Este documento trata sobre tres temas principales: la Biblia, la liturgia y la espiritualidad. Explica que la Biblia revela el amor de Dios y nos enseña sobre nuestra fe, y que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento se complementan. También describe la liturgia como la función santificadora de la Iglesia para continuar la obra de Cristo a través de signos. Finalmente, define la espiritualidad como el conjunto de principios y prácticas relacionadas con lo divino que caracterizan la vida de un grupo en relación con
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Este documento trata sobre tres temas principales: la Biblia, la liturgia y la espiritualidad. Explica que la Biblia revela el amor de Dios y nos enseña sobre nuestra fe, y que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento se complementan. También describe la liturgia como la función santificadora de la Iglesia para continuar la obra de Cristo a través de signos. Finalmente, define la espiritualidad como el conjunto de principios y prácticas relacionadas con lo divino que caracterizan la vida de un grupo en relación con
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Este documento trata sobre tres temas principales: la Biblia, la liturgia y la espiritualidad. Explica que la Biblia revela el amor de Dios y nos enseña sobre nuestra fe, y que tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento se complementan. También describe la liturgia como la función santificadora de la Iglesia para continuar la obra de Cristo a través de signos. Finalmente, define la espiritualidad como el conjunto de principios y prácticas relacionadas con lo divino que caracterizan la vida de un grupo en relación con
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TRABAJO DE INVESTIGACIN para las reas de
INTRODUCCIN A LA BIBLIA, LITURGIA Y ESPIRITUALIDAD
Pbro. Epigmenio Hurtado, cm. 1. La Palabra de Dios La Biblia, tambin conocida como Sagrada Escritura, nos presenta el amor de Dios a la humanidad, nos ayuda a responder a su llamado, nos ensea las verdades importantes de nuestra fe cristiana y nos cuestiona sobre cmo vivimos y nos relacionamos con los dems. En la Biblia, Dios se relaciona amorosamente con cada persona; su mensaje es para todas las culturas y tiempos histricos. Dios quiso comunicarse poco a poco en la historia, para que la humanidad pudiera acoger su revelacin plena en Jess. La etapa de preparacin a la llegada de Jess, el Hijo de Dios, como Antiguo Testamento, y la etapa que va del nacimiento de Jess a la vida de las primeras comunidades cristianas, Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento prepara el Nuevo mientras que ste da cumplimiento al Antiguo; los dos se esclarecen mutuamente; los dos son verdadera Palabra de Dios. Nuestra fe cristiana tiene estrecha relacin con la fe juda, expresada en el Antiguo Testamento, y algunos actos litrgicos clave en nuestra iglesia, como la Eucarista, se originan en eventos centrales judos como la pascua.
Dios comunic a la humanidad su plan de salvacin a travs de personas concretas, miembros de un pueblo y cultura determinada que vivieron y transmitieron su mensaje para el bien de toda la humanidad. Por ello puede decirse que la Biblia contiene tres tipos de inspiracin: inspiracin para actuar segn el plan de Dios, inspiracin para hablar en nombre de Dios e inspiracin para escribir el mensaje que Dios quiso comunicarnos para nuestra salvacin.
En la composicin de los libros sagrados, Dios se vali de hombres elegidos que, usando todas sus facultades y talentos, obraron movidos por l, para dejar por escrito todo y slo lo que Dios quera. El Concilio Vaticano II reafirm que la Biblia es palabra de Dios porque est escrita por inspiracin del Espritu Santo. Por eso usamos la expresin palabra de Dios al terminar las lecturas de los libros bblicos en la liturgia.
La Biblia es divina porque viene de Dios y l se revela a travs de ella. Es humana porque fue escrita por autores humanos que reflejan su personalidad, conocimientos y cultura. Con palabras humanas, la Biblia nos revela la naturaleza de Dios, su plan para la humanidad y su obra salvadora en el mundo, llamada historia de salvacin. Todo llega a su plenitud en Jess, salvador de todos. Encontrar a Dios en su palabra nos hace dirigir la mirada a nuestros hermanos. Conocer la Buena Nueva de Jess nos lleva a transmitirla con amor a quienes nos rodean. El Espritu Santo, que transform y envi a los apstoles en Pentecosts, nos llena de fe, amor y vida para proclamar la palabra. Como dice Pablo: Y pobre de m si no anunciara el evangelio! (1 Cor 9). Es al vivir nuestra misin que crece nuestra comunin con Dios y se prolonga el encuentro con Dios al proyectarlo en los dems. Los catlicos consideramos que para interpretar la Biblia, hay que seguir las enseanzas del Magisterio de la Iglesia. Los obispos tienen la responsabilidad de interpretar y ensear adecuadamente la revelacin de la Biblia. Ellos cuentan con la colaboracin de expertos bblicos, sacerdotes y laicos capacitados.
La Liturgia
La liturgia cristiana es una realidad muy rica y polivalente que puede ser analizada bajo numerosos aspectos. Es innegable que se trata de una realidad unida a la fe y a la expresin personal y social de los miembros de la Iglesia. Esto hace que la ciencia que tiene como objeto la liturgia, procure abarcar todos los aspectos del hecho litrgico y de manera particular aquellos que se refiere a su realizacin actual.
Los documentos conciliares, especialmente la Sacrosanctum Concilium, hablan de la liturgia como un elemento esencial de la vida de la Iglesia que determina la situacin presente del pueblo de Dios: Con razn, entonces, se considera a la liturgia como el ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. En ella, los signos sensibles significan y, cada uno a su manera, realizan la santificacin del hombre, y as el Cuerpo Mstico de Cristo, es decir, la Cabeza y sus miembros ejerce el culto pblico ntegro. En consecuencia, toda celebracin litrgica por ser obra de Cristo Sacerdote y de su cuerpo, que es la Iglesia, es accin sagrada por excelencia, cuya eficacia, con el mismo ttulo y el mismo grado, no la iguala ninguna otra accin de la Iglesia. (SC 7).
Esta nocin estrictamente teolgica de la liturgia, sin olvidar los aspectos antropolgicos, aparece en ntima dependencia del misterio del Verbo encarnado y de la Iglesia. La encarnacin en cuanto presencia eficaz de lo divino en la historia, se prolonga en gestos y palabras de la liturgia, que reciben su significado de la Sagrada Escritura y son prolongacin en la en la tierra de la humanidad del Hijo de Dios.
As pues, en la nocin de liturgia que ofrece el Concilio podemos definirla como la funcin santificadora y cultual de la Iglesia, esposa y cuerpo sacerdotal del Verbo encarnado, para continuar en el tiempo la obra de Cristo por medio de los signos que lo hacen presentes hasta su venida. La Espiritualidad Espiritualidad es el conjunto de principios y practicas en relacin con lo divino o trascendente, que caracterizan la vida de un grupo de personas en relacin con aquello que creen, las diferentes maneras de experimentar la trascendencia, y el modo como la vida es entendida y vivida. Es aquella experiencia mediante la cual el cristiano entra en un proceso de relacin con Dios y la posesin de su verdad. El espritu de una persona es lo ms hondo de su ser: sus motivaciones ltimas, su ideal, su pasin; la mstica, la fuerza y el fin que le mueve, por el que vive y lucha y con el cual contagia a los dems. La espiritualidad viene de espritu, que en la Biblia significa vida, fuerza, energa. La espiritualidad es la motivacin que impregna los proyectos y compromisos de vida; es la fuerza, la energa y la motivacin que empapa e inspira el compromiso diario.
Cuando preguntamos qu espiritualidad tenemos?, podramos preguntar qu espritu nos mueve. O cuando afirmamos que una persona es de mucha espiritualidad, podramos significar lo mismo diciendo que muestra tener mucho espritu. De este modo, el espritu o la espiritualidad de una persona, comunidad o pueblo es: su motivacin de vida, la inspiracin de su actividad, su causa. Cuanto ms conscientemente vive y acta una persona, cuanto ms cultiva sus valores, su ideal, su mstica, sus opciones profundas, ms espiritualidad tiene. Su espiritualidad ser la medida de su propia humanidad.
Espiritualidad es una palabra que viene de espritu (pneuma), que en el Nuevo Testamento indica la presencia de Dios en la vida humana y sobre todo en la comunidad cristiana. De ah que, la espiritualidad cristiana es vivir segn el Espritu: es una forma de vida que se deja guiar por el Espritu de Cristo. En la espiritualidad cristiana lo propio, el centro y el motor es Jesucristo. l es la motivacin, el impulso, la causa por la que vivir y luchar. La espiritualidad abarca e impregna las relaciones con Dios, con las cosas, con los dems y con uno mismo. La espiritualidad mueve la contemplacin, la accin y la pasin; la vida presente y la futura; el mundo de la Iglesia y el mundo de la sociedad.
2. Cmo se integran estos elementos antes expuestos?
Para exponer esta ntima relacin tomaremos la exhortacin apostlica post-sinodal Verbum Domini de Benedicto XVI sobre la Palabra de Dios en la vida y la misin de la Iglesia, (entre otros muchos documentos y pronunciamientos de la Iglesia que bien lo pueden expresar).
El documento pontificio parte de una fundamentacin teolgica de la Palabra de Dios, para en un segundo momento pasar a la praxis celebrativa, la cual desemboca en los problemas pastorales que, de esta manera, se iluminan con la fuerza de la teologa y de la misma accin litrgica. Prcticamente toda la segunda parte est dedicada al tema litrgico. Se divide en tres captulos o partes complementarias: la Palabra de Dios y la Iglesia, la liturgia, lugar privilegiado de la Palabra de Dios y la Palabra de Dios en la vida eclesial. El primer captulo de esta segunda parte se titula por tanto "La Palabra de Dios y la Iglesia" y propone cmo la Iglesia acoge la Palabra. El segundo captulo lleva un ttulo muy significativo "La liturgia, lugar privilegiado de la Palabra de Dios". Trata de las relaciones entre la Palabra de Dios y la liturgia. Es la parte que toca ms directamente nuestro tema. El tercer captulo trata de la Palabra de Dios en la vida eclesial y toca diversos aspectos de la pastoral, la catequesis, la formacin bblica, detenindose en particular en lo que podramos llamar la lectura orante de la Palabra de Dios, es decir, la lectio divina. Los dos ltimos captulos se dedican a la "Palabra de Dios y oracin mariana" . La celebracin litrgica, lugar privilegiado de la Palabra de Dios Si la Iglesia es la casa de la Palabra habr que prestar atencin ante todo a la Sagrada Liturgia sabiendo que "todo acto litrgico est por naturaleza empapado de la Sagrada Escritura". Se recuerda aqu adems para ello los nmeros 24 y 7 de la constitucin de liturgia Sacrosanctum Concilium que tratan de las relaciones entre Biblia y liturgia. En este contexto es importante la clara preferencia que la exhortacin hace a la presencia de Cristo en la accin litrgica recordando que Cristo us para la lectura e interpretacin de las Sagradas Escrituras y que la Iglesia ha heredado de su fundador haciendo irrumpir la Palabra en el "hoy" de su acontecer personal. Se constata as que la explicativa que la fe debe hacer de la Sagrada Escritura ha de tener siempre la liturgia como punto de referencia pues en ella se celebra la Palabra de Dios como palabra viva y actual. En la historia de la salvacin no hay separacin entre lo que Dios dice y lo que hace, pues su Palabra se manifiesta como palabra viva y eficaz (Hb 4, 12). En la accin litrgica, la Palabra de Dios "realiza lo que dice". En este sentido se refiere a la sacramentalidad de la Palabra, que se entiende en analoga con la presencia real de Cristo bajo las especies del pan y del vino consagrado ya que Cristo, realmente presente en las especies del pan y del vino, est presente de modo anlogo tambin en la Palabra proclamada en la liturgia. De este modo lo que se pretende es "favorecer una comprensin ms unitaria del misterio de la revelacin en obras y palabras ntimamente ligadas, favoreciendo la vida espiritual de los fieles y la accin pastoral de la Iglesia" Palabra de Dios y Eucarista se interpenetran mutuamente. La Eucarista nos ayuda a entender la Sagrada Escritura, as como la Sagrada Escritura, a su vez, ilumina y explica el misterio eucarstico. Palabra y Eucarista se relacionan tan ntimamente que no se puede comprender la una sin la otra. Pero no solo la Eucarista se relaciona con la Palabra de Dios sino tambin los dems sacramentos y los sacramentales gozan de un particular nexo con la Palabra. De entre los sacramentos se hace especial mencin de los llamados sacramentos de curacin, como el sacramento de la reconciliacin y la uncin de enfermos. Sobre el silencio en la misma celebracin litrgica, se dice que es un modo de honrar la Palabra de Dios puesto que el silencio es "parte de la celebracin" segn dice la Ordenacin general del Misal Romano. Prosiguiendo con esta idea asegura que "la palabra slo puede ser pronunciada y oda en el silencio, exterior e interior, por eso se pide que se eduque al Pueblo de Dios en el valor del silencio. La necesidad y urgencia de la formacin bblico-litrgica es tema que subyace siempre en esta exhortacin apostlica. No es posible acceder nunca a la Palabra de Dios sin un buen conocimiento de la liturgia de cada da y sin una preparacin previa de los textos a travs de estudios y subsidios. La urgencia de la formacin bblica para una digna comprensin de las leyes de la celebracin litrgica se ha manifestado a travs de diversas intervenciones durante los das del Snodo. Por parte de los cristianos se necesita una actitud creyente que vea en la Palabra de Dios precisamente lo que es, la voz de Dios a su pueblo. La celebracin litrgica, como marco ideal de la escucha de la Palabra de Dios. La asamblea litrgica es el lugar teolgico privilegiado donde la Sagrada Escritura se recibe como Palabra de Dios y en este sentido podemos entender bien cuanto dice Sacrosanctum Concilium 7. La asamblea litrgica es el fundamento teolgico de la proclamacin de la Palabra de Dios, que adquiere su "marco" ideal en la celebracin litrgica, accin sagrada por excelencia cuya eficacia, con el mismo ttulo y en el mismo grado, no iguala ninguna otra accin de la Iglesia. De igual modo, la celebracin litrgica se convierte en una continua, plena y eficaz exposicin de esta palabra de Dios. La celebracin litrgica, lugar donde el Espritu Santo instruye a su Iglesia. Las Sagradas Escrituras tienen su lugar hermenutico en el misterio de la Iglesia porque son el don del Espritu a la Iglesia, esposa de Cristo. La exhortacin Verbum Domini insiste en el papel que tiene el Espritu Santo en la inspiracin, interpretacin y comprensin de las Sagradas Escrituras. Dicho Espritu Santo anima y dinamiza cada proclamacin de la Palabra de Dios. La asamblea litrgica, convocada y reunida por el Espritu para escuchar la proclamacin, resulta transformada por la misma accin del Espritu que se manifiesta en la celebracin. Escuchada la Palabra en la Iglesia orante, la asamblea pasa a ser la realizacin concreta de la Iglesia, puesto que es en ella misma donde reside el Espritu del Seor. Puesto que la asamblea pasa a ser sujeto en el que reside el Espritu por el hecho de "orar la Palabra" en comunidad, acontece que en ella se realiza la manifestacin del Espritu. En cada uno de los orantes, constituidos en Iglesia, habita el Espritu. Gracias a la transformacin orante de la Palabra, la comunidad es colmada de gracia, el hombre experimenta la accin de Dios. Conclusin: Una piedad cristiana que no se alimente de la Palabra de Dios corre el riesgo de caer en el subjetivismo y en un cierto devocionalismo, con el peligro de dejar de lado las fuentes de la revelacin en favor de otros caminos. La vuelta, por tanto, a la Palabra de Dios como base de la espiritualidad y de la misma piedad del pueblo cristiano es el fundamento de toda la reforma litrgica del Concilio Vaticano II, as como de otros documentos conciliares como la constitucin sobre la divina revelacin Dei Verbum. La Palabra de Dios se encarna continuamente en la celebracin litrgica. El binomio Biblia-liturgia es fundamental para entender cmo la Palabra de Dios llega a nosotros e ilumina al hombre de hoy. La Biblia no es un elemento ms de los componentes de la accin litrgica sino el elemento esencial, como dice la constitucin conciliar de liturgia: "En la celebracin litrgica, la importancia de la Sagrada Escritura es sumamente grande. Pues de ella se toman las lecturas que luego se explican en la homila, y los salmos que se cantan, las preces, oraciones e himnos litrgicos estn penetrados de su espritu y de ella reciben su significado las acciones y los signos. Por tanto, para procurar la reforma, el progreso y la adaptacin de la sagrada Liturgia, hay que fomentar aquel amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura que atestigua la venerable tradicin de los ritos, tanto orientales como occidentales" (SC 24). El binomio Biblia-liturgia a lo largo de los siglos se ha enriquecido mutuamente de modo que se ha podido decir que "la liturgia es la Biblia transformada en palabra proclamada y en palabra rezada y actuada: la liturgia es la palabra celebrada" La proclamacin de la Palabra de Dios en la accin litrgica produce el mismo efecto de actualizacin del hecho proclamado, pues reactualiza el acto salvfico que se propone en la lectura. En las lecturas "Dios habla a su pueblo" y el mismo Cristo, por su Palabra, se hace presente en medio de sus fieles. De ah que podamos decir que toda la liturgia catlica surge de la proclamacin y del anuncio de la Palabra de Dios, la cual est compuesta de lo que nos transmitieron los profetas para preparar la venida del Mesas y de cuanto los apstoles recibieron de labios del Maestro. Palabra y Eucarista se pertenecen tan ntimamente que no se pueden comprender la una sin la otra: la Palabra de Dios se hace sacramentalmente carne en el acontecimiento eucarstico. La Eucarista nos ayuda a entender la Sagrada Escritura, as como la Sagrada Escritura, a su vez, ilumina y explica el misterio eucarstico". Ciertamente la Palabra de Dios se hace carne sacramental en el evento eucarstico y lleva a su cumplimiento y plena realizacin la Sagrada Escritura. Toda la Sagrada Liturgia y, ms concretamente la Eucarista, es un principio hermenutico de la Sagrada Escritura, as como la Sagrada Escritura ilumina y explica el misterio eucarstico y toda la accin celebrativa y litrgica. La liturgia de la Palabra es un misterio. Ciertamente un misterio porque es Dios quien habla a su pueblo. La celebracin litrgica lo que se celebra es el Verbo de Dios, Cristo. Es El quien nos habla directamente, ms an quien toca a la puerta para entrar y cenar con nosotros (Ap. 3, 20). El Espritu acta a favor nuestro e ilumina todo el proceso. La inteligencia de la fe puede suplir las ignorancias que tengamos de las Sagradas Escrituras. La Iglesia sigue gozando y viviendo de este Misterio de la Palabra que se encarna en la celebracin y que vive en los celebrantes. 3. Mi experiencia de Semana Santa
De la vivencia de la Semana Mayor aqu en la Apostlica, me ha causado gran asombro la vivencia de la piedad popular de las personas que asistieron a participar de las diferentes celebraciones. Y mi impacto ha surgido a travs de una pregunta que siempre ha estado presente en mi memoria, cuando participo de stas o similares celebraciones de gran importancia para el crecimiento y cultivo de nuestra fe. Y mi pregunta ha sido: qu es lo que verdaderamente espera la gente recibir de Dios al celebrar o participar de estos ritos litrgicos o piadosos? Porque ciertamente el mundo de hoy, espera en Jess un Cristo milagrero, o uno afable y bondadoso, o uno justiciero y poderoso bajo los parmetros humanos, que siempre estn en busca de puestos y dignidades esplendorosas, o an peor que se acomode a nuestros gustos, para que nos haga la vida ms fcil sin quejumbres por lo que debemos hacer, en una palabra un Cristo light. Y en este orden de ideas me surge tambin los interrogantes de qu sentido tiene y a qu nos llama insistentemente Jesucristo con su muerte en la cruz? Si en su poca fue intil no lo estar siendo tambin hoy para nosotros con nuestra desidia e indiferencia que nos impide asumir verdaderamente la nica opcin de nuestra salvacin eterna? De modo que, Los hombres son condenados porque han rechazado a la Persona y la obra de Jesucristo (Juan 3:18) y porque han rechazado el nico remedio de Dios para su pecado (Juan 5:40). Nunca podrn decir que no se hizo provisin para su salvacin ni que no se les hubiese sido ofrecida. Ellos no quisieron recibir el don que Dios entreg en su Hijo. Los hombres se pierden porque rechazan al Salvador que se les ha sido dado.
Dios ha hecho tanto por los que finalmente lo rechazan, pero Sus esfuerzos a su favor no son un desperdicio. La benignidad, paciencia y longanimidad de Dios hacia los incrdulos debera llevarlos al arrepentimiento (Romanos 2:4), pero en muchos casos no lo hace.
Dios no ha dado a conocer Sus intenciones de manera confusa. L design, por la muerte de Cristo por todos, y por la predicacin de este hecho, poner a la humanidad sobre un nuevo fundamento. L ha despejado el camino para que todos sean salvos al dar a su Hijo para morir por todos; y ahora L invita a todos, l manda a todos, L desafa a todos, L implora a todos; y aunque no todos lo acepten, la gloria de Su amor sin lmites es magnificada y desplegada admirablemente por el hecho mismo de que nadie ha sido excluido, sino por su propia necedad. El amor redentor de Dios, tal como es demostrado en la cruz, fue derramado sobre todos los hombres, dejando a todos sin excusa. Es muy lamentable que habr aquellos por quienes Cristo muri, que perecern. Pero la razn de esto no es que no se hubiera hecho provisin o que no se diera el don. Ms bien, el don fue rechazado y el amor fue menospreciado. Maravillosa gracia de Jess, que se extiende a todos los perdidos.
4. De las lecturas:
Gn 17, 1-8 Dios no quiere actuar solo en la historia. Siempre se elige algunos hombres y los asocia a su Plan. De la respuesta de estos hombres depende el buen o mal resultado de su Plan de salvacin. Despus del anuncio solemne en el que se declara la divinidad, se intima a Abraham a ser perfecto y a caminar en presencia de El. No se determina ninguna prescripcin positiva, sino la intimacin de ser recto e ntegro en sus costumbres, exento de todo pecado11. Y se anuncia el establecimiento de una alianza solemne y una promesa de multiplicar la descendencia sobremanera. Por eso, Abraham desde ahora es como una nueva persona ante Dios, y as se le cambia el nombre para simbolizar la paternidad sobre multitud de pueblos. Se establece un pacto eterno entre Dios y el patriarca y su descendencia. Con la eleccin, Dios le pide unos compromisos: monotesmo, rectitud moral: Anda en mi presencia y trata de ser perfecto, es decir, docilidad absoluta a la voluntad del Seor, que se manifiesta en la fe. Rm 8 Pablo presenta que solo por el espritu de Cristo y la configuracin a este mismo espritu me dar la fuerza para derrotar los apetitos sensitivos de la naturaleza humana y armarme del poder de las armas del espritu de Dios, ya que valindome por mis propias fuerzas no puedo subir por s mismo frente a un enemigo tan poderoso como la ley del pecado. Por eso para no caer en la muerte total, que es la misma ausencia de Dios, el Espritu Santo que Jess nos regala me viene para darme la gloria sobre el pecado, y aunque la batalla contina, al estar unido al Espritu de Dios y formar parte de su familia divina, por la muerte de Jesucristo en la cruz, no tememos la perdicin de nuestras almas ya que, se nos han sido abiertas las puertas del reino de los cielos para todos los que somos llamados hijos de Dios, a travs de compartir la pasin de Cristo que nos lleva a participar de su gloria. Constitucin sacrosanctum concilium La Constitucin cuenta con siete captulos precedidos de un importante proemio. Tiene tambin un apndice sobre la revisin del calendario litrgico. La parte ms significativa de la Constitucin est desarrollada sin lugar a dudas en el captulo I. El proemio es una hermosa declaracin con un profundo contenido teolgico. Resulta interesante destacar que, siendo el primero de los documentos conciliares en ser aprobado, sus primeras palabras estn dirigidas a enunciar los objetivos del Concilio Vaticano II: acrecentar cada vez ms la vida cristiana entre los fieles, adaptar mejor a las necesidades de nuestro tiempo las instituciones que estn sujetas a cambio, promover cuanto pueda contribuir a la unin de todos los que creen en Cristo y fortalecer todo lo que sirve para invitar a todos al seno de la Iglesia n 1. Se menciona tambin en dicho nmero la intencin del Concilio en materia litrgica: procurar la reforma y el fomento de la liturgia. De esta manera se pona claramente de manifiesto la importancia de la liturgia en la vida eclesial. Esto es expresado de manera singularmente rica en la magnfica sntesis que se ofrece en el siguiente nmero de la Constitucin: la liturgia, por medio de la cual "se ejerce la obra de nuestra redencin", sobre todo en el divino sacrificio de la Eucarista, contribuye mucho a que los fieles, en su vida, expresen y manifiesten a los dems el misterio de Cristo y la naturaleza genuina de la verdadera Iglesia, cuya caracterstica es ser a la vez humana y divina, visible y dotada de elementos invisibles, entregada a la accin y dada a la contemplacin, presente en el mundo y, sin embargo, peregrina; de modo que en ella lo humano est ordenado y subordinado a lo divino, lo visible a lo invisible, la accin a la contemplacin y lo presente a la ciudad futura que buscamos . El captulo I lleva por ttulo: Principios generales para la reforma y el fomento de la sagrada liturgia. ste es, como se ha dicho, el captulo ms importante --tambin el ms extenso--, en donde encontramos el marco teolgico de fondo para toda la renovacin y el fomento de la liturgia. Este captulo est dividido en cinco partes: a. Naturaleza de la sagrada liturgia y su importancia en la vida de la Iglesia. b. Necesidad de promover la educacin litrgica y la participacin activa. c. Reforma de la sagrada liturgia. d. Fomento de la vida litrgica en las dicesis y en la parroquia. e. Promocin de la accin litrgica pastoral. En estos puntos se desarrollan los aspectos centrales de lo que es la liturgia, as como los criterios y normas para su reforma. No es el momento para profundizar en detalle en el rico contenido de este captulo. Baste por ahora mencionar algunos de los principales elementos de su primera parte. En el n. 5 de la Constitucin se describen los diferentes tiempos de la revelacin del designio salvfico de Dios en la historia y se termina reconociendo en Cristo la realizacin concreta de este designio. La redencin-salvacin de los hombres es prefigurada en el Antiguo Testamento, empieza por la encarnacin del Hijo de Dios y se cumple principalmente por el misterio pascual de su bienaventurada pasin, de su resurreccin de entre los muertos y de su gloriosa ascensin . Con esta afirmacin, la Pascua de Cristo es colocada en el centro de la historia de la salvacin. Este misterio pascual es actualizado a travs de signos rituales. As se introduce el discurso sobre la liturgia, la cual es vista fundamentalmente como actualizacin de la salvacin realizada por Cristo a travs de su misterio pascual, haciendo de nuevo presente aquello que se realiz hace veinte siglos 9 . Para llevar a cabo una obra tan grande, Cristo est siempre presente en su Iglesia, principalmente en los actos litrgicos. Se resalta as el fundamento cristolgico de la vida litrgica. sta es ejercicio de la funcin sacerdotal de Jesucristo en la que, mediante signos sensibles, se significa y se realiza, segn el modo propio de cada uno, la santificacin del hombre y, as, el Cuerpo mstico de Cristo, esto es, la Cabeza y sus miembros, ejerce el culto pblico . En esta descripcin-definicin de la liturgia se resalta el principio cristolgico de la misma, su dimensin eclesial y su doble dinamismo: santificar al hombre y dar gloria a Dios. En el captulo que tratamos hay una afirmacin de mucha importancia: si bien la accin litrgica no agota toda su actividad, ella es la cumbre a la que tiende la accin de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de donde mana toda su fuerza . En esta declaracin est muy bien sintetizado el lugar central que tiene la liturgia en la vida eclesial. Ella es momento estelar, privilegiado, en donde toda la Iglesia es ms ella misma. Hacia la liturgia tienden todas las acciones eclesiales, es la cumbre, el punto ms alto de realizacin y eclesialidad. Por eso es accin sagrada por excelencia cuya eficacia, con el mismo ttulo y en el mismo grado, no iguala ninguna otra accin de la Iglesia. Pero a la vez, de ella mana la vida que brota de Nuestro Seor Jesucristo, para convertirse en fuerza y dinamismo evangelizador, para todas las acciones eclesiales. El captulo II, El sagrado misterio de la Eucarista, es una presentacin sinttica de gran riqueza de la Sagrada Eucarista, memorial del Seor, reactualizacin del sacrificio del Calvario, banquete pascual en donde se alimenta el cristiano del mismo Seor. Por la grandeza del misterio que contiene este sacramento se vuelve a insistir en la participacin consciente, piadosa y activa de los fieles en la celebracin, instruidos en la Palabra de Dios, fortalecidos por la gracia, aprendiendo a ofrecerse juntamente con el Cordero que se ofrece por manos del ministro. Aqu se habla de la unidad de las dos mesas: la de la Palabra y la de la Eucarista. Ambas estn ntimamente relacionadas y son constitutivas del nico acto de culto que es la Misa. As, la centralidad de la Palabra de Dios y la Santsima Eucarista quedan propiamente destacadas y unidas. Uno de los frutos de esta Constitucin ser, por ejemplo, el Misal de Pablo VI . El captulo III, titulado Otros sacramentos y los sacramentales, est referido precisamente a los sacramentos, a su naturaleza y a la reforma de los rituales para que expresen la visin litrgica renovada por el Concilio. Se invita all a una vuelta al sentido ms originario y expresivo de los smbolos y ritos de los sacramentos, para que expresen la fe, la robustezcan y la hagan crecer. En sus numerales se pasa revista a cada uno de los sacramentos, invitndose a celebrarlos de preferencia dentro de la Misa, salvo uno: el de la reconciliacin. Es de notar que el Concilio, para expresar mejor su naturaleza, invita a llamar "uncin de los enfermos" al sacramento que era denominado "extremauncin". Tambin son tratados los sacramentales. Despus de reconocer su valor para la vida cristiana, se invita a la renovacin de sus rituales. Mencin aparte se hace de la consagracin de vrgenes, la profesin religiosa y el ritual de las exequias. El captulo IV se titula: El Oficio divino. Se trata all de la liturgia de las horas como oracin de toda la Iglesia, oracin sacerdotal por la cual se alaba al Padre y se intercede por la salvacin de todo el mundo. Se recuerda a quienes estn obligados a la celebracin de la liturgia de la horas que esta obligacin es un honor. Se seala el valor pastoral de esta oracin de Cristo y su Esposa la Iglesia y se recomienda la participacin de todos los fieles en la misma; as pueden entrar en contacto con los tesoros de la Sagrada Escritura y de la Tradicin de la Iglesia. El captulo V: El ao litrgico. ste es presentado como celebracin del misterio de Jesucristo que pone a los fieles en contacto con los misterios de la redencin. As pueden beneficiarse con el poder santificador y los mritos del Seor y quedan llenos de la gracia de la salvacin. Se precisa, adems, el sentido de las celebraciones marianas y las fiestas de los santos dentro del ciclo litrgico. Ellas debern ser ms expresivas del nico misterio que celebramos: Jesucristo muerto y resucitado para nuestra salvacin. El domingo, fiesta primordial de los cristianos consagrada por la resurreccin de Cristo, es presentado en su genuino sentido de da del Seor en el que se escucha la Palabra de Dios y se celebra la Eucarista, da de la comunidad, da de fiesta y descanso; comprensin que ha de ser inculcada a los fieles. El captulo VI, La msica sagrada, destaca la importancia que la msica sacra tiene para la celebracin. La Constitucin ofrece criterios globales para comprender el significado de la msica sacra en la accin litrgica y su aporte en el mbito de la celebracin. El valor de la msica nace del hecho de que ella se expresa esencialmente bajo la forma del canto. Se alienta la participacin de los fieles a travs del canto. Se recuerda la importancia del canto gregoriano en la tradicin de la Iglesia romana, aunque sin excluir otras formas de canto, a la vez que se fomenta el canto religioso popular. Finalmente, el captulo VII tiene por ttulo: El arte y los objetos sagrados. Se resalta la funcin del arte al servicio de la liturgia y, concretamente, de las celebraciones. A travs de la belleza, el arte se inserta en el dinamismo celebrativo elevando el nimo del hombre para la glorificacin de Dios. La Constitucin ofrece una amplia y confiada apertura a la libertad y originalidad expresivas en el arte, pero siempre en el respeto y salvaguarda de la sacralidad.
Verdaderamente fueron sabias las indicaciones que dio el Concilio para hacer que la liturgia fuera cada vez ms significativa y eficaz, adecuando los ritos a su sentido doctrinal, infundiendo nuevo vigor a la proclamacin de la Palabra de Dios, impulsando a los fieles a una participacin ms activa y promoviendo las diversas formas de ministerio que, mientras expresan la riqueza de los carismas y de los servicios eclesiales, muestran de modo elocuente que la liturgia es, a la vez, acto de Cristo y de la Iglesia. Tambin fue decisivo el impulso para adaptar los ritos a las diferentes lenguas y culturas, a fin de que tambin en la liturgia la Iglesia pueda expresar con plenitud su carcter universal (Juan Pablo II, Sacrosanctum Concilium, ngelus, 12/11/1995, 2.)