Abu Jamal Mumia - Brota La Vida

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Annotation

Como si an pudiera concebirse


mayor castigo que una condena a muerte,
Mumia Abu-Jamal fue sancionado y
recluido en una celda de aislamiento por
denunciar en su anterior libro Desde la
galera de la muerte, ya publicado por
nuestra editorial, la arbitrariedad del
sistema judicial americano y la
deshumanizacin de sus crceles.
A pesar de ello, Mumia ha seguido
escribiendo y gracias a la complicidad
de algunos amigos, ha sacado
clandestinamente de la crcel el
conjunto de textos que ahora tienes en
tus manos.
Desde la inminencia de la muerte,
ya que su condena ha sido recientemente
ratificada, Mumia es capaz de
transmitirnos la fuerza de la vida y su
esperanza en la lucha. Unos escritos se
centran en la denuncia de las crceles, el
racismo de los jueces y la implacable
represin de la polica, especialmente
exacerbada contra las organizaciones
afroamericanas. Otros nos transmiten de
forma estremecedora los sentimientos de
Mumia, la esperanza que alberga en los
nios y en la coherencia de una forma de
vida comprometida con la comunidad
afroamericana que debemos ser capaces
de transmitirles para la construccin de
un futuro mejor.
Prlogo
Prefacio
Al lector
Castigado por escribir
Los libros y el Estado
Pena de muerte
Recordando a Moser
Poltica
La bsqueda
Pensamientos
La noche del poder
Vida material
La religin de la vida
Cristiandad
Guerra espiritual
Reclusin
Cristianos?
Milagros
La fe de los eslavos
Esperanza
La sal de la tierra
Comunidad
Los hombres del clero
El odio
Seres humanos
La araa
El otoo
Nios
El Creador
Padre anhelado
Madre perdida
Encuentro con un asesino
Dilogo
La objetividad
Violencia
Conversacin sobre Dios
Meditaciones
Pensamientos de Navidad
La sabidura
Sin ttulo
Ms guerra
La transformacin
Una llamada a la accin
Entrevista a Mumia
Sobre el autor
Informacin
Bibliografa
notes
Mumia Abu-Jamal
Brota la vida
Izenburua: Brota la vida
Jatorrizko izenburua: Death blossoms
Egilea: Mumia Abu-Jamal
Itzultzailea: Antonio Urbina
1996 Mumia Abu-Jamal Prlogo de
Julia Wright 1997 The Plough Publishing
House of the Bruderhof Foundation 1999
Txalaparta ISBN: 94-8136-125-9
Lege gordailua: BI 880-1999
A aquellos
sin nombre que vinieron antes
y ya no estn,
a los que saltaron
a las inciertas y oscuras
profundidades,
a los que lucharon contra toda
adversidad,
a los que darn nacimiento
a los dioses,
a los que nunca se rendirn.
A aquellos que vinieron antes,
a los que estn por llegar,
dedico este refugio.
M.A.J.
Prlogo
La apasionada y proftica voz de
Mumia Abu-Jamal nos reta a
enfrentarnos con el rasgo ms distintivo
de la Amrica actual: la erosin de los
sistemas de salud y educacin. Esta
estremecedora realidad que cada vez
condena a ms gente a la marginacin es
el resultado de varios procesos
fundamentales. Tomemos, por ejemplo,
las fuerzas de nuestro no regulado
mercado capitalista, que nos han llevado
a unos niveles inmorales de desigualdad
en la salud y la educacin, a la
desproteccin social para los ms
desfavorecidos econmicamente y al
aislamiento personal y la desorientacin
psicolgica. ste es el legado de la
supremaca blanca, que de forma
encubierta y muchas veces no tan
encubierta, contina produciendo nuevas
formas de segregacin geogrfica,
marginacin laboral y tensiones
sociales. Tambin podemos observar
cmo en otras reas, las ideologas
opresivas y la persistente intolerancia
(como el patriarcado y la homofobia)
ahogan la posibilidad de establecer unas
relaciones ms saludables y humanas
entre hombres y mujeres. En resumen,
nuestra "civilizacin" capitalista est
destruyendo nuestras mentes, nuestros
cuerpos y nuestras almas en nombre del
"sueo americano".
Mumia Abu-Jamal, alguien que ha
vivido en el lado oscuro de este sueo,
encarcelado injustamente por un crimen
que no cometi, nos habla de la
injusticia social y el empobrecimiento
espiritual que impregna nuestra cultura.
Nos recuerda cuestiones que la mayora
de nuestros conciudadanos niegan,
ignoran o rehuyen. Y, al igual que las
ms poderosas crticas de nuestra
sociedad, desde Herman Melville,
Theodore Dreiser y Nathaniel West,
hasta Ann Petry, Richard Wright, Toni
Morrison y Eugene O'Neill, nos fuerza a
enfrentarnos con la cuestin fundamental
que afecta a este pas: De qu le sirve a
una nacin conquistar el mundo si ha
perdido su alma?
Despus de ms de quince aos
soportando unas condiciones carcelarias
de pesadilla, el alma de Mumia Abu-
Jamal no slo est intacta sino que sigue
floreciendo al tiempo que el alma de la
nacin se marchita. Seremos capaces
de escuchar y aprender de las
enseanzas de nuestros martirizados
profetas?
Cornel West Cambridge. Mass,
octubre de 1996
Prefacio
"Bajo un gobierno que encarcela
injustamente a cualquier hombre, el
verdadero lugar de un hombre justo es
la prisin".
Henry David Thoreau, 1817-1862
"Se esfuerza para ti en su amarillento
trabajo el gusano de seda? Se
transforma para ti?".
Cyril Tourneur, 1575-1626
Hay todo tipo de silencios, quiz
tantos como texturas haya al tacto, o
trazos de color a la vista. Sin embargo,
siempre recordar el extraordinario
silencio que cay sobre unos juzgados
de Pittsburg el 13 de octubre de 1995,
cuando un mundialmente conocido
escritor y periodista afroamericano
camin lentamente, con sus pies
encadenados, para prestar declaracin
en su propia demanda contra la prisin
SCI Creen y el Pennsylvania's
Department of Corrections por violacin
de sus derechos humanos. Su nombre:
Mumia Abu-Jamal.
Oleadas de silencio se congelaron
en sus pisadas encadenadas. Como si el
movimiento pudiera ser detenido, el
silencio encerraba su paradoja: las
armas cargadas de la polica, apenas
disimuladas, apuntando al amor
contenido de los miembros de la familia
presentes en la sala, hombres, mujeres y
nios a los que se les haba impedido
tocarle durante catorce aos. Me acord
del misterioso mar detenido de
Coleridge: un hechizo contra las fuerzas
de la vida. La tecnologa punta permite
ahora fabricar cadenas silenciosas para
los pies de los prisioneros. Fue un
gigante el que habl y se liber mediante
la palabra.
La defensa del penal SCI Green
procedi a interrogar a Mumia,
preguntndole insistentemente si saba
que estaba violando las normas de la
prisin cuando escribi su libro Live
from death row.
[1]
"S", contest
tranquilamente. (Un rumor recorri el
silencio). Saba que estaba violando
las mismas normas cuando acept el
pago por sus artculos, comentarios,
etc...? "S", con un tono suave, vibrante.
(El silencio se agita). Saba que el
castigo habitual por incurrir en "la
ilcita actividad de escribir" entre rejas
es de noventa das en el agujero y una
investigacin que implica el seguimiento
de su correspondencia y un acceso
limitado a todas las categoras de
visitantes incluyendo a la familia,
abogados, consejeros espirituales o la
prensa? "S", paciente, cansado. (El
silencio vibra pero se congela de nuevo,
viscoso, amenazante). "Por qu,
entonces, si lo sabas, continuaste y
escribiste ese libro?". "Porque, me
costara lo que me costase, saba que
tena que ofrecer al mundo una ventana
por la que asomarse a las almas de
aquellos que, como yo, sufren las
salvajes condiciones de los pabellones
de la muerte en Amrica...".
El silencio americano se quebr
como un vidrio barato. El juez Benson
suspendi la audiencia...
El libro que ests a punto de leer,
el segundo "crimen" de Mumia tras
Desde la galera de la muerte, rompe
de nuevo el silencio americano. Su autor
comparte con nosotros los antdotos
destilados en la prisin para combatir
las rejas del silencio, mucho ms
mortferas que el fro acero que toca
cada maana.
En el documental Mumia Abu-
Jamai. Un caso de duda razonable?
del canal HBO-Channel 4-Otmoor de
televisin, Mumia encuentra palabras
para hablarnos de las inhumanas
experiencias de aislamiento sensorial a
las que ha sido sometido.
"Cuando alguien cierra la puerta,
ya no hay sonido alguno. Queda el
sonido del silencio en tu celda. Queda el
sonido del aparato de aire
acondicionado y el sonido del silencio,
el sonido que t mismo creas en tu
celda. La sensacin de aislamiento es
total porque te arrancan del sonido de la
presencia humana. Imagnate que vas al
cuarto de bao, cierras la puerta y no
sales nunca ms salvo una o dos horas al
da... sabiendo que permanecers en ese
cuarto de bao durante todo el tiempo
que te queda de vida, sabiendo que ya
tienes una fecha para morir".
En Brota la vida, las victorias de
Mumia contra esa privacin sensorial
son premios que ha logrado arrancar de
la prisin. ("Premio" y "prisin"
comparten la misma raz que significa
"apresar"). Sin embargo, no nos presenta
unas recetas acabadas, listas para usar,
eso sera demasiado sencillo. Si en las
pginas que siguen queremos encontrar
las pautas de sus antdotos contra la
crcel, somos nosotros los que
tendremos que aprender a detectarlas, al
igual que Henry lames crea que los
lectores necesitaban alcanzar cierto
estado de lucidez antes de poder
apreciar las imgenes escondidas de la
maraa que teje el escritor.
Nada, nos ensea Mumia, puede
comenzar sin la palabra. La escritura
trenzada tras puertas bloqueadas nos
dota de sonido permanente frente al
silencio de la prisin, de distancia
espiritual frente a la demagogia de los
polticos y jueces que construyen sus
carreras sobre la sangre ajena, de
dimensin creativa para dar forma al
eco y la furia de un mundo perdido. Con
la escritura se produce un renovado
vnculo: las manos liberadas garabatean
en el cuaderno, los dedos tocan el lpiz,
el lpiz toca el papel, el papel es tocado
por lectores que se llenan de
significados. Pero por desgracia, algo
ms es necesario para impedir que el
mundo exterior se vaya alejando, para
detener el desvanecimiento del recuerdo
de la propia comunidad. Palidecen los
colores cuando los miramos a travs de
un filtro? Se torna sepia el colorido
sobreexpuesto a la memoria tantas veces
visitada?
Brota la vida parece baado por un
brillo trmulo, como si el recuerdo de
un determinado color fuera la sangre que
escapa de la realidad de la prisin. Esta
hemorragia existencia! slo puede ser
detenida por el "tratamiento de choque
que la escritura ejerce en el cerebro".
Pueden tantos siglos de filosofa
empezar a visualizar apenas los sueos
y las pesadillas de los internos de la
galera de la muerte? La percepcin
onrica tiende a reproducir la inmediatez
del mundo consciente, pero, qu sucede
cuando ese mundo se suprime? Qu
ocurre con esos sueos tan necesarios
para la salud humana? Rollo May ha
escrito sobre el dolor existencial que
padece el corazn de todos los
exiliados: la imposibilidad de regresar
al hogar. La ausencia del hogar, como la
ausencia de sonidos y la ausencia de
contacto fsico, es la base del sistema
"correccional" americano. La conciencia
de ser uno mismo se sustenta sobre la
experiencia de estar o no estar en tu
propia casa, de poder o no poder ir a
ella. Cuando sta te falta, todo empieza
a desmoronarse. Uno de los poderosos
atractivos de este libro es que Mumia ha
convertido su mente en su propio hogar,
mostrndonos durante el proceso cuan
enajenados podemos llegar a estar
nosotros mismos en la "abierta"
sociedad del exterior. El hogar interior
de Mumia es tan ilimitado que cuando
salimos de su libro, entramos en nuestra
pequea, materialista y mezquina celda,
en la que creemos ejercer nuestro libre
albedro.
Este libro no es una autobiografa
clsica o "intelectual". Es la narracin
de una huida de la prisin hacia el
territorio liberado de la mente, una
andadura del espritu ms all de la
jaula, una carrera de la escritura hacia el
espacio abierto. Es lo que Mumia llama
"llegar ms all". Nosotros somos los
privilegiados a los que lleva consigo en
su viaje hacia la libertad. Durante su
propia bsqueda espiritual, Mumia nos
hace comprender que los hombres y
mujeres "libres" pueden detener y
encarcelar sus propias revoluciones del
mismo modo que los "inquilinos" de la
prisin pueden llevar a cabo una
revolucin sin lmites de su mente.
Frantz Fann, psiquiatra y luchador por
la libertad, escribi en su libro Los
condenados de la tierra: "El
imperialismo deja a su paso las
malignas semillas que debemos detectar
clnicamente y arrancar de nuestra tierra,
pero tambin de nuestras mentes".
Nuestras mentes estn
constantemente bombardeadas por los
estereotipos raciales que difunden los
medios de comunicacin. Quin no
recuerda la cara de aquella joven mujer
describiendo entre sollozos (para su
inmediata destruccin) l "monstruo"
negro que asesin a sus dos pequeos
nios? Nadie lo hara si no fuera porque
ese asesino result ser una invencin de
su propia mente homicida... A pesar de
ello, cuntos Mumia Abu-Jamals han
sido arrestados o linchados antes de que
la verdad se estableciera fuera de toda
duda? Recuerdan a aquel italo-
americano de Boston que testific
convincentemente cmo haba
presenciado el asesinato de su esposa a
manos de un "malvado" negro? El
maligno ser era una proyeccin
directamente salida de la mente criminal
del marido... Pero, mientras tanto
cuntos Abu-Jamals? Quin podra
olvidar a aquella viuda baada en
lgrimas diciendo una y otra vez cmo
el acusado (Mumia) sonrea
diablicamente, mientras el fiscal
mostraba al jurado la camisa manchada
de sangre de su marido-polica? Aquel
da el juez Sabo haba impedido a
Mumia estar presente en la vista... Y as,
el modelo se repite cuando nos dicen
que un tal Wesley Cook, alias Mumia
Abu-Jamal, asesin a un oficial de
polica que supuestamente estaba dando
una paliza a su hermano. Quin es el
Mumia verdadero, ms all de esa
imagen falsa, de asesino a sangre fra?
Brota la vida es una respuesta
personal y colectiva a esta pregunta, un
canto humano y generoso sobre la
inocencia de todos los hombres y
mujeres, desconocidos y sin voz, ya
encarcelados por estereotipos de
culpabilidad que se arrojan sobre ellos
mucho antes de que pongan un pie en la
crcel.
Como era de prever, otro "hombre
invisible" ronda este caso: fue visto al
menos por tres testigos mientras hua
corriendo de la escena del crimen
(Dessie Hightower, William Singletary
y Vernica Jones). Desde que hablaron,
todos han sido intimidados por la
polica por empearse en sostener que
ese hombre no era una invencin de su
calenturienta y negra imaginacin.
Aunque la fuerza vital de Mumia se
vea aislada y agredida por un atroz
rgimen carcelario que podemos llamar
esclavitud de alta tecnologa, a lo largo
de estas pginas se destila la resistencia
fundamental contra su confinamiento: la
autonoma mental y espiritual.
Brota la vida despliega una trama
aparentemente sencilla en su forma y
contenido. De hecho, una de las
imgenes ms fascinantes de la maraa
de Mumia es la maraa misma, la textura
de su tejido de palabras. De forma
reveladora, hacia el final del libro,
Norman, uno de los internos, se
maravilla ante una araa que desafa las
reglas de la prisin y teje su tela bajo el
retrete de la celda. Mumia pronto
descubre otra araa en la suya y
convierte la ancdota en un antdoto. El
libro que sostenemos entre las manos es
tambin una tela tejida con los hilos
creativos de un refugio creado en su
propia mente, igual que Anansi, la araa
de la mitologa tradicional africana, que
es la fuente de una red viva desplegada
desde sus entraas.
Randy Lewis, un bilogo molecular
que ha estudiado durante aos los
secretos de las araas afirma que "el
hilo de la tela de araa, antes de
romperse, absorbe ms energa que
ningn otro material sobre la Tierra";
igualmente los textos de Brota la vida
estn sometidos a una dura prueba de
resistencia ante la prisin. Desde su
celda, las palabras-hilos de Mumia tejen
una tela que se extiende ms all de los
barrotes y se convierte en el smbolo de
su abrazo con los que estn en el
exterior. Juntas forman una red que es
casi una imagen literal de esos "agujeros
del alma" sobre los que escribe. Sin
embargo, esa misma red le sirve para
recrear en el interior de la prisin esa
imagen reparadora de la "compleja
trama que entrelaza toda la naturaleza" y
que nos mantiene unidos como una
comunidad a pesar de los ms brutales
asaltos. Tal y como nos seala en
referencia a los vnculos que le unen con
sus queridos hermanos y hermanas de la
organizacin MOVE, incluso despus de
numerosos y siniestros ataques
destinados a destruirla: John frica
construy un cuerpo firmemente
cohesionado usando los vnculos del
corazn a modo de tablones y clavos".
Muchos de nosotros quedaremos
"enredados" al leer este libro, ya que no
podremos negarnos a aceptar lo que
hemos ledo. Nos enfrentaremos con una
pregunta esencial: Sabiendo lo que
sabemos, ahora que somos testigos,
Podemos continuar viviendo y dejando
morir?
Brota la vida trata sobre la
inocencia de un hombre, de cualquier
hombre, en manos de una sociedad
elitista que construye y proyecta su
culpa sobre sus ciudadanos para
enriquecerse a s misma. Recuerdo uno
de los personajes de mi padre en El
hombre que viva bajo tierra.
Perseguido por la polica por un crimen
que no cometi, Daniels, a quien se le ha
robado su presuncin de inocencia,
escapa por las cloacas para evitar su
captura. Intenta sobrevivir
clandestinamente recurriendo a la
delincuencia. Se asoma furtivamente por
las puertas de los stanos y ve cmo se
culpa a otros de sus robos. Despus de
que un viejo relojero acusado
injustamente se suicide, Daniels
comprende desde las profundidades de
su inframundo que a todos se nos ha
despojado de nuestra inocencia y por
tanto todos hemos sido condenados.
Finalmente emerge para compartir esta
verdad con el mundo: "Si pudiera
mostrarles lo que ha visto, entonces
todos sentiran lo que l ha sentido, y a
su vez stos se lo mostraran a otros, y
estos otros se sentiran como ellos se
han sentido, y pronto todos se regiran
por el mismo impulso piadoso".
Caminos similares de conmovedora
esperanza y fe en la justicia se recorren
en Brota la vida. Vernica Jones, una de
los testigos acosados en el caso de
Mumia, se movi por el mismo impulso
cuando recientemente desminti su
testimonio inicial y reconoci la verdad.
Fue arrestada por reafirmarse en la
nueva versin de lo que haba visto (un
hombre que hua corriendo) y acept
valientemente la responsabilidad que
conlleva sacar la verdad a la luz,
recuperndola desde el "subsuelo"...
Nuestra Amrica, geogrficamente
tan inmensa y rica, histricamente tan
joven e inexperta, ha preferido
tradicionalmente el materialismo del
espacio a los invisibles hilos que el
tiempo teje a travs de sus paisajes y sus
gentes ms inquietas. Los escritos de
Mumia nos vinculan con esa necesidad
de continuidad, con la historia de
nuestro nacimiento como pueblo y de
nuestra resistencia a lo largo del tiempo,
todava en marcha, en movimiento.
Para Mumia, una lucha global en
toda su complejidad, comprende no slo
cuestiones de internacionalismo
orientado espacialmente sino tambin un
vnculo temporal entre generaciones tal
y como muestra la parbola de la tela de
araa Es tristemente irnico que
semejante planteamiento sobre la
esencia espiritual del tiempo tenga que
provenir de un recluso del corredor de
la muerte desposedo de todos los
bienes materiales que sostienen nuestro
modo de vida americano. Sin embargo,
Mumia, con su singular estilo, nos
recomienda mirar ms all de nosotros
mismos, hacia nuestros nios, frgiles
flores que debemos preparar para
"habitar en el mundo del maana" donde
nosotros ya no estaremos.
Un capullo en flor es una de las
formas de vida ms ligadas al mensaje
del tiempo. La fruta en que se convertir
mantiene en su carne la memoria del
brote que existi antes y la fragancia de
su travesa hacia la madurez. Segn la
conocida balada que cantaba aquella
mujer de la magnolia en el pelo, haba
muchos "frutos exticos" colgando de
los rboles del Sur. La recuerdan
todava? Segn la leyenda, las flores de
la muerte (tambin llamadas
mandrgoras! crecen bajo los hombres
inocentes que se balanceaban colgados
en lo alto. Estas flores transmiten
maravillosos poderes de fertilidad y
resistencia a las manos de los
condenados de la tierra.
Cuando estaba leyendo el
manuscrito de Brota la vida, recib una
carta de Mumia profundamente
conmovedora en la que me contaba su
pena por la muerte violenta de Tupac
Shakur, un joven de la familia de los
Panthers, un prometedor cachorro
brutalmente arrancado de raz cuando
empezaba a florecer. "Qu gran
prdida!" escribe Mumia, "El hijo de un
pantera negra que nunca conoci el
cario de su madre; que se consideraba
a s mismo un delincuente; que nunca
tuvo conciencia de sus capacidades, de
su verdadero poder" Las palabras de
Mumia tocan una profunda cuerda en
aqullos que hemos tenido que ensear a
nuestros hijos a librar una batalla mental
y luchar por sobrevivir sorteando las
aterradoras estadsticas de mortalidad
juvenil. "Cada dos horas, uno de
vosotros muere por herida de bala"
tenemos que recordarles una y otra vez.
La prohibicin de que Mumia
pueda siquiera tocar a su nieto, nacido
durante su reclusin en la galera de la
muerte, es una metfora de la ruptura
que estamos sufriendo en nuestras
deterioradas comunidades: las
conexiones intergeneracionales estn
siendo erosionadas, destruidas desde
ambos extremos de nuestra trayectoria
vital. Mumia no puede abrazar a sus
hijos, ni a los hijos de sus hijos. Todos
han sido despojados. Mi padre, Richard
Wright, podra haber conocido a mis
hijos, o incluso a los suyos, si no
hubiera muerto en la flor de la vida en
extraas circunstancias. Nuestras
generaciones estn desgarradas, como
una tela de araa destruida; estn
separadas, aisladas, como si cada una
estuviera en su propia galera de la
muerte.
Medio siglo despus de Native
son, Bigger, mi cuado, todava ronda
por Amrica. En su prematura muerte a
manos del Estado siempre hubo un tufo a
podrido. Tupac? Otro de nuestros hijos
atrapado en la larga cadena del
genocidio. Vivimos y respiramos con el
sufrimiento de la prdida constante!
Necesitamos ser capaces de encontrar el
ritual adecuado para llorar a tantos
miles de los nuestros que han partido, y
as poder alertar a los que estn a punto
de partir. Porque los asesinados en su
juventud nunca tendrn descendencia...
El poder curativo de este libro
reside en que Mumia, que vive en tan
mortal riesgo, nos ofrece los lazos
necesarios para superar nuestra
profunda divisin, para acercarnos a
generaciones de jvenes que corren el
riesgo de no llegar nunca a comprender,
a ver, a tocar. Debemos usar el amor
como arma preventiva. Quiz sus
profundos vnculos vuelen a lo largo del
tiempo, estableciendo un amor supremo
que nos libre de caer indefensos y
mansos en la renovada esclavitud a la
que pretenden someternos.
Las flores del mal de Baudelaire y
Balada de la crcel de Reading de
Wilde son excelentes ejemplos de libros
prohibidos a finales del siglo XIX que
fueron universalmente reconocidos
como obras maestras en el XX.
Del mismo modo, aqu tenemos
Brota la vida de Mumia Abu-Jamal. Una
obra intemporal.
Julia Wright Pars, Octubre de
1996
Al lector
Los corredores que llevan a la
galera de la muerte en el penal SCI
Creen, la ms moderna prisin de alta
seguridad de Pensilvania, son totalmente
nuevos. Los azulejos del suelo brillan
como el cristal; los muros de bloques de
un blanco mate contrastan con el acero
azulado de las ventanas y las
barandillas; el olor de la cera y los
detergentes perfumados impregnan los
pasillos. Hasta los grmenes han muerto.
Es como un hospital, salvo en un
aspecto: la ausencia de humanidad.
Mecanismos electrnicos controlan
cualquier movimiento humano. Cmaras
astutamente ocultas vigilan silenciosas
desde cada ngulo; pequeos
micrfonos chirran en las paredes de
cemento. Guardias uniformados siguen
cada paso desde detrs de gruesos
paneles de cristal. Suficiente para
hacerte sentir desnudo ya que,
literalmente, las paredes tienen ojos y
odos.
Al final del largo y vaco corredor
hay una puerta doble accionada a
distancia, tras ella, un puesto de
vigilancia desierto controla
automticamente esta seccin. Es el
epicentro de este edificio industrial. A
pesar de todo, an te encuentras cara a
cara con lo que el sistema intenta ocultar
tan brutalmente: humanidad. Humanidad
en su significado ms clido, ms
completo, ms vital.
Conoc a Mumia Abu-Jamal en
mayo de 1995. No saba qu esperar.
Haba visitado antes numerosas
prisiones, desde fortalezas tipo Bastilla
en Gran Bretaa hasta agujeros
infernales en Nigeria donde en vez de
alambre de espino, los muros estaban
coronados por buitres que estiraban sus
siniestros cuellos oteando aqu y all.
Pero nunca haba estado en la casa de la
muerte.
La galera de la muerte fue un
choque para m. Nunca haba estado
peor preparado para encontrarme con el
hombre que haba do a visitar all: un
afroamericano alto, de cuerpo atltico,
cuyas ganas de vivir llenaban el
diminuto compartimento de visitas y
atravesando el panel de plstico que nos
separaba, acabaron por inundarme.
Sentado frente a m, descubr a un
hombre brillante, apasionado, vital,
compasivo; un hombre con un carcter
extrao, templado y profundamente
entristecido por el sufrimiento.
Desde el comienzo, Mumia y yo
establecimos una comunicacin sincera.
Para el guardia que se paseaba a nuestro
alrededor deba resultar una imagen
chocante: dos tipos, uno, un hombre
calvo, blanco, predicador de una orden
religiosa; el otro, un recluso
afroamericano cuyos largos mechones
de pelo y modales adustos denotaban un
origen completamente distinto.
An ms curioso result descubrir
los valores y los puntos de vista
compartidos por nuestras respectivas
familias espirituales: los queridos
hermanos y hermanas de Mumia en la
organizacin MOVE, y mis
condiscpulos de Bruderhof, un
movimiento comunitario basado en las
enseanzas del Nuevo Testamento.
Cuanto ms nos conocamos uno al otro,
ms prximos nos sentamos.
Como mis visitas semanales a
Mumia continuaron, los miembros de
Bruderhof fueron convencindose de las
flagrantes injusticias que se haban
cometido en el juicio, y
comprometindose activamente en la
campaa internacional de protesta
contra su condena a muerte. Nos unimos
a las manifestaciones, escribimos a los
miembros del Gobierno y a los
directores de los peridicos,
publicamos sus artculos en nuestro
boletn, The Plough. No nos sorprendi
toparnos con una oleada de crticas;
muchos de los que antes se proclamaban
amigos nuestros nos acusaron de
mezclarnos en cuestiones de "poltica
radical". Por otro lado, ganamos cientos
de nuevos amigos, incluyendo otros
reclusos de pabellones de la muerte,
escritores, artistas, cantantes,
trabajadores sociales, profesores,
activistas y otros grupos laicos y
religiosos que luchan contra la pena de
muerte. Nos hemos enriquecido
profundamente gracias a nuestro
contacto con Mumia.
Nuestro compromiso, por supuesto,
se extiende ms all del caso de Mumia:
nuestra iglesia siempre ha hablado claro
en contra de la violencia, ya sea
ejercida individualmente o por parte del
Estado, desde el exterminio de los
judos en Alemania hasta los
bombardeos sobre Vietnam e Irak.
Incluso aunque no hubiera precedentes
histricos, no podramos haber
permanecido en silencio. Por qu?
Porque la vida de un hombre inocente
est en juego.
Mumia es, en realidad, un preso de
conciencia. Mucho antes de su arresto en
1981, desde su juventud militante en el
Partido de los Panteras Negras hasta su
carrera como periodista de radio, su
compromiso con los ideales de
honestidad y justicia, y su incansable
esfuerzo por desenmascarar la mentira
de la justicia! gubernamental le han
costado su libertad. Trgicamente, ahora
le pueden costar la vida.
Recientemente castigado por
escribir un libro, su controvertido Desde
la galera de la muerte, Mumia est
tristemente convencido de cuan rpido
las ms amplias libertades civiles del
mundo pueden ser coartadas cuando est
en juego el poder poltico A pesar de
ello, contina hablando claro. Y al igual
que hacen sus compaeros (sus
hermanos y hermanas de MOVE),
nosotros consideramos el hecho de
ayudarle a publicar sus sentimientos y
sus ideas como una cuestin de
conciencia. De este modo, fuera de los
estriles muros y barrotes que tratan de
aislarle, los brotes se han desarrollado
dando lugar a flores del pensamiento y
del espritu. Contenido en el smbolo de
una flor y en el gesto de unas manos
extendidas, con las muecas
encadenadas pero con las palmas
alzadas y los dedos desplegados, el
mensaje escapa ms all de los confines
de la prisin.
He visitado a Mumia durante
dieciocho meses en calidad de su
consejero espiritual. Algunos das
entraba deprimido, apabullado por el
peso de esos pequeos problemas que
nos agobian de vez en cuando. Y sin
embargo sala profundamente aliviado y
fortalecido. Cmo puede ser que
florezcan brotes de vida en la galera de
la muerte? Que un condenado a muerte
pueda hablaran sinceramente, incluso
efusivamente, de lo "maravilloso que es
disfrutar de la vida"? Cmo un
despreciado convicto, encerrado en una
celda del tamao de un cuarto de bao
en el lugar ms siniestro de Pensilvania,
pueda transmitir el verdadero espritu de
la libertad a aqullos que estn "libres"?
Mumia es sencillamente un hombre.
Cuando me escriba el pasado verano
desde una sofocante celda de la prisin
de Filadelfia, trece das antes de la
fecha fijada y repentinamente pospuesta
de su ejecucin, su alma gritaba:
"Mentira si te dijera que no he pasado
esas noches, esas oscuras noches del
espritu en las que la misma muerte
sera bienvenida. A veces quiero
gritar, no soy un smbolo; soy un
hombre!, y entonces mi voz falla. No
soy ni ms ni menos que un hombre,
un ser humano luchando por no
ahogarse en un agitado ocano de
odio. Cuando busco una orilla segura,
un puerto, sufro los embates que
amenazan con hundir mi existencia...
Para m, la "ley" no es un refugio, sino
un enorme y voraz tiburn nadando en
crculos en busca de su presa".
Y as sigue esperando en la galera
de la muerte, con el futuro incierto, pero
con su espritu todava libre. En otra
carta escribe:
"... la soledad no es ms que una
ilusin. Un hombre "viviendo" en uno
de los lugares ms horribles de la
Tierra no est totalmente solo. Las
celdas de la muerte no estn tan
selladas como muchos podran
sospechar, ya que cmo podran
encerrar el espritu?".
A menudo se dice que cuando un
escritor despliega su alma en un libro,
una pequea parte de sta alcanza a cada
lector. Aqu estn, directamente desde el
corazn y el alma de Mumia Abu-Jamal,
las flores de su espritu.
Steve Wiser New Meadow Run
Bruderhof, octubre de 1996
Castigado por escribir
El da 3 de junio de 1995, al da
siguiente de ser condenado a muerte, me
lleg una amonestacin, un informe de
mala conducta por "comprometerme
activamente en un negocio o profesin",
o sea, ejercer de periodista. Tanto le
molestan al Estado los textos que ests
leyendo que han llegado a castigarme
por atreverme a decir y escribir la
verdad, cuando ya estoy en el peor lugar
de castigo que el sistema permite.
Cul es la ofensa? Mi libro,
Desde la galera de la muerte, pinta un
desfavorable cuadro de este sistema
penitenciario que se llama a s mismo
"correccional" pero que no hace ms
que corromper el alma de los hombres,
un sistema que devora cientos de
millones de dlares al ao para torturar,
mutilar y destruir a decenas de miles de
hombres y mujeres, un sistema que te
ensea la amargura y te afila el odio.
Claramente, lo que el Gobierno
desea no es simplemente la muerte, sino
tambin el silencio. Un recluso "formal"
es uno silencioso. Uno que habla,
escribe y expone el horror tal tomo es,
recibe un castigo. Es un sistema
correcto? Es un sistema para
corregirnos? Para este Departamento del
Gobierno, la Primera Enmienda no tiene
validez. No se aplica.
Nadie, ningn polica, ningn
guardia, puede encontrar una sola
mentira en Desde la galera de la
muerte; es ms, precisamente porque
todo es cierto se ha convertido en un
objetivo del Estado y sus esbirros. Es
una verdad que no quieren que veas.
Considera lo siguiente: Por qu
nunca has visto, odo o ledo nada
parecido en la televisin, la radio, o los
peridicos? Los peridicos, la radio y
la televisin son cada vez ms la
propiedad de corporaciones
multinacionales o personas
multimillonarias y por lo tanto reflejan
la perspectiva de los ricos y los
poderosos, nunca la de los pobres y los
desposedos.
En Desde la galera de la muerte,
escuchas las voces de las mayoras, de
los oprimidos, de los condenados, de
los bombardeados. He pagado un precio
muy alto para hacerlo llegar hasta ti, y
pagar todava ms; pero, te lo digo
sinceramente, lo volvera a hacer mil
veces sin importarme el coste, porque
es lo correcto! Parafraseando a John
frica, "cuando ests comprometido en
hacer lo correcto, el poder de la verdad
nunca te traicionar"... Para m, lo
correcto era escribir Desde la galera
de la muerte, y para ti lo correcto es
leerlo, sin importar qu polica, guardia,
funcionario de prisiones, poltico o
medio de comunicacin te diga lo
contrario.
Seguramente cada da de tu vida
habrs odo hablar de "la libertad de
opinin" y de la "libertad de prensa".
Pero, qu significa esa "libertad" sin la
libertad para leer o escuchar lo que
deseas?
Cuando leas esto, sabrs que he
sido castigado por el Gobierno por
escribir Desde la galera de la muerte,
y por escribir estas palabras. Es ms, he
sido castigado por el Gobierno de los
Estados Unidos por haber escrito desde
que tena 15 aos, pero he mantenido mi
derecho a escribir. Mantn tu derecho a
leer!
Los libros y el Estado
El escritor que recibe subvenciones
del Estado es el escritor que dice lo que
todo el mundo quiere or. las cosas
permitidas. Es evidente que incluso en
nuestra poca, aqullos que escriben
stiras, crticas sociales, o trabajos de
opinin pueden ser condenados,
amenazados y sentenciados a muerte a
causa de sus trabajos Tomemos a
Salman Rushdie. Cunta gente ha ledo
sus libros? Yo he ledo Los versos
satnicos, y tambin Harun y el mar de
las historias. No puedo hablar en
nombre de un musulmn, por supuesto,
pero le considero fascinante, divertido y
un excelente escritor. Puedo entender
por qu el Estado se siente amenazado
por su libro. Lo que no entiendo es por
qu se les ha ocurrido hacer algo que
slo puede inmortalizarle.
Si hay algo que hemos aprendido
en dos mil aos, es que no se puede
matar un libro. Una de las mejores
pelculas de ciencia-ficcin que he
visto, Fahrenheit 451 (es la temperatura
a la que arde el papel), basada en la
novela de Ray Bradbury, retrata una
sociedad del futuro en la que los libros
estn prohibidos y la gente no puede
tener ideas heterodoxas. En esa
sociedad hay subversivos, gente que lee
libros. Los subversivos guardan sus
libros escondidos en los ticos, bajo el
suelo, o tras paredes falsas. En la
pelcula, una anciana mujer que adora
los libros le dice a una chica que tiene
algunos escondidos en el tico. El
secreto se acaba conociendo y salta la
alarma. Avisan al cuerpo de bomberos
que parte velozmente hacia la casa,
derriban las puertas y le prenden fuego.
Al final, los subversivos o rebeldes
huyen del pas hacia un lugar en el que
la gente se convierte en libros vivientes.
A su modo, la pelcula intenta
mostrarnos hasta dnde puede llegar el
Estado en su afn por prohibir libros o
cualquier otra cosa que perciba como
peligrosa. Pero tambin muestra cuan
intil resultan todas las medidas.
No se puede matar un libro.
Pena de muerte
La pena de muerte es una creacin
del Estado que los polticos justifican
para usarla en sus carreras. Resulta muy
popular utilizar casos aislados, siempre
los ms brutales, para hacer
generalizaciones sobre todos los
reclusos de los pabellones de la muerte
y as justificar sus sentencias. Pero esto
es un engao, no es cierto, no se
corresponde a la realidad. Los polticos
hablan de los reclusos de la galera de
la muerte como si fueran lo peor de lo
peor, monstruos o cosas peores. Sin
embargo, nunca hablan de los miles de
hombres y mujeres que en nuestro pas
cumplen condenas mucho menores por
similares e incluso idnticos crmenes.
O de otros que gracias a su dinero tienen
capacidad para contratar a un buen
abogado privado y son puestos en
libertad. La mquina contra el crimen se
llama a s misma sistema judicial, pero
no es ms que una mquina de medir los
privilegios, el dinero, el poder, la
posicin social y la raza para determinar
quin va a la galera de la muerte.
Por qu en Pensilvania los
afroamericanos, que son slo el 9% de
la poblacin, representan casi dos
tercios de los condenados a muerte?
[2]
Esto se debe a que la ciudad mas grande
del Estado, Filadelfia, al igual que
Houston, Miami y otras ciudades, es un
lugar en el que los polticos construyen
sus carreras enviando a la gente a la
galera de la muerte. No consiguen ms
seguridad para sus electores. No estn
administrando justicia con el ejemplo.
Simplemente nos muestran la
parcialidad del sistema judicial.
No debemos olvidar que la
inmensa mayora de los condenados a
muerte son gente pobre. Muchos de ellos
no tienen recursos suficientes para
pagarse una defensa adecuada con la que
enfrentar el poder del Estado, ni
siquiera tienen dinero para comprarse un
traje decente con el que acudir al juicio.
Como nos ilustra el caso de O.J.
Simpson, el tipo de defensa que
consigues es el tipo de defensa que
puedes pagarte. En Pensilvania, Nueva
Jersey y Nueva York, en Florida, Texas,
Illinois y California, la mayor parte de
los reclusos de la galera de la muerte
estn all porque no pudieron pagar lo
que OJ. Simpson s pudo: una buena
defensa.
Uno de los argumentos ms
utilizados a favor de la pena de muerte
es que disuade a los criminales. Estudio
tras estudio ha demostrado que no es as.
Si la pena de muerte disuade de algo, es
de pensar racionalmente. De qu otro
modo podra concebirse su existencia en
una sociedad supuestamente ilustrada y
democrtica? Hasta que no
reconozcamos la maligna irracionalidad
de la pena de muerte, slo
conseguiremos construir, ladrillo a
ladrillo, ejecucin a ejecucin, el
oscuro templo del miedo. Cuntas
vidas ms sern sacrificadas en su altar?
Recordando a Moser
Recientemente me top con unas
palabras de Gibran, uno de los hroes
de mi infancia, y reflexion sobre ellas
como no lo haba hecho desde hace
mucho tiempo. Qu lector no se
detendra a meditar sobre un prrafo de
El profeta como el siguiente?
"A menudo te he odo hablar de alguien
que comete un error como si no fuera uno de
los tuyos, sino un extrao, un intruso en tu
mundo.
Sin embargo te digo que si el ms virtuoso
y honrado no puede superar lo mejor que se
esconde en cada uno de vosotros, tampoco el
dbil y el malvado pueden caer ms bajo que lo
peor que habita en nuestro interior.
Y cuando una hoja se vuelve amarilla lo
hace con el silencioso asentimiento de todo el
rbol.
Al igual que el maligno no puede hacer el
mal sin el oculto deseo de todos vosotros.
Como en una procesin, caminis juntos
hacia vuestro propio dios.
Sois a la vez camino y caminante.
Y cuando uno de vosotros cae, lo hace por
aqullos que tiene detrs, como un aviso para
que no tropiecen en la misma piedra.
Ay! Cae por culpa de los que tiene
delante, quienes a pesar de tener un paso rpido
y seguro, fueron incapaces de apartar la piedra
en la que tropez".
Aqu estoy, en la galera de la
muerte, y por si no fuera suficiente, en la
Fase II, junto a hombres a los que como
yo, apenas les quedan unas pocas
semanas de vida.
Uno de ellos, un veterano de
Vietnam de mediana edad y voz
profunda, prefiri morir antes que vivir
en este "infierno" de celdas. Renunci a
presentar ninguna apelacin y muri por
decisin del Estado mediante una
inyeccin letal: un asesinato legal. Su
nombre era Len Moser.
Desde dos celdas de distancia,
intent convencerle para que luchara por
su vida, para que iniciara la batalla
contra los repugnantes polticos que
estaban usando su vida, y su segura
muerte, para prosperar en sus carreras
electorales: Escucha, hombre.
Entiendo cmo te sientes. Maldita sea, si
yo fuera un tipo blanco de mediana
edad, encerrado aqu entre toda esta
poblacin de negros e hispanos, bueno,
pues quiz hiciera lo mismo, quiz me
sintiera como t. En Graterford te debes
sentir como si estuvieras en el
extranjero. Adems, no sera estupendo
joder a estos abogados de mierda, que
deben sus carreras a tu vida (y a tu
muerte)? S que odias a los abogados!
Pienso que los abogados son
repugnantes, s. Pero realmente no me
importa que me ejecuten. Por lo que a m
respecta, el hombre que condenaron a
muerte ya muri hace diez aos.
Ejecutarme ahora no significa nada,
porque este hombre que ves ya no est
vivo. Asesinarme, Jamal, es como
deshacerse de la basura.
Moser abraz la muerte como a una
amante perdida desde hace mucho
tiempo. Y el Estado, sediento de sangre,
lo empuj hacia la eternidad, ignorando
incluso los intentos de intercesin
telefnica de un juez federal. Los
abogados de la defensa criticaron su
ejecucin por las prisas con la que lo
lanzaron a la muerte.
En aquellas escasas ocasiones en
las que lo vi en el oscuro, hmedo y
sofocante corredor de la Fase II, Moser
aparentaba quince aos mayor de lo que
realmente era; su pelo ms blanco que
castao, su barba canosa larga hasta el
pecho, su aspecto marcaba un abrupto
contraste con las fotografas publicadas
en la prensa, que le mostraban como un
hombre joven, de pelo castao y cara
menos huidiza.
Caminaba con una joroba
permanente, como si un feroz demonio
enloquecido se le hubiera subido a la
espalda, obligndole a doblarse hacia
abajo, ms abajo, y mucho ms abajo
an.
Para alguien as, no resultar un
alivio la muerte?
Poltica
La gente dice que pasa de poltica;
no se implican en nada y no quieren
implicarse, pero en realidad ya estn
implicados. Su implicacin se disfraza
de indiferencia o desinters. Es el
silencioso consentimiento de los
millones de personas que sostienen el
sistema. Cuando no te opones al sistema,
tu silencio se transforma en complicidad
y sirve para mantenerlo en marcha. La
gente utiliza todo tipo de excusas para
explicar su indiferencia. Incluso apelan
a Dios como un atajo que justifica la
aceptacin del estado de cosas tal y
como son. Hablan de la ley y el orden.
Pero mira al sistema, mira al actual
"orden" de nuestra sociedad. Ves a
Dios? Ves la ley y el orden? No hay
nada salvo desorden, y en lugar de la ley
slo tenemos la ilusin de seguridad. Es
una ilusin porque se basa en una larga
historia de injusticias: racismo,
crmenes, y la esclavitud y el genocidio
de millones de seres humanos. Mucha
gente dice que es perjudicial resistirse
al sistema, pero en la actualidad, es
perjudicial no hacerlo.
La bsqueda
I. La vida siempre ha sido una
bsqueda de respuestas a las preguntas
bsicas: Qu es la vida? Quin es
Dios? Por qu?
Cuando era nio, esta bsqueda me
llev a los lugares ms extraos.
Cuando mam nos arrastraba a la
iglesia, lo haca por su bien y no por el
nuestro. Una mujer que ha vivido casi
toda su vida en el Sur deba sentirse muy
afectada por la tremenda frialdad social
del Norte. "All en casa" significaba
"all en el Sur". Durante ms de una
dcada la jungla de ladrillos y cemento
por la que pasebamos diariamente no
pareca nuestra casa.
Slo en la iglesia pareca mam
regresar al hogar. Era un refugio en el
que las mujeres de su edad buscaban
unas pocas horas de descanso para el
alma mientras predicaba el sacerdote.
En cierto modo, los paseos dominicales
a la iglesia can un semanal "regreso al
hogar". All haba islotes del Sur, su
camaradera, sus ritmos, su comunidad
espiritual, inmersos en el mar del Norte.
A pesar de todo ello, para m y
para muchos de mis amigos, la iglesia
no iba con nosotros. Nunca habamos
vivido (y rara vez visitado) la tierra del
Sur en la que nuestra mam naci, el
ambiente empapado en sudor,
impregnado con el sonido del rgano,
ronco, acompasado, no nos poda
resultar ms ajeno. Nosotros no ramos
del Sur.
Los predicadores negros, y
especialmente los provenientes del Sur,
son extrovertidos en el estilo, la diccin
y la cadencia. Allan, gritan, gimen,
susurran, o cantan. Algunos hasta bailan
en el altar. Los predicadores baptistas
negros nunca son aburridos o
montonos. Sus sermones no son
especialmente inteligentes, ni pretenden
serlo. Predican para congregaciones
cuyos espritus han sido golpeados y
humillados durante toda la semana. Para
ellos, los domingos son esos das en los
que el espritu, y no la mente, necesita
reanimarse. Por tanto, los predicadores
deben actuar ostentosamente, y los
sermones se transforman en ejercicios
exuberantes.
Recuerdo cmo miraba fijamente al
predicador, su ceo fruncido brillando
de sudor, los ojos cerrados, los labios
apretados en una mueca sagrada, y me
preguntaba, "Qu demonios est
diciendo?". Su marcado y rico acento
del Sur, tan accesible para mam,
sonaba a chino para m.
Una parte de m estaba
avergonzada, pero la otra pasaba del
cura completamente. No poda
importarme menos lo que el predicador
estaba diciendo, y a l no poda
importarle menos lo que yo estaba
pensando. Y yo pensaba: me aburro
hasta la desesperacin.
La nica "salvacin" que llegu a
sentir en la iglesia era el arrebatado
xtasis que me inundaba cuando miraba
a mi alrededor. Aqu, pensaba, estn
algunas de las chicas ms guapas del
mundo.
Me perda en mis fantasas, en una
loca adoracin, con mis ojos clavados
sobre una chica que se sentaba unos
pocos bancos detrs de m. Tena el
pelo recin alisado, un vestido
almidonado y brillantes zapatos de
charol. Sus piernas, de un intenso
marrn oscuro, brillaban con el lustre de
la vaselina...
De repente un doloroso capn me
devolva a la realidad y los labios
fruncidos de mam susurraban: "Nio,
comprtate, mira hacia adelante". Yo
herva a fuego lento. Quin podra
aguantar atender al viejo predicador
cuando haba una chica tan bonita sobre
la que posar la mirada? Si me hubieran
dado la posibilidad de elegir... pero
bueno, no haba turno de rplica. Tena
slo diez aos. Mam haba elegido por
m. Mir con ceo hacia adelante.
Algunos aos ms tarde, ya no me
obligaban a ir a la iglesia. Entonces
empec de verdad a explorar el reino
del espritu. Algunas veces fui a la
iglesia de pap. Aunque mam era
baptista hasta la mdula, pap era
episcopaliano. Me haba enseado a
leer usando la Biblia, pareca disfrutar
mientras me oa leer en voz alta las
Sagradas Escrituras.
Despus de la exuberancia de la
iglesia baptista de mam, los
episcopalianos de pap parecan su
tranquila anttesis. Mientras unas
estaban a rebosar, en las otras sobraba
espacio. Los baptistas cantan y bailan,
los episcopalianos son reservados y
estticos. Los amigos de mam dan
palmas en las iglesias del norte de
Filadelfia. Los de pap cantan sus
himnos en las de las afueras del sur.
La iglesia de pap era grande,
reflejo de su situacin econmica, y sin
embargo nunca pareca un hogar. La
iglesia de mam pareca un cajn
rezumante de sudor. La de pap era un
castillo glido. Pronto empec a buscar
mi propio refugio para el alma, yendo
all donde mi espritu me conduca. Por
ejemplo, a una sinagoga.
II. Mediante la lectura de la Biblia
y otros libros, supe que las Escrituras
pretendan ser la Palabra de Dios. Por
ello supuse que entre los judos, cuya fe
est enraizada en el Antiguo Testamento,
encontrara la Palabra en su forma ms
pura. Un da fui a buscarlos.
En los bulliciosos barrios de
negros y portorriqueos del norte de
Filadelfia, los judos eran una minora
diferente y extraa, viejos hombres y
unas pocas mujeres que vendan pollos,
ropas o cacahuetes. Su casa de oracin,
sin embargo, pasaba desapercibida: una
pequea sinagoga camuflada entre los
escaparates de las tiendas que parecan
cubrirla como las lapas de un libro.
Dentro del vestbulo, seis o siete
ancianos permanecan de pie, cantando
en una lengua que me result
desconocida. Tocados con kips sobre
sus cabezas, se cubran los inclinados
hombros con mantos de oracin
anudados sobre sus pechos. El recinto
estaba oscuro, y el poco sol que se
deslizaba ni el interior apenas poda
atravesar la penumbra. Las motas le
polvo danzaban como peces atrapados
en los anzuelos de la luz filtrada. De
aquel da, lo que ms recuerdo es el
polvo, el polvo de las viejas piedras, de
los viejos hombres. Y el olor de los
ancianos.
El rabino, con sus ojos aumentados
por las bifocales, se desliz hacia m
con los hombros encogidos y la mirada
afilada. "Puedo ayudarle en algo,
joven?", su voz era gutural, pesada,
coloreada con acentos yiddish. Pareca
rodeado (o era slo mi imaginacin?)
por un aura de miedo levantada para
defenderse de mi presencia. Quin era
este joven, alto, negro, que le
interpelaba?
Tal y como los hombres negros y
altos aprenden a hacer, reduje
mentalmente mi talla y le mir de
soslayo mientras le explicaba la razn
de mi visita a la sinagoga.
S, seor. Yo... ver usted...
quisiera aprender algo sobre el
judaismo.
Y eso pog qu.
Bueno, estoy interesado en
aprender algo sobre la religin que
realmente inici la cristiandad.
Bien, pego... pog qu?
Umm... poqque cgeo que quiego
llegag a seg judo.
Que d, qu? Qu quieges
decig? Pog qu dices eso?
Porque me interesa la religin
pura. He ledo que la Biblia ha sido
manipulada, que hay diferentes
traducciones y muchas aaden cosas.
Quiero estudiar lo que realmente dijo
Dios...
El rabino me mir fijamente.
Estaba intentando formular una
respuesta, pero las palabras se le
atascaron en la lengua. Me asom al
interior de sus ojos y vi una mezcla de
incredulidad y sorpresa. Lo dir en
serio? O ser un loco?, pareca estar
pensando. De repente se dio la vuelta y
mir a su alrededor, como si buscara
algo.
Espega un momendo. Esdo de
ayudag, joven me dijo,
alcanzndome un sobre y llevndome
hacia la puerta.
Gracias, seor!
De paso, sabes una cosa? Hay
judos negdos. Has odo hablag de
Sammy Davies juniog?
Asent con la cabeza.
Pues es un judo negdo, sabes?
Se despidi de m. Sal de la
sinagoga de Market Street con gran
expectacin, corriendo hasta casa.
Una vez en mi habitacin, rasgu el
grueso envoltorio marrn y encontr un
pequeo libro encuadernado en una piel
de color desvado. Lo abr y me sent
presa del desaliento. Qu era esto? No
haba ni una sola palabra en ingls en
todo el libro. Estaba totalmente escrito
en hebreo. Las lgrimas asaltaron mis
ojos. La bsqueda tendra que continuar.
III. Mi primera visita a una iglesia
catlica fue una visita a un lugar de
contrastes, un lugar en el que las
esculturas de piedra irradiaban
reverencia, pero las caras de carne
reflejaban un odio indisimulado.
Recuerdo cuando sentado en misa,
oa las extraas entonaciones del
sacerdote: Agnus Dei, qui tollis peccata
mundi... miserere nobis, y notaba sus
cabezas vueltas disimuladamente hacia
m, con las caras tensas por oleadas de
odio, mirando a un delgaducho joven
negro arrodillado entre los blancos.
Me conocern?, me preguntaba.
Por qu estn tan enojados conmigo?
La confusin luchaba con el
asombro: Cmo poda la Casa de Dios
ser tan claramente una casa de odio
hacia alguien que simplemente busca de
la divina presencia entre sus muros?
No era sta la Iglesia Universal, la
Santa Madre Iglesia?
Aunque apenas era un adolescente,
supe muy bien lo que haba visto,
reconoc los sentimientos de la gente
que me rodeaba. Cabezas matriarcales
cubiertas con tocados de punto, esas
silenciosas mujeres, slidas y de
mediana edad, polacas, ucranianas,
eslavas (tambin haba alguna
portorriquea) nunca decan nada, pero
sus caras, sus ojos fros y afilados y sus
bocas fruncidas, me hablaban ms
claramente que cualquier grito:
Negro! Qu haces en esta iglesia?
En nuestra iglesia?
Da tras da, semana tras semana,
mes tras mes, empec a preguntarme por
qu la iglesia, que se supona deba
ofrecer un lugar tranquilo para la
reflexin espiritual sobre los misterios
del catecismo, palpitaba con
resentimiento ante mi negra presencia.
Cuando me acerqu al catecismo o
hablar de un mundo; cuando me acerqu
a la iglesia me encontr otro diferente.
El golpe de gracia lleg el 4 de
abril de 1968, el da en que asesinaron a
Martin Luther King. Yo continuaba
esforzndome con el catecismo, y al
encaminarme a la parroquia con un paso
lento que reflejaba mis dudas internas,
un pensamiento me golpe con la fuerza
de un yunque.
"King crea en la no-violencia, y a
pesar de todo, ellos le asesinaron".
"Ellos? Quines son ellos?".
"Los blancos. Los blancos que no
podan soportar ni orle ni verle".
Mis disquisiciones interiores
continuaban silenciosas mientras
descenda del tranva junto a la
parroquia de San Juan. Mis piernas
parecan de plomo. Caminaba a paso de
tortuga.
Al sentarme junto al cura para
comenzar las lecciones, se dio cuenta de
mis reticencias.
Te pasa algo, jovencito?
Pareces distrado.
Padre...
Vamos, habla.
Hoy he odo en las noticias que
han asesinado al reverendo Martin
Luther King...
Yo tambin lo he odo. Algunos
de los padres y hermanos se alegraron.
Se alegraron?
S, le vean como una fuente de
problemas.
Es eso cierto, padre?
Algunos s, no todos.
Especialmente de nuestra parroquia
ninguno se alegr.
Por qu dices "especialmente"?
Bueno, cmo podra decrtelo...
uno de nuestros padres es medio negro.
De verdad, padre?
S, por qu te sorprendes?
Padre, usted piensa que podra
hablar con l?
Para qu?
Bueno, ver padre... quiz l
pudiera entender cmo me siento.
Podra ser, pero... no puedes
hablar con l.
Por qu no, padre?
Porque es un secreto. No puedo
decirte qu padre es.
Un hombre, un sacerdote,
avergonzado de su raza? Aquella noche
me haba acercado al catecismo en
busca de la tranquilidad necesaria para
calmar la tempestad de ira en que se
ahogaba mi alma y ahora dejaba la
parroquia de San Juan ms nufrago de
lo que haba llegado.
Todos esos meses! Un cura medio
negro! Avergonzado de su raza? Curas
que se alegraban del asesinato de King?
Dnde me haba metido? Qu estaba
haciendo yo all? Llor con lgrimas
amargas. No por King, de quien pensaba
que estaba en un error con su blando
corazn falto de realismo, sino por mis
padres y tantos otros que le
reverenciaban. King era un predicador
de la no-violencia, y para estos curas
era simplemente un negro ms.
Qu haca yo en aquel lugar, un
lugar que jaleaba su asesinato? Si
pensaban de aquel modo sobre l, que
sentiran realmente hacia m?
Llor por la prdida que supuso
para mi madre y tantos otros de su
generacin, por el asesinato de sus
sueos, por el hundimiento de sus recin
nacidas esperanzas. Llor por la prdida
de la fe inocente. Llor por una nacin
al borde del caos.
IV. Incluso antes de meterme en los
Panteras Negras, ya me convert en mi
juventud en un nacionalista negro. Quiz
era inevitable que mi bsqueda de lo
esencial me llevara tarde o temprano a
probar las aguas de la mezquita local.
Apenas algo mayor que un escaparate de
tienda en una calle al sur de Filadelfia,
aquel edificio pareca la anttesis de los
lugares religiosos que haba visitado
antes. Los lugares de culto de judos y
cristianos tenan el ornamento como
norma, sobre todo en sus catedrales.
Este lugar no poda ser ms sencillo: las
paredes pintadas de blanco, con algn
pequeo adorno de escayola. Tambin
haba una bandera que mostraba una
estrella y una luna creciente de un
blanco brillante que destacaba sobre el
fondo rojo, tena una letra en cada
esquina: F,J,E,I (Libertad, Justicia,
Igualdad e Islam).
[3]
Era una noche de verano de un da
laborable, as que la reunin era
pequea. A pesar de ello, el hermano
ministro, un hombre de piel oscura con
un traje azul, gafas y corbata de pajarita,
que responda al nombre de... era
Benjamn? Benjamn X?, predicaba
apasionadamente. La cautivada
audiencia responda con afirmaciones a
cada una de sus frases "S, s!", "As
es!", "Ensanos, hermano ministro!",
"Despertemos!". Su voz de bartono era
suave, coloreada por un ubicuo acento
de) sur que ms tarde encontrara en casi
todas las mezquitas que visit, ya fueran
al norte o al sur de la Lnea Mason-
Dixon. Su mensaje no era suave en
absoluto: Hermanos... yo os digo
aqu y ahora, que el hombre blanco es el
demonio! Porque cuando miramos cmo
este hombre ha robado las vidas de
millones de personas de nuestros
pueblos de frica, vendido a nuestras
madres y padres como esclavos en los
infiernos de Norteamrica durante
cuatrocientos aos; cmo nos ha
golpeado y abusado de nuestras mujeres;
cmo nos ha linchado y torturado... Qu
otra cosa podra ser salvo un demonio?
As es!
Predica, hermano ministro!
Nuestro lder y maestro, el
honorable Elijah Muham-mad, nos
ensea, hermanos, que el tiempo del
demonio est casi agotado!
As es, hermanos!
Despertemos!
Yo os digo, el demonio est
acabado! Mirad a vuestro alrededor,
mirad el mundo, desde Vietnam a
Detroit, y veris al hombre blanco
construyendo un infierno! No es cierto,
hermanos?
Lo es!
S, s!
El ministro Benjamn X habl
durante lo que parecieron ser horas.
Tras su prdica se realiz una colecta.
De regreso a casa, reflexion sobre
las semejanzas de mis experiencias con
los baptistas y con los musulmanes.
Estaba sorprendido por cmo el
ministro musulmn, aunque su boca
vibraba con los ritmos y cadencias del
Sur negro y aunque su mensaje evocaba
mis realidades tnicas, culturales e
histricas, sonaba igual que un
predicador cristiano con corbata de
pajarita.
Su principal diferencia quiz fuera
su visin del demonio. Mientras los
baptistas hablaban de un demonio
metafsico, los musulmanes predicaban
sobre uno de carne y hueso. No poda
llegara creer que el hombre blanco fuera
sobrenatural, incluso en su dimensin
diablica; si algo haba de ser era
infranaturalmente" humano, me dije a
m mismo. Tan improbable me pareca
que fueran demonios como que fueran
dioses. La bsqueda continuara.
Pensamientos
sobre lo divino
"Un entrevistador le pregunt una vez
al Mahatma Gandhi: Gandhi-ji, parece
que unas veces rezas en templos,
otras en iglesias y otras en mezquitas.
Cul es tu religin?". Gandhi replic:
'Sgueme durante unos das. Observa
lo que hago; cmo camino, lo que
digo, y cmo me comporto
habitualmente. sa es mi religin".
Hay tantas religiones como culturas
y del mismo modo hay tantos nombres
para la presencia divina como quiera
darle el corazn de cada uno. La
influencia vital de sus creencias los
mantienen separados, dado que para
cada creyente stas contienen la verdad
y desde su perspectiva, sa es la nica
verdad. Al mismo tiempo, parecen fluir
en la misma direccin, como si fueran
muchas corrientes buscando desembocar
en un ro poderoso.
Mi bsqueda juvenil de la verdad
me revel que no importan los diferentes
modos en que vistamos al infinito en una
religin determinada. Seguir estando
all. En cada una, encontr una nueva
percepcin de la bondad suprema, es
decir, una creencia en Dios o cualquier
otra personificacin del principio
divino. Encontr, como dice George
Bernard Shaw, que hay "una sola
religin, aunque existen muchas
versiones de ella".
En el judasmo, el antiguo guerrero
ancestral es adorado como el
todopoderoso Yav, llamado Jehov;
para los cristianos, el carpintero judo
Jess es Dios y tambin es Hombre;
para los musulmanes, los antiguos
dioses de la Meca se fundieron en un
nico ser supremo Al, el Dios. En el
hinduismo, Krishna emerge sobre un
vasto panten de antiguas deidades
como un Dios negroazulado que baila y
salta en una eterna danza sagrada. Para
los budistas, la introspeccin de
Gautama Siddharta constituye el ncleo
central de una fe que mantiene la
promesa de la salvacin mediante la
sabidura y el descubrimiento del
verdadero Ser que es uno mismo. En la
Santera, el Condobl y el Vud, los
ancestrales dioses africanos sobreviven
para sonremos desde detrs de las
imgenes de los santos catlicos.
En la esencia de cada religin,
encontramos una proyeccin de la
bondad suprema. Para una amenazada
tribu nmada del desierto, qu mayor
bien que adorar a un poderoso
antepasado, un guerrero prominente,
Yav, que defendi a los antiguos
clanes? Para los calumniados seguidores
de un carpintero de Nazareth,
crucificado por el imperio ms
poderoso de la poca, el mayor bien era
su victoria sobre la tumba. Para los
pendencieros clanes rabes que se vean
unos a otros a travs de la lente de la
enemistad y el conflicto, por qu no la
claridad y simplicidad de un Dios nico
para reinar sobre las muchedumbres que
se hacinan en la K'aaba? Un Dios
nico para traer la unidad a un pueblo, a
una regin, a una esfera de influencia?
Para los hindes, cuya plyade de
personajes sagrados refleja la fuerza
divina que impregna toda la creacin,
Krishna, el ms bello, el ms divertido,
el joven de piel oscura que ama el
ganado y danza con los pastores,
transforma lo mundano en un acto
sagrado. Para los budistas, el
compromiso de Gautama con la
sabidura busca el vaco ms all del
cual no existe ninguna persona, ni
humana, ni divina. Su prdica nos
promete el supremo bien que se alcanza
cuando el alma atraviesa la nada y su
lugar de descanso espiritual.
Para los millones de campesinos
africanos que fueron secuestrados y
esclavizados y a los que resulta
fsicamente imposible retornar a las
sabanas, los bosques, las selvas y las
aldeas de su negra madre-tierra, su
religin es el nico medio para viajar
hasta ese aorado hogar. Bajo un cielo
nuevo, ms fro, los dioses y los
reverenciados antepasados vuelven a la
vida una vez ms y proporcionan la
dicha de la supervivencia espiritual, de
un Ser interior que puede resistir los
asaltos ms inhumanos y fortalecer el
alma para que permanezca sana. Incluso
entre los ms pobres de los pobres, el
mundo de lo invisible palpita con las
presencias de Yemonja, la diosa del ro;
Obatala, jefe de todos los dioses, y
Shango, el dios de la guerra y el trueno.
Muchas de nuestras ideas sobre
Dios y las religiones reflejan las
tradiciones que hemos heredado de
nuestros progenitores. Las hemos
mamado con la leche de nuestras
madres, abiertamente, sin atisbo de
crtica, libremente, como ilgicas
expresiones humanas de lo irracional.
Otras son percepciones adquiridas al
arrojarnos al oscuro abrazo de la fe.
Dios viene, con varios rostros y
numerosas personalidades, dependiendo
de nuestras percepciones, necesidades e
historias personales. Si an nos queda
un milagro, ste es el hecho de que
DIOS ES NICO.
La noche del poder
En el Islam, durante el mes sagrado
del Ramadn, se dice que una de las
noches es la ms sagrada de todas: al
Qadr, la Noche del Poder. Segn las
creencias del Islam, sa fue la noche en
la que al profeta Mahoma se le revel el
Corn, por eso se la considera la ms
sagrada de todas las noches. Durante
esta noche, todas las oraciones sern
escuchadas.
La Noche del Poder est tan
profundamente enraizada en el corazn
de los musulmanes que hasta se le
dedica un pequeo captulo del Corn.
Comienza, al igual que todos los
captulos, con la siguiente exclamacin:
"En el nombre de Dios, el
Misericordioso, el Bondadoso", y
contina:
"En la Noche del Poder hemos enviado la
revelacin.
Qu representa la Noche del Poder para
cada uno de vosotros?
La Noche del Poder es mejor que mil
meses sagrados: En ella, los ngeles y el
Espritu descienden por gracia de su Seor,
sobre todo lo importante.
Es la Paz, hasta que apunta el amanecer".
Nunca olvidar la Noche del Poder
que me sacudi, no durante el sagrado
mes del Ramadn, sino en el caluroso y
hmedo verano de 1995, cuando me
encontraba en la Fase II de la galera de
la muerte con una fecha fijada para
morir.
El sol se haba ocultado tras las
colinas de Virginia Occidental entre
amenazadores truenos. Las fuerzas de la
naturaleza golpeaban como si de una
fuerza divina se tratara.
Los relmpagos apualaban la
tierra como si estuvieran descargando
toda la agona de la pasin celestial, tan
poderosos eran los golpes que las luces
del pabelln, incluso las de toda la
crcel, parpadeaban a cada impacto.
En la Fase II, las luces estn
encendidas veinticuatro horas al da,
brillantes durante el da, ms suaves
durante la noche. Aunque una leve luz a
las dos de la madrugada es peor que el
ms fuerte brillo en pleno da. Aquella
noche estaba completamente oscuro.
Me sent sobre la fra mesa de
metal y mir hacia fuera, hacia la noche.
Las luces de las celdas, las de los
corredores, las de los patios, las de la
alambrada, todas las luces haban
muerto. Ni siquiera las estrellas podan
romper la oscura manta que las cubra.
Oscuridad total!
Y de repente una oleada de luz
ba las colinas con un fulgor azulado,
el trepidante golpear de un trueno, y una
rpida procesin de parpadeos antes de
que se apagaran todas las luces del
complejo carcelario.
Suceda una y otra vez, un sinuoso
golpe de luz tras otro atravesando el
cielo negro, el brillo del medioda
rompiendo la noche durante el breve
instante de un parpadeo.
Estaba all sentado, disfrutando de
la verdadera oscuridad por primera vez
desde que llegu a la Fase II,
impresionado por el despliegue de un
poder tan descarnado y primario. Los
golpes parecan tan cercanos que se me
ponan los pelos de punta.
La tormenta se movi hacia el
oeste, pasando sobre la prisin y
atravesando las colinas; mientras dur,
la oscuridad reinaba omnipresente y las
luces artificiales tuvieron que inclinar
sus cabezas frente al poder que ante
ellas se haba desatado.
All estaba yo, sentado en la
oscuridad con menos de un mes de vida
por delante y sintindome mejor que
cualquier otra noche de las que pas en
la Fase II. Me senta incluso mejor que
unas semanas despus, cuando
prorrogaron mi condena. Por qu?
Y entonces tuve una revelacin,
como un rayo de luz grabado en mi
cerebro: "Este es el verdadero poder,
hijo mo, ves que fcilmente supera al
poder de los hombres?".
Al mirar la palpitacin de la
naturaleza que me alcanzaba
atravesando un mar de oscuridad,
transformando la noche en pleno da
aunque fuera slo unos instantes, me
sent renovado. Cuan insignificante es
el hombre ante semejante baile divino!
Vi claramente que aunque los
poderes del hombre intenten destruirme
a m y a (os que me rodean, es un poder
falso. Vi que existe un Poder que hace
palidecer el poder del hombre. Es el
poder del Amor; el poder de Dios; el
poder de la Vida. Lo sent como si
surgiera de cada poro de mi cuerpo.
El poder de la naturaleza siempre
prevalecer sobre el poder del hombre y
aquella noche sent que yo tambin
prevalecera. Sobrevivir a los
esfuerzos del Estado por silenciarme y
asesinarme.
Vida material
Amrica existe en un mar virtual de
materialismo. Aqu uno ve los mayores
excesos consumistas en medio de la ms
tremenda pobreza. Aqu, en la cuna del
poder capitalista global, uno encuentra
ms comida, ms vestido, ms
comodidades, ms bienestar econmico
que en ningn otro lugar del planeta.
Irnicamente, las vidas de muchos
de los que nadan en la opulencia est
sumida en la infelicidad. Esta nacin se
come la mayor parte de la comida
disponible en el mundo. Consume la
mayor parte de la energa producida.
Utiliza los inmensos territorios y los
mares de la Tierra como si fuera su
vertedero propio. Garantiza su bienestar
material a costa del expolio de las
tierras de otros pueblos y de la
explotacin de su fuerza de trabajo.
Sus principios morales no son, ni
nunca lo han sido, aquellos contenidos
en el amalgama de la cristiandad, sino
aquellos del materialismo ms crudo.
Este materialismo gua no slo a las
lites, sino a las llamadas clases
medias, llegando a impregnar a toda la
sociedad.
Incluso en las cuestiones sexuales
tambin somos, parafraseando a la
cantante Madonna, "chicos y chicas
materialistas". Nos definimos por
nuestras ambiciones, que son la cualidad
ms inestable de la personalidad
humana.
Si un hombre nace hombre, pero
emplea la ltima tecnologa biomdica
para convertirse en mujer, es realmente
una mujer? O ms bien un cliente que
acaba de adquirir una nueva
personalidad sexual. Somos lo que
aparentamos exteriormente, o lo que nos
imponen nuestras funciones biolgicas?
Igual que tratamos a nuestros
cuerpos, tratamos a nuestro medio
ambiente. Consciente o
inconscientemente, directa o
indirectamente, intencionada o
accidentalmente, modificamos el medio
ambiente y ni sabemos ni nos importa lo
que pueda pasar.
Violamos a nuestra Madre Tierra,
arrancndole nuevos juguetes con los
que entretenernos, haciendo cada vez
mayores los beneficios de los que ya son
inmensamente ricos. Hasta cundo ser
suficiente?
Si las cosas materiales no son
nuestra salvacin, por qu malgastamos
nuestras energas en un consumismo sin
fin? Si el dinero nos hace ms crueles,
ms indiferentes, ms fros, por qu lo
consideramos bueno?
Vivimos en un universo material.
Debemos comer y beber de los frutos
que nos ofrece la Tierra. Pero si
despilfarramos sus recursos naturales y
la hacemos inhabitable seremos
capaces, incluso con todo nuestro poder
econmico, de limpiar el aire, reanimar
la tierra, reparar el dao gentico que le
hemos ocasionado?
Estamos devorando vidamente
nuestra garanta de futuro, el maana de
nuestros nios. Y mientras tanto nuestro
dios, la oscura fuerza de las
corporaciones multinacionales, decide,
hora a hora, minuto a minuto, el grado de
destruccin que ocasionar cada da la
mquina econmica, cuntas ganancias a
largo plazo sern destruidas en la
carrera por el beneficio a corto plazo.
La religin de la vida
"Nosotros, los occidentales,
descendemos sin duda alguna de las
razas brbaras.
Tambin en lo que atae a nuestro
talento para la religin, tenemos
bastante poco.
Supongamos que somos capaces de
ver, con el desinhibido y burln ojo
de un dios epicreo, la extraamente
dolorosa y al mismo tiempo absurda
comedia de la cristiandad europea.
Creo que no podramos parar de
rernos: no os parece que la nica
voluntad que ha dominado a Europa
durante dieciocho siglos ha sido la
voluntad de hacer del hombre un
completo fracasado?".
Friedrich Nietzsche Ms all del
bien y del mal
Se nos podra acusar de exagerados
y al mismo tiempo darnos la razn si
decimos que Dios ha sido ms utilizado
para justificar la maldad humana que el
propio Satans. Por eso docenas de
filsofos (no slo Nietzsche) han
destacado el hecho de que sin importar
sus promesas originales, la realidad de
la religin es que ha sido mucho menos
una fuerza liberadora que un arma de
opresin y una herramienta para la
guerra y el genocidio.
Desde dondequiera que
contemplemos la religin, parece claro
que tras este siglo de horribles matanzas
es necesario un nuevo espritu que
reivindique la vida para entrar en el
prximo milenio. Nuestra poca
supuestamente ilustrada, el siglo de la
modernidad, comenz con la Guerra de
los Boers, y todava contina por su
camino ensangrentado: tras la masacre
de los armenios, vinieron las guerras
mundiales, el holocausto de los judos y
de millones de europeos, las bombas
atmicas de Hiroshima y Nagasaki; y
despus lleg Corea, Vietnam y las
guerras civiles de frica, Latinoamrica
y ms recientemente, Europa, y eso sin
mencionar la brutal represin a que las
superpotencias autodenominadas
"defensoras de la paz" sometieron a
muchos pequeos pases.
Aunque la religin no haya sido
directamente culpable de tanto
derramamiento de sangre, acaso no ha
contribuido a instigarlo? Cmo
podemos ser tan estpidos para
pretender a estas alturas que nuestra fe
es la de la resurreccin y la vida,
cuando en realidad ha sido uno de los
peores puntos de conflicto en nuestra
cultura de muerte?
Vivimos en un mundo de muerte,
sobre pases enrojecidos por la sangre
de sus pueblos y entristecidos por las
lgrimas de tanto sufrimiento.
Evangelizamos y mutilamos,
occidentalizamos y robamos, torturamos
y dejamos morir de hambre a millones
de seres humanos en todo el planeta.
Nos matamos unos a otros, pero por si
no fuera suficiente, tambin destruimos a
nuestra Madre Tierra.
Matamos a los animales con la
excusa de servirnos de alimento.
Transformamos nuestros ros, lagos y
mares en cinagas carentes de vida.
Expoliamos y quemamos nuestros
bosques y luego nos preguntamos por
qu la tierra destruida se transforma en
un desierto yermo. Violamos las
montaas para llenar nuestros bolsillos
con sus riquezas minerales.
Envenenamos el aire.
Y ms all de la marea de
materialismo que ha traspasado ya el
lmite de nuestra isla de supervivencia,
el flujo de la muerte llega cada vez ms
alto. Hemos intentado controlar,
mecanizar y restringir los propios ritmos
de la vida, hemos transformado los
vientres de nuestras mujeres en tumbas.
Los fros tubos de ensayo son las
incubadoras de nuestro perverso
progreso.
Dnde est la fe que realmente
confa en la Vida? Dnde est la fe que
busca traer su mensaje a un mundo que
se desmorona hacia la muerte? Dnde
est la religin de la Vida, una religin
que considere sagrados a todos los seres
vivientes, una religin que vea la
experiencia humana simplemente como
una parte de la inmensa red de la
naturaleza?
Es nuestro Dios un dios exclusivo
del hombre? Puede un Dios-Creador
dar vida a criaturas cuya nica funcin
sea satisfacer sus intereses egostas? O
es simplemente una cortina de humo
para justificar nuestra mezquina locura y
nuestra avidez que han llevado al mundo
al borde de la destruccin? O, dicho de
otro modo, los cocodrilos existen
solamente para poder hacer lujosos
bolsos y zapatos? No tiene cada forma
de vida un derecho intrnseco a su
propia existencia?
Ya es hora de reconocer, como ya
est haciendo cada vez ms gente
consciente, que los viejos esquemas
centrados nicamente en la existencia
del hombre condenan a la desaparicin
al resto de las especies, y al final,
tambin a la humanidad.
Necesitamos una religin de la
Vida que vea el mundo ms all de los
trminos puramente utilitarios; que vea
que la atmsfera que rodea el globo es
el mismo aire que respiramos, que entra
en nuestros pulmones y forma parte de
nosotros; que el agua de los ocanos no
es diferente de la saliva de nuestras
bocas.
Necesitamos una religin que
redescubra el idealismo, que redescubra
el temor reverencial sentido por el
hombre primitivo cuando contemplaba
el despliegue de la creacin rodeando su
insignificante existencia.
John frica encontr esa fe y se la
ense de forma sencilla a los dems.
Fiel a esa sencillez natural, llam a su fe
"Vida". "Adorar la vida", predicaba:
"Proteger la vida, moveros en armona
con la vida". Fund la organizacin
MOVE y transmiti a sus seguidores un
deseo ferviente por practicar su fe y
proclamarla al resto del mundo.
Les explic el valor y el poder de
la unidad, la relevancia y la necesidad
de una ley natural y el significado de la
resistencia y la rebelin frente a un
sistema que nos conduce a la
autodestruccin.
Predic que la Tierra no puede ser
una mera estacin de paso hacia el ms
all que pueda ser despreciada,
destruida 11 ignorada.
Cristiandad
No resulta chocante que la
cristiandad, sa inmensa porcin de la
humanidad que se considera seguidora
espiritual de un carpintero judo de
Nazareth, rece y adore a un ser que fue
prisionero del poder de Roma, un
recluso de la galera de la muerte del
imperio? Que aqul al que considera la
personificacin del Creador del
universo fuera torturado, humillado,
golpeado y crucificado en un rido
pedazo de tierra de la periferia del
imperio, el Glgota, el lugar de la
calavera? Que la mayora de sus
seguidores apoyan entusiastas las
ejecuciones de miles de ciudadanos
presos? Que la abrumadora mayora de
sus jueces, fiscales y abogados, aqullos
que condenan, acusan y venden al
condenado, claman ser seguidores de un
Dios desnudo, encadenado y
vilipendiado?
Guerra espiritual
En una poca en la que la moneda
de cambio es el miedo, no a las
amenazas externas, sino a las
domsticas, las prisiones se han
convertido en un lugar de agresin
espiritual y psicolgica. No es
sorprendente pues, tal y como nos
ensea un viejo refrn, que nada atrae
tanto a la mente como la muerte. Este
axioma tiene obvias resonancias en los
miles de reclusos de los pabellones de
la muerte, y tambin para muchos miles
ms que se enfrentan a condenas "de por
vida". Aqu, en las siniestras crceles de
Pensilvania, "vida" equivale a una
condena de prisin para lo que te resta
de vida natural, sin posibilidad de
libertad condicional. "Vida" no es ms
que una horrible metfora de la muerte,
ya que slo la muerte puede liberarte de
las cadenas. "Vida", podra decirse, es
simplemente una muerte lenta.
Enfrentados a la espantosa
inminencia de esa muerte lenta, no es
extrao que para algunos, la prisin se
convierta en un lugar de renovacin
espiritual. A menudo, son hombres que
huyeron de la religin mientras vivan
inmersos en la sociedad y que ahora
buscan consuelo en ella para sobrevivir
en este infierno de "sociedad tras los
barrotes". Algunas veces esa bsqueda
espiritual es considerada como una
evidencia de su progreso personal; otras
veces simplemente engordan las
estadsticas de las conversiones en
prisin. Quiz algunas sean sinceras.
Otras, seguramente no. Quin puede
atisbar en el espritu de otra persona?
No es extrao que los presos
reciban, sin haberlo solicitado, panfletos
religiosos de grupos a los que no
conocen. El panfleto, que suele oscilar
entre cuatro y ocho pginas, es pequeo,
del tamao de la palma de la mano, con
citas bblicas repartidas por todo el
texto. "Jess te salva!" puede
proclamar, o, "Sabes dnde pasars la
eternidad?".
A pesar de ser bienintencionados,
los panfletos de la prisin suelen tener
el efecto contrario al deseado. No
importa cuan elocuente o
inteligentemente expongan sus buenos
deseos de apoyo fraternal, su contenido
es siempre el mismo. Aunque aseguran
preocuparse profundamente por el lugar
en que sus objetos de fervor misionero
acabarn despus de morir, pocos
dedican un slo pensamiento a mejorar
lo poco que les queda de vida. Mientras
su compasin se centra en el "Ms
All", se olvidan del "Ms Ac". Sus
escritores parecen tan intoxicados con el
pensamiento del cielo, que se contentan
con cerrar los ojos para no ver el
infierno que han contribuido a crear en
la Tierra.
Con su silencio, respaldan el
sistema que mantiene a sus pupilos en
prisin de por vida y con una fecha
fijada para morir.
A menudo, el contenido de un
panfleto impide al lector escapar de la
profunda sospecha de que sos que se lo
han enviado estn tan obsesionados con
lo que le pasar en el ms all, que no
moveran un dedo por ayudarle mientras
todava est vivo.
No resulta extrao, se pregunta el
preso, dada la adhesin espiritual que
dicen tener a las enseanzas de un Dios
crucificado, que tantos cristianos
seguidores de un Dios-Hombre que dio
su vida por la salvacin del alma de los
pecadores estn deseosos de empujar
hacia la muerte a aqullos a los que
quieren salvar?
Reclusin
Que tu cuerpo est en prisin no
significa que tu mente no sea libre,
incluso aunque este pensamiento est
muy trillado, retiene mucho de verdad,
porque nos liberamos a travs de la
mente. En el ms profundo sentido, nos
hacemos espritu.
Cuando piensas en cualquier
persona, o en tu propio cuerpo no es de
algn modo tambin una prisin? No
estamos en una prisin del tiempo? Nos
hacemos viejos, perdemos facultades,
pero eso no significa que no podamos
sobreponernos gracias al poder de la
mente y el espritu. Llegaremos ms
all.
Cristianos?
A la imagen
y semejanza de
Cristo?
"Aunque hayan podido surgir algunas
dudas referentes a si los nios que
nacen esclavos deberan ser liberados
cuando, gracias a la caridad y la
piedad de sus amos, reciben el
sagrado sacramento del bautismo,
proclamamos en esta ley que el
bautismo no altera la condicin de
una persona en lo que respecta a su
esclavitud o a su libertad; los amos
liberados de esta duda pueden ahora
propagar la cristiandad permitiendo a
los esclavos ser admitidos en este
sacramento".
Statutes at Large of Virginia, Art
III (1667)
En Amrica el trmino cristiano ha
sido sinnimo de blanco durante siglos.
Se usaba no tanto para distinguir entre
creyentes y no-creyentes, sino entre
colonos civilizados de piel clara y
nativos salvajes de piel oscura, los
llamados africanos primitivos, indios
salvajes y tantos otros "paganos". ste
era un pilar espiritual necesario para
apuntalar el orden social y econmico,
es decir, el "orden" de la supremaca
blanca y la dominacin de los "otros".
En ese contexto, la conversin de un no-
blanco a la dominante fe europea,
apenas significaba nada, ya que qu
importa la fe que abrace un hombre, si
su piel permanece negra o roja?
La ley de Virginia de 1667 no era
una excepcin. Una ley similar se
proclam poco despus en Carolina del
Sur, y en otra colonia, una ley aprobada
en 1690 declar abiertamente que
"ningn esclavo conseguir la libertad al
convertirse al cristianismo". Y as,
nuevas generaciones de cristianos fueron
bautizados, y nuevas generaciones de
predicadores los mantuvieron en la
esclavitud de un sistema que
consideraba un crimen que leyeran las
Escrituras por s mismos, y continuaron
predicando la sumisin: "Esclavos,
obedeced a vuestros amos".
Qu significaba cristiandad para
esas decenas y centenares de miles de
hombres, mujeres y nios, trados desde
las costas occidentales de frica hasta
nuestras riberas encadenados para
siempre como esclavos? Qu
significaba para aqullos que a duras
penas sobrevivieron a la espantosa
travesa y tuvieron que aprender una
lengua extraa pues se les prohibi, bajo
la amenaza del ltigo, emplear la suya?
Y no menos importante, qu significa
hoy para sus nietos, ahora legalmente
libres para practicar la religin de su
eleccin?
Deberan los afroamericanos rezar
al dios de los hombres que trajeron a sus
antepasados encadenados y los
encerraron en ftidas e insalubres
prisiones? Al dios cuyo pueblo arras
hasta los ltimos vestigios de la
poblacin nativa? Al dios de los
invasores? Al dios de los amos?
Constituida en la poca de la
supremaca imperial de Roma y la
servidumbre de Palestina, la cristiandad
lleg a ser en Amrica la fe de los amos,
la creencia de los ricos y la garanta de
proteccin de los propietarios. Para los
esclavos, en cambio, fue ms una farsa
que una fe; a sus ojos lo que todos
adoraban era el dinero.
La cristiandad se transform en un
mecanismo cultural para mantener los
privilegios y el sistema imperante
basado abiertamente en la opresin
racial. La ficcin de que la conquista del
Nuevo Mundo estaba motivada por los
esfuerzos para convertir a los pueblos
indgenas, o de que la esclavitud de los
africanos era una necesidad motivada
por el deseo de anunciar la "buena
nueva" a los "nativos" es rebatida por la
Historia. Slo es necesario examinar los
ltimos cinco siglos desde la
perspectiva de los nativos, siglos de
epidemias devastadoras, persecuciones
sangrientas, alcoholismo galopante y
ltimamente, el confinamiento en
campos de concentracin llamados
reservas, para comprender por qu el
dios de los invasores de rostro plido
les pareca ms un demonio destructivo
que un Gran Espritu bienhechor.
Ya hemos visto cmo incluso la
conversin no tuvo ningn impacto real
en el estado de esclavitud de los
conversos. Tal y como despus
sealaran las generaciones que por
aquel entonces an no haban nacido,
con una clarividencia igualmente vlida
para los descendientes de los africanos
y de los nativos americanos, "cuando los
europeos vinieron, ellos tenan su Biblia
y nosotros tenamos nuestras tierras;
ahora, ellos tienen nuestras tierras y
nosotros tenemos su Biblia".
Realmente esperaron los nativos o
los esclavos que sus amos iban a
sacrificar propiedades y poder en el
altar de la piedad? La historia de los
cherokees, llamados despectivamente
los "Indios blancos", nos ofrece una
respuesta turbadora.
[4]
En la religin, en
la educacin, en la vida poltica y
cultural, incluso en la arquitectura, los
cherokees adoptaron las formas de vida
europeas en mucha mayor medida que
cualquier otra tribu de Norteamrica. A
comienzos del siglo XIX, construyeron
edificios de madera y ladrillos; fundaron
una capital, Nueva Echota, organizaron
una Corte Suprema de Justicia cherokee
e incluso publicaron un peridico
utilizando un alfabeto desarrollado por
su afamado lingista Sequoyah (George
Gist).
Las iglesias baptista y moravia
convirtieron a un importante nmero de
fieles. Los cherokees eran un pueblo
relativamente rico, con gran produccin
de artesanas, prsperas granjas y
abundante ganado, con cientos de miles
de cabezas de vacuno, caballos y muas.
Se parecan tanto a los blancos que
llegaron a poseer una poblacin de
varios miles de esclavos negros. Era una
tribu que poda considerarse desde
todos los puntos de vista como
"civilizada": cristiana, educada,
respetuosa de las leyes y de la
propiedad.
El "progreso" de los cherokees no
lleg sin costes. Junto al hecho de que
perdieron su propia cultura indgena,
destruida y reemplazada por una rplica
de la cultura europea, alentaron el
resentimiento de una lite blanca guiada
por objetivos de expansionismo y
supremaca. Adems, los colonos ms
pobres se alzaron contra sus "rojos"
competidores, hasta que el gobierno
tuvo que intervenir. Los cherokees se
convirtieron en vctimas de la misma
codicia blanca que haba destruido a
cada una de las otras tribus nativas.
En 1832, una victoria legal trajo
nuevas esperanzas al pueblo cherokee,
cuando demandaron al estado de
Georgia ante la Corte Suprema y
ganaron el juicio. Los "Estatutos indios"
vigentes hasta entonces fueron
declarados inconstitucionales. En el
c a s o Worcester amp;Butler contra
Georgia (18321, el Tribunal sostuvo:
"La nacin cherokee es una
comunidad diferenciada, que ocupa su
propio territorio, delimitado por
fronteras precisas, en el que las leyes
de Georgia no tienen ningn efecto, y
en el que los ciudadanos de Georgia
no tienen derecho a entrar salvo con
el consentimiento de los propios
cherokees o de conformidad con los
tratados y las leyes del Congreso".
A pesar de ello, el presidente
Andrew Jackson, apodado El Matador
de Indios, se neg a cumplir la sentencia
y declar tal y como cit literalmente el
periodista Horace Greeley: "El juez
supremo John Marshall ha tomado su
decisin, vamos a ver si es capaz de
hacerla cumplir".
Parece ser que no fue capaz. Ya en
ese mismo ao, grandes trozos de la
tierra ancestral de los cherokees fue
arrebatada, dividida y asignada a
granjeros blancos mediante sorteo.
Hacia el final de la dcada, la poblacin
cherokee de Georgia estaba diezmada.
Desalojados de sus tierras a la fuerza
por aplicacin de la ley marcial, los
asentamientos fueron trasladados a la
lejana Oklahoma bajo escolta militar.
Durante el duro recorrido invernal a lo
largo de la que se llam la Senda de las
Lgrimas perecieron miles de personas
(sin contar a sus esclavos negros, a los
que ni siquiera se consideraba dignos de
entrar en la estadstica).
"Civilizados" y "cristianizados",
los cherokees perdieron lo que les era
ms querido: sus territorios ancestrales,
sus hogares, su ganado, sus hijos, sus
mujeres, sus ancianos, sus enfermos... y
todo porque otros "cristianos" deseaban
sus tierras. Por supuesto, en las mentes
de los blancos, este programa de
"reasentamiento" no provoc ninguna
prdida: era simplemente un peldao
ms en la construccin del edificio
sobre el que se asienta la existencia de
muchos Estados del sur y el oeste del
pas.
Hoy, los cherokees existen
solamente como un vestigio del pasado,
sus reservas son una atraccin para los
turistas. Igual que los descendientes de
los esclavos cristianos de Virginia,
ahora son libres, pero la inmensa
mayora son todava sumisamente
cristianos. Es cierto, sus iglesias son
diferentes en muchos aspectos, de las
iglesias de los blancos. Pero a pesar de
los adornos culturales, uno se pregunta
si las iglesias nativas no tienen la misma
misin que su contraparte blanca, y si la
visin que las gua no ser tambin la
misma.
Seguramente en cada generacin
hubo hombres y mujeres que alzaron sus
voces para despertar a sus hermanos del
sueo embrutecedor. En los aos
cincuenta y sesenta, uno de los ms
notables, el Dr. Martin Luther King,
trajo nueva vitalidad a una iglesia que
hasta entonces se haba solazado en el
lamento de un martirio silencioso.
Sin embargo, la iglesia de King se
debilit no slo por el terrorismo de los
que predicaban la supremaca blanca,
sino por su propios consejos
paralizantes. Incluso al enfrentar las ms
descarnadas injusticias, haba clrigos
(la mayora blancos, pero tambin
algunos negros) que slo se
preocupaban por transmitir un mensaje
de pasividad: "Calmaros!",
"Tranquilos, no provoquis tensin!",
"Esperad al momento oportuno!". En
una poca de lucha sin precedentes
contra la bestia del apartheid americano,
optaron por mantenerse firmes en el
apoyo al sistema, disolviendo todo
intento de rebelda.
El legado de King sigue vivo, pero
ha sido tergiversado. Su nombre y sus
palabras se han convertido en
herramientas en manos de los ms listos
de entre sus enemigos para atacar,
despreciar y denigrar a la gente que l
quera servir. Sus sueos,
elocuentemente trasladados al papel en
discursos y ensayos tales como Carta
desde una crcel de Birmingham, han
sido transformados en la boca de los
poderosos en excusas de pesadilla para
nuevos captulos de negrofobia y en
ataques contra aquellos pocos logros,
tales como la accin afirmativa, la cual
apenas ha servido para abrir algunas
puertas que antes estaban selladas por
decretos judiciales.
En nuestra poca, Jean-Bertrand
Aristide ha sealado cmo la historia de
Hait ha sido marcada por dos
imperialismos, uno poltico, el otro
religioso, y cmo el segundo ha dado
lugar a una teologa que sirve
nicamente para adormecer el espritu
del pueblo para as poder subyugarlo
mejor.
El jesuita Ignacio Martn Bar ha
utilizado el contexto latinoamericano, en
particular los pases amargamente
desgarrados por prolongadas guerras
civiles, para ilustrar el continuo uso de
la religin como un arma de guerra
psicolgica contra los pobres y los
oprimidos.
[5]
Al escribir sobre los
desafos de las iglesias evanglicas y
las comunidades cristianas de base en
Brasil, seala que mientras las ltimas
han asumido gradualmente una postura
crtica que cuestiona el orden social
existente, las primeras han mantenido
una actitud inducida de sumisin que
perpeta a sus conversos en la
marginacin y les aleja de cualquier
asomo de protesta. Contina diciendo:
"En las zonas bananeras de Guapiles
en Costa Rica, donde sindicatos
activos han tenido tradicionalmente
mucha fuerza... los cristianos (as se
llaman a s mismos) no slo no se
unen a ninguna organizacin poltica o
sindical, sino que se oponen a toda
resistencia de los trabajadores y
frecuentemente actan como
esquiroles y reventadores de huelgas.
Para los patrones, estos cristianos se
han convertido en los trabajadores de
ms confianza, por lo que
subvencionan a las iglesias
evanglicas locales y presionan a sus
trabajadores para que se unan a ellas".
Textos para una Teologa de la
Liberacin, 142
Claramente, sin importar cunto
tiempo ha pasado desde que la
hipocresa de la religin de los blancos
se introdujo entre los negros y los
nativos faltos de conciencia, todava
estamos atrapados entre sus redes.
Interpretado de forma radical, el
mensaje de la Biblia es un mensaje de
liberacin. En el Antiguo Testamento
est ejemplificado por el xodo de los
esclavos judos liberados del poder
egipcio; en el Nuevo, por la llegada del
Mesas que promete salvar a su pueblo
del yugo de la opresin.
Hasta que todos aqullos que se
llaman a s mismos cristianos no
reconozcan la gran carnicera que se ha
llevado a cabo en su nombre, seguirn
cometiendo las mismas atrocidades; en
el nombre de Dios continan librando
guerras de avaricia, campaas vidas en
las que legalizan el robo de la tierra de
los nativos y bendicen el expolio de sus
frutos; continan avivando el fuego del
odio contra el resto del mundo. Bajo la
sombra de la cruz, continan el pillaje y
la destruccin. Y en nombre de quien
segn proclaman "lleg para liberar a
los esclavos", continan
esclavizndonos.
Milagros
"Pobres de vosotros los ricos
porque ya habis recibido vuestro
consuelo".
No fue del dios del trueno, del dios del
lujo, del dios de los ricos de quien habl el
carpintero, sino de un Dios compasivo, habl
de paz, de un maana ms luminoso; de un Dios
cuyos milagros se muestran en las chozas de
los esclavos, en sus trabajos en la infernal vida
cotidiana de los pobres y los oprimidos, no son
milagros como caminar sobre las aguas, o
transformar el agua en vino, sino milagros de
amor surgiendo en los corazones ms
desgarrados aqu y all en los barrios y en las
favelas entre aqullos a los que slo les queda
un corazn lleno de esperanza por un maana
mejor.
La fe de los eslavos
"Las tradiciones de los muertos
deambulan como pesadillas en las
mentes de los vivos".
Karl Marx El 18 brumario de
Luis Bonaparte
Como sucedi en la antigedad, la
iglesia de los negros surgi en el seno
de la opresin. Sus fieles trabajaron
bajo la bota de la esclavitud. En un
ambiente de represin generalizada, a
los negros (llamados a veces esclavos
"libertos") se les prohibi desempear
una gran cantidad de oficios.
Uno de los que de muy mala gana
se les acab concediendo fue el de
sacerdote. Result una til concesin ya
que un cura sumiso, especialmente uno
convencido de la necesidad de aceptar
estoicamente el sufrimiento antes que
rebelarse contra l, poda ejercer una
enorme influencia sobre sus
correligionarios y librar a los blancos
de muchos problemas. en la reciente
controversia desatada durante la
campaa electoral de Christine Todd
Whitman para gobernadora de Nueva
Jersey pueden verse vestigios de aquella
actitud: los estrategas de la campaa
donaron considerables sumas de dinero
a los predicadores negros, quienes
prometieron colaborar instando a sus
fieles a que se abstuvieran de votar (los
sacerdotes en cuestin negaron
ruidosamente estar implicados).
Desde un lado positivo, los
plpitos negros han sido una poderosa
arma que fortaleci la lucha por los
derechos civiles y otros movimientos a
favor de los derechos humanos de
finales del siglo XX. Es significativo
que los afroamericanos ms influyentes
de nuestro tiempo hayan sido
predicadores de las ms variadas
tradiciones religiosas. El Dr. Martin
Luther King, Jr. y el ministro Malcolm X
(el Hajj Malik El-Shabazz) son slo dos
de los muchos que me vienen a la mente.
La influencia de King se ha
reflejado de muchas formas en el pasado
reciente, especialmente en la ampliacin
del acceso a muchas profesiones vetadas
a los negros antes de que se promulgaran
varias leyes concernientes a los
derechos civiles. La influencia de
Malcolm X, evidente en esas mismas
cuestiones bsicas, se manifiesta
tambin en la emergencia de una
conciencia nueva y diferente,
particularmente en el partido de los
Panteras Negras y otras muchas
organizaciones nacionalistas negras que
surgieron en los aos setenta a lo largo
de Amrica y el mundo negro Para
empezar, aunque fue considerado por
sus contemporneos como un radical,
era bastante tradicionalista y sus puntos
de vista coincidan a menudo con el
conservadurismo de la iglesia negra de
la que surgi. Adems, aunque en
muchos crculos se le conoce slo por
su encendida retrica revolucionaria,
complement el radicalismo de su
mensaje inicial (al menos en sus ltimos
aos) con una espiritualidad ms
tradicional, coloreada por la influencia
del Islam.
Ambos fueron asesinados en la flor
de la vida cuando comenzaban a
fortalecer hasta lmites insospechados su
influencia en los asuntos nacionales e
internacionales.
Mientras King era un convencido
baptista, Malcolm X se proclamaba
orgullosamente no-cristiano y
consideraba el cristianismo como la
religin del hombre blanco, esgrimida
por los amos para garantizarse el control
de sus esclavos negros. Despreciaba ese
tipo de religin que renegaba de los
orgenes africanos descrita en el libro
de Blyden islam, Cfns-anitij and Ihe
Negro (1888), donde se recoge:
"Hace no mucho tiempo oamos en
una congregacin religiosa de Nueva
York a un ignorante predicador negro
suplicar a Dios que extendiera sus
'tiernas y blancas manos' y bendijera a
los presentes. Otro, con no mucha
ms cultura, predicaba el Evangelio de
San Juan (3:2), 'Seremos como l' y
exclamaba, 'Hermanos, imaginaros un
hombre blanco, guapo, con ojos
azules, mejillas sonrosadas y pelo
rubio, y seremos como l'. Las
concepciones de aquellos fieles eran
las extradas de todas las
representaciones de Dios en estatuas
y pinturas mezcladas con las
caractersticas de la raza dominante
que ven a su alrededor".
Semejante esclavitud psicolgica
podra parecemos sorprendente hoy en
da, y sin embargo, para nuestros
bisabuelos era simplemente la expresin
de un latente autodesprecio que incluso
la liberacin no pudo borrar de su
subconsciente. Sus ecos reverberan
todava en el presente.
Un ejemplo lo encontramos en las
representaciones que en las iglesias
negras se hacen de Dios: un Cristo
blanco, de ojos azules, que desde las
vidrieras mira hacia abajo a la
congregacin. Podra parecer un detalle
sin importancia, pero sumado al hecho
innegable de la permanencia de un
sistema de castas en Amrica, el poder
de sugestin que posee es tremendo.
Quiz son estas imgenes las que han
desencantado a muchos afroamericanos
que se han alejado de las iglesias de su
juventud acercndose a las diferentes
escuelas del Islam, a los ritos
sincrticos precoloniales, al animismo
africano, o apartndose definitivamente
de cualquier dimensin religiosa de la
vida.
Cuando los hijos de Israel fueron
liberados de la esclavitud de Egipto,
caminaron por el desierto durante
cuarenta aos hasta que casi todos los
que haban vivido como esclavos fueron
desapareciendo. Una lectura de tan dura
experiencia la considera como un
requisito necesario para lo que luego
aconteci. Podramos deducir que nadie
con una psicologa de esclavo puede
vivir plenamente como una persona libre
en la Tierra Prometida, es ms, la
psicologa de los supervivientes estara
tan indeleblemente marcada por la
mancha de la esclavitud que podra
representar un peligro para la siguiente
generacin.
Los que estamos familiarizados con
el relato bblico del xodo, nos damos
cuenta de que en pocas de peligro,
hambre y duda, un lamento surge entre la
gente aorando la tierra que los mantuvo
oprimidos: "Y cuando el faran se
acerc, los hijos de Israel alzaron los
ojos y le sostuvieron la mirada. Cuando
los egipcios se lanzaron en su
persecucin se asustaron terriblemente.
Entonces los hijos de Israel se
lamentaron ante Dios.
Y le dijeron a Moiss, nos has trado
tan lejos para morir en el desierto
porque no haba tumbas en Egipto?
Para qu nos has trado hasta aqu,
tan lejos de Egipto?".
Ex. 14:10-1 I
Despus, los judos emularon a sus
amos egipcios: fundieron un becerro de
oro y adoraron al nuevo dolo. Un
antiguo ejemplo de cmo un pueblo
adopta la religin de sus opresores.
En nuestra poca y en nuestra
cultura, el reverendo Albert Cleage
provoc una gran controversia en
Detroit cuando encarg una vidriera
para su capilla de la Virgen negra en la
que apareca una Mara africana con un
Cristo africano.
Al igual que a los israelitas, a un
pueblo que ha sido esclavizado le cuesta
varias generaciones alcanzar el punto de
liberacin mental desde el cual dirigirse
por s mismo a la divinidad.
Cuando el rostro y la presencia de
la divinidad puede entreverse en la
sonrisa de un nio, en la esperanza de
una novia, en la fertilidad de un campo
regado, o en la sabidura de los
antepasados, tenemos la seal de que un
pueblo est levantndose del oscuro
atad de la esclavitud.
Esperanza
Qu me mantiene vivo?
Mis creencias (mi religin, a la que
llamo Vida), las enseanzas de John
frica y el ejemplo de mis hermanos y
hermanas de la organizacin MOVE,
muchos de los cuales han sobrevivido en
prisiones durante aos y aos. Su
ejemplo me ha mantenido a flote durante
los catorce aos que llevo entre rejas.
Tambin, mi fe en el poder del
compromiso, en el poder de la familia,
en el poder del amor, de la comunidad,
de Dios. Podra darte un nico trmino
en lugar de cuatro o cinco. "Familia",
por ejemplo, significa unidad,
compromiso, amor. Eso es la "familia".
La otra cosa es la risa. Muy simple, es
humano rer y tener sentido del humor.
Incluso de cosas triviales. Cada da.
Cada da hay algo de lo que rerse! Eso
es lo que me mantiene humano.
La sal de la tierra
"Bienaventurados los justos que son
perseguidos porque de ellos es el
reino de los cielos. Bienaventurado
seas si te denigran, persiguen y
levantan falso testimonio contra ti por
mi causa. Algrate porque grande ser
tu recompensa en el cielo: porque
tambin persiguieron a los profetas
antes que a ti.
Sois la sal de la tierra, y si la sal
pierde su sabor, de qu sirve?
No sirve para nada salvo para ser
arrojada al suelo y pisoteada".
Jess de Nazareth (M 5:10-13)
No es necesario hacer un curso de
interpretacin bblica para darse cuenta
de que los justos siempre han sido
perseguidos a lo largo de la historia.
Los "humildes" podrn algn da
"heredar la Tierra", aunque sta, durante
los ltimos milenios, ha sido la
propiedad exclusiva de los poderosos, y
todo lo que han heredado los humildes
ha sido su propia tumba.
La historia americana nos
proporciona numerosos ejemplos para
ilustrar este punto: es una nacin
imperialista, constituida por los
territorios arrebatados y robados por la
fuerza a los pueblos nativos. Eran
acaso humildes los padres fundadores,
con derecho a heredar este pedazo del
planeta?
Cuestin importante es la
proclamacin de Amrica como una
nacin cristiana, una nacin compuesta
por hombres y mujeres ansiosos por
actuar justamente y ser perseguidos por
ello. Si esto es cierto, entonces podemos
preguntar: Es cristiano barrer del mapa
a los pueblos nativos y confinar en
ridas reservas a los pocos que
sobrevivieron? Es cristiano arrancar a
millones de personas de sus hogares ms
all de los mares y tenerlos
esclavizados durante siglos? Es
cristiano encerrar a miles de japoneses
en campos de concentracin y
arrebatarles sus propiedades usando
como pretexto esa palabra mgica,
"seguridad"? Es cristiano abrasar a
centenares de miles de seres humanos
arrojndoles encima la bomba atmica
como una demostracin de poder? Es
cristiano encarcelar a millones y
ejecutar a miles de personas? Es
cristiano desarrollar un sistema socio-
econmico que margina a los dbiles, a
los disminuidos, a los enfermos, a los
pobres? O debemos concluir que
despus de todo, quiz Amrica no sea
una nacin cristiana?
A todos los millones de personas
sin rostro y sin nombre, negros,
marrones o amarillos que han sido
agredidos por Amrica podra
parecerles que el curso de la Historia ha
sido trazado por alguna orientacin
demonaca. En lugar de Cristo, quiz
Drcula debera considerarse el dios de
semejante nacin. Pues no ha chupado
la sangre de tantos pueblos del planeta
durante los dos ltimos siglos? Acaso
no contina hacindolo?
Dnde est el Dios de los pobres,
de los condenados, de los golpeados?
Se oye en la vida poltica de la nacin
alguna voz que muestre compasin
cristiana?
Tcito, el historiador romano,
describi a los primeros cristianos
como una "secta" que entr en la ciudad
"embozada en rados trajes" y "oliendo a
ajo"; una gente pobre, la sal de la tierra.
Cmo debemos preguntar se han
convertido en lo que son: los vampiros
del planeta?
Para iniciar la restitucin debemos
empezar admitiendo que se ha cometido
una segunda crucifixin de Cristo, no
por un segundo Imperio Romano, sino
por los hombres y mujeres que invocan
su nombre: su propia Iglesia.
Comunidad
"La revolucin no es una palabra
sino un compromiso; no es la guerra
sino la paz; no nos debilita, nos
fortalece. La revolucin no provoca
la divisin sino la unidad".
John frica Strategic revolution.
"Nunca dudis de que un pequeo
grupo de gente comprometida puede
cambiar el mundo; es ms, es el nico
modo en que siempre lo ha hecho".
Margaret Mead
Para millones, quiz miles de
millones de personas, la vida es una
bsqueda. Un viaje en pos de aquello
que nos dej insatisfechos en nuestra
juventud. Buscamos el amor, buscamos
la familia, buscamos la comunidad. Y de
paso, formamos nuestra personalidad
inspirndonos en los otros, en el Gran
Ser constituido por muchos seres
similares unidos en comunidad.
Conforme buscamos y crecemos,
encontramos que la vida moderna, con
su avidez de consumismo materialista,
nos deja cada vez ms vacos por
dentro; las "cosas" que una vez parecan
llenarnos, ahora fracasan en cubrir el
abismo que se abre en nuestra mente.
Nuestra personalidad es arrastrada en
muchas direcciones a la vez, demandas
de trabajo por aqu, obligaciones
sociales por all, la presin de la
necesidad material (un mnimo
imprescindible), responsabilidades
pblicas, deseos y necesidades de
nuestra esfera privada... hasta que
finalmente se rompe en muchas piezas
sin sentido.
La ideologa dominante en nuestra
sociedad actual es el individualismo
perverso que golpea en nuestro
subconsciente mediante mitos y
leyendas. Se ignora la verdad histrica
de la comunidad, de grupos que luchan
untos para transformar el orden social.
Se ignora la evidencia de que grupos de
gente trabajando unidos representan la
nica posibilidad viable de resolver
cualquier problema social.
Como seres humanos, somos
criaturas esencialmente sociales. No
podemos vivir fuera de los lazos
familiares y sociales. Nuestro bienestar
depende de ellos. Hemos nacido en la
comunidad, crecemos en comunidad, la
comunidad determina quines somos. No
somos seres individuales aislados, sino
que ocupamos un lugar en la gran red de
la sociedad humana que define nuestra
identidad y da significado a nuestra
vida.
La religin, la poltica, la
economa, la educacin, adquieren su
sentido en lo colectivo, en el seno de la
comunidad. Puede haber una religin
con un solo creyente? Qu accin
poltica llevada a cabo por una sola
persona puede ser efectiva? No
requiere cada paso del progreso
econmico un cierto nivel de consenso
social a algunos les gustara olvidar
los antagonismos para poder
funcionar? No consiste la educacin,
tal y como la entendemos actualmente,
en ensear a los jvenes cmo
desenvolverse con las reglas del orden
social? Es slo una casualidad que los
estudiantes estn repartidos en "clases"?
No se les ensea a aceptar el orden
existente antes que a transformar las
injusticias?
Qu sucede cuando el orden social
es abiertamente injusto y opresivo? A
veces da lugar al surgimiento de
comunidades en resistencia, como la
organizacin MOVE, la cual, en
palabras de su legendario fundador,
John frica, tiene su razn de ser en la
lucha por la liberacin total:
"La organizacin MOVE es una
poderosa familia de revolucionarios,
firmes en los principios, fuertes en la
cohesin, raz de un gran rbol en
crecimiento. Unas personas
comprometidas colectivamente
avanzando en la direccin correcta.
Mientras los llamados educadores
hablan de amor y se llenan la boca con
palabras de paz, nosotros vivimos la
paz, afirmamos el poder del amor, y
proclamamos la urgente necesidad de
la liberacin. El sistema mundial no
puede hablar de amor mientras tolera
el odio, de paz mientras hace la
guerra, de libertad mientras aprieta las
cadenas de la esclavitud. Porque hacer
concesiones a la enfermedad nos har
perder la salud, hacer concesiones a
la esclavitud acabar esclavizndonos.
Comprometerse con una persona
militante, es ser como ese militante
con el que te comprometes".
[6]
John frica fund y forj una
importante familia, una pequea y sin
embargo potente comunidad de
resistencia que adopt la Vida como su
credo y luch para proteger las vidas de
todos los seres vivos, incluso las de los
animales, como perros y gatos.
Todos nacemos en la familia que
nos toca, pero aqu tenamos una familia
de nuestra eleccin con la que
comprometernos y compartir la fe. Ha
sido una familia combatiente.
Actualmente vive, crece y prospera.
Larga vida a la familia revolucionaria
de John frica!
Los hombres del clero
Pam frica, ministro
[7]
y discpulo
de las enseanzas de John frica, cuenta
la historia verdica del encuentro entre
el maestro y un predicador tras el viejo
edificio que serva de cuartel general de
la organizacin MOVE en Powelton
Village, un distrito de Filadelfia.
La escena: un hombre de mediana
edad, con barba, ataviado con
pantalones vaqueros y botas, acude a la
llamada del lder de un pequeo grupo
proveniente de una iglesia cercana que
se ha acercado a la puerta trasera del
edificio. Aunque los dos son negros, el
contraste es impresionante. Uno lleva
una camiseta pegada al pecho por el
sudor que la empapa; el otro est
impecablemente vestido con un traje de
seda y una corbata a juego, su nico
defecto es el borde gastado del abrigo.
Uno tiene el pelo largo, con toques
grisceos, liso, en mechones que le
cuelgan hasta los hombros; el otro lo
lleva bien peinado, con fijador, ni un
pelo fuera de su sitio, es la cabeza de un
predicador.
El aire est espeso y cargado de
tensin, el Ayuntamiento ha amenazado
con expulsar a la organizacin MOVE
del barrio, tras una serie de
enfrentamientos con la polica muy
divulgados por la prensa y que han
arrojado el saldo de varios hombres y
mujeres de MOVE heridos y un beb
muerto.
Lo que me propones es que me
dedique exclusivamente a predicar, y
todo se arreglar?
Eso es lo que te estoy diciendo,
hermano.
Si solamente rezo, los polis
dejarn de golpear a mi gente?
Exactamente, a eso me refiero,
hermano.
Si me dedico a rezar, los polis
dejarn de asesinarnos?
S! Reza en el nombre del
Seor, hermano, porque la Biblia dice
"Bscame y me encontrars". Eso es
todo, hermano.
Y si rezo, mi gente ser
realmente libre?
S, s, claro, hermano.
Bien, reverendo. Entonces...
Vamos a rezar!
John frica se arrodill sin
importarle el barro hmedo que
manchaba sus pantalones.
Cmo? Qu haces, hermano?
Dijiste que necesitbamos rezar,
no es cierto?
Uhh... uhh...
Vamos reverendo, rece
conmigo!
Bueno... quera decir... mejor
rezar en la iglesia.
Por qu, reverendo? Acaso no
est Dios aqu, al aire libre, no est
Dios a nuestro alrededor? Vamos,
arrodillmonos y oremos aqu, sobre la
tierra del Seor!
En este momento, el reverendo
retrocedi y John frica dijo: Qu
sucede? Pensaba que haba dicho que
debamos rezar, bueno, pues arrodllese
y rece conmigo.
El reverendo segua de pie,
mirndole atnito. John frica pregunt
de nuevo: Qu sucede, hombre?
Acaso ese traje es ms importante que
Dios? Pens que usted crea en Dios.
Este barro tambin es Dios, as que por
qu no se arrodilla y reza conmigo?
ste... eeh... disclpame,
hermano, pero ya debera estar de
regreso en mi iglesia.
En este momento, la gente que se
haba acercado a los dos hombres
comenz a hablar: Habis visto eso?
Este hombre est aqu, arrodillado sobre
el barro; l es sincero. Este reverendo
no es ms que un charlatn, se asust de
manchar su traje, dice que cree en Dios,
pero no cree en nada ms all de su
traje.
Una mujer le dice a otra: Este
predicador es un hipcrita. Ves? Por
eso no voy nunca a la iglesia, porque no
creo en los predicadores, no son ms
que unos mentirosos y unos farsantes.
Este hombre arrodillado sobre el barro
s que es sincero!
John frica contina: No quiere
rezar conmigo, reverendo?
Tengo que irme... lo siento
mucho.
Por qu se marcha, reverendo?
El apurado predicador se bati en
rpida retirada a travs de la embarrada
calle, al parecer ms preocupado por
salvar su traje de seda que las almas de
sus fieles...
Muchos aos ms tarde y a muchas
millas de distancia, las autoridades
quemaran el local de la organizacin
MOVE y las casas de sus miembros
lanzando bombas incendiarias desde
helicpteros, abrasando a John frica y
otros diez "melenudos" (algunos eran
mujeres y nios) en una masacre
tramada para el Da de la Madre La
escena: los restos humeantes de todo un
barrio, apenas unas horas despus de la
infernal catstrofe. Los hombres del
clero de Filadelfia se haban acercado
de nuevo, aunque slo para examinar la
carnicera, no para llorar a los cados ni
para rezar por los muertos.
Llegaron ataviados con sotanas y
alzacuellos. El propsito de la reunin
era rezar en apoyo al alcalde de la
ciudad que haba ordenado bombardear
a sus propios ciudadanos, que haba
destruido, quemado y mutilado a sus
hijos.
El jefe de la polica, los bomberos,
los oficiales son considerados hombres
religiosos, baptistas o catlicos la
mayora. Los hombres que se acercaron
a rezar no eran slo creyentes y
practicantes. Eran ministros, pastores,
sacerdotes! Slo rezaban, no hacan otra
cosa Por qu habran de hacerlo?
Acababan de cerrar los ojos ante una
guerra a gran escala que se haba
desatado sobre unos revoltosos, ante la
muerte de once personas destrozadas
por las bombas, ante la destruccin de
docenas de hogares y la profunda herida
que desgarrar para siempre al
vecindario.
Rezan y se van a casa con el deber
cumplido. Hombres del clero, s. Pero...
Hombres de fe?
El odio
no es buen consejero
Un fro viento otoal sopla a travs
de los barrotes de la verja y el alambre
de espino. Rog, un abogado que est en
prisin, y yo, corremos alrededor del
patio para calentarnos antes de
comenzar un partido de balonmano.
Cuando apenas llevamos veinte vueltas
aparece un hombre bigotudo. Es mi
tutor. Intercambiamos algunas palabras,
pero sigo corriendo. Le doy la espalda,
alejndome paso a paso.
Jamal! Hay algo que quieras
decirme? Alguna queja?
Se va caminando. Escribe algunas
notas en su cuaderno. Rog deja de
correr.
Qu pasa, hombre?
Has visto esa mierda?
Qu? A qu te refieres?
A la forma en que ese tipo te
miraba.
Qu quieres decir?
Por Dios! No te das cuenta de
cmo te estaba mirando tu tutor? De la
forma en que te hablaba?
Mira, yo no presto ninguna
atencin a ese tipo.
Es tu tutor!
se es su cargo, pero... Acaso
puede hacer algo? No puede
conseguirme ni una llamada de telfono.
No, pero...
Lo ves?
S, pero sa no es la cuestin.
Entonces, cul es la cuestin?
Cmo te estaba mirando ese tipo.
De qu me hablas, Rog?
Ese tipo te odia hasta las
entraas, Jamal!
Y...?
Nunca haba visto a un tutor que
trate a una persona as. Cmo te hace
sentir?
Para serte sincero, Rog, nunca
haba pensado en ello. Supongo que es
lo normal.
Normal? Mi tutor no me habla
de ese modo. Cuando vi la cara de ese
tipo, se me pusieron los pelos de punta,
Mu!
De verdad?
Seguro.
Rememor aquel momento, y vi
claramente qu es lo que haba
preocupado tanto a Roger. All estaba el
rostro del odio. Por qu no lo haba
visto antes? Cmo pude ignorarlo?
Roger, un hombre con tres
condenas por asesinato en primer grado,
tres penas de muerte, no era ningn
angelito. Cmo pudo impresionarse
tanto por algo de lo que yo no me haba
dado cuenta sin su ayuda?
De repente comprend que ya haba
visto antes esa mscara de odio en el
rostro de mi tutor, entonces vesta un
uniforme de guardia, con la porra de
madera fuertemente empuada y una
correa de cuero cruzndole la espalda.
Ahora que es tutor, su uniforme es
diferente, pero su cara no.
Para m, no poda ser un hombre en
el que buscar consejo, su arma slo se
haba transformado en un lpiz y un
portafolio; era un agente, aunque ahora
con otra funcin, del mismo Estado que
pretende robarme la vida. Al principio
no reconoc su odio, pero saba
intuitivamente que haba una gran
diferencia entre el modo en que vea a
Rog y me vea a m.
Una diferencia que un preso blanco
notara de inmediato. Aunque los dos
estbamos sentenciados a la pena de
muerte (uno por triplicado!), a l le
trataba como hombre y a m como una
alimaa.
Quiz mi subconsciente haba
elegido ignorar esa diferencia, no ver lo
que se le mostraba cada da: el odio, el
miedo, el desprecio arrojado sobre mi
persona. Ms que una eleccin, mi
ceguera voluntaria, mi ofuscamiento, mi
autoengao eran mecanismos de defensa,
una estrategia de supervivencia en la
Casa de la Muerte.
Seres humanos
El cincuenta por ciento de los
guardias con los que me he encontrado,
trabajan simplemente porque necesitan
el salario. Al igual que los policas, son
hombres, seres humanos, y sus
preocupaciones, necesidades y miedos
son los mismos que los de cualquier otra
persona: necesitan el dinero para pagar
el alquiler, comprar comida,
proporcionar educacin a sus hijos.
Pero se han transformado en parte del
sistema a causa de su miedo; un sistema
que se apoya en ese miedo. Recuerda, el
sistema, no es real, sino una idea que
debemos combatir y desmantelar. La
gente olvida que no necesitamos al
sistema, o los accesorios que
errneamente consideramos
imprescindibles para vivir. Necesitamos
slo lo que Dios nos facilita: el amor, la
familia, la naturaleza. Debemos
transformar el sistema. se es el reto. Es
posible conseguirlo, pero slo si
nosotros mismos lo intentamos.
La araa
Norman me llam. Su profunda voz
tena un tono conspirativo: Eh, Mu!
Ests ocupado?
No, Norm. Slo estaba leyendo
un rato. Qu pasa?
He estado mirando a una araa
que hay en mi celda. Es preciosa, to!
S...?
Es pequea, pero muy fuerte.
Ya, ya...
Sabes lo que me alucina?
Qu es, Norm?
Pensar en cmo se construye su
propia casa, su red. Sale toda de su
cuerpo!
Es sorprendente.
De hecho era sorprendente,
especialmente para Norman, encerrado
en un aislamiento total. Ah estaba
sentado (se sentar ah durante el resto
de sus das) en la asptica quietud de
una prisin de mxima seguridad, y no
estaba completamente solo. Con una
tranquila e inconsciente osada que
desafiaba los ms estrictos esfuerzos del
Estado por aislarle, las araas haban
entrado en su celda y tejan sus redes en
la oscura esquina donde estaba el
retrete. Compartan su celda y se pasaba
horas mirndolas tejer su maravilloso
hilo.
Norman vio cmo se reproducan,
cmo cazaban al acecho las escasas
moscas que entraban en la celda. Las vio
chupar los cuerpos de sus presas hasta
que quedaban reducidas a cascarones
vacos. Las miraba con un profundo y
reverente asombro, su celda se
transform en un laboratorio.
Norman observaba, y cuando algo
especialmente destacable suceda,
golpeaba despacio la pared y empezaba
a susurrarme suavemente: "Mu, eh, Mu!,
ests ocupado?".
Rara vez estaba tan ocupado que no
pudiera detenerme a escuchar durante
quince o veinte minutos. Al poco tiempo
me encontraba compartiendo su
fascinacin y entusiasmo. Por aquel
entonces tambin apareci una tela de
araa en la esquina de mi retrete.
Segn las tradiciones ancestrales
de los africanos y los indios americanos,
la madre araa, Anansi, es un ser sabio
y protector que conoce refranes y posee
el poder de la profeca.
Una famosa historia de Ghana nos
narra un incendio en la selva. Las
bestias huyen buscando refugio. Un
antlope siente unos golpecitos, una
araa se ha subido a su oreja. Antes de
que pueda sacudir la cabeza para
espantarla, la araa comienza a
susurrarle: "Soy yo, Anansi, llvame
contigo y te lo pagar con creces". El
antlope, ms preocupado por su
supervivencia que por la pequea
molestia de una araa, asinti y corri
en busca de refugio. Anansi le iba
guiando.
Cuando alcanzaron un lugar seguro,
Anansi se baj, le dio las gracias al
antlope y le prometi que nunca
olvidara lo que haba hecho por ella.
Muchas lluvias despus, el antlope y su
cra se vieron de nuevo amenazados, en
esta ocasin por cazadores. Su pequeo
era demasiado joven para correr, as
que le dio instrucciones para que se
agachara y se escondiera entre la
maleza. Mientras tanto, el antlope
saltaba de un lado a otro, atrayendo la
atencin de los cazadores. Las flechas
volaron por el aire, pero el antlope era
demasiado rpido. Al final, los
cazadores abandonaron la caza y
dejaron la selva.
Preocupado, regres para buscar a
su pequeo, cuyos sollozos oa pero no
poda localizar. Dnde estaba su cra?
Se desesperaba pero no poda
encontrarla.
Entonces, Anansi se dej caer
desde un rbol agarrada a su hilo.
Susurrando al odo del antlope, le
dirigi hasta el montn de hojas bajo los
que se esconda su cra protegida por
una fuerte tela de araa.
Te dije que no te olvidara le
record Anansi.
Para Norman, presa de una caza no
menos mortfera que la del antlope en la
jungla, Anansi era una compaa vital.
En una celda construida para maximizar
la soledad humana (un lugar diseado
para asesinar la mente) Anansi era una
fuente de amistad y compaa. En una
tumba de cemento erigida para conducir
lentamente al hombre hacia la muerte,
Anansi era un diminuto, maravilloso
reflejo de (a vida. Iluminaba sus das y
los dotaba de significado. La Naturaleza
vence a lo antinatural.
El otoo
Cada ao, cuando el verano
languidece y el aire refresca, nos invade
una sensacin de tristeza. Las hojas
preparan su separacin del rbol-madre
con una explosin de color; las flores se
marchitan y el sonido de los insectos se
desvanece; incluso las canciones de los
pjaros se apagan.
La Tierra, como una vieja mujer, se
prepara para morir. Se cubre de nieve,
el sol abandona su cara. Su pelo, una
vez verde y lujurioso, se arruga y cae; su
sangre, su azul y pulsante sangre, se
reduce hasta un goteo y llega a
congelarse. Todas las seales de la
muerte se dan cita sobre ella como una
tormenta.
Quin no se entristece? Slo la
certidumbre del renacimiento mitiga la
sensacin de prdida: saber que tras la
fra noche espera un amanecer
primaveral; que bajo la tierra yerma un
poderoso corazn palpita lleno de vida.
La vida siempre contina.
Nios
En su libro Amazing grace,
Jonathan Kozol demuestra algo de gran
importancia: el poder de la esperanza de
los nios. Los nios cuyas historias nos
cuenta viven en las peores condiciones
del mundo, barrios de chabolas
destruidos por la droga, y todava
mantienen una esperanza innata.
Por supuesto, siempre hay una parte
negativa que permanece a pesar de esa
esperanza: la realidad del mundo que les
rodea. Los nios tienen esperanzas, pero
no son ciegos ante el hecho de que a
menudo son ignorados, cuando no
despreciados, por el orden social.
En el libro, un pequeo nio,
David, le cuenta a Kozol que ha visto al
alcalde de Nueva York en la televisin y
que no le gust nada.
Kozol le pregunta: Por qu
dices eso?
Y David responde: Porque
cuando miro sus ojos veo frialdad. No
tiene ni idea de cmo vive la gente
pobre.
La mayora de los polticos del
sistema, y mucha gente adinerada, miran
a los nios pobres de esa manera. Y los
nios se dan cuenta, notan esa frialdad
proveniente de la gente que controla su
condicin (la situacin de su barrio, el
estado de su educacin).
A pesar de ello, estos nios no se
rinden. Quiz lo mejor que podamos
hacer por ellos es alimentar su
esperanza, darles razones para continuar
viviendo, nutrir sus ilusiones hasta que
se fortalezcan lo suficiente para
sostenerles a lo largo de sus vidas. Elie
Wiesel dice que el mayor mal del mundo
no es el odio, sino la indiferencia. Si
esto es cierto, entonces su opuesto
tambin lo es: que el mayor amor que
podemos demostrar a nuestros nios es
la atencin que les prestamos, el tiempo
que les dedicamos. Quiz la mejor
forma de ayudar a los nios es
simplemente hacindoles caso.
Los nios no slo tienen una
esperanza innata; ellos son la esperanza.
Y ms que eso, son nuestro futuro. Segn
escribe Kahlil Gibran, son como
"flechas vivientes lanzadas hacia
adelante" hacia el infinito, y sus almas
"habitan en la casa del maana...".
Llevan con ellos su esperanza hacia un
futuro que no podremos ver.
Los nios nos llegan frescos desde
su divina fuente, desde lo que yo llamo
"Mam", desde el manantial de la vida,
y nos conducen hacia lo mismo: a la
fuerza divina de la creacin. Por eso
ninguno de nosotros, sin importar
distinciones de raza, poltica o religin,
podemos mirar a un nio sin sentir
alegra. Los miramos y algo se agita en
la profundidad de nuestros corazones.
Son milagros vivientes, gracias a ellos
comprendemos que existe un Dios, que
la vida es por s misma un milagro. Los
nios nos muestran, con su inocencia y
claridad, el rostro de Dios en forma
humana.
El Creador
La gente da diferentes nombres a
Dios y no podemos ofendernos por ello.
Debemos intentar comprender sus
significados. T lo llamas Dios. Yo lo
llamo Mam. Yo veo a Dios como t
ves a Mam. Las relaciones ms ntimas
que existen con la Tierra son como las
de una madre con su hijo. Mam nos
alimenta. Su sol nos calienta, su suelo
nos proporciona comida; ella nos
facilita el aire, el agua, las preciosas
flores en los campos, los rboles, los
bosques, los pequeos pjaros... ella es
la Vida. La Vida da vida a todos los
seres de la creacin. Eso, para m, es
Dios. Cualquiera que estudie las
religiones con cierta profundidad
encontrar que hay un amplio abanico
cultural y tradicional en la forma de
percibir a la persona divina. Muchas
estn coloreadas por las costumbres
sociales, otras incluso por las polticas.
Los pueblos son diferentes. Pero
recuerda, los miles de nombres con que
invocamos al Creador son invenciones
del hombre, y el Creador es nico.
Padre anhelado
Han pasado ms de tres dcadas
desde que vi su rostro por ltima vez.
Ahora lo encuentro de nuevo, a veces
escondido, en el reflejo del espejo. No
era muy alto, ms bajo que yo a los diez
aos, casi completamente calvo, con una
cara del color de las nueces. Caminaba
con una zancada ligera, fumaba cigarros
puros, habitualmente Phillies. Aunque
bajo, no era dbil, tena un cuerpo
poderoso, de formas gruesas sin estar
gordo. Su voz era profunda, con el
acento del Sur rondando cada palabra,
suave y dulce como la melaza espesa.
A menudo sus palabras sorprendan
a sus hijos, se las rifaban entre ellos
como tesoros encontrados en el fondo de
una caja de galletas, palabras
maravillosas por su novedad, su rareza,
tan diferentes de todas las dems.
Nios! Parad esa rebatia, me
os? y los nios no podan contener la
risa, sus tripitas a punto de estallar con
una risa dilatada, inmensa y la palabreja
vibrando en sus gargantas: Rebatia,
rebatia, rebatia... Rebatia!
Durante das (a veces semanas) los
traviesos nios tenan un nuevo juguete
con esa palabra, se derribaban uno al
otro con explosiones de risa que les
haca revolcarse por el suelo:
Rebatia!
Era un hombre algo mayor cuando
tuvo a sus hijos, rondaba los cincuenta, y
debido a su edad, era ms afectuoso de
lo habitual en un hombre. Les besaba,
les vesta y demostraba quererles.
Hablaba con ellos. Y paseaba, paseaba
y paseaba con ellos.
Pap! Quiero que me
apes! gema yo.
No es bueno para ti estar
siempre en brazos. Caminar es mejor, un
buen ejercicio.
Dcadas ms tarde, escuchara las
mismas quejas de uno de mis hijos, y mi
respuesta era siempre un eco de la de mi
padre.
Sus ojos eran los ojos de un
anciano, tan descoloridos por el tiempo
que parecan azulados, y sin embargo
mantenan un perpetuo destello de
alegra, de amor y ganas de vivir. Su
vida coincidi con la ma durante diez
aos, y su muerte por enfermedad dej
un enorme vaco en mi alma.
Ya sin padre, busqu figuras
paternales como el capitn de los
Panteras Negras, Reggie Shell; el
responsable de seguridad del partido, el
ministro Huey P. Newton, e incluso el
partido mismo, el cual, en un periodo de
profundo vaco me aliment, me educ y
me adopt en una gran familia militante
de revolucionarios. Muchos buenos
hombres y mujeres se convirtieron en
mis maestros, mis mentores y ejemplos
de un ideal revolucionario: Zayd Malik
Shakur, asesinado por la polica cuando
Assata fue herido y detenido, y
Gernimo Ji jaga, alias Pratt, que
diriga el partido en Los ngeles con
gran habilidad y lo salv de los
mortferos ataques del Estado hasta su
encarcelamiento como vctima de una
trama de represin policial y judicial;
Gernimo, arrancado de su familia e
hijos, separado de ellos durante un
cuarto de siglo.
Aqu, en la galera de la muerte, en
el escondido subes-trato de la sociedad,
donde cada padre aora a sus hijos y
cada hombre est hurfano, aqullos que
han conocido la fuerza de la relacin
entre padre e hijo pueden al menos
revivirla en sus mentes y quiz hasta
extraer de ella nimos para sobrevivir.
A aquellos que no han sido amados les
resulta casi imposible amar. Viven
alienados de quienes les rodean, en
guerra incluso con sus propias familias.
Aqu, en este infierno creacin del
hombre, hay un gran nmero de hombres
rezumando odio y resentimiento contra
sus padres ausentes. Muchos han tomado
el extrao hbito de llamarme "Pap",
un apodo cuya irona se les escapa.
Pero a m nunca se me escap. Me
doy cuenta de que vivo entre una
generacin de hombres embriagados no
slo por una abstracta sensacin de
soledad, sino por la concreta angustia de
un padre anhelado. Yo tuve a mi padre;
despus tuve al partido y a Gernimo;
Delbert, Chuk, Mike Ed y Phil; Sundiata
y Mutulu y tantos otros. A quin han
tenido ellos?
Durante bastante tiempo me resist
al apodo. No quera ser el "Pap" de
hombres jvenes a los que no conoca
cuando al mismo tiempo se me negaba
(por los decretos de confinamiento del
Estado) ser padre de los hijos de mi
carne y de mi corazn. Mis hijos eran
bebs cuando me encerraron en este
infierno, y por muchas cartas, fotos o
llamadas de telfono que me autoricen,
nunca podrn curar las heridas que ellos
y sus hermanas han sufrido durante
tantos largos y solitarios aos de
separacin.
Tambin me negaba porque, quin
era el consejero que ellos buscaban? Yo
no, desde luego. Un da me acerqu al
espejo pulido y brillante que cuelga en
la pared y encontr el rostro de mi padre
devolvindome la mirada. Tuve que
reconocer la realidad. Yo soy l... y
ellos son yo.
Madre perdida
Relativamente alta, de salientes
pmulos, hoyuelos como rosquillas, y la
piel del color del maz indio, abandon
su vida en el Sur y puso rumbo a lo que
por aquel entonces era la tierra
prometida: "el Norte". Aunque vivi,
am, form una familia y trabaj durante
la mitad de su vida en "el Norte", los
suaves y lricos acentos del Sur nunca le
abandonaron. I.as palabras de una sola
slaba sonaban diferentes en su boca,
estirndose hasta parecer de dos:
"Keith" daba lugar a "Kcy-earth",
"child" se transformaba en "Chyi'le", su
aflautada risa iluminaba la habitacin
como en un da de fiesta. Ella y sus hijos
vivan de los "peejays", (los proyectos).
Hasta despus de muchos aos, cuando
ya habamos crecido, no nos dimos
cuenta de que vivamos en la pobreza,
ya que nuestra madre cubra todas
nuestras necesidades. Era una mujer
bondadosa que hablaba bien de todo el
mundo, pero se revolva corno una leona
si alguien atacaba a alguno de sus hijos.
En los primeros aos sesenta,
cuando su hija se vio envuelta en una
ria callejera que estaba fuera de
control, agarr el palo de una escoba, lo
parti en dos, se abri paso a golpes
entre la multitud hasta donde su hija
estaba paralizada por el terror, la abraz
fuertemente y regres con ella a casa
Slo cuando ya estaba segura de regreso
a su hogar se dio cuenta de la cantidad
de golpes que haba recibido y que ni
siquiera haba notado. As de poderoso
era el amor por su hija. Caudalosos ros
de amor fluan por su cuerpo.
Una madre est en los fundamentos
de cualquier amor: es la relacin
esencial de todo el amor humano, el
primer amor que experimentamos y
portante una profunda influencia en
todas las posteriores y secundarias
relaciones de la vida. Es un amor que
sobrepasa a toda razn.
Quiz por eso digo que ella vivir
para siempre, que esta mujer que me
sac adelante a m, a mis hermanos y a
mis hermanas nunca conocer la muerte.
Durante treinta aos fum Pall Malls y
Marlboros, y an sigo pensando que
vivir para siempre. Cuando muri de
enfisema, mientras yo estaba en prisin,
fue como un doloroso quemazn en el
alma. Nunca antes en toda mi existencia
hubo un momento en que no estuviera
conmigo. De repente, un fro da de
febrero, su respiracin se detuvo, y su
dulce presencia, su sabio consejo
desapareci para siempre.
Saber de su muerte y continuar en
prisin! Imaginar su apariencia sin vida
mientras sigo encadenado! Destruir la
esperanza de que quien te dio la vida
vuelva a abrazarte!
Encuentro con un
asesino
En Filadelfia, el nombre de Hank
Fahy es sinnimo de basura.
Condenado a muerte en 1981 por la
violacin y el apualamiento de una
nia, Fahy ha vivido en un submundo
virtual ms all del infierno que ya de
por s es la galera de la muerte.
Sealado como un violador de nias, ha
tenido que soportar la aversin y el
desprecio de todos los que consideran
ese crimen como algo ms all de lo
concebible.
La odisea de Fahy en el submundo
no ha sido fcil: varios intentos de
suicidio han alternado con periodos de
un fervor evanglico casi manaco,
como un pndulo oscilando entre las
visiones del cielo y el infierno, ambos
ms all de su alcance.
En junio de 1995, durante la
segunda confirmacin de su condena a
muerte, con la fecha fijada para morir en
julio, Hank se encontr cara a cara con
la personificacin viviente de sus
demonios y sus ngeles.
Con la orden de ejecucin en
marcha y prevista en dos semanas, Fahy
fue trasladado a la prisin de Filadelfia
(y no a la prisin estatal de Graterford,
como es costumbre). Cuando lleg, se le
instal en una celda en la que las
palabras "Jamie Fahy, descansa en paz"
estaban garabateadas en la pared. Jamie
Fahy, hija de Hank, una joven preciosa,
atormentada, privada de amor, tena
cuatro aos cuando su padre ingres en
el infierno. Cuando cumpli dieciocho
fue asesinada tras una brutal paliza y una
supuesta violacin.
Y an hay ms.
Por los rumores que le rodeaban,
Hank se enter de un hecho
sorprendente: el hombre acusado de
golpear, violar y asesinar a su hija
estaba all, no slo en la misma prisin,
sino en su mismo mdulo.
Como era inevitable, Hank
encontr a Mark (no es su verdadero
nombre) y el odio acumulado durante
meses se transform en una extraa
compasin.
Le odiaba, Jamal me confi
Hank pero cuando vi a ese chico de
slo dieciocho aos, me di cuenta del
infierno en que estaba metido; y adems
pens en el dolor que le causara a su
madre si agarraba cualquier cosa y se la
clavaba hasta matarlo.
La muerte no es un misterio en las
prisiones de Amrica. En las galeras de
la muerte hay hombres esperando a su
ejecucin por crmenes cometidos en
prisin.
A Hank le quedaban dos semanas
de vida Qu tena que perder?
Sabes, Jamal, mir a ese chico
de dieciocho aos y record la
expresin del rostro de mi madre cuando
estaba viva, cuando vena a visitarme; la
vergenza de ver a su hijo en la galera
de la muerte. No tengo el corazn para
hablar a ese chico, pero pude ver la cara
de su madre mirndole del mismo modo,
y me doli, Jamal, me doli
profundamente.
Qu es lo que te doli? Qu
quieres decir?
Bueno, fueron dos cosas. La
primera, me estaban provocando, se
supona que matara a ese cro! Por qu
si no nos pusieron en el mismo mdulo?
Vamos, hombre! La segunda, la misma
gente que me ha metido en la galera de
la muerte, va a meter a ese chico
tambin all, pero l todava no lo sabe.
Que le dijiste a Mark?
Le dije: "Te perdono" y le
recomend que se lo hiciera saber a sus
abogados, le dije adems que si haba
algo que yo pudiera hacer para
mantenerlo alejado de la galera de la
muerte, lo hara.
Cmo te sentiste dicindole eso
al chico, Hank?
Ya lo sabes, Jamal, me sent
bien. Me sent como el mejor hombre,
porque el mismo sistema que planea
asesinarme y que planea asesinarle a l,
el mismo sistema que nos prepar la
encerrona (para m, asesinarle, para l,
ser asesinado), no es capaz de hacer lo
que yo hice: perdonar.
Yo quera a Jamie, Jamal. Era mi
corazn. Pero matara ese chico no puede
devolverme a mi hija, y sabes otra
cosa, Jamal?
Qu, Hank?
No le deseara esto, la galera de
la muerte, ni a mi peor enemigo.
Dilogo
Slo en nuestro pas estn
encerrados en prisiones alrededor de un
milln de hombres y mujeres, sin contar
a los jvenes. Hay una poblacin
estimada de tres millones de personas
sin vivienda. La pobreza se encuentra
por todas partes. El miedo es la moneda
nacional. La gente busca la seguridad
del amor y al mismo tiempo estn
aislados, alienados incluso de s
mismos. El aislamiento y la soledad son
barreras que nos dividen. Lo que
destruir esas barreras es el dilogo.
Incluso en una democracia libre, el
Estado siempre intenta controlar el
dilogo, decidir en funcin de sus
intereses los lmites del discurso
permitido. Para ser escuchado se
necesita tener dinero, poder, influencia,
rango. Sucede lo mismo con los medios
de comunicacin. Los medios siempre
consultan a los mismos "expertos".
Dnde estn las voces de los pobres,
de los excluidos, de los que no tienen
poder? En ausencia de esas voces, sin el
reconocimiento de su importancia, no
puede haber un dilogo sincero y por
tanto tampoco una verdadera
democracia.
La objetividad
y los medios de
comunicacin
La objetividad en el periodismo es
una ilusin, una palabra hueca, aunque
es tan real para sus ejecutores,
envenenados con la mentira desde el
primer da de escuela periodstica, que
han terminado no slo creyendo en ella,
sino transformndola en el fundamento
de su profesin. Siempre ha sido un gran
ideal, pero en realidad es una creencia
errnea. Siempre terminan usndola
para justificar todo lo que hacen.
Cuando uno ve los telediarios (me
refiero a los de las cadenas nacionales)
es sorprendente que otorguen a noticias
puramente locales una importancia
nacional. Historias de crmenes locales,
sobre todo los ms espeluznantes, se
transforman en acontecimientos
nacionales sin ningn motivo, la nica
justificacin es que atraen la mxima
audiencia. Es el viejo dicho: Si sangra,
se vende. No ofrecen al pblico
programas que estimulen su inteligencia,
programas que pudieran llevarle a
charlar o a preguntarse por las
cuestiones fundamentales que ataen a
las relaciones de poder y clase en este
pas. Estn ms interesados en el
sensacionalismo.
Es como si los telediarios se
hubieran amoldado hasta imitar a Hard
Copy o algn otro programa parecido.
El resultado final es una basura, pero
una basura cuidadosamente diseada
para atraerte emocionalmente, para
alcanzar tu sensibilidad, para mantenerte
mirando (aunque no pensando). No te
provoca ni te enfrenta a cuestiones
fundamentales. Los motivos reales de
las historias se ignoran. Se considera
que no tienen suficiente importancia
como para merecer la pena sacarlos a la
luz. Por eso mucha gente, no slo de
MOVE, sino de muchos otros grupos
marginados o falseados por los
periodistas, comparte la consigna F.T.P.
(Fuck the Press) hacia los medios de
comunicacin. "Jode a la Prensa!".
Durante los aos setenta, la gente
comenz a admitir que los medios de
comunicacin estaban al servicio de los
intereses de los grandes negocios. Hoy
los grandes medios en s son un inmenso
negocio. Las mayores compaas de la
comunicacin no estn solamente
controladas por las grandes
multinacionales, ellas mismas son
grandes multinacionales. La mayora
pertenecen a unas pocas corporaciones
multinacionales gigantescas. Te
llevaras una sorpresa si piensas que no
controlan todo lo que se emite. Si yo
controlo tu paga, te impongo lo que
tienes que decir o no decir.
Cuando Rizzo era un cargo del
partido, siempre estaba acusando a los
medios de Filadelfia, especialmente
durante las agresiones contra MOVE en
1978, de agitar la confrontacin con su
estilo periodstico. Se quejaba de la
falta de objetividad. Rizzo tena razn;
como ya dije antes, la "objetividad" en
el periodismo no existe. Quin es
objetivo? Incluso los que parecan
apoyarnos, transmitan un montn de
prejuicios. No s a quin apoyaban,
seguro que no era a MOVE.
Ni el brutal asalto policial al
recinto de MOVE en agosto de 1978, ni
el bombardeo de su nuevo local en mayo
de 1985, en el cual murieron once
personas y todo el vecindario fue
destruido, hubieran podido suceder sin
el apoyo de los medios de
comunicacin. Ellos crearon los fuegos
de rencor y odio, y los han seguido
alimentando desde entonces. Los medios
construyeron el patbulo alrededor de
MOVE, y la informacin que
diseminaron fue el catalizador de la
conflagracin final. El siguiente paso fue
manipular todo el asunto y salvar la cara
a los responsables de la comisin de
"investigacin".
Lo ms aterrador es que la
implicacin de la prensa en la debacle
de MOVE no fue una excepcin;
debemos tenerlo en cuenta para el
presente y el futuro de un gran nmero
de contextos, no slo el racismo en
Filadelfia. No olvidemos las cosas que
definen los intereses de los medios: el
dinero y el poder. La manipulacin es
por tanto obstinada y permanente.
Recuerdo cuando me encontraba en
Filadelfia, tramitando mi peticin de
audiencia en el otoo de 1995. Me
llevaban hacia la prisin en un furgn
policial, y el chfer haba encendido la
radio. El locutor estaba anunciando que
la cadena ABC acababa de comprar la
Corporacin Disney. Me re. Estaba en
la parte trasera del furgn rindome y
pensando para mis adentros que no falta
mucho tiempo para que tengamos al
ratn Mickey y al pato Donald de
presentadores del telediario.
Por supuesto, a un nivel ms
profundo, no es cosa de risa. Cuando el
poder de la prensa se ejercita en
concierto con la maquinaria poltica que
est en marcha hoy en da (me refiero al
ala ms derechista de la poltica en
Amrica) nos encontramos con una
peligrosa y malvada trama. Podra sonar
paranoico, pero esto es lo que hay.
Hace poco se ha desatado una
fuerte controversia respecto a las
avionetas que fueron derribadas sobre
Cuba. La prensa alternativa plante
algunas cuestiones interesantes, pero,
qu podemos decir de la corriente
mayoritaria de los medios? Se ha
construido una nica versin del
incidente que est siendo defendida por
el Gobierno y por la prensa. No puedo
evitar preguntarme por qu cuando Cuba
era el prostbulo del Caribe y el paraso
de la Mafia, no oamos ni una palabra
sobre invadirla isla o cambiar su
Gobierno. Solamente cuando los
cubanos se dotaron de un Gobierno de
su propia eleccin y decidieron que ya
no queran seguir siendo el prostbulo de
nadie, ("Somos un pas independiente y
soberano, y tenemos el Gobierno que
nosotros queremos y no el que vosotros
queris"), nuestro Gobierno empez a
conspirar para asesinar al presidente
Castro y destruir Cuba mediante un
bloqueo econmico que, segn las leyes
internacionales, equivale a un acto de
guerra. Se han situado nuestro
Gobierno y nuestra prensa en el lado
correcto de la Historia? Se han
colocado del lado de la justicia?
Cuba es slo uno entre muchos
ejemplos. El Gobierno de los Estados
Unidos se ha aliado durante dcadas con
algunas de las ms oscuras fuerzas de la
Historia para defender sus beneficios
econmicos, salvaguardar sus intereses
polticos y proteger su situacin de
privilegio. Y contina hacindolo
tambin en la poltica domstica. Por
eso tenemos a tipos como David Duke
presentndose a la eleccin de
gobernador o Pat Buchanan a la de
presidente (a pesar de tener a Klansmen
en su equipo). Por eso todo el mundo
habla de bienestar y luego le da un
portazo en las narices a los pobres. Por
eso la plataforma poltica ms slida de
la dcada est basada en promesas de
"derrotar al crimen". Su lnea es que es
correcto despreciar a los pobres, porque
tienen lo que se merecen. Junto a eso
aaden que son los pobres, las minoras,
las que causan un aumento en la
criminalidad violenta-. "Lo que
necesitamos es ms ejecuciones. Lo que
necesitamos es empezar a cortar
cabezas...". El discurso poltico de
nuestro pas va contra los fundamentos
de la vida. Y la prensa no es inocente.
Violencia
La violencia destruye al ser
humano.
Lo que el sistema cree, lo que el
sistema pregona, lo que el sistema
practica es exactamente eso: la
violencia. Desde luego estoy
convencido de que es necesario luchar
contra el sistema, pero lo que no estoy
dispuesto a hacer es utilizar las mismas
tcticas y mtodos que emplea el
sistema cada da. Para qu sustituir el
sistema por algo que equivale a lo
mismo?
Necesitamos un nuevo sistema, uno
en el que la gente est libre de toda la
violencia que el sistema ejerce. Tengo
la esperanza de que llegar un da en el
que no haya bombas ni pistolas, ningn
arma en absoluto, ni guerra, ni pobreza,
ni injusticias; que no haya odios
sociales; que no haya crimen ni
prisiones.
Rechazo todo recurso a la
violencia.
Conversacin sobre
Dios
en la Fase II
"Entonces habl Almitra: Qu me
dices de la muerte?
Y l le contest: Conocers el
secreto de la muerte.
Pero... Cmo encontrarlo si no te
sumerges en el corazn de la vida?
El bho, cuyos ojos estn sellados de
da no podr desvelar el misterio de la
luz.
Si deseas contemplar el espritu de la
muerte, abre tu corazn al cuerpo de
la vida.
Porque la vida y la muerte son lo
mismo, al igual que el ro y el mar
son uno solo".
Kahlil Gibran El Profeta
Al borde de la muerte, el hombre
empieza a ver cosas que nunca antes
haba visto. Como a los que estn a su
alrededor, especialmente aqullos que
comparten su destino. Los hombres de la
Fase II, hombres cuyas condenas a
muerte ya han sido firmadas, hombres
con una fecha para morir, viven cada da
con una claridad y una intensidad que
seguramente les faltara en pocas
menos apremiantes. En la caja de hielo
construida por el Estado, detrs de las
barreras de plstico que separan el
pabelln de la muerte de la Fase II, los
sonidos que llegan de las seis celdas de
los condenados a muerte llegan
amortiguados al resto de la galera.
Los hombres en la "Fase" emplean
sus preciosas horas en hacer lo que ms
les gusta, y para la mayora eso significa
hablar y aprender de los dems, de sus
esperanzas, de sus miedos, de su
singularidad humana.
Es medianoche, el final de un largo
y hmedo da de julio, y la conversacin
contina muy seriamente: Has
pensado alguna vez en el espacio
exterior?
Diablos, s!
De verdad?
S hombre, todo el tiempo.
En todos esos asuntos, la
inmensidad del espacio, los agujeros
negros y en todas esas cosas imposibles
que ensean en las pelculas de ciencia-
ficcin... en todo eso, Scott.
Ya... bueno. Y t, Mu? Dinos lo
que ests pensando.
En todas esas pelculas de la
guerra de las galaxias y los viajes
espaciales, cuando una nave despega
Os esas enormes explosiones? KA-
BOOM! Y veis bolas de fuego y toda
esa mierda?
S, claro.
Pues todo es imposible. Por
qu dices eso?
Porque el espacio est vaco, no
hay oxgeno Cmo podra viajar el
sonido? Si es que hubiera alguna
explosin, sera silenciosa.
Vale, y qu otra cosa?
Bueno, pues toda esa chchara
estpida sobre la velocidad de la luz, la
"aceleracin factor siete" y dems.
Qu pasa?
Entrate, Scott. La partcula
subatmica ms pequea de la luz es el
fotn; eso es lo que se mueve a la
velocidad de la luz, y se mueve tan
rpido porque no tiene masa. Cuando
aades masa, una nave, provisiones,
cuerpos humanos, todo se hace ms
lento, as que toda esa bazofia del factor
siete que te lleva ms rpido que la luz
es imposible.
Caramba, Mu! Cmo sabes
toda esa mierda?
Porque leo. Ciencia. Einstein.
Stephen Hawking. Ciencia-ficcin.
Asimov. Herbert. Bisson y todos esos
tipos.
No me digas, Mu! Vaya... una
pregunta a tu altura: Quin es Dios?
Crees en Dios?
Por supuesto.
Y bien?
Cada hombre, basndose en sus
conocimientos, crea sus propios dioses.
Cada ser de la creacin tiene su idea de
Dios. Estn todos equivocados? S... y
no. Todo el mundo cree en algo. Quiz
no le den el nombre de "Dios", pero
aquello en lo que ocupan su tiempo, su
mente y su conciencia, eso es su Dios.
Puede ser el dinero, las drogas o el
sexo. Los comunistas en Rusia no lo
diran con estas palabras, pero Marx y
Lenin eran dioses para ellos, incluso
aunque proclamaran su renuncia a la
religin. Dios es inteligencia divina.
Dios es vida. Dios es la fuerza que
mantiene toda la creacin.
Pero, quin es Dios? Cul es
el nombre de l?
Por qu l?
Qu quieres decir?
Quiero decir... olvdalo. Hay
cientos de nombres para Dios, no es
as?
S.
El hombre ha dado a Dios esos
nombres, basndose en la cultura, en la
historia, en sus percepciones, as que
Por qu piensas que Dios tiene sexo?
Un Dios que ha creado a ambos sexos?
Me ests diciendo que Dios es
una mujer?
No, hombre, no te estoy diciendo
que Dios sea una mujer; lo que digo es
que Dios est ms all de ser hombre o
mujer, ms all del sexo y por tanto es a
la vez madre (si es que no algo ms) y
padre.
Cmo puedes decir eso,
hombre? Acabas de decir que est ms
all de ser mujer, y ahora me vienes con
que es madre, cmo se explica eso?
Bueno, es una cuestin de
funciones. Olvdalo. En todas las
culturas, en la naturaleza, la madre es
alguien en quien verdaderamente
confas, alguien que te alimenta, te
limpia, te abraza. Y lo hace para todos
sus hijos. Piensa en la Madre-Tierra,
todo lo que conocemos, lo que vemos,
comemos o vestimos viene de la Madre-
Tierra. El hombre puede combinar
cosas, mezclarlas, pero no es capaz de
crear nada. Mam (Dios) lo crea todo.
Pinsalo bien, Scott.
Pero yo, Mu...
De todos los planetas del
sistema solar, por qu la Tierra es
idnea para nosotros? Marte y Venus?
Demasiado caliente Jpiter?
Demasiado gaseoso. Plutn?
Demasiado fro. La Tierra es la
adecuada! No es una coincidencia.
Oye, hombre. Slo te estaba
probando. Yo pienso lo mismo que t,
pero no saba que andabas en estos
temas, No tena ni idea!
Por qu no?
Bueno, saba que estabas en todo
esto de la Naturaleza, pero todo este
asunto?
Eh! No es Dios "natural"? No
lo es la Tierra? Y toda la Creacin No
lo es?
Ya lo s, hombre. Pero... estoy
sorprendido!
Para serte sincero, yo tambin
estoy sorprendido!
S? Vamos... no te burles de m.
En absoluto por qu dices eso?
Pensaba que estabas hablando en
serio Scott rompe a rer a carcajadas.
Estoy en serio, hombre.
Contina rindose...
Mira, all en Huntington, los
chicos decan que eras un tipo raro,
lleno de secretos y cosas as, hablando
de desenmascarar espas y otras mierdas
parecidas, una verdadera locura...
Cuando me hablabas de "golpea al
Gobierno" me miraba a m mismo, a mi
propia experiencia. Ya sabes, el
Gobierno es el que me ha jodido bien,
desde que era un adolescente...
Ah, s?
S, si le hablara a los chicos de
estas cosas, murmuraran lo mismo de
m: "Ese negro est loco"; "est metido
en algn asunto turbio...". Ya conoces la
cancin.
S, la conozco.
Porque ellos ni se lo pueden
imaginar, a no ser que lo hayan vivido.
As es! Y ahora, vamos a hablar
de los agujeros negros.
Bueno, algo he ledo de ese
tema.
Crees que un ser humano podra
sobrevivir en uno de ellos?
No.
Y por qu no?
Veamos...
Los hombres hablan durante horas y
horas, hasta muy tarde en la noche, hasta
el amanecer. Quedando tan slo das u
horas para la fecha de su muerte,
finalmente se descubren unos a otros.
Descubren el milagro de la vida. El
milagro del otro.
Meditaciones
sobre la cruz
Seor, seor, miro hacia ti y veo un
hombre en la cruz que no se parece a m.
Me pregunto quin ser realmente Dios de
la eternidad, creador de la tierra, del viento, del
mar, creador, incluso, de un viejo negro como
yo?
Seor, seor, miro a la cruz y rezo,
Puedes or mis palabras?
Puedes ver mis gestos?
Lo qu hace la gente que se parece a ti?
Puedes soltar las cadenas de mis pies?
Puedes conseguir que dejen de pegarme?
Puedes devolverme a mi esposa, a mi hijo
y a mi hija?
Puedes terminar con la esclavitud?
Seor, oh seor, Puedes realmente
liberarnos?
Ven y piensa en esto por qu te pregunto?
Lo que quiero decir es qu puedes hacer
t?
Tus manos estn clavadas en la cruz
Cmo puedes ser t el Gran |efe?
Tus pies tambin estn clavados, ni
siquiera puedes caminar!
Y sobre tu cabeza, esa corona de espinas,
Detendr el surgimiento de nuevas ideas?
Seor, no pretendo parecerte atrevido,
slo te transmito lo que llevo en el corazn.
La ltima vez que pens en ti fue cuando
lincharon a mi padre, Lou.
Ataron sus manos y encadenaron sus pies,
le azotaron, le golpearon como a un trozo de
carne le cortaron, le quemaron, y justo antes de
dejarle morir le colgaron de un rbol,
oscilando en lo alto.
Cmo tu gente ha podido hacer esto,
Seor?
Cmo pudiste darles el poder de la
espada?
Cmo pudiste dejarles colgar a mi pap
de un rbol, siendo lo mismo que te hicieron a
ti?
Cmo pudiste dejarles traernos como
esclavos, atravesando el ocano tempestuoso?
Cmo pudiste hacerlo, Jess?
No eres rey de los judos?
No fueron ellos mismos golpeados,
torturados violados y destruidos?
Seor, Oh Seor, no intento ser un gran
hombre, simplemente trato de comprender.
Y aunque no quieras hablarme, me dejars
al menos ver?
Los viejos predicadores dicen que moriste
por los pobres; Significa eso que ya no
seremos pobres nunca ms?
No trato de arreglar las cosas all en el
cielo, slo quiero la libertad, a mi familia, el
amor.
Dicen que tu vida demostr compasin,
pero si as fue, por qu me odian?
Bien, Seor, creo que debo marchar, es
slo que me gustara comprender mejor.
Considera esto como una carta personal,
que pregunta cmo podemos mejorar las cosas.
Finalmente, Seor, djame decirte que te
amo, porque t atravesaste el mismo infierno
en el que nosotros todava continuamos.
por Rufus, un esclavo
Pensamientos de
Navidad
Cada ao, en la estacin invernal,
llega la gran fiesta de Occidente para
celebrar el nacimiento hace dos mil
aos de Jess de Nazareth. Sin embargo,
para muchos, es un momento de franca
hipocresa. Para tantos millones de
personas hundidas en la pobreza es un
tiempo de fra amargura, un tiempo sin
tregua en que siguen acurrucados en
callejones barridos por el viento. ste
es, dicen, "un tiempo para estar alegres",
pero al contrario, para muchos es un
momento de necesidad, un momento de
dolorosa soledad.
Millones de seres sin rostro cantan
alegres y caritativos, pero yo, sentado
entre los que han perdido toda
esperanza, entre los muertos vivientes,
entre los que habitan en las prisiones y
los calabozos de la muerte, no veo ni
alegra ni caridad, sino ms bien
falsedad, presuncin, vacuidad. Lo
nico que no est vaco son las cajas de
caudales de los mercaderes, porque para
la mayora, la Navidad se celebra no en
recuerdo de Cristo sino para llenar los
cofres. Quin recuerda que los
villancicos se cantan para alabara un
preso, de hecho a un preso de una
galera de la muerte destinado a la
crucifixin? Qu significa alegra y
caridad para aqullos que se enfrentan a
los ms modernos mtodos de
ejecucin?
La sabidura
de John frica
"... Vosotros, jueces, confunds el
derecho a la autodefensa que nos
otorga Dios con vuestro mecanismo
de destruccin legal, porque no
comprendis el significado del
derecho, el propsito de la defensa, la
existencia de la verdadera libertad, la
ley de Dios. La defensa de una
persona es un poder otorgado por
Dios con el que no se puede jugar;
sta es la ley de Dios...".
John frica The judges letter
Rebelde, insumiso, inconformista,
John frica atraa a un amplio rango de
gente a una pequea sala en Filadelfia
Oeste; hombres y mujeres que tenan una
cosa en comn; la pobreza. Sus
necesidades eran diversas, como
diversas eran sus personalidades.
Algunos buscaban una tregua en la
batalla social que desgarraba Amrica
en los ltimos aos sesenta; otros,
respuestas a las grandes cuestiones que
poblaban sus mentes; otros buscaban
sanar sus cuerpos debilitados por la
mala alimentacin; otros la seguridad de
una familia poltica para reemplazar a
sus destruidas familias de nacimiento.
En cierto modo, todos iban a la caza de
la ms ficticia de las presas: la Verdad.
Todos encontraban su bsqueda
satisfecha, respondidas sus preguntas de
un modo u otro por el ms excepcional
de los hombres. John frica, un hombre
bendecido con una inteligencia
resplandeciente, una enorme paciencia y
poderosas pasiones. Hizo lo que hacen
los mdicos: sanar. Hizo lo que hacen
los maestros, ensear. Hizo lo que hacen
los carpinteros: construir. Sin usar ni
tablas ni clavos, construy en nuestros
corazones un poderoso armazn, un
cuerpo cohesionado de hermanos y
hermanas llamado MOVE.
[8]
Valientes mas all de lo
imaginable, su falta de miedo les haca
parecer temerarios; esos hombres y
mujeres encendidos con el fervor de una
fe novedosa y rebelde extendieron por
doquier las enseanzas revolucionarias
de John frica. Viviendo en una tierra
falta de libertad, en una ciudad cuyo
pasado pudo estar marcado por un
legado de pensamiento libre, pero cuyo
presente se apoya en pilares de
represin, lo natural era que fueran
considerados enemigos pblicos incluso
aunque lucharan por la libertad. Era
predecible que sus pasos les condujeran
al ojo del huracn.
Nada poda detenerles cuando se
enfrentaban y libraban duras batallas
contra las fuerzas del Estado: ni los
huesos rotos, ni las balas de la polica,
ni las celdas de la prisin, ni las bombas
del Gobierno. Ni siquiera la visin de la
muerte durante el holocausto urbano de
mayo de 1985, cuando la polica de
Filadelfia y los agentes del Gobierno
federal masacraron a once hombres,
mujeres y nios de MOVE. A pesar de
este premeditado asesinato en masa,
MOVE contina vivo y con buena salud,
difundiendo sus enseanzas y haciendo
lo que su carpintero fundador le ense:
construir.
Las bombas no les han detenido.
Novecientos aos de condena no les han
detenido.
[9]
Los continuados actos de
terrorismo policial no les han
intimidado. Tras una capacidad de
recuperacin tan impresionante,
debemos preguntarnos Cmo es
posible? Quin ha unido a gente tan
diversa? Quin ha inspirado a estas
extraordinarias personas para realizar
hazaas tan comprometidas enfrentando
los asaltos del Gobierno ms represivo
de nuestra historia contempornea? La
respuesta slo puede ser, "John frica".
Consideremos sus palabras: "... ya ha
llegado el tiempo en que toda la gente
pobre se libere a s misma del engaoso
abrazo estran-gulador de la sociedad, se
d cuenta de que la sociedad les ha
fallado; porque intentar ignorar este
mecanismo de engao ahora es negarnos
la capacidad para protestar por su
fracaso ms tarde. El sistema fracas
ayer, fracasa hoy y ha creado las
condiciones para fracasar maana...".
Los valientes y hermosos hombres
y mujeres de MOVE tomaron estas
palabras y las trasladaron a la accin.
Saban que contenan poder, sabidura y
una verdad demoledora.
Sin ttulo
Qu poder gobierna las estrellas all
arriba, que las hace existir, que derrama el mar,
que agita la copa de la eternidad?
Qu podr ser esa fuerza salvo el Amor?
Por qu pelear por un nombre?
Quin puede ganar este juego mortal?
Por qu luchar por la religin, cuando
estamos al borde de la perdicin?
Quin lanza los dados?
Quin hace crecer el arroz?
Quin nos hace ser uno y otro a la vez,
tierra y agua, fuego y hielo?
Quin siembra la semilla de la flor de la
vida, crea y esculpe con el cincel eterno, nos
hace un mismo ser uniendo marido y mujer en
mitad del torbellino humano, del odio, de la
guerra?
Qu podr ser esa fuerza salvo el Amor?
Ms guerra
contra los pobres
"El mismo desarrollo de la sociedad
Americana est creando un nuevo tipo
de ceguera hacia la pobreza. Los
pobres se deslizan poco a poco fuera
de la percepcin y de la conciencia de
la nacin".
Michael Harrington The other
America
En un gesto que result tan
estremecedor como malthusiano, el
presidente Bill Bubba Clinton firm la
ley llamada "de reforma" del "Estado
del bienestar" (lase "destruccin"). Una
ley que ni Reagan ni Bush, incluso en
sus peores horas, se haban atrevido a
aprobar.
Con este acto, sancionando con su
nombre esta obscenidad legislativa, el
"hombre de la esperanza", ha destruido
las esperanzas de millones de pobres. Y
todo para proteger su culo poltico.
En esta poca de capitalismo
triunfante, los "pobres" se han
convertido en sinnimos de "malos", lo
que resulta bastante irnico para un
presidente que alarde de sus orgenes
humildes en Arkansas, aunque
disfrazndolos con un lustre de "nueva
era lincolniana".
Olvidando sus promesas de
"ayudar a los pobres" y empujados por
sus colegas republicanos, los
demcratas han sacrificado a los
hombres, mujeres y nios pobres en las
fieras llamas del altar de la ambicin
poltica.
En el libro clsico de Frazer, The
golden bough (1890), el antroplogo e
historiador escocs describe un antiguo
sacrificio: "Cuando los cartagineses
fueron derrotados y sitiados por
Agathocles, atribuyeron sus desastres a
la ira de Baal. En pocas anteriores
tenan por costumbre sacrificara sus
propios hijos en su honor, aunque
ltimamente haban derivado hacia el
hbito de comprar nios y criarlos para
tal fin. As que para calmar al
enfurecido dios, doscientos nios de las
ms nobles familias fueron elegidos
para el sacrificio.. Los sacrificaron
arrojndolos, uno por uno, a las manos
de una imagen de bronce, desde donde
rodaban hacia una pira llameante...".
Te dir una cosa: Aqul era un
sacrificio ms noble que el actual!
Porque para los que vivan en la
antigedad, este sacrificio permitira
mitigar la ira de un dios vengativo.
Para qu se sacrifica actualmente a los
pobres? Para ocultar algn error
contable? Para equilibrar el
presupuesto nacional? A duras penas,
menos del 2% del presupuesto se dedica
a gastos sociales, as que no parece que
nos vayamos a arruinar por tan pesada
carga. Entonces, Por qu?
En el pasado, cuando los ndices de
desempleo se reducan, la noticia
provocaba una fuerte cada en la Bolsa
de Wall Street. Lo que eran buenas
noticias para la mayora, provocaba
ceos fruncidos en los mercados
financieros. Son estos mercados, los
centros de poder del capital, los que
dictan las acciones de los polticos
incluyendo la abolicin de los gastos
sociales y el desmantelamiento del
"Estado del bienestar".
Cuando millones de personas pasan
hambre, los trabajadores consienten
silenciosamente su explotacin por
miedo a perder lo poco que tienen. El
miedo crea una fuerza de trabajo dcil,
que cuando se enfrenta al paro o la
jubilacin forzosa, ni siquiera se queja.
La pobreza es un smbolo del
capitalismo triunfante.
La transformacin
Recientemente me solicitaron que
enviara una ponencia a un congreso de
jvenes para leerla en una sesin
plenaria o algo as. Cuando pensaba
sobre ello, una pregunta surgi en mi
mente. Es la siguiente: Cul es la
diferencia entre un roble y una bellota?
Pensaba en esto cuando me imaginaba a
los jvenes recorriendo diversos
senderos de la vida para converger en la
bsqueda de lo real, de lo ntegro, de lo
que merece la pena prestarle tiempo y
atencin.
Al principio, las diferencias entre
un poderoso roble y una diminuta y
tierna bellota pareca gigantesca. Pero
tras reflexionar, uno se da cuenta de que
la nica diferencia entre ellos es el paso
del tiempo. Vosotros sois bellotas
sembradas en el bosque de la vida, con
todo su potencial, con todo el podero
del ms grande roble que nunca haya
crecido. Con vuestra bsqueda estis en
un proceso de transformacin.
Al menos en mis recuerdos, la
juventud es un perodo muy difcil. Es
una poca de emociones, de agitacin y
cambios, de enfrentarse a cuestiones que
ataen a lo esencial de la existencia
para las que siempre encontramos
respuestas insatisfactorias.
Pero es vuestro momento, vuestro
momento para cavar, remover y cultivar
la tierra frtil y rica de vuestra juventud.
En ella encontraris las respuestas que
merecen la pena. Estis en ese momento
de vuestras vidas en el que se aprenden
las verdades ms poderosas, las que
nosotros los mayores no somos capaces
de daros.
Por lo tanto, os exhorto a que
cavis hasta que el tesoro de la verdad
se desentierre en cada uno de vosotros,
y una vez conseguido, lo incorporis a
vuestras vidas. Vuestro reto no es fcil,
aunque s necesario. Porque el bosque
del maana debe ser plantado por
vosotros.
Otra cosa que me viene a la mente:
vosotros, los jvenes, debis reconocer
que os veis como os veis, nunca seris
tan libres como lo sois ahora, en esta
fase de vuestras vidas. El matrimonio,
por ejemplo, acarrea unas obligaciones.
Tambin una profesin. Si tenis la
oportunidad de estudiar, de remar en el
ro de la inteligencia, utilizarla. Tenis
un nivel de libertad que nunca volveris
a experimentar. Alimentad vuestras
mentes, no slo con informacin sino
con un conocimiento autntico, ms
profundo. Cuestionaros lo que veis, lo
que os y lo que leis por vosotros
mismos.
De nuevo insisto, sta es la etapa
ms libre de vuestras vidas. No
subestimis la importancia de este
momento. Ahora es cuando mejor podis
actuar para transformar este mundo. Y
los mundos pueden cambiar, incluso
aunque el cambio empiece slo en
vuestras mentes, en vuestra percepcin.
Una llamada a la
accin
La eleccin, como toda eleccin, es
vuestra: luchar por la libertad o ser encadenado,
combatir por la emancipacin o contentarse
con la esclavitud, aliarse con la vida o con la
muerte.
Propagad el mundo de la vida por doquier.
Hablad a vuestros amigos, leed, abrid
vuestros ojos y traspasad las puertas de la
percepcin que tanto temais cruzar ayer.
Mantened el corazn abierto a la
verdad.
Entrevista a Mumia
La nueva "unidad de control" de la
prisin de Pensilvania, la State
Correctional institution at Waynesburg
(SCI Greene), se esconde en las colinas
rurales a quince millas de la frontera
con West Virginia. Sus muros color
tierra se funden con el prado en el que
furtivamente se agazapa, est rodeada de
verjas de metal verdes coronadas con
alambre de espino.
Una vez dentro, el productor de
vdeo Thomas Filmyer y yo seguimos a
una malhumorada administradora a lo
largo de corredores iluminados,
atravesamos varias puertas correderas
metlicas de alta seguridad hasta un
cubculo en el que pasamos noventa
minutos con Mumia Abu-Jamal.
Cuando entramos en la pequea y
griscea habitacin, la oficial se qued
fuera; la puerta se mantuvo abierta
durante la entrevista. Mumia ya estaba
all sentado, vesta una camisa de
algodn azul y llevaba unas esposas de
metal, largos mechones de pelo caan
sobre sus hombros. Aparentemente
gozando de buena salud y relajado,
pareca ansioso por empezar a hablar.
Los ecos de su voz profunda se colaban
por las estrechas rendijas de la gruesa
barrera de plexigls que le separaba de
nosotros.
AH: Podras decirnos quin eres
con tus propias palabras?
MAJ: Mi nombre es Mumia Abu-
Jamal. Estoy entrando en los cuarenta.
Llevo en la galera de la muerte desde
julio de 1982. De hecho, he estado en
varios pabellones de la muerte en
Pensilvania, en los Estados Unidos de
Amrica. A pesar de mi condicin de
preso, soy escritor, periodista,
columnista y un revolucionario
profesional.
AH: Creciste en Filadelfia?
MAJ: Pas casi toda mi juventud en
Filadelfia. A resultas de mi trabajo
como militante del Partido de los
Panteras Negras tambin he pasado
tiempo en otras ciudades, trabajando en
otras secciones de la organizacin. El
grueso de mis aos formativos los pas
en North Philly, en el corazn de
Filadelfia del Norte.
A H : Cmo describiras tu
juventud all?
MAJ: Como todas, sin nada de
particular. Excepto, debo admitirlo, por
mi contacto con el Partido de los
Panteras Negras, no hay nada destacable
en mi juventud que me distinga de otros
millones de jvenes de mi generacin.
Crec en un barrio pobre, en lo que se
suele llamar "peejays", los proyectos, y
pas mis aos de estudiante en
Filadelfia, en escuelas elementales y en
el instituto. Lo que hace menos llamativa
a mi militancia es el contexto en que
vivamos: los ltimos aos sesenta y
primeros setenta, una era explosiva del
movimiento de liberacin negro. As que
haba mucha gente de mi generacin que
eran miembros activos del Partido de
los Panteras Negras, la Repblica de
Nueva frica, el Comit Coordinador
No-Violento del Sur, la Nacin del
Islam, y tantas otras organizaciones
abiertamente activas en aquella poca.
A H : Naciste con un nombre
diferente a Mumia Abu-]amal, Wesley
Cook, no es cierto?
MAJ: As es.
A H : Cundo y por qu te
cambiaste de nombre?
MAJ: Fue un cambio gradual que
me llev varios aos. No fue que un da
tuviera un nombre y al da siguiente otro.
De nuevo, en el contexto de la poca, en
los aos en que el movimiento de
liberacin negro estaba creciendo y
atrayendo a un gran nmero de gente que
crea en ese movimiento, muchos de
nosotros adoptamos nombres africanos.
Unos de mis profesores en un instituto
negro de Filadelfia era keniata y haba
venido para ensearnos swahili. En su
clase practicbamos el swahili
dndonos nombres africanos. El mo era
Mumia.
AH: Y lo de Abu-Jamal?
MAJ: Bueno, eso vino despus de
nacer mi primer hijo. Significa "padre
de Jamal" y mi primer hijo se llama
Jamal. Es una especie de mezcla: mi
primer nombre es swahili y el segundo
rabe.
AH: Cmo fue tu militancia en
los Panteras, y por qu no funcion?
Cmo llegaste a romper con ellos?
MAJ: Recuerdo, y estamos
hablando de hace dcadas, que sta fue
una de las pocas ms intensas y
liberadoras de mi vida. Por supuesto,
para mucha gente sus aos de juventud
son siempre aos de libertad. Los mos
fueron de ultra-super-libertad. Fue una
experiencia muy instructiva. El hecho de
que yo, incluso desde este lugar, ejerza
de periodista y me comunique con miles
y miles de personas cada semana, se lo
debo a mi trabajo en el llamado
Ministerio de Informacin de los
Panteras Negras. Trabajaba enviando
reportajes al peridico nacional del
partido, llamado Black Panther-Black
Community News Service (Panteras
Negras-Servicios Informativos de la
Comunidad Negra) con sede en San
Francisco y Oakland, en California.
Tambin editbamos peridicos
regionales y folletos informativos.
Trabaj para ese Ministerio de
Informacin en Filadelfia, en Nueva
York y en otras ciudades. As que me
form como un periodista
revolucionario, un periodista del Partido
de los Panteras Negras con una
perspectiva revolucionaria,
(revolucionaria y negra).
Debo aadir que muchas veces la
gente habla de esta experiencia sin
conocimiento, desde una postura de pura
opinin, dicen "aquello no era
verdadero periodismo" o "cundo
empezaste a hacer periodismo de
verdad?". Por supuesto, pienso que
aquello era verdadero periodismo,
tenamos redactores, editores,
maquetistas... porque en el partido
aprendamos de todo, y la tirada era de
250.000 ejemplares a la semana.
Cuntos peridicos tienen esta
difusin? Se distribua incluso en el
extranjero. Cubramos noticias
internacionales, nosotros ramos una
noticia internacional. Hubo un momento,
en el punto lgido del partido (antes de
que el COINTELPRO nos rasgara por la
mitad), en que tenamos oficinas
internacionales en el norte de frica, en
Argel. La llambamos la seccin
intercomunitaria en la poca del
ministro de Informacin Eldridge
Cleaver. En esencia era la primera
embajada revolucionaria afroamericana,
a la que gente de todo el mundo poda
acudir sin la interferencia del Gobierno
de los Estados Unidos.
Y digo "sin la interferencia del
Gobierno de los Estados Unidos"
porque para ser honestos hay que
destacar que la funcin del Gobierno de
los Estados Unidos en aquella poca,
antes y despus, ha sido retardar,
destruir, atacar y dividir el movimiento
de liberacin negro y el movimiento
nacionalista de ese perodo. Est
probado por los archivos del FBI que
han sido desclasificados recientemente.
Acaso no sabe la gente que celebra la
memoria del Dr. Martin Luther King Jr.
que el FBI le persigui y acos
implacablemente, que pinch sus
telfonos, que puso micrfonos en los
hoteles que ocupaba, que contrat a
soplones y todo eso con la bendicin al
ms alto nivel del Gobierno de los
Estados Unidos, es decir, de la Casa
Blanca? Cunta gente est convencida
de que lo mismo sucedi con A. Philip
Randolph, el lder sindical
afroamericano que ayud a crear la
Marcha Negra sobre Washington en los
aos sesenta? O con Marcus Garvey?
O con Malcolm X? La lista podra
continuar. Tambin est Adam Clayton
Powell, que era congresista por Harlem.
Aqu tenemos un congresista que estaba
bajo la vigilancia del Gobierno del que
formaba parte. El director Edgar Hoover
dej muy claro que la funcin del FBI
era evitar el surgimiento de un mesas
negro: alguien que pudiera unir a la
poblacin negra americana en una sola
fuerza cohesionada.
AH: Dnde dice eso?
MAJ: En los papeles del
COINTELPRO, es sus archivos. En los
archivos del FBI. Si alguien se cree que
lo que estoy diciendo es increble, le
invito a que lea el libro escrito por un
profesor de ciencia poltica llamado
Kenneth O'Reilly. El libro se llama
"Black Americans: The FBI Files"
(Carroll amp; Graf, 1994) (Americanos
negros-, los archivos del FBI).
AH: Sientes la necesidad de una
revolucin negra?
MAJ: Absolutamente.
A H : A qu te refieres
exactamente cuando dices "revolucin
negra"?
MA): La palabra revolucin
significa transformacin, significa
cambio. Considera desde una
perspectiva objetiva la situacin en que
se encuentra la poblacin afroamericana
en este pas. Si no sientes la necesidad
de mejorar esa situacin, entonces ests
interesado en mantenerla tal como est,
para preservar el status quo. Mira la
condicin en que se encuentran
actualmente los afroamericanos, estamos
en la cola de todos los indicadores
sociales, en educacin, en ingresos, en
esperanza de vida, en salud. En todos
los indicadores de bienestar social. Por
qu estamos al final de esas listas? No
es algo que pas aisladamente en 1970.
Es una realidad que contina hoy da. La
revolucin es una necesidad. El cambio
es necesario para transformar una
situacin que resulta mortal para
nosotros.
A H : Tengo dos citas que me
gustara leerte. Una es de Frederick
Douglas, y dice-. "El Poder no te
concede nada si no se lo exiges". Y la
otra, que t mismo has citado alguna
vez, dice-. "El poder poltico tiene su
origen en el can de un arma". Me
gustara que comentaras ambas frases.
MAJ: Frederick Douglas dijo eso
hace unos ciento cincuenta aos, pero
evidentemente sigue siendo cierto en la
actualidad. "El Poder no te concede
nada si no se lo exiges". El hecho de que
los afroamericanos hayan conseguido
abolir la esclavitud y formalmente la
segregacin, no se debe a que un da
Amrica se despert y dijo: "Creo que
deberamos dar a los afroamericanos el
derecho al voto, que deberamos detener
la discriminacin en los trabajos y en la
compra de viviendas, y tantas otras
cosas". No, no sucedi as. Sucedi
gracias a las acciones, las estrategias, el
dolor, los muertos y finalmente, gracias
a gente como el Dr. Martin Luther King,
como Malcolm X, como el Dr. Huey P.
Newton, gente que desde muy diversas
posiciones polticas o filosficas exigi
sus demandas al poder. Si no hubiera
vivido Malcolm X, no hubiera sido
efectivo Martin Luther King, porque
ambos, cada uno en sus diferentes roles,
le transmitieron al poder: "Ms os vale
ir por este camino, porque si no, habr
graves consecuencias".
La ltima cita, que es de Mao
Zedong, del Partido Comunista Chino, se
utiliz en mi caso para justificar mi
condena a la pena de muerte. En el caso
Dawson contra Delaware, en el cual el
fiscal pretendi culpar al acusado de
pertenencia a la Hermandad Aria, la
Corte Suprema de Justicia consider que
la acusacin violaba la Primera
Enmienda que recoge el derecho de
asociacin. En el juicio en mi contra,
cuando ya se estaba en la fase de
condena, el fiscal consider como
agravante mi pertenencia juvenil, haca
ms de una dcada, al partido de los
Panteras Negras. El jurado era
predominantemente blanco, algunos
incluso parientes de oficiales de polica.
Por no hablar de la pertenencia del juez
a la Orden Fraternal de la Polica.
Acaso es irrelevante? Cuando me
levant y reconoc que haba sido
miembro del Partido de los Panteras
Negras unos pocos aos en mi juventud
fue un escndalo. Ni siquiera
disimularon.
Te voy a comentar la cita igual que
lo hice entonces, cuando la utilizaron en
mi contra: Cmo han conseguido los
americanos (o gente que se llama a s
misma americana) el poder poltico en
este pas? Mediante las armas. Cmo
derrotaron a las fuerzas de la Corona
britnica en la llamada Guerra
Revolucionaria? Mediante las armas.
Cmo se impusieron a los pueblos
nativos que habitaban este pas en las
llamadas Guerras Indias? Mediante las
armas. As que no se puede decir que
sea un sentimiento comunista o radical.
Es un sentimiento que surge de la
Historia, y es irrefutable. Es muy
curioso cmo la gente habla de lo
orgullosa que se siente siendo
americana, e ignora las races de lo que
significa ser americano. Si los
americanos no hubieran luchado con
todas las herramientas a su alcance
(incluyendo armas) contra los
britnicos, an continuaramos hablando
con acento ingls y diciendo "Dios salve
a la Reina".
A H : Mumia, hablame de tu
trabajo como periodista. Te regas por
el principio, como tu decas, de que "en
primer lugar, somos seres humanos
negros y oprimidos". Gracias a tu
trabajo en Filadelfia y en general en
Estados Unidos, se te empez a
conocer como "la voz de los sin voz",
especialmente en lo que respecta a tu
relacin con el grupo MOVE. Puedes
comentar tu trabajo de periodista y
tambin decirnos qu es el grupo
MOVE?
MAJ: Claro, ser un honor. MOVE
es una familia de revolucionarios, de
revolucionarios de la naturaleza,
fundada en Filadelfia en los ltimos
aos sesenta y que se opone a todo lo
que este sistema representa. Durante
aos en Filadelfia, se ha dado un
enfrentamiento continuo y sin tregua
entre la organizacin MOVE y las
autoridades, es decir, el brazo policial,
judicial y poltico del sistema. Les han
combatido con saa. Los periodistas
tenemos una mentalidad gregaria.
Tendemos a repetir lo que otros
periodistas hacen, como un rebao. En
Filadelfia, el "rebao" describa a
MOVE como si fueran alimaas.
Recuerdo un editorial que apareci en el
Philadelphia Inquirer que empleaba,
creo, precisamente ese trmino.
Caramba! Ese editorial expresaba el
talante con que se cubran los
acontecimientos. Basndome en lo que
lea en los peridicos nunca podra
decirte que los de MOVE fueran mi
gente favorita. Ms bien lo contrario.
Encontr algo muy interesante
cuando empec a cubrir la informacin
sobre MOVE como parte de mi trabajo
para una emisora de radio conocida
como WWDB-WHAT: descubr que
eran seres humanos. Esto no suena ahora
como una extraordinaria revelacin,
pero en aquel momento lo era, debido a
la completa deshumanizacin a la que
haban sido sometidos por los medios de
comunicacin locales y regionales.
Literalmente es como si fueran seres
infernales. Lo que yo encontr fueron
hombres y mujeres idealistas, firmes,
comprometidos y con una profunda
aversin a todo lo que este sistema
representa. Para ellos este sistema es un
sistema letal implicado en una guerra
mortfera, todo lo que irradia es
venenoso, desde el derroche tecnolgico
hasta la destruccin del planeta, del aire
y del agua. Incluso la destruccin del
patrimonio gentico de la humanidad y
de todos los seres vivos. MOVE se
opona a todo esto radicalmente, sin
componendas.
Recuerdo la primera vez que o
hablar de MOVE, quiz fuera en un
programa de televisin, a principios de
los setenta. Algunos haban sido
detenidos y el discurso del locutor era:
"Estos tipos, esta gente enloquecida,
estaban protestando sin razn alguna a
las puertas del zoo". Por supuesto no
explicaron cul era la posicin de
MOVE. Como aprendes despus, si te
acercas y comienzas a examinar la
realidad por ti mismo, la vida, toda
forma de vida, es sagrada, y no debe ser
explotada para obtener beneficio
econmico. Esto es lo que enseaba el
fundador de MOVE, John frica. Los
miembros de MOVE fueron detenidos
porque estaban protestando contra la
esencia del zoo, que ellos llaman
"prisin" de animales. Actualmente
tenemos grupos como Earth First (La
Tierra, Primero) y muchos otros a lo
largo del mundo, que abrazan esas
posiciones que antes se consideraban
desquiciadas. MOVE lo hizo hace veinte
aos. Lo que encontr fue una familia
extraordinaria que contina
desarrollndose, creciendo y
fortalecindose, en contacto con el
pueblo. Si alguien me hubiera dicho
hace veinte aos que habra grupos de
apoyo a MOVE en Londres y Pars, le
habra respondido: "Lrgate de aqu,
ests loco". Hoy eso es una realidad.
AH: Consideras al fundador de
MOVE, John frica como tu lder
espiritual?
MAJ: S, absolutamente, sin
ninguna duda.
AH: Cuando hablas de fe, porque
eres un hombre de fe, a qu te
refieres?
MAJ: La fe simplemente significa
que crees en algo. La gente podr
ponerle cualquier rtulo, vestirlo con
cualquier ropaje o llamarlo como
quiera. Pero aquello en lo que crees, lo
que en tu interior sientes como lo ms
importante, sa es tu fe. Para algunos es
el dinero. Para muchos, supongo que
millones de personas en Amrica que
dicen "In god we trust",
[10]
en lo que
realmente confan es en el dinero. Su
verdadera fe se mueve alrededor de la
cuenta corriente, el dinero, el bienestar
econmico, la categora social y todo
ese tipo de cosas. Yo encontr en las
enseanzas de John frica que la
Verdad es irrefutable, que es poderosa y
que se muestra desnuda, en estado puro
y nos retrata este sistema de un modo
que a m me gustara tener el valor y la
capacidad de repetir. Los miembros de
MOVE hablaban de ella sin miedo, y no
slo hablaban sino que la practicaban
cada da. En Amrica hablamos mucho
de religin. Si eres cristiano, hablas
sobre el domingo. sa es tu religin: el
domingo vas a misa, el lunes te dedicas
a otra cosa. Y el siguiente domingo
vuelves a misa, y el siguiente lunes te
dedicas de nuevo a tus cosas. Si eres
judo, entonces el sbado es tu Sabbath,
y vas a la sinagoga a rezar tus oraciones.
Si eres musulmn, es el viernes el da
Juma'at. Y lo que esas religiones te
transmiten es una especie de fe
compartimentada: "ste es tu da
sagrado". Para MOVE, todos los das
son das sagrados, porque la vida es
sagrada. Cuando luchas por tus
hermanos y hermanas, ests practicando
tu religin. Fe significa que crees en la
Vida de forma completa, absoluta. Si
preguntas a alguna persona de MOVE
cul es su religin, te responder: "la
Vida".
AH: Qu me dices de las crticas
que la gente del vecindario le haca a
MOVE en el sentido de que eran una
molestia y provocaban constantes
enfrenamientos; que eran sucios y
ruidosos; que constantemente ejercan
su proselitismo invadiendo la intimidad
de sus vecinos y su derecho a vivir en
paz?
MAJ: Reconozco que tenan razn,
pero... Cuan ruidosa es una bomba?
Cunto enfrentamiento genera la
destruccin por el fuego de 61 casas?
Cuan destructiva es la masacre y el
asesinato en masa? Porque eso es lo que
consigui la gente que deca: "Esta
gentuza de MOVE son como una patada
en el culo".
A H : Me ests hablando del
bombardeo de las casas de MOVE en la
avenida Osage de Filadelfia en 1985.
MAJ: S. El 13 de mayo de 1985,
la polica de Filadelfia dispar decenas
de miles de balas contra la casa de la
avenida Osage, incluso lanzaron bombas
incendiarias y dejaron que todo ardiera
durante diez o doce horas. Se quemaron
61 casas, segn el ltimo recuento. Fue
eso una irrupcin en los derechos de los
vecinos? Fue una violacin del derecho
a la vida? Fue una molestia? Creo que
mucha gente se vio arrastrada por un
sistema poltico y policial que utiliz un
conflicto vecinal y lo intensific hasta
transformarlo en una guerra urbana
parecida al Armageddon. He vivido en
muchos barrios de esta ciudad y de
otras. He tenido vecinos que eran como
una patada en el culo: gente que
escuchaba su msica a todo volumen sin
importarles las quejas, era imposible
conseguir que la pusieran ms bajo
salvo que estuvieras dispuesto a
pelearte a puetazos o algo parecido.
Actualmente en muchos barrios del
suroeste de Filadelfia, no puedes asomar
la cabeza por la puerta sin or disparos
de ametralladora. Es una molestia? Se
escandaliza el barrio cuando un camello
drogadicto empua una Uzi y dispara a
un competidor? Tienes peleas por la
droga, prostitucin... todas las
enfermedades de la sociedad. Pero,
sabes lo que no tienes? No tienes al
Gobierno desatando una guerra como la
del 13 de mayo de 1985. Eso no lo
tienes. A menos que haya miembros
rebeldes y revolucionarios de MOVE en
sus casas...
AH: Mumia, sobre la pena de
muerte, de la que ya conoces bastante,
has dicho: "Por lo que se refiere a la
pena de muerte, la ley es la
continuacin de la poltica". Hemos
asistido a un cambio, una evolucin si
prefieres, en las leyes de la pena de
muerte durante los ltimos 20 o 25
aos.
MAJ: Podra llamarse ms bien una
"involucin".
AH: S, desde el caso visto en la
Corte Suprema, Furman contra
Georgia, en el que se declar
inconstitucional la pena de muerte tal y
como se estaba aplicando en aquella
poca (1972), hasta el caso Cregg
contra Georgia en 1976, que declar
que la pena de muerte era
constitucional siempre y cuando una
"discrecionalidad guiada" y unos
"patrones de objetividad" se aplicaran
en las sentencias. Desde entonces se ha
producido una nueva oleada de
condenas a muerte en este pas, con
ms de tres mil sentenciados
actualmente. La Corte Suprema de
justicia parece inclinada a restringir a
los condenados las posibilidades de
apelacin. Todo esto sucede mientras
en otras naciones industrializadas
estn aboliendo la pena de muerte.
Puedes decirnos cul es en tu opinin
la razn por la que este pas se ha
lanzado a ejecutar a presos de forma
tan entusiasta?
MAJ: Pienso que la tendencia hacia
esa realidad tiene su origen en el mismo
hecho que explica los altsimos niveles
de poblacin reclusa afroamericana,
comparada con los de otros sectores de
la sociedad americana. No creo que sea
una coincidencia que esto est
sucediendo en los Estados Unidos de
Amrica. Si miras hacia otra sociedad
norteamericana que tiene una historia
muy similar, encuentras una realidad
muy diferente. Estoy hablando de
Canad. Compartimos la misma poca,
el mismo continente, y en su mayora
(salvo Quebec) la misma lengua y las
mismas tradiciones legales
anglosajonas. Y sin embargo no tienen
pena de muerte. Nos encontramos con
una perspectiva completamente diferente
cuando nos referimos al sistema penal,
llamado "correccional". All no hay
prcticamente nadie condenado a penas
mayores de veinte aos (sera la pena
mxima para un asesino en serie).
Cuando miramos a Canad
detenidamente y lo comparamos con
Estados Unidos, los elementos
diferenciales entre ambas sociedades se
concentran sobre todo en las cuestiones
raciales, al hecho de que en este pas
hemos tenido una sociedad esclavista
que relegaba a un pueblo entero a la
condicin de seres subhumanos.
Respecto a la infame opinin de
Dred Scott de 1857, el juez supremo
Roger Brooks dijo: "Un negro no tiene
ningn derecho que un hombre blanco
est obligado a respetar". En este caso
emblemtico, la Corte Suprema deneg
la peticin de libertad de un esclavo.
ste argumentaba: "Vivo en un pas
libre, donde formalmente no se admite la
esclavitud, por lo tanto mi condicin de
esclavo debe ser invalidada por ley". La
abrumadora mayora de la Corte
Suprema de justicia de los Estados
Unidos declar: "Cuando se escribi la
Constitucin y la Declaracin de
Independencia, los africanos eran
considerados como tres quintas partes
de una persona. Donde dice 'Nosotros,
el pueblo' no se refiere a vosotros. Y
por tanto no podemos otorgaros los
derechos y libertades que se aplican a
'Nosotros, el pueblo'. La Constitucin no
tiene ninguna aplicacin para que
vosotros y vuestros descendientes
alcancis nunca la libertad".
As se recoge en palabras de Dredd
Scott. Y su espritu contina resonando
en la ley americana.
Los empeados en triquiuelas
legales diran: "Bueno, la Decimocuarta
Enmienda seguramente invalid esta
declaracin". Pero si consideras cada
caso y examinas sus antecedentes,
encontrars que judicialmente no ha sido
en absoluto invalidada. Y donde los
seres humanos entran en contacto con
sus gobiernos no es en la cabina de
votacin, que es una mera formalidad
para la mayora, sino en los tribunales
de justicia. All es donde literalmente se
encuentran con sus gobiernos. Y es en
esos tribunales de justicia donde
descubren si los derechos de que tanto
les hablan, existen o no existen. En
cualquier caso, si uno es pobre,
afroamericano y carece de influencia o
poder, entra en el tribunal de justicia sin
ninguna esperanza de salir como un
hombre libre. sta es la realidad
irrefutable de Amrica.
La pena de muerte es nica en la
ley americana. Si examinas
detalladamente cualquier proceso,
encontrars un montn de ideas curiosas
sobre cmo se aplica en la prctica, en
clara contradiccin con cmo se supone
que debera funcionar tericamente. Te
dir por qu. En un caso en que se pide
la pena de muerte, aplicando la
jurisprudencia del caso Wainright
contra Wht, desde el comienzo del
juicio se puede excluir a un miembro del
jurado si tiene una opinin en contra de
la pena de muerte. As que finalmente
tienes lo que podemos llamar un "jurado
de la acusacin", que debe jurar que
estn dispuestos a aplicar la pena de
muerte antes de or ni una sola palabra
del juicio. Varios estudios han
demostrado que un jurado as est
predispuesto a condenar al acusado, es
decir est a favor de los argumentos del
fiscal y en contra de los del abogado.
As es como empieza el proceso.
Adems, resulta tambin demencial
que a estas alturas del juicio, cuando
ests bajo la amenaza no slo de perder
tu libertad sino de que el Estado te robe
la vida, te adjudiquen la peor defensa
que el sistema puede proporcionarte: un
abogado de oficio designado por el
tribunal, al que no se asigna ningn
recurso financiero para tu defensa. A
menudo, aunque tenga buena voluntad,
no tiene ninguna experiencia, ya que los
juicios con peticin de condena a muerte
son muy diferentes de los dems. En
Filadelfia, si un fiscal pide la pena de
muerte, al acusado se le adjudica un
abogado de oficio impuesto por el
tribunal. En la poca de mi juicio, los
honorarios del abogado eran de slo
2.500 dlares. Adems, se supone que
debe contratar investigadores, expertos
en balstica, mdicos forenses,
psiclogos, a quien sea. En mi caso, el
abogado actuaba solo, no tena ningn
colaborador, slo le ayudaba una
secretaria. No tenamos ningn recurso.
No tenamos nada. No haca falta ser un
enloquecido y delirante manaco de los
Panteras Negras o de MOVE para decir:
"Que se jodan, me defender solo". Si
todo lo que el abogado poda conseguir
era que me denegaran cualquier mocin,
yo tambin poda lograr lo mismo. Pero
el tribunal me deneg el derecho a
representarme a m mismo. Insistieron
en que ese hombre deba defenderme,
bien como asesor o como portavoz. A
m me daba igual, para lo que iba a
servir...
AH: Piensas que tu abogado se
interes por el caso?
MAJ: Creo que al principio s,
pero nuestra relacin como cliente y
abogado se deterior. Al final todo salt
por los aires porque declar bajo
juramento que se haba cruzado de
brazos. Lleg a la audiencia y dijo: "Mi
trabajo fue intil". Y el fiscal del
distrito respondi: "No, no fue intil.
Eres un gran abogado, lo que pasa es
que tienes un cliente realmente difcil,
no es as?. El abogado dijo: "No, el
fracaso es mo. No hice lo que deba
haber hecho. Debera haber hecho esto,
lo otro, y no lo hice". Despus le
preguntaron por qu haba actuado de
forma negligente y l se excus: "No
pens en esto", "me olvid de esto otro",
o "estaba demasiado ocupado". Maldita
sea! No era un intil? Se puede decir
que tuve una defensa adecuada? Y
encima el juez no haca ms que
declarar que ese tipo era un gran
abogado, que tena una amplia
experiencia en estos juicios, que haba
llevado 27 casos en los que se peda la
pena de muerte. Eso era mentira.
Literalmente, mi caso era el primero que
llevaba de forma particular, acababa de
dejar un despacho especializado en
pleitos administrativos.
Bueno, el resultado es que estos
abogados no prepararon mi defensa,
tambin por culpa de los pocos recursos
que se les asignaron. No es absurdo
que te asignen semejante abogado en un
momento tan grave del juicio? El
tribunal decide cundo se le paga al
abogado, si es que se le paga algo, y
cunto se le paga. As que tenemos un
abogado que depende del tribunal para
su remuneracin. El resultado es que
tienes la peor defensa legal al comienzo
del proceso, y meses ms tarde, cuando
ya te han condenado a muerte, entonces
pueden asignarte para recurrir tres o
cuatro de los ms importantes abogados,
formados en Harvard y miembros de los
ms importantes despachos del pas,
junto a todo un equipo de
investigadores, psiclogos, asesores...
No es un sistema demencial? Pues se
es el sistema que tenemos. sa ha sido
la experiencia de la mayora de los
hombres de la galera de la muerte. Es
justo? Por qu un hombre no puede ir a
juicio con los mejores abogados cuando
se le pide la pena de muerte, sino que
tiene que esperar a ser condenado para
tenerlos?
AH: Hablanos de un tpico da
aqu.
MAJ: El tpico da empieza a las
6.25 de la madrugada. Un guardia
agrupa a veinticuatro hombres y grita:
"Patio!", "Lista de patio!". Si te han
elegido, debes identificarte gritando tu
nmero de preso y tu nombre. Hacia las
6.35 llega el desayuno (te llevan una
bandeja a la celda). A las 7.05 salimos
al "patio". Lo de "patio" es un
eufemismo, es una "jaula". Segn se
cuenta a los hombres, van saliendo a la
jaula, como mucho cuatro cada vez. El
periodo de "patio" o "jaula" dura una
hora. Despus vuelves a la celda, y a
menos que tengas una visita, no sales de
ella hasta las 7.05 del da siguiente. Te
pasas 23 horas encerrado y una fuera,
durante cinco das a la semana. Los fines
de semana, son 24 horas encerrado. Si
no tienes una visita, o no vas a la
biblioteca (un mximo de dos horas, una
o dos veces por semana), te pasas todo
el da en la celda.
AH: Y no sucede nada?
MAJ: No sucede nada a menos que
provoques que suceda. En caso
contrario, te quedas en la celda.
AH: Cmo puedes soportar esas
condiciones?
MAJ: Soy un lector y escritor
compulsivo. Intento leer todo lo que cae
en mis manos. Acabo de leer dos libros
de Alice Walker, The temple of my
familiar y el ltimo que ha publicado.
He ledo Jazz de Toni Morrison, y
tambin Strange justice de Jane Mayer y
Jill Abramson, sobre las audiencias del
juez Clarence Thomas. Intento leer todo
lo que puedo.
AH: Cmo te enfrentas al hecho
de que te van a ejecutar?
MAJ: Es una batalla diaria. Quiero
decir, obviamente no puedes convivir
con esa realidad as, sin ms. Cada da
haces lo que puedes para transformar
esa realidad en otra diferente.
Afortunadamente, gracias a mi libro
Desde la galera de la muerte he
conseguido abogados, muy buenos
abogados, que han empezado a trabajar
en mi caso. Todos los das hago algo
para mantenerme cuerdo, para
mantenerme sano y fuerte, para seguir
siendo un ser humano.
AH: No piensas que has tenido
una especial mala suerte?
MAJ: No, de verdad, no lo creo.
A H : Como has caminado al
encuentro de tu destino, si es que
podemos decirlo as?
MAJ: Pienso que tengo una cierta
biografa, y debido a esa biografa tengo
mi cuota de enemigos, sobre todo
polticos y del Gobierno. Cunta gente
puede jactarse, y uso este trmino con
cierto sentido del humor, de figurar en
los archivos del FBI desde los 14 aos?
Yo tengo mi ficha. En ella figuran
llamadas de telfono, mi correo,
cualquier cosa. El FBI me ha vigilado
desde que era un nio. Acosado por mis
creencias polticas, por mis discursos,
por mi militancia. Si revisas mi ficha
del FBI, por supuesto encontrars un
montn de tonteras, porque eso es lo
que suelen tener este tipo de fichas. Y
tambin encontrars el intento del
Gobierno, cuando apenas tena 17 o 18
aos, de implicarme en dos asesinatos
cometidos en otro Estado. Lo que me
salv fue mi ficha laboral, en la que
figuraban todas mis entradas y salidas
que demostraban no slo que no estaba
en ese Estado, sino que estaba haciendo
el trabajo que me corresponda. Del
mismo modo, tambin intentaron
implicarme en un robo cuando era
estudiante en el instituto de Vermont. Lo
descubr cuando consult mi ficha
policial unos aos ms tarde.
AH: Esas fichas son pblicas?
MAJ: S, claro, gracias a la ley de
Libertad de Informacin. Puedes ponerte
en contacto con mis abogados y estoy
seguro de que te dejarn ver e incluso te
entregarn copias de todas las fichas.
Encontramos alrededor de 800 pginas
sobre m en los archivos del FBI,
algunas censuradas, con varias pginas
completas en negro. Escribieron cartas
en mi nombre a mucha gente, las
firmaban y las enviaban llenas de
mentiras.
Esto es lo que el Gobierno admite
haber hecho. ltimamente, lo que los
informes muestran, y no lo digo yo sino
que se desprende de ellos, es una
historia de agresiones. No de agresiones
cometidas por m, no encontrars
ninguna prueba que pueda inculparme en
alguna. Sin embargo s puedes encontrar
un montn de evidencias de crmenes
cometidos por el Gobierno contra sus
llamados "ciudadanos" debido a sus
creencias polticas o a su militancia en
ciertos grupos. Cuando era joven
pertenec al Ministerio de Informacin
del Partido de los Panteras Negras, e
hice discursos sobre la liberacin negra.
Eso me convirti en su objetivo.
AH: Mumia, algunos te diran que
vives en el mejor pas del mundo, en los
Estados Unidos de Amrica. Tienes
derecho a un juicio justo en el que se
prohbe utilizar motivos raciales en
cualquier parte del proceso. Te diran
que en ningn lugar del mundo podras
encontrar mejores condiciones que
aqu.
MAJ: En cierto modo,
probablemente sea cierto. Es cierto que
las leyes estn escritas. El problema no
es lo que dicen las leyes, sino cmo se
aplican, cmo actan ms all de su
formulacin terica. En el mundo real,
en la ciudad de Filadelfia con una
poblacin afroamericana cercana al
45%, la mayora de los que como yo
estn en el pabelln de la muerte han
tenido un jurado abrumadoramente
blanco que determin su inocencia o su
culpabilidad, su vida o su muerte. La
Corte Suprema de los Estados Unidos ha
dicho en multitud de ocasiones: "Eso no
puede ser". Pero sigue siendo. Lo fue en
mi caso y lo ha sido en un montn de
casos. Parece ser que s lo pueden
hacer, pues lo siguen haciendo todos los
das. Se debe a que los fiscales rechazan
sistemticamente a los afroamericanos
como miembros del jurado cuando se
trata de un caso con tintes raciales. El
resultado es un jurado mayoritariamente
blanco. Lo que est escrito en los libros
de leyes y lo que de verdad se aplica en
las salas de los juzgados son dos cosas
muy diferentes.
En el famoso caso Batson contra
Kentucky (es relativamente reciente,
creo que de 1986), la Corte Suprema
solicit a varios jueces que estudiaran
las razones del fiscal para desmantelar
un jurado por si tena alguna intencin
discriminatoria. Durante varios aos, el
juez supremo Thurgood Marshall ha
estado luchando por este principio,
jueces y abogados a lo largo del pas
han luchado por este principio.
Vencieron en trminos de opinin
pblica, se han publicado varios libros
y sus conclusiones se ensean en las
escuelas de jurisprudencia. Pero qu ha
sucedido en las salas de juicio?
Prcticamente nada. Porque el sistema
judicial es mayoritariamente blanco y
est al servicio de los intereses de los
poderosos, que hacen la vista gorda ante
las situaciones de discriminacin. A
cincuenta millas de distancia, en la
ciudad de Pittsburg, se da un caso que
todava provoca fuertes controversias
debido a la actuacin del juez Manning,
de los Juzgados de Primera Instancia del
condado de Allegheny. Cinco testigos
han declarado que el juez Manning (no
en un juicio, aunque de todos modos han
sido declaraciones pblicas) se quej a
una mujer que trabajaba como guardia
de seguridad en el aeropuerto en los
siguientes trminos: "Esto es lo que pasa
cuando contratas a un maldito negro". Y
adems los que dicen haberle odo son
todos blancos. No s si lo dijo o no,
pero aqu tenemos a cinco testigos que
juran que este juez lo dijo. Mi pregunta
es: Cmo se traduce esto cuando ese
juez se sienta con su toga en la sala, con
un acusado de mi mismo aspecto
enfrente de l, y debe decidir quin
formar parte del jurado? Y qu
sucedera si ese juez llega a la Corte
Suprema de Justicia? Qu significa, y
esto es lo que realmente importa, lo que
est escrito en los libros cuando lo que
llevamos grabado en el corazn, la
mente y el alma es todava, en palabras
del juez Taney, que un hombre negro "no
tiene ningn derecho que un hombre
blanco est obligado a respetar"?
La evidencia en mi caso es clara,
insoslayable. No tanto lo que sucedi
durante el juicio, sino lo que pas en la
audiencia que se celebr en Filadelfia
para decidir sobre la revisin de pena
que solicitamos. La Corte de Apelacin
reconoci que el jurado que finalmente
haba propuesto la Corte Suprema para
juzgar mi caso no era vlido. Dijeron
que ocho afroamericanos haban sido
excluidos del jurado original; mi
abogado insisti en que fueron 11.
Pudimos encontrar a las dos personas
que faltaban. No pudimos hallar a la
tercera, pero s a las otras dos. As que
tuvieron que darnos la razn: "Vale,
estbamos equivocados, se rechazaron a
diez". Diez de 14. No soy bueno en
matemticas, pero eso significa que al
menos el 71% de los afroamericanos
que podan estar, fueron excluidos por
motivos raciales. Hay casos en que con
el 56% se ha tenido que repetir el juicio.
Estamos ante la evidencia...
AH: Has dicho que "vives en uno
de los lugares ms espantosos de
Amrica".
MAJ: As es.
A H : Has descrito torturas,
humillaciones, robos, terror,
degradacin, brutalidad. Te reafirmas
en todo ello?
MAJ: Completamente. Quiz mucha
gente que no conoca esta realidad haya
ledo mi libro Desde la galera de la
muerte y no pueda crerselo. Mi libro
es una descripcin objetiva, sincera y
serena de la realidad en la que vivo, en
la galera de la muerte, en este agujero;
de lo que he visto y he olido, de los
cuerpos que he visto sacar de aqu Si
escribiera el torrente de mis
sentimientos tal y como me vienen a la
mente, ningn editor lo publicara, y
ningn lector se lo creera. ste es un
mundo cerrado, fue diseado para ello.
Esta entrevista no se hubiera celebrado
sin una orden judicial y sin la presin
social. Hace seis meses no hubiera sido
autorizada. El Estado de California
acaba de anunciar una suspensin de
todas las entrevistas con los prisioneros
de cualquier crcel del sistema
penitenciario. Hay una razn clara:
mantener a la gente en la oscuridad.
AH: Mumia, gracias por hablar
con nosotros.
La oficial de la prisin nos hace un
gesto sealando que se ha
terminado el tiempo; entonces un
guardia entra en el lado del
cubculo donde est Mumia y le
obliga a seguirle. Mumia levanta
sus manos esposadas como un gesto
de saludo, sus ojos fijos sobre
nosotros, y dice con una voz fuerte y
alegre: "En marcha!".
[11]
Despus
se vuelve y sale. Como sucede en
todos los pabellones de la muerte en
Pensilvania antes y despus de una
visita, Mumia ser desnudado y
sometido a un registro intensivo
antes de regresar a la soledad de su
celda. Mientras, nosotros
conversamos con la oficial de la
prisin, recogemos nuestras cosas y
salimos por los silenciosos y
solitarios corredores. Nos habla de
su hijo de nueve aos, y nos dice
que lo ltimo que le deseara es
trabajar en las prisiones.
Waynesburg, PA 8 de febrero de
1996
Sobre el autor
Mumia Abu-Jamal naci el 24 de
abril de 1954 en Filadelfia. En el
momento de su detencin el 9 de
diciembre de 1981 acusado del
asesinato de un polica, trabajaba como
periodista y era presidente de la seccin
de Filadelfia de la Asociacin de
Periodistas Negros. Aclamado por su
trabajo en el NPR, Mutual Black
Network, National Black Network,
WUHY (ahora WHYY) y otras
emisoras, se le conoce en la ciudad
como "la voz de los sin voz".
Cuando tena 14 aos, Jamal fue
golpeado y arrestado por protestar
durante la campaa presidencial de
George Wallace. En el otoo de 1968,
se hizo miembro fundador y trabaj en el
Ministerio de Informacin de la seccin
de Filadelfia del Partido de los Panteras
Negras. Durante el verano de 1970
trabaj para el peridico del partido en
Oakland, California y regres a
Filadelfia poco despus, cuando la
polica detuvo all a tres miembros del
partido.
A lo largo de la siguiente dcada,
las duras crticas de Jamal al
Departamento de Polica de Filadelfia,
le marcaron como "un periodista al que
hay que vigilar". Su firme denuncia de la
versin del Mayor Rizzo sobre el asalto
en 1978 a los locales de la organizacin
MOVE en Powelton Village, un barrio
de Filadelfia Oeste, le coloc en el
punto de mira del poder poltico, lo que
le cost perder su trabajo de periodista.
Para poder mantener a su familia, Jamal
empez a trabajar de taxista durante las
noches.
En la maana del 9 de diciembre
de 1981, Jamal fue golpeado y
gravemente herido por los disparos de
la polica. Se le detuvo acusado del
asesinato del oficial de polica Daniel
Faulkner. Le juzg el famoso "juez de la
horca", Albert Sabo. Fue condenado a la
pena de muerte el 3 de julio de 1982.
La apelacin de Jamal ante la Corte
Suprema de Pensilvania fue denegada en
marzo de 1989. La Corte Suprema de los
Estados Unidos rechaz revisar su caso.
En junio de 1995, el gobernador de
Pensilvania Tom Ridge firm la
sentencia de muerte de Jamal, quien la
recurri ante los juzgados de Primera
Instancia de Filadelfia alegando 22
violaciones a sus derechos durante los
procedimientos del primer juicio, en un
intento por anular su condena a muerte.
La audiencia se celebr durante julio y
agosto de 1995, coincidiendo con una
fuerte campaa a su favor llevada a
cabo en todo el mundo por diversas
organizaciones sociales. La sentencia
fue aplazada unos pocos das antes de la
fecha establecida (17 de agosto de
1995).
Aunque el recurso de Jamal ha sido
finalmente anulado por el juez Sabo, se
han presentado ante el tribunal de
apelacin nuevas evidencias de los
fallos en el procedimiento judicial
previo y nuevas pruebas de la inocencia
de Jamal. El proceso de apelacin
contina hasta la fecha (noviembre de
1996).
A pesar de haber pasado 15 aos
en la galera de la muerte, Jamal
mantiene vivo su discurso. Sus
comentarios sobre el racismo, la
poltica y el sistema judicial americano
se han impreso en docenas de
peridicos en Estados Unidos y Europa
Tambin ha publicado en el Yale Law
Journal y The Naiton.
En 1994, se emitieron en el
programa de la NPR all things
considered una serie de grabaciones
suyas que describan la vida en la
prisin. Se provoc tal controversia que
el programa fue sbitamente cancelado
en medio de fuertes debates sobre la
censura y la pena de muerte. Un ao
despus, a pesar de las intensas
presiones que quisieron impedirlo, la
editorial Addison Wesley las recopil y
public bajo el ttulo Live from death
row.
[12]
El libro ha sido traducido al
francs al alemn, al holands, al
castellano, al portugus y al italiano.
incluso esta disponible una versin
interactiva en CD-Rom.
Mumia fue trasladado en enero de
1995 a SCI Creen la prisin de mxima
seguridad de Pensilvania situada en
Waynesburg en el extremo suroccidental
del Estado. Contina encarcelado all.
Informacin
International Concerned Friends
amp; Family of Mumia Abu-Jamal P.O.
Box 19709, Philadelphia, PA 19143
Tel: 215-476-8812
Fax: 215-476-7551
Equal Justice USA, A Project of
the Quixote Center P.O. Box 5206,
Hyattsville, MD 20782
Tel: 301-699-0042
Fax: 301-864-2182
Partisan Defense Committee
P.O.Box 99, Canal St. Station, New
York, NY 10013-0099 212-406-4252
Western PA Committee to Free
Mumia Abu-Jamal P.O.Box 8906,
Pittsburg, PA 15211 Tel./Fax: 412-734-
8315
Committee to Save Mumia Abu-
Jamal 163 Amsterdam Ave., Suite 115,
New York, NY 10023-5001 212-580-
1022
Freedom Now Network!
2420 24th St. San Francisco, CA
94110
415-648-4505
Comit de Southien aux
Prisonniers Politiques aux Etats-Unis
(C.S.P.P.) c/o Librairie Le Point du
Jour, 58 ru Gay-Lussac, 75005 Paris
FRANCE
Tel./Fax: 33 I 45 79 88 44
Free Mumia Abu-Jamal Coalition
P.O. 650, New York, NY 10009 212-
330-8029
Refuse amp; Resist!
302 Madison Ave., Suite 1166,
New York, NY 10165 212-713-5657
Bibliografa
Live from Death Row por Mumia
Abu-Jamal Addison-Wesley, 1995;
Avon Paperbacks, 1996
(Editado por Txalaparta con el
ttulo Desde la galera de la muerte)
First Person. Mumia Abu-Jamal
(CD-Rom) Voyager, 1995
Race for Justice por Leonard
Weinglass Common Courage Press,
1995
In Defense of Mumia (anthology)
Writers and Readers Press, 1996
Jamal Journal (newsletter),
Jamal Summit (magazine) First Day
(the MOVE newspaper)
Subscriptions available from Int'l
Concerned Family and Friends of
Mumia Abu-Jamal
From Death Row: This is Mumia
Abu-Jamal 26 Radio Commentaries on
Audiocassette Available from Equal
Justice USA
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[email protected]
07/05/2011
notes
[1] Desde la galera de la muerte,
Txalaparta 1996
[2] Ver Mumia Abu-Jamal, Desde
la galera de la muerte
[3] Freedom, Justice, Equality and
Islam.
[4] Para documentarse sobre la
historia de los cherokees, ver el libro de
John Ehle, Trail nf tears: The rise and
fall of The Ckerokee Nation, Nueva
York: Anchor/Doubleday, 1988.
[5] Ignacio Martn Bar, otros
cinco sacerdotes jesutas y dos
empleadas domsticas fueron asesinados
en noviembre de 1989 en El Salvador
por un escuadrn de ta muerte entrenado
y armado por los Estados Unidos.
[6] On t he mover: from the
writings of John frica, Philadelphia
Tribune, 28 de Junio de 1975, p. 17.
[7] A los sacerdotes de las iglesias
evanglicas se les conoce como
ministros (N. del T.).
[8]El nombre MOVE no es un
acrnimo; simplemente expresa la
creencia de sus miembros de que la vida
es movimiento, de que todas las cosas
que existen estn "on a MOVE".
[9]El 8 de agosto de 1978, despus
de un brutal asalto a MOVE durante el
que sus locales en Powelton Village, un
barrio de Filadelfia, fueron destruidos,
nueve miembros de la organizacin
fueron arrestados y acusados de matar a
James Ramp, un oficial de la polica.
Los "sospechosos" estaban en el piso
inferior de sus casas en el momento de
los disparos; Ramp que estaba de frente
a la casa y mirndola, fue disparado por
detrs. Varios simpatizantes de MOVE
fueron arrestados tambin, pero se les
liber una vez que se comprometieron a
romper sus lazos con MOVE. Convictos
y sentenciados (de 30 a 100 aos cada
uno) en un juicio marcado por una
patente discriminacin racial y politica,
los "nueve de MOVE" continan
encarcelados en prisiones de
Pensilvania. Ellos, al igual que un
nmero creciente de personas que les
apoyan, siguen declarndose inocentes.
[10] En Dios confiamos!, leyenda
que aparece en los billetes de un dlar.
(N. del T.)
[11] On the move! en el original, en
referencia a la organizacin MOVE.
[12] Editado en Txalaparta con el
ttulo: desde la galera de la muerte.

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