Antología 01-1 PDF
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Lo importante es jugar...
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Contenido
Prefacio
I. CIENCIA FICCIN
Los elefantes de Poznan
NOTAS SOBRE LOS ELEFANTES DE POZNAN
La Atlntida
NOTAS SOBRE LA ATLNTIDA
Pabelln geritrico
NOTAS SOBRE PABELLN GERITRICO
Crate a ti mismo
NOTAS SOBRE CRATE A TI MISMO
El nio del espacio
NOTAS SOBRE EL NIO DEL ESPACIO
ngulos
3000
2024 ngulo
2090
2024 ngulo
3000
2024 ngulo
2186
3001
NOTAS SOBRE NGULOS
II. FANTASA
Receptculo
NOTAS SOBRE RECEPTCULO
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Polvo
Entrando por una puerta de los almacenes Oglethorpe.
Las ardillas y los enanitos
La misin
La batalla para liberar al rey
El agua de la sabidura
Curacin
La ltima vez que cruz la puerta
NOTAS SOBRE POLVO
Indigentes en el infierno
NOTAS SOBRE INDIGENTES EN EL INFIERNO
En La Casa del Dragn
NOTAS SOBRE EN LA CASA DEL DRAGN
Inventando amantes telefnicos
NOTAS SOBRE INVENTANDO AMANTES TELEFNICOS
Nia acutica
NOTAS SOBRE NIA ACUTICA
El guardin de los sueos perdidos
NOTAS SOBRE EL GUARDIN DE LOS SUEOS PERDIDOS
Casi a su alcance
NOTAS SOBRE CASI A SU ALCANCE
III. LITERATURA
50 ppm
NOTAS SOBRE 50 PPM
Alimenta al beb del amor
NOTAS SOBRE ALIMENTA AL BEB DEL AMOR
IV. IRO HATRACK
El hombre sonriente
NOTAS SOBRE EL HOMBRE SONRIENTE
El Reina Yazoo
NOTAS SOBRE EL REINA YAZOO
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V. HISTORIAS MORMONAS
Navidad en casa de Helaman
Vecinas
Dios juega limpio demasiado a menudo
Digno de ser uno de nosotros
NOTAS SOBRE LAS HISTORIAS MORMONAS
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Prefacio
En mis comienzos como escritor, una de las razones por las que eleg el
gnero de ciencia ficcin fue porque exista un mercado viable de relatos... un
mercado que pagaba, aunque no lo bastante como para poder vivir de l.
Fue algo, y sigue sindolo, de vital importancia en el xito de la ciencia
ficcin como gnero literario. Los relatos proporcionan a los escritores un terreno
donde probar sus ideas y encontrar una voz propia, y un pblico que los incita a
seguir con sus aplausos y sus abucheos.
El relato de un escritor novel se publica junto a otros trabajos de ficcin,
aunando esfuerzos para atraer a pblicos heterogneos ofrecindoles tcnicas
narrativas diferentes.
Es como ser invitado a una fiesta multitudinaria de la que no conoces a todos
los invitados, pero te ves forzado por la aglomeracin a quedarte en medio de la
gente y a participar en la conversacin te guste o no.
Como los relatos no estn bien pagados, todo el que pretende hacer carrera
en la ciencia ficcin tiene que dedicarse a escribir novelas tan pronto como sea
posible. La novela es una forma de literatura distinta al relato y no todo el mundo
aprende cmo hacer la transicin, aunque la mayora lo consigue.
Eso significa que las estrellas que podran llegar a reinar en la fiesta se ven
empujadas a cruzar esa puerta, y el nuevo escritor de relatos tiene la oportunidad
de convertirse en el alma de la misma. Los escritores de relatos reciben atencin y
eso, a veces, es ms importante que el dinero.
En serio.
Si te pagan tres mil pavos por un relato pero no percibes la ms mnima
reaccin, el dinero terminar desapareciendo y te sentirs vaco. Pero si te pagan
tres mil pavos por un relato y recibes un montn de comentarios, as como (quizs)
una o dos recomendaciones para un premio Nebula, te sentirs mucho ms
animado. Incluso aunque alguien destroce por completo tu obra a menos que
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seas tan frgil que no resistas el ms mnimo traspis, volvers a escribir para
demostrarle de qu eres capaz.
Claro que si slo te pagan treinta dlares, te lo tomars como una aficin y
no como una profesin.
La situacin que me encontr cuando llegu al campo de la ciencia ficcin,
era que exista un puado de revistas que no pagaban demasiado ni demasiado
poco. Analog, Fantasy and Science Fiction, Galaxy y, en aquel momento, Amazing y
Fantastic. Las tres ltimas no tardaron en desaparecer, pero pronto naci otra
nueva Isaac Asimovs Science Fiction Magazine que sobrepas en ventas a todas
las dems.
Entonces lleg Omni y, por un corto perodo de tiempo, anim el campo con
pagos de varios miles de dlares.
Fue una poca emocionante. Asimovs y Analog vendan ms de 100.000
ejemplares por nmero, y F&SF no andaba lejos de los 80.000.
Hoy, el mundo ha cambiado. Las tiradas de las revistas son notablemente
inferiores. Creo que la razn principal es que los quioscos han desaparecido.
Ahora, para encontrar una revista de ciencia ficcin, tienes que rebuscar en el
estante ms bajo de las cadenas de libreras Barnes & Noble o Borders; una persona
alta tendra que arrodillarse para enterarse siquiera que dicho estante existe.
O quiz sea el declive de la ciencia ficcin como gnero. O el declive de la
calidad de la edicin. O el auge de la fantasa como forma dominante de ficcin
especulativa. O el traslado de la ciencia ficcin al cine y a la televisin, en lugar de
permanecer en el texto escrito. La verdad es que no pretendo conocer el motivo de
que las tiradas estn ahora entre los 8.000 y los 20.000 ejemplares, menos de una
quinta parte de lo que solan ser.
Pero la necesidad de los relatos cortos no ha disminuido. An quedan
nuevos escritores por descubrir.
Existen unas cuantas antologas excelentes que cubren el hueco. El problema
es que la mayora de esas antologas por lo menos las que mejor se venden
renen a escritores conocidos, para que cada uno de ellos aporte su propio pblico
al libro. As que se margina a los escritores nuevos.
La nica excepcin es la extraordinaria serie Writers of the Future, que, desde
hace dcadas, se dedica a descubrir nuevos escritores y presentrselos al pblico.
Muchas carreras importantes han empezado en las pginas de esa serie de
antologas.
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No soy el nico que ha intentado encontrar una forma de utilizar la Red para
reinventar las revistas de sci-fi. Mi modestamente titulada Orson Scott Cards
InterGalactic Medicine Show (http://www.oscigms.com) es un esfuerzo por intentar
mantener viva para los nuevos escritores la situacin con la que me encontr
cuando empezaba a escribir. Con ocasionales antologas en forma de libro,
extradas del cine online para ayudar a atraer gente de la Red a las libreras, espero
que conjuntamente con otros podamos tener xito.
Pero y mis relatos? La verdad es que ya no suelo escribirlos. Llegu a la
fiesta de los relatos, me entretuve all un tiempo, y despus pas a las novelas,
terreno en el que se ciment mi carrera.
Una coleccin de relatos titulada Mapas en un espejo reuni la mayor parte de
mis trabajos cortos durante el estadio formativo de mi carrera. Slo fueron
excluidos unos cuantos de los primeros relatos, los que pertenecan a ciclos como
La Saga de Worthing o La Gente del margen, adems de los que eran fragmentos de
novelas, como los relatos del Ro Hatrack, que terminaron formando El Sptimo
hijo, El Profeta rojo y Alvin el aprendiz.
Hemos quedado en que ya no escribo relatos, verdad? Pero aqu estamos,
con otro grueso libro de relatos de Orson Scott Card. De dnde ha salido tanto
material?
Cules han sido los alicientes para que un escritor establecido vuelva al
mercado del relato? Aunque es cierto que las historias cortas necesitan menos
tiempo de tecleado que las novelas, no necesitan mucho menos de desarrollo. Es
decir, madurar una historia hasta dejarla a punto para ser escrita requiere el mismo
tiempo y esfuerzo, no importa cul sea su extensin final.
As que, por qu dedicar tiempo a escribir relatos por unos cuantos cientos
de dlares a veces, unos cuantos miles, si puedes cobrar mucho ms
convirtiendo esa misma idea en una novela?
No es una pregunta retrica, creedme. A veces, cuando llego tarde para
entregar una novela con la que podra pagar unas cuantas facturas, y la dejo a un
lado para escribir un relato que le he prometido a un editor de antologas, mi
esposa me mira y me dice (aunque muy amablemente): En qu ests pensando?
Buena pregunta.
Entonces, cmo termina un novelista serio con ms de 200.000 palabras de
relatos cortos, relatos largos y novelas cortas?
Una respuesta es que soy un escritor al que invitan a tomar parte en algunas
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antologas realmente fascinantes. Robert Silverberg me habl sobre una serie de
antologas de ciencia ficcin y fantasa de autores famosos, dirigidas por l, y me
invit a contribuir al volumen de sci-fi con un relato. Por supuesto, le respond:
Bromeas? No slo es un amigo, sino una leyenda en nuestro campo y estaba
seguro de que sera un gran libro.
O bien un completo extrao llega y me dice: Estamos haciendo una
antologa de relatos sobre la guerra de Vietnam. Y yo pienso: No combat en esa
guerra, no he combatido en ninguna guerra y no s qu puedo aportar para... Y
entonces, mi mente empieza a darle vueltas al asunto, y me doy cuenta de que
existe una historia que puede escribir un tipo como yo. As que voy y la escribo.
O resulta que quieren presentar un libro en una Convencin Mundial de
Fantasa, justo en el momento en que estoy desarrollando un fabuloso concepto
sobre la fuente de todas las historias del Diluvio. As que, en vez de esperar y
terminar la novela, escribo un relato largo. Es una prueba. Sigo pensando en
escribir la novela... algn da.
O viajo a otro pas y veo una plaza tan fascinante que tengo que ambientar
un relato en ella, y resulta que en ese momento estoy leyendo un libro fascinante
sobre los elefantes y las dos cosas se juntan, y me siento obligado a escribir el
relato.
O llega la Navidad, y en un momento tonto decido escribir un caprichoso
relato sobre ella.
Es decir, que existen cuatro motivos que impulsan a un novelista a este
novelista por lo menos a escribir relatos cortos:
1. La antologa irresistible.
2. Los relatos para una ocasin particular.
3. La gran idea que necesitas plasmar en papel, as que la pruebas en un
relato para ver si es lo bastante buena como para convertirla en novela.
4. La joya de una idea que ha tomado forma en tu mente y que simplemente
tiene que existir como relato, aunque no ganes dinero.
Relato por relato, explicar en un eplogo cmo o por qu naci cada uno de
ellos. Aqu, simplemente confesar lo sorprendido que qued al darme cuenta de
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cunto relato he escrito a lo largo de los aos. Y creo que parte de mi mejor trabajo
se encuentra aqu.
Agradezco que estis dispuestos a leer mis relatos, y espero que los
encontris dignos del tiempo que les dediquis.
Pero tambin espero que recordis que ah fuera existen nuevos escritores
que intentan tomar parte en la fiesta. Buscad las revistas impresas u on-line, y
las antologas, y las colecciones. Dadles un tiento. Puedo prometeros que
encontraris y ms a menudo de lo que os imaginis algo o a alguien
maravilloso.
Porque si la ciencia ficcin ha de sobrevivir como gnero, no ser porque los
lectores compren libros con nombres familiares en la portada.
Crec en una poca en la que el triunvirato formado por Heinlein, Asimov y
Clarke dominaba el campo, pero ya no producen mucho. Murieron. As que lleg
una nueva generacin. Y otra despus de sa. Si no hay una nueva generacin que
reemplace a la anterior, el gnero se convertir en parte de la historia literaria y no
ser capaz de producir nuevos trabajos. Y si una nueva generacin puede alzar el
vuelo, ser despegando del nido del relato.
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I. CIENCIA FICCIN
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Los elefantes de Poznan
En el centro de la vieja Poznan, desde tiempos inmemoriales capital de la
provincia de la Gran Polonia, existe una plaza pblica llamada Rynek Glowny. Las
casas que la circundan no son tan encantadoras como las de Cracovia, pero las han
pintado de una forma tan adorable, estn dotadas de una elegancia tan marchita,
que te roban el corazn. La plaza sobrevivi a la Segunda Guerra Mundial ms o
menos intacta, pero, aparentemente, el gobierno comunista no pudo soportar la
idea de desperdiciar tanto espacio. Qu uso le dio? Las plazas pblicas eran para
las manifestaciones pblicas, y una vez los comunistas tomaron el control en
nombre del pueblo, dictaminaron que ya no eran necesarias dichas
manifestaciones. As que levantaron un edificio rechoncho y feo en medio de la
plaza, de un estilo tan brutalmente moderno, que le absorbi toda la vida. Tenas
que estar de espaldas a l para poder disfrutarla.
Estuvimos viendo aquel horrible edificio durante tantos aos que apenas lo
notbamos ya, excepto cuando tenamos que disculparnos ante los visitantes,
recordando pesarosos los viejos tiempos del comunismo y apreciando la irona de
que los ocupantes de aquella construccin tan falta de gusto incluyeran un
restaurante, una librera y una galera de arte. Cuando lleg la plaga y la ciudad
fue tan cruel y repentinamente evacuada, los que no pudimos huir de Poznan, los
que no pudimos soportar la idea de pasarnos el resto de la vida en pleno campo,
nos trasladamos al centro y nos apropiamos de las casas que rodeaban la plaza. A
medida que pasaba el tiempo, aquel horrible edificio lleg a convertirse en parte
del atractivo de la plaza, porque formaba parte de la vieja y atestada ciudad
perdida para siempre. Igual que las tazas de los cuartos de bao con pequeas
plataformas para examinar los excrementos nos recordaban las muchas dcadas de
dominio alemn, aquel edificio tambin formaba parte de nuestro pasado y, por su
mera permanencia entre nosotros, no slo formaba parte de nuestro pasado sino de
nosotros mismos. Si venerbamos los huesos y otras partes del cuerpo de los
santos, no podamos encontrar alguna santidad en aquella cosa infame? Era la
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reliquia de un tiempo en el que creamos sufrir, pero al que habramos regresado
gustosamente, aunque fuera nicamente para escuchar los gritos de los nios en la
calle, para ver cmo las floristeras vendan el multicolor exceso de la ubrrima
naturaleza, manchas de colores vivos que nos mostraban que Polonia no era gris
en esencia.
Hasta esa plaza llegaron los elefantes, un grupo de machos abrindose
camino en un silencio aparentemente absoluto, aunque el temblor de las ventanas
indicaba que hablaban entre s mediante infrasonidos, con notas tan bajas que el
odo humano era incapaz de captarlas, pero que una mano humana perciba en el
cristal. Por supuesto, haca aos que veamos elefantes en los jardines del Poznan
suburbano, manadas de hembras con sus cras siguiendo a la matriarca o pandillas
de machos maduros matando el tiempo, hasta que uno de ellos entraba en un
frenes sexual y se alejaba en busca de la hembra en celo ms cercana. Primero
especulamos sobre su procedencia, sobre si sus antepasados se habran escapado
de un zoo o un circo durante la plaga, pero pronto comprendimos que haba
demasiados para que fuera eso, veamos demasiadas manadas distintas. Gracias a
Radio Day, una de las pocas emisoras que an funcionaba, supimos que los
elefantes haban seguido el curso del Nilo, cruzado a nado el canal de Suez, se
haban diseminado por Palestina, Siria y Armenia, luego cruzado el Cucaso, y
despus, alimentados por los trigales ucranianos baados por la corriente de
Bielorrusia, y tras barritar por las fronteras de Estonia y Pomerania invocando a
algn dios marino, exigido el paso a tierras vrgenes jams holladas por sus cortas
y enormes patas, sus curiosas trompas, su punzante marfil, y la profunda y
montona msica de los nuevos gobernantes del mundo.
Por qu no deban gobernarlo? Nosotros slo ramos reliquias que haban
tenido la desgracia de sobrevivir a la plaga. De cada cien mil, slo quedbamos
cincuenta o cien. Y mientras escarbbamos entre las ruinas, mientras
amontonbamos tierra sobre los cadveres extrados de las zonas en las que
pretendamos vivir, mientras luchbamos por aprender cmo hacer funcionar un
generador o dos, algn que otro un camin, las radios que slo utilizbamos una
vez a la semana y luego una vez al mes y despus una vez al ao, fuimos
comprendiendo que no habra ms nios. Nadie poda concebir. Nadie poda criar.
La enfermedad nos haba esterilizado a todos. Nunca nos recuperaramos de la
plaga. Para nuestra extincin no hizo falta ningn misil celestial que despedazara
la Tierra u oscureciera el cielo todo un ao. Ninguna otra especie compartira
nuestro destino. Nos haban eliminado quirrgica, minuciosa, meticulosamente: un
tumor extirpado por una delicada mano vrica.
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As que no envidibamos a los elefantes porque poseyeran los campos y los
bosques. Los machos podan arrancar rboles para demostrar su fuerza y ningn
propietario exiga que Control de Animales se presentara para encargarse de
aquellas bestias alborotadoras; las hembras podan reunir a sus cras en graneros y
establos para protegerse del fro invernal, que ningn propietario las echara. Slo
unos cuantos desmenuzados huesos y hebras de pelo indicaban el lugar donde
caballos y reses haban muerto de hambre al desaparecer sus amos demasiado
rpidamente para pensar en liberarlos de sus establos y sus corrales.
Por qu haban acudido los machos a la ciudad? All no tenan nada para
comer. Nosotros no tenamos nada para comer. Cuando ya no hubiera bicicletas
que repartir y no pudiramos improvisar ms carros, hasta nosotros tendramos
que abandonar la ciudad y vivir cerca de la comida que pudiramos obtener de los
campos desatendidos. Por qu se congregaban los elefantes en una ruina como
aqulla? Por curiosidad, quiz. Pronto descubriran que all no haba nada para
ellos y se marcharan.
Nuestra impaciencia creca a medida que pasaban las horas, y los das, y
seguamos topndonos con ellos por las calles de la ciudad. No comprendan que
vivamos en el corazn de Poznan porque queramos estar en un ambiente
humano? No notaban nuestro resentimiento por su intrusin? El resto del mundo
era suyo. No podan dejar de profanar aquellas criptas construidas con nuestras
propias manos en nuestros das de gloria?
Gradualmente nos dimos cuenta en realidad me di cuenta yo, pero los
dems comprendieron que tena razn de que los elefantes no haban venido a
explorar Poznan, sino a observarnos a nosotros. Poda pedalear en mi bicicleta
hasta un cruce de calles y ver a un elefante siguindome pesadamente por una
calle paralela; poda dar media vuelta y encontrarlo detrs de m, y sentir la
vibracin en la caja torcica o en la frente, seal de que hablaban entre s y de que
otro elefante no tardara en acercarse para ver hacia dnde me diriga, vigilar lo
que haca y seguirme hasta casa.
Por qu les interesbamos? Los humanos ya no los matbamos por su
marfil. bamos a morir y el mundo era suyo. Yo, que slo tena siete aos cuando
se desat la plaga, ahora paso de los treinta, y muchos de los supervivientes ms
viejos ya estaban a las puertas de la muerte, o estudiando los folletos y haciendo
las reservas, con la Biblia abierta y el rosario en la mano. Los machos estaban all
en misin cientfica, para observar a los ltimos humanos, estudiar su muerte,
registrar el momento de su extincin, y que todos los elefantes recordasen cmo
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murieron con un simple quejido o menos an que eso, con un susurro, con un
suspiro, con una mirada de soslayo a Dios.
Tena que saberlo. Por m mismo, para mi satisfaccin personal, porque,
aunque descubriera la verdad, a quin iba a contrsela y con qu propsito?
Todos acabaran muriendo, igual que yo, y se llevaran el recuerdo con ellos al
fuego, a las cenizas, al polvo. No pude conseguir que nadie se interesara por
incgnitas que slo me torturaban a m. Qu queran los elefantes de nosotros?
Por qu nos seguan?
Djanos en paz, Lukasz, haban dicho. No te basta con que no nos
molesten?
Y yo les responda con la pregunta ms desconcertante de todas, al menos
para m. Por qu elefantes? El resto de animales salvajes que vagaban por campo
abierto eran los que uno habra esperado ver: manadas de perros salvajes
cruzndose con lobos, rebaos de ganado asilvestrado y caballos, veloces y libres,
poco dispuestos a volver a ser domados. Los compaeros del hombre, los siervos y
esclavos del hombre, ya no tenan dueo: eran libres. Ovejas sin esquilar, cabras
sin ordear, perezosos gatos caseros repentinamente giles, gallinas esculidas
ocultndose de los siempre vigilantes halcones, cerdos malhumorados afincndose
en los bosques, jabales enfrentndose a perros demasiado agresivos. sa era la
fauna salvaje de Europa. Ningn otro animal africano haba migrado al norte, slo
los elefantes. Y no slo los africanos. Los elefantes de la India vagaban por todo
Oriente, y el ltimo da que funcion la radio descubrimos, gracias a mensajes
transmitidos muchas veces, que haban cruzado el estrecho de Bering y pacan en
las praderas norteamericanas, cada vez en mayor nmero. Primos de orejas ms
pequeas que las de esos parientes suyos que nos acechaban en las calles de
Poznan. Los imagin nadando o amontonndose en barcos que algn piloto
humano guiaba por ellos hacia las orillas estigias.
Haban heredado la Tierra, y vigilaban su nuevo dominio.
As que me pasaba los das en la biblioteca, leyendo cuanto caa en mis
manos sobre los elefantes primero y, despus, todo lo referente al proceso de la
vida, toda la historia, intentando comprenderlos a ellos y comprender lo que nos
haba pasado a nosotros, lo que podan significar para ellos nuestras ciudades,
nuestras casas, nuestras calles, nuestros coches herrumbrosos, nuestros puentes
cados, nuestros cementerios donde el invierno haca asomar los huesos humanos,
blancos despojos en campos en barbecho.
Ahora escribo esto porque creo que tengo las respuestas, o por lo menos he
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encontrado teoras que me parecen acertadas, aunque s que podran no ser ms
que los delirios de un hombre ansioso por hallar significados y encontrndolos all
donde no existen. Tal vez todos esos significados sean invenciones y, dado que no
tengo a nadie a quien quejarme, excepto a m mismo, y que esto no lo leer nadie a
quien le importe, excepto una persona quiz, puedo escribir lo que se me antoje y
pensar lo que se me antoje, y releerlo siempre que pueda soportarlo.
No hicieron ningn esfuerzo por seguirme al interior de la biblioteca. De
qu les habra servido? Por listos que fueran con sus trompas indagadoras, no me
los imaginaba pasando las pginas de un libro sin destrozarlas. Adems, qu
significaran para ellos aquellas manchas en las pginas? Los elefantes cantan su
literatura en octavas que los humanos no podemos or. Su ciencia es la ciencia de la
glndula temporal, de la nariz inquisitiva. Observaban, pero o eso pensaba no
experimentaban.
Aprend lo bastante como para avisar a los otros antes de que el primero de
los machos entrara en un frenes sexual. Cuando ves que uno de ellos tiene un
comportamiento agitado, cuando sus glndulas temporales crean una mancha
negra en sus mejillas y el resto de machos se asustan de l y se apartan, los dems
tenemos que hacer lo mismo: apartarnos de su camino, no mirarlo a los ojos.
Dejmosle paso. La ciudad es suya all donde quiera ir. No se quedar mucho
tiempo con los dems, tendr que buscar una hembra e ir con ella a campo abierto.
Emitir una profunda y vibrante llamada, y exudar su lujuriosa fragancia, y
babear un fluido almizcleo para que todos los elefantes puedan olerlo y sepan
que por all ha pasado un macho dispuesto a tener descendencia. Lo mismo hizo
Dios cuando buscaba a la Virgen Mara.
Los elefantes y los cincuenta residentes de Poznan nos estudibamos,
evitbamos molestarnos y nos acostumbramos a convivir.
Y entonces, un da, empezaron a empujar.
Los machos se reunieron en la plaza pblica. Nosotros murmurbamos que
iba a suceder algo importante, nos reunamos en nuestras casas y nos asombamos
a mirar por las ventanas.
Once de ellos deambularon por la plaza doce apstoles sin Judas
Iscariote, pens hasta que el medioda convirti sus sombras en algo minsculo.
Entonces, como si se hubieran puesto de acuerdo, rodearon aquel horrible edificio
comunista. Se situaron de cara a l y avanzaron lentamente, cada macho con su
enorme frente apoyada en la deprimente fachada; tambin poco a poco tensaron la
musculatura y empujaron con ms y ms fuerza el muro.
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Intentaban derribarlo, comprend. Y tambin lo comprendieron los dems, y
nos lo gritamos los unos a los otros con nuestras chillonas voces humanas.
Son crticos de arquitectura!
Han venido a embellecer Poznan!
Empezamos a animar a los elefantes con nuestros gritos, como si fueran
nuestro equipo de ftbol favorito, como si la plaza fuera el terreno de juego.
Vitoreamos, chillamos, aullamos animndolos, realizamos apuestas sin sentido
sobre si podran o no realmente derribar los muros.
Entonces, de improviso, dej de formar parte de la algaraba. De repente mi
perspectiva cambi y entend cmo deban vernos los elefantes. Al fin y al cabo
estbamos en frica, y ramos primates subidos a los rboles, gritando y
burlndose de los gigantes, inconscientes de nuestra propia insignificancia o, al
menos, sin que nos preocupara.
Cuando me apart de la ventana estaba lleno de dolor, aunque en aquel
momento no supiera exactamente el motivo. Primero pens que los humanos
ramos tan limitados que slo podamos cotorrear desde un lugar seguro, pero
entonces comprend que la raza humana siempre haba sido as, que nunca
habamos abandonado nuestra condicin de primates. No, senta dolor por aquel
horrible edificio, aquella reliquia de un noble sueo agriado. Nunca haba vivido
bajo el rgimen comunista que aseguraba cumplir la voluntad de las masas y que,
quiz, se crea su propia propaganda... O eso deca mi padre, y yo no tena ninguna
razn para dudar de l. Cuando los comunistas decidan lo que era bueno y lo que
era malo, actuaban de forma tan rgida como cualquier puritano. Las inquietudes
estticas en arquitectura llevaban a un despilfarro de trabajo de la clase obrera; por
tanto, la fealdad de los edificios nuevos era una muestra de virtud. Los seres
humanos se reinventaron a s mismos en el Homo sovieticus, el Homo coprofabricus o
como lo llamaran cientficamente. Una nueva especie que nunca imagin lo
rpidamente que se extinguira.
Saba que los elefantes seguiran empujando hasta que derribaran los muros.
La intransigencia era algo innato en los elefantes, as como los gritos y los vtores
en los chimpancs. Y aunque los otros humanos los animaban y los incitaban, yo
estaba triste. No, melanclico. Si realmente hubiramos querido derribar aquel
edificio espantoso, sabamos dnde encontrar dinamita y podramos haberlo
volado haca mucho tiempo. Los elefantes son fuertes, poderosos, como todas las
bestias, pero cuando se trata de destruir algo, sus frentes no son rival para los
explosivos almacenados bajo llave en los cobertizos de los solares cuyos edificios
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nunca llegaron a construirse.
No necesitbamos que lo derribaseis, entrometidos quise decirles.
Nosotros lo construimos, nosotros, los humanos. Es nuestro. Qu derecho tenis a
decidir qu reliquias deben seguir en pie y cules deben caer?
Pero la fascinacin era irresistible. No poda apartarme de la ventana. Volva
a ella una, y otra, y otra vez, para ver si hacan progresos, para ver si apareca
alguna grieta. Las bestias tenan una enorme paciencia, y empujaron y empujaron
hasta que sus sombras fueron tragadas por la de los edificios, mientras el sol se
pona en Alemania, en Francia, en el Atlntico, hasta sumergirse en un mar de
noche. Era el reloj por el que se regan los elefantes. Haban terminado su jornada
laboral y se dispersaban, abandonaban la ciudad como hacan casi todas las noches
para comer, beber y dormir en algn lugar ms hospitalario.
A la maana siguiente volveran, ms temprano esta vez, formaran su
crculo mucho ms rpidamente y volveran a empujar. Las apuestas entre
nosotros alcanzaran sumas importantes. Lo lograran? Se rendiran? Cunto
tiempo tardaran en provocar la primera grieta? Cunto hasta derribar el primer
muro? No tenamos nada con qu apostar; mejor dicho, lo tenamos todo.
Habamos heredado la ciudad de los muertos, as que podamos apostar enormes
cantidades de dinero y pagar en metlico, o en diamantes si lo preferamos; cuando
apostbamos, no nos preocupbamos de transportar objetos intiles como aqullos
de una casa a la otra. Bastaba decidir quin ganaba y quin perda. La nica razn
de que tuviramos tantas riquezas a mano era que los muertos las haban dejado
atrs. Si ellos no las consideraban valiosas, de qu nos servan a nosotros, aparte
de como fichas de un juego de azar?
Al final dej de tener sentido apostar. Porque al tercer da de empujar sin
haber conseguido ningn efecto visible, Arek lleg a Poznan. Arek, llamado as
por mi padre. Arek, que frustr mi ltima esperanza. Arek, que asesin a mi
esposa.
Durante muchos aos despus de la plaga no concebimos ningn nio.
Gracias a Berln, donde uno de los supervivientes result ser mdico, supimos que
cuando la plaga era una novedad y todava intentaban estudiarla los
investigadores haban determinado que el virus arraigaba en el sistema
reproductor de hombres y mujeres, atacando especficamente la zona donde las
semillas humanas tenan su origen. La plaga no slo produjo una tremenda
mortandad, sino que se asegur de que los pocos supervivientes fueran estriles. El
mensaje nos dej desolados.
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Cuando era joven, antes de cumplir diez aos, ya haba visto ms muerte que
si hubiera dedicado toda la vida a ver pelculas norteamericanas de accin, pero
todava tena esperanza. Mejor dicho, mi cuerpo tena esperanza. Y esa esperanza
era mucho ms fuerte que la razn. A medida que fue llegando gente de las
ciudades del interior, ms pequeas, buscando compaa humana, Poznan se
convirti en un lugar de encuentro. En aquellos tiempos vivamos en las afueras,
en lugares que pensbamos transformar en granjas, antes de que comprendiramos
que cultivar era redundante, habiendo miles y miles de campos y jardines
fertilizndose a s mismos con tanta rapidez que no podamos recolectarlos. As
que andaba cosechando nabos el tipo de tarea que los adultos dejaban
agradecidos para mis jvenes, fuertes y flexibles brazos y piernas, cuando Hilde
y su familia llegaron en un carro tirado por un caballo.
En lo primero que me fij no fue en Hilde, sino en el milagro de ver a una
familia completa. Al principio, por supuesto, supusimos que era una familia
reunida por las circunstancias, formada por personas que se haban juntado
porque eran los nicos supervivientes de su zona. Pero no, se parecan, tenan ese
milagro de la semejanza que dejaba muy claro que estaban genticamente
relacionados. Pronto descubrimos que s, que eran un padre, una madre y una hija
que haban sobrevivido a la plaga. Saban que era injusto lamentarse por la muerte
de dos hijos y tres hijas ms, porque no haban perdido a todos los que amaban,
como nos ocurra al resto. Haba algo en ellos que era ms fuerte que la
enfermedad. Y Hilde, una nrdica rubia y regordeta, nos pareci hermosa a todos
porque sabamos que si alguna mujer tena un vulo viable, sera ella.
Tanto Hilde como sus padres comprendan que su tero, de no ser estril, ya
no le perteneca nicamente a ella, y que la nica esperanza de que nuestra pobre y
dbil especie continuara era encontrar un hombre cuyo cuerpo pudiera producir
espermatozoides vivos. Cuando la plaga se haba desatado era sexualmente
inmadura, pero ya estaba lista para procrear en caso de que pudiera. Tendra un
marido durante tres meses, despus pasara un mes sola y, luego, le tocara el
turno al siguiente. De esa forma, si conceba, no cabran dudas sobre la paternidad,
y el afortunado sera su marido para siempre y para producir ms hijos. Hilde
estuvo de acuerdo porque saba que era la nica esperanza.
Fui el tercero en intentarlo. Un aterrorizado chico de quince aos que se
acerc a la sacerdotisa del templo, implorando a Dios por ser el elegido, por ser el
que implantara vida en ella. Fue dulce y paciente conmigo, y no le cont a nadie lo
torpe que result. Me gustaba, pero no la amaba porque era una extraa para m.
Poda ser su compaero, pero no hablar con ella o mejor dicho, entendernos,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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porque proceda de una montaosa zona occidental donde hablaban alemn y
apenas chapurreaban el polaco, aunque ella dominaba ms el polaco que yo el
alemn.
Al segundo mes no tuvo el perodo, ni al tercero, ni al cuarto. Se mantuvo
alejada de m, de todos los hombres, hasta que al quinto mes me mand llamar.
Eres la mitad de este milagro me dijo, en un polaco titubeante.
A partir de entonces sera su nico compaero. Se acab trabajar en el
campo. Y si me hera con los aperos de labranza? Y si me resfriaba? Me qued
con ella, ensendole el polaco y aprendiendo a leer en alemn... ms o menos.
El mdico lleg de Berln durante el octavo mes de embarazo. Nunca haba
practicado la obstetricia, pero era nuestra mayor esperanza y, dado que en Berln
no haba ninguna mujer embarazada, comprendieron lo que todos nos jugbamos.
Incluso un beb medio polaco en Poznan era mejor que ningn beb en ninguna
parte. Le dimos la bienvenida y nos ense cmo fabricar cerveza.
Al noveno mes no pas nada. El mdico habl de provocar el parto.
Trabajamos en una sala de hospital que todava tena energa para alimentar el
viejo equipo, y examin a Hilde con ultrasonidos. Cuando termin, apenas poda
mirarnos a la cara.
No habris contado mal? ofreci como posibilidad.
No, no habamos contado mal. Sabamos la ltima vez que haba tenido sexo
con alguien conmigo, y de eso haca nueve meses y dos semanas.
El beb an no est listo anunci. Le faltan semanas. Bastantes
semanas, por la longitud de sus miembros y el desarrollo de la cara y de las manos.
Y se haba guardado las peores noticias para el final. La cabeza... es muy
grande. Y tiene una forma extraa que no haba visto nunca, as que he consultado
mis libros. Si sigue creciendo, dado que ya es tan grande como una cabeza humana
adulta, son malas noticias para ella. No podr dar a luz normalmente, tendr que
operarla.
Oprela ahora sugirieron sus padres. Ya han pasado nueve meses.
No rechaz el mdico. Si la opero ahora, creo que el beb morir. Sus
pulmones son los de un feto de cinco meses. No he venido hasta aqu para abortar
un feto, he venido al parto de un nio.
Pero nuestra hija...
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Hilde se mostr de acuerdo con el mdico.
Si tiene que operarme de todas formas, qu prisa tenemos? Esperemos
hasta que el beb est preparado.
Supimos que sera nio, y no fue precisamente una alegra. Todos sabamos
que hubiera sido mejor una nia, todos excepto yo. No estaba dispuesto a jugar
haciendo de Lot con una hija ma, y era el nico que haba demostrado tener un
esperma frtil, as que pens que era mejor tener un hijo. De esa forma, podra
viajar con Hilde y el chico por todo el mundo de ser necesario, buscando un lugar
donde hubiera una chica para l. Imaginar ese futuro me alegraba.
Diez meses. Once. Ninguna mujer haba tenido un embarazo tan largo. Ya no
poda ni sentarse en la cama pero el nio segua creciendo y, segn los
ultrasonidos, cada vez era ms y ms extrao. Caderas amplias y ojos muy
separados en un rostro terriblemente ancho. La ecografa, con su granulosa imagen
en blanco y negro, le haca parecer un monstruo. No era un beb. Nunca vivira.
Peor todava, le estaba chupando la vida a Hilde. La mayora de lo que coma
alimentaba por va placentaria aquel crecimiento canceroso que portaba en su
interior. Tena la cara cada vez ms plida y los msculos ms dbiles. Su vientre
creci ms y ms hasta ser descomunal. Me sentaba junto a ella y, cuando se
cansaba de que le leyera un libro, le coga la mano y le hablaba de mis paseos por
las calles de la ciudad, de mi visita a Cracovia cuando tena seis aos, antes de la
plaga, de cmo acompa a mi padre cuando tuvo que pasear a un autor
extranjero por toda la ciudad, de cmo comimos en un restaurante tpico y el
extranjero no pudo con el pan harinoso y los fideos correosos y la manteca espesa.
Ella rea. O sonrea, cuando aument su debilidad. Y despus, cuando el final se
acercaba, slo sostena mi mano y me dejaba hablar. Yo slo quera conservar a
Hilde, olvidarme del beb. Aquel monstruo estaba muerto para m. Quera
quedarme con Hilde, pasar con ella todo el tiempo que se supone que un hombre
debe pasar con su mujer, vivir juntos en una casita, volver por la noche y abrazarla,
despertarme por la maana con un beso suyo en mis labios y sus bendiciones en
mis odos.
Lo sacar ahora, ella est demasiado dbil para seguir posponindolo
dijo el mdico. Quizs el prximo nio sea normal.
Sus padres estuvieron de acuerdo, y Hilde dio por fin su consentimiento. El
mdico me instruy para ayudarlo y me entren, hacindome observar las
sangrientas operaciones que realiz en liebres y una vez en una oveja, para que no
me desmayara ante la sangre cuando llegara el momento de operar a mi esposa.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Porque era mi esposa. Hilde insisti en celebrar una pequea ceremonia y casarse
conmigo poco antes de que le aplicaran la anestesia. Saba, como yo, que el
matrimonio no sera permanente. La comunidad quiz me permitiera intentar otra
vez ms tener un hijo normal con ella, pero si se tambin fallaba, volveran las
rotaciones: tres meses de convivencia con otro hombre, un mes de descanso y
vuelta a empezar, hasta que encontraran una semilla de calidad.
Lo que no comprendimos era lo frgil de su estado. El cuerpo humano no
est concebido para entregarse tan completamente a un feto como aqul. Segn el
mdico, el beb le enviaba mensajes hormonales de algn modo, dicindole a su
cuerpo que no se entregase, que no se rindiera; que no dilatara, que no abriera el
cuello del tero. Provocaba que su cuerpo se consumiera a s mismo, que sus
msculos se atrofiasen, que la grasa desapareciera.
La primera incisin del mdico no fue lo bastante grande. Ni la segunda. A la
tercera, su tero qued abierto como el vientre de una rana diseccionada y por fin
pudo sacar al pequeo monstruo. Cuando me lo entreg, iba a dejarlo a un lado
pero abri los ojos. Se supone que los bebs no son capaces de hacer eso, ahora lo
s. Pero l abri los ojos y me mir. Y sent un poderoso temblor, una potente
vibracin en los brazos y en el pecho. Fuera lo que fuera estaba vivo y yo, su padre,
no poda matarlo. As que se lo entregu a un par de mujeres para que lo lavaran y
realizasen los rituales que el doctor haba prescrito: gotas en los ojos, muestras de
sangre... No me qued a verlo. Volv con Hilde.
Cre que estaba inconsciente. Pero el beb emiti un sonido y, aunque fue
ms bajo de lo que debe ser el llanto de un beb, ella supo que era su voz y sus ojos
parpadearon antes de abrirse.
Dejdmelo ver susurr.
As que arranqu al beb de los brazos de las mujeres y se lo llev.
Era tan grande como un nio de dos aos y me resist a dejar tanto peso
sobre el pecho de Hilde. Pero ella insisti moviendo los dedos, porque ni siquiera
poda levantar los brazos. Me inclin sobre ella, soportando tanto peso del beb
como poda. El nio busc su pecho y cuando ella encontr fuerzas para alzar una
mano y guiar el pezn hasta su boca, l chup con fuerza. Le doli, pero su rostro
expresaba tanto xtasis como dolor.
Mam quiere a su beb susurr apenas.
Muri mientras el mdico estaba cosindola. Dej la herida e intent
revivirla, empujando al nio y apartndome a m antes de bombear su corazn.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Ms tarde, tras la autopsia, me dijo que su corazn estaba tan desgastado como el
resto de sus msculos. El nio haba dominado a su madre y exigido su vida. Y ella
se la haba entregado.
Mi Hilde. Hasta que la muerte nos separe.
Hubo cierto debate sobre si vala la pena alimentar al nio, y despus sobre
si vala la pena bautizarlo. En ambos casos, la piedad y la esperanza triunfaron
sobre el miedo y la aversin. Quise oponerme, pero Hilde haba intentado
alimentar al beb y, aunque estaba muerta, no quera contradecirle. Me hicieron
escoger un nombre, y eleg el de mi padre porque no poda soportar darle el mo,
Arkadiusz. Arek.
Al nacer, pesaba casi diez kilos.
A los dos meses, ya caminaba.
A los cinco meses, sus balbuceos se convirtieron en un lenguaje coherente. Le
ensearon a llamarme pap. Y lo acept porque, al fin y al cabo, era mi hijo.
Por entonces, los padres de Hilde ya se haban ido. Me culpaban culpaban
a mi mala semilla de la muerte de su hija. En vano les repiti el doctor que lo que
la plaga me hubiera hecho a m tambin se lo haba hecho a ella. Pero, en su fuero
interno, estaban convencidos de que Hilde era normal y yo el portador de la
semilla de la monstruosidad. No soportaban mirarnos a Arek y a m, a los asesinos
de su ltima hija, aquella chiquilla adorable.
Arek camin muy pronto, porque sus anchas piernas le proporcionaban una
base slida y resistente, mientras que ir a cuatro patas le resultaba imposible. Su
cuello macizo era lo bastante resistente como para sostener su ancho rostro y su
enorme crneo. Tena manos hbiles y unos brazos largos muy flexibles. Era un
cmulo de enigmas. Cuando no tena siquiera dos aos quiso que le enseara a
leer.
De dos extraas aberturas en su cabeza, situadas entre los ojos y las orejas,
manaba un extrao fluido. Arek heda a veces, y el hedor provena de ellas. En
aquel momento no sabamos cmo llamar a aquellas cosas o qu significaban,
porque los elefantes todava no haban llegado. Arek gustaba a toda la comunidad.
Siempre les haban gustado los nios. Jugaban con l, respondan a sus preguntas,
lo cuidaban. Pero bajo el amor yaca un constante y lacerante dolor. Era nuestra
esperanza, pero no lo era. Fuera cual fuera su extraa condicin, haca que se
desarrollara ms rpido que un nio normal, pero sabamos que no por eso sera
ms saludable, que como la mayora de los nios extraos morira antes de hora. Y
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que, siendo como era un mutante, sera tan estril como un mulo.
Y entonces llegaron los elefantes, formas enormes y oscuras en los distantes
campos. Nos extraamos, nos maravillamos, nos interrogamos. Se acercaban da a
da. Y Arek empez a agitarse.
Los oigo dijo.
Qu oa? Nosotros no oamos nada. Estaban demasiado lejos para que
pudiramos orlos.
Los oigo repiti, tocndose la frente. Los oigo aqu y aqu. Y se toc
el pecho.
El flujo de los orificios de su cabeza aument.
Quera dejarnos y tuvimos que vigilarlo de cerca. Poda levantarse en mitad
de una leccin de lectura y contemplar los lejanos elefantes o mirar al vaco
horizonte donde deberan estar y escuchar embelesado.
Creo que los entiendo asegur. All hay agua buena.
Toda Polonia tiene agua buena seal.
No me interrumpi impaciente. Es lo que dicen ellos. Y ahora hablan
de uno que muri. Todava captan su olor. Del que muri. Volvi a escuchar,
aunque yo segua sin or nada. Y el mo. Ahora captan el mo.
A los elefantes no les importas asegur.
Retira eso escupi, girndose hacia m con sus ojos anegados de
lgrimas.
Sintate y estudia la leccin, Arek.
Qu puede importarme lo que diga un muerto? No necesito saber nada
de lo que tenga que decirme!
Tienes cinco aos, Arek. S mejor que t lo que necesitas saber.
Tu padre tena que saber todo eso, pero y yo? De qu puede servirme a
m?
Intent sujetarlo, pero a los cinco aos ya era demasiado fuerte. Huy de la
habitacin. Huy hacia el campo. Huy hacia los elefantes.
Lo segu como pude, y otros se unieron a m, llamando a Arek. No era muy
veloz y podramos haberlo atrapado de habernos atrevido a placarlo como
jugadores de rugby. Pero no queramos que se hiciera dao y corramos a su lado,
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vindole mover pesadamente sus cortas y macizas piernas en direccin a los
elefantes: una matriarca y su manada, con diversas cras de distintos tamaos.
Intentamos detenerlo, hacerlo volver, pero la matriarca se dio cuenta de nuestra
presencia. Mientras se acercaba, Arek grit e intent escaparse con ms violencia,
correr hacia ella. Ella bram hacia nosotros y al final, indecisos, temerosos,
abandonamos.
La matriarca dej que Arek le abrazase la trompa. Mi hijo trep por ella hasta
su enorme e imperturbable frente y se sent sobre su cabeza. El animal levant la
trompa y, por un momento, tem que lo barriera de all como si fuera una molesta
pelusa. Pero se limit a palparle el goteante orificio de la mejilla derecha y,
despus, se llev la trompa a la boca para oler y saborear el lquido.
Fue entonces cuando lo comprend. La matriarca tambin tena un orificio
entre el ojo y la oreja, un agujero goteante, apestoso. Cuando investigu en la
biblioteca, descubr que se trataba de la glndula temporal. Los elefantes la tenan
y mi hijo tambin.
Ni Hilde ni yo ramos elefantinos. Ni haba una explicacin lgica, dado lo
poco de ciencia que yo saba, para que una glndula propia de los elefantes
apareciera en un nio humano. Y adems, no slo se trataba de las glndulas
temporales. Cuando Arek se sent sobre la matriarca, me di cuenta de lo mucho
que su frente se pareca a la de ella. No tena sus enormes orejas ondeantes, ni la
nariz anormalmente larga, y segua teniendo visin binocular, no como la de los
elefantes. Pero no haba duda, su frente era un pequeo duplicado de la de ella.
Los ha estado esperando susurr. Y pens, aunque no lo dije: Han
venido a buscarlo.
No volvera a casa conmigo.
Los otros se marcharon a la ciudad poco a poco. Algunos incluso volvieron
con comida para Arek y para m, pero l estaba ocupado jugando con las cras,
siempre bajo la atenta mirada del resto de las madres, que procuraban que no
sufriera dao. Corra sorteando las trompas y daba volteretas sobre el lomo de los
elefantes, se columpiaba en sus colmillos, los montaba como si fueran caballos,
trepaba por ellos como si fueran rboles y los escuchaba como si fueran dioses.
Dos das despus se pusieron en marcha. Intent seguirlos, pero la matriarca
me descubri y me oblig a retroceder. Tuvo que intentarlo tres veces antes de que
yo desistiera. Arek era suyo ahora. Lo haban adoptado y l los haba adoptado a
ellos. Fuera cual fuera la msica que estaban tocando, l poda orla y le encantaba.
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El flautista de Hameln se haba llevado a nuestro nico hijo, nuestro extrao nio
inhumano, nuestra nica esperanza.
No lo volv a ver desde ese da hasta que el duodcimo elefante lleg con
Arek montado a horcajadas en su cuello.
El Arek adulto slo era un poco ms alto que su padre, pero con la
constitucin de un tractor, los brazos y las piernas macizos y un cuello que haca
que su enorme cabeza pareciera de un tamao casi normal.
Padre! grit. Padre!
No me haba visto en la ventana, y yo quera ocultarme de l. Deba tener
quince aos, la misma edad que yo cuando conoc a Hilde. Lo haba apartado de
mi mente y mi corazn, como hice con mis padres y mi hermana menor, que qued
sin enterrar porque yo tena demasiada hambre para esperar que volvieran a
despertarse, que Dios los alzase de sus lechos de enfermos. De todos los que haba
perdido, por qu tena que ser l quien regresara? Por un segundo lo odi, aunque
saba que no era culpa suya.
De todas formas ahora era su hijo, no el mo. Se desliz por la frente y la
trompa del animal que estaba montando y mir cmo su cabalgadura su
compaero? su amo? ocupaba su lugar en el crculo de elefantes, dispuestos a
volver a empujar los muros de aquel edificio espantoso. Camin a su alrededor,
mirando hacia las ventanas del lado opuesto de la plaza. Cuando estaba justo
debajo de la ma, mirando hacia otra parte, se par, se volvi, alz la vista y me
sonri.
Padre! dijo. He visto el mundo!
No quera que me llamara padre. Sus padres eran ellos, aquellos elefantes, no
yo. Slo fui el portador de su semilla, su depositante, pero esa semilla fue plantada
en Hilde y en m por la plaga. Nacida en frica y dispersada por el mundo gracias
a los aviones, virulenta y devastadora, no era un accidente de la naturaleza. Por
paranoico que pareciese, y hasta a m me lo pareca, estaba seguro de que era la
responsable del elefantismo de Arek... pero no poda probarlo. De algn modo,
en la caldera de su glndula temporal, los elefantes crearon una nueva versin del
hombre y enviaron la semilla lejos de su mundo transportada por un virus.
Aquellas bestias nos haban juzgado y decidido que no dbamos la talla. Quizs
esa decisin naci en un cnclave de llorosos elefantes reunidos en torno a los
cadveres de sus congneres, asesinados y despojados de sus colmillos. Quiz la
decisin provino de la reseca tierra de su cada vez ms menguante territorio.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Quizs se haba sido siempre su plan, a partir del instante en que nos crearon
hasta que finalmente acabaron con nosotros.
Porque en la oscuridad de la biblioteca, mientras buscaba entre mis
amarillentos libros a la luz que entraba por las ventanas, evoqu un retrato del
mundo. Los elefantes eran los verdaderos dioses de la antigedad. Haban llegado
al lmite de lo que podan hacer con sus narices prensiles y necesitaban manos. As
que, con un virus tras otro, con una semilla tras otra, aniquilaban una especie y la
sustituan por otra, improvisando y corrigiendo sus errores. Todava quedaba
mucho del primate, el babuino y el chimpanc en nosotros, pero cada vez tenamos
ms del elefante: su amabilidad, la completa ausencia de guerras, la benevolente
sociedad de las fminas, el solitario deambular de los machos y la absoluta
santidad de las cras de la tribu. Primate y elefante, siempre enfrentados en nuestro
interior. Veamos el parecido entre los simios y nosotros, pero no el que tenamos
con los elefantes.
Slo ahora, por fin, quedaba clara la convergencia. En Arek. Por fin haban
conseguido un elefante con manos, un fabricante de herramientas inteligente capaz
de or las voces de los dioses.
Pens en los bailarines cretenses que jugaban con los toros, y despus en
Arek trepando por las trompas de los elefantes y dando volteretas sobre sus
cabezas. Los mastodontes y los mamuts haban desaparecido. Los elefantes fueron
empujados ms all del Mediterrneo, pero no olvidados. Segn la memoria
humana, se supone que bailbamos alegremente sobre la trompa y la cabeza de
una bestia enorme y amorosa, nuestro padre, nuestro creador. Nuestros profetas
no oyeron la voz de Dios en medio de una tempestad, sino en un silencio vibrante:
una vocecita infrasnica capaz de transmitirse a travs de la tierra y de la piedra
tan fcilmente como a travs del aire. Oan la voz de Dios en las montaas,
ensendoles cmo someter al primate y convertirse en un hijo de Dios, de los
gigantes de la Tierra. Porque los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres.
Recordbamos que Dios estaba por encima de nosotros, pero cremos que eso
significaba que estaba en el cielo. Por eso, mi imaginacin me llev a esta
descabellada y retorcida interpretacin de las Escrituras de mi infancia, y de la
ciencia, y de la historia que le en la biblioteca. Qu eran los neandertales? Por
qu desaparecieron? Fue a causa de una plaga que el recin creado Cromagnon
propagaba all por dnde pasaba? Comprendieron los neandertales que los
haban creado los mamuts, sus deidades lanudas? Y ah estaba su irnica
venganza: fueron los hombres nuevos, el pueblo elegido, los creados por la trompa
de Dios, los que cazaron a los mamuts y a los mastodontes hasta extinguirlos, los
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que esclavizaron a los elefantes de la India y los que convirtieron al elefante
africano en una despensa de marfil ambulante. Nosotros descendemos del hombre
de Cromagnon, creemos ser lo mejor de la humanidad. Pero cuando Dios nos dijo
que fusemos perfectos como l, fallamos. As que lo intent de nuevo. Y esta vez
no ha habido diluvio que lavara nuestras almas. Y, si viramos un arco iris, sera
una mentira.
No le he contado esto a nadie. Necesito demasiado la compaa humana y no
quiero darles razones para que me tomen por loco. Los elefantes son dioses? El
mismsimo Dios? Sacrilegio. Hereja. Locura. Maldad. Yo tampoco estoy muy
seguro: es ms, la mayora de los das, la mayora de las horas del da, me burlo de
mis propias ideas. Pero las escribo aqu porque podran ser ciertas, y si alguien,
algn da, lee estas palabras y resulta que tengo razn, escuchar mi aviso. T que
lees esto, no eres ni lo mximo ni lo mejor, hay algo ms. Siempre hay otro escaln
en la escalera, y una trompa servicial te alzar hasta su altura o te aplastar contra
el suelo si fallas.
Arek me llamaba padre, pero yo no era su padre. Surgi del cuerpo de Hilde,
ella le dio la vida y el aliento, y lo am aunque fuera feo y deforme mientras lo
sostena contra sus vacos senos, mientras el corazn bombeaba sus ltimos litros
de sangre por su agotado cuerpo. Ni una gota de leche lleg a su boca. Ya la haba
chupado hasta dejarla seca, pero ella lo am hasta su ltimo aliento. Y por el bien
de ella y por el suyo al principio, ser sincero, intent tratarlo bien, educarlo,
darle cuanto necesitaba y protegerlo tanto como pude. Pero a los cinco aos los
elefantes se lo llevaron y lo criaron. En qu sentido era mi hijo?
Padre repiti. No tengas miedo. Soy yo, tu hijo Arek.
No te temo, estuve a punto de decir.
Pero l habra sabido que menta. Poda oler una mentira. Me refugi en el
silencio.
Dej mi habitacin y baj las escaleras hasta la calle. Me tendi la mano
mientras yo parpadeaba a la luz del sol. Sus piernas eran todava ms robustas; all
donde estuviera, parecan plantadas como dos rboles. Era ms alto que yo, y eso
que yo era alto.
Padre me dijo, he querido presentrtelos. Les he hablado de todo lo
que me enseaste.
Quise decirle que ya me conocan, que me seguan desde haca aos. Saban
dnde y cundo coma, dorma y meaba. Saban todo lo que queran saber de m, y
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yo no quera saber nada de ellos, as que...
As que de todas maneras lo segu, sintiendo mi mano entre la suya. El
apretn firme, el ritmo elstico de sus pisadas. Saba que con aquellas piernas
podra caminar eternamente. Me llev hasta el nuevo elefante, el que haba llegado
con l. Intent permanecer inmvil mientras me husmeaba con la trompa, con su
gran ojo fijo en m, el ojo que todo lo ve. No dije ni una palabra. No tena nada que
preguntarle.
Hasta que sent la vibracin, ahora ms fuerte, tanto que me cort el aliento,
tanto que me sacudi el pecho con fuerza.
Lo oyes, padre? pregunt mi hijo.
Asent con la cabeza.
Dice que lo entiendes sigui Arek, desconcertado, pero t aseguras
que no.
No entiendo nada confes por fin.
El elefante volvi a retumbar.
Lo entiendes, pero no sabes que lo entiendes explic Arek. No eres un
profeta.
El elefante me haba hecho temblar, pero fueron las palabras de Arek las que
me dejaron desolado: No eres un profeta.
Acaso lo eres t, hijo mo?
Lo soy porque oigo lo que dice y puedo convertirlo en palabras para todos
vosotros. Cre que t tambin podras entenderlo, dijo que lo haras.
El elefante tena razn. Lo entenda. Mis locas teoras eran acertadas, o
acertadas en parte, o como mnimo no estaban completamente equivocadas. Pero
no le dije nada a Arek.
Veo que ahora s que lo entiendes asinti Arek, muy contento.
Sus glndulas temporales goteaban, y el fluido caa sobre su pecho desnudo.
Llevaba pantalones, unos viejos pantalones de polister, de los que no se rompan,
de los que duraran hasta el fin del Universo. Me vio mirarlo y de nuevo supuso
que haba entendido algo.
Tienes razn dijo. Antes lo senta, pero muy dbilmente y no me haca
ningn bien sonri arrepentido. He visto el mundo, pero no he encontrado a
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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nadie como yo.
Antes senta qu?
La poca chorreante. La locura.
El frenes.
S reconoci. Toc el fluido que manchaba sus mejillas, antes de pintar
las mas con l. Necesito una mujer especial para engendrar a mi hijo.
Y si no existe ninguna?
Existe asegur. Por eso he venido.
Aqu no hay nadie como t.
Todava no. Adems, tena que darte este regalo.
Qu regalo?
Hizo un gesto, como si yo hubiera debido comprenderlo. Hacia el edificio
contra el que los elefantes estaban empujando, presionando.
Siempre me decas lo mucho que odiabas este edificio, lo espantoso que es.
Quera ofrecerte algo, pero no se me ocurra nada que pudiera hacer por ti. Excepto
esto.
Los elefantes barritaron en respuesta a sus palabras, y me qued claro que
todo su empuje hasta ese momento slo haban sido los preliminares. Se
apuntalaron y empujaron todos a la vez, incansablemente. El edificio tembl. La
fachada se agriet. Los muros se combaron.
Arek tir de m hasta ponerme a salvo. Los elefantes tambin se apartaron
mientras las paredes cedan y el techo se derrumbaba. La nube de polvo se
expandi por la plaza como el humo, cegndome por un momento, hasta que las
lgrimas me aclararon la vista.
No haba silencio. Ni infrasonidos. Los elefantes emitieron una fanfarria
triunfante.
Y llegaron las familias: la matriarca, las otras hembras, sus cras. Llegaron a
la plaza despejada, en la que slo quedaba una montaa de escombros. Llegaron
por docenas. Se congregaron tres manadas por lo menos. Cuatro. Cinco.
Barritando. Triunfantes.
Todo aquello porque haban derribado un edificio?
No. La cada del edificio era el regalo del padre, la seal para que empezase
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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la verdadera fiesta.
He hecho que la traigan aqu explic Arek. T eres mi familia y ellos
son mis amigos. Y seal a la gente asomada a las ventanas de la plaza. No se
celebran as las bodas?
Los elefantes abrieron paso a un recin llegado. Un elefante indio entr
pesadamente en la plaza con la trompa alzada, y sigui avanzando hasta donde
estbamos mi hijo y yo. Montada en l iba la futura esposa de Arek,
encantadoramente desnuda, y a primera vista pareca humana. Bajo su espeso y
cuidado cabello, su cabeza era ms grande que la de Arek y poda abrir tanto las
piernas que iba sentada sobre el cuello del elefante de la misma forma que una
mujer de mi especie ira sobre un caballo. Se desliz por la frente y la trompa de la
bestia, detenindose un instante para jugar con los colmillos; despus, salt al
suelo. Aquellas piernas, aquellas caderas, estaban perfectamente adaptadas para
dar a luz a un nio tan grande como Arek durante su primer ao de vida. Pero, por
ancho que fuera su cuerpo, podra una cabeza as pasar por su vagina?
Como iba desnuda, la respuesta se present ante mis ojos. La entrada de su
vagina no estaba entre los muslos, sino en una bolsa de piel en la base de su
abdomen, y la abertura se encontraba sobre el pubis. As, ningn canal plvico
limitara el tamao de la cabeza de su beb, no tendran que practicarle ninguna
cesrea para que diera a luz.
Arek sostuvo su mano y ella le sonri. Y con esa sonrisa volvi a parecerme
casi humana. Era la tmida sonrisa de una novia, la misma sonrisa de Hilde cuando
estaba preada, antes de que supiramos que no llevaba en su seno a un nio
humano.
Est en celo explic Arek. Y yo siento el... el frenes. No tienes ni idea
de lo que me enloquece.
No pareca un loco ni actuaba como tal. Tena el porte de un rey, la calmada
confianza de un elefante. Cuando sus manos se tocaron, sus glndulas temporales
segregaron tanta cantidad de fluido que poda or cmo goteaba sobre las piedras
de la plaza. Pero nada ms traicionaba su impaciencia.
No s cmo se hace dijo Arek. Me refiero a una boda. Ellos dicen que
debera casarme como lo hacen los humanos. Con palabras.
Record las palabras que haban dicho para Hilde y para m, y las repet lo
mejor que pude. La chica no comprenda nada. Sus ojos, ahora me di cuenta, tenan
un pliegue epicntico... De dnde la haban trado? Era la nica? Slo existan
El guardin de los sueos Orson Scott Card
34
ellos dos en todo el mundo? Estaban a punto de matarnos a todos, de terminar
con su fallido experimento?
Dije las palabras y ella repiti las respuestas, pero estaba seguro que no le
importaban ni a l, que no entenda ni una sola de las palabras en polaco que
tena que decir. Por debajo del nivel de lo audible se comunicaban mediante otra
clase de lenguaje. Vea cmo la frente de la chica vibraba en un tono demasiado
bajo para orlo. Pero l lo oa. No se comunicaban con palabras, pero al fin y al cabo
lo hacan. Seguiran utilizando las palabras cuando lo necesitaran, pero para los
asuntos del corazn tenan el lenguaje de los elefantes. El lenguaje de los dioses. El
idioma adnico. El idioma que una vez utilizaron los dioses para decir: Creced,
multiplicaos y dominad la Tierra. Fuimos los primeros, fuimos los ltimos.
Ahora, puede que esta nueva pareja, en su nuevo jardn, tambin aprenda a
multiplicarse. Slo unos cuantos de nosotros perseveraremos, bestias persistentes,
polvo de la tierra, pero no por mucho tiempo. Despus, el mundo entero volver a
ser su jardn.
Hoy se han ido de Poznan. Los elefantes y sus nuevas criaturas, el hijo y la
hija de los dioses, mi Arek y su esposa, cuyo nombre nunca mencion en voz alta.
No dudo que tambin tiene otro nombre profundo y vibrante que jams podr or.
Tendrn muchos hijos y debern vigilarlos cuidadosamente. O quizs esta vez sea
distinto. No habr piedra que se estrelle contra la cabeza de un hermano, no habr
asesinatos en el mundo. Slo la paz de los elefantes.
Se han ido y la celebracin ha terminado... porque celebramos su
matrimonio. Aunque sabamos, todos lo sabamos, que Arek y su esposa no eran
de nuestra especie, portaban una parte de nuestra semilla que seguira viva en la
Tierra. Mejor vivir en ellos que morir definitivamente, sin semilla que repartir.
Se han ido y, ahora, voy todos los das a la plaza y trabajo con los restos del
edificio, apuntalando la vieja fachada inclinada contra un muro improvisado.
Antes de que muera volver a estar en pie o, al menos, lo suficiente como para que
la plaza recuerde su aspecto. Ya he restaurado casi toda una pared, y algunos de
los otros vienen y me ayudan cuando me ven luchar con un pedazo demasiado
pesado o incmodo para un hombre solo.
Puede que haya sido un edificio espantoso, una monstruosidad comunista,
pero fue construido por seres humanos en un lugar humano, y ellos no tenan
derecho a derribarlo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
35
NOTAS SOBRE LOS ELEFANTES DE POZNAN
Qued encantado cuando mi editor polaco se ofreci a pagarme el viaje para
asistir a la convencin de ciencia ficcin de Katowice. Mieczyslaw Proszynski
haba ledo mis obras de ficcin mientras trabajaba como ingeniero en Estados
Unidos. Cuando las estructuras comunistas se derrumbaron, fund una editorial
en la nueva Polonia libre, no solamente especializada en ciencia ficcin, sino que la
primera novela que public fue El juego de Ender. Haba publicado otros ttulos
mos y le pareci que vala la pena pagarme el viaje a Polonia.
Con la gua del director de coleccin, Arek Nakoniecznik, que rpidamente
se convirti en mi amigo, viaj a Lodz, Varsovia, Cracovia y Poznan. Todas las
ciudades eran fascinantes, con distintas historias y diferente significado para la
cultura polaca.
No obstante, en Poznan me sent especialmente impresionado por algo que
me seal Arek: unos espantosos edificios modernos de la poca comunista que
desfiguraban una plaza preciosa del centro del casco antiguo. Esa imagen se me
grab en la cabeza y tena que escribir sobre ella. Pero qu? Desde cundo la
arquitectura monstruosa y desconsiderada es tema para una historia?
Result que, al mismo tiempo, estaba leyendo un libro sobre elefantes,
repleto de toda esa clase de informacin que a un escritor de ciencia ficcin le abre
todo un campo de posibilidades. As que conjur un mundo en el que los elefantes
dirigan el espectculo y la raza humana se haba descontrolado. Haba llegado la
hora de frenarnos. Demasiado a menudo, la raza humana trata al mundo de la
misma forma que los seores comunistas trataron la plaza pblica de Poznan... nos
creemos con derecho a hacer cualquier cosa que queramos, all donde queramos,
sin que nos importe si desfigura o destruye algo.
As que plante mi relato de los elefantes-que-controlan-nuestra-evolucin y
lo ambient en la plaza de Poznan, porque poda. Es lo ms cerca que he estado
nunca de escribir un relato basado en un smbolo, pero me pareci que vala la
pena, porque los propios elefantes son considerados un smbolo. Y, en este caso, no
slo un smbolo que el autor impone al texto, sino que forma parte de la historia. Si
creis que es hipcrita por mi parte censurar la obsesin del mundo por los
El guardin de los sueos Orson Scott Card
36
smbolos y luego utilizar uno para escribir un relato, y no sois capaces de ver la
diferencia, qu puedo decir? Tengo una licenciatura en ingls. S cmo hacerlo. Y
a veces hasta me resulta divertido. As que demandadme si queris.
Me alegra decir que este relato se public por primera vez en Polonia, en la
revista Fantastyka... publicada por Prosynski i Ska.
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La Atlntida
Kemal creci a pocos kilmetros de las ruinas de Troya. Desde su hogar en
Kumkala poda ver las aguas de los Dardanelos, el estrecho que comunica el mar
Negro con el Egeo. Muchas guerras se haban librado en ambos lados de ese
estrecho, una de las cuales inspir La Ilada, el gran poema pico de Homero.
El peso de la historia tuvo una extraa influencia en la infancia de Kemal.
Aprendi todos los relatos del lugar, por supuesto, pero saba que eran griegos y
que la zona perteneca al mundo griego del Egeo. Kemal era turco, y sus
antepasados no haban llegado a los Dardanelos hasta el siglo xv. Senta que era un
lugar poderoso, pero que no le perteneca. Por tanto La Ilada no era una historia
que le llegara al alma, prefera la de Heinrich Schliemann, el explorador alemn
que, en una poca en la que se consideraba que Troya era una mera leyenda, un
mito, una ficcin, no slo estaba seguro de que haba existido realmente, sino de
que se haba alzado all donde la situaba el poema. A pesar de las burlas,
Schliemann organiz una expedicin, encontr sus restos y los desenterr. Las
antiguas historias resultaron ser ciertas.
En su adolescencia, Kemal pensaba que la mayor tragedia de su vida era que
Vigilancia del Pasado utilizara mquinas para observar los milenios de historia
humana. Ya no habra ms Schliemanns que estudiaran, reflexionaran e hicieran
hiptesis hasta encontrar algn artefacto, algunas ruinas de ciudades largo tiempo
perdidas, algn resto que permitiera demostrar que una leyenda no era tal, sino
algo real. Por eso, no tuvo ningn inters en unirse a Vigilancia del Pasado. No era
la historia lo que le interesaba, sino la exploracin y el descubrimiento. Qu gloria
haba en descubrir algo gracias a una mquina?
As que, tras un intento frustrado de estudiar fsica, se decant por la
meteorologa. A los dieciocho aos, una vez inmerso en el estudio del clima y el
tiempo atmosfricos, su camino volvi a cruzarse con Vigilancia del Pasado. Los
meteorlogos ya no dependan de unos pocos siglos de mediciones climatolgicas
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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y de fragmentarias pruebas fsiles para establecer pautas a largo plazo; tenan
informes precisos sobre las tormentas de millones de aos. De hecho, durante los
primeros aos de Vigilancia del Pasado, la maquinaria era tan rudimentaria que no
poda centrarse en los seres humanos individualmente. Era como una imagen
secuencial en la que la gente no permanece quieta el tiempo suficiente para
aparecer en ms de un fotograma y, por tanto, escapa a la cmara. As que, en
aquellos das, Vigilancia del Pasado registraba el clima de tiempos pasados, la
erosin, las erupciones volcnicas, las eras glaciales y los cambios climticos.
Todos esos datos constituan los cimientos sobre los que se asentaban las
predicciones y el control climatolgico actuales. Los meteorlogos observaban el
desarrollo de las pautas y, sin perturbarlas globalmente, provocaban pequeos
cambios para impedir que una zona se quedara sin lluvia en una poca de sequa o
sin sol durante una estacin especialmente lluviosa. Haban agarrado por los
cuernos el implacable toro del clima. Ahora, el gran proyecto era cmo generar un
cambio ms importante: lograr una sucesin constante de leves lluvias en las
regiones desrticas del mundo para recuperar las praderas y las sabanas all donde
haban existido antiguamente. Kemal quera participar en aquel trabajo.
Pero no poda librarse de la sombra de Troya, del recuerdo de Schliemann.
Incluso mientras estudiaba los cambios climticos implicados en el desarrollo y el
declive de las eras glaciales, su mente segua conjurando imgenes de
civilizaciones perdidas, de lugares legendarios que esperaban a que un Schliemann
los descubriera.
Su tesina en meteorologa formaba parte del esfuerzo para determinar cmo
poda explotarse el mar Rojo para desarrollar con fiabilidad lluvias en Sudn o el
centro de Arabia. El objetivo inmediato de Kemal era estudiar la diferencia entre
las pautas climticas de la ltima glaciacin, cuando el mar Rojo casi haba
desaparecido, y el momento presente, en que ste haba alcanzado su mxima
altura. Volva una y otra vez a los burdos archivos de Vigilancia del Pasado,
recopilando datos sobre el nivel del mar y las precipitaciones de determinados
puntos del interior. El viejo TruSite I era, para ser generosos, impreciso, pero lo
bastante bueno para detectar tormentas.
Kemal repasaba una y otra vez el ciclo de fluctuaciones del mar Rojo, y vea
que su nivel medio se incrementaba gradualmente hacia el final de la Edad de
Hielo. Siempre se detena, naturalmente, en el abrupto salto de nivel que implicaba
la nueva unin del mar Rojo con el ocano ndico. Despus de eso, el mar Rojo ya
no era til para sus propsitos, puesto que su nivel era directamente proporcional
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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al del gran ocano.
Pero el eco de Schliemann resonando en su mente le hizo pensar: Menuda
inundacin tuvo que ser!
Menuda inundacin. La Edad de Hielo haba retenido tanta agua en los
glaciares y las capas de hielo que el nivel de los mares y los ocanos de todo el
mundo descendi. Lleg a caer tanto que aparecieron puentes de tierra. En el norte
del Pacfico, el estrecho de Bering se transform en una lengua de tierra que
permiti a los antepasados de los indios cruzar a pie hasta su futura y deshabitada
tierra natal. Las islas Britnicas y Flandes se unieron, los Dardanelos quedaron
cerrados y el mar Negro se convirti en un lago salado. El golfo Prsico
desapareci y se convirti en una extensa llanura cortada por el ufrates. Y Bab-el-
Mandeb, el estrecho situado en la desembocadura del mar Rojo, se convirti en un
puente de tierra.
Pero un puente de tierra tambin es una presa. A medida que el clima
mundial se iba calentando y los glaciares liberaban el agua acumulada, tambin
llovi copiosamente en todas partes. Los ros crecieron y el nivel de los mares
subi. Los grandes ros que desembocaban en el sur de Europa, casi secos en el
punto lgido de la glaciacin, se convirtieron en corrientes torrenciales. El Rdano,
el Po, el Estrimn y el Danubio vertan tanta agua en el Mediterrneo y en el mar
Negro que sus aguas se elevaron en la misma proporcin que las de los grandes
ocanos del mundo.
No obstante, en el mar Rojo no desembocaba ningn gran ro. Era un mar
nuevo, originado por una grieta situada entre la placa africana y la nueva placa
arbiga, lo que implicaba que hubiera elevadas crestas montaosas en ambas
costas. Muchos ros y arroyos fluan desde esos riscos hasta el mar Rojo, pero
ninguno transportaba mucha agua en comparacin con los ros que inundaban las
vastas cuencas y transportaban el agua producto del deshielo de los glaciares del
norte. As que, aunque el nivel del mar Rojo fue aumentando gradualmente en esta
poca, termin quedando muy, muy por debajo del de los ocanos y dependa ms
de las condiciones climticas de la regin que de las mundiales.
Entonces, un da, el nivel del ocano ndico se elev hasta tal punto que el
flujo de las mareas empez a verter agua en Bab-el-Mandel. El agua fue abriendo
nuevos canales en la pradera y sigui fluyendo durante muchos aos, creando una
serie de lagos en la llanura Hanish. Lleg el da, hace unos catorce mil aos, en que
ese flujo haba abierto un canal tan profundo que durante la marea baja no lleg a
secarse. Y el agua sigui erosionando ms y ms, hasta que llen los lagos creados
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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por las mareas y los desbord. La presin del ocano ndico verti agua en la
cuenca del mar Rojo. En pocos das, una tremenda riada hizo que el mar Rojo
alcanzara el mismo nivel que los ocanos.
Kemal crea que aquello, aparte de constituir la lnea divisoria entre los datos
tiles y los intiles acerca del nivel del agua, era un cataclismo, una de las raras
ocasiones en las que un solo acontecimiento cambia enormes extensiones de tierra
en un perodo de tiempo lo bastante corto como para que los seres humanos lo
perciban claramente. Y, por una vez, ese cataclismo haba tenido lugar en una zona
habitada por seres humanos. No slo era posible, sino que era probable que
alguien hubiera presenciado esa inundacin que haba matado a tantos de sus
congneres. Porque, en el momento de la irrupcin ocenica, el extremo sur del
mar Rojo estaba formado por extensas marismas y una rica sabana. Seguramente
los humanos de haca catorce mil aos cazaban, buscaban semillas y frutos y bayas
all. Desde las cumbres de las montaas Dehalak, alguna partida de caza tuvo que
ver cmo las grandes murallas de agua caan sobre la llanura, rompan y se
extendan por las faldas de las Dehalak hasta dejarlas convertidas en islas.
Los miembros de esa partida de caza, que saban que sus familias haban
sido aniquiladas por las aguas, qu pensaran? Probablemente que algn dios
estaba furioso con ellos, puesto que todo su mundo haba quedado destruido,
sepultado bajo el mar. Y si haban sobrevivido, si encontraron la forma de llegar
hasta la costa de Eritrea cuando las turbulentas aguas se calmaron hasta formar
parte del nuevo y ms profundo mar, seguramente contaban lo ocurrido a todo el
que quisiera escucharlos. Y durante varios aos habran llevado a sus oyentes
hasta la orilla, les habran mostrado las copas de los rboles asomando apenas
sobre la superficie del mar, y les habran narrado historias de los que quedaron
sepultados bajo las aguas.
Kemal pens en No, en Gilgamesh, en la Atlntida. Historias que fueron
credas, historias que fueron recordadas. Por supuesto, se olvid dnde tuvieron
lugar, y las civilizaciones que aprendieron a escribir trasladaron los
acontecimientos a lugares conocidos por ellas. Pero conservaban lo esencial. Qu
contaba la historia sobre el diluvio de No? Que no fue slo consecuencia de la
lluvia, no, que se trat de una inundacin causada por el exceso de lluvia. Las
fuentes de las grandes profundidades se abrieron. Una simple inundacin de la
llanura mesopotmica habra hecho que esa imagen pasara a la historia. Pero una
gran muralla de agua provocada por el ndico tras aos de lluvias
ininterrumpidas... eso s que hubiera mantenido el relato en boca de los narradores
durante diez mil aos, generacin tras generacin, hasta que pudo ser escrito.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
41
En cuanto a la Atlntida, todo el mundo estaba seguro de haberla
descubierto haca aos: en Santorini Thios, la isla egea que estall. Pero las
historias ms antiguas de la Atlntida no decan que hubiera sido destruida por un
volcn. Slo hablaban de una gran civilizacin tragada por las aguas. La
suposicin era que unos visitantes posteriores llegaron a Santorini y, al encontrar
nicamente agua donde sola haber una isla, como no saban nada de erupciones
volcnicas, supusieron que se haba hundido. Sin embargo, eso le pareca a Kemal
demasiado inverosmil en comparacin con lo que tuvo que parecerles a los
atlantes, en el caso de que stos hubiesen vivido en algn lugar de la llanura de
Massawa, cuando el mar Rojo pareci alzarse de su lecho y abalanzarse sobre la
ciudad. Eso s que era ser tragados por las aguas! Ningn volcn, ninguna
explosin: slo agua. Y, si la ciudad se encontraba en las marismas del
contemporneo canal de Massawa, el agua no slo se habra precipitado desde el
sureste, sino tambin desde el norte y el noreste, fluyendo entre las montaas
Dehalak, convirtindolas en islas y tragndose las marismas y la ciudad.
La Atlntida. No estaba ms all de las Columnas de Hrcules, pero Platn
tena razn en asociarla con un estrecho. l, o quienquiera que le contase la
historia, simplemente sustituy Bab-el-Mandel por el mayor estrecho que conoca.
La historia bien podra haberle llegado a travs de los fenicios, marineros
mediterrneos que hicieron encajar la historia con el mar que tanto conocan.
Quizs ellos la haban aprendido de los egipcios o de comerciantes nmadas del
interior de Arabia, y el estrecho del Mandel se convirti rpidamente en las
Columnas de Hrcules. Y luego, como el Mediterrneo no era lo bastante extico
y misterioso, el emplazamiento se traslad ms all de esas Columnas de Hrcules.
Todas esas suposiciones las consider Kemal con la absoluta certeza de que
eran ciertas, o casi, y la idea le alegr: todava quedaba una antigua civilizacin
que descubrir.
Todo el mundo saba que Naog, del pueblo derku, sera muy alto cuando
creciera, porque su padre y su madre eran altos y l era un beb inusualmente
grande. Haba nacido durante la estacin de las crecidas, cuando todo el clan Engu
viva en barcas de juncos. Mantenan a salvo del agua la comida, incluidas las
preciosas semillas que plantaran al ao siguiente, en los botes-semilla, una especie
de cabaas flotantes de junco trenzado. No obstante, el pueblo derku se salvaba de
las peridicas inundaciones gracias a las barcas-dragn, haces de juncos
entrelazados sobre los que se sentaban a horcajadas como si montaran a lomos de
un cocodrilo. se, segn la leyenda, era el origen de las barcas-dragn: Gweia, la
primera mujer derku, se salv con su hijo encaramndose al lomo de un enorme
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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cocodrilo. Ese cocodrilo el primer Gran Derku, o dragn soport su peso hasta
que llegaron a un rbol al que pudieron trepar, tras lo cual el animal se alej
nadando. Por eso, cuando el pueblo derku trenzaba juncos en largos y espesos
haces, crea que el secreto de las barcas-dragn les haba sido transmitido por el
Gran Derku y que, en cierto modo, cabalgaban sobre su lomo.
Durante la estacin de las incursiones, otras tribus cercanas haban
aprendido a temer la llegada de las barcas-dragn, porque siempre hacan
prisioneros a los que jams volvan a ver. Otras tribus decan que a alguien se lo
haban llevado los cocodrilos refirindose al pueblo derku, porque saban que
todos los clanes derku adoraban el cocodrilo como su salvador y su dios, y que con
los cautivos alimentaban un dragn que viva en el centro de su ciudad.
Cuando Naog naci, el clan Engu viva entre sus rboles-soga durante el
tiempo en que la crecida del ro Selud depositaba barro marrn a sus pies. Si Naog
se hubiera abierto camino desde el tero unas semanas despus, cuando las aguas
ya retrocedan, su madre hubiera dado a luz en uno de los botes-semilla. Pero
Naog lleg pronto, as que los botes-semilla todava estaban llenos de grano.
Durante la crecida no podan moler el grano para hacer harina, ni encender fogatas
para cocinar, as que se coman las semillas a puados. Estaba prohibido derramar
sangre sobre el grano, ni siquiera la sangre que mana a causa de un nacimiento;
nadie habra tocado semillas manchadas por sangre humana, el jugo de la fruta
prohibida.
Por eso, Lewik, la madre de Naog, no pudo encerrarse en un bote-semilla
para parir. Tuvo que hacerlo al aire libre, en una de las barcas-dragn. Se aferr a
la rama de un rbol-soga mientras dos mujeres la sostenan con firmeza desde sus
propias barcas-dragn. A poca distancia de all, Twerk, el padre de Naog, no poda
ocultar lo mortificado que estaba por el hecho de que su joven esposa estuviera
pariendo a la vista de todo el mundo, no slo de las mujeres, sino tambin de los
hombres y los jvenes de la tribu. Sin embargo, los ms jvenes o los ms
estpidos no miraban descaradamente. Sentan respeto por el hecho mismo del
nacimiento. Adems, eran muy conscientes de que Twerk poda dejar lisiado a
cualquier otro engu, as que remaron dirigiendo sus embarcaciones hacia los
rboles-soga ms lejanos, llevndose con ellos a nios y jvenes. Estaban muy
ocupados en las tareas propias de la estacin de las crecidas: tejiendo sogas y
cestas.
Sin embargo, el propio Twerk no poda evitar mirar. Abandon su barca-
dragn, se subi a un rbol y observ. Las mujeres haban formado un gran crculo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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de canoas alrededor de la mujer embarazada. Las que llevaban hijos aferrados o
atados a ellas mantuvieron las barcas en la periferia del crculo; seran de poca
ayuda: ya tenan bastante de qu preocuparse con sus propios nios. Era el turno
de las ancianas y de las jvenes que se encontraban ms cerca: las ancianas
ayudaran, las jvenes aprenderan.
Pero Twerk no tena ojos para las otras mujeres, slo para su sudorosa
esposa, a la que contemplaba con unos ojos como platos. Lo aterrorizaba verla
sufriendo tanto dolor, dado que Lewik era la sanadora, la que reparta hierbas y
races molidas para curar enfermedades o aliviar el dolor de las dems. Tambin le
preocupaba verla en cuclillas sobre su barca-dragn, con ambas manos aferradas a
la rama que penda sobre su cabeza; al parecer, ni ella ni ninguna de las mujeres
estaba en disposicin de sostener al beb cuando asomara. Era consciente de que
caera al agua y morira, y todos sabran que haba cometido una equivocacin
casndose con aquella mujer que tendra que haber sido una sierva del dios
cocodrilo, del Gran Derku.
Cuando ya no pudo contenerse ms, Twerk grit a las mujeres:
Quin recoger al beb?
Cmo se rieron de l!
Cuando por fin comprendieron a qu se refera, contestaron burlonas:
Derku lo recoger!
Y los hombres tambin rieron, porque eso tena ms de un significado: que el
dios protegera al nio o que el agua amortiguara su cada (la crecida tambin se
llamaba la unin con derku o el agua del dragn, porque el agua estaba
infestada de cocodrilos expulsados de sus guaridas habituales, y porque la riada
bajaba de las montaas como un cocodrilo se desliza por el ro: con rapidez,
poderoso y fuerte, listo para caer sobre los incautos y tragrselos).
As era, Derku lo atrapara!
Los hombres se pusieron a hacer predicciones sobre el nombre del nio:
Ser Rogogu, porque nos ha hecho rer a todos deca uno.
Ser una hembra y la llamaremos Mehug, porque caer al agua y nos
salpicar a todos aseguraba otro.
Unos proponan que el nombre del beb tuviera relacin con el hecho de que
Twerk estuviera contemplando su nacimiento, otros con la rama a la que se
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aferraba Lewik o con el rbol al que Twerk haba trepado, algunos incluso con el
agua de dragn en la que imaginaban que caera el recin nacido y de la que sera
rescatado por el abrazo del dios. Es ms, por eso mismo, Unido a Derku sera el
apodo del hijo de Lewik y Twerk y, posteriormente, uno de los nombres por los
que esta historia sera narrada una y otra vez en tierras lejanas, donde nunca
haban odo hablar del agua de dragn ni visto siquiera un cocodrilo. Pero se no
sera su verdadero nombre, se no sera el que le dara su padre para que fuera su
nombre de adulto cuando alcanzara esa etapa de la vida.
Tras mucho empujar, el beb de Lewik termin por asomar. Primero la
cabeza, colgando entre sus muslos como el fruto de un rbol por eso, en el
idioma del pueblo derku, cabeza se deca igual que fruta; luego, cuando la
cabeza del recin nacido ya tocaba los juncos de la barca-dragn, Lewik, con los
ojos en blanco por el dolor, dio un paso hacia atrs para que el beb quedara
recostado en el bote. No caera al agua, su madre se aseguraba de ello.
Es un varn! gritaron todas las mujeres en cuanto vieron el sexo del
nio.
Lewik gru el primer nombre de su recin nacido. Glogmeriss. Glog
significaba espina y, meriss, problemas; ambas palabras juntas formaban la que
los derku utilizaban para referirse a inconvenientes, a incordios que acababan por
resolverse a pesar de ser molestos o dolorosos. A algunos les pareci que no estaba
dndole un nombre al beb, sino simplemente comentando la situacin; pero fue lo
primero que dijo, y se iba a ser su nombre hasta que abandonase la compaa de
las mujeres y se uniera a los hombres.
En cuanto el recin nacido estuvo recostado sobre la barca-dragn, las otras
mujeres se acercaron remando.
Como un enjambre de mosquitos, pens Twerk, que segua observando.
Unas cuantas ayudaron a Lewik a soltarse de la rama y tumbarse de espaldas
en la embarcacin; otras cogieron al beb y se lo fueron pasando, de mano en
mano, lavando cada una parte de la sangre que lo cubra. Al principio hicieron lo
mismo con la placenta, sumergindola en agua hasta que una mujer cort el
cordn umbilical con un cuchillo de pedernal. Twerk, que vea aquello por primera
vez, comprendi de dnde proceda su nombre, que significaba corte o
ruptura. Habra visto tambin su padre esa misma maniobra, a una mujer
cortando el extrao apndice adherido a su vientre? No le extraaba que lo
hubieran llamado as.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Pero lo que Twerk no poda quitarse de la cabeza era el hecho de que Lewik
se hubiera quitado el taparrabos delante de todo el clan. Todos los hombres la
haban visto desnuda, a pesar de sus esfuerzos por fingir que no miraban. Saba
que aquello se convertira en motivo de burla entre ellos. Sera una ancdota que
comentaran a sus espaldas. Aquello debilitara su posicin y nunca podra ser
lder del clan: porque un hombre no consegua hacerse respetar si los dems se
rean a sus espaldas.
Slo se le ocurra una manera de impedir que aquella circunstancia daara
su posicin, y era afrontarla directamente para que nadie pudiera rerse a
escondidas.
Se llamar Naog! grit Twerk con decisin, en cuanto terminaron de
lavar al beb en el ro y la placenta se alej, arrastrada por la corriente.
Eres un estpido! le respondi Lewik desde su barca-dragn.
Todo el mundo rio, pero le dio igual. Todos saban que Lewik era una mujer
valiente que se atreva a decirle a un hombre aquello que se le antojaba. Por eso era
un honor que Twerk la hubiera elegido por esposa, y que ella lo hubiera aceptado
por marido. Slo un hombre fuerte y seguro de s mismo se rea cuando su esposa
se mostraba irrespetuosa con l.
Claro que es naog. Todos los bebs nacen desnudos!
Lo llamar Naog porque estabas desnuda delante de todo el clan
puntualiz Twerk. S, s que todos mirabais cuando creais que no me daba
cuenta reprendi a los hombres, pero lo que importa es que slo yo la vi
desnuda cuando el beb fue concebido.
Ese comentario provoc sonrisas en todos los presentes, incluso en Lewik, y
lleg a ser motivo frecuente de conversacin.
Antes de convertirse en hombre o de recibir su nombre de nio, Glogmeriss,
Naog tuvo que escuchar a menudo el relato de por qu tena un nombre tan tonto;
tan a menudo que decidi que algn da llevara a cabo tales hazaas que la gente,
al or la palabra naog, pensara en l y en sus logros, sin acordarse de su
significado tab: quitarse el taparrabos en pblico.
Al crecer, supo que el agua en la que se ba al nacer lo haba dotado de
grandeza. Siempre fue ms alto que los nios de su edad y lleg a la pubertad
antes, con un cuerpo joven y musculoso por el trabajo de dragar los canales con los
esclavos durante la estacin del lodo. Tena poco ms de doce crecidas cuando los
adultos empezaron a sugerir que adelantase su viaje a la madurez para unirse a los
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adultos en las incursiones en busca de esclavos. Su tamao desalentara al
enemigo, que soltara las mazas o las lanzas por pura desesperacin. Pero Twerk se
mantuvo inflexible: no dejara que el chico se precipitara y tentara al Gran Derku
para que lo devorase. Tal vea Naog tuviera un fsico imponente, pero eso no
significaba que pudiera marcharse a hacerse hombre sin haber aprendido antes
todas las habilidades y tradiciones necesarias para sobrevivir a un viaje como se.
A Naog le pareci bien. Saba que conseguira un lugar en el clan a su debido
tiempo; mientras tanto, se esforzaba en aprender las labores de un adulto: cmo
combatir con cualquier arma; cmo remar en silencio y que su barca-dragn no se
desviara del rumbo elegido; cmo reconocer que las estaciones se acercan y
determinar la situacin de las estrellas a cualquier hora del da y de la noche, o en
cualquier momento del ao; qu hierbas son comestibles y cules resultan letales;
cmo matar un animal y limpiarlo para que no se pudra antes de llegar a casa y
que tu esposa pueda cocinarlo... Twerk sola decir que su hijo aprenda
rpidamente todo aquello que requera inteligencia y memoria, pero que tena que
esforzarse ms en lo que slo dependa del tamao, la fuerza y la rapidez.
Lo que Twerk no saba, lo que nadie sospechaba siquiera, era que todas
aquellas tareas apenas preocupaban a Naog. En lo que soaba, en lo que pensaba
constantemente, era en convertirse en alguien importante para que su nombre
fuera pronunciado con honor y solemnidad, no con sonrisas o carcajadas.
Uno de sus recuerdos ms importantes era la visita al Gran Derku en el
estanque sagrado, situado en el mismo centro de los canales circulares que unan
todo el pueblo derku. Cada ao, durante la estacin del lodo, lo primero que
dragaban era la laguna sagrada. Para eso no utilizaban esclavos, qu va. Los
hombres y las mujeres derku, los ms y los menos inteligentes, dragaban el barro
del estanque sagrado, lo transportaban en cestas y lo amontonaban formando un
muro circular en torno a la laguna. Cuando llegaba la estacin seca, los cocodrilos
que buscaban agua olan el estanque y pasaban por los huecos, practicados a
propsito en el muro, para beber y baarse. Los cocodrilos suponan que al otro
lado de aquel muro no tenan nada que temer. Por qu iban a temer la obra de los
humanos? Qu otra gente en el mundo construa algo similar? As que los
cocodrilos acudan, sin prestar atencin a los humanos que los observaban desde
los rboles. En la primera luna llena de la estacin seca, mientras los cocodrilos
flotaban estpidamente en el agua a causa del fro nocturno, los hombres bajaban
de los rboles y, sin hacer ruido, tapaban los huecos del muro. Al amanecer, el
cocodrilo de mayor tamao del estanque era nombrado Gran Derku del ao. A los
dems los mataban con lanzas en el ms sangriento y esplndido festival del ao.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Cuando Naog cumpli seis aos, el Gran Derku era el cocodrilo ms grande
que nadie hubiera visto jams. Era un verdadero dragn y, cuando los guerreros
regresaron a casa tras el festival de la luna sangrienta, contando historias sobre ese
extraordinario Gran Derku, todas las familias de todos los clanes quisieron llevar a
sus hijos a verlo.
Dicen que es un cocodrilo que ya fue Gran Derku hace muchos aos
asegur la madre de Naog. Ha vuelto a nuestra laguna con la esperanza de que
le ofrezcamos los hombres-ofrenda que antes solamos entregar al dragn. Pero
otros dicen que es el mismo Gran Derku del ao de la prohibicin, en que uno se
neg a devorar a los cautivos que le ofrecimos.
Cmo lo saben? pregunt Twerk, divertido. Es que an vive alguien
que estuviera vivo entonces para reconocerlo? Adems, tantos aos vive un
cocodrilo?
El Gran Derku es eterno le asegur Lewik.
S, pero el verdadero dragn es el agua de la crecida rectific Twerk.
Los cocodrilos slo son sus hijos.
Para su hijo, para Naog, esas palabras tenan otro significado, porque haba
odo muy a menudo la expresin Unido a Derku referida a l y a su apodo ms
que a la gran inundacin anual. As que, segn l, su padre estaba diciendo que el
verdadero dragn era l y los cocodrilos sus hijos. Al final termin comprendiendo
a qu se refera su padre, pero aquella primera impresin perdur en el fondo de
su mente.
Y no podra el agua de la crecida preservar a uno de sus hijos para que
volviera con nosotros por segunda vez? pregunt Lewik. O es que de repente
eres un hombre sagrado que sabe todo lo que dice el dragn?
Todo eso de que el Gran Derku es uno de los Grandes Derkus anteriores
que ahora ha vuelto con nosotros es peligroso apunt Twerk. Quieres que
volvamos a aquellos das terribles en que alimentbamos al Gran Derku con
hombres-ofrenda? A los das en que los cautivos eran despedazados por el dios
mientras nosotros, hombres y mujeres, excavbamos canales sin esclavos?
En aquellos tiempos no haba tantos canales respondi Lewik. O eso
deca padre.
Si tu anciano padre lo deca, debe de ser verdad admiti Twerk. Y, ya
que hablamos del tema, por qu hay tantos canales ahora, y por qu son tan
largos y profundos? Pues porque hacemos que nuestros prisioneros draguen
El guardin de los sueos Orson Scott Card
48
canales y construyan botes. Y si el Gran Derku no se hubiera negado a comerse a
los hombres-ofrenda? Entonces nuestra gran ciudad no hubiera existido y las otras
tribus no nos traeran regalos y hasta a sus propios hijos como esclavos. Ahora
pueden visitar a nuestros cautivos e incluso recuperarlos si los compran. Por eso
no somos odiados y temidos, sino amados y temidos en todas las tierras que van
desde Egipto al mar Salado.
Naog saba que su padre, en su viaje a la madurez, haba partido del mar
Salado en direccin a las montaas y atravesado las interminables llanuras de
hierba hasta el gran ro del oeste. Haba sido un viaje legendario, digno de l. Naog
saba que tendra que emprender un viaje todava ms fabuloso, pero no dijo nada.
Pero la gente que dice esa tontera de que es el mismo Gran Derku que ya
tuvimos una vez... No comprendes que lo que quieren es ponernos a prueba, que
volvamos a darle hombres-ofrenda? Y si el Gran Derku los devora? Qu haremos
entonces? Drenar los canales nosotros mismos, dejar que se llenen de barro? En tal
caso no podramos trasladar nuestros botes-semilla de poblado en poblado durante
la estacin seca, ni defendernos de nuestros enemigos, porque nuestras barcas-
dragn no podran navegar todo el ao.
Otros miembros del clan estaban escuchando la discusin, porque en
circunstancias normales haba poca intimidad y, si se hablaba en voz alta, ninguna.
As que no fue una sorpresa que se inmiscuyeran. Uno opinaba que la razn de
que ya no se entregaran hombres-ofrenda al Gran Derku era que ste obtena el
conocimiento de la gente que devoraba; otro tena miedo de que la visin de una
criatura tan poderosa comiendo carne humana impulsara a los jvenes a cometer el
imperdonable pecado de comer ellos mismos esa fruta prohibida. Y todos saban
que, en tal caso, el pueblo derku sera destruido.
Lo que nadie dijo fue que, en los viejos tiempos, cuando alimentaban al Gran
Derku con hombres-ofrenda, stos no eran prisioneros nicamente. En los aos de
escasez de lluvias o de exceso de ellas, el lder de cada clan ofreca a su
primognito como ofrenda. Si no poda soportar ver a su hijo devorado, se ofreca
l mismo... aunque algunos opinaban que en aquellos tiempos la ofrenda era el
lder y que lo del primognito haba sido una sustitucin cobarde.
Todo el mundo esperaba que Twerk fuera el siguiente lder del clan, y todo
el mundo saba que adoraba a Glogmeriss, a su futuro Naog, y que nunca arrojara
a su hijo al dios cocodrilo. Nadie deseaba tampoco que lo hiciera. Quizs algunos
clanes intentaran presionarlo para que entregara hombres-ofrenda al Gran Derku,
pero la mayora de las otras tribus, y todos los integrantes del clan derku, se
El guardin de los sueos Orson Scott Card
49
oponan. Por tanto, aquello no sucedera.
Fue con esa seguridad que Twerk llev a su primognito a ver al Gran Derku
en su estanque sagrado. Pero a Glogmeriss, de seis aos, ajeno al peligro que
supona para l el regreso a los sacrificios humanos, le aterroriz la laguna sagrada.
Estaba rodeada de un muro bajo de barro seco a travs del cual el cocodrilo haba
alcanzado el agua del interior. Del muro sobresalan hilera tras hilera de
puntiagudas estacas en posicin horizontal apuntando hacia el interior,
entrelazadas con puntiagudas estacas verticales. El dragn cautivo no poda
empujar contra las estacas para abrirse camino, ni tampoco romperlas. El Gran
Derku del ao slo quedara libre cuando llegase la crecida y el nivel del ro
sobrepasase el muro, lo reblandeciera, lo disolviera y se llevara las estacas consigo.
Slo muy raramente el cocodrilo se empalaba en las estacas y mora; si eso suceda,
se consideraba un psimo augurio.
Sin embargo, ese ao el dragn era tan grande, inteligente y fuerte que el
muro de estacas no pareca lo bastante firme y seguro para impedir su salida. As
que los hombres montaban guardia constantemente, armados con lanzas, listos
para pinchar al Gran Derku y obligarlo a retroceder si llegaba a estar
peligrosamente cerca de escapar.
La visin de las estacas y las lanzas le result bastante alarmante al joven
Glogmeriss: parecan preparativos de guerra. Pero se olvid de todo al descubrir al
Gran Derku arrastrndose por la embarrada orilla del pequeo lago. Haba visto
cocodrilos toda su vida, por supuesto; una de las primeras cosas que aprenda
cualquier criatura, fuera nio o nia, era cmo utilizar una lanza para pinchar un
cocodrilo y que se alejara de su barca-dragn, y por tanto de sus brazos y piernas.
Pero este cocodrilo, este dragn, este dios era tan enorme que a Glogmeriss no le
costaba imaginrselo tragndoselo entero sin necesidad de morderlo, partirlo por
la mitad o siquiera masticarlo. Glogmeriss jade y se aferr con ms fuerza a la
mano de su padre.
S, es un gigante dijo su padre. Mira esas patas, esa cola inmensa...
Pero recuerda que el Gran Derku slo es un dbil nio en comparacin con el
poder de la inundacin.
Quiz porque todava tena en mente los sacrificios humanos, Twerk le
explic a su hijo cmo eran los viejos tiempos:
Cuando traamos a un prisionero, se lo entregbamos como hombre-
ofrenda; siempre caba la posibilidad de que el dios no se lo comiera y le
permitiera vivir. Claro que, si se aferraba a las estacas y se negaba a sumergirse en
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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el estanque, no dejbamos que saliera con vida... lo acribillbamos a lanzadas.
Pero, si se atreva a zambullirse hasta que el agua le cubra la cabeza, regresaba
vivo a la superficie y volva hasta las estacas sin que el Gran Derku lo atrapase y lo
devorase... bueno, lo sacbamos con todos los honores. Decamos que su antigua
vida haba terminado en el estanque sagrado, que el hombre al que habamos
capturado haba quedado sumergido en la laguna y haba vuelto a nacer. Poda
considerarse miembro de nuestra tribu, del mismo clan que lo haba capturado.
Pero, claro, el Gran Derku casi nunca dejaba escapar a nadie, porque siempre lo
mantenamos hambriento.
T les clavabas tu lanza? pregunt Glogmeriss.
Bueno, no yo personalmente... me refera a los hombres de la tribu. Pero
todo eso sucedi mucho antes de que yo naciera. En tiempos de mi abuelo, cuando
l era joven, lleg un Gran Derku que no quiso devorar a ninguno de los
prisioneros que le ofrecieron. Nadie saba por qu, pero todos los cautivos
lograban salir del estanque y esperaban ser adoptados por la tribu. De haberse
mantenido la tradicin, los cautivos habran terminado formando el clan ms
numeroso, y entonces... dnde habramos encontrado esposas para todos ellos?
As que los hombres-sagrados y los lderes de los clanes comprendieron que los
viejos tiempos haban terminado, que el dios ya no quera ms hombres-ofrenda y
que aquellos que sobrevivieran tras sumergirse en las aguas del estanque sagrado
no seran adoptados por el pueblo derku. Pero los mantuvimos con vida y los
enviamos a los canales. Y ese ao, trabajando conjuntamente con los prisioneros,
dragamos los canales ms que nunca y fuimos capaces de aportar dos veces ms
agua a los campos de grano durante la estacin seca. Y, tras recoger la mayor
cosecha conseguida nunca, tuvimos manos disponibles para tejer ms botes-
semilla donde guardar el grano. Entonces comprendimos lo que haba pretendido
el dios al negarse a comerse a los hombres-ofrenda. En vez de llevarse a los
prisioneros hasta el fondo del agua donde viva, el dios nos los devolva para que
furamos ms ricos y fuertes. Desde aquel da no hemos alimentado al Gran Derku
con ms prisioneros. Ahora cazamos mientras las mujeres y los ancianos vigilan a
los prisioneros para que realicen su trabajo. En aquellos tiempos tenamos un nico
canal; ahora tenemos tres grandes canales, cada uno ms ancho que el anterior, y
muchos otros canales adyacentes, de forma que un derku puede trasladarse con su
barca-dragn, como un cocodrilo, de una parte a otra de nuestra tierra incluso
durante la estacin ms seca sin tener que pisar tierra firme. se es el mayor regalo
que nos hizo el dragn: podemos aprovechar a nuestros prisioneros para que
trabajen en vez de que el propio Gran Derku los devore.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Tampoco fue mal regalo para los prisioneros no tener que morir apunt
Glogmeriss.
No, tampoco fue mal regalo para ellos contest Twerk, riendo y
alborotando el pelo de su hijo.
Claro que, si el Gran Derku hubiera amado de verdad a los prisioneros, los
habra dejado volver con su familia.
Twerk rio con ms ganas todava.
No tenan familia, nio tonto dijo. Cuando un hombre es capturado,
su familia lo considera muerto. Su esposa vuelve a casarse, sus hijos lo olvidan y
llaman padre a otro. Ya no tiene hogar al que volver.
Y nadie del pueblo feo-ruido paga rescate por los prisioneros?
Slo los dbiles y los tontos. Mi brazalete de oro fue el precio pagado por
un cautivo. El padre-de-todos-los-sacerdotes lleva una capa de plumas de colores
vivos que fue el rescate de un nio no mucho mayor que t, poco despus de que
nacieras. Pero en general los prisioneros saben que tienen pocas esperanzas de ser
rescatados. Qu podemos querer nosotros de su tribu?
Entonces, no quisiera ser un prisionero dijo Glogmeriss. O seras lo
bastante dbil y tonto como para ofrecer un rescate por m?
Eres todo un derku... o lo sers admiti Twerk entre carcajadas.
Capturamos prisioneros siempre que queremos, pero dnde hay una tribu tan
osada como para intentar capturarnos a nosotros? No, nunca hemos sido ni
seremos prisioneros. Y los que nosotros apresamos tienen suerte porque los
traemos aqu desde sus pobres y miserables tribus de cazadores nmadas o
recolectores de bayas, y les permitimos vivir aqu, entre hombres que construyen
casas, entre gente que draga canales, donde no tienen que vagar en busca de
comida porque la tienen todo el ao y donde pueden comer el doble de lo que
coman antes.
Aun as, sigue sin gustarme la idea de ser un prisionero insisti
Glogmeriss. Cmo puede alguien hacer grandes cosas que todo el mundo
comente y recuerde siendo un cautivo?
Durante todo el tiempo que haban estado hablando junto al muro,
Glogmeriss no haba apartado los ojos del Gran Derku. Era una criatura terrible y,
cuando bostezaba, su boca abierta pareca lo bastante grande como para tragarse
un rbol entero. Diez adultos habran podido cabalgar sobre su lomo como en una
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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barca-dragn. Lo peor eran sus ojos, que parecan capaces de ver lo que uno tena
en el corazn. Probablemente de esos ojos provena el nombre del dragn, porque
derku poda muy bien ser la contraccin de derk-unt, que significa el que ve.
Cuando los lejanos antepasados del pueblo derku llegaron a aquella llanura
aluvial, los cocodrilos que flotaban en el agua como troncos debieron confundirlos.
Tuvieron que aprender a buscar ojos en aquellos troncos. Mirad, hay uno que
tiene ojos! Derk-unt!, debi de gritar uno.
Dicen que si mirabas a los ojos a un dragn, ste te atraa irremisiblemente
hasta tenerte al alcance de sus mandbulas enormes, de su cola enroscada, sin que
te dieras cuenta del peligro que corras porque sus ojos te mantenan prisionero.
Incluso cuando las mandbulas se abran para mostrar la rosada boca, los dientes
como hileras de llamas listas para quemarte, seguas mirando aquellos ojos fijos,
omniscientes, sabios, burlones y helados de furia.
Ese miedo invadi a Glogmeriss delante del muro, junto a su padre. Cuando
hubo dicho que pretenda hacer grandes cosas, un curioso cambio se oper en l;
por un momento dej de temer al Gran Derku y se imagin siendo l el cocodrilo
gigante. No remaba un hombre en su barca-dragn, tumbado boca abajo o a
horcajadas sobre un manojo de juncos, chapoteando con sus manos y sus pies,
como un cocodrilo bajo el agua? En cierto modo, todos los hombres se convertan
en dragones. Y todos decan que Glogmeriss crecera hasta convertirse en un
hombre muy alto. Sera tan extraordinario entre los hombres como lo era el Gran
Derku entre los cocodrilos. Parecera tan peligroso como el dios e infundira miedo
en los corazones de los hombres ms pequeos que l. Y, tambin como el dios,
sera nico en su especie y no los destruira, sino que los ayudara y hara cosas
buenas por ellos.
Como haca la crecida del ro. Era aterrador ver el ascenso del nivel del agua
hasta superar las colinas de barro en las que construan sus botes-semilla con el
exterior untado de brea endurecida por el sol para que fueran impermeables
cuando llegara la inundacin. Como el Gran Derku, la crecida era vista como algo
destructivo, pero las aguas, al retirarse, dejaban la tierra hmeda y frtil, lista para
recibir las semillas y devolverlas en forma de abundantes cosechas. Las tierras ms
lejanas, las de las faldas de las montaas, eran saladas y pedregosas; en ellas slo
creca hierba rala. nicamente en la llanura, donde la riada recorra la tierra como
un dragn enloquecido, donde el suelo era frtil, crecan los rboles.
l no sera un destructor sino un portador de vida. El Derku real, el
verdadero dragn, jams podra ser atrapado en una jaula como aquel pobre
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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cocodrilo. El verdadero dragn llegaba con la riada que destrozaba los muros,
liberaba al Gran Derku y haca que la tierra fuera hmeda y negra y frtil. Ser
como el ro, una herramienta del dios, otra manifestacin del poder del dios en el
mundo pens. Si no es eso lo que pretenda el dragn de las profundidades
del mar, por qu me ha hecho tan alto y tan fuerte?
De eso segua convencido Glogmeriss en el fondo cuando prepar su viaje de
paso a la edad adulta, a los catorce aos. Ya era el ms alto de su clan y uno de los
ms altos de todo el pueblo derku. Era un gigante querido por todos, ya que nunca
se aprovechaba de su corpulencia ni de su fuerza para aterrorizar a los dems y
obligarlos a hacer su voluntad; al contrario, siempre estaba dispuesto a proteger a
los ms dbiles. Muchos consideraban una vergenza que, cuando volviera de su
viaje, adoptara un nombre tan tonto como Naog. Pero, cuando se lo decan,
Glogmeriss se rea y les responda:
El nombre slo ser tonto si pertenece a un tonto. Espero no ser un tonto.
El padre de Glogmeriss se haba hecho famoso porque en su viaje de trnsito
a la edad adulta haba partido del mar Salado y llegado al Nilo. El de Glogmeriss
tena que ser ms difcil y ms glorioso. Ira al sur y al este, a lo largo de la cresta
de la llanura, hasta llegar a un lugar legendario llamado el Mar de las Olas. All los
dioses habitaban en el profundo cielo y las aguas batan la orilla incansablemente
con grandes olas, incluso cuando no soplaba el viento. Si exista tal mar,
Glogmeriss lo encontrara. Cuando volviera convertido en un hombre, narrara una
historia tal que podran llamarlo Naog sin que nadie se riera.
Kemal Akyazi saba que la Atlntida tena que estar bajo las aguas del mar
Rojo. Entonces, por qu Vigilancia del Pasado no la haba encontrado? La
respuesta era bastante sencilla. El pasado era enorme y el TruSite I se haba usado
para recopilar informacin climatolgica, mientras que las nuevas mquinas, lo
bastante precisas para rastrear seres humanos concretos, nunca se haban utilizado
para observar ocanos en los que nadie viva. El Tempovisor haba explorado el
estrecho de Bering y el canal de la Mancha, cierto, pero para seguir la pista de
migraciones sobradamente conocidas. En el mar Rojo nunca se haba dado una
migracin similar. Por tanto, Vigilancia del Pasado nunca haba observado con sus
precisas mquinas nuevas lo que haba bajo las aguas del mar Rojo. Y nunca lo
hara, a menos que alguien adujera una razn de peso.
Kemal conoca suficientemente la burocracia como para saber que un simple
estudiante de meteorologa como l difcilmente sera tomado en serio si
presentaba a Vigilancia del Pasado una teora acerca de la ubicacin de la
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Atlntida... sobre todo si esa teora la situaba ni ms ni menos que en el mar Rojo
de haca catorce mil aos, mucho antes de que aparecieran las primeras
civilizaciones, la sumeria o la egipcia, por no hablar de la china, la del valle del
Indo o la de los pantanos de Tehuantepec.
Pero Kemal saba tambin que ese emplazamiento era el adecuado para el
desarrollo de una civilizacin, en las tierras pantanosas del canal de Massawa.
Aunque no suficientes ros desembocaran en el mar Rojo para llenarlo al mismo
nivel que el ocano, algunos lo hacan. El Zula, por ejemplo, que segua teniendo
agua y que en aquellos tiempos cubra toda la llanura de Massawa y desembocaba
en el mar Rojo, cerca de Mersa Mubarek. Adems, debido a las pautas pluviales de
aquella poca, otro gran ro flua de la cuenca de Assahara, que ya no era ms que
un valle seco situado por debajo del nivel del mar, pero que por aquel entonces
haba sido un lago de agua fresca, alimentado por muchos arroyos, que en su
punto ms bajo desembocaba en el canal de Massawa. Ese ro serpenteaba a lo
largo de la llanura de Massawa, donde algunos de sus brazos se unan al Zula,
mientras que otros continuaban hacia el este y el norte hasta desembocar en el mar
Rojo.
Aquellas fuentes constantes de agua potable haban alimentado la zona. En
la estacin de las lluvias, el Zula habra arrastrado limo para abonar el suelo y,
durante todo el ao, los serpenteantes ros de las llanuras habran constituido una
va de transporte por las marismas. El clima era clido, con luz solar de sobra y una
larga estacin de siembra. Todas las civilizaciones primitivas se haban
desarrollado en un ambiente similar, as que no haba motivo alguno para que una
de ellas no hubiera podido hacerlo en esa poca.
Seis o siete mil aos demasiado pronto, cierto. Pero no era tambin posible
que la destruccin de la Atlntida convenciera a los supervivientes de que los
dioses no queran que los seres humanos se congregaran en ciudades? Acaso no
existan atisbos de una tendencia opuesta a la civilizacin en muchas de las
antiguas religiones de Oriente Medio? No era acaso la historia de Can y Abel la
representacin metafrica de la maldad del ciudadano, del granjero, del asesino de
su hermano juzgado indigno por los dioses por no llevar una vida trashumante
con sus ovejas? No podan tales historias haber circulado ampliamente en
aquellos tiempos? Eso habra explicado por qu los supervivientes de la Atlntida
no reconstruyeron inmediatamente su civilizacin en otro lugar: saban que los
dioses se lo tenan prohibido; si reconstruan su ciudad volveran a ser destruidos.
As que recordaron las historias de un pasado glorioso pero condenaron a sus
antepasados y advirtieron a todo el mundo acerca del peligro de unirse para
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levantar una ciudad. La gente habra anhelado y temido al mismo tiempo un lugar
as.
Hasta la aparicin de Nimrod, el constructor de torres, el creador de Babel, el
que desafi a la antigua religin, no se super la vieja prohibicin y se construy
otra ciudad en otro valle fluvial, muy alejada de la Atlntida y muy distante de ella
en el tiempo, pero sin olvidar las viejas costumbres transmitidas por los relatos y
siguindolas dentro de lo posible. Construiremos una torre tan alta que jams
pueda ser cubierta por las aguas. No enlazaba el Gnesis as la historia del
Diluvio y la de Babel, desaprobacin por la ciudad de los nmadas incluida? sa
era la historia que haba sobrevivido en Mesopotamia, el relato del comienzo de la
vida urbana, pero con claras reminiscencias de una civilizacin ms antigua
destruida por una inundacin.
Una civilizacin ms antigua. La edad dorada. La de los gigantes que una
vez recorrieron la Tierra. Por qu no podran todas aquellas historias referirse a la
primera civilizacin humana, al lugar donde las ciudades se inventaron? La
Atlntida, la ciudad de la llanura de Massawa.
Pero cmo demostrarlo sin emplear el Tempovisor? Cmo conseguir una
de esas mquinas sin haber convencido antes a Vigilancia del Pasado de que la
Atlntida estaba realmente en el mar Rojo? Era un pez que se morda la cola.
Hasta que se le ocurri: para empezar, cmo se forman las grandes
ciudades? Debido a la necesidad de emprender obras pblicas que requieren algo
ms que un puado de personas para su realizacin. Kemal no estaba seguro de
qu tipo de obras pblicas habra sido, pero sin duda habran cambiado la
superficie de la Tierra lo bastante para que quedase constancia de ello en las viejas
grabaciones del TruSite I, aunque no saltaran a la vista a menos que alguien las
estuviera buscando.
As que, arriesgando su ttulo, Kemal aparc el trabajo que le haban
asignado y se puso a estudiar las antiguas grabaciones del TruSite I. Se concentr
en los siglos inmediatamente previos a la inundacin del mar Rojo... no haba
razn para suponer que la civilizacin hubiera durado mucho antes de ser
destruida. En pocos meses ya haba recopilado datos irrefutables. No existan
diques ni presas que impidieran la inundacin; tales estructuras eran lo bastante
grandes como para que nadie las hubiera pasado por alto. En cambio podan
observarse montones de lodo y tierra entre las temporadas de lluvia, sobre todo en
los aos ms secos, cuando los ros eran menos caudalosos que de costumbre. Para
quienes nicamente estudiasen pautas climticas, aquellos montones aleatorios y
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desestructurados no habran significado nada. Pero para Kemal eran la prueba
obvia de que los atlantes construan canales en aguas poco profundas para navegar
en sus botes de un lugar a otro. Aquellos montones de tierra no eran ms que el
barro acumulado que dragaban de los canales. En el TruSite I no se vean barcas
pero, ahora que Kemal saba dnde buscar, empez a detectar atisbos de casas de
juncos: casas que desaparecan todos los aos en poca de crecida; es decir, que
eran visibles apenas un instante o dos. Frgiles estructuras de juncos y barro,
arrasadas peridicamente y reconstruidas de nuevo cuando las aguas retrocedan;
pero all estaban, cerca de los montculos que bordeaban los canales. Platn tena
razn una vez ms: la Atlntida creci en torno a sus canales. Pero la Atlntida
eran las personas y sus barcas, no sus edificios; stos eran arrasados y
reconstruidos cada ao.
Cuando Kemal present sus hallazgos a Vigilancia del Pasado no tena an
veinte aos, pero las pruebas eran lo bastante contundentes como para que de
inmediato le concedieran no slo un Tempovisor sino la nueva TruSite II para
estudiar el canal de Massawa cubierto por las aguas del mar Rojo durante los cien
aos anteriores a la inundacin. Y descubrieron que Kemal estaba en lo cierto por
completo. En una poca en la que otros humanos todava formaban partidas de
caza y recolectaban bayas, los atlantes plantaban amaranto y ballico, melones y
judas en el aluvin de los ros, y transportaban comida en cestas y en barcas de
junco de un lugar a otro. En lo nico que Kemal se haba equivocado era en la
naturaleza de los edificios: no eran casas, sino silos flotantes para almacenar grano.
Los atlantes dorman al raso durante la estacin seca y en sus diminutas barcas de
junco durante la estacin de las lluvias.
Vigilancia del Pasado nombr a Kemal jefe del nuevo Proyecto Atlntida. Era
la cultura seminal de todas las culturas del viejo mundo y cien investigadores
examinaron todos los estadios de su desarrollo. No obstante, Kemal no particip
en esa labor metdica porque, lo que le atraa, como siempre, era la gran leyenda.
Dedic todos los momentos que pudo escatimar a la organizacin del proyecto a la
bsqueda de No, de Gilgamesh, del gran hombre que cape la riada y cuya
historia pervivi miles de aos en la memoria colectiva. Tena que existir, y Kemal
lo encontrara.
La estacin de las crecidas prcticamente haba terminado cuando
Glogmeriss emprendi el viaje que lo convertira en un hombre llamado Naog. Era
un poco pronto para l, pero todo el clan estuvo de acuerdo con Twerk en que
alguien tan favorecido era mejor que lo emprendiera enseguida. Si no poda cruzar
la llanura antes de que llegasen las lluvias, tendra que esperar varios meses para
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que el viaje fuera seguro. Adems, como seal Twerk, por qu tener a un
comiln como Glogmeriss devorando enormes cantidades de grano mientras
esperaba la estacin de las lluvias? La gente escuch los argumentos de Twerk
porque era conocido por ser generoso, sabio y tener buen humor, y todos
esperaban que fuera nombrado jefe del clan cuando muriera el anciano y enfermo
Dheub.
Llegar hasta una altura superior a la de la crecida significaba subir una serie
de suaves pendientes hasta la ltima loma arenosa, donde el suelo comenzaba a
elevarse bruscamente. Glogmeriss no tena intencin de ir ms all. A su padre el
viaje lo haba llevado ms all de aquellos riscos, hasta el ro Nilo, pero no haba
razn para que Glogmeriss escalara aquellas rocas cuando poda bordear los
lmites de la suave y herbosa sabana. Se encontraba a la altura suficiente como para
ver la vasta extensin de llanura del territorio derku, lo bastante despejada como
para que ninguna manada de lobos ni ningn gran gato se acercara sin ser visto,
mucho menos un cazador de otra tribu.
Cun lejos se hallara el Mar de las Olas? Lo bastante para que nadie de la
tribu derku lo hubiera visto jams. Pero saban que exista porque los prisioneros
de las tribus del sur contaban relatos sobre l, ms vvidos y convincentes de
cuanto ms al sur provinieran. Sera un viaje muy largo, Glogmeriss lo saba,
porque tendra que recorrer todo el camino a pie y no en su barca-dragn. Los
derku no eran ms dbiles o ms lentos a pie que los hombres que vivan por
encima del nivel de las aguas; al contrario, tenan que ser ms fuertes y ms
veloces para llevar a casa cautivos o comida. As que sus juegos infantiles incluan
carreras a pie y, aunque Glogmeriss no era el ms veloz, nadie poda igualar la
longitud de sus zancadas ni su resistencia natural para cubrir terreno rpidamente
y mantener la marcha hora tras hora.
Qu tenan los del pueblo derku que los distingua de otras tribus, qu los
haca reconocibles al momento? Era el masivo desarrollo de la parte superior del
tronco, de tanto remar en sus barcas-dragn hora tras hora en los canales o durante
la crecida? No slo era por el constante uso de los remos, sino tambin por el
pesado trabajo de cortar juncos y trenzarlos en enormes gavillas flotantes para
construir botes, sogas y cestas. En tiempos pasados tambin haban desarrollado
fuertes brazos y anchas espaldas dragando los canales que rodeaban y conectaban
todas las aldeas de la gran ciudad derku; ahora los esclavos realizaban la mayor
parte del trabajo, pero los derku se enorgullecan de no permitir que sus cautivos
llegaran a ser ms fuertes que ellos. Sus hombros, pecho, espalda y brazos eran casi
monstruosos comparados con los de los hombres y mujeres de otras tribus. Y dado
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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que los derku coman ms y mejor todo el ao que los hombres y mujeres de otras
tribus, tambin tendan a ser ms altos. Muchas tribus los llamaban gigantes,
mientras que otras decan que eran hijos e hijas de los dioses, por lo fuertes y sanos
que estaban. Y, de todos los derku jvenes, ninguno era tan alto, fuerte ni estaba
tan sano como Glogmeriss, el nio al que llamaron Unido a Derku, el hombre al
que llamaran Naog.
Mientras Glogmeriss segua el herboso borde de la gran llanura, saba que los
enemigos humanos no representaban para l un verdadero peligro. Cualquiera que
lo viera pensara: Es uno de los gigantes, uno de los hijos del dios cocodrilo.
Escndete, porque podra formar parte de un grupo de incursores. No dejes que te
vea o informar a su gente. Alguien que perteneciera a un grupo de cazadores
quiz dijera: Est solo, podemos matarlo. Pero los dems se mofaran del que
hablara tan irreflexivamente y le responderan: Oye, estpido, lleva una jabalina
en las manos y tres ms a la espalda. Mira sus brazos, mira sus hombros... crees
que no puede atravesarte el corazn con esa jabalina antes de que te acerques lo
suficiente para poder lanzarle una piedra? Djalo en paz. Reza para que se tope
con un gran gato por la noche.
se era el nico verdadero peligro para Glogmeriss. Se haba adentrado
demasiado en territorio seco para que hubiera cocodrilos, y poda correr lo
bastante rpido para trepar a un rbol antes de que una manada de perros salvajes
o de lobos lo alcanzase. Pero no haba rbol que sirviera de refugio contra los
grandes gatos; si uno de ellos lo atacaba, tendra que pelear. Glogmeriss ya se
haba enfrentado a grandes gatos mientras estaba de guardia. No eran gigantes
capaces de arrancarle la cabeza a un hombre de un solo zarpazo ni de abrirle el
vientre de un solo mordisco, pero aun as seguan siendo bastante grandes y
siempre rondaban por los alrededores de las tierras de los clanes. Glogmeriss se
haba enfrentado a ellos armado con una jabalina y los haba hecho retroceder.
Saba cmo se movan y no tena duda de que, si tena que pelear con uno, podra
causarle heridas graves antes de morir.
De todas formas, mejor no encontrarse con ninguno, as que deba evitar
acercarse a los rebaos de bisontes o bueyes, antlopes o caballos que los gatos
solan acechar. No perderan el tiempo persiguiendo un rebao si tenan a un
humano solitario cerca.
Para su desgracia, un rebao se le aproxim. Haba subido a un rbol para
pasar la noche y se haba atado al tronco para no caer mientras dorma. Lo
despertaron suaves mugidos nerviosos y unos cuantos ms estridentes y ansiosos.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
59
A sus pies, pululando en las primeras luces del inminente amanecer, distingui las
formas oscuras de los bueyes. Saba lo que haba pasado. Haban captado el olor de
un gran gato y empezaban a moverse en la oscuridad, inquietos por el miedo y la
confusin. No huan, porque el gato no estaba lo bastante cerca como para
provocar el pnico; si se trataba de uno de los ms pequeos y se daba cuenta de
que el rebao era consciente de su presencia, con suerte se dara media vuelta y se
marchara.
Pero el gato no haba dado media vuelta ni se haba marchado, o los bueyes
no se habran aterrorizado. Pronto habra luz suficiente para que el rebao viera al
gato, y entonces huira, dejando a Glogmeriss en el rbol. Quizs el gato se lanzara
en persecucin de los bueyes, o quiz se percatara de la presencia del hombre
atrapado en el rbol y decidiera cazar aquella presa, ms pequea pero ms fcil.
Ojal formase parte del rebao pens Glogmeriss. Quiz de ese modo
tendra una oportunidad, al ser uno entre muchos; aunque el gato consiguiera una
presa, bien podra no ser yo. Siendo un hombre... O el gato o yo. Matar o morir.
Pelear con valenta, pero con esta luz no ver bien al enemigo, no podr discernir
la tensin de sus msculos cuando se me acerque. Y si no est solo? Y si la razn
por la que el rebao est tan aterrorizado pero es incapaz de moverse es que hay
ms de un gato y no sabe qu direccin tomar para ponerse a salvo?
Ojal formase parte del rebao. Despus pens: Por qu insisto en esa
idea si no es que el dios quiere que lo haga? No es se el motivo de mi viaje?
Descubrir si existe un dios que me guiar, me proteger, me har grande? No hay
grandeza en que un gato te destripe a dentelladas. Slo te conviertes en un hombre
con grandes historias que contar si vives para contarlas. Como Gweia. Si ella
hubiera montado sobre el cocodrilo y ste la hubiera derribado y devorado, quin
habra recordado su nombre?
No tena tiempo de idear un plan, pero el plan apareci tan rpido en su
mente que quizs el mismo dios lo puso ah: cabalgara uno de los bueyes igual
que Gweia cabalg el cocodrilo. Dejarse caer del rbol sobre el lomo de un buey era
bastante fcil. Acaso no haba jugado con los otros nios, ao tras ao, a saltar
desde ramas cada vez ms altas a una barca-dragn que pasara por debajo del
rbol? Un buey no era menos predecible que una barca-dragn arrastrada por la
corriente. La nica diferencia era que el animal no sera tan manejable como una
barca-dragn. Glogmeriss tena la esperanza de que, al igual que el cocodrilo de
Gweia deba estar tan aterrorizado por la riada como para no preocuparse de su
jinete, el buey tambin estara tan aterrorizado por el gato como para no
El guardin de los sueos Orson Scott Card
60
preocuparse por el repentino peso extra en su lomo.
Intent elegir bien entre los bueyes que se encontraban bajo las ramas del
rbol. No buscaba una hembra con un ternero pegado a sus patas... eso sera tanto
como rogar a los gatos que fueran tras l, dado que esas hembras eran la presa ms
tentadora. Pero tampoco quera un macho adulto, porque dudaba que tuviera la
paciencia de cargar con l.
Encontr su objetivo enseguida, una vaca adulta sin ternero rondando cerca
de ella y situada bajo una rama lo bastante resistente. Lenta, metdicamente,
Glogmeriss se desat del rbol, comprob las ligaduras de las jabalinas, las de la
bolsa del pedernal, de las del grano, y se ci el taparrabos para mantener sus
genitales lo ms pegados posible al cuerpo. Despus rept por la rama para
acercarse todo lo posible al lomo de la hembra. El animal estaba nervioso,
resoplaba todo el rebao lo haca y no tardara en huir en desbandada, seguro,
pero su movimiento no era peor que el cabeceo de una barca-dragn. Glogmeriss
salt, abriendo las piernas lo suficiente para situarlas en los flancos del animal,
pero no tanto como para aplastarse el escroto contra la huesuda cresta de su
columna vertebral.
Aterriz con un gruido e inmediatamente se inclin hacia delante para
pasar los brazos alrededor del cuello de la vaca, como si se aferrara a la proa de
una barca-dragn. La bestia bram y corcove, pero haba acertado, no era peor
que una barca-dragn tras el impacto de la cada de un muchacho. Por supuesto, la
barca dejaba de balancearse con rapidez, mientras que la hembra no dudara en
intentar desembarazarse de l hasta que lo consiguiera, corcoveando y golpeando
sus costados contra otros miembros de la manada.
Pero los animales estaban tan nerviosos que el repentino estallido de pnico
de la montura de Glogmeriss dispar la estampida. La mentalidad del rebao se
impuso y la hembra se precipit en la misma direccin: la hembra de Glogmeriss
no olvid el peso que llevaba en su lomo, pero responda al miedo como parte de
la manada. Para Glogmeriss supuso un gran alivio notar que saltaba y corra con
los dems, en parte porque significaba que ya no intentara librarse de l y en parte
porque era una buena corredora. Saba que ambos estaran a salvo a menos que se
desplazase al borde de la manada, lo que podra dejarla al alcance de un gato.
Hasta que el pnico desapareciera, claro. Entonces, Glogmeriss tendra que
pensar en una forma de desmontar y moverse sin ser pisoteado ni aplastado.
Bueno, ya se ocupara de eso cuando llegase el momento. Un peligro cada vez.
Mientras estaba galopando, no poda evitar disfrutar de las sensaciones del
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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momento: el spero pelaje del lomo de la hembra contra su vientre y sus piernas, la
forma en que sus msculos se ondulaban entre sus piernas y brazos, y, sobre todo,
la euforia de moverse a tal velocidad. Algn hombre se habr desplazado por
tierra a tanta velocidad como lo estoy haciendo yo?, se pregunt. Ninguna barca-
dragn se encontraba nunca con una corriente tan rpida.
Le dio la impresin de que galopaban horas y horas aunque, cuando se
detuvieron, el sol slo estaba a un palmo de altura sobre las lejanas montaas del
este. Glogmeriss sigui esperando que su montura recordara que llevaba un jinete
e intentara sacudrselo de encima. Pero, si se acordaba, haba decidido que no le
importaba porque, cuando finalmente se detuvo, todava en el centro del rebao,
simplemente baj la testuz y empez a pastar sin hacer el menor esfuerzo por
librarse del muchacho.
Estaba tan tranquila o quiz simplemente exhausta, como los dems.
Glogmeriss decidi que mientras siguiera movindose tan lenta y calmadamente,
era capaz de desmontar o por lo menos de subir a un rbol y esperar a que la
manada se alejara. Por los rugidos y los chillidos que haba odo al principio de la
estampida, saba que los gatos ms de uno haban cazado sus presas, as que
los supervivientes estaban a salvo de momento.
Glogmeriss desliz con cuidado una pierna hasta que toc terreno firme.
Entonces, tan suavemente como pudo, sigui deslizndose por el lomo del animal
hasta quedar en cuclillas a su lado. La bestia gir la cabeza sin dejar de masticar y
su enorme ojo castao lo mir con pasividad.
Gracias por llevarme susurr Glogmeriss.
Ella movi la cabeza, como si negara que hubiera hecho algo especial por l.
Me has transportado como una barca-dragn por el agua aadi, y
comprendi que haba sido exactamente as. No era una estampida de ganado tan
poderosa como cualquier riada? Haba cargado con l hasta la lejana orilla,
mantenindolo a salvo. Como la mejor de las barcas-dragn.
La hembra mugi suavemente y, por un momento, Glogmeriss pens que de
algn modo era la encarnacin del dios. El dios cocodrilo bien poda haber tomado
esa forma para ayudarlo, no? Pero cualquier teora sobre la posible deidad del
animal se interrumpi cuando ste comenz a orinar. El espeso chorro de orina se
derram sobre la hierba a poca distancia del hombro de Glogmeriss, que, cuando
le salpic, no pudo evitar retroceder dando brincos. Otros bueyes mugieron
quejndose por el repentino movimiento, pero su montura pareci no darse
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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cuenta. La orina caliente apestaba y Glogmeriss se temi que el hedor
probablemente lo acompaara varios das.
Entonces comprendi que ninguna hembra lanzara un chorro de orina as
entre las patas. Resultaba que el animal era un macho, aunque apenas ms grande
que una hembra mediana. Agachndose todava ms, lo mir de cerca y vio que el
animal haba perdido los testculos. Era un fenmeno nacido sin ellos? No, tena
una cicatriz, la marca de una vieja herida. Siendo todava ternero, haba perdido de
algn modo los atributos de su masculinidad y crecido hasta alcanzar la madurez
sin ser ni macho ni hembra. Qu propsito tena en la vida una criatura como
aqulla? Pero, de no haber sobrevivido, no lo habra llevado en medio de aquella
estampida. Una hembra habra tenido una cra que frenara su carrera y un macho
se habra librado de l con facilidad. El dios haba preparado a aquella criatura
para que lo salvase. No era en s misma un dios, por supuesto, porque un animal
tan imperfecto no poda considerarse divino, pero s una herramienta del dios.
Gracias dijo Glogmeriss al dios que fuera. Espero conocerte y servirte.
Quienquiera que fuera ese dios deba conocerlo desde haca mucho tiempo
para haber previsto aquel momento. Exista un plan, un destino para l. Aquella
certeza estremeci a Glogmeriss.
Ya puedo regresar pens. Y habr realizado el mayor viaje a la
madurez de cualquier derku desde hace generaciones. Cuando sepan que un dios
prepar una bestia como sta para que fuera mi barca-dragn de tierra firme, me
considerarn un hombre sagrado. Nadie podr decir que soy indigno de llamarme
Naog y no Glogmeriss.
Pero ya mientras lo pensaba Glogmeriss saba que volver habra sido un
error. El dios no haba preparado aquel animal para que su viaje fuera corto y fcil,
sino para permitirle realizar un viaje ms largo. No lo haba llevado hacia el
sureste, la direccin que l quera? No lo haba transportado por la misma pradera
por la que ya estaba viajando? Lo que el dios quera era acelerar su viaje, no darlo
por concluido. Cuando regresara, la historia del animal castrado que lo haba
transportado como un bote slo sera la primera parte de una historia ms larga. Se
reiran cuando les narrase cmo el animal se le me encima. Asentiran y
murmuraran sobrecogidos cuando les dijera que aqulla era la manera en que el
dios le animaba a continuar: que lo haba escogido muchos aos antes y preparado
la bestia que deba convertirse en su montura. Y todo eso slo sera el prlogo que
conducira a la parte ms importante de la historia, al clmax. Y ese clmax, la tarea
que llevara a cabo para merecer su nombre de adulto, era algo que Glogmeriss
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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estaba ansioso por descubrir.
A menos, por supuesto, que el dios lo estuviera preparando para un
sacrificio. Pero el dios podra haberlo matado en cualquier momento; cuando
naci, por ejemplo, dejando que cayera al agua como todo el mundo deca que
temi su padre que hiciera; o junto al rbol, devorado por un gato; o aplastado por
las pezuas del rebao. No, el dios lo mantena vivo por un motivo, para que
realizara una tarea. Su gran triunfo estaba ms adelante, y cualquiera que fuera,
sera ms importante que cabalgar a lomos de un buey.
Las lluvias llegaron al da siguiente, pero Glogmeriss decidi seguir
adelante. El agua dificultaba la visibilidad, pero como la mayora de los animales
no se movan bajo la lluvia, apenas correra peligro mientras no bajara la guardia.
A veces, la cortina de agua era tan espesa que apenas poda distinguir nada a doce
pasos de distancia, pero eso no lo detuvo. La plataforma de tierra era
perfectamente plana, sin colinas ni cuestas; poda trotar sin cansarse, incluso
cuando el trueno ruga en el cielo y los rayos destellaban a su alrededor.
Glogmeriss no se detuvo porque saba que el dios que lo protega era poderoso,
que no tena nada que temer. Al pasar junto a dos rboles en llamas supo que los
rayos podran haberlo golpeado en cualquier momento pero no lo haban hecho.
se fue el segundo signo de que un gran dios velaba por l.
Durante las lluvias, a pesar de la crecida, pudo vadear varias corrientes sin
dificultad. Slo una vez se enfrent a un ro demasiado ancho, profundo y rpido
para cruzarlo, pero no dud en zambullirse porque el dios estaba con l. Casi
enseguida perdi pie, pero sigui nadando a pesar de la corriente. Sin embargo, ni
siquiera un derku fuerte poda nadar eternamente, y Glogmeriss crey que no
llegara a la orilla opuesta, que sera arrastrado hasta el Mar Salado, donde, un da,
su cuerpo sera descubierto por una partida de caza derku que lo reconocera por
su tamao y dira: As que esto fue lo que le pas a Glogmeriss, el hijo de Twerk.
Despus de todo, la riada pudo con l.
En ese momento tropez con un tronco que flotaba, tambin arrastrado por
la corriente, lo aferr y se subi a l como si fuera una barca-dragn. Entonces
pudo concentrar toda su fuerza en remar y no tard en cruzar la corriente. Sac el
tronco del agua y lo abraz como si fuera un hermano, tumbado sobre la hierba,
hasta que el nivel del agua ascendi y le lami los pies. Entonces se llev el tronco
a un terreno ms alto y lo encaj en el agujero de un rbol donde el agua no podra
desplazarlo. Uno no abandona a un hermano a las aguas.
El dios me ha salvado tres veces pens, mientras ascenda de vuelta hacia
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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el sendero. De los colmillos del gato, del fuego del cielo y del agua de la
inundacin. Y en todas las ocasiones se ha servido de un rbol: el que me sirvi
para descansar mientras se congregaba la manada de bueyes, el que se incendi
atrayendo los rayos que seguramente iban dirigidos a m y, por ltimo, el tronco
de un rbol cado que muri en las montaas para convertirse en mi hermano.
Ser el dios de los rboles quien me gua? Cmo puede el dios de los rboles ser
ms poderoso que el dios de los rayos, o el dios de las aguas, o incluso el dios de
los gatos de colmillos afilados? No, los rboles slo son las herramientas del dios,
porque un dios arroja rboles tan fcilmente como yo lanzo jabalinas.
Gradualmente, con el paso de los das, la lluvia fue debilitndose y dej de
ser una espesa cortina. A su izquierda, la llanura se alzaba ms y ms desde el
sendero que recorra. En la primera maana sin nubes descubri que ya no
divisaba el distante resplandor de las tranquilas aguas del Mar Salado: la llanura
estaba por encima de su nivel; haba dejado atrs el nico mar que el pueblo derku
conoca. El Mar de las Olas lo esperaba, as que continu corriendo.
La llanura era bastante elevada, pero todava estaba bastante por encima de
ella para verlo brillar en la siguiente maana despejada. Haba dejado un mar atrs
y, en un terreno mucho ms elevado, se encontrara con otro. Sera se el Mar de
las Olas?
Abandon el sendero y cruz la sabana hacia el agua. No lleg hasta ella
aquel da, pero a la tarde siguiente pis la orilla y supo que aquello no era lo que
buscaba. Era mucho ms pequeo que el Mar Salado, ms pequeo incluso que el
mar de agua dulce de las montaas del que flua el ro Selud. Cuando meti el
dedo en el agua y la prob, la not poco salada. Era bastante dulce, aunque no se
poda beber. Era evidente porque no haba huellas animales en la orilla.
Seguramente suele ser ms salada pens Glogmeriss, pero las lluvias
recientes la han endulzado un poco.
En vez de volver al sendero por la misma ruta que haba seguido para llegar
hasta aquel pequeo mar, Glogmeriss decidi encaminarse hacia el sur. Segua
viendo el sendero a lo lejos y saba que, si segua en esa direccin, volvera a
encontrrselo mucho ms adelante.
Mientras cruzaba un riachuelo descubri huellas de animales y, entre ellas,
tambin las de pies humanos. Huellas de muchos pies, y ms frescas que las de los
animales. Tan frescas, de hecho, que Glogmeriss crey muy probable que lo
estuvieran observando en aquel mismo momento. Si se topaba con ellos de
repente, les dara pnico ver a un hombre tan grande. Conoceran al pueblo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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derku? Ninguna partida en busca de prisioneros haba llegado tan lejos, de eso
estaba seguro, as que no tenan por qu odiarlo... pero tampoco temeran que su
tribu lo vengara. No, mejor sera dar media vuelta y evitarlos.
Un dios lo estaba protegiendo, sin embargo; adems, haca muchos das que
no oa una voz humana. Si no empuaba ninguna jabalina, si las mantena
colgadas a su espalda, quiz dedujeran que no pretenda causarles dao y que no
deban temer nada de l. As que se inclin junto al riachuelo, se quit la cuerda de
la que colgaban las jabalinas y la desat para formar un haz con ellas.
Mientras trabajaba, oy un sonido a su espalda. No tuvo que mirar para
saber que lo haban encontrado, quizs incluso que lo haban estado vigilando todo
el rato. Su primer pensamiento fue recoger las jabalinas y prepararse para la pelea,
pero no saba cuntos eran ni si lo tenan rodeado, y la densa maleza cercana al ro
poda ocultar a tantos guerreros que, aunque matase a uno o dos, acabara
dominado fcilmente. Por un instante, pens: Podra matarlos a todos, el dios me
protege, pero descart la idea. No haba matado durante su viaje, ni siquiera para
comer. Le haba bastado con el grano que llevaba y con las bayas, los frutos, las
races y las setas que encontraba por el camino. Deba empezar a matar a aquella
gente sin saber nada de ella? Quizs el dios lo haba trado hasta all para que la
conociera.
As que termin de atar las jabalinas lenta, cuidadosamente, y se las ech a la
espalda, teniendo siempre cuidado de no manipularlas de forma que su o sus
observadores pudieran interpretarlo como una amenaza. Luego, con las manos
libres y las armas en la espalda, cruz el riachuelo y sigui el rastro de la orilla
opuesta.
Poda or el sonido de pisadas tras l... y eran de ms de uno. Quiz
pretendan matarlo, pero no pareca que intentasen sorprenderlo ni ser sigilosos.
Tenan que saber que los oa, aunque quiz lo tomaban por estpido. Deba
demostrarles que no lo era, y que, si no se volva para enfrentarse a ellos, era
porque no buscaba pelea.
Para demostrrselo, empez a cantar la cancin del perro que bailaba con un
hombre, una cancin divertida de meloda alegre. Y, para demostrarles que saba
que lo seguan, se inclin sin dejar de caminar, recogi un puado de tierra mojada
y la lanz hacia atrs por encima de su hombro.
Una protesta indignada le dijo que el dios haba guiado el puado de tierra
hasta su objetivo. Se detuvo y dio media vuelta para descubrir a cuatro hombres,
uno de los cuales estaba limpindose la cara y maldiciendo en voz alta. Los otros lo
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miraban, inseguros de si deban enfadarse con Glogmeriss por lanzarles barro o
temerlo por ser tan alto, extrao y estar tan seguro de s mismo.
Glogmeriss no los quera temerosos ni furiosos, as que esboz una leve
sonrisa. No una sonrisa de burla, sino amistosa. Una sonrisa que significaba: No
pretenda causaros ningn dao. Para apoyar esa idea, mostr las palmas de las
manos a los extraos.
Lo comprendieron, quiz porque su sonrisa reflejaba el humor de la
situacin. Ellos tambin sonrieron y luego, como el que haba recibido el impacto
del barro segua quejndose e intentando limpiarse los ojos, empezaron a rerse de
l. Glogmeriss rio con ellos y se acerc despacio a su vctima. Con mucho cuidado,
dejando que todos vieran con claridad lo que estaba haciendo, se quit la bolsa de
agua de la cintura y la abri un poco para mostrarles su contenido. Dijeron algo en
un idioma gutural y el que tena los ojos sucios inclin atrs la cabeza permitiendo
estoicamente que Glogmeriss le limpiara los ojos con el agua.
Cuando por fin el hombre recuper la vista, aunque segua empapado y
disgustado, Glogmeriss le pas un brazo por los hombros como si fuera su
camarada y le habl al que pareca liderar el grupo. Tras un momento de duda, el
hombre permiti que Glogmeriss lo abrazase y, juntos, se dirigieron hacia el
campamento principal de la tribu, con los otros dos cerca, uno delante y otro
detrs, charlando animadamente con l, aunque les haca claramente seas de que
no los entenda.
Cuando llegaron, el resto de la tribu estaba ocupada encendiendo un fuego
para cocinar. Todos los que pudieron abandonaron sus tareas y acudieron a mirar
boquiabiertos a aquel gigantesco extranjero. Mientras los hombres que lo haban
encontrado contaban lo ocurrido, los otros se acercaban y tocaban a Glogmeriss,
sobre todo su pecho y sus fuertes brazos, y tambin su taparrabos, dado que
ninguno de los hombres llevaba ningn tipo de vestimenta. Eso no le gustaba a
Glogmeriss. Una cosa era que los nios corrieran desnudos, pero los hombres
deban tapar sus partes privadas para que no se les ensuciaran. Qu mujer
permitira que su esposo se acoplara con ella si poda dejar toda clase de suciedad
en su jabalina?
Por supuesto, aquellos hombres eran tan feos que ninguna mujer normal
habra querido acoplarse con ellos, y las mujeres eran tan feas que slo aquellos
hombres deban estar dispuestos a hacerlo. A lo mejor a la gente fea le da igual la
limpieza, pens Glogmeriss. Pero las mujeres llevaban una especie de delantal de
hierba trenzada que pareca ms cmodo que los de juncos del pueblo derku. As
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que no se trataba de que no supieran confeccionar ropa o de que la idea de vestirse
no se les hubiera ocurrido. Al final, lleg a la conclusin de que los hombres eran
simplemente sucios y estpidos, y que las mujeres, aunque no tan sucias, deban
de ser tan estpidas como ellos o no habran dejado que los hombres se les
acercasen.
Glogmeriss intent explicarles que estaba buscando el Mar de las Olas y les
pregunt dnde se encontraba. Pero no entendieron ninguno de sus gestos, y por
mucho que lo intent slo consigui hacerles rer hasta que les dio flojera. Termin
rindindose l tambin y haciendo ademn de marcharse, lo que provoc
protestas. Queran que cenara con ellos.
Era una bienvenida, y su jefe pareca muy ansioso de que se quedara. Una
buena comida lo fortalecera para el resto del viaje.
Se qued a cenar y la comida le result extraa pero buena. Y luego,
cediendo a las splicas del jefe y de muchos otros, accedi a pasar la noche con
ellos, aunque por un momento temi que planearan matarlo mientras dorma. O
robarle cuando menos. Result que s que tenan planes para l, pero no incluan el
robo ni el asesinato. Por la maana, la hija ms bonita del jefe ya era la novia oficial
de Glogmeriss y, aunque tan fea como cualquiera de las otras, hizo tan buen
trabajo inicindolo en los placeres entre hombres y mujeres que no le import
pasar por alto sus labios delgados y su nariz picuda.
Se supona que algo as no deba ocurrir en un viaje a la madurez. Se
esperaba que volviera a casa y se casara con una de las preciosas chicas de algn
otro clan del pueblo derku. Muchos padres haban negociado con Twerk o con el
viejo Dheub para poder tener a Glogmeriss como yerno. Pero tena algo de malo
que Glogmeriss disfrutara de una novia unos cuantos das y despus se escabullera
y volviera a casa? Nadie del pueblo derku conocera nunca a aquella gente. Y,
aunque llegara a conocerla, a quin le importaba? Podas hacer lo que quisieras
con los extranjeros, no eran personas como los derku.
Pero los das pasaron y Glogmeriss no se animaba a marcharse. Segua
disfrutando de sus noches con Zawada, o as pronunciaba l su nombre, con un
extrao chasquido en medio de la palabra. Y, a medida que fue entendiendo su
idioma, empez a abrigar la esperanza de que le hablaran del Mar de las Olas y
que a la larga eso le ahorrara tiempo.
Los das se convirtieron en semanas, las semanas en meses y los das
sangrientos de Zawada no llegaron. Por eso supieron que estaba embarazada, y
Glogmeriss ya no quiso marcharse porque tena curiosidad por ver al nio que
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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haba sembrado en ella. As que se qued y ayud a la tribu con su trabajo. Ellos se
dieron cuenta de que su tamao y su prodigiosa fuerza eran muy tiles, y Zawada
fanfarroneaba cmicamente acerca de las proezas de su esposo. Su unin con l le
haba reportado mucho prestigio, ms incluso que el hecho de ser hija del jefe de la
tribu. Y poco a poco cal en la mente de Glogmeriss que, si se quedaba all, lo ms
probable era que algn da acabase siendo el jefe de aquella gente. A veces, cuando
pensaba en eso, senta una extraa tristeza. Qu significaba ser el jefe de aquella
gente fea y miserable, comparado con el honor de ser el ms vulgar del pueblo
derku? Cmo poda enorgullecerse de ser el jefe de unos devoradores de larvas
cuando poda comer el pan de los derku y navegar en una barca-dragn para
superar las crecidas o llevar a cabo una incursin? Disfrutaba con la compaa de
Zawada, disfrutaba con aquella gente, pero no era su gente. Saba que deba irse, y
lo hara. A su debido tiempo.
El vientre de Zawada ya empezaba a hincharse cuando, de repente, la tribu
reuni todas sus herramientas y sus cestas y se prepar para desplazarse. No
pensaban dirigirse hacia el norte, la direccin de la que provenan cuando
Glogmeriss los haba encontrado. Su migracin los llevaba al sur y pronto, para su
sorpresa, descubri que pensaban seguir el sendero que lo haba trado hasta all.
Se le ocurri que quizs el dios haba hablado con el jefe y le haba advertido
que devolviera a Glogmeriss a su abandonado viaje. Pero no, el jefe neg haber
tenido ningn sueo. Seal el cielo y dijo que llegaba el momento de buscar...
algo. Una palabra que Glogmeriss no haba odo antes pero que claramente se
refera a algn tipo de alimento, porque los adultos rieron complacidos y
realizaron la pantomima de comer abundantes cantidades de... algo.
Avanzando hacia el sureste pasaron por la orilla de otro pequeo mar.
Glogmeriss pregunt si era de agua dulce y si all haba peces, pero Zawada le
respondi con tristeza que el agua estaba estropeada:
Antes era buena explic. La gente beba y se baaba y pescaba, pero
ahora est envenenada.
Cmo? pregunt Glogmeriss.
El dios vomit en ella.
Qu dios?
El gran dios dijo ella, a la vez misteriosa y divertida.
Cmo sabes que vomit? insisti Glogmeriss.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Lo vimos. Hubo una tormenta terrible, con un viento tan fuerte que
arrancaba a los bebs de los brazos de sus madres, se los llevaba volando y nunca
volvamos a verlos. Mi padre y mi madre me sujetaron muy fuerte para evitar que
el viento me arrastrase... Yo apenas era un beb entonces, pero recuerdo lo
asustada que estaba porque mis padres me aplastaban entre s mientras el viento
aullaba entre los rboles.
Pero una tormenta as refrescara el agua, la hara ms dulce, no ms
salada sugiri Glogmeriss.
Ya te lo he dicho. El dios vomit en ella.
Si no hablas de la lluvia, a qu te refieres?
Ante eso, su nica respuesta fue una misteriosa sonrisa, seguida de una
risita.
Ya lo vers.
Y al final, lo vio. Dos das despus de dejar atrs aquel pequeo mar,
tomaron una curva del camino y algunos hombres treparon a los rboles,
sealando hacia el este como si supieran exactamente lo que queran ver.
All est! gritaron. Podemos verlo!
Glogmeriss no perdi tiempo y trep como ellos, pero tard un rato en
descubrir qu haban visto. No fue hasta la maana siguiente, ya ms cerca y con el
sol brillando al este, cuando comprendi que la vasta llanura que tenan frente a s
no era de tierra sino de agua, y que resplandeca de forma extraa a la luz
matutina. Glogmeriss nunca haba imaginado siquiera que pudiera existir tanta
agua. Y la razn de que la luz brillara de aquella forma extraa era porque el agua
se mova. Aquello era el Mar de las Olas.
Baj confuso del rbol y descubri que toda la tribu lo estaba mirando. Al ver
su desconcierto estallaron en carcajadas, Zawada incluida. Slo entonces se dio
cuenta de que el primer da haban comprendido perfectamente su descripcin
gestual del Mar de las Olas. Saban hacia dnde se diriga, pero se lo haban
guardado.
Quin es ahora el bromista? dijo el hombre al que Glogmeriss le haba
arrojado barro el primer da. Y le pareci completamente justo. l le haba gastado
una broma y ellos se la haban devuelto: una broma tan refinada que incluso
requera que su esposa guardase el secreto.
El padre de Zawada, el jefe, le explic que era algo ms que una broma:
El guardin de los sueos Orson Scott Card
70
Hacerte esperar para mostrarte el Mar de las Olas ha sido una forma de
que te quedases con nosotros, te casaras con Zawada y le dieses hijos gigantes.
Una docena de gigantes como t!
Si no me matan al nacer aadi Zawada, sonriendo animadamente,
quiero tener muchos hijos que sean como t.
Al da siguiente recorrieron tanto terreno que ya no tenan que subir a los
rboles para ver el Mar de las Olas, y era ms grande de lo que nunca imaginara
Glogmeriss. No poda ver su final. Y no paraba de moverse. Y cuando esa noche
llegaron a la orilla, se encontr con ms sorpresas. El mar era ruidoso y rugiente, y
se abalanzaba contra la orilla y se retiraba inmediatamente, y ascenda y descenda.
Los nios no parecan temer aquello, ya que corrieron hasta el agua y dejaron que
las olas los baaran. Hombres y mujeres no tardaron en unirse a ellos y, al cabo de
un rato, incluso Glogmeriss reuni valor suficiente para dejar que el agua lo tocase,
que las olas lamieran sus pies. Prob el agua y, aunque ms salada que la de los
pequeos mares del noroeste, no lo era tanto como la del Mar Salado.
El dios envenen los mares pequeos le explic Zawada. El dios
vomit en ellos.
Pero Glogmeriss se fij en la altura a la que llegaban las olas en la playa y rio:
Cmo pueden estas olas alcanzar los mares pequeos? Tardaran das en
llegar desde aqu.
Qu sabrs t, gigante? pregunt ella a su vez, devolvindole la
sonrisa. Las olas no son el motivo de que lo llamen el Mar de las Olas. Estas olas
son como pequeas mariposas revoloteando, comparadas con la verdadera
turbulencia del mar.
Glogmeriss no lo comprendi hasta ms tarde, cuando se dio cuenta de que
las olas no baaban tanto terreno como el da anterior. La arena de la playa estaba
hmeda hasta mucho ms all del actual alcance de las olas. Zawada disfrut
explicndole lo que eran las olas y cmo el mar suba y bajaba dos veces al da:
El mar llama a la Luna dijo, pero no saba explicar lo que significaba,
excepto que las olas estaban relacionadas con el paso de la Luna y no con el paso
del Sol.
Con el reflujo de la marea la tribu dej de jugar, se congreg en la arena y
empez a cavar con piedras. De vez en cuando, uno de ellos soltaba un grito de
triunfo y sostena en alto un objeto feo, ptreo y chorreante que meta en una cesta.
Glogmeriss examin aquellas cosas y descubri que no podan ser piedras porque
El guardin de los sueos Orson Scott Card
71
tenan una forma demasiado regular, demasiado simtrica. Hasta que uno de los
hombres le ense cmo abrirlas, golpendolas contra el filo de una piedra, no
comprendi que la ptrea superficie esconda una especie de animal blando que
poda encerrarse en aquella cscara.
Por eso es capaz de vivir bajo el agua le explic el hombre. Es a prueba
de agua, igual que una cesta recubierta de barro, slo que mucho mejor. Se cierra
mucho mejor e impide que el agua entre en el interior de su cscara.
Como un perfecto bote-semilla, pens Glogmeriss. Aunque ningn bote de
juncos era tan hermtico, ni poda sumergirse bajo el agua y permanecer seco por
dentro.
Aquella noche encendieron una hoguera y asaron las almejas y los mejillones
y las ostras pinchados en el extremo de palos. Las ostras eran duras y tenan un
sabor salado, pero Glogmeriss no tard en descubrir que esa salinidad era la razn
de que resultaran deliciosas. Zawada se rio de l por masticar su primer bocado
tanto tiempo.
Corta la carne en pedazos ms pequeos le aconsej. Mastcalos hasta
que dejen de tener buen sabor y trgatelos de golpe.
La primera vez que lo intent, sinti nuseas, pero no tard en
acostumbrarse y le pareci un bocado delicioso.
No te bebas su agua le advirti Zawada.
Tengo sed reconoci Glogmeriss.
Claro que tienes sed. Pero cuando nos quedemos sin agua fresca,
tendremos que marcharnos. Aqu no hay agua que se pueda beber. As que bebe
poca y podremos quedarnos otro da.
A la maana siguiente ayud a extraer almejas de la arena, y sus poderosos
hombros y brazos le permitieron lucirse en aquella tarea como los dems. Como no
tena ganas de quedarse y asarlas, pase a solas mientras los dems se daban otro
festn en la orilla. Despus, los observ cavar en un estrecho brazo de mar, una
especie de largo dedo de agua que apareca al subir la marea y desapareca casi por
completo con la marea baja. Ese dedo pareca apuntar hacia territorio derku, y eso
hizo que Glogmeriss pensara en su hogar: Por qu he venido hasta aqu? Por
qu el dios se ha tomado tantas molestias para traerme? Por qu me salv de los
gatos, los rayos y las riadas? Para qu vea este gran mar y pruebe la carne salada
de las almejas? Son maravillas, de acuerdo, pero no mayores que la del macho
castrado, o los rayos, o el tronco que fue mi hermano. Por qu me habr trado
El guardin de los sueos Orson Scott Card
72
hasta aqu?
Oy ruido de pisadas y supo que era Zawada. No se volvi ni tard en sentir
sus brazos rodendole la cintura, sus hinchados pechos contra la espalda.
Por qu miras hacia tu hogar? le pregunt en voz baja. No te hago
feliz?
Me haces feliz respondi.
Pero pareces triste...
l asinti.
Los dioses te preocupan, lo veo en tu cara dijo ella. Nunca hablas de
ello, pero s que a veces piensas en el dios que te trajo hasta aqu y te preguntas si
te ama o te odia.
Es que ves dentro de mi piel, Zawada? rio l.
Dentro de tu piel, no. Pero pude ver dentro de tu taparrabos cuando
llegaste, por eso le dije a mi padre que quera ser la que se casara contigo. Tena
que adelantarme a mi hermana, antes de que ella quisiera compartir tu esterilla
aquella noche. Nunca me lo ha perdonado, pero quera tus bebs.
Glogmeriss gru. Estaba al tanto de los celos de su hermana, pero dado que
era fea y que nunca haba dormido con ella, esos celos nunca le haban importado.
Quizs el dios te trajo aqu para que veas dnde vomit. Otra vez lo
mismo!. Fue durante una tormenta terrible.
Ya me has hablado de la tormenta dijo Glogmeriss. No quera volver a
or aquella historia.
Cuando las tormentas son muy fuertes, el mar se alza ms de lo normal,
llena ese canal y lo desborda. Entonces se extiende mucho ms all de la lengua
que ves ahora. Fluye tanta cantidad de agua que llega hasta el primero de los
mares pequeos, y hace que suba de nivel, y lo desborda, y llega hasta el segundo,
y hace que suba de nivel... Cuando la tormenta pasa, el agua retrocede al nivel de
antes, pero se ha vertido tanta agua salada en los mares pequeos que quedan
envenenados.
Si hace tanto tiempo de eso, por qu el agua sigue siendo salada?
Oh, desde entonces creo que el mar ha seguido vomitando en ellos un par
de veces, aunque nunca tanto como aquella primera vez. Fjate en el canal... Fluy
tanta agua que abri ese canal en la arena. Ese dedo de agua es todo lo que queda
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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de aquello, pero fjate bien, es como el lecho de un ro seco, lo ves? Antes, la orilla
estaba donde llegan las olas; ahora, el mar entra en ese nuevo canal, como si
recordase la primera vez que pudo hacerlo. Es mucho mejor para buscar almejas,
porque el nuevo canal est lleno de ellas y podemos recogerlas fcilmente.
Glogmeriss sinti que algo se agitaba dentro de l. Algo de lo que haba
dicho Zawada era muy, muy importante, pero no saba exactamente qu.
Mir a su izquierda, hacia el sendero que haba seguido durante casi todo su
viaje a la madurez, el que la tribu haba retomado para llegar hasta all. Un sendero
completamente llano.
Absolutamente llano. Y sin embargo no estaba a ms de tres o cuatro veces la
altura de un hombre por encima del nivel del Mar de las Olas, mientras que en la
tierra de los derku quedaba tan por encima del nivel del Mar Salado que uno tena
la impresin de estar vindolo desde la cima de una montaa. La llanura era
enormemente amplia, pero tan profunda que uno vea kilmetros y kilmetros
alrededor. Era una llanura profunda, un valle en realidad. Un profundo surco
excavado en la tierra. Y si aquel camino era llano, entonces el Mar de las Olas se
encontraba a mucha, mucha ms altura.
Pens en las riadas. Pens en la corriente del ro en el que casi se haba
ahogado, la corriente que lo haba atrapado y arrastrado. Y luego pens en una
tormenta que haba hecho subir el nivel del Mar de las Olas y lanzado sus aguas
por aquel valle abriendo un nuevo canal hasta los mares ms pequeos,
llenndolos de agua salada hasta que se haban desbordado. Pero dnde? Hacia
dnde haba fluido el agua? Lo saba... hasta el Mar Salado. Y seguira fluyendo
hacia abajo, cada vez ms y ms abajo.
Volver a pasar pens Glogmeriss. Habr otra tormenta, y esa vez el
canal se har ms profundo. Y cuando la tormenta amaine, el agua seguir
fluyendo porque, durante la marea alta, el canal quedar por debajo del nivel del
Mar de las Olas. Y con cada marea alta fluir ms agua, y el agua seguir
horadando ms y ms el canal, hasta que sea tan profundo que el agua fluya
incluso durante la marea baja. A medida que el agua erosione el canal, fluir ms y
ms agua, hasta que el Mar de las Olas se derrame ms y ms y ms deprisa en el
gran valle, en la gran llanura. Toda el agua del Mar de las Olas se verter en la
llanura hasta que los dos mares alcancen el mismo nivel. Y una vez eso ocurra,
nunca volver a su nivel anterior. Las tierras de los derku quedarn muy por
debajo del nivel del nuevo mar, aunque ese nuevo mar slo tenga la mitad del
nivel actual del Mar de las Olas. Nuestra ciudad terminar sumergida, todo el
El guardin de los sueos Orson Scott Card
74
territorio derku terminar sumergido. Y no por un ro que ampliar su cauce poco
a poco, sino por una tromba, por una ola como la que desciende por el ro Selud
desde el mar de agua dulce en la estacin de las lluvias y que anuncia la crecida.
As de simple. Pero el Mar de las Olas es mucho mayor que el mar de agua dulce, y
sus aguas sern mucho ms furiosas y venenosas.
S dijo Glogmeriss. Ya veo que me has trado aqu para ensearme
esto.
No seas tonto rio Zawada. Te he trado aqu para que puedas comer
almejas.
No hablaba contigo dijo Glogmeriss.
Se puso en pie y camin hacia la lengua de mar. La marea volva a subir,
llenando de nuevo el canal que apuntaba como una jabalina hacia el corazn del
pueblo derku. No le import que Zawada lo siguiera.
Glogmeriss lleg hasta las olas. Se arrodill en el agua y dej que la primera
se estrellara contra su cuerpo. La fuerza del impacto le hizo perder el equilibrio,
revolcndolo por la arena hasta que no supo dnde estaba la superficie y crey que
se ahogara. Entonces la ola se retir, depositndolo en la orilla. Gate unos metros
y se qued all, con el sabor de la sal en los labios, boqueando en busca de aire
antes de gritarle al cielo:
Por qu me haces esto? Por qu le haces esto a mi pueblo?
Zawada se qued inmvil contemplndolo y el resto de la tribu se reuni a
mirar lo que aquel extrao gigante haca en el mar.
Furioso. El dios est furioso con mi pueblo pens Glogmeriss. Y me ha
trado hasta aqu para que vea el terrible castigo que nos tiene preparado.
Por qu? volvi a gritar. Por qu no has abierto ya este canal y
enviado una inundacin y enterrado al pueblo derku en agua envenenada? Por
qu tienes que mostrarme primero lo que va a suceder? Para que pueda salvarme
aqu arriba, lejos del sendero de la riada? Por qu debera salvarme yo si mueren
todos mis familiares y mis amigos? Cul es su crimen, del que aparentemente no
soy culpable? Si me trajiste para salvarme, fallaste, porque me niego a quedarme.
Volver con mi pueblo y los avisar, les dir lo que ests planeando. No puedes
salvarme slo a m. Cuando llegue la inundacin estar all, con los dems. Si
quieres salvarme a m, tendrs que salvarlos a todos. Y si eso no te gusta, tendras
que haber dejado que me ahogase cuando tuviste ocasin.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
75
Glogmeriss se puso en pie chorreando agua y empez a caminar. Pas junto
al resto de la tribu camino del sendero que lo conducira hasta el pueblo derku. La
tribu comprendi que estaba abandonndolos y lo llamaron a gritos, suplicndole
que se quedara.
No puedo respondi. No intentis detenerme. Ni siquiera el dios
podr detenerme.
No intentaron detenerlo, al menos no por la fuerza. Pero el jefe corri tras l
y camin a su lado... trot a su lado en realidad, porque era la nica forma de
mantener el ritmo de las zancadas de Glogmeriss.
Amigo. Hijo rog el jefe. No sabes que sers rey de esta gente cuando
yo muera?
El rey de tu gente debera ser uno de los vuestros.
Ahora eres uno de los nuestros protest el jefe. El ms poderoso de
todos nosotros... nos convertirs en un gran pueblo! El dios te ha escogido, crees
que no nos hemos dado cuenta? Para eso te trajo el dios... para liderarnos, para
hacernos grandes!
No repuso Glogmeriss. Pertenezco al pueblo derku.
Y dnde est ese pueblo? Muy lejos de aqu. Y mi hija lleva tu primer hijo
en su vientre. Qu hay en las tierras de los derku que pueda compararse a eso?
Vientres en los que yo me form le dijo Glogmeriss. El hombre que me
trajo a este mundo. Y otros que vinieron de ese hombre y esa mujer. Son mi gente.
Entonces vuelve, pero no hoy. Espera a que nazca tu hijo y decide
entonces.
Glogmeriss se detuvo tan abruptamente que el jefe casi tropez con l al
intentar frenar.
Escucha, padre de mi esposa. Si estuvieras cazando en una montaa, y
mirases hacia abajo, y vieras que una docena de grandes gatos se dirigen al lugar
donde vive tu gente, te diras a ti mismo: Oh, supongo que el dios me ha trado
aqu para que me salve? No bajaras corriendo de la montaa para avisarlos y
haras todo lo que pudieras para matarlos y salvar a tu pueblo?
Por qu dices eso? se extra el jefe. No hay gatos. T mismo has
visto que no hay gatos.
He visto la ira del dios de las aguas escupi Glogmeriss. He visto
El guardin de los sueos Orson Scott Card
76
cmo amenaza a mi pueblo, dispuesto a destruirlo con una riada que har pedazos
sus endebles botes de juncos. Una riada en forma de ola gigantesca que nunca se
retirar. Crees que no debo avisar a mi madre y a mi padre, y a mis hermanas y
mis amigos de la infancia?
Creo que tienes nuevos hermanos y hermanas, un nuevo padre y una
nueva madre con los que el dios no est furioso. Y el dios tampoco est furioso
contigo. Debemos quedarnos. Juntos. No quieres quedarte con nosotros y vivir y
gobernarnos? Puedes ser nuestro rey hoy mismo, ahora mismo. Te cedo mi trono!
Qudatelo rechaz Glogmeriss. S, una parte de m quiere quedarse,
una parte de m tiene miedo. Pero esa parte es la parte Glogmeriss, la parte que
todava es un nio. Si no vuelvo a mi casa y aviso a mi gente y les enseo cmo
salvarse del dios, siempre ser un nio, slo un nio. Llamadme rey si queris,
pero ser un rey-nio, un cobarde hasta el da en que muera. As que ahora te digo
que el nio morir en esta llanura, no el hombre, y que fue el nio Glogmeriss
quien se cas con Zawada. Dile que un hombre extrao llamado Naog mat a su
marido y deja que se case con otro hombre, alguien de su tribu, y que nunca vuelva
a pensar en Glogmeriss.
Bes a su suegro y lo abraz. Luego le dio la espalda y, con su primer paso
por el sendero que lo devolvera al pueblo derku, supo que ya era realmente Naog,
el hombre que salvara a los derku de la furia del dios.
Kemal contempl al hombre solitario del clan Engu mientras se alejaba de la
playa, mientras conversaba con su suegro, mientras apartaba su rostro del golfo de
Adn y miraba hacia la tierra de los condenados adoradores del cocodrilo, cuyo
dios no era rival para las fuerzas que se abatiran sobre ellos. Kemal saba que era
l porque haba visto el barco de madera, en realidad ms parecido a una cabaa
estanca que a un barco enorme, no tena nada que ver con el mito de reunir a los
animales por parejas. Era el hombre de la leyenda. Sin embargo, el hecho de ver su
rostro, de or su voz, no permita a Kemal comprenderlo mejor que antes.
Qu vemos cuando usamos el TruSite II? Slo lo visible. Somos capaces de
desplazarnos en el tiempo y presenciar los momentos ms ntimos, ms terribles,
ms horrorosos, ms inspiradores de la historia de la humanidad, pero slo
podemos verlos, orlos, ser testigos de ellos. No sabemos nada de lo que
verdaderamente importa: los motivos.
Por qu no te quedaste con tu nueva tribu, Naog? Habran escuchado tu
consejo y acampado en terreno alto durante la estacin del monzn, y todos
hubieran sobrevivido a la inundacin. Y, cuando te fuiste a casa y todos desoyeron
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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tus advertencias, por qu te quedaste? Qu fue lo que te hizo permanecer entre
ellos, soportando sus burlas mientras construas tu bote-semilla estanco? Podras
haberte marchado en cualquier momento. Muchos otros cortaron los lazos con su
tribu de nacimiento y recorrieron el mundo hasta encontrar un nuevo hogar. El
Nilo te estaba esperando. Las llanuras de Arabia estaban all, te llamaban, incluso
cuando tu tierra natal se volvi venenosa para ti. Pero seguiste con los engu y, al
hacerlo, no slo legaste al mundo una historia inolvidable, sino que cambiaste el
curso de la historia. Qu clase de ser es el que cambia el curso de la historia slo
con una voluntad firme e inflexible?
En la tercera maana del viaje de regreso, Naog se dio cuenta de que no
estaba solo. Despert en su rbol porque oy el sonido apagado de unas pisadas en
la cercana hierba. O quiz lo despert otra cosa, algn anhelo inaudible que sin
embargo perciba. Busc con la mirada y, a la dbil luz de la luna creciente, vio un
solitario babuino que arrastraba los pies, perezoso y desconcertado. Estuvo seguro
que se trataba de un viejo macho que no tardara en ser presa de algn
depredador.
Cuando sus ojos se adaptaron a la luz, comprendi que aquel solitario
babuino no estaba tan cerca como haba pensado y que, de hecho, era mucho ms
alto de lo que le haba parecido. Tampoco se trataba de un macho, sino de una
hembra, y no de babuino. Era humana, una mujer embarazada. Y la conoca, y se
estremeci ante la idea de que terminara sirviendo de alimento a un gato, un
cocodrilo o una manada de perros.
Baj silenciosamente del rbol y en pocos segundos estaba junto a ella.
Zawada. Ella no se volvi para mirarlo. Qu ests haciendo,
Zawada?
Tard un momento en responder.
Camino.
Ests durmiendo asegur l. Ests soando.
No, t eres quien suea respondi ella, dejando escapar una risita
cansada.
Por qu has venido? Te abandon.
Lo s.
Vuelvo con mi gente y t debes quedarte con la tuya. Pero, mientras
hablaba, saba que ella no podra volver con su tribu... a menos que l la
El guardin de los sueos Orson Scott Card
78
acompaara. Fsicamente sera incapaz de regresar por sus propios medios. Era
evidente que llevaba tres das sin comer nada y que haba dormido muy poco. No
entenda cmo haba resistido, cmo no haba muerto ya, cmo se haba librado de
las bestias. Si iba a volver con su gente tendra que acompaarla, y l no quera
regresar. Eso le puso muy furioso y su voz, cuando se dirigi a ella, fue dura e
hiriente.
Quera hacerlo reconoci ella. Quera llorar todo un ao y despus
construir una imagen tuya con ramitas y quemarla.
Debiste hacerlo.
Tu hijo no me habra dejado. Se toc el vientre mientras hablaba.
Hijo? Algn dios te ha dicho que ser varn?
El propio nio me lo dijo en un sueo. Y tambin me dijo: No dejes que
mi padre se vaya sin m. As que te lo he trado.
No lo quiero. Sea l o ella.
Mientras hablaba, saba que lo que deca no era cierto, pero ella no. Los ojos
de Zawada se llenaron de lgrimas y cay de rodillas en la hierba.
Entonces, de acuerdo acept. Prosigue tu viaje. Siento que el dios me
guiase hasta ti para molestarte.
Se tumb boca arriba en la hierba. Los dbiles rayos de luz reflejndose en la
piel de la mujer despertaron en Naog un sentimiento de vergenza, despertaron
los recuerdos de cmo le haba enseado a liberar la pasin de un hombre.
No puedo irme y abandonarte.
Ya lo hiciste acus ella. Vuelve a hacerlo. Ahora necesito dormir.
Los animales salvajes te devorarn.
Que lo hagan. Nunca me escogiste, derku, yo te escog a ti. Y yo invit a tu
hijo a crecer en mi cuerpo. Qu te importa que muera aqu, entre la hierba? Lo que
te preocupa es tener que verlo. Bien, no mires. Vete. El cielo se est iluminando.
Vete. Corre. Si hemos de morir, moriremos. Ya no tenemos nada que ver contigo.
Esas palabras lo avergonzaron todava ms.
Te dej sabiendo que el beb y t estarais seguros en tu hogar. Ahora ests
aqu y no ests segura. No puedo abandonarte.
Vete insisti ella. Yo era tu esposa y ste era tu hijo, pero en tu
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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corazn ya estamos muertos.
No te traje conmigo porque habras tenido que aprender el idioma derku,
y es mucho ms difcil que el tuyo.
Habra tenido que aprenderlo de todas formas, idiota. El beb que crece
dentro de m es derku como t. Cmo iba a conseguir que me entendiera si no s
hablar derku?
Naog estuvo a punto de soltar una carcajada por su irremediable ignorancia.
Pero qu culpa tena ella? Naog haba conocido a hijos de cautivos y saba que en
las tierras derku crecan hablando el idioma derku, aunque ambos padres fueran
de otra tribu y no hablasen una sola palabra en derku. Pero Zawada nunca haba
conocido bebs extranjeros; su tribu no haca prisioneros, no realizaba incursiones,
sino que viva en paz trasladndose constantemente de territorio, recolectando
aquello que les ofrecan la tierra y el mar. Cmo poda tener siquiera una mnima
parte del gran conocimiento derku, que reuna a todo el mundo en su ciudad?
Quera rer, pero no lo hizo. La vigil mientras dorma, mientras el da naca
y mora. Cuando el sol se alz, la traslad a un rbol para que pudiera dormir a la
sombra, se mantuvo alerta para que los animales no se acercaran a ella, reuni las
hojas, semillas y races comestibles que el terreno le ofreca al viajero en aquella
poca del ao. Dos veces volvi y descubri que su respiracin era spera y
ruidosa; la despert para que bebiera un poco de agua, pero no tard en volver a
dormirse con el agua resbalando por su mejilla.
Al final de la tarde, con el aire caliente y en calma, se agach en la hierba
junto a ella y la despert para ensearle la comida. Ella la devor con voracidad y,
cuando termin, se abraz a l y lo llam el mejor de los dioses porque no la haba
dejado morir.
No soy un dios respondi l, perplejo.
Todo mi pueblo sabe que eres un dios, llegado de la tierra de los dioses.
Eres tan grande, tan poderoso, tan bueno... Viniste a nosotros para poder tener un
hijo humano, pero este hijo slo es medio humano. Cmo podr ser feliz viviendo
entre nosotros sin conocer a los dioses?
Has visto el Mar de las Olas y me llamas dios?
Llvame contigo a la tierra de los derku y tu hijo podr nacer all. Lo dejar
con tu madre y tus hermanas y volver a mi casa. S que mi lugar no est entre los
dioses, pero el de mi hijo s.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
80
Naog quera decir que s, te quedars hasta que mi hijo naciera y luego
volvers a tu casa. Pero record su paciencia cuando l tuvo que aprender el
idioma de su pueblo, record su dulce charla nocturna y la forma en que l se rea
cuando pretenda ser una mujer madura aunque slo fuera una nia pero no poda
actuar como una nia porque al fin y al cabo ya era de hecho una mujer. Es una
mujer por mi culpa pens Naog. Y gracias a su pueblo, y sobre todo a ella, me
convert en un hombre. Debo decirle que se vaya, aunque s que los dems
creern que es fea como lo cre yo? Nuestro hijo, si es un hijo, tambin ser feo
como su pueblo y ella. Me avergonzar de l. Me avergonzar de ella. Debe un
hombre avergonzarse de su primognito?
Ven conmigo a la tierra de los derku acept por fin Naog. Los dos les
hablaremos del Mar de las Olas y de cmo un da, muy pronto, saltar por encima
de los bajos muros de arena y se desparramar por la gran llanura en forma de
riada, que cubrir para siempre la tierra de los derku. Habr una gran migracin.
Todos nos trasladaremos a la tierra que mi padre descubri. All, junto a los bancos
de arena del Nilo, tambin viven cocodrilos.
Entonces, realmente sers el ms grande de todos los dioses confirm
ella, y la adoracin que vio en sus ojos hizo que Naog se sintiera orgulloso e
incmodo a la vez.
Aun as, cmo iba a negar que los derku eran dioses? Comparados con la
pobre tribu de Zawada lo parecan. Miles de personas vivan entre sus canales y
los grandes campos plantados se extendan en todas direcciones, eso sin contar con
el gran muro de tierra que rodeaba al Gran Derku, los botes-semilla diseminados
por todo el territorio como extraos peascos, los nios navegando en sus barcas-
dragn por los canales... Para ella sera una tierra de milagros. Dnde ms haba
aprendido tanta gente a vivir junta, a crear riqueza all donde slo hubo sabana y
llanuras encharcadas?
Comparados con otros pueblos, vivimos como dioses pens Naog.
Llegamos como dioses surgidos de la nada para hacer prisioneros, igual que la
muerte se lleva a la gente. Quiz la vida despus de la muerte sea as, quiz los
verdaderos dioses nos utilizan para dragar sus propios canales, quiz los seres
humanos vivimos para eso, para engendrar y criar esclavos de los dioses. Y si los
propios dioses tambin sufren el acoso de seres todava ms poderosos y los
esclavizan para cultivar grano en algn inimaginable jardn? Es que el crculo no
tiene fin?
En la tierra de los derku viven muchos prisioneros extraos y feos. Quin
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dudar de m si les digo que Zawada es mi prisionera? No habla derku y pronto se
acostumbrar a nuestro estilo de vida. Podra ser amable con ella y tratar bien a su
hijo... No sera el primer hombre en tener un hijo con una cautiva.
Se sonroj avergonzado de la idea.
Zawada, cuando llegues a la tierra de los derku lo hars como mi esposa
dijo. Y no tendrs que marcharte despus. Nuestro hijo conocer tanto a su
madre como a su padre.
Los ojos de la mujer brillaron.
Eres el ms grande y el ms amable de los dioses.
No respondi, furioso porque saba muy bien lo grande y amable
que era. Acababa de pensar en convertir a aquella dulce, tozuda y valiente chica en
una mera prisionera. Nunca debes volver a llamarme dios. Jams. Slo hay un
dios, me entiendes? Y ese dios vive dentro del Mar de las Olas. Me llev hasta l
para que lo conociera, y ahora me devuelve a mi pueblo para que le advierta de lo
que ocurrir. No llames dios a nadie ms o no podrs quedarte conmigo.
En este mundo no hay espacio para ms de un dios? Y sus ojos se
abrieron desmesuradamente.
Cundo un cocodrilo ha sumergido bajo el agua toda la tierra? rio Naog
desdeosamente. Toda mi vida he pensado que el Gran Derku era un dios
terrible, digno de ser adorado por hombres temibles y valientes. Pero el Gran
Derku slo es un cocodrilo, puede morir si le clavas una lanza. Imagnate clavar
una lanza en el Mar de las Olas. Ni siquiera podemos tocarlo. Y aun as, el dios
puede alzar todo el mar por encima del muro de arena y derramarlo por la llanura.
No slo es un dios, es Dios.
Ella lo mir con incredulidad, mientras l se preguntaba si habra
comprendido algo. Y entonces se dio cuenta de que posiblemente no, porque la
mitad lo haba dicho en idioma derku, ya que no conoca suficientes palabras del
idioma de Zawada para manejar semejantes conceptos.
El cuerpo de la mujer era joven y fuerte, incluso con un nio dentro, y a la
maana siguiente ya estaba lista para seguir viajando. Aunque l no corri,
cubrieron terreno con rapidez porque era una caminante resistente y tenaz. Naog
empez a ensearle el idioma derku y ella aprendi rpidamente, aunque algunas
palabras sonaban extraas en sus labios, como ocurra con muchos prisioneros, que
eran incapaces de abandonar el acento de su lengua nativa, incapaces de
pronunciar correctamente la nueva.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Finalmente, alzndose en medio de la llanura, vio las montaas que
separaban las tierras de los derku del Mar Salado.
Esas montaas sern islas dijo Naog, comprendiendo lo que ocurrira.
Las ms altas, ves? Son ms altas que la llanura por la que estamos viajando.
Zawada asinti con la cabeza, pero l saba que en realidad no entenda de
qu le estaba hablando.
sas son las tierras de los derku sigui. Ves los canales y los campos?
Ella mir, pero no pareci ver nada fuera de lo comn.
Perdname, pero slo veo corrientes de agua y praderas.
A eso me refera. En esas praderas crece lo que plantamos, y plantamos
hierbas cuyas semillas convertimos en comida. Y las corrientes de agua... van all
donde nosotros queremos que vayan. Enormes crculos rodean el corazn de las
tierras derku. Y en medio, ves aquella colina?
Creo que s.
La reconstruimos cada ao despus de las crecidas.
Ella rio.
Dices que no sois dioses, pero creis colinas y corrientes y prados de
comida all donde queris?
Ven conmigo a casa dijo, mirando hacia la parte engu de la gran ciudad.
Dado que la gente de Zawada era tan pequea, Naog no se haba dado
cuenta de que l haba crecido todava ms durante su viaje. Ahora, mientras
guiaba a su fea esposa por las afueras de la ciudad, comprendi que era el ms alto
de todos. Eso lo pill por sorpresa y al principio se qued desconcertado, porque
tena la impresin contraria, que todos se haban encogido. Incluso se lo dijo a
Zawada Son todos tan pequeos...!, pero ella rio como si le estuviera
contando un chiste. A ella, ni el lugar ni la gente le parecan pequeos.
En la frontera de las tierras engu, Naog salud a los nios que lo miraban
fijamente:
Hola!
Hola! le respondieron.
He vuelto de mi viaje! anunci.
De qu viaje hablas, gigante? preguntaron tras un instante de duda.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
83
Mi viaje de madurez. No me reconocis? No veis que soy Naog?
Los chicos estallaron en carcajadas.
Cmo puedes estar desnudo si llevas tu delantal?
Naog es mi nombre de hombre explic Naog molesto, pues no esperaba
ser tratado con tan poco respeto. Seguramente me conoceris por mi nombre de
nio. Me llamaban Glogmeriss.
Solas ser un problema, y ahora vas desnudo dijeron, volviendo a rer.
Y tu mujer es muy fea!
Pero Naog se haba acercado lo suficiente para que los chicos se dieran
cuenta de lo alto que era realmente. Pusieron cara solemne.
Mi padre es Twerk anunci Naog. He vuelto de mi viaje de madurez y
traigo el mayor relato que hayis odo nunca. Pero traigo algo ms importante que
eso: un mensaje del dios que vive en el Mar de las Olas. Cuando haya entregado mi
mensaje, la gente os incluir en mi historia. Dirn: Quines eran los cinco
estpidos que se burlaron del nombre de Naog cuando vino a salvarnos del dios
furioso?
Twerk ha muerto dijo uno de los muchachos.
El dragn se lo llev aclar otro.
Era el lder del clan, y el Gran Derku empez a comer carne humana otra
vez. Tu padre se ofreci al dragn por el bien del clan.
De verdad eres su hijo?
Naog sinti un dolor lacerante que no supo reconocer. Pronto aprendera a
llamarlo pena, pero entonces no le pareca muy diferente de la rabia.
Es otra broma? Si lo es, os partir la cabeza.
Por la sangre de tu padre en la boca de la bestia, te juro que es verdad!
grit el ms atrevido. Si eres su hijo, eres el hijo de un gran hombre!
Qu significa eso? pregunt Naog lleno de emocin, a punto de llorar
. El Gran Derku no come carne de hombre! Alguien ha asesinado a mi padre! l
nunca permitira algo as!
Ni siquiera Naog estaba seguro de si se refera a su padre o al Gran Derku al
decir que nunca permitira algo as.
Los chicos huyeron antes de que pudiera golpearlos por ser portadores de
El guardin de los sueos Orson Scott Card
84
una noticia tan insoportable. Zawada fue la nica que se qued para consolarlo,
para abrazarlo, para intentar tranquilizarlo con el sonido de su voz. Abandon el
idioma de los derku y le habl dulcemente en su propia lengua. Pero Naog slo
poda pensar en que su padre haba servido de alimento al Gran Derku como
sacrificio. Los viejos tiempos haban vuelto y su padre estaba muerto por su culpa.
Su padre. Y ni siquiera era un prisionero!
Otros engu escucharon lo que los chicos gritaban y trajeron a su madre. Naog
empez a calmarse al or su voz, al or aquel amable y viejo sonido. Ella, al menos,
no haba cambiado... excepto que pareca ms vieja y cansada.
Fue tu padre quien lo decidi le explic. Despus de la crecida anual,
el Gran Derku lleg al estanque con un nio humano entre sus mandbulas. Era un
nio de dos aos del clan ko, y adems el primognito de sus padres.
Eso slo significa que el clan ko no estaba lo bastante atento sentenci
Naog.
Es posible admiti su madre. Pero los hombres sagrados lo vieron
como una seal de los dioses. Al igual que dejamos de alimentar al Gran Derku
con carne humana cuando se neg a comerla, ahora que volva y reclamaba una
vctima humana, qu otra cosa podamos hacer?
Darle cautivos. Por qu no le disteis cautivos?
Fue tu propio padre el que dijo que, si el Gran Derku hubiera devorado al
hijo de una familia cautiva, nosotros le hubiramos ofrecido cautivos... pero devor
al hijo de uno de nuestros clanes. Qu clase de sacrificio sera ofrecer extranjeros
si el Gran Derku exiga la carne del pueblo derku?
No lo ves, madre? Padre intentaba que no sacrificaran a nadie ms
obligndoles a una eleccin tan dolorosa que nadie osara hacerla.
Ella sacudi la cabeza.
Cmo crees saber lo que mi Twerk pretenda? Lo que intentaba era
salvarte a ti.
A m?
Tu padre era el lder del clan. Y los hombres sagrados dijeron: Que cada
clan ofrezca al primognito de su lder.
Pero yo no estaba aqu.
Por eso tu padre reclam el antiguo privilegio de que un padre ocupe el
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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lugar de su hijo.
As que muri en mi lugar porque yo no estaba aqu.
Aunque hubieras estado aqu, Glogmeriss, habra hecho lo mismo.
Pens en eso un momento y se limit a responder:
Ahora me llamo Naog.
Cremos que habas muerto, Desnudo, Portador de Problemas dijo su
madre.
Tengo una esposa.
La he visto. Es fea.
Valiente, fuerte e inteligente contraatac Naog.
Nacida para ser cautiva. Yo elegir una esposa diferente para ti.
Mi esposa es Zawada.
Aunque Naog haba vuelto de su viaje y ya poda considerarse un hombre,
pronto descubri que incluso un hombre puede ceder a la presin de los dems.
Aunque no se dobleg y Zawada sigui siendo su esposa, tuvo que tomar la
esposa que su madre haba elegido para l: una chica preciosa llamada Kormo.
Naog no estaba seguro de qu aspecto del nuevo acuerdo era peor, si el hecho de
que todo el mundo tratase a Kormo como si fuera la nica y verdadera esposa de
Naog o el hecho de que, cuando Naog herva de pasin, fuera siempre pensando
en Kormo. En esos momentos se acordaba de Zawada: de cmo haba dado a luz a
su primer hijo, Moiro; de que lo haba seguido con un valor tremendo; de lo bien
que se port con l cuando slo era un extranjero... Y cuando recordaba todo eso
cumpla con su deber antes que dejarse arrastrar por su deseo natural. Suceda tan
a menudo que Kormo se quej, y eso hizo que Naog viera justificado su
comportamiento; porque lo cierto era que su primera intencin haba sido la
acertada: Zawada tendra que haberse quedado con su tribu. Era constantemente
desgraciada y se encerr en s misma y en su beb. Sus bebs, a medida que fueron
pasando los aos. Las mujeres de los derku nunca la aceptaron, slo hizo amigas
entre las prisioneras, con lo que las crticas arreciaron.
Pasaron los aos, s, y qu haba sido del gran mensaje de Naog, ese que el
dios se haba tomado tantas molestias en transmitirle? Haba intentado explicrselo
a los derku. Primero a los lderes del clan Engu: la historia de su viaje y de cmo el
Mar de las Olas se encontraba a ms altura que el Mar Salado, y que pronto
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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rompera todas sus barreras y cubrira de agua toda aquella tierra. Lo escucharon
con mucha seriedad y luego, uno a uno, le dijeron que cuando los dioses deseaban
hablar con el pueblo derku lo hacan como lo haban hecho cuando el Gran Derku
se haba comido un beb humano. Por qu un dios que deseara enviar un mensaje
al pueblo derku elegira a un nio como mensajero?
Porque fui yo el que viaj hasta l argument Naog.
Qu quieres que hagamos? Que abandonemos nuestras tierras? Que
abandonemos nuestros canales y nuestras barcas?
El Nilo tiene agua fresca y una estacin de crecidas. Mi padre lo vio.
Pero en las orillas del Nilo tambin viven tribus poderosas. Aqu somos los
amos del mundo. No, no nos marcharemos por lo que diga un muchacho.
Insistieron en que no hablara con nadie ms, pero no los obedeci. De hecho,
habl con todo el que quiso escucharlo... con el mismo resultado. Por respeto a la
memoria de su padre, por el bien de su madre o quiz porque era tan alto y tan
fuerte, la gente lo escuchaba respetuosamente, pero Naog saba cuando terminaba
su narracin que nada haba cambiado. Nadie le crea. Y, cuando no estaba delante,
repetan su historia como si se tratara de algo cmico. Se rean de la ocurrencia de
cabalgar sobre un animal castrado, de llamar hermano a un simple tronco de rbol
y, sobre todo, de la idea de una gran riada que nunca tendra lugar. Pobre Naog
decan, se volvi loco durante su viaje y ha vuelto con relatos imposibles en
los que obviamente cree y con una mujer fea a la que adora.
Zawada le animaba a marcharse.
Sabes que la inundacin se acerca insista. Por qu no renes a tu
familia y nos vamos de aqu? Vayamos al Nilo o volvamos con la tribu de mi
padre.
Pero l no quera escucharla.
Si pudiera arrastrar a mi pueblo conmigo, lo hara. Pero qu clase de
hombre sera si abandonara a mi madre y a mis hermanos, a mi clan y a todos los
mos?
Ibas a abandonarme a m dijo en una ocasin.
l no contest, pero no se marcharon.
Al tercer ao de su regreso, cuando ya tena tres hijos en su barca-dragn,
empez el proyecto ms extrao que nadie hubiera visto jams, as que a nadie le
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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sorprendi que Naog el loco se dedicara a aquello. Se llev a varios prisioneros ro
arriba, hasta un lugar donde crecan rboles altos y gruesos. All talaron muchos
con sus hachas de piedra, limpiaron los troncos y los hicieron bajar por el ro.
Algunos se quejaron de que los cautivos pertenecan a todo el mundo y no estaba
bien que Naog se los apropiara tantos das, pero era un hombre tan grande y
extrao que nadie insisti en el tema.
Una o dos veces al da iban a ver qu haca Naog con los troncos, y
descubrieron que haba enseado a los prisioneros a agujerearlos para poder
unirlos entre s y formar una enorme plataforma cuadrada de una docena de pasos
de lado. Despus construyeron una segunda plataforma transversal sobre la
primera y ataron ambas entre s, o eso pareca. Embadurnaron ambas capas de
brea y, sobre la doble plataforma, construyeron una docena de estructuras de junco
similares a los botes-semilla. Antes de la crecida anim a sus vecinos a que le
llevaran su grano, prometindoles que lo conservara seco. Unos cuantos lo
hicieron y, cuando los ros subieron de nivel, todo el mundo pudo ver que aquella
especie de bote-semilla flotaba y que el agua no penetraba en la estructura. Las
esposas y los hijos de Naog vivan en la plataforma y podan dormir toda la noche
sin tener que permanecer constantemente atentos ni temer las mujeres que los
nios cayeran al agua.
Al ao siguiente, todo el clan Engu construy varias plataformas siguiendo
las indicaciones de Naog. No siempre saban enlazar los troncos tan bien como l,
y en la siguiente inundacin varias almadas se deshicieron... pero no de golpe, de
modo que hubo tiempo para poner a salvo el grano. El clan Engu tena una cosecha
mucho ms abundante que cualquiera de las otras tribus, y los hombres no
tardaron en verse obligados a desplazarse ro arriba, porque los rboles del tamao
adecuado escaseaban en las cercanas de la ciudad.
Naog, sin embargo, no estaba satisfecho. Fue Zawada la que seal que,
cuando llegase la gran riada, el nivel de agua no subira gradualmente como
ocurra durante las crecidas.
Ser como las olas estrellndose contra la orilla, pero con mucha ms
fuerza... y estos refugios de juncos no resistirn una ola as.
Naog experiment varios aos con los troncos hasta que consigui la
estructura mvil ms grande jams construida por manos humanas. La plataforma
era mayor que nunca, pero tambin ms estrecha. De unos agujeros situados entre
los troncos de la plataforma superior sobresalan gruesos postes verticales a los que
aadieron un techo de madera. Pero, en lugar de utilizar troncos enteros, Naog y
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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los prisioneros que seguan trabajando con l cortaron cuidadosamente los troncos
en planchas, las embrearon por ambas caras y, tras construir paredes y techo
aadieron otra capa de madera en la cara interna, recubriendo sta, y rellenaron de
brea el espacio que qued entre ambas capas de madera. La gente se diverta
mucho viendo a los cautivos de Naog izar cestas que chorreaban hasta el techo de
su bote-semilla gigante y derramar su contenido sobre la construccin.
Se cree que mojando los rboles crecern como si fueran hierba?
preguntaban entre risas.
Naog los oa, pero no le importaba, porque l estaba dentro de su bote,
comprobando que no entrara ni una sola gota de agua.
Lo ms difcil fue hacer la puerta, porque tambin tena que poder sellarla
contra la riada. Naog pas muchas noches despierto pensando cmo construirla.
La respuesta le lleg en un sueo. Fue un recuerdo de los pequeos cangrejos que
vivan entre la arena de las orillas del Mar de las Olas. Aquellos animales
excavaban agujeros en la arena y, cuando el agua pasaba por encima, arrastraba
arena que cubra los agujeros e impeda la entrada de agua. Naog despert
sabiendo que poda poner la puerta en el techo del bote-semilla y sellarla desde el
interior.
Y cmo piensas hacerlo? le pregunt Zawada. Dentro no tendrs luz.
As que Naog y sus tres prisioneros aprendieron a sellar la puerta a oscuras.
Cuando terminaron, el agua segua entrando. La solucin fue poner ms brea
en los bordes y colocar la puerta cuando la brea empezara a endurecerse. Despus
les cost mucho abrirla, porque tenan que hacerlo desde el interior... Pero cuando
lo consiguieron, descubrieron que no se haba colado ni una sola gota dentro.
Bien, ya basta de pruebas dijo Naog.
Su trabajo a partir de entonces fue reunir grano. Y esta vez tambin agua.
Guardaron el grano en cestas a las que aadieron tapa, y el agua en muchas,
muchas bolsas. Naog, sus cautivos y sus esposas trabajaron duramente siempre
que haba luz para fabricar las cestas para el grano y las bolsas para el agua. A los
engu no les importaba almacenar cada vez ms grano en el bote de Naog; al fin y al
cabo, era ridculamente hermtico, as se aseguraban de que resistira la estacin de
las crecidas. No necesitaban creer en aquella tontera de un dios del Mar de las
Olas furioso con el pueblo derku para reconocer un buen bote-semilla cuando lo
vean.
El bote estaba casi lleno cuando corri el rumor de que un grupo de nuevos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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prisioneros, llegados del sureste, contaba que un nuevo ro de agua salada flua
hacia el Mar Salado desde el Mar de las Olas. Cuando Naog se enter, subi
inmediatamente a un rbol para otear el horizonte.
No seas tonto le dijeron. No puedes ver el Mar Salado desde aqu
aunque te subas al rbol ms alto.
Estaba buscando la riada contest Naog. Cuando una tormenta fustiga
las aguas hasta enloquecerlas, el Mar de las Olas penetra en el canal y se desborda.
Despus, cuando la tormenta amaina, el mar deja de fluir, pero ha hecho que el
canal sea ms ancho, ms largo y ms profundo. La prxima vez, cuando la
tormenta acabe, el Mar de las Olas no dejar de fluir. La prxima vez se producir
una gran riada.
Cmo lo sabes, Naog? Slo eres un hombre, como todos nosotros. Que
seas ms alto no quiere decir que puedas ver el futuro.
El dios est furioso insisti Naog. El verdadero dios, no ese estpido
cocodrilo al que queris alimentar con carne humana. Y entonces, llevado por la
urgencia de saber que la riada era inminente, dijo lo que no le haba dicho a nadie
ms que a Zawada. Por qu creis que el verdadero dios est tan furioso con
nosotros? Por culpa del cocodrilo! Porque alimentamos al dragn con carne
humana! El verdadero dios no quiere sacrificios de carne humana, es una
abominacin, es algo tan prohibido como la fruta prohibida. El dios cocodrilo no es
un dios, slo un animal que repta sobre su vientre y al que, a pesar de eso,
reverenciamos. Reverenciamos al enemigo del verdadero dios!
Or aquello enfureci al pueblo derku. Algunos se enfurecieron tanto que
quisieron alimentar al Gran Derku con l de inmediato, pero Naog se rio de ellos.
Si el Gran Derku es un dios tan maravilloso, dejadle que venga y me
devore en vez de llevarme hasta l. Pero no, no le creis ni por un momento capaz
de hacerlo. En cambio, el verdadero dios tiene el poder de enviarme a un animal
castrado para que cabalgue sobre l y un tronco para salvarme de la riada y rboles
para atraer los rayos y que no caigan sobre m. Cundo ha tenido el dragn poder
para hacer eso?
Que ridiculizara al Gran Derku los enfureci todava ms, y la violencia se
hubiera desatado de no ser por la corpulencia de Naog y porque su padre se haba
ofrecido al dragn. En las semanas siguientes qued claro que todos consideraban
a Naog una mezcla de enemigo y extranjero. Nadie volvi a hablar con l, ni con
Zawada. Slo Kormo mantuvo el contacto con el resto del pueblo derku.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Quieren que te deje le dijo ella. Quieren que vuelva con mi familia
porque eres el enemigo del dios.
Y te irs? pregunt l.
Ahora, t eres mi familia respondi con una mirada serena. Aunque
prefieras esa mujer fea a m, sigues siendo mi esposo.
La madre de Naog fue a visitarlo.
Han decidido matarte. Slo te estn dando tiempo, esperan el momento
adecuado.
Querrs decir que esperan reunir valor suficiente para enfrentarse
conmigo.
Diles que la locura te domin, pero que ya se te ha pasado le rog.
Diles que fue por culpa de esa fea mujer extranjera, as la matarn a ella y no a ti.
Naog ni siquiera se molest en contestarle. Su madre se deshizo en llanto.
Para esto cargu contigo? Te di un nombre adecuado, Glogmeriss, el que
causa problemas y angustia.
Escucha, madre, la riada est llegando. Cuando lo haga, tendremos muy
poco tiempo para entrar en mi bote-semilla. Qudate cerca y, cuando oigas que te
llamamos...
Me alegra que tu padre est muerto, as no tiene que ver que su
primognito se ha vuelto loco.
Dselo a los dems, madre. Los aceptar en mi bote-semilla mientras haya
espacio. Pero una vez cerrada la puerta del techo, no podr volverla a abrir. Todo
el que quede fuera cuando la cierre no podr entrar y morir.
Ella se ech a llorar otra vez y se march.
No lejos del bote-semilla se elevaba una pequea colina. Cuando se acercaba
la estacin de las lluvias, Naog enviaba all a uno de sus sirvientes varias veces al
da para vigilar el sureste.
Qu debo buscar? preguntaban.
No lo s responda l. Un nuevo ro. Una pared de agua. Una lnea
oscura en la distancia... Algo que nunca hayas visto antes.
El cielo se llen de nubes negras y amenazadoras, el corazn de la tormenta
se centraba en el sur y el este. Naog se asegur de que sus esposas e hijos y las
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91
esposas e hijos de sus sirvientes no se alejaran del bote-semilla. Para mantenerse
ocupados renovaron las bolsas de agua fresca. Cayeron unas cuantas gotas, la
lluvia ces, poco despus cayeron unas cuantas ms. Pero lejos, al sureste, llova
torrencialmente. Y el viento... el viento empez a soplar ms y ms fuerte. Naog se
lo imaginaba azotando las olas, lanzndolas con ms fuerza y ms profundamente
en el canal abierto por las ltimas tormentas. Imaginaba el agua derramndose en
el salado lecho del ro, socavando cada vez ms la arena. Imaginaba ms y ms
arena desplazada por la fuerza del torrente hasta que, finalmente, ya no era la
fuerza de la tormenta la que impulsaba el agua por el canal sino el peso de todo el
mar, porque el canal quedaba por debajo del nivel de la marea baja. Pero el mar
segua horadando la tierra ms y ms profundamente.
Naog, el dios est preparado para ti anunci el lder del clan Engu,
respaldado por una docena de guerreros.
Naog los mir como si fueran nios estpidos.
Llega la tormenta definitiva. Id a casa y traed a vuestras familias para que
puedan sobrevivir a la riada.
No hay tormenta neg el lder del clan. Apenas ha llovido.
Entonces el sirviente encargado de vigilar el sureste lleg corriendo, sin
aliento, con los brazos sangrando por las cadas debidas a la prisa.
Naog, amo! El Mar Salado se acerca! El nivel del Mar Salado est
subiendo muy deprisa!
Para que el Mar Salado se alzara de su lecho, el torrente que lo alimentaba
tena que ser impresionante. Naog se tap la cara con las manos.
Tenis razn, el dios est preparado para m acept. El verdadero
dios. Nac para este momento. En cuanto a vuestro dios... el verdadero dios lo
ahogar como ahogar a todo el que no quiera venir a mi bote-semilla.
Acompanos orden el jefe del clan... pero su voz ya no era tan firme.
Naog se volvi hacia sus esposas y sirvientes.
Entrad en el bote. Cuando hayis entrado, pintad con brea los bordes de la
puerta para que empiece a secarse.
Ven t tambin, esposo rog Zawada.
No puedo. Quiero dar una ltima oportunidad a los dems.
Demasiado tarde! grit el sirviente de los brazos ensangrentados. Ven
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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con nosotros.
Volver pronto asegur Naog. Pero, si no vuelvo, sella la puerta y no
la abras por nadie, ni siquiera por m.
Cmo sabr cundo debo hacerlo? pregunt angustiado.
Zawada lo sabr, ella te lo dir dijo Naog. Despus se dirigi al lder del
clan: Ven conmigo, avisaremos a los dems.
Naog se dirigi a grandes zancadas hacia el canal donde su madre y sus
hermanos y hermanas tenan sus barcas-dragn. Los hombres que haban ido a
capturarlo lo siguieron sin estar muy seguros de quin haba capturado a quin.
Volva a llover, una lluvia constante azotada por un viento cada vez ms
fuerte. Naog se irgui en la orilla del canal y grit contra el viento, pidindole a su
familia que se uniera a l:
No queda mucho tiempo! Deprisa, venid a mi bote-semilla!
No escuchis al enemigo del dios! grit el jefe del clan.
Mirad, estpidos! Naog seal el agua del canal. No veis que el
canal est subiendo de nivel?
El canal siempre aumenta de nivel durante las tormentas.
Naog se arrodill, hundi sus manos en el canal y prob el agua.
Salada susurr. Salada! grit. Esta crecida no es por el agua de
las lluvias ni de las montaas! El nivel est subiendo porque el Mar Salado se est
llenando con el agua del Mar de las Olas, y terminar cubrindonos! Venid
conmigo o no tendris salvacin! Cuando la puerta de mi bote se cierre, no la
abriremos para nadie.
Dio media vuelta y corri hacia su bote-semilla.
Cuando lleg el agua ya desbordaba los canales y tuvo que cruzar varias
corrientes hasta entonces inexistentes. Zawada lo esperaba en el techo del bote y le
grit que se diera prisa. Cuando lleg mir hacia donde miraba Zawada y vio lo
mismo que ella. En la distancia, pero no muy lejos, un muro oscuro se precipitaba
hacia ellos. Un tapn de tierra deba haber cedido y un puo de agua de la altura
de veinte hombres se precipitaba por la brecha. Una vez cruzado el boquete, se
desparramaba por la llanura ensanchndose y disminuyendo de altura hasta tener
la de tres o cuatro hombres. Pero era altura suficiente.
Idiota! grit Zawada. Prefieres ver lo que pasar o salvarte?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Naog la sigui al interior del bote. Dos sirvientes aplicaron una espesa capa
de brea en el cuarto borde de la puerta. Naog era el nico lo bastante alto como
para asomarse por el agujero, colocar la puerta en su lugar y ajustarla en el hueco.
Una vez hecho eso, el interior del bote-semilla qued completamente a oscuras y
en silencio, excepto por el ruido de la respiracin de los pasajeros.
Esta vez va en serio susurr Naog.
Poda or al resto de los hombres trabajando con las cuerdas, y notar el suelo
movindose bajo sus pies. Los canales no slo se haban llenado, se haban
desbordado, y la balsa flotaba y suba con el nivel del agua.
De repente, oyeron ruido de golpes alguien estaba golpeando las paredes
del bote, y despus gritos. No distinguan las palabras, ya que los muros eran
demasiado gruesos, pero saban que todos decan lo mismo. Slvanos. Djanos
entrar. Slvanos.
La voz de Kormo estaba llena de angustia.
Naog, no podemos...
Si abrimos ahora, no podremos volver a cerrar la puerta a tiempo y todos
moriremos. Los avis muchas veces, tuvieron muchas oportunidades. Ahora ya es
demasiado tarde.
El silencio de los dems le indic que seguan trabajando con las cuerdas.
Que todo el mundo se ate a los postes laterales. Hay mucho espacio,
podramos haber admitido a muchos ms.
Los golpes en el exterior aumentaron. Estaban utilizando hachas para talar la
madera. Y alguien se haba situado en el techo, intentando forzar la puerta.
Ahora, oh, dios. Si quieres que nos salvemos, enva el agua ahora.
De repente, el bote dio un bandazo y se alz con fuerza, girando
alocadamente en varias direcciones. Todo el mundo grit y pocos fueron capaces
de mantenerse en su sitio, tal era la fuerza de la riada. El bote-semilla se inclin
bruscamente, lanzando a un lado un revoltijo de seres humanos, cestas y
recipientes de agua. Chocaron con algo un rbol, la falda de una montaa? y
rebotaron hacia el otro lado. En la oscuridad era imposible distinguir entre el suelo
del bote, el techo o las paredes.
Aquello dur das. O slo fueron horas? Finalmente, las terribles sacudidas
dieron paso a un giro continuado sobre el eje del bote. El nivel del agua segua
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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subiendo y estaban atrapados en corrientes llenas de remolinos, pero el muro de
agua, la gran ola que enviara el dios, ya no volvi a golpearlos. Flotaban por
encima de la riada.
Poco a poco lograron organizarse. Las madres encontraron a sus hijos, los
esposos a sus mujeres. Algunos lloraban, pero, a medida que el miedo ceda,
fueron capaces de distinguir quin estaba realmente herido. Qu podan hacer en
la ms completa oscuridad para curar las heridas o los posibles huesos rotos, sin
embargo? Slo rezar y esperar que el dios fuera lo bastante misericordioso como
para hacerles saber que ya no haba peligro y podan abrir la puerta.
Al cabo de cierto tiempo tuvieron claro que no abrir la puerta era peligroso.
El aire era caliente y ola a rancio, y todos empezaron a jadear.
No puedo respirar dijo Zawada.
Abre la puerta pidi Kormo.
Naog habl en voz alta con el dios:
No tenemos aire, tengo que abrir la puerta. Por favor, que no nos golpee
otra ola cuando la abramos.
Pero cuando Naog quiso abrir, en la oscuridad, no encontr la puerta. Por un
terrorfico segundo pens: Y si hemos dado la vuelta y estamos boca abajo? No
haba pensado en eso. Todos moriremos.
Entonces la encontr y empez a luchar con las cuerdas, pero no era fcil a
oscuras. Quera darse prisa, pero no poda pensar con claridad. No tard en
escuchar que sus sirvientes tambin lo intentaban, farfullando en voz baja. Cuando
lograron desatarlas todas, Naog empuj la puerta.
Tard una eternidad en conseguir moverla, o eso le pareci, pero finalmente
un pequeo rayo de luz y una corriente de aire penetraron en el bote y todo el
mundo llor de alivio y gratitud. Naog empuj la puerta hacia arriba y la gir para
apoyarla sobre la abertura de modo que la intensa lluvia no inundara el interior. Se
puso en pie para sujetar la puerta en su lugar. El viento pareca querer arrancrsela
de las manos un bloque de madera tan pesado como aqul!, mientras los
pasajeros salan en parejas o de tres en tres al exterior para respirar o alzaban a los
nios para que les diera un poco el aire. Haba suficiente luz para vendar algunas
de las heridas que sangraban y cerciorarse de que, al fin y al cabo, no haba ningn
hueso roto.
La lluvia sigui eternamente o eso les pareci. La lluvia y el viento. Y,
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cuando cesaron y ellos pudieron subirse al techo del bote-semilla, disfrutar de la
luz del sol y contemplar el distante horizonte, no vieron tierra, slo agua.
Toda la tierra ha desaparecido dijo Kormo. Como t dijiste.
El Mar de las Olas ha ocupado nuestras tierras dijo Naog,
apesadumbrado. Pero llegaremos a tierra firme, la corriente nos llevar hasta
ella.
Muchos escombros flotaban en el agua, sobre todo rboles destrozados y
arbustos, porque la riada lo haba arrasado todo. Unos cuantos cadveres podridos
de animales... Si alguien vio un cuerpo humano, no lo dijo.
Tras das, semanas o quizs algo ms flotando sin ver rastro alguno de tierra,
por fin divisaron una costa. Mientras la bordeaban descubrieron incluso el humo
de una hoguera: gente que viva por encima del gran valle del Mar Salado y que no
haba padecido la inundacin; pero no tenan modo de guiar el bote hacia la orilla
porque, como cualquier bote-semilla, flotaba a la deriva a menos que algo lo
impulsara en otra direccin. Naog se maldijo por la falta de previsin. No haba
incluido barcas-dragn en el bote. Los hombres y mujeres de a bordo podran
haber atado el bote a las barcas y haberlo arrastrado hasta la orilla. Ahora slo
podran resistir hasta que se les acabase el agua potable de las bolsas.
Y resistieron hasta que el bote fue a parar a una costa cubierta de hierba.
Naog envi a varios de sus sirvientes a la orilla con una cuerda para atar el bote a
un rbol. Fue intil, la corriente era todava demasiado fuerte y la cuerda se
rompi. A punto estuvo de perder a los criados, que habran quedado separados
para siempre de sus familias de no ser porque tuvieron la presencia de nimo
suficiente para nadar hasta alcanzar el extremo partido de la soga.
Al da siguiente la cosa fue mejor. Todos los hombres se trasladaron a la
orilla con ms cuerdas y consiguieron arrastrar el bote hasta una cala protegida de
la corriente. No perdieron tiempo en descargar su precioso cargamento de grano,
prefirieron buscar una fuente de agua fresca. Luego s, luego empezaron la
desconocida tarea de transportar a mano todas las cestas de grano. Ya no tenan
canales que les facilitasen la labor.
Quizs encontremos un lugar adecuado para volver a excavar canales
coment Kormo.
No! protest Zawada con vehemencia. Nunca volveremos a construir
nada igual. Queris que el dios nos enve otra riada?
No habr otra riada asegur Naog. El Mar de las Olas ha conseguido
El guardin de los sueos Orson Scott Card
96
su victoria. Y no, no construiremos ms canales. No tendremos un cocodrilo ni
ningn otro animal como dios. Nunca sacrificaremos ms hombres a ningn dios,
porque el verdadero dios odia que se hagan esas cosas. Y contaremos nuestra
historia a todo el que quiera escucharla, para que aprenda a evitar la ira del
verdadero dios, el dios del poder.
Kemal observ a Naog y su gente llegar hasta la orilla, no lejos de Gebeil, y
establecerse en el valle de El Qaa, a la sombra de las montaas del Sina. La noticia
de la gran riada no pas desapercibida y muchos viajeros acudieron para ver el
nuevo gran mar creado donde antes hubo tierra. Ms y ms gente lleg para ver la
nueva aldea que haban construido Naog y su gente. De ese modo se divulg la
historia.
El trabajo de Kemal estaba hecho. Haba encontrado la Atlntida. Haba
encontrado a No y a Gilgamesh. Muchas de las historias en las que aparecan esos
nombres que haba recopilado provenan de otras culturas y de otros tiempos, pero
en esencia eran ciertas y Kemal haba encontrado y devuelto esa verdad al
conocimiento de la Humanidad.
Naog avis, pero nadie quiso escucharlo. Su historia perdur en la mente de
la gente, Pero qu diferencia implicaba? Por lo que a Kemal concerna, todas las
civilizaciones antiguas posteriores a la Atlntida procedan de esa primera
civilizacin. La idea de ciudad se les haba ocurrido a los egipcios, los sumerios y
los pueblos del Indo, incluso a los chinos, porque la historia del pueblo derku, con
uno u otro nombre, se extendi ampliamente. La Edad Dorada. La gente recuerda
que una vez hubo una gran tierra bendecida por los dioses, hasta que el mar se
alz y se la trag. La gente de diferentes entornos intent darle sentido a esa
historia. Para los griegos, acostumbrados a viajar de una isla a otra por el Egeo, la
Atlntida se convirti en una isla hundida en el mar. Para los sumerios, habitantes
de la llanura, la inundacin fue provocada por la lluvia, no por un mar que se alz
de su lecho para tragarse la tierra. Alguien se pregunt cmo pudieron sobrevivir
los animales si toda la tierra fue cubierta por las aguas, as que a la historia de
Naog se le aadi la de las parejas de animales. En cierto momento, cuando la
gente an recordaba que su nombre significaba desnudo, se le aadi otra
historia, la de sus hijos cubriendo su desnudez mientras estaba borracho. Pero eran
elementos decorativos. La gente recordaba al pueblo derku y al hombre que salv
a su familia de la riada.
Con o sin Naog habran recordado la Atlntida, sin embargo. Kemal lo saba.
Qu diferencia haba significado su saga para nadie, excepto para su familia y
El guardin de los sueos Orson Scott Card
97
para l mismo? Mientras otros estudiaban la cultura de los derku, Kemal se
concentr en el propio Naog. La vida de Naog era la prueba de que una persona no
marca diferencia en la historia. l vio llegar la riada, avis a su pueblo cuando
tena tiempo de reaccionar, le mostr cmo salvarse, pero ms all de su familia
inmediata eso no supuso ninguna diferencia. As funciona la historia. Grandes
fuerzas han barrido pueblos enteros y, tanto ahora como entonces, alguien flota en
la superficie y se hace famoso. Pero no significa nada. Nada de nada.
Kemal se negaba a creerlo. Tal vez Naog no hubiera conseguido el que crea
su objetivo salvar a su pueblo, pero consigui algo. No vivi para ver el
resultado, pero gracias a su supervivencia las historias sobre la Atlntida haban
adquirido otro tinte. No slo haba sido una edad dorada, no slo un tiempo de
grandeza, salud, placer, tiempo libre y vida ciudadana en una tierra de gigantes y
de dioses. La versin de Naog de la historia tambin qued enraizada en la
conciencia colectiva. La gente fue destruida porque pec contra la grandeza de sus
dioses. La lista de sus pecados ha cambiado con el tiempo, pero ciertas ideas han
permanecido inamovibles: que era una equivocacin vivir en una ciudad cuyos
habitantes, con el corazn lleno de orgullo, haban llegado a creerse demasiado
poderosos para que los dioses pudieran destruirlos; que el que parece ms loco
puede que sea el nico capaz de ver la verdad; que el ms grande de los dioses es
el nico al que no puedes ver, el nico que tiene poder sobre la tierra y el mar y el
cielo, sobre todo a la vez. Y, por encima de cualquier otra cosa, sta: que est mal
sacrificar seres humanos a los dioses.
Tuvieron que pasar miles de aos y hubo lugares donde la apasionada
doctrina de Naog no lleg hasta los tiempos modernos, una doctrina nacida el da
que volvi a su hogar y se encontr con que su padre haba alimentado al dragn.
Aquellos que crean que estaba bien ofrecer seres humanos al dragn murieron,
pero el nico que proclam que estaba mal sigui vivo. El dios lo protegi a l y
mat a los otros. Hasta all donde la idea de la Atlntida se difundi lleg alguna
versin de esta historia y, al final, todas las grandes civilizaciones que descienden
de la Atlntida aprendieron a no ofrecer el fruto prohibido al dios.
En Amrica no se desarrollaron sociedades tributarias de la Atlntida,
porque la misma crecida de los ocanos que acab con el puente de tierra situado
entre Yemen y Djibouti tambin acab con el puente de tierra entre Amrica y el
viejo mundo. La historia de Naog no pudo llegar hasta all y, para Kemal, estaba
absolutamente claro cul fue el coste. Como no tenan ningn recuerdo de la
Atlntida, a los pueblos de Amrica les cost miles de aos desarrollar la
civilizacin... la ciudad. Egipto ya era viejo cuando los olmecas se asentaron en las
El guardin de los sueos Orson Scott Card
98
pantanosas tierras de la baha de Campeche. Y, como no conocan la historia de
Naog, ni saban que el ms poderoso de los dioses rechazaba los sacrificios
humanos, el viejo ethos de esos sacrificios humanos se mantuvo vigente. La
carnicera de los aztecas lleg a extremos insospechados, pero haba llegado all
desde la cuenca caribea: una tradicin de sangre humana para alimentar el ansia
de los dioses.
Kemal no se atreva a asegurar que las sangrientas guerras del viejo mundo
fueran una mejora. Pero eran distintas y, al menos en su opinin, lo eran a causa de
Naog. Si no hubiera sobrevivido para narrar la historia del verdadero dios que
prohiba los sacrificios humanos el viejo mundo no habra sido el mismo. Nuevas
civilizaciones se hubieran alzado con ms rapidez, sin relatos de advertencia
contra la vida en ciudades. Y esas nuevas civilizaciones podran haber adorado el
mismo dragn o cualquier otro dios hambriento de carne humana, as como los
dioses del Nuevo Mundo estaban hambrientos de sangre humana.
El da en que Kemal se convenci de que su No haba cambiado el mundo,
se sinti satisfecho. Habl poco y no escribi sus conclusiones, algo que lo
sorprendi incluso a l, porque durante los meses y los aos que haba pasado
buscando vidamente la Atlntida primero y a No despus, y por ltimo el
significado de la saga de No, supona que, al igual que Schliemann, lo publicara
todo, que le contara al mundo la gran verdad que haba encontrado. Pero, para su
sorpresa, descubri que no tendra que haber ido tan lejos por la ciencia, la fama o
cualquier otro motivo que no fuera simplemente saber que la vida de una persona
cuenta para algo. Naog cambi el mundo, pero tambin lo hicieron Zawada y
Kormo y el sirviente que se magull los brazos mientras corra colina abajo, y
tambin el padre y la madre de Naog y... En definitiva, todos ellos. Las grandes
fuerzas de la historia son reales en cierto modo, pero cuando las examinas de cerca,
esas grandes fuerzas siempre se deben a los sueos, las ansias y el juicio de los
individuos. Y las elecciones que hicieron esos individuos eran reales. Importaban.
Aparentemente, era todo lo que Kemal necesitaba saber. Al da siguiente no
encontr razn para seguir trabajando. Renunci a su puesto como director del
Proyecto Atlntida y dej que los dems se ocuparan de los detalles. Kemal tena
ms de treinta aos y haba encontrado la respuesta a su gran pregunta. Le haba
llegado la hora de vivir.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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NOTAS SOBRE LA ATLNTIDA
Estaba trabajando la idea que se convertira en mi novela Vigilancia del
Pasado: La redencin de Cristbal Coln. El ingenio tcnico de la historia era una
mquina que permita ver el pasado, pero no tocarlo ni influir en l. La premisa
cientfica es absurda (como ocurre siempre con los viajes en el tiempo): el flujo
temporal tiene que estar vinculado con la rotacin de la Tierra, del Sistema Solar y
de la galaxia, as que, si nadas contra la corriente temporal, tendra que haber un
modo de localizar acontecimientos causales no en su emplazamiento absoluto sino
en su emplazamiento relativo.
Afortunadamente, los lectores de ciencia ficcin hace tiempo que aceptan
tragarse absurdos como ste, y todos aceptamos tomarnos en serio estos estpidos
relatos de viajes en el tiempo. As que, si aceptas relatos en los que se viaja adelante
y atrs en el tiempo, por qu no relatos en los que slo se echa un vistazo?
De todas formas, mientras me documentaba sobre Coln leyendo una
buena biografa y relacionndola con todo tipo de hechos culturales de
Centroamrica y Espaa, comprend que tambin deba desarrollar la cultura de
la gente del futuro que utilizaba mquinas para ver el pasado. Quines eran?
Qu buscaban? Por qu alguien pagara por una investigacin como aqulla?
Me di cuenta de que haba muchas cosas que evidentemente la gente querra
buscar y seguir buscando a medida que la resolucin y el alcance de sus
instrumentos mejorara. Habra crmenes sin resolver, y estoy seguro de que
descubrir quin mat a las vctimas de Jack el Destripador sera prioritario, as
como examinar de cerca aquella loma cubierta de hierba de Dallas en 1963. Y
tambin de que alguien enfocara esa mquina del tiempo para echar un vistazo a
la tumba de Jesucristo... en caso de poderse identificar exactamente cul de todas
las vctimas de una crucifixin romana era.
Muchas cosas as podran considerarse pura curiosidad, pero algunas
tendran verdadero valor cientfico. Y una de las mayores incgnitas que habra
que resolver sera la difundida historia del diluvio universal. Existi realmente tal
diluvio, tal inundacin, o simplemente las culturas que han sufrido riadas
importantes se han inventado la historia de la inundacin definitiva?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
100
Existe un momento en que pudo producirse obviamente una inundacin
masiva capaz de terminar con toda una civilizacin: el deshielo tras la ltima era
glacial, cuando los glaciares que se fundieron aportaron ingentes cantidades de
agua a los secos ocanos.
Al principio, cre que el Mediterrneo era el sitio evidente donde buscar
pruebas de tal inundacin. Con los niveles de agua en descenso, tanto que
Inglaterra se convirti en una pennsula, el Mediterrneo seguramente qued
separado del Atlntico. Y, despus del deshielo, cuando el Atlntico volvi a
llenarse de agua, se produjo seguramente una inundacin que abri las fuentes del
diluvio.
No funcion. El Mediterrneo, a pesar de la era glacial o del calentamiento
posterior, segua teniendo la aportacin de las aguas del Nilo. Cuando los glaciares
se fundieron, vertieron agua en el Rdano, el Po, el Danubio y el Dnieper. Aunque
el Atlntico se hubiese llenado ms deprisa que el Mediterrneo, nunca habra
habido tanta diferencia de nivel como para que se produjera un autntico
cataclismo.
Lo que vala para el Mediterrneo vala tambin para el mar Negro. Aunque
el Bsforo hubiera estado seco durante la era glacial, el agua de los glaciares habra
elevado el nivel de ese mar tan rpidamente como el del Mediterrneo. De hecho,
segn mis clculos, el mar Negro se llen an ms deprisa.
Adems, haba alguna civilizacin junto al mar Negro capaz de haber
aportado un relato que se divulgara por todo el mundo? Rpido: nombra una gran
civilizacin de las costas del mar Negro. No eres capaz? Adivina el motivo.
Las grandes civilizaciones se desarrollan all donde se dan las condiciones
propicias para ello, no slo acceso a los recursos suficientes para mantener una
poblacin numerosa sino tambin retos medioambientales que proporcionen una
recompensa a la gente que aprende a trabajar unida en obras pblicas de
envergadura. Tal cooperacin concentra la poblacin en zonas muy concretas
susceptibles de ser arrasadas por un solo cataclismo.
En el valle del Nilo, las crecidas anuales contribuan a la abundancia de las
cosechas; la construccin de graneros donde almacenarlas permita mantener con
ellas a una gran poblacin durante la estacin seca.
Tanto si el terreno es demasiado hmedo y hace falta la cooperacin de una
vasta comunidad para desecarlo y convertirlo en cultivable el caso de
Centroamrica como si es demasiado seco y hay que irrigarlo con agua de los
El guardin de los sueos Orson Scott Card
101
ros ms prximos el caso de Mesopotamia y el Indo, la civilizacin crecer all
donde la cooperacin se vea recompensada con excedentes capaces de sostener
culturas avanzadas.
Entonces, en qu lugar de Eurasia pudo existir una civilizacin y producirse
una inundacin, no a causa de la crecida de un ro sino de todo un ocano?
Mientras segua depositando mis esperanzas en el Mediterrneo y en el mar
Muerto quiz tambin en el golfo Prsico?, habl con mi amigo Michael
Lewis, un gegrafo de la Universidad de Carolina del Norte. Creo que slo tard
diez segundos en abrir el atlas y sealarme el mar Rojo. Es una grieta en forma de
valle me explic, as que los ros fluyen hacia l. Durante la glaciacin, cuando
qued separado del ocano ndico, pudo secarse hasta ser slo una mnima parte
de lo que es hoy, incluso pudo haberse secado completamente, como el lago Chad.
Y, cuando termin la glaciacin y el nivel de los ocanos creci, pudo seguir seco
hasta que el ndico se desbord y lo inund todo en un cataclismo sorprendente.
Todo y todos los que vivieran en el lecho del mar Rojo habran sido completamente
arrasados.
Y mirando el mapa resultaba evidente. El problema era que la misma falta de
agua que haba secado ese mar tambin habra impedido que alguien viviera all.
Aunque... tal vez flua un poco ms de agua por los lechos de los ros que
alimentaban el mar Rojo. Los wadis del suroeste de la pennsula Arbiga y de la
costa de Eritrea podran haber creado el tipo de marisma estacional en la que
hubiera valido la pena realizar obras pblicas. En los alrededores del archipilago
de Dahlak y en el valle del canal de Massawa, el agua habra podido juntarse en
corrientes y cinagas. Contenida con presas y debidamente canalizada, esa agua
bien habra podido sostener una protocivilizacin.
En cualquier caso era un candidato ms plausible que cualquier otro. En el
mar Rojo pudo haber una inundacin y, aunque pudo deberse a una tormenta, la
mayor parte del agua tuvo que ser agua salada del ocano ndico. Quizs hubo
algn aviso de que el nivel del ndico suba y de vez en cuando se desbordaba
enviando lenguas de agua a las arenosas inmensidades del istmo que una Arabia
y frica; quiz bastaba una gota de ms para enviar una pequea riada al mar Rojo
que se detena cuando la tormenta cesaba.
Hasta que lleg la gran riada y, en vez de enviar una lengua de agua, la
tormenta dur lo suficiente para abrir un canal en la arena y, a medida que el flujo
de agua se incrementaba, el canal se ensanchaba y se volva ms profundo hasta
que fue como una presa que revienta. Sin un sistema de alerta temprana, la gente
El guardin de los sueos Orson Scott Card
102
que viva en el fondo del valle se encontr con un ocano abalanzndose sobre ella,
oleada tras oleada. Y aquellos que buscaron el terreno elevado ms cercano
creyendo que la crecida no llegara hasta all, tambin fueron barridos.
Ya tena la localizacin de la riada. Slo necesitaba que fluyera mi historia.
Tonto de m, no rele el poema pico de Gilgamesh antes de darle a mi No
un nombre alusivo a esa fuente alternativa de la historia del diluvio. Slo despus
de haberlo escrito y de que mi amigo Richard William publicara La Atlntida en
la antologa compilada con motivo de la Convencin Mundial de Fantasa de
Atlanta (Grails: Quests, Visitations and Other Occurrences) me di cuenta de que
Gilgamesh no era el del diluvio, sino nicamente quien hablaba con Utnapishtim,
que s lo era. Demasiado tarde para cambiar esta versin; ya lo har cuando escriba
la novela Pastwatch II: The Flood. Entretanto, La Atlntida se queda tal cual la
escrib.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
103
Pabelln geritrico
Sandy empez a farfullar el martes por la maana, y Todd supo que era el
fin.
Se llevaron a Poogy y a Gog, me los quitaron dijo Sandy apenada, con la
mano temblorosa, derramando caf sobre la tostada.
Qu? mascull Todd.
Y nunca me los devolvieron. Se los llevaron. Busqu por todas partes.
Qu buscaste?
A Poogy respondi Sandy, sacando el labio inferior. La piel de las
mejillas le colgaba. Tena el cabello fino y quebradizo, aunque segua tindoselo
de castao oscuro. Y a Gog.
Quin diablos son Poogy y Gog?
T te los llevaste dijo Sandy.
Rompi a llorar y le dio una patada a la pata de la mesa, derribndola. Todd
la levant y volvi al trabajo.
La universidad estaba vaca, era domingo. Maldito domingo! Los domingos
nunca haba nadie que lo ayudara con el trabajo. Perda demasiado tiempo
buscando cosas que no deba buscar. Era trabajo de estudiantes.
Fue al laboratorio. Ryan estaba all y repasaron los datos del ordenador.
Son de la sangre coment Ryan. No valen ni el papel en el que estn
impresos.
No valen nada mascull Todd.
Quedan muchas pruebas por hacer.
Slo la del microscopio electrnico, y no podremos hacerla hasta la semana
El guardin de los sueos Orson Scott Card
104
que viene.
Bueno, entonces el problema debe de ser vrico sonri Ryan.
Sabes condenadamente bien que el problema no es vrico.
Ryan se volvi a mirarlo bruscamente y su largo pelo gris vol en direccin
contraria.
Entonces, cul es? Manchas solares? Aliengenas del espacio exterior?
Castigo divino? Los judos? El peligro amarillo?
Todd no respondi. Se sent a comprobar otra vez los datos. Fuera se oa el
desfile del domingo de Pentecosts: Hermano, Cristo te salvar si mueres libre de
pecado. Cmo iba a concentrarse con aquel ruido?
Qu pasa? pregunt Ryan.
No pasa nada respondi Todd.
Nada. Santo cielo, si llego a los treinta y tres, dejar que me cuelguen de la
cruz que quieran. Si llego a los treinta...
Tena veinticuatro. Los haba cumplido el 28 de junio. Antes solan celebrar
los cumpleaos; ahora todo el mundo intentaba mantenerlos en secreto. Pero no
Todd. No el equilibrado Todd. Incluso reuna a unos cuantos amigos que
brindaban a su salud. Las manos ya le temblaban por la noche, no saba si debido
al miedo o la enfermedad, y los dientes se le pudran en la boca. Mir el papel que
tena delante y sigui las lneas con el dedo. Vea los nmeros borrosos. Tendra
que cambiarse otra vez de gafas, la segunda aquel ao. Las venas de las manos le
sobresalan, azules, y tenan mal aspecto.
Ese da Sandy haba sobrepasado el lmite. Y slo tena veintids aos.
Atacaba ms pronto a las mujeres. La haba conocido antes de la universidad,
se haban casado y tenido nueve hijos en nueve aos... su deber para con la raza.
Tena que ser el embarazo lo que haca que las mujeres se infectaran antes, pero la
raza deba perpetuarse fuera como fuese.
Sus hijos haban crecido y tenido hijos a su vez. Milagros de la medicina
moderna. No sabemos por qu envejecemos tan pronto y no podemos curarlo,
pero podemos concederte ms tiempo de madurez: desarrollo acelerado, seis
meses de gestacin, la pubertad a los nueve, ninguna enfermedad excepto sa.
Pero con sa bastaba. Bastaba.
La barbilla le tembl y las lgrimas le resbalaron por las mejillas hasta caer
El guardin de los sueos Orson Scott Card
105
sobre el papel.
Qu ocurre? le pregunt Ryan, preocupado.
Todd neg con la cabeza. No necesitaba consuelo, no de un novato de
dieciocho aos. Slo haca dos que haba salido de la universidad.
Qu ocurre? insisti Ryan.
Lgrimas respondi Todd. Es un fluido salino producido por una
glndula ocular que sirve para lubricar el ojo. Tambin sirve de advertencia a los
dems de que el estrs te supera.
Pues no te lo guardes. Qu pasa?
Todd se levant y sali de la sala. Se fue a su despacho para llamar por
telfono al centro mdico.
Psiquiatra le pidi a la estpida voz que respondi.
La lnea de Psiquiatra estaba ocupada. Esper, volvi a marcar y pregunt
por el doctor Lassiter.
Todd... respondi el doctor Lassiter.
Val, tengo un problema.
No puedes esperar? Tengo un da muy ocupado.
No puedo esperar. Se trata de Sandy. Hoy ha empezado a farfullar.
Oh, lo siento se lament Val. Est muy mal?
Recuerda su terapia de separacin como si fuera ayer.
Entonces, ya est. Lo siento mucho, de verdad. Sandy es una persona
maravillosa y una buena investigadora, pero no podemos hacer nada.
No se supone que podemos detectar ciertos indicios antes de alcanzar ese
estado?
Normalmente, s admiti Val. Pero no siempre. Pinsalo bien y estoy
seguro de que detectars esos indicios.
Todd trag saliva.
No tienes sitio, Val? Conoces a Sandy desde los viejos tiempos, cuando
erais nios y...
Me ests presionando, Todd? le pregunt Val abruptamente. Apelas
El guardin de los sueos Orson Scott Card
106
a nuestra amistad? Es que no conoces la ley?
Conozco la ley, maldita sea! Te estoy preguntando, de investigador a
investigador, si tienes sitio.
S, Todd, lo tengo... para los casos tratables. Pero si ha retrocedido a la
terapia de separacin, qu quieres que haga? Es cuestin de semanas. Por tu
propia seguridad tienes que entregarla, nunca se sabe lo que puede ocurrir en los
ltimos estadios de la senilidad. Tienen alucinaciones. A veces son violentos.
Aunque viejos, los huesos conservan mucha de su fuerza.
No ha cometido ningn crimen.
Es la ley le record Val. Adis.
Todd colg el telfono. Entregarla? Nunca se le haba pasado por la cabeza
que pudiera sucederle aquello a Sandy tan repentinamente. No poda entregarla, lo
odiara. Estaba lo suficientemente lcida para enterarse de lo que pasaba. Llevaban
casados trece aos.
Volvi al laboratorio con Ryan y le dijo que programara el microscopio
electrnico para el da siguiente.
Las prisas son anticientficas.
A la mierda maldijo Todd. T hazlo.
Vale. Se trata de Sandy, verdad?
Obviamente.
Todd se march a casa y encontr a Sandy en el saln, abrazada a una
almohada, mirando la televisin en la que alguien le gritaba a alguien. A Sandy no
pareca importarle; acariciaba la almohada y haca ruiditos cariosos. Todd se
sent y se la qued mirando casi una hora. Ella ni se daba cuenta de su presencia,
pero cambi de almohada.
Gog susurr.
Esper una respuesta, asintiendo, sonriendo, apretando la almohada contra
su pecho. Todd se mordi las uas. Su corazn lata desbocado.
Fue a la cocina y prepar la cena. Ella comi, aunque derram la mayor parte
de la comida y tiraba continuamente la cuchara al suelo.
La meti en la cama. Se duch y prcticamente rept, agotado, hasta ella.
Qu diablos crees que ests haciendo? escupi Sandy, con la voz ronca.
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Acostarme respondi Todd.
No en mi cama, cabrn explot ella, dndole un empujn.
Querrs decir en la ma protest l, aunque saba que no servira de
nada.
Ella gru y le clav las uas en la cara. Como un tigre, pens Todd.
Unas uas largas. l retrocedi con la cara dolorida, se cay de la cama y aterriz
pesadamente en el suelo. Sus viejos y quebradizos huesos acusaron el impacto. Se
toc los ojos para comprobar si seguan en su sitio. Seguan.
Si vuelves a hacer eso, mi marido te devorar vivo.
Todd no se molest en discutir. Fue al saln y se acurruc en el sof. Por
primera vez dese que sus hijos hubieran seguido viviendo en casa, incluso el de
dos aos, para poder charlar con alguien. Toc la almohada, se la acerc... y se
par en seco. Almohadas. Uno de los sntomas.
Yo, no, pens.
Se durmi y tuvo pesadillas de infancia, lo atacaban por todas partes carne
fofa y huesos frgiles, y ojos y orejas que haban olvidado todo lo que siempre
supieron hacer.
Despert con sangre seca en la cara. Le dola la espalda por la cada de la
noche anterior y camin envarado hasta el cuarto de bao. Cuando se lav la
sangre, los cortes volvieron a abrrsele y se pas media hora intentando cortar la
hemorragia.
Cuando se march, Sandy estaba sentada a la mesa de la cocina, tomando el
t con sus almohadas.
Adis, Sandy se despidi.
Ms t, Gog? fue su nica respuesta.
No fue al laboratorio sino a la biblioteca, y utiliz su pase de seguridad para
acceder a la seccin de gerontologa. Era ilegal utilizar el pase para asuntos
personales, Pero quin lo iba a descubrir? De entrada, a quin le importara?
Encontr un libro titulado Psicologa del envejecimiento acelerado, de V. N. Lassiter.
Lo termin a la una en punto.
Cuando por fin apareci por el laboratorio, Ryan lo mir irritado.
Hemos analizado la serie sin ti anunci. Maldita sea, Todd! Todo el
mundo se me ha echado encima por hacerlo antes de lo previsto. Si me das una
El guardin de los sueos Orson Scott Card
108
orden que lo echa todo a perder, al menos presntate para recoger los restos.
Lo siento.
Todd se puso a revisar los primeros resultados.
No encontrars nada le dijo Ryan.
Lo s, pero la reunin es el viernes.
Ryan dej caer un fajo de papeles sobre su mesa.
Redactaremos un informe sigui Todd.
Aunque redactemos un informe, no valdr para nada gru Ryan. Si
preparamos un informe, cosa que haremos, ser tan escrupuloso como puede ser
dado lo que sabemos. Crees que hemos pasado algo por alto? No hay nada.
Nuestra sangre no es distinta de la sangre de nuestros tatarabuelos que vivan
hasta los noventa y cinco aos. No hay microbios extraos. Y los virus son
helicoidales.
Si dices eso, recomendar que te aparten de tu puesto y que repitan los
anlisis del microscopio electrnico.
Ryan no levant la mirada del suelo.
Lo siento se disculp.
Vale, no te preocupes dijo Todd. Si quieres, dentro de unos meses
puedes volver a revisarlo todo otra vez. Y el tipo que venga despus de ti har lo
mismo, y el que lo suceda a l tambin. Podis repasarlo todo una y otra y otra vez
hasta la eternidad. No me importa. Ya llegar tu momento, Ryan. Pasars seis aos
como jefe del departamento y escribirs informes, dirigirs investigaciones y
despus te rendirs como lo hemos hecho todos. Patalears un poco y morirs.
Ryan le dio la espalda.
Vale, Todd, ya lo he pillado.
Doctor Halking, chico rectific Todd. Mientras siga vivo, para ti soy el
doctor Halking.
Todd fue hasta la ventana y la abri. Fuera, en el prado, se estaban reuniendo
los Fatalistas. Adelanta el da cantaban con toda la fuerza de sus decrpitos
pulmones y el pelo blanco movido por la brisa a la luz del sol. Llvame, la
muerte es la respuesta. No quiero seguir aqu.
Cierra la ventana sugiri Ryan.
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109
Todd la abri todava ms. Dos estudiantes, ya graduados a los diecisis
aos, dieron unos cuantos pasos hacia l.
Calma! exclam Todd. No voy a saltar.
Segua junto a la ventana cuando lleg Val Lassiter.
Ryan me ha llamado explic.
Lo s. He odo que te llamaba.
Hablemos propuso. Los estudiantes salieron de la sala. Val mir a Ryan,
que tambin se march. Ya estamos solos. Hablemos.
S lo que ests pensando asegur Todd, sentndose en una silla. Que
estoy mostrando los sntomas.
Qu sntomas?
Ahrrate esa basura psiquitrica conmigo, he ledo tu libro. Lo tengo todo:
lgrimas, preocupacin, incapacidad para soportar la espera, me impaciento con
los amigos, rechazo cualquier esperanza, tengo conductas suicidas... Estoy tan
perdido que, si Jess me susurrase al odo que estoy salvado ni siquiera me
sorprendera. Le creera y me bautizara.
No debiste leer mi libro, Todd.
Le el libro, pero no he sobrepasado el lmite, Val. Lo har, lo s, pero no
todava. Es que se trata de Sandy... Fui un estpido. Me encari demasiado,
sabes? No puedo afrontarlo, no puedo dejarla ir. Mientras conserve esos
sentimientos, buscar una salida.
Val sonri y apret amistosamente el hombro de Todd.
Has dedicado toda tu vida a buscar una salida. Y yo tambin. Todos los
que trabajamos en este proyecto, todos somos genios... incluso Sandy. Es una
lstima que sea ella la primera en irse, pero no encontraremos la cura de la noche a
la maana. No podemos invertir lo irreversible.
Quin dice que es irreversible? pregunt Todd.
La experiencia respondi Val. Te crees capaz de salirte de tu
disciplina cientfica y superar a los expertos con un repentino destello de
inspiracin? Todo lo que puedas aportar son ideas que ya se nos han ocurrido y
que hemos descartado hace mucho.
Cmo sabes que es irreversible? Ni siquiera sabemos qu causa el
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envejecimiento, Val. Ni siquiera sabemos si existe una causa... Por qu es un
punto sin retorno la terapia de separacin? Por qu no podis ayudar a la gente
una vez ha comenzado a retrotraerse?
Val se encogi de hombros.
Es algo arbitrario. Tampoco podemos hacer mucho por los dems.
No lo entiendes, Val insisti Todd, sacudiendo la cabeza. Quiz la
terapia de separacin es en parte lo que provoca la senilidad...
Ya te lo he dicho, Todd repiti Val, impaciente. Se te ocurren cosas en
las que nosotros ya hemos pensado. No puede ser la causa porque empezamos la
terapia de separacin despus de la epidemia de envejecimiento. La probamos
como una cura. Se utiliza para madurar ms deprisa, para disponer de ms aos
productivos como adultos. Lo sabes, Todd, sabes que no puede ser sa la causa.
Tom el paquete de hojas de la mesa. Qu es esto?
Olvdalo, Val. Dile a todo el mundo que he sufrido una crisis nerviosa y
que la he superado. Sandy ha cruzado el lmite y no he sabido controlar mi dolor,
de acuerdo?
De acuerdo sonri Val. La has entregado ya?
Todd se envar.
No.
Es la ley, Todd. Hazlo pronto. Hazlo antes de que me vea obligado a
informar.
Todd mir a Val con una sonrisa burlona en el rostro.
Y cundo te vers obligado a informar?
Val se qued mirndolo un segundo, dio media vuelta y se march. Los otros
regresaron al laboratorio. Trabajaron toda la tarde y parte de la noche fingiendo
que no haba pasado nada. Al menos Todd no se haba suicidado. Muchos lo
hacan, especialmente los ms brillantes, y a nadie le habra sorprendido que lo
hubiera hecho. Pero necesitaban a Todd, al menos una temporada, al menos hasta
que los jvenes tuvieran ocasin de aprender. En caso contrario se hundiran unos
cuantos aos ms en el pozo, perderan unos cuantos aos ms de valioso
aprendizaje, sera un pedacito menos de lo que un hombre puede esperar hacer en
su corta vida.
A la maana siguiente, Todd llam diciendo que estaba enfermo. No lo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
111
estaba. Tom a Sandy de la mano, la llev al coche y condujo hasta la guardera.
Ense su pase de seguridad y guio a Sandy por los pasillos tan rpido como
pudo, para que nadie se enterara de que haba traspasado el lmite.
Con las prisas el corazn de Todd palpitaba con fuerza, su viejo corazn sin
esperanza. Slo unos cuantos meses ms, slo unas cuantas semanas ms
bombeando sangre. Frente a la ventana de observacin se encontraron con varias
jvenes investigadoras. Podan tener unos quince aos, todava no haban salido
de la universidad. Cabello reluciente, ojos brillantes, piel suave. Todd sinti rabia
al mirarlas.
Ellas se quedaron impresionadas cuando reconocieron a Todd Halking.
Vaya, el doctor Halking! exclamaron. Nunca pensamos que nuestro
trabajo pudiera tener tantas aplicaciones en el terreno biolgico.
Probablemente no, pero debemos estudiar el problema desde todos los
ngulos dijo Todd. sta es mi esposa. Est resfriada, as que manteneos
alejadas de ella.
Sandy no prestaba atencin a la charla, slo contemplaba la enorme ventana.
Al otro lado del cristal, una nia jugaba con dos peluches. Uno era un oso, el otro
un len.
Poogy susurr Sandy. Gog.
Una supervisora entr en la sala de observacin y dio comienzo a la prueba.
Todd escuch un momento la explicacin de la mujer: ... para asegurarnos de que
la dependencia del nio no es patolgica, en cuyo caso sera necesario un
tratamiento especial. En la mayora de los casos, la terapia de separacin es segura.
Y ahora, procederemos inmediatamente a...
La prueba era simple: la supervisora se arrodill delante de la nia y fue
cariosa con cada uno de los peluches. Primero unas palmaditas, despus besos y
finalmente un abrazo. Aunque la nia pareca un poco ansiosa cuando le quit los
peluches un instante para abrazarlos, la investigadora consider que estaba
preparada para la terapia.
Al fin y al cabo le explic la estudiante a Todd, que una nia de cinco
aos no mostrase ningn signo de ansiedad sera tan sorprendente como que
mostrase una ansiedad extrema.
Y la terapia de separacin dio comienzo. La ayudante cogi ambos peluches
y sali de la habitacin.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
112
La ansiedad de la nia se manifest de inmediato. Se qued mirando la
puerta unos segundos, se levant, se acerc e intent abrirla. Por supuesto, los
botones no respondieron. Pase unos minutos, volvi a sentarse y esper, sin dejar
de mirar la puerta.
Ve lo paciente que es? coment la estudiante. Es un signo de extrema
madurez.
Entonces la nia perdi la paciencia y se puso a hablar. Sus palabras eran
inaudibles, pero Todd oa a Sandy a su lado, susurrando: Poggy, Gog. Poogy,
Gog, como un eco de las palabras inaudibles de la nia. Estaba reaccionando ante
la situacin. Un escalofro de miedo recorri a Todd. Reaccionaba, s. Pero le hara
algn bien?
La nia estaba gritando, con la cara enrojecida y los ojos desorbitados.
Puede seguir as hasta quedar inconsciente le coment la estudiante
porque es una nia excepcionalmente cariosa y dependiente. Estamos
monitorizndola por si necesita un sedante, pero, si podemos evitarlo...
Desahogarse les sienta bien; es como una purga, limpia su sistema.
La nia estaba tirada en el suelo dndose cabezazos contra l.
Est acolchado, por supuesto explic la estudiante. Una diablilla
persistente, verdad?
Todd se dio cuenta de que las mejillas de Sandy estaban surcadas de
lgrimas. Tantas que su rastro pareca un enrejado.
La nia se puso en pie de un salto y corri con todas sus fuerzas hacia el
muro. Choc de cabeza contra l y el impacto la hizo rebotar casi dos metros.
Acab tendida de espaldas. Volvi a levantarse y grit y grit y grit. Luego se
puso a correr en crculos por la sala.
Oh, bueno suspir la estudiante, esto puede durar horas. Le gustara
ver algo ms, doctor Halking?
Quisiera quedarme un poco ms respondi Todd en voz baja.
De repente, la nia dej de moverse y empez a quitarse la ropa despacio.
Despus atac su propia piel con dientes y uas, dejando un rastro de heridas
sangrantes.
Oh, oh se alarm la estudiante. Autodestructiva. Tenemos que
detenerla. Podra hacerse lo mismo en los ojos y provocarse daos irreversibles.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
113
La ltima palabra se perdi en el portazo que dio tras ella. Un segundo
despus entraba en la sala de terapia. La nia corri hacia ella gritando e intent
araarla. La estudiante pesaba poco pero estaba bien entrenada y domin a la nia
rpidamente sin causarle ninguna herida ms. Todd mir cmo la mujer la
obligaba hbilmente a ponerse una camisa de fuerza.
Doctor Halking, perdone dijo otro de los estudiantes, qu est
haciendo su esposa?
Sandy se estaba quitando la ltima prenda de ropa. Todd consigui
inmovilizarle las manos antes de que pudiera araarse el pecho. Sus envejecidas
manos eran como garras y la locura daba fuerza a sus brazos. Se liber.
Echadme una mano pidi Todd. Intentaba gritar, pero apenas era capaz
de susurrar por culpa de la taquicardia.
Cuando por fin consiguieron inmovilizar a Sandy en el suelo, convulsa y
exhausta, tena en la piel su sangre y la de algunos estudiantes a los que haba
conseguido araar. A Todd tambin le sangraba la cara, sobre todo por las heridas
reabiertas.
La matrona de la guardera lleg casi inmediatamente.
En nombre del cielo, qu est pasando aqu? Se lo explicaron. Ella
entorn los ojos y mir a Todd. Doctor Halking, qu pretenda trayendo aqu a
una mujer que obviamente ha traspasado el lmite? Qu pretenda, dejando que
presenciara una terapia de separacin? En nombre del cielo, en qu estaba
pensando? Intentaba provocarle una catatonia? Pretenda que alguien de mi
personal acabara muerto? Lo nico que ha conseguido es que despida a algunos
de ellos por permitir esto!
Todd murmur unas disculpas, rogndole que no despidiera a nadie.
Ha sido culpa ma. Les ment y...
Bien, doctor Halking, voy a llamar a la polica. Esta mujer est obviamente
lista para ser entregada. No puedo entender que un hombre de su posicin juegue
con la seguridad de una mujer e intente ignorar la ley...
Todd volvi a disculparse, alab el trabajo que estaban realizando y le dijo
que redactara un informe favorable, con lo que por fin logr apaciguar a la
matrona, que no llam a la polica. l se llev de la mano a Sandy, que lo sigui
dcilmente fuera del edificio.
Cuando llegaron a casa la solt y ella se qued de pie, inmvil, all donde la
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haba dejado. Cuando Todd regres a la habitacin unos minutos despus, segua
exactamente en el mismo lugar.
Intent hablarle pero no le respondi. Volvi a cogerla de la mano y la guio
hasta el dormitorio. La solt y ella se qued inmvil. La empuj suavemente para
sentarla primero en la cama y despus tumbarla. Le levant un brazo. Ella no lo
baj hasta que la oblig a hacerlo.
Le cerr los ojos porque ni siquiera parpadeaba. Se sent en la cama junto a
ella y llor con el cuerpo sacudido por rpidos e incontrolables sollozos, aunque
sin emitir ningn sonido. Al final se durmi, sintindose tan enfermo como haba
dicho aquella maana que se senta.
Sandy sigui catatnica el resto de la semana. Tuvo que contratar a un
estudiante universitario para que le diera de comer y la asease.
El viernes, Todd y Ryan reunieron sus informes apresuradamente redactados
y volaron a San Francisco para la reunin. Val Lassiter viajaba en el mismo avin,
pero fingieron no conocerse. Instalaron a los cientficos en hoteles diferentes y los
llevaron a la reunin en momentos diferentes por entradas diferentes. A unos se
les orden que vistieran informalmente, a otros que llevaran traje de marca; uno
acudi con uniforme blanco, otro con casco.
Por qu todo este secreto? le pregunt Ryan a Todd, rindose de un
neurlogo disfrazado de pescador.
Para impedir que el pblico tenga esperanza si los periodistas se enteran
de que se celebra esta reunin respondi Todd.
Por qu no? Por qu no darles un poco de esperanza?
Por qu no un montn de herona?
Ryan mir framente a Todd.
Doctor Halking, encuentro su desesperacin muy desagradable.
Y yo encuentro tu insistencia en la esperanza encantadoramente ingenua.
Empez la reunin. Los informes iban de la negacin cauta a la absoluta
desesperacin. Todd ley su informe y el de Ryan al final del primer da.
Excepto los resultados del microscopio electrnico, todos los dems han
sido lenta y meticulosamente revisados y vueltos a revisar. Mi ayudante insiste en
que haga constar que los del microscopio electrnico estn pasando la segunda
revisin, pero la reunin no poda aplazarse y el ordenador ya trabaja a marchas
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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forzadas.
Se oyeron algunas risas.
No obstante, no encontramos ninguna discrepancia entre los primeros y
los segundos resultados. Y tras un cuidadoso repaso, seguimos sin encontrar
discrepancias en la primera ronda de pruebas con el microscopio electrnico. Por
tanto, prcticamente puedo asegurarles que no hay diferencias significativas entre
las actuales muestras de sangre y las tomadas antes de que se declarara el
sndrome de envejecimiento prematuro, excepto, claro est, las que reflejan nuestra
conquista de algunas enfermedades conocidas. Pero esos anticuerpos no se crearon
hasta mucho despus de que fuera descubierto el SEP. Por tanto: no son
significativos.
Le hicieron algunas preguntas que respondi con facilidad y prosiguieron.
Por jovial que se mostrara el informante, la respuesta siempre era la misma: no hay
respuesta.
Cuando todos los trabajos hubieron sido presentados, los datos examinados
y los resultados estadsticos cuestionados, los directores de proyecto se reunieron
en una salita del ltimo piso del viejo Hyatt Regency. Todd Halking y Val Lassiter
llegaron juntos cuando slo se encontraban presentes un par de hombres.
Obedeciendo a un impulso, Todd se acerc a una pizarra situada en un extremo de
la sala y escribi: Abandone toda esperanza aquel que entre aqu.
No es divertido lo critic Val cuando Todd se sent a su lado.
Oh, vamos. Se morirn de risa.
Contrlate, Todd.
ste sonri.
Conservo el control. Si no el mo, s el de la realidad.
Todos los que fueron entrando en la habitacin vieron lo que haba escrito en
la pizarra. Algunos incluso se rieron. Al final, alguien se levant y borr la frase.
La sala estaba casi llena. Todd se levant y sali. Su anciana vejiga era ms
exigente que unos aos (unas semanas!) antes. Se lav las manos despus de
orinar y se mir en el espejo. Estaba demacrado. Su cara clamaba muerte a
gritos. Sonri, y su sonrisa le pareci la de un cadver. Volvi a la sala.
An no se haba sentado cuando un hombre con aspecto de militar entr y
exclam:
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116
Damas y caballeros, el presidente de Estados Unidos.
Todo el mundo se puso en pie y aplaudi. Nadie lo hubiera reconocido por
sus fotos publicitarias. Todas correspondan a su segunda campaa electoral, y en
esa poca an no era calvo.
Bien, todos ustedes han cumplido dijo el presidente. Y dentro del
plazo, muchas gracias. El esfuerzo ha sido magnfico y los resultados parecen
extraordinariamente concienzudos, segn me comunican aqullos capaces de
comprenderlos. El presidente tosi en un pauelo. Son como si tuviera
pleuresa. Y si tienen razn... bueno, si tienen razn el panorama es bastante
deprimente.
El presidente rio, y Todd se pregunt por qu. Pero unos cuantos cientficos
tambin rieron, incluida la genetista Anne Hallan.
A los dinosaurios tambin debi de parecerles deprimente que un milln
de mamferos se comiera sus huevos coment Hallan.
Los dinosaurios se extinguieron replic el presidente.
No lo contradijo Hallan. Slo se extinguieron los que no se
convirtieron en aves, mamferos o alguna forma ms viable de reptil. Les dedic
a todos una sonrisa. Todd pens que la esperanza es eterna. No es de mucho
consuelo, pero... Este envejecimiento temprano tiene una consecuencia evidente:
las generaciones de nuestra especie duran menos. Tenemos que adaptarnos
genticamente. Pase lo que pase, cuando la humanidad supere esta fase, no ser la
misma que cuando empez.
Es cierto. Todos estaremos muertos exclam Todd animadamente.
Anne lo mir con irritacin y varios de los presentes tosieron. Pero la
jovialidad del mensaje presidencial haba desaparecido. Val escribi algo en su
bloc de notas y se lo ense a Todd mientras el presidente volva a tomar la
palabra:
Ustedes hablan de especies y de eones, yo debo pensar en naciones y
sociedades. La nuestra est moribunda. Si lo que dicen es cierto, en pocos aos
todo desaparecer: la nacin; el estilo de vida; la civilizacin, si podemos usar una
palabra tan romntica.
Todd ley la nota de Val: Cierra el pico, cabrn. La situacin ya es bastante
mala.
La gente le estaba diciendo al presidente que no era para tanto, que lo peor
El guardin de los sueos Orson Scott Card
117
ya haba pasado.
Oh, s acept el presidente. Superamos la depresin. Nos adaptamos
al colapso del comercio mundial. Realizamos la transicin de vuelta al campo y
superamos la desaparicin de la industria pesada y la interaccin global. Nos
hemos adaptado a ver nuestra poblacin reducida a la mitad. A menos de la mitad.
Qu listos somos adaptndonos, seor presidente dijo Todd, consciente
de que estaba rompiendo el protocolo al interrumpirlo. Le importaba un comino.
Pero, dgame, alguien ha estudiado cmo nos adaptaremos a la muerte? Es
extrao que en un milln de aos de evolucin la naturaleza no nos haya
seleccionado para la inmortalidad, verdad?
Val se puso en pie, obviamente furioso.
Seor presidente, sugiero que le pida al doctor Halking que sus
contribuciones sean constructivas o que abandone esta reunin. No hay forma de
que podamos conseguir nada positivo con esas constantes interrupciones llenas de
pesimismo.
El murmullo general fue en parte de protesta y en parte de asentimiento.
Val, slo intento ser realista protest Todd.
Y qu crees que somos nosotros? Soadores? Que no sabemos que
todos somos ancianos condenados a morir?
El presidente tosi y Val se sent.
Creo que el doctor Halking se tomar esto como un recordatorio de que
aqu debemos hablar desapasionadamente, como hombres de ciencia. De manera
impersonal, si quieren. Ahora, veamos...
Volvieron a repasar sus conclusiones.
Existe alguna posibilidad de que estn equivocados? pregunt el
presidente una y otra vez.
Todos respondieron que s, que por supuesto exista alguna posibilidad, pero
que haban hecho todo lo que sus instrumentos les permitan.
Y si tuvieran instrumentos ms sofisticados? pregunt el presidente.
Por supuesto, respondieron, pero no los tenan. Habr que esperar a otra
generacin, o dos o tres, y para entonces el dao ya estar hecho. No viviremos
para verlo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
118
Entonces debemos seguir trabajando insisti el presidente.
Asegrense de que sus ayudantes y los ayudantes de sus ayudantes aprendan todo
lo que saben ustedes. Preprenlos para que continen su trabajo. No podemos
rendirnos.
Todd vio que todos los reunidos asentan, con los labios apretados en una
expresin idntica de valor. El espritu humano: Venceremos! Todd no pudo
resistirlo. Cada vez le costaba ms contener sus emociones, al igual que su vejiga.
Por amor de Dios! A esto lo llamis optimismo? explot. Y se sinti
instantneamente avergonzado por unas lgrimas incontenibles. Lo tomaran por
una ruina emocional, sin escuchar sus ideas. S cnico se advirti a s mismo.
Intenta ser cnico, calculador, cientfico, imparcial, claro y todas esas cosas tan
virtuosas como imposibles. Tengo la cura para el sndrome del envejecimiento
prematuro. O, por lo menos, tengo la cura a su sufrimiento.
Ojos... todos fijos en l. Al menos he captado su atencin, pens Todd.
La cura del sufrimiento es irse a casa, meterse en la cama y dejar de
intentarlo. Hemos hecho cuanto hemos podido. Y, ya que no podemos curar la
enfermedad, vivamos con ella. Podemos adaptarnos. Podemos intentar ser felices.
Y las lgrimas volvieron a brotar. Dos de los cientficos se acercaron,
intentaron enjugrselas con sus pauelos y lo ayudaron a levantarse de la mesa. Se
lo llevaron a otra sala (vigilado por cuatro hombres, por si acaso) y lo dejaron
sollozando.
Por fin pudo contenerse. Se sent, mir por la ventana y se pregunt por qu
haba dicho lo que haba dicho. De qu haba servido? Los hombres no dejaran de
intentarlo.
No nos han criado para la desesperacin. Incluso en nuestros esfuerzos por
reparar los daos del envejecimiento prematuro somos tan ciegos como lemmings,
luchando por seguir por la misma carretera de un continente que hace un milln
de aos se hundi bajo el mar... sin poder cambiar de carretera. El lmite ahora
parece estar en los cuarenta; por tanto, debemos esforzarnos por vivir hasta los
cuarenta, por difcil que nos parezca.
La reunin termin y oy voces en el pasillo. No discerna lo que decan pero
el tono era escandalosamente animado: buena suerte, amigos; nos veremos pronto;
el futuro nos aguarda.
La puerta de la sala privada (a no ser por el guardia) donde se encontraba
Todd se abri. Anne Hallam y Ryan entraron caminando lo ms silenciosamente
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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posible.
No duermo les advirti Todd. Ni estoy emocionalmente
desequilibrado en este momento. No necesitis caminar de puntillas.
Anne incluso le sonri.
Lo siento, Todd. Por todo el bochorno. Puede pasarnos a cualquiera en
cualquier momento.
Todd le devolvi la sonrisa. Dio gracias a Dios por su amabilidad, cmo
poda conservarla?. Neg con la cabeza, sin embargo.
No a cualquiera ni en cualquier momento. Bueno, cmo ha terminado la
reunin? Han encontrado los chinos una cura mgica y ahora mismo estn
enviando la frmula a Honolul?
Como si an quedaran chinos se burl Ryan.
Hemos decidido dos cosas le explic Anne. Primero, que todava no
hemos encontrado la cura.
Muy astutos dijo Todd, levantando una copa imaginaria en un brindis.
Y, segundo, hemos decidido que la cura existe y que la encontraremos.
Y, ya puestos aadi Todd, seguro que habis decidido que el viaje a
mayor velocidad que la de la luz es factible y declarado que ser descubierto la
semana que viene en Francia por dos jvenes que estarn paseando por el campo y
se vern lanzados al hiperespacio.
No slo eso sigui Anne, sino que uno de los chicos seguir a un
conejo hasta su madriguera y se encontrar en el Pas de las Maravillas.
El Pas de las Meteduras de Pata aadi Todd.
Anne y Todd rieron juntos con complicidad y mutua compasin. Ryan los
miraba perplejo, Todd se dio cuenta. La generacin ms joven slo conoce la vida.
Ave, joven Csar, los que van a morir te saludan, aunque no tengamos esperanzas
de poder comunicarnos contigo.
Existe una causa insisti Anne, y podemos encontrarla.
Tu fe es conmovedora respondi Todd.
Hay una causa para todo. No cambiamos de la noche a la maana sin una
razn. Acaso maana fallar la gravedad?
S, maana por la tarde. A las tres.
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Slo si hay una causa. Pero, a veces, como sucede ahora con el SEP, la
causa se nos escapa. Eso es todo. Por qu se extinguieron los dinosaurios? Por
qu los monos descendieron de los rboles y empezaron a hablar y a encender
hogueras? Podemos suponerlo aunque no lo sepamos, pero la causa existi o ya no
hay razn en este mundo.
se es mi alegato sentenci Todd. Pero es un caso perdido, lo
reconozco.
Ryan hizo una mueca de desagrado y Todd se burl de l.
Vamos, Ryan, los que ya estamos casi muertos podemos bromear sobre la
muerte. Slo los vivos consideran tab hablar de la muerte.
Quizs intervino Anne, recostndose en la silla. Y los ojos del guardia
siguieron su movimiento, porque lo observaba todo, lo vigilaba todo. Quizs
exista algn sistema, algn equilibrio, algn ecosistema que an no hemos
descubierto. Un ecosistema que exige que, cuando una especie o grupo se
descontrola, esa especie cambie, no por la supervivencia del ms apto, sino por la
supervivencia de todos. Quiz los dinosaurios estaban destruyendo la Tierra y...
algo lo impidi. Quizs el hombre estaba... no, sabemos que el hombre estaba
realmente destruyendo la Tierra. Y sabemos que algo nos lo ha impedido. Alguien
habla ahora de una guerra atmica? Hay alguna posibilidad de que el exceso de
industria viole la Tierra ms all de toda esperanza de supervivencia?
De un momento a otro dirs que Dios nos est castigando por nuestros
pecados dijo Ryan con desagrado. Personalmente encuentro esa idea ridcula,
y ver a dos de nuestras mejores mentes hablando seriamente del tema me resulta
pattico.
Ryan se levant y se march.
Anne volvi a sonrer a Todd (clidamente!), le dio unos golpecitos
amistosos en la mano y tambin se fue. Unos minutos despus, Todd hizo lo
mismo.
Un avin lo devolvi al este.
Era medianoche en el aeropuerto, pero aun as estaba atestado. En un
extremo de la terminal, un anciano andrajoso le gritaba a una multitud
completamente ajena a l.
Todd y los dems intentaron pasar sin llamar la atencin, pero el anciano se
acerc a ellos.
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Vosotros! Vosotros, los de los maletines! Vosotros, los de los trajes!
Ryan se detuvo y se volvi hacia l, as que los otros tambin tuvieron que
parar. Todd se irrit. Estaba cansado y quera volver a casa con Sandy.
Sois cientficos, verdad? grit el hombre. No respondieron, as que
tom el silencio por un s. Es culpa vuestra! La Tierra no puede soportar tanta
poblacin, tanta mquina!
Salgamos de aqu estall Todd, y los dems estuvieron de acuerdo.
El viejo sigui gritando.
Expolio, eso es lo que fue! Expolio del planeta, expolio del prjimo,
expolio de la vida! Bastardos!
La gente los sigui con la mirada hasta que salieron de la terminal.
Hubo una poca coment Ryan en que la gente esperaba que la ciencia
obrara milagros y nos maldeca cuando fallbamos. Ahora nos maldicen por los
milagros que hicimos.
Todd se encogi de hombros. A la mierda los cientficos. Quines eran los
cientficos? Slo gente con pases de seguridad azules.
La voz del anciano resonaba incluso en el aparcamiento:
La Tierra os ajustar las cuentas! Las vrgenes violadas tendrn su
venganza!
Todd busc su coche y condujo solo hasta casa. Temblaba.
Lo encontr todo tal como lo haba dejado. El estudiante haba cuidado de
Sandy y la haba alimentado. En la cocina encontr un montn de platos que el
chico, aparentemente, no se haba tomado la molestia de lavar.
Sandy estaba all donde Todd la haba dejado: en la cama, con los ojos
cerrados, respirando.
Se acost junto a ella. Se haba llevado su desesperacin a la reunin y la
traa multiplicada por diez, como una carga. Con la punta del dedo sigui las patas
de gallo de Sandy, las arrugas hasta su cuello, le acarici el pelo castao en el que
ya se le vean las races blancas, pos los labios sobre sus prpados cerrados. An
recordaba cuando su piel era suave, no spera y quebradiza como un pergamino,
no delgada y surcada de venas.
Lo siento repiti una y otra, y otra vez, sin estar seguro de por qu o
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para qu estaba disculpndose. Lo siento.
Y entonces le habl de la conferencia. No haban encontrado nada. Y al no
encontrar nada, no haban encontrado la cura.
Vas a morir le susurr suavemente. Vas a morir. Si pudiera lo
impedira, pero no puedo. Vas a morir.
Se levant y fue hasta su mesa de escritorio. Escribi a mano en un sobre
porque estaba demasiado cansado para teclear, demasiado cansado para estirarse
hasta el estante y coger una hoja de papel.
Nuestra senilidad no se debe nicamente a la edad. En los libros es posible
envejecer dignamente. Dejadnos envejecer con dignidad y fortaleza, por favor, no
locos y aterrorizados en la oscuridad, abrazando nuestras almohadas y nuestras
mantas, llamando a unos padres a los que nunca hemos conocido, a unos amigos
que nunca responden, garabate.
Dej de escribir por la misma razn por la que haba empezado y se
pregunt a quin estaba escribiendo. Se ech hacia atrs y toc el colchn. Era
blando. Enterr la mano en la almohada. Era blanda.
Se arrodill junto a la cama y se aferr a la manta susurrando:
Dappa y despus: Coopie. Dappa, has vuelto.
Se tumb en la cama desnudo y se acurruc con una almohada bajo el brazo.
En alguna parte de su cerebro saba que no estaba bien lo que haca, que no
pensaba ni actuaba como era debido. Pero era tan agradable tener de vuelta a
Dappa y a Coopie...
Se durmi con lgrimas de consuelo y alivio, manchando las sbanas.
Despert con la sangre que bombeaba su corazn manchndole el pecho. Su
esposa Sandy estaba en la cama, a horcajadas sobre l, con el abrecartas todava en
la mano y la cara teida de rojo con su sangre.
Poogy! grit furiosa, con el rostro crispado. Tienes a Poogy, y yo lo
quiero!
Volvi a apualarlo. Todd not el abrecartas clavndosele en el pecho.
Encaj cmoda y agradablemente en l, como un rgano perdido haca mucho
tiempo. Eso s, estaba fro.
Sandy le extrajo el abrecartas y otro chorro de sangre brot y salpic.
Adelant el labio inferior.
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Ahora me llevar a Poogy dijo, y arranc de sus brazos la ensangrentada
almohada.
Dappa gimi Todd, protestando dbilmente.
Mientras la almohada se alejaba de l, acunada en los brazos de Sandy, lo vio
todo claro, supo lo que estaba pasando y, a medida que sus brazos y sus piernas se
enfriaban y el chorro de sangre lo debilitaba, inspir para gritar pidiendo ayuda.
Pero no pudo. Ya no haba rescate posible.
Muerte y locura, pens en sus ltimos momentos. Eran lo nico capaz de
rescatarlo. Y si la locura fallaba, la muerte lo conseguira.
Y lo consigui.
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NOTAS SOBRE PABELLN GERITRICO
Cuando estaba preparndome para mi carrera de escritor, uno de los
escritores que me enseaban cmo hacerlo era Harlan Ellison.
l no saba que me estuviera enseando nada, no nos conocamos. Yo haba
ledo sus antologas y, lo ms importante, las notas que adjuntaba a los relatos. Sus
antologas Partners in Wonder, Visiones peligrosas y Ms visiones peligrosas eran
prcticamente un curso de cmo escribir, sobre todo porque acababa de leer Science
Fiction Hall of Fame y los volmenes de los premios Hugo.
Fue como tener toda la historia de la ciencia ficcin desplegada ante m y,
luego, cuando me puse con la ltima generacin de escritores, el aadido de los
ensayos y las introducciones de Ellison. As pude descubrir lo que pensaba l sobre
los relatos y lo que pensaban otros escritores: qu queran decir y qu proceso
haban seguido... Me sent como si hubiera podido echar un vistazo tras el teln. A
partir de entonces intent seguir el ejemplo de Ellison, por eso hay notas
acompaando todos los relatos de Mapas en un espejo y de esta recopilacin.
Lo nico que lament fue haber llegado tarde para formar parte del proyecto
Visiones peligrosas de Ellison. Le que The Last Dangerous Visions o Final Dangerous
Visions (se barajaron ambos ttulos) era un proyecto ya cerrado; haba varios
volmenes listos esperando nicamente a que Ellison escribiera las introducciones.
Demasiado tarde para m.
Y entonces recib una llamada telefnica de Harlan sobre un tema que no
viene a cuento, pero en el transcurso de la conversacin me invit a enviarle un
relato. An quedaba espacio! Todava poda participar!
El problema era que yo no soy un tipo especialmente peligroso. Oh, mi
trabajo de ficcin es revolucionario, de acuerdo, pero no en el sentido tradicional.
Nadie me ha llamado atrevido (no ltimamente) y, aunque creo haber desafiado
un montn de convenciones literarias, no lo hago de forma tan abierta como para
que alguien lo note. Cuando Harlan me llam an no haba publicado lo suficiente
como para que alguien se diera cuenta de que lo que escriba era radicalmente
diferente (y algunas luminarias de la ciencia ficcin siguen sin tener ni la ms
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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remota idea), as que me dije que deba presentar algo que fuera deslumbrante y
peligroso... y adems se notara que lo era.
Y pens y pens y pens...
Y no consegu nada.
Al final, se me ocurri lo siguiente: Si escribo un relato peligroso, del
mismo modo que lo fueron los de las dos primeras antologas, entonces no ser
peligroso en absoluto, verdad? Slo estar siguiendo una tradicin.
As que, en lugar de ser fiel a la tradicin de Visiones peligrosas, lo que
necesitaba era dar con una historia que me interesara, una en la que creyera,
escribirla lo mejor que pudiera y envirsela a Harlan Ellison con la esperanza de
que la encontrase digna de ser incluida en la antologa.
El resultado fue Pabelln geritrico, y Harlan lo acept.
Pas un ao. Pasaron dos aos, cinco. La revista Locus repeta de vez en
cuando que Ellison estaba trabajando en la antologa, que pronto la terminara...
Pero me lleg una carta de Harlan, la misma que envi a todos los que
haban contribuido: Lo siento. Soy muy lento. Comprender que retires tu relato y
lo publiques en otra parte, pero si quieres que me lo siga quedando, hzmelo
saber.
Por entonces yo ya viva de mis novelas, as que el dinero no era un
problema. Quera estar en la antologa de Harlan, as que le dije que se lo quedara.
Han pasado veinte aos y ya nadie espera ver Final Dangerous Visions. Y no
importa. Ellison cambi el mundo de la ciencia ficcin. Ya me ense cmo
escribir.
As que aqu est Pabelln geritrico, como un fsil repentinamente vuelto
a la vida. Es representativo del trabajo que hice los dos primeros aos de mi
carrera como escritor de ciencia ficcin. Para m es como si lo hubiera escrito un
desconocido. Ni siquiera conozco a ese chico. Quin se cree que es, escribiendo
sobre la vejez? Qu sabr l?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
126
Crate a ti mismo
Lo que puedes proteger a tus hijos de la cruel realidad de la vida tiene un
lmite, pero no debes culpar a los padres por intentar hacerlo. Especialmente si se
trata de algo que se aparta de tus temas habituales.
Mis padres me aseguraron que me lo habran contado algn da, pero que no
era como lo de las flores y las abejas, que no haba una edad determinada a la que
fuera conveniente saberlo. As que lo posponan. Yo era un nio curioso y haca
preguntas acerca del tema, pero ellos las esquivaban, se andaban por las ramas, y
los comprenda.
Entonces Elizio, mi amigo de la infancia, muri debido a complicaciones
derivadas de su vacuna contra la leucemia. A m me vacunaron el mismo da, justo
despus de l, tras hacer una cola de veinte minutos con el resto de nuestra clase
de diez aos. Nadie ms enferm. Tampoco sabamos qu poda haberle pasado a
Elizio, ni lo supimos durante los meses siguientes. Tuvo que someterse a quimio y
a radioterapia, recursos primitivos de una poca en la que la medicina era casi
indistinguible de las torturas de la Inquisicin. No sirvi de nada. Elizio muri. Un
lento viaje hasta la tumba. Yo ya tena once aos y quise saber por qu.
Se pusieron a hablarme de Dios, hasta que les dije que ya me saba lo del
cielo y el infierno, y que no me preocupaba el alma de Elizio, que slo quera saber
por qu no exista una forma mejor de prevenir las enfermedades que no fuera
inocularnos con pseudovirus asesinos mezclados con estimulantes de antgenos.
Eso era lo mejor que poda hacer la raza humana? No nos haba dado Dios
cerebro suficiente para resolver problemas como aqul? Oh, estaba lleno de justa
ira.
Fue entonces cuando me dijeron que haba llegado la hora de hacer un viaje a
la Reserva de Animales Salvajes de Norteamrica. Qu tena que ver aquello con
mi pregunta? Me aseguraron que todo se aclarara, que tena que verlo con mis
propios ojos. As que pasaron de no decirme nada a decrmelo todo. Fue un
El guardin de los sueos Orson Scott Card
127
movimiento inteligente? Yo slo saba que estaba furioso con el universo y senta
una profunda rabia nacida del miedo. Me haban arrebatado a mi querido amigo
Elizio porque nuestra medicina era primitiva. Por tanto, si l haba muerto,
cualquiera poda morir: mis padres, mis hermanas pequeas, mis propios hijos
algn da. Nadie estaba seguro. Y eso me cabreaba. Viendo cmo me senta y cmo
me comportaba, creyeron que slo una respuesta completa, experiencia visual
incluida, me hara volver a la idea de que este mundo, si bien no era perfecto, al
menos era el mejor posible.
Partimos de Saltillo aquel fin de semana, en el tren de alta velocidad que
conectaba Monterrey con Los ngeles, y nos apeamos en El Paso, la puerta sur del
parque. Durante el viaje de media hora intent sacarles algn sentido a los folletos
del parque, a las fotos, a las guas. Pero, a pesar de que tena slo once aos, tuve
claro que algo faltaba, de que aquella era la versin infantil acerca de lo que haba
en el parque. Los folletos lo describan como una vasta extensin de sabana llena
de animales salvajes que vivan en su hbitat natural, a pesar de tratarse de una
curiosa mezcla de fauna africana, sudamericana, europea y americana. Por
supuesto, para proteger a los animales del peligro de perderse y de la amenaza
todava peor de los cazadores furtivos, el parque estaba rodeado por una barrera
impenetrable (que no sala en las fotos) de vallas, fosos, alambres y muros. Sin
embargo, lo que no tena ningn sentido era la advertencia acerca de una completa
bioseguridad. La nica forma de desplazarse dentro de los lmites del parque era
en autobuses hermticos, y cualquiera que intentara saltarse esa norma era
expulsado del parque y llevado ante los tribunales. No decan qu le pasara a
alguien que lograse salir al aire libre.
Los autobuses biosellados sugeran la existencia de un grave peligro
biolgico. Aun as, no sala nada en los folletos que indicara qu peligro era se. Si
rompas el sello no iba a meterse en el autobs una manada de bisontes
precisamente.
Sin duda, la respuesta a ese misterio era la respuesta a mi pregunta de por
qu haba muerto Elizio, y exig impaciente una explicacin a mis padres.
Ellos me pidieron que tuviera paciencia y, pasando junto a la fila de
autobuses, me llevaron hasta una puerta con un letrero de letras muy pequeas
que pona: Giras especiales.
Qu tienen de especiales? pregunt.
No me hicieron caso. El empleado pareca saber exactamente lo que queran
mis padres sin necesidad de que se lo explicaran. Entonces comprend que tenan
El guardin de los sueos Orson Scott Card
128
que haber llamado con antelacin.
Era una gira privada, y no en autobs. Un ascensor nos llev hasta un stano
muy profundo y tuvimos que subir a un tren en el que viajamos una hora entera
(ms tiempo que de Saltillo a El Paso), aunque sospecho que era mucho ms lento.
Cmo saberlo viajando bajo tierra?
Llegamos a otro ascensor y, como el tren subterrneo, no tena los adornos
tpicos para turistas. Ms bien pareca un transporte de trabajadores. Maravillar al
personal no era una prioridad que digamos.
Una mujer de aspecto ligeramente impaciente nos guio hasta una salita
cuadrada con ventanas en todas las paredes y docenas de prismticos apilados en
un par de cajas. Tambin haba sillas, algunas amontonadas a un lado y otras
diseminadas al azar, como si alguien no se hubiera preocupado de recogerlas tras
una reunin.
Estn cerca? pregunt mam.
Deben de estar por ah porque hay agua cerca respondi la mujer. Y,
si no estn, pronto estarn.
Dnde est el agua? se interes pap.
La mujer seal vagamente en una direccin. Estaba claro que le molestaba
que estuviramos all, pero pap y mam tenan el don de la paciencia. Haban
venido por m y no hicieron caso del desdn de la cientfica... si es que era una
cientfica.
La mujer se march.
Mis padres tomaron unos prismticos y se acercaron a las ventanas. Yo
tambin cog unos e intent enfocarlos.
Capta tu visin automticamente me explic pap. T slo mira y
ellos enfocarn solos.
Genial. Y mir.
Era un paisaje de hierba seca moteada de arbustos ms secos todava. En una
direccin se vean algunos rboles. All deba de estar el agua.
Los ves? pregunt mam.
A la izquierda de los rboles? pregunt a su vez pap.
All tambin?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
129
Dnde los has visto t?
A la sombra de aquella roca.
Busqu y por fin descubr lo que estaban mirando.
Hombres y mujeres. De pelo largo. Desnudos. Sucios.
Mis mojigatos padres me haban trado hasta all para que viera un montn
de gente desnuda?
Volv a mirar con ms atencin. Y result que no eran exactamente gente.
Neandertales susurr.
Homo neanderthalensis precis pap.
No estaban extinguidos?
Desde hace veinte mil aos, siendo conservadores dijo pap.
Posiblemente ms.
Pero... estn ah.
Todava se debate por qu se extinguieron los neandertales.
Crea que el Homo sapiens los extermin.
No es tan simple aclar pap. Existen pruebas que demuestran que
algunas comunidades de neandertales y sapiens fueron prcticamente vecinas
durante siglos. No todo fue matemos-a-los-monstruos; hay varias teoras al
respecto. Una es que machos y hembras de ambas especies se mezclaron y que los
rasgos neandertales fueron diluyndose hasta tal punto que terminaron
desapareciendo. Como los ojos redondeados en China.
Pero cmo pudieron procrear? pregunt. Estaba orgulloso de mis
conocimientos cientficos como slo puede estarlo un nio de once aos. Mira lo
diferentes que son de los humanos.
No tanto matiz mam. Usaban un lenguaje rudimentario, no la
complicada gramtica que tenemos ahora, compuesto bsicamente de imperativos
y sustantivos. Pero, en caso de peligro, podan avisarse a larga distancia y se
reconocan por sus nombres.
Me refera a su aspecto.
Y yo a sus funciones cerebrales explic mam. De eso se trata, no
crees?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
130
Otra teora es que el Homo sapiens evolucion a partir de los neandertales
sigui pap. Ha sido desacreditada y recuperada varias veces. Y ha resultado
ser la ms cercana a la realidad.
Nada de eso explica qu hacen unos neandertales en la Reserva de
Animales Salvajes de Norteamrica, sabes?
Me sorprendes, hijo dijo pap. Crea que a estas alturas ya habras
llegado a alguna conclusin, pero pareces esperar pasivamente nuestras
explicaciones.
Detestaba la condescendencia de mi padre. l lo saba, as que siempre
intentaba hacerme pensar por m mismo. Y siempre funcionaba. Tambin aborreca
eso.
Me habis trado aqu por mi reaccin a la muerte de Elizio dije. Y,
como sois cientficos famosos, habis tirado de algunos hilos para que yo disfrutara
de una gira especial. No todo el mundo puede verlos, verdad?
La verdad es que s que puede, pero pocos quieren respondi pap.
Y todo eso del peligro biolgico suena a alguna especie de agente
infeccioso. Lo que dijiste sobre la teora de que evolucionamos a partir de los
neandertales... Existe alguna enfermedad ah fuera que provoca que la gente
normal se convierta en caverncola?
Pap sonri a mam.
Chico listo.
Mir a mam. Estaba llorando.
Explicdmelo exig. Basta de juegos.
Pap suspir, pas el brazo por los hombros de mam y empez a hablar. No
tard mucho en explicrmelo.
El gran paso adelante en el tratamiento mdico de las enfermedades fue la
teora de los grmenes, pero, sorprendentemente, los mdicos tardaron muchsimo
en comprender que casi todas las dolencias humanas eran causadas por agentes
infecciosos. Unas cuantas eran genticas, como la hemofilia, la fibrosis qustica o la
anemia falciforme, pero todas de genes recesivos que resultaban beneficiosos si
slo tenas uno y mortales si tenas dos. Todo lo dems (las dolencias cardacas, la
demencia, la esquizofrenia, las apoplejas, la parlisis cerebral de origen no
traumtico, la esclerosis mltiple, la mayora de los cnceres), incluso algunos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
131
crmenes... eran en realidad enfermedades. Los investigadores tardaron tanto en
descubrirlo porque esas enfermedades se contraan en el tero, a travs de la
placenta, por culpa de agentes infecciosos compuestos de protenas ms pequeas
que el ADN. Algunas ya las portaba el vulo, as que no hubo forma de comparar
un organismo limpio y saludable con otro infectado hasta que terminamos el mapa
del genoma humano y comprendimos que esas enfermedades no estaban en l.
Cuando por fin las rastreamos y las localizamos en forma de protenas prdidas en
las clulas, nosotros...
Nosotros? pregunt.
Hablo de nuestros antepasados, por supuesto aclar pap. Nuestros
predecesores.
T no eres investigador mdico.
Nuestros colegas cientficos precis pap. No es momento para que te
quejes por mi eleccin de pronombres. Y la medicina slo es un subconjunto de la
ciencia antropolgica.
Estuve tentado de responderle que nadie pregunta siquiera si hay un
antroplogo en casa, pero me contuve, sobre todo porque no se trataba de ganar
puntos. Quera or toda la historia.
Cmo vacunas a un organismo contra una infeccin intrauterina?
pregunt mam retricamente. Cmo limpias un vulo que ya ha sido
infectado?
Lo que desarrollamos... empez pap, pero se interrumpi. Lo que
desarrollaron...
Lo que apareci en el proceso de desarrollo... puntualiz mam.
... fue una pequea y elegante contrainfeccin sigui pap.
Aprendiendo de la forma en que se comportaban esas protenas, los investigadores
obtuvieron otra compleja protena que invada el ADN de las clulas de la misma
forma que los agentes infecciosos, slo que, en vez de destruir lenta o rpidamente
la clula husped, nuestra pequea contrainfeccin provocaba que el ADN
humano buscara agresivamente dentro de la clula aquellas protenas que no
deban estar all. Ya existan mecanismos que hacan lo mismo pero slo de forma
parcial; ste funcionaba casi a la perfeccin. En la clula no quedaba nada ajeno,
nada que no le perteneciera. Incluso detectaba y expulsaba las protenas que
causaban las encefalopatas espongiformes.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
132
Ests jactndote, amor mo le interrumpi mam.
Era perfecta insisti pap. Y lo mejor de todo, se duplicaba
automticamente sin ser destructiva. Una vez la introducas en una madre
potencial, llegaba hasta el ltimo de sus vulos en cuestin de das. Y todos sus
hijos contaban con esa proteccin.
Era perfecta repiti mam. Las primeras pruebas demostraron que no
slo prevena enfermedades, sino que las curaba... a no ser que se encontraran en
un estado muy avanzado. Era la panacea definitiva.
Pero no la probaron el tiempo suficiente apunt pap.
La presin era enorme explic mam. No la de la gente, sino la de la
propia comunidad cientfica. Cuando tienes la cura para casi todo, cmo puedes
ocultrsela a la raza humana durante diez aos de pruebas, mientras la gente
muere o ve su vida destrozada por enfermedades que podran curarse con una
simple inyeccin?
Tena efectos secundarios apunt, adivinando el final.
Tcnicamente, no dijo pap. Haca exactamente lo que se supona que
deba hacer. Erradicaba enfermedades provocadas por agentes ms pequeos que
una bacteria. Punto. Nada ms. La nica razn por la que no se distribuy la cura
por todo el mundo y se salvaron todas las vidas posibles fue por un previsible
problema tcnico. Te imaginas cul? En realidad, es obvio.
Pens. Ojal pudiera decir que ca en la cuenta de inmediato, pero mis padres
eran pacientes. Lo logr despus de unos cuantos intentos, que ahora no recuerdo.
La respuesta correcta era: El envejecimiento es una enfermedad. Si recibes la
contrainfeccin, no morirs nunca.
Nos preocupaba una explosin de poblacin dijo mam. Aunque la
gente dejara de tener hijos, no estbamos seguros de que nuestra ecoesfera pudiera
sostener una poblacin en la que todos los nios creceran hasta convertirse en
adultos, mientras que ninguno de los adultos morira para dejarle espacio.
Imagnate a todos esos nios llegando al mercado de trabajo mientras las
generaciones anteriores, con vigor renovado y extremadamente reacias a morirse,
se niegan siquiera a retirarse. Una pesadilla. As que, Dios nos perdone, se decidi
hacer un ltimo experimento y la contrainfeccin se restringi a una pequea
ciudad universitaria de Kansas llamada Manhattan.
Se estableci una especie de cuarentena sigui pap. Los participantes
aceptaron las reglas: ningn contacto fsico con nadie que no fuera de la ciudad
El guardin de los sueos Orson Scott Card
133
durante los dos aos que durara el estudio. A cambio, nadie morira a causa de
una enfermedad. Nadie se neg.
Y la contrainfeccin se les escap de las manos! grit.
No neg pap. Todo el mundo cumpli las normas. Hablamos de
ciencia, no de pelculas. Pero en el Proyecto Manhattan, como inevitablemente lo
llamamos, se incluan por primera vez no slo nios y recin nacidos, sino los hijos
nacidos tras el comienzo del estudio y los hijos concebidos tras el comienzo del
estudio. Con una poblacin envejecida, estbamos tan interesados en los
resultados, que nunca se nos ocurri que... bueno, que curase el envejecimiento.
Los inoculados nunca moriran de viejos. El problema era que los nios que
nacieron...
Eran neandertales conclu. Era obvio.
Y con el tiempo sigui pap, a medida que las clulas eran sustituidas,
los cuerpos de los adultos tambin intentaron reorganizarse a s mismos. Result
fatal para ellos. No puedes tomar un cuerpo y convertirlo en otra cosa. Consigues
unos cuantos aos de una salud perfecta, y despus tus huesos se destrozan en un
frentico esfuerzo por adoptar formas nuevas. Slo sobrevivieron los pequeos, los
que haban cambiado en el tero.
Que son los que estoy viendo ah fuera deduje.
Tardamos quince aos en encontrar una forma de esterilizarlos a todos sin
que nuestra contrainfeccin acabara con la esterilizacin. Por entonces haba tantos
que, para mantenerlos en un hbitat natural, se necesit una vasta reserva. No nos
cost mucho conseguir que los ciudadanos de esta zona la evacuaran. Nadie quera
estar cerca de Manhattan, Kansas. As que el Homo neanderthalensis volva a vivir en
la Tierra. El Homo neanderthalensis, el fabricante de herramientas ms inteligente
que jams haya evolucionado de forma natural.
Pero cmo pudo el contraagente provocar la regresin a un estado
evolutivo anterior? pregunt.
No me has escuchado me reprendi pap.
Lo pens un momento.
El Homo neanderthalensis no es un estado evolutivo anterior dije por fin
. Despus de l no hubo ms evolucin.
Slo una enfermedad.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Aunque era un nio de once aos que se enorgulleca de comprender el
mundo, aquello me pareci demasiado increble.
La inteligencia humana es una infeccin?
Pasada de madre a hijo a travs del vulo aclar mam por un agente
infeccioso que altera el ADN para poderse replicar. Debimos suponerlo por el
hecho de que el desarrollo intrauterino recapitula la evolucin, pero no hay ningn
estadio en que el feto pase por una forma habilis. No evolucionamos ms all de
eso. El ADN es secuestrado y nacemos prematuramente deformados por la
enfermedad. Siempre dispuestos sexualmente, erguidos, con un lenguaje complejo,
poco sentido del olfato, demasiado dbiles para sobrevivir solos incluso cuando
somos adultos. Nos hace falta llevar ropa y tener refugio y pertenecer a una
comunidad hasta un punto que los neandertales nunca conocieron, pero...
inteligentes.
Mir a pap para que tomase el relevo.
Comprendes ahora por qu la ciencia mdica confa en la inoculacin
para combatir el cncer, aunque muera un pequeo porcentaje... ms pequeo que
nunca en la historia humana, cercano a cero? Elizio muri a causa de la nica
alternativa que hemos encontrado a que esta raza de salud perfecta, inmortal y
estpida herede la Tierra.
Permanec mucho rato en silencio mirando a los neandertales, intentando
descubrir las diferencias entre su comportamiento y el nuestro. En los aos
transcurridos desde entonces, he llegado a comprender que no existen diferencias
importantes. El hecho de ser ms listos no hace que actuemos de una forma
distinta a los neandertales. Fabricamos mejores herramientas, tenemos una
memoria colectiva ms extensa y ms slida gracias a las bibliotecas, podemos
hablar de forma mucho ms fluida de las cosas... pero bsicamente seguimos
haciendo lo mismo. En el fondo, somos neandertales.
En aquel momento no lo comprend. Al fin y al cabo, slo tena once aos y
me acuciaba una pregunta mucho ms prctica, ms cruel.
Por qu mantenemos este parque? Quiero decir, ellos vivirn
eternamente. Y mientras sigan vivos, se corre el peligro de que esa contrainfeccin
se extienda ms all del cercado. Por qu no los han matado a todos y quemado
sus cadveres para eliminar el contraagente?
A mam la horroriz mi crueldad, pero pap le dio unas palmaditas en el
brazo y dijo:
El guardin de los sueos Orson Scott Card
135
Es lgico que piense as, amor mo.
Pero es tan joven para ser tan...
Prctico? le interrumpi pap. Hubo un largo debate sobre el tema, y
de vez en cuando vuelve a resurgir, aunque ahora hace dcadas que no lo ha
hecho. Los partidarios de mantener el parque argumentan la necesidad de estudiar
a nuestros antepasados, y algunos hablan de los derechos de esos ciudadanos que,
despus de todo, no tienen la culpa de su condicin fsica y no han cometido
ningn crimen. Pero todo es una cortina de humo. La verdadera razn de que no
los destruyamos, como t has sugerido, es porque no tenemos corazn para
hacerlo.
Eran nuestros hijos dijo mam. Volva a llorar.
Al principio apoy pap. Despus, cuando ya no lo eran, seguimos sin
poder matarlos porque se haban convertido en nuestros abuelos.
He llegado a pensar que, aunque ambos tenan razn, la respuesta es ms
complicada. No los matamos entonces, y seguimos sin hacerlo, a pesar del peligro
que constituyen, porque ellos ya no son ellos. Excepto por el hecho de que
sufrimos alguna enfermedad, son tambin nosotros.
Despus de aquella visita tuve pesadillas durante muchos meses. Sufra
cambios de humor, y pasaba de la agresividad a la desesperacin. Hay veces en las
que mis padres desearan haber respondido a mis preguntas sobre la muerte de
Elizio hablndome simplemente de Dios, del sacerdocio e inscribindome en la
lista de monaguillos.
Pero no se equivocaron llevndome all, no ms de lo que se haban
equivocado callando hasta entonces. Necesitaba saberlo para completar mi
educacin. Los que no lo saben, los que siguen llegando a la madurez ajenos a
todo, en cierto sentido siguen siendo nios, unos ingenuos. Dentro de los lmites
de la Reserva de Animales Salvajes de Norteamrica se encuentra el Jardn del
Edn, y la gente come all libremente del rbol de la Vida. Aqu fuera, en este
mundo de espinas, habitamos en el valle de las sombras de la muerte,
alimentndonos salvajemente del rbol del Conocimiento, devorando cuanto
podemos antes de morir.
No puedes traspasar los lmites. Si traes nios al mundo a este lado de la
verja, tienes que llevarlos a que coman la fruta del rbol... no demasiado jvenes,
no antes de que sean capaces de soportar esa carga. Pero tampoco esperes
demasiado. Antes de morirte, llvalos a ver que la muerte es el verdadero don de
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un Dios piadoso.
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NOTAS SOBRE CRATE A TI MISMO
Este relato iba a ser una novela, pero no supe escribirla. Para convertir una
idea en una novela has de tener un personaje lo bastante enrgico como para que
arrastre al lector durante todo el viaje. Una simple idea no basta para llenar todo
un libro.
Pero s basta para un cuento. Se me ocurri mientras lea los ltimos avances
en gentica. Y si la inteligencia humana, el enorme salto de los animales incapaces
de articular palabras hasta nosotros, habladores por naturaleza, tena un precio?
En la ciencia ficcin, existe una larga tradicin de grandes relatos basados en
una idea. Piensa en Los nueve mil millones de nombres de Dios, de Arthur C.
Clarke. Es una idea increble. No es que Clarke creyera realmente en una religin
cuyo propsito en el universo fuera pronunciar todos los nombres de Dios, pero
era una idea divertida. Por qu no escribirla?
En Los nueve mil millones de nombres de Dios no hay personajes, como
tampoco los hay en Crate a ti mismo. Bueno, s, tcnicamente los hay, pero el
tema central del cuento no es la eleccin personal de alguien sino el orden social.
Los personajes slo existen para que haya interlocutores y el lector comprenda la
situacin.
Grandes autores han hecho lo mismo. No hay personajes significativos en
La estrella de Clarke, ni en Cae la noche de Asimov, ni en Los que se
marchan de Omelas de Le Guin: slo una idea que el autor plasma en un relato
corto.
Por supuesto, los lectores son quienes deciden si la idea es interesante o lo
bastante divertida como para leerla. Todo lo que s es que no pude librarme de ella
hasta que la escrib.
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El nio del espacio
Todd memoriz el sistema solar a los cuatro aos. A los siete, ya saba la
distancia de cada planeta al Sol, incluidos el apogeo y el perigeo de la rbita
excntrica de Plutn y el grado de inclinacin de la eclptica. A los diez se saba el
nombre de todas las constelaciones y de las estrellas mayores.
Pero, sobre todo, conoca a todos y cada uno de los astronautas y
cosmonautas, saba en qu vehculos haban viajado, las misiones que haban
realizado, cuantos aos haban volado y qu edad tenan cuando lo hicieron.
Conoca todos los satlites en rbita, las distancias y las rbitas sin clasificar y, con
el telescopio que su padre y su madre le haban regalado al cumplir seis aos,
estaba casi seguro de haber identificado veintids satlites que probablemente eran
el pequeo secreto de alguna nacin.
Tena un santuario dedicado a todos los hombres y mujeres que haban
muerto en el programa espacial, ya fuera en el despegue, el aterrizaje o ms all de
la atmsfera. Sus ms nobles hroes eran tres viajeros chinos que pusieron el pie en
Marte pero nunca volvieron a casa. Los envidiaba, muerte incluida. Todd ira al
espacio. Pisara otro planeta.
Cuando cumpli trece aos, sin embargo, ya saba que nunca sera
particularmente bueno en matemticas, ni siquiera bueno. Y tampoco era un chico
atltico con aspecto de astronauta. No era delgado ni gordo, slo un chico
normalito con los brazos delgaduchos por mucho que se ejercitase. Cada da iba al
colegio corriendo con la mochila rebotando en su espalda, incluso llegaba a
golpearse el culo con las zapatillas de deporte, pero no lograba ser ms rpido.
Si participaba en competiciones durante las clases de educacin fsica,
siempre era uno de los ltimos a los que el entrenador elega, y nunca saba
predecir hacia dnde ira la bola de bisbol, tanto si se la lanzaban como si la
lanzaba l. No era el ltimo en ser elegido... ni lo sera mientras Sol y Vawn
estuvieran en su clase, pero nadie lo consideraba un regalo para el equipo.
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Pero no se renda. Pasaba una hora diaria en el jardn trasero lanzando la
bola contra una red. Muchas veces fallaba y, algunas, ni siquiera alcanzaba el
blanco y slo consegua hacerla rodar por la hierba.
Si yo hubiera sido el responsable de la evolucin de la raza humana le
dijo una vez a su padre, no habra acertado un solo conejo con una piedra y nos
hubiramos muerto de hambre. Y los tigres dientes de sable habran acabado con
los pocos supervivientes.
Su padre se rio y dijo:
La evolucin nos necesita a todos. Nadie es imprescindible.
Si toda la raza humana fuera como yo Todd no se renda tan
fcilmente, lo de lanzar cohetes e ir al espacio se habra retrasado hasta que
hubieran podido hacerlo las zarigeyas.
Bueno dijo su padre, naves espaciales ms pequeas y menos
combustible, entonces. Pero cmo meteran la cola en un traje espacial?
Muy gracioso, pap pens. Tanto, que casi sonro.
No poda contarle a nadie lo desesperado y triste que estaba por el hecho de
que probablemente acabara siendo profesor de instituto como su padre, porque si
hubiera contado cmo se senta le habran enviado a un psiquiatra que le tratara
por depresin o rencor hacia el padre. Como cuando su madre desapareci, l
tena nueve aos y su padre se rindi y dej de buscarla.
El psiquiatra no aceptaba que le gritase: Mi madre ha desaparecido! No
sabemos dnde est y todo el mundo ha dejado de buscarla! No estoy deprimido,
imbcil, estoy triste. Y estoy cabreado!
Y le responda con preguntas como: Te sientes mejor cuando llamas
imbcil a un adulto y dices cosas como cabreado? O, peor todava: Creo que
estamos progresando.
No te estrangulo por decir eso, as que, s, creo que estamos progresando,
pensaba l.
Nadie recordaba siquiera los tiempos en que las personas a veces se sentan
desgraciadas porque les haba ocurrido alguna desgracia y no necesitaban drogas,
sino alguien que les dijera: Vamos a buscar a tu madre, est a punto de volver a
casa. O: Ha sido un lanzamiento genial. Fjate...! Despus de todos estos aos
Todd se ha convertido en un lanzador maravilloso y, adems, es muy bueno en
mates, as que seguro que ser astronauta!
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Ja, ja. Como si aquello fuera a suceder...!
As que se llevaba cada tarde un reloj de cocina al jardn trasero y, cuando
sonaba, dejaba lo que estuviera haciendo, volva a casa y preparaba la cena. Jared
intentaba ayudarlo. Estaba bien porque Jared no era un completo idiota aunque
slo tuviera siete aos y estuviera loco. Todd terminaba con el brazo dolorido de
lanzar la pelota, as que Jared tena la oportunidad de echar una mano.
Y haba mucho que hacer, porque cuando Todd cocinaba... cocinaba. Vale, la
mayora de las veces se limitaba a abrir latas de sopa o a preparar hamburguesas
con queso, pero no lo calentaba todo en el microondas, sino que utilizaba el horno.
Le deca a su padre que le gustaba el sabor que daba el horno a la comida. Sin
embargo, un da Jared le solt: Mam siempre utilizaba el horno. Todd
comprendi entonces que le gustaba por eso, porque su madre saba hacer bien las
cosas.
No todo eran sopas y judas y macarrones. Tambin preparaba espagueti con
fideos, salsa de tomate y carne picada. Su padre deca que le salan estupendos.
Todd incluso preparaba una tarta en los cumpleaos, incluido el suyo, y ya llevaba
unos aos hacindolo siguiendo una receta, nada de paquetes de esos de masa
preparada. Y lo mismo con las galletas de chocolate.
Por qu era capaz de calcular media receta con tercios de taza y no poda
despejar la n en una ecuacin como n=5?
Senta un extrao placer al ver la cara de su padre cuando morda una de sus
galletas, porque Todd se haba acordado de todas las cosas que su madre utilizaba
para hacer galletas distintas a las del resto de la gente, o lo haba deducido. As
que, cuando su padre estaba melanclico y se dedicaba a mirar por la ventana, o
cuando cerraba los ojos mientras masticaba, Todd saba que estaba pensando en
ella y que la echaba de menos, aunque nunca hablara de su madre. Yo hago que la
recuerdes pensaba Todd. Yo gano.
Jared tampoco hablaba de su madre, pero por una razn distinta. El ao
siguiente a su desaparicin Jared hablaba de ella sin parar y le deca a todo el
mundo que el monstruo del armario se la haba comido. Al principio la gente lo
miraba con indulgencia; despus se limitaban a cambiar de tema.
Slo dej de hacerlo cuando su padre le grit:
No hay ningn monstruo en tu armario!
Fue como si alguien le hubiera arrancado aquellas palabras como se arranca
un dedo.
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Todd estaba en ese momento lavando los platos mientras su padre acostaba a
Jared y, cuando lleg a la parte trasera de la casa, se encontr al pequeo llorando
en su habitacin y a su padre sentado en el borde de la cama de matrimonio,
llorando tambin. Todd, como un completo idiota, grit: Y me enviis a m al
psiquiatra?!
Su padre lo mir con el rostro tan desencajado por el dolor que apenas le
reconoci, y enterr luego la cara entre sus manos. Todd fue con Jared y, pasndole
el brazo por los hombros, le dijo:
Tienes que dejar de decir eso, Jared.
Pero... es verdad! insisti Jared. Yo lo vi. La avis, pero hizo
exactamente lo que le dije que no hiciera, porque a m casi me mordi el brazo
cuando lo hice y...
Todd lo abraz con ms fuerza.
Lo s, Jared, lo s. Pero deja de decirlo, vale? Porque nadie va a creerte.
T s que me crees, verdad, Todd?
Claro que s. Cmo podra haber desaparecido si no? Todd ya iba al
psiquiatra, no tena nada que perder. Pero si seguimos hablando de eso, nos
tomarn por locos. Adems, hace llorar a pap.
Tambin me hace llorar a m!
Entonces, estis empatados. Pero no sigas, Jared. Es un secreto.
Y el elfo del monstruo tambin es un secreto?
El monstruo es un elfo?
No. El elfo. El elfo del monstruo. Tampoco puedo hablar del elfo?
Santo cielo, nunca iba a dejarlo?
No, tampoco puedes hablar del elfo del monstruo. Ni de sus hadas, ni de
su dentista.
Jared lo mir como si se hubiera vuelto loco.
El monstruo no tiene dentista. Y las hadas no existen.
Y pasaron los das y las semanas y los meses. Todd preparaba la cena y su
padre volva a casa tras las prcticas de juego de despus de clase, y se sentaban a
comer, y su padre les contaba cosas divertidas que le haban pasado imitando la
voz de cada personaje. A veces incluso les cantaba las ancdotas, aunque tuviera
El guardin de los sueos Orson Scott Card
142
que meter treinta palabras en cada nota para que la letra encajara en la meloda, y
todos rean y era estupendo. Su vida era estupenda... Slo que su madre no estaba
con ellos para cantar. Su padre y su madre solan turnarse: uno cantaba un verso y
el otro tena que hacer que el suyo rimara con el anterior. Su madre siempre
consegua una rima fantstica que encajaba exactamente con la meloda. Su padre
era divertido, pero su madre era muy buena para eso.
El dolor es as. Convives con l da tras da. Pasas por momentos de alegra,
pero siempre acabas por recordar algo que vuelve a entristecerte.
Todos tenemos nuestros secretos, incluso aunque todos los conozcan. Jared
tena su monstruo del armario. Y su elfo. Su padre tena recuerdos de su madre
que nunca mencionaba a nadie. Y Todd tena su sueo de viajar a otros mundos.
Entonces, una fra maana de sbado, en septiembre, pocas semanas despus
de su cumpleaos, cuando Todd estaba en el jardn, desenroscando la manguera
para regar las rosas de su madre, oy un siseo a su espalda. Se volvi a tiempo de
ver aparecer un extrao resplandor en el aire, a poca distancia de la pared de la
casa.
Luego un pie desnudo como de nio apareci de la nada en medio del
resplandor.
Si hubiera sido una zarpa peluda o hubieran sido las fauces de un insecto
gigante, Todd se habra alarmado. Pero la curiosidad pudo ms que su temor por
lo extrao de aquella aparicin. De repente, las palabras de Jared sobre la
desaparicin de su madre en el armario porque el monstruo le agarr el brazo ya
no le parecieron tan absurdas.
Tras el pie aparecieron lgicamente una pierna y otro pie junto al primero.
Las piernas estaban desnudas, as como lo que apareci despus. A Todd le dio un
poco de asco cuando vio que el aparecido no era un nio, sino un hombre tan
peludo como el ms peludo de los chicos de clase de gimnasia, tan sudoroso y
desnudo como iban ellos para meterse en las duchas, pero de la mitad de su
tamao.
Eeeh, ponte unos pantalones! exclam Todd, ms instintivamente que
por otra cosa. Como la cabeza del hombrecito todava no haba salido, no le daba la
sensacin de estar siendo grosero con una persona... en su opinin era difcil
considerar persona a alguien sin cabeza. Por lo visto, sin embargo, el enano (no, el
elfo, era bastante obvio que Jared se haba referido a l) lo oy, porque dej de
intentar salir y una mano sali del resplandor y se tap el expuesto escroto.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
143
El elfo deba de estar sujeto a algo al otro lado de la abertura porque, de
repente, en lugar de seguir forcejeando para abrirse paso, cay de golpe al suelo y
rod por l. Aquello le record a Todd la forma en que un perro que intenta hacer
sus necesidades aprieta y aprieta sin resultado aparente, hasta que, de repente, su
deposicin se desprende y cae. Saba que era una imagen desagradable y lament
que no hubiera nadie con l para comentarla. Aun as no pudo evitar rerse, sobre
todo porque lo que cay era un hombre completamente desnudo de la mitad del
tamao de Todd.
En respuesta a la risa de Todd, el hombre se dio media vuelta y, sin intentar
ocultar su desnudez, exclam:
Oh, eres t!
Qu? Nos conocemos de algo? le pregunt Todd. Qu haces
desnudo en mi jardn? Creo que es ilegal.
Por si no lo has visto, acabo de atravesar el gusano. Por eso estoy desnudo,
la ropa no habra pasado. Y qu haces t aqu? Nunca ests aqu.
Estoy aqu siempre protest Todd.
El elfo seal la parte trasera del jardn, situada ms all de la esquina de la
casa.
Siempre ests all, lanzando una pelota a una red. Admito que me extraa
que nunca se te haya ocurrido que la red nunca podr atrapar la pelota.
Quin eres y qu haces aqu? Y por qu Jared te conoce y los dems no?
Y dnde est mi madre? Qu le ha pasado?
Te importa que primero me vista?
S, me importa. Si era su nica oportunidad de saber las respuestas a sus
preguntas no iba a desperdiciarla. Si las historias sobre elfos y leprechauns eran
ciertas, y ahora pensaba que tenan alguna base, eran taimados y deshonestos, y no
podas fiarte de su palabra. Lo cual los equiparaba a sus compaeros de octavo.
Todd tena mucha experiencia en ese tema.
Peor para ti respondi el elfo.
El elfo se acerc a la verja que separaba el jardn lateral del delantero, pero
Todd le impidi el paso.
El elfo lo apart de un manotazo. Bueno, pareca un manotazo, pero sinti
como si el dorso de aquella mano se le hundiera varios centmetros en el hombro y
El guardin de los sueos Orson Scott Card
144
lo apartara con la fuerza de un bulldozer. Choc con la pared de ladrillos de la casa
y resbal contra ella, arandose todo el brazo. La cabeza le zumbaba por el
impacto y, cuando levant su brazo herido para tocarse la cara, descubri que la
sien derecha le sangraba.
Eh! grit Todd. No tenas derecho a hacerme eso! Me ha dolido!
Buaa-buaa, pobrecito! se burl el elfo. Se haba arrodillado y pareca
contar los tablones de la valla. Cuando termin la cuenta, hundi la mano en el
suelo. Todd haba cavado en aquella tierra arcillosa, y slo era capaz de hacerlo
cuando estaba hmeda; si estaba seca, era como intentar cavar un agujero en el
fondo de un plato con una cuchara. Pero el hombrecito haba hundido la mano en
el terreno como si fuera de gelatina, y Todd empez a comprender que el hecho de
ser pequeo no implicaba que no fuera fuerte.
La mano del elfo reapareci aferrando una caja de metal. Puls unos cuantos
botones para marcar la combinacin de la cerradura y la abri. Contena una bolsa
de plstico llena de ropa. Al cabo de un minuto el hombre se haba puesto
pantalones y una camiseta. Parecan prendas compradas en una tienda de ropa
infantil; todo era nuevo, pero demasiado alegre para un tipo tan peludo como
aqul.
De dnde has sacado esos zapatos? le pregunt Todd. Parecan de
payaso, porque eran mucho ms largos y anchos que su pie, casi como raquetas
para la nieve.
Me los fabricaron a medida respondi el elfo, irritado.
Todd not por primera vez que, a pesar de que el elfo hablaba con fluidez,
tena un acento raro. El ingls no era su idioma nativo.
De dnde eres? le pregunt.
Oh, bueno, como si fueras a reconocer el nombre... suspir el elfo.
Me refiero a si eres de otro pas o... Todd mir de reojo el resplandor que
segua flotando en el aire, aunque era mucho menos visible y desapareca con
rapidez. Bueno, o de otra dimensin.
De otro planeta reconoci el elfo. Y tu laringe no puede producir los
sonidos necesarios para pronunciar su nombre, aunque tu madre lo llama
Lilliput...
Mi madre? repiti Todd. De repente tena el corazn en la garganta.
Est viva, como deca Jared?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
145
Claro que est viva. Por qu no iba a estar viva? Le advert a Jared lo del
gusano y l advirti a tu madre. Pero le crey? Noooo, slo era un nio... As que
ahora est atrapada all y ya empieza a enfadarse.
Empieza? Desapareci hace cuatro aos!
El tiempo no funciona igual en mi planeta. Tu madre hace slo una
semana que est all.
Cuatro aos! grit Todd. Si desapareci hace cuatro aos, por qu no
ha vuelto a casa? Si t puedes venir, por qu ella no?
Porque es demasiado grande para ir donde tiene que ir le explic el
elfo. T crees que soy pequeo, pero en mi mundo soy bastante alto. Tu madre...
tu madre es una giganta. Pero es una giganta dbil, una giganta dbil y desnuda,
porque la ropa no puede atravesar el gusano...
Qu gusano? Dnde est el gusano?
El elfo seal el resplandor flotante.
se es el ano del gusano. La boca est en el armario del dormitorio de
Jared.
As que realmente hay un monstruo en su armario.
No es un monstruo, es un gusano precis el elfo. Y no se come a nadie.
Slo absorbe cosas por un extremo de su conexin entre los mundos. Te
sorprendera cunta energa es liberada en el punto donde se conectan los mundos
si puedes crear un puente... Y el gusano puede, as que se aferra a ambos mundos y
procesa cosas. Es como las lombrices, pero los gusanos no se mueven, slo se
anclan ah y absorben cosas.
Absorben, qu?
Ya te lo he dicho. Energa. Son capaces de absorber la energa de una
estrella en un ao.
Por el armario de Jared?
No le respondi el elfo desdeoso. Por la friccin entre universos. Los
distintos flujos de tiempo se frotan entre s porque no estn sincronizados: cuatro
aos para ti, una semana para tu madre. Crees que la diferencia de flujos
temporales no desprende calor?
No me hables como si fuera idiota protest Todd. Cmo voy a saber
nada de todo eso? Ni siquiera saba que existiera tu universo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
146
Tu madre desaparece y t no sospechas nada?
S, sospechamos que alguien la encaon con una pistola y se la llev. O
que huy de nosotros porque ya no quera a pap. O que muri en algn accidente
y no pudieron encontrar su cuerpo. Pero no, no se nos ocurri que hubiera
desaparecido en otro universo con un flujo temporal diferente.
Yo escuch a Jared contrselo a tu padre.
Jared le dijo a pap que haba un monstruo en su armario! Por el amor de
Dios! Si no te hubiera visto aparecer de la nada con mis propios ojos, yo tampoco
lo habra credo. Es que a los nios de tu mundo se lo ensean todo acerca de la
friccin entre flujos temporales?
El elfo lo mir un poco avergonzado.
La verdad es que no. De hecho, soy el nico cientfico que ha deducido lo
que est pasando. Hace aos que viajo arriba y abajo entre mundos gracias a los
gusanos. No slo a ste. Es el cuarto gusano por el que he viajado.
As que eres el... el Einstein de los elfos.
Ms bien el Galileo. En mi extremo del gusano tampoco me cree nadie. La
verdad es que la mayor parte de mi ciencia y mis matemticas provienen de tu
mundo, por eso pensaba que a ti te resultara evidente.
Supones que soy un genio matemtico slo porque soy terrestre?
Supongo que, segn esa teora, como eres un elfo sabes fabricar zapatos. Hasta es
probable que te hayas hecho esos zapatos t mismo.
El elfo frunci el ceo.
No soy un elfo y no fabrico zapatos. Y en mi planeta tampoco los llevo.
Aqu los necesito porque, si no usara suelas anchas para distribuir mi peso, me
hundira en el suelo. Sera muy molesto y dejara un rastro muy visible all por
donde pasara.
Pareces idiota con eso.
Parecera mucho ms idiota con los pies hundidos en el asfalto.
Mientras hablaban, Todd no haba dejado de pensar.
Dices que para mam slo ha pasado una semana desde que se fue.
La diferencia entre los flujos temporales vara, pero s, ms o menos una
semana.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
147
As que no ha empezado a echarme... a echarnos de menos, no todava.
Oh, se comporta como una nia. Se pasa todo el tiempo llorando, es peor
que tu padre.
Todd record que haba odo llorar a su padre, pero slo en su habitacin, en
privado.
Nos has estado espiando?
Para volver a mi casa tengo que entrar por la boca del gusano, y la boca
est en la habitacin de tu hermano. No os espo, viajo. Pero mantengo los ojos y
los odos abiertos. Suspir. Vale, a veces tomo datos. Oye, soy un cientfico y
vosotros sois personas interesantes. Y fjate que os llamo personas, no uso un
trmino insultante y peyorativo para referirme a vosotros... como elfos, por
ejemplo.
Por qu no vuelve a casa mam? Si t eres capaz de viajar, por qu ella
no?
El elfo (a falta de un nombre mejor) movi los dedos de un modo peculiar.
Ya lo haba hecho otras dos veces, as que Todd dedujo que en su planeta natal
aquello deba equivaler a poner los ojos en blanco.
Porque, como ya te he dicho, en mi mundo tu madre es enorme y muy...
muy ligera, insustancial. No puede hacer todo lo que quiere. Apenas consigue
hacerse or.
Todd intent deducir el significado de todo aquello.
Es como una especie de bruma?
El elfo rio entre dientes.
Algo as. Tiene propiedades similares.
No te ras de mi madre! aull Todd, dando un paso amenazador hacia
l.
Si la hubieras visto en plena tormenta, intentando sujetarse a los rboles o
a cualquier cosa para evitar que la arrastrase el viento...
No tiene gracia! Todd intent empujarlo, pero fue como empujar una
pared de ladrillos. Se lastim las manos y el elfo ni siquiera se movi.
An no lo has pillado? Soy muy denso.
Todd tard un segundo en comprender que utilizaba la palabra espeso en
El guardin de los sueos Orson Scott Card
148
su acepcin fsica, no en el sentido de lento de entendederas.
Quiero que mi madre vuelva. Y t eres un asqueroso por burlarte de ella
cuando est atrapada en tu mundo.
Oh, y t nunca te has burlado de m! Vale, entendido contraatac el
elfo. Ni siquiera cuando he aparecido completamente desnudo, verdad?
Me ha parecido asqueroso, no gracioso. Y si mam pudo entrar en el
gusano por el armario y salir por... por lo que sea del gusano de tu mundo,
tambin puede recorrerlo a la inversa.
El ano precis el elfo. La boca del gusano est en vuestro armario y su
ano en mi mundo, detrs de mi casa, en una adorable colina llena de rboles. Y s,
tiene una boca y un ano en ambos mundos. Es un organismo simple, pero su
sistema digestivo es bidireccional. Puede comer en ambos mundos a la vez.
Comer qu?
El temor infantil de Jared a ser devorado por el monstruo del armario
resultaba que no era ninguna fantasa.
Come tiempo. Come materia oscura. Come polvo. No tengo ni idea. Por
qu atrae la gravedad? Estoy descubriendo toda una rama de la ciencia sobre la
que no se sabe prcticamente nada, ni en tu mundo ni en el mo.
Todd volvi a la pregunta que importaba.
Mi madre vive contigo?
Tu madre vive en el bosque, porque all tiene ms espacio y evita que la
vean. Evita que alguien con malas intenciones la disipe.
Qu?
Lanzndole piedras, por ejemplo, hasta que est tan llena de agujeros que
no pueda mantener unido el cuerpo y los pedazos sean arrastrados.
La gente de tu mundo est enferma!
Es una giganta de aspecto translucido como la bruma! Los pocos que se
han topado con ella ni siquiera la toman por un ser vivo! No han estado en este
mundo, la mayora son campesinos ignorantes. Todo es muy extrao. El elfo se
inclin hacia Todd. Hago cuanto puedo para solucionar el problema, pero, por
favor, recuerda que yo no me la llev de tu mundo. Se march ella solita, a pesar
de que estaba advertida. Y tampoco puse la boca de ese estpido gusano en
vuestro armario. Sus ojos brillaron de forma extraa. Bueno, la verdad es que
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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s que la puse, pero no deliberadamente.
T la pusiste ah?
Al gusano lo atraen los lugares habitados. No s lo que cree que somos, ni
siquiera s si piensa, pero nunca he visto un gusano que no estuviera cerca de un
lugar habitado por un ser sentiente. Puede que sienta atraccin por la gente que
podra utilizarlo para viajar de mundo en mundo. A lo mejor era consciente de mi
pasin por la exploracin y por eso su ano apareci en mi jardn. Y aadi casi
para s mismo: Aunque habra sido mucho ms conveniente tener a mano una
boca.
Mam no quera viajar a ninguna parte arguy Todd. Y, mientras lo
deca, se dio cuenta de que quiz no haban sido ni su madre ni Jared quienes
haban atrado al gusano hasta el armario. Haba en la familia alguien que deseaba
apasionadamente viajar a otros planetas.
Tu hermano sigue metiendo cosas en la boca del gusano dijo el elfo.
Me las encuentro en el jardn: cubos de madera, calcetines, calzoncillos, una gorra
de bisbol, cochecitos en miniatura, soldados de plstico, una percha, dinero. Una
vez meti un enorme gato terrorfico.
Todd pens en todas las cosas que le haban desaparecido. Sus soldados de
plstico favoritos. Su gorra de bisbol. Sus calcetines. Sus calzoncillos. Sus
cochecitos Hot Wheels. Jared se lo haba estado robando todo para hacerlo
desaparecer por la boca del gusano. No tena ni idea de dnde habra sacado el
gato.
Quiz Jared crea estar alimentando al monstruo del armario, aplacndolo
para que no saliera y se lo comiera a l. Sera as como empez la idolatra?
Dejabas cosas en un determinado lugar y desaparecan... No era lgico que
pensaras que se trataba de un dios hambriento?
Y el chico era lo bastante listo para decidir que, puesto que necesitaba
alimentar a un monstruo, bien poda hacerlo con las cosas de Todd. Un cabroncete
muy listo.
La primera vez que vi aparecer algo en el aire fue a plena luz del da le
explic el elfo. Saba de qu se trataba, ya haca tiempo que investigaba los
gusanos. Era... era mi aficin. Pero tambin saba que si la gente se enteraba de que
tena uno en el vecindario me agobiaran los curiosos y acudira un montn de
gente piadosa dispuesta a sentarse all a ver qu le mandaban los dioses, o podan
acusarme de brujera.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
150
De brujera? Eso no es ms que una supersticin.
No te creas superior. He estudiado vuestra cultura durante aos. En la
televisin os casis con brujas, pero en la vida real las quemis. Y si alguien de
vuestro mundo me viera caer del cielo...
Como me ha pasado a m.
Qu crees que pasara?
Que acudiran un montn de cientficos a estudiar el gusano y entonces...
Eres un ingenuo. Ningn cientfico que se precie se interesara por algo as,
que parece algo propio de la prensa sensacionalista. Podran arruinar su carrera!
Es lo que te pas a ti? pregunt Todd. Has arruinado tu carrera?
Bueno, lo mo no es exactamente una carrera.
No eres un cientfico?
En nuestro mundo los cientficos escasean y trabajan solos.
Todd interpret aquello de la peor manera posible.
O sea, que la gente cree que ests loco y nadie te presta atencin.
Podran haberme tomado por un loco, pero me habran prestado mucha
atencin si no hubiera movido el ano.
A Todd se le ocurri que mover el ano era lo mismo que mover el culo, y
le hizo mucha gracia.
Vaya, mira quin se re ahora protest el elfo.
O sea, que puedes mover esa cosa dijo Todd, volviendo al asunto.
Con muchas dificultades y corriendo un gran riesgo.
Entonces puedes sacarlo de nuestro armario. No tendras que haberlo
puesto ah!
No lo puse en vuestro armario exactamente. Lo mov unos cien metros,
hasta el bosque que hay detrs de mi casa; no tena ni idea de dnde acabara en
vuestro mundo, y resulta que lo desplac casi dos mil kilmetros. No puedo
calcular su desplazamiento en tu mundo, as que no pienso moverlo ahora. Est
bien escondido y en una ciudad con una biblioteca ms que decente. Es perfecto.
Perfecto para ti. Para mi madre y para toda mi familia es catastrfico.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Ya te he dicho que no fue culpa ma. El elfo pareca aburrido, y eso
enfureci a Todd.
Escucha, enano, devulveme a mi madre y saca tu gusano de nuestra casa
y de nuestro jardn!
El elfo tambin se enfureci.
Escchame t a m, proyecto de nio! No intentes darle rdenes a un
enano con un cuerpo tan denso que puede clavarte las manos en la caja torcica,
arrancarte el corazn palpitante y metrselo al gusano por el culo! Llevas la
palabra supositorio grabada en la frente!
Sigui un silencio, porque Todd comprendi que el elfo tena razn. No tena
nada con qu amenazarlo, as que no tena sentido hacerle enfadar ni exigirle nada.
Si quera que el elfo lo ayudara, tendra que convencerlo hablando tranquilamente.
As que dijo lo ms conciliador que se le ocurri:
Eso es como lo que hacan en el Templo Maldito.
Qu hacan? pregunt el elfo, exasperado. Y dnde est ese templo
maldito?
Es una pelcula. Una pelcula de Indiana Jones. Cuando sacrificaban a sus
vctimas, les extraan el corazn todava palpitante.
No tengo tiempo para ir al cine. Y no tengo tiempo para seguir hablando
con nios incultos y beligerantes.
Qu significa beligerante?
Significa que, segn parece, domino tu ridculamente mal escrito e
infraconjugado idioma mejor de lo que t hars jams.
Bueno, eres un cientfico y yo no. Y Todd vio la luz. Si l haba atrado al
gusano, el elfo tambin lo habra atrado por la misma razn. Eres un viajero
espacial.
No, no lo soy.
Viajas a otros mundos.
Pero no por el espacio, mi mundo no existe en tu espacio. Ni la luz de
nuestro mundo podra llegar nunca hasta este planeta. No puedes subir a ningn
tipo imaginable de nave espacial e ir desde all hasta aqu por mucho que durara el
vuelo. No soy un viajero espacial.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Has viajado de un planeta a otro. Y no has tenido que construir nada, ni
sacar buenas notas en un montn de asignaturas, ni nada de nada. Ha sido por
pura suerte, pero has visitado un mundo aliengena.
Por tu tono de voz deduzco lo que vas a decir: No es justo!
Bueno, por qu t puedes hacerlo y yo no?
Oh, claro que puedes... si eres lo bastante estpido como para meterte por
la garganta de un gusano, ser tragado por l y cagado en un mundo donde eres
una especie de diarrea atmosfrica.
Y eso en qu te convierte a ti? En un resfriado interplanetario o algo
parecido?
Hablar contigo me pone enfermo. Adems, tengo trabajo.
Y el elfo empez a alejarse.
Eh! lo llam Todd.
El elfo no se detuvo.
Cmo te llamas? grit Todd.
No te hace falta saberlo!
Por qu no? El hecho de saber su nombre le dara a Todd una especie de
poder mgico? Record un cuento sobre nombres secretos que su madre sola
leerle.
Entonces, te llamar Rumpelstilskin!
Para su sorpresa, el elfo se volvi. Y pareca furioso.
Cmo me has llamado?
Rumpelstilskin dijo Todd con un hilo de voz, recordando su amenaza de
arrancarle el corazn.
No vuelvas a llamarme as nunca.
En cualquier otra ocasin Todd se lo hubiera repetido veinte veces seguidas...
pero no ahora. Si quera recuperar a su madre, tena que conseguir la colaboracin
de aquel enano.
Pues dime cmo te llamas.
El elfo se lo pens unos segundos sin ocultar su irritacin.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
153
Eggo dijo por fin.
Como la marca de gofres?
Como yo mismo. Me llamo Eggo. Y s, tu madre ya me habl de esos
gofres congelados. En mi idioma no significa nada parecido.
Y qu significa?
Me llamo as, ya te lo he dicho! Al igual que t te llamas Todd. Es un
nombre propio, no un nombre comn.
El elfo Eggo dio media vuelta y se encamin hacia el jardn trasero. A Todd
casi se le escap la risa. Con aquellos zapatos enormes andaba como un pato. Pero
no era gracioso: Eggo estaba haciendo lo que deba para no hundirse en el suelo;
qu estara haciendo su madre en el otro lado para evitar disolverse como la
bruma?
El chico volvi a la casa dispuesto a hacer algo. Todava no saba qu, pero
tena que hacer algo; agitar un poco las cosas, cambiarlas de alguna forma para que
su madre pudiera regresar y la vida volviera a la normalidad. Aunque quiz lo
empeorara todo, quiz muriera gente. Pero acaso no era eso lo que ellos crean
que le haba pasado a su madre? Haban pasado por una muerte y ahora caba la
posibilidad de deshacer el dao.
Y Todd saba que sera l quien lo consiguiera. No porque fuera el ms listo
ni el ms fuerte de la familia, sino porque as lo haba decidido. Porque atravesara
el gusano y traera a su madre de vuelta. Iba a viajar a otro mundo. Haba nacido
para eso.
Pero no poda decrselo a nadie o creeran que estaba loco. Como si ver elfos
materializndose en el jardn trasero no bastara...
Su padre segua durmiendo, como sola hacer los sbados por la maana.
Jared estaba despierto pero segua en su cuarto. Todd entr y se sent junto al
montn de piezas de Lego que su hermano haba reunido para construir... qu?
Es como la montaa rusa de un parque de atracciones aclar Jared.
Pues parece un rascacielos.
Mira, meto muequitos de Lego por este agujero de arriba, rebotan dentro
y salen por aqu abajo.
Entonces no es una montaa rusa, es una mquina de matar gente.
No es para matar gente protest Jared con vehemencia pero en voz baja,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
154
para que su padre no se despertase. La gente est perfectamente cuando sale por
el otro lado. Est viva.
Est construyendo ese maldito gusano, pens Todd.
Tienes razn acept. Estn perfectamente cuando salen por el otro
extremo.
Jared le mir suspicaz.
He conocido a tu elfo confes Todd.
No existe ningn elfo neg Jared.
Tiraste todas mis cosas por la boca del armario insisti Todd. Por
cierto, gracias por robarme mis Hot Wheels y todo lo dems.
No te he robado nada.
Mam est viva dijo Todd. Ahora lo s.
Pero Jared no pareci aliviado ni contento ni nada. De hecho pareca muerto
de pnico. Slo cuando Todd not una fuerte mano en su hombro comprendi que
su padre haba entrado en la habitacin y lo haba odo todo. Nunca haba tratado
con dureza a Todd, no de aquel modo. Le apretaba el hombro fuerte, le dola, y
arrastr tan deprisa a Todd fuera del cuarto que lo hizo casi en volandas.
Eh! grit Todd. Eh, eh! Qu ests...?
Pero ya estaban en la habitacin de su padre y la puerta se cerr.
Qu demonios crees que ests haciendo? le pregunt su padre,
lanzando prcticamente a Todd sobre la cama. Se inclin sobre l y apoy las
manos a ambos lados de su cuerpo, furioso, con la cara apenas a un palmo de la
suya. Te parece divertido hacer que tu hermano crea que sus fantasas infantiles
son reales?
Pap... intent decir Todd.
Es una broma, verdad? le interrumpi su padre, con una voz que
apenas era un spero susurro. He estado intentando que nuestra vida vuelva a
ser normal. Crees que es inteligente hacer que tu hermano piense que tu madre
sigue viva en algn sitio? Sabes lo que significa eso? Significa que tu madre quiere
estar lejos de nosotros, que ha elegido apartarse de nosotros. Crees que es mejor
que piense eso? Bueno, pues si lo crees as, te equivocas.
No se trata de creer nada respondi Todd con calma, razonablemente,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
155
intentando calmar a su padre.
Y funcion. Hasta cierto punto, al menos. El hombre se sent en la cama a su
lado.
De qu se trata entonces, Todd? Por qu le has dicho a tu hermano que
debera creer que mam est viva?
Porque lo est.
Su padre le dio la espalda y agach la cabeza.
Esta pesadilla nunca va a terminar.
Pap, yo tambin crea que haba muerto, hasta esta maana, cuando he
descubierto la verdad. Lo he visto con mis propios ojos. No estoy loco, pap, y
tampoco se trata de ninguna broma.
Qu crees que dira un loco, Todd? pregunt padre, frotndose las
sienes.
Dira que existe un gusano que vive entre dos mundos, que su boca est en
el armario de Jared y que absorbe cosas de nuestro mundo y las lanza a otro. Y que
mam est en ese otro mundo pero no puede volver porque las leyes de la fsica
son diferentes all y no es tan densa como aqu, y no puede sujetar las cosas, y no
sabe cmo encontrar la boca en el otro lado, y dira que al idiota que est
estudiando esa cosa, el tipo que movi la boca del gusano hasta el armario de
Jared, slo le importa su estpida ciencia. Y, si no me ayudas, no podr ir hasta
donde se encuentra mam para traerla de vuelta.
Cuando Todd termin de hablar, su padre estaba mirndolo fijamente con
los ojos muy abiertos.
S, Todd, eso es exactamente lo que dira un loco concedi por fin.
Pero yo puedo demostrarlo.
Su padre volvi a enterrar la cara entre las manos.
Dios nos ayude! susurr.
Pap, y si hubiera una posibilidad entre un milln de que no est loco?
Me quieres lo bastante para aceptar esa posibilidad? Quieres venir conmigo y
comprobar que lo que digo es cierto?
S, lo comprobar dijo su padre, ponindose en pie. Ensame lo que
quieras, Todd.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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El chico saba que su padre segua creyendo que estaba loco, pero al menos le
estaba dando una oportunidad, as que lo llev hasta el cuarto de Jared.
Su hermano estaba sentado en la cama, con la espalda apoyada en el rincn
de la habitacin, con una figurita de Lego en una mano y mordisquendose un
dedo de la otra. No la ua, sino todo el dedo, como si fuera un chicle.
Scate el dedo de la boca, Jared, y ven aqu a ayudarme le orden Todd.
Jared no se movi.
Tengo que ensearle a pap la boca del gusano le explic Todd. Y t
sabes dnde est exactamente.
Jared no se movi.
No puedo creer que ests haciendo esto, Todd dijo su padre con la voz
cargada de dolor. Jared haba hecho muchos progresos... y fjate ahora.
Escuchadme los dos! Mam est viva al otro extremo de esa cosa! Pap,
deja de intentar buscarle el sentido a lo que digo y mira.
Todd recogi el modelo que haba construido Jared con las piezas de Lego,
su representacin del gusano, camin hasta la puerta del armario y la abri de
golpe.
No vio nada parecido al resplandor del jardn. Retrocedi un paso,
intentando encontrar el ngulo adecuado. Nada. Fue hasta la ventana y abri las
cortinas para que entrase la luz del sol. Tampoco sirvi de nada.
Todd... suplic su padre.
El chico se volvi furioso hacia su hermano.
Jared, si no me ayudas, pap pensar que los dos estamos locos y nunca
volveremos a ver a mam. As que mueve el culo y aydame a encontrarla.
Jared no se movi.
Todd se meti en el armario con el gusano de Lego en las manos y empez a
moverlo por el interior, intentando encontrar el agujero aunque fuera por
casualidad.
Basta! grit Jared.
Qu te importa si me caigo o no en el agujero? le pregunt Todd. Si
no me ayudis, es posible que me pase lo mismo que a mam y me encuentre en el
otro lado tan indefenso como ella! Nos habris perdido a los dos, aunque al menos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
157
pap sabr que no estoy loco! Todd se call, fulminando a su padre con la
mirada. Pero las cosas aqu se pondrn realmente feas, porque la polica querr
saber lo que le ha pasado a tu hijo Todd, y llamar la atencin que dos personas de
la misma familia hayan desaparecido en circunstancias misteriosas. Yo veo Ley y
orden, pap, y s que sers el principal sospechoso. Creern que el loco eres t, a
menos que te metas en el agujero para demostrrselo. Y entonces Jared ser
hurfano y algunos polis sern expulsados del cuerpo porque insistirn en que
vieron a un hombre sospechoso de ser un asesino en serie desaparecer de repente
en el armario de su hijo. Es as como queris que termine todo?
Su padre lo contempl a medio camino entre el terror y la pena, pero Jared se
baj de la cama, se acerc a Todd y le arranc el gusano de Lego de las manos.
Dame algo dijo.
Qu?
Un zapato.
Por qu no usas algo tuyo para variar? protest Todd.
No puedo usar mis cosas, porque entonces me atrapar la mano y me
comer.
Ests diciendo que sabe de quin son las cosas?
Cuando le ofrezco tus cosas no me muerde la mano argument Jared.
Entonces, deja que yo le tire tus cosas.
Quieres que pap lo vea o no? le pregunt Jared.
Todd se quit a regaadientes el zapato, pero no se lo dio a Jared.
Los zapatos son caros... por si no lo sabes. Y se quit el calcetn. Los
calcetines son baratos.
Y apestan se quej Jared. Eres un cerdo. Nunca los lavas y nunca te los
quitas hasta que se rompen. Pero cogi el calcetn y se meti en el armario; se
agach para pasar por debajo de algo y empuj a Todd para que se alejara.
Fijaos bien.
Sostuvo el calcetn entre los dedos y empez a balancearlo de un lado a otro
como un pndulo.
Entonces, en medio de una de las oscilaciones, fren de golpe y qued
colgado en el aire, inclinado. Jared sostena un extremo y algo sostena el otro.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
158
Ya lo ha atrapado anunci Jared. Ahora fijaos bien porque es muy
rpido.
Jared solt el calcetn... y desapareci.
Pero Todd haba estado mirando fijamente y, aunque todo sucedi muy
deprisa, se dio cuenta de que el calcetn haba sido tragado por algo.
Jared se apoy en el marco de la puerta con la cara blanca. Pareca muerto de
miedo. Chico listo.
Sal del armario, Jared dijo su padre. Su voz era apenas un susurro.
Tambin estaba aterrorizado.
Jared se alej del armario lenta, cautelosamente.
Su padre mir alternativamente a Jared y a Todd hasta centrarse en este
ltimo.
Por qu no me lo habas dicho antes?
Porque, hasta esta maana, crea que Jared estaba chiflado.
Gracias mascull Jared.
Quieres decir que nunca lo habas visto hacer eso? se extra su padre.
Te parece que saba dnde estaba esa cosa? contraatac Todd.
Yo... yo he metido cosas en ese armario cientos de veces farfull su
padre, desconcertado.
Tienes que hacerlo desde un ngulo muy concreto explic Jared.
Y mam lo hizo?
Intentaba demostrarme que no haba nada. Le expliqu cmo funcionaba y
quera demostrarme que eran imaginaciones mas. Le rogu que no lo hiciera.
Llor y grit y le tir cosas para que se detuviera.
Y eso slo la convenci todava ms de que era importante demostrarte
que en el armario no haba ningn monstruo.
Ahora lo s admiti Jared. Intent tirar de ella, pero ya haba metido
todo un brazo y el hombro y la cabeza dentro del monstruo, as que ni siquiera
poda hablarme. Le sujet la pierna todo lo fuerte que pude, pero se me escurri de
las manos. Estaba llorando. Te lo dije una y otra vez pero no quisiste creerme,
y Todd me dijo que me callara de una vez para que no pensaras que estoy loco.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
159
Pap abraz a Jared, dndole palmaditas en la espalda y dejando que llorara
y se desahogara. Mir a Todd.
Qu ha pasado esta maana? Qu te ha convencido de que todo era
cierto?
As que Todd le cont lo de Eggo, el cientfico superdenso con zapatos de
pato, y cuanto ms hablaba ms increble pareca todo. Tena que parar y
recordarle a su padre el calcetn desaparecido, y casi todo el tiempo tena que
recordarse a s mismo que aquella locura era real.
No s qu pensar de todo esto confes su padre finalmente. Y no s
qu hacer. No podemos contrselo a la polica.
S que podemos le corrigi Todd. Podramos hacerle una
demostracin como la que ha hecho Jared hace un momento; tengo montones de
calcetines... Pero no creo que sirviera de nada. Se haran cargo de todo, nos
echaran de casa y traeran a un montn de cientficos para realizar miles de
pruebas. Nunca recuperaramos a mam. Me importa un bledo que estudien esa
cosa, slo quiero meterme dentro del monstruo y rescatar a mam.
Ni hablar dijo su padre. Si alguien tiene que meterse ah, lo har yo.
Todd suspir, armndose de paciencia.
Pinsalo bien, pap. Si vas t, no quedar ningn adulto en casa, slo
quedaremos Jared y yo. Cuando no vayas a trabajar, llamarn o vendrn a ver qu
ocurre y descubrirn que has desaparecido.
Volver.
Ha vuelto mam? pregunt Todd. No, porque el tiempo transcurre
de forma distinta en los dos mundos y para ella slo ha pasado una semana. Al
menos eso es lo que dijo ese tipejo. As que si t desapareces, aunque slo sea por
unas horas, para nosotros pueden ser muchos das o semanas. Jared y yo podemos
terminar en hogares adoptivos muy lejos de aqu mientras la polica intenta
descubrir quin os mat a mam y a ti porque no escucharn las locuras de dos
nios, verdad?
As que no podemos hacer nada...
Puedo ir yo insisti Todd.
Ni hablar volvi a negarse su padre. Qu puedes hacer t que no
pueda hacer yo?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
160
Puedes tapar mi ausencia. Puedes decir que me he ido una temporada a
casa de ta Heather y to Peace, a su comuna hippy, donde no hay telfono. Puedes
decir que forma parte de mi terapia, porque todava no he asumido la muerte de
mam.
Eso no os ayudar a mam y a ti a volver de... de donde sea.
Es verdad convino Todd. Pero mientras ests aqu, en casa, podrs
ayudarnos. Porque, vamos a ver, cul es el problema de mam? El problema es
que no puede encontrar la boca del otro lado para regresar. Eggo sabe dnde se
encuentra, va y viene constantemente. As que a lo mejor est en algn lugar al que
ella no puede ir, tal vez dentro de un edificio o en una calle donde Eggo no quiere
que la vean. O quiz quiere tenerla prisionera y por eso no le dice dnde est la
boca.
Y crees que t podrs encontrarla? pregunt pap.
No reconoci Todd. Pero t puedes moverla y ensearnos su
ubicacin.
Moverla?
Eggo movi el ano del gusano en su mundo y por eso la boca termin en el
armario de Jared. As que si t mueves el ano de aqu, la boca del otro lado
tambin se mover.
Entonces ni mam, ni t, ni siquiera ese Eggo sabris dnde est y...
Call un momento, pensativo. No, no puedo creer que est hablando de mover
el culo de un gusano interestelar.
S que lo sabremos... porque vas a ponerle un enema a esa cosa.
Qu? exclam su padre, atnito.
Vas a meterle la manguera del jardn por el ano y a abrir la llave de paso
todo lo que puedas.
Qu te hace pensar que eso funcionar? A lo mejor slo digiere en una
direccin.
Eggo me amenaz con arrancarme el corazn y meterlo por el ano del
monstruo explic Todd. Si l puede meter cosas, t tambin podrs.
A menos que fuera una amenaza metafrica sin nada que ver con la
realidad.
Bueno, hagamos una prueba sugiri Todd.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
161
Al cabo de unos minutos su padre se haba quitado el pijama y, vestido con
ropa deportiva, ya estaba en el jardn trasero. Todd tema no ser capaz de
encontrar el punto exacto del resplandor, pero, situndose en el mismo lugar desde
donde haba visto aparecer a Eggo distingui un brillo muy, muy dbil flotando en
el aire. Hizo que su padre y Jared se colocaran en la misma posicin que l para
que tambin lo vieran. Luego fue a buscar la manguera y abri un poco la llave de
paso, slo un poco. La sostuvo hasta que el agua empez a caer en la hierba.
Apunt hacia el punto resplandeciente, que el chorro atraves como si all no
hubiera nada. El agua no se introdujo por ninguna abertura. Todd slo estaba
regando el jardn.
Record que Jared les haba dicho que deba hacerse en el ngulo adecuado.
Intent acordarse de cmo haba aparecido el cuerpo desnudo de Eggo y se situ
en el mismo ngulo respecto al agujero. Luego acerc la manguera muy despacio,
sostenindola justo por la unin con la boquilla por la que sala el agua.
Not una ligera resistencia y, cuando empuj ms fuerte, la boquilla resbal
y apunt de nuevo al suelo.
El ngulo exacto, ah estaba el truco. Qu parte del cuerpo de Eggo se haba
inclinado mientras pasaba por el ano del gusano?
Todd baj un poco la mano y empuj la manguera hacia arriba, hacia el
punto en el que haba encontrado una cierta resistencia. La resistencia se hizo
mayor, ms difcil de superar.
Est aqu! exclam.
Intent empujar la manguera pero, para su sorpresa, el chorro de agua sali
con ms presin y se desvi, mojndolo, como si alguien hubiera tapado la
boquilla con el pulgar.
Uau, genial! grit Jared.
Lo ests consiguiendo le anim pap.
Pero no puedo empujar ms, no tengo fuerza suficiente.
O slo funciona en una direccin sugiri Jared.
Aydame! le pidi Todd a su padre.
Al cabo de un instante su padre estaba a su lado sujetando la manguera. Con
la fuerza de ambos (o puede que gracias nicamente a la fuerza del adulto, porque
Todd no era un chico demasiado fuerte), el extremo de la manguera se movi
El guardin de los sueos Orson Scott Card
162
ligeramente hacia un lado... y desapareci.
Y el agua tambin. Estaba fluyendo en alguna otra parte.
Un enema! Qu pasada! dijo Jared.
Su padre solt la manguera.
No! Tenemos que moverla! le advirti Todd.
Hacia dnde? Cmo? pregunt su padre.
Tenemos la manguera metida y encajada en su ano, verdad? La usaremos
como palanca y la empujaremos en una direccin.
Cul?
No s reconoci Todd, pero no creo que importe. Eggo reconoci que
no poda predecir dnde acabara la boca del gusano aqu, que slo poda mover
su ano. As que movamos este ano en la direccin que queramos y dejemos que la
boca vaya donde quiera.
Quiz se traslade miles de kilmetros.
Qu ms podemos hacer, pap? se quej Todd. Est donde est
mam ahora, no ha podido llegar hasta ella. As que no importa que la movamos,
puede que incluso se la acerquemos. Ya la buscaremos cuando yo vaya al otro
lado.
Cmo? pregunt pap. Si mam y t sois... bruma, o lo que sea.
Probablemente no sea difcil de encontrar. Bastar con buscar el chorro de
agua que sale de ella.
O de bruma, si las cosas son all ms... brumosas.
Agua, bruma, niebla... algo est saliendo ahora mismo. As que movamos
esa cosa, si es que podemos.
Fue difcil a causa de la flexibilidad de la manguera. En dos ocasiones,
cuando intentaron moverla resbal y los moj y tuvieron que volver a introducirla.
Entonces a su padre se le ocurri la idea de utilizar el mango del rastrillo que
guardaban en el cobertizo. Funcion. Lo metieron con la manguera... Al fin y al
cabo, si el cuerpo de Eggo haba pasado por el agujero, eso significaba que podan
forzarlo lo suficiente para que cupieran por l a la vez la manguera y el mango del
rastrillo. Como era rgido, pudieron tirar de l y desplazar la cosa unos diez metros
hasta el cobertizo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
163
No saques todava el mango dijo su padre.
Corri hacia la casa y regres con la cmara digital. Hizo varias fotografas
desde diversos ngulos.
No quiero correr el riesgo de perder el ngulo de entrada de la manguera.
Tard diez minutos pero, cuando termin, haba forrado la cara interior de las
paredes del cobertizo con sus fotos. Vale, ya puedes sacarlo todo.
Les result mucho ms fcil. Hacia fuera es hacia donde el ano quiere que se
muevan las cosas.
Su padre quera volver a meter la manguera, pero Todd se lo impidi.
Pinsalo. Yo sigo aqu y el tiempo transcurre all con mucha ms lentitud.
Si seguimos bombeando agua, alguien se dar cuenta tarde o temprano y no
sabemos qu harn. Necesitamos tener esa referencia, o mam y yo nunca
encontraremos la salida.
Seguramente ya lo habrn notado dijo su padre. Aunque fuera un
hilillo de agua. Y qu me dices del mango del rastrillo?
No ha sido mucha agua y el mango no es tan largo dijo Todd. De
momento, dame tiempo para ir hasta all y encontrar a mam, dame tiempo para
explicarle lo que ocurre. Eggo dijo que hablar resultaba difcil. Aunque slo tarde
diez minutos, aqu el tiempo transcurre mucho ms rpido.
Comprendo. Podemos calcular cunto tardars?
Eggo dijo que el tiempo puede fluctuar, as que no lo s. Pero cuanto
menos esperemos, mejor. Si all estallara una tormenta fuerte, podra hacernos
pedazos a mam y a m. As que... qu tal maana? Es domingo.
Demasiado pronto, tmate tu tiempo le recomend Jared. Y si mam
no est cerca del lugar donde aparezcas? Y si tardas mucho en encontrarla?
Entonces, cundo?
La semana que viene sugiri su padre. Puedo avisar, decir en la
escuela que has ido a visitar a tus tos... aunque nos saltaremos lo de la comuna. Y
el sbado que viene por la maana vendremos aqu y le meteremos a esa cosa un
enema de campeonato.
Cuatro aos murmur Jared. Bueno, cuatro aos y cuatro semanas,
que son... doscientas veinticinco semanas. Doscientas veinticinco a una...
Ests calculndolo mentalmente? se extra Todd. Si l hubiera sido
El guardin de los sueos Orson Scott Card
164
capaz de hacer aquello habra tenido posibilidades de convertirse en astronauta.
Chis le cort Jared. Una semana son ciento sesenta y ocho horas. Si las
divides entre doscientos veinticinco te salen tres cuartos de hora. Cuarenta y cinco
minutos.
No creo que esa cuenta sea muy exacta refunfu Todd.
Aunque no lo sea, tendrs entre veinte minutos y una hora y media.
Y lo has calculado de cabeza? le pregunt su padre. Entonces, por
qu tienes tan malas notas en matemticas?
Jared se encogi de hombros.
Porque me hacen resolver un montn de problemas estpidos y ensear
mi trabajo a la clase.
No s si va a ser suficiente tiempo dijo Todd. No s cunto tardar en
encontrar a mam.
Y adems eso significa que, por cada doscientos veinticinco minutos que
estemos enviando agua por la manguera, en el otro lado slo manar un minuto
apunt su padre.
S corrobor Todd, pero tambin significa que en un solo minuto
expulsar el agua que aqu habris estado enviando durante doscientos
veinticinco.
To, menudas ganas de vomitar va a tener ese gusano rio Jared.
Como deca antes, seguro que mam y yo notaremos ese torrente de agua
asegur Todd.
Y, como deca yo terci su padre, si tardis media hora en llegar hasta
la boca del gusano tendremos que estar bombeando agua desde aqu una semana
entera.
Te preocupa la factura? pregunt Todd.
No. Slo pensaba que en toda una semana pueden pasar muchas cosas
aqu, en este lado.
Pap, pueden pasar tantas cosas en ambos lados que ser un milagro que
todo funcione. Pero no podemos abandonar a mam all sin intentar rescatarla, no
crees?
Unos minutos despus, Todd estaba de pie frente al armario de Jared,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
165
completamente desnudo. No tena sentido que fuera vestido y su ropa
desapareciera (o lo que fuera que pasara con ella) si lo intentaba sin quitrsela.
Asegrate de tener ropa preparada para cuando mam y yo lleguemos al
cobertizo le dijo Todd a su padre.
Vas a ver a mam desnuda? pregunt Jared, como si le pareciera
demasiado raro para imaginrselo.
O eso, o no volvemos a verla nunca ms sentenci Todd.
A mam no le importar le asegur su padre. Est en buena forma y le
gusta demostrarlo. Se ech a rer, pero su risa termin en una especie de sollozo.
Bien, vamos all suspir Todd.
Acerc la mano.
Un poco ms arriba le sugiri Jared.
Y entonces la boca lo atrap. No fue como si algo lo sujetara o lo mordiera,
sino como si hubiera puesto la mano en la boquilla de un aspirador casero. Pero no
se qued pegado, sino que fue completamente absorbido.
Crey que saldra inmediatamente por el otro lado, pero no. Pas algn
tiempo. Como Jons en el vientre de la ballena, tuvo tiempo suficiente para rogarle
a Dios que lo sacara de all. Aunque Jons seguramente no estaba dentro de una
ballena ni un gran pez ni nada parecido: estaba dentro de un gusano como aqul.
Jons se meti de algn modo por el ano de un gusano y tard tiempo en encontrar
la boca del otro lado... y cuando lo consigui, lleg a una playa. Tena que
encontrarle algn sentido a todo aquello, no? As que le dijo a la gente que se lo
haba tragado una ballena y que Dios hizo que lo lanzara a la playa.
Tard un minuto en pensar aquello, o slo un segundo, o quizs una hora.
Luego Todd se distrajo con lo que vea. Eran estrellas, todas distantes, todas
cambiantes. Y l se cruzaba con ellas a una velocidad increble. Ms rpido que la
luz. No iba en ninguna nave, no vesta ningn traje espacial, no tena nada que
respirar, pero comprenda que no necesitaba hacerlo, que poda dedicarse a
contemplar el espacio que le rodeaba. Y lo hizo. Hasta que una estrella en
particular no pas a su lado sino que se le acerc, aument de tamao y se hizo
ms brillante. Luego la esquiv y se vio lanzado hacia la superficie de un planeta a
toda velocidad. La reentrada lo carbonizara.
Pero no ardi, ni tampoco fren. Estaba cayendo hacia la superficie del
planeta y, un instante despus, sin ninguna sensacin de haber reducido su
El guardin de los sueos Orson Scott Card
166
velocidad, se encontr saliendo de cabeza de una especie de tubo estrecho que lo
oprima con movimientos peristlticos. Como si fuera un montn de mierda. Vea
el suelo, pero no consegua liberar los brazos. Iba a caer a plomo y aterrizara de
cara.
Tras un ltimo espasmo del colon del gusano, eso fue exactamente lo que
sucedi.
Pero no se hizo dao. Apenas not el golpe. Apenas senta nada.
Se agach y apoy las manos en el suelo, como si fuera a lanzarse a la
carrera, pero el suelo apenas le ofreci apoyo. O quizs era que los dedos no le
obedecan. Entonces se dio cuenta de que los arbustos sobre los que haba cado no
eran arbustos sino rboles. Era un gigante. Un gigante desnudo y casi insustancial.
Sinti la brisa en la piel y con la brisa le lleg una voz distante. Una voz que
repeta su nombre.
Todd deca. No, no, no...
Mir a su alrededor esperando ver a su madre, esperando descubrirla en la
distancia. Y s, era su madre, pero no estaba lejos. La vio enredada en las ramas de
unos rboles, con los pies en el aire.
Sujtate, Todd! deca. Aunque pareca gritar con todas sus fuerzas,
apenas la oa. Y no poda estar a ms de seis o siete metros de distancia. Bueno, a
seis o siete metros en relacin con el tamao de su cuerpo, pero a muchos ms en
relacin con el tamao de los rboles.
Y tambin se dio cuenta de que la brisa lo arrastraba. Segua de rodillas, pero
estaba deslizndose sobre el terreno.
Su madre tena razn, obviamente. Tena que enredarse en las ramas de los
rboles, dejarse atrapar por ellas para que el viento no lo arrastrase como a un
globo.
Le cost pillar el truco. Le cost moverse entre las ramas sin preocuparse de
que le sobresalieran de la piel. En realidad no le dola, notaba slo una especie de
cosquilleo, una vaga presin a veces. Dedujo que el cosquilleo era de las hojas y las
ramitas ms finas, y que la presin la ejercan las ramas ms gruesas y los troncos.
Lenta y cuidadosamente se abri camino entre las ramas entrelazadas de los
rboles hasta que logr acercarse lo suficiente a su madre para no tener que gritar,
aunque sus voces seguan siendo suaves, tenues.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
167
No comas nada le advirti ella.
Cmo podra hacerlo? se extra l.
Oh, s que puedes le asegur ella. Y tambin puedes beber, pero no lo
hagas. Eso te cambia. Te vuelve ms slido.
Y eso no es bueno?
Nunca podramos volver a casa le dijo su madre. Bueno, eso es lo que
l me dijo. Si quieres volver a casa, no comas ni bebas nada.
No has comido ni bebido nada en toda una semana?
Qu haces aqu? le pregunt ella, cambiando de tema. Por qu te has
metido por el agujero del armario?
Por qu lo hiciste t? Jared te advirti que no lo hicieras.
Cmo iba a creerle? Es un nio! Se ech a llorar. Ahora, los dos
estamos atrapados.
Dos cosas, mam dijo Todd. Primero, tenemos un plan. Pap y Jared
nos ayudarn a encontrar la boca del gusano...
La boca del gusano? le interrumpi, desconcertada.
Y, segundo, han pasado cuatro aos desde que desapareciste.
No. Una semana. Ha pasado una semana.
Cuatro aos repiti Todd. Mrame. He crecido, soy mayor. Y Jared
tambin. Durante cuatro aos hemos credo que estabas muerta.
Una semana... susurr ella. Oh, mis pobres hijos. Mi pobre marido...
Debes estar sedienta, mam. No se puede aguantar una semana sin beber
agua.
No estoy tan sedienta como pensaba que estara, pero... s, me siento muy
dbil. Creo que no tardar en soltarme de aqu. Me dejar ir y me desintegrar.
No te sueltes, mam le advirti Todd. Resiste hasta que ellos vuelvan
a utilizar la manguera.
Y le explic el plan.
Fue la semana ms larga de la vida de Jared. Quera salir para comprobar
que el culo del gusano siguiera en el cobertizo, o sentarse en su cuarto y mirar
fijamente el armario. Pero saba que, si lo haca, empezara a lanzarle cosas o se
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metera l mismo dentro para reunirse con su madre. No le pareca justo que fuera
Todd el primero en verla y reunirse con ella, cuando el nico que haba sabido lo
que pasaba desde el principio era l. Pero tambin fui el ltimo que la vio, pens
Jared. Y eso tampoco era justo. Y si se meta en la boca, ya fuera por accidente o a
propsito, quin ayudara a su padre?
Quin vigilara el regreso del elfo?
Porque lo que Jared saba del elfo era esto: no era simptico y no quera que
su madre volviera. No le haba rogado Jared que la trajera a casa la primera vez
que lo haba visto tras su desaparicin? El elfo se haba limitado a darle un
empujn para apartarlo. Le haba dolido tanto...! El elfo era muy fuerte.
Y si el elfo volva y se meta en la boca del gusano y vea a Todd y a su
madre y comprenda lo que estaba pasando, y... y los mataba? Poda hacerlo. Era
egosta y cruel, Jared estaba seguro. Le daba igual todo el mundo. Oh, no paraba
de hacer preguntas, pero l no responda ninguna. Nunca explicaba nada. De
todas formas no lo entenderas, slo eres un nio, sola decir.
Bueno, pues los nios entendan las cosas. Jared haba tenido ganas de
decrselo muchas veces, pero nunca lo haba hecho. Porque si se pona demasiado
exigente, si lo enfureca, el elfo se marchara. Y si el elfo volva a empujarlo? No
quera que el elfo volviera a empujarlo. Cuando lo empujaba le dola mucho por
dentro.
As que Jared pasaba los das con su padre. Sin Todd, Jared y su padre tenan
que encargarse de todo. Nunca se haba dado cuenta de lo mucho que trabajaba su
hermano, de lo mucho que haca. No haba sabido lo solo que iba a sentirse sin
Todd refunfuando y gritando y pelendose con l por el mando a distancia de la
tele.
Todos aquellos aos haba pensado en lo agradable que habra sido que
alguien le creyera, pero no en lo que implicara. Vale, le crean, y entonces qu?
Bueno, pues entonces haran algo. Pero siempre crey que sera el Gobierno quien
lo hiciera, o la polica, o los bomberos. Alguien que cuando supiera lo que pasaba,
dira: Oh, has perdido a tu madre dentro de una de esas cosas; vale, eso es
frecuente, danos un minuto... Ya est, aqu tienes a tu mam!
No haba sido as, por supuesto. Nadie saba nada del asunto, nadie poda
arreglarlo. Tenan que hacerlo ellos solos. As que la pregunta era: Podra volver
su madre? En parte deseaba que las cosas siguieran como estaban. Perder a su
madre haba sido malo, s, pero perder a todo el mundo no era mucho mejor. Si se
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hubiera callado, si se hubiera negado a meter aquel ltimo calcetn en la boca del
monstruo cuando Todd se lo pidi...
Si...
Entonces la culpa de que su madre nunca volviera habra sido de Jared.
Pensar as era lo mismo que desear que madre nunca regresara a casa. Soy malo y
egosta se deca Jared. Ni siquiera merezco tener una madre.
Pero bajo tanta pregunta, preocupacin y culpabilidad yaca, como un
constante latido, la esperanza. Su madre volvera a casa. Todd la encontrara, y
Jared y su padre les indicaran dnde estaba la boca en el otro lado bombeando
agua en el culo del gusano. Estaran juntos de nuevo y en parte sera gracias a
Jared, porque l saba lo que haba pasado, se lo haba enseado y haba ayudado a
recuperar a mam.
Aquella semana estuvo a punto de suspender tres exmenes. Los profesores
estaban preocupados por su repentina falta de atencin e inters. Pero le costaba
concentrarse, le costaba tomarse en serio aquellos exmenes infantiles sin sentido,
le costaba escuchar los comentarios comprensivos de los profesores.
Va todo bien en casa?
Oh, bueno, a mi hermano se lo ha tragado el mismo monstruo que devor a
mi madre, pero tenemos un plan, as que...
S, todo va bien.
Alguien te ha hecho algo?
Jared saba a qu se referan. Dejando aparte el hecho de que el gusano de su
armario se haba comido a su madre y a su hermano, tuvo que decir que nadie le
haba hecho nada.
Y lleg el viernes. Volvi a casa del colegio, se prepar algo de comer y se
mantuvo alejado del armario porque sentarse delante de l y quedarse mirndolo
lo volva loco. Nada haba salido de l y nadie, excepto aquel estpido elfo, haba
vuelto a entrar. No haba nada que ver.
Pero cuando su padre lleg a casa, la puerta del armario estaba abierta y
Jared, sentado en el suelo, contemplaba fijamente su interior, recordando la mirada
de pnico de su madre cuando aquella cosa la haba atrapado, y el aspecto que
tenan su hombro izquierdo y el resto de su cuerpo sin la cabeza y el hombro
derecho porque ya haban desaparecido, y cmo se abalanz hacia ella y aferr su
brazo izquierdo antes de que se le escapara de las manos, y cmo aquella cosa se la
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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haba tragado en dos bocados.
En dos bocados.
Qu ests mirando? le pregunt su padre con suavidad, lo cual
significaba que no lo encontraba divertido.
No se llev a mam de golpe respondi Jared. Y si la mordi y la
parti por la mitad? Y si est muerta y Todd no puede traerla a casa?
Su padre suspir profundamente.
Entonces, Todd nos lo contar cuando vuelva.
Y si no vuelve nunca?
Nos mudaremos.
Y dejaremos que otra familia encuentre el gusano?
Qu podemos hacer, Jared? Volar la casa en pedazos? Nosotros no
creamos este problema y t menos que nadie. Nos lo encontramos. Y estamos
haciendo todo lo que podemos para solucionarlo. Se sent junto a su hijo. Las
cosas pueden empeorar mucho ms... o mejorar. Pero al menos estamos haciendo
algo, y estamos haciendo lo mejor que se nos ha ocurrido. Qu ms podemos
hacer?
Jared no respondi. No tena respuesta.
Vamos, cenemos algo y veamos un DVD sugiri su padre. Qu tal
una peli de Harry Potter? Y si las vemos todas?
Nada de magia dijo Jared, temblando a su pesar. Nada de gente
volvindose invisible o regresando en el momento justo. Nada de perros de tres
cabezas ni de enredaderas que te estrangulan ni piezas de ajedrez gigantescas que
intentan matarte, ni de profesores con cara en la nuca.
La Telaraa de Carlota?
Pap, sa es para nios.
As que vieron Doce del patbulo y, cuando los doce lanzaban granadas por las
aberturas y los oficiales alemanes del refugio se dejaban dominar por el pnico y
gritaban, tambin Jared sinti pnico por un instante, pero luego pens: Al menos
los buenos hacen algo. Aunque algunos morirn, algunos nunca volvern a casa.
Quizs ellos estuvieran salvando al mundo o contribuyendo a salvarlo. Nosotros
slo estamos salvando a mam.
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Eso, para Jared, era mejor que salvar el mundo. El mundo le importaba un
pimiento.
Sbado por la maana. Jared se despert antes de amanecer. Quera
despertar a su padre pero esper, aunque no mucho. Normalmente los sbados
dorma hasta muy tarde, pero aquel da almorz con Jared un bol de Cheerios con
dos cucharadas soperas de azcar moreno, sin leche.
Eso es asqueroso coment Jared.
Es mejor que ver la leche volvindose gris con el azcar.
Tenemos que esperar hasta el medioda o algo as? pregunt Jared.
Esto contiene mucha avena y mucho salvado insisti su padre. Creo
que tendr que ir al bao antes de poder hacer nada.
S, y te leers un libro entero.
La lectura es el mejor laxante sentenci su padre con la voz de Lee
Marvin. Lo imitaba muy bien.
Tambin podras ponerte un tapn. Cuando lees, pierdes la nocin del
tiempo.
No puedo creer que ests hablando de las funciones corporales de tu
padre. Esta vez su padre finga ser Charles Bronson. No se pareca en absoluto a
Charles Bronson, pero Jared supo por algn motivo que lo estaba imitando a l.
Hoy vamos a administrarle un enema a un gusano interestelar, pap. Slo
puedo pensar en rectos.
Y su padre imit a Groucho Marx.
No dejar que nadie diga que mi chico tiene un cerebro de caca.
Caca?
Mam est a punto de volver, as que acostmbrate a decir caca otra vez.
Lo est?
La sonrisa Groucho de pap no desapareci, pero puso la voz de W. C.
Fields.
Nunca te mentira, muchacho. Ahora, termnate el desayuno y no me
molestes.
Eso es todo? Un Lee Marvin, un mal Charles Bronson, un Groucho Marx
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y un W. C. Fields?
He hecho tres imitaciones ms, pero no las has pillado. Adems, tengo la
boca llena de Cheerios.
Oh! exclam Jared, haciendo la vieja broma de los Cheerios: O-o-o-o-
oh!
1
En otro momento con aquello le habra dado pie a su padre para ponerse a
cantar: Nos vamos a ver al mago, al maravilloso Mago de Oh!, pero slo cubri
la mano de Jared con la suya.
Esta maana no tengo mucha hambre, y t?
Me ves comer algo?
Su padre se levant de la mesa.
No, pero voy a ver a un hombre con una manguera.
Jared lo sigui hasta el jardn trasero. Su padre abri el cobertizo y dej all la
ropa que haba preparado para su mujer y para Todd. Mientras, Jared desenrollaba
la manguera arrastrndola por la hierba. Naturalmente, cuanta ms manguera
rozaba el suelo, ms le costaba tirar de ella, pero eso no lo fren. Al contrario,
cuando lleg al cobertizo iba casi corriendo.
Con cuidado le advirti su padre. Hagamos esto metdicamente, paso
a paso.
Jared mir a su padre buscar el agujero fijndose en las fotos de las paredes.
Luego la meti dentro, empuj y sigui empujando y empujando.
Dame ms manguera, Jared.
El nio volvi al rollo y tir de l hasta que toda la manguera qued tensa.
Vea a su padre en el cobertizo, metiendo ms y ms manguera en el agujero.
Pareca que se estuviera esfumando mgicamente.
Est empujando grit pap. Quiere expulsarla.
No haras t lo mismo?
Abre el grifo. Del todo. Necesitamos toda la presin que las caeras
pueden darnos.
1
Juego de palabras intraducible. La marca Cheerios suena igual que la combinacin cheery
ohs, alegres ohs. (N. del T.)
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Jared gir la llave de paso del agua hasta el tope. Vea a su padre con la
espalda apoyada en los estantes, empujando la manguera para neutralizar los
esfuerzos del gusano por expulsar el enema.
Se acercaba al cobertizo para preguntarle si el agua se sala o si estaba
entrando toda, cuando vio al elfo caminando hacia l por el jardn trasero.
Procurando no acelerar el paso, sigui hacia el cobertizo y, cuando lleg,
cerr tranquilamente la puerta diciendo en voz muy alta para que su padre lo
oyera:
Hola, Eggo. Por qu nunca me habas dicho cmo te llamas?
Con suerte, su padre comprendera que era mejor que el elfo no supiera lo
que estaban haciendo.
Porque nunca me lo has preguntado respondi Eggo. Se acerc a la
cerca, al otro lado de la cual sola estar el ano del monstruo, y empez a quitarse la
ropa para guardarla en la caja. Slo cuando se hubo bajado los pantalones, dio
media vuelta y mir a Jared, que estaba apoyado en la esquina de la casa,
intentando parecer lo ms indiferente posible.
Qu ests mirando? le pregunt, desconfiado.
Te he visto todos estos aos y nunca me has dicho nada. Con Todd slo
has hablado una vez y le has contado montones de cosas.
Eras un nio.
Lo era, pero ya no lo soy.
Y qu quieres saber? Eggo termin de quitarse los pantalones. Se qued
completamente desnudo, metiendo la ropa en una bolsa de plstico antes de
guardarla en la caja.
Cundo vas a devolvernos a mam?
Yo no os quit a vuestra madre protest Eggo. No es asunto mo.
Eres como la mitad de un gusano, todo culo y nada corazn escupi
Jared.
Eggo volvi a enterrar la caja. Jared calcul que habran pasado unos cinco
minutos desde que haban empezado a bombear agua, unos trescientos segundos,
as que en el otro extremo del gusano no llevaba saliendo ni dos segundos.
Eggo lo miraba, desconfiado.
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Qu ests haciendo?
Clculos mentales respondi rpidamente Jared.
Con la manguera, quiero decir. El paso del agua est abierto, lo oigo... pero
dentro del cobertizo.
La manguera pasa por el cobertizo y sale por su ventana trasera. Es la
nica forma de regar la parte ms lejana del jardn sin tener que comprar una
manguera ms larga.
Pero Eggo no se lo trag. Camin hacia el cobertizo.
Lo que hagamos no es asunto tuyo! grit Jared. No has hecho ya
bastante? Por qu no nos dejas en paz?
Yo decido lo que es asunto mo y lo que no dijo Eggo, volvindose para
enfrentarse al nio. Qu me estis ocultando?
El elfo se dirigi al lugar donde antes apareca el resplandor y dio vueltas,
buscndolo intilmente.
Qu habis hecho? rugi Lo habis movido, idiotas! Sabis lo que
habis hecho? Nunca lo encontrar! Tardar meses!
Me alegro! grit a su vez Jared. Espero que tardes aos y aos,
porque eso sern siglos aqu, y as nunca ms tendr que ver tu fea cara y tu feo
culo!
La cara del elfo se estaba volviendo roja y dio un paso hacia Jared con la
mano alzada, como si fuera a darle una bofetada... a aplastarlo como a una mosca.
Pero luego el elfo volvi a mirar la manguera, despus el cobertizo, y se abalanz
corriendo hacia all.
Pap, no intentes pelear con l! grit Jared. Te matar!
Eggo abri la puerta del cobertizo con tanta violencia que la arranc de las
bisagras y luego la tir al jardn como si fuera un disco volador. Jared vio que su
padre lo haba odo y saba lo que estaba pasando porque, en vez de aguantar la
manguera, empuaba la motosierra y tiraba de la cuerda para ponerla en marcha.
Lo consigui en el mismo instante en que Eggo llegaba a la manguera.
Veamos lo denso que eres realmente! grit.
Eggo retrocedi un poco, pero sosteniendo la manguera y tirando de ella.
Lo habis movido! No podais moverlo!
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Pues lo hemos hecho y nunca podrs devolverlo exactamente al mismo
lugar donde estaba antes! lo desafi Jared.
Estis inundando mi ciudad! protest el elfo.
Suelta la manguera! le orden pap, acercndosele. Preferira no
comprobar cunto dao puede causarte esto!
Eggo rugi y golpe la motosierra con la mano izquierda, arrancndosela de
las manos a su padre. Pero su mano sangraba... no, chorreaba sangre.
Como nadie empuaba la motosierra, el mecanismo de seguridad la apag.
El silencio era ensordecedor.
Qu me has hecho? se quej Eggo.
Quieres llamar al 091? le pregunt irnicamente Jared.
Suelta la manguera! orden su padre.
Me desangrar!
Suelta la manguera! repiti su padre, recogiendo la motosierra del
suelo.
Eggo pateaba el suelo con el pie izquierdo, girando sobre s mismo, aullando
y sujetndose la mano herida. Era como si tuviera atornillado el pie derecho en el
suelo; de hecho, el elfo ya estaba hundido en l hasta la rodilla.
Le dijiste a Todd que no eras Rumpelstilskin, gilipollas, pero s que lo eres
lo acus Jared.
Los traeremos a casa y no podrs impedirlo le asegur su padre. La
motosierra volvi a la vida.
Con un ltimo aullido, Eggo sac el pie derecho del agujero y corri hacia la
casa, pero sin molestarse en utilizar las puertas. Embisti la pared del cobertizo y
la atraves, dejando pedazos de plstico y yeso a su paso. Jared lo sigui por el
agujero a tiempo de ver cmo el elfo se zambulla en la boca del monstruo.
Dio media vuelta. En el cobertizo, su padre estaba metiendo otra vez la
manguera en el ano del gusano.
Y si les hace dao? pregunt Jared. Ha vuelto y ahora los buscar.
Esperemos que ya estn de camino.
El agua slo ha brotado un par de segundos en su mundo.
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Entonces, esperemos que se den prisa dijo pap. Qu otra cosa
podemos hacer?
Una vez su madre hubo comprendido lo que Todd le explicaba, l se puso a
hacerle preguntas pero ella no saba las respuestas.
Si intento ir a alguna parte el viento me arrastra, o la gente me ve y me tira
piedras... o grita, o llama a los dems para que acudan y me vean, y... y voy
desnuda...
Todd saba perfectamente que iba desnuda pero, para su sorpresa, no se lo
pareca. Su aspecto era tan nebuloso, que le daba la impresin de ir vestida con las
hojas y las ramas que tena detrs. Las vea con ms claridad que a su propia
madre.
Pero, mam, tienes que saber por dnde llega.
Llega por el mismo agujero en el aire por el que llegamos nosotros.
Vale. Entonces, adnde va cuando llega?
Cmo voy a saberlo desde aqu?
Quiero decir... hacia dnde se dirige? En qu direccin se marcha?
Colina arriba o colina abajo?
S, claro, perdona. Colina abajo respondi ella por fin. Es que no... no
puedo pensar con claridad, es como si mi mente se desvaneciera igual que mi
cuerpo. Creo que he perdido retazos de ella, que el viento los dispersa, que los
rboles me los arrancan. Todd, ni siquiera s si podr volver a casa. Si regreso,
quiz muera.
All tienes ms oportunidades de vivir que aqu. Puedes cogerme la
mano?
No puedo coger nada.
Pero cuando Todd le tendi la mano, ella la asi y l la sinti en la suya. S,
poda sentirla mejor que las ramas y las hojas, porque no era tan dura, tan rgida. Si
la aferraba con fuerza, ya no senta que su cuerpo estuviera desgarrndose.
Qudate conmigo le dijo a su madre. Buscaremos la boca del gusano.
Si l va colina abajo, la boca debe de estar por all.
Cuanto ms rpido se movan, ms control conseguan... o eso pareca. Sus
pies apenas tocaban el suelo, pero no rebotaban ni eran lanzados hacia el cielo. Con
el viento soplando desde su derecha, tenan que corregir constantemente su
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trayectoria para avanzar en la direccin deseada. No tardaron en salir de los
rboles y ver la ciudad.
Tena un aspecto vagamente oriental, sobre todo por la forma de los tejados
de las casas ms cercanas. Los colores de las paredes, que haban sido chillones
alguna vez, estaban desteidos y la pintura se desconchaba. Pero no tenan tiempo
para estudiar la arquitectura. La gente pululaba en las calles, farfullando entre s.
Todd jams haba escuchado un idioma como aqul; al parecer, slo Eggo haba
podido aprender ingls. No tenan forma de hablar con aquella gente, ni de
preguntar ninguna direccin.
Claro que quiz no les hiciera falta. Porque ahora entenda por qu estaban
tan excitados: la calle estaba inundada. No haba charcos sino una corriente ms
densa que la bruma o la niebla, pero que no se diriga a ninguna parte, slo flotaba.
Comprendi que aquello era el hilillo de agua que haban enviado con la
manguera en la primera prueba. Slo que, en aquel mundo, ese hilillo significaba
mucha agua. Y tambin significaba que la posicin original de la boca del gusano
no estaba lejos.
Vamos, vamos urgi a su madre, arrastrndola alrededor de la multitud.
Espera, esa agua es de nuestro mundo, verdad? pregunt. Es que
estoy tan sedienta...
Todd no crea que fuera buena idea acercarse a la gente. No poda obligar a
su madre a continuar, pero no tena por qu preocuparse. Estaban todos tan
desconcertados por la presencia del agua que apenas se sobresaltaron; es ms, se
apartaron. Slo algunos gritaron aterrorizados y se alejaron corriendo. Ella se
arrodill junto a la corriente de agua y bebi de ella.
Todd vio que su madre ganaba solidez a medida que beba. Al parecer, la
falta de agua la haba secado, marchitado. Pareca ms slida ya... y ms desnuda,
pero eso segua sin molestarlo: era como ver a un beb desnudo. Tenan cosas que
hacer y no podan perder tiempo preocupndose por la desnudez.
Deriv hacia ella, pero en cuanto toc el agua la sinti familiar, real... fra y
hmeda. Tuvo que esforzarse para llegar hasta donde estaba arrodillada.
Ya basta, mam. Djalo. Vmonos antes de que empiecen a preguntarse lo
slidos que somos.
Su madre bebi un poco ms y le dio la mano. Ahora que ella se sostena ms
sobre sus pies, que tena ms fuerza en las piernas, se movan mejor. Pero el hecho
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de ser ms slidos tambin los haca ms vulnerables al empuje del viento.
No tardaron en encontrar la fuente del agua: una casa. La gente haba
derribado la puerta para descubrir la causa de aquella pequea inundacin, o
quiz para asegurarse de que nadie se estuviera ahogando en el interior.
Todd se dio cuenta de que el agua tambin corra en otra direccin partiendo
de la misma casa.
Cuando movimos el ano del gusano, la manguera sigui dentro de l unos
cuantos pasos. Creo que ahora la boca debe de estar siguiendo esa direccin.
Su madre se detuvo un instante y volvi a beber.
Necesito agua.
All donde vamos hay mucha agua le record Todd.
Pero no sabes dnde vamos, slo... slo en qu direccin.
Mam, slo dimos unos pasos antes de que la manguera se cayera, pero
aqu pueden ser cientos de metros. La boca podra estar a ms de un kilmetro,
tenemos que seguir movindonos.
Una multitud de gente, muchos de ellos nios, los siguieron mientras se
internaban en las calles. Todd intent seguir en lnea recta a partir del final de la
segunda corriente de agua, pero las calles no cooperaban. Cuando llegaron frente a
la verja que circundaba un parque lleno de hierba verde y rboles majestuosos, no
estuvo seguro de por dnde cortara exactamente el parque el chorro de la
manguera, pero saba que ya estaban cerca. Cuando la verdadera inundacin
llegara hasta all, sera mucho ms fcil de descubrir.
Oyeron un fuerte estrpito y, cuando Todd mir de dnde vena, vio un
muro de agua aproximndose a la verja, hacia ellos. No tena sentido intentar
atravesarlo, deban sortearlo. Y la nica forma de conseguirlo era pasar por encima
de l.
Guio a su madre hasta un rbol. En aquel parque tan despejado no podan
saltar de rbol en rbol porque estaban demasiado separados. Su nica posibilidad
era saltar y esperar que el viento los arrastrara.
Fue lento, pero hicieron progresos y Todd calcul acertadamente hasta qu
punto la brisa influa en su vuelo. Era casi estimulante saltar en el aire, dejarse
llevar y descender poco a poco por encima del agua.
No tardaron en descubrir que el agua flua de una casa enorme. El estrpito
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que haban odo lo haba provocado el desmoronamiento de la fachada de piedra
de la casa cediendo a la presin de la espesa niebla. Pareca absurdo. El agua sala
de la manguera por aquel extremo del gusano a tanta velocidad y con tanta presin
que no haba sido ella la que haba derribado el muro, sino la fuerza explosiva de
la presin del aire.
Oy que alguien gritaba a su espalda. Eso no fue ninguna sorpresa, pero lo
fue que los gritos se acercaran cada vez ms. Casi toda la gente haba huido al ver
el muro de agua, pero ahora alguien se acercaba. Alguien a quien le resultaba
mucho ms fcil atravesar el agua que a Todd y a su madre, ya que apenas era
bruma para l por espesa que fuera.
Era Eggo. Y les apuntaba con algo.
Un arma. Tena un arma.
Eggo dispar, y la bala atraves a Todd. La sinti, pero no como una
punzada de dolor, sino como una especie de eructo, de ruido sordo. Aunque eso
no implicaba que el dao no fuera real.
Por qu haces esto? pregunt Todd, pero Eggo no lo oa. Ve hacia la
casa, mam. Le solt la mano. Vete! No hagas que todo nuestro esfuerzo
haya sido en vano!
Ella lo mir angustiada, pero sigui avanzando.
Todd se acerc a Eggo, que ya recargaba el arma... y lo haca por la boca del
can. Era un mosquete. Agradeci al cielo que no se le hubiera ocurrido hacerse
con un AK-47.
No seas estpido! Detente! grit el chico.
Ahora s que lo oy.
No! Lo has fastidiado todo!
Cuanto antes volvamos a casa, antes dejar de fluir el agua!
No me importa! respondi el elfo, tambin a gritos. sa es la mansin
del rey, idiota! Habis destrozado la mansin del rey!
Y t puedes salvar al resto de la ciudad permitiendo que nos vayamos!
Djanos ir y sers el hroe que termin con la riada!
El arma de Eggo estaba cargada y apuntando a Todd, que se encontraba lo
bastante cerca para sufrir esta vez daos mucho mayores... pero el elfo no dispar.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Est bien! convino. Marchaos! Disparar por encima de ti, pero
acta como si tuvieras miedo!
No tendr que actuar susurr Todd.
Pero no poda cambiar de direccin en el aire, y saba que si caa en medio de
la corriente, sta lo arrastrara.
Dame un empujn! le grit a Eggo.
El elfo corri hacia l y le tendi el can del mosquete, al que Todd apenas
pudo aferrarse con sus tenues dedos. Eggo utiliz su arma como si fuera una caa
de pescar para lanzarlo hacia el palacio del rey, donde su madre ya llegaba al
enorme agujero del que segua manando agua.
No tardaron en entrar, utilizando los candelabros de pared, las lmparas y el
mobiliario para avanzar por el aire y sobre el agua. Por fin encontraron el punto
donde el extremo de una enorme y gruesa manguera expulsaba un volumen
increble de agua helada a toda potencia. Todd cometi el error de cruzarse en el
camino del chorro y sinti que se le rompan la mitad de las costillas. Cay en la
corriente. Su madre grit y descendi para ayudarlo, lo que la salv de recibir el
azote del chorro que cambiaba de direccin constantemente, porque la manguera
se agitaba como un ltigo debido a la presin.
Tendremos que pasar por debajo dijo l. Fjate en qu punto la
manguera parece surgir de la nada. Tenemos que trepar a ella hasta la boca del
gusano.
Esta vez fue su madre quien arrastr a Todd por la corriente, manteniendo
apenas la cabeza por encima del agua para respirar. Al final consiguieron situarse
ms all del extremo de la manguera y, aunque sta segua azotando el aire
incontrolablemente, su base, el punto en el que apareca surgida de la nada, estaba
slidamente anclado.
La manguera tena justo el tamao adecuado para que Todd la sujetara con
ambas manos.
T primero! le grit a su madre. Trepa por la manguera y, cuando
salgas por el otro lado, diles que cierren el paso del agua pero que no la saquen
hasta que aparezca yo.
Cuando la mano de su madre pas ms all del punto en que la manguera
desapareca, tambin desapareci.
Eso es! Sigue avanzando! la apremi Todd. No te detengas, veas lo
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que veas. Sigue adelante!
Mientras su madre desapareca, gir la cabeza para echar un ltimo vistazo a
la sala y vio en las puertas a un grupo de soldados embutidos en vistosos
uniformes. Les apuntaban con sus arcos.
Oh, bueno pens, al menos no son armas de fuego.
La motosierra yaca sobre la hierba. Jared, de pie junto a ella, observaba a su
padre pelear con la manguera como si fuera una pitn. Por ms que se empeaba
en empujarla hacia el punto en el que se volva invisible, no poda impedir que
retrocediera ms y ms. De repente sali otra curva y su padre adelant las manos
hacia el nuevo extremo visible. Y si su madre y Todd no se encontraban cerca del
punto donde hubiera aparecido la manguera en el otro lado? Tanto trabajo para
nada?
Entonces, resbalando por la manguera, apareci una mano de la nada.
Su padre solt la manguera, aferr la mano y tir de ella.
La cabeza de su madre sali por el agujero.
Cerrad el agua! dijo con voz ronca. Cerradla, pero mantened la
manguera en su sitio...!
Jared corri hacia la llave de paso, la cerr, dio media vuelta y...
Y vio el extremo de la manguera en el suelo. Su madre se haba enredado en
ella y la haba arrastrado, sacndola del agujero. Ya nada sala del ano del gusano.
Cmo iba a volver Todd ahora?
Su padre y su madre se abrazaban. Al mismo tiempo, su padre intentaba
ponerle una camiseta para cubrir su desnudez.
Y Todd? grit Jared.
Ahora llegar intent tranquilizarlo mam. Vena detrs de m.
La manguera se ha salido del gusano!
Al parecer no se haban dado cuenta. Su padre se abalanz hacia el extremo
de la manguera, que an goteaba, e intent reinsertarlo, frentico. Su madre, con la
camiseta todava en el cuello, intent ayudarlo, pero todava jadeaba y termin
desplomndose.
Su padre solt un grito y el extremo de la manguera al mismo tiempo.
Vena detrs de m... susurr su madre.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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No estaba del todo inconsciente, y Jared la ayud a levantarse. Su padre se la
llev a la casa.
Jared recogi el extremo de la manguera e intent introducirlo en el gusano.
Encontrar el agujero era difcil, pero empujar la manguera lo era mucho ms.
Hasta que comprendi que ya no necesitaban la manguera. Ya no tenan que
bombear agua.
Busc el rastrillo y meti el mango por el agujero. Como era rgido, fue
mucho ms fcil. Aunque Jared tuvo que emplear toda su fuerza, eso hay que
reconocerlo, finalmente lo consigui. Encaj todo el mango hasta las pas
metlicas y lo sostuvo firmemente, apuntalando los pies en el estante inferior de la
pared del cobertizo.
El mango sigui presionando contra l. El gusano intentaba expulsarlo y lo
empujaba hacia atrs, pero resisti. Y sigui resistiendo hasta que estuvo
demasiado cansado y el vientre y las caderas le dolan como nunca le haban
dolido. Pero resisti.
Y entonces una mano que sujetaba el mango surgi del agujero. Esta vez,
Jared tir del mango hasta sacarlo del ano del gusano. Y con l, sali Todd.
Estaba sangrando por una multitud de heridas que parecan pinchazos.
Me han disparado le explic Todd. Y se desmay.
Su madre pas dos das en el hospital, rehidratndose y recuperndose. Le
hicieron un milln de preguntas sobre qu le haba sucedido y dnde haba estado
aquellos cuatro aos y cuatro meses. Ella repiti una y otra vez que no recordaba
nada, que acababa de meter a Jared en la cama y, al instante siguiente, ya estaba en
el cobertizo, jadeando, intentando recuperar el aliento, sintindose como si alguien
la hubiera estirado tanto que un soplo de viento habra bastado para hacerla
pedazos.
Tambin le hicieron preguntas a Jared. Qu viste? Cmo la encontraste?
Sabes quin hiri a tu hermano?
Y a su padre. Y todo lo que dijeron ambos fue:
Encontramos a mam en el cobertizo. Y despus de llevarla hasta la casa,
salimos y Todd estaba all, sangrando. Entonces llamamos al 091.
Porque su padre les haba dicho a su madre y a Jared:
Nada de mentiras. Decid la verdad. Hasta que desapareci mam, y desde
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que mam y Todd reaparecieron. Sin explicaciones. Sin dudas ni suposiciones.
Ninguna. No sabemos nada. No nos acordamos de nada.
Jared no se molest en decirle que ese no nos acordamos de nada era una
mentira de campeonato. Saba lo suficiente para comprender que la verdad
convencera a todo el mundo de que eran unos mentirosos y que slo las mentiras
convenceran a todo el mundo de que estaban diciendo la verdad.
Tras su operacin, Todd tard tres das en recuperar la conciencia, y despus
tuvo que luchar contra una fiebre devastadora y una infeccin que los antibiticos
no podan curar. En su delirio, nada de lo que deca pareca tener sentido... al
menos para los policas y los mdicos. Arqueros, elfos, gofres, Eggo, gusanos con
bocas y anos, viajes espaciales, inundaciones... En definitiva, deliraba.
La polica hall manchas de sangre en la motosierra, pero dado que las
heridas de Todd parecan meros pinchazos y aquellas manchas no encajaban en
ninguna de las pruebas tpicas, no llegaron a ninguna conclusin. Quizs aquello
terminara como un expediente X, pero desde luego no terminara en los juzgados.
Cuando Todd despert, su padre y Jared estaban junto a su cama. Y su padre
slo tuvo tiempo de decirle que era una lstima que no se acordara de nada antes
de que un detective y un doctor cayeran sobre l, preguntndole qu le haba
pasado, quin le haba hecho aquello y dnde se haba hecho aquellas heridas.
En otro planeta respondi Todd. Viaj por el espacio para llegar hasta
all. No quera soltar la manguera, pero se me escap de las manos y me perd,
hasta que el mango del rastrillo me golpe el hombro, me aferr a l y regres a
casa.
Aquello fue incluso mejor que lo de la amnesia, porque el doctor qued
convencido de que segua delirando y dej a Todd, a su padre y a Jared en paz.
Ms tarde, cuando Todd claramente ya no deliraba, prepar su propia versin de
lo de la amnesia mezclndola con los extraos sueos que haba tenido mientras
estaba en coma.
Finalmente, el mdico dijo que las heridas de Todd eran consistentes con las
que habran producido flechas minsculas pasadas de moda que no le hubieran
sido arrancadas. Pareca como si las flechas hubieran penetrado en su cuerpo y
despus se hubieran disuelto de algn modo, no saba cmo. Respecto a dnde
haba estado su madre todos aquellos aos, no tenan ninguna pista. Aparte de la
deshidratacin y una severa y generalizada prdida de peso, pareca gozar de
buena salud.
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Cuando por fin volvieron a estar juntos en casa, no hablaron mucho del
tema. Slo una vez, para que todos supieran lo que le haba pasado a cada cual y,
despus, se acab.
Su madre no asimilaba los aos perdidos, lo mucho que haban crecido Todd
y Jared. Se culpaba por haber estado ausente todo aquel tiempo, pero su padre la
regaaba.
Todos hicimos lo que cremos conveniente en su momento le deca.
Todos lo hicimos lo mejor que supimos y ahora volvemos a estar juntos. Todd
tiene algunas cicatrices interesantes y t tendrs que tomar pastillas de calcio
debido a la prdida de masa sea. As que slo queda una cosa por solucionar: la
boca del gusano en el armario; el ano del gusano en el cobertizo.
La solucin no fue elegante, pero s eficaz. Primero engancharon una ltima
vez el ano con el mango del rastrillo, cubrieron el conjunto con una lona y lo
arrastraron hasta el coche. Aparcaron junto al lago y volvieron a arrastrarlo hasta
el borde de un precipicio; luego, antes de recuperar el rastrillo, empujaron el ano lo
ms lejos posible del borde mientras padre y madre sujetaban a Todd firmemente
para que no cayera.
Que Eggo volviera si quera. Dado lo denso que era, seguramente no se
herira en la cada, pero aquella entrada sera de lo ms inconveniente.
Con la boca del armario les cost ms porque no podan moverla desde
aquel lado. Primero descargaron un camin de estircol en el jardn, que
transportaron en carretilla al interior de la casa, al dormitorio de Jared, donde se
fueron turnando para meter el estircol a paletadas por la boca del gusano.
Saban que al otro lado se creara una fina niebla de estircol y que el viento
la extendera por toda la ciudad. Enormes cantidades de estircol surgiran
rpidamente del ano del gusano.
Cuando la carga del camin iba por la mitad, la boca desapareci del
armario. Eggo la habra movido desde su extremo, que era justo lo que pretendan.
Despus, por supuesto, tuvieron que librarse del hedor del estircol y
repartir el resto por el jardn, a pesar de las protestas de los vecinos por la peste,
hasta que un par de das de lluvia arreglaron el problema. La prxima primavera
tendran un csped estupendo.
A Todd slo le quedaba una cosa por averiguar. Una noche, cuando estaba a
solas con su madre viendo el ltimo episodio de Orgullo y prejuicio, de la BBC, le
pregunt:
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Qu viste durante el viaje? La expresin perpleja de su madre le hizo
aadir: Entre los mundos.
Ver? Qu viste t?
Fue como si estuviera en el espacio, slo que poda respirar le cont
Todd. Iba ms rpido que la luz, y haba estrellas por todas partes, y empec a
caer sobre el planeta, y... y all estaba.
Ella sacudi la cabeza.
Creo que cada uno ve lo que quiere ver. Lo que necesita ver, quiz. Yo no
vi el espacio. Ni vi estrellas. Slo a Jared y a pap esperndome. Hacindome
seas. Dicindome que volviera a casa.
Y la manguera?
No la vi en todo el viaje. Poda sentirla en mis manos, pero lo nico que vi
fue... nuestro hogar.
Todd asinti.
Pero era otro planeta, verdad? Aunque no vieras el espacio durante tu
viaje, era un lugar real. Y estuve all.
Estuviste all le confirm su madre.
Sabes qu?
Espero que no me digas que querras volver.
Ests de guasa? rio Todd. Ya he tenido bastante de viajes espaciales.
He completado mi cupo.
No hay nada como el hogar dijo su madre, acompaando su afirmacin
de un taconazo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
186
NOTAS SOBRE EL NIO DEL ESPACIO
El encargo de Gardner Dozois y Jack Dann era bastante simple: escribe un
relato clsico de aventuras con nios en el espacio.
Eh!, de nios en el espacio... no es de lo que suele escribir Card?
Acept el encargo con la firme intencin de cumplirlo al pie de la letra. De
hecho, pensaba escribir una historia ambientada en la Escuela de Combate de
Ender. De esa forma, no slo tendra una aventura de nios-en-el-espacio, sino
que estara relacionada con el universo de Ender.
Pero la fecha de entrega se acercaba y no se me ocurra una sola idea que
funcionara y que me apeteciera escribir. Haba pensado en una extraa historia
sobre un monstruo en el armario que se coma a la madre del protagonista. Pero
qu tena que ver eso con nios-en-el-espacio? Por el amor de Dios, aquello iba
de nios-en-un-cuarto!
Pero...
Como suelo decirles a los aspirantes a escritor desde hace muchos aos, las
mejores obras suelen surgir de una yuxtaposicin de ideas sin aparente relacin
entre s. Mi carrera est llena de ejemplos.
Mi segunda novela, Un planeta llamado Traicin, se basa en un mapa que yo
mismo garabate y en el que empec a poner nombre a mis pases imaginarios
basndome en nuestro mundo real. Combin aquello con otra idea sobre gente que
pudiera regenerar partes de su cuerpo a voluntad, incluso generar miembros que
nunca haban tenido, de forma que podan tener un brazo o una pierna de ms, o
cualquier otra parte del cuerpo.
La idea de Esperanza del venado surgi en mi primera clase sobre escritura, y
parta de que el poder mgico resida en la sangre y dicho poder lo tena una mujer
que haba asesinado a su propio hijo. Combin esa idea con el intrigante mapa de
una ciudad en la que, dependiendo de la puerta por la que entrases, podas
encontrarte en lugares completamente diferentes.
Incluso El juego de Ender se bas originalmente en la idea de una sala de
El guardin de los sueos Orson Scott Card
187
combate segura, en la que los soldados se entrenaban para el combate espacial y
cuyas paredes impedan que se perdieran a la deriva por el espacio. La combin
con otra de unos nios que jugaban a un complejo videojuego espacial; las rdenes
que tecleaban en sus ordenadores eran seguidas por pilotos reales enzarzados en
una lejana batalla espacial.
La tensin que se crea entre ambas ideas, la lucha por hacerlas encajar,
estimula la creatividad y llegas a producir un material realmente bueno.
Eso me pas con este relato. Tena la idea monstruo-del-armario-que-se-
come-a-mam y necesitaba un nio que viajara de planeta en planeta, as que... Y
si el monstruo del armario era en realidad una criatura, una especie de lombriz que
viva del diferencial energtico entre universos? El mismo gusano tendra una boca
y un ano en ambos mundos, y los objetos que entraran por un extremo seran
expulsados intactos por el otro, ya que la criatura slo digerira energa en su
forma ms pura. Los objetos slidos y las criaturas vivas slo actuaran como
fibra.
Se lo coment a Gardner, porque no estaba seguro de que se adaptara a los
parmetros de la antologa. Me dio el visto bueno quiz porque la fecha lmite
estaba muy cerca y le era imposible encontrar a otro escritor que entregara a
tiempo, y termin escribiendo un relato que me gust ms incluso de lo que me
esperaba. Despus de su primera aparicin, en Escape from Earth: New Adventures in
Space, lo public como novela corta para adolescentes Subterranean Press, y ahora
estoy desarrollando el guion para una pelcula. Nunca sabes hasta dnde puede
llevarte la desesperacin de una fecha de entrega.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
188
ngulos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
189
3000
Hakira disfrut sobrevolando las calles de Manhattan. Los armazones
oxidados de los viejos edificios parecan esqueletos de antiguos leviatanes
embarrancados en la playa, pero l oa las voces, los clxones, la maquinaria en
movimiento de las calles atestadas, y ola los humos, los tubos de escape y el aceite
recalentado aunque lo nico que viera a sus pies fueran las copas de los rboles
crecidos en aquellas calles ya desaparecidas. En un mundo tan despoblado como
aqul, no haba razn para desmantelar las ruinas ni podar los rboles, que se
convirtieran en monumentos para el disfrute de los visitantes ocasionales!
Muchos lugares del mundo seguan superpoblados. La mayora de la gente
disfrutaba de la compaa humana o como mnimo la necesitaba, como haba
ocurrido siempre; incluso los reclusos preferan tener a alguien cerca de vez en
cuando. Los satlites y las redes de comunicacin terrestre seguan uniendo el
mundo; los puertos se dedicaban a los viajes y el comercio ligero, como el de fruta
fuera de estacin y verdura destinada a consumidores que preferan no
desplazarse hasta su pas de origen. Pero, cuando el ao 3000 estaba a punto de
finalizar, existan lugares como aqul, en los que pareca que el planeta Tierra
estuviera casi despoblado, como si la humanidad se hubiera trasladado a otro
lugar.
Lo cierto es que probablemente haba ms seres humanos vivos de lo que
nadie hubiera credo posible. Ningn ser humano haba abandonado el Sistema
Solar, y apenas un puado viva en otro lugar que no fuera la Tierra. Una de las
Tierras en realidad... uno de los ngulos de la Tierra. En los ltimos quinientos
aos, millones de personas haban cruzado a travs de curvadores para colonizar
otras versiones de la Tierra en las que la humanidad nunca hubiera evolucionado.
Ahora, un mundo con slo mil millones de habitantes pareca repleto.
De los billones de personas cuya existencia se conoca, la que Hakira se
dispona a visitar viva en una casa de doscientos aos de antigedad situada en la
costa sureste de la isla, donde en los viejos tiempos se situaba la artillera para
controlar el puerto; cuando el Atlntico llegaba ms tierra adentro, cuando los
invasores llegaban en barco.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
190
Hakira hizo aterrizar su transporte en el prado, all donde le indicaba la seal
de localizacin. Apag el motor y sali al vigorizante aire de una maana
veraniega, a pocos kilmetros del glaciar ms cercano. Lo esperaban, as que las
alarmas de seguridad no se dispararon y las luces iluminaron un sendero que se
internaba en el oscuro bosque.
Como su anfitrin era un poco ostentoso, no tardaron en flanquearlo un par
de tigres dientes de sable. Podan ser una simulacin creada por ordenador pero,
conociendo la reputacin de Moshe, probablemente se trataba de reproducciones
genticas muy caras, condicionadas sin duda para que su comportamiento
agresivo aflorara nicamente bajo una orden directa. Y Moshe no tena razones
para azuzarlos contra Hakira. Al fin y al cabo, eran almas gemelas.
El sendero desembocaba en un prado, y dio varios pasos antes de darse
cuenta de que aquel prado era el tejado de una casa, porque, aqu y all, entre la
hierba y las flores, sobresalan claraboyas inclinadas. El sendero describa una
curva y se converta en una rampa que dominaba el Hudson a lo largo de la
fachada lateral de la casa. Al final lleg a una puerta.
Y la puerta se abri.
Un radiante Moshe apareci vestido con un kimono.
Pase, Hakira, pase! Se ha tomado su tiempo!
Acordamos el da, no la hora.
No importa la hora, siempre es buen momento. Me refera a que, segn mi
sistema de seguridad, ha hecho la gira completa.
Manhattan. Un lugar muy triste, como un sueo irrecuperable.
Tiene alma de poeta.
Nunca me haban acusado de eso.
Porque es usted japons puntualiz Moshe.
Se sentaron frente a una chimenea cuyo fuego pareca real. No humeaba pero
calentaba, as que Hakira se sofoc un poco cuando se inclin hacia l.
Hay poetas japoneses.
Lo s. Pero en qu piensa todo el mundo cuando oye hablar de los
japoneses errantes?
Hakira sonri.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
191
Pero usted tiene dinero.
No vale nada al cambio replic Moshe. Y lo que tampoco tengo, como
no tienen ustedes, es un hogar.
Hakira mir a su alrededor, contemplando el lujoso saln.
Supongo que, tcnicamente, esto es una cueva.
Una patria. Durante nueve siglos y medio, su pueblo ha podido ir a
cualquier parte del mundo excepto a una, un archipilago de islas que antes se
llamaban Honshu, Hokkaido, Kyushu...
Hakira, repentinamente abrumado por la emocin, alz la mano para
detener la cruel enumeracin.
S que su pueblo tambin fue expulsado de su tierra natal...
Repetidamente reconoci Moshe.
Espero que me perdone, pero me resulta imposible imaginar que nadie
aore un desierto junto a un mar muerto tanto como se pueden aorar unas islas
exuberantes estranguladas durante casi mil aos por el dragn chino.
Seco o hmedo, llano o montaoso, el hogar al que se nos prohbe volver
siempre es hermoso en nuestros sueos.
Quin tiene ahora alma de poeta?
Su organizacin fracasar, lo sabe.
No s nada de eso, seor.
Fracasar. Porque China nunca ceder. Si lo hiciera, estara admitiendo
una equivocacin... y nunca la admitir. Para ellos, ustedes son unos intrusos. El
Consejo de Paz puede emitir tantas resoluciones como quiera, que los chinos
seguirn impidiendo que los japoneses visiten sus islas. Y utilizarn como excusa
el argumento, perfectamente vlido por otra parte, de que, si tanto desean ver
Japn, slo tienen que irse a un ngulo diferente. Seguro que habr muchos donde
sus turistas y sus dlares sean bienvenidos.
No dijo Hakira. Esos otros ngulos no son este mundo.
Pero lo son.
Pero no lo son.
Bueno, se es nuestro dilema. Hagamos o no hagamos negocios, todo gira
en torno a ese asunto. Qu quieren de ese archipilago concretamente? La tierra?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
192
Ya pueden visitarlo y se nos ha dicho que, a causa de una incoherencia inanimada,
es verdaderamente la misma tierra, no importa en qu ngulo la habiten. O su
deseo no es simplemente ir all, sino ir all porque de esa forma desafan a los
chinos? Los mueve el odio?
No, rechaz ambas interpretaciones neg Hakira. No me importan los
chinos. Y ahora que ha planteado el problema en esos trminos, me doy cuenta de
que no lo tengo muy claro. Porque cuando hablo de la preciosa tierra del sol
naciente, lo que de hecho aoro es una nacin japonesa asentada en esas islas, sin
que ninguna otra la moleste, autogobernndose como hemos hecho desde los
comienzos de nuestra existencia como pueblo.
Ah, veo que a lo mejor s que podremos hacer negocios. Porque puedo
garantizarle lo que su corazn anhela.
El mo y el de todo el pueblo kotoshi.
Ah, los eternamente optimistas kotoshi. Significa este ao, no? Como
cuando nosotros decimos este ao regresaremos.
Como cuando su pueblo dice el ao prximo en Jerusaln.
Un Japn en el que los japoneses lleven gobernando los ltimos mil aos,
un mundo en el que no sean unos legendarios creadores de juguetes desarraigados
sino una nacin ms entre todas las naciones, y una de las ms grandes. sa es la
patria a la que quiere regresar?
S admiti Hakira.
Pero ese Japn no existe en nuestro mundo, ni siquiera ahora que los
chinos ya no necesitan ni la mitad del territorio de su original China Han. As que
no quiere el Japn de este mundo, verdad? El Japn que quiere es una fantasa, un
sueo.
Una esperanza.
Un deseo.
Un plan.
Se le ha ocurrido que ese Japn puede no existir en ninguno de los
ngulos del mundo?
Esto no es como lo de la enorme biblioteca del cuento, en la que se dice
que, de entre todos los libros que contienen todas las combinaciones de todas las
letras, hay uno que narra la verdadera historia del mundo. Existen muchos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
193
ngulos, s, pero nuestra habilidad para diferenciarlos no es infinita. En muchos de
ellos la vida ni siquiera ha evolucionado y el aire es irrespirable. Es un
experimento que no hay que tomarse a la ligera.
Oh, por supuesto. El problema es encontrar un mundo lo ms parecido al
nuestro donde ya exista una nacin llamada Japn (o Nipn, supongo) en la que se
hable japons... Usted habla japons, verdad?
Mis padres no me hablaron en otro idioma hasta que a los cinco aos tuve
que ir al colegio.
S, bien, encontrar un mundo as ser un milagro.
Y buscarlo sera de locos.
Pero lo han buscado.
Hakira esper, pero Moshe no dijo nada.
Y lo han encontrado?
Qu valdra para ustedes si lo hubieran hecho?
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194
2024 ngulo
Eres un cientfico dijo Leonard. Esto no est a tu altura.
Tengo vdeos dijo Bto. Con un reloj mecnico incorporado para que
se vea el paso del tiempo. La silla se mueve.
No puedes hacer nada que alguien no haya fingido ya en algn lugar y en
algn momento sin xito.
Por qu iba a fingirlo? Cuando publique esto mi carrera habr terminado.
Justo lo que te estaba diciendo, Bto. Eres ante todo gelogo, y los gelogos
no estudian los poltergeist.
Qudate conmigo, Leonard. Mralo.
Cunto tiempo?
No lo s. A veces es instantneo y otras tarda das.
No puedo perder das.
Juguemos a cartas como solamos hacer en la facultad. Pero antes fjate en
la silla. No est pegada al suelo, ni le he atado una cuerda o un hilo. Es una silla
normal en todos los sentidos.
Pareces un mago en plena actuacin.
Pero la silla es normal.
Eso parece.
Parece? Est bien, no te fes si no quieres. Muvela. Ponla donde quieras.
Muy bien. Puedo ponerla boca abajo?
Dar igual.
Encima de la puerta?
No me importa.
Y mientras, jugaremos a cartas?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
195
Reparte.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
196
2090
Es el problema de la memoria. Hemos trazado todo el mapa del cerebro,
podemos rastrear la actividad de cada neurona y de cada sinapsis, hemos
analizado la composicin qumica de las clulas, podemos encontrar sin ninguna
clase de ciruga qu punto del cerebro controla cada msculo o dnde se originan
las percepciones. Incluso podemos estimular el cerebro para que rastree los
recuerdos. Pero eso es todo. No sabemos cmo se almacena la memoria ni dnde.
S que en vuestros libros de texto de secundaria, y quizs en vuestras
primeras clases en la universidad, lesteis que el de la memoria fue el primer
problema que resolvimos, pero es una confusin. Descubrimos que, una vez
localizado un recuerdo concreto, si se destrua esa porcin de cerebro (y eso era lo
que suceda en otros tiempos porque se usaba un equipo tosco que mataba miles
de clulas a la vez, lo que era un despilfarro increble y potencialmente demoledor
para el sujeto), si ese punto concreto era destruido el recuerdo no se perda, sino
que reapareca en alguna otra parte.
As que, durante muchos aos, cremos que los recuerdos estaban
almacenados hologrficamente; es decir, en pequeos fragmentos repartidos por
muchos lugares distintos, de modo que la prdida de un pequeo detalle aqu o
all no causaba la prdida de toda la secuencia. No obstante, esto result ser una
quimera, porque, cuando nuestras investigaciones se fueron haciendo ms y ms
precisas, descubrimos que el cerebro tiene un lmite y que un sistema de
almacenamiento de recuerdos como se ocupara el cerebro entero de un nio
antes de que ste cumpliera tres aos. Porque, sabis?, no perdemos ningn
recuerdo. Algunos nos cuesta recuperarlos, y la gente suele olvidar cosas, pero no
por un problema de almacenamiento sino de recuperacin.
Porciones de nuestra red neuronal se estropean o se colapsan, as que el
rastro se pierde, o la ruta es tan extensa que no conseguimos enlazar el recuerdo A
con el recuerdo B sin pasar por otros tan poderosos que nos distraen del intento de
recuperacin. Pero, con tiempo (o estimulando la ruta del recuerdo emparentado)
todos los recuerdos pueden ser recuperados. Todos. Cada instante de nuestra vida.
No podemos recuperar ms de lo que nuestra percepcin y nuestros sentidos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
197
hayan captado, pero eso no cambia el hecho de que, efectivamente, podemos
recuperar todos y cada uno de los momentos de nuestra infancia o todos y cada
uno de los momentos de esta clase. Podemos recuperar cualquier pensamiento
consciente... aunque no el flujo inconsciente subyacente. Todo est almacenado en
alguna parte. El cerebro slo es el mecanismo de recuperacin.
Eso ha llevado a algunos observadores a concluir que de hecho existe una
mente, quizs incluso un alma... una parte no fsica del ser humano ms all de lo
mensurable. De ser as, se encuentra ms all del alcance de la ciencia. No obstante
soy un cientfico y, con mis colegas (algunos de los cuales una vez se sentaron en
las mismas sillas que ahora ocupis vosotros), he trabajado mucho y muy duro
para encontrar una explicacin fsica. Algunos han criticado esos esfuerzos, porque
indican que mi fe en la inexistencia de lo inmaterial es tan ciega que me niego
incluso a creer en la prueba material de la inmaterialidad. No os riis, es una
objecin vlida. Pero mi respuesta es que no podemos demostrar el carcter
insustancial de la mente por el mero hecho de que somos incapaces de detectar la
materia de la que est hecha.
Me alegra deciros que nos han comunicado que la revista Mente (no
aspirbamos a otra revista que no fuera la mejor sobre el tema) ha aceptado el
artculo en el que detallamos nuestros descubrimientos. No tenemos una
respuesta, pero removeremos un poco el campo de investigacin y plantearemos al
menos la posibilidad de una respuesta material al problema de la memoria. Porque
hemos descubierto que, cuando se accede a las neuronas en busca de un recuerdo,
en dichas neuronas se producen diversos tipos de actividad. Ha costado mucho
descifrar la bioqumica, desde luego, pero otros investigadores ya han estudiado
todas las reacciones qumicas que se producen en las clulas, y en ese aspecto
nosotros no hemos descubierto nada nuevo. En el de la electroqumica tampoco,
porque se ocupa simplemente de cmo las rdenes ms bsicas se transmiten de
neurona en neurona... Un poco como estudiar la diferencia entre pintar con un
aerosol o con un pincel con un solo pelo.
Nuestra investigacin comenz en el mbito inframolecular, por supuesto,
intentando descubrir si las clulas cerebrales eran de algn modo capaces de
cambios atmicos, de cambios en la disposicin de protones y neutrones o en la
informacin codificada en el comportamiento de los electrones. Pero tambin
result ser un callejn sin salida.
La invencin del muonoscopio lo ha cambiado todo, sin embargo. Porque al
fin disponemos de un medio inocuo de explorar el estado exacto de los muones en
El guardin de los sueos Orson Scott Card
198
porciones infinitesimales de tiempo, y hemos sido capaces de descubrir
asombrosas correlaciones entre la memoria y los apenas detectables estados de
inclinacin y giro del mun. El giro, como ya sabis, es constante... el giro de un
mun no puede cambiar durante su existencia. La inclinacin tambin parece ser
una constante, y en los materiales previamente examinados por los fsicos, se fue
el caso.
No obstante, en nuestros estudios sobre la actividad cerebral durante una
recuperacin forzada de recuerdos, hemos encontrado una pauta consistente de
inclinacin alterada en el ncleo de los tomos de ciertas clulas cerebrales. Como
la cabeza debe estar inmvil para que el muonoscopio funcione, slo podemos
trabajar con pacientes terminales que aceptan voluntariamente participar en el
estudio y que prefieren estar en un laboratorio que con su familia, pasando los
ltimos instantes de su vida con el crneo abierto y el cerebro parcialmente
desmontado. El procedimiento es indoloro pero contemplarlo resulta perturbador,
as que debo agradecer el valor y el sacrificio de nuestros sujetos, cuyos nombres
aparecen en nuestro artculo como coautores del estudio. Creo que con dicho
estudio hemos llegado tan lejos como puede llegar la biologa dada la capacidad
del equipo actual. El paso siguiente queda en manos de los fsicos.
Ah, s! Nuestros descubrimientos. Veis? Me he desviado al recordar a
nuestros valientes colaboradores, lo que me ha llevado a recordar quines son y el
precio que han pagado... y me estoy distrayendo otra vez. Lo que hemos
descubierto es que, durante el proceso de recuperacin de los recuerdos, cuando la
neurona es estimulada y entra en un estado estndar de recuperacin de
recuerdos, existe un instante, un instante tan breve que hasta hace quince aos no
tenamos ordenadores capaces de detectarlo y cuantificarlo, en que todos los
muones de todos los protones de todos los tomos de todas las molculas de ARN
especficas de la memoria del ncleo de una neurona (no de otras!), cambia de
inclinacin.
Ms concretamente, segn el muonoscopio, dejan de existir ese breve
instante para reaparecer con un nuevo patrn de inclinaciones (s, inclinaciones
variables, algo imposible como he dicho antes) que existe durante quiz mil veces
ms tiempo que lo que dura la previa indetectabilidad temporal, aunque sigue
siendo un perodo de tiempo inferior a la millonsima parte de un picosegundo. Y,
durante la brevsima existencia de ese estado anmalo de inclinacin, al que
llamamos ngulo, la neurona experimenta un espasmo de actividad capaz de
provocar que el cerebro entero logre lo que hemos considerado, a todos los efectos,
como la recuperacin de un recuerdo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Resumiendo, parece que cuando esos muones cambian su ngulo de
inclinacin, quedan codificados en ese ngulo: una instantnea del estado cerebral
que har que el sujeto recuerde. Los muones vuelven a ser detectables cuando
termina el proceso de vuelta a su inclinacin original, pero en el breve instante
anterior a que finalice ese proceso, el patrn de memoria es transmitido por va
bioqumica y con cambios electroqumicos al cerebro como un todo.
Hay quien se sentir molesto por este descubrimiento, ya que parece
convertir la mente o el alma en un fenmeno meramente fsico, pero no es as. De
hecho, si algo apoya nuestro descubrimiento es la absoluta majestuosidad de la
vida. Por lo que sabemos, la inclinacin de los muones dentro de los tomos slo
puede cambiar en el cerebro de organismos vivos. El cerebro abre pequeas
puertas a otros universos, a los recuerdos almacenados en ellos, y los recupera a
voluntad.
S, he dicho otros universos. Lo primero que nos mostr el muonoscopio fue
la absoluta vacuidad de los muones. Incluso hay tericos que no los consideran
partculas sino atributos de regiones del espacio y creen que en teora no hay razn
para que un mismo punto del espacio no pueda ser ocupado por un nmero
infinito de muones, siempre y cuando tengan una inclinacin y, quizs, un giro
diferente. Por razones tericas, y reconozco que no domino las matemticas
necesarias para comprenderlo, me cuentan que, mientras que muones con el
mismo giro pero distinta inclinacin podran influenciarse mutuamente, muones
de distinto giro con la misma inclinacin nunca tendran una relacin causal.
Tambin que puede haber una serie infinita de series infinitas de universos cuyos
muones no coincidan con los de nuestro universo y que sean permanentemente
indetectables e incapaces de influir en nuestro universo.
Pero si la teora es correcta (y creo que nuestras investigaciones demuestran
que lo es), es posible pasar informacin de una inclinacin de este universo fsico a
otro. Y como, segn la misma teora, toda la realidad material es, de hecho,
simplemente informacin, es incluso posible que podamos ser capaces de pasar
objetos de un universo a otro. Pero eso, de momento, pertenece al reino de la
fantasa, y ya he dedicado tanto tiempo como me atrevo a este feliz anuncio. Al fin
y al cabo sois estudiantes, y mi trabajo es transmitir informacin de mi cerebro al
vuestro, para lo cual, me temo, hace falta ms que la millonsima parte de un
picosegundo.
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200
2024 ngulo
No puedo seguir aqu, no puedo. No me quedar ni un da ms, ni una
hora.
Pero... no nos ha hecho ningn dao y no podemos permitirnos mudarnos.
La silla est en lo alto de la puerta. Podra caerse y hacerle dao a uno de
los nios. Por qu nos hace esto? Qu hemos hecho para ofenderlo?
No hemos hecho nada. Es malvado, est disfrutando.
No, no le enfurezcas!
No puedo ms! Para! Vete! Djanos en paz!
De qu sirve que rompas la silla y destroces la habitacin?
De nada. Nada sirve de nada. Venga, coge a los nios y scalos al jardn.
Llamar un taxi. Iremos a casa de tu hermana.
All no cabemos.
Por hoy nos harn un hueco. No pienso pasar otra noche en este lugar
infernal.
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201
3000
Hakira estudi el contrato y lo encontr bastante sencillo: pasaje para todos
los kotoshi, siempre que se reunieran y llegaran hasta all por sus propios medios;
regreso gratis diez das despus de la llegada, slo el dcimo da y todos a la vez. A
los que decidieran volver no les devolveran el dinero. Todo aquello pareca
bastante justo, sobre todo porque el precio no era exorbitante.
Por supuesto este contrato no es vinculante dijo Hakira. El viaje es
ilegal. Cmo podramos obligarles a cumplirlo?
No, en el mundo al que van no lo es aclar Moshe. Y ah podran
denunciarnos.
Suponiendo que en ese mundo encontrsemos un abogado que quisiera
representar nuestros intereses.
Para m no tiene sentido tener clientes insatisfechos.
Cmo sabemos que no nos abandonarn all? pregunt Hakira.
Podra ser un mundo con una atmsfera irrespirable. Un montn de ngulos
siguen siendo casi todo hidrocarburos, sin nada de oxgeno.
Ah, no se lo he dicho? Yo ir con ustedes. De hecho, tengo que ir... Soy el
nico que puede hacer que viajen.
Usted? No nos van a meter en un curvador y...?
Un curvador! Moshe estall en carcajadas. Una de esas mquinas
primitivas? No me extraa que nunca hayan encontrado mundos prcticamente
iguales que ste... Los curvadores no pueden hacer las sutiles distinciones que
hacemos nosotros. No, yo los llevar. Iremos juntos.
Cmo? Nos cogeremos de las manos y...? Seamos serios. Por qu me
hace perder el tiempo con un montaje as?
Si no es ms que un montaje, nos cogeremos de las manos, no pasar nada
y le devolver su dinero, de acuerdo? Moshe le ense las manos abiertas.
Qu tienen que perder?
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202
Me parece un timo.
Entonces, adis. Usted acudi a m, recuerda?
Porque se llev a ese grupo de sionistas.
Exacto. Los llev y volv, y ellos no... porque quedaron completamente
satisfechos. Ahora viven en un mundo donde Israel nunca fue conquistado por los
estados rabes vecinos y los judos tienen su propio estado de habla hebrea. El
mismo mundo, me gustara aadir, en el que Japn sigue poblado por japoneses
con un gobierno propio.
Dnde est la trampa?
No hay trampa. Lo que ocurre es que nosotros utilizamos un mecanismo
diferente que no ha sido aprobado por el Gobierno; por eso tenemos que hacerlo
bajo mano.
Y por qu ese otro mundo lo permite? insisti Hakira. Por qu deja
que lleven gente all?
Esto es un rescate le explic Moshe. Ellos los aceptarn como
refugiados de una realidad insostenible. Les darn un hogar. Es una cuestin
poltica. En esa realidad, el Gobierno de Israel sostiene que los judos tienen
derecho a regresar a su tierra prometida... incluso los judos de un ngulo distinto.
Y el Gobierno japons ha decidido concederles a ustedes el mismo privilegio.
Cuesta creer que alguien haya encontrado un mundo habitado en el que
hay ciudadanos japoneses.
Bueno, no es obvio? Nadie lo ha encontrado.
Qu quiere decir?
Que fue ese mundo el que nos encontr a nosotros.
Hakira lo medit un momento.
Por eso ellos no utilizan curvadores, porque tienen su propia tecnologa
para cambiar la inclinacin de los ngulos.
Exacto. Pero eso de llamarlos ellos...
Entonces Hakira lo comprendi todo.
No son ellos. Son ustedes. Usted no es de este mundo. Usted es uno de
ellos.
Cuando descubrimos su pattico mundo, fui enviado para llevar a los
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203
judos de vuelta a nuestro Israel. Y cuando comprendimos que los japoneses
haban sufrido una prdida similar, decidimos ampliar la oferta. Hakira, lleve a su
gente a casa.
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204
2024 ngulo
Les he dicho que no quera verte.
Lo s.
Estaba sentado jugando tranquilamente a cartas y, de repente, se me cay
encima. Casi me mata!
No haba pasado nunca. La silla normalmente... se desplaza. Algunas
veces flota.
Se rompi en pedazos! Me provoc una conmocin y tuvieron que darme
diez puntos. Tendr esta cicatriz el resto de mi vida!
Pero no fui yo quien te lo hizo, no saba que pasara algo as, cmo iba a
saberlo? No tena alambres para moverla, lo sabes, lo viste.
S, lo vi. Pero no fue un fantasma.
Nunca dije que lo fuera. No creo en fantasmas.
Entonces, qu fue?
No lo s. Todo lo que se me ocurre resulta fantasioso. Pero hubo un tiempo
en que los telfonos, los satlites de comunicaciones, las pelculas y los submarinos
tambin parecieron fantasas a quienes los imaginaron. Ha habido historias de
fantasmas, apariciones y fenmenos poltergeist desde... bueno, supongo que desde
el principio de los tiempos. Pero escasean, tanto que casi nunca se le aparecen a un
cientfico.
En la historia del mundo, los verdaderos cientficos son ms escasos que
los poltergeist.
Y si algo as le pas a un cientfico, cuntos hicieron lo que t me sugieres
que haga?: ignorarlo, pretender que ha sido una alucinacin. Mudarse a un lugar
donde no pasarn tales cosas. Y a los cientficos que se negaron a cerrar los ojos a la
evidencia: qu les pas? Yo te lo dir, porque he encontrado a siete en los ltimos
doscientos aos. No es que sean muchos, pero son los nicos que publicaron sus
experiencias. En todos los casos fueron inmediatamente desacreditados como
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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cientficos. Nadie quiso escucharlos nunca ms. Su carrera termin. Los profesores
perdieron la plaza en su universidad. A tres los internaron en una institucin
mental. Nadie se molest en investigar sus afirmaciones. Excepto, por supuesto, la
gente a la que ya se consideraba chiflada: los aficionados a lo paranormal, el
puado habitual de farsantes y charlatanes.
Y lo mismo te pasar a ti.
No, porque te tengo a ti como testigo.
Qu clase de testigo soy? La silla se me cay en la cabeza, no lo
entiendes? Estuve en un hospital conmocionado, delirando, y tengo la cicatriz de la
cara para demostrarlo. Nadie me creer, nadie. Algunos hasta se preguntarn si no
me golpeaste t la cabeza para que accediera a testificar.
Ay, Leonard! Que Dios me ayude pero tienes razn.
Llama a un exorcista.
Soy un cientfico! No quiero rendirme! Quiero entenderlo!
Bien, Bto, cientfico, explcamelo. Si no es un fantasma al que se puede
expulsar, qu es?
Un mundo paralelo. No, escucha... escchame! Es posible que en el
espacio entre tomos, incluso el espacio que hay dentro de los propios tomos,
existan otros tomos que la mayor parte del tiempo no podemos detectar. Un
nmero infinito de ellos, algunos muy cercanos a los nuestros y otros muy lejanos.
Imagnate que delimitas un espacio y alguien, en uno de esos infinitos universos
paralelos, delimita el mismo espacio. Eso permitira que una nfima parte del
material delimitado en ambos universos se superpusiera.
Te refieres a algo as como las cajas mgicas? Oh, vamos!
T me has preguntado las posibilidades! Si la geografa de los universos
paralelos es similar, los lugares donde se construyen las ciudades tambin lo sern:
las confluencias de los ros, los puertos, la tierra de cultivo... Puede que, en muchos
de esos universos, la gente construya las ciudades y las casas en los mismos
lugares. Lo nico que hace falta es que se solape una sola habitacin y, de repente,
tienes un eco entre dos mundos paralelos, tienes una silla que existe en dos
mundos a la vez.
Alguien en nuestro mundo va y compra una silla, y alguien del otro
mundo va y compra la misma silla el mismo da?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
206
No. Cuando me traslad a esta casa, la silla ya estaba aqu. Las casas
encantadas siempre son viejas, verdad? Igual que su mobiliario. Lleva all el
suficiente tiempo, tranquilamente, inmvil, para que la silla se haya volcado un
poco y exista en ambos mundos. As que... coges la silla, la subes a la puerta, y la
gente del otro mundo llega a casa y se encuentra con que la silla se ha movido
(puede incluso que la vea moverse) y se harta, y se enfurece y la hace pedazos.
Ridculo.
Bueno, algo pas, y tienes esa cicatriz que lo demuestra.
Y t tienes los trozos de silla.
Bueno, no.
Qu? Los tiraste?
No, creo que ellos los tiraron. O no s... quiz cuando la silla perdi su
estructura, el eco desapareci. Sea como sea, los pedazos han desaparecido.
O sea, que no tienes pruebas. Se acab, Bto. Si lo publicas, lo negar todo.
No, no lo hars.
Lo har. He acabado con la cara destrozada; no pienso permitir que
destroces tambin mi carrera. Olvdalo, Bto.
No puedo! Es demasiado importante! La ciencia no puede continuar
negndose a abrir los ojos y debe descubrir lo que est pasando!
S que puede! Normalmente los cientficos se niegan a ver toda clase de
cosas porque sera malo para su carrera... Sabes que es verdad!
S, s que lo es. Los cientficos pueden ser ciegos, pero yo no lo soy. Y t
tampoco, Leonard. Cuando publique esto, s que dirs la verdad.
Si publicas esto, sabr que ests loco. Y cuando la gente me lo pregunte le
dir la verdad, s... que ests loco. La silla ha desaparecido y las posibilidades de
que algo as vuelva a suceder son nulas. Dentro de cinco aos pensars que todo
fue una alucinacin.
Una alucinacin que te ha dejado una cicatriz de por vida.
Adis, Bto. Djame en paz.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
207
2186
Yo lo llamo Angulador, y lo utilizo para angular.
Parece caro.
Lo es.
Demasiado para venderlo como juguete.
De todas formas, no es un juguete para nios. Resulta caro porque es
tecnologa punta, pero, a medida que aumente su popularidad, el coste por unidad
disminuir. Hemos estudiado el precio y creemos haber acertado.
Bueno, vale. Para qu sirve?
Se lo demostrar. Pngase este casquete y...
Ni hablar! No, hasta que me haya dicho para qu sirve.
Vale, lo comprendo. No hay inconveniente. Sirve para meterlo a usted en
la cabeza de otra persona.
Oh, es un Soador. Circulan desde hace aos. Tuvieron su momento de
gloria, pero...
No, no es un Soador. Aprovechamos la vieja tecnologa del Soador como
sistema de reproduccin, es verdad. Para qu reinventar la rueda? Obtuvimos la
licencia para una cancin, as que, por qu no? Pero lo que lo hace especial es esto:
el sistema de grabacin.
Grabacin?
Sabe lo que es el espacio angular, verdad?
Todo eso son teoras.
No slo teoras. Quiero decir... se sabe que nuestro cerebro almacena
recuerdos en el espacio angular, de acuerdo?
S, claro. Eso lo s.
Bueno, pues la cuestin es sta: existe un nmero infinito de universos
El guardin de los sueos Orson Scott Card
208
distintos en los que hay un montn de materia coincidente con la nuestra...
Ya empezamos con el lenguaje tcnico. No podemos vender un rollo
tcnico...
En esos otros mundos vive gente. Son como fantasmas. Vagan por ah sin
que podamos verlos, pero almacenan sus recuerdos en nuestro mundo.
Dnde?
Digamos que flotan en el aire, es una cuestin de ngulos. Donde est su
cabeza, tanto en nuestro mundo como en un montn de mundos paralelos ms,
almacenan sus recuerdos como un patrn angular. No ha experimentado nunca la
sensacin de entrar en una habitacin y, de repente, no acordarse de lo que iba a
hacer?
Tengo setenta aos, me sucede muy a menudo.
No tiene nada que ver con la edad, tambin le pasaba cuando era ms
joven. Lo que ocurre es que ahora es ms susceptible porque su propio cerebro
tiene tanta memoria almacenada que est constantemente accediendo a otros
ngulos. Y, a veces, el espacio que ocupa su cabeza se cruza con el espacio que
ocupa la cabeza de otra persona en otro mundo, y... puf, se siente confuso. Sera
ms preciso decir en un atasco.
Est diciendo que mi cabeza pasa a travs del mismo espacio donde se
encuentra la cabeza de otro tipo de otro mundo?
En una serie infinita de universos, existen un montn en los que gente de
su misma estatura anda por ah. El fenmeno es tan infrecuente porque la mayora
usan pautas de inclinacin tan diferentes de las nuestras que apenas nos afectan.
Adems, tendra que estar accediendo a sus recuerdos en el mismo instante exacto.
De todas formas, eso no es lo importante... slo se trata de una coincidencia. Pero,
si coloca el grabador aqu, a la altura de la cabeza de un ser humano, y lo conecta
(mientras no lo haga en... digamos un dcimo tercer piso, el fondo de un lago o
algo parecido) tendr el grabador lleno en un solo da.
Lleno de qu?
De veinte estados mentales distintos. Podemos grabar muchos ms, pero
es tan fcil borrarlos y sustituirlos por otros que nos pareci que con veinte
bastaba. Si la gente quiere ms, siempre podemos venderle perifricos, no? En
cualquier caso, dispone de esos veinte estados cerebrales transitorios, esos
recuerdos. El paquete pone a su alcance el completo estado mental de otro ser
El guardin de los sueos Orson Scott Card
209
humano en un instante temporal determinado. No es un sueo, no es ficcin,
entiende? Los sueos son imprecisos, caticos, carecen prcticamente de
significado. Si resulta aburrido escuchar a otra persona contarte sus sueos, por
qu iba a ser ms divertido vivirlos? Con el Angulador lo tienes todo. Pero para
que entienda por qu se va a vender tiene que probarlo.
Y no es permanente?
Bueno, es permanente en el sentido que lo recordar todo y que ser un
recuerdo bastante potente. Pero sabe una cosa?, querr recordarlo. Y no causa
ningn dao, eso es lo importante. Si quiere, que lo pruebe primero uno de sus
empleados. O me lo puedo poner yo.
No, lo har yo. Si he de tomar una decisin, en algn momento tendr que
hacerlo, as que... pngame el casquete. Y no, no llevo tup. Si tuviera que llevar,
escogera uno mejor.
Vale, le encajar igualmente. Por eso lo hicimos elstico.
Cunto durar?
Objetivamente, una fraccin de segundo. Subjetivamente... bueno,
dgamelo usted a m. Preparado?
Claro. A la de tres, de acuerdo?
Contar hasta tres y lo conectar.
De acuerdo. Hgalo.
Uno, dos, tres.
Ah... Aaah. Oh.
Espere un segundo, reljese. Suele ser muy fuerte.
No... Cmo es posible...? Yo...
Llore, no importa. La mayora de la gente suele llorar la primera vez.
Es que... yo... era una mujer.
Las probabilidades son del cincuenta por ciento.
Nunca imagin cmo sera sentirse... Esto debera ser ilegal.
Tcnicamente, est sometido a las mismas leyes del Soador. As que ya
sabe, no es para nios ni nada de eso.
No s si querr volver a usarlo nunca. Es tan potente!
El guardin de los sueos Orson Scott Card
210
Tmese unos cuantos das para recuperarse y querr repetir. Sabe que lo
har.
S. No, ahora no intente ponerme delante ningn papel. No soy idiota, no
voy a firmar nada mientras mi cabeza est... Quiz maana. Vuelva maana. Lo
consultar con la almohada.
Por supuesto. No esperaba otra cosa.
Se lo ha enseado a alguien ms?
Ustedes son los ms importantes y los mejores. Hemos acudido a ustedes
primero.
Hablamos de exclusividad, no?
Bueno, tanta exclusividad como nuestras patentes permitan...
Qu quiere decir?
Hemos patentado todas las variantes que se nos han ocurrido, pero
creemos que existen muchas formas de grabar el espacio angular. De hecho, lo ms
difcil es disear un grabador que no ocupe espacio en el otro lado. La gente del
otro lado no pasar por el campo de grabacin si el grabador es visible en su
espacio. Lo que estoy diciendo es que el contrato les garantizar la exclusividad
hasta que alguien encuentre otra forma de grabar sin violar nuestra patente.
Tardarn aos, por supuesto, pero...
Cuntos aos?
No menos de tres, probablemente ms. Y podemos paralizar mucho
tiempo en los juzgados a cualquier imitador.
Mreme, todava estoy temblando. Se puede repetir el mismo recuerdo?
Podramos construir una mquina que lo repitiera, pero no querr hacerlo.
La primera vez en cada sujeto es la mejor. Repetirlo en la misma persona puede
dejarlo un poco... confuso.
Trigame el contrato maana con una exclusividad de cinco aos.
Sacaremos al mercado suficientes aparatos de entrada como para poder rebajar el
precio.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
211
3001
Los miembros del clan kotoshi tardaron un mes en reunirse. Slo unos pocos
decidieron no viajar y juraron guardar silencio para proteger a los que s lo
hicieran. Se reunieron en el extremo sur de Manhattan, en el saln de Moshe. No
llevaban consigo ninguna pertenencia.
Es uno de los desafortunados efectos colaterales de la tecnologa que
utilizamos explic Moshe. Nada que no est orgnicamente conectado a sus
cuerpos puede hacer la transicin al nuevo ngulo. Cuando lleguen, estarn tan
desnudos como cuando nacieron. Por eso, con esta tecnologa, una colonizacin es
impracticable, ya que no se pueden transportar herramientas. Ni riquezas ni obras
de arte. Slo se dispone de las propias manos.
Har fro?
El clima es distinto admiti Moshe. Llegarn en el mismo punto de
Manhattan y ser invierno, pero los glaciares ms cercanos son los de Groenlandia,
no como aqu. De todas formas, estarn bajo techo. Vivo en esta casa y la utilizo
para la transicin porque hay una sala fronteriza en el otro ngulo. No tienen de
qu preocuparse.
Hakira busc los aparatos que iban a transferirlos. Moshe haba hablado de
aquella habitacin. Quizs eran mucho ms grandes que un curvador y estaban
empotrados en las paredes.
Dado que no podan llevar nada aparte de su cuerpo, tal vez la gente de
Moshe hubiera construido su maquinaria all en vez de importarla. Pero si
tampoco se poda transportar dinero, cmo haba conseguido Moshe el suficiente
para comprar la casa y construir la maquinaria para el viaje? Interesantes
preguntas.
Por supuesto, haba dos posibilidades obvias. La primera y ms predecible
sera una decepcin: todo era un fraude y Moshe intentara huir con su dinero sin
haberlos llevado a ninguna parte. Incluso corran el riesgo de que parte del timo
implicara matar a los supuestos transportados para que no pudieran quejarse ni
vengarse. Por si acaso, Hakira y los dems estaban en guardia y preparados.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
212
A Hakira, la otra posibilidad, sin embargo, le daba escalofros. Tericamente,
dado que se haba descubierto que el acceso a otros ngulos era una funcin
natural del cerebro humano, caba la posibilidad de una transferencia no mecnica.
Una de las principales objeciones a esa idea haba sido siempre que, si eso era
posible, todos los mundos habran recibido constantes visitas de cualquiera que
hubiera aprendido a transferirse mentalmente. Claro que, cmo saban que no
estaban siendo visitados? Algunos incluso especulaban con que los avistamientos
de fantasmas podan ser las idas y venidas de esos visitantes. Pero la advertencia
de Moshe acerca de la obligacin de viajar desnudos explicaba que no hubiera ms
visitas. En la mayora de las culturas humanas es difcil pasar desapercibido yendo
desnudo.
Alguno de ustedes lleva metal o plstico implantado en el cuerpo?
pregunt Moshe. Me refiero a empastes dentales y placas o articulaciones de
metal, marcapasos, implantes mamarios y, por supuesto, gafas. Puedo asegurarles
que todo eso les ser restituido lo ms rpidamente posible tras su llegada. Excepto
los marcapasos, claro. Si llevan marcapasos, simplemente no viajen.
Qu pasa si llevamos algn tipo de implante? pregunt uno de los
hombres.
No habr dolor ni heridas. Simplemente desaparecern. Los objetos no
viajarn, se quedarn aqu, flotando en el aire, y despus caern al suelo... o en la
silla, dado que la mayora estn sentados. Pero, para ser sinceros, se es el menor
de mis problemas. Parte de mis honorarios cubre la limpieza de esta sala, ya que el
contenido de sus intestinos tambin quedar atrs.
Varios de los presentes sonrieron avergonzados.
Como he dicho, ni siquiera se darn cuenta. Quiz se sientan un poco ms
ligeros y vigorosos. Ser como un enema perfecto. Y, por nerviosos que estn, no
necesitarn orinar durante algn tiempo. Bien, estn preparados? Alguien quiere
renunciar al viaje?
Nadie renunci.
Bueno, ser muy fcil. Dense la mano, piel contra piel. Y cierren el crculo,
que nadie quede fuera.
Hakira no pudo reprimir una risita. Moshe suspir antes de hablar:
Hakira se re porque sugiri que quiz nuestro mtodo de transferencia
fuera un montaje que incluira darse las manos. Bien, tena razn. Slo que es un
montaje que funciona.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
213
Pronto lo sabremos, verdad?, pens Hakira.
Apenas tardaron unos segundos en formar el crculo.
Levanten las manos para que pueda verlas dijo Moshe. Bien, bien,
todo bien. Silencio absoluto, por favor.
Un momento interrumpi Hakira. Dirigindose a los otros, dijo: Este
ao, en Nipn.
Fujiyama kotoshi respondieron los dems.
Estaba hecho. Hakira se volvi hacia Moshe y asinti.
Todos agacharon la cabeza y no hicieron ningn ruido, ms all de respirar y
sorber ocasionalmente por la nariz a causa del fro. Un hombre tosi y algunos lo
miraron con reproche; otros simplemente cerraron los ojos, meditando en silencio.
Hakira no apart los suyos de Moshe, esperando algn tipo de seal a un
cmplice oculto o quiz la activacin de algn mecanismo que llenase la sala de
gas venenoso; pero... nada.
Pasaron dos minutos. Tres. Cuatro.
Y la sala desapareci. Y un viento helado azot los cuarenta cuerpos
desnudos. Estaban en campo abierto, en el interior de un cercado, rodeados por un
crculo de hombres armados con espadas.
Espadas.
Ahora todo estaba claro.
Bien dijo Moshe animadamente, soltando las manos de los que tena al
lado y yendo al encuentro de los hombres armados, uno de los cuales le ofreci un
abrigo, la transferencia ha funcionado tal como les dije. Estn desnudos, no se ha
utilizado ninguna maquinaria y... a qu se sienten ms vigorosos?
Ni Hakira ni los dems dijeron una sola palabra.
Lo siento, pero les ment en unas cuantas cosas sigui Moshe. Nos
encontramos en un mundo mucho ms primitivo tecnolgicamente que el suyo.
Resulta que descubrimos la tcnica del viaje demasiado tarde y todos los mundos
que pudimos encontrar ya estaban superpoblados, as que nos dedicamos a
reclutar gente. Tenemos a nuestro alcance una oportunidad decente de encontrar
mundos en los que expandirnos, pero necesitamos vuestra tecnologa y saber cmo
utilizarla, saber cmo manejar vuestras armas, cmo anular vuestro sistema
energtico, cmo dejaros indefensos. Dado que nuestra tecnologa es mucho ms
El guardin de los sueos Orson Scott Card
214
atrasada que la vuestra y que no podemos trasladarla de un mundo a otro, nuestra
nica oportunidad es sta.
Los viajeros siguieron en silencio.
Se lo estn tomando muy tranquilamente... bien. El grupo anterior estaba
lleno de quejicas, no dejaron de discutir y de protestar por el clima, aunque era
mucho menos fro que el actual. Ese primer grupo result muy valioso, nos
ensearon muchas tcnicas mdicas, por ejemplo, y ahora estamos aprendiendo a
conducir coches y cmo funciona el crdito, incluso la teora de programacin con
ordenadores. Pero, ustedes... bien, s que es un estereotipo racial, pero no slo han
recibido una educacin tan exquisita como la de los judos del grupo anterior, sino
que son expertos en matemticas y tecnologa, en lugar de serlo en medicina y
leyes. As que esperamos aprender muchas cosas valiosas que nos prepararn para
apoderarnos de una de sus colonias y utilizarla como trampoln para futuras
conquistas. No les resulta agradable saber lo valiosos e importantes que son?
Uno de los espadachines solt un chorro de palabras en otro idioma y Moshe
le respondi.
Mi amigo comenta que parecen tomarse las noticias extremadamente bien.
Slo necesito aclarar algunos puntos dijo Hakira. Estn planeando
convertirnos en esclavos?
En aliados corrigi Moshe. Socios. Maestros.
No en esclavos? Entonces, podemos irnos libremente? Podemos volver
a casa si as lo decidimos?
Me temo que no.
Podemos negarnos a cooperar con ustedes?
Descubrirn que su vida ser mucho ms cmoda si cooperan.
Nos ensearn ese truco mental para viajar entre ngulos?
Moshe rio abiertamente, burlndose de l.
Por favor... es usted tan divertido!
sta es la poltica general de su mundo o slo representan a un Gobierno?
O quizs a un pequeo grupo que no responde ante ningn Gobierno?
Hay un Gobierno mundial y nosotros representamos su poltica explic
Moshe. La tecnologa es el nico campo en el que no estamos tan avanzados
El guardin de los sueos Orson Scott Card
215
como ustedes. Hace miles de aos que superamos las rencillas entre tribus o
naciones.
Hakira mir al resto de su grupo.
Alguna otra pregunta? Est todo aclarado?
Slo era una formalidad legal, por supuesto. Saba perfectamente que ya eran
libres para actuar, aunque se encontraran en el peor de los escenarios posibles:
desnudos, desarmados, ateridos de fro, rodeados. Pero estaban entrenados para
eso. Al menos, los otros no tenan armas de fuego y no estaban en un interior.
Moshe, todos los hombres presentes en este complejo quedan arrestados,
acusados de detencin ilegal, esclavitud, fraude y...
Moshe sacudi la cabeza y ladr una breve orden a los espadachines. Todos
empuaron sus armas a la vez y avanzaron hacia el grupo de Hakira.
Los desnudos japoneses slo tardaron unos segundos en esquivar las
espadas, desarmarlos y dejarlos postrados en tierra con sus propias armas
apoyadas en la garganta. Los que no haban entablado batalla registraron
rpidamente el complejo buscando otras armas y llaves que abrieran las puertas.
Unos segundos despus haban reducido y capturado a los guardias que
permanecan fuera del recinto. No escap ninguno. Slo dos intentaron enfrentarse
a ellos y, naturalmente, murieron.
Hakira le habl a Moshe:
Ahora aadir los cargos de asalto e intento de asesinato.
Nunca regresaris a vuestro mundo sentenci Moshe.
Todos tenemos el conocimiento necesario para construir nuestro propio
curvador con los materiales que encontremos aqu. Tambin estamos preparados
para enfrentarnos a cualquier fuerza militar que lancis contra nosotros o para huir
si es necesario. Si nos vemos obligados a viajar, siempre te tenemos a ti. La
pregunta importante es si aprenderemos el secreto del viaje mental de ti antes o
despus de haber construido un curvador. Si cooperas, puedo prometerte que el
tribunal ser notablemente indulgente contigo.
Nunca.
Oh, bueno. Algn otro lo har.
Cmo lo sabes? se interes Moshe.
No existe otro mundo con japoneses aparte del nuestro, ni con judos. En
El guardin de los sueos Orson Scott Card
216
ninguno de los mundos habitados ha habido culturas, idiomas, civilizaciones o
historias parecidos entre s. Sabamos que eras un estafador, sabamos que los
sionistas haban desaparecido sin dejar rastro, y sabamos que algn da
tendramos que enfrentarnos con gente de otro ngulo que hubiera aprendido a
viajar por s misma, sin tecnologa. Nos entrenaron muy cuidadosamente y te
seguimos hasta tu mundo.
Como chuchos callejeros.
Oh, y tenemos que saber dnde retenis al grupo de esclavos que vinieron
antes que nosotros, ya sabes, los sionistas.
Todos morirn escupi Moshe con rencor.
Sera una lstima... para ti susurr Hakira. Le hizo seas a uno de sus
hombres para que se acercase. Iba armado con una afilada espada. Le dijo a su
camarada, en japons, que por desgracia Moshe necesitaba una demostracin de su
implacable determinacin.
La espada centelle y la punta de la nariz de Moshe cay al suelo. La espada
volvi a relampaguear y Moshe perdi la punta de un dedo de la mano con la que
intentaba tocarse la mutilada nariz.
Hakira se agach y recogi ambos pedazos de carne.
Si volvemos a nuestro mundo antes de tres horas, los cirujanos podrn
reimplantarte esto y slo te quedar una pequea cicatriz y una mnima prdida
funcional. Prefieres que perdamos un poco ms de tiempo y te cortemos algn
apndice ms?
Esto es inhumano! protest Moshe.
Al contrario sonri Hakira. Es todo lo humano que te mereces.
Est dispuesta la gente de tu ngulo a controlar todos los mundos que
encontris?
No todos reconoci Hakira. Nunca nos inmiscuimos en ningn
mundo donde haya vida humana. Fuisteis vosotros los que optasteis por la guerra.
Y debo confesar que me alegra que vuestro nivel tecnolgico sea tan bajo y que, all
donde vayis, lleguis desnudos.
Moshe no dijo nada, pero echaba chispas.
Hakira le susurr algo a su amigo de la espada, que apoy inmediatamente
la punta de la hoja bajo la barbilla de Moshe.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
217
Ni se te ocurra angular sin nosotros le advirti Hakira.
Soy el nico que habla vuestro idioma asegur Moshe. Y tendris que
dormir en algn momento. Yo tambin tendr que dormir en algn momento.
Cmo sabrs si estoy realmente dormido o slo concentrndome para la
transferencia?
Crtale un pulgar orden Hakira. Y, esta vez, haz que se lo trague.
Moshe trag saliva.
Qu venganza piensas tomar contra mi gente?
Aparte de un juicio justo para los responsables de esta conspiracin,
mantendremos una guardia aqu, os vigilaremos de cerca y os castigaremos si lo
consideramos apropiado. T mismo sers juzgado segn tu grado de cooperacin.
Vamos, Moshe, ahrranos tiempo. Devulveme a mi mundo. En este momento ya
debe de haber un curvador frente a tu casa, las tropas se pusieron en marcha en
cuanto desaparecimos. Sabes que slo es cuestin de tiempo que localicen este
ngulo y lleguen hasta aqu, hagas lo que hagas.
Podra llevarte a cualquier parte le advirti Moshe.
Y no dudo que ests amenazndome con llevarme hasta un mundo cuyo
aire sea irrespirable, porque ests deseando morir por tu causa y tu pueblo. Lo
comprendo, yo estoy deseando morir por los mos. Pero si no regreso dentro de
diez minutos mis hombres asesinarn a los tuyos y comenzarn una destruccin
sistemtica de tu mundo. Si no quieres cooperar, es nuestra nica defensa. Creme,
la mejor forma de salvar tu mundo es hacer lo que te ordeno.
Quiz te odie ms de lo que amo a mi pueblo dijo Moshe.
Lo que realmente amas es nuestra tecnologa, hasta el ltimo tomo de
ella. Ven conmigo y sers el hroe que logre traer todos nuestros maravillosos
juguetes a este mundo.
Me devolvers mi dedo y mi nariz?
En mi mundo estamos en el ao 3001. Te los injertaremos donde t quieras
e incluso te daremos repuestos por si acaso.
Vamos acept Moshe.
Tom la mano de Hakira y cerr los ojos.
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NOTAS SOBRE NGULOS
Qu puedo decir? Este relato es digno de una novela a la que nunca he sido
capaz de dar forma. Es una de las mejores ideas que jams he tenido y lo que
acabas de leer (suponiendo que lo hayas ledo) es mi mejor intento de darle una
forma coherente y, espero, impactante.
La idea original era: Y si un espacio cerrado con ngulos rectos ejerciera
presin en universos adyacentes para que esos ngulos coincidieran? Es un poco
feng shui. Si alguien estuviera construyendo un edificio, lo alineara
inconscientemente con otro edificio situado en la dimensin ms cercana y
existira una enorme presin para que al menos una habitacin coincidiera
exactamente. Si el constructor no lo hiciera as, la gente no se sentira atrada hacia
ese edificio porque, aunque no furamos conscientes de ello, todos percibiramos
las dimensiones ms cercanas.
Pero si las habitaciones coinciden exactamente, entonces se inicia una
resonancia y los objetos de una de las habitaciones existen en ambas dimensiones
al mismo tiempo.
Esto planteaba la posibilidad de que los poltergeist, esos espritus que
supuestamente mueven objetos, fueran en realidad gente que est volvindose loca
porque tu mobiliario aparece en su casa y no pueden librarse de l. Ellos lo
moveran y t volveras a colocarlo en el mismo sitio! T seras su poltergeist, y
viceversa.
Adems del fenmeno poltergeist, la idea de que existan universos muy
cercanos plantea la posibilidad del viaje espacial mediante el poder de la mente, de
que cierta gente pueda viajar de universo en universo sin saber exactamente dnde
va, nicamente saltando de algn modo a travs. No obstante, otros podran hacer
lo mismo usando la tecnologa. Y otros ms uniran las mentes de la gente y haran
viajar a grupos enteros.
Pero eso era lo nico que tena. Algunas ideas me parecan bastante buenas y
no consegua sacrmelas de la cabeza. No encontraba una forma de que el
fenmeno poltergeist encajara en el viaje espacial. Finalmente se me hizo la luz
El guardin de los sueos Orson Scott Card
219
cuando pens en la situacin de los pueblos de la Tierra que no tienen un estado
propio, como los gitanos o (durante muchos aos) los judos o los kurdos, quienes,
a causa de las vicisitudes del poder, se encuentran viviendo en un pas que alguien
insiste en que le pertenece. Privados de su tierra natal, podran aprovechar la
posibilidad de viajar a otros universos como una forma de conseguir no slo una
tierra natal, sino la misma tierra natal perdida... aunque en una versin no ocupada
por otros seres humanos. As no tendran que desplazar a nadie.
Sobre esta endeble idea constru ngulos. Y no pude resistirme a dejar
caer el fenmeno poltergeist. nicamente con las fechas que encabezan cada seccin
para guiarte y algunos de los hilos argumentales de la historia, espero que la
experiencia de leer este relato no sea tan complicada como saltar de un universo a
otro sin saber cmo o por qu estn conectados.
Creo que algn da podr convertir todo esto en una novela. Cuando
encuentre otra idea que las enlace todas.
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II. FANTASA
El guardin de los sueos Orson Scott Card
221
Receptculo
Paulie apenas conoca a sus primos antes de aquella primera reunin familiar
en las montaas de Carolina del Norte, y a las tres horas ya no quera conocerlos
mejor. Dado que su madre era la hermana menor y se haba casado tarde, casi
todos sus primos eran mucho mayores que l y no conect muy bien con los dos de
su misma edad, Celie y Dickie.
Celie, la chica, slo quera hablar de sus preciosos caballos rabes y de lo
bien que se lo pasara si su madre le dejara trarselos a las montaas. Paulie acab
diciendo:
Habra sido para partirse de risa ver cmo te caas de la silla al chocar con
una rama baja.
Celie respondi a aquello con su mejor mirada glida de nia rica y se
march. Paulie no pudo evitar soltar un relincho mientras se alejaba.
Eso sucedi a los quince minutos de llegar a la cabaa de las montaas que
ta Rosie le haba pedido prestada a un to rico del Partido Democrtico de Virginia
que por lo menos le deba mil favores enormes, como a ella le gustaba remarcar.
Digamos que su empresa de construccin de carreteras depende de unas
palabras susurradas en el odo adecuado.
Cuando dijo eso, Paulie estaba lo bastante cerca de sus padres como para or
que su padre le susurraba a su madre:
Me apuesto lo que quieras a que el otro odo est en ese momento apoyado
en la almohada de un hotel barato.
Su madre le dio un codazo y su padre sonri. Y a Paulie no le gust la
sonrisa maliciosa de su padre. Era la expresin que Grappaw llamaba la sonrisa
de comemierda de Mubbie. Grappaw era el padre de su padre, y el nico ser vivo
que se atreva a llamarlo con ese estpido apodo de beb. Pero a Paulie le gustaba
pensar en su padre de ese modo. Mubbie Mubbie Mubbie.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
222
To Howie y ta Sissie llegaron ms avanzada la tarde, conduciendo un BMW
y rindose de lo mucho que les costara librarse de los araazos de los arbustos que
llenaban el polvoriento camino hasta la cabaa. Siempre se rean cuando hablaban
de lo mucho que costaban las cosas. Mubbie dijo que era porque, rindose, hacan
creer a la gente que no les importaba. Pero siempre hablan de lo mismo. Y era
cierto. No haca ni cinco minutos que haban salido del coche cuando empezaron a
hablar de lo caro que haba sido su viaje a las Bermudas, ja, ja, ja, y de cunto les
haba costado conseguir que admitieran a Deckie en el mejor colegio de Atlanta, ja,
ja, ja, y de cmo los de la naviera insistan en llamar yates a los barcos de diez
metros para poder triplicar el precio y que tuvieras que apretar los dientes y pagar
aquel robo, ja, ja, ja, como quien paga el diezmo al rey, ja, ja, ja.
Y despus contaron lo ocupados que estaban en Harvard sus dos hijos
mayores y hablaron de la firma de Wall Street que no podan abandonar, pero que
se haban trado a Deckie, su pequeo accidente, ja, ja, ja, que seguro que hara
buenas migas con Paulie.
Deckie estaba tan bronceado como para tener cncer de piel, as que las
primeras palabras que Paulie le dirigi fueron:
Intentas ser negro?
Juego al tenis.
Debajo de una lmpara solar?
Me pongo moreno enseguida.
Deckie pareca un poco aburrido, como si siempre tuviera que responder
preguntas estpidas pero le hubieran enseado a ser educado.
Deckie de qu es abreviatura? O te llaman as por la cubierta de un yate?
A Paulie aquello le pareca gracioso, una broma de las que se gastan los
viejos amigos, pero Deckie pareci ofendido.
Deckie es la abreviatura de Derek. Mis amigos me llaman Deck.
Seguro que no te llaman Duck?
2
Paulie se rio, pero un instante despus dese no haberlo hecho. Deckie lo
fulmin con la mirada antes de desviarla hacia la casa. Paulie no quera que se
fuera como haba hecho Celie. Era dos aos mayor que Paulie, y dos aos eran
2
Juego de palabras intraducible entre deck, cubierta, y duck, pato. (N. del T.)
El guardin de los sueos Orson Scott Card
223
importantes. Con la pubertad haba pegado un estirn de treinta centmetros y era
delgado, atltico y de movimientos lnguidos. Paulie quera ser como Deckie ms
que nada en el mundo, no un don nadie pecoso de doce aos, altura mediana,
fuerza mediana e inteligencia mediana.
As que intent tapar el estpido chiste del pato con otro ms lamentable
an.
Te has fijado en que todos los de la familia tienen un apodo que termina
en ie? Podran ponerle un guion y aadirlo al apellido familiar. T seras Deck
Ie-Bride, y Celie sera Ceel Ie-Caswell.
Deckie sonri ligeramente.
Y t seras Paul Ie-Gilipollas.
Paulie se ruboriz, confuso, hasta que se dio cuenta de que aquello no haba
sido un chiste amistoso, sino la declaracin patente de que para Deckie l no
exista. As que Paulie dio media vuelta y se alej.
As se senta Celie cuando se ha alejado de m? pens. En ese caso soy
una mierda podrida por hacer que alguien se sienta as. Por qu no cerrar la
boca? Los dems saben mantener la boca cerrada.
Luego vio a Deckie y a Celie rindose juntos hasta que a ella se le saltaron las
lgrimas. Saba que estaban hablando de l. Y, si no, bien podra haber sido. Era la
clase de diversin en la que nunca se inclua a Paulie: ni en el colegio; ni en casa; ni
en aquella estpida reunin familiar, en aquella estpida mansin de cuarenta
habitaciones que un estpido rico llamaba cabaa. Siempre que la gente se rea
con autntica amistad, cario, respeto mutuo o lo que fuera, Paulie senta como si
le clavaran un cuchillo en el corazn. No porque se sintiera especialmente solo. Le
gustaba estar solo y los dems lo ponan nervioso, as que eso no le haca sufrir. Le
dola porque la gente se portaba exactamente de aquel modo con Mubbie.
Bromeaba con los dems como si fueran sus amigos, pero no le caa bien a nadie.
Ni siquiera a su madre, que tampoco lo quera, y cualquier idiota poda darse
cuenta. Probablemente seguan juntos por el bien del nio, que era Paulie, claro.
O quiz su madre no se iba por el bien de Paulie y Mubbie por el dinero de su
madre, que siempre era til para ir tirando entre un trabajo de vendedor y el
siguiente. Porque Mubbie siempre se las arreglaba para que lo echaran de los
trabajos tras acumular un rcord impresionante de ventas perdidas y contratos mal
hechos.
Soy como l pensaba Paulie. Bromeo como l, me creo enemigos como
El guardin de los sueos Orson Scott Card
224
l y la gente se burla de m a mis espaldas como hace con l. Pero yo no estoy lo
bastante cachas como para pillar a una ta rica como mam, que me ayude a
salvarme de todas las cagadas que har en la vida.
Si al menos pudiera mantener la boca cerrada.
Lo intent en las horas siguientes, guardando absoluto silencio, sin decirle
nada a nadie. Pero, claro, en cuanto decidi callarse todas sus tas y tos y primos
decidieron acercarse a l y fingir que le tenan afecto. Seguramente su madre haba
notado que estaba solo y les haba pedido que le hicieran caso. La gente haca lo
que su madre deca, incluidos sus hermanos y hermanas mayores. Tena una forma
especial de sugerir las cosas que haca que los dems la obedecieran antes incluso
de tener tiempo de pensar si queran o no hacerlas. As que cuando Paulie intent
aparselas con sonrisas y asentimientos de cabeza, los comentarios fueron: Se te
ha comido la lengua el gato? No puedes ser tan tmido Incluso: Tienes en la
boca algo que no deberas tener, muchacho?, lo que le sugiri cinco respuestas
graciosas (una de ellas ni siquiera obscena), pero se las arregl para no responder.
No pensaba escandalizar a todo el mundo y convertirse en el humillado chivo
expiatorio de la reunin, con Madre disculpndose con todo el mundo y
asegurando: No lo he educado de ese modo, para que todo el mundo supiera
que esa horrible forma de hablar era culpa de la familia de Mubbie. Sin duda,
desde luego, su madre acabara sacando aquello a colacin antes de que acabara la
semana, pero quiz Paulie consiguiera pasar el primer da entero sin orlo.
La cena fue espantosa. La mesa del comedor era enorme, pero no lo
suficiente para dar cabida a todo el mundo. Naturalmente tenan que sentar a la
mesa a Nana, la abuela de su madre, a pesar de que chocheaba tanto que haba que
darle de comer con cuchara una papilla sosa y de que nunca pareca enterarse de
nada de lo que pasaba a su alrededor. Por qu no la ponan en la otra mesa, con
los hijos pequeos de los primos mayores, unos mocosos desagradables sin pizca
de educacin? Gimoteaban de un modo que le daba ganas de meterles la cubertera
de plata hasta el fondo de la garganta. Pero no, claro, ese lugar estaba reservado
para Paulie.
A Deckie y Celie tambin los colocaron en esa mesa, pero se escaparon para
comer en la cocina. Paulie saba que, por mal que le fuera con los mocosos, en la
cocina le ira peor. As que se qued all, intentando or por encima del ruido de los
mocosos las fanfarronadas del to Howie sobre la forma de jugar al tenis de Deckie,
y que podra hacerse profesional si quisiera, pero que, por supuesto, ira a Harvard
y usara el tenis para aterrorizar a sus empleados cuando dirigiera alguna
El guardin de los sueos Orson Scott Card
225
compaa.
Sus empleados no tendrn que dejarse ganar para hacerle la pelota rea
el to Howie. Tendrn que ser buenos tenistas para no hacer el ridculo. Lo que
significa que sus mejores ejecutivos estarn en buena forma fsica y reducir el
coste del seguro mdico.
Hasta que uno se muera en la pista de tenis de un infarto y la viuda
demande a Deckie por haberle obligado a jugar.
Toda la mesa se call de golpe, a excepcin de una persona, que rio de forma
escandalosa porque, al fin y al cabo, el chiste era suyo. Mubbie, claro. Paulie quera
morirse.
Tras aquel silencio letal, puntuado slo por la risa de un cadver social, su
madre condujo la conversacin hacia los logros de los otros nios. Fue una
crueldad por su parte, porque era natural que los dems preguntaran cmo le iban
las cosas a Paulie y, por supuesto, ella responda con humor, displicente:
Oh, bueno, lo lleva bastante bien. Todava no hemos tenido que recurrir a
un psiquiatra ni pagar ninguna fianza, as que estamos contentos.
Todos rieron, pero Paulie no. Se pregunt si alguno de sus primos mayores
habra ido al psiquiatra o necesitado que lo sacaran de la crcel; quizs el chiste de
su madre era tan venenoso como el de su padre y saba ser lo bastante sutil como
para que tuvieran que rerse incluso las vctimas de la broma. Pero lo ms probable
era que nadie de aquella familia tan escrupulosamente correcta hubiera necesitado
alguna vez recurrir a un comecocos ni a un pagador de fianzas.
Paulie comi todo lo deprisa que pudo, se disculp y se larg a su cuarto,
que tambin era el de Deckie. ste haba dejado sus cosas amontonadas en la cama
contigua pero, piadosamente, estaba en alguna otra parte siendo perfecto y Paulie
pudo disfrutar de un poco de paz. Su madre le haba obligado a llevarse algunos
libros para, cuando se escondiera de los dems, poder decir que estaba leyendo, y
l era lo bastante listo para llevarse libros que ya haba ledo en clase. As, en caso
de que los adultos se interesaran por sus lecturas y le preguntaran qu estaba
leyendo, podra responderles. En realidad, a Paulie no le gustaba leer. Todo le
pareca muy aburrido, a l se le ocurran cosas mucho mejores tumbndose
simplemente en alguna parte y cerrando los ojos.
Debieron de pensar que estaba dormido porque, de otro modo,
probablemente su madre y los hermanos y hermanas de sta no habran celebrado
su concilibulo en el pasillo. El tema era Nana.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
226
Tiene todo su dinero en un fideicomiso que administramos nosotros
deca su madre, y puede permitirse una enfermera las veinticuatro horas. As
que, cul es el problema?
Los dems disponan de toda clase de argumentos en contra, que para Paulie
se reducan a uno solo: Nana era una vergenza y, mientras permaneciera en la
mansin Bride de Richmond, la familia no recuperara la posicin que mereca
entre las mejores familias de Virginia. A Paulie le daban ganas de decirles que se
limitaran a meterla en una bolsa llena de piedras y la arrojaran al ro James, pero
no se lo dijo. Se limit a escuchar cmo todos los nietos de Nana, excepto su
madre, dejaban muy claro que sentan menos amor filial que un gato casero. Paulie
sospechaba que incluso su madre estaba en contra, porque quien acabase viviendo
en la mansin se establecera definitivamente como la rama dominante de la
familia. Y a su madre aquello se le atragantaba, aunque ella misma hubiera
acabado con cualquier posibilidad de acceder a esa posicin al casarse con Mubbie.
Cuando estaban en casa no dejaba de hablar de los aires que se daban sus
hermanos y hermanas, como si ellos fueran los autnticos Bride, aunque supieran
que el temple de la familia haba desaparecido con sus padres cuando salieron a
navegar por el Chesapeake y les sorprendieron los restos de un huracn que ya se
estaba disipando.
Nana es lo nico que queda del viejo vigor familiar deca.
Babeando y gruendo como un babuino responda su padre, rindose.
Su madre lo ignoraba.
Sigue dndose cuenta de todo lo que pasa a su alrededor, se le nota en la
mirada. No puede hablar ni comer por culpa del Parkinson, pero no tiene
Alzheimer, sigue teniendo una mente tan aguda como una chincheta y no dudo
que, si pudiera hablar o escribir, eliminara a mis hermanos del testamento. Como
no puede hacerlo, hace lo nico que puede. Evita morirse. La admiro por eso.
Yo evito morirme todos los das responda Mubbie, como si esperase
que, de tanto repetirlo, el comentario terminara siendo gracioso. Y nunca me
admiras por eso.
Entonces su madre cambiaba de tema.
La conversacin del pasillo continu hasta que la ta Rosie dijo:
Olvidadlo, Weedie no ceder nunca. Weedie era su madre, que prefera
ese apodo a que la llamaran Winifred. Y Nana no vivir eternamente, as que
seguiremos igual.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
227
Luego disolvieron la reunin y Paulie se pregunt cmo se sentira Nana si
oyera cmo hablaban de ella. Se les haba ocurrido que a lo mejor Nana se
alegrara tanto de librarse de ellos como ellos de ella? Intent imaginarse cmo
sera estar atrapado en un cuerpo incapaz de hacer nada, que alguien te limpiase el
culo cada vez que te aliviabas, que alguien te diera de comer cada bocado,
sabiendo que te odiaban por no haber muerto o por lo menos esperaban
impacientes que te murieras de una vez.
Y entonces, hundido en la autocompasin, Paulie se pregunt si aquello era
distinto de su vida. Al menos la muerte de Nana supondra una diferencia para
alguien. Tendran la casa, alguien se mudara, alguien tendra ms dinero. Pero si
l se mora, quin iba a notarlo?
Diablos, seguramente no lo notara ni yo hasta que llegara la hora de comer
y no pudiera coger el tenedor, pens.
Ya haba oscurecido pero haba luna llena, y la zona de aparcamiento
alrededor de la supuesta cabaa estaba muy iluminada. Sobre todo lo estaban las
pistas de tenis, donde, en la quietud de la noche, resonaba el plop plop plop de una
pelota al ser golpeada, rebotar en la pista y ser golpeada de nuevo. Paulie se
levant de la cama en la que quizs haba dormido un rato o quiz no, no estaba
seguro. Cruz el saln del primer piso y baj las escaleras. Los adultos hablaban y
se rean en la sala de estar y en la cocina, as que nadie repar en l cuando sali
fuera.
Esperaba encontrar a Deckie y Celie jugando al tenis, pero eran el to Howie
y la ta Sissie quienes jugaban, los padres de esos chicos, con el rostro crispado,
como si libraran la ltima batalla de una guerra eterna. Los dos sudaban
profusamente a pesar de que el aire nocturno de las montaas Great Smokies era
bastante fresco.
Dnde estaban pues Deckie y Celie? No es que le importase, porque no le
iban a dar la bienvenida si los encontraba. Ni siquiera saba si estaban juntos.
Deckie andaba por algn lado, porque sus cosas seguan amontonadas en la cama,
y por el peloteo en la pista de tenis haba supuesto que estara jugando con Celie.
Quizs ella se hubiera reunido con sus primas pequeas en el gran dormitorio del
tico. Aun as los busc, porque presenta en cierto modo que estaban juntos y, por
alguna perversa razn, siempre tena que pinchar y pinchar hasta obligar a la gente
a decirle claramente que no lo quera cerca. El orientador escolar se lo haba dicho
una vez, pero no le haba enseado cmo dejar de hacerlo. De hecho, Paulie estaba
bastante convencido de que el orientador se lo haba dicho para insinuarle que
El guardin de los sueos Orson Scott Card
228
tampoco l quera volver a verlo.
Aunque las luces de la piscina estaban encendidas, no llegaba de all ningn
sonido, as que Paulie no se molest en acercarse. Se limit a caminar por el
sendero del otro lado de la verja metlica, que impeda que los animales del
bosque se ahogaran en el agua clorada. Hasta que Celie rio no se dio cuenta de que
s que estaban en la piscina, pero no nadando sino sentados en el borde de la parte
menos profunda, con los pies en el agua, apoyados en los escalones. Paulie se
enderez y los mir. Saba que no lo vean, saba que no lo veran aunque se
pusiera entre ellos, aunque se metiera en la puetera piscina.
Entonces se dio cuenta de que Celie slo llevaba la parte de abajo del bikini.
Lo primero que pens fue: Qu estpido soy, slo tiene once aos. No tiene nada
que ensear. Pero luego vio que Deckie tena la mano bajo la braguita del bikini y
que le besaba el hombro o se lo chupaba o algo as, y que Celie se rea diciendo:
Para, que me haces cosquillas.
Y Paulie comprendi que a Deckie le gustaba que todava no tuviera pechos,
y supo lo que era Deckie, y en ese momento una sensacin de alivio lo inund
como una gran ola limpiadora. Porque supo que el enfermo era Deckie, pese a su
hermoso bronceado y a su hermoso cuerpo y a su vida de ensueo, y que, despus
de todo, Paulie no quera ser como l.
Se le ocurri que, aunque ella se riera, lo que Deckie le haca estaba mal y
que el hecho de quedarse all plantado regodendose de alivio sera malvado y
egosta por su parte. Tena que hacer algo. Si l era una persona decente tena que
detener aquello, inmediatamente; si no lo haca, sera tan malo como Deckie
porque habra estado mirando y permitiendo que pasara, no?
Quieto dijo con la voz ronca. Pero por culpa de los grillos y la brisa que
soplaba entre los rboles y el ruido del partido de tenis no le oyeron. Qutale las
manos de encima, gilipollas! grit.
Esta vez s que lo oyeron. Celie chill y se apart de Deckie, buscando
frenticamente el sujetador del bikini, que flotaba en el agua a tres metros de ella.
Baj las escaleras de la piscina chapoteando para cogerlo mientras Deckie se
levantaba y buscaba a Paulie en la oscuridad. Sus miradas se encontraron y Deckie
rode la piscina hacia l.
No estaba haciendo nada, marica dijo Deckie. Y qu hacas t
espiando, marica?
Las palabras dieron en el blanco. Paulie no dijo nada. Estaban frente a frente,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
229
separados nicamente por la verja.
Nadie te creer escupi Deckie. Y Celie nunca admitir que haya
pasado. Ella quera que lo hiciera, sabes? Ha sido ella quien se ha quitado la parte
de arriba.
Cllate dijo Paulie.
Si se lo cuentas a alguien pondr cara de enfado y dir que nos peleamos y
que me amenazaste con hacer algo que me causara problemas. Y me creern a m,
porque todos saben que eres una sabandija. Una sabandija marica y espa.
Puedes llamarme lo que quieras, pero los dos sabemos lo que eres. Y algn
da te meters con la hija de alguien y no se limitarn a llamar a la polica y
despus los abogados de tu familia te sacarn del lo. Irn por ti con una pistola y
te reventarn la cara.
Paulie dijo todo esto de un tirn, pero no antes de que Deckie llegara al otro
lado de la piscina, camino de los vestuarios. Celie ya se haba puesto la parte de
arriba del bikini y sala del agua. Ni siquiera se volvi a mirarlo. Paulie la haba
salvado, pero quiz no quera ser salvada. Y, en caso de que quisiera, no volvera a
dirigirle la palabra mientras viviera. Haba visto lo que no deba y haba hecho lo
que no deba, incluso al intentar hacer lo que deba.
No quera irse a la cama, y menos estando Deckie en la cama contigua. Pens
en nadar un poco, pero la idea de meterse en la misma agua que ellos le haca
sentirse sucio, contaminado. Se meti entre los arbustos.
Bajo los rboles todo estaba oscuro, pero no tanto como para no ver el suelo.
No tard en encontrar un camino que llevaba al arroyo, que produca un curioso
rumor, como un instrumento musical de cuerda y viento al mismo tiempo. Cuando
meti un pie en el agua, la encontr fra. Fra, pura y entumecedora. Sigui
remontando el arroyo.
Los rboles se separaban por encima del riachuelo y la luz de la luna se
derramaba casi verticalmente sobre l. El agua se haba abierto paso bajo algunos
rboles que bordeaban la corriente, desnudando sus races. Ninguno haba cado,
pero muchos sobresalan peligrosamente, con las races como viejos andamios a la
espera de que alguien llegase y terminara de construir la orilla. Los huecos bajo los
rboles seguramente eran invisibles durante las crecidas de primavera o tras una
tormenta, pero a finales de aquel verano seco y abrasador no haba mucha agua,
as que las orillas estaban expuestas hasta la base. Si me tumbara bajo uno de esos
rboles pens, cuando lloviera, el agua de la crecida me empujara como un
El guardin de los sueos Orson Scott Card
230
pez hacia la boca de un pulpo, y las races me sujetaran como tentculos, y podra
quedarme quieto y dormir mientras me sorbieran la vida hasta secarme por
completo. Entonces me disolvera en el agua y flotara ro abajo. Acabara en algn
depsito y me filtraran del agua potable para arrojarme a un montn de basura... o
a un depsito de residuos txicos, que es lo que mejor describe mi vida en estos
momentos, por lo que tampoco habra cambiado mucho la cosa, verdad?
Donde estaba, la orilla izquierda era ms elevada y de roca, no de arcilla. La
piedra estaba seca y brillaba blanca y fantasmal a la luz de la luna menos en un
punto, bajo un saliente, donde pareca hmeda. Cuando Paulie se acerc, vio que
flua un hilillo de agua por aquella piedra. Cmo era posible, si todas las rocas de
encima estaban secas? Hasta que se agach no se dio cuenta de que bajo aquel
saliente de piedra la sombra no era slo una sombra, sino una cueva, y que el agua
sala de ella. Cuando el arroyo se llenara, la entrada de la cueva quedara bajo el
agua y resultara invisible a no ser que uno estuviera justo debajo del saliente,
mirando hacia arriba. Pero en aquel momento la entrada era lo bastante grande
como para que cupiera una persona.
Una persona o un animal. Un oso? No era poca de hibernacin. Una
mofeta? Un puercoespn? Puede. Bueno, y qu? Paulie se imagin volviendo a
casa con espinas en la cara o apestando a mofeta, y lo nico que se le ocurri
pensar fue: Pap y mam tendrn que llevarme al mdico para que me quite las
espinas, o a casa para que no apeste a los dems. Y tendran que ir en el coche con
l todo el camino montaa abajo, olindolo todo el tiempo.
Se agach hasta casi meter la cara en el agua, empapndose los pantalones
cortos y la pechera de la camiseta. S, poda entrar, y sera ms fcil de lo que le
haba parecido en un principio, porque el interior de la cueva era ms grande de lo
que pareca por el tamao de la entrada. El arroyo deba llevar mucho tiempo
horadndola. Si haba algn animal dentro, se mantena en silencio. No se mova,
ni ola. El interior estaba oscuro, naturalmente. Al cabo de un rato, cuando los ojos
de Paulie terminaron de adaptarse a la oscuridad, segua estando completamente
oscuro. No poda verse ni la mano puesta delante de la cara, as que se adentr a
tientas. A lo mejor los animales no usaban la cueva porque la boca permaneca
mucho tiempo sumergida. Los murcilagos no podan usarla, eso seguro. Y era un
mal lugar para hibernar, porque las crecidas primaverales impediran la salida.
El riachuelo formaba un estanque dentro de la cueva, poco profundo, pero
de agua transparente y fra. Paulie saba que era el agua ms limpia que jams
encontrara en su vida. Meti la mano en ella, se la llev a los labios y bebi. Le
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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supo dulce y clara, a fra luz de invierno. Sigui adentrndose en la cueva,
buscando a tientas un lugar donde tumbarse y soar, y recordar el sabor de aquella
agua nacida del corazn de piedra de la Tierra.
Su mano roz algo que no era roca, y ese algo se movi.
Paulie se arrodill, atrevindose apenas a respirar. No haba sonido, ni
alarma, ni movimiento de ningn tipo. Y perciba algo gris oscuro contra la
negrura del fondo. Estir el brazo y volvi a tocarlo, y aquello volvi a moverse y
se cay con un ruido sordo. Cuando lo recogi se dio cuenta de que era un zapato,
ms bien un mocasn de cuero seco y quebradizo. Se rompi un poco en su mano.
Cuando se lo acerc, cay algo de su interior. Palp el suelo y se dio cuenta de que
no era una sola cosa sino muchas, pequeas y duras: los huesos de un pie, del pie
de alguien. All haba un muerto. Alguien se haba arrastrado dentro de la cueva
para morir.
Y entonces vio en la oscuridad, slo que en realidad no vea. O no vea nada
que estuviera presente. Vio a un indio, un hombre joven de anchos pmulos, casi
desnudo, desarmado, que hua de hombres a caballo y a pie que le seguan por el
arroyo, llamndolo y gritando, disparando un mosquete de vez en cuando. Una de
las balas lo alcanz en la espalda, justo en un pulmn. Paulie casi sinti el impacto
perforndolo, traspasndolo, empujndolo hacia delante. Apenas poda respirar, el
pulmn se le estaba llenando de sangre, se senta dbil, no poda seguir corriendo;
pero ah estaba la cueva, y el nivel del agua era bajo, y tena fuerzas suficientes
para llegar bajo el saliente, procurando no tocarlo para que su espalda no dejara
manchas de sangre en l. Se tumbara y se escondera en la cueva hasta que los
blancos pasaran de largo y pudiera volver en busca de su padre, en busca de un
hombre-medicina que le ayudara con la sangre de los pulmones. Pero los blancos
no se iban, seguan buscndolo, poda orlos, y entonces se dio cuenta de que ya no
importaba porque nunca saldra de aquella cueva. Si tosa, se delatara y lo
sacaran a la fuerza, y lo torturaran, y lo mataran; si no tosa se ahogara. Y se
ahog.
Paulie sinti el momento de su muerte. No como un dolor, sino como un
fogonazo de luz que entr en su cuerpo a travs de las yemas de los dedos y por
un momento lo llen. Luego se retir, huy a algn lugar oscuro de su interior y se
qued all, al acecho. Una muerte oculta en su interior, la muerte de un cherokee
que no abandonara su casa, que no se trasladara a una tierra desconocida slo
porque Andrew Jackson dijera que tenan que hacerlo. Retena en su interior la
muerte de un hombre orgulloso que nunca abandonara sus montaas. Un hombre
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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que, a su manera, haba ganado su batalla.
Se arrodill jadeando, con las manos apoyadas en el suelo. Cmo poda
haber visto todo aquello? Haba pasado muchas horas soando despierto y jams
lo haba hecho con indios, jams haba sentido una experiencia tan real y tan
poderosa. La vida del cherokee muerto le pareca ms vvida, incluso en el
momento de morir, que todo lo que haba experimentado en su vida. Estaba
abrumado. En aquel momento el cherokee posea ms parte de su alma que el
propio Paulie, y eso que estaba muerto. No haba ningn fantasma, slo huesos. Y
no haba posedo a Paulie, que segua siendo el mismo de siempre, que segua
siendo el mismo don nadie soso y annimo de siempre, slo que recordaba el
hecho de morir, recordaba haber preferido ahogarse en su propia sangre a toser y
dejar que sus enemigos tuvieran la satisfaccin de encontrarlo. Siempre creeran
que se les haba escapado, siempre creeran que haban fallado. Era una victoria. Y
ese sabor era desconocido para la boca de Paulie.
Se estir junto al esqueleto del indio, sin verlo, pero sabiendo dnde deban
estar los huesos: los largos de los brazos; los ms largos an de las piernas; los
escalones de las costillas, las vrtebras en hilera una vez desaparecido el cartlago
que las una, disuelto y arrastrado haca muchos aos por la corriente.
Mientras segua all tumbado, otra imagen lleg a la mente de Paulie, la de
otra persona que chapoteaba en el agua del arroyo. Esta vez no era en un da
soleado, llova y haca un fro cortante. Las hojas haban cado de los rboles, tras
los cuales se oa el ladrido de los sabuesos. Podan seguir su rastro bajo la lluvia?
Por el arroyo? Cmo podan hacerlo? Pero lo hacan. Se acercaban cada vez ms
y ya oa los gritos de los hombres: La mujer se ha ido por ah!
La mujer. En ese momento Paulie fue consciente de la forma que tena su
cuerpo en aquel recuerdo. Era una mujer, una mujer joven con el cuerpo sensible a
la presin de la tela contra sus pequeos y jvenes pechos. Tambin saba de qu
estaba huyendo. El amo no la dejaba en paz. Acuda a ella tan a menudo que le
dola mucho, y el capataz acuda tras l en cuanto se iba, hasta que al final no pudo
soportarlo ms y huy. Cuando la encontraran la azotaran y, si no se mora de la
paliza, volveran a ella en cuanto estuviera medio curada, slo que esta vez la
mantendran encadenada y encerrada, y no pensaba volver a eso nunca, pasara lo
que pasara.
Arroyo arriba vio el saliente de roca y result que, en ese momento, tropez
y cay sobre las dos manos en el ro helado, y alz la mirada y vio la cueva, y casi
sin pensar se arrastr hasta ella y se meti dentro, temblando de fro, sin atreverse
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a moverse, temiendo que el castaeteo de los dientes la delatara. Cuando se
adentr todava ms en la cueva, su mano encontr la pierna medio descompuesta
de alguien que haba muerto all y chill a pesar suyo. Los hombres de fuera la
oyeron, pero no supieron de dnde proceda el grito. Saban que estaba cerca, pero
no podan encontrarla y los perros no seguan su rastro en el agua. As que se
qued junto al cadver del indio muerto, temblando y rezando para que el espritu
del difunto la dejara en paz, porque no quera molestarlo y se ira en cuanto
pudiera. Pero el tiempo pasaba y cada vez estaba ms entumecida de fro. Aunque
segua aterrorizada por los gritos de los hombres que la buscaban, sus voces fueron
apagndose paulatinamente hasta que lo nico que escuch fue el rumor del agua.
Se adormil, cerr los ojos y durmi mientras el arroyo creca y cubra la entrada
de la cueva y su respiracin consuma hasta el ltimo tomo de oxgeno. Muri
antes de que el fro pudiera matarla.
Al igual que antes, el momento de su muerte lleg hasta los dedos de Paulie
como una descarga de luz; al igual que antes, la luz le llen y se retir para
esconderse dentro de l; al igual que antes, sus ltimos recuerdos fueron ms
vvidos en su mente que nada que hubiera experimentado por s mismo.
No deb beber agua de esta cueva pens Paulie. He acogido la muerte
en mi interior. ste es un lugar mgico, un lugar terrible, y ahora estoy lleno de
muerte. Qu se supone que debo hacer? Cmo se supone que debo aprovechar
las cosas que he visto y experimentado y odo esta noche? No hay ninguna leccin
en todo esto, no tiene nada que ver con mi vida, no me aporta nada. Lo nico que
ha cambiado es que ahora s lo que se siente al morir y s que hay gente cuya vida
puede ser peor, mucho peor que la ma. Quiz no, porque al menos ellos
consiguieron algo muriendo en esta cueva, obtuvieron una cierta victoria, y desde
luego no he sentido nada parecido en mi vida. Soy el origen de todos mis
problemas, soy el que va por el mundo metiendo la pata, as que, de quin voy a
huir para ser libre? Esa chica, ese indio, los que murieron aqu, tuvieron suerte;
saban quines eran sus enemigos y, aunque murieron, al menos consiguieron
escapar.
Debi dormirse porque, cuando despert sinti dolor y molestias por todo el
cuerpo de haber estado tumbado en la piedra y dormido en el aire hmedo de la
cueva. Ya no tena miedo de los muertos, as que palp hasta localizar todo el
esqueleto del cherokee y luego se arrastr ms adentro hasta que encontr los
huesos de la chica, incluso parte del vestido de algodn que se desmenuz entre
sus dedos. Cogi un trozo de vestido y un pedazo de cuero del mocasn, se los
meti en el bolsillo y gate hasta la entrada de la cueva. Sali de ella, empapndose
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otra vez los pantalones y la camiseta.
La luna estaba desapareciendo por el horizonte, pero le dio igual. Se acercaba
el amanecer y tena suficiente luz para encontrar el camino de vuelta a casa.
Chapote por el arroyo hasta llegar donde haba dejado los zapatos y se pregunt
si sus padres habran notado su ausencia. Probablemente, no. Estaba seguro de que
Deckie no habra dado ninguna voz de alerta... si haba dormido en la habitacin.
Si lo saban, habra bronca. Tendra que decirles dnde haba estado, qu haba
hecho y por qu llevaba mojados los pies, la camiseta y los pantalones. Segua
intentando inventar alguna mentira cuando entr en la cabaa por la parte de
atrs. Haba una luz encendida en el saln y quiz consiguiera llegar hasta su
cuarto.
Pero no. Haba alguien en la cocina, aunque estuviera a oscuras.
Quin es?
Paulie se asom a la puerta y vio, con alivio, que era la enfermera que
cuidaba de Nana.
Estoy hacindole el desayuno, est inquieta le explic la mujer.
Cuando se pone as, gime mucho si no tiene a alguien a su lado, y yo no puedo
estar con ella y hacer la papilla a la vez, as que, te importara hacerle compaa
para que no despierte a todo el mundo?
No haba problema con la enfermera, no le causara problemas. Oa a Nana
gimiendo en su dormitorio de la planta baja. La haban instalado all para que
nadie tuviera que cargar su frgil cuerpo escaleras arriba y escaleras abajo. La luz
del cuarto estaba encendida y la encontr sentada en su silla de ruedas, con una
correa alrededor de las costillas para que no se cayera cuando los temblores fuesen
excesivos. Paulie vio el catre en el que dorma la enfermera. Le pareca una idiotez,
la verdad, porque la enfermera era una mujer alta, de huesos grandes, y apenas
cabra en aquel catre, mientras que Nana dorma en una cama enorme. Pero nunca
se les habra ocurrido que Nana durmiera en el catre, y la enfermera perteneca a la
clase de los que servan.
Yo tambin soy de esa clase pens Paulie. Porque tengo ms sangre de
mi padre que de mi madre. Mi sitio no est entre los ricos, sino entre los que les
sirven. Por eso no me siento uno de ellos. Igual que pap. Deberamos ser sus
chferes, sus jardineros, sus mayordomos, lo que sea. Deberamos servirlos y
tomar sus pedidos en los restaurantes. Deberamos cumplir sus encargos y
archivar su correspondencia. Todos lo sabemos, aunque no lo digamos. Mam se
El guardin de los sueos Orson Scott Card
235
cas con alguien por debajo de su clase, y pari a alguien por debajo de su clase.
Yo debera estar en el catre de la habitacin de alguien, esperando a que se
despertase para prepararle el desayuno y servrselo. As es como se supone que
funciona el mundo. La enfermera lo entiende. Por eso sabe que puede pedirme
ayuda. Porque soy lo que soy.
Nana lo mir y gimi insistente. Paulie se acerc a ella, sin saber lo que
quera, si quera algo. Clav en l unos ojos agudos e implacables. Oh, s, quera
algo. Qu?
La anciana lo mir e intent levantar las manos, pero le temblaban tanto que
apenas poda hacerlo. Aun as era bastante evidente que pretenda tocarlo. As que
tuvo que ser l quien acercara sus manos hacia ella.
La mujer era tan capaz de aferrarse a ellas como de volar, as que tuvo que
ser l quien cogiera una mano entre las suyas. El temblor ces al instante, el
esfuerzo se interrumpi, y la mano que Paulie no tena sujeta le cay en el regazo.
La enfermera te est preparando el desayuno dijo l, sin conviccin.
Ella no contest, se limit a mirarlo y sonri. De pronto, Paulie sinti que la
luz que se ocultaba en su interior empezaba a agitarse, volvi a sentir en la espalda
el dolor de la bala del mosquete y la muerte del cherokee fue creciendo en su
interior hasta que lo llen de luz. Y luego fluy fuera de l por las yemas de los
dedos, tal y como haba entrado. Fluy fuera de l y entr en ella. El rostro de la
anciana se ilumin y, cuando termin de surgir el resto de luz de la muerte del
cherokee, ech atrs la cabeza, emiti un ltimo gemido y muri, con la boca y los
ojos muy abiertos.
Paulie comprendi enseguida lo sucedido. La haba matado. Haba salido de
la cueva llevando la muerte consigo y haba fluido de su mano a la de Nana. Y ella
haba muerto. l la haba matado. Cay de rodillas. El cansancio y el dolor de la
pasada noche, el miedo y el horror de las dos muertes que haba presenciado (no,
experimentado) y, finalmente, la enormidad de lo que le haba hecho a su
bisabuela lo superaron. Cuando la enfermera entr en la habitacin, lo encontr
arrodillado en el suelo, llorando en silencio. Busc el pulso de la anciana, le solt la
correa, la cogi en brazos, la dej en la cama y la arrop hasta el cuello.
Qudate aqu, hijo le dijo a Paulie.
Y l obedeci, llorando en silencio mientras ella volva a la cocina, fregaba los
platos y los secaba.
Se extra que la reaccin de la enfermera ante la muerte de Nana no fuera
El guardin de los sueos Orson Scott Card
236
despertar a todo el mundo sino lavar los platos de un desayuno no consumido.
Entonces cay en la cuenta: para eso estaban los criados, para limpiar, lavar,
esconder todo lo feo y desagradable.
Esconder todo lo feo y desagradable.
No la he matado y, si lo he hecho, no ha sido intencionadamente pens.
Adems, ella lo deseaba. Creo que vio la muerte en m y fue por ella. Le di lo que
no poda conseguir de otro modo: la liberacin de su familia, de su cuerpo, de sus
recuerdos de toda una vida que nadie poda querer vivir. Nadie lamentara su
muerte, la verdad. Alguien se mudara a la mansin Richmond y se convertira en
la rama principal de los Bride, la enfermera conseguira otro trabajo y todo ira
bien. Entonces, por qu no poda dejar de llorar?
No dej de llorar cuando la enfermera fue a despertar a su madre; hasta la
enfermera saba que tena que despertar primero a su madre. Y no dej de llorar
cuando su madre lo abraz y le susurr:
Quin hubiera dicho que eras tan sentimental?
Finalmente empez a temblar como la chica de la cueva, a tiritar de forma
incontrolable. Tengo otra muerte en m pens. Es peligroso acercarse a m.
Tengo otra muerte en los dedos, la fra muerte de una esclava acechando en alguna
cueva de mi corazn. No te me acerques.
Su padre y su madre se marcharon aquella misma maana para llevarlo a
casa y encargarse de los detalles del funeral en Richmond. Otros se encargaran de
la ambulancia, los mdicos y el certificado de defuncin. Otros vestiran el cadver.
Sus padres tenan que llevarse al que al fin y al cabo era quien haba encontrado el
cuerpo. Nadie le pregunt qu haca levantado a esas horas, ni dnde haba
pasado la noche; si alguien se fij en que llevaba la camiseta y los pantalones
mojados, no le pregunt nada. Se limitaron a hacer la maleta mientras, ya sereno, l
esperaba sentado en el sof del recibidor. Esperaba que se lo llevaran lejos de aquel
lugar, de la anciana que haba extrado la muerte de sus dedos, de la gente que
haba preferido esperar durante aos a que muriera y de los nios que jugaban a
cosas feas y siniestras en la piscina cuando no poda verlos ningn adulto.
Cuando por fin terminaron los preparativos, trajeron el coche y hubieron
cargado el equipaje, su madre fue a buscarlo y lo llev con ternura hasta el porche.
Ambos bajaron los escalones hacia el coche.
Ha sido horrible encontrarla as le dijo su madre, como si Nana hubiera
hecho algo vergonzoso en vez de limitarse a morir.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
237
No s por qu me ha afectado tanto reconoci Paulie. Lo siento.
Nos habramos marchado de todos modos confes Mubbie,
manteniendo la puerta abierta para l. Ni siquiera los Bride pueden mantener
una reunin familiar cuando se ha muerto alguien.
Su madre le lanz una mirada venenosa por encima de la cabeza de Paulie.
Ni siquiera tuvo que girar la cabeza para verlo, lo supo por la sonrisa de Mubbie.
Paulie! grit una voz.
Supo que era Deckie antes de volverse, aunque le resultaba increble que
buscara un enfrentamiento en aquel lugar, en aquel momento, delante de todo el
mundo.
Paulie volvi a llamarlo Deckie.
Lleg corriendo hasta l y lo mir desde su altura, con su verdadero rostro
oculto tras una mscara de amabilidad y conmiseracin. Paulie quera pegarle,
arrancarle la sonrisa del rostro, pero estaba seguro de que, si lo intentaba, Deckie
demostrara los cinco aos que llevaba practicando boxeo, o taekwondo, o lo que
fuera, y volvera a humillarlo.
Celie y yo estbamos preocupados por ti coment Deckie. Y entonces,
con un susurro, aadi: Nos preguntbamos si habras desnudado a la vieja para
poder verla desnuda tambin a ella.
La magnitud de aquella acusacin convirti la ira de Paulie en una rabia
abrasadora. Y en ese momento sinti la muerte agitarse en su interior, sinti la luz
recorrer su cuerpo hasta confluir en la yema de sus dedos, sinti la furia terrible de
una esclava indefensa, violada una y otra vez, decidida a morir antes que a seguir
soportndolo. Saba que slo tena que tocar a Deckie para que la muerte de la
esclava fluyera hacia l, que en sus ltimos momentos sentira lo que siente una
nia al ser violada. Era una muerte perfecta para l, una muerte merecida, una
muerte justa. All estaban, reunidos, una docena de adultos, mirando. Todos diran
que Paulie no haba hecho nada.
Deckie sonri de forma desagradable y volvi a susurrar:
Apuesto a que jugars contigo mismo todo un ao al recordarnos a Celie y
a m. Alz la mano y la voz para decir: Eres un buen primo y me alegro de que
Nana pasara sus ltimos momentos a tu lado, Paulie. Choca esos cinco!
Lo que Deckie quera era obligar a Paulie a estrecharle la mano, a que se
humillara y aceptara su dominacin para siempre. Lo que no poda saber era que
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238
le estaba pidiendo que lo matara. La muerte brotara de l y buscara a Deckie. Con
slo tenderle la mano...
Por el amor del cielo, Paulie, estrchale la mano insisti su madre.
No, pens Paulie. Deckie era escoria, pero si se eliminaba a todos los
gilipollas del mundo, quin apagara la luz? Dio media vuelta y subi al coche.
Paulie protest su madre. No puedo creer...
Vmonos orden su padre desde el asiento del conductor.
Su madre se dio cuenta de que tena razn y que era mejor no montar una
escena, as que subi al coche y cerr la puerta.
Paulie, que hayas sufrido un trauma no te impide ser corts con tu primo.
Si aceptaras las muestras de amistad de los dems no pasaras tanto tiempo solo.
Y sigui dndole la murga durante un buen rato, pero a Paulie no le import.
Pensaba en el motivo por el que no haba matado a Deckie pudiendo hacerlo. Le
haba dado miedo matarlo o algo mucho peor? Que Deckie tuviera razn, que
Paulie disfrutase mirando a sus primos en la piscina, miedo a ser en el fondo tan
malo como Deckie. Era Deckie quien tendra que haber muerto, no Nana, quien
tendra que haber sentido su cuerpo temblar tanto que no pudiera levantarse ni
tocar a nadie. Cunto tiempo habra tardado Celie en reaccionar si Deckie la
hubiera sobado con las manos temblorosas de Nana? Dios castiga a quien no debe.
Cuando llegaron a casa, trataron a Paulie con un cuidado exagerado teido
de desprecio. l notaba el desdn en todo lo que decan o hacan. Los avergonzaba
que su hijo fuera l y no Deckie. Si hubieran sabido...
Aunque de haberlo sabido no habra supuesto ninguna diferencia. Los chicos
atlticos y morenos deben correrse sus juergas. Se rigen por reglas diferentes y, si
te toca uno como hijo, se lo perdonas todo, mientras que, si tienes uno como Paulie,
vulgar y corriente, tienes que esforzarte toda la vida para perdonarle una sola cosa:
que sea l mismo en vez de algo maravilloso.
Madre y Mubbie no le obligaron a ir al funeral, ni siquiera tuvo que discutir
con ellos.
Aos despus, cuando la reunin familiar se transform en un
acontecimiento anual, apenas discutan con l antes de ceder y permitirle quedarse
en casa. Al principio sospech y luego estuvo seguro de que preferan dejarlo en
casa porque, si no estaba presente, podan fingir sentirse orgullosos de l; no se
vean forzados a compararlo con el siempre ms alto, siempre ms guapo y
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239
siempre ms brillante Deckie.
Cuando volvan a casa y se ponan a hablar del estupendo hijo de Howie y
Sissie, Paulie dejaba la habitacin. Vea cmo intercambiaban miradas de
complicidad, y su madre le dijo una vez:
Paulie, no deberas compararte siempre con Deckie, no tienes que sentirte
mal por sus logros. Algn da tendrs los tuyos.
Nunca se le ocurri pensar que, diciendo eso, despreciaba todos los
pequeos triunfos que hubiera logrado hasta ese momento.
En el futuro habra momentos en los que Paulie dudara de la veracidad de
los recuerdos de aquella reunin familiar. La luz escondida en su interior
permanecera oculta durante semanas y meses. El recuerdo de la piscina se
desvanecera como el de las engarfiadas manos de Nana, igual que el de la muerte
del cherokee y la esclava huida. Pero un da removera en su cajn buscando algo y
vera el sobre donde guardaba el jirn de un vestido y el trozo de un viejo mocasn,
y todo volvera a l, incluso el olor de la cueva, el sabor del agua, el tacto de los
huesos.
En otras ocasiones lo recordara cuando alguien le provocara, alguien que
hiciera algo tan espantoso que lo llenara de furia, y sentira bruscamente la muerte
surgir dentro de l. Pero se calmara enseguida, se calmara y se ira. No mat a
Deckie aquel da. Por qu debera matar ahora a este gilipollas? Se ira y
olvidara, sorprendentemente pronto, que tena el poder de matar. Lo olvidara
hasta volver a ver el sobre, o hasta la prxima vez que le invadiera la rabia.
No volvi a ver a Deckie nunca ms. Tampoco a Celie ni a ninguno de sus
tos, tas y primos; para l, no haba ms familia que su madre y Mubbie. No es que
odiara a sus parientes, a los que (aparte de Deckie) no consideraba especialmente
malvados. No tard en descubrir que su familia era, en cierto sentido, muy
corriente. Tenan dinero, lo que complicaba las cosas, pero tambin la gente sin
dinero encontraba motivos para odiar a sus parientes y arrastrar su enemistad de
generacin en generacin. El dinero slo implicaba poder conducir mejores coches.
No, la familia de Paulie no era tan horrible, pero no necesitaba verla, ya haba
aprendido todo lo que poda ensearle. Con una reunin familiar bastaba.
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240
NOTAS SOBRE RECEPTCULO
Esta historia naci cuando me invitaron a visitar una zona de los terrenos de
la universidad Guilford de Greensboro, Carolina del Norte, donde llevo viviendo
los ltimos veinticinco aos. Saba que era una universidad cuquera, y que los
cuqueros haban sido una parte fundamental del Ferrocarril Subterrneo que,
durante la Guerra Civil, ayudaba a los esclavos fugados a huir hacia la libertad.
Pero, hasta esa visita, nunca se me haba ocurrido la posibilidad de que la propia
universidad Guilford hubiera estado implicada (yo crec en el Oeste, donde la
historia es algo que pasa en otra parte).
Me impresion especialmente un tramo de arroyo que se haba abierto paso
erosionando el suelo bajo las gruesas races de enormes rboles. Los esclavos
huidos trepaban hasta las races y se escondan entre ellas; el arroyo haca perder el
rastro a los perros y los fugitivos se mantenan secos por encima del nivel del agua.
Me invitaron con la esperanza de que pudiera hacer algo para dar a conocer
la importancia histrica del lugar. Por all pasara una innecesaria autopista que iba
a construirse para formar un cinturn alrededor de Greensboro, ciudad conocida
por tener carreteras que, como ese cinturn, no llevan a ninguna parte.
Afortunadamente, y sin ninguna ayuda por mi parte, cambiaron el trazado y el
lugar se conserv.
Pero ese lugar se me qued grabado en la mente. A quin poda esconder
all? A alguien del mundo moderno. Y qu le pasara por estar all?
El resultado fue este relato corto. La adquisicin del poder de convertirse en
receptculo de la muerte slo fue la primera idea que se me ocurri lo
suficientemente intrigante para pensar a fondo en ella. Es una fantasa, no creo que
la gente pueda adquirir semejantes poderes. Tampoco creo en la eutanasia; al
contrario, creo que permitir que una persona ayude a otra a morir es iniciar un
camino que lleva a asesinar a los viejos y los tullidos, una forma de convertir
nuestra sociedad en algo monstruoso.
Pero hay gente que, sencillamente, est a punto de morir. Y si hubiera
alguien dispuesto a ayudarla? No slo se me ocurri este relato corto, sino que
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241
llegu a planear la escritura de una novela entera. Pero cuando lleg el momento
de escribirla, no pude. La perspectiva me resultaba demasiado deprimente. Cmo
encontrar en esa historia alguna esperanza que hiciera que valiera la pena leerla?
Acab cumpliendo mi contrato con El cofre del tesoro (que ya era bastante
deprimente!) y abandon la versin novelada de Receptculo.
Entretanto, el cuento pas mucho tiempo en poder de un amigo que quera
publicarlo como parte de un proyecto que nunca lleg a cuajar. As que, aos
despus de haberme olvidado de l, descubr que haba recuperado los derechos
sobre un relato que me pareca que tena mucha fuerza y que nunca se haba
publicado. Por aquel entonces hice mi primera visita a Espaa, para asistir a una
convencin en Matar, Barcelona. Una vez all, se me ocurri que estara bien
ofrecer a la revista espaola de ciencia ficcin BEM un cuento que no se hubiera
publicado en ninguna parte, por lo que el castellano fue el primer idioma en que se
public.
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242
Polvo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
243
Entrando por una puerta de los almacenes Oglethorpe.
Enoch Hunt no era el primer chico que se perda en la seccin de juguetes de
los almacenes Oglethorpe. Ni siquiera era el primer chico que se perda a
propsito. Pero era el primero que se perda con la esperanza de que no lo
encontraran hasta pasada la Navidad.
Porque en Navidad ya no estara en Dogawiac, Michigan. Estara en Tucson,
Arizona. Sin nieve, sin amigos a los que ensear sus regalos y a varios miles de
kilmetros de sus abuelos. Y probablemente todo aquello no sirviera para que su
madre se curase. El mdico slo le daba un cincuenta por ciento de posibilidades.
El padre de Enoch lo trataba como a un adulto.
Hijo, ya tienes doce aos y puedo decirte la verdad, no tengo que fingir
contigo como con los pequeos. Tu madre no slo est un poco enferma, tiene una
enfermedad muy rara que no saben cmo curar.
Cunto tiempo le queda? haba preguntado. Una pregunta realista.
Enoch siempre haca una pregunta realista si se le ocurra alguna. As engaaba a
la gente y la haca creer que era muy maduro.
Tampoco lo saben le respondi su padre. Si te cuento esto es porque
tengo tanto miedo como t. No saben si mejorar o no, ni siquiera saben cundo lo
sabrn. No pueden decirnos nada, excepto que algunas personas que han tenido lo
mismo han mejorado viviendo en Arizona. Por eso nos vamos a Arizona.
Yo no quiero irme a Arizona protest Enoch. En realidad, lo que quera
decir era: No quiero que mam est enferma, pero saba que eso no era realista.
Si el enfermo fueras t, Enoch, tambin iramos a Arizona. Su padre sac
un llaverito como el suyo, pero con una sola llave. Ya hemos alquilado un
apartamento all, te he hecho una copia de la llave.
Era una llave rara, con un relieve a lo largo. En Arizona, hasta las cerraduras
y las llaves eran raras.
Esta llave significa que confiamos en ti le dijo su padre. Esta llave
significa que nos ocupamos de mam.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
244
Enoch tom la llave, rogando que no se le cayera del bolsillo.
Aquello haba pasado unos das antes, y aquel da su padre lo haba llevado
a los almacenes Oglethorpe para que echara un vistazo a la seccin de juguetes. Al
poco, Enoch decidi perderse con la esperanza de que no lo encontraran hasta que
la salud de su madre mejorara. O quiz de que no lo encontraran nunca. Porque no
quera vivir en un mundo en el que las madres enferman y los padres tienen
miedo. Se supone que las madres viven para siempre y los padres no le tienen
miedo a nada. Es que no lo saban?
Los almacenes Oglethorpe ocupaban varios viejos edificios de ladrillo unidos
entre s, de modo que eran un laberinto lleno de escaleras de subida y de bajada,
puertas de entrada y de salida, y muchos pasillos. La juguetera se encontraba en el
stano, lo que resultaba todava ms lioso. En verano usaban casi todo el espacio
del stano como almacn, as que lo mantenan cerrado al pblico. Slo lo abran
durante la campaa navidea, cuando necesitaban todo el espacio disponible para
exponer los artculos. Enoch lleg hasta la sala del fondo, donde haba juguetes de
haca varias temporadas llenos de polvo. Fue all donde vio a la chica loca.
No dud ni por un momento que estuviera loca, porque tena un aspecto
muy raro. Iba peinada con cuatro trenzas tiesas que le enmarcaban la cara como los
rayos de sol que dibujan los nios en el jardn de infancia; en cambio, en la nuca,
llevaba un recogido de peluquera. Por debajo de su vestido rosa asomaban unos
vaqueros y, justo debajo del ojo izquierdo, tena una verruga rara, grande y
marrn. Pareca que estuviera llorando barro.
Enoch no haba visto en su vida un ser humano tan mal arreglado, as que le
dieron ganas de seguirla. No quera conocerla, porque pareca lo bastante loca
como para ser peligrosa y a l no le gustaba correr riesgos, slo quera mirarla unas
cuantas veces para cerciorarse de que era real.
Al cabo de un rato comprendi que la chica lo rehua. Se apartaba de l cada
vez ms deprisa, se mova en zigzag entre los expositores y, cuando l no se fijaba,
desandaba lo andado. Era como un juego, y a Enoch no le importaba jugar. Llam
a ese juego Mantente a cinco metros justos de la nia rara.
Siempre pona nombre a sus juegos. Bueno, le pona nombre a todo; se le
daba bien inventar nombres. Incluso llevaba un diario en el que anotaba todo lo
que consideraba importante. Cada pgina tena un ttulo. Por ejemplo: El da en
que mi padre me ense a lanzar el baln de rugby y se disloc el hombro. O:
Por qu no volver a comer rbanos del huerto sin lavar.
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La ltima anotacin se titulaba: El da que mi padre me dijo que mi madre
se iba a morir. Pero slo se le haba ocurrido el ttulo. As qued su diario, con un
ttulo en una pgina en blanco porque no se le ocurra nada ms que aadir.
Mientras pensaba en todo aquello, la chica loca se le escap. La tena
arrinconada al fondo de la sala ms antigua y polvorienta, pero de repente haba
desaparecido. Eso le dio rabia. No le gustaba que las cosas le salieran mal.
Busc y rebusc, pero no la encontr por ninguna parte. Se habra cansado
del juego y marchado a su casa? Enoch no lo crea. La chica haba jugado con tanto
inters como l, por qu iba a dejarlo de pronto? As que fue hasta el rincn donde
la haba visto antes de que desapareciera.
Vio las huellas de sus pisadas en el polvo. Llegaban hasta donde la haba
visto por ltima vez... y desaparecan delante de un montn de viejas cajas de Fort
Apache. Era como si a partir de ah hubiera decidido continuar volando. Se
pregunt si no sera una bruja. No, eso era imposible, las brujas no existan. Pero si
hubieran existido... la chica habra sido una bruja perfecta montada en una escoba.
Si Enoch quera ser realista tena que dejar de pensar en fantasmas y brujas.
Su padre siempre le deca que, si una cosa le pareca inexplicable, siguiera
buscando hasta dar con la explicacin.
Y l la encontr en el polvo acumulado delante de las cajas de Fort Apache.
Haban apartado uno de los montones de cajas y vuelto a colocarlo en su sitio. La
chica loca estaba escondida detrs de aquellas cajas.
Enoch ya haba apartado las cajas cuando se le ocurri que no tena ni la
menor idea de lo que dira si la encontraba. Te pill? Te toca?
Pero daba igual porque no estaba escondida detrs de las cajas. Slo haba
una puertecita de poco ms de un metro de altura con un letrero que rezaba: Slo
personal autorizado. El letrero se estaba despegando y debajo haba algo escrito a
lpiz en la puerta. Enoch se acerc y lo ley. Deca: Perded toda esperanza los que
entris aqu.
Enoch no era un chico de esos que entran por las puertas por las que no
deben entrar. Pero si aqulla daba a un lugar para los que haban perdido toda
esperanza, entonces estaba hecha para l. De modo que la abri, entr y tir de las
cajas para devolverlas a su lugar.
Mir a su alrededor, con la puerta todava abierta. Estaba en una especie de
almacn de artculos de limpieza lleno de rollos de papel higinico y paquetes de
pauelos de papel. Pero en el suelo haba huellas y marcas que conducan hasta
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246
uno de los montones. Las huellas suban por una especie de escalera hecha de
paquetes de toallitas de papel hasta un hueco situado entre el techo y la parte
superior de la pared.
Enoch estudi la puerta para asegurarse de que no se quedara atrapado;
despus la cerr. Una luz tenue se filtraba por las rendijas, suficiente para subir por
la escalera de toallitas de papel. Cuando se asom por el hueco de la pared, sin
embargo, no vio ms que oscuridad.
l no era uno de esos chicos que entran en lugares oscuros donde no han
estado nunca. Pero haba ido hasta all para perderse, y era mucho ms fcil
perderse en un pasadizo oscuro que en la seccin de juguetes del stano. Adems,
la chica loca haba pasado por all y no la oa gritar, as que deba ser seguro, no?
De modo que se encaram y pas la pierna derecha por el agujero, buscando
un punto de poyo. Mientras lo haca, se le ocurri que la chica loca poda estar
abajo vindole hacer el tonto.
No te quedes ah plantada sin ms dijo. Dime si estoy muy lejos del
suelo.
No hubo respuesta. No estaba all, claro.
Pens en dejarse caer. Pero y si el suelo estaba ms lejos de lo que crea? Y
si se quedaba all abajo atrapado y no poda volver? De modo que sigui
balanceando la pierna, hasta que golpe otra pared con el taln.
Otra pared. El lugar donde casi se haba dejado caer no era una habitacin,
era un hueco entre paredes. S que podra haberse quedado atrapado.
Salv con cuidado aquel hueco, de apenas sesenta centmetros de anchura.
La pared del fondo era de piedra, parte de los antiguos cimientos, y tampoco
llegaba hasta el techo. Al otro lado, en vez de una cada, encontr el suelo de tierra
de una especie de cueva. Enoch saba que era una cueva porque se daba golpes con
la cabeza en el techo.
Decidi que era una completa estupidez por su parte seguir gateando a
oscuras en una cueva. Quizs hubiera galeras laterales a derecha o izquierda y no
fuera capaz de volver. Pero de eso se trataba, no? De perderse. Entonces, vio una
luz delante de l.
Lstima. La cueva no era interminable. Acabara saliendo en alguna parte de
Dowagiac, Michigan, y alguien lo reconocera y lo llevara a casa y tendra que irse
a Arizona.
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En fin, al menos podra hablar con sus amigos de aquella cueva. Ya era algo.
No tena por qu contarles que la haba encontrado siguiendo a una chica loca con
cuatro trenzas y una verruga.
Cuando sali de la cueva, pas un rato intentando hacerse una idea de dnde
estaba. No vea ningn edificio en las inmediaciones, lo que significaba que la
cueva era mucho ms larga de lo que pensaba, porque se extenda desde los
almacenes Oglethorpe hasta el bosque ms cercano.
Pero tampoco vea el final de aquel bosque: slo rboles, hojas, pjaros,
hierba, arbustos, flores y luz del sol filtrndose y moteando el suelo. No haba
rastro de campos de maz, y era inconcebible no ver cerca de Dowagiac ningn
campo de maz ni ningn edificio. Por eso tard tanto en caer en la cuenta de lo
que era increble de verdad.
En Dowagiac, Michigan, los rboles estaban pelados y en el suelo haba una
capa de treinta centmetros de nieve. En el lugar donde se encontraba, fuera el que
fuese, poda ser perfectamente veinticinco de mayo.
Una piedrecita le golpe la cabeza. Se volvi, dispuesto a gritar a quien se la
hubiera tirado, y all estaba la chica loca con un tirachinas cargado, apuntndole a
la cara.
Te encontr exclam Enoch.
Nada de eso. Yo te he encontrado a ti rectific ella.
Era yo quien te persegua, no?
Si no hubiera querido, nunca me habras encontrado.
Qu pretendes hacer con eso? le pregunt Enoch, sealando al
tirachinas. Matar a un gigante?
Ya est muerto asegur ella. Muri la semana pasada. Deberas ver su
tumba.
Decididamente, estaba loca. En todo caso, no era la primera vez que estaba
all. El tirachinas era nuevecito, todo de metal, y en la tienda no lo llevaba.
Dnde estamos? sigui preguntando.
En un lugar al que llegas entrando por una puerta pequea de los
almacenes Oglethorpe asegur ella. No te has fijado en cmo has llegado
aqu?
Y dnde est este lugar en el mapa?
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No est.
Cmo que no est?
Que no est en el mapa. Mira a tu alrededor, a ti qu te parece? En
Michigan es pleno invierno.
Ya lo s.
Los lugares donde es primavera en pleno invierno no salen en los mapas.
Y Australia? All es primavera.
Y est en la otra punta del mundo. Has cruzado a nado el ocano Pacfico
o has recorrido treinta metros a gatas por una cueva, bajo unos almacenes de
segunda?
Si no piensas dispararme con eso, te importara apuntar hacia otra parte?
Ella no apunt hacia otra parte, lo que inquiet un poco a Enoch.
Por qu me seguas, chico?
Por qu no? As he podido llegar hasta aqu, no?
No me vengas con sas dijo ella. Ya conocas el camino.
No, no lo conoca.
Pasaste por encima del abismo a oscuras, sin saber qu haba all?
Por encima de qu?
Del abismo. Del espacio entre las dos paredes.
Di contra la otra pared con el pie y pas por encima de ella.
Tuviste suerte. Ah abajo hay ratas. Si no te matas al caer, ni te ahogas en el
agua, las ratas te devoran vivo.
No intentes asustarme le advirti Enoch.
Por qu no? pregunt ella.
Porque me asusto fcilmente, as que ni siquiera merece la pena. Ahora
mismo estoy muerto de miedo. Te importara apuntar con eso hacia otra parte?
Ella sonri.
No haba conocido a ningn chico que reconociera que le doy miedo.
Quin no te lo tendra? Tienes pinta de loca.
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La chica solt el mango del tirachinas y se toc el pelo.
No tendra que hacerme este peinado si mi madre me dejara llevar el pelo
corto. Tengo que apartrmelo de la cara para poder apuntar.
Para apuntarme a m? Me daras aunque estuvieras ciega.
A las ardillas.
Disparas contra las ardillas?
Y les doy. Las dejo tiesas.
Si algo odiaba Enoch, era a los chicos que mataban animales slo por
diversin.
Eso me da asco, sabes?
Claro dijo ella. Seguro que te encantan todos los animalitos.
Por qu las matas si no te hacen dao?
Eres un encanto asegur ella. Seguro que tu pap y tu mam te
quieren con locura.
Aquella alusin a sus padres no alegr precisamente a Enoch.
Por qu no coges ese tirachinas y te lo metes en la oreja? le desafi.
Y por qu no te lo meto en la tuya? replic ella. Oye, no es mala idea.
En ese momento pas corriendo junto a ellos un hombrecito barbudo que
meda unos veinticinco centmetros de altura, gritando:
Ardilla! Ardilla!
Fue entonces cuando Enoch lleg a la conclusin de que, decididamente, ya
no estaba en Dowagiac.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
250
Las ardillas y los enanitos
Una ardilla persegua al hombrecito que meda veinticinco centmetros.
ltimamente estn siendo muy descuidados dijo la chica loca. Y apunt
con el tirachinas.
Enoch, con un movimiento instintivo, le golpe el brazo. La piedra dio en el
suelo a tres metros de la ardilla, y el animal huy.
Imbcil! grit ella.
Ardillas! Ardillas! segua gritando el enanito.
Ha escapado gracias a este Bambi refunfu la loca.
El hombrecito daba saltos y gritaba, sealando las ramas de los rboles.
Enoch levant la vista justo a tiempo de ver dos ardillas saltando hacia su cara.
Logr apartar a los animales de un manotazo antes de que le cayeran encima.
Pero las ardillas, en vez de huir, le agarraron los pantalones y empezaron a
mordisquearle las piernas. Aquello le habra preocupado mucho, de no ser porque
tena una tercera ardilla en el hombro mordindole el cuello, buscndole la
yugular. Aquellas ardillas no eran corrientes.
Los ojos! grit la chica loca. Protgete los ojos!
Gracias, pero estoy muy ocupado protegindome el cuello! grit a su
vez Enoch.
Se arranc la ardilla del hombro, no sin perder un buen pedazo de piel. El
animal se revolvi en sus manos, intentando morderle los dedos o abrirle las venas
de las muecas, y Enoch no tena ni la menor idea de cmo matarla.
Estrllala contra un rbol! grit la chica loca.
Y la estrell contra un rbol. La ardilla cay al suelo como una piedra y
qued inmvil. Enoch no tard en hacer lo mismo con las de sus piernas. Despus
se puso a quitarle ardillas a la chica loca, que tena casi una docena encima, y
tardaron un buen rato en ocuparse de todas.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
251
Cuando las ardillas quedaron por fin tendidas en montoncitos al pie de los
rboles ms prximos, Enoch se irgui y mir a la chica loca.
Decididamente, me parece bien disparar contra las ardillas.
Ya supona que te pondras de mi parte.
Perdona se disculp Enoch, pero me parece que estoy oyendo
aplausos.
Provenan de casi un centenar de enanitos. Estaban reunidos alrededor de los
cadveres de las ardillas.
Un trabajo excelente, oh, poderosa! celebr uno de ellos, con un
sombrerito a lo Robin Hood.
Era una trampa dijo la chica loca.
Esas asquerosas ardillas no pueden engaarte reconoci el enanito.
Te importa que nos llevemos los cadveres?
Haced lo que queris dijo la chica loca.
Me duele el cuello dijo Enoch. No me hace gracia la idea, pero esas
ardillas podran tener la rabia.
La chica loca le mir el cuello. Enoch vio que tambin ella tena bastantes
araazos en la cara y en el cuello.
S, realmente iba por ti dijo ella.
Perdona, oh, Gran Cazadora intervino el enanito con la gorra de Robin
Hood. sta no est muerta.
Matadla vosotros le espet la chica.
El enanito se estremeci y volvi hacia el montn de cadveres.
Tenemos que hacerlo nosotros dijo. Nuestra supuesta amiga no nos
quiere ayudar.
Enoch se indign.
Que no os quiere ayudar?! Si acabamos de detener una verdadera
invasin!
Djalo suspir la chica loca. Se adentraron en el bosque unas decenas de
metros, hasta donde no pudieran orlos. No les hagas caso. Son unos
desagradecidos y es difcil que cambien. Djame que te ponga algo en el cuello.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
252
El algo result ser un puado de barro que le escoci como mostaza
caliente.
Qu haces? Es que quieres matarme?
No tengo tiritas dijo ella. Tendrs que conformarte con esto hasta que
consigamos Polvo Curativo.
Polvo qu?
Este lugar tiene un sistema propio. No hay mdicos, pero el barro alivia un
poco. Y el Polvo Curativo lo cura todo.
El barro le estaba aliviando, y las palabras lo cura todo le produjeron una
sensacin alegre. Aunque no se daba cuenta, esa sensacin era esperanza.
A qu distancia est el Polvo Curativo?
No lo s. No llevo cuentakilmetros ni nada de eso.
Bueno, pues, cunto se tarda en llegar donde est?
Eso depende, no?
De qu?
De cuntas aventuras vivamos por el camino.
No quiero vivir aventuras. Lo nico que quiero es el Polvo Curativo.
Pues tengo que darte una mala noticia, amiguito. Aqu la cosa funciona a
base de aventuras, nada es gratis. Slo que, en vez de pagar con dinero, hay que
pagar con sudor, sangre y valor. Tienes algo de eso?
Sangre, por lo menos dijo Enoch.
La chica sonri.
Me llamo Maureen; pero si me llamas as, te mato. Llmame Mo.
A Enoch no le sorprendi. Mo era un nombre que le iba como anillo al dedo.
Yo soy Enoch.
Ella solt una risita. A Enoch le pareci poco oportuna, teniendo en cuenta
que ella tena un nombre bastante tonto.
Perdona dijo ella. No me interesa tu nombre, sino tu apodo.
No tengo apodo.
Eni, abreviatura de Enoch. T te llamas Eni y yo me llamo Mo. sentenci
El guardin de los sueos Orson Scott Card
253
ella. Lo pillas?
Enoch lo pillaba.
Slo nos faltan Mini y Meeny.
3
Mo apunt hacia el cielo su tirachinas.
Oh, noble tirachinas, yo te bautizo Matador de Minotauros. Se guard el
tirachinas bajo el cinturn. Lo llamar Mini para abreviar. T ya encontrars algo
a lo que llamar Meeny.
No tengo armas.
Ya encontrars algo. Matars a un caballero malvado y le quitars la
espada, o algo as.
Enoch lo dudaba. Aquel lugar era demasiado peligroso para su gusto. Pero el
dolor que senta en el cuello y en las piernas le confirmaba que era muy real. Por lo
tanto, tambin era posible que aquel Polvo Curativo sirviera de algo. En tal caso,
valdra la pena correr algn riesgo para conseguirlo. Toc la llave del apartamento
de Arizona. El Polvo Curativo podra salvarlos de todo.
Vale acept. Guame hasta el Polvo Curativo.
Por qu debera guiarte? pregunt ella.
Porque yo te he ayudado con las ardillas respondi l.
Despus de hacerme fallar el primer disparo.
Vale, djalo. No hace falta que me gues.
Ah, y cmo piensas encontrarlo entonces?
Har que me gue una de esas hadas.
Ni lo suees. Y menos si los llamas hadas. Eso les revienta.
En los cuentos, las hadas siempre te ayudan.
Los cuentos son todo mentira, y esto es la vida real. En la vida real la gente
pequea va a lo suyo. Lo ms seguro es que fueran ellos los que nos tendieron esa
emboscada, sabes?
Yo crea que les daban miedo a las ardillas.
3
Eni, Meeny, Mini, Mo, una expresin infantil equivalente a nuestro Pinto, pinto,
gorgorito (N. del T.)
El guardin de los sueos Orson Scott Card
254
Oh, se lo daban... hasta que empec a matarlas. Haca meses que ni
siquiera se acercaban a los enanos, as que ya no tienen miedo.
Pero por qu iban a tenderte una emboscada, si eres t la que los
mantiene a salvo?
Seguramente pensaron que con mi piel tendran cuero para cinco aos.
Son tan estpidos como para matar a su protectora slo para conseguir
cuero?
Miden veinticinco centmetros, Eni. Cunto cerebro crees que cabe en esas
cabecitas?
No son muy listos, verdad?
Son tontos del culo. Y unos imbciles, adems. Brutos y groseros. Unos
desagradecidos. Unos enanos repelentes.
Entonces, por qu te molestas en salvarlos de las ardillas?
Porque el deber de una buena caballera es proteger a los dbiles y a los
indefensos. Incluso a los dbiles e indefensos que desconocen los buenos modales.
No puedes ser caballera dijo Enoch. Todos los caballeros son hombres.
La conversacin termin de golpe. Mo se alej de l para adentrarse en el
bosque. Si la perda, perda tambin su nica esperanza de encontrar el Polvo
Curativo.
Lo siento grit.
Pero la chica no le hizo caso. La sigui, pero ella consigui darle esquinazo
con una rapidez sorprendente. Aquello no era la seccin de juguetes de los
almacenes Oglethorpe, era un bosque. Y Mo saba moverse por un bosque y Enoch
no. Al poco rato el chico se dio cuenta de que ni siquiera saba volver a la cueva
que llevaba a los almacenes Oglethorpe. Estaba completamente perdido.
Si te pierdes, no andes dando vueltas de un lado para otro le deca
siempre su padre. Qudate quieto en un sitio hasta que te encuentren.
Vale, muy bien, pap respondi mentalmente Enoch. Y si te has
perdido en un bosque imposible donde las ardillas son asesinas y hay enanitos de
verdad, aunque sean unos imbciles? Podra quedarme sentado hasta morirme de
hambre a menos que me encuentre alguien. Y ese alguien no ser Mo, claro,
porque, para empezar, es poco probable que me est buscando, puesto que ha sido
ella la que me ha dejado atrs.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
255
De modo que Enoch empez a dar vueltas de un lado para otro buscando el
Polvo Curativo o la entrada de la cueva, lo que encontrara primero. Se mantuvo
atento a las ramas; no estaba dispuesto a dejar que otra ardilla se le tirara al cuello.
Segua buscando ardillas cuando Mo apareci sin previo aviso.
No des ni un paso ms le advirti.
Hola la salud Enoch. Te habas perdido?
Muy gracioso refunfu ella.
Se le acerc y lo apart del borde de un pequeo claro cubierto de hojas secas
del otoo anterior. Despus se inclin, recogi una rama cada y la arroj al centro
del claro. La rama no rebot, como suelen hacer las ramas cuando las tiras al suelo.
Se hundi casi instantneamente.
Arenas movedizas le explic Mo.
Oye, puedes ser caballera si quieres acept Enoch. No se me ocurre
ningn motivo por el que una chica no pueda ser caballera si quiere.
De nada.
Me has salvado la vida.
El deber de una caballera es salvar de la muerte a los dbiles y a los idiotas.
Enoch decidi no preguntarle en qu categora lo inclua a l.
Quiero el Polvo Curativo dijo. Me guiars hasta l?
Con dos condiciones.
Cules?
En primer lugar, Eni, yo soy la caballera y t sers mi escudero. No, ni
siquiera escudero, sers mi paje y hars todo lo que te mande. De lo contrario, lo
echars todo a perder. S cmo funcionan las cosas por aqu, y tendrs que
acostumbrarte a obedecerme sin hacer preguntas. Como ahora mismo, con las
arenas movedizas.
De acuerdo.
La segunda condicin es que, si te guo hasta el Polvo Curativo, tendrs
que acompaarme en mi Misin.
Cul es tu misin?
No lo s.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
256
Entonces, cmo voy a ir contigo, si ni siquiera sabes dnde hemos de ir?
S dnde hemos de ir, lo que no s es qu tengo que hacer. Hay una puerta
que nunca he sido capaz de cruzar.
No soy mucho ms pequeo que t dijo Enoch. No s si puedo pasar
por un hueco por el que t no quepas.
La cosa es algo ms complicada. Quiero que me ayudes a descubrir el
modo de pasar. Dos cabezas piensan mejor que una... aunque una de las dos sea la
tuya.
Eres un encanto, Mo.
Vienes o no?
Te ayudar en tu misin. Pero no s si servir de mucho.
Yo tampoco lo s. Pero salvaste el abismo, no? Y encontraste el camino
por la cueva, no?
No fue muy difcil. Fui en lnea recta hasta el final, nada ms.
Recto?! Si vas recto acabas en alguna parte de Nebraska! Hay una
docena de giros y no los he sealado. No puedes haber ido en lnea recta.
Ni siquiera tena luz explic Enoch. Claro que fui recto.
Ella lo estudi atentamente y al parecer opt por creerlo.
De modo que fuiste recto y encontraste el camino hasta aqu. Eso significa
que tienes mucha suerte o que ests aqu por algn motivo. Sea cual sea el caso,
puede que sirvas para algo.
Dio media vuelta y se adentr en el bosque. Enoch, sin saber con seguridad
lo que se esperaba de l, se qued dudando un segundo.
Ella se par y se volvi, impaciente.
Vienes o qu?
S. Y la sigui.
La prxima vez piensa con la cabeza le advirti ella. Que no tenga que
decrtelo todo.
Enoch no se haba sentido tan estpido en toda su vida. Sin embargo, no le
import: Mo lo guiara hasta el Polvo Curativo. Ni siquiera le inquietaba pensar en
las aventuras que pudieran presentarse por el camino. Aquel lugar era tan irreal
El guardin de los sueos Orson Scott Card
257
que no se imaginaba que pudiera hacerse dao de verdad.
Todo saldr bien, verdad? pregunt.
De momento, todo ha salido bien respondi ella.
Quiero decir que no nos pueden matar de verdad ni nada de eso, no?
A ver si me s explicar, Eni. Si me hiero la rodilla en este lugar, cuando
vuelvo a casa sigo teniendo una costra.
O sea... lo que pasa aqu cuenta de verdad?
A veces creo que cuenta el doble reconoci Mo.
Aquello tendra que haber asustado a Enoch, pero en realidad lo anim
todava ms a seguir. Segn ese razonamiento, lo que encontrabas all seguas
tenindolo en el mundo exterior. As que su madre todava tena una posibilidad.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
258
La misin
Era indudable que Mo saba moverse por aquel lugar. La mayor parte del
tiempo iba casi al trote aunque apenas se viera el sendero. Enoch la segua a duras
penas. De vez en cuando, Mo frenaba la marcha y escuchaba en silencio,
observndolo todo. Enoch procuraba imitarla, hasta que ella estall:
Mira, Eni, dame un respiro, vale? Fjate dnde pisas y no hagas tanto
ruido. Yo estar atenta al peligro.
Qu clase de peligro? pregunt l.
El peligro al que estar atenta.
Cuando Enoch empezaba a tener hambre, llegaron a una antigua plantacin
de manzanos y se sirvieron ellos mismos.
Crea que aqu estbamos en primavera dijo Enoch.
Y?
Cmo pueden estar maduras las manzanas?
Es que las manzanas no estn maduras en primavera?
De dnde sales, Mo? De la luna?
De ms lejos. De Chicago.
Ests de broma. Eres de ciudad, pero sabes moverte por el bosque?
En una ciudad tambin aprendes a caminar en silencio, tambin aprendes
a observar. Es lo mismo. Arroj un corazn de manzana hacia un rbol que
estaba a unos diez metros. Acert de pleno. Adems, ya llevo unos cuantos
meses de prctica aqu.
Meses? Cunto tiempo hace que vives en Dowagiac?
Nos trasladamos a primeros de diciembre.
Entonces, cmo es posible que lleves aqu meses? Ni siquiera hace tres
semanas que vives en Dowagiac.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
259
Mo sonri.
Eres un genio de las matemticas, verdad? Mira tu reloj. Eran las cinco
en punto. A qu hora entraste aqu?
No lo s. Llegamos a los almacenes a eso de las cuatro y media. De
pronto, Enoch se puso en pie de un salto. Pap me estar buscando.
No, no te est buscando. Adems, crea que queras perderte.
Mi padre me estar buscando. Qu sabrs t?
No te est buscando porque ha pasado exactamente un segundo desde que
pasaste por esa puerta... o puede que desde que atravesaste el abismo, nunca me
he molestado en comprobarlo. No importan las horas, das o semanas que pases
aqu. Si entras a las cinco, sales a las cinco del mismo da.
Enoch se lo pens un buen rato.
Podras vivir toda una vida aqu dentro, y toda otra all fuera dijo por
fin.
Eso es.
Si ests tan a gusto aqu, por qu vuelves?
Para huir.
Enoch se rio.
Huir es entrar aqu. Eso s que es huir de la realidad. Aquello era
realista.
Cundo fue la ltima vez que una ardilla se abalanz sobre tu cuello,
genio? Qu sientes donde te mordi?
Lo tengo un poco rgido.
Eso es real, cabeza de chorlito. Cuando paso aqu unos das, a veces toda
una semana, no lo soporto ms. Tienes que estar siempre vigilante, tienes que ir
siempre en silencio y con cuidado. Esto es el mundo real. Esto es la vida o la
muerte, as que huyo ah fuera. Porque ah fuera soy una nia y me protegen.
Enoch escupi una pepita de manzana.
Ah fuera tambin hay vida y hay muerte.
Mo lo mir fijamente unos momentos.
Puede que para algunos. Pero no por eso venir aqu es huir.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
260
Enoch asinti con la cabeza. Mo le haba hecho pensar en cosas que prefera
olvidar. Poner en peligro su vida le resultaba ms fcil ltimamente... al menos,
ms fcil que otras cosas.
He dicho algo que no deba, verdad? se interes Mo.
S, por qu no? dijo Enoch, sonriendo. Me alegra saber que tambin
eres capaz de meter la pata.
Acompame.
Lo condujo hasta una casita, una casita de cuento, con el tejado de paja y
ventanas con contraventanas de madera en vez de cristales. Entr decidida, sin
llamar a la puerta. El interior era modesto, pero estaba limpio y ordenado. No
haba nadie.
Conoces a la gente que vive aqu?
No dijo ella. Estn muertos.
Oh.
La segunda vez que vine aqu encontr esta casa. Quera pedir permiso
para coger algunas manzanas. Una caballera no roba nunca, ya sabes. Los haban
asesinado. Eran un hombre y una mujer. No era un espectculo precisamente
agradable. Los enterr. Mis padres no entendieron por qu haba vuelto a casa con
el vestido manchado de sangre. Casi se mueren del susto.
Quin lo hizo?
Creo que fueron los gigantes. La gente pequea dice que se llevan a sus
hijos y los cran en sus castillos para convertirlos en esclavos. Supongo que esos
padres no queran que se llevaran a sus hijos.
Enoch sinti asco y rabia al ver las cuatro camitas en las que deban dormir
los nios.
Quise vengarme. Pero, cuando estaba de pie ante sus tumbas pensando un
buen juramento de venganza, lleg un pjaro rojo, se pos en la tumba de la mujer,
y dijo: No. Nada ms. Slo no. Y despus lleg un pjaro azul, se pos en la
tumba del hombre y dijo: Libera al rey del Castillo del Desprecio.
Mo busc bajo la cama ms pequea y sac una espada. Era pequea y
ligera, como forjada para su joven brazo. La espada brill a la luz que entraba por
la puerta.
As me enter de cul era mi misin aqu. He vuelto siempre que he
El guardin de los sueos Orson Scott Card
261
podido y aprendido todo lo que he podido. Esta espada la rob del tesoro del
dragn Drast. No fue muy complicado; robarle a un dragn es ms fcil de lo que
parece.
Y qu pasa con el rey?
He encontrado el castillo, pero no puedo entrar.
Est demasiado bien defendido?
Nunca he visto ni un alma, no he pasado de la puerta. Por eso te necesito,
para que me ayudes a entrar.
Ese tipo de cosas no se me dan bien.
Qu cosas?
Forzar puertas.
Ya he intentado forzarla. Pero si toco la puerta con cualquier cosa de metal
se convierte en arena, y si la toco con cualquier cosa viva, aparte de mi propia piel,
se convierte en ceniza. Sin fuego ni calor. Slo ceniza. Es una puerta problemtica.
Magia?
Enoch, para su sorpresa, haba dicho algo muy poco realista. Y ni siquiera se
avergonzaba de ello.
Claro respondi ella. Pero cul es el hechizo? He recitado todas las
palabras mgicas que se me han ocurrido. Me he pasado tres das enteros sentada
delante de la puerta, comiendo manzanas, sin hacer nada ms que hablar, hablar y
hablar, con la esperanza de decir por casualidad la palabra mgica.
Y yo tengo que hacerte entrar?
sa es la idea.
Pues te vas a llevar una enorme desilusin.
Es probable. Pero ests aqu por algn motivo, Eni, aqu no se llega por
casualidad. As que, por qu no pensar que quizs ests aqu para ayudarme en
mi Misin?
No me gusta que me llames Eni.
Lo siento.
Pero comprendi que ella lo seguira llamando as hasta que hiciera algo
para ganarse su respeto.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
262
Vas al instituto? pregunt Enoch.
No. Solamente tengo doce aos le respondi Mo con retintn, como para
dar a entender que los doce aos eran una edad repelente.
Yo tambin.
Ella le ech una ojeada.
Somos la prueba viviente de que las chicas maduramos ms deprisa.
Por qu no te he visto nunca en las clases de sptimo?
Porque todava no he ido.
Entonces lo comprendi. Ella haba hecho novillos todos los das para ir all.
Y t decas que venir a este lugar no era huir.
No, es que no voy a la escuela aclar Mo. Mi padre tiene una teora
educativa particular y me ensea en casa. Dice que me educar como una cristiana
aunque me cueste la vida.
Est claro que da resultado coment Enoch. Ella lo fulmin con la
mirada.
Quiero decir que arriesgas la vida para hacer el bien explic Enoch.
Eso es ser cristiana, no?
No como lo entiende l. En fin, no importa. Quedan pocas horas para que
oscurezca. Tenemos que cruzar Drast antes de que caiga la noche.
A poca distancia de los manzanos se vea una montaa de roca pelada que se
alzaba verticalmente en medio de un extenso prado. Al principio result difcil de
escalar, pero Enoch no tard en acostumbrarse a apoyarse en los pequeos
salientes y ascender por las grietas de la roca. El sol caa a plomo. Enoch estaba
empapado de sudor, pero la cuesta no tard en suavizarse y fue convirtindose
gradualmente en una llanura extensa. Slo entonces, al contemplar el panorama en
conjunto, advirti la regularidad de aquel desierto formado por una hilera tras otra
de riscos parecidos a olas de piedra, separados por mesetas llanas.
Drast es un lugar raro dijo Enoch.
No es un lugar coment Mo.
Slo entonces record que la chica ya haba mencionado antes el nombre
Drast. Era el nombre de un dragn.
ste es el mismo Drast? pregunt.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
263
Claro respondi ella. Estamos andando sobre su lomo.
Es bastante grande, no?
Aqu los tamaos estn muy mezclados dijo Mo. Al menos mantiene
alejados a los gigantes. Con los dragones no se atreven.
Entonces, por qu nos atrevemos nosotros con l?
Nosotros? rio Mo. No te fijas en el mosquito que te va a picar hasta
que ya se ha marchado.
Sac la espada y la clav por debajo de un saliente de la roca. No, no era un
saliente de la roca, era una escama del dragn. Hizo palanca hacia arriba y escupi
en la abertura.
Ests loca? exclam Enoch.
Es lo que hacen los mosquitos, slo que yo no le chupo la sangre. Me gusta
pensar que le escuece un poco. Comprendes ahora cmo pude robarle la espada?
Soy tan pequea que ni se fij en m, pero a los gigantes los ve. Me gusta pensar
que, cuando sale a volar de noche, se siente molesto porque le escuece donde le he
pinchado. Y me gusta pensar que est tan irritado que mata a algunos gigantes
para aliviarse el picor.
Rieron un rato y despus siguieron caminando. El sol declinaba lentamente y
preferan no seguir en el lomo de Drast cuando ste emprendiera su vuelo
nocturno.
Pasaron la noche en una cueva. Enoch quera hacer fuego para ahuyentar a
los animales salvajes, pero Mo se lo prohibi. En lugar de eso, se turnaron para
dormir. Enoch se sinti algo tonto sentado con una espada sobre las rodillas, pero
al menos no pas por la vergenza de quedarse dormido mientras estaba de
guardia.
Llegaron al Castillo del Desprecio al da siguiente, antes de medioda.
No estaba lejos coment Enoch.
Todas las cosas estn a una distancia cmoda dijo Mo. Enoch se rio.
Hablas como un agente inmobiliario.
Ella sonri, slo un poco.
Mi padre es agente inmobiliario.
Oh exclam Enoch. Dowagiac no es precisamente un mercado
El guardin de los sueos Orson Scott Card
264
inmobiliario muy activo.
No he dicho que mi padre gane dinero, verdad?
Enoch mir el castillo. No pareca gran cosa. Los muros no eran
especialmente altos, no haba foso y tampoco se vea un solo soldado
defendindolo.
Dnde estn todos? pregunt Enoch.
Nunca he visto un alma.
Entonces, cmo sabes que ste es el Castillo del Desprecio?
Acaso no es obvio? No hay defensores ni foso, los muros son bajos... pero
no podemos entrar. El que construy este castillo pens que seramos demasiado
tontos o demasiado dbiles para entrar... y tena razn. Nuestro enemigo no siente
hacia nosotros ms que desprecio.
Nuestro enemigo?
El que construy el castillo. Ven, mira. A ver si se te ocurre alguna manera
de entrar.
Mo lo condujo hasta el lugar ms evidente: la puerta. Era de madera dura y
maciza, bien encajada en el muro.
Ni siquiera puedo meter la espada entre la puerta y la pared explic la
chica.
Pero Enoch no la escuch. Estaba demasiado ocupado estudiando la
cerradura, una cerradura pequea de forma rara situada a la derecha de la puerta,
cerca del borde. Mo vio lo que estaba mirando.
No se puede forzar la cerradura repiti. Todo se convierte en arena o
en ceniza.
Pero Enoch haba sacado su llave del bolsillo y no dud en introducirla en la
cerradura. Casi esperaba que se convirtiera en arena, casi deseaba que as fuera.
Pero la llave encaj perfectamente en la cerradura y l la hizo girar. Se oy un
clic y, despacio, sin que ninguno de los dos la tocara, la puerta se abri.
De dnde has sacado esa llave?! quiso saber Mo.
Es la llave de nuestro nuevo apartamento en Arizona.
Vaya, que me aspen! dijo Mo. Lo has conseguido de verdad.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Y antes de la hora de almorzar coment Enoch, muy satisfecho. Despus
de todo, la llave haba servido para algo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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La batalla para liberar al rey
Enoch dej con mucho gusto que Mo fuera la primera en cruzar la puerta. Al
fin y al cabo, ella llevaba la espada.
Y ahora, qu? pregunt.
Cmo voy a saberlo? respondi ella.
Dnde est el rey?
Si ves a un rey, avsame. As lo sabremos los dos.
Enoch acab por comprender que quera que se mantuviera callado.
La puerta daba a un patio grande lleno de tiendas de campaa de colores
vivos rematadas con banderolas flcidas aunque, de vez en cuando, se agitaban
perezosamente bajo el impulso de una dbil brisa. Aparte de aquello, no haba
ningn movimiento, ningn sonido salvo el del roce de sus pies sobre el polvo.
De repente se puso a llover. No se vea una sola nube en el cielo, ni se oa
ningn trueno, pero cay un chaparrn que los dej empapados al instante y
convirti el polvo en barro.
Enoch se dirigi instintivamente hacia una de las tiendas de campaa.
Espera! grit Mo.
Enoch crey que le peda que la esperara. Tonteras. Que se diera ella prisa.
l pensaba guarecerse dentro de una tienda antes de terminar ahogado.
Ya levantaba la lona que serva de puerta a una de las tiendas de campaa
cuando ella lo plac. Entonces comprendi a qu se referan los comentaristas
deportivos cuando decan una buena cada en la lnea de treinta y ocho yardas.
Con una buena cada se te llenaba la boca de barro y los huesos se te desordenaban
en partes raras del cuerpo.
Cuando hubo escupido el barro, pregunt lo evidente.
Por qu has hecho eso?
Eres tan tonto que no mereces vivir le respondi ella amablemente.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
267
Puede que t no quieras resguardarte de la lluvia, pero yo s.
De qu lluvia? pregunt Mo.
Haba dejado de llover, aunque el suelo segua empapado.
Bueno, ahora ya no llueve reconoci Enoch. Pero estaba lloviendo
cuando...
Escucha, Eni. Por aqu, si se pone a llover estando el cielo despejado, uno
no se mete en el refugio ms cercano. Uno se queda bajo la lluvia y espera a que su
enemigo haga el prximo movimiento.
Quieres decir que la lluvia era mgica?
La lluvia era agua. Lo mgico son las tiendas.
Como respuesta, todas las tiendas desaparecieron a la vez, dejando el patio
vaco. Pero el suelo estaba seco all donde haban estado.
Las tiendas eran de verdad.
Claro. No lo has entendido todava, Eni? Aqu todo es de verdad. Esto no
es como un espectculo de magia televisivo en el que sabes que el mago es hbil
pero todo es un truco. Aqu, cuando alguien parte en dos a una chica con una
sierra no se molesta en meterla antes en una caja, y la chica acaba partida en dos de
verdad.
Me estoy preocupando confes Enoch.
Aprendes deprisa.
Las puertas del saln principal estaban abiertas. A lo lejos vieron un tenue
fuego encendido. Aparte de eso, no vieron nada ms. Dentro estaba demasiado
oscuro y fuera haba demasiada luz.
Puede... empez Enoch, puede que la puerta est abierta porque
nuestro enemigo quiere que entremos por aqu, as que quiz debamos buscar otra
entrada. O puede que nuestro enemigo quiera que pensemos eso y por eso ha
abierto esta puerta, para que decidamos no entrar.
Si seguimos pensando de ese modo no tardaremos ni cinco minutos en
acabar locos o muertos. Vamos, Eni.
No tengo arma dijo Enoch. No te servira de nada en combate.
Si alguien te ataca, explcale lo que me acabas de contar. Te garantizo que
echar a correr dando gritos.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
268
Mo entr la primera en el saln. Tardaron un rato en acostumbrarse a la
oscuridad, pero durante ese tiempo nadie los atac, ni siquiera oyeron ningn otro
ruido que el crepitar del fuego en el hogar situado en el centro de la sala. La mayor
parte del humo ascenda hasta un agujero del techo por donde se colaba; el resto se
dispersaba por la sala. A Enoch ya le escocan los ojos. Sobre las llamas haban
colocado un cerdo para que se asara.
A lo largo de las paredes se extenda una mesa larga, muy larga, y un banco
largo, muy largo. Sentados en el banco haba dos centenares de hombres y mujeres
vestidos con ropa de colores vivos, con comida en los platos y vino en las copas. Y
todos estaban muertos. A cada uno de ellos lo haba matado el que estaba sentado
a un lado, mientras ste mataba al que tena al otro.
Enoch empez a cantar entre dientes:
Oh, blanca Navidad...
Corta ya exclam Mo. Se acerc a una mesa y toc la comida de un
plato. Todava est caliente.
A Enoch no se le ocurri nada que decir. As que el cerdo que se estaba
asando en el hogar aprovech la oportunidad para hablar.
Hola. Queris un poco de jamn? Servos.
Tardaron unos segundos en cerciorarse de quin haba hablado.
S, soy yo. Juanito Jamn. Charly Chuleta. Tony Tocino. Tendrais que
buscar mucho para encontrar una carne tan rica como la ma. El cuchillo de
trinchar est ah mismo.
El cerdo volvi la vista hacia una mesita cercana.
Enoch, siempre obediente, se dispuso a coger el cuchillo de trinchar.
Quieto, cabeza de chorlito le advirti Mo.
El chico se detuvo de inmediato.
Si un cerdo te invita a cenar su propia carne, te recomiendo que lo pienses
bien antes de aceptar.
Slo pretendo ser generoso argument el cerdo.
Muchas gracias, pero somos vegetarianos dijo Mo. Al menos de
momento.
La chica se acerc a la cabecera de la mesa, seguida por Enoch, donde ante
El guardin de los sueos Orson Scott Card
269
un trono grande vaco haba un plato sin comida.
El rey no asista al banquete dedujo Mo.
Qu habra pasado si hubiera trinchado el cerdo?
Mo se encogi de hombros.
Y si hubiese entrado en la tienda?
Escucha, Enoch. Los curiosos suelen ser muy malos caballeros. Si siempre
sientes la necesidad de saber qu pasara si cometieras una estupidez, tu carrera
ser muy corta. En este oficio se sale adelante gracias a no enterarse nunca de
ciertas cosas.
Mo lo inspeccionaba todo mientras hablaba, tocando la comida de la mesa o
estudiando la ropa de los muertos ms prximos.
Qu buscas? pregunt Enoch.
No lo s. Una pista o algo. El rey est aqu, en alguna parte, pero no quiero
tardar un ao en encontrarlo.
As te va a entrar ms hambre sugiri el cerdo.
T, cllate espet Mo al animal.
Me paso todo el da cocinndome, bien aliado con ajo y mantequilla. Pero
creis que alguien se anima a comerme? Lo siento, pero ya he comido. Lo
siento, pero soy vegetariano. Y si me comen no paran de quejarse. Falta sal. No
est lo bastante asado. Alguien me dar las gracias alguna vez?
Muchas gracias dijo Enoch.
No le digas nada, eso slo lo animar a seguir hablando le recomend
Mo dndole la vuelta al plato vaco del rey para mirarlo por debajo.
Algo en el trono llam la atencin del chico. Era un lagarto pequeo, de unos
dos centmetros, posado en el reposabrazos.
Mira eso dijo Enoch.
El lagarto estaba tan inmvil que a Mo le cost trabajo verlo.
Ser eso la pista? pregunt Enoch.
No lo s.
Habla? Hola, lagarto, cmo ests?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
270
Eni, no le hables al lagarto, pareces tonto. Slo te falta hablar con las sillas.
Dado que me ha hablado un cerdo asado, estoy dispuesto a conversar con
cualquier cosa reconoci Enoch.
Bueno, pues deja en paz el lagarto. Parece peligroso.
El animal se movi levemente, encogindose un poco.
Los lagartos saltan? pregunt Enoch.
Por qu?
Porque si saltan, ste se dispone a saltar.
Sin decir una palabra, Mo se adelant con su espada y le asest un mandoble
al lagarto que lo parti limpiamente por la mitad. Era muy rpida.
Buena puntera la felicit Enoch. Recurdame que no te vuelva a decir
que alguien parece dispuesto a saltar.
Escucha, Eni, no aprendiste la leccin de las ardillas? Cuando me parece
que algo quiere echrseme encima, me encargo de que no lo haga.
Enoch record la herida que tena en el cuello y sonri a Mo.
Si fueras buena chica, te habra bastado con herirlo.
Tienes buena vista, Eni. Yo ni me he dado cuenta de que se haba movido.
Rodearon la cabecera de la mesa y examinaron el cadver del lagarto. Mo
cogi la parte delantera, algo brillaba en ella.
Mira exclam Enoch, ensendole la parte trasera del cadver.
La mitad de una piedra verde translcida y reluciente, tallada como un
diamante de Tiffanys, asomaba levemente del cuerpo. Mo mascull algo entre
dientes y sac la otra mitad de la parte delantera del lagarto.
Vamos a juntarlas sugiri Enoch.
No, vamos a esperar. Ya las juntaremos ms tarde. Aqu, juntar las cosas y
separarlas puede tener consecuencias graves. Quiz nos cause problemas.
Tambin podra ser la solucin a todos nuestros problemas.
Mo le lanz a Enoch su media esmeralda.
Si eres tan listo, prueba t a ver qu pasa.
Enoch uni ambas mitades y ante l, flotando en el aire, apareci un modelo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
271
tridimensional del Castillo del Desprecio. Hizo girar la piedra y los muros
exteriores desaparecieron dejando al descubierto una estancia tras otra.
Un plano susurr Mo.
Enoch separ las dos mitades de la piedra. El plano desapareci.
Pero no muestra dnde tienen encerrado al rey.
Pero s dnde estn las habitaciones. Nos ahorraremos horas enteras de
exploracin y no se nos pasar nada por alto.
El cerdo volvi a hablar desde el hogar.
Ese plano vale menos que el aire del que est hecho. Os aconsejo que no le
prestis la menor atencin.
Vamos a dejar al cerdo. Saca el plano.
Encontraron fcilmente el pasadizo secreto situado detrs del trono, y por l
llegaron a un dormitorio. A partir de all exploraron todas las estancias del castillo
sin encontrar nada. Ni peligro alguno, ni al rey. Ya casi haba oscurecido.
Tengo tanta hambre que el cerdo parlante me parece tan apetitoso como el
bacn de Canad anunci Enoch.
No nos comeremos al cerdo, punto dijo Mo. Saldremos de aqu y
pasaremos la noche fuera. No me fo. Podemos volver maana y ver qu se nos
ocurre, pero no tengo intencin de quedarme en el castillo despus de anochecer.
La idea era buena. Lo malo era que la puerta del castillo estaba cerrada con
llave y que por dentro no haba cerradura.
De modo que volvieron al saln principal y se sentaron en el suelo, cerca de
la lumbre, donde haba ms luz.
Si cuando entr en los almacenes Oglethorpe alguien me hubiera dicho
que acabara pasando la noche en un saln con doscientos muertos... empez a
decir Enoch.
Habras venido igual cort Mo.
S, es probable reconoci el chico.
El cerdo suspir.
Supongo que no os apetecen unos callos dijo.
No replic Enoch, cortante.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
272
Piensa en algo dijo Mo.
Me fij en el lagarto y consegu el plano. Ahora te toca a ti.
Yo siempre pienso. Es a ti a quien hay que recordrselo.
As que se quedaron en silencio, tendidos en el suelo de piedra cubierto de
paja, mientras el cerdo chisporroteaba sobre las brasas.
Enoch debi de quedarse dormido porque lo despert algo que le morda en
el brazo. Abri los ojos y vio que un ojo rojo y feroz le devolva la mirada.
Perdona, Mo dijo. Pero me parece que aqu hay ratas.
No obtuvo respuesta. Mir al otro lado, donde se haba tendido la chica. No
estaba.
Enoch se puso en pie. En el hogar slo quedaban brasas y las ratas apenas
eran sombras. La que le estaba mordiendo el brazo era terca, pero al final logr
quitrsela de encima. Las otras, se mantenan a una distancia prudencial. Le dola
el brazo que le estaba sirviendo de cena a la rata, pero ya llevaba tiempo
aguantando el dolor del cuello y aquella nueva herida casi no la notaba. Se acerc a
las brasas. Tena mucha hambre y el aroma a cerdo asado era casi irresistible.
Mmm, qu rico! murmur el cerdo.
Por qu no me has despertado cuando han entrado las ratas?
No se me permite hablar de ningn tema que no sea comerme.
Dnde est Mo?
La delgaducha con una verruga debajo del ojo?
S.
No lo s.
La has visto marcharse?
Por supuesto, siempre estoy muy atento a todo. Claro que, tampoco puedo
hacer nada ms. Detrs de ti, a pocos pasos, tienes lea. Si quieres, puedes avivar
un poco el fuego. Slo para dorarme mejor, claro.
Enoch encontr la lea y no tard en conseguir que algunos troncos ardieran,
los justos para ver ambos extremos del saln. Los muertos haban desaparecido
pero su ropa segua all, cuidadosamente doblada sobre los bancos, y sus armas
estaban sobre la mesa. Enoch pens que nunca ms volvera a sorprenderse de
nada.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
273
Por dnde se ha ido? pregunt Enoch.
No sabra decrtelo.
No lo has visto?
Oh, s; claro que lo he visto.
Pero no me lo puedes decir.
No te apetece una lengua de cerdo asada?
Estaba claro que el cerdo estaba sujeto a un encantamiento de alguna clase y
no poda ayudarle. O quiz s.
Y si te llevara conmigo? Podras decirme si voy por el buen camino?
Eso dependera del objetivo de tu viaje.
Enoch pens la forma de burlar el hechizo.
El objetivo es encontrar a Mo para que podamos comerte entre los dos.
Entonces, puedo brindarte una ayuda preciosa.
Enoch tom una tnica gruesa de uno de los montones de ropa y envolvi en
ella al cerdo. Despus, levant al animal con espetn y todo, y lo apart del fuego.
No necesitas una antorcha? pregunt el cerdo.
Enoch iba a dejarlo en el suelo para coger una antorcha de la pared, pero el
cerdo se puso a chillar.
Quieres que las ratas se coman tu cena?
No dijo Enoch, y se lo llev consigo.
Con la antorcha en la mano derecha y el cerdo bajo el brazo izquierdo, se
acerc a la puerta secreta de detrs del trono.
Por ah no est tu compaera de cena le advirti el cerdo.
Guio a Enoch hasta otro pasadizo secreto al que slo se acceda por una
estrecha ranura junto a una ventana y que pareca una sombra hasta el momento
en que se dispuso a entrar en ella. Ms all, el pasaje se converta en escalera de
caracol.
Esto no sale en el plano dijo Enoch.
Te crees todo lo que te cuentan? le pregunt el cerdo.
Mientras descendan por la escalera, Enoch mantuvo con el cerdo una
El guardin de los sueos Orson Scott Card
274
conversacin monotemtica.
Me he fijado en que, aunque todos esos muertos tenan comida caliente en
el plato, ninguno coma cerdo.
Deberan. Estoy riqusimo.
Eso indica que no te ensartaron en ese espetn hasta despus de que todos
murieran.
Si dejas que me enfre, puedes hacer una excelente ensalada de jamn.
Lo que me pregunto es si no tendrs t algo que ver con que el rey no
estuviera presente en la cena.
No come cerdo. Nunca come cerdo.
Lo que me pregunto es qu pasara si te arrancara este espetn.
Que sera mucho ms difcil asarme.
Pero Enoch no hizo la prueba. Sobre todo porque haba encontrado a Mo.
Estaba colgada de la cadena de los grilletes que llevaba en las muecas.
Tambin le haban encadenado los pies, a medio metro del suelo. Pareca cansada y
tena mal aspecto.
Has tardado lo tuyo refunfu de mal humor.
Si al menos me hubieras dicho que te ibas... respondi Enoch.
Entonces los dos estaramos encadenados.
Enoch mir a su alrededor. Estaban en una mazmorra. Haba algunos
aparatos que reconoci como instrumentos de tortura: un potro, una dama de
hierro...
Qu es eso que traes? le pregunt Mo.
El cerdo.
Quieres un bocadillo? pregunt el cerdo.
El cerdo! Menuda estupidez...!
Del otro extremo de la habitacin surgi un rugido que interrumpi a la
chica. Era un tigre, y tena cara de pocos amigos.
No tendrs por aqu tu espada, verdad, Mo? pregunt Enoch.
No se lament ella. La he perdido luchando con una gorila. Ella me ha
El guardin de los sueos Orson Scott Card
275
encadenado y despus se ha llevado los cadveres de un guila y un oso que yo
haba matado antes.
Oye, qu sitio ms divertido! dijo l. Crees que este tigre tambin
pretende encadenarme a m a la pared?
El tigre rugi.
No creo confes Mo. Quiere matarte.
Si tanto le interesa matar, por qu no te ha matado a ti?
Yo estoy protegida dijo Mo.
El cerdo habl desde debajo del brazo de Enoch.
Tiene una verruga bajo el ojo. En este lugar nada puede matarla, pero t...
eso es harina de otro costal.
Enoch se sinti molesto.
Podras haberme comentado esa pequea diferencia entre t y yo antes de
que abordsemos esta misin, Mo.
La chica pareca compungida.
Crea que podra protegerte.
Enoch apart la vista.
Escucha, cerdo, si quieres que te coma para desayunar, tienes que
mantenerme vivo hasta maana por la maana. Qu me recomiendas?
Scame el espetn contest el cerdo.
Enoch dej el animal en el suelo y le extrajo el espetn. Era una vara larga de
metal, tan grasienta que le costaba trabajo sujetarla.
Eso no te servir de mucho contra ese tigre le advirti Mo.
Pero en cuanto hubo sacado del cerdo la barra de metal, sta se ilumin y se
convirti en un filamento de plata deslumbrante.
Qu hago con esto? pregunt Enoch.
Es ideal para cortar carne dijo el cerdo. De hecho, lo corta todo menos
a ti, as que ten cuidado.
Enoch capt la idea e intent azotar al tigre con el filamento. Fall. Y el hilo,
en su giro, parti limpiamente en dos la dama de hierro.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
276
Est muy afilado se admir Enoch.
Cuidado con el tigre grit Mo.
El tigre saltaba ya sobre Enoch. ste slo tuvo tiempo de sostener el hilo
plateado ante s, como la cuerda de un arco. No era gran cosa como escudo, as que
el tigre derrib a Enoch y cay sobre l. El chico esperaba sentir las dentelladas del
animal, pero ste no lleg a morderle. El filamento de plata lo haba cortado por la
mitad hasta los hombros.
Te recomiendo que sigas sujetando el hilo le advirti el cerdo. Si no lo
sujetas, tambin te cortar a ti.
Enoch sali de debajo del tigre, sosteniendo cuidadosamente el filamento
ante s.
Cuando logr levantarse, vio que al otro lado de la sala haba un caballo. Era
un animal hermoso, grande y fuerte, pero Enoch supuso que nunca podra
montarlo porque tena los cascos de fuego y de la boca le caan grandes gotas de
fuego. El caballo se encabrit y relinch, y el fuego se extendi por el suelo hasta
llegar a pocos palmos de Enoch.
El chico hizo lo nico razonable que poda hacer. Dio la espalda al caballo y
cort las cadenas de Mo con unos cuantos tajos del filamento de plata. Pensaba
drselo a ella, pero supuso que le cortara la mano. Y tambin pens que, si lo
dejaba en el suelo para que ella lo cogiera, el filamento podra atravesar el suelo y
perderse de vista. Quiz siguiera hundindose hasta llegar al centro de la Tierra.
Mo debi de pensar lo mismo, porque dijo:
Eni, chico, el asunto queda en tus manos.
De modo que Enoch se volvi hacia el caballo, preguntndose cmo
aprender a usar aquel arma en quince segundos.
Imagina que es una pelea de toallas dijo Mo.
Y todo result bastante fcil. Enoch no tuvo ms que ir de un lado a otro de
la sala, acorralando al caballo en rincones o detrs de mquinas para que no
pudiera huir. Entonces azotaba al caballo con el filamento como si empuase una
toalla durante una pelea en los vestuarios de la escuela. Al cabo de poco rato el
caballo estaba tan mal como el tigre.
Pensar que todas esas peleas de toallas me servan de entrenamiento...!
dijo Enoch.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
277
Cort los grilletes de las manos y los pies de Mo con todo el cuidado posible.
Ya estaba terminando cuando not una sensacin fra en las manos. Se las mir
ms de cerca y, a la luz de la antorcha, descubri que eran copos de nieve.
Est nevando confirm Mo. Pero aqu no puede nevar, siempre es
verano.
Y estamos bajo techo. No es tambin un poco raro que nieve bajo techo?
Mala seal asegur Mo.
Al contrario dijo el cerdo. Es muy buena seal.
Ah, s?
Significa que el rey est recuperando parte de su poder. Lo habis hecho
muy bien.
Algo fallaba, aunque Enoch no estaba seguro de qu.
Por qu el rey iba a traer nieve y fro, mientras que su enemigo trae
siempre el verano? Estamos luchando a favor de los malos?
Nada de eso dijo el cerdo. El invierno es absolutamente necesario para
la vida. Primero llega el invierno y despus la primavera. Primero la muerte y
despus la vida. Si fuera siempre verano, todo sera siempre igual, no cambiara
nada. Nada estara vivo de verdad.
Enoch se acord de su madre, que se estaba muriendo.
No protest. Sera mejor que la muerte no existiera.
Como quieras. No voy a meter el hocico en ese asunto... o, mejor dicho, la
nariz.
Enoch mir al cerdo, y no lo vio. Es decir, no vio un cerdo. Lo que vio fue un
hombre de barba blanca vestido de rojo, con una capa de piel blanca y un cinturn
tambin blanco. Llevaba unas botas enormes y un turbante en la cabeza de lo ms
extravagante. Aunque no era exactamente la ropa con la que lo haba visto
siempre, Enoch lo reconoci.
Pap Noel! exclam.
Por aqu suelen llamarme rey respondi ste. Ah, y la nieve es ma.
Crea que vivas en el Polo Norte se extra Mo.
No te creas todo lo que cuentan. Vivo aqu, en el Castillo del Aprecio.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
278
No es el Castillo del Desprecio?
As lo llam mi enemigo. Es su especialidad, sabis?, y tambin una
especie de advertencia. Por ejemplo, Mo, t no despreciaste el peligro de ese
lagarto pequeo. Si os hubiera mordido, os habra infectado como infect a todos
los comensales, hacindoos creer que la nica manera de conseguir lo que querais
era quitando de en medio a otra persona.
Qu ha sido del cerdo? pregunt Enoch.
El cerdo soy yo. O lo era. Mi enemigo no tena poder suficiente para
matarme, pero un da me atrap sin amigos y me hechiz, de modo que slo poda
hablar para proponer a la gente que me comiera.
Qu habra pasado si te hubisemos comido?
Me habrais matado. Y vosotros habrais sufrido un dolor de cabeza
terrible. T eras partidario de comerme, Eni, no creas que no me di cuenta. Me
alegro de que Mo tuviera ms sentido comn.
Ya est todo arreglado? pregunt Enoch.
Todava no, pero casi. Vamos a ver... Mo encontr la estancia secreta que
construy mi enemigo, y t has matado a su tigre y su caballo. Supongo que lo
nico que falta por hacer es convocarlo aqu. Mi bastn, por favor dijo el rey.
El filamento de plata.
Enoch se lo ofreci.
No te cortar?
A m? No.
En cuanto el rey toc el filamento con la mano, ste se convirti en un bastn
de marfil, la mitad de alto que el anciano y tan blanco como su barba.
Muy bien, Tramposo vocifer el rey. Un paso al frente, ya!
Al momento, rodeada de nieve, apareci en la mazmorra una nia pequea,
delgada, de aspecto lastimero, con las mejillas arrasadas de lgrimas.
Mam! deca la nia.
No me vengas con sas dijo el rey.
La nia se convirti instantneamente en un hombre con rostro de calavera.
Eres un blandengue con los nios, as que vala la pena intentarlo dijo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
279
Tramposo, debo confesarte que no me ha gustado nada que me asaran.
Te crea capaz de aguantar una broma.
Hace ya demasiado que te sales con la tuya. Pienso librarme de ti. Se acab
la charla.
El rey alz su bastn de marfil y sobre el Tramposo cay de golpe medio
metro de nieve que lo cubri por completo. El Tramposo no se movi, se qued all
sentado, cubierto de nieve.
Aqu va a hacer cada vez ms fro anunci el rey. Subimos y
desayunamos algo? Ya habr amanecido.
Llevo toda la noche muerto de ganas por comerme un bocadillo de jamn
confes Enoch.
No vamos a comer jamn mascull el rey.
Mo no apartaba la vista del montn de nieve que haba sepultado al
Tramposo.
Est muerto? pregunt.
De momento dijo el rey. Pero no tardar en aparecer otro mentiroso,
que ir contando por ah que la muerte es enemiga de la vida e intentar engaar a
la gente para que piense que no soy ms que un elfo viejo y alegre que reparte
regalos.
Y no lo eres? se extra Enoch.
S, pero tengo otros trabajos. Ahora, como me habis salvado, os dar una
recompensa.
Lo nico que quiero es el Polvo Curativo pidi Enoch.
Eso es cosa tuya le respondi el rey. No te lo puedo dar porque no es
mo, lo nico que puedo ofreceros es un trago de agua siempre que queris.
Estaban al aire libre, en el patio. Y ya no estaba vaco. Personas y animales
pululaban por todas partes y, en el centro, se ergua una enorme fuente de la que
brotaban dos grandes chorros de agua.
La fuente de la sabidura y la fuente del amor anunci el rey. Cuando
se mezclan, no son ms que agua corriente. Pero si slo bebis de uno de los dos
caos, estaris bebiendo el agua de la sabidura o el elixir del amor. Si bebis de
uno, el otro no os har efecto durante un ao como mnimo. Pasado ese plazo,
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podris repetir siempre que queris. No os molestis en preguntar por m, estar
demasiado ocupado, pero podris usar la fuente con toda libertad. Bueno, tengo
mucho que hacer, mucho. He de ponerme al da con varios cientos de aos de
trabajo. Cerdo asado, nada menos...
El rey entr en el saln principal y se perdi de vista.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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El agua de la sabidura
Como Mo y Enoch eran muy jvenes, el elixir del amor no los atrajo.
Bebieron agua de la sabidura e inmediatamente fueron arrastrados por los sueos.
ste fue el de Enoch:
Su madre estaba tendida en una cama de hospital, demacrada, delgada y con
aspecto de estar fra. Un mdico le toc la frente, despus le busc el pulso y, por
ltimo, le cubri la cabeza con una sbana. Enoch grit, llor y asegur que no
sera capaz de vivir un da ms sin su madre.
Pero vivi un da ms. Se vio con su padre, realizando triste y
mecnicamente tareas cotidianas: cocinando, fregando platos, limpiando la casa,
lavando ropa y doblndola... Poco a poco, empezaron a hablar entre s. Al cabo de
un tiempo intercambiaban alguna broma y ya sonrean, vean la televisin juntos,
rean, se divertan... Y al final del sueo, ya hablaban de su madre y se rean
abiertamente al recordar algunas de sus tonteras o lloraban al recordar su bondad.
Pero sin dolor.
Sin dolor, porque el dolor tena fin. sa era la sabidura que le haba
enseado el agua. Que el mundo sigue girando incluso despus del fin del mundo.
Incluso despus del invierno. Incluso despus de la muerte.
Se despert de su sueo y toc la llave que llevaba en el bolsillo, gracias a la
que haba podido entrar en el Castillo del Aprecio. Usara aquella llave. Ya no
tendra miedo a nada.
En cuanto al sueo de Mo, sta se despert tan callada como Enoch. Y como
ella no le pregunt qu haba soado despus de beber agua de la sabidura, l
tampoco se lo pregunt a ella y no lleg a enterarse.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Curacin
En el camino de vuelta, los dos chicos llegaron al lmite de un vasto desierto.
A lo lejos vean cuatro o cinco tornados, pero Enoch ya no tena miedo de nada. Se
acerc al borde del desierto, meti la mano en el polvo y se llen con l los
bolsillos; slo despus se llev un puadito a la boca y lo aspir. Se atragant, pero
el dolor de las heridas desapareci y no le qued ni una cicatriz. Mo hizo lo mismo
y despus lo guio hasta la cueva que desembocaba en los almacenes Oglethorpe.
En la puertecita que pona Slo personal autorizado, Mo se volvi hacia l
y le tendi su mano.
Has cumplido dijo. Aunque nunca llegars a caballero, no cabe duda
que has ascendido de paje a escudero en un solo viaje.
Gracias respondi Enoch.
Mientras la chica se alejaba con paso decidido, l se qued triste, porque la
admiraba mucho, aunque ella slo lo apreciase y no fuera a echarlo de menos en su
prxima aventura.
Enoch dio vueltas por los almacenes hasta encontrar a su padre, que ni
siquiera haba notado su ausencia. No volvi a Oglethorpe al da siguiente, ni al
otro. Despus tuvo que pasarse un ao entero sin volver porque se trasladaron a
Tucson.
All no se atrevi a usar el polvo, tema que no funcionara lejos de su pas de
procedencia. Haba das en que llegaba a dudar que la aventura vivida con Mo
fuese cierta. Al fin y al cabo, era un lugar demencial: ardillas asesinas, un cerdo
asado que hablaba, un caballo que escupa fuego, Pap Noel como rey del
aprecio...
Hasta que un da advirti que su padre estaba muy preocupado y se dio
cuenta de que vivir en Arizona no daba resultado. Su madre se mora igualmente.
De modo que fue a su cuarto, sac una caja de zapatos que tena escondida
en el fondo del armario, la abri, toc el polvo y cogi un poco, preguntndose si el
sueo de sabidura lo haba preparado para la muerte de su madre. Lleg a la
El guardin de los sueos Orson Scott Card
283
conclusin de que no. Slo le haba enseado que no deba intentar retrasar la
muerte eternamente. Usara el polvo e impedira que su madre muriera antes de
tiempo; pero cuando sus padres fueran muy viejos, no intentara curarlos una y
otra vez, ni mantenerlos vivos eternamente. Aquello era sabidura.
Prepar unas galletas de chocolate, que a su madre le encantaban, y mezcl
en la masa la mitad del polvo. La otra mitad se la administr con la cena, disuelta
en salsa de manzana. Ella la devor hasta dejar el plato limpio.
Y su salud mejor, de eso no cupo duda. Fue recuperando las fuerzas hasta
que un da, menos de un ao despus, mientras estaban cenando, dijo:
Enoch, qu te parecera pasar unas Navidades blancas?
El chico se levant de la mesa de un salto y grit, lleno de alegra:
Nos vamos a Dowagiac!
El polvo haba funcionado. Su madre estaba completamente curada.
Los mdicos dijeron que se haba curado gracias a sus consejos y a estar
viviendo en Arizona. Pero Enoch supo que as era como los mdicos guardaban las
apariencias y se atribuan el mrito cada vez que sus pacientes no se moran por la
razn que fuera.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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La ltima vez que cruz la puerta
Enoch se pas todo el tiempo que estuvieron en Tucson pensando que, en
cuanto regresaran a Dowagiac, volvera a usar la puerta. Pero, cuando por fin lleg
a los almacenes Oglethorpe, ya lo devoraban las dudas. Y, cuando descubri que
todava no estaba abierto el stano para la campaa de Navidad, se sinti
francamente aliviado.
Se dijo que todo aquello eran nieras, que no era nada realista. Pero el
verdadero motivo por el que no quera usar la puerta era porque tena miedo. La
otra vez estaba siguiendo a Mo, pero aqulla no encontrara en el stano a una
chica loca con el pelo recogido en unas horribles trenzas. Cmo se enfrentara a
las ardillas asesinas sin ella? Qu hara si se topaba con un gigante? Incluso se
imaginaba atrapado en una sala con un caballo que escupa fuego, pero sin un
filamento de plata a mano. De manera que volvi a su casa.
En el colegio, sus amigos se alegraron mucho de verlo los dos primeros
minutos de las tres horas de clase; despus lo trataron con toda normalidad, como
si nunca hubiera estado ausente. A Enoch le pareci bien. Algunos de los chicos
eran nuevos, pero habl con ellos como si los conociera tanto como a los dems.
Tampoco es que todo fuera igual, porque a su edad las cosas cambian mucho
en un ao. Muchos chicos haban crecido diez o doce centmetros y ya tenan una
sombra de bigote, y todas las chicas eran ms altas que Enoch y aparentaban cinco
aos ms. A Enoch no le importaba. Saba apreciar aquella circunstancia.
Y apreciaba especialmente a una chica. Llevaba demasiado maquillaje, pero
eso era una enfermedad propia de sptimo, poda soportarlo. La chica lo fascinaba,
sin ms, aunque no hablara mucho y rehuyera la mirada de Enoch. Incluso le
resultaba familiar. Slo comprendi el motivo cuando oy que alguien la llamaba
Mo.
Mo? pregunt desconcertado.
S, Eni confirm ella. Pareca triste.
Eres t de verdad?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Os conocis? pregunt otra chica. Cmo es posible? No vino hasta
despus de las Navidades pasadas...
Oh, hemos matado algunas ardillas juntos dijo Enoch, como si no
tuviera importancia.
Como todos se lo tomaron a broma, nadie les hizo preguntas incmodas. Al
cabo de unos minutos, se quedaron solos junto a sus taquillas. Los dems ya
haban entrado en clase y saban que a ellos los castigaran, pero a Enoch le daba
igual. No se tienen muchas amigas que te hayan salvado la vida un par de veces.
Cre que tu padre no te dejaba venir a la escuela.
Pens que, como siempre estaba sola, acabara siendo demasiado rara
explic ella. Sonri, pero la suya fue una sonrisa forzada.
Perdona que no te haya reconocido. Eres ms alta.
Ella se entristeci todava ms.
Ya lo s dijo.
Oye, no importa. Tampoco eres ms alta que las dems chicas.
Por mucho que se esforzaba, slo consegua meter ms la pata.
Ya lo s repiti ella. Eni, has intentado volver a entrar por la puerta?
l neg con la cabeza.
Sigues siendo ms bajo que yo. Quiz puedas.
Entonces lo entendi. Era demasiado alta.
No puedes pasar agachndote?
No funciona, lo he intentado reconoci ella. Intent doblarme hasta
que me doli la espalda. Y segu intentndolo hasta que uno de los dependientes
llam a mi padre, que me encontr con el pelo recogido en trenzas y me castig
todo un mes. Tuve que ver el canal cuarenta y seis toda la tarde. Yo lloraba sin
parar, y mi padre crey que era de arrepentimiento, pero quera morirme. Eni, si
eres capaz de cruzar esa puerta te querr eternamente.
Qu quieres que haga?
Estaba claro que pretenda hacerle algn encargo.
Ella sonri.
Eso s que es verdadera amistad, Eni. Sabes que voy a aprovecharme de ti,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
286
pero no te importa.
La verdad es que s que me importa; pero te debo la vida.
La verdad era que no le importaba; sobre todo si ella iba a quererle
eternamente como haba prometido. Por algn motivo, la idea de que lo quisiera
eternamente le pareca muy bien. Mientras la miraba fijamente, comprendi el
motivo por el que no la haba reconocido inmediatamente.
Y la verruga?
Las lgrimas asomaron a los ojos de la chica.
Ya no la necesitaba, Eni. As que dej que mi madre me la quitara.
Mo solloz un ratito apoyada en su hombro. Despus se domin.
Ser mejor que entremos en clase o acabaremos castigados el mismo da de
tu regreso a Dowagiac.
Hemos compartido cosas peores que un castigo despus de clase.
Ella le toc la mano.
Eni, eres la nica persona que ha entrado conmigo por la puerta y te he
echado mucho de menos. Desde que te fuiste, he hecho cosas increbles.
Entonces, vayamos a los almacenes Oglethorpe despus de clase.
Y fueron a los almacenes Oglethorpe despus de clase, charlando
animadamente todo el camino. No les result difcil colarse en aquel laberinto
hasta la sala del fondo. Y cuando retiraron las cajas que ocultaban la puerta
mgica, Enoch ya se haba hecho una idea general de las aventuras que haba
vivido la chica.
Enterr el cofre del tesoro al pie de un roble, unos diez metros al oeste de
donde estuviste a punto de caer en las arenas movedizas. Crees que podrs
encontrarlo?
S. Qu hay dentro?
Nada especial, slo oro y joyas para pagarme la universidad. Y sobrar lo
suficiente como para que todos los de nuestra clase vivamos cmodamente el resto
de nuestra vida.
Pesa mucho?
Hoy da no hace falta mucho oro para conseguir el dinero que necesitamos,
Eni. O crees que soy demasiado codiciosa?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
287
No, si nos lo repartimos. A qu lado del roble?
Al norte. No hemos trado una pala, pero la tierra no es difcil de excavar.
Si necesitas mi espada, est escondida aqu.
Y seal un lugar en el plano que le haba preparado. La otra vez, no saba
cmo, haba conseguido orientarse en la oscuridad; sta Mo le pas una linterna de
bolsillo que llevaba en el bolso.
Enoch cruz la puerta sin agacharse, sin encogerse apenas, aunque not que
el pelo rozaba el dintel de la puerta. Despus de aquel viaje no podra hacer
muchos ms.
Cuando lleg al roble, junto a las arenas movedizas, comprendi que llegaba
demasiado tarde. El agujero en el suelo no estaba oculto, sino abierto. Alguien se
haba llevado el tesoro, probablemente los enanitos. Eran lo bastante retorcidos
como para robarle a su benefactora.
No poda desilusionar a Mo volviendo con las manos vacas. Adems,
empuando la espada de la chica all donde haba ayudado a salvar a un rey,
donde haba conseguido el Polvo Curativo que salv a su madre, no poda
volverse atrs sin ms ni ms. Tampoco hara esperar a Mo; por mucho tiempo que
se quedara, para ella slo habra pasado una fraccin de segundo.
De modo que rehzo el camino que haban seguido la ltima vez: pas por el
huerto de manzanos y cruz el lomo del dragn Drast hasta llegar al Castillo del
Aprecio. En esta ocasin no le hizo falta ninguna llave. La puerta estaba abierta,
pero tuvo que hacer media hora de cola mientras entraba poco a poco una
procesin de ovejas, vacas, carros, juglares, bailarines, caballeros y damas. El
portero reconoci su nombre y le abraz en nombre del rey.
No tiene tiempo de atenderte le advirti el hombre.
Lo s dijo Enoch.
Pero me encarg que, si alguna vez volvas, te diera esto.
El portero le entreg dos frascos muy ornamentados con piedras preciosas.
Para la chica y para ti. Puedes llevarte el agua que elijas.
Mo no ha vuelto por aqu?
No. Y ha pasado mucho tiempo.
Enoch tom los frascos y los llen en la fuente. Aquella noche durmi en una
posada prxima al castillo, y no tuvo que pagar nada porque era amigo del rey. A
El guardin de los sueos Orson Scott Card
288
la maana siguiente se levant y emprendi el camino que lo llevara de vuelta a
los almacenes Oglethorpe.
Casi con toda seguridad aqul sera su ltimo viaje. Pero quiz viviera
alguna aventura en el camino. Acaso Mo no haba salvado vidas, matado
monstruos, engaado a brujas y encontrado tesoros ocultos? Tena que vivir algo
parecido para ser digno de ella.
No. No lo vivira. La valiente, la aventurera, era Mo. En caso necesario,
podra llevar a cabo un acto de valor de vez en cuando. Pero no saba todo lo que
ella haba aprendido sin necesidad de que nadie se lo enseara. Para empezar, no
tena la menor idea de cmo manejar una espada. Su nica victoria la haba
conseguido usando un filamento de plata como si fuera una toalla. l estara mejor
en casa, con sus recuerdos.
De manera que volvi a casa. Lo hizo despacio... menos cuando cruzaba el
lomo del dragn. Despacio para que todo se le quedara grabado en la memoria.
Cuando lleg a la cueva ya era de noche, pero la pequea linterna y el plano de Mo
le fueron muy tiles. Salv el abismo y se dej caer en el armario, abri la puerta y
sali. Mo estaba all donde la haba dejado y se sobresalt al verlo.
Por qu no has cruzado? pregunt.
Lo he hecho. Y he pasado un par de das all.
Oh. Es que nunca me haba quedado esperando aqu fuera mientras otro
entraba.
No estaba confes. El tesoro, quiero decir. Alguien lo desenterr y se
lo llev.
Ella asinti con la cabeza, con los ojos llenos de lgrimas otra vez.
Bueno, he sido una tonta creyendo que seguira all. Adems, cmo habra
explicado de dnde haba sacado un tesoro as? Mi padre habra credo que lo
haba robado. Sonri sin ganas. Y habra sido verdad. Pero se lo rob a una
bruja que se lo haba robado a un dragn, y supongo que en cierto modo es justo
que alguien me lo haya robado a m. Se le oscureci el semblante.
Seguramente habrn sido esos miserables enanos. Ojal se produzca una explosin
demogrfica de ardillas.
Rieron juntos y, despus, Enoch le mostr los frascos.
Elige le dijo. Nos los regala el rey del Aprecio.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
289
Estn llenos.
Los llen de agua de la sabidura dijo l.
Ella contempl los frascos.
No s... Debo beberla ahora?
Qu mejor instante que el presente para volverse sabio? dijo l.
Mo quit el tapn y se llev el frasco a los labios.
Espera! le advirti Enoch.
Qu?
Te he mentido confes l. No es el agua de la sabidura.
Lo s dijo ella. Se inclin hacia el frasco de Enoch y lo destap. Bebe,
cabeza de chorlito.
Salud dijo Enoch, y apur hasta la ltima gota de elixir del amor.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
290
NOTAS SOBRE POLVO
Eran las primeras navidades que pasbamos juntos Kristine y yo lejos de
casa. Estbamos en South Bend, Indiana, y tenamos muchos amigos... pero a pesar
de todo sentamos mucha nostalgia. Desde que empezamos a salir, habamos
combinado las tradiciones navideas y de Ao Nuevo de ambas familias, de modo
que echbamos de menos lo que disfrutamos durante los aos que pasamos juntos
en Utah.
Pero South Bend tambin tena sus maravillas. Aunque en aquellos tiempos
era una ciudad industrial que sufra los efectos de la depresin (casi todas las
fbricas de American Motors haban cerrado y slo quedaba la de minitractores),
todava se vean huellas de los tiempos gloriosos en que las ciudades
estadounidenses contaban con centros urbanos vibrantes.
La ciudad tena unos viejos almacenes, pero saltaba a la vista que apenas les
quedaba un ao o dos antes de tener que cerrar por quiebra. Recuerdo que baj a la
seccin de juguetes del stano llevando a cuestas a uno de mis hijos... seguramente
sera Emily. Estaba adornada con motivos navideos y los empleados procuraban
aparentar que aquellos almacenes an tenan razn de ser. Paseando entre las
estanteras, llegu hasta un rincn del fondo que no conduca a ninguna parte. Su
situacin en el edificio daba a entender que, de haber habido una salida, habra
quedado por debajo del nivel de la calle.
Es probable que en otros tiempos hubiera un montacargas que daba a la
calle, pero en aquel momento no lo pens. Soy un escritor de fantasa, caramba, y
lo que me vino a la cabeza fue la imagen de un chico que se perda por aquella
seccin en Navidad y entraba por un pasadizo que conduca a...
Bueno, a Narnia. No a la Narnia de C. S. Lewis, pero la idea es la misma: un
lugar mgico con reglas propias al que llegas por una puerta que debera estar
cerrada con llave.
Con esa idea en la cabeza, decid escribir un relato navideo como regalo
para nuestra familia y nuestros amigos. Algo para divertirme, algo que me fuera
inventando sobre la marcha. Ya saba dnde empezaba (en una seccin de juguetes
El guardin de los sueos Orson Scott Card
291
del stano de unos almacenes al borde de la quiebra), y no sera difcil crear un
relato a base de practicar la libre asociacin de ideas.
Lo malo es que la libre asociacin de ideas te conduce: a) directamente al
tpico, porque la mente se te va primero a las ideas que ya has visto antes y b), a
un relato muy largo que nadie tiene tiempo de leer en Navidad.
Aun as lo escrib de una sentada, lo fotocopiamos y lo enviamos a algunas
personas de una lista selecta.
Lo que recuerdo es que no lo ley nadie. O que, si alguien lo ley, a nadie le
gust lo suficiente como para comentarlo. Pero puede que me falle la memoria;
puede que una o dos personas llegaran a citarlo.
S que no es mi mejor obra, porque no regu el teclado de sudor mientras lo
escriba. En cierto sentido es un relato ms personal, menos elaborado que la
mayor parte de mi obra... ms bien un parto fcil. De modo que me sigue
gustando, a pesar de no haberme molestado en ofrecrselo a nadie para su
publicacin.
Me segua gustando cuando imprimimos una tirada muy reducida y lo
ofrecimos en nuestra web (http://www.hatrack.com), dentro de una minicoleccin
autoeditada bajo el ttulo de Doorways, para cualquier alma intrpida que quisiera
leerlo.
Tampoco esta vez se detuvo el mundo, ni la gente me suplic que
imprimiese ms ejemplares para poder repartirlos entre los amigos. Tendra que
haberme dado por enterado... pero no me doy. Para m, sigue formando parte de
aquella primera Navidad que pasamos los dos solos.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
292
Indigentes en el infierno
Si no vas al cielo, vas al infierno, verdad? Al menos eso es lo que me han
enseado siempre. El cielo es como ingresar en Harvard, y el infierno es como una
escuela tcnica del condado donde tienen que admitirte a la fuerza si has
terminado el bachillerato. Slo que para ingresar en el infierno no necesitas ms
ttulo que estar muerto.
Tambin haba ledo libros sobre las experiencias cercanas a la muerte, en los
que se habla de esa luz llena de calor y de amor. Bueno, pues la luz s que result
agradable, pero tambin una desilusin; cuando ests muerto de verdad y no has
llegado ah por accidente, ese momento de bienestar pasa muy deprisa, y te
encuentras de pronto dentro de la luz, que es como un imn, y te absorbe o te
repele. Todo depende de tu polaridad.
A m me repeli.
Bueno, al fin y al cabo, qu esperaba? Sola ir a la iglesia y todo eso, pero no
era muy estricto con lo de decir la verdad, ayudar al prjimo y cosas as. Y algunos
artculos de oficina del trabajo tendan a acabar en mi casa. No es gran cosa, pero
no era lo que se dice perfecto. Miraba con lujuria a las mujeres, pero slo al nivel
de Victorias Secret. Discuta mucho con mi mujer y, aunque nunca llegu a
pegarle, la compar con su madre ms veces de la cuenta. O sea, los pecadillos
normales. En cierto modo esperaba, si la valoracin era porcentual, quedar por
encima de la media. Pero no va as: si fallas una pregunta, ests suspendido.
Entonces, qu opcin me quedaba? El infierno, verdad? Mir a mi
alrededor, preguntndome si Dante se lo haba inventado todo y, en caso contrario,
qu crculo me tocara.
El caso es que Dante no tena ni idea. No hay crculos. Apareces en una calle
del infierno, as sin ms, y te acercas a una puerta (siempre la misma puerta, sea
cual sea la calle), y ves que entra y sale gente vestida de punta en blanco, y piensas:
Qu bien, en el infierno tienen buen gusto, lo cual parece lgico, la verdad. Y
El guardin de los sueos Orson Scott Card
293
llegas a la puerta, y llamas, y te abre un tipo que te mira como si fueras un gusano
y te pregunta:
Nombre?
De manera que le dices cmo te llamas, y l hace una mueca despectiva,
como si llevaras caducado ms de un mes, y dice:
Por favor, no me haga perder el tiempo.
Y se dispone a cerrarte la puerta en las narices.
Un momento. Esto es el infierno, no? preguntas desconcertado.
El Hades responde, con un desprecio tan palpable que hasta se puede
mascar.
El Hades, vale. El caso es que no he podido entrar en el cielo, de modo que
me tienen que admitir aqu.
No. Y se arma de paciencia para explicrtelo. El lugar donde no tienen
ms remedio que aceptarte a la fuerza es en tu propio hogar, y esto es el infierno.
No estamos obligados a aceptar a nadie, es una cuestin de clases. Nadie quiere
verte a ti. Aqu hay famosos de verdad: Stalin, Hitler, Calgula... En nombre del
cielo! Uf!, qu digo?
No estoy pidiendo la mejor mesa del local.
No hay ninguna tan insignificante como para drtela a ti.
Hice un rpido clculo mental: cuntas personas haban vivido en la Tierra
durante toda su historia, cuntas era probable que hubieran suspendido el examen
de acceso al cielo y cuntos pecadores de primera categora estaran por delante de
m.
Entonces, qu hago?
Lrgate y deja de molestar.
Qu se ha credo que es esto? Studio 54?
Se re.
Oh, no; mucho peor. Es como un instituto de enseanza media, y t... t no
eres guay.
Te planta una manaza en el pecho y, cuando te empuja, no te caes: sales
volando por la calle y chocas contra un edificio; slo que no te duele porque ests
muerto (recuerdas?), y no te haces nada, y empiezas a darte cuenta de que ests
El guardin de los sueos Orson Scott Card
294
atascado en el infierno pero que no puedes entrar en l. Lo intentas por otras
puertas, y detrs de cada una te espera el mismo tipo que te suelta el mismo rollo y
te rechaza de la misma manera. Y empieza a llover. Cae una llovizna fina y fra que
te cala y te deja helado... y consigue que te sientas como si te hubieran dejado en la
calle, a la intemperie, lo cual resulta que es cierto. No enfermars, no morirs de
hambre, pero tampoco entrars.
Y no soy el nico aqu fuera. En el infierno hay muchas calles y mucha gente
sin techo que vaga de un lado a otro. Y parecen tan locos como los indigentes
que sueles ver cuando ests vivo. Algunos parecen esperar a alguien para
intercambiar drogas por dinero, pero yo s que no es as. Qu hay aqu que se
pueda comprar o vender? Aunque lleven armas (como los dems te ven como te
ves a ti mismo, algunos van armados) no son peligrosos. Si fueran peligrosos de
verdad estaran dentro viendo espectculos erticos o lo que sea que hagan en el
Club Estigia. Esos tipos creen que, si parecen lo bastante malos, si dicen las
suficientes groseras, puede que el portero les deje pasar algn da. Lo mismo
puede decirse de las que parecen fulanas. No tienen nada que vender. Pero,
aceptmoslo, no todos los que acaban en el infierno son listos.
Y tambin estn los locos, los que gritan y predican sobre Jess y el fin del
mundo. No tard mucho en darme cuenta de que no estn locos; quiero decir, que
despus de muerto no puedes tener esquizofrenia porque no tienes un cerebro que
funcione mal. Si predican es porque intentan desequilibrar la balanza hacia el otro
lado y demostrar lo rectos que son, invocando el nombre de Jess o de quien sea,
depende. Pero la mayora de los que gritan son... digamos que son renacidos pero
la cosa no sali como pensaban.
Me quedaba de pie mirndolos, y paseaba mirndolos, y me sentaba
mirndolos, y por mucho que lo intentaba no consegua que me importaran.
Empezaba a darme cuenta de lo larga que iba a ser la eternidad atascado all, en las
calles del infierno. Prob una tras otra pero no cambiaba nada, slo las caras. Ni
siquiera cambiaba el idioma, porque despus de morir todos los idiomas son el
mismo. La gente habla y cree que est hablando en rabe o en tagalo, pero t los
oyes en ingls; por lo menos te parece ingls si tu idioma es el ingls. El caso es que
entiendes a todo el mundo. Y eso es lo peor, porque ni siquiera puedes ir a alguna
parte donde no entiendas a nadie y desconectar. Siempre ests conectado, y eso es
aburridsimo.
Hay da y noche, igual que en la Tierra. Y, poco a poco, me hice a la idea de
que aquello era la Tierra. De hecho, era Washington D.C., que fue donde li el
El guardin de los sueos Orson Scott Card
295
petate cuando me atropell un coche mientras cruzaba la avenida Wisconsin, en
Georgetown, la Nochevieja de 1999. As que, se acabara o no el mundo aquella
noche, como todos aseguraban que sucedera, el caso es que para m se acab.
Conoca las calles, poda pasear por ellas... pero todos los que vea estaban
muertos.
Durante cierto tiempo cre que todo el mundo haba muerto o algo parecido,
pero en tal caso habra habido ms gente recin muerta como yo... todos los
gobernantes, por ejemplo. Si el mundo se acabase, no cabe duda de que una buena
proporcin de ellos ira al infierno, y no todos alcanzaran la nota para entrar en el
Studio 666, as que, dnde estaban? No, el mundo no se haba acabado; slo mi
propio saco de carne y huesos, que consuma oxgeno y emita dixido de carbono.
Y, cuando empec a fijarme, vi seales de que la vida continuaba. Las cosas
cambiaban de sitio, los cubos de basura desaparecan de un sitio y aparecan en
otro, los coches aparcaban en cualquier parte y despus no estaban... Eso s, nunca
los veas moverse. No se mova nada, era como si desaparecieran las cosas
mientras estaban en movimiento. Y se me ocurri que era como en una fotografa
de larga exposicin. Si gradas la cmara para un tiempo de exposicin muy largo,
con una apertura de diafragma muy reducida, slo saldrn en la foto las cosas que
no se mueven. La gente, los coches, todo lo que se mueve, desaparece.
Es como si el tiempo en el infierno pasase tan despacio que la gente viva nos
resultara invisible. Por fin lo haba entendido!
Crees haberlo entendido, verdad? o que deca un gordo.
Lo mir, un poco extraado de que fuera gordo. Es decir, seguro que cuando
te mueres ya no hace falta que sigas siendo gordo.
El truco es cmo te ves a ti mismo explic el gordo. La gente suele
decir: Dentro de toda persona gorda, hay una persona delgada que lucha por
salir. Bien, pues es mentira. Dentro de un gordo hay otro gordo. De hecho, suele
ser ms gordo todava.
No puedes perder peso? pregunt.
Me alegraba poder conversar con alguien que no pareca querer ascender al
cielo o hundirse ms en el infierno. Adems, pareca simptico.
Si piensas en ti mismo como en una persona delgada, puedes parecer ms
delgado asegur el gordo.
Entonces, si piensas en ti mismo como en una persona buena, puedes ser
El guardin de los sueos Orson Scott Card
296
ms bueno e ir al cielo?
l neg con la cabeza.
Esos predicadores callejeros no se ven a s mismos como alguien bueno. Se
ven como justos, salvados, elegidos.
Mejores que los dems.
Bingo. Lo mismo puede decirse de los tipos duros y de las... bueno, de las
chicas. Todos estn necesitados, y la necesidad no te saca de la calle. La necesidad
te mantiene en la calle.
Si eres capaz de comprender todo eso, qu haces aqu todava? le
pregunt.
Tengo un conflicto confes. Un problema habitual. Cuando me muevo
en una direccin, hago algo que me enva en la contraria. Pero t... t tienes talento
aadi con una sonrisita.
Talento? No soy yo el que lee la mente. Quiero decir... has estado
respondindome a cosas que ni siquiera he preguntado.
S, tengo buen odo. No hace falta que termines de hablar porque tampoco
tenemos una verdadera voz, sabes? Es como si desesemos que se oigan nuestros
pensamientos y entonces la gente que est cerca los oye. Pero tus pensamientos
suenan muy fuerte, por as decirlo. As que, s, oigo cosas. Pero, t... t ves cosas.
Mir a mi alrededor.
No ms que cualquiera.
No, no, qu va. Te he observado. Cuando ibas a cruzar la calle, esperaste al
semforo.
No es verdad. Los semforos no cambian.
Y esquivas a los transentes.
No hay transentes.
Da igual.
Si no los veo, cmo puedo esquivarlos?
Oh, ests hecho todo un filsofo.
Por qu te importa tanto?
Quiero ver lo til que eres. Lo que puedes hacer.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
297
Esto es una entrevista de trabajo?
Tengo libre un puesto de elfo.
Lo mir de arriba abajo con ms detenimiento. No llevaba una pipa entre los
dientes, pero su vientre se pareca bastante a un montn de gelatina en un cuenco.
Tengo que rerme cuando te miro, aunque no quiera?
Clement Moore no lleg a verme, hace mucho que no hago apariciones
personales. Pero, vers, eso no cambia mucho las cosas. Mi cara es la misma todas
las Navidades... mejor dicho, todas las Navidades y los dos meses anteriores,
desde Halloween. Y doy gracias por no tener que llevar el traje rojo todo el ao.
Cuando los holandeses se ocupaban de mi imagen, yo era delgado.
Y qu haces en el infierno? No se supone que eres san Nicols?
No estoy en el infierno. No ms que t.
Te dar una pista, Nick. Esto no es el cielo.
Estamos flotando, amigo mo. O puede que vayamos de un lado a otro
como la pluma en el bdminton. Casi una cosa, casi la otra.
Yo slo paseo por la calle.
Esquivando a los transentes.
No fabrico juguetes.
No me importa. Todo eso de fabricar juguetes es parte del mito. No se
han enterado de que estoy muerto? Nadie nos da martillos y sierras para que
fabriquemos juguetes de madera. Somos muy pocos los que podemos ver a los
vivos, y los capaces de mover cosas en el mundo material escasean ms todava.
Entonces, de dnde sacas todos esos juguetes para los nios y las nias
que se portan bien?
Cuando necesitamos juguetes, lo que no sucede con tanta frecuencia como
crees, los robamos.
Ah! exclam. Empiezo a comprender el motivo de que no ests en el
cielo. No eres Pap Noel, eres Robin Hood.
En general, los robamos o los escondemos reconoci Pap Noel. Pero
tampoco podemos moverlos mucho. Y hoy en da te exigen el pago al contado.
Claro que, pensndolo bien, tambin exigan lo mismo cuando estaba vivo. Solan
representarme con bolsas de dinero porque fue lo que hice, mi clebre buena obra.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Salv a unas chicas pagando su rescate con monedas. Ahora seguimos usando
dinero y resulta ms fcil, porque es de papel, ms ligero. Hasta mis elfos menos
dotados son capaces de moverlo.
Hablaba tan en serio que no pude evitar echarme a rer.
To, esto es demasiado. Pap Noel robando juguetes, escondindolos,
haciendo tratos con dinero al contado. Tambin mandas a tus elfos a robar
carteras?
No pareci divertirle la idea.
S. Y no le veo la gracia.
Me ests tomando el pelo?
Quiero ver si eres capaz de mover cosas en el mundo material.
Ya te he dicho que no veo a la gente, cmo voy a robarle la cartera? Y,
aunque pudiera, nunca he sido un ladrn. De repente sent una punzada de
mala conciencia. Al menos, no de manera deliberada. No por sistema.
Tienes una oferta de trabajo mejor?
Quiero aspirar al cielo reconoc. Mientras no est del todo en el
infierno, por qu no?
Yo tambin confes Pap Noel. Algunos aos he estado muy cerca.
Y lo de entrar en el taller del demonio? Tambin has estado cerca?
El otro se encogi de hombros.
Me invitan de vez en cuando como a un mono de circo, no para que me
quede, sabes?
Por qu tendra yo que hacer esto? Veamos, t llevas aqu... cunto
tiempo? Mil quinientos aos? Y aqu sigues.
Tienes un plan mejor? Tampoco es que corra prisa.
Perdona que te lo diga, pero creo que ests ms loco que un cencerro.
Pap Noel sacudi la cabeza.
Amigo mo, aqu nadie est loco. Puede que estemos equivocados en
muchas cosas, pero no podemos mentir y no estamos locos. De todas formas, ya te
he dicho que no hay prisa. Bscame si decides que formar parte de mi equipo de
elfos es ms interesante que... bueno, que lo que ests haciendo ahora.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
299
Cmo te encontrar?
Puso los ojos en blanco.
Pregunta por ah. Soy famoso, por si no lo sabas. La gente sabe por dnde
ando.
Supona que tendra que ir al Polo Norte o algo as.
Volvi a sacudir la cabeza, me dio la espalda y se alej.
Tena razn. Resulta que puedo ver a los vivos. Y no es cuestin de ir ms
despacio o ms deprisa; se trata de prestar atencin a otra cosa, mirar hacia otro
lado pero al mismo tiempo ser consciente de lo que ves con el rabillo del ojo. Lo
raro es que, cuando ests muerto, no tienes lmites. Despus de pasarte muchos
aos mirndolo todo con dos ojos, te acostumbras a ver nicamente la zona que
tienes delante y captas todo lo dems como de reojo, como desenfocado. La
mayora de los muertos nunca pasan de ah, pero la verdad es que cuando ests
muerto no tienes esas limitaciones. Puedes ver... bueno, recordis cuando
decamos que los profesores parecan tener ojos en la nuca? O eso de que sientes
que alguien te mira aunque lo tengas detrs? Bueno, pues una vez que consigues
dominar el truco, estar muerto es algo as. Eres consciente de lo que hay por todas
partes. No es que lo veas, sino que lo sabes, y tu mente lo interpreta como si lo
estuvieras viendo. Yo no vea realmente los coches ni a los transentes, de modo
que no saba que estuvieran. Pero era consciente de los coches, consciente de las
personas que iban en ellos, consciente de las personas que caminaban por la calle,
y por una especie de instinto las esquivaba, las sorteaba sin darme cuenta.
Gracias al consejo de Nick (no me gusta nada llamarle Pap Noel porque ese
nombre tiene demasiado bagaje cultural; cada vez que me imagino saludndole
con un Hola, Pap Noel! me entra la risa) se me da bastante bien ver a los
mortales. La verdad es que me acostumbr a saber dnde estaban y lo que hacan.
Adems, descubr que mi capacidad tena bastante alcance. Porque una simple
pared no bloquea la consciencia, s quin va a doblar una esquina antes de verlo,
por ejemplo. No es que sea un superdotado; supongo que hay otros capaces de ver
a kilmetros de distancia, a travs de montes, ciudades y todo lo que haya por
medio. Puede que si alguien tiene la suficiente capacidad para suprimir todo lo
que se interponga en su camino mental ser capaz de ver a cualquier distancia.
Y yo no slo tena esa consciencia. Poda mover cosas.
El caso es que tocar el mundo material, cambiarlo, no funciona como la
consciencia; no ocurre automticamente con slo centrarte en ello. Lo normal,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
300
cuando ests muerto, es no tener ninguna influencia sobre el mundo material. No
te hundes en el suelo ni atraviesas paredes, pero slo porque respetas esas
superficies tal como aprendiste a hacer mientras vivas. Puedes atravesarlas del
mismo modo que puedes hundirte en el suelo; aunque resulta aburridsimo,
porque una vez que has dejado atrs las lombrices y los topos no ves gran cosa.
Pero puedes influir en las cosas. No tocndolas, ni empujndolas, ni
arrastrndolas, sino... cmo decirlo?, deseando mucho mucho que se muevan. S,
desendolo. No me refiero a simples deseos y caprichos como Ay, me gustara
comerme otra chocolatina!, no. Hace falta un deseo tan intenso que te consuma, al
menos un instante, como un fuego de campamento consume una bolsa vaca de
malvaviscos. Te sientes disminuido, flaco, dbil. Pero es curioso, porque tambin te
sientes maravillosamente poderoso, como un superhroe. Y slo por mover una
silla.
Claro que, realmente importa mucho mover una silla? Por eso son tan raros
los poltergeist, y por eso suelen ser tan malvolos. Siempre estn enfadados y
mueven las cosas para atemorizar a los vivos. se es el deseo que los consume, que
los vivos les tengan miedo. Es pattico, y est claro que cae en el plato malo de la
balanza. Cae en el malo, pero el portero tampoco deja entrar en el club de abajo a
los poltergeist. Supongo que no quieren que nadie les mueva los muebles ni
derrame las bebidas.
No soy un poltergeist porque no estoy enfadado con nadie y... Bueno, vale, es
mentira. Me cabrea bastante estar atascado entre el cielo y el infierno, y me da
rabia que me mataran antes de llegar a la plenitud de la vida (supongo que an
tena que llegar a la plenitud, en vista de lo poco plenos que haban sido los aos
vividos). As que, cmo iba a mover nada?
Fue Nick quien me ense a hacerlo. Cuando me di cuenta de que l tena
razn y poda ver a los vivos, fui a buscarlo y me acogi. l y otros elfos (que no
son pequeos ni una monada, slo muertos como yo) me ensearon cul era su
trabajo.
Y no slo en Navidad, aunque la Navidad sea para ellos como la poca de las
declaraciones de hacienda para los contables. Nick y su equipo se pasan todo el
ao observando a los nios. Eligen uno al azar, o eso me parece, aunque puede que
sigan algn sistema, que se fijen en algn tipo de indicios. Se limitan a seguirlo y a
observar. La vida de la mayora de los nios no est mal. Vale, les gritan, les
calientan el culo, pasan de ellos, les hacen burla... en fin, cosas que dan inters a la
vida. Pero la mayora tiene a alguien que los quiere; alguien que vela por ellos,
El guardin de los sueos Orson Scott Card
301
alguien a quien le parece bien tener un nio. Si cuentas con eso puedes superar
muchos malos tragos.
Pero hay otra clase de nios, que se subdividen en dos subclases: los matones
y las vctimas. Y Nick est pendiente de ambas clases. Las vctimas te parten el
corazn. Por aquellos a los que pegan o a quienes torturan no podemos hacer gran
cosa. La rabia que anida en la persona que hace dao a otra es una fuerza
poderosa, tan fuerte como cualquier deseo que podamos formular nosotros, y
adems el abusn tiene cuerpo, por lo que no podemos hacer nada. En esos casos,
el equipo de Nick hace todo lo posible para que otras personas vivas se den cuenta
de lo que sucede. Ya sabis, subir una camiseta para que quede al descubierto un
cardenal, o hacer que un vecino se asome a una ventana cuando oye un ruido...
cualquier cosa para que empiecen a sospechar. En los pases donde la polica se
ocupa de estos casos y hay servicios de proteccin de menores, muchos avisan a la
una o a los otros. Pero a veces no interviene nadie, y al final se nos parte el corazn
por esos nios. En cierto modo nos limitamos a esperar a que se renan con
nosotros, porque muchos de los mejores fichajes de Nick son esos nios. Son sus
exploradores, por as decirlo, y tienen olfato para esas cosas.
Pero el equipo de Nick ayuda mucho en los casos de nios desatendidos.
Unas veces les llevamos comida, otras abrimos una puerta... lo cual es mucho ms
difcil y complicado de lo que podis imaginar. Y cuando estn solos, en el equipo
hay algunos que no son capaces de mover cosas pero s de emitir sonidos que los
vivos oyen; de modo que les cantamos o les hablamos. Les contamos cuentos. A
veces los nios dicen que somos amigos invisibles, pero no queremos arrogarnos
ningn mrito. Slo pretendemos ayudarlos y que sepan que no estn solos, que a
alguien les importa que estn pasando por lo que estn pasando. Y esos cantantes
cantan unas nanas muy dulces, os lo aseguro. Canciones que oyen hasta los sordos,
porque cantan directamente a la mente. A veces los acompao slo por orlos
cantar. No podemos salvarles la vida, pero se la hacemos un poco ms agradable, y
eso es bueno. Tampoco es que la muerte nos parezca una cosa tan importante...
Quiero decir, estamos muertos, as que la muerte no nos da miedo. Por eso no
solemos dedicarnos a salvar vidas. Si podemos llevarle a un chico unas galletas, se
las llevamos, claro est, pero... maana necesitar ms, no? Mientras que una
buena cancin puede permanecer en su recuerdo durante muchas noches oscuras
de miedo y soledad.
se no es mi trabajo, sin embargo. No soy cantante y, para mover cosas,
tengo que estar muy enfadado. Es mi sentido de la injusticia lo que las mueve. Por
eso estoy en la Patrulla Antimatones.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
302
Ya sabis de qu chicos hablo. Algunos ejercen la violencia fsica, pero la
mayora de los matones hacen dao simplemente hablando. Saben instintivamente
qu es lo que ms le duele a un chico ms dbil. A veces salta a la vista: si un nio
tiene una nariz enorme no hace falta ser premio Nobel para adivinar cmo burlarte
de l. Pero parece que algunos de esos matones lean la mente. Si su vctima tiene
una madre borracha, el matn va directamente a los chistes de madres. Cmo lo
sabe? Si una nia est sola y tiene miedo de no valer para nada, las matonas se ren
de su ropa o le gastan bromas ruines hacindose pasar por amigas, hasta que dice
algo que indica que ha tomado por verdadera su falsa amabilidad y entonces se
burlan de ella. Hacen algunas cosas tan complicadas, que requieren tanto esfuerzo
y reflexin, que parece casi imposible que una persona se tome tantas molestias
slo para que otra se sienta desgraciada.
Bueno, eso me revienta, me saca de mis casillas, me enfado y, entonces, soy
capaz de mover cosas.
La cuestin es qu mover. No es que el matn merezca la muerte tampoco,
de modo que no puedo hacer que se le caiga encima el techo. Aunque no demos
mucha importancia a la muerte, el asesinato la tiene, y parece que una de las reglas
por las que se rige el universo es que, si bien podemos manipular un poco el
mundo natural, no se nos permite matar. No podemos, punto. Por mucho que
queramos, si lo que intentamos mover puede matar a alguien, no se mueve.
De manera que tengo que aguzar el ingenio. En general, procuro hacer
justicia. Si una nia se burla de la nariz grande de otra, me encargo de que la
matona se d de bruces con una puerta que no est exactamente donde ella
pensaba que estaba. La nariz enorme e hinchada, un ojo morado. Que se entere de
lo que se siente cuando la gente te mira fijamente a la cara y se re. O, si es un
matn que va por ah empujando a los ms pequeos, puedo encargarme de que se
le tuerza un tobillo y se caiga de bruces cuando persiga a otro chico, puedo hacer
que quede mal delante de todos o distraerlo con un poco de dolor. Mi recurso
favorito es hacer que a la vctima le mane sangre de la nariz como de una fuente,
que se le hinche mucho el ojo o la mandbula. Cuando provoco esas cosas, a la
vctima no le duele de verdad, pero parece que el matn lo ha agredido en toda
regla y se mete en un buen lo. He tenido algunos casos en los que el matn se ha
asustado tanto del dao que cree haber hecho que controla su hostilidad y deja de
meterse con los dems.
Pero hay un problema. Me dedico a impartir justicia, a proteger a unos nios
de otros nios, a intentar que cambien los apasionados de la crueldad. Los ayudo a
El guardin de los sueos Orson Scott Card
303
ser un poco ms buenos, a tener un poco de compasin. Pero, bien mirado, qu
hago en realidad? Provoco dolor. Hago dao a las personas. Es por un buen fin,
vale, pero recordemos que el tipo que te juzga es el mismo que dijo aquello de
poned la otra mejilla.
Suelo decirme que, si se tratara de m, pondra la otra mejilla. Pero l no dijo
nunca que si ves abofetear a otro le des la espalda como si no pasara nada,
verdad? Tambin dijo que es mejor atarse una piedra de molino al cuello y tirarse
al mar que hacer dao a uno de sus pequeos.
Pero debo ser sincero y reconocer que estoy haciendo dao a algunos de esos
pequeos. A los ruines, a los malintencionados, a esos que l quiz ni siquiera tiene
por suyos. Aunque si su capacidad de perdn es infinita, como dicen algunos,
entonces todos son sus pequeos. Claro que, acaso no se enfad con unos
mercaderes, les dio unos buenos azotes y volc algunas mesas? Seguro que
comprende lo que sentimos nosotros, los que intentamos frenar a los matones.
Sabis cul es el problema de verdad? Que somos muy pocos. Somos pocos
los que tenemos la capacidad de ver a los vivos (si no ves lo que pasa, no puedes
hacer gran cosa!) y menos todava los que los vemos y nos importan. Porque la
mayora de los muertos se limitan a desconectar. Que los mortales se maltratan
entre s? Y qu? T a lo tuyo. Sigue adelante con... bueno, con tu muerte o con lo
que sea esto. No puedes arreglar nada del mundo mortal, no eres quin para
intentarlo. Te han juzgado y declarado indigno de ir al cielo, as que, que los
zurzan!
A pocos nos importan los nios y somos menos todava los capaces de hacer
algo por ellos. De modo que, aunque cambiemos un poco la vida de unos cuantos
cros, hay miles, millones a los que no vemos nunca. Eso no es motivo para
abandonar, sin embargo, sino para esforzarse ms. No dormimos, que ya es algo.
As que disponemos de las veinticuatro horas del da.
Pero te cansas. No fsica, sino anmicamente. Ver que existen tantas personas
malvadas, ver el ansia con que las vctimas esperan que sus padres los quieran
algn da, hacer amigos en la escuela... Y ah estamos, intentando contribuir a que
esa esperanza no muera. Se te parte el corazn. A veces te dan ganas de rendirte
porque siempre hay un matn que la frustra. Por qu aborrecen tanto la felicidad
de los dems? Y sobre todo los nios: dnde aprenden a disfrutar tanto con el
sufrimiento de sus semejantes?
Yo era as?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
304
Oh, me vienen a la cabeza una y otra vez todas las groseras que dije. Fui
amigo de un chico con el que estudi toda la secundaria, sabis? Compartimos
obras de teatro y banda de msica. Era listo, tena talento y yo lo apreciaba. Pero
un da estaba sentado dndole vueltas a una cancin y, por algn motivo, se me
ocurri una letra nueva en la que me burlaba de mi amigo, una cancin que
hablaba de lo credo que era Bruce. Pues bueno, no era realmente credo, digamos
que se emocionaba por todas las cosas interesantes que era capaz de hacer. Ahora
que lo recuerdo, me doy cuenta de que no presuma, simplemente disfrutaba
descubriendo cosas nuevas y quera compartir ese deleite con sus amigos. Bueno,
pues lo cur. Porque no slo compuse una cancin, sino que se la cant al resto
del grupo y todos se rieron. Aquello fue todo un descubrimiento para m, era la
primera vez que demostraba talento para algo, talento para la maldad musical.
Deb de escribir veinte canciones sobre Bruce... hasta que Bruce dej de venir con el
grupo. Y ya no era divertido cantarlas cuando l no estaba, ya no pareca listo, slo
quedaba mal.
Pensando en todo aquello, me pregunto dnde estaba Nick entonces. Puede
que alguien de su equipo me viera pero pensara que Bruce era listo, que tena
talento de verdad y que no le haca falta un fracasado como yo por amigo. No
tenan que detenerme, porque no era tan importante en la vida de Bruce como para
que tuvieran que rescatarlo de m. Espero que as fuera, de verdad. Espero no
haberle hecho ningn dao.
sta es la clase de cosas que te pasan por la mente cuando ests en la Patrulla
Antimatones. Personalmente me parece demasiada autoreflexin, pero no puedes
evitarlo; no dejas de verte retratado, tanto en los matones como en las vctimas. Al
fin y al cabo, todos son nios. Aunque sean malos y crueles, son nios. Todava
pueden convertirse en algo que valga la pena.
La Navidad es nuestra temporada alta. Yo pas todo un ao de aprendizaje,
sobre todo por calles de Estados Unidos, puesto que conoca su cultura,
comprenda lo que les pasaba a los nios y poda discurrir formas de ayudarlos.
Cuando ya me daba bastante maa en eso de frenar a los matones, Nick vino a
verme y me dijo:
Empieza la campaa de Navidad. Se acab la Patrulla Antimatones hasta
despus del gran da.
Estaba claro que era Navidad. Quiero decir que era imposible no darse
cuenta, porque Nick llevaba un traje rojo. Cuando se colocan los adornos
navideos, te encuentras imgenes de l por todas partes, con su aspecto de Pap
El guardin de los sueos Orson Scott Card
305
Noel bebedor de Coca-Cola de las ilustraciones de Norman Rockwell, y es incapaz
de mantener su imagen de paisano. El traje rojo le sale de dentro y se es el aspecto
que tiene. Y menos mal que no puedo verme en los espejos porque, sinceramente,
no me sorprendera nada descubrir que parezco muy pequeo y voy vestido de
verde. A veces me dan ganas de soltarle unos cuantos sopapos a esos tipos de la
publicidad. Es que no pueden respetar un poco nuestra dignidad?
La Navidad y los elfos. Es entonces cuando empezamos a robar en serio.
A lo mejor os habais credo que los juguetes los hacamos nosotros! Pues no,
estamos muertos. Y aunque estuvisemos vivos, la mayora de los juguetes que
quieren los nios actualmente necesitan una maquinaria muy compleja. Tenis
idea del equipo que se necesita para construir una simple pieza de Lego? Y no
digamos nada de un mueco articulado de Toy Story. No; nosotros no construimos
juguetes. Lo que hacemos es redistribuirlos.
Y no en las mismas tiendas. Pensadlo: quin va a Toys R Us? La gente sin
dinero? Claro que no! Qu queris, que vayamos al aparcamiento y saquemos los
juguetes de un carrito para meterlos en otro? Adems, tampoco podemos mover
tanto las cosas, agitarlas un poco ya nos deja agotados. De manera que, de eso de
bajar sacos de juguetes por las chimeneas, nada de nada. Sera bastante raro que
debajo del rbol apareciera algo que pap y mam no hayan comprado.
Adems, ya he dicho que para mover las cosas tenemos que concentrarnos
mucho, verdad? De modo que lo que hacemos es lo siguiente.
Estamos atentos a la gente que tiene ms de lo que necesita cuando va por la
calle y pasa cerca de otros ms pobres, o cuando hay nios pobres en un lugar
donde mucho dinero cambia de manos. Yo trabajo en equipo con una elfa cantante.
Ella distrae al rico cuando tiene el dinero en la mano, mientras yo libero un
billete de cinco dlares (a veces, incluso uno de veinte) y hago que caiga al suelo.
Despus, monto guardia junto al billete e impido que nadie se fije en l mientras la
cantante atrae a algn nio pobre. Cuando consigue que se acerque lo suficiente,
empujo el billete de cinco o de veinte (o el de dlar o la moneda de veinticinco
centavos, que a veces es lo nico que puedo sacar), y lo dejo donde lo pueda ver el
chico.
Y sabis lo ms genial? Que muchos de esos nios intentan devolvrselo al
dueo de la tienda o se lo llevan directamente a sus padres. En fin, una vez que se
lo hemos dado pueden hacer lo que quieran, nosotros ya se lo hemos regalado. Y,
si lo piensas bien, puede que el mejor regalo para un nio sin dinero sea devolver
ese billete de veinte y demostrar que en realidad no necesita el dinero, demostrar
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306
que es ms importante ser honrado que tener cualquier cosa que pueda comprarse
con dinero. Y si se lo da a sus padres... bueno, puede que signifique un poco ms
de comida en la mesa. Tambin es posible que los padres se lo gasten en alcohol y
que precisamente por eso sean pobres, pero eso ya no es culpa del nio. El nio
hizo lo que deba, aport algo a la familia.
Pero la mitad de los nios, aproximadamente, se quedan con el dinero. Y me
parece bien, me parece incluso mejor, porque, sabis una cosa?, casi siempre se
gastan parte del dinero en algn capricho, un helado o una chocolatina, puede que
en unas galletas, pero el resto lo dedican a comprarle un regalo a otra persona, a un
hermanito o una hermanita, o a pap y mam. A veces incluso a un maestro o una
maestra que ha sido bueno o buena con ellos. Una vez vi a un chico que tena en la
mano cuatro dlares y veintiocho centavos (el cambio que le haban dado en la
heladera); vio a otro que pareca ms pobre todava, se le acerc, se lo dio todo y le
dijo: Feliz Navidad. Cunto quise a aquel chico! Porque lo haba captado, lo
haba comprendido. Cuando te mueres, no puedes llevarte contigo cosas
materiales, slo lo que hayas hecho por los dems y lo que los dems hayan hecho
por ti. Es lo nico que importa cuando ests muerto. Cuando ese chico se muera, se
llevar con l muchas cosas estupendas porque tiene buen corazn. No tendr que
vagar por las calles del infierno sin poder refugiarse en ningn lugar, no seor.
Encajar perfectamente en la luz, aprobar el examen de ingreso y lo recibirn
cantando, sabis? Y ese billete de cinco que comparti se lo consegu yo. Y eso ya
es algo.
As es la Navidad. Nos limitamos a aprovechar esa temporada para que los
nios que no tienen nada tengan algo. Es una cuestin de esperanza, igual que el
resto del ao. A eso se dedica Nick; es un profesional de la esperanza.
Pues resulta que llega el da despus de Navidad y volvemos al trabajo
normal. Pero Nick viene a verme (sigue parecindose a Pap Noel, todava no se
ha disipado el traje rojo) y me dice:
Quieres que hagamos juntos la larga excursin?
No s de qu me habla, pero respondo que claro, porque quiere que lo
acompae, y le debo el sentirme til para algo ms que para hacer bulto, aunque
sea en las calles del infierno. No s qu es la larga excursin, pero s que no voy a
cansarme, ni tendr que cargar con una tienda de campaa en la mochila. De modo
que le digo: Claro, y nos ponemos en marcha.
Y ascendemos directamente hacia la luz.
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La excursin no es muy larga, diga lo que diga Nick. Es como cuando ests
en la Tierra, te mueres y decides buscar la luz. Resulta que la tienes ah, justo por
encima de los hombros, casi al alcance de la mano. Nick asciende como si
conociera el camino, y supongo que lo conoce. Todos los aos intenta entrar, una
vez pasada la Navidad. Supongo que casi todos los elfos lo han acompaado
alguna vez, y muchos ms de una. Y supongo que se han puesto de acuerdo en que
sea el nuevo quien le acompae esta vez.
As que all va Nick. Entra directamente en la luz y t piensas: Vamos, to,
esta vez lo conseguirs! Esta vez saldrs del infierno!
Y pasa all dentro mucho tiempo. Me siento lleno de esperanza por l.
Y, entonces... plop. Vuelve a salir. Te mira y se encoge de hombros.
Quiz tenga ms suerte la prxima vez dice.
Pero yo soy nuevo en esto. Y llevo todo el ao incubando mi indignacin,
sabis? Y no es que me falte poco para entrar en el cielo. Es decir, si Nick no es
capaz de superar el examen de ingreso, qu posibilidades creis que tengo yo?
De modo que empiezo a gritar (no en voz alta, porque no emito ningn
sonido, pero s con verdadera intensidad, me entendis?), y s que no debera
enfadarme con la luz, por el amor de Dios, pero el caso es que grito:
No crees que tus estpidos requisitos pueden ser demasiado exigentes?
A quin tienes ah, a un puado de mrtires beatos? A un puado de soseras que
no se han saltado una regla en toda su vida? Pues bien, Nick estar muerto pero
sigue en primera lnea de combate intentando hacer algo! A ti no te veo aqu abajo,
en las calles, intentando mejorar la vida de los nios! Qu me dices a eso, eh? No
has pensado nunca que algunos de los que estn en el cielo no dan palo al agua,
mientras que algunos de los que estamos en el infierno intentamos hacer algn
bien en el mundo?
Por fin me desahogo lo bastante para que se me pase la intensidad, y
entonces me acuerdo de a quin le estoy hablando y pienso: To, voy a tardar
unos diez mil aos en compensar todo lo que acabo de soltar.
Pero en ese momento oigo una voz dentro de mi cabeza, algo similar a lo que
deben or los nios que sufren cuando la patrulla de Nick les canta una nana. Una
voz suave, llena de bondad que me dice: Lo que hagas por el menor de mis
pequeos, lo hars por m.
Y casi me caigo de culo. l lo ve. l lo sabe. Lo que hacemos. Cul es nuestro
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trabajo. l lo sabe y nos ama por ello. Y sin embargo... sin embargo, Nick sigue sin
poder entrar.
Miro a Nick, y l vuelve a encogerse de hombros.
Gritando no resolvers nada dice.
Y despus me gua en el largo viaje de vuelta. S, resulta que la parte larga de
la larga excursin es sa. A la luz llegas enseguida; lo difcil, lo lento, lo largo, es
volver de ella. Porque cada paso duele. Duele apartarse de toda esa belleza y
volver al mundo de siempre, con los muertos predicando o hacindose los duros, y
los vivos atendiendo a sus asuntos como si la vida fuera eterna y tuvieran todo el
tiempo del mundo. Y no puedes dejar de pensar en una cosa cuando miras a los
vivos; piensas: Qu fcil lo tienen, pueden hacer multitud de cosas sin ms, pero
rara vez hacen nada importante. Hay tantos nios que no necesitaran ms que una
palabra y una sonrisa, que no necesitaran ms que un acto de bondad y de
generosidad, cosa de la que cualquier vivo sera capaz y que sin embargo tenemos
que hacer muchas veces los muertos... Los que son buenos con los nios son
amigos mos, sabis? Son mis hermanos y mis hermanas. Yo no puedo hacer nada
para demostrarles lo que siento, pero me alegro de que estn vivos. Son el nico
motivo por el que el infierno no es ms... bueno, ms infernal.
Por fin llegamos abajo, a las calles del infierno. Y Nick dice:
Otro ao por delante.
Y yo le digo:
Nick, gracias por dejarme participar. A lo mejor todo esto no les parece lo
bastante bueno... pero a m s.
Y l sonre. Y, aunque no se mueve, siento como si me acabara de dar una
palmada en el hombro.
Entonces, a m tambin me lo parece.
Y se marcha.
Slo que en su aspecto algo no me cuadra. Lo estoy viendo y lleva encima
algo ms que un traje rojo. Es como si caminara con especial alegra y, aunque debe
de ser mi mente la que est creando una imagen que se ajusta a la sensacin que
me produce, el caso es que no deja de ser cierto. Nick acaba de fracasar en su
intento nmero mil quinientos de entrar en el cielo, pero prcticamente est
bailando.
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Oye! le grito. Oye, Pap Noel!
Se vuelve hacia m y quedamos cara a cara. Y le pregunto:
Por qu ests tan contento?
Porque ha sido una buena Navidad responde con aire inocente. Y s que
no miente porque no puede mentir, pero tampoco me lo est diciendo todo.
Por qu no lo has conseguido este ao? insisto.
No es que te den una lista...
Chorradas le corto. Cuando he salido de esa luz saba hasta el ltimo
pecadillo que comet en vida. Te dan todo el inventario, Nick. Y quiero que me
digas por qu no puedes entrar.
Se vuelve despacio y abre los brazos, como si quisiera abarcar toda la calle.
Todava no han quitado los adornos de Navidad, claro, y en todos los escaparates
se ve su cara, la de Pap Noel, sonriendo y vendiendo cosas.
Quiz sea por todo esto dice.
Qu? Por los adornos de Navidad?
Porque es mi cara y no la suya.
Esos retratos no los has pintado t! No los has colocado t!
No; pero me gusta verlos ah. Me gusta ser famoso. A l no le gusta.
Es por eso? Eso es todo?
Ni siquiera s si el motivo es se... Duda. A m no me dan una lista de
pecados. Pero es una explicacin. Mejor que nada, no?
Y se marcha. Esta vez de verdad. Yo tengo que volver con la Patrulla
Antimatones, pero una idea me viene a la cabeza. Si a l no le dan una lista de
pecados, quiz sea porque no la hay, quiz no tiene una lista porque no ha
cometido pecados. Pas muchsimo tiempo en la luz antes de volver a salir. Y si
no lo echan? Y si todos los aos es l quien prefiere volver aunque no est
obligado? Puede que prefiera estar aqu, que prefiera ser un indigente en el
infierno y hacer el trabajo que hace, a ser feliz en el cielo. De hecho, hasta es posible
que el cielo sea un infierno para l, pudiendo estar dirigindonos para ayudar a los
nios en vez de estar all tocando el arpa o lo que sea que hagan. De manera que,
para l, la nica forma de estar en el cielo es no estando en el cielo. Tiene un trabajo
que hacer y lo hace. Y eso es el cielo para l.
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Y entonces se me ocurre otra cosa francamente extraa. Y si el cielo es lo
mismo para todos? Y si a todo el mundo lo echan a las calles del infierno pero
stas se convierten en un cielo para ti si encuentras algo bueno que hacer? Mirad lo
que tengo: un trabajo importante para el mundo, compaeros que son buenos
amigos mos y a Nick como jefe, un hombre al que admiro. Qu puede haber en el
cielo mejor que esto?
No, no puede ser. Porque si fuera as, no estaran aqu abajo san Francisco y
san Pedro y todos sos trabajando con nosotros? No. El cielo es el cielo y esto es el
infierno. Tal vez Nick sea un ngel disfrazado o justamente lo que parece: un
muerto ms, un sin techo ms que busca desesperadamente el modo de salir de la
calle. En el fondo, qu importa que sea una cosa u otra?
Yo no sufro tormentos. La verdad es que he pasado una Navidad bastante
feliz. He visto muchas cosas tristes, pero tambin algunas cosas buenas. Y he sido
yo quien ha hecho que pasaran algunas de esas cosas buenas.
Y entonces se me ocurre que quiz pueda hacer que pasen ms cosas buenas
si les cuento a los vivos cmo son aqu las cosas, cmo funciona todo. No puedo
presentarme como un ngel con trompeta para que todo el mundo me crea, pero s
contarlo en forma de relato, hacer que aparezcan letras en una pantalla de
ordenador. Est tirado en comparacin con sacar un billete de cinco dlares de una
cartera y hacer que caiga en la calle.
As que he encontrado a un tipo que tiene el ordenador encendido da y
noche, y he escrito todo esto. Y ahora lo estis leyendo vosotros. Podis tomarlo
como ficcin o como realidad, a m me da igual. No me importa lo que creis. Lo
que me importa es lo que hagis.
Bueno, ya he dedicado a esto todo mi tiempo libre. Ahora, como suele
decirse, toca dar el callo. Estoy de trabajo hasta el cuello y somos pocos para
arrimar el hombro. Feliz Navidad, Dios nos bendiga a todos, dejad que los nios se
acerquen a m y todas esas cosas.
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NOTAS SOBRE INDIGENTES EN EL INFIERNO
La cosa empez as: Que pases unas Navidades infernalmente buenas, me
dijo alguien. Y me puse en marcha.
Veris, nosotros los mormones no creemos en el infierno tradicional, ya sea
en su versin protestante o catlica. Nos parece tan realista como el Hades de los
griegos o la laguna Estigia. No es ms que un mito, un entretenimiento. De modo
que cuando alguien me dijo: Que pases unas Navidades infernalmente buenas (o
puede que lo leyera en una felicitacin de Navidad), enseguida pens que sera
una buena broma hacer del infierno un lugar donde pasar unas felices
Navidades.
Colgu el relato en Hatrack.com, como regalo para cualquiera a quien le
gustara. Y ahora viene lo paradjico: Polvo, un relato que llegu a tomarme en
serio, no llam mucho la atencin; en cambio, Indigentes en el infierno fue
motivo de muchos comentarios. Al parecer, hay un nmero considerable de
personas a las que atrae la idea de que Pap Noel sea el diablo, o viceversa.
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En La Casa del Dragn
En un arrebato de romanticismo, el constructor de la casa sita en el nmero
22 de la calle Adams aport a esta bonita calle de grandes mansiones victorianas su
sello de distincin: un edificio parecido a una catedral gtica, con torreones,
almenas, empinadsimos tejados y hasta grgolas en los desages.
Una de las grgolas, la ms visible para los visitantes que se acercaban a la
puerta principal, era una feroz cabeza de dragn. Cuando caa una tormenta, la
bestia vomitaba chorros de agua, pues en ella desaguaba buena parte del tejado.
Pero de aquel dragn haba que guardarse tanto como de sus mticos antecesores
que vomitaban fuego.
En el interior no haban intentado hacer alarde de tiempos pasados. La casa
cont con instalacin elctrica desde el primer momento; de hecho, fue la primera
casa de Mayfield que se construy con instalacin elctrica completa. El
propietario no repar en gastos: los cables y las cajas de conexin estaban ocultos
detrs de molduras y en las habitaciones principales no haba un enchufe sino
cuatro, uno en cada pared. Un derroche absurdo. Para qu necesitaba nadie tantos
enchufes?
Mientras se construa, hubo gente que pasaba por delante y comentaba que
acabara quemndose por culpa del fuego que ascenda y descenda por dentro de
las paredes. Pero la casa no ardi, a diferencia de otras con menos cableado que s
se quemaron porque sus propietarios sobrecargaron la red con ladrones y cables
extensores para compensar las carencias de la instalacin.
Entre la grgola y los rumores de que sera sin duda pasto de las llamas, fue
inevitable que los vecinos la llamaran La Casa del Dragn. En los aos veinte se
convirti en La Casa del Viejo Dragn, porque en aquella poca el propietario era
un anciano viudo, el hijo del constructor, que valoraba su intimidad y al que traa
sin cuidado lo que pensaran los vecinos. Descuid por completo el jardincito que
rodeaba la mansin, de modo que no tard en convertirse en una selva de
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hierbajos que invada los jardines vecinos.
Cuando, de vez en cuando, vecinos amables o impacientes se acercaban con
intencin de segar el jardn, el anciano los reciba con hostilidad. A medida que
envejeca se volva todava ms retrado y lleg a amenazarlos: primero
empuando una escoba; despus con un rastrillo y, por ltimo, con un bastn que
resultaba pattico en manos de un hombre tan anciano. Pero su ira lo enardeca
tanto que hasta el ms valiente temblaba en su presencia, y los vecinos no tardaron
en llamarlo el Viejo Dragn. Pareca que el nombre de la casa se deba tanto a la
grgola como a su propietario.
Los vecinos terminaron acudiendo a los tribunales y consiguieron una orden
judicial que obligaba al anciano a controlar las malas hierbas de su propiedad. La
reaccin del Viejo Dragn fue contratar albailes que pavimentaron todo el jardn
con adoquines, de modo que lo nico vivo en l eran los insectos que vagaban en
busca de pastos ms frtiles.
Cuando el anciano muri, la casa fue a parar a manos de una sobrina nieta
que no la llamaba La Casa del Viejo Dragn, sino El Albatros, y que la puso en
venta en cuanto tuvo la escritura de propiedad a su nombre.
Fue entonces cuando la compraron los bisabuelos de Michael y la
convirtieron en el hogar donde se crio.
Normal Schwarzhelm, antiguo propietario de una cadena de teatros de
vodevil, se haba casado con su vedette favorita, Lolly Poppins. Poco antes de que el
gnero del vodevil se hundiera, Normal vendi sus teatros a un promotor que
pretenda reconvertirlos en cines, invirti el dinero y se retir a Mayfield, la ms
pequea y encantadora de todas las poblaciones en las que haba llegado a tener
un local de espectculos.
Comprar La Casa del Viejo Dragn no fue idea de Normal sino de Lolly. Para
ella tena toda la magia y el romanticismo del teatro serio al que siempre haba
aspirado. Los veinte aos pasados cantando canciones cmicas un poco picantes y
una balada trgica y lacrimgena como colofn no haban sido ms que algo
provisional, para ir tirando hasta conseguir su gran oportunidad.
Y esa oportunidad result ser Normal, que la adoraba, le consenta todos los
caprichos y tena carros y carretas de dinero. No poda ofrecerle la posibilidad de
triunfar en el teatro serio, porque ya no se dedicaba al negocio y ella era demasiado
mayor y demasiado conocida por sus caras de sorpresa e incomprensin ante los
dobles sentidos de sus propias canciones, seguidas de una gran carcajada cuando
El guardin de los sueos Orson Scott Card
314
al fin entenda su propio chiste. Nadie le habra ofrecido los papeles con los que
ella soaba.
Pero La Casa del Dragn contaba con un stano muy amplio. Agrandndolo
y remodelndolo un poco, y tras reforzar la instalacin elctrica para que soportase
la potencia de los focos, Lolly mont un teatrillo subterrneo donde poda montar
todas las obras de teatro que le apetecieran. Se convirti en productora, directora y
adorada actriz secundaria de una compaa teatral local muy activa que
representaba de todo, desde Las Troyanas hasta Macbeth, desde La importancia de
llamarse Ernesto hasta Todo sobre las mujeres. No cuesta imaginar con qu papeles se
quedaba ella.
Tambin invitaba a participar en sus producciones a viejos amigos del
vodevil, a los que alojaba en su casa y alimentaba con generosidad durante su
estancia. Era una manera de ayudar a los necesitados sin que pareciera un acto de
caridad.
Eres t quien me hace un favor insista. Estos aficionados locales
necesitan ver cmo trabaja un profesional!
Para poder albergar a todos sus huspedes, hizo que los albailes dividieran
casi todos los dormitorios grandes en pequeos pero acogedores aposentos y, ya
puestos, moderniz la fontanera y la instalacin elctrica. A pesar de su
antigedad y de su aspecto, La Casa del Viejo Dragn contaba con todas las
comodidades modernas.
Mientras Lolly ensayaba y actuaba en el stano, Normal se refugiaba en el
tico, donde instal abundante cableado nuevo para alimentar su propia pasin:
los trenes elctricos. Coloc mesas a lo largo de los muros de aquel tico sin
ventanas, de cuya pared sur parta una mesa enorme que llegaba hasta el centro de
la habitacin dejando slo un pasillo estrecho a su alrededor. En todas las mesas
haba vas de tren, viaductos, puentes, colinas, pueblos y ciudades, y los muros
estaban pintados con paisajes muy bien ejecutados de montes y pastos, incluso
haba un ro que desembocaba en el mar.
Lolly invitaba a todo el que quisiera a ver sus obras de teatro, pero los trenes
de Normal estaban reservados a la familia, y sus miembros slo podan
disfrutarlos de vez en cuando y muy de pasada, cuando suban para avisarle de
que la comida estaba preparada o de que haban llegado su abogado o su agente de
inversiones. Aquella aficin no era para ser exhibida, sino un mundo privado,
reservado para l. Con el transcurso de los aos, su vida de fantasa en el tico se
convirti en toda una excentricidad, ya que de vez en cuando, al bajar, comentaba:
El guardin de los sueos Orson Scott Card
315
Hoy, el dragn estaba agitado. Hemos tenido una verdadera tormenta en el
tico, como si el tren de juguete tuviera una climatologa propia o cada cierto
tiempo un animal fabuloso animara las cosas.
Slo te falta decir que tus hombrecitos guardan la ropita en su maletita y
compran billetitos para subir al tren deca Lolly.
No son reales, Lolly comentaba l, mirndola como si estuviera loca.
Y ella alzaba los ojos al cielo como preguntando a Dios cul de los dos estaba
loco.
Los tres primeros hijos de Lolly, fruto de los matrimonios con sus tres
primeros maridos, haban nacido durante su poca de vodevil. Por lo tanto,
aborrecan el teatro y se negaban en redondo a participar en sus representaciones
teatrales. Pero los hijos de Normal, un chico, Herrick, al que llamaban Herry, y una
chica, Bernhardt, a la que llamaban Harty, no tenan malos recuerdos de la vida
entre bastidores, y participaban gustosamente en todas las obras. Fueron los
prncipes asesinados en la Torre de Londres, fueron Hansel y Gretel, fueron un
joven Ebenezer Scrooge y su adorada hermana... Cuando no ensayaban,
correteaban entre el vestuario, los accesorios y los viejos decorados que se
guardaban en la parte norte del stano.
Cuando murieron Normal y Lolly, a nadie le extra que Herry y Harty
heredaran la casa y todo su contenido. Al fin y al cabo, eran los nicos hijos de
Normal, y ste haba tenido la generosidad de dejar algo ms de cien mil dlares,
que por entonces eran mucho dinero, a cada uno de los otros tres hijos de Lolly.
Pero la mayor parte de la herencia fue para Herry y Harty, que siguieron con la
tradicin de las representaciones teatrales, hasta que los inspectores municipales
les comunicaron que las ordenanzas sobre seguridad haban cambiado y no era
posible adecuar el teatro del stano sin derribar todo el edificio.
El da que se acabaron las representaciones en La Casa del Viejo Dragn fue
triste y, aunque segua actuando de vez en cuando para sus invitados, la compaa
de teatro local tuvo que trasladarse al auditorio de la escuela secundaria, y Herry y
Harty dejaron de ser su corazn y su alma como haban sido hasta entonces.
Seguan colaborando econmicamente con la compaa, pero en la dcada de los
setenta se encerraron ms en s mismos. No es que se recluyeran, pero se centraron
en la vida casera.
Con todos aquellos dormitorios vacos, sin ms artistas de vodevil que
durmieran en ellos y con pocas obras de teatro que ocuparan su tiempo, Herry y
El guardin de los sueos Orson Scott Card
316
Harty buscaron algo til a lo que dedicarse, y se les ocurri acoger a vagabundos.
Es decir, a nios vagabundos: escapados de sus casas, maltratados,
hurfanos. No los aceptaban a todos, ni mucho menos: los escogan con mucho
cuidado. Saban que muy pocos responderan bien a lo que ellos podan ofrecerles;
entonces, para qu perder tiempo y trabajo con aquellos a los que no podan
ayudar? De modo que acogan a un nio o una nia durante un par de das, y si las
cosas no funcionaban, se lo pasaban, baado, comido y con ropa nueva a los
servicios sociales, para que les buscaran un hogar adoptivo de los habituales.
Pero siempre haba nios a los que se les iluminaban los ojos cuando les
ponan un traje de teatro y les ofrecan un papel; a partir de entonces, las obras que
representaban de vez en cuando en el stano de La Casa del Viejo Dragn corran
principalmente a cargo de nios y adolescentes que copaban todos los papeles,
junto a chicos del lugar y ante un pblico de padres y amigos. Los nios medraban
en aquella compaa. A la mayora les iba bien en la escuela y todos acabaron
arreglndoselas bastante bien en la vida. Cuando has participado en buenas obras
de teatro, sabes colaborar con otras personas y cumplir con tu papel lo mejor
posible, confiando en que los dems cumplan con el suyo. Y eso es lo ms
importante que hay que saber para triunfar en un trabajo o en un matrimonio.
Harty no se cas, pero sigui viviendo en la casa con Herry y su esposa
Cecilia. Y cuando Cecilia muri de cncer de mama, ta Harty se convirti en
madre sustituta de sus cuatro hijos y no tard en considerarlos como suyos. Los
hijos ya eran adolescentes antes de que la casa se convirtiera en aquella especie de
orfanato teatral, pero les encantaba y no les importaba que, cuando iban de visita,
rara vez tuvieran sitio en los dormitorios. Podan dormir en la antigua cama
grande del tico, pero a Harty no le gustaba tener que pasar por el cuarto de los
trenes de su padre para llegar a esa cama, as que terminaban durmiendo en algn
sof aqu o all. Con el tiempo, cuando ellos tuvieron a su vez familia, se quedaban
en el Holiday Inn ms prximo.
Pero Michael no era uno de sus nietos, los nietos siempre haban tenido casa
propia en ciudades lejanas y slo iban a Mayfield de visita. Es verdad que llamaba
abuelito y abuelita a Herry y a Harty, pero no lo eran. En realidad, eran su to
abuelo y su ta abuela.
La verdadera abuela de Michael haba sido Portia Ringgold, hija de Lolly y
de su tercer marido, un militar que muri de gripe despus de la Primera Guerra
Mundial. A Portia la mat el alcohol cuando tena cincuenta y tantos aos, aunque
tcnicamente la causa de su muerte fue una cada en la va del metro. A Donna,
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317
la madre de Michael, la mat a golpes uno de los tos que pasaron por su vida
breve marcada por la droga.
Pero ese da tan triste Michael ya no estaba con ella. Herry y Harty se
enteraron de cmo era la vida de su sobrina y se ofrecieron a cuidar de Michael
una temporada para que Donna pudiera recuperarse. Michael no recordaba
haber llamado mam a nadie. Slo conoca al abuelito y a la abuelita, y su
nico hogar haba sido un pequeo cuarto al fondo del tico. Lo instalaron all
porque, como dijo la abuelita: Los chicos del segundo piso van y vienen, pero t
siempre estars con nosotros.
Y por eso Michael Ringgold se crio en La Casa del Viejo Dragn.
Al principio, claro, no saba que la casa se llamaba as. Para l no era ms que
casa. As la llamaban el abuelito y la abuelita. Ya estoy en casa! En casa
tenemos ciertas reglas. Procuramos hacer que esos nios y nias se sientan como
en casa. Esto es una casa, no un gimnasio!
An no era consciente de que en las casas de los dems no haba teatros en el
stano, ni nios tristes y enfadados que iban y venan por el segundo piso, ni
puertas cerradas con llave en el tico de donde salan ruidos raros a horas raras del
da o de la noche, ni un lugar clido en las escaleras de servicio donde, si se
quedaba sentado y muy en silencio, poda or el bum, bum de un corazn que lata.
Lo que saba era que a la abuelita no le gustaba que se sentara en el lugar
clido. Desde su ms tierna infancia, cada vez que lo vea all le deca:
Qu haces aqu? Por qu no ests jugando?
Y le haca algn encargo o, cuando aprendi a leer, le daba un libro para que
le leyera algo en voz alta. Y aquello estaba bien, l se senta orgulloso de hacer de
lector y no le importaba.
Lo que le importaba eran las interrupciones. Por eso, cuando oa que alguien
se acercaba por el estrecho pasillo que conduca a las escaleras de servicio por las
que se acceda a su cuarto, Michael se iba corriendo a la cama y se haca el
dormido. Aunque nunca lograba engaar a nadie. Estabas all sentado otra vez,
nio soador, deca la abuelita. O, si era uno de los chicos, gritaba: Estaba otra
vez en ese sitio.
Al final, cuando tena cuatro aos, uno de los chicos mayores sinti lstima
de l y le explic cmo se enteraban.
La escalera es de madera, bobo. Cuando subes corriendo a tu cuarto, tus
El guardin de los sueos Orson Scott Card
318
pisadas resuenan por toda la casa.
Ah.
Michael aprendi a quitarse los zapatos antes de sentarse en el lugar clido.
Y, cuando oa llegar a alguien, suba la escalera muy despacito, pisando slo el
borde de los peldaos para que no crujieran. Daba resultado. Desde entonces ya
slo lo pillaban en el lugar clido cuando se quedaba dormido. Y eso no le pasaba
casi nunca.
Porque, aunque aqul era un lugar para soar como imaginaba la abuelita,
no iba all a dormir y soar. No porque soar all le diera miedo, no. Cuando
dorma en su cama, ni siquiera sus pesadillas ms terribles se parecan a los sueos
del lugar clido. Lo que pasaba era que los sueos del lugar clido siempre tenan
sentido. No saltaban de una cosa a otra de forma inconexa como suele pasar en los
sueos, ms bien parecan recuerdos. Era como si recordara cosas que hubiera
hecho. Y aunque en los sueos normales siempre se vea a s mismo, como si
observara su cuerpo desde fuera, en aquellos recuerdos senta su propio cuerpo.
Eran sueos estimulantes en los que tena una fuerza enorme pero, al mismo
tiempo, era maravillosamente ligero y estaba lleno de fuego interiormente. Eran
sueos en los que volaba; sueos en los que caa en picado, a tanta velocidad que
lo vea todo blanco y, de repente, volva en s, jadeante, como si acabara de
despertarse, aunque estaba seguro de no haberse dormido, porque haba seguido
viendo el papel pintado y la ventana de cortinas gruesas mientras se mova en otro
cuerpo, a travs o por encima de otro mundo.
Y saba que era otro cuerpo porque, cuando corra por la casa con sus
piernecitas, cayndose o chocando con los muebles, aqul no era el cuerpo que
tena en los sueos. En la vida real no era fuerte, ni poda volar, y nunca, nunca
senta aquel fuego por dentro.
Si se hubiera tratado de un nio ms dbil, los sueos en aquel lugar clido
de las escaleras de servicio habran sido para l como una droga irresistible. Pero
Michael Ringgold era fuerte aunque no lo supiera. No fuerte por su musculatura,
ya que tena la misma fuerza que cualquier chico normal y nadie lo habra tomado
por un aprendiz de herrero. Era capaz de lanzar una pelota hasta la primera base y
de subir a un rbol a pulso, pero no aspiraba a ms. Tena otro tipo de fuerza sin
saberlo. A Michael le encantaba soar que volaba con aquel calor palpitando en su
interior, pero tambin le encantaba corretear al aire libre con los dems chicos, o
esconderse en el teatro para ver los ensayos de una obra, o ayudar a pintar los
decorados. Tambin le encantaba robar pasta de galletas en la cocina cuando la
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319
abuelita no miraba. Incluso le encantaba que la abuelita le diera un golpecito
carioso en la cabeza con el cucharn cuando hua por la puerta con la boca llena,
mientras le gritaba:
Los huevos crudos de la pasta te pueden contagiar una enfermedad,
tonto!
Michael tena fuerza para hacer lo que decidiera hacer, a pesar de sus
propios deseos.
Una noche, cuando tena siete aos, oy ruidos tras la puerta cerrada con
llave. Una especie de zumbido, pero con un matiz agudo. Sonaba como la
afeitadora elctrica del abuelito, o como una ducha abierta en alguna parte de la
casa.
An no haba oscurecido del todo porque era verano. El horario tambin era
el de verano y, aunque la habitacin estaba a oscuras y nunca se haba atrevido a
salir de la cama cuando oa ruidos, aquella noche decidi que investigara.
Como era fuerte, decidi ignorar su temor y se levant. Slo se pona zapatos
para ir al colegio y a la iglesia, pero, aunque tena callos en los pies de correr por el
asfalto, de subirse a los rboles y de escabullirse entre las zarzas, cuando
atravesaba el pequeo espacio existente entre su cama y la puerta cerrada con llave
que conduca a lo ms profundo del tico senta las plantas muy desnudas y
vulnerables.
Gir el picaporte.
Gir sin dificultad, pero segua sin poder abrir la puerta.
Los ruidos tampoco cesaron. Era como si su pequeo esfuerzo por abrir la
puerta no mereciera ni que se fijaran en l.
El ojo de la cerradura era de los antiguos, como el de la puerta del stano.
Pero, a diferencia del de abajo, a ste lo haban taponado con algo para que nadie
pudiera mirar por l. Tampoco poda ver nada por debajo de la puerta, y eso
quera decir que la habitacin cerrada estaba a oscuras o que all tambin haba
algn tipo de obstculo para que no pasara la luz.
Todo su valor result intil. No poda entrar ni ver lo que haba dentro.
Pero l quera entrar y ver lo que haba dentro. Y se era el momento.
A ver, qu tena en el cajn de la cmoda? Una caja de puros con todo lo
que haba ido sacando de sus bolsillos a lo largo del verano. Escogi dos cosas: una
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deslustrada cucharilla para nios que haba encontrado junto al arroyo que corra
por detrs de la casa y una navajita de bolsillo barata. Se la haba cambiado por
cuatro canicas a un chico que no se haba quedado mucho tiempo en la casa
porque se burlaba constantemente de los que se tomaban en serio los ensayos de la
obra teatral. Se trataba de Macbeth, en una versin abreviada por el abuelito; pero
al chico de la navaja barata no le interes ni siquiera cuando le asignaron el papel
de Banquo, lo que significaba que hara de fantasma en la escena de la cena. Al
final se march, y Michael sospechaba que era el nico que se acordaba de l a esas
alturas, a finales de verano, y slo porque tena aquella navajita cutre. Y eso que,
en las ltimas semanas, se haba ido dando cuenta de que le haba estafado.
La navaja no cortaba y la hoja bailaba un poco, aunque quiz le sirviera para
empujar lo que taponaba el ojo de la cerradura.
Y sirvi. Lo atraves de un solo golpe, pero la hoja se rompi y se qued
atascada all, en el ojo de la cerradura.
Genial. Ahora, la abuelita, cuando subiera a limpiar, vera asomar la hoja y
sabra que haba intentado forzar la puerta. Y no pretenda eso, slo ver el interior.
Bueno, no. De haber sido capaz de forzar la cerradura, habra abierto la
puerta. sa era la verdad y, si era incapaz de decirse la verdad a s mismo,
entonces era un verdadero mentiroso, como le haba dicho una nia a la que
asegur que rezaba todas las noches sin que el abuelito o la abuelita tuvieran que
vigilarlo para asegurarse de que lo hiciera.
Quiero ver lo que hay dentro. Lo que no quiero es que me pillen slo por
haberlo intentado, termin reconociendo.
De manera que utiliz el mango de la cucharilla. No era la mejor
herramienta, le habran hecho falta unas tenazas de punta fina. S, claro, adems le
explicara a la abuelita para qu le hacan falta. Por suerte, le bast con el mango de
la cuchara. Haciendo palanca consigui que el pedazo de hoja de la navaja se
moviera y, por fin, cayera.
Pero el agujero era tan pequeo y tan estrecho (estrecho como la hoja de la
navaja, claro) que no vea nada excepto una cosa. Luz. Luz fuerte. Luz cegadora. Y
segua oyendo ruidos: zumbidos, chirridos. Qu haba all dentro? Por qu el
abuelito y la abuelita dejaban una luz encendida?
Si mirabas la fachada de la casa, veas en el tico un enorme ventanal, y
Michael se haba preguntado muchas veces si la habitacin cerrada con llave
abarcaba toda la anchura de la casa. Pero la luz que se filtraba por el ojo de la
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cerradura no era la amortiguada luz del atardecer, sino la de una bombilla muy
potente, una de quinientos vatios por lo menos, como la del almacn del stano,
que se encenda tirando de una cadenita a la que l slo llegaba dando un salto. Si
la luz de la habitacin cerrada con llave estaba siempre encendida, se hubiera visto
por el ventanal de la fachada y Michael se habra dado cuenta.
Por tanto, la habitacin cerrada con llave no tena ventanas.
Ah dentro est mi hermano pens Michael. Mi hermano secreto, que
ya viva aqu antes de que me trajeran. Mi hermano secreto loco que mat a mi
madre pero no me lo dijeron porque era demasiado horrible. Estaba encadenado
en este cuarto, pero no saben que ha roto la cadena y ahora espera que yo abra la
puerta para apresarme y destrozarme la garganta con sus dientes de lobo.
O puede que aqu est el cuerpo de mi madre, como el de Blancanieves
cuando los enanitos la pusieron en un atad de cristal, dormida y hermosa hasta la
llegada del prncipe que la despierte con un beso. Lo que pasa es que el prncipe no
puede despertarla porque la puerta est cerrada con llave.
A menos que pudiera entrar por el conducto de ventilacin del tico.
A los pies de su cama, en la pared, haba una puertecita que la abuelita deca
que daba al conducto de ventilacin. No guardamos nada ah, slo es por si hay
una rata muerta o un nido de pjaros y tenemos que limpiarlo. No entres porque el
suelo est sin terminar y podra hundirse. Atravesaras el techo del dormitorio de
abajo con un pie y tendramos que serrarte la pierna para poder sacarte. Y lo deca
con su mirada de lo-digo-en-broma-pero-t-hazme-caso. Naturalmente, haba
intentado entrar en cuanto ella le haba dado la espalda; pero aunque pudo abrir
fcilmente el rudimentario pestillo de madera, la puerta chocaba con algo al
empujarla y no haba podido ni asomarse.
De pie ante la puerta cerrada con llave, mir hacia su cama. Estaba encajada
bajo el techo abuhardillado que segua la inclinacin del tejado, de manera que, a
veces, cuando se volva en la cama demasiado deprisa, chocaba contra el techo con
los pies. Y, en aquel momento, quiz porque quera saber de verdad lo que haba
tras la puerta cerrada con llave, se dio cuenta de por qu no haba podido abrir la
puertecita del conducto de ventilacin. Porque chocaba con el techo abuhardillado
del fondo. Aquella puertecita no se abra hacia el conducto de ventilacin sino
hacia dentro, hacia su habitacin.
Eso quera decir que, para abrirla, Michael tendra que mover la cama.
Nunca lo haba intentado a propsito, slo la haba movido sin querer. Hasta que
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se enter de lo mucho que poda enfadarse la abuelita cuando lo encontraba
tendido de espaldas en la cama empujando el techo con los pies.
Si quisiera tener huellas de pies en el techo, me habra ido a vivir a
Australia, que all siempre andan cabeza abajo! le grit.
Y despus empuj la cama para devolverla a su sitio con tanta energa, que la
parte superior de las patas dej dos marcas en el techo, de manera que los nicos
desperfectos graves los haba causado la propia abuelita. A ella no le gust que se
lo dijera, por lo que aprendi dos lecciones en un mismo da.
Cunto ruido hara si apartaba la cama de la puertecita? Y cunto tendra
que apartarla para pasar?
Las respuestas eran, respectivamente: slo se oira un leve roce y unos
cincuenta centmetros.
Sudando despus del esfuerzo de arrastrar la cama, meti la cabeza por la
puertecita y mir a su alrededor.
Todo estaba oscuro, muy oscuro. Pero, cuanto ms tiempo pasaba asomado,
con la mitad del cuerpo dentro del conducto de ventilacin y la otra mitad fuera,
mejor vea. Se filtraba un poco de luz de su propia habitacin, tenue porque
anocheca. Pronto se quedara sin ella.
Vea vigas, una hilera tras otra de vigas formando un dibujo como de tela de
pana, cubiertas de un polvo espeso como la nieve. Pens en lo que le haba dicho la
abuelita, que poda atravesar el techo y caerse. Y pens que quiz llegara a mitad
de camino y se diera cuenta de que estaba demasiado oscuro para proseguir, tan
oscuro que ni siquiera pudiera encontrar la puertecita para volver a su cuarto. Y
entonces sentira una mano en el hombro, y una voz dira: Hola, hermanito...
Y cuando pens aquello se le quitaron todas las ganas de entrar... al menos
aquella noche. Ya lo intentara al da siguiente, cuando hubiera ms luz. Y cuando
de la habitacin cerrada con llave no salieran aquellos ruidos tan raros.
Retrocedi para volver a su cuarto. Pas un momento de pnico cuando la
trabilla de los vaqueros se le enganch en el marco de la puerta y crey que alguien
lo haba agarrado. Pero termin saliendo y la cerr de golpe, sin hacer mucho
ruido, afortunadamente, porque era una puerta muy delgada. Acto seguido se
incorpor, fue hasta la cabecera de la cama y la empuj con fuerza contra la pared.
Nadie podra entrar por aquella puerta sin mover la cama, y si alguien la
mova se despertara, de manera que estaba a salvo. Adems, llevaba toda la vida
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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durmiendo en aquella habitacin y hasta entonces nada haba salido por aquella
puertecita del conducto de ventilacin, a qu no? Entonces, por qu estaba
escondido bajo las mantas y sacaba la cabeza cada dos por tres para ver si la puerta
se mova? Se haba movido! No, no se haba movido... o quiz s.
A la maana siguiente se despert y ni siquiera se acord del conducto de
ventilacin hasta que estuvo en el patio delantero, disfrutando de uno de los
ltimos das de verano antes de empezar segundo. Levant la vista hacia la
fachada de la casa y vio el balcn y el ventanal del tico. Entonces se pregunt,
como haca a veces, si su hermano lo vera jugar desde la ventana y si le tendra
envidia. Y luego record la noche pasada. Pero haba sucedido aquello de verdad?
No haba sido un sueo? Bueno, ese da entrara mientras hubiera sol y dejara
resuelta la cuestin de una vez por todas.
Pero se olvid de nuevo. Se le olvidaba una y otra vez, menos cuando estaba
demasiado lejos de la casa o demasiado ocupado con otra cosa como para
molestarse en subir corriendo y hacer la prueba. Y sigui olvidndose hasta que
tuvo que ir a la escuela todos los das, y entonces se le olvid de verdad. Adems,
una de las nias le explic que todas las casas hacan ruidos raros por la noche.
No es ms que el viento entrando por los desages de los cuartos de bao
le explic la nia. Eso, y que la casa se asienta por la noche para descansar.
Pensndolo bien, Michael comprendi que, cuando el viento soplaba, era
probable que los desages de todos los retretes hicieran ruidos como los que haba
odo. De manera que esos ruidos no procedan de la habitacin cerrada con llave.
Eran los desages y se acab. Misterio resuelto. Claro que no era su hermano! No
tena ningn hermano. Aquello no era ms que una pesadilla.
Una noche, hacia mitad de segundo, el abuelito le mir y le pregunt:
Cunto mides, muchacho?
Lo suficiente para mear de pie, pero no lo suficiente para afeitarme dijo
Michael.
Los chicos que estaban sentados a la mesa soltaron carcajadas y bufidos.
No me gusta nada que le hayas enseado a decir eso protest la abuelita.
No se lo he enseado yo se defendi el abuelito. No es ms que la
verdad, pura y simple.
Lo que ha dicho es una grosera.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Ya has odo a tu abuelita, Michael. No debemos decir afeitar, sino
depilarse las mejillas.
Soy as de alto exclam Michael, ponindose de pie al lado de su silla, tal
como haca cuando bendecan la mesa.
Eso crea yo dijo el abuelito. Ya constituyes un grave peligro para los
nidos de pjaros, jovencito. Pronto tendrs que agachar la cabeza cuando pases por
debajo de un puente.
Pues saltar por encima contraatac Michael.
No eres tan alto como para eso se burl uno de los chicos, un muchacho
serio con cicatrices en los brazos.
Es una fanfarronada asegur una nia mayor. Siempre estn
fanfarroneando.
Slo es una broma dijo otra nia.
No interrumpi la abuelita. Es una mofa, una befa.
se era el momento en que el abuelito imitaba un gorila y canturreaba: Me
mofo, me befo y me parto el pecho. Slo cuando hubo dicho aquello y la abuelita
le hubo dado un suave golpe de cucharn en el trasero, el abuelito volvi a
sentarse y fue al grano.
Tenemos una habitacin vaca en el segundo piso coment la abuelita.
Creo que ya eres demasiado alto para esa cama pequea del tico.
Estoy bien, abuelita respondi Michael.
S, vive all arriba con su gallina mascota asegur uno de los chicos
mayores.
Otro hizo un ruido como si se atragantara.
La abuelita les dirigi una mirada furibunda y ellos carraspearon,
incmodos, por lo que Michael dedujo que haban dicho algo malo u obsceno,
aunque no tena ni idea de qu era.
El abuelito y la abuelita no hicieron nada al respecto durante varias semanas;
pero, un da, cuando Michael volvi a casa despus del colegio, descubri que
haban trasladado todas sus cosas a un pequeo dormitorio situado al pie de las
escaleras traseras, justo debajo de su habitacin del tico.
Aunque intent disimularlo, aquello le parti el corazn. Y debi de hacerlo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
325
bastante bien, porque nicamente cuando estaba llorando a solas en su cama oy a
la abuelita que deca:
Cielo santo, Michael, por qu lloras?
Pero l no era capaz de responder y se limit a abrazarla mucho rato hasta
que se calm.
Estoy bien dijo.
De acuerdo. Pero se puede saber por qu llorabas?
No importa.
S que importa. Y, si no me respondes ahora mismo, me ir a mi cuarto y
llorar hasta que t bajes y me preguntes por qu lloro. Y yo tampoco te lo dir.
Es que.. es que supongo que ahora soy uno de los chicos que slo estn de
visita, eso es todo explic Michael. No importa, de verdad.
Qu? Eso es absurdo, tonto. Por qu piensas eso?
Porque, cuando vine, el abuelito dijo que los chicos del segundo piso
siempre van y vienen.
No... oh, no, pobrecito! Te acuerdas de eso? Si slo tenas tres aos,
cmo puedes acordarte? No te das cuenta de que slo quera tranquilizarte? Te
dijo eso porque temamos que pensaras que te instalbamos en el tico porque no
te queramos tanto como al resto de los chicos. La verdad es que la cama que hay
all arriba es una cama de nio pequeo y t eras el nico que caba en ella, y
entonces era el nico sitio que tenamos para ti. El abuelito ha decidido trasladarte
aqu abajo porque has crecido y te has hecho mayor, eso es todo. Pero t no irs y
vendrs, Michael, eres de los nuestros. El ltimo nio de los nuestros.
No soy de los vuestros dijo. Ni siquiera eres mi abuelita. Eres mi ta.
Soy tu ta abuela, no lo olvides. Primero decamos que era tu titabuelita,
y despus tu ta abuelita, pero sonaba tan afectado y tan falso que lo dejamos en
abuelita. Te das cuenta? Soy tu abuelita porque soy tu ta abuela.
Y supongo que abuelito es to abuelito.
Exacto. Aunque al abuelito le llambamos Cascarrabias de nio, porque
era muy grun. Pero ya ves, con el tiempo se ha quedado en abuelito.
Entonces, en qu se quedar mi nombre con el tiempo?
No tengo ni idea sonri la abuelita. Ser interesante averiguarlo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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Porque vas a quedarte con nosotros mucho tiempo, aos y aos. Todo el tiempo
que quieras. Hasta que llegue el da en que seas t el que quiera marcharse para ir
a la universidad o casarse con una buena chica.
Yo no puedo decir mear y t puedes decirme que me casar con una
chica?
Qu injusto, verdad?
Pero se le pasaron las ganas de llorar y, pasado un tiempo, le gustaba estar
en el mismo piso que los dems chicos, y hasta se hizo amigo de algunos que eran
casi de su misma edad.
De vez en cuando segua subiendo hasta el lugar clido de las escaleras de
servicio, pero pasadas algunas semanas ya no se molestaba en ir a su antiguo
cuarto. Al fin y al cabo, ya no era su cuarto, verdad?
Y all abajo no oa el ruido del viento filtrndose por los desages. Casi se le
olvid. Casi se le olvid durante aos.
Sptimo curso. El curso en el que la abuelita y el abuelito estrenaron Sinfona
de la vida, Como gustis y Tom Sawyer. El ao en que Michael Ringgold cambi el
clarinete por la trompa, porque en la banda del instituto haba catorce clarinetes y
ninguna trompa. El ao en que todos iban disfrazados de Indiana Jones en
Halloween, y Michael y el abuelito se pasaron una semana trabajando en su disfraz
para que pudiera salir a pedir caramelos vestido de Arca Perdida.
Tambin fue el ao en que, pasada la Navidad, hubo una tormenta de nieve
tan tremenda que Mayfield qued aislado. La nieve no representaba ningn
problema en La Casa del Viejo Dragn, claro, porque contaban con todo un
batalln de chicos y chicas, y con suficientes palas para todos. El patio delantero y
la acera estuvieron despejados en poco tiempo. Los chicos se tomaron el trabajo
con entusiasmo, porque trasladaban la nieve hasta el patio trasero en carretillas y
no tardaron en acumular una montaa de nieve tan grande que podan bajar por
ella en trineo, cmara de neumtico o simplemente de culo.
Era muy divertido y nadie se rompi ningn hueso. El peor accidente fue
probablemente el corte que se hizo Michael cuando su trineo choc con la pala de
nieve de otro chico, pero a l no le import. Haca tanto fro que tena las manos
entumecidas y slo senta un dolor sordo. Fueron los dems los que empezaron a
quejarse de que la sangre tea la nieve de rosa y quedaba feo.
De modo que entr en casa y la abuelita estuvo a punto de desmayarse. A los
pocos minutos ya le haba echado desinfectante en la herida y se la estaba cosiendo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
327
ella misma, algo que haba aprendido de su madre, que tena que prestar
frecuentemente los primeros auxilios a la gente del teatro en su poca de artista de
vodevil.
No te muevas. Tengo que unir bien los bordes de la herida. Si no, te
quedar un costurn el resto de tu vida.
Me quedar cicatriz? pregunt Michael.
S. De modo que espero que no tuvieras pensado dedicarte a la
delincuencia, porque la huella de la palma de tu mano va a ser muy reconocible.
Ojal la tendra en la cara dijo Michael.
Ojal la tuviera en la cara le corrigi la Abuelita. Y por qu ibas a
querer esa tontera?
Las cicatrices son romnticas.
Romnticas! Puede que, en otra poca, fueran romnticas las cicatrices de
los duelos. Pero te aseguro que las cicatrices de ir en trineo no lo son. As que
espero que no salgas y te tiendas en el monte Paladenieve para que los trineos te
pasen por encima.
Jo, no se me haba ocurrido.
La abuelita le vend la mano y fij la venda con esparadrapo.
Ests tan bien empaquetado que deberamos ponerle un sello y mandarte a
alguna parte.
Oh, venga! Este vendaje es tan gordo que no puedo ni meterme el dedo en
la nariz.
Bueno, pues no pienses que lo voy a hacer por ti.
Me ayudas a ponerme unas manoplas?
Crees que te dejar volver al patio para que te abras otra vez esa herida,
despus del trabajo que me ha costado cosrtela?
Eso tena pensado, abuelita.
Pues yo tengo pensado que te quedes aqu, en la cocina, hasta que entres
en calor. Cul de los dos crees que se saldr con la suya?
Y si me echo en mi cuarto?
Bueno, eso servir, desde luego. Aunque te advierto que, como me asome
El guardin de los sueos Orson Scott Card
328
al patio y te vea otra vez en el monte Paladenieve, terminars con una buena
coleccin de cicatrices all donde te sientas y te las coser torcidas para que todos
los que te vean el trasero se ran de ti.
Y quin va a verme el trasero?
No te preocupes ahora de quin, pero te doy mi palabra de que no querrs
que se ra.
No volver a salir acept l.
Ni siquiera a mirar insisti la abuelita.
Ni siquiera a mirar.
Y Michael hablaba en serio. Ya haba entrado en calor y le dola la mano. Era
un dolor muy desagradable: unas punzadas intensas que le impedan pensar en
otra cosa.
Est bien. Si de verdad vas a irte a la cama, te dar un poco de jarabe para
la tos.
Si no tengo tos, abuelita...
El jarabe para la tos lleva codena y da sueo le explic la abuelita. As
es como se te pasa la tos: te duermes.
De modo que esper mientras ella le meta en la boca una cucharada de
aquel jarabe empalagoso. Record que de pequeo le gustaba, pero ahora le
pareca demasiado dulce. Le dieron ganas de cepillarse los dientes.
Subi a su cuarto, pero cuando lleg a lo alto de las escaleras estaba un poco
mareado. Y, cuando se dej caer de golpe en la cama, el movimiento brusco le
produjo una punzada tan fuerte que estuvo a punto de desmayarse de dolor. Se
qued all tendido, retorcindose y jadeando tanto rato que le pareci una
eternidad, pero se neg a llorar. Por fin reuni el valor suficiente para levantarse a
coger un cmic para leer. Sin embargo, en el cuarto no entraba luz suficiente y no
quera encender la bombilla del techo porque entonces habra demasiada. Termin
por quedarse dormido con el cmic sobre el pecho.
Cuando despert, la mano le dola ms que antes, pero de una forma
distinta. Ms que el dolor de una herida grave pareca el dolor de una curacin
profunda. Todava se colaba un poco de luz por la ventana, pero era la suave luz
de un anochecer de invierno y oy ruidos en el piso de abajo, indicativos de que
los dems estaban cenando. Haba dormido horas enteras y tena hambre.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
329
Se haba saltado la comida y no pensaba saltarse tambin la cena, con dolor o
sin l. Sac los pies de la cama e intent incorporarse, pero tuvo que volver a
sentarse porque le daba vueltas la cabeza. Al parecer haba perdido mucha sangre
all fuera, en la nieve. Pas unos minutos sentado en el borde de la cama hasta que
fue capaz de ponerse de pie y caminar hasta la puerta, apoyndose aqu y all.
Pero cuando la hubo cruzado le lleg un coro de risas desde el piso de abajo
y se le pas el hambre de repente, o por lo menos no tuvo ya tanta como para
animarse a entrar en la cocina llena de gente. La abuelita lo colmara de atenciones,
pero los otros chicos se burlaran de l y le chincharan, y slo de pensarlo ya se
senta cansado. Prefera estar solo, como el animal herido que se adentra en lo ms
espeso del bosque para desangrarse hasta morir o curarse.
Podra haber vuelto a su cuarto, pero no quera. Sin ser demasiado consciente
de dnde se diriga, enfil el estrecho pasillo hasta el fondo de la casa y subi las
escaleras hasta el lugar clido.
Aquel ao no haba pasado all mucho tiempo. Quiz ni un minuto, quiz no
se haba sentado all desde sexto. O desde quinto, no se acordaba. Lo nico que
saba era que aqul era el refugio al que ir cuando se senta como se senta
entonces.
Se sent en el peldao de siempre, pero haba crecido y el cuerpo no le caba
como antes. S, realmente haba pasado mucho tiempo y l haba dado un estirn,
como deca la abuelita. Tena las piernas tan largas que asomaban por las perneras
de los pantalones como palitos de piruleta.
No cerr los ojos porque, cuando estaba all, nunca los cerraba, pero dej
vagar la mirada, relajada y sin enfocar la vista en el papel pintado cercano a la
ventana de la escalera de servicio, y dej que la calidez de aquel lugar lo invadiera.
La sensacin lleg como llegaba siempre, incrementndose suavemente a
cada latido del palpitar de aquel lugar. En aquella ocasin, sin embargo, las
punzadas de dolor de su mano tenan un ritmo propio que no se adecuaba al latido
ms pausado del lugar clido, y al principio aquello le perturb, crendole
inquietud. Pero el calor fue en aumento y se concentr en su mano hasta el punto
que le dio la sensacin de que le arda como si la hubiera metido en una hoguera, y
aquella aguda sensacin le hizo soltar una exclamacin.
Y entonces se encontr en un sueo. Esta vez no volaba, no. Esta vez
descenda por un pasadizo oscuro de fra roca reptando, deslizndose, aunque en
realidad no vea ms que sombras en un dbil resplandor rojo que pareca
El guardin de los sueos Orson Scott Card
330
aumentar cada vez que inspiraba para volver a apagarse enseguida. Rozaba los
lados o el techo del pasadizo y senta el fro de la piedra en la piel, pero ese fro no
le calaba porque tena mucho calor dentro de s.
El tnel se ensanch por fin y se encontr en una caverna amplia, extensa,
con estalactitas y estalagmitas, y con un fulgor diferente, de un rojo ms oscuro. El
aire era muy caliente, tan caliente como el dolor de la palma de la mano de
Michael, as que se creaba una especie de equilibrio que a l no le resultaba
incmodo. Era una caracterstica de aquel lugar, nada ms. Se desliz entre las
estalagmitas, sintiendo cmo arrastraba el cuerpo entre ellas, cmo serpenteaba
con facilidad para rodearlas, apenas rozndolas sin hacerse dao. Nunca se haba
dado cuenta de lo largo que era su cuerpo cuando soaba en aquel lugar, ni de lo
bien que poda encajar los brazos en los costados cuando los pegaba al cuerpo.
A medida que avanzaba, la cmara subterrnea se iba ensanchando e
iluminando y, poco despus, dej de tener estalagmitas. El suelo que tena bajo los
pies, bajo el vientre, era irregular pero suave al mismo tiempo, como la superficie
del agua hirviendo... si fuera posible petrificar el agua hirviendo.
Lleg a la orilla de un mar subterrneo, slo que ese mar era de roca fundida
que bulla y burbujeaba y ola a azufre. La vaharada de calor que emanaba del mar
era peor que la del horno abierto de la abuelita cuando lo pona a plena potencia
para preparar un asado. Sin embargo, no tena ganas de retroceder y retirarse a un
lugar ms fresco. Pareca como si aquello crease un eco en su fuego interior y sinti
ganas de estar dentro, del mismo modo que senta ganas de tirarse a una piscina en
un da caluroso de agosto. El mar de roca fundida no estara fresco, pero su calor
intenso le producira el mismo tipo de alivio estando en su cuerpo actual.
Su cuerpo actual. Lo que soy cuando sueo de este modo: no un nio, un
nio dbil que anda sobre dos piernas y tiene una piel suave que se corta con
facilidad; no esa criatura temerosa que se esconde del mundo en unas escaleras de
servicio y huye de las risas de sus enemigos.
Enemigos? No tengo enemigos.
No tienes enemigos que se atrevan a dar la cara, pequeo humano
tembloroso.
Quin eres?
Soy el fuego.
Y al pensar eso, el cuerpo que tena Michael en sueos dio un salto, extendi
los brazos y las alas delgadas y fuertes, y vol en crculos muy por encima del mar
El guardin de los sueos Orson Scott Card
331
de magma hasta que, con unos sentidos que no saba que tuviera, percibi el techo
de la gran caverna, la cspide de aquella burbuja de aire en el interior de la tierra.
Y cuando alcanz el cenit de aquel cielo oscuro, se dej caer directamente al mar al
rojo vivo, y la mente se le qued en blanco, y Michael qued desmadejado,
inconsciente, en la escalera.
Recuper la consciencia tendido en los escalones, largo y sinuoso. Los bordes
de madera de los peldaos no se hundan en sus escamas resbaladizas y
emplumadas; tena las alas plegadas bajo el cuerpo y bostez con sus grandes
mandbulas.
No. Eso era con el otro cuerpo, no con el suyo. Se desperez y lo que estir
fueron unos brazos de nio, abri y cerr unas manos de nio, mir con unos ojos
de nio.
Estaba oscuro. Pero cuando haba subido al lugar clido ya casi haba
oscurecido, de modo que no poda saber cunto tiempo haba pasado. No poda
ser mucho, porque la abuelita habra ido a ver cmo se encontraba cuando los
dems hubieran terminado de cenar y, al no encontrarlo en su cuarto, lo habra
buscado en aquel lugar antes que en ningn otro.
Se puso en pie y se sorprendi de lo pequeo y ligero que era. Una hora
antes se consideraba alto y grande; al fin y al cabo, ya empezaba a ser una persona
mayor. Acaso no era ms alto que la abuelita y casi tanto como el abuelito?
Baj la vista hacia unas manos que no eran alas, y volvi a flexionar los
dedos. La mano vendada ya no le dola en absoluto, no senta ni siquiera un
hormigueo. La nica incomodidad se la produca aquel vendaje tan aparatoso.
Se llev la mano a la boca para morder el esparadrapo, pero record que
tena otra mano y se sirvi de los dedos para levantar el extremo del esparadrapo y
despegarlo. El vendaje que le haba hecho la abuelita tan a conciencia qued
deshecho en pocos instantes, y debajo ya no tena ninguna herida, ni siquiera una
cicatriz. En la mano slo le quedaba un poco de hilo negro en la palma. Lo elimin
de un soplido y ya no supo en cul de las dos manos haba tenido la herida.
Aquello le haba pasado al sumergirse en el mar de fuego? El fuego lo
haba sanado?
Me has curado?
Pero no percibi ningn pensamiento a modo de respuesta como le ocurra
en el sueo, slo leves ruidos: zumbidos, chirridos, corrientes.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
332
Y Michael supo, con absoluta certeza, que aquello no era el ruido del viento
en los desages, hacindolos resonar como los tubos de un rgano. Surga de la
habitacin cerrada y sin ventanas donde brillaba una luz potente a pesar de que
nunca entraba nadie a cambiar la bombilla. El ruido sonaba a maquinilla de afeitar,
a abrelatas elctrico, y l tena que saber, tena que comprobarlo, tena que verlo.
Subi las escaleras en un suspiro y mir por el ojo de la cerradura. La
estrecha rendija que haba abierto aos antes segua all y, por ella, como aos
antes, slo se vea una luz deslumbrante.
Tard un instante en apartar la cama de la puertecita del conducto de
ventilacin y meterse por ella. Dentro estaba oscuro, como siempre, pero esta vez
avanz a tientas entre las vigas, procurando tener localizada la siguiente antes de
retirar el peso de la anterior. Le daban igual las telaraas y las cucarachas, apenas
era consciente de la nube de polvo que se alzaba de las vigas cada vez que mova
una mano o un pie. En un momento dado sinti ganas de estornudar, pero contuvo
la respiracin porque no quera prender fuego a la casa.
Fuego? No escupo fuego cuando estornudo.
Quin eres t que me has curado? De quin es este cuerpo en el que
habito? Qu me impuls a arrojarme de cabeza al fuego?
Percibi un poco de luz ms adelante, muy lejos, en el otro extremo de la
casa. Eran unas tenues rendijas que, cuando se aproxim, vio que marcaban los
bordes de otra puerta de acceso al conducto de ventilacin, cerrada con un pestillo
rudimentario como el de la puertecita de su antigua habitacin del tico. Lo corri
y la puerta se abri fcilmente al empujarla.
Estaba en la habitacin delantera del tico, la del ventanal y el balcn que
daban a la calle, donde no haba ms luz que la procedente de las farolas de la
calle, la suficiente para crear aquellas rendijas de luz que enmarcaban la puerta del
conducto de ventilacin.
Pero segua oyendo el ruido de la habitacin cerrada con llave. Y all, frente a
la ventana, haba otra puerta. Aquella cerradura no estaba obstruida y de ella sala
un intenso resplandor. Cuando Michael hizo girar el pomo y tir de l, la puerta se
abri con facilidad.
La luz proceda de cuatro potentes focos colgados del techo, y los sonidos los
emitan cinco trenes elctricos que circulaban por unas vas que daban la vuelta a
toda la habitacin. La mesa que las sostena cruzaba incluso por delante de las
puertas, de tal modo que slo se poda entrar en la habitacin agachndose y
El guardin de los sueos Orson Scott Card
333
pasando por debajo de la mesa para salir al otro lado, donde te encontrabas en
medio de un mundo en miniatura de pueblos, estaciones de tren, viaductos,
tneles, colinas, granjas, ros y un mar a lo lejos.
Quin haba construido todo aquello? Por qu nunca poda verlo nadie?
Por qu funcionaban los trenes sin que hubiera nadie para jugar con ellos?
En un rincn de la habitacin pareca estar formndose una especie de
niebla. Michael la observ, fascinado, y advirti que era una nube formada por el
escape de las chimeneas de una pequea fbrica. En cuanto la nube se hubo
formado, empezaron a brotar de ella chispas de electricidad. Michael sinti que el
pelo se le pona de punta, como cuando frotas un globo y te lo acercas. Las chispas
crepitaban. Un rayo minsculo salt de la nube para caer en una va del tren,
seguido de un chasquido agudo, un trueno en miniatura. Michael percibi el olor a
ozono.
Cmo haban conseguido aquello? l nunca haba odo hablar de una
maqueta de trenes que incluyera fenmenos meteorolgicos. Y una tormenta,
nada menos! No llova, pero quizs estuviera a punto.
El humo segua saliendo de las chimeneas y ya cubra casi todo el techo,
amortiguando la luz de los focos. Los rayos caan aqu y all en las vas, por toda la
habitacin. Tras cada rayo, los trenes vacilaban un momento y despus seguan
circulando.
Michael percibi un movimiento con el rabillo del ojo y se volvi. Un tren?
No, el nico tren de aquella parte de la habitacin estaba lejos del movimiento que
haba visto.
Mir con atencin el paisaje pintado cubierto de lquenes, y volvi a captar
un movimiento. Era una liblula. Despeg del suelo cerca de la boca de un tnel.
Apenas poda seguir sus movimientos, porque cruzaba velozmente la habitacin
de un lado a otro... pero tena algo raro. En realidad no se mova como una liblula.
Su cola era larga, pero las alas no se parecan al borrn traslcido de las de una
liblula, sino que se agitaban como las de un pjaro. La criatura tena la piel tan
irisada como el cuerpo de una liblula y brillaba a la luz y cada vez que caa un
rayo.
Y no rehua los rayos. Al contrario, parecan atraerla y se arrojaba hacia ellos
como si quisiera absorber el ozono que quedaba flotando en el aire.
Te conozco, pens Michael.
Te conozco susurr.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
334
No me conoces, fue la respuesta que lleg a su mente. No me conocers
nunca. Eres incapaz de conocerme, pobre gusano.
Me curaste la mano. Me llevaste a volar contigo y me hiciste sumergirme en
el magma de las profundidades de la tierra.
Gracias susurr Michael.
Como respuesta, el minsculo dragn aceler justo cuando empezaba a
sonar el crujido de una chispa elctrica. Y, aunque slo por un instante, Michael
crey ver que centelleaba como si la luz brillara en su interior y como si fuera l
quien caa bruscamente sobre la va del tren elctrico, dejando a su paso el rastro
de un rayo.
Y desapareci.
Las luces se apagaron. Los trenes quedaron inmviles y en silencio. Michael
estaba ahora en la ms completa oscuridad, rodeado de silencio, olor a ozono y un
leve olor a quemado.
No puedes haber muerto pens Michael. Despus de todos los aos
que los trenes han estado recorriendo esta habitacin y los rayos cayendo, no
puedes haber muerto precisamente el da que he venido y te he visto. Debe ser as
siempre. Buscabas el rayo. Lo has cogido como un surfista coge una ola y has
cabalgado sobre l hasta la tierra. Tienes que estar aqu, en alguna parte...
En realidad no eres tan pequeo como el dragn que he visto en esta
habitacin. En mis sueos nunca he sentido que fueras pequeo.
Pero ningn pensamiento le lleg a modo de respuesta.
Quin haba construido aquella habitacin? Si forzaba su memoria, haba
algo... Alguien haba dicho que el padre del abuelito y la abuelita tena trenes
elctricos. Haba sido l, entonces? Pero cmo haba conseguido atraer hasta all
un dragn? No poda haberlo creado como cre aquella habitacin. Un hombre
slo puede crear a otros hombres o mujeres. El dragn lleg de algn modo hasta
la casa y ha vivido aqu durante toda mi vida. Mi dormitorio est en el cuarto de al
lado. Cuando miraba por el ojo de la cerradura, estaba buscando al dragn; cuando
me sentaba en el lugar clido, senta los latidos de su enorme corazn. Senta que
su vida me dominaba como un sueo, comparta sus recuerdos. l me ha curado la
mano. Qu soy yo para una criatura as? Un animal de compaa? Un amigo?
Un criado? Un hijo? Su futura presa?
Michael se agach para pasar por debajo de la mesa, sali del cuarto de los
El guardin de los sueos Orson Scott Card
335
trenes y cerr la puerta. Cruz el conducto de ventilacin tanteando el camino y
sali de nuevo al dormitorio de su infancia.
Baj un piso hasta su dormitorio actual, quit todas las mantas y sbanas de
su cama y las subi por las escaleras de servicio a su antigua habitacin. Saba que
no poda dormir en la cama de nio, de modo que las extendi en el suelo. Volvi a
bajar a su cuarto y recogi el resto de sus cosas, que en realidad no eran muchas:
ropa, los libros del colegio y algunos juguetes, juegos y herramientas. Le bast con
tres viajes para estar instalado de nuevo.
Slo entonces oy el traqueteo de los chicos subiendo en tropel por las
escaleras hacia el segundo piso, el agua que corra en los baos, charlas, risas, y
algunas quejas y lamentos. Record entonces que aquel da tocaba ensayo general
de Como gustis, la obra que representaran en Ao Nuevo. Seguramente lo haban
sustituido; apenas tena un par de papelitos, porque todava era demasiado
pequeo para aspirar a un papel principal en una obra de mayores. Seguramente la
abuelita crea que dorma y no haba querido que nadie lo despertara.
Pero el ensayo ya haba terminado y todos se iban a la cama. La abuelita ira
a buscarlo, a preguntarle si tena hambre, a interesarse por su mano.
Sali a las escaleras de servicio y empez a bajar precisamente cuando ella
empezaba a subir.
La abuelita vio los restos del vendaje tirados en los escalones.
Por qu te lo has quitado? pregunt, enfadada. Has hecho una
tontera.
Estoy mejor le asegur Michael.
No seas absurdo. La herida tardar das en cerrarse del todo, incluso con
los puntos. Ensame cmo la tienes.
As que ella subi unos cuantos escalones, l baj otros tantos y le ense la
mano.
No seas bobo, Michael le reprendi la abuelita. La que quiero ver es la
mano del corte.
Es sta le asegur l, ensendole la otra.
Ella sostuvo las dos manos de Michael entre las suyas, con las palmas vueltas
hacia arriba. Mir de una a otra, y despus lo mir a los ojos.
Qu hacas aqu?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
336
Me he trasladado otra vez a mi antiguo cuarto explic. Quiero volver
a dormir en mi antiguo cuarto.
La cama es demasiado pequea.
Pues dormir en el suelo.
Qu le ha pasado a tu mano, Michael?
Supongo que no era tan grave como creas susurr l.
No seas absurdo. S lo profunda que era la herida, y no se te habra podido
curar de esta manera aunque slo hubiera sido un rasguo. Qu has hecho?
Sub al lugar clido de las escaleras y me qued dormido.
Ella lo mir otra vez fijamente a los ojos. Y quiz viera que no menta, o
quiz viera algo ms, algo que le impidi seguir interrogndole. Quiz viera los
ojos del dragn, un atisbo de los ojos del dragn mirndola a ella.
Yo no he vuelto a subir dijo en voz baja. No desde que, siendo nia,
mi madre me mand a buscar a mi padre para cenar. Llam a la puerta del cuarto
de los trenes y, como no me oy, la abr.
Qu viste? pregunt Michael.
Qu has visto t? pregunt ella a su vez.
Trenes dijo l.
Y qu ms?
Rayos.
Ella se estremeci.
Qu crees que haca mi pap all dentro, Michael?
No lo s dijo l. Deba de tener mucho talento con... con las cosas
elctricas.
Slo era un hombre corriente. Rico, claro est. Gracias al teatro. Tena
muchos teatros en los tiempos del vodevil. Pero no por eso podra haber creado...
Fenmenos meteorolgicos dijo Michael.
Has entrado confirm ella.
Me sera ms fcil si me dieras una llave sugiri Michael. No se lo
contar a los dems, no dejar pasar a nadie. Pero, ahora que ya lo he visto, no
El guardin de los sueos Orson Scott Card
337
puedes impedirme que entre.
Es peligroso dijo ella.
Tambin lo es cruzar la calle.
Es una comparacin increble de puro perversa, Michael.
No morir en ese cuarto.
Pap slo estaba realmente vivo ah dentro coment ella. A veces
pasaba semanas enteras sin salir apenas y, cuando lo haca, era como si viviera en
un sueo, como si nosotros no fusemos reales. Slo era real el cuarto del tren.
Yo s lo que es real le asegur Michael.
Hablar con Henry. Quiero decir, con el abuelito.
Te quiero, abuelita.
Porque crees que te dar lo que quieres?
Porque eres buena.
Si yo fuera buena de verdad, me marchara de esta casa llevndote
conmigo y no te dejara volver nunca dijo ella. Si te quisiera de verdad...
Yo volvera. Me he criado en el corazn del dragn.
Los ojos de ella se inundaron de lgrimas.
Pap hablaba de dragones. Era parte de su...
No estaba loco asever Michael. Viven en el fuego. El fuego que est
debajo de la tierra es su hogar. Y vuelan en busca de los rayos. Ascienden en la
tormenta y buscan los rayos. Cuando alcanzan uno, bueno, bajan a la tierra
montados en l.
No me cuentes ms. No puedes haber heredado su locura, por tus venas
no corre la sangre de pap.
No estoy loco.
Es la casa. No deb dejarte dormir en el tico... no deb hacerlo.
Ha venido a esta casa porque le encantan los rayos y aqu hay mucha
electricidad. Por las luces del teatro del stano y por las que hay aqu arriba, y en
las vas, y en los trenes. Eso es todo. No es locura, es la verdad. Surgi de la tierra
porque toda esta electricidad lo llam.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
338
Cmo lo sabes?
Porque he sentido su ansia. Yo tambin la senta, fue lo que me hizo entrar
en el cuarto de los trenes, fue lo que me atrajo, ahora lo s. l est por toda la casa.
No importa dnde me hicieras dormir. Abuelita, lo conoc cuando sent los latidos
de su corazn aqu, en las escaleras de servicio.
Y cundo fue eso? pregunt ella en voz baja.
El mismo da que llegu respondi l. Cuando el abuelito y t me
hicisteis subir las escaleras y me dijisteis que vivira aqu para siempre. Sent los
latidos de su corazn mientras subamos las escaleras, y supe que estaba de verdad
en mi casa. Porque aqu haca calor. Y yo no haba sentido nunca un calor como
aqul.
Por qu no me contaste lo que te pasaba?
Porque no lo he sabido hasta hoy. Hasta ahora, que lo he dicho en voz alta.
Se inclin, porque estaba dos peldaos ms arriba que ella, y la bes en la
frente.
Te quiero, abuelita. Y no te preocupes, aqu estar a salvo. Tendr cuidado,
pero no tengas miedo por m. Mira.
Le ense las manos.
Me ha curado. Ha pasado de verdad. l vela por m.
Pero mientras lo estaba diciendo supo que no era verdad. Los dragones no
velan por los seres humanos. A los dragones no les importan los seres humanos.
La abuelita se llev las manos a las mejillas.
Que Dios nos asista, Michael.
Y l no encontr respuesta a eso. Si Dios nos asiste, nos asiste por medio de
otras personas pens. Fuisteis el abuelito y t quienes me recogisteis cuando
necesitaba un hogar; pero puede que fuera Dios quien hiciera que fueseis mi ta
abuela y mi to abuelo. El que me cur la mano fue el dragn, pero quiz Dios me
trajo a la casa donde vive el dragn. O puede que no.
Tengo hambre se quej Michael. Queda algo de cena?
S dijo ella, sobreponindose. S, claro. Te he guardado algo caliente en
el horno. Pastel de carne picada con pur de patatas.
Qu asco brome Michael rodendola con un brazo, acompandola
El guardin de los sueos Orson Scott Card
339
escaleras abajo. No s por qu te empeas tanto en envenenarnos con cosas as.
Te he guardado media fuente porque s cunto te gusta.
Slo media? Si no he comido nada desde el desayuno...! En qu estabas
pensando?
No te las des de listo conmigo.
Prefieres que me las d de tonto? Eso lo s hacer.
No, no sabes sonri ella. Para hacerse el tonto hay que ser listo de
verdad.
Era una vieja broma suya, pero en aquel momento pareca mucho ms
cargada de significado, casi un presagio. Por otra parte, ahora que conocan
mutuamente sus secretos, algunos por lo menos, cualquier cosa que dijeran sonara
de ese modo.
La grgola en forma de dragn de la casa de la calle Adams vierte agua por
la boca siempre que llueve, y el agua cae en los adoquines de lo que antes fuera un
jardn y, cuando la tormenta es fuerte, empapa los zapatos de todo el que est
frente a la puerta. La casa es tan poco corriente con su estilo gtico entre casas
victorianas, con el jardn adoquinado y con ese torrente de chicos que entran y
salen a todas horas, que a veces gente de todos los puntos de la ciudad se acerca
slo para ver La Casa del Viejo Dragn.
Nadie adivina que, todas las noches, en una habitacin del tico, el viejo
dragn vela por el nio dormido cuyo cuerpo est creciendo, cuyo cuerpo podr
usar algn da, podr ponerse algn da para escapar del cableado elctrico de la
casa, para ascender al cielo con un cuerpo vivo, buscar el rayo en la tormenta y
bajar en l de nuevo a la tierra.
Por desgracia slo puede hacer un viaje con cada cuerpo, pues el cuerpo se
quema en el viaje y se destroza al chocar contra la tierra mientras el dragn que
tiene dentro se hunde en las profundidades.
Pero un solo viaje en un solo rayo le basta a un dragn para seguir durante
mil aos.
Y cuando llegue ese momento al chico le encantar.
A todos les encanta.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
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NOTAS SOBRE EN LA CASA DEL DRAGN
Este relato estuvo a punto de ser la novela que al final fue Calle mgica.
La idea empez con el dragn. Me haba comprometido con Marvin Kaye a
enviarle algo para una antologa de relatos sobre dragones que estaba recopilando,
y quise ofrecerle algo distinto a los dragones corrientes.
Lo que se me ocurri fue que los rayos que caen a la tierra pueden ser
dragones. Mejor dicho, que los dragones pueden cabalgar en el rayo y extraer de l
su energa. Y si los dragones vivan de la electricidad? Y si eran criaturas que
ascendan con las tormentas elctricas y viajaban mil kilmetros con el frente
tormentoso hasta que se disipaba la electricidad?
Y entonces se me ocurri que, a lo largo de la historia, los rayos habran sido
prcticamente la nica fuente de energa de la que podran haberse alimentado los
dragones. En la actualidad, sin embargo, tenemos muchas casas que son
prcticamente nidos elctricos, una habitacin tras otra atestada de cables.
Y si los dragones slo eran visibles cuando salan a cabalgar los rayos? Pues
bien, ahora no les hace falta porque pueden vivir como drogadictos, absorbiendo la
electricidad de las casas y de los edificios.
De acuerdo, ya tena mi dragn y una casa en la que poda vivir. Pero
quines compartan la casa con l y qu significara para esas personas el dragn?
El relato me fue creciendo en la cabeza hasta que casi llegu a tener
demasiado material con el que trabajar. Pod la historia cuanto fui capaz, pero no
pude resistirme a darle un principio muy lento para presentar la historia de la casa
en la que viva el dragn.
Cuando me met de lleno en el relato, me gustaban tanto los personajes que
no era capaz de llevarla hasta el final que tena pensado: un viaje expiatorio sobre
el rayo, un dragn con un nio sobre su lomo que le obliga a autodestruirse y
liberar la casa y el tesoro que contiene.
Al fin y al cabo, era para un libro que se iba a titular Quinteto de dragones, no
Una novela de Orson Scott Card y cuatro relatos de otros autores. Necesitaba un final
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redondo para En la Casa del Dragn, de una extensin aceptable.
El resultado es que el relato termina precisamente cuando las cosas empiezan
a ponerse interesantes. Haba escrito una novela corta como un principio de novela
larga.
Pero no me preocup porque iba a escribir la novela, no? Tena un buen
contrato con Del Rey para escribir otra fantasa contempornea como
Encantamiento. Y aunque llevaba muchos aos dndole vueltas a la idea de Calle
mgica, me aterrorizaba escribir ese libro, porque casi todos sus personajes
importantes eran afroamericanos, y yo saba que lo iba a echar a perder, aunque
me ayudaran amigos que se haban criado en el entorno de la clase media alta
negra de Los ngeles.
De modo que, como ya me haba puesto a ello, estaba dispuesto a presentar
la versin novelada de La Casa del Dragn antes de la fecha lmite. Entonces mi
mujer me hizo ver que el relato todava no se haba editado, que la antologa no
haba aparecido y que era muy probable que la novela que escribiera para Del Rey
se publicara antes que la antologa. Si me basaba en La Casa del Dragn para
terminar la novela, estara quebrantando la clusula de exclusividad de mi
contrato para la antologa.
Y eso no est nada bien.
De modo que volv atrs y me obligu a m mismo a tragarme mis miedos y
a escribir de una vez Calle mgica.
Algn da volver a meterle mano a este relato, sin embargo, y ver si soy
capaz de escribir el libro que creo que merece ser.
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Inventando amantes telefnicos
Queris saber cmo era la vida de Deeny? Pues se puede resumir en la frase
que dijo su padre cuando se compr un telfono mvil: Quin diablos te va a
llamar a ti?
Deeny dijo lo que deca siempre que su padre, tambin conocido como
Huellas, la despreciaba. Nada. Sali de la habitacin sin ms, que era lo que quera
Huellas. Pero tambin lo que quera Deeny. La verdad era que en eso estaban
completamente de acuerdo, y dado que su relacin consista casi enteramente en
que Deeny saliera de cualquier habitacin en la que se encontrara su padre, podra
decirse que vivan en una armona casi perfecta.
En la cocina, su madre estaba descongelando palitos de pescado y cortando
rodajas de pepino. Deeny se qued all un momento, intentando adivinar qu cena
requera nicamente esos dos ingredientes.
Tienes una espinilla, querida le advirti su madre, intentando ser til.
Siempre tengo una espinilla, mam reconoci Deeny. Tengo diecisiete
aos y el cutis de una caca de perro.
Si te lavaras...
Si no comiera chocolate, si no comiera grasas, si me pusiera Oxy-500, si no
tuviera los genes que me habis legado Huellas y t...
Preferira que no llamaras as a tu padre. Ni siquiera tiene sentido.
Venga, mam, que t le lavas la ropa interior...
Es porque todo el mundo lo pisa en el trabajo. Casi me da pena el viejo.
La madre, sin emitir sonido alguno, articul exageradamente con los labios
las palabras: Puede orte.
Venga, mam, ya sabes que en el trabajo es un don nadie. A sus cuarenta
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aos lo nico que ha conseguido en la vida es dejarte embarazada. Y slo lo
consigui una vez.
Deeny haba ido demasiado lejos, como de costumbre. Su madre se volvi
hacia ella con el rostro enrojecido.
Sal de esta cocina, seorita. Y tampoco te mereces que te llame seorita.
Menuda boca!
Deeny ya se haba metido la mano en el bolsillo. Puls una tecla del telfono,
que son al instante.
Perdona, mam la interrumpi. Alguien quiere hablar conmigo.
Su madre se qued mirndola con un palito de pescado en la mano. Deeny
mir ostensiblemente su telfono.
Oh, no. Otra vez el pesado de Bill.
Puls la tecla roja.
Quin es Bill?
Un chico que me llama a veces explic Deeny.
Slo hace un par de horas que tienes telfono mvil se extra su
madre. Si no queras que te llamara, por qu le has dado tu nmero?
No se lo he dado. Seguramente ha sobornado a alguien para que se lo pase.
Es un gilipollas...
Deeny, con esa manera de hablar pareces una cualquiera.
Pues no soy una cualquiera, soy un tesoro. T misma lo dijiste.
Cuando tenas cuatro aos y cantabas aquella cancioncita.
Aquella cancioncita que me hiciste ensayar horas y horas para poder
exhibirme ante tus amigas.
Estuviste encantadora, les gust mucho. Y a ti tambin. Nunca he visto que
te desagradara tener pblico.
Ah, s? No me digas.
Sali de la cocina sujetando el telfono mvil sobre la cabeza como si fueran
unas castauelas, y se fue a su cuarto.
Cuando lleg, se ech de espaldas en la cama, sintindose enferma y
perdida. Todo habra sido distinto si sus padres no hubieran tenido siempre la
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razn. Pero la tenan. Tal como aseguraba su padre, era una fracasada. No era una
seorita, ni riqusima, y seguramente habra sido una cualquiera si hubiera
conseguido que alguien la mirara siquiera. Qu importa ser o no ser una
cualquiera si nadie te compra?
Aunque intentaba bloquear mentalmente todo lo que dijera Huellas, l se
encargaba de que no se olvidara ni un solo da de lo trgicamente fracasada que
era como ser humano. Era como si no soportara verla satisfecha de s misma ni un
instante. Le ponan un sobresaliente en clase?: Sigue estudiando, nia, que no
vas a tener un marido que te mantenga. Se compraba un top nuevo?: Por qu
no dejas que se lo compre alguna que se pueda poner esas cosas?
En la oficina, los das que iba a ayudar despus de clase, intentaba hacerlo
todo bien, pero nunca pareca suficiente. Y si intentaba hablarle de lo que fuera,
donde fuera o en el momento que fuera, l pona cara de impaciencia y
aburrimiento, y apenas haba pronunciado dos frases cuando soltaba: Algunos
tenemos cosas que hacer, Deeny, quieres ir al grano?
Todo habra sido distinto si no hubiera estado de acuerdo con l. Pero era
verdad que estropeaba todo lo que tocaba, era verdad que en la escuela la trataban
como a una leprosa. Los chicos no la llamaban nunca. Los chicos ni siquiera la
miraban nunca.
No es que le faltaran amigas, no, tena bastantes. Bueno, dos. Y, pensndolo
bien, eran dos perdedoras como ella. Pero cuando estaban juntas alimentaban
mutuamente sus locuras y se consideraban superiores al resto de los alumnos.
Rivka, alias Becky, se burlaba siempre de las chicas ms populares: que si
eran como ovejas, siempre empeadas en vestirse igual y peinarse igual y hasta
ensear igual el centmetro y medio de tripa plana, sin grasa, entre el top cortito y
los vaqueros ajustados. Deeny no deca nada, pero cuando vea aquellas cinturas
perfectas apenas poda resistir la tentacin de pellizcarse el pequeo micheln de
dos centmetros para recordarse que los tops cortitos y los vaqueros ajustados slo
eran un sueo para ella.
Lex, por su parte, que haba intentado que la llamaran Luthor en quinto y
Alexis en noveno, a lo que las otras dos haban respondido llamndola Puaj todo
un mes, siempre se burlaba de las cabeza de chorlito. Se burlaba incluso de las
listas... sobre todo de las listas. Deeny quizs hubiera apreciado mejor el ingenio de
Lex si sta hubiera sido realmente ms lista que las chicas de las que se burlaba;
pero la mitad de las veces era Lex la que se equivocaba, y las tres quedaban como
idiotas.
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S, Deeny tena amigas, en efecto. Como otros tienen imptigo.
No las despreciaba. No, las apreciaba bastante; pero saba que desde el punto
de vista social habra estado mejor sola que andando con esas dos judas
agresivamente hostiles, como ambas se empeaban en definirse.
A la maana siguiente, durante el viaje de ida en el autobs escolar (otra
marca de Can que llevaba grabada en la frente), Deeny ensay mentalmente cmo
entrar en el instituto por otra puerta y evitarlas todo el da, salvo si coincida con
ellas en clase, lo que suceda en todas menos en la de coro porque ninguna de las
dos saba cantar una sola nota sin desafinar.
Pero cuando lleg al instituto ya estaba pensando en otra cosa, en su telfono
mvil para ser exactos. Hasta que oy el saludo de Becky, su eternamente alegre
Hola, pajarito sin cola!, no record que haba planeado una maniobra de
evasin.
Oh, qu diablos! Su estatus social ya no tena salvacin, y adems le daba
igual, y adems tena su telfono. Aunque nunca tendra el valor de utilizarlo.
De modo que Becky y Lex fueron juntas hacia la puerta principal, hablando
casi a gritos para que todos oyeran sus groseras.
Tendremos las tetas tan grandes por ser judas? pregunt Lex. O
ser porque nuestras antepasadas vivieron tantos siglos en Europa del Este que se
quedaron como vacas de tanto comer borscht y patatas?
Yo no tengo las tetas grandes susurr Deeny. Casi no tengo tetas.
Por eso me pregunto si no sers una shiksa en realidad dijo Lex. Por
qu te molestas en ponerte sujetador?
Porque tengo pezones aclar Deeny tristemente. Y si no me pongo
sujetador se me irritan.
No has odo hablar de las camisetas? apunt Lex.
Las dos me ponis enferma mascull Becky. Esas cosas no pasan por
casualidad. Dios da tetas grandes a las que quiere que tengan hijos. Las tetas atraen
a los chicos, los chicos traen a los hijos, Dios est contento y nosotras nos ponemos
gordas.
Es un midrash nuevo? pregunt Lex.
Entonces, Dios quiere que sea monja? dijo Deeny. Pues podra haber
completado el trabajo hacindome catlica.
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Ya te saldrn le augur Becky. Es que eres de desarrollo tardo, eso es
todo.
Si algo fastidiaba ms a Deeny que el hecho de que Becky y Lex se jactaran
de sus ubres era que intentaran consolarla por sus pechos imperceptibles. Porque
la verdad era que a ella no le importaba. Cuando miraba a las otras dos, crea que
tener sus tetas sera tan cmodo como llevar dos libros gordos de texto a todas las
clases todo el da.
As pues, mientras ellas maldecan sus enormes senos (al tiempo que los
sacaban tanto que apenas eran capaces de abrir la taquilla), Deeny jugueteaba con
la mano que tena metida en el bolso. Le daba vueltas a su mvil entre los dedos. Y
en un momento dado, sin ser consciente del todo, puls una tecla y el telfono
son.
No hizo caso del primer timbrazo.
Ah, esos retrasados que se traen el mvil a la escuela... buf Becky. Y
la mayora ni siquiera son traficantes de drogas. Para qu lo quieren entonces? Es
que hay algn tipo de emergencia en la que alguien diga: Deprisa, llamen a un
adolescente! Gracias a Dios que ahora todos llevan telfono mvil!?
El momento perfecto, pens Deeny. Porque se haba sonrojado al
imaginarse la vergenza de sacar el mvil delante de Becky en aquel preciso
instante. De modo que... sac el mvil y puls la tecla verde.
Lo nico que consigui fue que dejara de sonar el tono de llamada y marcar
el ltimo nmero al que haba llamado. Claro que, como era el de su casa y all no
haba nadie durante el da y sus padres del siglo pasado no se molestaban en tener
contestador, qu poda pasar de malo?
Se llev el telfono al odo y se apart de sus dos amigas. Al hacerlo, vio que
tanto Becky como Lex ponan su cara de: Ay, Dios mo!
Ahora no le susurr Deeny al telfono.
Se ha vendido al enemigo sentenci Becky.
Deeny supo que no hablaba en serio.
No repiti. Ya te he dicho que no.
Me lo tema. Se ha vuelto una traficante asegur Lex.
Tener mvil le debe costar hasta el ltimo centavo que gana en la oficina
de su padre dijo Becky. Hay que estar desesperada para hacer eso.
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Puede que se lo paguen sus padres.
No creo. Shakespeare se inspir en la madre de Deeny para crear a Shylock
y en su padre para Simon Legree.
Ah, claro! La clebre obra de Shakespeare La cabaa del to Hamlet.
Mientras las otras dos seguan chismorreando, Deeny se alej un poco ms
de ellas y dijo en voz muy baja, tan baja que estaba segura de que todos los que la
rodeaban la oiran:
Ya te he dicho que no puedo hablar aqu. Y no, no estaba fingiendo.
Despus puls la tecla roja, desconect el telfono y se lo meti bruscamente
en el bolso.
Becky y Lex la miraron escpticas.
Ah, vale! exclam Lex. Cmo que fingiendo? Fingiendo qu? Un
orgasmo?
No se lo tragaban.
Deeny no dijo nada, tena que seguir adelante con la farsa. Logr enrojecer
de vergenza, se acerc a su taquilla y la abri. Ni siquiera tuvo que marcar
ninguna combinacin, haba roto la cerradura el primer da de escuela y se
empeaba en no guardar en la taquilla nada que le importara conservar.
De modo que no ha vuelto el duende de los deberes dijo.
Ah, ahora finge que no quiere hablar del tema se mof Becky. Como
que nos vamos a creer que no se est muriendo de ganas de soltarnos alguna trola
sobre su novio imaginario.
No hay ningn novio dijo Deeny.
Dame eso dijo Lex.
Y antes de que ella se diera cuenta, ya le haba arrancado el bolso del
hombro. Un instante despus tena en la mano el telfono mvil.
Eh, devulveme eso! protest Deeny.
En cuanto lo hubo dicho, record todas las veces que uno de los chicos nazis
(es decir, populares) le haba arrebatado algo (un bocadillo, los deberes), y lo ftil y
pattica que pareca siempre cuando deca, lloriqueando: Eh, devulveme eso,
devulvemelo, no lo tires ah, por favor, por favor! Asqueada por ese recuerdo
cerr la boca, se cruz de brazos y se apoy en la taquilla con actitud estoica. Le
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habra quedado perfecto de no ser porque la taquilla estaba abierta y se cay
dentro.
Mientras sala torpemente, Becky le dedic una sonrisa burlona.
Sabes? Si tuvieras tetas no te caeras dentro de la taquilla. Al menos, de
lado.
Gracias por recordrmelo.
Repetir ltima llamada dijo Lex, pulsando la tecla. Estaba mirando la
pantallita LCD y reconocera enseguida el nmero de telfono al que haba
llamado mil veces desde que se haban conocido en cuarto.
Pero Lex no coment nada. Y, cuando se llev el telfono al odo, abri
mucho los ojos.
Pe-perdn tartamude. Me he equivocado de nmero.
Puls la tecla roja y le devolvi el telfono a Deeny, ruborizada.
Deeny no saba que Lex fuera capaz de ruborizarse.
Y bien? pregunt Becky.
Pregntaselo a Deeny contest Lex. Al parecer, se ha estado viendo
con alguien sin decirnos nada.
Deeny estaba atnita, Lex le segua el juego. Increble.
Que se ha estado viendo con alguien? exclam Becky. Se ven con
alguien los adultos que tienen amantes. Las chicas de secundaria salen. Y salen con
chicos, no con alguien.
Pues a m me ha parecido que se ve con alguien contraatac Lex. Si
no me crees, dale a repetir ltima llamada.
Ni hablar neg Deeny cuando Becky se dispona a coger el telfono.
Las amigas de verdad no espan. Ni piensan que estoy mintiendo.
Lo deca en serio, pero tuvo que acompaarlo con una sonrisa porque, al fin
y al cabo, si Lex estaba siguindole el juego, no quera enfrentarse a ella. No
obstante tena que hacerse la enfadada, porque si Lex le hubiera quitado el telfono
pero despus no le hubiera seguido el juego se habra enfadado. Y saba que se
habra enfadado porque estaba enfadada.
Debe de tener unos veinticinco aos inform Lex. O es mecnico de
taller, o asesor financiero...
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Ah, claro, los que tienen esas dos profesiones tambin tienen la misma
voz... ironiz Becky.
Tienen una actitud parecida, as en plan yo-lo-s-todo-y-t-sabes-menos-
que-un-mosquito dijo Lex
Bueno, y qu ha dicho?
Pues: Hola, Deeny. Como si tuviera identificador de llamadas.
Los nmeros de mvil no aparecen en los identificadores de llamadas.
A lo mejor tiene un mvil especial y slo le ha dado el nmero a Deeny.
A lo mejor ha sido l quien le ha regalado el mvil, y ella slo tiene su
nmero en llamada automtica insisti Becky, animndose. As que ella ni
siquiera paga el mvil.
Entonces ahora Deeny es una mantenida sentenci Lex, triunfal. Y por
eso l cree que la puede llamar cuando quiera y donde quiera. Slo que ella echa
de menos su independencia y quiere romper con l, pero l no lo acepta y empieza
a perseguirla, y a hacerle fotos con cmaras espa, y despus las cuelga en Internet
con el cuerpo de otras mujeres para que sean verdaderamente pornogrficas.
Ah, piensas que mi cuerpo no es lo bastante sexy como para ser
pornogrfico? intervino Deeny.
S, s que lo sera... aunque slo atraera a los hombres a los que les gustan
los chicos.
Quin es? pregunt Becky. Olvdate de tanta tontera y dinos quin te
ha dado ese mvil.
Deeny advirti que la broma de Lex se haba convertido de repente en la
verdadera historia: el telfono se lo haba dado un novio suyo. Y no le pareca
bien hacer que ellas se creyeran esa mentira, aunque se haba comprado el telfono
precisamente para contarles esa mentira.
Es mo y lo pago yo con mis ahorros confes Deeny. Slo me puedo
permitir los tres primeros pagos, as que despus tendr que cerrar la cuenta. Lo
compr para poder fingir que tena novio, aunque no pensaba intentar engaaros a
vosotras.
Ja, ja dijo Lex, sarcstica.
Entonces, no nos lo quieres decir? insisti Becky.
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No llamaba nadie, de verdad repiti Deeny. Slo lo he fingido porque
me fastidia que intentis consolarme porque las copas de mi sujetador son de la
talla A-. Dselo, Lex. Ya puedes dejar de seguirme el juego.
Ella esperaba que Lex esbozara una sonrisa y dijera: Est bien,
Deenyboper, pero la expresin de Lex era fra y dura.
Como quieras, guapa. Supongo que prefieres contrselo a tus amigas de
verdad. Y se alej a paso vivo.
Becky alz los ojos al cielo.
Si quieres guardar el secreto, a m no me importa. Y a Lex ya se le pasar el
enfado, siempre se le pasa.
Lo s. La conoc tres aos antes que t, pens Deeny.
Gracias, Becky. No voy a llevarlo ms. En todo caso, era una idea tonta.
Sobre todo, si ninguna de las dos me creis cuando os cuento la pura
verdad.
Fueron juntas a clase de clculo infinitesimal, que era una manera infernal de
empezar el da. Sobre todo teniendo en cuenta que cuando terminasen el instituto
no tenan la menor intencin de emplear un logaritmo en toda su vida. La
asignatura era obligatoria porque, justo antes de su segundo ao de secundaria, el
distrito haba aprobado un reglamento nuevo que obligaba a todos los alumnos de
secundaria a cursar cuatro asignaturas de matemticas. Y como ella ya haba
aprobado con nota su primer curso, era demasiado tarde para hacer
recuperaciones y que en cuarto le tocara geometra.
Lo bueno del clculo infinitesimal era que, como ya haba pasado el primer
semestre, le bastaba con un aprobado justito en el segundo. La universidad por la
que haba optado la aceptara (o no) antes de que tuviera las notas de fin de curso.
Por tanto poda prestar la mnima atencin en clase, dejar vagar la mente. Y eso
hizo.
Hasta dnde pensaba llegar Lex? Tena que haber reconocido el nmero de
la casa de Deeny, tena que haber odo el ring-pausa-ring de un telfono sonando y
no una voz. Por qu estaba montando aquel numerito de amiga ofendida?
Nunca saba por dnde saldra Lex cuando se le meta algo en la cabeza.
Como aquella vez que Becky le dijo: Ay, hablas demasiado!, y Lex se pas cinco
das seguidos sin decir ni una palabra, nada, ni mu, ni siquiera cuando los
profesores le hacan una pregunta. Era como si se hubiera declarado en huelga. Al
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final Becky tuvo que suplicarle que dijera algo, cualquier cosa. Dime lo que sea,
aunque sea que me joda. Qu bromista, esa Lex. Eso s, de una manera exagerada
y gilipollas.
No us el telfono durante el resto del da, y al siguiente ni siquiera lo llev
al instituto, lo olvid en el cargador. El viernes s que lo llev, al fin y al cabo lo
estaba pagando, no?, qu diablos!
Ensayo de cmo animar al equipo. Asistencia obligatoria.
Animar a la fuerza, qu planteamiento ms nazi dijo Becky. Sieg,
Tigres.
Lex segua en plan desagradable, haciendo comentarios mordaces sobre la
vida secreta de Deeny, una vida de la que slo se enteraban sus amigas de verdad.
Y las desenvueltas animadoras, que improvisaban brillantes discursos diciendo
que nuestro equipo juega mucho mejor si nosotros, o sea, animamos a los chicos,
resultaban francamente irritantes. Sobre todo porque los chicos que asistan como
pblico tambin animaban y participaban en los gritos, los cnticos y las
aclamaciones... En fin, todo eso de la agitacin de masas. Y tampoco le sentaban
bien los comentarios mordaces que Becky mascullaba entre dientes.
Si quieres que se animen, prueba a no llevar bragas con esa faldita. Seguro
que los chicos juegan duros.
Qu gracia, Becky! Por qu no te res tanto como para caerte detrs de la
tribuna?
As que, en realidad, no le quedaba ms remedio que darle a la tecla de su
mvil e irse corriendo al borde de la tribuna para apartarse de todos y fingir que
quera hablar por telfono en privado.
Haba tanto ruido ambiental que no tena que inventarse ninguna
conversacin. Nada ms que aj, s, no, y rer y sonrer y despus imaginar que su
interlocutor le deca algo un poco atrevido, y esbozar la sonrisita de Uy, lo que ha
dicho!, y sorprenderse porque ha dicho algo guarro de verdad, y hacer una
mueca, pero dejando claro que le gusta orlo aunque finja enfadarse.
Un mecnico de veinticinco aos sucio de grasa pero con unos brazos tan
fuertes que levanta el coche a pulso para ponerlo encima del gato. O un asesor
financiero que nunca lleva nada debajo del traje, excepto la camisa.
Es que, nena, si tienes un rato para m, no quiero perder ni un segundo
dice.
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S, claro.
Que tu cara no refleje el s, claro, mema. Una risa. Una sonrisa un poco
ofendida. Despus, mustrate encantada. Y despus... S, estn mirando. No slo
Lex y Becky, tambin otras chicas. Te estn mirando a ti, te imaginas? Estn
espiando tu vida amorosa, aunque slo sea con el bip, bip, bip del telfono de casa.
Pero, ahora que lo pensaba, no oa ningn bip, bip, bip.
Quin habra descolgado el telfono? Su padre? Su madre? Quizs haban
vuelto pronto del trabajo y el telfono estaba sonando, y uno de los dos lo haba
cogido, pero no haba odo ningn: Diga? Diga?Quin es?, por culpa de todo
el ruido que haba en el ensayo de cmo animar al equipo.
Puls la tecla roja para colgar, se guard el telfono en el bolso y se qued
sentada, sin ms, contemplando la cancha de baloncesto con todas aquellas cintas
estpidas que alguien tendra que cortar antes del partido, as que no entenda por
qu se haban tomado siquiera la molestia de ponerlas. Me pregunto qu habrn
odo mis padres cuando se han puesto al telfono, y no me acuerdo de si he
hablado en voz alta sobre lo que el asesor financiero llevaba o dejaba de llevar.
Aunque lo haya dicho en voz alta, seguro que no lo han odo... pero tena la boca
pegada al micrfono y en casa no hay tanto ruido, de modo que lo ms probable es
que lo hayan odo y ojal haya sido mi padre... Ojal su padre hubiera odo que
alguien quera tener sexo con su hija la fracasada, chpate sa!
Pero si haba sido su madre...
Por favor, que no haya sido mam. Por favor, que no vaya a la farmacia a
comprarme condones ni me lleve al mdico para que me recete la pldora o el
diafragma o lo que sea que piense que es lo mejor para su pequea princesa de
pecho inexistente y que necesita anticonceptivos tanto como un pez necesita
desodorante.
Lex estaba sentada a su lado, muy cerca, inclinada hacia ella para orla
aunque hablara en susurros.
Quin es?
Deeny se volvi hacia ella... y se apart. Sus caras estaban casi pegadas. No
tenan a nadie tan cerca como para orlas.
T deberas saberlo mejor que nadie.
Por qu? Es alguien que conozco?
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No es nadie.
Slo es mi sueo, mi intento de fracasada pattica para que la gente crea
que tengo una vida amorosa, que hay alguien que se interesa lo suficiente por m
como para llamarme. Y no es que me importe lo que piense la gente, pero me
compr el telfono y he montado este pequeo espectculo, as que s que me
importa, verdad? Lo que demuestra que estoy tan desesperada como cualquier
otra fracasada. La gente huele la desesperacin como los perros, como los lobos, y
si son como pap, te atormentan porque saben que se saldrn con la suya porque
los fracasados no tenemos garras.
Lex se enfad. Se qued muy erguida en su asiento, mirando al frente,
contemplando el estpido ensayo en la que, una de dos, estaban representando el
Kamasutra vestidas de animadoras o intentaban formar letras con sus cuerpos. Pero
debi llegar a la conclusin de que enfadada no iba a conseguir lo que quera, as
que suaviz el gesto y se volvi hacia Deeny, apoy la barbilla en una mano y se
qued mirndola, pensativa.
Por la voz s que no es un chico comenz. Pensaba que podra ser un
universitario, pero... Por la forma en que te comportas, creo que es un hombre
casado.
Cmo puedes saberlo por su voz? dijo Deeny, harta ya de aquel juego.
Bueno, s que existe constat Lex. S que es un hombre. S que no
tiene voz de chico, no de chico de instituto.
Y Deeny, por fin, se dio cuenta de que Lex no menta. Haba odo algo de
verdad. Cuando le haba robado el telfono y llamado, haba odo una voz.
Lo que quera decir que alguien de su casa haba respondido.
Debi de ser mi padre aclar Deeny. Al nico telfono que he llamado
es al de casa. Mi padre deba estar en casa.
Lex puso los ojos en blanco.
Punto A: conozco la voz de tu padre, qu te has credo? Y punto B: vi el
nmero en la pantalla y no era el telfono de tu casa.
Bueno, pues no s quin podra ser, porque nunca he marcado ningn otro
nmero reconoci Deeny. Sera un nmero equivocado, en serio.
Un nmero equivocado desde el que responden: Yo tampoco puedo
dejar de pensar en ti, Deeny?
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Entonces Deeny lo entendi.
Hay que ver lo retorcida que puedes llegar a ser! S, estaba jugando con el
telfono, y s, era una tontera. Djalo ya, vale? Eres tan mala como los nazis por
burlarte de m. Djalo ya.
El asombro de Lex pareca autntico.
No me estoy burlando de ti. Creo que ests metida en algn lo, creo que
ests haciendo una tontera muy grande... o algo estupendo, y slo quiero saberlo
porque soy tu amiga. Pero si quieres guardarte el secreto, a m no me importa. Ni
me va ni me viene!
La ltima frase la dijo a gritos, porque Deeny ya estaba bajando por la
tribuna, huyendo todo lo deprisa que poda. Lex se lo crea. Lex no se burlaba de
ella. Lex haba hablado con alguien. Alguien que deca cosas como: Yo tampoco
puedo dejar de pensar en ti, Deeny.
Pero no haba nadie en quien Deeny no pudiera dejar de pensar. Slo haba
comprado el telfono para rerse de las chicas que tenan mvil y hablaban con sus
estpidos novios aunque los tuvieran a cincuenta metros y estuvieran
respondiendo apoyados en la taquilla. Aunque tal vez s que quera hacer creer a la
gente que tena novio (un hombre mayor que no iba al instituto), para parecer
misteriosa y madura, para que pensaran que, si en el instituto no se relacionaba
con nadie ms que con Becky y Lex era porque tena una vida fuera, una vida
mucho ms emocionante y peligrosa que la de los nazis de all.
Cuando Lex haba pulsado la tecla verde, alguien haba respondido al
telfono.
Ms all del gimnasio, en el bosquecillo donde se reunan los fumadores y
las parejitas para encender pitillos y acariciarse, Deeny sac el telfono, puls la
tecla verde y mir el nmero.
Era un nmero que no haba visto nunca, con un cdigo de zona que no le
sonaba. Una llamada de larga distancia. Ah, estupendo, slo faltaba que le
cobraran llamadas interurbanas. A ese paso se quedara sin telfono el primer mes.
Cuando se dispona a pulsar la tecla roja, oy:
Anoche so contigo, Deeny.
Aunque la voz sonaba aguda por el minsculo altavoz, Deeny se dio cuenta
de que era una voz masculina. Una voz grave con cierto humor. Y aquel hombre
saba cmo se llamaba.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
355
Deeny se acerc el telfono al odo.
Quin es? pregunt.
Tienes que dejar de aparecer en mis sueos, Deeny. Me despiertas y ya no
puedo volver a dormirme pensando en ti.
Cmo has averiguado mi nmero?
El hombre se rio.
Deeny, me llamaste t a m. No te acuerdas?
Te llam Lex. Mi amiga Lex. Fue ella la que puls la tecla. De todas formas,
cmo sabes mi nombre? Trabajas en la empresa de telefona mvil?
S tu nombre porque me lo susurraste en mi sueo contest l. S tu
nombre porque te lo susurraba mientras te quitaba la camisa y te besaba todo el
cuerpo hasta llegar a...
Deeny apret con fuerza la tecla roja y arroj el telfono entre la pinaza.
Uno de los fumadores que estaban por all se rio.
Oh, una pelea de enamorados! dijo.
No es asunto tuyo, joder! refunfu Deeny.
Si fuera asunto mo, joder, a la primera que jodera sera a ti respondi el
fumador. Sus amigos se rieron.
Deeny recogi el telfono.
No tengo tiempo para niatos.
Pero, mientras se alejaba, pens: Es la primera vez que un chico de este
instituto me hace un comentario sexual grosero. Y ha sido por culpa del telfono.
Maldita sea, esto funciona.
Demasiado bien. Se supona que slo era un juego para aparentar. Entonces,
quin era el tipo que responda al telfono?
Puls la tecla verde.
En la pantalla apareci el nmero de telfono de su casa. Son el bip, bip, bip,
pero no contest nadie. Ninguna voz de hombre.
Se volvi hacia la pareja que estaba besndose, acaricindose junto al roble
grande del centro del bosquecillo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
356
Qu inconstantes son los amantes! dijo. En un momento dado te estn
quitando la camisa y un minuto despus ni siquiera se ponen al telfono.
La pareja interrumpi su besuqueo el tiempo suficiente para volverse hacia
ella y mirarla con la boca abierta.
Tranquilos. Vosotros, a lo vuestro les aconsej, como si quisiera quitarle
importancia.
Y volvieron a lo suyo. l mova las manos por la piel desnuda de la chica que
quedaba entre los vaqueros y el top; ella jugueteaba con su trasero, las manos
metidas en los bolsillos del pantaln vaquero. Deeny sinti tanta envidia, tanta
rabia, que le entraron ganas de gritar. Sinti verdaderos deseos de pulsar la tecla
verde y proponerle a su misterioso interlocutor que pasara a recogerla, deseando
que viniera alguien que la deseara tanto que no fuera capaz de quitarle las manos
de encima. Con un poco de suerte tal vez fuera alguien que no dijera cosas como:
Si fuera asunto mo, joder, a la primera que jodera sera a ti.
Record el nmero de telfono desconocido, la voz que surga de l, la voz
imposible. Se estremeci pensando en eso. Mientras iba hacia los autobuses se
pregunt si el estremecimiento era uno de los primeros sntomas del amor.
No utiliz el telfono en todo el fin de semana.
El sbado, su madre fue a la sinagoga y Huellas sali al jardn y se agach
junto a la segadora de csped, simulando que entenda algo de mecnica, pero en
realidad ensendole a todo el barrio la raja del culo. As ofenda por partida doble
al Dios de Israel: por trabajar en sbado y por hacer que la idea de que el hombre
haba sido creado a su imagen y semejanza fuera realmente incmoda.
Deeny pensaba demostrar su fe sin trabajar y sus ideas progresistas sin ir a la
sinagoga. En esencia, se limit a quedarse tumbada e intentar leer tres libros
diferentes y una revista. Pero no poda concentrarse en nada porque segua
pensando cmo sera que un hombre (no un chico sino un hombre) le metiera la
mano por debajo de la falda y se la subiera y le besara la piel desnuda y... Que en
esa fantasa entrara su vientre fofo la estrope un tanto, as que iba alternando
entre imaginar que a l le gustaban los cuerpos con un poco de carne blanda y
blancuzca y que a ella se le tensaba la carne mgicamente, convirtiendo sus
msculos en los de una chica capaz de hacer cincuenta abdominales seguidos
varias veces al da.
Se dijo a s misma que era intil sacar el telfono. Quin iba a asistir a su
pantomima?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
357
El domingo consigui pasarse toda la maana sin sacar el mvil del bolso.
No lo toc hasta que su madre se ofreci a llevarla al centro comercial y, aun
entonces, slo lo cogi porque su padre, cuando ya estaban saliendo por la puerta,
grit:
No te llevas el telfono? Y si te llama tu enamorado?
Deeny, presa del pnico, se pregunt por un momento cmo poda saber lo
del hombre del telfono. Hasta que su madre respondi:
Querido, creo que Bill no era ms que una invencin.
Ah, s, Bill record su padre. No temes que te llame?
Deeny hizo memoria. S, el jueves les haba dicho que intentaba esquivar las
llamadas de Bill.
Aunque me llame, no quiero hablar con l.
Entonces, djame el telfono le orden su padre. Si llama, te lo quitar
de encima.
Deeny meti la mano en el bolso y sac el telfono. Pero se lo pens mejor y
volvi a guardrselo.
No, gracias.
Entonces, es que quieres que llame.
Su madre suspir.
Bill no existe, querido.
se sera mi mayor deseo, mam. Por desgracia, todava no se ha hecho
realidad apostill Deeny. Y salieron de la casa.
Haba sido una discusin muy rara. Huellas se burlaba de Deeny fingiendo
que se crea que un hombre intentaba llamarla, mientras que su madre la defenda
diciendo que era una mentirosa. Y lo era, claro. Aunque Bill era una mentira,
exista realmente un hombre que le hablaba por telfono. O, por lo menos, haba
existido. Y ya no se atreva a pulsar la tecla verde por miedo a que respondiera...
pero tambin por miedo a que no lo hiciera.
Cuando lleg el lunes, el telfono le pesaba como una losa en el bolso y
acarici la idea de dejarlo en casa sin ms. Incluso tom la decisin de dejarlo,
aunque apenas la mantuvo unos minutos. Tras el desayuno volvi a su cuarto para
sacarlo del cajn y meterlo en el bolso. Se dijo que era para que Huellas no lo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
358
encontrara e hiciera algo repugnante, como apuntar el nmero del mvil de su
desconocido, llamarlo y dejarle mensajes en el buzn de voz. Era muy capaz de
hacer una cosa as, aunque tambin pareca algo demasiado laborioso como para
que tuviera esa iniciativa.
De modo que de nuevo estaba en el autobs con el telfono en el bolso. Y, al
igual que el jueves y el viernes, lo encendi y lo prepar para que sonara el tono de
llamada cuando pulsara la tecla OK. Eso s, sin dejar de repetirse que no la iba a
pulsar. Estaba decidida a olvidarse de que llevaba un telfono en el bolso.
A menos que el telfono sonara. A menos que alguien le llamara a ella.
No la llam nadie.
Pero pas otra cosa.
Al parecer, haba corrido la voz. Se fijaban en ella chicos que normalmente ni
siquiera la miraban, como si fuera un chicle pegado en la acera que deban
esquivar para que no se les pegara al zapato. Pero aquel da interrumpan sus
conversaciones y la observaban; algunos con disimulo y la mayora abiertamente,
como si se hubiera olvidado de ponerse los pantalones. Incluso, en una ocasin,
oy las palabras un to mayor, y comprendi que Becky o Lex se haban ido de la
lengua.
Claro que, no era aquello lo que haba pretendido? No poda enfadarse con
ellas por haberle dado, no fama, pero s notoriedad. Aunque quiz no haban sido
ellas, quizs haba sido alguno de los chicos que estaban en las tribunas del
gimnasio animando al equipo. All tampoco haban tenido intimidad.
Estaban hablando de ella, y lo hacan con admiracin. O quiz no, quiz con
desprecio... por lo que deduca de las palabras to mayor; seguro que alguien
haba aadido un chasquido de desaprobacin o, ms directamente, un insulto del
tipo menuda puta. Vale, que la desaprobaran unos pringados como aqullos era
como ganar el Oscar y el Nobel juntos... aunque sin la estatuilla ni el dinero, claro.
A la hora del almuerzo, Lex y Becky tenan mucho ms que contar. Cuando
les asegur que no le haba vuelto a llamar y que no, no se haba acostado con l,
ellas le comentaron las grandes novedades que estaban en boca de todos.
Estn convencidos de que es universitario y un cerebrito del departamento
de fsica.
Un cerebrito, eso me gusta aprob Deeny.
Entonces, no lo es? pregunt Becky.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
359
La universidad es su pasado, no su presente y, decididamente, no su
futuro explic Deeny, como si lo supiera. Por la voz pareca universitario.
Hablaba con claridad, con confianza, y no le faltaban las palabras, tena todas las
que precisaba. Aunque tampoco es que hubiera dicho tantas.
Lo que yo he odo es que se trata de un hombre casado ms viejo que tu
padre, y que tiene una especie de complejo de Elctrica...
De Electra la corrigi Deeny. Como en A Electra le sienta bien el luto.
Por favooooor! exclam Lex, poniendo los ojos en blanco. Fui la
primera en descubrir ese libro de psicologa cuando estbamos en sexto y os cont
a las dos todas esas cosas del sexo raro.
Ests demasiado orgullosa de ser ms lista que nosotras, Deeny se quej
Becky. Es lo peor de ti.
Pero no tengo tetas, as que sigues pareciendo sexy cuando ests a mi lado.
Lex simul con gestos construir una pared entre ambas y dijo lo que deca
siempre:
Por favor, chicas, no os peleis. Vais a asustar a los nios.
As que todo el mundo habla... coment Deeny. Y qu puedo hacer
yo? Aparte de disfrutar, claro.
Aunque te parezca raro, nada de lo que dicen te favorece dijo Lex.
Acaso esperabais otra cosa? respondi Deeny. Al menos se fijan en
m.
Y qu piensas hacer si te llama la orientadora escolar? le pregunt Lex.
Y por qu me iba a llamar la orientadora?
Qu pregunta ms tonta. Ni siquiera haba terminado de almorzar cuando se
le acerc la seora Reymondo y le dijo:
Psate a verme, quieres, Deeny?
Cundo?
Cuando quieras.
Estupendo dijo Deeny. Le parece bien en julio?
Te parece bien ahora? insisti la seora Reymondo, con una sonrisa tan
suave como el papel de lija.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
360
Estoy haciendo la digestin.
Cuando est haciendo la digestin se tira muchos pedos apunt Lex.
Se han dado casos de gente que ha vomitado cuando Deeny se tira pedos,
sobre todo si ha comido ensalada de col aadi Becky. Tiene usted en su
oficina una papelera grande y resistente, seora Reymondo? sas con agujeros no
sirven de gran cosa en caso de vomitona.
La seora Reymondo solt una risita tan falsa como helada.
Sois muy ingeniosas, chicas, no estoy a vuestra altura. Cuando yo iba al
instituto, siempre me daban envidia las chicas listas.
Deeny se levant de su silla, saba que faltaba muy poco para que Lex hiciera
algo verdaderamente ofensivo, como tirar un falso vmito en su bandeja del
almuerzo o escupir leche por la nariz, algo que era capaz de hacer a voluntad.
Ahora mismo voy, seora Reymondo.
Y, en efecto, quera hablar de los rumores.
Deeny, sabrs que si te has metido en algn tipo de... relacin inadecuada,
siempre puedes hablar conmigo. Te garantizo discrecin absoluta.
Entonces, no obedece la ley? pregunt Deeny.
Cmo?
La ley dice que si conoce algn tipo de abusos a menores, tiene que dar
parte a las autoridades correspondientes.
Entonces, hay abusos?
No, no hay abusos. Estoy bien. Nadie se me est tirando, ni siquiera me
estn metiendo mano. Y eso es algo que no pueden decir la mitad de las chicas de
este instituto.
No s por qu eres tan hostil.
Ah, no. Se equivoca, seora Reymondo. Es usted la que parece estar a la
defensiva. Lo que tendra que decirme es: Cmo te sientes hablando de que otras
chicas tienen sexo y les meten mano?
S cmo te sientes asegur la seora Reymondo. Sientes que, al hablar
as, te ests rebelando de alguna manera contra la autoridad y que eres muy guay.
Pero yo no soy ninguna autoridad, bien lo sabe Dios, y lo que ests haciendo ahora
es darle un azote en el culo a alguien que lo nico que pretende es ayudarte.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
361
Ayudarme a qu?
Ayudarte a salir de una situacin que puede que se te haya escapado de
las manos.
Lo nico que me incordia es que me haga venir a su despacho y perderme
la mitad de la hora del almuerzo oyndola hablar de su culo y de los azotes que le
estoy dando protest Deeny.
Puedes marcharte cuando quieras concedi la seora Reymondo. Slo
espero que te acuerdes de cmo has tratado a una persona que slo quera ser tu
amiga.
Deeny se detuvo en la puerta.
A los amigos no les paga el estado, o el condado, o quien sea. Y los amigos
no me obligan a ir a su despacho.
Cuando tienes problemas, los amigos son las personas que te ayudan, con
independencia de que les paguen por ello o de que una niata que se cree tan lista
que sabe cmo mantener relaciones con hombres maduros los trate como una
mierda.
Por un instante, Deeny se sinti tentada de pedir perdn. Al fin y al cabo, si
realmente estuviera saliendo con un hombre y la relacin se pusiera rara o algo as,
quiz tuviera que recurrir a alguien, y quizs ese alguien fuera...
No, ese alguien nunca sera la seora Reymondo, cuya respuesta para todo
era que el patriarcado anglosajn se quedaba con lo que quera, y que por eso la
idea de igualdad para las mujeres y la gente de color era cosa de risa. A Deeny
siempre le irritaba que la seora Reymondo incluyera a los judos en su categora
de gente de color, cuando a simple vista se apreciaba que no lo eran. Como
tampoco lo era la propia seora Reymondo, que pareca recin llegada del norte de
Espaa y que era tan de color como el trmino medio de los espaoles.
De manera que Deeny no se disculp. Se limit a huir, dicindose que sin
duda otros alumnos habran tratado a la seora Reymondo con ms grosera que
ella. Y despus dud: quiz s y quiz no. Puede que yo sea la peor chica con la
que se ha encontrado nunca pens. Por qu hablo as? Por qu de golpe soy
tan desafiante? En todos mis aos de instituto siempre he actuado como un ratn,
sin fanfarronear ms que cuando estoy a salvo con mis amigas o sola. Y ahora les
hablo a los orientadores escolares como si fuera una especie de gamberra rebelde.
Todo lo que antes pensaba y slo les contaba a Lex y a Beck lo he dicho en voz alta
y no me han matado.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
362
Movida por un repentino impulso, meti la mano en el bolso y all mismo, en
el pasillo del despacho de la orientadora, hizo que su telfono sonara.
No habra nadie. l no poda estar ah. Pero poda fingir que reciba la
llamada de un amante imaginario y ver qu tena que decir la seora Reymondo al
respecto.
La orientadora sali de su despacho en ese momento y la vio sacar el mvil
de su bolso. Deeny le dio la espalda ostensiblemente y habl por telfono en voz
baja:
Vaya momento para llamarme. Estoy aguantando mucho por ti.
El telfono no sonaba.
No tienes nada que decir? insisti Deeny al vaco.
Crea que lo preferas as respondi el hombre.
El mismo hombre, pero con una voz ms varonil que nunca. Y, si bien sus
palabras podan ser de queja y disculpa, como las que dira el tipo de hombre con
el que saldra la seora Reymondo, su tono burln la hizo comprender que, en
realidad, no le peda disculpas ni nada parecido.
Estaba esperando que me llamaras confes Deeny.
Eres t la que tiene teclas que puede apretar le advirti el hombre. Y,
como Deeny no responda, aadi lo que ella esperaba que dijera: Quisiera estar
ah para apretrtelas se rio un poco de s mismo. Tocrtelas, en todo caso. Con
los dedos, quizs. O quiz con otra cosa.
Deeny se sonroj. Se le escap una risita nerviosa. Se preguntaba a qu teclas
se estara refiriendo, aunque lo saba perfectamente o confiaba en que lo saba o...
algo as. Aquello, aquella confusin era lo que senta una cuando estaba
enamorada, no? Sobre todo sabiendo que si la seora Reymondo oyera la otra
mitad de la conversacin acabara con las bragas a cuadros.
La edad legal son diecisis aos y yo tengo diecisiete susurr. As que,
por qu te lo piensas tanto?
Las cosas que puedo hacer por telfono son limitadas se quej l.
Precisamente.
Es un lmite al que tendremos que acostumbrarnos.
Entonces no haces ms que hablar. Es eso?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
363
S. Es eso.
Y la lnea qued muda.
Deeny no poda crerselo. Prcticamente le haba suplicado que se presentara
ante su puerta desnudo y l... l se la quitaba de encima sin ms y le colgaba?
Cuando Deeny se guard el telfono en el bolso descubri a la seora
Reymondo de pie, al otro lado del pasillo.
La edad legal son dieciocho aos gru la orientadora.
No hablaba de beber alcohol.
La edad legal para beber alcohol son veintin aos dijo la seora
Reymondo. La edad mnima en este estado para tener relaciones sexuales
consentidas son dieciocho aos.
Mi padre es abogado. Y usted no sabe de la misa la mitad.
Mi trabajo me obliga a saber de la misa bastante ms que la mitad. As que,
si ese tipo est intentando bajarte las bragas, t tampoco tienes derecho a decir que
s. Ah, por cierto, s que tu padre no es abogado. No le mientas a una orientadora
que se ha estudiado tu expediente.
Supongo que eso significa que lo sabe todo sobre m, que conoce todos los
anhelos de mi corazn adolescente. Usted s que entiende a la juventud de hoy da,
seora Reymondo. No tenemos secretos para usted porque, como es amiga
nuestra, tiene nuestros expedientes.
La orientadora la mir con rabia y se march, quiz moviendo el culo un
poco ms de lo habitual.
Nos estamos volviendo un poco susceptibles, seora Reymondo pens
Deeny. No me parece muy profesional por su parte, seora Reymondo.
Qu perra soy. Ese telfono me est pervirtiendo. Durante todos estos aos
lo nico que ha impedido que fuera una absoluta perra ha sido mi timidez. Y
ahora, cuando tengo el mvil en la mano, sale a relucir mi verdadero yo. Y resulta
que soy ms repelente de lo que crean los nazis.
No quiere estar conmigo. Slo quiere hablar por telfono.
El runrn del instituto se centr en ella una semana entera, pero a la
siguiente ces. Haba cambiado de categora, de chica-juda-inadaptada a puta-de-
hombres-mayores. Y ahora que volva a estar encasillada, dejaban de hacerle caso.
Hasta la seora Reymondo pareci conformarse con un que te den por
El guardin de los sueos Orson Scott Card
364
respuesta. Todo haba terminado.
El telfono haba surtido efecto y lo que haba cambiado en su vida resultaba
ser cero total... sin contar con la factura mensual del telfono.
Me dar de baja y devolver el aparato.
Pero no lo hizo. No pudo. Porque, aunque no pulsara la tecla verde desde el
lunes, no quera privarse de la posibilidad de volver a hablar con l.
En aquella semana haba pasado por tantos altibajos que le daba un poco de
miedo. Lleg a buscar informacin sobre el trastorno bipolar para cerciorarse de
que no tena ninguno de sus sntomas. En un momento dado pensaba: Cambiar
de opinin, vendr a verme o me dir dnde est e ir a verlo yo a l. Al minuto
siguiente: No va a venir porque me ha visto y en persona no podra fingir que mi
cuerpo lo atrae. Es como el timo ese de los telfonos erticos en los que una gorda
con vocecita de zorrn de diecisis aos les suelta guarradas desde su cocina a
hombres de cincuenta que se dejan un dineral en los nmeros 800 para dar rienda
suelta a su fantasa de tener sexo con mujeres tan jvenes que es casi ilegal. Si
vieran con quin estaban hablando, se atragantaran.
l no es ms que una lnea ertica.
Adems, para qu querra tocarme un to as, para qu querra recorrer mi
cuerpo con sus manos como araas grandes y gordas, babeando sin parar y
diciendo que a eso lo llama besar? Me daran ganas de vomitarle en toda la
calva.
l no es as. Me quiere y no es viejo, slo es mayor que yo.
Es mayor que yo y no quiere estar conmigo.
Ahora todo el mundo me considera una puta, pero no hay nadie que me
eche un polvo.
El sbado estaba tan enfadada, tan dolida, tan confusa, tan avergonzada que
se levant y fue a la sinagoga con su madre. Huellas ni siquiera hizo un comentario
mordaz cuando las vio salir; probablemente porque saba que su madre se senta
eufrica y l quera evitar una pelea si deca algo negativo sobre la religin. Lo
nico que pas fue que Deeny se sinti como la peor de las hipcritas. Si estaba
deprimida era porque no poda cometer adulterio y porque deseaba a su prjimo,
pero no era capaz de atraerlo para que cumpliera sus pecaminosas promesas.
Acaso no cometa una blasfemia por el mero hecho de estar all?
Durante todo el rato que pas en la sinagoga y de camino a casa estuvo
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mirando a los hombres y pensando: Ser l? Eres t? Y, cuanto ms ridculos
eran, mejor. Estuvo tentada de acercarse a un par de ellos que la miraban un poco
ms que los dems y preguntarles: Me has estado llamando? No lo hizo, claro,
porque iba con su madre y porque le quedaba en alguna parte un leve rastro de
cordura que responda con un venga ya a sus ideas ms descabelladas.
El lunes se dej el telfono mvil en el cajn y pas una semana entera sin l.
Lex y Becky ni siquiera se dieron cuenta o, si lo hicieron, no hicieron ningn
comentario. Todo haba terminado. As de fcil.
Pero no haba terminado realmente, porque ya la haban encasillado en
aquella otra categora.
Fue en el autobs. Jake Wu era un chico que unas veces iba en el autobs
escolar y otras no. Medio chino, bastante majo, delgado... la ropa le sentaba
estupendamente; pero, oye, se desplazaba en autobs escolar, as que no poda ser
realmente guay, verdad? Y siempre iba con gente distinta, los del club de ajedrez,
los del club de matemticas... Era el estereotipo del estadounidense de origen
oriental, intelectual y destinado a estudiar en la universidad. Seguramente sera
ingeniero electrnico o fsico.
Y se sent a su lado.
He odo decir que has estado saliendo con un to mayor le dijo.
As, sin prembulos, sin un hola, sin dejar que pasara siquiera un momento
para armarse de valor.
Eso ha terminado confes ella.
Y, cuando lo dijo, se dio cuenta de que era verdad. Y se puso triste, pero
tambin se sinti aliviada, porque eso quera decir que haba tomado una decisin.
Y saba que era la decisin acertada.
Todava sigues afectada? Debera poner cara de triste? Porque tendra
que fingir.
Fingir. Eso quera decir que a l no le entristeca que hubiera terminado su
relacin con un tipo mayor. Genial.
No tienes que fingir nada termin recomendndole.
Estupendo. Entonces, te apetece salir con un chico maduro del ltimo
curso de instituto?
Por qu? Conoces a alguno? pregunt ella.
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Vio en sus ojos que aquello lo haba herido. Y se le ocurri pensar que quizs
ella no era la nica persona del planeta que se senta rechazada y que tena miedo
siempre que se encontraba frente a otra persona del sexo opuesto. Pero, a
diferencia de ella, l haba tenido el coraje de hacer algo a pesar del miedo.
Claro que, bien pensado, ella tambin haba hecho algo, no? Aunque ya
hubiera terminado.
Era una broma reconoci Deeny. S, me gustara salir con un chico
maduro del ltimo curso de instituto... si lo dices por ti.
Lo deca por m.
Bueno, ahora mismo no tengo la agenda muy llena reconoci Deeny.
As que si eliges un da, yo elegir otro para lavarme el pelo y sacar el perro a
pasear.
l sonri.
Rayos, y yo que pensaba hacer precisamente eso cuando salisemos.
Cul de las dos cosas? Lo del pelo o lo del perro?
Tienes perro? pregunt l.
No.
Yo tampoco. Mi madre tiene peces, pero no le gusta que los lave. As que...
tu pelo o el mo?
Ella le examin el pelo atentamente.
T lo tienes liso y grueso, y seguramente lo seguirs teniendo as hagas lo
que hagas. El mo es un desafo, un pelo verdaderamente problemtico, una
verdadera lata. O sea que el tuyo.
Veo que te gusta lo fcil.
Si ests tramando algo, mi rodilla sabe dnde tienes los huevos dijo ella.
No tramo nada neg l. Eres t la que est tramando algo con mis
huevos.
S que los tienes.
Tan ceidos llevo los vaqueros?
Hacen falta huevos para sentarse aqu. Soy una leprosa.
Leprosa? Y una mierda! dijo l. Es que todo el mundo supona que
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eras inalcanzable.
No he visto a nadie que intentara alcanzarme.
Porque a los tos no nos gusta fracasar. Por eso ni siquiera lo han
intentado, porque crean que fracasaran.
Y t eres distinto?
S. Yo te lo he pedido.
Y ah est lo gracioso. Jake Wu fue a recogerla y se la llev a su casa, donde
su padre y su madre los contemplaron como si acabaran de darse cuenta de que su
hijo adolescente era un poco raro, porque Deeny le lavaba el pelo, se lo peinaba de
punta como si fuera un monstruo y se lo volva a lavar y a peinar, con todos los
gritos y quejidos propios de tal operacin.
Te dir todo lo que quieras, pero deja de torturarme! exclamaba l.
Y si te dejo el pelo as?
Si me lo dejas as, me afeito la cabeza.
Pero ella no se lo dej as, y l no se afeit la cabeza. Y aunque Deeny tena
bastante claro que los padres de Jake seguan pensando que una juda no era la
mujer que ellos habran deseado para su primognito, tambin se dio cuenta de
que, en cierto modo, se alegraban de que se hubiera divertido.
De hecho, haba sido estupendo. No estupendo-para-ser-la-primera-cita.
Haba sido estupendo sin ms.
Lo mejor fue que, a la maana siguiente, Lex y Becky se alegraron en vez de
criticar a Jake y ponerlo verde, como siempre hacan las tres cuando haba chicos
de por medio. Quin poda imaginarse que seran tan sensibles cuando una de las
tres saliera con un chico? Nunca se haban encontrado en tal situacin.
La nica pulla que Deeny tuvo que aguantar fue de Becky, que dijo:
Qu te parece? Resulta que la que no tiene tetas es la primera que
consigue un chico.
Un chino puntualiz Lex. Como las chinas tampoco tienen tetas, lo
ms probable es que las que s las tenemos le parezcamos raras o algo.
Fue lo ms parecido a un comentario negativo que jams dijeron las dos.
Sali un par de veces ms con Jake Wu y su vida empezaba a parecer digna
de ser vivida cuando se organiz otro ensayo para animar al equipo. Se escaque
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tras procurar que la vieran los encargados del control de asistencia y, en vez de
pasear por el bosquecillo, fue hacia los autobuses. Era muy temprano y los
conductores estaban reunidos en un corrillo, charlando, fumando y haciendo lo
que sea que hagan los conductores de autobs. Cuando Deeny se subi a uno, no
advirti que estaba sola.
Slo repar en ello cuando subieron un par de nazis. Y estaba claro que no
era por casualidad, que haban subido a aquel autobs precisamente, en aquel
momento precisamente porque saban que ella estaba all sola.
Hola, Deeny la salud Truman Hunter. A pesar del significado de su
apellido, cazador, no era muy masculino. Tena la barbilla diminuta, huidiza.
Todo el mundo saba que sus padres tenan mucho dinero y por eso era guay por
definicin.
Hola respondi Deeny. Y tom la decisin al instante. Se levant. Me
parece que Becky y Lex se retrasan, as que voy a...
Truman se plant delante de ella, impidindole el paso. Deeny tena que
elegir entre dejar que la empujara o sentarse.
Se sent.
Vaya, ha cambiado de opinin rio Ryan Wacker.
Era de esos que asustaban incluso a los delanteros del equipo contrario de
ftbol americano. Ryan se arrodill en el asiento contiguo al de ella y la acorral
contra la pared del autobs.
Djame en paz, gilipollas protest ella, furiosa.
Slo sentimos curiosidad por saber qu puede apasionar tanto a un to
mayor. Queremos echar una ojeada, entiendes? Abrir la puerta del misterio.
Y, mientras hablaba, como si lo hubieran planeado de antemano, o como si
ya tuvieran mucha prctica, Ryan Wacker la asi por las muecas y la inmoviliz
contra el respaldo del asiento, mientras Truman le meta las manos por debajo del
jersey y se lo suba, enganchndole de paso el sostn y subindoselo tambin, de
forma que qued con el pecho desnudo ante los dos. Truman dijo:
Bueno, las tetas no han podido ser... a menos que tenga otro par guardado
en alguna parte, porque stas son una mierda.
Y Ryan se rio, y Deeny no quiso gritar porque no quera que nadie la viera
as, no quera que nadie supiera que la estaban humillando de aquella manera, lo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
369
fcil que les haba resultado humillarla.
Truman le baj la cremallera de los pantalones y se los desaboton, pero ella
apret las piernas contra el asiento de delante, retorcindose todo lo posible para
dificultarle la tarea y que no pudiera bajarle los pantalones.
Mira, se est animando se burl Truman.
Aquello no le hizo gracia a Ryan, que era el encargado de controlarla. Clav
sus dedos en las muecas de Deeny hasta que a ella le doli tanto que crey que le
rompera los huesos. Le susurr: Estate quieta, cario, como si fuera su amante.
Slo tard unos segundos en tener los pantalones y las bragas en los tobillos, y
Truman le meti la mano entre las piernas, y ella llor indefensa, y entonces el
autobs se bambole, y subi el conductor.
No s qu diablos estis haciendo, chicos, pero no lo hagis en mi autobs,
entendido?
No haba terminado la frase cuando Truman le baj el jersey, y tanto Ryan
como l se pusieron de pie, ocultndola a la vista del conductor. Deeny se subi los
pantalones y la cremallera, y despus se meti la mano por debajo del jersey para
colocarse el sostn en su sitio.
Esta amiga nuestra estaba llorando y queramos consolarla explic
Truman.
S exactamente lo que estabas haciendo, gilipollas escupi el
conductor. Y s tambin que tu amiguito grandulln y gilipollas juega al ftbol
americano. Pero os dir una cosa, muchachos... vosotros pasaris por ser unos tos
duros en el instituto, pero para m slo sois cros. Cuando yo estaba en la guerra
del Golfo matando iraques con las manos desnudas, a vosotros todava os llevaba
vuestra mam de la mano para hacer pis en el lavabo de las nias. As que venga,
por favor, intentad algo, os lo ruego.
Se equivoca con nosotros intent disculparse Ryan.
Deeny sinti el aliento de Truman en su rostro.
Como digas algo, te jodo con una lima susurr.
Ella apart la cara.
Llmame siempre que quieras aadi Truman, esta vez lo bastante alto
como para que lo oyera el conductor. Siempre estoy dispuesto a escuchar.
Aprtate de ella, gilipollas dijo el conductor. Ahora mismo.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
370
Truman esper un segundo ms para demostrar que a l no lo intimidaba
nadie, y despus recorri tranquilamente el pasillo. A Deeny la consol un poco
que, cuando pasaban al lado del conductor y ya empezaban a bajar los escalones,
ste plantara un pie en el culo de Truman y los lanzara a los dos al aparcamiento
de una patada.
Truman se levant de un salto, cojeando, pero demasiado furioso para que el
dolor lo detuviera.
Acabas de cagarla, grandulln! Te acabas de quedar sin trabajo!
Ryan intent que se callara.
El conductor se asom por la puerta.
Piensas que esa chica te tiene suficiente miedo como para no hablar. Pero
si intentas hacer que me despidan, veremos lo que le cuenta al comit investigador.
Crees que se pondr de tu parte?
Truman la mir. Y Ryan la mir. Ella se imagin al primero con una lima en
las manos mientras el segundo la inmovilizaba contra el suelo. Y pens lo que
haba sentido cuando la haba tocado, cuando la haba visto desnuda, cuando se
haba burlado de ella en sus narices.
Les ense las dos manos con el dedo corazn hacia arriba. Que les dieran a
los dos.
Se marcharon.
El conductor se le acerc.
Ests bien? le pregunt.
Deeny slo pudo asentir con la cabeza hasta que recuper la voz y pudo
contestarle:
Estoy bien, de verdad, por favor, estoy bien.
Esos cros pueden hacer mierdas como sta porque estn en el instituto y
sus padres tienen pasta. Pero un da se metern con alguien que llevar una
pistola, y al de la pistola no le va a importar el dinero que tenga la familia, ni si
disponen de buenos abogados. Porque los abogados no pueden resucitar a los
gilipollas por ms que lo intenten.
Es usted todo un poeta dijo la chica.
El conductor sonri, y ella consigui devolverle una sonrisa triste.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
371
Se qued all sentada, mientras los dems iban subiendo al autobs y
despus bajando, parada a parada, hasta que slo quedaron seis chicos y le toc el
turno.
Entr en casa. No haba nadie, claro. No tena a nadie con quien hablar,
aunque tampoco estuviera dispuesta a hablar con nadie. Ni con sus padres, ni con
Lex, ni con Becky... al menos de momento. Ni tampoco con Jake Wu, eso nunca.
Con nadie.
All estaba, en su cuarto, desnuda y mojada tras pasarse un cuarto de hora en
la ducha, de enjabonarse y aclararse tres veces. Y todava se senta sucia. All
estaba, desnuda y mojada, y lo que sac del cajn de la cmoda no fue su ropa
interior, sino el telfono mvil, que seguramente tendra la batera descargada. S,
slo una barrita, ni diez segundos de batera; pero de todas formas puls
OPCIONES DE TELFONO, OPCIONES DE TONO, TONOS DE LLAMADA,
PRUEBA, seguido de un OK.
Se llev el aparato al odo.
Y l respondi.
Lo siento, Deeny, lo siento mucho.
Lo nico que poda hacer era llorar. Lo saba. Ni siquiera tena que
contrselo. Lo saba.
Al cabo de un rato fue capaz de hablar y, aunque l saba lo que haba
ocurrido, se lo cont. Le cont cmo se senta. Lo fea y sucia que se senta.
Porque fue a la fuerza le explic l. Fue para degradarte. Con un
hombre al que ames no sentirs lo mismo. No ser as.
Lo dices porque t has querido hacer lo mismo desde el principio. Es lo
que queras.
No. No, Deeny. Slo quera que tuvieras lo que deseabas. Y lo que
deseabas era tener un amante telefnico, y eso s poda drtelo, y por eso te lo di.
Quin eres? Cmo respondes al telfono si no marco ningn nmero?
No soy nada dijo l. Slo soy cenizas. Slo soy polvo. Slo soy una
bocanada de aliento.
Cmo te llamas? pregunt Deeny.
Me llamo El Que Escucha. Me llamo El Que Siempre Se Preocupa Por Ti.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
372
Mentira! grit ella. Y lo repiti seis veces, cada vez ms fuerte, hasta que
sinti como si le estuvieran arrancando la garganta por dentro.
Me llamo Carson susurr l. Vaughn Carson. Viv una larga vida de
veinticinco aos y fallec en mi coche al estrellarme contra un rbol. La chica que
iba conmigo tambin perdi la vida, por mi culpa. Slo pensaba en presumir
delante de ella porque as a lo mejor podra tirrmela aquella noche. Y ella me
rogaba por favor que fuera ms despacio. No podrs controlar el coche a esta
velocidad, deca. Y yo aceleraba, y no puedo... no puedo marcharme de aqu. No
quiero marcharme de aqu. No puedo seguir adelante porque, si siguiera, tendra
que afrontar... lo que hice.
Acabas de afrontarlo dijo Deeny. Al contrmelo.
No neg l. No sabes... Lo nico que he hecho ha sido contrtelo, pero
no puedo seguir... Soy un cobarde. Es lo que somos quienes nos quedamos aqu
mucho tiempo. Unos cobardes. No podemos seguir adelante. Estamos demasiado
avergonzados.
Entonces, por eso rondas por los telfonos mviles?
No pudo evitar un cierto tono burln. De verdad esperaba que se creyera
aquello? Pero se lo crea, porque era la posibilidad ms lgica que se le ocurra: que
los muertos siguen viviendo y algunos no soportan dar el paso siguiente, y por eso
estn aqu.
Nunca rondamos por cosas aclar l. Ni por los telfonos, ni por las
casas, ni por ninguna otra cosa. Es por la gente. Buscamos alguna manera de
hacernos... notar. Por la gente. Por alguien que sepa mirar a los dems y verlos de
verdad, por alguien dispuesto a aceptar que una persona puede estar donde no
puede estar o que puede salir una voz de algo que no debera tener voz.
Por qu yo? se extra ella. Adems, Lex tambin te oy.
Lex oy lo que ella esperaba que oyeras t. No la misma voz, sino la idea
de la misma voz. La voz que t ansiabas.
Yo no ansiaba un hombre.
Ansiabas que la gente del instituto tuviera otro concepto de ti. Pero lo que
elegiste para ello, lo que simulaste para ello, fue tener un hombre. Tener un
amante. Y se poda ser yo. Recuerdo... no recuerdo lo que senta porque ya no
recuerdo mis sentidos, pero s que senta, y que me gustaba, y por eso te dije que
saba lo que haca que las chicas... se estremecieran. Y pidieran ms. Y me dejaran
El guardin de los sueos Orson Scott Card
373
hacer ms. Lo recuerdo, y eso es lo que queras. Estaba claro, estabas pidindolo a
gritos.
No. Nunca le dije eso a nadie.
Ya te he dicho que no puedo or, slo puedo saber. Eras como una sirena
movindote por las calles. Estabas muy sola, muy enfadada, muy dolida y yo...
Sentiste lstima por m.
Deeny no lo dijo en voz alta. La batera del telfono se haba agotado y, de
todas formas, l segua oyndola.
No, no me dabas lstima, la verdad es que no. Me sent atrado por ti.
Pens: Eso es lo que necesita y se lo puedo dar.
Por qu te has molestado? pregunt ella.
Acaso tengo otra cosa que hacer? contraatac l.
Adems de conceder deseos a adolescentes feas y carentes de sexo?
Ves, ah est el problema. T no eres fea.
Crea que no podas ver.
Y no puedo. Pero s lo que t ves, y ests completamente equivocada. Lo
que no te gusta de ti es lo que a m me parece ms tierno. Tan joven y frgil, tan
real y bondadosa...
Oh, claro, la seorita Perra en persona. Preguntemos a la seora
Reymondo qu opina.
Deja de hacerle caso a Huellas dijo la voz. El hombre. Carson Vaughn.
Me ests entrando a saco en el cerebro, vale?
Sabes qu? En realidad, tu padre est haciendo todo lo que puede para
afrontar el hecho de que se siente atrado por ti. Lo persigues en sus sueos.
Eso es mentira. Me estn entrando ganas de vomitar.
No lo ha meditado a fondo, pero tratndote tan mal se asegura de que lo
odies. As no podr acercarse a ti y hacer las cosas con las que suea. Cada vez que
te ve se odia a s mismo. Es algo muy complicado. No es un buen padre, pero al
menos no es tan malo como podra llegar a ser.
Qu pasa? Eras psiquiatra?
Oh, vamos, llevo muerto diecisiete aos. He tenido tiempo de comprender
El guardin de los sueos Orson Scott Card
374
cmo funciona la gente. Cuando viva no tena ni idea, nadie la tiene.
Entonces, a cuntas chicas ms les has dicho cochinadas?
T has sido la primera.
Venga ya.
La primera que me ha odo.
Lex te oy antes que yo.
Me oy porque t queras que me oyera.
Deeny derram unas cuantas lgrimas antes de aadir:
No quera de verdad. No saba lo que quera.
Nadie lo sabe nunca. Por eso probamos lo que creemos que queremos, con
la esperanza de que funcione. Como pas con Dawn y conmigo. Quera
impresionarla para que se acostara conmigo, y lo nico que consegu fue asustarla
y matarla. Y no era eso lo que quera. Lo que quera en realidad era... bueno,
casarme con ella y tener hijos. Ser padre y ver crecer a mis hijos. Si me hubiera
casado con ella, si no nos hubiera matado a los dos, puede que nuestro primer hijo
hubiera sido una nia parecida a ti. Y cuando hubiera estado tan perdida, tan
enfadada, tan hambrienta y tan triste como t quizs hubiera podido abrazarla...
No como quiere abrazarte tu pobre padre, sino como un padre de verdad. Y mis
brazos seran un refugio seguro, mis palabras no seran ms que la verdad, pero la
verdad expresada de modo que pudiera curarte, hacer que te vieras a ti misma con
otros ojos, que vieras quin eres de verdad. La chica soadora, poetisa, cantante,
ingeniosa, bella... S, no te ras de m. T no sabes cmo ven los hombres a las
mujeres. Muchos slo saben ver si te pareces a las chicas de portada de las revistas
que les interesan; pero los hombres de verdad buscan a la mujer completa, en serio.
Yo la buscaba, y t eres preciosa tal como eres, fsica y mentalmente, con tu
bondad y tu lealtad, con ese carcter vivo... Y esa luz que brilla dentro de ti es tan
hermosa! Ah, si pudieras ver lo que s que eres!
Genial. El nico hombre que ve lo maravillosa que soy es un muerto que
habla por telfono dijo ella.
l solt una leve risita.
Puede que tengas razn. Pero slo porque todava ests en el instituto y los
nicos varones que conoces no son ms que nios... excepto unos cuantos. Ese
chico, Wu, no est mal. Ha sabido verte.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
375
Despus de que me ganara la fama de puta.
No, s que no es as. Lo s de verdad. Ya te haba visto antes. Incluso antes
que yo. Slo que tard en reunir valor.
Porque sus amigos se habran redo de l si...
El valor necesario para presentarse ante una mujer llena de belleza y
pedirle que le concediese una parte de s durante algunas horas. Y despus algunas
horas ms. No te imaginas lo difcil que es. Por eso los gilipollas se llevan a las
mejores, porque no entienden a las mujeres ni se entienden a s mismos lo
suficiente como para saber que no las merecen en absoluto. Fjate en los chicos que
te han hecho eso hoy, fjate en lo que han confesado sobre s mismos. Saban que el
nico modo que tenan de hacerse con una parte de tu belleza y de tu orgullo era
arrancndotelo a la fuerza, porque una mujer como t nunca se lo habra dado a
unos animalitos vulgares como ellos. Lo nico que podan hacer era lanzarte
zarpazos, araarte un poco, porque nunca podran conseguirte de otro modo. Una
mujer de verdadera belleza como t ni siquiera pensara en compartir algo con
ellos.
Para su sorpresa, a Deeny aquellas palabras le sonaron a ciertas y, aunque no
podan borrar lo que le haba pasado en el autobs, suavizaban en parte el escozor.
Ya no dola tanto, ya poda respirar sin jadear cuando recordaba el dolor y la
vergenza.
Ya s lo que quera asegur ella.
Qu?
Con el telfono. Lo que quera con el telfono.
No era un amante?
No.
No dijo la palabra en voz alta, sino mentalmente. La pens, sabiendo que l
la oira.
Lo que yo quera era un padre.
Podr volver a llamarte, por favor...? casi suplic Deeny.
Siempre que quieras respondi l.
Hasta que decidas seguir adelante. A m me parece bien que te vayas. Si es
eso lo que quieres, est bien. Pero mientras sigas aqu, podr llamarte?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
376
Slo tendrs que coger el telfono. No tendrs que teclear nada, ni siquiera
har falta que est cargado. Slo tendrs que coger el telfono y ah estar.
Y estuvo.
Deeny se cas seis aos despus. No con Jake Wu, aunque estuvieron a
punto. Al final qued claro que su familia crea que la carrera de Jake era lo ms
importante y que deba supeditarlo todo a ella. Y Deeny comprendi que no
podra vivir as, ni soportar el desengao de ambos si no poda. Pero el hombre
con el que se cas era como Jake. No en apariencia, pero s en su forma de tratarla,
en lo que esperaba de ella. La diferencia era que no quera que ella slo fuera un
simple apoyo para l. El hombre con el que se cas quera que ambos se apoyaran
mutuamente. Y tuvieron una hija, su primognita, y ella vio que su marido quera
a la nia, que sera un padre estupendo.
Y por eso fue al cementerio a ver a Vaughn Carson. l nunca le dijo dnde lo
haban enterrado. Tal vez no lo supiera o no le importara, o simplemente no se
diera cuenta de lo mucho que le interesaba a ella. Pero al final lo encontr en un
cementerio, a dos estados de distancia. No saba cmo pudo llegar hasta ella desde
aquel lugar donde haba vivido y muerto. Quiz fuera verdad que ella lo haba
estado llamando como una sirena, o quiz fuera que una necesidad satisface otra.
Lo importante era que l la haba encontrado, y ahora ella lo haba
encontrado a l. Y all estaba, de pie ante su tumba, con una rosa roja en una mano
y un telfono mvil en la otra.
Qu tonta eres! dijo l, cuando Deeny abri el telfono. No soy ms
que polvo. Polvo en una caja.
Slo quera decirte una cosa. Que mi marido es un padre maravilloso.
Lo s. Ya te dije que lo sera cuando te di permiso para que te casaras con
l.
No, no me ests escuchando. No es que sea un padre maravilloso; es que
yo s que es un padre maravilloso. Cmo crees que s lo que es un padre
maravilloso?
No tuvo que decirlo en voz alta: Porque te he tenido a ti. Saba que poda
or lo que senta de corazn.
Lo que pretendo decirte es que has tenido una hija dijo ella, otra vez en
voz alta. No como t queras, no con Dawn, pero encontraste a una chica sin
padre y la ayudaste a salir de su desesperacin. Y en lugar de casarme con alguien
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377
parecido a mi padre, porque crea que era lo que me mereca, me he casado con
alguien... bueno.
Bien corrobor l.
Su voz era apenas un susurro.
As que... ya est hecho. Puedes seguir adelante.
Seguir adelante repiti l.
Ya puedes enfrentarte a lo que sea que tengas que enfrentarte, porque has
hecho lo que ms ansiabas. Lo has hecho, y ya puedes seguir adelante.
Seguir adelante.
Y yo te querr siempre, Vaughn Carson, aunque ya no ests al telfono.
Porque estuviste cuando te necesitaba.
Te necesitaba.
Deposit la rosa sobre la placa grabada de la lpida. Suavizaba un poco el
acero inoxidable de la muerte. La rosa tambin estaba muriendo, pero durante
aquel breve instante sigui viva y roja como la sangre.
Se apart el telfono de la oreja y lo bes.
Adis, pap, te echar de menos. Pero me alegro de haberte tenido tanto
tiempo.
Tanto tiempo repiti l, antes de dejar escapar un ltimo suspiro:
Adis.
Y ella crey or algo ms, como si lo hubieran depositado suavemente en su
corazn en vez de decrselo en voz alta.
Hija ma.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
378
NOTAS SOBRE INVENTANDO AMANTES TELEFNICOS
Resulta que Janis Ian y yo habamos sido admiradores del trabajo del otro sin
sospechar que el sentimiento era mutuo. Yo, naturalmente, me aprend de
memoria todas las letras de At Seventeen, y me pona una y otra vez ese primer
lbum. Pero, como no era experto en msica pop y no pasaba de consumidor, no
tena ni idea de lo que haba hecho despus de aquella primera obra maravillosa,
ni de qu rumbo haba tomado su vida.
Pero establecimos contacto result que ambos ramos usuarios de America
On Line, e intercambiamos e-mails hasta que tuvimos ocasin de conocernos
personalmente en un concierto que dio en Raleigh, Carolina del Norte. Fui con mi
hija Emily, y el concierto nos encant a los dos. Sus ltimas canciones eran mejores
que nunca, y Janis tiene una presencia impresionante en el escenario, es una actriz
nata.
Tras el espectculo tuvo tiempo de visitarnos y reafirmamos nuestra amistad.
Ms tarde, cuando celebramos la primera (y nica) EnderCon, una convencin de
aficionados a El juego de Ender, Janis no slo asisti a ella sino que actu e imparti
una clase magistral. Cunta generosidad!
Pero yo no era el nico amigo que ella tena en el mundo de la ciencia ficcin.
Janis y Mike Resnick estaban editando una antologa de relatos de ciencia ficcin y
fantasa basados en sus canciones (Stars: Original Stories Based on the Songs of Janis
Ian). Cuando me invit a participar, acced. Por supuesto.
Fue un placer volver a escuchar todas sus canciones en busca de inspiracin
para escribir.
Lo extrao es que siempre acababa volviendo a una sola frase de At
Seventeen, una frase que habla de los amantes telefnicos ficticios. Aquella letra,
aquella idea de sentirte tan solo que finges hablar con alguien slo para orte a ti
mismo mantener una conversacin, ya me haba impresionado siendo adolescente.
Y lo que dice de las vagas obscenidades... bueno, cuando la cancin apareci
estaba ocupado inventndome el deseo sexual (todos los adolescentes creen que lo
han inventado ellos), y comprend lo que quera decir. Fue mucho antes de que se
El guardin de los sueos Orson Scott Card
379
hablara en pblico del concepto de sexo telefnico. Pero Janis Ian, que es una
escritora de ciencia ficcin nata, no slo lo haba descubierto, sino que lo haba
llevado ms lejos.
Cuando Janis escribi la letra de su cancin, todos los telfonos que usaba la
gente estaban unidos a la pared mediante un cable. Los mviles son algo reciente,
pero la muchachita triste de su cancin resultaba ms creble con un telfono
mvil. Ahora, cualquiera puede llevarse el mvil al colegio y rondar cerca de otras
personas para que la oigan hablar por l, y puede fingir que tiene un novio
demasiado estupendo o demasiado mayor para ir a aquella birria de instituto. Me
gustaba esa chica y su actitud de triste desafo.
Claro que se trataba de una antologa de relatos de ciencia ficcin y fantasa.
Janis dijo que no tena por qu tratarse de ficcin especulativa, pero el relato
literario que pens escribir en un primer momento habra resultado ms propio de
otro tipo de publicacin. De modo que encontr el espritu del relato en el telfono
mvil, y lo escrib.
Por cierto, en aquellos tiempos los nmeros de mvil no salan en la pantalla
de identificacin de llamadas como ahora.
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380
Nia acutica
Lo primero que debes saber de Tamika es su relacin con el agua. La primera
vez que se meti en una piscina slo tena dos aos. Le pusimos manguitos para
que flotara, y Sondra y yo tambin estbamos en el agua con ella. Era nuestra nena
y no pensbamos perderla de vista ni un instante. As que estbamos all
mantenindola a flote, asegurndonos de que no se hundiera con los manguitos.
Sondra la sujetaba por un lado y yo por el otro, y Tamika no haca ms que rerse y
chillar y patalear y agitar los brazos, y se me ocurri que sujetndola tal vez la
estuviramos reteniendo, as que la solt, creyendo que Sondra la sostendra por el
otro lado y estara a salvo. Sin embargo luego Sondra me cont que haba pensado
lo mismo en el mismo momento y tambin la haba soltado. El caso es que Tamika
empez a desplazarse inmediatamente sacudiendo las piernas, agitando los brazos,
riendo y manteniendo la cabeza por encima del agua. No caba la menor duda,
estaba nadando. Al final del da le quitamos los flotadores y nunca tuvimos que
volver a ponrselos. Haba nacido para el agua, haba nacido para nadar.
Y as fue desde entonces. No podamos apartarla de las piscinas. Decamos
que era nuestra nia acutica. En cuanto vea una piscina, de una manera u otra
acababa en el agua antes de que pasaran cinco segundos. Acabamos por ponerle
todo el verano traje de bao en vez de ropa interior, porque se echaba al agua
como fuera, vestida o desnuda. Los mejores amigos de Tamika eran todos los nios
cuyos padres tuvieran piscina, nos cayeran bien o mal a Sondra y a m. Cuando
tena tres aos, ya sala sola por la puerta principal para ir en busca de una casa
con piscina; tuvimos que poner los cerrojos de la puerta muy altos para que no se
escapara. A veces hasta nos daba miedo lo mucho que le gustaba el agua, pero
tambin nos sentamos orgullosos porque, qu bien nadaba mi nena, seora,
haba que verla! Se sumerga en el agua como un pez, nadaba con tanta rapidez
que apenas se la vea, y apareca tan lejos de donde se haba sumergido que uno
pensaba que tenan que ser dos nias distintas... nadie poda nadar tan rpido!
Cuando se tiraba del trampoln (siempre que hubiera agua debajo, nunca tuvo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
381
vrtigo), pareca un pjaro, y cuando entraba en el agua no salpicaba ni una gota.
Era como si el agua se abriera para recibirla. Casi no puedo imaginrmela si no es
empapada, con la piel morena llena de gotas relucientes como joyas a la luz del sol,
siempre sonriente, tan hermosa, tan feliz.
Tamika deca constantemente: Oh, pap, mam, no querra salir del agua
nunca. Quisiera ser un pez para poder vivir siempre en el agua. Y Sondra le
responda: No eres un pez, Tamika, eres nuestra nia acutica particular. Te
encontramos en un charco y te pescamos, y te trajimos a casa y te secamos, y pap
quera que te llamsemos Atuncita, pero yo le dije que no, que te llamaras
Tamika. Se lo repeta constantemente cuando tena tres y cuatro aos, y cuando
tena seis, ya deca: Oh, mam, no me cuentes lo mismo otra vez, pero le segua
gustando que se lo contara.
El sueo de Sondra, y el mo, era ganar suficiente dinero para comprarnos
una casa con piscina y que la nia no tuviera que estar yendo siempre a otra parte
para nadar. Pero ya sabe cmo son las cosas, no pudo ser. Solamos decir en broma
que, lo ms parecido que tendramos nunca a una piscina era la cama de agua en la
que dormamos Sondra y yo. Cuando compramos ese colchn, mis padres nos
tomaron por locos. Los negros no dormimos en camas de agua refunfu mi
padre. Los negros gastamos los dlares con ms sentido comn. Ojal hubiera
querido Jess que le hiciera caso a mi padre.
Era una calurosa noche de verano, ya sabe, Los ngeles a finales de agosto.
Pones el ventilador del techo al mximo y te quitas de encima la colcha y las
sbanas pero da igual, siempre andas con el cuerpo empapado de sudor como si
lloviera, y el pijama mojado, y te pasas toda la noche dando vueltas, y la mitad del
tiempo sueas y la otra mitad piensas en el trabajo y en problemas y en
preocupaciones, y ni siquiera sabes dnde termina una mitad y empieza la otra. Y
por eso, al principio, cre que era un sueo. Yo estaba tumbado en la cama de agua,
pero algo se mova debajo de m agitando la cama, y pens que Sondra se habra
levantado o vuelto a la cama... o algo as. Pero la cama segua agitndose, y yo la
oa respirar y estaba dormida, y entonces sent que algo chocaba contra m. Desde
abajo.
Como si un pez, un pez grande, chocara conmigo. Me despert enseguida,
aunque no estaba seguro de estar despierto, sabe? Sabe cundo sueas que ests
despierto, pero ests soando y sabes que todo eso forma parte del sueo? Senta
que algo me estaba dando golpes desde abajo, como si recibiera puetazos en la
espalda de abajo arriba desde dentro del colchn de agua, puetazos tan fuertes
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que casi me hacan dao, pero propinados por unos puos pequeos. Y me vino a
la cabeza la imagen de una sirena atrapada dentro del colchn, dndome golpes
para que me apartara. Y entonces me despert de verdad o, por lo menos, me di la
vuelta y me levant de la cama pensando: Este sueo puede conmigo. Me
levant y fui al bao, y me, y beb, y temblaba un poco porque el sueo haba sido
muy realista. Y entonces pens: Tengo que echar un vistazo a los chicos. Saba
que era una tontera, pero siempre que un sueo o un ruido nocturno me pona
nervioso, aunque supiera que era una tontera, echaba un vistazo a los chicos para
asegurarme de que estuvieran bien.
Y los chicos estaban bien. El de cuatro aos y el de dos respiraban
suavemente, con regularidad. Y, vista desde la puerta de su cuarto, Tamika
tambin pareca estar bien bajo un revoltijo de sbanas y de colchas. Pero entonces
pens: Cmo puede soportar estar tan tapada con este calor? Me acerqu,
porque quizs estuviera sudando a mares y quera quitarle la colcha... pero no
estaba. Slo estaban la almohada, las sbanas y las colchas, todo amontonado
donde deba de haberlo empujado con los pies, y haba dejado una huella de sudor
en las sbanas, all donde haba estado durmiendo como el resto de la familia.
Pens que se habra levantado para ir al bao.
Pero supe que no y que lo de antes no haba sido un sueo. Tamika siempre
haba deseado ser un pez en el agua y, aquella noche, a fuerza de soarlo o a
fuerza de desearlo, haba aparecido en la nica masa de agua lo bastante grande
para que cupiera en ella. Y de alguna manera se haba dado cuenta de dnde
estaba y sabido que era yo quien dorma justo encima de ella, y me haba dado
golpes para que me despertase y la salvara. Qu haca all en su cuarto, palpando
sbanas, mientras ella se ahogaba?
Me volv loco. La llam a gritos, aunque saba que despertara a Sondra y a
los nios, pero tena la esperanza de estar equivocado, de que Tamika me oyera y
me gritara desde el bao o desde la cocina: Estoy aqu, pap. Qu pasa? Pero no
o su voz y segu gritando su nombre para que me oyera desde el agua y supiera
que iba a rescatarla. Entr corriendo en la cocina y abr la alacena superior, donde
guardamos los cuchillos afilados, y saqu el cuchillo grande de trinchar porque
saba que ese cuchillo poda atravesar la goma de la cama de agua, y me dirig de
nuevo hacia mi dormitorio, y entonces Sondra me vio llegar con ese cuchillo tan
grande gritando el nombre de Tamika, y no s lo que pens, pero me sujet para
intentar detenerme y yo me la quit de encima de un empujn; por eso tiene ese
corte en la cabeza, no porque le pegara. Slo pensaba: No me hagas perder el
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tiempo, mi nena est en esa agua y tengo que sacarla de ah.
Los nios estaban despiertos y llorando, y Sondra estaba despierta y
llorando, pero lo nico en lo que yo pensaba era en que Tamika llevaba all dentro
demasiado tiempo. Todo el tiempo que haba pasado meando y bebiendo y viendo
cmo estaban los nios y cogiendo el cuchillo ella lo ha pasado all abajo, sola y a
oscuras, muerta de miedo e intentando contener la respiracin. Era capaz de
contener la respiracin mucho tiempo, Pero quin sabe cunto aire tena en los
pulmones cuando apareci all abajo? No era precisamente que planeara bucear y
que hubiera cogido aire a fondo.
Todo eso me pasa por la cabeza mientras retiro la sbana y la colcha, levanto
el cuchillo y me doy cuenta de que no puedo clavarlo sin ms en la cama de agua,
que no s dnde est Tamika y no quiero acuchillar a mi nena. De manera que me
apoyo en una esquina y me aseguro de que no est all, y entonces descargo el
cuchillo, pero la funda del colchn es dura y se hunde sin rasgarse. Slo consigo
atravesarla al tercer golpe. El agua brota a raudales. Corto el colchn con la hoja, y
ahora se corta muy bien, y Sondra ya no llora, me pregunta: Dnde est Tamika?
Dnde est Tamika? Bueno, pues hago una raja como de metro y medio en mi
lado de la cama y hay agua por todas partes, y hedor de algas y sustancias
qumicas. Aquello es como un estanque repugnante de residuos industriales y yo
pienso en mi nena, en que est en medio de esa porquera y tengo que sacarla. De
modo que me meto en el agujero con los brazos por delante y me entra agua en la
boca y la escupo, y no la encuentro a tientas, y lo primero que pienso es: Gracias,
Seor, todo ha sido un sueo.
Pero s que no es un sueo. Le grito a Sondra: Empjala hacia aqu. Y
Sondra ya sabe de qu hablo, sabe que Tamika no ha respondido cuando la he
llamado, as que no me pregunta de qu estoy hablando. Se va hacia su lado de la
cama y empuja su parte del colchn hacia abajo, y grita, porque ha sentido a
Tamika bajo el agua, y dice: La he empujado! Y entonces noto que choca con mis
manos sumergidas en el agua oscura, y la sujeto por el tobillo y tiro de ella, y palpo
su brazo con mi mano izquierda, y estiro con los dos brazos, y su cuerpo sale con
un chapoteo. Todo est lleno de agua, pero he sacado de all a mi nena.
No, no pienso cmo se ha metido all, no es momento para eso. Lo nico que
pienso es en cunto tiempo habr pasado bajo el agua y en si respira. Y no, no
respira. Y le grito a Sondra: Llama al 911! Y ella corre al telfono, y oigo que
llama, y aprieto el pecho de Tamika, y le sale agua a raudales de la boca, y alterno
entre apretarle el pecho y soplarle en la boquita, y todava estoy en eso cuando
El guardin de los sueos Orson Scott Card
384
llega la ambulancia y me quitan de en medio y la cogen y le ponen oxgeno, y ya
ha odo usted su testimonio de que, gracias a eso, pudieron salvarle la vida.
O, bueno... la salvaron parcialmente. Sufre una lesin cerebral por haber
estado tanto tiempo sin aire, y por eso no camina bien y le cuesta hablar y ha
olvidado cmo leer. Pero ah sigue estando nuestra pequea Tamika, sabemos que
nuestra pequea nia acutica est ah, slo tiene que aprender otra vez a hacer
todas esas cosas.
Y respecto a lo que ha dicho la asistenta social... s: dije lo que ha dicho que
dije, pero eso no es confesar nada. Ella nos estaba explicando que nuestra nena no
iba a volver a casa hasta que supieran lo que realmente pas aquella noche, y yo
saba que no nos crea porque... quin nos iba a creer? Quin puede creerse esa
historia? Cmo es posible que una nia pequea que est tranquilamente
durmiendo aparezca de pronto dentro de un colchn de agua? Cmo es posible
que est durmiendo, que est soando, que est deseando sumergirse en el agua y,
de pronto, su sueo se haga realidad? Si no hubiera rajado ese colchn
personalmente, con mis propias manos, si no hubiera sentido que sus puitos me
golpeaban desde abajo, tampoco lo creera. Pero Sondra saba que aquel colchn
estaba intacto hasta que me vio cortarlo, y ella empuj a nuestra nena hacia m.
Sabe que es verdad, que all no haba nadie ms que nosotros, y si me estuviera
inventando una mentira para contrsela a usted, no cree que me inventara algo
mejor?
Mi abogado me ha dicho que me invente algo mejor. Me ha dicho: Tiene
que darse cuenta de que lo que importa no es la verdad, lo que importa es lo que
cree el jurado. Y eso que me cuenta no se lo va a creer nadie. Y entonces me suelta
todos esos quizs: quiz se le cay un anillo dentro del colchn de agua y lo cort
para sacarlo; quiz su hija quiso ayudarlo y se meti en el colchn para buscarlo
cuando usted no miraba; quiz no se dio cuenta de que estaba all dentro hasta que
fue demasiado tarde.
Pero yo le dije: Cuando ponga la mano sobre la palabra de Dios y prometa
por Dios nuestro Seor que dir la verdad eso ser lo que haga, aunque signifique
perder a mi nena, aunque signifique que me manden a la crcel. Porque ahora mi
familia necesita al Seor ms que nunca, ms de lo que me necesita a m, y por eso
no pienso escupirle a Jess en la cara. Lo contar todo tal como pas. Y en cuanto
a esa supuesta confesin, lo nico que dije fue: chenme a m toda la culpa. Si es
necesario, me ir de casa para que se aseguren de que Tamika est a salvo, pero
djenla volver a casa con su madre y sus hermanos.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
385
No confes nada. Cargu con todas las culpas para que, cuando me marchara
de casa, la dejaran volver. Y he cumplido mi palabra. No me he acercado a casa en
todo este tiempo. Sondra y yo hablamos por telfono, y tambin hablo por telfono
con Tamika, porque, aunque no habla muy bien, oye perfectamente, y me oye
decirle cunto la quiero. Y, pase lo que pase en este juicio, s que mi nena me dijo
una vez por telfono: Gracias, pap. Me daba las gracias por haberme
despertado cuando me dio aquellos golpecitos y por sacarla del agua, lo s.
Si no hubiera credo en lo imposible no habra rajado ese colchn de agua,
slo quitado la sbana, visto que el colchn estaba intacto y pensado que no poda
estar all dentro de ninguna manera. Habramos registrado toda la casa y el patio
en busca de Tamika, llamado a la polica, despertado a los vecinos y, al cabo de
mucho rato, alguien se habra dado cuenta de que dentro de la cama de agua haba
un bulto grande. Si hubisemos hecho que cortara el colchn uno de los policas, o
un sanitario, o incluso un vecino, habra un montn de testigos y no me estaran
juzgando, ste no sera ms que un caso que publicara el Weekly World News, y yo
no estara aqu intentando hacer que un jurado creyera en lo imposible.
Pero mi nena estara muerta.
As que me alegro de estar aqu y me alegro de que me estn juzgando,
porque prefiero ir a la crcel y no volver a ver a mi nena, pero saber que est viva
con su mam y sus hermanos y que tiene posibilidades de volver a ser la que era.
Aunque preferira estar con ella. Mis nios me necesitan, ella me necesita. Soy un
buen padre para mis hijos, jams les he levantado la mano, trabajo duro y me gano
la vida bastante bien. Si me meten en la crcel, perder todo eso. Sondra tendr que
buscar trabajo o vivir de la asistencia social, o de lo que mi familia y la suya
puedan pasarle. Pero, ocurra lo que ocurra, no importa. Igualmente le damos
gracias a Jess, porque nuestra nia vive.
Y puede que merezca ir a la crcel. Porque no fui yo quien la meti en el
agua, pero s fui yo quien la sac demasiado tarde.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
386
NOTAS SOBRE NIA ACUTICA
Este relato naci durante el proceso de creacin de Calle mgica. La premisa
de esa novela es que la magia irrumpe en el mundo de Balwin Hills, un barrio de
Los ngeles donde viven negros de clase media alta. Pero qu forma adoptara tal
irrupcin? Cmo sabra la gente que entre ellos anda suelto algo terrible?
Por los deseos, pens. Sus deseos se hacen realidad, pero de maneras
horribles, de maneras que distorsionan la vida de todos sus seres queridos.
Como yo haba dormido muchos aos en una cama de agua, era consciente
de que las ms antiguas producen un efecto de oleaje. Cuando ests acostado sobre
una superficie que se ondula como el agua, es fcil imaginar que debajo de ti tienes
todo un mundo de vida acutica. Y si sintieras que algo te golpea en la espalda,
algo grande que no puede estar ah de ninguna de las maneras? La idea me rond
durante aos y, pensando en los deseos que salen mal, encontr una aplicacin
para aquella vieja idea maligna. Y si ese nadador que est dentro de tu cama de
agua es tu propio hijo, ese al que le encanta nadar, ese cuyo deseo es nadar como
un pez dentro de la masa de agua ms cercana en la que pueda caber?
Eso en s ya es bastante espantoso, pero despus viene la consecuencia: no te
creera nadie.
Cuando tuve escrito este relato en primera persona, no tena ni idea de cmo
incluirlo en la novela. Interrumpira la narracin del libro con relatos en primera
persona como ste? Pas un par de aos convencido de que s. Pero en parte supe
inmediatamente que aquello era como huir de la novela que deba escribir porque,
cada vez que los relatos en primera persona interrumpieran el flujo de la narracin,
la accin de la novela quedara cortada en seco. Los lectores no tardaran en darse
cuenta de que esos relatos no iban a ninguna parte, que slo estaban all para
demostrar lo hbil y lo artista que es el autor.
De modo que cuando escrib Calle mgica introduje referencias a los
incidentes de este relato e inclu a sus personajes, pero no utilic el relato en s, no
interrump la narracin en tercera persona de Calle mgica.
Al escritor le resulta fcil subvertir su propia obra exhibiendo su
El guardin de los sueos Orson Scott Card
387
deslumbrante habilidad como escritor. Pero, cuando escribes ficcin, tienes un
trabajo serio entre manos y el escritor no es el nico que trabaja. Cuando escribo
las palabras que constituyen mi narracin, cada lector se sirve de ellas como gua
para crear en su propia mente las imgenes y los sonidos, las causas y los efectos,
los sentimientos y el pasado de los personajes. Estoy guiando al lector por un
pequeo pueblo de personajes que tienen ms o menos relacin con el mundo que
conoce. Y, si lo hago bien, el lector colabora conmigo en la creacin de esa
secuencia de recuerdos.
Entonces, por qu interrumpir al lector en esa tarea de la que disfrutamos
tanto l como yo, exigindole que se olvide del hilo conductor y tome otro
completamente nuevo, con una voz y un punto de vista distintos, cuando yo
puedo llevar a cabo la misma tarea sin tanta distraccin? Si hago que el lector se
aparte del relato y de los personajes para fijarse en m y en mis trucos literarios,
qu soy entonces? Pues soy un director de cine que distrae constantemente al
pblico con ngulos de cmara raros o extraos efectos de color para demostrar lo
artista que es; soy como un dramaturgo que, despus de una escena especialmente
divertida o conmovedora, salta al escenario y grita: No miren a los actores,
mrenme a m! Yo soy el que ha escrito esa escena que tanto les ha gustado!
Apludanme a m!
Dicho de otro modo, es una necesidad lastimosa la que lleva al escritor a
interesarse ms por impresionar a sus lectores que por dejarles participar
plenamente en la construccin de los recuerdos que se ha comprometido a darles.
Deslumbrar al lector es fcil; lo difcil es mantenerse invisible e ir guindolo sin
altibajos por las vivencias de la narracin.
Con esto no digo que nunca haya sucumbido a la tentacin, sobre todo en los
relatos cortos. Como se invierte mucho menos tiempo en la narracin, tiendo como
el que ms a jugar y a divertirme un poco.
Pero casi siempre me tomo muy en serio lo que escribo. Por tanto, al igual
que un buen dramaturgo o un buen director de cine, no irrumpo en el escenario y
dejo que los lectores se ocupen de la tarea de vivir las vidas indirectas que he
creado para ellos.
Por eso existe este relato como ente independiente. Cuando me pidieron un
relato para Galaxy Online tena ste disponible porque nunca saldra en las pginas
de Calle mgica. A m me pareca un relato muy bueno, pero no tena cabida en un
libro que yo quera que fuera mejor todava.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
388
El guardin de los sueos perdidos
Mack Street no naci: fue arrancado del vientre antes de tiempo, como
dira el Bardo inmortal. Por desgracia, no haba ningn malvado Macbeth al que
slo pudiera matar alguien no nacido de mujer. A pesar de ello, Mack Street
siempre supo que su vida tena un propsito; quizs elevado, quiz minsculo,
pero en todo caso un propsito. Cmo explicar si no el hecho de que viviera?
No saba por qu su madre haba decidido abortar, ni por qu esper tanto
tiempo para hacerlo. Sera por venganza, fruto del resentimiento, porque su padre
la haba abandonado pocos meses antes de la fecha en que deba nacer el nio? O
simplemente estaba indecisa y tard siete meses en decidirse a quitarse de encima
al cro?
Y cuando su madre descubri el hecho abrumador de que respiraba, de que
incluso lloraba con esos dbiles maullidos propios de los bebs prematuros, por
qu lo llev hasta el parque Baldwin y lo dej lejos del camino ms prximo,
cubierto de hojas, de tal modo que fuera un milagro que alguien lo encontrara y le
salvara la vida?
A pesar de todo, lo haban encontrado un par de chicos que buscaban un
lugar tranquilo para fumarse sus primeros porros. Cuando estaban a punto de
descubrir que los haban engaado y que la hierba no era ms que eso, simple
hierba, hierba comn (y la verdad, nauseabunda), el menor de los dos vio cmo se
mova el montn de hojas y las apart, dejando al descubierto un beb desnudo
que de tan pequeo no pareca de verdad.
El mayor insisti en que no lo era o que, por lo menos, no era humano.
Todo el mundo sabe que los coyotes recin nacidos parecen humanos
dijo.
Vas a decirme que de mayor ser un coyote negro? pregunt el menor.
Venga decidi el mayor. Primero nos fumamos esto y despus le
El guardin de los sueos Orson Scott Card
389
contamos a alguien lo del nio.
Si esto nos coloca tanto como a mi hermano mayor, no vamos a poder
decirle nada a nadie durante medio da por lo menos. Es un nio muy pequeo, se
morir.
Con esa picha tan pequea no puede ser negro juzg el mayor; pero ya
estaba guardando la supuesta hierba en la bolsa de plstico con cierre hermtico.
Si quieres llevarlo a alguna parte, tendrs que hacerlo sin el to Raymo. No quiero
que me interroguen si descubren que llevo encima una bolsa de hierba.
Una bolsa de hierba y el culo negro de tu madre aadi el menor. Me
juego lo que quieras a que nos han dado brcoli seco o algo as. De todas formas,
no nos servir de nada.
No mientes el culo de mi madre, Ceese.
Eso podra haberlos llevado a una discusin, ya que ambos estaban nerviosos
y un poco hartos el uno del otro, pero Ceese recogi al nio, que se agit y maull:
Igual que un gatito recin nacido, pens. Record que una vez Raymo haba
cogido un gatito recin nacido y le haba pisado la cabeza slo para ver cmo se
aplastaba. Ceese decidi no quedarse, aunque lo del gatito haba pasado haca ya
un par de aos y despus Raymo haba vomitado todo lo que tena en el estmago
y tirado el zapato manchado de sesos y recibido una soberana paliza por haberlo
perdido. Uno nunca saba lo que iba a hacer Raymo. Como sola decirle su
madre a voz en grito, no era de esos que terminaban aprendiendo la leccin.
De manera que Ceese se llev corriendo al nio abortado hasta su casa y,
cuando se lo ense a su madre, sta se puso a gritar y se fue corriendo a la casa de
al lado y despert a la seorita Smitcher, que era enfermera del turno de noche. La
seorita Smitcher llam a urgencias y despus hizo que Ceese, que segua con el
beb en brazos, se sentara en el asiento trasero de su Civic, le abroch el cinturn
de seguridad y los llev a los dos al hospital conduciendo como una loca, sin dejar
de maldecir todo el camino diciendo que la gente debera sacarse una licencia para
tener tero.
Hay gente tan loca que no se le permite comprarse una pistola, pero
pueden concebir un nio sin pedir permiso a nadie. Y, cuando lo tienen, lo tiran sin
ms.
Entonces, la seorita Smitcher tuvo una mala idea y se volvi hacia atrs,
taladrando a Ceese con la mirada.
Ese nio no ser tuyo, eh, muchacho?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
390
Mire adelante, maldita sea! chill Ceese, porque el enorme camin que
tenan delante se haba detenido y ellos no.
La seorita Smitcher pis el freno con tanta fuerza que Ceese sali despedido
y choc con la barbilla contra el asiento delantero. Claro est, el beb se le escap
de las manos, rebot en el respaldo del asiento y cay al suelo como una piedra.
Se ha matado! vocifer Ceese.
Recgelo, atontado! grit la seorita Smitcher.
Ceese se inclin y recogi al beb.
Est bien?
Y no me pregunta si estoy bien yo? protest Ceese.
S que ests bien, porque ests respondiendo y haciendo el imbcil! Qu
pasa con el nio?!
Respira confirm Ceese. Tiene usted tantos envases de McDonalds en
el suelo del coche, que supongo que han amortiguado la cada.
Decididamente, ese nio est dispuesto a no morirse coment la seorita
Smitcher.
Les hizo un gesto obsceno a los coches que tena detrs y que tocaban las
bocinas como locos. Despus encendi las luces de emergencia, como si pensara
que as el coche se converta en ambulancia, sorte rpidamente el camin y sigui
adelante a toda velocidad hasta que fren en seco en la rotonda de entrada del
servicio de urgencias.
Y as fue como Mack Street, en lugar de morirse bajo un montn de hojas en
el parque Baldwin, fue adoptado por el barrio de Ceese.
Bueno, oficialmente lo adopt la seorita Smitcher, que sola llamarlo su
pequeo milagro, aunque era ms probable que se sintiera culpable de haber
dado aquel frenazo y haberlo hecho caer al suelo, y quera asegurarse de
compensarlo por si haba sufrido alguna lesin cerebral o algo as.
Pero la seorita Smitcher trabajaba de noche y dorma de da, y el beb Mack
dorma de noche y chillaba a pleno pulmn de da, precisamente cuando ella
intentaba dormir, por lo que result que al final se lo quedaba cualquier madre que
pasara por casa y estuviera dispuesta a aceptarlo. Como ninguna lo quera tanto
como la seorita Smitcher, el nio sola estar desatendido hasta que alguien se
acordaba de darle de comer o de limpiarle el culo, salvo cuando al hijo o la hija de
El guardin de los sueos Orson Scott Card
391
alguien se le ocurra que el beb poda servir de mueca o de pelota con
movimiento propio y lo haca participar en sus juegos.
Algunos decan que la seorita Smitcher le puso de apellido Street por eso,
porque lo haban criado entre casi todas las familias de la manzana. Pero a nadie se
le ocurri preguntar, y por eso nadie se enter, de que Street era el apellido de
soltera de la seorita Smitcher antes de casarse y divorciarse, y que Mack era como
se llamaba su to favorito. Mack tampoco se enter de todo eso hasta que ella
muri y tuvo que ordenar sus cosas. No era muy dada a hablar ni a dar
explicaciones. Si te quera, tenas que deducirlo viendo cmo cocinaba para ti y te
compraba ropa... porque nunca te lo deca con palabras ni con caricias.
A Mack pudo faltarle afecto, pero desde luego lo que no le falt fueron
estmulos. Un nio al que obligan a comer pasteles de barro o tiran por los aires
como un baln de ftbol americano tiende a mantenerse ms bien despierto.
Cuando empez a ir a la escuela no tena miedo prcticamente de nada y aceptaba
cualquier desafo, consciente de que fuera lo que fuese lo que le propusieran comer
o hacer ya habra comido o hecho algo peor.
Cuando alguien le contaba a la seorita Smitcher una nueva locura de Mack,
ella deca:
Ese nio tiene un ngel que vela por l.
Aceptaba retos, por raros que fueran, para ganarse un puesto entre los chicos
de la escuela. Pero los retos no eran su verdadera razn de ser.
Mack encontraba la verdadera emocin de la vida en los sueos. Cuando
slo tena siete aos se enter de que el resto de la gente slo soaba cuando
dorma. En cambio, a l los sueos le sobrevenan de da o de noche. Por eso los
chicos vean que, de pronto, en pleno juego, Mack se quedaba quieto, con la boca
abierta y la mirada perdida. Cuando aquello suceda, los chicos se limitaban a
decir: Mack se ha ido, y seguan jugando.
La mayora de los sueos poda sacrselos de encima sin prestarles apenas
atencin. Total, no vala la pena perder tiempo de recreo o aguantar las
reprimendas de los profesores ms severos de la escuela, esos que pretendan que
prestara atencin a sus explicaciones.
Pero, aunque no los entendiera, haba sueos que lo cautivaban.
Como uno que Mack empez a tener a los diez aos. Iba en un vehculo. No
estaba seguro de que fuera un coche, porque un coche no habra podido circular
por una carretera como aqulla. Empezaba siendo una pista de tierra entre rboles
El guardin de los sueos Orson Scott Card
392
de aspecto desigual que formaban un bosque de secano, como los de California. La
carretera descenda a pesar de que el terreno se mantena llano a ambos lados.
Luego tenan que subir terraplenes o cuestas empinadas, incluso a cerros aislados.
La carretera se iba volviendo pedregosa, pero las piedras tenan el tamao de
adoquines y eran redondeadas como los guijarros del lecho de un ro. Mack y
quien fuera con l en el vehculo avanzaban a toda velocidad, como si las piedras
fueran asfalto.
Las piedras brillaban negras a la luz del sol, como si se hubieran mojado
poco antes. La carretera pedregosa ascenda, cada vez ms empinada, y luego se
estrechaba hasta que quedaban casi atascados entre paredes tan altas como
barrancos, con una pequea cascada que caa en el ngulo de unin de ambos
barrancos. No podan seguir.
De modo que daban marcha atrs. Y era entonces cuando Mack se daba
cuenta de que no conduca, porque l no saba ir marcha atrs en un coche... si
aquello era un coche.
Y seguan retrocediendo hasta que el desfiladero se ensanchaba lo bastante
para poder dar la vuelta. Lo hacan y llegaban al lugar donde haban elegido por el
camino equivocado. Al fondo de la carretera vean un estrecho paso que se
desviaba hacia la izquierda y descenda todava ms. En ese momento, Mack se
daba cuenta de que aquello no era una carretera sino el lecho seco de un ro. Y
entonces oa un trueno a lo lejos y comprenda que en la cima de la montaa estaba
lloviendo y que aquella mnima cascada iba a convertirse en un torrente, y que
tambin llegara una riada por el otro brazo del ro. Estaban atrapados en aquel
estrecho desfiladero que se iba a llenar de agua; la riada los arrastrara, los
aplastara contra las paredes del barranco hasta dejarlos tan redondeados como
uno de aquellos guijarros.
Y llega el agua, en efecto, y es tan espantoso como se lo haba figurado. Da
vueltas de campana golpendose aqu y all, y por las ventanillas no ve ms que
agua turbulenta y piedras y los cadveres de las otras personas que iban en el
vehculo y que el agua ha arrastrado y aplastado y destrozado contra las paredes
del desfiladero, y de pronto...
De pronto el vehculo sale disparado hacia el espacio y ya no hay barranco,
slo aire alrededor y un lago abajo. El vehculo cae al lago y se hunde
progresivamente. Mack piensa: Tengo que salir de aqu. Pero no encuentra modo
de abrir la puerta, ni la ventana. Y se hunde ms y ms, hasta que el vehculo se
posa en el fondo del lago y los peces nadan a su alrededor y golpean las ventanas.
El guardin de los sueos Orson Scott Card
393
Entonces llega una mujer desnuda que no resulta ertica ni nada de eso, slo est
desnuda porque no sabe lo que es la ropa. Llega nadando y le mira, y le sonre, y
cuando toca la ventana sta se resquebraja y el agua se filtra poco a poco y lo
rodea, y l sale nadando y ella le besa la mejilla y le dice: Bienvenido a casa, te
echaba mucho de menos.
A Mack no le haca falta estudiar psicologa para saber de qu trataba aquel
sueo. Trataba de que haba nacido demasiado pronto, trataba de que tena que
llegar a lo ms profundo de s mismo completamente solo, porque entonces
encontrara a su madre. Ella acudira a l, le abrira la puerta y le dejara volver a
entrar en su vida.
Crea tanto en su sueo que estaba seguro de cmo era su madre: tena la piel
tan negra que era casi azul y la nariz fina, como los hombres y mujeres de Sudn
que salan en el libro Pueblos africanos de la escuela. Puede que sea africano
pens. No afroamericano como el resto de los chicos negros de mi clase, sino
africano de verdad, sin una gota de blanco.
Pero, entonces, por qu su madre se haba desecho de l?
A lo mejor no haba sido su madre. Quiz la haban drogado y le haban
sacado el nio, se lo haban llevado y lo haban escondido sin que ella supiera
siquiera que estaba vivo. Pero Mack saba que algn da la encontrara, porque el
sueo era tan real que tena que ser cierto.
Tiempo despus le cont el sueo a un psicoterapeuta al que le mandaron
para tratarse los ataques, como llamaban a los trances cuando se detena a
contemplar un sueo. El terapeuta lo escuch, asintiendo con la cabeza y aires de
sabelotodo, y despus le explic:
Mack, los sueos salen de muy dentro de ti, de una cadena de significado
tan profunda que no tiene palabras ni imgenes. Por eso tu cerebro la reviste de
imgenes conocidas. Esa idea de recorrer una especie de pasadizo, que es ro y
carretera a la vez, surge de muy adentro. Por eso tu cerebro lo convierte en
desfiladero y, cuando empieza a empujarte y a empujarte obligndote a salir, y
cuando tu interior te dice que sales disparado al aire, t lo ves como si salieras de
un desfiladero. Y quin llega entonces a salvarte? Tu madre.
Me est diciendo que es as como interpreta mi cerebro el recuerdo de
haber nacido? dijo.
Es una interpretacin posible.
Hay otra?
El guardin de los sueos Orson Scott Card
394
Puede que la haya, aunque todava no se me ha ocurrido.
Sea como sea, es mi madre tal como he credo siempre que era.
Creo que si en los sueos parece tu madre y t crees que es tu madre,
entonces es tu madre.
Estupendo dijo Mack.
Lo nico que le importaba era que ya saba cmo era su madre. Mack era tan
negro como el que ms, pero su madre era an ms negra y le pareca estupendo.
Pero que estuviera debajo del agua ya no era tan estupendo. Confiaba en que su
sueo no significara que su madre se haba ahogado, sino slo que nadaba mucho.
O quiz no significara nada de nada.
Pero aqul era el nico de sus sueos en el que se senta l mismo, y eso era
algo que el psicoterapeuta no le supo explicar.
Qu quieres decir con que normalmente no te sientes t mismo?
Quiero decir que, en los sueos, yo no soy yo. Slo lo soy en el de la
carretera que se convierte en ro.
Entonces, quin eres en los dems?
Alguien distinto cada vez.
Cuntame esos sueos sugiri el psicoterapeuta.
No puedo neg Mack. No estara bien.
Qu quieres decir? Puedes contrmelo todo.
Puedo contarle mis sueos. Pero sos no son mos.
Al psicoterapeuta le pareci un razonamiento completamente absurdo.
Si estn en tu cabeza, Mack, son tuyos!
Mack no fue capaz de explicar cmo saba que el psicoterapeuta se
equivocaba y que los sueos no eran suyos.
Slo saba que, por ejemplo, en uno de los sueos se vea a s mismo recin
nacido y que sus manos recogan a aquel beb. Por tanto, el sueo no era suyo, sino
de Ceese, que segua viviendo en el barrio pero no se relacionaba mucho con Mack.
Raymo siempre contaba que Ceese y l haban encontrado a Mack. Pero, segn la
versin de Raymo, era Ceese el que quera dejar al beb para fumar hierba y
Raymo quien insisti en llevrselo para salvarle la vida, dando a entender que el
El guardin de los sueos Orson Scott Card
395
hroe haba sido l. En el sueo que llegaba a la mente de Mack, ste vea la
verdadera historia: Ceese haba sido el salvador, mientras que Raymo quera dejar
al nio entre las hojas.
Mack no quera contarle a nadie aquel sueo para que no lo tomaran por
loco. Ya lo tenan por tal, pero Mack saba que si llegaban a considerarlo demente
de verdad lo encerraran en alguna parte. Y, lo peor: qu sueos se le meteran
dentro de la cabeza en el manicomio?
Porque Mack saba que eran otras personas las que le metan aquellos sueos
en la cabeza. Casi nunca saba a quin corresponda el sueo, aunque algunos
deban ser de un profesor; otras veces slo se haca una idea de quin poda ser la
persona del barrio que le enviaba aquel sueo.
Lo que no saba era si la otra persona tena realmente el mismo sueo,
exactamente igual que l. Porque los sueos siempre eran tan tristes que cmo
poda aquella gente pasarse un solo da sin llorar sabiendo que tena sueos as
dentro?
Mack no lloraba, sin embargo, porque los sueos no eran suyos.
Los Johnson, por ejemplo, la pareja cuya hija sufra una lesin cerebral
porque haba estado a punto de ahogarse en la cama de agua de sus padres: Mack
no saba si el sueo que reciba era del seor Johnson. Tal vez fuera de su hija, de
Tamika: un sueo que le haba quedado de cuando era una nia que viva para la
natacin. En ese sueo, Tamika estaba en la selva y se tiraba a un estanque de agua
con una preciosa cascada, como en las pelculas. Disfrutaba nadando. Cada vez
que se tiraba al agua, se sumerga ms y ms profundamente, hasta que, una vez,
al querer emerger, se topaba con una barrera de plstico. La nia se asustaba, pero
entonces vea que su pap y su mam estaban acostados sobre el plstico y les
daba golpecitos, y ellos se despertaban al instante y la vean y le sonrean y abran
el plstico y la sacaban.
Si Mack no hubiera sabido parte de la historia de Tamika (al menos, la parte
que cont el seor Johnson antes de que lo metieran en la crcel), habra podido
creer que no era ms que otra versin de su propio sueo de nacer. Quizs habra
pensado: Es el tpico sueo que tiene la gente sobre su nacimiento. Al menos las
personas a las que no abortaron ni dejaron en el parque bajo un montn de hojas
para que se murieran.
Pero tambin poda pertenecer al seor Johnson. Poda ser su sueo de cmo
deseaba que hubiera sucedido todo, en vez de que Tamika pasara tanto tiempo
El guardin de los sueos Orson Scott Card
396
atrapada bajo el agua y sus neuronas empezaran a morir antes de darse cuenta de
que era ella, cortar el colchn y sacarla. Si la hubiera encontrado inmediatamente,
en cuanto le dio golpecitos desde el interior del colchn de agua...!
O quiz fuera de la seora Johnson, ya que sta no lleg a sentir a su hija
dentro del colchn. Quizs era el sueo de cmo deseaba ella que hubiera pasado
todo: que los dos hubieran notado los golpecitos de Tamika y hubieran podido
sacarla a tiempo.
O quiz fuera el sueo de Tamika. Quizs era as como la nia lo recordaba
en la confusin de su cerebro daado. Se tiraba al agua y se sumerga cada vez a
mayor profundidad, hasta que apareca dentro de la cama de agua de sus padres,
que la sacaban, la abrazaban, la mimaban y la besaban como en el sueo. A lo
mejor era su interpretacin del masaje cardaco y la respiracin artificial, que
Tamika confunda ahora con las muestras de amor paternal.
El caso es que era un buen sueo. Quizs el seor Johnson, si era l quien
soaba, llorara al despertarse, pero a Mack le haca sentirse bien. Tirarse al agua y
nadar era maravilloso. Y tambin lo era que se abriera la barrera de plstico y ver
que pap y mam estaban esperando para abrazar a la nia que nadaba.
Tras hablar con el psicoterapeuta, aunque Mack no lleg a contarle el sueo,
intent interpretarlo como habra hecho l. En el sueo aparecen un padre y una
madre, de manera que a lo mejor es mi propio sueo acerca de un padre y una
madre. Pero creo que no, porque mi padre y mi madre me rechazaron. As que
sueo en romper una barrera y encontrarme rodeado de amor y de besos. Mi
cerebro slo aade algunos detalles acerca de cmo estuvo a punto de ahogarse en
la cama de agua Tamika, o puede que todo sea cosa ma y slo est confundido
acerca de quin es quin dentro de mi cabeza.
Mack le dio vueltas y ms vueltas a todo aquello, a cmo funcionaba o
dejaba de funcionar su cerebro y a por qu tena aquellos sueos y cmo reciba
sueos que le enviaban otras personas.
Hasta el da en que Yo Yo se mud a Baldwin Hills, pero no a la zona llana
donde vivan Mack y sus amigos. Se compr una casa en las colinas, cerca del final
de la sinuosa carretera que llevaba a la zona del parque donde haban encontrado a
Mack. En aquella calle vivan mdicos, abogados, contables, un agente
cinematogrfico e incluso un director con cierta fama. Haba mucho dinero all:
coches caros, trajes a medida y vestidos de noche, y personas con
responsabilidades.
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Pero Yo Yo (o Yolanda White, como figuraba en la gua telefnica) no era
como sus vecinos. No intentaba parecer respetable como esa otra gente que, segn
Raymo: Quieren tener todo lo que tienen los blancos con la esperanza de que los
blancos no sean capaces de distinguir la diferencia, cosa que no pasar nunca. Yo
Yo iba en moto, una cafetera enorme que haca tanto ruido como un tren cuando
suba por aquellas calles sinuosas a cualquier hora del da y de la noche. Tampoco
iba a la moda: llevaba unos vaqueros tan ajustados a su cuerpo esbelto y
exuberante, que los adolescentes como Mack fantaseaban pensando en el da que
las costuras cederan y los vaqueros se le abriran como una piel de pltano, y ella
llegara en la moto y se detendra y desmontara toda desnuda, y dira:
Adolescente de mirada lbrica, quieres dar un paseo en moto conmigo?
Mack saba que aquello no era un sueo, slo un deseo. Yo Yo ejerca ese
efecto extrao sobre los chicos, y Mack tampoco era tan raro como para no saber la
diferencia entre sus deseos y un sueo de Yo Yo.
Cuando le lleg el sueo de Yo Yo lo reconoci de inmediato. La verdad es
que lo haba estado esperando, porque ya estaba bastante familiarizado con los
sueos habituales de su barrio y los que le llegaban en la escuela, con todos los
sueos profundos que se repetan regularmente. As que no le cost mucho trabajo
reconocer un sueo nuevo. Fue una noche en la que el motor de aquella moto
resonaba por el barrio y alguien la maldijo gritando una serie de palabrotas que,
probablemente, despertaron a ms nios de los que poda despertar la moto que
maldeca.
El sueo nuevo era un sueo pico y l era una chica, un indicio inequvoco
de que el sueo no era suyo. Estaba claro que no era uno de esos sueos de nia-
atrapada-en-un-cuerpo-de-nio. La chica llevaba unos vaqueros ajustados, y a
Mack le gustaba mucho la sensacin de llevarlos. Tambin le gustaba mucho la
sensacin de tener entre las piernas la grupa de un caballo; aunque, cuando
despertaba, saba que en el mundo real no era un caballo sino una moto.
En el sueo, Yo Yo (porque tena que ser ella) montaba un caballo poderoso y
cabalgaba por una pradera llena de rebaos de vacas que pastaban a la sombra de
unos rboles dispersos o beban en arroyos poco profundos. Pero el cielo no era
azul intenso como se supone que debe ser en un paisaje de vaqueros, sino de un
color parduzco y amarillento, como el de los peores das de contaminacin
combinada con una tormenta de polvo.
Y en aquella bruma volaba algo feo, algo espantoso, y Yo Yo saba que tena
que luchar contra aquella cosa y matarla porque iba a robar todas las vacas, a
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llevrselas de una en una o de diez en diez para devorarlas y escupir sus huesos.
En el sueo, Mack vea la montaa de huesos y, posada en ella, una criatura tan
repugnante, resbaladiza y gorda como una babosa gigantesca; slo que, despus de
babear encima del montn de huesos, desplegaba un par de alas enormes como de
polilla y se elevaba por el cielo lleno de humo en busca de ms presas porque
siempre estaba hambrienta.
Lo importante era que, a lo largo del sueo, Yo Yo no estaba sola. Aquello
enloqueca a Mack porque, por mucho que se esforzara, no consegua que la chica
volviese la cabeza para ver quin cabalgaba con ella. Unas veces le pareca que esa
otra persona iba montada en la grupa del caballo; otras crea que volaba a su lado
como un ave, o que corra junto a ella como un perro. Fuera lo que fuera, o
quienquiera que fuese, siempre quedaba fuera de su campo de visin.
Y Mack no poda dejar de pensar: Quiz soy yo. Quiz me necesita, y por
eso me ha llegado este sueo.
Porque en el sueo, cuando la chica llega a caballo hasta el pie de la montaa
de huesos y la enorme babosa abre las alas y echa a volar, y llega el momento
decisivo de matarla o rendirse y dejar que devore todo el rebao, la chica, de
pronto, se da cuenta de que no tiene rifle, ni lanza, ni siquiera una piedra que
arrojarle. De alguna manera ha perdido el arma, aunque Mack en ningn momento
ha visto que llevara una. Va desarmada y la babosa gigantesca desciende sobre ella
y, de pronto, el pjaro, perro u hombre que la acompaa se abalanza contra el
monstruo. Sigue sin verlo, de modo que Mack no sabe qu o quin es, ni si el
monstruo simplemente lo mata o si consigue clavarle los dientes, el pico o un
cuchillo a la bestia. Porque en el momento en que Yo Yo se vuelve a mirar, el sueo
termina.
Pero no termina como los sueos normales, que se van disolviendo en el
estado de vigilia; ni como los otros sueos de Mack, que se alejaban de l
lentamente hasta desaparecer. No; cuando ese sueo terminaba lo haca de golpe,
como si lo empujaran bruscamente al mundo real por una puerta. Mack
pestaeaba y volva la cabeza para ver... nada. Como mucho, a uno de sus amigos
rindose y diciendo: Mack ha vuelto!
Por esos dos motivos las fantasas de Mack con Yolanda en la moto y la
esperanza de que tal vez fuera l quien la acompaaba para enfrentarse a la
babosa, Mack se centr en ella para encontrarle sentido a su vida. No era un
aborto fracasado, un superviviente accidental. Haba nacido para estar all, en la
parte llana del barrio de Baldwin Hills, mientras la moto de Yo Yo suba rugiendo
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la colina. Haba nacido para amarla, para estar a su servicio, para morir por ella en
las mandbulas de la babosa gigantesca... si eso era lo que ella necesitaba.
As pues, cuando las personas mayores empezaron a irritarse por el
problema del barrio, Mack no se perdi ni media palabra. Alguien se haba
quejado a la polica del ruido, pero despus corri la voz de que la moto de
Yolanda haba superado el test de ruido y la gente se enfad ms todava.
Si esa mquina no hace suficiente ruido como para que se la confisquen,
de qu sirven las leyes contra la contaminacin acstica? pregunt la seorita
Smitcher.
Si no podemos librarnos de la moto, tendremos que librarnos de la chica
sugiri la madre de Ceese.
No es posible que sea la propietaria de esa casa asegur la vieja seora
James. Cmo podra permitrsela una zorra como sa? Seguro que la mantiene
un hombre.
Es la antigua casa de los Parson inform la seorita Smitcher. Cuando
se llevaron al seor Parson a la residencia de ancianos, estaba ciego y sordo. Y la
seora Parson se larg de all como un rayo. Ser ella la que mantiene a esa tal Yo
Yo?
Empezaron a llover las sugerencias:
Puede que sea una ocupa y que los Parson (o los nuevos propietarios, si
existen) ni siquiera sepan que est viviendo en su casa.
Puede que sea una zorra de verdad y que gane tanto dinero que haya
comprado la casa.
Entonces, como buena puta de tres al cuarto, la habr pagado con
calderilla! cacare la vieja seora James.
Puede que sea sobrina del seor Parson y que por eso no haya sido capaz
de decirle que no.
Puede que sea novia de un capo de la droga que ha comprado la casa para
que viva all.
Los capos de la droga pueden permitirse mujeres ms guapas que sa!
escupi la madre de Ceese.
Pero despus de darle tantas vueltas la solucin result muy sencilla.
Hershey LeBlanc, un abogado que viva a cuatro puertas de Yo Yo y que juraba
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que el ruido de la moto volva locas a las carpas de su estanque, consult el
registro de la propiedad y descubri que, en efecto, la casa perteneca a Yolanda
White. La haba pagado con un cheque.
Pero el contrato tiene una clusula especial anunci LeBlanc triunfal.
Una clusula especial? pregunt la seorita Smitcher.
Una clusula heredada de otros tiempos aclar LeBlanc, de cuando
esto era un barrio de blancos.
Ay, seor, ya lo s! exclam la madre de Ceese. En la escritura dice
que la casa no se puede vender nunca a un negro, a que s?
Bueno, para ser exactos, dice a una persona de color matiz LeBlanc.
Eso ya no tiene validez ante los tribunales asegur la seorita
Smitcher. Hace aos que no la tiene.
Adems aadi la vieja seora James, la mitad de las casas de por aqu
deben de tener clusulas de ese tipo... o las tenan.
Y tendramos que ser muy hipcritas para expulsarla de su casa
argumentando que es de color reconoci la madre de Ceese. Quiero decir...
En nombre del cielo, todo el barrio es negro como el sobaco de Dios!
Negro como el sobaco de Dios! cacare la vieja seora James. Es lo
ms racista que he odo en mi vida.
Si eso es lo ms racista que ha odo en su vida, debi quedarse sorda
mucho ms joven de lo que yo crea brome la madre de Ceese.
No la expulsaremos por ser negra dijo LeBlanc. Sencillamente,
anularemos la venta porque en la escritura figuraba esa clusula y ella no se opuso.
La demandaremos por aceptar una clusula racista, lo que es una ofensa para todo
el barrio.
Entonces, cambiar la escritura. Eliminar la clusula y ya est apunt la
madre de Ceese.
Pero as se enterar de que no la queremos aqu dijo LeBlanc. Puede
que se limite a vender la casa.
Seguro que se la vende a una familia blanca! exclam la seorita
Smitcher. Al fin y al cabo, su escritura prohbe vendrsela a una familia de
color.