005: 99).
Los opositores se organizan, por lo tanto, desde un espacio al cual prefero llamar
sociedad no-civil
34
, ya que sus integrantes son producidos de diferentes formas como
no-ciudadanos. A un lado, el proceso histrico inacabado de construccin de soberana
estatal nacional en el Per, se ha dado sobre la produccin de large numbers of poor,
marginalized or ethnic others as outsiders, people who are not yet ready to become
citizens or included in the true political-cultural community (Blom Hansen, 2005:
36). En la era del capitalismo neoliberal, la oposicin a este proyecto por parte de estas
poblaciones de no-ciudadanos (o ciudadanos de segunda categora como se plantea en
el imaginario nacional peruano) est en la raz de una recargada produccin meditica,
a algunos culpables y suspendindoles la sentencia) pero no hall culpable alguno por la muerte de dos campesinos;
la polica ha defendido el campo de exploracin contra la poblacin; y el Ministerio, para todos los fnes y propsitos,
desestima los hallazgos de la Defensora del Pueblo, de la que podra decirse que es el actor ms neutral de todo este
conficto (Bebbington, 2007a: 68).
34 Partha Chatterjee llama a este espacio sociedad poltica, ya que en su visin aqu se realiza una especie de poltica pura.
Yo prefero no usar este trmino, ya que sostengo que la poltica es ejercida en todos los espacios y dimensiones de
la vida social y no tiene un espacio privilegiado, sea en la poltica institucional, o en la poltica de negociacin entre
poblaciones marginalizadas y el gobierno central.
YUYAYKUSUN 203
Esta democracia, ya no es democracia
cultural, jurdica y poltica de estas poblaciones como salvajes, premodernos y antide-
sarrollistas, incapaces de decidir sobre su futuro o de participar en decisiones sobre el
desarrollo de la sociedad local y nacional, en vez de integrantes de una sociedad civil
peruana.
Esta produccin discursiva de los opositores a la mina como externos a la sociedad
civil, la democracia y la ciudadana peruana se vuelve una justifcacin para la insisten-
cia en el proyecto minero en la zona y para la coercin y violencia desatada hacia ellos.
Se evidencia que la incorporacin de nuevos territorios en las redes transnacionales de
produccin y negocios requiere del disciplinamiento de poblaciones opositores incivili-
zadas, para contribuir a la modernizacin y la civilizacin del pas y de sus poblaciones.
Horacio Machado plantea que por ello, la actual minera transnacional es una forma de
neocolonialismo sostenido por una violencia productiva:
Como forma de violencia colonial, la expropiacin es, bsicamente, expropiacin de
los medios de vida, de los medios a travs de los cuales emergen y se re-crean las formas
de vida. De all que la expropiacin, como forma de violencia productiva, tiene que ver
no con el arrebato de algo, sino con la produccin colonial de formas de existencia,
formas de vida colonizadas, expropiadas y re-apropiadas, destruidas y re-creadas [] por
y para el poder colonial. Implica la produccin colonial de formas de vida civilizadas
(Machado, 2009).
Refexiones fnales: lo que est en juego
El conficto provocado por la ilegal presencia de la minera Majaz en los terrenos de las
comunidades de Yanta y Segunda y Cajas trata entonces del futuro de las tierras y de
las poblaciones de la frontera norte del Per. As se inscribe en varias dinmicas de (re)
negociacin de los alcances y lmites de diferentes tipos de soberana en el mundo actual.
A un lado, el conficto con la empresa Majaz es la continuidad de procesos histricos
de negociacin entre las poblaciones marginalizadas y las elites poltico-econmicas loca-
les y nacionales, sobre la organizacin territorial, poltica y econmica del pas. En estos
confictos el gobierno central aparece como un actor estratgico cuyo posicionamiento
en los confictos entre las comunidades y los poderes locales (antes hacendados, ahora
empresas mineras) puede cambiar si la fuerza social y poltica de las comunidades es su-
fciente (Starn, 1999; Damonte, 2007). En este sentido, el reclamo al Estado central de
asumir su papel de garante de derechos y de facilitador de la resolucin de los confictos
del Frente sigue un patrn histrico. Es evidente que en esta relacin de negociacin la
posibilidad de ejercer la fuerza siempre ha jugado un papel importante. Los casos descri-
tos en los principales estudios sobre la minera en el Per sugieren que la accin directa y
la disponibilidad de usar la fuerza son necesarias para generar escenarios de negociacin
con posibilidad real de incidencia para las poblaciones afectadas (Bebbington, 2007b; De
Echave, 2009a y 2009b).
204 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
De otro lado, los mltiples procesos comnmente denominados como globalizacin
han generado una nueva geografa del poder (Sassen, 1996: 29-30), en la cual la soberana
poltica es compartida en redes transnacionales formadas por las instituciones supranacio-
nales, los mercados de acciones, los medios de comunicacin, otros actores transnacionales
y por Estados nacionales. Dado que la mayora de estas redes no se guan por los principios
de la democracia, la capacidad de autodeterminacin a travs de la poltica democrtica se
ve condicionada, especfcamente en sus polticas econmicas y sociales. Estos cambios no
necesariamente implican un debilitamiento del Estado; ms bien indican su transformacin
e incorporacin en las nuevas confguraciones de autoridad a nivel global.
Ms que una ausencia del Estado, en el caso de Majaz hay una presencia muy selec-
tiva que busca reforzar a la empresa como una nueva fuente de soberana en la zona, por
encima de municipalidades y comunidades. Por lo tanto, no sorprende que el intento de
crear un nuevo marco normativo sobre los territorios comunales para facilitar su mercan-
tilizacin, fuera acompaado por la consolidacin de un sistema represivo para respaldar-
lo, desde la poca del rgimen autoritario de Alberto Fujimori. Bajo el actual gobierno de
Garca Prez, este proceso se radicaliz con una serie de decretos legislativos que generan
amplias libertades para el Estado y sus fuerzas de orden para reprimir y penalizar actos de
protesta contra el modelo actual (Aprodeh, 2008; Tacuri, 2009).
Ambos procesos buscan reconstituir los territorios, sujetos e imaginarios en la zona en
funcin de una concepcin de vida, una nocin de Estado y un modelo de desarrollo que
gira en torno al mercado capitalista, la racionalidad eurocntrica y el Estado-nacin, elemen-
tos fundamentales de lo que Quijano llama la colonialidad del poder (Quijano, 2003). La
capacidad de resistencia de las comunidades a estos procesos se sostiene en su existencia en la
periferia de la soberana del Estado peruano y del mercado capitalista. Las comunidades han
aprendido a vivir a la vez con el Estado y el mercado, como sin ellos, desde la abolicin de
las haciendas en los aos setenta del siglo XX.
35
La continuidad de la justicia comunitaria, las
rondas campesinas y la asamblea comunal como instancia poltica mxima, son ejemplos de
esta autonoma relativa, que han convertido a las comunidades en fuerzas de soberana local
con cierta capacidad de negociacin con las otras fuentes de autoridad en su localidad.
Es en estos procesos de confrontacin y negociacin que se reconfguran la demo-
cracia, el modelo de desarrollo, la soberana y los territorios. En el caso de la TMS, en la
frontera norte del Per se ha abierto un escenario de negociacin basado en un conficto
localizado sobre la re-estructuracin de la sociedad local, peruana y global. Para ello se
han construido redes de actores que actan en diferentes escalas geopolticas y en mlti-
ples espacios del sistema social. La accin directa, acciones legales, propuestas de desarro-
llo alternativo, la incidencia en los medios de comunicacin y los intentos de establecer
espacios de dilogo con el Estado central son parte de ello. La organizacin de la consulta
como un mecanismo de participacin ciudadana para incidir en el conficto y ensayar una
35 Anbal Quijano plante esta idea en la Cumbre Continental Indgena en Puno. Ni el Estado ni el mercado han sido
capaces de resolver los problemas de las comunidades, lo cual siempre ha implicado la necesidad de auto-organiza-
cin comunitaria sobre la base de principios diferentes a ellos.
YUYAYKUSUN 205
Esta democracia, ya no es democracia
posible innovacin institucional para democratizar la gobernanza de los recursos natura-
les, integra en este sentido estrategias ms amplias.
Con ello, las organizaciones de las comunidades no buscan destruir el Estado ni el
mercado (Damonte, 2007), pero ms bien negocian la forma de ser insertadas en ellos.
Las poblaciones locales disputan el rgimen democrtico actual, reclamando otra forma
de gobierno a partir del respeto a sus derechos y su participacin en las decisiones que les
conciernan. En segundo lugar, las comunidades buscan negociar los trminos del proceso
en marcha de su insercin en el mercado, en la globalizacin y en la llamada modernizacin.
En ello reivindican el derecho a otros imaginarios econmicos, basado en el deseo de cons-
truir un modelo de desarrollo consistente con su identidad y cultura. En ambos procesos
est presente una negociacin sobre los lmites entre la autonoma y la soberana nacional.
Las comunidades quieren en palabras de sus dirigentes resolver sus problemas solos
y poder seguir reproduciendo la vida comunitaria. A la vez, quieren apoyo del Estado para
poder realizar su modelo de desarrollo basado en la agricultura y el ecoturismo.
La radicalidad de esta lucha entonces no est ni en el tipo de accin realizado, ni en
una base ideolgica
36
, como sugieran los adjetivos de violentistas, terroristas, comunistas
o anticapitalistas puestos por los promotores de la minera. Ms bien, su radicalidad est
en su insistencia en la posibilidad de organizar la vida, la economa, el Estado y la pol-
tica de manera diferente al desarrollismo hegemnico. La produccin discursiva de los
opositores de la mina como incivilizados, antidesarrollistas y antipatriotas, parte justo de
la equivalencia neocolonial entre el capitalismo, el desarrollo, el progreso, la civilizacin
y el patriotismo, con base en lo cual se busca constituir sujetos y territorios disciplinados
para integrar la sociedad mercantilizada y fragmentada. Frente a ello, la resistencia de las
comunidades y del Frente, con sus contradicciones y limitaciones internas, contribuye a
pensar caminos para la profundizacin de la democracia y la reorganizacin del territorio
y del Estado, y el desarrollo en nuestras sociedades desde la diversidad que las componen.
PD. ltimos hechos
En las semanas de conclusin de este texto ocurrieron en la frontera norte varios aconteci-
mientos que suscriben la lnea de anlisis del artculo. Una intromisin violenta cuyos
responsables hasta ahora no han sido identifcados en las instalaciones de Ro Blanco,
dej el primero de noviembre de 2009 muertos a los guardias Luis Gmez Vlchez y Jos
Severino Zapata y al administrador del campamento Eduardo Ramrez. Posteriormente,
el gobierno lanz el plan de instalar una base militar en la zona para proteger el proyecto
minero que contina permaneciendo ilegalmente en la zona.
36 Con esto no planteo que no existan bases ideolgicas que jueguen un papel en el conficto. Hay discursos y lderes
politizados que han alimentado las posiciones del Frente y de las comunidades. No obstante, estos no son el fun-
damento de la lucha, ni est el Frente siendo controlado por un partido o corriente poltica. Ms bien, hay una
diversidad de visiones que se encuentran en la base de convicciones compartidas sobre los derechos de las poblaciones
locales de decidir sobre su propio destino.
206 YUYAYKUSUN
Raphael Hoetmer
En una incursin en la comunidad de Cajas Canchaque, como parte de la investi-
gacin de los hechos en el campamento minero, ofciales de la Polica Nacional asesina-
ron el 2 de diciembre por la espalda a los dirigentes comuneros Castro Cstulo Correa
Huayama y Vicente Romero Ramrez, tal como afrm la Defensora del Pueblo, Beatriz
Merino.
37
Otras seis personas fueron heridas.
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Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU.
y la nueva institucionalidad latinoamericana
Ricardo Sobern Garrido
RESUMEN
El mundo del siglo XXI sigue atravesando cambios imprevisibles alimentados por dinmicas
ambientales, econmicas y polticas que dejan por fuera las respuestas tradicionales de las relaciones
internacionales. Amrica Latina no escapa a estas dinmicas, acicateadas por elementos que le son
propios como son la dinmica del conficto armado en Colombia, los fenmenos de la migracin
intra y extra regional, el narcotrfco y sus perversas consecuencias como parecen demostrarlo las
experiencias de Colombia, Brasil y Mxico, la confrontacin entre dos modelos econmicos con
repercusiones ecolgicas diversas y, ms puntualmente, los impactos de los confictos sociales dentro
y fuera de nuestros pases. Estados Unidos parece ser el nico actor externo con dos cualidades, con
amplias capacidades y facilidades para prever las tendencias y una relativa ausencia de capacidad en
materia de recursos humanos, para actuar en consecuencia.
ABSTRACT
Te world in the twenty-frst century continues going through unforeseeable changes fed by
environmental, economic and political dynamics that leave out the traditional responses of the
international relations. Latin America is not immune to these dynamics, urged by elements of its own
as the dynamic of the armed confict in Colombia, the intra and extra-regional migration phenomena,
drug trafcking, and its perverse consequences as the experiences in Colombia, Brazil and Mexico
seem to demonstrate it; the confrontation between two economic models with diferent ecological
repercussions and more accurately, the impacts of social conficts within and outside our counties. Te
United States seems to be the only outside player with two qualities: extensive abilities and chances to
anticipate trends and a relative lack of capacity with regard to human resources to act accordingly.
Introduccin
D
esde que se inici el siglo XXI, el tablero de ajedrez sudamericano se ha carac-
terizado por lo dinmico e imprevisible de su distribucin y movimiento. En la
ltima dcada se han producido cambios polticos signifcativos en la regin. De
otro lado, existen sufcientes elementos que parecen indicar que los EE.UU. han perdido
alguna capacidad de previsin y de infuenciar en el desenvolvimiento de los hechos pol-
ticos, econmicos y sociales en la regin. Es cierto que los pases de Amrica Latina man-
tienen un largo perodo electoral democrtico, salvo algn caso aislado de interrupcin
institucional, como ocurri en el caso de Honduras (28 de junio, 2009). Pero solamente
ese hecho aislado ha tensionado de alguna manera las relaciones y agendas hemisfricas,
poniendo en tela de juicio varios de los mecanismos e instituciones existentes. En ese
marco, acaba de culminar en Lima la Cita de 33/34 cancilleres de los pases miembros de
210 YUYAYKUSUN
Ricardo Sobern Garrido
la 40 Asamblea General de la Organizacin de Estados Americanos, con una mezcla de
frustracin y paciencia (ver Declaracin de Lima).
La fotografa actual de la regin nos muestra el mantenimiento de hasta tres gran-
des espacios regionales, frecuentemente divergentes entre ellos: i) el bolivariano, con-
formado por el eje de Cuba, Venezuela, Bolivia y en ciertos aspectos el Ecuador, en
grandes temas como es la no intervencin de EE.UU. mediante acuerdos militares,
el equilibrio de los asuntos comerciales, la aplicacin de los programas antidrogas,
tales como la fumigacin, la extradicin, la interdiccin martima contra barcos civi-
les, el Plan Colombia y el caso de Angostura, entre otros ii) el liberal, compuesto por
Mxico, Colombia, Per y Chile, de franco apoyo a la Carta Interamericana, el TLC
con EE.UU y, iii) el pragmtico, conformado por Brasil (merece atencin aparte en su
proceso de gestacin y afrmacin como un poder mediano/grande), Argentina y Chile,
con visiones ms realistas en materia de poltica exterior regional, global y respecto de
EE.UU. en particular.
Al mismo tiempo y siguiendo en el imaginario macondiano de Garca Mrquez,
Amrica del Sur es un escenario donde confuyen los ms diversos factores de convulsin
e inestabilidad, tanto tradicionales como en el Pacfco Sur, por el litigo peruano-chileno,
la mediterraneidad boliviana. O tambin, factores intra estatales nuevos, como son la
extensin del narcotrfco y otras formas de criminalidad organizada, que condicionan el
carcter de las relaciones entre los pases e incluso la vida cotidiana de las personas en los
diversos cinturones fronterizos que cruzan nuestros pases.
En el plano econmico, el BID dice que la regin crecer 3%, en el 2010, aunque con-
vivan modelos polticos distintos de desarrollo en la regin. La crisis fnanciera en EE.UU.
determin la cada de las remesas hacia la regin en un orden del 15%, respecto del 2009.
Sin embargo, la situacin posterior a dicha crisis fnanciera, permiten algunas seales de
recuperacin de la economa norteamericana y latinoamericana. A pesar de la crisis, el go-
bierno de EE.UU. mantiene pues un inters activo en la regin por el aumento de las
posibilidades del comercio, las inversiones en minera, energa, el desarrollo de las comuni-
caciones, en circunstancias que la institucionalidad hemisfrica sufre cambios sustantivos.
Los temas tradicionales como narcotrfco, migracin, se ven de algn modo subor-
dinados por la expansin del comercio intra hemisfrico y la presencia global brasilea,
temas que deben ser incorporados en la agenda hemisfrica. En este contexto, el objeto
de este ensayo, es analizar la forma como se amoldan la vieja/nueva institucionalidad
hemisfrica colectiva en curso, con los lineamientos de la administracin demcrata de
Obama, y, los nuevos vientos geopolticos latinoamericanos.
La poltica de Obama
Se trata de determinar la capacidad del gobierno de EE.UU. en el siglo XXI para here-
dar y mantener los criterios de ascendencia, hegemona, predominancia, preponderan-
cia y destino manifesto, que manifesta Kissinger en su obra (2001), para los EE.UU.
YUYAYKUSUN 211
Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU. y la nueva institucionalidad latinoamericana
en el siglo XX. Pareciera que los edifcios atacados el 9/11, es decir el sistema fnanciero
y militar, son los que ms sufrieron tal como lo manifesta la situacin actual de la
administracin Obama
La principal herencia que ha debido asumir el gobierno de Obama en el campo
poltico, es la consolidacin del concepto de la guerra contra el narcoterrorismo, a pro-
psito del ataque contra el movimiento Talibn en Afganistn. Luego en el 2003, se
produjo la invasin de Iraq y la consiguiente derrota de Saddam Hussein. La ejecucin
de la guerra contra el terrorismo global, no solamente incluy estas dos intervenciones
abiertas que hasta hoy continan, sino tambin otros elementos como las detenciones de
sospechosos, la tortura, la reclusin ilegal en la Base de Guantnamo (US$ 500 millones
en gastos para equiparla como prisin que alberg hasta 680 detenidos incluido Khalid
Sheik Mohamed, cabeza de los atentados del 9/11) (Higham y Finn, 2010), o la simple
extensin del concepto de narcoterrorismo a los escenarios que van desde la frontera
mexicana, las selvas colombianas y peruanas, hasta el Chaco paraguayo.
En Amrica Latina, particularmente en Colombia y Per, se conformaron nuevos
escenarios geopolticos, siguiendo el patrn norteamericano en Asia Central y Medio
Oriente para consolidar una guerra contra dos enemigos diametralmente distintos, por
un lado las FARC, el ELN, SL, los paramilitares, entre otros; del otro, la economa del
narcotrfco y el crimen organizado alrededor de este negocio.
La poltica de EE.UU. hacia Amrica Latina, ha estado en segundo plano, durante
los primeros 10 meses del gobierno de Obama y ello le ocasion una serie de perjuicios
tanto en negocios como en su capacidad de prever la dinmica regional en diversos asun-
tos. Hasta la eleccin de Arturo Valenzuela como Subsecretario Adjunto para Asuntos
del hemisferio occidental, los viajes frecuentes de la Secretaria de Estado Hillary Clinton,
hacia sus pases preferidos, tuvieron como objetivo recuperar el tiempo perdido por el
debate Capitolio-Casa Blanca, as como por factores internos. Ello explica la presencia
en la asuncin del presidente Mujica del Frente Amplio uruguayo, y el apoyo brindado a
la Argentina, para retomar el dilogo con Inglaterra sobre las Malvinas. Pero, cunto de
discursivo hay en estos hechos?
La generacin de un relativo vaco de poder de Washington, en lo que se refere al
manejo de las relaciones internacionales hacia Amrica Latina, permiten que muchas
cosas sigan funcionando como en la poca de su predecesor, George Bush, considerado
quiz el peor presidente de Estados Unidos, en ms de 200 aos de historia. Este ms
interesado en Al Queida, no pudo modifcar la evolucin de los acontecimientos polti-
cos, los mismos que permitieron la subida al poder de Hugo Chvez en Venezuela, Rafael
Correa en Ecuador, Evo Morales en Bolivia, los Kirchner en Argentina y otros regmenes
polticos que se posicionaron, paulatinamente, ms lejos de los dictados tradicionales
provenientes de Washington. El gobierno de Barack Obama tiene muchos retos para
recomponer las relaciones en la regin.
Pese a los primeros discursos optimistas de Presidente Obama en la V Cumbre de las
Amricas de Trinidad y Tobago (abril 2009), para una mejor y nueva relacin con los pa-
212 YUYAYKUSUN
Ricardo Sobern Garrido
ses de la regin, la situacin no se present fcil. Si por el lado hemisfrico se enterraron
los postulados de la Primera Cumbre en Miami (1994, concepto del ALCA), EE.UU.
ratifc quince aos despus en este foro colectivo, la importancia de la lucha contra el
narcotrfco y su versin moderna, el narcoterrorismo con el apoyo de los pases de la
regin.
Pese a los importantes cambios que ocurren en la poltica domstica norteamericana
relacionada a las polticas de drogas
1
, fundamentalmente eliminando el enfoque represivo
e incluso permitiendo polticas estatales relacionadas al uso mdico de la cannabis, hay va-
rios elementos de la poltica tradicional norteamericana hacia la regin que permanecen.
Es el caso de la certifcacin antidrogas a pesar de la existencia del MEM. Otro tema es
el uso intensivo de la extradicin en el caso de grandes delincuentes y la deportacin en
el caso de los migrantes. En Colombia, es el mantenimiento del fnanciamiento y ope-
ratividad de las acciones de aspersin area, cuando se ha demostrado su inefectividad.
Por ltimo, la creacin de la IV Flota alrededor de las riberas de los ocanos Pacfco y
Atlntico
2
, el Plan Mrida con Mxico desde el 2006.
Asimismo, ocurre con la lista de aquellos pases que no cooperan contra el terroris-
mo. El Departamento de Defensa mantiene las prohibiciones de compra de material de
defensa de origen norteamericano a los gobiernos de Hugo Chvez y Evo Morales. La
diferencia la puso el Ecuador. Recientemente, el gobierno de la Revolucin Ciudadana
de Rafael Correa, anunci la suscripcin de convenios antinarcticos y de proteccin de
la frontera norte con EE.UU. (fundamentalmente dirigido a la parte civil y militar del
Plan Ecuador).
Para muchos analistas
3
, el propio seguimiento sobre el convenio para uso de siete
bases militares entre EE.UU. y Colombia (octubre 2009), antes que a las FARC parece
tener otro objetivo: detener la infuencia externa del chavismo y construir un potencial
caso bilateral confictivo. A pesar de la aceptacin de la seora Hillary Clinton a in-
formar sobre el Acuerdo Militar en el escenario de UNASUR (declaraciones durante
reciente visita a Quito en junio del 2010), la preocupacin permanece en tanto pueda
originar una escalada de tensiones entre los dos pases (recordemos las malas relaciones
entre Juan Manuel Santos posible presidente colombiano y el presidente venezolano
Hugo Chvez).
En enero del 2010 (14/1), se produjo la visita de James Steinberg, segundo de la di-
plomacia norteamericana y de Christopher Mc Mullen (Asuntos Hemisferio Occidental),
a Bogot y Lima, tuvo como centro el comercio. En el caso colombiano estudiar como
vencer la resistencia demcrata al TLC con EE.UU., en el caso peruano, implementacin
1 Segn Gil Kerlikowske, zar antidrogas norteamericano, 40 aos despus, US$ 1 trilln y miles de vidas a cuestas, la
guera contra las drogas parece no haber funcionado. Vase U.S. War on Drugs has met none of its goals, AP, May 14th
Associated Press,
2 Informacin adicional se puede encontrar en www.militarizaciono.blogspot.com
3 Conferencia del director del Programa de Seguridad en Latinoamrica del Center for International Policy Adam Isacs-
son, 2009.
YUYAYKUSUN 213
Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU. y la nueva institucionalidad latinoamericana
de las partidas para acceso a mercado norteamericano, caso palta Hass, y la profundiza-
cin de la lucha antidrogas.
Como dice Hillary Clinton, se trata de construir: Engage in a more robust diploma-
cy. En este marco se produjo la visita de Alan Garca a Obama, con los efectos mediticos
para el primero. Por la parte peruana, adems del presidente estuvo el canciller Garca
Belaunde, el embajador en EE.UU. Luis Valdivieso y el encargado de Asuntos Amricas,
embajador Javier Len.
Esta visita se produce en circunstancias que la Casa Blanca ha hecho la solicitud
presupuestal 2010/2011 caracterizada por la reduccin de solicitud presupuestal para
Per, pese al aumento del compromiso peruano para reducir 15,000 hectreas de coca el
2010. Esta reduccin presupuestal deja con poco piso a las agencias peruanas: Devida,
Corah, Umopar, Dinandro, pero tambin a subcontratistas y consultores. Entonces, el
gobierno de Alan Garca se queda con el encargo de reducir cultivos, pero sin los recursos
para efectuarlo.
Por otro lado, el gobierno de EE.UU. ha seguido publicando sus informes anuales
sobre narcotrfco (International Narcotics Matters Report, 2010) que continan haciendo
evaluacin unilateral sobre el comportamiento de pases como el Per
4
en otras materias
como DD.HH., que se aadieron a los de la Junta Internacional de Fiscalizacin de
Estupefacientes JIFE /ONU, as como un reciente reporte de la Direccin Nacional de
Inteligencia, que considera al presidente Chvez como una amenaza contra los intere-
ses norteamericanos en la regin. Finalmente, el 22/2, la Comisin Interamericana de
Derechos Humanos public el reporte contra la democracia en Venezuela y sta anunci
su renuncia al sistema de proteccin, como lo hizo Per en la poca de Fujimori.
Decididamente, en lo que se refere a la Guerra contra las drogas, mientras al-
gunos Estados como Arizona y California toman pasos consistentes para desmantelar
las polticas represivas, el Departamento de Estado insiste en mantener completamente
narcotizadas las relaciones con los pases andinos: deja a Bolivia sin ATPADEA, en-
cierra a Venezuela con acciones militares muy cerca de las fronteras, acusndola de no
ejercer control sobre sus cielos. As pues, es ms evidente, que el candidato Obama result
ser mucho ms promisorio que el presidente Obama y todo parece indicar que ser un
presidente un perodo, dejando extraar la tradicin de sus predecesores como Roosvelt,
Kennedy y Clinton.
4 Remnants of the terrorist group Sendero Luminoso (Shining Path, or SL) are increasingly reliant on drug trafcking for
funding and were active in 2009, as in previous years, in ambushing and killing police and military personnel in the
UHV and in the Apurimac and Ene River Valley (VRAE). For instance, in September, SL shot down a Peruvian military
helicopter, killing the pilot and copilot who had been sent on a rescue mission to evacuate wounded soldiers ambushed by SL
while on patrol. Since 2006, 33 Peruvian National Police (PNP) ofcers and 2 CORAH (Control and Reduction of Coca
in the Upper Huallaga) employees have been killed in SL attacks. In May, the President of the Council of Ministers (PCM)
presented the Strategy for a Comprehensive Intervention- Plan VRAE to the Congress, which was aimed at strengthening
the States presence in the VRAE and supporting development projects. Peru had three ministers of interior in 2009 and the
installation of each new minister resulted in other stafng changes at the ministry. Tese changes somewhat hampered the
GOPs ability to efciently prosecute a counternarcotics strategy in 2009.
214 YUYAYKUSUN
Ricardo Sobern Garrido
La cuestin brasilea
Existe la necesidad de Washington de restaar heridas con la fortalecida diplomacia
de Itamaraty (Brasil) que ha sido daada por sucesivos acontecimientos. La crisis de
Honduras y la instalacin de bases en Colombia son dos casos especfcos. As se explica,
por ejemplo, por qu el presidente Lula no se reuni con la Secretaria de Estado Hillary
Clinton por un asunto de jerarqua durante su visita al Brasil. Adems de una agenda
polticamente compleja, Clinton debi de hacer negocios y no perder posibilidad de la
compra de 36 aviones de combate por parte de la fuerza area brasilea.
Pero tambin los problemas sobre las relaciones de Brasil con Irn y su apoyo al pro-
grama nuclear de presidente Ahmadimeyad, han generado comprensibles problemas en
las relaciones y posiciones de Brasilia con Washington. La frma del pacto del 17/5 sobre
intercambio de uranio con fnes mdicos, entre Ankara, Tehern y Brasilia caus molestia
visible del Departamento de Estado (y luego en el Consejo de Seguridad de la ONU),
mientras el presidente Lula insista en reconocer que sus iniciativas iban de la mano de
lo conversado con el presidente Obama. Aparentemente, la iniciativa y protagonismo
brasileo no son bien visto por un EE.UU. debilitado y que tiene que afrontar crisis en
Irak, Afganistn/Paquistn, Corea.
Varios temas han deteriorado la relacin, en momentos que el Brasil ocupa lugares
ms evidentes en el plano global y pareciera que as desea hacerlo sentir en Washington.
Incluso, es el pas que ms dinero gasta en la regin en compra de armas: US$ 27,124
millones el 2009
5
, como lo muestra el caso de la empresa Embraer y la venta de los
aviones Tucano a diversos pases. Aparentemente, tambin habra ocasionado molestias
en Brasilia, la decisin de los militares norteamericanos de dejar por fuera de juego a las
fuerzas de MINUSTAH en enfrentar la catstrofe del terremoto y la atencin de la crisis
humanitaria en Hait, en enero del 2010. Sin duda, aparte de ser un problema de real
politik entre la potencia histrica y la potencia emergente, constituye un fuerte debate
poltico acadmico de los lmites entre lo humanitario y lo militar.
Asimismo, a los problemas luego de la crisis del golpe de Honduras y su eplogo con
la eleccin de Lobo. Como cereza en dulce, Lula conversa en La Habana con los her-
manos Castro, cuando acaba de conocerse la muerte del preso poltico Orlando Zapata.
En el plano interno, la eleccin de su heredera Dilma Rusaef permite plantear las
posibilidades de darle continuidad al reformismo de Lula (2002/2010). Aparte de todo
esto, la existencia de algunos problemas comerciales bilaterales (subsidios), permanecen
los problemas comerciales con el algodn americano subsidiado y la retaliacin brasilea,
contra otros productos americanos.
5 Seguido de Colombia (US$ 10,055 m), Chile (US$ 5,683 m), Mxico (US$ 5,490 m), Venezuela (US$ 3,254 m),
Argentina (US$ 2,608 m), Ecuador (US$ 1,821 m) y Per (US$ 1,502 m). SIPRI, 2009 Report.
YUYAYKUSUN 215
Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU. y la nueva institucionalidad latinoamericana
OEA, CELAC, nueva institucionalidad?
Los lmites que tiene la OEA para conocer, prevenir y solucionar los focos de tensin, son
un hecho de la realidad y el lastre de Hait y Honduras se pasea por el ambiente. Por otro
lado, demuestran que se mantiene la fragmentacin/debilitamiento y los riesgos de una
eventual explosin de los mecanismos institucionales multilaterales.
Una institucin creada durante la Guerra Fra, que depende de 60% de los aportes
de los gobiernos de EE.UU., muestra sus limitaciones en la crisis poltica de Honduras.
Las prximas elecciones de su Secretario General, que plantean enormes retos
6
sobre
su viabilidad institucional para afrontar los retos hemisfricos. Insulza (mayo 2005) quie-
re segundo mandato y su continuidad frente a un recambio, se basa en planteamientos
de un multilateralismo moderno. Sus crticos consideran que no ha hecho mucho para
consolidar la democracia hemisfrica (Honduras, deterioro en Venezuela) ni ha cumplido
las promesas y deseos de Washington de ver reformada la Carta Democrtica de la OEA
para prevenir, impedir procesos polticos alternativos.
Aparentemente, la reeleccin de Insulza permiti sopesar los balances, de un lado de
Brasil, Colombia, parte de Amrica Central y Caricom, mientras no tena asegurados el
de sus vecinos directos, ni el de EE.UU. y los pases de ALBA. As pues la organizacin
optaron por la alternativa de un segundo perodo de Insulza, en vez de un proceso electo-
ral con candidaturas polarizadas, para evitar los problemas electorales anteriores (2005).
Como si dejaran que Insulza se encargue de labor de sepulturero.
En el plano de la integracin econmica, la CAN ni el Mercosur han resuelto pro-
blemas estructurales que han impedido su adecuado funcionamiento como mecanismos
slidos de integracin comercial que representan la voz de los actores concernidos. En este
contexto, el caso de los diversos TLC y acuerdos comerciales, como el caso con la UE sugie-
ren que los mecanismos de integracin tradicionales han sido petardeados por las nuevas
frmulas de integracin econmica. En este sentido, ha sido la aceptacin de velocidades
variables (por un lado Colombia y Per, del otro, Ecuador y Bolivia en torno al ALBA que
agrupa a pases con modelos polticos y econmicos parecidos). Pero esto tiene otra conse-
cuencia y es que ahondar la actual crisis de la CAN y de la mayor divisin entre los pases
de la subregin. La UE no ha podido negociar con una sola CAN, como quisiera hacerlo en
el caso de Centro Amrica y el Mercosur y ello ahonda las diferencias entre dos modelos en
marcha que profundizarn las diferencias en Amrica Latina y Amrica del Sur.
Las uniones caminan ms rpido por el lado de la comunidad de recursos e infraes-
tructura, como es el caso de Petrosur que une a Venezuela, Brasil, Argentina, Uruguay y
Paraguay detrs del petrleo y el proyecto conocido como el Anillo energtico, a travs
del cual Chile, escaso en gas, busca unindose a Argentina y Brasil, presionar al Per para
que nuestro gas de Camisea llegue a sus territorios. Luego tenemos el acuerdo conocido
como Petroandina, encabezado por Venezuela en la XVI Cumbre de Presidentes de la
6 Washington Post lo critic el 1/3, como excesivamente tolerante frente a los gobiernos alternativos.
216 YUYAYKUSUN
Ricardo Sobern Garrido
Comunidad Andina une al mundo andino tras este energtico, fenmeno parecido a
Petrocaribe que une a Venezuela con el conjunto de pases caribeos, incluido Cuba para
compartir el petrleo. Algo similar se puede decir con los 31 proyectos que ahora integran
la plataforma del IIRSA y el desarrollo de su red de infraestructura carretera y de otras vas
de comunicacin subregional (Pacfco/Atlntico). As pues, la solidaridad e integracin
latinoamericana prima en estos casos frente a los intereses hegemonistas y particionistas
de la unidad continental.
En el campo poltico, el destino del Grupo de Ro, como principal mecanismo de
concertacin poltica subregional aun est por defnirse. En la reunin del Grupo de Ro
en Cancn, los 25 presidentes anunciaron la creacin de la Comisin Latinoamericana
y del Caribe, CELAC (22/23 febrero), sin EE.UU. ni Canad, despus de dos aos de
presentada la propuesta por el presidente Correa (2008). Aparentemente, el CELAC se
tratara de un mecanismo de concertacin/integracin poltica antes que un instrumento
econmico de integracin, de un bloque que lamentablemente est fragmentado y a ve-
ces polarizado. En julio 2011, se realizar la prxima Cumbre en Venezuela y all se debe
aprobar la estructura/arquitectura del nuevo mecanismo.
La Comunidad Sudamericana de Naciones se convierte en el vehculo ms efcaz
para consolidar los diversos procesos de concertacin poltica e integracin regional efec-
tiva. Debe ser entendida como una efcaz iniciativa provocada por las sucesivas cumbres
presidenciales de mandatarios sudamericanos, que se inicia en el ao 2000, en Brasilia
(FHC). Luego vendran las cumbres en Guayaquil (2002)
7
, Cusco (2004)
8
. Esta entidad
fue reemplazada, fnalmente por Unasur
9
, entidad que agrupa al conjunto de la comuni-
dad sudamericana.
Lo positivo es que agrupa el tema y la agenda del novsimo Consejo Sudamericano de
Defensa que incluye reuniones de viceministros en Manta, debates sobre medidas de con-
fanza y seguridad (propuesta de protocolo de paz, seguridad y cooperacin), discusin
de documento sobre Movilidad Area norteamericana que busca aumentar capacidad de
despliegue. Asimismo, produce la reunin de los viceministros del Interior.
Sin embargo, Unasur no est exento de posibles problemas que afronta el mecanis-
mos sobre su mandato y funciones. Acaba de superarse el largo impasse sobre el nom-
bramiento de su Secretario, el ex presidente argentino Nstor Kirchner, pese a que tiene
aspiraciones de retorno a la presidencia y ello pone en duda su capacidad de gerenciar el
organismo desde sus inicios.
Como puede observarse la arquitectura institucional hemisfrica, latinoamericana
y sudamericana, se encuentra en permanente convulsin como consecuencia de la apa-
ricin y reconversin de numerosas instituciones regionales de diverso tipo y jerarqua.
Es cuestin que cada una de ellas, pueda encontrar su viabilidad y destino a partir de las
necesidades de sus miembros.
7 Consenso de Guayaquil sobre Integracin, Seguridad e Infraestructura para el Desarrollo.
8 Declaracin del Cusco. Aparece la idea de una comunidad como espacio sudamericano integrado.
9 Presidencia ecuatoriana. Agosto 2009 hasta agosto 2010.
YUYAYKUSUN 217
Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU. y la nueva institucionalidad latinoamericana
Pero, cmo anda el patio?
Ms all de los diversos canales de intercomunicacin entre Amrica Latina, la regin
en los ltimos aos se ha venido moviendo con ritmo e intensidad inusitadas, por fuera
de las previsiones del Departamento de Estado y Defensa norteamericanos, excediendo
incluso las propias agendas polticas y sociales establecidas por la OEA.
A nivel bilateral de los pases, hace mucho tiempo no pasbamos fases de conflic-
tividad y turbulencia, como las que hemos atestiguado en los ltimos meses y aos.
Es el caso Ecuador-Colombia por los hechos del ataque a la localidad de Angostura
en 2008, que determin un largo perodo sin relaciones (Torres, 2009; Saltos, 2010).
O como tambin ocurre con la actual situacin de crisis permanente en las relacio-
nes colombo-venezolanas, afectadas frecuentemente por la diplomacia del micrfo-
no (apoyo al golpe, paramilitares, bases, captura de guerrilleros). Pero los los entre
Caracas-Bogot a lo largo del 2009 tambin han tenido su causa en temas polticos,
(situacin de las frontera, el convenio con EE.UU. sobre bases militares), que termi-
naron en el incidente de Cancn; un reciente documento del Ministerio de Defensa
colombiano sealaba que una vez recibido el armamento de Rusia (US$ 5,000 millo-
nes), no poda desestimar la posibilidad de un ataque venezolano, llamando a mejorar
el sistema antiareo.
Por ltimo, Per y Chile, por la demanda en La Haya, mantiene la efervescencia en
el Pacfco Sur. La extensin y consecuencias del posible involucramiento de Ecuador,
permite perflar de forma ms clara los puntos que se ponen en contradiccin frente a la
Corte de la Haya: la teora del paralelo actual que defende Chile versus la bisectriz y el
principio de equidad que plantea Per.
En el lado de los pases del ALBA, la relacin entre Caracas, La Habana, Quito
y La Paz est basada fundamentalmente en lo econmico y lo poltico, construyendo
progresivamente sus propias estructuras. Curiosamente, el ex presidente Zelaya ha sido
contratado para dirigir Petro Caribe. No obstante, se ha producido en los ltimos meses
una disminucin de la infuencia exterior de Hugo Chvez, debido posiblemente a la
coyuntura de su propio pas (problemas energticos y econmicos domsticos). Lo propio
ocurre con Ecuador, donde el gobierno de Rafael Correa debe emprender los postulados
de su nueva Constitucin y lidiar con las demandas indgenas y otros sectores. Por ejem-
plo, la reciente ruptura de la Conaie
10
con el gobierno de Rafael Correa por la poltica
minera de su gobierno. Posible unidad con la UNE y la FEUE.
Persisten, aunque ms en el plano domstico, varios problemas de carcter social
y tnico, que atraviesan la regin andina en particular, con posibles consecuencias in-
ternacionales. Es el caso del impulso de la minera intensiva en el Ecuador (demandas
contra trasnacionales, protesta indgena), la erradicacin de coca de Asunta en Bolivia, los
10 ECUARUNARI, su instancia ms fuerte, ha cambiado de dirigencia, Delfn Tenesaca, precipit ruptura de mesas de
dilogo.
218 YUYAYKUSUN
Ricardo Sobern Garrido
enfrentamientos amaznicos en el Per, que mal manejados, pueden convertirse en una
bomba de tiempo para los regmenes formales.
En Mxico y Colombia, con el apoyo de la comunidad internacional, se libran cruen-
tas batallas con grupos irregulares y organizaciones criminales complejas, con grandes
costos en trminos de seguridad y desorden (Sobern, 2007). La ciudad fronteriza de
Ciudad Jurez, es la ms violenta del mundo (homicidios) y se constituye en el paradig-
ma de las enormes limitaciones que tiene el concepto de guerra aplicado a situaciones de
orden pblico.
Las bandas emergentes en Colombia, las alianzas con grupos armados (ELN, AUC,
SL, narcos locales), el manejo de corredores y fronteras para los negocios ilcitos conf-
guran un novedoso y preocupante mapa de las relaciones internacionales en Amrica del
Sur. Como dice DEAS, Hay factores que hacen que el gobierno de EEUU se preocupe por
Colombia: la droga, los intereses de Estados Unidos en el petrleo y los oleoductos, la proximi-
dad con Venezuela y las polticas imprevisibles del Presidente Hugo Chvez (Deas, 2003).
Junto con el Per, son los tres territorios donde convergen programas polticos, eco-
nmicos y militares solidifcados, articulados para asegurar continuidad de las inversiones
extranjeras, concesiones, explotacin de recursos y materias primas, asunto de inters
para Washington. Baste mirar los niveles de inversin en la Amazona peruana
11
. Hacia
estos pases parece haberse sentado la atencin preferente de la diplomacia norteameri-
cana, y desde all, tener los canales de comunicacin y monitoreo de los otros regmenes
latinoamericanos
En este ltimo pas se da fn a un perodo, el de la administracin de lvaro Uribe
(2002-2010) que deber intentar transferir su capital poltico y gestin de gobernante al
posible presidente electo, Juan Manuel Santos, quien adems de asegurar la cooperacin
norteamericana, deber mantener el legado de la poltica de seguridad democrtica
12
, que
tantas dudas y problemas ha generado.
Otro reto que tiene la diplomacia colombiana, es acercarse hacia Sudamrica, pues
entre 2002/2010 la Colombia de Uribe mir hacia el norte y se aisl relativamente del
resto de la regin. Paradjicamente, los xitos visibles en el combate a las FARC no se ven
seguidos de una situacin parecida en el plano de las drogas: el narcotrfco est mutando
bajo el concebido impacto de la teora del efecto globo hacia Per y Bolivia.
La situacin del conficto armado colombiano es que a nivel interno, el Gobierno de
Uribe ha conseguido recuperar control sobre el territorio y aislar militarmente de relativa
a las FARC, ha desmovilizado a los paramilitares aunque con serias dudas sobre su efecti-
vidad y legitimidad, pero no ha terminado de forma defnitiva con ambos fenmenos ni
con su capacidad de infuir en las regiones del pas.
La criminalidad organizada, la actuacin militar de las FARC han tenido y tienen
mayor incidencia en fronteras y zonas alejadas de la Orinoqua, Amazona y el Pacfco
11 Consultar: (http://www.ibcperu.org/noticias/pdf/infografa-inversiones-amazonia-23-febrero.pdf).
12 Vase Esquivel, 2001; Navarro, 2002, 2001; Estrada lvarez, 2001.
YUYAYKUSUN 219
Las dinmicas nacionales, las relaciones con EE.UU. y la nueva institucionalidad latinoamericana
colombianos. Ahora s, podemos decir que se debe reconocer la existencia de impactos
regionales polticos del conficto armado colombiano y las fronteras. Tal es el caso de los
escenarios producidos por la dinmica del conficto en las localidades de Angostura cerca
al ro San Miguel, la regin entre Santander y el Estado Tchira, o la an ms lejana entre
el departamento colombiano de Arauca y el Estado venezolano de Apure.
Aparecen las acusaciones de supuestas relaciones entre las FARC y Sendero Luminoso,
cuando en los aos 80/90 no existieron vnculos, ni programticos, ni estratgicos. De
acuerdo a las ya famosas computadoras incautadas luego del bombardeo de Angostura
(marzo 2008), las autoridades confrman las acciones de entrenamiento de gente de las
FARC a determinados cuadros de SL, como Vctor Quispe Palomino (Artemio/Alipio).
Ahora, estos acercamientos pueden tener un mejor asidero: la confuencia geogrfca
con el tema del narcotrfco, en cualquiera de sus modalidades, es muy evidente para am-
bas organizaciones. La mayor debilidad estructural de ambas organizaciones respecto a las
pocas pasadas, as como la existencia de relaciones sociales en regiones muy particulares:
raspachines, cocaleros. Pero tambin sirve de asidero para el incremento de la cooperacin
e intercambio de informacin e inteligencia, entre los gobiernos de Colombia y Per, a
todo nivel Justicia, Orden Pblico, Inteligencia, Seguridad. Curiosamente, ocurren muy
cerca de las acusaciones de un magistrado espaol sobre relaciones ETA-FARC, a travs
del gobierno de Hugo Chvez, lo que representa otro problema, esta vez con Espaa.
A manera de conclusin, la situacin emergente en la regin latinoamericana parece
estar compuesta, por tres infuencias claramente identifcadas: en primer lugar, la transi-
cin entre la vieja y la nueva institucionalidad hemisfrica colectiva, que resiste el paso de
CAN/Mercosur hacia CELAC, Unasur, ALBA. Este proceso de cambio institucional se
produce en un escenario diverso y complejo donde hay multiplicidad
Cmo se posicionan los organismos nuevos y los viejos constituye parte del reto que
le proporcionar un adecuado rgimen de estabilidad y una arquitectura institucional
funcional a la regin.
En segundo lugar, los lentos cambios que produce la administracin demcrata de
Obama en sus polticas hacia la regin, adems marcadas por sus propias contradicciones
e indefniciones, constituyen un enorme reto para el posicionamiento hemisfrico y en
la defnicin de los grandes cuellos de botella y escenarios problemticos, dentro y fuera
del hemisferio. Todo parece indicar que la inexperiencia y las mltiples ocupaciones in-
ternacionales en la agenda del Departamento de Estado (Corea, Irn, terrorismo global,
Medio Oriente), no estn dejando sufciente espacio para que EE.UU. haga prevalecer
en Amrica Latina sus valores, o como lo deca Alexander Hamilton the coolest calcula-
tions of interest

(Kissinger, 2001: 237) sea por las vas diplomticas, como por las vas de
hecho.
En tercer lugar, los nuevos espacios abiertos por diplomacias pujantes como la de
Brasil, y en menor medida Venezuela y Cuba post Fidel Castro, caracterizadas como la
fuerza que le ponen los nuevos vientos latinoamericanos, le otorgan renovado dinamismo
a los burocratizados ritmos hemisfricos. Nuevas agendas como la Cumbre de los Pueblos
220 YUYAYKUSUN
Ricardo Sobern Garrido
sobre Cambio Climtico (Cochabamba, Bolivia), nuevos actores como es el caso del Foro
Social, el ALBA, determinan otra correlacin de fuerzas en la regin. Cul de estas tres
tendencias predominar en los prximos aos?
Entendemos que habr un perodo de transicin en el Hemisferio, en la que confui-
rn o no las tres tendencias que se han tratado en este ensayo, hasta que se determine
un nuevo escenario con partes de todas ellas.
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221

YUYAYKUSUN 3 (2010) 221-234 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Globalizacin y sistema educativo en el Per
Jaime Ros Burga

RESUMEN
El artculo plantea construir a partir de la unidad de nuestra diversidad socioeducativa un sistema
educativo nacional global como parte de un proyecto nacional global de desarrollo. El modelo neoliberal
con sus polticas profundiza la exclusin, la fragmentacin y la desigualdad sociocultural, crea una
nueva polaridad estructural en el mundo. Sociedad que no crea un sistema educativo de conocimiento
y organizacin inteligente en la universalidad del cambio no tiene viabilidad en el presente proceso de
capitalismo global. Corresponde al postgrado plantear con visin estratgica global la alta investigacin
que requiere el pas para su posicionamiento global. El pregrado debe ubicarse en esta perspectiva.
El desarrollo solo puede darse hoy en estas condiciones como producto de la voluntad poltica de los
peruanos como actores y la accin decidida del Estado-nacin como sociedad poltica. Los procesos de
integracin complementan este proceso de intercambio socioeducativo.
ABSTRACT
Tis article suggests building a national global educational system from the unity of our social
educative diversity as part of a national global project of development. Te neoliberal model and its
policies deal with the exclusion in depth, fragmentation and socio-cultural inequality, creating a new
structural polarity in the world. Te society that does not create an educational system of knowledge
or an intelligent organization in the universality of change will not have viability in the up-to date
process of global capitalism. It corresponds to the post grade degree to suggest with strategic global
vision the high research that the country needs for its global positioning. Te undergraduate degree
should be placed in this perspective. Te development can only be occurred today in these conditions
as a product of the political will of Peruvians as actors and the decisive action of the Nation State as a
political society. Te integration processes complement this process of social educational interchange.
Ubicacin general del problema
V
ivimos una etapa donde la nueva revolucin industrial cientfca tecnolgica con-
diciona el desarrollo individual y colectivo de las sociedades. Una etapa donde el
nuevo modo de desarrollo infocomunicacional defne y procesa las nuevas formas
de conocimiento y organizacin. Una etapa de reestructuracin del poder bajo la hege-
mona del capitalismo corporativo global. Es precisamente en el marco de estos tres pro-
cesos estructurales del cambio civilizatorio y societal junto a otros procesos (urbanizacin,
costos sociales, nueva estructuracin social, institucional e identidades culturales, etc.),
donde ubicamos la problemtica actual de la educacin en el Per.
Corresponde, por tanto, posesionarnos de una visin global estratgica donde la re-
lacin universidad-sociedad-empresa, se produce y reproduce en una dinmica cada vez
competitiva y cambiante. Una sociedad de riesgo como dira Ulrich Beck que hace ms
compleja la solucin de los problemas en la peculiaridad de nuestra ubicacin en las
222 YUYAYKUSUN
Jaime Ros Burga
transformaciones del mundo global. Ms an en un contexto de la afrmacin de un
proyecto nacional global de desarrollo que con voluntad poltica real organice la sociedad
como un todo. Podemos ahora s preguntarnos: Tenemos un sistema educativo y univer-
sitario que exprese el conjunto social afrmando el desarrollo empresarial como sistema
con una visin creativa de autonoma e interdependencia global?
El desafo de la educacin en el Per es concreto: construirse como un sistema de
conocimiento organizado. Podemos ilustrar la problemtica a partir de la necesidad de
construir un sistema de crdito educativo integral en el Per que promueva una relacin
dinmica entre universidad, actores de la sociedad y empresa posicionando estratgica-
mente al Per como sociedad organizada.
El problema del crdito educativo
No tenemos un proyecto educativo nacional real, carecemos de un sistema de crdito
educativo con proyecto de organizacin de cuadros profesionales al servicio del Per
como sociedad organizada. Hoy, corresponde crear un plan, programa y fondo solidario
integrado de crdito educativo como parte de un proyecto poltico educativo que nos
integre como sociedad nacional global. Todo un sistema donde el crdito educativo se
ponga al servicio de las personas no slo que lo necesitan sino de una profesionalizacin
permanente construyndonos como sistema nacional acorde con las demandas de la so-
ciedad. Es cierto que la globalizacin neoliberal individualiza y diferencia el mercado
educativo, pero sern los Estados como actores que diseen mejor sus sistemas pblico y
privado de educacin los que alcanzarn los mejores estndares de calidad de vida.
Tarea que supone gestar una institucionalidad nacional de crdito educativo como
sistema donde los interesados en trminos de eleccin racional, costo/benefcio, tengan
la posibilidad de llevar a la prctica sus expectativas, pero canalizando su creatividad
al servicio de cada uno de los sectores de la sociedad peruana organizada. El crdito
estimula y apoya la organizacin de la economa y la sociedad peruana para un mejor
posicionamiento global. As, limitamos la fuga de talentos al exterior, integramos nues-
tros recursos humanos a la produccin, tecnologa y sociedad. Si bien en las dcadas de
los ochenta y noventa ms del 70 por ciento de los jvenes se queran ir del pas, hoy,
ante la crisis global, baja ligeramente este porcentaje. La tendencia de nuestros jvenes
de salir del pas y no regresar sigue presente. Hecho que refeja no solo la prdida de
fe o expectativas de trabajo sino tambin el deseo de superacin de nuestra juventud.
Es aqu donde la sociedad y el Estado nacional global tienen que tejer un compromiso
con el proyecto de desarrollo nacional global. Por tanto, asumir con efcacia y calidad
la oferta del crdito educativo con una visin estratgica de un real desarrollo local,
nacional y global.
Cabe promover aqu por parte de los entes de crdito educativo, pblico y priva-
do nacionales programas concretos. Crear un sistema que nos libere de la mentalidad
colonial de ser simples agencias de las entidades globales. Sin dejar de integrarnos en
YUYAYKUSUN 223
Globalizacin y sistema educativo en el Per
proyectos compartidos con el fnanciamiento exterior debemos superar la dependencia
estructural y mental de la ayuda exterior. Construir nuestro propio sistema de crdito
educativo como poltica nacional de desarrollo de nuestras capacidades individuales y co-
lectivas. Por ejemplo, estimular la ayuda a los egresados que quieran seguir sus maestras
y doctorados; desarrollar una capacitacin integral de los profesores en todos sus niveles;
promover el uso y capacitacin de las tecnologas de punta; desarrollar cursos, talleres,
seminarios que promuevan el perfeccionamiento profesional y los vnculos entre los inte-
resados, la universidad, la sociedad y la empresa; promover un curso de maestra en ges-
tin de crdito educativo para las entidades ofertantes. Tomar en cuenta en los diferentes
programas variables claves como: cobertura, calidad, pertinencia laboral, capacitacin
tcnica, investigacin cientfca. Es decir, promover el conocimiento de la normativa legal
que regulen estas entidades, incentivar modernos procedimientos de gestin, generar una
formacin integral y aplicada de los alumnos en permanente reciclaje y actualizacin
acorde con las necesidades nacionales y globales de la sociedad. El crdito educativo no
puede ser un negocio es un bien que contribuye a nuestro desarrollo individual y colec-
tivo como sociedad.
Para ello se hace crucial adecuar el sistema fnanciero a estas nuevas demandas con
un sentido social. Corresponde a las entidades encargadas de su construccin y difusin
(Estado, Gobierno, Ministerio de Educacin, INABEC, Asamblea Nacional de Rectores,
Universidades, Bancos, Empresas, etc.) organizar un sistema dinmico acorde con los
desafos del cambio global. Un sistema que permita en el tiempo, a mediano plazo, crear
un fondo propio que se consolide en el tiempo, promoviendo la investigacin bsica y
aplicada al servicio de la solucin de los problemas estructurales del pas. El siguiente
esquema resume lo sealado:
HACIA UN SISTEMA DE CRDITO EDUCATIVO
Actores Instituciones promotoras
Universidad
Becarios
Evaluacin de indicadores Situacin socioeconmica
Grado de preparacin
Notas y resultados
Carreras seleccionadas
Tipos Sistema pblico
Sistema privado
Poltica nacional global
Modelos
224 YUYAYKUSUN
Jaime Ros Burga
Hacia un programa de investigacin
La investigacin en el pas cada vez ms queda relegada en la educacin superior p-
blica y privada. El conocimiento cientfco tcnico se concentra en los grandes poderes
corporativos cuando ms avanza el modelo neoliberal. La ciencia y la tecnologa en la
era del conocimiento es una cuestin de poder. Sociedad nacional que no se preocupa
de construir su sistema nacional de investigacin y desarrollo queda al margen de la
competitividad global. Corresponde aqu al postgrado contribuir a gestar una verdade-
ra concepcin del desarrollo en la presente transformacin mundial. No olvidemos
que el desarrollo es el modo de transformacin poltica consciente de una sociedad
poltica a partir de sus propios actores fruto de la movilizacin poltico cultural y la
accin voluntaria del Estado (Touraine, 1998) con defnidas polticas de Estado en el
tiempo. El mito del desarrollo ha servido en el siglo XX y hoy el siglo XXI para hacer
de los pases ricos ms ricos y de los pobres ms pobres en un verdadero darwinismo
internacional (De Rivero, 1998). Una nueva concepcin del desarrollo global tenemos
que construirla bajo una cultura civilizatoria de vida integrando y redefniendo la in-
vestigacin: bsica y especializada, acorde con la solucin de los problemas del sistema
mundo, reas estratgicas como la gobernabilidad nacional global, el nuevo mundo
del trabajo, la organizacin del conocimiento
1
, la tecnologa y la sociedad, el medio
ambiente, la ciencia y tecnologa punta, el control del territorio y sus recursos, la regio-
nalizacin y descentralizacin, los mass media, la educacin y el arte. Construir todo
un nuevo sistema educativo peruano acorde con la sociedad digital del conocimiento,
de la informacin y comunicacin con nuevos objetivos, mtodos formando personas
en sociedad
2
. Un modelo donde no es el habitus de una clase, estamento, casta o lite
que produce y reproduce la educacin como poder sino el encuentro libre y solidario de
los peruanos como humanos iguales y diferentes como actores globales. Bajo esta visin
propongo el siguiente programa general de investigacin:
1 Por ejemplo, el Banco Mundial destaca dos tipos de problemas que se agudizan en nuestras sociedades: conocimien-
tos sobre tecnologa (nutricin, natalidad, informtica, etc.) y conocimientos sobre atributos (calidad, laboriosidad,
solvencia). Asimismo, en las difcultades para la adquisicin de conocimientos, absorcin de conocimientos (educa-
cin bsica universal), comunicacin de conocimientos (informacin: procesamiento de la informacin fnanciera,
medio ambiente, pobreza). Para superarlos a nivel internacional recomienda: suministrar bienes internacionales,
intermediacin de conocimientos y orientando la gestin del acervo de informacin sobre el desarrollo. Por su parte
el Estado debe intervenir en la regulacin con un criterio de mercado, calidad de informacin y una estrategia con
polticas nacionales para reducir las diferencias. Vase: Banco Mundial, 1999.
2 Vase por ejemplo las recomendaciones de la Conferencia sobre Polticas y Estrategias para la Transformacin de la
Educacin Superior en Amrica Latina y el Caribe. La Habana: CRESALC/UNESCO, 1996. Asimismo, Carlos
Tnnermann, 1998.
YUYAYKUSUN 225
Globalizacin y sistema educativo en el Per
HACIA UN ESQUEMA INTEGRADO DE INVESTIGACIN
I. La transicin hacia una nueva sociedad y universidad nacional global
Visin
Misin
Objetivos
Ejes estratgicos
II. Los obstculos de la reforma
Estudios
Financiacin
Personal
Investigacin
III. El conocimiento, innovacin y aprendizaje
Proceso histrico cultural
Factores estructurales
Procesos de innovacin
Nueva cultura cientfca tcnica
IV. El Post Grado y entorno societal
Formacin para la vida
Las necesidades colectivas e individuales
Acceso creciente
Poltica universitaria global pblica y privada
V. La difusin del conocimiento
Nuevas necesidades
Diversifcacin y unidad
Sistemas de enseanza e investigacin
Titulacin
Sistema de apoyo a la enseanza
VI. La generacin y aplicacin del conocimiento
Nuevas tendencias de la investigacin
Poltica de ciencia y tecnologa
Sistema pblico de I + D + I + O
3
Sistema privado de I + D + I + O
VII. Las lneas de accin
Problemas esenciales
Convergencia del sistema peruano de ciencia y tecnologa con los bloques en integracin
mundial.
3 Lase como investigacin, desarrollo, innovacin, organizacin.
226 YUYAYKUSUN
Jaime Ros Burga
Potenciacin de la poltica Universidad, sociedad y empresa.
Fomento pblico de la investigacin bsica.
Poltica de transferencia y rescate cientfco tecnolgico.
Fomento de I + D + I + O
Formacin de investigadores en el doctorado acorde con los problemas estratgicos del
pas y los desafos de la transformacin global
VIII. La fnanciacin
Pblica nacional
Privada nacional
Internacional
Corresponde al postgrado coronar el sistema de conocimiento universitario peruano
canalizando toda la creatividad e inventiva de nuestros intelectuales y pueblos en un cre-
ciente y elevado nivel de intercambio real y virtual con el mundo. Hoy, la ciencia libera
la teora en sociedad superando el esquema clsico moderno (Beck, 1998); promueve una
verdadera revolucin en el pensamiento, las construcciones mentales y representacin
socioeducativa conjuntamente con una reforma radical de la enseanza, es decir, tenemos
el desafo de desarrollar una democratizacin real de nuestra sociedad desde una nueva
ontologa de vida, epistemologa y metodologa
4
y problemticas. El mercado es aqu slo
un medio para cumplir con este objetivo nacional global. La especializacin unilateral
es sustituida por el trabajo en equipo transdisciplinario, multidisciplinario e interdisci-
plinario. Cada una de nuestras regiones construye su entorno y se integra como sistema
organizado de conocimiento al mundo.
La reglamentacin jerrquica moderna, la falta de un verdadero desarrollo de la indi-
viduacin, sociabilidad e identidades en el aula, los planes de estudio e investigacin, el
sistema y tipo de gobierno, el fnanciamiento pblico, los grupos, los grados, los ttulos
y el nuevo papel del docente, asumen nuevas formas y contenidos acordes con la nueva
dinmica societal, paradigma y modelos de organizacin acadmica (currculum, organi-
zacin universitaria, docente, estudiantil, evaluacin, didctica y entorno, etc.).
La tecnolgica en sus diferentes medios se pone al servicio del estudio e investigacin
de las problemticas estratgicas del Per-Mundo con el defnido objetivo de resolver
nuestra construccin social en trminos de presente y futuro. La formacin integral re-
coge todo lo mejor de la cultura, ciencia y tcnica universal. El pregrado y postgrado
forman peruanos humanos capaces de un juicio crtico y de organizar la vida social con la
previsin de la direccin y del ritmo del cambio global
5
.
4 Por ejemplo podemos aprender cmo actualmente se procesa la problemtica a partir de la experiencia de la Comi-
sin Mundial de Cultura y Desarrollo de la UNESCO en su agenda de prioridades y modalidades de investigacin:
1) Cuestiones conceptuales, metodolgicas y estadsticas. 2) Cultura, desarrollo y pobreza. 3) Relaciones entre demo-
cratizacin, liberalizacin y empoderamiento. 4) Desarrollo sostenible. Sugiere nuevos indicadores de anlisis. Vase:
UNESCO, 1997).
5 Por ejemplo con relacin al cambio pedaggico vase Picardo, 2000.
YUYAYKUSUN 227
Globalizacin y sistema educativo en el Per
El sistema del postgrado peruano conforma el consejo peruano del futuro, quien
presenta propuestas concretas y simuladas de soluciones en todas sus reas estratgicas.
Enriquece el plan y programa nacional de ciencia y tecnologa acorde con los planes y
programas de los espacios regionales y del Per como un todo. Promueve el desarrollo lo-
cal y regional a partir del verdadero complejo productivo industrial cientfco tecnolgico
integrado al servicio de la vida social de cada una de nuestras regiones. En esta perspec-
tiva el sistema universitario peruano no se contenta con ser una sucursal o dependencia
de tal o cual Fundacin fornea, de un Estado nacin potencia o bloque en integracin
hegemnico que busca crear un nuevo sistema de colonizacin imperial, sino da vida a la
sociedad peruana en investigacin y desarrollo permanente elevando su calidad de vida en
dilogo, cooperacin horizontal y benefcio mutuo con las otras sociedades, instituciones
y universidades del mundo.
Hacia un nuevo modelo organizativo y de califcacin
Corresponde a los actores educativos en el Per construir desde nuestra diversidad socio-
cultural un sistema de sistemas educativo dinmico. Un postgrado totalmente diferente
al modelo privatista individualista que prima hoy en el mundo. Modelo que al seguir de
manera acrtica el discurso neoliberal y su ideologa de pensamiento nico profundiza la
exclusin, el racismo, la fragmentacin del yo y la asimetra en el mundo global (Ros,
1998). El nuevo modelo promueve un desarrollo humano sustentable (Unesco, 1998)
en un encuentro intrasocietal y generacional donde los postgraduados como parte de la
nacin peruana asumen el desafo de construir un sistema nacional de universidad con
visin global y conviccin creadora. La universidad autoritaria neoliberal profundiza el
desfase, diferenciacin y crisis social. Nuestro punto de partida en la sociedad del conoci-
miento es la peruanidad y su futuro de direccin construirse como una sociedad humana
del conocimiento transcultural libre.
Aqu, el aprendizaje resuelve problemas simples y complejos de la vida superando el
teoricismo y pragmatismo, dos variantes unilaterales de la educacin moderna. Afrma
la vida aprendiendo, olvidando y volviendo a aprender en una relacin de transitorie-
dad y fecundos encuentros de sociabilidad y amistad. Valora todas las capacidades de
lo humano en una formacin creativa, responsable y planifcada a partir de la dialctica
contradictoria de la vida. En su sistematicidad es opuesta a toda manipulacin por parte
de los sistemas abstractos, pues, apuesta por un humano socialmente individualizado que
entre el nuevo mundo del trabajo y el juego promueve el estudio e investigacin como
una curiosidad creativa infnita. Ya el Informe Delors destacaba que corresponde a la
educacin superior ser el motor del desarrollo, depositaria y creadora de nuevos conoci-
mientos, polo de la educacin a lo largo de la vida, formadora de lderes para encarar el
cambio sociotecnolgico aprendiendo a conocer, a hacer, a ser desde el saber, el trabajo y
la cultura mundo (Delors, 1996). Un liderazgo que desde nuestra visin nacional global
consolida una peruanidad universal no como dominacin sino como liberacin de vida.
228 YUYAYKUSUN
Jaime Ros Burga
Desarrollar una organizacin educativa e intelectual dinmica y libre pero profun-
damente comprometida con cada una de nuestras regiones fruto de la planifcacin por
parte de los propios actores y sus gobiernos. El postgrado se convierte en una de las insti-
tuciones unifcadoras de la sociedad peruana-mundo. Crea con sus investigaciones esque-
mas terico metodolgicos, modelos e hiptesis integradas, diferenciadas y comparativas
rectifcando incesantemente los conocimientos y las formas de organizacin social que
plantea su aplicacin. Alejado de todo objetivismo y subjetivismo afna constantemente
sus mtodos y tcnicas para dar cuenta de las nuevas situaciones y problemticas globales
y de sus soluciones. Una ciencia ligada directamente a las necesidades de la vida de los
pueblos sin salirse de la creatividad del conocimiento universal.
Un nuevo esquema cultural educativo que el integrar al nuevo paradigma de la revo-
lucin cientfco tcnica todos nuestros agrupamientos humanos bajo una red de redes
posibilita el desarrollo de las esferas socioeconmicas, polticas, culturales, comunicati-
vas redefniendo nuestro posicionamiento ante la desterritorializacin, la informtica, las
biotecnologas y el transporte sociocomunicativo en una dinmica cambiante. Es decir,
promovemos la unidad de la ciencia, el desarrollo de las teoras y la solucin social de la
crisis de la modernidad y postmodernidad global. Un modelo transcultural que pone al
servicio de la vida y la humanidad el conjunto de los aparatos tcnicos y sistemas.
Las teoras fuertes: Fsica, Qumica, Biologa, Ingeniera de Materiales, Ciencia social
se integran a la flosofa resolviendo la profunda crisis de individuacin y socializacin del
mundo postmoderno y su ideologa de fragmentacin del yo en un episteme ontolgico,
gnoseolgico, axiolgico y de problemticas en una verdadera socializacin e individualiza-
cin como humanos. La unidad de las ciencias contribuye a resolver los problemas espec-
fcos de los ecosistemas. En el caso de nuestros pases la formacin del talento humano, la
creatividad, la apropiacin y la gestin del conocimiento sirven para superar el hambre, las
guerras, los desastres naturales y la destruccin del medio ambiente (Barbano, 1999).
En el futuro inmediato debemos construir una poltica nacional global educativa
basada en una poltica de investigacin directamente al servicio de nuestra organizacin
como sociedad poltica. Como institucin el sistema educativo peruano debe encami-
narse a ser el principal contribuyente de tres de los factores vitales en la nueva estructura
econmica: desarrollo cientfco-tecnolgico, recursos humanos y gerencia nacional global.
Introduciendo los cambios necesarios en una estrategia de modernizacin y desarrollo
dinmico endgeno e interdependiente a la dinmica global.
Por tanto, construir un proyecto nacional global asegurando su efcacia en relacin
con esos tres factores:
1) Mejora de la calidad de la enseanza/aprendizaje, con estmulo de la creatividad;
2) Replanteo de las relaciones entre pregrado y postgrado, acompaando la transforma-
cin institucional en trminos de una gestin universitaria dinmica; establecimien-
to de carreras cortas, medianas y largas acorde con las profundas necesidades de la
sociedad; redefnicin de las relaciones entre carreras / profesiones / investigacin /
educacin continua;
YUYAYKUSUN 229
Globalizacin y sistema educativo en el Per
3) Diversifcacin de los componentes de los sistemas de educacin superior, especial-
mente de los perfles institucionales;
4) Promocin de postgrados de investigacin en reas crticas para los sectores de la
economa nacional;
5) Intensifcacin y diversifcacin de las relaciones entre los establecimientos de
educacin superior y las empresas y organismos responsables de las actividades
de nuestra industrializacin manufacturera o servicios acorde con la sociedad del
conocimiento;
6) Entender la educacin como un servicio pblico, establecer marcos legales nuevos
para la educacin superior privada como medio de estimular y promover su mejora
cualitativa y su expansin acorde con el plan estratgico de desarrollo nacional global;
7) Aumento sustancial de la cooperacin con otras instituciones nacionales y extran-
jeras. El establecimiento de redes internacionales permitir agregar valor al proceso
educativo nacional;
8) Desarrollo de actividades de investigacin cientfca con una visin nacional global,
por tanto, no convertirse en meros traductores de estrategias que se originan fuera
de la regin.
La calidad no se medir slo por las competencias sino su servicio al desarrollo de la
calidad de vida humana sustentable. El enfoque pragmtico se transforma en un enfoque
integrado y multidimensional incorporando los retos de futuro, La caracterizacin del
concepto de calidad educativa o calidad universitaria requiere superar la tendencia a
considerar en s mismas las caractersticas especfcas de acuerdo con el contexto, entrada,
proceso, producto y propsito de la educacin en cada institucin y tratar de identifcar
los rasgos comunes en todas. Parece evidente que si se consideran de alta calidad dos o
ms instituciones universitarias con culturas y valores diferentes, no es posible vincular
la calidad de la educacin con los valores, metas y objetivos, programas, formacin del
profesorado, entre otros, especfcos de cada institucin. La calidad debe radicar, ms all
de estos elementos en que diferen, en alguna caracterstica comn a todos ellos: Nuestro
compromiso con el Per-Mundo como sociedad de vida.
En consecuencia, para conceptualizar la calidad de la educacin es preciso superar la
consideracin aislada de las caractersticas especfcas de los distintos elementos o com-
ponentes y centrar la atencin en las relaciones entre ellos. El esfuerzo de mejoramiento
se debe dar en busca de una educacin integral como proceso que asegure la adquisicin
de conocimientos signifcativos, y el desarrollo de capacidades que permitan al estudiante
universitario concebirse como inmerso en una realidad social de la que es parte activa
y, frente a la cual se desempea no slo como experto del conocimiento en un mbito
especfco, sino como humano universal competente. Es decir, se debe entender como
calidad de la educacin la interrelacin entre planes de estudio actualizados y contenidos
curriculares orientados a la metodologa participativa al servicio de una sociedad de or-
ganizaciones de vida.
230 YUYAYKUSUN
Jaime Ros Burga
La tendencia a nivel mundial a fomentar los mecanismos de acreditacin dada la glo-
balizacin de mercados, pasa de ser voluntaria a ser indispensable para la subsistencia
de la universidad, por lo tanto, debe ser de especial inters para la comunidad acadmica.
El proyecto de una nueva universidad tiene como sus ejes la calidad y la excelencia
acadmica. Es necesario determinar cules son los temas relevantes sobre la calidad en
la educacin superior, que se discuten actualmente en los organismos internacionales. Ya
en enero de 1996, en Pars en la reunin del Grupo Asesor en Educacin Superior de
UNESCO, se empezaron a identifcar los grandes temas: la integracin entre docencia e
investigacin; medidas para asegurar la democratizacin y a la vez promover la calidad de
la educacin superior; la diversifcacin de los sistemas de educacin superior y su vincu-
lacin con el sector productivo; el impacto de la globalizacin en los planes y programas
de estudio de las instituciones de educacin superior
El documento del Banco Mundial La enseanza superior: las lecciones derivadas
de la experiencia (1995), examina la situacin actual y las perspectivas de la educa-
cin, haciendo nfasis en su calidad, pertinencia y fnanciamiento. Su impacto infuye
directamente en las polticas gubernamentales de nuestros pases, y se convierten en re-
quisito exigido para el otorgamiento de crditos. Sus temas de inters son los siguientes:
reconocer la importancia de la educacin superior para el desarrollo econmico y social;
estimular una mayor diversifcacin de las instituciones pblicas de educacin superior e
incluir el desarrollo de instituciones privadas; proporcionar incentivos a las instituciones
pblicas, con la fnalidad de que diversifquen sus fuentes de fnanciamiento, incluyendo
el cobro de aranceles a los estudiantes y la vinculacin del fnanciamiento del Estado a
la mejora del rendimiento acadmico e institucional; introducir polticas explcitamente
diseadas para dar prioridad al mejoramiento de la calidad y al fomento de la equidad;
establecer sistemas de competencia o concursos sobre la base de la calidad y efciencia,
tanto en universidades pblicas como privadas, para el fnanciamiento de la investiga-
cin; establecer como objetivos prioritarios en la reforma de la educacin superior: a)
incrementar la calidad de la enseanza y la investigacin; b) mejorar la respuesta de la
educacin superior a las demandas del mercado laboral y a las cambiantes demandas
econmicas; c) incrementar la equidad; dirigir el fnanciamiento del Banco a apoyar los
esfuerzos para hacer la educacin superior ms efciente a menor costo; orientar los prs-
tamos a la reforma de los sistemas de educacin superior, el desarrollo institucional y el
mejoramiento de la calidad
Otro documento de la UNESCO, Documento de poltica para el cambio y el desarro-
llo de la educacin superior (1995), pone en un lugar prioritario de la agenda nacional
el tema de la educacin y suscitar una renovacin del apoyo a la educacin superior, a
nivel mundial, como el instrumento por excelencia para alcanzar el desarrollo humano
sustentable. Plantea elaborar en consulta y coordinacin con todos los sectores que
tienen que ver con ella, una nueva visin de sus objetivos, tareas y funcionamiento,
de cara al nuevo siglo. Los temas de inters son: la diversifcacin, pero para obtener
el apoyo se debe garantizar la calidad de las instituciones y programas; reexaminar las
YUYAYKUSUN 231
Globalizacin y sistema educativo en el Per
relaciones entre la educacin superior y la sociedad civil y, de manera particular, entre
la educacin superior, el universo de trabajo y el sector productivo; el sistema de edu-
cacin superior debe ser sufcientemente fexible para hacerle frente a los retos de un
mercado de trabajo rpidamente cambiante ; las instituciones de educacin superior
deben resaltar los valores ticos y morales en la sociedad, procurando despertar un
espritu cvico activo y participativo entre los futuros graduados; construir relaciones
entre Estado y Universidad en base al respeto a la libertad acadmica y a la autonoma
institucional; renovar los mtodos de enseanza-aprendizaje y destacar el lugar de la
docencia; impartir una formacin de alta calidad, que prepare a los estudiantes para
desenvolverse de manera efciente y efectiva en una amplia gama de funciones y activi-
dades cvicas y profesionales ; un mbito de aprendizaje fundamentado solo en la cali-
dad y conocimiento, que le inculque a los futuros graduados el compromiso de seguir
buscando el conocimiento y el sentido de responsabilidad para poner su formacin al
servicio del desarrollo social
Los aportes documentales enfocan tres elementos comunes:
1. La diversifcacin: la universidad deber fexibilizar sus estructuras acadmicas
y mtodos de enseanza, adems, evolucionar hacia la integracin de un sistema
nacional de educacin superior universitaria. La educacin superior como sistema
debe ser un centro de educacin permanente para la formacin, actualizacin y el
reentrenamiento.
2. Innovacin: el paradigma de la educacin superior actual responde a la sociedad
industrial, que est en proceso de profunda mutacin, pero que an no da paso a la
sociedad postmoderna, que Alvin Tofer (1981), denomina la sociedad del conoci-
miento, otros autores se referen en este sentido a la sociedad de la informacin.
La innovacin implica un sistema de educacin superior al servicio de la imaginacin
y de la creatividad, lo cual representa promover la transformacin curricular y en los
mtodos de enseanza-aprendizaje.
3. Demanda de mercado: respecto de la relevancia y competitividad de los graduados.
La relacin con el mercado de trabajo se basa en la naturaleza cambiante de los em-
pleos, que demandan conocimientos y destrezas en constante renovacin y evolucin.
Se requiere un sistema de educacin superior lo sufcientemente fexible para hacer
frente a un mercado de trabajo rpidamente cambiante. El documento de UNESCO
sostiene, nos encontramos en una poca en que ya no se puede aplicar ms la ecua-
cin ttulo = trabajo, se espera que la educacin superior produzca egresados que no
slo puedan ser buscadores de trabajo, sino tambin empresarios de xito y creadores
de empleo.
Esta relacin Universidad-Sociedad-Empresa, debe ser tratada bajo un nuevo pa-
radigma. Para Valds: la brecha entre los sistemas educativos y las necesidades de las
empresas es cada vez mayor. Nuevas formas de aprendizaje y educacin: Durante todo
este tiempo, las empresas y las escuelas le han dado peces a la gente, pero no los han ense-
232 YUYAYKUSUN
Jaime Ros Burga
ado a pescar; se ha enseado todo tipo de conocimientos, pero no se ha enseado cmo
generar nuevos conocimientos; se ha enseado inclusive dnde y cmo encontrar todo
tipo de conocimientos, pero no a combinarlos para obtener nuevos conocimientos; se
han enseado las reglas de cmo pensar lgicamente, pero no se ha enseado a producir
pensamientos nuevos; se ha enseado todo tipo de pensamientos, pero no el proceso y la
mecnica para llegar a ellos; se ha enseado a creer ciegamente en un paradigma, pero no
se ha enseado a romper con l y a crear nuevos.
Por su parte Carlos Tnnermann en su libro La educacin superior en el umbral del
siglo XXI (1996) propone que: La instalacin en el futuro y la incorporacin de la visin
prospectiva, de la educacin superior contribuya a la elaboracin de los proyectos futuros
de la sociedad, inspirados en la solidaridad, en la equidad y en el respeto del ambiente.
Philip Coombs (1989) llega a sostener que las universidades no tienen otra opcin real
sino atender estas nuevas necesidades porque, si dejan de hacerlo, se hallarn otras ma-
neras de atender estas demandas y las universidades que funcionen mal y no respondan a
estas presiones terminarn, como los dinosaurios, siendo piezas de museo. No olvidemos
que hoy en da las universidades no tienen el monopolio de la enseanza superior ni de la
investigacin. He ah el desafo de nuestras universidades en la globalizacin.
En conclusin, ante la carencia de un sistema universitario nacional integrado y
la falta de una poltica educativa nacional global que se aplique con decisin polti-
ca planteamos estas refexiones para tomar consciencia de nuestra situacin, es decir,
afrontar con visin los desafos que plantea el cambio civilizatorio y societal global.
Corresponde aqu a todos los peruanos ser actores del cambio organizacional como
sociedad del conocimiento. Una educacin y universidad comprometida con el Per
Mundo multicultural (Garca Canclini, 1999), cambiando la lgica de dominacin y
violencia por una sociedad de vida. Una cultura de educacin permanente que controla,
mide y orienta la vida regulando nuestro propio desarrollo e interdependencia personal
y colectiva como humanos universales. Una construccin social que ya no nos identi-
fca con el paradigma moderno abstracto de democracia formal o el neoliberalismo (la
nueva ideologa de la esclavitud postindustrial) que como pensamiento nico producen
y reproducen nuevas formas de miseria, fortalece a los monopolios corporativos elimina
toda las conquistas del mundo del trabajo sino con una cultura organizacional susten-
tada en una flosofa civilizatoria democrtica de vida. Apostamos por una democracia
sustantiva en accin global por hacer de los humanos ms libres, iguales, solidarios y
diferentes. Una sociedad donde ya no existan esclavos (Sen, 2000), sino una prctica
de vida como peruanos universales que viven, sienten, comprenden y saben compartir
en amistad y conocimiento el desarrollo humano universal sustentable. Humano que
no suea no es humano, no es nada. Una nueva utopa civilizatoria que a diferencia del
pragmatismo neoliberal que destruye el planeta y promueve el egosmo como nuevo
dominio cultural buscamos cumplir con las promesas incumplidas de la modernidad:
justicia, libertad, igualdad y felicidad.
YUYAYKUSUN 233
Globalizacin y sistema educativo en el Per
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HISTORIA Y
ANTROPOLOGA
237

YUYAYKUSUN 3 (2010) 237-261 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Iglesia y Estado en el Per: 1968-1975
Juan Ramrez Aguilar
RESUMEN
El presente artculo aborda la temtica participativa de un sector de la Iglesia catlica en el proceso
histrico del Per. El contexto del estudio se centra durante el gobierno del general Juan Velasco
Alvarado (1968-1975), quien propici una poltica inclusiva de los sectores populares para la
construccin de la historia de nuestro pas. El surgimiento del Movimiento Sacerdotal ONIS se debi
a iniciativa de un sector del clero por mejorar la situacin de los sectores populares. Este sector del
clero en base a la doctrina social de la Iglesia sustentaba sus comunicados que ponan nfasis en la
opcin preferencial por los pobres. Las reformas fueron analizadas por agentes de la Iglesia siendo
algunas aprehendidas porque permitan la cada del muro de la desigualdad econmica y social,
mientras que otras propuestas reformistas no siguieron el mismo camino, pues se critic por alejarse
de los planteamientos de la doctrina social de la Iglesia.
ABSTRACT
Tis article deals with the participatory theme of a sector of the Catholic Church in the historical process
of Peru. Te context of my study focuses during General Juan Velasco Alvarados government (1968-
1975) who was in favor of an inclusive policy of the popular sectors to build our countrys history. Te
emergence of the Movement of Priests ONIS was due to an initiative of a sector of the clergy to improve
the situation of the popular sectors. Tis sector of the clergy on the basis of doctrine of the Church
maintained its press release emphasizing the preferential option for poor people. Te reforms were
discussed by members of the Church, being some of them learnt because they allowed the fall of the wall
of economic and social inequality, while other reforming proposals did not follow the same path; they
were criticized because they moved away from the approaches of the social doctrine of the Church.
Etapa post-Vaticano II
E
l concilio Vaticano II (1962-1965) gener un despertar de la misin de la Iglesia.
Los concilios de Trento (1545-1563) y Vaticano I (1869-1870) retomaron los
planteamientos doctrinales de la Iglesia para responder a los ataques surgidos por
los protestantes y los ilustrados, pero el Vaticano II fue visto por el mundo entero como
la esperanza de la Iglesia para asumir su compromiso con la sociedad. Si bien la moderni-
zacin cambiaba el modo de vida de los hombres, por otra parte haba quienes se alejaban
de estas posibilidades de progreso, llegando muchos a la pobreza extrema, especialmente
en frica y Latinoamrica que eran dependientes de los capitales extranjeros.
Se logr con el Vaticano II el dilogo con el mundo moderno. Sus decretos, constitu-
ciones y declaraciones son el signifcado de una Iglesia renovada y que no se mantiene es-
ttica ante los cambios producidos. La constitucin pastoral Gaudium et spes
1
manifesta
1 Se ha escrito mucho sobre la Constitucin Pastoral Gaudium et spes, pero de manera especial podemos leer el artculo
de Jos Dammert Bellido, 1996.
238 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
que el concilio exhorta a los cristianos, ciudadanos de la ciudad terrena y de la ciudad celeste,
a que cumplan felmente sus deberes terrenos, guiados siempre por el espritu del Evangelio
2
.
De esta manera se puede deducir que la Iglesia asume un compromiso con una realidad
objetiva que necesita curarse sus heridas
3
para que pueda ser signo de vida y de esperanza
para un mundo nuevo basado en la justicia social.
Luego del concilio, hubo muchas interrogantes e inquietudes de los telogos. Si bien
la actitud renovadora de la Iglesia haba dado sus primeros pasos, por el contrario haba
quienes no deseaban cambios profundos en la doctrina catlica. De esta manera, se pro-
duce en la Iglesia una discusin en su seno, pero no una ruptura.
Asimismo, la Iglesia no escapa al proceso histrico, es decir, a mediados del siglo XX
se polarizaron las ideologas: comunistas y capitalistas. Pero qu tiene que ver esta polari-
dad ideolgica? Lo cierto es que con el Vaticano II se polarizaron posturas teolgicas. Por
una parte, se encuentran los conservadores o tradicionalistas y, al otro lado, se encuentran
los progresistas o de avanzada.
Esta polarizacin teolgica hizo que en la Iglesia surgiera una etapa de intranquili-
dad. Las discusiones podan ser duras por el sector conservador, que pona mucho nfasis
en los dogmas, una Iglesia institucionalizada, jerrquica y privilegiada. Mientras que el
sector progresista pona mucho nfasis en la constitucin pastoral Gaudium et spes.
Con motivo del concilio Vaticano II se est recrudeciendo en la Iglesia un fenmeno,
que todos debemos lamentar por el mal efecto que produce. Es la lucha abierta entre
grupos catlicos, que entienden la sinceridad como la necesidad de lanzarse a una guerra
sin cuartel contra quienes no piensan como ellos. Y esto ocurre sobre todo en los pases
latinos, y lo mismo los de una postura que los de la otra (Miret, 1966: 89).
Segn Robert Adolfs (1967: 9), luego del concilio, la intranquilidad, temor y pesimismo
caracterizan hoy en da a los cristianos. Las marcas del tiempo son inequvocas. La cristiandad
de la Iglesia est declinada
4
.
Luego del concilio, Carlos Muckenhirn (1969) nos dice: estamos viviendo en un
momento en el que la Iglesia catlica otra vez se ve a s misma como una fuerza revolucionaria
en la vida del hombre. Este es el mensaje de Cristo y los apstoles... En todos los aspectos de la
vida, los cristianos existen, bien sea como otro Cristo o como su enemigo. Una renovacin a
medias y cmoda es la ms peligrosa de las hipocresas. Condescender con ella es fracasar en el
amor para con los que todava no entienden a Cristo ni el mandato que l hace a sus seguido-
res (p. 9). Este autor nos seala que la renovacin dada por el concilio debe llegar a ser
plena y no una renovacin incompleta, destacando la presencia renovadora de la Iglesia
en su historia. Cabe resaltar adems que el autor contempla al hombre como agente de
cambio: La conversin es un cambio total de forma de enfocar la vida, de manera que se ama
2 Concilio Vaticano II. Constitucin Pastoral Gaudium et spes. N 43.
3 Las heridas son la falta de una alimentacin adecuada y la falta de servicios necesarios para poder vivir dignamente.
4 Este autor tiene una postura tradicionalista y conservadora de la Iglesia.
YUYAYKUSUN 239
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
y acepta el mundo, no como si ste fuera el signifcado total y ltimo de la vida, sino ms bien
como una seal del poder y el amor de Dios, la medida de la creadora realizacin personal del
hombre (p. 27).
Ante el mundo moderno y los postulados del concilio, manifesta Robert Adolfs
que el anuncio de la buena nueva no trae la alegra y la liberacin que se espera de l. El
mundo moderno trata de resolver el tremendo problema de la vida misma y, en ese sentido,
aparentemente, parecen ayudarlo ms las ciencias humanas y las ideas de la Edad Moderna.
La cristiandad, indudablemente, todava es respetada, pero con ese respeto que se reserva para
los venerables pero fenecidos fenmenos sociales (p. 10).
Para Robert Adolfs, el concilio no debi darse todava: El concilio no era el lugar ade-
cuado para echar las bases de una teologa radicalmente nueva (p. 15). Este autor manifest
que an no era el tiempo para cambios radicales. Estos cambios no pueden denominarse
radicales, ya que con anterioridad se venan desarrollando grandes cambios en la Iglesia con
relacin a su insercin en la sociedad. Segn este autor, el logro del concilio ser a futuro.
La tesis de Robert Adolfs es que la Iglesia, pues, parece ser la vctima de un papel y
una funcin que le fueron impuestos por la sociedad y que por cierto disminuyen su misin
universal en el mundo. El problema del futuro de la Iglesia es muy serio. Si la Iglesia contina
siendo y haciendo lo que hasta ahora, no tiene futuro. Imperceptiblemente cumplir ms y
ms deberes funcionales en el interior de un orden social esencialmente ligado a una ideologa
anticristiana. Cavar paulatinamente su propia tumba, que ser, al mismo tiempo, la tumba
de Dios. La situacin es seria y lo que he dicho no debe desecharse fcilmente con una sonrisa
tolerante o con un encogimiento de hombros (p. 111).
La etapa post-conciliar tambin conoci una postura de rechazo por parte de los
conservadores quienes desde revistas y diversos libros manifestaban una crisis dentro de
la Iglesia catlica. Este sector del clero conservador est representado por el Opus Dei.
Esto se puede observar en la publicacin de un artculo de LOsservatore Romano el 2
de octubre de 1971. Hasta qu punto se puede hablar de crisis dentro de la Iglesia? La
Iglesia est pasando por una etapa de afrontar y solucionar sus problemas. Esta postura
viene de la jerarqua eclesistica por mejorar el clima de discrepancias que han desatado
las interpretaciones del concilio y la encclica Populorum progressio: Las conferencias epis-
copales hablan de una crisis de fe, que ha sido califcado de preocupante (Nicolau, 1972):
11). Ante esta crisis de fe, el autor sostiene que se aade una crisis de la oracin, una crisis
moral y una crisis de obediencia.
En la historia de la Iglesia hubo crisis que permitieron, afrontaron y analizaron su
misin. Esta nueva crisis que surgi luego del Vaticano II se debi a que el esfuerzo de re-
novacin no fue acogido por un sector del clero. Los mandatos del Vaticano II eran a me-
nudo tergiversados, no escapando la Iglesia y muchos cristianos de esta responsabilidad.
Esta crisis enriqueci los debates postconciliares, logrando que de manera paulatina se
vayan aplicando los mandatos conciliares en las dicesis de las diversas partes del mundo,
incluido al Per. Lo que s hubo fue un gran recelo por defender las posturas teolgicas,
llegando a contestaciones con la jerarqua eclesistica.
240 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
Se asiste al fenmeno de contestacin dentro de la misma Iglesia, con una exaltacin de
lo carismtico y de lo proftico. Se denuncia a la misma Iglesia porque se dice no
es la Iglesia de los pobres (Nicolau, 1972).
La idea de una Iglesia de los pobres comienza con la conversin de quienes la conforman
y viven de acuerdo al mensaje cristiano. Para ello, se necesita de paz y justicia que emanan
del mensaje de Cristo en los evangelios y ciertos documentos eclesisticos durante toda
la historia de la Iglesia.
De esta manera, la Iglesia en general iniciaba una etapa de compromiso con los sec-
tores sociales desfavorecidos por el sistema poltico. La transformacin de la estructura
eclesial prosigui el cambio, pues algunos telogos que fueron observados por la jerarqua
del Vaticano antes del concilio fueron aceptados junto con sus propuestas teolgicas
5
. En
el caso latinoamericano el eco del concilio Vaticano II ya estaba dando frutos, siendo el
cardenal Landzuri ya vena realizando las denominadas semanas sociales. De la misma
manera, la teologa vena desarrollndose a partir desde el pobre. La eclosin de estas pro-
puestas tendr como consecuencia la aparicin del Movimiento Sacerdotal ONIS
Surgimiento del Movimiento Sacerdotal ONIS
Desde su surgimiento, ONIS vena a ser una como agencia noticiosa de un sector del
clero que buscaba mantener informada a la comunidad sacerdotal de los problemas que
aquejaban al pas, especfcamente las consecuencias del sistema econmico-poltico: la
injusticia social. De all sus siglas: Ofcina Nacional de Informacin Social-ONIS. Sus
planteamientos, de cierta manera, hicieron que la Iglesia en el Per tuviera una honda
preocupacin por la realidad peruana. Sin embargo, estas preocupaciones ya tenan lugar
antes del concilio Vaticano II, como las semanas de refexin social de 1959 y 1962, ade-
ms, la publicacin de un documento sobre la Iglesia y la poltica
6
donde se pone en claro
que la actividad poltica debe orientarse a vencer y matar los grmenes del conficto latentes
en las diferencias econmicas exageradas entre los ciudadanos o las clases sociales
7
. Al concluir
su primera reunin hicieron una declaracin poniendo nfasis en la problemtica social
manifestando:
Ante la crnica situacin de injusticia, atraso, opresin e inmoralidad pblica que azota
la vida del pas, un grupo de sacerdotes, libres de toda vinculacin con instituciones
sindicales, polticas o econmicas, respondiendo al llamado angustioso de Pablo VI en la
Populorum progressio (CEAS, 1969: 95).
5 Entre los telogos ms representativos tenemos a Henri de Lubac SJ, Teilhard de Chardin SJ, Yves Congar OP y
Meri-Dominique OP.
6 El documento fue realizado por Episcopado Peruano y cuyo ttulo es Los catlicos y la poltica (1961).
7 Conferencia Episcopal Peruana, 1961: 5.
YUYAYKUSUN 241
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
Queda claro que este sector del clero parte del compromiso de la Iglesia con el mundo,
especialmente con los sectores populares, para mejorar las condiciones sociales de la ma-
yora de la poblacin de fnes de la dcada de 1960.
Pero dnde y cundo fue su primera reunin? La reunin fue realizada en las in-
mediaciones del distrito de Cieneguilla, ubicado al sureste de la capital limea, donde
acudieron diversos sacerdotes del clero progresista e intelectuales de izquierda. Estos l-
timos asistieron por invitacin de los sacerdotes. La reunin tena como temas analizar
la situacin socioeconmica y poltica del pas. As pues, se llevaron a cabo las reuniones,
redactndose sus conclusiones en una declaracin que lleva por ttulo Declaracin de
sacerdotes peruanos sobre las estructuras socioeconmicas del pas
8
, teniendo como fe-
cha el 9 de marzo de 1968. En su redaccin participaron Romeo Luna Victoria SJ, Julin
Salvador de la Cruz, Jorge lvarez-Caldern e intelectuales de izquierda como Virgilio
Roel y Augusto Zimmermann. Este documento se termin de redactar en el balneario
de Ancn (Garland, 1978: 35). El fn de esta reunin era reunir a los diferentes asesores
y capellanes de los sindicatos de trabajadores catlicos, agrupados bajo el Movimiento
Sindical Cristiano (MOSIC) as como a los de los Movimientos Juveniles Catlicos, es
decir, los remanentes de la otrora infuyente Accin Catlica. Todos estos movimientos
estaban atravesando una cierta crisis de inactividad. El nmero de participantes en esta
reunin fue de 60 sacerdotes y 20 laicos, destacando la fgura del jesuita Romeo Luna
Victoria (Klaiber, 1996: 399). Esta reunin se realiz bajo el patrocinio del MOSIC.
LISTA DE SACERDOTES QUE FIRMARON EL DOCUMENTO DECLARACIN DE SACERDOTES
PERUANOS SOBRE LAS ESTRUCTURAS SOCIOECONMICAS DEL PAS
Manuel A. Castro
Servasio Thissen OSB
Marcial Bartra S.
Linn Ruiz OFM
Miguel Azabache S.
Edilberto Portugal SJ
Enrique Camacho
Flix Romero V.
Alejandrino del Castillo U.
Ricardo Antoncich SJ
C. Crdoba J.
Yvn Pardo
Augusto Camacho F.
Romeo Luna Victoria SJ
Teodoro Romero
Enrique Bartra SJ
Amrico E. Crdenas R.
Guillermo Mmc. Inter. L. MM
Manuel Butrn B.
Neptal Liceta L.
Francis Van Menxel OSB
Manuel Gutirrez
Federico Smith W. MM
Domingo Galvn S.
Abdn Palomino M.
Pedro Mendoza C.
Arnaldo Guevara H.
Crispn Jimnez
Julin Salvador de la C.
Gustavo Nez del Prado C.
Ronald Llerena
Jos Luis Gmez Morales SJ
Tadeo Fuertes G.
Jos Frisancho P
Hctor Manchego P.
Fuente: Revista Oiga. N 265. Ao VI. 22 de marzo de 1968, p. 34.
Si el impacto caus gran admiracin en las esferas sociales
9
, en el mbito religioso
tambin tuvo repercusiones. Dentro del campo eclesistico hubo adhesiones como la del
8 Este documento y otros documentos sobre la Iglesia han sido publicados por la CEAS, 1969.
9 Vase El Comercio, 26 de marzo de 1969, p. 2. El diario El Comercio pertenece a la clase alta y se refere a ONIS,
manifestando Nuestro diario aplaude la iniciativa de los sacerdotes peruanos y felicita al Cardenal Primado por su
declaracin en apoyo al clero. La Iglesia peruana, con el reconocimiento de la ciudadana, est al servicio de la
justicia y est al servicio de la verdad. El resaltado es mo.
242 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
grupo liderado por Gustavo Gutirrez
10
y la del clero extranjero
11
. Inclusive el cardenal
Landzuri respald la declaracin
12
. Tambin apoyaron la Declaracin la Iglesia Bautista
y Metodista
13
. Por otra parte, algunos laicos tambin hicieron un pronunciamiento meses
despus
14
.
LISTA DE LOS MIEMBROS DEL CLERO NACIONAL QUE FIRMARON EL DOCUMENTO
ADHESIN A LA DECLARACIN DEL 22
15
Pablo Alvarado A.
Jorge lvarez-Caldern
Gastn Garatea SS.CC
Jorge Armas
Luis Velaochaga
Harold Griffths E.
Melecio Picazo P.S.P.S
Humberto Olivera SDB
Jos Pachn Z.
Gerardo Cot PME
Mario Glvez
Wenceslao Caldern
Juan Rodrguez V.
Enrique Len
Carlos lvarez-Caldern
Jos Guillermo Rouillon D.
Oscar Alzamora R. SM
Felipe Zegarra R.
Ulises Caldern
Fernando Rojas
Luis Fernando Crespo T
Fuente: Revista Oiga. N 266. Ao VI. 29 de marzo de 1968, p. 29.
LISTA DE CLRIGOS Y RELIGIOSOS EXTRANJEROS QUE FIRMARON EL DOCUMENTO
ADHESIN AL CLERO NACIONAL
16
Guillermo Fitzgerald OFM
Jos Michenfelder MM
Madre Laura Glynn MM
Eugene F. de Lauro FMSI
Miguel La Fay O. Carm
Gregorio Rienzo MM
Paschal Gallagher OFM
Martn Murphy MM
Albano Quinn O. Carm
Fuente: Revista Oiga. N 271. Ao VI. 3 de mayo de 1968, p. 29.
La magnitud de los problemas denunciados por este sector de la Iglesia provoc una
reaccin inmediata en los diferentes grupos sociales, ya que el Per no estaba acostum-
brado a ver a los sacerdotes pronuncindose sobre los problemas vitales que aquejan a la
poblacin como la explotacin y la marginacin.
10 Adhesin a la declaracin del 22. En Oiga. N 266. Ao VI. 29 de marzo de 1968, p. 12. Dentro del grupo de Gustavo
Gutirrez destacan tambin el P. Carlos lvarez-Caldern, asesor de la JOC; Germn Schmitz, que ser obispo auxiliar;
Felipe Zegarra, que era asesor de la Accin Catlica Universitaria y Luis Fernando Crespo.
11 Adhesin al clero nacional. En Oiga. N 271. Ao VI. 3 de mayo de 1968, p. 29.
12 Cardenal Landzuri manifest: juzgo la Declaracin en su contexto general muy positiva. El Comercio. 23 de
marzo de 1968, p. 2.
13 El Comercio 29 de marzo de 1968, p. 6.
14 Oiga. 5 de julio de 1968, p. 14.
15 De la lista presentada por la revista Oiga se ha sacado a los sacerdotes Vctor Marit, Juan OConnell, Andrs Reussens,
Jorge Deleye, Germn Schmitz MSC por ser extranjeros.
16 De la lista presentada por la revista Oiga se ha sacado al sacerdote Julio Corazao SM por ser peruano.
YUYAYKUSUN 243
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
Por otra parte, a partir de la dcada de 1940 hasta la dcada del 1960, la poblacin li-
mea iba aumentando en nmero de habitantes. La poblacin del campo dejaba sus tierras
para trasladarse y ocupar los terrenos aledaos a la pequea capital limea, formndose las
denominadas barriadas. La Iglesia peruana vena dando los cambios necesarios, pero de
manera paulatina
17
. Un sector de la Iglesia, especialmente la denominada conservadora,
no mostraba una preocupacin fuerte hacia los nuevos pobladores. Sin embargo, un gru-
po de sacerdotes denominados progresistas o de avanzada van a asumir su com-
promiso social, reconociendo la riqueza del evangelio para una transformacin profunda e
innovadora en la poblacin. De esta manera, el sector progresista de la Iglesia, representado
por ONIS, aceptaba haber callado ante la injusticia social que en el Per se viva:
Reconociendo que quiz la defciente presentacin del mensaje cristiano ha producido la
imagen de que la religin es el opio del pueblo, nos sentiramos ahora culpables de una gran
traicin al desarrollo del Per si callramos la riqueza doctrinal del evangelio como una
mstica revolucionaria capaz de transformaciones audaces, profundamente innovadoras
18
.
La preocupacin de este sector del clero propona medidas inmediatas que deberan de
solucionar los problemas sociales del Per de manera integral, es decir, que el progreso del
pas no debe benefciar tan slo al grupo de la oligarqua aristocrtica, sino de aplicar me-
didas justas donde la reparticin de tierras, riqueza y trabajo sean en benefcio de todos.
Praxis del Movimiento Sacerdotal ONIS
ONIS en sus inicios estaba marcada por una fuerte preocupacin de los sacerdotes pro-
gresistas o de avanzada por la realidad peruana; en cambio, se tena cautela por no caer en
lo radical, adems, el jesuita Romeo Luna Victoria fue quien organiz y deseaba de cierta
manera rehacer la Democracia Cristiana
19
. Luego de la reunin de Cieneguilla, ser en la
prxima reunin llevada en la ciudad de Chimbote en julio de 1968 cuando ONIS toma
el nombre de Movimiento Sacerdotal, en dicha reunin lleg a consolidarse los inicios de
la redaccin de la Teologa de la Liberacin, donde la ponencia presentada por Gustavo
Gutirrez era Hacia una Teologa de la Liberacin
20
.
En reuniones posteriores el Movimiento Sacerdotal ONIS va a consolidar su red
en el mbito nacional, destacando tres regiones donde tendrn una activa participacin
17 En el contexto de la dcada de 1960, la iglesia peruana haca los cambios necesarios para mantenerse en la lnea del
Vaticano II. La fgura del cardenal Landzuri es importante para analizar los cambios que se realizaban dentro de la
estructura eclesial.
18 CEAS. Op. Cit., p. 95.
19 Esta informacin ha sido gracias al sacerdote Jorge lvarez Caldern. El grupo de Gustavo Gutirrez donde l era
uno de los integrantes no tuvo participacin alguna en los inicios, ya que no vean un buen camino para consolidar
la liberacin del pueblo de la miseria. Entrevista a Jorge lvarez Caldern. 27-9-2003.
20 A Gustavo Gutirrez le haban propuesto para su ponencia el tema Teologa para el Desarrollo, pero l propuso el
tema Hacia una Teologa de la Liberacin, que sera dada en la ciudad de Chimbote.
244 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
pobladores: ONIS-Lima. ONIS-Norte y ONIS-Arequipa. De estas tres regiones, quienes
tuvieron una gran actividad fue ONIS-Lima y ONIS-Norte, siendo ONIS-Arequipa no
muy activa, ya que exista el Movimiento Fe y Accin Solidaria
21
. La participacin del
Movimiento Fe y Accin Solidaria no implica que ONIS haya dejado de lado su labor
en el sur del pas.
Para sustentar sus pronunciamientos, el Movimiento Sacerdotal ONIS, va a tomar y
citar los documentos de la Iglesia sobre la Doctrina Social de la Iglesia como Populorum
progressio, Pacem in Terris, Mater et Magistra, el Concilio Vaticano II y Medelln. Los
documentos realizados por la Iglesia peruana como la Justicia en el Mundo, documento
del Episcopado Peruano para el Snodo, la 36 Asamblea Episcopal Peruana sern usados
por ONIS
22
. Luego de redactado La teologa de la Liberacin ONIS haba abandonado
defnitivamente el lenguaje del desarrollo para hacer suyo el de liberacin (Psara,
1981: 49), pero esto no signifca que la postura tomada en adelante sea radicalizada, ms
bien se acentu al pobre como centro del evangelio
23
.
Pero, cul ha sido la relacin de ONIS con la Iglesia del Per? Para el P. Felipe
Zegarra, ONIS nunca ha roto con la Iglesia a diferencia de otros grupos cuyas relaciones
por lo menos fueron muy tensas. Me refero a las experiencias de Argentina y de Chile, muy
cercanas a nosotros en muchas posiciones, pero de mayor conficto con el obispado; ya he dicho
que nosotros tenamos obispos que eran miembros de ONIS, y el cardenal Landzuri, si tuvo
alguna inquietud, probablemente la tuvo, nunca llam al orden ni nada por el estilo
24
.
Por consiguiente, el Movimiento Sacerdotal ONIS mantena una lnea al interior
de los planteamientos doctrinales de la Iglesia. La cercana de miembros de ONIS a la
jerarqua de la Iglesia peruana le permiti mantenerse en dilogo constante. Ms bien, la
acusacin de desviaciones doctrinales provino de sectores conservadores
25
.
De esta manera, ante los cambios realizados por la Iglesia peruana, ONIS no va
mostrarse paternalista. Ms bien se mostr con una actitud seria de compromiso con
la justicia social que es un grito valiente de rebelin contra la injusticia social... que atrae
necesariamente a los hombres de buena voluntad (Fernndez, 1956: 160)
26
. Las estructuras
de opresin han de ser reducidas y los hombres deben gozar de la igualdad ante Dios y
sus semejantes.
El tema de una sociedad ms justa ya se vena hablando el ao de 1959 en la primera
semana social, y, luego, en la segunda de 1962. La primera fue llevada a cabo en Lima y
21 Pginas N 14. Setiembre 18. 1972, p. 8. Los integrantes de Fe y Accin Solidaria participaron activamente contra
las injusticias cometidas contra los campesinos y obreros. Este Movimiento laico tuvo una fuerte infuencia de ONIS
para llevar a cabo sus pronunciamientos.
22 Entrevista a Jorge lvarez Caldern. 27-9-2003.
23 El Movimiento Sacerdotal ONIS tomar los postulados de la Teologa de la Liberacin que toma de alguna manera
la metodologa marxista para su anlisis de la realidad, pero pone nfasis al mensaje del evangelio.
24 Felipe Zegarra. Entrevista personal el 29 de junio del 2005.
25 El libro Como lobos rapaces de Alfredo Garland sirve para analizar las desviaciones que el sector conservador atribuy
al movimiento progresista en la Iglesia peruana.
26 El autor sostiene que el mundo est viviendo una etapa de cambios y que el ser humano debe denunciar las injusticias
sociales mediante una justicia revolucionaria.
YUYAYKUSUN 245
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
la segunda en Arequipa. Adems, el documento del episcopado peruano Los catlicos y
la poltica desarrolla el tema del bien comn. La Iglesia fue desarrollando esta inquietud
de manera paulatina, llegando a ser cada vez ms consciente de la realidad peruana. Un
ejemplo fue la medida adoptada por el cardenal Landzuri, quien por propia iniciativa
dej la residencia del episcopado ubicada en el distrito oligrquico de San Isidro para tras-
ladarse al distrito de clase media de La Victoria, especfcamente en la Urbanizacin Santa
Catalina
27
. La Iglesia catlica comenz a desprenderse de su actitud oligrquica. Esta
forma de desprendimiento tambin se vena realizando en muchos pases. Otro ejemplo
fue la medida tomada por el jesuita Luis Bambarn
28
.
Sin embargo, faltaba una postura ms solidaria y comprometida con los obreros y
campesinos. La poblacin peruana vea en ONIS como parte de la Iglesia nueva. Si bien
dentro del clero haba cierta disconformidad con este sector del clero progresista, quienes
manifestaban su apoyo eran los campesinos y obreros que vean una Iglesia comprome-
tida con ellos logrando que el mensaje cristiano fuera parte de su realidad (Cox, 1985:
94-101).
La relacin de ONIS con el cardenal Landzuri fue cordial y dialogante, pues ste
asuma la justicia social y que la Iglesia no es ajena a los problemas de la sociedad, es-
pecialmente a los menos favorecidos. El cardenal lleg a respaldar la Declaracin de
sacerdotes peruanos sobre las estructuras socio-econmicas del pas, que fueron las con-
clusiones fnales de ONIS en su primera reunin. A comparacin de otros movimientos
sacerdotales, ONIS se mantena en estrecha relacin con la jerarqua peruana, es decir,
evit los enfrentamientos directos con los obispos (Klaiber, 1996: 401). Dentro de la docu-
mentacin de ONIS con respecto a su relacin con la jerarqua, se observa un absoluto
trabajo con obispos. La participacin de ONIS en diversos actos pareca ser para muchos
peruanos ordinarios, la voz de la nueva Iglesia progresista (p. 400), haciendo numerosos
pronunciamientos y actividades solidarias.
ONIS planteaba una nueva forma de ser iglesia. A pesar de las discrepancias y ten-
siones, no discrepaba con personas. Francisco Chamberlain declara que discrepancias con
personas no las hubo. Evidentemente ONIS planteaba una nueva manera de ser Iglesia y esto
puede que haya creado tensiones con otras maneras de pensar. Ciertamente, el conficto no fue
en esos aos, hablo de los aos de 1970 hasta prcticamente la muerte del cardenal Landzuri,
porque Landzuri era un hombre creo de sentimientos bsicamente conservadores, pero con
capacidad tambin para respetar las diferentes opciones, orientaciones legtimas dentro de la
Iglesia. La Iglesia no es un cuartel, o sea, puede haber diferencias teolgicas y diferentes orien-
taciones de tipo pastoral, y el hecho que uno discrepe con ONIS u ONIS discrepe con uno no
quiere decir que uno va a estar dentro y el otro fuera de la Iglesia
29
.
27 La Prensa. 6 de marzo de 1969, p. 4.
28 NA. N 74. 20 de setiembre de 1969. Pg. 6. El obispo auxiliar de Lima, Mons. Luis Bambarn SJ y sus hermanos
transfrieron para benefcio de los campesinos la propiedad de un fundo heredado.
29 Francisco Chamberlain. Entrevista personal el 26 de agosto del 2004.
246 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
El sector del clero que participaba dentro de ONIS era un porcentaje muy pequeo
en relacin con el clero peruano en general. Segn Michael Macaulay, de un total de 2
162 sacerdotes del clero peruano, los participantes de ONIS fueron 203; es decir, ONIS
representaba aproximadamente al 9.4% del clero nacional. De todos los participantes de
ONIS el 38.4% era peruano de nacimiento; es decir, que los integrantes en su mayora
eran extranjeros, destacando sacerdotes de nacionalidad estadounidense con un 23.2%
(Macaulay, 1972: 72). En consecuencia, se ha tratado de decir que ONIS no tena una
membresa bsicamente nacional y que el clero extranjero tena mayor nmero de parti-
cipantes. Si bien los sacerdotes extranjeros no conocan bien el idioma castellano, esto no
era bice para brindar sus servicios a los ms pobres
30
.
Los compromisos que asumieron y plantearon ONIS se clasifcan de la siguiente ma-
nera. Dentro de las actividades de ONIS puede establecerse una clasifcacin atendiendo
a su postura eclesial o social. La primera postura es eclesial (1968-1971) y busca una
renovacin del clero. La segunda postura es social (1971-1975), donde se pone nfasis
en la va socialista. Luego de la publicacin del texto Teologa de la Liberacin en el ao
de 1971, ONIS va a dejar la postura eclesial para entrar en el campo social. Adems de
ambas posturas, ONIS intentaba una revolucin de las estructuras sociales existentes, ya
que la gran mayora de la poblacin viva en condiciones deplorables (Girardi, 1971)
31
.
La primera postura de la periodifcacin se explica porque al inicio ONIS tena que
hacer valer sus propuestas ante el clero peruano, ya que gran parte del clero era de tenden-
cia conservadora. Los sacerdotes de ONIS desarrollaban su labor pastoral en las distintas
jurisdicciones de la arquidicesis de Lima, especialmente en los sectores alejados, donde
se iniciaban las barriadas.
Los sacerdotes peruanos que trabajaban con los sectores populares eran escasos, sien-
do Jorge lvarez-Caldern y Gustavo Gutirrez los pocos ejemplos de sacerdotes perua-
nos que trabajaban en parroquias de los sectores populares de Lima, ya que quienes en su
mayora trabajaban en las zonas populares eran sacerdotes extranjeros. Este gran nmero
de sacerdotes extranjeros se deba a la necesidad de sacerdotes en Latinoamrica.
La segunda postura denominada social no es estrictamente una ruptura con la
eclesial, sino ms bien un reforzamiento de la misma apoyndose en los postulados de
la doctrina catlica latinoamericana para tomar una postura de compromiso contra las
estructuras de dominacin y de opresin. Con la publicacin de Teologa de la Liberacin
se tuvo un sustento teolgico que fue asumido por este Movimiento y otros movimientos
sacerdotales en Latinoamrica.
Analicemos la primera postura. Este periodo se ubica entre el fnal del 1
er
gobierno
de Belaunde y los tres primeros aos del rgimen militar. En abril de 1968, Mons. Carlos
Santiago Burke, obispo de Chimbote, hace una serie de denuncias a empresarios pesque-
ros quienes no permiten el desarrollo equitativo entre los sectores sociales de la ciudad,
30 Jorge lvarez-Caldern. Entrevista personal el 27 setiembre del 2003.
31 En tal sentido, una revolucin tendra que estribar en el amor cristiano y no en la violencia.
YUYAYKUSUN 247
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
a pesar de contar con mayores ingresos econmicos que en aos anteriores. En mayo de
1968, la polica desaloja a 18 estudiantes que hacan una huelga de hambre en el conven-
to de San Francisco de Huaraz (Ancash). De esta manera uno de los principales lugares
de reclamos era Chimbote, ya que la industria pesquera estaba aumentando sus capitales,
pero eso no se refejaba en un mejor trato hacia los trabajadores. As se inicia una inclu-
sin en el mundo terrenal para mejorar la situacin de la poblacin.
Ante la urgente necesidad de cambios dentro de la sociedad y de la Iglesia, ONIS va
a asumir una postura de alerta para denunciar ante la opinin pblica todo abuso e injus-
ticia. Frente a la crisis generada por el problema del contrato entre el Estado peruano y la
Internacional Petroleum Company (IPC), un hecho trascendental fue la famosa pgina
once durante los ltimos das del 1
er
gobierno de Belaunde Terry, que sera el pretexto
para que las Fuerzas Armadas tomaran el poder ante tal agravio hacia el Estado peruano.
La IPC y la Empresa Petrolera Fiscal realizaron un contrato el da 13 de agosto de 1968
para la recuperacin de los yacimientos de La Brea y Parias. Lo anecdtico es que la pgina
nmero once desapareci misteriosamente. ONIS hizo un pronunciamiento el 17 septiem-
bre de 1968 donde manifest que hay un desconcierto tan grande y una desmoralizacin tan
general, que sus consecuencias podran resultar imprevisibles para la supervivencia de nuestro ya
tan maltratado rgimen democrtico
32
. ONIS hace su reclamo, manifestando: creemos ente-
ramente justo e impostergable que nuestra poltica petrolera sea revisada y comience por la total y
completa reivindicacin de nuestro complejo petrolero del norte, que la dignidad nacional exige
y los justos intereses del pas imponen
33
. De esta manera ONIS hace un llamado a moralizar
al Estado peruano ante tales agravios que afectan los intereses del pas.
En la ciudad nortea de Chimbote, barrio de Miramar, la detencin del prroco
Diego Shanahan,
34
prroco de la parroquia Virgen de la Puerta, fue para que declarase
sobre las presuntas cartas que redact manifestando haber intereses creados que impiden
que las autoridades de Lima se den cuenta de los problemas de Chimbote
35
, y afrmando que
el director general de la Guardia Civil, general Jorge Barrios Palomino, alentaba a los tra-
fcantes de tierras en Chimbote. Asimismo, reclam la devolucin de un terreno para su
escuela parroquial, Mundo Alegre, que fue invadido por un grupo de personas protegido
maliciosamente por las autoridades locales
36
. El P. Shanahan fue trado a Lima para hacer
sus respectivos descargos. El ministro de Gobierno, Armando Artola, manifest que era
un llamado de la autoridad para que dejara de agitar Chimbote y que no fue detenido
como algunos medios haban manifestado.
El P. Shanahan, en una carta con fecha 25 de noviembre de 1968, declar que si
bien las autoridades [locales de Chimbote] no quieren ayudarles, por lo menos no deberan
32 Declaracin sacerdotal sobre la crisis moral que padece la Repblica. En Oiga. 20 de setiembre de 1968, p. 17.
33 Loc. Cit.
34 El P. Diego Shanahan es un sacerdote norteamericano de la Sociedad de Santiago Apstol y lleg a la parroquia La
Virgen de la Puerta como prroco para trabajar en una zona rural.
35 La Prensa. 7 de marzo de 1969, p. 7.
36 El terreno para la construccin de una escuela, hogar cuna y talleres fue cedido por la comunidad de indgenas de
Chimbote para el benefcio del barrio de Miramar. Cf. Oiga. N. 301. 29 de noviembre de 1968, p. 37.
248 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
obstaculizar su noble empeo. Pero, qu haremos cuando la autoridad poltica, el subpre-
fecto Dr. Octavio Lecca, se niega a cumplir sus deberes?, cundo nuestros representantes, los
diputados, rehsan representar a su propia gente?, cundo la autoridad policial, el teniente
coronel Velsquez, ni siquiera respeta sus propias rdenes?, cundo el poder Judicial falsifca
nuestros documentos? A dnde vamos cuando el Ministro de gobierno no reconoce sus propios
mandatos y el Ministro de Justicia ni siquiera nos contesta?
37
. El apoyo al P. Shanahan vino
de ONIS-Norte y las instituciones del apostolado seglar manifestando la solidaridad con
la actitud del prroco Shanahan en la defensa fundamental de los derechos humanos por
l representados y en su persona atropellados. Por su parte Mons. Bambarn agreg que
las autoridades tienen determinados prejuicios contra el religioso y creen que se trata de una
persona violenta
38
. La detencin del prroco se debi a que propona medidas justas a
favor de las personas de escasos recursos, por lo que el gobierno local impeda que hiciera
la construccin de ambientes para atender a la poblacin en salud y educacin, ya que
vean con malos ojos los logros que vena realizando el prroco Shanahan.
En la ciudad de Trujillo, aproximadamente 50 seminaristas capturaron el seminario de
Trujillo el da 24 de marzo de 1969, tomando como rehenes a ocho sacerdotes y profesores
del seminario. La actitud de protesta fue contra el obispo de Trujillo, Carlos Mara Jrgens.
Reclamaron que no se reemplazara a los profesores rehenes por profesores conservadores. Su
protesta tambin era por la decisin del obispo de expulsar de su dicesis a tres sacerdotes
que haban apoyado una huelga de obreros de la industria metalrgica Triumph donde 30
mujeres y sus hijos haban tomado la catedral de Trujillo para hacer respetar los derechos de
sus esposos dentro de la industria
39
. Adems, estos sacerdotes haban hecho una manifes-
tacin de protesta contra la inauguracin de un lujoso Golf Country Club de Trujillo
40
.
En esa oportunidad fueron capturados dos jvenes y los sacerdotes Wenceslao Caldern y Jorge
Armas quienes participaron en la protesta
41
, siendo estos dos sacerdotes los frmantes del
pronunciamiento que hicieron en contra de la celebracin eucarstica para dicho evento.
Por su parte, ONIS-Norte y OCSHA (Organizacin de Cooperacin Sacerdotal
Hispanoamericana) redactaron una carta donde se pide a Mons. Carlos Mara Jrgens,
arzobispo de Trujillo, tomar la decisin de apartarse de la Dicesis. Tal decisin hizo que
el Arzobispado de Trujillo emitiera un comunicado donde los sacerdotes que iban a ser
reemplazados quedaran en sus puestos
42
.
Otro incidente de parte de miembros de ONIS-Norte fue el no-reconocimiento de
Mons. Luis Baldo Riva como obispo auxiliar de Trujillo. El documento fue dado a los fe-
ligreses en forma de folleto en las afueras del templo. En dicho documento se mencionaba
el nombramiento de Luis Baldo Riva como una decisin antievanglica y contraria a la
37 Cf. Oiga. . 6 de diciembre de 1968, p. 4.
38 La Prensa. 7 de marzo de 1969, p. 7.
39 NA. N 10. 5 de febrero de 1969, p. 2.
40 El pronunciamiento lleva por ttulo La Misa no puede ser un nmero de programa, se encuentra en Oiga. 11 de
octubre de 1968, p. 27.
41 La Prensa. 10 de marzo de 1969, p. 1.
42 El comunicado se encuentra en El Comercio 26 de marzo de 1969, p. 13.
YUYAYKUSUN 249
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
lnea de la Iglesia marcada en el concilio Vaticano II y ratifcada en los ltimos documentos de
Medelln y de Lima
43
. Como resultado se obtuvo que Mons. Luis Baldo Riva durara poco
tiempo en el cargo encomendado.
Ante la explotacin del yacimiento de Cuajone, ONIS, plantea que cualquier de-
cisin debe benefciar econmicamente al Per, pero sin ahondar an ms nuestra depen-
dencia exterior y que el estudio de medidas concretas corresponde a organismos tcnicos y
que la responsabilidad de la decisin recae en los que manifestaron su voluntad de conducir
un proceso revolucionario, y, por ltimo el gobierno es responsable ante el pas entero,
y de manera especial ante los que soportan el peso del subdesarrollo: obreros, campesinos y
marginados (Pease, 1974-75: 121).
Ante la toma de los templos de Jess Obrero por 140 obreros y 30 empleados de la
fbrica de galletas Fnix; el templo San Martn de Porres, por 84 obreras de la fbrica
Texoro
44
; y el templo de San Sebastin, por 128 obreros de la fbrica Maylica SA
45
, los
miembros de ONIS apoyaron sus reclamos. En el comunicado del 22 de enero de 1970
se dice que las comunidades parroquiales que han acogido a esos grupos de obreros en sus
templos muestran la voluntad de muchos sectores de la Iglesia de luchar contra el orden injusto
en que vivimos y de ponerse al lado de los oprimidos; adems, el hecho de recurrir a gestos como
la toma de iglesias como medio de expresin de la clase trabajadora es ver cmo se marginan
a las clases populares, acallando sus reivindicaciones, y ocultando o silenciando sus reclamos,
confictos laborales y otros acontecimientos
46
.
El 31 de mayo de 1970 en la ciudad de Huaraz, regin al norte del pas, un sismo de
gran intensidad destruy gran parte de viviendas, dejando a muchos sin habitacin para po-
der descansar. Ante tal hecho la Iglesia expres su voluntad de estar presente en la tarea de la
reconstruccin social. El 3 de junio ONIS-Norte emiti un comunicado en el que mostr su
compromiso de solidaridad para superar los estragos que padecan los pobladores. Adems,
ante la urgente ayuda que necesitaban los pobladores, declar que la construccin de los
templos no es prioridad si las personas afectadas no tienen un lugar donde poder descansar.
Los antiguos templos de nuestra ciudad, considerados como monumentos histricos, han
quedado tambin deteriorados y su reparacin demandar cuantiosas sumas de dinero.
Recordemos, sin embargo, que el nico y verdadero templo de Dios es Jesucristo, y por l,
el hombre hecho a imagen y semejanza suya; por eso, las necesidades primarias de nuestros
hermanos tienen prioridad sobre cualquier obra material simblica o decorativa
47
.
43 NA. N 32. 23 de abril de 1969, p. 4.
44 El motivo de la huelga era la decisin de la empresa de cerrar sus puertas ante la negativa de los trabajadores de ampliar en 2
horas ms la jornada de trabajo sin aumento de sueldo. Para encontrar una salida rpida, el Cardenal nombr a una comisin
integrada por el mismo prroco Toms Cafrey, Carlos lvarez-Caldern y Ricardo Antoncich SJ. Los nombres de sacerdotes
para la comisin los dio Mons. Bambarn. La Prensa. 5 de enero de 1970, p. 6.
45 El motivo es de dar solucin al pliego de reclamos presentado ante el Ministerio de Trabajo para que retire el expe-
diente del cierre de la fbrica, y el aumento de su sueldo en un 20%. La Prensa, 5 de enero de 1970, p. 6.
46 NA. N 9. 31 de enero de 1970, p. 3.
47 CEP. Declaraciones y mensajes a partir del sismo. p. 2.
250 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
En otro documento posterior, ONIS-Norte hace una advertencia acerca de la exis-
tencia de instituciones [como las mutuales de vivienda por ejemplo] que pretenden solu-
cionar el problema de la vivienda, cuando en verdad stas enmarcadas dentro del sistema
capitalista, explotador y despersonalizante hacen imposible que los grupos populares puedan
participar de sus benefcios
48
. Si bien la reconstruccin de la ciudad afectada por el sismo
era necesaria, ONIS consideraba urgente un cambio radical, una justa y humana reforma
urbana en todo el pas. Para mejorar las condiciones de vivienda de los sectores populares
era necesario que ellos mismos pudieran obtener prstamos, pero con intereses bajos.
El P. Humberto Olivera SDB fue cesado como director de la Escuela Normal Superior
de Varones de Puno San Juan Bosco y coordinador de las diversas actividades pastorales
en la dicesis de Puno. El provincial de los salesianos en el Per, P. Emilio Vallebuona,
aclar que el P. Humberto haba tomado la decisin de renunciar a sus cargos, por lo
tanto l tiene la palabra
49
. ONIS, por su parte, denunci que la Iglesia del Altiplano
est sufriendo persecucin y represalia por parte del Provincial de la Congregacin Salesiana.
Adems, El P. Humberto no ha renunciado a su cargo, sino que ha sido destituido, siendo no
slo obligado a ello, sino inclusive invitado a abandonar el pas. Por ello, ONIS denuncia
y condena las injusticias que se perpetan dentro de las estructuras de la Iglesia
50
.
El 28 y 29 de abril de 1971, 35 familias invadieron terrenos pertenecientes al Estado,
situados en Pamplona, al sur de Lima. El intento de la polica por desalojar a los invasores
dej el saldo de un muerto y 50 heridos. Ante tal actitud el consejo parroquial de la pa-
rroquia Nio Jess realiz acciones a favor de los pobladores. En actitud de solidaridad,
Mons. Bambarn SJ fue a celebrar una misa el domingo 9 de mayo. El da 10 de mayo era
arrestado Mons. Bambarn SJ con el P. Carmelo de la Mazza MM y los laicos Benardino
Panana y Manuel Ruiz luego de haberse realizado la misa de solidaridad con los nuevos
pobladores. Ante esta situacin, los diversos sectores de la Iglesia se pronunciaron. El
Movimiento Sacerdotal ONIS, por su parte, protest ante la violenta agresin contra los
pobladores de Pamplona expresando su apoyo a quienes luchaban por encontrar alguna
solucin perentoria de habitacin y repudiando las medidas tomadas por el Ministerio
del Interior, se solidarizaba con los detenidos por causa de justicia y exiga su inmediata
libertad
51
.
Del 30 de abril al 2 de mayo de 1971 se realiz en la parroquia de Jess Obrero,
en el distrito de Surquillo, el Primer encuentro por una Iglesia solidaria que agru-
paba a laicos. Esta reunin fue organizada por el Movimiento Sacerdotal ONIS, la
JOC (Juventud Obrera Catlica), el MTC (Movimiento de Trabajadores Cristianos)
y la UNEC (Unin Nacional de Estudiantes Catlicos). El lema del encuentro fue
Cristianos en un mundo de injusticias. A este encuentro asistieron alrededor de 1400
48 Ibd., p. 16.
49 Aclaracin del provincial de los salesianos en el Per. NADOC. T. V. N 206. 2 de junio de 1971. Problemas salesianos
en el altiplano peruano. p. 11.
50 Ibd. p. 10.
51 NADOC. T. V. N 206. 2 de junio de 1971. Sobre la detencin de Luis Bambarn.
YUYAYKUSUN 251
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
personas entre campesinos, obreros, estudiantes, empleados, religiosos, cinco obispos y
profesionales de todo el pas
52
.
En este encuentro naci el Movimiento Laico Iglesia Solidaria, pero, debido a que
el nombre traa confusin en la poblacin, sera luego modifcado en el ao de 1973
por el nombre de Movimiento Fe y Accin Solidaria. Quien sugiri dicho cambio fue
el Consejo Permanente del episcopado peruano, manifestando que era otra Iglesia o
parte del episcopado peruano para la poblacin
53
. En dicha reunin fue invitado Mons.
Bambarn, donde tambin tuvo la noticia de la muerte de una de las personas que haban
invadido terrenos de Pamplona
54
. Felipe Zegarra declara que de ONIS sale despus Iglesia
Solidaria que luego se transform en Fe y Accin Solidaria con una participacin enorme en
la parroquia Jess Obrero de Surquillo. Habrn asistido entre mil quinientas y mil ochocientas
personas el da de su lanzamiento, donde haba gente por ejemplo de la Democracia Cristiana:
Jos Mara Salcedo que haba sido presidente de la FEPUC, Alfredo Barnechea, etc.
55
.
Cuando ONIS asuma una postura de denuncia, protesta y pedido, se basaba en una
salida revolucionaria precisamente por la va socialista
56
. A partir de la publicacin del li-
bro del P. Gustavo Gutirrez, Teologa de la Liberacin, ONIS asumi sus planteamientos
teolgicos, los que le serviran para su participacin con las bases en asuntos polticos. A
su vez, insista en el modelo socialista para una sociedad nueva, pero sin dejar lo eclesial.
En septiembre de 1971, el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas atraves
una de sus ms serias crisis. El magisterio nacional entr en huelga, paralizando la acti-
vidad educativa y amenazando con quebrar la imagen del gobierno que vena realizando
con el proceso de la reforma educativa. Ante tal situacin, ONIS se pronunci manifes-
tando que la participacin creadora de la reforma dar a los maestros el mejor ttulo para ob-
tener en el futuro nuevas mejoras econmicas y sociales. Estas mejoras debern depender no slo
de los recursos existentes, sino tambin de la opcin prioritaria que debe hacerse por inversiones
y gastos que benefcien a las clases ms pobres del pas
57
. Ante tal situacin hubo un segundo
comunicado con respecto al problema magisterial donde se manifestaba una crtica a los
dirigentes sindicales del magisterio, cuyo endurecimiento facilit una instrumentaliza-
cin conservadora bien orquestada
58
.Tras estos incidentes ONIS brind apoyo la huelga
magisterial, pero critic enrgicamente la decisin de los militares (Kleiber, 1980: 228)
59
.
La deportacin de 2 sacerdotes extranjeros fue otro motivo de enfrentamiento con
el rgimen militar. A fnes de enero de 1972 se expuls a tres extranjeros, dos de ellos
sacerdotes. Los nombres de los sacerdotes expulsados son Eugne Antoine Bourdon Brun
(francs) y Jos Luis Gmez Morales (espaol). Tambin fue expulsado el ciudadano
52 Por una Iglesia solidaria, primer encuentro. En Oiga. 7 de mayo de 1971. p. 39.
53 Pginas. N 26. abril 21. 1973. p. 14.
54 Jorge lvarez-Caldern. Entrevista personal el 27 de setiembre del 2003.
55 Felipe Zegarra. Entrevista personal el 29 de junio del 2005.
56 Pginas. N 12. 21 de agosto de 1972. p. 14.
57 Expreso. 5 de setiembre de 1971. p. 27.
58 NADOC. 23 de febrero de 1973. p. 4.
59 Ver tambin la declaracin emitida por ONIS sobre el problema magisterial. En Expreso 5 se septiembre de 1971. p. 27.
252 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
Adalberto Garcez Lpez (brasileo). Al P. Eugne Bourdon se le acusaba de ser asesor e
instigador de masas campesinas en Huaral contra autoridades gubernamentales. Al P. Jos
Gmez se le culpaba de haber desarrollado actividad tendenciosa con propaganda reci-
bida de La Paz, Bolivia, fomentando actividades negativas contra las relaciones bilaterales
con Bolivia. Adalberto Garcez fue denunciado de subvertir el orden pblico, as como
de asesorar y haber participado en confictos laborales. Este conficto del rgimen militar
con el clero hizo, en especial, que diversos sectores progresistas se pronunciaran ante tales
hechos. ONIS, en un comunicado,
60
protesta contra las medidas arbitrarias y despropor-
cionadas de que han sido objeto esos sacerdotes y exige su pronto regreso. Adems, expresa su
indignacin por la acusacin al P. Jos Gmez SJ de ser trafcante de drogas.
En abril de 1972 Mons. Julio Gonzlez Ruiz de la orden salesiana fue suspendido
ad tempus de sus funciones de obispo de Puno, cargo que vena ejerciendo desde hacia
13 aos. El comunicado lleg de Roma a travs del Nuncio Apostlico en el Per Mons.
Luis Poggi. A Mons. Julio Gonzlez Ruiz se le acus de criticar al papa, de hereja,
61
de
intervenir en asuntos internos de una congregacin y de obsesin sexual. Por su parte,
Mons. Julio Gonzlez Ruiz hizo sus descargos, desmintiendo las acusaciones que le hicie-
ron llegar para invitarlo a salir de Puno
62
. Mons. Gonzlez Ruiz era miembro de ONIS y
era una persona representativa de la jerarqua del sur peruano.
El 23 de abril de 1972 se inaugur en Chile el primer encuentro de Cristianos por el
Socialismo. En este encuentro destac la fgura del Mons. Sergio Mndez Arceo, obispo
de Cuernavaca (Mxico). En las conclusiones fnales del encuentro se deca que las es-
tructuras de nuestra sociedad deben ser transformadas desde la raz y que la construccin del
socialismo no se hace con vagas denuncias o llamados a la buena voluntad, sino que supone un
anlisis que permita revelar los mecanismos que mueven realmente a la sociedad, un anlisis
que haga patente la opresin y sea capaz de desenmascarar y llamar por sus nombres a los que
oprimen abierta o sutilmente a la clase trabajadora; supone, ante todo, una participacin en
la lucha que opone la clase explotada a sus opresores
63
. As se comenzaba el acercamiento
a los planteamientos socialistas para hacer una sociedad ms justa y libre. A esta reunin
fue Jorge lvarez-Caldern como invitado.
La decisin del presidente estadounidense Richard Nixon (1968-1974) de arreciar
los ataques a Vietnam del Norte mediante el minado de puertos, bloqueo areo y terres-
tre, gener gran tensin en el mundo ante la posible confagracin global, si es que Rusia
y China que apoyaban a Vietnam del Norte intervenan en la contienda. Ante al hecho,
el Movimiento Sacerdotal ONIS y otras agrupaciones de izquierda se pronunciaron y
convocaron a una marcha para denunciar la agresin de los Estados Unidos
64
. La mar-
60 Comunicado del Comit Ejecutivo Nacional de ONIS. NADOC. T. VI. 5 de abril de 1972. Dossier sobre la expul-
sin de tres extranjeros. p. 5.
61 Correo. 18 de abril de 1972. p. 15.
62 NADOC. T. VI. N 251. 3 de mayo de 1972. Dossier sobre Mons. Julio Gonzles Ruiz. pp. 7-11.
63 NA. N 35. 6 de mayo de 1972, p. 1.
64 El pronunciamiento lo podemos encontrar en Expreso. 16 de mayo de 1972.
YUYAYKUSUN 253
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
cha tuvo lugar el 19 de mayo de 1972 y fue denominada Marcha contra la agresin a
Vietnam. Entre las organizaciones convocantes estaban la Federacin de Periodistas del
Per, Movimiento Sacerdotal ONIS, Unin Popular de Mujeres Peruanas, Movimiento
por una Iglesia Solidaria, Frente nico de Trabajadores de Expreso y Extra, la FEPUC y
la CGTP
65
. La marcha fue convocada para las 18 horas, siendo el lugar de concentracin
la plaza Dos de mayo. El recorrido parti de la Plaza Dos de mayo, La Colmena, Plaza
San Martn, Beln, Paseo de la Repblica, Av. 28 de Julio y fnalmente lleg a la Av. Manco
Cpac
66
. El nmero de participantes en esta marcha se aproxim a 15 000 y sta tuvo
una duracin de tres horas.
El diario El Comercio coment que el comunismo se haba mostrado activo y agresi-
vo en el Per. El diario La Prensa atribua a los comunistas toda la marcha. El diario La
Nueva Crnica hablaba de una nutrida marcha que dur hasta la medianoche y que los
cristianos y socialistas que fueron a la marcha cayeron en la trampa de los comunistas. El
diario Expreso le dio una amplia acogida y apoyo a la marcha
67
.
De esta manera, el Movimiento Sacerdotal ONIS desarrollaba su actividad con la
intencin de mejorar la situacin econmica y social de los sectores populares. Un grupo
del sector conservador
68
de la Iglesia public un artculo en la revista Informe, tratando de
crear cierto pnico ante el trabajo desarrollado por ONIS. Ante tal situacin, se emiti
un comunicado poniendo en claro que ONIS no era una ofcina del obispado ni tena la
infuencia de Ivn Illich ni haba condenado al episcopado chileno y mexicano. Al fnal
del artculo, se manifestaba que las discrepancias de ideas es legtima y saludable, pero debe
moverse en el terreno de la verdad y del respeto a las personas
69
.
El 18 de enero de 1973, los obreros del sindicato de Construccin Civil de Marcona
iniciaron una huelga de hambre. La huelga fue tornndose ms radical, ya que tras dos
meses de huelga no encontraban solucin a sus reclamos. Al ver sus reclamos no atendi-
dos, el Movimiento Sacerdotal ONIS lanz un comunicado donde expresaba su apoyo a
los obreros por considerarlo justo, sealando lo inadecuado de dispositivos legales que per-
miten estas situaciones y son incapaces de dar salida a la reivindicacin del elemental derecho
al trabajo que estos obreros plantean
70
.
La llegada del presidente de Bolivia, general Hugo Bnzer, en visita ofcial a nuestro
pas, hizo que durante su estada, estudiantes universitarios realizaran mtines de protesta
por su presencia en distintos puntos de Lima. Por otra parte, un sector de periodistas, el
Movimiento Sacerdotal ONIS y el SUTEP se pronunciaron en contra de su llegada por
considerar a su gobierno de carcter represivo, hacindole recordar que haba deportado
y encarcelado a periodistas, sacerdotes, maestros y estudiantes (Pease, 1974-75: t II, 553).
65 Expreso. 19 de mayo de 1972. p. 8. Adems de la lista de organizaciones convocantes se encuentran varias adhesiones
tanto organizacionales como particulares.
66 Expreso. 19 de mayo de 1972. p. 8.
67 Ver Expreso. 20 de mayo de 1972. p. 10.
68 Este grupo conservador estaba representado por el Opus Dei y algunos miembros del clero y laicos.
69 Ver Pginas. N 9. 11 de junio de 1972. p. 15.
70 La Prensa. 18 de enero de 1973.
254 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
La eleccin de Salvador Allende como presidente chileno fue vista con buenos ojos
por quienes vean el socialismo como la va para el desarrollo en Latinoamrica. Adems,
sera el primer presidente de izquierda elegido en elecciones democrticas. Por otra parte,
la CIA y grupos de ultraderecha trataron de cualquier forma de eliminar el gobierno
legtimo, llegando a apoyar a Augusto Pinochet para que hiciera un golpe de Estado.
ONIS, al tomar la postura socialista, se solidariz con diversas organizaciones mundiales
para la paz en Chile solicitando que se aplicara una justa sancin a los responsables. El
14 de septiembre de 1973 el Movimiento Sacerdotal ONIS, Fe y Accin Solidaria y otras
entidades realizaron una marcha Contra el fascismo y en apoyo al pueblo chileno contando
aproximadamente con 20 000 personas en la manifestacin. Dicho evento se realiz por
la noche. Fue una marcha multitudinaria, pero la prensa limea, la televisin y la radio
no se dieron por enterados. Tan slo los diarios Expreso y Correo publicaron una columna
muy pequea
71
. Mediante un documento, ONIS y otras organizaciones mostraron su
solidaridad con Chile sumndose a la protesta mundial contra la violencia, persecucin y
terror
72
. Se hizo un llamado para que el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas armadas
no reconociera el rgimen militar chileno, ya que haba implementado el terror como
medida de gobierno.
Solidarizndose con los trabajadores de la Compaa Embotelladora Luren SA,
ONIS emiti un comunicado el 25 de octubre donde protestaba por el encarcelamiento
de los dirigentes de la comunidad industrial y exiga atender las demandas planteadas por
los trabajadores como la defensa de sus intereses y derechos
73
.
En marzo de 1974, la Federacin de Trabajadores de la Industria Metalrgica
(FETIMP) realiz un mitin junto con los pobladores de El Rescate y Chacra Puente,
que reuni a unos 4 000 manifestantes que protestaban por el alza del costo de vida y se
solidarizaban con las bases de la FETIMP en huelga y con las luchas de los pobladores
El Rescate. La manifestacin fue reprimida por la polica, dejando al poblador Gonzalo
Huarcaya muerto y varios heridos. Los restos del poblador fallecido fueron llevados por
sus compaeros al cementerio, pero la polica se apoder del atad para enterrarlo de ma-
nera discreta. Por su parte, ONIS denunci la accin realizada por la polica de reprimir
el mitin y dispersar el cortejo fnebre manifestando:
... el hecho que estos sectores no dispongan de canales para dejar or pblicamente su voz
exige aparte del elemental respeto debido a su condicin de personas que el ejercicio
de su derecho a manifestarse sea debidamente reconocido y acogido
74
.
Ante la posible reforma de los medios de comunicacin, especialmente la prensa escrita y
televisiva por el Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, la Asamblea General
71 Expreso. 16 de setiembre de 1973. p. 20.
72 Pginas. N 36. 4 de octubre de 1973. p. 4.
73 Expreso. 25 de octubre de 1973.
74 La Prensa 4 de marzo de 1974.
YUYAYKUSUN 255
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
del Episcopado presidida por el cardenal Landzuri convers con los generales Zavaleta
(SINAMOS), Richter y Graham (COAP). La declaracin del episcopado fue publicada
el 8 de agosto de 1974 donde los obispos manifestaban que el estatuto de prensa debe
hacer cumplir la libertad de prensa y no ser manipulado para fnes propios. A su vez, el
Movimiento Sacerdotal ONIS se pronunciaba el 3 de agosto ante la nueva situacin de
la prensa, manifestando que con la expropiacin de los diarios se haba confgurado una
nueva situacin poltica, en la cual era preciso dar cabida a la participacin popular. Por
lo tanto, los medios de comunicacin en manos del pueblo deben cumplir un irremplazable
papel en la accin educativa e ideolgica lo que va de la mano con el acceso efectivo al poder.
Slo as se harn irreversibles los pasos del pueblo en su liberacin
75
.
A un ao del golpe militar chileno de Pinochet, fue convocada una movilizacin por
las diversas organizaciones sindicales, eclesisticas y gremiales progresistas por el primer
aniversario del derrocamiento del gobierno de Salvador Allende, pero el Ministro del
Interior impidi tal movilizacin para el 11 de septiembre de 1974. Ante la negativa
de dicho evento, el 10 de septiembre se celebr una misa de solidaridad por el pueblo
chileno. Adems, se pronunciaron diversas organizaciones sindicales junto con el sector
progresista de la Iglesia
76
. La misa se realiz en la parroquia de San Martn de Porras, par-
ticipando 46 sacerdotes y miembros del Movimiento Fe y Accin Solidaria
77
.
Otra actividad de ONIS se hizo efectiva a propsito de medidas represivas y de
violencia en contra del campesinado de Andahuaylas en el mes de octubre de 1974.
Dirigentes campesinos manifestaban que sus luchas eran contra los gamonales que an
persistan, pedan el cese de represin y demandaban la libertad de los detenidos. La toma
de tierras, luego del acta de Huancahuacho y Toxama que fue frmada por los represen-
tantes del rgimen militar y las organizaciones campesinas, fue aceptada como acto de rei-
vindicacin justa frente a los terratenientes y gamonales y la descapitalizacin del sector
78
.
Luego de tomar las tierras fueron reprimidos por los policas, quedando varios detenidos.
Una vez hechos sus descargos, los campesinos, seran declarados inocentes. ONIS expres
su extraeza por los sucesos ocurridos y exigi el cese de la represin y la libertad de los
detenidos por esta protesta, legtima expresin de organizaciones autnomas.
El 8 de enero de 1975, diversas organizaciones, incluida ONIS, van a rechazar el
Movimiento Laboral Revolucionario (MLR) por ser un movimiento de corte fascista
e ir contra las organizaciones populares autnomas
79
. ONIS exigi que se diera pronta
libertad a los campesinos de Andahuaylas, ya que ellos tan slo exigan sus derechos y lu-
chaban por la liberacin de las clases populares.
80
Luego de salir en libertad, los dirigentes
campesinos expresaron que ahora ms que nunca es necesario que los trabajadores cierren
75 Expreso. 4 de agosto de 1974. p. 7.
76 Expreso. 11 de setiembre de 1974. p. 5.
77 Expreso. 11 de setiembre de 1974. p. 11.
78 Pginas. N 48. 10 de noviembre de 1974. p. 35.
79 Expreso. 8 de enero de 1975. p. 4.
80 La Prensa. 8 de enero de 1975. p. 4.
256 YUYAYKUSUN
Juan Ramrez Aguilar
flas para luchar contra los grupos contrarrevolucionarios, que han provocado una serie de
confictos y buscan la desunin de las clases populares
81
.
Los das 3 al 6 de febrero de 1975, en la ciudad de Lima, se realizaron debates en
torno a la organizacin popular y a los movimientos polticos ligados al rgimen militar
contribuirn a revelar parte de los problemas y alternativas sociales en que viva el pas.
Por su parte, ONIS consideraba necesario construir relaciones de fraternidad entre los
hombres
82
.
El Ministerio del Interior aprob la deportacin de 28 dirigentes y asesores de or-
ganizaciones populares, as como la de un grupo de periodistas y el cierre de su revista
(Caretas). Esto constituy, segn ONIS, una medida represiva, que afectaba a todas las
clases. ONIS, mediante un documento, hizo un reclamo considerando que deben ser re-
vocadas las medidas tomadas contra dirigentes y asesores del movimiento popular y contra los
periodistas, as como la ltima deportacin anunciada por los diarios
83
.
Al igual que la protesta contra el Country Club en la ciudad de Trujillo en el ao de
1969, se llev a cabo una protesta por los integrantes de ONIS por el excesivo dinero que
se gast para el Festival Internacional de la Primavera en la misma ciudad, rechazndose
la pretendida celebracin eucarstica en la catedral de Trujillo. En el documento se hace
alusin a la utilizacin de la imagen de la mujer con fnes de lucro
84
.
Despus de haber desarrollado la segunda periodifcacin, las acciones de ONIS tenan
como objetivo principal la liberacin de los oprimidos y la solidaridad con todas las perso-
nas que eran atropelladas en sus derechos por el rgimen militar o particulares. Se realiza-
ron dos marchas de solidaridad, una con Chile y la segunda con Vietnam, y eran acciones
realizadas conjuntamente con diversas organizaciones de izquierda. Toda esta solidaridad
y compromiso social eran asumidos con un compromiso poltico desde la fe para la cons-
truccin de un hombre y sociedad nuevos. Podemos observar que la presencia de ONIS en
el segundo periodo va hacindose menor en forma de pronunciamientos, pero el trabajo
desde las bases se mantuvo.
En conclusin, el Movimiento Sacerdotal ONIS tuvo participacin activa en la so-
ciedad. Sus pronunciamientos o actividades fueron tergiversadas por realizar manifes-
taciones conjuntas con los sectores de la izquierda. Su orientacin en la sociedad tuvo
dos momentos: eclesial y social. En el primer momento orient para que el clero tomara
consciencia de su labor pastoral. En un segundo momento, ONIS desarroll el aspecto
social, acentuando su participacin poltica desde la fe, es decir, el compromiso social
que emana de los Evangelios. ONIS no tuvo vnculo alguno con la primera fase del
Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas, ya que su pastoral se diriga a los sec-
tores populares donde las reformas parecan no haber llegado. El trabajo con las bases
cristianas fueron importantes, pues se encaminaban a velar por los deberes y derechos de
81 Expreso. 19 de enero de 1975. p. 2.
82 Pginas N 51. 25 de marzo de 1975. p. 5.
83 Pginas N 54. 20 de setiembre de 1975. p. 34.
84 Pginas N 56. 1 de enero de 1976. Pg. 102. El documento tiene como fecha 21 de septiembre de 1975.
YUYAYKUSUN 257
Iglesia y Estado en la coyuntura social de la dcada de 1960-1970
sus integrantes para que fueran conscientes de su papel en la sociedad. Esta pastoral fue
importante, pues cre consciencia cristiana, aunque algunos laicos abrazaron los sectores
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Folletos y documentos eclesiales
Noticias Aliadas Documentacin: NADOC. T. I (Oct. 1968-Jun. 1969).
Noticias Aliadas Documentacin: NADOC. T. II (Jul. 1969-Dic. 1969).
Noticias Aliadas Documentacin: NADOC. T. III (En. 1970-Jun. 1970).
Noticias Aliadas Documentacin: NADOC. T. IV (Jul. 1970-Di. 1970).
Noticias Aliadas Documentacin: NADOC. T. V (En. 1971-Dic. 1971).
Noticias Aliadas Documentacin: NADOC. T. VI (En. 1972-Dic. 1972)
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YUYAYKUSUN 3 (2010) 263-284 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
La cultura de la tarde: seduccin y socialidad
en espacios de diversin juvenil

Jos Antonio Ninahuanca Abreg
RESUMEN
Estas pginas presentan la situacin social de espacios cotidianos donde la estructura del capitalismo
contemporneo ha insertado su lgica en el comportamiento de la juventud desde una nocin de
felicidad y libertad de evidente evangelio mercantil.
ABSTRACT
Tese pages show the social situation of daily areas where the structure of the contemporary capitalism
has introduced its logic in the behavior of the youth from an idea of happiness and freedom of an
obvious commercial doctrine.

L
a asidua confuencia de la juventud en Lima Metropolitana
1
como espacio de en-
cuentro o insercin social, desprende toda una gama de relaciones y motivos por
los cuales, los jvenes optan por interactuar ms dinmicamente en algunos espa-
cios. Dentro de ello, el consumo se ha perflado como un agente socializador a travs de
mecanismos de diversin.
En la ciudad la tarde se presenta como un perodo de diversin diversa en la actua-
lidad, cuando antes la noche era sealada exclusiva como tal. Las restricciones de los
padres, a los que en su mayora se les escapa percibir el remolino del cambio, encuentran
una relativa sospecha para con este horario, pero s mucha incertidumbre para descubrir
el trajinar del hijo una vez activada la vida. La calle es vida pura, y ello se contempla nada
ms al salir de casa.
Se suman a este marco los lugares neurlgicos de sublimacin del deseo de liberarse
2

por parte del joven. La personalidad hipervoltil de este interacta delimitando y expan-
diendo sus expectativas y deseos por aprehender lo nuevo. Lo nuevo sera relacionado a
lo bueno o moderno, y lo antiguo a lo malo o represor. Esta ltima visin de los jvenes es
rebatida por los padres, comprometindose de gran manera el concepto de autoridad en la
familia. Sin embargo, lo que nos advierte esta dicotoma o conficto generacional, es que al
resultar los jvenes siempre como elementos ms nuevos, se asumir que pueden conocer
1 El permetro que comprende este estudio se ubica entre la Plaza Dos de Mayo, la Plaza Bolognesi, la cuadra 17 de
la avenida Arequipa, el cruce de las avenidas Grau y Abancay y el Parque de la Muralla situado al margen del ro
Rmac. Estos puntos sealados conforman un marco geogrfco en el cual se ubican los lugares que han sido motivo
de nuestro anlisis, los cuales a su vez son sealados con mayor precisin a lo largo del escrito.
2 Utilizaremos el trmino sublimacin no en el sentido estricto psicoanaltico, que se refere al desarrollo de los instintos
a instancias ms elevadas del pensamiento y la espiritualidad, sino como mecanismo de liberacin de energas y
pulsiones desplazables a travs de diversas conductas.
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Jos Antonio Ninahuanca Abreg
mejor las cosas nuevas (Fromm, 2007: 22). De esta manera, ser lo nuevo y los ms nuevos
marcar el sentido de bsqueda de estos actores; concluyndose as, a travs de la prctica
social, con una bipolaridad generacional de la percepcin de lo bueno y lo malo. Dentro de
ello, la sensacin del goce oculto (relacionado a lo malo) viene a ser un mvil. Y el vehculo,
sus expansiones objetivas y subjetivas del dolor, que se presentarn como objetos o personas
que cubren una necesidad emocional y existencial en su individualidad e imaginario.
La cultura es la manifestacin social de un grupo. Estas manifestaciones son acciones
que orientan la conducta social de los individuos y sus pares ms cercanos a travs de
vnculos emocionales. La cultura conlleva a tipifcar una determinada accin social y en
ello se defne un campo de acciones que establecen hbitos y conductas. Todo esto va
formando el capital cultural que cada joven tendr al insertarse en una comunidad y sus
espacios de diversin. Por su parte, la socialidad es una dinmica de lo diverso que puede
presentarse como algo anecdtico o sin sentido. Exalta la preocupacin por el presente y
escapa de los rdenes puramente mecnico-tradicionales (Mafesoli, 1994: 107).
Por lo tanto, la manera de relacionarse permanentemente a travs de comportamien-
tos en el mbito de la socialidad, engendra una cultura presentista que en el caso de nues-
tra juventud, marca su mayor presencia en la etapa adolescente. Se puede sealar como
ejemplo, dentro de la cultura de la tarde, un grupo etario de entre 15 a 25 aos de edad.
Este es el mayor porcentaje, empero puede ser rebasada la escala de edad fcilmente un
par de aos menos o ms. En s, los espacios de diversin que nombraremos, son puntos
de agrupamiento social que generan una sntesis cultural juvenil.
Juventud: entre la seduccin y la ambigedad
La juventud es una categora que debe comprenderse multidimensionalmente. Es decir su
signifcado abre paso a un camino de anlisis extenso que no se agota en su sola descrip-
cin y defnicin bsica, sino que comprende toda una gama de emociones que se com-
ponen de varias formas. Sin embargo, se puede abordar su estudio a travs de dos caracte-
rsticas relacionables que nos ayudan a comprender su lgica contempornea: la primera
es la seduccin
3
, entendida esta como una estrategia que se renueva constantemente y que
tiene como funcin reconvertir los rdenes dentro de una misma dinmica productiva.
La seduccin es un proceso ritualizado que incide cada vez ms desenfrenadamente,
en la realizacin inmediata e imperativa de un deseo. Busca por esta va, la circulacin
acelerada de lo psquico, de lo sexual y de los cuerpos, comandadas por la obligacin
que rige al valor del cambio, que contempla como necesidad, la circulacin del capital
(Baudrillard, 1989: 42).
La segunda por su parte, desprendida de la anterior, es la ambigedad. Esta orienta
los comportamientos mltiples que la lgica del postmodernismo mercantil ha desper-
3 Al respecto he desarrollado en un artculo la propuesta de defnicin del trmino seduccialidad, una categora que
albergara las caractersticas de la seduccin y la socialidad. Vase en lnea mi Blog personal www.joseantoniona.
blogspot.com . En el presente escrito se asume a ambas tal como son defnidas ac, para el anlisis correspondiente.
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La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
digado (Hardt y Negri, 2002: 149). Tiene como funcin crear la incertidumbre en las
decisiones debido a que otorga varios signifcados simblicos a los objetos, hacindolos
elegibles para diversos consumidores como para diversas emociones. La ambigedad se
refeja en la polivalencia de la conducta del joven que hace de su existencia un cctel de
sentimientos intranquilos, en el que la tranquilidad se buscar en un determinado consu-
mo que fnja de soporte emocional. De esta manera, las necesidades de nuestra juventud
dentro de estas dos caractersticas, se ven envueltas en un discurso que resalta un xtasis
de hacerse presente y existir simultneamente en todos lados.
Escenario y motivos de desplazamiento
La migracin interior es ante todo un fenmeno de desplazamiento social dictado ge-
neracionalmente en el Per, desde las primeras oleadas migratorias que datan de las d-
cadas del 30, 60 y 80 del siglo pasado. La aglutinacin de la produccin econmica,
sealaba muchas veces un mayor grado de movilidad socioeconmica con relacin a
ciudades rurales internas del Per. Esto gener ndices de sobrepoblacin de las urbes.
Los desplazamientos sociales a nivel nacional, entonces, se dirigieron a puntos donde se
aglutinaban los ncleos econmicos de produccin ms reconocidos en el pas. Estos
centros se asumieron como espacios neurlgicos que en apariencia, otorgaban generacio-
nalmente oportunidades de desarrollo. Y es en esta bsqueda de espacios que otorguen
mayores oportunidades de multiplicar capacidades y remuneraciones econmicas, donde
han emergido procesos socio-histricos y nuevos tipos de comportamientos de carcter
sincrtico: lo cholo, lo chicha, lo achorado y lo farandulero; este ltimo como forma de
organizar el comportamiento a travs de una hiperidentidad (Ninahuanca, 2009: 13-38),
que vendra a ser una identidad de poder fuctuante construido bajo los escenarios de
simulacin y consumo.
De la primera generacin migrante a la tercera y cuarta generacin, las conductas so-
ciales se han ido diferenciando de manera radical, debido en gran medida a nuevos tipos
de expectativas de nivel de vida. Pero sin duda, la ciudad ya es propia de ellos.
Si las primeras generaciones buscaban consolidarse a travs de la apropiacin de un
terreno o vivienda, y la conquista de los derechos a los servicios bsicos, logrando su con-
solidacin en la ciudad a travs de la actividad mercantil en pequeos y micronegocios; la
tercera y cuarta generacin se construyen ms ensimismadas en la sociedad de consumo,
a travs de un proceso de inoculacin (Marcuse, 1970: 104-105) que ha estructurado ne-
cesidades y satisfacciones. Esto conllevar a marcar dentro de la ciudad y los individuos,
acciones de distincin que busquen marcar y manifestar un grado de posicin social. Y
ello se ver en la disposicin a formar parte de instituciones educativas superiores como
tambin al fn de seguir el desarrollo de un negocio propio u otras metas ms particula-
rizadas relacionadas al goce. Esto ltimo depender entonces, del soporte econmico fa-
miliar y su grado de consolidacin, como de las aperturas de desarrollo de las expectativas
de vida de la actual generacin.
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Jos Antonio Ninahuanca Abreg
Los grupos emergentes han hecho suya la ciudad, otorgndole un nuevo rostro y eso
viabilizar a la generacin actual a insertarse en diferentes espacios diversifcados en los
que se puedan generar actividades y canales de desarrollo. De esta manera, los hijos de
los primeros migrantes buscarn el crecimiento a travs de alguna profesin, la adminis-
tracin propia de su micronegocio o en el caso de otros que se encuentran labrando un
camino ms reciente, a travs de ofcios que a la larga los conlleva al mismo espacio de
convivencia con los anteriores. Todo esto va a determinar que por cuestiones econmicas
y de posicin social, los jvenes limeos contemporneos se desplacen temporalmente a
Lima Centro
4
, como punto de aglomeracin interna de la ciudad. Ello obedece tambin
a alejarse de alguna manera, como frontera espacial, de la tutela familiar vista como muy
visible y prxima.
Los jvenes, asentados en pequeas comunidades por razones de estudio, negocio
o trabajo, mostrarn nuevas conductas, dndole otra grfca a la ciudad por las nuevas
emergencias y proliferacin de imgenes del consumo. Los limeos herederos de la
mixtura social, sienten la ciudad como suya hace mucho, y por ello buscan tambin in-
sertarse en la capacidad de administrar el tiempo de ocio, como tambin la vergenza,
la alegra y la frustracin que les ofrece aquella. Los desplazamientos internos citadinos
y cotidianos, de esta manera, se darn por las posiciones econmico-sociales, las ex-
pectativas de vida y sobre todo, por la imperiosa necesidad de sentirse incluido en un
pas que desplaz tambin la jerarquizacin social simblica a la urbe. Durante mucho
tiempo como hasta ahora, las consecuencias de la visin centralista, hacen del centro
un paso vial de excelencia.
La cuestin de los horarios
Desplazarse asume una sincronizacin de labores conforme a la institucin o lugar donde
uno se desplaza. Los horarios son mltiples conforme al pblico objetivo. Se distribuye
as una oferta de instituciones y espacios de diversin que oscilan en tomar del joven todo
el tiempo de la maana, la tarde y hasta la noche. Esto resulta importante para explicar
como se ha delimitado los espacios de diversin. Las discotecas, por ejemplo, son abiertas
desde las dos de la tarde debido a la mayor confuencia de pblico aparentemente desocu-
pado. La masifcacin del pblico para con el ocio es entendido as para los administra-
dores de la juerga juvenil bailable (Arroyo, 2006)
5
como horario fexible que va desde
la tarde hasta altas horas de la noche. Y ello depende de la disposicin de sus usuarios
para con sus lugares de vivienda. Esto es un breve ejemplo de lo que desarrollaremos ms
adelante.
4 Pese a la realidad policntrica de nuestra ciudad. Su forma simblica macroceflica arroja en el imaginario una idea
de centralidad que determina en gran manera nuestro paso obligatorio por la misma. Esto provendra an, como lo
recordaba Eduardo Arroyo (1994: 76-77), de un chauvinismo capitalino de saberse el centro del pas.
5 Esto vendra de percibir, por ejemplo, nuevas solidaridades orgisticas en los jvenes. Respecto a un estudio deta-
llado de las discotecas en horarios nocturnos vase Arroyo, 2006.
YUYAYKUSUN 267
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
La cuestin de los horarios est relacionada estrechamente al anlisis de cun rentable
son los negocios de diversin como a los vnculos de goce que puedan ofrecer stos y los
lugares de esparcimiento al joven de la cultura de la tarde, para brindarle una ostentacin
de la administracin de su ocio que les otorga relativa autonoma. De esta manera, los
desplazamientos conllevan a tener en cuenta los horarios de labor y los del ocio. Los des-
plazamientos por troncales de transporte venidos de diferentes puntos de la ciudad hacia
el centro, tanto de llegada y de vuelta, estarn entonces delimitados por la confuencia de
pblico y horarios aparentemente estrictos de instituciones y negocios. Pero esto ltimo
cambia temporalmente al insertarse en una comunidad de la urbe de ndole laboral o
estudiantil. Agotados y saturados en el imaginario individual de los jvenes, los horarios
normativos de estudio y trabajo, se pasar a poner nfasis en el tiempo libre. El tiempo
de ocio administrar los horarios restantes al cumplimiento de la labor, y en esta esfera los
horarios se fexibilizan de acuerdo al marco espacial de consumo y a su vez a la expresin
de hacer pblica, la capacidad de administrar el poder ocioso.
Todo esto remite a pensar que se ostenta tal capacidad a travs de la posicin y las
reservas econmicas para el consumo en un determinado espacio de diversin. El gasto
viene a ser, de esta manera, una prctica de sensibilidad que des-regula sensaciones
6
y
de-construye energas que terminarn por graduar en el imaginario un nivel de empo-
deramiento. El tiempo de ocio establecido as en una comunidad, juega como factor de
coaccin y fexibiliza el horario en individuos asistentes a estos espacios. Se ingresa ac
tanto al uso del tiempo como al uso de los placeres. En cada espacio as, confuye un p-
blico objetivo que hace de su presencia la presencia del placer, movilizando a sus usuarios
conforme a la representacin de la emocin que busca cada actor; clasifcndose segn
esto las actividades en el tiempo libre
7
. Dentro de este marco, el horario de la tarde es
el horario central, porque no slo se limita a jugar una suerte de punto medio del da,
sino que se relaciona con los patrones culturales que juegan dentro de la ambivalencia
de ingresar a la noche como secuencia correlativa de diversin y al control familiar. La
tarde muestra los lmites de un control que no excede la presunta transgresin que pueda
expresar la noche sobre todo para los menores. La tarde as, es un punto ambiguo que no
6 Vase Adrin Scribano (2009: 173-189). El aporte de Scribano carece de una base y enfoque intercultural emprico,
de all que se comprende su estricto y rgido carcter conceptual. Sin embargo, el punto de tomar el gasto festivo
como un placer que desplaza el dolor a un olvido como una forma de resignacin neocolonial es sugerente para abor-
dar la temtica de una manera ms profunda. Y es que diramos que el goce contemporneo ya no se autoconstituye
a travs del concepto clsico de felicidad. El goce acarrea un dolor constante que desborda los lmites del placer. Y
esto por s mismo vendra a explicar su grado de perversin.
7 Elias Norbert y Dunning Eric (1995: 83-115) hacen una clasifcacin de las actividades del tiempo libre: trabajo
privado, descanso, satisfaccin de las necesidades biolgicas, sociabilidad, actividades mimticas o de juego. Las
ltimas seran las ms relacionadas al ocio recreativo. Los autores condenan la dicotoma kantiana entre las relaciones
trabajo-castigo y ocio-placer. Sin embargo, la estructuracin de su esquema planteado parte de un concepto rgido
del trabajo, concibindose el ganarse la vida solo a travs de un marco remunerativo monetario, muy propio de
sociedades civilizadas sin peligrosas implicaciones sociales y personales. Pero el ganarse la vida para los jvenes no
solo se da en el campo de las relaciones laborales sino comunicativas en toda su expresin. Es decir, la vida se gana
cotidianamente para los jvenes de la cultura de la tarde, tanto en el campo de la aceptacin de sus emociones como
en la relacin tolerante para con sus expresiones discursivas y corporales.
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Jos Antonio Ninahuanca Abreg
escapando de lo normativo, roza deseos que antes se adjudicaban exclusivamente a la
noche. Y dentro de ella, se abre un mayor margen de clculo para el tiempo de llegada a
casa, sin rebasar las fronteras de stablishment familiar.
Imaginando una comunidad
Una comunidad es una construccin cultural que se edifca sobre vnculos socio-psico-
lgicos: frustraciones, sentimientos trgicos, alegras y lamentos son algunos de ellos. El
joven limeo actual converge con sus pares a travs de experiencias smiles que refuerzan
una continuidad de vnculos. Se construye un imaginario grupal, un yo-grupal que
desperdiga sus maneras de sublimar toda represin latente en cada etapa de su vida.
La vida en esta etapa y en estos espacios se desarrollar desde un pndulo emotivo que
moldea la capacidad de desplegar acciones que dentro de otros contextos no se podran
manifestar
8
. De esta manera, la comuna con su sentimiento de tribu comunal, se ofrecer
como vehculo material para el sueo de liberarse.
Al establecerse la comunidad se defnen nuevos afectos producto de los lazos que se
dan dentro de ella. Esto trae consigo reconvertir o entrar en contradiccin con afectos
y emociones anteriores y otras que en un pasado prximo no se pudieron manifestar
9
.
De esta manera, el vnculo con nuevos pares, con los cuales se compartir gran parte
del tiempo en relacin al hogar, defne una nueva polivalencia no slo en los horarios,
sino tambin en los placeres permitidos en otro tipo de espacios donde el control se
percibe ms cercano por motivos tanto de residencia como de lazos familiares. Por ello,
los nuevos espacios de insercin a los que se desplazar el joven de una comuna de Lima
Metropolitana
10
, durante la tarde, se vern como campos de sublimacin para la pers-
pectiva de este actor. Y los deseos que alguna vez escuch, vio o se imagin conforme al
sistema de imgenes y discursos publicitarios, fuyen en un imaginario que busca formar
parte de estos campos a travs de acciones que refuercen la relacin del yo para con
8 El sentido de pertenencia para con un espacio o comunidad otorga a la persona movilidad y compromiso. Como
seala Amartya Sen (2007: 44): la persona tiene que decidir acerca de la importancia relativa que debe dar a sus res-
pectivas identidades. La importancia relativa se dar en contextos particulares en el que existen lealtades divergentes
que compiten por ser prioritarias.
9 Esto nos conducira a la nulidad de la distancia cnica. Que a decir de Zizek (1994) sucedera cuando redoblamos
el cinismo. Es decir, simulamos pblicamente ser libres pero en realidad venimos obedeciendo en los mbitos que
consideramos privados, ya que aparentemente podemos destruir y construir todo lo que queramos, pero igual nuestra
vida cotidiana participa del juego social predominante.
10 Eduardo Arroyo (2006) propone una lectura ms completa de una nueva Lima policntrica que superara las conno-
taciones de los llamados conos barriales, a travs de lo que l denomina las siete Limas: Lima Centro, viejos barrios
de clase media, Lima Oeste, Lima Norte, Lima Sur, Lima Este y Lima Noreste. A su vez el autor tambin seala que
Lima Centro y en ella el Centro Histrico es an el foco neurlgico y sntesis urbana en el que aterrizan todos los
problemas posibles. Para muchos su importancia como centro supera su valor histrico concentrando al da unos dos
millones de usuarios en sus horas punta, muchos de los cuales vienen precisamente de las nuevas Limas, antes conos.
Esto ltimo debido a que la urbe se ha organizado convergiendo todo al centro. Partiendo de esto a su vez se podra
explicar la administracin de la nueva realidad limea de parte de los jvenes, a travs del tiempo y el ocio relacionado
con la comunicacin de los espacios geogrfcos. Relacin que se dara entre vivienda-estudio-trabajo-ocio.
YUYAYKUSUN 269
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
el grupo. Esta relacin y el refuerzo de los afectos direccionan al yo-grupal a espacios
consensuados dentro de la cultura del tarde. La insercin, entonces, en la comuna arroja
una cartografa mental que delimita y determina acciones posteriores.

Discotecas y goce preventivo
Las discotecas de la cultura de la tarde son espacios que se ven como excelencia obli-
gatoria de concurrencia, asistir a ellas es estar en los comentarios y discursos semanales
dentro de la comuna. Estos espacios han trabajado su funcionamiento con una visin
mercantil respecto a las disposiciones del ocio. La apertura de estos locales ya no ser ex-
clusividad de la noche, sino abren sus instalaciones conforme a la visin y la confuencia
de su pblico objetivo desde la una de la tarde, siempre en paralelo a la fnalizacin del
horario matutino que se da en los jvenes por razones de estudio. El resto de sus asistentes
proceden del ofcio de un horario fexible o son jvenes aledaos del lugar, como tambin
escolares que pueden encontrarse tanto a la salida de su centro de estudios como por la
inasistencia a estos si estuvieran en horarios de la tarde
11
. De este modo, la asistencia ira
conforme a la concepcin de nuestra ciudad de delimitar los estudios a determinados ho-
rarios, bien sea de maana o de tarde, concepcin compartida y arraigada desde la etapa
escolar como tambin a los horarios laborales.
El uso del horario en este intervalo de tiempo por parte de los jvenes que estudian en
la cultura de la tarde, explica tambin una mayor condicin de dependencia econmica
para con la familia. Dentro de este aspecto, el turno noche juega a favor de una tendencia
que se limita ms a sujetos que asumen un horario durante el da de ocupacin plena, con
lo que se puede deducir un mayor grado de independencia conforme a los grupos de la
cultura del tarde. De esta forma, el espacio de la tarde se ve como un espacio medio, en
el que la tardanza o la extensin de los horarios limitados se informan a la familia como
un reforzamiento de estudios con los pares de la comuna, extensin de los horarios per-
mitidos que se utilizarn para dirigirse a las discotecas. Percibiendo a este horario como
punto de comunin juvenil, las discotecas se presentan como un espacio de bsqueda de
nuevas relaciones, potenciando en estos lugares las posibilidades de interrelacin con yo-
grupales cercanos, y en ello la posibilidad de intimar o relacionarse emocionalmente con
algunas personas del sexo opuesto. As, no es de sorprender la gran cantidad de demanda
en las discotecas por actores juveniles en horarios de la tarde.
La discoteca como espacio de encuentro fsico a travs del baile, juega un papel se-
ductor en la cultura de la tarde. De modo que las acciones de seduccin se despliegan y
11 La entrada de menores y escolares ha trado consigo el cierre temporal de algunas discotecas, debido a que no se res-
tringe en lo absoluto el consumo de alcohol. Sin embargo, para estos como para los administradores del lugar bastara
no tener puesto el uniforme escolar tradicional, este ltimo se pasa a guardar en las mochilas, dentro de las cuales
traen consigo la ropa de calle, cambindose en un lugar previo al ingreso de la discoteca, de esta manera el ingreso
est garantizado. Por su lado, los estudiantes menores de edad de los colegios denominados no escolarizados, los
cuales no utilizan el uniforme tradicional, hacen su ingreso tan normal como los anteriores debido al nulo requisito
en las puertas de presentar el documento de mayora de edad.
270 YUYAYKUSUN
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buscarn resaltarse para la conclusin del goce. Un goce que algunos anlisis han coloca-
do en el marco de lo preventivo
12
. Las ubicaciones geogrfcas de las principales discote-
cas de la cultura de la tarde se despliegan a travs de la cuadra 7 de la avenida Washington,
la cuadra 2 de la avenida Uruguay o tambin, aparentemente cercana a stas, en la cuadra
15 de la avenida Arequipa en el distrito de Lince. Todas ellas muy prximas a institutos,
academias preuniversitarias y colegios tanto escolarizados como los que no lo son.
La juventud es usuaria de este espacio de goce, la signifcacin de este goce lleva a
la pregunta de explicar su sentido, esto a travs de formularnos lo siguiente: por qu la
bsqueda del goce en este espacio?, qu es lo que le otorga ese sentido seductor? Ello
conduce en gran manera a observar la estructura interna de estas discotecas, as como las
relaciones manifestas dentro de ella conforme a su ambiente, es decir, su estructura y
comunicacin simblica. Si bien existen una variedad de comportamientos presentes, es
la dinmica del baile y la sinestesia de los ritmos y bailes contemporneos tales como el
perreo, el merengue, la salsa, la cumbia, la msica electrnica, entre otras, lo que establece
la proximidad fsica para con el otro. El ritmo exacerbado del reggaeton, tanto como el
tropical y el romntico reforzados con letras agresivas de seduccin o frustracin, es-
tablecen en los jvenes una fuerte dosis de connotacin sexual. El cuerpo as se presenta
como smbolo de las emociones de la mente (Fromm, 1966). El roce corporal entra al
lenguaje de las experiencias fsicas jugando con el ambiente sombro, la combinacin con
las luces electrnicas y el sonido. Los acercamientos se dan en un espacio relativamente
oscuro que grafca una invitacin ertica desde el momento en que ingresan los jvenes.
El contraste entre la luz de la tarde y la relativa oscuridad, profesa una emocin por lo
oculto, lo oscuro, lo prohibido tal como ha sido entendido en nuestra sociedad. Por ello,
el goce se ubicar en un espacio relacionado al ocultamiento o al secreto. Un espacio de
diversin que la discoteca ofrece en la tarde a jvenes que saben que no sern descubiertos
al concebir este lugar como un bnker de liberacin del goce, que refuerza con su am-
biente tenue, una mscara oculta de emociones transpuestas a este escenario y ocultadas
en otros lados. La accin de goce liberada en este espacio de sublimacin postmoderna
es entonces, la liberacin de lo que se entiende como ertico, dentro de un espacio perci-
bido como un ello escenifcado
13
de carcter dionisiaco, emociones inconscientes que se
12 Al respecto vase Ubilluz, Juan Carlos (2006: 93-118). El material mencionado termina por asumir una regulacin
social del sexo. Ello se muestra en su conclusin fnal al asumir una posicin azarosa respecto al porvenir de una
relacin ertica simuladora. Poca certeza crtica para un anlisis contradictorio. En este apartado se apuesta por una
descripcin etnogrfca y crtica a travs de una irregularizacin socializadora del sexo, es decir, una situacin acorde
a un desborde propio de nuestra realidad y relacionado ms certeramente a la espontaneidad juvenil. De no ser as, el
anlisis que abordara la temtica, tan solo se quedara, en un diagnstico clnico de escritorio con cierto aire sociolgico.
13 Sigmund Freud resalta la relacin entre deseos inconscientes y la posicin de energa psquica defnida como Ello,
en esta zona psquica, al igual que en las discotecas, se perdera un sentido de la temporalidad en relacin a las
normas sociales civilizadas o las leyes lgicas del pensamiento o lo que el mismo Freud (1953) defnira como el
principio de realidad opuesto al principio del placer. De ac no solo se podra decir que las representaciones internas
del inconsciente estn siempre en interrelacin dinmica con lo externo sino que grafcan en gran manera su origen.
Guilles Lipovetsky (2007: 243), a su vez, recuerda que actualmente el sentido de las festas no se proponen conservar
las tradiciones, no centrando su centro de gravedad en el pasado, las festas animan el presente de los individuos. No
se trata ya tanto de reavivar la memoria sino de transformar el presente en tiempo ldico y recreativo.
YUYAYKUSUN 271
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
ven objetivizadas
14
, ubicndose a su vez como se ha dicho, dentro de la polivalencia post-
modernista, debido a que siendo an un espacio pblico particularizado se ve como un
espacio muy subyugado a lo ntimo, otorgndole a la calle cercana de afuera, un sentido
macro-pblico
15
. Es posible reconocer esto ltimo en la actitud de los actores de la tarde
en su salida de las discotecas, ya que hacindolo de una manera rauda y presurosa, slo
siguen la secuencia del ocultamiento o la huida, debido al choque de ambientes contra-
puestos. La huida puede darse por la paranoia o el temor de ser descubierto, y esta actitud
se relaciona con la presencia secreta en el lugar de la escenifcacin del ello.
Hay entonces una actitud consciente de lo prohibido
16
que a la vez juega como canal
transgresor a travs de una seduccin placentera. Empero, las relaciones internas dentro
de las discotecas se dan tambin conforme a la mirada de los otros y lo que cada uno con-
cibe como pblico o privado. Sin embargo, la individualidad
17
se ve en gran porcentaje
arrastrada por la fuerza de la escenifcacin que involucra al joven tanto auditiva, visual y
corporalmente, reforzados a su vez por la cuestin del gusto hacia algn licor como ele-
mento desinhibidor. Con lo mencionado hasta ac, el goce preventivo como categora
de anlisis suena como un trmino muy minado, y es que sostenerlo arroja nuestra crtica
hacia una lectura incompleta de las emociones y su frecuencia. La mayora de los jvenes
insertos en roces fsicos con el sexo opuesto en estos lugares, demandarn mayor inti-
midad. La cuestin de la prevencin no se puede asumir como si estuvieran agotadas
todas las vas del goce en este espacio a travs de liberacin de roces y gestos de simulacin
sexual. La frecuencia del deseo aumentar, y esta lectura, al igual que los propietarios
de otros negocios, la han tenido clara los promotores de los boulevard de hostales. Y es
que basta ver que alrededor de cada discoteca se encuentra no menos de una docena de
hostales. La tendencia ertica
18
de los jvenes de la tarde buscar de un primer espacio
particularizado a un espacio ms ntimo; esto en clara correlacin del entendimiento de la
discoteca como espacio secreto. Y es que lo ertico en nuestra realidad juvenil se sumerge
a un goce inmediato que lleva implcito un poder o fuerza de expansin para hacerse
partcipes de los actos sexuales.
14 Jacques Lacan (1998) observa la expresin del inconsciente a travs del lenguaje simblico que nos da lugar a
construir de manera objetiva representaciones concretas tanto en palabras y actitudes del cuerpo como en objetos
materiales.
15 Ello ha venido defnir nuevamente vidas y espacios. Es decir, se tendra en una relacin constante y sin fronteras
rgidas, una vida pblica, una privada y una secreta.
16 Lo que Peter Sloterdijk (1989) llamara falsa conciencia ilustrada. Resulta tambin importante revisar lo que el
autor denomina kinismo, una accin pragmtica argumentativa de rechazo popular. Podramos decir a su vez que
el kinismo sera tambin un uso social del lenguaje que transversaliza las clases sociales.
17 Compartimos ac la defnicin de individualidad tal y como la entiende Beck Ulrich (2002: 65-66), es decir, una
individualidad que incluya instituciones esenciales en la sociedad para el desarrollo de una biografa propia como a
su vez de postulados colectivos.
18 Y es que el erotismo lleva consigo en su raz conceptual la alimentacin de las energas expansivas del deseo. Ver
Ricardo Fernndez Tapia y Luis De Benito (1987). En el contexto actual cabra hablar menos de la separacin entre
erotismo clsico y sexualidad, dado que el goce contemporneo se sumerge en una lgica de erotismo sexualizado,
es decir, los actos erticos al verse ms cercanos al joven producen nuevas tendencias, que terminan por juntar ms
estrechamente la relacin entre estos y el acto sexual.
272 YUYAYKUSUN
Jos Antonio Ninahuanca Abreg
Los gestos de simulacin, entonces, son un puente de invitacin en nuestra cultura
postmoderna. Su criterio de ambivalencia se defne por las disminuidas reglas autorita-
rias, recogiendo de la juventud toda su personalidad fuctuante e hipervoltil, donde el
mandato del consumo en este ltimo, retar cada da su capacidad de existir en potencia
en muchos y varios lugares. Todos ellos buscan el estatus de estar en la lnea de un dis-
curso que se asume importante en relacin a sus pares con los que comparten gran parte
del tiempo, los cuales son fnalmente los que le profesan grandes dosis de afectos muchas
veces ausentes en el hogar, en donde ven primar una concepcin de mandato autoritario
(Nugent, 2003: 121-143)
19
que termina por relacionar vigilancia con sospecha cons-
tante y castigo con poder y control arrogante, conductas patriarcales ortodoxas que
asfxian una esfera cada vez ms comunicacional entre generaciones.
Intronegocios: billares, cibercabinas y juegos de simulacin
Podemos defnir el trmino intronegocio como un juego bsico de relaciones sociales,
juego o relacin que implica una construccin de lo individual o una tecnologa del Yo
que expresa el nivel de interiorizacin y dependencia de los jvenes, para con los men-
cionados espacios de diversin en este prrafo. El intronegocio como tecnologa del Yo,
permite entonces a los individuos efectuar, por cuenta propia o con la ayuda de otros,
cierto nmero de operaciones sobre su cuerpo y su alma (Foucault, 1996: 48). Una con-
ducta que va generando una transformacin de s mismo con el fn de lograr cierto grado
de felicidad, pureza, sabidura o inmortalidad. De este modo, el galope por la fascinacin
a estos juegos se ha insertado tanto en estas personas, que a la larga no slo seala una
ganancia econmica para los propietarios, sino tambin para las personas mismas. Los
jvenes han hecho de los juegos tanto fsicos como virtuales, un marco de competitividad
ganancial en trminos monetarios y afectivos.
En los salones de juegos de billar o billas, el caso ms ejemplar es la interrelacin
entre los denominados lobos/lobeznos o experimentados y los pescaditos o novatos.
Conocidos en Lima Metropolitana son los billares de la calle Pomabamba en el distrito
de Brea, a poco ms de una cuadra del hospital Arzobispo Loayza, ubicado en la avenida
Alfonso Ugarte. En estos salones aparecern desde personajes de alta categora en este
juego, como los campeones mundiales en la modalidad de 3 bandas, conocidos como la
Vieja Surez y Ramn Rodrguez, hasta cualquier otro ciudadano o caserito del recin-
to. Los otros locales ms importantes donde se aglomeran jvenes apasionados por esta
actividad, se ubican en los siguientes puntos: en un stano en la cuadra 14 de la avenida
Wilson, alrededor de las primeras cuadras de la avenida Venezuela, en la segunda cuadra
de la avenida Petit Touars y a la altura de la cuadra 8 de la avenida Arequipa. Otros, aun-
que con menor presencia juvenil, se encuentran en el jirn Huallaga y la primera cuadra
19 Nugent reafrma su crtica contra el tutelaje al sealar que la cultura del gamonalismo no desaparece como forma de
organizar la relaciones cotidianas de autoridad. Con relacin a esto ltimo consultar Nugent, 2009: 137-159.
YUYAYKUSUN 273
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
de la avenida Grau. Todos ellos encuentran su punto lmite de capacidad en el horario
de la tarde, donde se presentar la mayora de asistentes, y donde confuyen diversidad
de edades.
Los salones de billar y billas se encuentran tambin alrededor de los puntos de aglo-
meracin juvenil por razones, en su mayora, de estudio. El comportamiento en los salo-
nes de billar es casi generacional, la seduccin profesada ac va en relacin a manifestar un
crecimiento prematuro o de muy vivido cuando a los ms adolescentes nos referimos,
esto entre 13 a 17 aos. El billar es visto como un juego de la vida madura conocedora de
la calle, en el que el vivo o lobo subordina al sano o pescadito. Existe por tanto en este
espacio una relacin de cazador-presa cuando se ha decidido tomar un papel ms activo
en el juego, en la que los primeros conciben tal actividad como un intronegocio, mientras
que los segundos se vinculan ms seducidos por la cuestin del comportamiento. Esto
alimenta la lgica de la ganancia tanto para el propietario como para los vencedores en
el juego, que dicho sea paso tienen una relacin amical ms estrecha, dado que pasan la
mayor parte del da asentados en este lugar en busca del negocio o ganancia del da. Se
prefere mayormente el juego de billas de 2 mesas ganadas, la minga normal o denomi-
nada minga jardinera, en la que cada bola tiene un precio o apuesta ascendente.
Los juegos en las mesas de billar, es decir, aquellas que no tienen buchacas, canastas
o simplemente huecos, son reservadas para los experimentados y son colocadas mayor-
mente en el centro del local. As, el intronegocio del billar exige de las personas concu-
rrentes a este lugar, estrategias de accin que no slo se remiten al juego sino al compor-
tamiento dentro de este, y despliegan as todo un vocabulario corporal y verbal. Por ello,
se puede pasar de una aparente desidia de derrota en las primeras veces a la victoria de un
juego en menor tiempo en relacin a las anteriores mesas, con la meta prxima de seguir
sumando gradualmente las apuestas. La estrategia es, de esta manera, que los jvenes de
paso menos recorridos que encuentran una plaza de diversin en lo salones de billar,
forman parte del elemento potencial de la ganancia de sus contrincantes y del propietario.
Por otro lado, no cabe duda alguna que las cibercabinas son los negocios ms expan-
sivos en los ltimos tiempos debido a la avalancha tecnolgica virtual. Las cibercabinas
funcionan no slo como punto nodal de comunicacin con los pares de una comuna
de manera virtual, sino como sitio de encuentro y coordinacin entre estos y otros para
escoger un futuro espacio de diversin. El intronegocio en las cabinas radica en el uso del
placer por el consumo de determinados temas de navegacin en la red informtica. Se
refuerza tanto la ganancia del propietario como la del usuario en trminos de vnculos
afectivos y emocionales, digitalizadas por el principio de lo instantneo y lo simultneo
en la red. La ideologa del ciberespacio es tratar de borrar ciertas fricciones materiales
que provienen de las posiciones sociales de la economa real, a travs de una ilusin de
tecnologa artifcial que busca autorregularse va la transmisin de informacin. Eso ha
llevado a hablar de un capitalismo de libre friccin (Zizek, 1999: 154-155), en el que
los sujetos o usuarios son organismos vivientes a los que se les ofrece contextos presunta-
mente liberadores.
274 YUYAYKUSUN
Jos Antonio Ninahuanca Abreg
La ganancia del usuario radica en una expansin simuladora de mayores posibi-
lidades de encuentros virtuales y fsicos
20
. Esto sucede en mayor medida cuando slo
se toma a la red informtica como herramienta de placer y diversin. Los jvenes de la
cultura de la tarde, entonces, estarn presurosos por cultivar mayores lazos con personas
que compartan su cartografa mental de goce y estar al tanto de cualquier informacin
relacionada a temas de su experiencia y preferencia, ms que navegar por temas de inters
poltico o econmico. La adiccin cibertecnolgica ya trae consigo no slo las posibilida-
des de otorgar la ilusin de una autonoma en los jvenes desde muy temprana edad,
sino de satisfacer prcticas que se volvern hbitos a travs de la red luego de vivir malos
momentos en la vida real.
La visita al espacio virtual, de esta manera, se convierte en un juego de relacin com-
pulsiva. Un grado de adiccin para con este juego explica un nivel de excitacin, dado que
el usuario siempre aprecia el grado de accin que le otorgan los vnculos virtuales. Por
ello, estos juegos de interaccin virtual como los de simulacin pueden describirse como
un desahogo o un fujo de adrenalina que incrementa un grado de tolerancia y un anhelo
vehemente (Elster, 1997: 165-169).
A su vez, y dentro de lo anterior, los juegos de simulacin fsica, es decir aquellos
juegos que exigen una mayor interactividad visual y corporal con la persona, poseen
horarios ms fexibles y su pblico objetivo encuentra su mayor soporte en adolescentes
menores de 20 aos. Su apertura desde tempranas horas marca la presencia a su vez de
gran proporcin de escolares, que prolongan su estada hasta la tarde. Estos lugares suelen
estar en los propios cines de la ciudad, mercados prximos o en puntos sueltos cercanos a
la presencia juvenil. Adquieren la categora de intronegocio debido al grado de apuesta y
competitividad al igual que en el billar. Tal es el caso de los juegos de coreografa y bailes
simulados en los que pueden estar presentes en una sola mquina de simulacin virtual de
dos a tres participantes al mismo tiempo, cada uno de ellos con el objetivo de sacar al otro
de la competencia. Los jvenes aunque no lo sepan, asisten a travs de la prctica de este
espectculo a la contemplacin de la accin de su propio cerebro. Cada interaccin con
esta mquina trae consigo un dilogo de carcter esotrico debido a la creciente relacin
del circuito joven-mquina. Una videografa
21
de sus pensamientos que no expresa ms
que el triunfo de un joven efciente y hbil en su reducto o isla virtual. El triunfo, de esta
manera, otorga al actor del juego y miembro activo de esta comunidad del juego virtual
20 La investigadora Mara Teresa Quiroz, sealada conforme a sus trabajos como la que mayores aportes ha dado a esta
temtica a nivel nacional y latinoamericano, se ubicara en palabras de Baudrillard en el marco de la ilusin ciber-
ntica, es decir, en la ilusin del poder de la tcnica. Sus anlisis resultan poco crticos y ambiguos, adquiriendo la
lgica del azar cuando al terreno de las propuestas se ingresa. La lgica del azar de las consecuencias tecnolgicas llega
a lo mucho, para la autora, a una proyeccin positiva conforme a la expansin del mercado de visin econmica-
mercantil-efciente, ms que de un anlisis bio-psico-social. Vase sus trabajos: Aprendiendo en la era digital; Apren-
dizaje y comunicacin en el siglo XXI; Informacin, conocimiento, entretenimiento: refexin en torno de tres prcticas;
Jvenes e Internet: entre el pensar y el sentir. Para una aproximacin ms exacta a su lnea de propuesta vase Quiroz,
2006: 113-135.
21 Expresin de Jean Baudrillard (1996: 27-37) para explicar la relacin entre un sujeto y el espacio virtual denominado
videosfera.
YUYAYKUSUN 275
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
simulado, un grado de estatus o presencia ms vinculada a lo moderno-tecnolgico y
en ello muestran y confguran su imaginario alrededor de las reglas de competitividad,
reproduciendo en sus adeptos sus expectativas ms personales. Estas reglas se trasladan en
lo cotidiano a travs de estos mecanismos de diversin.
Las reglas de la competitividad mercantil, presentando un sentido transversal, se han
desplazado de un espacio fsico-real a la esfera virtual en la mentalidad de los jvenes,
adjudicndoles frente a sus pares, un respeto y admiracin devenidos de la ostentacin de
un triunfo virtual e imaginario que slo se encarga de simular la moral del xito de la
sociedad tecnolgica.
El placer embriagado: entre barras y bares
La cuestin social de estos dos fenmenos es un hecho directamente perceptible. Ello no
slo ha obedecido al crecimiento demogrfco de la ciudad y de las reservas econmicas
que se hacen para el placer, sino tambin a la cercana del acto alcoholizante y sexual re-
lacionada a los promedios de edad. El sexo se observa ms cercano conforme al grado de
consumo activo y pasivo del sistema de imgenes. La cartografa moral como modelo de
pensamiento normativo y el goce preventivo, han jugado en favor de los administrado-
res de la produccin comercial del sexo. La maquinaria publicitaria no buscar enfrentar
ni rivalizar al hombre, tampoco amarlo u odiarlo. El Otro ha dejado de ser ms un objeto
de pasin que un objeto de produccin (Baudrillard, 2000: 113). De lo que se tratar,
entonces, ser sobre todo de producirlo dentro de un marco de complicidad.
Tanto produccin como complicidad se perciben en los shows de las barras. Este
ltimo se enarbola como un espectculo corpreo-sexuado de invitacin ertica, relacio-
nado a la actividad de la prostitucin. Las barras son espacios donde se aglutinan varones
de edades de entre 16 y 30 aos en su mayora. Ubicados en su mayora en la avenida
Colmena y jirn Caylloma, sus horarios de apertura se han desplazado desde las 5 de la
tarde, cuando aos atrs estaban abiertos desde la 1 o 3 de la tarde, sobre todo domingos
y feriados. Las barras se han hecho reciclables en el sentido que son reabiertas luego de
alguna sancin de parte del municipio, despus de das o semanas.
Las barras y el show que ofrecen, grafcan la expresin vouyerista del joven. El ver
predomina ante el contacto fsico, a pesar de ser un acto directamente de invitacin a
la materializacin del deseo sexual. Este espacio de diversin cosecha un vnculo de si-
mulacin perceptiva en el que el papel activo del individuo se reduce a gritos o silbidos.
Las barras, al igual que las discotecas, funcionan como un ello escenifcado, pero a
diferencia de stas, marca ms rgidamente sus lmites con relaciones determinadas por la
administracin de espacios y los lmites en el contacto fsico. Estos, en ltima instancia, se
miden por la capacidad econmica de los usuarios, que en su gran mayora preferen o tan
slo aceptan reservar la fantasa ertica expuesta y producida por la lgica espectculo-
ver-usuario. Esta ltima es una relacin que va engendrando al joven de la cultura de la
tarde como un sujeto libidinoso que tendra como modelo estandarizado, la obligacin de
276 YUYAYKUSUN
Jos Antonio Ninahuanca Abreg
parecer libre, gozar al mximo y estar a la altura de lo que se espera del comportamiento
ertico (Lipovetsky, 2007: 281). El joven, de esta manera, organiza sus fantasas en este
espacio segn la geografa del lugar. Sus sentimientos y emociones se irn formando y
realizando de acuerdo a los objetos que pueblan la imaginacin, modifcando sus sentidos
segn las percepciones
22
, haciendo nacer dentro de sus sentidos y su imaginacin, pensa-
mientos que los acompaarn en su vida cotidiana.
Por otro lado, los bares en el centro de Lima han diversifcado tanto gustos como dis-
tinciones, desde el Bar Queirolo con su recin remozado saln Hora Zero, presente en
el jirn Quilca, como los ubicados a lo largo del Jirn de la Unin, la avenida Colmena,
los jirones Caete y Chancay, a lo largo de Washington, Chota y aledaos a la avenida
Alfonso Ugarte o Emancipacin, entre muchos otros que se ofertan a la juventud. Los
bares pueden verse como espacios previos para dirigirse hacia otros espacios, como una
discoteca y un show de la barra o como espacio colosal para los que lo escogen como sitio
de mayor permanencia.
La percepcin coloquial del bar har que la comuna de la tarde manifeste con mayor
holgura sus emociones, ello deviene tanto de sustancias etlicas como del ambiente de
expresin profanada por un marco de visin que promociona una estructura de compor-
tamiento por y para los diferentes usuarios.
Lo que resalta predominantemente ahora en el bar es la mixtura de los gneros y su
relacin. La sutilidad de los temas oscilan para los varones, desde un pequeo debate de
ideas hasta una ramifcacin de experiencias y chistes que en su mayora ejemplifcan el
machismo y lo temores de la masculinidad a travs de la lgica del chiste encubierto.
En el caso de mujeres juega el factor secreto como invitacin seductora. La feminidad
es vista por ellas como posibilidad y capacidad, sobre todo, de asentar su individualidad
en un espacio que se ha presumido exclusivo de varones. Es cada vez mayor la presencia
de mujeres jvenes en grupos independientes distanciadas de varones. Su ingreso a estos
espacios las asume, para la vista de los hombres, de un comportamiento ms libertino; sin
embargo, su impronta en estos espacios
23
, les da una autonoma de conducirse y hablar
con quien quiera, tanto fuera y dentro de su grupo. Esa condicin de independencia que
van adquiriendo desde muy jvenes las adolescentes de la cultura de la tarde, manifesta
los usos de la feminidad en su relaciones con los jvenes del sexo opuesto. Las acciones
discursivas y corporales, las cuales han pasado a travs de los fltros del lenguaje, de las
prohibiciones y las permisiones exteriores, as como de las inhibiciones y las excitaciones
(Lefebvre, 1976: 86), lo que a su vez se puede entender como esfuerzo y logro. Se van
defniendo como conductas ms autnomas conforme a la mirada de su entorno.
22 Para el Marqus de Sade (1969: 144-145) el hombre contrahecho, es decir ,aquel hombre que crea espejos para ser
hermoso, sera equiparable al hombre producido por un determinado sistema.
23 Y es que estos espacios como marco de expresin de la vida cotidiana son a su vez expresin pura de una prctica
social. Ver Henri Lefebvre (1976). De esta manera, las necesidades (como en el caso femenino referido a este espacio),
se han convertido en deseos concebidos anteriormente hasta incursionar a la prctica cotidiana misma, reconfguran-
do el espacio mismo.
YUYAYKUSUN 277
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
El emparejamiento va jironeos, cines y parques
Este apartado obedece a vnculos bilaterales ms comprometidos, los cuales parten desde
el imaginario de la comuna. En esa suerte, la coaccin tribal juega un papel de condicio-
namiento de la llamada camita que se presenta como mecanismo de induccin de parte
de los pares para que dos jvenes conformen una pareja. Los vnculos afectivos presentes
se construyen a travs de gustos, distinciones y expectativas de triunfo; estos marcan
en gran manera una temporalidad espordica de unin, debido a que las decisiones sobre
el proyecto de vida an se encuentran en debates irresolutos, y cuando estos ltimos se
abruman en el imaginario individual del joven, se busca el refugio de la tranquilidad o
soporte de las emociones.
La unin resulta as tanto de compartir las expectativas del goce consumistas, de cos-
tumbres socioculturales, as como de rebeldas y frustraciones compartidas, como tam-
bin pero en menor medida del desarrollo emocional y profesional. La pareja de la
cultura de la tarde asume una visin unitemporal del amor y ello los conduce dentro de
Los espacios de diversin son un mosaico de expectativas y conductas para la cultura de nuestra
juventud. (Fotos del propio autor).
278 YUYAYKUSUN
Jos Antonio Ninahuanca Abreg
su arremolinada afectividad a compartir lugares y experiencias. Acostumbran a escribir
su historia percibiendo en silencio un futuro y ambiguo desenlace, de ah se arrastra el
sueo y el sentimiento elstico imaginario de vivir juntos para siempre o de hacer de lo
espordico el elemento primordial de la relacin. Buscan compartir momentos tanto en
los estudios, trabajos, como en la discotecas y otros. Pero siempre con la consigna de estar
ms tiempo juntos e inclinados ms para el tiempo del ocio distractor, ya que segn su
perspectiva es este el que le confere ms y mejores momentos agradables a la construc-
cin del emparejamiento.
La lgica de lo sublime se traslada al jironeo, y es que el jirn es un espacio de mayor
agitacin y el caminar juntos se entiende como la solidez de un cario que campea raudo
frente a otras personas. Una bsqueda que por su sentido unitemporal se enmarca dentro
de una conducta paranoica de la felicidad. Basta con citar el Jirn de la Unin, punto ex-
clusivamente de transentes desde la dcada de los 80, en los que se ve a diario cientos de
jvenes emparejados. As los jvenes de la cultura de la tarde irn administrando su pro-
pensin a la vergenza (Giddens, 2000: 208-209) y el manejo de la sexualidad por parte
de estos ser tomado como punto de referencia desde la ptica de la experiencia vivida.
El jironear o caminar por este espacio y su sentido de bsqueda y movilidad perma-
nente, como su yuxtaposicin esttica, es entonces una invitacin al asentamiento de
refugio en otro espacio que otorgue la ilusin de ir haciendo privada en mayor grado la
pasin.
De esta manera, entran a tallar en importancia los cines: el antiguo Excelsior (dentro de
este, tambin se encuentran juegos de simulacin), el Planet y el Central son de los princi-
pales en el centro de Lima. Sin embargo, la estrategia del evangelio mercantil ha llevado a
subordinar los espacios de diversin virtual a los denominados hipermercados o plazas cen-
trales de consumo, como son los ejemplos del centro comercial Metro de la avenida Alfonso
Ugarte y el Real Plaza de la avenida Wilson. Estos aglutinan tanto juegos de simulacin,
espacios comensales y cines, muy aparte del consumo de lo ofrecido en sus tiendas centrales.
Empero los jvenes de la cultura de la tarde hacen presencia en estos ltimos sitios de mane-
ra espordica debido a que a mayor confuencia de pblico, mayores sern las posibilidades
de someterse a alguna observacin, prejuicio o comentario, cuando no estuviesen dentro de
los horarios normativos que concibe la familia. De un jironeo mvil, entonces, se puede
pasar a una situacin ms esttica, cuanto ms sublime o ms ertica. Pero el cine, para
el joven de la cultura de la tarde, implica sobre todo un mayor acercamiento tanto fsico
o emocional con relacin al otro, ms an cuando la lgica del cine estara inmersa en la
reproduccin de los actos amorosos. El cine vendra a ser ah un testigo artstico privilegia-
do de la tentativa amorosa (Badiou, 2005: 89-90), debido a que se direcciona un vnculo
de identifcacin para con una determinada historia, la cual se identifcar a travs de una
captura cinematogrfca que involucra las emociones de dos o ms sujetos.
Siguiendo por este recorrido ciudadano a su vez, podr encontrarse un mapa geo-
grfco de los parques que confgura un permetro unido a travs de los jirones, tanto el
Parque de la Exposicin entre las avenidas Wilson y 28 de Julio, el Campo de Marte, el re-
YUYAYKUSUN 279
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
modelado Parque de la Reserva o Paseo de las Aguas, el Parque de La Muralla y el Parque
Militar, sern puntos de encuentro y emparejamiento de jvenes. La Alameda Chabuca
Granda por su parte, es un punto medio entre un jironeo y un parque para los actores de
la tarde. Mientras, en menor proporcin, el Parque Universitario languidece de presencia
juvenil. Los parques por su estructura abierta y de esparcimiento tienden a expresar mo-
mentos afectivos en los jvenes que acarician las reglas morales de la ciudad, fscalizada
democrticamente y simblicamente en la mirada de otro y es que percibirme como
visto, en efecto, es percibirme como visto por el mundo (Sartre, 1949). La mirada del
otro, as, viene a abordarme en el seno de una situacin determinada, imprimiendo de
esta manera una organizacin nueva de complejos y actitudes en ese mismo instante. Los
parques son as, espacios de construccin conyugal cotidiana postmoderna enmarcadas
por parejas con lazos lquidos, lazos que nacen ms de las posibilidades de abandono,
logrndose considerar ms las relaciones como inversiones provechosas, garantas de se-
guridad, solucin de problemas (Bauman, 2007: 31). Todos estos factores se contempla-
rn bajo la lgica del momento y del presente, de lo actual en su sentido del provecho
inmediato, an cuando las miradas del Otro surjan como choques y fugas de la realidad,
sugiriendo por el momento regularizar en su mayora de veces, la conducta sexualizada
de los jvenes de la tarde en este espacio.
Quilca y el transueo libertario
El jirn Quilca es un espacio que algunos asumen diferente a la cultura contempornea,
sea por criterios transgresores, lo cual por s solo en su revisin conceptual, estara to-
talmente en desuso como lo explicaremos. Por el contrario y paradjicamente, esta visin
retraera alguna posibilidad de lo autntico. Quilca es en primer plano una muestra del
mosaico cultural peruano, no solamente refejado en su sistema de imgenes pictogrfcas
que presentan por ejemplo: graftis que se combinan con la idea de progreso y actitudes
libertarias, impregnadas a su vez de elementos indigenistas, una mujer campesina con
una computadora que trata de emular un contrasentido entre tradicin y modernidad,
y calaveras esclavizadas en su andar como signifcado de opresin; sino tambin en las
prcticas sociales que manifestan sus ms notables concurrentes. Desde poticos ra-
cionales que pueblan las instalaciones del Bar Queirolo o radicales extasiados presentes
en El Averno, hasta jvenes rebeldes contraculturales como los denominados punks
y emos, que se enclaustran en las esquinas de este jirn desde horas de la tarde. Como
tambin diversas personas que curiosamente a lado de diversas tiendas de libros ilustra-
dos, que oscilan desde temticas clsicas hasta los betsellers contemporneos, optan tanto
por la venta y consumo de drogas.
De este modo, las contradicciones entre lo tradicional de la Lima colonial, lo mo-
derno en su sentido de homogeneidad y lo postmoderno con sus criterios de diferencia
y distincin, se yuxtaponen y se manifestan en las conductas de los sujetos. El criterio
multipolar de estos actores sociales los coloca en una suerte de no redencin a espacios de
280 YUYAYKUSUN
Jos Antonio Ninahuanca Abreg
lmites rgidos, aunque en paradoja y devenido de un sentido tribal, su cartografa mental
se encuentra delimitada en una unitemporalidad totalitaria.
La ambigedad que se presenta en este espacio en relacin al sistema de percepcin
de imgenes, hace emerger un sentimiento de liberacin imaginaria y un escenario
de libertad del yo-grupal de naturaleza narcisista, nihilista y egocentrista. Entregados
como todo joven de la cultura de la tarde, se sumergen totalmente a los placeres hedonis-
tas, pero desde un geocentrismo mental
24
, que realza sus emociones por considerarse
minora atropellada. La concepcin imaginaria del atropello y el abuso, se mezcla as con
prcticas de distincin que van desde gestos apticos hasta la administracin del color y
diseos de ropa transgresora que la sociedad de consumo se ha encargado de disearle
25
.
Esto deviene en un sentimiento de poder contestatario que es resultado de la construc-
cin de una identidad de guerrero de minora reprimida que imagina la construccin
de la sociedad y su comunicacin desde comunas bnker.
Ahora bien, si el cambio de las sociedades modernas hace saltar por los aires todas las
formas de vida esttica, las culturas slo sobreviven si obtienen de la crtica y la secesin,
la fuerza de su auto-transformacin (Habermas, 1999: 212). De ah justamente que una
recelosa postura a los actos comunicativos que escapen de sus cnones particularizados,
pasen a expresar ms desde su geocentrismo, un elemento de caos improductivo que un
factor de construccin alternativa y emancipativa.
Por ello, el hedonismo desde los Halbstarke en Alemania, los Teddys-boys en Gran
Bretaa, los Vitelloni en Italia, los Blusons noirs en Francia, los Kami-nari-zoku en Japn,
los Nozem en los Pases Bajos, como los Hippies, los Beatniks, los Provos hasta los contem-
porneos Punks y Emos, han servido de vlvulas sociales que suministran y reproducen
felmente el signo de la polivalencia, que los administradores de la diversidad saben
percibir, producir y suministrar sagazmente para el servicio de la multipolarizacin del
consumo y su legitimidad.
El transueo es entonces explicado de la siguiente forma: una transgresin imagi-
naria e imaginada del sentido de libertad que experimentan los jvenes de la cultura de la
tarde. La libre expresin se busca dentro de esta comuna a travs de un anlisis errneo
del trmino contracultural, ya que el uso de este cae en un funcionalismo del que estn
seguros estar en contra. La contracultura se entiende en estos actores como cdigo de
comunicacin independiente; sin embargo, la contracultura tiene un trasfondo en rela-
cin conceptual con lo que las escuelas estructural-funcionalistas llamaron subculturas, es
decir, aquellas vistas con un nivel ms inferior o arcaico en estado aparente de transicin
24 Utilizamos este trmino para describir la rigidez y poca apertura del mapa mental de un actor social, segn sus expec-
tativas, emociones y actitudes.
25 Y es que el sistema de la moda tiene que mostrarse multifactico. Su lgica deniega y de-construye normas insertadas
dentro de la misma lnea del consumo, hecho que engrosa y desperdiga mltiples expectativas en el sujeto. Como
Baudrillard sealara, en la poca del xtasis de la comunicacin la instantaneidad ha miniaturizado nuestros inter-
cambios a una sucesin de visibilidad omnipresente a travs de pantallas o terminales operacionales. Es decir, la
encefalizacin electrnica nos llenara de virtudes a medida que ordenara nuestra arquitectura social y nuestro
comportamiento (1997: 15-16).
YUYAYKUSUN 281
La cultura de la tarde seduccin y socialidad en espacios de diversin juvenil
o evolucin. Lo contracultural slo quiere expresar un sentido de choque, no dndose
cuenta en su mayora de veces, que este uso reproduce un signifcado macrocfalo cul-
tural. En palabras simples, la contradiccin encerrara esta sencilla pregunta: por qu
ser contraculturales si cada uno de nosotros tenemos la posibilidad de hacer cultura tal
como hacemos la historia en su sentido no electivo, o es que estamos asumiendo prag-
mticamente un sentido unicultural? Si bien es cierto que estamos en una metalgica del
consumo, la poltica de la diferencia que se busca instaurar desde el mercado trae una
continua dispersin heterognea que busca simplifcar la complejidad intercultural a un
reduccionismo hedonista, que por encima de la superfcialidad va eliminando las poten-
cialidades alternativas de nuevos ciudadanos. Y es que un sntoma cultural no podra
patentar ser la solucin social desde un geocentrismo comunal narciso. Creer en esta idea
es estar simplemente en un transueo imaginario que viene recogiendo violencias par-
ticularizadas producto de las emociones irresueltas en nuestros jvenes.
La utopa de los perdidos
La utopa se muestra como principio u horizonte que busca materializar los sueos y de-
seos. Por ello, es un camino de construccin de un modelo que un actor conscientemen-
te ilustrado aora. Pero los jvenes de la cultura de la tarde, en la cual sus deseos parten
del goce inmediato unitemporal, eliminan todo ese espesor histrico que a la larga los
hace usuarios funcionales y pragmticos del cinismo. Los perdidos, divorciados de todo
pasado a un nivel larga duracin, no asumen la utopa como constructo ideal de un pas o
una comunidad en su sentido de colectividad solidaria. La nocin de sus derechos no al-
canza la transformacin o fscalizacin de las estructuras poltico-econmico-sociales. Por
el contrario, son microcosmos culturales e individuales que se arrojan a la vida prctica
sin ningn compromiso social; de ah se puede entender la indiferencia total para con un
otro muy prximo fsicamente, pero muy ajeno a su sentido comunal. Individualismo,
egocentrismo y geocentrismo son principios rectores de su cotidianeidad.
Los jvenes de la cultura de la tarde, sumergidos en el marco del narcisismo y seduci-
dos tambin por las expectativas del goce, realzan y muestran comportamientos compul-
sivos para la concrecin de su deseo, deviniendo en un estado de perversin. Su utopa
desaforada de lo colectivo, es tan presentista que se ve diariamente abrumado por renovar
sus pulsiones y placeres en sus relaciones con sus pares de goce compartido. Su accin
utpica del placer, no es ms que una accin sintomtica. El conocimiento del ocio y
su satisfaccin, es tanto cuerpo como emociones transformados ambos en conciencia.
Confguran de este modo un verdadero modelo de sabidura cnica
26
. Esto viene a ser en-
tonces, un juego del ocio que se relaciona con los comportamientos de los yo-grupales
contemporneos defnidos generalmente como comunas, en el que los espacios de diver-
26 La sabidura cnica concibe la prohibidad y la integridad como una forma suprema de libertinaje. La verdad como
forma ms efectiva de mentira. La moralidad al servicio de la inmoralidad (Zizek, 2003:. 329-370).
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Jos Antonio Ninahuanca Abreg
sin, instauran un principio del goce, que atae en su profundidad tanto felicidad como
dolor, mostrndolos como principios de relajacin en una ciudad estresada y estresante.
Aun as, la utopa del joven de la cultura de la tarde puede ser tanto un horizonte de
vida como una etapa de la misma, si se hace de aquella un elemento crtico constructivo
que aporte al desarrollo de la ciudadana de nuestra juventud. Por lo tanto, cada hombre
puede ser partcipe crtico y creativo del movimiento del mundo, ya que este mismo mo-
vimiento es el que lo trae y expone al mundo (Sloterdijk, 2006: 56).
Teniendo esta ltima nocin especfca como posibilidad de participacin, debe bus-
carse siempre imgenes que potencien la convivencia intercultural y comunicativa, en un
marco en el que la violencia tanto fsica como simblica, se diezme a travs de acciones
y responsabilidades compartidas sin entrar al juego violento de identidades impositivas,
reforzndose as, en nuestro imaginario, una conjuncin de un modelo de comunin de
conocimiento ciudadano para las futuras generaciones de nuestra Lima hasta ahora tres
veces coronada por el caos.
La juventud, entonces, tiene el deber de construir en principio una visin autocrtica
y una lectura del caos, buscando encontrar en su anlisis las potenciales posibilidades
presentes en el mismo.
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FILOSOFA
287

YUYAYKUSUN 3 (2010) 287-304 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Dilogo intercultural desde
la perspectiva de la otredad
Ruth Romero Huaman
RESUMEN
El presente artculo es un tema muy crtico en las sociedades actuales visto como un dilogo
intercultural, desde la perspectiva de la otredad. El tema de la interculturalidad se enfrenta
constantemente con otras formas de ver al mundo, esto signifca que el mundo se encuentra marcado
por el surgimiento de nuevas formas de poltica identitaria, evitando fltros de paradigmas radicales
y universalistas de la modernidad. Las interrelaciones culturales en las disporas de la vida secular
buscan un nuevo tipo de conocimiento del entendimientode la intercomprensin entre los otros y/o
extraos como lmites de nosotros, esto signifca extender la amistad y la reciprocidad as como los
derechos humanos de manera diferente a la posicin etnocntrica y eurocntrica.
ABSTRACT
Tis article is about a very critical topic in the current societies, which is seen as an intercultural dialog
from the perspective of the otherness. Te subject of the interculturality is constantly faced with
other ways of seeing the world. Tis means that the world is marked by the emergence of new forms
of identity politics, avoiding flters of radical and universal paradigms of modernity. Te cultural
interrelationships in the Diasporas of the secular life like look for a new kind of knowledge of the
understanding of the inter-understanding between the others and / or the strangers as limits of us
which means to extend friendship and reciprocity as well as human rights in a diferent way from the
ethnocentric and Eurocentric position.
L
a cuestin de la diversidad como punto de partida en la sociedad actual se aborda
desde diferentes aristas disciplinarias que plantean diversos intentos sobre el dilo-
go intercultural, parte de esa diversidad son las personas y culturas. Tal diversidad
no es un obstculo para la interrelacin, sino, es el elemento de cultivo fundamental,
para hacernos ms patentes en la necesidad del dilogo como tal. Para tal efecto, si el pun-
to de partida es el reconocimiento de las diferencias como seala Charles Taylor (1992),
entonces creemos en la necesidad de una hermenutica del ponerse en lugar del otro, para
tener un entendimiento equitativo entre las personas y las culturas, que ser el teln de
fondo y condicin en el dilogo intercultural, esto como base de la emergencia de las
culturas trascendentales o denominadas culturas oriundas o indgenas segn la posicin
occidental.
Como bien se sabe, el problema cultural se ejercita en el campo de la tica y polti-
ca; esto constituye una exigencia de carcter prctico donde la contextualidad interpela
y es interpelada en el devenir cultural.A partir de diferencias entre lo pragmtico y el
conocimiento surge la necesidad de comprendernos mejor entre unos y otros, para ello
es preciso anular la indiferencia en relacin a l o ellos. Pues, dentro de este contexto
288 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
inclusivo cabe considerar,no como otro ocomo extrao, sino otro como yo. Dentro del
marco de un mundo compartido esto da lugar al acercamiento y la posibilidad de al-
canzar los horizontes de la libertad, la justicia y de la felicidad, los cuales se consiguen
en las disporas de la vida, que no solo se percibe en las culturas emergentes, sino en la
propia cotidianidad de los entes pensantes, lo cual supone luchar con ellos a travs del
pluridilogo de las culturas diversas.
Esta experiencia se conforma por el habla y por la capacidad de los seres humanos
para humanizar el mundo por medio de la comunicacin y el discurso de carcter in-
tersubjetivo; sin embargo, sabemos que no solo basta estas capacidades, sino el propio
ser humano ha inventado otras formas de comunicacin para generar el dilogo plural
(pluridialogal) que son las imgenes publicitarias, signos, smbolos culturales, sgnicos
de rostrifcacin, mitos intelectuales y aquellas llamadas redes sociales como: Facebook,
Twitter y otros, dentro del campo tecnolgico; que por cierto son compromisos activos
con el dilogo y no un simple encuentro entre seres humanos de diversas formas de vida,
espacios geogrfcos, tiempos relativos y prcticas culturales, como seala G. Durant y
H. Arendt (1998), sino va ms all del sentido comunicativo que son esferas y escenarios
del juego hiperreal.
La categora articuladora en las relaciones entre personas (entre lo diverso y entre los
iguales) es el juicio, porque permite la comunicacin yes entendido como la capacidad
de pensar para la accin con los otros y como recurso tensional crtico entre lo propio
y lo ajeno, lo universal y lo particular. Que desde la esfera cosmopolita se considera al
mundo como un lugar comn de las reuniones de todos, por tanto, todos viven el buen
vivir y ven, oyen desde diferentes posiciones, esto es un posicionamiento diferenciado.
Para algunos expertos en estos temas, entender a los otros o a las otras culturas en un
esquema de intraculturalidad supone por ende, la posibilidad de comprender y hasta juz-
gar a los otros para evitar la conversin en situaciones de fetiches intocables que avasallan
a los hombres de una manera innecesaria (esto evita a caer en las posturas de atomismo o
etnocentrismo) (Prez Tapies, 2002).
Comprender las diferentes alternativas admisibles, que muchas veces pueden ser vli-
das en las propias situaciones, es necesario; porque el rechazo y la negacin del otro surge
de un cuestionamiento de las especifcidades propias, en el encuentro de formas de vidas
diversas, en distintas culturas emergentes y tambin no emergentes. Esto signifca que la
peculiaridad a la diferencia es un derecho de ser uno mismo, as como de convertirse en
otro, por ello en palabras de expertos en principios ticos, no puede aceptarse que la to-
lerancia se entienda como indiferencia, porque de ser as, no hay un real reconocimiento
de la diferencia como seala Taylor.
En las culturas emergentes muchas de las manifestaciones de intolerancia de-
muestran un rechazo a aceptar el principio de igualdad. Porque como seala Todorov
(1992) la tolerancia fundada en la igualdad no debe conocer ningn lmite. Esto
signifca que los sujetos y las culturas interacten y se interpreten recprocamente
a pesar de tener diferentes concepciones del mundo. La reciprocidad muchas veces
YUYAYKUSUN 289
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
conduce a un paradigma de dar al otro a cambio de recibir lo mismo, pero podemos
decir que no slo queda ah, sino va ms all, esto de ir ms all signifca dar nada a
cambio de nada o dar todo a cambio de nada o nada a cambio de todo. Reciprocidad
vs complementariedad. Esto an se practica y de alguna manera lo percibimos en
las culturas andinas y/o amaznicas. Esta prctica recproca en nuestras culturas an-
cestrales es un tipo real y formal, por lo que la interpretabilidad que se da es funda-
mental y para esto se requieren mnimos comunes o aquellos que plantean referentes
mnimos para comprender mejor, a pesar de que pueda haber diferentes normas,
valores y diversas creencias en cada cultura. Por ello la tolerancia, bien pudiramos
decir, proporciona la ocasin para una identidad diferente (Cruz, 1999: 122).
El concepto de la diversidad pone de manifesto el tan ya debatido y comple-
jo tema del universalismo versus particularismo en la modernidad que an sigue
patente porque presentan disyuntivas entre aquello que privilegian los criterios
universales en detrimento de los particulares y con aquello que ennoblecen los
particulares (llevando a un relativismo y etnocentrismo). Estas posiciones extremas
cancelan las diferencias y se imposibilita la proposicin de criterio alguno. Por ello,
seala Prez Tapias, que si de hecho hacemos juicios sobre las culturas, evalundo-
las y en muchos casos criticndolas, siendo una pauta sociocultural muy extendida el
enjuiciarlas etnocntricamente de manera negativa, el doble fondo, ya no retrico sino
ms bien antirretrico, de la cuestin que nos planteamos es s (2002: 334). Con este
argumento se plantea la siguiente pregunta que nos conduce a aclarar lo pensado
en el discurso: cmo es posible, qu tipo de presupuestos y bajo qu situaciones y
condiciones se puede o podemos juzgar las culturas? Muchos sealaran con nin-
guna, porque las culturas en su trascendentalidad obedecen a una serie de variantes
evolutivas y estrategias complejas epistemolgicas.
Desde otra perspectiva se interroga de la siguiente manera: a partir de qu crite-
rios, de los suyos, los mos o algunos otros por encima de ambos, se puede juzgar? La
respuesta de la pregunta est en la misma pregunta, porque se orienta hacia las con-
diciones de legitimidad de esa actividad de juicio que se realiza a partir de la razn,
como razn situada (Prez Tapies, 2002) que, al estar culturalmente condicionada
complica enjuiciar la propia cultura con las condiciones de validez requeridas.
Ante esto, los juicios que pueden ser igualmente vlidos se difcultan sobre cultu-
ras diferentes y ajenas. Alcanzar la pretendida neutralidad es difcil al formular juicios
de valor sobre pautas culturales debido al condicionamiento que genera el conjunto
de signifcados de la cultura en las que se viven y se est inspirado. Y si cabra la po-
sibilidad de apelar a los juicios ya sealados podemos pensar en una tensionalidad
articulada entre ciertos criterios con las particularidades dentro del marco de la tica
articulada. Aunque en cierto modo, la absolutizacin de las pautas propias lleva al
etnocentrismo que puede aceptarse no slo como elemento puente sino como aque-
llo que relativiza en su absolutismo. Porque el etnocentrismo tiene una infuencia
histrico-cultural positiva y genera la autocrtica propia del etnocentrismo, entre
290 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
tanto nos damos cuenta que los otros nos miden con sus propios criterios; esto sig-
nifca que las culturas emergentes se vuelven como objeto de estudio de postulados
eurocntricos, desconociendo los avatares de lucha colectiva. Estas transformaciones
suceden con nosotros mismos respecto a los dems y los medimos con nuestra pro-
pia escala de valores. El problema es la difcultad para poder huir de la cultura de
la que procedemos o pertenecemos y ubicarnos en zona de nadie y que podamos
situarnos para generar juicios de valor con un carcter neutral.
1
De ah emergen
cuestionamientos como: hasta dnde es posible hacer juicios legtimos desde unas
culturas en torno a otras? Para tal efecto, creemos que una posibilidad para lograrlo
es ponindose en lugar de los otros intentando desde ah comprenderlos para generar
una concepcin lgica de las situaciones interculturales.
En el etnocentrismo encontramos la expresin ms clara y polarizada de lo que es
la diferencia. En esta se rechaza toda la pretensin universalista, llevando as hacia la
orientacin extremista del relativismo extremo, esto sucede al no poder articular los
criterios valorables de las culturas y mostrar su inconmensurabilidad por las deudas
de la historia y tradicin de cada cultura. Con esto se muestra una clara evidencia que
conlleva la consecuente relatividad de los juicios que no trascienden en las propias
fronteras, porque presentan un absolutismo contradictorio ensimismado. Es posible
encontrar formas claras de salir de algunos etnocentrismos como se viene hacien-
do en nuestro medio con las reivindicaciones justifcadas de parte de las culturas
llamadas indgenas que ellos mismos han aceptado ser o llamarse as, lo cual es un
error histrico convencional desde nuestra perspectiva, por muchas razones, por lo
que an creemos que hay la posibilidad de corregir la historia fallida. Esta formas
de entender la cultura se han patentizado en los ltimos tiempos, al proponer la
concepcin del reconocimiento como epoj del concepto de la diferencia estas vi-
siones se muestran a travs del pluralismo cultural. Como paradigma unifcador este
pluralismo adquiere importancia en los ltimos veinte aos del siglo XX dentro de la
teora social flosofa de la cultura, como importante y resonante precisamente
por insistir en la diferencia.
Siguiendo al pensador interculturalista Prez Tapias, el antagonismo entre uni-
versalismo y relativismo lleva el etnocentrismo de por medio como caballo de batalla
de Hrcules o como sucede en la cultura poltica en nuestro medio cuando se refere
a la carrera de los nuevos gobiernos municipales, con la esperanza de apropiarse,
por corto o mediano plazo, el silln municipal o presidencial, aprovechando la ig-
norancia de la conciencia colectiva, especialmente de las personas que se mantienen
lejos de la educacin como su concepto mismo denuncia educacin y no solo
formacin basada en la instruccin. Y con la salvedad de administrar las polticas
pblicas al alcance de todos. Por ello, la flosofa de la cultura cuyo nacimiento todava
relativamente reciente acusa un etnocentrismo contrado como enfermedad congnita que,
1 Esta cuestin es sealada por Gadamer cuando habla de los prejuicios que se dan en las concepciones humanas.
YUYAYKUSUN 291
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
sin embargo pronto trat de verse contrarrestado por la crtica ejercida desde este campo de
la refexin flosfca

(Cruz, 1999: 336).
Se trata de la necesidad de un recurso intercultural de carcter tico, crtico y
humanista, donde las propias culturas aprecien el reconocimiento de cada una de
ellas. Esta es una visin compartida del mundo que nos dice a todos y cada uno de
nosotros algo ms profundo en su ms real sentido posible. El intento que hacemos
es la bsqueda del logro de una estrategia comn de vida para todos, llamado actual-
mente el buen vivir o vivir bien conjuntamente con la naturaleza y las dems perso-
nas, que no es sino reconocer lo que est en manos de las culturas, quienes son las
que muestran el camino para alcanzar soluciones posibles y universalizables sera
volver, una vez ms, a mirar a la tica kantiana a travs del recurso de la pluralidad
y el reconocimiento bajo las miradas y visiones del horizonte de sentido crtico. Esto
es el caminar hacia la humanizacin de la propia civilizacin.
La cuestin primordial es: qu es el pluralismo cultural dentro de la expresin
de la diferencia, qu es lo que muestra. La respuesta ms prxima es a partir de la
concientizacin y del reconocimiento de la riqueza in situ de las diversas culturas,
que, como bien sabemos, el recorrido histrico de esa diferenciacin ha sido tanto
positivo como negativo. En cuanto a lo primero ha hecho patente la diversidad; y
en cuanto a lo segundo ha habido dominio por parte de algunas culturas, lo que se
aprecia y se muestra es que a partir de la diferenciacin entre las culturas se suma el
hecho an ms problemtico de la asimetra o justo medio entre ellas.
Ante estas diferencias y desniveles es preciso soslayar un etnocentrismo que in-
valide y difculte el dilogo intercultural. Una manera de paliar ese etnocentrismo es a
travs del respeto y el reconocimiento como imperativo tico entre las culturas y, en su
caso, entre los miembros ad intra de las culturas Es ah donde una civilizacin logra
eliminar o reducir al mnimo el oscuro fondo de la diferencia o esa misma vida pblica
concluir en una completa petrifcacin

(Arendt: 1987: 437).
La cuestin se desprende cuando el etnocentrismo en su impulso centrfugo in-
tenta universalizarse a como d lugar y de manera prejuiciosa propone la estandariza-
cin de las pautas culturales que se han venido imponiendo como la propia historia
aun no clara ha demostrado. Por lo que, este intento de hegemonizar el mundo cul-
tural es y ha sido siempre criticado de manera constante, sin conseguir algo positivo.
El gran huracn de la globalizacin del que habla Franz Hinkelammert y que hoy
percibimos con una fuerza avasalladora en todas partes, escenarios y espacios, asfxia
las diferencias culturales y ataca la sustancia misma de la vida en sus ms diversos rde-
nes, desde el psicolgico personal hasta el ecolgico

(Fornet-Betancourt, 1997). No se ha
considerado que en esa Aeronave Espacial Tierra
2
est la metfora que nos explica lo
que se podra apreciar como cosmopolita por la diversidad de las situaciones, no son
ni mucho menos iguales al grado de sostener que ah la mesa no ha sido puesta para
2 Metfora de Boulding tomada por Javier Muguerza, 2000: 141.
292 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
todos sino que ese proceder expresa el dominio en el mbito cultural con la conse-
cuente exclusin insuperable. Mostrando as la necesidad de un proceder conceptual y
tico de imaginarse en el sitio del otro donde en principio nada humano quedara fuera,
en tanto que todos los humanos estaran en la nave y sobreviviran o pereceran en ella. Es
decir, su destino sera compartido en comn (Garca, 2003).
Cmo y con qu criterios se puede buscar los espacios comunes, cmo es posible
pensar en ponerse en el lugar de los otros, cuando los otros muchas veces no buscan
ponerse en los lados donde estamos o estaramos. El punto de inicio est en las tesis
de la tradicin kantiana, cuando parte de la apuesta sobre una de las tres mximas del
sensus communis, que pretenden las personas crticas apelar a:
la idea de un sentido que es comn a todos [...] es el modo de representacin de los
dems para atender su juicio, por decirlo as, a la razn total humana y as evitar
la ilusin que, nacida de condiciones privadas subjetivas, fcilmente tomadas por
objetivas, tendra una infuencia perjudicial en el juicio. Ahora bien: esto se realiza
comparando su juicio con otros juicios no tanto reales, como ms bien meramente
posibles, y ponindose en el lugar de cualquier otro, haciendo slo abstraccin de las
limitaciones que dependen casualmente de nuestro juicio propio... (Kant, 1876).
De acuerdo a esta tesis pensar por s mismo es una mxima que puede sostener-
se como transcultural en tanto que como accin de refexin y de pensamiento se
adscribe a todas las personas y, en este contexto, a todas las culturas, que dentro del
imperativo categrico es posible. Este criterio expresa la regla de la autonoma. Y
tambin, pensar de acuerdo con uno mismo o pensar sin prejuicios afrma la regla de
la refexividad e incluye el valor de la responsabilidad personal, actualmente inclui-
ramos la responsabilidad social y sostiene el ponerse o imaginarse en el lugar del otro
o pensar extensivo, donde el pensar no solo estar pensado en el otro sino en todo
o todos como personas incluidos con dignitas. Con esto se sustenta la reciprocidad
y se incluye la caracterstica del respeto mutuo que siempre debe permanecer en la
conciencia colectiva no solo como una moda pasajera, sino como un patrn ejemplar
de las sociedades interculturales emergentes.
Dentro de la tesis del dilogo intercultural, pedirle a alguien que adopte nuestro
lugar para poder lograr un entendimiento y la consecuente comunicacin manifesta
las diferencias que hay entre el que adopta nuestro lugar y nosotros mismos, pero esto
muchas veces es imposible cuando surge la inconsistencia de argumentos legales y
jurdicas. Es cierto que a pesar de las diferencias hay a la vez tambin ciertas simetras
para lograr ese entendimiento, segn los defensores de la diferencia, porque sin ello
no tendra sentido hablar de lo que es el dilogo intercultural. Cuando se enfrentan
dos culturas diferentes una de ellas pretende que sus deseos y creencias sean vlidos
y el otro intenta luchar con las mismas intensiones evitando el fracaso, lo cual es y
ser un periplo largo en el quehacer del enfrentamiento. Unos triunfan y otros se
YUYAYKUSUN 293
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
someten como es el caso de Irak o como las culturas andinas que an siguen some-
tidas en el paradigma eurocntrico y pragmtico perdiendo de manera constante y
permanente la horizontalidad originaria. Esto muestra la disimetra entre ambas. No
obstante, hay un trasfondo que todas esas culturas tienen, esto es en lo que concierne
a la atribucin de autonoma que sera a los otros y a nosotros, dentro de ella la suma
de ambos enmarca la vosotrocidad como una visin compleja de lo que se presenta
en la interrelacin dicotmica. En ese sentido estamos en una posicin de simetra
(Tiebaut, 2000), o un justo medio, o la ley de atraccin que unifque la capacidad
de cada quien o cada cultura de autodeterminarse y pensar por s mismos. Camino
hacia la autonoma. Aunque parece limitable para otros esta percepcin. Por ello, el
enfrentamiento entre las manifestas diferencias peculiares de cada cultura pueden
articularse gracias a ese sustrato comn que las relaciona.
Como se constata en los paradigmas cotidianos ponerse en el lugar del otro signi-
fca respetar su diferencia y aceptar su autonoma, lo cual, no signifca ceder ante ese
otro, a dar por descontado que ese otro, por el mero hecho de serlo (de ser l mismo) entien-
de su propia razn, ni, menos an, que la tiene

(Cruz, 1999: 109-110), sino aceptar la
expresabilidad que permite admitir la propia diferencia con el fn de mostrar algunos
antagonismos que hay dentro de una y de otra cultura.
Desde nuestra posicin creemos que hay la posibilidad de entendimiento entre
culturas dismiles que parte de esta difcultad expresada en la disimetra, esta es
superable a partir de la posibilidad interpretativa que d la posicin de pensar en el
lugar de cada otro que no es sino una forma mejor de organizarse y auto organizarse.
Es aqu el lugar del otro, se mide desde cualquier posibilidad universalizadora y esto
debe replantearse siempre desde el dilogo y el razonamiento compartido entre cul-
turas. De ah que las razones empleadas por alguien puedan aceptarse como vlidas
para unos y otros y para otras invlidas. Como se puede ver que en esta mxima
del juicio (ponerse en lugar del otro crticamente) es fundamental la consideracin
del juicio refexivo porque pretende superar la disimetra de los mbitos creenciales
diversos. Y a travs de esa refexividad donde se trata de subsanar tales disimilitudes
para rebasar los obstculos en el discurso y as alcanzar la comprensin mutua, el
dilogo y quiz un acuerdo que como aspecto fundamental es un subyetum de base
para estas cuestiones de emergencia intercultural. El horizonte de sentido de los
otros es al que pretendemos desplazarnos para el logro de la comprensin e inter-
comprensin, tal horizonte es algo en lo que hacemos nuestro camino y que hace ca-
mino con nosotros, ante esto seala el hermeneuta Gadamer que si uno se desplaza,
por ejemplo a la situacin de otro hombre, uno le comprender, esto es, se har consciente
de su alteridad, de su individualidad irreductible, precisamente porque es uno el que se
desplaza a su situacin

(1977: 375). El desplazarse en este caso no siempre es con-
tinua, empata, tampoco es sumisin bajo los patrones del otro, sino es un ascenso
hacia una totalidad de sumo bien que rebasa las particularidades propias y del otro.
Es ese concepto de horizonte en tanto expresa la panormica ms amplia que debe
294 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
alcanzar el que comprende estas formas dialogales (1977: 375). La signifcancia
que adopta est en mirarme con el otro sin apartar la mirada de m mismo, porque
comprender es y ser el proceso de fusin de esos presuntos horizontes para s mismos
(1977: 376-377), que de acuerdo a la sugerencia de la flsofa Garca (2003) es
como fusin horiozntica y esta es la que lleva a cabo la comprensin. Camino hacia
la inter-compresin.
En este sentido la capacidad de juicio posibilita una comprensin hermenu-
tica, a pesar de estar cada cual en posiciones diversas, la comprensin propone un
dilogo para el encuentro de algo comn, permeado en un horizonte de sentido que
respalda ese dilogo argumentativo, es decir, el encuentro es el punto central entre
dos posiciones por lo que puede llamarse punto de partida o fnal. El eterno retorno.
Ubicndose en los conceptos de autonoma y dignidad, que son el teln de fondo
en su mxima expresin. Para la tica articulada que defendemos, por lo menos est
basada en la capacidad de juicio del sujeto, la adopcin de la perspectiva ajena implica
tambin, y en ltimo trmino, una funcin del entendimiento, lo que est ya ms al
alcance del aprendizaje cultural (Bilbeny, 1995: 133). Donde el aprendizaje de la
capacidad de asumir la perspectiva de otra persona abre la posibilidad de un dilogo
moral indispensable para resolver los dilemas o confictos que la tica cotidianamente debe
afrontar (dem, 1995: 134). Con relacin a esto, Manuel Cruz seala que, pensar en
no nos entienden o el estis equivocados no resuelve la comprensin. Por lo que interesa
es la construccin de un lugar universal en el que, ms all de las diferencias, podamos
intentar entendernos todos (Cruz, 1999: 112).
En la signifcancia de la construccin el ejercicio del pensamiento tico, como
una plataforma, necesita la capacidad de ponerse en el lugar del otro y a la vez mirar
en el interior de uno mismo que sera la conciencia de vosotrocidad. El que no puede
adoptar la perspectiva del otro es asimismo incapaz de mirarse a s mismo (Bilbeny,
1995: 135). En este sentido, dialogar es compartir creencias que son existenciales,
ligadas a la propia identidad y a la propia existencia y tienen un fuerte carcter tcito
(Tiebaut, 1999: 65) que explcito. En efecto, indiscutiblemente no se puede partici-
par en el dilogo que emana del ponerse en el lugar del otro con todas las creencias,
sino slo con aquellas que son importantes o relevantes en ese caso y las que estn en
juego. Ellas son las que intervienen en su interpretacin y depender mucho de esto
el xito o el fracaso.
Cuando se trata del dilogo, como es sabido, muchas veces podemos estar de
acuerdo en que algo es relevante desde la perspectiva de los dems, sin embargo, po-
demos discrepar en la interpretacin que se haga de eso. As, como en algunos pasajes
heideggerianos se aprecia que a partir de ponerse en el lugar del otro se interroga sobre
cmo juzgaramos una accin. Entre tanto, sera necesario incorporar nuestro juicio
sobre las razones que consideramos pertinentes para evaluar y juzgar esas acciones de
acuerdo a normas que puedan aplicarse a circunstancias particulares, en la medida en
que esas normas estn justifcadas para nosotros mismos. Porque, las distintas razones
YUYAYKUSUN 295
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
de cada quien son diversas, por eso ponerse en el lugar del otro permite entender la
justifcacin de las razones del otro y as lograr la simetra que se genera por el respe-
to y por la aceptacin de autodeterminacin de los otros. Ante esta simetrifcacin,
cabe considerar, que no hay jerarqua sin igualdad porque estamos hablando de una
igualdad en la dignidad, que muchas veces pierde su sentido propio ante la mala con-
ciencia y prcticas culturales invadidas para su desaparicin en el tiempo por aquellas
culturas llamadas superiores, que no son sino culturas occidentalizadas.
Para muchos genera controversia el ponerse en el lugar del otro con mentalidad
agrandada o amplio modo de pensar, segn las palabras de Tiebaut, supone la apti-
tud de abrirse para generar la comunicabilidad, recibir el consejo del otro y, en ltima
instancia, ponerse en sintona con los supuestos normativos del otro (1999: 36). Es
la posibilidad de apartarse de las condiciones privadas subjetivas del juicio, dentro
de las cuales se est como encerrado. Asimismo, signifca refexionar sobre el propio
juicio desde un punto de vista ms amplio o universal, que no puede determinarse
ms que ponindose en el punto de vista de los dems (Kant, 2005). En este sentido,
sostiene Gadamer, parece una exigencia hermenutica justifcada el que uno se ponga
en el lugar del otro para poder entenderle (Gadamer, 1977: 373)
3
.
El problema que surge aqu es, si bien podemos poner las creencias y las inten-
ciones entre parntesis, es decir en una visin fenomenolgica, entonces no podemos
poner entre parntesis nuestro propio horizonte normativo, porque es ms funcional
en las formas de convivencia cultural. Este cuestiona la posibilidad de poder afrmar
si, a partir y desde nuestra cultura o lugar comn cultural que sera el escenario de
cada cultura y con nuestras normas, las apelaciones de los otros a normas pertinentes
pueden verse como las apelaciones a las normas que a nosotros nos parecen pertinen-
tes. Cuando se lleva a cabo la solicitud de ponerse en el lugar del otro ya se han dado
por sentadas muchas verdades, y si no compartimos ese horizonte implcito, dentro
del marco del capital emocional cultural, ni siquiera propondramos tal peticin,
esto debido a una serie de variantes de incognocibilidad. Tenemos conocimiento que
ah hay un problema, pero gracias a que compartimos ese principio o base de cmo
podemos solucionar al verifcar tales verdades, al falsearlas o al compulsarlas que muy
pocas veces se refexiona de manera crtica. Las razones que se da son necesarias para
defender acciones o principios que justifcan nuestros actosnn sean vistas desde la
perspectiva de los otros participantes en la relacin, sea constante o no. Ahora bien,
cada quien o cada grupo cultural, segn las situaciones o casos que se presente dar
razones para justifcar las normas y principios. Tales razones deben provenir de ese
3 El autor seala que el intento al hacer esto es conocer al otro, no establecer un dilogo. Tampoco se busca el
consenso sino que los contenidos objetivos de la conversacin son slo un medio para conocer el horizonte
del otro, sin que eso implique que uno llegue a entenderse con l. El que busca comprender se coloca a s mismo
fuera de la situacin de un posible consenso. En la medida en que atiende no slo a lo que el otro intenta decirle
sino tambin a la posicin desde la que lo hace, retrotrae su propia posicin a la inmunidad de lo inasequible (1977:
374). El mismo Gadamer (2002) seala que ponerse en el lugar del otro es una forma de sortear los prejuicios.
296 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
grupo especfco, de la capacidad de juicio de sus miembros y de la capacidad de
pensar por s, as como de su autonoma, que, aunque esta ltima no es verifcable
porque es ms tcito, sin embargo, se presume (Tiebaut, 1998: 92 ss.). Por ello:
la pretensin de autonoma es algo que le suponemos a otros y que postulamos para
nosotros mismos [...] la lgica de la autonoma [...] parece implicar ante todo una
relacin hipottica con cualesquiera de los predicados morales que sostenga que
constituyen mi estilo tico de vida, [...] la lgica de la autonoma parece introducir
en la perspectiva de primera persona el rasgo distintivo de refexividad hipottica que
encontramos en la atribucin de autonoma en las perspectivas de segunda y tercera
persona (1998: 93-95).
Dentro del contexto de la emergencia de la interculturalidad basado en el dilogo,
y puesta en debate, en este trabajo, la comprensin e intercomprensin del otro, lo
extrao, nosotros y la tendencia aproximativa de la vosotrocidad es posible pensar lo
poltico como entendimiento mutuo. Como ya hemos planteado la mostrabilidad de
la importancia de ponerse en el lugar del otro a partir de una apuesta terico-prctica
que incluye una pretensin tica articulada y que fundamenta el punto de partida
requerido para su efectividad prctica del apoyo de una plataforma poltica y pro-
gramtica en su mxima extensin, ahora procuraremos, a base de lo ya explicado,
encaminar en la bsqueda de una forma fctica y poltica de llevar a cabo la apuesta
de ponerse en el lugar del otro.
Las razones son vastas porque se trata de partir de nosotros mismos y esto nos dice
que no podemos ocupar el lugar del otro. Esto signifca que, si bien hacemos una fe-
nomenologa que resume poner entre parntesis nuestras creencias e intenciones para
que as pueda llevarse a cabo la comprensin e intercomprensin que se pretende,
entonces, en cuanto a la justifcacin de las normas y principios no es posible poner-
nos entre parntesis, ya que de otro modo el juicio no podra llevarse a cabo. Uno de
los principios se podra disear como valor de la dignidad humana, o de la dignidad
del prjimo o como aquellos valores propios ms profundos de la comunidad de
pertenencia, los cuales se dirigen al espacio de las razones comunes, no de las
creencias (Tiebaut, 2000: 47) simplemente. En este contexto la aproximacin
del otro es determinada por los signifcados y valores centrales de las comunidades
que se trata. Cada una de ellas depende de una idea culturalmente especfca de per-
tenencia, porque los criterios de valor son diferentes y las propias concepciones estn
compuestas por muchos hilos, puesto que cada uno de ellos hereda una historia y
una tradicin.
Dentro de los criterios prcticos, los modos de vida no son necesariamente igua-
les, y eso es un hecho que no podemos evitar en el intento de entendimiento que en
todo caso deber deducirse u obtenerse mediante mtodos hermenuticos a partir de
la interpretacin de los signifcados de las sociedades dadas. Se trata de lograr con
YUYAYKUSUN 297
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
la apertura la conmensurabilidad entre los signifcados existentes y con esto puede
alcanzarse el dilogo.
El epoj de los constructos polticos recae y a travs de ellos se pretende poner en
juego las apuestas en el mbito comn y pblico, cuando la consideracin de la con-
cepcin de la igualdad compleja de J. Walzer es entendida como el resultado de una
negociacin entre sistemas de valores en la competencia, esto siempre es una con-
dicin necesaria para un convenio dentro de una comunidad poltica intercultural.
En las interpretaciones de la flosofa poltica las Esferas de la Justicia establece varios
pre-condicionamientos que son esenciales para lograr la justicia en una sociedad di-
ferenciada. Esto signifca entender la importancia de la diferencia porque no signifca
desigualdad, es decir, somos iguales pero de manera diferente, por ello sera absurdo
afrmar que todos somos iguales ante todo y para todo, lo cual generara una falacia
en la concepcin de la diferencia e igualdad o dentro de los principios ticos. Lo per-
judicial en las relaciones interculturales es desafar lo que no es por los extremos que
constituyen por un lado la uniformidad y por el otro la desigualdad, sabiendo que se
debe hablar ms bien de igualdad y diferencia. Desde las concepciones flosfcas de
Hegel sabemos que el polo opuesto a la igualdad no es la diferencia, sino la desigual-
dad, por ello la pareja inseparable de la diferencia es la identidad (Hegel, 1944). Y
esto siempre debe estar imprimido en las mentalidades de las personas interculturales
dentro de la lgica poltica.
Ahora bien, por una parte se sostiene la igualdad de todos ante la razn y argu-
mentacin y por otro se muestra el otro rostro de la diferencia de cada uno ante las
creencias y las intenciones, racionales y razonablemente interpretables. El ponerse en
el lugar del otro, como ya hemos explicado, se acompaa de la mentalidad desarrollada
por la cual pensamos en cualquier otro y en cualquier otro ser humano autnomo
a travs de un reclamo simtrico o justo medio dentro del marco de homo mesura
para hacer vlidas las normas que avalamos por medio de razones y actos ticos.
Actualmente, se requiere concebir al otro como fn en s mismo y a todos los otros,
considerando la tesis kantiana, como si fueran miembros de una repblica de fnes,
dentro de la perspectiva teleolgica.
El proyecto del buen vivir que la sociedad intercultural actualmente reivindica
siempre ha estado dentro del marco del sueo utpico de la civilizacin humana,
aunque para muchos es creble como una nueva concepcin, pero no lo es para
nosotros. Aristteles en sus escritos ticos y el mismo Kant vista desde las tesis de
cosmopolitismo, han sido precursores en dar pautas sobre la vida buena y/o buena
vida o vida en comn para todos respetando la diferencia, esto no es sino la tesis
del proyecto poltico intercultural que replantea Rawls con el nombre del proyecto
de sociedad justa, dentro de ese ponerse en el lugar del otro como uno de sus pre-
supuestos. Esto se lleva a cabo a travs del consenso dialgico equilibrado defnido
con claridad en la segunda obra teora de la justicia, al completar este artifcio
con el planteamiento del sujeto razonable o pensante. En esta teora se sostiene
298 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
la categora de lo razonable al intentar el logro de acuerdos en esa esfera pblica.
Apuesta rawlsiana que aspira a la imparcialidad, en tanto que damos nuestras razo-
nes y perspectivas, donde el lugar del otro se descubre y redescubre como el lugar
que cada uno y todos ocupamos. Que en palabras del estagirita lo que es lugar es
siempre el lugar comn traducido en su concepcin de espacio como la ousa. Los
miembros en la poltica presentan las propuestas de forma tal que los otros las po-
drn entender como propias. Para ello ponemos entre parntesis nuestras creencias
e idiosincrasias y las hacemos inteligibles para los dems. Esta cuestin siempre es
vista de manera constante en los cuadros e imaginarios colectivos como construc-
tos articulables. El ponerse en el lugar del otro es considerar (sus) creencias, de ah
que, si fuera necesario habra que interrumpirlas o suspenderlas temporalmente.
Por ello, tal parntesis fenomnico se coloca a las creencias de los otros y no a los
otros ni a nosotros mismos, porque la interaccin es ms permanente y pensada sobre
prcticas culturales tcitas y/o implcitas.
Dentro de esta concepcin en realidad no se trata de que al ponemos en el lugar
de los otros intentemos persuadirlos, sino que al ponernos en su lugar logremos com-
prender sus perspectivas. Con esto estaramos llevando a cabo una argumentacin
razonable ms que racional, de ah que no se procure una explicacin con una to-
nalidad ms racional. En tal sentido si se buscara un cierto convencimiento para tal
comprensin del otro se lograra por medio del juicio llevado a cabo en ese mundo
intercultural compartido. El juicio refexivo por realizarse entre los participantes del
espacio pblico es una actividad social e implica comunicacin y discursos slidos
de carcter intersubjetivo para una mejor comprensin administrativa dialgica e
informtica. La flsofa poltica Hannah Arendt parece sostener que esta actividad
intercultural est comprometida con el habla el lenguaje, la libertad libre
eleccin, decisin y otros, y la publicidad marketing comunicativo y siem-
pre en relacin con los otros con quienes se comparte el mundo como tal. En otras
palabras, la actividad del juicio surge a partir de estar en el mundo que genera el
dilogo intersubjetivo y se remite a actores comunes que deliberan en el curso de sus
acciones y de su vida. Dicha deliberacin y phrnesis se lleva a cabo siempre en un
sentido compartido entre sujetos, por lo cual consecuentemente es siempre dialogal.
En tal efecto, ponernos en el lugar del otro signifca la comunicacin construccin
de redes del grado de estimacin sobre alguna cosa y hace referencia, siguiendo a
Aristteles, tanto a la inteligencia como al sentimiento, desde nuestra concepcin de
la tica articulada.
El lenguaje prctico y relacional es una necesidad, de modo que a travs de l sea
posible comprender al otro a travs de la palabra determinada teleolgicamente hacia
los dems. Dicho ser en direccin al otro es una funcin social y comunicativa, tal
intencionalidad de la palabra privilegia el mbito pblico donde se lleva a cabo la ple-
nitud humana eudaimonia, de ah que segn Arendt el juicio siempre se proyecta
sobre otros... (1984: 528). Esta tesis nos dice que no solo debemos encerrarnos en
YUYAYKUSUN 299
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
nuestra subjetividad porque para hacer juicios vlidos se requieren ciertos elementos
fundamentales que se realizan en la esfera pblica y tambin en la privada.
En la vida intercultural el juicio es importante porque nos permite estar en el
mundo, en nuestras acciones cotidianas compartidas con los dems, superando la
subjetividad siempre. El estar con los dems responde a la esencial condicin humana
de la pluralidad, el actuar y hablar juntos, es la condicin de todas las formas de orga-
nizacin poltica (dem, 1984: 225). La importancia de la voluntad de escucha,
desde la perspectiva sicoanaltica, es uno de los tantos elementos que se orienta a la
comprensin del otro y al alcance de acuerdos. El logro de estas es en lo pblico y
estn condicionados por la hermenutica del ponerse en el lugar del otro, esto es el
intento de entender razonablemente y, apostar por un mismo consenso en el que
radicar el poder de quienes estn actuando concertadamente a partir de un dilogo
comunicativo. Sin embargo, lo contrario a esto no solo genera violencia, que expresa
la no concertacin, sino el dominio. Por ello en el mbito de lo pblico se apela al
dilogo racional y razonable en aras de defender la pluralidad y la libertad, que ac-
tualmente es el camino hacia la valoracin de la pluriculturalidad. El discurso es el
punto de interrelacin para lograr la publicidad y la comunicabilidad para el alcance
de acuerdos comunes y es ah donde termina el discurso inicia la violencia (Arendt,
1995: 30). Claro est, que el habla y el lenguaje discursivo son elementos centrales
en el espacio pblico, por medio de ellos las personas estn con otras (Arendt, 1998:
204) en contigidad humana, pero no slo, porque adems podemos ponernos en
el lugar de los dems a travs de la reeleccin de la solidaridad como modo de ser en
cuanto ser. Este modo es la opcin tica hermenutica en la que el conficto entre cul-
turas entiende y reconoce que, como seala Ortega y Gasset, l es l y el otro; y si no
salva al otro, no se salva l. Esta solidaridad entendida como reciprocidad mediada es
refexiva en tanto promueve el estar juntos solidariamente y de manera contigua con
los otros. El principio de la pluralidad cultural se inscribe en un proyecto alternativo
de comunicacin e intercambio entre las culturas como horizontes complejos y ambivalen-
tes, cargados por contradicciones y confictos internos (Fornet-Betancourt, 1997). Sin
duda alguna, este es el proyecto de dilogo intercultural que abordamos con mucho
esmero en estos discursos hermenuticos.
En esta seccin se propone argumentos slidos por el dilogo intercultural. Que
bajo todos estos presupuestos de ponerse en el lugar del otro respetando y reconociendo
a los otros como diferentes de m y relacionados solidariamente para el logro de un mundo
mejor podemos pensar el dilogo intercultural como ejemplar y no slo eso, sino
an ms, es necesario para el alcance y la construccin de un mundo mejor y ms
digno para todos, que tanto anhelamos en nuestra vivencia trascendental de corta
existencia.
Tener una gnoseologa de las culturas ajenas contrasta con el juicio acerca de la
propia cultura. Porque con esto se propicia la apertura de un posible dilogo intercul-
tural permanente. La posibilidad de ponerse en el lugar del otro no signifca asimilarse
300 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
a l, sino lograr accesos de comunicacin para promover un verdadero pluralismo
en el que haya acuerdos mnimos comunes y fundantes en su esencialidad. Entre los
escenarios del dilogo que hemos descrito se encuentra la necesaria simetra o jus-
to medio entre los participantes en la interlocucin, el conocimiento adecuado del
otro y el reconocimiento recproco (Prez Tapias, 2002). Si no hay esos escenarios o
condiciones se cancela la posibilidad de interlocucin al generar una asimilacin im-
puesta que conlleva la homologacin de dicho dilogo. Otro escenario o condicin
para ese dilogo radica en el posicionamiento sobre la comprensin de la alteridad
que se abre paso sobre la aceptacin comn una vez erradicados los prejuicios que la
bloquean, como mnimos compartidos las situaciones gnoseolgicos y ticos (dem,
2002: 344). Esto se logra con el trabajo hermenutico y crtico respecto de la realidad
cultural humana. Y a travs de redes extensas del dilogo que moldea:
Evitar los prejuicios a travs del ponerse en el lugar del otro permite entendimiento
y en ocasiones consenso.
El problema para que se agudice cuando se confunde consenso con homogenei-
dad social en espacios debatibles.
En cuanto al primero, est claro, que no tiene sentido sin el reconocimiento
del disenso, surge del conficto; en cambio en cuanto al segundo se aprecia que
hay negacin y estigmatizacin de la disidencia, es decir, se produce una posible
ruptura. Est claro que, no puede pensarse en el acuerdo como un statu quo inamo-
vible sino que es una dialctica del permanente conficto con su correspondiente
acuerdo, pero sin aniquilar la pluralidad, esto debido a que presenta tres nociones
fundamentales: el cambio, el movimiento y la transformacin. En efecto, el reco-
nocimiento de los otros
no crean el conficto, no crean la reaccin del racismo y la xenofobia, sino que cons-
tituye la condicin previa, necesaria aunque, desde luego, insufciente, para que haya
una poltica y una realidad social de integracin. Dicho de otro modo: para que ten-
ga sentido hablar de integracin hay que comenzar por algo previo a los programas
de interculturalidad, a las polticas de valoracin positiva de la diversidad, a la lucha
del prejuicio frente al otro (De Lucas, 2003: 16).
Puesto que la cancelacin de ese reconocimiento dentro del conficto cultural se ge-
nera a partir de la ignorancia del otro. Cuando se parte de las siguientes cuestiones:
por qu ha de respetarse al otro que es diferente de nosotros? o qu nos importa a
nosotros el otro? En estos problemas se expresa la aniquilacin de cualquier posibili-
dad de dilogo intercultural y surge una preocupacin abrumadora. La comprensin
de los otros nos revela las difcultades de comprensin e intercomprensin de cada
quien consigo mismo, lo cual presenta la necesidad de una mirada ms crtica y
consciente en cuanto a los actos valorativos. La mentalidad indiferente y acrtica es
YUYAYKUSUN 301
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
propiciada por el desconocimiento y la ceguera que tenemos del otro y constituye la
ignorancia complaciente que se muestra en los comportamientos de hostilidad hacia
rivales y desconocidos. Esta forma se agrava ms con la indiferencia sobre el otro,
aniquilando cualquier intento de entendimiento y dilogo.
Por ello, el dilogo intercultural no puede basarse solamente en la etnocentrali-
zacin cultural en tanto se sacraliza lo propio, por un lado, y se sataniza lo ajeno, por
el otro. Manifestando as, el conficto entre valores y culturas al enjuiciar las otras
culturas desde la perspectiva de la propia, adoptada por lo general de forma arrogante y
excluyente (Bilbeny, 2002: 95). Esto expresa la gran difcultad de interrelacin y di-
logo en tanto prevalecen algunos fetiches culturales que impiden un efectivo recono-
cimiento de la alteridad (Prez Tapias, 2002: 347). Indudablemente la experiencia
dialgica supone el reconocimiento del otro como interlocutor que exige respeto a su
dignitas del subjetum de las personas. De ah parte el principio de universabilidad que
nos obliga segn imperativos morales de vida digna o de justicia. Esta perspectiva
tica que se subsume en el dilogo intercultural incluye las respectivas tradiciones
culturales, tradiciones de sentido de lo que es la humanidad en su mxima expresin
flosfca. En los sistemas sociales y polticas siempre a partir de la relacin entre cul-
turas es posible alcanzar la interpenetracin de las diferencias. A esto se le ha llamado
dentro de la visin colonial mestizaje, a partir del cual es posible un nuevo univer-
salismo moral y poltico con un carcter dialgico, planteado desde las diferencias.
Camino hacia una forma crtica de ver el poder ideolgico.
Desde el carcter de la hermenutica analgica, la razn dialgica queda puesta
al servicio del dilogo intercultural en lo fronterizo entre comunidades y tradiciones
hacindolas porosas, requebrajndolas, mostrando su relatividad y apuntando a su diso-
lucin como lmites que separan y enfrentan (Prez Tapias, 2002: 352). Esto signifca
que la razn dialgica es una razn fronteriza donde se renen aquellos prejuicios,
por tanto es necesario eliminar, y donde se ubican los juicios crticos. Con estos ar-
gumentos hemos realizado una tarea hermenutica crtica que da cuenta al ejercicio
refexivo de la razn, tambin se trat de mostrar la praxis de la libertad en ese mbito
cultural que la envuelve.
La valoracin y el respeto a la dignidad que la misma humanidad reclama,
en todos los espacios y tiempos posibles, fja referentes morales precisados por la
normatividad. Aunque con esto se ha positivisado las propias normas en nuestra
sociedad. Claro est que esto sale del encuentro con los otros, convocndolos, pri-
mordialmente, a la responsabilidad con libertad y presuponiendo la justicia pen-
sada a partir de nosotros mismos desde la autocrtica de prcticas excluyentes, de
dominacin, colonizacin, maltrato o humillacin. Sobre esta base y del concepto
de la justicia podemos pensar en algn criterio que permita someter a juicio a las
culturas, para evitar la continua y permanente injusticia y la mala prctica del po-
der poltico en cuanto a la reivindicacin del dilogo intercultural basado en los
principios ticos.
302 YUYAYKUSUN
Ruth Romero Huamani
Finalmente, cabe destacar algunas cuestiones que en el trasfondo de todo hemos
aseverado: el dilogo intercultural es laudable y ms que responder a un proyecto
deber ser un ideal regulativo que evite que la supremaca de los ms fuertes relegue
ese dilogo o lo reduzca en pos de la nivelacin de las diferencias. Dicho dilogo
intercultural no solo se queda en la literalidad utpica, sino implica una calidad tica
como una actitud y aptitud fundamental que, basndose en el respeto, acoge al otro
en tanto se participa de la autonoma y la soberana, plantendose como co-autono-
ma y co-soberana dentro de la concepcin de la comprensin e intercomprensin
como modos de vida que concretizan y realizan el plan de la libertad en todos y para
todos (Fornet-Betancourt, 1997).
Como hemos explicado, pensar en la factibilidad de otros mundos posibles y
mejores genera esperanza en tanto ensaya su aptitud para imaginar ese dilogo entre
las culturas que se hace factible gracias al hecho de ponerse en el lugar de los otros.
Como se est hacindose en los tiempos actuales que para bien o para mal sigue el
proyecto en frente. El proyecto del dilogo intercultural fructifca en tanto propone
al ser humano como un universal singular y afanza la supervivencia histrica de la
subjetividad en las culturas en tensin con la posibilidad de la universalidad como
movimiento de inteleccin argumentativa y discursiva, donde se propone una comu-
nicacin y unin en la diversidad (dem, 1997). Entre tanto, la necesidad de un tras-
fondo refexivo-crtico siempre posibilita el dilogo con el otro, en tanto reconozco
a otro como otro, que es la tesis de la otredad asociado a la necesidad de la libertad
refexiva, involucrndose a s mismo como a los otros; por ello es solidara en todos
los sentidos posible de la existencia intercultural.
De esta manera, se da la razn libremente sobre s y sobre los otros para com-
prender los modos de vida y las acciones de los dems que no es sino el respeto a
la libertad de las formas de vida. Esto parece que es posible trasmitir al menos una
intuicin racionalmente compatible, a saber, que si la universalidad se va alcanzando
por la dialctica de subjetividades que singularizan lo universal y que universalizan lo
singular (dem, 1997), puesto que tal postulado universal es de alguna forma alcan-
zable en las relaciones interculturales. Con esto intentamos profundizar la compren-
sin hermenutico-crtica del otro y una posible forma de evitar la ubicacin de la
arrogancia que aniquila la posibilidad de ponerse en lugar del otro con la consecuente
imposibilidad del dilogo intercultural. Ganar cualquier intento que imposibilite el
horizonte del dilogo intercultural entre culturas depender de la conversacin que
implica respeto, compromiso, reciprocidad, posicionamiento en el lugar del otro y
entendimiento como forma moral de un mundo en el que las diferencias tomen una
normatividad crtica vistas desde la propia dignidad que conduce a reconocimiento y
valoracin de derechos humanos de las personas como tales, que no solo porque las
normas afrman sino por la propia naturaleza humanstica.
YUYAYKUSUN 303
Dilogo intercultural desde la perspectiva de la otredad
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305

YUYAYKUSUN 3 (2010) 305-320 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Fundamentar la tolerancia.
Un examen de la propuesta de John Locke
Dante Augusto Palma
RESUMEN
Este trabajo se propone examinar una serie de fundamentos que sirven de base a la tolerancia. Si bien
la lista no es exhaustiva, se desarrollarn argumentos en torno al error consentido, la libertad de con-
ciencia, la defensa pragmtica de la sociedad civil, la Mxima de Oro, el falibilismo y la cultura como
valor en s. Una vez hecha esta clasifcacin se analizar la teora de la tolerancia de John Locke, esto
es, el flsofo liberal que es considerado referencia obligada en esta problemtica. La hiptesis que in-
tentar corroborar este trabajo es que en la teora de Locke confuyen varias de las formas de tolerancia
mencionadas, aun aquellas que podran ser interpretadas como incompatibles entre s.
ABSTRACT
Tis work proposes to examine a set of fundaments that are used as base for toleration. Tough the
list is not exhaustive, arguments will be developed concerning the consented mistake, the freedom
of conscience, the pragmatic defense of the civil society, the Maxim of Gold, the falibilism, and the
culture as value in itself. Once made this classifcation, the theory of toleration by John Locke, that
liberal philosopher considered as reference in this issue, will be analyzed. Te hypothesis this work will
try to corroborate is that in Lockes theory there are several of the forms of toleration mentioned, even
those that could be interpreted as incompatible.
Introduccin
Resulta evidente que la tolerancia es un elemento esencial de las democracias occidentales
y su formulacin y deber de respeto aparece en las constituciones de manera expresa.
Sin embargo no siempre se repara en que existen varias formas de fundamentarla y el
contexto actual plantea con urgencia la necesidad de brindar nuevas respuestas especial-
mente frente al rebrote del fundamentalismo religioso y los confictos culturales, tnicos
y polticos.
En este marco, este trabajo se propone examinar una serie de fundamentos que sirven
de base a la tolerancia. Si bien la lista no es exhaustiva, se examinarn argumentos en
torno al error consentido, la libertad de conciencia, la defensa pragmtica de la sociedad
civil, la Mxima de Oro, el falibilismo y la cultura como valor en s. Una vez hecha esta
clasifcacin se analizar la teora de la tolerancia de John Locke, esto es, el flsofo liberal
que es considerado referencia obligada en esta problemtica. La hiptesis que intentar
corroborar este trabajo es que en la teora de Locke confuyen varias de las formas de
tolerancia mencionadas, aun aquellas que podran ser interpretadas como incompatibles
entre s.
306 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
Los fundamentos de la tolerancia
Ms all de las discusiones que algunos comentadores observan en la poca clsica, se
debe sealar que la tolerancia como concepto flosfco/prctico tiene origen en la mo-
dernidad y es el fruto de un contexto particular: las guerras religiosas en Europa. De aqu
que, ya en el siglo XVI, varios autores

comiencen a hablar de la necesidad de tolerancia
religiosa, especialmente despus de las nefastas consecuencias que las persecuciones ha-
ban tenido para la vida de las personas y la estabilidad de las sociedades.
Asimismo, la idea de tolerancia se ha transformado con el correr de los siglos y si bien
sigue emparentada con el ideario liberal, parece haber adoptado un perfl universal que,
por supuesto, no la exime de controversias.
Por ltimo, cabe aclarar que este trabajo no pretende hacer una historia del concepto
de tolerancia sino ms bien un anlisis flosfco y conceptual de los argumentos, por lo
cual el orden de aparicin de los mismos no es necesariamente cronolgico.
El error consentido
El primer fundamento de la tolerancia que se examinar aqu es el de la Tolerancia como
error consentido (Alonso Valverde, 2000). Esta manera de entender la tolerancia puede
defnirse como aquella que supone que existen particulares o, en este caso, una Iglesia que
posee la verdad y que, por algn motivo, decide soportar a aquel o aquellos que estn en
el error.
Esta idea de tolerancia como condescendencia ante la ignorancia y la falsedad parece
inherente al pensamiento religioso incluso hoy en da. No se puede tener fe sobre lo que
se sabe falso ni se puede ser un creyente escptico o nihilista. Se cree en la verdad y las
religiones disputan ese espacio aduciendo ser la ms autntica. No es ste el mbito para
discutir acerca de si la religin provee la verdad pero s para observar la relacin inescindi-
ble entre la creencia y la verdad que sta promueve. Esta manera de entender la tolerancia
puede emparentarse con la relacin paternalista que un adulto tiene con un nio. Muchas
veces se considera que es mejor que un nio se equivoque a que inmediatamente, y sin
haber refexionado al respecto, se le indique la respuesta, esto es, la verdad. En estos casos
se acepta el error dado que se trata de un nio, esto es, un ser que todava no ha logrado
la plena autonoma. Claro que muchas veces esta actitud supone que la verdad posee una
fuerza tal que se impone a pesar de las creencias que un sujeto, en alguna etapa inmadura
de su vida, tenga.
Ahora bien, volviendo al mbito religioso, la historia de la humanidad fue testigo de
las difcultades que se suceden cuando la verdad por s sola no aparece con la celeridad
sufciente para convencer a los infeles. Es all donde aquellos que creen poseer la verdad
se perciben facultados a imponerla incluso por la fuerza.
Antes de pasar al prximo apartado, cabe preguntarse si este tipo de actitudes que
intentan imponer la verdad son o no inherentes a toda religin.
YUYAYKUSUN 307
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
La libertad de conciencia
El segundo fundamento puede bautizarse como tolerancia por libertad de conciencia.
Se trata del argumento de la tolerancia tpicamente liberal heredero de cierta tradicin de
derecho natural.
Si cada hombre en tanto tal posee la autonoma para decidir su propio plan de vida,
sus creencias y su concepcin del buen vivir, es justo que se lo respete. El liberal clsico,
entonces, basndose en ste y otros derechos inalienables de los hombres, le exige al
Estado la proteccin de estos derechos y cualquier actividad estatal que vaya en contra de
los mismos justifcara la posibilidad de desobedecer.
Como se ver a continuacin, la idea de tolerancia religiosa se encuentra estrecha-
mente ligada a la de libertad de conciencia y una vez que sta aparece como derecho
natural, resulta difcil justifcar cualquier persecucin
1
. Sin embargo, la idea de libertad
de conciencia desarrollada por el liberalismo permite ampliar el mbito de la toleran-
cia ms all de lo estrictamente religioso alcanzando los valores culturales, polticos y
sociales.
Generalmente, las versiones de manual acerca de la tolerancia sealan a Locke como
padre fundador de esta forma de argumentar apoyado en sus ideas liberales. Sin embargo,
la argumentacin lockeana es mucho menos lineal y su pensamiento cristiano
2
muchas
veces parece entrar en tensin con ciertas ideas racionalistas que sern la antesala de los
flsofos de la ilustracin. De hecho varios comentaristas actuales sealan con agudeza la
pretensin lockeana de conciliar fe y razn.
3

La mxima de oro

El tercer fundamento puede interpretarse como un requerimiento tico que proviene de
la mxima de oro: Trata a los dems de la misma manera que quieras que te traten a ti.
Si se siguiese esta mxima, en principio, se podra decir que dado que cada uno quisiera
tener la libertad para llevar adelante su propio plan de vida, y, eventualmente, servir a
la Iglesia x, debera tratar a los dems de modo tal que estas posibilidades se encuentren
tambin a su alcance. Una vez ms, no es ste el lugar para criticar esta mxima que ha
1 Resulta muy interesante al respecto el estudio de Bravo Gala (1994) que muestra cmo tolerancia y libertad religiosa,
si bien son parte de un mismo proceso, pueden distinguirse tanto histrica como analticamente. La tolerancia reli-
giosa simplemente es la renuncia de un grupo religioso dominante a imponer su creencia a travs del poder coactivo
del Estado. No se vincula necesariamente con el respeto por la autonoma individual y la libertad religiosa. Ms all
de ello, en Locke, la tolerancia religiosa parece suponer conceptualmente, entre otros fundamentos, a la libertad
religiosa.
2 Son varios los comentadores que sealan la gran infuencia de la religin en los pensadores del siglo XVII. Por
ejemplo Spellman (1998) afrma, refrindose a Locke, que Gods existence and His frm but ultimately benevolent
character were axioms of thought simply assumed by the seventeenth-century author and his audience, while a set
of specifc intentions for humankind, together with a knowable divine law designed to facilitate adherence to these
intentions, provided reference points for ones satisfactory completion of the earthly journey. Spellman (1998: 95)
3 Ver Spellman (1998) y Bravo Gala (1994).
308 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
tenido, tal vez, su formulacin ms famosa en el imperativo categrico de Kant, pero
cabe hacer el siguiente sealamiento. Varios crticos indican que este imperativo presen-
tado como universal no es ms que la imposicin etnocentrista de una visin del mundo
occidental cargada de metafsica. De hecho, sin una serie de presupuestos trascendentes,
la doctrina kantiana parece incapaz de explicarnos cmo la mxima puede excluir la
decisin de un sdico-masoquista que fagelar y se dejar fagelar slo porque le resulta
placentero ser tratado as, o la actitud de un fundamentalista religioso que avalara la per-
secucin de infeles en tanto l creera que su vida no merecera ser vivida si no estuviera
en contacto con la verdad. No es sta una difcultad menor especialmente en el contexto
particular de la guerra entre religiones pero, al menos, se podra decir que la mxima de
oro, dentro de ciertos parmetros moderados occidentales, podra servir como funda-
mento de la tolerancia.
El pragmatismo
El cuarto fundamento es probablemente tanto el ms antiguo como el ms repetido por
los tericos de la tolerancia. Se trata del argumento pragmtico. Segn ste, las razones
que llevan a ser tolerantes son de ndole utilitaria: la intolerancia genera trabas en el desa-
rrollo econmico y en el orden pblico.
La necesidad de hallar estabilidad en una formacin poltica es, tal vez, el gran pro-
blema de las asociaciones humanas y la manera de alcanzarla ha sido teorizada por los
pensadores polticos desde la antigedad. En este sentido la tolerancia para con ciertos
tipos de creencias o prcticas fue una estrategia utilizada por regmenes imperiales para
lograr la cohesin del nuevo territorio. Conscientes de que coartar libertades comercia-
les o cercenar las posibilidades del pueblo conquistado para que profesara libremente
su culto, generara un clima de efervescencia propicio para el desarrollo de espritus
revolucionarios, varios prncipes y emperadores utilizaron la tolerancia por razones de
orden pblico.
En la modernidad, y esto se ver claramente en un liberal como Locke, estas razones
de ndole pragmtico-polticas son ms que visibles: el gran problema de la inestabilidad
poltica de Inglaterra, causa y efecto de las desigualdades econmicas de clases, generaba
un clima en que nadie sala favorecido. Ms all de ello, cabe mencionar que la particu-
laridad del caso ingls, con su diversidad de sectas tras la Reforma, resulta un clima frtil
en el que no casualmente comienzan a alzarse las voces en pos de algn tipo de tolerancia.
Esta situacin es resumida de manera brillante en este fragmento de La formacin del
pensamiento moderno de Randall (1940):
Si en Inglaterra hubiera una sola religin, su despotismo sera tremendo; si slo hubiera
dos, los ingleses se degollaran entre s; pero, como existen treinta, no les queda ms
remedio que vivir contentos y en paz.
YUYAYKUSUN 309
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
El falibilismo
El quinto fundamento es el falibilismo y su enfoque es de carcter epistemolgico. Es am-
pliamente conocida la postura de Popper acerca del conocimiento cientfco especialmente
frente a la corriente verifcacionista del empirismo lgico. Suscintamente, para el austraco,
a diferencia de las certezas que se poseen acerca de la falsedad de un enunciado que es falsa-
do por la base emprica, no existe fundamento lgico que permita afrmar una verdad vlida
para todo tiempo y espacio. La falibilidad aparece entonces como un factum que el investi-
gador no puede obviar y la consecuencia para las hiptesis cientfcas es que su verdad es
provisoria. En el mbito de la tolerancia esta postura acerca de la posibilidad de acceso a la
verdad tiene consecuencias inmediatas: si nadie puede alcanzar la verdad universal y absolu-
ta dado que el conocimiento humano es esencialmente falible, parece absurdo que alguien
intentara imponer su punto de vista como si fuera el nico acertado.
En el mbito de la teora poltica contempornea, tal vez el pensador ms infuyente
del ltimo medio siglo XX, John Rawls, apoya la tolerancia en un argumento de este tipo.
En Liberalismo Poltico, Rawls indaga acerca de cules deberan ser los fundamentos
para que una sociedad multicultural como la estadounidense pueda mantenerse estable.
En sus propios trminos, Rawls va a proponer una serie de principios polticos bsicos
que pudieran servir de referencia para un consenso traslapado de diferentes doctrinas
comprensivas del bien, esto es, concepciones flosfcas, religiosas o morales que rigen las
vidas de las personas.
Ahora bien, segn Rawls, cualquier doctrina comprensiva general no califca como
adecuada a una sociedad democrtica. Para ello, stas deben ser razonables y es esta idea
de razonabilidad un concepto central a partir del cual Rawls estructura su teora acerca
de la tolerancia
4
. Las personas razonables, es decir, las que potencialmente podran acor-
dar un conjunto de principios polticos comunes a pesar de que sus doctrinas generales
comprensivas disientan en todos los aspectos no polticos, deben tener la disposicin a
aceptar las cargas del juicio, esto es, una serie de circunstancias inherentes a la condicin
humana que pueden hacer que personas tan inteligentes como razonables, lleguen a con-
clusiones diferentes. El concepto de cargas del juicio es el que incorpora el compromiso
falibilista de Rawls y es el propio autor el que acerca una lista no exhaustiva de causas que
difcultan el juicio:
a) La evidencia, emprica y cientfca, que se presenta en el caso es confictiva y compleja,
y, por tanto, difcil de establecer y valorar.
b) Aun cuando estemos del todo de acuerdo acerca de las clases de consideraciones que
son relevantes para el caso, podemos disentir acerca de su peso, de su importancia, y
llegar as a hacer diferentes juicios.
4 Lo razonable, especialmente entendido como la capacidad de un agente para soportar las cargas del juicio es, segn
Garzn Valds, la base de la teora de la tolerancia de Rawls. Ver Garzn Valds (2000).
310 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
c) En cierta medida, todos nuestros conceptos, y no slo los morales o los polticos, son
vagos y estn sujetos a casos difciles [...].
d) En alguna medida, (cuya magnitud no podemos fjar), la manera en que valoramos
las evidencias y cmo sopesamos los valores morales y polticos est condicionada por la
totalidad de nuestra experiencia [...]; y la totalidad de nuestras experiencias debe diferir
siempre [...].
e) A menudo se presentan diferentes clases de consideraciones normativas y de diferente
fuerza en ambos bandos de una disputa, y se difculta hacer una valoracin en conjunto.
f ) [...] Cualquier sistema de instituciones sociales est limitado en los valores que puede
admitir, de manera que hay que hacer una seleccin de entre toda la gama de valores
morales y polticos que podran ser llevados a tal efecto. [...] (Rawls, 1995: 73-74).
La cultura como valor en s
El ltimo fundamento por examinar tiene varios adeptos en los pensadores que actual-
mente resaltan el valor de la cultura comunitaria frente al discurso individualista liberal
5

y algunas ideas centrales de stos pueden remontarse a J. G. Herder. La visin de este
romntico alemn ha recibido un nuevo empuje dentro del pensamiento poltico gracias
a la novedosa interpretacin que realizara hace algunos aos I. Berlin (2000). Segn l,
Herder es un relativista que en un contexto de recelo a las pretensiones de imposicin
militar y cultural de los franceses, reivindic la autonoma de los pueblos y el valor de
cada cultura. Al estilo de las mnadas leibnizianas, las culturas son, para Herder, unida-
des cerradas que deben permanecer inmunes a la contaminacin fornea. Cada cultura,
gracias a su historia, sus valores y su geografa posee un Volkgeist (espritu del pueblo)
que se manifesta en la lengua materna. Asimismo, y gracias a su flosofa de la historia
en clave providencial, Herder sostiene que la existencia de culturas diversas es parte del
secreto designio de la divinidad. Esto hace que todas estn en pie de igualdad en tanto
parte del mismo plan y que ninguna pueda pretender imponerse amparndose en un apa-
rente mayor desarrollo. En esta interpretacin que Berlin realiza de Herder se conjugan,
entonces, una serie de elementos centrales para justifcar la tolerancia: reivindicacin de
lo particular como bueno en s, inconmensurabilidad, entendida como imposibilidad de
comparar objetivamente culturas diversas, y relativismo
6
.

Intolerancia y cristianismo en el horizonte de Locke
En la introduccin de este trabajo se indicaba que al contraponer los diferentes argu-
mentos que utiliza Locke para defender la tolerancia se perflaban algunas tensiones.
Asimismo, a stas es preciso sumarle una paradoja que aun a riesgo de parecer taxativo
5 Se trata de los pensadores denominados comunitaristas como Walzer, MacIntyre, Sandel, etc.
6 Cabe aclarar que se puede defender la idea del valor en s de las comunidades sin caer en el relativismo, la inconmen-
surabilidad y la justifcacin providencial. Por citar slo un ejemplo puede mencionarse el caso de Kymlicka (1996).
YUYAYKUSUN 311
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
podra enunciarse as: la teora de la tolerancia del padre del liberalismo es altamente
acotada y no sera extrao que, a la luz de nuestro presente, hasta pudiera ser juzgada de
intolerante.
Pero para comprender esto hay que hacer algunas aclaraciones: en primer lugar, el
contexto histrico permite entender que la teora de la tolerancia de Locke tenga como
foco la tolerancia religiosa y no contemple problemticas ms actuales como la tolerancia
cultural.
Asimismo se trata de una tolerancia endgena

en el sentido de estar dirigida al grupo
de sectas cristianas y su alusin a otras religiones es slo marginal.
En este sentido, en una estructura argumental controvertida, Locke busca convencer
al resto de los cristianos de que la tolerancia se deduce de los Evangelios.
La tolerancia de aquellos que disienten con otros en materia de religin aviene tanto al
Evangelio y a la razn que parece monstruoso que haya hombres tan ciegos en medio de
una luz tan clara (Locke, 1999b: 65).
Ms all de la labor hermenutica de Locke, esta elaboracin del contenido de las Sagradas
Escrituras parece mezclarse con su concepcin metafsica y poltica de la naturaleza hu-
mana, especialmente en lo que respecta a las caractersticas del entendimiento humano:
el hecho de que no se pueda forzar al entendimiento a creer en algo, complementado con
la idea de que la labor de la religin es persuadir y no coaccionar, son ideas que, segn
Locke, son caras tanto a la fe cristiana como a la razn.
Por otra parte, el fundamento por el cual se afrma que la teora de la tolerancia de
Locke es acotada, se vincula con su carcter endgeno y con la manera en que se relaciona
con las creencias no cristianas, pues la tolerancia de Locke slo alcanza a las sectas que
conforman la comunidad cristiana (con excepcin de los catlicos) y a cultos menores en
cuanto a adeptos y capacidad poltica dentro del contexto ingls, como judos o musul-
manes. Tanto ateos como catlicos quedan excluidos.
Asimismo, su teora de la tolerancia se enmarca dentro de las categoras de su flosofa
poltica, esto es, la de un contractualista republicano y liberal. En esta lnea, la problemtica
de la tolerancia le permite a Locke hacer hincapi en uno de los principios que marc un
punto de infexin en la historia de occidente: la separacin entre Iglesia y Estado. Tanto en
el Ensayo como en las Cartas y aun habiendo ms de 35 aos de diferencia entre aqul y la
cuarta Carta, Locke parece dedicarse con obsesin a marcar los lmites de lo que le corres-
ponde al magistrado y al poder de la Iglesia. Este tema es central para la tolerancia ya que
lo que Locke sabe es que las persecuciones se justifcan en la medida en que el poder estatal
est en manos de la Iglesia. En otras palabras, el gran riesgo aparece cuando un conjunto
de creencias utiliza el poder coactivo del Estado contra los ciudadanos que profesan otras.
Locke considera que el Estado es una formacin artifcial producto del pacto entre hombres
libres e iguales por el cual stos designan un magistrado para que les sean preservados los
derechos naturales esenciales, a saber, el derecho a la vida, a la propiedad y a la libertad.
312 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
El mbito pblico, es decir, aquel de incumbencia del magistrado es aquel en el que ste
puede y debe utilizar su poder coactivo para garantizar que se protejan estos bienes. Lo que
respecta a la salvacin eterna del alma corresponde al foro interno de cada individuo y no es
de incumbencia del Estado. De aqu que ste no pueda apresar, aniquilar, o expropiar bienes
por la razn de una creencia que no afecta en nada a la sociedad civil.

Fundamentos y estructura argumentativa de la teora de la tolerancia de Locke
Revisando los seis fundamentos propuestos en este trabajo para justifcar la tolerancia se
debe afrmar que al menos cuatro son utilizados por Locke y que algunos resultan ms
recurrentes y, probablemente, ms importantes que otros. Tambin parece claro que, por
momentos, los argumentos se solapan y el esgrimir uno en lugar del otro vara segn el
interlocutor y/o enemigo circunstancial al que se refera Locke.
El argumento de la tolerancia como error consentido se encuentra presente en Locke
y el hecho de que este argumento conviva con el de la autonoma y la libertad de con-
ciencia, transforma a ste en una fgura de transicin entre ciertos resabios religioso-
medievales y la ilustracin.
Existen varios pasajes donde Locke se manifesta expresamente en el sentido de que
uno slo es el camino y una sola la verdad. Tanto cuando contrapone la religin cristia-
na a otros credos y a los ateos, como cuando se dirige a la comunidad cristiana, nunca
se pone en tela de juicio la verdad o el camino a la salvacin. Slo se busca tolerancia
respecto a los modos de alcanzarla en el contexto ya indicado de gran cantidad de sectas
cristianas que eran perseguidas, acusadas por profesar ciertas doctrinas o practicar rituales
no ortodoxos.
En su relacin con las sectas cristianas la siguiente nota de Locke resulta ilustrativa:
Ahora bien, si estoy marchando resueltamente por el camino que, de acuerdo con la
geografa sagrada, conduce directamente a Jerusaln, por qu he de ser maltratado y
golpeado por otros, slo porque quizs no voy calzado, aseado o tonsurado a la moda,
o porque como carne en el camino o algn otro alimento que le va bien a mi estmago,
[...] o porque evito la compaa de algunos viajeros que son menos modestos o de otros
que son ms amargos de lo que deberan ser, o, en fn, porque sigo a un gua que est o
no est coronado con una mitra o vestido de blanco? La refexin debida nos mostrar
ciertamente que, en su mayor parte, son cosas triviales como stas las que engendran
enemistades implacables entre los hermanos cristianos, los cuales estn todos de acuerdo
en los elementos esenciales (Locke, 1999b: 83).
El hecho de que exista una teora de la tolerancia como error consentido obliga a dar
razones suplementarias, casi siempre de orden pragmtico, a partir de la cual se justif-
que la tolerancia. En otras palabras, si alguien que cree poseer la verdad no supiera que
imponindola puede generar, por ejemplo, una situacin de descontento tal en algunos
YUYAYKUSUN 313
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
sectores de la sociedad civil que la unidad del Estado peligre, no encontrara razn para
ser tolerante. De este modo quienes adoptan el argumento del error consentido acuden
rpidamente al argumento pragmtico de sopesamiento de las consecuencias del cual se
sigue que los benefcios que puede traer ser tolerante son mayores que los que puede traer
no serlo.
El argumento pragmtico de Locke es, tal vez, uno de los dos ms importantes en su
teora de la tolerancia y es el que delimita claramente el mbito de lo que puede ser tole-
rado. En este sentido, Locke afrma que ser tolerada toda creencia que no atente contra
el Estado y es justamente ste el argumento principal que esgrime para que no se tolere
a ateos y catlicos.
Contra la tolerancia de los ateos, Locke afrma:
No deben ser tolerados de ninguna forma quienes niegan la existencia de Dios. Las
promesas, convenios y juramentos, que son los lazos de la sociedad humana, no pueden
tener poder sobre un ateo. Pues eliminar a Dios, aunque slo sea en el pensamiento, lo
disuelve todo (Locke, 1999b: 110).
A su vez, contra los catlicos o papistas Locke indica
7
.
En lo que respecta a los papistas, no hay duda de que, por causa de varias de sus peligrosas
opiniones que son absolutamente destructivas para todos los gobiernos excepto el del
Papa, no debera dejrseles que propagasen sus doctrinas; y a quien disemine o haga p-
blica cualquiera de ellas, el magistrado habr de reprimirlo hasta donde sea necesario (...)
Como se hace con las serpientes, no se puede ser tolerante con ellas y dejar que suelten
su veneno (Locke, 1999a: 46).
Asimismo, y en funcin de su afrenta contra los catlicos, Locke tambin utiliza otro tipo
de razones pragmticas para reprimirlos. Una de ellas, muy interesante para la discusin
en teora poltica, es la que indica que tolerar a los catlicos supondra una prdida de
soberana por parte del Estado. Esto tiene que ver con que los catlicos dicen obedecer a
un prncipe, el Papa, que trasciende las fronteras polticas estatales. De esta manera si un
prncipe cualquiera accediera a tolerar a los catlicos estara permitiendo que en su propio
territorio fuera soberano un prncipe extranjero.
Incluso Locke advierte la posibilidad de que los catlicos pudieran alzarse en armas
contra el magistrado liderado por su propio Prncipe:
[...] Pienso que [los catlicos] no deben disfrutar del benefcio de la tolerancia; deben ser
considerados como enemigos irreconciliables de cuya fdelidad nadie puede estar seguro
7 Waldron observa bien que en la primera Carta no hay mencin expresa de intolerancia contra los catlicos. Sin em-
bargo, no toma en cuenta las expresas referencias que existen en el Ensayo y que se reproducen a continuacin. Ver
Waldron (2002).
314 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
mientras sigan prestando ciega obediencia a un Papa infalible que tiene sometidas sus
conciencias y que puede, en cuanto la ocasin se presente, dispensarlos de sus juramentos,
promesas y obligaciones para con su Prncipe, y armarlos para que perturben al gobierno.
Porque la tolerancia no puede nunca lograr lo que se lograr con la represin: disminuir
el nmero de papistas, o, por lo menos, no dejarlo que aumente (Locke, 1999a: 47).
Otro argumento pragmtico importante se relaciona con un clculo de probabilidades
respecto al dao que ciertas minoras podran hacer. Locke se muestra tolerante con las
minoras siempre y cuando stas no consigan un nmero tal que pudiera desestabilizar el
orden pblico, eufemismo por el cual debera decirse las minoras sern toleradas siem-
pre y cuando no sean ms que nosotros.
(...) [Si] surge un partido as y se hace tan numeroso que parece ser peligroso para el ma-
gistrado y se muestra como visible amenaza para la paz del Estado, el magistrado puede
y debe usar todos los medios que estime convenientes, tanto de poltica como de fuerza,
para debilitar, mermar y suprimir dicho partido, a fn de prevenir de este modo los daos
(Locke, 1999a: 40).
En este mismo sentido algunas lneas ms adelante afrma:
Es la tolerancia o, por el contrario, es la imposicin forzosa la va ms rpida para garan-
tizar la seguridad y la paz, y promover el bienestar de este Reino?
Slo hay un modo de garantizar la seguridad y la paz de una persona: que dentro de su
casa sus amigos sean muchos y vigorosos, y que sus enemigos sean pocos e insignifcan-
tes, o que, por lo menos, su nmero sea lo sufcientemente desigual como para que a los
descontentos les resulte peligroso y difcil molestar a aquella persona (Locke, 1999a: 45).

La tolerancia, como muchos tericos crticos denuncian, aparece, en relacin con las
minoras, como una simple estrategia de control del grupo mayoritario:
Pues los fanticos, tomados en conjunto, son muchos, y probablemente superan en n-
mero a los fervientes amigos de la religin estatal [la anglicana]. (...) Por lo tanto, las
gentes as divididas en diferentes facciones sern mejor controladas si se practica con ellas
la tolerancia; pues al sentirse que no podrn esperar ser mejor tratadas bajo otro sistema
diferente del que ahora nos gobierna, no se unirn para apoyar a otro gobierno por no
saber si las tratar tan bien (Locke, 1999a: 54).
Asimismo, y mostrando una vez ms las preocupaciones que tena Locke respecto a la
distribucin de adeptos dentro de una sociedad, ste indica que atacar a los catlicos
puede ser una buena manera de unir a la disgregada Iglesia Anglicana de manera que se
transforme en una mayora predominante en el balance de poder.
YUYAYKUSUN 315
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
Por otra parte, Locke tambin anticipa un argumento central del Iluminismo (espe-
cialmente Monstesquieu, Voltaire, Rousseau y, por supuesto, Kant): la tolerancia como
producto de la aplicacin de la Mxima de Oro trata a los dems como quisieras ser
tratado t mismo
En este sentido, una vez ms, Locke tiene como blanco predilecto a los catlicos:
Los papistas no deben disfrutar del benefcio de la tolerancia porque, si tuvieran el poder,
pensaran que deben negarles dicho benefcio a los dems. No sera razonable que tuviese
la libertad de practicar su religin quien no reconoce como principio el que nadie debe-
ra perseguir o molestar a otro por disentir con l en materia religiosa. Pues la tolerancia
ha sido establecida por el magistrado como fundamento sobre el que asentar la paz y la
tranquilidad de su pueblo; y que el magistrado tolere a quienes disfrutan del benefcio de
esta indulgencia y al mismo tiempo lo condenan como ilegal cuando es aplicada a otros,
sera estar dando alas a quienes estn determinados a perturbar su gobierno en cuanto
puedan (Locke, 1999a: 46).
De esta manera, los catlicos, al menos en el Ensayo, reciben el embate de Locke por va-
rios frentes incluso ms que los ateos. De hecho, el nico fundamento de la intolerancia
con los ateos se apoya en el presupuesto de que la religin cristiana es un elemento esen-
cial para la formacin y estabilidad de la sociedad civil (inglesa)
8
.
Ahora bien, comparando los diferentes fundamentos, resulta claro que la tolerancia
basada en el falibilismo es irreconciliable con la tolerancia como error consentido dado
que esta ltima forma de justifcacin supone la existencia de una verdad accesible al
menos a algunos hombres. Tambin resulta incompatible con una postura relativista que
afrme la inconmensurabilidad de valores. Y a diferencia del resto de las fundamentacio-
nes resulta ms difcil encontrar pasajes donde expresamente Locke defenda una posicin
falibilista
9
o relativista. Existen buenas razones para entender esto y, en este sentido, con-
viene volver a emparentar la teora de Locke con la de Rawls.
Anteriormente, se haba indicado que Rawls buscaba una base poltica que pudiera
ser objeto de un consenso traslapado de doctrinas generales comprensivas razonables.
Lo que propone Rawls en este sentido es un fundamento poltico identifcado con un
liberalismo igualitario cercano a la idea de la social democracia europea, que, segn el
8 Que la cohesin de la sociedad depende de la unidad religiosa es una creencia tpica de los pensadores de la poca.
Ver Bravo Gala (1994)
9 Aunque cabe mencionar a comentadores como Alex Tukness (2001) que afrman que esto no es as. Segn este Profesor
de la Universidad de Iowa y a diferencia de las interpretaciones de Waldron y Dunn, el contenido de la tercera y la cuarta
Carta de la tolerancia pueden dar lugar a una interpretacin con base falibilista que permitira pensar la teora de Locke
de manera tan amplia que abrira la posibilidad de tolerancia a ateos y catlicos. Sobre la tesis de este autor habra que
hacer dos comentarios. Por un lado, y como l mismo lo indica, su hiptesis no descansa en la falibilidad como funda-
mento ltimo sino que, ms bien, sta se sigue del principio liberal de la autonoma: Te Lockean argument appeals to
more than just fallibility. Te reason we take the fallibility of others into account is a profund respect for them as moral
agents (Tuckness, 2001: 296); por otro lado, pensar un Locke falibilista implica desconocer su arraigo con la tradicin
cristiana tan propia de la poca. Este ltimo punto se desarrollar a continuacin.
316 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
estadounidense, cualquier individuo razonable apoyara. Rawls afrma que su teora no
se deduce de ningn principio metafsico y es sta, justamente, la razn por la cual las
diferentes doctrinas comprensivas razonables, con sus fundamentos metafsicos, podran
apoyarla. Adems, como buen liberal, supone que su teora de la justicia es neutral y
consensuable por diversas formas de entender y perseguir el bien. A su vez, ya se indic
que a juicio del autor de este artculo, las cargas del juicio son un elemento central del
constructo de Rawls. Ahora bien, cunto se asemeja esta propuesta liberal a la de Locke?
Sin duda, se trata de autores de una misma tradicin pero diferen en un aspecto
importante: para Locke, el consenso se hace sobre las bases de lo que Rawls llamara una
doctrina general comprensiva del bien como lo es el cristianismo. Sobran los fragmentos
en que Locke se pronuncia al respecto y existe incluso un tratado llamado La razonabili-
dad del cristianismo (2004d) donde intenta mostrar cmo su idea de cristianismo mni-
mo como derivado de las Sagradas Escrituras (latitudinismo), puede y debe ser el foco
sobre el cual se estructura la sociedad civil
10
.
Esta postura es descrita por Locke de la siguiente forma:
Mostrar que la tolerancia slo puede conducir al establecimiento de un gobierno cuando
hace que la mayora comparta una misma idea y predique la virtud en todos, lo cual se
logra, por un lado, haciendo y ejecutando leyes estrictas en lo referente a la virtud y el
vicio, y, por el otro, haciendo que los principios doctrinales de la comunin eclesistica
sean tan amplios como resulte posible, esto es, que los artculos de doctrina especulativa
sean pocos y generales, y que las ceremonias sean pocas y sencillas. En eso consiste el
latitudinismo (Locke, 1999a: 58).
En la medida en que la cohesin social no puede lograrse bajo cualquier cosmovisin del
mundo, resulta claro que Locke no avalara la idea del respeto de cualquier otra cultura
en tanto tal ni aceptara la idea de inconmensurabilidad. Asimismo, parece evidente que
Locke no es ni un falibilista ni un relativista dado que la verdad del cristianismo es algo
de lo que l no duda. Para comprender estas diferencias es preciso sealar los horizontes
de pensamiento que distancian a Rawls de Locke: mientras que Rawls debe dar cuenta de
una sociedad multicultural como la estadounidense a fnes del siglo XX con grandes con-
fictos raciales, culturales y religiosos, Locke vive una situacin de guerras civiles, peligro
de disolucin del Estado y del Parlamento, aunque dentro de una cristiana cosmovisin
del mundo. De esta manera, mientras el falibilismo de Rawls busca dar cuenta del con-
ficto entre culturas que habitan un mismo Estado, Locke busca eliminar esas diferencias
de forma que dividen a una sociedad que en el fondo comparte una serie valores bsicos
11
.
10 Comentadores actuales como Waldron resaltan los presupuestos cristianos que posea Locke y cmo estos determi-
naron su teora poltica. Ver Waldron (2002).
11 Seguramente Rawls no acordara con este punto dado que su estrategia en Liberalismo poltico, tras haber renunciado
a las pretensiones universalistas de Teora de la Justicia, es penetrar en el espritu de la tradicin democrtica para de-
mostrar, cercano a la idea de Dworkin, que existe un sustrato comn de valores compartido por todos los ciudadanos
de la comunidad estadounidense. Resulta difcil pensar que esto sea as pero, suponiendo que lo fuera, queda el gran
YUYAYKUSUN 317
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
As es que se llega a examinar el ltimo fundamento de la tolerancia: el principio
universal de la libertad de conciencia. ste resulta ser un elemento fundamental del libe-
ralismo y suele estar a la base de las argumentaciones acerca de la tolerancia desde el siglo
XVII hasta nuestros tiempos. Sin duda se trata de un principio que surge paralelamente
a la distincin pblico-privado y a la separacin de la Iglesia del Estado y sin el cual estas
conquistas tericas y prcticas no podran haberse llevado adelante. La libertad de con-
ciencia aparece en Locke como un don natural que es caracterstica distintiva de los hu-
manos y, vinculado al ideal de autonoma, se transforma en elemento esencial de su teora
contractualista. En tanto don natural, la libertad de conciencia es un derecho que tiene
todo ser humano en tanto tal. Se trata, por cierto, de un principio de carcter universal
y tanto en las Cartas como en el Ensayo, Locke se refere repetidamente a este principio:
Estas acusaciones cesaran inmediatamente si la ley de la tolerancia se impusiera de tal
forma que todas las Iglesias se vieran obligadas a establecer la tolerancia como fundamen-
to de su propia libertad y ensear que la libertad de conciencia es un derecho natural de
cada hombre, que pertenece por igual a los que disienten y a ellos mismos, y que a nadie
debiera obligrsele en materia de religin, ni por ley ni por la fuerza (Locke, 1999b: 111).
El principio de libertad de conciencia, que en el contexto de Locke slo apunta a generar
un mbito de no intervencin del Estado en materia de creencia religiosa privada, se
fue ampliando hasta transformarse en un principio que pona coto a los intentos de los
Estados totalitarios en materia poltica y en cualquier tipo de creencia. As es que ste
principio es central para las democracia liberales y la internalizacin de la necesidad de su
respeto hace que su violacin genere las ms enrgicas reacciones. De esta manera, dado
que se posee la libertad de conciencia, el resto de los ciudadanos deberan respetar cual-
quier creencia que otro profese. Igualmente, se debe matizar en parte esta sentencia dado
que las diferentes Estados consideran que deben ser intolerantes con aquellas creencias
que, de tener el poder necesario, impondran un rgimen que no tenga en cuenta este
derecho universal de los seres humanos.

Consideraciones fnales
Un examen a travs del Ensayo y las Cartas de la tolerancia parece arrojar que se encuen-
tran presentes en Locke diferentes formas de fundamentar la tolerancia. Como se pudo
observar, la obra de Locke ofrece distintos pasajes en los que expresamente la tolerancia
descansa sobre los diferentes fundamentos antes descriptos.
inconveniente de cmo justifcar un fondo comn de creencias con miembros de culturas dismiles como menonitas,
tribus indgenas no occidentalizadas y, podramos agregar para servir a la moda, ciertos grupos de musulmanes, por
citar slo algunos ejemplos. Indicar que los valores de estas otras culturas no son razonables y por eso no califcan
como potenciales actores del consenso traslapado, podra ayudar a la coherencia terica del sistema al precio de abrir
una cantidad inmensa de interrogantes en la prctica.
318 YUYAYKUSUN
Dante Augusto Palma
Pero para concluir, se hace necesario contraponer estos fundamentos y los argumen-
tos a los que dan lugar ya que algunos de ellos parecen ser incompatibles. La tensin, tal
vez ms visible, es la que se da entre la tolerancia como error consentido por un lado y
la tolerancia como derivada del falibilismo y el relativismo, por el otro. Resulta claro que
si hay falibilidad no puede haber consentimiento de un error dado que ste se encuentra
indisolublemente ligado a la idea de verdad. La toma de posicin por uno de los cuernos
del dilema, el del error consentido, es comprensible en Locke por la infuencia de su fe
cristiana.
Sin embargo la mayor tensin se encuentra entre el fundamento pragmtico de la
tolerancia y la tolerancia entendida como derivada de la libertad de conciencia, algo que
bien podra enmarcarse en la disputa entre el consecuencialismo y el deontologismo o,
para decirlo de manera ms general, entre las consecuencias y los principios.
El argumento pragmtico hace una evaluacin de las consecuencias: si una creencia
es peligrosa para el bien pblico deben utilizarse todos los medios para eliminarla. Se
sigue de esto que toda creencia que no afecte el bien pblico debe ser tolerada e incluso
se mencionaron los pasajes donde ms que una evaluacin del contenido de la creencia
se haca hincapi en si la cantidad de adeptos de la misma poda poner en peligro a la
mayora dominante. Este principio pragmtico le brinda a su ejecutor un margen de
maniobra muy grande y los diferentes contextos histricos pueden dar lugar a decisiones
acomodaticias. Supongamos que los musulmanes y judos crecieran en nmero y que, por
lo tanto, la Iglesia anglicana viera peligrar su hegemona. El argumento pragmtico obli-
gara a no tolerarlos si bien, en su estado de minora, eran tolerados. En otras palabras,
no existe ningn derecho individual que proteja la creencia individual. La tolerancia est
fundamentada en la coyuntural estabilidad del reino.
Si se pudiera demostrar que el reino lograra una estabilidad ms profunda eliminan-
do fsicamente a la oposicin o a los seguidores de determinada creencia, el argumento
pragmtico indicara actuar en ese sentido.
Sin embargo, no resulta tan simple catalogar a Locke dado que tambin convive
en su teora un argumento basado en un derecho natural como es la autonoma y la
libertad de conciencia. De este modo, si el deber de tolerancia obedece a un derecho
individual y natural del hombre, se estara limitando claramente el mbito de interven-
cin del Estado. Esto generara que as el magistrado supusiera que una creencia atenta
contra el bien pblico, sta, igualmente, debiera ser resguardada. Si se toma un derecho
cercano a ste como lo es la libertad de expresin, encuentra que ste debe primar aun
cuando atente contra la estabilidad del pas. De no ser as, la prensa no podra hacer
denuncias contra los poderes y los diferentes rganos del Estado. Dado que ste es un
principio, no hay evaluacin de las consecuencias a partir del cual se justifcara su limi-
tacin. Ningn catlico puede exigir a un ateo que no publique sus ideas de la misma
manera que los partidarios de un colectivo poltico deben respetar lo que otros dicen
incluso si es ofensivo para con ellos. Evidentemente el argumento consecuencialista de
Locke parece ser mucho ms peligroso a la hora de pensar garantizar los derechos de
YUYAYKUSUN 319
Fundamentar la tolerancia. Un examen de la propuesta de John Locke
las personas y la justifcacin de la persecucin de ateos y catlicos da cuenta de esto.
Asimismo, el argumento de principio tambin tiene difcultades a la hora de defnir
su alcance dado que se debe reconocer que existen lmites constitucionales, al menos a
aquello que se puede expresar pblicamente.
Esta tensin conceptual que aparece en Locke traera grandes problemas a la hora de
elevar a la prctica la tolerancia pero, a su vez, todos los argumentos, salvo la anacrnica
idea del error consentido, resultan fundamentos plausibles desde los cuales pensar la to-
lerancia. Resulta claro que decidirse por uno en lugar de otro parece una tarea tan difcil
como intentar complementarlos y las democracias occidentales, en el contexto histrico
que les toca vivir, intentan dar cuenta de esta problemtica con mayor o menor efcacia.
De este modo, este trabajo intent clarifcar algunos conceptos que puedan contribuir a
una discusin que se mantendr abierta y cuya desenlace sea, probablemente, aportico.
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LINGSTICA Y
LITERATURA
323

YUYAYKUSUN 3 (2010) 323-332 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Alzira de Verdi y La Prichole de Ofenbach,
dos argumentos peruanos en la lrica universal.
Datos y refexiones
Miguel ngel Vega Cernuda
RESUMEN
La lrica universal descubre Amrica a travs de Alzira de Giuseppe Verdi que tiene como
escenarios a Lima y otras ciudades del Per hacia mediados del siglo XVI. En esa perspectiva
se ubican tambin La Florida del Inca de Garcilaso de la Vega y la pera Mociezuma de Antonio
Vivaldi. Otra monumental obra de la lrica universal con motivos peruanos es La Prichole (1868)
de Jacques Ofenbach, contextualizada en la Lima virreinal. esta pera actuaba de contrapartida en
la megalpolis de Pars frente a La vie parisienne del XVIII. Posteriormente, en el ao 1913, Daniel
Aloma Robles compone la zarzuela El cndor pasa difundida mundialmente por el do Simon &
Garkunfel.
ABSTRACT
Te universal lyric discovers America through Alzira by Giuseppe Verdi that takes place in Lima and
other cities of Peru in the mid-sixteenth century. In this perspective are also located La Florida del
Inca by Garcilaso de la Vega, and the opera Moctezuma by Antonio Vivaldi. Another monumental
work of the universal lyric with Peruvian motifs is La Prichole (1868) by Jacques Ofenbach,
contextualized in viceroyal Lima and acted as a counterpart of the megalopolis of Paris in La vie
Parisienne of the XVIII century. Ten, in 1913 Daniel Aloma Robles composed the zarzuela El
condor pasa made known worldwide by the duo Simon & Garkunfel.
La msica lrica descubre Amrica
Y
a en muy temprana poca, el Descubrimiento, la Conquista y la Colonizacin de
Amrica se han constituido, como no poda ser menos, en motivo o argumento
literario. No slo las noticias del descubrimiento han motivado los informes y
relaciones que todos conocemos. El De orbe novo de Pedro Mrtir de Angleria, arcedia-
no de Granada de origen italiano, iniciaba ya en 1493, como primer ensayo aunque
no de primera mano sobre las maravillas del Nuevo Mundo, la enorme bibliografa
americana. No pasara mucho tiempo sin que la Amrica recientemente descubierta
se convirtiera en motivo de creacin literaria. Tanto la Conquista como el pasado y la
resistencia indgenas han tenido talla de gestas guerreras y humanas semejantes a las que
se haban cantado con ocasin de la constitucin de la Europa medieval tras la invasin
de los pueblos germnicos: en los cantares del Cid, Roldan o los Nibelungos. Por eso
ya a los pocos aos de la conquista del Per y cuando apenas haban fnalizado el asen-
tamiento de los espaoles y el apaciguamiento de los araucanos chilenos, el madrileo
324 YUYAYKUSUN
Miguel ngel Vega Cernuda
Ercilla utilizaba hechos y experiencias vividas en los remotas gestas de la Aracauna para
constituir con ellos la primera epopeya americana: La Araucana. En ella, Ercilla renda
tributo de respeto y admiracin al enemigo, parcialmente vencedor de los conquista-
dores y constitua la historia de los pases descubiertos en argumento de la literatura
universal cannica.
Chile, frtil provincia y sealada
En la regin Antrtica famosa,
De remotas naciones respetada
Por fuerte, principal y poderosa;
La gente que produce es tan granada,
Tan soberbia, gallarda y belicosa,
Que no ha sido por rey jams regida
Ni a extranjero dominio sometida.

Poco tiempo despus, La Florida del Inca, del mestizo Garcilaso, traspasaba los lmites
de la pura relacin o informe para derivar hacia una versin literaria de la historia. El
hecho de que en esta obra Garcilaso se hiciera cargo de la expresin literaria de los recuer-
dos de Hernando de Soto era indicativo de que la voluntad de expresin literaria iba ms
all de la de representacin histrica. El conquistador y explorador confaba al hombre
de letras Garcilaso la expresin de unos hechos que pretenda hacer pasar a la posteridad
gracias a la pericia esttica en la expresin. La doble faceta del historiador clsico, la del
testigo y la del hombre de letras (Jenofonte o Csar, por ejemplo), se encomendaban en
este caso a personalidades distintas. Ya desde el principio de la Conquista se haba preten-
dido, adems de potenciar la expresin literaria, extraer de los hechos histricos, como ya
haban hecho los escritores de la antigedad, el valor ejemplar de los sucesos histricos:
la identidad nacional o el carcter heroico de ciertos comportamientos humanos eran
valores que los grandes hechos de la historia aportaban al bonum que toda escritura pre-
tenda difundir. As surgieron los numerosos relatos de la gesta americana cuyas pginas,
por desgracia, hoy duermen en los anaqueles de las bibliotecas el sueo de la indiferencia
pblica. Tambin las tablas del teatro sirvieron de base para la representacin ante el
pueblo de los hechos de la propia historia pre- o poscolombina. El Ollantay es prueba de
esta afrmacin.
La escena lrica tard en recibir los argumentos indianos o peruanos. La pera
Moctezuma de Vivaldi, la de Graun del mismo ttulo o el episodio inca de las Indias
Galantes de Rameau/Fuzelier y las Alzira preverdianas (cuatro en total) son excepcio-
nes que confrman la regla y datan de bien entrado el XVIII. En el Nuevo Mundo, la
actividad lrica, ms bien escasa, no cultiv, como el teatro hablado, el tema indiano.
La cartelera del Real Coliseo de Lima coliseo que fnalmente acabara regentando la
Villegas que el Diario del extremeo Bausate nos permite conocer, resea mayor-
mente la representacin de zarzuelas y tonadillas, gneros musicales peculiares del
YUYAYKUSUN 325
ALZIRA de Verdi y LA PRICHOLE de Offenbach, dos argumentos peruanos en la lrica universal
mundo hispano
1
, pero no de dramas musicales de corte europeo. La fecha de inicio
del teatro musical en el Nuevo Mundo hay que retrotraerla a la representacin de La
prpura de la rosa en 1701, cuando en honor de la mayora de edad del nuevo rey de
Espaa, el virrey organiza la presentacin de la obra de Toms de Torrejn y Velasco
con libreto de Caldern de la Barca
2
.

ste sera el inicio de una discreta pero interesante
escena lrica en la Amrica hispana que, empero, vivira mayormente de los argumentos
de la pera europea: mitologa clsica, historia o leyenda europeas, etc. La Partenope de
Manuel Zumaya, maestro de capilla de la Catedral de Mjico (1668-1755), tena como
argumento el consabido motivo mitolgico que ya Haendel haba tratado. Slo bien
entrado el perodo poscolonial, apareci paulatinamente en la escena lrica el conficto
euro-americano: en la obra de Aniceto Ortega (Guatimotzin, 1871)
3
o de Len Ribeiro
(Liropeya) o Carlos Gomes (7/ Guarany, estrenada en Miln), por ejemplo. La impor-
tancia de la pera en el Brasil del XIX con la construccin del Teatro Amanonas de
Manaus (1896, evocado en el flm de Herzog) o el Teatro Municipal de Ro de Janeiro
fue un semillero de temas americanos y ms bien se nutra del repertorio europeo. En
esa tnica se seguira cuando, ya en el siglo XX, se creara el santuario de la lrica ame-
ricana: el Coln de Buenos Aires, inaugurado en 1908.
El Per, que tard en incorporarse a los grandes escenarios lricos americanos, consi-
gui colocar en el repertorio mundial una de las obras musicales ms conocidas, al menos
parcialmente, de todos los tiempos. Daniel Aloma Robles (1871-1942) incluy en su
zarzuela El cndor pasa (1913) un cashua que, tomando un motivo tradicional jaujeo,
se hizo universal medio siglo ms tarde cuando un do de cantantes norteamericanos le
dieron un aspecto ms popular. Poca gente sospecha que la pieza pertenece a un drama
1 Ver Irving A. Leonard, El teatro en Lima, 1790-1793 en Hispanic Review, 8, 2, 1940 pag. 93-112. Este in-
vestigador norteamericano recoge un aviso insertado en el Diario de Lima. En l el empresario espaol Velazco
solicitaba una muchacha de buen aspecto y fcil a la disciplina del Canto y Representado, lo que indica que
el teatro que se representaba en esas fechas en la Ciudad de los Reyes era, como en la metrpoli, un combi
de teatro parlado y teatro musical, pero quizs nada que se pareciera a la pera tal y como se representaba en
Europa. Cierto es que con frecuencia suponemos en las metrpolis europeas una actividad operstica mayor de
la que realmente haba. No eran escasos los cjerres dejsjocales de representacin que frecuentemente tenan
corta vida. El clebre coliseo de la Unter den Linden berlinesa, creado por el gran Federico tuvo que cesar en
su actividad a los pocos aos por falta de presupuesto. El teatro musical de repertorio y representacin diaria
fue un hbito introducido en el XIX sobre todo en los pases de lengua alemana donde todava, a duras penas,
perdura.
Que en ocasiones hubiera actos en los que la msica fuera el elemento predominante es obvio, tal y como
demuestra otro aviso del Diario: Hoy se servir al pblico en el Real Coliseo de Comedias con una clebre
funcin miscelnea joco-seria, compuesta de, la graciosa y celebre Zarzuela del Ingenioso Licenciado Farfulia en
verso y msica con varias arias, tonadillas, seguidillas, dos y solos... Al virreinato no lleg la contienda que
en la metrpoli mantenan italianistas e hispanflos. Los primeros optaban por el teatro musical italiano, los
segundos por la zarzuela y la tonadilla. Los primeros se apoyaban en las compaas italianas que se asentaban o
viajaban por Espaa y que tenan el favor de la corte por su repertorio italianizante.
2 La obra se recuper a fnales de los 90 y el Teatro de La Zarzuela de Madrid, entre otros escenarios, acogi la
representacin de este bellsimo drama musical.
3 En esta pera de Aniceto Ortega, con libreto de Jos Toms de Cullar, apareca, cmo no, la Malitzin como
una de sus protagonistas. Se estrenara en el Gran Teatro Nacional de Mjico coliseo erigido por el General
Santa Ana que tampoco destac por el cultivo de la lrica.
326 YUYAYKUSUN
Miguel ngel Vega Cernuda
lrico de denuncia social que se desarrolla en las minas de los Andes. Illa Cori fue otro
ensayo de pera de este compositor que, sin embargo, no trascendi el mbito nacional.
Tambin ensay el argumento de la Perricholi, la amante del virrey Amat Junyet, cuyas
andanzas narrara con su gracejo caracterstico don Ricardo Palma y que ya anteriormente
la pareja Meilhac y Halvy haban hecho, en la msica de Ofenbach, universal bajo el
nombre de La Prichole.
Ofenbach afrancesa a la difunta Villegas
No fue sta, la de la Villegas, la primera gran aparicin de un tema peruano en la escena
lrica universal, pero sin duda fue la ms sonada: La Prichole constituy desde su
estreno un ttulo obligado en el repertorio de la musa ligera. El compositor, un judo
alemn radicado en Francia, haba animado la escena lrica parisina, especialmente en
el espacio de tiempo que va entre las dos exposiciones universales de la poca (1855-
1867), con el Orfeo en los Infernos, La bella Helena, La Vida parisina y La gran duquesa
de Gerolstein antes de cambiar a una musa ms melanclica en los Cuentos de Hofmann,
pera que constituye su testamento esttico. Cualquier nueva entrega de aquel genio de
la causticidad era esperada con ansiedad y mayormente recompensada con el xito por
un pblico que en las obras del judo germano-francs vea un tanto seguro a la hora
de divertirse.
Entre la Gran Duquesa y Los cuentos queda La Prichole, opera boufe que retoma la
va castiza que Ofenbach haba tratado ya en Les bavards (los parlanchines) y La perle de
Elizondo y, sobre todo, en La Vie Parisienne. Los libretistas de esta ltima eran Meihlach
y Halvy, experimentados escritores del show business del segundo Imperio que convir-
tieron el Pars entre la primera Exposicin y la cada de la monarqua en 1870 en el
prototipo de ciudad alocada y feacia. En La Vie Parisienne, gracias a la caricatura musical
de Ofenbach, la ciudad se haba autorrepresentado a travs de una estlida e inconexa
tipologa movida por lo que Freud llamara el Lustprinzip. Nuevo rico brasileo, sueco
barn de Gondremark o insulso petimetre francs: todos deseaban experimentar el vi-
brato de una ciudad que ofreca, a ritmo de cancn y con acompaamiento de descorche
de champn, toda la paleta de placeres que una incipiente industrializacin posibilitaba
de manera masiva:
Je suis Brsilien, jai de lo,/ Et jarrive de Rio-Janeire/ Plus riche aujourdhui que nagure,/
Paris, je te reviens encor !/ Deux fois je suis venu dj,/ Javais de lor dans ma valise,/ Des dia-
mants ma chemise,/Combien a dur tout cela ?/Le temps davoir deux cents amis/Et daimer
quatre ou cinq matresses,/ Six mois de galantes ivresses,/ Et plus rien ! Paris ! Paris !/ En six
mois tu mas tout raf,/ Et puis, vers ma jeune Amrique,/ Tu mas, pauvre et mlancolique,/
Dlicatement remball !/ Mais je brlais de revenir,/ Et l-bas, sous mon ciel sauvage,/ Je me
rptais avec rage:/ Une autre fortune ou mourir !
YUYAYKUSUN 327
ALZIRA de Verdi y LA PRICHOLE de Offenbach, dos argumentos peruanos en la lrica universal
Manifestaba el rico brasileo al entrar en un Pars convertido en la meta de una Europa
dionisiaca avant la lettre Nietzsche no haba tipifcado todava su teora de lo dionisiaco
en el Die Geburt der Tragdie aus dem Geiste der Musik que se entregaba a la experimen-
tacin de la embriaguez y a la vivencia de unos instintos bsicos como si en la existencia
slo se tratase de una moderna love parade:
Nous venons,/ Arrivons, /De tous les pays du monde,/Par la terre ou bien par londe.//Italiens,/
Brsiliens,/ Japonais,/ Hollandais,/ Espagnols,/ Romagnols,/ gyp tiens,/ Et Prussiens./ Nous ve-
nons,/ Arrivons !/ De tous les pays du monde,/ Par la terre ou bien par londe, / Nous venons, /
Arrivons !/ La vapeur nous amne,/ Nous allons envahir/ La cit souveraine,/ Le sjour du plaisir./
On accourt, on sempresse,/ Pour connatre, Paris,/ Pour connatre livresse/ De tes jours, de tes
nuits./ Tous les trangers ravis/ Vers toi slancent Paris !/ Nous allons chanter,/ Nous allons crier,/
Nous allons souper,/ Nous allons aimer,/ Oh ! mon Dieu, nous allons tous/ Nous amuser comme
des fous./ La vapeur nous amne,/ Tous les trangers ravis,/ Vers toi slancent Paris,/Paris ! Paris !
La banalidad del texto contribua de manera consciente y decisiva a la sensacin de lo que
se ha llamado comicidad por contraste, a la que una msica, que alternaba el frentico
cancn con el embriagador vals o la eufrica polca, potenciaba hasta lo increble : ivresse
en estado puro. El espectador sala de la sala con una ambigua sensacin que variaba entre
la identifcacin y el distanciamiento. El fnale dilua la estpida euforia que el mammn
favoreca en la acidez del absurdo ms absoluto. Teniendo en cuenta que slo faltaban
cuatro aos para que los caones prusianos la hicieran aicos en el campo de Sedn, la
sociedad imperial bailaba sobre el flo de la navaja:
Des amants, des matresses,/ Qui saiment en riant!/ Des serments, des promesses/ Quemportera
le vent !/ Des chansons qui babillent,/ Baisers pris et rendus!/ Des facons qui ptillent!/ En
avant les grands crus!/ Pif, paf, pif, paf/ Oui, voil la vie parisienne.
En este contexto, la capital virreinal de la Prichole actuaba de contrapartida a la megal-
polis de La vie parisienne: tambin en la Prichole los libretistas utilizaban un argumento
urbano y de gnero, esta vez radicado a miles de kilmetros del Pars alegre y confa-
do: en el Per virreinal del XVIII. Tambin all, los mviles humanos eran parecidos.
Utilizando una fgura histrica todava reciente Micaela Villegas, la famosa perra cho-
la limea, haca escasamente cuarenta aos que haba pasado a mejor vida, bien que la
que haba llevado en su Lima natal no le haba dado mayor motivo de queja la pareja
Meihlac y Halvy, hebreos como el compositor, abandonaban la acidez extrema de La
belle Hlne o La Vie parisienne, para adoptar un tono ms costumbrista, pero no por ello
carente de mordacidad frente a la utopa de lo lejano: lo que en Pars era desvergenza
inmoral, en la Lima virreinal se tornaba en picaresca popular imprescindible para la su-
pervivencia. Por eso la obra era una love story con happy end, s, pero con un profundo
contenido crtico, sin el cual Ofenbach no saba trabajar musicalmente.
328 YUYAYKUSUN
Miguel ngel Vega Cernuda
Mrime, siempre a la caza de lo tpico, ya haba hecho fccin de la agitada vida de la
Perra Chola y los libretistas de Ofenbach no dejaron escapar el motivo. La pera se estre-
naba en 1868 en el teatro Variets de Pars, que haba competido con la clebre Bonbonire,
por atraer al pblico parisino con el estro ofenbachiano. La Villegas era encarnada por una
Hortense Schneider, temperamental soubrette (soprano ligera) que a esas alturas ya haba
representado los grandes papeles protagonistas de Ofenbach: entre otros, el de la Gran
Duquesa, papel con el que se haba identifcado hasta el extremo de que en la Exposicin
Universal habra exigido entrar por el acceso reservado a las autoridades extranjeras.
El argumento se distanciaba lo sufciente del relato histrico pues la trama giraba
en torno a una Villegas que para calmar el hambre tena que traicionar el amor de su
acompaante artstico y amante, Piquillo, a favor del sexagenario virrey, que en la opereta
era un tal D. Andrs de Ribeira. Como era tradicin en la pera bufa (en el Barbiere de
Seviglia, por ejemplo), el barbas o viejo enamorado y celoso de gran carrera en la
comedia europea, sobre todo en la espaola era burlado por la juventud de la pareja de
litigantes por amor. Todo ello en una Lima idlica que el carteln intentaba reproducir
con la vedutta de una tpica calle entoldada. La acotacin escnica de los libretistas insista
en la localizacin para claridad del posible dramaturgo:
Au lever du rideau, grande foule et grand mouvement. Des Pruviens et Pruviennes
boivent, attabls ou debout ; dautres jouent. Pendant le chur, les trois cousines vont et
viennent et versent boire.
El prospetto del escenario representaba una plazuela limea en la que contra toda proba-
bilidad se intentaba hacer coexistir la taberna de las tres primas junto a la pequea casa
del virrey. El ensemble, nmero musical reservado al conjunto de actores y comparsa,
encarnaba la foule capitalina que cantaba las excelencias bquicas de las tres primas,
taberna en la que las susodichas tres servan el mejor vino de Lima. Estas, a juzgar por sus
antropnimos, ms parecan sacadas de la commedia dellarte que de la pcara vida a orillas
del Rmac: Mastrilla, Gaudalena y Berginella. En todo caso, nombres semejantes tenan
ya una larga tradiccin en la opera comique y podan colar ante un pblico poco exigente
in puncto verosimilitud:
Il n est pas dans tout le Prou/Ni dans les nations voisines,/ Il n est pas de cabaret O/ Lon
fasse plus gaiement glouglou/ Quau cabaret des Trois Cousines.
En esa plaza limea y de incgnito, don Pedro de Hinojosa, gobernador de Lima, se
esforzaba por congregar, a fuerza de pesos, una multitud sufciente que coreara al Virrey
en su aniversario:
Cest aujourdhui la fte du vice-roi : il faut que la ville de Lima soit gaie. Si la ville de Lima
nest pas gaie, on pensera quelle est mal gouverne, et moi qui la gouverne, la ville de Lima,
je perdrai ma place.
YUYAYKUSUN 329
ALZIRA de Verdi y LA PRICHOLE de Offenbach, dos argumentos peruanos en la lrica universal
Es decir, pura crtica a la metropolitana corrupcin poltica hoy como ayer hija de
una poltica sin moral, corrupcin que, situada en el lejano e histrico Per del
XVIII, quizs no se interpretara como directamente dirigida a las correspondientes au-
toridades. As pues, el Per del virrey Amat como trasunto de la Francia del Napolen
que quiso y no pudo y en cuya corte la corrupcin haba alcanzado cotas legenda-
rias por temor de una industrializacin que intentaba poner a Francia a la cabeza de
Europa. El que Amat hubiera mantenido una relacin con una muchacha a la que
superaba en ms de dos generaciones coincida en parte con la situacin de la familia
imperial. Eugenia de Montijo, la emperatriz de los franceses, veintisis aos ms joven
que Napolen, haba sido un capricho de ste, semental de sangre azul si los ha habi-
do, que, convencido de la caducidad de los das humanos, aprovechaba opportune et
importune cualquier ocasin para pasar unos momentos de placentera compaa al da.
Una vez en el trono como consorte, Eugenia, que utilizaba su poder para promover,
como la Villegas, obras que resultaban discutibles para la poblacin (el canal de Suez,
por ejemplo), haba establecido en la corte una capillita espaola que provocaba ms de
un comentario. De ah el que, en clave, los libretistas trasladasen el hecho a la accin
de la opereta con un texto pleno de irona y de alusiones: Il grandira, car il est espagnol.
Grandira, es decir, crecer, a causa de la escasa estatura de los espaoles? Prosperar
por el apoyo de la Emperatriz? O acabar como grande, al igual que el virrey Amat?
El fnale del acto II dejaba abierta la interpretacin:
Prichole : coutez, peup dAmrique,/ De lEspagne et du Prou,/ Ecoutez... a n cot
qu un sou ! .../Lhistoire trs vridique/ De deux amants malheureux,/ Qui fnir nt par tre
heureux./ Piquillo : Tous deux, au temps de peine et de misre,/ Dans bien des cours avons
chant souvent. Prichole ; Nous vous dirons, avec franchise entire,/ Que c est ici quon fait
le plus dargent. Piquillo: Nous vous quittons... Ainsi que lhirondelle,/ Vers dautres cieux
nous prenons notre vol. Prichole : Mais, en partant, reprenons de plus belle/Il grandira, car
il est Espagnol! Todos : Il grandira, car il est Espagnol !
Bien es verdad que antes de este fnale II, la Villegas-Prichole haba lanzado una pulla
dirigida bien a su Piquillo, bien a Amat, bien a Napolen, en todo caso a todo el gnero...
masculino en un aria (Mon Dieu Que les hommes sont btes!) que dara con Piquillo en el
trullo reservado a les maris r- les maris cal- les maris ci- les maris trants- les maris recalci-
trants. El reconocimiento de los errores daba lugar a un happy- end en la esperanza de que
Piquillo, creciera, prosperase o se hiciera grande de Espaa.
En la Prichole quedaba un trozo de la historia de El Per incorporado a la imaginera
de la cultura mundial. A partir de entonces, siempre que la voz de la Berganza, la mejor
de las intrpretes de esta partie, entona el Mon Dieu ! Que les hommes sont btes ! o Ah que
dinner, a los odos del espectador llegan, junto a la irona musical de Ofenbach, cierto
hlito limeo, asociaciones o evocaciones de la incomparable Ciudad de los Reyes.
330 YUYAYKUSUN
Miguel ngel Vega Cernuda
Alzira, o Verdi se hace un lo con la historia
Una intencin pretendidamente ms moralizante que la Prichole tiene el otro gran ar-
gumento peruano de la lrica mundial: la Alzira, cuya composicin data de unos aos
antes (1845). La obra de un Verdi todava primerizo se basaba en una plmbea tragedia
moralizante de Voltaire, Alzire ou les Americains, obra que podra pasar como paradigma
de aquel somnfero teatro francs de la poca que revolva la sangre a Lessing y que, con
mucha razn, provocara la reaccin del Sturm und Drang. La dramtica francesa haba
abusado de preceptivas y de unidades. Los cinco actos de alejandrinos de la tragedia de
Voltaire se tenan que hacer increblemente largos, eternos a la hora de sufrirlos en el
Ttre Paris o en la Comedie Franoise si se tiene en cuenta que, como alternativa, el po-
sible espectador poda emprender una liaison dangereuse en el saln de cualquiera de las
ilustradas pompadures del Pars luisiano que dudaban entre leer el Telemaco de Fenelon o
regocijarse con el primer efebo dispuesto a disfrutar del saber hacer de la madurez.
En todo caso, Voltaire, quizs infuenciado por los indian spectacles de tan buena
acogida tenan en Inglaterra (Te Indian Empereur de Dryden, por ejemplo) quiso ensayar
un nuevo imaginario. Tampoco aqu la antroponimia ayudaba mucho. Los nombres de
los protagonistas, pretendidamente incaicos, adquiran ms bien resonancias morunas
o conquistadoras (Cortze, Zamore o Alzire) o de pera haendeliana (Almira o Alcina),
robando verosimilitud a la accin, cosa que, a pesar de Aristteles y su retrica, importaba
poco al ilustrado autor, quien ms bien buscaba infundir en la trama una buena dosis de
moral, moralina o moraleja que en esta pice thse no result tan descreda como cabra
suponerse:
Gusmano (A Montze, qui se jette ses pieds) Montze, Amricains, qui ftes mes victimes,/
Songez que ma clmence a surpass mes crimes./Instruisez lAmrique; apprenez ses rois /
Que les chrtiens sont ns pour leur donner des lois./ (A Zamore.) Des dieux que nous servons
connais la difrence/ Les tiens tont command le meurtre et la vengeance;/ Et le mien, quand
ton bras vient de massassiner,/ Mordonne de te plaindre et de te pardonner,
deca Guzmn, el caudillo espaol, a los incas en rebelin. Estos, a travs de Zamoro,
tambin haban intentado demostrar anteriormente su superioridad moral ( O tmpora,
o mores) sobre los conquistadores, aunque, en este aspecto y en esta obra, la situacin
acababa en tablas, es decir, en reconciliacin.
Pero volvamos a la accin. Las acotaciones escnicas del libretista, ausentes en la pieza
del francs, aqu hacan alusin a un Per ms o menos real y situaban la accin en las
proximidades del Rmac en fecha indeterminada, quizs el siglo XVI. Recoga con ello la
sublevacin de Manco Capac o aluda a la de Condorcanqui, ms reciente?
Vasta pianura, irrigata dal Rima: loriente ingombro di maestose nubi, imporporate dai
raggi del sole nascente.
YUYAYKUSUN 331
ALZIRA de Verdi y LA PRICHOLE de Offenbach, dos argumentos peruanos en la lrica universal
Para destacar la nobleza de las acciones de perdn que se iban a prodigar a diestro y sinies-
tro, Cammarano introduca un prlogo lleno de ferocidad muy adaptado al patetismo
altisonante del Verdi de entonces:
Otumbo e coro (mentre alcuni annodano Alvaro ad un tronco): Muoja/muoja cover-
todinsulti,/1 martiri sien crudi, ma lenti,/ (Con accento ferocissimo)/ Strappi ad esso co-
dardi singulti/ Il tormento di mille tormenti. -/ O fratelli, caduti pugnando,/ Dalle tombe
sorgete ululando.../ Linno insieme del trionfo sintuoni,/ Mentrei sparge lestremo respir./
La numerosa comparsa y los cambios de escenario (un prlogo y dos actos con cinco cua-
dros: de las pampas del Rmac al palacio del gobernador, pasando por la Plaza de Armas
de Lima o una cueva en sus alrededores, etc.) pretendan pasear al espectador por los espa-
cios y las gestas de un pasado peruano pero que en el fondo resultaba hueca imaginera ro-
manticona e historicista al servicio del efecto teatral que, por cierto, no haca fcil seguir
la trama. Bajo el ttulo de La vendetta de un selvagio y con la conversin paulina, es decir,
repentina del terrible conquistador Gusmano, remataba el II acto de la Alzira de Verdi
con unos actos de nobleza que contrastaban con la realidad histrica que se haba vivido
haca un siglo en la sublevacin de Condorcanqui. Pretenda indicar lo que podra haber
sido el desenlace del episodio que protagoniz el caudillo criollo a principios del XVIII?
En cuyo caso, la situacin de la accin en el siglo XVI supondra de nuevo un attrappe.
Gusmano (sorretto da Ovando, e dagli altri duci):/Altre virtudi... insano,/ Apprender
voglio... a... te.../1 numi tuoi, vendetta atroce.../Misfatto orribile... ti consigliar.../Io del mio
Nume odo la voce,/ Voce che impone di... perdonar!/ Sol per tuo scampo... quel fdo core/
(Accennando Alzira) I A me cedeva... e reo sembr.../ Vivete insieme giorni damore.../E
benedite chi perdon.../
Como en muchas otras peras no faltaban las exclamaciones de reconocimiento familiar
(fglio!, padre!, fratelli!, etc.) que tanto le iban a la pera de la poca. Un spiro que anun-
ciaba el padre de Gusmano pona fn a la trama al estilo de como en Rigoletto el bufn
del duque anunciara la muerte de su hija (con una pattico morta) que ya todos los
espectadores haban percibido o en La Bohme Rodolfo extenda el certifcado de defun-
cin exclamando el nombre de Mimi: puro patetismo del ms acendrado melodrama.
Amrica nuevo vivero de imgenes
Lezama Lima ha califcado Amrica como un nuevo vivero de imgenes para la con-
ciencia europea. Y en efecto de esto se trataba, timidamente por supuesto, en estas obras
que aqu hemos comentado: de hacer subir a la escena nuevas imgenes, nuevos escena-
rios que, acompaados de la terapia de la lejana remozaran el elenco de argumentos un
poco apergaminados de la pera. En ninguna de las dos obras, el Per traspasa el lmite
332 YUYAYKUSUN
Miguel ngel Vega Cernuda
de lo referencial. En ninguna de ellas hay identidad musical peruana, criolla o inca, y el
argumento slo aproximativamente tiene que ver con algn episodio de la historia na-
cional. Ambas, sin embargo, sirvieron para hacer ingresar los episodios del pas andino
en el imaginario mundial que ya haba probado todos los mbitos de la fbula habidos y
por haber, desde el teognico clsico al legendario medieval o el histrico de las acciones
de Estado. Desde este punto de vista suponan un remozamiento de los argumentos de la
lrica (factor ms importante de lo que normalmente se cree cuando se hace historia de la
lrica), lo que no era poco. Cualquiera que se enfrente con cualquiera de estas joyas (ms
la primera que la segunda, con perdn) de la lrica se ver trasladado por un momento a
unos lugares y a una historia en los que la atmsfera peruana confere un carcter peculiar
a la accin dramtica.
333

YUYAYKUSUN 3 (2010) 333-349 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
En bsqueda de la defnicin y morfologa de la palabra
spa y la defnicin del acrnimo SPA
Richard Cacchione Amendola
RESUMEN
Este texto trata de los orgenes y morfologa de la palabra spa y el ciclo desde sus orgenes daneses a
su regreso a Dinamarca con una nueva defnicin. El ciclo incluye el transporte de la palabra a diversos
idiomas nrdicos hasta la llegada de los romanos en un lugar con manantiales saludables nombrado
Spa en Blgica cerca del ao 50 a.C., adaptando la palabra al uso que eventualmente entr en el
ingls en el siglo XVI, su paso a los Estados Unidos en el siglo XIX y su regreso a su pas de origen,
Dinamarca, con un nuevo signifcado, aunque tambin se conserva la defnicin pre-romana. SPA
tambin es un acrnimo y el texto trata sobre su amplio uso internacional.
ABSTRACT
Tis text treats the origins and morphology of the word spa and the cycle from its Danish origins
to its return to Denmark with a new defnition. Te cycle includes the words transportation to other
Nordic languages until the arrival of the Romans about 50 BC in Spa, Belgium, with its springs
of mineral waters, adopting the word that eventually entered the English language in the XVI th
Century, passing to the United States in the XIX th Century and then returning to its country of
origin, Denmark, with the new defnition, even though Denmark also retains its original pre-Roman
defnition. SPA is also an acronym and the text treats with its wide international usage.
C
on mucha frecuencia nuestras investigaciones empiezan con un enfoque y ter-
minan con otro. Esta experiencia emprica no es la excepcin. Empez como un
capricho y termin de ser algo serio e interesante. El lenguaje es personal pero
este no disminuye la seriedad de la investigacin.
Un da, en una clase del curso History of the Spanish Language (Historia de la lengua
espaola) en Columbia University de la ciudad de Nueva York, la profesora, Dra. Julia
Caballero
1
, nos relat una experiencia suya el fn de semana anterior. En una reunin, al-
guien le cont lo que signifcaba el acrnimo SPA, diciendo que representa las primeras
letras de los nombres de los tres grandes flsofos griegos: Scrates, Platn y Aristteles.
Siendo espaola, ella admiti que no estaba segura si fue un chiste o si fuera la verdad. Mi
reaccin fue que la defnicin ofrecida no era posible.
Bueno pues, me pic la curiosidad y decid tomar el reto de mostrar que el acr-
nimo no representa a los flsofos, sin saber que me iba tomar por una odisea que
abarcaba dos continentes desde el Bltico en el norte de Europa hasta el Mediterrneo
en el sur; desde los bosques orientales en los Ardennes de Blgica hasta las orillas de
1 Dra. Julia Caballero naci en Espaa y era discpula del fllogo Dr. Rafael Lapesa (1908-2001) en la Universidad
Autnoma de Madrid.
334 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
Amrica, fnalmente regresando de nuevo a Europa, a su pas de origen, con una nueva
defnicin.
Para empezar, era necesario dividir el proyecto en dos secciones porque un acrnimo
es a la misma vez, una palabra. El primer paso era la bsqueda de la defnicin y la mor-
fologa de la palabra en s. Pero primero era necesario reconfrmar nuestro entender sobre
un lugar en Blgica. Para esta etapa, era necesario consultar con otro profesor nuestro, Dr.
Bruno Bosteels, quien es belga, porque saba que existe un famoso sitio en Blgica con
baos termales con el nombre Spa. l nos inform que porque los baos y el pueblo de
Spa quedan en el sureste de su pas, en la zona famenco-hablante, pensaba que el origen
del nombre era nrdico,
2
o germnico. Sabemos que los nrdicos eran grandes explorado-
res, habiendo llegado al Mar Negro, entre Turqua y Rusia, e hicieron exploraciones, va
ros hasta el interior de Rusia. Pero son ms conocidos por sus exploraciones y colonias
en Islandia y Groenlandia y eran los primeros europeos en llegar a las Amricas alrededor
del ao 1000 despus de Cristo,
3
492 aos antes de la llegada de Coln al Caribe. Siendo
mucho ms cerca a su territorio natal, es muy probable que los nrdicos exploraran la
zona que ahora es Blgica siglos antes del nacimiento de Cristo.
La primera informacin que tenemos del sitio belga Spa viene de la poca romana
como el sitio de baos termales ms de la moda. Muchas veces en estos sitios los roma-
nos han dado los topnimos que todava se quedan, o su equivalente en el idioma local
despus que retiraron sus ejrcitos a partir del siglo V, tal como Bath en Inglaterra y los
diversos Baden en Alemania, como ejemplos.
El prximo paso de la investigacin fue ir a la Butler Library (la biblioteca principal
de Columbia University) y buscar unos diccionarios y enciclopedias belgas pero los que
eran encontrados no servan para el propsito, aunque incluyo como Anexo 1 un mapa
mostrando la ubicacin de la ciudad Spa. Despus consult el Oxford English Dictionary
(OED), porque spa tambin es una palabra en ingls. El OED dio cuatro defniciones
desde la referencia ms antigua de la aparicin de la palabra en Inglaterra en 1565 como
the Spa hasta su uso en los Estados Unidos hoy en da.
Todas las referencias citan o involucran el pueblo Spa en la provincia de Lige,
Blgica, con sus manantiales minerales o usos diversos sobre baos minerales o de diver-
sin. A pesar de la primera referencia en ingls en 1565, la palabra tiene diversas formas
desde el siglo XVI como spa, en el siglo XVIII como spau, entre los siglos XVI-XIX
como spaw y en el siglo XVII como spawe. La palabra es actualmente una forma de
una palabra obsoleta spae, situacin confrmada por no encontrar esta palabra en nin-
gn diccionario consultado en seis idiomas nrdicos.
2 En hacer una referencia a una palabra nrdica, en este caso implica dans. Primero, Dinamarca es el pas nrdico
ms cercano a lo que ahora es Blgica y segundo, Dinamarca es el primer pas nrdico. Son los daneses quienes
exploraron y poblaron Escandinavia. Las exploraciones hacia el oeste, o sea a Islandia, Groenlandia, el Canad y los
Estados Unidos, se originaron primero en Dinamarca y luego en Noruega.
3 Existen los restos de asentamientos humanos de los nrdicos en la costa Atlntida del Canad y en el estado de Mas-
sachusetts en el noreste de los Estados Unidos.
YUYAYKUSUN 335
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
En la bsqueda de la palabra obsoleta spae he encontrado que esta palabra del anti-
guo nrdico, que aunque no existe hoy, es la fuente de varias palabras en diversas lenguas
nrdicas actuales y obsoletas, tales como:
sp en islands actual y antiguo nrdico (obsoleto)
spaa en noruego actual
sp en medio sueco (que ya no existe)
sp en sueco actual
spaa, spui en dans actual
spo en dans (palabra obsoleta)
spoai, spuai en Frislandia norte (Alemania)
4
Esta palabra spae o sus derivados, signifcan prediccin, profeca, pronostica-
cin, agero.
Usando esta base nrdica, enfoqu ms en el dans como el origen de la palabra
porque: (a) Noruega e Islandia fueron originalmente colonizados por los daneses, (b)
Frislandia norte es el Estado alemn que es tangente con la frontera con Dinamarca en
la poca moderna y hay una zona llamada Frislandia en el sur de Dinamarca tangente
a la zona alemana, indicando que originalmente Frislandia era un solo territorio, (c)
Dinamarca queda ms cerca a Blgica que los otros pases nrdicos, (d) los daneses eran
exploradores
5
y era muy fcil para ellos caminar algunos cientos de kilmetros hacia el sur
y haber descubierto lo que ahora es Spa en Blgica.
De los ocho diccionarios daneses consultados, slo cuatro incorporan la palabra
spaa y uno contiene spa, pero todos tienen la misma defnicin: profeca, etc.,
menos uno, que defne la palabra como manantial, resorte de salud, bao curati-
vo, fuente de manantial, o sea, exactamente las mismas defniciones que usamos en
ingls.
6
Una seora danesa que conozco en Nueva York confrm que spa actualmente
signifca en su pas: profeca y la fortuna que uno recibe cuando leen las tarjetas de Tarot.
Para seguir verifcando lo que encontr sobre la palabra spa en los otros idiomas
nrdicos, consult diccionarios en islands, que indica que la palabra es escocs: spae
y que signifca profeca. Tambin el diccionario islands ofrece una segunda referencia,
indicando que la palabra es tambin de Alemania y signifca to pry (atisbar), look
(mirar). Hay que sealar que el idioma escocs es un derivado de celta y dans mezclado
con anglo-sajn y despus ingls que ahora no existe. Tambin consult diccionarios
en noruego que defne la palabra como spada, spade en ingls (azadn en espaol); y
consult diccionarios para sueco y medio-sueco. Lo interesante es que solamente medio-
sueco, una variedad del sueco ms antiguo, ofrece la palabra spa, y dice que es un deri-
4 Frislandia es el nombre de dos regiones en dos pases europeos, en el sur de Dinamarca y en el norte de Alemania.
5 Los descendientes de los daneses que exploraron y vivieron en Noruega fueron conocidos como los vikingos, que
luego atacaron a Inglaterra durante y despus de la ocupacin romana, dejando all rasgos de su idioma.
6 Engelsk-dansk Ordbog, B. Kjaerulf Nielsen. [Tercera edicin]. Kbenhaven: Gyldendalske Boghandel, Nordisk For-
lag, A.S. 1981. p. 1050.
336 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
vado de spaar, pero el resto de la descripcin larga no la he podido traducir porque no
encontr mucha ayuda de un diccionario moderno de sueco-ingls.
Como fue mencionado anteriormente, el sitio belga y sus manantiales fueron conoci-
dos en la poca pre-romana y en la poca romana. El primer encuentro romano viene de
los aos ms o menos 50 antes de Cristo, y lleg ser conocido durante las famosas guerras
de Julio Csar para conquistar las tribus belgas. No he encontrado diferentes referencias
por los romanos para este local, y es muy posible que usaron el topnimo que actual-
mente sigue en uso en este sitio y es lo que entr en ingls en el siglo XVI, para luego ser
incorporada como una palabra moderna universal.
Segn las fuentes consultadas, indican que la primera referencia escrita conocida
de la palabra spae en la poca pos-romana, esta cerca de 1300, pero no divulgan esta
referencia.
La palabra spa fue exportada a Inglaterra y en 1565 apareci su primera referencia
documentada en ese pas. Pero su uso moderno en Inglaterra data del siglo XVII cuando
ingleses con dinero empezaron ir a Spa, Blgica en sus Grand Tours para aprovechar de
las aguas minerales. El zar ruso, Pedro el Magno, cuando estaba trabajando clandestina-
mente como obrero en Blgica y Holanda en el siglo XVII (antes de ser el zar) hizo varias
visitas a Spa para recuperase de sus borracheras, dando al sitio mucha fama en su pas
despus de su coronacin. En los siguientes siglos, el sitio segua siendo famoso como un
destino de la gente rica y la aristocracia. En el siglo XIX gente adinerada de los Estados
Unidos llegaron a Spa durante sus Grand Tours a Europa e importaron la palabra a su
pas donde lleg ser conocido como un sitio de salud, relajacin y ejercicio, que represen-
ta el uso internacional actual.
Para intentar averiguar si esta palabra o sus variantes puedan tener otras races o usos,
consult once diccionarios de cinco idiomas ms: alemn (2), espaol (2), francs (1),
holands (2), italiano (2) y latn (2). La palabra spa o una palabra semejante no existe
en estos idiomas, entonces podramos concluir que la palabra spa tiene sus orgenes ple-
namente en la cultura nrdica, y que a travs de una morfologa lleg a los usos comunes
hoy en da en diversas lenguas nrdicas y en ingls.
En ninguna fuente hemos encontrado una relacin entre un sitio con manantiales,
minerales y la defnicin danesa/nrdica de spa profeca. Lo que es muy probable es
que los antiguos daneses, tal vez por razones religiosas, asociaron las propiedades minera-
les en estas aguas con una habilidad de ver o determinar el futuro.
Lo que podemos deducir de la seccin anterior de este trabajo es que usos de la pala-
bra spa incorporan la dimensin de ismos, o sea, las infuencias de y en otros idiomas
y culturas que se encuentren con ese vocablo.
Con los movimientos de la palabra spa de sus orgenes daneses y su uso en diversos
idiomas, claramente, la palabra es un ismo en los idiomas que lo adaptaron, incluyendo
el ingls. Pero tambin tenemos que tomar en cuenta que casi todo el idioma ingls es un
compuesto de ismos, con sus infuencias anglo (los antiguos idiomas britnicos), sajn
(de Alemania), nrdico (dans o otras infuencias), latn, griego y francs.
YUYAYKUSUN 337
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
Considerando el tema de ismos, nos hace preguntar cundo es que un ismo
termina ser considerado un ismo? Francamente, no s, pero creo que todos estarn de
acuerdo en que despus de varios siglos de uso comn, la palabra ya pasa de ser un ismo
hasta ser considerada como una palabra ntegra de un idioma.
Pero en este caso, el crculo, con sus 360 grados ya es completo. Qu quiero decir
con esto? Bueno, hemos visto una palabra danesa/nrdica llegar a Blgica, ir a Inglaterra
y llegar a los Estados Unidos. Pero esta exportacin danesa en pocas antiguas ya ha
sido tambin una importacin danesa en la poca moderna. Segn Knud Srensen en A
Dictionary of Anglicisms in Danish (p. 328), publicado por Te Royal Danish Academy of
Sciences and Letters en 1997, la palabra spa ha regresado a Dinamarca de los Estados
Unidos y signifca:
una tina de agua caliente o semejante facilidad para hydro-masajes de agua tibia
usualmente para ms de una persona [] El spa, nombrado por el resorte belga del
mismo nombre, lleg al primer plano en los Estados Unidos hace unos diez aos [cerca
de 1987] y desde entonces se ha ido de fuerza a fuerza por la mayora de Amrica.
7

Para mostrar que spa est en buena compaa con otros anglicismos en el dans,
aparecen en la misma pgina de este diccionario otros anglicismos como: spacewalk,
spaghettiwestern and spanking.
Cuntas palabras han sido exportadas para ser encontradas de nuevo en sus idio-
mas originales con otras defniciones y encarnaciones? Esta pregunta la planteamos a los
estudiosos y estudiantes lingsticos como un proyecto interesante de investigacin.
Al fnal de este estudio ofrecimos dos hiptesis, una sobre el origen de la palabra
spa y la otra sobre su llegada a los Estados Unidos, ms algunas sugerencias por diversos
proyectos para estudiantes en el futuro. Y ahora, al acrnimo
SPA como acrnimo
La segunda parte del estudio se enfoca en buscar si el acrnimo presentado por la Dra.
Caballero tiene algo que ver con los tres flsofos.
Lo curioso es que uno de los diccionarios daneses consultados en la Butler Library
incluye un acrnimo S.P.A..
Por supuesto el diccionario Engelsk-dansk Ordbog (p. 1050) publicado en 1981, no
menciona a los tres flsofos, pero ofrece (en ingls) algo ms prosaico: S.P.A. (naut.)
subject to particular average [trmino martimo: sujeto a un promedio especfco]. Muy
bien qu signifca esta defnicin esotrica? Siendo un trmino martimo, busqu en
varios diccionarios y enciclopedias martimas y descubr que el trmino trata de seguros
7 a hot tub or similar warm-water hydromassage facility, usually for more than one person Te spa, named after
the Belgian resort of the same name, came into the limelight in the USA some ten years ago and has since gone from
strength to strength over most of America. La traduccin al espaol es nuestra.
338 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
y cmo las aseguradoras llegan a una evaluacin por las prdidas de fetes en los barcos.
Francamente los flsofos son ms interesantes.
Siguiendo optimista, insist que tena que haber algo ms interesante y segu bus-
cando. Por ejemplo, saba que el smbolo italiano para una sociedad annima es S.p.A.
Entonces pens que tena que existir otras informaciones sobre el tema. Una mina de
oro se present en un diccionario de tres tomos: Acronyms, Initialisms & Abbreviations
Dictionary (2000). En el tercer tomo, (pp. 2953-2954) hay una lista (Anexo 2) de nada
menos de 187 acrnimos para nuestro SPA y SPAA, que incluye el acrnimo marti-
mo arriba citado pero que falta el italiano y cuatro ms que aad para hacer una lista de
192 acrnimos. Y sobre los tres flsofos Nada que ver.
Conclusin
Bueno, hemos visto que Spa como palabra es un topnimo reconocido y documentado
desde hace ms de dos mil aos. Tambin que la palabra spa fue adaptado del topni-
mo para signifcar, ahora internacionalmente, un sitio de relajo y tratamiento corporal.
Algunos de estos spas ofrecen aguas minerales en su tratamiento y otros no los ofrecen.
La palabra spa representa un interesante ejemplo de una palabra antigua, con una
defnicin precisa, que fue tomada por otros, hasta que pas a otro continente, regresan-
do a su pas de origen con otra defnicin, que ahora, es el signifcado internacional.
Sobre el acrnimo SPA, hemos visto que estas tres letras representan una combina-
cin bastante popular en diversos pases de distintos idiomas.
Hiptesis y proyectos para futuros estudios
Como resultado de esta investigacin, hemos llegado a diversas hiptesis que valen in-
vestigaciones para futuros estudiantes interesados. Pueden ser tareas que los profesores
asignen en sus clases en el futuro:
1. La palabra nrdica original que signifca prediccin, profeca, pronosticacin,
agero, no tiene nada que ver con manantiales trmicos entonces sera interesante
investigar como es posible que el sitio recibi este nombre toponmico. Pueda tener
sus races originales de la famosa mitologa nrdica o de sus leyendas coloridas.
2. Qu topnimo usaron los romanos para Spa, Blgica y cmo desarrollaron el sitio
para ser el sitio trmico ms de la moda en su imperio?
3. Cundo es que un ismo termina ser considerado un ismo? O sea, despus de
cuanto tiempo de uso comn pasa la palabra de ser un ismo hasta ser considerada
como una palabra ntegra de un idioma?
4. Cuntas palabras hay en espaol, ingls o otros idiomas que han sido exportadas
para estar encontradas de nuevo en sus idiomas originales con otras defniciones y
encarnaciones?
YUYAYKUSUN 339
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
5. Cmo es que lleg a Amrica (EE.UU.) la palabra spa? Sospechamos que lleg
en la segunda parte de los 1800 cuando norteamericanos adinerados hicieron sus
famosos Grand Tours del continente para mostrar sus riquezas y ganar cultura,
siguiendo la costumbre de los ingleses y otros europeos que empez en el siglo XVIII.
6. Cmo es que la antigua cultura danesa dio a un local con manantiales minerales el
nombre spa que signifca profeca?
Bibliografa consultada

ALEMN
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- Leipzig: Verlag von S. Hirzel, 1905. Zehnten Bandes Erste Abtheilung.
Wrterbuch der deutschen gegenwartssprache.
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- Berlin, DDR: Akademie Verlag, 1976. 5. Band [Tomo 5]
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Wrterbuch der deutschen Sprache. Danial Sanders
- Hildesheim: Georg Olms VerlagsbuchhandIung, 1969. (2 tomos) (Tomo II. 2)
(NOTA: Reimpresin de 1969 de la edicin original publicada en Leipzig por Verlag von Otto Wigand, 1876.)
BELGA
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- London: A & C Black (Publishers) Limited, New York: W. W. Norton & Company,
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(NOTA: Para mapas 4 & 5 indicando la ciudad de Spa en mapa 5.)
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(NOTA: No hay una enciclopedia descriptiva de lugares ni de palabras, etc. para Blgica en la Butler Library
de Columbia University. Este titulo solamente se trata de personajes.)
DANS
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- New York: Hippocrene Books, 1990. 601 p.

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(Series: Hippocrene Practical Dictionary)
340 YUYAYKUSUN
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YUYAYKUSUN 341
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
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Zesendertigste Geheel Herziene en Vermeerderde druk bewerkt door J.A. Jockin-la Bastide en
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INGLS
Acronyms, Initialisms & Abbreviations Dictionary. Mary Rose Bonk, Editor
- 27
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Te Oxford English Dictionary. Prepared by J.A. Sampson and E.S.C. Weiner
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Websters New World Dictionary of the American Language. David B. Guralnik, Editor
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342 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
INGLS - para trminos martimos
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Te Facts On File Dictionary of Nautical Terms. Tompson Lenfestey with Captain Tom Lenfestey,
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Naval Terms Dictionary. By John V. Noel, Jr. and Edward L. Beach
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Te Oxford Companion to Ships & the Sea. Edited by Peter Kemp
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ISLANDS
An Icelandic - English Dictionary.
Initiated by Richard Cleasby, subsequently revised, enlarged and completed by Gudbrand
Vigfusson, M.A. Second edition with a supplement by Sir William A. Craigie containing many
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- Second Edition. Oxford: At the Clarendon Press, 1957. (First ed. 1874)
ITALIANO
Diccionario Hazon Garzanti: Inglese Italiano Italiano Inglese.
- Edizione practica scolastica. Settima edizione. Milano: Garzanti Editore, 1963, 1971.
1658 p.
Grande Dizionario della Lingua Italiana. Salvatore Battaglia editore
- Torino: Unione Tipografco-Editrice Torinese, 1961-2002. (21 tomos) 30.5 cm.
ISBN: 88-02-05372-3. (Tomo XIX)
LATN
Lexicon Latinitatis Medii Aevi, praesertim ad res ecclesiastiacas investigandas pertinens.
Dictionnaire Latin-Franaise des Auteurs du Moven-Age.
- Tvrnholti: Typographi Brepols Editores Pontifcii, 1975. 970 p.
(Corpus Christianorvm) (Continuatio Mediaeualis) (Agrg de IUniversit)
YUYAYKUSUN 343
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
Totius Latinitatis Lexicon consilio et cura Jacobi Facciolati opera et studio Aegidii Forcellini alumni
seminarii patavini lucubratum.
Secundum tertiam editionem cujus curam gessit Josephus Furlanetto alumnus ejusdem semina-
rii, correctum et auctum labore variorum. Edition in Germania prima cum Privil. Reg. Saxon.
- Schneebergae: Sumptibus et Typis C. Schumanni, 1835. Tomus Quartus.
NORUEGO
Norsk-Engelsk Ordbok. Teodore Slette
Utgjeven av Skuleboknemnda t Studentmllaget i Oslo
- Oslo: Det Norske Samlaget, 1977. 1326 p.
SUECO y SUECO MEDIEVAL
Nusvensk Ordbok. Av Olof stergren
- Stockholm: Wahlstrm & Widstrand, 1945. (10 tomos) Sjtte Bandet [Tomo. 6]
Ordbok fver Svenska Medeltids-Sprket. Af K.F. Sderwall
- Lund: Berlingska Boktryckeri Och Stilgjuteri, Aktiebolaget, 1891-1900. (3 tomos)
Andra Bandet [Tomo 3]
Svensk-Engelsk Fackorbok fr nringsliv, frvaltning, undervisning och forskning. Ingvar E. Gullberg
- Stockholm: Andra Reviderade Upplagan Med. Supplement, P.A. Norstedt & Sners Frlag,
1977. 1722 p.
344 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
ANEXO 1
MAPA DE BLGICA INDICANDO LA UBICACIN DE LA CIUDAD Y BAOS DE SPA
Blue Guide: Belgium and Luxembourg. John Tomes. Maps and plans by John Flower. London: A &
C Black (Publishers) Limited, New York: W. W. Norton & Company, Incorporated, 1989.
438, [2] p., 8 pginas de mapas. 19.5 cm. (Mapas 4 y 5. La ciudad de Spa est ubicado
en el mapa 5.)
YUYAYKUSUN 345
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
ANEXO 2
LISTA DE 192 ACRNIMOS Y ABREVIATURAS PARA SPA Y SPAA
Fuentes: Acronyms, Initialisms & Abbreviations Dictionary. Mary Rose Bonk, Editor
- 27
th
Edition. Farmington Hills, MI: Gale Group, Inc., 2000. (3 tomos)
(Volume 1, Part 3 P-Z, pp. 2953-2954.)
- 31
st
Edition. Detroit: Gale, an imprint of Te Gale Group, Inc., a division of
Tomson Learning, Inc., 2002. (4 tomos) ISBN: 0-7876-4102-2.
(Volume 1, Part 4 Q-Z, pp. 4034-4035.)
(DBA) = Doing Business As (Nombre comercial)
[palabra] = Indica el idioma, o pas o industria relevante
(NOTAS: (a) En la edicin 27, hay 125 acrnimos y abreviaturas para SPA y 4 para SPAA =
Total de 129. En la edicin 31 hay 182 acrnimos para SPA y 5 para SPAA =
Total de 187. Hemos incluido cinco acrnimos para SPA y S..p.A. que no estn
en la 31va. edicin, que estn indicados en la columna derecha.
(b) Las letras entre parntesis como (EA), etc. representan las fuentes para los editores
y no son relevantes para nuestros propsitos.)
SPA - Greenville/Spatartanburg [South Carolina] Downtown [Airport symbol]
SPA - Sacrum Palatium Apostolicum [Sacred Apostolic Place, Vatican, Quintal] [Latin]
SPA - Salaried Pharmacists Association [Australia]
SPA - Salt-Poor Albumin [Medicine]
SPA - Salt Producers Association [Later, SI] (EA)
SPA - Sample Preparation Accessory [Laboratory analysis]
SPA - Satellite Personnel Activity [Military]
SPA - Saudi Ports Authority (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Saudi Press Agency
SPA - S-Band Power Amplifer
SPA - Scalable Processing Architecture [Computer hardware] [Northgate] (PCM)
SPA - Scatter Propagation Aerial (or Antenna) (SAUS)
SPA - Scatter Propagation Antenna
SPA - Schedules Planning and Analysis [Aviation] (DA)
SPA - Schizophrenia with Premorbid Asociality [Psychology] (DB)
SPA - School of Performing Arts (Nuevo en edicin 31)
SPA - School of Planning and Architecture (India) [No est en el libro]
SPA - Science and Public Afairs [A publication]
SPA - Scintillation Proximity Assay [Analytical biochemistry]
SPA - Scottish Paraplegic Association (SAUS)
SPA - Scottish Paraplegic (Spinal Injury) Association [British]
SPA - Scottish Pistol Association (DBA)
SPA - Scottish Publishers Association (DBA)
SPA - Scratch Pad Area (ELAL) (Nuevo en edicin 31)
346 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
SPA - Scratchpad Area (SUAS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Screen Producers Association [Australia]
SPA - Sea Photo Analysis [Navy]
SPA - Seaplane Pilots Association (EA)
SPA - Secure Password Authentication (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Self Phasing Array (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Self-Phasing Array
SPA - Self Publishing Association [British] (DBA)
SPA - Semipermanently Associated [Telecommunications] (TEL)
SPA - Senior Policy Analyst (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Sensor Performance Analysis (Nuevo en edicin 31)
SPA - Separated Pair Approximation (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Serum-Phenylalanin (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Service for Photographic Art [Canada] (ASC)
SPA - Service Pay and Allowances [Military British]
SPA - Service Point Application (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Servo Power Amplifer (NASA)
SPA - Servo Power Assembly (MCD)
SPA - Servo Preamplifer
SPA - Shared Peripheral Area (NASA)
SPA - Sharjah Ports Authority (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Sheep Pulmonary Adenomatosis [Medicine] (DMAA)
SPA - Ship Performance Analyzer (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Shore Protection Act of 1988 (COE)
SPA - Sierra Pacifc Airlines [ICAO designator] (FAAC)
SPA - Signal Processing Array (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Signal Processing Auxiliary (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Signal Processor Assembly [NASA]
SPA - Silicon Pulsar Array
SPA - Singapore Peoples Alliance
SPA - Single Parameter Analysis
SPA - Single Photon Absorptiometry [Analytical chemistry]
SPA - Single Position Automatic [Tester]
SPA - Singles Press Association (EA)
SPA - Skill Performance Aid [Army] (RDA)
SPA - Skip on Positive Accumulator (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SP-A - Slightly Polishing-Abrasive (Nuevo en edicin 31)
SPA - Small Part Analysis (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Small-Particle Aerosol
SPA - Small Payload Accomodations (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Small Program Assistance (Nuevo en edicin 31)
SPA - Social Policy Association (UK) [No est en el libro]
SPA - Socialist Party of Albania [Political party] (EY)
SPA - Socialist Party of Australia [Political party]
S.p.A. - Societa pubblica di Accioni [italiano = corporacin pblica de acciones]
YUYAYKUSUN 347
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
[No est en el libro]
SPA - Society for Pediatric Anesthesia (NTPA)
SPA - Society for Personality Assessment (EA)
SPA - Society for Personnel Administration [Later,IPMA] (EA)
SPA - Society for Psychological Anthropology (EA)
SPA - Society for Public Administration
SPA - Society for Parlimentary Agents (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Society of Participating Artists [Record label]
SPA - Society of Pediatric Anesthesia (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Society of Personality Assessment (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Society of Philatelic Americans [Defunct] (EA)
SPA - Society of Philosophers in America (EA)
SPA - Society of Professional Assessors [Address unknown]
SPA - Society of Psychological Anthropology (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Society of Public Administration (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Society of Public and Other Ofcial Analysts (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Socioeconomic Programs Administrator (ACAE) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Sociological Practice Association (EA)
SPA - Sodium Polyacrylate [Organic chemistry]
SPA - Software Producers Association (NITA)
SPA - Software Product Assurance (SSD)
SPA - Software Publisher Association (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Software Publishers Association (EA)
SPA - Solar Panel Assembley (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Solar Power Array
SPA - Songwriters Protective Association [Later, AGAC]
SPA - SOSUS Probability Area (NVT)
SPA - Southeastern Peanut Association (EA)
SPA - Southern Pine Association [Later, SFPA] (EA)
SPA - South Pacifc Area [World War II]
SPA - South Pole [Antarctica] [Seismograph station code, US Geological Survey] (SEIS)
SPA - Southwestern Power Administration [Department of Energy]
SPA - Southwestern Psychological Association (IAA)
SPA - Southwest Placement Association (AEBS)
SPA - Space Processing Applications [Program] [NASA]
SPA - Spaces per Aircraft (ACAE) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Spade [Freight]
Spa - Spain (VRA)
spa - Spanish
SPA - Spanish [MARC language code Library of Congress] (LCCP)
SPA - Spartanburg, S[outh] C[arolina] [Location identifer FAA] (FAAL)
SPA - Sparton Corp. [NYSE symbol] (SPSG)
SpA - Special Appeal (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SpA - Specialist in Art (GAGS)
SPA - Specialist in Arts (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
348 YUYAYKUSUN
Richard Cacchione Amendola
SPA - Specialist in Public Administration (GAGS)
SPA - Specialist, Physical Training Instructor [Navy rating]
SPA - Specially Protected Area (EERA)
SPA - Special Programme for Sub-Sahara Africa (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Special Program of Assistance for Africa (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Special Project Activities (MCD)
SPA - Special Protection Area (UK) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Special Public Assistance
SPA - Special Purchase Allowance (DOAD)
SPA - Special-Purpose Aircraft [Drone vehicle] [Military]
SPA - Special Purpose Alteration (MCD)
SPA - Specifcally Planned Area (PA)
SPA - Specifcation Preparing Activity (AAGC)
SPA - Specifc Poll Address (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Spectair Industry [Vancouver Stock Exchange symbol]
SPA - Spectrum Analyzer
SPA - Sperm Penetration Assay (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Spinal Progressive Amyotrophy [Medicine] (DMAA)
SPA - Splice Plug Assembly
SPA - Spondylitis Ankylopoetica (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Spondylitis Ankylosans (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Spondyloarthropathy [Medicine] (MEDA)
SPA - Sportman Pilots Association
SPA - Spot Profle Analysis (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Standard Plate Agar [Microbiology] (CA)
SPA - Standard Practice Amendment (AAG)
SPA - Staphylococcal Protein A [Immunochemistry]
SPA - State Planning Agency [Department of Justice]
SPA - State Ports Authority [South Carolina]
SPA - State Power Authority (IAA)
SPA - State Principals Association (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - State Property Agency [Hungary] (ECON)
SPA - Steering Position Amplifer [NASA] (NAKS)
SPA - Stereo Power Amplifer (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Sterile Preparation Area (MCD)
SPA - Stimulation Produced Analgesia (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Stimulation-Produced Analgesia
SPA - St. Maarten Patriotic Alliance [Netherlands Antilles] [Political party] (EY)
SPA - Strategic Posture Analysis [Army] (AABC)
SPA - Strategy and Policy Assessment (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Stress-Pattern Analysis (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
S.P.A. - Subject to Particular Average [Insurance]
SPA - Submarine Patrol Area [Navy] (NVT)
SPA - Subpoena [Legal term]
SPA - Substance P Antagonist [Biochemistry]
YUYAYKUSUN 349
En bsqueda de la definicin y morfologa de la palabra spa y la definicin del acrnimo SPA
SPA - Substitute Part Authorization (AAG)
SPA - Sudden Phase Anomaly [Radio engineering]
SPA - Suicide Prevention Association [Australia]
SPA - Sumatra Planters Association [Indonesia] (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Sundry Persons Account [Banking]
SPA - Superphosphoric Acid [Fertilizer]
SPA - Supervisory Performance Appraisal [Civil Service]
SPA - Supplemental Preclaims Assistance [Departement of Education] (GFGA)
SPA - Suprapubic Aspiration [Medicine]
SPA - Supreme Peoples Assembley [Political party North Korea] (FEA)
SPA - Surface Polysaccharide Antigen (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Surface Vehicle Power Adapter
SPA - Surinaamse Partij van de Arvid [Suriname Labour Party] [Political party] (EY)
SPA - SURTASS Probability Area [Navy] (CAAL)
SPA - Survey of Personal Attitude [Psychology]
SPA - Survivable Penetration and Attack [Military] (ACAE)(Nuevo en edicin 31)
SPA - Suspended Pending Appearance [Motor vehicle violation code
used in the state of Maryland] (MVRD) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Symbolic Processing Array [Computer science]
SPA - Syndicated Program Analysis (NTCM)
SPA - System Parameter Address (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - System Performance Analyzer [Motorola, Inc.]
SPA - System Performance Assessment (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPA - System Problem Area (SAA)
SPA - System-Programmable Gate Array (AEBE) (Nuevo en edicin 31)
SPA - System Programmed Application [Computer science] (ELAL) (Nuevo en edicin 31)
SPA - Systems and Procedures Association [Later, ASM] (EA)
SPA - Systema Planning and Analysis, Inc. (US) [No est en el libro]
SPA - Systems Programmed Application (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
Abreviaturas semejantes
SPAA - Caraz [Peru] [ICAO location identifer] (ICLI)
SPAA - Scottish Passenger Agents Association (DBA)
SPAA - Screen Producers Association of Australia (SAUS) (Nuevo en edicin 31)
SPAA - Spacecraft Performance Analysis Area
SPAA - Systems and Procedures Association of America (IAA)
SPA ad TEST - Subpoena ad Testifcandum [Subpoena to Testify] [Latin] (ROG)
351

YUYAYKUSUN 3 (2010) 351-365 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Eleodoro Vargas Vicua: El Desconocido
Marcos Yauri Montero
RESUMEN
Eleodoro Vargas Vicua es dentro de la Literatura Peruana una fgura singular de la Generacin del
50. En sus cuentos, la realidad, la fantasa, la magia y la poesa se entretejen como en ninguna otra
prosa de escritor peruano.
ABSTRACT
Inside Peruvian literature, Eleodoro Vargas Vicua is a singular fgure from the 50s Generation.
Reality, magic, fantasy, and poetry are joined in all his tales as in any other prose of a Peruvian
writer.
N
o se debe pensar que Eleodoro Vargas Vicua es uno de nuestros grandes escri-
tores a quienes se recuerda poco. Decir o escribir de este modo es expresar una
decisin deliberada o un distanciamiento provocado. En la literatura mundial
hay muchos escritores geniales poco recordados cuyas obras se leen en soledad. La obra
de Vargas Vicua no sobrepasa las tres centenas de pginas sin que esta parquedad le reste
importancia.
1
Eleodoro Vargas Vicua: las voces del misterio
Lo conoc en 1975 cuando el Instituto Nacional de Cultura tena su sede en la Casa de
Pilatos, en el jirn Ancash, a un costado de San Francisco.
2
Su obra nos hace pensar como a aquellos que al referirse al discurso barroco de Jos
Lezama Lima, aseguran que para entenderlo mejor es necesario recordar cmo el clebre
escritor cubano disertaba ante un auditorio, cmo hablaba con sus amigos. Expresin a
propsito de que el autor de Paradiso fue un mago de la imagen y de la palabra, elementos
que han hecho de sus discursos laberintos constelados de parasos.
1 La bibliografa que hemos utilizado en este trabajo corresponde a la segunda edicin que Milla Batres Editorial
realiz en Lima en mayo de 1978 de la produccin cuentstica de Eleodoro Vargas Vicua bajo el ttulo de ahun.
Este volumen rene los cuentos que el autor escribi hasta esa poca agrupados bajo los ttulos: ahun (1953)
Taita Cristo (1963) y El cristal con que se mira (1976). Por entonces se supo que el primer y segundo ttulos fueron
impresos en un solo volumen en Espaa por una editorial que entr en quiebra, motivo por el cual el libro no entr
en circulacin. De alguna manera Milla Batres Editorial pudo rescatar un volumen de dicha edicin y se decidi a
imprimirlo en Lima. El cuidado de esta edicin considerada como defnitiva y completa estuvo a cargo del cuentista
Gregorio Martnez.
2 La noticia de su muerte me sorprendi en Huars donde estaba realizando una promocin de libros y un ciclo de
conferencias por las ciudades del Callejn de Huaylas. Era el 11 de abril de 1997 y la mala nueva me la dio en la calle
el pintor Humberto Chvez Bayona, amigo de Eleodoro Vargas Vicua.
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Marcos Yauri Montero
La vida y obra de Eleodoro Vargas Vicua sugieren igual expresin. Su conversa-
cin, su vida misma, eran la imagen o la otra cara de sus textos. Cuando conversaba
engarzaba ideas, fantasas, elucubraciones lindantes con la flosofa o la magia. Deca
irrealidades ms intensas que la realidad misma. Contaba sueos, como aquel que en una
festa cunda el pnico porque el toro de una pintura que penda de la pared se estremeca
pugnando por escaparse del cuadro, pero una nia corra y con una cinta ataba a la fera
que quedaba presa detrs de un rosetn; o como aquel otro en que l preguntaba por su
madre y los circunstantes le sealaban a una hermosa nia, dicindole: Esta es tu madre.
Aqu est tu madre.
Qu pensar de un escritor que al conversar de este modo vea el mundo como una
irrealidad habitable? Ernesto More, genial periodista que pensaba y escriba como poeta
o flsofo, escribi de l: Eleodoro Vargas Vicua pertenece a esa categora de escritores cuyo
destino es escuchar las voces del misterio
3
. Esta singularidad que lo distancia de los escrito-
res de su generacin (la del 50) ha hecho de su obra un universo cercano al hermetismo.
Sus cuentos con aisladas excepciones, no son fciles de ser captados en profundidad. Con
su obra sucede lo que ha acontecido con la de otros escritores que vivieron permanen-
temente vinculados con el misterio: Juan Rulfo, Rainer Mara Rilke, inclusive Marcel
Proust. Los cuadernos de Malte Laurids Brigge del segundo, pudo haber sido soado por
Vargas Vicua. Se equivocar, por eso, el estudioso que al acceder a sus textos, lo haga
pensando solo en lo telrico o en el indgena. ahun y Taita Cristo son productos de
un escritor nacido en los Andes que hacen vacilar las fronteras regionales y culturales,
superan la etnicidad. En sus pginas quien suea o padece es el hombre anclado en el
universo, sin etiquetas. Eleodoro Vargas Vicua nos ha hablado desde el otro lado de la
existencia, y sta, inferno o paraso, toca a cada quien como lo hace el mundo de Pedro
Pramo o del solitario Malte o como el universo mgico y realista de Marcel Proust,
donde las cosas dejan ver su alma y aparecen transfguradas, como el mar de Balbec que
inunda los espejos dorados de hoteles lujosos en cuyos comedores los huesos de los peces
devorados por comensales elegantes se muestran como ctaras y el mundo se llena de
muchachas en for a cuya sombra la felicidad sonre ocultando la amargura y la nostalgia.
Ms adelante de la frase citada de Ernesto More, refrindose a los escritores vincu-
lados al misterio, l escribi: Todos ellos llevan un raro sello de tristeza en el rostro, en la
mirada; a veces hasta fuera de la persona, como si el signo fotara delante de ellos.
4
Tienen
una ingravidez metafsica acusada. Viven para el otro lado; y si llegaran a caer, se caeran para
arriba
5
Eleodoro Vargas Vicua al conversar daba la impresin de no estar presente,
que de l estaba frente a nosotros solo su mirada, su sombra, sus palabras que fuan de
3 Eleodoro Vargas Vicua . Reportajes con radar Ediciones Pacha. Lima, 1960. p 104
4 Ibd.,.p. 104
5 Al referirse directamente a Vargas Vicua, Ernesto More escribi en el mismo reportaje: Es preciso confesar que
desde que lo vimos la primera vez, as, pequen de estatura, un bigotito negro poesco o egurino, donde parece reco-
gerse la negra melancola de sus ojos y ese su aire ingrvido para con los intereses fenicios de este mundo; es preciso
confesar, decimos, que nos produjo la misma sensacin de fraternal y emocionada simpata que nos inspir Vallejo,
ese inerme len de nuestra poesa
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Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
un mundo que solo l conoca. Tengo la seguridad que l era consciente de vivir en una
zona liminal, entre el sueo y la realidad, sino no se explica su exagerado celo con lo que
escriba. Para l, la palabra era msica, fantasa, un microcosmos encantado y por tanto
el discurso tena que ser maduro como una fruta, como una sinfona o una pintura, en
su caso como la de un Marc Chagall feliz ante el deslumbramiento de la infancia y de la
tierra mgica. Correga sus escritos hasta la esquizofrenia. Al ingresar al INC a trabajar
al lado del poeta Arturo Corcuera, otro artfce de la imagen, lo encontr corrigiendo
un poema, y cuando despus de aos se retir de la institucin segua castigando a los
mismos versos. Ahora, a esta altura del tiempo, estoy convencido que correga mucho
porque las palabras eran incapaces de transmitir los colores, las melodas, la magia que su
universo interior posea. Por este mpetu de perseguir la perfeccin viva con intensidad,
hua del dolor, disfrutaba de la compaa humana porque en el calor de la amistad, en
la multiplicidad de destinos encontraba lo que la perfeccin le induca, como en aquella
expresin de un carpintero: Ah, los poetas? Aquellos que saben hablarle directamente al
alma? Vargas Vicua quizs debi ser un mstico, no lo fue porque amaba muchsimo la
vida. No fue un solitario como Vicente Azar, Carlos Oquendo de Amat, Efran Miranda
o Jos Mara Eguren, los tres primeros nuestros grandes poetas poco recordados. La vida y
obra de Eleodoro Vargas Vicua guardan equilibrio. En su lecho de hospital, enfrentando
ya a la agona, ante una grabadora dijo: Hasta cuando uno est en el vientre de la madre,
uno ya va siendo los otros. Los otros te estn haciendo a ti, te estn siendo ser. Desde cuando
sale a la luz del mundo y empieza a hablar ya ests ms all de todo el camino de la vida
porque ests en un mundo donde te ha recibido la Vida
6
. A sus amigos que se despedan al
trmino de la visita, les deca: Ustedes se van y yo me quedo con ustedes. Expresiones muy
humanas con mucha racionalidad mtica, la relacin entre el ego y el alter ego, entre lo
uno y lo otro. Toda una conjuncin holstica que anula toda asimetra En el tiempo
prximo a su retirada del INC entreg a sus amigos pginas en las que haba escrito sus
pensamientos dedicados a cada uno. Fue una manera potica de permanecer en el mun-
do, de cogerse a la vida con dientes, uas, con todo.
La muerte en los cuentos de Vargas Vicua
No hay en la literatura peruana, exceptuando la obra de nuestro autor, otra en la que la
muerte tiene una presencia envolvente. El seoro de la muerte est desde ahun hasta
Taita Cristo; y, tambin es una marca en lo que escribi despus de estos ttulos.
La muerte, en sus cuentos, es una presencia etrea, una sombra que se respira, que
hasta tiene olor. Sus heraldos son las mariposas negras, rojas, amarillas, el zureo de las
6 Confesiones en alta voz Entrevista de Esperanza Ruiz, amiga del escritor. La casa de cartn. Revista de cultura de Oxy,
II poca No 13. Lima, 1997-1998. p 9 Esta Revista de Cultura, en su nmero 13, contiene un merecido homenaje
al escritor peruano Eleodoro Vargas Vicua. Desde la pgina 2 hasta la 51, hay artculos de Carlos E. Zavaleta,
Oswaldo Reynoso, Esperanza Ruiz, Manuel Baquerizo, Anbal Quijano, Jos Antonio Bravo, Marcos Yauri Montero,
Carlos Orihuela y scar Araujo Len.
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Marcos Yauri Montero
palomas que cantan cuatro veces, el canto de los bhos, el color que muda en los espacios
celestes, en las plantas, en los susurros, en los rincones penumbrosos. Pese a ser poderosa
es incapaz de evitar la presencia de la Vida que siempre est frente a ella, inclusive en las
catstrofes, encarnada en los nios que an estn en el vientre materno o que nacen en
medio de desastres. Pocos cuentos, quizs dos o tres, estn libres de la muerte. Por qu
esta tenaz compaa? Obsesin? Miedo a la muerte? Amor esquizofrnico a la vida?
No hay explicacin que pueda despejar la avidez de estas interrogantes. Eleodoro Vargas
Vicua repeta siempre lo dicho por una voz del montn, en el cuento Hombre de la
esquina rosada, de Borges: Para morir no se necesita ms que estar vivo. Ciertamente, en el
mundo todo lo que vive muere. Mueren las plantas, los animales, los hombres. Para morir
es necesario nacer, para nacer se necesita tener madre. No muere quien no ha nacido,
como tampoco puede morir quien no tiene madre. Herman Hesse plasm esta refexin
en su novela Narciso y Goldmundo . donde el ltimo, que ha perseguido toda su vida la
fgura ideal de Eva para esculpirla, en su agona, cuando ya sin fuerzas la ve ntida en su
imaginacin, murmura: Cmo podrs morir un da, Narciso, si no tienes madre? Sin ma-
dre no es posible amar. Sin madre no es posible morir. Quin es esta madre? La naturaleza.
La naturaleza que en la cosmovisin andina es Pachamama, madre de los hombres, de
todos los seres que viven en la tierra y se alimentan de sus frutos. Eva es tambin madre
de los hombres, como Pachamama; ligada a la tierra, que al ofrecer la manzana a Adn le
descubre a ste el secreto de la agricultura. Adn y Eva no pueden morir, porque ellos no
han nacido, han sido creados, por tanto no tienen madre; y por este mismo razonamien-
to, Eva es ella misma, la madre, la Pachamama universal.
La muerte en los cuentos de Vargas Vicua tiene muchas maneras de ser. Est en la
naturaleza en forma de huaico: De agua, de noche, de viento, fue la tumbadera de la casa de
Don Tofe. Con gritos de parto tambin (Esa vez del huaico).
7
Est en la sequa que hace
bramar: Ah calor, se dice, con los ojos agnicos. El deseo reseco es un verano de rboles y pie-
dras calcinadas. Los vapores ardientes de la sangre, aqu, donde para el mirar ya no hay lejos,
sino la pura presencia gastndose en s misma, gastndose muerte a muerte
8
. Est tambin
en el amor y en la nostalgia como en el cuento: El traslado donde en el atad de un ser
querido luego de abierto solo estn sus despojos: La ta Mara estaba all. Estaba su esque-
leto. Sus zapatos de hule intactitos. Sus cabellos frescos. Sus huesos. Su humedad, sus lmites. Su
pobre carne reseca. Su tierra. Su silencio, su alma. Su alma? Estaba el alma de la ta Mara?
9
La bsqueda de la vida resulta absurda e intil y solo el amor la puede vencer. Cuando
la muerta es devuelta a las tinieblas la ternura cae sobre sus despojos: Con sombra que
cerraba, con agua bendita, con fores, con nuestro cario la cubrimos nuevamente.
En Memoria por Ral Muoz la muerte es una accin defensiva. El cuento aborda
el tpico del forasterismo. Quien llega trastorna el orden de una comunidad social cuya
vida depende de la armona entre el hombre y la naturaleza; cuando esta armona se que-
7 ahun , Milla Batres Editorial, Lima, 1978, p. 61
8 Ob. Cit. p. 78
9 Ob. Cit. p. 40
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Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
branta la muerte pende sobre el pueblo. El forasterismo es un topos universal que en la li-
teratura se ha cargado de esencia mtica. El otro inmigrante es un actante desestabilizador,
con su permanente llanto roba el agua del cielo y la sequa ahoga el mundo, evento que
determina su muerte a manos de un grupo de desesperados annimos. La desaparicin
del visitante llorn que en su pauelo se guardaba toda el agua de las nubes, devuelve la
lluvia a la comarca: A la medianoche empez la lluvia. Al medioda continuaba bajando.
Ms tarde, entre las sombras, sombras mojadas caminaban
10
El relato, adems de trgico y
potico es misterioso. Pero por otra parte, es esencialmente mtico. Segn los mitos andi-
nos cuando un hombre cae a un ro su cadver llora hasta que lo rescaten; su llanto produ-
ce lluvias abundantes e interminables. Ral Muoz es el repositorio de la dicotoma lluvia
/ sequa; lluvia y sequa, dos potencias que benefcian y que asimismo pueden destruir.
Por eso cuando habla dice: Yo soy Ral Muoz. Todos estos hombres me conocen. Por eso
me respetan () T tambin me conoces; pero no te acuerdas Este extrao visitante juega
un papel inverso al cadver que con sus lgrimas produce lluvias porque su llanto causa
una sequa peligrosa. Este forastero es la muerte A este pensamiento mtico se aaden ele-
mentos onricos, segn los cuales soar licores o borrachos es presagio de lluvias; tambin
elementos naturales, entre ellos los trinos del zorzal que anuncian lluvias o sequas y el
hervor de la tierra.
11
La muerte del forastero en manos de ajusticiadores annimos, es de
gran signifcacin. La Madre Tierra, Pachamama, reclama su derecho a comer, para no
morir necesita nutrirse de una ofrenda, y en este caso el cuerpo yerto de Ral Muoz se
convierte en elemento hierofnico y representa esa ofrenda, y es masculina como en los
mitos universales. El rito de la fertilidad exige, en todas partes, la muerte de una vctima.
La Gran Madre, en todos los mitos, es un ente ambivalente: benefcia y castiga, da vida,
bienestar; devora y destruye. El autor de ahun, no menciona el nombre de Pachamama,
as como tampoco alude en ninguno de sus cuentos a los apus.
12
Pero, la Gran Madre
Tierra, est presente como sombra, como esencia, con sus atributos de alimentadora, de
un ente que cobija y ampara, pero que no exonera a sus hijos a su derecho de que tienen
que darle de comer, de sustentarse de la sangre de llama u oveja para seguir cumpliendo
con su rol de benefactora dentro del principio de la reciprocidad.
La muerte en la obra de Eleodoro Vargas Vicua no irradia pavor. Se la siente,
camina a nuestra vera, est en nuestro sueo, sin que nos percatemos de su estrecha
cercana, y sin que inclusive podamos presentirla. La lejana de la muerte no est en el
alma del autor. A Vargas Vicua le suceda como a Malte Laurids que en la gran ciudad,
Pars, la ve hacindole recordar la muerte de muchos seres que conoci o de quienes oy
10 Ob. Cit. p.156
11 Cf. Yauri Montero, Marcos: Simbolismo de las plantas alimenticias nativas en el imaginario andino. Fondo Editorial de
la Universidad Ricardo Palma, Lima, 2009, pp. 41,43, 51.
12 Vargas Vicua al extraer de su memoria elementos mticos relacionados con este cuento, casi de manera inconsciente,
al protagonista de este su cuento le aadi el apellido de Mieses, que oculta el discurso relacionado con las semente-
ras. En la edicin de sus cuentos realizada por Milla Batres en el ndice fgura este relato con el ttulo de: Memoria
por Ral Muoz Mieses; pero en el interior del libro, se titula: Memoria por Ral Mieses. Por otra parte, en el
texto mismo, el protagonista aparece nombrado solo como Ral Muoz
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Marcos Yauri Montero
hablar: Es pues aqu que viene la gente para vivir? Mas bien me inclino a creer que aqu se
muere La muerte o la agona est en un nio que duerme en su cochecito, con la boca
abierta, oliendo a papas fritas y cloroformo, en los coches con vidrios opacos: tras los
cuales pueden imaginarse las ms bellas agonas. Seguramente por esta familiaridad con
la muerte, Vargas Vicua tena la costumbre de visitar los cementerios. En Huamanga,
en 1987, durante un encuentro de escritores peruanos convocados por la universidad,
a su insistencia le acompa a visitar el camposanto. Me haba deslumbrado con el
cuento de que all se lee la historia de una ciudad, en los epitafos, en las inscripciones,
en los retratos de las tumbas.
El autor de ahun ha alegorizado a la muerte de manera sobrecogedora y al mismo
tiempo bella y trgica. Ocurre en su cuento Ese Don Aguilar. La imagen de este actante
corrodo por el cncer, en una tarde con Suelo de lluvia, de barro, se muestra a la puerta
de su casa como eternidad, recogiendo las goteras frescas en su mano. Don Aguilar
que sabe de su agona: Se venga de su enfermedad embalsamando pjaros. Los nios del
pueblo que juegan, al ver caer una paloma se acuerdan de l, la atrapan y se la llevan: La
traemos para que la cure. Luego de la propina, los nios se van corriendo felices acompa-
ados por un perro. Uno se queda y l es quien ve la imagen fantasmtica de la muerte en
don Aguilar que se muere diariamente, a pausas pero sin reposo. En el sbito oscurecer,
ante sus ojos brota un pjaro inmvil, plido a la luz de un lamparn. Don Aguilar est
all, en el centro de la media luz: Como sentado al frente de donde estaba, tenan sus ojos
todo su pensamiento. Mientras fuma suda de tristeza, aureolado por la dbil lumbre,
como un astro muerto o un dios triste por la eternidad.
13
El autor de ahun y Taita Cristo tena un culto extrao por la muerte. Su sueo en
el que cuando pregunta por su madre, la gente le seala a una nia, est lleno de mucho
signifcado; primero, la nia hermosa, es el primer momento, el amanecer del mundo,
por tanto virgen, que se asocia a la fertilidad; segundo, revela la bsqueda de la madre,
que segn el psicoanlisis, es el deseo de volver al origen, al comienzo; tercero, ese deseo
de retornar a la madre, es el de querer desaparecer en ella, de disolverse, de morir en
la madre.
14
A esta adoracin a la muerte responda su gusto por visitar cementerios. A
Juan Rulfo tambin le encantaban tales visitas; ante los reporteros siempre declaraba que
tena la mala costumbre de cuando llegaba a un pueblo visitar los panteones, porque: Es lo
nico interesante que hay en los pueblos
15
Rainer Mara Rilke, el Da de Todos los Santos lo
pasaba en el cementerio, all, segn J. F. Angelloz escribi varios poemas de Ofrenda a los
lares. Este mismo escritor lo describe en dos cementerios distintos. En el primero, Rilke
se apiada de un ngel con las alas rotas, de cuyos labios abiertos, sbitamente vivos, vuela
13 Ob.Cit. p. 47
14 Este deseo de retornar al smbolo del inicio y del fnal que es la madre, sinnimo del Paraso o la Jerusaln celestial,
es llamado por Mardones el incesto urobrico, deseo de muerte. El animal mtico, el ouroborus que se muerde la
cola, expresa la simbiosis madre-nio. Cf. Quezada Macchiavello: Del mito como forma simblica. Fondo Editorial
Universidad de Lima, Fondo Editorial UNMSM, 2007, Lima. pp. 380-387
15 Rof, Reina, Juan Rulfo. Autobiografa armada. Ediciones Corregidor, 1973, Buenos Aires. P. 66
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Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
una mariposa; en el. segundo, se siente conmovido ante un crneo de cuyas rbitas vacas
se elevan miosotis.
16
El mundo de Eleodoro Vargas Vicua
En qu escenarios transcurren los cuentos de Eleodoro Vargas Vicua? El tpico interesa
bastante. No hay creacin literaria que no haya nacido de insumos reales. Los cuentos de
ahun y Taita Cristo, son relatos que suceden en una sola localidad o en varias? La atms-
fera ambigua, oscilante entre la realidad e irrealidad en la que estn sumidos no ayuda a
precisiones. El lector tiene que imaginarlos. Sin embargo, una cosa es cierta. El pueblo o la
aldea de sus relatos es uno solo o sola, no interesa conocer su nombre ni saber dnde est;
saber cmo se llama y ubicarlo rompera el sortilegio. Lo interesante es convencerse que ese
lugar innominado por imaginario posee una infnita capacidad de autognesis. Con este es-
cenario equiparable a los mundos mticos de la novela latinoamericana: Macondo, Comala,
Santa Mara o Rupan, la virtud creadora del autor ha inventado otros tantos escenarios que
todos juntos, como las fguras de un bricolage, constituyen el universo de nuestro narrador.
Sus cuentos, de entrada no agradan al lector cazador de aventuras. Sus relatos casi carecen
de historia, si la tienen es breve hasta casi insignifcante. Pero, entonces qu es lo que hace
de ellos textos que subyugan? La respuesta es apodctica, la cuentstica de Vargas Vicua
tiene diversos modos de captacin del mundo, proeza admirable que se debe al manejo
de una escritura concisa cuyo milagro es el sabio engarze de un lenguaje que aprehende el
discurso mestizo anclado en un espacio andino donde priman lo popular y la oralidad. Estos
dos elementos que corresponden a una sociedad mestiza crean un sociolecto cuyo soporte
es el mundo quechua; vale decir un lenguaje cuya red castellana contiene el espritu, la
sensibilidad, el pensamiento, la esencia y la vida del mundo andino. A pesar de que entre la
expresin oral y escrita juega una asimetra, el discurso de Vargas Vicua no sufre rupturas e
interferencias. Al contrario, la oralidad al pasar a la escritura es estetizada y crea un ambiente
mgico, un suspenso, porque no pierde sus convenciones, como los gestos, las infexiones
de la voz, los modos de enunciacin, el ritmo de las secuencias narrativas; involucra el con-
texto real del que es parte el ambiente natural, el paisaje aldeano, la imagen de las casas, las
oscilaciones y claroscuros del tiempo, la luz, el rumor de las arboledas, los colores y aromas,
la vestimenta de las gentes, la imagen de las personas, los mltiples sonidos. De este modo,
por ejemplo, el lector siente como propia la soledad de Consuelo en el cuento Velorio;
escucha los trinos del agua de la acequia que corre en El desconocido, siente la punzada de
las espinas de los cactus cuando el nio narrador de este mismo relato memoriza el pueblo
presintiendo su ausencia de su solar nativo, punzada que presagia el dolor del desarraigo.
La oralidad en ahun y Taita Cristo oscila entre la poesa, las prcticas religiosas, la cosmo-
visin mestiza y la manera sui gneris cmo el hombre habita la palabra. El modo cmo la
16 Vargas Vicua fue un lector devoto del poeta checo Rainer Mara Rilke. En el reportaje de Esperanza Ruiz, dice : Sin
saberlo, yo haba ledo la poesa de Rilke de rodillas, como quien ora Ob. Cit. p. 9.
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Marcos Yauri Montero
palabra es habitada por el hombre ligado a una realidad agraria, casi arcdica, convierte a
sus cuentos en mundos que no solo son mticos y mgicos, sino tambin espacios donde la
poesa es la salvacin.
De hecho en la obra de Vargas Vicua es relevante la racionalidad mtica. La aprehen-
sin del mundo se da por operaciones que contactan al narrador con el otro hermtico y
misterioso. Ese otro es la cultura mestiza que nace y se cultiva en una comunidad agraria
andina fuertemente enrazada en una naturaleza idlica que le sirve de marco. Todo lo que
ha acontecido, lo que sucede y lo posible o imposible tienen contenidos que modelan los
espritus. Esos contenidos necesitan ser comprendidos e interpretados para darle sentido a
la realidad y a la vida. En Esa vez del huaico, la naturaleza al rebelarse torna inhabitable
el mundo. El nacimiento de una criatura en medio del desastre le devuelve al mundo su
condicin de habitable para la continuidad de la vida. La muerte de Ral Muoz cumple
igual funcin; el forastero que con su llanto gasta el agua del cielo debe morir; su muerte
es necesaria e impostergable, y cuando ocurre, su deceso le devuelve a la comarca las llu-
vias que sus campos necesitan. En estos dos y otros cuentos hay una aprehensin semn-
tica de la realidad Toda referencia o inferencia refrenda el saber ancestral conocido, y el
resultado es la desaparicin de los temores. El otro desconocido siendo peligroso es parte
de la vida, es una zona de la realidad. De este modo los eventos salidos de lo normal al ser
captados por el alma o el cuerpo se convierten en mensajes. As se explica, por ejemplo, el
cuento En tiempo de milagros donde las mariposas negras, rojas o amarillas, el mugido
de un toro, la luz de carburo de un ex soldado que es vencida por la del amanecer, la lluvia
de piedras, las lgrimas de los choclos, siendo todas enigmticas dan sentido y signifcado
al mundo. Aprehender la realidad, tal como se produce en las narraciones del autor de
Taita Cristo no es, pues, situar a los hombres en el tiempo de las sociedades primitivas; la
racionalidad mtica, en sus diversas formas, es caracterstica de toda sociedad sea prelgi-
ca, industrial o tecnologizada, en cualquier lugar.
Tres son los cuentos emblemticos de Vargas Vicua con variadas formas de cap-
tacin de la realidad: Taita Cristo, Tata Mayo y El desconocido. Sus formas de
captacin corresponden al pensamiento mtico y mgico, a la racionalidad referencial
y la racionalidad mtico-referencial. Lo que quiere decir que sus cuentos aprehenden el
mundo como una totalidad mediante asimilaciones mutuas que ejercen los niveles so-
ciales en contacto con su entorno; y todas esas asimilaciones, ajustes y acomodamientos
son ensamblados por un discurso que como un pivote les otorga anclaje en un espacio y
tiempo que respectivamente est en un lugar imaginario de los Andes y aproximadamente
en un tiempo que corresponde al tiempo del autor: 1950: ahun, y 1960: Taita Cristo.
Podemos considerar a Taita Cristo como una teatralizacin andina de la pasin
de Cristo cargando la cruz, no segn el canon bblico, sino como una reinterpretacin
mestiza lindante con la profanacin
17
. Este cuento puede leerse como parodia, evento
17 Desde este punto de vista, las procesiones de la Semana Santa, que se realizan en el interior del pas, se analogan con
las escenas de la degollacin de Atahualpa en muchas festas, que igualmente no repiten el canon de la historia real,
sino se presentan como eventos que reinterpretan la historia.
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Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
tensional o como una festa comunal en los Andes; una festa como la de la siembra, de
la cosecha o patronal. Participan los actantes bblicos: el padre, el hijo, la madre, el ayu-
dante, la multitud vociferante, todos transformados. La accin tiene un fondo musical
ejecutado con instrumentos de viento, cuyo ritmo ondula conforme a la carga emotiva
de cada secuencia, siendo por momentos suave, grave, dramtica o trgica, como si se
tratara de una pera. El padre (el antiguo cargador), contrariando al discurso bblico
ha envejecido, y el hijo asume la responsabilidad de cargar la cruz, no como un acto de
castigo y redimitorio, sino como demostracin de virilidad masculina, mayora de edad
y sexualidad madura; los dos sucumben. Este aniquilamiento colma los deseos psicticos
de la generacin nueva y de una multitud variopinta que vocifera, re, bebe, dentro de la
que se encuentran gentes de otras comunidades, de las que los huaracanos son los ms
feroces. La procesin es una competencia entre lo viejo y lo nuevo, entre el centro y la
periferia, entre lo bblico y una realidad colonizada. Un mudo y un tonto son los nicos
que se manifestan como sensatos en esta vorgine. El primero tiene pegada la vista al
bombo de los msicos pensando que si dejaran de tocar, el cargador se caera. Y el tonto,
o sea: El opa Raymundo sigue de lejos () Y ahora se aproxima, quitando de en medio a
la gente. Llega junto al cargador y trata de ayudarlo. Hace un esfuerzo y tambalea la Cruz.
El Gobernador de un fuetazo lo retira. En el vrtice de la escena se mezclan el dolor, la
tragedia, la risa, la burla, la envidia, la borrachera hasta de las ms viejas que acompaan
al torturado de lejos, cayndose, levantndose del barro; un muchacho mira al gento al
mismo tiempo que orina; participan tambin el barro, el fro, el alcohol, la sexualidad,
la ria. El nico ser que llora con sinceridad es un tullido. Prximo al fnal, la madre
del cargador, una anciana nonagenaria, a pedido de la gente acude; no llega baada en
llanto, tampoco para suplicar clemencia; sino se hace presente para protestar. Censura la
procesin, la tilda como una locura y ante la rudeza del evento recuerda los viejos tiempos
porque no comprende la nueva poca: estar sentada aqu, sin comprender dnde estoy,
hasta no saber por qu este desborde Luego lanza una pregunta contundente e incrimina-
dora, interroga que en esta competencia, quin es el contrincante? La pregunta echa por
tierra la representacin. Da a entender que el acto es un constructo que ha sido pensado
y armado para transcurrir sobre un fondo carente de signifcacin porque no hay ningn
contrincante y as hubiera, l est ausente, lo que equivale a que todo acontece sobre un
vaco. El silencio de la multitud ante la interrogante expresa culpa y remordimiento. La
comunidad es consciente que su empecinamiento tiene visos de asesinato; al castigar al
cargador se castiga a s misma; este autocastigo le produce dolor que todos creen es purif-
catorio. La procesin que ha sido pensada para recordar la pasin del Viernes Santo, en la
noche, deviene en la muerte primero del hijo y despus del padre, es decir de Dios. Este
cuento, Taita Cristo, es el relato de un deicidio; hace saber al mundo el deceso de Dios,
como en As hablaba Zaratustra, alguien o muchos le dan la noticia del terrible suceso al
flsofo ermitao. El cuento es una carnavalizacin. El dolor, el padecimiento, la realidad
oscilante entre el bienestar y la pobreza, las variaciones del tiempo, de la naturaleza y de
la vida, todo es carnavalizado e igual suerte corren la tortura y el olvido.
360 YUYAYKUSUN
Marcos Yauri Montero
Tata Mayo es la prdida de la inocencia en el tiempo en que maduran los frutos.
Mayo, el mes dorado, mes del Seor, durante el cual todo se vuelve hermoso en los Andes,
las ciudades, las aldeas, las praderas, los bosques, las campias. Es un bildungsroman y el
fracaso del amor. El joven amante aprende a querer a una muchacha junto a un ro. Ms
adelante, el contacto apasionado de sus cuerpos durante las citas, es un delirio que borra
la realidad del sexo y hace que el mundo aparezca como un sueo o una anamorfosis que
solamente los adultos entienden. El amor se entrelaza con ideas que en su pretensin de
comprender la vida no llega a nada. La brusca separacin de los amantes y la noticia del
hijo que ha muerto son una catstrofe que da sentido a la existencia: Ha muerto un hom-
bre. Ha muerto un hombre sin haber nacido El fracaso y la muerte no son el fn, porque
acaece el milagro de volver a empezar junto al mismo ro donde comenz el amor. Este
recomenzar signifca darle sentido a la tragedia imprimiendo en el espritu la idea de que
sobrevivir es otorgarles signifcado y sentido al dolor y a la desgracia, as como tambin
es volver a vivir. La muerte produce un renacimiento; la vida retorna de un vientre frutal
como el de Demter, Eva o Pachamama, fecundado por el amor. El tiempo y el amor
seguirn, como: El ro que avanzaba con seguridad.
18
En El desconocido
19
el tema de la muerte est enriquecido con la alegorizacin
de la ausencia, de lo no conocido, del desarraigo, del mundo presentido que existe ms
all de las fronteras. El relato se desenvuelve dentro de una atmsfera edpica colmada de
desolacin. Le signa la ausencia del padre que, segn la madre, est de viaje desde antes
del nacimiento del nio narrador. En una primera instancia, el desconocido es el padre;
en una segunda, ste es el desconocido. Ambas ideas devienen en presentimiento de una
realidad lejana que el nio no alcanza a comprender. El presentimiento desencadena
nostalgia como si el nio, en algn momento, tuvo o posey algo conocido, ese algo que
empieza a buscar como si alguna vez ira a encontrarlo. Los recuerdos fuyen a travs de
actos, de objetos o de un color. Los bales guardan recuerdos que tienen un olor que
refrenda la evidencia de que lo desconocido existe y que: Algn da llegar.
La escena del huerto es sugerente. All lo desconocido asume varias formas. Es el agua
que al correr hace pensar: de dnde?, y a dnde?, interrogantes que originan la duda:
Y ese perderse, ese no saber, era como perderme yo mismo. Por un instante Gonzalo es la
encarnacin de lo desconocido; l es el Otro a cuyo descubrimiento contribuye el muro:
La pared detenida all, como lmite entre dos extraos territorios. La pared es la frontera
entre el Origen y el Destino, entre el Yo y el no-yo, entre lo Uno y lo Otro, entre hombre
y naturaleza; en suma entre el ego y el alter ego. Entre estas realidades aparentemente
separadas hay un elemento de enlace, y ste es la puerta que en algn instante amenaza
abrirse para dar paso a la sorpresiva irrupcin de lo desconocido. Pero la puerta no llega
18 Ob. Cit p.126.
19 Ob. Cit. p 141-150. El comentario a este hermoso cuento fue publicado en El Comercio. Aos despus, a pedido de
Eleodoro Vargas Vicua, acept que acompaara como prlogo a una edicin antolgica de ahun y Taita Cristo
que realiz la Municipalidad de Lima, durante la administracin de Alfonso Barrantes Lingn. La seleccin apareci
con el ttulo de Taita Cristo, en diciembre de 1986, dentro de la Coleccin Munilibros. Tiene 111 pginas.
YUYAYKUSUN 361
Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
a abrirse y lo desconocido sigue siendo un misterio, y el nio retorna a la duda, esta vez
acrecentada y por consiguiente ms grave que lo empuja a preguntarse: Estar aqu, o
a lo mejor ni he nacido todava. Entre el silencio y el taido de la campana invitando a
rezar, la tibieza de la tierra, el trino de los pjaros, el nio siente un desprendimiento y
divaga: Si me voy (como si ya me fuera), no estar aqu. Pero antes, antes, dnde estuve?.
Estas dudas graves devienen en el presentimiento obsesivo de la llegada del desconocido
a quien se esfuerza por imaginarlo: Cmo mirara O qu hablara, qu el quera oir.
Ms adelante, lo desconocido se convierte en abstraccin. Entonces, ya no es solamente
nostalgia o bsqueda, sino deseo por descubrirse a s mismo y saber del ms all de los
lmites de su pueblo. Ese ms all que an no es accesible, porque lo atan a su solar nativo
lazos que teme romper: Saltars, corrers, all mismo quedars. Pero si lo desconocido
no es accesible de modo real, lo es a travs de las palabras que alguna vez el desconocido
dijo: Me ir de este pueblo. A dnde nadie me encuentre. Aqu comprobamos que el padre,
una parte de lo desconocido, est muerto, y, al mismo tiempo, la muerte no signifca solo
muerte, sino tambin desarraigo que es otra forma de muerte, una muerte dentro de la
muerte (la segunda muerte). Y de sbito, tambin sabemos que la muerte es tambin el
presentimiento del exilio: Tengo pena de no estar aqu Una msica que aoro. Un pueblo
lejano, detrs de los cerros, pero ms lejos. Un pueblo de donde me trajeron a este lugar en que
he nacido. Luego, nos encontramos en medio de un contrapunto de hechos. El llanto de
las guitarras, la cancin en un rincn, el paso del tiempo, las lluvias. Todo coincide con la
crisis de un alma que crece pensando en el futuro. Futuro y lo desconocido son entonces
la misma cosa. Asoma defnitivamente el presentimiento de la verdadera ausencia; se di-
buja de manera creciente en cosas mgicas, en gestos y eventos inslitos. El protagonista
revisa el pueblo, lo memoriza para recordarlo, lo contempla con amor desde una colina y
piensa: Puede que ahora me vaya.
Por ltimo, la ausencia se defne coincidiendo con el crecimiento del nio narrador
que anhela tramontar las montaas que rodean a su pueblo. Mira el camino, testigo de
lo que ha pasado, de lo que pasa y pasar; y, ms all el dilatado espacio, abierto a todas
las posibilidades, a todos los sueos y ausencias, a todas las nostalgias y diversas formas
de agona. Entonces, ese sentimiento de exilio no es solo tal sino, el no lugar, y en sen-
tido ms hondo la bsqueda de la identidad. El narrador llega a saber que para burlar al
no lugar, es necesario llegar a ser el en s mismo. Por este proceso el padre y el hijo son
partes de una misma realidad. Es la historia del hombre que ha vencido a la muerte y al
tiempo confando en s mismo: Ahora es cuando empiezo a ver. Me doy cuenta: Como si
yo fuera mi padre. Pero aun ms, la frase: Puede que ahora me vaya, es el presagio del
desarraigo como consecuencia de la migracin. Desarraigo que es una forma de muerte o
de agona, esta ltima en el sentido de lucha en otro mundo. El fnal de este cuento, en
trminos histricos, alude al fenmeno migratorio que en el pas se acentu en los aos
posteriores en que fue escrito y que le cambi el rostro a la capital metropolitana, Lima y
a otras ciudades costeas.
362 YUYAYKUSUN
Marcos Yauri Montero
Mundo cerrado. Mundo abierto
El mundo de ahun y Taita Cristo por la recurrencia de personas y lugares, el ritmo lento
de todo cuanto acaece, da la impresin de ser uno solo. Como constructo literario, sien-
do uno es diverso. As como el nio narrador del cuento El desconocido que prximo
a su desarraigo memoriza el pueblo de su nacimiento, Eleodoro Vargas Vicua con los
elementos que su memoria registr de su tierra nativa y de los lugares que conoci en sus
viajes, cre un mundo fcticio donde sita la historia de sus cuentos. Ese espacio fcticio
tanto como hito geogrfco y cultura, est anclado en un entorno andino mestizo. Sus
habitantes son campesinos estrechamente vinculados a las actividades agrarias, e integran
una comunidad heterognea de las dcadas de 1950 y 1960, lapso que corresponde a la
vida del autor. En el seno de este universo no se nombra ni invoca a los apus, tampoco se
celebran rituales; es un territorio colonizado por el cielo cristiano y Pap Noel, as como
por duendes, la mujer convertida en mula y el diablo
20
. Estos mismos espritus malig-
nos corresponden al ayer: Segn el tiempo que transcurre, existen espritus malignos. Digo
porque ahora ya no se ven, dice el narrador del cuento En tiempo de los milagros. No
suceden las grandes festas en homenaje a los santos patrones o las que corresponden a las
actividades agrarias de la comunidad a campo abierto, con danzas, ritos, consumo de co-
midas y bebidas. Empero, la imagen que de este modo transfere la palabra de la realidad
local y sus habitantes no signifca que la cultura ancestral ha desaparecido o est recluida
en el olvido. Sucede que la oralidad al constituirse en memoria colectiva se ha convertido
en repositorio de la historia oral que es legada a travs de relatos orales de mitos, cuentos,
leyendas que forman una textualidad transmisible de generacin en generacin; asimis-
mo esa memoria colectiva es tambin fuente de prcticas culturales tradicionales, que en
el caso de los cuentos de Vargas Vicua no se mencionan porque el autor es un sujeto
endgeno que habla para los miembros de su propia semiosfera,
21
superando al sujeto
que frente al otro, para que ste haga uso de la palabra, juega el papel del que autoriza la
palabra (mediador, gestor), o del que habla por o habla de.
En el universo de ahun y Taita Cristo, aparte de las secuencias de la vida cotidiana
circulan chismes, habladuras. La vida discurre interiorizada, casi en silencio; de esa inte-
rioridad brotan ideas, pensamientos, en un lenguaje parco que recoge el aire mgico de
una comunidad detenida en un tiempo con visos de arcdico. La enfermedad, la soledad,
20 Nicole Fourtan demuestra que en el documento El espculo de los legos , publicado en Inglaterra en el s. XIII, el
demonio llega ante un herrero en forma de hombre montado en una bestia negra para herrarla a sta., que no es sino
su concubina que en las noches se convierte en dicho animal. En torno a Malikacha y el cura. Literaturas andinas
Nos 3 y 4. Lima. Director Edgardo Rivera Martnez
21 El concepto de semiosfera permite a un grupo socio-cultural comunicarse interna y externamente, porque es el
campo de signifcacin que defne la experiencia de los sujetos de una cultura, defniendo discursos producidos en
esta Tern Morveli, Jorge, Desde dnde hablar? Dinmicas. Oralidad-escritura, 2008, Andesbooks, Lima, p. 58.
La semiosfera es el dominio en el cual los sujetos de una cultura tienen la experiencia de la signifcacin, lo cual
permite a una cultura defnirse y situarse para poder dialogar con otras culturas. Quezada Macchiavello, scar,
Del mito como forma simblica. Ensayo de hermenutica semitica, 2007. Fondo editorial de la UNMSM, Fondo de
Desarrollo Editorial de la Universidad de Lima. Lima, p. 344.
YUYAYKUSUN 363
Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
la muerte, son amenazas permanentes que inducen a refexiones. No est en el pueblo el
cura lascivo del tiempo de los terratenientes, tampoco el funcionario que esquilma, ni el
hacendado maldito. Al cura se le tiene que imaginar; en lugar del hacendado est el pa-
trn con empleadas en su casa para el servicio domstico. El ejercicio religioso se cumple,
la campana llama a misa o anuncia el ngelus. Los escolares tienen presentes el clculo o
la historia, las guerras del Per por sus fronteras (Leticia), se entusiasman en los desfles
del 28 de julio Dos cosas resaltan en esta sociedad de existencia asordinada: los ancianos
y el desnivel econmico; los primeros son vistos con veneracin porque son la sabidura
y memoria colectiva; la pobreza se ceba en mucha gente, su vctima pattica es la nia
Pascualina que se ahoga en un ro por querer salvar a su mueca de trapo que le regal
una nia rica, porque Papa Noel no le trajo ningn regalo. Pascualina es vctima de Pap
Noel. La gente se comunica no a travs del quechua, sino usando un castellano popular
cuya fonologa y estructura hacen aicos al canon y que al mismo tiempo es suave como
un rezo, con mucha dulzura. Es el castellano peruano de las mayoras populares, campe-
sinas y marginales, que la genialidad del escritor ha convertido en lenguaje artstico, en
cuyas entraas late el universo quechua.
22
Sin embargo, este universo que parece cerrado, no es tal, sino abierto. El mundo
andino, a contracorriente de cierta tendencia conservadora nunca ha estado enclaustrado
por fronteras rgidas. Entre el centro y la periferia han existido relaciones, entre el ego y el
alter ego, entre el uno y el otro. En esta realidad andina de interrelaciones entre el mun-
do interior y el exterior los roles se invierten como en el escenario mundial donde para
Europa el Otro es la Amrica Latina, y para Amrica Latina, Europa es el Otro. En este
juego de relaciones la semiosfera cultural cuyas fronteras son porosas dejan fltrar su in-
fuencia sin que este fenmeno que hace semejantes al uno y al otro borre las diferencias.
En el mundo de ahun y Taita Cristo el territorio de ms all de la frontera no solo
es presentido sino comprobado. Hay viandantes, pasajeros, los que salen para las minas,
los que vuelven, los que se van al servicio militar, los que vienen para las festas. Hay un
ir y venir silencioso. El migrante no es solamente el que se va, sino tambin el que sin
irse imagina espacios situados ms all de los lmites, lo que quiere decir que se migra no
solo caminando a pie, transportado por un mnibus o avin, sino tambin viajando a
otras ciudades y habitndolas a travs de lecturas o de la sola imaginacin. Por otra parte
la semiosfera cultural, entendida como mundo semntico no tiene contornos duros, sino
porosos que posibilitan la interculturalidad, poniendo en entredicho la pureza de las cul-
turas. La semiosfera cultural expande su contenido por sus fronteras blandas, por fltro,
por contacto, por imitacin, empata, tambin por antipata, rechazo o conficto. De este
juego de fenmenos resultan los mestizajes.
22 Vargas Vicua no aludi de manera directa al mundo andino y su cultura antigua y moderna. Esta vive en sus cuentos
como esencia .No repiti lo que antes de l o los que vendrn despus, que por expresar una identidad, folclorizaron
el universo andino y su literatura. No mostr en su creacin lo que irnicamente muchos novelistas, entre ellos el
nicaragense Sergio Ramrez, llaman la cocina. Defecto que la crtica literaria s la muestra, guiada por la idea de
garantizar su solidez, mencionando la teora o teoras que nutren sus anlisis.
364 YUYAYKUSUN
Marcos Yauri Montero
La dcada del 50 y del 60 fueron los aos del autor. En ese interregno fueron escritos
sus cuentos. El mundo se desenvolva dentro del fnal de la segunda revolucin industrial
e inicios de la tercera. Las fronteras culturales y regionales empezaban a erosionarse al ser
cruzadas, con ms intensidad que antes, por el comercio, el turismo, la radio, el telfono,
el periodismo, la televisin y otras formas de comunicacin. La radio porttil a pilas era la
golosina hasta del pastor de la punta del cerro ms lejano. En los Andes las clases medias
al sentirse fuertes con la exportacin de sus productos agropecuarios o mineros colmaron
sus vidas de objetos modernos y lujosos al estilo de los habitantes de las grandes ciuda-
des. Ms antes, a fnes del s. XIX, en el Per las clases medias limeas enriquecidas con
el negocio del guano importaron la moda de Pars, mobiliario europeo (sillas vienesas,
espejos art nouveau). A imitacin, las clases medias de provincia hicieron lo mismo.
23

Es este el ambiente en que fueron creados los cuentos de ahun y Taita Cristo. En la
dcada del 40 se iniciaron las migraciones al centro capitalino, Lima; a partir del 50 se
acentuaron para incrementarse con los aos en oleadas hasta dar como resultado el fen-
meno de la ruralizacin de la ciudad y la urbanizacin del campo, del desborde popular
y la cholifcacin. Este fenmeno social cre en la sociedad peruana una nueva capa de
clases medias, tanto en las provincias como en el interior metropolitano, Lima. Esas
capas letradas generaron un espacio donde surgi un mercado para el libro-mercanca.
Los escritores surgidos dentro de esas clases medias que migraron, mitifcaron la vida
rural o semirrural que dejaron sus ascendientes, atrs. A su vez los lectores de las mismas
clases medias encontraron en la mitifcacin del pasado rural de sus familias un mundo
querido aunque no aorado. A este fenmeno que surgi a nivel latinoamericano, en el
Per se debe la actual proliferacin de obras reconocidas con la etiqueta de andinas; y,
segn el crtico francs Nol Salomon, a este acontecimiento se habra debido el exitazo
del best seller Cien aos de soledad de Gabriel Garca Mrquez.
24
El signifcado profundo
de este fenmeno no es sino el trnsito de una economa rural a una economa fnanciera
anclada en las urbes.
Por todo esto, la obra de Vargas Vicua es mestiza, y como proyecto nacional, tam-
bin. El realismo maravilloso de sus cuentos cancel el regionalismo.
25
El lenguaje po-
pular y la oralidad sabiamente reelaborados han otorgado a sus relatos calidad artstica y
23 En la ciudad de Huars, capital de Ancash, antes del terremoto de 1970 que la arras borrndola completamente,
hubo varios salones familiares con sillas y sofs vieneses, as como con espejos de marcos dorados, de estilo art
nouveau. En Recuay, a 30 km al sur, an existe otro saln del mismo estilo (Testimonio personal).
24 Salomn, Nol. Algunos problemas de sociologa de las literaturas de lengua espaola Casa de las Amricas, No
102. La Habana, Cuba, 1977 p. 11. En esta misma pgina, el mencionado sociocrtico francs de la Universidad de
Grenoble, ya fallecido, cita una frase importante de Mijail Bajtin: el lenguaje no es ideolgicamente neutral, y un
prrafo del francs Hennequin: Los que leen un libro se estremecen de placer al hallar expresadas en una lengua
perfecta las ideas tan queridas que acariciaban en silencio y son ellos por el espritu hermanos del hombre que las hizo
brotar primero en sus obras
25 Washington Delgado en el prlogo titulado: Vargas Vicua: Una subyugante intensidad potica, que acompaa
a la edicin del volumen editado por Milla Batres, dice que en su obra: Hay () una densa sustancia mtica, unos
personajes grandiosamente arquetpicos, por todo lo cual su breve obra narrativa se emparenta con los monumentos clsicos,
con el magnfco teatro helnico:
YUYAYKUSUN 365
Eleodoro Vargas Vicua: EL DESCONOCIDO
potica. El discurso de sus cuentos con cierto desorden en la secuencia de la ancdota, es
una lengua de iniciados. Eleodoro Vargas Vicua no fue un ser troceado como Inkarr.
No escribi para reestructurarse, ni para librarse de un fracaso ni se sinti desarraigado.
Quiso dar testimonio de los hombres de su pueblo usando su verbo. De este modo, segn
sus propias palabras que fguran en la edicin de sus cuentos realizada por Milla Batres:
ahun sera una asombrada voluntad de respuesta, como el frescor de la yerba cristalina
jugando con el agua viva.
367

YUYAYKUSUN 3 (2010) 367-372 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
El polvo del saber: la maldicin de cumplir
lo anhelado en un cuento de Julio Ramn Ribeyro
1
Germn Atoche Intili
RESUMEN
Analizando la historia de Ribeyro El polvo del saber comprendemos la infuencia que los padres
poseen sobre la percepcin de sus hijos y el desarrollo de la salud fsica y psicolgica. Nuestro
protagonista luchar por recuperar la biblioteca familiar, herencia prometida y negada a su padre.
Lograr su objetivo enfrentar las fantasas infantiles del protagonista con la realidad, entendiendo lo
ftil de su sueo. Tambin revisaremos algunas observaciones, desprendidas del texto. Por ejemplo
cmo el mismo objeto puede tener valoraciones diferentes, la inexistencia de la madre y el papel
negativo de las dos mujeres participantes en el cuento.
ABSTRACT
We can understand the infuence that parents have on the perception of their children and the
development of physical and psychological health analyzing the story El polvo del saber of Ribeyro.
Our main character will struggle to get back the library of the family that was a promised but denied
inheritance to his father. Achieving his goal will face the protagonists childhood fantasies with the
reality, understanding the futility of his dream. We also review some comments from the texts. For
example, how the same object can have diferent values, the absence of the mother and the negative
role of the two women involved in the story.
Vivir con la imaginacin es la mejor
forma de estrellarse con la realidad
El virus matrimonial
Sofocleto, 1975
el nico modo de mantener
un sueo perfecto y bello
es no realizarlo jams
Oz, 2009
Introduccin
P
or su tmida personalidad Ribeyro (Esteban, 2002) prefera tener un perfl bajo y
no difundir su obra. Refri de s en una entrevista de 1982, realizada por OHara
(2009).
[...] s que mis libros, por los temas que tratan o porque estn escritos en forma senci-
lla, accesible, llegan al gran pblico, sin por ello dejar indiferentes a las lites literarias.
1 Basado en la ponencia presentada en el Coloquio Internacional Julio Ramn Ribeyro: las palabras del mudo, realizado
en el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar, el 4 de diciembre 2009 en Lima.
368 YUYAYKUSUN
Germn Atoche Intili
Tampoco me considero marginal si entendemos por ello al escritor hurao, que vive
escondido, que se desentiende de su obra, que jams concede entrevistas o participa en
reuniones literarias. A m me fastidia la representacin, la fguracin, la publicidad, para
decirlo crudamente... (90-91).
Y ms adelante:
[...] hay una tercera forma de marginalidad, la del escritor que es poco conocido en rela-
cin con la continuidad de sus obra o cantidad de libros publicados o menos conocido
que autores de una obra equivalente. Ese podra ser mi caso. Y se debe, a mi juicio, al
hecho de no haber publicado ningn libro en una de las grandes editoriales que cuentan
con buen servicio de promocin y de distribucin. Me refero naturalmente a mis pu-
blicaciones en espaol, pues mis libros has sido publicados en excelentes editoriales de
otros pases (91).
Actualmente, segn Planas (2009), Julio Ramn Ribeyro ha dejado de ser el secreto me-
jor guardado de la literatura peruana (C1), a travs de reediciones existen lectores en el
extranjero que se identifcan con su melancola, su humor negro y sus temas universales:
la decepcin ante el progreso, la soledad, las pequeas derrotas (C1).
El cuento en Ribeyro
Elegimos participar en este coloquio, con uno de sus cuentos por ser la parte ms vo-
luminosa de su obra y la de mayor calidad literaria y carga crtica (Esteban, 2002). El
propio Julio Ramn Ribeyro (Vsquez, 2007) expondr sus ideas sobre este gnero en su
primer libro, Los gallinazos sin plumas, de 1955:
El cuento me parece que no es un resumen sino un fragmento. Quiero decir con
esto que el cuentista no debe tratar de reducir a cuatro pginas un acontecimiento o una
vida humana que podra requerir una novela, sino que debe en este acontecimiento o en
esta vida escoger precisamente el momento culminante, recortarlo como se recorta la
escena de una cinta cinematogrfca y presentarlo al lector como un cuerpo indepen-
diente y vivo (1).
Para Milla Batres (Ribeyro, 1989), aunque existen otros exponentes, con Ribeyro el cuen-
to alcanza su plenitud por su magistral perfeccin estilstica y excepcional estructura
narrativa [...] Tanto la fantasa, como la marginalidad y la frustracin son las constantes
por donde van a discurrir sus innumerables historias (9).
En ese sentido Esteban (2002) sostiene que dentro del boom latinoamericano eran
pocos los representantes de este gnero, como Borges y Ribeyro, quien afrm (OHara,
2009):
YUYAYKUSUN 369
El polvo del saber: la maldicin de cumplir lo anhelado en un cuento de Julio Ramn Ribeyro
Yo me siento un escritor, antes que nada. Creo que eso es lo importante. Que lo sea
escribiendo novelas, cuentos o cualquier otra cosa es secundario [...] La gran novela
uno la contiene dentro de s o tiene que encontrarla fuera de s. Yo no contengo sino
fragmentos de novelas. Y fuera de m no percibo el mundo como un totalidad sino frag-
mentariamente. Por ello me resulta ms cmodo escribir cuentos o textos breves. Lo que
no siento como una frustracin pues para ser un buen escritor no es indispensable pasar
por la prueba de la novela (87-88).
El polvo del saber
Durante 1974 Julio Ramn escribi, en primera persona, El polvo del saber en Pars.
Refrindose a lo efmero del conocimiento y la vida en s, adems de la decepcin ocasio-
nada por cumplir nuestros sueos.
En su diario, el 26 de septiembre de ese ao, leemos: Pas hoy en limpio mi cuento
El polvo del saber, el segundo que escribo en el curso del ao (Vsquez, 2007: 3). Lo
describe como: Ms que cuento, relato autobiogrfco, sin intriga, dentro de la lnea
de El ropero, los viejos y la muerte. Cada vez ms me oriento por esta va, cuyos an-
tecedentes son Los eucaliptos, Pgina de un diario, Por las azoteas. Relatos tal vez
demasiado personales, que mis crticos no aprecian, pero que para m tienen un encanto
particular (Vsquez, 2007: 3).
Desde nio el personaje adquiere la codicia/esperanza, transmitida por su padre, de
conseguir una biblioteca, obsesionndose con esta herencia familiar prometida y frus-
trada por su to abuelo Ramn, profesor universitario que llev una vida desordenada,
muriendo sin redactar su testamento. La viuda, como venganza a sus infdelidades, les
niega lo prometido, pasando de mano en mano, cada vez ms lejos. Esto ocasionar que
el protagonista considere negado su derecho, usurpado. No puede continuar con la tradi-
cin impuesta por el bisabuelo.
Infuencias de la familia
El progenitor haba empeado su salud con tal de conseguir la herencia mencionada. La
que no es un capricho sino la deuda que el hijo debe cobrar, de la misma forma le sucede
a Juan Preciado al viajar a Comala en la novela Pedro Pramo de Juan Rulfo o a Hamlet,
frente al fantasma de su padre, en la novela homnima de Shakespeare.
Para ellos su encargo les ocasionar consecuencias nefastas y es que la familia (en
especial los vnculos parentales) tienen gran infuencia en la salud psicolgica de los
vstagos.
A travs de conductas y mensajes, a veces indirectos, los padres van moldeando la
percepcin del nio y cmo se comportar ste. Nuestra misin como personas es desa-
rrollarnos, hallando nuestro propio camino.
370 YUYAYKUSUN
Germn Atoche Intili
Anlisis de otros autores
Para Elmore (2002) en El polvo del saber paradjicamente lo que se transmite no es un
bien, sino la voluntad de acceder a l (201). Icochea (2007) considera que refeja sim-
blicamente el desplazamiento social. Una biblioteca que pertenece a un pariente suyo
corre una suerte que en verdad es la suerte de la decadencia social (sin pgina). A su vez
Adolfo Cisneros (1998) considera que se refeja la decadencia y la inestabilidad de las
capas medias (445) como consecuencia de ese proceso de modernizacin. Adems reve-
la que la cultura, como consecuencia de la modernizacin, ha sufrido un revs dando as
paso a un materialismo que impera en el nuevo orden social (446).
Huanambal (2009) une este cuento a los dedicados por el propio escritor a la adultez
y declinacin como Los jacarands, El ropero, los viejos y la muerte [] La juven-
tud en la otra ribera, Terra incgnita. Cardona (2009) analiza el papel de los libros vir-
tuales, recordando que en este cuento la gigantesca coleccin de libros [ha] sido echada
a perder por la estupidez humana.
Gnero y cultura
Cabe resaltar que la lnea patriarcal del protagonista se encuentra ligada al amor por la
sabidura (flosofa). El bisabuelo reuni estos volmenes, encargando mucho de ellos a
Europa en pleno siglo XIX, poca ajena a Internet, herramienta que permite un mayor
acceso a la cultura.
Sus descendientes: el to abuelo, su padre y el hijo tambin fueron a la universidad,
compartiendo ese amor. Mientras que por el lado matriarcal, sin evocar a la fgura de la
madre, slo se menciona a dos mujeres que por el contrario difcultan esa devocin al
conocimiento. En primer lugar, la viuda:
[] seora riqusima, estril, sorda e intratable, que lo maltrat toda su vida. Para des-
quitarse de su fracaso matrimonial, la engaaba con cuanta mujer le pasaba por delante
(151).
[] opt por encerrarse en la calle Washington con su soledad, su encono y su sordera
(152).
En ella hallamos una contradiccin, es rica en dinero pero pobre en vida. Odia y es odia-
da. No comparte el gusto por las letras:
Me pareca un crimen que esos libros que un antepasado mo haba tan amorosamente
adquirido, coleccionado, ordenado, ledo, acariciado, gozado, fueran ahora patrimonio
de una vieja, avara que no tena inters por la cultura ni vnculos con nuestra familia
(152).
YUYAYKUSUN 371
El polvo del saber: la maldicin de cumplir lo anhelado en un cuento de Julio Ramn Ribeyro
La otra mujer es doa Maruja. Al administrar la casa donde habit el to, convertida en
pensin, mand botar la biblioteca en los cuartos de empleados para que no estorbaran.
Aqu comprendemos que el mismo objeto puede tener valoraciones diferentes. Para el
protagonista un tesoro, para la viuda una forma de venganza, para Maruja basura. Como
describe el refrn: Las cosas no se ven como son, las vemos como somos.
Cumpliendo los sueos
El anhelo de poseer este bien es frustrado por aos, hasta que por casualidad, cuando ya
haba abandonado toda ilusin, regresa a la casa donde se encontraba el tesoro, iniciando
una extensa bsqueda, hasta reducirla a una habitacin:
Yo vacil antes de abrir el candado. Saba lo que me esperaba pero por masoquismo, por
la necesidad que uno siente a veces de precipitar el desastre, introduje la llave (154).
Para nuestro hroe hubiera sido preferible que esa biblioteca permaneciera intacta en su
imaginacin, como recuerdo de niez. Con seguridad traspasara el anhelo a su propia
descendencia, repitiendo el ciclo. Sin embargo, prefere enfrentar la situacin, rompiendo
espejismos:
All no quedaba nada sino el polvo del saber. La codiciada biblioteca no era ms que un
montn de basura. Cada incunable haba sido rodo, corrodo por el abandono, el tiem-
po, la incuria, la ingratitud, el desuso. Los ojos que interpretaron esos signos haca aos
adems que estaban enterrados, nadie tom el relevo y en consecuencia lo que fue en una
poca fuente de luz y de placer era ahora excremento, caducidad (155).
Slo pudo rescatar un libro en francs que sirve para recordar el fracaso de su empresa.
Antes de estrellarse con la realidad comprende lo vano de su sueo. El tiempo ejerce su
efecto tanto en las personas como en las cosas. Ya lo dijo Herclito: todo fuye, todo
cambia, nada permanece.
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373

YUYAYKUSUN 3 (2010) 373-380 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Apuntes para la presencia de la cautiva, del gaucho
y del otro en la obra de Esteban Echeverra,
Jos Hernndez y Jorge Luis Borges
Ana Mara Intili
RESUMEN
El artculo enfatiza el valor de los textos literarios y la trascendencia de cada autor, as La cautiva
de Esteban Echevarra como Martn Fierro y La vuelta del Martn Fierro de Jos Hernndez, estn
directamente relacionados y son exponentes de una lectura social. Nacen de un mismo clamor,
expresan una denuncia con matices coincidentes. Mientras, Borges retoma el tema del otro, entonces
se declara heredero de sus antepasados biogrfcos, pero tambin de sus antepasados literarios. De esta
forma recupera, en un juego de intertextualidad, al gaucho, el de Echeverra y Hernndez, al gaucho
argentino, el gaucho de la pampa.
ABSTRACT
Te article emphasizes the value of literary texts and the signifcance of each author, so the captive
by Esteban Echevarra as well as Martin Fierro and Martin Fierros return by Jos Hernndez are
directly related in this sense and are exponents of a social interpretation. Originated from the same
clamor both books express a complaint with matching shades. When Borges returns to the theme of
the other, then he declares himself heir of his biographical ancestors, but also of his literary ones.
Tus, he recovers, in a game of intertextuality, the gaucho, that of Echevarra and Hernndez, the
Argentinean gaucho, that of the Pampa.
Una de las condiciones indispensables para redactar un libro famoso,
un libro que las generaciones futuras no se resignarn en dejar morir,
puede ser el no proponrselo. El sentido de responsabilidad puede
trabar o detener las operaciones estticas y un impulso ajeno a las
artes puede ser favorable. Se conjetura que Virgilio escribi
su Eneida por mandato de Augusto; el Capitn Miguel de Cervantes
no buscaba otra cosa que una parodia de las novelas caballerescas;
Shakespeare, que era empresario, compona o adaptaba piezas para sus
cmicos, no para el examen de Coleridge o Lessing. No muy diverso
y menos indescifrable habr sido el caso del periodista federal
Jos Hernndez. El propsito que lo movi a escribir el Martn Fierro
tiene que haber sido, al comienzo, menos esttico que poltico (...)
La ejecucin de la obra segua el camino previsto, pero gradualmente
se produjo una cosa mgica o por lo menos misteriosa. Fierro se impuso
a Hernndez. En el lugar de la vctima quejumbrosa que la fbula requera,
surgi el duro varn que sabemos, prfugo, desertor, cantor,
cuchillero y, para algunos, paladn.
Jorge Luis Borges, 1962.
374 YUYAYKUSUN
Ana Mara Intili
E
n el poema La cautiva de Esteban Echeverra (1986), el guerrero Brian y su esposa
Mara
1
son tomados prisioneros por un maln
2
de indios, quienes ingresan a los
fortines, lmite entre la poblacin blanca e indgena. Los nativos festejan el hecho,
Mara libera a su esposo malherido, para escapar. La huida es dramtica, se internan en
el desierto y tienen que convivir con la pampa agreste que pronto cobrar factura: la vida
de Brian. La protagonista deber enterrar a su esposo en el desierto y luego emprende la
bsqueda de lo nico importante que le queda: su hijo. Finalmente se entera que muere
de una manera cruel, degollado por los nativos. Sumida en el dolor ms lacerante, fallece.
Simblicamente la pampa guarda sus tumbas.
Mara da ttulo a la obra, emerge como smbolo de lucha y tenacidad, frente a una
geografa
3
indomable para la poca. A travs del relato, el autor muestra indicios de de-
nuncia de una estructura social violentada por la inversin inusitada del poder y la dis-
tribucin desigual de las tierras, las que signifcaron para el amerindio la prdida de la
tranquilidad y equilibrio social dominante. Martnez Estrada (1946) expresa: El indio se
hizo desconfado, desafecto, y el mestizo hered, por la madre, esos rasgos en su cuerpo
y en su alma. El espaol le ense a ser precavido, a no creer en las palabras [] (40).
Echeverra seala de manera directa en Advertencia contenida en la primera edi-
cin: El principal designio del autor de La cautiva ha sido pintar algunos rasgos de la
fsonoma potica del desierto; y, para no reducir su obra a una mera descripcin, ha
colocado, en las vastas soledades de la pampa, a dos seres ideales, o dos almas unidas por
el doble vnculo del amor y el infortunio
4
. La historia de Brian y Mara representa los
esquemas exigidos por el romanticismo. Sin embargo la protagonista cabal del poema es
la pampa argentina: [] es atractiva de fascinante belleza indmita (Echeverra citado
por Fernndez de Ycubsohn, 1980: 69).
A travs de su vida el autor es un fel exponente de la corriente literaria y de la poca
que le toc vivir. Nace en Buenos Aires en 1805, siendo nio pierde a sus padres. Viaja
a Europa, le aqueja una enfermedad cardiaca que lo lleva a los cuarenta y seis aos a un
trgico fnal. La muerte lo sorprende en Uruguay, adonde migra en consecuencia a sus
ideas polticas, opuestas a Juan Manuel de Rosas, quien gobernaba con facultades extraor-
dinarias
5
. Echeverra forma parte de la generacin conocida como los proscritos, junto
con Mitre, Alberdi, Sarmiento, J. M. Gutirrez, Vicente V. F. Lpez, entre otros.
1 Es de prever que el autor le otorga importancia a la onomstica. Basta recordar que Argentina sufri no solo la inva-
sin espaola, tambin varias invasiones inglesas como las de 1806 y 1807. Secuela de las mismas es el dominio desde
1833 sobre las Islas Malvinas.
2 Hernndez, Jos, 2004, p. 156: Maln (Amer.): Ataque realizado por los indios contra las poblaciones y fortines en
el desierto, robando y matando de sorpresa. Todos los versos citados corresponden a la misma edicin.
Martnez Estrada, Ezequiel, 1946, p. 34: All lejos estaba [] la vida estable de las ciudades, hasta que se presentara
el maln a rescatar sus mujeres raptadas, sus hijos sometidos, sus animales y terrenos confscados sin derecho.
3 Martnez Estrada, Ezequiel. Ibdem, p.13: La amplitud del horizonte que parece siempre el mismo cuando avan-
zamos, o el desplazamiento de toda la llanura acompandonos [] Slo la conciencia de que se anda, la fatiga y el
deseo de llegar, dan la medida de esta latitud que parece no tenerla. Es la pampa [].
4 Fernndez de Ycubsohn, Martha, 1980, p. 69.
5 Desde 1829 a 1832 y del 1835 al 1852.
YUYAYKUSUN 375
Apuntes para la presencia de la cautiva, del gaucho y del Otro
Varios autores
6
le reconocen el mrito de renovar la literatura americana y su obra
Elvira o la novia del Plata (1832) lo convierte en iniciador del romanticismo en el Ro
de la Plata. Para estudiosos como Oviedo (1995: 34.) Su verdadera obra maestra es El
matadero, un testimonio pasional sobre la dictadura rosista, que lo ubica como iniciador
del gnero (cuento) en Hispanoamrica.
Tambin es considerado precursor de la poesa gauchesca, portadora de los nuevos
cnones romnticos expresados en un tema nacional. Se le atribuye dos fuentes de ins-
piracin. La primera autobiogrfca pues vive en Los Talas
7
, frontera
8
entre la civiliza-
cin y el indio y se convierte en un lugar de privilegio como experiencia vivencial para
el poeta. La segunda, proviene de autores romnticos; en su viaje a Francia y en Pars
se interesa por los autores franceses, participa en tertulias literarias y asiste a diversos
cursos (Fernndez de Ycubsohn, 1980: 73). Se le reconoce infuencias de Lord Byron,
Manzoni, Lamartine, Chautebriand y Vctor Hugo, cuyos escritos sintetizan una buena
parte de las recibidas del romanticismo. En los epgrafes es evidente el infujo de la litera-
tura medieval, renacentista y barroca cuando cita a Dante, Petrarca y Caldern.
La cautiva es un vasto poema de dos mil ciento cuarenta y dos versos
9
, con un corpus
que le da sostn y contenido. Por ello es considerado de gnero lrico-narrativo. En cuan-
to al habla que utiliza el autor, corresponde a la lengua literaria culta. En Advertencia
el autor anuncia que habr locuciones vulgares, como expresin del habla coloquial,
que aligeran el ritmo narrativo. Al mismo tiempo hace nfasis en la relacin naturaleza
hostil-hombre, como testimonio interactivo entre los personajes principales de la obra.
Muchos textos literarios exigen necesariamente una lectura social, exponente o ms
an resultado de ella. As La cautiva como Martn Fierro y La vuelta del Martn Fierro
(en adelante La vuelta), unidos en el extenso poema pico
10
de Jos Hernndez, estn
directamente relacionados y son exponentes de esa lectura social. Nacen de un mismo
clamor, expresan una denuncia con matices coincidentes.
El argumento es simple, el gaucho
11
Martn Fierro, acompaado de su guitarra canta
mientras cuenta su vida. El poema comienza:
6 Roja, Ricardo, 1917. - Arrieta, Rafael Alberto, 1958. - Oviedo, Jos Miguel (Comp.), 1995.
7 Fernndez de Ycubsohn, M., Op. cit., 73: Cuando describe en el poema [La cautiva] la pampa argentina, se en-
cuentra refugiado en Los Talas, lugar que haba sido frontera entre la civilizacin y el indio hasta hacia muy poco
tiempo: este es la realidad vital que infuye en la obra.
8 Zona que delimita el territorio del blanco, quien atravesaba la frontera, era para llegar a los toldos o tolderas, lugar
habitado por el indio, hacia donde haba sido desplazado, despus de quitrsele su tierra y todas sus pertenencias, in-
cluyendo muchas veces a su mujer y a sus hijos, sometindola para el placer y el trabajo forzado, otras formas fueron
tambin la mita, la encomienda y el yanaconazgo en la poca colonial.
9 El poema est confgurado por nueve cantos y un eplogo: a). I. El desierto; II. El festn. Descripcin del escenario
primordial, la pampa y los indios que la habitan. b). III. El pual; IV. La alborada. Maln de indios que toman a
Mara y a Brian prisioneros. El rescate llega luego que los esposos emprenden la huida. c). V. El pajonal; VI. La
espera. VII. El quemazn. La pampa como escenario hostil, intrincada huida. d). VIII. Brian; IX Mara. Dramtico
desenlace, eplogo.
10 Siete mil doscientos diez versos y se ubican dentro del romanticismo tardo del Ro de la Plata.
11 Hernndez, Jos. Op. cit., 155: Jinete de nuestras pampas, conocedor y diestro en ganadera.
376 YUYAYKUSUN
Ana Mara Intili
Aqu me pongo a cantar/ al comps de la vigela,/ que el hombre que lo desvela/ una
pena estrordinaria [sic]/ como el ave solitaria/ con el cantar se consuela.// Pido a los san-
tos del cielo/ que ayuden a mi pensamiento,/ les pido en este momento/ que voy a cantar
mi historia/ me refresquen la memoria/ y aclaren mi entendimiento (11).
Viva tranquilo, hasta que es enviado a la frontera, all inicia su mala suerte porque los
gauchos, como los blancos, son vctimas de los malones de indios. Despus de dos aos
huye del fortn para volver a su hogar. No halla a su familia y se convierte en gaucho ma-
trero para luego en peleas sucesivas matar a un moreno
12
y a un gaucho. Cuando iba a ser
apresado, Cruz, integrante de la partida que de igual modo haba sufrido injusticia, sale
en su defensa. Se convierten en amigos inseparables, entonces el nuevo aliado compren-
de que: Est haciendo algo que en realidad no quiere y es entonces cuando se opera el
cambio, cambio que gradualmente se denuncia as: un destino, un destino individual que
se debe acatar, el uniforme estorboso, su destino de lobo, no de perro; en fn, el otro,
el otro era l. He aqu el juego de espejos a que Borges autor tanto miedo le tena en la
vida real (Quintana Tejera, 2003: 109).
En la segunda parte, La vuelta, su amigo muere por la peste, se le pasm la
virgela []/ aquel bravo compaero/ en mis brazos espir (72-73) y Fierro salva a la
cautiva. El captulo siete inicia anunciando la muerte de Cruz, quien le pide que al volver
al pueblo halle a su vstago para contarle cmo muri. Finalmente encuentra a sus hijos
y se entera del fatal destino de su mujer. Luego de conversar con ellos da con Picarda,
as se llamaba el hijo de Cruz. Termina aconsejndolos y se despide para enfrentar solo
su destino. El gaucho tiene un gran sentimiento de la amistad y Fierro perda en Cruz a
un amigo pero tambin sus implicancias como era el deberle su vida. As desconsolado lo
acompaa en su tumba y es cuando escucha un gemido:
Sin saber qu hacer de m/ y entregado a mi aficin [sic],/ estando all una ocasin/ del
lado que vena el viento/ o unos tristes lamentos/ que llamaron mi atencin (74).
No pudo sustraerse de tan lastimero quejido y decide averiguar el origen:
Quise curiosiar [sic] los llantos/ que llegaban hasta m;/ al punto me dirig/ al lugar de
ande [sic] venan/ Me horrorisa [sic] todava/ el cuadro que descubr!// Era una infeliz
mujer/ que estaba de sangre llena (74).
Provena de una cautiva quien era azotada por un indio. Hernndez aprovecha para en-
viar una tanda de denuncias. Puesto que en ese momento el gaucho se hallaba frente a
la disyuntiva de transformarse en pen asalariado o desaparecer. Hernndez asume una
12 Lugarismo. Dcese de aquella persona cuyos rasgos tnicos del blanco y el indio se combinan, dando facciones de uno
u otro, de piel triguea y corresponden a aquello que en Per llamamos criollo.
YUYAYKUSUN 377
Apuntes para la presencia de la cautiva, del gaucho y del Otro
actitud crtica frente a este proceso que l considera injusto. Hace extensiva su crtica ha-
cia los mtodos que tenan las autoridades con el cual trataban de imponer su particular
idea de civilizacin y organizacin social (Fernndez de Yacubsohn, 1980: 101).
Supo despus que llevaba cautiva dos aos, era cristiana y haban matado a su mari-
do. El indio la obligaba a trabajar con maltratos, poniendo delante de ella a su hijo atado,
a quien impeda amamantar, si no terminaba la faena. Ambas obras se entroncan, cuando
Martn Fierro recoge en su relato a esta cautiva, con una historia que se yuxtapone. Si
bien en La cautiva su esposo muere por las heridas que los indios le infringen y sale en
bsqueda de su hijo, en La vuelta lleva consigo a su pequeo, sometida por el indio con
su china
13
y le impone laborar bajo castigo. Es el indio quien mata al nio pues cree que
la mujer blanca trajo gualicho
14
cuando muere un familiar.
Postulo, con otros autores, que los textos hernandianos demuestran el compromiso
bsico de rendir un homenaje, trayendo a su relato el tema perteneciente al libro de
Echeverra, a quien reconoce como antecesor. Es necesario a este punto evocar en la vida
de Hernndez su deseo de recordar al gaucho y al desierto como escenario primordial de
la obra, con ribetes de profunda realidad y dentro del marco histrico. Estn basados en la
pampa argentina como teln de fondo, donde son reunidas la vida del indio y del gaucho,
este, como secuela fnal del mestizaje desencadenado por el invasor europeo, con excesos
y estragos y la nefasta alteracin del orden social anterior a 1492, que representa a su vez
al otro, el inmigrante/dominador blanco.
El Martn Fierro comparte con El Quijote la coincidencia en la cual la fama del perso-
naje supera al autor y Borges (2005: 35) la evoca en el poema Suea Alonso Quijano: El
hidalgo fue un sueo de Cervantes/ y don Quijote un sueo del hidalgo. El privilegio
juega a favor del tiempo en la obra hernandiana, cuya aparicin ocurre en 1876, de modo
que la vida y obra son relativamente recientes. Conocemos trabajos de crtica literaria,
que si bien aparecen despus de varias dcadas de su muerte repentina a los cincuenta
y dos aos, estos relievan su genuina importancia y vital trascendencia, no solo para la
literatura del Ro de la Plata del siglo XIX, sino una nueva lectura para la historia literaria,
que llena vacos de La cautiva. Se constituye en testimonio vivo de una justifcada denun-
cia respecto a cmo fue tratado el nativo de las tierras americanas, con total insensibili-
dad, que hacen de l un ser violento y desconfado, como consecuencia de haber perdido
no solo la paz de su entorno natural, sino su lengua, costumbres, creencias y hasta la tierra
que por antonomasia le perteneca y a largo plazo prdida de identidad. Su vida estuvo
involucrada en el cambio de esta realidad.
Saba que el gaucho, como personaje de la pampa, estaba extinguindose, por eso
quiso dejar un testimonio y logra el reconocimiento. El Martn Fierro, califcado como
biblia gaucha y por decisin popular en poema nacional, es traducido a mltiples
idiomas. Sus versos se inmortalizan cuando pasan a pertenecer a la cultura del pueblo en
13 Lugarismo. Se le llama as a la compaera del indio. Ganndose ese apelativo por sus rasgos y los ojos oblicuos,
achinados, propios de la raza amerindia.
14 Hernndez, Jos. Op. cit., 155: Dao. Entre los pampas, era el mal, el diablo, la brujera.
378 YUYAYKUSUN
Ana Mara Intili
la que es frecuente or todo bicho que camina/ va a parar al asador, no pregunto cun-
tos son/ sino que vayan saliendo o este que deviene de los consejos del Viejo Viscacha,
al que nace barrign/ es al udo que lo fajen.
Si bien no intento hacer un anlisis exhaustivo que ha tomado a estudiosos au-
torizados como Rojas, Martnez Estrada, Lugones, entre otros, largos textos de re-
fexin, pero s incidir en hechos fundamentales que enfatizan el valor del texto y la
trascendencia de su autor, que dieron origen a una autntica literatura americana que
si bien nace en el Plata
15
, no deja de tener sus correlatos con autores de otros escenarios
latinoamericanos.
En cuanto al descubrimiento del otro, frecuente en los textos de Borges
16
, Cruz se
encuentra en Martn Fierro, para quien el personaje de Hernndez es la representacin del
espritu libre. A pesar de pertenecer a las autoridades encargadas del orden y la justicia,
lo defende, huyendo con l. Esa amistad grabada en las vivencias comunes a las que se
arriesgan, cuando eligen las tolderas en vez de la civilizacin, tendr su correlato
cuando Cruz muere en sus brazos.
Borges retoma el tema del otro, lo trae a sus textos
17
, en el poema Borges y yo alter-
nativamente Borges es l/Borges el otro y ms an cuando rubrica: no s cual de los
dos escribe estas pginas (Borges, 2001: 62). Su prosa no solo se refere al yo en el otro/
en l mismo, sino es una fuga y queda suspendida en el tiempo, pero en un tiempo
alternante, presente, pasado, futuro, an en el tiempo sin tiempo: Hace aos yo trat de
librarme de l [Borges] y pas de las mitologas del arrabal a los juegos con el tiempo y
con el infnito pero esos juegos son de Borges ahora y tendr que idear otras cosas. As mi
vida es una fuga y todo es del olvido o del otro (Borges, 1999: 63).
Entonces se declara heredero de sus antepasados biogrfcos, pero tambin de sus
antepasados literarios. De esta forma recupera, en un juego de intertextualidad, al gau-
cho, el de Echeverra y Hernndez, al gaucho argentino, el gaucho de la pampa: A m se
me hace cuento que empez Buenos Aires:/ La juzgo tan eterna como el agua y el aire
(Borges, 1999: 12).
Advertimos que en Antes, Despus, Ayer, Mientras, Ahora, Derecho, Izquierdo, Yo,
Aquellos, Otros del poema El golem (Borges, 1999: 17), todas las palabras inician con
mayscula. Conjeturamos que lo hace como si indicara que cada una de estas podran ser
el inicio de sus cuentos, ensayos, artculos, no nicamente de los ya escritos, sino de los
que vendrn. Cul de los dos escribe este poema/ de un yo plural y de una sola sombra
(Borges, 1999: 41). Tal vez la universalidad de Borges est dada no solo por su profundo
15 La literatura que tuvo por protagonistas a esos gauchos y por primeros aedas a los rsticos palladores, necesita ser re-
habilitada en la historia de nuestra cultura, pues sino es lo ms bello es lo ms nuestro que poseemos. Por su extensin
geogrfca, que abarca toda la llanura pampeana; [] por el carcter annimo de sus orgenes y la labor colectiva de
su lenta formacin, el arte de los gauchescos se identifca con la tierra, la raza y la lengua nativas, tipifcando el alma
de la patria (Rojas citado por Mascotti y Zobboli, 2007, 12).
16 Borges, Jorge Luis, 1998 a, 9: En tal caso le dije resueltamente usted se llama Jorge Luis Borges- yo tambin soy
Jorge Luis Borges. []No me respondi con mi propia voz un poco lejana.
17 Borges, Jorge Luis, 1970, 103: Sin sospecharlo, cada uno de los dos se convirti en esclavo del otro.
YUYAYKUSUN 379
Apuntes para la presencia de la cautiva, del gaucho y del Otro
conviccin con que explora el yo/ el otro en diversas estticas y mltiples culturas. Su
verdadera genialidad
18
est en el hecho de haberlas combinado de tal modo que en toda
frase o verso, en cada uno de sus postulados, nos hace volver al pasado, a los libros y mitos
que lo generan, donde la verdad y la fantasa, la realidad y la fccin se combinan en una
proporcin, siempre necesaria de indagar, en un proceso circular no repetitivo, sino a
manera de espiral lanzado al infnito, retomando de este modo el tema de los espejos, que
tanto lo fascinaba a Borges autor y aborreca al mismo tiempo.
La versin borgeana no encuentra lmites, busca entre sus ancestros, el origen de nue-
vas historias y su memoria inquisidora lo encuentra. La biografa de su abuela inglesa o
bien aquella recogida, en partes fantaseada por l, la heredera de Meyringk, la de Quiroga
y Lugones, la de Evaristo Carriego, las entrelaza con La Cautiva y con La vuelta, en los
versos siete y ocho. Crea un nuevo relato en el cuento La historia del guerrero y la cautiva
(Borges, 2000: 36). Mientras su abuela inglesa llega a la civilizacin a tierras americanas
y se casa con el coronel Borges, quien muere en mano de los indios, la cautiva Mara en
cambio opta por la barbarie. Invierte los contenidos y se pone frente al otro, esta vez
encarnado en Facundo, el personaje de Sarmiento, en la dualidad civilizacin/barbarie.
Si bien Borges busca fccionar la historia, donde expresa la identidad creada en el
otro, su yo no es plstico y adaptativo, por el contrario se vuelve en contrario: La tie-
rra que habitamos es un error, una incompetente parodia. Los espejos y la paternidad son
abominables porque la multiplican y afrman. El asco es la virtud fundamental (Borges,
1998 b: 86). No se deja adoptar por el personaje, ni por el autor, menos an por el tiempo
histrico. l es la Historia
19
, l es Borges. l es Borges?
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18 Por la que mereci el reconocimiento, negada en forma arbitraria y poco universal al no concederle el Premio Nbel
de Literatura.
19 Borges, Jorge Luis. Op. cit., 2005, 125: Reza as el texto: BORGES, JOS FRANCISCO ISIDORO LUIS: Autor
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381

YUYAYKUSUN 3 (2010) 381-384 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Adis a los prncipes muertos y
los sentidos nuevos de Moridor
Carolina Ortiz Fernndez
RESUMEN
La poesa de los 90 ha suscitado algunas refexiones como la de los poetas Miguel Ildefonso, Paolo de
Lima y Luis Chueca, entre otros. Una premisa comn se refere a la diversidad que caracteriz a esa
promocin. En esa diversidad en todos los mbitos de produccin discursiva cmo ubicar la poesa
de Willy Gmez, en especial a Moridor? El enunciante convoca a imaginar y construir colectivamente
en toda su amplitud y en todos sus detalles, una vida y esttica que se nutran del viento y de la sombra
de los rboles, de la risa del mar en los acantilados, de la estridencia silente de los bosques, de los
torbellinos y gracias de las multitudes, de la madre tierra en msica incesante como la palabra para
quebrantar defnitivamente el capitalismo y a los prncipes muertos que an oscurecen la vida.
ABSTRACT
Te poetry of the 90s has sparked of some thoughts in poets such as those in Miguel Ildefonso,
Paolo de Lima and Luis Chueca, among others. A common assumption concerns the diversity that
characterized this promotion. So, how can we distinguish the poetry of William Gomez in this
diversity, in all areas of the discursive production, especially that of Moridor? Te summons asking
collectively to imagine and build a aesthetic life in all its breadth and detail feeds of the wind and
the shade of trees, laughter of the sea in the clifs, the stridency of the silent forests, whirlpools and
crowds, the incessant music of the mother earth as if it was the word burying capitalism and the dead
princes that still obscure life.
Adis a los prncipes muertos y los sentidos nuevos de Moridor
L
a poesa de los 90 ha suscitado algunas refexiones, tales como la de los queridos
amigos y poetas Miguel Ildefonso, Paolo de Lima y Luis Chueca, entre otros. Una
premisa comn se refere a la diversidad que caracteriz a esa promocin. En esa
diversidad potica en todos los mbitos de produccin discursiva cmo ubicar la poesa
de Willy Gmez, en especial a Moridor
1
?
En Moridor, el sobreviviente de un naufragio, en la mayor parte del texto un yo que
fuye entre su individualidad y el yo plural, constituye un nosotros que aprendi a super-
vivir alimentndose con tenacidad de todo cuanto apareciese entre los vestigios de una
ciudad y una multitud que aprendi tambin a supervivir al borde del naufragio; preci-
samente, poetas de los 90 como Willy Gmez aprendieron a atrincherarse en la palabra
y el gesto potico como experiencia vital. La arquitectura de su lenguaje en Moridor hace
1 Moridor, Lima, Pacarina Ediciones, 2010.
382 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz Fernndez
guios al neobarroco con una pequea dosis de hermetismo, poesa evocadora, claroscu-
ra, metforas nutridas de sorpresivos deslizamientos narrativos.
Moridor, hombre pjaro, multitud fugaz, frme en la palabra, tenaz en el combate ha-
cia el infnitum. Cantos del moridor como el conde de Lautramont, en Maldoror, dialoga
con la tradicin y el lirismo pico de la esttica de los poetas neobarrocos en la bsqueda
de nuevos sentidos.
Poesa aluvional que nos ofrece lo mejor y lo peor de nosotros mismos. Tenaz en la
crtica a la cotidianidad de los superfuo, crnica de bailes modernos en la bsqueda de
algo nuevo antes de dejarse avasallar por el alma de la mercanca. Sereno y frme, por
instantes mohno humor contra la estupidez humana.
Moridor es la tenacidad de la esttica pacifsta o turbulenta que reconstruye en batallas
fortuitas, cotidianas, ntimas, ese campo de accin generalizado que nos impone seductora-
mente el mercado y en el cual el yo potico diverso batalla porque no hay ms tiempo que
perder, porque las justas causas emergen del manantial que se pronuncia en los cuerpos de
esperanza de esta nuestra tierra madre de todo lo creado.
El sujeto enunciante, en primera persona reconstruye la memoria, la oscuridad y la
luz que se impone entre el padre y el hijo que lidian recprocamente. Bifurcacin de las
rutas comunes, el hijo no sucumbir ante la ley del padre, escoger otra va plena de in-
certidumbre, sin desenlaces a la vista, sin partituras fjadas, ir desprendiendo una a una
la hiedra que se impone en las paredes vacas de su cuarto, para iluminar con luz propia
otras rutas; ya no tendr frente a l la imagen del padre omnipotente, sino a aquel que
aprende a escuchar y a dibujar juntos tiempos nuevos.
Mientras tanto, la muchacha que en su lucha cotidiana, descolonial, se sumerge en
los mares del espejo roto por ella misma para dormir tranquila en las zonas de peligro, para
mirarse y mirar sin la distorsin del espejo y modelo impuesto. La muchacha dibujar con
su cuerpo esas soledades de las palabras susurradas en cada latido al ritmo del vaivn de las
aguas hasta lograr disear un pequeo oasis camino al mar, incompatible con el engao y
las desmesuras de las grandes urbes. La multitud golpea, la ciudad golpea.
La ciudad golpea con sonidos semejantes a la msica emitida por los constructores
de ciudades nuevas o de la banda, que a decir del poeta, toca desde un estrado de ma-
dera un vals del XVIII. El ritmo del poeta en movimiento advierte la divisin social del
trabajo, se mueve y mueve entre la intimidad de la multitud a la manera precisada por
Benjamin y nos advierte que en los cantos este pas por horas, mi adorable pobreza/ y
ciertas precauciones de la cuales ni yo mismo hago ahora algn reparo se construyen
patrias otras de amor y sosiego frente al litigio de estados alterados por las ganancias y
los silencios de la negligencia pblica, empresas posesivas, animales egostas en rep-
blicas de odio, afrma el yo potico. La ciudad golpea. Mientras tanto, Pablo Guevara
marcha en trasantlnticos dignos en lucha heroica con poesa a bordo, porque Poesa
es dignidad.
Poesa es compartir en la cotidianidad, imaginar y construir un pas otro, a la mane-
ra de Prometeo, resurreccin en la derrota, sin llantos, sin el egocentrismo del hombre
YUYAYKUSUN 383
Adis a los prncipes muertos y los sentidos nuevos de MORIDOR
animal desnudo como nuestros vecinos en la intimidad. Y lo dicen todo en desmedida
silenciosa elocuencia. Ser o no ser... He ah el dilema parece manifestar shakespirianamen-
te el yo potico. Y se alza con el arma de la palabra contra los intereses privados. Poesa
homenaje. Homenaje a Shakespeare, Hinostroza, Guevara, Eliot.
Y que ocurrir si ella olvidara el mundo dividido? Ser feliz? Ser nombrada super-
intendente de Aduanas? Abandonar todo aquello que ella y el yo plural amaron juntos?
Toda relacin se vuelve embriagadora mercanca? Masifcada adiccin? Desilusin,
alienacin, indiferencia? El sujeto enunciante nos impele a refexionar sobre estos tpicos.
Lo que subyace es su deseo de no vivir en un lugar poblado de hediondez humana.
Como un alma aptrida o voyeur, a travs de una cmara o mejor de lo que el yo potico
denomina un cerrojo de oro, describe: Cerca de las cimas/ entre las nubes de un pueblo
sin nombre/se ofrece un panorama completo de existencia mortal/ Tinieblas de la insegu-
ridad, concilios,/squito de futuros empresarios. /Son todos los hombres de ayer hacien-
do/ su cola en el manantial de la fe./ Sus almas, sus vrgenes aisladas, tienen miedo. /Mira,
el Alcalde representa la hondonada celeste []. Nuestra sociedad moderna ha diseado
tambin su destruccin, su estrella de aplausos como respuestas ante la muerte.
Mas, todos somos responsables de cuidar un prado [] de fundar otro campo
afrma el poeta. A lo que parece apuntar Moridor es a sostener tenazmente, la necesidad
de construir campos otros, territorios otros, convivencias otras, estticas descolonializa-
das, liberadoras todas, que se sostengan y se inspiren en la carencia, porque como bien lo
expresa Khatibi, flsofo y narrador marroqu (a partir de su propuesta de un construir un
pensamiento otro), aquello que no se inspira en su pobreza est siempre elaborado para
dominar y humillar; un pensamiento que no sea minoritario, marginal, fragmentario e
inacabado es siempre un pensamiento del etnocidio. Esto y yo lo digo con extrema
prudencia no es un llamado a la flosofa de la pobreza y a su exaltacin, sino un lla-
mado a un pensamiento plural que no reduzca a los otros (sociedades e individuos) a la
esfera de la autosufciencia
2
.
Es por ello que Moridor anuncia: Y aunque las cosas no andarn nunca bien defniti-
vamente,/ el colectivo buscar agua y luz por cada metro cuadrado;/arcilla y fragancia para
andar a tientas y llenar las ventanas/ que vierten su abismo de morir incesante./Pienso en un
campo de abetos,/pero los capitales oscurecen la obra [...] canta una familia la obra de Dios,
y se multiplican los platos de pescado y canastos de naranjos. Difcilmente la tierra creada/
se limpia de prncipes muertos. Sus palabras se parten solas/ en cualquier boca.
De esta manera parece convocarnos a imaginar y construir colectivamente en toda
su amplitud y en todos sus detalles, una vida y esttica que se nutran del viento y de la
sombra de los rboles, de la risa del mar en los acantilados, de la estridencia silente de
los bosques, de los torbellinos y gracias de las multitudes, de la madre tierra en msica
2 Abdelkebir Khatibi, Maghreb plural, Capitalismo y geopoltica del conocimiento: el eurocentrimso y la flosofa de la
liberacin en el debate intelectual contemporneo. W. Mignolo compilador, Buenos Aires, Ediciones del Signo, 2001,
p.76. Vase: Procesos de descolonizacin del imaginario y del conocimiento en Amrica Latina, Carolina Ortiz Fernn-
dez, Lima, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales, UNMSM, 2004, p.185.
384 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz Fernndez
incesante como la palabra para quebrantar defnitivamente el capitalismo y los prncipes
muertos que an oscurecen la vida.
Porque como el yo potico lo sostiene: el que est dispuesto a soportar otro nombre
otro lugar otra estirpe/ otro signifcado o tal vez una gran palabra es el moridor de la est-
tica/ pacifsta o turbulenta ambas a la cada del da extienden sus mares/ y esto empieza a
tomar un modelo a seguir de reconstrucciones a / travs de asignar nuevas batallas a uno
dentro & fuera entre la ilusin de decir todo o nada pero suplantando las oscuras causas
para alejar/ la memoria de ese campo de accin generalizado y visto como el/ manantial
donde empezaremos a emerger con el detalle de cualquier/ cosa hacindose pronuncia-
cin y aunque las capas de maligno cubran los cuerpos de esperanza tomarn partido y no
habr postergacin/ ahora que la naturaleza de lo creado es un signo de claridad.
Todo depende de nuestra perseverancia, de cunto aprendemos a escuchar, a escu-
charnos a travs de esa suave agitacin de aire la palabra
3
, una produccin de signi-
fcados que se van perdiendo en las soledades de la tierra para construir otras de manera
totalmente diferente. En esa bsqueda, las justas causas por las que batalla Moridor reve-
lan la emergencia y la bsqueda de palabras y sentidos nuevos.
3 Frase que tomo de Leopoldo Chiappo. Vase: http://hablasonialuz.wordpress.com/2010/03/09/leopoldo-chiappo-
galli-recuerdos-homenaje-y-su-magnifca-refexion-sobre-la-palabra/
385

YUYAYKUSUN 3 (2010) 385-392 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
A ochenta aos del stimo ensayo
Roberto Reyes Tarazona
RESUMEN
El presente artculo expone una aproximacin a la propuesta de Maritegui sobre la literatura, en el
ltimo de sus 7 ensayos de la realidad peruana. Se exponen consideraciones conceptuales respecto al
mximo de conciencia posible, propuesto por Goldmann y el papel del ensayo como forma literaria
que permite traducir la visin del mundo de una poca. Asimismo, se comenta su posicin frente al
realismo y el indigenismo, como expresiones valorativas de la obra de sus contemporneos.

ABSTRACT
Te present article exposes an approximation to Mariateguis proposal about literature, in the last one
of his 7 ensayos de la realidad peruana. Tese conceptual considerations are exposed regarding the
maximum of possible consciousness proposed by Goldman and the role of the essay as a literary
form, which allows to translate the vision of the world of an epoch. Likewise, there is presented his
position in from of the realism and indigenous current as expressions of valuation of the work of his
contemporaries.
L
as dcadas siguientes a la muerte de Maritegui han estado plagadas de sucesos que
han conmovido y cambiado a la humanidad: la crisis del capitalismo, la Segunda
Guerra Mundial, el proceso de urbanizacin mundial, la desaparicin del colo-
nialismo, los avances de la ciencia, el derrumbe del bloque socialista, etc. Innumerables
ideas flosfcas y sociales y sus correspondientes acciones polticas y civiles iniciadas con
el siglo fueron quedando rezagadas en el camino; muy pocas se mantuvieron en pie ante
las tormentas desatadas por el tiempo histrico en su devenir sobre la tierra; solo escasos
pensadores y cientfcos, como Freud, Nietzsche, Einstein y pocos ms suscitan inters y
estimulan las mentes actuales.
El arte y la literatura han soportado mejor la erosin del tiempo, aunque tambin
algunas obras que provocaron pasiones y elogios encendidos ahora interesan solo a
contados especialistas. Quin se siente hoy con ganas de leer Los cuatro jinetes del
Apocalipsis, de Vicente Blasco Ibez, causante de tirajes inslitos en la segunda dca-
da del siglo, o Juan Cristbal, de Romaind Rolland, novela imprescindible para todo
idealista de los aos veinte, o Los campesinos, de Ladislao Reymont, premio Nobel de
1924? Muchos dioses del Olimpo de las primeras dcadas y aun de mediados del siglo
pasado han cado en el olvido, o se han convertido en meras piezas de estudio de los
arquelogos de la literatura.
Dentro de los escasos pensadores que ha dado Amrica Latina, aquellos que han so-
brevivido a su poca y siguen sealando derroteros para el desarrollo de la cultura, incluso
provocando polmicas, seal de vitalidad, se encuentra Jos Carlos Maritegui.
386 YUYAYKUSUN
Roberto Reyes Tarazona
Su vigencia no signifca de modo alguno que todo lo que dijo y opin se mantiene
inclume, pues algunos de sus juicios han sufrido el menoscabo de los nuevos conoci-
mientos y sucesos histricos, no pocos de sus autores de cabecera han sufrido el desarraigo
de las estanteras actuales, y su valoracin y expectativas respecto del papel que asumiran
algunos poetas en la literatura peruana han sido desacertadas. Pero es que nadie puede
pretender que con los conocimientos y las herramientas disponibles en la dcada del
veinte se pudiera fotar sobre acontecimientos tan borrascosos como los mencionados en
el primer prrafo, entre otros que se podran agregar.
Lo que sostiene la vigencia de Maritegui, aparte de su papel poltico e ideolgico en
la sociedad peruana de las primeras dcadas del siglo XX y su infuencia en gran parte de
este siglo, es haber sido capaz de articular pensamiento y accin, praxis poltica y tica,
razn y creatividad, como muy pocos en su tiempo. En literatura, la agudeza y perspica-
cia de sus crticas literarias, la brillantez formal de sus escritos, su visin panormica que
alterna con el conocimiento minucioso de las obras examinadas, su inusual combinacin
de objetividad y pasin, le han dado un lugar privilegiado en Amrica y Europa.
En relacin al alcance de su obra y su signifcado, considero que puede aplicrsele el
postulado de Lucien Goldmann sobre el mximo de conciencia posible de una poca;
planteamiento asimilado del pensamiento de George Lukcs, el renombrado flsofo y
crtico de arte y literatura, autor de Historia y conciencia de clase.
El mximo de conciencia posible alude no tanto al indiscutido hecho de que nin-
gn pensador o artista puede escapar a su poca salvo contadsimos casos de visiona-
rios, como al planteamiento que sustenta que los rasgos de una sociedad en una poca
determinada pueden ser identifcados gracias a las obras de un creador por supuesto, de
aquel creador capaz de expresar desde su individualidad y la perspectiva del grupo social
al que pertenece, una visin de su sociedad en su conjunto. Esta recreacin se produce
menos por el contenido de las obras que por la forma en que se producen stas y por las
estructuras que las soportan. As, Goldmann investig la analoga entre la estructura de la
novela clsica y los mecanismos de cambio en la economa liberal.
En este sentido, la obra de Maritegui alcanz ese mximo de conciencia posible
respecto de la sociedad peruana del primer tercio del siglo veinte, principalmente a travs
de sus ensayos y crnicas. Goldmann se vali del teatro de Jean Racine para su estudio
sobre el jansenismo en la sociedad francesa del siglo XVII; y de las novelas de Andr
Malraux para indagar sobre la sociedad francesa de la primera mitad del siglo XX para
Goldmann la novela era el gnero por excelencia para dar cuenta de una visin integral
del mundo. En el caso de Maritegui, que utiliz el ensayo como el principal vehculo
para exponer sus refexiones y postulados, este gnero es la principal herramienta para el
conocimiento de su tiempo, no solo por lo que se expres en ellos sino por lo que l refeja
como forma literaria y cultural, en un pas en el que la novela y el teatro se encontraban
escasamente desarrollados.
Y si bien hay quienes opinan que el ensayo no es un gnero adecuado para alcanzar
los mayores niveles del pensamiento, como s lo es la flosofa y las ciencias sociales que,
YUYAYKUSUN 387
A ochenta aos del stimo ensayo
dicho sea de paso, en esos aos tambin eran muy incipientes, hay que tener en cuenta
que, por ejemplo Lukcs, uno de los ms respetados pensadores marxistas, utiliz tam-
bin preferentemente el ensayo como forma para comunicar su pensamiento.
Como bien apunta Golmann en el eplogo de la versin en espaol de Teora de la
novela:
Lukcs defne el ensayo (y en ese sentido ha sido l mismo un gran ensayista) como una
forma autnoma situada entre la literatura y la flosofa. La primera expresa, en efecto,
actitudes coherentes del alma en el plano de la creacin imaginaria de seres individuales
y de situaciones particulares; la segunda expresa esas mismas actitudes en el plano de la
creacin conceptual [)] En cuanto al ensayo es una forma autnoma intermediaria.
(Goldmann, 1966: 160).
Adems, como la flosofa no suele proponer soluciones a los problemas, el ensayo, por
su carcter ms dctil permite perfectamente conducir los anlisis e interpretaciones a la
praxis poltica o cultural, tal como lo hizo Maritegui.
Considero redundante reforzar este coherente punto de vista con una mencin de
los alcances flosfcos y estticos logrados por los grandes ensayistas, como Montaigne,
Chesterton, y el mismo Marx, que utilizaron el ensayo como la mejor forma para trans-
mitir sus ideas y refexiones sobre el poder, la religin, la economa y, en general, su
interpretacin de la sociedad.
Continuando con Goldmann, l sostiene con mucho fundamento que:
El ensayo es [] necesariamente una obra irnica de dos dimensiones. Parece tratar
de tal o cual libro, de tal o tal personaje o realidad concreta; de hecho, libro, personaje
o realidad no son sino ocasiones que permiten al autor plantear, en el plano concep-
tual, los problemas fundamentales de la existencia humana. Pero por eso mismo, todas
esas formas representan para el ensayista realidades privilegiadas y en parte positivas.
(Goldmann, 1966: 160).
Antonio Gramsci, el intelectual marxista italiano con el que Maritegui tiene muchas af-
nidades como lo han sustentado Robert Paris y Antonio Melis, entre otros autores,
privilegi tambin el ensayo y el artculo periodstico como herramientas para la exposi-
cin de sus ideas, trascendiendo de manera fecunda el carcter coyuntural que muchas
veces caracterizan estas formas de expresin.
Uno de los aspectos en los que Gramsci y Maritegui convergen es su posicin res-
pecto a las relaciones entre estructura y superestructura, categoras bsicas del pensa-
miento marxista. Maritegui, tomando como punto de partida el materialismo histrico,
considera que la vida social se organiza en torno a manifestaciones esenciales, como son
las relaciones sociales de produccin lo que se ha dado en denominar la estructura
o base, a partir de las cuales se levantan las creencias, las ideas, las expresiones del
388 YUYAYKUSUN
Roberto Reyes Tarazona
espritu, como el arte, la flosofa, el conocimiento cientfco, etc.; en otras palabras, la
superestructura.
La aplicacin mecnica y esquemtica de este planteamiento ha provocado merecidos
cuestionamientos. Lunacharski, al considerar que el arte y la cultura son simples epife-
nmenos de la economa y de la organizacin social, esteriliz las posibilidades de este
enfoque aplicado a las manifestaciones del espritu, a pesar de que Marx y Engels haban
sostenido ya la interrelacin de ambos niveles, aunque sealando que la economa era el
nivel determinante, aunque en ltima instancia.
Maritegui, en sus juicios sobre la literatura y el arte, utiliza este ltimo criterio, de
manera semejante a Gramsci, dedicado tambin tanto a la refexin poltica como a la
crtica literaria y cultural. David Sobrevilla, en El marxismo de Maritegui y su aplicacin
a los 7 ensayos, seala que Gramsci entenda la superestructura:
como una relacin orgnica, recproca y dialctica que evitaba los peligros del eco-
nomicismo y del ideologismo, denominndola como un bloque histrico. (Sobrevilla,
2005: 418)
En relacin al papel de Maritegui en la vida social y poltica de su tiempo, cabra tam-
bin concebirlo como intelectual orgnico, segn el concepto acuado por Gramsci,
El intelectual orgnico es el que emerge sobre el terreno a exigencias de una funcin
necesaria en el campo de la produccin econmica (Gramsci, 1967: 22). Y as como el
seor feudal propicia el rol del clero y el empresario capitalista el del tcnico industrial,
el trabajador obrero genera la necesidad del organizador sindical, el revolucionario a
tiempo completo, el promotor de la nueva cultura; roles que el Amauta cumpli a
cabalidad.
En relacin al aspecto cultural, y concretamente en el anlisis de la literatura peruana,
Maritegui parte de una caracterizacin de la economa y de la organizacin social del
pas. Sobre ella, primero inscribe las manifestaciones de la cultura del pas, y luego se acer-
ca a las obras literarias, para, antes de extraer de ellas su valor intrnseco, ubicarlas en este
marco. En su ensayo sobre El proceso de la literatura, dice Maritegui textualmente:
La literatura de un pueblo se alimenta y se apoya en su substractum econmico y poltico.
(Maritegui, 1988: 240).
Para Maritegui, caracterizan nuestra formacin histrico-literaria tres etapas: la colonial,
la cosmopolita y la nacional. En su tiempo, l consideraba que el pas se hallaba en la
segunda etapa, aunque ya se empezaban a producir las primeras manifestaciones de la
ltima.
Esta visin de la sociedad como un proceso histrico tiene sus races en la aplicacin
del materialismo histrico efectuado por Marx al desarrollo de las sociedades, cuya divi-
sin se establece en funcin a sus modos de produccin (modos de produccin antiguo,
YUYAYKUSUN 389
A ochenta aos del stimo ensayo
feudal y capitalista). Desde un nivel ms especfco, en este caso relacionado con el pro-
ceso histrico literario de un pas, Maritegui recoge para reelaborarlo, como tambin
hizo con otras propuestas, el planteamiento de Francesco de Santis, que en su Historia
de la literatura italiana propone el criterio de auge, decadencia y renacimiento para carac-
terizar su formacin histrica.
Para Maritegui, el anlisis especfco de la literatura requiere de una insercin en la
etapa histrica correspondiente, para de all aplicar sus criterios estticos, concordando
con Benedetto Croce, para quien no cabe contraponer la crtica esttica y la histrica
como si fueran excluyentes. A ello agrega una visin integradora, derivada de su posicin
poltica. Cuando escribe los 7 ensayos, su pensamiento ya se ha depurado de sus primeras
lecturas e inquietudes estticas y es confesamente socialista, aunque nunca deja de poner
en un lugar preeminente la literatura. De hecho, como han sealado numerosos crticos,
y es evidente, el stimo ensayo, dedicado a la literatura, ocupa casi la tercera parte del
libro, muestra de la importancia que le otorgaba a la literatura. (Escajadillo, 2004).
Asumiendo su perspectiva poltica, Maritegui no pretende ser imparcial; l manifes-
ta sus puntos de vista basado en su conviccin de que el socialismo es la va que conduce
al bien comn, a una sociedad ms justa. Dice:
Todo crtico, todo testigo, cumple consciente o inconscientemente, una misin.
(Maritegui, 1988: 229).
Y ms adelante:
No me atribuyo mesura ni equidad de rbitro: declaro mi pasin y mi beligerancia de
opositor. Los arbitrajes, las conciliaciones se actan en la historia, y a condicin de que
las partes se combatan con copioso y extremo alegato. (Maritegui, 1988: 233).
Sin embargo, para que quede claro que su crtica no se reduce a lo ideolgico y lo poltico,
aclara:
esto no quiere decir que considere el fenmeno literario o artstico desde puntos de
vista extraestticos, sino que mi concepcin esttica se unimisma, en la intimidad de
mi conciencia, con mis concepciones morales, polticas y religiosas, y que, sin dejar de
ser concepcin estrictamente esttica, no puede operar independiente o diversamente.
(Maritegui, 1988: 231).
Elemento constitutivo fundamental de su esttica es el realismo. Pero no a la manera de
la escuela realista del siglo XIX, condicionada por la experiencia sensible e inmediata,
con un tiempo y un espacio sujetos a normas rgidas y predecibles. En su concepcin del
realismo en el arte, caben adems del referente inmediato, las expresiones de la fantasa.
En El artista y la poca, dice:
390 YUYAYKUSUN
Roberto Reyes Tarazona
La muerte del viejo realismo no ha perjudicado absolutamente el conocimiento de la
realidad. Por el contrario, lo ha facilitado. Nos ha liberado de normas y prejuicios que lo
estrechaban. En lo inverosmil hay a veces ms verdad, ms humanidad que en lo veros-
mil. (Maritegui, 1987: 23-24).
Su concepcin del realismo en el arte es muy amplia; en ella incluye, adems de los ine-
vitables referentes externos, manifestaciones de irrealidad, de formas capaces de romper
la visin cotidiana de la experiencia sensible, de inmersiones en el subconsciente y en el
mundo de las fantasas onricas. De otro modo, no hubiera entendido como entendi las
posturas vanguardistas en el arte, ni mucho menos las hubiera alentado, cuidndose s de
poner en su sitio las manifestaciones gratuitas o producto del decadentismo fnisecular.
Esto le permiti ponderar obras avanzadas para su poca, como Manhattan Transfer y
Ulises, de John Dos Passos y de James Joyce, respectivamente, y sostener que:
El realismo nos alejaba en la literatura de la realidad. La experiencia realista no nos ha
servido sino para demostrarnos que solo podemos encontrar la realidad por los caminos
de la fantasa. (Maritegui, 1987: 23).
Y ms adelante, ampla la idea:
Pero la fccin no es libre. Ms que descubrirnos lo maravilloso, parece destinada a re-
velarnos lo real. La fantasa, cuando no nos acerca a la realidad, nos sirve bien poco. Los
flsofos se valen de conceptos falsos para arribar a la verdad. Los literatos usan la fccin
con el mismo objeto. La fantasa no tiene valor sino cuando crea algo real. Esta es su
limitacin. Este es su drama. (Maritegui, 1987: 23).
Su amplitud de criterio para valorar las obras vanguardistas de su tiempo es uno de los as-
pectos de su quehacer que ha sido unnimemente celebrado, algo que le reconocen hasta
sus adversarios; en cambio, sus crticos han incidido en achacarle miopa al encomiar la
obra de escritores que no pasaron de un nivel aceptable, en el mejor de los casos, como
Magda Portal, Alcides Spelucn, Abelardo Gamarra y Alberto Guilln.
La sobrevaloracin de la obra de estos autores est relacionada de una manera u otra
con su posicin respecto a la necesidad de constitucin de la literatura nacional, cuyo
motor deba ser la literatura indigenista. Para Maritegui, segn es comentado en innu-
merables estudios, la formacin de la literatura nacional requiere del aporte autctono.
Antes, deslinda el tema del idioma, en la medida que parte del principio que la Materia
prima de unidad de toda literatura es el idioma; reconociendo que:
La literatura nacional es en el Per, como la nacionalidad misma, de irrenunciable f-
liacin espaola. Es una literatura escrita, pensada y sentida en espaol, aunque en los
tonos, y aun en la sintaxis y prosodia del idioma, la infuencia indgena sea en algunos
casos ms o menos palmaria e intensa. (Maritegui, 1988: 235).
YUYAYKUSUN 391
A ochenta aos del stimo ensayo
De acuerdo a su criterio literario basado en los tres perodos: el colonial, el cosmopo-
lita y el nacional, en los aos de la escritura de los 7 ensayos, el Per, una nacin en
formacin, se hallaba an en el perodo cosmopolita, aunque ya se notaban signos de
la presencia de lo nacional en la literatura, esencialmente a travs de la literatura indi-
genista. Para l, el carcter de esta corriente reposaba en lo lrico, como se observa en
los intentos o esbozos de la poesa andina. Sin embargo, la literatura indigenista era an
una literatura mestiza:
Por eso se llama indigenista y no indgena. Una literatura indgena, si debe venir, ven-
dr a su tiempo. Cuando los propios indios estn en grado de producirla. (Maritegui,
1988: 335).
Esta postura responde a su diagnstico de la sociedad peruana, segn el cual el problema
del indio y de la tierra tiene un inters primordial. De all que sea fundamental para l
establecer una vinculacin estrecha entre la literatura y la afrmacin de la idea nacional
a travs de la cultura indgena.
La muerte de Maritegui trunc la resolucin de grandes y complejos problemas,
como el uso del idioma espaol al que se vean obligados a utilizar los indgenas para
expresar su literatura y la formacin de la cultura nacional siguiendo un derrotero inde-
pendiente del mestizaje.
En el primer caso, Antonio Cornejo Polar desarroll su teora de las literaturas he-
terogneas y su doble estatuto sociocultural para estudiar este asunto en profundidad, y
darle una explicacin coherente. En el segundo caso, la realidad social y econmica se ha
encargado de dar respuesta a este interrogante, en la medida que la cultura actual del pas
se encuentra en proceso de fusin con los aportes culturales de otros grupos que compo-
nen nuestra nacionalidad.
Por otra parte, a contrapelo de lo ocurrido en los aos ochenta, cuando la aparicin
de la globalizacin y la posmodernidad proclamaban la desaparicin de los nacionalismos
y aun de la historia, en aras de una homogeneizacin poltica y la implantacin de una
lgica consumista universal, en la actualidad se advierte no solo la reaparicin de movi-
mientos nacionalistas en muchos lugares del mundo, asociados en algunos casos con la
propagacin de creencias y acciones fundamentalistas. De igual manera, paralelamente
a la literatura desterritorializada, ajena a las particularidades locales, est surgiendo con
fuerza una literatura que indaga por el ser nacional, lo cual, como hemos visto, fue un
motivo de refexin y demanda permanente en Maritegui. Aqu cabe tambin puntua-
lizar que el ensayo y en gran medida la crnica ha adquirido un rango distinto al
tradicional, constituyndose para muchos en un gnero verstil, funcional a las nuevas
necesidades de expresin, apreciado por su capacidad de contener no solo las ms rigu-
rosas refexiones flosfcas bajo una adecuada forma esttica tal como lo pretenda
Lukcs y lo logr Maritegui, sino tambin multitud de expresiones culturales y socia-
les coherentes con la fugacidad y fragmentacin de la realidad y la vida actual.
392 YUYAYKUSUN
Roberto Reyes Tarazona
Finalmente, despus de haber transcurrido varias dcadas en que la especializacin
se fue extendiendo a todos los mbitos, empezando por el conocimiento cientfco y
llegando hasta a las ms diversas manifestaciones del empleo urbano, en la actualidad se
est volviendo a la necesidad de integrar diversos conocimientos desde una visin global,
holstica, como se la denomina hoy; una visin totalizadora como la que fue constru-
yendo Maritegui a lo largo de su vida y desde la cual se acerc a temas tan diversos como
la evolucin econmica, el problema del indio y de la tierra, el proceso de instruccin
pblica, el factor religioso, el regionalismo y el centralismo y el proceso de la literatura,
temas que conforman sus imperecederos 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana.
Referencias bibliogrfcas
Escajadillo, Toms. (2004). Maritegui y la literatura peruana. Lima: Amaru Editores.
Goldmann, Lucien. (1966). Introduccin a los primeros escritos de Georg Lukacs, en Teora de
la novela. Buenos Aires: Ediciones Siglo Veinte.
Gramsci, Antonio. (1967). La formacin de los intelectuales. Mxico: Editorial Grijalbo.
Maritegui, Jos Carlos. (1988). El artista y la poca. Lima: Empresa Editora Amauta.
. (1987). 7 ensayos de interpretacin de la realidad peruana. Lima: Empresa
Editora Amauta.
Moretic, Yerko. (1970). Jos Carlos Maritegui. Su vida e ideario. Su concepcin del realismo.
Santiago de Chile: Ediciones de la Universidad Tcnica del Estado.
Sobrevilla, David. (2005). El marxismo de Maritegui y su aplicacin a los 7 ensayos. Lima:
Universidad de Lima.
Varios. (1980). Maritegui y la literatura. Lima: Biblioteca Amauta.
393

YUYAYKUSUN 3 (2010) 393-395 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Tres poemas
Rosario Valdivia
INSTRUCCIONES
Cuando me ames
percibe mis misterios
entibia mi piel con tu aliento
que todo sea intento
quiero comenzar imaginando
reserva tus manos mgicas para un instante previo
delitame con tu cercana
en un beso profundo detn la noche
humedece mis permetros
y con pasos breves intrnate en m
y cuando no hayan ms lmites
arrllame con furia
moldame, defrmame
y tras el minuto de conciencia
cominzame de nuevo.
394 YUYAYKUSUN
Rosario Valdivia
S
Era un piso duro, s
pero nuestros cuerpos se amoldaron
y en el amor no haban durezas.
Las paredes eran blancas, s
pero se ruborizaron
con nuestras caricias.
La habitacin era fra, s
pero nuestro calor
hizo arder la noche.
Fueron unas horas, s
pero inventamos el olvido del tiempo.
TAN SOLO EN SOLEDAD
Creo en Dios que me mira sentado
hace rato en increble equilibrio
la paloma me hostiga con su mirada
soy la virgen que cuelga de la noche
esperando los jadeos del alma.
395

YUYAYKUSUN 3 (2010) 395-402 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Cinco poemas
Maritza Nez
LA PUERTA SE CIERRA
El amor es una amistad perdida
La puerta se cierra
pantufas en la entrada
acusacin de hogar
en la sala
el desorden del da a da
Nada sugiere cambios
en la certeza de esta
familiar geografa
Tendida en la cama
constato el golpe
por poco desapercibido
de la puerta
y contino leyendo a Emily Dickinson
No ir al cocktail
independencia a celebrarse
horas que pasan
28 de julio
circunstancia enteramente casual
Mentalmente irritada
arrojo las llaves y me largo
irritado me pides las llaves
tomo mi maleta
pido un taxi y me largo
mentalmente
pides un taxi
arrojo las llaves
tomo mi maleta
y el taxi de aburrimiento se va
396 YUYAYKUSUN
Maritza Nez
Mentalmente
multiplicadas
estas posibilidades por otras
ruidosas
como siempre
Realidad
Contino leyendo a Emily Dickinson
cavilaciones que en un segundo
naufragan
No hay
llaves
maletas
taxis
demasiado para un golpe de puerta
y doce aos que se esfuman
Final diseminado
en esta luz
cuatro de la tarde
pantufas
y un acertado resfro
de 28 en julio
SIRENE
Sirene
aterriza el avin
undcima vez en este breve semestre
semestre digo
por no perder la pulcra costumbre de
registrar en orden
secuencias
sucesiones
abstracciones
la experiencia
YUYAYKUSUN 397
Cinco poemas
pero
Praga
es otra cosa
techos trastocados
octgonos
hexaedros
la ciudad distorsiona toda geometra
Sirene
aterriz el avin
formas
amorfas de tan perfectas
Desnuda
te miro
por primera vez
arrobo
y es natural besar tus labios
Sirene
en este catico
perpendicular
cielo inclinado
Sirene
me arrastras a brazos de Eros

Un coro
inunda la Catedral
con cantos sacros
enciende mi cuerpo
la tentacin de tus muslos
palpitantes
lozanos
carnosos
erguidos junto a m
perflo de reojo
tus senos
que apenas se vislumbran bajo tu blusa
mbar
398 YUYAYKUSUN
Maritza Nez
Sirene
eres un santuario
al que elevo mi oracin
profana
irreverente
en este lugar
descubro la belleza de mi especie
me desboco en deseos orgisticos
mujer
Mujer
es ahora confguracin de signos
aprendidos

Arrojas mi cuerpo
a la eclosin primigenia
Sirene
inmersa en la mstica de sacras melodas
que te hacen ms bella
no adviertes mi demencia
Sirene
aterriz el avin
y te dej partir
Errante
enajenada
te busco por la noche
Pero
no me angustio
soy un perro hambriento
y tu olor es inconfundible
Sirene
Y
yo te busco
YUYAYKUSUN 399
Cinco poemas
DESNDAME
Desndame
anhelo el temblor de tus miembros
sellando mis formas
Fragancia de ocasos
noches impregnadas de tu aliento
mar
En una balsa de cielo
hundir mi cuerpo
me dejar caer
a la infnitud
de las aguas
Un estallido de caracolas
talla nuestra historia
en el horizonte
va viene el agua
El mar alumbra
con fuego
Desndame
tiende mi cuerpo
en una alcoba
de nubes y olas
ngel de las Aguas
en libacin perfecta
Ofrndame
400 YUYAYKUSUN
Maritza Nez
MALENA
El bar
tiovivo guio de seda
Malena
tus ojos son conjuro
Malena
Tus pechos maduran en mi boca
cntaro para tus pezones
brevas risueas
Yegua salvaje
tu grupa devora mis caricias
Nia rosada mi lengua
Babilonia de cantares en tu ombligo
desciende
se sumerge en tu secreto
y en esa esencia de mar
nace una perla
Son dunas mis rodillas
reposas tu melena
esplndida para trenzar el tiempo
Malena
Abeja de fuego
oculto entre dos colinas
caballo de mar para colmarte de miel
Un habano
balbucea tu risa
En un beso de bellota
deleite
Odalisca de mis sueos
te pierdes en una bocanada de humo
YUYAYKUSUN 401
Cinco poemas
AMANTE DE TERRACOTA
1
No tienen color mis ojos dices
Y yo que me enamoro de los atardeceres
de tu mirada Con la insistencia
de una gota de agua que cala laberintos en la arena
Si buscara mi sombra en el Taj Mahal,
huyendo del dolor y el hambre
Si contemplara la incineracin de cuerpos en el Ganges,
Si habitara en el Antiguo Egipto
donde el Nilo acun al amante vencido
y una mujer coronaba la noche con su hermosura
Encontrara quietud en tus ojos
Si estuviera en la antpoda de este instante
y tuviera ante m el espejo de tus dos almas
Qu descubrira?
2
Y qu del aguamarina envolviendo nuestros cuerpos?
O de los mil Buda que una maana
despertaron baados de luna porque
amaneciste con ganas de jugar?
Si buscara a la hora del ngelus mis pasos
y en las colinas de Jerusaln los hombres decretaran el amor
Con qu alegra me perdera en tus ojos!
3
Si desconociera a la muerte!
Pero irrumpi una noche en mi escondrijo
y no es posible volver a la inocencia
402 YUYAYKUSUN
Maritza Nez
Hay chacales en mis noches
Agazapada en mascarones de una barca fantasma
abro horizontes que se traga la niebla
Largo es el camino hasta encontrarte!
No tienen color mis ojos dices
Amante de terracota.
403

YUYAYKUSUN 3 (2010) 403-405 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Dos poemas
Ivn Rodrguez Chvez
GALPAGOS, EMOCIN TELRICA
Islas maravillosas salidas de la nada.
Tierra hecha agua y agua con faz de tierra
Volcn de los mares; mar de los volcanes
Fuerzas tectnicas pugnando en equilibrio
Centro equidistante pegado al este de los tiempos.
Residencia del sol; verano inacabable
Islas divinas parecidas a todo
Antecedente y vestigio; interrogante y respuesta.
Quin las ha creado despus de la semana?
Qu orfebre les dio forma como joya del mundo?
Tal vez Jehov? Quizs Darwin?
Islas maravillosas salidas de la nada.
Las olas juegan a irse cuando han jurado quedarse.
La iguana negra es una escultura ptrea que se mueve
y la amarilla, un arcoris como ave que canta.
El piquero patas azules toca el cielo con los pies en la tierra.
Las tortugas cargan la juventud de las edades.
y el Solitario jorge es el rey de la vida.
Caminan lentamente son saber de la muerte
y el tiempo las espera con paciencia de santo.
Islas maravillosas salidas de la nada
La evolucin se ha fugado a los libros de Darwin
y entrando en la historia han salido de ella.
Cada pgina-espejo las retrata las mismas
y lucen juveniles en el lbum de siempre.
Herencia del paraso anterior al pecado
Adn parezco sin morder la manzana
disfrutando en Eva el cielo de tu tierra.
404 YUYAYKUSUN
Ivn Rodrguez Chvez
ESPECTCULO DEL COSMOS
Cuando las descubri
el primero
exclam desconcertado
IGUAZ
y lo mismo
exclamaron
los dioses
que antecedieron
al primero.
Iguaz
dijeron los dems
que las vean
y lo mismo
decimos
los de ahora.
Aguagrande
entendi
y seguimos entendiendo.
Aguagrande
desde cualquier
rincn que se las vea.
No hay palabra
ni imagen
ni mejor smbolo.
Aguagrande
desbordndose
del marco de mis ojos
Aguagrande
en curso y empozada.
Aguagrande
en la cada
o en la gota
que salta como espuma.
Dnde termina su comienzo?
Dnde comienza su fnal?
YUYAYKUSUN 405
Dos poemas
Quin les ense
crecer en crculo?
Quin les hizo grande
con el mismo tamao?
Valen tanto
que para mirarlas
las rocas se han plantado
en las orillas
y los rboles
ganndoles la fla
han crecido en sus laderas.
En el crepsculo
las viste de festa
el arcoris
y la luna
se enciende
para que no sean
alucinaciones
de la fantasa
Cansadas de extenderse
silenciosas
elevan
de arriba
para abajo
su canto a las
a las alturas.
Iguaz
Aguagrande
Aguagrande
Iguaz
remanso azul en movimiento
estacin del cielo partiendo y llegando
sed para el sol
xtasis del tiempo
horizonte de pie
espectculo del cosmos.
APUNTES
409

YUYAYKUSUN 3 (2010) 409-426 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Comentario a la Introduccin a Amrica y
la ira divina: el indio Santa Cruz Pachacuti
en Amrica profunda de Rodolfo Kusch
Mario Meja Huamn
RESUMEN
Consideramos que la opinin del flsofo argentino Rodolfo Kusch, respecto al Pensamiento Andino,
es de suma importancia en nuestra tarea de construccin de una Filosofa Amrica Andina, por esta
razn nos hemos propuesto hacer un estudio de las obras del flsofo, sobre todo por Kusch ser uno de
los pioneros del pensamiento flosfco que se hace en torno a la refexin racional sobre los problemas
ms relevantes de Amrica Indgena, necesarios para la solucin de nuestros problemas ancestrales a
los que se suman los planteados por la modernidad y posmodernidad. Iniciaremos nuestro trabajo
analizando su obra Amrica Profunda, esta vez, de la Introduccin a Amrica y el anlisis del Libro I La
ira divina. El Indio Santa Cruz Pachacuti. El anlisis lo realizaremos desde nuestra ptica de andino y
de quechuahablante, confrontando las categoras de fagocitacin y hediondez inventadas por el flsofo
para explicar la realidad y el pensamiento del Mundo Andino.
ABSTRACT
We consider Argentine philosopher Rodolfo Kuschs view about the Andean Tought extremely
important in our task of constructing an American Andean Philosophy. For this reason, we
have proposed to study the philosophers works, especially as Kusch is one of the pioneers in the
philosophical thought concerning the rational refection about the most relevant problems of
Indigenous America, the study of which is necessary for the solution of our ancestral problems and
the ones raised by modernism and postmodernism. We will start our task analyzing his work called
America Profunda, now as to Introduccin a America and the analysis of the frst book La ira
divina. El indio Santa Cruz Pachacuti. We will do our analysis from our Andean and Quechuan
speaking optic, confronting the categories of fagocitacion (assimilation) and hediondez (stink)
invented by the philosopher to explain the reality and thought of the Andean World.
C
onsideramos que la opinin del flsofo argentino Rodolfo Kusch, respecto al
pensamiento andino, es de suma importancia en nuestra tarea de construccin
de una Filosofa de Amrica Andina. Por esta razn nos hemos propuesto hacer
un estudio de las obras del flsofo, sobre todo de Kusch al ser uno de los pioneros del
pensamiento flosfco en torno a la refexin racional sobre los problemas ms relevantes
de Amrica Indgena, necesarios para la solucin de nuestros problemas ancestrales a los
que se suman los planteados por la modernidad y posmodernidad.
No hay duda de que los indgenas latinoamericanos hemos aprendido a resolver
nuestros problemas verifcando su xito o fracaso en la prctica social, a partir de nues-
tra propia realidad, elevndolos a la categora de conceptos metafsicos,
1
y expresndo-
1 Para nosotros todo hombre, por el hecho de ser hombre es espontneamente metafsico, porque maneja un lenguaje
y puede expresar a travs de l conceptos que la naturaleza por s sola no produce.
410 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
los mediante el lenguaje para tratar nuestros problemas sociales, polticos, culturales y
espirituales.
Siguiendo los procedimientos de Kusch, iremos confrontando nuestras ideas a partir
de la observacin de la realidad, del anlisis de nuestro lenguaje y de sus ritos y mitos, y
del pensamiento que va induccin se hubiera podido lograr.
El problema de nuestra integridad mental y la posible solucin de nuestros problemas
Rodolfo Kusch en su primer libro escribe:
En Amrica [] se plantea ante todo un problema de integridad mental y la solucin
consiste en retomar el antiguo mundo para ganar la salud. Si no se hace as, el antiguo
mundo continuar siendo autnomo y, por lo tanto, ser una fuente de traumas para
nuestra vida psquica y social.
2
Coincidentemente nosotros habamos planteado desde siempre, que no podremos lograr
consolidar nuestra propia identidad, ni proyectarnos acertadamente al futuro sino acep-
tamos los aciertos y desaciertos de nuestras culturas ancestrales, que como en el caso del
tmpano, dan profundidad a nuestro ser, a nuestros existir y, a nuestro quehacer y pensar.
Muchos aos despus de Kusch, su compatriota Juan Adolfo Vzquez, hara la misma
referencia respecto al pensamiento latinoamericano.
3
En la mencionada obra Kusch quiere establecer conceptos fexibles que faciliten la
posibilidad de fjar el sentido de Amrica
4
. Para ello se fj como el mejor elemento de
informacin el contacto directo con la gente de lo que va a llamar Amrica Profunda.
Sostiene el autor:
Desde el primer momento pens que no se trataba de hurgarlo todo en el gabinete, sino
de recoger el material viviente en las andanzas por las tierras de Amrica, y conocer junto
a su gente, participar de sus festas y sondear su pasado en los yacimientos arqueolgicos;
y tambin deba tomar en cuenta ese pensar natural que se recoge en las calles y en los
barrios de la gran ciudad. Slo as se gana frmeza en la difcil tarea de asegurar un fun-
damento para pensar lo americano.
5
2 Kusch Rodolfo, Obras Completas Tomo II. Amrica Profunda. Editorial Fundacin Ross. 2000 Rosario- Provincia
de Santa Fe. Repblica Argentina, p. 4.
3 ...lo importante es que la mayora de las repblicas latinoamericanas tienen como tronco y columna vertebral de su
historia, una poblacin predominantemente autctona y que para defnir o caracterizar su esencia nacional pueden
recurrir,... a ingredientes culturales que en algunos casos se remontan a grandes civilizaciones clsicas pre-hispni-
cas... Antologa flosfca argentina del siglo XX p. 14. Juan Adolfo Vzquez. Editorial Universitaria de Buenos
Aires. 1965.
4 Ob. Cit., p. 5.
5 Ob. Cit., p. 5.
YUYAYKUSUN 411
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
Efectivamente, eso hizo el autor, viaj hasta la cuidad del Cusco, antigua capital del
Estado Inka. Intuy que podra diferenciar lo europeo del siglo XVI con lo andino de la
cultura precolombina. La primera, la europea, sera para Kusch la del el ser, o ser alguien
y el otro, sera el de el estar, o estar aqu. Esta ltima, sera una modalidad profunda de la
cultura precolombina extrado del indio, Santa Cruz Pachacuti. Para el autor, ambas races
profundas de nuestra mente mestiza y que se da en la cultura, en la poltica, en la sociedad
y en la psique de nuestro mbito.
Mediante este procedimiento Kusch encuentra las categoras que le permiten inter-
pretar el teqse, (arg) o fundamento de nuestro ser. La primera es la fagocitacin que surge
de la conjuncin del ser, estar y pensar. Veamos lo que escribe:
De esta conjuncin del ser y del estar durante el Descubrimiento, surge la fagocitacin,
que constituye el concepto resultante de aquellos dos y que explica ese proceso negativo
de nuestra actividad como ciudadano de pases supuestamente civilizados. De aqu se
derivara nuestra sabidura, como saber de vida que alienta en el subsuelo social y en
el inconsciente nuestro y que se opone a todo nuestro quehacer intelectual y poltico.
6
La segunda categora con que Kusch pretender entender nuestra historia y realidad es el
califcativo de hediento:
El califcativo hediento se refere a un prejuicio de nuestras minoras y nuestra clase
media, que suelen ver lo americano, tomado desde sus races. Como lo nauseabundo,
aunque diste mucho de ser as. Evidentemente tuve la deliberada intencin de mostrar el
hondo sentido positivo que tiene ese presunto hedor.
7
Dado que contamos ya con las dos categoras principales, fagocitacin y hediondez, que
a Kusch le permitirn entender a la Amrica profunda, veamos, como ve y entiende
el mundo andino. Bajo el ttulo Introduccin a Amrica, encontramos al autor en el
Cusco, ascendido al templo catlico de Santa Ana del Cusco, antiguamente denomina-
do Karmenqa, colina que se encuentra ubicada hacia el lado oeste de la cuidad; el tem-
plo est construido sobre los cimientos del antiguo adoratorio al Dios Teqse Wiraqocha,
(Seor del Universo).
Imaginamos a Kusch, haber llegado al Cusco no hace horas una maana calurosa,
ascendiendo la cuesta que conduce hacia el actual templo de Santa Ana. La calle se en-
contrara como hoy, muy bien empedrada; sus piedras, por efecto del tiempo y el trajn,
habran logrado pulirse, vindose muy brillosas y resbaladizas; las aceras en ambos lados
de la calle no seran nada diferentes; entonces el flsofo escribe que:
6 Ob. Cit., p. 6
7 Ob. Cit., P. 6
412 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
se experimenta la fatiga de un largo peregrinaje. Es como si se remontaran varios
siglos a lo largo de esa calle Melo(q), bordeada de antiguas chicheras.
8

La cuesta de Santa Ana, como se la conoce, despus de la conquista espaola, fue la va
ofcial de salida hacia las provincias del oeste, como Anta, Abancay, Andahuaylas; hacia el
centro y el norte del Per y, las del noroeste como: Chicheros, Moray, Maras, Urubamba,
Yucay, Ollantaytambo, Machupicchu, Vilcabamba, el Valle de Lares y Quillabamba; esta
es la razn por la que la cuesta estaba bordeada de antiguas chicheras
9
para satisfacer la
demanda de los caminantes y los arrieros.
Contina el flsofo con su descripcin y sostiene que:
Ah se suceden las calles malolientes como todo ese viejo compromiso con verdades
desconocidas, que se pegotean a las caras duras y pardas con sus inveterados chancros
10

y sus largos silencios
11
Desde luego en una zona no turstica, por entonces, Kusch sera visto, como dicen por
estas tierras, un ser raro, con la cruz a cuestas. Seran impactantes ante sus ojos, la suciedad
de las calles, la mirada acusadora y extraada de los mendigos que solicitaban una limos-
na
12
a los transentes; la mirada de los ebrios y chiquillos callejeros de la zona. El impacto
habra sido tan fuerte que el flsofo turista se encontrara temeroso, de manera que
cualquier ruido extrao le pondra en zozobra. Por ello expresara que los largos silencios
son interrumpidos por:
el lamento de algn indio, el grito de algn chiquillo andrajoso o ese constante mirar
que nos acusa no sabemos de qu, mientras todos atisban, imposibles, la fugacidad de
nuestro penoso andar hacia la cumbre.
13
Como toda ciudad antigua, Lima o Buenos Aires de la colonia, en cuyas fotos antiguas
podemos advertir la presencia de buitres y otras aves de rapia en las calles, por el sistema
defciente de limpieza; Cusco no sera la excepcin, probablemente muchos lugares ale-
jados del centro de la cuidad estaran muy descuidadas; el sistema de agua y desage no
estuvieron instalados como lo exige el mundo de hoy. De la narracin de Kusch podemos
inferir que est visitando la cuidad en poca de invierno, donde hay mucho Sol y no caen
las lluvias. Si hubiera visitado en verano, en que llueve a cntaros, habra encontrado las
8 Ob. Cit., p. 9.
9 Chichera, lugar donde se expende la chicha, bebida de sabor cida, preparada de maz, el grado de alcohol que
contiene probablemente este entre los 8 y 10 grados.
10 chancro. (Del fr. chancre). m. lcera contagiosa de origen venreo o sifltico. Microsoft Encarta 2008. 1993-
2007 Microsoft Corporation. Reservados todos los derechos.
11 Ob. Cit., p. 9.
12 Propia que solicitan los mendigos en nombre Dios.
13 Ob. Cit., p. 9.
YUYAYKUSUN 413
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
calles completamente limpias, por efecto de las avenidas que corren calle abajo, llevndo-
se todo lo que a su paso encuentran.
El deseo de conocer, le habra costado mucho al flsofo; como l lo manifesta, se
sentira sumamente agotado e incapaz de explicarse el porqu de la pestilencia, quiz la
presencia de algn vago tirado en algn rincn, y nios andrajosos que se le acercaban.
Por ello Kusch manifesta:
Todo parece hacerse ms tortuoso, porque no se trata slo del cansancio fsico, sino del
temor por nuestras buenas cosas que hemos dejado atrs, all, entre la buena gente de
nuestra gran cuidad. Falta aire y espacio para arribar a la meta y es como si nos movi-
ramos en medio del magma de antiguas verdades. Ms an, se siente resbalar por la piel
la mirada pesada de indios y mestizos con ese afn de segregarnos, como defendiendo su
impermeabilidad.
14
El espectculo es impactante a los ojos del visitante pues De pronto se ve rezar a un indio
ante el puesto de una chola, por ver si consigue algn mendrugo o un borracho que danza y
vocifera su chicha o un nio que alla.
15
Kusch pretende explicarse:
Entonces comprendemos que todo eso es irremediablemente adverso y antagnico y que
adentro traemos otra cosa no sabemos si peor o mejor que difcilmente ensamblar
con aquella.
16
Finalmente, el visitante ha llegado a la cima y probablemente se quiere proteger del im-
pacto de la realidad, por lo que dice:
aunque entremos en la iglesia de Santa Ana, como quien se refugia en ella, siem-
pre nos queda la sensacin de que afuera ha quedado lo otro, casi siempre tomando la
forma de algn mendigo que nos vino persiguiendo por la calle. Ah est parado y nos
contempla desde abajo, con esa quietud de pramo y una sonrisa lejana con su miseria
largamente llevada, y quiz le demos una limosna, aunque sepamos que ella no cumple
ya ninguna fnalidad.
17
Pero, la cosa es ms grave an, pues ni el refugio le salva de la impactante experiencia,
porque escribe y describe su situacin:
14 Ob. Cit., p. 9
15 Ob. Cit., p. 10
16 Ob. Cit., p. 10.
17 Ob. Cit., p. 10.
414 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
Y nos acosa cierta inseguridad que nos molesta. No sabemos si esa limosna es un reme-
dio para una mala situacin o es slo una manera de obligarnos a realizar un gesto.
18
La misma inseguridad como cuando nos hablaba una vieja india y no alcanzbamos a
entenderle y estbamos ah como si nada oyramos y nos sentamos recelosos y acobar-
dados, porque todo eso no es lo que acostumbramos a tolerar.
19
Nos hallamos como sumergidos en el otro mundo que es misterioso e insoportable y que
est afuera y nos hace sentir incmodos.
20
Kusch quiere explicarse de alguna manera, pero su condicin de clase no le permite entender
la situacin de manera objetiva, entonces se siente como solo en el mundo, manifestando:
Sern los cerros inmensos, los paisajes desolados, las punas heladas, las chicheras? Sern
las caras hostiles y recelosas que nos contemplan de lejos como si no existiramos y que
nos tornan tan fatigoso este trajn y este ascenso hasta Santa Ana y nos sumergen en este
lento proceso de sentirnos paulatina e infnitamente prisioneros, en medio de una exte-
rioridad que nos acosa y nos angustia?
21

En ningn lado como en el Cuzco se advierte esa rara condicin de un mundo adverso,
con esta lamentable y sorda hostilidad que nos sumerge en un mundo adverso.
22
Sin embargo, le encontramos el remedio, es el remedio natural del que se siente despla-
zado, un remedio exterior que se concreta en el fcil mito de la pulcritud, como primer
sntoma de una negativa conexin con el ambiente.
Porque es cierto que las calles hieden, que hiede el mendigo y la india vieja, que nos habla
sin que entendamos nada, como es cierto, tambin, nuestra extrema pulcritud, Y no hay
otra diferencia, ni tampoco queremos verla, porque la verdad es que tenemos miedo, el
miedo de no saber cmo llamar todo eso que nos acosa y que est afuera y que nos hace
sentir indefensos y atrapados.
23
Defnitivamente, Rodolfo Kusch no puede explicarse plenamente lo que le pasa, no ad-
vierte que el nuevo modo de produccin, al cual fueron sometidos los indgenas, los ha
sumido en ese mundo nauseabundo de suciedad, de ebrios, de nios andrajosos, de men-
digos que rezan por un pago de nada.
18 Ob. Cit., p. 10.
19 Ob. Cit., p. 10.
20 Ob. Cit., p. 10.
21 Ob. Cit., p. 10.
22 Ob. Cit., p. 11.
23 Ob. Cit., p. 11
YUYAYKUSUN 415
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
Como bien canta Alicia Maguia
24
:
La luz se hizo sombra
y naci el indio,
prisionero en su suelo,
indio cautivo,
sin luz en la mirada,
indio sombro.
Ayer montaa,
hoy slo escombro
Los indios por la conquista, hemos sido reducidos a la nada; sin tierra y sin la tecnologa
adecuada no somos nada, ocupamos nuestro tiempo en enriquecer al hacendado, nuevo
propietario de todo, an de las personas; como los mendigos o borrachos de la cuesta de
Santa Ana, hemos sido reducidos en un estar sin sentido, en un mero pacer. En el nuevo
modo de produccin importando por el conquistador, fuimos expulsados de la zona que-
chua, del cual somos originarios, a la puna; nuestra tez se oscureci ms y nuestra estatura
se redujo. El nuevo Estado no nos ha garantizado lo que el Estado Inka lo haca: trabajo,
salud, seguridad y vivienda. Para los espaoles, de quienes fuimos colonos, portugueses,
franceses e italianos, el nuevo mundo signifc renacimiento de la esclavitud y de la ser-
vidumbre; mientras que para los ingleses, ello signifc libertad, progreso, y el trnsito al
Modo de Produccin Capitalista.
Kusch no entiende eso y va a clasifcar al mundo en limpios y hediondos y, como
quien se tranquiliza escribe:
Es ms. Hay cierta satisfaccin de pensar que efectivamente estamos limpios y que las
calles no lo estn, ni el mendigo aquel, ni tampoco la vieja quichua. Y lo pensamos aun-
que sea gratuito, porque, si no, perderamos la poca seguridad que tenemos, aunque sea
una seguridad exterior, manifestada con insolencia y agresin, hasta el punto de hablar
de hedor con el nico afn de avergonzar a los otros, que nos miran con recelo. Adems,
es importante sentirse seguro, aunque presintamos que somos poca cosa y que tenemos
escasa resistencia cuando el mundo exterior nos es adverso.
25
Entonces el flsofo pampeo infere:
De ah el axioma: el vaho hediento es un signo que fota a travs de todo el altiplano,
como una de sus caractersticas primordiales. Y no es slo el hedor, sino que es, en ge-
neral, la molestia, la incomodidad de todo ese ambiente. Por eso se incluye la tormenta
24 Artista, cantautora peruana de msica criolla.
25

Ob. Cit., p. 11- 12
416 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
imprevista, la medida de aduana, el rostro antiptico de algn militar impertinente o el
silencio que responde a nuestra pregunta ansiosa, cuando pedimos agua a algn indio.
26
Pobre flsofo! Siente que todo le apesta, su concepcin del mundo no le permite en-
tender la realidad dolorosa, nauseabunda y humillante. Nos da la impresin de que en
su cuidad natal habra vivido dentro de una burbuja, como un nio bonito de saln.
Probablemente ha olvidado que muchos emigrantes de Europa a Buenos Aires, tuvieron
que vivir, diez o ms personas en una habitacin pequea sin los ms mnimos servicios
y por ello hedionda.
Los indios qollas o inkas tenemos nuestro propio olor, es ms, todo grupo tnico
tiene el suyo, de acuerdo a los alimentos que consume, en nuestro caso por los hidratos
de carbono como el chuo, la moraya, chaqepa,
27
maz, trigo, cebada, y por las diferentes
clases de carne y grasas; olemos de acuerdo a nuestros hbitos de higiene; la hediondez lo
tienen los negros, los blancos, los chinos, los rusos, los franceses, espaoles, etc.
Cierta vez nuestra gua de turistas en San Petersburgo, Rusia, nos informaba que hace
cientos de aos, se enteraron que unas tribus del norte venan por el mar para atacarlos.
Los sanpetesburgeses les esperaban en la playa, armados hasta los dientes, para recibirlos.
Dicen que todava no se divisaban las siluetas de los barcos de los atacantes, pero ya se
senta el olor nauseabundo que expelan los invasores. En otra ocasin unos compatriotas
que visitaron Francia, en los aos sesenta, nos contaban que una vez instalados en un
hotel de Pars, les tocaron la puerta de la habitacin preguntando los das y horas en que
deseaban baarse; los compatriotas respondieron al mozo que todos los das y por lo me-
nos dos veces al da; cuentan que el mozo les mir con los ojos desorbitados. Pensamos
que los perfumes franceses, los ms famosos del mundo, no se inventaron gratuitamente
sino para los cortesanos que no tenan la costumbre de baarse. En el mundo, hieden los
pobres, hieden los miserables y hieden los ricos. Para los obreros sus jefes hieden a mari-
cn, a aniado y no a macho.
Entonces consideramos como vlido que una categora para entender un grupo tni-
co, una cultura sera le hediondez, pero, esto nos llevara a otro tipo de estudios que no
son los que nos proponemos.
Por ello probablemente Kusch admite que hiede:
La tormenta, el militar y el indio El hedor es un signo que no logramos entender, pero
que expresa, de nuestra parte, un sentimiento especial, un estado emocional de aversin
irremediable, que en vano tratamos de disimular. Ms an, se trata de una emocin que
sentimos no slo en el Cuzco, sino frente a Amrica, hasta el punto de que nos atrevemos
a hablar de un hedor de Amrica.
26 Ibdem, p. 12.
27 Alimentos procesados para su conservacin.
YUYAYKUSUN 417
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
Y el hedor de Amrica es todo lo que se da ms all de nuestra populosa y cmoda ciu-
dad natal. Es el camin lleno de indios, que debemos tomar para ir a cualquier parte del
altiplano y lo es la segunda clase de algn tren y lo son las villas mseras, pobladas por
correntinos que circunda a Buenos Aires.
Ahora bien, esta ingrata categora, nos permitira interpretar que tambin existe una he-
diondez, cultural y espiritual, la alienacin ideolgica, alienacin poltica, alienacin de
usos y costumbres, como cuando alguna india se ondula los cabellos, o una negra se lacia
o se pintada de rubia, o ven con desprecio lo que les es original, considerando lo extrao
como mejor.
Insiste el flsofo, sospechando que no queremos admitir la hediondez como situa-
cin real y como categora de interpretacin:
Se trata de una aversin irremediable que crea marcadamente la diferencia entre una
supuesta pulcritud de parte nuestra y un hedor tcito de todo lo americano. Ms an,
diramos que el hedor entra como categora en todos nuestros juicios sobre Amrica, de
tal modo que siempre vemos a Amrica con un rostro sucio que debe ser lavado para
afrmar nuestra conviccin y nuestra seguridad.
28
A estas alturas, nos parece razonable que admita, como sostenamos, que hediondos so-
mos todos, tambin los pampeos, como dice:
Un juicio de pulcritud se da en Ezequiel Martnez Estrada cuando expresa que, todo
lo que se da al norte de la pampa, es algo as como los Balcanes. Y lo mismo pasaba
con nuestros prceres, tambin ellos levantaban el mito de la pulcritud y del hedor de
Amrica, cuando creaban polticas puras y tericas, economas impecables, una educa-
cin abundosa y variada, ciudades espaciosas y blancas y ese mosaico de republiquetas
prsperas que cubren el continente.
29
Nos parece que su categora pequeo burguesa empieza ha hacerse realidad, aunque no
deja de ser desacertada la solucin que propone, puesto que la hediondez lo slo lo hemos
experimentado tras la Catedral de San Basilio en Mosc, o en algn lugar de Lima, de
Bogot, o Varsovia, en Frankfurt. Por supuesto, no es la gente culta la que ensucia una
ciudad sino los adictos, mendigos y toda clase de vagos que tienen por casa la calle. Sin
embargo, casi todos admitimos que la hediondez es cosa de villas apartadas, de ciudades
y ciudadanos de tercera clase.
28 Ob. Cit., p. 12 -13
29 Ibdem, p. 13
418 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
La categora bsica de nuestros buenos ciudadanos consiste en pensar que lo que no es
ciudad, ni prcer, ni pulcritud no es ms que un simple hedor susceptible de ser extermi-
nado, Si el hedor de Amrica es el nio lobo, el borracho de china, el indio rezador o el
mendigo hediento, ser cosa de internarlos, limpiar la calle e instalar baos pblicos. La
primera solucin para los problemas de Amrica apunta siempre a remediar la suciedad
e implantar la pulcritud.
30
Como podemos observar en lo que sigue, la pulcritud y la hediondez son polos opuestos
axiolgicamente hablando y como tal, su aplicacin puede remontarse a los orgenes de
la propia historia de la humanidad.
La oposicin entre pulcritud y hedor se hace de esta manera irremediable, de tal modo,
que si se quisiera rehabilitar al hedor, habra que revalidar cosas tan lejanas como el
diablo, Dios o los santos. Y mover la fe desde la pulcritud al hedor, constituye casi un
problema de ndole religiosa.
31
Kusch encuentra que la consistencia y el mecanismo y, los supuestos del hedor se pue-
den extirpar mediante una ciruga, para extraer la verdad de sus cerebros a manera de un
tumor.
32
Desde el punto de vistas de Kusch, podramos suponer por ejemplo, que Marx estuvo
equivocado cuando habl de lucha de clases, quiz debi interpretar la realidad con las
categoras pulcritud y los hediondez. As el autor manifesta que:
En todos los casos se trataba del hedor que ejerca su ofensiva contra la pulcritud y siem-
pre desde abajo hacia arriba. Arriba estaban las pandillas de mestizos que esquilmaban a
pueblos como los de Bolivia, Per o Chile.
33

En Argentina eran los hijos de inmigrantes que desbocaban las aspiraciones frustradas de
sus padres. Contra ellos luchaban los de abajo, siempre en esa oposicin irremediable de
hedientos contra pulcros, sin encontrar nunca el trmino medio. As se sucedieron Tupac
Amaru, Pumacahua, Rozas, Pealoza, Pern como signos salvajes. Todos ellos fueron la
destruccin y la anarqua, porque eran la revelacin en su versin maldita y hedienta:
Eran en suma el hedor de Amrica.
34

Esta la dimensin poltica del hedor, que pone a este en evidencia y lo convierte en un
antagonista inquietante. Quiz sea la nica dimensin que se le conozca. Pero qu pa-
30 Ibdem, p. 13
31 Ibdem, p. 13
32 Ibdem, p. 13
33 Ibdem, p. 14
34 Ibdem, p. 14 - 15
YUYAYKUSUN 419
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
sara si se tomase en cuenta su realidad, el tipo humano que lo respalda, su economa o
su cultura propias?
35
Consideraramos de acuerdo al autor, la propia cultura no sera sino la superacin de la
hediondez. El concepto de cultura sera sinnimo de pulcritud. Pero, aquel estadio nega-
tivo, estara siempre presente en nuestro subconsciente de manera que podra aforar en
cualquier instante y estremecernos de miedo. Por ello escribe:
Es un miedo antiguo como la especie, que el mito de la pulcritud remedio con el progre-
so y la tcnica, pero que repentinamente se aparece en una iglesia del Cuzco, provocado,
entre otras cosas, por un mendigo que nos pide una limosna para humillarnos.Y es que
el hedor tiene algo de ese miedo original que el hombre crey dejar atrs despus de crear
su pulcra ciudad.
36
En el Cuzco nos sentimos desenmascarados, no slo porque advertimos ese miedo en el
mismo indio, sino porque llevamos adentro, muy escondido eso mismo que lleva el in-
dio. Es el miedo que est antes de la divisin entre pulcritud y hedor, ese punto es donde
se encuentra el equilibrio entre la vida, de un lado, y la muerte del otro. Y es un momento
creador porque ah brota la gran mstica que confere sentido al hecho de vivir.
37
A estas alturas nos parece que las categoras que est usando no llegan al meollo de los
problemas sociales y polticos en Latinoamrica. Esto sera disimular las injustas rela-
ciones de produccin surgidas por la conquista, el coloniaje y justifcar benignamente
la repblica que ha surgido sin el indio y contra el indio, como sostuviera Jos Carlos
Maritegui. A las afrmaciones de Kusch:
Y en el juicio aquel sobre el hedor de Amrica y sobre la afanosa pulcritud, se halla im-
plcito el afn de encubrir una ira que nadie quiere ver.
38
Nosotros, nos opondramos sosteniendo que la ira que no se quiere ver u oler no es la he-
diondez, sino la explotacin del hombre por el hombre, la explotacin del que tiene ms
posibilidades econmicas. Es ms, el mismo indio suele llamar indio, al carente de los
medios sufcientes para vivir. Como se dice en este nuevo estado de cosas, el pez grande
devora al chico, y, pareciera que Toms Hobbes no estuvo equivocado cuando sostuvo
que el hombre era un lobo para el mismo hombre.
El flsofo argentino sostiene que: Est en juego un plateo primario que el hombre
siempre ha necesitado, pero que el caparazn de progresismo de nuestros ciudadanos e
35 Ibdem, p. 15
36 Ibdem, p. 15
37 Ibdem, p. 15
38 Ibdem p. 18
420 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
intelectuales progresismo alimentado casi exclusivamente en la Europa burguesa del
siglo XIX trata de mantener a raya, porque, sino, ellos perderan salud y bienestar.
39
Ambos son como los dos extremos de una antigua experiencia del ser humano. Uno
est comprometido con el hedor y lleva encima el miedo al exterminio y el otro, en
cambio, es triunfante y pulcro, y apunta hacia un triunfo ilimitado aunque imposible.
40
Si esta interpretacin de la historia fuera correcta, nos parece que no sera exacto interpre-
tar que en la sociedad esclavista fue superada por los hediondos esclavos que permitieron
apropiarse del poder a los hediondos feudalistas, y que stos a su vez fueron vencidos por
otros ms hediondos como el pueblo en la Revolucin Francesa o los hediondos obreros
en la Rusia de 1917 y, que en la actualidad estos movimientos de liberacin de la pes-
tilencia todava no han acabado por que el capitalismo ha creado un desodorante cuya
presencia lo hace inadvertido ante los pueblos principalmente indgenas y ante miembros
de esta ltima que se dejan atraer por la pulcritud del discurso de nuestros gobernantes y
politiqueros que generalmente descargan todo la furia de su ineptitud e incomprensin
contra los indgenas de la sierra o la selva, como fue el caso de Alberto Fujimori
41
y el
gobierno aprista en el Per
42
.
Luego, de la oposicin entre el hedor y la pulcritud, dialctica para Kusch, surge la
otra categora: la fagocitacin:
esta misma oposicin, en vez de parecer trgica, tiene una salida y es la que posibilita
una interaccin dramtica, como una especie de dialctica, que llamaremos ms adelante
fagocitacin.
43
Se trata de la absorcin de las pulcras cosas de Occidente por las cosas de Amrica, como
a modo de equilibrio y reintegracin de lo humano en estas tierras.
44
La fagocitacin segn Kusch, no sera sino una salida entre la oposicin del hedor y la
pulcritud. Aplicada a nuestra evolucin histrica, Amrica habra encontrado equilibrio
al absorber la pulcritud de occidente. Como decamos, todos tenemos un hedor y todos
pulcritud, por tanto no es posible que los americanos hayamos absorbido slo la pulcri-
tud europea. Contrariamente podra decirse que lo que nos han trado es ms hediondez
que pulcritud, tngase en cuenta, que fuera de la pereza, la mendacidad, la delincuencia,
el hurto, tambin nos trajeron males como las febres, la viruela, que no slo diezmaron
39 Ibdem p. 18
40 Ibdem p. 18
41 Nos referimos a las matanzas como la de Barrios Altos.
42 Ibdem, p. 18
43 Ibdem, p. 18
44 Ibdem, p. 18
YUYAYKUSUN 421
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
nuestra poblacin, sino que casi acaban con todos los indgenas; Vctor Andrs Belaunde
sostiene en Peruanidad, que para fnes del siglo XVIII, los indgenas nos habamos re-
ducido de 12 millones de habitantes encontrados en 1532 a 3 millones. Adems, los
conquistadores nos trajeron una religiosidad de cumplimiento ritual que de fe y buenas
obras que dista mucho del mensaje bblico cristiano. Los conquistadores importaron ms
hediondez que pulcritud, ms subcultura espiritual que cultura espiritual en el sentido
de Max Scheler.
Para el momento de la conquista, Francia, Espaa, Portugal no eran en el campo de
la flosofa y ciencia los ms representativos del saber y la cultura. Mientras que en estos
ltimos pases se haca gala del uso de los mtodos deductivos para el conocimiento, los
ingleses ya se perflaban en el dominio del mtodo inductivo. Mientras los europeos eran
racionalistas, los otros eran empiristas; mientras que a los europeos les interesaba la inter-
pretacin de la realidad, aquellos tuvieron como un reto la transformacin del mundo.
Mientras los europeos revivieron la esclavismo y el feudalismo en las nuevas tierras, los
ingleses acrecentaron la modernidad. Por lo dems ya hablamos de la hediondez francesa,
los perfumes y los turnos para la ducha.
No estamos de acuerdo con la apreciacin del flsofo al decir que:
La fagocitacin se da por el hecho mismo de haber califcado como hedientas a las cosas
de Amrica.
45
Puesto que slo en nivel metafsico puede admitirse el estado puro de la pulcritud y el
estado impuro de hediondez. En tal sentido no son ni verdaderos ni falsos, la pulcritud y
la hediondez, es ms, todo esto depende de nuestra concepcin del mundo, puesto que
podra concebirse que bello es lo natural y que el hombre altera este estado de plenitud;
para la Concepcin Occidental lo que se da en estado natural no es bello. Para nosotros,
el hombre modifca la realidad en mltiples sentidos, l es quien da belleza o fealdad al
mundo.
La vida y muerte, lo blanco y negro no son opuestos para todos los grupos huma-
nos; para nosotros los indgenas la vida contina an despus de la muerte, el ciclo vital
contina. La sabidura europea es diferente a la sabidura indgena americana. Veamos los
conceptos de Kusch contrarios a nuestra apreciacin:
Y eso se debe alguna especie de verdad universal que expresa, que todo lo que se da en
estado puro, es falso y de ser contaminado por su opuesto. Es la razn por la cual la vida
termina en muerte, lo blanco en lo negro y el da en la noche. Y eso ya es sabidura y ms
an, sabidura de Amrica.
45 Kusch Rodolfo, Obras completas Tomo II. Amrica Profunda. Libro I, La Ira Divina. Editorial Fundacin Ross.
2000 Rosario- Provincia de Santa Fe. Repblica Argentina, p. 21.
422 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
El autor, no advierte que para los indgenas la muerte no es sino un cambio de estadio
de vida, del aqu, al ms all, del kay pacha (de esta realidad) y kunan pacha (del hoy) al
hanaq pacha (al mundo del ms all). La muerte no es sino el trmino de un ciclo, la vida
contina. La vida no es cclica circular, sino un hecho continuo pero irrepetible.
Conclusin de la primera parte
No deja de ser interesante la propuesta de las categoras hediondez y pulcritud para in-
terpretar la cultura indgena americana, pero estas categora son tambin valederas para
la apreciacin de toda la cultura universal por tanto su relevancia se vera minimizada y
vaca, como mtodo de interpretacin para Amrica.
El concepto de fagocitacin es tan original pero no tiene la contundencia de la dia-
lctica hegeliana o marxista. Puesto que en la lgica de estos ltimos, la sntesis es la
superacin de las premisas, es la superacin de la tesis y la anttesis.
La ira divina: el indio Santa Cruz Pachacuti
46
En el Libro Primero, Rodolfo Kusch con el ttulo de la Ira Divina, nos presenta al Indio
Santa Cruz Pachakuti como sigue:
Cerca del 1600, el padre vila se top con el indio Joan de Santacruz Pachacuti yanqui
Salqamaywa. Eso ocurri en Cacha a unas cuantas leguas al sur del Cuzco y no muy lejos
del templo de Viraqocha.
47
vila andaba por esa zona a raz de la intensa represin de idolatras que emprendieron
los espaoles en Amrica.
48
Haba ocurrido que los indios creyeron que todas las huacas del reino, cuantas haban
los cristianos derrocado y quemado, haban resucitado y que ya las huecas andaban
por el aire secas y muertas de hambre porque los indios no le sacrifcaban ya. Y as fue
que mucho muchos indios que temblaban y se revolcaban por el suelo, y otros tiraban
pedradas como endemoniados, haciendo visajes [diciendo] que la hueca fulana se le
haba entrado en el cuerpo.
49
46 Ibdem, p. 21
47 El autor cita a Pedro Sarmiento de Gamboa: Historia de los incas Emec Buenos Aires, 1942. 3 Edicin. Ibdem, p.
22
48 Nota de Kusch: Cristbal de Molina, Relacin de las fbulas y ritos de los incas. Este autor sita este hecho en el ao
1571P. 22
49 wka, m. Templo, lugar sagrado. Dios familiar o domstico e idolillo que lo representa. fam. Osario donde suelen
hallarse tesoros con idolillos y utensilios. Jorge a Lira Mario Meja. Diccionario Quechua-Castellano, Castellano
Quechua. Universidad Ricardo Palma, Lima, Per. 2009.
YUYAYKUSUN 423
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
Para los indgenas las wakas
50
estn encarnadas o representadas por objetos materiales,
pero no son los awkis (espritus) mismos. El awki es un espritu, por tanto, la destruccin
de su representacin nos signifca la muerte del mismo. Aqu no se puede tomar como
que muerto el perro muerto la rabia. Si fuera as, nosotros los indgenas ya habramos
olvidado a las wakas. Estos, las wakas, siguen tan vivos como entes abstractos, contraria-
mente se han sumado a nuestras wakas andinas, las europeas como: Santiago, San Juan
Bautista, La Purifcada, la Asunta, La Virgen del Carmen, La virgen del Rosario y muchos
otros santos, como la misma Santa Ana que posiblemente haya visto Kusch en el templo
visitado.
la accin represiva de los espaoles provoc el encuentro entre el padre vila y
Salcamayhua, y que a raz del mismo este ltimo redact un manuscrito sobre las creen-
cias de los incas.
51
Ocurre que el yanqui traza en su crnica un esquema del altar del templo de Coricancha
del Cuzco y el padre vila le introduce algunas modifcaciones.
52
Para nosotros dicha representacin es sincrtica, entre la concepcin andina del mundo y
la europea del momento, por ello Kusch escribe:
la estructura se parece considerablemente a la de los dibujos alquimistas de la poca.
53
De cualquier manera, de este encuentro entre el padre vila y nuestro yamqui, nace una
de las crnicas que manifestan con mayor evidencia la actitud del indgena frente a su
pasado, porque refeja la manera de pensar de ste y hasta las creencias ms ntimas que
an sobreviven.
54
El escrito de Salcamayhua es un borrn en la meridiana claridad
de sus colegas hispnicos, dada la mezcla de trminos quichua y aimaraes con un caste-
llano sumamente difcultoso.
55
De cualquier manera cabe sealar que en Salcamayhua se da con patente evidencia un
temor ante lo divino. Est en la manera como relata ciertas leyendas, como la de la ser-
piente Yauirca o la del mensajero de manta negro.
56
50 Kusch ( p. 22) hace mencin a El manuscrito en cuestin fue publicado por Jimnez de la Espada bajo el ttulo de
Relacin de antigedades deste Reyno del Pir en Tres relaciones de antigedades Peruanas, Madrid, 1879.
51 Kusch ( p. 22, 23) anota: Datos de Robert Lehmann-Nitsche. Coricancha, el tempo del Sol en el Cuzco y las imge-
nes de su altar mayor.
52 El Filsofo dice: (p. 23) Cotej el esquema del yamqui con los numerosos dibujos de los alquimistas, casi todos del
siglo XVI, que fguran en Psicologa y Alquimia de C. G. Jung (Santiago Rueda, Buenos Aires, 1957). Tambin
puede consultarse El simbolismo hermtico de Oswald Wirt (Ed. Saros, Buenos Aires, 1958).
53 Ibdem, p. 23
54 Ibdem, p. 23
55 Ibdem, p. 23
56 Ibdem, p. 25.
424 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
Seguramente el yamqui debi ser un indio silencioso y tmido. A veces tomara su chicha,
cuando el cura haca festa al santo. Slo entonces se tornara locuaz y volvera segura-
mente tambaleando, a su casa, satisfecho y con el cuerpo que pareca una paloma.
57
Kusch supone que el indio era silencioso y tmido; nosotros pensamos que si fuera as
nunca se hubiera atrevido a coger una pluma y expresar algo que para los conquistadores
era de inspiracin diablica. Por tanto, discrepamos con la siguiente afrmacin:
El no era ms que un pobre indio y slo se limitaba a tener miedo.
58
Para nosotros los indgenas nuestros dioses, viven con nosotros en la comunidad, no los
vemos, pero sentimos su presencia de manera indudable, es ms, toda nuestras activi-
dades, principalmente del trabajo, no se inician sino invocndolos y libando por ellos.
Nosotros no hablamos con los dioses por vergenza o como dice el flsofo pampeo,
por pobre, sucio y pardo. Es ms, el oro y la plata, as como las dems decoraciones, antes
de la conquista, tenan valor sagrado, por tanto no es correcto hacer un paralelo entre lo
bonito de la iglesia y nuestra situacin miserable despus de la conquista. Por otro lado,
nuestro concepto de pobreza y riqueza a pesar de los siglos an persisten y se puede es-
tablecer diferencias entre el concepto europeo y el quechua. Pobre no es el que no tena
dinero, porque este medio de cambio no exista, sino aquel individuo que no tena hijos,
parientes y amigos.
Contina el flsofo argentino y escribe acerca del Juan Santa Cruz:
pueda ser que recitara los himnos slo por vergenza, porque l se senta pobre, sucio
y pardo, mientras que todo eso, que haba en la iglesia, era demasiado bonito. Dios no
poda estar ah.
59
Ms adelante Kusch escribe:
Seguramente pasara luego por el mercado, seguido de su llamita, cargada de maz. Ah
esperara que se lo compraran, mientras continuaba haciendo esa rara pregunta dnde
ests.
60
Dnde ests? Estara muy lejos dios seguramente no necesitara de tanta palabra.
Estara en las trastiendas de alguna chichera, en las callejuelas tortuosas y aejas, detrs
de las cortinas de algunos cuartos malolientes o en esa cueva extraa debajo del altar de
Santo Domingo.
61
57 Ibdem, p. 23.
58 Ibdem, p. 25, 26.
59 Ibdem, p. 26.
60 Ibdem, p. 26.
61 Ibdem, p. 26.
YUYAYKUSUN 425
Comentario a la INTRODUCCIN A AMRICA Y LA IRA DIVINA: EL INDIO SANTA CRUZ PACHACUTI...
Se atribuye a Manqo Inka II, quien fuera ejecutado en la plaza de armas del Cusco, que
sus ltimas palabras para sus hermanos los indgenas fue, no hagan caso a los dioses cris-
tianos porque esos son dioses mudos. Esto, probablemente contraponiendo a los dioses
indgenas como Apu Rimaq, el dios que habla, quien reciba culto en un orculo cerca a la
actual capital de la Repblica del Per. Justamente el nombre de la cuidad (Lima o Rima:
habla) y del ro (Rimac: que habla) que la atraviesa, proviene del nombre de este dios.
La vigencia de los dioses andinos contina actualmente. La religin trada por los
conquistadores fue incapaz de anular a la andina, es ms, existiendo entre la europea y
la andina un pivote que gira en torno a la actividad principal andina, la agricultura, se
ha dado un sincretismo entre ambas, de manera que santos como San Juan Bautista se
agreg al panten andino como el dios de los pastores, Santiago de los pastores ganaderos.
La virgen Mara como pachamama (Madre Naturaleza), San Pedro como el patrn de los
pescadores, etc. En consecuencia no estamos de acuerdo con la apreciacin del flsofo
argentino, que escribe:
Pens el yanqui con picarda que su dios tendra vergenza de ser dios y llorara ese tiem-
po en la gente lo haba olvidado. Y se sentira solo, porque el templo estaba todo lleno
de cosas que no eran l.
62
Como remarcamos, los indgenas sabemos donde estn nuestros dioses. Es desde la con-
quista espaola que el indio se pregunta por el Dios judeo-cristiano, habr muerto?
estar sordo?, como manifesta Kusch:
Luego ser ira a su parcela para trabajarla. Ah tomara su taclla para arar la tierra y re-
mover los duros pedregones, mientras atisbara de vez en cuando el cielo para ver si ira a
llover. Y as, mirando el cielo, pensara en dios otra vez Dios habra de ser como el trueno
que anunciaba la lluvia o aquello que haba temblar la tierra o lo que traa el granizo,
en fn todo podra ser menos ese dios de la iglesia. Dios tena que ser algo que atrapara,
que lo fuera sitiando, si no, el yanqui prefera volver al creer en las pequeas cosas: el
dios de la lluvia, el del trueno, el del relmpago o el felino que bajaba con el granizo o
lo que fuera.

Los pueblos andinos en tiempo de los inkas estaban acostumbrados a que el Qorikancha
(Templo del Sol) recibiera nuevos dioses, sin anular a los existentes. Las efgies de los
dioses de los pueblos conquistados eran llevados y venerados en dicho lugar. Por tanto,
como sealamos ms arriba, se lleg a un sincretismo bien logrado entre los dioses an-
dinos y los dioses cristianos. Despus de la conquista, los espiritistas y los curanderos,
por ejemplo, imploran a ambos dioses en sus ritos religiosos. El indgena es politesta,
y distingue una jerarqua entre ellos. El Dios mayor recibi el nombre Pachakamaq
62 Ibdem, p. 26, 27.
426 YUYAYKUSUN
Mario Meja Huamn
o Wiraqocha. Esto es, concibieron un Dios Creador de la naturaleza, del mundo, del
espacio y del tiempo.
Conclusin de la segunda parte
Consideramos que es difcil describir exactamente a Juan Santa Cruz Pachacuti
Salcamayhua. Cabe la interpretacin de Rodolfo Kusch como la nuestra. El flsofo pam-
peo hace su apreciacin desde fuera, no slo la personalidad del escritor indio sino de su
concepcin del mundo. Nosotros pretendemos hacer, como indgenas que somos, desde
dentro, desde su lenguaje, su sentimiento y concepcin del mundo.
427

YUYAYKUSUN 3 (2010) 427-443 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Arquitectura para la locura
Hospitales, hospicios y asilos en Lima
1

Roberto Prieto
RESUMEN
El objetivo de este artculo es presentar brevemente los principales discursos acerca de la locura en
relacin al crecimiento urbano de Lima, desde su fundacin hasta la primera mitad del siglo XX. Cada
poca ha tenido una forma diferente de califcar la locura y se han aplicado diversas formas de control,
muchas de las cuales se han materializado en la implantacin de usos determinados del espacio (a nivel
urbano y a nivel arquitectnico).
ABSTRACT
Te aim of this paper is to present briefy the main speeches about madness in relation to urban
growth in Lima from its founding until the frst half of the twentieth century. Every age has had a
diferent way of classifying madness and has implemented various forms of control, many of which
have materialized in the establishment of certain uses of space (at an urban and architectural level).
E
l objetivo del poder es fjar un orden que le sea favorable a sus intereses en todo
sentido. Es por eso que utiliza diversas estrategias para alcanzarlo, como la orien-
tacin del comportamiento de las personas en provecho suyo o la neutralizacin
(estigmatizacin) de los individuos que se le opongan. Por eso, a travs del tiempo, estas
personas han sido califcadas como diablicas, enfermas, disfuncionales, anormales, vio-
lentas, perjudiciales, improductivas, etc.
Los fenmenos psicosociales o las grandes zonifcaciones urbanas pueden ser algu-
nas de sus tcnicas utilizadas para dirigir mientras que los establecimientos especiales, la
polica o la vigilancia electrnica pueden ser algunas de las ms utilizadas para controlar.
En relacin al mbito urbano y arquitectnico, el poder ha desarrollado en determi-
nadas pocas diversos espacios que han agrupado a los individuos que le han incomoda-
do o que no le han sido tiles. Entre estos lugares se pueden nombrar a la Corte de los
Milagros (donde se agrupaba a la gente de mal vivir), el leprosario (donde se alojaba
a enfermos de lepra), el panptico (donde se encerraba a los delincuentes), el asilo de
ancianos (donde se alojan personas que ya no pueden trabajar), etc.
En la Edad Media, la violacin del orden establecido fue sancionada con la l-
gica del castigo fsico, en pblico y sobre una base religiosa. La locura fue califcada
por El Poder como algo demonaco y tratada desde el mbito mgico-religioso. En la
Edad Moderna la pena fue el encierro y la vigilancia (sin castigo fsico, al menos en el
discurso) sobre una base humanista, higienista y productivista. La locura fue cataloga-
1 Este artculo es un breve resumen de un proyecto de investigacin sobre la ciudad, la medicina mental y el poder.
428 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
da como algo inmoral y observada desde el campo higinico-humanista. En la Edad
Contempornea se nota una crisis de la institucionalidad del encierro debido a que la
tecnologa (electrnica) puede controlar a los individuos sin necesidad de encerrarlos
en una edifcacin. La locura es considerada una enfermedad mental y resuelta desde
la perspectiva tcnico-cientfca.
El orden y el desvo
El orden establecido se puede entender como la estructura social y psicolgica instaurada
por el grupo que domina a una poblacin con el propsito de perpetuarse en el poder.
La manera de perennizarse es ejecutada a partir de diversos mtodos que por lo general
se ubican en el mbito social, poltico, fnanciero y meditico. La poblacin usualmente
no se da cuenta que estos mtodos existen. Sin embargo en sus relaciones sociales cons-
tantemente los utilizan.
El orden social produce una estabilidad personal por lo que el cuestionar su exis-
tencia o funcionamiento ocasiona cierto temor o fastidio, debido a que es la base para la
organizacin de la vida de uno mismo.
Obviamente, bajo el orden social imperante existen segmentos de la poblacin o su-
jetos especfcos que no se adaptan y/o que no experimentan los servicios que este sistema
de vida ofrece a las mayoras.
Por ejemplo, el capitalismo es el orden social instaurado desde hace varios siglos en
Occidente (hoy presente en casi todo el mundo), el cual fue originado por los Estados
Unidos de Norteamrica y cuyo fn es que el consumo sea el nico mecanismo para sentir
placer, para poder convivir, para poder vivir. Apartarse de esta lgica puede llevar a que
alguien sea considerado anormal o desviado.
Mecanismo policial para conservar el orden social.
Imagen copiada de: Enciclopedia Encarta 2009.
YUYAYKUSUN 429
Arquitectura para la locura
Generalmente las conductas etiquetadas como desviadas (el suicidio, el alcoholismo,
la prostitucin, la masturbacin, el canibalismo, la locura, etc.) han sido y son severamen-
te condenadas en el mundo occidental.
Por ejemplo, la prostitucin en la antigedad clsica no fue vista como una prctica
negativa. Sin embargo, desde la Edad Media se le consider como algo diablico, luego
en la edad moderna se le juzg como algo inmoral y en la actualidad, an con la gran
liberalizacin sexual que existe, la mayora lo considera como algo delictivo y propagador
de enfermedades.
En el caso de la locura, esta ha sido considerada de diferentes maneras. Inicialmente
fue un estado determinado por los dioses, luego fue producto de un castigo divino o
de un pacto con el diablo, ms tarde fue resultado de un mal funcionamiento interno
del organismo, luego la suma de un mal funcionamiento interno y un medio externo
inadecuado, etc.
Conductas como la locura o la sin razn han desestabilizado el orden impuesto en
la mayora de las pocas, especialmente en las que la razn ha predominado. El Poder no
solo ha tratado de educar a la poblacin para hacerle frente a este comportamiento me-
diante un fno tratamiento continuo, sino que tambin ha utilizado mtodos ms rgidos
que se han aplicado a travs de sus instituciones.
El hospital general y el panptico
Michael Foucault explica que el orden social de la Edad Moderna (siglos XVII-XIX aproxi-
madamente) se perenniz a partir de la creacin de diferentes instituciones a las que la per-
sona ingresaba en cada etapa de su vida para educar su comportamiento conforme creca en
Religiosos extrayendo la causa de la locura. La piedra de la locura,
obra de Hieronymus Bosch (1450-1516).
430 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
edad. La institucionalizacin de La Familia fue la primera que serva desde el nacimiento. La
Escuela se ocupaba de la niez y adolescencia. El Cuartel funcionaba para la juventud y/o
la adultez. La Fbrica se ocupaba de los adultos. El Hospital y/o la Crcel en aquella poca
eran otras instituciones de encierro, ambas de similares caractersticas, cuyos fnes fueron
ocultar a las personas que se alejaban de la funcionalidad y comportamiento promedio.
Foucault tambin habla sobre las heterotopias como los lugares especiales y crticos
de una ciudad, donde se sitan los que se desvan de la norma establecida como el burdel
para las prostitutas o el manicomio para los locos. En relacin a la locura, seala dos
conceptos medievales que se combinaran para establecer la estrategia que se le aplicara
en la Edad Moderna:
a) La Nave de los Locos: Antigua tradicin en la que se expulsa de la ciudad a los locos
o necios mediante un barco que navega por ros hasta lugares lejanos en una especie
de limpieza moralizante. En aquella poca al loco (que sigue siendo visto en calles
y plazas), lo personifcan como el saber oscuro. Es amenazador y tambin ridculo,
muestra la sinrazn del mundo y la pequeez humana. La demencia es vista como un
momento en que el fnal del mundo est cerca.
b) El Leprosario: Establecimiento adosado a un hospital que se utilizaba para confnar
u ocultar personas que sufren el mal de la lepra por temor al contagio.
En este momento se mezclaron el concepto del abandono y olvido a travs de
la expulsin de la ciudad con el concepto del ocultamiento y encierro en una sola
edifcacin.
Hacia el fnal de la Edad Media, ante el desgaste del temor a los leprosos y la paula-
tina inutilizacin de los leprosarios se crearon nuevos estigmatizados para ocupar estas
edifcaciones y as seguir tratar de mantener el antiguo orden que se notaba en crisis.
En la Edad Moderna se empez a promover la mecanizacin productiva, el comer-
cio, la produccin a gran escala, el trabajo estandarizado, etc.; sin embargo, la locura, la
mendicidad y la desocupacin fueron situaciones que se oponan totalmente a esta nueva
forma de vida y adems cometan una falta moral debido a que obstaculizaban el pro-
greso de la sociedad.
Foucault denomina Gran Encierro al modelo disciplinario que la sociedad mo-
derna aplic especialmente a la locura utilizando por un lado discursos medievales y por
otro conceptos modernos (fomentando la idea del trabajo productivo y el miedo a la
enfermedad).
El Gran Encierro en Francia se materializ en el siglo XVII con un nuevo estableci-
miento denominado Hospital General, el cual no funcion como local de difusin de los
valores cristianos ni de tratamiento de la salud, sino para:
Ofrecer orden y disciplina en la sociedad (el orden y la disciplina burguesa).
Condenar y castigar lo improductivo.
Disimular la miseria social. Es decir, el hospital no curaba ni correga, solo aislaba por
ser moralmente correcto.
YUYAYKUSUN 431
Arquitectura para la locura
En 1656, en un sector de Pars utilizado para fabricar plvora para municiones se
construy el Hospital General. Se dividi en tres partes: La Piti (para los nios), Bicetre
(para los hombres) y Salpetriere (para las mujeres). En 1684, Salpetriere fue ampliada con
la creacin de un edifcio que sirvi como lugar de reclusin a las mujeres denunciadas
por sus maridos o padres. Se aadi adems una zona carcelaria para las prostitutas. A
fnales del siglo XVIII el hospital-crcel lleg a internar diez mil personas.
En aquella poca de cambios, en donde repunt el espectculo y la imagen, la locura
no se consider como sinnimo de enfermedad sino de escndalo, falta social, asombro,
desenfreno. Luego de diferentes transformaciones, el loco lleg a ser considerado casi un
animal, un elemento sin valor mas que para el goce del otro y como smbolo de ensean-
za ciudadana al mostrar lo que les pasa a las personas inmorales, desadaptadas. De esta
forma, muchos orates dentro del Hospital General, sirvieron sin saber como actores de
un teatro perverso en donde la poblacin pagaba para ver su comportamiento irracional
(como se alimentaban con desperdicios, caminaban como cuadrpedos, disputaban ali-
mentos, tiritaban de fro, reciban castigos fsicos, etc.).
A inicios del siglo XIX, William Tuke y Phillipe Pinel si bien hicieron uso de gran parte
de la antigua estructura (no solo fsica) del Hospital General, propusieron una pequea mo-
difcacin para el tratamiento de la locura adicionando al tema moral el mbito higinico y
humanista. Se desterr el espectculo social e ingres el tema de la privacidad por el conta-
gio: es decir, la locura poda contagiarse por un exceso de libertad, o por un exceso religioso,
o por un exceso en el estudio; es decir, los elementos del medio social podan conducir a la
locura por lo que empez a desarrollarse el miedo fsiolgico hacia la locura (debido a que
poda contagiar). Tambin empez una individualizacin en los estudios de la locura, lo que
Escena del manicomio de Londres. Bedlam, obra de William Hogart (1697-1794).
432 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
conllev a su clasifcacin y especializacin. Se empezaron a separar a los locos de los otros
desadaptados sociales as como en un proceso productivo se separan tareas.
En esta misma poca de auge racional y cientfco, Jeremias Bentham desarroll el
concepto del panptico como una solucin arquitectnica a los nuevos tratamientos que
se venan implementando para los indeseables. El objetivo del panptico fue sugerir al
internado que todos sus movimientos estaban permanente vigilados. El edifcio se com-
puso esencialmente a partir de dos espacios: El primero destinado a El Poder (superior e
invisible) y el segundo destinado a la masa (inferior y visible). Esto permiti que un slo
individuo pueda vigilar las actividades de muchas personas sin que este sea visto.

La institucin total
Ervin Gofmann denomina Institucin Total a los espacios de control social caracterstico
de la sociedad contempornea. Los clasifca en cinco grupos:
Para el cuidado de las personas incapacitadas e inofensivas: hogares de ancianos, cie-
gos, hurfanos, etc.
Para el cuidado de personas que no pueden cuidarse a s mismas y adems son una
amenaza para la comunidad: hospitales de enfermos infecciosos, los manicomios y
los leprosarios.
Para la proteccin de la comunidad de personas que atentan deliberadamente contra
ella: crceles, presidios, campos de trabajo, etc.
Los de carcter laboral: cuarteles, barcos, campos de trabajo, colonias, servicio en
mansiones seoriales.
Los refugios del mundo, para formacin de religiosos: abadas, monasterios, con-
ventos, etc.
Casi siempre estas edifcaciones se organizaron internamente a partir de una marcada
delimitacin: la masa se ubicaba en la parte inferior y la autoridad en la parte superior.
Por ejemplo, en las escuelas el profesor dictaba la clase a los alumnos desde en un podio
o tarima, en las iglesias el sacerdote dirige la misa a los feles desde el altar, en las crceles
el alcaide observa a los presos desde la torre de control, etc.
Similar al discurso foucaltiano, las caractersticas principales que indica Gofmann
para una Institucin Total son:
Todas las actividades de una persona se desarrollan en el mismo espacio y bajo una
nica autoridad.
Todas las etapas de la actividad cotidiana de cada miembro de la institucin total
se llevan a cabo en la compaa inmediata de un gran nmero de otros miembros,
a los que se da el mismo trato y de los que se requiere que hagan juntos las mismas
cosas.
Todas las actividades cotidianas estn estrictamente programadas, de modo que la
actividad que se realiza en un momento determinado conduce a la siguiente, y toda la
YUYAYKUSUN 433
Arquitectura para la locura
secuencia de actividades se impone jerrquicamente, mediante un sistema de normas
formales explcitas y un cuerpo administrativo.
Las diversas actividades obligatorias se integran en un nico plan racional, delibera-
damente creado para lograr de objetivos propios de la institucin.
Gofman seala a su vez el tema de las agresiones y mortifcaciones a la identidad
de los internados a partir de diferentes procedimientos: anulacin de su rol en la socie-
dad, obediencia ciega, humillaciones en el trato con los superiores, desposeimiento de
posesiones u objetos personales, uniformizacin, alimentacin reglada, imperativos de
confesar la vida privada en pblico, contaminaciones, control de movimientos (inmo-
vilizacin, celdas especiales), violaciones de la intimidad, castigos y amenazas, malos
tratos, etc.
Sin embargo tambin seala que estas instituciones disciplinarias surgidas desde
la era moderna empezaron a entrar en crisis aproximadamente a mitad del siglo XX.
Ejemplo de ello tenemos a:
El Cuartel, en el que se vive da y noche el riguroso servicio militar con el propsito
de servir y defender al Estado-nacin (cuando este concepto viene suplantndose
por la desmilitarizacin de la vida y por las organizaciones supranacionales o bloques
econmicos).
La Fbrica, en la que se internaba gran parte del da (y gran parte de la vida) en be-
nefcio de la produccin en masa de bienes materiales (cuando hoy cualquiera puede
producir o vender desde su PC, a cualquier hora, en tiempo real y desde cualquier
punto del planeta).
La Escuela, en el que el estudiante ingresaba aproximadamente por ocho horas para
recibir pautas de comportamiento, cultura general, a veces religin, etc. (cuando
Vigilancia en el espacio pblico. Imagen copiada de:
http://videovigilancia.wordpress.com/2008/12/05/la-videovigilancia/
434 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
actualmente los medios de comunicacin y la educacin a distancia por el Internet
suplantan lo dictado).
La Crcel, que viene sufriendo diversas reformas ya que no logra cumplir el objetivo
por el que fue creado: rehabilitar al delincuente (luego de cumplir su pena, la persona
vuelve a delinquir varias veces ms).
En el presente siglo muchas de estas instituciones disciplinarias vienen siendo con-
sideradas por el pblico, algo anacrnico y hasta intil, debido a que no cumplen el
objetivo que se trazaron (es por eso que se vienen dando constantes reformas educativas,
reformas carcelarias, etc.). Otras en cambio siguen justifcando absurdamente el encierro
como por ejemplo el del enfermo mental.
La sociedad de control (o la sociedad de la informacin)
Sociedad de Control es un trmino sugerido inicialmente por William Borroughs, que
a diferencia de la Sociedad Disciplinaria, consiste en una red fexible que vigila a cual-
quier ciudadano desde cualquier lugar (es decir, no tiene un centro de observacin).
Lo que la Sociedad de Control sigue inculcando, pero bajo otros ropajes y con ma-
yor nfasis, es el mismo concepto del Hospital General o de la Institucin Total: es de-
cir, la obligacin de la produccin, de modo que hoy va resultando hasta vergonzante el
no poder trabajar (aunque uno lo quiera). En muchos lugares del planeta la manera de
vivir, de hablar, de jugar, se vincula a lo laboral, a lo electrnico y cada vez ms se utiliza
palabras del idioma ingls. Por ejemplo, a la prostitucin hoy se le denomina Industria
del Sexo, a las prostitutas hoy se les llaman Trabajadoras Sexuales, al parroquiano o
cliente hoy se le denomina Consumidor de Sexo, etc. Las actividades que antes eran
consideradas improductivas (escritura, pintura, artes, etc.), ahora ya estn dentro de
la esfera de lo productivo. De esta manera queda menos espacio y tiempo para no ser
productivo, es decir, ahora casi todo en la realidad se compra y se vende. Hoy, el ms
importante consumo es el de la informacin. El Poder es el que maneja la produccin
y venta de la informacin. El ciudadano que no esta informado, que no esta on line
es excluido y/o se siente en orfandad por lo que l mismo solicita inmediatamente una
mnima dosis de informacin.
El portal www.educ.ar (la Web educativa del Estado argentino) publica la opinin
de Lidia Fagale, responsable del Observatorio de Medios de la Unin de Trabajadores
de Prensa de Buenos Aires quien considera que estamos asistiendo a la consolidacin de
una tendencia histrica hacia la imposicin de una verdad nica por parte de los Estados
Unidos de Norteamrica, desde la cada del Muro de Berln, pasando por la Guerra del
Golfo y los atentados a las Torres Gemelas. En los trminos tradicionales, la sociedad de
la informacin signifca la sociedad de control. Esta genera herramientas de informacin
para serle til a los intereses hegemnicos, pero hay sectores que toman esta informacin
para convertirla en una herramienta ms justa. As mismo precisa acerca de la imposibi-
YUYAYKUSUN 435
Arquitectura para la locura
lidad de la mayora de los habitantes del planeta a acceder a los medios tecnolgicos de
ltima generacin
2
.
La industria de armas, la industria del sexo y la industria farmacutica, en ese orden,
son las tres mas poderosas a nivel mundial, por lo que es fcil reconocer una agresividad,
hedonismo y medicalizacin en la vida.
Podra considerarse que esta sociedad esta bajo un control mucho ms sofocante
ya que en la era moderna, por ejemplo cuando el nio sala de la escuela al terminar su
horario de clase senta el alivio de abandonar las rgidas leyes de sta e ingresaba a otra
realidad (la casa, que tena otras normas). Sin embargo, hoy el estar conectado on line
desde la niez hasta la vejez y en cualquier parte del mundo es vivir bajo nicas reglas
perennes, aunque del otro lado se afrme que el Internet es la verdadera democracia por
que cualquiera puede opinar sobre lo que quiera ya que la cantidad de informacin que
existe es casi infnita.
Ya no es imprescindible encerrar dentro de un espacio a los individuos que se desvan
de la norma para vigilarlos sino que la tecnologa ha logrado controlar sin necesidad de
ello: cmaras por toda la ciudad y que pueden ingresar hasta la propia vivienda, grilletes
electrnicos, medicinas, etc. En el tema de la locura, el avance mdico y tecnolgico viene
vaciando los hospitales psiquitricos de personas sin embargo viene llenando las farmacias
de diferentes medicamentos de los que se podra decir encierran al enfermo dentro de
su propio cuerpo.

Breve historia de la arquitectura para la locura en Lima
En el siglo XVI, los diversos reinados que existieron en la pennsula ibrica se agrupa-
ron gracias a las acciones de los Reyes Catlicos. Ms tarde, se consolid la Monarqua
Hispnica o de los Austrias que basaron su gobierno en una intolerante defensa del ca-
tolicismo y en una expansin de sus dominios. En sus virreinatos americanos, la Iglesia
personifc el poder absoluto, estableci que el pecado causaba todos los males generando
un castigo divino (por ejemplo, las enfermedades) e instaur diferentes mecanismos para
curar los daos o escarmentar al pecador.
De similar manera a lo que suceda en Francia, el hospital espaol del siglo XVI
no fue (como lo es ahora) una edifcacin cuyo objetivo principal sea el tratamiento de
enfermedades sino que sirvi como un elemento evangelizador en manos eclesisticas a
travs del cual se promova la asistencia social, la piedad y la caridad. Es decir, el hospital
fue bsicamente en esa poca un centro de difusin de valores cristianos. En este sentido,
el rey de Espaa Felipe II estableci una serie de disposiciones que deban de seguirse en
2 Recordemos por ejemplo que el Protocolo de Kyoto (1997) fue un pacto entre todos los pases del mundo para
reducir las emisiones de gases efecto invernadero debido a que es la nica solucin para salvar al mundo del calen-
tamiento global, sin embargo los Estados Unidos de Norteamrica siendo an el primer generador de gases efecto
invernadero a nivel mundial solo se adhiri simblicamente a dicho compromiso y en el 2001 se retir. Hasta la
reunin mundial de Copenhague (2009) no se ha podido llegar a ningn acuerdo real con dicho pas.
436 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
toda nueva colonia que se fundase, como la necesidad de edifcar un hospital para pobres
y enfermos no contagiosos junto a las iglesias o que estos hospitales deban ubicarse en
lugares sobreelevados para evitar que los miasmas se expandan por el pueblo. Respecto al
tratamiento de la locura, se quiso extinguir el tratamiento mgico-religioso del incanato
(como por ejemplo la pasada del cuy sobre el enfermo, el fumar cigarro de hoja de coca,
etc.) y establecer las milenarias tcnicas mgico-religiosas espaolas como las oraciones,
cantos, rezos, procedimientos astrolgicos, etc.
Hospital de Santa Ana y hospital de San Andrs
La violencia de la conquista espaola ocasion que a los pocos aos de la fundacin de
Lima, esta ciudad tuviera una apreciable cantidad de personas en situacin de pobreza,
enfermas, mendigas, tullidas, etc., que deambulaban por sus calles causando un panora-
ma desolador. En 1544 el clrigo Francisco de Molina empez a recibir en su propia casa
a espaoles pobres, accidentados o enfermos para asistirlos. Al crecer el nmero de sus
pacientes tuvo que ocupar otras habitaciones de su vivienda, mas tarde tuvo que construir
otros ambientes y luego solicitar la caridad pblica para levantar pequeas edifcaciones
en la manzana donde viva.
Por esa misma poca, especfcamente en 1549, Fray Jernimo de Loayza ante el
espectculo deprimente que se vea en la ciudad y las ganas de ayudar cristianamente a
las personas, erigi sobre un terreno ubicado en los extramuros de la ciudad el Hospital
Santa Ana para la curacin de indios que moran como bestias en los campos y en las
calles
3
.
La demanda de servicios de salud rebas las pequeas construcciones de Francisco de
Molina por lo que solicit ayuda al Virrey Andrs Hurtado de Mendoza
4
, quien a travs
del Cabildo le compr cuatro grandes solares junto al Hospital Santa Ana construyndole
unas edifcaciones que funcionaron como reducido Hospital y como pequea Iglesia. A
ese edifcio, Francisco de Molina le puso de nombre San Andrs, en agradecimiento al
Virrey.
En 1563 el Hospital de San Andrs fue visitado por dos oidores de la Real Audiencia
quienes indicaron entre otras cosas, que el lugar se compona de tres enfermeras, una
iglesia y una capilla, todo construido con piedra labrada. Las enfermeras eran espacios
enrejados y formados dentro de los gruesos muros, con camillas y pinturas. El altar de la
iglesia tena unas gradas revestidas de azulejos y junto a sta se encontraba el cementerio.
Tambin exista una cocina, corral, etc. Indicaron que al momento de la inspeccin se
encontraban 44 espaoles enfermos y siete parecan estar locos.
3 Crdova y Urrutia.
4 Gobern el Virreinato del Per de 1555 a 1560.
YUYAYKUSUN 437
Arquitectura para la locura
En 1642 Montesinos describi luego de una visita al Hospital Santa Ana su organi-
zacin interna indicando que tiene dos cruceros, el principal para curar varones y el otro
para mujeres. Adems precis las salas para enfermos contagiosos as como el patio entre
la Iglesia y el propio Hospital para enterrar a los muertos. Indic que atenda diariamente
cuatrocientos indios provenientes de todo el Virreinato y haban fallecido hasta ese ao
aproximadamente cincuenta mil. En ese mismo siglo, se desarroll el campo cientfco
aunque a la par del fervor religioso (es el apogeo de los santos, de las supersticiones, de las
creencias, de lo sobrenatural), por lo que la medicina contuvo un sesgo mstico, moralista
y psicoteraputico como lo que explic Hiplito Unanue: el silencio, la luz moderada,
inducen a quietud de los enfermosla msica ha acreditado tener un imperio poderoso
para frenar los delirios.
En 1780, a travs de un informe, se tuvo noticias de la existencia de una loquera
dentro del Hospital de San Andrs. Al querer edifcar un laboratorio anatmico se deba
destinar un espacio en los aires de la loquera que da al costado del calvario, facilitando
por su inmediacin el ingreso de los cadveres y su entrada por el primer patio, siendo
independiente de la de los enfermos.
En el siglo XIX los ambientes del Hospital Santa Ana se destinaron para el cuidado
de militares y recibieron los enfermos del derruido Hospital de La Caridad. Para el ao
1841 ya le haban incorporado una sala para mujeres dementes.
Se comenta que en los siglos XVIII y XIX se dio el tratamiento ms inhumano a
la locura. En los hospitales de San Andrs y Santa Ana, los cepos, las sangras, cadenas,
duchas de agua helada, etc. se aplicaron diariamente dentro de hediondas celdas oscuras
que servan como sus loqueras.
Plano de 1709 donde se ubican las edifcaciones ms importantes de Lima. La letra D
simboliza el predio del Hospital Santa Ana y la letra E simboliza el predio del Hospital
San Andrs. Imagen copiada de: Planos de Lima 1613 1983 de Juan Gunther D.
438 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
Hospicio de Amentes
Los ideales franceses de libertad, igualdad y fraternidad infuyeron para la independencia del
Per. Luego, las elites nacionales hicieron ingresar con fuerza los conceptos de modernidad,
capitalismo e industrializacin con el propsito de renovar la periclitada manera de vivir
5
.
La medicina tuvo un rol preponderante para la formacin de la Repblica del Per
ya que su discurso fue asumido por la clase gobernante: diagnostic lo antiguo como ca-
tico, enfermizo, improductivo, incivilizado, decadente y recet la conveniencia de poblar
la nacin con una mano de obra saludable, positiva y racional para explotar los inmensos
recursos naturales que posea.
El mdico ms infuyente de la poca fue Hiplito Unanue, quien quiso desterrar la
medicina mgico-religiosa proponiendo una teraputica basada en la raza y en el ambiente
como sus componentes principales. Jos Casimiro Ulloa fue discpulo de otro gran mdico
contemporneo de Unanue (Cayetano Heredia) y estableci la modernizacin de la medi-
cina mental tras haber vivido varios aos en Europa.
Con la creacin de la Sociedad de Benefcencia en 1834 se quiso dar un cambio
administrativo mas que moral en el pas a nivel asistencial, debido a que esta nueva insti-
tucin a cargo de un Ministerio del Estado fue la nueva responsable del funcionamiento
de los hospitales, hospicios, casas de salud, cementerio y otros bienes que tenan a su car-
go las hermandades. Sin embargo, los conceptos de caridad y piedad cristiana siguieron
perennes.
En 1857 las loqueras del Hospital de San Andrs y del Hospital de Santa Ana se-
guan siendo las principales de la capital (tambin funcionaban otras pequeas anexadas
a hospitales de menor importancia). Fue en ese ao que Casimiro Ulloa tras afectarle
lo acontecido en una de sus visitas de inspeccin a las loqueras decidi erigir un nuevo
establecimiento, que funcione especialmente para los enfermos mentales tomando como
base los postulados de Phillipe Pinel
6
.
En 1859 se inaugur el Hospicio de Amentes, implementado en las instalaciones de
lo que fue antiguamente el Hospicio de la Misericordia, en la zona de Barrios Altos, muy
cerca de los extramuros de la ciudad. Los mayordomos (que antes eran los encargados de
los hospitales) fueron suplantados por los mdicos alienistas que proponan a la higiene y
al trabajo como la base para el tratamiento de la locura: talleres, pequeas huertas, dep-
sitos, etc. fueron construidos en el Hospicio.
El sustento alienista de la poca, incorporaba al loco o alienado a la lgica del trabajo
aunque se le segua encerrando en un espacio organizado, respetuoso y limpio como
5 Fernando de Trazegnies seala que fue una modernizacin tradicionalista, ya que estas elites eliminaron nicamente
los antiguos procedimientos que se oponan a sus objetivos inmediatos pero dejaron intacto los que les convenan. Es
as que sigui con el centralismo, la esclavitud (ya no de negros sino de chinos), etc.
6 Phillipe Pinel (1745-1826), mdico francs a quien la historia lo sindica como el transformador de la denigrante
situacin de los locos en los hospitales de Pars al eliminar los cepos, las cadenas, las sangras, los baos de agua fra,
los latigazos, etc. como las formas de curar la alienacin y establecer una clasifcacin de las enfermedades mentales
as como una humanizacin en el tratamiento.
YUYAYKUSUN 439
Arquitectura para la locura
mtodo de vigilancia para conservar su propia salud y as como el orden social. Pero a los
pocos aos de inaugurado, la gran demanda difcult su buen funcionamiento debido a
lo cual se opt varias veces por agrandar el establecimiento, soluciones que sirvieron poco
tiempo. Los ideales humanitarios que inicialmente se plasmaron en el diseo y organiza-
cin del establecimiento (orden, espacio, luz, ventilacin e higiene), fueron esfumndose
y mas bien transformndose en un hacinamiento total.
Por esos mismos aos Lima fue renovada, ampliada, zonifcndose la ciudad de ma-
nera que lo peligroso para la salud y el orden sea alejado, concentrndose las zonas indus-
triales en lugares indicados, eliminndose antiguas edifcaciones, construyndose otras
con mayor rea y ventilacin, generndose espacios arborizados, etc., de similar forma
como lo hizo el Barn de Haussmann en Pars. Es decir, el hospicio signifc una muestra
en pequeo de lo que suceda en Lima. El concepto de aquel proceso productivo, tam-
bin se aplic a la ciudad.
La institucin policial que para esa poca ya tena una gran relevancia social se de-
dic a conservar el orden pblico encerrando en el panptico, en los hospitales o en los
hospicios a los indeseables de la ciudad (mendigos, delincuentes, locos, enfermos, revo-
lucionarios, etc.).
La falta de apoyo econmico, el crecimiento de la ciudad (el cual ya haba generado
que viviendas y comercios estn anexos al establecimiento) y especialmente el alza en el
nmero de internos (se dise para 150 alienados pero lleg a casi 500)
7
hicieron que el
Hospicio de Amentes colapse. Adems, varios alienados o amentes acusaron al personal
(que estaba conformado bsicamente por los mdicos y por las Hermanas de la Caridad)
de prcticas teraputicas inhumanas como los baos de ahogamiento, el aprisionamiento
en cuna-celdas, etc. Pero tambin se denunci algo fundamental: el mal procedimiento
que se segua para establecer la locura de una persona y el encierro en el manicomio sin el
7 Por la falta de espacio debieron juntar locos violentos con locos pacfcos, producindose hasta muertes.
Uno de los patios del Hospicio de la Misericordia (vista actual).
440 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
consentimiento de sta. El cuerpo mdico presidido por Jos Casimiro Ulloa minimiz el
alegato de los pacientes y los tild de mentirosos y locos.
Manuel Muiz, recin llegado de Europa y discpulo de Casimiro Ulloa, tambin
critic la falta de modernizacin del Hospicio de Amentes y propuso a la Sociedad de
Benefcencia un mayor cuidado y presupuesto para este viejo centro mdico. Hacia fnales
de 1880, con una crisis generalizada en el tratamiento de amentes se propuso la renova-
cin del sistema mdico.
En la ltima dcada del siglo XIX Manuel Muiz fue nombrado mdico del
Hospicio y plante una serie de reformas, entre ellas el no restraint (eliminacin de
los medios de contencin) y la creacin de un nuevo y espacioso establecimiento para
alienados. Los esfuerzos de Muiz para mejorar la fama del Hospicio de Amentes del
Cercado o tambin llamado Hospicio de Insanos quedaron truncos por su muerte 1897
pero las autoridades ya haban empezado a pensar en la construccin de un nuevo y
ms grande establecimiento psiquitrico, a manera de colonia agrcola, tal como se
asista la locura en Europa.

Asilo-Colonia Magdalena
En 1896 la Sociedad de Benefcencia convoc a un concurso a fn de escoger el mejor
proyecto para un nuevo manicomio, ganando la propuesta del doctor Manuel Muiz
(que muri poco tiempo despus). Se destin un inmenso predio de 100,000 metros
cuadrados para construir el proyecto ganador. El terreno se extenda desde los acantilados
de la actual Costa Verde en el distrito de Magdalena hasta las cercanas de la avenida Javier
Prado. Sin embargo surgieron muchas crticas de parte de algunos mdicos al indicar que
los ruidos que generaban las olas pondran en riesgo la tranquilidad de los alienados
8
, lo
que gener todo un debate retrasando la aprobacin fnal del terreno.
Luego se sucedieron otros graves problemas que modifcaron el diseo inicial y detu-
vieron el inicio de las obras como la falta de provisin de agua y el recorte de dinero para
su construccin ya que lo reunido fue destinado para crear el Higiocomio, para ampliar
el Hospicio de Amentes, para mejorar las viviendas de inters social, etc.
Luego de transcurridos casi veinte aos se resolvieron los problemas y en 1918 entr
en funcionamiento la primera etapa del Asilo-Colonia a cargo de mdicos alienistas, en-
fermeras y asistentes sociales.
Paralelamente por aquel tiempo, basados de alguna forma en la tesis de Unanue, la
eugenesia y su bsqueda del mejoramiento de la raza infuy en la medicina nacional.
Esto signifc que se proyectaran medidas de encierro, eliminacin o paralizacin social
no solo a sujetos agresivos o violentos para la integridad fsica de cualquier persona sino
a cualquier individuo que no sea considerado dentro del perfl de una raza ptima. Este
8 El terreno para el nuevo manicomio empezaba desde la actual Avenida del Ejrcito y llegaba hasta las cercanas de la
Avenida Javier Prado, en el distrito de Magdalena.
YUYAYKUSUN 441
Arquitectura para la locura
control incluy no solo a psicpatas sino a alcohlicos, prostitutas, indgenas y otras nue-
vas formas de anormalidad
9
.
Para garantizar el surgimiento de una raza adecuada y para prevenir el crecimiento
del nmero de anormales en el pas se estableci una poltica en la que el Estado deba
de asistir y tratar a la persona desde la niez, a fn de generar aos ms tarde una sociedad
fuerte, ganadora, sana, trabajadora, productiva.
El doctor Baltazar Caravedo, director por esos aos del Asilo-Colonia invit al acau-
dalado ciudadano trujillano don Vctor Larco Herrera a visitar las instalaciones del esta-
blecimiento, quien animado por el potencial de esta obra apoy con su propio peculio
la implementacin de un nuevo reglamento administrativo
10
, la construccin de ms
pabellones y la adquisicin de equipamiento convirtindolo aos despus, en uno de los
establecimientos ms avanzados de la poca a nivel latinoamericano para el tratamiento
de la enfermedad mental.
En el Asilo-Colonia las reas verdes cubran casi el 90% del rea total del terreno y
los pacientes podan recrearse y trabajar al aire libre. En los pabellones se les medicaba
y descansaban. A este nuevo concepto se le conoci como el no restraint, una especie
de aparente libertad. En agradecimiento al apoyo dado, desde 1930 el Asilo Colonia
Magdalena cambi de nombre a Hospital Vctor Larco Herrera.
Debido a la migracin desde los 1940 el aumento demogrfco de la capital fue im-
previsto y explosivo lo que degener toda planifcacin hecha. La ciudad entr en crisis
y muchos de sus establecimientos de asistencia pblica no pudieron sobrevivir ante un
crecimiento de la demanda de esa intensidad
11
. A las pocas dcadas, el Hospital Vctor
Larco Herrera tuvo un profundo descenso en su calidad de atencin y en los 1960 tuvo
que separarse de la competencia de la Sociedad de Benefcencia Pblica para integrarse al
mbito del Ministerio de Salud. Son esos mismos aos en los que se vendi gran parte del
9 Muchas veces el alejamiento de las costumbres o formas limeas, criollas, fue lo considerado como anormal.
10 Se elimin de la asistencia a los internos a las Hermanas de la Caridad, que hasta ese momento eran las encargadas.
11 Lima casi triplic su poblacin total de 1940 a 1961.
Jardines interiores y pabellones del Hospital Vctor
Larco Herrera (vista actual).
442 YUYAYKUSUN
Roberto Prieto
terreno original del hospital para obtener dinero de las urbanizadoras y cubrir las deudas
que tena.
El tratamiento higinico-humanista que quiso ser desarrollado en el Hospicio de
Amentes y en los inicios del Hospital Vctor Larco Herrera fue desbaratado desde la
segunda mitad del siglo XX por el incesante avance farmacolgico de la psiquiatra. El
Movimiento Antipsiquitrico (iniciado en Inglaterra por un grupo de psiquiatras en esos
mismos aos) fue una respuesta crtica a la indiscriminada medicalizacin de los enfer-
mos mentales y al tratamiento en base al encierro. Si bien infuy en diferentes partes, en
nuestro territorio casi no fue tomado en cuenta.
Actualmente Lima con ocho millones de habitantes casi no cuenta con terrenos para
edifcaciones de las caractersticas mdicas, paisajsticas y medioambientales que tuvo el
proyecto del Hospital Vctor Larco Herrera que an con la venta de gran parte de su te-
rreno hace medio siglo y con los grandes problemas que carga, sigue siendo un referente
histrico, arquitectnico y paisajstico por lo que debe ser conservado y puesto en valor.

A manera de resumen
De igual forma como pas en Europa, los hospitales fueron construidos en el
Virreinato del Per (siglos XVI-XVIII) para funcionar como centros difusores del
discurso cristiano as como para la asistencia y custodia de indeseables (mendigos, en-
fermos, desequilibrados mentales, etc.) estando a cargo de religiosos. Se experiment
un tratamiento mgico-fsico en las loqueras de los hospitales San Andrs y Santa
Ana debido a que segn la poca, la falta del alma, es decir, el pecado, fue considera-
do la causa de cualquier dolencia o enfermedad.
Aunque muchos establecimientos de asistencia pblica funcionaran sobre estructuras
hospitalarias de siglos pasados, en la naciente Repblica del Per cobr importancia
lo racional, laico e higinico sobre lo mstico. El Hospicio de Amentes fue el primer
establecimiento especializado en el tratamiento de locos (tambin llamados por esa
poca insanos o alienados) a partir de un procedimiento higinico-humanista
aplicado en ambientes saludables y con un trato amable a cargo de mdicos alienistas
y de religiosas. Sin embargo, el hacinamiento y algunos ominosos procedimientos
hicieron sucumbir al poco tiempo cualquier buena intencin.
A inicios del siglo XX, el Asilo-Colonia Magdalena (luego llamado Hospital Vctor
Larco Herrera) a cargo de psiquiatras, enfermeras, asistentes sociales y tcnicos espe-
cialistas en diferentes ramas de la medicina mental, trat de borrar las defciencias pa-
sadas fomentando el sistema de tratamiento semicerrado, en amplias reas verdes. Si
bien los primeros aos fueron exitosos, la inmensa demanda poblacional (producto
del crecimiento desmedido de la ciudad), la psima atencin, la crisis de la Sociedad
de Benefcencia, los problemas econmicos, etc. hicieron que degenerara su concep-
cin inicial volviendo al tratamiento manicomial con procedimientos violentos y
autoritarios.
YUYAYKUSUN 443
Arquitectura para la locura
Luego de una larga crisis, desde los 1990 el Hospital Vctor Larco Herrera quiso dejar
la imagen lgubre que cosech y entr en reestructuracin aspirando llegar a ser en el
futuro una institucin altamente especializada en psiquiatra y salud mental basada
en la asistencia, docencia e investigacin.
Ms all de los esfuerzos hechos, los problemas que sigue arrastrando ocasionaron
que hace menos de dos aos salga a la opinin pblica el inters de expropiar el terre-
no a fn de darle otro uso, tal cual sucedi hace medio siglo.
El poder econmico desea devorar esa extensa rea califcndola previamente como
improductiva. Por otro lado, el poder de la industria farmacutica ha llenado los ce-
rebros de muchos respetables mdicos con la necesidad imperiosa de recetar frmacos
a cualquier paciente que le cuente sus problemas, creyendo que es la mejor manera de
resolver su interioridad.
La medicalizacin de la vida
contempornea origina que
necesariamente se consuman frmacos
desde los pocos das de nacido hasta la
proximidad a la muerte. Imagen copiada
de: www.planetacurioso.com.
445

YUYAYKUSUN 3 (2010) 445-466 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Refexiones sobre la exclusin social y
la vulnerabilidad de las personas adultas
mayores y personas con discapacidad en el Per
Franklin Miranda Valdivia
RESUMEN
Refexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores y las personas
con discapacidad, constituye una mirada analtica para entender la problemtica social, compleja
y diversa de stos grupos poblacionales, cuya importancia radica en que progresivamente se estn
conformando en estratos sociales cada vez ms relevantes en el mbito demogrfco, econmico y
laboral, as como en los nuevos movimientos sociales y polticos. Abordamos de manera especfca
aspectos demogrfcos, pobreza, gnero, seguridad y previsin social, que permita entender las
caractersticas sociodemogrfcas de ambos segmentos poblacionales, para fnalmente examinar las
polticas sociales del Estado respecto a cada uno de estos grupos y su impacto en la mejora de su
calidad de vida e inclusin social; el perodo estudiado comprende el decenio 1997 al 2007.
ABSTRACT
Refections on the social exclusion and the vulnerability of the elder people and handicap people
in Peru constitutes an analitic glance for try to understand social problem of the elder people and
handicap people which the importance came because they are became more relevant in demographic,
economic, labour aspects also as part of the new political and social movements. We approached
specifcally demograpichs aspects, poverty, gender, social insurance for try to understand the social
components from both popular segments, and after that fnally analize the social policies from the
goverment relate to each group and their impact to improve the life quality and social inclusion; the
study period is from 1997 to 2007.
E
n el Per las personas adultas mayores y las personas con discapacidad constituyen
grupos sociopoblacionales en situacin de pobreza y exclusin social, conforman-
tes de los sectores vulnerables en crecimiento acelerado; en tal sentido, son una
preocupacin central de anlisis e investigacin en las ciencias sociales.
Su importancia demogrfca, econmica y poltica radica en que progresivamente se
estn conformando en estratos sociales cada vez ms relevantes en el mbito econmico y
laboral; as como en los movimientos sociales y polticos.
Las polticas sociales durante el decenio 1997-2007, inclusive en lo que va de los l-
timos aos de crecimiento y recesin econmica, tienen un saldo negativo, cuyo elevado
costo social se refeja, entre otros, en el incremento de la pobreza, la desocupacin, la pre-
carizacin del empleo, la profundizacin y extensin de la violencia fundamentalmente
urbana; pero de manera particular en el deterioro de las condiciones y calidad de vida de
las personas adultas mayores y las personas con discapacidad.
446 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
El presente anlisis se focaliza en la situacin y las tendencias que caracterizan a las
personas adultas mayores y las personas con discapacidad, su grado de insercin social,
su situacin de pobreza, de exclusin social y las mltiples formas de discriminacin; as
como una evaluacin del impacto de las polticas pblicas gestadas en su favor durante el
decenio 1997-2007.
Aproximacin conceptual
Los conceptos que tipifcan un anlisis desde las ciencias sociales sobre las personas adul-
tas mayores y las personas con discapacidad de los pases de Amrica Latina y el Caribe,
especfcamente del Per, son entre otros los de exclusin, pobreza y vulnerabilidad; y su
contraparte aspiracional de integracin o inclusin social. Por consiguiente, constituyen
conceptos fundamentales que nos permitirn conocer su problemtica en el contexto de
las polticas sociales nacionales
El concepto de exclusin social es de naturaleza multidimensional en la medida que
se expresa en los mbitos econmico, poltico y cultural. En el mbito econmico aborda
la deprivacin y/o carencias materiales y de acceso a mercados y servicios (educacin, sa-
lud) que garanticen la satisfaccin de necesidades bsicas. En el mbito de la poltica y
en el marco institucional, explica la carencia de derechos civiles y polticos que garanticen
la participacin ciudadana. Finalmente, en el mbito sociocultural, permite entender el
grado de desconocimiento de identidades, particularidades de gnero, tnicas, generacio-
nales, religiosas, entre otras. Sobre el particular Amartya Sen manifesta:
La exclusin social es un proceso social, poltico y econmico dinmico, pero inefciente
y disfuncional, por el cual se deniega a personas y grupos el acceso a oportunidades y
servicios de calidad para que puedan tener vidas productivas fuera de la pobreza. De
acuerdo con Sen (1999), puede alegarse que estos procesos sociales, polticos y econmi-
cos de las sociedades limitan los funcionamientos de ciertas personas y grupos, y como
resultado disminuyen su bienestar.
1

La exclusin social a diferencia de la inclusin erosiona las posibilidades de desarrollo y
obstaculiza la accin colectiva, as como las oportunidades de realizacin de los indivi-
duos, de las colectividades conducindolos a la prdida de bienestar e incremento de la
pobreza.
Las polticas pblicas deben entender la diversidad y complejidad de los fenmenos
sociales en el Per, para incidir en los estratos y reas que permitan en el menor tiempo
1 La nocin de funcionamientos proviene de Development as Freedom de Sen (1999). Es diferente del concepto de
oportunidades, dado que los funcionamientos se referen a las interacciones e intercambios sociales que tienen
lugar entre personas o grupos los servicios requeridos para obtener resultados valiosos en una sociedad democrtica
de mercado. La exclusin social surge cuando un conjunto de esas reglas formales e informales que regulan dichas
transacciones.
YUYAYKUSUN 447
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
atenuar, recuperar y acrecentar el benefcio social de la inclusin, que signifque tam-
bin el ejercicio de derechos y de ciudadana de los distintos segmentos poblacionales
excluidos. Un aspecto fundamental para el xito de las polticas pblicas de inclusin
social es el conocimiento y tratamiento multidisciplinario, la orientacin de las estra-
tegias exitosas focalizadas de participacin, solidaridad, reciprocidad, sectorizacin y
la conduccin profesional efciente y tica, que contribuir a la disminucin de las
brechas sociales.
En relacin al concepto de pobreza creemos pertinente considerar el utilizado por el
Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) que precisa:
Pobreza, situacin que impide al individuo o a la familia satisfacer una o ms necesidades
bsicas y participar plenamente en la vida social [...] Fenmeno esencialmente econmi-
co, con dimensiones sociales, demogrfcas, polticas y culturales que expresa la ausencia
de satisfacciones apropiadas para un mnimo de nuestras necesidades bsicas.
Por otro lado, el concepto de vulnerabilidad forma parte de nuestro marco de referencia
que es abordado de manera precisa, a nuestro entender, en un estudio de CELADE, en
el que se puntualiza:
... la nocin de vulnerabilidad es entendida como un proceso multidimensional que
confuye en el riesgo o probabilidad del individuo, hogar o comunidad de ser herido,
lesionado o daado ante cambios o permanencia de situaciones externas y/o internas.
La vulnerabilidad social de sujetos y colectivos de poblacin se expresa de varias for-
mas, ya sea como fragilidad e indefensin ante cambios originados en el entorno, como
desamparo institucional desde el Estado que no contribuye a fortalecer ni cuida siste-
mticamente de sus ciudadanos; como debilidad interna para afrontar concretamente
los cambios necesarios del individuo u hogar para aprovechar el conjunto de opor-
tunidades que se le presenta; como inseguridad permanente que paraliza, incapacita
y desmotiva la posibilidad de pensar estrategias y actuar a futuro para lograr mejores
niveles de bienestar (Busso, 2001: 8).
Asimismo, consideramos fundamental para efectos del presente trabajo el concepto de
integracin social que forma parte del enfoque de desarrollo humano, donde se considera
la integracin en el desarrollo social como un factor que permite a los grupos vulnerables
participar en la construccin de una sociedad para todos
En este sentido la propuesta de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social de
Copenhague (1995), manifesta que:
El propsito de la integracin es la creacin de una sociedad para todos, en la que cada
persona con sus propios derechos y responsabilidades, tenga una funcin activa que des-
empear. Una sociedad tan integrada como esa debe basarse en el respeto de todos los
448 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
derechos humanos y todas las libertades fundamentales, la diversidad cultural y religiosa,
la justicia social y las necesidades especiales de los sectores vulnerables y desfavorecidos, la
participacin democrtica y el imperio de la ley.
Es importante tambin resaltar que uno de los objetivos de la Declaracin de Copenhague
sobre Desarrollo Social, destaca la proteccin de las personas adultas mayores y personas
con discapacidad a travs del inciso i), proponiendo:
Asegurar que las personas y los grupos desfavorecidos estn incluidos en el desarrollo
social y que la sociedad reconozca las consecuencias de la discapacidad y responda a ellas
garantizando los derechos de la persona y posibilitando su acceso al medio fsico y social.
En este contexto la Cumbre de Copenhague sobre Desarrollo Social se plante tambin
en el Segundo Compromiso: erradicar la pobreza en el mundo; asimismo, respecto a los
grupos vulnerables, los pases que suscribieron esta Declaracin, entre los que se encuen-
tra el Per, precisaron d) Formularemos y aplicaremos una poltica que asegure que todos
dispongan de proteccin econmica y social adecuada durante el desempleo, las enfermedades,
la maternidad, la crianza de los hijos, la viudez, la discapacidad y la vejez.
En el aspecto especfco de la integracin de los grupos vulnerables como las personas
adultas mayores y las personas con discapacidad, la Cumbre Social+5 reitera su Cuarto
Compromiso:
Promover la integracin social fomentando sociedades estables, seguras y justas, que es-
tn basadas en la promocin y proteccin de todos los derechos humanos, as como en
la no discriminacin, la tolerancia, el respeto de la diversidad, la igualdad de oportuni-
dades, la solidaridad, la seguridad y la participacin de todas las personas, incluidos los
grupos y las personas desfavorecidas y vulnerables.
Del mismo modo, la Cumbre del Milenio reconoce, en su Numeral 19, que la integra-
cin es un instrumento de desarrollo, como precisa dicha nota:
La integracin social es un requisito indispensable para crear sociedades armoniosas, pa-
cfcas y no excluyentes. Son factores importantes la promocin y proteccin de todos los
derechos humanos y las libertades fundamentales, la promocin de una cultura de paz,
tolerancia y no violencia, el respeto por la diversidad cultural y religiosa, la eliminacin
de todas las formas de discriminacin, la igualdad de oportunidades de acceso a los re-
cursos de produccin y la gestin de los asuntos pblicos basada en la participacin. Los
gobiernos han formulado nuevos instrumentos normativos, han establecido mecanismos
institucionales, han fortalecido la participacin y el dilogo con todos los elementos de la
sociedad y han iniciado programas para fomentar la cohesin social y la solidaridad. Sin
embargo, la falta de acceso a la educacin, la persistencia de la pobreza y el desempleo y la
YUYAYKUSUN 449
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
desigualdad de acceso a las oportunidades y recursos han provocado la exclusin social y
la marginacin. Un nmero creciente de personas vive en la pobreza debido a la desigual-
dad en la distribucin de oportunidades, recursos e ingresos y en el acceso al empleo y
los servicios sociales. En muchos pases hay una disparidad cada vez mayor entre quienes
ocupan puestos de alto nivel y bien remunerados y quienes tienen empleos mal pagados e
inseguros, con poca proteccin social. Debido a la constante discriminacin y exclusin,
la mujer y la nia estn en una situacin particularmente desventajosa en este sentido.
Finalmente, el Sistema de Naciones Unidas reconoce la necesidad de difundir los derechos
de las personas mayores en el marco de la Declaracin Universal de Derechos Humanos
(1948) y establece algunos derechos fundamentales, entre los que se encuentran la
igualdad y la prohibicin de la discriminacin por cualquier condicin, el derecho
a la seguridad social y a condiciones de vida adecuadas, entre otros, y el Pacto de
Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (1966) a travs del Comit de Derechos
Econmicos, Sociales y Culturales que establece que los Estados Parte en el Pacto
deben prestar atencin especial a la promocin y proteccin de los derechos econmi-
cos, sociales y culturales de las personas de edad, a propsito del Ao Internacional
de las Personas de Edad (1999), el Comit resalta: la Igualdad de derechos para hombres
y mujeres (artculo 3). Derecho al trabajo (artculos 6, 7 y 8). Derecho a la seguridad
social (artculo 9). Derechos proteccin a la familia (artculo 10). Derecho a un nivel de
vida adecuado (artculo 11) Derecho a la salud fsica y mental (artculo 12) Derecho a la
educacin y cultura (artculo 13). (Huechuan y Morlachetti (2005)
.

Consideramos pertinente presentar algunos aspectos relevantes de la evaluacin sobre
la aplicacin del Plan de Accin sobre Desarrollo Social que realiz La Cumbre sobre
Desarrollo Social Copenhague +5, respecto a algunos avances y retrocesos en el proceso
de desarrollo luego de 5 aos de aplicacin del referido Plan, los que se observan con ma-
yor nitidez y profundidad (en los pases subsaharianos, Amrica Latina y el Caribe, entre
ellos indiscutiblemente el Per) en las mltiples dimensiones que adopta la pobreza, la
exclusin y la discriminacin, en particular afectando a los grupos vulnerables de perso-
nas adultas mayores y personas con discapacidad.
En este sentido, la Cumbre Social+5 (2000), evala de la siguiente manera:
1. El examen y la evaluacin de la aplicacin de los resultados de la Cumbre revelan que
se han puesto en marcha muchas polticas y programas nacionales nuevos. La Cumbre
tambin ha tenido una clara infuencia en el sistema de las Naciones Unidas, que se ha
movilizado y ha reorientado sus actividades. No obstante, tambin es evidente que no
ha habido uniformidad en las medidas adoptadas en los planos nacional e internacional.
Pese a que se han registrado algunos progresos, en algunas esferas clave se ha avanzado
poco y en otras el retroceso ha sido patente. Como se seal en relacin con una de
las cuestiones clave del informe analtico del Secretario General, una de las principales
novedades acaecidas desde la Cumbre es que sigue aumentando la desigualdad entre
450 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
los Estados y dentro de ellos. Para lograr los objetivos acordados en la Cumbre ser
preciso que todas las instituciones nacionales e internacionales, gubernamentales y no
gubernamentales, adopten medidas mucho ms enrgicas y amplias y nuevos enfoques
innovadores (vase secc. III infra), teniendo en cuenta los resultados de las conferencias
y las cumbres pertinentes de las Naciones Unidas.
Una evaluacin del cumplimiento de estos compromisos en el Per, durante el decenio es-
tudiado, nos permite precisar que el modelo econmico neoliberal reprimarizador y tercia-
rizador acentu realmente la situacin de pobreza y desproteccin de las personas mayores
y las personas con discapacidad; otras variables que inciden en la agudizacin de este fen-
meno son la violencia en sus distintas formas que contribuyen a la desintegracin social.
Cabe puntualizar, sin embargo, como un avance, que a fnales de la dcada de los no-
venta en el pas, organismos del Sistema de Naciones Unidas, sectores gubernamentales,
organismos de desarrollo ONG y los emergentes movimientos sociales de las per-
sonas adultas mayores y las personas con discapacidad, generaron un ambiente propicio
para la formulacin inicial de las polticas gubernamentales especfcas en favor de estos
sectores sociales.
Finalmente, se considera que la inclusin social de la personas con discapacidad y
de las personas adultas mayores se logra, a travs de la implementacin de instrumentos
como los planes de accin para estos grupos, en la medida que estos planes formen parte
de un Plan de Desarrollo Nacional, que constituya el marco normativo orientado a pro-
mover un entorno favorable para un desarrollo social inclusivo, en concordancia con lo
establecido en el punto 4 del Programa de Accin de Desarrollo Social:
El desarrollo social es inseparable del entorno cultural, ecolgico, econmico, poltico
y espiritual en que tiene lugar. No puede perseguirse como una iniciativa sectorial. El
desarrollo social est tambin claramente vinculado con el logro de la paz, la libertad, la
estabilidad y la seguridad a nivel nacional e internacional. Para promover el desarrollo
nacional es preciso orientar los valores, los objetivos y las prioridades hacia el bienestar de
todas las personas y el fortalecimiento y la promocin de las instituciones y las polticas
que persiguen ese objetivo...
Poblacin adulta mayor, exclusin social y vulnerabilidad
Modifcacin del mapa demogrfco
La poblacin peruana contina siendo predominantemente joven, sin embargo, los re-
sultados del Censo de Poblacin y Vivienda 2007 del INEI, muestran un visible proceso
de envejecimiento que adems de cambiar progresivamente el perfl demogrfco est
generando nuevas demandas sociales y una constante preocupacin por parte de las insti-
tuciones pblicas y privadas comprometidas con el desarrollo del pas.
YUYAYKUSUN 451
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
La modifcacin del mapa demogrfco se expresa de manera especfca en el creci-
miento vertiginoso de la poblacin adulta mayor, en comparacin a los otros grupos de
edades como lo precisa el ltimo perfl demogrfco del INEI (2008: 49):

En los ltimos 35 aos la poblacin de 60 y ms aos se ha triplicado aumentando
aproximadamente en 1 milln 700 mil personas. Mientras que la poblacin en su con-
junto ha crecido en ese perodo con una tasa promedio anual en 2,0%, los mayores de
60 aos presentan una mayor velocidad de crecimiento (3,3% anual). Pero el proceso es
an ms dinmico en el grupo de los ms longevos.
El ritmo de crecimiento de la poblacin de 80 y ms aos es cerca de dos veces que la del
conjunto de la poblacin peruana. De 114 mil 445 habitantes que registr el Censo de
1972, ha pasado a 388 mil 388 personas en este ltimo censo.
Los resultados del XI Censo de Poblacin y Vivienda 2007, dados a conocer por el INEI,
indican que la poblacin total del pas es de 28 millones 220 mil 764 habitantes, de la
cual aproximadamente el 9.1% es adulta mayor; asimismo, precisan que estamos asis-
tiendo a un proceso de envejecimiento acelerado y aumento de la tasa de dependencia
demogrfca, es decir, la relacin entre la poblacin de 60 y ms aos respecto a la po-
blacin de 15 a 59 aos, la que se incrementa a medida que aumenta el peso relativo del
grupo adulto mayor, adems se observa que las tasas de crecimiento sufrieron una lenta
cada que desciende de 2.6%, entre 1972-1981 a 2.0% entre 1981-1993 y a 1.6% en el
perodo reciente 1993-2007.
Estos resultados nos muestran que envejecimiento demogrfco constituye actual-
mente un fenmeno social en nuestro pas, no siempre entendido en su verdadera di-
mensin por la sociedad y los tomadores de decisin, pues se contina creyendo que el
Per y muchos pases de Amrica Latina son pases an jvenes, sin considerar el proceso
de transicin demogrfca y de envejecimiento que caracteriza a los pases de la regin.
Un anlisis que consideramos pertinente tomar en cuenta, sobre la informacin de-
mogrfca de las personas adultas mayores motivos del presente ensayo, nos propone la
doctora Popolo a continuacin:
En sntesis, con todo lo presentado en esta seccin puede decirse que, en general y no
slo en los casos ms extremos de irregularidades como los de Bolivia y Per, el anlisis
de las estructuras por edad refuerza la posicin acerca de la existencia de errores de decla-
racin de la edad en los adultos mayores, y que estos aumentaran con la edad. Adems, la
presencia de estos errores no es un problema de los censos del pasado sino que persiste,
aunque en menor grado, en los ms recientes. Por otro lado, tambin es cierto que en
pases donde los datos son ms confables, como Argentina, no son tan claras tales incon-
sistencias. Por lo anterior, en los dos captulos siguientes se abordan dos aspectos de la
mala declaracin de la edad: la preferencia de dgitos y la exageracin.
452 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
Como se ver en el captulo siguiente, precisamente los pases que muestran un porcenta-
je mayor de ancianos que el que se esperara por su posicin en la transicin demogrfca,
poseen a su vez registros menos confables, al menos cuando se calculan indicadores de
mala declaracin de la edad por preferencia de dgitos. (Del Popolo, 2000: 23).
De esta refexin se desprende que es vital contar con estadsticas fables, tcnica y me-
todolgicamente consistentes, que garanticen un alto grado de calidad de datos, pues
constituyen un insumo bsico para la adopcin de polticas especfcamente sobre las per-
sonas adultas mayores y de las personas con discapacidad, en una realidad sociocultural
compleja y diversa como la peruana, en tal sentido se considera como una tarea pendiente
contar con este soporte terico-metodolgico actualizado en nuestro pas.
Envejecer en pobreza
El proceso de transicin demogrfca y de envejecimiento que actualmente se est presen-
tando en el pas, ocurre en un contexto de pobreza, que si bien se ha atenuado en trmi-
nos generales, especfcamente en el rea rural se increment, especialmente de selva, zona
de intensos confictos por la defensa del medio ambiente y ancestral morada y medio de
vida de las comunidades originarias, como se desprende de la siguiente nota:
Por rea de residencia, se observa que la pobreza disminuy en el rea urbana del pas en
2,4 puntos porcentuales, mientras que en el rea rural aument en 0,5 punto porcentual
al pasar de 59,8% en el 2008 a 60,3% en el 2009.
Por regin natural, la mayor incidencia de pobreza en el 2009 sigue localizndose en la
Sierra y Selva, en tanto que en la Costa la incidencia es menor. En el perodo 2008-2009,
los resultados revelan que en la Costa y la Sierra la pobreza disminuy en 2,2 y 2,8 pun-
tos porcentuales, respectivamente; mientras que en la Selva se increment en 5,1 puntos
porcentuales, al pasar de 40,9% en el 2008 a 46,0% en el 2009.
De acuerdo al dominio geogrfco, en la Costa rural la pobreza aumenta en 5,8 puntos
porcentuales, mientras que en el rea urbana de la Costa disminuye en 2,0 puntos por-
centuales. En cambio, en la Sierra urbana como en la Sierra rural, la pobreza disminuye
en 2,2 y 3,2 puntos porcentuales, respectivamente. En la Selva, tanto en el rea urbana
como la rural, la pobreza se incrementa en 1,2 y 8,3 puntos porcentuales, respectivamen-
te. En Lima Metropolitana la pobreza disminuye en 3,6 puntos porcentuales. (INEI,
2009: 22).
En trminos de incremento de la pobreza en las personas adultas mayores resulta ilus-
trativa una comparacin inicial, entre los resultados del Censo Nacional de 1993 y del
Censo del 2007, as el Censo de 1993 seala que la PEA de 65 y ms aos, representa el
5% de la PEA total, siendo de 3.5% en zonas urbanas y de 7% en las rurales. Asimismo,
la tasa de participacin en las actividades econmicas de la PEA de 65 y ms aos sobre la
YUYAYKUSUN 453
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
poblacin total, es de 32%. En las zonas urbanas esta tasa disminuye a 27% y en las rura-
les alcanza 43%, observndose una importante participacin econmica de las personas
mayores en esta ltima rea geogrfca.
Los resultados del Censo del 2007 muestran que uno de los grupos de edad en im-
portancia para la participacin en la actividad econmica de hombres y mujeres es el de
50 a 59 aos, grupo etario en el que participa el 61,5% de la poblacin, pero la situacin
se torna visiblemente diferenciada en los estratos de los adultos mayores , donde la tasa de
actividad econmica ha disminuido en relacin al Censo de 1993, tal como lo demuestra
los siguientes datos del INEI (2009: 154):
Entre la PET joven (de 14 a 29 aos de edad), el 45,9% participa en la actividad econ-
mica y en los adultos mayores (de 60 y ms aos de edad) el 33,6%.
Comparado con las tasas de actividad obtenidas con el Censo de 1993, han aumentado
en casi todos los grupos de edad con la excepcin del grupo de edad de 60 y ms aos de
edad donde la tasa de actividad disminuye en 2,9 puntos porcentuales.
Sobre este mismo tema, los resultados del Censo de Poblacin del 2007, que propor-
ciona datos sobre la PET, nos indica que del total de poblacin en edad de trabajar (14
y ms aos de edad), el 41,5% tiene entre 14 a 29 aos y el 12,7% tiene 60 y ms aos
de edad.
La PET de 60 y ms aos, los de 50 a 59 aos y de 40 a 49 aos, presentan las ma-
yores tasas de crecimiento promedio anual, con 3,4%, 3,3% y 3,2%, respectivamente.
En cambio, la PET de 14 a 29 aos de edad creci a un ritmo inferior (1,3%) a la tasa
decrecimiento de la poblacin (1,6%).
En el tema de la pobreza, es importante analizar que las mujeres ancianas tienen ms
probabilidades de ser pobres que los hombres adultos mayores, debido a efectos acumu-
lados e histricos, tales como no haber sido preparadas para desempearse en labores
valoradas socialmente, percibir ingresos ms bajos a lo largo de su vida y tener acceso
a menores pensiones y bienes, todo lo cual las lleva a pertenecer a una condicin social
ms baja y contribuye a generar tasas desproporcionadamente altas de pobreza entre las
mujeres de ms edad. La situacin se torna mucho ms grave si se trata de mujeres adultas
mayores que nunca se casaron, o aquellas que quedaron viudas o conforman minoras
etnolingsticas.
Por otro lado, los sistemas pblicos de pensiones se disearon considerando que los
hombres seran la principal fuente de apoyo econmico (patrimonialismo) ,pese a que
existe mayor cantidad de mujeres a edades ms avanzadas, ellas reciben menos apoyo que
los hombres por parte de estos sistemas, debido a que lo frecuente es que ellas no han
participado en la fuerza laboral de la economa formal. En la prctica, las pensiones de
las mujeres ancianas dependen de las aportaciones que hicieron sus esposos, lo cual se
evidencia en el caso concreto de las viudas, las que al fallecer sus esposos ven reducida su
pensin en un 50%.
454 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
La baja participacin econmica de la poblacin adulta mayor, dado los prejuicios
respecto a su productividad, el incumplimiento y obsolescencia de normas laborales entre
otros factores, se refeja en sus precarias condiciones de vida. Sin considerar sus potencia-
lidades a partir de su experiencia, conocimiento acumulado y valores adquiridos, como
un aporte al desarrollo econmico de la sociedad.
Gnero y envejecimiento
El perfl sociodemogrfco de la poblacin adulta mayor expresa una tendencia de femini-
zacin, las mujeres representan el 52.8%, en tanto los varones el 47.2%; este fenmeno se
asocia a la mayor esperanza de vida de las mujeres 72.4 aos y de los varones 67.3
aos en el perodo 2000-2005; incrementndose a 71.23 aos en general, de 68.68
aos para varones y 73.9 para mujeres en el perodo 2005-2010.
2
El envejecimiento en el Per se produce con caractersticas diferenciadas en el caso
de hombres y mujeres. Debido a profundas inequidades estructurales, los varones que
actualmente cuentan con ms de 60 aos tuvieron acceso a los diferentes niveles de ins-
truccin, lo que les permiti alcanzar una mejor califcacin para insertarse en el mercado
laboral en condiciones ms ventajosas.
Este hecho hizo que ellos accedieran en su mayora a un trabajo formal y luego de
un nmero de aos laborando, tuvieran derecho a una pensin de jubilacin y servicios
de seguridad social, que debido a la situacin de crisis de larga duracin entre otras, la
situacin de los adultos mayores se han precarizado.
Lo anterior tiene como consecuencia que la vida de los varones adultos mayores se
desarrolle en condiciones de mayor independencia, preferentemente en espacios no do-
msticos, mientras que en el caso de las mujeres adultas mayores, stas en su gran mayora
fueron marginadas para acceder a la escolaridad, lo que limit sus posibilidades de calif-
carse para el trabajo y su participacin en el sector formal. Su quehacer tuvo lugar sobre
todo en la esfera domstica, convirtindolas en personas econmicamente dependientes,
y vctimas de violencia familiar en muchos casos.
Las diferencias de gnero en el envejecimiento se evidencian en diversos aspectos. As,
las mujeres viven ms tiempo que los hombres, pero con inferior calidad de vida. Si bien
su esperanza de vida se ha incrementado ms rpidamente en relacin a la de los hom-
bres, esta disparidad es el resultado de una combinacin de diferencias biolgicas, entre
ellas la menor susceptibilidad a las enfermedades cardiovasculares de las mujeres antes
de la menopausia, y de infuencias culturales, como la mayor exposicin de los hombres
a riesgos laborales. Asimismo, las mujeres registran tasas ms altas de discapacidad en
edades ms avanzadas, lo cual refeja las mayores cargas acumuladas a lo largo de su ciclo
vital. El estado de salud de las mujeres adultas mayores se resiente en trminos generales,
2 INEI. DTDES. Proyecciones de Poblacin del Per, 1995-2025. En http://www.unfpa.org.pe/infosd/esperanza_vida/
esp_vida_01.htm
YUYAYKUSUN 455
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
debido a la falta de servicios de salud, educacin y por una defciente nutricin en las
etapas anteriores de su vida.
Por otro lado, las mujeres viudas tienen mayores probabilidades de vivir solas que
los viudos, debido a que viven ms tiempo (cultura), generalmente se casan con hombres
mayores que ellas. Por esta misma razn, existe para ellas menos probabilidades de con-
traer matrimonio despus del fallecimiento del cnyuge.
Adems, la carga de atender a los ancianos recae con un peso mayor en las mujeres
respecto a los hombres, pues son las mujeres quienes atienden a los miembros mayores
de la familia, ocupndose tambin de sus esposos e hijos, lo cual fnalmente representa
mayor cantidad de aos de vida para las mujeres, pero con menor calidad de vida.
Seguridad, previsin social y poblacin adulta mayor
Una de las normas internacionales, el Pacto Internacional de Derechos Econmicos,
Sociales y Culturales, establece en su Artculo 9 que:
Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona a la seguri-
dad social, incluso al seguro social.
3
Esta norma explicita la proteccin para todas las personas sin discriminacin frente a los
riesgos de enfermedad, invalidez, maternidad, accidentes de trabajo, el desempleo o la
vejez a travs de sistemas contributivo y no contributivo
Por otro lado, en el mbito de la salud, el Artculo 12 del pacto reconoce el dere-
cho de toda persona al disfrute del ms alto nivel posible de salud fsica y mental.
4
Y
para ello los Estados tratantes como el nuestro, deben garantizar el derecho a la salud
previendo directa o indirectamente servicios de buena calidad en salud, agua potable,
saneamiento, alimentacin, nutricin y vivienda, sin ningn tipo de discriminacin y de
accesibilidad para todos.
Los resultados del Censo de Poblacin y Vivienda 2007 del INEI, en su captulo
sobre cobertura de seguro de salud por grupos de edad, muestra que el 44,1% de los que
tienen 65 y ms aos de edad, tienen seguro de salud.
A nivel de departamento y grupo de edad, el grupo de edad de 65 y ms aos, pre-
senta la mayor cobertura de seguro de salud en la Provincia Constitucional del Callao
(63,8%), Lima (59,2%), Ica (56,8%), Lambayeque (53,6%) y Arequipa (52,4%), mien-
3 El Pacto Internacional de Derechos Econmicos, Sociales y Culturales (ICESCR/PIDESC) que reconoce derechos
de segunda generacin y establece mecanismos para su proteccin y garanta. Fue adoptado por la Asamblea Ge-
neral de las Naciones Unidas mediante la Resolucin 2200A (XXI), de 16 de diciembre de 1966 y entr en vigor
el 3 de enero de 1976. Se compromete a las partes a trabajar para la concesin de los derechos econmicos, sociales
y culturales de las personas, incluidos los derechos laborales y los derechos a la salud, la educacin y un nivel de vida
adecuado. A fecha del mes diciembre de 2008, el Pacto tiene 160 partes(pases).
En http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/pidesc.htm
4 PIDESC en http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/pidesc.htm
456 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
tras que la cobertura ms baja se registra en los departamentos de Huancavelica (15,8%),
Puno (16,1%), Cajamarca (19,9%) y Amazonas (21,1%).
Del total de poblacin adulta mayor urbana en 1999, el 53.5% est afliada a un sis-
tema de salud, sea pblico o privado (51% hombres y 49% restante, mujeres), mientras
que del 46.9% no afliados a ningn sistema.
El Seguro Social de Salud (EsSalud) otorga a las personas adultas mayores aseguradas,
que constituyen aproximadamente el 35% de la poblacin total del pas, servicios mdi-
cos asistenciales as como servicios de prestaciones sociales.
A EsSalud, segn su Ley de creacin, le corresponde otorgar servicios de promocin
y proteccin social a las personas adultas mayores, los mismos que vienen brindando
a travs de 120 Centros del Adulto Mayor (CAM) y 123 Crculos del Adulto Mayor
(CIRAM) constituyndose en la nica institucin del pas que cuenta con Red Nacional
de Prestaciones Sociales, importante iniciativa de este tipo de servicios sociales, pero an
con baja cobertura
Actualmente son benefciados con estos servicios gerontolgico sociales aproximada-
mente 100 mil adultos mayores asegurados. En Lima Metropolitana y Lima provincias
se cuenta con 37 CAM, a nivel nacional con 83 CAM ubicados en las regiones de ma-
yor concentracin demogrfca asegurada, como: Lambayeque (9 CAM), la Libertad (8
CAM), Cusco (8 CAM), Junn (7 CAM), Ica (7 CAM), Arequipa (5 CAM) .
Las personas adultas mayores no aseguradas del rea urbana y rural, que constituyen
la mayora de este grupo etario en el pas, son atendidas por el sector salud del Estado en
las localidades donde existen este tipo de servicios con tarifas preferenciales, las mismas
que an no son accesibles a los pobres y extremadamente pobres. Un bajo porcentaje de
las personas mayores en estado de indigencia, son atendidas por algunas de las Sociedades
de Benefcencia, que brindan preferentemente proteccin social frente al desamparo,
como por ejemplo el Albergue Canevaro y San Vicente de Paul ubicados en Lima.
Otro aspecto fundamental de la seguridad y previsin social constituye los regme-
nes previsionales de pensiones que actualmente otorga el Estado a travs de la Ofcina
Nacional Previsional (ONP) y por el sector privado a travs del Sistema Privado de
Pensiones operativizado por las AFP.
La ONP es la institucin que aflia al mayor nmero de pensionistas adultos mayores
con pensiones reducidas, que en algunos casos son inferiores al ingreso mnimo vital. En
el caso del sistema privado de pensiones, el panorama no es muy diferente, ya que este
sistema est pensado en la capitalizacin individual que benefcia a los aportantes con
altos ingresos, no siendo el caso de una gran proporcin de adultos mayores afliados a
este sistema.
En el pas, la mayora de adultos mayores ha trabajado de manera independiente y no
se encuentra afliada a ninguno de los sistemas previsionales existentes, son los que viven
en pobreza y extrema pobreza y se encuentran en las zonas rurales y urbano marginales,
subsistiendo con el escaso apoyo de su familia y de las instituciones comunales ancestrales
existentes todava en los sectores rurales. El Estado peruano hasta la actualidad no ha
YUYAYKUSUN 457
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
adoptado polticas de proteccin hacia este grupo etario, tal como existe en la mayora de
los pases de Amrica Latina.
Polticas sociales y las personas adultas mayores
A inicios de la presente dcada el Estado promulga Lineamientos de Poltica para las
Personas Adultas Mayores que constituye un avance importante en la perspectiva de la
integracin de los adultos mayores en el desarrollo nacional reconociendo sus derechos a
la ciudadana.
Este avance normativo no logra traducirse en polticas concretas orientadas a mejorar
la calidad de vida de este sector, pues los planes nacionales multisectoriales a favor de las
personas adultas mayores (2002-2006 y 2006-2010) muestran logros discretos en rela-
cin a los objetivos y metas propuestas de inclusin y bienestar social, entre otras razones
porque los sectores involucrados tanto del mbito estatal, como de las organizaciones de
la sociedad civil, ONG, invierten bajos presupuestos para su implementacin en la medi-
da que no los consideran prioritarios dentro de sus polticas sociales sectoriales.
Personas con discapacidad, exclusin social y vulnerabilidad

Las personas con discapacidad conforman, en su mayora, los grupos de personas exclui-
das y vulnerables que se encuentran en situacin de pobreza y extrema pobreza en los
pases de Amrica Latina y de manera particular en el Per.
Un rasgo particular de este grupo es que quienes los conforman son personas de
todas las edades, especialmente personas adultas mayores de todos los estratos socioeco-
nmicos y de todas las culturas. Por ello, es preciso hacer conciencia sobre sus derechos
de igualdad y de plena participacin en la vida social y el desarrollo (Naciones
Unidas, 1996: 17).
Las causas generadoras de discapacidad son mltiples y entre estas se encuentran adems
de la mal nutricin, la higiene inadecuada, la difcultad de acceso a los servicios de salud
y educacin, las enfermedades endmicas, las generadas por el entorno social como los
confictos de toda ndole, la drogadiccin, el alcoholismo, las guerras civiles, los acci-
dentes de trnsito, accidentes y enfermedades profesionales, la produccin y tecnolo-
ga sin seguridad, entre otros, que, incluso, pueden incrementar el porcentaje expuesto.
(CONADIS, 2002: 3).
Situacin demogrfca
El XI Censo de Poblacin y Vivienda del 2007-INEI, da a conocer algunos resultados
sobre la situacin de las personas con discapacidad en el pas, puntualizando que:
458 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
735 mil 334 hogares que representa el 10,9% del total de hogares del pas, existe al me-
nos una persona con discapacidad fsica o mental, mientras que en el 89,1% (6 millones
18 mil 740) de hogares no existe personas con discapacidad.
Segn rea de residencia, en el 11,9% (609 mil 972 hogares) de los hogares urbanos
existe algn miembro con discapacidad, mientras que en el rea rural es en el 7,7% de
hogares (125 mil 362 hogares), siendo menor en 4,2 puntos porcentuales respecto al rea
urbana. (INEI, 2008: 112).
A nivel de departamento se observa diferencias entre los hogares cuyos miembros presen-
tan alguna discapacidad. Con porcentajes por encima del 10% se encuentran los departa-
mentos de Tacna (11,0%), Ica (11,6%), Arequipa (12,3%), Moquegua (12,9%) y Lima
(13,1%). Los hogares de los departamentos de Amazonas (7,4%), San Martn (7,7%),
Huancavelica (7,9%), registran la menor proporcin de hogares con algn miembro con
discapacidad.
El Consejo Nacional de Integracin de la Persona con Discapacidad (CONADIS)
organismo dependiente del MIMDES, respecto a los datos estadsticos sobre las perso-
nas con discapacidad existentes en el pas, expresa: Ofcialmente no existe una estadstica
cierta sobre el nmero de personas con discapacidad que habitan en el Per, ni sobre el tipo
de discapacidad que tienen, ni sobre su condicin socio econmica y laboral. Preocupante
refexin que nos grafca el bajo inters del Estado y la sociedad sobre la situacin de este
importante grupo poblacional.
Estudios recientes realizados por la organizacin Ciudadanos al Da (CAD) muestran
que aproximadamente el 11% de hogares tienen entre sus integrantes un miembro con
problemas de discapacidad (735,334 hogares). Esta misma fuente precisa que el 42%
de personas con discapacidad presentan difcultades visuales, 15% difcultades motoras,
6% difcultades de odo, el 22% tiene otro tipo de discapacidad y el 9 % tiene dos o ms
tipos de discapacidad. Cifras que coinciden con las estadsticas ofciales presentadas por
el INEI, en el prrafo precedente.
El INEI a travs de la Encuesta Nacional Continua ENCO 2006 presenta los
datos que a continuacin detallamos:
En el Per el 8.4% de la poblacin presenta algn tipo de discapacidad, esto signifca que
8 de cada 100 personas a nivel nacional declaran tener al menos una discapacidad [] La
presencia de alguna discapacidad es mayor en el rea urbana con el 8.9% que en el rea
rural con el 6.9%, siendo en general las mujeres, tanto en el rea urbana como en la rural
las que reportan mayores tasas de discapacidad.
A nivel nacional los departamentos que muestran mayor prevalencia de personas con
discapacidad son Lima Metropolitana y Lima provincias con 11,7% cada uno, Arequipa
con 10,4% y Pasco con 10.3%; entre los que tienen menor tasa de discapacidad se en-
cuentran Tumbes con 3.4%, Madre de Dios con 2.6% y Lambayeque con 2.2%.
YUYAYKUSUN 459
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
Estas estadsticas contribuyen a identifcar problemas y priorizar acciones orientadas a la
satisfaccin de necesidades defnidas en el Plan de Igualdad de Oportunidades (Mimdes,
2009).
Esta ausencia de estadsticas nacionales objetivas y confables, sobre las personas con dis-
capacidad, es un indicador de la poca importancia que el Estado otorga a este cada vez
ms numeroso sector poblacional de nuestro pas. La discapacidad en las personas, segn
estudios especializados se origina por mltiples causas entre las que destacan los acciden-
tes de trnsito (alto grado de incumplimiento de normas de trnsito), la desnutricin y
pobreza e inexistencia o debilidad en los servicios preventivos de salud.
Este sector social vulnerable, que presenta un incremento demogrfco signifcativo y
que comprende a todas las edades, contina siendo invisibilizado en las polticas sociales
del pas, no obstante que formalmente el gobierno declar a partir del 2009 Decenio de
las Personas con Discapacidad.
Pobreza y personas con discapacidad
Las personas con discapacidad, en tanto grupos poblacionales, son estratos sociales que
en su gran mayora viven en situacin de pobreza en sus dimensiones mltiples, esto hace
que sea considerada como poblacin vulnerable. Si las estimaciones de pobreza afectan
realmente a ms de la mitad de la poblacin del pas, el estrato de personas con discapa-
cidad alcanza incuestionablemente una proporcin mayor.
Un hecho que grafca la situacin de pobreza en que vive una proporcin signifcativa
de personas con discapacidad, es que la mayora residen en hogares jefaturados por muje-
res, las que tradicionalmente se encuentran en condicin de pobreza, dado los niveles de
exclusin econmica-laboral de la mujer. Respecto a esta situacin el INEI afrma que:
Segn jefatura de hogar se observa que la presencia de algn miembro con discapacidad
es mayor en los hogares con jefa (12,7%), mientras que en los hogares con jefe afecta al
10,2%, lo que evidencia una diferencia de 2,5 puntos porcentuales.
Por sexo del jefe de hogar y rea de residencia, los hogares jefaturados por mujeres del
rea urbana presentan una mayor proporcin de sus integrantes con discapacidad, as el
6,0% tiene al menos un miembro con difcultad para ver, el 1,9% difcultad para usar
brazos y manos/pies, el 2,9% otra difcultad o limitacin, el 0,7% difcultad para or y
difcultad para hablar en ambos casos (INEI, 2008: 115).
Es decir, los mayores porcentajes de personas con discapacidad provienen de hogares
desintegrados, con ausencia de la fgura paterna tradicionalmente proveedor del sustento
econmico de la familia, lo que evidencia la precariedad econmica en que viven las
personas con discapacidad, que limita sus oportunidades de desarrollo educativo, que
posteriormente los marginar del mercado laboral, lo cual se acenta en el rea urbana.
460 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
La marginacin del mbito econmico laboral de las personas con discapacidad se ex-
plica en parte por sus bajos niveles educativos; as como por la existencia de prejuicios que
subvaloran sus capacidades y competencias profesionales y por estereotipos culturales exis-
tentes en nuestra sociedad que provienen de nuestra herencia histrica y de otros horizontes
y realidades culturales que afectan a las personas con discapacidad, en el sentido de asociar la
discapacidad con las ideas de enfermedad y contagio, con las de castigo divino o de pecado.
Asimismo, la invalidez est asociada a la mendicidad. El conjunto de estas manifestaciones
conducen a desarrollar conductas o actitudes inadecuadas, discriminatorias que limitan sus
oportunidades laborales y niegan sus derechos a aportar en el desarrollo del pas
El resultado de esta discriminacin o marginacin social se traduce en exclusin y
falta de oportunidades educativas y laborales, con lo cual se termina por cerrar el crculo
de la pobreza.
La exclusin particular de este sector poblacional se visualiza con precisin en las de-
claraciones del dirigente de la Federacin de Asociaciones de Personas con Discapacidad
de Arequipa, Rildo Olivares Fuentes, quien puntualiza que en la Regin Arequipa el 80%
de un total de 150 mil personas con discapacidad viven en extrema pobreza. Slo el 10%
trabaja eventualmente y el 10% restante labora en instituciones pblicas y privadas.
Los empresarios remarca el dirigente, no deben ver a las personas discapacita-
das como una carga laboral, sino como un benefcio laboral que ellos tienen que dar.
En esa perspectiva tiene tratativas con el presidente de la Regin Arequipa, Juan Manuel
Guilln, para crear la Ofcina Regional de Atencin a la Persona con Discapacidad
(OREDIS). Eso es la Ley, contina el dirigente, tienen que cumplirlo tal como lo han
hecho otras regiones. En esa ofcina se ver el tema de discapacidad de manera transversal
y sus implicancias en el trabajo, salud y educacin para discapacitados.
5
En consecuencia, es de gran importancia desarrollar polticas sociales que promue-
van la integracin o inclusin en el mbito laboral de las personas con discapacidad, as
como impulsar acciones de informacin y sensibilizacin sobre la problemtica de este
colectivo social, que permita alcanzar los niveles de desarrollo y de calidad de vida que
todo ciudadano aspira.
Seguridad social y personas con discapacidad
La cobertura de atencin a este grupo poblacional es el aspecto de la salud, se realiza
bsicamente en los establecimientos dependientes del Ministerio de Salud (62%) y en las
dependencias de EsSalud (33%); el nmero de atenciones que brinda el sector privado
es todava escaso.
Uno de los aspectos ms importantes para la integracin de las personas con discapa-
cidad, constituye el Tratamiento Integral de Rehabilitacin, que bsicamente consta
de dos etapas:
5 En http://cecopros.org/principal/content/view/2631/286/
YUYAYKUSUN 461
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
a) La rehabilitacin fsica, que debe ser otorgada en los Centros de Salud y Hospitales .
b) La rehabilitacin profesional o rehabilitacin sociolaboral que se brinda en los
servicios sociales.
Los objetivos de la rehabilitacin integral son la integracin de la persona con dis-
capacidad adulta al trabajo y del nio a la escuela. Se logran mediante el proceso de
rehabilitacin profesional, que actualmente posee una pequea cobertura en nuestro pas.
La integracin sociolaboral, que constituye uno de los objetivos fundamentales para
las personas con discapacidad, cuenta para su implementacin, en el caso de los asegura-
dos, con algunos Centros de Rehabilitacin Profesional en EsSsalud, ubicados en Lima,
Callao, Arequipa y Piura, cuya cobertura es baja.
Poltica social y las personas con discapacidad
Hace ms de tres dcadas que en el Per se establecieron normas en benefcio de las perso-
nas con discapacidad, como la Resolucin Ministerial No.1379-78-VC- 3500 publicada
en diciembre de 1978 que aprob las normas tcnicas U120 y A060 que se refere a la
adecuacin urbanstica y arquitectnica en benefcio de las personas con discapacidad,
normas que por lo general son desconocidas por las instituciones encargadas de velar por
su cumplimiento. Solamente algunas municipalidades de Lima cumplen tenuemente con
esta normativa de inclusin social, de reducir la agobiante barrera arquitectnica difun-
dida en el escenario urbano.
La Constitucin Poltica del Per, vigente desde 1993, contiene diversas disposicio-
nes vinculadas directamente con el reconocimiento de los derechos y la dignidad de las
personas con discapacidad, que busca la promocin de su desarrollo integral a travs del
Artculo 2 inciso 2) que establece que todos somos iguales ante la ley. Del mismo modo,
a travs del artculo 7. y 16. que reconocen el derecho a la dignidad y a la educacin res-
pectivamente. Asimismo, el artculo 23 dispone que el Estado protege de manera especial
a la persona con discapacidad que trabaja.
El Congreso de la Repblica mediante Resolucin Legislativa N 27484, aprob la
Convencin Interamericana para la Eliminacin de todas las Formas de Discriminacin
contra las Personas con Discapacidad de la Organizacin de los Estados Americanos
(OEA). Ratifc tambin el Convenio N 159 de la Organizacin Internacional del
Trabajo - OIT sobre readaptacin profesional y el empleo para las personas con discapa-
cidad, as como la Recomendacin 168 sobre el mismo tema.
Un avance normativo importante constituye la promulgacin de Ley General de la
Persona con Discapacidad, Ley N 27050 que crea, entre otros mecanismos, el Consejo
Nacional de Integracin de la Persona con Discapacidad (CONADIS), Organismo
Pblico Descentralizado del Ministerio de la Mujer y Desarrollo Social.
Entre las funciones principales del CONADIS se encuentran: formular y aprobar
las polticas para la prevencin, atencin e integracin social de las personas con disca-
462 YUYAYKUSUN
Franklin Miranda Valdivia
pacidad; recomendar a las diferentes entidades de los sectores pblico y privado, la eje-
cucin de las acciones en materia de atencin, sistemas previsionales e integracin social
de las personas con discapacidad; elaborar proyectos para el desarrollo social y econmico
del sector poblacional con discapacidad; dirigir el Registro Nacional de la Persona con
Discapacidad e imponer y administrar las multas por el incumplimiento de lo dispuesto
en la Ley N 27050 y su Reglamento.
Entre las normas complementarias tenemos la Ley de Modernizacin de la Seguridad
Social en Salud, Ley N 26790 y las Normas Tcnicas del Seguro Complementario de
Trabajo de Riesgo aprobadas por Decreto Supremo N 003-98-SA disponindose el otor-
gamiento de la cobertura de prestaciones de salud, econmicas y sociales para los traba-
jadores de las empresas afliadas a este seguro con carcter obligatorio para 26 ramas de
la actividad econmica.
Si bien el avance normativo se incrementa a travs de los aos, su implementacin es
incipiente o inexistente, por lo que el escenario de pobreza y exclusin social de este gru-
po intergeneracional lejos de disminuir se incrementa tanto en el mbito urbano como
en el rural.
Conclusiones
El marco de crisis general, el modelo econmico liberal reprimarizador y terciarizador
del Estado que protege y auspicia a la gran inversin privada y sus altas tasas de renta-
bilidad, condicion seriamente la formulacin e implementacin de polticas sociales
plenas, desarrollndose contrariamente polticas restrictivas de promocin e integracin
social inclusivas de las personas adultas mayores y de las personas con discapacidad,
quienes no slo son personas en situacin de pobreza sino que conforman los estratos de
las personas con distintas formas de exclusin.
Los bajos niveles de integracin, en un contexto de crisis social y poltica de pas, de
las personas adultas mayores y de las personas con discapacidad contribuyen el mante-
nimiento de la violencia y el maltrato, la pobreza, la baja productividad y subempleo de
estos grupos vulnerables
La discriminacin, la exclusin en sus mltiples dimensiones, la falta de desarrollo
de una cultura de respeto de las personas adultas mayores y personas con discapacidad
limitan seriamente reconocer y consolidar los potenciales de estos grupos vulnerables en
benefcio del desarrollo regional y nacional. Asimismo, el analfabetismo en el pas es un
problema que afecta a la poblacin del rea rural, a la poblacin femenina y a los adultos
mayores. Estos sectores poblacionales son los excluidos histrica y estructuralmente y
requieren, por tanto, polticas especifcas de inclusin social.
La democracia precaria en el Per es uno de los elementos causales del fracaso de
las polticas sociales de lucha contra la pobreza, promocin de una educacin y salud
inclusiva y de calidad, as como de la generacin de empleo digno especialmente para las
personas adultas mayores e inclusin de las personas con discapacidad.
YUYAYKUSUN 463
Reflexiones sobre la exclusin social y la vulnerabilidad de las personas adultas mayores
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YUYAYKUSUN 3 (2010) 467-482 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Los avances en el conocimiento
del cerebro y el lenguaje
1
Luis Miranda Esquerre
RESUMEN
Para los estudiosos del lenguaje casi siempre el cerebro ha sido considerado el rgano principal entre
los que sustentan la base biolgica del hablar. Sin embargo, esta suposicin no poda ser comprobada
justamente por el desconocimiento de la estructura y el funcionamiento del cerebro; en cambio, ahora,
los avances en la investigacin neurolgica nos permiten decir que no estaban equivocados.
ABSTRACT
For language scholars the brain has almost always been considered the main organ among those that
support biological basis of speech. However, this assumption could not be proven just due to the ig-
norance of the structure and functioning of the brain, whereas now, advances in neurological research
allow us to say that they were not wrong.
C
omo seala Ullman (2006: 235) el lenguaje est sustentado en la biologa del
cerebro, por esta razn comprender la biologa del lenguaje es fundamental para
comprender al propio lenguaje. La mayor parte de las investigaciones sobre las
bases biolgicas del lenguaje se han centrado en la anatoma del cerebro, principalmente
intentando identifcar qu partes del cerebro subyacen a cada funcin del lenguaje, tanto
como a las habilidades lxicas o gramaticales
2
. No obstante, la biologa del lenguaje pue-
de investigar ms niveles, desde las clulas a las molculas y a los genes. Por otra parte,
el estudio de todos estos aspectos biolgicos puede ser complementado e integrado con
estudios psicolingsticos de cmo el lenguaje es actualmente usado, como hablamos
y comprendemos; con la investigacin de la adquisicin del lenguaje; y con el examen
lingstico terico de la arquitectura del lenguaje. Tomados conjuntamente, estos presu-
puestos nos dan una perspectiva de que la meta ltima es comprender las bases biocogni-
tivas o neurocognitivas del lenguaje.
Esto a su vez, iluminar eventualmente aspectos principales del uso del lenguaje, ta-
les como el discurso, el cambio histrico, la variacin dialectal y, la lectura y la escritura,
como tambin importantes aplicaciones como la enseanza de lenguas y los modelos
computacionales del lenguaje.
1 Conferencia dictada en el VI CONALL en Chimbote el 30.10.09.
2 Te roots of cognitive neuroscience lie in the same work as the now defunct feld of phrenology in which personality
traits were determined by reading bumps and fssures on an individuals skull. Developed by German physician
Franz Joseph Gall around 1800, phrenology was based on the concept of localization; that is, that certain areas of the
brain have specifc, localized functions. (On the Brain 2009, 15/1: 1).
468 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
Los estudios de la relacin lenguaje-cerebro, han permitido comprobar que en el
lenguaje todo est relacionado, que las competencias no se estructuran ni funcionan aisla-
damente. Esto implica que la comprensin y expresin orales estn estrechamente unidas
e igualmente stas con la comprensin lectora y la expresin escrita (redaccin o como
se le llame). Es decir, separar cada una de estas habilidades slo se justifca como mtodo
de estudio facilitador pero no como una realidad del lenguaje. Por eso, si bien tratar de
centrarme en la comprensin lectora tendr que remitirme a sta como parte de un todo.
El cerebro
Como hemos sealado el lenguaje tiene un aspecto biolgico, que es la base sobre la
que sustenta su desarrollo y funcionamiento. Aqu, juegan un rol importante el cerebro
(brain)
3
, el odo y el llamado aparato fonador humano, que nos permiten tanto recepcio-
nar la cadena acstica como producir los sonidos del lenguaje.
El cerebro controla la actividad muscular del cuerpo humano y, tambin, en l reside
el pensamiento consciente, cuando hablamos el cerebro est involucrado en cada paso de
esta actividad (Fig. 1).
El sistema nervioso humano se compone del sistema nervioso central, el cerebro y
la mdula espinal, y el sistema nervioso perifrico, que consiste en un sistema que regula
las funciones corporales como la respiracin y la homestasis trmica. A este ltimo, se le
llama sistema nervioso autnomo.
Si bien para el lenguaje gran parte del sistema nervioso autnomo no es relevante, sin
embargo, hay que considerar que para producir el habla los msculos que controlan arti-
culadores como la lengua y la mandbula tienen que contraerse siguiendo una secuencia
adecuada. Si se escribe tambin deben controlarse los msculos de la mano.
3 Agregamos entre parntesis el trmino en ingls.
FIGURA 1. El cerebro. Cada hemisferio del cerebro est compuesto de 4 lbulos.
Debajo del cerebro en la parte baja de la cabeza est el cerebelo, que tambin
consta de 2 hemisferios. Ullmann (2006: 236).
YUYAYKUSUN 469
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
Cada uno de los msculos necesarios para el habla y la escritura es controlado por
nervios que en ltima instancia estn conectados con ciertas reas del cerebro (Fig. 2).
1. Cada neurona (neuron), clula nerviosa, consta de un cuerpo celular y una o ms pro-
longaciones que tienen una funcin similar a la de los cables que conectan fuentes de
energa con aparatos elctricos. Estas prolongaciones pueden ser extremadamente largas
y conducir los impulsos hacia el cuerpo celular o fuera del mismo. El axn de una clula
es la prolongacin que saca los impulsos fuera del cuerpo celular. Las prolongaciones que
reciben los impulsos exteriores al cuerpo celular son llamadas dendritas (dendrites). Por
ejemplo, una neurona motora localizada en la mdula espinal puede tener un axn que se
extienda a lo largo de las piernas y terminar en las fbras musculares de los pies (Fig. 3).
Un solo axn de una neurona motora puede controlar el movimiento de numerosas
fbras musculares. El cuerpo celular de la neurona motora, su axn y las fbras musculares
que controla, forman lo que se llama una unidad motora. Los diferentes msculos tienen
igualmente un nmero distinto de fbras musculares. El nmero de fbras musculares
controladas por una clula nerviosa motora tampoco es el mismo para todos los msculos.
Una neurona motora ejercita el control de las fbras musculares dentro de su uni-
dad motora provocando los cambios electroqumicos necesarios para la contraccin del
msculo. Esto es posible porque cada fbra muscular de la unidad tiene la terminacin
motora de un nervio perifrico. Cuando un impulso nervioso alcanza estas terminaciones
motoras, se libera una sustancia llamada acetilcolina. Esta sustancia se combina con su
correspondiente receptor y provoca los cambios necesarios en la membrana de la clula
muscular para causar la contraccin del msculo.
Una caracterstica de las clulas, que debe remarcarse, es el amplio nmero de sinapsis
que establece y mantiene. Una tpica clula nerviosa en el cerebro humano, por ejemplo,
FIGURA 2. Cortex motor y sensorial (Tomado de DONNER: Brain function
and blood fow. Scientifc American, 1978). Obler (2001: 42).
470 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
hospeda decenas de miles de sinapsis, algunas de las cuales se comunican al mismo tiem-
po. Quizs lo ms resaltante es que, de hecho, estos contactos no son fjos, pues cambian
constantemente de una manera regular en todos nosotros y en algunos animales, a travs
de toda su vida. Son precisamente estos cambios que aparecen en el aprendizaje funda-
mental y en la memoria. Los miles de sinapsis establecidas por una neurona, adems, no
funcionan como una entidad simple, ms bien son moduladas, al menos en parte, inde-
pendientemente una de otra. Por ejemplo, esto sucede durante el proceso de aprendizaje,
algunas de las sinapsis en una clula son reforzadas (la efciencia de los neurotrasmisores
es incrementada) mientras otras quedan invariables.
2. Esta descripcin simplifcada presenta la intervencin de la mdula espinal y los ms-
culos articulatorios. Pero hay que considerar en donde se originan los impulsos nerviosos
en el cerebro, as como las rutas que arrancan de los receptores sensoriales y acaban en el
cerebro. Si bien una accin como la de fexionar un pie puede explicarse casi en su totalidad
usando la descripcin anterior, la realizacin de movimientos complejos, como el habla,
presenta sutiles problemas de sincronizacin. Por ejemplo, los movimientos de la lengua son
controlados por un par nervioso craneal, el nmero XII, que recibe el nombre de nervio hi-
pogloso. Cada haz del par inerva una mitad de la lengua. Deben ser enviados mensajes muy
complejos desde el cerebro para efectuar un control de la lengua apropiado para la diccin.
Por ejemplo, la diferencia entre los sonidos [t] y [k] en ingls se describe como una simple
contraccin o relajacin de la lengua. La posicin de la lengua es distinta para estos dos
FIGURA 3. Una neurona y sus partes. Ullman (2006:239).
YUYAYKUSUN 471
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
sonidos. Para la [t], la punta de la lengua toca la parte anterior del velo del paladar. Para la
[k], es la parte posterior de la lengua la que toca la parte posterior del paladar.
3. La mdula espinal (el haz de nervios que conectan el cerebro y las partes perifricas del
cuerpo) est ubicada dentro de la columna vertebral, que es una sucesin de huesos lla-
mados vrtebras, cada una de las cuales se ramifca hacia los lados y es hueca en el centro.
Los huesos estn unidos unos a otros gracias a unos cartlagos, formando una columna
que comienza en la base del crneo, se extiende a todo lo largo de la espalda y termina en
el cccix. Su cometido es sostener el cuerpo, permitir el movimiento del torso y proteger
la mdula espinal, la que est recubierta por membranas protectoras, ocupa el centro
hueco de la columna. Los orifcios intervertebrales estn atravesados por pares de nervios
raqudeos que parten de la mdula espinal.
4. La mdula espinal (spinal cord) contina extendindose dentro de la bveda craneana,
donde est unida al bulbo raqudeo, a veces llamado el cerebro primitivo, por estar
involucrado en el mantenimiento de funciones involuntarias como la conciencia y la
respiracin. Situado entre el bulbo raqudeo y el cerebro posterior, est el cerebelo. El
cerebelo (cerebellum) se compone de dos hemisferios unidos por una pieza media y es una
estructura decisiva para la coordinacin motora de todas las partes del cuerpo.
Si es verdad que el conocimiento superfcial de todas las estructuras del sistema
nervioso central nos proporciona el contexto general para la comprensin de las in-
vestigaciones referentes a la representacin cerebral del lenguaje, la ms importante
para todos los temas que guarden relacin con el estudio de la diccin y el lenguaje es
el propio cerebro. Algunos aspectos bsicos del cerebro se manifestan en una observa-
cin inicial. El cerebro como el cerebelo, est dividido en dos hemisferios (hemispheres),
derecho (right) e izquierdo (left). Los hemisferios cerebrales no estn enteramente se-
parados; estn conectados por haces de fbras cruzadas, el ms importante de los cuales
es el cuerpo calloso. La superfcie de los hemisferios es el cortex, que se distingue por
sus circunvoluciones: depresiones y prominencias conocidos como surcos (sulcus) y giros
(gyrus) respectivamente (Fig. 4).
Una mirada ms atenta a cada hemisferio muestra que una parte de las circunvolu-
ciones son particularmente pronunciadas y pueden usarse para delimitar cuatro lbulos
(lobes): frontal, parietal, occipital y temporal. La cisura de Rolando separa los lbulos frontal
y parietal; la cisura de Silvio (sylvian fssure) se abre camino a travs del rea del lenguaje,
con el lbulo temporal abajo y los lbulos parietal y frontal arriba. El lbulo frontal suele
considerarse como una regin anterior del cerebro y el lbulo parietal como el lbulo
occipital, como parte posterior. El lbulo temporal se extiende desde la parte frontal hasta
la parte occipital, debido a lo cual se divide en dos secciones: anterior y posterior.
Otro modo de delimitar regiones dentro de los hemisferios cerebrales consiste en
estudiar los tipos de clulas que pueden ser encontrados en cada una de las regiones: las
sutiles diferencias de densidad que se encuentra en los distintos tipos de clulas.
472 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
La superfcie externa o crtex de ambos hemisferios cerebrales tiene un aspecto gris-
ceo cuando se disecciona el cerebro y se tie despus de que se haya producido la muerte.
Esta capa delgada est compuesta mayoritariamente de clulas nerviosas y se la denomina
sustancia o materia gris Debajo de la materia gris se encuentran las regiones subcortica-
les o sustancia blanca, que est compuesta en su mayora por fbras nerviosas. No obs-
tante, hay reas adicionales de sustancia gris en el interior de los hemisferios cerebrales.
EL CEREBRO
FIGURA 4.Vista lateral de las estructuras anatmicas en el hemisferio
izquierdo del cerebro y cerebelo. Similares estructuras se encuentran
en el lado derecho. Ullmann (2006:237).
FIGURA 5. reas subcorticales de inters. Imagen de un cerebro
seccionado en sentido paralelo al rostro. La tcnica de tincin vuelve
negra la materia gris y deja intacta la materia blanca (Tomada de
Gardner, 1968:21). Obler (2002:39)
YUYAYKUSUN 473
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
Aunque el crtex es lo ms crucial para el lenguaje, las reas subcorticales tambin
estn involucradas. La mayora de las reas subcorticales son observadas como sustancia
blanca cuando se usa tcnica de tincin. Algunas estructuras especfcas en el centro del
cerebro son: materia gris, como el tlamo (thalamus) y el hipotlamo. Estas estructuras
estn ante todo involucradas en funciones ms bsicas que el lenguaje (por ejemplo, el
sueo, el apetito, el deseo sexual). Sin embargo, un tramo de sustancia blanca, en el que
se ubica la cpsula interna, est implicado en la afasia. De igual modo, la zona extendida a
lo largo de la nsula, junto con el fascculo arqueado, conecta las partes corticales anterior
y posterior, ambas involucradas en el lenguaje (Fig. 5 y 6).
5. Examinaremos ahora con ms detalle los lbulos y subsecciones. Si bien tanto las fbras
aferentes (hacia el cerebro) como eferentes (las que se alejan del cerebro) se presentan en la
mayora de partes de la corteza cerebral, algunas regiones tienen una concentracin par-
ticularmente alta de fbras de uno u otro tipo. Por ejemplo, hay un rea (4 de Brodman)
ubicada en la parte posterior del lbulo frontal, justo delante de la cisura de Rolando, que
contiene mayoritariamente fbras que se unen a neuronas motoras y que son responsables
de la generacin de movimiento (Fig. 7). Mediante la estimulacin elctrica de la clulas
de esta rea, ha sido posible trazar el mapa del crtex motor, que sirve para determinar
dnde se originan los impulsos nerviosos que controlan la musculatura en varias reas.
Esta rea motora primaria, o franja motora, existe en ambos hemisferios del crtex
cerebral. Si se estimula el rea cortical en un hemisferio, generalmente tiene respuesta
en los msculos del lado opuesto del cuerpo. Esto se debe a que la mayora de las fbras
nerviosas se cruzan al lado opuesto o lado contralateral. Hay cierta representacin en cada
FIGURA 6. Algunas estructuras subcorticales a partir de una vista de toda la
cabeza, que incluye el ganglio basal. En cada hemisferio el ganglio basal
comprende algunas subestructuras como el ncleo caudado, el putamen y el
globus pallidus. Ullmann (2006:241).
474 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
hemisferio cerebral para los msculos ipsilaterales o del mismo lado, pero las conexiones
ms fuertes son aquellas que se cruzan al lado opuesto.
a) Tambin mediante la estimulacin elctrica ha sido posible determinar qu reas
corticales contienen fbras nerviosas que reciben la seal de entrada, las reas somato-
sensoriales. Las distintas reas del cuerpo envan informacin sensitiva al rea cortical
del hemisferio contralateral, justo a lo largo de la fsura de Rolando, desde el rea
motora. Esta rea somatosensorial est en la parte frontal de lbulo parietal.
b) El rea primaria para la recepcin de estmulos visuales se encuentra ubicada en el
lbulo occipital.
La representacin de la informacin visual es, de alguna manera, ms compleja que la
representacin cerebral de los msculos (Fig. 8). Dentro del crtex motor, es posible
decir de una manera ms o menos certera que el crtex motor del hemisferio izquier-
do controla el movimiento del lado derecho del cuerpo. La mayora de las vas vi-
suales tambin son contralaterales. Sin embargo, ms que de que llegue informacin
desde el ojo derecho al hemisferio izquierdo, se trata de que a este llegue informacin
desde el campo visual derecho. El campo visual es el rea en la cual se puede ver sin
mover la cabeza ni los ojos. El punto medio de este campo es la lnea que divide los
campos visuales izquierdo y derecho. Ambos ojos ven ambos campos. Tanto el ojo
izquierdo como el derecho mandan informacin sobre el campo visual izquierdo al
hemisferio derecho e informacin sobre el campo visual derecho al hemisferio iz-
quierdo. Por supuesto, la informacin puede ser compartida por los dos hemisferios
porque estn conectados por el cuerpo calloso.
c) l lbulo temporal contiene la circunvolucin de Heschl, una estructura particular-
mente importante para la recepcin de estmulos auditivos. De nuevo, entre los odos
y los hemisferios cerebrales existen vas contralaterales e ipsilaterales, pero las vas
contralaterales son las predominantes.
Si se separa el lbulo temporal del lbulo parietal, por encima de la circunvolucin
de Heschl y extendindose hasta la cisura que divide los lbulos temporal y parietal,
FIGURA 7. reas de Brodmann de la parte lateral del hemisferio izquierdo.
Algunas reas se encuentran en el hemisferio derecho. No se muestra las
reas de Brodmann de la parte media del cerebro. Ullmann (2006:240)
YUYAYKUSUN 475
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
se acceder al rea basal temporal. Debido a que esta rea del crtex es, en la mayora
de los humanos, considerablemente ms grande en el hemisferio izquierdo que en el
derecho y debido a su contigidad con otras reas del lenguaje, se considera que es
importante para el lenguaje como rea de asociacin secundaria.
d) De hecho, contiguas a cada rea primaria (en especial el rea motora que regula la
emisin del habla), encontramos reas de asociacin secundarias donde tiene lugar
un nivel ms elevado de procesamiento de informacin. Junto a la circunvolucin
de Heschl est el rea de Wernicke, que parece ser necesaria para comprender los
estmulos auditivos, ruidos que el rea auditiva primaria discrimina entre los que no
son lenguaje y los que si lo son. Frente al rea motora primaria se encuentra el rea de
Broca, que est implicada en la planifcacin motora (y quizs en el procesamiento
sintctico) que requiere el habla.
e) Junto al rea de Wernicke se extiende el lbulo parietal inferior. Est compuesto de
dos circunvoluciones: la circunvolucin supramarginal y, al lado de sta, la circunvo-
lucin angular. Se las considera como un rea de asociacin terciaria, que conecta las
reas de asociacin secundarias para los procesamientos auditivo, visual y somtico.
Esta rea tambin recibe el nombre de conjuncin tempo-parieto-occipital, porque los
tres lbulos vienen a unirse en este punto.
6. Las clulas nerviosas presentes tanto en la corteza cerebral como en las reas subcortica-
les de los hemisferios cerebrales estn implicadas tanto en la produccin como en la com-
prensin del lenguaje. Dentro del hemisferio izquierdo se puede delimitar un rea del
lenguaje, que incluye reas cercanas a las reas motoras y sensitivas primarias del cerebro,
as como reas ms lejanas implicadas en la recepcin de la informacin visual y auditiva.
FIGURA 8. Vas visuales (Tomada de Schneider y Tarshish: An Introduction to
Physiological Psychology. MacGraw Hill, 1986:645). Obler (2002:43)
476 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
7. La dominancia del hemisferio izquierdo en el lenguaje, para la mayor parte de las perso-
nas, es, en general, indiscutible. Mayores problemas se presentan a la hora de determinar
qu reas del hemisferio izquierdo estn involucradas en los diferentes aspectos de la
comprensin y la produccin del lenguaje.
El hemisferio izquierdo es el dominante tanto para la organizacin como para el
procesamiento del lenguaje. Asimismo, es posible delimitar un rea del lenguaje dentro
del hemisferio izquierdo, alrededor de la cisura de Silvio (Fig. 9).
a) Aunque el hemisferio derecho no parece tener mucha responsabilidad en los procesos lin-
gsticos de los individuos normales, como son la fonologa, la morfologa y la sintaxis,
este contribuye de manera relevante a todo un conjunto de fenmenos paralingsticos.
La entonacin parece guardar relacin con el hemisferio derecho, ya sea por las indicacio-
nes que ofrece sobre la estructura sintctica o por la comunicacin emocional. Algunos
de los aspectos de la seleccin de lxico parecen contar con una estrecha colaboracin del
hemisferio derecho, como la capacidad para apreciar los mltiples signifcados de las pa-
labras, especialmente los no literales. Por otra parte, hay numerosas aptitudes pragmticas
que parecen sufrir trastornos cuando se lesiona el hemisferio derecho (pero no, cuando
es el izquierdo). Entre ellas estn las capacidades para apreciar el humor, el sarcasmo, la
implicacin, la adecuacin de discurso, el conocimiento del interlocutor y otras similares.
b) Aunque el lenguaje puede llegar a deteriorarse al margen del pensamiento, no parece
que el pensamiento pueda quedar daado sin que haya un trastorno del lenguaje.
c) Desde una perspectiva lingstica, el sistema del lenguaje escrito es claramente secunda-
rio respecto al sistema del lenguaje oral. Despus de todo, prcticamente la totalidad de
la poblacin mundial hace uso del lenguaje hablado (o gestual), mientras que no todo
el mundo es capaz de leer. En pocas pasadas era an ms reducida la proporcin de
gente que era capaz de leer y escribir. Es un hecho comprobado que en la historia de la
humanidad el desarrollo del lenguaje escrito es muy posterior al del lenguaje hablado.
Adems, puede afrmarse que la escritura depende del lenguaje oral, pero no lo contra-
rio. Por lo tanto, al lingista puede interesarle ms centrar su atencin en la forma ms
bsica del lenguaje: el lenguaje oral. El lenguaje escrito probablemente compromete
FIGURA 9. Regiones del hemisferio izquierdo implicadas en el lenguaje. Estas regiones
incluyen las clsicas reas de Wernicke y Broca. Ullmann (2006:256)
YUYAYKUSUN 477
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
reas cercanas al crtex visual y el lenguaje de las seas puede comprometer reas prxi-
mas a aquellas relacionadas con la habilidad de localizar objetos en el espacio.
Puesto que la lectura y la escritura requieren prcticamente de todas las capacidades del
lenguaje hablado, junto con la de codifcar y decodifcar la informacin ortogrfca, no nos
sorprende encontrar diversas formas en las que pueden llegar a deteriorarse. Tampoco es
extrao que haya rutas cerebrales adicionales que puedan estar implicadas en el trastorno. El
descubrimiento de Geschwind sobre las dos partes de la lesin implicadas en la alexia pura
es particularmente elegante. Muchas lesiones cerebrales, tanto dentro del rea del lenguaje
como en las reas conectadas con ella, podrn causar difcultades en la escritura, porque el
sistema es vulnerable a muchas clases de transtornos en muchos puntos distintos.
Despus de esta visin panormica de la relacin entre el cerebro y el lenguaje, vamos
a revisar muy brevemente, dado el tiempo disponible, algunos avances cientfcos, prin-
cipalmente en la Neurolingstica, que consideramos que son aportes importantes para
mejor comprender ciertas actividades lingsticas como la comprensin lectora.
La localizacin de funciones en el cerebro
Una de las grandes cuestiones de la neurociencia es la localizacin cerebral, seala Ardila
(2008: 53-54), qu funcin cognitiva desarrolla cada rea del cerebro?: Hay quienes opi-
nan que esto es posible pero tambin otros importantes investigadores piensan que no,
que las habilidades intelectuales dependen de la accin conjunta del cerebro.
1. Ardila se ubica en una posicin intermedia: la localizacin es posible si contamos con
una teora del procesamiento cognitivo que divida cada proceso psicolgico en sus elemen-
tos operativos componentes de forma adecuada. Esta posicin ha sido desarrollada por la
llamada teora factorial de la cognicin de Ardila y Bernal, desde la neuropsicologa. En
esta teora se llama sistema funcional al patrn de habilidades cognoscitivas que participa en
los procesos psicolgicos complejos (la lectura, el clculo, ). La actividad cerebral respon-
sable del sistema funcional se denomina sistema cerebral. Por ejemplo, sistema cerebral de
la lectura se refere a los diferentes componentes cerebrales que participan en la lectura, e
incluye reas del lbulo occipital responsable del reconocimiento visual de letras y palabras,
zonas parieto-temporo-occipitales que participan en las acciones entre informacin visual y
auditiva, reas del lbulo temporal responsables del reconocimiento de las palabras, etc. Es
decir, todas las regiones cerebrales requeridas para reconocer el lenguaje escrito.
Los elementos del sistema funcional son los factores cognitivos, formas especfcas de
procesamiento de la informacin, asociadas con la actividad integrada de un mdulo cerebral.
2. Tericamente, factores y mdulos pueden identifcarse utilizando tres diferentes proce-
dimientos principales: neuropsicolgico (mtodo lesional: observacin de los cambios cog-
noscitivos asociados con patologas cerebrales locales), neuro-radiolgico (mtodo experi-
478 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
mental: anlisis del patrn de activacin cerebral durante diferentes tareas intelectuales),
y psicomtrico (mtodo correlacional/factorial: evaluacin de la comunalidad de varianza
entre diferentes mediciones cognoscitivas); aunque existen otros procedimientos, como
la estimulacin o inactivacin cerebral (anestesia selectiva), que tambin pueden ofrecer
datos muy relevantes a la hora de analizar factores y mdulos.
3. Una lesin focal del cerebro puede alterar un solo factor del sistema funcional. Como
consecuencia en todos los sistemas funcionales en los cuales participe este factor altera-
do, se encontrarn defectos. Por ejemplo, los dfcits en la discriminacin de fonemas
asociados con lesiones en las zonas temporales izquierdas del cerebro se manifestan en
trastornos en todas las formas complejas de cognicin que requieren la discriminacin de
fonemas (comprensin del habla, pronunciacin de palabras, ). Inversamente, patolo-
gas cerebrales con diferentes localizaciones pueden alterar el mismo sistema funcional;
as, la habilidad para escribir puede alterarse en el caso de lesiones en los lbulos tempo-
rales, parietales, frontales y tambin en el caso de lesiones hemisfricas derechas, pero el
patrn detallado de dfcits observable ser diferente.
Imgenes que pilotearon a la ciencia
Los avances en la tecnologa de las imgenes han piloteado modernamente a la ciencia
neurocognitiva (On the Brain 15,1 2009: 1-2). En efecto, en los ltimos 20 aos, las
tcnicas modernas de imgenes han contribuido signifcativamente a la emergencia de la
neurociencia cognitiva como disciplina. Desde que los mtodos de imgenes son usados,
tres tcnicas (EEG, funcional MRI y MRI estructural) constituyen las bases de muchos
de los trabajos realizados en la neurociencia cognitiva.
1. El primero, EEG (electroencefalografa), mide la actividad elctrica producida por el
cerebro. Un resultado anormal EEG puede indicar estructuras cerebrales irregulares y
puede ser un signo de que se esperan problemas, captacin de desrdenes o confusin.
2. Segundo, a travs de los avances en la resonancia magntica de imgenes (MRI), investi-
gadores y clnicos pueden ver la duracin de la actividad cerebral de una persona desarro-
llando ciertas tareas funcionales. El MRI funcional (fMRI) es un proceso relativamente
nuevo que usa escaners MRI para medir los cambios metablicos que tienen lugar en una
parte activa del cerebro. Esta tecnologa es usada para examinar la anatoma del cerebro
para determinar cuales reas son responsables de funciones crticas tales como el pensa-
miento, el habla, el movimiento y las sensaciones.
3. Tercero, el MRI estructural mapea el volumen de agua al interior del cuerpo. Ya que
tejidos diferentes contienen diferentes cantidades de agua; el MRI estructural proporciona
una muy detallada imagen de estos tejidos. A diferencia de los rayos X o los escaners CT, el
YUYAYKUSUN 479
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
MRI estructural no es distorsionado por el hueso del crneo y as da una extremadamente
fna pintura de la estructura del cerebro, con el mayor contraste entre materia gris y materia
blanca. La materia gris acta de manera muy semejante al funcionamiento de una computa-
dora, mientras la materia blanca es como los cables que conectan los diferentes componen-
tes de la computadora uno con otro. Para proveer la ms alta resolucin de la anatoma del
cerebro. El MRI es valioso para los neurocientfcos cognitivistas porque permite una muy
precisa medicin de los volmenes cerebrales en reas especfcas.
El lenguaje y los cerebros del ser humano y de los animales
1. Cientfcos del Instituto Max Planck de Leipzig (News B / C 2006 (14)) han compro-
bado que los animales pueden procesar ciertas reglas simples y que lo hacen en un rea
del cerebro que es flogenticamente antigua; por el contrario, no le es posible procesar es-
tructuras complejas, que activan un rea de desarrollo reciente del cerebro que slo posee
una especie: la humana. Los investigadores comprobaron su hiptesis en un experimento
en el que usaron la resonancia magntica funcional de imgenes (fMRI).
Al procesar ambos tipos de reglas, los investigadores de Leipzig pudieron comprobar
actividad en un rea del cerebro flogenticamente antigua, el operculum frontal. Y como
ellos suponan, una estructura ms reciente del cerebro, el rea de Broca, mostr actividad
slo cuando las personas participantes en el experimento procesaron reglas jerrquicas.
2. En una segunda instancia, fue usado el tensor de difusin de imgenes (DTI) para estu-
diar la conectividad estructural de las dos regiones del cerebro. El resultado fue que ambas
reas volvieron a presentarse claramente diferenciadas una de la otra. El operculum frontal
est conectado a la porcin anterior del lbulo temporal va conexiones de fbra especial
(fasciculus uncinatus). Por el contrario, el rea de Broca esta conectada a porciones poste-
riores del lbulo temporal mediante el fasciculus longitudinalis superior.
La escritura leet
A pesar de su rol fundamental en las sociedades modernas, el dominio del lenguaje escrito
conlleva tiempo y esfuerzo (Perea et al. 2008: 31-34). Siendo un logro cultural reciente, la
lectura es una habilidad que emplea reas del cerebro que, en el proceso evolutivo, tenan
otras metas, posiblemente relacionadas con la manipulacin de informacin abstracta.
1. La lectura es un proceso que implica una informacin sensorial, la palabra escrita
(v.g., mesa, mesa, MeSA) y unos patrones almacenados en el cerebro, sustentados en neu-
ronas que responden selectivamente a instancias de la palabra MESA. Los lectores exper-
tos completan el proceso de reconocimiento de un modo altamente efciente. Se estima
que tardamos unos 150-200 milisegundos en identifcar una palabra entre las decenas de
miles de patrones almacenados. Para optimizar el proceso, el sistema cognitivo normaliza
la informacin sensorial.
480 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
2. Una confrmacin de esto est dada por el fenmeno de las letras ilusorias. Dentro de
este fenmeno se puede incluir lo que se llama leet speak, muy usado en estos ltimos
tiempos en Internet.
Recientemente (Perea et al. 2007) investigaron si la lectura de los caracteres V3R4N0
activa la unidad abstracta VERANO de manera automtica. No se trata de una curiosi-
dad de laboratorio. Hay un rea del cerebro en el giro fusiforme izquierdo que responde
en mayor medida a palabras (o cadenas letras) que a otros estmulos. Adems, hay pacien-
tes que son capaces de reconocer dgitos, pero no pueden reconocer letras. Por lo tanto,
no se puede predecir claramente cmo va a ser procesada una palabra formada por una
mezcla de letras y dgitos.
Los resultados mostraron que las palabras leet activan su palabra base casi tan bien
como las propias palabras base. No obstante, es importante sealar que este efecto no
tiene nada que ver con los dgitos per se: cuando se emplearon smbolos que parecen letras
el efecto fue muy similar.
3. En defnitiva, el cerebro normaliza la seal de un estmulo breve, enmascarado, y de
cuya existencia la persona no se ha dado cuenta conscientemente. Este hallazgo es una
muestra de que la percepcin es el producto de la estabilizacin de una seal sensorial
(el input visual en este caso) y de un patrn abstracto almacenado (las palabras), como
propone el modelo de resonancia adaptativa de Grossberg y Stone.
Identifcamos los objetos simplemente vindolos?
Los seres humanos no nacen con la capacidad de identifcar objetos con slo verlos (On the
Brain,13,2:2007). Ms bien, aprendemos a categorizar imgenes visuales familiares (como
silla, mesa o auto) a travs de la experiencia. Comprendemos que signifcan esas im-
genes reconocindolas apropiadamente cuando confrontamos a que experiencia correspon-
den, as las identifcamos, por ejemplo, porque nos hemos sentado o hemos visto a alguien
sentarse en una silla, comido en una mesa, etc., y, no de otra manera.
1. Mientras los cientfcos estn de acuerdo acerca de cmo el cerebro procesa rasgos
visuales simples tales como el color y los ngulos, ellos conocen muy poco como
el cerebro reconoce y aprende el signifcado de los estmulos visuales, tales como la
diferencia entre un auto y un camin, dado que ambos son vehculos. El proceso de
agrupar imgenes relacionadas en categoras permitiendo al cerebro organizar est-
mulos de acuerdo al signifcado. Esto, a su vez, hace posible que nosotros rpidamen-
te podamos darles sentido a nuestros entornos y reaccionemos apropiadamente.
2. La categorizacin es un proceso mediante el cual el cerebro asigna signifcado a los es-
tmulos sensoriales, seala David J. Freedman, mediante la experiencia, aprendemos
a agrupar estmulos en categoras, lo que es crtico para que con rapidez y propiedad
seleccionemos respuestas conductuales., como comer una manzana en lugar de lan-
zarla a alguien.
YUYAYKUSUN 481
Los avances en el conocimiento del cerebro y el lenguaje
Tocar un instrumento musical mejora la lectura
Un grupo de cientfcos de la U. de Stanford ha comprobado que un entrenamiento mu-
sical puede ayuda al cerebro a reconocer cambios rpidos de sonidos, una habilidad que
es clave para comprender y usar el lenguaje, y sonidos de cambio lento.
Si los msicos son mucho mejores en esta habilidad y uno la necesita para leer, en-
tonces, se plantearon por qu no se intenta un entrenamiento musical con los nios
dislxicos y vemos si mejora su lectura.
Se sabe que los nios poseen un procesamiento sonoro para capturar sonidos, a partir
de su lengua nativa han creado un mapa de sonidos que est impreso en su cerebro. Gaab
parti en el experimento de la presuncin que los tpicos lectores han desarrollado ya la
red neuronal envuelta en el procesamiento de estmulos auditivos rpidos.
El experimento consisti en que mientras los nios lean, escuchaban solo sonidos
incluyendo solamente cambios comprensivos que se incrementan en tono, aunque ahora
se est utilizando el fMRI.
La creatividad es una demencia?
Asimov, el especialista en ciencia fccin, que ha escrito alrededor de 500 libros, al parecer
sufra de una demencia, como tambin otros notables autores como F. Dostoyevkski,
H. Melville, V. Woolf y Ch. Dickens: todos ellos adems de su increble talento, padecan
de una condicin mental llamada hipergrafa.
1. La creatividad envuelve interaccin entre el sistema lmbico del cerebro, que controla
las emociones; el lbulo temporal, que es el responsable del lenguaje y la generacin
de ideas; y, el lbulo frontal, que es el centro organizacional del cerebro.
2. Por ejemplo, el escritor William Styron padece de depresin profunda como tambin
severos ataques de bloqueo de la escritura. Por otra parte, algunos estudios muestran
que cerca del 70% de poetas tienen un desorden de talante.
3. Desde una perspectiva psicolgica, seala la Dra. Flaherty, la necesidad imperiosa
de escribir es ms importante que el talento en la produccin del trabajo creati-
vo. Diversos investigadores han argumentado que compositores como Beethoven y
Mozart han producido una gran cantidad de obras porque ellos componan msica
permanentemente. Pero, la Dra. Flaherty aade, la fuente de su motivacin indivi-
dual es tambin importante. Teresa Amabile de la Harvard Business School sostiene
que la motivacin intrnseca es la razn ms probable en la produccin de trabajo
creativo que la motivacin extrnseca, la que en realidad puede perjudicar el proceso
creativo. El impulso y la motivacin son regulados por el sistema lmbico y estn ms
relacionados con el lbulo temporal que con el talento.
4. Por otra parte, muchos artistas y escritores son alcohlicos y consumen drogas:
Robert Louis Stevenson reportaba que escribi las 6,000 palabras de Te Strange
Case of Dr. Jekylll and Mr. Hyde (El Extrao Caso del Dr. Jekill y el Sr. Hyde) in six,
482 YUYAYKUSUN
Luis Miranda Esquerre
cocaine-fueled days y Truman Capote declar que mientras escriba In Cold Blood
(A Sangre Fra) beba martinis dobles durante y despus del almuerzo y la cena;
Ernest Hemingway y William Faulkner, seguramente dos de los ms grandes autores
del siglo XX, eran insignes bebedores.
Un pequeo estudio sobre escritores creativos (incluyendo luminarias como Philip
Roth, Kart Vonnegut y Robert Lowell) encontr que el 80% tiene episodios de desrde-
nes afectivos como el desorden bipolar. Muchos son alcohlicos, dando pie a la creencia
que los artistas creativos son locos.
Mientras muchos escritores proclaman que alcohol y las drogas los ayudan a escribir
y que la automedicacin los ayuda a calmar su ansiedad; el abuso de sustancias proba-
blemente tiene el efecto de deteriorar su creatividad. La verdad, concluye el Dr. Flaherty:
que con ms de un trago, es menos probable que se sea mejor escritor. Miremos a F. Scott
Fitzgerald, al comienzo de su carrera fue un gran escritor, pero su produccin decay
profundamente cuando se hundi en el alcoholismo.
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483

YUYAYKUSUN 3 (2010) 483-495 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Centralidades reguladas.
La experiencia de La Habana Vieja
Madeline Menndez
RESUMEN
Este escrito presenta el carcter vivo, dinmico y cambiante de las ciudades especializndose en el
anlisis de sus zonas cntricas, particularmente los Centros Histricos. Desarrolla la importancia de
la consideracin de las variables territoriales, climatolgicas, histricas, humanas en la urbanstica
contempornea; la aplicabilidad de los Planes de Bologna y las Normas de Quito en el estudio de la
ciudad de La Habana y su ncleo fundacional.
ABSTRACT
Tis paper presents the character alive, dynamic and changing city specializing in the analysis of their
downtown areas, particularly the historic centers. Develop the importance of considering the regional
variables, climatological, historical, human in the urban contemporary applicability of Bologna Plans
and the Standard of Quito in the study of the city of Havana and its core foundational.
L
as ciudades constituyen estructuras vivas, sometidas a constante evolucin y cam-
bios funcionales. La ciudad tradicional, aquella que concentr todas las actividades
generadas por las comunidades en los distintos estadios de su desarrollo socioeco-
nmico, sufre ms tarde, con su crecimiento y expansin urbana, transformaciones que
evidencian procesos de segregacin funcional y social en los cuales el ncleo original
resulta, en muchas ocasiones, afectado por el deterioro fsico y la prdida de valores en
su imagen.
Los espacios que en la actualidad reconocemos como centros histricos son, por lo
general, coincidentes con el sitio de fundacin de la ciudad. Aquellos ubicados junto a
fuertes lmites naturales, como los puertos, los grandes ros o las altas cordilleras, fueron
quedando excntricos respecto a la ciudad expandida, aspecto propiciador del desplaza-
miento de las funciones principales y el consiguiente debilitamiento del rea fundacional.
Contrariamente, los que lograron conservar la centralidad geogrfca, estuvieron ms ex-
puestos a las presiones transformadoras.
Al conservar la centralidad geogrfca muchas de estas ciudades histricas fueron
objeto del impacto proveniente del desarrollo, en especial, el derivado de la creciente
necesidad de movilidad. El inters progresivo en la creacin de amplias avenidas y auto-
pistas fue causa de indiscriminadas demoliciones del tejido urbano al mismo tiempo que
nuevas edifcaciones, en ocasiones de gran altura, transformaban el ambiente tradicional
cuyas reas ms cntricas, sometidas a procesos especulativos, resultaban por lo general
fuertemente terciarizadas.
484 YUYAYKUSUN
Madeline Menndez
Con transformaciones estructurales menores lograron su conservacin los sitios fun-
dacionales que quedaron excntricos con respecto al desarrollo urbano. Pero en este caso,
result muy comn en ellos la salida de las funciones principales hacia las nuevas reas
que iban adquiriendo centralidad, con la consiguiente sustitucin de dichos usos por
actividades de menor categora almacenes y talleres, entre otros usos productivos
cambios stos que adems implicaban transformaciones al interior de la arquitectura. Al
menos esta variante posibilit una mejor conservacin del tejido urbano histrico que,
de este modo, quedaba sometido a menores presiones. Resultaba as probable el debilita-
miento del centro histrico y, en ocasiones, el hecho de quedar abandonados a su suerte.
En las reas cntricas histricas ocurriran tambin notables cambios en su estructu-
ra social. Mientras que las familias de ms alto rango social abandonaban sus antiguos
palacetes y se desplazaban hacia los nuevos desarrollos urbanos, en busca de mejores
condiciones ambientales y de exclusividad, estas edifcaciones pasaran a ser ocupadas por
los grupos sociales ms humildes que buscaban, en el sitio, la oferta de vivienda ms ba-
rata en las recin convertidas en casas de vecindad as como mejores oportunidades
de empleo. De este modo, muchas de las edifcaciones que conservaban el uso residencial
fueron, poco a poco, convirtindose en tugurios y reductos de la pobreza.
A mediados del pasado siglo XX la urbanstica contempornea europea reconoce las
ventajas y atractivos de las reas centrales de la ciudad tradicional al evaluar los cambios
introducidos por los nuevos desarrollos urbanos y la segregacin funcional que con ellos
se produca. Se reconoce el valor patrimonial de estos conjuntos en calidad de centros
histricos y se multiplican los estudios en muchas ciudades, en especial aquellas afectadas
por los confictos blicos. Junto a estas experiencias se produce una evolucin del pensa-
miento terico relativo a las modalidades de la intervencin en estos conjuntos urbanos,
expresada en mltiples documentos y declaratorias resultado de encuentros internaciona-
les que contaron con la participacin de reconocidos especialistas y tericos de la materia.
A fnales de la dcada de los sesenta el Plan de Bologna, experiencia insigne de la ac-
tuacin en las ciudades histricas y reconocida luego en los aos ochenta como nica
contribucin positiva italiana a la cultura urbanstica europea y reconfrm el principio de
la conservacin integrada (fsica, social y econmica) como referencia europea para los aos
ochenta
1
, privilegia la vivienda social y los servicios a ella asociados, en contraposicin con
las tendencias, que ya por entonces se afanzaban, de concentrar en el centro histrico so-
lamente a aquellas actividades ms fuertes y rentables, a costa de desplazar a las ms dbiles
hacia la periferia, incluidas en ellas a la vivienda. Declaraciones emitidas por congresos y
expertos en el tema del patrimonio y, en especial, del patrimonio urbano entre ellos, la
Carta de msterdam, de 1975; el Coloquio de Quito, de 1977; la Carta de Washington, de
1987 fueron marcando pautas importantes en el sentido social de la preservacin de los
centros histricos y en la importancia de conservar su carcter residencial.
1 Scannavini, Roberto: Bolonia. Balance de las Experiencias de la Poltica y la Metodologa de la Conservacin del
Centro Histrico: 1964- 1984. Artculo en Revista Cientfca ICOMOS, 1993.
YUYAYKUSUN 485
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja
Uno de los documentos ms avanzados para su tiempo fue aportado por las Normas
de Quito. Cuarenta aos despus de formuladas sus planteamientos conservan la vigen-
cia y siguen marcando pautas a los procesos de revitalizacin de los centros histricos.
Cuando las Normas de Quito hacan referencia a la puesta en valor del patrimonio
asociaban este concepto a un proceso de revalorizacin que, lejos de mermar su signi-
fcacin puramente histrica o artstica, la acrecienta, pasndola del dominio exclusivo
de minoras eruditas al conocimiento y disfrute de mayoras populares.
2
Ya en 1967 las
Normas de Quito proponan insertar el centro histrico al contexto de la planifcacin
urbana, conciliando las exigencias del progreso con sus valores histricos. Reconocan
el valor econmico de los monumentos y la necesidad de una puesta en valor que los
aprovechara de manera ptima sin desvirtuarlos. En 1977 el Coloquio de Quito haba
defnido la conservacin de los centros histricos como operacin destinada no slo a
revitalizar los inmuebles, sino, primordialmente, la calidad de vida de la sociedad que los
habita.
Otras declaratorias ms recientes trataron los temas de la insercin social, los aspectos
relativos a la proteccin del hbitat, la accesibilidad, la recuperacin de la heterogeneidad
funcional, la validez de la incorporacin, en los centros histricos, de la arquitectura
contempornea, entre otros.
A pesar de la aceptacin internacional y el respaldo a muchos de estos principios y
posiciones tericas el comportamiento de muchas experiencias de rehabilitacin de cen-
tros histricos conocidas muestra resultados bien distantes a dichas teoras. An cuando
estas reas disponen de una estructura urbana y edifcada idnea para la obtencin de
un modelo de ciudad ms equilibrada y funcional, las intervenciones no siempre las
aprovechan para resolver los aspectos de segregacin social y funcional. Se conocen cen-
tros histricos convertidos en espacios museables, organizados en funcin del turismo.
A expensas de la salida de los residentes quedan ocupados por instituciones, ofcinas y
comercios que les deja luego sin vida nocturna y carentes de seguridad. En algunos casos,
la opcin del regreso de la funcin residencial debilitada se ha logrado, solamente, para
aquellos grupos de mayores recursos econmicos, ante el incremento del valor del suelo
resultado de las operaciones de rehabilitacin llevadas a efecto. Regresan entonces as,
precisamente, aquellos que antes abandonaron a estas zonas histricas.
Ms recientemente se manejan criterios que optan por la defensa de las centralidades,
pero no limitadas por los mecanismos de planeamiento urbano y de control. Se trata de
tendencias que sugieren la variante de desregulacin de los centros histricos, lo que
implicara el total descontrol sobre el rea que deseamos proteger, dejndola as en manos
de intereses especulativos de todo tipo.
Contrario a ello, consideramos la validez e importancia de que los centros hist-
ricos cuenten con instrumentos normativos, elaborados sobre la base de un Plan de
Ordenamiento que, por todos los medios, intente lograr la compatibilizacin de la pre-
2 Normas de Quito, 1967.
486 YUYAYKUSUN
Madeline Menndez
servacin patrimonial con las necesidades y la conveniencia del desarrollo social y econ-
mico del rea urbana.
Para la ciudad de La Habana, el Centro Histrico constituye un integrante funda-
mental de su tradicional sistema de centralidades. Precisamente este sistema de centrali-
dades fue el resultado de la implementacin del primer documento de regulacin, elabo-
rado en 1861 para ordenar la impetuosa expansin urbana que la ciudad experimentaba.
Las Ordenanzas para la ciudad de La Habana y pueblos de su trmino municipal resultaran
decisivas en la conformacin de la estructura urbana de la Ciudad y en la expresin fnal
de su imagen. Gracias a ellas los primitivos caminos adquirieron categoras de calzadas a
las cuales se les impuso la obligatoriedad del portal pblico corrido, elemento arquitec-
tnico y urbanstico que propiciara en ellas el cambio funcional, con la incorporacin
ventajosa de la actividad comercial. Estas calzadas estructuraran los principales ejes de la
centralidad de la ciudad.
Se propici en ellas la transformacin de gran parte de las edifcaciones existentes,
las que asimilaron la actividad comercial en sus plantas bajas, funcin que se incorporaba
tambin a gran parte de la arquitectura naciente. Se concretaba as un nuevo tipo en la
arquitectura, el edifcio mixto. Estas calzadas comerciales, verdaderos ejes de centralidad
urbana caracterizadores de la imagen de la ciudad tradicional, dieron sentido a la inteli-
gente observacin del escritor Alejo Carpentier cuando llamara a La Habana la ciudad
de las columnas.
La antigua ciudad intramural sufri a menudo la violacin del instrumento nor-
mativo, o sea, de sus Ordenanzas. Durante las primeras dcadas del siglo XX, al inicio
de la Repblica, intereses apoyados por la penetracin del capital forneo conseguan
con frecuencia la aprobacin de excepciones, dirigidas a violentar las alturas de cons-
truccin permitidas en busca de una mxima explotacin del suelo urbano. La desidia
de las autoridades de gobierno por los aspectos culturales favoreci la sustitucin de
muchas edifcaciones valiosas en tiempos en que el concepto de centro histrico no
lograba an defniciones precisas y la defensa de nuestro patrimonio quedaba limitada
a los esfuerzos aislados de un grupo de prestigiosas personalidades e intelectuales de
la cultura.
En la misma medida en que la ciudad se desarrollaba muchas de las funciones princi-
pales y ms atractivas eran desplazadas hacia los nuevos espacios urbanos, algunos de los
cuales lograban carcter de centralidad. Mientras tanto, el sitio fundacional cada vez
ms excntrico respecto a las directrices del desarrollo reciba actividades de inferior ca-
tegora y, en ocasiones, agresivas a su patrimonio, tanto al arquitectnico como al urbano,
con la consiguiente prdida de jerarqua y centralidad de su territorio.
Las primeras leyes revolucionarias estaran dirigidas a la preservacin del patrimonio
cultural de la nacin: la Ley No.1 de Proteccin del Patrimonio Cultural y la Ley No.2
de los Monumentos Nacionales y Locales. De este modo quedaran frenados los intentos
de realizar demoliciones con vistas a lograr el supuesto desarrollo y modernizacin de las
reas urbanas histricas, tal como se manejaba en los aos cincuenta del pasado siglo XX
YUYAYKUSUN 487
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja
para la ciudad de La Habana
3
. Se crea la Comisin Nacional de Monumentos que haba
contando hasta entonces con antecedentes carentes de un slido apoyo ofcial. En 1978
es declarada La Habana Vieja Monumento Nacional conjuntamente con las otras villas
fundadas en el siglo XVI. Comienzan a sistematizarse en todo el pas el estudio de los
centros histricos con el objetivo de asegurar su preservacin.
Sin embargo, con la desprivatizacin de la actividad comercial durante los aos se-
senta en el pas muchos locales de las reas centrales de la ciudad quedaron ociosos y
fueron luego cedidos por las autoridades municipales a numerosas familias requeridas
de viviendas. Estas circunstancias provocaron nuevas afectaciones a la centralidad y a
la imagen urbana de los tradicionales ejes comerciales habaneros. El Centro Histrico
result igualmente perjudicado en este sentido y revertir esta situacin pas a ser uno de
los objetivos del programa de rehabilitacin que se encarara a inicios de los aos ochenta.
En 1981 la Ofcina del Historiador fue designada para conducir el proceso de re-
cuperacin del Centro Histrico, ya declarado Monumento Nacional en 1978, para lo
cual le seran asignados los recursos fnancieros centralizados por el Estado cubano. En
1982, reconocida por la UNESCO la decisin poltica y los esfuerzos encarados por las
autoridades cubanas para la atencin de la problemtica del Centro Histrico, se logra su
declaratoria como Patrimonio Cultural de la Humanidad, conjuntamente con su Sistema
de Fortifcaciones.
La cada del bloque socialista en los aos noventa provoc una crisis econmica que
pona en riesgo la continuidad de los programas de rehabilitacin del Centro Histrico,
a partir de la reduccin sistemtica de los presupuestos estatales destinados a ellos. Una
decisin oportuna, sobre la base de una disposicin legal (el Decreto Ley 138), permite a
la Ofcina del Historiador, entidad lder en la gestin del territorio, poner en prctica una
modalidad autofnanciada, a partir de los instrumentos jurdicos y fnancieros creados al
efecto. De actividad subvencionada por el Estado, la rehabilitacin se transforma enton-
ces en un proceso rentable. Se logra demostrar la capacidad del patrimonio rescatado y
explotado adecuadamente de generar los recursos necesarios para garantizar la continui-
dad del programa de rehabilitacin. La nueva dinmica as lograda se traduce pronto en
un vertiginoso impulso constructivo y a la consiguiente expansin del rea atendida. Ello
permite el paso de la actuacin puntual el monumento aislado a una estrategia ur-
banstica que recuperara, paso a paso, reas enteras, conjugando las diversas modalidades
de intervencin constructiva requeridas.
Paralelamente, las nuevas condiciones econmicas posibilitan enfrentar la rehabili-
tacin socioeconmica persiguiendo ahora como nuevo enfoque, la integralidad que, a
3 En los aos cincuenta del pasado siglo, el equipo dirigido por J. L. Sert, Vicepresidente del CIAM por entonces,
propona el Plan Piloto para La Habana de 3.000.000 habitantes a partir de un encargo del rgimen de Batista y
de los grupos econmicos de Norteamrica que le apoyaban. Siguiendo los postulados del CIAM y los objetivos de
convertir a la ciudad en un destino turstico de primer orden, el Plan implicaba la creacin de nuevos ejes de centrali-
dad con fuerte presencia del verde que, para el caso de la ciudad colonial, implicaban fuertes demoliciones del tejido
histrico.
488 YUYAYKUSUN
Madeline Menndez
partir de entonces, caracterizara al proyecto de rehabilitacin del Centro Histrico. De
este modo resultan incluidos, dentro de los objetivos centrales, programas de fuerte con-
tenido social, entre ellos, los dirigidos a la vivienda, los temas de salud consultorios m-
dicos, Clnica Infantil, Hogar Materno; los temas de educacin Biblioteca Pblica,
las Aulas-Museos, la Escuela Taller; la atencin al adulto mayor Centro Geritrico,
Asilo de Ancianas en el antiguo Convento de Beln, as como el novedoso programa
de las Viviendas Protegidas para la tercera edad, entre muchas otras instalaciones que
benefciaran, en primer trmino, a la poblacin residente .
La heterogeneidad funcional a la que deba responder el Centro Histrico result,
de este modo, garantizada en los diversos ambientes urbanos, negando las tendencias
segregacionistas que recomendaban la creacin de reas de gran centralidad dotadas
de los servicios ms jerarquizados y especializados que excluan otros servicios pri-
marios como las escuelas y las instalaciones de salud as como aquellas reas puramente
residenciales. La aplicacin de estos criterios hubiera obstaculizado el contacto entre la
poblacin residente y los numerosos visitantes que frecuentan el rea, habra propiciado
la descaracterizacin de los ambientes tradicionales y, en resumen, habra signifcado la
afectacin de la autenticidad del territorio.
Vigencia de los documentos normativos
Con slo algunas actualizaciones producidas en la edicin de 1963 las antiguas
Ordenanzas de 1863 se mantuvieron vigentes aunque ya en 1985 resultaron complemen-
tadas con la primera versin de las Regulaciones Urbansticas, expresin jurdica del Plan
General de la Ciudad. El nuevo documento normativo contara entonces con las especi-
fcidades correspondientes a cada uno de los catorce municipios derivados de la Divisin
Poltico Administrativa aprobada para la Ciudad en 1976.
Sin embargo, por esta poca, el Plan General de la ciudad de La Habana y en con-
secuencia sus instrumentos de control, consideraban an al Centro Histrico como una
mancha especial dentro del tejido urbano reservada a la asimilacin de un proceso de
restauracin, sin la defnicin precisa de un rol particular dentro del sistema de centra-
lidades de la ciudad. Este enfoque resultaba propicio para un congelamiento del rea en
el que se ahuyentaran las posibles inversiones ante las naturales preocupaciones por las
restricciones que all se estableceran. El territorio transitaba as por una primera etapa de
corte conservacionista, tan comn a lo experimentado por muchos centros histricos de
otras ciudades. Por aquel entonces, las escasas intervenciones restauradoras derivaran en
nuevos usos, por lo general de tipo cultural.
Ms tarde, en los aos noventa, las Regulaciones Urbansticas de cada municipio ha-
banero consideran las delimitaciones de los Sectores de Proteccin Patrimonial propues-
tos por las instituciones del Ministerio de Cultura, e introducen la normativa especfca
conveniente a su proteccin y a su desarrollo perspectivo. Los aspectos morfolgicos de
cada sitio, la estructura urbana, las jerarquas funcionales, as como las particularidades de
YUYAYKUSUN 489
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja
la arquitectura y el valor patrimonial reconocido a cada uno de sus inmuebles, constitu-
yen condicionantes de la intervencin en estos sectores de la ciudad regulados por dichas
normativas bajo la ptica del respeto patrimonial.
Dentro de este enfoque el equipo del Plan Maestro de la Ofcina del Historiador de
la ciudad de La Habana, creado en 1994, elabor el Plan de Desarrollo Integral para el
Centro Histrico La Habana Vieja documento a modo de avance, concluido en 1998
y an vigente y ajust a ste las Regulaciones Urbanas provenientes de los inicios de
los aos noventa. Actualmente se encuentran en fase de terminacin una nueva versin
del Plan Especial para la Rehabilitacin Integral, adecuadamente concertada con el Plan
General de la Ciudad. Del mismo modo, ha sido elaborada y publicada una nueva ver-
sin del documento normativo, o sea, de las Regulaciones Urbansticas, la cual adopta
ahora un enfoque ms prctico y sinttico, y se apoya en una abundante informacin
grfca, aspectos stos que facilitarn su comprensin y accesibilidad. Por otra parte, se
enriquece con una mayor precisin al poder contar con la caracterizacin tipolgica de la
arquitectura como instrumento regulador de las intervenciones constructivas, el destino
de los inmuebles y las correspondientes intensidades en los usos de los mismos.
La consideracin de los aspectos tipolgicos de las edifcaciones elementos bsicos
en su valoracin patrimonial
4
proporcionan una dimensin realista de las verdaderas
capacidades y potencialidades del centro histrico en sus diversos sectores. La implemen-
tacin de estas consideraciones en la normativa contribuye a evitar la transgresin de
dichas capacidades con la consiguiente agresin a la arquitectura, prctica sta asociada
en ocasiones al fachadismo. Como principio el Plan de La Habana Vieja rechaza las ten-
dencias escenogrfcas como alternativa al tiempo que defende el carcter integral en las
intervenciones constructivas.
El anlisis tipolgico de la arquitectura, en especial de la dominante arquitectura do-
mstica, al incorporarse de manera detallada al documento normativo posibilita orientar
y controlar no slo las opciones en cuanto al uso y sus intensidades, sino adems el carc-
ter de la propia intervencin constructiva, asociada en este caso, a la categora patrimonial
del inmueble. Cabe destacar que la arquitectura domstica habanera rebasa el concepto
restringido de pequeo patrimonio que se ha adoptado en algunas ciudades histricas
en las cuales se limita el inters por la vivienda a un simple rol de acompaamiento de
los verdaderos monumentos.
El repertorio de la arquitectura domstica habanera incluye tanto soluciones de gran
relevancia que constituyen verdaderos palacios coloniales como tambin arquitectura
ms sencilla, pero cuyo inters patrimonial es debidamente reconocido. Nuestra legisla-
cin permite conceder las categoras de Monumentos, incluso los correspondientes a los
grados de proteccin I y II coincidentes con los ms altos valores patrimoniales a
aquellos inmuebles que se destacan por la autenticidad de su conservacin tipolgica,
4 La integridad tipolgica presentada por los inmuebles resulta un elemento decisivo en el reconocimiento de su cate-
gora cultural.
490 YUYAYKUSUN
Madeline Menndez
incluyendo por igual a aquellos exponentes ms modestos, testimonios histricos de los
grupos sociales econmicamente ms dbiles y que en nmero signifcativo conserva el
Centro Histrico.
Otra de las caractersticas del nuevo documento normativo es el establecimiento de
zonas de intensidad urbana, estructuracin del territorio que, sin perjuicio de la hetero-
geneidad funcional deseada, establece diferencias en cuanto a las intensidades permitidas
para cada una de las funciones que asumirn los diversos sectores o reas del Centro
Histrico. Estas zonas defnen el grado de explotacin del suelo urbano, una vez valorada
su vocacin y asumida una tendencia de desarrollo. La delimitacin de estas zonas parte
de considerar parmetros claves, entre ellos, la morfologa urbana; el rescate de las cen-
tralidades tradicionales o histricas propias de cuando el centro histrico era la ciudad
toda; la mayor o menor concentracin de edifcaciones de valor patrimonial que
sugiere mayores o menores libertades en los tratamientos; el modo en que se distribu-
yen los tipos arquitectnicos con sus capacidades correspondientes; las posibilidades de
accesibilidad y de estacionamiento; entre otros factores.
Las zonas de intensidad urbana no implican la exclusin de determinadas activi-
dades ni persigue la aparicin de espacios segregados pero s condiciona el carcter o la
envergadura de los diversos usos. Una actividad como, por ejemplo el hospedaje, podra
desarrollar instalaciones de 100 o ms capacidades en una zona de intensidad alta, mien-
tras que en otra zona de intensidad baja stas pudieran quedar limitadas a las 15 o 20
capacidades capaces de ser asimiladas por algn exponente de la arquitectura domstica
tradicional. Del mismo modo, mientras que un gran centro comercial sera aceptado en
una zona de intensidad alta, la expresin comercial tomar otro carcter en las zonas de
intensidad baja, como pueden ser pequeas tiendas especializadas o boutiques.
Sin modifcar la morfologa urbana del Centro Histrico el desarrollo de ciertas activi-
dades en una zona de intensidad alta podr llevar a la fusin de varias parcelas hasta los
lmites establecidos en la normativa para dicha zona en las cuales quedarn vinculados
los correspondientes edifcios existentes o, de tratarse de parcelas libres resultado de la
prdida de las antiguas edifcaciones el nuevo proyecto deber expresar el ritmo parcelario
precedente. Esta opcin ser ms restringida de tratarse de zonas de intensidad baja. Todas
estas consideraciones y otros muchos aspectos encaminados a lograr la mejor integracin
de la necesaria arquitectura contempornea, tendrn en las Regulaciones Urbansticas un
instrumento fundamental, orientador y controlador de las mejores soluciones.
Este nuevo enfoque asumido por la normativa urbana ha sido orientado de manera
nacional por parte de las instituciones responsables de la planifcacin fsica y el ordena-
miento territorio, el Instituto Nacional de Planifcacin Fsica, para su aplicacin, de ma-
nera fundamental, en aquellas reas de reconocido inters patrimonial de nuestras ciuda-
des
5
. Se expresa a travs de una publicacin ms amplia, de carcter cultural, contenedora
5 Un primer documento de Regulaciones Urbanstica con este carcter fue publicado para un rea patrimonial del Mu-
nicipio Plaza de la Revolucin, la zona conocida como El Vedado. La segunda de estas publicaciones fue la elaborada
para el Centro Histrico La Habana Vieja, presentada en el 2009.
YUYAYKUSUN 491
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja
de los aspectos histricos del territorio abarcado, as como de diversos artculos o visiones
del mismo proporcionadas por reconocidas fguras del mbito cultural. Posteriormente
introduce el propio cuerpo regulatorio complementado con abundante documentacin
grfca.
Importancia del respaldo legal en la gestin del Plan

El gran avance alcanzado por el proceso de revitalizacin de La Habana Vieja estimula la
aparicin de nuevas inversiones. Incluso algunas funciones que pudieran ser localizadas
en otras reas de la Ciudad preferen emplazarse en el Centro Histrico aprovechando las
ventajas del atractivo marco fsico y la confanza en su desarrollo perspectivo derivado de
la apreciacin de los resultados alcanzados. Ello representa la posibilidad de captacin de
plusvalas bien identifcadas por parte de los inversores. La gestin del Plan, con el apoyo
de la normativa ofcial, debe seguir de cerca las solicitudes para la incorporacin de nue-
vos usos que, atrados por dichas ventajas, pudieran no aportarle ningn inters especial
al territorio o, por el contrario, llegar a complicar su funcionamiento.
Del mismo modo el Plan debe estar alerta sobre algunos riesgos que pueden afectar
el equilibrio funcional del Centro Histrico. El carcter autofnanciado, adoptado en el
modelo de gestin que encausa el proyecto, hace comprensible el inters por favorecer
la creacin de instalaciones de la ms efciente rentabilidad sobre las cuales se sustenta el
fnanciamiento bsico del Plan, incluyendo las obras con fnes sociales. Lo anterior puede
implicar la reduccin de inversiones en la vivienda y con ello, la capacidad residencial
del conjunto urbano. Es importante recordar que, en nuestro sistema social, la vivienda
es prcticamente subvencionada por el Estado, y las inversiones que se dedican a la re-
habilitacin del fondo existente o a la creacin de nuevas capacidades, son en la prctica
irrecuperables.
6
El monitoreo sistemtico de la implementacin del Plan y la exigencia en
el cumplimiento de la normativa establecida de los inversionistas constituye mecanismos
importantes de la gestin en la bsqueda de las mejores soluciones y el aprovechamiento
ptimo de las capacidades del Centro Histrico.
No basta con disponer de un efciente y actualizado documento normativo y en
total correspondencia con el Plan para asegurar la mxima calidad de los resultados si
luego no se cuenta con los mecanismos operativos para la gestin sistemtica y el con-
trol urbano. En nuestro caso, la situacin precaria de la vivienda provoca la frecuente
realizacin de obras de carcter ilegal por parte de los residentes, las cuales llegan, en
ocasiones, a ser agresivas al patrimonio y a la imagen urbana. Los programas dirigidos a la
creacin de nuevos fondos residenciales y a la rehabilitacin del fondo existente resultan
an insufcientes y no marchan al ritmo del deterioro y del crecimiento de la demanda.
6 La Ley General de la Vivienda establece el pago del arrendamiento sobre la base del 10% de los salarios del ncleo
familiar, a pagar durante un nmero de aos segn el valor de la vivienda calculado a partir de ciertos indicado-
res. En el caso de la nueva vivienda creada en La Habana Vieja, se estableci el arrendamiento indefnido, o sea,
sin traducirse en propiedad, con el fn de evitar la especulacin con dicho bien social.
492 YUYAYKUSUN
Madeline Menndez
Los posteriores procesos de legalizacin de estas acciones planteados por las entidades
administrativas correspondientes implican, a su vez, confictos en la toma de decisiones al
enfrentarse los intereses de la preservacin patrimonial de la arquitectura y el urbanismo
del Centro Histrico con la sensibilizacin y el reconocimiento de la problemtica social
que, en muchas ocasiones, provoca gran parte de las soluciones inadecuadas.
La regulacin de la centralidad en el Centro Histrico de La Habana
La asimilacin de nuevos y diversifcados usos, la incorporacin de innovaciones, cons-
tituyen pasos obligados en el aseguramiento de la vigencia del centro histrico y en el
rescate y fortalecimiento de su centralidad. Lo nuevo del desarrollo urbano de la ciudad
de La Habana est en La Habana Vieja, porque el lugar que ms cambia en la ciudad
es su Centro Histrico
7
, apreciacin en la cual Fernando Carrin reconoce la positiva
renovacin funcional que ha estado caracterizando al proceso de rehabilitacin de La
Habana Vieja.
Uno de los ms recientes aportes en la incorporacin de actividades al Centro
Histrico lo constituye la reinsercin de la Universidad, precisamente en el mismo si-
tio que ocupara la primera institucin universitaria que se asent en nuestra Isla en el
siglo XVIII. La experiencia acumulada por la Ofcina del Historiador durante dcadas
en la preservacin del patrimonio y, ya luego ms recientemente en la rehabilitacin del
Centro Histrico, le posibilita ahora respaldar la creacin de una nica y nueva carrera
denominada Gestin y Preservacin del Patrimonio Histrico Cultural, la que contar
con cuatro salidas o especialidades para sus cursantes. Estos estudios permitirn elevar la
capacitacin y la base terica a gran parte del personal implicado en los programas de re-
habilitacin, priorizados en la primera matrcula, para luego abrir esta oferta a los jvenes
que en nmero creciente se interesan por esta temtica.
Usos como ste, contribuyen al fortalecimiento de la centralidad del conjunto ur-
bano y al aseguramiento de su sostenibilidad, sin menoscabo de la integralidad que el
Plan persigue y que ya cuenta con notables experiencias de fuerte repercusin social. La
centralidad y la integralidad constituyen objetivos perfectamente conciliables que, ma-
terializados en el programa de rehabilitacin, brindarn respuesta tanto a las necesidades
de los residentes y usuarios permanentes del Centro Histrico, como a la ciudadana en
general, a visitantes y a turistas.
Otro importante programa que demuestra la integralidad asumida por el Plan de
Rehabilitacin, en este caso relacionado con el tema del hbitat y la atencin a los grupos
ms vulnerables dentro de la poblacin residente, es la creacin del Centro de Asuntos
Humanitarios y, bajo la propia direccin de ste, el sistema de Viviendas Protegidas para
Adultos Mayores. El Centro, ocupante de uno de los antiguos complejos religiosos que
7 Carrin M. Fernando, en Una experiencia singular. Valoraciones sobre el modelo de gestin integral de La Habana Vieja,
Patrimonio de la Humanidad. UNESCO La Habana, Ofcina del Historiador de la Ciudad, Editorial Bologna, 2006.
YUYAYKUSUN 493
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja
funcionara en el Centro Histrico durante el siglo XIX y parte del XX, desarrolla una de
las actividades ms nobles y meritorias dentro del trabajo social. Asume la atencin a los
ancianos desde el punto de vista de la salud, de su participacin en la vida social y cultural
del territorio y de todos los aspectos que contribuyen a la elevacin de su autoestima y su
calidad de vida. La belleza y gran capacidad de las instalaciones con que cuenta el antiguo
Convento de Beln, resulta un ejemplo excelente de la asimilacin de nuevos y adecuados
usos en contenedores cuya funcin original dej de tener vigencia.
Paralelamente, el sistema de Viviendas Protegidas, que cuenta ya con tres sedes en
el territorio y otras dos en fase de estudio y ejecucin de las obras, constituye una ven-
tajosa respuesta ante la presencia de numerosos ancianos o personas de edad avanzada
que viven solos muchas veces en edifcaciones inadecuadas, con riesgos para su salud y su
seguridad, y en ocasiones, carentes de afectos y de apoyo familiar. No se trata en este caso
de un Asilo de Anciano, sino de disponer de una vivienda pequea pero perfectamente
equipada, incluso con soluciones dirigidas a lograr la mxima seguridad y confort ante las
defciencias propias de estas edades, resuelta al interior de un inmueble donde comparten
otros espacios destinados a las actividades comunitarias, sociales y recreativas culturales.
Ellos tienen plena libertad de movimientos en esas instalaciones que podrn disfrutar
hasta el fnal de su existencia, momento ste en que la vivienda ser asignada a otros de
los muchos candidatos e interesados en recibir las ventajas de esta opcin.
La premisa de integralidad planteada por el Plan de Rehabilitacin as como la bs-
queda de la autenticidad en las soluciones hace que la atencin a los problemas del hbitat
se convierta en un verdadero desafo. El destino de la vivienda, el hbitat y, por ende, la
permanencia de la poblacin en el Centro Histrico, son aspectos que se mueven entre
permanentes riesgos. Una tarea fundamental y sistemtica que deber desarrollar el Plan
Maestro ser el monitoreo de los cambios provocados por el proceso de rehabilitacin en
la totalidad del rea del Centro Histrico, detectando as cualquier seal de alarma que
nos desve de los objetivos planteados para, de este modo, tomar a tiempo las medidas
pertinentes sugeridas por la brjula y ajustar as la carta de navegacin
8
con que una
vez se denomin a nuestro Plan de Desarrollo Integral.
La intervencin en la arquitectura domstica en cuanto a manifestacin cultural y
la preservacin del patrimonio; los aspectos sociales relativos a la justicia y el acceso a la
vivienda; el tema econmico vinculado a los estndares deseados, el aprovechamiento del
suelo urbano, el reconocimiento del potencial aportado por la poblacin y sus propios
recursos; el desarrollo tecnolgico con relacin a la asimilacin de sistemas constructivos,
materiales y equipamientos; son muchos los aspectos que participan y condicionan la
posibilidad de lograr un centro histrico equilibrado y socialmente armnico.
Las adecuaciones al fondo residencial heredado, en gran medida llevadas a cabo por
los propios residentes ante la insufciencia de los programas estatales, implica asumir el
8 Rodrguez, Patricia: Gobernar el centro histrico, un reto para su desarrollo. Conferencia en Encuentro Internacional
de Manejo y Gestin, 2003.
494 YUYAYKUSUN
Madeline Menndez
progresivo deterioro de las viejas estructuras, adaptar los espacios a los cambios demogr-
fcos y de composicin de las familias, asimilar la convivencia intergeneracional y buscar
respuestas a las aspiraciones propias de los nuevos modos de vida. Todo ello puede llevar
a constituir un verdadero riesgo para las estructuras heredadas y para el patrimonio, pero
al mismo tiempo, es la garanta para la vigencia del fondo edifcado y de la vitalidad de
la ciudad misma.
Los instrumentos de regulacin, en su condicin de expresin jurdica-administrativa
del ordenamiento urbano, resultan instrumentos imprescindibles en la gestin del Centro
Histrico, contribuyendo a la compatibilizacin de su desarrollo socioeconmico con la
preservacin patrimonial aspirada. Nuestras Regulaciones Urbansticas tienen la capaci-
dad y la posibilidad de favorecer el desarrollo de determinados usos jerarquizadores
de la estructura urbana en sus espacios de mxima centralidad, y a la vez limitar las inten-
sidades de stos en otras reas en las que el Plan protege la tranquilidad conveniente a los
ambientes de predominio residencial.
A pesar del reconocido avance que presenta la rehabilitacin del Centro Histrico
de La Habana, son muchos an los problemas pendientes y las reas que demandan con
urgencia la adecuada intervencin. Muchos residentes continuarn realizando acciones
por su propia iniciativa, ante lo dilatado de la espera, aunque y ojal as sea se logren
mejorar cuanto antes los controles urbanos y se instrumente la conveniente asistencia
tcnica en el apoyo y el aprovechamiento de ese indiscutible potencial que representa
la poblacin residente, su disposicin e inters de revertir, con sus propios recursos, la
precariedad de su vivienda.
Conclusiones
En tiempos en que en muchas de nuestras ciudades la tendencia hacia los grandes pro-
yectos aislados se contraponen y desarticulan a la planifcacin urbana, cuando el mer-
cado logra un rol cada vez ms importante y decisivo que las polticas pblicas, supuesta-
mente responsables de la intervencin y el control de los destinos de las reas centrales, la
desregularizacin resulta una opcin conveniente (Carrin, 2007).
Replegarse a la espontaneidad, hacer depender las intervenciones a la aparicin de
determinadas oportunidades, resultan manejos de alto riesgo, sobre todo al tratarse de
las centralidades urbanas y, en especial, de los centros histricos. Con ello podrn resul-
tar favorecidos la especulacin inmobiliaria, el desequilibrio funcional, la afectacin de
la autenticidad, el desaprovechamiento de los recursos, entre ellos, el del propio suelo
urbano.
Disponer de un documento normativo, elaborado sobre la base de un Plan plena-
mente actualizado y debidamente consensuado que haya previamente defnido el ca-
rcter deseado para el centro histrico y su rol dentro del sistema de centralidades de la
ciudad ser la va ms segura para el desempeo de la gestin en estas complejas reas
y la posibilidad de orientar y controlar las acciones hacia resultados sustentables y que
YUYAYKUSUN 495
Centralidades reguladas. La experiencia de La Habana vieja
garanticen la compatibilidad entre los requerimientos del desarrollo socio econmico y la
proteccin patrimonial.
En el caso de la experiencia habanera se contempla la difusin ms amplia del docu-
mento normativo, su manejo tanto por parte de los diversos niveles de gobierno, entre
ellos los ms inmediatos a la comunidad en nuestro caso, los Consejos Populares que
integran la municipalidad y el acceso al mismo de parte de la ciudadana en general.
De este modo, se conocern mejor las posibilidades y las restricciones que impone el rea
urbana patrimonial para enfrentar los procesos sistemticos de rehabilitacin y actualiza-
cin. Los instrumentos de regulacin seguirn proporcionando a las generaciones veni-
deras el respaldo legal conveniente para la gestin de la rehabilitacin de estos conjuntos
urbanos.
497

YUYAYKUSUN 3 (2010) 497-508 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
El pensamiento utpico y
el problema nacional hoy
George Mndez Navarrete
RESUMEN
Para comprender el problema actual en el pas, el autor refexiona sobre el sentido de la palabra
utopa no como aquel concepto de sin razn o algo imaginable que es casi imposible alcanzar,
sino entender la utopa en el gran sentido mariateguista. Utopa como encantamiento del mundo,
como posibilidad y como fn ltimo de las masas. Son estos sujetos histricos que fnalmente son los
motores de la historia, aquellos que son construidos y reconstruidos a lo largo de la existencia, y que
de sus posibilidades y limitaciones depende la construccin de un nuevo mundo.
ABSTRACT
Te author refects on the meaning of the word utopia not like a concept of no reason or
something imaginable almost impossible to achieve, but understanding utopia in a great
Mariateguist sense; utopia as an enchantment of the world, as a possibly ultimate goal of the
masses. Tese are the historical subjects that are ultimately the driving forces of history, those who are
constructed and reconstructed over the existence, and its possibilities and limitations depends on the
building of a new world.
Quisiera que volvieran esos das cuando yo y mi padre
Junto a mi familia vivamos felices
Sembrando, cosechando y jugando con mi rebaito
En un pueblo chiquito
De nuestro Per.
Llanto de un nio, Chacaln y la Nueva Crema.

El sujeto ahistrico
u signifcado trae la construccin de un sujeto? Emplear la idea de sujeto
involucra crear un ente cuya materia interesa verla desde diferentes puntos
de vista a cuyo fragor epistemolgico es el fundamental. Esta primera intro-
duccin nos ofrecer cmo han visto la construccin de los sujetos
1
desde el plantea-
miento eurocntrico y el proyecto moderno, el sujeto siempre ha sido el planteamiento
fundamental de toda flosofa, de una flosofa de la vida, porque fnalmente el ser busca
1 Foucault en sus ltimos trabajos aclar que su fn nunca fue descubrir el poder que existe en la sociedad sino ms
bien trabajar el tema de los sujetos. El sujeto visto como un ente que se somete a una serie de entrecruzamientos
de poder, y cmo este se construye en el tiempo y cmo son constituidos como tales. As afrmar sobre el sujeto y el
poder: Esta forma de poder emerge en nuestra vida cotidiana, categoriza al individuo, lo marca por su propia indi-
vidualidad, lo une a su propia identidad, le impone una ley de verdad que l tiene que reconocer y al mismo tiempo
otros deben reconocer en l. Es una forma de poder que construye sujetos individuales (1986: 235).
Q
498 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
algn fn en la tierra y ese fn es planteado en trminos de superioridad, violencia, goce,
obediencia, etc.
Se ver entonces plasmado en como se tienden los infnitos lazos entre los cuerpos
2
y
su reproduccin en el entramado social de su espacio y tiempo.
El proyecto de construir un sujeto involucra ver cmo se ensamblan las piezas de
su cuerpo, cmo el ser adquiere existencia para s y para el resto. No es una cues-
tin muerta, sta se reproduce y recrea. No es un organismo petrifcado, adquiere un
signifcado, pero este signifcado es construido; en toda etapa histrica han existido
siempre pueblos que escriben el guin de la historia, de una historicidad no resumida
en acontecimientos, sino en placeres, canciones, emociones, trabajo, polticas, guerras,
poder, etc. Es decir, en un patrn general de poder
3
que recubre las distintas esferas
de la vida.
La subjetividad y la intersubjetividad son el fundamento invisible de este encuentro
entre los nacimientos de los cuerpos.
Desde los griegos y la hegemona aristotlica de ver al hombre en una primogenia di-
visin entre esencia y materia sin prefgurar que el ser no solo es una cuestin nica
de construccin, sino tambin un ente formado por la extensin de su entorno y hbitat,
ser la matriz de su existencia.
Kant pens en la divisin entre razn-cuerpo, razn-sujeto, desde all clasifcar a los
sujetos y construirlos como un ser con poder racional, que se podan clasifcar, someter y
dividir. En el proyecto moderno kantiano se introduca una variable de cmo estructurar
el mundo, y la divisin planteada fue desde Europa, queda claro que la estructuracin
de Europa la plantearon ellos mismos, pero as como ellos se jerarquizaron, tambin
jerarquizaron al mundo. Es decir, construyeron a los sujetos y las colectividades desde sus
propias miradas.
El flsofo Francis Bacon construy la declaracin del pensamiento tecnocrtico
universal, esta idea va a ser un pilar importante desde Europa para poder construir lo que
llamaron conocimiento, signifc la creacin de verdades que terminaron siendo la idea
de un nico patrn de saber y por tanto la idea de un nico progreso. proponiendo
que las sociedades son avanzadas y otras simplemente primitivas. Es decir, el sujeto fue
hecho razn-cuerpo y mono-conocimiento, desde Europa se consolid la divisin de este
2 Segn el pensador David Le Breton el signifcado que se le atribuye al cuerpo y este como campo de estudio como
construccin socio-psico cultural representa una entrada fundamental para ver las inscripciones de las diferentes
manifestaciones de la sociedad: la sociologa del cuerpo forma parte de la sociologa cuyo campo de estudio es la
corporeidad humana como fenmeno social y cultural, materia simblica, objeto de representaciones y de imagina-
rios. Recuerda que las acciones que tejen la trama de la vida cotidiana, desde las ms triviales y de las que menos nos
damos cuenta hasta las que se producen en la escena pblica, implican la intervencin de la corporeidad (Le Breton,
2002: 9).
3 La idea de un patrn de poder fue desarrollada por Anbal Quijano Obregn (hoy constituye un debate muy amplio
a nivel del globo). Ms adelante se desarrollar este concepto, sin embargo, creemos conveniente sealar por el mo-
mento que el patrn de poder es una forma de analizar, cuestionar y plantear alternativas ante el sistema colonial/
moderno eurocentrado que nos envuelve a todos los actores sociales que vivimos bajo el dominio colonial.
YUYAYKUSUN 499
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
sujeto sometindolo a un rgimen de dominacin, verdad y explotacin
4
. Donde se saba
que los no-europeos, no tenan una forma de razonamiento ni conocimiento, fueron
estos los trminos de una diferenciacin muy profunda.
Descartes plante que la razn es divina (la idea de religiosidad) pero como
Latinoamrica y todos los pueblos colonializados no tienen razn, no pueden ser divinos,
por tal motivo unos estaban ms cerca de lo racional-normal (divino) y otros simplemen-
te fueron vistos como los no naturales, este planteamiento qued naturalizado y pertene-
ca a eso que hoy conocemos como el proyecto moderno europeo. A esta cuestin, Anbal
Quijano lo ha planteado en los trminos de dualismo radical. Este dualismo radical que
tiene como esencia al concepto de raza
5
que no es simplemente una cuestin biolgica,
sino que aunado a eso est la representacin social as como el manejo de la subjetividad
e intersubjetividad y por ende de la construccin de los cuerpos en las colectividades.
Es a partir de esta nocin de raza que se crea un patrn de poder mundial que co-
mienza a jerarquizar y separar el mundo europeo de lo no europeo, de lo racional a lo
irracional, de lo humano a lo no humano, de los con alma a los sin alma, a los de
una especie y otra. En defnitiva, naturalizan una diferenciacin humana y la asimentan
legalmente. Se termina construyendo un discurso en torno a los cuerpos no-europeos y
que ha seguido una serie de procesos que hasta la actualidad se siguen arrastrando con la
repblica y que fueron uno de los motores de la consolidacin de nuestra colonialidad,
por ya ms de quinientos aos.
6
Hoy la teora crtica proporciona un anlisis del capitalismo, crea horizontes repen-
sados de retomar la cuestin de la colonialidad y de las nuevas perspectivas de anlisis, a
partir de la crtica del horizonte de sentido colonialidad/modernidad eurocentrado
7
se
4 Queda claro que la conquista involucra entre otras cosas la introduccin de un patrn de dominacin global que lo
podemos centrar en: la divisin social del trabajo, la naturalizacin de considerar a los indios como seres sin alma
dndoles una categora inferior a la humana y sobre todo someterlos a un rgimen de verdad donde lo colonizado
no poda crear sus propias narrativas o conocimientos.
5 Quijano plantea una forma de ver al mundo distinto al europeo, sosteniendo un holismo epistemolgico al que lla-
mo colonialidad del poder, esta colonialidad del poder tena dos grandes pilares, en primer trmino encontramos la
idea de patrn de poder, este patrn de poder es cruzado por una idea en que el poder es una relacin social cruzado
por 3 elementos persistentes: dominacin, explotacin y conficto. Este patrn Afecta a las cuatro reas bsicas de
la existencia social que es el resultado y expresin de la disputa por el control de ella: 1) el trabajo, sus recursos y sus
productos; 2) el sexo, sus recursos y sus productos; 3) la autoridad colectiva (o pblica) sus recursos y sus productos;
4) subjetividad/intersubjetividad, sus recursos y sus productos. Anbal Quijano citado por Csar German (2009:
58). En un segundo trmino, tenemos a la idea de raza como un fundamento para la divisin y jerarquizacin del
mundo. Las relaciones de poder se estructuran en funcin de la imposicin de la califcacin racial y cultural de
las poblaciones especfcas que subraya la idea de raza como el elemento articulador de dominacin y jerarquizacin
universal de superioridad de superioridad/inferioridad entre europeos (junto a las elites blancas) y nativos indios,
negros y cholos (Meja Navarrete, 2009: 75).
6 Maritegui fue una voz incisiva al sealar que el pecado original de la conquista fue el haber nacido y haberse
formado sin el indio y contra el indio. El amauta sentencia a la independencia como aquel hecho que no destruy
el formato colonial, ni la explotacin. Hoy a este persistente fenmeno se lo conoce como la herencia colonial,
trmino acuado por Julio Cotler.
7 Al respecto se puede observar el gran debate terico en torno a esta perspectiva de la colonialidad del poder: Co-
lonialidad y modernidad/racionalidad, publicado en Per Indgena, Vol.13, No. 29, Lima 1992; Americanity as
a Concept or the Americas in the Modern World-System en co-autora con Immanuel Wallerstein y publicado en
500 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
postula una nueva epistemologa y una diferente forma de ver a los sujetos. Esta corriente
tiene entre sus mximos exponentes al socilogo peruano Anbal Quijano cuyos mlti-
ples trabajos siguen apuntando por la descolonialidad del poder y la apuesta de que otro
mundo es posible.
La colonialidad del poder postula una profunda crtica sobre el patrn de poder colo-
nial instaurado en todo los pueblos colonizados, esta naturalizacin de las construcciones
de los sujetos as como la racionalidad colonial/eurocntrica ha sido cuestionado en las
formas ms concretas. Es decir, en el mismo patrn de poder dominante hegemnico
que en defnitiva es marcado por el horizonte de sentido hoy. Est mostrando sus ms
grandes fallas y est haciendo ver las posibilidades que tienen no solamente los pueblos
colonizados sino tambin la humanidad, la especie, como civilizacin y como un futuro
de vida en el planeta.
Quijano plantea la descolonizacin del poder pasando por los trminos tericos,
epistemolgicos y polticos que en defnitiva muestran una triloga del pensar, crear y el
hacer. Existe un choque fundamentalmente con la tradicin eurocntrica. Desde donde
el proyecto moderno se entenda que no se poda pensar fuera de esta racionalidad instru-
mental-moderno. Segn el esquema de la racionalidad colonial/moderna eurocentrada,
eso era una fantasa. Hoy podemos citar esa ruptura que involucra una serie de niveles de
anlisis y de praxis:
La crtica del paradigma europeo de la racionalidad/modernidad es indispensable. Ms
an, urgente. Pero es dudoso que el camino consista en la negacin simple de todas sus
categoras; en la disolucin de la realidad en el discurso; en la pura negacin de la idea
y de la perspectiva de totalidad en el conocimiento. Lejos de esto, es necesario despren-
derse de las vinculaciones de la racionalidad-modernidad con la colonialidad, en primer
trmino, y en defnitiva con todo poder no constituido en la decisin libre de gentes libres. Es
la instrumentalizacin de la razn por el poder colonial, en primer lugar, lo que produjo
paradigmas distorsionados de conocimiento y malogr las promesas liberadoras de la
modernidad. La alternativa en consecuencia es clara: la destruccin de la colonialidad del
poder mundial (Quijano, 1992: 447).
Asistimos a encontrarnos con el mismo sujeto histrico, aquel denegado por la historia
y el patrn de poder que lo hizo gobernable, le quit su alma y lo consider como un
animal, sin capacidad de pensar y hacer de su existencia una naturalidad. Quijano se-
ala que el problema en torno a la negacin simple de las categoras modernas no debe
formularse en el simple discurso, sino involucra desprenderse de las vinculaciones, en
International Social Science Journal, No. 134, Nov. 1992, UNESCO/BLACKWEL, pg. 549-557, Pars, Francia.
Amrica Latina en la Economa Mundial, debatido en la reunin mundial de UNESCO en octubre de 1992, y
publicado en Problemas del desarrollo, Instituto de Investigaciones Econmicas, UNAM, vol. XXIV, No.95, octubre-
diciembre 1993, Mxico. Y Colonialidad del poder y eurocentrismo en Amrica Latina, en: Edgardo Lander,
(comp.), en Colonialidad del saber, eurocentrismo y ciencias sociales, UNESCO-CLACSO 2000, pg. 201.
YUYAYKUSUN 501
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
pocas palabras descolonizar el poder. Sin embargo, queda en el amplio debate la cuestin
de la fundacin de un nuevo horizonte o una perspectiva nueva de convivencia entre lo
no-reconocido y lo reconocido. En torno a esto, el socilogo hind Shiv Visvanathan
formul en estos trminos la complejidad del proyecto descolonizador y la modernidad
que presentamos: mi problema es cmo ir a buscar lo mejor que tiene la civilizacin in-
dia y al mismo tiempo, mantener viva mi imaginacin moderna y democrtica (Santos,
2010: 48)
8
.
Asistimos a una gran crisis, el capitalismo hoy ms que nunca es insostenible. Las
constantes crisis fnancieras del sistema capitalista
9
acompaado de las cadas de los siste-
mas burstiles y las bolsas a nivel mundial, junto con ellos el empleo y la desaceleracin
en la produccin causando una gran depresin e infacin todo a causa de un sistema
sostenido en la nada, en la simple especulacin.
La cada de un mundo unipolar y el nacimiento de un mundo heterogneo
policntrico
10
donde cada especifcidad necesita ser atendido, la descolonialidad es la
punta de un iceberg que se enfrenta en el debate con la modernidad/colonial eurocen-
trada en crisis, donde el nacimiento de una descolonialidad en los sujetos histricos del
frica, Asia, India, etc. Enfrentan al patrn de poder dominante cuyos fnes vinculan en
primer orden su autonoma y liberacin frente al poder colonial imperante y que conocen
el destino de la humanidad en peligro y que en sus manos albergan geopolticamente un
espacio privilegiado en dar las futuras soluciones al planeta.
Esta crisis del sistema colonial global mundial tambin es una crisis de los modos
de entender la civilizacin
11
y por ende tambin los modos de descolonializar el poder
moderno/eurocentrada. No se podr entender un mundo en armona y la existencia de
la especie humana sino se entiende el exterminio de la racionalidad moderna/colonial
eurocentrada. Qu signifca esto? Que el patrn de poder colonial est llegando a su tope
8 Citado por Boaventura de Sousa Santos (2010: 48). Acotando para el debate el profesor Boaventura seala: Cmo
puedo mantener vivo en m lo mejor de la cultura occidental moderna y democrtica y, al mismo tiempo reconocer
el valor de la diversidad del mundo que aquella design autoritariamente como no-civilizado, ignorante residual,
inferior o improductivo? (Ibdem). Tambin cabe el encuentro de un pensador como Foucault entendiendo desde
Europa el signifcado del poder y del saber a travs de las relaciones humanas y de estas con las instituciones como
el Estado, derecho, la sexualidad, las prisiones, manicomios, etc. Los sujetos histricos en Latinoamrica deben estar
relacionados con los ms oprimidos con los que la historia les niega la posibilidad de identidad. Aquellos sujetos que
sus cuerpos fueron marcados por la indiferencia, dominacin y explotacin. Es en estos trminos que recogemos a
Foucault, no solamente como un acadmico de las relaciones de poder a todos los niveles de la sociedad. Sino, como
un intelectual comprometido, como un sujeto que vive la historia apasionado, encarnizada. Es parte del ser sujeto
vivir la vida con peligrosidad y entrega.
9 Sobre el tema consultar: Walden Bello, 2008; Ramonet, 2008; Wallerstein, 2008.
10 Segn Walter Mignolo el patrn de poder colonial/moderno eurocntrico ha mostrado tres cuestiones fundamen-
tales de colonialidad: el primero muestra un razonamiento universal, creando un patrn homogneo, en segundo
trmino una universidad (nacimiento de saberes) unidimensional y un Estado-nacional. Hoy hablando desde las
descolonizacin tenemos un patrn de crisis donde la cuestin de la universalidad se a cuestionando mostrando un
escenario policntrico, la bsqueda de una universidad multicultural y la cuestin de un Estado plurinacional.
Comentario efectuado en la entrevista realizada el da 7 de agosto del 2010.
11 Boaventura de Sousa Santos seala que no se trata de diferencias culturales siempre presentes en el seno de cualquier
universo civilizatorio, sino de diferencias culturales entre universos distintos (2010: 60).
502 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
civilizatorio y como poder de dominacin dentro de los marcos de la subsistencia en el
planeta
12
. La interminable sobreproduccin y acumulacin, ha llevado al sistema capita-
lista a sobregirar el poder de dominacin colonial, dado sus caractersticas de dinmico y
constante afn de lucro y de acumulacin de capital ahora produciendo no solamente un
patrn de poder de dominacin sino involucrando la variable de confictividad en mayor
trmino, esta confictividad que se hace cada vez ms visible en el entramado de las rela-
ciones de poder y dominacin de los Estados hacia las comunidades indgenas (aymaras,
quechuas, amaznicos, mapuches), afros, campesinos, etc.
Estamos, pues, inmersos en un proceso de completa reconfguracin del patrn de poder
que ahora es reconocible como la Colonialidad Global del Poder. Se trata, en primer
trmino, de la aceleracin y la profundizacin de una tendencia de reconcentracin del
control del poder. Eso implica la reprivatizacin de los espacios pblicos, del Estado en
primer trmino; la reprivatizacin del control del trabajo, de los recursos de produccin y
de la produccin/distribucin; la polarizacin social extrema y creciente de la poblacin
mundial; la exacerbacin de la explotacin de la naturaleza; la hiperfetichizacin del
mercado junto con la mercantizacin de la subjetividad y de la experiencia de vida de los
individuos. Tambin la consecuente intensifcacin del control de la subjetividad, por
medio del fundamentalismo de todas las religiones e ideologas dominantes y de la ma-
nipulacin y control de los recursos tecnolgicos de comunicacin y de transporte, para
empujarla hacia la dispersin individualista de quienes no resisten, o no son capaces de
resistir, a la tecnocratizacin/instrumentalizacin de la colonialidad/modernidad [] Y,
sobre esa base, el capitalismo colonial global prctica una conducta cada vez ms feroz y
depredadora, que termina poniendo en riesgo no solamente la sobrevivencia de la especie
entera en el planeta, sino la continuidad y la reproduccin de las condiciones de vida, de
toda vida, en la Tierra. Bajo su imposicin, hoy estamos matndonos entre nosotros y
destruyendo nuestro comn hogar (Quijano, 2010: 118).

La cuestin de este patrn de poder hegemnico hoy en crisis plantea una serie de varia-
bles en el anlisis e ineludiblemente se cuestiona la idea de los sujetos como una episteme
de anlisis otro. El debate ha adquirido una serie de denominaciones: epistemologa fron-
teriza, epistemologa otra, epistemologa del sur (Santos, 2006, 2009). Formas de ver el
sujeto, representacin y reproduccin. Esta otra perspectiva abrir un nuevo horizonte no
solo de anlisis y crtica sino cuestionara las bases principales de la racionalidad moderno
12 La idea de catstrofe civilizatorio lo podemos ver en diferentes trabajos acadmicos, pero que en resumen se sintetiza
en esa extrema fase que el sistema capitalista fnanciero est reproduciendo y alimentando no solamente la crisis
global fnanciera (sistemas especulativos, fraudes fnancieros, la confanza ya se termin) sino tambin agravando
los confictos globales ambientales; es decir, la naturaleza y el planteamiento como especie hoy ms que nunca se
reduce a combatir el planteamiento del capitalismo y sus formas de produccin, crecimiento y explotacin. El tema
del colonialismo y su aproximacin a la construccin de la naturalizacin de los patrones de poder de dominacin
y explotacin son dos caras de una misma moneda indesligables y que su anlisis terico y epistemolgico deben estar
ligados con eso que llamamos sujeto, as como su construccin y preservacin.
YUYAYKUSUN 503
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
/colonial eurocentrada basndose en un forma autntica del ser des/colonizado y apunta-
r a su inevitable liberacin.
Cuestionar la forma de construir a este sujeto sureo en el patrn de dominacin
hegemnico y planteara otra mirada de cuestionamiento, con esto no se est instaurando
un nuevo patrn de poder u otra paradigma de desarrollo, lo que se plantea es buscar un
nuevo horizonte alterno al sistema capitalista y al colonialismo que son dos de las cues-
tiones fundamentales de la discriminacin y la opresin de los pueblos que sufren bajo el
horizonte de sentido, colonial/moderno.
El profesor Boaventura de Sousa Santos plantea la epistemologa del Sur en estos
trminos:
Entiendo por epistemologa del Sur el reclamo de nuevos procesos de produccin y de
valoracin de conocimiento vlidos, cientfcos y no cientfcos, y de nuevas relaciones
entre diferentes tipos de conocimiento, a partir de las prcticas de las clases y grupos so-
ciales que han sufrido de manera sistemtica la injusta desigualdad y las discriminaciones
causadas por el capitalismo y el colonialismo. El Sur global no es entonces un concepto
geogrfco, aun cuando la mayora de estas poblaciones vive en pases del hemisferio
Sur. Es ms bien una metfora del sufrimiento humano causado por el capitalismo y
el colonialismo a escala global y de la resistencia para superarlo o minimizarlo (Santos,
2010: 43).
Se desprende, que una nueva epistemologa
13
nace por la necesidad de combatir ese ni-
co sentido colonial/moderno de entender el mundo y los distintos sujetos que en este se
construyen negando toda cientifcidad y conocimiento alterno al eurocntrico, cuestiona
principalmente esta nocin de raza que fue fundamental para la separacin de los cuerpos
y la divisin naturalizada de las jerarquas, proponiendo otros conceptos y formas de
percibir las construcciones y reproducciones de los sujetos entorno al dilogo, la inter-
culturalidad que no solo permite crear una idea de conocimiento sino tambin permite
observar que se crea conocimiento y verdad, en torno a la vida, el goce, los deseos,
miedos, relaciones de produccin, autoridad, en suma la existencia misma.
De esto trata la perspectiva de nueva epistemologa, de las mltiples formas de co-
nocimientos, por tal razn cabe hablar hoy no solamente de resistencias como una con-
traposicin al sistema colonial eurocntrico sino como un productor saber-conocimiento
nico y diferenciador, que plantear una diferenciacin en trminos de ciencia pero que
tambin responder a alternativas polticas desde y para los colonizados. Esta es la tarea
13 Anbal Quijano agrega en referencia de la descolonizacin de la epistemologa: En primer trmino, la descoloniza-
cin epistemolgica, para dar paso luego a una nueva comunicacin inter-cultural, a un intercambio de experiencias
y de signifcaciones, como la base de otra racionalidad que pueda pretender, con legitimidad, a alguna universalidad.
Pues nada menos racional, fnalmente, que la pretensin de que la especfca cosmovisin de una etnia particular
sea impuesta como la racionalidad universal, aunque tal etnia se llama Europa occidental. Porque eso, en verdad, es
pretender para un provincianismo el ttulo de universalidad (Quijano, 1992: 447).
504 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
pendiente y en construccin que nos une a todos, dentro de nuestra heterogeneidad en
el sistema-mundo actual.
Son estos los trminos que deberamos afrontar en un doble orden, primero la apues-
ta por un anlisis de estas nuevas tareas de descolonizar el poder
14
y la otra de analizar el
mismo proceso de descolonizacin, dos caras de una misma moneda y un proceso simul-
tneo que requiere atencin.
En todo caso se parte de una epistemologa nueva para plantear los distintos hori-
zontes sociales en que los sujetos se desenvuelven, as pensar en los nuevos sujetos que
se introducen a la dinmica social desde los movimientos sociales como los campesinos,
pueblos indgenas, mujeres, minoras sexuales, pueblos afros, ecologistas, etc. En contra
posicin de los clsicos partidos polticos o sindicatos que eran los principales frentes o
escenarios de luchas y reivindicaciones populares o de masas desde la propuesta eurocn-
trica de participacin poltica. Se contraponen tambin nuevas instituciones jurdicas
dentro del marco de la ley consuetudinaria como referente jurisprudencial en la llamada
justicia indgena o comunal, asimismo dos cosas fundamentales que se viene discutiendo
desde la nueva mira descolonizadora. El Estado plurinacional y el llamado Buen Vivir,
dos cuestiones que envuelven sus propias caractersticas dinmicas y confictos particu-
lares, esta fuctuacin muestra la heterogeneidad de escenarios pero que fnalmente se
articulan como una propuesta de descolonialidad total.
Una agenda que tiene al nuevo sujeto histrico hoy, con una lectura de su escenario
especfco y de la lucha por no slo el reconocimiento de sus derechos o la inclusin inter-
cultural sino y principalmente por descubrir en l su espritu su naturaleza de ser huma-
no y de aproximarnos a su propia simbiosis de existencia (relacin con la Pachamama) en
el mundo. En defnitiva el sujeto ahistrico
15
no solamente qued excluido y oprimido
por el sistema colonial/moderno eurocentrado. Sino qued relegado, sin historia, sin
vida, sin una espiritualidad que lo ha acompaado a lo largo de su exilio en un mundo
14 Un planteamiento importante lo encontramos en Boaventura de Sousa Santos, quien seala que para descolonizar
a partir de una epistemologa del Sur signifca des-pensar la naturalizacin del racismo (el racismo justifcado como
resultado de la inferioridad de ciertas razas o etnias y no como su causa) y denunciar todo el vasto conjunto de tc-
nicas, entidades e instituciones que lo reproducen: los manuales de la historia, la escuela, la universidad (lo que se
ensea, quin ensea y a quines ensea), los noticieros, la moda, los barrios cerrados, la represin policial, las rela-
ciones interpersonales, el miedo, el estereotipo, la mirada de sospecha, la distancia fsica, el sexo, la msica tnica, las
metforas y chistes corrientes, los criterios de los que es bello, apropiado, bien pronunciado, bien dicho, inteligente,
creble, la rutina, el sentido comn, los departamentos de relaciones pblicas o de reclutamientos de empleados, lo
que cuenta como saber e ignorancia, etctera (Santos, 2010: 131).
15 Foucault plante la idea de un sistema de verdad, en el cual los cuerpos discurran por una presencia indesligable
del saber-poder, qu signifca esto? Que la interaccin social creara y reproducir los cuerpos gobernables, porque
en cada relacin social existe el poder, creando objetos de saber, cuerpos y representaciones. Foucault anota: tengo
la impresin de que existe, y he intentado mostrarlo, una perpetua articulacin del poder sobre el saber y del saber
sobre el poder. No basta con decir que el poder tiene necesidad de ste o aqul descubrimiento, de sta o aquella
forma de saber, sino que ejercer el poder crea objetos de saber, los hace emerger, acumula informaciones, las utiliza.
No puede comprenderse nada del saber econmico si no se sabe como se ejerca, en su cotidianidad, el poder, y el
poder econmico. El ejercicio del poder crea perpetuamente saber e inversamente el saber conlleva efectos de poder
(Foucault, 1979: 125).
YUYAYKUSUN 505
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
que nos est llevando a una confictividad devastadora
16
, y donde el principal protagonis-
ta de esta confictividad es este sujeto.
Son tales las razones por las cuales el debate del papel en los sujetos ahistricos se debe
retomar con una mirada fresca, crtica y sobre todo comprometida. Edifcar los muros
de una civilizacin otra (que siempre estuvo all) es un proyecto ambicioso que necesaria-
mente debe est ligado con la destruccin de la colonialidad y del capitalismo.
Reinterpretar el mundo no es nada fcil. La utopa y los sueos vistos desde
Latinoamrica ameritan una visin ms profunda, no solo de la evolucin de la vida sino
tambin de la construccin del sujeto histrico para el futuro dentro de nuestra comple-
jidad fuera de la historia. De una historia que nos subordin y nos expuls.
Es por ello que la generacin del 20 en el Per, aquel grito desenfadado altisonante,
romntico, utpico. Hizo entrar a Latinoamrica en la historia. A la historia entendida
no como un conjunto de hechos, sino, como una identidad que tantos aos atrs nos la
despojaron.
Son estos los trminos que involucran recurrir a un sujeto ahistrico, al inicio de
la utopa. Pero nosotros entendemos la palabra utopa no como aquel concepto de sin
razn o algo imaginable que es casi imposible alcanzar. Nosotros creemos conveniente
entender la utopa en el gran sentido mariateguista. Utopa como encantamiento del
mundo como posibilidad y como fn ltimo de las masas. Son estos sujetos histricos que
fnalmente son los motores de la historia, aquellos que son construidos y reconstruidos a
lo largo de la existencia, y que de sus posibilidades y limitaciones depende la construccin
de un nuevo mundo.
La generacin del 20: inicio de un debate
El problema nacional lo encontramos en la primera aproximacin de Manuel Gonzlez
Prada (entre otros), denunciante, agresivo, positivista y anarquista. Su problemtica mar-
cada por un racismo a la inversa (de abajo hacia arriba), introdujo al tema de la nacin,
la cuestin del indio. Pero no fue hasta Maritegui y Haya de la Torre que se percibe otro
eln en el tratamiento no solo conceptual sino buscando otra razn histrica en este
sujeto.
Maritegui a diferencia de Haya
17
trataba al indio como el motor de la historia, el
sujeto histrico por esencia, el creador de un nuevo escenario, es pues en Maritegui el
16 El sistema capitalista en este afn de reproduccin y acumulacin de capital constante est llevando a limites insos-
pechables no solo para su sobrevivencia como sistema sino como posibilidad de seguir siendo el sistema hegemnico,
es as que el patrn global de dominacin est entrando en una gran crisis, donde los recursos naturales primarios y
de importante vitalidad tanto para el sistema capitalista como para la propia existencia. No est de ms recordar las
importantes extensiones de cultivo que se dedican para el bio-diesel, extensiones de fuentes de agua, etc.
17 Alberto Flores Galindo y Manuel Burga tienen una opinin centrada en torno al debate Haya-Maritegui: Qu
balance se puede formular de la polmica entre Haya y Maritegui? en 1928 Jos Carlos Maritegui haba conseguido
demostrar que el anlisis de Haya de la Torre no permite realizar una verdadera revolucin social en el pas, ni tam-
poco o consecuente poltica antiimperialista (Flores y Burga, 1981: 194).
506 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
centro del socialismo y por tanto el centro de la revolucin, sin dejar de lado el pequeo
movimiento obrero
18
. Como se sabe Haya iba por otro lado, muy dismil al construir el
sujeto histrico.
Pero la construccin de este sujeto histrico en Maritegui no signifc una nocin
trivial y ahistrica, el sujeto que construye Maritegui es el hombre del proceso de explo-
tacin y dominacin, en una fuente de anlisis histrica, introduciendo una episteme
distinta de anlisis. Esa episteme de Maritegui era el indio.
El indio en Maritegui era un problema de raza y cuya solucin se encontraba en la
tierra. Un problema de construccin poltica histrica debera tener necesariamente una
solucin poltico-econmica. La relacin de este con el movimiento campesino y obrero
y su pasin anti-universitaria queda pues para otros trabajos, hoy nos limitaremos para
expresar muy laxamente el criterio de un sujeto histrico, que en el Estado peruano de
hoy se sigue viendo en los trminos de la oligarqua y se siguen formando como sujetos
histricos sin importancia, y forman parte de ese viejo debate ideo-poltico llamado pro-
blema nacional.
El problema nacional en la generacin del 20, segn Alberto Flores Galindo, tuvo su
gnesis por el nacimiento de, entre otros factores, al producto de una gama de intelectua-
les, as como aspectos de hecho que generaron una mejor relacin en el conocimiento del
Per y de sus problemtica en general con respecto a lo extranjero.
Fue una preocupacin colectiva hecha factible porque en la dcada del 20 se abri la
posibilidad de pensar por lo menos entre los intelectuales al pas como una totali-
dad. La carretera, los ferrocarriles, las migraciones de las provincias a la capital, los viajes
de Lima al interior, haban acortado las distancias ampliando la conciencia espacial de
las capas medias [] las preguntas por el problema nacional llevaron a desarrollar los
estudios sobre el mundo prehispnico [] otros se preocuparon sobre la geografa y la
historia econmica [] literatura peruana [] la preocupacin por el problema nacio-
nal aparece articulado como una respuesta de los intelectuales a la avasallante presencia
norteamericana [] y al acicate que fueron los movimientos campesinos. Termin sien-
do una de las derivaciones de la mayor vinculacin entre localidades y regiones del pas,
o, si se quiere, entre la capital y las provincias (Flores y Burga, 1981: 179).
Fenmenos econmico-polticos e infraestructurales crearon un escenario en que los inte-
lectuales del 20 generaran un debate en torno a la idea de nacin y, por tanto, de proble-
ma nacional, cada uno desde su perspectiva y especialidad. En qu trminos lo plantea-
ron, impulsando la idea del indigenismo, marxismo y el Per como un problema general
y sus posibilidades. Sin embargo, nos daremos cuenta que esas cuestiones tan complejas
a primera vista, siguen siendo (hasta cierto punto) un primer punto de partida para
18 Ver al respecto los trabajos de Csar Lvano (1967, 1979) en relacin a la creacin y vida del movimiento obrero a
inicios del siglo XX.
YUYAYKUSUN 507
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
cuestionar y proponer alternativas a esta nuestra realidad histrica. As desde cualquier
perspectiva supieron preguntarse por el Per Qu era? Cmo defnirlo? Exista el Per?
Era una nacin o varias naciones? Terminaron de esta manera planteando el problema
nacional (Flores y Burga, 1981).
Maritegui, ya fue?
Pensar a Maritegui ineludiblemente hace construir un corpus terico, metodolgico y
epistemolgico. Las distintas formas de ver al amauta e interpretar su pensamiento hacen
suponer que su ideario guarda muchas vas por donde transitar. El Maritegui poltico,
acadmico, antiuniversitario, el Maritegui cojo. Distintos matices de afrontacin que
muchas veces terminan desviando el verdadero planteamiento de sus ideas en su sangre.
Desde aqu se plantear algunos criterios en torno al sujeto histrico que fue parte de
su heterodoxia y que fnalmente termina siendo una ruptura muy fuerte con la visin
marxista de cuo sovitico (Flores, 1989), implantado por una internacional galopante
en tierras latinoamericanas.
Maritegui hizo su mejor aprendizaje en Europa. Al regreso, en 1924, construy
su visin del socialismo latinoamericano centrndose como mtodo de anlisis el ma-
terialismo histrico. A travs de este mtodo comenz a cuestionar las estructuras pol-
ticas sociales y econmicas del sistema. Consideraba que la burguesa era un principal
aliado del imperialismo: pero la burguesa nacional, que ven en la cooperacin con
el imperialismo la mejor fuente de provechos, se sienten lo bastante dueas del poder
poltico, para no preocuparse de la soberana nacional (1969: 87), aqu la posicin
de Maritegui frente al problema nacional queda relegado a una fuente importante de
dominacin de la burguesa nacional y del imperialismo. El poder poltico concentrado
en el sistema estatal y cohesionador de la poblacin en su mayora indgena es cuestio-
nado por el amauta quien seala las coaliciones que se ejecutan dentro de la poltica
burguesa pro imperialista.
Pero el anlisis de la coalicin de clase que se tena en aquella poca no solo basta
con la burguesa nacional sino y con mayor fuerza utiliza las clases feudales: ciertamente
el capitalismo imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera
la clase polticamente dominante (1969: 92). Dado que el pas era considerado como
semi-feudal con un capitalismo incipiente guiado por la clase oligrquica criolla, era muy
importante introducir al sector feudal y a los terratenientes como una clase ligada con el
imperialismo en el Per.
Maritegui agrega que el problema de nuestras naciones es el problema racial. No
podemos construir una nacin sin las razas que han sido negadas. Siempre consider al
indio (junto con el proletariado) como aquel motor de la historia capaz de movilizar la
utopa revolucionaria. Maritegui hablando de las razas nos dice: el realismo de una po-
ltica revolucionaria y precisa, en la apreciacin y utilizacin de los hechos sobre las cuales
toca actuar en estos pases, en que la poblacin indgena o negra tiene proporciones y rol
508 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
importantes, puede y debe convertir el factor raza en un factor revolucionario (1969:
62) (resaltado nuestro).
Para Maritegui el factor raza era sumamente importante para enfrentar el imperialis-
mo y el gamonalismo en el Per. Era el fundamento esencial de una lucha revolucionaria.
Asimismo, Maritegui crey que este factor raza, as como su carcter revolucionario, solo
sera alcanzado en un gobierno de obreros y campesinos que puede otorgarle la emancipa-
cin: hay que dar a la poblacin indgena o negras esclavizadas las certidumbres de que
solamente un gobierno de obreros y campesinos de todas las razas que habitan el territo-
rio, los emancipar verdaderamente, ya que ste solamente podr extinguir el rgimen de
los latifundios y el rgimen industrial capitalista y librarlos defnitivamente de la opresin
imperialista (1969: 62).
Finalmente, utilizando el mtodo histrico Maritegui seala claramente su posicin
como marxista sobre el problema de la tierra y del indio:
El problema indgena se identifca con el problema de la tierra. La ignorancia, el atraso
y la miseria de los indgenas no son, repetimos, sino la consecuencia de su servidumbre.
El latifundio feudal mantiene la explotacin y la dominacin absoluta de las masas ind-
genas por la clase propietaria. La lucha de los indios contra los gamonales ha estribado
invariablemente en la defensa de sus tierras contra la absorcin y el despojo. Existe, por
tanto, una instintiva y profunda reivindicacin indgena: la reivindicacin de la tierra.
Dar un carcter organizado, sistemtico, defnido, a esta reivindicacin es la tarea que
tenemos el deber de realizar activamente (1969: 95).
Maritegui denuncia, critica y construye una plataforma. Aunque la visin directa que
tenga de la cita extrada representa en gran parte a los aos 20 donde el gamonalismo
ejerca una suerte de neo-esclavitud con los indios, hoy el drama del gamonalismo y sus
secuelas siguen en pie. En el racismo y todo el debate de la pigmentocracia y el actuar
como en la chacra de uno se sigue manteniendo. Es decir, el gamonalismo como un
problema poltico, econmico y social fue enfrentado por Maritegui con bastante luci-
dez. Hoy desde su apuesta encontraremos que el gamonalismo ya no sea un factor que
esclaviza al hombre pero s se dan nuevas formas de pugna por el trabajo, la tierra y la
identidad de una poblacin.
Maritegui agrega que no hay ms ley que la ley del gamonal. Nuestra tradicin au-
toritaria es un gran ejemplo de lo que hoy sucede en las esferas del poder de nuestro pas.
Maritegui denunci esto a travs de mltiples escritos. La legalidad de la nacin no se
vio enfrentada por la ley creada ni el orden constitucional democrtico, no existan y claro
si el poder es un fenmeno social, producto de la interaccin humana. Que consiste en
la relacin de subordinacin en que se colocan recprocamente los seres humanos (1969:
54) haba una gran relacin de subordinacin entre el gamonal y el indio, asimismo
haba una gran separacin entre el Estado y la sociedad. Por tal motivo la enseanza de
Maritegui con respecto a la legalidad y el principio de supremaca constitucional no se
YUYAYKUSUN 509
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
respetaban: el hacendado conserva su espritu y prctica feudal en el tratamiento de sus
trabajadores. No les reconoce los derechos que la legislacin del trabajo establece. En la
hacienda no hay ms ley que la del propietario (1969: 38).
Maritegui pens el marxismo no solamente en trminos de superinfraestructura,
l crea en el aporte soreliano de la creacin del mito, de la utopa, su marxismo estaba
cargado de una subjetividad puesta en las masas indgenas y obreras. Opt, como ya se
dijo, por el mtodo histrico, construyendo en los 7 ensayos el trabajo de ciencias sociales
ms fno y agudo de las diferencias polticas, econmicas, religiosas, sociales y raciales.
El problema nacional desde el materialismo histrico era la construccin de una de-
mocracia socialista o llamado tambin socialismo indoamericano. Maritegui en relacin
con el Estado advierte: el Estado actual en estos pases reposa en la alianza de la clase
feudal terrateniente y la burguesa mercantil [] habra posibilidad de que se esbozase
el plan, la intencin siquiera de un Estado socialista, basado en las reivindicaciones, en
la emancipacin de las masas indgenas? (1978: 165), su respuesta es s. Su militancia lo
llev a formar al Partido Socialista que despus se llamara comunista y a la formacin de
la Confederacin General de Trabajadores del Per (CGTP).
Ese era el problema nacional, los partidos polticos civilistas, el gamonalismo, la rei-
vindicacin indgena y la construccin de una federacin de Estados indoamericanos
respaldados por el manejo de las masas campesinas y obreras. Maritegui saba que era un
proyecto ambicioso, por tal motivo comenz a trabajar por su sueo creando militancia
y compromiso con trabajadores, estudiantes, campesinos. Comenz a construir clulas
para que poco a poco germinen. Sin embargo, este trabajo se vio interrumpido por su
muerte.
Sin embargo, cabe destacar que dentro del problema estatal, por su vinculacin al
marxismo, siempre tom la tesis de Lenin con referencia al Estado, su clsica tesis sobre
la extincin del Estado
19
. Maritegui expresamente nunca lo ha citado en algn texto,
sin embargo creemos que dentro de sus escritos lo podemos encontrar inherentemente.
La disolucin del Estado demo-burgus por un Estado indoamericano guiados por el
proletariado y el campesinado. Su motor principal tena que ser el partido socialista de
clases, con la nica fnalidad de conquistar el poder.
Poder, Maritegui lo entenda con el uso de un modo de explotacin, el poder en
el gamonalismo y la burguesa incipiente dirigiendo un gobierno bastante alejado de la
sociedad. Por tal motivo, Maritegui en la relacin Estado-sociedad siempre mostr el di-
19 Lenin ampli su teora del Estado desde la perspectiva de Marx, quien planteaba que el sistema estatal sirve como
un colchn dentro de la lucha de clase. Lenin nos dice como el Estado naci con la necesidad de mantener a raya el
antagonismo de clase, y como, al mismo tiempo, naci en medio del conficto de estas clases, el Estado lo es, por regla
general, de la clase ms poderosa, de la clase econmicamente dominante, que por medio de l se convierte tambin
en la clase polticamente dominante, adquiriendo as nuevos medios para la represin y la explotacin de la clase
oprimida no fueron solo el Estado antiguo y el Estado feudal rganos de explotacin de los esclavos y los siervos:
tambin el moderno Estado representativo es instrumento de explotacin del trabajo asalariado por el capital. Sin
embargo, excepcionalmente hay periodos en que las clases en pugna se equilibran hasta tal punto, que el poder del
Estado adquiere momentneamente, como aparente mediador, una cierta independencia respecto a ambas (Lenin,
1950: 54).
510 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
vorcio histrico. En los 7 ensayos de interpretacin empieza refexionando sobre el Estado
inca y su funcin, as como el paso al dominio de la colonia y la falsa independencia,
llegando a la repblica de fnales del XIX e inicios del XX, caracterizado por la guerra con
Chile y la entrega del guano y el salitre a las empresas extranjeras. En sntesis, Maritegui
desde el marxismo describi las causas del sistema semifeudal-imperialista. As como sus
consecuencias en la institucionalidad de la democracia burguesa y el fortalecimiento de
una institucionalidad estatal (Duverger, 1982: 269)

que nunca existi en la repblica
oligrquica. La poltica criolla guiada por una oligarqua terrateniente ejerca una suerte
de institucionalidad poltica de parte del manejo del Estado. Por tal motivo creemos que
el fundamento de la tradicin autoritaria pas el muro de la independencia, lo que al
fnal termin siendo un territorio sin poder constituido y sin ciudadano.
Maritegui, fnalmente, construy un sistema de ideas acorde a su tiempo histrico,
para sus principales detractores el amauta ya fue. Nosotros consideramos que dentro de
sus principales postulados an guarda la esencia del cambio social comprometido. Qu
signifca esto? Maritegui tiene que ser dialogado. Muchos de sus puntos pertenecen a un
proceso histrico determinado que dentro de ese mismo proceso histrico hoy ha sufrido
modifcaciones, pero que en el fondo sigue siendo un punto de encuentro. Hoy critican
a la generacin del 20 como aquellos que quisieron hacer el cambio englobando todos
los aspectos de la sociedad, desde el manejo de las actividades estatales hasta la industria
y la vida diaria. Consideramos que los viejos postulados de Maritegui an mantienen
su vigencia
20
, as como son muestra de entender a partir de una racionalidad autntica
21

nuestras propias problemticas.
Confront una lectura de la problemtica peruana y latinoamericana desde la visin
eurocntrica, su ni calco ni copia es un quiebre no solo terico sino y fundamentalmen-
te epistemolgico. La cuestin eurocntrica y el proyecto racionalista moderno no fue en
Maritegui una simple copia, el anhelo de peruanizar al Per, no fue una construccin
instrumental, pues como sealara Quijano, slo en Maritegui podemos ver el verdadero
quiebre de una racionalidad o de un patrn de poder eurocntrico, concretamente para
nosotros, en el problema del sujeto (entre sus mayores propuestas).
El problema racial como lo entendi, hoy ms que nunca ha cobrado una notable
vigencia, las luchas antagnicas de la poblacin y el manejo de los recursos de la tierra tie-
nen en los movimientos indgenas, su mayor bandera. El problema de nuestra educacin
pblica (resulta contradictorio los ndices, mientras que somos considerados entre uno
de los pases ms estables econmicamente y jurdicamente para la inversin extranjera,
en educacin ubicamos uno de los ltimos ndices en calidad educativa a nivel mundial),
los movimientos sociales una plataforma de lucha, as como las identidades colectivas de
los distintos grupos el manejo del poder y el uso del poder de parte del Estado. La bs-
20 Csar German (1995) tambin encuentra en el socialismo indoamericano del Amauta un nuevo sentido de la vida:
moral de productores, valores espirituales, racionalidad de solidaridad y democracia directa.
21 Anbal Quijano ve en Maritegui la propuesta de una nueva racionalidad propia y alternativa a la racionalidad euro-
cntrica (1995: 39-47).
YUYAYKUSUN 511
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
queda de los intereses nacionales y el encuentro con la soberana nacional. El problema
de nuestra multiculturalidad, as como el racismo tienen sus inicios en ese gamonalismo
esclavista.
Consideramos a Maritegui como aquel anti-acadmico que aport las nociones fun-
damentales para un estudio del Estado y el manejo del poder dentro de un territorio, ana-
lizando claramente las posiciones de los gobiernos oligrquicos y la democracia burguesa
que se venda en aquella poca los vacos y excesos de poder tanto en la sociedad civil
como en el Estado. Y la des-institucionalidad
22
de un Estado que serva a los intereses de
una clase dirigente aliada con el imperialismo. Ese era el fenmeno sociolgico/poltico
que hay que destacar en la obra de Maritegui. El manejo y el uso de poder, la institucio-
nalidad del Estado, la problemtica de la multi-naciones (problema del indio y la tierra),
el imperialismo y el gamonalismo.
Hoy enfrentamos un escenario geopoltico ms decadente, donde la escena mundial
muestra un mundo en pugna por el patrn de poder hegemnico y donde la unipolaridad
del control mundial a cado mostrando una heterogeneidad de actores en conficto.
Desde 1990, con la total implementacin del proyecto neoliberal, se introduce una
nueva dinmica en la escena peruana. La industria peruana sufri un giro importante
hacia las privatizaciones y concesiones, reduciendo cada vez con mayor intensidad el
papel del Estado en la regularizacin de la economa, estos evangelios dictados desde el
Consenso de Washington tiene su quiebre con el crac de 2008, a partir de esta nueva
cada se comienza a cuestionar no el sistema como tal sino el modelo neoliberal.
El Per desde entonces tiene un duro enfrentamiento, porque nuestro escenario
muestra una confictividad no solo con las cuestiones del desarrollo sino tambin con
los modelos de desarrollo humano que se plantean, as Francisco Durand nos sealaba el
desarrollo de la economa predominante y el papel que cumpli el Estado: El capital pri-
vado est avanzando hasta niveles nunca antes vistos, a tal punto que las pocas empresas
con mayor poder econmico dominan cada vez ms las ramas claves del mercado. Por su
parte, el Estado peruano no regula, no supervisa ni protege a la propiedad comunitaria.
Todo lo contrario: cede ms espacios al poder fctico de las corporaciones nacionales y
extranjeras (Durand, 2010: 17).
Qu signifca esto? Muestra el choque entre un modelo de desarrollo y la condicin
humana de existencia, planteados en trminos de una confrontacin directa, entre los
pueblos otros y el modelo neoliberal, teniendo como actores intermedios a los poderes
fcticos y sus distintas coaliciones, el Estado y las mltiples organizaciones de base y pri-
vadas que trabajan en el tema.
Estos son los trminos que llevan a retomar a Maritegui, el nuevo escenario geopo-
ltico mundial, la crisis del patrn de poder moderno/colonial, el problema del sujeto
22 Cabe aclarar que en las nociones de la teora del Estado, enmarcadas en el poder y el derecho como institucionali-
zacin de un Estado, para que tenga ese poder coactivo en la sociedad, claramente se puede observar que en aquella
poca ese poder institucionalizado no se vio representado por el Estado mas s por el gamonal y por sectores oligr-
quicos reducidos.
512 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
histrico, las alternativas planteadas en torno a los movimientos sociales y la construccin
de esos otros mundos posibles a partir de modelos de desarrollo diferentes.
Bagua y el sujeto ahistrico
El mundo vivi casi medio siglo de una guerra silenciosa (guerra fra), la cual tuvo un ga-
nador (EE.UU.), a partir de all se escribe otro captulo en la historia del mundo. El libre
mercado, la creciente globalizacin (con sus fallas) (Giddens, 1999), la unipolaridad, la
hegemona: poltico, militar, econmico y cultural se consolid en las ltimas dos dca-
das. Pero como es natural, la actual crisis econmica, acompaada de una defactacin
mostraron las grietas de un modelo mal implantado (Stiglitz: 2002) y de un sistema de-
generndose a travs de la especulacin fnanciera. As se mostr un nuevo cambio en
la historia. El mundo unipolar y hegemnico se convirti en una multipolaridad de pases
que conforman la hegemona (Wallerstein, 2009) (con esto no se quiere decir que Estados
Unidos ha perdido totalmente su poder, sino que se ha visto debilitado), aparecen en la
escena mundial China, Brasil, India, Rusia, etc. El G-7 se convierte en G-20. Obama,
la nueva luz negra del imperio, hace lo imposible por salvar el sistema inyectando ms
dinero (igual que Bush) y por el otro lado formando un carisma de Cristo capitalista
que cultiva relaciones con todos los sectores del mundo (rabes-latinos-orientales).
Ahora, cmo entender lo que est pasando en la Amazona peruana con todo el rollo
del cambio mundial. Podemos utilizar varios niveles y escenarios donde la concentracin
y disputa del poder poltico se hacen de suma relevancia no solo para el poder actual sino
para un futuro de la lucha hegemnica del mundo.
Tenemos a un ejecutivo extremadamente neoliberalista (Lpez, 2009) de la actual
poltica econmica de Estado (llegando a convertir al pas en una feria de diversin).
Y por el otro nivel, a los pueblos originarios de la selva. La organizacin de estos ltimos
es ms notoria. Aqu extender un puente fundamental en las relaciones que involucran
Estado-sociedad y las relaciones naturaleza-sujeto.
La primera relacin Estado-sociedad involucra la promulgacin de los Decretos
Legislativos del Poder Ejecutivo al amparo de la Ley N 29157 para la implementacin
del Tratado de Libre Comercio (TLC) y su aprovechamiento, afectan lesionando dere-
chos de los pueblos indgenas, por incumplir el deber de respetar derechos y excluir siste-
mticamente el ejercicio de los derechos fundamentales consagrados en los artculos 6 y 7
(Derecho a la Consulta Libre Previo e Informado) del convenio 169 de la OIT
23
, es decir
el gobierno peruano est privando y discriminando a los pueblos indgenas el derecho a
decidir cmo queremos ser gobernados, por cuanto se confgura un acto inconstitucional,
cuyos Decretos principales son los siguientes N 1020, 1064, 1081, 1089 y 1090.
23 Actualmente el Estado peruano, desde el Congreso de la Repblica entreg al Ejecutivo para la promulgacin de la
ley de consulta previa hacia los pueblos originarios, cuyo proyecto fue devuelto al legislativo con enmiendas para su
correccin sosteniendo el ejecutivo que se estara violando el principio de ius imperium, facultad que tiene el Estado
peruano para poder gobernar.
YUYAYKUSUN 513
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
Esta relacin Estado-sociedad se ve ofuscado al no cumplirse el petitorio de los pue-
blos originarios el cual era la derogatoria de los decretos legislativos, esta derogatoria
era s o s. Es decir, los indgenas no venan a dialogar alternativas sino a derogar,
porque ellos consideran que las leyes no los benefcian. Esta idea me parece fundante
dado el caso de la relacin Estado-sociedad-mercado. Y como las relaciones del poder,
polticas econmicas hegemnicas, pueden ms que un petitorio de simple deroga-
cin. El poder del mercado triunfa y el poder del mercado mata. Pasados 54 das,
el Armagedn se precipit en la zona conocida como Curva del Diablo y Bagua
chica. Indgenas y policas de la Direccin de Operaciones Especiales (DIROES)
caan uno a uno. No importa quin tiene ms muertos. Importa solo los muertos.
Aqu se perciben dos esferas. Una esfera, la poltica, cuyo problema es crucial, porque
va a marcar directamente el quehacer cotidiano y la vida de todos. Creer que el po-
der poltico estatal puede dominar a un sector de la poblacin que bsicamente nun-
ca fue atendida y que una nula legitimacin del Estado en estas zonas permiti
que la violencia se desboque. Creer eso es una forma de autoritarismo camufado.
El Comercio escriba un da despus de la masacre: Lo sucedido en Bagua es lamenta-
ble, lo cual nos llama a replantear la forma en la que hemos venido tratando el tema y
a replantear el dilogo entre las partes, pero derogar el Decreto Legislativo 1090 no es
una opcin. Con estas palabras, a la par que lament los hechos de Bagua, la ministra
Mercedes Aroz zanj la posicin del gobierno frente a los pedidos de anular las nor-
mas que el Estado emitiera en el marco de la implementacin del TLC con Estados
Unidos.
24
Todo es admisible mientras se salve el TLC. Ese es bsicamente el mensaje
del Estado a la poblacin en general. Esta hiptesis est confrmada. Todo en contra
del desarrollo sostenido hasta la fecha es sinnimo de terrorista y contrasistema. O es-
ts conmigo o eres terrorista. Existe un verbo autoritario y mesinico en el discurso
poltico del Ejecutivo, eso est claro. Como tambin est claro que lo nico importan-
te ahora es seguir siendo un satlite del poder econmico hegemnico en decadencia.
La otra esfera est enmarcada en lo jurdico normativo. Las organizaciones internacio-
nales como la ONU y la OIT tienen especial nfasis en los temas de las comunidades
originarias donde el tratamiento a ellos es de una forma especial. La vulneracin de sus
derechos internacionales son ms que obvias. Entre estas dos esferas de anlisis el poder
poltico, jurdico y de mercado me parece que la relacin Estado-sociedad estara cayendo
en un decadentismo violentista. Las formas de democratizar los espacios que por legtima
defensa incurren a medidas de fuerza. No son nada de un gobierno que respeto los dere-
chos fundamentales de las personas y la de un Estado democrtico de derecho. Estaramos
hablando entonces de una dominacin plena de mercado donde los mandatarios y de-
ms poderes fcticos simplemente seran la careta de una fantasa llamada Estado.
En relacin a la idea naturaleza-hombre, podemos analizar desde un punto de vis-
ta antropolgico y sociolgico. Desde su cultura hasta las formas de verse en la na-
24 El Comercio, 6 de junio de 2009, pg. 2.
514 YUYAYKUSUN
George Mndez Navarrete
turaleza permiten al ser humano vivir en armona con sta. El agua, el aire, la ve-
getacin, los minerales, la fauna silvestre, etc. Los pulmones del mundo estn
justamente en el centro del problema. Un problema de orden poltico, econmico y
jurdico guiado por nuestra racionalidad moderno/colonial, por tal motivo la des-
colonialidad del patrn de poder es fundamental para ver esa verdadera relacin de
nuestros hermanos amaznicos con su tierra, diversidad cultural, multilingismo,
sus mltiples smbolos, todos ellos bajo una sola consigna de lucha: vida y tierra.
En 1854 , el presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce, enva una oferta al jefe Seattle,
de la tribu Suwamish, para comprarle los territorios del noroeste de los Estados Unidos:
Los muertos del hombre blanco olvidan su tierra de origen cuando van a caminar entre
las estrellas. Nuestros muertos jams se olvidan de esta bella tierra, pues ella es la madre
del hombre piel roja. Somos parte de la tierra y ella es parte de nosotros. Las fores perfu-
madas son nuestras hermanas; el ciervo, el caballo, el gran guila, son nuestros hermanos.
Los picos rocosos, los surcos hmedos de las campias, el calor del cuerpo del potro y el
hombre, todos pertenecen a la misma familia
25
.
Aqu claramente podemos observar otro tipo de racionalidad. No la instrumental:
medios-fnes, que nos dice la modernidad, sino un encuadramiento donde el hombre-
naturaleza, cultura-medio (espacios geogrfcos) se han compenetrado y su sincretismo es
de un orden suprarracional.
Muchos analistas, hace algunos aos atrs, hablaban de las guerras del futuro en-
tendidas como guerras hechas por los recursos naturales. En el primer plano vamos a
tener al agua, biodiversidad, tierra, minerales, hidrocarburos, alimentos, etc. Estos sern
los mviles de las nuevas batallas militares.
Los ltimos hechos de la Amazona son totalmente vinculantes con este tema. El
primer punto a tocar es el desmedido poder poltico y coercitivo que aplica el Estado
en los pueblos originarios. Est muy claro el papel del TLC en esta medida. Los satlites
artifciales de EE.UU. en Amrica Latina son Colombia y Per. El viejo hegemn a travs
de estos TLC de forma bilateral, comienza a demostrar que quiere salvarse de la gran cri-
sis. Y no solamente los que se disputan son capitales EE.UU., sino chinos, europeos, etc.
Lo fundamental aqu es comprender tres cosas: la primera es la actual poltica econ-
mica del gobierno central: neoliberal radical (en una poca que ya nadie cree en ese
modelo de desarrollo), todo por el modelo econmico se tiene que seguir as? La se-
gunda cuestin es la visin que tendrn las distintas potencias mundiales con respec-
to a los recursos naturales. Y la tercera es el reencuentro como pas, como una pluri-
nacin, dnde nos paramos para ver al Per? Cmo nos encontramos el uno con el
otro? Esto ineludiblemente alentado por las nuevas fuerzas emergentes en Amrica
Latina y las distintas formas de afrontar el problema de la existencia, una alternati-
va planteada por los Estados es el llamado buen vivir. Dentro de este marco encon-
25 Jefe Seattle responde en 1855 al presidente de los Estados Unidos, Franklin Pierce .ver online: http://www.ciudadse-
va.com/textos/otros/seattle.htm. visitado el 30 de julio del 2010.
YUYAYKUSUN 515
El pensamiento utpico y el problema nacional hoy
tramos a los movimientos sociales impulsados por plataformas muy heterogneas pero
que fnalmente encuentran un enemigo comn: el sistema colonial/capitalista eurocn-
trico. Tal vez sean refexiones propuestas hace muchos aos atrs, pero con la actual co-
yuntura nacional e internacional en que se vive surge su inmediato debate y refexin.
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YUYAYKUSUN 3 (2010) 517-528 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Las ciudades productivas en el Per
Carlos Cavani Grau
RESUMEN
Una ciudad productiva es un modelo de desarrollo socioeconmico basado en conglomerados
consorcio-productivos constituidos por cadenas de eslabonamiento productivo hacia delante y
hacia atrs o cluster, con tamao crtico, dispuestas y organizadas cabalmente para las ventas y la
exportacin. Lo expuesto producto de una investigacin, que constituye una realidad palpable en
el Per y el extranjero, se sustenta con una amplia bibliografa y ejemplos mltiples que nos permiten
afrmar que la organizacin de ciudades productivas es posible a mediano y largo plazo. La economa
local de un distrito demanda mltiples servicios, ofcios y negocios comerciales que hoy casi no
existen. Hay, pues, una enorme necesidad de aumentar la densidad de empresas en los nuevos barrios
de Lima. Y los negocios barriales generan empleo en los barrios. Se presentan los aspectos preliminares
de la investigacin con el fn de enfatizar la importancia de las ciudades productivas integradas
fundamentalmente por micro, pequeas y medianas empresas. Asimismo, sustentamos que Gamarra
es un cluster incipiente.
ABSTRACT
A productive city is a model of socioeconomic development based in consortium-productive clusters
made up of production chains backwards and forwards or critical sized clusters, fully prepared and
organized to sales and export. Being all this the result of an investigation which also constitutes a
reality in Peru and abroad and that is supported by an extensive bibliography and numerous examples
that allow us to assert that the organization of productive cities is possible in the medium and
long term. Te domestic economy of a district demands multiple services, ofces and commercial
businesses that today are almost non-existent. Ten, there is a great need to increase the density of
businesses in the new districts of Lima. And neighborhood businesses create jobs there. We present
preliminary aspects of a research in order to emphasize the importance of productive cities mainly by
micro, small and medium businesses. We also hold that Gamarra is an emerging cluster.
Las ciudades productivas en el Per
D
esde la dcada de 1990, es indiscutible la evolucin de Gamarra hacia un cluster
textil relativamente ms cohesionado; desde adentro la organizacin del comple-
jo se presenta aparentemente fuerte, con una impresionante actividad comercial
y productiva, pero que impide observar las carencias que obstaculizan su transformacin.
La problemtica no culmina con la eleccin de Gamarra como ciudad productiva,
en el ao 2006, sostenemos que no solo fue una decisin apresurada sino equivocada,
porque a pesar del gran esfuerzo de sus asociados an no cumple con los criterios bsicos
de una autntica ciudad productiva. Una primera impresin sobre la realidad del emporio
textil nos presenta una amplia zona de edifcios vetustos en su mayora y otros edifcios re-
lativamente modernos, con una actividad febril en todas sus calles repletas de personas, en
518 YUYAYKUSUN
Carlos Cavani Grau
medio de un ruido verdaderamente infernal. Esta apariencia de caos comercial y peatonal
no explica que Gamarra posee 14,000 establecimientos, 10,000 empresas de confeccio-
nes, comercio y servicios, 60,000 empleos entre empresarios y trabajadores, 150 galeras
en 150 manzanas de extensin, 800 millones de dlares en ventas anuales y que paga 140
millones de dlares en impuestos, y que posee un crecimiento de 17% anual, entre el ao
1970-1995, mientras que el Per solo creci en 2.1% (Villarn, 1998).
Estas caractersticas realmente sorprendentes no son sufcientes para su designacin
como ciudad productiva, en tanto sea un cluster incipiente carente de reforzar la adqui-
sicin de insumos de calidad, resolver sus problemas de produccin con servicios siste-
mticos de asistencia tcnica, desarrollar un plan de diseos y colecciones de temporadas,
servicios mltiples de patronaje, tallas, productividad que en su conjunto eleven la
situacin competitiva de las Pymes textiles en Gamarra y la transformen en un autntico
conglomerado articulado.
La ausencia de una gestin empresarial moderna y la carencia de programas dinmi-
cos de capacitacin promovidos por sus directivos de vanguardia inciden en la naturaleza
incipiente del cluster.
Una ciudad productiva es un modelo de desarrollo socioeconmico basado en con-
glomerados consorcio-productivos constituidos por cadenas de eslabonamiento productivo
hacia delante y hacia atrs o cluster, con tamao crtico, dispuestas y organizadas cabalmen-
te hacia las ventas y la exportacin. An Gamarra no lo es (Cavani, 2009).
A propsito de la trascendencia de las cadenas productivas y la insufciencia de la
explicacin de la teora de las ventajas competitivas de un pas dado, Len Martn Cabello
(2003) sostiene que:
De manera histrica, la competitividad de un pas se haba explicado a travs de la teora
clsica de las ventajas competitivas, la cual pone el nfasis exclusivamente en la abundan-
cia de recursos naturales y factores de produccin. La competencia de los mercados es
imperfecta; sus actores empresas y Estados actan estratgicamente afectando los
fujos comerciales y el desarrollo de los pases.
Las empresas deben tender a mejorar su cadena productiva, desarrollar tecnologas de
proceso propias, diferenciacin de productos, reputacin de marca, relaciones y servicios
a los clientes, entre otros.
Ahondando sobre la trascendencia, formacin y evolucin de las cadenas productivas,
distintos enfoques tericos intentan responder las causas de la formacin de los clsteres.
Stumpo (1996) nos indica los ms importantes:
La teora de localizacin y de geografa econmica hace hincapi en el peso relativo del
costo de transporte en el costo fnal, lo que explicara por qu algunas actividades suelen
ubicarse preferentemente cerca de los recursos naturales, otras se localizan cerca de los
mercados que van a abastecer, en tanto que otras pueden establecerse en cualquier lugar.
YUYAYKUSUN 519
Las ciudades productivas en el Per
La teora de los encadenamientos hacia atrs y hacia delante, nos se muestra cmo y
cundo la produccin de un sector es sufciente para satisfacer el umbral mnimo o escala
mnima necesaria para hacer atractiva la inversin en otro sector que ste abastece (enca-
denamientos hacia atrs) o procesa (hacia adelante).
La teora de la interaccin y los distritos industriales, establece la interaccin da lugar a
juegos repetitivos que elevan la confanza y reducen los costos de transaccin y de coordi-
nacin. Se acelera la difusin del conocimiento y la innovacin, lo que es un bien social
internalizado por el conjunto de empresas en el distrito. La interaccin intensa en una
localidad genera derrames tecnolgicos y economas externas y de escala para el conjunto
de empresas del distrito, que no podran ser internalizados de estar cada empresa interac-
tuando con las otras a grandes distancias.
El modelo de Michael Porter sostiene que la diversidad e intensidad de las relaciones
funcionales entre empresas explican la formacin de un complejo productivo y su grado
de madurez. Estas relaciones se referen a la competencia entre empresas de la misma
actividad, las relaciones con proveedores de insumos y factores especializados. Porter
analiza el origen de la competitividad de las naciones con el objetivo fnal de desarrollar
un marco conceptual para orientar a los empresarios en la toma de decisiones, como para
la formulacin de polticas industriales orientadas a promover el empleo y el desarrollo.
Gamarra carece de un modelo de conglomerado o cluster articulado con patrones unif-
cados e integrados de produccin, mrketing, administracin y logstica.
Le falta unifcar criterios corporativos que orienten a las MIPymes debido a la frag-
mentacin y predominio de intereses particulares.
La insufciencia de la legislacin vigente, como la Ley 28015 y el D.L. 1086, no per-
mitira estimular y apoyar la asociatividad, las cadenas productivas y por ende el cluster
en Gamarra.
A propsito de la naturaleza monoplica de la produccin textil, basada en la ex-
plotacin intensiva del algodn en los valles de la costa, identifcamos grandes grupos
econmicos como el Grupo Romero en las zonas de mayor explotacin algodonera, en
Piura, Chincha y Lima. Este es un punto importante de la investigacin por su vincula-
cin a los canales de comercializacin nacional e internacional relativas a los costos. Nos
referimos al acopio de materia prima y como llegan estos volmenes a Gamarra. Unida
a esta variable es preciso anotar la seria incidencia de dumping en el ingreso de materia
prima y productos terminados desde el Asia, y la India particularmente, con precios por
debajo de los costos nacionales.
Otro ngulo de la investigacin es la clara insufciencia de marcas o un mayor desarrollo
del branding en Gamarra, lo cual es un inocultable factor de mengua de la competitividad
para nuestra produccin textil y concomitantemente con la conquista de mejores oportu-
nidades. Excepto Topitop, Pieers, Caman, Kansas, Tayssir una golondrina no hace el
verano no existe una marca posicionada que podra eventualmente reforzar la posicin
competitiva del cluster en Estados Unidos primer destino de exportacin, Venezuela
520 YUYAYKUSUN
Carlos Cavani Grau
segundo destino de exportacin textil peruano y otros destinos de exportacin tan o
ms competitivos. (Klaua, Martn y Daneliuc, Estevan. Entrevista Da 1, 8-3-2010).
Experiencias exitosas de ciudades productivas
Existen mltiples indicios de la existencia de ciudades productivas a nivel global, aunque
con escasa y dispersa bibliografa de anlisis e investigacin al respecto. Sin embargo,
consignamos a continuacin algunas experiencias relevantes de clsteres y la formacin
de consorcios exportadores en Italia y Espaa, que constituyen elementos bsicos para la
organizacin de estas ciudades.
Italia
Los consorcios exportadores nacieron en Italia en 1965, cuando las Pymes se unieron para
llegar a los mercados externos. Operan en forma autnoma o sirvindose de la colabora-
cin del Instituto de Comercio Exterior (ICE) y de las Cmaras de Comercio Italianas
en el extranjero.
Italia tiene la particularidad de que las pequeas industrias estn concentradas en pe-
queas ciudades, dando lugar a que la tradicin y proximidad geogrfca acaben creando
una red de confanza que facilite la asociacin regional de las empresas (aglomeraciones o
clsteres) y la formacin de consorcios exportadores.
De acuerdo a la legislacin italiana el consorcio debe estar formado al menos por
ocho Pymes (cinco si la empresa tiene seda al sur de Italia), las cuales segn el sector, la
ubicacin y las fnalidades previstas determinarn el tipo de consorcio.
El Estado, a travs de distintas leyes, fnancia y contribuye al crecimiento de los con-
sorcios de exportacin. Una de las principales leyes, la 83/89, otorga a los consorcios desde
hace 30 aos un aporte fnanciero que vara de acuerdo al balance que presente cada grupo.
La gran experiencia italiana
Sexto exportador mundial.
Primer exportador per cpita.
Dcimo primer exportador en inversiones.
Un tercio de las exportaciones son realizadas por distritos industriales.
Los factores de competitividad son la creatividad, la innovacin, la fexibilidad, la
confabilidad, los recursos humanos, un inslito culto al producto y a la marca.
Espaa
La fgura del consorcio exportador desempea un papel destacado en la economa espa-
ola, donde un gran nmero de empresas son de reducida dimensin y escasa experiencia
internacional. En los ltimos aos, tanto el gobierno espaol como las comunidades
YUYAYKUSUN 521
Las ciudades productivas en el Per
regionales y entidades privadas, han puesto en marcha exitosos programas de apoyo en
temas vinculados a la exportacin. As nacieron los grupos exportadores al amparo de
los programas del Instituto de Comercio Exterior de Espaa (ICEX), dependiente del
Ministerio de Economa.
Ser parte de un consorcio exportador requiere el cumplimiento de requisitos que exi-
gen personalidad jurdica propia e independiente de las empresas que lo componen, estar
al da en el cumplimiento de sus obligaciones fscales, de seguridad social y en materia
laboral. Deben estar formadas por un mnimo de cuatro empresas fabricantes espaolas
que por razones justifcadas pueden reducir sus miembros a solo tres. Incluso si el consor-
cio se ha establecido en el exterior, el nmero mnimo tambin es de tres.
Adems de contar con un gerente imparcial y a dedicacin exclusiva, debe presentar
un plan de actuacin en el exterior y de viabilidad econmico-fnanciera, ambos a cuatro
aos desde el inicio. Dada la importancia del papel del coordinador en la formacin y
dinmica del grupo, las Cmaras de Comercio participan en cada rea autnoma en la
preseleccin del candidato aunque sin las empresas y son las que toman la decisin
fnal. El ICEX es quien paga el 50% de su sueldo en la etapa inicial del proyecto (Glvez
y Vicua, 2004).
Hemos incluido en la fase de antecedentes internacionales los aspectos correspon-
dientes al sector textil nacional incluido Gamarra frente a los Tratados de Libre
Comercio frmados por nuestro pas con Estados Unidos, la Repblica Popular China y
el Reino de Tailandia, porque nos plantean nuevas oportunidades pero tambin nuevas
amenazas que es preciso analizarlas estratgicamente.
Aproximacin al estudio de las ciudades productivas como modelo de desarrollo
La investigacin nos parece relevante porque proponemos un modelo de desarrollo eco-
nmico basado en ciudades productivas y porque las decisiones de asociatividad no se
contradicen con la bsqueda de un verdadero conglomerado consorcio-productivo, que
tambin posee las autnticas caractersticas superiores a un cluster. La evidencia emprica
para el caso peruano sealaba que la gran mayora de ellas escoga competir individual-
mente en razn de la carencia de esta cultura de asociatividad, particularmente.
A contrapelo de su eleccin individual sostenemos que en la gran mayora de los
casos no cuentan con las capacidades necesarias para encarar el reto de crecer individual-
mente en el mercado interno, mucho menos se encuentran en condiciones de exportar
competitivamente. En este constructo de fnalidad reiteramos la justifcacin prctica de
nuestra investigacin que busca:
Promover una poltica de agresiva competitividad para lograr un mejor posiciona-
miento de los productos textiles en el mbito mundial a travs de los cluster.
Aprovechar las ventajas competitivas del algodn peruano y la mano de obra es-
pecializada que genera gran demanda a nivel internacional constituyndose en un
potencial exportador por excelencia.
522 YUYAYKUSUN
Carlos Cavani Grau
Prelanzamiento de un modelo nacional con potencial exportador a nivel nacional e
internacional mediante marcas de bandera.
Lograr el xito de una cruzada cultural, que genere cambios proactivos en el com-
portamiento organizacional de los agentes que forman parte del sistema productivo
y comercial, porque la unin hace la fuerza.

A propsito del concepto de ciudades productivas, carecemos de mayores referencias
bibliogrfcas que puedan relevarse en trminos de replicabilidad prctica as como en
trminos de la epistemologa de la investigacin. La escasez y dispersin de teora sobre
modelos de ciudades productivas es la principal limitacin de la investigacin en pases
como el nuestro con economas emergentes y en vas de desarrollo.
El programa denominado Ciudades Productivas se inici en el gobierno de
Alejandro Toledo, en el ao 2005 y su objetivo primigenio era reemplazar los cinturones
de marginacin y miseria existentes en zonas perifricas de las urbes donde por lo
general inician sus actividades las Mipymes por cinturones de vivienda productivas
organizados en complejos y sistemas integrados.
Las ciudades productivas son modelos de desarrollo socioeconmico que involucran un
plan integral que establece la asociatividad empresarial y la generacin de redes comer-
ciales (Lemor, 2005).
La ciudad productiva fue el inicio de este proyecto para las microempresas. Hasta la fecha,
2005, son ms de 20 mil Pymes generadas en estas ciudades productivas.
Este es el semillero de un sistema autogestionario que no solamente involucra el ordena-
miento de las empresas y su produccin, sino que tambin se preocupa por la seguridad
ciudadana en las zonas productivas. Importante proyecto al que se sumaron otras seis
ciudades: Gamarra( Lima), Los Olivos(Lima), El Porvenir (Trujillo), San Jernimo de
Tunn (Junn), Concepcin (Junn) y Ate (Lemor, 2005).
Esta iniciativa gubernamental se reitero el 16 de agosto de 2006 con la intervencin
del ingeniero Rafael Rey Rey (2007) en la presentacin del Programa de Articulacin
Productiva-Comercial en Villa El Salvador.
Los peruanos hemos desarrollado la iniciativa, la originalidad como consecuencia de no
tener las ventajas que otras personas en otros pases s tienen, y ese es un capital para los
peruanos y el Parque Industrial de Villa El Salvador, y en general el empuje de nuestros pe-
queos, micros y medianos empresarios demuestra esto, que los peruanos no somos menos
que nadie, al contrario, hemos desarrollado una habilidad innata como consecuencia de
que no nos ha sido fcil hacer estas cosas, y eso es algo que debe ser el orgullo para todos
los peruanos, y eso es lo que muestra en concreto el Parque Industrial de Villa El Salvador.
YUYAYKUSUN 523
Las ciudades productivas en el Per
Asimismo, la reiteracin del alcalde del distrito de Villa El Salvador:
El parque industrial no slo ha demostrado ser un ncleo de desarrollo empresarial, sino
que muestra, tambin, los resultados que se pueden obtener con trabajo concertado.
Adems de impulsar el crecimiento de nuestro distrito como ciudad productiva, con-
tamos con proyectos destinados a consolidarlo como tal. Mejoraremos los dos pasos a
desnivel de las avenidas El Sol y Juan Velasco, lo que har ms fcil el acceso al parque
industrial. Asimismo, se ha previsto reordenar a los comerciantes y mejorar el entorno
ambiental (Zea, 2005).
Sin embargo, reiteramos que la eleccin del conglomerado textil incipiente de Gamarra
como ciudad productiva no solo fue una decisin apresurada sino equivocada.
Un avance innegable es que Gamarra posee varias organizaciones empresariales, pero
unitariamente reunidas en la Coordinadora de Empresarios de Gamarra (Villarn, 1998).
Otro avance relevante es que nuestro emporio textil es agenda multisectorial por
institucionalizar su reciente nombramiento como la segunda ciudad productiva en Lima,
despus de Villa El Salvador, que fue designada como la primera ciudad productiva en
octubre pasado.
Visin panormica de la produccin textil peruana, 1990-2007
La industria textil peruana ha sido muy exitosa en el mercado de las confecciones. Pocas
industrias textiles de otros pases han logrado mantener un ritmo de exportaciones cre-
cientes en este segmento, como lo ha hecho la de Per. El sector se caracteriza por lo
siguiente:
Precios internos afectados por subsidios
Produccin nacional con tendencia decreciente
Importaciones en aumento
Excelente calidad de la fbra empleada
Baja tecnologa
Precios del mercado reconocen calidad
Demanda local en crecimiento
Segn el MITINCI, 34 empresas generan ms del 70% del valor agregado de la pro-
duccin de hilados y tejidos. En las industrias de hilados y textiles, segn el Ministerio de
Industrias y Aduanas, las empresas grandes con 201 trabajadores o ms son el 1%
de todas las empresas registradas formalmente en ambas industrias y concentran el 26%
de la mano de obra empleada y el 94% del valor exportado por ambas industrias. En la
industria de confecciones, las empresas grandes son tambin el 1% de todas las empresas
registradas formalmente en la industria y emplean el 8% de la mano de obra de esta in-
dustria y el 82% del valor exportado por ella.
524 YUYAYKUSUN
Carlos Cavani Grau
Aunque prcticamente slo las empresas de mayor tamao son las que exportan di-
rectamente, es muy frecuente que mediante la modalidad de subcontratacin las grandes
empresas le compren productos a las medianas (21 a 200 trabajadores) y pequeas empre-
sas (11 a 20 trabajadores). Estas, a su vez, contratan con frecuencia a las microempresas (1
a 10 trabajadores), tanto para la produccin requerida para el mercado local como para
la exportacin.
El 70.5% de las empresas de las industrias de hilados y tejidos y el 78% de las em-
presas de la industria de confecciones se localizan en Lima y Callao. En 2010 se han re-
gistrado 24,000 empresas en el rubro textil y emplean a 400,000 personas, directamente.
Redes empresariales en el conglomerado de confecciones de Gamarra
Comenzaremos dando una breve resea de la importancia que tiene este aglomerado
textil-comercial. Gamarra contina siendo el principal centro de abastecimiento y co-
mercializacin del rubro textil, preferido por los comerciantes minoristas y mayoristas
bsicamente por tres aspectos fundamentales:
1. Ofrece precios realmente competitivos y econmicos que les permite sostener un
margen de ganancia respetable, acorde al nivel de expectativas en un mercado gol-
peado por la crisis econmica.
2. Permite acceder a una variedad de mercadera principalmente en el rubro textil, lo
que implica diversidad de diseos, prendas, calidades, colores y tallas.
3. Las confecciones estn a la par de los nuevos estilos de la moda.
Gamarra tiene 17,000 establecimientos distribuidos en 125 galeras comerciales (ms
de dos pisos) y en 800 casas comerciales (casas acondicionadas como comercio). Trabajan
aproximadamente 60,000 personas. Se dice que en Gamarra se mueven 800 millones de
dlares al ao, ms o menos un promedio de 4,000 dlares de venta mensual por tienda.
El crecimiento anual de Gamarra ha sido de 500 establecimientos aproximadamente.
El Proyecto Redes Empresariales en el Conglomerado de Confecciones de Gamarra
est siendo mayormente difundido y ejecutado en la actualidad por la Comisin de
Promocin de la Pequea y Micro Empresa (Prompyme)
10
. Una red empresarial se def-
ne como una alianza estratgica entre un grupo determinado de empresas que comparten
objetivos comunes de negocio y trabajan juntas para alcanzarlos.
Anlisis FODA del sector textil
Ensayamos a continuacin el anlisis estratgico del sector:
Fortalezas
Mejoramiento de la imagen del Per a nivel internacional basado en la estabilidad y
crecimiento de la economa con respecto a sus pases vecinos.
YUYAYKUSUN 525
Las ciudades productivas en el Per
Cercana al mercado americano, a los pases de la Comunidad Andina y a Chile. La
rapidez de aprovisionamiento del producto es un factor apreciado por los importa-
dores para vestir a nacionales, pueden competir mejor con los pases asiticos que se
encuentran ms alejados.
El Per tiene prestigio internacional como productor de algodn de fbras de buena
calidad; este es un factor bsico que coloca al Per en una posicin ventajosa respecto
a otros pases productores de textiles de algodn.
En la costa existen regiones apropiadas para el cultivo de algodn por sus condiciones
de calor, temperatura y luminosidad; se puede aprovechar las zonas ridas porque
el cultivo requiere poca agua y no es muy exigente en calidad de suelos. Adems el
agricultor nacional ha cultivado algodn desde tiempos ancestrales, por lo que se
encuentra debidamente capacitado en el manejo agronmico de este cultivo.
En el mercado internacional, los precios de algodones de fbra larga y extralarga estn
mucho mejor cotizados que los algodones de fbra corta. El 90% del comercio del
CIUDAD PRODUCTIVA
Es un modelo de desarrollo socioeconmico asociativo
en base a una autntica conglomeracin de consorcios
productivo-comerciales que representan la cooperacin de
las MIPYMEs de diversas gamas de la industria, comercio,
o iniciativas multipropsito para obtener mayor tamao
crtico y potencial exportador con competitividad.
2. Defnicin
conceptual
1. Variable
3. Dimensiones
4. Indicadores
Volumen de
exportaciones de las
MIPYMEs textiles
a los mercados
externos.
Nmero de MIPYMEs
textiles del clster
de Gamarra de
las dispuestas a
internacionalizarse.
Nmero de MIPYMEs
textiles del clster de
Gamarra dispuestas
a asociarse mediante
consorcios.
Necesidad de
asociatividad
para generar
exportaciones.
Necesidad de las
Pymes textiles de
ser conocidas en el
mbito internacional.
Necesidad de
asociarse formando
consorcios productivos
comerciales.
Elaboracin propia.
INDICADORES DE LA INVESTIGACIN
526 YUYAYKUSUN
Carlos Cavani Grau
algodn mundial corresponde a algodones de fbra corta y media; sin embargo, el
Per produce dos variedades de la mejor calidad, de fbra larga y extralarga, que son
el tangis y el pima, respectivamente.
Los empresarios textiles y de prendas de vestir cuentan con 15 aos de experiencia ex-
portadora, por lo que han adquirido un nivel de know-how en comercializacin y
produccin, que les permite competir apropiadamente en el mercado internacional.
Adems existe toda una red de subcontratistas y proveedores de accesorios capaces de
cubrir los aumentos de demanda.
Se ha conformado el Instituto Peruano del Algodn (IPA), donde participan pro-
ductores de algodn, desmotadoras, hilanderos, textiles y confeccionistas; es decir,
toda la cadena productiva, con el propsito de desarrollar activamente variedades de
semilla de algodn competitivas internacionalmente en productividad y calidad de
fbra.
Debilidades
Falta de una poltica adecuada de apoyo para las Pyme exportadoras.
Falta de informacin y/o capacitacin.
Difcultades de fnanciamiento.
No existe innovacin tecnolgica.
Concentracin de exportadores en un nmero reducido de empresas.
Altos costos de transporte, servicios y sobrecostos laborales.
La importacin de ropa usada y las prcticas de contrabando, el subconteo, la
subvaluacin.
Oportunidades
Apertura comercial.
Liberacin arancelaria.
Acuerdos y convenios internacionales.
Variedades de tejidos.
No se ve la forma de trabajar con los empresarios norteamericanos a travs de contra-
tos de maquila.
Desarrollo del cluster textil a nivel mundial.
Generar empleo.
Amenazas
Polticas que permitan importar masivamente productos textiles a precios bajos por
debajo de los costos nacionales o dumping (Asia).
Competidores textiles (China, Mxico).
Factores que hacen peligrar la produccin de algodn: productividad mundial, sub-
sidios, fenmeno de El Nio, calentamiento global y cambio al cultivo del maz
amarillo.
YUYAYKUSUN 527
Las ciudades productivas en el Per
Conclusiones
Con la primera prueba de hiptesis llegamos a la conclusin de que los microempresarios
de Gamarra no se muestran indiferentes ante una posible alianza estratgica llamada red
empresarial, esto lo corroboran los datos estadsticos, un 80% de la muestra estuvo de
acuerdo en aceptar dicha opcin (red empresarial) como una alternativa para mejorar su
negocio. Y as tambin lo constata la prueba de hiptesis realizada.
Este resultado tiene mucho que ver con el reto que tiene la industria de confeccio-
nes: exportar. La pequea empresa en el pas tiene que desarrollarse, ninguna ventaja es
permanente. Porque son tantas las empresas que existen que a pesar de que aumentan las
ventas disminuyen los ingresos: si antes vendas 100 y lo repartas entre 20, ahora vendes
120 y lo repartes entre 60. El imperativo es exportar. Y para esto resulta primordial una
alianza entre empresarios para alcanzar esta meta; y los microempresarios as lo compren-
den. Al ao 2010 se han registrado 23,400 empresas textiles que emplean directamente a
400,000 personas. El impacto de la crisis externa no ha mellado considerablemente en el
sector y las previsiones son relativamente halageas. Las exportaciones se redujeron en
29% en relacin al 2008 (Quo Vadis? Da 1. El Comercio. 8-3-10, p. 12).
Con un diseo del modelo de desarrollo socioeconmico asociativo de conglomerado
industrial comercial se podra lograr que las MIPYMES textiles de Gamarra se transfor-
men en una autntica ciudad productiva de naturaleza inclusiva y desarrollen su potencial
exportador con competitividad basada en la asociatividad empresarial y la generacin de
redes comerciales.
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529

YUYAYKUSUN 3 (2010) 529-535 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Imgenes y percepciones del mundo
celestial nocturno en los pescadores
de la costa norte del Per
Pedro Jacinto Pazos
RESUMEN
Refero la ruptura racional que se genera con el paso del tiempo y de la historia en las percepciones de
las personas, como efecto de la irrupcin del sentido que se observa desde el mundo celestial nocturno
en los pescadores de la costa norte peruana. No se trata de llevar al extremo el sentido comn, sino
de cmo dichas subjetividades son conocimientos con otras valas y explicaciones en los momentos
actuales, es decir, ubicar la percepcin que irrumpe desde la etnografa y resquebraja esos sentidos
de omnipresencia siempre mtica, ritualista y religiosa prevista eternamente en el sentido racional
occidental de los antroplogos.
ABSTRACT
It refers to the breach of the rational through the time and history of peoples perceptions as an
efect of the bursting of the sense noticed by the fshers on the northern coast of Peru. It is not to
take to the extreme, the common sense but how these subjectivities are other valuable knowledge
and explanations at the present time, that is, locate bursts from ethnography and break senses of
omnipresence always mythical, ritualistic and always provided religious eternally in western rational
sense of anthropologists.
Introduccin
E
l presente artculo tiene por objeto explicar la memoria colectiva de los pescado-
res artesanales sobre el mundo celestial nocturno en la costa norte del Per: De
qu forma se perciben las imgenes en el mundo celestial nocturno por parte de los
pescadores artesanales en la costa norte del Per?, es la pregunta eje que recorre el siguiente
trabajo. La explicacin no trata de llevar al extremo el sentido comn de los pobladores
de las caletas de pescadores de la costa norte, sino de cmo dichas mentalidades son cono-
cimientos con otras valas y explicaciones en los momentos actuales, es decir, ubicar la
percepcin que irrumpe desde la etnografa y resquebraja esos sentidos de omnipresencia
siempre mtica, ritualista y religiosa prevista eternamente en el sentido racional occidental
de los antroplogos, sin entender los sentidos relacionales que la memoria y las men-
talidades presentan desde las lgicas de la vida cotidiana productiva de los pobladores.
Presento resultados iniciales de un proyecto en ciernes cuya investigacin sigue en pie.
El estudio se basa en entrevistas y etnografas realizadas como parte de la observacin
participante efectuadas en Huanchaco, Santiago de Cao (en Trujillo), Letir y Becar de
Sechura (Piura).
530 YUYAYKUSUN
Pedro Jacinto Pazos
Imgenes prehispnicas o memoria actual?
La idea de irrupcin del sentido en las imgenes desde una perspectiva comn, bajo
lgicas de determinados planos conceptuales apertura espacios que de cierta forma puede
hacer describir y leer textos cuyas representaciones pictricas han sido plasmados en gran
parte de la historia prehispnica del pas. Si bien, las percepciones que se presentan son
de espacios y tiempos diversos, lo que lleva a esta explicacin es que las imgenes que ten-
emos en las representaciones del mundo celestial nocturno de los pescadores de la costa
norte, se observan en la antigua cultura moche en sus conos y murales all presentes. Es el
caso de la Huaca de la Luna donde se ubica una representacin pictrica o un gran mural
en la parte central, que bien puede representar la cosmogona astronmica de dicha so-
ciedad y, que es el pretexto de la siguiente refexin. Los avances de las ltimas investiga-
ciones
1
nos referen que dichas imgenes bien pueden ser parte de una visin astronmica
de la va lctea, donde se pueden observar imgenes del zoo terrestre y marino, as como
distintos instrumentos y herramientas que eran parte del aparejo de los pescadores de
aquella sociedad Moche precolonial.
Con la irrupcin del sentido, refero los planos e imgenes donde se obliga a percibir las
ideas y las formas, no bajo las lgicas de las perspectivas conceptuales nuestras acadmica
o racionalmente descritas sino dentro del pensamiento y las manifestaciones del sentido
comn que requiere ya no de las refexiones tericas-conceptuales a las que nos adherimos
cuasi por inercia, en las ciencias sociales y, sin las cuales no iniciamos los proyectos de
investigacin; refero ms bien, la ruptura racional que se genera con el paso del tiempo y de
la historia en las percepciones de las personas como efecto de dicha irrupcin del sentido.
No se trata de llevar al prurito el sentido comn sino de cmo dichas subjetividades son
conocimientos con otras valas y explicaciones en los momentos actuales. Las interrogantes
en cuestin son: De qu forma se perciben las imgenes en el mundo celestial nocturno por
parte de los pescadores artesanales en la costa norte del Per?, Son la continuidad de las imgenes
prehispnicas o son parte de la memoria de los pescadores artesanales, producto de la racionalidad
y de la cotidianidad de sus sentidos de vida y de sobrevivencia? Y fnalmente: Se puede hablar
de divinidades y de sentidos rituales-religiosos desde esta perspectiva, en los pescadores de la costa
norte del Per, actualmente?
2
La irrupcin del sentido es para referir las rupturas y la penetracin dramtica bajo las
cuales se vienen recreando las subjetividades del mundo racional tradicional, producto
en un primer momento de la colonizacin de los espacios sociales y econmicos que se
dan en la sociedad peruana actual, cuya irrupcin devino con malicia en ideologizacin,
sometimiento y desgarramiento de la sociedad peruana producto de la dominacin y
supeditacin al mundo de la vida moderna. No se trata de pensar la irrupcin del sentido
cientfco en las manifestaciones relacionales de los individuos del sentido comn, sino
1 Ver: Golte (2009).
2 Es parte de la ponencia que present en el ltimo, XVI Congreso del Hombre y la Cultura Andina (Lima, octubre,
2009 - UNMSM).
YUYAYKUSUN 531
Imgenes y percepciones del mundo celestial nocturno en los pescadores de la costa norte
de cmo la racionalidad supeditada irrumpe en las lgicas de los medios acadmicos y
lleva a distinciones conceptuales y especulaciones de todo tipo. La irrupcin del concepto
llamado sentido comn no pensado en su manifestacin clsica antropolgica desde
lo ritual, religioso y mtico, sino como la percepcin que irrumpe en la antropologa y
resquebraja esos sentidos de omnipresencia siempre mtica, ritualista y siempre religiosa
prevista eternamente en el sentido racional occidental desde la antropologa. Es slo un
marco para explicar lo que dice la etnografa.
En uno de los textos que escribi Lorenzo Huertas (2000), sobre pescadores artesanales
sechuranos, registr las imgenes o los luceros en el frmamento, segn sus informantes
como las siguientes seales: la coloracin del horizonte rojo (abundancia de peces), la luna
llena (buena pesca), la estrella gemela, (sale a las siete de la noche y gira hasta las cuatro
de la madrugada), la estrella solitaria, (la Venus matutina sale a las siete de la noche y se
oculta a las cuatro). En constelaciones: el arado. (La fgura, sale por el este y se pierde en
el oeste), la va Lctea, que le llaman el ro. En los informantes, de Huertas este aparece
solo con el nombre de ro, que en nada se diferencia de la atarraya que se ve por la
caleta de Constante en Sechura, segn explican. Luego, la estrella Venus que se conoce
como Paramote o Ponemote por sus entrevistados, y que dicen, se observa como un foco.
No se observa ms informacin de esta parte imaginaria o iconogrfca de los pescadores
de Sechura. Amelia Garca si bien lo refere para el caso del sur costeo (2002), registr
cuatro imgenes de luceros: Jpiter, sale por la tarde y cae a las nueve de la noche. Lucero
de las cuatro, llamado del alba y marca el nuevo da; luego la Cruz del Sur se ve en el mes
de mayo y, el lucero El Arado, que seala la subida y bajada del mar cuando se navega
3
.
Lo que trato de proponer es que, las percepciones que se tienen sobre las imgenes
en el mundo celestial nocturno por parte de los pescadores de la costa norte tienen un
recorrido actual, cuyo asiento est en los tiempos prehispnicos Moche, no obstante su
contenido, es parte de una ruptura producto del proceso colonial donde las imgenes
se inscriben bajo percepciones del mundo cristiano, pero relacionados directamente a
sus sentidos cotidianos de las formas de sobrevivencia en las cuales se encontraban en
las travesas marinas para sus sentidos de ubicacin y donde sus pre-conceptualizaciones
les genera una forma de conocimiento sui generis para sus actividades laborales. Es una
propuesta a seguir investigando ya no como momentos del pasado sino como momentos
actuales.
Empleo el mtodo etnogrfco y una profusa revisin de textos etnohistricos acerca
de los pescadores artesanales en la costa peruana
4
. Trabajo en funcin a las entrevistas y la
tcnica que denomino, el juego de percepciones de los pescadores con las imgenes por
3 Los textos base del siguiente trabajo son: Lorenzo Huertas (2000). Amelia Garca (2002) y, (1999) el libro de Jrgen
Golte (2009).
4 El trabajo de campo lo realic en parte de diciembre del 2005 y el mes de enero del 2006, desde Chimbote, pasando
por Huanchaco, Cartavio, Santiago de Cao (Trujillo) hasta las playas de San Pedro (Sechura Piura), cuyos pescadores
tiene como residencia los pueblos de Letir y Becar en Sechura, Piura..
532 YUYAYKUSUN
Pedro Jacinto Pazos
ellos observados en el cosmos celestial de las noches marinas
5
. Las preguntas de entrada,
son para explicar, qu representacin tiene el cielo nocturno actualmente o cmo lo
percibieron ellos cuando eran pescadores artesanales. En realidad parte de su memoria
o recuerdos de cuando ellos salieron a pescar en sus pocas de niez hasta el fn de sus
das en que dejaron de laborar en dicho ofcio, como lo recalcan en su mayora. Refero
solamente el caso de cuatro informantes, el trabajo de campo abarc exploraciones en
pescadores de Chimbote, Huanchaco, Santiago de Cao (Trujillo) y Sechura (Piura).
6
Las imgenes en el cielo nocturno
Las respuestas que se obtuvieron por los pescadores acerca de sus formas de mirar el cielo
nocturno era la siguiente. Uno de ellos me cuenta: Nuestros antepasados saban todas esas
cosas, las mismas estrellas hacan fguras de muchas apariencias: formas de cristianos, formas
de aves, de todo. Y sobre eso uno ya se daba cuenta que tal lucero es. Por ejemplo, el lucero que
se llama las tres maras son tres luceros, por eso se les llamaba el lucero de las tres maras que
indicaba, parecan que avanzaban y es tal hora. Las tres maras ya van ac, ya debe ser tal
hora. Igual con las mismas estrellas, eran los mismos luceros.
Haba el tirador que le llamaban, se mostraba su balsa en las estrellas, y la persona
parada con su atarraya as tambin dibujada en estrellas con la atarraya extendida. Y todo eso
pues, ellos ya conocan bastante, ellos nos enseaban a nosotros. El tirador as era su nombre:
all va el tirador son la una o dos de la maana, el tirador indicaba la hora!! Si oscureca de
todas maneras en la noche apareca. La oscuridad siempre, hay un cielo oscuro pero hay un
momento que aparece, siempre se tena que estar al cuidado para ver las marcas, porque as
se llamaban marcas, as era su nombre. El tirador, igualito por ejemplo que si me paro as,
tiro la atarraya y la atarraya cae all extendido, entonces yo estoy as jalando, y as aparece, en
dibujo completo, como si hubiera sido una persona que estaba all. Y ese tirador indicaba todo,
horas, rumbo, hay que tirar rumbo, para decir al llegar a un puerto o una isla, y el puerto era
sufciente para mediar la fuerza de la vela, y que tenan que ver la maniobra de la vela, hay
nombres que tienen los aparejos. (Lorenzo Vite, 70).
Aqu salen a relucir una suerte de reiteraciones que se puede resumir en las siguientes
imgenes: las tres maras, el tirador; en realidad un pescador con su atarraya y nada ms.
Pero el balsero implica algo ms, por lo que se agrega: la balsa. Y algo importante todos
estos son marcas. En s los luceros son marcas son orientaciones, pero a la manera de los
pescadores de aquella poca. Lo importante es que aparecen las imgenes como parte de
la cotidianidad existente no ven otros elementos sino algo que se asocie con sus sentidos
5 La palabra tiene distintas acepciones, solo espero se tenga presente como el espacio sideral, desde las perspectivas
cientfcas que la astronoma presenta. La visin catlica cristiana que en las entrevistas se observa es parte de la
complementariedad de racionalidades que observamos.
6 Mis agradecimientos especiales a los seores que hacen posible el siguiente escrito: Agustn Eche, Lorenzo Vite, Eu-
genio Eche Saba en el casero de Letir (Sechura - Piura), y don Santiago lvarez en el Nazareno (Cartavio - Trujillo).
La informacin es vasta pero mientras tanto los prolegmenos.
YUYAYKUSUN 533
Imgenes y percepciones del mundo celestial nocturno en los pescadores de la costa norte
de sobrevivencia y sus sentidos racionales forzados a descifrar el frmamento para que no
pierdan los rumbos. Es curioso porque las imgenes se pierden en los tiempos modernos.
Actualmente ellos mismos manifestan que los pescadores actuales no pueden salir a
pescar sino llevan la sonda, el comps, o la tecnologa a la mano disponible.
Otro pescador de Cartavio en la playa-casero El Nazareno relataba: Si dicen, afueran
se ven lanchas, se ve como una lanchita, all va el ro, y abajo la pesca, mi pap me deca
que all va el ro Jordn, se ve solamente una vez al ao, todos los das no lo ven, pero como
nosotros salamos a medianoche y nos quedbamos, en la noche lo veamos. No era necesario ir
lejos para verlo. []. Veamos en la noche como un cometa haca que la noche se vuelva da.
Se ve, queda clarito, cuando nos quedamos pescando en la playa se ve claro, baja un cometa
decimos se descuelga a velocidad, y luego se apaga de once a doce o a las dos de la maana. Se
ve tambin el arado, las tres Maras, representa lo que tenemos en la tierra, el arado lo que
tambin hay en la tierra, que han sido antes, ahora ya no hay. Era un arado con una persona
y la yunta adelante, y la persona lo va agarrando. []. Pescadores con (otras) personas en el
cielo, en el rio Jordn. []. Se ve pero no se ve pescando, se ve solamente la imagen con una
persona pero no pescando. (Santiago lvarez, 39).
En realidad, todo parte del por qu de las seales. Esto pasa por entender que ellos
salan a pescar hasta las islas ms lejanas posibles de sus litorales, en este caso hasta las
Islas Lobos de Afuera, la cual lo hacan en travesas hasta de diez das. Los menos das,
que pueden recordar de dichas travesas es de seis, sin contratiempos. La balsilla era una
plataforma de seis u ocho palos que ataban con unas sogas de nailon donde pasaban
gran parte de su vida marina. Aqu ya se menciona el Ro Jordn, las tres maras, y la yunta
con un individuo que lo va agarrando. Luego, una cometa que se cae. Lo que sale a
relucir: en el ro Jordn un pescador pero no pescando. Se les preguntaba si vean personas
o nios: Ah, s, en las nubes, que forman ngeles parece una familia cuando est reunida,
s se notan, parece que estn all como decir abrazndose, comiendo, o un pap con la mam,
tambin se vea. []. Haba uno que le decan el comemote, pero por ejemplo en el mapa, los
que conocen le dan sus nombres, los cientfcos, pero son planetas completos. El comemote serva
para orientarnos, sala a las tres de la maana que cuando sala trae un friaso, pasu machu!!
hielo, hielo, nosotros en la ropa vieja nos arropbamos, en cuestin del ao era ya prctica
noms, aparte las cabrillas []. Hay uno que sala en la tarde, pero no me acuerdo pero
s sabamos qu hora entraba, y entraba a la medianoche y ya estbamos atentos para salir,
pero cuando est claro, porque cuando esta oscuro no se ve nada all pura orientacin [].
Tambin se vea arriba un encalaminado (como trocha de carretera) que marcaba la cantidad
de pescado en el cielo y, as era, luego se presentaba gran cantidad de pescado. (Agustn Eche,
67).
Aqu se observa una percepcin muy difusa. Los pescadores arriesgan a mirar en las
nubes ngeles que parecen una familia, abrazndose y comiendo con el pap y la mam.
Luego aqu viene el comemote
7
, que se caracterizaba por ser una estrella que les marcaba
7 Los informantes de Huertas (2000), lo referen como ponemote o paramote cuyo signifcado expresa, las madrugadas
534 YUYAYKUSUN
Pedro Jacinto Pazos
las tres de la madrugada y adems el cambio de temperatura, es decir, prcticamente se
alistaban para sufrir las temperaturas ms bajas del frio. Luego, estaban las cabrillas que
tambin denotaba otra marca.
Don Eugenio Eche cuenta: No eran tan efectivas las marcas. []. Una vez que ya
veamos las seales all bamos rumbo, conforme ibas para ac agarrabas otra estrella, o ibas
para all otra estrella, as te ibas hasta la amanecida. []. A todos les llambamos estrellas, el
alacrn se ve en dibujo, por medio de las estrellas, all est, as como la tortuguita, all van sus
bracitos, de noche vale que lo vayamos a ver. De noche se ven en un campo, y si no all lo vemos
all le digo ac est el barco, all va la Cruz, ac est el ancla, ac estn las tres maras, el
capachero, el gallinazo, el tirador, todos estn all, el alacrn. []. La luna va claritito,
y tambin se pierde con la neblina del mar. El tirador va dibujado, no hay ninguno que tire
alguna soga. Son solo dibujos. Por ejemplo el tirador se ve all, que ha tirado la atarraya,
se ve redonditito la atarraya, pura estrella, el tirador tira la atarraya, entonces la atarraya
est redonditito!! Yo estoy ac y aqu viene el chicote de la atarraya que es un cabo de donde
est agarrada la atarraya y as van en el cielo y cae redonditito. Y all se nota redonditito, de
las estrellas, el tirador son tres luceros noms, fgura de luceros. Es una persona, es la nica
persona, el ro es inmenso. (Eugenio Eche Saba, 65).
A modo de conclusin
Con don Lorenzo Vite, el da 2 de enero de 2006, partimos a la playa San Pedro (Sechura)
a las once de la noche para observar el registro de imgenes que me haba contado sobre
el mundo celestial nocturno por la tarde de ese da en su pueblito, Letir de Sechura. Sus
visiones fueron tan cronometradas que todo lo vea en el cielo, mir las tres maras por el
lado noreste, que segn l siempre marca las once de la maana. Luego me mostr el ro
Jordn, en s la Va Lctea, que era un gran trecho de nubes lcidas y en los extremos del ro,
al costado de las estrellas se observan las Cabrillas, que son varias estrellas que estn juntas
como un cardumen de pescado. Luego, la atarraya, por el lado norte es como un crculo.
La fgura del cristiano no lo ubicaba a pesar del esfuerzo, segn l, porque daba mu-
chas vueltas. Todas las estrellas no son de un solo color, repeta. Ve tambin el escorpin,
luego se notaba el barco que eran seis luceros en el frmamento. Por el lado oeste, observa
constelaciones completas. Luego trata de observar el gallinazo, en sus diferentes colores,
unos rojos y otros claros. Todos tienen su hora para l. Luego el atarrayero que es una
rueda de estrellas. No ve nios, ni otras personas. Para la parte sur la cruz, y luego el batn
que est por el lado sur.
Es el mundo nocturno de hace milenios, donde quizs los moches, por extensin en
gran parte de la costa norte del Per actual, dibujaron e hicieron astronoma a su manera.
Un mural lo tienen disponible en el patio central de la Huaca de la Luna. Lo curioso,
nunca los informantes se refrieron a dichas imgenes como deidades o divinidades del
de la excitacin sexual de los hombres.
YUYAYKUSUN 535
Imgenes y percepciones del mundo celestial nocturno en los pescadores de la costa norte
mundo andino o el mundo cristiano catlico, salvo referencias bblicas como el ro Jordn
producto de los tiempos ms actuales. No existan como sentidos de adoracin o de culto.
Y claro, eran los sentidos de sobrevivencia los que haca de esta cultura mirar la va lctea
como mirar imgenes en su espacio terrenal.
Referencias bibliogrfcas
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reserva nacional de Paracas. Lima: UNMSM/NSC.
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Lpez Austin, Alfredo y Luis Millones. (2008). Dioses del norte y dioses del sur. Religiones y cos-
movisin en Mesoamrica y los Andes. Lima: IEP.
ENTREVISTA
539

YUYAYKUSUN 3 (2010) 539-552 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Conversando con John Beverley:
Un giro neoconservador o neo-arielista
en el pensamiento latinoamericano...
Carolina Ortiz Fernndez y Julio Meja Navarrete
A
fnes de abril, nos reunimos con John Beverley, investigador y profesor de notable
trayectoria intelectual que desde la Literatura con una mirada inter y transdis-
ciplinaria refexiona sobre la sociedad y la cultura en Amrica Latina. Beverley
es profesor de literatura y lenguas hispnicas en la Universidad de Pittsburgh en donde
comparti ctedra con Antonio Cornejo Polar. Fue uno de los fundadores del proyecto
de los estudios culturales en los Estados Unidos y coordinador del Grupo de Estudios
Subalternos Latinoamericanos entre 1992 y el 2002. Con Sara Castro-Klarn dirige la
serie editorial Illuminations: Cultural Formations of the Americas para la prensa universita-
ria de la Universidad de Pittsburgh, y es director asociado de publicaciones del Instituto
Internacional de Literatura Iberoamericana, ubicado en esa misma universidad. Es miem-
bro del colectivo editorial de la revista de teora crtica boundary 2. Beverley naci en
Venezuela y vivi su niez y adolescencia en el Per en los aos cincuenta del siglo XX
cuando su padre fue funcionario de la International Petroleum Company. Hizo sus prime-
ros estudios en el colegio Markham. En una de sus conferencias en Lima, a la que regre-
s despus de 50 aos, califc su formacin temprana (caracterizada por la migracin)
como la de un third culture kid, nio de la tercera cultura, concepto tomado de la
psicologa social que designa a alguien cuya identidad personal y nacional est formada
en un lugar entre el pas de origen de sus padres y el pas donde actualmente pasa su
juventud, y que tiene que sintetizar en su propia persona los elementos de ambos. De
all su inters vivencial por Amrica Latina. Participamos en la conversacin Julio Meja
Navarrete y Carolina Ortiz Fernndez.
Carolina Ortiz Fernndez: Cules son los problemas que abordars en tus conferen-
cias en Lima?
John Beverley: Bueno, hablar de la trayectoria de lo que se podra llamar los estu-
dios: culturales, poscoloniales, subalternos, de la mujer, etc. Y de la contienda entre la
academia latinoamericana, que quiere reafrmar su propia autoridad y estas corrientes
que vienen de Estados Unidos, de Inglaterra, de Francia y que quieren imponerse el
tema del ltimo ensayo de Antonio Cornejo Polar. Cmo se llama? Te acuerdas? Lo
conocen?
540 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
C. Ortiz: S claro, Mestizaje e hibridez, los riesgos de la metfora. Julio viene de
las ciencias sociales, pero tambin est interesado en una lectura transdisciplinaria de
Amrica Latina.
J. Beverley: Bueno, Antonio escribi ese famoso y ltimo ensayo quizs sabiendo que
iba a morir. Es sobre todo una refexin angustiada sobre el hecho de que el discurso
latinoamericanista haba llegado a ser dominado por la discusin en ingls sobre teora
cultural respecto a Amrica Latina, por ejemplo, el concepto de hibridez Antonio ha-
blaba de el poco honroso fnal del hispanoamericanismo.
J. Meja: Precisamente sobre ese concepto, Antonio Cornejo Polar enfatiza ms la
heterogeneidad
J. Beverley: S, exactamente.
J. Meja: A diferencia de los estudios culturales que pareciera que ponen nfasis en
el concepto de hibridez. Para la hibridez ms bien hay un solo camino, pareciera de
mestizaje
J. Beverley: De transculturacin
J. Meja: Transculturacin en cambio para Cornejo Polar el camino es mltiple.
Hay mestizaje criollo, mestizaje andino, mestizaje amaznico o puede haber tambin un
mestizaje de origen negro. Sobre eso, qu piensas?
J. Beverley: La opcin de la heterogeneidad tambin implica la posibilidad de iden-
tidades no mestizas. S, yo estoy totalmente de acuerdo con la posicin de Antonio
en ese debate. En mi libro Subalternidad y representacin tengo varios captulos donde
hago una crtica a la hibridez, como modelo. Esa crtica marc tambin mi propio
desarrollo de mis intereses en un momento en que paso del proyecto de los estudios
culturales, que era mi proyecto en los ochenta, al proyecto de los estudios subalter-
nos. Al principio habamos pensado que los estudios subalternos eran una especie de
pliegue dentro de los estudios culturales, pero nos dimos cuenta a comienzos de los
noventa, relativamente rpidamente, que en realidad estbamos proponiendo algo dis-
tinto de los estudios culturales. Queramos entender lgicas binarias de dominacin/
subordinacin, algunas con races coloniales y an anterior a la colonia, si persistan
o si estaban producindose nuevamente por los efectos de la globalizacin. Relaciones
sociales que tenan y tienen una estructura binaria. Por defnicin, el subalternismo
esencialmente es un modo de pensar binario; lo subalterno es lo que no es dominante,
lo que es subordinado. Y los estudios culturales tipo Nstor Garca Canclini, apunta-
ban ms bien hacia una nocin de un sujeto entre moderno y tradicional, entre popu-
YUYAYKUSUN 541
Conversando con John Beverley
lar y letrado, es decir hibridizado. Para Canclini no tiene sentido en la globalizacin la
oposicin subalterno/dominante.
J. Meja: Pero, en ese contexto de cambio de los estudios culturales a los estudios
subalternos, tambin, en Amrica Latina surgen otras propuestas tericas como los estu-
dios post coloniales o podemos decir tambin, la propuesta de la colonialidad del poder.
Cmo ves esta relacin entre los estudios subalternos con estas propuestas?
J. Beverley: Los estudios subalternos surgen histricamente, no en Amrica Latina,
sino sobre todo en la India. Pero, el concepto tiene su derivacin inicial del uso que hace
Antonio Gramsci cuando habla de la presencia en la historia de la Italia de las clases o
grupos subalternos. l emplea este trmino que dicho aparte viene de la jerga militar:
el subalterno es alguien que es el ayudante del ofcial para designar una identidad so-
cial, que es una identidad de clase, pero no es una identidad defnida especfcamente por
las relaciones de produccin econmicas. Por ejemplo, el campesino es un producto de
cierta relacin de produccin feudal o semifeudal, pero al ser defnido como subalterno
tambin implica que en la identidad del campesino, desde el punto de vista de la cultura
hegemnica, hay cierta carencia: no es moderno el campesino es tonto el campesino,
etc. Eso es lo que Gramsci entiende por la subalternidad: es decir, no es slo una relacin
econmica, sino tambin una relacin de subordinacin cultural. Sera exactamente la
situacin de la poblacin andina en el Per. En ese sentido la problemtica de Gramsci no
es distinta de la problemtica de Maritegui al tratar de decir qu vamos a hacer? Qu
va ser del Per si la poblacin andina es resistente a la modernidad an en una forma
socialista europea? Sin embargo, Maritegui entenda que esa poblacin era necesaria
para el proyecto del socialismo en el Per. Igualmente Gramsci conceba que no poda ser
slo el proletariado de las ciudades industriales del norte de Italia el que poda propiciar
el proyecto socialista. Igualmente, los movimientos socialistas tenan que encontrar algu-
na manera de captar a ese campesinado del sur de Italia. Pero el movimiento socialista
muy anclado en el proletariado industrial y el movimiento obrero hablaba con un
lenguaje siempre hostil al campesinado. Este es el problema de lo que Gramsci llama lo
nacional-popular.
Entonces, ese problema es retomado casi cincuenta aos despus en los ochenta por
un grupo de historiadores hindes con la misma problemtica centrada en la misma clase
social: el campesinado. Los historiadores hindes dicen: tenemos que revisar la historia
de la India para poner ms atencin a las rebeliones campesinas contra no slo el orden
colonial, sino tambin contra el orden latifundista que la colonia britnica haba repro-
ducido y fortalecido en la India. Esa perspectiva nos pareci pertinente para la situacin
de Amrica Latina, sobre todo despus del colapso del proyecto utpico de una izquierda
revolucionaria de los aos setenta y ochenta, que nos obligaba a una especie de revisin de
los patrones historiogrfcos, sociolgicos, literarios, literarios culturales sobre el cual se
haban basado tanto las ciencias sociales como la teora literaria. Y esa perspectiva era en
542 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
trminos generales post colonial en el sentido de que los problemas que Gramsci articu-
laba y que despus los historiadores hindes, el grupo de estudios subalternos surasiticos
articulan, surgen, hasta cierto punto, de la integracin entre modernidad y lo que Anbal
Quijano ha llamado la colonialidad del poder. Eso quizs es el momento fundamental de
todo eso, no? El descubrimiento de la teora postcolonial no es que la modernidad es lo
que ocurre despus de la colonia y la colonizacin en el siglo XIX y XX sino que la mo-
dernidad europea, la inauguracin del proyecto de la modernidad europea es co-extensiva
con la colonizacin y no separada de la colonizacin. Entonces, es la modernidad misma
que hay que pensar con nuevos ojos-an las formas socialistas de modernidad, como el
comunismo sovitico en donde se pens errneamente que el comunismo poda produ-
cir mejor la modernidad que el capitalismo: es decir, la idea de cmo debe ser la nacin,
cmo debe ser la educacin, la secularizacin, la destruccin del campesinado como clase
por no ser moderno, la industrializacin, todos los elementos del control biopoltico de
poblaciones, la segregacin de poblaciones, la relacin paradjica entre modernidad y
racismo
J. Meja: Podemos decir que en Amrica Latina se funda un tipo de modernidad colo-
nial, como dos aspectos de un mismo fenmeno a partir de la conquista. No se trata de
que la modernidad es para Amrica Latina un hecho externo que no est, es parte de; es
un mismo proceso de constitucin.
J. Beverley: De acuerdo.
J. Meja: En ese sentido, hablar de modernidad en el Per, supone un proceso, como
muy bien lo sealas un proceso subyacente al propio origen, podramos decir, de la
Amrica Latina moderna. En qu medida esto cambia la historia para Amrica Latina?
Podemos hablar de una historia nueva o una continuacin de la historia?
J. Beverley: No soy historiador, pero siempre pienso que mi trabajo est en dilogo
sobre todo con la historia, con historiadores, aunque a veces hablan pestes de nosotros
en la crtica literaria y cultural. Dicen que hemos tomado el giro lingstico o hablan de
otros historiadores como si hubiesen sido infectados por algo ah!, fulano de tal est
tomando el giro lingstico, lo cual quiere decir que est empezando a hablar de poses-
tructuralismo, que est desconstruyendo el propio discurso histrico. Pero est bien to-
mar el giro lingstico! Es lo que hicieron los del grupo de estudios subalternos asiticos.
Eran historiadores, algunos socilogos y antroplogos que decidieron tomar en serio lo
que estaba pasando en la crtica y la teora literaria posestructuralista y aplican eso a su
propio trajn, descubren nuevas maneras de hacer historia y esas maneras vienen a ser
una interrupcin de la idea de la historia como continuidad, como una narrativa que va
desde el pasado hasta el estado presente en un tiempo homogneo como deca Walter
Benjamin. El tiempo de la modernidad capitalista. Yo llamo esa manera de escribir his-
YUYAYKUSUN 543
Conversando con John Beverley
toria despectivamente, a veces, la historia como la biografa del estado; es una biografa
de un sujeto el Estado que despus de muchas complicaciones y contradicciones ha
llegado a ser un sujeto maestro o no tan maestro, pues porque puede haber quizs un
estado pcaro o subalterno tambin
Los subalternistas debemos tener un concepto de la historia que hace el corte sincr-
nico, que capta esos momentos en que la historia puede ir en varias distintas direccio-
nes Desde el presente, la historia va en esta direccin, pero podra haber ido en otra
direccin. Tpac Amaru poda haber ganado la rebelin, qu hubiera pasado entonces?
No sabemos, pero Per no sera como pas un Estado-nacin tipo Revolucin Francesa
J. Meja: Tipo Mxico y la Revolucin Mexicana
J. Beverley: Florencia Mallon en su libro Campesino y Nacin hace una comparacin
entre la historia moderna del Per y la historia moderna de Mxico, argumentando que
en el caso de Mxico los grupos subalternos-campesinos tuvieron mayor incidencia en la
formacin del Estado moderno.
J. Meja: Le preguntaba esto porque quisiera saber su opinin sobre la posibilidad de
desarrollo de una civilizacin en el rea andina. Es posible una civilizacin que emerja
del siglo XXI en adelante en el rea andina, con todos estos elementos que hay?
J. Beverley: No s, realmente eso va mucho ms all de mi competencia, adems no s
si el deseo del movimiento o mejor de los movimientos indgenas, es constituirse como
una civilizacin andina aparte o autnoma o ms bien desde la situacin andina redefnir
la naturaleza de la nacin-estado o de las naciones-estados a las cuales pertenecen. Eso
s, yo creo que lo nuevo de las demandas indgenas o africanas, no es que estn pidiendo
reconocimiento creo que los estados latinoamericanos, an los ms reaccionarios como
Colombia, han dado reconocimiento al carcter multicultural de la sociedad. Yo creo que
el reto del movimiento indgena es un poco ms radical, el movimiento indgena quiere
redefnir la identidad misma de la nacin-estado, desde su situacin histrica.
J. Meja: Pero la nacin no es un concepto de la modernidad?
J. Beverley: S.
J. Meja: Y la modernidad, para el caso nuestro, es una modernidad colonial. Entonces,
se trata de redefnir la nacin dentro de este orden colonial?
J. Beverley: Ms all del orden colonial. Ernesto Laclau tiene un famoso momento
donde dice en efecto: bueno, los movimientos populistas siempre reclaman la nacin,
pero lo que se puede entender por la nacin puede ser muy distinta en contextos distin-
544 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
tos. Hay una nacin feudal que tiene un carcter territorial bastante limitado, de conda-
dos o de algo as como los reinados en la Espaa medieval. Haba como veinte reinados
distintos con distintos idiomas. Eran naciones, gallegos, castellanos, catalanes, rabes,
etc. Pero no eran naciones en el sentido de Espaa y Portugal, es decir, naciones-estados
absolutistas que se imponan sobre una heterogeneidad territorial previa.
En el reclamo en favor de la nacin del pensamiento liberal burgus: vamos a crear
la nacin en contra de los poderes coloniales, se entiende otra cosa por la nacin, se
entiende algo ms como el Per, o los Estados Unidos. Finalmente, dice Laclau, hay el
reclamo de la nacin en pensamiento comunista, antiimperialista. En el pensamiento de
Mao, por ejemplo, el bloque popular de la nacin china lucha contra los invasores a favor
de una estado nacional nuevo, post feudal y post capitalista a la vez. En todos estos tres
casos, se apela a una idea de nacin, pero lo que es la nacin concretamente en cada
uno de los casos es algo bastante diferente. Claro, uno puede decir que la nacin china
o la idea de China o de la Unin Sovitica todava conllevan la colonialidad del poder,
y en eso estara de acuerdo con la idea que hay una conexin fatal entre la forma de la
nacin-estado y la modernidad. Pero, siguiendo el argumento de Laclau, no s si no hay
o no pueden imaginar otras posibilidades poscoloniales de nacin, de nacionalidad
o territorialidad nacional que no podran ser relevantes, por ejemplo la redefnicin de
Bolivia como una Estado Multinacional. Y ya estamos viendo la emergencia de nuevas
formas de territorialidad extra-nacionales en la relacin entre los nuevos gobiernos de
izquierda en Amrica Latina. Desafortunadamente Per no est participando en eso. Pero
hay el ALBA, TELESUR, CONASUR, nuevas formas de cooperacin interamericana
Como saben, haba una posibilidad de un golpe de estado en Bolivia hace unos dos aos
la burguesa de Santa Cruz estaba armando un lo, sin duda con la ayuda de Bush.
Bachelet tuvo una reunin en la Casa de la Moneda con ocho gobiernos latinoamericanos
incluyendo a Brasil y pararon el golpe, dijeron no vamos a aceptar un golpe.
Eso es una nueva forma de solidaridad interamericana que apunta hacia la nocin de
que Amrica Latina est evolucionando hacia unas nuevas formas de cooperacin regional y
de afrmacin identitaria. Todava es muy nebuloso ese proyecto, pero hay por lo menos
la posibilidad bolivariana, si se quiere, de que de Amrica Latina se podra pensar ms
como una nacin de naciones, una nacin multinacional. No slo Amrica Latina como tal
sino cada pas de Amrica Latina. La idea del estado multinacional es algo que desarroll el
terico del marxismo austraco, Otto Bauer, en un libro que escribe a principios del siglo
XX, La cuestin de las nacionalidades y la social democracia. Para m es un libro muy intere-
sante y muy olvidado, porque la posicin que lleg a dominar en el movimiento socialista
y comunista fue ms bien la posicin articulada por Lenin y Stalin: que la nacin es una
unidad de idioma, de mercado, de carcter nacional. Cuando los bolcheviques hacen la
organizacin de la Unin Sovitica, imponen ese modelo. Es decir, dicen: vamos a tener
una repblica ucraniana, el lenguaje ofcial va a ser ucraniano, la cultura va a ser ucraniana,
en vez de decir: vamos a tener una nacin sovitica, pero esa nacin va a ser una nacin
multinacional, una nacin de naciones, con muchas diferentes culturas y territorialidades
YUYAYKUSUN 545
Conversando con John Beverley
nacionales dentro de s. En el ideal unitario de la nacin, por ejemplo qu iban a hacer
los soviticos con los judos? Evidentemente eran una identidad nacional en Rusia, pero no
habitaban un territorio contiguo. Cmo crear un estado judo? Queran crearlo, pero como
los judos estaban esparcidos por todo el espacio en la Unin Sovitica, no podan crear un
estado judo. Si crean un estado como Ucrania que es principalmente ucraniano, pero que
tiene una fuerte minora que es todava rusa. Pero si se piensa en la nacin como una nacin
de naciones y que la identidad misma de la nacin es multinacional, es decir, una nacin
que contiene muchas nacionalidades, esa es otra situacin.
C. Ortiz: Otro signifcado.
J. Beverley: S, otra manera de pensar.
C. Ortiz: Es lo que ha ocurrido frente a propuestas como, por ejemplo, el barroco
entre otras, fnalmente hay una reelaboracin de los subalternizados
J. Meja: Esa era la idea, un poco conforme van las aspiraciones del movimiento ind-
gena ms all de esas propuestas que uno observa.
J. Beverley: Como dije antes, Bolivia se defne ahora como un Estado plurinacional.
J. Meja: Ecuador tambin se defne como un Estado plurinacional; Colombia
tambin
J. Beverley: Si el Estado colombiano actual se defne como pluricultural, quiere decir
que no hay una contradiccin inevitable entre el principio del multiculturalismo y una
modernidad neoliberal.
J. Meja: Pero ms all de eso, eran las propias aspiraciones del movimiento indgena,
que de alguna manera podemos decir uno se pregunta: hacia dnde va esto? O una
nacin, o un Estado pluricultural o una civilizacin por eso le haca esa pregunta, cul
es la perspectiva?, porque de lo contrario, me parecera que podemos estar, de alguna ma-
nera, remando en esta direccin de que como lo decamos, lo pluricultural no est
reido con la derecha, ni est reido tampoco con los gobiernos conservadores.
J. Beverley: Lo pluri- o multicultural est en contradiccin con el orden dominan-
te solo si, en efecto, reclama: Queremos cambiar la naturaleza misma del Estado y la
identidad de la nacin. No est en contradiccin si dice: Queremos reconocimiento
del Estado. Pero, si dice como en el caso del MAS en Bolivia: Queremos ocupar
el Estado y desde el Estado cambiar la naturaleza misma del pas, ah est reido con el
orden de la modernidad capitalista tanto a nivel local como global.
546 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
J. Meja: Claro, tambin podra estar reido si consideramos cul es la relacin con la
naturaleza
J. Beverley: Es muy fundamental en las peleas actuales. Todas tienen que ver con la
minera, el petrleo, el gas
J. Meja: Son aspiraciones claras del movimiento indgena, porque atacan directamen-
te a cambiar el valor de la tierra, del territorio, de la ecologa. Ya no es ms propiedad
privada, ya no es ms capital, entonces ah hay una aspiracin. Esa era la pregunta: hacia
dnde va esa aspiracin? Ser nacin? no s hasta qu punto
J. Beverley: Est un poco indefnido, no?
C. Ortiz: Constituye la bsqueda de nuevas vas.
J. Meja: S, una respuesta a esas nuevas vas.
J. Beverley: Algo nuevo est pasando, la aparicin de nuevas formas de gestin polti-
ca, no slo en los movimiento sociales, sino tambin en las articulaciones hegemnicas de
posiciones que quieren devenir el Estado, para usar una frase de Laclau. A diferencia de
los reclamos para ser reconocidos como autonomas por el Estado. No hay tanta diferen-
cia entre esas demandas y el caso de la repblica de indios colonial, donde los indgenas
elegan sus propios representantes ante los espaoles
Qu va a pasar? Lo nico que para m es evidente es que est creciendo la pobla-
cin indgena andina rpidamente, demogrfcamente Quiz tambin hay cambios
psicoideolgicos de identifcacin, de personas que antes se consideraban mestizas o que
queran mestizarse en la direccin de la cultura dominante blanca, y que ahora estn ms
cmodos en identifcarse como indgenas Es decir, la identidad no es solo un hecho, es
tambin un valor, una posibilidad de imaginacin.
J. Meja: Yo creo que es fundamental lo que pasa en la literatura, porque la literatura
nunca ha perdido esa capacidad de imaginar. La sociologa un poco que ha perdido esa
capacidad de imaginar, no?
J. Beverley: Poco rico ha sido el dilogo entre las dos, porque la literatura en s puede
fcilmente, como Carolina sabe, llegar a una especie de complacencia esteticista de poder
dominar las complicaciones del mundo, porque puede ponerlos en una forma elegante o
linda o vanguardista. Y por otro lado la sociologa puede pecar sencillamente de coleccio-
nar los datos y llegar a las conclusiones sin otra meta.
Volviendo a la cuestin indgena, tal vez sirva de algo recordar a una encuesta hecha
en Bolivia en el 2000. Parece que en ese ao, el 45% de la poblacin boliviana se de-
YUYAYKUSUN 547
Conversando con John Beverley
claraba indgena. En las encuestas recientes, ms de 60% de la poblacin de Bolivia se
declara indgena. Qu pas? No es que haya un crecimiento demogrfco. La izquierda
tanto como la burguesa latinoamericana suponan que la poblacin indgena estaba en
declinacin y que iba a ser incorporada por el mestizaje, o la transculturacin, a la mo-
dernidad. Es la perspectiva, tanto de un crtico cultural de izquierda como ngel Rama
como de un Vargas Llosa, en su conocida declaracin de que, parafraseo, El nico cami-
no es la integracin trgica, pero obligatoria de la poblacin indgena a la modernidad.
Eso ya no se puede decir, porque la poblacin indgena est creciendo y viene expresando
muy claramente, aunque tiene muchas divisiones polticas entre s, que no va a aceptar
su extincin como pueblo y que el camino de la integracin a una modernidad urbana,
europea, no es una solucin adecuada.
J. Meja: En el caso nuestro tambin ocurri un proceso parecido. El indgena prc-
ticamente no exista. En los ltimos aos, el movimiento indgena da la impresin que
ocupa un lugar principal en el pas, por consiguiente, la identidad, puedo decir, indgena,
comienza a ganar espacios. En Lima, por ejemplo, antes ya no se hablaba quechua; en
realidad, no es que no se hablara, se negaba hablar quechua. Ahora, se acepta, comienza a
aceptarse que se habla quechua, entonces, yo creo que ese es el inicio de un cambio en esa
direccin. Aparentemente, el Per es una poblacin mestiza en forma mayoritaria, que se
reconoce mestiza; pero que es indgena.
J. Beverley: O que tiene un fuerte componente indgena
J. Meja: Claro
J. Beverley: Adems la situacin mestiza concreta sigue siendo defnida por el modelo
colonial del mestizaje. El mestizaje en ese sentido es un proceso en la direccin de lo euro-
peo, por ejemplo en el espectro normativo de color de la piel, donde cuanto ms blanco
ms se aproxima al polo positivo y cuanto ms negro o moreno ms se aproxima al
polo negativo de lo indgena o negro.
Tena un estudiante guatemalteco que es claramente un mestizo, aun ms, un mes-
tizo cuyos padres haban emigrado a Estados Unidos. Su madre trabajaba como criada
en un hotel de Chicago y l se cri en Chicago. No hablaba espaol bien, pero fue a la
universidad y comenz a estudiar espaol, de repente se le ocurre la idea de hacer una
maestra en literatura, ley unas cosas sobre literatura centroamericana mas y de otros
colegas de Pittsburgh hubo una poca en que escrib mucho sobre la literatura centro-
americana y su relacin con el proceso revolucionario. Vino a estudiar con nosotros,
pasaron los aos y comenz a interesarse por la cuestin postcolonial, y de repente co-
menz a declararse indgena. En sus trabajos en vez de decir: los indgenas de Amrica
Latina en tercera persona, dice ahora: Nosotros, los indgenas de Amrica Latina...
y reclama esa identidad. Es en cierto sentido, su derecho no? Porque es mestizo, pero es
548 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
un mestizo que en vez de identifcarse con el polo ms blanco lo hace con el polo opuesto,
el polo indgena. Es decir, siempre hay en la identidad una dimensin de impostura, an
en la identidad ms arraigada en la biologa hay algo de impostura.
C. Ortiz: En Lima se han creado varios postgrados en estudios culturales. Qu
apreciacin tienes al respecto? Te parecen pertinentes? Cules son tus observaciones y
sugerencias?
J. Beverley: Me parece muy importante una cosa muy positiva. Haba una dimen-
sin poltica en el proyecto de estudios culturales, es decir, abrir el campo del conoci-
miento acadmico un poco ms a la presencia, y no simplemente a la representacin de
las capas populares. Porque si uno quiere tomar en serio la cuestin de la cultura popular,
tiene que darle la misma atencin hermenutica que uno dara, por ejemplo, a una novela
o a un poema barroco o algo as Es ms, uno tiene que reconocer una capacidad her-
menutica en el mismo sujeto popular o subalterno. La cuestin de la hermenutica de la
cultura popular me parece muy importante, porque es a travs de la cultura popular que
grandes sectores de la poblacin se ocupan de los eventos del da y refexionan en torno a
ello. Gramsci tiene un famoso dicho: Todo hombre es flsofo. Es decir, la flosofa no
es una cosa reservada a solo un grupo de intelectuales que tienen la capacidad de pensar
en cierta forma. Toda persona, no importa quin, tiene una concepcin del mundo, trata
de actuar de acuerdo con esa concepcin del mundo, refexiona sobre el mundo, deriva
consecuencias, lecciones, experiencias; crea una especie de flosofa personal Y eso es lo
que en principio capta estudios culturales. Entonces hay un impulso igualitario que me
parece muy importante en estudios culturales
Hay por otro lado el peligro, claro, que estudios culturales se convierta en una especie
de costumbrismo postmoderno: Ah, vamos a representar la violencia urbana, las tele-
novelas, la cultura del narcotrfco la cultura del narcotrfco est muy de moda como
tema en los estudios culturales norteamericanos y tambin en Amrica Latina. Hay el
peligro de cierto costumbrismo que no es muy distinto al costumbrismo oligrquico del
siglo XIX, donde se afrmaba: Si, vamos a representar a los campesinos, a los indgenas o
los pcaros urbanos, pero desde cierta distancia cmoda, que nos permita poner cuadros,
escenas campesinas, andinas en la pared de nuestra casa en San Isidro. Cuando era nio
en Lima, en nuestra casa en Mirafores tenamos cuadros costumbristas, andinos, recuer-
do bien Y ese es el peligro que yo vera en estudios culturales; pero an as, creo que
hay que hacerlo, pero siempre alerta de sus limitaciones. Como dije antes, fue ese sentido
de las limitaciones de estudios culturales precisamente lo que me llev a la posicin de
los estudios subalternos. Sin embargo, yo creo que es importante hacer la lucha por los
estudios culturales, como lo estn haciendo tanto en San Marcos como en la Catlica. Un
poco combatida la situacin en la Catlica. Anoche conoc que se quiere imponer all un
currculo ultra tradicional. No puedo imaginar lo que sera eso. Sera como volver a fna-
les del siglo XVIII. Uno de los rectores de la Catlica manifest que si gana el arzobispo y
YUYAYKUSUN 549
Conversando con John Beverley
el Opus Dei sera difcil ensear hasta a Vargas Llosa. Y no estamos hablando de estudios
culturales o subalternos! O queer! Qu dira el arzobispo de los estudios queer en la
Catlica? Estamos hablando de la difcultad de ensear a Vargas Llosa o Freud, porque
a los del Opus no les gusta Freud porque es un pensador heterodoxo, peligroso. En
ese sentido la lucha por los estudios culturales es una lucha importante y progresista
J. Meja: Si hacemos un balance de los estudios culturales, de los ltimos aos, cul se-
ra ese balance en trminos acadmicos? En qu medida ha contribuido Amrica Latina?
J. Beverley: Depende del pas. En los Estados Unidos mi impresin es que el proyecto
de estudios culturales ha llegado a un lmite de efcacia. Fue un proyecto muy dinami-
zador, pero con fuertes tensiones dentro de ella. Naci un poco como un proyecto de
intelectuales de izquierda o identifcados con la izquierda. La escuela de Birmingham
en Inglaterra, que fue el centro que produce la idea de los estudios culturales, fue un
centro de estudios muy conectado con el Partido Laborista y tambin con intelectuales
identifcados con el Partido Comunista. Entonces la idea de producir una imagen de la
cultura de las clases obreras en Inglaterra era como un impulso solidario. Y en Estados
Unidos no hay duda que el proyecto de estudios culturales nace en cercana relacin con
la militancia de la llamada generacin de los sesenta, parte de la cual comienza entrar a
las universidades, y conseguir posiciones en Ciencias Sociales y en Literatura en los aos
setenta y ochenta. Y es parte de nuestra experiencia tambin personal con la cultura po-
pular. Mi generacin tiene una visin positiva de la cultura popular, quiz sobre todo por
nuestra experiencia con el cine, la televisin y la msica popular, el rock. En ese sentido,
haba una dinmica progresista, democratizadora en el impulso de estudios culturales;
pero pronto llegamos a tener la sensacin que haba una extraa coincidencia entre lo
que estbamos proclamando como una nueva moda acadmica, supuestamente izquier-
dizante, y por lo menos democrtico, popular, igualitario ante la autoridad tradicional
de la literatura culta-- una extraa coincidencia con el neoliberalismo; que tambin des-
territorializaba el campo de las autoridades de las oligarquas intelectuales, pero de una
manera mucho ms brutal y efectiva en cierto sentido, simplemente eliminando prcticas
culturales que no eran comerciales, destruyendo por ejemplo el cine latinoamericano
que se haba creado con subsidios del estado. Estaba mirando el peridico y no veo una
pelcula peruana en Lima hoy
Eso es un efecto negativo de los estudios culturales, en cierto sentido, porque dicen:
estamos atacando las jerarquas valorativas tradicionales, incluyendo las humanidades y
las artes, queriendo dar cierto protagonismo a un sujeto popular y a un gusto que expresa
el sentimiento popular, pero paradjicamente parece que fue el neoliberalismo que supo
articular mejor esa meta. Esa sera la limitacin de los estudios culturales, si no tiene cui-
dado, puede sintonizar con cierta lgica neoliberal del mercado, Una expresin peruana
de eso sera el neopopulismo de las teoras de Hernando de Soto, sobre un capitalismo
democrtico, que da a los pobres las posibilidades de lo que se llama
550 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
J. Meja: Capitalismo popular, no?
J. Beverley: Capitalismo popular, exacto. Ese es el riesgo de los estudios culturales, de
constituirse en una versin cultural, acadmica del capitalismo popular.
C. Ortiz: Qu sugeriras en el mbito acadmico? Me explico, por un lado existe una
necesidad de dilogo entre las mltiples disciplinas, hay tambin una postura transdisci-
plinaria y otra ciertamente conservadora. Cul es tu apreciacin?
J. Beverley: No s hasta qu punto se podra generalizar. Por un lado hay algo que po-
dramos llamar un giro neoconservador o neo-Arielista en el pensamiento latinoamericano,
que es la idea que hay que restablecer, contra la idea interdisciplinaria de la teora y los
estudios la autoridad de las disciplinas tradicionales tanto en las ciencias sociales como en
literatura, restablecer el criterio de valor esttico, la valoracin de obras de arte complicadas,
la metodologa cientfca y los criterios disciplinarios Por qu hablar del testimonio?
preguntan en el campo de los estudios literarios. El testimonio realmente es una cosa muy
inferior, tenemos que ensear a nuestros estudiantes lo mejor, y lo mejor es la literatura cul-
ta. A veces, este cuestionamiento viene paradjicamente de intelectuales identifcados con
la izquierda: Beatriz Sarlo en Argentina sera un ejemplo de esto. Entiendo esta posicin,
entiendo que es en cierto sentido una respuesta al ataque neoliberal a la universidad. Pero es
una posicin neoconservadora; es decir, es una posicin que quiere aplastar o marginar toda
una serie de problemas me refero al debate sobre el testimonio, los estudios culturales,
los estudios subalternos, la cuestin postcolonial, etc. que pueden contribuir a afectar el
futuro de Amrica Latina, porque tienen que ver con la manera en que se piensa la identi-
dad latinoamericana, la poltica, los valores, el multiculturalismo.
Entonces, me parece que hay que mantener una especie de balance entre la defensa
de la universidad y de la integridad de las disciplinas contra polticas que quieren simple-
mente privatizar o convertir la universidad en escuela profesional tcnica administrativa,
deshacerse de las humanidades, por un lado, y por otro lado mantener abierta estas pre-
ocupaciones inter o post disciplinarias, que abren el campo de las disciplinas hacia nuevas
posibilidades polticas y sociales. Mi solucin personal es sigo haciendo lo que siempre
hice, que es literatura. Leo novelas esencialmente, comento novelas desde el punto de
vista del canon tanto como de textos que estn fuera del canon, como el testimonio
pero de una forma que est guiado por todas estas cuestiones que han surgido de los
estudios subalternos, postcoloniales y culturales. A veces eso implica que, en el mismo
acto de leer la literatura estoy cuestionando la autoridad de la literatura y de la ciudad
letrada, buscando esos momentos en que la obra literaria produce discontinuidades o
contradicciones internas, en vez de mirar los momentos en que la obra logra dominar o
mediatizar contradicciones. Es decir, hago una lectura negativa de la obra literaria. Pero
me mantengo dentro de cierta autoridad disciplinaria cierta competencia profesional
como una persona que conoce la literatura espaola y latinoamericana, que conoce la
YUYAYKUSUN 551
Conversando con John Beverley
teora literaria, y que va a impartir todo esto a sus estudiantes tambin. Es decir, no slo
estudios culturales, subalternos; tambin tendrn que saber algo de la historia literaria, los
debates sobre el modernismo, el barroco, etctera...
C. Ortiz: Y en esa lnea, cul es tu apreciacin sobre conceptos como neobarroco.
J. Beverley: Bueno, tengo una fascinacin especial con el barroco. Comenc mi carrera
como gongorista. La cuestin del barroco en la cultura latinoamericana es una cuestin
fundamental y siempre se est reinventando. Mi posicin como t sabes Carolina, ha
sido siempre de dudar acerca de la teora de que el barroco puede ser el eje vertebrador
de la cultura latinoamericana, por las mismas contradicciones de colonialidad de poder
del que hemos hablado. El barroco sera precisamente la forma una modernidad obsoleta,
una modernidad colonial. El barroco es la superestructura cultural hegemnica de esa
modernidad colonial
J. Meja: Y cmo encuentra a Lima?
J. Beverley: No s todava! Hace cincuenta aos, ms de cincuenta aos que no vuelvo.
J. Meja: Pero ahora, Cmo la encuentra? Catica?
J. Beverley: Catica? Claro, pero no tan catica como me decan, que el trfco era
horrible. Estuve en China y Corea hace unos meses. El trfco en Corea, en Sel, es diez
veces ms complicado que el trfco en Lima. Uno se mueve como en un ro estancado,
por cada cuadra pasa media hora. Y aqu parece que la ciudad se mueve ms Veo en
Lima la proliferacin de algo que no me gusta, pero que es caracterstico no slo de ciu-
dades latinoamericanas, sino tambin asiticas: bloques de apartamentos en espacios de
lo que eran antes casas de un piso o dos pisos esas casas se estn destruyendo, y estn
poniendo estos bloques horribles como el que est a nivel de nosotros, con paredes que
ms parecen como una cosa de pesadilla. Uno se va ajustando. Al inicio hay un choque,
porque la memoria que tengo de Lima, a comienzos de los cincuenta la poca de
Conversacin en La Catedral no es de apartamentos grandes sino de casas simples, qui-
zs de vez en cuando unos cuantos apartamentos de tres pisos o dos, con ese estilo que
dominaban las casas de inicios de siglo XX en Mirafores
J. Meja: Qu impresin tienes del mundo acadmico? Qu impresin te genera?
C. Ortiz: Qu has encontrado en este pequeo recorrido?
J. Beverley: Una recepcin muy agradable para m Yo dudaba que tendra algo
interesante que decir, pero parece que la gente es bastante receptiva quizs porque los
552 YUYAYKUSUN
Carolina Ortiz y Julio Meja
peruanos son muy hospitalarios. Siento que de una forma u otra han llegado elementos
de mi trabajo tanto a San Marcos como a la PUCP han habido debates, eso siempre
es alentador. Esa fue una de las razones del viaje realmente, porque la conexin entre el
mundo acadmico en un pas como el Per y el latinoamericanismo acadmico norte-
americano es o bastante dbil o combatida. Es en parte un problema de idioma, como
sugera Cornejo Polar en ese ensayo que mencionamos al principio. Adems no hay mu-
chas conexiones a veces entre lo que se hace en un pas y en otro pas. Hay una discusin
literaria-terica bastante interesante en Bolivia, pero tengo la impresin que solo es muy
parcialmente conocido aqu. Pero, s, ha sido bastante agradable la recepcin.
J. Meja: Muchas gracias.
C. Ortiz: Gracias, muchas gracias.
TESTIMONIO
555

YUYAYKUSUN 3 (2010) 555-556 ISSN 2073-6150 URP, Lima, Per
Yo asist al sepelio de mi padre
Testimonio de la primognita del Amauta
Gloria Mara Maritegui Ferrer
1

C
uando mi padre muri yo tena diez aos cinco meses de edad. El 16 de abril de
1930 fue un mircoles de Semana Santa. Ese da, cuando regres del colegio, ha-
ba en mi casa una atmsfera extraa, los adultos hablaban en voz baja, no enten-
da bien qu estaba pasando. Vi a mi madre, a mi abuela y a mis tos muy consternados.
1 Naci en 1919, tiene 91 aos. La fotografa de Gloria Mara que ilustra este testimonio fue tomada por Jos Carlos
Maritegui en 1925.
556 YUYAYKUSUN
Yo saba que mi padre estaba enfermo porque unas semanas antes haba ido a visitarlo
a su casa de la calle Washington y lo encontr en cama; aun as me recibi como siempre,
con mucho cario.
Das despus de la que sera mi ltima visita, mi familia se enter que estaba muy
grave y que lo haban internado en la Clnica Villarn. Mi ta Beatriz, hermana de mi ma-
dre, fue a verlo y regres profundamente conmovida. Lo haba encontrado muy delicado;
sin embargo, cuando la vio, mi pap le entreg un sobre con el dinero que mensualmente
me daba para mi manutencin. Este gesto emocion a mi ta Beatriz hasta las lgrimas.
El jueves 17 de abril me vistieron de luto y mi to Alberto, hermano de mi madre, me
llev a la casa Washington, donde se realizaba el velorio. Recuerdo que haba muchsima
gente, no solamente dentro de la vivienda sino en los alrededores.
Una sensacin de desamparo indescriptible me sobrecogi cuando ingres a esa casa
que me resultaba tan familiar por la presencia de mi padre. Fue muy intensa mi emocin
al percatarme de que en el fretro que estaba en el centro del saln yacan sus restos.
Recuerdo haber estado mucho tiempo en la casa, viendo a un gran nmero de gente
ir y venir. Lleg el momento ms triste, el de la despedida. Mucha gente se acercaba al
fretro a darle el ltimo adis. De pronto, alguien se acord de m; fue una ta, Zoila
Maritegui. Ven para que te despidas de tu pap, me dijo, y alguien intent levantarme
y acercarme al atad.
No quise ver a mi padre muerto y me resist con todas mis fuerzas. No era fro e iner-
te como quera recordarlo. Yo anhelaba volver a encontrar al padre carioso y jovial que
me reciba amorosamente por las tardes en su escritorio, y que se rea de mis ocurrencias
infantiles.
El multitudinario cortejo parti y me qued en la casa Washington esperando a mi
to Alberto, quien, contagiado por el fervor popular, se olvid de m y se fue hasta el
cementerio a darle el ltimo adis.
Esper a mi to un tiempo que me pareci eterno y en cierto momento me sent
desolada. De pronto, entre los asistentes que se despedan de la familia, apareci mi
profesora del colegio Angloamericano, Miss Baca, quien fnalmente me llev a mi casa,
donde mi madre me esperaba muy preocupada. Mi to lleg horas despus embargado
por la emocin.
Asistir al sepelio de mi padre fue una impresin muy grande para m. Pese a todo el
dolor y a los aos posteriores tan duros que signifcaron vivir sin su proteccin, siempre
he preferido guardar el recuerdo de mi padre vivo, especialmente, el recuerdo de su risa
jubilosa.
RESEAS
YUYAYKUSUN 559
Reseas
U
n interesante y novedoso anlisis del
periodismo peruano y el papel de este
en la conformacin intelectual del Per y el
debate de ideas de fnales del siglo XIX y las
primeras dos dcadas del siglo XX, teniendo
como eje el estudio y la produccin de los
propios periodistas, es lo que nos ofrece el
libro Prensa escrita e intelectuales periodistas
1895-1930 de Osmar Gonzales Alvarado,
cientfco social y actual docente de la
Universidad Ricardo Palma.
Aunque mucho se ha escrito sobre el de-
sarrollo del periodismo escrito peruano des-
de diferentes perspectivas de estudio, enfo-
ques y ngulos de inters, la singularidad del
libro es su anlisis centrado en los propios
periodistas-intelectuales, como los denomina
el autor, de una de las etapas ms importan-
tes y fecundas del periodismo nacional.
Cul ha sido el papel del periodismo es-
crito en el debate de ideas en el Per? Cmo
se dio la conformacin de colectividades de
intelectuales-periodistas, enlazados por vn-
culos de afecto y amistad? Cmo explicar
la participacin poltica partidaria de estos
periodistas? La fragilidad de una verdadera
academia peruana repercuti negativamen-
te en el debate en general, y, sobre todo, en la
discusin acerca de la nacionalidad peruana
en particular? Estas son algunas de las inte-
rrogantes que la lectura de este libro ofrece
de manera gil y novedosa.
Osmar Gonzales utiliza la perspectiva
de la sociologa de intelectuales para enten-
der las funciones de los periodistas en tanto
productores de ideas, sujetos de ideas, y de
formas de mirar y entender la vida. Es de-
cir, el periodista no slo en su funcin de
divulgador de noticas sino tambin como
sujeto social que plantea refexiones a travs
del debate de ideas. Periodistasintelectuales
que formaron grupos sostenidos por una es-
trecha relacin personal y que tuvieron iden-
tifcaciones polticas. Desde esta perspectiva
de anlisis el autor tiene en cuenta tanto al
individuo como a las colectividades. El eje es
el propio intelectual: saber cmo este infuye
en su sociedad, en vez de estudiar la infuen-
cia del entorno en el proceso del intelectual.
Considera que no basta el anlisis del conte-
nido de las ideas, tampoco el entramado de
las relaciones sociales sobre las que se pro-
ducen las refexiones, sino que adquiere un
peso propio el mismo intelectual. La mirada
cuidadosa de l permite captar los vnculos
entre el contexto, las ideas y los sujetos.
Este estudio de la prensa escrita est
enmarcado entre 1895 y 1930, espacio de
tiempo muy importante en la historia re-
publicana, que comprende la Repblica de
Notables (1895-1919) y el Oncenio del go-
bierno de Augusto B. Legua (1919-1930).
El autor, a diferencia de otros, denomina a
este periodo como el tiempo del dominio
civil-oligrquico, en directa alusin al hecho
de que el poder estuvo en manos de civiles,
con excepcin del corto espacio de tiempo
del gobierno de transicin del general Oscar
R. Benavides. Fueron 35 aos en los que
sucedieron procesos trascendentales en dife-
rentes aspectos de la vida nacional. El Per
no slo goz de una relativa paz institucio-
nal, auge econmico y estabilidad poltica,
sino tambin de un desarrollo intelectual y
OSMAR GONZALES ALVARADO
Prensa escrita e intelectuales periodistas 1895-1930
Facultad de Ciencias de la Comunicacin Turismo y Psicologa
Universidad San Martn de Porres, Lima, 2010
560 YUYAYKUSUN
Reseas
cultural sin precedentes, del que fue parte
fundamental la prensa escrita, fomentando
el surgimiento y forecimiento de publicacio-
nes y de revistas de gran trascendencia como
Variedades, Amauta, Mercurio Peruano,
Colnida, Mundial y Monos y Monadas.
En este contexto, las primeras dcadas
del siglo XX, surgieron las fguras que lue-
go seran consideradas como los clsicos de
la cultura peruana. Sobresalieron dos gene-
raciones de intelectuales que predominaron
por sus refexiones globales sobre el Per: los
intelectuales del novecientos, con fguras de
la talla de Vctor Andrs Belaunde, Jos de
la Riva Agero, Jos Glvez, los hermanos
Francisco y Ventura Garca Caldern, entre
otros. Y los intelectuales del Centenario de la
Independencia, comprometidos y con una
profunda vinculacin con la poltica como
Luis Alberto Snchez, Vctor Ral Haya de
la Torre, Jos Carlos Maritegui, Eudocio
Ravines, Manuel Seoane, entre muchos
otros. Muchos de ellos integraron el perio-
dismo, transformndolo y modernizndolo.
Ante la fragilidad de la academia peruana,
circunstancia que compartieron ambas gene-
raciones, la prensa escrita constituy la tri-
buna privilegiada para el impulso del debate
de ideas, refexiones y la renovacin de las vi-
siones imperantes sobre la realidad nacional.
El autor hace hincapi en la paradoja
de cmo en este periodo de grandes pensa-
dores sociales, surgi un cmulo de visiones
sobre el Per que no generaron un autntico
debate. Con excepcin del polmico debate
entre Maritegui y Snchez en torno al indi-
genismo, el cual se desarroll bsicamente en
el espacio de las revistas Mundial y Amauta.
La abundancia de refexiones globales se de-
bi en parte a la existencia de los cafs, las
ofcinas de redaccin de los peridicos e ins-
tituciones como la Biblioteca Nacional o la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
que sirvieron de espacios de socializacin y
plataforma para la discusin y difusin de
ideas. Favorecido por el impacto positivo
que en el pensamiento y en la produccin de
ideas gener la paz institucional y la estabili-
dad poltica, aunque autoritaria.
Cabe aadir que el libro goza de una
pulcra edicin a cargo del Fondo Editorial
de la Universidad San Martn de Porres y
cuenta con una abundante y exhaustiva bi-
bliografa. Est organizado en seis captulos
y una seccin fnal de anexos en el cual se
reproducen valiosos artculos de periodistas-
intelectuales paradigmticos publicados en la
prensa escrita. El libro de Osmar Gonzales
constituye un exhaustivo trabajo que sin
duda estimula para ahondar en la tarea pen-
diente de refexionar sobre las funciones que
han cumplido, cumplen o deberan cumplir
los productores de ideas en el desarrollo his-
trico del Per.
Carolina Vasi
YUYAYKUSUN 561
Reseas
E
l avance del nuevo siglo es el pretexto
para que los autores recopilen una serie
de ensayos que ofrecen una visin global del
Per actual y sus retos desde diversos ngulos
y miradas que abarcan reas como: la educa-
cin, la psicologa social, los intelectuales, la
sociologa, el derecho constitucional, el an-
lisis de la pobreza, la sociologa del libro y la
lectura, y la poltica.
La primera dcada del siglo XXI marca
dos hechos. Por un lado, el retorno a la vida
democrtica, por el otro lado, una inesperada
bonanza econmica como pocas veces los pe-
ruanos hemos vivido. Sin embargo, y a pesar
de lo alentador que estos hechos puedan pare-
cer en el papel, subsiste la insatisfaccin hacia
las instituciones democrticas y el malestar de
las mayoras que siguen sin ver los frutos de la
bonanza. Mientras desde el gobierno se cele-
bran las cifras macroeconmicas que sealan
a nuestro pas como el de mayor crecimien-
to econmico, ya no solo a nivel de la regin
sino mundial; poco o nada se dice sobre las
desigualdades persistentes y el incremento,
tambin sostenido, de los confictos sociales.
La evolucin de la pobreza, analizada por la
Mesa de Concertacin para la Lucha contra
la Pobreza, seala la dbil reduccin de esta
con relacin a su dimensin y al ritmo de cre-
cimiento de la economa, y agrega datos ms
preocupantes, como una mayor participacin
de las ganancias del capital y la reduccin de
la participacin de los salarios en el total de
ingresos, lo que tiende a ampliar las brechas
sociales y la inequidad.
Ivn Rodrguez Chvez aborda la dispa-
ridad entre el Per ofcial y el real desde la
educacin y el derecho. El autor centra su
atencin en el abismo que existe entre lo que
dispone y establece la normatividad legal y
cmo esta funciona en la realidad. Haciendo
un anlisis somero de las funciones y fnes
del derecho, seala que la existencia de dos
sistemas jurdicos (el ofcial y el consuetudi-
nario) es el refejo de un pas fragmentado, y
al mismo tiempo muestra a un Estado inca-
paz de hacer de todos los peruanos una sola
familia. Haciendo un repaso del constitucio-
nalismo peruano en el siglo XX, Domingo
Garca Belaunde parece abonar en esta tesis
al sealar la falta de coincidencia de los di-
versos textos constituciones con los perodos
histricos, y comprueba la existencia de un
cierto grado de autonoma de lo jurdico res-
pecto de lo poltico y lo econmico.
Desde la psicologa social, Ramn
Len explica nuestra realidad y seala las
que a su entender son los rasgos dominan-
tes en el pensamiento y la mentalidad de los
peruanos. Disposicin a aceptar regmenes
autoritarios, a los que se asocia al orden y
la paz, en contraposicin a los regmenes
democrticos, a los que se ve como facilita-
dores del caos y los disturbios; el desprecio
hacia las manifestaciones culturales autc-
tonas acompaada con la admiracin acr-
tica de lo forneo; una visin poco crtica
de nosotros mismos y de nuestras respon-
sabilidades, lo que determina nuestra baja
autoestima, son algunos de los apuntes que
hace el autor.
David Sobrevilla repasa la actuacin po-
ltica y las ideas de cuatro intelectuales pe-
ruanos: Manuel Gonzlez Prada, Jos Santos
OSMAR GONZALES / MIGUEL A. RODRGUEZ
El Per y el mundo actual: retos del presente
Editorial Universitaria
Universidad Ricardo Palma, Lima, 2009
562 YUYAYKUSUN
Reseas
Chocano, Csar Vallejo y Mario Vargas
Llosa. Los cuatro hicieron planteamientos
signifcativos sobre el rol de los intelectua-
les y sobre los problemas del Per y el mun-
do, mostrando cmo las opciones polticas
de estos se refejaron en mayor o menor
medida en sus obras creativas. Por su par-
te, Guillermo Rochabrn se adentra en las
concepciones generales que han existido a lo
largo del siglo XX respecto a las divisiones
sociales y su dinmica. A inicios de siglo XX
los intelectuales y cientfcos sociales explica-
ron las diferencias al interior de la sociedad
peruana apoyndose en argumentos raciales,
para luego fundamentarse en razones de cla-
se, posteriormente ganaron terreno las mira-
das que dividen al Per entre el sector formal
y el informal, o la propia estratifcacin de la
poblacin en la que se apoyan las encuesta-
doras para hacer su trabajo.
El libro como factor de inclusin social,
es el tema del ensayo de Osmar Gonzales.
La ausencia del libro en la vida cotidiana
de los peruanos no contribuye a la auto-
refexividad y, por tanto, a la construccin
de un espacio social democrtico. Destaca, a
su vez, la importancia de las bibliotecas p-
blicas como creadoras de vnculos entre indi-
viduos y colectividades, entre ciudadanos e
instituciones. Otro ensayo del autor, analiza
la crisis de los partidos polticos a fnes del
siglo XX, la que se extiende hasta el presente
como consecuencia de la incapacidad de re-
presentar a los sujetos sociales signifcativos,
lo que dio paso en los aos 90 a la emer-
gencia de los independientes. La falta de re-
novacin partidaria es vista aqu como uno
de los obstculos para la construccin de un
sistema democrtico en el Per.
Una mirada de conjunto a los ensayos
publicados en este volumen da cuenta de los
enormes retos que el Per afronta. Conocer
nuestra propia realidad es un paso ineludible
para proyectarnos como pas y saber como
invertir todo nuestro esfuerzo aprovechando
un ciclo econmico positivo que empieza a
dar seales de estar agotndose. A eso contri-
buye esta publicacin.
Miguel Rodrguez
YUYAYKUSUN 563
Reseas
tendidos como personajes marginales a la
lucha por el poder sino que se inmiscuyen
en ella hasta ser parte relevantes de la misma.
Lejos de la demanda de Julien Benda, quien
sealaba que el intelectual debe estar ajeno
de la lucha de facciones, ahora se reconoce el
papel agonista del intelectual en la vida pol-
tica misma. De este modo, el intelectual in-
fuye en la poltica y, a su vez, sus refexiones
y prcticas son infuidas por los confictos
ocurridos en los terrenos del poder. Aunque
es preciso sealar que sus vnculos con el
campo poltico pueden ser diversos, desde
la observacin crtica hasta la participacin
militante.
Si bien la perspectiva de la historia in-
telectual prevalece en los artculos de este
volumen, tambin est presente otra mirada,
aunque de un modo subalterno, como es la
de la sociologa de intelectuales; por su parte,
la historia de las ideas ha quedado descartada
explcitamente del libro. En este dilogo im-
plcito, aparecen analizadas situaciones espe-
cfcas que enfrentan los sujetos de ideas (el
patronazgo, la censura, la prisin), las condi-
ciones sociales en las que emergen y ejercen
su infuencia (el prestigio cientfco), diversas
fguras de intelectuales (el cientfco, el in-
telectual general, el cosmopolita), personajes
concretos que encarnan procesos ms gene-
rales (Antonio Raimondi, Luis E. Valcrcel,
Eusebio Llano Zapata, Pedro de Oa,
Francisco Garca Caldern), las confictivas
relaciones inter-generacionales hasta llegar
a los discursos que representan (orientalis-
mo, indigenismo, radicalismo, entre otros).
CARLOS AGUIRRE / CARMEN MC EVOY (editores)
Intelectuales y el poder. Ensayos en torno a la Repblica de las Letras en el Per e
Hispanoamrica, ss. XVI-XX
Instituto Francs de Estudios Andinos (IFEA) e Instituto Riva-Agero-PUCP,
Lima, 2008, 530 pp.

E
n Per sigue siendo un tema muy poco
explorado el de los intelectuales y su
relacin con la poltica. Salvo algunos estu-
dios puntuales no existe una lnea de inves-
tigacin sistemtica, menos una escuela, que
aborde el tema sistemticamente. Por ello, la
aparicin del libro compilado por los histo-
riadores Carlos Aguirre y Carmen Mc Evoy,
Intelectuales y el poder viene a dar un impulso
importante en los estudios sobre los sujetos
de ideas.
El libro es fruto del Coloquio Inte-
lectuales y poder en la historia del Per,
realizado entre los das 14 y 16 de diciem-
bre de 2004. En esta publicacin, 19 de los
analistas que participaron en dicha reunin
abordan en sendos artculos las relaciones de
los sujetos ideas con el poder, principalmen-
te desde la mirada de la historia intelectual.
El libro se divide en cuatro partes: La
ciudad letrada colonial: confictos y disi-
dencias, Prcticas culturales e intelectua-
les en los orgenes del Estado-nacin, La
construccin intelectual del Per moderno,
Ms all de la ciudad letrada: los intelec-
tuales y las tensiones de la esfera pblica
y remata con un Eplogo de Jean Franco,
Amrica Latina en la repblica mundial de
las letras.
En la slida y amplia Introduccin escri-
ta por los editores, sealan lo siguiente: Nos
interesa, por tanto, estudiar a los intelectua-
les en tanto agentes en las luchas de poder,
activos participantes de debates y confictos,
inmersos en las tensiones de su tiempo (pg.
20). Es decir, los sujetos de ideas no son en-
564 YUYAYKUSUN
Reseas
Observo que se extraa la ausencia de art-
culos sobre la importante presencia de gru-
pos intelectuales, las micro-sociedades de las
que habla Carlos Altamirano, que son fun-
damentales para entender mejor la relevan-
cia de los sujetos de ideas. Desde el terreno
acadmico, del utillaje que el analista al cual
apela para reconstruir el proceso intelectual
el lector encuentra una diversidad de fuen-
tes: la correspondencia, la creacin literaria,
las novelas de folletn, la biografa, entre
otras. En la amalgama de procesos, sujetos
y fuentes, aparecen las distintas vas y temas
por los cuales se conforman las relaciones
que los intelectuales sostienen con el poder
y la poltica: la cultura nacional, la construc-
cin del Estado-nacin, la propia academia,
la legitimacin o la crtica demoledora del
poder, la religin, el folclor, la ciencia y las
creaciones artsticas.
En este marco de referencia, la sola edi-
cin del presente volumen rescata la necesi-
dad de algo que hemos dejado pasar desaper-
cibido: la imperiosa necesidad de otorgar a
la actividad poltica pensamiento, ideas, re-
fexin. En efecto, no puede haber y as la
historia lo demuestra poltica efcaz si no
est sostenida en ideas. Y esto es justamente
lo que uno puede observar ha sucedido en
las ltimas dcadas con el neoliberalismo y
la emergencia protagnica de las tecnocra-
cias en los asuntos del poder. La poltica ha
terminado despojada de modelos ideales de
sociedad a construir y qued limitada a la
administracin de lo dado, sin ninguna refe-
rencia a un ethos. Considero que este aspecto
no est presente en la explicacin que hacen
los editores cuando analizan los cambios en
las maneras de participar en la vida pblica
de los intelectuales y de las explicaciones que
se construyen ante ello. No son solo procesos
que se dan en el marco cultural (el posmo-
dernismo), ni en lo social y econmico (la
globalizacin) las que impactan en el debate
netamente acadmico. Tambin ejerce una
infuencia y decisiva el discurso y la
prctica poltica prevaleciente encarnados en
el modelo neo-liberal.
El modelo neo-liberal trasciende el mar-
co estrictamente econmico, como ha sido
generalmente encubierto. Es tambin una
forma de concebir al individuo y la cons-
titucin de la sociedad, pues para lograr su
implantacin necesita de un individuo auto-
centrado, extremadamente egosta, narcisista
dira Gilles Lipovetsky, sin mayor preocupa-
cin por la colectividad. El ciudadano cede
su lugar al consumidor, ya ni siquiera al pro-
ductor, o al elector ocasional. En este marco,
y como producto de una poltica expresa, las
identidades colectivas se diluyen, desde la
pequea comunidad hasta las nacionalida-
des. Por ello, cualquier referencia a formar
agrupaciones es vista como arcaica y fuera
de tiempo. El individuo, entonces, ya no es
solo unidimensional, como acusaba Herbert
Marcuse, sino tambin unitemporal: el pasa-
do pesa, es visto como un lastre; y el futuro,
al ser indeterminado, ya no cuenta. Se vive
irreprimiblemente el aqu y ahora. El indi-
viduo es sometido a vivir el presente absolu-
to bajo las caractersticas de la competencia
darwiniana por la sobrevivencia, la mirada
sobre el otro casi como enemigo en su afn
de llegar al xito personal, con la conviccin
que solo, absolutamente solo, sin necesidad
de ningn soporte colectivo, puede llegar a
sus metas.
Por otro lado, las referencias a la redistri-
bucin de la riqueza quedaron subordinadas
al chorreo econmico; los pobres desplaza-
dos por los ndices macroeconmicos; las
clases sociales fueron reemplazadas por indi-
viduos atomizados. El resultado fue concebir
la construccin social de la vida social como
un constructo artifcial de las burocracias
YUYAYKUSUN 565
Reseas
enquistadas en las esferas del gobierno. El
ejercicio intelectual qued marginado a los
mbitos especializados, sin posibilidad de
ejercer alguna infuencia positiva en la so-
ciedad. Los debates sobre diferentes formas
de entender la vida social fueron aniquilados
para limitarse a las mejores propuestas de
gestin eventual de la coyuntura.
Este modo de ver a los individuos y la
sociedad cuando se convierte en poltica que
se impone desde el Estado incluso, tiende
a diluir lo que Pietro Barcellona llama la
vinculacin social. Sindicatos, asociaciones,
partidos polticos y cualquier tipo de agru-
pacin rpidamente han visto debilitadas sus
capacidades de incidencia en la vida social y
poltica. Sin horizontes a los cuales aspirar,
la accin social y poltica deviene en la so-
lucin ms o menos efcaz de los problemas
inmediatos. En este mundo fragmentado,
los sujetos de ideas pierden su capacidad de
representar (si alguna vez la tuvieron) a sus
sociedades y ms aun de sealar con legiti-
midad qu tipo de sociedad se puede aspirar.
Si en el plano social los hroes han cedido
su lugar a las celebridades, en el debate inte-
lectual los guas (los intelectuales generales)
dejan que su espacio lo ocupen los medi-
ticos o, incluso, l mismo se transforma in-
corporndose a la espectacularizacin de la
vida toda.
Estos procesos explican que los huma-
nistas no tengan la repercusin que en algn
momento la tuvieron en la sociedad. Su voz
es marginal, y esta marginalidad sostiene
en parte la crisis de la poltica misma. Los
partidos polticos, con la implantacin del
modelo neo-liberal y la fragmentacin so-
cial consecuente, se quedaron sin sujeto al
cual dirigirse. Debilitados los grupos y clases
sociales y sus acciones colectivas, emergi
como interlocutor la opinin pblica, esfe-
ra indeterminada, que no tiene como prin-
cipal vnculo de comunicacin a la palabra
sino a las imgenes. Las pantallas sustituyen
a la participacin poltica y las decisiones se
procesan bajo su infujo, cuyo principal mo-
mento son las elecciones, de cualquier tipo,
debilitando, paradjicamente, la propia
democracia.
El resultado es la ausencia de refexivi-
dad y debate. Las discusiones pblicas, en el
mejor de los casos, giran en torno a tpicos
inmediatos, pero la posibilidad por construir
un horizonte compartido de expectativas
queda neutralizada o desaparece simplemen-
te. De este modo, la poltica renuncia a lo
que fue alguna vez su motivacin principal:
construir la vida buena, aspirar a la felicidad
comn. Mundo en permanente desasosiego,
cunde la infelicidad comn. As como existe
una profunda desigualdad en la redistribu-
cin de la riqueza, igualmente, la felicidad
est anti-democrticamente distribuida. A
pesar de los discursos optimistas y llenos de
esperanzas que no sern satisfechas, las so-
ciedades subsisten en un terreno que alienta
la desesperanza y el cinismo. De ah la in-
minencia que el sentimiento de injusticia se
apropie de las personas; sentimiento de in-
justicia que puede ser una condicin social
bsica para el estallido revolucionario, como
lo ha estudiado Barrington Moore Jr. para el
caso de Inglaterra.
En el Per, los procesos sealados es-
tn acotados histricamente desde los aos
90. Con la profunda crisis econmica y la
emergencia de la violencia poltica, el pas se
convirti en un campo de guerra. El gobier-
no de Alberto Fujimori, que inici su ges-
tin en los cnones constitucionales y que a
partir del auto-golpe del 5 de abril de 1992
se fue constituyendo en una dictadura ma-
fosa, implant el modelo neo-liberal con
las caractersticas reseadas lneas arriba. Si
bien el formato poltico ha sido reemplazado
566 YUYAYKUSUN
Reseas
por gobiernos constitucionales desde el ao
2000, cuando Fujimori fue obligado a dimi-
tir, los otros elementos que ataen a la vida
social y poltica permanecen. Los sujetos de
ideas, que en dcadas anteriores ejercieron
una considerable infuencia tanto sobre la
sociedad como sobre los acotados espacios
del poder sufrieron un fuerte revs, el cual
hasta el momento no han podido revertir. En
este espacio de derrota, se vuelve urgente la
auto-refexin, y en l cobra importancia el
libro ahora comentado.
Es verdad que en los ltimos aos ha
habido un inters creciente en el mundo aca-
dmico peruano por desentraar el papel de
los intelectuales, y existen esfuerzos de inves-
tigacin en tal sentido, sea desde refexiones
generales, desde el estudio de personajes sig-
nifcativos o desde la auscultacin de grupos
de intelectuales, las disrupciones y continui-
dades generacionales, buscando comprender
las funciones sociales que cumplen o las ti-
pologas que encarnan, pero principalmente
tratando de descubrir las relaciones que es-
tablecen los sujetos de ideas con la actividad
poltica, con las esferas del poder. En gran
parte, la compilacin de Aguirre y Mc Evoy
ofrece esta diversidad de preocupaciones.
Osmar Gonzales Alvarado
YUYAYKUSUN 567
Nuestros colaboradores
EDUARDO ARROYO. Es un socilogo y escritor peruano. Catedrtico en la Universidad Ricardo
Palma, Lima-Per, desde hace 36 aos y de la Universidad Nacional Federico
Villarreal desde 1993. Autor de los libros La hacienda costea en el Per (Fundacin
Ford, 1981) y El Centro de Lima: uso social del espacio (Fundacin Friedrich Ebert,
1994) as como de los poemarios Ante la vida (1987), Entre bosques (1998) y Jardn
de ensueos (2004). Tambin ha publicado el libro de relatos urbanos Barrio de mi
ilusin (1997). Colaborador periodstico de los diarios El Comercio y La Repblica,
tiene en prensa los libros Lima de noche. Estudio sobre la juerga juvenil y Cmo fue?
(narrativa urbana).
GERMN ATOCHE INTILI. Psiclogo de la URP. Desde el 2005 administra el blog cultural
Cosas que (me) pasan, el gato descalzo.wordpress.com. Ha participado en recitales
como Poetas de Mircoles 2009. Public, entre otros, el ensayo El polvo del saber. La
maldicin de cumplir lo anhelado en un cuento de Ribeyro. Tiene en prensa su tesis
Perfl de la inteligencia emocional en un grupo de poetas limeos, su poemario Primer
contacto y la antologa potica El gato descalzo.
Richard Cacchione Amendola. Naci en la ciudad de Nueva York y tiene nacionalidad
estadounidense y peruana. Es peruanista, bibligrafo, crtico literario y poeta. Sus
trabajos bibliogrfcos y crticos han sido publicados en revistas acadmicas en el
Per, Chile y los Estados Unidos. Su poesa se encuentra en espaol, ingls, alemn
y quechua. Es Director-Fundador del Instituto Bibliogrfco del Per y miembro
del Instituto Riva-Agero, el Centro de Estudios Literarios Antonio Cornejo Polar
y el Centro de Estudios Histrico Militares del Per. Es Director de la Asociacin
Amigos de la Biblioteca Nacional del Per y Directivo y Segundo Vicepresidente del
Instituto Americano de Arte del Cusco-Filial Lima. Tiene dos maestras de univer-
sidades neoyorquinas: Columbia University (Literatura Hispanoamericana) y New
York University (Finanzas Internacionales). Actualmente est terminando su tesis
de doctorado en Literatura Peruana y Latinoamericana en la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.
CARLOS CAVANI GRAU. Magster en Administracin con mencin en Marketing de la Unidad
de Postgrado de la Facultad de Ciencias Administrativas de la UNMSM. Licenciado
en Administracin de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), se especializ en Marketing en la
Escuela Superior de Administracin de Negocios (ESAN) en Lima-Per. Ensea en
la Escuela de Administracin de la Facultad de Ciencias Econmicas y Empresariales
de la Universidad Ricardo Palma. Es profesor en la Facultad de Ingeniera Econmica
y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Ingeniera. Es profesor de la
568 YUYAYKUSUN
Nuestros colaboradores
Unidad de Postgrado de la Facultad de Ciencias Administrativas de la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos. Actualmente detenta la Vicepresidencia Regional
de la Organizacin Latinoamericana de Administracin en el Per periodo 2008-
2010. Asimismo, es Director Delegado del Colegio Nacional de Licenciados en
Administracin del Per.
HEINZ DIETERICH STEFFAN. Es un socilogo y analista poltico alemn, residente en Mxico.
Doctorado en Ciencias Sociales y Econmicas en la Repblica Federal Alemana.
Colabora con varias publicaciones y lleva publicados ms de 30 libros sobre la con-
fictividad latinoamericana, la sociedad global y los sucesivos paradigmas cientfcos
e ideolgicos que cruzaron al siglo, entre otras muchas cuestiones no menos com-
plejas. Dieterich es un gran impulsor del concepto de Socialismo del siglo XXI.
Desde 1977 es profesor de sociologa y metodologa en la Universidad Autnoma
Metropolitana en Mxico, D.F.
RAIMUNDO FRANCO. Doctorado en Fsica Matemtica con especializacin en Reactores Nucleares.
Director de Informtica y Gestin del Conocimiento del Ministerio de Ciencia,
Tecnologa y Medio Ambiente. La Habana, Cuba. Fue Director de Informtica y
Comunicaciones del Ministerio de Turismo de Cuba. Jefe de Grupo de Investigacin
sobre dinmica evolutiva de organizaciones sociales utilizando las herramientas de la
Teora de la Complejidad. Instituto de Ciberntica, Matemtica y Fsica del Ministerio
de Ciencia, Tecnologa y Medio Ambiente de la Repblica de Cuba, (ICIMAF-
CITMA). Especialista de Seguridad Nuclear del Ministerio de la Industria Bsica
de Cuba (MINBAS). Bajo su direccin se elabor el Plan de Desarrollo del Centro
Nacional de Investigaciones Nucleares. Director del Instituto de Investigaciones
Nucleares de la Academia de Ciencias de Cuba. Instituto de Fsica Nuclear, con pos-
terioridad Instituto de Investigaciones Nucleares de la Academia de Ciencias de Cuba.
Instituto de Investigaciones Nucleares de la Academia de Ciencias de Cuba.
RAPHAEL HOETMER. Investigador asociado y actual coordinador del Programa Democracia y
Transformacin Global. Ha colaborado con diversos movimientos sociales, inclu-
yendo el movimiento de refugiados en los Pases Bajos, el movimiento de altergloba-
lizacin y las comunidades afectadas por la minera en el Per. Ha publicado varios
artculos sobre movimientos sociales en tiempos de globalizaciones, y el debate en
torno de ellos. Coordin Repensar la poltica desde Amrica Latina. Cultura, Estado y
movimientos sociales (Lima, 2009) y Minera y territorio en el Per: Confictos, resisten-
cias y propuestas en tiempos de globalizacin (Lima, 2009).
ANA MARA INTILI. Escritora y psicoanalista. Poesa: Soando Olvido (2003), Nia de San
Miguel (2005 y 2006), Retorno y Otros Poemas (indito). Antologa del Pan, Colombia
(2008). Cuentos: Breves, brevsimas. Antologa de la minifccin peruana, Italia-Per
(2006) Incluida en la Ctedra Literatura de Gnero, Universidad de Guadalajara,
Mxico. Antologa internacional 2007-2008. Sus poemas fueron traducidos al italia-
YUYAYKUSUN 569
Nuestros colaboradores
no, portugus y quechua. Cursa la Maestra Literatura Peruana y Latinoamericana
en la UNMSM.
PEDRO JACINTO PAZOS. Antroplogo y Magster en Polticas Sociales. Candidato al doctorado
en Antropologa en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es profesor en
la Universidad Ricardo Palma y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Editor de la revistas de investigaciones Scientia y Logos en la Universidad Ricardo
Palma y de la Revista de Antropologa de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Ha realizado diversas investigaciones sobre pobreza, cultura, identidad y
consumo publicadas en revistas especializadas. ltimamente trabaja sobre los mega-
mercados y los micronegocios en Lima Norte. Ejerce tambin la direccin de la EAP
de Antropologa en la UNMSM.
JAIME LLOSA LARRABURE. Ing. Agrnomo egresado de la Escuela Nacional de Agricultura-
ENA, hoy Universidad Nacional Agraria La Molina - UNALM; estudios de post
grado en Francia. Profesor Asociado a tiempo completo en la UNALM y visitante
en la PUCP y la UNI. Consultor internacional en misiones de corta duracin para
la FAO, la OIT, y la OIM y personal internacional de planta en el IICA (durante 8
aos). Desde hace 25 aos acta como consultor independiente, realizando consul-
toras en temas de su especialidad, el desarrollo rural. Es asesor de la Red Ambiental
Peruana RAP y miembro del Comit Consultivo del Movimiento Ciudadano so-
bre el Cambio Climtico MOCICC. Ha publicado un libro sobre la Artemia en el
Per y varios artculos en revistas nacionales y del exterior (Brasil y Mxico).
MARIO MEJA HUAMN. Natural del Cusco, runasimi hablante. Doctor en Educacin por la
Universidad Nacional San Antonio Abad del Cusco y Magster en Filosofa por la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro de la Sociedad Peruana de
Filosofa y del Instituto de Investigaciones Filosfcas de la Universidad Ricardo
Palma. Presidente de la Sociedad de Pensamiento Andino, miembro del Grupo de
Investigacin Tlamatinime sobre Ontologa Latinoamericana, GITOL, con sede en la
Universidad Santo Toms, Bogot, D. C. Miembro correspondiente de la Academia
Mayor de Quechua; autor de textos de quechua, flosofa y artculos de su especialidad.
JULIO MEJA NAVARRETE. Doctor en Ciencia Poltica y Sociologa por la Universidad Pontifcia
de Salamanca. Licenciado por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde
ejerce la docencia. Ha sido Director de la Unidad de Post-Grado de la Facultad de
Ciencias Sociales, Profesor invitado en la Universidad de El Salvador, Universidad de
Columbia del Paraguay, Universidad de Chile, Universidad Nacional de Catamarca,
Argentina, Universidad Iberoamericana, Mxico, y Universidad de Len, Espaa.
Es integrante del Comit Directivo de la Asociacin Latinoamericana de Sociologa
(ALAS) y ha sido miembro del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales
(CLACSO). ltimamente ha publicado Sociedad y conocimiento. Los desafos de la
sociologa latinoamericana.
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Nuestros colaboradores
GEORGES MNDEZ NAVARRETE. Egresado de la Escuela de Sociologa de la Universidad
Nacional Federico Villarreal. Forma parte del Colectivo que edita la revista
SANTO TAB. Investiga a los movimientos culturales subterrneos y asuntos
de sociologa poltica.
MADELINE MENNDEZ GARCA. Graduada de arquitecto en 1966 (Facultad de Arquitectura
- Universidad de La Habana). Entre 1966 y 1982: Desarrollo de nuevos conjuntos
urbanos en el interior del pas (Direccin Nacional de Viviendas y Urbanismo del
Ministerio de la Construccin) De 1982 a 1994: Centro Nacional de Conservacin,
Restauracin y Museologa, Ministerio de Cultura. Actividad vinculada a la preser-
vacin del patrimonio arquitectnico y urbano en la Ciudad de La Habana as como
en sitios y centros histricos del pas. A partir de 1994, Labora en el Plan Maestro
de revitalizacin de La Habana Vieja, Ofcina del Historiador de la Ciudad. En
2005, obtiene el Doctorado en Ciencias Tcnicas (Tesis sobre la tipologa domstica
de La Habana Vieja). Es profesora de la nueva sede universitaria San Gernimo de
la Habana que imparte la carrera Preservacin y Gestin del Patrimonio Histrico
Cultural. Ha colaborado con la Direccin venezolana Fundapatrimonio en la ela-
boracin del Plan Especial de Rehabilitacin del Centro Tradicional de La Pastora,
de la ciudad de Caracas. Es miembro de la Comisin Provincial de Monumentos
de Ciudad de La Habana y miembro del Comit Cubano del ICOMOS (Consejo
Internacional de Monumentos y Sitios de la UNESCO).
WALTER D. MIGNOLO. Es William H. Wannamaker Professor of Romance Studies and
Literature en Duke University y Director del Center for Global Studies and the
Humanities (http://trinity.duke.edu/globalstudies). Sus publicaciones incluyen: Te
Darker Side of the Renaissance: Literacy, Territoriality and Colonization (1995; premia-
da con el Catherine Singers Kovacs Prize por la Modern Languages Association),
Local Histories/Global Designs: Coloniality, Subaltern Knowledges and Border Tinking
(2000) y Te Idea of Latin America (2005; obra ganadora del reconocimiento Frantz
Fanon de la Philosophical Caribbean Association). Su prximo libro, el tercero de
la triloga con Te Darker Side y Local Histories, ser publicado por Duke University
Press y se titula: Te Darker Side of Western Modernity: Global Futures, Decolonial
Options Este artculo est basado en un captulo de dicho libro. [email: walter.mig-
[email protected]].
LUIS MIRANDA ESQUERRE. Doctor en Lingstica. Profesor de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos y la Universidad Ricardo Palma. Sus publicaciones ms importantes,
entre otras, son: El problema de la enseanza del espaol en el Per, Introduccin a la
lingstica del texto, La entrada del espaol en el Per y Manual de gramtica castellana.
FRANKLIN MIRANDA VALDIVIA. Profesor principal en la Facultad de Ciencias Sociales, UNMSM,
y en la Universidad Ricardo Palma. Ex director de la Escuela Acadmico Profesional
de Sociologa y ex coordinador del Departamento de Sociologa, UNMSM. Ex
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Nuestros colaboradores
coordinador TELEDUSM y Proyecto en Formacin a Distancia Tl-universit
- Qubc -Canad-Teleduc-Universidad Catlica Chile. Estudios de Sociologa y
doctorado en Ciencias Sociales UNMSM, y maestra en la Pontifcia Universidad
Catlica del Per.
RODRIGO MONTOYA ROJAS. Profesor Emrito de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Realiz estudios en la Academia de Pars, Universit de Paris Ren Descartes,
Ecole des Hautes Etudes en Sciencies Sociales obteniendo el grado de Doctor en
Sociologa en 1977. Asimismo es Doctor en Letras, Antropologa; grado otorgado
por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en 1970. Es conferencista in-
ternacional. Ha publicado muchos libros, por ejemplo, Multiculturalidad y poltica:
derechos indgenas, ciudadanos y humanos. SUR Casa de Estudios (1995), Al borde del
naufragio: Democracia, violencia y problema tnico en el Per. Editorial Talasa (1991),
Por una educacin bilinge en el Per. Ensayos sobre cultura y socialismo. Mosca Azul
Editores, CEPES. Lima (1990)
JOS ANTONIO NINAHUANCA ABREG. Investigador egresado en Sociologa en el 2009 por
la Universidad Federico Villareal. Ha publicado en Socialidad, revista ofcial de la
Facultad de Ciencias Sociales de dicha institucin y en la Revista Anual del Colectivo
de Estudios Culturales e Imaginarios Sociales Santo Tabcaminando por el labe-
rinto, de la cual es editor y director, contando con el aporte de importantes per-
sonalidades del mbito acadmico nacional. Se especializa en temas relacionados
a los medios de comunicacin, juventud y poltica, ofreciendo conferencias en di-
ferentes lugares entre ellos en el Instituto Nacional de Cultura - Casa Museo Jos
Carlos Maritegui. Actualmente se desempea como asistente de docencia en la
Universidad Nacional Federico Villareal.
Maritza Nez. Maritza Nez, directora de coros y escritora, obtuvo el M.A. en el
Instituto Musical Gnesin de Mosc, realiz estudios en la Universidad de Helsinki y
en la Escuela de Arte Dramtico de Mlaga. Es autora de nueve libros de poesa, dos
de narrativa, cinco libretos de pera, textos para canciones y veintids obras de teatro
entre ellas Sueos de una tarde dominical-Premio Mara Teresa Len 1999. Algunas
de stas se han presentado en festivales internacionales, y han sido traducidas al
ingls, fns, sueco, polaco, checo, japons. Actualmente reside en Helsinki, Mlaga
y Lima. La televisin fnlandesa ha realizado tres documentales sobre su trabajo ar-
tstico. Ha sido galardonada con el Premio Pro Msica en Finlandia.
CAROLINA ORTIZ FERNNDEZ. Doctora en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Magster en Letras por la Universidad Andina Simn Bolvar
(de la Comunidad Andina, sede Quito). Licenciada en Sociologa por la UNMSM.
Es profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos.
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Nuestros colaboradores
DANTE AUGUSTO PALMA. Es profesor de Filosofa. Egresado de la Universidad de Buenos Aires,
Argentina, y actualmente desarrolla su tesis de doctorado en Ciencia Poltica en la
Universidad de San Martn, Argentina, en temticas referidas a los Derechos de
las minoras. Es becario del CONICET, autor de Relativismo e inconmensurabilidad
(Argentina, Ediciones Baudino, 2005) y de una coleccin de ensayos sobre poltica,
flosofa y medios de comunicacin a partir de los cuentos fantsticos de Jorge Luis
Borges (Argentina, Editorial Biblos, 2010, en prensa).
ROBERTO PRIETO. Arquitecto graduado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la
Universidad Ricardo Palma. Ha publicado una tesis original sobre El diseo ar-
quitectnico de los prostbulos en Lima, as como refexiones arquitectnicas sobre
cafs y espacios pblicos de la vida cotidiana en Lima.
JUAN RAMREZ AGUILAR. Sustent su tesis para obtener el ttulo de licenciado en Historia por
la Universidad Mayor San Marcos con la tesis intitulada La Iglesia en el Per
ante las Demandas de Justicia Social. El Movimiento Sacerdotal ONIS 1968-
1975 en el ao 2006. Durante el 2007 y 2008 fue asistente de ctedra en Historia
de las Religiones del Mundo Contemporneo que se brinda a los estudiantes
de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Desde el 2007
es miembro del SIER-PUCP (Seminario Interdisciplinario de Estudios de la
Religiosos de la Pontifcia Universidad Catlica del Per). Desde el 2008 se de-
sempea como docente de Historia Peruana en la Escuela de Turismo, Hotelera
y Gastronoma y docente de Historia de la Civilizacin del Programa de Estudios
Bsicos de la Universidad Ricardo Palma. En la actualidad viene realizando es-
tudios de maestra en Museologa y Gestin Cultural en la Universidad Ricardo
Palma.
ROBERTO REYES TARAZONA. Doctor en Sociologa por la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos. Ha sido docente en los doctorados de Literatura en la UNM San Marcos y
de Ciencia Poltica y Relaciones Internacionales de la Universidad Ricardo Palma.
En esta universidad, dirige las revistas Arquitextos, de la Facultad de Arquitectura
y Urbanismo, y Paideia XXI, de la Escuela de Pogrado. Es coordinador del Centro
Cultural Ccori Wasi.
JAIME ROS BURGA. Doctor en Ciencias Polticas y Sociologa por la Universidad Complutense
de Madrid. Profesor principal de la Escuela Acadmico Profesional de Sociologa
en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Miembro de la Asociacin
Internacional de Sociologa. Miembro de la Direccin Regional de Lima del Colegio
de Socilogos del Per. ltimos libros: La universidad en el Per: Historia, presente y
futuro, Vol. I: La universidad en la colonia y Vol. II: La universidad en la etapa co-
lonial. Vol.III: La universidad en el siglo xix y Vol. IV: La universidad en la primera
mitad del siglo XX, ANR. 2008-2009.
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ELIO IVN RODRGUEZ CHVEZ. Doctor en Educacin y abogado por la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos. Escritor y ensayista. Profesor de literatura peruana y teo-
ra del Derecho. Profesor de Posgrado en legislacin universitaria. Actualmente es
Presidente de la Asamblea Nacional de Rectores y Rector de la Universidad Ricardo
Palma. Ha publicado muchos libros, entre otros: Manuel Gonzlez Prada en el de-
bate de la educacin nacional (1977). El derecho en el mundo es ancho y ajeno (1982).
Literatura y derecho (2001). Literatura y derecho (2da edicin 2003). Csar Vallejo
al pie del orbe (2006). Pensadores y forjadores de la Universidad en el Per (2009).
Literatura peruana, teora e historia (2009). Y numerosos artculos en revistas espe-
cializadas a nivel nacional y del extranjero.
RUTH ROMERO HUAMANI. Filsofa. Doctoranda en flosofa (UGR-AUSJAL) y en Ciencias
de la Educacin (PUCP). Magster en Filosofa (UIA-Mxico, D. F). Autora de
textos: Hermenutica del tiempo (2010), Convergencia de la imagen simblica (2009),
Ontologa de la justicia (2007), Tolerancia y democracia (2006), tica (2006), Filosofa
de ciencias naturales (2006), entre otros. Asimismo, varios artculos en diversas revis-
tas nacionales e internacionales. Actualmente es docente de la Universidad Ricardo
Palma, y docente invitada de postgrado a nivel nacional.
RICARDO SOBERN GARRIDO. Abogado, M.A: en Poltica Internacional en Departamento de
Estudios para la Paz, Universidad de Bradford, Inglaterra. A cargo del programa de
fronteras en Consejera en proyectos, en Colombia (2001/2005). Actualmente, es
Director del Centro de Investigacin Drogas y DDHH (CIDDH, www.ciddh.com).
DAVID SOBREVILLA. Estudi en las facultades de Letras y Derecho de la Pontifcia Universidad
Catlica del Per (1955-1958) y pas a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos
a seguir las carreras de Derecho y Filosofa (1959-1963). Viaj a Alemania, donde
sigui estudios de Filosofa y Politologa Latinoamericanstica en la Universidad
de Tbingen (1964-1970), doctorndose en Filosofa. En el campo de la docencia
se ha desempeado como profesor principal de la Facultad de Letras y Ciencias
Humanas de la UNMSM (hasta 1995), de la que es Profesor Emrito y como profe-
sor visitante en las Universidades de Carabobo, Madison/Wisconsin (1991) y Davis/
California. Es Doctor Honoris Causa por la Universidad de Trujillo y la Universidad
de Arequipa. Se ha hecho acreedor de las becas del Servicio Alemn de Intercambio
Acadmico (1964-1970) y de la Fundacin Humboldt (1979-1981). Es miem-
bro fundador del IIPPLA (Instituto de Investigacin del Pensamiento Peruano y
Latinoamericano). Sus investigaciones sobre la flosofa peruana y latinoamericana
han sido publicadas en las ltimas dcadas en Per, Alemania, Mxico, Venezuela,
Espaa, Estados Unidos y Colombia. Actualmente se desempea como profesor
principal en la Universidad de Lima.
ROSARIO VALDIVIA PAZ-SOLDN. Licenciada en Traduccin por la Universidad Ricardo Palma
y Doctora en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional
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Nuestros colaboradores
Mayor de San Marcos. Docente de la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas
de la Universidad Ricardo Palma, actual Directora de la Biblioteca Central. Ha pu-
blicado dos poemarios Cuerpos en concierto y desconcierto (2000) y Amores virtuales.
Desamores reales (2008). Ha tenido a su cargo la edicin y prlogo de Traducciones
de Csar Vallejo (2003) y ha recopilado sus conferencias sobre traduccin literaria
y crtica de traduccin en el libro La traduccin literaria (2004). Ha tenido a su
cargo la antologa de poesa Palabras sin fronteras y fronteras sin palabras (2009).
Profesora visitante del Instituto Universitario de Lenguas Modernas y Traductores
de la Universidad Complutense de Madrid.
MIGUEL NGEL VEGA CERNUDA. Licenciado en Filologa Moderna y Doctor en Filologa
Alemana, profesor titular de Literatura Alemana Universidad Complutense (1975-
2003), catedrtico de Traduccin de la Universidad de Alicante (2003-2010), profe-
sor visitante de la Universidad de Mnster (2003-2010), traductor de ms de treinta
de ttulos del alemn, francs, dans e italiano, director del Instituto de Lenguas
Modernas y Traductores de la Universidad Complutense por muchos aos, autor de
un centenar de artculos de crtica literaria, teora de la traduccin y crtica musical,
autor y editor de una decena de libros, conferenciante en numerosas universidades
y congresos (Per, Mxico, Italia, Colombia, Argentina, Chile, Alemania, Espaa).
Medalla de las Ciencias y las Artes de la Repblica de Austria, Doctor Honoris Causa
de la Universidad Ricardo Palma, entre numerosos premios y condecoraciones.
THOMAS WARD. Es profesor titular de literatura latinoamericana en la Loyola University
Maryland, donde es tambien director de Estudios Latinos y Latinoamericanos.
Despus de su tesis doctoral sobre la evolucin de la idea de la transformacin social
en Gonzlez Prada (1988) public La anarqua inmanentista de Manuel Gonzlez
Prada (1998 y 2001). Ha escrito adems varios estudios cortos sobre MGP que apa-
recieron en diversas revistas acadmicas. Su ltimo libro, Buscando la nacin peruana
(2009), tiene importantes captulos sobre MGP. En el ao 2005 fue incorporado
como miembro al Instituto Ricardo Palma, en la universidad del mismo nombre
MARCOS YAURI MONTERO. Licenciado en Historia. Ha sido profesor en la Universidad Nacional
de Ancash Santiago Antnez de Mayolo, Universidad Nacional de Educacin
Enrique Guzmn y Valle, Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Actualmente es
docente de la Universidad Ricardo Palma. Es novelista, poeta, ensayista y estudio-
so de mitos andinos. Es Premio Nacional de Novela otorgado por la Casa de la
Cultura del Per (hoy INC). Premio Casa de las Amricas (Cuba). Premio de Novela
Vicente Blasco Ibez (Valencia, Espaa), Premio Nacional de Poesa Jos Glvez
Barrenechea, otorgado por la La Gran Logia Masnica del Per. Varias de sus obras
han sido traducidas al francs, ingls, hngaro. Su novela No preguntes quin ha
muerto sigue siendo un best seller.
CEPREDIM
Se termin de imprimir
en el mes de noviembre de 2010
en los talleres grficos del
Centro de Produccin Editorial e Imprenta de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
Local principal: Jr. Paruro 119, Lima 1.
Telf: 619-7000 anexo 6009 fax: 1004, 6016
Ciudad Universitaria: Av. Germn Amzaga (antigua puerta N. 3)
Rotonda del Pabelln de Letras, Telf: 619-7000 anexo 6015
E-mail: [email protected]
Pgina web: www.cepredim.com
Tiraje: 500 ejemplares

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