Revista Marina 106 3

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Ao 106 / nmero 3 - 2013

Ao 106 / nmero 3 - 2013


Direccin editorial
Calm. Javier Gaviola Tejada
Edicin general
C. de N. LuisRodrguez Pomareda
Asesora editorial y coordinacin
C. de F. CC. Marisol Olsen Candiotti
Comit editorial
Calm. Javier Gaviola Tejada
Valm. (r) CarlosGamarra Elas
Calm. (r) Fernando Casaretto Alvarado
Calm. (r) Jorge Brousset Barros
C. de N. LuisRodrguez Pomareda
C. de F. CC. Marisol Olsen Candiotti
2010, Fondo de Publicacionesde la Direccin
de InteresesMartimos
Av. Insurgentess/n (cdra. 36 Av. La Marina), La Perla, Callao.
Tlf. 20 78900, anexos2334
E-mail: [email protected]
Web: www.marina.mil.pe

Hecho el depsito legal en la Biblioteca Nacional del Per N 1995-1033
Tiraje: 3.000 ejemplares
Cuidado de edicin: R.P. Efrn A. Alcntara
Diseo y diagramacin: Johnny Garca Flores
Impresin: CreativosPer
Todoslosderechosreservados.
Lasideasy opinionespublicadasen losartculosde la revista son responsabilidad
de susautores. Ni la Marina de Guerra del Per ni la Revista de Marina se identican
necesariamente con ellas.
El material puede ser citado indicando la fuente. Losartculosno pueden ser utilizados
sin el consentimiento por escrito del Fondo de Publicaciones.
Para sugerenciasy comentariosescrbanosal E-mail: [email protected]
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SUMARIO
EDITORIAL
7 DIRECTOR CONTRALMIRANTE JAVIER GAVIOLA TEJADA
ESPECIAL / 150 AOSDELA PRESENCIA DELA MARINA DEGUERRA DEL PER EN LA AMAZONA
13 JULIO VERNE EN LA AMAZONA
AUTOR: CONTRALMIRANTE EDUARDO RETEGUI GUZMN
27 LA CONQUISTA AREA DE LA SELVA: LNEA AREA NACIONAL DEL
ORIENTE, UN LOGRO DE LA MARINA DE GUERRA DEL PER
AUTOR: CAPITN DE CORBETA JUAN CARLOS PATIO PONCE
INFORMATIVO
37 RESPONSABILIDAD SOCIAL, TAREA DE TODOS
AUTOR: TENIENTE PRIMERO CLAUDIA ROJAS ACAT
43 EL LDER Y LA INTELIGENCIA SOCIAL
AUTOR: CAPITN DE FRAGATA LUIS JESS TORRES MONTOYA
49 EVOLUCIN DEL PENSAMIENTO ESTRATGICO MARTIMO Y SU
INFLUENCIA EN LA MARINA DE GUERRA DEL PER
AUTOR: CAPITN DE FRAGATA JORGE ORTIZ SOTELO
65 SOCIEDAD Y ESTADO: PARTICIPACIN CIUDADANA EN LAS
POLTICAS PBLICAS DE FOMENTO MARTIMO NACIONAL
AUTOR: CONTRALMIRANTE JEAN JESU DOIG CAMINO
73 ESTRATEGIA DE LA SEGURIDAD EN POLTICA NACIONAL DE
INCLUSIN SOCIAL: PROSPECTIVA VIABLE
AUTOR: CAPITN DE CORBETA GREGORY PAREDES SAAVEDRA
93 LA CADENA DE VALOR EN LA INDUSTRIA NAVAL DEL PER
AUTOR: CAPITN DE FRAGATA JORGE CALIZAYA PORTAL
103 UNA FELIZ TOMA DE DECISIONES
AUTOR: CAPITN DE FRAGATA (R) ENRIQUE LLOSA ROJAS
PANORAMA
109 UNA APROXIMACIN A LOS PROCEDIMIENTOS ATPICOS DE LA GUERRA
AUTOR: CAPITN DE FRAGATA ENRIQUE TAPIA MELNDEZ
119 ANLISIS DE LA VICTORIA LEGAL ESPAOLA SOBRE ODYSSEY MARINE
EXPLORATION (OME)
AUTOR: LICENCIADO EN DERECHO HCTOR LPEZ ARSTEGUI
129 LA ECONOMA DEL TERRORISMO EN EL PER: UN PLANTEAMIENTO
TERICO
AUTOR: CAPITN DE NAVO ANBAL CUEVA LPEZ
143 LA INTELIGENCIA EL ENEMIGO IRREGULAR Y ALGUNAS IDEAS SOBRE SU
CENTRO DE GRAVEDAD
AUTOR: CAPITN DE CORBETA JORGE MONTOYA RUIBAL
159 LDERES Y GERENTES EN RELACIN A LA ESTRATEGIA

AUTOR: CAPITN DE FRAGATA EDUARDO MARTN SUEYRAS VALVERDE
167 FUSILEROS, UN ARMA DECISIVA EN EL COMBATE
AUTOR: TENIENTE SEGUNDO JULIO E. URIARTE GUERRA
173 CONFERENCIA PRONUNCIADA EN EL CENTRO NAVAL DE BUENOS AIRES
EL 10 DE OCTUBRE DE 2013. ALMIRANTE MIGUEL GRAU, HROE Y
CABALLERO DEL MAR
AUTOR: LICENCIADO EN HISTORIA CARLOS MARA MARTNEZ
193 ASTILLERO CAMMELL LAIRD: PRIMERA CEREMONIA EN HONOR DEL
GRAN ALMIRANTE DEL PER MIGUEL GRAU SEMINARIO Y SU GLORIOSO
MONITOR HUSCAR EN EL REINO UNIDO E IRLANDA DEL NORTE
AUTOR: CONTRALMIRANTE GUILLERMO HASEMBANK ROTTA
199 EL VALOR DE LA GUERRA SIN FUSILES EN EL PER
AUTOR: TENIENTE PRIMERO GABRIEL DONAYRE MONTESINOS
HISTORIA
209 UNA HISTORIA INOLVIDABLE: 03 DE JULIO DE 1880
AUTOR: CAPITN DE NAVO JOS RICARDO VALEGA CANEPA
213 LA INSURRECCIN NAVAL DEL 3 DE OCTUBRE DE 1948
AUTOR: LICENCIADO EN HISTORIA JAIME MIGUEL TAYPE CASTILLO
235 UN EPISODIO INDITO EN LA GUERRA CON CHILE: LA MOVILIZACIN DE
ARMAS DESDE EUROPA HACIA EL PER (1882 1883)
AUTOR: LICENCIADO EN HISTORIA JULIO CSAR ABANTO CHANI
245 EL COMBATE DE ANGAMOS: EPOPEYA DE BIZARROS, CABALLEROS DEL
MAR A BORDO DEL HUSCAR
AUTOR: LICENCIADO EN HISTORIA JORGE EDUARDO CASTRO TAMAYO

NACIONAL
251 ACTUALIDAD NACIONAL
AUTOR: LICENCIADA EN CIENCIAS DE LA COMUNICACIN TATIANA FIGUEROA LPEZ
INTERNACIONAL
265 ACTUALIDAD INTERNACIONAL
AUTOR: LICENCIADO EN HISTORIA VCTOR TORRES LACA
COMENTARIOS Y PUBLICACIONES
275 COMENTARIOS DE LIBROS Y PUBLICACIONES
AUTOR: SRA. ESPERANZA NAVARRO PANTAC
279 SEGURIDAD, TAREA DE TODOS
AUTOR: TENIENTE SEGUNDO OSCAR ENRIQUE SALMN SUEYRAS
283 DJENLOS EQUIVOCARSE!
AUTOR: CAPITN DE FRAGATA HUGO RAMREZ BRAIN
Contralmirante
JAVI ER GAVI O LA TEJADA
Director
Cuando estudiamos la presencia de los integrantes de nuestra Marina de Guerra
en el descubrimiento, navegacin y toma de posesin permanente de nuestro
territorio oriental, la montaa, como se le llamaba con esta voz aeja que, con el
correr del tiempo, ha sido sustituida por el de selva, se llega a la conclusin que es
una verdadera odisea, con muchos hroes, incontables sacricios y un sentimiento
de peruanidad hondo e inagotable.
Permtaseme adelantar un pensamiento fundamental: sin nuestros marinos, sin su
decidido esfuerzo y conocimiento, hubiera sido imposible disear, sobre el terreno y
en los mapas, la imagen entraable del Per. Ciertamente fue tarea muy difcil ya que
tenamos que dilucidar lmites en la regin de la selva con Bolivia, Colombia, Ecuador
y Brasil. Ciudadanos de este ltimo pas, los llamados bandeirantes, haban ido
agrandando en benecio de su patria una frontera mvil, lejana de nuestra capital,
desaante y hasta misteriosa.
La documentacin de la poca hispnica no se ajustaba necesariamente con la
realidad al momento en que las cancilleras conferenciaban con el propsito de
trazar los lmites. Los ros, cuyo cauce general muchas veces se desconoca, eran
los hitos ms importantes y resultaba imprescindible remontarlos para tener
informacin exacta, datos certeros, mediciones ociales para contar con buenas
cartas geogrcas. Y nuestros marinos lo hicieron en una saga que cubre los siglos
XIX y XX.
El primero de ellos fue el capitn de fragata Francisco Carrasco, quien recibi la
orden de asesorar las expediciones del conde Francisco de Castelnau, quien estaba
acompaado por el ingeniero de minas vizconde DOsery, el naturalista Deville y el
botnico doctor Weddel. Salieron de Lima el 10 de mayo de 1846, con destino al
Cuzco. Llegados a la antigua capital imperial iniciaron la exploracin en busca del
ro Urubamba. Junto a Carrasco marchaba su ayudante, el alfrez Angulo. Una serie
de calamidades golpearon penosamente a los expedicionarios, perdindose vidas y
valioso equipo. Pudieron llegar a la desembocadura del ro Tambo y entrar al Ucayali
dejndose llevar por sus aguas hasta arribar a Sarayacu a nes de setiembre. Carrasco
y su ayudante, tras mil penalidades que dispersaron a los exploradores, pudieron
llegar a Chachapoyas, despus de atravesar Moyobamba, el 2 de diciembre del ao
antes mencionado. Carrasco salv sus documentos y present a la superioridad naval
el plano del curso de los ros navegados.
EDITORIAL
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REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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Hito importante en esta historia fue la creacin del Gobierno Poltico de Loreto, el
10 de marzo de 1853. Se hizo entonces el desembolso para la compra de nuestras
primeras unidades uviales. La inexperiencia hara fracasar, a la postre, este esfuerzo.
Los vapores Tirado y Huallaga llegaron a Loreto el 14 de marzo de 1854. El primero,
bajo el mando del guardiamarina Aurelio Saavedra y, el segundo, del piloto Luis Conti.
Lamentablemente estos buques no duraron mucho. El Tirado se perdi en Nauta
en 1857 y, ese mismo ao, cerca del puerto de Omaguas, el Huallaga. No pudieron
llevar a cabo la labor exploradora que de ellos se esperaba.
El 7 de enero de 1861 el general Ramn Castilla, por muchos conceptos digno
de elogio por su visin de gobernante y acrisolado patriotismo, dispuso que en
las inmediaciones de la conuencia del Maran con el Ucayali, se construyera
un astillero, una escuela nutica, una factora y otros establecimientos navales.
Paralelamente se nombr al contralmirante Ignacio Maritegui para que contratase
en Londres dichas obras. Por entonces tambin se construan los buques uviales
Morona y Pastaza, de mayor tonelaje, y los ms pequeos Napo y Putumayo.
Para que navegaran el Titicaca ya se culminaban las obras del Yapur y del Yavar.
El 5 de enero de 1864 debe considerarse como un da muy especial en nuestra
historia patria, pues en esa fecha arribaron a Iquitos, despus de un viaje accidentado,
el Morona y el Pastaza. De esta manera qued denitivamente formada la Marina
Fluvial del Per, a la que tanto debemos. Los buques mencionados cumplieron, a
la vez, labores de guerra y mercantes. Eran de rueda, casco de erro, aparejo de
goleta, quinientas toneladas de registro y doce nudos de velocidad, aparentes para
misiones militares y tambin geogrcas. El Napo y el Putumayo tambin eran de
rueda y casco de acero, de ochenta toneladas de registro, sin aparejo y diez nudos
de velocidad.
El personal naval lo conformaba el capitn de fragata Federico Alzamora y los ociales
Manuel Ferreyros, Francisco Carrasco, Camilo N. Carrillo, Nicols Portal, Guillermo
Pareja, Ulises Delboy, Eduardo Raygada, Enrique Carreo, Ruperto Gutirrez, Gregorio
Prez, Leonardo Maritegui, Carlos G. Donaire, entre otros, verdadera plyade que
dejara lauros notables de historia naval y martima para orgullo de las futuras
generaciones. Ellos llegaron a un Iquitos naciente, con innumerables carencias,
pero nada los arredr en el cumplimiento de su misin que no solo era patritica
sino buscaba en ese contexto hacer patente la presencia del Per en sus fronteras
orientales. As mismo trataba de llevar conocimientos y ayuda material a las diferentes
tribus que all vivan desde tiempos ancestrales. Esta ltima labor no fue nada fcil y
dejara muchas vctimas.
El apostadero de Iquitos se convirti en el punto desde el cual partieron sucesivas
e importantes expediciones, siendo testigo de varias de ellas el sabio Antonio
Raimondi, quien las aplaudi sin reserva y con abundante encomio en su famosa
obra El Per. En efecto, era impresionante ver a nuestros jvenes marinos volcar
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todos sus conocimientos, esfuerzo e incluso dejar de lado cualquier intento de evadir
peligros en el afn de establecer la navegacin a vapor en los auentes del Amazonas.
Revisemos los empeos que tuvieron lugar en 1866, el mismo ao en que en la costa
nuestros marinos brindaban su decisiva contribucin en la victoria contra la escuadra
espaola el glorioso 2 de mayo. El capitn de corbeta, Adrin Vargas, al mando del
Napo sali hacia el ro Morona, para encontrar la mejor va de comunicacin entre
Guayaquil y el Atlntico. Con este propsito naveg los ros Amazonas y Maran
llegando al Alto Maran, hasta la isla Nacacuya, casi a 500 millas de Iquitos.
Igualmente el vapor Putumayo, al mando del teniente Luis Sandi y llevando a
bordo a los alfereces Alberto West y Juan Antonio Tvara, navegaron los ros Ucayali
y Pachitea. Este viaje fue especialmente trgico, pues los nativos cashibos, que
eran antropfagos, capturaron y dieron cruel muerte a los alfereces Tvara y West,
devorando sus restos. Tambin en 1866 se explor el rio Yavar al mando del jefe de
la Comisin de Lmites Peruano-Brasilea, capitn de navo Francisco Carrasco.
Conclua el ao antes mencionado cuando zarpaban de Iquitos los vapores Morona,
Pastaza y Putumayo al mando de los tenientes Eduardo Raygada y Ruperto y Daro
Gutirrez con el propsito de navegar todo el cauce de los ros Ucayali y Pachitea,
llegando a la conuencia del Pichis con el Palcazu, para proseguir hasta Puerto Mairo.
Desgraciadamente el Putumayo var, permaneciendo casi un ao en el Palcazu. La
tripulacin se sublev yndose algunos a Iquitos y otros a Pozuzo. Daro Gutirrez no
abandon su buque y se qued con el 2 ingeniero y seis tripulantes hasta que fue
reotada su embarcacin.
Un ao ms tarde, en 1867 parti de Lima con rumbo a la selva una comisin naval
presidida por el contralmirante norteamericano John Randolph Tucker, al servicio
del Per. Tena el cargo de presidente de la amante Comisin Hidrogrca del
Amazonas, al frente de la cual llev a cabo una importante labor explorando
diversos ros amaznicos. Lamentablemente, gran parte de su trabajo se perdi a
consecuencia de los problemas administrativos generados por la Guerra del Pacco.
El vapor Napo, al mando del teniente Melitn Carvajal atraves el 26 de octubre
de 1869 el Pongo de Manseriche, en el ro Maran. El ingeniero Arturo Wertheman,
que iba en ese viaje, dijo que solo el entusiasmo y el patriotismo haban podido
vencer las dicultades de tan peligroso paso. Hay que tener presente que todas estas
hazaas se hacan en naves minsculas, con pocos elementos tecnolgicos y sin la
posibilidad de encontrar apoyo en territorios ms o menos cercanos. Leyendo todo
esto, podemos remarcar que no se exageraba cuando hablbamos de odisea al
inicio de estas lneas.
Innitas, si se nos permite el trmino, han sido las exploraciones que la Marina
de Guerra del Per ha efectuado en los ros de nuestra amazona a travs de los
aos. Tambin ha sido decisiva su actuacin en diversos episodios blicos, sobre
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todo contra Colombia, antes que se rmara el Tratado de Paz denitivo. Igualmente
grande ha sido la labor de asistencia humanitaria realizada con los grupos de
compatriotas que viven en diversas poblaciones a lo largo de la amplia amazona.
Hoy da, el que fuera modesto apostadero naval de Iquitos, se ha convertido en un
ncleo efervescente de actividad, donde destaca la presencia del SIMA Iquitos, que
construye no solo valiosas embarcaciones sino que tambin presta vitales servicios
de mantenimiento a unidades nacionales y extranjeras. Si hacemos un balance, lo
realizado por la Marina en la selva tiene una trascendencia que lamentablemente no
se ha hecho conocer con la debida diligencia entre nuestros compatriotas.
Durante la Guerra del Pacco, despus de los infortunios del 13 y 15 de enero de
1881, nuestra Marina de Guerra se qued sin barcos. Eso no fue bice para que tanto
el personal de ociales como de subalternos continuara luchando en tierra contra los
afanes del invasor. Muestra de ello fue el valeroso capitn de navo Luis Germn Astete,
cado heroicamente en la batalla de Huamachuco. Con ese mismo espritu, cuando
nuestro pas fue asolado por delincuentes terroristas, nuestra Marina de Guerra,
desde el 2 de enero de 1983 se puso en accin para combatirlos en los ms lejanos
y diversos lugares de nuestra geografa. Los remanentes de esas bandas delictivas
todava realizan sus perversas correras, coludidos con el narcotrco, en lo que se
denomina el VRAEM. All, en los valles de los ros Apurmac, Ene y Mantaro, elementos
de la Fuerza Armada y de la Polica Nacional, en accin conjunta, combaten a los
narcoterroristas que aprovechan lo difcil del terreno para poder evadir la accin de
la fuerza del orden. Pese a ello, estamos convencidos que en un plazo ms o menos
cercano se lograr concluir esta importante misin en la cual ya han cado diversos
miembros de nuestra institucin para los cuales tenemos un recuerdo imperecedero
dentro de las pginas ms preclaras de la historia naval.
El Director.
11
Especial:
150 aos de la
presencia de la Marina
de Guerra del Per en
la Amazona.
ESPECIAL
13
Julio Verne
en la
Amazona
Julio Verne(Francia, Nantes 1828, Amiens 1905) es considerado el creador
de la novela cientca de anticipacin: De la Tierra a la Luna, Viaje al Cent ro de
la Tierra, Veint e mil leguas de viaje submarino, La Vuelt a al Mundo en ochent a
das, como las ms conocidas, donde hace un derroche de conocimientos
geogrcos, matemticos, medioambientales, y capacidad novelesca para
generar historias que se desarrollan en paralelo con el tema central, de corte
cientco, que era el leit mot iv de sus obras.
Quiz pocos conocen su obra La Jangada (palabra portuguesa que signica
balsa). Tambin es conocida por 800 Leguas por el Amazonas, publicada por
entregas en el Magazine de Ilustracin y Recreo, en Francia, desde enero de
1881 hasta diciembre del mismo ao.
Esta novela se desarrolla en la Amazona peruana y brasilera, pero tomando
como eje al ro Amazonas, desde su conuencia con el ro Nanay, en Iquitos,
hasta su desembocadura en el Brasil, consignando datos geogrcos,
toponimia y singularidades propias de la selva amaznica.
La ltima semana de agosto de 2013, algunos miembros de la Sociedad
Geogrca de Lima realizamos un viaje por ro, con nes de observacin,
Servicio de Hidrografa y
Navegacin de la Amazona.
Julio 2011, Carta 4101.
Contralmirante
EDUARDO RETEGUI GUZM N
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desde Iquitos a la frontera uvial peruana
con Brasil y Colombia; es decir, al
denominado tringulo amaznico, por la
presencia en sus vrtices de las ciudades
de Leticia en Colombia, Tabatinga en
Brasil y Santa Rosa en Per.
En el transcurso de la navegacin me
vino a la memoria el relato de Julio Verne
en La Jangada. Me imagin que lo que
nosotros estbamos haciendo en forma
real, l lo cre literariamente desde su
estudio en Paris, a miles de kilmetros.
Se sabe que Verne para escribir una obra se empapaba con minuciosidad del
tema con gente experta y literatura disponible, y su genio haca el resto.
l ubica el escenario de su obra en la Amazona, en el ao 1852. Recordemos
que en 1851, un 23 de octubre, el General Jos Runo Echenique, presidente
del Per, rmaba con el Brasil la Convencin de Comercio, Navegacin Fluvial,
Extradicin y Lmites, para garantizar el libre trco uvial en el ro Amazonas
y sus auentes y el trnsito de personas entre ambos pases.
Este acuerdo es considerado como muy lesivo para el Per, toda vez que
aceptaba de facto el principio de Ut i possidet is en su artculo VII, para solucionar
problemas limtrofes, y reconoca como frontera la poblacin de Tabatinga, y
de esta para el Norte la lnea recta que va a encontrar de frente al ro Yapur
(Caquet) en su conuencia con el Apaporis: y de Tabatinga para el Sur el ro
Yavar, desde su conuencia con el Amazonas.
Con este acuerdo perdimos el acceso al ro Putumayo y una enorme extensin
de 80.000 km2 en la lnea del Tabatinga-Apaporis y la conuencia del Caquet
con el Amazonas. En octubre de 1852 se canjearon las raticaciones. Cabe
preguntarse aqu quines fueron los asesores del Gobierno. Incidieron en
forma clara para darse cuenta del despropsito de esta Convencin?
Hemos perdido miles de kilmetros cuadrados en el devenir de nuestra vida
republicana, por falta de asesoramiento o no hacer caso a este.
Julio Verne estaba al tanto de estos vaivenes poltico-geogrcos de
Sudamrica? Es posible que s. Pero en La Jangada no se exteriorizan aspectos
de esa naturaleza. Por otro lado, el que jara el 1852 como ao de su relato,
no signicaba necesariamente que esa fecha tuviese que ver con la realidad.
Con este acuerdo
perdimos el acceso al ro
Putumayo y una enorme
extensin de 80.000 km
2

en la lnea del Tabatinga-
Apaporis y la confluencia
del Caquet con el
Amazonas.
15
En ese ao, Verne contaba con 24 aos
de edad, y la obra se edit en 1881, como
ya se dijo.
Siguiendo la novela, Verne ubica al rea
de su relato como Alto Amazonas, siendo
a todas luces el Bajo Amazonas. Quiz al
ver los mapas y la literatura disponible
no reparaba en ese importante detalle
geogrco, que hubiera podido incidir
en su trama, al darle ms elementos de
verosimilitud.
El grupo viajante de la Sociedad Geogrca de Lima zarp desde un
embarcadero ubicado en la margen izquierda del ro Itaya, en plena urbe
iquitea; aos atrs este privilegio era del Amazonas, que por su devenir
geogrco ahora se alej de estas riberas, para regresar a no dudarlo dentro
de no pocos aos.
Iquitos, en la dcada del cuarenta, era bordeado por el Amazonas, el Nanay
y el ro Itaya, que era un hilo casi desapercibido en el inters hidrogrco de
la regin. No ver al Amazonas en la ribera de la capital loretana, parece ser ya
un paisaje cotidiano para la generacin actual; para ver o sentir a su ro-mar,
tendrn que salir va ro Itaya o ro Nanay a sus conuencias con el Amazonas.
El Itaya y el Nanay son los que, como un chal, rodean ahora la nuca iquitea.
Por eso, el R.P. Joaqun Garca Snchez (O.S.A), autor con Nicole Bernex del
libro El ro que se aleja. Cambio del curso del Amazonas. Est udio hist rico t cnico,
expresa en su prlogo [ ] El ro se va y parece no mostrar inters en regresar.
La soolienta ciudad debe decirle un denitivo adis, al menos por un tiempo
imposible de calcular.
En 1852 la geografa era la que naveg Avencio Villarejo, y un boceto o mapa
de la poca debe haber llegado a manos de Julio Verne para comenzar a
pergear su obra. Vienen al recuerdo sus admirables y constantes viajes por
esta ruta y la mayora de veces en canoa, que los relata en Memorias de un
Misionero La Avent ura de un Agust ino en la Selva.
Si bien no se ha encontrado documentacin que fundamente la fecha de
fundacin de Iquitos, se considera el 5 de enero de 1864; sin embargo, esta
data corresponde a la llegada de las primeras naves de la Marina de Guerra del
Per, que como Puerto Fluvial del Atlntico fue ocializado por Ley 14702 el
En 1852 la geografa era
la que naveg Avencio
Villarejo, y un boceto o
mapa de la poca debe
haber llegado a manos de
Julio Verne para comenzar
a pergear su obra.
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14 de noviembre de 1963. Pero tambin se registra la llegada el 14 de marzo
de 1852 de los vapores Tirado y Huallaga a Nauta. Se registra tambin un
importante y preocupante trco uvial brasilero, que motiv a Ramn Castilla
a ordenar la construccin de cuatro vapores en Londres.
I quitosantesdel desvo natural del ro Amazonas.
Esto quiere decir que en 1852 Iquitos tena poco tiempo de vida urbana,
que coincide con el ao en que se desarrolla la trama de La Jangada. A nivel
mundial es muy poco probable que Iquitos fuera mencionado o conocido
como un punto conspicuo en el inters mundial. No conocemos las razones
de Julio Verne para adecuar su relato a Iquitos. Seguramente por su cercana
con Nauta se consideraba como el punto geogrco de la naciente del ro
Amazonas, por la conuencia del Maran y el Ucayali, yerro que an se
reitera en todos los niveles, tanto local, regional, nacional e internacional. La
Sociedad Geogrca de Lima demostr que las nacientes del ro-mar estn
en las vertientes orientales de los Andes, en la cordillera del Chila, quebrada La
17
Apacheta, provincia de Caylloma, regin Arequipa. La longitud del Amazonas
es de 7.062 km, recorriendo 3.850 km en territorio peruano; por tanto, pasa a
ser el ro ms largo del mundo, superando al Nilo (6.671 km).
Respecto a lo anterior, Verne escribe: [ ] El Amazonas, que tiene su origen en
la enorme cadena de los Andes y muere en las costas del Ocano Atlntico.
Es el ro ms grande del mundo y tambin el que aporta al mar el ms
considerable caudal de agua. Tan considerable que a una gran distancia de su
desembocadura y hasta una distancia de quinientos ochenta kilmetros de la
costa, ha llegado incluso a derribar buques.
Continua relatando Verne: Este es el Amazonas, un ro cuyo curso es tan
ancho, que se extiende ms de los treinta grados de latitud y en una cuenca
que, desde el Sur al Norte, no comprende menos de veinticinco grados.
No podemos menos que saludar los conocimientos de Verne. Sus conceptos
geogrcos estaban muy adelantados. Muy pocos armaban que el Amazonas
naca en los Andes.
El concepto que da Julio Verne respecto a Iquitos es: Situada la aldea de
Iquitos cerca de la orilla del Amazonas, se alza poco ms o menos sobre el 74
meridiano, en aquella parte del gran ro que an lleva el nombre de Maran,
cuyo lecho separa para Per de la repblica del Ecuador, unos trescientos
kilmetros hacia el oeste de la frontera de Brasil.
Esta armacin es un gran desliz de Julio Verne, producto quiz de una mala
informacin, que felizmente pas desapercibida para la lectora ecuatoriana
y peruana, pues hubiera echado ms lea a las tirantes relaciones fronterizas
entre ambos pases, que felizmente ya fueron superadas. Yerro no solo en la
parte limtrofe sino tambin en la ubicacin de Iquitos. Eso de ms o menos
sobre los 74 no se ajusta a los mapas de la poca. En todo caso estaba ms
cercano a los 73 W. Es lcito suponer que intereses externos podran haber
dado informacin deliberadamente errnea a Verne para fundamentar
hiptesis limtrofes. Un concepto totalmente poltico-geogrco.
Retomando nuestra navegacin, esta se hizo en una nave realmente bien
adecuada para el largo viaje que nos esperaba. Digamos que semejaba un
avin. Los llaman los rpidos. Nos pronosticaron nueve horas de viaje. Bajamos
el ro Itaya hasta lo que se llama la Barra, que es un estrecho canal donde solo
pueden transitar embarcaciones de bajo calado. El muelle de Iquitos, en la
margen izquierda, luce desolado de embarcaciones de gran calado. Es uno
de los efectos negativos del cambio de curso del ro-mar. Muchos de los
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pasajeros habituales de estos viajes dormitan plcidamente, mientras nosotros
devoramos todos los paisajes y detalles que van pasando ante nuestra vista. El
click de nuestras cmaras fotogrcas es constante. Se nota cambios no muy
agradables, por el desorden en las riberas, tanto de estructuras de aserraderos,
embarcaderos diversos, astilleros, y trco intenso de embarcaciones menores
que atentan contra la seguridad del trco uvial y que comienzan a retrasar
el tiempo previsto para el viaje.
Salimos de la Barra y vamos al encuentro de un singular espectculo hidrogrco:
la casi conuencia simultnea del ro Nanay y el ro Itaya con el caudaloso
Amazonas. Ambos chocan contra el colosal muro de aguas barrosas del ro-
mar. Sus colores de aguas claras u oscuras se mezclan en pocos segundos y
contribuyen como muchos de los auentes de esta cuenca al caudal hdrico
ms grande del mundo. Estamos casi frente a donde se ubicaba antao el
complejo aserradero Astoria. Desde este punto, Julio Verne comienza a hacer
navegar a su Jangada con sus personajes a una aventura muy singular que
nosotros la viviremos cmodamente desde esta lancha que viaja cien veces
ms rpido que aquella balsa.
Mientras nuestra embarcacin navegaba
rauda, al mando del patrn Juan Tafur,
hombre formado como prctico en las
las de la Marina de Guerra, y antes de
alejarnos de Iquitos, que poco a poco
desapareca de nuestra vista, recordaba
un pasaje de La Jangada:
Al igual que todas las casas, aldeas y
lugarcillos que se alzan en la cuenca
del Amazonas, Iquitos fue fundada
tambin por un grupo de misioneros.
Hasta el ao decimosptimo del
pasado siglo (1717), los indios i quit os,
que formaron su nica poblacin,
vivan retirados hacia el interior,
bastante lejos del ro. Pero un da
los manantiales de su territorio
se secaron, como resultado de
una erupcin volcnica, vindose
entonces obligados a establecerse
Tapa de la Jangada.
19
en la orilla izquierda del Maran. La raza se alter bien pronto, a
consecuencia de los enlaces que contrajeron con indios ribereos,
t i cunos u om agas, y hasta hoy da, Iquitos solo cuenta con una
poblacin mixta, a la cual se debe aadir algunos espaoles y dos o
tres familias de mestizos.
Naturalmente lo del volcn es de la cosecha de Verne, pero lo de la evolucin
tnica es bastante probable.
Continua Verne: Unas cuarenta chozas, bastante miserables, cuyo techo de
blago apenas las haca dignas de su nombre de cabaas, componan la
aldea, aunque, por otra parte, se hallaban pintorescamente agrupadas en una
explanada que dominaba las orillas del ro a unos sesenta pies de elevacin
[ ]; aade adems: Los indios Iquitos iban poco menos que desnudos,
y solamente los portugueses y mestizos, que miraban con desdn a sus
conciudadanos indgenas, iban vestidos con una simple camisa, un pantaln
ligero de telilla de algodn y cubierta la cabeza con un sombrero de paja.
En este pasaje hay que destacar, a pesar de lo crudo de la descripcin de los
nativos, el tratamiento de conciudadanos que les da Verne. Era una manera
directa de enviar un mensaje de igualdad como personas, al margen de sus
condiciones culturales, sobre todo en una poca en que la discriminacin
tnica y social era brutalmente aplicada en la Amazona.
Nuestra nave segua su periplo. Sentir al ro ms largo, caudaloso, ancho,
profundo y dems etcteras, bajo la lancha que nos conduca, era una sensacin
muy especial. Naturalmente, nos sentamos muy seguros y con las facilidades
modernas, como celular, reloj, bao, y cmodos asientos. Comenzamos a
llevar una bitcora bsica con los pueblos que bamos recalando o viendo
a la distancia. El rumbo estaba en manos del patrn, quien nos explicaba
los puntos geogrcos de inters. Hay islas por todo el trayecto, que dan al
observador la impresin de que el ancho del ro no es tanto como les haban
dicho.
Precisamente, sobre las islas, en un dilogo de los personajes de La Jangada,
se expresa lo siguiente:
Sabes cuntas islas existen a lo largo del Amazonas dentro de su
curso?
No con exactitud, pero me guro que deben ser unas cuatrocientas,
por lo menos.
Quinientas setenta, exactamente, sin contar los islotes jos o a la
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deriva. Esto forma un archipilago, que
por s solo podra constituir la fortuna
de cualquier nacin o reino. Adems,
en sus ancos se ven canales, lagunas
y lagos, como no se hallarn en toda
Suiza, Lombarda, Escocia y Canad
reunidos. Solo el Amazonas, engrosado
por ms de seis mil ros tributarios, deja
en el Atlntico no menos de doscientos
cincuenta millones de metros cbicos
de agua por hora!.
Adems, sirve de frontera a dos repblicas
y atraviesa majestuosamente el reino ms
grande de Amrica del Sur. (Se refera a
que Brasil en 1851 era un imperio bajo el
reinado de Pedro II).
Como se intuir, esta singladura para com-
plementarse requiere un vuelo areo, para
darse uno cuenta de la colosal geografa
de esta grandiosa cuenca.
Hay que reconocer en Julio Verne una gran capacidad de conocimiento
geogrco, toda vez que los trminos y circunstancias estn bien narrados, al
margen de su exactitud real.
Una ms de estas es, comentando el terreno del aserradero Astoria: Se
establecieron tambin algunas plantaciones de yuca y caf en aquellas partes
del bosque despejadas por la tala de los rboles. Los plantos de caa de azcar
exigieron bien pronto la instalacin de un molino para las prensas de las caas
dulces destinadas a la fabricacin de melaza, aguardiente y ron. Estos terrenos,
que ahora se ubican en las cercanas de la renera de Petroper, nunca fueron
propicios para el cultivo de caa de azcar, aunque se daba en forma limitada
en algunos terrenos.
La lancha rpida que nos transportaba segua recalando en muchos pueblos
a lo largo del Amazonas. Bajan y suben pasajeros. Tambin es un correo uvial.
Deja paquetes, sobres, bultos y recibe tambin para el resto de la ruta. El sol es
inclemente, felizmente no hay atisbos ni presagios de lluvia. Sin embargo, a casi
tres horas de navegar, la embarcacin fue remecida por unos quince minutos
Se establecieron
tambin algunas
plantaciones de yuca y
caf en aquellas partes
del bosque despejadas
por la tala de los
rboles. Los plantos de
caa de azcar exigieron
bien pronto la instalacin
de un molino para las
prensas de las caas
dulces destinadas a la
fabricacin de melaza,
aguardiente y ron.
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por un fuerte oleaje, producto del viento. El
patrn sorteaba con pericia los embates de
las olas. A veces parando mquinas y otras
a baja velocidad. Es la poca de vientos,
nos dice el patrn. Hasta aqu el rumbo
era casi cerca a las riberas que tenamos a
estribor (derecha); nos explicaba que las
aguas ribereas son menos correntosas,
permitiendo navegar con ms seguridad
que por el centro del mismo ro.
Verne explica lo de los vientos:
La cuenca del Amazonas est incesantemente puricada por los vientos
generales del Oeste. No es un valle encajonado entre las altas montaas
que encierran su curso, sino una ancha llanura que mide dos mil ciento
sesenta kilmetros de Norte a Sur, apenas interrumpida por algunas
colinas, que las corrientes atmosfricas pueden correr libremente.
Sus explicaciones son dignas de colocarlas en un Derrotero.
Varios villorrios se dibujan en ambas riberas. Muy distantes unos de otros. Unos
ms estticos y otros ms modestos. Los palatos son mayora, como herencia
de seguridad arquitectnica ante las crecidas del Amazonas.
Sigue El Rpido navegando bastante seguro. Por momentos se hace
montono el viaje. Mientras almorzamos recordamos a Verne, que narra: [ ]
en el siglo XVI, el conquistador y explorador espaol Francisco de Orellana,
lugarteniente de Pizarro, baj por el ro Negro, pas por el gran ro en 1540
[ ]. Aqu es preciso decir que en las cartas brasileras el Amazonas se inicia
en la conuencia de los ros Negro y Solimoes (tramo del Amazonas, desde su
conuencia con el ro Yavar ). Intereses creados? Puede ser. En todo caso, aqu
su data le jug una seria pasada, como todos sabemos, y esto est en la bitcora
de Fray Gaspar de Carbajal, quien acompa a Orellana en esta hazaa. La
aventura uvial de Orellana comienza bajando el ro Coca, en Ecuador, el cual
desemboca en el ro Napo, en Per; bajan el Napo y el 12 de febrero de 1542
desembocan en el Amazonas. El detalle est en que sus lectores, que sumaron
y suman millones, se desinforman si es que no son acuciosos. Confundir Napo
con Negro, puede ser? No creo, pues despus se reere al ro Napo al explicar
el viaje de La Condamine, luego de haber medido el arco de meridiano
del Ecuador, relatado por este en su trabajo titulado Relat ion Abrege dun
El patrn sorteaba con
pericia los embates de
las olas. A veces parando
mquinas y otras a baja
velocidad..
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Voyage fait Dans lnt eriur de l Amerique
Meridionale. Verne hace gala en su novela
de que ha ledo a exploradores de nota
como Humboldt, Bonpland, Lister Man, el
ingls Smith, el brasileo Valds, el francs
Pablo Marcoy, el francs pintor Biard, el
profesor Agassiz, el ingeniero brasileo
Franza Keller Linzenger, y otros muchos
ms, que han explorado el curso del gran
ro, aportando todos ellos nuevos datos.
Por otro lado, su novela pudo haberse
inspirado en la epopeya uvial de
Orellana, pues al margen de la temtica,
la conuencia del Napo con el Amazonas
est bastante cerca de Iquitos, y con
ello poda armar la estructura del viaje
leyendo a Fray Gaspar de Carbajal. No
podemos armarlo, pero tampoco
negarlo.
Cuando uno navega en este tramo
del Amazonas y rememora el viaje de
Orellana y su gente en una balsa, sin tener
idea de a dnde les lleva esa inmensa
y correntosa masa de agua, no puede
menos que rendir homenaje al coraje
de esta gente. Julio Verne les dio a sus
personajes el lado lcito para emprender
el viaje en sus jangadas, en busca de
mejores condiciones, en la ciudad de
Par, en el Brasil.
Ya bamos con casi nueve horas de viaje
y no tenamos idea de cunto faltaba; ello debido al permanente cabotaje
y a las fallas del motor, que nos dejaban a merced de la corriente; lo que
parece solo era de preocupacin nuestra, pues el resto de viajeros ya estaban
acostumbrados a estas demoras.
El Ordenamiento Territorial deja mucho que desear, por lo menos en todas
las localidades donde atracaba nuestra nave. Los poblados ribereos crecen
El Ordenamiento
Territorial deja mucho
que desear, por lo menos
en todas las localidades
donde atracaba nuestra
nave. Los poblados
ribereos crecen
desordenadamente. No
hay un solo embarcadero
que pueda llamarse como
tal. Los pasajeros y sus
pertenencias, y muchas
madres con hijos en
brazo, hacen gala de un
equilibrio capaz de poner
los pelos de punta a
cualquier citadino que los
observase. Es su da a da,
que los insensibiliza y los
rutiniza en su quehacer
diario.
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desordenadamente. No hay un solo embarcadero que pueda llamarse como
tal. Los pasajeros y sus pertenencias, y muchas madres con hijos en brazo,
hacen gala de un equilibrio capaz de poner los pelos de punta a cualquier
citadino que los observase. Es su da a da, que los insensibiliza y los rutiniza en
su quehacer diario.
Hay algo que llama poderosamente nuestra atencin. La vegetacin riberea
muestra los delgados ceticos: rboles de tallo con manchas blancas, que
crecen abundantemente en la Amazona y cuya industrializacin parece ya
una amenaza en ciernes. Nos traen al recuerdo a las esbeltas y slidas lupunas
(Ceiba pentandra), que con sus ms de 50 metros de altura eran los faros que
guiaban a los nautas de surcada y de bajada. La industria del t riplay fue su
sentencia de muerte y ahora solo quedan fotos de museo.
As es, pues, la selva!. Es la expresin ms comn de los pobladores
amaznicos. No nos olvidemos de la Jangada. Esta balsa ya haba sido
preparada con rboles palo de balsa, o topa, en el lenguaje amaznico. Era
una enorme estructura, con una cabaa en cubierta para fungir de cobertizo
de todo uso. Leamos lo que dice el libro, o sea, Verne:
La enorme jangada se estaba construyendo a conciencia. Sobre una
doble la de troncos y viguetas, se colocaban las tablas y los tablones que
habran de servir de suelo de la embarcacin, elevado treinta pulgadas
por encima de lo que sera la lnea de otacin. Aquel largo tren de
madera meda doscientos ochenta metros de largo por diecisiete de
ancho.
No s si estas medidas han sido bien traducidas del francs, pues son colosales.
Creo que son pies, toda vez que la elevacin la da en pulgadas. Pero, en n, as
son las novelas.
El puerto de destino era Beln, en la desembocadura del ro Amazonas, urbe
ya famosa por esos aos y a unos cinco mil kilmetros desde el punto de
zarpe. Es curioso, por decir lo menos, que la carga ms preciosa que llevaban
con nes comerciales era seis mil arrobas de caucho, que era cotizado a tres o
cuatro francos la libra. Toda una fortuna. Como sabemos, el boom del caucho
(Cast illoa ulei) se inicia aproximadamente en 1880 y naliza en 1914. Este boom
pudo ser uno de los motivos de la novela. Casi coincide con el ao de su
edicin, 1881.
El patrn de la jangada era ya un ducho nauta, pues haba llevado en
anteriores oportunidades varias balsas de troncos hasta Beln. El zarpe es
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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en junio. Tambin suponemos esto
calculado por Verne, pues es la poca en
que el ro ya est en su etapa estacionaria
o de vaciante y las lluvias son menos
torrenciales. Alguna ventaja les tena que
dar el autor.
Verne calcul que el declive amaznico
era de un centmetro por cada cinco kilmetros. Otro detalle geogrco
viene cuando narra el tramo inicial del viaje. La jangada no tard en tomar
el curso de la corriente, entre pintorescas islas que se encuentran entre Iquitos
y Pucallpa. Aqu hay que aclarar que Verne habla de un poblado aguas bajo,
de nombre Pucallpa. Cruzan las desembocaduras de varios ros, siendo el ms
conocido el Manat, as como nombra una serie de poblados e islas que a la
fecha no coinciden con los que conocemos. A los tres das de navegacin
cruzan la desembocadura del Napo, y no hace ninguna alusin a la hazaa de
Orellana. Su primera parada la hacen en Pebas, para procurarse vveres frescos
y secos. Los viajantes pescan paces, surubes y gamitanas. Despus de
diez das pasaron el canal que se comunica con el lago de Caballococha, en
la ribera derecha, hacindose escala en la Misin de Cocha. Efectivamente, el
ingreso al puerto de Caballococha requiere entrar por un largo canal.
Nuestra lancha rpida viaj todo este tramo que literariamente hizo la jangada
de Verne. Entramos a Caballococha y de ah partimos hacia el puerto de Santa
Rosa, que es el ltimo poblado peruano en el Amazonas, y frente a l estn los
poblados o ciudades de Leticia y Tabatinga en la orilla opuesta, y adyacentes
a la vez.
Verne indica que el ltimo poblado peruano que pas la balsa fue Nuestra
Seora de Loreto, en la margen izquierda. Podra ser Leticia, que a la sazn era
peruana. Dice que fue fundada en 1770 por los jesuitas.
Valorar los conocimientos de Verne est fuera de cuestionamiento. Algunas
erratas no modican en nada el gran poder que tena para diseminar ciencia
por todos los medios. Cunta gente debe haberse concientizado con esta
novela. No pasaba por alto ninguna oportunidad que le daba la trama de la
obra para dejar huella didctica. El manejo del medio ambiente. El equilibrio
entre la ora y la fauna. La riqueza entomolgica. El desarrollo sustentable del
bosque, y ni qu decir, que habr motivado a muchos lectores a interesarse
en la Amazona, y a otros a estudiar la geografa con profesionalidad, como la
herramienta natural para entender las cosas de este planeta.
Nuestra lancha rpida
viaj todo este tramo
que literariamente hizo la
jangada de Verne.
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Abarca tambin la rica mitologa
amaznica, como la de la yacumama
o madre de las aguas, as como tambin
explica, por dilogos de sus personajes, la
toponimia del ro Amazonas:
Eso fue cosa de Orellana, el
descubridor espaol. Cuando lleg
a este ro, los indios le llamaban
Paranatinga que signica el ro rey
o rey de los ros , pero Orellana le
dio otro, debido a un incidente curioso. Ignorantes los espaoles de
que los indgenas les observaban, quisieron desembarcar, pero fueron
las mujeres de los poblados ribereos las que se lo impidieron con sus
gritos y armadas de arcos y hachas toscas, pero muy ecaces para el
uso.
Despus de este incidente, Orellana dijo algo parecido a esto: por poco nos
vencen estas amazonas!, explicando el smil con las amazonas griegas.
Dejemos ya a la jangada en su viaje desde la frontera con el Brasil hasta Belem
do Par, aprovechando las aguas de bajada del rey de los ros.
El Rpido lleg al puerto de Santa Rosa, en la margen derecha. Unas
balsas otantes fungen de embarcadero o muelle artesanal. Decenas de
embarcaciones menores se agolpan, albarengadas unas a otras. Banderas
brasileras, colombianas y peruanas se lucen en sus popas. Muchas llevan las
tres, al mismo tiempo. Son los que realizan el trco de pasar a los pasajeros a
Tabatinga, Leticia, y viceversa. Diramos un desorden bien organizado.
El regreso fue por va area. Nos permiti ver desde el aire gran parte del
tramo uvial navegado. Se observan ya algunas zonas depredadas. Cicatrices
en medio de los bosques. Me trajo recuerdos de la vista area cuando uno
sobrevuela Puerto Maldonado, en Madre de Dios.
Citando a Nicole Bernex en su obra Dejemos a nuest ra Realidad educarnos:
Todos no vemos de la misma manera un paisaje: cada percepcin es
original; la del turista ser distinta de la del campesino, y esta a su vez
distinta de la del cientco. Sin embargo, cada apreciacin individual nos
permitir entender mejor el paisaje que vemos como parte de nuestro
entorno, de nuestro sistema de vida [ ].
El Rpido lleg al
puerto de Santa Rosa, en
la margen derecha. Unas
balsas flotantes fungen
de embarcadero o muelle
artesanal.
Los nautas de la Marina de Guerra del Per han surcado y bajado el Amazonas
y sus auentes miles de veces, dejando, como Verne, una estela de esperanza
en cada poblado visitado o abriendo nuevas trochas para el desarrollo.
Bibliografa
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12. Villarejo, Avencio (2000). Memori as de un Misi onero en l a Sel va La avent ura de un Agust i no en l a
sel va. CETA. Lima: PEISA.
La conquista
area de la selva:
Lnea Area Nacional
del Oriente, un logro
de la M arina de Guerra
del Per
En circunstanciasde hallarse prximo a celebrarse el 150 aniversario
de la presencia de la Marina de Guerra del Per en nuestra Amazona,
materializada con el arribo a Iquitos el 5 de enero de 1864 de un grupo de
vapores fruto de la gran visin geopoltica del presidente Ramn Castilla,
que formaron la Marina Fluvial del Per y establecieron un apostadero uvial,
se conmemora el inicio de una sucesin de exploraciones organizadas a los
ros de la Amazona peruana. Desde aquellos tiempos, la Institucin, siempre a
la altura de las circunstancias, supo capear los temporales de las condiciones
de la vida poltica del pas, y subsiste hasta hoy como brazo de apoyo para
alcanzar las ms anheladas aspiraciones de desarrollo de esa regin.
Fueron sus hombres quienes supieron utilizar apropiadamente esos elementos,
transformando el insignicante pueblo que apenas daba indicios de vida,
habitada por una mayora semisalvaje y una pequea minora de civilizados,
Capitn de Corbeta
JUAN CARLOS PATIO PONCE
Los principales pueblos de nuestro oriente, hace ms de medio siglo que
estn msvinculadosa la Europa y a lasciudadesamericanasdel Atlntico que
a lasnuestrasdel Pacco; y especialmente hoy con losmediosrapidsimosde
comunicacin, el Par, Manaos, Ro de Janeiro y otrastantasciudadesbrasileras
hacen vida msntima con Iquitosy resaltan a primera vista lospocoslazoscon
el foco principal de la vida nacional de Lima. Estas relaciones en todo orden,
de preferencia con los extraos, y la poca comunidad con la nacionalidad,
provocaron prdidasterritorialesen esa zona que fueron a enriquecer al vecino.
Asoci aci n Naci onal en pro de l a Mari na
Revi st a Pro-Pat ri a, marzo de 1926.
ESPECIAL
27
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en una importante urbe, con una poblacin oreciente, erigida a la categora
de departamento en 1866. Con el transcurrir de los aos sera conectada con
magncas vas de comunicacin al interior del pas, gozando de un puerto
uvial comercial y permitiendo la exportacin al extranjero de las riquezas
naturales de nuestra selva.
Navegando por la singladura de nuestra historia, 64 aos despus, otro
proyecto nacional respaldado por el Gobierno pondra de gala el trabajo
que la Marina vena realizando en esos lares. Esta vez seran los cielos
amaznicos escenarios de gloria para un grupo de entusiastas hombres de
mar y aire, quienes surcaran las agrestes montaas de los Andes y la vasta e
inconmensurable Amazona, para abrir las primeras rutas areas a este inmenso
territorio nacional, dejndonos un extraordinario legado de valor, entrega y
desprendimiento por su propia vida, dadas las dicultades de la geografa y la
tecnologa area de la poca.
Al respecto, entre 1927 y 1928, la Institucin tendr el alto honor y la fuerte
responsabilidad de llevar adelante la conquista area de la selva con la creacin
de la Lnea Area Nacional del Oriente a cargo del Servicio de Hidroaviacin
de la Marina, dependencia que form a los pioneros de la Aviacin Militar en
el Per, organizndola, implantndola y dirigindola ecientemente en su
funcionamiento, logrando unir diversas localidades de la Amazona, dndose
as un paso transcendental en el desarrollo del pas, al ser la primera aerolnea
regular en la historia de la Aviacin peruana.
Lo difcil demora un poco, lo imposible un poco ms... Lema de la Escuela de Hidroaviacin de Ancn.
29
El Servicio de Hidroaviacin de la Marina en 1926
Al mando del Servicio de Hidroa-
viacin de la Marina en esa poca,
est el Capitn de Fragata Harold
Bartley Grow, recordado Jefe de
la Misin Naval Americana, quien
lleg al Per en 1924 para poten-
ciar esta Arma y esconocido por
sus cualidades de gran organi-
zador y administrador. Tiene una
amistad cercana con el Presidente
Augusto B. Legua, a quien invita a
todo acto importante en la Base
de Ancn. Con motivo de la in-
auguracin de nuevas construc-
cionesen 1925, satisfecho por suscontinuosprogresos, el presidente mencionara
en discurso: Esta escuela tiene, pues, todos los caracteres de los instit utos armados
que def enden la integridad de la pat ria. Mi gobierno, que para fundarla no ha omitido
ningn esfuerzo, seguir prestndole su ayuda hasta que logre la plenit ud de su desa-
rrollo, haciendo alusin a su creacin en 1920.
El transporte de correo y pasajeros entre la costa y la
regin oriental
La comunicacin entre la costa y la zona oriental en los aos veinte es una
cadena no interrumpida de privaciones e incomodidades. Se inicia partiendo
de Lima por tren, se llega el mismo da a la Oroya, y en automvil hasta
Tarma, pernoctando all hasta la maana siguiente que, en automvil, se da el
traslado hasta la Merced en cinco horas de viaje. As mismo, desde la Merced
se va en automvil hasta el puente sobre el ro Peren, en donde se toman
los mulos, para hacer un camino duro y pesadsimo durante cinco a seis das
por desladeros y con las molestias consiguientes a todo viaje por regiones
deshabitadas y careciendo incluso del mnimo confort. Despus de dormir en
tambos infectos, sometidos a las torturas de una cama inverosmil de mala
calidad, con psimo alimento, y despus de hacer jornadas de 10 horas, por
decir lo menos, se arriba muertos de necesidad y de hambre a la primera parte
Servicio de Hidroaviacin de la M arina.
Balneario de Ancn.
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del viaje, dejando los mulos en Puerto Yessup para tomar una canoa con una
relativa seguridad, en la que se viaja cuatro largas horas en la inmovilidad ms
absoluta, hasta llegar a Puerto Bermdez. Esta es otra odisea del pobre viajante.
Se baja en esa canoa durante seis a ocho das, hasta tomar una embarcacin a
vapor en la desembocadura del ro Pachitea. Ya una vez en el ro Ucayali, por
bajo que est, se arriba en cuatro das a la capital del departamento de Loreto.
Abriendo una ruta area sobre los Andes
Durante mucho tiempo el pas viene sintiendo
la necesidad de resolver su lenta comunica-
cin entre la costa y las apartadas regiones de
nuestro oriente. La Aviacin ser la llamada a re-
solver este problema, puesto que las construc-
ciones ferroviarias son de costo muy elevado y
casi de un valor privativo para pases como el
Per. El raid por llevarse a cabo tendr que ser
alentado con todo el entusiasmo con que la Ma-
rina de Guerra del Per alienta estas obras de
bien y de renombre, que dan lustre y prestigio
a la Institucin Armada. En octubre de 1926, el
Comandante Grow, acompaado por el Teniente
Segundo Leonardo Alvario Herr, intrpido pi-
loto tarmeo, parte a Iquitos en expedicin terrestre y uvial, para explorar
la regin entre San Ramn, al este de los Andes, e Iquitos, empleando tres se-
manas, con escalas en Puerto Victoria, Masisea, Contamana y Requena. Dicha
expedicin ser denida como t ediosa y primit iva por el Comandante Grow,
primerizo en esas regiones.
A su retorno a Lima en el mes de enero, y con un estudio especco de la
regin y de las necesidades que implican el establecimiento de bases y sub-
bases a lo largo de la ruta, recomiendan que dos aviones a ruedas y cuatro
hidroaviones capaces de cambiar de versin, fueran utilizados en el servicio.
Las mquinas elegidas son biplanos metlicos Keystone K-55, diseados para
llevar dos pasajeros y 400 libras de equipaje o correo (90 kg), ordenados a
la Keystone Aircraft Corporation, en Bristol, Pensilvania, Estados Unidos. Son
impulsados por motores Wright Whirlwind J-5 de 200 HP, que vuelan en pe-
queos servicios comerciales areos de los Estados Unidos y harn famoso
Comandante USN Harold B. Grow.
31
en mayo de ese ao al aviador estadounidense
Charles Lindbergh, por cruzar el Atlntico en un
vuelo sin escalas de Nueva York a Pars. Cuentan
con supercargadores para los vuelos a altitudes
extremas en atmsfera enrarecida, siendo ello
un gran adelanto en dicha poca.
Los aviones llegan a Lima en el verano de 1927
y los hidroaviones son enviados directamente
por vapor a Iquitos. En tanto, la Base Naval del
ro Itaya ya est siendo acondicionada por el Te-
niente Primero Gustavo Cornejo Portugal como
destino nal de la ruta desde Masisea, donde
establecieron su base en el ro Ucayali. Desde
Ancn, su base en la costa, hay dos maneras de llevar los aviones a San Ramn:
desarmados y embarcados por tierra o en vuelo sobre picos de 19.000 pies.
Se decide por lo segundo. Es as que en los primeros das de octubre, Grow y
Alvario Herr decolan las mquinas 1-R-5 y 1-R-6, ascienden e intentan pasar
por Ticlio, pero una gran tormenta, propia de la estacin, se los impide y son
forzados a retornar.
Das despus, otro intento termina con los mismos resultados. En la tercera
partida se ven obligados a retornar, pero esta vez la neblina cubre toda la
costa, perdindose orientacin hacia su base. Alvario decide aterrizar a la pri-
mera oportunidad; escoge un pequeo campo de cultivo y cae en una zona
rocosa, girando sobre terreno agreste. Grow, por su parte, pone rumbo hacia
el mar en su comps, estima estar sobre Ancn, y desciende a 7.000 a travs
de las nubes. Dndose cuenta de que su altitud inicial haba sido de 7.015 pies,
nivelando muy cerca al mar, pone rumbo al Callao y aterriza en Ancn. Al poco
tiempo Alvario retorna tambin; est en buen estado.
El 27 de octubre de 1927 a las 10 de la maana, lo intentan otra vez. La niebla
y nubes predominan sobre el campo y a lo largo del valle; esto los fuerza a
ascender en espiral a 17.000 pies hasta perderse de la ansiosa mirada de sus
compaeros. Alcanzan a ver las cumbres nevadas en frente a 60 millas y se
dirigen hacia all con un cielo calimoso que oculta sus referencias en tierra. A
21.000 pies logran anquear el macizo de la Cordillera de los Andes sobre Ticlio,
separndose por un momento. Es el primer vuelo de ruta de Alvario. Grow se
preocupa, y en un esfuerzo por encontrarlo, inicia una bsqueda ascendiendo
y descendiendo 2.000 pies entre los picos, por intervalos, para no perder la
Teniente Segundo Leonardo
Alvario Herr.
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conciencia en la atmsfera enrarecida. El terreno es nuevo para l. Se desubica,
pero alcanza a ver una ciudad, y ya con poco combustible desciende y aterriza
en un claro que luego identica como Huancayo. Es la 1 y 15 de la tarde; sus
manos y pies estn escarchados por el fro extremo sobre la cordillera; est a
11.000 pies sobre el nivel del mar, mientras que Lima est a solo 113. Consigue
combustible y despega; evita la nieve y la lluvia pasando entre los cerros, as-
cendiendo a 19.000 pies, y pone rumbo a San Ramn, sin visibilidad sobre el
terreno. Calcula y desciende a 7.000 pies entre nubes, y siendo las 1615 est
sobre el campo, calmando la ansiedad por su suerte. Alvario haba arribado
a las 1220 en rumbo directo al noreste desde Ancn, que le tom 2 horas con
40 minutos y 200 millas de distancia. Por esta proeza recibir la Cruz Peruana
de Aviacin, mxima distincin para los aviadores de la poca.
A partir de noviembre, logran un paso ms hacia la conquista de la selva:
vuelan sobre puntos importantes de la zona y ganan valiosa informacin que
servir para el tramo San Ramn a Masisea, pequea ciudad en la jungla ele-
gida para su base de hidroaviones en el ro Ucayali. Otros vuelos de explora-
cin fueron efectuados para el resto de la ruta con hidroaviones al norte de
Masisea, donde siguen el curso del solitario ro Ucayali, que es un continuo
y alargado campo de acuatizaje con estirones estrechos que se abren paso
entre la maleza de la implacable selva. Dira el Comandante Grow: Los nat ivos
de nuest ra selva invocaran a lo ms sagrado de sus deidades pensando que el f n
del mundo haba llegado cuando miraban los aviones en el cielo.
Ensamblaje de HidroavionesKeystone Base Fluvial e Hidroaviacin del Rio Itaya -I quitos.
33
En cuanto al otro tramo, Masisea-Iquitos, servido por hidroaviones, los vuelos
de prueba se iniciaron los primeros das de enero de 1928. El primer vuelo
ocial de la lnea fue el 7 de enero de 1928. El Comandante Grow y el Teniente
Primero Cornejo volaron dos hidroaviones de Iquitos a Masisea, llevando dos
pasajeros, con escalas en Orellana y Contamana, para repostar combustible. Al
mismo tiempo, volaba el Teniente Alvario de San Ramn a Masisea con un
pasajero, intercambiando la correspondencia de sus aviones.
As qued establecida esta lnea. En lo sucesivo, solo el mal tiempo los de-
tuvo. Los aviadores navales supieron sacar adelante las dicultades en forma
abnegada y silenciosa. El oriente peruano debe siempre recordar a aquellos
paladines del progreso que junto con los nombres de Carleton, Griva, Lecca
y Barreda, fueron el equipo de Pioneros de estas rutas. En este avatar por
conquistar da a da la selva, tiempo despus el Teniente Primero Jos Estre-
madoyro realiz vuelos de exploracin sobre Puerto Maldonado, Moyobamba,
Puerto Esperanza y Manaos, constituyndose en el primer piloto que lleg por
el aire a estos lejanos y aislados lugares.
A la creacin del Cuerpo Aeronutico del Per en 1929, institucin que uni-
cara los servicios areos de la Marina y el Ejrcito en el Pas, la Lnea Area
del Oriente se expandi y consolid estableciendo un itinerario regular en la
zona bajo la direccin del Ministerio de Marina y Aviacin y en el conicto con
Colombia de 1933, la Base Naval del Ro Itaya fue el centro de operaciones del
teatro Nor-Oriente y la Base de San Ramn punto de acceso obligado desde
la costa para el apoyo a las operaciones, es en esta etapa cuando Alvario con
Nativosen loshangares, San Ramn.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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el Grado de Capitn de Aviacin encontrara la muerte trasladando desde San
Ramn a Iquitos una escuadrilla de aviones de caza.
En la siguientes dcadas, la actividad area en la zona se mantuvo siguiendo
la estela dejada por nuestros pilotos navales y hoy en da el Grupo Areo
42 de la Fuerza Area heredero de esta Lnea Area, contina uniendo los
pueblos de la regin y efectuando operaciones contra los ilcitos de la regin
en sinergia con la institucin, son los aviones Twin Otter en versin ruedas e
hidroavin quienes surcan los cielos del oriente tal como lo hicieron despues
de la keystone los recordados aviones Hamilton, Stearman, Travel Air, Catalina,
Grumman, DC-3, Beaver, orgullos de nuestra aviacin.
Comandante Grow.
35
Bibliografa
1. Jara Loret de Mola, Carlos de la. Historia Aeronutica del Per, Tomo II edicin 1973.
2. Grow, Harold Bartley. Revista Aerodigest, Blazing an aerial trail over the Andes, marzo 1929
84-216.
3. Revista Aeronutica y astronutica, Sntesis algunos documentos sobre la Fuerza Area del
Per octubre 1992 799- 802.
4. Revista de Marina. Implantacin del Servicio de Hidroaviacin en el Departamento de Loreto,
Tudela y Lavalle, Hernando Setiembre-Octubre 1926.
5. Museo Nacional del Aire y del Espacio, Washington. EEUU, archivos.
6. Museo Nacional de Aviacin Naval, Pensacola, EEUU, archivos.
7. Alvario y Llaveria, Leonardo, Entrevista.
8. Maguina Alvaro, archivos.
9. lbum Personal CdN. Harold B. Grow.
37 37
INFORMATIVO
Responsabilidad
social, tarea de
todos
Teniente Primero
CLAUDI A ROJAS ACAT
Hasta hace unas dcadas, la mayora de las empresas a nivel
mundial se rega bajo la perspectiva de lucrar, creando nicamente bienes y
servicios a la sociedad, de la manera que fuese, pero sin tomar en cuenta el
dao ambiental, social o econmico que podan ocasionar en el mundo. Es
por eso que se crearon y se siguen creando leyes o normas que modiquen
el comportamiento un tanto egosta de algunas empresas, con el objetivo de
lograr una mejora continua en el desarrollo integral en las comunidades en las
que operan alrededor del mundo.
Sin embargo, este avance sigue siendo pausado y sosegado, debido a que
nuestra propia cultura no le permite avanzar a pasos agigantados; es decir,
las personas que dirigen las empresas son personas que hasta hace poco
tiempo no saban el signicado de res-
ponsabilidad social, ya que estaban acos-
tumbradas a ver la inversin social como
un gasto extra y no como una transfor-
macin positiva de la sociedad, aplicando
esta teora a toda la organizacin, menta-
lizando a sus mismos trabajadores en no
gastar de ms.
Pero, qu sucedera si este cambio de
responsabilidad social no solo se aplicara a las
empresas, sino tambin a lasuniversidades,
Es por eso que se crearon y se si guen creando l eyes o
normas que modi quen el compor t ami ent o un t ant o
egost a de al gunas empresas, con el objet i vo de l ograr
una mejora cont i nua en el desarrol l o i nt egral en l as
comuni dades en l as que operan al rededor del mundo.
INFORMATIVO
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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institutos, FuerzasArmadasy colegios? Lo que se podra lograr sera un cambio
radical en el pensamiento de muchaspersonasde distintasedadesy diferentes
culturas. Un llamado a la reexin a aquellaspersonasque sern el futuro del pas
y lossiguienteslderesen la Era de la Informacin.
Un rumbo a seguir: Muhammad Yunus
El ganador del Premio Nobel de la Paz en el 2006, Muhammad Yunus, cre un
banco para las personas pobres, hecho que nunca fue considerado por los
grandes bancos del mundo. l tena un pensamiento muy claro e innovador.
Deca que los bancos convencionales se dedicaban a otorgar prstamos a los
hombres ms ricos, lo cual traa como consecuencia que los ricos se hiciesen
ms ricos y los pobres, ms pobres. A diferencia de ello, el Grameen Bank, el
banco de Yunus, se centraba en prestar dinero a las mujeres pobres e incluso
mendigos en Bangladesh; asimismo, ayud a crear una serie de alianzas con
diferentes empresas del mundo, con el n de dar salud y bienestar a las per-
sonas que ms lo necesitasen, tales como zapatillas de la marca Adidas a un
costo de 1.30 dlares; yogures a bajo precio, enriquecidos con los nutrientes
necesarios para combatir la malnutricin infantil; abastecimiento de agua po-
table con Veolia Water en Bangladesh (ya que sus aguas subterrneas estaban
contaminadas con arsnico). El Grameen Bank ha demostrado que prestar di-
nero a los pobres no solo es posible, sino lucrativo, al punto que en la actua-
lidad presta ms de mil millones de euros al ao.
Cabe preguntarse, qu sucedera si existiesen ms personas como Mu-
hammad Yunus, llamado el
banquero de los pobres, en
el mundo y en nuestro pas?
Emprendedores como l, sin
ser expertos en la materia,
decidieron crear negocios
sociales; es decir, que no solo
se dediquen a lucrar, sino
que aporten mucho a la so-
ciedad, de una manera poco
convencional pero ecaz,
con un especial nfasis en la
creacin de nuevos puestos
Responsabilidad social en todoslosmbitosy condiciones.
39
de trabajo y reduciendo la pobreza. Para eso, todos los grupos de inters, o
st akeholders, involucrados en el proceso de cambio, deben estar conscientes
de la magnitud de dicho cambio. La comunicacin y proactividad son claves
para un cambio sostenible. Las unidades involucradas, como el Gobierno, el
Ministerio de Educacin, el Ministerio de Economa y Finanzas, el Ministerio de
la Mujer y Desarrollo Social, el Ministerio de Trabajo, las Fuerzas Armadas, as
como las universidades y colegios, deben estar comprometidos con el gran
cambio, para que de esta manera se ponga n al problema social.
Para el profesor Yunus, los objetivos al enfrentar la problemtica social era
tres. Primero, favorecer el desarrollo econmico y humano colectivo desfa-
vorecido, generando oportunidades de empleo. El segundo n era mejorar la
autoestima y posibilitar la integracin psicolgica y cultural en la sociedad a
los colectivos que sufren algn tipo de exclusin; y el tercero, mejorar las con-
diciones de vida, paliando las carencias de bienes bsicos, tales como agua,
salud, electricidad, etc.
Para poder empezar a dar estos primeros pasos, las universidades, Fuerzas Ar-
madas, colegios e institutos deberan modicar el contenido curricular de sus
programas acadmicos, con el n de incluir los cursos de Responsabilidad So-
cial, tica, Innovacin e Investigacin y Desarrollo como asignaturas perennes
en la malla acadmica. De esta manera, se concientizar desde los ms pe-
queos hasta las personas adultas a un cambio en sus formas de pensar, con
el objetivo de que se pregunten constantemente en qu clase de empresas
desearan trabajar cuando egresen o qu clase de negocios y con qu clase de
personas preferiran hacerlo.
Ayuda social a la infancia peruana.
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En los ministerios se debera crear un nuevo lenguaje para ser hablado, en
el cual incluyan constantemente los conceptos de responsabilidad social y
ayuda al ms necesitado; preguntndose constantemente a s mismos cmo
pueden erradicar el individualismo y el egosmo en la mente de las personas,
siendo reemplazados por la sinergia colectiva en todos los actos que se rea-
licen. Pero, cmo lograrlo? Qu comportamientos y actitudes incentivarn
a las personas a que crean en los negocios sociales, como pieza fundamental
de un futuro mejor? Se requiere educar a la sociedad en todos sus niveles,
debido a que nuestra misma cultura nos indica erradamente que debemos
preocuparnos primero en nuestro bienestar, en conseguir bienes materiales,
para luego tener la tan esperada felicidad y satisfaccin personal.
El Per, si bien ha mejorado sus ndices econmicos, sigue siendo un pas con
un gran nmero de personas pobres, e incluso de pobreza extrema. Segn
el Instituto Nacional de Estadstica e Informtica (INEI), en el 2012, los depar-
tamentos con los niveles ms altos de pobreza fueron Apurmac, Cajamarca,
Ayacucho y Huancavelica; tambin se indica que 69 mil personas dejaron de
ser pobres extremos. Esta cifra es alentadora para algunos; sin embargo, si se
pone en prctica innovaciones como las de Yunus, es decir, que la sociedad
les d una oportunidad a los pobres, la pobreza extrema se eliminara de raz.
Lamentablemente, aquella resistencia al cambio y a lo desconocido est muy
arraigada en la sociedad.
En realidad, son pocas las personas o instituciones que desean aportar y con-
tribuir de manera directa o indirecta al desarrollo sostenible de la sociedad,
cosa que s lo hace, por ejemplo, nuestra Marina de Guerra, la cual, la cual, aun
sin generar utilidades, se preocupa constantemente de asistir a las personas
con menos recursos, mediante donaciones hechas por sus mismos miembros.
Por lo tanto, para el caso de las empresas (que s generan utilidades) no solo
se pide que donen productos o realicen acciones de caridad, sino tambin
acciones a largo plazo, enfocadas al desarrollo de las personas ms pobres que
deseen superarse con la ayuda de los dems.
41
Empresas que practican la responsabilidad social
Una fundacin que realiza programas de
inversiones en educacin en el Per, es la
corporacin Romero, que promueve la ca-
pacitacin en el uso de sof t ware educativo
a docentes de primaria y secundaria en 12
regiones. Segn el diario Gestin (2013), la
fundacin Romero piensa que a medida
que existan ms personas liderando las em-
presas, se generarn ms alternativas de
empleo y, por tanto, mayor desarrollo para
miles de familias que an no pueden salir
de la pobreza.
Otra empresa que ayuda al desarrollo de la sociedad es la empresa Alicorp,
que impulsa el programa La radio saludable y que difunde mensajes edu-
cativos sobre nutricin y desarrollo infantil en la poblacin rural. Por su parte,
Edelnor impulsa el programa Salud para todos y ofrece charlas preventivas
y atencin de 20 especialidades mdicas a ms de 12.000 personas que no
tienen acceso a este servicio. Esta empresa aprovecha la economa de escala
para brindar ese servicio a una mayor cantidad de personas a un menor costo.
Es fundamental conocer las necesidades de las personas, sus realidades y sus
capacidades, para poder dar una respuesta adecuada a los problemas de una
sociedad. Y son acciones como las de estas empresas las que debemos tratar
de imitar, ya que no solo logran percibir utilidades, sino tambin mejorar la
calidad de vida de las personas, instruyndolas y capacitndolas con el n de
aumentar su bienestar.
Existen muchas formas de contribuir con la so-
ciedad, ya sea que se trate de una sola persona
o un grupo de personas. Todo es bienvenido.
Si tan solo todos nos pusisemos como meta
aportar o donar algo, ya sea productos comes-
tibles, medicinas, ropa, dinero, o incluso cabello
para las personas que padecen de cncer, el
mundo sera un lugar mejor. Ya queda en noso-
tros tomar accin en algo que est a nuestro al-
cance y que nos dar una inmensa satisfaccin.
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Referencias
1. Diario Gestin (2013). Recuperado de ht tp://gestion.pe/empresas/empresas-peruanas-
apuestan-inversion-social-nutricion-educacion-y-salud-2069047
2. Instituto Nacional de Estadstica e Informtica. (2012). Recuperado de http://www.inei.gob.pe/
web/NotaPrensa/Attach/16388.pdf
3. Marin, Ainhoa. Del Marketing con causa a la responsabilidad social de la empresa. http://www.
aedemo.es/aedemo3/socios/revista85/AD-85-09.pdf
4. Revista de Antiguos Alumnos IESE. (2010). Hacer negocios cambiando el mundo. IESEInsight
N6 (p. 76).
5. Revista espaola del Tercer sector. La empresa social: revisin de conceptos y modelo para el
anlisis organizativo. Recuperado de http://oa.upm.es/12404/1/INVE_MEM_2011_113263.pdf
43 43
INFORMATIVO
El Lder y la
Inteligencia
Social
Capitn de Fragata
LUI S JESS TO RRES M O NTOYA
Claro ha quedado ya que no podemos hablar de si una persona
es inteligente o no midiendo solamente su coeciente intelectual; ya en la
dcada de 1980 Howard Gardner nos haba hecho conocer otra serie de habi-
lidades que se encontraban mayor o menormente desarrolladas en el cerebro
del hombre y que daban la posibilidad de llamar a las personas inteligentes
por esas habilidades que, en gran parte, aquellas que tenan un alto coe-
ciente intelectual no posean. Yo recuerdo mucho la conversacin que tena
una amiga de mi madre respecto a su hijo, un hombre muy capaz y que de
acuerdo con sus pruebas tena un alto coeciente intelectual; sin embargo, no
poda ingresar a la universidad. Las excusas eran muchas: que el examen lo
hicieron para otro tipo de gente, que se puso muy nervioso, que el director no
lo quiere pero nunca se les ocurri que por ms que su coeciente intelec-
tual era alto, la Medicina no estaba hecha para l; de lo contrario, no tendra
el xito que tiene hoy importando contenedores de juguetes en pocas de
Navidad. Se puede observar que aparte de la neurosis de la madre del perso-
naje descrito, se daba algo ms que se ve a menudo, y es la obsesin de los
padres d que sus hijos sean lo que ellos han planeado; algo as como cuando
las familias terratenientes europeas decidan el matrimonio de sus hijos, con la
nalidad de asegurar la propiedad. En ambas situaciones, los padres no eran
Desde que se de ni l a i nt el i genci a soci al
como l a habi l i dad para comprender a ot ros
y compor t arse con sensat ez y rel aci n a
aquel l os (Torndi ke, 1929)
INFORMATIVO
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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empticos con los sentimientos humanos de sus hijos, no dejaban que el ca-
mino bajo
1
del cerebro pudiera decidir las cosas que necesitaba y sacase al
aire tanto la creatividad y habilidad para hacer negocios, como la pasin de
dos personas que realmente se enamoran. Esta empata que deban sentir los
padres con sus hijos es la primera traba para que estos luego sean empticos
con el resto de la sociedad y puedan desarrollar a tope su inteligencia social.
Lo bueno es que a diferencia de las dems inteligencias (Gardner, 1983), o la in-
teligencia cognitiva del CI, la inteligencia social se puede desarrollar y mejorar.
Otro claro ejemplo del mal uso de la inteligencia social es el que nos presenta
el profesor Christian Len en su artculo Incoherencia de la Cultura Empre-
sarial, publicado en el diario limeo Gestin el 17 de abril del 2012; en este
artculo nos cuenta cmo algunos directivos no son coherentes con las pol-
ticas organizacionales que ellos mismos imponen, y nos da ejemplos, desde
la impuntualidad para iniciar o acabar las reuniones hasta el hecho de citarlas
en vano, dado que siguen contestando el celular o el chat, o simplemente
regocijndose mientras repiten y repiten la pgina de Facebook que muestra
el tiempo que lograron en la ltima carrera del n de semana. Es decir, no son
y, al parecer, no les interesa ser empticos. Existen dos vas: la de iniciar y for-
talecer una cultura empresarial a travs de la conducta de sus directivos, o por
Liberando equiposde trabajo y asegurando el xito en la gestin.
45
la presin que hacen los mandos medios, administrativos y operativos hacia
algunas gerencias funcionales para seguir determinados parmetros conduc-
tuales (Len: Incoherencia de la Cultura Empresarial, 2012). En ambas situa-
ciones, se requiere de empata, de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba.
Piense solo un minuto cmo se sentira si le estuviera hablando a su jefe y
este siguiera viendo su laptop, o cmo se sentir su jefe cuando nota que sus
polticas quedan relegadas ante la presin del estilo de sus mandos medios.
Pero me imagino que debe estar preguntndose por qu menciono tantas
veces el uso de la empata y por qu trato de resumir en esta sencilla palabra
todo el contexto de Inteligencia Social. Desde que se deni la inteligencia
social como la habilidad para comprender a otros y comportarse con sensatez
y relacin a aquellos ( Torndike, 1929), ya se estaba dando a entender que la
inteligencia social es la identicacin mental y afectiva de un sujeto con el
estado de nimo de otro (denicin que corresponde a empata segn el Dic-
cionario de la Real Academia Espaola); entonces podramos deducir que la
int eligencia social es empat a, y que practicarla corresponde a la capacidad de
ponerse en el lugar del otro, para que la comunicacin no necesite una retroa-
limentacin, sino que lo que plantee en forma de dilogo sea escuchado con
las palabras correctas y que el resultado de las rdenes sea a ms no poder la
autorrealizacin de la persona a quien se las impartimos. Entonces ronda por
mi mente la siguiente pregunta: Quin debe ser emptico: el lder o el subor-
dinado? Y la respuesta, luego de todo un curso referente al tema es una sola:
es el lder quien debe ser emptico; no puede este permitirse tener un locus
de cont rol int erno
2
, por no decir inmadurez, para pedir que sus subordinados
lo entiendan y acepten cuando est molesto, cuando haya peleado con su
mujer o cuando tenga simplemente que soportar la llamada de atencin de
otro superior. El lder se ha convertido en este momento en el artista que sabe
que el show debe continuar y mantener la calma, la serenidad y la empata con
todo su personal. As mismo:
[ ] deber buscar un equilibrio personal y colectivo, puesto que ello contri-
buir de manera notoria a incrementar las aptitudes de cada uno de sus su-
bordinados, desarrollndose en cada trabajador tanto la parte personal como
la profesional, ya que percibir una autorrealizacin y, al obtenerla, repercutir
directamente en el desarrollo organizacional de la empresa. (Len: Traba-
jando bajo presin o formando neurticos?, 2012)
Pero la empata no lo es todo. Goleman (2006) nos dice que la inteligencia
social tiene muchos ingredientes que se pueden organizar en dos amplias
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categoras: la conciencia social, es decir, lo que percibimos unos de otros, y
la facilidad social, que no es otra cosa que lo que hacemos con lo primero
que hemos percibido. Y cuando el autor nos habla de los ingredientes que
conforman los grupos mencionados, ubica la empata solamente dentro
del primero, agregndole el conocimiento social, que es ubicarnos no sola-
mente sintiendo, escuchando y comprendiendo los pensamientos de otro,
sino adems conociendo cmo funciona su mundo social. La facilidad social
se convertir en la parte donde el lder sacar a relucir sus mejores dotes y
su parte ms sensible, porque deber sincronizarse para actuar a un nivel no
verbal, departir el resultado de su anlisis, para lograr influenciar al subordi-
nado, y finalmente lograr que las necesidades del otro se conviertan en su
propia preocupacin. Por lo tanto, un lder debe lograr dominar tanto la con-
ciencia social como la facilidad social; debe lograr dominar su camino bajo
y su camino alto, para de esta manera poder controlar cualquier relacin y
lograr el resultado esperado.
Evaluar la inteligencia social no ha sido fcil, y si no sabemos cul es la
evaluacin entonces ser difcil mejorarla. Los intentos por estudiar los
Conociendo la parte espiritual de nuestroslderes.
47
diversos componentes de la inteligencia social se han visto frustrados por
las dificultades en disear los instrumentos; sobre todo porque existe un
solapamiento entre la parte cognitiva de la inteligencia social y la misma
inteligencia social en s (Contini, 2004). Pero podemos iniciar entrenndonos
en el reconocimiento de las expresiones para saber cmo se encuentra
una persona. Ekman (2003) seal que las microexpresiones son seales
emocionales que atraviesan el rostro de una persona en menos de un tercio
de segundo. Al ser estas espontneas, nosotros debemos prepararnos para
poder captarlas; de esta manera sabremos muy bien cul es la situacin
real de la persona. El mtodo para detectar las microexpresiones, creado
por Ekman en un sof t ware para computadoras, dura menos de una hora
(Goleman, 2006), y va a trabajar sobre la mejora de la empata primaria, pero
para entrenar las dems herramientas de la inteligencia social, y sobre todo
para saber cmo hacer algo con la informacin, se requiere de otras variantes
personales de entrenamiento. Aqu es donde lo principal es conocerse uno
mismo. El lder debe conocer y aceptar el resultado de sus propias evaluaciones
y no buscar ningn tipo de excusa. Existen herramientas que han preparado
diversos autores y que van a ayudar a revelarle a un lder quin es l. Quiero
insistir en la palabra aceptar, porque uno de los principales problemas se da
cuando el lder no se acepta como es, y desde luego desecha la oportunidad
de ser ms emptico y de triunfar, junto con sus trabajadores. Aprender a
escuchar va por el hecho de mantenerse concentrado, y de esa forma se
podr captar lo que hace el interlocutor. La mejor manera de escuchar es sin
interrupciones, ni siquiera las de su propia boca con la mejor pregunta que
se le pudiera haber ocurrido. Una vez con toda la informacin, el lder tiene
que haber descifrado los deseos de su subordinado, a quien le ha consentido
la palabra y llega el momento de pensar y lograr con su respuesta no lo que
el interlocutor quiera escuchar, sino aquello que sea irresistible y comulgue
con lo que el subordinado desee para s mismo. Entonces se habr logrado
ser inteligente, socialmente hablando.
Finalmente podremos resumir el presente trabajo diciendo que un lder debe
buscar ser inteligente socialmente, autoanalizndose para conocerse a s
mismo, entrenndose para poder percibir el estado real de sus colaboradores,
as como ponerse en el lugar y entorno de ellos, para poder ayudarlos a salir
de cualquier problema que tengan, dando frutos no solo en la vida personal
del trabajador sino en la misma empresa. Esto sin importar si est pasando por
un buen momento, dado que sus trabajadores deberan ser empticos con l;
pero si no lo son, lamentablemente para el lder, eso no importa.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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Bibliografa
1. Contini, N. (2004). La Inteligencia emocional, social y el conocimiento tcito. Su Valor en la Vida
Cotidiana. Psicodebate 5. Psicologa, Cultura y Sociedad, pp. 63 - 80.
2. Ekman, P. (2003). Emotions Revealed: Recognizing Faces and Feelings to Improve
Communication and Emotional Life. Toronto: Times Books.
3. Gardner, H. (1983). Estructuras de la mente. La teora de las inteligencias mltiples. Mxico D.F.:
Fondo de Cultura Econmica Mexicana.
4. Goleman, D. (2006). Inteligencia Social. Mxico D.F.: Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.
5. Len, C. (1 de junio de 2012). Trabajando bajo presin o formando neurticos? Gestin, pg. 6.
6. Len, C. (17 de abril de 2012). Incoherencia de la Cultura Empresarial. Gestin, pg. 8.
7. Torndike, E. (1929). Intelligence and its use. Harpers Magazine 140, pp. 227-235.
Referencias
1. El camino bajo es un sistema de circuitos que funcionan por debajo de nuestra conciencia,
automticamente, sin esfuerzos y a una gran velocidad []. Est gobernado por la amgdala del
cerebro, la misma que no tiene acceso directo a los centros del habla (Goleman, 2000; p. 27).
2. Locus de control interno: percepcin del sujeto de que los eventos ocurren principalmente como
efecto de sus propias acciones; es decir, la percepcin de que l mismo controla su vida. Tal
persona valora positivamente el esfuerzo, la habilidad y la responsabilidad personal. (Julian B.
Rot ter).
49
INFORMATIVO
Evolucin del
pensamiento
estratgico
martimo y su
influencia en la
Marina de Guerra
del Per
Capitn de Fragata
JO RGE O RTI Z SOTELO
Para abordar el tema de la evolucin del pensamiento estratgico
martimo y la forma como dicha evolucin ha inuido en nuestra Armada, en
un marco lgico, quiz debamos hacer primero algunas precisiones respecto
a qu entendemos por estrategia.
La pregunta podra parecer innecesaria, pero creemos indispensable plan-
tearla por cuanto el concepto se ha generalizado y se aplica hoy en casi todas
las reas del quehacer humano. Cuando este tipo de cosas suceden, lo con-
veniente es retornar a la idea primigenia, a la que le dio origen y constituye su
verdadera esencia, aquella con la que el Diccionario de Lengua Espaola de la
Real Academia dene la palabra estrategia en su primera acepcin: arte de
dirigir las operaciones militares.
No pretendo insistir en el origen del concepto, aquel que nos remonta a los
jefes militares que cada una de las diez tribus atenienses elegan anualmente,
sino en su intrnseca vinculacin con la guerra.
Esto lleva a una precisin indispensable, pues quienes profesan la carrera de las
armas tambin deben aplicar la segunda acepcin que del trmino estrategia
recoge el referido diccionario; vale decir, arte, traza para dirigir un asunto.
Sin embargo, hay que tener presente que esta acepcin no es privativa de la
profesin militar, como s lo es la primera. En consecuencia, la materia que le
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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compete estudiar en profundidad al profesional militar es la referida a la guerra,
lo que obviamente no implica dejar de lado aquella otra estrategia referida al
arte, traza para dirigir los temas del desarrollo y la gestin institucional.
Como todo en la vida es cuestin de balance, este compromiso entre ambos
conceptos de estrategia tambin debe ser balanceado adecuadamente. Sin
embargo, esto no siempre ha sido as, y hubo pocas, en ocasiones prolon-
gadas, en que los temas de gestin se impusieron sobre los temas que consti-
tuyen la esencia misma de la profesin de las armas: la guerra.
Hecha esta necesaria precisin, entremos en materia.
Como acostumbro pedir a mis alumnos, lo primero que hay que hacer con un
tema es pelear un poco con l para de esa manera denir los conceptos que
encierra. Es as que, para tratar sobre la evolucin del pensamiento estratgico
martimo y su inuencia en la Armada peruana, podemos plantearnos varias
preguntas, tales como: Qu es estrategia martima?, qu es pensamiento es-
tratgico?, cmo se ha abordado el tema en otros pases?, y nalmente, cmo
se ha enfocado la estrategia en el tema en el caso que nos interesa?
Abordemos la primera de estas preguntas.
Qu es estrategia martima?
Parafraseando al General Andr Beaufr, la guerra es una lucha de voluntades,
cuya nalidad ltima se ubica en el plano poltico. Constituye un acto de creati-
vidad del genio humano que emplea la ciencia y la tecnologa disponible para
alcanzar sus nes. El curso y el resultado de cada guerra son determinados
por la interaccin de una gran cantidad de factores que no siempre pueden
ser identicados, denidos o cuanticados con precisin. El peso de factores
como la moral nacional, el resultado de una batalla especca, el ingreso de
nuevos contendientes, o la conducta de los lderes polticos y militares, no
puede ser determinado con exactitud. Ms que ninguna otra actividad hu-
mana, la guerra est dominada por la incertidumbre, la friccin y el azar.
En ese contexto, la fuerza es empleada como un factor esencial, pero no nico,
para el logro del objetivo poltico u objeto de la guerra, y su aplicacin es la que
demanda de la estrategia a la que nos referimos. A travs de ella se denen los
objetivos estratgicos militares y se conciben las operaciones requeridas para
51
su logro. Cada uno de estos grandes esfuerzos militares sustantivos congura
a su vez un teatro de operaciones.
Salvo casos excepcionales, como las guerras anglo-holandesas del siglo XVII,
dichos objetivos estratgicos se ubican en tierra e implican el empleo de
fuerzas terrestres para su ltima denicin. En tal sentido, en el contexto ge-
neral de la guerra, tanto el esfuerzo naval como el areo resultan usualmente
suplementarios al esfuerzo terrestre. Esto presupone que el esfuerzo estrat-
gico sea concebido de manera integral y llevado a cabo conjuntamente.
No obstante lo sealado, las operaciones navales, tal como ocurre con las a-
reas, tienen caractersticas peculiares, y es por ello que requieren de un ma-
nejo estratgico especco dentro del esfuerzo general. Ese es el campo de
la estrategia naval, aquel en el que se conciben operaciones para el ms ade-
cuado empleo de los medios disponibles, de manera que se puedan alcanzar
los objetivos que contribuyan al esfuerzo militar.
La clave en toda concepcin estratgica es la imaginacin, pero no una ima-
ginacin cualquiera, sino una que haya sido cultivada sobre la base de expe-
riencias propias y ajenas, a n de tener un mayor nmero de opciones para
emplear los medios disponibles. Esto no siempre est presente en los mandos
operacionales, pues muchas veces la doctrina impone formas de accin que
resultan limitantes. Ese fue el viejo dilema de la Marina Real britnica con sus
Corbeta Unin. Su expedicin a M agallanes, en 1879, gener un gran apremio lasfuerzaschilenas,
obligndolasa dispersarse (foto cortesa del capitn de corbeta (r) Jorge Gamero Cunningham) .
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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instrucciones de batalla, que encorsetaron
la iniciativa de sus Almirantes durante ms
de un siglo, hasta que el genio de Nelson,
expresado en su memorndum de 1805,
marc el inicio de su declive (Corbett,
1904-1905).
La guerra en el mar, como se practic desde
etapas muy tempranas, consisti, pues, en
un conjunto de acciones referidas a su con-
trol y uso como parte del esfuerzo general
de la guerra. Esto dene dos campos de
accin estratgicos, el primero orientado
a obtener o negar el control del mar; y el
segundo, a hacer uso de ese control, vale
decir, hacer uso libre del mar, o con las me-
nores interferencias posibles, para contri-
buir al esfuerzo general de la guerra.
El control del mar se reere al control de las comunicaciones martimas, y
puede ser general o parcial, en funcin del nivel de interferencia a las opera-
ciones en el tiempo y en el espacio. Dicho control puede darse en tres condi-
ciones: en las propias manos, en las del contrario o en disputa.
Dado que la ota preponderante tiende a obtener el control del mar mediante
una batalla decisiva, que la no preponderante busca evitar, la disputa es la si-
tuacin normal en la guerra naval usualmente al inicio de la misma y muchas
veces a todo lo largo de ella y, por consiguiente, es la ms importante para la
estrategia. Tal fue el caso de la campaa naval durante la Guerra del Pacco,
cuando la escuadra chilena busc obstinadamente una batalla decisiva, des-
cuidando sus lneas de comunicaciones, lo que permiti al Per resguardar las
propias e interferir en las del enemigo.
Este es el campo de la maniobra estratgica, o de la correcta aplicacin del
principio militar fundamental, y los mtodos que emplea son la contencin, la
diversin, la concentracin o el bloqueo, en esfuerzos que pueden ser ofen-
sivos, con componentes defensivos; o defensivos, con componentes ofensivos.
Tenemos varios ejemplos de este tipo de maniobras en la historia peruana,
que debe ser fuente primaria de inspiracin estratgica. As, la campaa naval
en la guerra con Colombia en 1828 aplic el bloqueo como herramienta para
Sir Julian Corbett propone que la finalidad
de una fuerza naval no esla destruccin
de la fuerza contraria sino el control de las
lneasde comunicaciones.
53
obtener el control del mar, mientras que
la concentracin de fuerzas navales pe-
ruano-chilenas en el extremo sur del con-
tinente, en 1866, las preserv para un ul-
terior empleo, que no lleg a producirse,
en la guerra con Espaa. Por otro lado, la
a veces criticada expedicin de la corbeta
Unin al estrecho de Magallanes, pro-
fundamente dentro del espacio martimo
supuestamente controlado por las fuerzas
chilenas, gener una enorme diversin
que la oblig a dispersarse. Asimismo, du-
rante el combate de Islay (12-13/1/1838), la
otilla del Capitn de Fragata Juan Jos Panizo maniobr brillantemente para
contener a una fuerza chilena superior; mientras que el escuadrn peruano-
colombiano, al mando del Contralmirante Jorge Martn Guise, llev a cabo un
esfuerzo de mayor escala al enfrentar a las fuerzas realistas que, bajo el mando
del Capitn de Fragata Roque Guruceta, se encontraban en el Callao en oc-
tubre de 1824.
Ahora bien, obtenido el control del mar, lo que viene luego es hacer un uso
adecuado de este.
En esencia, el ejercicio del control del mar permite tres tipos de operaciones:
transportar carga, atacar las lneas de comunicaciones contrarias y defender
las lneas de comunicaciones propias. La primera se reere primordialmente
a fuerzas militares y a elementos esenciales al esfuerzo de la guerra, tal como
sucedi durante la campaa naval de la Guerra del Pacco, que logr concen-
trar en el sur del pas a las fuerzas militares peruanas y mantener abierta la vital
comunicacin con Panam.
El mtodo principal de ataque a las lneas de comunicaciones contrarias es la
guerra de corso, que por denicin acta sobre el comercio enemigo. Obvia-
mente, este mtodo tiene una serie de implicancias legales por la actividad
neutral, pero constituye una herramienta poderosa para producir un efecto
psicolgico negativo en la poblacin contraria y obligar a dispersar sus fuerzas.
La Guerra del Pacco tambin brinda un magnco ejemplo de este tipo de
guerra, con el Huscar, la Unin, la Pilcomayo, el Rmac y el Oroya ac-
tuando repetidas veces entre la fuerza naval chilena y su base principal. La pre-
sin que esta campaa ejerci sobre la poblacin contraria alcanz su punto
En esencia, el ejercicio
del control del mar
permite tres tipos de
operaciones: transportar
carga, atacar las lneas de
comunicaciones contrarias
y defender las lneas de
comunicaciones propias.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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culminante con la captura del Rmac (25/7/1879),
mientras que la profunda operacin de interdiccin
que la Unin intent realizar en Magallanes, en
agosto de ese ao, gener la dispersin de la ota
enemiga.
Finalmente, la defensa de las lneas de comunica-
ciones propias se lleva a cabo de manera directa
cuando emplea medios secundarios, ofensiva o de-
fensivamente, para proteger determinados puntos
crticos durante el tiempo necesario. La actuacin
de la fuerza principal, y su bsqueda de obtener el
control del mar, brindarn una proteccin indirecta,
que complementa a la directa y a la defensa de costa.
Tambin se deben considerar operaciones de cober-
tura y minado.
Pero el n ltimo del ejercicio del control del mar es
la proyeccin del poder militar en territorio enemigo. Esta puede tener inci-
dencia estratgica en el caso de una operacin anbia u operacin costa a
costa que permita abrir un nuevo teatro, mejorar la posicin para la ota o
para conducir operaciones terrestres ulteriores que aseguren un rea. Tiene
incidencia tctica cuando son operaciones de tipo incursin, demostracin,
retirada anbia, sabotaje, bombardeo naval o ataque aeronaval, pues en todos
estos casos se busca neutralizar, negar o disturbar la posicin contraria.
La rplica a las operaciones de proyeccin tambin es una responsabilidad
naval e implica operaciones de defensa contra la invasin y de defensa de
costa. La primera de ellas tiene carcter estratgico, pues busca anular la
ofensiva estratgica contraria materializada por un asalto anbio y, en con-
secuencia, implica todo el poder militar, siendo ideal concentrar su esfuerzo
en la fuerza de desembarco durante el trnsito o, si ello no es posible, en la
etapa crtica del asalto. El desembarco britnico en baha San Carlos durante la
Guerra de Malvinas (21/5/1982) da un buen ejemplo de lo que fue una prdida
del objetivo principal en una operacin de defensa contra la invasin, pues
si bien los pilotos argentinos hicieron valerosos y meritorios ataques, por di-
versos motivos estos se concentraron en la fuerza de cobertura y no en la de
desembarco.
La defensa de costa, siendo responsabilidad naval, tambin implica otros
componentes. Su carcter es tctico, pues se concentra en reas consideradas
La rplica a las
operaciones
de proyeccin
tambin es una
responsabilidad
naval e implica
operaciones de
defensa contra
la invasin y
de defensa de
costa.
55
vitales y para amenazas especcas. Ejemplos conocidos de estas operaciones
fueron las defensas del Callao y Arica durante la Guerra del Pacco, empleando
en ello todos los medios navales disponibles localmente: buques, lanchas
caoneras y torpedos. Menos conocida es la participacin naval en la defensa
de Pisagua (2/11/1879), por medio de la artillera de costa al mando del Capitn
de Fragata Jos Benavides, y de la columna naval organizada por el capitn de
puerto, Capitn de Fragata Jos Becerra.
En resumen, siendo la estrategia una expresin de creatividad destinada a lo-
grar un objetivo militar con los medios disponibles, todos los lderes militares
la usan para concebir sus operaciones. Ahora bien, dicha concepcin puede
ser brillante, acertada, pobre o catastrca, y el estudio de esos casos permite
arribar a determinadas conclusiones y extraer de ellas algunas lecciones per-
durables en el tiempo. Esto nos lleva a abordar el segundo tema de anlisis.
En 1933, el entoncesteniente primero Fernando Romero public un valioso y poco conocido trabajo
sobre la guerra fluvial, analizando el conflicto con Colombia a la luz de otrasexperiencias(cortesa de
su nieto Alberto de Asn Romero) .
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
56
Qu es pensamiento estratgico?
La idea de alimentar la imaginacin estratgica con experiencias previas llev
a muchos lderes militares a recurrir a la historia. Uno de ellos, quiz el ms
brillante de todos los tiempos, Napolen Bonaparte, no solo ley La Guerra de
las Galias de Julio Csar, sino que anot con profusin esa obra, extrayendo
de ella algunas lecciones para sus campaas. Era consciente de la importancia
de tener un profundo conocimiento de la historia militar propia y ajena; y esto
fue precisamente lo que hicieron aquellos a quienes conocemos como pen-
sadores estratgicos. Tal fue el caso de Sun Tzu al analizar su campaa como
General del naciente estado Wu en sus luchas contra Chu y Yeh; de Karl von
Clausewitz y Antoine-Henri Jomini al hacer lo propio desde distintas perspec-
tivas de las campaas napolenicas y de Federico el Grande; de Sir Julian Cor-
bett en igual caso respecto a las campaas navales britnicas, esencialmente
del siglo XVII; y de Alfred T. Mahan al estudiar la Segunda Guerra Pnica y las
campaas navales britnicas del XVII y XVIII. Lo mismo puede decirse de Basil
Liddell-Hart, Herbert Richmond, Raoul Castex, Andr Beaufre y otros pensa-
dores estratgicos.
En el campo naval, sin duda quien impuls esta aproximacin a los estudios
estratgicos fue Alfred T. Mahan (1840-1914), quien al mando del USS Wachu-
sett se hallaba en el Callao en 1884. Como sealara aos despus, durante
una de sus visitas a Lima se dirigi al viejo club ingls, el Phoenix, y en su
biblioteca se puso a leer The Hist or y of Rome, de Theodor Mommsen (Londres,
1868), cuando se dio cuenta de la importancia del control del mar. El fracaso
de Anbal (247-183 a. C.) en su campaa sobre Roma (218-202 a. C.) le hizo
reexionar sobre el tema: repentinamente me di cuenta de ello [ ]; cun di-
ferente hubieran sido las cosas si Anbal hubiese podido invadir Italia desde el
mar [ ], o si hubiese podido, despus de arribar, mantener libres sus comuni-
caciones con Cartago por va martima. All estaba la clave del apogeo y cada
de los imperios: el control del mar o la falta de l: [...] el control de los mares
era un factor histrico que nunca haba sido sistemticamente apreciado y
explicado. Una vez formulado a conciencia, este pensamiento se convirti en
el meollo de todo mi trabajo de los veinte aos siguientes (Ferreiro, 2008:
901-06).
Mahan haba creado su teora. Ahora, faltaba construir el aparato terico que
la sustentara. Y eso fue precisamente lo que comenz a hacer con su obra ms
conocida, The Inf uence of Sea Power upon Hist or y, 1660-1783 (Boston, 1890),
57
aparecida cuando ya se encontraba como
Director de la Escuela Superior de Guerra
Naval Norteamericana. Sus obras posteriores
giraron en torno al mismo tema, constitu-
yendo a la vez el fundamento terico que
Estados Unidos, y en particular su Armada,
necesitaba para iniciar un proceso expansivo
que lo llev a establecer un imperio.
En su anlisis, Mahan consider los funda-
mentos para la construccin del poder mar-
timo, sealando el papel que al poder naval
le caba en ello. Con una marcada preferencia
por la bsqueda de la batalla decisiva, como
herramienta primaria para obtener el control del mar, tambin abord otro tipo
de operaciones. Pero su enfoque primario se concentr esencialmente en la
destruccin de la ota enemiga, como propsito principal de las fuerzas navales.
Con una formacin acadmica ms slida, el historiador britnico Sir Julian S.
Corbett (1854-1922) discrep de algunos de los conceptos de Mahan, espe-
cialmente al sealar que la estrategia martima y la terrestre forman un todo
indivisible, en el que la nalidad de las fuerzas navales no es destruir la ota
contraria sino obtener el control de las comunicaciones martimas. Como re-
sultado de sus investigaciones sobre las guerras britnicas, desde el periodo
isabelino hasta su consolidacin como primera potencia tras las guerras na-
polenicas, y de su experiencia al frente de la ctedra de Historia en el Royal
Naval College, en 1906 public el llamado paneto verde, St rat egical Terms and
Def nit ions Used in Lect ures of Naval Hist or y; y luego, en las mismas clases, fue
surgiendo su obra principal, Some Principles of Marit ime St rat egy, publicada en
1911 (Grove, 1988: XVI).
Quiz con una mejor comprensin de la guerra como un fenmeno poltico,
tal como la haba denido Clausewitz, Corbett plantea en esa obra algunas
ideas interesantes, entre ellas que la guerra no se gana solo en el campo mi-
litar, sino que resulta fundamental presionar la voluntad de lucha: la estrategia
naval no existe como un cuerpo separado de conocimiento. Es solo una sec-
cin de una divisin del arte de la guerra (Corbett, 1911: 307); y que es indis-
pensable una estrecha cooperacin y una estrategia comn entre los servicios
armados, pues el poder naval, siendo quiz ms exible que los otros poderes
militares, solo puede alcanzar objetivos limitados.
En el campo naval, sin
duda quien impuls
esta aproximacin a los
estudios estratgicos
fue Alfred T. M ahan
(1840-1914), quien
al mando del USS
Wachusett se hallaba
en el Callao en 1884.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
58
Corbett pone particular nfasis en los con-
ceptos referidos a las comunicaciones mar-
timas, y dene la estrategia naval como el arte
de conducir las operaciones de una fuerza
naval para proteger las lneas de comunica-
ciones propias e interrumpir las del enemigo.
En tal sentido, obtener el control del mar sig-
nica controlar las comunicaciones, lo cual
en raras ocasiones se puede lograr mediante
una batalla decisiva. Lo usual, segn lo va-
lidan sus estudios, es la disputa; y en conse-
cuencia pone nfasis en ella.
Los conceptos de Corbett fueron tomados
con cierta reluctancia en la Armada britnica,
entre otros motivos por provenir de un aca-
dmico y no de uno de sus miembros; pero el
respaldo, primero del Almirante John Fisher,
y luego el del Almirante Sir Herbert William
Richmond (1871-1946), contribuyeron a que
fueran siendo aceptados.
Este ltimo no solo suscribi las ideas de Corbett, sino que las profundiz,
convirtindose de algn modo en su heredero intelectual como historiador y
pensador estratgico. Richmond haba ingresado a la Armada en 1885 y desde
sus aos iniciales fue muy crtico respecto a la preocupacin que la Institucin
mostraba por el material, descuidando el estudio de la estrategia y la tctica,
cuya comprensin solo poda entenderse, segn sealaba Richmond, a travs
del estudio de la historia.
Durante la Primera Guerra Mundial, Richmond hizo diversas crticas a la con-
duccin de la campaa naval, sealando que el Almirantazgo careca de ima-
ginacin estratgica. Canaliz sus puntos de vista tanto a travs de los canales
regulares como mediante cartas y memorandos a sus amigos, e incluso utiliz
en forma extensa la prensa de su pas. Sir Winston Churchill lo consider un im-
pertinente, pero su situacin se agrav luego de probarse que muchos de sus
puntos de vista eran correctos, entre ellos el restablecimiento del viejo sistema
de convoyes (Baugh, 1993: 12).
Lo esencial de su pensamiento no iba en el sentido de destacar la ltima tecno-
loga disponible, sino en que los ociales navales y los estadistas tuviesen sus
Corbett pone
particular nfasis en
los conceptos referidos
a las comunicaciones
martimas, y define la
estrategia naval como
el arte de conducir
las operaciones de
una fuerza naval para
proteger las lneas de
comunicaciones propias
e interrumpir las del
enemigo.
59
mentes ricamente informadas por un amplio rango de conocimiento histrico y
que estuviesen analticamente preparados para hacer uso de ese conocimiento
a la luz de las condiciones presentes y previsibles. Aada que esto era particu-
larmente cierto cuando las guerras ms recientes tapan el pasado, pero que no
debemos permitir que una sola guerra, por ms reciente y signicativa que sea,
domine el pensamiento estratgico (Baugh, 1993: 12).
En la lnea de lo que luego se conoci como el principio militar fundamental, Ri-
chmond seal que tres principios fundamentales surgen de la experiencia y el
anlisis: a) seleccionar el objetivo correctamente y basar todas las acciones en su
logro; b) lograr superioridad en el lugar y en el momento decisivo, y mantenerlo
tan grande como sea posible; y, c) asegurar las bases vitales y las comunica-
ciones con el mnimo compromiso de fuerzas (Richmond, 1937: 33).
Las ideas de Corbett y Richmond fueron estudiadas con sumo inters por el
Contralmirante Raoul Victor Patrice Castex (1878-1968), con la diferencia de que
su perspectiva de anlisis corresponda a la de un pas que no haba logrado
constituirse en una potencia martima dominante, sino que tradicionalmente
haba rivalizado con Gran Bretaa para alcanzar esa posicin. Crtico implacable
de la forma como Francia haba conducido poltica y militarmente la Primera
Guerra Mundial, public varios libros y artculos antes de ser designado en 1926
profesor de Estrategia Naval en el Centro de Altos Estudios Navales, cargo en el
que comenz a escribir sus Teoras Est ratgicas, que apareceran en cinco vol-
menes entre 1927 y 1935.
Comprendiendo que Francia era un pas que no tena en la Armada su primera
prioridad, consider que sus integrantes deban privilegiar el concepto de la ma-
niobra, sin descuidar por ello la importancia del desarrollo tecnolgico de las
armas y su uso combinado. Estaba convencido de que la ausencia de una com-
prensin de la estrategia y su evolucin histrica haba sido la causa de las fallas
francesas durante la Gran Guerra.
Si bien la batalla decisiva segua siendo el mximo logro de la guerra naval,
usualmente era rara. Por ello, el inters de una Marina menos poderosa como la
francesa, comparada con la britnica, estaba en aceptar la batalla solo cuando
haba utilizado la maniobra para crear una situacin de ventaja relativa, algo si-
milar a lo que Liddel Hart planteaba con su estrategia de aproximacin indirecta.
En consecuencia, la maniobra y no la batalla es el elemento central de su trabajo.
Aquella envuelve diferentes formas de combatir: ataque al comercio, bloqueo,
incursiones navales, guerra de minas y operaciones anbias, todas las opera-
ciones que haban sido calicadas por Mahan como distraccin de la ota.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
60
Los cuatro pensadores estratgicos mencionados tienen algunos aspectos en
comn; el primero y ms obvio es que cada uno construye un aparato te-
rico para analizar la guerra naval sobre la base de experiencias histricas. Otro,
menos obvio, es que todos ellos empezaron a trabajar estos temas en una
edad relativamente temprana (Corbett a los 35 aos, Richmond y Mahan a los
43, y Castex a los 26), y pudieron dedicarse largos aos a estudiar y analizar
las experiencias militares pasadas para poder sacar conclusiones valederas de
ellas. Tambin resulta claro que los aparatos tericos que se crearon, se reali-
zaron tomando en cuenta los intereses o, al menos, el entorno de su respec-
tivo pas; y que no todos estos pensadores fueron necesariamente brillantes
en la aplicacin prctica de sus propias teoras, cosa que es ms evidente en
el caso de Corbett, quien simplemente no tena cmo actuar en el campo
operacional.
En tal sentido, podramos concluir que el desarrollo del pensamiento estra-
tgico no requiere indispensablemente su ejercicio por parte de quienes lo
producen. Naturalmente, hubo y hay lderes militares que son brillantes es-
trategas, pero ello no signica que teoricen sobre sus propias acciones en el
campo de batalla. El mejor ejemplo de un lder de ese tipo lo encontramos en
Napolen Bonaparte, quiz el jefe militar ms brillante de todos los tiempos.
Sabemos que fue vido lector de historia militar, pero no produjo ninguna
obra sobre estrategia militar.
Los cuatro reseados no fueron los nicos pensadores estratgicos, pero sin
duda fueron los ms inuyentes, y muchos aspectos de sus obras se man-
tienen en plena vigencia.
Ahora bien, valdra la pena revisar brevemente cmo se ha abordado el tema
del pensamiento estratgico en otros pases. Por diversas razones, los pases la-
tinoamericanos que han producido ms bibliografa sobre el tema son Argen-
tina, Brasil y Chile. Pero si bien esos esfuerzos han sido meritorios, la institucio-
nalizacin de ese tipo de estudios se ha canalizado a travs de sus respectivas
escuelas de guerra naval, y ms recientemente a travs de sus centros de estu-
dios estratgicos, mecanismos que han sido adoptados en otros pases de la
regin. En otras latitudes tambin existen organizaciones de ese tipo, algunas
de ellas de carcter privado, que brindan servicio a sus respectivas Armadas.
No obstante, algunos de estos centros de estudios estratgicos se apartan del
aspecto primario de la estrategia, la guerra, optando por centrar sus esfuerzos
en aspectos ms cercanos a la poltica de desarrollo martimo de sus pases.
61
Obviamente, esta aproximacin resulta to-
talmente vlida, pero escapa al tema que
abordamos.
Ahora bien, debemos preguntarnos cmo se
ha enfocado el tema en el caso peruano.
Es obvio que el Per ha tenido y tiene lderes
navales capaces de conducir nuestras fuerzas
de manera eciente, para alcanzar los obje-
tivos militares y apoyar el objetivo poltico. La
rica historia peruana brinda varios ejemplos,
entre ellos las campaas navales de la Guerra
con Colombia (1828-1829), la Guerra del Pac-
co (1879-1883), la segunda Guerra con Co-
lombia (1932-1933) y la Guerra con Ecuador
(1941).
Sin embargo, resultan ms magros los casos de desarrollo de pensamiento
estratgico propio, donde solo nos viene a la mente el caso del doctor y Ca-
pitn de Fragata Fernando Romero Pintado (Ortiz Sotelo, 1999), cuyo trabajo,
clasicado como secreto, Las fuerzas de la Marina en el nor- orient e y la guerra
f uvial, sobre la Guerra con Colombia, apareci en 1933, en un tiraje de solo
100 ejemplares; y los folletos publicados por la Escuela Superior de Guerra
Naval, Apunt es sobre Poder Mart imo y est rat egia naval, del Contralmirante Csar
Barandiarn Novoa (1971) y Estrategia-Poder Martimo y Poder Naval, del Con-
tralmirante Melitn Carvajal Pareja (s/f). Asimismo, cabe destacar el aporte que
este ltimo ocial ha hecho en el Tomo XI de la Hist oria Mart ima del Per (vol. 1,
2004; vol. 2, 2006) al analizar con profuso detalle la campaa naval de la Guerra
del Pacco.
Naturalmente, hay varios artculos sobre temas estratgicos que han apare-
cido espordicamente en la Revist a de Marina, pero en conjunto no alcanzan
el peso especco de lo que podramos calicar como una escuela de pensa-
miento estratgico.
En 2006, hice un balance de lo aparecido en la Revista de Marina, encontrando
que entre 1930 y ese ao se haban publicado 88 trabajos sobre temas estra-
tgicos, cuatro de ellos referidos a casos peruanos esencialmente relatos his-
tricos, cinco se centraban en Mahan, Corbett y Clausewitz, y algunos pocos
hacan propuestas originales pero no las sustentan en el anlisis de campaas
En tal sentido,
podramos concluir
que el desarrollo
del pensamiento
estratgico
no requiere
indispensablemente
su ejercicio por
parte de quienes lo
producen.
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62
precedentes. La gran mayora analiz
campaas externas pero no plante
conclusiones ajustadas a las posibili-
dades previsibles del pas. Asimismo,
encontr que muy pocos de los que
haban escrito sobre estos temas per-
severaron en su estudio, siendo quiz
las excepciones los Almirantes Julio de
los Ros, Jos Garca Valdivieso, Alberto
Jimnez de Lucio y Ral Parra Maza, as
como el Capitn de Navo Miguel Prez
Carmelino.
Sin embargo, esta situacin parece estar cambiando en los ltimos aos, pues
cada vez se encuentran ms trabajos de ociales relativamente jvenes sobre
temas estratgicos en su sentido ms estricto, tanto en la referida Revista como
en la Revista de la Escuela Superior de Guerra Naval (1993). Es igualmente alentador
conocer la reciente aparicin del trabajo del Contralmirante Carlos de Izcue Ar-
nillas y los entonces Capitanes de Fragata Yuri Tolmos Mantilla y Andrs Arriarn
Sch er, Apuntes de Est rategia Operacional (Callao, 2009); habiendo anunciado
adems la prxima aparicin de otro volumen sobre Guerra Naval.
Esto es muy importante, por cuanto la imaginacin estratgica y la capacidad
innovadora son ms vigorosas en esa etapa de la vida, permitiendo extraer
lecciones novedosas de las experiencias pasadas. En tal sentido, esperar 30
o 40 aos de ejercicio de la profesin militar para comenzar a pensar crtica-
mente en temas estratgicos resulta no solo una contradiccin histrica, sino
que tambin puede llevar al planteamiento de anlisis poco innovadores.
Es cierto, por otro lado, que las escuelas de guerra en todas partes del mundo
centran sus esfuerzos en difundir el pensamiento estratgico. En la peruana
ese ha sido el caso, editando trabajos como el de Geo ry Till, Est rat egia Mar-
t ima y la Era Nuclear (1989), o los dos volmenes y un suplemento de Ant ologa
Est rat gica (1998), y las Conferencias Magistrales en Poltica y Estrategia Naval
War College (1993 y 1999).
Pero, dichos esfuerzos no constituyen en s una escuela generadora de pensa-
miento estratgico. Usualmente recurrimos a los pensadores clsicos ya men-
cionados, o a otros analistas contemporneos, pero la ya sealada carencia de
produccin propia puede llevar a fertilizar la imaginacin estratgica de los
futuros lderes militares con experiencias poco aplicables a nuestra realidad.
Lo cierto es que, siendo
el Per el pas que ms
guerras ha sostenido en
Sudamrica, tiene una
rica experiencia que debe
ser materia de anlisis e
interpretacin
63
Lo cierto es que, siendo el Per el pas que ms guerras ha sostenido en Sud-
amrica, tiene una rica experiencia que debe ser materia de anlisis e inter-
pretacin, con proyeccin sobre la realidad actual. Eso es lo que se ha hecho
en otras latitudes, y eso es lo que debemos hacer para poder contar con una
vigorosa escuela de pensamiento estratgico naval.
Este es el esfuerzo que en los ltimos aos ha venido llevando a cabo un pe-
queo equipo de profesores y asesores de la Escuela Superior de Guerra Naval.
Tomando como punto de partida los conocimientos tericos de estrategia y
pensamiento estratgico que han recibido, en el curso de Comando y Estado
Mayor se analizan diversas guerras en el mundo occidental, desde aquella del
Peloponeso hasta la de Malvinas; mientras que en el curso de Guerra Naval se
hace lo propio con las guerras nacionales, desde la sostenida con Colombia en
1828-1829, hasta la que venimos sosteniendo contra la subversin desde 1980.
En ambos casos, de lo que se trata es de extraer lecciones aplicables a nuestra
realidad.
Cabe destacar el esfuerzo llevado a cabo por la Comisin de Estudios Estrat-
gicos del Instituto de Estudios Histrico-Martimos del Per, que pone su prin-
cipal nfasis en temas que no necesariamente tienen que ver con la guerra,
materia primera y ltima de la profesin naval.
Para nalizar, cabe mencionar unas palabras de la cuarta conferencia que el
Contralmirante William S. Pye ofreci al segundo curso de Estado Mayor, en
1931: Estrategia es el arte de emplear batallas para obtener el objetivo de la
guerra; ella decide cundo y dnde se debe pelear; comprende la direccin
de las Fuerzas Armadas que no estn en contacto con el enemigo. Esta es
la esencia de la profesin naval, y a su estudio y comprensin los ociales de
Marina deben dedicar sus mejores esfuerzos.
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65
INFORMATIVO
Sociedad y Estado:
participacin ciudadana
en las polticas pblicas de
fomento martimo nacional
Contralmirante
JEAN JESU DO I G CAM I NO
Introduccin
Al abordar el tema de la participacin ciudadana en forma asociativa se
pretende contribuir al fortalecimiento de las bases estructurales del sistema
democrtico nacional desde un punto de vista acadmico, anteponiendo los
intereses nacionales ante cualquier inters poltico individual o grupal.
Del conjunto de intereses nacionales nos motivan los intereses martimos,
comprendiendo en el trmino martimo la interrelacin estrecha entre el mar,
ros y lagos navegables que por razones geogrcas especiales conguran al
Per como pas biocenico.
Nos anima operativizar el derecho fundamental a participar, en forma individual
y asociada, en la vida poltica, econmica, social y cultural de la Nacin, en un
Estado que compromete sus mximos esfuerzos a incorporar la participacin
creciente de la poblacin, para integracin plena de la comunidad nacional, la
movilidad social y el rgimen democrtico.
Este artculo ha sido estructurado en tres partes. La primera trata sobre
antecedentes con deniciones conceptuales, luego un breve anlisis de
experiencias y expectativas, para nalmente arribar a conclusiones. El epgrafe
que se presenta orienta el objetivo del ensayo acadmico.
La par t i ci paci n de l a ci udadana en l as deci si ones
rel at i vas a su propi o desarrol l o es un derecho y una
responsabi l i dad.
Car t a Democrt i ca Int erameri cana. OEA, 2001
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
66
1. Antecedentes: relaciones conceptuales
1.1 El proceso democrtico: orientado a un sistema poltico
efciente
La relacin entre sociedad y Estado surge cuando la poblacin asentada en un
territorio se autodetermina para vivir en forma organizada, y denomina Estado al
ente al cual delega el poder pblico (Hobbes1651: 137), entidad de la cual forma
parte efectiva cuando participa activamente en las polticas pblicas por su
naturaleza soberana.
Sin embargo, el principio de autodeterminacin de lospueblossufre su primer
embate en lasrelacionesinternacionalespor el propio ente que cre al organizarse
colectivamente, y al interior de suspropiosEstadoscuando este en susdiversos
nivelesabusa del poder delegado y lo margina de la actividad poltica pblica.
Desde que nace el Estado, la civilizacin humana contina perfeccionando
un rgimen poltico que garantice la participacin ciudadana en lasdecisiones
relacionadascon su propio desarrollo, toda vez que esun derecho, responsabilidad,
y condicin necesaria para el pleno y efectivo ejercicio de la democracia, porque
promover y fomentar diversasformasde participacin ciudadana contribuye a
fortalecer la democracia como sistema poltico eciente. (OEA 2001: 5)
El fomento martimo estarea del estado y de la sociedad.
67
La Carta Democrtica Interamericana
establece que la OEA mantendr
consultas y cooperacin continua con
los Estados Miembros, tomando en
cuenta los aportes de organizaciones
de la sociedad civil que trabajen en
esos mbitos (OEA 2009), en claro
reconocimiento de la participacin
ciudadana en el diseo y construccin
de nuevas polticas pblicas nacionales
e internacionales.
La gura de la sociedad civil prevalece
en el Estado de Derecho, porque es
un trmino que permite distinguir
entre ciudadanos iguales al ocial o
funcionario estatal del particular, al administrado del administrador pblico ,
por diferenciacin de rol pero sin discriminacin alguna. (Congreso 1993)
El Estado nacional compromete sus mximos esfuerzos por incorporar la
participacin creciente de la poblacin en el diseo y construccin de polticas
pblicas, tanto en forma individual como asociada. (Congreso 1994)
1.2 La cultura martima: mxima expresin social e
histrica del espritu nacional
Fomento martimo es tarea, del Estado y de la sociedad en su conjunto, de
contribuir a acrecentar el poder nacional, promoviendo el desarrollo y la defensa
del patrimonio martimo, al consolidar la conciencia martima e identidad
nacional mediante la exaltacin de valores espirituales cvico-patriticos,
difusin de la cultura e historia martima, investigacin y explotacin de los
recursos del mar. (Doig 1985: 65)
Es deber ciudadano cultivar valores del espritu con todas sus potencias y
recursos, porque el espritu es la nalidad suprema de la existencia humana y
su mxima categora conceptual, as como la cultura es la mxima expresin
social e histrica del espritu. (OEA 1948)
La sociedad peruana tiene
su mxima expresin en
la contribucin al fomento
martimo nacional a una
centenaria asociacin civil
de ciudadanos civiles y
militares
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
68
2. Participacin ciudadana: experiencias y expectativas
en el campo de los intereses martimos nacionales
2.1 Experiencias en la sociedad peruana:
polticas pblicas de fomento martimo
La sociedad peruana tiene su mxima expresin en la contribucin al
fomento martimo nacional a una centenaria asociacin civil de ciudadanos
civiles y militares , que trabaja en forma apoltica de partidos o personas,
silenciosa y annima, por el desarrollo y defensa martima. Es la Asociacin
Nacional Pro Marina del Per - PROMARPE, institucin cvico-patritica de
fomento martimo, que por ser la ms genuina organizacin patritica de
la sociedad civil, ha sido reconocida por el Estado como Institucin de
Carcter Nacional. (Congreso 1922)
El 28 de agosto de 1909 se constituy en Lima la Asociacin Nacional en Pro
de la Marina, institucin que surge de la integracin de agrupaciones cvico-
patriticas formadas tanto en la capital de la Repblica como en provincias,
en respuesta a la imprevisin del Estado nacional, que trajo por resultado la
nefasta Guerra del Pacco de 1879 a 1883. (PROMARPE 1990)
La ciudadana aprendi la leccin de 1879, y cultivando nobles virtudes
cvico-patriticas, se organiz en agrupaciones apolticas que trabajaron con
parecidos anhelos y similares aspiraciones en favor de polticas pblicas de
promocin y proteccin de los intereses martimos. En 1881 con la Sociedad
Patria y Libertad, en 1886 con la Liga Peruana, en 1890 con la Unin Nacional,
en 1904 con la Junta Patritica, en 1907 con la Liga Naval, fundada en Mollendo
y extendida por toda la Repblica, que logrando materializar sus esfuerzos
mediante el bolo patritico permiti al Gobierno de la poca cancelar la
adquisicin del Crucero Almirante Grau, que lleg al Callao en 1908.
Cuando en 1893 surgieron graves dicultades que estuvieron a punto de
causar una ruptura entre Per y Ecuador, se produjo en todo el pas un gran
fervor patritico y surgi la idea de adquirir una nave de guerra por erogacin
popular. Este movimiento nacional culminara con la fundacin de PROMARPE
en 1909. (Basadre 1970: 205)
Por ltimo, en 1909, con la Liga Patritica Nacional, que tuvo por objetivo reunir
fondos mediante un bolo voluntario, a n de adquirir un Buque Escuela para
69
la Armada iniciativa secundada por la Sociedad de Artesanos de Mollendo, la
Liga Universitaria de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y la Sociedad
de Ingenieros del Per .
La incorporacin del Buque Escuela apropiado para la Marina de Guerra ha
sido y es una aspiracin institucional para PROMARPE desde su fundacin,
pretendiendo ser el intrprete de un requerimiento impostergable y prioritario
para la Armada nacional, precisamente en la formacin inicial e integral de sus
Ociales, elemento fundamental y efecto multiplicador del esfuerzo econmico
empeado en la renovacin del material de guerra naval, consecuentemente
del poder martimo de la Nacin. (PROMARPE 2012: 1)
PROMARPE intent desde su creacin ser reejo de similares organizaciones
europeas de la poca, pues segn su fundador, el ingeniero Teodoro Elmore: La
iniciativa privada ha creado aun en Inglaterra, Francia y sobre todo en Alemania,
Ligas que asociando a los buenos ciudadanos han llevado su concurso a la accin
ocial, tanto para allegar pequeas sumas de dinero que en conjunto forman
enormes cantidades, cuanto para educar y encauzar el sentimiento pblico en el
sentido que conviene a los altos intereses de la patria. (PROMARPE 1909)
Con el tiempo, el objetivo secundario de educar y encauzar el sentimiento pblico
al que se reere el fundador de PROMARPE, pas a convertirse en el primero,
sin dejar por ello de apoyar las colectas nacionales que posteriormente pudiese
BAP Unin, smbolo de unidad nacional que propicia la formacin profesional cooperativa e integral
con el propsito de alcanzar la mxima competitividad institucional.
Fuente: CYPSA 2013.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
70
formalizar el Supremo Gobierno, al comprenderse que tales movimientos
espirituales, en los que participaron tan lcidas personalidades, se acompaaron
de colectas de dinero, ms que para ayudar econmicamente al Estado, para
estimular a los hombres de gobierno a invertir lo adecuado de las rentas de la
Nacin en efectivos elementos de defensa de nuestra gran frontera martima.
(Quesada 1961: 24)
El compromiso de fomento martimo con un enfoque cvico-patritico deviene
del ideario de PROMARPE, al aplicar el pensamiento castillano, que remarca
el historiador Jorge Basadre: En el caso de Castilla hubo todava algo ms:
el convertir al Per en potencia martima, la cual implica una visin de gran
formato. (Basadre 1961: 786)
La concepcin martima de Castilla est relacionada estrechamente con la
inuencia que tienen las lneas de comunicaciones martimas, tanto ocenicas
como uviales y lacustres, en la vida del Per y de los Estados americanos.
(Vargas 1962: 204)
El objetivo especco del fomento martimo nacional debe ser alentar a todo
peruano diligente a asumir con responsabilidad e iniciativa personal y asociada, el
rol ciudadano de pas martimo biocenico y antrtico , que le corresponde
al Per en su vida como Estado, misin providencial por su posicin, extensin
geogrca y recursos naturales en el sub-continente americano.
2.2 Expectativas en la sociedad peruana: participacin
en polticas pblicas de fomento martimo
Aplicando el mtodo comparativo al estudio de polticas pblicas, la
percepcin sensible es que la sociedad civil ha evolucionado en sus relaciones
con el Estado, buscando pasar de la participacin ciudadana individual
organizada por asociaciones civiles, al de organizaciones de la sociedad civil
en grandes foros o ligas, que agrupen asociaciones anes a los intereses
nacionales, evolucin que posibilita crear condiciones favorables para una
efectiva participacin ciudadana en polticas martimas de Estado.
En tal sentido, cabe la posibilidad de contar con un espacio acadmico y
cultural de expertos que propicie el debate nacional de grandes temas de
fomento martimo, esto es, de polticas pblicas de proteccin y promocin de
los intereses martimos nacionales, en un marco de reexin y tolerancia, con la
71
nalidad de promover la generacin de aportes y propuestas para solucionar
los principales problemas de orden socioeconmico del pas, coadyuvando a
la seguridad y el desarrollo nacional.
El objetivo que se propone es el de una conferencia anual de expertos y otros
actores en la vida martima del pas, con inquietudes compartidas, que traten
en forma sistemtica, objetiva y acadmica, problemas relacionados con sus
responsabilidades y misin, frente a sus propias instituciones y ante el pas
respecto de los intereses martimos nacionales.
3. Conclusiones
a. La participacin ciudadana asociativa en grandes foros o ligas, son formas
efectivasde participacin de lasorganizacionesde la sociedad civil, en polticas
de Estado sobre losinteresesmartimosnacionales.
b. Los foros o ligas martimas son alternativas para el ejercicio del derecho
fundamental a participar en forma asociada, en la vida poltica, econmica, social
y cultural de la Nacin, que sostiene y sustenta el sistema democrtico del Estado.
Auditorio esconcurso de oyentes, una conferencia anual de expertosy otrosactoresen la vida
martima del pasque propicie la difusin de grandestemasde fomento martimo.
Fuente: ESGN 2013.
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72
Referencias
1. Basadre, Jorge (1961). Historia de la Repblica del Per. (5a. Ed.). Lima: Histrica.
2. Basadre, Jorge (1970). Historia de la Repblica del Per. (6a. Ed.). Lima: Universitario.
3. Congreso de la Repblica (1922). Ley N 4466 del 23 de enero de 1922. Lima: Autor.
4. Congreso de la Repblica (1993). Constitucin Poltica del Per. (Edicin Of cial). Lima:
Editora Per. Consulta 13/ 7/ 2013. ht tp://www.tc.gob.pe/ legconperu/constitucion.html
5. Congreso de la Repblica (1994). Ley N 26300 del 3 de mayo de 1994. Ley de los Derechos
de Participacin y Control Ciudadanos. Lima: Autor. Consulta 17/ 7/ 2013. ht tps://docs.
google.com/ viewer?url=ht tp%3A%2F%2Fwww.congreso.gob.pe%2Fntley%2FImagenes%
2FLeyes%2F26300.pdf
6. Doig, Jean Jesu (1985). Fomento Martimo. Revista de Marina. Lima, N1, 65-70.
7. Hobbes, Thomas (1980). Leviatn o la materia, forma y poder de una repblica eclesistica
y civil (2a. Ed.). Traduccin de Manuel Snchez Sarto. 1940. Mxico: Fondo de Cultura
Econmica. (Versin original 1651)
8. OEA (1948). Declaracin Americana de los Derechos y Deberes del Hombre. IX Conferencia
Internacional Americana. Bogot: Autor.
9. OEA (2001). Carta Democrtica Interamericana. Lima: Autor. Consulta 13/ 7/ 2013. ht tp://
www.oas.org/charter/docs_es/resolucion1_es.htm
10. OEA (2009). Manual para la participacin de la sociedad civil en las actividades de la OEA.
Publicacin ISBN 978-0-8270-5428-8. Consulta 13/ 7/ 2013. ht tp://www.oas.org/es/sre/dai/
sociedad_civil/ Docs/Civil_Societ y_Manual(Spanish).pdf
11. PROMARPE (1909). Carta del Comit Ejecutivo al Receptor de Correos. Lima, 17 de
setiembre de 1909.
12. PROMARPE (1990). Estatuto y Reglamento de la Asociacin Nacional Pro Marina del Per.
1996. Lima: Autor.
13. PROMARPE (2012). Mocin de saludo: construccin Buque Escuela a Vela Unin del
15/12/ 2012. Consulta 15/ 7/ 2013. ht tp://promarina.blogspot.com/ 2012/12/mocion-de-
saludo-construccion-buque.html
14. Quesada, Fortunato (1961). Discurso de Orden por el 50Aniversario de PROMARPE.
Revista Pro-Patria. Lima, pp. 24-25.
15. Vargas, Rubn (1962). Ramn Castilla. Buenos Aires: Imp. Lpez.
73
INFORMATIVO
Estrategia de
la seguridad en
poltica nacional
de inclusin social:
prospectiva viable
Capitn de Corbeta
GREGO RY PAREDES SA AVEDRA
Introduccin
Antes de iniciar el desarrollo del artculo, quisiramos manifestar que este es
el tercero difundido consecutivamente en la Revist a de Marina (3
a
edicin 2012,
y 1 y 3 edicin 2013), relacionado con un proceso articulado de Seguridad
y Defensa y su repercusin en la Inclusin Social. Dicha publicacin insti-
tucional as lo ha permitido, con la nalidad de darle continuidad, difusin
y trmino al tema nacional que se aborda; asimismo, este artculo concluye,
mediante una propuesta que ha sido considerada en evaluacin en el Poder
Legislativo, a travs de un proyecto de dispositivo legal en la Comisin de
Defensa Nacional, como base de la Estrategia de la Seguridad en la poltica
nacional de inclusin social; por ello, en su contenido tambin alcanzaremos
conceptos de estrategia y prospectiva, respectivamente.
Sol o vi endo ms al l a del
hori zont e podremos l ograr
l os objet i vos que hoy parecen
i mposi bl es de al canzar .
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
74
Haciendo un recuento, a n de posi-
cionarnos en la lectura, el primer art-
culo que se menciona en el prrafo an-
terior, de nombre Inclusin Social en
el Contexto de la Seguridad, Defensa,
y Desarrollo Nacional, da a conocer
mediante un anlisis el sustento legal,
acadmico, doctrinario y poltico, por
los cuales el sector Defensa y sus Ins-
tituciones Armadas, incluso el sector
Interior y la Polica Nacional, deberan
participar con mayor incidencia en el
desarrollo socioeconmico del pas.
El segundo artculo, Evolucin de la Defensa Nacional en el campo no militar,
profundiza proactivamente, dentro del marco jurdico que le corresponde, los
planteamientos del proceso, entrelazando aspectos y realidades existentes
tanto en el campo profesional del personal, como en el mbito funcional
sectorial, culminando con la transcripcin de lineamientos dispuestos en ese
orden, por el seor Presidente Constitucional de la Repblica.
Bajo este marco, agradezco la gentileza de los distinguidos lectores que brin-
daron algo de su tiempo a tomar conocimiento de los escritos presentados,
y confo en que de alguna manera podamos haberles transmitido propuestas
tangibles, con las siguientes premisas: Toda idea nueva importante suena rara
al principio; luego se le teme a esa idea por temor a lo desconocido, pero el
miedo a saber es, en el fondo, un miedo a hacer las cosas, porque todo co-
nocimiento nuevo entraa una nueva responsabilidad; y quien quiere hacer
algo, encuentra un medio; quien no quiere, encuentra siempre una excusa
(proverbio rabe).
Finalizando: las propuestas han sido puestas a disposicin de las instituciones
que dirigen las riendas del Estado peruano, tanto as que una ya fue deter-
minada en el Poder Ejecutivo a travs del Ministerio de Defensa, y la otra se
encuentra en el Poder Legislativo para su respectivo debate; es decir, ambas
propuestas estn en manos de personas que toman las decisiones en el pas,
y si ellos estiman conveniente, teniendo en cuenta todos los argumentos con-
cretos y slidos presentados tcnicos, profesionales, doctrinarios, experi-
mentales, polticos, econmicos, sociales y militares, etc. , podrn estable-
cerlas, implementarlas, ejecutarlas y potenciarlas, con el propsito de aportar
Innovador enfoque de la seguridad.
75
al desarrollo nacional, contando con el apoyo del sector Defensa e Interior y las
Instituciones a su cargo, como herramientas importantes en el cumplimiento
de los nes que se establezcan.
Visin Estratgica
La Visin Estratgica es la construccin de un estado deseable, que se desea
alcanzar con el desarrollo, a partir del estado actual de las relaciones econ-
micas, sociales, culturales y ambientales existentes en la actualidad. Puede ser
un estado no alcanzable de inmediato, pero posible de alcanzar en un plazo
razonable; por lo tanto, esta visin parte de un diagnstico acabado de la si-
tuacin actual en todos los mbitos de signicacin estratgica: internacional,
social, econmico, poltico, ambiental. Junto a la Visin Estratgica se requiere
analizar las alternativas de cursos de accin para alcanzarla. La determinacin
de prioridades con las grandes metas y objetivos que se debe alcanzar, junto
con la denicin de las acciones que se realizarn para lograr dichas metas,
constituye el Plan de Accin.
Engranaje Seguridad / Desarrollo.
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76
La fuerza de la Visin Estratgica y la gobernabilidad o viabilidad de su Plan de
Accin, reside en el nivel de apoyo que este concite. A mayor respaldo social
y poltico, mayor es su viabilidad; esto a su vez le plantea un requerimiento al
proceso de construccin de la Visin y el Plan de Accin, puesto que deben
reejar y conciliar la multiplicidad de valores, intereses y desafos, al menos, de
los grupos que los sustentan. Esta es una tarea de gran complejidad, como lo
es actualmente el desarrollo en un mundo globalizado donde las sociedades
democrticas responden a ciudadanos conscientes de sus derechos y a va-
lores como la igualdad, la tolerancia y el respeto a las minoras. Los fenmenos
sociales ligados al desarrollo fueron adquiriendo cada vez ms relevancia, no
solo como problemas a resolver, sino como parte de los procesos que esti-
mulan o detienen el desarrollo.
La planicacin es la orientacin y coordinacin de actores en la fase de im-
plementacin del Plan. La ejecucin de un Plan y Visin Estratgica supone el
concurso de una multiplicidad de instituciones y actores que, adems, inter-
vienen en forma paralela o secuencial para lograr objetivos que se deben re-
forzar mutuamente. Las instituciones planicadoras no ejecutan el Plan, pero
deben apoyar la ejecucin coordinando las diferentes acciones especcas en
funcin de sus objetivos y metas.
Lograr los resultados propuestos supone, por tanto, un gran esfuerzo de coor-
dinacin de las acciones, como tambin la existencia de una secuencia o plan
temporal de acciones (etapas) con metas realistas y responsables encargados de
Proceso de la Poltica Nacional.
77
alcanzarlas. El rol central de la planicacin
en la fase de ejecucin es constituirse en
el ndulo de un sistema de coordinacin
que asegure coherencia y complementa-
riedad entre los agentes ejecutores y sus
acciones, para posteriormente continuar
con el seguimiento, monitoreo y evalua-
cin de las acciones, polticas y programas
que se desarrollan de acuerdo al Plan. Tambin corresponde monitorear el en-
torno en que estas se desenvuelven y las acciones de implementacin, con la -
nalidad de retroalimentar la Visin Estratgica y reorientar el Plan cuando resulte
necesario, adems de monitorear y evaluar. Asimismo, se requiere que el Plan de
Accin cuente con indicadores de desempeo. En tal sentido, la mxima que
dice lo que se mide se consigue constituye una de las lecciones ms recurren-
temente sealadas por quienes han manejado sistemas de planicacin.
Esta informacin cumple la doble y clave funcin de permitir hacer las correc-
ciones que requieren alcanzar los objetivos propuestos (tambin adecuar los
objetivos si es necesario) y mantener la conanza y el compromiso de los ac-
tores y grupos de inters que deben recibir esta informacin y conar en ella.
Esto ltimo ha llevado a convenir la necesidad de que las evaluaciones no sean
hechas por partes interesadas o intervinientes en la ejecucin.
Prospectiva
La prospectiva es un conjunto colectivo de pensamientos, intereses, sen-
timientos y sensaciones que proyectan, a partir de una metodologa, una
imagen estructurada para la construccin de un futuro compartido.
Es un conjunto colectivo porque se construye con la participacin de di-
versos actores sociales, que son los representantes de intereses particulares
en la sociedad. Los principales grupos son: el poder econmico, represen-
tado por los gremios agrupados sectorialmente o por productos; el poder
poltico, representado por las entidades del Estado, partidos y movimientos;
el poder del conocimiento, representado por las entidades educativas y cen-
tros de investigacin, y el poder civil, representado por las organizaciones sin
nimo de lucro, expresin de pobladores, trabajadores, etc.
La planificacin es la
orientacin y coordinacin
de actores en la fase de
implementacin del Plan.
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78
Es posible que cada persona proyecte
su futuro de manera individual, pero
eso no garantiza que haya acuerdos
con otras personas o que se acte en
la bsqueda de los mismos propsitos.
La prospectiva trasciende la indivi-
dualidad en la bsqueda de la accin
comn. Tiene en cuenta el plano de la
razn, que rene los pensamientos y
va mas all, al priorizar razonamientos
compartidos, construir guas e incluso
crear nuevos conocimientos.
La prospectiva no tendra razn de ser
si no incorporara los sentimientos de
quienes participan; de hecho, este un
componente importante al moldear
las imgenes del futuro. Si en las decisiones familiares orientadas a escoger un
proyecto de estudio o de trabajo este aspecto es importante, ms importante
lo es en las decisiones colectivas, donde participan diversos actores sociales.
La prospectiva se hace ms creativa al incorporar las sensaciones y percep-
ciones de los colectivos sociales se puede tomar en cuenta las encuestas ;
la construccin de un futuro sin tener en cuenta este aspecto es vaca, ca-
rente de algo que no puede faltar en la bsqueda del bienestar general.

La prospectiva tambin tiene su metodologa, constituida por una caja ins-
trumental de herramientas que orientan adecuadamente los procesos. Esta
metodologa es un medio que se coloca al servicio de los actores sociales para
la construccin del futuro.
Un aspecto llamativo de la prospectiva es el diseo de imgenes estructuradas,
entendidas estas como abstracciones con relaciones coherentes y dinmicas.
Al comienzo, las imgenes son vistas de manera nublada por los participantes,
incluso por quienes coordinan los procesos; pero a medida que se avanza, se van
congurando de manera ntida, e incluso con niveles muy altos de resolucin.
Finalmente, en la denicin de la prospectiva se incorpora la construccin de
un futuro compartido. Este se logra al interrelacionar armnicamente los ele-
mentos mencionados anteriormente: pensamientos, intereses, sentimientos,
sensaciones, metodologas e imgenes estructuradas por colectivos sociales.
La prospectiva tambin tiene
su metodologa, constituida
por una caja instrumental
de herramientas que
orientan adecuadamente los
procesos. Esta metodologa
es un medio que se coloca
al servicio de los actores
sociales para la construccin
del futuro.
79
Por antonomasia, o por oposicin, podemos decir qu cosa no es prospec-
tiva: no es un ejercicio individual, pues, como se anot, la prospectiva se nutre
con el aporte colectivo de quienes participan. En esta perspectiva, los aportes
individuales adquieren validez en la medida en que van encontrando un con-
senso social que los legitima. Individualmente, se puede caer en el riesgo de la
adivinacin o la profetizacin.
No es solamente un ejercicio pragmtico. Es ms que eso: la prospectiva in-
corpora el conocimiento acumulado en forma de teoras y los da a conocer
a los actores sociales de acuerdo con sus niveles de formacin; no se trata
de inventar en los hechos, ni en conocimientos ya elaborados, procesados y
reproducidos en el devenir de la humanidad, sino a partir de ah, poder crear
nuevos conocimientos.
No es un ejercicio exclusivamente racional. Si bien hay aportes tericos muy
bien fundamentados, que amplan la claridad de los pensamientos, la pros-
pectiva est concebida tambin para la accin, pues ah es donde se concreta
el futuro; en ese sentido, la prospectiva no es contemplativa, inuye en las
decisiones y los acontecimientos.
No es utopa. Al fundamentarse tericamente y desarrollar acciones prcticas
con participacin de actores sociales, la prospectiva no plantea sistemas,
planes o proyectos irrealizables.
No son sueos. La prospectiva no propone a la imaginacin aseveraciones sin
fundamento, que aparezcan como verdaderas no sindolo.
No es un ejercicio improvisado. Existe un conocimiento acumulado y meto-
dolgico muy importante, que aporta valiosas herramientas y parmetros de
juicio, dentro de criterios estrictos, para la toma de decisiones serias y concretas.
La prospectiva est ligada con el concepto del tiempo, y en particular con el
futuro. No es posible concebir la prospectiva sin el futuro.
Evaluacin Poltica Evolutiva del concepto de la
Seguridad
Como es sabido por la historia universal, el mundo siempre ha estado plagado
de guerras y conictos internos entre pueblos, entre pases y alianzas interes-
tatales, etc., por lo que el trmino seguridad estaba circunscrito y siempre aso-
ciado al mbito militar. Pero como se ha determinado, estos conceptos han ido
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80
evolucionando en razn de que han aparecido nuevas amenazas que no se po-
dran solucionar solo en el campo militar; es as que el signicado de seguridad,
por necesidad, tiene mayores alcances.
A n de no remontarnosen demasa al pasado, y para efectuar una evaluacin
poltica sobre cmo losgobernanteshan ido evolucionando en su percepcin
sobre el concepto de seguridad, tomaremoscomo referencia losaos70, en que
el General de Divisin EP Juan Velasco Alvarado dio un golpe de Estado a la ges-
tin gubernamental del arquitecto Fernando Belande Terry. En esa misma d-
cada, este fue sucedido por el General de Divisin Francisco MoralesBermdez,
quien en el ao 80 entreg el gobierno nuevamente al arquitecto derrocado por
Velasco, quien fuera elegido democrticamente en lasurnas.
Losgobiernosde facto que aludimos, tenan una visin militar de la seguridad,
y era razonable, ya que en esosmomentosse viva un afn de revanchismo na-
cional, por estar prximo el centenario de la Guerra del Pacco, en la cual fuimos
derrotados. Al asumir Belande el mandato por segunda vez, continu en esta
lnea conceptual de la seguridad, complementando y reforzando su idea neta-
mente castrense y militar, a causa de lasprimerasaccionesterroristasdel grupo
subversivo Sendero Luminoso en el pas.
Luego de ello, en el ao 85, asumi el poder el Dr. Alan Garca Prez, en cuyo
perodo, si bien escierto que se calmaron lasaguascon lasposiblesamenazas
tradicionalesexternas, se desataron notable e incontrolablemente losatentados
terroristasde Sendero Luminoso. De este perodo no opinaremosnada acerca de
la seguridad, sin embargo a pesar de que ya en este decenio, con la cada del Muro
de Berln y el trmino de la Guerra Fra, el concepto de seguridad empezaba a
verse de una manera msamplia y con nuevasconnotaciones.
Culminado su mandato, Garca esrelevado en el silln presidencial por el ingeniero
Alberto Fujimori Fujimori, cogobernando de la mano con su controversial asesor,
el Dr. Vladimiro MontesinosTorres, quienesempleando un corte castrense orien-
taron la seguridad y su desenvolvimiento en la lucha contra el terrorismo de una
manera netamente militar, acompaada de un sistema de inteligencia efectivo,
logrando derrotar en gran parte del campo de combate al grupo terrorista en
mencin, as como tambin al Movimiento Revolucionario Tpac Amaru (MRTA).
En adicin, durante esa gestin gubernamental, se rm el Tratado de Paz con el
Ecuador.
En el ao 2011, con la cada del rgimen de Fujimori, lleg al poder ganando en
lasurnasel economista Alejandro Toledo Manrique. Eseste quien, con un pas
81
relativamente pacicado, dio luz verde a la reconceptualizacin de la seguridad
nacional, y, amparado en doctrinasy realidadesinternacionalesdel mundo globa-
lizado, implementa estosnuevosconceptosvertidosen el presente escrito, plas-
mndolosen diversosdocumentoscomo El Libro Blanco de la Defensa Nacional,
El Acuerdo Nacional, Polticasdel Estado para la Seguridad y Defensa Nacional, etc.
Sin embargo, esto se dio en forma terica; entiendo, por falta de tiempo en la
gestin, ya que no hubo una poltica sectorial que dispusiera la planicacin de
este tema, con la nalidad de conseguir en la prctica resultadosconcretosa favor
del desarrollo.
Continuando con esta evolucin de la realidad poltica, de cmo losgobernantes
le han venido prestando atencin a la Seguridad Nacional en su nuevo contexto,
de la mano con el desarrollo, nosreferiremosal segundo gobierno de Garca (ini-
ciado en el ao 2006), quien simplemente repiti la teora dispuesta por Toledo, y,
siempre dentro de su parafernalia y discursospolticos, contemplaba la historia, los
hroes, la mstica de lastradicionesmilitares, aunque, con respecto a losnuevos
rolesdel siglo XXI que lestocaba cumplir a estasinstitucionesrespecto a la segu-
ridad y lasnuevasamenazas, se hizo lo mismo de siempre: poco o nada.
Presidentesde la Repblica en losltimosaos.
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82
Determinacin Gubernamental actual respecto a la
Seguridad
En este orden de ideas, y en ampliacin de lo descrito en el subttulo anterior,
en el ao 2011 llega al gobierno el Teniente Coronel EP (r) Ollanta Humala
Tasso, quien asume un rol protagnico para implementar una poltica de de-
sarrollo a favor de la inclusin social, teniendo presente que el Estado tiene
una herramienta importante dentro de todo su esquema: el potencial de las
FF. AA. y PNP, y las funciones innovadoras que debern cumplir en el nuevo
contexto dado, que relaciona directamente los aspectos de Seguridad, De-
fensa y Desarrollo, mencionados reiteradamente a lo largo del proceso que
venimos dando a conocer.
Al respecto, el Jefe Supremo de las FF. AA. y PNP ya dio las lneas directrices
a sus subordinados sobre los nuevos roles de este nuevo milenio en los que
tendrn que trabajar, hecho que se dio durante el Foro Rol Innovador de las
FF. AA. y PNP en la Inclusin Social, realizado el 26 de noviembre de 2012 en
el Museo de la Nacin, el cual mereci la presencia e inauguracin por parte
del mismo, y cuyo discurso se transcribi dentro del texto de la primera edi-
cin 2013 de esta Revista.
El citado Foro se proces de acuerdo con el marco legal correspondiente,
teniendo en cuenta las polticas nacionales dispuestas por el presente Go-
bierno, desarrollndose desde un enfoque acadmico, basado en aspectos
doctrinarios y legislativos que se desean implementar a partir de la realidad
nacional, a fin de que las FF. AA. y PNP tengan un trabajo preponderante y
respaldado, a favor de la inclusin social y el desarrollo socioeconmico del
pas.
Es as que hoy nos encontramos frente a un cambio trascendental e his-
trico, en que nuestra responsabilidad como FF. AA. asumida o dejada
pasar nos obliga a tomar la decisin y formar parte del cambio, que tarde
o temprano se dar. No hay retroceso. No se debe perder esta oportunidad.
Para ello tendramos que dejar de priorizar lo urgente, para dar paso a lo im-
portante, y esto es fundamental. No lo decimos nosotros: lo dice el hombre
que personifica al Estado peruano.
83
Nuevo Paradigma del Desarrollo, Seguridad, y Defensa
Nacional
Los presentes juicios constituyen un nuevo paradigma en el tratamiento de los
temas de Desarrollo, Seguridad y Defensa Nacional; la perspectiva y alcances
que se brindarn al estudio y anlisis de los temas de Desarrollo y Seguridad,
dejan de lado la antigua visin unilateral y militar que predomin en el pasado,
y dan paso a una visin democrtica, dndole al Estado visiones multidiscipli-
narias que permitan una mejor denicin de polticas pblicas sobre el Desa-
rrollo, la Seguridad y la Defensa Nacional, regional y mundial.
No hay aqu una visin militar de la seguridad, como predomin en el pa-
sado, sino una argumentacin que se inicia con el reconocimiento de las
responsabilidades que la Constitucin asigna a la Nacin y al Estado, por lo
que se presentan los nuevos alcances del desarrollo y se destaca el carcter
multidimensional de la seguridad, que abarca aspectos polticos, econmicos,
sociales, medioambientales y tambin militares. No est circunscrito a una vi-
sin unilateral y militar de la seguridad, sino que abre caminos para que cada
persona, desde la profesin que ha elegido, pueda aportar para benecio del
pas elementos de juicio que permitan enriquecer la poltica de Desarrollo,
Seguridad y Defensa Nacional.
Esquema Visin multidimensional de la seguridad.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
84
Uno de los cambios cualitativos que han ocurrido en el mundo despus del n
de la Guerra Fra, ha sido la nocin del desarrollo; anteriormente el
desarrollo estaba asociado con el crecimiento econmico, el crecimiento del
producto nacional bruto, el incremento de las rentas personales y el mayor
crecimiento industrial. Esta visin del desarrollo como crecimiento est
presente en la vigente doctrina de Seguridad y Defensa Nacional.
A partir de 1990 surge una visin del desarrollo completamente diferente,
porque por primera vez se indica que el desarrollo es un medio para un n
mayor, como es el caso de la expansin de las libertades humanas. En este
sentido, el desarrollo se concibe como un proceso de expansin de las
libertades reales del que disfrutan las personas.
Dentro de esta nueva perspectiva, el desarrollo es un proceso por el cual se
debe ampliar las oportunidades del ser humano. Por otro lado, dichas
oportunidades deben ser innitas y cambiar con el tiempo. As mismo, en
todo nivel de desarrollo, los tres elementos ms esenciales son: garantizar
una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y alcanzar un nivel
de vida decente. El desarrollo humano, como se ha venido a denominar, no
concluye aqu, sino que debe abrir otras oportunidades valoradas por las
85
personas, tales como: la libertad poltica, la libertad econmica, la libertad
social, la posibilidad de ser creativos, respetarse a s mismo y disfrutar de la
garanta de los derechos humanos.
Por primera vez, la preocupacin del desarrollo se centra en la persona, y por
primera vez tambin se reconoce que existe una estrecha relacin entre
desarrollo y seguridad, ya que las carencias que viva la poblacin se pueden
convertir en un cmulo de necesidades insatisfechas que desemboquen en
conictos que en su inicio pueden circunscribirse a un pas y que luego
pueden extenderse a regiones ms bastas de un continente o del mundo.
El 14 de abril de 2005 el Estado peruano ha dado a conocer a la Nacin el
Libro Blanco de la Defensa Nacional del Per, el mismo que fuera aprobado
en la octava sesin del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional. El Libro
Blanco est reconocido internacionalmente como un documento poltico en
el cual el Estado da a conocer a la Nacin y a la opinin pblica internacional
los Objetivos y Polticas de Seguridad y Defensa Nacional, cuya nalidad es
articular los esfuerzos de los diversos componentes integrantes del Estado y
la Nacin para hacer frente a los riesgos, amenazas y desafos que la
afecten. El documento tambin est catalogado como un instrumento de las
Medidas de Fomento de la Conanza (MFC) entre los Estados; por tanto, se
trata de un medio dirigido a fomentar la paz entre los Estados, basado en
relaciones de conanza mutua.
En esta propuesta que presentamos, la Seguridad y la Defensa Nacional ya
no tienen un enfoque predominantemente militar, como lo fue en el pasado;
ahora el concepto tiene un alcance multidimensional, que comprende todas
las actividades del quehacer humano. De manera que la argumentacin
bsica del Libro Blanco responde a la nueva concepcin del desarrollo y
seguridad como garanta de las libertades humanas.
Por las consideraciones anteriores, el Libro Blanco reconoce al Estado peruano
en su proceso de desarrollo y consolidacin, que se mantiene alerta y prepa-
rado a n de hacer frente a las amenazas contra la Nacin y el Estado, con el
objetivo de garantizar su seguridad, base indispensable para lograr el desa-
rrollo y alcanzar sus objetivos.
Los requerimientos de la Seguridad y Defensa del Estado deben ser
satisfechos en concordancia con el Desarrollo Nacional, siendo el Estado pro-
motor y regulador del Desarrollo, propiciando un crecimiento sostenido que
permita fortalecer al Sistema de Seguridad y Defensa Nacional.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
86
La estrategia de seguridad del Per es defensiva-disuasiva. La accin militar
a travs de las FF. AA. es el ltimo recurso que emplear el Estado peruano
para actuar exclusivamente en su defensa. Las FF. AA. estn regidas por va-
lores ticos y morales; son modernas, flexibles, eficientes, eficaces y de ac-
cin conjunta, con capacidad para enfrentar las amenazas.
Ahora bien, interpretando dentro de las nuevas amenazas las consecuencias
sociales que se devienen del incremento de la pobreza en las zonas mar-
ginales y de menor desarrollo, ya mencionadas a lo largo del proceso que
manejamos, nos damos cuenta que tenemos que lidiar con nuevas guerras,
siendo una de ellas la guerra econmica para vencer a la pobreza, aportando
a la inclusin social, en donde las FF. AA. y PNP debern ahora estar prepa-
radas con mayor preponderancia para cumplir con xito la misin que se
encomiende en este escenario.
ltima Encuesta referente a las FF.AA.
La propuesta que se dar posteriormente obra en el Poder Legislativo como
sntesis del planeamiento estratgico desarrollado; ella se circunscribe dentro
de los alcances funcionales y dentro del terreno donde las fuerzas del orden
prestan servicio con sus actividades profesionales. No es un sueo ni un
recuerdo: es una proyeccin que no es ajena a la realidad, consolidando su
respaldo estadsticamente en la ltima encuesta realizada por el Instituto
de Opinin Pblica de la Pontificia Universidad Catlica del Per, orientada
al desenvolvimiento y desarrollo de las funciones de los miembros de las FF.
AA., resaltando que hasta la fecha despus de esta encuesta no se ha hecho
ninguna similar y de tal magnitud.
Es as que los resultados de dicha encuesta dedicada a las FF. AA., nos dan
un referente de cmo la opinin pblica piensa acerca de nuestras institu-
ciones, destacando que, ms all del rol que se les asigna en la defensa de
los territorios e intereses de la Patria, las FF. AA. se constituyen como un or-
ganismo del Estado, del cual se espera una accin ms efectiva, ms cercana,
ms prxima a la poblacin.
87
Sobre el asunto que tratamos es importante mencionar pues resulta muy
signicativo que en una de las preguntas el 94% de los encuestados con-
sidera que las FF. AA. deben cumplir un papel ms amplio en el mbito de la
promocin del desarrollo, sobre todo si entendemos que en muchas zonas del
pas son ellas la nica presencia institucional del Estado; de all el vivo reclamo
de un rol ms participativo en tiempos de paz.
Propuesta que incluye a la Secretara de Seguridad y
Defensa Nacional
Esta propuesta, que se ha viabilizado a travs de un proyecto de ley en la Co-
misin de Defensa Nacional del Congreso de la Repblica mencionado en
el proceso, pero no descrito, como lo haremos ahora , se desarroll con un
sentido contrario a lo establecido en la formulacin de planeamientos estrat-
gicos; es decir, se hizo al revs, porque desde abajo hacia arriba era muy difcil
convencer al sistema; por lo cual, se complicaba construir un escenario estrat-
gico en condiciones normales, partiendo de una base con buenos cimientos,
desde la parte experimental de campo, pasando a la etapa tctica, luego a la
operacional; concluyendo con la estrategia, y, de ser factible, hacer que la pro-
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
88
puesta fuese considerada dentro de la gran estrategia nacional en el mbito
que se quiere abordar. Un camino muy largo, tedioso y poco transitable.
Por esta razn, y con conocimiento de causa de la experiencia de campo rea-
lizada, con resultados exitosos en lo poltico, econmico y militar que en
su momento ser motivo de un artculo posterior , y opiniones favorables
de los rganos competentes, necesariamente tendramos que buscar la forma
ms rpida y efectiva, y esta era la de conseguir la voluntad y decisin poltica,
con el n de intentar que los gobernantes acojan las propuestas desarrolladas,
intentando que el Estado coloque los candados al ms alto nivel legal sobre la
participacin de las FF. AA. y PNP en el desarrollo, o, mejor dicho, de una forma
especca, en la inclusin social de los menos favorecidos y de las zonas de
menor desarrollo.
Todo el esquema predispuesto debe ser complementado con la participacin
de la Secretara de Seguridad y Defensa Nacional (SEDENA), organismo que
tiene radio de accin en este mbito, y que fue creado posteriormente al tra-
bajo desarrollado. Por esta razn debera considerarse adicionalmente su par-
ticipacin relevante, efectuando las modicaciones necesarias a la propuesta
entregada, ya que la SEDENA se dene, entre otras, como la entidad respon-
sable de la gestin del Sistema de Defensa Nacional, con competencia en
todo el territorio nacional; asimismo, articula el funcionamiento del citado Sis-
tema con las entidades que lo conforman, siendo el ente responsable del Pla-
neamiento Estratgico Integral de la Seguridad y Defensa Nacional, conforme
al Planeamiento Estratgico Nacional desarrollado por el Centro Nacional de
Planeamiento Estratgico (CEPLAN), correspondindole la orientacin, coordi-
nacin, supervisin y evaluacin de la ejecucin de las acciones en los campos
de accin no militares para la Seguridad y Defensa Nacional.
La propuesta que se entreg, repetimos, fue canalizada luego en la Comisin
de Defensa del Congreso de la Repblica, que la transform en un proyecto
de dispositivo legal que mantienen en la Comisin: PL N1330 Proyecto de Ley
Marco que establece la participacin del sector Defensa y del Interior en el de-
sarrollo y la inclusin social en el pas en reas de pobreza y zonas de frontera;
reiterando que este proyecto de ley debera incluir a la SEDENA, tal como lo
planteamos a continuacin:
Artculo 1 Objeto de la Ley
La presente Ley tiene como objeto establecer el marco de actuacin del Sector
Defensa, Sector Interior y las Instituciones a su cargo, as como la Secretara de
Seguridad y Defensa Nacional en el desarrollo social del pas.
89
Artculo 2 Finalidad
Fortalecer la presencia del Estado en pos de la inclusin social de las pobla-
ciones menos favorecidas, contando para este n con el apoyo de los miem-
bros de las Fuerzas Armadas y la Polica Nacional del Per.
Artculo 3 mbito de participacin
La participacin de las Fuerzas Armadas y la Polica Nacional en el desarrollo
social del pas, se ejecuta, entre otras, dando prioridad a las zonas geogrcas
consideradas en situacin de pobreza y en zonas de frontera.
Artculo 4 Del Consejo de Coordinacin
Crase el Consejo de Coordinacin para la participacin de las Fuerzas Ar-
madas y la Polica Nacional en el desarrollo y la inclusin social en el pas, que
ser presidido por el Jefe de la Secretara de Seguridad y Defensa Nacional e
integrado por:
a) Viceministro de Polticas para la Defensa
b) Viceministro de Orden Interno
c) Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas
Participacin del Congreso de la Repblica en beneficio del desarrollo Nacional.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
90
d) Comandante General del Ejrcito del Per
e) Comandante General de la Marina de Guerra del Per
f) Comandante General de la Fuerza Area del Per
g) Director General de la Polica Nacional del Per
Dicho Consejo contar con una Secretara Tcnica que efectuar el apoyo tc-
nico y ejecutar las decisiones de dicho organismo.
Artculo 5 De las funciones del Consejo de Coordinacin
El Consejo de Coordinacin tendr como funciones:
a) Aprobar el plan de participacin de las Fuerzas Armadas y Polica
Nacional del Per en el desarrollo social.
b) Dictar disposiciones especcas, a n de preparar, concientizar,
motivar e incentivar al personal, en su participacin individual y/o
colectiva, en proyectos y programas de desarrollo por la inclusin
social en el pas.
c) Priorizar las acciones a desarrollar, focalizando las reas geogr-
cas donde se llevar a cabo el apoyo de las Fuerzas Armadas y
la Polica Nacional.
d) Supervisar los programas y proyectos de desarrollo social que se
ejecuten, as como el ptimo funcionamiento de los mismos.
e) Autorizar los convenios de colaboracin a suscribirse con enti-
dades pblicas o privadas.
f) Designar al Secretario Tcnico del Consejo.
g) Las dems que se consideren en el Reglamento de la presente Ley.
Artculo 6 De la integracin al Sistema Nacional de Desarrollo e Inclu-
sin Social:
La Secretara de Seguridad y Defensa Nacional, Las Fuerzas Armadas y
la Polica Nacional, a travs del Ministerio de Defensa y el Ministerio del
Interior, respectivamente, se integran al Sistema Nacional de Desarrollo Na-
cional e Inclusin Social (SINADIS), mediante un convenio de colaboracin a
suscribirse entre la Secretara de Seguridad y Defensa Nacional, Ministerio de
Defensa, Ministerio del Interior y Ministerio de Desarrollo e Inclusin Social,
como ente rector del SINADIS; y teniendo en cuenta su implementacin, se es-
91
tablecern las modalidades y mecanismos para implementar la participacin
de las Fuerzas Armadas y la Polica Nacional en los programas y proyectos de
desarrollo social.
Esperamos pronto poder escribir un artculo donde se constate que todos los
planteamientos presentados y otros aportes que se puedan incluir para mejo-
rarlos, se estn ejecutando por el bienestar general, y en benecio de la Inclu-
sin Social, Seguridad, Defensa, y Desarrollo Nacional, en concordancia con lo
ordenado por el Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas y Polica Nacional del
Per.
Referencias
1. ht tp:// frentereformistappc.blogspot.com/ 2006/06/como-conseguir-una-vision-de-
futuro-ii.html
2. Leiva Lavalle, Jose. Pensamiento y Prctica de la Planif cacin en Amrica Latina. Gestin
Pblica Nro.75. 59 pp. Marzo 2012
3. ht tp://prospectiva.blogspot.com.br/
4. Dr. Castro Contreras, Jaime. (2006). Aportes para una nueva visin de la Defensa y la
Seguridad Nacional, Ediciones Culturales e Impresiones Lecting. 111 pp.
5. Encuesta realizada por el Instituto de Opinin Pblica de la Pontif cia Universidad Catlica
del Per, referente a las Fuerzas Amadas.
93
INFORMATIVO
La Cadena
de Valor
en la Industria
Naval del Per
Capitn de Fragata
JO RGE CALI ZAYA PO RTAL
Introduccin
La cadena de valor se remonta a mediados de los aos 80, cuando se trataba
de optimizar la gestin de las empresas inicialmente orientadas a productos
tangibles y entrega de bienes, como la industria automotriz, aeronutica,
informtica, naval, entre otras; siendo estas actividades intensivas en recursos
humanos, de infraestructura, tecnolgicos, de capital intelectual, nancieros,
logsticos, etc. El concepto acadmico lo dene como la suma de los benecios
percibidos que el cliente recibe, menos los costos percibidos por l al adquirir
y usar un producto o servicio. La cadena de valor es esencialmente una forma
de anlisis de la actividad empresarial mediante la cual descomponemos
una empresa en sus partes constitutivas, buscando identicar fuentes de
ventaja competitiva en aquellas actividades generadoras de valor. Esa ventaja
competitiva se logra cuando la empresa desarrolla e integra las actividades
de su cadena de valor de forma menos costosa y mejor diferenciada que
sus competidores. Por consiguiente, la cadena de valor de una empresa est
conformada por todas sus actividades generadoras de valor agregado y por
los mrgenes que estas aportan.
El t rmi no cadena de val or se re ere al
concept o de que una compaa, en est e
caso l os ast i l l eros, i nt egran una cadena de
act i vi dades que t ransforman l os i nsumos
y recursos en product os que val oran l os
usuari os nal es...
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
94
La Industria naval en el Per
La citada actividad industrial tiene sus inicios histricos en el ao 1845, con la
creacin de la factora naval, donde se realizaron las primeras construcciones
para el Estado y particulares; en aos posteriores, el arsenal adquiri diques
para el mantenimiento de la escuadra. En el transcurrir del tiempo, espec-
camente en los aos cincuenta, se crea el Servicio Industrial de la Marina, y
por esa poca comienzan a aparecer en el litoral otros astilleros, producto del
desarrollo industrial pesquero en el Per.
Ent re l as pri nci pal es caract erst i cas de l a i ndust ri a, hacemos menci n:
Consiste en la elaboracin de bienes de larga duracin que integran el equi-
pamiento de las mltiples actividades que constituyen los denominados inte-
reses martimos, para este n, conceptualizado como el conjunto de bene-
cios de carcter poltico, econmico, social y militar que obtiene un estado de
todas las actividades relacionadas con el uso del mar.
El sector enfrenta una demanda derivada del nivel de actividad y rentabilidad
de otros mercados (transporte, pesca, petrleo, servicios de defensa, y segu-
ridad, investigacin, turismo, etc.).
El establecimiento productivo tpico en el astillero, dotado con mecanismos
de lanzamiento y/o puesta en seco de embarcaciones.
Instalaciones adecuadas donde se construye el casco y se efecta el arma-
mento de distintos componentes, muchos de los cuales son a su vez bienes
de capital provistos por otros sectores de la industria: motores, generadores
elctricos, gras, unidades hidrulicas, electrnica, entre otros.
La construccin, modicacin y la reparacin de embarcaciones se apoyan
en la industria de proveedores de material y equipamiento (planchas de acero
naval, soldadura, pintura, motores, generadores, equipos elctricos y electr-
nicos, etc.), as como el empleo de mano de obra calicada propia o a travs
de terceros.
El buque es un producto singular cuyas especicaciones tcnicas son denidas
por el armador y el astillero, en donde puede darse la produccin seriada.
El diseo de embarcaciones requiere de anlisis exhaustivos y soluciones tc-
nicas. (Proyecto de ingeniera)
Un buque es un bien de alto valor unitario cuya construccin demanda lapsos
por lo general ms prolongados que los de otros bienes de capital.
95
Es una industria de capital y mano de obra intensiva y usuaria de mano de
obra altamente calicada.
Para lograr que los diferentes procesos realizados en los astilleros logren
brindar al usuario nal o armador una embarcacin, deben contar con com-
ponentes que les permitan literalmente transformar el acero y equiparlo para
suministrar nalmente una plataforma que satisfaga los requerimientos opera-
cionales y/o comerciales.
Entre los diferentes procesos podemos identicar los relacionados directa-
mente: como el desarrollo de la ingeniera base para el inicio de cualquier
producto; la logstica propia para la adquisicin y acopio de materiales nece-
sarios, tales como el acero y maquinarias (como por ejemplo, motores, genera-
dores, sistemas de armas, entre otros); el proceso productivo para elaboracin
de mdulos y ereccin de los mismos. Otros conceptos, como la captacin
del armador y su respectiva delizacin, son partes inherentes de la indus-
tria propia en s; nada de lo comentado anteriormente sera factible si no hu-
biera elementos de soporte, como una infraestructura apropiada que facilite
el ujo de materiales y su respectiva transformacin; tecnologas de informa-
cin apropiadas, como ERP para apoyo y control de la gestin; ms el capital
intelectual necesario y cada vez ms reconocido en esta poca. Lo expuesto
anteriormente fue conceptualizado en los aos ochenta y denominado ca-
dena de valor.
La industria naval, como escaracterstico en ella, entrega bienesde larga duracin.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
96
La cadena de valor: el concepto
El trmino cadena de
valor se reere al con-
cepto de que una com-
paa, en este caso los
astilleros, integran una
cadena de actividades
que transforman los
insumos y recursos en
productos que valoran
los usuarios nales,
para este n los arma-
dores. El proceso de
transformacin implica
una serie de actividades
primarias y de apoyo que agregan valor al producto nal, especcamente, una
carena, reparacin y construccin de embarcaciones de mediano y alto bordo.
Para tal n se divide en actividades esenciales y de apoyo, esbozadas en la gura
1. Citado por Hill (2004) y adaptado de Porter (1985).
Las actividades esenciales son aquellas que se relacionan con el diseo, creacin
y entrega del producto, su mercadotecnia y su servicio de atencin al cliente
y posterior a la venta. Las actividades esenciales se desglosan en cuatro fun-
ciones: investigacin y desarrollo, produccin, mercadotecnia y ventas, y servicio
a clientes; con relacin a las actividades de apoyo, estas suministran los insumos
necesarios para ejecutar las actividades esenciales. En general, se desglosan en
cuatro funciones: manejo de material (logstica), recursos humanos, sistemas de
informacin e infraestructura de la compaa.
Aplicacin del Modelo
El concepto de modelo est denido como una abstraccin de la realidad, que
se elabora para facilitar su comprensin y estudio, que permite ver de forma
clara y sencilla las distintas variables y las relaciones que se establecen entre
ellas. (Contador, 1996)
Cadena de valor conceptual. ( Porter, 1985)
97
Con relacin a los prrafos anteriores procederemos a conceptualizar los
componentes y aplicar posteriormente el modelo de la industria, teniendo
como elementos de anlisis los eslabones de la cadena de valor; sin embargo,
es necesario, antes de iniciar la descripcin y aplicacin del modelo, manifestar
que el punto de partida es identicar el segmento en que participan los
astilleros. En este caso orientaremos los anlisis a los segmentos de construccin
y reparacin.
Actividades esenciales
Consi deramos l as si gui ent es:
Investigacin y desarrollo: en
este componente podemos
situar a los departamentos de
diseo, donde se desarrolla
la informacin tcnica en sus
distintos niveles para facilitar la
etapa constructiva, en la que
hacemos mencin a los sistemas,
estructuras y equipamiento en
general.
Produccin: en este eslabn
ubicamos los procesos neta-
mente productivos, para crear el bien y/o servicio por medio de los diferentes
medios de transformacin. En estos podemos situar a las principales activi-
dades, como tratamiento supercial, corte, soldado, ereccin, acabados, mon-
taje de equipos y sistemas efectuados por los diferentes talleres, considerando
tecnologas propias de la empresa; en adicin, consideramos el empleo del
concepto de tercerizacin para aquellas actividades que por motivo de la de-
manda deban ser atendidas por otros.
Mercadotecnia: en esta etapa se considera el esfuerzo que realiza el astillero
para el posicionamiento de la marca y la publicidad; esto puede aumentar el
valor que los armadores perciben en un producto y/o servicio.
Servicio a clientes: en este concepto consideramos el servicio postventa, que
es una capacidad de atencin muy valiosa en este segmento de la industria,
por los tiempos muertos que podran ocasionar costos elevados.
Desarrollo de informacin tcnica que facilite los
procesosde construccin y logstica.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
98
Actividades de apoyo
Proporcionan los insumos
necesarios que permiten
que se lleven a cabo las ac-
tividades esenciales; siendo
estas las siguientes:
Manejo de materiales: la
gestin de este concepto,
denominada logstica por
otros autores, analiza el
ujo del material fsico a
travs de la cadena, desde
su adquisicin hasta la
produccin y respectiva
entrega. La optimizacin
de esta actividad puede
reducir considerablemente
los costos para el astillero.
Recursos humanos: implica que el personal est capacitado, motivado y
compensado adecuadamente para realizar sus tareas; aqu desempea un rol
un nuevo concepto, denominado el ambiente laboral o entorno apropiado
para ejecutar las labores. Es quizs un componente crtico, puesto que los
profesionales que laboran en este medio son escasos.
Sistemas de informacin: considera el contar con sistemas electrnicos
capaces de llevar a cabo el manejo de inventarios, seguimiento de ventas,
consultas, entre otros.
Infraestructura de la compaa: contexto amplio que abarca estructura,
sistemas de control y cultura organizacional.
Habiendo realizado la descripcin de los componentes, procederemos a
preparar una matriz empleando la escala de Likert, para poder determinar qu
eslabones tienen una mayor participacin y, por ende, tener una visualizacin
mayor del resultado.
La industria est orientada a alcanzar altosnivelesde
seguridad y minimizar el impacto ambiental.
99
Actividades esenciales
Actividades de apoyo
La gestin del suministro logstico de equiposen forma eficiente garantiza el logro de metas
econmicasdel astillero.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
100
Para el anlisis de los diferentes cuadros se consider la siguiente escala, en
funcin a si las actividades generan valor:
Totalmente en desacuerdo: 5 pts.
En desacuerdo: 4 pts.
Ni de acuerdo ni en desacuerdo: 3 pts.
De acuerdo: 2 pts.
Totalmente de acuerdo: 1 pt.
Conclusiones
De lo expuesto anteriormente, podemos concluir lo siguiente:
La industria naval es altamente competitiva y altamente intensiva en recursos
humanos, materiales, tecnolgicos e infraestructura.
Los datos y resultados reejados en las respectivas matrices sitan a los
Servicios Industriales de la Marina en el liderazgo en esta actividad productiva,
integrando los diferentes procesos que conforman la respectiva cadena.
Carena de Draga en Dique Flotante ADF-104.
101
Entre las principales capacidades podemos hacer mencin del departamento
de investigacin y desarrollo; logrando dar el soporte necesario para la
concepcin del proyecto y el desarrollo de los diferentes sistemas que integran
las plataformas.
Las actividades iniciales propias de produccin, como son el arenado,
pintado, calderera, soldadura, para la transformacin del acero y su posterior
instalacin o ensamble, son capacidades propias de un astillero; sin embargo,
estas pueden ser tercerizadas a otras compaas, cumpliendo las exigencias
propias de los astilleros, siendo un factor determinante si estas cumplen con
las normativas vigentes relacionadas al medio ambiente y seguridad.
La globalizacin permiti la integracin del proceso productivo y la logstica en
los segmentos industriales; el suministro de equipos propios para la industria,
relacionado con la construccin naval, como lo son los motores, generadores,
tableros elctricos, equipos de puente, entre otros, est garantizado,
cumpliendo los trminos comerciales establecidos.
La industria est orientada a alcanzar altosnivelesde seguridad y minimizar el impacto ambiental.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
102
Recomendaciones
Los astilleros debern contar con un aparato logstico que les permita optimizar
este proceso dentro de la cadena de valor, siendo un componente primordial,
en adicin a los respectivos recursos nancieros y comerciales que darn el
soporte para este eslabn.
De no contar con una ocina de investigacin y desarrollo acorde con el
escenario actual y proyectndose a futuro, debern suplir esta citada falencia
con tercerizaciones a otras compaas dedicadas a este rubro, con los riesgos
que esta actividad pueda traer. Este punto puede ser considerado crtico para
el xito de la cadena de valor.
Las empresas debern tener una metodologa que garantice una ptima
contratacin de proveedores de servicios, dentro de los propios estndares de
calidad del mercado y propios del rubro, con la nalidad de que estas puedan
suplir a aquellos eslabones que lo requieran.
Referencias
1. Contador, J. (1996). Modelo para aumentar a competitividade industrial. So Paulo, Editora
af liada.
2. Hill, C. (2004). Administracin estratgica. 6 Edicin. McGraw Hill.
3. Porter, M. (1985). Ventaja Competitiva: Crear y sostener un rendimiento superior. Nueva
York.
4. ht tp://www.ict.edu.mx/acervo_bibliotecologia_escalas_Escala%20de%
103
INFORMATIVO
Una feliz toma
de decisiones
Capitn de Fragata
ENRI Q UE LLOSA ROJAS
Estimados Amigos
Es para m, motivo de suma complacencia, el relatar los hechos que aconte-
cieron hace 43 aos, all por 1970, a bordo del BAP Amazonas, en la localidad
de Masisea, durante el pintoresco y patritico viaje de accin cvica al ro Alto
Ucayali. Travesa programada por la Comandancia General de la V Zona Naval,
al mando de su Comandante General, en ese entonces el Contralmirante Luis
Lpez de Castilla, y su segundo en el comando, el Capitn de Navo Jaime
Saavedra Pinn, Jefe de su Estado Mayor, en acatamiento de la acostumbrada
mstica de la Marina de Guerra del Per, que constantemente y a travs de
sus Unidades uviales y tripulaciones con vocacin de servicio, prestan ayuda
efectiva y constante a las poblaciones rivereas de nuestra vasta Amazonia.
En esta ocasin comandaban el BAP Amazonas el entonces Tte. 1 Csar Vi-
llar Chirinos, y como su segundo el Alfrez de Fragata Javier Salerno Glvez;
dos dignos caballeros de buena estirpe marinera y enriquecidos por el sen-
timiento de cristiana fraternidad a sus semejantes, aprendido desde nios en
sus hogares y en sus juveniles aos como cadetes de nuestra gloriosa Alma
Mat er, la Escuela Naval del Per.
Como miembros del cuerpo de Sanidad Naval, viajaban con igual entusiasmo
el entonces Tte. 1 SN-Mdico Cirujano Lorenzo Vargas Alfaro y el Tte. 2 SN-
Odontlogo Enrique Llosa Rojas; dos galenos egresados de la Universidad Na-
cional Mayor de San Marcos y con una excelente formacin acadmica pro-
fesional en universidades y hospitales de los EE. UU., Europa y Brasil, con una
profunda identicacin con la Marina de Grau.
Hablar de nuestro personal a bordo y de sus cualidades me llevara varias p-
ginas de gratas vivencias marineras, y tan solo puedo recordar despus del
largo tiempo trascurrido a algunos, como el TC 2 Amasifun, el OM3 Panduro,
el OM2 Chipana y otros, que se turnaban en las guardias en el puente de co-
mando, al pie del timn, y con el ojo avisor, encontrando en el ro los canales
seguros en plena oscuridad, evitando los bajos de arena del caudaloso ro Alto
Ucayali.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
104
Era un equipo naval comple-
tamente identicado con su
Comandante, el hoy desapa-
recido Capitn de Corbeta
Csar Villar Chirinos, que en
la gloria de Dios se encuentre
y al lado del Gran Almirante
Grau, navegando en las aguas
tranquilas de la eternidad.
Los hechos que a continua-
cin voy a relatarles fueron
vivencias positivas que que-
darn para el recuerdo de los
que en ese momento parti-
cipamos: la persona a la que
se le salv la vida y el equipo
quirrgico de urgencia que
opt por Una Feliz Toma
de Decisiones de operar a
bordo de una Unidad Naval
de Combate.
Eran las 10:45 am de un hermoso da de enero del ao 1970, cuando el BAP
Amazonas se encontraba encostado en el amarradero del poblado ribereo
de Masisea, en el Alto Ucayali, y como era de su buena costumbre, nuestro
mdico cirujano de a bordo, junto con el enfermero naval (antes se les conoca
como Sanitarios Navales) desembarcaron y fueron conducidos por las autori-
dades del lugar a visitar en sus casas a los pacientes cuyo estado de salud les
impeda acercarse a bordo para recibir la ayuda mdico-dental y las medicinas
indicadas para el caso. Aconteci que una seora de la localidad, de nombre
Mara, de aproximadamente unos 27 a 28 aos de edad, presentaba un cuadro
agudo de apendicitis, por lo cual el Dr. Vargas, por medio del equipo de radio
de a bordo, llam de urgencia a la estacin de radio de la Base Naval de Nanay
para solicitar el respectivo permiso para proceder; no obstante, la comuni-
cacin no se pudo lograr, por ser da domingo y porque las comunicaciones
estaban con interferencia, producto del mal tiempo. Debido a este hecho,
nuestro galeno responsable llam por radio a Lima, al Jefe de Servicio del
Hospital Naval, para efectuar las coordinaciones necesarias, que se truncaron
porque se agot la batera de la radio de a bordo. Ante tal situacin de estar
Ordena Kike: Javo, aqu en el zampan y en pleno ro Ucayali
yo soy tu segundo Comandante; as que sigue remando bajo
misrdenes Ja, ja! .
Contesta Javo: Kike, si te me insubordinas, te lanzo al ro,
para que le saqueslosdientesa laspiraas Ja ja ja! .
105
incomunicados y la gra-
vedad de la paciente que
as lo requera, se tom la
feliz y valiente decisin de
operar de inmediato, cal-
culando que de evacuarse
a dicha paciente en desli-
zador hubiera tomado casi
10 horas en llegar al centro
de salud ms cercano con
infraestructura para ciruga
mayor. Sin comunicacin
y aislados completamente
en plena selva, en base a la
experiencia mdico-quirrgica del Dr. Vargas, que vena recientemente de un
avanzado entrenamiento quirrgico en varios hospitales de EE. UU., con una
vasta experiencia y numerosa casustica al respecto, siendo jefe del Servicio
de Ciruga de la Sanidad Naval de la 5ta. Zona Naval de Iquitos, es que se
tom la responsabilidad de operar. Es interesante mencionar que para tal n
se convirti la cmara de ociales de a bordo en una improvisada sala de ope-
raciones de urgencia, con dos colchones limpios sobre la mesa del rancho y
sbanas esterilizadas en la enfermera; asimismo, la desinfeccin del ambiente
de pisos, lumbreras y mamparos se hizo con sabln.
El equipo estaba formado de la siguiente manera:
Cirujano : Tte. 1 SN-MC Lorenzo Vargas Alfaro
1er. Asistente : Tte. 2 SN-O Enrique Llosa Rojas
2do. Asistente : Sr. David Olive (Fotgrafo profesional
contratado por la Comandancia de la V
Zona Naval para lograr tomas importantes de la Accin Cvica de la
Marina, y que adems tena una vasta experiencia en apoyo a heridos
en combate, por haber intervenido con xito como corresponsal de los
EE. UU. en la Guerra de Corea).
El Teniente Villar y el Alfrez Salerno, en un acto de solidaridad fraterna, a pesar
del cargo de comando de que venan precedidos, estaban encargados de
secar con una gasa estelarizada, y portando guantes quirrgicos, el sudor de
la frente de los diligentes cirujanos, pues no nos olvidemos que la tempe-
Un equipo de salud con espritu naval. Tte. 1 SN-M C
Lorenzo VargasAlfaro ( lado derecho) . Tte. 2 SN-O
Enrique Llosa Rojas( lado izquierdo) .
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
106
ratura en esos momentos era de ms de
29 C a la sombra. Como no se contaba
con el instrumental adecuado para tal n,
improvisamos tenedores y cucharones
de metal como instrumentos de traccin
de tejidos tipo Farabef, que luego de una
prudencial esterilizacin nos fueron muy
tiles; en n, nos las ingeniamos para salir
adelante en nuestro apostolado cristiano
de salvar una vida, ya que, de no haber
sido as, hubiera desembocado en una
rotura del apndice y un cuadro agudo
de peritonitis, con fatales consecuencias
para la paciente, que urga de auxilio m-
dico quirrgico inmediato.
Es gracioso ver a todo el equipo de operadores y asistentes en ropa interior
recin lavada, descalzos, con bolsas de plstico amarradas a los pies, luego
de haberse baado como cuatro veces seguidas con jabn carblico y des-
infectadas las manos con alcohol yodado, trabajando con la seguridad de la
experiencia adquirida en aos anteriores, como si estuvieran en una sala qui-
rrgica de nuestro querido Hospital Naval del Callao y orgullosos de aceptar
con responsabilidad el reto adquirido.
Mi trabajo consista en pasar al cirujano el instrumental quirrgico en forma
adecuada y enrgica, para
que l sintiera en sus manos
dicha herramienta de trabajo,
que por la rapidez del tiempo
contemplado tena que ser
precisa y sin equivocaciones.
Tambin, otra de mis respon-
sabilidades en ese momento
era cortar los hilos de sutura,
de modo que ello permitiera
una feliz hemostasia y control
del sangrado. Nuestro comn
amigo, el Sr. Olive, se encar-
gaba de traccionar los tejidos
con los improvisados Farabef
Paciente examinada por el Dr. Vargas,
momentospreviosa la operacin quirrgica
de apendicitis.
Tte. 1 SN-M C Lorenzo VargasAlfaro ( lado izquierdo,
como Cirujano) Tte. 2 SN-O Enrique Llosa Rojas( lado
derecho, como 1er. Asistente) Sr. David Olive (fotgrafo:
lado derecho, al fondo)
107
y secar muy suavemente
con gasa las zonas de
sangrado. El momento
ms emocionante fue
cuando ingresamos a la
cavidad abdominal y el
Dr. Vargas procedi a la
exploracin quirrgica
del caso; gran sorpresa
nos dio encontrarnos
con una apendicitis
retro cecal. Tuve que
aprender en ese mo-
mento a colaborar con
el operador en el acto de ligar ciertos tejidos al ligamento de Cooper; en n,
terminologas mdicas que no van con mi especialidad dental, pero yo creo
que siempre se aprende algo y se anota en nuestra libreta personal de cultura
general. Estoy rmemente convencido, mis queridos amigos, que todos en ese
momento actuamos con rmeza, con mucha humildad, con un alto sentido
de responsabilidad y una Mstica Naval
y Cristiana, con la felicidad de ver que
a los dos das de operada, la paciente
daba sus primeros pasos sin dolores
ni ebre, con la herida que cicatrizaba,
y agradeciendo a la Marina de Guerra
del Per, representada por su Sanidad
Naval en la Amazona, el estar con vida
al lado de sus tres pequeos hijos y su
esposo shipibo, que no paraba de decir
en su dialecto nativo: Apti bacti ba-
ricmia, que quiere decir: Gracias, mu-
chas gracias, amigos buenos. As, de
esta manera, nuestra amada Institucin
cumpli un rol de amistad y cordial fra-
ternidad con los humildes pobladores
de nuestra vasta Amazona.
Bravo, Zul a t an noble y valient e t oma
de decisiones.
La paciente esevacuada a su domicilio en perfecto estado de salud.
El autor de la nota, luego de colaborar en
la parte mdica, se dedic a suslabores
profesionalesdando apoyo de su especialidad
en la comunidad shipiba de la localidad de
M asisea, en el ro Alto Ucayali.
109
Capitn de Fragata
ENRIQUE TAPIA M ELNDEZ
Una aproximacin a
los Procedimientos
Atpicos de
la Guerra
La Guerra Asimtricaes una tipologa de guerra caracterizada
por una gran desproporcin de medios militares entre las fuerzas beligerantes,
lo que obliga al bando ms dbil a practicar formas no tradicionales de com-
bate. Estas formas son entendidas como: Procedimient os At picos de la Guerra.
La palabra at pi co, de acuerdo con el
diccionario, signica: aquello que se
aparta de las caractersticas represen-
tativas del gnero al que pertenece o
que no corresponde a los modelos co-
nocidos y que se aparta de lo tpico o
de lo regular.
Sergio Eissa (2010) expone lo
indicado por Harry Summers,
Coronel de Infantera del Ejrcito de
los Estados Unidos y analista de la
Guerra de Vietnam: [ ] en abril de
1975 sost uvo conversaci ones con l os
l deres nor vi et namit as a qui enes l es
di jo: Ust edes saben que nunca podrn
El pri mero, el supremo, el act o de jui ci o de mayor al cance
del hombre de est ado y del comandant e, es est abl ecer
el t i po de guerra en l a cual se est embarcando. No
equi vocarl o ni t rat ar de cambi arl o por al go que sea
ext rao a su nat ural eza. Carl Von Cl ausewi t z
El David de Bernini, en el momento justo, en
que utilizar su honda contra Goliath, el ejemplo
msantiguo de Conflicto asimtrico.
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
110
vencernos en una bat al l a. La respuest a
de l a cont rapar t e f ue: Puede ser, pero
eso es absol ut am ent e irrel evant e. Este
pensamiento indica que el conflicto
asimtrico muchas veces no contempla
ganar batallas que conlleven la victoria
final, sino ms bien, busca disuadir al
enemigo de continuar su accionar y
vencerlo por agotamiento.
En los ltimos aos se han desarro-
llado diferentes teoras y conceptos que
buscan encontrar una causalidad en los
diferentes conflictos modernos, e inclu-
sive intentan predecir cmo sern las
Guerras del Fut uro. Las nuevas teoras de la guerra se apoyan en el estudio de
los conflictos armados relativamente recientes, como: Vietnam, Afganistn,
Somalia, Chechenia, Irak, etc. Segn Colin Grey (2002), una constante en el
anlisis de los conflictos asimtricos es la identificacin de nuevas dimen-
siones del poder militar y la propuesta de un nuevo empleo para las uni-
dades militares, para hacer frente a escenarios y amenazas asimtricas.
En ese sentido, Donald Rumsfeld (2002) indica que en este proceso de evo-
lucin doctrinal las Unidades de Fuerzas Especiales son las que han desa-
rrollado el mayor protagonismo en los combates contemporneos, donde
se requieren fuerzas flexibles, con capacidad para desarrollar variadas ope-
raciones militares en un corto perodo y en distintos escenarios, lejos de sus
bases de origen, privilegiando los principios de economa de fuerzas y de
libertad de accin; reduciendo el riesgo de daos colaterales, operando en
unidades pequeas, con un alto grado de interoperabilidad y de proyeccin
inmediata. En s, son unidades ms adaptativas para desenvolverse eficiente-
mente en guerra no convencional.
Las nuevas definiciones, conceptos y teoras acerca de la evolucin de la
Guerra, estn an en debate y no han sido aceptadas de forma concluyente,
razn por la cual es conveniente realizar una revisin de las diferentes ti-
pologas de guerra existentes; informacin que ser necesaria para realizar
una aproximacin al empleo de procedimientos atpicos en un conflicto
asimtrico.
Las nuevas definiciones,
conceptos y teoras acerca
de la evolucin de la Guerra,
estn an en debate y no
han sido aceptadas de
forma concluyente
111
La Guerra
La Guerra es tan antigua
como el hombre mismo,
y est arraigada en lo
profundo de su ser. La
Guerra, como toda acti-
vidad humana, ha venido
cambiando a lo largo del
tiempo las estrategias,
las armas que se utilizan,
los motivos que las ge-
neran y tambin los pro-
cedimientos tcticos de
combate.
Reinhard Suhren, en el prlogo del libro As fue la Guerra Submarina, de Harald
Bush, indica que: La guerra es siempre cruel. Ant es de est allar nos sobrecoge con
el t emor, durant e ella nos fust iga con el dolor y la muert e, y al f nal nos corroe con
la duda; sin embargo, dadas las limit aciones de nuest ra condicin humana, es muy
difcil que t erminemos con t an despiadado azot e. Este pensamiento describe a
la Guerra como un agelo constante en el pasado, presente y futuro de la
humanidad, que obedece principalmente a una condicin inherente en el ser
humano: su agresividad.
En las ltimas dcadas ha habido un esfuerzo no productivo por humanizar las
guerras, por vencer al enemigo sin un excesivo uso de la fuerza o por disuadir
al agresor mediante la implantacin de polticas defensivas o pacistas. Para lo
cual Clausewitz expone:
La guerra es un asunt o t an peligroso que los errores debidos a la benevolencia
son los peores de t odos. El empleo mximo de la fuerza no es, de ningn modo,
incompat ible con el empleo simult neo del int elect o. Si uno de los bandos ut iliza
la fuerza sin remordimient o y no se det iene ant e el derramamient o de sangre, al
t iempo que el ot ro se cont iene, aquel bando obt endr vent aja. Aquel bando obli-
gar al ot ro a reaccionar, cada uno arrast rar al cont rario a sit uaciones ext remas,
y los nicos fact ores limit at ivos sern las cont rapart idas propias de la guerra [...].
Int roducir el principio de moderacin en la t eora de la guerra siempre conduce al
absurdo lgico.
Equipo SEAL, de la US. NAVY, en Vietnam.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
112
Este pensamiento nos indica finalmente que la Guerra es el asunto ms serio
que existe y que el enemigo no debe ser subestimado; as mismo, no debe
suponerse que el enemigo se contendr, respetar normas humanitarias o
actuar benevolentemente. Un escenario de derrota en una guerra, com-
promete el desarrollo de todo un pueblo hacia la obtencin de un mayor
bienestar de vida. Por lo que, una situacin de conflicto manifiesto debe ser
asumida con toda prioridad, en los niveles polticos, econmicos, sociales y
militares de una nacin.
Guerra de Baja Intensidad
El concepto de Guerra de Baja Intensidad (GBI) fue desarrollado por las
Fuerzas Armadas norteamericanas, para enfrentar conflictos aislados en
pases del tercer mundo (conflictos militares cortos, terrorismo, subver-
sin, conflictos internos, guerra de guerrillas, insurrecciones, guerras civiles,
guerra encubierta, operaciones paramilitares, etc.). Este tipo de guerra trata
de la aplicacin limitada de la fuerza, para someter a un adversario irregular.
En este concepto tambin se considera que una escalada en el empleo de
mayores recursos econmicos y medios materiales, llevara a una guerra de
m ediana int ensi dad. Mientras que una escalada hacia un conflicto contra otra
potencia, de las mismas o similares capacidades militares, sera considerada
una guerra de alta intensidad.
Guerra sin Restricciones
Esta teora, conceptualizada por los Coroneles chinos Quiao Liang y Wang
Xiangsui, en 1999, en su obra Unrest ricted Warfare, contempla el empleo de cual-
quier tipo de guerra, tctica o procedimiento, sin contemplar objeciones ticas
o morales, frente a un enemigo tecnolgicamente y militarmente muy supe-
rior. Esta teora es interesante, debido a que los militares chinos, autores de esta
teora e integrantes de una de las Fuerzas Armadas ms poderosas del mundo,
conceptan que un conicto con EE. UU. les sera desventajoso. Razn por la
cual no pierden de vista los procedimientos atpicos a emplearse en un conicto
asimtrico.
Resumidamente, se trata de enfrentar a un enemigo ms poderoso, manipulando
diferentes tipos de guerra o combinndolos convenientemente. Entre los tipos
113
de guerra conceptualizados en esta teora,
se hallan: guerra cultural, guerra de drogas,
guerra nanciera, guerra meditica, guerra
de internet, guerra psicolgica, guerra de re-
cursos, guerra ambiental, etc. En todas ellas
se busca realizar ataques integrados contra
vulnerabilidades detectadas en el enemigo,
que no necesariamente estn presentes en
su aparato militar.
Guerra de Guerrillas
Es el enfrentamiento entre un ejrcito regular y una agrupacin de hombres
organizados para realizar ataques coordinados, ataques sorpresa, golpes de
mano, sabotajes, ataque a convoyes y suministros de la fuerza militar inva-
sora. Esta forma de guerra tiene por caracterstica principal no enfrentar al
rival abiertamente o frontalmente, debido a que la diferencia de fuerzas es ma-
niesta. Histricamente, estas guerras fueron protagonizadas por voluntarios,
irregulares y milicias, que eran agrupaciones cvico-militares que se formaban
a causa de la insuciencia o ausencia de un ejrcito regular.
Artefactosexplosivosimprovisadoso I ED (del inglsImprovised Explosive Device) , empleados, en la
Guerra de Irak, para realizar trampasexplosivas
Este pensamiento nos
indica finalmente que la
Guerra es el asunto ms
serio que existe y que
el enemigo no debe ser
subestimado.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
114
Guerra Hbrida
Frank Ho man, ex ocial del
Cuerpo de Marines, sostiene
que la Guerra Hbrida es b-
sicamente el empleo simul-
tneo de mtodos de guerra
convencional y no conven-
cional. Este tipo de guerra,
dice Ho man, puede ser lle-
vada a cabo por los estados,
llevando paralelamente y
fusionando las diferentes tc-
ticas (regulares e irregulares)
en una sola fuerza y en un
mismo campo de batalla.
Terrorismo
La denicin empleada por EE. UU. es: [] violencia premedit ada y mot ivada
polt icament e, perpet rada en cont ra de objet ivos no combat ient es (incluye per-
sonal civil y milit ar desarmado en el moment o del incident e) por part e de grupos
sub nacionales o agent es clandest inos y cuya int encin, por lo regular, es inf uen-
ciar al pblico.
Guerra Asimtrica
La Guerra asimtrica se presenta como la innovacin blica recurrente en los
conictos posteriores a la Segunda Guerra Mundial; este tipo de guerra se lleva
a cabo entre contendientes de capacidades militares normalmente distintas,
diferentes y desproporcionadas. Para el bando ms dbil, la clave en este tipo
de guerra es evitar enfrentar aquello en lo que se han especializado los ejr-
citos a travs de los aos: el combate abierto y frontal.
Alguno de los bandos buscar vencer utilizando su fuerza militar de forma
abierta en un espacio de tiempo y lugar determinados. Su oponente, en
cambio, tratar de desgastar, debilitar y obtener ventajas, actuando de forma
PartisanosSoviticostraslaslneasenemigasGermanas
( Bielorrusia 1943) .
115
no convencional mediante la obtencin de xitos puntuales que debiliten la
moral del adversario, buscando el agotamiento del enemigo, por prolonga-
cin del conicto. (Cabrerizo, 2002, p. 6)
En 1992, Paul F. Herman Jr. deni as la Guerra asimtrica:
Conjunt o de prct icas operacionales que t ienen por objet o negar las vent ajas y
explot ar las debilidades (del ms fuert e), ant es que buscar enfrent amient os direct os.
Los concept os y movimient os asimt ricos buscan emplear el medio ambient e fsico
y las capacidades milit ares en formas at picas y presumiblement e no ant icipadas
por est ruct uras milit ares bien est ablecidas, t omndolas, por ende, desbalanceadas
y no preparadas. (Cabrerizo, 2002, p. 4)
Los procedimientos o formas atpicas aplicables a un conicto asimtrico,
pueden detallarse de la siguiente manera:
1. Evitar la confrontacin donde el adversario tiene fortalezas, y explotar las
reas vulnerables del enemigo.
2. Obtencin de un efecto favorable y desproporcionado respecto a la inver-
sin militar (empleo de armas ecientes y baratas, contra equipo militar
enemigo costoso).
3. Afectacin directa de la voluntad de lucha del enemigo.
4. Empleo de tcticas de combate desconocidas, inesperadas e innovadoras.
5. Acciones y golpes de alto impacto al enemigo. Acciones directas que
quiebren la sensacin de seguridad del enemigo.
6. Ante la carencia de radares y tecnologas de comunicacin, utilizar alarmas
tempranas, en una red humana convenientemente dispuesta.
7. Empleo de una direccin centralizada, que es complementada por una es-
tructura operativa descentralizada y con altos grados de autonoma, para
unidades de combate especializadas.
8. Empleo adecuado del terreno, acondicionndolo en puntos favorables,
tanto para atacar como para ocultarse.
9. Empleo de zonas urbanas, agrcolas o costeras, donde se permita mimeti-
zarse con la poblacin, posibilitando la degradacin enemiga.
10. Empleo masivo de armas relativamente baratas, pero efectivas, como: mi-
siles porttiles, lanchas rpidas, explosivos, armas automticas, armas anti-
areas, francotiradores, etc., privilegiando el alcance y la letalidad.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
116
11. Incautar y apropiarse de pertrechos y armas militares enemigas, para
usarlas en su contra.
12. Contar con el apoyo de la poblacin.
13. Negarle al enemigo la posibilidad de abastecimiento en territorio propio.
14. Atacar lneas de abastecimiento enemigo.
15. Empleo de medidas de engao para distraer esfuerzos enemigos.
Conclusiones
Hoy en da las Fuerzas Ar-
madas de los Estados pre-
sentan grandes desequilibrios
entre s, debido principal-
mente a las diferencias pol-
ticas, econmicas, sociales y
tecnolgicas, de cada pas.
Esta situacin, sumada a los
conictos internos de orden
insurgente, ha promovido el
desarrollo de nuevas formas
de conicto que desafan la
perspectiva convencional de
la guerra.
Para el enfrentamiento militar asimtrico entre estados, no existe una doctrina
ja que permita trazar la forma estratgica, operacional o tctica de responder
a la gran cantidad de posibles situaciones en los diferentes teatros de guerra.
Sin embargo, los procedimientos atpicos son herramientas tcticas aplicables
en un conicto asimtrico, donde no exista otra forma posible de respuesta,
debido a la carencia de medios militares para hacer frente a la amenaza.
Ser el actor ms dbil en un conicto asimtrico, sin duda es una situacin
indeseada. Sin embargo, esta posibilidad existe y obliga a las Fuerzas Armadas
a asumir ese reto, evaluando las amenazas existentes, para desarrollar nuevas
capacidades o aprovechar las que ya existen.
Ser el actor ms fuerte tambin presenta retos no menos complejos. Conocer
las opciones estratgicas ms adecuadas y comprender los procedimientos
Vehculo blindado Estadounidense Bradleydestruido por un IED.
117
atpicos que emplea el enemigo, son esenciales para enfrentarlo ecazmente,
hallando la frmula estratgica idnea.
En tal sentido, existe una amplia gama de posibilidades para encarar un con-
icto asimtrico, por lo que es necesario actualizar doctrina, conceptos, pro-
cedimientos y tcticas, que al ser empleados contra amenazas del tipo asi-
mtrico, permitan alcanzar mayores garantas de xito. Los nuevos escenarios
asimtricos hacen necesario preparar a las fuerzas, para adaptar su forma de
combate a la amenaza y al teatro, sin descuidar los escenarios del tipo sim-
trico, de tal manera que se tenga la capacidad de respuesta para ambos esce-
narios, en su respectivo momento o simultneamente.
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Universidad de Antioquia, pp. 168-195.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
118
119
Licenciado en Derecho
HCTOR LPEZ ARSTEGUI
Anlisis de la
victoria legal
espaola
sobre Odyssey
Marine Exploration
(OME).
El estatus jurdico de los
pecios histricos: el caso de
la Fragata Nuestra Seora
de las M ercedes
(20072012).
El socilogo y polgrafo francs Gustave Le Bon (18411931), precursor
de la moderna teora de la inuencia de los medios de comunicacin masiva,
escribi en su libro titulado Ayer y Hoy (1917): No se hace el derecho, l se hace.
Est a breve formula cont iene su hist oria. Esta sentencia me ha guiado en mi
singladura en el estudio del tema del estatus jurdico de los pecios histricos,
el cual inici interesndome en el caso de la fragata espaola Nuestra Seora
de las Mercedes sostenido en los Estados Unidos durante un lustro (2007
2012), y culmin con la victoria legal de la Corona hispana y la repatriacin
de la carga del pecio el 24 de febrero del ao 2012.
1
El seguimiento de este
litigio me hizo ver que el nmero de interrogantes y vnculos interdisciplinarios
(el Derecho Martimo, el Derecho Internacional Pblico, la Historia Martima
y Naval, la poltica naval de los Estados, etc.) en el tema, iban ms all de la
cuestin primera que planteaba en el ao 2008, en un artculo publicado
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
120
en esta misma Revist a
2
: la pertenencia del entonces llamado tesoro de La
Mercedes. Cinco aos despus de haberle presentado, amigo lector, la
problemtica de los pecios histricos, creo encontrarme en capacidad de
exponerle mis conclusiones nales sobre el valor histrico, legal y poltico de
estas naves, que como la fragata Mercedes necesitan ser defendidos como lo
que realmente son, Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Una derrota bicentenaria
El naufragio de la fragata Mercedes tuvo como contexto histrico la cima
de la hegemona napolenica en Europa. Espaa se encontraba sometida a
la presin francesa y al acoso naval britnico. Corra el ao 1803 y las arcas
reales hispanas apenas haban recibido ingresos scales de Amrica desde el
14 de febrero de 1797 (combate del Cabo de San Vicente), a tal punto que
ni la alianza de la Real Armada espaola y la Marina francesa compensaba la
prdida de unidades sufrida por ambos pases. Entretanto, en el Callao, un
convoy de la Real Armada espaola se preparaba a zarpar rumbo a Cdiz, con
escala en Montevideo. Su misin era escoltar un grupo de fragatas mercantiles
y transportar fondos scales americanos para las exhaustas arcas reales. El 31 de
marzo de 1804 zarpaba del Callao la otilla con su carga de 253.606 pesos de la
Corona y 691.205 pesos de fondos privados
3
y diverso tipo de mercanca, como
consta en los legajos Lima 648, Lima 1440 y Lima 1535, del Archivo General de
Indias. Cuatro meses despus, el escuadrn tocaba tierra en Montevideo y,
tras una breve estancia para embarcar pasajeros y carga, prosigui su travesa.
Diferentesetapasdel proceso de recuperacin del cargamento de la Fragata Nuestra Seora de lasM ercedes.
121
A nes de setiembre la costa espaola estaba a la vista. Pocos das despus la
singladura fue interrumpida por cuatro fragatas britnicas. Eran las siete de la
maana del 05 de octubre de 1804. Un comisionado britnico, por orden de su
jefe, Comodoro Graham Moore, conmin a los ociales espaoles a rendirse y
dejar conducir sus naves a puertos ingleses. La valiente negativa hispana fue el
motivo de uno de los combates ms memorables de la historia naval espaola
en el que citando las palabras del Capitn de Navo y escritor espaol Cesreo
Fernndez Duro (18301908), se manifestaron la abnegacin, el sufrimient o,
el valor sereno, ms an que el respet o, el afect o a los jefes, of ciales y compaeros, el
desint ers y sobre t odo el profundo sent imient o religioso [...], he aqu las condiciones
demost radas por nuest ra gent e de mar.
4
En aquella trgica hora no hubo mejor
ejemplo de esas virtudes que el dado por don Diego de Alvear y Ponce de
Len (17491830), Brigadier General de la Real Armada espaola, quien fue
testigo del hundimiento de la fragata Nuestra Seora de las Mercedes, y con
ella la prdida de su familia con excepcin de un hijo que le acompaaba a
bordo de La Medea y toda la fortuna que haba forjado durante su larga y
destacada carrera en el Ro de la Plata.
Tras el rastro de la fragata Mercedes
La bsqueda del pecio de La Mercedes involucr a muchas expediciones,
las cuales enlaban proa hacia las coordenadas referidas por el Capitn de
La Fama una de las fragatas integrantes del convoy, Miguel Zapiain y
Valladares, que constituyen el lmite martimo entre Espaa y Portugal, sin lograr
recuperar los bienes que transportaba La Mercedes. Cuando la compaa
de salvamento martimo estadounidense Odyssey Marine Exploration (OME)
anunci en su pgina web
5
el hallazgo del pecio, que llam Cisne Negro
(18 de mayo de 2007), la prensa britnica report: una fort una ms all de
la imaginacin de cualquier pirat a del Caribe ha sido hallada en las infames y
t raicioneras aguas de las islas Sorlingas (Scilly Isles): 17 t oneladas de monedas de
oro y plat a 500.000 en t ot al de uno los pecios lucrat ivos jams encont rados.
6

La noticia del descubrimiento no fue bienvenida en Espaa. Por el contrario,
inmediatamente dio pie a sospechas. La OME haba obtenido dos meses antes
el permiso conjunto del Reino Unido y del Estado espaol para buscar los
restos del HMS Sussex, un buque de lnea britnico que se hundi frente a
Gibraltar en 1694. Las indagaciones de la Guardia Civil espaola concluyeron
sealando la existencia de irregularidades en las actividades de OME en el
Estrecho de Gibraltar y la declaracin del hallazgo de varios descubrimientos
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
122
en el distrito judicial donde tiene su sede Odyssey Marine Exploration: Tampa,
Florida.
No es nuestro propsito por razones de espacio detallar el desarrollo del
litigio que sigui el Estado espaol contra el cazatesoronorteamericano, el cual
involucr al Estado peruano y a un grupo de descendientes de los propietarios
de la mercanca y fondos privados a bordo de La Mercedes. El apretado
resumen que hacemos no puede profundizar en los factores intervinientes,
los cuales resumimos en cuatro considerandos de orden conceptual, jurdico,
poltico e histrico. Estos son:
Conceptualmente: Tesoro y Patrimonio Cultural son antinmicos. Tesoro
es la concentracin de riqueza inmovilizada y escondida, en particular de
metales preciosos o cualquier otro bien de escasez relativa. Patrimonio
Cultural es el conjunto de bienes intelectuales, artsticos, tecnolgicos,
etc., con carcter condensador de los valores, creencias y conocimientos
de una sociedad. Los bienes identicados y clasicados como patrimonio
cultural no son susceptibles de comercio ni de apropiacin privada, por ser
de dominio pblico. El tesoro es un objeto mueble de valor y se encuentra
en el mundo del comercio;
Jurdicamente: Existe una discrepancia frontal entre el Derecho
Internacional Pblico y el Derecho Martimo Privado. Los instrumentos
jurdicos internacionales en materia de Patrimonio Cultural colisionan con
el Derecho Martimo Privado en su vertiente anglosajona, particularmente
en su versin norteamericana. En los Estados Unidos se ha distorsionado
la gura del contrato de salvamento para permitir la creacin de una
industria de expolio del Patrimonio Cultural Subacutico, cuanticado por
la Unesco en un estimado de 3000.000 de pecios en los fondos marinos;
Polticamente: Las grandes potencias navales buscan la mejor manera
de proteger los pecios de sus buques de guerra y de servicio ocial. El
salvamento no autorizado y los actos sacrlegos en tumbas de guerra no
estn amparados por ninguna ley nacional. Todos los Estados tienen como
estndar la poltica de no abandono de sus naves y aeronaves ociales en
el fondo marino. Estados Unidos mantiene una lnea muy clara en esta
materia, expresada en la declaracin ocial del presidente Clinton, el 19 de
enero de 2001;
7
Histricamente: En los numerosos simposios acadmicos celebrados el
ao 2012 para conmemorar el bicentenario de la Constitucin de Cdiz
123
(1812), en Espaa, se reconoca que los espaoles no podan conocerse
a s mismos sin mirarse en el espejo de los pueblos de habla espaola
al otro lado del Atlntico.
8
Sin embargo, en Amrica Latina este hito de
nuestra historia transatlntica pas casi desapercibido, como si nosotros,
los iberoamericanos, desderamos el elemento hispano de nuestra
identidad y los tres siglos de monarqua ultramarina que los forjaron. El
lsofo, arquelogo e historiador britnico Robin George Collingwood
(18891943) adverta a sus alumnos en la Universidad de Oxford las
consecuencias inmediatas de esta actitud: la descontextualizacin de los
hechos histricos y una interpretacin equvoca de estos. En el caso de La
Mercedes, los abogados del Estado peruano hicieron una lectura errnea
de nuestra historia virreinal, como explicaremos posteriormente.
Dos conceptos destacan
en los considerandos ju-
rdicos y polticos: la Ley
del Almirantazgo y la In-
munidad Soberana. El
primero es el campo del
Derecho anglosajn que
se ocupa de los contratos
martimos, daos y le-
siones que surjan de las
relaciones de operadores
privados de buques mer-
cantes y de transporte de
pasajeros. Las naciones in-
uenciadas por la Ley del Almirantazgo britnica se apoyan en jurisdicciones
locales de poder limitado. Su versin estadounidense es de carcter federal
y de mayor libertad de interpretacin de sus complejas normas sustantivas y
procesales. El segundo es la doctrina legal que sustenta las relaciones entre los
Estados y se funda en el principio par in parem non haet imperium
9
(los iguales
no tienen jurisdiccin uno sobre el otro). Su origen yace en los privilegios mu-
tuos de los monarcas medievales. Estados Unidos lo constitucionaliz judicial-
mente en la sentencia dada por su Tribunal Supremo en el caso del bergantn
Exchange versus Mac Faddon (1812). La Convencin de las Naciones Unidas
sobre el Derecho del Mar (Convemar) seala en sus artculos 95
10
y 96
11
que
los buques de Estado y de servicio ocial gozan de Inmunidad Soberana. En
las naciones de Derecho anglosajn las Cortes del Almirantazgo tratan esta
materia con mucha regularidad.
Botones del uniforme de un marino de la Real Armada
encontrados entre la carga de la Fragata M ercedes. Aunque su
hallazgo fue posterior, son prueba fehaciente del estatus militar
de la nave, el cual Odyssey M arine Exploration Inc (OM E) neg
sistemticamente en el litigio.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
124
Anlisis legal del proceso
La actuacin de las partes involucradas en el proceso desde la primera
instancia ante la Corte Distrital de Tampa, Florida, a la apelacin nal en el
Undcimo Circuito de Apelacin de Georgia mantuvo una lnea argumental
que resumimos as:
1. Odyssey Marine Exploration (OME): Al principio del litigio Odyssey sostuvo que
no encontr un pecio sino carga dispersa en el lecho marino. Cuando se hizo
evidente que el llamado Cisne Negro era La Mercedes, la compaa estadou-
nidense aleg que laspruebasde ello no eran ablesy, posteriormente, que
no se trataba de un buque de Estado, sino de una fragata mercante que trans-
portaba bienesprivadosy, por tanto, no estaba sujeta a la Inmunidad Soberana
acordada por la Foreign Sovereign Immunity Act (FSIA,1976), la ley norteameri-
cana que regula esta materia;
2. El Reino de Espaa: La argumentacin espaola contradeca en todossustr-
minos los alegatos y pretensiones de Odyssey Marine Exploration. El Cisne
Negro era La Mercedes, una nave de propiedad de la Corona cuyosderechos
seguan vigentes, puesjamsse haba renunciado a ellos. La OME haba expo-
liado un buque de Estado espaol, protegido por la Foreign Sovereign Immu-
nity Act, el Tratado de Amistad y RelacionesGeneralesentre losEstadosUnidos
de Amrica y Espaa
12
(03 de julio de 1902) y el precedente judicial sentado a
favor del Reino en la sentencia del caso de lasfragatasLa Galga y La Juno (21
de julio de 2000);
3. El Estado peruano: El buque y su carga provenan del Per y, por tanto, consti-
tuan parte de su patrimonio cultural segn el artculo 149 de la Convencin de
lasNacionesUnidassobre el Derecho del Mar (Convemar). Asimismo, el Estado
espaol y la Repblica del Per eran sucesoresdel Imperio espaol, que inclua
lasIndiasOccidentalesy, en consecuencia, estaban en igual condicin de de-
rechossobre el tesoro de La Mercedes. Esta aseveracin se sustentaba en
el texto de la Convencin de Viena sobre Sucesin de Estadosrespecto a Pro-
piedad Estatal, Archivosy Deudas(1983) y el Derecho Internacional vigente en el
momento de su hallazgo;
4. Losdescendientesde lospasajeros: Se constituyeron dosgruposde descen-
dientescomo parte procesal. En su petitorio solicitaban que, si la Corte determi-
naba que losartefactosy monedasrecobradospor OME procedan de la fragata
Nuestra Seora de lasMercedes, esta hiciera valer susderechoscomo here-
derosde losbienesy monedas, propiedad de susancestros.
125
Obviamente, la argumentacin de las partes estaba determinada por el
momento y su rol en el proceso. La OME disfrut inicialmente del benecio
de la cuidadosa planicacin logstica y legal de la operacin Cisne Negro. El
ingente acervo documental que aport Espaa y el posicionamiento poltico
de La Mercedes como smbolo de la defensa del patrimonio histrico espaol
y el progresivo develamiento de las intenciones y metodologa delictiva de
trabajo de la OME opuesta a los protocolos internacionales de arqueologa
subacutica permiti que, en primera instancia, el juez Mark D. Pizzo emitiera
un Reporte y Recomendacin favorable al Estado espaol (03 de junio de
2009). Este fue raticado en segunda instancia por el juez Steven D. Merryday
(22 de diciembre de 2009). Finalmente, el veredicto del Undcimo Circuito de
Apelaciones (22 de setiembre de 2011) sancion favorable y denitivamente
la recomendacin inicial del juez Pizzo sobre el caso de La Mercedes. La
experiencia y seriedad del equipo legal del Estado espaol, dirigido por
el abogado James Goold, se impuso al juego procesal y jurisprudencial
bizantino de sus contrapartes de Oddysey Marine Exploration.
Respecto a la argumentacin peruana, ya hemos dicho que su piedra de
toque fue el artculo 149 de la Convemar. Este no contiene deniciones,
prioridades ni procedimientos especcos para la problemtica del Patrimonio
Cultural Submarino. El artculo acotado solo tiene un valor declarativo y,
por lo tanto, insubstancial para fundamentar el petitorio que haca nuestro
pas. Asimismo, al pretender que la Corte estadounidense apoyara nuestro
derecho en una Convencin internacional no vigente ni reconocida como
Derecho consuetudinario internacional como es el caso de la Convencin
de Viena sobre Sucesin de Estados respecto a Propiedad Estatal, Archivos y
Deudas (1983) le solicitbamos a los jueces que emitieran un fallo utilizando
un tratado no vigente ni raticado por su propio Estado, atentando as contra
el principio de divisin de poderes de su Constitucin.
No menos grave fue nuestra falta de visin histricopoltica de los hechos.
Dejando de lado medio siglo de historiografa y la compleja realidad socio-
cultural virreinal, la demanda peruana se apoy en los mitos nacionales creados
durante el perodo de creacin de nuestro EstadoNacin, obviando los
poderosos elementos de identidad y comunin entre peninsulares e indianos
anteriores a la Independencia. Personajes como Pablo Antonio de Olavide y
Juregui (Lima, 1725 Baeza, Andaluca, 1803), Juan Francisco Bodega y Cuadra
(Lima, 1743 San Blas, Mxico, 1794) y Vicente Morales Durez (Lima, 1757
Cdiz, 1812) son fundamentales en la Ilustracin espaola y americana. Olavide
fue un gran administrador a quien Espaa le debe la reforma urbana de Sevilla
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
126
y el poblamiento del interior de Andaluca. El cabal Comandante Bodega y
Cuadra gura en el cuadro de honor de los exploradores espaoles del siglo
XVIII. El jurista Morales Durez fue Presidente de las Cortes de Cdiz, milenario
puerto atlntico espaol donde peninsulares y americanos se abocaron a
dar una Constitucin para los espaoles de ambos lados del Atlntico. Hoy
en da se reconoce que nuestra Independencia, en trminos de una guerra
civil, nunca mejor ilustrada que en el abrazo de parientes y amigos en ambos
ejrcitos previo a la batalla de Ayacucho, como lo relata el Mariscal Willliam
Miller (Wingham, Inglaterra, 1795 Lima, 1861) en sus Memorias, editadas en
Londres en 1829.
13
Caba fundamentar nuestro petitorio haciendo smiles con
el colonialismo europeo del siglo XIX y la disolucin de la Unin Sovitica?
La posicin de los descendientes era ms endeble que la peruana, a tal
punto que era evidente que su presencia como parte litigante tena carcter
instrumental en benecio de los intereses de OME. Las palabras de Jos Mara
Moncasi de Alvear, descendiente del Brigadier Diego de Alvear y Ponce de
Len, son ilustrativas:
Odyssey ha convocado a est as personas, les ha promet ido un porcent aje muy alt o
de una event ual ganancia, pero que no se dejen seducir, pues no se sabe cmo van a
valorar t odo en el caso que prosperen sus recursos, algo muy improbable. Animara
a los descendient es peruanos de quienes murieron en la t ragedia (dicindoles) que
la hist oria nos une ms que el valor econmico.
14

Estado en el que se encontraba el cargamento de la M ercedesal momento de su extraccin. La recuperacin
ypuesta en valor de estosobjetosrequiere un diligente trabajo especializado, el cual viene realizando en el
M useo de Arqueologa Subacutica (ARQUA), con sede en la ciudad de Cartagena, M urcia, Espaa.
127
La Mercedes y el futuro de los pecios histricos
No es un secreto que, en el corazn del marino, late el deseo ferviente del
retorno. Puedo armar indubitablemente que nunca se aguard tanto
un buque como en el caso de La Mercedes. As, pues, las palabras del
embajador espaol en los Estados Unidos, Jorge Dezcallar, en la ceremonia
de repatriacin de la carga del pecio, fueron muy signicativas: Hoy f naliza
un viaje que se inici hace 200 aos. Hoy se complet a la misin de La Mercedes. Si
ellos no pudieron llegar a su dest ino al menos s lo va a poder hacer la carga [].
Hoy recuperamos un legado hist rico y no un t esoro. Est o no es dinero, es nuest ra
hist oria.
15
Empero, el nal del caso La Mercedes dejaba expuesta a la luz las
limitaciones y contradicciones de la manera cmo se resuelven hasta ahora
este tipo de controversias jurdicas. Mariano J. Aznar, catedrtico de Derecho
Internacional Pblico de la Universidad Jaume I, de Castelln, y miembro del
Consejo Cientco del Plan Nacional de Proteccin del Patrimonio Cultural
Subacutico de Espaa, lamentaba que ninguna de las sentencias favorables
a Espaa en la materia [La Mercedes, La Juno y La Galga] haca referencia al
Convenio de la Unesco sobre la prot eccin del pat rimonio cult ural subacut ico de
2001 o sus principios inspiradores, acept ados expresament e por la Administ racin
nort eamericana.
16
No se puede defender el Patrimonio Cultural Subacutico
solamente por va indirecta, es decir, el principio de Inmunidad Soberana.
Esta situacin anmala se produce porque Estados Unidos permite que su
jurisdiccin sea utilizada para nes de expolio. Asimismo, tampoco se puede
tolerar que se caiga en retrocesos lamentables, como el ocurrido en Colombia,
cuya nueva Ley de Patrimonio Cultural faculta a una comisin a decidir que el
oro, plata, joyas y lingotes extrados de un pecio dejarn de ser considerados
patrimonio y protegidos como tal, debido a su abundancia. Este criterio de
repeticin naci de una sentencia de la Corte Constitucional colombiana del
ao 2003.
Hemos dejado para el nal la debida y necesaria reexin del lado humano de
la tragedia y el litigio de la fragata Nuestra Seora de las Mercedes. El hallazgo
de los botones del uniforme de un marinero en un saco de monedas nos
recuerda un hecho que Odyssey Marine Exploration neg sistemticamente
durante todo el proceso: la Mercedes es una tumba de guerra. El mar guarda
la memoria de quienes sucumbieron en l y embellece su recuerdo. El respeto
a su legado es el alma del combate por el Patrimonio Cultural Submarino.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
128
Referencias
1. De Czar, lvaro (2012, 24 de febrero). Dezcallar: Hoy f naliza un viaje que se inici hace
200 aos. El Pas.
2. Lpez Arstegui, Hctor Santiago. La Fragata Mercedes: tragedia, picaresca y litigio
judicial. Revista de Marina. Marina de Guerra del Per. Ao 101. N2, 2008.
3. De Czar, lvaro (2008, 07 de setiembre). Los 130 dueos del tesoro de Odyssey. El Pas
4. Fernndez Duro, Cesreo (2009). Naufragios de la Armada Espaola. Relacin histrica
formada con presencia de los documentos of ciales que existen en el Archivo del Ministerio
de Marina. Junta de Andaluca: Editorial Renacimiento. Coleccin Isla de Tortuga, p. 23.
5. ht tp://shipwreck.net /pr134.php
6. Kennedy, Maev (2007, 19 de mayo). Treacherous seas, a mystery wreck and a $500 m haul
of treasure. The Guardian.
7. United States Policy for the Protection of Sunken Ships. Comunicado de la Of cina del
Secretario de Prensa. Washington, DC, 19 de enero de 2001.
8. Astorga, Antonio (31 de enero de 2012). Carmen Iglesias: Los polticos meten la mano en
la Historia con f nes divisorios. ABC.
9. Diez de Velazco Vallejo, Manuel (2007). Instituciones de Derecho Internacional Pblico.
Madrid: Tecnos, p. 259.
10. Artculo 95. Inmunidad de los buques de guerra en altar mar. Los buques de guerra en alta
mar gozan de completa inmunidad de la jurisdiccin respectiva de cualquier Estado que
no sea el de su pabelln.
11. Artculo 96. Inmunidad de los cuerpos utilizados nicamente para un servicio of cial
no comercial. Los buques pertenecientes a un Estado o explotados por l y utilizados
nicamente para un servicio of cial no comercial tendrn, cuando estn en alta mar,
completa inmunidad de jurisdiccin respecto de cualquier Estado que no sea el de su
pabelln.
12. Pulido, Mara (2007, 02 de junio). Un tratado de 1902 garantiza los derechos de Espaa
sobre tesoros de navos hundidos. La Razn.
13. El efecto general que aquellas escaramuzas producan era en extremo hermoso y
agradable; y el inters de la escena se variaba y creca con la suspensin del fuego a
intervalos, en virtud de tcito consentimiento.
Durante estos intervalos, varios of ciales de uno y otro partido, se adelantaban y hablaban
entre ellos. En uno de ellos el Brigadier Tur, al servicio espaol, envi un recado a su
hermano, quien habindose casado con una hermosa seorita limea, se haba hecho
virtualmente americano, y era en aquel momento Teniente Coronel en el Ejrcito
Independiente.
Los dos hermanos se juntaron, y el mayor principi la conversacin dicindole cunto
senta que un espaol estuviese en las f las de los insurgentes, pero le aadi, que a pesar
de su sentimiento en aquel punto, no podra olvidar el cario que le haba profesado y
le aseguraba que poda contar con su proteccin cuando la batalla que iba a darse le
pusiera en manos de los realistas, lo cual no hara con ningn otro espaol en aquellas
circunstancias.
El Teniente Coronel le dijo en contestacin que, si le haba llamado a insultarlo, habra sido
mejor que no se hubieran visto, y dio la vuelta y se march. Entonces el General realista
corri hacia l, se disculp, y a la vista de los dos ejrcitos se abrazaron los hermanos de
modo ms tierno y carioso.
Miller, General Guillermo (1910). Memorias del al Servicio de la Repblica del Per.
Madrid: Librera General de Victoriano Surez. Tomo II, Captulo XXV, pp. 171-172
14. Vaccaro, Yolanda (2011, 02 de diciembre). Odyssey y los tesoros submarinos. El Comercio.
15. De Czar, lvaro (2012, 24 de febrero). Dezcallar: Hoy f naliza un viaje que se inici hace
200 aos, El Pas.
16. Ibdem.
129
Capitn de Navo
ANBAL CUEVA LPEZ
La Economa
del Terrorismo
en el Per: Un
planteamiento
terico
El terrorismo es uno de los fenmenos ms estudiados en las ltimas
dcadas, dado que es un fenmeno sociopoltico violento delictivo particular,
tal como es denido por algunos especialistas.
1
Cuenta igualmente con una
economa peculiar, que permite el sostenimiento de las acciones desarrolladas
por las organizaciones terroristas (OT) en bsqueda de sus objetivos. Si bien
resulta complejo conceptuar la economa del terrorismo, por el hecho de
que desarrolla caractersticas de acuerdo al lugar donde se desarrolla, por su
adaptacin a las situaciones que se presentan y por los aspectos culturales,
religiosos e ideolgicos de quienes lo llevan a la prctica, se pueden encontrar
algunas caractersticas y procedimientos comunes en las OT, como producto
del intercambio de experiencias facilitado por la mundializacin de los medios
de comunicacin. Por estas razones, para facilitar alguna precisin sobre la
economa del terrorismo, resulta necesario sealar dos objetos de estudio:
uno concerniente a la obtencin de recursos para el sostenimiento de la OT,
conforme lo expresamos anteriormente, y el segundo orientado a los costes
econmicos, directos e indirectos, que estos actos delictivos tienen sobre la
sociedad.
En cuanto a las actividades que las organizaciones terroristas desarrollan
para sostenerse econmicamente, hay muchas que resultan evidentemente
de carcter ilegal, tales como la ext orsin, el saqueo y el pillaje, los t rf cos
ilcit os, los act ividades econmicas de nat uraleza delict iva y el cont rol del mercado
negro []; sin embargo, es pertinente sealar que existen otras actividades
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
130
que coadyuvan a los nes ilegales de las OT, como la obt encin de recursos
ext eriores, sean est os aport aciones de resident es en el ext ranjero, t ransferencias
gubernament ales o fondos de ayuda humanit aria, adems de aportaciones
voluntarias; todas estas que discutiblemente podran derivar en ser calicadas
irrefutablemente como ilegales.
Resulta oportuno precisar que las OT, para mantenerse, disponen de una base
econmica respaldada en un complicado y exible montaje de entidades y
actividades legales, alegales e ilegales,
2
las mismas que son adoptadas sin ser
excluyentes unas de otras, conforme se presentan nuevas situaciones como
resultado de recibir mayor presin de ndole legal o judicial, as como por
parte de las fuerzas de seguridad. Estas actividades forman parte de lo que
Mikel Buesa denomina economa depredatoria, al estar orientadas a expoliar
recursos y no a la creacin de los mismos, entendidos estos ltimos como
regulados y con nes legales.
De lo enunciado anteriormente, podemos establecer la procedencia de la
nanciacin y soporte logstico de las organizaciones terroristas, y a la vez el
modus operandi que los diferencia de otras actividades delictivas. Entender que
estas fuentes pueden ser legales o ilegales nos ayuda a diferenciar el concepto
de nanciacin del terrorismo de otras formas irregulares de utilizacin del
sistema nanciero. Para el caso de los capitales de procedencia ilegal, las
medidas tomadas por los estados contra la nanciacin del terrorismo han
estado orientadas a combatir el blanqueo o lavado de activos (LA) de
grandes sumas, entendindose esto como el proceso por el cual es encubiert o
el origen de los fondos generados de act ividades ilcit as (por ejemplo, el t rf co
ilcit o de drogas, el cont rabando, la pirat era o la corrupcin). El objet ivo del LA
consist e en hacer que los fondos o act ivos obt enidos a t ravs de act ividades ilcit as
aparezcan como el frut o de act ividades legt imas y circulen sin problema en el
sist ema econmico-f nanciero.
3

Para ilustrar este punto, citaremos lo expresado por el procurador antiterrorismo
Julio Galindo, al referirse a los remanentes de la OT Sendero Luminoso en el
Per: El terrorismo se nancia por el narcotrco, y tambin de la tala ilegal
de madera, de la sustraccin clandestina de minerales; y quienes lavan dinero
son los terroristas ; como prueba de ello, mencion el caso de los hermanos
Quispe Palomino, cabecillas de la OT Sendero Luminoso, a quienes en el ao
2012 se les incaut bienes valorizados entre 100 y 150 millones de dlares.
4
Aqu cabe destacar el hecho de que la OT Sendero Luminoso, autodenomi-
nada Militarizado Partido Comunista del Per - Marxista Leninista Maosta,
131
principalmente maosta, justica su accionar en el trco ilcito de drogas, bajo
esta doctrina, por medio de la llamada Poltica Econmica, establecida en sus
Bases de Apoyo, las que deben reunir las caractersticas econmicas; argot
que en trminos maostas signica que hay que aprovechar la base econmica
de subsistencia preexistente de tal manera que permita el sostenimiento y
crecimiento de la OT, cualesquiera que sean las condiciones econmicas de
la futura base de apoyo, por lo que resulta de vital importancia que dicha
poltica deba [] basarse en la dist ribucin racional de las cargas y la prot ec-
cin del comercio [...]. La dist ribucin racional de las cargas signif ca que quien
t enga dinero, que cont ribuya con dinero;
5
estas lneas ayudarn a comprender
el porqu de la seleccin de los valles cocaleros del Huallaga, Apurmac, Ene,
Mantaro (VRAEM) y el de Urubamba, para establecerse, as como los vnculos
de la OT SL con el trco ilcito de drogas.
Otra forma ilcita usada frecuentemente por las OT para la obtencin de fondos,
es la extorsin a las empresas, principalmente a aquellas ligadas a la minera
y al sector energtico, bajo el nombre de impuesto revolucionario, cupo
o cuota de guerra, y de data ms reciente los secuestros del personal que
trabaja en las referidas empresas. Citaremos como ejemplo de esto ltimo el
secuestro de 36 trabajadores de las empresas Transportadora de Gas del Per
Personal de la M GP: Incautacin de PBC y armamento.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
132
( TGP), Skanska y Cons-
trucciones Modulares, del
consorcio para la explota-
cin del gas de Camisea,
ocurrido el 9 de abril de
2012 en la localidad de Ke-
pashiato, donde, a travs
de una comunicacin di-
fundida en diversos me-
dios de prensa y televi-
sin, los terroristas exigan
10 millones de dlares,
10 rollos de pentacorp o
mecha detonador, 500
unidades de fulminante
elctrico, 1.000 unidades
de fulminante comn y 10 cajas de cartuchos de dinamita. Igualmente, exi-
gan el pago de cupos en forma mensual o anual, por un monto de un milln
doscientos mil dlares americanos. Adems, pedan el envo de equipos de
comunicacin (celulares o radios), para mantenerse en contacto con las auto-
ridades. Asimismo, existe una grabacin donde podemos escuchar a los te-
rroristas demandar: Lo que nosot ros queremos es la respuest a, la respuest a nada
ms. Van a cumplir o no van a cumplir?. Este secuestro tuvo como desenlace
la liberacin de los rehenes cinco das despus, elucubrndose que esta se
debi como consecuencia de la realizacin de pagos por parte del consorcio
a los senderistas.
Requerimientos de los terroristas de SL por el secuestro de 36 trabajadores de
las empresas del gas de Camisea (Kepashiato-Cusco). Tomado de la Edicin
digital del diario Correo, 10 de abril de 2012.
Al estudiar la nanciacin del terrorismo, debemos tomar en cuenta lo des-
crito anteriormente, adems de considerar que existe la posibilidad de que
no haya la obligatoriedad de blanquear capitales que sern destinados a nes
ilegales; a esto debemos sumar la probabilidad de que el origen de los fondos
sea legal como hemos mencionado precedentemente , en cuyo caso no
existe necesidad de legalizar dichos recursos, dndose una especie de blan-
queo de capit ales, pero a la inversa,
6
lo que podramos llamar por opuesta
comparacin negreo de capitales, resultando ms importante para la OT
en este tipo de operacin, encubrir tanto el nanciamiento como la naturaleza
Personal de la M GP: Destruccin de pozasde maceracin de PBC.
133
de la actividad que se -
nancia y no el origen de
los fondos.
El hecho de que la pro-
cedencia de los capitales
que nancian el terro-
rismo sea legal, alegal o
ilegal, abre un abanico
de posibilidades delic-
tivas que la legislacin
de la mayor parte de los
estados comprometidos
o inmersos en la lucha
contra el terrorismo no haba contemplado, hacindose necesario tomar
nuevas medidas o formular leyes actualizadas acordes con estas recientes
prcticas delictivas.
Los esfuerzos internacionales para enfrentar al terrorismo bajo este punto
de vista, hicieron necesario evaluar la legislacin existente, promulgndose
nuevas regulaciones para criminalizar la nanciacin y soporte logstico de las
OT. Mencionaremos la normatividad ms importante:
1. La Convencin de las Naciones Unidas sobre la nanciacin del terrorismo
(1999).
2. La Resolucin 1267 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas,
donde se establece el comit de sanciones nancieras al rgimen Talibn
(1999).
3. La Resolucin 1373 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas
sobre nanciacin del terrorismo (2001).
Existen, asimismo, importantes esfuerzos individuales por parte de cada estado.
En el Per este esfuerzo es relativamente reciente: en el ao 2011 se aprob el
Plan Nacional contra el Lavado de Activos y Financiacin del Terrorismo, y en
el 2012 la Comisin de Justicia del Congreso aprob mediante el Proyecto de
Ley 783 la ampliacin de los delitos vinculados al terrorismo, incluyendo en la
Ley Antiterrorista 25475 los delitos de recoleccin de fondos y nanciamiento
para actividades terroristas, especicando que el delito de nanciamiento del
terrorismo se puede cometer sin necesidad de que se realice el act o t errorist a,
o sea, solamente con el hecho de nanciarlo,
7
lo que se constituye en un
importante paso en la lucha contra este delito.
Destruccin de pistasclandestinasa cargo de personal de la M GP.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
134
Para el Estado peruano
el nanciamiento del te-
rrorismo (FT) involucra la
solicit ud, la recoleccin, o
el suminist ro de fondos u
ot ros bienes con la int encin
de que sean ut ilizados para
apoyar al t errorismo, act os
t errorist as u organizaciones
t errorist as. El FT puede ser
cometido independiente-
mente de que los fondos
provengan de fuentes l-
citas o ilcitas. Igualmente,
no se requiere que los fondos sean efectivamente utilizados para cometer o
intentar cometer un acto terrorista, ni que estn vinculados a un acto terrorista
especco.
8
En cuanto a las consecuencias econmicas del terrorismo, en trminos ge-
nerales podemos clasificarlas en costes directos e indirectos. Los costes di-
rectos son originados por los efectos destructivos de los ataques terroristas
sobre las personas y la infraestructura, sea esta pblica o privada, as como
los gastos en seguridad para enfrentar estos hechos delictivos. Los costes
indirectos se conceptualizan como la secuela de estos atentados en el cre-
cimiento de la economa del pas o sobre sus diversos sectores. El anlisis
de los efectos econmicos del terrorismo apunta a calcular los costes de
los atentados, ya sea de manera global o por sectores de actividad, ya sean
estos directos o indirectos.
9
Los costes directos, conforme lo enunciamos precedentemente, incluyen
el val or de l os bi en es dest rui dos o l as prdi das de propi edad, el val or de l as
vi das hum anas perdi das, l os gast os de l i m pi eza y de respuest a, rescat es y recu-
peraci n, cost es de h eri dos (t ant o cost es psi col gi cos com o f si cos) asist en ci a
t em poral a l os despl azados, i m pact os sobre l os n egoci os (ci erres y prdi das
de vent as).
10
Como podemos observar, se puede ser ms exhaustivo y la
lista continuara amplindose, pero para efectos de mejor entendimiento
estos pueden clasificarse en tres tipos: costes humanos, materiales y de
seguridad.
Colocacin de cargasexplosivaspara destruccin de aerdromos
clandestinospor personal de la M arina de Guerra del Per.
135
Costes Humanos
Los costes humanos provienen de las vctimas, muertos y heridos, ocasionados
por las acciones terroristas (capital humano perdido), as como las indemni-
zaciones y pensiones que reciben las vctimas o sus familiares. Para ilustrar
este concepto mencionaremos el caso del Per, pas que sufri el accionar de
dos organizaciones terroristas, Sendero Luminoso (SL) y el Movimiento Revo-
lucionario Tpac Amaru (MRTA) desde la dcada de 1980, y que padece sus
consecuencias hasta la fecha. Segn los datos citados por Vctor Manuel Que-
chua, como resultados directos de los atentados terroristas murieron 26.829
personas, hubo ms de 4.000 nios que perdieron la vida o quedaron lisiados,
se estima 55.000 nios hurfanos y existen registros de 238 personas desapa-
recidas a nivel nacional.
11
La Comisin Nacional de la Verdad y Reconciliacin (CVR) estima que la cifra ms
probable de vctimas fatales de la violencia es de 69.280 personas. Estas cifras
superan el nmero de prdidas humanas sufridas por el Per en todas las gue-
rras externas y guerras civiles ocurridas desde su independencia;
12
sin embargo,
es pertinente sealar que esta cifra es motivo de controversia por la frmula
estadstica empleada para determinarla, existiendo clara diferencia con los datos
registrados en la Defensora del Pueblo y el Comando Conjunto de las Fuerzas
Armadas, donde guran 26.853 vctimas, de acuerdo con el siguiente cuadro:
Como dato preocupante y ms reciente, se estima que los enfrentamientos
y emboscadas de las Fuerzas del Orden con el autodenominado militarizado
PCP-MLM (SL, en el VRAEM), entre los aos 1999 y 2012, tuvieron como conse-
cuencia 220 miembros de las FF. AA. y 56 policas fallecidos.
13
Otra de las consecuencias del terrorismo fueron los desplazados por la violencia.
Segn el Centro de Promocin y Desarrollo Poblacional, se calcula entre 600.000
y un milln de personas, los que abandonaron las reas rurales andinas para
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
136
refugiarse en las zonas urbanas o ciudades, particularmente Lima, capital del
Per, donde se calcula que habran llegado entre 200.000 a 300.000 pobladores
andinos. Igualmente resulta importante la estimacin de la fuga de talentos hacia
el extranjero, estimada en 59.000 tcnicos y profesionales, que, amedrentados, y
por la falta de garantas y de oportunidades, abandonaron el pas.
14
En cuanto a las indemnizaciones, en el Per se estableci el Plan Integral de
Reparaciones (PIR), mediante Ley N 28592, de fecha 29 de julio de 2005. El
PIR comprende las acciones del Estado destinadas a reparar a las vctimas de
la violencia poltica que sufri el Per durante el perodo comprendido entre
mayo de 1980 y noviembre del 2000.
15
Sin embargo, es pertinente sealar
que apenas mil personas, de las 47 mil que tienen derecho, recibieron una
reparacin econmica individual del Estado, como compensacin por la pr-
dida de sus familiares.
16
La Comisin Multisectorial de Alto Nivel (CMAN) es la
encargada de otorgar las reparaciones, para las cuales el Estado peruano ha
destinado desde el ao 2011 aproximadamente 200 millones de soles, consi-
derando esto como una meta prioritaria.
Costes Materiales
Referido al valor de los bienes destruidos o las prdidas de propiedad; de-
bemos sealar que las organizaciones terroristas SL y MRTA trataron de que-
brantar la infraestructura econmica del Per, como parte de su estrategia de
guerra de desgaste y sin tiempo, destruyendo instalaciones de todos los sec-
tores de produccin, particularmente energa, transportes, minera y agricul-
tura, afectando vas de comunicacin, torres de alta tensin, haciendas y otros
centros, que signicaban mecanismos de desarrollo y progreso. La suma en
prdidas econmicas supera los 26.000 millones de dlares, suma que equi-
vala a la deuda externa peruana.
17
Las prdidas enunciadas corresponden al siguiente registro de atentados te-
rroristas en la dcada de 1980:
137
Que afectaron la siguiente infraestructura:
Tal como lo indican numerosos especialistas, existe reducida informacin
sobre los costes de las consecuencias del terrorismo, encontrndose algunos
esfuerzos aislados, los mismos que en la actualidad son valiosos. Estos se basan
en estimaciones de fuentes informativas internacionales, organizaciones y go-
biernos, pero son de carcter ilustrativo. La determinacin de los costes reales
llevar probablemente muchos aos. Como ejemplo de esto mencionaremos
que se determin que en el Per, en el ao 1994, se dejaron de cultivar 30.655
hectreas, como consecuencia del terrorismo; sin embargo, hasta la fecha no se
ha podido determinar el monto exacto de la prdida que signic este hecho.
18

Otro ejemplo que graca la dicultad para establecer costes con exactitud,
es el estudio realizado por una comisin especial del Senado en 1989, que
abarca el perodo 1980-1988, en el que se indica como coste econmico de la
violencia en el sector agricultura un total de 1.800 millones de dlares, de los
cuales 1.500 corresponden a costes de oportunidad.
De igual manera, es pertinente sealar que en la actualidad las operaciones de
las Fuerzas de Seguridad en el VRAEM contra la OT SL, han acarreado costes
que incluyen: municin, combustible, reposicin y prdidas de armamento,
uniformes, raciones de combate, entre otros. Para proporcionar una idea ms
exacta de la magnitud de los costos que signican estas operaciones, mencio-
naremos que 23 ataques contra helicpteros de la FAP y el Ejrcito del Per,
realizados por los terroristas hasta el ao 2011, han demandado en repara-
ciones aproximadamente 9 millones de dlares.
19
En el 2013, el autodenominado militarizado PCP ha realizado atentados terro-
ristas contra antenas de comunicaciones; recordemos las tres estaciones de
telefona que fueron destruidas en las localidades de Marcavalle, Soledad y
Santa Mara, provincia de Tayacaja, Huancavelica, el 20 de marzo, trayndonos
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
138
nuevamente a la memoria las
dcadas del 80 y 90, cuando era
frecuente la destruccin de este
tipo de infraestructura por los
terroristas.
Costes de Seguridad
Comprenden todos aquellos
relacionados con la prevencin
y represin del terrorismo, y el
sostenimiento de las polticas
de Seguridad y Defensa del Es-
tado. Abarcan las actividades de
las Fuerzas de Seguridad, judi-
ciales, policiales, penitenciarias,
etc. Ante la amenaza terrorista,
el Estado procura prevenir o
evitar la ejecucin de atentados,
para lo cual generalmente dicta
leyes e incrementa el gasto en Seguridad interior y Defensa.
El Per se encuentra comprometido en la lucha contra el terrorismo desde
1981; a manera de ilustracin mencionaremos el incremento de los costes de
Seguridad en los inicios del fenmeno. Entre 1980 y 1985, los gastos en Segu-
ridad Interna continuaron en una trayectoria ascendente, que se inici en 1981
con un porcentaje de 5,36% sobre el total de los gastos del Gobierno central, y
termin en 1985 con una tasa de 7,55% .
Entre 1986 y 1990, los gastos en Seguridad Interna fueron en promedio 11,2%
del total de gastos del Gobierno central; la cifra ms alta se registr en 1988,
llegando al 12,81% . Los gastos en Seguridad Interna cerraron este perodo con
una participacin de 11,48% . El aumento sustantivo de la participacin de los
gastos en Seguridad Interna durante esos aos se debi principalmente al in-
cremento de la actividad terrorista en el pas.
Para 1991 los gastos en Seguridad Interna signicaron el 7,38% del gasto total;
mantenindose por debajo del 9% hasta el presupuesto de 1998. Cabe des-
tacar que los fondos destinados a Defensa y Seguridad Interna disminuyeron
Radio, grupo electrgeno y baterasde campamento
senderista incautadospor personal de la M arina de
Guerra del Per.
139
en los aos noventa, como consecuencia de la captura de Abimael Guzmn,
cabecilla de Sendero Luminoso (SL).
20
Cabe destacar que los costes de aplicacin de polticas de Seguridad han au-
mentado a partir del 2008, cuando se reiniciaron las operaciones contra la OT
SL en los valles de los ros Apurmac, Ene y Mantaro (VRAEM),
21
estimndose el
costo directo mnimo en que incurri el Estado peruano en S/. 451 millones, lo
cual representa 1% del presupuesto total ejecutado por el Gobierno nacional,
y 0.1% del PBI de ese ao. Esta cifra puede ser considerada como una nueva
base, ya que comparada con aos anteriores, implica una variacin de casi
100% respecto al promedio del gasto ejecutado por el mismo concepto du-
rante los aos 2006 y 2007.
22
Los costes indirectos
Estos son el resultado de la afectacin de sectores sensibles (turismo, inver-
siones internacionales etc.). El terrorismo obliga a la reasignacin de los re-
cursos hacia los aspectos de Seguridad, perjudicando actividades y sectores
productivos; incrementa los costos en Seguridad, y con ello los precios de
diversos productos, ya que esta situacin es trasladada a los consumidores
nales; asimismo, aumenta los costos de transporte, crea barreras al comercio
e incrementa las restricciones de libre trnsito a las personas.
Se considera que son funcin de las respuest as que ocasionan en las aut oridades
o en el sect or privado los atentados terroristas, disponindose inmediatamente
el incremento de los gastos pblicos y privados de prevencin, con las conse-
cuentes reacciones econmicas y de comportamiento que se propagan por
distintos sectores econmicos.
23
Citaremos algunos ejemplos:
La faccin liquidacionista de SL establecida en el VRAEM, hace su reapari-
cin en el ao 2003 con el secuestro de 68 trabajadores de la empresa Te-
chint, en Ayacucho, mientras realizaban trabajos del gasoducto de Camisea.
24

Asimismo, se conoce de la extorsin a dichas empresas por parte de SL. En el
mes de abril de 2012 secuestraron a 36 trabajadores de una empresa contra-
tista que brinda servicios a la rma sueca Skanska, tambin orientada a la ex-
plotacin de gas natural, que opera en la zona de Kepashiato (Cusco), tal como
lo mencionamos en prrafos anteriores, liberndolos despus de cinco das.
25

A la fecha, algunos especialistas atribuyen el alza del gas, natural y licuado, a
estos hechos.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
140
El 14 de febrero de 2013,
la Embajada de Estados
Unidos en Lima alert a
sus conciudadanos sobre
supuestos riesgos de se-
cuestro en el departa-
mento de Cusco, el de
mayor atractivo turstico
en el Per, causando de
inmediato la postergacin
o la anulacin de viaje de
aproximadamente 50.000
turistas norteamericanos.
Ante el impacto econ-
mico y la protesta del Estado peruano, el 26 del mismo mesla embajadora de Es-
tadosUnidosen el Per, Rosse M. Likins, anunci que ella recomendara a suscon-
ciudadanosque viajen a dicha ciudad, restablecindose en parte el ujo turstico.
De hecho, no fue un mensaje alentador para las empresas extranjeras, en
particular para las relacionadas con el rubro energtico, el atentado terrorista
ocurrido en las instalaciones del aerdromo del distrito de Kiteni el 6 de oc-
tubre del 2012, en el que se incendiaron tres helicpteros, dos de la compaa
Servicios Areos de Los Andes y uno de Helisur, que brindaban sus servicios a
la empresa Transportadora de Gas del Per ( TGP). La citada compaa inform
que debido a la destruccin de los tres helicpteros en Kiteni, que trasladaban
a trabajadores para la operacin y mantenimiento del gasoducto, podra po-
nerse en peligro el normal funcionamiento de la infraestructura.
De igual manera, la destruccin de las antenas de comunicaciones mencio-
nada en prrafos anteriores, lleva consigo, adems del costo de la infraestruc-
tura, la afectacin al desarrollo de la poblacin e inquietud en las empresas,
tal como podemos apreciar en el comunicado de la empresa Amrica Mvil
(Claro), a raz del atentado contra las estaciones el 20 de marzo: Las ant enas da-
adasforman part e de los programasde FITEL, que at iendenmayorit ariament e a
poblacionesalejadas y de escasosrecursos, las que hoy se hanquedado sin servicio.
Por otra parte, el terrorismo tambin produce el debilitamiento de la integridad
de los mercados nancieros, la competencia desleal por parte de empresas -
nanciadas con dinero de procedencia ilegal, la prdida del control de la pol-
tica econmica, la prdida de rentas pblicas, as como un grave riesgo para
la reputacin del pas;
26
esto a su vez reduce el potencial de crecimiento de la
Armamento, material mdico y panfletossenderistasincautados
por personal de la M GP.
141
economa, al tener como consecuencia una menor inversin extranjera, ya que
a menor inversin, menor actividad econmica. Este es el coste ms importante
y difcil de estimar.
Comentarios fnales
Los costes del terrorismo no comprenden la totalidad del valor de los bienes
e infraestructura afectados, sino tan solo aquello que se puede medir directa-
mente. Tampoco abarca las oportunidades perdidas, ni puede valorar el sufri-
miento y dolor causado por la muerte de seres queridos o la sola afectacin
psicolgica como resultado de la accin violenta, que es lo que generalmente
busca; sin embargo, nos proporciona un instrumento ms para determinar el
dao que causa en las sociedades afectadas por este fenmeno, y a la vez ci-
mienta el rechazo a esta forma de violencia.
Respecto a los dos objetos de estudio que facilitan el entendimiento de la
economa del terrorismo, uno concerniente a la obtencin de recursos para el
sostenimiento de la OT, y el otro orientado a los costes econmicos directos e
indirectos que estos actos delictivos tienen sobre la sociedad, podemos sealar
que es indispensable conocer las formas en las que las organizaciones terroristas
obtienen nanciamiento y soporte logstico, para poder determinar acciones
que conduzcan a combatir este delito de la mejor forma y prever otras formas
de accin. En lo tocante al segundo punto, para los pases que se encuentran
involucrados en la lucha contra el terrorismo, tal como lo mencionamos, efec-
tuar estadsticas y clculos econmicos no reeja el impacto de las acciones
terroristas en la sociedad. Los costes sociales no sern reejados por completo
en esas cifras; sin embargo, es preponderante conocer los costes econmicos
directos e indirectos, con la nalidad de que la poblacin tome conciencia de
cmo el terrorismo nos aleja de lograr el bienestar general y ms bien nos sume
en una sensacin de inseguridad.
La perduracin del terrorismo se debe a su adaptacin constante y a la utili-
zacin de las ventajas que les brinda la tecnologa y el aprovechamiento de la
globalizacin en todas sus formas lo que diculta combatir esta amenaza ,
ante lo cual es forzoso familiarizarse con sus formas de sustento y los costes
econmicos que origina, como una forma de conocer a nuestro adversario y
adoptar cursos de accin que conduzcan a su desaparicin o por lo menos a su
minimizacin, a la par de lograr el propsito de que la sociedad advierta clara-
mente los costos que paga, cmo es afectada y sumergida en la incertidumbre
de un futuro aquejado por la violencia, rechazndolo.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
142
Referencias
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de Entrenamiento de la Universidad de Defensa Nacional del Ejrcito Popular de China,
2002, Pgs. 3 y 4.
2. Buesa Mikel, ETA S.A., Editorial Planeta- Barcelona 2011, Pgs. 75-76.
3. PLAN NACIONAL DE LUCHA CONTRA EL LAVADO DE ACTIVOS Y FINANCIAMIENTO DEL
TERRORISMO (PER) Pg. 6- El Plan Nacional ALA/CFT aprobado por Decreto Supremo N
057-2011-PCM tiene por objeto el fortalecimiento del Sistema ALA/CFT a nivel nacional en
sus componentes de prevencin, deteccin y represin penal.
4. Investigan f nanciamiento terrorista en tala ilegal, 12 agosto de 2012, AGENCIA EFE.
5. Mao Tse-tung Problemas Estratgicos de la Guerra Revolucionaria de China, Obras
Escogidas de Mao Tse-tung, EDICIONES EN LENGUAS EXTRANJERAS, PEKN 1968, Primera
edicin 1968, Tomo I, pp. 99.
6. Passas Nikos y Gimnez-Salinas, La f nanciacin del Terrorismo de Al Qaida: Mitos y
Realidades, Revista de Derecho Penal y Criminologa, 2poca n19 (2007) Pg. 496.
7. Radio Programas del Per, edicin digital Congreso aprob ley que sanciona f nanciamiento
del terrorismo [...] www.rpp.com.pe/2012-10-19-congreso-aprobo-ley-que-sanciona
8. Ibdem 3, Pg. 7.
9. Mikel Buesa, Aurelia Valio, Thomas Baumert, Joost Heijst, Economa del Terrorismo: Teora
y Aplicaciones, Universidad Complutense de Madrid, 2008, Pgs. 13-14.
10. Buesa Mikel, ETA S.A., Editorial Planeta- Barcelona 2011, Pg.14.
11. Quechua Vctor. Per: 13 aos de oprobio. Lima, 1994. Pgs. 400-407.
12. Conclusiones de la Comisin Nacional de la Verdad y Reconciliacin- Per, 2003.
13. El libro negro de Sendero en la Revista Caretas N2278, abril 2013. Pg. 25.
14. Terrorismo en el Per Centro de Altos Estudios Policiales del Per, 2008.
15. El ABC de las reparaciones, Asociacin Paz y Esperanza, Lima-Per, 2006, Pg. 3.
16. Diario La Repblica, Solo mil familiares han recibido reparaciones econmicas del Estado,
edicin digital 29 de agosto de 2012.
17. El tiempo del miedo: violencia poltica en el Per, 1980-1996 PONTIFICIA UNIVERSIDAD
CATLICA DEL PER, 2002.
18. Instituto Nacional de Estadstica e Informtica, Censo Nacional Agropecuario 1994.
19. Revista Caretas N2199, Pg. 24.
20. Per- Centro de Investigacin de la Universidad del Pacf co- Revisin de las principales
variables macroeconmicas.
21. El VRAEM abarca parte de cuatro departamentos en la parte sureste del Per: Ayacucho,
Cusco, Huancavelica y Junn, y tiene una extensin aproximada de 162.000 kilmetros
cuadrados. En esta rea se ubican las principales cuencas cocaleras y se encuentran
establecidos los remanentes de la OT Sendero Luminoso.
22. Estudio sobre los costos directos que el crimen ocasiona al Estado y las familias UNDOC-
Lima-Per, 2011.
23. Mikel Buesa, Aurelia Valio, Thomas Baumert, Joost Heijst, Economa del Terrorismo: Teora
y Aplicaciones, Universidad Complutense de Madrid, 2008, Pg. 15.
24. La madrugada del lunes 9 de junio del 2003, 62 terroristas de Sendero Luminoso ingresaron
al campamento satlite de la empresa Techint, ubicado en la provincia ayacuchana de La
Mar. All tomaron como rehenes a 71 personas, entre ellas ocho extranjeros y tres agentes
de la Polica Nacional. La mayora de ellos trabajaba en la construccin del gasoducto de
Camisea.
25. Se presume que la liberacin de los trabajadores de la f rma se debi al pago de la suma
exigida por la OT SL.
26. Heras Zrate Luis, Fortalecimiento de estrategias para la prevencin del lavado de activos
en Revista de Investigacin Jurdica ISSN2222-9655, Pg. 9.
143
Capitn de Corbeta
JORGE M ONTOYA RUIBAL
La inteligencia: el
enemigo irregular y
algunas ideas sobre
su centro de gravedad
En el presente trabajo analizaremos lo que es el enemigo irregular desde una
perspectiva de anlisis estratgico.
Comenzaremos con lo que es la Inteligencia y su importancia en la guerra
irregular, y luego analizaremos lo que Clausewitz dice del cent ro de gravedad en
su libro De la guerra. Finalmente, presentaremos algunas conclusiones generales
sobre el centro de gravedad en la guerra irregular.
La Inteligencia en la Guerra Irregular.
No es posible hablar de lo que es un enemigo sin hablar de Inteligencia. Hablar
de Inteligencia es tomar en cuenta el conocimiento del enemigo, el ambiente
donde se realizaran las operaciones y cmo es que afecta este ambiente a las
fuerzas propias y al enemigo mismo. En el caso de la guerra irregular, es un
tanto ms complejo determinar estas conclusiones, debido a que el enemigo
irregular es un enemigo que no siempre tiene la misma composicin; sino
que, ms bien, consta de diversos componentes y mantiene diversos mtodos
y formas de realizar sus actos en diferentes escenarios geogrcos, afectando
tambin los campos de la actividad nacional (a nivel poltico, social, econmico,
militar). Todo esto diculta la prediccin de sus acciones.
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
144
Es por eso que lo esencial para librar una guerra con un enemigo irregular
es conocerlo, as como al ambiente donde libra su lucha. Y esta tarea le
corresponde a la Inteligencia en todos sus niveles estratgica, operacional y
tctica , siendo tambin necesaria la capacidad de retroalimentacin en los
diferentes niveles, para poder conocer bien al enemigo.
Los factores que ayudan a determinar los lmites de los niveles de la Inteligencia
citada, son el factor espacio y el factor tiempo. En el factor espacio, la Inteligencia
Operacional
1
est limitada en cierta medida por el rea dada en un teatro de
operaciones al Comandante operacional; y en cuanto al tiempo, es el que le
permite realizar sus apreciaciones de Estado Mayor y su plan de campaa,
as como la determinacin del cent ro de gravedad. En cuanto a la Inteligencia
Tctica, el espacio es el dado a una determinada unidad de combate en cierta
rea de operaciones o zona de combate. Y el factor tiempo en este caso es
mucho menor que en el nivel operacional; es el tiempo real en que se realizan
las operaciones tcticas con la informacin del momento, que le permite al
Comandante tctico tomar las decisiones en la zona de combate misma.
En el caso de la Inteligencia Estratgica, los factores espacio y tiempo son aun
mayores; su nalidad es predecir las intenciones futuras de la organizacin
enemiga en un mediano y largo plazo; es decir, llegar a conocer qu planes
estratgicos tiene el enemigo irregular y cmo tiene planeada la ejecucin de
los mismos; y lo ms importante: determinar el centro de gravedad estratgico
2

del enemigo. Esta informacin ser obtenida mediante el anlisis de todas las
informaciones disponibles en los archivos y las obtenidas por la Inteligencia
Tctica y Operacional.
En relacin con la guerra irregular, las diferentes lneas divisorias entre los ni-
veles de la Inteligencia, son aun ms tenues de lo que ya son en guerras con-
vencionales; la dinmica de estas guerras libres de convenciones producen
este efecto, como consecuencia de los diversos mtodos empleados por el
enemigo irregular.
El enemigo en la Guerra Irregular.
La guerra irregular puede tener varias connotaciones de acuerdo a cmo se
efecte el anlisis del tema y desde qu perspectiva se lo haga. En el caso de
la presente entrega, la intencin es orientarnos en relacin al tipo de enemigo
que pertenece a un pas. Lo habitual es que este enemigo irregular recurra
145
a acciones violentas contra el sistema pol-
tico imperante. Es decir, que en general no
coincide con el concepto poltico adoptado
por los integrantes de determinado pas. As,
el grupo o los grupos enemigos que pre-
tenden llegar al poder para establecer su
propio sistema, emplean una serie de m-
todos para cumplir con su objetivo, al cual,
las ms de las veces, denominan revolu-
cionario. Estos mtodos, desarrollados por
los grupos que buscan subvertir el orden,
atentan contra la democracia de un pas y su
estabilidad como Estado.
Este tipo de guerra es difcil de comprender,
y, por eso el Estado est en la obligacin de
responder, con el mayor acierto posible, a
preguntas en torno a por qu los integrantes de estas organizaciones luchan,
cules son sus metas y objetivos, y cmo es que se organizan para establecer
su lucha.
El Estado, si desconoce lo mencionado lneas arriba, corre el riesgo de ser
derrotado con un alto costo de por medio. Este enemigo no suele declarar
la guerra; simplemente comienza a ejecutar acciones que, puesto que perte-
necen a un contexto ms amplio, les permite avanzar de manera sigilosa.
Se habla de guerra irregular, en tanto que se libra fuera de las convenciones
y leyes de guerra convencional. Emplea todos los medios disponibles para ir
debilitando al Estado, y su sistema democrtico es utilizado a su favor, aprove-
chando las debilidades que este posee; por ejemplo, el Estado de derecho en
que se encuentra el pas puede ser favorable para el enemigo irregular, ya que
muchas de las leyes y reglamentaciones favorecen su accionar.
Tomo como referencia a Fredrich August Von der Heydte y su libro La Guerra
Irregular Moderna
3
para profundizar en el anlisis de este tipo de enemigo del
Estado nacional, con las siguientes citas:
En qu consist a la accin revolucionaria depende de la sit uacin hist rica con-
cret a; exist en diversos medios de realizar el cambio que se ha decidido, algunos de
los cuales podran t ener el carct er de guerra irregular. En t al caso, la legit imidad de
la guerra irregular se deriva de la nueva frmula polt ica que la revolucin busca
El M RTA en casa del embajador de Japn.
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146
realizar. La nueva frmula se conviert e, en alguna medida, en bandera del guerri-
llero, y est a lucha, t riunfa o muere bajo ella.
4
Si alguna vez los f nes just if can los medios, es en est e caso. Uno de esos medios
puede ser la guerra irregular, a nombre de la nueva frmula polt ica, de la que de-
riva su legit imidad.
5
El objet ivo de la guerra irregular revolucionaria es minar el poder de est a legalidad,
hast a que ya no pueda sost enerse; sus acciones se encaminan a hacer a un lado
a los represent ant es de est a legalidad, o al menos a most rarles que ya no t ienen
inf uencia.
6
En el texto que se cita anteriormente he querido extraer variables por las cuales
se entender mejor uno de los factores que considero entre los ms impor-
tantes en una guerra irregular en el nivel estratgico: la legitimidad del Estado
que le da la opinin pblica nacional. As, las variables a tener en cuenta son
las siguientes: Gobierno, Frmula poltica,
7
Legitimidad, Poblacin, Enemigo,
Guerra Irregular.
El enemigo irregular est en desacuerdo con la frmula poltica que se aplica
en el Estado, por lo cual decide establecer una organizacin que le permita
iniciar acciones de todo tipo para destruir la frmula poltica imperante. Para
poder organizarse requiere tener una plataforma de lucha. Esa plataforma
ser su bandera. Para eso debe preparar psicolgicamente a sus integrantes y
comenzar a aplicar mtodos de reclutamiento, formar escuelas mediante las
cuales logren internalizar su ideologa entre los reclutados y as cimienten su
vocacin de entrar en la lucha. Lo siguiente es la organizacin del grupo que
se consigui captar. Creo que todo esto es posible gracias a que existe una
bandera por la cual luchar.
Si el objetivo ulterior es llegar al poder y establecer una frmula poltica de
acuerdo con su ideologa, estos grupos, las ms de las veces, escogen la guerra
irregular como un medio privilegiado para el logro de sus nes.
Para poder avanzar, trazan, como unos de sus objetivos intermedios, desle-
gitimar la frmula poltica imperante en el Estado nacional. Este accionar va
acompaado de otro medio: neutralizar a sus representantes. Para poder im-
plementar estos medios, efectan todo tipo de acciones polticas y militares,
desde todos los escenarios posibles. Por tanto, emplean estrategias que per-
mitan fricciones dentro de los elementos constitutivos del Estado y, a la vez, de
los grupos conformantes de la Nacin. Proceden a dicultar el funcionamiento
del Estado nacional. Tambin buscan organizaciones que tengan objetivos
147
convergentes o que estn in-
tegradas por grupos sociales
no integrados plenamente al
Estado nacional.
Para comprender lo des-
crito, presento el siguiente
ejemplo como un caso que
podra haber sucedido:
Nos ponemos en el supuesto
de que, por informacin
de Inteligencia, se sabe el
momento y el lugar por donde una columna terrorista va a establecerse en
un pueblo y luego saldr a continuar con sus tareas delictivas; ante ello, las
Fuerzas del Orden disean un plan para la neutralizacin de esta columna de
delincuentes. La informacin con que se cuenta corresponde a una fuente de
alta calidad, es decir, una fuente humana, miembro de una de las agencias de
Inteligencia del Estado, y muy conocedora del enemigo.
Al llegar el da y hora esperados, llega la columna terrorista, dando inicio tanto
a sus labores de agitacin como de propaganda. Posteriormente, pasa al se-
cuestro de nios que luego puedan ser empleados como integrantes activos
de sus columnas, como parte de su fuerza local o su brazo armado. Cuando
la patrulla de las Fuerzas del Orden detecta a los delincuentes en un rea des-
poblada y se traba combate, cayendo muertos varios de los terroristas, la co-
lumna sediciosa escapa y se lleva a sus muertos. La patrulla cumple con xito
su misin de neutralizar el accionar de estos delincuentes; el objetivo tctico
se lleg a cumplir.
Das despus, miembros de la organizacin terrorista que habitan en el po-
blado y son parte del soporte logstico de su organizacin, denuncian en los
medios de comunicacin que una patrulla de las Fuerzas del Orden ha con-
fundido a pobladores de la zona con terroristas. Producto de un encuentro,
la patrulla militar ha asesinado a estos inocentes pobladores. Esta informa-
cin llega a la opinin pblica nacional, a partidos polticos, organizaciones no
gubernamentales, diferentes sectores del Ejecutivo, Congreso nacional, etc. El
Ministerio Pblico efecta la denuncia contra los integrantes de la patrulla; el
Poder Judicial toma las acciones que corresponden a tal denuncia; los partidos
polticos con objetivos contrapuestos al partido de gobierno, salen en los me-
dios de comunicacin a criticar las acciones de las Fuerzas del Orden y del
ELN -Ejrcito de Liberacin Nacional (Colombia) .
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148
sector del Ejecutivo, que es
responsable poltico de las
acciones. Finalmente, la per-
cepcin del resultado de
esta operacin ante la opi-
nin pblica nacional resulta
siendo negativa.
En el desarrollo del ejemplo
no se discute la necesidad de
una investigacin, ni cul es
la mejor forma de realizarla,
en vista de que las Fuerzas
del Estado estn realizando
operaciones militares secuenciales y continuas. Solo se quiere mostrar cmo
en los hechos que suceden, el enemigo logra que su derrota tctica tenga
efectos estratgicos favorables a su organizacin.
En el caso del Estado, por lo que vemos, el logro de un objetivo tctico tuvo un
efecto estratgico negativo. Esto se da porque el enemigo irregular mantiene
alineados los objetivos estratgicos de la organizacin con los objetivos tc-
ticos en el escenario del campo de combate. Adems de que, por otro lado, en
el caso que se presenta, el Estado no articula bien su objetivo estratgico con
los operacionales y los tcticos, para poder as lograr los efectos que quieren
de un objetivo tctico y se contribuya a obtener el objetivo estratgico.
Vemos que la informacin llega distorsionada a los medios de comunicacin,
alcanzada por el mismo enemigo, y el Estado no reaccion oportunamente
para informar lo sucedido de una manera adecuada, es decir, empleando la
comunicacin estratgica, no habiendo correspondencia entre las opera-
ciones tcticas y los efectos de estas en su real magnitud.
Vemos as que las acciones militares que realiza el Estado van perdiendo le-
gitimidad. Estas acciones se perciben como mal planeadas y ejecutadas; no
son del agrado de la opinin pblica, por lo que poco a poco esta dejar de
apoyar las acciones militares que realizan las Fuerzas del Estado.
El ejemplo muestra que esta accin aislada ha contribuido a debilitar la le-
gitimidad de una de las acciones del Estado ante este tipo de guerra y, por
consecuencia lgica, tambin menoscaba la legitimad del actor poltico re-
presentante. En cambio, sabemos que como este tipo de organizaciones tiene
M ujeresdel Vietcong.
149
como meta llegar al poder y establecerse en l; lo que legitima su lucha es su
propia frmula poltica, que viene a ser la bandera del terrorista,
8
y el xito de
esta accin es tal si colabora con su objetivo estratgico y motiva su continua-
cin en la lucha.
Pre conclusiones.
Ante lo explicado anteriormente, podemos entender la relacin entre las varia-
bles que se extraen del texto de referencia, ofreciendo un conjunto preliminar
de conclusiones:
1. La guerra irregular es un medio para lograr el objetivo ltimo de la organi-
zacin; es decir, la emplean si es que contribuye al xito de su plan poltico.
2. El objetivo ltimo, que es llegar al poder, est legitimado por la bandera
del terrorista, que es la frmula poltica de la organizacin a la que perte-
nece y que legitima su accionar.
3. El brazo armado de la organizacin tiene formacin poltica (sin funda-
mento alguno, sino ms bien fcil y simple, que suele ser sencilla de ex-
hibir o repetir por sus militantes ignorantes) y busca ser clara en relacin al
porqu de su lucha, lo cual facilita el tener alineados el objetivo poltico de
su guerra con los objetivos intermedios y tcticos, haciendo su accionar
ms eciente.
El Centro de Gravedad en un enemigo irregular.
Luego de haberse anali-
zado brevemente lo que es
la guerra irregular, vamos a
tocar el tema de lo que es
el centro de gravedad. Para
lo cual se pone como refe-
rencia a Carl von Clausewitz,
quien escribe sobre el
centro de gravedad del ene-
migo. En el contexto de la
poca en la cual desarroll
FARC -FuerzasArmadasRevolucionariasde Colombia
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150
sus estudios, lo ms llamativo de su texto es que del mismo se pueden extraer
algunos principios que sirven de orientacin. Ahora el inters ser contextua-
lizar el texto en un escenario de guerra irregular, para poder extraer algunas
ideas. As, luego del anlisis, se podra concluir sealando algunos principios
propuestos para este tipo de guerra, para lo cual se analizar el texto desde
la perspectiva de la guerra irregular. Por ejemplo, veamos lo que l describe:
Se formar un cent ro de gravedad, un cent ro de fuerza y movimient o del que de-
pende el conjunt o, y a ese cent ro de gravedad del adversario t iene que dirigirse
el golpe concent rado de t odas las fuerzas []; lo pequeo depende siempre de lo
grande, lo carente de importancia de lo importante, lo causal de lo esencial. Est o ha
de guiar nuest ra mirada.
9
En esta primera parte, segn Clausewitz y la perspectiva de anlisis que le damos
a su texto sobre la guerra irregular, vemos que dene que el enemigo tiene un
cent ro de gravedad. Este centro de gravedad articula al resto de sus componentes
para el movimiento que requiere efectuar. Para entender mejor el texto, veamos
el siguiente ejemplo:
Aplicando el concepto se extrae de las ideas el texto que pondremos al cuerpo
humano, simulando un boxeador que est en combate, como objeto del anlisis.
Para un boxeador que va a entrar en combate cuerpo a cuerpo vamos a iden-
ticar en l, a primera vista, varios componentes o elementos con los cuales
proyecta su poder y demuestra su libertad de movimiento, que bsicamente
son sus extremidades superiores. Est as ext remidades superiores podran compa-
rarse con lo que es dent ro del ejrcit o una unidad de combat e.
Lo que hace esto posible son los sistemas que posee el cuerpo humano, como
el sistema respiratorio, sistema digestivo, sistema circulatorio, sistema nervioso,
sistema muscular y otros. Est o podra ser la analoga con lo que son la logst ica de
consumo o logst ica t ct ica, y dems servicios que hacen posible que un bat alln
de infant era pueda sost ener un combat e.
Y si vamos ms all, veremos que para que el luchador pueda desenvolverse
en un combate, tendr que funcionar correctamente el ciclo de transforma-
cin de energa de su cuerpo, que acta mediante la interaccin de los di-
ferentes sistemas del cuerpo antes mencionados. Este ciclo de energa tiene
como concepto fundamental el convertir el glucgeno en energa desde que
son ingeridos los alimentos como carbohidratos, hasta que, por medio del
sistema digestivo, el trabajo del hgado del hgado y dems rganos, se con-
vierte en glucgeno, para luego, por medio del sistema circulatorio, llegar a
151
la sangre, que, a su vez, trans-
ferir el alimento al msculo
para darle la capacidad de
movimiento. Est os sist emas se
pueden comparar, para efect os
del ejemplo, con t odo lo que
requiere t ener una unidad de
combat e ant es de que se inicien
las operaciones; es decir, t odos
los procesos que permit en t ener
a la unidad de combat e en per-
fect o est ado de alist amient o,
como son el est ablecimient o y
una perfeccin en cada proce-
dimient o t cnico y t ct ico desde
que a una pieza de art illera se le da la orden de hacer fuego, y lo que t iene que
hacer cada uno de los miembros de esa pieza desde el cargado del arma hast a
la punt era , de manera sincronizada con los ot ros element os de combat e, como
podran ser las unidades blindadas u ot ras, de acuerdo con el t ipo de t ct ica a em-
plear. Todo est o en ent renamient o se corrige y se mejora hast a que sea perfect o; al
llegar a serlo quiere decir que ya t enemos una capacidad.
Si bien es cierto que los msculos ya tienen la capacidad de movimiento
cuando el ciclo termina, estos no podrn ejecutar el movimiento y proyectar
su poder hacia el enemigo si es que el cerebro no les da las rdenes de ac-
tuar. Ac se sigue viendo que una vez obt enida la capacidad, ya se est list o para
el enfrent amient o, y en el enfrent amient o exist e un Comandant e, que es quien da
las rdenes a sus element os de maniobra para que ejecut en acciones de acuerdo
con la sit uacin, y a su organizacin que est ableci para el combat e, muy a pesar
de que cada unidad t enga la capacidad de ejecut ar acciones t ct icas en combat e,
est as no se realizarn si es que el Comandant e de la operaci n no lo considera
conveniente. El Comandant e decidir en base a su experiencia y conocimient o de
la guerra qu rdenes dar, qu t ipo de acciones delegar y qu ot ras ret ener.
En este ejemplo podemosver que la libertad de accin depende de variosele-
mentosque son el centro de poder del que depende el conjunto; pero el ms
importante esel que, de acuerdo con nuestra capacidad en relacin a la del adver-
sario, en un momento dado podemosanular. Esa capacidad que permite articular
loselementospor loscualesproyecta su poder, en este caso podran ser lasrdenes
que mediante el cerebro se lesda a estoselementos, como son en el ejemplo, los
M ARAS.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
152
brazosy piernasque gobiernan el
desplazamiento del boxeador en
una posicin siempre enfrentada
a su oponente.
Queremos extraer una parte
que estimamos importante de
la cita anterior para continuar el
anlisis: [] un cent ro de fuerza
y movimiento del que depende el
conjunto.
En este caso, este cent ro de fuerza
y movimiento podra ser la cabeza
del luchador, segn el ejemplo
citado, pero si tiempo antes del
inicio del combate afectamossu ingesta de alimentos, o si daamosel funcio-
namiento de su hgado, el sistema nervioso u otroselementosms, tambin se
podra cumplir el objetivo. Pero esto requerira haber iniciado accionesantesde la
lucha propiamente dicha, para afectar el poder del enemigo durante el combate
prximo; lo importante esdeterminar de acuerdo con la situacin el momento y
el contexto en que se realizan lasaccionesy lascapacidadesque uno tiene para
cumplir con el objetivo.
En el ejemplo citado, pensemosque somosuna persona que disea un plan para
sabotear la alimentacin del boxeador contra el cual se va a enfrentar, y hacerlo
antesy durante el combate, mediante sustanciasque afecten el sistema muscular
y el sistema nervioso.
Este sera el caso ponindonosen el contexto de guerra irregular, en el cual un
enemigo realiza sabotaje a unidadesde combate, o en el nivel operacional afecta
la continuacin de operacionesmilitares, como se cit en el ejemplo del tema
La Guerra Irregular, empleando como instrumento la guerra de informacin, me-
diante informacin falsa diseminada a losmediosde comunicacin, con la cual se
llega a afectar la continuacin de operacionesmilitares. Y en el nivel estratgico
contribuye a mellar la legitimidad de la decisin poltica del Estado de ejecutar
operacionesmilitaresen cierta rea geogrca donde se libra la lucha.
Tomando en cuenta lo dicho, esque se determina cul va a ser la estrategia para
anular el centro de gravedad despusde haberlo determinado acertadamente.
Si esque ese centro de gravedad se puede destruir o afectar anteso durante las
operaciones.
Puente San Vi cente del Caguan derribado por las farc
20 de julio 2012.
153
Por lo expuesto antes, vemos que el centro de fuerza y movimiento del que
depende el conjunto, segn el caso, podra ser el sistema de comando y con-
trol (cerebro, en caso del boxeador); en este caso, las rdenes que el cerebro
transere a sus componentes, mediante los cuales proyecta su fuerza, o cual-
quiera que afecte el conjunto de elementos, como son los elementos de ma-
niobra de una gran unidad de combate (brazos, piernas, rodillas, codos, en el
caso del boxeador del ejemplo), con los cuales el enemigo proyecte su poder.
Luego tenemos la frase de la primera cita de Clausewitz, que dice: Lo pequeo
depende siempre de lo grande, lo carent e de import ancia de lo import ant e, lo causal
de lo esencial. Est o ha de guiar nuest ra mirada. Segn esa frase podramos decir
que Clausewitz estaba empleando el concepto de lo que es un sistema. Po-
demos apreciar que interrelacion los componentes de un todo, tomando en
cuenta lo importante de algunos y lo no importante de otros, as como las
caractersticas y atributos que podra tener cada uno y la dependencia que
existe entre estos.
Si recordamos la frase anteriormente analizada, podemos armar, despus del
anlisis, que se est hablando de un sistema; y si se habla del enemigo, po-
dramos considerar al enemigo como un sistema que est compuesto de di-
versos componentes importantes y menos importantes, grandes y pequeos,
que entre ellos encuentran una dependencia para su funcionamiento, lo que
deber guiar nuestro anlisis del enemigo.
Otra parte del texto de Clausewitz que es interesante analizar es la siguiente:
Alejandro, Gust avo Adolfo, Carlos XII, Federico el Grande, t enan su cent ro de gra-
vedad en su ejrcit o; si est e hubiera sido dest ruido, mal hubieran podido represent ar
su papel; en los est ados desgarrados por disput as int ernas, suele est ar en la capit al;
en est ados ms pequeos que se apoyan en ot ros poderosos, reside en el ejrcit o
de esos aliados; en el caso de alianzas, est en la unidad del int ers; en el caso de
sublevaciones populares, en la persona del lder principal y en la opinin pblica.
Cont ra esas cosas hay que dirigir el golpe. Si eso ha hecho perder el equilibrio al
adversario, no hay que darle t iempo para recuperarlo; el golpe t iene que ser cont i-
nuado siempre en esa direccin o, en ot ras palabras, el vencedor t iene que dirigirlo
siempre por complet o cont ra el t odo; y no cont ra una part e del adversario. No se
derriba realment e al adversario conquist ando con cmoda calma y superioridad
una provincia enemiga y pref riendo la posesin ms asegurada de esa pequea
conquist a a los grandes xit os, sino buscando una y ot ra vez el ncleo del poder
enemigo, apost ndolo t odo para ganarlo t odo.
10
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
154
En el prrafo de referencia se puede observar que cuando en el ejemplo de
centro de gravedad se determina como tal al ejrcito del enemigo; la capital de
un pas; el ejrcito de los aliados; la unidad de inters; y en otra circunstancia lo
que podra acercarse a lo que vendra a ser un enemigo irregular, poniendo el
caso de sublevaciones populares, determina el centro de gravedad en la opinin
pblica y en el lder principal. Podemos ver que de acuerdo a ciertas condiciones
es que determina diferentes centros de gravedad, considerando la composicin
del enemigo, y como punto importante de resaltar considera las alianzas entre
estados, como parte de un todo como enemigo, al determinar que la unidad
de inters que existe entre esas alianzas es el centro de gravedad. En el caso de
las sublevaciones populares que se menciona, es interesante relacionarlas con
un enemigo irregular, porque en realidad as lo es, dependiendo del grado de
beligerancia de la organizacin y la conguracin de su estructura.
De la ltima parte del texto citado lneas atrs: cont ra el t odo; y no cont ra una
parte del adversario. A su vez indica ser agresivo al interpretar la frase que dice:
no se derriba al adversario conquistando con cmoda calma y superioridad una
provincia enemiga y pref riendo la posesin ms asegurada de esta pequea con-
quista a los grandes xitos, sino buscando una y ot ra vez el ncleo del poder enemigo,
apostndolo t odo para ganarlo todo.
Vemos que la orientacin de Clausewitz es golpear el centro de gravedad, y una
vez afectado, continuar hacindolo hasta que enemigo pierda el equilibrio, y
seguir as, continuamente, impidiendo su recuperacin. Se observa que la de-
terminacin con que uno debe llegar al ncleo del poder del enemigo, es muy
importante para obtener la victoria.
Despus de haber analizado lo descrito por Clausewitz, podramos llegar a
ciertas armaciones:
1. El enemigo puede ser visto como un sistema enemigo, pues posee com-
ponentes o elementos que le dan libertad de accin y movimiento, con
los cuales proyecta su poder, teniendo en cuenta que todos los elementos
dependen entre s y son gobernados por otro, que les da la orden de
movimiento.
2. El centro de gravedad se determina segn la composicin del enemigo. Si el
enemigo tiene alianzas con otros actores, estos debern ser considerados en
relacin con el rol que puedan desempear en el combate con el enemigo.
3. Para determinar el centro de gravedad se tiene que conocer muy bien al
enemigo. Es decir, conocer cada uno de los componentes que contribuye
155
a su libertad de accin, cmo es
que estos funcionan e interac-
tan entre s, qu tipo de inter-
dependencias mantienen.
Luego de haber hecho el anlisis de
lo que respecta a la guerra irregular
y lo que corresponde al concepto
del centro de gravedad, ponindolo
dentro del contexto de la guerra
irregular en el nivel estratgico, po-
demos proponer las siguientes con-
clusiones generales:
Hemos visto que, segn lo analizado del texto de Clausewitz, se le ha dado
el enfoque del concepto de sistema, al resaltar lo expuesto por el citado
autor en relacin a que el enemigo posee diferentes componentes, con di-
versas caractersticas y atributos que, al interactuar entre s, permiten el ac-
cionar de la organizacin enemiga en el caso de la guerra irregular.
Por tanto, al determinar cul es el componente o elemento fundamental del
sistema enemigo en su accionar, podramos decir que habramos hallado su
centro de gravedad. A su vez, se debe analizar las posibles alianzas que este
enemigo pudiera tener, considerndolas como componentes del sistema
enemigo, como sucede en el caso de algunas organizaciones criminales
(como las de narcotracantes), con las que podran tener objetivos comunes
que inuyan en la solidez de su alianza. Al no considerar este tipo de factor,
se podra errar en la determinacin del centro de gravedad.
Es importante que el ocial de Inteligencia se ubique en el nivel de con-
duccin
11
que est trabajando, para determinar el centro de gravedad del
enemigo, ya que el centro de gravedad en el nivel estratgico es diferente
que en el nivel operacional y tctico.
Despus de lo revisado sabemos que el terrorista que es integrante de las
columnas armadas tiene formacin poltica y esto le da la capacidad de
adaptarse fcilmente a las variaciones en los lineamientos tcticos de las
fuerzas que son conducidas desde el nivel operacional, y que ocasionan en
varios casos que el centro de gravedad en estos niveles tambin cambie,
por lo cual el ocial de Inteligencia tiene que hacer permanentemente el
anlisis del enemigo y tener conocimiento de lo que est haciendo la fuerza
propia en operaciones.
Debemosconcentrarnosen el anlisisde nuestros
enemigos.
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156
Bibliograf a
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2. Apuntes de estrategia operacional Calm (AP) Carlos De Izcue; CdF (AP) Yuri Tolmos; CdeF(AP)
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cin estratgica, (Espaa).
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6. Pertusio Roberto. Un ensayo sobre Estrategia Operacional a Nivel Regional. Argentina, 2006.
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9. Aznar Federico, Entender la guerra en el siglo 21, Espaa, 2011.
10. Von der Heydte, Friedrich. La guerra Irregular Moderna, Lima, Per, 1988.
11. Monografas del Ceseden 131 (septiembre 2012). Ministerio de Defensa de Espaa Captulo
5. Juan Gmez: Inteligencia Operacional.
Referencias
1. Monografas del Ceseden, 131. Ministerio de Defensa de Espaa, setiembre de 2012, Captulo
5. Juan Gmez: Int el i genci a Operaci onal , pg. 192: La Inteligencia Operacional, en cuanto
puente entre la Estratgica y la Tctica, es nexo fundamental entre ambas y regula el f ujo
tanto en sentido ascendente como descendente, a la vez que se relaciona en horizontal con
una amplia gama de agencias y organizaciones civiles y militares. En operaciones actuales,
las fronteras tradicionales entre los niveles de la guerra (estratgico, operacional y tctico)
tienen menos relevancia en cuestiones relacionadas a Inteligencia. Las mejores capacidades
de obtencin y los avances de las tecnologas de la informacin han provocado que los
mandos tcticos tengan a menudo acceso instantneo a la Inteligencia Estratgica, mientras
que la Inteligencia Tctica a menudo conlleva ramif caciones estratgicas.
2. Segn el Almirante Pertusio, en su libro Un ensayo sobre Est rat egi a Operaci onal a ni vel regi onal:
Es menester el distinguir los centros de gravedad materiales de aquellos que son ideales. Los
primeros se corresponden con los vinculados a los niveles Estratgico, Operacional y Tctico;
los ideales, en tanto, suelen ser los centros de gravedad del nivel Estratgico: la voluntad de
lucha, la moral del pueblo ante el esfuerzo de guerra, el desnimo ante la acumulacin de
bajas, el temor a la guerra prolongada, etc.
3. El libro La Guerra Irregul ar Moderna fue publicado originalmente en 1972 en la Repblica
Federal de Alemania, pero en 1988 se realiz la primera edicin peruana, en colaboracin con
la Escuela Superior de Guerra Naval del Per, con f nes exclusivamente de instruccin; ello
se dio durante una coyuntura muy especial que vivi nuestro pas: una guerra no declarada
por organizaciones terroristas que practicaban la guerra i rregul ar. Paradjicamente esta
guerra an no termina. Cuando su autor comenz a escribir el libro, los estadounidenses an
combatan en Vietnam; caso tpico de una guerra irregular en que pierde una gran potencia.
El autor quiso mostrar en forma de tesis los errores tangibles de los estadounidenses, pero
no se propuso juzgar la forma especf ca de la guerra, sino analizar el hecho de la guerra
irregular.
4. Von der Heydte, Friedrich: La esencia de la guerra irregular en La guerra Irregul ar Moderna,
Lima-Per 1988, p. 16.
5. Ibdem, p. 18.
6. Ibdem.
157
7. Segn el autor de La Guerra Irregul ar Moderna, la frmula poltica es el principio y
fundamento lgico de un orden poltico; en ella se transparenta el orden poltico, cuya
existencia parece cobrar signif cado. Toda la estructura legal del Estado est construida
sobre una frmula poltica. Actualmente, otra frmula poltica es la soberana del pueblo, la
idea de que toda autoridad se deriva del pueblo y que todo el que pertenezca a este orden
de cosas es llamado a codeterminarlo; la codeterminacin se expresa en votos y elecciones,
en que la voluntad de la mayora, en diferentes asuntos, se delega desde abajo. Otra de estas
frmulas polticas es la dictadura del proletariado como va hacia la sociedad sin clases, en
cuya fase f nal la autoridad se distribuye de tal forma en la sociedad, que no hace falta
procedimiento alguno para delegarla.
No existe ninguna frmula poltica cuya validez se pueda demostrar cientf camente. Toda
frmula poltica es una f ccin: solo es real la fuerza que ejerce como contenido de una
fe poltica. La frmula poltica se considera correcta, verdadera y necesaria, y la creen sus
adeptos.
8. Segn Friedrich Von der Heydte, la frmula poltica se convierte en la bandera del
guerrillero, y este lucha, triunfa o muere bajo ella. La bandera es el smbolo de una idea, su
representacin sensual; en la frmula poltica, es la idea misma la que vive y opera.
9. Carl Von Clausewitz (2005). De l a Guerra. Editorial La esfera de los libros, pg. 656.
10. Ibdem.
11. Segn el Manual de Doct ri na Bsi ca Conj unt a del Comando Conj unt o de l as Fuerzas Armadas,
captulo VI, Planeamiento, fundamentos de las operaciones conjuntas, tenemos que los
niveles de la guerra son:
Nivel Estratgico: es aquel nivel en el que una nacin determina sus objetivos de Seguridad
y Defensa; desarrolla y emplea todos los campos del poder nacional para alcanzar estos
objetivos. Este nivel es de la Estrategia Total, que comprende al nivel Estratgico Militar.
Nivel Operacional: es el eslabn que une el empleo tctico de las fuerzas con los objetivos
estratgicos. El Plan Estratgico Conjunto, elaborado por el J-CCFFAA, asigna los Objetivos
Estratgicos Operacionales a los Comandantes Operacionales. Luego, el Comandante
Operacional disea la Maniobra Estratgica Operacional (MEO), la cual es plasmada en un
plan de campaa. Es el elemento que relaciona la Poltica de Seguridad y Defensa Nacional
con las actividades operacionales dentro de su rea de responsabilidad.
La Estrategia Operacional ayuda a los Comandantes a usar los recursos en forma ef ciente
y efectiva. Sin la Estrategia Operacional, la guerra sera un conjunto de encuentros
desconectados con los daos relativos como nica medida de xito o fracaso.
La Estrategia Operacional se enfoca de manera especial en los mtodos fundamentales y
los asuntos asociados con la sincronizacin e integracin de las fuerzas de aire, mar, tierra y
operaciones especiales.
Nivel Tctico: es el empleo de las unidades en combate; incluyen la disposicin y la maniobra
de las unidades entre s y con relacin al adversario, para poder usar todo su potencial. Un
encuentro o combate es normalmente corto en duracin y demanda fuerzas pequeas;
incluye una variedad de acciones entre fuerzas oponentes en el aire, sobre o bajo el mar, y en
tierra. Una batalla consiste en un conjunto relacionado de encuentros. Son, por lo general,
ms largas; involucran fuerzas ms grandes, como f otas, ejrcitos y fuerzas areas, y pueden
afectar el curso de la Campaa.
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159
Capitn de Fragata
EDUARDO M ARTN SUEYRAS VALVERDE
Lderes
y Gerentes en
relacin con la
Estrategia
Desde la antigedad, en las organizaciones ms primitivas, el ser
humano ha vivido y se ha desarrollado en un sistema de jerarquas, incluso
desde an ms atrs, para quienes creen que descendemos de especies
anteriores de primates. Con el pasar de los aos las civilizaciones han ido
evolucionando y la interrogante de por qu algunos individuos ejercen una
inuencia sobre otros, ha sido el tema de muchos escritores a lo largo de
los siglos. Hay testimonios de la presencia de lderes y seguidores en obras
como las de Homero, Scrates, Platn, Aristteles, Sun Tzu, Maquiavelo, hasta
nuestros tiempos. El tema del liderazgo cobra mayor importancia hoy en
da, con el aporte de las personas al desarrollo y a los logros en las diferentes
organizaciones. En un mundo de continuos cambios, resulta apremiante el
estudio de la capacidad de dirigir, orientar y fortalecer el esfuerzo colectivo
hacia la continua innovacin y adaptacin a las nuevas circunstancias. Es
indispensable la deteccin y formacin de hombres y mujeres que sean
capaces de encontrar nuevos rumbos y opciones cuyas fronteras an son
desconocidas.
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
160
Giuliani (2002), quien se
desempe como alcalde
de Nueva York en la dcada
pasada, teniendo que afrontar
el llamado 11-S, escribi:
Todos los lderes se ven
inuidos por aquellos a
quienes admiran. Leer sobre
ellos y estudiar su desarrollo
permite que un aspirante
a lder cultive sus propias
caractersticas como tal. Si
tiene suerte podr aprender
de los lderes mientras vivan
1
.
Si lo mencion Giuliani, un
hombre que fue capaz de
unir a una ciudad en una de
sus mayores crisis, es muy
importante tenerlo en cuenta, por su sobresaliente y destacada demostracin
de liderazgo durante y despus del atentado del 11 de setiembre de 2001.
Conger, Spreitzer y Lawler (2000) armaron: Ejecutivos de compaas
norteamericanas exitosas concluyeron que sus organizaciones tenan muy
pocas personas con habilidad para el liderazgo y demasiadas que eran
simplemente hbiles para administrar
2
(p. 32). Con esta armacin qu es lo
que se requiere de un gerente o un lder? Qu relacin guardan estos dos con la
estrategia? Esta se est convirtiendo en la pregunta del siglo. Interrogante que
todo empresario se ha formulado, a pesar de que pareciera no tener sentido,
si observamos el nmero considerablemente importante de profesionales
que ao tras ao entran al mundo laboral. Previamente debemos responder
dos preguntas: Qu se entiende por Gerencia y por Liderazgo? Qu relacin
tienen con la estrategia? Pareciera uno sinnimo del otro; sin embargo,
la diferencia es abismal. Es realmente sorprendente la enorme cantidad
de literatura y trabajos cientcos dirigidos a denir estos dos trminos. El
signicado de la palabra liderazgo en el Diccionario de la Real Academia
Espaola nos remite a la palabra liderato, que signica condicin de lder; por
lo que es necesario ir a la palabra lder, la misma que proviene del ingls leader,
gua, y que dene a la persona que un grupo sigue reconocindola como
jefe u orientadora. Al respecto, segn Bass (1990), hasta que la Academia no
La conviccin, inspiracin de un lder.
161
establezca una denicin estndar, debemos continuar viviendo con la amplia
gama de deniciones existentes, pero asegurndonos de entender qu tipo
est siendo utilizado en cada anlisis en particular.
3
Ya desde hace varias
dcadas, Stogdill (1974) escribi que existen tantas deniciones de liderazgo
como personas que han intentado denir el concepto.
4
Porter (2009) escribi, con referencia a la estrategia: Las empresas deben
ser exibles para responder rpidamente a los cambios de la competencia
y del mercado. Deben compararse continuamente con las mejores para
optimizar sus prcticas, cultivar competencias esenciales para aventajar a sus
rivales.
5
Buena denicin para las organizaciones que desean salir adelante,
acompaadas de estrategias correctas y un liderazgo emprendedor. Existen
claras diferencias entre lo que es un gerente y un lder en la organizacin:
ser lder implica poseer una visin a largo plazo, ser capaz de conducir una
organizacin proyectndola a futuro mediante estrategias, para llegar a una
visin clara y ambiciosa; conlleva tambin poseer un pensamiento crtico,
una serie de conductas demostrables y observables, as como una fortaleza
importante de inteligencia cognitiva y emocional. Segn Bennis & Nanus
(1985), los administradores hacen correctas las cosas, mientras que los
lderes hacen las cosas correctas.
6
Excelente armacin, que nos da una clara
diferencia entre ambos.
Algunos autores consideran que el liderazgo forma parte, entre otras cosas,
de las responsabilidades del gerente. Davis y Newstrom (2003) armaron: El
liderazgo es una parte importante de la administracin, pero no es la nica.
7

Los gerentes son las personas que asumen el desempeo gerencial de una
organizacin y son los responsables de dirigir las actividades operacionales
que ayudan a las organizaciones para alcanzar metas a corto plazo. La base
fundamental de un buen gerente es la medida de la eciencia y la ecacia que
este tiene para lograr las metas de la organizacin, as como la capacidad que
tiene para reducir al mnimo los recursos usados, para alcanzar los objetivos
de la organizacin (hacer las cosas bien), y la capacidad para determinar los
objetivos apropiados (hacer lo que se debe hacer). Segn Bennis y Nanus
(1990): Un lder es por denicin un innovador. Hace cosas que otras personas
no han hecho o no hacen.
8
Ningn grado de eciencia puede compensar la
falta de ecacia, de manera tal que un gerente inecaz no puede alcanzar las
metas de la organizacin. La ecacia es la clave del xito de las organizaciones.
Pero el ser gerente no solo es dirigir actividades; ser gerente tambin implica
ser un buen lder. Es saber el proceso de cmo penetrar en esas actividades
que realizan los miembros del grupo con el cual se trabaja. El gerente, para
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
162
poder lograr sus objetivos, debe saber cmo
usar las diferentes formas del poder para
inuir en la conducta de sus seguidores, en
distintas formas, sin olvidar qu es lo que se
quiere lograr y hacia dnde se va.
Gerenciar y liderar son elementos que se
deben combinar para el logro de su n
comn; permiten el aprendizaje de dife-
rentes tcnicas para el desarrollo personal,
indispensable para que todos entiendan las
formas de cooperacin con ecacia y e-
ciencia. Bennis y Nanus (1997) escribieron:
Liderazgo es una transaccin entre lderes y
seguidores. No podra existir uno sin el otro.
Tiene que existir resonancia, una conexin
entre ambos.
9
Si lo dijeron Bennis y Nanus,
esta es una armacin que todo lder debe
tener para modelar su estrategia hacia una
visin dentro de una organizacin. Caroselli
(2002) escribi: Mientras un directivo trabaja para alcanzar las metas de la
organizacin, la funcin del lder consiste en denir nuevos objetivos, revisar
y reciclar los antiguos o emprender nuevas lneas de actuacin.
10
Buena de-
nicin para el lder, que con unas estrategias adecuadas puede alcanzar los
objetivos propuestos.
El lder se inspira en la conviccin o en la entrega emocionada de sus segui-
dores; en tanto que el gerente confa en la disciplina de sus seguidores y en
la solidez de la organizacin. El lder debe ser y parecer, y el gerente basta
con que lo sea. El que ejerce un liderazgo no est sometido a trminos o fe-
chas; pero el que desempea una gerencia normalmente responde a plazos
estrictos. Entre el lder y el gerente siempre hay una paradoja: el dirigente
aspira siempre a ser lder, aunque no siempre lo logra; y el lder muchas veces
llega a transformarse en gerente, aunque no lo quiera. Aun cuando el lder
y el gerente cuentan con el carisma para realizar su trabajo, la diferencia es
radical: el carisma del lder es personal, y por ende, intransferible, y el del diri-
gente es institucional, y se traspasa automticamente al relevo en el cargo. El
gerente manda, el lder convence. La perseverancia en el lder llega a parecer
heroicidad, en tanto que en el gerente apenas se considera trabajo de rutina.
La gerencia es un oficio, y el liderazgo un arte. El lder cree en la accin, y el
M ahatma Gandhi.
163
dirigente confa ms en la omisin. El gerente pugna por que los principios
se respeten, y el lder porque se disfruten. El gerente se inclina por la capa-
cidad y la efectividad, el lder por la ideologa.
Al margen de lderes, conviene recordar que la pasin o la emocin no
hacen del hombre un autntico lder, sino la entrega a una causa digna,
que se ejecuta en toda su magnitud. El gerente debe aspirar a ser lder si
desea llevar hacia adelante a su organizacin; y, no obstante, el lder debe
incitar a la accin, y por ello debe evitar el temor al fracaso, que podra
paralizar la actividad. Todo lder debe dejar claro que nada es peor que la
falta de accin, que los fracasos son posibles y, en caso de que sucedan,
se asumen y hay que seguir adelante, pues no necesariamente est lla-
mado a ser gerente. El gerente no elige a aquellos con quienes tiene que
trabajar, pero tiene que convertir a ese grupo de personas en un equipo
a travs de la empata, el carisma, entre otras caractersticas muy propias,
con una visin determinada, la cual tiene que ser compartida por todas las
personas con las estrategias respectivas; solo entonces se convertir en el
lder que su organizacin requiere. Una visin puede ser en parte sencilla,
porque en las transformaciones de xito es solo un elemento ms dentro
de un sistema mucho mayor, que incluye tambin estrategias, planes y
presupuestos, como se aprecia en la siguiente tabla.
La relacin entre visin, estrategias, planes y presupuestos.
Nota: Tomado de Al frente del cambio, por J. P. Kotter, 2007. Barcelona: Urano.
El liderazgo genera
Visin
Una visin sensata y
atractiva
del futuro.
Estrategias
Una lgica sobre
cmo la visin se har
realidad.
La gestin genera
Planes
Pasos concretos y
calendarios para
implementar
las estrategias.
Presupuestos
Planes convertidos
en proyecciones y
objetivos nancieros.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
164
Sin una buena visin del lder, es prcticamente imposible que una estrategia
inteligente o un plan lgico lleguen a aspirar al tipo de accin necesaria
para generar un gran cambio. Drucker (1996), en su libro The leader of
the future, escribi: Es responsabilidad del liderazgo crear la estrategia
que conducir a la organizacin al xito, crecer, prosperar, para batir a su
competidor (p. 135). Importante afirmacin acerca de la importancia de la
estrategia. Bennis y Nanus (1997), en su libro Leaders strategies for taking
charge, mencionaron: Cmo capturar la imaginacin? Cmo comunicar las
visiones? Cmo lograr que la gente est alineada con objetivos generales
de la organizacin? Los trabajadores tienen que reconocer y conseguir
la identidad con la organizacin. El dominio de las comunicaciones es
inseparable de un liderazgo eficaz (p. 31). Es muy importante el compromiso
de las personas con su organizacin, para poder cumplir con las estrategias
y, por consiguiente, con la visin del lder.
Frecuentemente a las empresas les cuesta mucho poner en accin las
estrategias de negocios con xito, debido muchas veces al cortoplacismo,
que es el motivo principal por que las empresas u organizaciones fracasan; el
tema clave radica en que si no existe un fuerte liderazgo visionario, ninguna
estrategia ser efectivamente ejecutada. En cuanto a las organizaciones que
han implementado satisfactoriamente sus estrategias, el nico elemento en
comn entre ellas es su excepcional y visionario liderazgo. En la actualidad, el
xito de una empresa en el mercado no depende tanto de su estrategia sino
de encontrar la forma de llevarla a cabo; se necesita un verdadero ejercicio del
liderazgo para una ejecucin exitosa de la estrategia. Ninguna organizacin de
xito en la gestin de su estrategia tiene un lder pasivo o no comprometido,
sino un lder que cuente principalmente con una inteligencia emocional
desarrollada.
Warren Bennis (2000), con su libro Conducir gente es tan difcil como arrear
gatos, present deniciones que diferencian a un lder de un gerente.
1. El manager administra; el lder innova.
2. El manager es una copia; el lder es un original.
3. El manager mantiene; el lder desarrolla.
4. El manager confa en el control; el lder inspira conanza.
5. El manager tiene una visin de corto alcance; el lder tiene una perspectiva
a largo plazo.
165
6. El manager pregunta cmo y cundo; el lder pregunta qu y por qu.
7. El manager hace las cosas correctas; el lder hace lo preciso.
8. El manager acepta el statu quo; el lder lo desafa.
9. Esta distincin es muy importante. Los lderes manejan el contexto,
ambientes turbulentos y ambiguos, mientras que los managers se
someten al mismo. Las tareas y las funciones de los lderes son diferentes
de las de los managers, como tambin lo son sus perspectivas, aptitudes,
evaluaciones de xito y funciones dentro de la organizacin.
Los lderes deciden qu resultados son los que requieren mayor atencin. Los
resultados deseados deben ser estratgicos, por los siguientes motivos:
1. Los resultados deben estar alineados con los propsitos de la organizacin.
2. La estrategia delimita los resultados deseados. Al lder se le facilitan las
cosas cuando su personal contribuye al resultado de dichos logros. (Ulrich,
Zenger y Smallwood, 1999, p. 35)
La Marina de Guerra del Per actualmente cuenta con un Plan de Largo Plazo,
en el que contempla lo siguiente:
Constituye un esquema integral, estratgico y coherente, que propone
un conjunto de propsitos generales de la Institucin. En este Plan se
han establecido objetivos de largo plazo y sus correspondientes polticas
para las diferentes reas de la Institucin, que posibilitar la consecucin
ordenada, coherente y progresiva de los Objetivos Institucionales, en
funcin de la disponibilidad de recursos en el perodo de planeamiento,
con un horizonte hacia el 2030, considerando el 2021 como un hito, por
celebrarse el Bicentenario de la Independencia Nacional. (De La Puente,
2010, p. 1).
Lo ms importante para la ejecucin de estos planes es que el lder tenga una
visin clara de los objetivos a alcanzar. Este rol lo desempea el Comandante
General, quien, mediante las estrategias institucionales a aplicarse, podr
lograrlos con xito; por consiguiente, el liderazgo es una dedicacin a tiempo
completo, pensando siempre en el futuro de la organizacin, planteando
sus respectivas estrategias, que llevarn al cumplimento de dicha visin. El
gerente tan solo realizar estas estrategias a corto plazo para poder cumplir
con los lineamientos del lder.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
166
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10. Caroselli, M. (2002). Sea un lder actual. Madrid: McGraw-Hill, p. 3.
167
Teniente Segundo
JULIO E. URIARTE GUERRA
Los Infantes de Marina compartimos un sentimiento en comn. Todo Infante
de Marina es un Fusilero. Y es esta simple conviccin, la que nos ha permitido
demostrar a travs de la historia, no solo nuestro alto nivel competitivo en
eventos deportivos, sino tambin nuestra ecacia y profesionalismo durante
el combate.
Es en ese tipo de situaciones, de vida o muerte, donde un fusilero se compe-
netra ms con su arma. Hasta el punto que esta se convierte en la prolonga-
cin de sus brazos, o incluso en la proyeccin de su vista. Esto se debe a que,
en el momento adecuado y utilizado de forma correcta, un arma no solo po-
dra salvar la vida del propio fusilero o la de sus compaeros, sino que adems
podra terminar una guerra antes que esta comience.
Todo Infante de Marina es, ante todo, un fusilero. Todas las dems condi-
ciones son secundarias (General Alfred M. Gray USMC).
Por tal motivo, el entrenamiento actual de un fusilero es llevado al lmite, te-
niendo en cuenta el peligro que ofrece cierto tipo de amenaza, el terreno y el
n de la misin, simulando situaciones cada vez ms reales, en donde se ponen
a prueba su resistencia fsica, psicolgica e intelectual, con la nalidad de que
pueda discriminar objetivos, tomar decisiones apropiadas y eliminar amenazas
PANORAMA
Fusileros,
un arma decisiva
en el combate
Fusilerosdel Batalln de Infantera
de Marina Nro. 1 Guarnicin de
Marina, durante entrenamiento en
la baha de Salinas Huacho.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
168
en un tiempo reducido, sin causar daos colaterales, durante el cumplimiento
de la misin. Esta instruccin es complementada con equipo y tcnicas que
le permitirn hacer frente a diversas situaciones de manera segura y precisa.
Para alcanzar este nivel de efectividad, es de suma importancia erradicar las
fallas ajenas al tirador, mediante un correcto empleo, mantenimiento y reglaje
de las armas. Solo as se le podr brindar al tirador la suciente conanza y las
herramientas necesarias para que, mediante impactos certeros, pueda plasmar
en el combate su habilidad como fusilero.
Para entender ms a detalle el entrenamiento y el nivel al que puede ser lle-
vado este grupo selecto de hombres, entenderemos los siguientes conceptos
y capacidades:
Fusilero
Soldado de Infantera dotado de un fusil de asalto convencional, el cual suele
formar parte de un regimiento de infantera de lnea. Forma parte orgnica de
una escuadra o pelotn.
Tirador Distinguido
Soldado de Infantera que
sobresale en su escuadra o
pelotn; por tal motivo se le
aade a su fusil una mira tele-
scpica (su arma ser un fusil
de asalto convencional igual
al de sus dems compaeros).
Su misin es batir blancos con
precisin dentro de la dis-
tancia ordinaria del combate
de infantera, alcanzando
una distancia no mayor a los
400 metros, debido a que en
teora no cuenta con ningn
entrenamiento especial.
FusilerosInfantesde M arina de lasArmadasde Per,
Colombia, Repblica Dominicana y Panam, con fusilesM 16
A2 durante entrenamiento del Curso de Tirador Escogido de
Infantera de M arina Nro. 16. (Coveas Colombia) .
169
Tirador Selecto
Tambin llamado Tirador
Designado. Se le denomina
de esta forma a aquel fusi-
lero que destaca entre los ti-
radores distinguidos, el cual
tiene como misin el batir
blancos a una distancia de
entre 600 y 800 metros. En
este caso el fusilero s cuenta
con un entrenamiento espe-
cial, donde se le capacita para
utilizar un fusil de precisin
regularmente semiautomtico, al igual que equipos especiales. Sobre todo
utiliza municin mat ch, la que le asegura, debido a la distancia, una precisin
equivalente o inferior a un MOA
1
o minuto de ngulo.
Francotirador
Soldado de Infantera alta-
mente entrenado en el arte
de las armas de precisin,
camuaje, reconocimiento,
navegacin, clculo y explo-
racin, el cual provee apoyo
de fuego a largas distancias,
sobre objetivos de oportu-
nidad desde posiciones jas
o mviles, recolectando y
reportando informacin en
apoyo a las operaciones. Un
pelotn de francotiradores
est compuesto por ocho a diez equipos de francotiradores, con dos inte-
grantes por equipo (Binomio Tirador/Observador). Cuentan con equipamiento
especial como fusiles de largo alcance, miras telescpicas, st arlight devices o
amplicadores de luz y termgrafos o dispositivos con sensores infrarrojos, lo
cual les da la capacidad de operar en situaciones de oscuridad absoluta y en
todo tipo de terreno.
TiradoresDistinguidosdel Curso de Ocialesde Infantera de
Marina 2012 con fusilesF2000 Base-B durante entrenamiento en
El Tablazo ( Tumbes).
Tirador Selecto del U.S. Air Force durante entrenamiento con un
Fusil M-14 Enhanced Battle Rie (EBR).
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
170
La organizacin de estos tira-
dores de lite depender de
la doctrina operativa de cada
fuerza armada, donde inclu-
sive podran ser desincorpo-
rados de una fuerza regular
de infantera y asignados a un
pelotn de francotiradores,
que se considera como un
grupo lite adjunto a una
fuerza regular de infantera.
En Francia y Blgica, cada
pelotn de fusileros tiene un
tirador selecto en las. Mientras en Alemania y Estados Unidos, cada pelotn
de fusileros cuenta con un tirador selecto y a su vez tienen independiente de
la fuerza regular un grupo de lite de francotiradores. En Rusia emplean a los
tiradores selectos a nivel escuadra, en Israel las brigadas de infantera ligera
cuentan con un mnimo de cinco tiradores selectos por escuadra, y en Mxico
se tienen nicamente a nivel de fuerzas especiales.
En el caso de otras fuerzas militares, los francotiradores son desplegados a
nivel escuadra, compaa, batalln o integrado a unidades especcas, como
en el caso de la Legin Extranjera Francesa, que cuenta con la 4ta. Compaa
del 2me REP, compuesta orgnicamente por francotiradores.
Es importante mencionar que algunas fuerzas militares utilizan la tctica
de dotar a sus francotiradores con un fusil de asalto, adems de su fusil de
francotirador. Esto se ve en el caso de Espaa y Rusia, donde se aprovecha
en proteger el fusil de francotirador con una funda tctica para prevenir el
dao de las miras, evitar ser identicado como tal y poder contar con ms
potencia de fuego dentro de la unidad tctica en la que se pueda desplegar
el francotirador.
Hoy en da, y como resultado de experiencias obtenidas a lo largo de la his-
toria, la importancia estratgica del correcto empleo de un fusilero en sus dis-
tintos niveles de entrenamiento, es clave durante un combate, ya que de esto
depende el desenlace de la misin. Esto solo se logra conociendo las habili-
dades de cada uno de nuestros hombres, con el n de explotar al mximo sus
capacidades como tirador, y as garantizar ptimos resultados en el campo de
batalla.
Francotirador sudafricano con un NTW-20 Anti material,
calibre 20x82 mm.
171
Estar preparado para la guerra, es uno de los medios ms ef caces para
conservar la paz (George Washington).
Es por este motivo, que el elemento logstico durante la fase de entrenamiento,
al igual que en la fase operacional, es crucial. Esto debido a que se requerir
de municin especial, equipo y reas de entrenamiento que vayan de la mano
con los avances tecnolgicos y con las necesidades del combate, para as ase-
gurar el sostenimiento de las operaciones, con el n de realizar de manera in-
tegrada, operaciones y acciones militares en todo tipo de circunstancias, tanto
en el frente interno como externo.
Considerando lo mencionado anteriormente, la idea principal de este artculo
es esclarecer algunos conceptos doctrinarios, al igual que dar a conocer las
capacidades que pueden alcanzar nuestros hombres mediante un entrena-
miento adecuado. Por lo tanto, se puede concluir que es importante tanto la
estandarizacin como la centralizacin de los procesos de entrenamiento de
tiro en las unidades de nuestra Institucin. Esto, con la intencin de conseguir
un resultado ms homogneo en nuestro personal y fomentar la investiga-
cin e innovacin del mismo entrenamiento. Por ende, se ha visto necesario el
poder contar con reas de entrenamiento que permitan brindarle al personal
de alumnos un entrenamiento acorde con las necesidades del combate. De
esta manera tendrn la conanza en que la preparacin previa al combate los
respaldar y les permitir alcanzar con xito el cumplimiento cabal de su mi-
sin y as contribuir ecientemente en pro de la pacicacin nacional.
El arma ms letal en el mundo es un Infante de Marina y su fusil
(General John J. Pershing US ARMY).
ACCIN Y VALOR!
Referencias
1. Minute of angle (MOA) o Minuto de ngulo es un trmino comnmente ut lizado para pre-
cisin. Un minuto de ngulo es 1/60 de un grado. Desde cualquier punto central hacia afuera,
este ngulo se traduce en 1.0476 pulgadas a 100 yardas. El MOA puede explicar la precisin del
arma, desempeo de municin, habilidad de un t rador, o la combinacin de estos aspectos. El
minuto MOA no solo se determina por el tamao del grupo, sino tambin por la distancia a la
cual se dispar al grupo.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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Licenciado en Historia
CARLOS M ARA M ARTNEZ
El domingo 26 de octubre de 1879 se llev a cabo en el Teatro Coln de
Buenos Aires, un funeral cvico en memoria del Contralmirante Miguel Grau, a
diecisis das de que se inmolara con su Huscar, el 8 de octubre.
El acto fue organizado por una Comisin de Homenaje creada para tal n. El
diario La Nacin de ese da, al comentar la noticia y al mencionar su nombre,
dir: [ ] de quien conocamos hasta hoy su valor y pericia, sin saber que en
su noble y generoso corazn se anidaba un profundo amor a la Repblica
argentina, sentimiento que estuvo un da a punto de traerlo a nuestras playas,
cuando se temi que la paz con el Brasil fuera rota. Sigue la noticia destacando
que seguramente el Coliseo se llenar de concurrentes para prestar homenaje
al ilustre marino, ante quien, hasta sus enemigos se inclinan respetuosos.
Informa adems que en el escenario tendrn solo cabida los miembros de la
comisin en traje de etiqueta.
En realidad se trataba de la Junta Patritica que integraban Miguel Can,
Leandro N. Alem, Vicente Lpez, Florencio Varela, Bernardo de Irigoyen y Aris-
tbulo del Valle, entre otros, y que se haba creado adems para apoyar al
pueblo peruano y boliviano en la Guerra del Pacco.
Conferencia
pronunciada en
el centro naval de
Buenos Aires el 10
de octubre de 2013
Almirante Miguel
Grau, hroe y
caballero del mar
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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Amerita que nos detengamos un momento para explicar esto.
Conocida que fue la declaracin de guerra por parte de Chile, el sentimiento
popular se volc en apoyo a la Alianza. Fueron primero los intelectuales y fun-
damentalmente los jvenes quienes comenzaron a reunirse y a realizar de-
mostraciones de solidaridad con el pueblo peruano. Los peridicos habrn de
levantar las declaraciones de apoyo de importantes personalidades de la vida
poltica y cultural de la Nacin.
Mientras el Gobierno se mantena neutral en el conicto, a la opinin pblica
se sumaron varios diputados que en el Congreso plantearon pedidos de in-
formes e interpelaciones al conocerse el bombardeo de varios puertos del
Per, e incluso de trenes con civiles.
La juventud, reitero, segua con entusiasmo y pasin las hazaas del Huscar
y de su intrpido Capitn Grau, que se haba convertido ya en una especie de
hroe americano.
Cuando se conoci la infausta noticia, de inmediato se conform el Club Pa-
tritico de la Juventud. En el diario La Libertad del 11 de octubre vemos la
siguiente noticia: La simpata que en el pueblo argentino haba captado la
conducta caballeresca y valiente del desgraciado Comandante del Huscar,
ha hecho que un grupo de jvenes se ponga al frente para rendirle honores
C.deN. Pedro Ramrez agregado Naval del Per en Argentina con personalidadesque rinclieron
homenaje al Almirante M iguel Grau Seminario.
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fnebres en su memoria. Sigue diciendo la noticia: Se invita al pueblo de
Buenos Aires al funeral religioso que por el descanso del Contralmirante Grau
y dems muertos en las aguas de Mejillones tendr lugar en la Catedral, como
as tambin a pasar enseguida por la Legacin del Per a presentar al enviado
de esa Repblica hermana el psame por la sentida muerte de los hroes.
El mismo diario del da 16 de octubre informa que se llevaron a cabo ante
una inmensa concurrencia los funerales de Grau, con la presencia del Dr. de
la Torre, Ministro Plenipotenciario del Per, de una comisin de diputados de
la Nacin, de los miembros del Club Patritico, de delegaciones de varias co-
lectividades y de ociales de las Fuerzas Armadas. Un catafalco modesto se
vea por las banderas del Per, Bolivia y Argentina. Sigue la noticia informando
que concluida la ceremonia, una procesin cvica desde la Catedral se dirigi
a la Legacin del Per, donde su titular agradeci a los presentes el homenaje
realizado.
La realidad es que, pese a la opinin favorable a los aliados, Argentina, si bien
no declar expresamente su neutralidad, mantuvo una actitud de no inmis-
cuirse, hasta tanto no se despejase la difcil situacin que se mantena con
Chile por el problema de lmites.
Para esta misma poca, uno de esos jvenes llegaba al Per a incorporarse a
las las aliadas; se trataba del Dr. Roque Senz Pea, Teniente Coronel de las
Guardias Nacionales Argentinas, que combatira con el Coronel Bolognesi en
el Morro de Arica
Pero retomemos el Funeral Cvico, siguiendo las crnicas de la poca. El diario
La Nacin del martes 28 (al parecer el lunes no hubo peridico), resea el
acto sealando que abri el mismo el Dr. Bernardo de Irigoyen con un bien
pronunciado discurso, en el que exalt los ejemplos y las virtudes de Grau. De
la crnica extraemos algunos conceptos del discurso del Dr. Irigoyen, quien
despus de citar a los hroes americanos que defendieron la santa causa de la
libertad, expres: Que Grau haba cado tambin en defensa de ese antiguo
y tradicional vnculo americano que no podra ser destruido por pequeas
ambiciones territoriales.
Sobre el escenario estaban ubicadas todas las banderas americanas enlutadas;
adelante, en el centro, la argentina; a la derecha, la peruana; y a la izquierda,
la boliviana; y al pie de las banderas, un pao negro sobre el cual se haba
colocado en letras plateadas la siguiente inscripcin: Honor a la memoria del
Contralmirante Grau.
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Despus de la introduccin del Dr. Irigoyen, la orquesta del Coln ejecut la
marcha de la sinfona La Heroica de Beethoven, y nalmente el Dr. Aristbulo
del Valle ley su oracin fnebre en honor a Grau:
Me propongo recordaros los grandes hechos que han ilustrado la ltima
parte de la vida de un hroe, cuyo nombre pasar a la posteridad iluminado
con los resplandores de la gloria. El herosmo como el genio, como todas las
altas virtudes, tiene el noble privilegio de agitar profundamente el corazn
de la humanidad y de enlutar pueblos y naciones ms all de los lmites de
la propia patria, cuando se hunde en la eternidad despus de haber librado
su ltima batalla; y hombres de distintas razas, que hablan diversas lenguas y
habitan zonas distantes, se detienen con el mismo recogimiento y murmuran
la misma plegaria, al borde de estas tumbas que revelan por un gran dolor la
estrecha solidaridad de la familia humana.
Y despus de este hermoso prembulo entra a ocuparse del sin par marino,
y dice:
No puede dar batalla al enemigo, pero amenaza constantemente sus costas,
quema sus buques, arrebata transportes, toma prisioneros, escapa a la perse-
cucin, sorprende, irrita, asombra y espanta. Rpido como el guila y fuerte
como el len penetra en los puertos donde se abriga el enemigo, descarga
sus caones, levanta su bandera y se retira dejando tras de s la inquietud y
el estupor. En cinco meses de campaa levant sitios, protegi desembarcos,
ech a pique a la Esmeralda, salv sus nufragos, destruy sus forticaciones,
apres transportes, aprision legiones y se bati dos veces con los buques
ms poderosos de Chile.
As renda el pueblo argentino su pstumo homenaje a Miguel Grau, este Ca-
ballero del Mar, un valiente marino, gloria del Per y de la Amrica toda, cuya
vida trataremos de recordar en esta velada.
En 1823 arribaba al Per junto a Simn Bolvar e integrando Los Hsares de
Colombia, el Teniente Coronel Juan Manuel Grau y Berrio, ocial que tendr
una destacada actuacin en las batallas de Junn y Ayacucho.
Cuando las tropas colombianas se retiran del Per, Don Juan Manuel se queda
en Piura prendado de una dama piurana, Doa Luisa Seminario y del Castillo,
con quien se desposar y quien ser la madre de un nio que se ha de con-
vertir en el ms alto exponente de la Marina de Guerra peruana.
Ese nio, nacido un 27 de julio de 1834, ser bautizado como Miguel Grau
Seminario.
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Desde muy temprana edad, tendr
una fuerte atraccin por el mar, y con
solo ocho aos le pide autorizacin
a su padre para embarcarse como
grumete. La experiencia no fue muy
buena, ya que la goleta zozobr, pero
l afortunadamente salv su vida. Esta
experiencia singular, sin duda, dada su
edad, no lo amedrent, ya que al ao
siguiente volver a pedirle a su pro-
genitor le permita embarcarse nueva-
mente. Esta vez ser por seis aos. El
joven grumete regresa al hogar con
17 aos y ya ha recorrido el mundo
entero, convirtindose en todo un
marino.
Pero ahora necesita educacin y su
padre lo enva a Lima a estudiar. Su ob-
jetivo era incorporarse a la Academia
Naval, a la que ingres recibindose en
1854 como guardia marina.
Tiene 20 aos, sirve en el Rmac, tiene una experiencia superior que la de sus
compaeros, por sus aos a bordo. Recibe en 1856 su ascenso a Alfrez de Fra-
gata, destinndosele al Apurmac, a bordo del cual lo encuentra la revolucin
del General Manuel Ignacio Vivanco. La ocialidad del Apurmac se subleva
en la rada de Arica el 16 de noviembre de 1856. Por el fracaso del conato revo-
lucionario, todos los marinos son dados de baja, entre ellos Grau.
Estamos en 1857. Dijimos que el mar es su vida. Fuera de la Marina de Guerra,
su alternativa es la Marina Mercante, y ah va Grau como Capitn de un barco
ingls, con el cual recorre Amrica, Asia y Oceana.
Para esa poca se instala en el Per el Gobierno del Gran Mariscal Castilla,
quien enva al Congreso una ley de reparacin, por la cual a todos los ociales
de la revolucin de 1856 se les devuelve su grado y se les incorpora al servicio.
Grau se present pidiendo el reconocimiento del grado y solicitando el retiro.
Se le otorg una licencia indenida. Por unos meses volver a la Marina Mer-
cante, hasta que es llamado al servicio activo, otorgndosele el despacho de
Teniente 2 de la Armada en 1863. Cumplir destino en el vapor Lerzundi,
Gran Almirante de Per, M iguel Grau Seminario.
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cuyo Capitn era Don Aurelio Garca y
Garca; y si lo mencionamos expresa-
mente, es porque se ha de convertir con
los aos en un amigo muy estimado por
Grau.
Las relaciones con Espaa se tornan da
a da ms tensas. El Per carece de una
Armada con capacidad de respuesta ante
la presencia cada vez mayor de naves espaolas. El Gobierno decide entonces
enviar a Europa a un grupo de ociales capacitados para adquirir el armamento
y modernas unidades navales para completar la Escuadra nacional, entre ellos,
y con el grado de Teniente 1, viaja Grau. Se ha de rmar en Londres el con-
trato para la construccin de la fragata Independencia y la adquisicin de
dos corbetas de origen francs: la corbeta Amrica y la Unin, que segn el
informe se adquieren despus de evaluar las opiniones de los ociales Garca
y Garca y Grau.
Dije la Unin. S, seores, es la gloriosa Unin que romper aos ms tarde
el bloqueo de Arica. Este es el barco al que ser destinado Grau como Capitn.
El 16 de diciembre de 1864 se rma otro acuerdo para la construccin de otro
barco, en este caso ser el monitor Huscar.
Desde Europa Grau regresa al Per al mando de la Unin; recala en Valpa-
raso, ya con el grado de Capitn de Corbeta en 1865. En esa estada se entera
de la revuelta encabezada por el Coronel Mariano Ignacio Prado y su segundo,
el Coronel Balta, motivada por el rechazo al acuerdo rmado por el General Vi-
vanco en nombre del Per y el Almirante espaol Jos Manuel Pareja, que mo-
tiv una repulsa de la opinin pblica y un rechazo al acuerdo. Recordemos
que Espaa haba ocupado las islas de Chincha en marzo de 1864.
Mientras se rmaba el acuerdo, el Senado peruano, cuyo Presidente era el Ma-
riscal Castilla, emite el 9 de setiembre de 1864 una ley mediante la cual se
autoriza al Gobierno la Guerra contra Espaa y a expulsar de las islas a los
invasores.
En conocimiento de la insurreccin motivada por la rma de este acuerdo,
Grau rene a la ocialidad y le informa que ha resuelto plegarse al movimiento
revolucionario. El Gobierno, en conocimiento de la actitud del Comandante de
la Unin, le enva un emisario a Chile con el n de solicitar que deponga su
actitud y se mantenga el al rgimen.
Dije la Unin. S, seores,
es la gloriosa Unin que
romper aos ms tarde el
bloqueo de Arica.
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El emisario es su propio padre, Don Manuel Grau y Berrio, al que le solicitan
interceder ante su hijo. La posicin de Grau es inexible y se unir a la revo-
lucin. Su labor ser la de vigilar las costas y puertos, as como transportar
tropas. Mientras que el Gobierno de Lima lo da de baja por su adhesin, el
Gobierno Revolucionario lo asciende a Capitn de Fragata en 1867.
Al entrar el 6 de noviembre de 1865 el ejrcito a Lima, se termina la resistencia
del Gobierno, asumiendo el poder el Coronel Prado, que era el Jefe de la Revo-
lucin. En diciembre se rma con Chile, Bolivia y Ecuador una alianza ofensiva
y defensiva; y un mes despus, el 13 de enero de 1866, se proclama la declara-
cin del estado de guerra contra Espaa.
El ya Capitn de Corbeta Miguel Grau, al mando de la Unin, integra la Divi-
sin Naval que se apresta a enfrentar a la ota espaola.
Ese enfrentamiento se ha de producir en los canales de Abtao, donde la corbeta
Unin, junto con la Amrica, despus de dos horas de intenso fuego contra las
fragatas espaolas estas seriamente heridas , abandona los canales. Por su
participacin exitosa, Grau recibe una felicitacin de parte del Gobierno.
El objetivo era Lima y concretamente el Callao. El comando espaol decide que
directamente hay que incendiarlo y once navos espaoles se aprestan a realizar
tal empresa. La rme resistencia de la calicada artillera peruana ubicada en la
fortaleza del Callao, despus de largas horas de combate, averiar a la mayora
de los navos espaoles, que nalmente se retiran en la que se ha de conocer
como la jornada triunfal del Cmbate de Abtao el 7 de febrero de 1866.
Se ha de producir entonces un episodio que termina con el arresto del Capitn
de la Unin.
Si bien el Callao estaba seguro, haba que desalojar las islas, y el Gobierno
toma una decisin que le traer serias dicultades con la ocialidad de la Ar-
mada. Contrata a un Contralmirante norteamericano para ejercer la jefatura
de la Escuadra peruana. De inmediato la ocialidad se dirigi por nota a la su-
perioridad, sealando la penosa impresin por ese nombramiento que pona
en duda la lealtad y profesionalidad de los marinos peruanos, y que en caso
de persistir en el nombramiento se accediera a relevarlos de sus puestos de
comando. El Gobierno desech la peticin y conmin a los ociales a presen-
tarse a sus buques. Los que no cumplieran seran declarados desertores. Los
jefes y ociales entregaron sus buques a los marinos enviados a reemplazarlos
y fueron trasladados al Callao. Grau entreg, como uno ms, el comando de la
Unin, siguiendo las instrucciones.
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Al frente de los ociales detenidos, que
llegaban en el vapor de Guerra Callao,
se encontraba el Comandante Don Li-
zardo Montero, que haba ejercido el co-
mando de la Escuadra.
Los marinos fueron sometidos a juicio,
que en el caso de Grau dur seis meses,
en cuyos detalles no entrar, por razones
de tiempo.
El consejo de guerra que funcionaba en
la isla San Lorenzo fall el 10 de febrero
de 1867 declarando por unanimidad de
sus miembros, la inocencia de todos
los cargos realizados a los acusados,
disponiendo fuera satisfecha la repara-
cin por el dao que la acusacin pudo
causarles.
Habiendo salvado su honor de marino,
Grau pide licencia. Cree que debe ale-
jarse momentneamente de los avatares
de la poltica.
En agosto de 1867, y con motivo de las reformas introducidas por el Gobierno
a la Constitucin, estalla un movimiento revolucionario que tiene como ca-
becillas en el sur al General Pedro Diez Canseco y en el norte al Coronel Jos
Balta.
Con apoyo popular, la causa revolucionario triunfa y el Gobierno encabezado
por el General Diez Canseco reincorpora en 1868 como Fragata efectivo al
Grau al servicio activo, siendo designado a cargo del Huscar con fecha 4 de
febrero de ese ao, ascendiendo a Capitn de Navo en 1873. Tiene 34 aos
de edad.
Decir Huscar es decir Grau, porque son sinnimos. No puede haber ms
gloria que comandar por ocho aos el Monitor y morir en plena batalla defen-
diendo a su patria. Todo el Per recuerda al Huscar como el gran navo que
por momentos pele solo frente a toda la ota chilena y cuyo nombre reme-
mora al ltimo monarca Inca, hermano de Atahualpa e hijo del Inca Huayna
Cpac.
Decir Huscar esdecir
Grau, porque son sinnimos.
No puede haber msgloria
que comandar por ocho
aosel M onitor y morir en
plena batalla defendiendo
a su patria. Todo el Per
recuerda al Huscar
como el gran navo que por
momentospele solo frente
a toda la flota chilena y cuyo
nombre rememora al ltimo
monarca Inca, hermano de
Atahualpa e hijo del Inca
Huayna Cpac.
181
En 1869, por Ley de la Nacin, Grau ha de
recibir el ttulo de Benemrito de la Pa-
tria por su participacin en los combates
del 2 de mayo y de Abtao al mando de
la Unin.
El Per se aprestaba a nes de 1872 a una
normal renovacin presidencial y el can-
didato con ms posibilidades era el reco-
nocido estadista Don Manuel Prado. Se
ha de producir un conato revolucionario
encabezado por el Ministro de Guerra,
Coronel Toms Gutirrez.
Naturalmente Grau se ve envuelto en
este proceso, esta vez para defender al
Gobierno de su amigo, el Coronel Balta,
que terminaba su mandato.
Dada la importancia estratgica de la
ota, y ante la posibilidad de la cada del
Gobierno, Grau cita a todos los Capitanes
de los distintos barcos, quienes, despus
de deliberar, deciden no secundar el movimiento y, por consejo de Grau,
emiten un documento apoyando al Gobierno, concentrando la ota en las
islas de Chincha.
El asesinato del presidente Balta, muy querido por el pueblo, produce una
reaccin popular tremenda, que termina no solo con la revuelta, sino tambin
con la vida de los cabecillas de la misma, los Coroneles Gutirrez.
La actitud de la Marina de no participar y de apoyar al Gobierno, jug un papel
muy importante, impidiendo la propagacin de la revuelta.
No solo el Per valor la actitud de la Marina en ese acontecimiento, sino
que la figura de Grau comenz a conocerse en el exterior. Veamos lo que
public un diario editado en Pars, llamado El Americano, y que diriga
el periodista argentino Hctor Florencio Varela acoto: descendiente de
los Varela, una plyade de escritores y periodistas argentinos ; deca as
el artculo al hablar de la Marina peruana y exaltar a su oficialidad: En sus
honrosas filas milita el Sr. Grau, cuyo retrato publicamos en el presente
nmero. Noble, franco, leal, inteligente, pudoroso, bravo, como todos los
En sus honrosas filas milita
el Sr. Grau, cuyo retrato
publicamos en el presente
nmero. Noble, franco,
leal, inteligente, pudoroso,
bravo, como todos los
hombres de convicciones,
el Comandante Grau
que monta el magnfico
acorazado Huscar, es un
oficial que har honor a su
patria.
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hombres de convicciones, el Comandante Grau que monta el magnfico
acorazado Huscar, es un oficial que har honor a su patria.
Finaliza la nota con una profeca que se ha de cumplir lamentablemente siete
aos despus. Dice Varela:
Hacemos votos para que la Escuadra peruana se balancee tranquilamente
en las aguas del Pacco con la bandera de paz en sus mstiles, pero si por
desgracia, pudiere que nuevas provocaciones la obliguen izar la bandera roja,
cierto estamos de que con barcos como el Huscar y ociales como Grau, lo
honra y el nombre del Per sern dignamente defendidos.
Este artculo en forma completa fue publicado en la edicin de El Comercio
de Lima, el 17 de agosto de 1872.
Comienzan a producirse roces entre Bolivia y Chile por problemas de lmites y
el Gobierno peruano designa al Capitn Grau, siempre al mando del Huscar,
a recorrer el litoral martimo como observador, a n de obtener un informe de
la situacin. Despus de varios meses de patrullaje, lleva un informe sealando
que la situacin se encuentra normalizada.
La importancia de la ascendencia y la capacidad tctica que demostraba
Grau se ve reejada en la designacin que se le hace para ser el Jefe de la
Escuadra de evaluaciones. Qu signicaba esto? Efectuar en el mar todos los
movimientos tcticos que se impartan en la Escuela Naval, para lo cual la ota
deba recorrer toda la extensin del litoral martimo.
All irn, adems del Huscar, el Independencia, el Atahualpa, el Manco
Cpac, la Unin y el Chalaco. Sin duda que sin hacerlo pblico el Gobierno
se comenzaba a preocupar por la posibilidad de un conicto armado en la
regin. Despus de siete meses la Escuadra retorna a Lima, habiendo realizado
estas maniobras con todo xito.
Miguel Grau tena en 1874 40 aos de edad y prcticamente haba dedicado
todos esos aos exclusivamente al mar.
Sin embargo, el destino lo impulsaba a la poltica. Los ciudadanos de Paita
acoto (para los no peruanos): Paita es un puerto que est al norte del pas,
donde l viviera siendo nio , le piden los represente en el Congreso como
Diputado en 1876, y l acepta. Se podra pensar que habiendo sido marino
toda su vida, Grau no aceptara una tarea totalmente dismil a la de un militar.
Pero es un error pensar que Grau no se interesaba o desconoca la realidad po-
ltica y social. Por el contrario, siempre se preocup por la vida poltica del Per
183
y lo demostr actuando
en los momentos ms di-
fciles que vivi su patria y
en los que l pudo inter-
venir desde su cargo.
Llega entonces al Parla-
mento. Deja el Huscar
no para siempre: es su
gran amor, ser solo un
interregno que ha de
durar tres aos. Asumi su
banca en agosto de 1876
durante el Gobierno del General Mariano Ignacio Prado. Quera y tena que
hacer mucho por la Armada, por lo que de inmediato se incorpora a la Comi-
sin de Marina. Es autor de numerosas iniciativas para la organizacin de la
Fuerza Naval.
En junio de 1877, y sin perjuicio de su labor legislativa, es designado Coman-
dante General de Marina.
Quiero rescatar un escrito que a nes de 1877 escribe Grau siendo Coman-
dante, y que est relacionado con el americanismo. Vale la pena leer lo que
deca el insigne marino al respecto:
Una misin importante y trascendental est reservada a la marina de
nuestra Repblica: el sostenimiento de su autonoma y de sus instituciones,
cuando por principio y conveniencias aparezcan, en un caso formando una
sola Nacin. Cuando una marina respetable enarbolando el pabelln de
la alianza haga prevalecer sus derechos, nada tendremos entonces que
temer, nuestros actos sern juzgados con la justicia que debe reinar en
el mundo de la civilizacin y habremos afianzado nuestro porvenir. A la
presente generacin toca pues preparar el cambio de la preponderancia
americana.
Sigue en la Cmara de Diputados hasta principios del ao 1879, cuando pidi
licencia al Congreso, y de inmediato recala en su querido Huscar, que lo
espera ansioso para volver al mar.
Con la ocupacin del territorio boliviano por las fuerzas chilenas el 14 de fe-
brero de 1879 en Antofagasta, se inicia el conicto y con l la guerra, llamada
del guano y el salitre.
Lamentablemente, la Independencia,
en su persecucin a la Covadonga, que
corra muy cerca de la costa, encall.
Un peasco abri la quilla de la que, sin
duda, era la mejor fragata peruana, que
termin hundida, siendo sus tripulantes
tambin recogidos por el Huscar.
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Los orgenes de este conicto no hacen a la exposicin de esta noche. Nos
hemos ocupado detalladamente del mismo en nuestro libro sobre la actua-
cin del Dr. Roque Senz Pea en la Guerra del Pacco.
Honrando el convenio de alianza defensiva rmado el 6 de febrero de 1873
con Bolivia, el Per se ve obligado a entrar en una guerra no deseada.
Con Bolivia sin un barco, la ota peruana deba entonces enfrentar la lucha
naval en el Pacco, frente al podero naval chileno, que contaba con acora-
zados como el Cochrane y el Blanco Encalada, que duplicaban la coraza del
monitor Huscar y de la fragata Independencia. Precisamente al frente de
estos dos barcos y de tres transportes saldr del Callao un 16 de mayo de 1879
la Primera Divisin Naval, a cargo del Capitn de Navo Miguel Grau. Se iniciaba
as una gloriosa campaa naval que durara cinco meses.
El puerto de Iquique, bloqueado por la corbeta Esmeralda y la caonera Co-
vadonga, ambas chilenas, ser el bautismo de fuego de la Escuadra peruana,
cuatro das despus de haber dejado el Callao.
Grau le ordena al Comandante Moore de la Independencia que persiga a la
Covadonga, que, herida al recibir un impacto en su casco, hua del combate,
mientras que l se acercaba a la Esmeralda con la intencin de capturarla,
por lo que decide espolonearla tanto a babor como en las amuras de estribor.
Al quedar ambas naves juntas, el Comandante de la Esmeralda, Capitn de
Fragata Arturo Pratt, resuelve intentar abordar el Huscar, saltando a tal n
desde el puente, seguido de algunos tripulantes. En esta accin el Capitn
Pratt perder su vida. Finalmente la Esmeralda recibe un tercer espolonazo
que la parte en dos, hundindose.
Grau, conocido Caballero del Mar, rescata a 62 marineros chilenos, de una tri-
pulacin de 198.
Lamentablemente, la Independencia, en su persecucin a la Covadonga,
que corra muy cerca de la costa, encall. Un peasco abri la quilla de la que,
sin duda, era la mejor fragata peruana, que termin hundida, siendo sus tripu-
lantes tambin recogidos por el Huscar.
El arrojo y la posterior muerte de Pratt afectaron a Grau profundamente, moti-
vndole a enviar una nota a la viuda, remitiendo adems la espada y sus efectos
personales, destacando la valenta de su marido en la accin de Iquique. La
nota de Grau fue respondida por la viuda de Pratt con una carta conmove-
dora, por la entereza de esta dama chilena. Hay prrafos realmente dignos
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de admiracin por la altura de sus
expresiones. Comienza sealando
que ha recibido la carta: En ella,
con la hidalgua del caballero an-
tiguo, se digna Ud. a acompaarme
en mi dolor deplorando sincera-
mente la muerte de mi esposo y
tiene la generosidad de enviarme
sus afectos.
Ms adelante le dir que no in-
tenta inculpar al Jefe del Huscar
por la muerte de su esposo; por
el contrario, dir: Tengo la con-
ciencia que el distinguido Jefe que
arrostrando el furor de innobles
pasiones, sobreexcitadas por la
guerra, tiene hoy el valor, cuando
an palpitan los recuerdos de Iquique, de asociarse a mi duelo y poner en alto
el nombre y la conducta de mi esposo. Contina la nota reiterndole a Grau
su caballerosidad y nobleza.
Con la prdida de la fragata Independencia, el Huscar se ha de convertir en
el principal buque con que contaba el Per para enfrentar el podero chileno.
Despus de reparar algunos daos, Grau partir hacia las costas de Bolivia ocu-
padas por Chile. El 28 de agosto ingresa a la rada del puerto de Antofagasta,
siendo recibido con un fuerte caoneo desde la forticacin. El Huscar res-
ponde al fuego, y despus de dos horas de combate Grau logra destruir las de-
fensas del puerto, sin bombardear la ciudad ni afectar a la poblacin. Despus
de cortar el cable de comunicacin con Valparaso, el Huscar se dirige al
Norte, donde cerca de Ilo se ha de tropezar con buques de la Armada chilena.
El acorazado Blanco Encalada y la corbeta Magallanes iniciarn la perse-
cucin del Huscar, que por decisin de Grau, frente a un podero superior,
privilegi preservar su buque. Siete horas dur la persecucin y el Huscar
logr su cometido.
Yo podra esta tarde hablar horas y en detalle de las hazaas del Huscar, y de
la tarea incansable de ese monitor que detuvo por cinco meses la guerra te-
rrestre. Pero me pareci mejor, antes de llegar a Angamos, leerles un resumen
de lo que hizo Grau con su Huscar en los cinco meses antes de ser abatido.
Yo podra esta tarde hablar
horas y en detalle de las
hazaas del Huscar, y de
la tarea incansable de ese
monitor que detuvo por cinco
meses la guerra terrestre. Pero
me pareci mejor, antes de
llegar a Angamos, leerles un
resumen de lo que hizo Grau
con su Huscar en los cinco
meses antes de ser abatido.
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Levant el sitio de Iquique. Ech a pique lanchas chilenas cargadas de carbn
y un pontn arsenal. Protegi el desembarque del parque de artillera. Ech a
pique a la Esmeralda, ya hablamos de ello. En Mejillones ech a pique 14 lan-
chas, apres lanchas con vveres, quem dos bergantines. Envi a Arica una go-
leta con buena presa. Envi al Callao un barco cargado con cobre. Bombarde
Antofagasta y cort el cable de comunicaciones. Produjo averas al Blanco
Encalada al salir del Callao y maltrat al Magallanes y al Matas Cousio.
Apareci en Caldera, Carrizal y Huasco, y destruy embarcaciones carboneras.
Tom dos buques cargados de cobre, lo que implic una prdida econmica
muy importante para Chile. Apres al transporte de guerra Rmac. Ech a
pique diez lanchas en Taltal. Se bati y aniquil las bateras en Antofagasta.
Protegi el desembarque en Iquique de la artillera para forticar el puerto.
El historiador venezolano Jacinto Lpez, que escribiera un libro titulado His-
toria de la guerra del guano y el salitre, al hablar sobre la campaa naval del
Huscar la calica de milagrosa, sealando que mientras este solo buque pe-
ruano, el Huscar estuviera en el mar, mientras Grau estuviera en el Huscar,
Chile no desembarcara un solo soldado en territorio peruano.
En medio del fragor de esta guerra en la que el Per se encuentra, el Gobierno
enva a la Cmara de Diputados el pliego para el ascenso a Contralmirante de
Grau, que es votado por el Congreso el 22 de agosto de 1879. En los conside-
randos se relata la accin desarrollada por el Huscar y rescata el denuedo
de Grau en las repetidas expediciones al litoral chileno apresando buques y
destruyendo elementos del enemigo al alcance de los tiros de sus caones y
sin practicar ninguna hostilidad que repugne a la civilizacin. Seala ms ade-
lante en los considerados que esta serie de hechos con que el Comandante
Grau ha enaltecido el valor y la cultura de la Marina del Per, le han merecido
el aplauso de la opinin pblica.
El aplauso de la opinin pblica haba trascendido las fronteras del Per. La
Amrica toda se vea representada por este Goliat que desaaba el podero de
la ota chilena, habiendo creado una simpata universal por el Huscar.
No sorprende entonces que el pueblo peruano viera en l no solo al hroe
del mar, sino tambin a un posible lder para dirigir los destinos de la Nacin.
Reiteramos lo que ya hemos dicho: es un error creer que por ser Grau un ma-
rino profesional, le era indiferente la vida poltica de su pas. Ya hemos visto
su actitud frente a los movimientos militares que en varios perodos se pro-
dujeron en el Per, y tambin su participacin como Diputado por Paita ante
187
el Congreso. Un importante sector
de la opinin pblica peruana, en
esos meses de conicto, consider
la posibilidad de una candidatura a
Presidente del Contralmirante Mi-
guel Grau. Queda, seores, para la
prospectiva histrica, el debate de
qu hubiera pasado de no existir
Angamos.
Lo dice claramente el historiador
chileno Diego Barros Arana en su
libro Historia de la Guerra del Pa-
cco: Antes de abrir la campaa
terrestre convena aniquilar el po-
dero naval del Per, o a lo menos el
monitor Huscar que le daba vida.
Voy a usar las palabras del propio
Grau para hablar del podero naval
peruano:
El Huscar es sin duda un buque muy fuerte, pero nunca podr contrarrestar
el poder de uno solo de los blindados chilenos, pues mientras que aquel tiene
una coraza de cuatro pulgadas y media, en su mayor espesor, y dos caones
de 250 libras, estos tienen una coraza uniforme de nueve pulgadas en su
mayor espesor y seis caones de igual calibre de los del Huscar.
Al respecto recojo una ancdota que en la Historia de la Marina de Guerra
del Per del Capitn de Fragata Vega Garca, cuenta que en una reunin que
mantienen en Arica, Grau y el Contralmirante Lizardo Montero (jefe de la guar-
nicin de Arica), Grau le plantea, ante las felicitaciones que recibe, la siguiente
requisitoria: Cundo llegarn las granadas Palliser para mi buque?. Esas gra-
nadas a las que se reere Grau eran las nicas capaces de perforar la coraza
de los blindados chilenos, y que seguramente le habran permitido encarar la
batalla nal en otras condiciones.
Debemos decir que las granadas Palliser llegaron al Per desde Francia des-
pus del Combate de Angamos.
La captura del Rmac por parte de Grau haba producido en Santiago una
gran conmocin. El pueblo sali a protestar contra el Gobierno por este hecho,
El Huscar es sin duda un
buque muy fuerte, pero nunca
podr contrarrestar el poder
de uno solo de los blindados
chilenos, pues mientras que
aquel tiene una coraza de
cuatro pulgadas y media, en su
mayor espesor, y dos caones
de 250 libras, estos tienen
una coraza uniforme de nueve
pulgadas en su mayor espesor
y seis caones de igual calibre
de los del Huscar .
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
188
que produjo adems una serie de
renuncias a nivel militar y poltico.
Aqu ha de empezar entonces otra
etapa en la Guerra naval del Pac-
co. El objetivo era terminar con el
Huscar. Sus correras, que tenan
en vilo a la ota chilena y que im-
punemente abarcaban todo el li-
toral, exasperaban al Gobierno tra-
sandino, que lleg incluso y as
lo atestigua Vicua Mackena a
apagar las luces de nuestros faros
en la plaza fuerte de Valparaso.
Y llegamos a Angamos. Hemos ledo las descripciones de este combate por
parte de historiadores peruanos, chilenos y argentinos. Vamos a tratar de resumir
el escenario en que se desarroll el mismo, con la mayor precisin posible.
La Escuadra chilena se dirige a Arica en busca del Huscar; van el Blanco
Encalada, el Cochrane, la OHiggins y la caonera Covadonga. Deben di-
rigirse a la rada con rdenes de incluso soportar el fuego de las bateras del
fuerte, con tal de capturarlo. Eso ocurre el 5 de octubre, pero ya el Huscar
haba salido das antes, acompaado de la Unin comandada por Aurelio
Garca y Garca , para realizar una nueva expedicin. Una breve acotacin.
Grau y Garca y Garca eran ntimos amigos, al igual que Lizardo Montero y
Manuel Ferreyros. A ellos, todos brillantes marinos, se les conoca en el Per
como Los cuatro ases de la Marina. Esos tres Capitanes fueron los testigos de
la boda de Miguel Grau con doa Dolores Cabero y Nez, que se llev a cabo
el 12 de abril de 1867, en Lima.
El Coronel peruano Carlos Dellepiane, en su magnco libro de dos tomos de
la Historia Militar del Per, nos detalla con exactitud el podero naval de ambas
Escuadras, la superioridad de sus buques y armamento; nos cuenta adems
cmo se haba preparado Chile para esta contienda y cmo incluso espas
enviados haban obtenido detalles de cada uno de los barcos que confor-
maban la ota peruana, hasta con detalles; como por ejemplo saber que la
torre giratoria del Huscar, donde estaban montados los dos caones, no
podan dar frente a estribor sino con determinado ngulo, por un defecto del
funcionamiento, y as tambin otros defectos de cada uno de los barcos que
la integraban.
La captura del Rmac por
parte de Grau haba producido
en Santiago una gran
conmocin. El pueblo sali a
protestar contra el Gobierno
por este hecho, que produjo
adems una serie de renuncias
a nivel militar y poltico.
189
Ha quedado ya establecida la diferencia abismal entre ambasEscuadras, por lo
que no entraremosen msdetallestcnicos.
En la madrugada del 8 de octubre, el Huscar y la Unin dejaban la rada de An-
tofagasta rumbo al Norte. A poco de andar avistan treshumosa proa: era parte de
la Armada de Chile. Grau se acerca sin conocer todava el calibre de su adversario,
por lo que al comprobar que se trataba del Blanco Encalada, la Covadonga y el
MatasCousio, hace rumbo al Noroeste, a n de escapar de la accin.
La estrategia chilena para capturar al Huscar consista en avanzar en dosdivi-
sionesabiertasen alas, a n de cortar su escape, pues, como hemosvisto, trata de
evitar un encuentro con estasnaves. Pero tal como sealamos, el cerco estaba pre-
parado. En el horizonte aparece la Segunda Divisin chilena, que estaba formada
por el acorazado Cochrane, lascorbetasOHiggins y Loa, que de inmediato se
dirigen hacia el Huscar.
La velocidad juega en esa instancia un papel crucial. El Huscar, con el fondo
sucio, apenaspuede navegar a 10 millas, mientrasque la Cochrane, con su fondo
limpio, supera las12 millas.
Grau comprende que est cercado y que no tendr otra alternativa que pelear.
Ha de tomar primero una decisin: la Unin debe salvarse. l solo pelear, pero
contra toda la ota, por lo que le ordena a su amigo Garca y Garca, en lossi-
guientes trminos: Salve usted su buque, yo me quedo aqu cumpliendo mi
deber. La Unin, que era ligera, efecta una maniobra y burla a la ota, salvn-
dose as del desastre, ya que hubiera sido imposible evitar su hundimiento.
Grau, a las9 y 40 de esa gloriosa maana del 8 de octubre de 1879, presenta
combate y toma la iniciativa, virando hacia estribor y abriendo fuego sobre la Co-
chrane. Sabe que no tiene salvacin, que su buque est condenado a muerte,
pero est dispuesto a librar, en nombre de su patria, lo que sera la batalla nal de
la Escuadra peruana.
El Dr. Dmaso Uriburu, que fue representante en el Per del Gobierno argentino y
escribi un libro sobre la Guerra del Pacco llamado Episodiosde 1879 a 1889 y
si traigo a mi mente hoy su relato esporque l tuvo, a borde del vapor Laja un en-
cuentro con un ocial que era un sobreviviente de Angamosy que haba servido
en el Huscar , dice al comienzo del mismo: Fue en una noche de octubre de
1882 alumbrada por esa melanclica luz de la luna en el horizonte difano, nave-
gando en la baha de Mejillones. Le cont este marino que esa maana, disipada
una espesa niebla, se encontraron con la ota chilena que se diriga al encuentro
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
190
del Huscar, y que Grau, con su incon-
trastable serenidad, esper el ataque en
su torre de mando.
Seala el marino lo desproporcionado
de la lucha entre el Huscar con dos
caones contra dos blindados, cada
uno de loscualesrepresentaba la fuerza
y el poder de cinco monitorescomo el
Huscar.
Vamos a volver ms adelante a este re-
lato, porque hay detalles que no hemos
encontrado en otros manuscritos.
Paz Soldn, Dellepiane y otros historiadores peruanos estn de acuerdo con
que la descripcin ms acabada del combate la dio el corresponsal de guerra
del Mercurio de Valparaso, que se encontraba a bordo del Loa, y es quien
detalla in extenso, con detalles propios de un hombre de mar, las dos horas y
diez minutos que dur el combate.
El corresponsal comenz diciendo lo que destacamos hace unos instantes:
que el Huscar, virando a estribor, se diriga al encuentro del Cochrane. Fue
seala un hermoso movimiento que manifestaba la decisin y el arrojo
del Comandante Grau.
A nuestro entender, Grau visualiz que su oponente era el acorazado Co-
chrane, ya que el otro acorazado, el Blanco Encalada, se hallaba bastante ale-
jado y gran parte de la ota chilena haba iniciado la persecucin de la Unin.
Despus de lanzar varios disparos, vir hacia el Norte, seguido del acorazado
chileno, el cual, colocado al sur del Monitor, no disparaba, pero se acercaba
cada vez ms al Huscar, que nuevamente girar, esta vez hacia el Oeste,
para dar campo a sus caones, disparando sin hacer blanco.
Cuando estuvo a 500 metros, la Cochrane dispar hacia el Huscar, y una de
sus balas le dio de lleno al castillo de proa.
Tomando por un momento el relato del corresponsal del diario chileno, este
sostiene que alrededor de las 9 y 30 de la maana, cuando ya la distancia era
estrecha, un nuevo proyectil dio de lleno en la popa, entrando por el lado de
la cubierta. Sin embargo, el Huscar, sin hesitar, dispara sus dos caones, im-
pactando una de sus balas el blindaje al costado de estribor.
Seala el marino lo
desproporcionado de la
lucha entre el Huscar
con dos caones contra dos
blindados, cada uno de los
cuales representaba la fuerza
y el poder de cinco monitores
como el Huscar.
191
El Cochrane sigui disparando, destrozando primero el torren; un segundo
disparo ser el que termine con la vida del Almirante Grau, dando de lleno en
la torre de combate, hacindola explotar, y barriendo cuanto encontr en la
misma. Haba muerto Grau, pero el Huscar segua dando pelea.
Retomo, como lo dije antes, el relato de quien participara en la batalla, quien
cuenta lo siguiente: Que ser el Capitn Manuel Carbajal quien toma el
mando y al grito de Viva el Per! da la orden de fuego!. Acotamos que haba
quedado solo un can en pie.
Leo de la narracin en forma textual lo siguiente: Desde ese momento todo
fue confusin y horror, tronando sin cesar los caones y rugiendo una tem-
pestad de bombas y de balas que en menos de una hora dejaron el buque sin
timn, sin el propulsor de la hlice, sin las calderas de la mquina y muertos los
artilleros de los caones.
Ya haba cado despus de Grau el Capitn de Corbeta Elas Aguirre, que era
el segundo Comandante y quien trat de espolonear al Blanco, que se haba
aproximado para apoyar a la Cochrane. Por cada ocial que caa haba otro
para reemplazo. El Teniente Palacios toma la posta, y leo el relato, porque el
mismo estremece y toca muy en lo profundo al leerlo o escucharlo, cuando
dice:
Palacios, el esforzado y temerario ocial, acribillado de heridas, con la mand-
bula destrozada y asido al palo mayor, sujetaba la driza de la bandera, pistola
en mano, para evitar que el miedo que implora clemencia, la arriara. El Te-
niente Enrique Palacios ser uno de los muertos, como lo fueron los Tenientes
Diego Ferr y Jos M. Rodrguez.
Viendo que el nal se acercaba, algunos ociales heridos pero an en pie se
dirigieron a Santa Brbara para volar el buque; otros abrieron las vlvulas de
inmersin para sumergirlo. En esos instantes el Huscar es abordado por la
tripulacin del Cochrane, quienes obligaron al maquinista a cerrar las vlvulas
cuando ya el buque tena cinco pies de agua en la sentina.
El Comandante de la Escuadra chilena, en un escueto mensaje dirigido al Mi-
nistro de Marina, deca que El Huscar qued hecho pedazos. Muerto el
Comandante Grau, la tripulacin del blindado peruano resisti tenaz y heroi-
camente. De los doscientos tripulantes murieron 31, los restantes resultaron
heridos, algunos de gravedad.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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En condicin lamentable el Huscar fue remolcado a Mejillones. Chile fes-
tej la cada del Monitor y la muerte de Grau como un extraordinario triunfo.
Sin embargo, el Gobierno chileno le envi al Comandante de la Escuadra un
mensaje, a fin de que los restos de Grau fueran cuidados para ser enviados al
Per cuando fueran reclamados.
Grau tena en su camarote una imagen de Santa Rosa, que le haba sido ob-
sequiada por Monseor Roca y Boloa, su amigo, con una dedicatoria que
deca: Miguel, que esta santita te acompae y si no regresas con vida, que
te traiga lleno de gloria Se haba de cumplir la profeca. Los restos de Grau
quedaron en Chile hasta la finalizacin de la guerra; fueron repatriados y en-
tregados en Santiago a dos de los sobrevivientes del Huscar, el Capitn de
Navo Melitn Carbajal y el Capitn de Fragata Pedro Grezon, y embarcados
en el crucero Lima, el cual arrib al Callao el 15 de julio de 1890.
Grau fue inhumado en el Cementerio General de Lima y hoy est enterrado
en la Cripta de los Hroes.
El mundo entero admir a Grau y sus hazaas. Su fama trascendi a todos
los rincones de la tierra.
De las tantas expresiones que se conocieron tras la cada del Huscar, me
quedo con la del Presidente de los Estados Unidos Teodoro Roosevelt, quien
dijo: El Huscar es el ms famoso y recordado buque sobre el cual se hayan
ejecutado los actos de herosmo mayores que jams se han hecho en algn
otro blindado de cualquier nacin del mundo.
Numerosos son los poetas peruanos y extranjeros, entre ellos varios ar-
gentinos, que han proclamado sus virtudes y su herosmo. Recuerdo la de
nuestro compatriota Martn Garca Mrou.
El pueblo peruano lo recuerda y lo recordar siempre como un hroe in-
mortal, porque junto al Coronel Francisco Bolognesi, inmolado en Arica, sim-
bolizan ambos la valenta para defender la libertad y el suelo patrio, aun a
costa de la propia vida.
As tambin lo record el pueblo argentino, en particular la juventud de
aquellos aos, que lo convirti en su paladn y que se acongoj ante su
muerte.
Nosotros esta noche decimos: Gloria al Almirante Miguel Grau, gloria al
Hroe y Caballero del Mar!.
193
Contralmirante
GUI LLERM O HASEM BANK ROTTA
Introduccin
Los marinos peruanos tenemos un prestigioso legado que llevamos con honor y
orgullo desde que nacemos en nuestra querida alma mater hasta el da que nos
toca partir a mejor puerto junto al Seor; y es sin lugar a duda, el hecho de que
el Gran Almirante Miguel Grau Seminario y su siempre heroico buque Huscar
estamparon en nuestros corazones el mejor ejemplo de fe, perseverancia,
lucha y valenta que podamos tener como guerreros del mar, y es esa relacin
hombre-buque maravillosa a todas luces cuando son uno que se convierte
en gloria y hazaa.
La Escuela Naval del Per, uno de los mejores centros de formacin de lderes
del mar en el mundo, nos permiti escuchar a los profesores de historia martima
hablar de ese binomio, indestructible por mucho tiempo, hecho en el Per. Y
nos permiti imaginar todo lo que ellos vivieron juntos en los combates en el
Pacco sur oriental, sembrando en nosotros un agradecimiento profundo y
eterno.
Tuve el honor de servir entre los aos 2010 al 2012 como Agregado de Defensa
del Per en el Reino Unido e Irlanda del Norte. Los marinos de guerra del mundo
admiramos a un pas lleno de tradiciones marineras e historia, el cual tiene en el
Almirante Nelson uno de los mayores referentes de pericia y valor en el combate.
Astillero Cammell
Laird
Primera ceremonia en honor
del Gran Almirante del Per,
M iguel Grau Seminario, y su
glorioso monitor Huscar
en el Reino Unido e Irlanda
del Norte
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
194
Investigando la presencia de Grau en Londres
Londres y Washington tienen la
mayor cantidad de misiones de
Defensa en el mundo, y en Lon-
dres est la sede de la Organiza-
cin Martima Internacional (OMI),
probablemente la ms impor-
tante organizacin internacional
competente en temas martimos,
por lo que servir en ese lugar se
convierte en todo un reto para
cualquier agregado de Defensa, y
si es marino con mayor razn.
Desde que pis tierra en la famosa Royal Navy, pregunt si exista algn mo-
numento o recordatorio de nuestro hroe, y al enterarme de que no lo haba,
me propuse dentro de las metas de mi ocina, con aprobacin de la Marina de
Guerra del Per, buscar la posibilidad de erigir un monumento al Gran Almirante
Grau en algn municipio londinense, rendirle homenaje y sentar su presencia
en esas tierras.
Concret una entrevista con Judith Warner, alcaldesa de Westminster. Este es el
municipio ms importante del Reino Unido e Irlanda del Norte. All se concentra
el poder poltico y econmico britnico. Pero en Londres era imposible hacerlo,
debido a una ordenanza que prohiba colocar ms monumentos de ese tipo. Sin
embargo, cuando la alcaldesa conoci el tema y el alcance de Grau como gura
nacional en Per, le pareci muy interesante y fascinante, por lo que prometi
su apoyo.
Alcaldesa de Westminster, en bsqueda del astillero
Cammell Laird
Conoc sobre la existencia e importancia del astillero Laird, Son & Co. en una
clase especial que tuve como integrante de la promocin 1981 (los bien lla-
mados skippers) de la Escuela Naval, con el profesor, Sr. Percy Cayo. Nunca ima-
gin estar a punto de realizar un sueo que tuve desde cadete: conocer el lugar
donde se dise y construy nuestra mxima expresin de buque de guerra de
todos los tiempos, el legendario Huscar.
Placa Grau. Delegacin peruana en astillero.
195
Me puse en contacto con el astillero
Cammell Laird, ex Laird, Son & Co., y no
fue nada fcil conseguir una cita con
la gerencia. Los britnicos, en muchos
casos, toman su tiempo, pero gracias al
apoyo de muchas autoridades, princi-
palmente de la alcaldesa Judith Warner,
pude acceder, despus de varios meses
de coordinaciones, a una cita con el ge-
rente general, Sr. David Williams.
El Sr. Williams nos recibi amablemente y despus de escuchar la historia de
nuestro hroe y su buque, qued realmente impresionado. Ese astillero ha
construido miles de buques, pero nunca imaginaron que el Proyecto 321 del
ao 1865 tuviera un trasfondo tan hermoso y legendario, por lo que prometi
toda su colaboracin. Seguidamente, juntos buscamos un lugar apropiado en el
astillero para colocar un recordatorio, y se determin que en exteriores no era
apropiado, pues la zona donde estuvo ubicada la cama del Huscar, es hoy un
lugar muy poco transitado. As que se opt por colocar una placa en la sala del
directorio, que era el lugar ms frecuentado por las personas que visitaban el
astillero. As podran ver la placa y conocer su inimaginable historia.
Proyecto 321: Monitor Huscar
En 1864 Per estaba con problemasy diferenciasdiplomticascon Espaa. Por ello,
el presidente Pezet dispuso la compra de buquesde guerra a Inglaterra. Como re-
sultado de esa importante decisin, se rm un contrato entre ambosgobiernos
en Birkenhead, Reino Unido, en el astillero Laird, Son & Co., hoy Cammell Laird. Por
el lado peruano fue suscrito por el Capitn de Navo Jos Mara Salcedo. As naci
el Proyecto 321, como se le denomin en el astillero, y se registr all la partida de
nacimiento del glorioso monitor.
Laird, Son & Co. esun astillero que naci en 1829 con John Laird y su hijo William,
quienesfueron losfundadores. Rpidamente adquirieron reconocimiento por la
calidad de susbuquesde hierro y suscalderos. Graciasa la fusin a nalesdel
siglo XX con Cammell Jonson & Son, esque renace el astillero Cammell Laird. Est
ubicado en lo que hoy esla ciudad de Birkenhead, que pertenece al municipio
de Wirral. Tpico lugar ingls, muy ordenado, con mucha tradicin marinera y co-
lindante con el gran puerto de Liverpool, uno de losgigantes, en su poca, en
construccionesnavalesy comercio martimo.
Agregado de Defensa visitando astillero.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
196
El astillero lo design como Proyecto
321. Fue diseado por Cowper Phipps
Coles, ocial de la Real Marina inglesa e
inventor desde los11 aos. La construc-
cin dur aproximadamente un ao y
fue lanzado al mar el 7 de octubre de
1865. Fue bautizado como Huscar,
hijo del importante inca Huayna
Cpac. Fue considerado para su poca
un buque muy maniobrable. El pro-
yecto fue supervisado en nombre del
Gobierno peruano por el Capitn de
Navo Salcedo, quien lo recibi y zarp
de Birkenhead el 17 de enero de 1886.
Despusde muchasperipeciase historiasarrib al Callao el 2 de febrero de 1868.
La historia une al Capitn de Fragata Miguel Grau y al monitor Huscar un 26 de
febrero de ese mismo ao, al asumir el comando de dicho monitor.
Primera ceremonia en el Reino Unido e Irlanda del Norte en honor al Almirante
Miguel Grau Seminario y el monitor Huscar
La ceremonia acordada con el astillero, la municipalidad de Wirral y la represen-
tacin peruana, se program para el da 9 de diciembre. Junto a mi esposa y el
Cnsul del Per, Embajador Julio Garro; nuestra Encargada de Negocios, Ministra
Gloria Olivares, y muchosperuanosinvitados, talescomo el Comandante (r) Juan
Balczar y el Teniente Primero (r) Daniel Almenara, entre otros, tuvimosel honor y
orgullo de ingresar al astillero y poder ver en primera lnea, ameando, a nuestra
bandera nacional, algo que no estaba en el programa y que naturalmente nos
emocion mucho. Nosrecibieron en la sala del directorio la alcaldesa de Wirral
Moira C. Laughin; el gerente general DavisWilliamsy todo su personal, autori-
dades, empresariosy ciudadanosde Wirral y Liverpool; todosviviendo el evento
con mucho intersy orgullo.
El programa consisti en visitar el lugar donde se construy el Huscar, donde
rendimosun homenaje muy signicativo. Despusvisitamosel astillero y fuimos
testigosde la construccin del futuro HMS Queen Elizabeth, orgullo y buque ms
importante para losbritnicosen este siglo XXI. Finalmente terminamosen la sala
de conferencias, donde se llev a cabo una sencilla pero muy signicativa cere-
monia, con cerca de 30 personaspresentes.
Tuve a mi cargo el primer discurso, en el que resalt la gura de Grau y el monitor, el
signicado de ese binomio para el pueblo peruano, as como losvaloresy el legado
Gerente general y agregado de Defensa con
bandera del astillero.
197
que nosdej. El seor Williamsre-
sumi la vida de Grau y seal que
esun gran honor y privilegio ce-
lebrar por primera vez en el Reino
Unido loslogrosde ambos. La al-
caldesa dijo: Nos sentimos muy
honradosde que el Gobierno pe-
ruano y la Marina hayan elegido
rendir un homenaje al citado hroe
aqu. Finaliz diciendo: El Cammell
Laird ha construido muchosbarcos
famososaqu, pero denitivamente,
el Proyecto 321, el Huscar, esuno
de losmsimportantes.
Finalmente tuve el honor de develar la placa junto con la alcaldesa y el gerente
general, la cual a la letra dice: In thisshipyard, Cammell Laird Shiprepairersand Shi-
pbuildersLtd., formerly known asLaird Sons& Co., the GloriousMonitor Huascar
wasbuilt in 1865. Commissioned by the Government of Peru, it wasled by the
Great Admiral Don Miguel GRAU Seminario Knight of the Seas, who died he-
roically in itsdecksdefending hishomeland in the Naval Battle of Angamoson
October 8th 1879.
En este astillero, Cammell Laird Shiprepairersand ShipbuildersLtd., antesconocido
como Laird Sons& Co., el Glorioso Monitor Huscar fue construido en 1865. Comi-
sionado por el Gobierno de Per, fue comandado por el Gran Almirante Don Miguel
GRAU Seminario Caballero de losMares, quien muri heroicamente en su cubierta
defendiendo su patria en la Batalla Naval de Angamos, el 8 de octubre de 1879.
Refexiones
Los peruanos tenemos en Grau y el monitor Huscar un tesoro admirado y re-
conocido en todo el mundo. Doy gracias a Dios, a la Marina, a mis jefes, personal,
a la Embajada de Per en el Reino Unido, y por el lado britnico a la seora alcal-
desa de Westminster, Judith Warner, por haber contribuido a darme la oportu-
nidad de participar en la primera ceremonia, tan especial y simblica, rindiendo
tributo al Gran Almirante Miguel Grau Seminario y su glorioso monitor Huscar,
ese excepcional binomio histrico, en el lugar del nacimiento del monitor. Fue
una experiencia inolvidable, que quedar en el bal de hermosas ancdotas
navales que llevamos los marinos hasta el n de nuestros das.
Placa en honor al Gran Almirante y su monitor.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
198
199
Teniente Primero
GABRI EL DO NAYRE M O NTESI NOS
Introduccin
El ser humano, como ser de clara esencia social, ha tenido la necesidad de
transmitir sus ideas para posibilitar la comunicacin y persuasin de ideologas.
Para lograr sus nes, las clases dominantes se han servido de la propaganda,
arma muy poderosa que utiliza el mensaje subliminal e impacta la esencia
humana, defendiendo y posicionando los intereses de quien lo usa y manipu-
lando a las grandes masas que bailan al son que toquen los medios, determi-
nando la opinin de la gente.
Los propagandistas blicos, a lo largo de la historia, procuraron usar los ltimos
avances tecnolgicos en comunicacin para optimizar su capacidad de per-
suasin. As, el principal vehculo propagandstico durante la Primera Guerra
Mundial fue la prensa escrita; durante la Segunda Guerra Mundial, la radio y el
cine; tras 1945, la televisin; y en la actualidad, los medios digitales.
En nuestra sociedad, observamos que los Medios de Comunicacin Social
(MCS) han experimentado un rpido avance y crecimiento en las ltimas d-
cadas, ello debido a la enorme inuencia que tienen sobre las personas, por lo
que se puede decir que quien controla los MCS, controla la sociedad.
El Valor de la
Guerra sin Fusiles
en el Per
PANORAMA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
200
En esa lnea de pensamiento, en un mundo globalizado, la revolucin digital
proporciona soportes tecnolgicos de gran ecacia para realizar la propa-
ganda en provecho de nuestras Fuerzas Armadas; para ello se vale de plata-
formas de ltima generacin, combinadas con tcnicas antiguas como la
distribucin de panetos, por ejemplo , dotando a las campaas propagan-
dsticas de una enorme versatilidad.
El presente artculo pretende centrarse en una realidad que no es ajena a no-
sotros: los conictos blicos han tomado un cariz distinto, adquiriendo impor-
tancia las batallas en el plano comunicacional, a travs de los Medios de Co-
municacin Social, donde nuestras operaciones militares han de ser llevadas
con la permanente preocupacin de conseguir un efecto psicolgico sobre el
enemigo, y sobre todo el apoyo de nuestra poblacin.
Anlisis
Todo conicto se libra por lo menos en dos frentes: en el teatro de opera-
ciones y en la mente de la gente. La propaganda debe conquistar este se-
gundo frente, enfocndose en el prestigio propio y desprestigio del enemigo,
compensando nuestros desaciertos con xitos ms importantes, destacn-
dolos cuidadosamente, mientras interiormente se toman enrgicas acciones
a n de que estos no se repitan.
Los MCS cumplen un rol preponderante en este aspecto, no solo por ser una
herramienta ms que til para satisfacer una de las necesidades primarias del
ser humano, la interaccin social, sino que adems juegan un papel impres-
cindible en la formacin de la opinin pblica, llegando incluso a ser funda-
mentales para la toma de decisiones de algunos gobiernos, como podremos
apreciar a continuacin.
El impacto de los MCS en la Guerra de Malvinas
Cuando se declara la guerra, la primera vctima es la verdad. (Arthur Ponsonby)
La revista Gente tuvo una participacin periodstica activa durante el conicto
del Atlntico Sur. El clebre Estamos ganando y su posterior Seguimos ga-
nando!, quedaron para la posteridad como un ejemplo de la prensa exitista
durante una guerra.
201
Del lado argentino, se utiliz sistemticamente el control de toda la informa-
cin que sala de Puerto Argentino y del teatro de operaciones. La agencia
de noticias Tlam estaba controlada por el Servicio de Inteligencia del Estado
Mayor Conjunto y fue la encargada de esta accin. Casi todas las noticias di-
fundidas en los medios nacionales provenan de fuentes ociales ( Tlam o por
Comunicado). Toda la informacin fue controlada en gran medida y tambin
las autoridades se ocuparon de difundir un documento que reglaba las nuevas
acciones que se venan .
Aqu vemos cmo se emple la tcnica llamada carro triunfal o la victoria
inevitable, que consiste en aprovechar el deseo natural de las personas de
estar del lado del que gana, para lo cual el propagandista tratar de convencer
al auditorio de que su programa o ideas son una expresin de las mayoras,
orientando a otros miembros o individuos a plegarse a l.
La realidad fue que Argentina perdi la Guerra de Malvinas; pero a ojos de los
MCS, la victoria era inminente y la sociedad lo crey. Este es un claro ejemplo
de cmo la prensa puede ser empleada a favor de unir a la sociedad o enfren-
tarla. Es por ello que en el caso argentino, el Servicio de Inteligencia del Estado
Mayor Conjunto fue quien tom posesin y divulgacin de la informacin.
En Malvinas, los MCS fueron tenidos en cuenta en el teatro y en la estrategia
operacional.
M alvinas.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
202
Alzando la bandera en Iwo Jima
Una fotografa histrica, to-
mada el 23 de febrero de
1945 durante la Segunda
Guerra Mundial, en la isla
japonesa de Iwo Jima, en
la que se ve a seis marines
plantando la bandera de Es-
tados Unidos sobre el volcn
Suribachi, tuvo tal impacto y
alcance, que una imagen ge-
ner esperanza para un pas y
derrota para otro.
De los seis marines que
plantan la bandera, tres fa-
llecieron en accin de armas.
Una vez revelada esta foto, el
editor de Associated Press se dio cuenta de que estaba ante una imagen in-
mortal, la misma que, a las pocas horas, guraba en las portadas de todos los
diarios y revistas estadounideneses.
El presidente Roosevelt tambin comprendi las enormes posibilidades que
se abran, como un magnco medio para recaudar fondos para la guerra.
De esta manera, orden que los marines sobrevivientes regresasen a Estados
Unidos y sirviesen para promocionar bonos de guerra, logrando recaudar ms
del doble del objetivo inicial.
Esta famosa foto, correctamente utilizada, convirti a ciudadanos en hroes
admirados por la sociedad, para lograr objetivos polticos y econmicos.
Vietnam, la guerra que Estados Unidos perdi en los MCS
Los MCS, que difundieron las atrocidades cometidas en la guerra de Vietnam,
inuenciaron en la opinin pblica de tal manera, que marcaron su desarrollo.
No en vano se considera a Vietnam como la primera guerra televisada de la
historia.
Bandera Iwo Jima.
203
Lo que nunca pens el presi-
dente estadounidense Lyndon
Johnson, es que empezara la
batalla en el teatro de opera-
ciones y terminara perdin-
dola en los medios de comu-
nicacin. Sobre todo a partir
de 1968, cuando en EE. UU.
comenz a formarse una co-
rriente de opinin contraria,
en la que se consideraba a
esta, una guerra cruel e intil,
que cobraba numerosas vidas
de jvenes estadounidenses
enlistados.
Johnson, consciente de su creciente impopularidad, renunci a su reeleccin.
Su sucesor, el republicano Nixon, incidi en esa lnea y empez a retirar sol-
dados estadounidenses, cuya cifra haba llegado a superar el medio milln de
efectivos.
Los acuerdos de Pars terminaron por rmarse en enero de 1973, por medio
de un tratado de 21 puntos que, bsicamente, contemplaba la salida denitiva
de EE. UU. de Vietnam, la formacin de un Gobierno provisional y nalmente
elecciones.
Aspecto cultural peruano
En el Per, el desenlace de una situacin nacional pasa, en buena medida,
por las percepciones del ciudadano. Es por ello que los MCS deberan tomar
mayor protagonismo en el planeamiento estratgico y operativo de nuestras
Fuerzas Armadas, como parte de su Guerra de la Informacin.
El problema, visto desde el aspecto cultural, es que el pueblo peruano no se
documenta e informa correctamente. Es decir, no es consciente de los acon-
tecimientos desde otros puntos de vista que no sean de los llamados lderes
de opinin de los diferentes medios de comunicacin. Paul Joseph Goebbels,
ministro de la propaganda alemana nazi, deca: Convenciendo a mucha gente
que piensa como todo el mundo, se crea una falsa impresin de unanimidad.
Desgracia en Vietnam.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
204
Segn la encuesta Hbitos de
lectura y ciudadana informada en
la poblacin peruana-2004 (BNP-
UNI), el 26% de peruanos sabe
leer, pero no lee. El resto (74% ) al-
canza a leer en promedio un libro
al ao. Y qu leen (cuando leen)
los peruanos? El peridico ocupa
el primer lugar (71.6% ), le siguen
los libros (55% ), las revistas (36% ),
Internet (24.2% ). Dentro de los li-
bros, la Biblia (20% ) es el texto ms
ledo, seguido por enciclopedias
(7.1% ) y chistes, historietas y fo-
lletos (3.8% ).
La poblacin peruana no com-
prende su realidad desde hace
mucho tiempo, y la falta de una
educacin adecuada origina en
su mayor parte la falta de cultura.
Conociendo esto, los diversos intereses manipulan los MCS, y estos, a su vez,
la opinin del pueblo peruano. Citemos nuevamente a Goebbels: Toda pro-
paganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los
individuos a los que va dirigida. Cuanto ms grande sea la masa a convencer,
ms pequeo ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva
de las masas es limitada y su comprensin escasa; adems, tienen gran faci-
lidad para olvidar.
El oficio militar exige la reserva de la informacin, mientras que la prensa
busca develarlas para informar al pblico
Cierto es que para gobiernos y militares, la prensa siempre fue parte del
campo de batalla. Napolen fij los trminos de la relacin con la prensa as:
Tres diarios adversos son ms temibles que mil bayonetas. Ningn general
digno del cargo ignorara la amenaza de un millar de bayonetas y, conse-
cuente con su definicin, Napolen trat a la prensa como una amenaza
ms.
La relacin entre militares y periodistas siempre ser difcil. La prensa bus-
car persistentemente develar y divulgar abiertamente informacin militar
Goebbels.
205
reservada. El xito de las operaciones Chavn de Huntar, Jaque y Nep-
tune Spear se bas en el secretismo absoluto. La Seguridad de la Informa-
cin, rgano de la Guerra de la Informacin, consiste justamente en evitar
que el enemigo tenga acceso a la informacin propia, y en caso de que
la intercepte, le resulte inservible. La seguridad complementa la sorpresa
en una operacin. Todos los aspectos influyen en la seguridad, desde el
engao y el secreto hasta la disciplina severa con los subordinados que,
por su accin u omisin, permiten que la informacin caiga en manos del
enemigo.
Veamos cmo el mejor rgano de Inteligencia del grupo terrorista SL en el
VRAE son los propios medios de comunicacin social:
Fuente: diario Per21:
Fuentes de Inteligencia de las FF. AA. sealaron a Per21 que la nueva tc-
tica de operacin militar ya no se cie a controlar o dominar convencio-
nalmente los territorios con presencia subversiva en el VRAE, sino que se
focaliza en zonas con personal de lite, estrictamente preparados, desde no-
viembre pasado, para estas incursiones. La unidad especial est compuesta
por tres batallones e integrada por comandos especiales del Ejrcito, la Ma-
rina y la Fuerza Area. A ella se suma un equipo de Inteligencia que abre el
camino para los operativos con informacin de primera mano. El Comando
Especial del VRAE se encuentra dedicado, tambin, a seguir los pasos del
camarada Jos ( Vctor Quispe Palomino), quien, segn informes de Inteli-
gencia, estara pretendiendo incursionar en el Huallaga, donde se oculta el
camarada Artemio (Eleuterio Flores Hala). (http://peru21.pe/noticia/611572/
comandos-elite-luchar-vrae)
La importancia de la propaganda de guerra en el caso
peruano
Nuestros MCS tienden a agrandar o endiosar al enemigo y sus acciones mi-
litares, mientras, por otro lado, contribuyen a la desacreditacin e incluso ri-
diculizacin de las acciones de nuestras Fuerzas Armadas, estando basada la
mayor parte de esa informacin en la exageracin sin conrmar de cualquier
noticia que dae su prestigio; en consecuencia, algo quedar en la conciencia
de la gente, dejando a su paso a un pueblo cada vez ms confundido y des-
conado de la capacidad de su Fuerza Armada.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
206
Los siguientes titulares corresponden a diferentes diarios y programas
periodsticos:
Ganar la conanza de la poblacin debe ser parte de la preocupacin de todo
estratega militar. En nuestra situacin, hablando especcamente del VRAEM
y regin Ucayali, el pueblo debe estar ms unido que nunca al Estado y a
su Fuerza Armada; de esa manera podremos contribuir a la neutralizacin de
grupos terroristas y delincuenciales, porque, como reza el dicho, el subversivo
es al pueblo, lo que el pez es al mar.
Conclusiones
El potencial de la propaganda ha crecido de manera desmesurada a lo largo
del siglo XX y entra en el siglo XXI con fuerza avasalladora en la llamada So-
ciedad de la Informacin.
En la Guerra sin Fusiles, el campo de batalla ya no est en el exterior, sino en
nuestras mentes.
Los titulares e imgenes son los misiles de ltima generacin que los MCS dis-
paran con demoledora precisin sobre las mentes de nuestra sociedad, con-
vertidas en el nuevo teatro de operaciones, de la Guerra de Cuarta Generacin.
Los soldados de la Guerra sin Fusiles ya no son militares, sino expertos comuni-
cadores, que sustituyen las operaciones militares por operaciones psicolgicas.
Nuestras operaciones militares ya no deben trazarse nicamente a partir de la
conquista militar para controlar un territorio, sino tambin a partir de la con-
quista mental, para contar con el apoyo de nuestra sociedad.
207
Bibliografa
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2. Ral Sohr Biss (2009). Claves para entender la Guerra.
3. Rit ter Michael (2007). De la comunicacin a la manipulacin.
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Hctor Pagan.
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cologica-sin-fusiles/ Guerra de Cuarta Generacin: Guerra psicolgica, sin fusiles, por
Manuel Freytas (consultado 16.06.13).
8. ht tp://opinion.informador.com.mx/Columnas/ 2012/06/11/medios-de-comunicacion-
y-propaganda-politica/ Medios de comunicacin y propaganda poltica, por Jos de
Jess Covarrubias Dueas (consultado 16.06.13)
9. ht tp://www.retoricas.com/ 2011/05/ los-11-principios-de-la-propaganda-j.html/ Los 11
principios de la Propaganda. Principios de comunicacin propagandstica expuestos por
J. Goebbels, Retricas.com (consultado 23.04.13)
10. ht tp://peru21.pe/noticia/611572/comandos-elite-luchar-vrae Comandos de lite para
lucha en el VRAE, por Diario Per 21.PE (consultado 21.07.10).
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
208
209
CAPI TAN DE NAVI O
JOS RI CARDO VALEGA CANEPA
En el ao 1970, siendo Teniente Primero, fui nombrado Comandante
de la Patrullera de costa BAP Bondy. Recuerdo que lo primero que hice
al llegar a bordo fue preguntarle a mi segundo comandante, el Teniente
Segundo Herboso, por qu le haban puesto ese nombre a la patrullera.
Como respuesta recib una mirada de sorpresa: l tampoco lo saba. Durante
todo ese da se pregunt a la tripulacin si alguien tena conocimiento del
origen del nombre, y nadie saba el porqu. Al mes salimos en patrullaje al
sur, y cuando regres nombr una comisin para que indague toda la historia
acerca del Bondy, pues me haba quedado impresionado e intrigado por este
tema. Acompaado de mi adorada Marta, por aquella poca mi enamorada,
fui a visitar varias bibliotecas y tambin el Museo Naval, para averiguar sobre el
particular. En este ltimo, el Director de ese entonces, el Comandante J.J. Elas,
me dijo: Creo que en un estante all arriba hay una foto de Bondy, y me dio
algunas referencias adicionales. Gracias a esto y a otros datos conseguidos, se
pudo preparar un folleto sobre la historia del Alfrez de Fragata Carlos Bondy
Tellera, y en una ceremonia realizada el 3 de julio de 1970, a bordo del BAP
Bondy, promet a la memoria de este gran marino, que todos los 3 de julio lo
recordara, est donde est, y as lo hago hasta la fecha.
Una historia
inolvidable:
3 de julio de 1880
HISTORIA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
210
Sospecho que para muchos el nombre de Carlos Bondy Tellera no les suena
familiar; de hecho es probable que no sepan quin fue ni qu hizo en la
Guerra del Pacco. Como un recordaris breve, mencionar que en el ao 1880
Carlos Bondy Tellera fue protagonista de uno de los pocos sucesos favorables
para nuestra Armada en esa guerra. El entonces Alfrez de Fragata Bondy
perteneci a la Brigada Torpedista, que estaba a cargo del Capitn de Navo
Leopoldo Snchez Caldern, y conformada por los Alfreces de Fragata Decio
Oyague, Gil Crdenas y el hbil ingeniero Manuel J. Cuadros. La situacin
por aquellos das era triste para el pas; la Armada chilena bombardeaba
continuamente el Callao, Ancn y Chancay, y sus patrullas interceptaban
pequeas embarcaciones para hacerse de frutas, verduras y otras provisiones.
Esta situacin permiti a la Brigada Torpedista idear una celada; es as que
al atardecer del 3 de julio de 1880, Bondy, acompaado de dos marineritos
paiteos, armados nicamente con valenta, destreza, coraje y patriotismo,
pusieron en prctica el plan concebido la noche anterior. Salieron a altamar
en una balandra y se acercaron lo ms que pudieron al buque chileno Loa,
realizando maniobras de todo tipo para ser avistados por la tripulacin chilena.
Eran aproximadamente las 5 de la tarde, cuando Bondy se percat de que el
buque chileno enrumbaba hacia ellos, ante lo cual se escaparon en un bote
Develacin de Placa.
211
y dejaron la balandra con las velas sueltas. Esta pequea embarcacin estaba
provista de frutas exquisitas, vveres, aves de corral y algunas municiones;
pero debajo de la ltima carga se hallaba escondido un torpedo diseado por
el ingeniero Cuadros. El Comandante del Loa, atrado por la carga, orden
abarloar el velero y desvalijarlo por completo, contraviniendo las rdenes
del Comandante de la Flota chilena. Eran aproximadamente las 5 y 30 de
la tarde del 3 de julio de 1880, cuando los marineros chilenos levantaron el
ltimo bulto. Una tarde de gloria fue mudo testigo de la explosin de 300
libras de dinamita que hundieron el Loa, muriendo 119 chilenos, incluido
su Comandante. Se perdieron, adems, abundantes vveres y provisiones, as
como dos caones Armstrong de 152 mm, que estaban destinados al buque
chileno Blanco Encalada.
La hazaa del Alfrez de Fragata Carlos Bondy Tellera servira de estmulo para
la Armada peruana, bastante diezmada en ese momento, y fue el precedente
para que dos meses despus se hundiera el buque chileno Covadonga,
utilizando el mismo procedimiento, con lo que se caus un gran nerviosismo
en el pueblo chileno, al punto que un historiador lleg a decir que los chilenos
ante estos hechos, padecan de una enfermedad: torpeditis.
El recordar este hecho que logr dar un golpe al enemigo y sirvi de un
aliento de esperanza, que su recuerdo sirva ahora para una gran reexin y
que todos los peruanos debemos enterarnos de nuestra historia, qu nos pas
y qu nos puede pasar en el futuro y es que no recordamos nuest ro pasado, y
recuperar nuest ro orgullo Nacional .
Patrullera de Costa BAP Bondy.
213
Licenciado en Historia
JAI M E M I GUEL TAYPE CASTI LLO
El 4 de agosto de 2006, destacamentos de las Fuerzas Armadas
y la Polica Nacional reconocan como jefe supremo al candidato del aprismo,
quien das antes haba asumido la presidencia de la Repblica por segunda
vez, en una ceremonia realizada en el patio central de Palacio de Gobierno.
Esta escena pasara desapercibida en una nota periodstica, si no fuera porque
a travs de ella podemos hacer una retrospectiva en nuestra historia republi-
cana y llegar a uno de los acontecimientos que marcaron la primera mitad del
siglo XX, como fue la insurreccin naval del 3 de octubre de 1948, ocurrida
en el Callao. Este suceso puso n al perodo donde el Partido Aprista Peruano
(APRA) busc ganar el poder a travs de una insurreccin, mtodo utilizado
cuando se les impeda alcanzar el mismo por la va electoral. Una serie de fac-
tores provoc que un nmero importante del personal naval de las diferentes
jerarquas se rebelara contra un presidente que se encontraba envuelto por la
inestabilidad poltica y el deterioro econmico, que se agrav al tercer ao de
gobierno. Identicar los desencadenantes de este acontecimiento es el prop-
sito del presente trabajo.
El inestable retorno a la democracia
La eleccin de un presidente por medio de elecciones democrticas, no ga-
rantiza que luego de esta se dejen de lado las pugnas por una cuota de poder
de las otras fuerzas polticas opositoras o aliadas del gobernante. As se arrib
a 1948, donde el presidente Jos Luis Bustamante y Rivero
1
se encontraba en
medio de una inestabilidad poltica, fruto de la crisis econmica, agitaciones
sociales y, sobre todo, por la confrontacin entre la oligarqua y el APRA. Ambos
comenzaron a presionar apenas el jurista asumi la presidencia, situacin que
solo culminara con una insurreccin y un posterior golpe de Estado.
La insurreccin
naval del 3 de
octubre de 1948
HISTORIA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
214
La oligarqua, por un lado, manifestaba que el presidente era muy blando
frente a las acciones violentas que ejecutaba el APRA contra sus adversarios
polticos; mientras que los apristas crean que Bustamante los haba traicio-
nado al no convocarlos en su primer gabinete.
2
No obstante, estos lograron
acaparar los puestos burocrticos, presionando desde all al Gobierno a travs
de huelgas y paros
3
, mientras en el Congreso, parlamentarios de dicho partido
aprobaban una serie de medidas, como el aumento del salario de los trabaja-
dores incluyendo a las planas menores de las Fuerzas Armadas
4
, as como
la Ley de Amnista
5
en favor de los presos polticos, la que Bustamante rm.
Paradjicamente, entre los amnistiados guraban aquellos que participaran
en la insurreccin del 3 de octubre de 1948.
6
La coyuntura en los dos primeros aos de Bustamante se agudizaba entre
huelgas, caresta de productos de primera necesidad y largas colas en los es-
tanquillos para su adquisicin, agravndose con el asesinato del director del
diario La Prensa, lo que provoc que se acusara a Vctor Ral Haya de la Torre
y a su partido como los causantes del caos.
7
La militarizacin del gabinete a
inicios de 1948 busc detener estos problemas, pero el APRA percibi este
hecho como el retorno de las persecuciones, embarcndose en una empresa
revolucionaria.
Al respecto, Haya mantena reuniones con militares, sobre todo con los que
pertenecan a las jerarquas inferiores y que simpatizaban con el APRA, a
quienes les prometan solucionar sus problemas a travs de los parlamentarios
apristas en el Congreso; ofrecimientos que no prosperaron, debido a la opo-
sicin de militares que se desempeaban como legisladores.
8
Esto se deba a
la desconanza que produca el APRA entre los mandos castrenses, a raz de
hechos sangrientos como el motn de marineros en el Callao y un posterior le-
vantamiento popular en Trujillo, ocurridos en la primera mitad de 1932.
9
Estos
sucesos signicaron una amenaza para las FF. AA.
10
, aunque no faltaron casos
en que ociales de alta graduacin se entrevistaron con dirigentes apristas,
e inclusive con el mismo Haya, a pesar de que ocialmente las FF. AA. en
especial el Ejrcito mantenan una postura antiaprista.
11

Este sutil acercamiento hacia el APRA tambin se dio con algunos miembros
de la Armada; se inici tras el fusilamiento de ocho marineros en mayo de 1932,
en el Callao, fortalecindose con el traslado de dichos cadveres gestionado
por dirigentes apristas, desde sus tumbas en la isla San Lorenzo hacia el Ce-
menterio Central de Lima. La ceremonia realizada en agosto de 1945 fue
aprovechada por el APRA para calicar a los fallecidos como mrtires de la
215
causa aprista, manifestando pblicamente que el APRA haba recibido apoyo
de la marinera en sus actividades revolucionarias.
12
Los atades partieron de
la Casa del Pueblo, ubicada por entonces en el jirn Chota, en el Cercado de
Lima, rumbo al cementerio, en cuyo trayecto participaron contingentes de
subociales y marinera correctamente uniformados, quienes se mezclaban
con centenares de militantes apristas que acompaaron el cortejo fnebre.
13

Esta ceremonia result ofensiva y provocadora ante los mandos militares, y en
especial para la Marina, porque amenazaba con generar divisiones entre los
subordinados y sus superiores por cuestiones polticas. Segn los dirigentes
apristas, dicha fuerza militar comulgaba con la prdica de dicho partido.
14
Llama la atencin cmo intereses polticos lograron influenciar en sectores
de la sociedad a las que se les considera apolticas, como es el sector militar.
15

Esto fue posible porque se detect entre sus filas a individuos sensibles a
la realidad y propensos a desobedecer a sus superiores.
16
Sobre lo ltimo,
Lugaresdonde se desarroll la Insurreccin el 3 de octubre 1948. Fuente: Caretas, No 1536, p.79
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
216
las carencias econ-
micas que afrontaban
a diario los familiares
de los uniformados,
fueron aprovechadas
polticamente para
quebrar la subordi-
nacin
17
, aadiendo
promesas que ase-
guraban un mejor fu-
turo econmico para
ellos y sus familias,
acceso a viviendas,
becas de estudio
para sus hijos y el ascenso de suboficiales a oficiales o de tropa a subofi-
ciales; todo a cambio de que participaran y lograran la revolucin
18
. Tales
propuestas llevaron a no muy pocos a participar en el movimiento.
El plan revolucionario se realiz en diferentes puntos de la ciudad, intentando
los conspiradores mantenerlo en secreto; sin embargo, varios generales ya te-
nan conocimiento del mismo y no dudaron en decrselo a Haya de la Torre.
19

Los revolucionarios
20
intentaron dar el golpe en febrero de 1948, pero este
fall.
21
Le sobrevino otro similar, por parte de la Derecha, dirigido en julio por
Alfonso Llosa, en coordinacin con el Gral. Manuel A. Odra, sin resultados po-
sitivos.
22
Ambos hechos sucedan en un contexto poltico donde el Congreso
permaneca en receso por el boicot derechista, un gabinete militar que presio-
naba para que se declarase ilegal al APRA ante un debilitado Bustamante, que
ya haba perdido el respeto no solo de su antiguo aliado poltico el APRA ,
sino tambin de sus propios ministros, al desconocer las reuniones conspira-
tivas entre estos con la oligarqua.
23
Mientras tanto, el jefe aprista viajaba a los Estados Unidos a n de presionar
al Gobierno peruano a travs de los organismos internacionales, sealando el
aparente incremento de comunistas y buscando tambin retomar las rela-
ciones con el FBI, entre otras actividades.
24
Este inters por conseguir el apoyo
norteamericano se deba a la poltica exterior impulsada por Washington, que
buscaba bloquear la inuencia sovitica en el continente.
25
Paradjicamente,
Estados Unidos terminara luego exponiendo la conexin entre el APRA con la
insurreccin del 3 de octubre.
Diario La Prensa informando sobre lossucesosdel 3 de octubre de 1948.
217
Buscando imitar la sublevacin de la escuadra chilena de Talcahuano y Co-
quimbo en 1931
26
, y el Bogot azo
27
de abril de 1948, los comprometidos cre-
yeron que el contexto peruano de ese momento era el indicado para llevar
a cabo la revolucin. As, la madrugada del 3 de octubre, el Comando de
Defensa Aprista intent nuevamente dar un golpe similar al de febrero de ese
mismo ao, pero mejor organizado; sin embargo, este no result lo suciente-
mente fuerte. Caus un profundo impacto entre las FF. AA., especialmente en
la Marina, pero al nal, situaciones no previstas y el contraataque del Gobierno,
terminaran por doblegar a los insurrectos. Fracasada esta, la Armada peruana
analizara los sucesos, comparndolos con lo ocurrido en Chile.
28
Toma de unidades y dependencias navales: inicio de la
insurreccin.
Los relojes se aprestaban a marcar las 02:00 de la maana del domingo 3 de
octubre, y mientras la mayora de la poblacin dorma, civiles y militares impul-
sados por sus ideales polticos se desplazaban entre calles y compartimientos,
a n de dar inicio al movimiento que para ellos signicaba defender la Consti-
tucin y el sistema democrtico, evitar que la oligarqua retome el poder y as
retorne la persecucin contra el APRA.
29
Deban adelantarse y dar el golpe antes
que los otros. Lo que aspiraba a ser una revolucin, termin siendo solo una
insurreccin.
La toma de los principales buques de la Armada, surtos en el Callao, conmo-
cion a los mandos y ociales de la Institucin, ya que algunos de estos fueron
luego dirigidos por subociales, rompindose as la jerarqua de mando.
30

Entre los buques capturados por los insurrectos se encontraba el Almirante
Grau, el Bolognesi, las fragatas Ferr, Palacios, Villar y otras embarca-
ciones menores.
Momentos antes de la hora jada, el Capitn de Fragata Enrique guila Pardo
lleg en una lancha a bordo del crucero Grau y fue recibido por el Maestro
de Segunda Nicols del Ro Loayza, uno de los subociales comprometidos en
el movimiento, quien previamente haba reducido al ocial de guardia en uno
de los compartimentos del buque.
31
Bajo el control del mismo, guila Pardo se
declar Comandante supremo, asumiendo el mando de la escuadra insurrecta.
32

Los ociales que se negaron a participar en el movimiento fueron detenidos y
puestos bajo la vigilancia de marineros, a rdenes de sus superiores rebeldes.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
218
Estas detenciones se repitieron tanto en buques como en dependencias de
tierra capturadas. Conforme pasaban los minutos, la tripulacin insurrecta daba
vivas al APRA y al jefe del partido, demostrando que el movimiento tena in-
uencia poltica.
33
Inmediatamente el Grau lanz cinco pantallazos luminosos a las 02:00 horas,
indicando al resto de rebeldes, tanto en tierra como en el mar, que la revolu-
cin haba comenzado. El personal a bordo alist las piezas de artillera que
seran empleadas contra el Cuartel Dos de Mayo, donde estaba acantonado el
Batalln de Infantera N
o
39.
34
Viajando a Lima pidi que le contara ordenadamente lo acontecido [ ]. Se
ha sublevado guila Pardo! dijo Vctor Ral . Y tras un silencio agreg:
Hay que apoyarlo!. Cont que mientras discutan el Plan A, el Comandante
guila haba dicho que iniciara sus acciones con una descarga de artillera
de los cruceros. Qu quiere usted? objet Haya : Despertar a todos
antes de tiempo?. guila ofreci usar los reflectores para barrer con su luz
el cielo de Lima y avisar con los pantallazos que la insurreccin estaba en
marcha.
35
A esa misma hora, el Teniente Segundo Juan Manuel Ontaneda, en la fragata
Ferr, particip en el movimiento y deleg el mando del buque al subo-
cial Diego Miranda Estrada, pasando Ontaneda a la fragata Palacios, a n de
ayudar al Teniente Primero Vctor Romero Dvila a tomar el control de esta.
Una vez reducidos los que se negaron a apoyar a los rebeldes, Romero en-
treg el mando del BAP Palacios al subocial maestro Nicols del Ro, para
luego dirigirse a apoderarse de las seis unidades que conformaban la Divisin
de Cazasubmarinos.
36
Posteriormente, Romero empleara estos ltimos contra
el BI 39, que no tard en responder al fuego rebelde. Simultneamente, On-
taneda y sus hombres prosiguieron a apoderarse del Villar, en cuyo nterin
result herido el Alfrez de Fragata Alejandro de la Puente Len.
37
Una vez que
el Villar estuvo bajo el control insurrecto, lev anclas y se dirigi junto con las
otras dos fragatas a Chorrillos, conforme al plan.
38
Simultneamente, la tripulacin del BAP Bolognesi, que estaba en repara-
ciones en el Arsenal Naval, procedi a armarse a rdenes de Domingo Cas-
tan Rivera, quien tom juramento al personal, indicndole que solo se abrira
fuego bajo su orden.
39
A este buque tambin fueron enviados, por rdenes
del Comandante Mosto, los ociales que fueron apresados en el Arsenal.
40
Sin
embargo, tres submarinos Clase R que permanecan en la poza del Arsenal,
no se plegaron al movimiento y zarparon hacia alta mar, despus de engaar
219
las comunicaciones de los
rebeldes.
41
Estas unidades
contribuiran luego a que
la escuadra insurrecta de-
ponga su actitud.
[ ] cuando estbamos ca-
mino al Arsenal haba dis-
paros y este Meza se asusta
y da vuelta y dice: Nos
pueden hundir! Y yo le
digo que retome su camino
rumbo al Arsenal; pase lo
que pase, tengo que cumplir
la orden que he recibido. No! Me dice, as que lo encaon y orden a un
marinero que se encargue del timn de la barcaza y nos fuimos al Arsenal.
42
Conforme al plan, los marinos insurrectos haban cumplido con su palabra
en favor de la revolucin. Durante la planificacin del movimiento, acor-
daron iniciarlo la madrugada del domingo 3 de octubre Por qu? Esto
obedeca a la necesidad de tener menos personal que pudiera ser hostil
en los primeros minutos de iniciado el movimiento. Al tener mayor pre-
sencia el personal rebelde, estos aseguraban la captura inmediata de los
objetivos.
43
Para esto, los comprometidos buscaron coincidir sus horas de
guardia o servicio aquel da.
guila Pardo ordenaba abrir fuego contra el BI 39, sin saber que para entonces
la dirigencia aprista ya tena conocimiento de las acciones en el Callao y de los
diferentes puntos de la capital, enviando enlaces con las contrardenes, a n
de no verse involucrado en los hechos.
44
De esta manera, desactivaron la cap-
tura de la Base Area de Las Palmas, dispersaron a los que pretendan tomar la
Divisin Blindada del Rmac, desmovilizaron a los defensistas que aguardaban
en diversos lugares y dieron aviso a las autoridades.
45
A pesar de las contrar-
denes, estas no llegaron a todos los involucrados, llevando a no muy pocos a
lanzarse a la lucha en el Callao. Paralelamente, Ontaneda se diriga con las fra-
gatas a atacar el cuartel de Miraores y la Escuela Militar de Chorrillos, en cuyas
acciones deban apoyarlo aviones comprometidos de Las Palmas; pero ello
se frustr al notar que, contrariamente a lo planeado, una escuadrilla de cazas
apareci y dispar contra los navos. Frente a esto, los rebeldes cancelaron el
bombardeo y retornaron al Callao.
46
Diario La Cronica informando sobre lossucesosdel 3 de
octubre de 1948.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
220
En las primeras horas de aquella madrugada, los insurrectos en el Callao ha-
ban alcanzado los objetivos conforme al plan, teniendo solo en contra la re-
sistencia de los soldados del BI 39, a pesar del caoneo contra estos desde el
mar y el acoso rebelde desde el Real Felipe
47
, donde se apostaron defensistas
apristas y marineros, en colaboracin con personal de la Aviacin compro-
metido.
48
La 27
o
Comandancia Policial del puerto corra la misma suerte
49
; sin
embargo, esta situacin cambi al amanecer, cuando los rebeldes entraron
en un combate abierto e intenso contra las tropas leales al Gobierno venidas
desde Lima. Fuerzas militares de un mismo pas terminaron enfrentndose
como consecuencia de una pugna poltica.
El control de los insurrectos en tierra
Si bien en el mar la escuadra actuaba
conforme al plan revolucionario, en
tierra los resultados distaban mucho
de lo esperado. Aqu, el personal
insurrecto, al mando del Coman-
dante AP Jos Mosto y Mosto, tom
el control de Defensa de Costas y el
Arsenal Naval, sitiando a la Base de
Submarinos, que no se pleg al mo-
vimiento.
50
Mosto envi marinera a la
zona del Obelisco, para contactarse
con el Crnel. EP (r) Csar Pardo, quien
deba encabezar el avance rebelde
sobre la capital
51
cosa que no cum-
pli , as como al Real Felipe, para
doblegar al BI 39, que resista el asedio
rebelde. A fin de reconocerse, apristas
y personal insurrecto se colocaron un brazalete blanco en uno de los brazos,
que llevaba inscrita la letra C.
52
Los rebeldes tomaron todas las medidas defensivas al interior del Arsenal, ya
que desde all lograran horas despus repeler los ataques de la Polica y del
Ejrcito, cuyos primeros intentos en ingresar por la fuerza al lugar no tuvieron
xito.
53
Luego del primer disparo del Grau, el subocial Hctor Tirado, junto
con otros subociales y marineros, tom la Escuela Naval, deteniendo y
...se dirigieron todos
corriendo al castillo y se
pusieron a rdenes de
un suboficial de Aviacin,
indicndole a toda la gente
que subieran al torren,
donde se encontraban ms
o menos setenta civiles
apristas, que portaban
pauelos blancos
221
encerrando a los ociales en el interior del cinema.
54
Similar situacin ocurri
en el complejo naval de la isla San Lorenzo, a cargo de los subociales Narcizo
Nez Nuuvero, Pedro Estrella, Manuel Abad y Mario Tantalen.
55
All llegara
el Teniente Primero Vctor Romero Dvila, secundado por marineros, para
delegar funciones al subocial Nez, cuya misin principal fue proveer de
armamento, municin y personal cuando los buques o el arsenal lo requeran.
56
Junto con las dependencias navales, el Real Felipe sera tambin empleado
por los insurrectos y defensist as apristas; all se alberg aproximadamente a
medio millar de hombres, quienes fueron dirigidos por Carlos Collantes
57
: [ ]
se dirigieron todos corriendo al castillo y se pusieron a rdenes de un subo-
cial de Aviacin, indicndole a toda la gente que subieran al torren, donde
se encontraban ms o menos setenta civiles apristas, que portaban pauelos
blancos.
58
Esta fortaleza, junto con las dependencias navales, terminara con-
virtindose en punto de resistencia cuando las tropas leales al Gobierno ini-
ciaron la represin de los insurrectos.
Develamiento y consecuencias de la insurreccin
Enterado de lo que suceda en el Callao, el presidente Bustamante adoptara
una serie de medidas.
59
As, la Polica comenz a detener defensistas agru-
pados en diferentes puntos de la capital, como ocurri en los alrededores
del Batalln de Tanques en el Rmac y los que aguardaban en las primeras
cuadras de la Av. Argentina, va que conecta con el Callao.
60
En las primeras
horas de la maana se moviliz una compaa de tanques y soldados de In-
fantera y Artillera, cuya misin era doblegar a los insurrectos, prestar apoyo
al BI 39 y bloquear el avance rebelde en las vas que unan el puerto con la
capital. El Batalln de Asalto de la Polica colaborara con estos, a los que
posteriormente se sum la Aviacin.
Ya en el Callao, las fuerzas leales tomaron posiciones para iniciar el devela-
miento de los insurrectos. Una parte de estos atac el Arsenal Naval, mien-
tras que otro el Real Felipe, para luego proseguir con la Escuela Naval. En
la plaza Grau, una seccin de tanques responda el fuego de las embarca-
ciones rebeldes, que intentaban desembarcar personal insurrecto en el viejo
muelle de guerra.
61
Los tanques que intentaron reprimir a los rebeldes en el
Arsenal, no fueron ajenos a verse afectados por la fiera resistencia de los in-
surrectos, quienes lograron dejar inoperativos algunos de estos.
62
[ ] pero
hemos peleado duro y le hemos sacado la mugre. Nos tumbamos a dos
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222
tanques. Fuimos a verlos y las paredes
del tanque estaban llenas de sangre.
Los que estaban adentro murieron
todos, porque utilizamos el can
antiareo
63
. Ante tal respuesta, las
tropas leales fueron reforzadas y con-
traatacaron poco despus, logrando
finalmente ingresar al lugar.
M osto y el personal que lo secun-
daba fueron conminados a rendirse;
pero este, en una actitud desafiante,
se neg a acatar la advertencia
mientras no recibiera las rdenes de
guila Pardo.
Vienen y le dicen: Comandante Mosto, tengo rdenes del Contralmirante de
que Ud. se rinda. Si no se rinde, procedemos. Mosto le responde: Nosotros
no nos vamos a rendir! Nos vamos a quedar hasta las ltimas consecuencias!.
Se puso bravo el hombre, porque para esto ya haba distribuido como a 300
marineros en el platanal [ ]. Los parlamentarios se fueron inmediatamente.
Estos dieron la vuelta con su jeep y no falt un marinero de por all y hace dos
disparos al jeep; y ante esto salieron a toda velocidad [ ]
64
.
Aproximadamente a las 15:00 horas del 3 de octubre, Jos Mosto decidi ren-
dirse ante los ociales retenidos en el BAP Bolognesi.
65
Sin embargo, su ren-
dicin no fue obedecida por todo el personal rebelde, pues varios de ellos
continuaron combatiendo hasta caer la noche.
66
En medio de la oscuridad,
los insurrectos se replegaron cruzando el ro Rmac, internndose en los ma-
torrales y campos de cultivos vecinos, para horas despus retornar al Arsenal,
al enterarse de que el movimiento haba fracasado, siendo detenidos y tras-
ladados a las diferentes crceles de la ciudad para afrontar el juicio por rebe-
lin.
67
Sobre la rendicin de Mosto, existen dos versiones. Segn su propia ma-
nifestacin durante el juicio, este, al sintonizar las radioemisoras de la ciudad,
escuch que se trasmita la carrera de caballos, hacindole ello comprender
que la ansiada revolucin no se haba generalizado. La otra versin seala que
recibi la orden directa de la dirigencia aprista para detener la lucha, indicn-
dosele que guila Pardo le haba engaado.
68

El enfrentamiento en el Real Felipe result el ms cruento que debieron lidiar
los insurrectos y las fuerzas leales al rgimen. Los tanques se apostaron en
Hizo un vuelo como
observador, en el avin
del Teniente Comandante
Escribens Correa, quien
lo piloteaba [ ] ; que
efectu vuelos en todas las
direcciones. Su misin fue
ametrallar los costados de
las naves sublevadas.
223
sus alrededores; sus primeros intentos por recapturar la fortaleza no fueron
fciles, debido al hostigamiento que realizaba un grupo de insurrectos apos-
tados en un colegio vecino al castillo, los que debieron ser repelidos para que
no continuaran causando bajas entre los leales. Salieron del Arsenal Naval, y
conducidos a la calle Coln del Callao, a un taller de sastrera adyacente al co-
legio maristas [ ], se ubicaron en los techos, donde se cambiaron disparos de
fusil [ ] que ayudaban tres civiles armados [ ]
69
. Durante el enfrentamiento,
varios civiles armados fueron abatidos en los alrededores de la fortaleza, al
intentar reorganizarse.
70
Los cadveres quedaron en el pavimento, en medio
del enfrentamiento.
71
Alrededor de las 16:30 horas, las tropas leales pudieron ingresar a la fortaleza,
atrapando a aproximadamente 300 insurrectos, entre marineros, avioneros y
civiles, del casi medio millar que la haba ocupado. Varios escaparon trepando
los muros, entre ellos el aprista Collantes. Los ltimos piquetes rebeldes en el
interior terminaron siendo doblegados en horas de la noche.
72
[ ] A las tres o
cuatro de la tarde es que entraron los soldados y los hicieron salir inmediata-
mente con los brazos en alto.
73
Mientras tanto, en la Escuela Naval los rebeldes lograron resistir solo por unas
horas ms, deponiendo su actitud ante los cadetes, quienes de inmediato li-
beraron a los ociales que permanecan retenidos, luego de recibir una serie
de mensajes que crearon confusin entre los insurrectos.
74
Por otra parte, el Es-
cuadrn de Caza N
o
12 recibi la orden de atacar a los navos que permanecan
en el Callao y a los que se dirigan a Chorrillos. Dichos aviones partieron desde
Talara rumbo a Lima
75
, mientras que las aeronaves de Las Palmas se limitaban
a realizar vuelos de reconocimiento, pudiendo los pilotos apreciar las primeras
reacciones de la tripulacin de los buques, quienes agitaban sus brazos en
ademn de saludo, creyendo que la escuadra que sobrevolaba era la dirigida
por el Comandante CAP Conterno, quien haba prometido el apoyo areo al
movimiento.
76
Sin embargo, la posterior actuacin de los aviones les hizo com-
prender que el movimiento revolucionario no se haba generalizado.
77
De esta
manera, la Aviacin se sumaba a la represin. Hizo un vuelo como observador,
en el avin del Teniente Comandante Escribens Correa, quien lo piloteaba [ ];
que efectu vuelos en todas las direcciones. Su misin fue ametrallar los cos-
tados de las naves sublevadas
78
.
La noticia de la rendicin del Arsenal Naval lleg a bordo del BAP Grau poco
antes de caer la noche del da 3, junto con un mensaje enviado por el Es-
tado Mayor General de Marina, ordenando la rendicin incondicional de los
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
224
insurrectos, generando as la protesta de la tripulacin contra los cabecillas
del movimiento. Entre los reclamos se oa la intencin de volar los paoles
de plvora y victimar a los ociales que permanecan retenidos en el interior
del buque. Ante esta situacin, guila Pardo acept el fracaso de las acciones
rebeldes ante los ociales retenidos, descartando huir a Chile a bordo de una
de las fragatas, cursando un mensaje donde anunciaba vericar su rendicin el
lunes 4 a las 10:00 horas, asumiendo toda la responsabilidad del movimiento.
79
Llama la atencin la mencin de un pas vecino cuando el movimiento est
camino a su disolucin: Y por qu huiran a Chile?: Porque ya se haba conver-
sado por si acaso se perda la revolucin; ya se haban dado indicaciones y se
haban ofrecido estos [ ]
80
. Otro testimonio menciona: Nos vamos a rendir,
pero pidiendo condiciones, dijo guila. Si no nos dan las condiciones, nos
vamos a Chile en el buque. Entonces ese Dvila, que as se apellidaba, dice: Si
se van a Chile en la fragata, qu voy a hacer yo por all? Yo no voy!, dijo, y se
puso intransigente
81
.
As culminaba el domingo 3, con los objetivos de tierra nuevamente bajo el
control de las fuerzas leales, que sofocaban los ltimos focos de resistencia
rebelde, quienes haban entrado en desbande al ver la causa perdida, en tanto
que la poblacin no se plegaba al movimiento. En la isla San Lorenzo, en las
primeras horas del da lunes 4, el subocial Nez no tuvo otra opcin que
rendirse, junto con el resto de rebeldes, ante el Comandante General de la
Defensa de Costas, al conocer las derrotas en el Callao, siendo recluidos en las
crceles de la base.
82
Poco antes del amanecer del da 4, los jefes del movimiento se reunieron a
bordo de la fragata Palacios para ultimar los detalles de la rendicin. Es bajo
esas circunstancias que un grupo de los subociales insurrectos tomaron el
control del buque y procedieron a desarmar a los lderes del movimiento.
Es all donde ocurre la discusin entre el subocial Francisco Dvila y guila
Pardo, provocando que sacaran sus armas y se dispararan, producindose la
muerte del ltimo.
83
En medio del fuego cruzado se encontraba Ontaneda,
quien result herido, al parecer producto del disparo efectuado por guila al
tratar de defenderse.
Dvila le dice: Mi Comandante guila, ya no podemos soportar esto, ya nos
van a bombardear y nos van a echar a pique y yo quiero que se rinda inme-
diatamente [ ]; por favor, Comandante, ordene inmediatamente la rendicin
[ ]. guila se re, mueve su mano para agarrar su arma [ ]. Dvila se adelanta
y le dispara dos tiros [ ] y lo tumba, matndolo
84
.
225
Posteriormente, durante el juicio, Dvila aleg defensa propia, aunque existe
la sospecha de que este actu cumpliendo una orden directa de la dirigencia
partidaria de eliminar a guila y evitar que este comprometiera a sus lderes.
85

Luego de la muerte de guila Pardo, se procedi a la liberacin de los ociales
que permanecan retenidos en el buque. A esto se sumara la acusacin del
Mayor EP Vctor Villanueva contra la dirigencia aprista, sealndola como cau-
sante del fracaso del movimiento, debido a las contrardenes dadas por el
APRA.
86
A pesar de la organizacin y las previsiones de los conspiradores, el fracaso
del movimiento se debi tambin a la existencia de personal de Inteligencia
que monitoreaba e informaba las acciones realizadas por militantes y militares
simpatizantes del APRA.
87
Al irse conrmando el fracaso de lo que aspiraba
a ser una revolucin, algunos militantes del APRA intentaron ocultar o des-
truir documentacin que comprometa al partido con la organizacin del
movimiento.
88
Consecuencias militares y polticas
Por el lado militar, la insurreccin ocurrida en el Callao termin impactando
profundamente en el resto de las FF. AA. Ms de ochocientos de los cinco mil
miembros que conformaban la Armada peruana tuvieron que afrontar el pro-
ceso judicial en el Tribunal Naval. Meses despus, ociales, e inclusive cadetes,
culpaban a la superioridad naval por lo ocurrido ese da, provocando que el
Comandante General de la Escuadra, el Jefe del Estado Mayor de Marina y el
Director de la Escuela Naval, solicitaran su pase a retiro, siendo reemplazados
por ociales norteamericanos.
89
Los fallecidos, producto del suceso, sumaron
sesenta, entre soldados, marinos y policas, mientras que los civiles eran ciento
setentaicinco.
90
El malestar entre la ocialidad naval tras el 3 de octubre, se reej tambin en
artculos
91
escritos por algunos de ellos, y que fueron publicados en la Revista
de la Institucin
92
. Este hecho termin por convencer de que el APRA era la
mayor amenaza para la disciplina y unidad de las FF. AA., y, en consecuencia,
que dicho partido deba ser tratado con ms rigor que el empleado por Bus-
tamante. Esta percepcin fortaleci al bando liderado por Odra, que canaliz
el descontento de los militares, deponiendo a Bustamante sin mayores obst-
culos semanas despus.
93
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
226
Todos los que participaron en la insurreccin fueron sometidos a proceso ju-
dicial, que se inici dos das despus de ocurridos los hechos y se prolong
hasta enero de 1950. Para entonces, el nmero de procesados haba ido dismi-
nuyendo, hasta llegar a 248 marinos y 50 civiles denunciados. Entre los senten-
ciados, se declar culpable por el asesinato de un ocial superior al subocial
Domingo Castan Rivera, siendo el nico al que se conden a la pena de
muerte, la cual no lleg a hacerse efectiva.
94
Asimismo, se dict cadena per-
petua al marinero Ricardo Olaya Mogolln y al subocial Francisco Dvila Man-
rique. Otras sentencias uctuaron entre uno y catorce aos de prisin. Estas
no llegaron a cumplirse, debido a la amnista promulgada en 1956 por Manuel
Prado Ugarteche, luego de negociaciones entre este cuando candidateaba
por segunda vez a la presidencia de la Repblica y dirigentes, a cambio del
voto aprista. Al Comandante Jos Mosto se le conden a 14 aos de reclusin;
sin embargo, fue beneciado por la amnista dada por Prado.
95
A nivel poltico, Bustamante expidi el 4 de octubre un decreto que declaraba
a la Alianza Popular Revolucionaria Americana, o Partido del Pueblo, fuera de la
ley, argumentando que sus actividades haban sido contrarias a las estructuras
democrticas del pas, a la seguridad interna y al orden pblico, cancelndole
as cualquier forma de actividad y sometiendo a todos sus dirigentes a la jus-
ticia, como causantes de los hechos del 3 de octubre.
96
De esta manera, la Po-
lica intervino todos los locales del APRA e incaut la documentacin al interior
de estos y en el domicilio de Haya de la Torre, en Chosica. Entre estos guraba
la carta enviada por guila a Haya en abril de 1948, donde refera la prepara-
cin de un movimiento, entre otros manuscritos que agravaron la situacin del
APRA. Ante tales evidencias, Haya manifestara que no dio importancia a las
sugerencias de guila y no contest la misma
97
. No obstante, varios dirigentes
buscaron asilo poltico, incluyendo al mismo jefe aprista, quien se refugi en la
Embajada colombiana en enero de 1949.
98

A pesar de los intentos por capturar a Haya, ya bajo el rgimen de Odra, el
Gobierno peruano lleg a un acuerdo con su par colombiano para que se per-
mitiera el ingreso de dos integrantes del Tribunal Naval y tomaran la instructiva
al jefe aprista, que se realiz el 5 de abril de 1954. Aquel da Haya rechazara
las acusaciones, pero una de sus declaraciones result comprometedora, al
referirse a su encuentro con guila Pardo en Nueva York, en enero de 1948,
durante una esta social, y posteriormente en Lima.
99
Sobre lo anterior, una de las agencias de Inteligencia de los EE. UU. haba vi-
gilado la permanencia del jefe aprista en ese pas y a las amistades que haba
227
entablado en los primeros meses de 1948. Dicho rgano entreg en agosto
de 1949 un documento detallando tales movimientos al Gobierno peruano,
siendo remitido al Tribunal Naval
100
. Este documento desarm la versin de
dicho poltico.
Podemos observar que dicho movimiento intent provocar una revolucin
por medio de un golpe militar motivado por un partido poltico; sin embargo,
este fracas al no participar en ella todos los componentes del mismo ni la
poblacin. Ante tal situacin, cuando se abstienen o se da solo un apoyo
parcial de las FF. AA, es probable que ests no logren a alcanzar el triunfo.
101

La develacin de este movimiento civil-militar termin convirtindose para
los militares en el equivalente de lo que signic la revolucin de Trujillo
para el APRA. Ambos grupos conmemoraran cada ao tales fechas
102
, las que
culminaron denitivamente durante el rgimen del General EP Francisco Mo-
rales Bermdez, al considerarlas prolongadoras del distanciamiento entre los
peruanos.
Finalmente, la insurreccin del 3 de octubre de 1948 cerr un perodo iniciado
en 1931, cuando el APRA emple la va violenta para llegar al poder. El fracaso
de este dio paso al perodo donde dicho partido poltico busc llegar al poder
a travs del voto popular, consiguindolo por primera vez en 1985, para asumir
la presidencia nuevamente en el ao 2006. Repasar este tipo de sucesos nos
permitir comprender mejor los movimientos polticos y la historia de las rela-
ciones entre civiles y militares de nuestro pas.
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FUENTES DOCUMENTALES
Archivo Histrico de Marina (AHM)
1. EExp. 1, fols. 5-6. Informe 100-3: Del Comandante del Arsenal del Callao, Capitn de Navo
Flix Vargas Prada, al Inspector General del Ejrcito. Callao, 15 de octubre de 1948. AHM.
2. Exp.1, fol. 5. Of cio del Capitn de Corbeta Fernando Rojas, Jefe de Servicio del Arsenal, al
Comandante del Arsenal. Callao, 6 de octubre de 1948. AHM.
3. Exp. 2, fol. 22 Declaracin del detenido Capitn de Fragata Jos Mosto y Mosto. 5 de oc-
tubre de 1948. AHM.
4. Exp. 2, fol. 230. Instructiva al Cabo 2do. electricista Mximo Zenosain Caballero. Pertenece
a la dotacin de Escuelas Tcnicas Armadas. Lima, 16 de octubre de 1948. AHM.
5. Exp. 3, fol. 742. Declaracin del Mar. 1er. Artillero Antoln Palomino Faras. Lima, 11 de no-
viembre de 1948. AHM.
6. Exp. 13, fol. 18 al 21.Declaracin del Alfrez de Fragata Alejandro de la Puente. Pertenece a
la dotacin del BAP Villar. Bellavista, 6 de octubre de 1948. AHM.
7. Exp. 13, fol. 379. Instructiva al SOA Jorge (Jena) Flores. AHM.
8. Exp. 14, fols. 350-351. Carta dirigida al embajador peruano en Washington DC, Fernando
Breckemeyer. De H.J. Ansilinger, Comisionado de Narcticos del Departamento del Tesoro.
30 de agosto de 1949. AHM.
9. Exp.15, fol. 85. Instructiva al Mar. 2da. Manuel Rebaza Carpio; pertenece al BAP Bolognesi.
Lima 6 de octubre de 1948. AHM.
10. Exp. 23, fol. 752. Declaracin del Teniente EP Luis Rosales Gamarra. Lima, 13 de noviembre
de 1948. Pertenece al Cuartel Dos de Mayo. AHM.
11. Exp. 24, fol. 116. Declaracin del SOA Tef lo Ortega Vsquez, perteneciente a la dotacin
del BAP Grau. Lima, 19 de octubre de 1948. AHM.
12. Exp. 35, fol. 153. Carta manuscrita al Ministro de Gobierno y Polica. 26 de enero de 1948.
AHM
13. Exp. 35, fol. 358. Manifestacin del Alfrez de Aeronutica Enrique del Busto Risco, piloto
del Escuadrn de Ataque. Lima, 25 de abril de 1949. AHM.
14. Exp. 38, fol. 67. Instructiva al detenido Crnel. CAP Jos Estremadoyro Navarro. Lima, 10 de
diciembre de 1948. AHM.
15. Exp. 39, fol. 140. Instructiva al SO3 Maq. Carlos Flores Flores. Pertenece a la dotacin del
BAP Bolognesi. Lima, 6 de octubre de 1948. AHM.
16. Exp. 62. fol. 8. Diligencia de instructiva a Vctor Ral Haya de la Torre. Lima, 5 de abril de
1954. AHM.
Instituto Riva Agero de la Pontifcia Universidad Catlica del Per (IRA)
1. JLBR-D-1206. Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el da 3 de octubre
de 1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de Marina. Lima, 13 de
octubre de 1948, p. 18.
2. JLBRD1207. Memorndum del Inspector General de Marina, Contralmirante Enrique A.
Labarthe, al Ministro de Marina. Lima, 21 de octubre de 1948.
Notas
1. Jos Luis Bustamante y Rivero lleg a la presidencia del Per en 1945 como candidato del
Frente Democrtico Nacional (FDN), conformado por varias agrupaciones polticas, siendo
el Partido Aprista Peruano su principal aliado y sostn electoral. Para dichos comicios, el
APRA haba logrado volver a la legalidad, luego de ms de una dcada de persecucin.
Caracteriz a Bustamante el tratar de desarrollar un Rgimen de la juridicidad. El FDN
obtuvo cerca de 300.000 votos, mientras que su oponente ms cercano, Eloy Ureta,
150.000. En: Portocarrero, Gonzalo (1983). De Bust amant e a Odra: El f racaso del Frent e
Democrt i co Naci onal , 1945-1950. Lima: Editorial Mosca Azul, p. 68. Tambin vase: Vargas
Llosa, Mario (1993). El pez en el agua. Barcelona: Seix Barral S.A., p. 21.
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230
2. Thorndike, Guillermo y Villanueva, Armando (2004). La Gran Persecuci n. Lima: Editorial
EPENSA S.A., pp. 284-285.
3. Cotler, Julio (1992). Cl ases, Est ado y Naci n en el Per. Lima: IEP, 6ta. Ed., p 267.
4. Soto, Roy (2002). Vct or Ral , el hombre del si gl o XX. T. II: 1945 - 1968. Lima: Instituto Vctor
Ral Haya de la Torre, p. 451.
5. Entre los benef ciados estuvo el Cmdte. CAP Jos Estremadoyro, quien purgaba condena
por participar en fallidos golpes militares y por asesinar a un polica. Al ser amnistiado,
volvi al servicio activo con el grado de Coronel de Aviacin. En: Exp. 38, fol. 67. Instructiva
al detenido Crnel. CAP Jos Estremadoyro Navarro. Lima, 10 de diciembre de 1948. Archivo
Histrico de Marina (AHM). Otro caso fue el del Cmdte. AP Jos Mosto, vase: Ortiz, Jorge
(1997). Rebel i ones naval es en el Cal l ao.
6. Masterson, Daniel (2001). Fuer zas Armadas y l a soci edad en el Per moderno: Un est udi o
sobre l as rel aci ones ci vi l es mi l i t ares, 1930 - 2000. Lima: Editorial del Instituto de Estudios
Polticos y Estratgicos, p. 136.
7. Tamariz, Domingo (1995). Hi st ori a del poder: El ecci ones y gol pes de Est ado en el Per. Lima:
Jaime Campodnico, p. 281.
8. Villanueva, Vctor (1973). La subl evaci n apri st a del 48: Tragedi a de un puebl o y un par t i do.
Lima: Editorial Milla Batres, p. 30.
9. Manrique, Nelson (2009). Ust ed f ue apri st a: Bases para una hi st ori a crt i ca del APRA. Lima:
Fondo editorial PUCP - CLACSO, pp. 99-100.
10. Toche, Eduardo (2008). Guerra y democraci a. Los mi l i t ares peruanos en l a const rucci n
naci onal . Lima: CLACSO - DESCO, p. 95.
11. Manrique, Nelson (2009). Ust ed f ue apri st a: Bases para una hi st ori a crt i ca del APRA. Lima:
Fondo editorial PUCP - CLACSO, pp. 99-102.
12. Documental Est o es el APRA: Homenaj e a Vct or Ral Haya de l a Torre, 76 aos del Par t i do
Apri st a. Centro de documentaciones audiovisuales. Lima: Direccin Abel Ortiz, produccin
Henry Out ten.
13. Ibd.
14. Thorndike, Guillermo y Villanueva, Armando (2004). La Gran Persecuci n. Lima: Editorial
EPENSA, pp. 287-288.
15. Ibarra, Pedro (2005). Manual de l a soci edad ci vi l y movi mi ent os soci al es. Madrid: Editorial
Sntesis, p. 123.
16. Entrevista al Cap. de Fragata Jorge Ortiz S. Lima, 9 de junio de 2007.
17. Chandessais, Charles (1961). La Psi col oga en l as Fuer zas Armadas. Buenos Aires: Editorial
Kapelusz, p. 128.
18. Exp. 14, fols. 192-193. Condiciones del movimiento revolucionario, encontrados en el
Archivo de Capitana del Callao, fechado con mes de junio de 1948. AHM.
19. El Gral. EP Jos del Carmen Marn Arista le manifestara a Haya que tenan conocimiento de
sus planes revolucionarios. Dicho militar le propuso al jefe aprista evitar el derramamiento
de sangre a condicin de que el APRA apoye el golpe contra Bustamante preparado por
generales, que al f nal no se realiz. En: Villanueva, Vctor (1973). La subl evaci n apri st a del
48, pp. 114-115.
20. Comando de Defensa del Partido Aprista Peruano, integrado por militares y militantes
apristas, los que se denominaron defensistas.
21. Villanueva, Vctor (1973). La subl evaci n apri st a del 48, pp. 73-90.
22. Masterson, Daniel (2001). Fuer zas Armadas y l a soci edad en el Per moderno: Un est udi o
sobre l as rel aci ones ci vi l es mi l i t ares, 1930 - 2000. Lima: Editorial del Instituto de Estudios
Polticos y Estratgicos, p. 163.
23. Bustamante, Jos (1949). Tres aos de l ucha por l a democraci a. Buenos aires: Editorial
Bartolom U. Chiesino, pp. 134-135, 140-141.
24. Masterson, Daniel (2001). Fuer zas Armadas y l a soci edad en el Per moderno: Un est udi o
sobre l as rel aci ones ci vi l es mi l i t ares, 1930 - 2000. Lima: Editorial del Instituto de Estudios
Polticos y Estratgicos, p. 141.
231
25. Weiner, Tim (2008). Legado de ceni zas: La hi st ori a de l a CIA. Buenos Aires: Editorial Debate
S.A., p. 567.
26. Aguirre, Carlos (1991). Mi s recuerdos de l a escuadra en 1931. En: w w w.revi st amari na.cl /
revi st as/ 2003/ 6/ agui rre.pdf. Revisado el 10 de febrero de 2012.
27. El Bogot azo: El n de un sueo. History Channel, abril de 2008. Tambin en: www.youtube.
com/elbogotazo
28. 1374-JLBR-1207. Memorndum del Contralmirante Enrique A. Labarthe, Inspector General
de la Marina, para el Ministro de Marina. Lima, 21 de octubre de 1948, p. 2. IRA.
29. Exp. 3, fol. 764. Declaracin del subof cial Lizardo Vsquez Saboya. Lima, 14 de noviembre
de 1948. AHM.
30. Exp.1, fol. 5. Of cio del Capitn de Corbeta Fernando Rojas, Jefe de Servicio del Arsenal al
Comandante del Arsenal. Callao, 6 octubre de 1948. AHM.
31. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 88.
32. JLBR-D-1206. Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el da 3 de octubre
de 1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de la Marina. Lima, 13 de
octubre de 1948. IRA.
33. Exp. 13, fol. 379. Instructiva al SOA Jorge (Jena) Flores. AHM.
34. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 88.
35. Thorndike, Guillermo y Villanueva, Armando (2004). La Gran Persecuci n. Lima: Editorial
EPENSA S.A., p. 313.
36. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 88.
37. Exp. 13, fol. 18 al 21. Declaracin del Alfrez de Fragata Alejandro de la Puente. Pertenece
a la dotacin del BAP Villar. Bellavista, 6 de octubre de 1948. AHM.
38. JLBR-D-1206. Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el da 3 de octubre
de 1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de Marina. Lima, 13 de
octubre de 1948, p. 10. IRA.
39. Exp. 15, fol. 85. Instructiva al Mar. 2 Manuel Rebaza Carpio, pertenece al BAP Bolognesi.
Lima, 6 de octubre de 1948. AHM.
40. En la captura del Bolognesi result muerto el Capitn de Corbeta Juan Revoredo
Balbuena, al oponerse a los rebeldes. Durante su sepelio, el Capitn de Corbeta Abraham
Woll se ref ri a los que desencadenaron el movimiento como fuerzas del mal, a los que se
deba odiar a muerte. En: Revi st a de Mari na. Set-Oct de 1948. Ao 33, No 5, vol. 195, p. 527.
41. JLBR-D-1206. Fol. 5 Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el da 3 de
octubre de 1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de Marina. Lima,
13 de octubre de 1948, p. 15. IRA.
42. Entrevista al ex subof cial AP Manuel Flores G. Callao, 9 de mayo de 2010.
43. Entrevista al Cap. de Frag. AP Jorge Ortiz S. Lima, 9 de junio de 2007.
44. Al respecto, vase Vctor Villanueva: La subl evaci n apri st a del 48. Tragedi a de un puebl o y
un par t i do , pp. 131- 141.
45. Exp. 26, fol. 43. Manifestacin del civil Alfredo Becerra Mezarina. AHM.
46. Csar Lvano (1998). Yo tom los buques grandes. En: Caret as, N 1536, p. 78.
47. El Real Felipe por entonces estaba a cargo del Cuerpo Aeronutico del Per-CAP. En:
Fernndez Prada (1966). La avi aci n en el Per, p. 157.
48. Masterson, Daniel (2001). Fuer zas Armadas y l a soci edad en el Per moderno: Un est udi o
sobre l as rel aci ones ci vi l es mi l i t ares, 1930 - 2000. Lima: Editorial del Instituto de Estudios
Polticos y Estratgicos, p. 168.
49. Merino, Rmulo (?). Hi st ori a pol i ci al del Per en l a repbl i ca. Lima: Imprenta del
Departamento de Prensa y Publicaciones de la Guardia Civil, p. 322.
50. [...] Sal i mos a l a expl anada y el Comandant e Most o nos di j o: En est os moment os l a Mari na se
l evant a porque el Presi dent e de l a Repbl i ca est vi ol ando l a Const i t uci n y no cumpl e con l a
pobl aci n. Entrevista al ex subof cial AP Vctor de la Torre C. Callao, 12 de junio de 2010.
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51. Villanueva, Vctor (1973). La subl evaci n apri st a del 48, p. 143
52. Exp. 15, fol. 163. Compareci el Mar. Rosendo Aquijama Anastasio. 6 de octubre de 1948.
AHM.
53. Exp. 1, fols. 5-6. Informe 100-3: Del Comandante del Arsenal del Callao, Capitn de Navo
Flix Vargas Prada, al Inspector General del Ejrcito. Callao, 15 de octubre de 1948. AHM.
54. Flores, Manuel (2005?). Memori as de un peruano. (Indito), p. 17.
55. JLBR-D-1206. Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el 3 de octubre de
1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de Marina. Lima, 13 de
octubre de 1948. IRA.
56. Ibd.
57. Soto, Roy (2002). Vct or Ral , el hombre del siglo XX. T. II: 1945-1968. Lima: Instituto Vctor
Ral Haya de la Torre, p. 551.
58. Exp. 39, fol. 140. Instructiva al SO3 Maq. Carlos Flores Flores. Pertenece a la dotacin del
BAP Bolognesi. Lima, 6 de octubre de 1948. AHM.
59. Bustamante, Jos (1949). Tres aos de l ucha por l a democraci a. Buenos Aires: Editorial
Bartolom U. Chiesino, p. 179.
60. Para mayores detalles, vanse los trabajos de Vctor Villanueva y Luis Chanduv.
61. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 89
62. Exp. 1, fols. 5-6. Informe 100-3: Del Comandante del Arsenal del Callao, Capitn de Navo
Flix Vargas Prada, al Inspector General del Ejrcito. Callao, 15 de octubre de 1948. AHM.
63. Entrevista a Manuel Flores G. Callao, 9 de mayo de 2010
64. Entrevista a Vctor de la Torre C. Callao, 12 junio de 2010.
65. Exp. 13, fol. 683. Declaracin del Tte. 1ro. Jorge Ruiz de Castilla. Lima, 17 de octubre de
1948. AHM.
66. Exp. 2, fol. 22. Declaracin del detenido Cap. de Frag. Jos Mosto y Mosto. Lima, 5 de
octubre de 1948. AHM.
67. Entrevista a Manuel Flores G. Callao, 9 de mayo de 2010.
68. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 89
69. Exp. 2, fol. 230. Instructiva al Cab. 2 electricista Mximo Zenosain Caballero. Pertenece a la
dotacin de Escuelas Tcnicas Armadas. Lima, 16 de octubre de 1948. AHM.
70. Si sal an l os ci vi l es del Real Fel i pe con l as manos arri ba rendi dos, i gual l es di sparaban; no
respet aban. Si est aban heri dos, t i rados en l a pi st a, pasaban l os t anques por enci ma y l os
remat aban. Entrevista a Vctor de la Torre C. Callao, 12 de junio de 2010.
71. Entrevista a Hortensio Lvano. Callao, 9 de julio de 2007.
72. Chanduv, Luis (1988). El APRA por dent ro: l o que hi ce, l o que vi y l o que s. Lima: Editorial
copias e impresiones, p. 434.
73. Exp. 24, fol. 116. Declaracin del SOA Tef lo Ortega Vsquez, perteneciente a la dotacin
del BAP Grau. Lima, 19 de octubre de 1948. AHM.
74. JLBR-D-1206. Fol. 18. Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el da 3 de
octubre de 1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de Marina. Lima,
13 de octubre de 1948. IRA.
75. Fernndez Prada, Alberto (1966). La Avi aci n en el Per. T. II: 1942-1960. Lima: Editorial
Universo S.A., p. 237.
76. Napur, Ricardo (2010). Pensar en Amri ca Lat i na. Crni cas aut obi ogr cas de un mi l i t ant e
revol uci onari o. Buenos Aires: Herramienta ediciones, pp. 119-120.
77. Entrevista a Juan Manuel Ontaneda M. Lima, 30 de junio de 2007.
78. Exp. 35, fol. 358. Manifestacin del Alfrez de Aeronutica Enrique del Busto Risco, piloto
del Escuadrn de Ataque. Lima, 25 de abril de 1949. AHM.
79. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 90.
233
80. Entrevista a Vctor de la Torre C. Callao, 12 de junio de 2012.
81. Entrevista a Manuel Flores G. Callao, 9 de mayo de 2010. Sobre la mencin de Chile durante
el movimiento, debemos tener en cuenta el viaje que hizo Haya entre abril y mayo de 1946
a dicho pas para participar del II Congreso Socialista. Entre los personajes chilenos con
quien el jefe aprista se reunira, estaban Arturo Alessandri, Salvador Allende, Marmaduke
Grove, entre otros. Tambin visit la Base Naval de Talcahuano, recorriendo la nave
insignia de la Marina chilena, en compaa del Contralmirante Alfredo Ho mann. La visita
tena como propsito segn la versin aprista conseguir la devolucin del monitor
Huscar, gestin que se mantuvo hasta el golpe de Odra, en 1948. Merece investigar si
en dichas reuniones se trat sobre recibir a los participantes de una futura insurreccin en
caso de fracasar esta. Vase: Soto, Roy (2002). Vct or Ral , el hombre del si gl o XX, p. 495-499.
82. JLBR-D-1206. Informe resumido sobre los acontecimientos acaecidos el da 3 de octubre
de 1948. Del Contralmirante Vctor Barrios, Jefe del Estado Mayor de Marina. Lima, de 13
octubre de 1948. IRA.
83. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 90.
84. Entrevista a Vctor de la Torre C. Callao, 12 de junio de 2012.
85. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 90.
86. Entrevista a Juan Manuel Ontaneda Meyer. Lima, 30 de junio de 2007.
87. Exp. 35, fol. 153. Carta manuscrita al Ministro de Gobierno y Polica. 26 de enero de 1948.
AHM.
88. Chanduv, Luis (1988). El APRA por dent ro: l o que hi ce, l o que vi y l o que s. Lima: Editorial
copias e impresiones, p. 429.
89. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 90.
90. Masterson, Daniel (2001). Fuer zas Armadas y l a soci edad en el Per moderno: Un est udi o
sobre l as rel aci ones ci vi l es mi l i t ares, 1930 - 2000. Lima: Editorial del Instituto de Estudios
Polticos y Estratgicos, p. 171-172.
91. Revista de Marina. Enero-Febrero de 1949. Ao 34, Vol. No 147, p. 2.
92. Revista de Marina. Julio-Agosto de 1949. Ao 34, Vol. No 200, p. 398.
93. Tamariz, Domingo (1998). 50 aos del cuartelazo de Arequipa. En: revista Caret as, No
1539, p. 74.
94. Masterson, Daniel (2001). Fuer zas Armadas y l a soci edad en el Per moderno: Un est udi o
sobre l as rel aci ones ci vi l es mi l i t ares, 1930 - 2000. Lima: Editorial del Instituto de Estudios
Polticos y Estratgicos, p. 189.
95. Ortiz, Jorge (1997). Rebel i ones Naval es en el Cal l ao: 1932 y 1948. En: revista Apunt es. Lima:
Editorial Universidad del Pacf co, p. 93.
96. Bustamante, Jos (1949). Tres aos de l ucha por l a democraci a. Buenos Aires: Editorial
Bartolom U. Chiesino, p. 183.
97. Exp. 62, fol. 10. Diligencia de instructiva a Vctor Ral Haya de la Torre. Lima, 5 de abril de
1954. AHM.
98. Ibd., fol. 5.
99. Ibd., fol. 8
100. Exp. 14, fols. 350-351. Carta dirigida al embajador peruano en Washington DC, Fernando
Breckemeyer. De H.J. Ansilinger, Comisionado de Narcticos del Departamento del Tesoro.
30 de agosto de 1949. AHM.
101. Hobsbawm, Eric (1978). Revol uci onari os: Ensayos cont emporneos. Barcelona: Editorial
Ariel, p. 269.
102. Revista Militar del Per, Setiembre-Octubre de 1949. Ao XLVI, No 9.
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Licenciado en Historia
JULI O CSAR ABANTO CHANI
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PALABRAS CLAVES
Gobierno de Lizardo Montero (1881- 1883), Guerra con Chile (1879-1883),
Diplomticos peruanos (S.XIX).
Los factores que determinaran el xito del traslado
Desencadenada la guerra, el Per trasladaba su armamento va Panam. Sin
embargo, al caer Lima en 1881 y destruida nuestra escuadra, la ruta de Panam
fue cambiada por el traslado terrestre con acmilas desde Argentina, debido
Un episodio
indito en la
guerra con Chile:
la movilizacin de armas
desde europa hacia el
Per (1882-1883)
Entre lasdistintasaccionesdel gobierno de Lizardo Montero debe destacarse
un hecho que pudo cambiar el destino de la causa peruana en la infausta
Guerra con Chile (1879-1883): el traslado de armasdesde Europa hacia Arequipa.
Ciertamente, este hecho no ha sido abordado ampliamente por la historiografa
peruana, por lo que presentaremosla informacin que aporte a la reconstruccin
de este episodio de nuestra historia. Cmo un pasquebrado econmicamente
como el Per, sin Armada ni Marina Mercante, pudo movilizar una importante
cantidad de armamento despus de la cada de Lima (1881), escapando del
riguroso control chileno e ingls, y logrando constituir una capacidad de fuego
superior a la que tuvimosal inicio de la guerra
2
y que pudo poner en jaque los
planesde Santiago?
HISTORIA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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al cambio drstico de las condiciones
para nuestro pas, que presentaba un
Estado desarticulado y asxiado por
una abierta anarqua. Desde 1882 se
tena conocimiento, por comunica-
ciones recibidas de Europa, que el
canciller Valcrcel esperaba armas que
estaban estacionadas en los puertos
de Buenos Aires (Nieto Vlez: 1979-
1980, 126). El cargamento consista
en 4.000 ries Remington y 800.000
cartuchos. Tambin haban llegado
a puertos bonaerenses 12 caones
de montaa, con sistema Krupp; seis
ametralladoras y todos sus accesorios,
remitidos por el ministro Francisco
Rosas. La estrategia que diseaba el gobierno de Montero era trasladar por
tierra a lomo de mula las armas provenientes desde puertos europeos.
3

Tres factores determinaran el xito de las gestiones de las autoridades pe-
ruanas en el traslado de armas: el aspecto poltico, el factor nanciero, la lo-
gstica y las comunicaciones empleadas. El aspecto poltico: especcamente
cmo nuestro pas formulara su estrategia en materia de relaciones interna-
cionales frente a los pases en guerra, los pases americanos neutrales y las
potencias extranjeras. En este caso, los gobiernos europeos pugnaban para
que el Per respondiera los reclamos de los acreedores de la deuda externa.
Recordemos que para esos instantes, el Gobierno provisorio, del cual formaba
parte Montero, como heredero poltico de Garca Caldern, solo era recono-
cido por Francia, Estados Unidos y Bolivia (Balln: 2003, 73-162). Por esta razn,
la posicin del Per ante Argentina, que haba arreglado sus problemas lim-
trofes con Chile en el asunto de la Patagonia; por lo que el Per tendra que
hilar no si quera cumplir satisfactoriamente con lo planicado. Para ello sera
trascendental la coordinacin entre las legaciones peruanas en Bolivia y Ar-
gentina (Abanto: 2012, 144-148).
El factor logstico implicaba contactar casas comerciales solventes que respon-
dieran a las exigencias de las expediciones, disponer de las acmilas necesarias
para trasladar el valioso cargamento, contratacin de arrieros experimentados,
uso de pascanas y almacenes con las seguridades del caso , pago de
aduanas e impuestos aplicados en el curso del viaje, control y supervisin del
Francisco Rosa.
237
traslado, etc. Las rutas que se trazaran
estaran basadas en el importante e
intenso ujo comercial transandino,
que databa desde pocas coloniales
e inclua ciudades como Crdoba,
Tucumn, Salta (Argentina); Tupiza,
Oruro, La Paz (Bolivia); Puno, Cusco,
Arequipa, Huancayo (Per) (Manrique:
1987, 59-64).
Finalmente, para proyectar toda acti-
vidad y celebrar contratos, se necesi-
taba contar con el nanciamiento res-
pectivo, siendo este un factor muchas
veces determinante, pues gran parte
del material de guerra no poda ser
desembarcado de los puertos argen-
tinos, por no contarse con el dinero suciente para ser enviado hacia Arequipa,
y al quedar desguarnecidas las legaciones peruanas, que no tenan los fondos
propios. Como se apreciar, en todo momento Bolivia nos brind su respaldo
y apoyo en todos los niveles, cuando se requera justamente con apremio su
concurso.
El traslado de las armas desde Argentina
El itinerario Buenos Aires - Arequipa tendra que sortear los controles de las
aduanas argentinas y bolivianas. Sera fundamental extraer lo ms pronto
posible el cargamento del puerto de Rosario, pues los agentes de Chile podran
sabotear los planes peruanos. Era todo un logro que las armas partieran de
Pars y que Francisco Rosas, nuestro ministro en Pars, hubiese burlado el
riguroso monitoreo de los chilenos e ingleses. Antes ya haban impedido la
salida de buques, armamento y giros monetarios a favor del Per.
El 14 de febrero de 1883, el canciller Valcrcel indicaba al ministro del Per en
Bolivia, Manuel del Valle, la necesidad y conveniencia del traslado de armas
desde Argentina hasta los puertos lacustres de Puno. Desde all seran enviados
por ferrocarril hasta Arequipa. Le sealaba tambin la imposibilidad del
Gobierno peruano de mandar fondos pblicos a La Paz o Buenos Aires. Aqu
entraba en juego el presidente boliviano Narciso Campero y la demostracin
M ariano NicolasValcarcel.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
238
de la vigencia de la alianza. Valcrcel
instruye a Del Valle, manifestndole
que este deba expresarle a Campero
el deseo de que presente un
servicio ms en obsequio de su
aliado, proporcionando la cantidad
indispensable para pagar los fletes.
4

Para poner en marcha la remisin
de armas fue crucial el concurso
boliviano. No se hubiera conducido
una sola bala desde Rosario sin su
cooperacin. Incluso se hablaba
de un intercambio de armamento:
Bolivia entregaba armas para el Per
desde La Paz y el Per a cambio
le entregara el equivalente de lo
transportado con el material de guerra proveniente de Buenos Aires (Nieto
Vlez: 1979-1980, 126-127).
Simultneamente, Valcrcel tambin se comunica con el agente condencial
peruano en Argentina. Es interesante resaltar el carcter de Cesreo Chacaltana
como agente condencial. Esta gura, a diferencia de un ministro acreditado,
no tena la estabilidad para efectuar gestiones diplomticas propias de una
representacin, debido a que el Gobierno ante el cual se presentaba no
reconoca su investidura diplomtica ni el Gobierno al cual representaba.
Las instrucciones que recibe Chacaltana de Valcrcel precisan que, o en
cooperacin de Ocampo Samanez, o por cuenta propia, se disponga del
armamento depositado en Rosario hasta el puerto puneo de Chililaya.
5
Por otro lado, desde mayo de 1883, Guillermo Seoane estaba a cargo de la
representacin diplomtica peruana en La Paz, como Encargado de Negocios,
debido a la ausencia de Del Valle, quien viaja a Arequipa para asumir su puesto
como congresista en la nueva capital peruana. Seoane es informado por
Chacaltana de la no obtencin del permiso del Ministerio de Guerra argentino
de las armas depositadas en el vapor Merln, en la aduana de Rosario. La
consecucin de estos permisos retardara el envo de ms armas. El gobierno
de Montero toma conocimiento de esta situacin y aconseja a Chacaltana
que era prioritario que renovase su celo en despachar aquel armamento
hacia Bolivia y, de ser posible, esquivar la licencia y todas las dicultades que
se generaban. Asimismo, le indicaba hacer uso de las 3.000 libras enviadas a
M anuel M ara del Valle.
239
Argentina. (Nieto Vlez: 1979-1980, 137).
Sin embargo, los meses transcurran y
las armas continuaban estacionadas
en los puertos argentinos.
Para agosto de 1883 era conocida la
noticia de la destruccin del ejrcito
de Cceres en Huamachuco, por lo
que no se realizara una segunda o
tercera expedicin de armas, por falta
de recursos, siendo la nica la dirigida
por el Capitn Benavides. Del Valle
reere a Valcrcel que si no se enviaba
a Buenos Aires el giro de 5.000 libras
esterlinas solicitado por el Supremo
Gobierno de Arequipa al ministro
Rosas, Chacaltana estara atado de
pies y manos.
6
El asunto era grave. Haban llegado ms artculos blicos,
pero estaban inmovilizados en los puertos argentinos. Se necesitaba con alta
prioridad la suma de por lo menos cinco mil libras esterlinas, para enviar una
expedicin ms. Adems, Del Valle indicaba que Chacaltana precisaba de
instrucciones ms detalladas. Sera necesario esperar a que viniesen desde
Arequipa los comisionados encargados de scalizar el traslado de las armas,
considerando el tiempo y la distancia de su traslado?
El destino fnal de las armas almacenadas en Arequipa
Pero, en qu manos fueron a parar todas las armas recolectadas en Arequipa?
Se supone que todo este armamento sera puesto al servicio de las tropas que
diriga el General Cceres, que se bata indoblegable en el centro del pas. Sin
embargo, Cceres sera cercado por las fuerzas chilenas a nes de mayo de 1883,
siendo nalmente su ejrcito destruido en Huamachuco. Era impensable que
el Ejrcito del Centro no recibiese algn auxilio de consideracin. Las armas
tradas desde Argentina debieron estar en manos de nuestros combatientes,
defendiendo el honor de nuestra bandera, como lo hicieron en Marcavalle,
Pcara y Concepcin, pues no solo signicaba la lucha contra el invasor chileno,
sino que se constitua como freno a la imposicin de Iglesias como gobernante
del Per, un rgimen sujeto a los designios de la Casa de la Moneda.
Cesareo Chacaltana.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
240
Pero, en vez de la recepcin del
armamento moderno trado de Europa,
lo que le dio a Cceres los votos del
Congreso de Arequipa no fue un
apoyo rotundo a su gesta, sino el que
se le otorgara el ttulo honorco de
segundo vicepresidente del pas, cosa
que no necesitaba con tanto apremio
el valeroso militar. Triste es comprobar
que lo acopiado en los almacenes de
Arequipa, todo el parque y arsenal, cay
ntegramente en manos del General
chileno Jos Velsquez, cuando su
ejrcito tom la ciudad el 25 de octubre de 1883. Desde su refugio en Puno, el
canciller Valcrcel le escribi al ministro Del Valle:
Tengo el sentimiento de comunicarle a Vs. lossucesosacaecidosen Arequipa
el da 25 del presente mes, que dieron por resultado la desaparicin del ejrcito
y de loselementosde defensa acumuladosdurante dosaosde perseverantes
esfuerzos, la imposibilidad de que el Gobierno nacional contine funcionando en
esta parte del territorio, y el avance de la expedicin chilena que, sin resistencia de
momentosni inquietudesulteriores, ocupar la ciudad msimportante del sur de
la Repblica.
7
Lo ms doloroso era aceptar la prdida de las armas, que tan diligente y
abnegadamente enviaron desde Europa, con esfuerzosindecibles, losdiplomticos
Rosas, Chacaltana y Del Valle. Este ltimo, acongojado por la nefasta noticia de la
cada de Arequipa, contesta a Valcrcel manifestndole que le aiga sobremanera
la inexplicable prdida de todaslasarmasperuanas, que pasaron a poder del
enemigo, sin una sola razn vlida dada por Montero y susministros:
[ ] fue por eso que como lo sabe Vs. en losmemorablesdosaosque con tanta
oportunidad recuerda, pudo esta legacin trasladar a losdepartamentosdel sur
del Per, poniendo a disposicin del Gobierno, ocho mil ries, dosmillonesde
municiones, una batera mxima de caonesKrupp, sables, mulaspara lasbrigadas
del ejrcito, msde cien mil varasde tela para uniformar a lossoldados, y vestir a
lasguardiasnacionales, calzado y hasta recursospecuniariosen la cantidad en
que estoseran posible obtenerlosdel Gobierno aliado. Si tantosesfuerzosde dos
aosfueron esterilizadosen doshoras, Vs. me har la justicia de permitirme que
lamente este infortunio como una de lasmayorescalamidadesque ha podido
sobrevenir a la Repblica.
8

Lo ms doloroso era
aceptar la prdida de las
armas, que tan diligente
y abnegadamente
enviaron desde Europa,
con esfuerzos indecibles,
los diplomticos Rosas,
Chacaltana y Del Valle.
241
Qu sucedi con el vicepresidente
Montero? Por qu no se enviaron
las armas a Cceres? Segn Cceres,
una de las hiptesis que manejaba
para comprender tanto recelo y
desconanza era la posibilidad de
que el jefe del Centro diese un golpe
de Estado contra Montero. Cceres
es drstico en negar esta posibilidad,
pero Montero no qued convencido, a
pesar de las pblicas muestras del Brujo
de los Andes, quien ponderaba como
prioritaria su lucha contra los chilenos
antes que abocarse a temas de poltica
interna.
Triste es comprobar que lo acopiado en los almacenes de Arequipa, todo el
parque y arsenal, cayeron ntegros en manos del general chileno Jos Velsquez,
cuando su ejrcito tom la ciudad el 25 de octubre de 1883. Lo ms doloroso era
aceptar la prdida de las armas, que tan diligente y abnegadamente enviaron
desde Europa con esfuerzos indecibles los diplomticos Rosas, Chacaltana
y Del Valle. Por qu no se enviaron las armas a Cceres? Segn Cceres, una
de las hiptesis que manejaba para comprender tanto recelo y desconanza
era la posibilidad de que el Jefe del Centro diese un golpe de estado contra
Montero. Cceres es drstico en negar esta posibilidad, pero Montero no quedo
convencido a pesar de las pblicas muestras del Brujo de los Andes, quien
ponderaba como prioritaria su lucha contra los chilenos antes que abocarse a
temas de poltica interna.
Tu esclarecido patriotismo habra operado hechos, si en un crculo fatal, cuya
perniciosa inuencia est en la conciencia de todos en todos los mbitos de la
Repblica, no hubieses ofuscado el camino trazado por tus rectas intenciones,
asedindote especialmente en contra ma con injuriosas sospechas, como
si no hubiese dado innitas e incontestables pruebas de la rectitud de mis
procedimientos, y de morir como bueno en defensa de la patria. Consecuencia
de tus miramientos a esa fatal inuencia ha sido la inercia con que por tanto
tiempo se ha condenado el cmulo de elementos encerrados en Arequipa,
y que ha originado el desprestigio de tu gobierno; y la terrible necesidad en
que se ha puesto al pas de sacricar por fracciones y en la lucha desigual, los
elementos que reunidos habran cambiado nuestra triste situacin.
9
Triste es comprobar que lo
acopiado en los almacenes
de Arequipa, todo el parque
y arsenal, cayeron ntegros
en manos del general
chileno Jos Velsquez,
cuando su ejrcito tom la
ciudad el 25 de octubre de
1883.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
242
Ese crculo, que al parecer dirigi el canciller y premier Valcrcel, daara toda
la gestin de Montero, quien no tuvo consideracin alguna por Cceresy sus
hombres. Este, desesperado por lasfuerzaschilenasque pretendan cercarlo, parte
hacia Cajamarca para abastecerse de mediosy doblegar a Iglesias. Sin losrecursos
necesarios, el resultado natural fue la derrota de Huamachuco. Cceresno poda
hacer milagros. Su ejrcito cay combatiendo, defendiendo la honra del Per en
lasserranas, cosa que no pudo entender el squito que escoltaba al vicepresidente
Montero. El ataque sobre Arequipa era inminente e Iglesiastena libre el camino
para asentarse en Lima y rmar el tratado que quisiesen loschilenos, uno a su
gusto y medida.
Desde su vapor en el lago Titicaca, el renunciante vicepresidente Montero ceda
el puesto al General Cceres. Su estrella poltica, antes ascendente, se apag
denitivamente el 25 de octubre de 1883. Con su carta legitimaba a Ccerespara
reclamar el poder como segundo vicepresidente del Gobierno provisorio. De esta
manera, Cceresdejaba la lucha contra el enemigo para pugnar por el poder en
Palacio de Gobierno, ocupado por Iglesias.
Conclusiones
Al asumir el poder Lizardo Montero, an conaba en una posible intervencin
norteamericana, cuya posicin diplomtica variar notablemente en 1882.
El abandono de los Estados Unidos lo obligar a retomar los contactos con
la aliada Bolivia. Muestra de esta coordinacin es el traslado de armas hacia
Arequipa, con el apoyo del presidente Campero. Sin embargo, su gobierno
ser desahuciado por la ausencia de decisiones vitales que indudablemente
traeran consigo consecuencias. Sus acciones contradictorias conrman la
desarticulacin acelerada de su rgimen: transportan armamento por la va
Pars - Buenos Aires - La Paz - Arequipa; pero, tanto fusiles como proyectiles,
no fueron puestos al servicio del modesto pero combativo Ejrcito del Centro,
cuya aniquilacin en Huamachuco fue la seal denitiva para la desaparicin
de la administracin arequipea.
Bibliografa
ARCHIVO CENTRAL DEL MINISTERIO DE RELACIONES EXTERIORES DEL PER
1. Cuaderno copiador de la correspondencia reservada dirigida al Supremo Gobierno por la
Legacin del Per en Bolivia. CC 129. 1883.
2. Cuaderno copiador de la correspondencia reservada del Ministerio de Relaciones
Exteriores con sede en Arequipa. CC 260. 1882-1883.
243
BIBLIOGRAFA
3. Abanto, Julio (2012). Encarando el desastre. El conf icto hegemnico entre la burguesa
limea y los terratenientes serranos del norte en la guerra con Chile. 1881-1884. Lima:
Fondo Editorial de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
4. Ahumada, Pascual (1898). Guerra del Pacf co. Recopilacin completa de todos los
documentos of ciales, correspondencias y dems publicaciones que ha dado a luz la
prensa de Chile, Per y Bolivia, conteniendo documentos inditos de importancia. Tomos
V-VIII. Valparaso: Editorial Mercurio.
5. Balln, Jos (2003). Blaine y Mart en la dialctica de la Guerra del Pacf co. Mxico D.F.:
Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
6. Basadre, Jorge (1964). Historia de la Repblica. Tomo VIII. 5a ed. Lima: Editorial
Universitaria.
7. Bulnes, Gonzalo (1919). Guerra del Pacf co. Tomo III. Valparaso: Universo.
8. Cceres, Andrs Avelino (1973). La guerra del 79: sus campaas (memorias). Lima:
Editorial Milla Batres.
9. Guzmn Palomino, Luis (1990). Campaa de la Brea: coleccin de documentos inditos.
1881-1884. Lima: Centro de Estudios Histrico Militares del Per.
10. Manrique, Nelson (1987). Mercado interno y regin. La sierra central, 1820-1930.
11. Nieto Vlez, Armando (1979-1980). Vicisitudes del gobierno provisional de Arequipa
(1882-1883). Revista Histrica. Lima, Tomo XXII.
12. Parodi, Daniel ( 2003). La laguna de los villanos: Bolivia, Arequipa y Lizardo Montero en la
Guerra con Chile (1881-1883). Lima: PUCP IFEA.
Referencias
1. Licenciado en Historia por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Public el libro En-
carando el desastre. El conf icto hegemnico entre la burguesa limea y los terratenientes se-
rranos del norte en la guerra con Chile. 1881-1884. (2013), investigacin basada en su tesis de
licenciatura y que cuenta con el prlogo del Dr. Heraclio Bonilla. Ha realizado investigaciones
en el Archivo Central del Ministerio de Relaciones Exteriores, Archivo General del Congreso
de la Repblica, Archivo Regional de Cajamarca, Centro de Estudios Histrico Militares, Fondo
Reservado de San Marcos, entre otros.
2. Comunicacin del ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Nicols Valcrcel, al ministro del
Per en Bolivia, Manuel Mara del Valle. Puno, 27 de octubre de 1883. En: Pascual Ahumada.
Guerra del Pacf co. Tomo VIII, p. 362. (la cursiva es nuestra).
3. ARCHIVO CENTRAL DEL MINISTERIO DERELACIONESEXTERIORES. En adelante ACMRE. Cua-
derno Copiador de Correspondencia 260. Comunicacin del ministro de Relaciones Exteriores,
Mariano Nicols Valcrcel, al agente conf dencial del Per en Argentina, Cesreo Chacaltana.
Arequipa, 14 de febrero de 1883.
4. ACMRE. CC 260. Comunicacin del Canciller Valcrcel al Ministro del Per en Bolivia, Manuel
Mara del Valle. Arequipa, 14 de febrero de 1883.
5. ACMRE. CC 260. Comunicacin del ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Nicols Val-
crcel, al ministro del Per en Bolivia, Manuel Mara del Valle. Arequipa, 14 de febrero de 1883.
6. ACMRE. CC 129. Comunicacin del ministro del Per en Bolivia, Manuel Mara del Valle, al mi-
nistro de Relaciones Exteriores, Mariano Nicols Valcrcel. La Paz, 17 de agosto de 1883.
7. Comunicacin del ministro de Relaciones Exteriores, Mariano Nicols Valcrcel, al ministro del
Per en Bolivia, Manuel Mara del Valle. Puno, 27 de octubre de 1883. En: Pascual Ahumada.
Guerra del Pacf co. Tomo VIII, p. 362, (la cursiva es nuestra).
8. Comunicacin del ministro del Per en Bolivia, Manuel Mara del Valle, al ministro de Rela-
ciones Exteriores, Mariano Nicols Valcrcel. La Paz, 29 de octubre de 1883. En: Pascual Ahu-
mada. Guerra del Pacf co. Tomo VIII, p. 364. (la cursiva es nuestra).
9. Carta de Andrs A. Cceres a Lizardo Montero, 04 de octubre de 1883. En: Luis Guzmn. Cam-
paa de la Brea. Coleccin de documentos inditos. 1881 - 1884, p. 312.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
244
245
Licenciado en Historia
JO RGE EDUARDO CASTRO TAM AYO
A manera de introduccin, el 08 de octubre de 1879 tuvo lugar en
la provincia de Mejillones (otrora provincia boliviana), actualmente provincia
de Chile, una de las epopeyas ms gloriosas que protagoniz nuestro pas,
encarnada en valientes y corajudos marinos que, comandados por el noble y
caballero Almirante Miguel Grau Seminario (Piura 1834 - Angamos 1879), com-
batieron con bravura y tesn, a bordo del Huscar, al punto de sacricar sus
vidas por la soberana y la honra de la patria: el Combate de Angamos.
Un poco de historia
Tras la declaratoria de guerra que Chile nos hizo el 5 de abril de 1879,
2
se llev
a cabo la campaa martima, episodio en el que gracias a la habilidad, como
marino y estratega, del Almirante Miguel Grau Seminario, a bordo del Huscar,
sumamos victoria tras victoria, siendo las ms importantes las obtenidas en el
Combate de Iquique (21 de mayo de 1879) derrotando a los chilenos a bordo
de La Esmeralda, comandada por el ocial chileno Arturo Prat, quien pereci
en el combate, y las gloriosas expediciones llamadas correras, que adems de
El Combate
de Angamos:
epopeya de bizarros,
caballeros del mar a
bordo del Huscar
Despojos queridos la Amrica os venera y el Per agradecido os bendice y
se honra en recibiros [ ]. Vuelven la Patria, convertidos en cenizas, pero
dignicadospor el martirio, losque nosabandonaron animadospor ese soplo
del Eterno, que todosnosd (sic) vida y que ellosloscondujo la Gloria.
(Manuel Velarde, prefecto del Callao, El Peruano, 16 de julio de 1890).
1
HISTORIA
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
246
enfatizar la pericia de Grau como
hombre de mar, pusieron en vilo
a todo Chile, mellando la moral de
loschilenos, que sin saber cmo
reaccionar ante lo amenazante
que lesresultaba el Huscar, se
dejaron gobernar por el miedo y
la desesperacin; no obstante, la
vida civil jamsse vio amenazada,
debido a que el Almirante Grau
siempre se mostr respetuoso
de la vida y de los intereses de
la poblacin civil, e incluso de los
mismosmilitares, cuando estosse encontraban inermese indefensos, como ocurri
con losnufragosde La Esmeralda en el Combate de Iquique, trasser derrotados.
Cuando se venci a la ota chilena, en Iquique, Grau se percat de que muchos
chilenoshaban naufragado; de inmediato orden que se rescate de lasaguasa los
marinoschilenosque en ese momento se encontraban moralmente acabadosy can-
sados, prcticamente condenadosa una muerte segura en el ocano. Este hecho fue
gratamente reconocido por loschilenosy por la prensa internacional que segua la
guerra.
Con este hecho, el Almirante Grau demostr ser un hombre y un soldado magnnimo,
generoso y humano; incluso lo fue con la memoria del ocial chileno Antonio Prat, a
quien respet no apropindose de su espada, sino msbien envindosela a su viuda,
la seora Carmela Carvajal, con un respectivo y sincero psame; gesto que fue bien
recibido y gentilmente agradecido por ella en una carta fechada el 01 de agosto de
1879 en Valparaso, y publicada en El Peruano de la edicin del 22 de octubre de 1879,
donde resalta y reconoce en Grau la generosidad, la humildad y el espritu hidalgo
propio de un caballero, por haber respetado y honrado la memoria de su esposo y
haber rechazado quedarse con la espada, como si de un trofeo de guerra se tratase. A
la letra, la carta dice:
[ ] tengo la conciencia de que el distinguido jefe que arrostrando el furor de innobles
pasionessobrexcitadaspor la guerra, tiene hoy el valor, cuando aun (sic) palpita los
recuerdosde Iquique, de asociarse (sic) mi duelo y de poner muy alto el nombre y la
conducta de mi Esposo en esa jornada, y que tiene el msraro valor de desprenderse
de un valioso trofeo una espada [ ] que no haba sido jamsrendida [ ].
No obstante estasvictoriasque jamsembriagaron a nuestrosvalerososmarinos,
comandadospor un noble caballero del mar como lo fue Miguel Grau, la campaa
Combate de Angamos.
247
martima recibira un solo y certero golpe losprimerosdasde octubre en Angamos,
un golpe tan fuerte que, a pesar de lasdefensasheroicasen tierra en el sur y en Lima,
nosdebilit al punto de vernosocupadospor losinvasoresdurante cuatro aosy,
luego, trasla rma del Tratado de Paz en Ancn en 1883, mutiladosen territorio.
La epopeya de Angamos
El Combate de Angamosesuna autntica epopeya, porque fue el escenario de
una gesta heroica colmada de la entrega, la valenta y el denuedo de hijosde la
patria, marinosbizarros, caballerosdel mar, que se batieron, durante hora y media,
a bordo del Huscar, bajo la inspiracin de Miguel Grau, con toda la ota chilena,
conformada por el Blanco Encalada, la Covadonga y el Lord Cochrane, que lo
superaban en municionesy hombres, en un desigual combate, que a pesar de la
desventaja, jamscejaron, nunca se rindieron, y siguieron combatiendo con arrojo a
pesar del caosy la desesperacin que se vivi a bordo del Huscar, que fue batido
por todossusancos, debido a que se encontraba cercado, envuelto en un callejn
sin salida por lasnavesenemigas;
3
de ello da cuenta un corresponsal de guerra, que
a bordo de la Unin pudo ser testigo y perennizar la tragedia que vivieron nuestros
valienteshroesdel mar:
[ ] las9 y 30 de la maana del da 8 de octubre, el cielo estaba despejado y la mar
tranquila e inmvil [ ] cuando vimosal Huscar disparar un caonazo sobre el
Cochrane. Tresentusiastasy estrepitososVivasal Per! saludaron ese reto de nues-
trosvalientescompaeros[ ]. El blindado (Cochrane) se acercaba con velocidad al
Huscar y descarg uno de suscaones[ ].
Mientrastanto el Blanco Encalada se haba aproximado al sitio del combate [ ] y le
dispar su batera de estribor [ ].
Hallndose as el Huscar separado de la costa y en el centro de losfuegos[ ].
Dicho testimonio fue publicado en El Peruano en la edicin del 15 de octubre de
1879.
Pero msrevelador resulta el relato de un testigo que se hallaba a bordo del Ilo,
publicado en la edicin del 17 de octubre de El Peruano, que seala que:
El combate empez poco antesde lasnueve de la maana, siendo el Huscar aco-
metido por el Blanco y la Covadonga. Una hora despusaproximadamente entr
en combate el Cochrane y desde entoncesfu (sic) nuestro monitor tomado entre
dosfuegos. Uno de losprimerosdisparosdel Blanco destroz el timn de combate
y cuando se haba repuesto, una bala entr por la popa del monitor y sali por la
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
248
proa, causando gravesaveras (sic)
inutilizando mucha jente (sic) [ ].
La torrecilla del Comandante recibi
dosbalazos: uno en la parte superior
y otro en la base. Este la hizo volar. El
Comandante Grau, que estaba en la
torrecilla, muri, segn unos, instan-
tneamente, y segn otros, perdi
una pierna y cuando sus ociales
lo conducan, en una manta, cay
cerca de ellos una bomba, que al
estallar se llev a losocialesy mat
a Grau [ ].
Tan pronto como ste qued fuera de combate, tom el mando del buque el se-
gundo, Capitn de Corbeta ElasAguirre, que bien pronto fue vctima de lasbalas
enemigas[ ].
Despusde Aguirre se encarg del mando el secretario de la comandancia general,
Capitn de Fragata Melitn Carvajal [ ].
Estosrelatosnospermiten imaginar la situacin desesperada que vivieron nuestros
hroesde la epopeya de Angamosal ver que el Huscar se haca pedazospro-
ducto de losataquesdel Cochrane, el Blanco y, nalmente, de la Covadonga,
que le dio la estocada nal. Una situacin realmente desesperada que poda do-
blegar a cualquiera, masno a estosvalientesmarinosque, por al amor que sentan
al Per, mspudo en ellosel orgullo y la valenta, y bajo lasrdenesdel Teniente
Primero Pedro Grezon, cuarto ocial al mando del Huscar, intentaron sumergirlo
en el ocano abriendo lasvlvulas, pero no pudieron lograrlo, ya que el Huscar fue
abordado por loschilenos, quieneslo impidieron y tomaron prisionerosa lospocos
sobrevivientes, que al ser trasladadosa lasembarcacioneschilenas, no cesaban de
gritar, a pesar de la condicin en la que se encontraban y lo agotadosque podan
estar por el combate: El Per no se rinde, losperuanosno nosrendimos.
El sacricio de lasvidasde estosvalerososmarinos, de estoscaballerosdel mar, nos
permite apreciar el herosmo y el gran amor que sentan por nuestra patria, ya que
en vez de rendirse cuando laspapasquemaban, esdecir, cuando la situacin pareca
perdida, se sucedieron unosa otrospara seguir combatiendo contra el enemigo,
que no se contuvo en atacar con todo lo que tena. De all que conmemorar esta
fecha debe ser para nosotrosun acontecimiento importante, porque al hacerlo va-
loramosla actitud de estosbizarrosmarinos; actitud que debe ser emulada por el
Combate de Angamos. leo Etna Velarde 2013.
249
bien y la grandeza de nuestro pas. Sushazaasdeben ser interpretadasy tomadas
como ejemplo, para demostrarnosque a pesar de lasadversidades, no debemos
rendirnos, sino seguir rmesen la lucha por nuestro propio bienestar y, sobre todo,
por el bienestar de nuestro Per. En este sentido, la admiracin, el reconocimiento
y el orgullo que debemostener para con estosdignosmarinosse basa en su en-
seanza de amor al pasy en ser valientes, corajudos, combatientes, sin haber de-
jado de ser nobles, caballerosos, como lo fue el Almirante Miguel Grau. Esdecir, sus
hazaas, su epopeya, trascienden a la historia y nosdejan una enseanza de vida:
combatir con valores.
Bibliografa
FUENTES PRIMARIAS
1. Diario Of cial El Peruano, 15 de octubre de 1879.
2. Diario Of cial El Peruano, 17 de octubre de 1879.
3. Diario Of cial El Peruano, 22 de octubre de 1879.
4. Diario Of cial El Peruano, 16 de julio de 1890.
BIBLIOGRAFIA
1. Libros
2. Lecaros, Fernando (1979). La guerra con Chi l e en sus document os. Lima: Ital Per.
3. McEvoy, Carmen (2011). Guerreros ci vi l i zadores. Pol t i ca, soci edad y cul t ura en Chi l e durant e
l a Guerra del Pac co. Lima: Centro de Estudios Bicentenario.
4. Paz Soldn, Mariano Felipe (1979). Narraci n hi st ri ca de l a guerra de Chi l e cont ra Per y
Bol i vi a. Lima: Ediciones Milla Batres.
Referencias
1. Discurso del prefecto del Callao, Manuel Velarde, en la ceremonia que tuvo por motivo
la recepcin de los restos de los heroicos combatientes de Angamos, entre ellos, del Al-
mirante Miguel Grau, del of cial Elas Aguirre y de todo el personal subalterno, quienes
ofrecieron su vida a la patria, defendindola del enemigo, tras recibir tan valiosos restos
de las manos de un hroe de guerra que combati y los secund en el Huscar, Melitn
Carvajal. Publicado en El Peruano el 16 de julio de 1890.
2. Las causas de la Guerra con Chile no son objeto de este artculo, que tiene por propsito
sensibilizar a los lectores sobre la actitud heroica que mostraron los valientes marinos a
bordo del Huscar, que, en un combate desigual, no se rindieron ni se doblegaron ante
la adversidad y el enemigo. Por el contrario, tuvieron la determinacin y valenta para
combatir y defender la honra de la patria. Sin embargo, no puedo dejar de sealar, en este
breve espacio, que los intereses que movieron a Chile para declararnos la guerra se cen-
traron en los yacimientos de salitre que se encontraban en territorio peruano y boliviano,
recursos indispensables en la economa chilena, necesarios para su desarrollo y progreso.
3. En un inicio, el Huscar y el Unin, que lo convoyaba, se vieron rodeados por la f ota
chilena de la siguiente manera: por el sur venan siendo perseguidos por el Blanco En-
calada, la Covadonga y el Matas Cousio; al oeste los aguardaban el Cochrane y el
OHiggins; y al suroeste, el Loa. Luego, la Unin rompera el cerco rumbo al norte;
en su persecucin sali el OHiggins, dejando solo al Cochrane, hecho que fue apro-
vechado por el Huscar para atacarlo con disparos, dando inicio as al Combate de
Angamos.
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Licenciada en Cienciasde la Comunicacin
TATI ANA FI GUEROA L PEZ
Comentarista
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Marina de Guerra del Per particip en el XI Juego de Guerra
Multilateral en Argentina (MWG ARGENTINA 2013)
En las instalaciones del Centro
Educativo de las Fuerzas Armadas
Argentinas, se llev a cabo el XI
Juego de Guerra Multilateral en Ar-
gentina, evento que cont con la
participacin de delegaciones de
Brasil, Canad, Chile, Ecuador, M-
xico y Per.
Las delegaciones de los pases par-
ticipantes estn conformadas por
ociales en las reas de Operaciones y Derecho Internacional y por represen-
tantes de los Ministerios de Relaciones Exteriores y de Defensa.
El Juego de Guerra Multilateral tiene como objetivo promover la interoperabi-
lidad y doctrina entre las Marinas participantes. La exploracin progresiva de
los diferentes escenarios martimos actuales a travs del anlisis y la resolucin
de problemas, permite una mejor comprensin y construye lazos ms fuertes
entre los pases participantes.
El juego se desarroll en dos niveles, el estratgico poltico-militar y el nivel
operacional, a travs de la creacin de una Fuerza Multinacional, con los me-
dios que cada pas participante brinda para tal efecto y con el establecimiento
de las reglas de enfrentamiento.
Tema de Justicia Militar se present ante abogados hispanos de
los EE.UU.
Fuero Militar Policial del Per particip en la Convencin Nacional de
Abogados Hispanos. Del 04 al 07 de setiembre, en Denver, Colorado, la
Convencin Anual de la Asociacin Nacional de Abogados Hispanos de los
Estados Unidos de Amrica. Uno de los temas tratados fue Conictos armados:
El estado de derecho en tiempos de guerra.
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El Contralmirante Julio Pacheco
Gaige, Vocal Supremo del Fuero
Militar Policial y Director del Centro
de Altos Estudios de Justicia Militar,
particip en el citado certamen inte-
grando el panel que abord la tem-
tica de la responsabilidad de los abo-
gados y asesores operacionales en el
escenario de los conictos armados,
as como la naturaleza y atribuciones
de la justicia militar en apoyo a la disciplina en las Fuerzas Armadas y Policas
militarizadas, junto a representantes militares de Chile, EE.UU. y Colombia.
Este evento, es uno de los ms importantes de su rubro y es organizado por
la HNBA (Hispanic National Bar Association) que congrega a ms de cien mil
abogados hispanos de los EE.UU. para debatir temas jurdicos de todos los
mbitos, tanto pblico como privado y que marcan el pulso del ejercicio legal
y la evolucin del Derecho en esta parte del mundo.
En su intervencin, el Contralmirante Pacheco sustent la importancia de la vi-
gencia de los sistemas de justicia militar en los pases con fuerzas armadas, con
reconocimiento de las diferencias que pueden existir en los modelos de orga-
nizacin o de normas militares o regulatorias de los delitos militares o delitos de
funcin segn el sistema que se haya adoptado. Asimismo, destac el trabajo
conjunto emprendido entre el Per, Chile, Colombia y los Estados Unidos, pases
que llevan adelante una agenda multilateral que busca estudiar y compartir cri-
terios sobre justicia militar con la nalidad de aplicarla con el mayor estndar
posible, acorde con el derecho internacional y los derechos humanos.
III Reunin de Estados Mayores de Italia y Per - II Reunin de
Comit Directivo
En el marco tradicional de profesionalismo y camaradera que permite rea-
rmar los slidos lazos de amistad existentes entre ambas Marinas, del 9 al 13
de setiembre, en las instalaciones del Centro Naval del Per sede San Borja, la II
Reunin de Comit Directivo y III Reunin de Estados Mayores entre la Marina
Militar de Italia y la Marina de Guerra del Per.
253
La delegacin italiana, presidida
por el Jefe del Departamento Ge-
neral de Planicaciones de la Ma-
rina Militar italiana, Contralmirante
Giovanni Gumiero, estuvo inte-
grada por el Jefe del Departamento
de Nuevas Construcciones de la Di-
reccin General de los Armamentos
Navales (NAVARM), Contralmirante
Massimo Guma; el Jefe de la Cooperacin Internacional en los ITNGS - Ocina
de Poltica Naval y Relaciones Internacionales, Capitn de Fragata Francesco
Proccacini; el Jefe de la Ocina de Cooperaciones Internacionales ante la Di-
reccin General de los Armamentos Navales (NAVARM), Capitn de Fragata Ra-
aello Alvau, y el por el Ocial Encargado de las Relaciones Internacionales en
la Marina Militar, Capitn de Corbeta Giusseppe Valentini.
Por su parte, la representacin de Per, liderada por el Jefe de Estado Mayor
General de la Marina, Vicealmirante Reynaldo Pizarro Antram, estuvo confor-
mada por el Jefe del Departamento de Asuntos Internacionales del Estado
Mayor General, Capitn de Navo Juan Carlos Montenegro Valderrama, as
como por el Jefe del Departamento de Poltica y Estrategia Institucional, Ca-
pitn de Navo Rodolfo Sablich Luna Victoria; el Jefe de la Ocina de Enlace
del Estado Mayor General, Capitn de Navo Ricardo LLanos Vidal, y el Jefe
de la Divisin de Ordenanzas Navales del Departamento de Organizacin del
Estado Mayor General, Capitn de Fragata Hugo Valles Iglesia.
Como parte de las actividades programadas, las representaciones de Italia y
Per intercambiaron temas referidos al fortalecimiento de las relaciones entre
ambas Armadas. La delegacin peruana expuso sobre la organizacin y los
proyectos a futuro de la Marina de Guerra del Per. A su turno, la delegacin
invitada ampli el tema de la visin estratgica de la Marina Militar de Italia,
as como la explicacin de los proyectos futuros que tienen planeado cumplir.
Cabe resaltar que ambas Armadas han demostraron inters de cooperacin
en: Sistema de Vigilancia Martima (V-RMTC/T-RMN), Capacitacin y Entrena-
miento, Proyectos Navales, Soporte Logstico y de Material.
Entre los logros obtenidos es importante resaltar que se han rmado acuerdos
relacionados con visitas recprocas a nivel de autoridades navales, intercam-
bios profesionales y acadmicos, as como de cooperacin en el mbito tc-
nico logstico y apoyo en instruccin nutica y velera.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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Finalmente, y como parte de las acti vi dades programadas, la delegaci n
i taliana visi t la Escuela Naval del Per, la Direcci n de Servi ci o de Armas
y Electrni ca, la Fragata M isilera BAP Bolognesi (FM -57) y la Direcci n
General de Capi tanas y Guardacostas, donde conoci eron el funci ona-
mi ento del Sistema de Identi fi caci n y M oni toreo del Trfi co Acuti co
- SIM TRAC.
Marina de Guerra del Per promueve documental La Frontera
Azul, que rinde homenaje al Mar Peruano
La Marina de Guerra, como parte
del fomento de la conciencia ma-
rtima, apoy en la realizacin del
ambicioso documental La Frontera
Azul, que rinde homenaje al mar
peruano, considerado el ms rico
del mundo.
En esta oportunidad, la productora
Del Barrio Producciones nos en-
trega La Frontera Azul, una completa produccin de investigacin y recopila-
cin de informacin. La Produccin General recay en Michelle Alexander y la
Direccin y Guion a cargo de la periodista Mvila Huertas.
Como parte del documental, el equipo de rodaje sali al encuentro de las
ballenas jorobadas al norte del pas y viaj a bordo del BIC Humboldt, como
parte de la expedicin cientca ANTAR XXI que lleg a la Antrtida.
El documental, que rene un espectacular despliegue tcnico y humano,
adems de los mejores profesionales del sonido e imagen, que incluye el uso
de cmaras submarinas, fue estrenado a nivel nacional el 20 y 27 de octubre
por Amrica Televisin.
Durante la conferencia de presentacin, realizada el 17 de setiembre en el
Centro Naval del Per, se cont con la asistencia de Michelle Alexander y la
periodista Mvila Huertas. Estuvieron presentes tambin el alcalde de San Mi-
guel, Francis Allison Oyague, y el Director de la Direccin de Intereses Mar-
timos de la Marina de Guerra del Per, Contralmirante Javier Gaviola Tejada, as
como Luis Guillermo Camacho, de Amrica Televisin.
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En el desarrollo de la reunin, la periodista Mvila Huertas agradeci el apoyo
del Instituto del Mar del Per IMARPE, y el apoyo logstico de la Marina de
Guerra del Per, con los que pudo lograr nalizar el ambicioso proyecto; indic
que es importante tomar conciencia de que este mar es de todos y por lo
tanto hay que cuidarlo y mirarlo con cario.
Por su parte, el Contralmirante Javier Gaviola remarc que el Per es un pas
eminentemente martimo, con una corriente que regula el clima de la Costa y
en donde sus aoramientos nos proporcionan el mar ms rico en nutrientes,
que lo convierten en uno de los ms productivos y variados del mundo. La
Marina, como ente tutelar de la Patria, realiza la vigilancia y proteccin de los
Intereses Martimos, que son el conjunto de actividades desarrolladas en los
mbitos acuticos, siendo necesario desarrollar una profunda conciencia ma-
rtima en la poblacin, por lo que este documental es un excelente punto de
apoyo, naliz.
Ofcial de la Marina de Guerra del Per culmin
satisfactoriamente curso de Orientacin en Defensa - NDOC
Luego de cinco meses de enri-
quecedor intercambio de conoci-
mientos y experiencias acadmicas,
culmin el Curso de Orientacin en
Defensa - NDOC 2013, impartido
en el Colegio de Defensa del Reino
de los Pases Bajos, en la ciudad y
municipio de Breda, provincia Bra-
bante Septentrional, a 87 km de
msterdam, al sur de Holanda.
En el mencionado curso particip el Capitn de Fragata Guido Ayvar Hermoza,
junto a 22 representantes de pases de Europa, Asia, frica y Amrica.
Como parte del contenido acadmico se realizaron anlisis de los actuales
conictos y amenazas a la seguridad en el mundo, revisando sus contextos
y sus consecuencias. Asimismo, se incluyeron visitas a diversas instalaciones
militares de las Fuerzas Armadas de Holanda y la Organizacin del Tratado del
Atlntico Norte.
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La ceremonia de clausura se realiz el 23 de octubre y cont con la presencia
del Jefe de Cooperacin Internacional del Ministerio de Defensa, General de
Brigada A.J.A. Beukering, quien formul palabras de satisfaccin por los lo-
gros alcanzados con este curso, principalmente por el trabajo intercultural, al
abordar los diversos conictos que actualmente existen a nivel mundial.
Por su parte, el Director de la Academia de Defensa del Reino de los Pases
Bajos, Capitn de Navo M.C.J. Van der Donck, resalt la experiencia compar-
tida durante los cinco meses. Como parte de la comitiva peruana estuvo pre-
sente el Agregado Naval del Per concurrente en Holanda, Contralmirante
Silvio Alva Villamn.
Es importante mencionar que el encuentro acadmico est dirigido a los
pases que no son miembros de la Organizacin del Tratado del Atlntico
Norte OTAN y de la Comunidad Europea.
Comandante General de la Marina particip en reunin de
Ministros de Defensa de Italia y Per
Con el n de estrechar los lazos de
amistad y cooperacin en temas de
Defensa Nacional, se llev a cabo la
Reunin de Ministros de Defensa de
Italia y Per.
El ministro de Defensa Pedro Ca-
teriano Bellido y el ministro de De-
fensa de la Repblica italiana, Mario
Mauro, acompaados de las delega-
ciones de Defensa del Per e Italia, en las que, por el lado peruano participaron
el Jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, Almirante Jos Cueto
Aservi, y los Comandantes Generales de los Institutos Armados de la Fuerza
Area y del Ejrcito, y los viceministros de Recursos para la Defensa y Polticas
para la Defensa.
El Gobierno de Italia, a travsde su ministro de Defensa, Mario Mauro, ofreci a
nuestro passu colaboracin para la construccin de una Central de Ensamblaje y
Mantenimiento de Avionesde Transporte, en benecio del Per y de Amrica Latina.
257
El ministro de Defensa, Pedro Cateriano Bellido, hizo el anuncio tras sostener
la reunin:
Esta visita conrma el excelente nivel de la relacin bilateral entre Italia y el
Per, y en el mbito de la Defensa, donde tenemos larga vinculacin. En este
contexto, hoy el ministro Mauro ha planteado el establecimiento de una Cen-
tral de Ensamblaje y Mantenimiento para la construccin de aviones de trans-
porte en el Per, y otros temas que en el mediano plazo podamos concordar
ambos Gobiernos.
Agreg que el Per est evaluando las propuestas italianas y detall que en
la reunin se abord una amplia agenda de cooperacin en los mbitos de
la Defensa y la Seguridad. Para nosotros, la cooperacin de Italia constituye
un soporte importante en el desarrollo de nuestra problemtica en Defensa,
seal el ministro.

Ganadores del Premio Nacional Almirante Grau 2013
La Marina de Guerra del Per y la em-
presa Telefnica, con el objetivo de
promover los valores morales entre
los ciudadanos peruanos, teniendo
como ejemplo la gura del Caba-
llero de los Mares, han premiado a
los ganadores del II Premio Nacional
Almirante Grau, que forma parte
de la Cruzada Nacional de Valores
Somos Grau, Semoslo Siempre.
La ceremonia de reconocimiento nacional a los ciudadanos que realizan loa-
bles acciones por su comunidad, ayudando a la construccin de una mejor
sociedad inclusiva, humanista, democrtica y productiva, se realiz el 29 de
octubre en el Centro Naval sede San Borja.
Previo a la entrega de los premios, el Presidente de Telefnica, Javier Manza-
nares Gutirrez, remarc: En nombre de la familia Telefnica expreso la sa-
tisfaccin y el honor que signica presentar a las destacadas personas que
plasman en sus historias de vida los valores de Honestidad, Lealtad y Dignidad
que nos leg el Peruano del Milenio.
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Por su parte, el Comandante General de la Marina, Almirante Carlos Tejada
Mera, enalteci la ceremonia y describi que la gura de nuestro hroe y su
legado han trascendido en el tiempo. Se ha constituido en un ejemplo de
valores humanos. l es sinnimo de gloria, honor, caballerosidad y arrojo, as
como un modelo de padre de familia y el esposo.
Indic adems: Nos complace la premiacin a los ciudadanos que encarnan
los valores de nuestro Gran Almirante Miguel Grau, quienes con derecho y
propio esfuerzo se han hecho merecedores a tan alto reconocimiento. Nuestro
respeto por la abnegada labor que desarrollan en sus comunidades.
En la trascendental reunin, el Presidente de la Fundacin Miguel Grau, Con-
tralmirante (r) Ernesto Lermo Rengifo, distingui al ganador de la categora
Honestidad, Csar Escuza Norero, fundador y promotor cultural de Vichama,
un espacio dedicado al teatro, que desde hace 29 aos busca recuperar la me-
moria e historia de Villa el Salvador.
Hizo lo propio el Presidente de Telefnica, Javier Manzanares Gutirrez, con
la designacin en la categora Dignidad, otorgada a Javier Bernaola Pea,
creador del Grupo Cultural Nueva Generacin, que impulsa una Red Distrital
de Bibliotecas Comunales en Villa el Salvador, comprometiendo a dirigentes y
lderes de la zona para promover la lectura, como base del desarrollo educativo.
Finalmente, en la categora Lealtad, fueron reconocidos dos ganadores,
debido a un empate, siendo otorgado uno de los premios por el Coman-
dante General de la Marina, Almirante Carlos Tejada M era, a Patricia Barrios
Verand, fundadora del voluntariado Krame, que ha llegado a agrupar a
ms de 30 mil jvenes de todo el pas, quienes, con esmero y dedicacin,
ayudan a ms de tres millones de pacientes de hospitales, rescatndolos,
en muchos casos, de situaciones de completo abandono. Seguidamente,
el Contralmirante (r) Fernando Grau Umlauff entreg el premio al padre
Jos Chuquillanqui, prroco y propulsor del desarrollo y progreso de Man-
chay, desde hace 16 aos.
Es importante mencionar que la Marina de Guerra del Per y la empresa Te-
lefnica, continuarn con la Cruzada Nacional de Valores Somos Grau, Se-
moslo Siempre, que anhela y coadyuva en el proceso de forjar continuamente
un clima de reexin y conanza que benecie en el desarrollo de una so-
ciedad ms justa e integrada, con gente honesta y emprendedora de toda
condicin econmica y social, lo cual redundar en el logro de nuestra iden-
tidad nacional.
259
24 Reunin del Memorndum de Entendimiento de Tokyo
(Tokyo-MoU)
En su calidad de miembro coope-
rante del Memorndum de Enten-
dimiento de Tokyo para el control
de buques por el Estado Rector de
Puerto, la Autoridad Martima del
Per particip en la 24 Reunin
del Comit del citado Acuerdo,
realizado del 28 de octubre al 1 de
noviembre, en la ciudad de Tokyo
Japn.
La delegacin peruana fue presidida por el Director Ejecutivo de la Direccin
General de Capitanas y Guardacostas, Capitn de Navo Ral Robles Manrique,
e integrada por el Jefe del Departamento del Estado Rector de Puerto, Capitn
de Corbeta Francisco Vlchez Castillo.
Durante la reunin anual, los miembros del Acuerdo analizaron las estads-
ticas sobre el control de buques por el Estado Rector de Puerto en la regin
Asia-Pacco, as como las estrategias a adoptar para reducir la operacin de
buques Sub-Estndares en la regin. En ese sentido, el Estado peruano ha
raticado su rme conviccin de continuar cooperando con los objetivos del
Acuerdo, con vistas a su incorporacin como miembro pleno en el ao 2015.
Asimismo, durante el evento internacional se celebr el 20 aniversario de la
rma del mencionado Acuerdo, con la presencia del seor Koji Sekimizu, Se-
cretario de la Organizacin Martima Internacional (OMI).
El Memorndum de Entendimiento de Tokyo ( Tokyo-MoU), fue rmado el 1
de diciembre de 1993 entre los principales Estados de la Regin Asia-Pacco
como Japn, China, Australia, Canad, Corea del Sur, Nueva Zelandia, entre
otros, haciendo un total de 19 pases miembros plenos, con el objetivo de
establecer un efectivo control por parte de los Estados Rectores de Puerto, a
n de eliminar la operacin de buques Sub-Estndares, velar por la seguridad
de las actividades martimas, proteger el medio ambiente acutico y asegurar
condiciones de trabajo adecuadas para los tripulantes.
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Ofcial peruano particip en evento de reencuentro en la
Universidad Nacional de Defensa de Corea
Invitado por la Universidad Nacional
de Defensa de Corea, el Capitn de
Navo Gerardo Manuel Indacochea
Arana asisti, en representacin
de la Marina de Guerra del Per, a
la Reunin de Reencuentro, que
se llev a cabo en la ciudad de
Sel, del 28 de octubre al 01 de
noviembre, para los ociales y fun-
cionarios graduados en el Curso de
Seguridad y Defensa Nacional en el
ao 2011.
Dicho evento cont con la participacin de representantes de diversas nacio-
nalidades como Bangladesh, Camboya, Indonesia, Malasia, Kazajistn y Mon-
golia. Como parte del programa, se llevaron a cabo diversos seminarios y exhi-
biciones relacionadas con la Defensa y Seguridad Nacional.
VII Foro Internacional sobre Seguridad y Proteccin Martima
Portuaria
En la ciudad de Baha Blanca, Argen-
tina, se llev a cabo el VII Foro Interna-
cional sobre Seguridad y Proteccin
Martima Portuaria (Foro PBIP Argen-
tina 2013) del 5 al 7 de noviembre, con
la participacin de delegaciones de
Argentina, Espaa, Mxico, Panam,
Per, Colombia, Uruguay, Ecuador,
Chile, El Salvador y Angola.
261
El citado evento fue punto de encuentro acadmico de autoridades martimo
- portuarias, organizaciones internacionales, compaas navieras, empresas por-
tuarias, instituciones educativas y profesionales de la seguridad y proteccin
martima-portuaria, en el cual se realizaron ciclos de conferencias para examinar
los ltimos avances normativos, as como intercambiar experiencias aquilatadas
en la aplicacin del Cdigo PBIP, que representa un medio de actualizacin y de
recabar lecciones aprendidas de otros pases bajo un objetivo comn, dentro de
la comunidad internacional.
La Direccin General de Capitanas y Guardacostas particip con una delega-
cin de ociales, quienes brindaron la exposicin titulada El accionar de la Au-
toridad Martima del Per en la proteccin del transporte martimo, la cual sirvi
para dar a conocer los avances en el desarrollo de las capacidades, operaciones
de proteccin y de informacin de la situacin martima que viene alcanzando
la Autoridad Martima Nacional, mediante la actualizacin de los sistemas de de-
teccin de alertas de siniestros (COSPAS SARSAT), el empleo de los satlites LEO-
GEO, el rescate de 6.652 vidas humanas en el mar mediante operaciones SAR en
los ltimos nueve aos, el empleo del sistema de control de misiones, el ejercicio
de las funciones del rea de responsabilidad NAVAREA XVI, el empleo del sis-
tema de alerta y seguridad del buques (SSAS), el empleo del sistema de infor-
macin y monitoreo del trco acutico (SIMTRAC), el despliegue de estaciones
AIS y radares costeros, los sistemas de vigilancia ptico-portuarios instalados,
las modernizaciones en las estaciones costeras y la recepcin de patrulleras de
costa y ocenicas; as como tambin de los proyectos en ejecucin de las nuevas
patrulleras martimas, de costa, ocenicas, patrulleras de puerto y las O shore
Patrol Vessel (OPV), as como el empleo de los satlites MEO.
Al nalizar el evento, la comunidad martima internacional destac el accionar
de la Autoridad Martima Nacional, la cual refuerza la imagen internacional de la
Organizacin de Guardacostas, y por ende, la del Per.
7
ma
Reunin Tcnica Operativa de los Centros de Distribucin de
Datos de la Regin Oeste (WDDR 2013)
Con el n de proponer mejoras en la operacin del sistema COSPAS SARSAT
entre los pases de la regin, el 19 de noviembre, en las instalaciones del Hotel
Casa Andina, de Miraores, se inici la 7ma Reunin Tcnica Operativa de los
Centros de Distribucin de Datos de la Regin Oeste (WDDR-2013).
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El acto inaugural fue presidido por
el Comandante de Operaciones
Guardacostas, Capitn de Navo
SGC Manuel Hinojosa Lpez, quien
estuvo acompaado por el ana-
lista del Programa SARSAT Stephen
Roack, y la Jefe Adjunto de la Secre-
tara del programa COSPAS-SARSAT,
Cheryl Bertoia.
Durante la reunin se dio a conocer la contribucin del Per al Programa
COSPAS SARSAT, a cargo del Jefe del Control de Misiones del Per, Capitn de
Navo Werner Meier Von Shierenbeck.
La reunin tiene por nalidad proponer mejoras en la operacin del sistema
COSPAS SARSAT entre los pases de la regin, los cuales estn integrados por
EE. UU., Australia, Canad, Chile, Argentina y Brasil, as como intercambiar expe-
riencias sobre las implementaciones tecnolgicas establecidas en reuniones
anteriores.
El sistema COSPAS-SARSAT fue creado por Canad, Estados Unidos de Norte-
amrica, Francia y la Unin Sovitica en julio de 1988, para facilitar las opera-
ciones de bsqueda y salvamento, mediante el uso de satlites para la detec-
cin de las seales de radio emitidas por las radiobalizas de emergencia; este
sistema consta de una red de satlites en rbita polar de baja altura, una red
de satlites geoestacionarios y una red de trabajo de estaciones terrenas, los
cuales proveen de alertas e informacin de ubicacin de siniestros a las auto-
ridades SAR en desastres martimos, areos y terrestres.
Es importante destacar que el Gobierno peruano integra este sistema desde
el ao 1996, habiendo designado a la Autoridad Martima Nacional como re-
presentante del Per.
Buque Escuela de la Armada de Brasil arrib al puerto del Callao
Anualmente las unidades navales de diferentes pases realizan visitas ociales
al Per, perodos en que los comandos y dotaciones desarrollan diversas acti-
vidades orientadas a incrementar los vnculos de amistad y camaradera.
263
Precisamente, el 23 de noviembre
arrib al puerto del Callao el Buque
Escuela Brasil, cuya tripulacin
fue recibida por el Comandante
del BAP Villavisencio, Capitn de
Navo Gian Marco Chiapperine Fa-
verio, quien acompa al Coman-
dante del Brasil, Capitn de Mar
y Guerra Renato Garca Arruda, y al
Agregado Naval de Brasil, Capitn
de Mar y Guerra Rmulo Brandao Maia, hasta la Comandancia de la Fuerza
de Supercie, en donde presentaron su saludo protocolar al Contralmirante
Manuel Vscones Morey, con quien intercambiaron experiencias profesionales,
as como temas de inters para ambas Marinas.
Las autoridades del Buque Escuela visitaron, asimismo, al Capitn del Puerto
del Callao, Capitn de Navo Francisco Rafael Quiroz Matuk.
El 24 de noviembre el Comando y dotacin de la Armada de Brasil, conjunta-
mente con el Director de la Escuela Naval del Per, Contralmirante David Alva
Olavarra, participaron en una ceremonia de colocacin de ofrenda oral ante
el monumento del Gran Almirante del Per, Don Miguel Grau Seminario, eri-
gido en el Patio de Honor del Alma Mater de la Ocialidad.
Hasta el 27 de noviembre continuarn las visitas y actividades protocolares
de la tripulacin del Buque Escuela Brasil, realizadas en el marco de su XXVII
periplo de instruccin de los Guardiamarinas del ltimo ao de estudios de la
Escuela Naval de su pas.
La tripulacin de este buque est compuesta por 30 ociales, 219 tripulantes y
206 Guardiamarinas. El Buque Escuela Brasil posee 130,25 m de eslora, y 13,52
m de manga.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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V CTO R M ANUEL TO RRES LACA
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BRASIL
Entrega de patrullera
Araguari
El 21 de junio la empresa
britnica BAE Systems hizo
entrega a la Marina de Brasil
de la patrullera Araguari
(P122), tercera y ltima de
la Clase Amazonas.1 Estos
buques tienen una historia
interesante, pues fueron
construidos originalmente
para la guardia costera de
Trinidad y Tobago, en virtud
de un contrato rmado el 2007. Sin embargo, el Gobierno de esa nacin cari-
bea cancel la orden en el 2010, aduciendo demoras y sobrecostos en el pro-
grama de construccin. Con dos de los tres buques terminados, la empresa se
vio forzada a buscar nuevos clientes, hasta que en enero del 2012 se rm un
acuerdo para su venta a Brasil por un total de 133 millones. Las dos primeras
unidades, la Amazonas (P120) y la Apa (P121), fueron entregadas durante el
segundo semestre de 2012, mientras que la Araguari tom ms tiempo, pues
se encontraba pendiente de equipamiento.
Las patrulleras de la Clase Amazonas tienen 90 metros de eslora y 13.5 de
manga, y desplazan 2.200 toneladas a plena carga. Sus dos motores diesel
MAN las impulsan a una velocidad mxima de 25 nudos. Estn equipadas con
un can de 30 mm y dos de 25 mm, dos botes inables rgidos y una cu-
bierta de vuelo capaz de recibir un helicptero, pero carecen de hangar para
guarecerlo. La tripulacin asciende a 80 personas, aunque se cuenta con aco-
modaciones para 40 pasajeros extras. La electrnica se limita a un radar de
exploracin Terma Scanter 4100 y un sistema de combate y vigilancia OSIRIS,
de la empresa Ultra Electronics.
Entrega de patrullara Araguari.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
266
CHILE
Maniobras con la
Armada china
El 10 de octubre las Armadas
de Chile y de la Repblica Po-
pular China llevaron a cabo
maniobras conjuntas frente a
las costas del pas sudameri-
cano. Segn se inform a la
prensa, en ellas participaron
del lado chino el destructor
Lanzhou, del Tipo 052C, y
la fragata Liuzhou, del Tipo
054; mientras que del lado
chileno tomaron parte las fragatas Lynch, del Tipo 23, y Prat, del Tipo L. Los
ejercicios incluyeron prcticas de navegacin, comunicaciones y defensa area,
con la colaboracin de cuatro aviones turbohlice Pilatus PC-7 de la Armada chi-
lena, que realizaron ataques simulados.2 Cabe destacar que tanto el Lanzhou
como el Prat son buques de fuerte vocacin antiarea, por estar equipados
con sistemas de defensa area: 48 de los modernos misiles de lanzamiento ver-
tical HHQ-9 en el caso del primero y 40 de los ms antiguos Standard SM-1 en
el caso del segundo. Por su parte, la Liuzhou es una fragata multipropsito y
la Lynch, un buque especializado en lucha antisubmarina; ambas cuentan con
sistemas antiareos de menor capacidad que sus respectivos acompaantes.
FRANCIA
Modernizacin de aviones de patrulla martima
El 4 de octubre el Gobierno francs rm un contrato inicial con las empresas
Dassault Aviation y Thales por 400 millones, para la modernizacin de sus
aviones de patrulla martima Atlantique 2.3 Estas aeronaves tienen su origen en
el diseo Br.1150 Atlantic, de la empresa francesa Breguet, que a nes de los aos
cincuenta gan un concurso de la OTAN para elegir al sucesor del P-2 Neptune. A
pesar de esta victoria, solo fue adquirido por cuatro de los miembros de esta or-
La fragata misilera Prat ( FFG 11) . Crdito: Vermerris.
267
ganizacin: Alemana, Francia,
Italia y los Pases Bajos. En el
caso francs, se desarroll
una versin mejorada, cono-
cida como Atlantique 2, que
entr en servicio a nes de
la dcada de 1980. Esta es la
versin que se piensa mo-
dernizar en un proceso que
incluir quince de los vein-
tids aviones supervivientes.
Las mejoras incluyen el re-
emplazo del sistema de mi-
sin tctico, un nuevo radar
de bsqueda de supercie y un renovado sistema de procesamiento de infor-
macin para la bsqueda de submarinos mediante sonoboyas. Cabe recordar
que la utilidad de estas aeronaves no se limita al ambiente martimo, sino que
tambin se extiende al terrestre, tal como qued demostrado durante la inter-
vencin francesa en Mali, segn fue descrito en la edicin anterior de Noticias
Internacionales.
ITALIA
Primera fragata de la Clase Bergamini
El 29 de mayo los astilleros de Fincantieri-Muggiano, en La Spezia, hicieron
entrega a la Marina italiana de la fragata Carlo Bergamini (F590), primera de
la Clase Bergamini.4 Estos navos son el fruto de un proyecto de cooperacin
franco-italiano para la construccin de fragatas multirol, o FREMM, por sus
siglas en francs (Frgate Multi-Mission) e italiano (Fregata Multi-Missione). El
Gobierno italiano ha ordenado hasta el momento seis unidades: dos en versin
de propsito general y cuatro en versin antisubmarina. Se espera alcanzar un
total de diez, con el n de reemplazar las cuatro unidades de la Clase Lupo ya
retiradas de servicio y a las ocho unidades de la Clase Maestrale.
Avin de patrulla martima Atlantique 2. Crdito: Adrian
Pingstone.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
268
La Bergamini tiene 144.5
metros de eslora y 19.7 de
manga, para un desplaza-
miento de alrededor de
6.500 toneladas a plena
carga. Cuenta con un sistema
de propulsin combinado
a disel elctrico y gas (CO-
DLAG, por sus siglas en in-
gls), con una turbina a gas
LM2500+G4 producida bajo
licencia en Italia y cuatro
generadores disel Isotta
Fraschini VL 1716 C2ME,
que permiten alcanzar una
velocidad de 29 nudos. La
electrnica incluye un radar
EMPAR de bsqueda, rastreo
y gua de misiles, un radar
RASS de bsqueda de su-
percie, un sistema infrarrojo
SASS de bsqueda y rastreo,
dos radares NA-25 DARDO-F
para el control de tiro de los
caones y un sonar de casco
UMS 4410 CL; todos ellos in-
tegrados en el sistema de
combate Athena. El arma-
mento comprende 16 misiles
antiareos Aster, ocho misiles
antibuque Otomat, un can
de 127 mm y uno de 76 mm,
dos caones de 25 mm a
control remoto y dos heli-
cpteros NH90 o un AW101.
Los sensores y armas varan
en las unidades de la versin
antisubmarina.
Fragata Carlo Bergamini ( F590) . Crdito: Fabius1975.
Lasfragatasde la Clase M aestrale sern reemplazadaspor las
FREM M . Crdito: US Navy.
269
NUEVA ZELANDA
Nuevo misil antiareo
El Gobierno neozelands
ha anunciado la eleccin
del misil de defensa area
Sea Ceptor como parte
del proceso de moderni -
zacin de sus dos fragatas
de la Clase ANZAC: la Te
Kaha (F77) y la Te Mana
(F111).5 Estos buques en-
traron en servicio a finales
de la dcada de 1990, con
un lanzador vertical Mk41
de ocho celdas para misiles
RIM -7 Sea Sparrow. Dada la
antigedad de este sistema, ha sido reemplazado en varias Marinas del
mundo por el RIM -162 Evolved Sea Sparrow Missile (ESSM); este es el caso
de los principales aliados de Nueva Zelandia: Estados Unidos y Australia.
En este contexto, la eleccin neozelandesa parece ir contracorriente, pues
a diferencia del ya en servicio ESSM , ha optado por un sistema que se en-
cuentra todava en desarrollo en el Reino Unido, a cargo de MBDA Missile
Systems, y que recin entrar en servicio en el 2016 en las fragatas Tipo 23
de la Marina Real de ese pas. En contrapartida a este mayor riesgo, se ob-
tiene un misil guiado por radar activo, lo que permite disparar una mayor
cantidad en simultneo, en comparacin con el Sea Sparrow y el ESSM ,
que, por tener gua de radar semi -activa, requieren un radar especializado
para eliminar al objetivo hasta su destruccin. Una ventaja adicional es
que, al igual que el ESSM , cuatro misiles Sea Ceptor caben en cada una de
las celdas del lanzador MK41, en lugar de un solo Sea Sparrow.
Imagen generada por computadora del misil antiareo Sea
Ceptor. Crdito: M BDA M issile Systems.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
270
REINO UNIDO
Versin mejorada del
helicptero AW101
El 23 de julio la Marina
Real britnica recibi los
cinco primeros ejemplares
del helicptero Merlin,
modernizados de la versin
HM1 a la HM2.6 Estas
aeronaves se han reequipado
al Escuadrn 824, ubicado
en la Base Aeronaval de
Culdrose, en el extremo sur
de Inglaterra, con el propsito
de servir como unidad de
entrenamiento. Esta nueva versin es producto del Merlin Capability Sustainment
Programme (MCSP), desarrollado y liderado por la empresa estadounidense
Lockheed Martin, en colaboracin con AgustaWestland, fabricante de los
helicpteros. Las modicaciones incluyen el paso a una arquitectura abierta de
los sistemas electrnicos para facilitar la implementacin de mejoras futuras,
una renovada cabina de vuelo con pantallas planas de amplias dimensiones,
mejoras en los sensores radar y sonar, as como en la capacidad para procesar
informacin. Del total de 44 Merlin recibidos originalmente por la Marina Real
entre 1998 y 2002, 30 pasarn por este programa de modernizacin. Se espera
que el nuevo modelo alcance su plena capacidad operacional a nes de 2014.
REPUBLICA DE CHINA
Nuevos aviones de patrulla martima
El 25 de septiembre, la Armada de la Repblica de China recibi el primero
de doce aviones de patrulla martima P-3C Orion, adquiridos en el 2007
a los Estados Unidos por un total de $1.960 millones.7 Dado que la lnea
de produccin de estas aeronaves cerr en 1995, se tomaron ejemplares
retirados para su modernizacin y puesta en servicio. Se espera que las
entregas se completen el 2015, con lo cual se podr retirar del servicio a
Helicptero M erlin de la M arina Real britnica. Crdito: US Navy.
271
los S-2 Tracker, en servicio
desde fines de la dcada de
1970. Tal renovacin debe
entenderse en el marco del
rpido proceso de expan-
sin de la Armada de la Re-
pblica Popular China, pas
que no reconoce la exis-
tencia de la Repblica de
China en la isla de Taiwn.
Los P-3C cuentan con mo-
dernos sensores que les
permiten detectar, rastrear
y atacar submarinos, lo que
los convierte en una im-
portante herramienta frente al ms de medio centenar de submarinos en
servicio en la Repblica Popular.
SIRIA
Crisis en el Medio
Oriente
A nes de agosto, el uso
de armas qumicas por
parte del presidente sirio
Bashar al-Asad contra la
poblacin de su propio
pas, desat una crisis in-
ternacional de gran mag-
nitud. El Gobierno de los
Estados Unidos amenaz
con una intervencin mi-
litar en represalia por los
ataques, para lo cual despleg los destructores Barry (DDG-52), Stout (DDG-
55), Ramage (DDG-61), Mahan (DDG-72) y Gravely (DDG-107), de la Clase Ar-
leigh Burke, en el Mediterrneo oriental. Estos buques cuentan con alrededor de
un centenar de misiles cada uno; entre ellos, misiles crucero BGM-109 Tomahawk
Un P-3C de la M arina estadounidense sobrevuela un
submarino sovitico en 1985; una escena que podra repetirse
en el M ar de China con nuevosactores. Crdito: US Navy.
La fragata Chevalier Paul ( D621) ; al fondo, el portaaviones John
C. Stennis (CVN 74) . Crdito: US Navy.
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
272
y misiles antiareos Standard
SM-2. En caso de necesidad,
estos podran haber sido
apoyados por los portaa-
viones Harry S. Truman
(CVN-77) y Nimitz (CV-68),
que se encontraban en el
Mar Arbigo y el Ocano n-
dico, respectivamente.8 En
un gesto de apoyo a la pos-
tura norteamericana, el Go-
bierno francs envi a la re-
gin a la fragata Chevalier Paul (D621), armada con 48 misiles antiareos Aster
15 y Aster 30, y alist el portaaviones Charles de Gaulle (R91) en el puerto de
Toln para una posible salida.9
En respuesta a estos movimientos, el Gobierno de Rusia dej en claro su
oposicin a cualquier intervencin en Siria, con el envo al Mediterrneo oriental
del crucero Moskva, de la Clase Slava; el destructor Almirante Panteleyev, de
la Clase Udaloy; los buques de desembarco Minsk y Novocherkassk, de la
Clase Ropucha, y el buque de Inteligencia Priazovye, de la Clase Vishnya.10
Entre las armas que portan estos navos destacan los 16 misiles antibuque P-500
Bazalt, montados en el crucero Moskva, por sus caractersticas, que incluyen un
alcance superior a los 500 kilmetros, una velocidad de Mach 2.5 y una cabeza
de combate de alrededor de una tonelada. Afortunadamente, la crisis lleg a su
solucin, tras la aceptacin por parte del Gobierno sirio de la destruccin de su
arsenal de armas qumicas, bajo supervisin de las Naciones Unidas.
Bibliografa
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El destructor Almirante Panteleyev. Crdito: US Navy.
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2-un-premier-contrat-de-renovation-400-millions
5. Mer et Marine. (30 de agosto de 2013). Le Chevalier Paul met le cap sur la Mditerrane orientale.
Recuperado el 20 de septiembre de 2013, de ht tp://www.meretmarine.com/fr/content /le-chevalier-
paul-met-le-cap-sur-la-mediterranee-orientale
6. OCCAR. (junio de 2013). Italian FREMM FOC GP Carlo BERGAMINI delivered to the Italian Navy. Recu-
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7. Peoples Daily Online. (14 de octubre de 2013). PLANs taskforce conducts maritime joint exer-
cise with Chilean Navy. Recuperado el 20 de octubre de 2013, de ht tp://english.people.com.
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8. Reuters. (29 de agosto de 2013). If U.S. strikes Syria, destroyers likely to deliver the blow. Recupera-
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weapons-factbox-idUSBRE97S11R20130829
9. Reuters. (6 de septiembre de 2013). Russia sends more naval ships to Syrian coast. Recuperado el 20
de septiembre de 2012, de ht tp://www.reuters.com/article/2013/09/06/us-syria-crisis-russia-ship-
idUSBRE9850OH20130906
10. Taipei Times. (26 de septiembre de 2013). First P-3C arrives at Pingtung base. Recuperado el 15 de
octubre de 2013, de ht tp://www.taipeitimes.com/News/taiwan/archives/2013/09/26/2003573053.
Referencias
1. (BAE Systems, 2013)
2. (Peoples Daily Online, 2013)
3. (Mer et Marine, 2013)
4. (OCCAR, 2013)
5. (MBDA Missile Systems, 2013)
6. (Flightglobal, 2013)
7. (Taipei Times, 2013)
8. (Reuters, 2013)
9. (Mer et Marine, 2013)
10. (Reuters, 2013)
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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Melitn Carvajal Pareja
Hist oria Mart i ma del Per: La
Repbl i ca 1879 a 1883. Tomo XI,
Volumen 3.
Lima; Instituto de Estudios Histrico Martimos
del Per, 2013.
952 p. ilus, mapas, planos, retratos
Tenemos entre manos, acabado de salir de la imprenta, el tercer y ltimo
volumen del libro del Contralmirante Melitn Carvajal sobre la Guerra del
Pacco. Corresponde al captulo titulado El inicio de la desintegracin
territorial. Los dos anteriores volmenes introdujeron al lector en la guerra
naval durante la conagracin, hasta el Combate de Angamos. El tema del
presente libro comprende lo que acontece en esta parte de la costa del
Pacco Sur Oriental, con Chile a cargo del control del mar, aprestndose para
iniciar al n la ltima fase de su campaa: el desembarco de sus tropas para el
gran asalto por tierra. Entre el Combate de Angamos y la marcha del Ejrcito
Expedicionario el 28 de octubre, han pasado veinte das. Aqu empieza la obra,
con los prolegmenos del asalto anbio en Pisagua, y contina hasta el nal
de la guerra. En las primeras cincuenta pginas esclarece con objetividad el
motivo por el cual el pas del sur va a la guerra: que existi desde un comienzo
un objetivo poltico contra Per, con quien entonces no comparta una
frontera comn y que, dice, convalida lo consignado en las actas del Consejo
de Ministros [ ] en cuanto al objetivo remoto y ulterior, y que Balmaceda,
ministro de Relaciones Exteriores, manifestaba a sus agentes diplomticos
SEO RA ESPERANZA NAVARRO PANTAC
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REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
276
en el extranjero en su circular del 24
de diciembre de 1881: El territorio
salitrero de Antofagasta y el territorio
salitrero de Tarapac fueron la causa
real y directa de la guerra. La Campaa
de Tarapac que estaba ad portas tena
como n la desintegracin territorial
del Per. En la pgina 612 revela que
Chile planea destruir al Per por
cuarenta aos.
El panorama es este: el Per no cuenta
ms con una Armada, empero la
guerra naval todava va a continuar,
pues las fuerzas de su Marina ofrecern
an frrea ofensiva en sus puertos
bloqueados: Pisagua, Iquique, Arica y
Callao. De eso trata el libro: de la doble ruptura del bloqueo de Arica: la audaz
accin de Manuel A. Villavisencio a bordo de la corbeta Unin, escena que
reproduce la pintura que aparece en la cubierta del libro. De las operaciones
de la lancha torpedera Alianza en la defensa de Arica y asalto y captura de la
plaza. Del bloqueo del Callao, de los bombardeos y combates navales que an
se producirn hasta la cada de Lima. Y de las acciones de las Fuerzas Sutiles.
Con la plaza de Arica tomada, el objetivo martimo del Almirante chileno
Galvarino Riveros es el puerto del Callao. El autor describe y analiza las acciones
de la mermada Marina, que se enfoca ahora en tomar medidas preventivas
para defender el puerto del Callao, sitiado desde el da 10 de abril por las
fuerzas chilenas. Trata sobre el primer combate naval el da 22 de abril de 1880
y cmo los ofensores no consiguen hundir la corbeta Unin, el nico buque
de guerra que le queda a la Armada peruana.
Un punto que el autor va a tratar con minuciosidad es el referido a las
Fuerzas Sutiles, otilla que se crea el 21 de abril, como consecuencia del
establecimiento del bloqueo del Callao. Explica cmo esas fuerzas van a jugar
un papel vital en la defensa de costa especialmente del puerto del Callao
y en las operaciones encubiertas contra las naves sitiadoras. El cuerpo est
compuesto por embarcaciones a vapor de propiedad del Estado, convertidas
en lanchas torpederas y lanchas caoneras, al mando de jvenes ociales
de Marina, como los Tenientes Segundos Jos Glvez y Julio Benites, en la
Contralmirante M elitn Carvajal Pareja.
277
Independencia y Resguardo, respectivamente. Nos describe las acciones
soterradas que mantienen a raya a las torpederas enemigas e incluso enfrentan
a buques de mayor capacidad de fuego, hasta hundir el transporte Loa y la
goleta Covadonga.
Trata tambin sobre el segundo combate del Callao, el 10 de mayo de 1880,
y las acciones navales que a partir de la fecha se van a desarrollar bajo la
modalidad de las Fuerzas Sutiles, incluyendo la defensa submarina del Callao
con torpedos y minas, y los distintos planes que se van urdiendo en diversos
momentos para hundir los buques enemigos. Es el recuento y examen de las
diversas acciones defensivas y ofensivas de las fuerzas peruanas y los sucesivos
bombardeos al Callao, que con pertinacia lleva a cabo la ota bloqueadora,
hasta el postrer bombardeo y combate el da 11 de diciembre de 1880.
Aun cuando se trata de una obra de historia martima, y la guerra naval va a
terminar el 16 de enero de 1881 con la autodestruccin de la escuadra, tras las
derrotas de San Juan y Miraores, el libro se extiende hasta el 20 de octubre de
1883, cuando se rma el Tratado de Paz. El autor maniesta que a partir de ese
punto la obra no centra su atencin en las operaciones terrestres, salvo cuando
hay participacin de marinos, como en la defensa de Lima o la excepcional
actuacin de Lizardo Montero en el Gobierno Provisorio.
Sin embargo, en lo referido a los intereses martimos, el tema de los puertos
y aduanas durante la guerra y la ocupacin, ocupa un especial espacio y
atencin. Siendo que hasta ahora no se tena un cabal conocimiento de lo
que ocurra en los puertos, centros activos de la vida econmica del pas,
pone bajo su lupa examinadora a los principales puertos: Paita, Pisco, Callao
y Mollendo. Qu pasaba con el comercio martimo, con los intereses de los
pases neutrales, con la vida civil en los puertos? Observa tambin cmo el
gobierno de ocupacin manej la administracin aduanera y los cambios que
efectu para optimizar las operaciones, a n de conseguir mayores dividendos
de la aduana del Callao, de los puertos bajo la dependencia de la misma y de
la Empresa del Muelle Drsena, para provecho de Chile.
Con este volumen culmina la triloga de la guerra martima de la gran
conagracin del Pacco. Un acucioso, ordenado y docto estudio a la luz
de fuentes inditas que se anan a una amplia bibliografa que se ha dado
a conocer en los ltimos aos. El Almirante Carvajal aborda los complejos
temas de la guerra en el mar, ubicndolos en el contexto poltico, econmico
y militar, sin perder de vista los aspectos sociales, geogrcos, de Derecho
Internacional y tecnolgico comprometidos en el evento. Nos sorprende la
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
278
gran capacidad comparativa y de sntesis del Almirante Carvajal, as como su
decantado juicio crtico. A lo largo de la obra aparecen en varias oportunidades
cronologas que proporcionan un ajustado panorama de los eventos; por
ejemplo: las operaciones navales chilenas, entre noviembre de 1879 y febrero
de 1880. Son tambin sumamente tiles los resmenes en forma de cuadros,
verdaderos consolidados de la informacin que maneja. Por otra parte, el
lector no podr menos que agradecerle la aclaracin de mltiples trminos
profesionales o en desuso, que para el neto resultaran hoy incomprensibles.
Saludamos la culminacin de este extraordinario trabajo, fruto de veinte aos
de investigacin, que esclarece aspectos desconocidos de esa confrontacin
martima en la que el mundo, por diversos motivos, incluidos los emocionales,
mantuvo los ojos puestos por cuatro largos aos.
279
Seguridad, tarea de t odos
Quiero empezar el presente artculo con la siguiente cita:
La act it ud personal de cada individuo frente a la prevencin de riesgos es decisiva y
solo conociendo bien cada riesgo, comprendiendo a fondo la medida de prevencin
que corresponde y asumiendo su parte de responsabilidad prevent iva en la organiza-
cin, se consigue un comportamient o adecuado y unos resultados tangibles. (SUVA,
Caisse nat ionale suisse dassurance en cas daccident s.)
Actualmente nuestra Institucin tiene entre sus diversos cometidos el propor-
cionar seguridad a la nacin; pero, es acaso que estamos realmente preparados
para proporcionar dicha seguridad, contando con los estndares bsicos reque-
ridos para brindarla ecientemente?
Actualmente, a nivel nacional e internacional, se han establecido sistemas de
gestin en los cuales se busca requisitos mnimos para cumplir con los estn-
dares exigidos por las entidades reguladoras; este es el caso de la ley Nro. 29783
(LEY DE SEGURIDAD Y SALUD EN EL TRABAJO), la misma que se rige por nueve
principios bsicos que toda organizacin debe cumplir, tal como se menciona
en el artculo 2: La presente Ley es aplicable a t odos los sect ores econmicos y de ser-
vicios; comprende a t odos los empleadores y los t rabajadores bajo el rgimen laboral
de la act ividad privada en t odo el territorio nacional, t rabajadores y funcionarios del
sect or pblico, t rabajadores de las Fuerzas Armadas y de la Polica Nacional del Per,
y t rabajadores por cuenta propia.
Hace no muchos aos, los encabezados de los diarios comentaban acerca de
cmo una vez ms, y a pesar de las tragedias vividas anteriormente, la creciente
del ro Rmac haba arrasado las pertenencias de gente pobre que haba cons-
truido viviendas en sus orillas. Eran aos en los que no exista el Indeci, entidad
estatal que actualmente vela por la prevencin de desastres y siniestros. Lo que
hoy llamamos cultura de prevencin era algo desconocido, y esos reiterados
desastres eran atribuidos a cualquier cosa menos a pensar que las aguas de los
ros siempre tienden a recuperar su cauce y en pocas de creciente arremeten
contra lo que lo ocupa.
Teniente Segundo
SCAR ENRI Q UE SALM N SUEYRAS
COMENTARIOS
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
280
En el caso de nuestra Institucin, escomn observar en lasdiferentesunidadesy de-
pendenciasque el cargo de Jefe de Seguridad no esconsiderado como principal,
sino que, por el contrario, estenido como uno adicional, y en el peor de loscasos,
como colateral. Esto esdebido a que la Seguridad, lamentablemente en mucho de
loscasos, no se puede medir de manera tangible, ya que losrecursos(materialese
intangibles) que se requieren tanto para la formacin, equipamiento y organizacin,
aparecen muchasvecescomo excesivosen comparacin con losresultadosobte-
nidos. Lo malo esque en caso de suceder un siniestro (accidente o incidente), este
conlleva prdidasinmensamente superioresal costo de la prevencin.
En mi trayectoria como ocial de la Institucin he podido observar diferentespol-
ticasasociadasa la Seguridad y Salud en el trabajo. En mi primer ao tuve la excelente
experiencia de ser jefe de la Divisin de Control de Averasde una unidad de primera
lnea, lo cual me sirvi de base para comprender la real situacin que actualmente
vivimosen nuestrasunidadesy dependencias. Un ao despus, al haber ingresado
a la Fuerza de Aviacin Naval, pude apreciar que la situacin era muy diferente; que
exista, segn mi apreciacin, una poltica msslida y elaborada sobre la materia,
debido a que existen mayoresriesgosdurante lasoperaciones.
Uno de los mtodos bsicos para poder elaborar una poltica de Seguridad y
Salud en el trabajo consiste en elaborar una lnea base (anlisis) de nuestra ac-
tual situacin, para lo cual los resultados obtenidos en dicho estudio deben ser
281
comparados con el contenido de la ley antes
mencionada, as como con otros dispositivos
legales pertinentes, los mismos que sirven de
base para la planicacin, aplicacin, y como
referencia para medir la mejora continua. (art.
37, ley 29783).
Los benecios obtenidos como conse-
cuencia de la implementacin de un Sistema
de Seguridad y Salud en el trabajo son ml-
tiples, mencionando entre los principales un
notable aumento del compromiso por parte
de todo el personal, al elegirse dentro de la dotacin un comit (para organi-
zaciones mayores a 20 tripulantes) o un representante (para organizaciones
menores a 20 tripulantes), los cuales debern contar con la autoridad y em-
poderamiento que requieran para poder llevar a cabo adecuadamente sus
funciones; estas sern cumplidas en base a una capacitacin en la materia.
Otro benecio es el incremento en el bienestar del personal, debido a que al
contar con un sistema efectivo, obtenemos personal altamente capacitado en
sus funciones, con conocimientos en materia de prevencin, y sobre todo con
alta motivacin y conciencia de seguridad, optimizando los recursos.
As mismo, un benecio que a ttulo personal considero de los ms impor-
tantes, consiste en que al instruir y crear una cultura de seguridad en nuestro
personal, no solo obtenemos un mejor rendimiento y desempeo en sus fun-
ciones, sino que creamos un efecto multiplicador que afectar directamente
a nuestra sociedad, pues dicho tripulante compartir sus conocimientos en su
hogar y entorno, puesto que es consciente de las implicancias de no aplicar el
conocimiento adquirido.
El campo de la Seguridad Laboral es muy amplio; para hacernos una idea sen-
cilla de ello, presento la siguiente cita: Es necesario diferenciar ent re el concept o de
riesgo est imado por un expert o en prevencin, denominado riesgo objet ivo, y el que
percibe el t rabajador o encargado, riesgo subjet ivo. (Gestin Prctica de Riesgos
Laborales, n 28, pg. 42, junio de 2006). Todos nosotros provenimos de dife-
rentes formaciones y entornos culturales, en los que para algunos de nosotros
un acto puede parecer muy inseguro y para otros resulta un procedimiento
normal y rutinario, que no implica mayor riesgo. Lo nico que puede modicar y
buscar estandarizar estas percepciones subjetivas es la formacin profesional del
personal, terica y prctica, destinando los recursos y medios requeridos para
REVISTA DE MARINA / nmero 3 - 2013
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ello, as como el estudio de las
actitudes de los mismos, ya que
A. Prades (1998) propone que
para incrementar las conductas
seguras de los trabajadores no
es suciente realizar actividades
formativas, sino que se debe in-
cidir en aspectos cognitivos del
trabajador mediante el diseo
de una intervencin psicosocial
de cambio de actitudes positivas
hacia la seguridad laboral.
La intencin del presente artculo es sensibilizarnos respecto a un tema tan
importante y comn, que para muchos se convierte en pendiente dentro de
nuestra agenda, priorizando objetivos ms importantes, debido a la sobre-
carga en nuestras agendas laborales. El tema es muy amplio, sobre todo en lo
referido a la generacin de actitudes positivas de prevencin, que procurar
pronto compartirlas con ustedes. Considero, tambin a ttulo personal, que es
momento de tomar cartas en el asunto, pues los benecios que obtendremos
realmente lo merecen.
Actualmente puedo determinar que, independientemente de las funciones,
sean operativas o administrativas, los riesgos, mayores en unos y menores en
otros, siempre existirn, pero es deber del personal velar por la seguridad de
los activos, sobre todo por el recurso ms importante: el ser humano. Consi-
dero que garantizar la seguridad y la salud del personal en el desempeo de sus
funciones, debe ser uno de los aspectos ms importantes, as como practicar
la cultura de la mejora continua en nuestros procesos a travs de la constante
evaluacin interna de los mismos. Apliquemos una buena experiencia de los
mdicos, empecemos a crear lo que ellos llaman Manual de Buenos Procedi-
mientos, sumando da tras da lo que veamos que funciona bien, plasmando
en ese documento los pasos seguidos y los resultados obtenidos, no para que
quede inamovible sino para que a partir de esas prcticas se contine mejo-
rando los resultados.
Seamos una Marina referente como organismo del Estado, sobre todo en el
cumplimiento de las leyes, mejorando no solo nuestra imagen, sino nuestro
clima laboral, y, como consecuencia, podremos contar con un capital humano
de altsima calidad personal y profesional, preparado y motivado para cumplir
con los retos que el mundo globalizado de hoy demanda.
283
Capitn de Fragata Hugo Ramrez Brain
Dj enl os equi vocarse!
Lo perfecto es enemigo de lo bueno.
(Un sabio)
Caso tpico N 11 A mi manera
Se reere al tpico caso del Jefe que siempre desea que lascosasse hagan segn
su gusto, y a su justa medida. Realmente, me imagino que pocascosashan de ser
tan gratascomo tener la certeza de que hasta la ltima coma del ocio que nos
estn preparando, va a ir colocada justo en el lugar en que nosotrosla coloca-
ramos. Est de msdecir que el Jefe en cuestin tiene la sana certidumbre de ser
potencial miembro de la Real Academia de la Lengua, y que los05 con que don
Humberto Santilln premiaba susexmenesde lenguaje son cosa del pasado.
Caso tpico N 12 No ms fallas
Se reere al tpico caso del Jefe que no tolera cometer errores, o que, en su de-
fecto, trata de asegurarse de que un determinado error no vuelva a repetirse.
Y es que, en efecto, pocas cosas han de ser tan gratas como tener la certeza
de que no se cometer ese error que tanto tememos que se cometa. Por su-
puesto que el Jefe en cuestin tiene la certidumbre de que ese error pueda
costarle el ascenso, y es que es preciso concentrar sus esfuerzos en evitar los
errores que a sus respectivos Jefes no les gustara conocer.
Casos diferentes?
Podra pensarse que los casos tpicos presentados son dismiles. Sin embargo,
profundizando un poco en el razonamiento, apreciaremos que tienen un
comn denominador: a los Jefes no les gusta que las cosas salgan mal. Tiene
eso algo de malo? Por supuesto que no! Sucede entonces que se genera un
COMENTARIOS
Publicado en la Revista de Marina
Edicin Julio - Agosto Nro. 4 - 1990
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irresistible deseo de reducir la posibilidad de que algo salga mal, haciendo
personalmente todo aquello que se pueda. Dicho de otra forma: no permi-
tiendo que otros hagan lo que nosotros podemos hacer mejor, o tambin
evitando que otros cometan fallas donde nosotros no las cometeramos.
Los casos tpicos abundan: comandantes que no sueltan la maniobra, otros que
ni siquiera dejan el Puente, otros que desean leer absolutamente todos los men-
sajes, otros que revisan varias veces un ocio, otros que elaboran personalmente
todos los mensajes, otros que sancionan en directo cada falla, y otros ms.
Diagnstico
Lo que sucede es que no hemos an aprendido a delegar en nuestros subordi-
nados algunas de las responsabilidades que la Patria pone en nuestras manos.
Algunas def niciones atingentes
Qu esdelegacin? Esla asignacin de tareasa un subordinado, acompaada de
la responsabilidad de que lasmismassean correctamente ejecutadas, as como de
la autoridad para alterar el proceso en marcha a favor del logro de la meta.
Qu se delega? Se delega la autoridad, es decir, la capacidad formal y acep-
tada de tomar decisiones en la administracin de recursos asignados.
Qu pasa con la responsabilidad del superior? Se mantiene. No reparte algo
de la suya, liberndose de ella, sino que crea nuevas responsabilidades a los
subordinados. Es decir, comparte responsabilidades con el subordinado en
los aspectos materia de delegacin.
Qu desventajas podra tener la delegacin de autoridad? Para una tarea in-
dividualmente analizada, puede tener la desventaja de que no sea ejecutada
conforme a los conocimientos adquiridos, experiencia y/o inteligencia innata
del Jefe.
Qu ventajas puede tener la delegacin de autoridad? Tenga la gentileza de
seguir leyendo: las descubrir muy pronto.
El concepto clave
Para luego comprender cul es la importancia de saber delegar autoridad, es
importante mentalizar algunas ideas. La ms importante de ellas considero
que es la siguiente: la tarea principal del Jefe es Dirigir las capacidades de sus
subordinados.
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Ampliando el concepto
Me reero a Jefes en cualquier nivel de jerarqua, Unidad, Departamento, Di-
visin, ms arriba, ms abajo, etc. A cualquier nivel es imprescindible facilitar
al subordinado los medios y el ambiente necesarios, para que desarrollen sus
aptitudes y hagan uso de sus habilidades.
No creo que se trate de dirigir la ejecucin del trabajo mismo; se trata, ms bien,
de permitir que otros lo hagan. Antao se nos enseaba que los Jefes deban
poder hacer todo lo que sus subordinados pudieran hacer. Tal vez hace mucho
era as; sin embargo, hoy en da, en una era tecnolgica especializada, lo que
hay que conocer de sus subordinados es lo que cada uno sabe hacer, y cmo
emplear mejor esas habilidades en el cumplimiento de la misin del Jefe.
Es imposible hacerlo todo solo. No se pueden leer todos los mensajes, rehacer
todos los ocios, vericar cada registro de guardia y de operacin, ver trabajar
a cada subordinado, ensearles a sus ociales a poner cada coma en su sitio,
y encima tener tiempo para pensar. Hay que dedicarle el tiempo a las labores
que el Jefe debe realizar y que no puede delegar; esto es, bsicamente, tomar
previsiones y decisiones sobre la forma en que se emplearn los recursos (ver
apndice 1). Para la ejecucin, hay buen personal, conocedores unos ms que
otros, de sus tareas y obligaciones.
Es imposible prevenir todas las fallas. Por cada falla que usted prevenga, habr
diez nuevas fallas listas a ocurrir. Y si lo que usted desea es prevenir que vuelva
a ocurrir una falla que ya sucedi, tome en cuenta que es posible que la misma
falla no vuelva a ocurrir. Aprovecho la oportunidad para sugerir que no disee
complejos sistemas de control, que busquen evitar que se repitan fallas. Ms
bien, piense en cmo detectar indicios de que algo que es importante est
saliendo mal.
Aceptando que no podemos hacerlo todo, y que no podemos evitar fallar,
asumiremos que es menester dejarnos ayudar, conando en la formacin pro-
fesional de nuestros subordinados (ver apndice 2). Es necesario compartir
con ellos la responsabilidad en el cumplimiento de la Misin; para ello es im-
portante aceptar las presuntas fallas y diferencias de estilo de nuestros subor-
dinados, as como comprender que se aprende mucho con los errores, que la
instantnea ineciencia es cada vez mayor eciencia, y que es necesario no
limitar la creatividad y voluntad de aporte de cada subordinado, sino, sobre
todo, mantenerlo motivado a contribuir. Comprendamos que nuestra obliga-
cin como Jefes es tambin facilitar su desarrollo personal, y lograr que ms
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adelante administren los escasos recursos del Instituto mejor de lo que noso-
tros lo hemos venido haciendo.
No lograremos mantener el compromiso de servicio del subordinado anu-
lando su iniciativa. Los jvenes de hoy son ms creativos que quienes los
precedimos; la necesidad les ha enseado a administrar escasez total. Tienen
muchas veces la salida que nosotros no encontramos al problema. Es impor-
tante entonces que el trabajo que realizan les agrade a ellos mismos, y no
que le agrade a nuestro Jefe. El Jefe de cada uno de nosotros habr dejado el
Instituto cuando a nuestros subordinados les quede an mucho camino por
recorrer. El futuro les pertenece a los jvenes.
Ref exin crtica
Nuestros mayores crecieron en un Instituto en el que no faltaban los mate-
riales, repuestos y las facilidades privadas para dedicarse nicamente a estar
listos a ganar la siguiente guerra exterior.
Los ms jvenes estn creciendo en un Instituto en el cual, sin materiales, sin
repuestos, sin un buen sueldo, tienen que ayudar a ganar la guerra interior, que
es principalmente una guerra poltica y sicosocial, y continuar estando listos a no
perder la siguiente guerra exterior. Y creo que estn cumpliendo, o no?
Si losmayoresno han podido dejar a losjvenesun Instituto adaptado a losdin-
micoscambiosde la poca; mscrudamente, si no dejamosa nuestrosjvenesuna
mejor institucin que la que recibimos, no ser acertado dar una oportunidad de
participar en la administracin del futuro institucional, a quieneslo han de vivir?
Concretando en trminos de delegacin de autoridad
Cmo garantizar que nuestros subordinados hagan buen uso de su auto-
ridad, especialmente si es que hemos delegado en ellos parte de la nuestra?
Estandarizando y reforzando nuestra escala de valores morales. El lmite de lo
que debemos permitir aportar a nuestros subordinados debe estar dado por
lo que es moralmente aceptable y pragmticamente eciente. El lmite de
la creatividad no est reglamentado! Aprovecho la oportunidad para sugerir
que no se apegue a los reglamentos para encontrar soluciones a problemas
imprevistos. Si es eciente, y no es inmoral, hgalo.
La frmula estndar que propongo para iniciar una adecuada delegacin, apli-
cable a un subordinado promedio (es decir, que tenga dos dedos de frente y
tenga sobre todo simplemente deseos de hacer bien las cosas y contribuir al
xito de su gestin), es:
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Dena claramente la meta que el subordinado debe lograr (esto incluye plazo
y medios disponibles).
Explicite qu es lo que NO debe hacer el subordinado.
Indique claramente (sin necesariamente decrselo al subordinado) cmo va a
controlar los avances y el cumplimiento de la tarea.
D la orden, y pase al siguiente problema.
Finalmente, y a riesgo de caer en exceso pesado, dejo algunas ideas
para la ref exin:
Es importante conocer las habilidades y limitaciones del subalterno.
La delegacin de autoridad tiene una funcin pedaggica.
El exceso de control desmotiva al subordinado.
A medida que pasan los aos, a usted le quedan menos fuerzas.
Delegue o no delegue, usted sigue siendo el responsable.
Solo vive el problema quien tiene responsabilidad en su solucin.
Usted vive el problema, quien tiene responsabilidad en su solucin.
No debe sancionarse cada error: mantenga el entusiasmo para la accin.
Sobre todo, recuerde que: lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Para sugerencias y comentarios sobre la Revist a de Marina,
escrbanos al e-mail: [email protected]

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