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ANAM CARA




EL LIBRO
DE LA
SABIDURA
CELTA



JOHN ODONOHUE



Este libro fue pasado a formato Word y con LETRA AMPLIADA para facilitar la
difusin, y con el propsito de que as como usted lo recibi lo pueda hacer
llegar a alguien ms. HERNN





PRIMERA EDICIN 1997
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En memoria de mi padre,
Paddy O'Donohue, que labraba la piedra con poesa;
de mi to Pete O'Donohue, que amaba las montaas;
y de mi ta Brigid. En memoria de John, Willie,
Mary y Ellie 0'Donohue,
emigrantes que ahora yacen en suelo estadounidense.

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BEANNACHT
Para Josie

Que el da que el peso
se abata
sobre tus hombros
y tropieces,
baile el barro
para equilibrarte.
Y cuando tus ojos
se hielen detrs
de la ventana gris
y de ti se apodere
el espectro de lo perdido,
que una legin de colores,
ndigo, rojo, verde
y azul herldico
despierte en ti
un vergel deleitoso.
Cuando se gaste la lona
de la barca del pensamiento
y una mancha de ocano
se forme debajo de ti,
surque las aguas
un largo sendero de luna
por donde volver sano y salvo.
Sea tuyo el alimento de la tierra,
sea tuya la claridad de la luz,
sea tuyo el fluir del ocano
sea tuya la proteccin de los antepasados.
Y as, que un lento viento te envuelva
en estas palabras de amor,
un manto invisible para velar por tu vida.

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Pr l ogo

Qu extrao es estar aqu. El misterio nunca te deja en paz. Detrs de tu cara,
debajo de tus palabras, por encima de tus pensamientos, debajo de tu mente, acecha
el silencio de otro mundo. Un mundo vive en tu interior. Nadie ms puede darte
noticia de este mundo interior. Cada cual es un artista. Al abrir la boca sacamos
sonidos de la montaa que hay debajo del alma. Esos sonidos son palabras. El mundo
est lleno de palabras. Son muchos los que hablan al mismo tiempo, en voz alta o
baja, en salones, en las calles, en la televisin, en la radio, en el papel, en los libros. El
ruido de las palabras conserva para nosotros lo que llamamos mundo.
Intercambiamos nuestros sonidos y formamos pautas, vaticinios, bendiciones y
blasfemias. Nuestra tribu lingstica cohesiona el mundo diariamente. Pero el hecho
de pronunciar palabras revela que cada cual crea incesantemente. Cada persona
extrae sonidos del silencio y seduce lo invisible para que se haga visible.
Los humanos somos aqu unos recin llegados. Las galaxias del celo se alejan
bailando hacia el infinito. Bajo nuestros pies hay tierra antigua. Fuimos bellamente
formados con esta arcilla. Sin embargo, el guijarro ms pequeo es millones de aos
ms viejo que nosotros. En tus pensamientos busca un eco el universo silencioso.
Un mundo ignoto anhela reflejarse. Las palabras son espejos indirectos que
contienen tus pensamientos. Contemplas estas palabras-espejo y vislumbras
significados, races y refugio. Detrs de su superficie brillante hay oscuridad y
silencio. Las palabras son como el dios Jano, miran a la vez hacia dentro y hacia
fuera.
Si nos volvemos adictos a lo exterior, nuestra interioridad vendr a acosarnos.
Nos dominar la sed y ninguna imagen, persona o acto podr saciarla. Para estar
completos, debemos ser feles a nuestra compleja vulnerabilidad. Para conservar el
equilibrio, debemos mantener unido lo interior y lo exterior, lo visible y lo invisible, lo
conocido y lo desconocido, lo temporal y lo eterno, lo antiguo y lo nuevo. Nadie puede
afrontar esta misin por nosotros. Cada cual es umbral, nico e irrepetible, de un
mundo interior. Esta integridad es santidad. Ser santo es ser natural, acoger los
mundos que encuentran equilibrio en ti. Detrs de la fachada de la imagen y la
distraccin, cada uno es un artista en este sentido primigenio e inexorable. Cada uno
est condenado y tiene el privilegio de ser un artista interior que lleva consigo y da
forma a un mundo nico.
La presencia humana es un sacramento creativo y turbulento, un signo visible de
la gracia invisible. No existe otro acceso a misterio tan ntimo y aterrador. La amistad
es la gracia dulce que nos libera para afrontar esta aventura, reconocerla y habitarla.
Este libro quiere ser un espejo indirecto donde vislumbrar la presencia y el poder de
la amistad interior y exterior. La amistad es una fuerza creadora y subversiva.
Asegura que la intimidad es la ley secreta de la vida y el universo. El viaje humano es
un acto continuo de transfiguracin. Afrontados con amistad, lo desconocido, lo
annimo, lo negativo y lo amenazante nos revelan poco a poco su secreta afinidad. El
ser humano, en tanto que artista, est siempre activo en esta revelacin. La imagina-
cin es la gran amiga de lo desconocido. Invoca y libera constantemente el poder de la
posibilidad. Por consiguiente, no se ha de reducir la amistad a una relacin
excluyente o sentimental; es una fuerza mucho ms extensa e intensa.
El pensamiento celta no era discursivo ni sistemtico. Pero en sus especulaciones

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lricas los celtas dieron expresin a la sublime unidad de la vida y la experiencia. El
pensamiento celta no estaba lastrado por el dualismo. No divida lo que propiamente
ha de estar unido. La imaginacin celta expresa la amistad interior que abarca como
un todo la naturaleza, la divinidad, el mundo subterrneo y el mundo humano. El
dualismo que separa lo visible de lo invisible, el tiempo de la eternidad, lo humano de
lo divino, les era ajeno. Su sentido de la amistad ontolgica generaba un mundo
emprico impregnado de una rica textura de alteridad, ambivalencia, simbolismo e
imaginacin. Para nuestra separacin dolorosa, la posibilidad de esta amistad
fecunda y unifcadora es el don de los celtas.
La concepcin celta de la amistad encuentra su inspiracin y plenitud en la
sublime idea del anam cara. Anam es la palabra galica que significa alma; cara es
amigo. De manera que anam cara significa alma gemela, amigo espiritual e
ntimo. Anam cara era una persona a quien uno poda revelar las intimidades
ocultas de la vida. Esta amistad era un acto de reconocimiento y pertenencia. Cuando
se tena un anam cara, esa amistad trascenda todas las convenciones y categoras.
Los amigos espirituales estaban unidos de una manera antigua y eterna.
Inspirndonos en este concepto, en el captulo 1 analizaremos la amistad
interpersonal. La idea central es aqu el reconocimiento y el despertar de la antigua
comunin que hace de los dos amigos uno. Puesto que el nacimiento del corazn
humano es un proceso en curso, el amor es nacimiento continuo de creatividad en y
entre nosotros. Exploraremos el anhelo en tanto que presencia de lo divino y el alma
como casa del arraigo.
En el captulo 2 esbozaremos una espiritualidad de la amistad con el cuerpo. El
cuerpo es tu casa de arcilla, la nica que tienes en el universo. El cuerpo est en el
alma; este reconocimiento confiere al cuerpo una dignidad sagrada y mstica. Los
sentidos son antesalas de lo divino. La espiritualidad de los sentidos es la
espiritualidad de la transfiguracin.
En el captulo 3, exploraremos el arte de la amistad interior. Cuando uno deja de
temer a su soledad, una nueva creatividad despierta en su seno. La riqueza interior
olvidada o descuidada empieza a revelarse. Uno vuelve a su casa interior y aprende a
descansar en ella. Los pensamientos son los sentidos interiores. Infundidos de silencio
y soledad, revelan el misterio del paisaje interior.
En el captulo 4 reflexionaremos sobre el trabajo como potica del crecimiento.
Lo invisible anhela volverse visible, expresarse en nuestras acciones. ste es el deseo
ntimo del trabajo. Cuando nuestra vida interior entabla amistad con el mundo
exterior del trabajo, se despierta una nueva imaginacin y se producen grandes
cambios.
En el captulo 5 contemplaremos nuestra amistad en el tiempo de las cosechas de
la vida, la vejez. Exploraremos la memoria, el lugar donde nuestros das pasados se
renen secretamente y reconocen que el corazn fervoroso nunca envejece. El tiempo
es eternidad que vive peligrosamente.
En el captulo 6, indagaremos en nuestra amistad inexorable con el camarada
primero y ltimo, la muerte. Reflexionaremos sobre la muerte como el camarada
invisible que nos acompaa en el camino de la vida desde el nacimiento. La muerte es
la gran herida del universo, la raz de todo miedo y negatividad. La amistad con

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nuestra muerte nos permitira celebrar la eternidad del alma, que la muerte no puede
tocar.
La imaginacin celta amaba el crculo. Vea que el ritmo
de la experiencia, la naturaleza y la divinidad, segua un camino circular. La
estructura de este libro as lo reconoce al seguir un ritmo circular. Comienza con la
exploracin de la amistad como despertar, luego indaga en los sentidos como puertas
inmediatas y creativas. As prepara el terreno para una evaluacin positiva de la
soledad, que a su vez busca expresarse en el mundo exterior del trabajo y la accin.
A medida que disminuye nuestra energa exterior, afrontamos la misin de envejecer
y morir. Esta estructura sigue el crculo de la vida en su espiral hacia la muerte y
trata de echar luz sobre la profunda invitacin que presenta.
Los captulos giran en tomo al captulo 7, mudo y oculto, que abarca el antiguo
centro innominado del yo humano. Aqu reside lo indecible, lo inefable. Este libro
quiere ser esencialmente una fenomenologa de la amistad en forma lrico-
especulativa. Se inspira en la metafsica lrica que subyace en la espiritualidad celta.
Ms que un anlisis fragmentario de datos sobre los celtas, es una amplia reflexin,
una conversacin interior con la imaginacin celta que se propone exponer la filosofa
y la espiritualidad de la amistad que la caracterizan.

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EL MI STERI O DE LA AMI STAD

La luz es generosa
Si alguna vez te has encontrado al aire libre poco antes del alba, habrs observado
que la hora ms oscura de la noche es la que precede a la salida del sol. Las tinieblas
se vuelven ms oscuras y annimas. Si nunca hubieras estado en el mundo ni sabido
lo que era el da, jams podras imaginar cmo se disipa la oscuridad, cmo llega el
misterio y el color del nuevo da. La luz es increblemente generosa, pero a la vez
dulce. Si observas cmo llega el alba, vers cmo la luz seduce a las tinieblas. Los
dedos de luz aparecen en el horizonte; sutil, gradualmente, retiran el manto de os-
curidad que cubre el mundo. Tienes frente a ti el misterio del amanecer, del nuevo
da. Emerson dijo: Los das son dioses, pero nadie lo sospecha. Una de las tragedias
de la cultura moderna es que hemos perdido el contacto con estos umbrales
primitivos de la naturaleza. La urbanizacin de la vida moderna nos apart de esta
afinidad fecunda con nuestra madre Tierra. Forjados desde la tierra, somos almas
con forma de arcilla. Debemos latir al unsono con nuestra voz interior de arcilla,
nuestro anhelo. Pero esta voz se ha vuelto inaudible en el mundo moderno. Al carecer
de conciencia de lo que hemos perdido, el dolor de nuestro exilio espiritual es ms
intenso por ser en gran medida incomprensible.
Durante la noche, el mundo descansa. rboles, montaas, campos y rostros son
liberados de la prisin de la forma y la visibilidad. Al amparo de las tinieblas, cada
cosa se refugia en su propia naturaleza. La oscuridad es la matriz antigua. La noche
es el tiempo de la matriz. Nuestras almas salen a Jugar. La oscuridad todo lo
absuelve; cesa la lucha por la identidad y la impresin. Descansamos durante la
noche. El alba es un momento renovador, prometedor, lleno de posibilidades. A la luz
nueva del amanecer reaparecen bruscamente los elementos de la naturaleza: piedras,
campos, ros y animales. As como la oscuridad trae descanso y liberacin, el da
significa despertar y renovacin. Seres mediocres y distrados, olvidamos que tenemos
el privilegio de vivir en un universo maravilloso. Cada da, el alba revela el misterio
de este universo. No existe sorpresa mayor que el alba, que nos despierta a la
presencia vasta de la naturaleza. El color maravillosamente sutil del universo se alza
para envolverlo todo. As lo expresa William Blake:
Los colores son las heridas de la luz. Los colores destacan la perspectiva de nuestra
presencia secreta en el corazn de la naturaleza.


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El c r c ul o c el t a del ar r ai go
En la poesa celta campean el color, la fuerza y la intensidad de la naturaleza. En sus
bellos versos reconoce el viento, las flores, la rompiente de las olas sobre la tierra. La
espiritualidad celta venera la luna y adora la fuerza vital del sol. Muchos antiguos
dioses celtas estaban prximos a las fuentes de la fertilidad y el arraigo. Por ser un
pueblo prximo a la naturaleza, sta era una presencia y una compaera. La
naturaleza los alimentaba; con ella sentan su mayor arraigo y afinidad. La poesa
natural celta est imbuida de esta calidez, asombro y sentido del arraigo. Una de las
oraciones celtas ms antiguas se titula La coraza de San Patricio; su nombre ms
profundo es La brama del ciervo. No hay divisin entre la subjetividad y los elementos.
A decir verdad, son las mismas fuerzas elementales las que dan forma y elevacin a la
subjetividad:
Amanezco hoy
por la fuerza del cielo, la luz del sol,
el resplandor de la luna,
el esplendor del fuego,
la velocidad del rayo,
la rapidez del viento,
la profundidad del mar,
la estabilidad de la tierra,
la firmeza de la roca.
Amanezco hoy
por la fuerza secreta de Dios que me gua.

En el mundo celta reman la inmediatez y el sentido del arraigo. Su mentalidad
veneraba la luz. Su espiritualidad emerge como una nueva constelacin para nuestra
poca. Estamos solos y perdidos en nuestra transparencia hambrienta. Necesitamos
con urgencia una luz nueva y dulce donde el alma encuentre refugio y revele su
antiguo deseo de arraigo. Necesitamos una luz que haya conservado su afinidad con
las tinieblas, porque somos hijos de las tinieblas y de la luz.
Siempre estamos viajando de las tinieblas a la luz. Al principio somos hijos de las
tinieblas. Tu cuerpo y tu cara se formaron en la benvola oscuridad. Viviste tus
primeros nueve meses en las aguas oscuras del vientre de tu madre. Tu nacimiento
fue un viaje de la oscuridad hacia la luz. Durante toda tu vida, tu mente vive en la
oscuridad de tu cuerpo. Cada uno de tus pensamientos es un instante fugaz, una
chispa de luz que proviene de tu oscuridad interior. El milagro del pensamiento es su
presencia en el lado nocturno de tu alma; el resplandor del pensamiento nace en las
tinieblas. Cada da es un viaje. Salimos de la noche al da. La creatividad nace en ese
umbral primero donde la luz y las tinieblas se prueban y se bendicen entre s. Sola-
mente encuentras equilibrio en la vida cuando aprendes a confiar en el fluir de este
ritmo antiguo. Asimismo, el ao es un viaje con el mismo ritmo. Los celtas eran
profundamente conscientes de la naturaleza circular de nuestro viaje. Salimos de la
oscuridad del invierno a la promesa y la efervescencia de la primavera.

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En definitiva, la luz es la madre de la vida. Donde no hay luz, no hay vida. Si el
ngulo del Sol se apartara de la Tierra, desaparecera la vida humana, animal y
vegetal que conocemos. El hielo cubrira la corteza. La luz es la presencia secreta de
lo divino. Mantiene despierta la vida. Es una presencia nutricia. Despierta el calor y
el color en la naturaleza. El alma despierta y vive en la luz. Nos ayuda a vislumbrar lo
sagrado en lo profundo de nuestro ser. Cuando los seres humanos empezaron a
buscar el significado de la vida, la luz se convirti en una de las metforas ms
vigorosas para expresar su eternidad y hondura. En la tradicin occidental, como en
la celta, se suele comparar el pensamiento con la luz. Se consideraba que el intelecto,
en su luminosidad, era el asiento de lo divino en nuestro interior.
Cuando la mente humana empez a explorar el siguiente gran misterio de la vida,
el del amor, tambin utiliz la luz como metfora de su poder y presencia. Cuando el
amor despierta en tu vida, en la noche de tu corazn, es como un alba en tu interior.
Donde haba anonimato, hay intimidad; donde haba miedo, hay coraje; donde
reinaba la torpeza, juegan la gracia y el donaire; donde haba aristas, ahora eres
elegante y ests en sintona con el ritmo de tu yo. Cuando el amor despierta en tu
vida, es como un renacer, un comienzo nuevo.
El c or azn humano nunc a t er mi na de nac er
Aunque el cuerpo humano nace ntegro en un instante, el corazn humano nunca
termina de nacer. Es pando en cada vivencia de tu vida. Todo cuanto te sucede tiene
el potencial de hacerte ms profundo. Hace nacer en ti nuevos territorios del corazn.
Patrick Kavanagh aprehende esta sensacin de bendicin del suceso: Ensalza,
ensalza, ensalza/lo que sucedi y lo que es. Uno de los sacramentos ms bellos de la
tradicin cristiana es el bautismo, que significa ungir el corazn del nio. El bautismo
viene de la tradicin juda. Para los judos, el corazn era el centro de todas las
emociones. Se unge el corazn como rgano principal de la salud del nio, pero
tambin como lugar donde anidarn sus sentimientos. La oracin pide que el nio
que acaba de nacer jams quede atrapado, apresado o enredado en las falsas redes
interiores del negativismo, el rencor o la autodestruccin. Con las bendiciones se aspi-
ra a que el nio posea fluidez de sentimientos en su vida, que sus sentimientos fluyan
libremente, transporten su alma hacia el mundo y recojan de ste alegra y paz.
Sobre el teln de fondo de la infinitud del cosmos y la profundidad hermtica de
la naturaleza, el rostro humano resplandece como icono de la intimidad. Es aqu, en
este icono de la presencia humana, donde la divinidad creadora se acerca ms a s
misma. El rostro humano es el icono de la creacin. Cada persona posee a la vez un
rostro interior, intuido pero jams visto. El corazn es el rostro interior de tu vida. El
.viaje humano trata de que este rostro sea bello. Es aqu donde el amor anida en tu
seno. El amor es absolutamente vital para la vida humana. Porque slo el amor puede
despertar la divinidad en ti. En el amor creces y vuelves a ti mismo. Cuando aprendes
a amar y a permitir que tu yo sea amado, vuelves a la casa de tu propio espritu. Ests
abrigado y a salvo. Alcanzas la integridad en la casa de tus anhelos y tu arraigo. Ese
crecimiento y retomo a la casa es el beneficio inesperado del acto de amar a otro. El

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primer paso del amor es prestar atencin al otro, un acto generoso de negacin del
propio yo. Paradjicamente, sta es la condicin que nos permite crecer.
Cuando despierta el alma, comienza la bsqueda y jams podrs volver atrs. A
partir de ese momento se enciende en ti un anhelo especial que no permitir que te
entretengas en las estepas de la autocomplacencia y la realizacin parcial. La
eternidad te apremia. Eres reacio a permitir que un acomodo o la amenaza de un
peligro te impida bregar para alcanzar la cima de la realizacin. Cuando se te abre
este camino espiritual, puedes aportar al mundo y a la vida de los dems una
generosidad increble. A veces es fcil ser generoso hacia fuera, dar mientras se es
tacao con uno mismo. Si eres generoso para dar, pero tacao para recibir, pierdes el
equilibrio de tu alma. Debes ser generoso con tu propio yo para recibir el amor que te
rodea. Puedes sufrir la sed desesperante de ser amado. Puedes buscar durante largos
aos en lugares desiertos, muy lejos de ti. Sin embargo, en todo este tiempo, este amor
est a centmetros de ti. Est en el borde de tu alma, pero has sido ciego a su
presencia. Debido a una herida, una puerta del corazn se ha cerrado y eres incapaz
de abrirla para recibir el amor. Debemos estar atentos para ser capaces de recibir.
Boris Pasternak dijo: Cuando un gran momento llama a la puerta de tu vida, a veces
el ruido no es ms fuerte que el latido de tu corazn y es muy fcil pasarlo por alto.
Es una extraa paradoja que el mundo ame el poder y la propiedad. Puedes ser
un triunfador en este mundo, ser objeto de admiracin universal, poseer vastas
propiedades, una hermosa familia, triunfar en el trabajo y tener todo lo que el mundo
puede dar, pero detrs de esa fachada puedes sentirte totalmente perdido y
desdichado. Si tienes todo lo que el mundo puede ofrecerte, pero te falta amor, eres el
ms pobre de los pobres. Todo corazn humano tiene sed de amor. Si en tu corazn
no anida la calidez del amor, no tienes nada que celebrar ni que disfrutar. Aunque
seas industrioso, competente, seguro de t o respetado, no importa lo que t mismo o
los dems piensen de ti, lo nico que realmente anhelas es amor. No importa dnde
estemos, qu o quines somos, en qu viaje estamos embarcados, todos necesitamos el
amor.
Aristteles dedica varias pginas de su tica a reflexionar sobre la amistad. La
basa en la idea de la bondad y la belleza. El amigo es el que desea el bien del otro. La
amistad es la gracia que da calor y dulzura a la vida: Nadie quiere vivir sin amigos,
aunque no le falte nada ms.
El amor es l a nat ur al eza del al ma
El alma necesita amor con tanta urgencia como el cuerpo necesita oxgeno. El alma
alcanza su plenitud en la calidez del amor. Todas las posibilidades de tu destino
humano duermen en tu alma. Existes para cumplir y honrar estas posibilidades.
Cuando el amor entra en tu vida, las dimensiones ignotas de tu destino despiertan,
florecen y crecen. La posibilidad es el corazn secreto del tiempo. Sobre su superficie
exterior, el tiempo es vulnerable a la transitoriedad. Cada da, triste o bello, se agota
y se desvanece. En su corazn ms profundo, el tiempo es transfiguracin. Tiene en
cuenta la posibilidad y se asegura de que nada se pierda u olvide. Aquello que parece

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desvanecerse en su superficie, en realidad se transfigura y aloja en el tabernculo de
la memoria. La posibilidad es el corazn secreto de la creatividad. Martn Heidegger
habla de la prioridad ontolgica de la posibilidad. En el nivel ms profundo del ser,
la posibilidad es la madre y a la vez el destino transfigurado de lo que llamamos
hechos y sucesos. Este mundo callado y secreto de lo eterno es el alma. El amor es la
naturaleza del alma. Cuando amamos y permitimos que se nos ame, habitamos cada
vez ms el reino de lo eterno. El miedo se vuelve coraje, el vaco deviene plenitud y la
distancia, intimidad.
El amor es nuestra naturaleza ms profunda; consciente o inconscientemente,
todos buscamos el amor. Con frecuencia elegimos caminos falsos para satisfacer esta
sed profunda. La concentracin excesiva en nuestro trabajo, logros o bsqueda
espiritual puede alejarnos de la presencia del amor. En la obra del alma, nuestras
falsas urgencias pueden despistarnos por completo. Lejos de ir en busca del amor,
slo debemos quedamos quietos y esperar que el amor nos encuentre. Algunas de las
palabras ms bellas sobre el amor se encuentran en la Biblia. La epstola de san Pablo
a los corintios es hermossima: El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene
envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo
espera, todo lo soporta. Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres;
pero el mayor de ellos es el amor. Otro versculo de la Biblia dice: El amor perfecto
aleja el miedo.

Umbra nihili
En un universo vasto que a veces parece siniestro e indiferente a nosotros,
necesitamos la presencia y el abrigo del amor para transfigurar nuestra soledad.
Esta soledad csmica es la raz de nuestra soledad interior. Nuestra vida, todo lo
que hacemos, pensamos y sentimos est rodeado por la Nada. De ah que sea tan
fcil atemorizarnos. El Maestro Eckhart dice que la vida humana se encuentra bajo
la sombra de la Nada, sub umbra nihili. Sin embargo, el amor es la hermana del
alma, su lenguaje ms profundo y su presencia. En el amor, a travs de su calor y
creatividad, el alma nos protege de la desolacin de la Nada. No podemos llenar
nuestro vaco con objetos, posesiones o personas. Debemos avanzar ms
profundamente en ese vaco para encontrar debajo de la Nada la llama del amor que
nos aguarda para darnos calor.
Nadie puede herirte tan profundamente como tu ser amado. Cuando admites al
Otro en tu vida, abres tus defensas. Aun despus de aos de convivencia, tu afecto y
confianza pueden sufrir una decepcin. La vida es peligrosamente imprevisible. La
gente cambia, a veces de manera drstica y repentina. El resentimiento y el rencor
desplazan el arraigo y el afecto. Toda amistad atraviesa en algn momento el valle
negro de la desesperacin. Esto pone a prueba tu afecto en todos sus aspectos. Pierdes
la atraccin y la magia. El sentimiento mutuo se vuelve sombro, la presencia hiere. Si
eres capaz de atravesar este tiempo, tu amor puede emerger purificado, despojado de
la falsedad y las carencias. Te llevar a otro terreno donde el afecto puede volver a
crecer. A veces una amistad se echa a perder y las partes apuntan a sus centros de
negativismo recproco. Cuando se unen en el punto de carencia, es como si parieran

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un espectro dispuesto a devorar el ltimo retazo de afecto entre los dos. Ambos son
despojados de su esencia. Se vuelven impotentes, recprocamente obsesionados. En-
tonces son necesarios la oracin profunda, mucha atencin y cuidados para
reorientar las almas. El amor puede herirnos profundamente. Debemos tener mucho
cuidado. El filo de la Nada corta hasta el hueso. Otros quieren amar, entregarse, pero
les falta energa. Llevan en sus corazones los cadveres de antiguas relaciones, son
adictos a las heridas como confirmacin de su identidad. Cuando una amistad se
reconoce como un don, permanecer abierta a su propio terreno de bendicin.
Cuando amas, abres tu vida a un Otro. Caen todas tus barreras. Tus distancias
protectoras se derrumban. Esa persona recibe permiso absoluto para penetrar en el
templo ms profundo de tu espritu. Tu presencia y tu vida pueden volverse terreno
suyo. Se necesita mucho coraje para permitir semejante acercamiento. Puesto que el
cuerpo habita en el alma, cuando permites semejante proximidad, dejas que el otro se
vuelva parte de ti. En la afinidad sagrada del amor verdadero, dos almas se vuelven
gemelas. El cascarn exterior y el contorno de la identidad se vuelven porosos. Se
runden mutuamente.

El Anam c ar a
La tradicin celta posee una hermosa concepcin del amor y la amistad. Una de sus
ideas fascinantes es la del amor del alma, que en galico antiguo es anam cara,
Anam significa alma en galico, y cara es amistad. De manera que anam-
cara en el mundo celta es el amigo espiritual. En la iglesia celta primitiva se
llamaba anam cara a un maestro, compaero o gua espiritual. Al principio era un
confesor a quien uno revelaba lo ms ntimo y oculto de su vida. Al anam cara se le
poda revelar el yo interior, la mente y el corazn. Esta amistad era un acto de
reconocimiento y arraigo. Cuando uno tena un anam cara, esa amistad trascenda las
convenciones, la moral y las categoras. Uno estaba unido de manera antigua y eterna
con el amigo espiritual. Esta concepcin celta no impona al alma limitaciones de
espacio ni tiempo. El alma no conoce jaulas. Es una luz divina que penetra en ti y en
tu otro. Este nexo despertaba y fomentaba una camaradera profunda y especial.
Juan Casiano dice en sus Colaciones que este vnculo entre amigos es indisoluble:
Esto, digo, es lo que no puede romper ningn azar, lo que no puede cortar ni
destruir ninguna porcin de tiempo o de espacio; ni siquiera la muerte puede
dividirlo.
En la vida todos tienen necesidad de un anam cara, un amigo espiritual. En este
amor eres comprendido tal como eres, sin mscaras ni pretensiones. El amor permite
que nazca la comprensin, y sta es un tesoro invalorable. All donde te comprenden
est tu casa. La comprensin nutre la pertenencia y el arraigo. Sentirte comprendido
es sentirte libre para proyectar tu yo sobre la confianza y proteccin del alma del
otro. Pablo Neruda describe este reconocimiento en un bello verso: Eres como nadie
porque te amo. Este arte del amor revela la identidad especial y sagrada de la otra
persona. El amor es la nica luz que puede leer realmente la firma secreta de la
individualidad y el alma del otro. En el mundo original, slo el amor es sabio, slo l
puede descifrar la identidad y el destino.

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El anam cara es un don de Dios. La amistad es la naturaleza de Dios. La idea
cristiana de Dios como Trinidad es la ms sublime expresin de la alteridad y la
intimidad, un intercambio eterno de amistad. Esta perspectiva pone al descubierto el
bello cumplimiento del anhelo de inmortalidad que palpitaba en las palabras de
Jess: Os llamo amigos. Jess, como hijo de Dios, es el primer Otro del universo; es
el prisma de toda diferencia. Es el anam cara secreto de todos los individuos. Con su
amistad penetramos en la tierna belleza y en los afectos de la Trinidad. Al abrazar
esta amistad eterna nos atrevemos a ser libres. En toda la espiritualidad celta hay un
hermoso motivo trinitario. Esta breve invocacin lo refleja:
Los Tres Sacrosantos mi fortaleza son, que vengan y
rodeen mi casa y mi fogn.
Por consiguiente, el amor no es sentimental. Por el contrario, es la forma ms real
y creativa de la presencia humana. El amor es el umbral donde lo divino y la presen-
cia humana fluyen y refluyen hacia el otro.


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La nat ur al eza sagr ada de l a i nt i mi dad
Nuestra cultura est obsesionada por el concepto de relacin. Todo el mundo habla de
ello. Es un tema constante en la televisin, el cine y los medios de informacin. La tec-
nologa y los medios no unen el mundo. Pretenden crear un mundo unido por redes
electrnicas, pero en realidad slo ofrecen un mundo simulado de sombras. Por eso
nuestro mundo humano se vuelve ms annimo y solitario. En un mundo donde el
ordenador reemplaza el encuentro entre seres humanos y la psicologa reemplaza a la
religin, no es casual que exista semejante obsesin por las relaciones.
Desgraciadamente, el trmino mismo se ha convertido en un centro vaco en torno del
cual nuestra sed solitaria anda hurgando en busca de calor y comunin. El lenguaje
pblico de la intimidad es en gran medida hueco y sus repeticiones incesantes suelen
delatar la falta total de aqulla. La verdadera intimidad es una vivencia sagrada.
Jams exhibe su confianza y comunin secretas ante el ojo escopfilo de una cultura
de nen. La intimidad verdadera es propia del alma, y el alma es discreta.
La Biblia dice que nadie puede vivir despus de ver a Dios. Extrapolando esto,
podra decirse que nadie puede vivir despus de verse a s mismo. A lo sumo se puede
intuir la propia alma. Se pueden vislumbrar su luz, colores y contornos.
Experimentar la inspiracin de sus posibilidades y la maravilla de sus misterios. En la
tradicin celta, y en especial en la lengua galica, existe una fina intuicin de que el
acercamiento a otra persona debe encarnar un acto sagrado. En galico no existe
nuestro hola. Cuando uno se encuentra con otro, se intercambian bendiciones. Uno
dice:
Da dhuit, Dios sea contigo. El otro responde: Da is Muire dhuit, Dios y Mara
sean contigo. Cuando se separan, uno dice: Go gcumhdai Dia thu, Que Dios venga
en tu ayuda, o Gogcoinne Da thu, Dios te guarde. El rito del encuentro comienza y
termina con bendiciones. A lo largo de una conversacin en galico se reconoce
explcitamente la presencia divina en el otro. Este reconocimiento tambin est
plasmado en antiguos dichos, tales como la mano del forastero es la mano de Dios.
La llegada del forastero no es casual; trae un don y un esclarecimiento particulares.

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El mi st er i o del ac er c ami ent o
Desde hace aos tengo ganas de escribir un cuento sobre un mundo en el cual cada
uno conocera a una sola persona durante toda su vida. Lgicamente, para dibujar
ese mundo, este postulado debera prescindir de consideraciones biolgicas. Uno
tendra que guardar aos de silencio ante el misterio de la presencia en el Otro, antes
de poder acercarse. En toda su vida uno no encontrara ms que un par de personas a
lo sumo. Esta idea adquiere mayor realidad si uno pasa revista a su vida y distingue
los amigos de los conocidos. No son lo mismo. La amistad es un vnculo ms profundo
y sagrado. Shakespeare lo dice con una frase muy bella: Los amigos que tienes y su
atencin probada, sujtalos a tu alma con argollas de acero. Un amigo es un tesoro
increblemente valioso. Es un ser amado que despierta tu vida para liberar las
posibilidades salvajes que hay en ti.
Irlanda es un pas de ruinas. Las ruinas no estn vacas. Son lugares sagrados que
rebosan de presencias. Un amigo mo, sacerdote en Conamara, pensaba construir una
playa de estacionamiento junto a su iglesia. Cerca haba una ruina, abandonada
desde haca cincuenta o sesenta aos. Fue a ver al hombre cuya familia haba vivido
all aos antes y le pidi que le cediera las piedras para los cimientos. El hombre se
neg. Cuando el sacerdote pregunt por qu, respondi: Ceard a dheanfadh
anamacha mo mhuinitire ansin?, es decir, qu sera de las almas de mis
antepasados?. Quera decir que incluso en unas ruinas largamente abandonadas, las
almas de quienes las haban habitado posean una afinidad y apego particulares al
lugar. La vida y pasin de una persona dejan su impronta en el ter. El amor no per-
manece enclaustrado en el corazn, sino que sale a construir tabernculos secretos en
el paisaje.
Diarmad y Grinne
Por toda Irlanda se ven bellas piedras llamadas dlmenes. Se trata de dos enormes
bloques de piedra caliza colocadas paralelamente. Sobre ellas se pone otra a manera
de techo. La tradicin celta las llama leaba Dhiarmada agus Grinne, es decir, cama
de Diarmad y Grinne. Dice la leyenda que Grinne era la compaera de un jefe de
los Fianna, los viejos soldados celtas. Se enamor de Diarmad, los dos huyeron y los
fianna los persiguieron por todo el pas. Los animales les daban refugio, y personas
sabias les daban consejos para eludir a sus perseguidores. Se les dijo que no deban
pasar ms de dos noches en un lugar. Pero se deca que donde se detenan a
descansar, Diarmad construa un dolmen para su amada. Las investigaciones
arqueolgicas han revelado que eran las tumbas de los jefes. La leyenda es ms
interesante y vibrante. Es una bella imagen de la sensacin de impotencia que suele
acompaar al amor. Cuando uno se enamora, se desvanecen el sentido comn, la
racionalidad y la personalidad seria, discreta y respetable. Uno vuelve a ser
adolescente; hay un fuego nuevo en su vida. Uno est revitalizado. Cuando no hay
pasin, el alma est dormida o ausente. Cuando la pasin despierta, el alma vuelve a

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ser Joven y libre, vuelve a danzar. La vieja leyenda celta nos muestra el poder del
amor y la energa de la pasin. Uno de los poemas ms elocuentes sobre la
transfiguracin de la vida por este anhelo es el Anhelo dichoso de Goethe:
No se lo digis a nadie, sino tan slo a los sabios, que el vulgo
siempre propende a la burla y el sarcasmo;
pero al que ansa consumirse en la llama, yo lo alabo. En el
frescor de las noches amorosas, en el trueque plcido de las
caricias, al ver la vela que esplende y el cuarto alumbra
tranquila, un extrao sentimiento ms de una vez te acomete. No
quisieras seguir preso en la sombra y las tinieblas, y de una vida
ms alta un ansia sientes violenta. Para ti no hay ya distancias:
suelto y libre alzas el vuelo hacia la llama, y al fin, igual que la
mariposa, en ella abrasas tu cuerpo. Que mientras en ti cumplido
no veas el Muere y transfrmate!, sers en la oscura tierra no
ms que un husped borroso que vaga entre las tinieblas.
(Trad. de R. Cansinos Assns)
El poema expresa la maravillosa fuerza espiritual que es el centro del anhelo y
sugiere la gran vitalidad oculta en l. Cuando uno cede a la pasin creativa, sta lo
transporta a los umbrales ltimos de la transfiguracin y la renovacin. Este
crecimiento causa dolor, pero es dolor sagrado. Hubiera sido mucho ms trgico
evitar cautelosamente estas profundidades para quedar anclado en la superficie
lustrosa de la banalidad.

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El amor c omo r ec onoc i mi ent o ant i guo
La verdadera amistad o el amor no se fabrican ni conquistan. La amistad siempre es
un acto de reconocimiento. Esta metfora se puede hundir en la naturaleza arcillosa
del cuerpo humano. Cuando encuentras a la persona que amas, un acto de
reconocimiento antiguo os rene. Es como si millones de aos antes de que la
naturaleza rompiera su silencio, su arcilla y la tuya yacieran juntas. Luego, en el ciclo
de las estaciones, esa arcilla nica se dividi y separ. Cada uno se alz como formas
individuales de arcilla que alojaban su individualidad y destino. Sin saberlo, vuestras
memorias secretas lloraban la ausencia mutua. Mientras vuestros seres de arcilla
deambulaban durante miles de aos por el universo, el anhelo del otro nunca decay.
Esta metfora permite explicar cmo se reconocen sbitamente dos almas en el
momento de la amistad. Puede ser un encuentro en la calle, en una fiesta, en una
conferencia, una presentacin banal, y en ese momento se produce el rayo del
reconocimiento que enciende las brasas de la afinidad. Se produce un despertar, una
sensacin de conocimiento antiguo. Entris. Habis regresado a casa por fin.
En la tradicin clsica esto encuentra una expresin maravillosa en el Simposio,
mgico dilogo de Platn sobre la naturaleza del amor. Platn vuelve al mito de que
en el principio los humanos no eran individuos singulares. Cada persona era dos seres
en uno. Luego se separaron; por consiguiente, uno pasa la vida buscando su otra
mitad. Al encontrarse, se descubren por medio de este acto de reconocimiento. En la
amistad se cierra un crculo antiguo. Lo que hay de antiguo entre ambos os cuidar,
abrigar y unir. Cuando dos personas se enamoran, pasan de la soledad del exilio a
la casa nica de su comunin. En las bodas corresponde reconocer la grada del
destino que permiti el encuentro de estas dos personas. Cada una reconoci en la
otra a aquella en la cual su corazn encontrara refugio. El amor jams debe ser una
carga, porque hay algo ms entre ambos que la presencia mutua.

18
El c r c ul o de c omuni n
Para reflejar esto se necesita una palabra ms vibrante que la tan trillada relacin.
Las frases como se cierra un crculo antiguo y un anhelo antiguo despierta y toma
conciencia de s ayudan a revelar el significado profundo y el misterio del encuentro.
Expresan en el lenguaje sacro del alma la unicidad y la intimidad del amor. Cuando
dos personas se aman, se genera una tercera fuerza entre ellas. Una amistad
interrumpida no siempre se restaura con horas interminables de anlisis y consejos.
Es necesario modificar el ritmo de los encuentros y reanudar el contact con la
antigua comunin que los reuni. Esta antigua afinidad os mantendr unidos si
invocis su poder y su presencia. Dos personas realmente despiertas habitan un
crculo de comunin. Han despertado una fuerza ms antigua que los envolver y
abrigar.
La amistad exige que se la alimente. La gente suele dedicar su atencin
principalmente a los hechos de la vida, su situacin, trabajo y categora social.
Vuelcan sus mayores energas al hacer. El Maestro Eckhart escribi bellas palabras
sobre esta tentacin. Segn l, muchas personas se preguntan dnde deberan estar y
qu deberan hacer, cuando en realidad deberan preocuparse por cmo ser. El amor
es el lugar de mayor ternura en tu vida. En una cultura preocupada por las rigideces
y definiciones ntidas, y que por consiguiente le exaspera el misterio, es difcil sus-
traerse a la transparencia de la luz falsa para entrar en el tenue resplandor del
mundo del alma. Acaso la luz del alma es como la de Rembrandt, esa luz rojiza,
dorada, que caracteriza su obra. Esta luz crea una sensacin de volumen y sustancia
en las figuras sobre las cuales derrama su suave resplandor.
El k al i yana mi t r a
La tradicin budista concibe la amistad segn la bella idea del kaliyana mitra, el
amigo noble. Tu kaliyana mitra, lejos de admitir tus pretensiones, te obligar, con
dulzura y mucha firmeza, a afrontar tu ceguera. Nadie puede ver su vida
ntegramente. As como la retina del ojo tiene un punto ciego, el alma tiene un lado
ciego que no puedes ver. Por eso dependes del ser amado, que ve lo que t no puedes
ver. Tu kaliyana mitra es el complemento benigno e indispensable de tu visin.
Semejante amistad es creativa y crtica; est dispuesta a recorrer territorios
escabrosos y accidentados de contradiccin y sufrimiento.
Uno de los anhelos ms profundos del alma humana es el de ser visto. En el
antiguo mito, Narciso ve su cara reflejada en el agua y queda obsesionado por ella.
Desgraciadamente, no hay espejo en el que puedas ver el reflejo de tu alma. Ni
siquiera puedes verte de cuerpo entero. Si miras detrs de ti, pierdes de vista el
frente. Tu yo jams te ver ntegramente. Aquel que amas, tu anam cara, tu alma
gemela, es el espejo ms fiel de tu alma. La intregridad y la claridad de la amistad
verdadera dibuja el contorno real de tu espritu. Es hermoso contar con semejante
presencia en tu vida.

19
El al ma c omo ec o di vi no
Tanto amor y comunin estn a nuestro alcance porque el alma contiene el eco de una
intimidad primordial. Cuando hablan de cosas primordiales, los alemanes emplean el
trmino ursprungliche Dinge: cosas originales. Hay una Ur-Intimitat in der Seele, es
decir, una intimidad primordial en el alma; este eco est en todos. El alma no se
invent a s misma. Es una presencia del mundo divino, donde la intimidad no tiene
lmites ni barreras.
No puedes amar a otro si no ests empeado al mismo tiempo en la obra
espiritual, hermosa pero difcil, de aprender a amarte a t mismo. Cada uno de
nosotros tiene al nivel del alma un manantial enriquecedor de amor. En otras
palabras, no necesitas buscar fuera de ti el significado del amor. Esto no es egosmo ni
narcisismo, obsesiones negativas sobre la necesidad de ser amado. Por el contrario, es
el manantial del amor en el corazn. Por su necesidad de amor, las personas que
llevan una vida solitaria suelen tropezar con este gran manantial interior. Aprenden a
despertar con sus murmullos la profunda fuente interior de amor. No se trata de
obligarte a amarte a ti mismo, sino de ser reservado, de incitar a ese manantial de
amor que constituye tu naturaleza ms profunda a surcar toda tu vida. Cuando esto
sucede, la tierra endurecida de tu interior vuelve a ablandarse. La falta de amor lo
endurece todo. No hay mayor soledad en el mundo que la del que se ha vuelto duro o
fro. El resentimiento y la frialdad son la derrota final.
Si descubres que te has endurecido, uno de los dones que debes otorgarte es el del
manantial interior. Incita a esta fuente interior a que se libere. Remueve el sarro
dentro de ti a fin de que poco a poco, en una bella osmosis esas aguas nutricias
penetren e inunden la arcilla endurecida de tu corazn. Donde antes haba tierra
dura, yerma, impermeable, muerta, ahora hay crecimiento, color, nutricin y vida
que fluyen del hermoso manantial del amor. sta es una de las formas ms fecundas
de transfigurar la negatividad que hay en nosotros.
Se te enva aqu a aprender a amar y recibir amor. El mayor don que el nuevo
amor trae a tu vida es el despertar del amor oculto en tu interior. Te vuelve
independiente. Ahora puedes acercarte al otro, no por necesidad ni con el aparato
agotador de la proyeccin, sino por autntica intimidad, afinidad y comunin. Es una
liberacin. El amor debera liberarte. Te liberas de esa necesidad vida y abrasadora
que te impulsa continuamente a buscar afirmacin, respeto y significacin en cosas y
personas fuera de ti. Ser santo es hallar la propia patria, poder descansar en esa casa
de comunin y arraigo que llamamos alma.
El manant i al de amor i nt er i or
Puedes buscar el amor en lugares remotos y yermos. Es un gran consuelo saber que
hay un manantial de amor dentro de ti. Si confas en que ese manantial existe, podrs
incitarlo a despertar. El siguiente ejercido podra ayudarte a adquirir conciencia de
que eres capaz de hacerlo. Cuando ests a solas o tengas un intervalo, concntrate en
el manantial en la raz de tu alma. Imagina ese caudal nutricio de comunin, sosiego,
paz y alegra. Con tu imaginacin visual, siente cmo las aguas refrescantes penetran

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en la tierra rida de ese lado desatendido de tu corazn. Es bueno imaginarlo
momentos antes de dormir. As, durante la noche, sers baado constantemente por
ese caudal fecundo de comunin. Al despertar, al alba, sentirs tu espritu baado de
un gozo bello y sereno.
Una de las cosas ms valiosas que debes conservar en la amistad y el amor es tu
propia diferencia. Lo que suele suceder dentro de un crculo de amor es que uno
tiende a imitar al otro o a imaginarse recreado a su semejanza. Si bien esto puede ser
indicio de un deseo de entrega total, es a la vez destructivo y peligroso. Conoc a un
anciano en una isla frente a la costa occidental de Irlanda. Tena un hobby peculiar.
Coleccionaba fotos de parejas de recin casados. Luego obtena una foto de la misma
pareja diez aos despus. Con sta demostraba cmo un miembro de la pareja
empezaba a parecerse al otro. En las relaciones suele aparecer una fuerza
homogeneizante sutil y perniciosa. Lo irnico es que la atraccin entre las personas
suele deberse a las diferencias. Por eso es necesario conservar y alimentarlas.
El amor es tambin una fuerza luminosa y nutricia que te libera para que habites
plenamente tu diferencia. No hay que imitarse mutuamente ni mostrarse defensivo o
protector en presencia del otro. El amor debe alentarte y liberarte para que realices
plenamente tu potencial.
Para conservar tu diferencia en el amor, debes darle mucho espacio a tu alma. Es
interesante notar que en hebreo, una de las primeras palabras que significa salvacin
tambin significa espacio. Si naciste en una granja, sabes que el espacio es vital, sobre
todo para sembrar. Si plantas dos rboles muy juntos, se ahogarn mutuamente. Lo
que crece necesita espacio. Dice Khalil Gibran: Que haya espacio en vuestra unin.
El espacio permite que esa diferencia que eres T encuentre su propio ritmo y
contorno. Yeats habla de un pequeo espacio para que lo colme el aliento de la
rosa. Una de las bellas reas del amor donde el espacio es ms hermoso es el acto del
amor. El amado es aquel a quien puedes dar tus sentidos en la plenitud del gozo,
sabiendo que los acoger con ternura. Puesto que el cuerpo est dentro del alma, sta
lo baa con su luz, suave y sagrada. Hacer el amor con alguien no debe ser un acto
puramente fsico o de liberacin mecnica. Debe abarcar la raz espiritual que
despierta cuando penetras en el alma de otra persona.
El alma es lo ms ntimo de una persona. La conoces antes de conocer su cuerpo.
Cuando alma y cuerpo son uno, penetras en el mundo del otro. Si uno pudiera corres-
ponder de manera tierna y reverente a la hondura y belleza de ese encuentro,
extendera hasta lo indecible las posibilidades de gozo y xtasis del acto de amor. Esto
liberara en ambos el manantial interior del amor ms profundo. Los reunira
externamente con la tercera fuerza de luz, el crculo antiguo, lo primero que une las
dos almas.


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La t r ansf i gur ac i n de l os sent i dos
Los msticos son los ms fiables en el campo del amor sensual. En sus escritos est
implcita una luminosa teologa de la sensualidad. Jams preconizan la negacin de
los sentidos, sino su transfiguracin. Los msticos reconocen que existe cierta
gravedad o lado tenebroso de eros y que a veces predomina. La luz del alma puede
transfigurar esta tendencia y aportar a ella equilibrio y aplomo. La belleza de las
reflexiones msticas sobre eros nos recuerda que ste es en ltima instancia la energa
de la creatividad divina. En la transfiguracin de lo sensual, el frenes de eros y la
alegra del alma entran en lrica armona.
La Irlanda moderna ha debido recorrer un camino complejo y tortuoso para
reconocer y aceptar a eros. La antigua tradicin irlandesa reconoca el poder de eros
y el amor ertico con maravillosa vitalidad. Una de sus expresiones ms interesantes
es el poema de Brian Merriman titulado Cirt an Mhein Oidhce, El patio a
medianoche, del siglo XVIII. Largos fragmentos del poema estn escritos desde el
punto de vista de la mujer. Es un enfoque feminista y librrimo. Habla la mujer:
No soy gorda y maciza como una campana. Labios para besar, dientes para
sonrer, piel lozana y frente lustrosa, tengo ojos azules y una cabellera espesa
que se me enrosca en el cuello; un hombre que busca esposa tiene aqu un
rostro que guardar de por vida; mano, brazo, cuello y pecho, a cual ms
apreciado; mira qu cintura! Mis piernas son largas flexibles como sauces,
ligeras y fuertes.
Este largusimo poema es una celebracin impdica de lo ertico. No la atraviesa
el lenguaje frecuentemente negativo de la moral que trata de dividir la sexualidad en
pura e impura. En todo caso, estos trminos estn de ms, tratndose de criaturas de
arcilla. Cmo puede existir semejante pureza en una criatura de arcilla? sta es
siempre una mezcla de luz y tinieblas. La belleza de eros reside en sus umbrales de
pasin donde se encuentran la luz y las tinieblas en el interior de la persona. Tenemos
que re-imaginar a Dios como la energa del eros transfigurador, fuente de toda
creatividad.
Pablo Neruda ha escrito algunos de los ms bellos versos de amor. Dice: Te
traer flores felices de las montaas, campanillas, oscuros avellanos y canastas
rsticas de besos./ Quiero hacer contigo lo que la primavera hace con los cerezos. Es
un pensamiento muy hermoso; revela que el amor es el despertar de la primavera en
la cara de arcilla del corazn. Yeats tambin escribi bellos poemas de amor, versos
que dicen: Pero un hombre am tu alma peregrina/y am los pesares de tu rostro
cambiante. Estos poemas muestran un reconocimiento de las races profundas y la
presencia en el amado. El amor te ayuda a ver la naturaleza singular y especial del
Otro.

El don her i do
Uno de los grandes poderes del amor es el equilibrio, que nos ayuda a alcanzar la
transfiguracin. Cuando dos personas se unen, un crculo antiguo se cierra en tomo

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de ellos. Asimismo, no llegan a la unin con manos vacas, sino repletas de obsequios.
Con frecuencia stos donde estn heridos; entonces despierta la dimensin curativa
del amor. Cuando amas de verdad a otro, lo baa la luz de tu alma. La naturaleza nos
ensea que la luz del sol hace crecer todas las cosas. Si contemplas las flores en un
alba de primavera, vers que estn cerradas. Cuando las toca el sol, se abren
confiadas y se entregan a la nueva luz.
Cuando amas a una persona que est muy herida, una de las peores cosas que
puedes hacer es convertir su dolor en objeto de discusin. En estos casos, una extraa
dinmica despierta en el alma. Se vuelve un hbito, una pauta recurrente. Con
frecuencia conviene reconocer la presencia de la herida, pero alejarse de ella. Cada
vez que tengas la oportunidad, bala con la suave luz del alma. Recuerda que existen
mentes antiguas de renovacin en el crculo que los une. El destino de tu amor jams
depende solamente de los recursos frgiles de las subjetividades de ambos. Puedes
invocar el poder curativo de la tercera fuerza luminosa entre ambos; sta puede
aportar perdn, consuelo y curacin en tiempos escabrosos.
Cuando amas a alguien, es destructivo raspar obsesivamente la arcilla de tu
arraigo. Es conveniente no interferir en tu amor. Dos personas que se aman jams
deben sentirse obligadas a explicar su amor a un tercero o el porqu de su unin. Su
comunin es un lugar secreta Sus Almas conocen el secreto de su unin; deben
confiar en ella. Si interfieres constantemente en tu conexin con el otro, con tu
amante o tu anam cara, poco a poco provocas una distancia entre los dos. Thom Gunn
ha escrito un bonito epigrama de dos lneas que se titula Jamesian, por el nombre de
Henry James, el ms preciso y sutil de los novelistas. Sus descripciones constan de
finsimos matices e infinitos puntos de vista. Un anlisis tan puntilloso puede volverse
obsesivo, hasta el punto de destruir la presencia lrica del amor.

Su relacin consista
en discutir si exista.
Si enfocas constantemente la luz de nen del anlisis y la rendicin de cuentas hacia el
tejido blando de tu arraigo, ste se volver reseco y estril.
Toda persona debera dar gracias por el amor despertado en su ser. Cuando sientes
amor por la persona amada y el de la persona amada por t, deberas buscar
ocasiones para ofrecer ese calor como una bendicin para los atribulados y faltos de
amor. Enva ese amor al mundo, a los desesperados, a los que padecen hambre, a los
que estn encerrados en prisin, en hospitales y en todas las circunstancias brutales
de las vidas desoladas y torturadas. Cuando compartes esa riqueza de tu amor, ste
llega a otros. En l reside la mayor fuerza de la oracin.
En el reino del amor no hay competencia

La oracin es el acto y la presencia de irradiar la luz de la riqueza de tu amor hacia
otros para curarlos, liberarlos y bendecirlos. Si hay amor en tu vida, comprtelo
espiritualmente con los que se ven arrojados al borde mismo de la vida. La tradicin

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celta sostiene que si proyectas la bondad que hay en ti o si compartes lo que hay en ti
de bueno o feliz, te ser devuelto multiplicado por diez mil. En el reino del amor no
existe la competencia; no hay posesividad ni control. Cuanto ms amor entregas, ms
tendrs. Aqu se recuerda la idea de Dante, de que el ritmo secreto del universo es el
ritmo del amor que mueve las estrellas y los planetas.
Bendicin de la amistad
Ojal tengas buenos amigos.
Que aprendas a ser buen amigo de ti mismo.
Que puedas llegar a ese lugar de tu alma donde residen un gran amor, calor, afecto y
perdn.
Que esto te cambie.
Que transfigure todo lo que hay de negativo, distante o fro en ti.
Que te transporte a la verdadera pasin, familia y afinidad de la comunin.
Que atesores a tus amigos.
Que seas bueno con ellos y ests all cuando te necesiten; que te den todas las
bendiciones, estmulos, verdad y luz que necesites para el viaje.
Que nunca ests solo.
Que ests siempre en el nido amable de la comunin con tu anam cara.

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2
HACI A UNA ESPI RI TUALI DAD DE LOS SENTI DOS

La c ar a es el i c ono de l a c r eac i n
El paisaje es el primognito de la creacin. Exista cientos de millones de aos antes
de que aparecieran las flores, los animales o el ser humano. Estaba aqu por su
cuenta. Es la presencia ms antigua en el mundo, aunque necesita una presencia
humana que lo reconozca. Cabe imaginar que los ocanos enmudecieron y los vientos
se sosegaron cuando apareci el primer rostro humano sobre la Tierra; es lo ms
asombroso de la creacin. En el rostro humano el universo annimo adquiere
intimidad. El sueo de los vientos y los ocanos, el silencio de las estrellas y las
montaas alcanzaron una presencia materna en la cara. Aqu se expresa el calor
secreto, oculto de la creacin. La cara es el icono de la creacin. En la mente humana,
el universo entra en resonancia consigo mismo. La cara es el espejo de la mente. En el
ser humano, la creacin encuentra la respuesta a su muda splica de intimidad. En el
espejo de la mente la difusa e interminable naturaleza puede contemplarse.
La cara humana es un milagro artstico. En esa superficie pequea se puede expresar
una variedad e intensidad increble de presencia. No existen dos rostros idnticos. En
cada uno hay una variacin particular de presencia. Cuando amas a otro, durante
una separacin prolongada es hermoso recibir una carta, una llamada telefnica o
intuir la presencia de la persona amada. Pero es ms profunda la emocin del
regreso, porque ver el rostro amado es entonces una fiesta. En ese rostro ves la
intensidad y la profundidad de la presencia amorosa que te contempla y viene a tu en-
cuentro. Es hermoso volver a verte. En frica ciertos saludos significan te veo. En
Conamara, la expresin empleada para decirle a alguien que es admirado o popular
es: T agaidh an phobail ort, es decir, el rostro del pueblo se vuelve hacia ti.
Cuando vives en el silencio y la soledad del campo, las ciudades te sobresaltan. Hay
muchas caras en ellas: rostros extraos que pasan rpida e intensamente. Cuando los
miras, ves la imagen de la intimidad particular de su vida. En cierto sentido, la cara
es el icono del cuerpo, el lugar donde se manifiesta el mundo interior de la persona. El

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rostro humano es la autobiografa sutil pero visual de cada persona. Por ms que
ocultes la historia recndita de tu vida, jams podrs esconder tu cara. sta revela el
alma; es el lugar donde la divinidad de la vida interior encuentra su eco e imagen.
Cuando contemplas un rostro, miras en lo profundo de una vida.

La sant i dad de l a mi r ada

En Sudamrica, un periodista amigo mo conoci a un viejo jefe indgena a quien
quera entrevistar. El jefe accedi con la condicin de que previamente pasaran algn
tiempo juntos. El periodista dio por sentado que tendran una conversacin normal.
Pero el jefe se apart con l y lo mir a los ojos, largamente y en silencio. Al principio,
mi amigo sinti terror: le pareca que su vida estaba totalmente expuesta a la mirada
y el silencio de un extrao. Despus, el periodista empez a profundizar su propia
mirada. As se contemplaron durante ms de dos horas. Al cabo de ese tiempo, era
como si se hubieran conocido toda la vida. La entrevista era innecesaria. En cierto
sentido, mirar la cara de otro es penetrar a lo ms profundo de su vida.
Con mucha ligereza damos por sentado que compartimos un solo mundo con los
dems. Es verdad que en el nivel subjetivo habitamos el mismo espacio fsico que los
dems seres humanos; despus de todo, el cielo es la nica constante visual de nuestra
percepcin. Pero este mundo exterior no permite el acceso al mundo interior del
individuo. En un nivel ms profundo, cada uno es custodio de un mundo privado,
individual. A veces nuestras creencias, opiniones y pensamientos son un medio para
consolarnos con la idea de que no sobrellevamos el peso de un mundo interior
singular. Nos complace fingir que pertenecemos al mismo mundo, pero estamos ms
solos de lo que pensamos. Esta soledad no se debe exclusivamente a las diferencias
entre nosotros; deriva del hecho de que cada uno est alojado en un cuerpo distinto.
La idea de la vida humana alojada en un cuerpo es fascinante. Por ejemplo, quien te
visita en tu casa, se hace presente corporalmente. Trae a tu casa su mundo interior,
sus vivencias y memoria a travs del vehculo de su cuerpo. Mientras dura la visita, su
vida no esta en otra parte; est totalmente all contigo, frente a ti, buscndote. Al
finalizar la visita, su cuerpo se endereza y se aleja llevando consigo ese mundo oculto.
La conciencia de ello ilumina el acto de hacer el amor. No son slo dos cuerpos, sino
dos mundos que se unen; se rodean e inter-penetran. Somos capaces de generar
belleza, gozo y amor debido a este mundo infinito e ignoto en nuestro interior.

La i nf i ni t ud de t u i nt er i or i dad


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La persona humana es un umbral donde se encuentran muchas infinitudes: la del
espacio que se extiende hasta los confines del cosmos; la del tiempo que se remonta a
miles de millones de aos; la del microcosmos, acaso una mota en tu pulgar que
contiene un cosmos interior, tan pequeo que es invisible para el ojo. La infinitud en
lo microscpico es tan deslumbrante como la del cosmos. Sin embargo, la que acosa a
todos y que nadie puede suprimir, es la de la propia interioridad. Detrs de cada
rostro humano se oculta un mundo. En algunos se hace visible la vulnerabilidad de
haber conocido esa profundidad oculta. Cuando miras ciertas caras, ves aflorar la
turbulencia del infinito. Ese momento puede producirse en la mirada de un extrao o
durante una conversacin con un conocido. Bruscamente, sin intencin ni conciencia
de ello, la mirada se vuelve vehculo de una presencia interior primordial. Dura un
segundo, pero en ese brevsimo nterin, aflora algo ms que la persona. Otra
infinitud, an no nata, empieza a asomar. Te sientes contemplado desde la insondable
eternidad. Esa infinitud que te mira viene de un tiempo antiguo. No podemos ais-
lamos de lo eterno. Inesperadamente nos mira y nos perturba desde las sbitas
oquedades de nuestra vida rgida. Una amiga aficionada a los encajes suele decirme
que la belleza de estos adornos reside en los agujeros. Nuestra experiencia tiene la
estructura de un encaje.
El rostro humano es el portador y el punto de exposicin del misterio de la vida
individual. Desde all, el mundo privado, interior de la persona se proyecta al mundo
annimo. Es el lugar de encuentro de dos territorios ignotos: la infinitud del mundo
exterior y el mundo interior inexplorado al que slo tiene acceso el individuo. ste es
el mundo nocturno que yace detrs de la luminosidad de la faz. La sonrisa de un
rostro es una sorpresa o una luz. Cuando aflora una sonrisa, es como si sbitamente
se iluminara la noche interior del mundo oculto. Heidegger dijo en bellas frases que
somos custodios de umbrales antiguos y profundos. En el rostro humano se ve el
potencial y el milagro de posibilidades eternas.
La cara es el pinculo del cuerpo. ste es antiguo como la arcilla del universo de la
cual est hecho; los pies en el suelo son una conexin constante con la Tierra. A travs
de tus pies, tu arcilla privada est en contacto con la arcilla primigenia de la cual
surgiste. Por consiguiente, tu rostro en la cima de tu cuerpo significa el ascenso de tu
arcilla vital hada la intimidad y la posesin del yo. Es como si la arcilla de tu cuerpo
se volviera ntima/personal a travs de las expresiones siempre renovadas de tu cara.
Bajo la bveda del crneo, la cara es el lugar donde la arcilla de la vida adquiere
verdadera presencia humana.
La cara y la segunda inocencia
Tu cara es el icono de tu vida. En el rostro humano, una vida contempla el mundo y a

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la vez se contempla. Es aterrador contemplar una cara donde se han asentado el
resentimiento y el rencor. Cuando una persona ha llevado una vida desolada, buena
parte de su negatividad jams desaparece. El rostro, lejos de ser una presencia clida,
se vuelve una mscara dura. Una de las palabras ms antiguas para designar a la
persona es la griega prosopon, que originalmente era la mscara de los actores en el
coro. Cuando la transfiguracin no alcanza al resentimiento, la ira o el rencor, el
rostro se vuelve mscara. Sin embargo, tambin se conoce lo contrario, la hermosa
presencia de un rostro viejo que a pesar de los surcos que dejan el tiempo y las viven-
cias, conserva una bella inocencia. Aunque la vida haya dejado su huella cansina y
dolorosa, esa persona no ha permitido que tocara su alma. Ese rostro proyecta al
mundo una bella luminosidad, una irradiacin que crea una sensacin de santidad e
integridad.
Tu cara siempre revela quin eres y lo que la vida te ha hecho. Pero es difcil para ti
contemplar la forma de tu propia vida, demasiado cercana a ti. Otros pueden
desentraar buena parte de tu misterio al ver tu cara. Los retratistas dicen que es
muy difcil pintar el rostro humano. Se dice que los ojos son la ventana del alma.
Tambin es difcil aprehender la boca en el retrato individual. De alguna manera
misteriosa, la lnea de la boca parece revelar el contorno de una vida; labios
apretados suelen reflejar mezquindad de espritu. Hay una extraa simetra en la
forma como el alma escribe la historia de su vida en los rasgos de una cara.


28
El c uer po es el ngel del al ma

El cuerpo humano es hermoso. Estar corporizado es un gran privilegio. Te relacionas
con un lugar a travs de tu cuerpo. No es casual que el concepto de lugar siempre ha
fascinado a los humanos. El lugar nos ofrece una patria; sin l, careceramos
literalmente de dnde. El paisaje es la ltima expresin del dnde, y en ste la casa
que llamamos nuestra es nuestro lugar ntimo. La casa es decorada y personalizada;
adopta el alma de sus habitantes y se vuelve espejo de su espritu. Sin embargo, en el
sentido ms profundo, el cuerpo es el lugar ms ntimo. Tu cuerpo es tu casa de
arcilla; es la nica patria que posees en este universo. En tu cuerpo y a travs de l, tu
alma se vuelve visible y real para ti. Tu cuerpo es la casa de tu alma en la Tierra.
A veces parece existir una misteriosa correspondencia entre el alma y la presencia
fsica del cuerpo. Esto no es verdad en todos los casos, pero con frecuencia permite
vislumbrar la naturaleza del mundo interior de la persona. Existe una relacin
secreta entre nuestro ser fsico y el ritmo de nuestra alma. El cuerpo es el lugar donde
se revela el alma. Un amigo de Conamara me dijo una vez que el cuerpo es el ngel
del alma. El cuerpo es el ngel que expresa el alma y vela por ella; siempre debemos
cuidarlo con amor. Con frecuencia se convierte en el chivo emisario de los desengaos
y venenos de la mente. El cuerpo est rodeado por una inocencia primordial, una
luminosidad y bondad increbles. Es el ngel de la vida.
El cuerpo puede alojar un inmenso espectro e intensidad de presencia. El teatro lo
ilustra de manera notable. El actor tiene suficiente espacio interior para asumir un
personaje, dejar que lo habite totalmente, de manera que la voz, la mente y la accin
de ste se expresan de manera sutil e inmediata a travs del cuerpo de aqul. El
cuerpo encuentra su expresin ms exuberante en el maravilloso teatro de la danza,
esa escultura en movimiento. El cuerpo da forma al vaco de manera conmovedora,
majestuosa. Un ejemplo emocionante de ello es la danza sean nos de la tradicin ir-
landesa, en la cual el bailarn expresa con su cuerpo la agitacin salvaje de la msica.
Se cometen muchos pecados contra el cuerpo, incluso en una religin basada en la
Encarnacin. En la religin se presenta al cuerpo como la fuente del mal, la
ambigedad, la lujuria y la seduccin. Es un concepto falso e irreverente. El cuerpo es
sagrado. Estas concepciones negativas se originan en gran medida en las
interpretaciones falsas de la filosofa griega. La belleza del pensamiento griego reside
precisamente en que destacaba lo divino. ste los acechaba y ellos trataban de
reflejarlo, hallar en el lenguaje y el concepto una expresin de su presencia. Eran
muy conscientes del peso del cuerpo y cmo pareca arrastrar a lo divino hacia la
Tierra. Malinterpretaron esta atraccin terrena, viendo en ella un conflicto con el

29
mundo de lo divino. No conceban la Encarnacin ni tenan la menor idea de la Re-
surreccin.
Cuando la tradicin cristiana incorpor la filosofa griega, introdujo este dualismo en
su mundo intelectual. Se conceba al alma como algo bello, luminoso, bueno. El deseo
de estar con Dios era propio de su naturaleza. Si no fuera por el peso indeseable del
cuerpo, el alma habitara constantemente lo eterno. As, el cuerpo se volvi sospe-
choso en la tradicin cristiana. Jams floreci en ella una teologa del amor ertico.
Uno de los pocos textos donde aparece lo ertico es el bello Cantar de los Cantares,
que celebra lo sensual y sensorial con maravillosa pasin y ternura. Este texto es una
excepcin, y sorprende su admisin en el canon de las Escrituras. En la tradicin
cristiana posterior, y sobre todo en la Patrstica, el cuerpo es objeto de suspicacia y
hay una obsesin negativa por la sexualidad. El sexo y la sexualidad aparecen como
peligros en el camino de la salvacin eterna. La tradicin cristiana suele denigrar y
maltratar la presencia sagrada del cuerpo. Sin embargo, ha servido de maravillosa
fuente de inspiracin para los artistas. Un bello ejemplo es El xtasis de santa Teresa
de Bernini, donde el cuerpo de la santa es presa de un rapto en el cual lo sensorial es
inseparable de lo mstico.

El c uer po c omo espej o del al ma
El cuerpo es un sacramento. Nada lo expresa mejor que la antigua definicin
tradicional de sacramento, la seal visible de la gracia invisible. Esta definicin
reconoce sutilmente cmo el mundo invisible se expresa en el visible. El deseo de
expresin yace en lo ms profundo del mundo invisible. Toda nuestra vida interior y
la intimidad del alma anhelan encontrar un espejo exterior. Anhelan una forma que
les permita ser vistas, percibidas, palpadas. El cuerpo es el espejo donde se expresa el
mundo secreto del alma. Es un umbral sagrado, merece que se lo respete, cuide y
comprenda en su dimensin espiritual. Este sentido del cuerpo encuentra una bella
expresin en una frase asombrosa de la tradicin catlica: El cuerpo es el templo del
Espritu Santo. El Espritu Santo mantiene alerta y personificada la intimidad y la
distancia de la Trinidad. Decir que el cuerpo es el templo del Espritu Santo es
reconocer que est imbuido de una divinidad salvaje y vital. Este concepto teolgico
revela que lo sensorial es sagrado en el sentido ms profundo.
El cuerpo tambin es muy veraz. Sabes que por tu propia vida rara vez miente. Tu
mente puede engaarte y alzar toda clase de barreras entre t y tu naturaleza; pero
tu cuerpo no miente. Si lo escuchas, te dir cmo se encuentra tu vida y si la vives
desde el alma o desde los laberintos de tu negativismo. La inteligencia del cuerpo es
maravillosa. Todos nuestros movimientos, todo lo que hacemos, exige a cada uno de

30
nuestros sentidos la ms fina y detallada cooperacin. El cuerpo humano es la
totalidad ms compleja, sutil y armoniosa.
El cuerpo es tu nica casa en el universo. Es la casa de tu comunin con el mundo, un
templo muy sagrado. AI contemplar en silencio el misterio de tu cuerpo, te acercas a
la sabidura y la santidad. Desgraciadamente, slo cuando estamos enfermos
comprendemos lo tierna, frgil y valiosa que es la casa de comunin que llamamos
cuerpo. Cuando uno trabaja con personas enfermas o que aguardan una intervencin
quirrgica, conviene alentarlas a que hablen con la parte de su cuerpo que est mal.
Que le hablen como a un socio, le agradezcan los servicios prestados y los pade-
cimientos sufridos y le pidan perdn por las presiones que haya soportado. Cada
parte del cuerpo atesora los recuerdos de sus propias experiencias.
Tu cuerpo es esencialmente una multitud de miembros que trabajan armoniosamente
para que tu comunin con el mundo sea posible. Debemos evitar este dualismo falso
que separa el alma del cuerpo. El alma no se limita a estar en el cuerpo, oculta en
alguno de sus recovecos. Antes bien, sucede lo contrario. Tu cuerpo est en el alma,
que te abarca totalmente. Por eso te rodea una bella y secreta luz del alma. Este
reconocimiento sugiere un nuevo arte de la oracin: cierra los ojos y relaja tu cuerpo.
Imagina que te rodea una luz, la de tu alma. Luego, con tu aliento, introduce esa luz
en tu cuerpo y llvala a todos los rincones.
Es una bella forma de rezar porque introduces la luz del alma, el refugio esquivo que
te rodea, en la tierra fsica y la arcilla de tu presencia. Una de las meditaciones ms
antiguas consiste en imaginar que exhalas la oscuridad, el residuo de carbn.
Conviene estimular a los enfermos a que recen fsicamente de esta manera. Cuando
introduces la luz purificadora del alma en tu cuerpo, curas las partes descuidadas que
estn enfermas. Tu cuerpo tiene un conocimiento ntimo de ti; conoce ntegros tu
espritu y la vida de tu alma. Tu cuerpo conoce antes que tu mente el privilegio de
estar aqu. Tambin es consciente de la presencia de la muerte. En tu presencia fsica
corporal hay una sabidura luminosa y profunda. Con frecuencia las enfermedades
que nos asaltan son producto del descuido de nosotros mismos, de que no escuchamos
la voz del cuerpo. Sus voces interiores quieren hablarnos, comunicarnos las verdades
que hay bajo la superficie rgida de nuestra vida exterior.
Para los celtas, lo visible y lo invisible son uno. El cuerpo ha sido una presencia
desdeada y negativa en el mundo de la espiritualidad porque se asocia al espritu con
el aire ms que con la tierra. El aire es la regin de lo invisible, del aliento y el
pensamiento. Cuando se limita el espritu a esta regin, se denigra lo fsico. ste es un
gran error, porque nada en el mundo es tan sensual como Dios. El desenfreno de Dios
es su sensualidad. La naturaleza es la expresin de la imaginacin divina. Es el reflejo

31
ms ntimo del sentido de la belleza de Dios. La naturaleza es el espejo de la
imaginacin divina, la madre de toda sensualidad; por eso es contrario a la ortodoxia
concebir el espritu exclusivamente en trminos de lo invisible. Paradjicamente, el
poder de la divinidad y el espritu deriva de esta tensin entre lo visible y lo invisible.
Todo lo que existe en el mundo del alma aspira vivamente a adquirir forma visible;
all reside el poder de la imaginacin.
La imaginacin es el puente entre lo visible y lo invisible, la facultad que los
correpresenta y coarticula. En el mundo celta exista una maravillosa intuicin de
cmo lo visible y lo invisible entraban y salan uno del otro. En el oeste de Irlanda
abundan las historias de fantasmas, espritus
o hadas asociados con determinados lugares; para los lugareos, estas leyendas eran
tan familiares como el paisaje. Por ejemplo, existe una tradicin de que jams se debe
talar un arbusto aislado en un campo porque puede ser un lugar de reunin de los
espritus. Existen muchos lugares considerados fortalezas de las hadas. Los lugareos
jams construan all ni hollaban aquella tierra sagrada.

Los hi j os de Li r

Uno de los aspectos asombrosos del mundo celta es la idea del cambio de forma, que
slo es posible cuando lo fsico es vital y pasional. La esencia o alma de una cosa no se
limita a su forma particular o presente. El alma posee una fluidez y energa que no
admite ser encerrada en una forma rgida. Por consiguiente, en la tradicin celta, hay
un constante fluir entre el alma y la materia, como entre el tiempo y la eternidad. El
cuerpo humano tambin participa en este ritmo. Uno de los ejemplos ms
conmovedores de esto es la bella leyenda celta de los hijos de Lir.
El mundo mitolgico de los Tuaithe D Dannan, la tribu que viva debajo de la
superficie de Irlanda, era muy importante para la mentalidad irlandesa; este mito ha
dado a todo el paisaje una dimensin y una presencia sobrecogedoras. Lir era un
cabecilla en el mundo de los Tuaithe D Dannan y estaba en conflicto con el rey de la
regin. Para resolverlo, se lleg a un acuerdo matrimonial: el rey tena tres hijas y
ofreci a Lir que se casara con una. Tuvieron dos hijos y despus otros dos, pero
desgraciadamente la esposa de Lir muri. Lir acudi al rey, que le entreg a su se-
gunda hija. Ella cuidaba bien a la familia, pero al ver que Lir dedicaba casi toda su
atencin a los nios empez a sentir celos. Para colmo, su padre el rey tambin
demostraba un singular afecto por los nios. Los celos crecieron en su corazn hasta
que un da se llev a los nios en su carro y con su vara mgica de los druidas los
transform en cisnes. Durante novecientos aos tuvieron que errar por los mares de

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Irlanda. Bajo sus formas de cisne, conservaban su mente e identidad plenamente
humanas. Cuando el cristianismo lleg a Irlanda, recuperaron su forma humana
como ancianos decrpitos. Qu conmovedora es la descripcin de su trnsito por la
soledad como formas animales imbuidas de presencia humana. Esta historia
profundamente celta muestra cmo el mundo de la naturaleza tiende un puente al
mundo animal. Tambin demuestra la profunda confluencia de intimidad entre el
mundo humano y el animal. Como cisnes, el canto de los hijos de Lir tena el poder de
curar y consolar a las personas. El patetismo de la historia se ve profundizado por la
vulnerabilidad del mundo animal al humano.
Los animales son ms antiguos que nosotros. Aparecieron sobre la superficie de la
Tierra muchos milenios antes que los humanos. Son nuestros hermanos ms antiguos.
Su presencia carece de fisuras: tienen una lrica unidad con la Tierra. Viven en el
viento, en las aguas, en los montes y la arcilla. El conocimiento de la Tierra est en
ellos. El silencio afn al zen y la inmediatez del paisaje se reflejan en su silencio y la
soledad. Los animales nada saben de Freud, Jess, Buda, Wall Street, el Pentgono o
el Vaticano. Viven fuera de la poltica de las intenciones humanas. De alguna manera
habitan la eternidad. La mentalidad celta reconoca el arraigo y la sabidura del
mundo animal. La dignidad, belleza y sabidura del mundo animal no se vean
reducidas por falsas jerarquas o la soberbia humana. En algn lugar de la mente
celta exista la percepcin fundamental de que los humanos son los herederos de este
mundo ms profundo. As lo expresa de manera festiva este poema del siglo IX.

El erudito y su gato
Yo y Pangur blanco practicamos cada uno su arte particular: su mente est empeada
en la caza, la ma en mi oficio.
Yo amo es mejor que la fama la quietud con mis libros, la bsqueda diligente de la
sabidura. Blanco Pangur no me envidia: ama su oficio infantil.
Cuando los dos esto nunca nos hasta estamos solos en la casa, tenemos algo a lo
que podemos aplicar nuestra destreza, un juego interminable.
A veces sucede que un ratn queda atrapado en su red como resultado de belicosas
batallas. En cuanto m, mi red atrapa una norma difcil de conocimiento arduo.
Aunque estamos as en cualquier momento, ninguno estorba al otro: cada uno ama su
oficio y se complace individualmente en su ejercicio.

Para los celtas, el mundo siempre es, de manera latente y activa, espiritual. La
profundidad de este flujo recproco tambin se expresa en el poder del lenguaje en el
mundo celta. El lenguaje poda causar sucesos y adivinarlos. Con cnticos y

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sortilegios se poda revertir el curso de un destino negativo para dar lugar a algo
nuevo y bueno. En el mundo sensorial de este pueblo, no haba barreras entre el alma
y el cuerpo. Cada uno era natural para el otro. Cuerpo y alma eran hermanos. An
no exista esa escisin negativa de la moral dualista cristiana que ms adelante hara
tanto dao a estas bellas presencias encerradas en un abrazo comn. El mundo de la
conciencia celta posea esta espiritualidad sensual unificada y lrica.
Al recuperar el sentido de lo sagrado del cuerpo podemos alcanzar nuevos niveles de
curacin, creatividad y comunin. La poesa de Paul Celan posee una sensualidad
diestra y sutil; con el lenguaje de los sentidos nos permite acceder a su mundo
espiritual profundo y complejo:
No busques tu boca en mis labios, ni al extrao delante de la puerta, ni la lgrima en
el ojo.
El mundo de los sentidos sugiere otro ms profundo, pictrico de luz y posibilidad.

Una espi r i t ual i dad de l a t r ansf i gur ac i n

La espiritualidad es el arte de la transfiguracin. No debemos forzamos a cambiar
adecundonos violentamente a una forma predeterminada. No es necesario funcionar
de acuerdo con la idea de un programa o plan de vida predeterminados. Ms bien
debemos practicar un arte nuevo, el de prestar atencin al ritmo interior de nuestros
das y nuestra vida. As adquiriremos una nueva conciencia de nuestra presencia
divina y humana. Todos los padres conocen un ejemplo dramtico de esta clase de
transfiguracin. Vigilan cuidadosamente a sus hijos, pero stos un buen da los sor-
prenden: los reconocen, pero su conocimiento de ellos resulta insuficiente. Hay que
volver a escucharlos.
La idea de la atencin es mucho ms creativa que la de la voluntad. Con excesiva
frecuencia, la gente trata de cambiar su vida, esgrimiendo la voluntad como una
suerte de martillo para darle la forma adecuada. El intelecto identifica el objetivo del
plan y la voluntad obliga a la vida a tomar la forma correspondiente. Es una forma
exterior y violenta de afrontar lo sagrado de la propia presencia. Te expulsa con
falsedades de ti mismo y puedes pasar aos perdido en la selva de "tus programas
mecnicos. espirituales. Puedes morir de una sed que t mismo has causado. "
Si trabajas con otro ritmo, volvers fcil y naturalmente a tu propio yo. Tu alma
conoce la geografa de tu destino. Slo ella tiene el mapa de tu futuro; por eso puedes
confiar en este aspecto indirecto, oblicuo de tu yo. Si lo haces, te llevar donde quieres
ir; ms an, te ensear un ritmo benigno para tu viaje. Este arte del ser no conoce
principios generales. Pero la signatura de este viaje singular est grabada

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profundamente en tu alma. Si te ocupas de tu yo y tratas de acceder a tu propia
presencia, hallars el ritmo exacto de tu vida. Los sentidos son caminos generosos
para llegar a tu casa.
Si prestas atencin a tus sentidos, podrs alcanzar una renovacin, ms an, una
transfiguracin total de tu vida. Tus sentidos son los guas para llegar a lo ms
profundo del mundo interior de tu corazn. Los mayores filsofos coinciden en que el
conocimiento llega en gran medida por medio de los sentidos. stos son nuestros
puentes al mundo. La piel humana es porosa; el mundo fluye a travs de ti. Tus
sentidos son poros enormes que permiten que entre el mundo. Si ests en sintona con
la sabidura de tus sentidos, jams sers un exiliado en tu propia vida, un forastero
perdido en un lugar espiritual exterior construido por tu voluntad y tu intelecto.

Los sent i dos c omo umbr al es del al ma

Durante mucho tiempo hemos credo que lo divino est fuera de nosotros. Llevados
por esta conviccin, hemos tensado nuestros anhelos hasta un grado desastroso. Es
una gran soledad, ya que es el anhelo humano lo que nos vuelve santos. El anhelo es lo
ms bello que hay en nosotros; es espiritual, posee profundidad y sabidura. Si lo en-
focas en una divinidad remota, lo sometes injustamente a una tensin. As, sucede que
el anhelo busca lo divino, pero el exceso de tensin lo obliga a replegarse sobre s mis-
mo en forma de cinismo, vaco o negativismo. As se puede destruir una vida
hermosa. Pero no es necesario someterlo a tensin alguna. Si creemos que el cuerpo
est en el alma y que sta es un lugar sagrado, la presencia de lo divino est aqu,
cerca de nosotros.
Por estar el cuerpo dentro del alma, los sentidos son los umbrales hacia ella. Cuando
tus sentidos se abren por primera vez al mundo, la primera presencia que encuentran
es la de tu alma. Ser sensual o sensorial es estar en presencia de la propia alma.
Wordsworth, quien conoca la dignidad de los sentidos, escribi que el placer es el
tributo que debemos a nuestra dignidad como seres humanos. Es una visin
profundamente espiritual. Tus sentidos te vinculan ntimamente con lo divino que hay
en ti y a tu alrededor. Al sintonizar con los sentidos, puedes devolver flexibilidad a
una creencia que se ha vuelto rgida y suavidad a una visin encallecida. Puedes
abrigar y curar esos sentimientos atrofiados, barreras que nos destierran de nosotros
mismos y nos separan de otros. Entonces ya no estamos desterrados de esa
maravillosa cosecha de divinidad que se recoge secretamente en nuestro interior.
Aunque veremos cada sentido por separado, es importante comprender que siempre
actan juntos. Se superponen. Lo vemos en las variadas reacciones ante el color. Esto

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significa que la percepcin del color no es meramente visual.

El oj o es c omo el al ba

Veamos en primer trmino el sentido de la vista. En el ojo humano, la intensidad de la
presencia humana se concentra de manera singular y se vuelve accesible. El universo
encuentra su reflejo y comunin ms profundos en l. Puedo imaginar a las montaas
soando con el advenimiento del ojo humano. Cuando se abre, es como si se
produjera el alba en la noche. Al abrirse, encuentra un mundo nuevo. Tambin es la
madre de la distancia. Al abrirse, nos muestra que los otros y el mundo estn fuera,
distantes de nosotros. El acicate de tensin que ha animado a la filosofa occidental es
el deseo de reunir el sujeto con el objeto. Acaso es el ojo como madre de la distancia
quien los separa.
Pero en un sentido maravilloso, el ojo, como madre de la distancia, nos lleva a
preguntarnos por el misterio y la alteridad de todo lo que est fuera de nosotros. En
este sentido, el ojo es a la vez la madre de la intimidad, ya que acerca lo dems a
nosotros. Cuando realmente contemplas algo, lo incorporas a ti. Se podra escribir
una bella obra espiritual sobre la santidad de la contemplacin. Lo opuesto de sta es
la mirada escrutadora. Cuando te escrutan, el ojo del Otro es un tirano. Te conviertes
en objeto de la mirada del Otro de una forma humillante, invasora y amenazante.
Cuando miras algo profundamente, se vuelve parte de ti. ste es uno de los aspectos
siniestros de la televisin. La gente mira constantemente imgenes vacas y falsas;
imgenes pobres que invaden el mundo interior del corazn. El mundo moderno de la
imagen y los medios electrnicos recuerdan la maravillosa alegora de la cueva de
Platn. Los prisioneros, engrillados y alineados, contemplan la pared de la cueva. El
fuego que arde a sus espaldas proyecta imgenes en la pared. Los prisioneros creen
que esas imgenes son la realidad, pero slo son sombras reflejadas. La televisin y el
mundo informtico son enormes pramos llenos de sombras. Cuando contemplas algo
que puede devolverte la mirada o que posee reserva y profundidad, tus ojos se curan
y se agudiza tu sentido de la vista.
Existen personas fsicamente ciegas, que han vivido siempre en un monopaisaje de
tinieblas. Nunca han visto una ola, una piedra, una estrella, una flor, el cielo ni la cara
de otro ser humano. Sin embargo, hay personas con visin perfecta que son
totalmente ciegas. El pintor irlands Tony O'Malley es un artista maravilloso de lo
invisible; en una bella introduccin a su obra, el artista ingls Patrick Heron dijo: A
diferencia de la mayora de las personas. Tony O'Malley anda por el mundo con los
ojos abiertos.

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Muchos hemos convertido nuestro mundo en algo tan familiar que ya no lo miramos.
Esta noche podras hacerte la siguiente pregunta: Qu he visto realmente hoy? Te
sorprendera lo que no has visto. Tal vez tus ojos han sido reflejos condicionados que
han funcionado todo el da de manera automtica, sin prestar verdadera atencin ni
reconocer nada; tu mirada jams se ha detenido ni prestado atencin. El campo
visual siempre es complejo, los ojos no pueden abarcarlo todo. Si tratas de captar el
campo visual total, ste se vuelve indistinto y borroso; si te concentras en un aspecto,
lo ves claramente, pero pierdes de vista el contexto. El ojo humano siempre selecciona
lo que quiere ver, a la vez que evita lo que no quiere ver. La pregunta crucial es qu
criterio empleamos para decidir qu queremos ver y cmo eludimos lo que no
queremos ver. Esa estrechez de miras es causa de muchas vidas limitadas y negativas.
Es desconcertante comprobar que lo que ves y cmo lo ves determina cmo y quin
sers. Un punto de partida interesante para el trabajo interior es explorar la propia
manera particular de ver las cosas. Pregntate: de qu manera contemplo el
mundo? La respuesta te permitir descubrir tus criterios para ver. Hay muchos
estilos de visin.

Est i l os de vi si n

Para el ojo temeroso, todo es amenazante. Cuando miras al mundo con temor, slo
puedes ver y concentrarte en las cosas que pueden daar o amenazarte. El ojo
temeroso siempre est acosado por las amenazas.
Para el ojo codicioso, todo se puede poseer. La codicia es una de las fuerzas potentes
del mundo occidental moderno. Lo triste es que el codicioso jams disfrutar de lo
que tiene, porque slo puede pensar en lo que an no posee, tierras, libros, empresas,
ideas, dinero o arte. La fuerza motriz y las aspiraciones de la codicia siempre son las
mismas. La felicidad es posesin, pero lo triste es que sta vive en un estado
permanente de desasosiego; su sed interior es insaciable. La codicia es pattica
porque siempre la acosa y la agota la posibilidad futura; jams presta atencin al pre-
sente. Con todo, el aspecto ms siniestro de la codicia es su capacidad para adormecer
y anular el deseo. Destruye la inocencia natural del deseo, aniquila sus horizontes y
los reemplaza por una posesividad frentica y atronada. Esta codicia envenena la
Tierra y empobrece a sus habitantes. Tener se ha convertido en el enemigo siniestro
de ser.
Para el ojo que juzga todo est encerrado en marcos inamovibles. Cuando mira hacia
el exterior, ve las cosas segn criterios lineales y cuadrados. Siempre excluye y separa,
y por eso jams mira con espritu de comprensin o celebracin. Ver es juzgar.

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Lamentablemente, el ojo que juzga es igualmente severo consigo mismo. Slo ve las
imgenes de su interioridad atormentada proyectadas hacia el exterior desde su yo.
El ojo que juzga recoge la superficie reflejada y llama verdad a eso. No posee el don
de perdonar ni la imaginacin suficiente para llegar al fondo de las cosas, donde la
verdad es paradjica. El corolario de la ideologa del juicio superficial es una cultura
que se basa en las imgenes inmediatas.
Al ojo rencoroso, todo le es escatimado. Los que han permitido que se forme la lcera
del rencor en su visin jams pueden disfrutar de lo que son o poseen. Siempre miran
al otro con rencor, acaso porque lo ven ms bello, inteligente o rico que a s mismos.
El ojo rencoroso, vive de su pobreza y descuida su propia cosecha interior.
Al ojo indiferente nada le interesa ni despierta. La indiferencia es uno de los rasgos de
nuestro tiempo. Se dice que es uno de los requisitos del poder; para controlar a los de-
ms, hay que saber ser indiferente a las necesidades y flaquezas de los controlados.
As, la indiferencia exige una gran capacidad para no ver. Para desconocer las cosas
se requiere una energa mental increble. Sin que lo sepas, la indiferencia puede
llevarte ms all de las fronteras de la comprensin, la curacin y el amor. Cuando te
vuelves indiferente, cedes todo tu poder. Tu imaginacin cae en el limbo del cinismo y
la desesperacin.
Para el ojo inferior, los dems son mejores, ms bellos, brillantes y dotados que uno.
El ojo inferior siempre aparta la vista de sus propios tesoros. Jams celebra su
presencia ni su potencial. El ojo inferior es ciego a su belleza secreta. El ojo humano
no fue hecho para mirar hacia arriba y potenciar la superioridad del Otro, sino para
mirar hacia abajo, para reducir al Otro a inferioridad. Mirar a alguien a los ojos es
un bello testimonio de verdad, coraje y expectativa. Cada uno ocupa un terreno
comn, pero propio.
Para el ojo que ama, todo es real. Este arte del amor no es sentimental ni ingenuo.
Este amor es el mayor criterio de verdad, celebracin y realidad. Segn Kathleen
Raine, poetisa escocesa, lo que no ves a la luz del amor no lo ves en absoluto. El amor
es la luz en la cual vemos la luz, aquella en la cual vemos cada cosa en su verdadero
origen, naturaleza y destino. Si pudiramos contemplar el mundo con amor, ste se
presentara ante nosotros pictrico de incitaciones, posibilidades, profundidad.
El ojo que ama puede seducir el dolor y la violencia hacia la transfiguracin y la
renovacin. Brilla porque es autnomo y libre. Todo lo contempla con ternura. No se
deja atrapar por las aspiraciones del poder, la seduccin, la oposicin ni la
complicidad. Es una visin creativa y subversiva. Se alza por encima de la aritmtica
pattica de la culpa y el juicio y aprehende la experiencia a nivel de su origen, es-
tructura y destino. El ojo que ama ve ms all de la imagen y provoca los cambios

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ms profundos. La visin desempea una funcin central en tu presencia y
creatividad. Reconocer cmo ves las cosas puede llevarte al autoconocimiento y
permitirte vislumbrar los tesoros maravillosos que oculta la vida.

Sabor y habl a

El sentido del sabor es sutil y complejo. La lengua es el rgano tanto del sabor como
del habla. Aqul es una de las vctimas de nuestro mundo moderno. Vivimos bajo pre-
siones y tensiones que nos dejan poco tiempo para saborear los alimentos. Una vieja
amiga ma suele decir que la comida es amor. Quien come en su casa, debe hacerlo
con tiempo y paciencia, con atencin a lo que se le sirve.
Hemos perdido el sentido del decoro que corresponde al acto de comer, as como del
rito, presencia e intimidad que acompaa la comida; no nos sentamos a comer a la
manera antigua. Una de las cualidades ms clebres del pueblo celta era la
hospitalidad. Al forastero se lo reciba con una comida. Este acto de cortesa preceda
invariablemente a cualquier asunto. Cuando celebras una comida, percibes sabores
que habitualmente se te pasan por alto, Muchos alimentos modernos carecen de
sabor; mientras crece, lo fuerzan con fertilizantes artificiales y lo riegan con
productos qumicos. Por consiguiente, su sabor no es el de la naturaleza. El sentido
del sabor est seriamente atrofiado. La metfora de la comida instantnea es un
indicio certero acerca de la falta de sensibilidad y gusto en la cultura moderna. Esto
se refleja claramente en nuestro uso del lenguaje. La lengua, rgano del sabor (del
gusto), es tambin el del habla. Muchas de las palabras que empleamos pertenecen
espiritualmente a la categora de la comida rpida. Son demasiado insustanciales
para reflejar una experiencia, demasiado dbiles para expresar de verdad el misterio
interior de las cosas. En nuestro mundo veloz y exteriorizado, el lenguaje se ha vuelto
un fantasma, se ha reducido a sobreentendidos y etiquetas. Las palabras que aspiran
a reflejar el alma llevan en s la tierra de la materia y la sombra de y lo divino.
La sensacin de silencio y oscuridad que hay detrs de las palabras de las culturas
antiguas, particularmente en el folclore, brilla por su ausencia en el uso moderno del
lenguaje. ste est repleto de siglas; nos impacientan las palabras que traen consigo
historias y asociaciones. La gente de campo, y en particular la de Irlanda occidental,
tiene un gran sentido del lenguaje, una forma de expresarse potica y despierta. El
peligro de la intuicin y la chispa del entendimiento encuentran expresin en frases
diestras. El ingls oral de Irlanda es tan interesante, entre otras razones, debido al
pintoresco fantasma subyacente del galico, que le infunde gran colorido, sutileza y
fuerza. El intento de destruir el galico fue uno de los actos de violencia ms

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destructivos de nuestra colonizacin por Inglaterra. El galico, lengua potica y
poderosa, es el depositario de la memoria de Irlanda. Cuando se despoja a un pueblo
de su lengua, su alma queda desconcertada.
La poesa es el lugar donde el lenguaje se articula bellamente con el silencio. La
poesa es el lenguaje del silencio.
Una pgina en prosa est atestada de palabras. En una pgina de poesa, las formas
esbeltas de las palabras anidan en el vaco blanco de la pgina. sta es un lugar de
silencio donde se marca el contorno de la palabra y se potencia la expresin de
manera profunda. Es interesante observar el propio lenguaje y las palabras que uno
piensa utilizar para ver si descubre una quietud o silencio. Si quieres renovar tu
lenguaje y darle vigor, acude a la poesa. All tu lenguaje
encontrar una iluminacin purificadora y renovacin sensual.

Fr aganc i a y al i ent o

El sentido del olfato o la fragancia es sutil e inmediato. Los especialistas dicen que el
olfato es el ms fiel de los sentidos por lo que se refiere a la memoria. Todos
conservamos los olores de la infancia. Es increble que un aroma de la calle o de una
habitacin pueda evocar recuerdos de experiencias largamente olvidadas. Desde
luego, los animales poseen un sentido del olfato maravillosamente til. Al pasear un
perro uno se da cuenta de que su percepcin del paisaje es enteramente distinta, ya
que sigue caminos determinados por los olores y vive aventuras al rastrear senderos
invisibles por todas partes. Cada da respiramos veintitrs mil cuarenta veces;
poseemos cinco millones de clulas olfatorias. Un perro ovejero tiene doscientos veinte
millones de esas clulas. El sentido del olfato es tan poderoso en el mundo animal
porque ayuda a la supervivencia al alertar sobre el peligro; es vital para el sentido de
la vida.
Tradicionalmente se deca que el aliento era el camino por el que el alma entraba en
el cuerpo. La respiracin siempre se hace a pares, salvo en los casos del primer y lti-
mo suspiros. Una de las designaciones ms antiguas de Dios es la palabra hebrea
Ruach, que tambin significa aire o viento. La palabra sugiere que Dios era como el
aliento o el viento debido a la fuerza y poder increbles de la divinidad. En la
tradicin cristiana, el misterio de la Trinidad sugiere que el Espritu Santo surge
debido a la separacin del Padre y el Hijo; el trmino tcnico es spiratio. Esta concep-
cin antigua vincula la creatividad irrefrenable del Espritu con el aliento del alma en
la persona humana. El aliento tambin es una metfora apropiada porque la
divinidad, como aqul, es invisible. El mundo del pensamiento reside en el aire. Todos

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nuestros pensamientos suceden en ese elemento. Debemos nuestros mayores
pensamientos a la generosidad del aire. Es la raz de la idea de inspiracin, ya que
uno inspira o incorpora con el aliento los pensamientos contenidos en el elemento
aire. La inspiracin no se puede programar. Uno puede prepararse, estar dispuesto a
recibir la inspiracin, que es espontnea e imprevisible, contraria a las pautas de
repeticin y expectativa. La inspiracin siempre es una visita inesperada.
Para trabajar en el mundo intelectual, de la investigacin o del arte literario uno
trata de agudizar sus sentidos a fin de estar preparado para aprehender las grandes
imgenes o los pensamientos cuando se presentan. El sentido del olfato incluye la
sensualidad de la fragancia, pero la dinmica del aliento tambin incorpora el mundo
profundo de la oracin y la meditacin donde a travs del ritmo del aliento uno
alcanza su nivel primordial del alma. A travs del aliento meditado uno empieza a
experimentar un lugar interior que toca el terreno divino. El aliento y el ritmo de la
respiracin pueden devolverte a tu antigua comunin, a la casa que segn Eckhart
jams abandonaste, donde vives desde siempre; la casa de la comunin espiritual.

Esc uc har de ver dad es ador ar

El sentido del odo nos permite or la creacin. Uno de los grandes umbrales de la
realidad es el que hay entre el sonido y el silencio. Todos los buenos sonidos tienen
silencio en su proximidad, delante y detrs de ellos. El primer sonido que oye el ser
humano es el del corazn de la madre en las oscuras aguas de la matriz. Por eso desde
antao estamos en armona con el tambor como instrumento musical. Su sonido nos
serena porque evoca el tiempo en que latamos al unsono con el corazn de la madre.
Era una poca de comunin total. No exista separacin alguna; nuestra unidad con
otro era completa. P. J. Curtis, el gran estudioso irlands del rythm and blues suele
decir que al buscar el sentido de las cosas, en realidad buscamos el acorde perdido.
Cuando la humanidad lo descubra, se eliminar la discordia del mundo y la sinfona
del universo entrar en armona consigo misma.
El don de escuchar es hermoso. Se dice que ser sordo es peor que la ceguera porque
uno queda aislado en un mundo interior de silencio aterrador. Aunque uno ve las
personas y el mundo que lo rodea, estar mera del alcance del sonido y la voz humana
es estar muy solo. Hay una diferencia muy importante entre or y escuchar. A veces
omos las cosas pero no las escuchamos. Cuando escuchamos realmente, percibimos lo
que no se dice o no se puede decir. A veces los umbrales ms importantes del misterio
son lugares de silencio. Llevar una vida verdaderamente espiritual significa respetar
la fuerza y la presencia del silencio. Martin Heidegger dice que escuchar es adorar.

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Cuando escuchas con el alma, entras en el ritmo y la armona de la msica del
universo. La amistad y el amor te ensean a sintonizar con el silencio, llegar a los
umbrales del misterio donde tu vida y la de tu amado se penetran mutuamente.
Los poetas son personas que buscan permanentemente el umbral donde se tocan el
silencio y el lenguaje. Uno de los objetivos cruciales del poeta es hallar su propia voz.
Cuando empiezas a escribir, crees que ests componiendo bellos poemas; luego lees a
otros poetas y adviertes que ya han escritos poemas similares. Comprendes que los
imitabas inconscientemente. Necesitas tiempo para separar las voces superficiales de
tu propio don con el fin de entrar en la clave profunda y la tonalidad de tu alteridad.
Cuando hablas con esa voz interior profunda, lo haces desde el tabernculo singular
de tu presencia. Hay una voz interior en ti que nadie, ni t mismo, ha escuchado. Si te
das la oportunidad del silencio, empezars a desarrollar tu odo para escuchar en lo
profundo de ti mismo la msica de tu propio espritu.
Despus de todo, la msica es el sonido ms perfecto para encontrar el silencio.
Cuando oyes msica, adviertes la belleza con que corona y trama el silencio, cmo
revela el misterio oculto del silencio. Mucho antes de que aparecieran los humanos,
haba aqu una msica antigua. Pero uno de los dones ms hermoso que los humanos
aportaron a la Tierra es la msica. En la gran msica, el antiguo anhelo de la Tierra
encuentra su expresin. El gran director Sergiu Celibidace dice que no creamos
msica, sino solamente las condiciones para que ella pueda aparecer. La msica
atiende al silencio y la soledad de la naturaleza; es una de las experiencias sensoriales
ms poderosas, inmediatas e ntimas. Es acaso el arte que mas nos acerca a lo eterno,
porque cambia inmediata e irreversiblemente nuestra vivencia del tiempo. Al
escuchar msica hermosa, entramos en la dimensin eterna del tiempo. El tiempo
lineal transitorio, quebrado, se desvanece y entramos en el crculo de comunin con lo
eterno. Sean 0'Faolain dice que en presencia de la gran msica no podemos sino
vivir noblemente.

El l enguaj e del t ac t o

Nuestro sentido del tacto nos conecta con el mundo de manera ntima. Como madre
de la distancia, el ojo nos muestra que estamos fuera de las cosas. Hay una magnfica
escultura de Rodin titulada El beso. Dos cuerpos se buscan en tensin, desean el beso.
Su magia anula toda distancia; dos seres distanciados acaban de alcanzarse. El tacto y
su mundo nos transportan del anonimato de la distancia a la intimidad de la
comunin. Los humanos tocan con sus manos; stas exploran, esbozan y palpan el
mundo exterior. Las manos son bellas. Kant dice que la mano es la expresin visible

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de la mente o el alma. Con tus manos palpas el mundo. En el tacto humano, la mano
busca la mano, el rostro o el cuerpo del otro. El tacto vuelve sobre s mismo. Nos
acerca al mundo del otro. El ojo traduce sus objetos en trminos intelectuales. Los
aprehende de acuerdo con su propia lgica. Pero el tacto confirma la alteridad del
cuerpo que palpa. No puede aprehender sus objetos, slo acercarlos. Decimos que una
historia profundamente conmovedora nos roza, nos toca. A travs del sentido del
tacto experimentamos el dolor. El contacto con el dolor no tiene nada de vacilante ni
borroso. Llega directamente hasta el corazn de nuestra identidad, donde despierta
nuestra fragilidad y desesperacin.
Ahora se admite que el nio necesita que lo toquen. El tacto transmite comunin,
ternura, calor, que alientan en el nio la confianza en s mismo, la autoestima y la
seguridad. Su gran poder se debe a que vivimos dentro del maravilloso mundo de la
piel. sta vive, respira, est siempre activa y presente. Los seres humanos
comunicamos tanta ternura y fragilidad porque no vivimos dentro de cascarones, sino
dentro de la piel, siempre sensible a la fuerza, el tacto y la presencia del mundo.
El tacto es uno de los sentidos ms inmediatos y directos. Posee un lenguaje propio.
Es tambin sutil y discriminador, y posee una memoria muy fina. Un pianista visit a
una amiga y le pregunt si quera que tocara algo. Tengo en las manos una hermosa
pieza de Schubert, dijo.
El tacto abarca ntegramente el mundo de la sexualidad; es probablemente el aspecto
ms tierno de la presencia humana. En el contacto sexual, se admite al otro en el
mundo de uno. El mundo de la sexualidad es el mundo sagrado de la presencia. Eros
es una de las vctimas de la codicia y el mercantilismo contemporneos. George
Steiner ha escrito sobre ello. Demuestra que las palabras de la intimidad, las palabras
nocturnas de Eros y el afecto, las palabras secretas del amor, han perdido todo su
contenido bajo el nen de la codicia y el consumismo. Es necesario y apremiante
recuperar las palabras tiernas y sagradas del tacto para consumar plenamente
nuestra naturaleza humana. Cuando contemples el mundo interior del alma,
pregntate hasta dnde has desarrollado el sentido del tacto. Cmo tocas las cosas?
Eres consciente del poder del tacto como fuerza sensual, a la vez curativa y tierna?
La recuperacin del tacto puede dar nueva hondura a tu vida; puede curar y
fortalecerte, acercarte a ti mismo.
El tacto es un sentido muy inmediato. Puede sacarte del mundo falso y sediento del
exilio y la imagen. Al redescubrir el sentido del tacto vuelves a la casa de tu propio es-
pritu, donde puedes experimentar nuevamente calor, ternura y comunin. En los
momentos de mayor intensidad humana, callan las palabras. Entonces es cuando
habla el lenguaje del tacto. Cuando ests perdido en el valle tenebroso del dolor, las

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palabras se vuelven dbiles y mudas. Slo hay refugio y consuelo en un abrazo
estrecho y clido. Y cuando te sientes feliz, el tacto se vuelve un lenguaje de xtasis.
El tacto te ofrece el indicio ms profundo para llegar al misterio del encuentro, el
despertar y la comunin. Es el secreto contenido afectivo de toda conexin y
asociacin. En ltima instancia, la energa, el calor y la incitacin del tacto provienen
de lo divino. El Espritu Santo es la faceta irrefrenable y apasionada de Dios, el
espritu tctil cuyo roce te rodea, te acerca a tu yo y a los dems. El Espritu Santo
vuelve atractivas estas distancias, las adorna con aromas de afinidad y comunin. Las
distancias tocadas por la gracia vuelven amigos a los extraos. Tu amado y tus ami-
gos alguna vez fueron desconocidos. De alguna manera, en un determinado momento,
vinieron de la distancia hacia tu vida. Su llegada pareci accidental y fortuita. Ahora
no puedes imaginar tu vida sin ellos. Asimismo, tu identidad y tu visin se componen
de una cierta constelacin de ideas y sentimientos que han salido de lo ms profundo
de tu distancia interior. Si las perdieras, perderas tu yo. Vives y caminas sobre suelo
divino. Dijo san Agustn acerca de Dios:
Eres ms ntimamente mo de lo que soy yo mismo. La inmediatez sutil de Dios, el
Espritu Santo, toca tu alma y teje con ternura la trama de tus caminos y tus das.

Sensual i dad c el t a

El mundo de la espiritualidad celta est en plena comunin con el ritmo y la sabidura
de los sentidos. En la poesa celta sobre la naturaleza, todos los sentidos estn
despiertos: oyes el sonido de los vientos, gustas la fruta y sobre todo se despierta en ti
un maravilloso sentido del contacto de la Naturaleza con la presencia humana. La
espiritualidad celta tambin posee una gran conciencia del sentido de la vista, sobre
todo en relacin con el mundo de los espritus. El ojo celta tiene una gran percepcin
del mundo de transicin entre lo invisible y lo visible. Los estudiosos lo llaman
mundo imaginal, donde residen los ngeles. El ojo celta ama ese mundo. En la
espiritualidad celta encontramos un puente nuevo entre lo visible y lo invisible, que se
expresa en bellas poesas y bendiciones. Estos mundos ya no estn separados. Fluyen
natural, bella y lricamente, confundindose entre s.

Una bendicin para los sentidos
Que sea bendecido tu cuerpo.
Que comprendas que tu cuerpo es un fiel y hermoso amigo de tu
alma.
Que tengas paz y jbilo, y reconozcas que tus sentidos son umbrales sagrados.

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Que comprendas que la santidad es atenta, que mira, siente,
escucha y toca.
Que tus sentidos te recojan y te lleven a tu casa. Que tus sentidos siempre te permitan
celebrar el universo y el misterio y las posibilidades de tu presencia aqu.

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3
TU SOLEDAD ES LUMI NOSA

El mundo del al ma es sec r et o
Nac en un valle de piedra caliza. Vivir en un valle es tener un cielo secreto. La vida
est enmarcada por el horizonte. ste protege la vida, pero a la vez remite
constantemente al ojo a nuevas fronteras y posibilidades. La presencia del ocano
acenta el misterio del paisaje. Durante millones de aos se ha desarrollado una
antigua conversacin entre el coro del ocano y el silencio de la piedra.
En este paisaje no hay dos piedras idnticas. Cada una tiene un rostro propio. Con
frecuencia, la caricia de la luz destaca la presencia tmida de cada piedra. Se dira que
un dios desenfrenado y surrealista cre este paisaje. Las piedras, siempre pacientes y
mudas, celebran el silencio del tiempo. El paisaje irlands est lleno de recuerdos;
contiene las ruinas y. los rastros de civilizaciones antiguas. El paisaje tiene una
curvatura, un color y una forma desconcertantes para el ojo que anhela la simetra o
la sencillez lineal. El poeta W. B. Yeats se refiri a l en estos trminos:
... ese color austero y esa lnea delicada son nuestra disciplina secreta. Basta andar
unos kilmetros para que cambie el paisaje, que ofrece constantemente vistas nuevas,
sorpresas para el ojo, incitaciones para la imaginacin. Posee una complejidad salvaje
y a la vez serena. En cierto sentido, refleja la naturaleza de la conciencia celta.
El intelecto celta jams se sinti atrado por la lnea sencilla; siempre evit las formas
de mirar y de ser que buscan satisfaccin en la certeza. La mente celta profesaba gran
respeto hacia el misterio del crculo y la espiral. El crculo es uno de los smbolos ms
antiguos y poderosos. El mundo es un crculo; tambin lo son el Sol y la Luna. El
tiempo mismo es de naturaleza circular; el da y el ao se expresan con crculos. Lo
mismo sucede con la vida de cada individuo en su nivel ms ntimo. El crculo jams
se entrega totalmente al ojo o la mente, pero ofrece una confiada hospitalidad a lo
complejo y misterioso; abarca simultneamente la profundidad y la altura. Jams
reduce el misterio a una sola direccin o preferencia. La paciencia con esta reserva es
una de las intuiciones profundas de la mente celta. El mundo del alma es secreto. Lo
secreto y lo sagrado son hermanos. Cuando no se respeta el secreto, se desvanece lo
sagrado. Por consiguiente, la reflexin no debe enfocar una luz excesivamente fuerte o

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agresiva sobre el mundo del alma. La luz de la conciencia celta es tenue como una pe-
numbra.

El pel i gr o de l a vi si n de nen

Nuestro tiempo padece una sed espiritual sin precedentes. Cada vez hay ms personas
que despiertan al mundo interior. El hambre y la sed de lo eterno cobran vida en su
alma; es una nueva forma de conciencia. Pero uno de los aspectos dainos de esta sed
espiritual es que echa una luz severa e insistente sobre todo lo que ve. La luz de la
conciencia moderna no es suave ni reverente; no demuestra magnanimidad en
presencia del misterio; quiere desentraar y controlar lo desconocido. La conciencia
moderna es similar a la luz blanca fuerte y brillante de un quirfano. Esta luz de nen
es demasiado directa y clara para ofrecer su amistad al mundo umbro del alma. No
acoge de buen grado lo que es discreto y oculto. La mente celta profesaba un respeto
extraordinario por el misterio y la hondura del alma individual.
Los celtas que reconocan que cada alma tiene su propia forma; la vestimenta
espiritual de una persona jams le cae bien al alma de otra. Obsrvese que la palabra
revelacin deriva de revelare, es decir, volver a velar. Vislumbramos el mundo del
alma a travs de una apertura en un velo que vuelve a cerrarse. No hay acceso
directo, permanente o pblico a lo divino. Cada destino tiene una curvatura nica
que debe encontrar su propia comunin y orientacin espiritual. La individualidad es
la nica puerta hacia nuestro potencial y bendicin espiritual.
Cuando la bsqueda espiritual es demasiado intensa y vida, el alma permanece
oculta. El alma jams puede ser percibida en su integridad. Se encuentra ms cmoda
en una luz que admite la sombra. Antes de que existiera la electricidad, a la noche se
encendan velas. sta es la luz ideal para acoger la oscuridad; ilumina suavemente las
cavernas e incita a la imaginacin. La vela permite que la oscuridad conserve sus
secretos. En su llama hay sombras y color. La percepcin a la luz de la vela es la
forma de luz ms apropiada y respetuosa para acercarse al mundo interior. No
impone al misterio nuestra torturada transparencia. La mirada fugaz es suficiente.
La percepcin a la luz de la vela demuestra la delicadeza y el respeto apropiados al
misterio y la autonoma del alma. Semejante percepcin se siente cmoda en el
umbral. No necesita ni desea invadir el temenos donde reside lo divino.
En nuestro tiempo se utiliza el lenguaje de la psicologa para abordar el alma. Es sta
una ciencia maravillosa. En muchos sentidos, ha sido el explorador lanzado a la aven-
tura heroica de descubrir el mundo interior virgen. En nuestra cultura de inmediatez
sensorial, la psicologa ha abandonado en buena medida la fecundidad y la reverencia

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del mito y sufre la tensin de la conciencia de nen, que es impotente para recuperar
o abrir el mundo del alma en toda su densidad y profundidad. El misticismo celta
reconoce que en lugar de descubrir el alma u ofrecerle nuestros dbiles cuidados,
debemos permitir que ella nos descubra y nos cuide. Su actitud es de ternura para
con los sentidos y carente de agresividad espiritual. Las historias, la poesa y la
oracin celtas se expresan en un lenguaje que evidentemente antecede al discurso, un
lenguaje de observacin lrica y reverente. En ocasiones recuerda la pureza del haiku
japons. Sobrepasa el nudoso lenguaje narcisista de la autorreflexin para crear una
forma lcida de palabras a travs de la cual resplandecen la naturaleza y la divinidad
en su hondura sobrenatural. La espiritualidad celta reconoce la sabidura y la luz
lenta que pueden cuidar y dar profundidad a tu vida. Cuando despierta el alma, tu
destino se agita al impulso de la creatividad.
Aunque el destino se revela lenta y parcialmente, intuimos su intencin en el rostro
humano. Siempre me ha fascinado la presencia humana en un paisaje. Cuando uno
camina por las montaas y se encuentra con otro, tiene una fuerte conciencia de que
el rostro humano es como un icono proyectado contra la soledad de la naturaleza. La
cara es un umbral donde un mundo contempla el exterior y otro mira su propio
interior. Los dos mundos se renen en la cara. Detrs de cada una hay un mundo
oculto que nadie puede ver. La belleza de lo espiritual reside en la profundidad de
una amistad interior que puede cambiar totalmente lo que se toca, ve y palpa. En
cierto sentido, la cara es el lugar donde el alma se vuelve indirectamente visible. Pero
el alma sigue siendo esquiva porque la cara no puede expresar directamente todo lo
que se intuye y siente. No obstante, con la edad y la memoria la cara refleja gradual-
mente la travesa del alma. Cuanto ms anciano es el rostro, mayor la riqueza del
reflejo.

Nac er es ser el egi do

Nacer es ser elegido. Nadie est aqu por casualidad. Cada uno fue enviado a cumplir
un destino particular. A veces el significado profundo de un suceso sale a la luz
cuando se lo interpreta de manera espiritual. Considrese el momento de la
concepcin: las posibilidades son infinitas. Pero en la mayora de los casos se concibe
un solo nio. Esto parece sugerir la intervencin de cierta selectividad. sta sugiere a
su vez la presencia de una providencia protectora que te so, te cre y se ocupa de t.
Nadie te consult acerca de los grandes problemas que forjan tu destino: cundo ha-
bras de nacer, dnde y de qu padres. Imagina la diferencia en tu vida si hubieras
nacido en la casa vecina. No se te ofreci un destino para elegir. Dicho de otra

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manera. Se dispuso un destino especial para ti. Pero tambin se te dio libertad y
creatividad para trascender los dones, crear un conjunto de nuevas relaciones y
forjar una identidad constantemente renovada, que incluye la vieja pero no se limita
a ella. ste es el ritmo secreto del crecimiento, que obra discretamente detrs de la
fachada exterior de tu vida. El destino crea el marco exterior de la experiencia y la
vida; la libertad encuentra y llena su forma interior.
Millones de aos antes de que llegaras, se prepar cuidadosamente el sueo de tu
individualidad. Se te envi a una forma de destino que te permitira expresar el don
singular que traes al mundo. Cada persona tiene un destino singular. Cada uno debe
hacer algo que nadie ms puede. Si otro pudiera cumplir tu destino, sera l quien
ocupara tu lugar y t no estaras aqu. Es en lo ms profundo de tu vida donde
descubrirs la necesidad invisible que te trajo aqu. Cuando empiezas a
desentraarlo, tu don y la capacidad de emplearlo cobran vida. Tu corazn se acelera
y la urgencia de vivir reaviva la llama de tu creatividad. Si puedes despertar este
sentido del destino, entras en consonancia con el ritmo de tu vida. Pierdes esa
consonancia cuando reniegas de tu potencial y tu talento, cuando te refugias en la
mediocridad para desor la llamada. Cuando eso sucede, tu vida se vuelve aburrida,
rutinaria, o cae en el automatismo annimo. El ritmo es la clave secreta del equilibrio
y la comunin. No caer en la falsa satisfaccin ni en la pasividad. Es el ritmo de un
equilibrio dinmico, de una buena disposicin del espritu, una ecuanimidad que no
est concentrada en s misma. Este sentido del ritmo es antiguo. La vida naci en el
ocano; cada uno viene de las aguas del tero; el flujo y reflujo de las mareas vive en
nuestra respiracin. Cuando ests en consonancia con el ritmo de tu naturaleza, nada
perjudicial puede alcanzarte. La Providencia est en comunin contigo; te protege y
te transporta a tus nuevos horizontes. Ser espiritual es estar en consonancia con el
propio ritmo.


El mundo subt er r neo c el t a c omo r esonanc i a

A menudo pienso que el mundo interior es como un paisaje. Aqu, en nuestro mundo
de piedra caliza, nunca se acaban las sorpresas. Es hermoso hallarse en la cima de
una montaa y descubrir un manantial que sale de debajo de las grandes piedras.
Viene del corazn de la montaa, all donde jams penetr ojo humano. La sorpresa
del manantial sugiere fuentes arcaicas de conciencia que despiertan en nuestro
interior. Con sbita frescura nacen nuevos manantiales.
No es casual que en el mundo celta los manantiales fueran sagrados. Se vean como

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umbrales entre el mundo subterrneo oscuro e ignoto y el mundo exterior de la luz y
la forma.
En tiempos antiguos se conceba la tierra de Irlanda como el cuerpo de una diosa. Se
veneraba los manantiales como lugares por donde manaba la divinidad. Como dijo
Manannan MacLir: Quien no beba de la fuente no tendr sabidura. An hoy la
gente visita los manantiales sagrados. Visitan varios, caminando en el sentido de las
agujas del reloj, y con frecuencia dejan exvotos. En cada uno encuentran distintas
clases de curacin.
Cuando brota un manantial en la mente, surgen nuevas posibilidades; uno encuentra
en s mismo una profundidad y una vitalidad desconocidas. El irlands James
Stephens se refiere a este arte del despertar cuando dice:
La nica barrera es nuestra disposicin. Con frecuencia permanecemos exiliados,
marginados del mundo fecundo del alma simplemente porque no estamos dispuestos.
Debemos preparar el corazn y la mente. Son muchas las bendiciones y la belleza
prximas que nos estn destinadas, pero no pueden entrar en nuestra vida porque no
estamos preparados para recibirlas. El tirador est en el lado interior de la puerta;
slo uno mismo puede abrirla. A veces nuestra falta de preparacin se debe a la
ceguera, el miedo, la deficiente autoestima. Cuando estemos preparados, seremos
bendecidos. En ese momento la puerta del corazn ser la puerta del Cielo.
Shakespeare lo dijo en El rey Lear. Los hombres han de sobrellevar/su partida como
sucedi con su llegada;/lo nico que importa es la madurez.

Tr ansf i gur ar el amor pr opi o: l i ber ar el al ma

A veces nuestros proyectos espirituales nos alejan de nuestra comunin interior. Nos
volvemos adictos a los mtodos y proyectos de la psicologa y la religin. Estamos tan
desesperados por aprender a ser que nuestra vida pasa y descuidamos la prctica de
ser. Uno de los aspectos jubilosos del intelecto celta es su sentido de la espontaneidad.
sta constituye uno de los mayores dones espirituales. Ser espontneo es huir de la
jaula del amor propio al confiar en aquello que lo trasciende. El amor propio es uno
de los mayores enemigos de la comunin espiritual. Tiene poco que ver con la forma
verdadera de la individualidad. Es un yo falso, nacido del miedo y una actitud
defensiva, una coraza protectora que erigimos en torno de nuestros afectos. Es un
producto de la timidez, de la incapacidad de confiar en el Otro y respetar la propia
Alteridad. Uno de los mayores conflictos en la vida es el que se libra entre el amor
propio y el alma. El amor propio, por sentirse amenazado, es competitivo y tenso; por
el contrario, el alma se siente atrada por lo sorprendente, espontneo, nuevo y fresco.

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Evita lo cansado, gastado o repetitivo. La imagen del manantial que brota de la costra
dura del suelo revela la frescura que puede brotar sbitamente del corazn dispuesto
a las nuevas vivencias.

No hay pr ogr amas espi r i t ual es

En nuestra poca hay una gran obsesin por los programas espirituales. stos tienden
a ser muy lineales. Imaginan la vida espiritual como un viaje con una serie de etapas.
Cada una tiene su propia metodologa, negativismo y posibilidades. Semejante plan
suele convertirse en un fin en s mismo. Arroja sobre uno el peso de su propia
presencia natural. Un plan as puede dividirnos y separarnos de lo ms ntimo de
nuestro ser. Se abandona el pasado por irredento, el presente se utiliza como punto de
apoyo de un futuro que promete santidad, integracin o perfeccin. El tiempo, al ser
reducido a un progreso lineal, es despojado de presencia. El mstico del siglo XIV
Juan Eckhart, llamado Maestro Eckhart, revisa drsticamente el concepto mismo de
proyecto espiritual. Segn l, no existe la travesa espiritual. Es una idea algo
escandalosa, pero vivificante. Una travesa espiritual, si existiera, tendra unos
centmetros de longitud y muchos kilmetros de profundidad. Estara en consonancia
con el ritmo de tu naturaleza profunda y tu presencia. Esta sabidura nos reconforta.
No tienes que alejarte de tu yo para entrar en conversacin con tu alma y los
misterios del mundo espiritual. Lo eterno tiene un lugar... dentro de ti.
Lo eterno no est en otra parte; no es remoto. No hay nada tan prximo como lo
eterno. Lo dice la bella frase celta: T tir na n-gar chuln t -tr lainn trina chile-.
La tierra de la juventud eterna est detrs de la casa, una hermosa tierra contenida
en s misma. El mundo eterno y el mortal no son paralelos; estn unidos. As lo dice
la hermosa expresin galica fighte fuaighte: tejidos entretejidos.
Detrs de la fachada de nuestra vida normal, el destino eterno forja nuestros das y
caminos. El despertar del espritu humano es un regreso a casa. Sin embargo,
irnicamente, nuestro sentido de lo conocido suele militar contra ese regreso. Hegel
dijo que una cosa sigue siendo desconocida precisamente porque nos es familiar. Es
un concepto poderoso. Detrs de la fachada de lo familiar nos aguardan cosas
extraas. As sucede en nuestras casas, donde vivimos, e incluso con las personas que
viven con nosotros. El mecanismo de familiaridad introduce una gran insensibilidad
en las amistades y otras relaciones. Reducimos la imprevisibilidad y el misterio de la
persona y el paisaje a la imagen exterior conocida. Pero es una mera fachada. La
familiaridad nos permite someter, controlar y en definitiva olvidar el misterio.
Hacemos las paces con la imagen superficial a la vez que nos apartamos de la

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Alteridad y la fecunda turbulencia que ella disimula. La familiaridad es una de las
formas ms sutiles y penetrantes de alienacin humana.
En un libro de conversaciones con Pedro Mendoza, Gabriel Garca Mrquez dijo
acerca de su relacin de treinta aos con su esposa Mercedes: La conozco tan bien
que no tengo la menor idea de quin es en realidad. Para Mrquez, la familiaridad
incita a la aventura y el misterio. Por el contrario, las personas ms prximas a
nosotros a veces se vuelven tan familiares que se pierden en una distancia sin estmulo
ni sorpresa. La familiaridad puede ser una muerte discreta, una rutina que se
prolonga sin ofrecer nuevos desafos ni aliento.
Esto sucede tambin con nuestra vivencia de los lugares que conocemos. Recuerdo mi
primera noche en Tu-binga. Pasara cuatro aos all, estudiando a Hegel, pero esa
primera noche la ciudad me era extraa y totalmente desconocida. Mrala muy
bien, pens, porque nunca volvers a verla as. Y as fue. Al cabo de una semana co-
noca el camino a las aulas, el comedor y la biblioteca. Una vez conocidas las rutas a
travs de esa tierra extraa, en poco tiempo se volvi familiar y dej de verla tal como
era.
Para muchos es difcil despertar al mundo ulterior, sobre todo cuando su vida se ha
vuelto excesivamente rutinaria. Les resulta difcil encontrar algo nuevo, interesante o
incitante en su existencia insensibilizada. Sin embargo, ya se nos ha dado codo lo que
necesitamos para el viaje. Por consiguiente, hay mucho de inslito en la luz umbra
del mundo espiritual. Debemos conocer mejor esa luz discreta. El primer paso para
despertar a tu vida interior, a la profundidad y la promesa de tu soledad, sera que te
consideraras momentneamente un extrao en lo ms profundo de tu ser.
Visualizarte como un forastero, alguien que ha desembarcado en tu vida, es un
ejercicio liberador. Esta meditacin te ayuda a quebrar la llave de fuerza de la auto-
satisfaccin y la rutina. Poco a poco empiezas a intuir el misterio y la magia que hay
en t. Comprendes que no eres el dueo impotente de una vida insensible, sino un
husped de paso provisto de bendiciones y posibilidades que no pudiste inventar ni
ganar.

El c uer po es t u ni c a c asa

Es algo misterioso que el cuerpo humano sea arcilla. El individuo es el lugar de
encuentro de los cuatro elementos. La persona es una forma de arcilla que vive en el
medio areo. Pero el fuego de la sangre, el pensamiento y el alma discurre por el
cuerpo. Toda su vida y energa discurren por el crculo sutil del elemento acutico.
Hemos surgido e las profundidades de la Tierra. Piensa en los millones de

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continentes de arcilla que jams tendrn la oportunidad de abandonar este mundo
subterrneo. La arcilla jams encontrar una forma para ascender y expresarse en el
mundo de la luz, sino que vivir eternamente en la tierra ignota de las sombras. Por
este motivo, la idea celta que sostiene que el mundo subterrneo no es oscuro, sino un
mundo de espritus, es muy hermosa. En Irlanda se cree que Tuatha D Dannan, la
tribu celta desterrada de la superficie de Irlanda, vive en el mundo subterrneo.
Desde all gobiernan la fertilidad de la tierra. Por consiguiente, cuando un rey era
coronado, se desposaba simblicamente con la diosa. De esta manera su reinado
ayudara a su pueblo. Los celtas eran un pueblo agrcola y rural. Esto ha afectado en
gran medida a nuestra visin inconsciente del paisaje irlands. ste no es slo
natural, sino que posee cierta luminosidad. Nos sentimos en comunin con l. Cada
parcela tiene su nombre y ha sido escenario de algn suceso. Posee una memoria
secreta y callada, una historia de presencias donde nada se pierde ni se olvida. En la
obra teatral The Gigli Concert, de Tom Murphy, un hombre annimo pierde si-
multneamente el sentido del paisaje y la capacidad de comunicarse consigo mismo.
El misterio del paisaje irlands est contado en historias y leyendas de distintos
lugares. Los cuentos de fantasmas y espritus son innumerables. Un gato mgico
cuida un antiguo tesoro en un gran campo. Hay una fascinante red de cuentos sobre
la independencia y la estructura del mundo espiritual. El cuerpo humano ha surgido
de este mundo subterrneo. Por consiguiente, en tu cuerpo la arcilla adquiere una
forma que nunca tuvo. As como es un gran privilegio que tu arcilla haya salido a la
luz, tambin es una gran responsabilidad.
En tu cuerpo de arcilla salen a la luz y se expresan cosas hasta ahora desconocidas,
presencias que jams tuvieron forma o luz en otro individuo. Parafraseando a
Heidegger, que dijo que el hombre es pastor del ser, podemos decir que el hombre
es pastor de arcilla. Representas un mundo desconocido que te pide le prestes voz. A
veces sientes una felicidad que no corresponde a tu biografa individual, sino a la
arcilla de la que fuiste hecho. En otras ocasiones, el pesar cae sobre ti como una
bruma sobre el paisaje. Es tan sombra que puede paralizarte. No debes interferir con
este desplazamiento de los sentimientos. Antes bien, deberas reconocer que esta
emocin corresponde a tu arcilla ms que a tu mente. Lo sabio es dejar que pase la
tormenta, que va en camino hacia otra parte. Solemos olvidar que la arcilla posee una
memoria anterior a nuestra mente, una vida propia que precedi a su forma actual.
Podemos parecer modernos, pero somos antiguos, hermanos y hermanas en la misma
arcilla. En cada uno, una parte distinta del misterio se vuelve luminosa. Para llegar a
ser y devenir tu yo, necesitas el resplandor antiguo de otros.
Nuestra esencia es un bello componente de la naturaleza. El cuerpo conoce esta

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comunin y la anhela. No nos destierra espiritual ni afectivamente. El cuerpo humano
se siente a sus anchas en la Tierra. Se dira que una astilla clavada en la mente es la
dolorosa raz de tanto exilio. Esta tensin entre la arcilla y la mente es la fuente de
toda creatividad. Es la tensin interior entre lo antiguo y lo nuevo, lo conocido y lo
desconocido. Este ritmo slo puede ser aprehendido por la imaginacin, la nica
capaz de navegar ese nterin sublime donde se tocan las distintas fuerzas interiores.
La imaginacin est empeada en la justicia de la integridad. En un conflicto interior,
no escoger un bando y reprimir o desterrar al otro; tratar de iniciar una con-
versacin profunda entre ambos para que pueda nacer algo original. La imaginacin
ama los smbolos porque reconoce que la divinidad interior slo puede hallar expre-
sin en forma simblica. A travs de la imaginacin, el alma crea y construye su
vivencia profunda. La imaginacin es el espejo ms reverente del mundo interior.
La individualidad no tiene por qu ser solitaria o estar aislada. Como dice la bella
frase de Cicern: Numquam minus solus quam cum solus. Uno puede armonizar con
la propia individualidad si la ve como una expresin profunda o sacramento de la
arcilla antigua. Cuando se produce un despertar del amor y la amistad, se puede
revelar esta arcilla interior. Si conocieras bien el cuerpo de la persona amada, sabras
dnde estuvo su arcilla antes de adquirir forma en ella. Podras intuir las diversas
tonalidades de su arcilla: acaso una parte venga de la orilla de un lago sereno, otra de
lugares solitarios de la naturaleza, otras en fin de lugares ocultos y desconocidos.
Nunca sabemos cuntos lugares de la naturaleza se encuentran en el cuerpo humano.
No todo el paisaje es exterior, una parte se ha introducido en el alma. La presencia
humana huele a paisaje.
El mundo celta haba desarrollado un sentido profundo de la complejidad del
individuo. Con frecuencia surgen conflictos interiores all donde coinciden distintas
partes de la memoria de nuestra arcilla; puede reinar all una energa bruta,
irrefrenable. El reconocimiento de nuestra naturaleza de arcilla puede traernos una
armona ms antigua. Puede devolvernos al ritmo antiguo que habitamos antes de
que nos dividiera la conciencia. Uno de los aspectos ms bellos del alma es que
constituye el terreno de encuentro entre la separacin del aire y la comunin de la
tierra. El alma media entre el cuerpo y la mente; abriga y contiene a ambos. En este
sentido primordial, el alma es imaginativa.

El c uer po est en el al ma

Debemos aprender a confiar en el aspecto indirecto de nuestro yo. Tu alma es el lado
oblicuo de tu mente y cuerpo. El pensamiento occidental ensea que el alma est en el

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cuerpo. Sostiene que est encerrada en una regin especial, pequea y sutil de ste.
Suele imaginarla de color blanco. Cuando muere la persona, parte el alma y el cuerpo
se derrumba. Dira que es una versin falsa del alma. El criterio ms antiguo enfoca
el problema de la relacin entre alma y cuerpo en sentido inverso. El cuerpo est en el
alma. Tu alma es ms extensa que tu cuerpo, abarca a ste y tambin la mente. Sus
antenas son ms perceptivas que las de la mente o el yo. Si confiamos en esta
dimensin umbra, llegamos a nuevos lugares en la aventura humana. Pero para ser,
debemos liberarnos; si no dejamos de forzarnos, jams entraremos en comunin con
nosotros mismos. Hay algo antiguo en nuestro interior que crea la novedad. En
verdad, se necesita muy poco para desarrollar un autntico sentido de la propia
individualidad espiritual. Una de las cosas absolutamente esenciales para ello es el
silencio, la otra es la soledad.
La soledad es una de las cosas ms valiosas del espritu humano. No es lo mismo que
el abandono. Cuando te sientes abandonado, adquieres una conciencia punzante de tu
separacin. La soledad puede ser un regreso a tu comunin ms profunda. Uno de los
aspectos ms bellos que poseemos como individuos es la presencia de lo incon-
mensurable en nosotros. En cada uno hay un punto de absoluta desconexin de todo y
de todos. Es un tesoro, aunque asusta reconocerlo. Significa que no podemos seguir
buscando fuera las cosas que necesitamos dentro. Las bendiciones que anhelamos no
estn en otros lugares o personas. Slo tu propio yo puede drtelas. Su patria es el
fuego de tu alma.

Ser nat ur al es ser sant o

En Irlanda occidental hay muchas casas con fogn y chimenea. En invierno, cuando
visitas a alguien, atraviesas el paisaje fro y desolado hasta llegar al fogn, donde te
aguardan el calor y la magia del fuego. El fuego de turba es una presencia antigua. La
turba viene de la tierra, trae recuerdos de rboles, campos y tiempos antiguos. Es
extrao quemar la tierra en la intimidad de la casa. Me fascina la imagen del fogn
como lugar de regreso y calidez.
En la soledad interior de todos hay un fogn clido y fulgurante. La idea de
inconsciente, aunque profunda y maravillosa, hace que a veces se tenga miedo de
volver a ese fogn particular. Mal interpretamos el inconsciente si pensamos que es
un stano donde alojamos nuestras represiones y el dao que nos hacemos a nosotros
mismos. El miedo a nosotros mismos nos hace imaginar que dentro tenemos
monstruos. Dice Yeats: El hombre necesita un valor temerario para descender al
abismo de s mismo. Pero lo cierto es que estos demonios no ocupan todo el in-

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consciente. La energa primordial del alma nos reserva un calor y una acogida
maravillosos. Uno de los motivos por los que se nos puso en la Tierra fue para
establecer esta relacin con nosotros mismos, esta amistad interior. Los demonios nos
acosarn mientras tengamos miedo. Todas las aventuras mitolgicas clsicas
exteriorizan los demonios. Al presentar batalla, el hroe se engrandece, alcanza
nuevos niveles de creatividad y equilibrio. Cada demonio interior es portador de una
preciosa bendicin que curar y liberar. Para recibir ese don, debes dejar a un lado
tu miedo y afrontar el riesgo de prdidas y cambios que trae consigo cada encuentro
interior.
Los celtas posean un maravilloso conocimiento intuitivo de la complejidad de la
psique. Crean en varias presencias divinas. Lugh era el dios ms venerado. Era un
dios de luz y de los dones. El Luminoso. La antigua festividad de Lunasa lleva su
nombre. La diosa de la Tierra era Anu, madre de la fecundidad. Tambin reconoca
el origen divino de la negatividad y la oscuridad. Haba tres diosas madres de la
guerra: Morrigan, Macha y Bodbh. Las tres cumplen un papel crucial en la antigua
epopeya, Tan. Los dioses y las diosas siempre estaban vinculados con algn lugar.
Las presencias divinas se manifestaban sobre todo en rboles, manantiales y ros.
Alentada por esa rica trama de presencias divinas, la psique antigua jams estuvo tan
aislada y alienada como la moderna. Para remediar esa alienacin de nuestro tiempo
es vital que recuperemos el alma.
En trminos teolgicos o espirituales, podemos concebir esta desconexin absoluta
con la totalidad como un vaco sagrado en el alma que nada exterior puede colmar. A
veces tratamos desesperadamente de colmarlo con posesiones, trabajo o creencias,
pero stas nunca se afirman. Siempre caen y nos dejan ms inermes e indefensos que
nunca. Llega el momento en que te das cuenta de que ya no puedes seguir
disimulando ese vaco. Mientras no oigas su llamada, sers un fugitivo interior,
huyendo de refugio en refugio, nada que se parezca a una casa. La naturalidad es
santidad, pero es muy difcil ser natural, es decir, sentirse cmodo con la propia
naturaleza. Si ests fuera de tu yo, si siempre buscas ms all de l, desconoces la
llamada de tu propio misterio. Cuando reconoces la soledad de tu integridad y te
acoges a su misterio, tus relaciones con otros adquieren nuevo calor, aventura,
asombro.
La espiritualidad es sospechosa cuando se emplea como anestsico para engaar la
sed espiritual. Esa espiritualidad es producto del miedo a la soledad. Quien afronta la
soledad con coraje aprende que no tiene motivos para temer. La expresin no
temas aparece trescientas sesenta y seis veces en la Biblia. En el corazn de tu
soledad hay un alivio. Cuando lo comprendes, pierdes la mayor parte del miedo que

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rige tu vida. Apenas se transfigura tu miedo, entras en consonancia con el ritmo de tu
yo.

La ment e bai l ar i na

Hay muchas clases de soledad. La del sufrimiento cuando atraviesas la oscuridad es
una sensacin intensa y terrible de abandono. Las palabras son incapaces de expresar
tu dolor; lo que transmiten a otros est muy alejado, es muy distinto de tu verdadero
sufrimiento. Todos hemos conocido ese momento sombro. La conciencia popular
sabe que en esas ocasiones debes tratarte a ti mismo con extraordinaria ternura. Amo
la vista de un campo de maz en el otoo. Cuando pasa el viento, el maz no
permanece erguido ni trata de resistir su fuerza, porque lo arrancara de raz. No. El
maz se mece con el viento, se inclina hasta el suelo y despus se yergue para
recuperar su posicin y su equilibrio. Asimismo sucede con cierta araa depredadora,
que jams teje su tela entre dos objetos duros como piedras porque el viento la
arrancara. Instintivamente la teje entre dos hojas de hierba. Cuando pasa el viento,
la tela se inclina con la hierba y despus vuelve a su punto de equilibrio. stas son
bellas imgenes de una mente en consonancia con su propio ritmo. Cuando
endurecemos nuestra mente, cuando nos aferramos a nuestras ideas o creencias, ejer-
cemos una presin terrible sobre ella, perdemos la suavidad y la flexibilidad que
hacen a la comunin, el refugio protector. A veces la mejor cura para tu alma es
flexibilizar ciertas ideas que endurecen y cristalizan tu mente; porque stas te alejan
de tu propia profundidad y belleza. Se dira que la creatividad requiere una tensin
flexible y moderada. Aqu es til la imagen del violn. Las cuerdas excesivamente
tensas o flojas se rompen. Cuando estn debidamente afinadas, el violn puede
soportar una fuerza tremenda y producir sonidos poderosos y tiernos.

La bel l eza ama l os l ugar es abandonados

Slo en la soledad puedes descubrir el sentido de tu propia belleza. El artista divino
no envi a nadie aqu desprovisto de la hondura y la luz de la belleza divina. sta
suele quedar oculta detrs de la fachada gris de la rutina. Tu belleza se te aparecer
en la soledad. En Conamara, donde abundan las aldeas de pescadores, tienen el
siguiente dicho: Is fnach an it a gheobf gliomach, es decir, En el lugar inesperado
o descuidado encontrars la langosta. En los rincones y recovecos abandonados de
tu esquiva soledad hallars el tesoro que siempre has buscado en otra parte. Esto dijo
Ezra Pound: La belleza se complace en evitar el resplandor deslumbrante. Prefiere

57
los lugares abandonados, porque sabe que slo all encontrar la clase de luz que
repite su forma, su dignidad y su naturaleza. En cada persona reside una belleza
profunda. La cultura moderna est obsesionada por la belleza artificial. Ha
estandarizado la belleza y la ha convertido en un producto de venta ms. En su
sentido real, la belleza es la iluminacin de tu alma.
El alma contiene una linterna que vuelve luminosa tu soledad. sta no tiene por qu
ser abandono. Puede despertar a su tibia luminosidad. El alma redime y transfigura
todo porque es espacio divino. Cuando habitas plenamente tu soledad y experimentas
sus extremos de aislamiento y abandono, encontrars que en su centro no hay
abandono ni vaco, sino intimidad y refugio. En tu soledad sueles acercarte ms a la
comunin y la afinidad que en tu vida social o en el mundo pblico. En este nivel, la
memoria es la gran amiga de la soledad. Cuando sta madura, comienza la cosecha de
la memoria. Wordsworth lo resume en su reaccin al recuerdo de los narcisos: A
menudo, cuando estoy tendido en el sof/con nimo ausente o meditabundo/se
aparecen al ojo interior, /que es la dicha de la soledad.
Tu personalidad, creencias y funcin son en realidad una tcnica o una estrategia
para atravesar la rutina diaria. Cuando ests librado a tus propios medios o cuando
despiertas durante la noche, puede aflorar el conocimiento verdadero. Puedes intuir
el equilibrio secreto de tu alma. Cuando recorres la distancia interior hasta lo divino,
la distancia exterior desaparece. Paradjicamente, la confianza en tu comunin
interior altera drsticamente tu comunin exterior. Si no encuentras comunin en tu
soledad, tu anhelo exterior seguir sediento y desesperado.
El interior nos reserva una maravillosa acogida. El Maestro Eckhart ilustra este
concepto al decir que en el alma hay un lugar que no pueden tocar el espacio, el tiem-
po ni la carne. Es el lugar eterno de nuestro seno. Te haras un precioso regalo si
acudieras a l con frecuencia para nutrirte, fortalecerte y remozarte. Las cosas ms
profundas que necesitas no estn en otra parte. Estn aqu y ahora, en el crculo de tu
propia alma. La amistad y santidad verdaderas permiten a la persona visitar
asiduamente el fogn de esta soledad; esta bendicin incita a buscar otras en su san-
tidad.


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Los pensami ent os son nuest r os sent i dos i nt er i or es

Nuestra vida en el mundo nos llega bajo la forma del tiempo. Por consiguiente,
nuestra expectativa es una fuerza creativa y a la vez constructiva. Si lo nico que
esperas hallar en tu interior son los elementos reprimidos, abandonados y
vergonzosos de tu pasado o el acoso de Ja sed, slo encontrars

La fenomenologa demuestra que toda conciencia es conciencia de algo. El mundo
jams est fuera de nosotros. Nuestra intencionalidad lo construye. En general cons-
truimos nuestro mundo de manera tan natural que somos inconscientes de lo que
estamos haciendo en este preciso instante. Se dira que el mismo ritmo de
construccin obra hacia nuestro interior. Nuestra intencionalidad construye los
paisajes de nuestro mundo interior. Tal vez ha llegado el momento de una
fenomenologa del alma. El alma crea, forma y puebla nuestra vida interior. La
puerta a nuestra identidad ms profunda no se encuentra en el anlisis mecnico.
Debemos escuchar al alma, expresar su sabidura de forma potica y mstica. Es
tentador emplearla como un receptculo ms para nuestras energas analticas
frustradas y exhaustas. Conviene recordar que desde los tiempos antiguos el alma era
profunda, peligrosa e imprevisible precisamente porque se la conceba como la
presencia de lo divino en nuestro interior. Separada de la santidad, se vuelve una
cifra inocua. Despertar el alma es viajar hacia la frontera donde la experiencia se
inclina ante la alteridad en tremens et fascinans.
vaco y desesperacin.
Si no vuelves el ojo benigno de la expectativa creadora a tu mundo interior, jams
encontrars nada all. Tu manera de ver las cosas es la fuerza ms poderosa que da
forma a tu vida. En un sentido vital, la percepcin es la realidad.
Existe una conexin ntima entre la manera que miramos las cosas y lo que llegamos a
descubrir. Si puedes aprender a contemplar tu yo y tu vida con espritu benigno,
creativo y aventurero, siempre hallars algo que te sorprenda. Dicho de otra manera,
jams percibimos nada de manera total y pura. Todo lo vemos a travs de la lente del
pensamiento. Tu manera de pensar determina lo que descubres. El Maestro Eckhart
lo expres con esta bella frase:
Los pensamientos son nuestros sentidos interiores. Sabemos que cualquier
deterioro que sufran nuestros sentidos exteriores reduce la presencia del mundo para
nosotros:
Si eres miope, el mundo se vuelve borroso; si pierdes el odo, un silencio sordo
reemplaza la msica o la voz de tu amado. Asimismo, si tus pensamientos sufren
deterioro, si son negativos o se ven disminuidos, jams descubrirs nada fecundo o
bello en tu alma. Si los pensamientos son nuestros sentidos interiores y permitimos

59
que sufran menoscabo, las riquezas de nuestro mundo interior jams vendrn a
nuestro encuentro. Debemos imaginar con mayor coraje si hemos de acoger la
creacin en mayor plenitud.
El pensamiento te relaciona con tu mundo interior. Si los pensamientos no son tuyos,
son de segunda mano. Cada uno debe aprender el lenguaje singular de su alma. En
ese lenguaje hallars una lente del pensamiento qu aclare e ilumine el mundo
interior. Dostoievsky dice que muchas personas llegan al final de la vida sin hallarse
jams a s mismas en s mismas. Si temes tu soledad o si vas a su encuentro con
pensamientos arraigados o menoscabados, jams llegars a lo profundo de ti. Cuando
permitas que tu luz interior te despierte, se ser un gran momento en tu vida. Tal
vez sea la primera vez que contemplas tu yo tal como es. El misterio de tu presencia
jams se puede reducir a tu papel, tus actos, tu amor propio o tu imagen. Eres una
esencia eterna; sa es la razn antigua de tu presencia. Vislumbrar esta esencia es
entrar en armona con tu destino y con la providencia que siempre vela por tus das y
tus caminos. El proceso de autodescubrimiento nunca es fcil; puede generar
sufrimiento, dudas, desaliento. Pero no debemos evitar la integridad de nuestro ser
para reducir el dolor.


60
Sol edad asc t i c a

La soledad asctica puede ser penosa. Te retiras del mundo para obtener una visin
ms clara de quin eres, qu haces y adonde te lleva la vida. La gente que se consagra
a ello lleva una vida contemplativa. Cuando visitas a alguien en su casa, ocupan la
puerta y el umbral las tramas de presencia de todas las recepciones y despedidas que
suceden en ellos. Si visitas un claustro o un convento de vida contemplativa, nadie
vendr a recibirte. Entras, haces sonar una campana y una persona aparece detrs de
una ventana con barrotes. Son casas especiales que alojan a los supervivientes de la
soledad. Se han desterrado de la adoracin exterior de la tierra para aventurarse en
el espacio interior donde los sentidos no tienen nada que celebrar.
La soledad asctica requiere silencio. ste es una de las grandes vctimas de la cultura
moderna. Vivimos una poca intensa, visualmente agresiva; todo es incitado hacia el
exterior, hacia la sensacin de la imagen. En una cultura cada vez ms
homogeneizada y universalista es lgico que la imagen tenga semejante poder. A
medida que todo entra en una red, ciertas imgenes acceden a la universalidad ins-
tantnea. Existe una moderna industria de la dislocacin, increblemente sutil y
poderosamente calculadora, en la cual se desconoce por completo todo aquello que es
profundo y vive en silencio en nuestro interior. El poder de las imgenes seduce
constantemente la superficie de nuestra mente. Se produce un desahucio siniestro;
constantemente se arrastra la vida de la gente hacia el exterior. La publicidad y la
realidad social exterior, implacables propietarios del mundo moderno, expulsan el
alma del mundo interior. Este exilio exterior nos empobrece. Muchas personas sufren
estrs, no porque hagan cosas estresantes, sino porque dejan muy poco tiempo para el
silencio. La soledad fecunda es inconcebible sin silencio ni espacio.
El silencio es uno de los grandes umbrales del mundo. Los celtas reconocan en el
silencio y lo desconocido los compaeros entraables de la travesa humana. Los salu-
dos y despedidas que iniciaban y ponan fin a las conversaciones eran siempre
bendiciones. La poesa y la oracin celtas trasuntan la sensacin de que las palabras
emergen de un silencio profundo, reverente. En lo fundamental existe el gran silencio
que va al encuentro del lenguaje; todas las palabras provienen del silencio. Las
palabras profundas, resonantes, curativas y fecundas estn cargadas de silencio
asctico. El lenguaje que no reconoce su afinidad con la realidad es banal, denotativo,
puramente discursivo. El lenguaje de la poesa viene del silencio y a l retoma. Una de
las vctimas de la cultura moderna es la conversacin. Cuando hablas con alguien,
generalmente oyes una ancdota superficial o un catlogo de novedades teraputicas.
Es lamentable or que una persona se describe segn el proyecto en que est

61
embarcada o el trabajo exterior que supone su funcin. Cada persona es destinataria
cotidiana de nuevos pensamientos y sensaciones inesperadas. Pero stos no
encuentran acogida ni expresin en nuestra interaccin social ni en la forma en que
acostumbramos describirnos. Esto es decepcionante en vista de que las cosas ms
profundas que heredamos nos vinieron por va de las conversaciones significativas.
En la verdadera conversacin hay imprevisibilidad, peligro, resonancia; puede tomar
cualquier cariz y roza constantemente lo inesperado, lo desconocido. No es una
estructura imaginada por el solitario amor propio; crea comunidad. Buena parte de
nuestra conversacin recuerda a la araa que teje maniticamente una tela de
lenguaje fuera de s misma. Nuestros monlogos paralelos con sus tartamudeos
entrecortados slo refuerzan el aislamiento. Hay poca paciencia para el silencio de
donde surgen las palabras o el que se encuentra entre y dentro de ellas. Cuando lo
olvidamos o descuidamos, vaciamos nuestro mundo de sus presencias secretas y
sutiles. Ya no podemos conversar con los muertos o ausentes.


62
El si l enc i o es her mano de l o di vi no

El silencio es hermano de lo divino. Segn el Maestro Eckhart, nada en el mundo se
parece tanto a Dios como el silencio. Es un gran amigo ntimo que pone al descubierto
los tesoros de la soledad. Esa cualidad de silencio interior es de muy difcil acceso.
Debes crear un espacio para que obre en ti. En cierto sentido, el arsenal y el lxico de
terapias, psicologas y proyectos espirituales son innecesarios. Si confas en tu soledad
y tienes expectativas con ella, todo lo que necesitas saber te ser revelado. El poeta
francs Ren Char escribi unos versos maravillosos: La intensidad es silenciosa, la
imagen no lo es. Amo todo lo que me deslumbra y acenta mi oscuridad interior. Es
una imagen del silencio como fuerza que descubre las profundidades ocultas.
Una de las obligaciones de la amistad verdadera es escuchar con sentimiento y
creatividad los silencios ocultos. Con frecuencia los secretos no son revelados por las
palabras; estn ocultos en el silencio entre ellas o en la profundidad de lo inexpresable
entre dos personas. En la vida moderna nos sentimos apremiados a expresarnos. La
calidad de lo expresado suele ser superficial y repetitiva. Es deseable una mayor
tolerancia del silencio, ese silencio fecundo que es la fuente de nuestro lenguaje ms
expresivo.
La profundidad y la esencia de una amistad se reflejan en la calidad y el amparo del
silencio entre dos personas.
Cuando empiezas a hacerte amigo de tu silencio interior, una de las primeras cosas
que descubrirs es la chchara superficial en tu mente. Una vez que la reconoces, el
silencio se profundiza. Empieza a surgir una distincin entre las imgenes que te has
hecho de tu yo y tu propia naturaleza profunda. A veces el conflicto en nuestra
espiritualidad se debe mucho ms a las imgenes superficiales que elaboramos que a
nuestra naturaleza ms profunda. Despus nos abocamos a elaborar una gramtica y
geometra de la relacin entre las imgenes y posiciones superficiales, y descuidamos
nuestra naturaleza profunda.

La mul t i t ud en el f ogn del al ma

La individualidad nunca es sencilla ni unidimensional. Con frecuencia parece haber
una multitud dentro del corazn individual. Los griegos crean que las figuras de los
sueos eran personajes que abandonaban el cuerpo del so
r
ador, salan al mundo a
vivir sus aventuras y regresaban antes de que ste despertara. En lo ms profundo del
corazn humano no hay un yo singular sencillo, sino toda una galera de distintos yos.
Cada figura expresa un aspecto de tu naturaleza. Aveces entran en contradiccin y en

63
conflicto. Si confrontas esas contradicciones a nivel superficial, puedes desatar una
pelea interior que te acosara hasta el fin de tus das. Es frecuente ver personas
interiormente divididas. Viven en una zona de guerra permanente y jams han
penetrado hasta el fogn de la afinidad donde las dos fuerzas no son enemigas sino
que son distintos aspectos de una sola comunin.
No podemos encarnar en la accin la multiplicidad de seres que encontramos en
nuestras meditaciones ms profundas. Pero nuestro desconocimiento de esos innu-
merables yos empobrece gravemente nuestra existencia e impide el acceso al misterio.
Hablamos de la imaginacin y sus riquezas; con frecuencia la reducimos a una
tcnica para resolver problemas.
Debemos desarrollar un sentido nuevo de la maravillosa complejidad del yo.
Necesitamos modelos o pautas de pensamiento justas y adecuadas a ella. La gente se
asusta al descubrir su propia complejidad; a martillazos de pensamientos de segunda
mano reducen el colorido paisaje interno a una lmina gris. Se obligan a ser
conformistas. Se someten, dejan de ser presencias vividas, incluso para s mismas.


64
La c ont r adi c c i n c omo t esor o

Una de las formas ms interesantes de la complejidad es la contradiccin. Es
necesario redescubrir la contradiccin como fuerza creadora en el alma. A partir de
Aristteles, la tradicin intelectual occidental ha tachado la contradiccin como
presencia de lo imposible y, por consiguiente, ndice de lo falso y lo ilgico. Slo Hegel
tuvo la previsin, la sutileza y la generosidad de miras para reconocer en la
contradiccin la fuerza compleja del crecimiento que desdea el desarrollo lineal
para despertar las energas acumuladas de una vivencia. La turbulencia de su
conversacin interior genera una integridad de transfiguracin, no ese cambio falso
que significa el mero reemplazo de una imagen, superficie o sistema por otro. Esta
perspectiva permite una concepcin ms compleja de la verdad. Exige una tica de la
autenticidad que incorpora y trasciende las intenciones simplistas de la sola
sinceridad.
Tenemos que ser ms pacientes con nuestro sentido de la contradiccin interior para
permitir que sus distintas dimensiones entablen conversacin en nuestro seno. La
contradiccin posee una luz secreta y una energa vital. Donde hay energa, hay vida y
crecimiento. Tu soledad asctica permitir que tus contradicciones afloren con fuerza
y claridad. Si eres fiel a esa energa, llegars a participar de una armona ms
profunda que cualquier contradiccin. Esta te infundir valor para afrontar la
profundidad, el peligro y la oscuridad de tu vida.
Asombra comprobar la desesperacin con que nos aferramos a aquello que nos hace
desdichados. Nuestra personalidad herida se vuelve una fuente de placer perverso y
consolida nuestra identidad. No queremos curarnos porque ello significara
aventurarnos a lo desconocido. Con frecuencia parecemos adictos destructivos a lo
negativo. Eso que se llama negativo suele ser la forma superficial de la contradiccin.
Si mantenemos nuestra desdicha en este nivel superficial, alejamos esa
transfiguracin, en apariencia amenazante pero en ltima instancia redentora y
curativa que resulta de asumir nuestra contradiccin interior. Debemos revalorar eso
que consideramos negativo. Rilke deca que la dificultad es uno de los mejores amigos
del alma. Enriqueceramos nuestra vida si acordramos a la negatividad la misma
hospitalidad que damos a lo que nos da alegra y placer. Evitar lo negativo es incitar
su recurrencia. Debemos buscar nuevas formas de comprenderlo e integrarlo. Es uno
de los amigos ms entraables de tu destino. Contiene energas esenciales que
necesitas y que no hallars en otra parte. El arte puede iluminar el camino, porque
contiene insinuaciones de lo negativo que permiten a tu imaginacin participar de sus
posibilidades. La vivencia del arte puede ayudarte a construir una amistad fecunda

65
con lo negativo. Cuando te paras frente a un cuadro de Kandinsky, entras en una
iglesia del color donde la liturgia de la contradiccin es elocuente y gloriosa. Cuando
escuchas a Martha Argerich interpretar el tercer concierto para piano de
Rachmaninof, experimentas la liberacin de fuerzas contradictorias que amenazan y
ponen a prueba a cada paso la magnfica simetra formal que las sustenta.
Slo puedes hacerte amigo de lo negativo si reconoces que no es destructivo. A veces
parece que la moral es enemiga del crecimiento. Concebimos faIsamente las normas
morales como descripciones de la orientacin y los deberes del alma. Pero los mejores
pensadores de la filosofa moral dicen que son meras seales indicadoras del conjunto
de valores latente en nuestras decisiones o provocado por ellas. Las normas morales
nos incitan a obrar con honor, comprensin y justicia. Cada persona y cada situacin
son tan distintas que jams pueden ser meras descripciones.
Cuando advertimos una inmoralidad interior, tendemos a ser severos con nosotros
mismos y a emplear la ciruga moral para extirpar al culpable. Pero con ello slo
conseguimos atraparlo en nuestro interior. Confirmamos nuestra visin negativa de
nosotros mismos y desconocemos nuestro potencial de crecimiento. Hay una paradoja
extraa en el alma: cuanto ms tratas de evitar o eliminar esta cualidad molesta, ms
te persigue. La nica manera eficaz de poner fin al desasosiego consiste en
transfigurarlo, dejar que se convierta en algo creativo y positivo que te enriquezca.
Un aspecto alentador de lo negativo es su sinceridad. No miente. Cuando trates de
alentar la ausencia en lugar de habitar la presencia, te lo dir claramente. Cuando en-
tras en tu soledad, una de las primeras presencias que se anuncia es lo negativo.
Nietzsche dijo que uno de los mejores das de su vida fue aquel en que decidi que sus
cualidades negativas eran las mejores que posea. En esta suerte de bautismo, lejos de
desterrar aquello que a primera vista parece desagradable, uno lo integra en su vida.
sta es la tarea lenta y difcil de la autorrecuperacin. Todos tienen ciertas cualidades
o presencias en el corazn que son molestas, perturbadoras y negativas. Ser generoso
con ellas es un deber sagrado. En cierto sentido es el deber de ser padre afectuoso
para esas cualidades extraviadas. La generosidad curar lentamente su negatividad,
aliviar su miedo y les ayudar a comprender que el alma es un fogn donde no
imperan el juzgamiento ni el deseo febril de poseer una identidad rgida y limitada.
La amenaza de lo negativo es poderosa precisamente porque incita a practicar la
caridad y la autoliberacin, un arte resistido con empeo por nuestro intelecto
mezquino. Tu previsin es tu patria y como tal debe contener muchas moradas para
albergar tu desenfrenada divinidad. Esta integracin respeta la multiplicidad de yos
del interior. Lejos de obligarlos a formar una unidad artificial, les permite
cohesionarse como un todo al que cada uno aporta sus caractersticas nicas.

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Este ritmo de autorrecuperacin exige tu generosidad y sentido del riesgo, no slo en
lo interior, sino tambin en el nivel interpersonal. Se trata probablemente del
territorio incierto del que hablaba Jess al exhortarte a amar a tu enemigo. Debemos
ser cuidadosos en la eleccin de enemigos. Un alma despierta slo debe tener
enemigos dignos. Un enemigo digno puede revelar tu negatividad y potencialidad.
Aprender a amar a tus enemigos es conquistar una libertad que trasciende el rencor y
la amenaza.


67
El al ma ador a l a uni dad

Cuando te resuelves a ejercer la hospitalidad interior, cesa el tormento. Los yos
abandonados, descuidados y negativos forman una unidad inconstil. El alma es
sabia y sutil; reconoce que la unidad fomenta el arraigo. El alma adora la unidad. Lo
que t separas, ella lo une. A medida que tu experiencia se extiende y profundiza, tu
memoria se vuelve ms rica y compleja. Tu alma es la sacerdotisa de la memoria, que
escoge, tamiza y en ltima instancia rene tus das fugaces hacia la presencia. Esta
liturgia de recordar (o acordar) nunca cesa. La soledad humana es rica e
infinitamente fecunda.
En la soledad de la naturaleza prima el silenci. Esto se expresa en un bello proverbio
celta: Castar na daoine ar a chile ach ni castar na slibhte ar a chile. Las
montaas jams se encuentran, pero las personas siempre pueden hacerlo. Es
extrao que dos montaas, vecinas durante millones de aos, jams puedan
acercarse. En cambio, dos desconocidos pueden descender de esas montaas, reunirse
en el valle y compartir sus mundos interiores. Esta separacin debe de ser una de las
experiencias ms solitarias de la naturaleza.
El mar deleita la vista humana. La costa es un teatro de movimiento armonioso.
Cuando la mente est desconcertada, es agradable pasear por la playa y dejarse
impregnar por el ritmo del mar. El mar desenreda la mente anudada. Todo se suelta
y vuelve a integrarse. Se alivian, liberan y curan las falsas divisiones. Pero el mar no
se ve a s mismo. La misma luz que nos permite ver todo no puede verse a s misma; la
luz es ciega. En la Creacin de Haydn, la vocacin del hombre y la mujer es celebrar
y completar la Creacin.
Nuestra soledad es distinta. A diferencia de la naturaleza y el mundo animal, la mente
humana contiene un espejo y ste rene todos los reflejos. La soledad humana es
antisolitaria. La soledad humana profunda es un lugar de gran afinidad y tensin.
Cuando accedes a ella, te vuelves compaero de todo y de todos. Cuando te extiendes
frenticamente hacia el exterior y buscas refugio en tu imagen externa o tu funcin, te
destierras. Cuando vuelves pacientemente y en silencio a tu yo, entras en la unidad y
la comunin.
Nadie sino t puede intuir la eternidad y la profundidad ocultas en tu soledad. ste es
uno de los aspectos solitarios de la individualidad. Slo adquieres conciencia de lo
eterno en ti cuando confrontas tus miedos y los obligas a retroceder. El elemento
verdaderamente solitario en la soledad es el miedo. Eres el custodio y la puerta al
mundo que llevas en tu interior; nadie ms tiene acceso. Nadie puede ver al mundo ni
sentir tu vida de la misma manera que t. Cada persona ocupa un terreno tan distinto

68
que las comparaciones son imposibles. Cuando comparas tu yo con otros, invitas a la
envidia a entrar en tu conciencia; puede ser un husped peligroso y destructivo. Una
de las grandes tensiones de la vida espiritual que despierta es hallar el ritmo de su
lenguaje, percepcin y comunin singulares. La fidelidad a la propia vida requiere un
compromiso y una visin constantemente renovados.

Si tratas de visualizarte a travs de las lentes que te ofrecen otros, slo vers
distorsiones; tu propia luz y belleza aparecern borrosas, desagradables y feas. Tu
sentido de la belleza interior debe ser algo muy ntimo. Lo sagrado es hermano de lo
secreto. Nuestros tiempos padecen un alto grado de desacralizacin precisamente
porque se ha desvanecido lo secreto. Nuestra tecnologa moderna de la informacin es
una gran destructora de la intimidad. Debemos proteger lo ms profundo y reservado
que hay en nosotros. Por eso la vida moderna tiene tanta sed de lenguaje del alma,
que es una presencia tmida. La sed de lenguaje del alma demuestra que sta se ha
visto obligada a refugiarse en lo ms recndito, donde puede seguir su propia textura
y ritmo. Al proclamar la doctrina de la autosuficiencia, el mundo moderno ha negado
el alma y la ha obligado a llevar una existencia marginal y precaria.
Acaso una manera de conectarte con la vida ms profunda consista en recuperar la
conciencia de la timidez del alma. Si bien puede crear dificultades, la timidez es una
cualidad atractiva. En un consejo inesperado, Nietzsche dice que una de las mejores
maneras de despertar el inters de otro es sonrojarse. El valor de la timidez, su
misterio y su discrecin son ajenos a la inmediatez frontal de los encuentros
modernos. Para conectarnos con nuestra vida interior debemos aprender a no
aprehender el alma de manera directa o conflictiva. Dicho de otra manera, la con-
ciencia de nen de buena parte de la psicologa y espiritualidad modernas siempre
nos dejarn pobres de alma.

Hac i a una espi r i t ual i dad de l a no i nt er f er enc i a

En una granja uno aprende a respetar la naturaleza y en especial la sabidura de su
tenebroso mundo subterrneo. Al sembrar en la primavera, uno encomienda las
plantas a la oscuridad del suelo, que lleva a cabo su obra. Es destructivo entrometerse
con el ritmo y la sabidura de su oscuridad. El martes siembras varias hileras de
patatas y ests encantado. El mircoles alguien te dice que estn demasiado juntas,
que as no tendrs cosecha. Las desentierras y vuelves a plantarlas ms
separadamente. El lunes siguiente, un tcnico agropecuario dice que esa variedad
particular de patata requiere que estn muy juntas. Vuelves a desenterrarlas para

69
plantarlas en estrecha proximidad. Si sigues as, nada podr crecer en tu huerto. En
nuestro sediento mundo moderno, la gente remueve constantemente la tierra de su
corazn. Siempre tiene un pensamiento, plan o sndrome nuevos para justificarse. Un
viejo recuerdo abre una nueva herida. As remueven implacablemente, una y otra
vez, la tierra de su corazn. En la naturaleza no vemos a los rboles
preocupados por el anlisis teraputico de sus races ni por el mundo ptreo que
debieron evitar en su camino hacia la luz. El rbol crece simultneamente en dos
direcciones, hacia la oscuridad y hacia la luz, con todas las ramas y races que
necesita para encarnar sus deseos irrefrenables.
La introspeccin negativa perjudica al alma. Atrapa a muchas personas durante aos
y paradjicamente jams les permite cambiar. Es prudente permitir al alma realizar
su obra secreta durante el tiempo nocturno de la vida. Tal vez no veas nada nuevo
durante mucho tiempo. Tal vez tengas slo indicios muy tenues del crecimiento
secreto en tu interior, pero son suficientes. Debemos sentirnos realizados y
satisfechos. No puedes dragar el fondo de tu alma con la luz mezquina del
autoanlisis. La revelacin del mundo interior no es barata. Tal vez el anlisis sea el
camino equivocado para asomarse a la oscuridad interior.
Todos tenemos heridas; debemos ocuparnos de ellas y dejar que se curen. Aqu es
oportuna la hermosa frase de Hegel: Las heridas del espritu se curan sin dejar
cicatrices. Cada herida tiene su curacin, pero sta espera en el aspecto indirecto,
oblicuo, no analtico de nuestra naturaleza. Debemos tener conciencia de dnde
estamos heridos e invitar a nuestra alma profunda en su mundo nocturno a remendar
el tejido desgarrado, remozarnos y devolvernos a la unidad. Si cuidamos de la herida
indirecta y benignamente, se curar. La esperanza creativa cura y renueva.
Si pudieras confiar en tu alma, recibiras todas las bendiciones que necesitas. La vida
misma es el gran sacramento a travs del cual sufrimos heridas y las curamos. Si
vivimos todo, la vida nos ser fiel.

Uno de l os pec ados mayor es es l a vi da no vi vi da

La tradicin occidental nos ense muchas cosas sobre la naturaleza de la
negatividad y el pecado, pero jams nos dijo que uno de los mayores pecados es la
vida no vivida. Se nos enva al mundo a vivir plenamente todo lo que despierta en
nuestro seno y todo lo que viene hacia nosotros. Es una experiencia desoladora
acompaar en su lecho de muerte a alguien que est lleno de remordimientos; orle
decir cunto deseara tener un ao ms para cumplir esos sueos ntimos que siempre
pospona para despus de la jubilacin. Haba pospuesto el sueo de su corazn. Mu-

70
chas personas no viven la vida que desean. Muchas de las cosas que les impiden
cumplir su destino son falsas. No son barreras reales, sino slo imgenes de su mente.
Jams permitamos que nuestros miedos o las expectativas ajenas determinen las
fronteras de nuestro destino.
Tenemos el privilegio de contar an con tiempo. Tenemos una sola vida, es una pena
permitir que la limiten el miedo y las barreras falsas. Ireneo, un gran filsofo y telo-
go de los primeros siglos, dijo que la gloria de Dios es la persona humana viviendo
en plenitud. Es hermoso imaginar que la verdadera divinidad es la presencia en la
que se armonizan toda belleza, unidad, creatividad, oscuridad y negatividad. Lo
divino desborda de pasin creativa e instinto por la vida vivida plenamente. Si te
permites ser la persona que eres, todo entrar en ritmo. Si vives la vida que amas,
tendrs refugio y bendiciones. A veces la gran carencia de bendiciones en y alrededor
de nosotros deriva de que no vivimos la vida que queremos, sino la que se espera de
nosotros. Estamos en disonancia con la signatura secreta y la luz de nuestra propia
naturaleza.
Cada alma tiene su forma. Cada persona tiene un destino secreto. Cuando tratas de
imitar lo que hicieron otros o adaptarte por la fuerza a un molde prefabricado,
traicionas tu individualidad. Debemos volver a la soledad interior para recuperar el
sueo que hay en el fogn del alma. Debemos recibir ese sueo, maravillados como un
nio en el umbral de un descubrimiento. Al redescubrir nuestra naturaleza infantil,
entramos en un mundo de potencialidad benigna. As penetraremos con mayor
frecuencia en ese lugar de distensin, jbilo y celebracin. Desechamos los fardos
falsos. Entramos en consonancia con nuestro ritmo. Nuestra forma de arcilla aprende
gradualmente a caminar con jbilo sobre esta tierra magnfica.


71
Bendicin de la soledad

Que reconozcas en tu vida la presencia, el poder y la luz de tu alma.
Que comprendas que nunca ests solo, que el resplandor y la comunin de tu alma te
conecta ntimamente con el ritmo del universo.
Que aprendas a respetar tu individualidad y tu particularidad.
Que comprendas que la forma de tu alma es nica, que te aguarda
un destino especial aqu, que detrs de la fachada de tu vida
sucede algo hermoso, bueno y eterno. Que aprendas a contemplar tu yo con el mismo
jbilo, orgullo
y felicidad con que Dios te ve en cada momento.

72
4
EL TRABAJ O COMO POTI CA DEL DESARROLLO



El oj o c el ebr a el movi mi ent o
El ojo humano adora el movimiento y est atento a la menor seal. Conoce momentos
de jbilo frente al mar cuando sube la marea, cuando las olas repiten su danza sobre
la playa. Ama el movimiento de la luz, el de la luz estival detrs de una nube que flota
sobre un prado. El ojo sigue las hojas arrastradas y los rboles mecidos por el viento.
El movimiento siempre atrae a los humanos. Cuando eras nio, queras gatear, luego
andar y de adulto sientes el deseo constante de avanzar hacia la independencia y la
libertad.
Todo lo que vive est en movimiento. Esto se llama desarrollo o crecimiento. Su
forma ms emocionante no es la meramente fsica, sino la del crecimiento interior del
alma y la vida. Es aqu donde el anhelo sagrado dentro del corazn pone la vida en
movimiento. El deseo ms profundo del corazn es que este movimiento no sea
interrumpido o entrecortado, sino que desarrolle suficiente continuidad para
convertirse en ritmo de la propia vida.
El corazn del tiempo es el cambio y el crecimiento. Cada vivencia que despierta en ti
enriquece tu alma y profundiza tu memoria. La persona es nmada, viajando de
umbral en umbral hacia experiencias distintas. En cada vivencia nueva se despliega
una nueva dimensin del alma. No es casual que desde tiempos antiguos se d por
sentado que el ser humano es un vagabundo. Estos viajeros recorran territorios
extraos e ignotos. Pero como dijo Stanislavsky, el director teatral y pensador ruso,
el viaje ms largo y emocionante es hacia el interior de uno mismo.
El alma humana contiene bellas potencialidades de crecimiento. Para comprenderlo,
podemos concebir la mente como una torre con muchas ventanas. Desgraciadamente,
muchas personas permanecen atrapadas delante de una sola ventana. Uno crece
cuando se aleja de esa ventana y pasea por la torre interior del alma para volverse
hacia las otras ventanas. A travs de ellas aparecen nuevas perspectivas de

73
potencialidad, presencia y creatividad. Con frecuencia la satisfaccin, la rutina y la
ceguera le impiden a uno percibir su vida. Mucho depende del marco de la visin, es
decir, la ventana a travs de la cual se mira.

Cr ec er es c ambi ar

En la potica del crecimiento es importante estudiar cmo la potencialidad y el
cambio nos acompaan siempre y nos permiten acceder a nuevas profundidades
interiores. Su movimiento interior continuo nos hace conscientes de la eternidad
oculta detrs de la fachada exterior de nuestra vida. En lo ms profundo de cada
vida, por intelectual o rutinaria que parezca desde el exterior, sucede algo eterno.
sta es la secreta conspiracin del cambio y la potencialidad con el crecimiento. John
Henry Newman lo resumi en una bella frase: Crecer es cambiar y ser perfecto es
haber cambiado con frecuencia. Por eso el cambio, lejos de amenazarnos, puede
acercar nuestra vida a la perfeccin. La perfeccin no es una consumacin fra.
Tampoco significa evitar riesgos y peligros para conservar el alma pura y la
conciencia despejada. Cuando eres fiel al riesgo y a la ambivalencia del crecimiento,
comprometes tu vida. El alma ama el riesgo, que es la puerta por donde puede entrar
el desarrollo. Dijo Holderlin:
Nah ist
und schwer zu fassen der Gott.
Wo aher Gefahr ist, wachst
das Rettende auch.

"Cercano y difcil es entender al Dios. All donde hay peligro, crece tambin la
redencin." La perfeccin es la consumacin de la vida plenamente vivida y habitada.
La potencialidad y el cambio se vuelven crecimiento durante esa forma de tiempo que
llamamos da. Habitamos los das. Este ritmo da forma a nuestra vida. Tu vida
adquiere la forma de cada nuevo da que te es dado vivir. El poeta polaco Tadeusz
Rzewicz describe la dificultad para escribir buenos poemas. El escritor escribe sin
parar, pero la cosecha es mnima. Sin embargo, es ms fcil escribir un libro que
vivir un da plenamente, dice Rzewicz. Cada da es precioso porque en esencia es el
microcosmos de tu vida entera. Te ofrece posibilidades y promesas jams vistas.
Asumir con honor la plena potencialidad de la vida es asumir dignamente la
potencialidad del nuevo da. Cada uno es distinto. Dice Dios en el Apocalipsis: He
aqu que estoy haciendo la creacin de nuevo; el mundo del pasado se ha ido. El
nuevo da profundiza lo que ya sucedi y presenta lo que es sorprendente,

74
imprevisible y creativo. Aunque quieras cambiar tu vida, hagas terapia o adquieras
una religin, la nueva visin ser pura chchara hasta que la incorpores a la prctica
del da.

La vener ac i n c el t a del da

La espiritualidad celta tena una aguda conciencia de la importancia de cada da y de
su carcter sagrado. Los celtas jams iniciaban el da con una perspectiva rutinaria y
embrutecedora; cada da era un comienzo. Una bella oracin lo expresa as:
Dios me bendiga para el nuevo da
no concedido hasta hoy,
para bendecir mi presencia me has dado el triunfo,
oh Dios. Bendice mi ojo,
que mi ojo bendiga todo lo que ve,
bendecir a mi vecino,
que mi vecino me bendiga,
que Dios me d corazn limpio,
no me pierda de vista tu ojo
bendice a mis hijos y a mi esposa
y bendice mis medios y mi ganado.

El celta viva en plena naturaleza. Es fcil tener conciencia creativa del da cuando se
vive en presencia de esa gran divinidad llamada Naturaleza. Para los celtas, la
naturaleza no era materia, sino una presencia luminosa y sobrenatural plena de
profundidad, potencialidad y belleza.

Un bello poema antiguo, La brama del ciervo, invoca el da:

Me levanto hoy
por la fuerza de Dios que me dirige,
el poder de Dios que me sostiene,
la sabidura de Dios que me gua,
el ojo de Dios que me mira,
el odo de Dios que me oye,
las palabras de Dios que me hablan,
la mano de Dios que me cuida,
el camino de Dios que aparece ante m,

75
los escudos de Dios que me protegen,
las huestes de Dios que me salvan
de las trampas de los demonios,
de las tentaciones de los vicios,
de todo el que me desee el mal.
lejos y cerca,
solo y entre la multitud.

El concepto del da como lugar sagrado es una maravillosa perspectiva para la
creatividad. Tu vida adquiere la forma de los das que habitas. Los das nos penetran.
Lamentablemente, en la vida moderna el da suele ser una jaula donde la persona
pierde su juventud, energa y fuerza. Se lo experimenta como una jaula precisamente
porque transcurre en el lugar de trabajo. Muchos de nuestros das y buena parte de
nuestro tiempo transcurren en trabajos que estn por fuera de los campos de la
creatividad y el sentimiento. El lugar de trabajo suele ser complejo y penoso. La
mayora de nosotros trabajamos para otro y perdemos mucha energa. Una de las
definiciones de la energa es la capacidad de trabajar. Despus de pasar los das en la
jaula nos sentimos cansados, agotados. En la ciudad, los atascos matutinos retrasan a
las personas que acaban de terminar la noche y estn soolientas y nerviosas y se
sienten impotentes. La presin y el estrs ya les ha estropeado el da. Al atardecer
estn cansadas por la larga jornada de trabajo. Cuando llegan a su casa no les queda
energa para explorar o vivificar su corazn.
A primera vista es muy difcil reunir el mundo del trabajo y el del alma. La mayora
trabaja para sobrevivir. Necesitamos ganar dinero; no tenemos alternativa. En cam-
bio, los desempleados se sienten frustrados y denigrados, y sufren una merma de su
dignidad. Sin embargo, los que trabajamos con frecuencia nos sentimos atrapados en
una jaula de previsibilidad y rutina. Todos los das son iguales. El trabajo suele
hundirnos en el anonimato. Slo se nos exige que aportemos nuestra energa.
Habitamos el lugar del trabajo y a la tarde, cuando nos vamos, se olvidan de
nosotros. Tenemos la sensacin de que nuestro aporte, aunque necesario y exigido, es
puramente funcional y, en realidad, poco apreciado. El trabajo debera ser todo lo
contrario: una arena llena de potencialidades donde uno pueda expresarse.

El al ma anhel a ex pr esar se

La persona humana tiene un anhelo profundo de poder expresarse. Uno de los
caminos ms bellos para que el alma se haga presente es el pensamiento, donde toma

76
forma su vivacidad interior. En cierto modo, nada en el mundo es ms veloz que el
pensamiento. Puede volar por todas partes y estar con cualquier persona. Nuestros
sentimientos tambin vuelan velozmente; pero aunque son muy valiosos para nuestra
identidad, tanto ellos como los pensamientos permanecen en gran medida invisibles.
Para sentirnos reales, debemos dar expresin a ese mundo interior invisible. Toda
vida necesita expresarse. Cuando realizamos una accin, lo invisible de nuestro
interior adquiere forma y encuentra expresin. Por eso, nuestro trabajo debera ser
un lugar donde el alma pueda tener la posibilidad de hacerse presente y visible. Esa
reserva desconocida, preciosa y fecunda que hay en nuestro interior podra salir y
adquirir forma visible. Nuestra naturaleza siente un anhelo profundo por esa
posibilidad de expresin que llamamos trabajo.
Me cri en una granja. ramos pobres y todos trabajbamos. Agradezco que me
ensearan a trabajar. Desde entonces encuentro satisfaccin en el trabajo cotidiano.
Me siento frustrado cuando se pierde un da y por la noche tengo la sensacin de que
muchas de sus potencialidades fueron desaprovechadas. En el campo, el trabajo tiene
efectos claros y visibles. Cuando recoges patatas, observas el resultado; el huerto da
sus frutos enterrados. Cuando alzas un muro en un campo, introduces una nueva
presencia en el paisaje. Cuando vas a la cinaga a recoger turba, por la noche ves que
el grogan de turba ha crecido y est lista para secarse. El trabajo agrcola da una
gran satisfaccin. Es agotador, pero uno ve los frutos. Cuando dej el campo, entr en
el mundo del pensamiento, la literatura y la poesa. Este trabajo se realiza en el reino
invisible. Quien trabaja en el territorio de la mente no ve nada. En ocasiones
vislumbra leves ondas producidas por su esfuerzo. Se necesita mucha paciencia y
confianza en uno mismo para intuir la cosecha invisible en el territorio de la mente.
Es necesario entrenar al ojo interior para que penetre en los reinos invisibles donde
los pensamientos pueden crecer y los sentimientos echar races.

Pi sr eoga

Para muchas personas, el lugar de trabajo es frustrante, ya que no permite ni el
desarrollo ni la creatividad. En la mayora de los casos es un lugar annimo
controlado por la funcionalidad y las imgenes. El trabajo exige tanto esfuerzo que el
trabajador siempre es vulnerable. En la antigua tradicin celta se poda aprovechar
la negatividad para volver a la naturaleza contra el trabajador. Cuando una persona
detestaba a otra o quera causarle un dao, sola destruir su cosecha. ste es el
mundo de pisreoga. Si uno senta celos de su vecino, plantaba huevos en su huerta de
patatas. Al llegar la cosecha, el dueo de la huerta encontraba que sus patatas

77
estaban podridas. El deseo daino se materializaba por medio de un rito de
invocacin negativa y el smbolo de un huevo. Esto era lo que despojaba a la tierra de
su poder y fecundidad.
En la tradicin celta, el primero de mayo era una fecha peligrosa, en la cual haba que
cuidar el pozo de agua de los espritus negativos o dainos que trataban de destruir,
envenenar o daar. Un ejemplo de esa negatividad es la siguiente historia que contaba
mi to acerca de una aldea vecina. Una maana de mayo, cuando andaba por el
campo con sus animales, un pastor se cruz con una mujer desconocida que
arrastraba una cuerda. La salud con la bendicin dia dhuit, pero ella dej la cuerda
y se alej sin responder. Era una buena cuerda. El pastor la enroll, la llev a su casa
y la arroj al fondo de un barril, en un cobertizo donde qued olvidada. Cuando lleg
el tiempo de la cosecha, los vecinos lo ayudaban a cargar el heno en el carro y alguien
le pregunt si tena una cuerda para atar el ltimo fardo. El hombre respondi: Nil
aon rpa agam ach rpa an t-sean caillach, es decir, no tengo otra cuerda que la de
la vieja bruja. Fue al cobertizo a buscarla y al llegar vio que el barril estaba lleno de
mantequilla. La vieja no era una transente inocente: haba robado la crema y la
fuerza de la tierra aquella maana de mayo. Al soltar la vieja la cuerda, el poder
permaneci en ella y la crema de la tierra llen el barril. Esta historia revela cmo se
puede perder la cosecha y el fruto del trabajo en el umbral peligroso de la maana de
mayo.

La pr esenc i a c omo t ex t ur a del al ma

En el lugar de trabajo moderno esa atmsfera puede ser muy daina. Cuando
hablamos de un individuo, hablamos de su presencia, que es la forma en que se
manifiesta su individualidad frente a otros. La presencia es la textura del alma de esa
persona. Esta presencia referida a un grupo de personas se denomina ambiente o
carcter distintivo. El de un lugar de trabajo es una presencia grupal muy sutil. Es
difcil describir o analizarlo, pero uno siente inmediatamente su poder y sus efectos.
Cuando ese carcter es positivo, pueden suceder cosas maravillosas. Uno acude al
trabajo con alegra porque el ambiente sale a su encuentro y est contento. Es
benigno, acogedor y creativo. Pero si el carcter distintivo del lugar de trabajo es
negativo y destructivo, al levantarse por la maana la gente se siente mal ante la sola
idea de ir a trabajar. Es triste que mucha gente deba pasar buena parte de su breve
trnsito por el mundo en un lugar de trabajo donde impera un ambiente negativo y
destructivo. El lugar puede ser muy hostil; con frecuencia es un ambiente de poder.
Uno trabaja para personas que tienen poder para despedirlo, criticarlo, abusar de

78
uno, comprometer su dignidad. No es un ambiente acogedor. La gente tiene poder
sobre nosotros porque le entregamos nuestro poder.
Te invito a hacer el siguiente ejercicio: pregntate qu imagen proyectan aquellos que
tienen poder sobre ti. Una amiga ma trabaja en una escuela cuyo director es un hom-
bre inseguro, dbil y defensivo. Usa su poder de manera muy negativa.
Recientemente, en una reunin previa al inicio del ao lectivo, rega a todo el
personal. Al da siguiente, mi amiga se cruz con este hombre que paseaba por el
centro de la ciudad con su esposa. Advirti con estupor que fuera del contexto de su
poder pareca totalmente insignificante. Su sorpresa se deba a que en su funcin de
director de la escuela proyectaba un gran poder sobre ella.
A veces permitimos que la gente ejerza un poder destructivo sobre nosotros
simplemente porque no la interrogamos. Cuando la falsedad se disfraza de poder,
ninguna fuerza puede desenmascararlo tan rpidamente como una pregunta. Todos
conocemos la historia del manto del emperador. El emperador desfil por la ciudad
envuelto en su manto nuevo, pero en realidad estaba desnudo. Todos aplaudan y
elogiaban su hermoso manto, hasta que una nia exclam que el emperador estaba
desnudo. Una palabra verdadera tiene un poder total. Dice el Nuevo Testamento:
Conoceris la verdad y la verdad os har libres. Esta mxima es apropiada para
todas las situaciones. Preguntas hechas con tacto, sin agresividad, que permitan
buscarla verdad tal como la concibes, impedirn que una persona se apropie de todo
el poder en una situacin. As se evitar que muchas personas complejas y sumisas
queden reducidas a una funcin exterior controlada.

Debi l i dad y poder

Con frecuencia las personas que ejercen el poder no son tan fuertes como quieren
aparentar. Muchas personas que anhelan desesperadamente el poder son dbiles.
Buscan posiciones de poder para compensar su propia fragilidad y vulnerabilidad.
Una persona dbil que ejerce el poder jams ser generosa porque ve en las
preguntas o en las posibilidades alternativas amenazas a su supremaca y dominacin.
Si quieres enfrentarte creativamente a esa persona, debes hacerlo con mucho tacto y
de manera indirecta. Es la nica manera de llevar la palabra de la verdad al corazn
de un poderoso que est asustado.
Como lugar de poder, el trabajo tambin puede ser un lugar de control. ste es
daino porque reduce la propia independencia y autonoma. Frente a una figura
autoritaria, uno regresa a la infancia. Debido a nuestra relacin no transfigurada con
nuestros padres, a veces transformamos las figuras autoritarias en gigantes. Entre

79
poder y autoridad hay una diferencia crucial. Cuando adquieres conciencia de la
integridad de tu poder interior, te conviertes en tu propia autoridad. Es decir, eres el
autor de tus ideas y acciones. El mundo funciona por medio de estructuras de poder.
Por consiguiente, es deseable que las personas de gran sensibilidad, imaginacin y
comprensin estn dispuestas a asumir las funciones del poder. Una persona
carismtica en una posicin de poder puede constituirse en agente de cambios
positivos de gran alcance.
Cuando te controlan, no te tratan como sujeto sino como objeto. Las personas que
ejercen el poder suelen tener un instinto sobrenatural para utilizar el sistema en tu
contra. Conozco a un hombre que se hizo millonario en el negocio de la ropa. Pagaba
a sus obreras salarios muy bajos. Cada tanto adverta que se acumulaban las
tensiones. Un da elev el volumen de la radio a niveles insoportables. Las empleadas
se quejaron. La agresividad empez a acumularse y una delegacin fue a pedirle que
bajara el volumen. Se neg. Amenazaron con declararse en huelga. El hombre
mantuvo el volumen elevado. Cuando estaban a punto de abandonar el trabajo, baj
el volumen. Con esta estrategia, les permiti creer que ellas tenan el poder. Volvieron
al trabajo con la sensacin de haber obtenido una victoria sobre el patrn, aunque
ste haba provocado el conflicto. Esto sucedi hace cuarenta aos. En el lugar de
trabajo moderno, donde existen los sindicatos y los derechos del trabajador, la
patronal no recurre a maniobras tan groseras. Sin embargo, an hoy se explota a la
gente. Los patronos aplican estrategias ms sutiles de control y alienacin.
En el lugar de trabajo suele imperar una gran competitividad. A veces los patronos
incitan a los trabajadores a competir entre ellos. Por consiguiente, uno est en pugna
con sus colegas por la productividad. Ve en ellos una amenaza. Donde la
productividad es Dios, el individuo queda reducido a una funcin. Sera hermoso si el
lugar de trabajo fuera un lugar de inspiracin donde se pudiera aplicar la propia
creatividad al trabajo. Los dones particulares de cada uno seran bien recibidos y los
aportes saltaran a la vista. Cada uno tiene un don particular. La vida es mejor
cuando uno puede desarrollarlo y expresarlo en el trabajo. As uno es libre para
recibir inspiracin de los dems.
Puesto que cada uno posee un don singular con respecto al trabajo, no es necesario
que los trabajadores compitan entre s. Con ello, el lugar de trabajo acoge las
energas, los ritmos y los dones del alma. No hay motivos para que cada lugar de
trabajo no empiece a desarrollar esa clase de creatividad.
El trabajo no debe beneficiar solamente a los patronos y los trabajadores, sino a stos
y la comunidad. Se deberan crear estructuras para que los trabajadores puedan
participar de las ganancias. La entrada de la imaginacin y el despertar del alma

80
exigen que se conciba el trabajo como un aporte a la creatividad y el mejoramiento de
la comunidad en general. Una firma o empresa que obtiene grandes ganancias debe
asistir y mantener a los 'pobres y los marginados. Debe tomar como prioridad la
creacin de condiciones de trabajo ptimas. Adems, debe admitir las preguntas
honestas, por molestas que sean. Cuando el trabajo crea productos que ponen en
peligro a las personas y la naturaleza, es necesario criticarlo y cambiarlo.
En el mundo del trabajo negativo, donde te controlan, donde se impone el poder y te
reducen al papel de mero funcionario, todo se rige por la tica de la competencia. En
el mundo del trabajo creativo, donde se emplean tus dones, no hay competencia. El
alma transfigura la necesidad de aqulla. Por el contrario, en el mundo de la cantidad
reina la competencia: si yo tengo menos, t tienes ms. En el mundo del alma, cuanto
ms tienes, ms tienen todos. El ritmo del alma es la sorpresa del enriquecimiento sin
lmites.


81
La t r ampa del f al so ar r ai go

Esta nueva concepcin del lugar de trabajo ayudara a satisfacer una de las
necesidades cruciales de todo individuo: ser parte de algo. Todos queremos ser parte
de algo. Queremos pertenecer a un grupo, una familia y en especial al lugar donde
trabajamos. Esto liberara una creatividad colosal en el lugar de trabajo. Imagina qu
hermoso sera si pudieras mostrarte en el trabajo tal como eres, expresar tu
naturaleza, dones e imaginacin. No necesitaras aislar tu casa ni tu vida privada de
tu mundo laboral. Ambos se compenetraran de manera creativa y recprocamente
enriquecedora. En cambio, son excesivas las personas que pertenecen al sistema
porque las obligan y las dirigen.
Las personas suelen ser muy irreflexivas en su forma de participar. Pertenecen de
manera ingenua a los sistemas en que participan. El da que las despiden sin ms ni
ms, o el sistema se derrumba, o un rival es ascendido, quedan deshechas, heridas y
humilladas. En casi todas las empresas o lugares de trabajo hay individuos
desilusionados. Llegaron con toda su energa e ingenuidad, pero los arrinconaron, los
decepcionaron, los redujeron a la categora de funcionarios. Exigieron y usaron sus
energas, pero jams interesaron sus almas.
La clave del asunto es que jams debes entregarte plenamente a algo exterior a ti
mismo. Es muy importante encontrar un equilibrio en tu entrega. Jams te entregues
totalmente a una causa o sistema. Mucha gente necesita pertenecer a un sistema
exterior porque teme pertenecer a su propia vida. Si tu alma despierta, entonces te
percatas de que ella es la patria de tu verdadera comunin. La comunin es pariente
del anhelo, que a su vez es un instinto precioso del alma. Tu comunin debe ser
acorde con tu dignidad. Debes pertenecer ante todo a tu propia interioridad. Si ests
en comunin con ella, en consonancia con tu propio ritmo y conectado con tu fuente
profunda, tus lazos exteriores son reducidos, relativos o inexistentes. Podrs erguirte
sobre tu propio terreno, el de tu alma, donde no eres inquilino y ests en tu propia
casa. Nadie puede alejarte, excluirte o desterrarte de tu interioridad. se es tu tesoro.
Como dice el Nuevo Testamento: Donde est tu tesoro, all estar tambin tu corazn.

Tr abaj o e i magi nac i n

Uno de los aspectos alentadores del trabajo moderno, sobre todo en el mundo
empresarial, es el reconocimiento creciente de la imaginacin como fuerza vital y
esencial. Esto no se debe a que los empresarios amen la imaginacin. Han aprendido a
apreciarla por otras razones, a saber, que los mercados son tornadizos y los cambios

82
son tan veloces que las viejas pautas de control del trabajo han dejado de ser
productivas. Se empieza a reconocer que el sistema lineal repetitivo de control del
trabajo y el trabajador ya no es rentable. Por consiguiente, el alma es bienvenida en
el lugar de trabajo. Lo es porque la imaginacin reside en ella.
La imaginacin es la fuerza creadora en el individuo.
Siempre supera nuevos umbrales y libera posibilidades de conocimiento y creatividad
que la mente lineal, controladora, externa ni siquiera llega a vislumbrar. La
imaginacin trabaja en el umbral que separa la luz de las tinieblas, lo visible de lo
invisible, la bsqueda de la pregunta, la posibilidad del hecho. Es una gran amiga de
la posibilidad. Despierta y viva, la imaginacin jams se vuelve rgida ni cerrada, sino
que permanece abierta y te incita a nuevos umbrales de potencialidad y creatividad.
Mientras preparaba mi doctorado en Alemania, tuve la suerte de compartir
alojamiento con un gran filsofo hind de la ciencia que ha escrito libros asombrosos
sobre el desarrollo del conocimiento cientfico. Como este hombre haba dirigido la
tesis de muchos doctorandos, le ped un consejo para mis investigaciones hegelianas.
Me dijo que la mayora de los investigadores tratan de elaborar alguna conclusin o
llegar a una verificacin que nadie pueda criticar ni refutar. Todos lo hacen, no hay
novedad en ello. Yo deba adoptar un enfoque distinto, dijo. Si tratara de descubrir
unas cuantas preguntas que a nadie se le haba ocurrido formular, descubrira algo
verdaderamente original e importante. Este consejo era una invitacin a ir en pos de
lo nuevo, una inspiracin para enfocar una situacin determinada de un modo
completamente distinto.
En el trabajo se vuelca mucho esfuerzo, pero es raro que alguien trate de aportar su
imaginacin. Generalmente se permite que predomine una rutina inspida. Hasta las
crticas de los trabajadores se vuelven previsibles y rutinarias. A veces un trabajador
nuevo aporta una forma distinta de pensar y preguntar. Sbitamente, una situacin
estancada adquiere nueva vida y animacin. Se despiertan potencialidades que
dorman bajo la superficie de la vieja rutina. Las personas adquieren iniciativa e
inters; el proyecto se ve insuflado de nueva energa. Una persona capaz de enfocar el
lugar de trabajo con las potencialidades de la imaginacin en lugar del anlisis lineal
previsible y rutinario, es capaz de darle nueva vida e inspirar a todos los parti-
cipantes. Por eso el poeta o artista del alma es una presencia tan importante en el
mundo contemporneo. Puede devolverle una lozana que haba perdido al abrir
puertas y ventanas en lo que hasta entonces haban sido muros impenetrables. Con
este enfoque, la creatividad y la espontaneidad se convierten en factores que insuflan
energas al lugar de trabajo.


83
Espont anei dad y bl oqueo

En un lugar administrado de manera rutinaria y forzada, nada nuevo puede suceder.
Es imposible forzar el alma. En Alemania, mi conciencia se intensific y se volvi
implacablemente activa. Como consecuencia de ello, empec a sufrir de insomnio.
Quien realiza un trabajo fsico durante el da puede sobrevivir con pocas horas de
sueo. En cambio, cuando se realiza un trabajo intelectual preciso y exigente es
necesario dormir mucho. El insomnio se volvi un problema grave. Por la maana,
despus de una hora de trabajo me senta cansado e incapaz de seguir. Detestaba
tener que ir a la cama y todas las noches me esforzaba por dormir. Intent distintos
mtodos. Recuerdo que una noche, cuando me senta ms agotado que nunca, me
dije: acptalo, jams volvers a dormir bien. No volvers a conocer una noche de
descanso total. Padecers este problema hasta el fin de tu vida. Lo ms extrao es que
cinco minutos despus de reconocer esto, qued profundamente dormido. Durante las
noches siguientes volv gradualmente a mis horas de sueo normales. Lo que me
haba impedido dormir era el intento deliberado de dormir. En cuanto me despoj de
este deseo, el sueo volvi de manera natural.
Cuando se lleva deliberadamente la voluntad y el intelecto al lugar de trabajo, la
rutina insulsa se arraiga ms que nunca. Cuando se da rienda suelta a esa luz del
alma que es la imaginacin, el trabajo se convierte en un lugar distinto. Nadie debe
ser indiferente a su trabajo ni al lugar donde lo ejecuta. Es muy importante que cada
uno lo analice cuidadosamente. Debe determinar si el trabajo que hace es una
verdadera expresin de su identidad, su dignidad y sus dones. Si no, tal vez deba
tomar algunas decisiones penosas. Si vendes tu alma, te dan a cambio una vida de
desdichas.
La respetabilidad y la seguridad son trampas sutiles en el trayecto de la vida. Los que
se sienten atrados por los extremos suelen acercarse ms a la renovacin y el
descubrimiento de su yo. Los que quedan atrapados en el insulso trmino medio de la
respetabilidad estn perdidos sin saberlo. Esto puede ser una trampa para los adictos
a los negocios. Muchos empresarios utilizan una sola parte de su intelecto: la parte
estratgica, tctica y mecnica, da tras das. Aplican esta rutina mental a todo,
incluso a su vida interior. Poderosos en el escenario del trabajo, fuera de ste tienen
aspecto melanclico, desconcertado. No se puede reprimir impunemente la presencia
del alma. El pecado contra el alma siempre tiene un coste altsimo. El trabajo puede
constituir una seduccin para pecar profundamente contra tu alma irrefrenable y
creativa. Puede apoderarse de toda tu identidad. Una de las obras literarias ms
turbadoras del siglo XX delata el destino surrealista de un funcionario absolutamente

84
meticuloso y fiel. Se trata de La metamorfosis de Kafka, con su sobrecogedora frase
inicial: Al despertar cierta maana, despus de un intranquilo sueo, el comerciante
Gregorio Samsa comprob que se haba transformado en un monstruoso insecto.
Nada retrata mejor al sistema y el funcionario que el diestro anonimato, el
surrealismo de los detalles y el humor negro de Kafka.

La f unc i n puede ser sof oc ant e

Si activas solamente tu voluntad y tu intelecto, el trabajo podra convertirse en tu
identidad. As lo resume un epitafio bastante gracioso grabado en una lpida en algn
lugar de Londres: Aqu yace Jeremy Brown quien naci hombre y muri
almacenero. Suele suceder que la identidad, esa salvaje mezcla interior de alma y
color de espritu, queda reducida a lo laboral. Esas personas son prisioneras de sus
funciones. Limitan y reducen su vida. Les seduce la prctica de la ausencia del yo. Se
alejan de su propia vida. Posteriormente se ven forzadas a penetrar en zonas ocultas
en la periferia del corazn. Por ms que uno busque a la persona, slo logra conocer
al funcionario. Ejercitar solamente el aspecto exterior lineal del intelecto puede ser
muy peligroso. El mundo empresarial y laboral empieza a reconocer la necesidad de
la turbulencia, la anarqua y las posibilidades de desarrollo que aporta el mundo
imprevisible de la imaginacin. stas son esenciales para la pasin y la fuerza en la
vida de la persona. Si slo ejercitas tu lado exterior y permaneces en la superficie
mecnica, acabas por agotarte aunque no te des cuenta. Con los aos empiezas a
desesperarte.

Ssi f o

Cuando el cansancio adquiere peso, destruye la proteccin natural del alma. Esto
recuerda el mito de Ssifo, quien por su pecado fue condenado a subir una gran
piedra hasta la cima de una montaa. Cada vez que estaba a punto de llegar a su
meta, la piedra escapaba de sus manos y rodaba hasta el pie de la montaa. Si Ssifo
fuera libre de abandonar el castigo, tendra paz. Est condenado a la futilidad, a
hacer eternamente el mismo trabajo sin poder concluirlo. Tiene que empujar la
piedra cuesta arriba, consciente de que nunca llegar a la cima. En el mundo laboral
y empresarial, cualquiera que permanece en la superficie de su funcin y ejercita
solamente la parte lineal de su intelecto es un Ssifo. Corre un gran peligro de sufrir
una crisis. Esta suele ser el intento desesperado del alma de atravesar la fachada
exhausta de la funcin impuesta. La superficie lineal del mundo del trabajo no puede

85
acoger la profundidad del alma. Quien sigue la rutina queda atrapado detrs de una
sola ventana de la mente. No puede volverse al balcn del alma y disfrutar de los
distintos paisajes a travs de las ventanas de la sorpresa y la potencialidad.
La rapidez es otro factor de gran estrs en el trabajo. El filsofo Jean Baudrillard
habla de la velocidad exponencial de la vida moderna. Cuando las cosas se desplazan
a velocidad excesiva, nada puede estabilizarse, echar races o crecer. Hay una
hermosa historia sobre un explorador de frica. Estaba desesperado por salir de la
selva. Tres o cuatro africanos cargaban su equipaje. Avanzaron a toda velocidad
durante unos tres das. Al cabo del tercer da los africanos se sentaron y se negaron a
seguir. El explorador los inst a ponerse en marcha, explic que estaba obligado a lle-
gar a su destino en un plazo determinado. Persistieron en su negativa. Atnito,
despus de muchos ruegos consigui que uno le explicara el motivo. El nativo dijo:
Hemos corrido demasiado hasta aqu; debemos dar tiempo a nuestros espritus para
que nos alcancen. Muchas personas que estn secretamente hartas de su trabajo
jams se toman el tiempo para que sus espritus puedan alcanzarlas. Hay que darse
tiempo, olvidar todos los compromisos: es un ejercicio de reflexin sencillo pero vital.
Deja que la presencia descuidada de tu alma vuelva a conocerte y a pasear contigo
otra vez. Puede ser un reencuentro hermoso con tu misterio olvidado.
La imaginacin celta expresa otra idea, otra experiencia del tiempo. El
reconocimiento de la presencia y la celebracin de la naturaleza eran posibles porque
el tiempo era una ventana abierta a la eternidad. Jams se reduca el tiempo a los
hechos consumados. El tiempo era tiempo de maravillarse. Es uno de los rasgos
encantadores de la vida en Irlanda. La gente tiene tiempo. A diferencia de otras re-
giones del mundo occidental, la gente habita un ritmo ms flexible y abierto. La
ideologa de la rapidez y la encienda clnica no ha echado races aqu; todava.


86
El sal mn del c onoc i mi ent o

Es sorprendente constatar que suele haber una gran paradoja en la conducta del
alma. Suele suceder que en el mundo laboral una persona con visin analtica lineal
queda marginada de la cosecha y los frutos del trabajo. La imaginacin posee un
ritmo de visin que jams ve de manera lineal. El ojo de la imaginacin sigue el ritmo
del crculo. Si tu visin est restringida a un propsito lineal, podras pasar por alto el
destino secreto que puede depararte cierta actividad. Una hermosa leyenda celta
habla de Fionn y el salmn de la sabidura. Fionn quera ser poeta, lo cual en la
Irlanda celta era una vocacin sagrada. El poeta resuma en su persona el poder
sobrenatural, el poder del druida y el poder de la creatividad. Tena acceso a
misterios que no eran patrimonio del comn de los mortales.
Haba un salmn en el ro Slane, en el condado de Meath. Quien lo pescara y comiera
sera el mayor poeta de Irlanda y adems recibira el don de la clarividencia. Un
hombre llamado Fionn el Vidente haba perseguido al salmn durante siete aos. El
joven Fionn MacCumhaill acudi a l para aprender el oficio de poeta. Un da Fionn
el Vidente volvi con el salmn del conocimiento. Encendi una hoguera y puso el
salmn en un asador. Haba que darle vueltas con mucho cuidado, sin quemarlo; en
caso contrario, se perdera el don. Al cabo de un rato, la lea empez a consumirse.
Fionn el Vidente no tena a nadie a quien enviar en busca de lea. En ese momento
lleg del bosque su protegido Fionn y le encomend que cuidara del pescado. El joven
Fionn MacCumhaill era un soador y se distrajo. Bruscamente mir el salmn y vio
que en su carne haba aparecido una ampolla. Pens con terror que Fionn el Vidente
se pondra furioso con l por echar a perder el salmn. Quiso reventar la ampolla con
el pulgar, pero se quem. Se llev el pulgar a la boca para aliviar el dolor. Un poco de
grasa del salmn se haba adherido a la yema de su dedo, y en cuanto la sabore
recibi la sabidura, el don de la clarividencia y la vocacin de poeta. El viejo Fionn
volvi con la lea, y en cuanto vio los ojos del joven comprendi lo que haba
sucedido. Decepcionado, vio que el don que haba buscado tan tenazmente se haba
apartado de l en el ltimo momento para entregarse a un joven inocente que jams
haba soado con l.
Esta historia demuestra que la mente lineal puede perder el don a pesar de su
sinceridad y tesn. La imaginacin, que es leal a la posibilidad, suele seguir un
camino curvo en lugar de recto. El premio al riesgo es una cosecha de creatividad,
belleza y espritu.
A veces una persona tiene dificultades en su trabajo, no porque ste no sea el
adecuado para ella, sino porque su visin es imperfecta y defectuosa. Esa persona

87
suele carecer de foco. Ha permitido que la tierna presencia de su experiencia se
dividiera. No concibe el trabajo como expresin e imaginacin, sino solamente como
trampa y resistencia.

La i magen f al sa puede par al i zar

La percepcin es crucial para la comprensin. Qu ves y cmo lo ves determinan
cmo sers. Tu percepcin o visin de la realidad es la lente a travs de la cual vers
las cosas. Tu percepcin determinar la conducta de las cosas para ti y hacia ti.
Tendemos a ver en la dificultad una perturbacin. Paradjicamente, la dificultad
puede ser una gran amiga de la creatividad. Me fascinan estos versos de Paul Valry:
Une difficult est une lumire/une difficult insurmontable est un soleil. Una
dificultad es una luz; una dificultad insuperable es un sol. Es una forma completa-
mente distinta de pensar en lo incmodo, lo irregular, lo difcil. De lo ms profundo
de nuestro ser sale un impulso terrible hacia la perfeccin. Queremos adecuar todo a
un mismo molde. No nos gustan las formas imprevistas. Al comenzar a re-imaginar el
lugar de trabajo, uno de los aspectos esenciales es fomentar la capacidad de aceptar lo
difcil y penoso. Con frecuencia lo difcil y penoso no es el trabajo en s, sino nuestra
imagen de l.
Durante una etapa de mis estudios en Alemania, adquir una aguda conciencia de la
imposibilidad de mi objetivo. Estudiaba la Fenomenologa del espritu de Hegel;
quien lo conozca sabe que es un texto mgico, pero difcil de comprender. Mi
conciencia de la dificultad del proyecto empez a reflejarse en mi actitud hacia el
trabajo. Empec a caer en un estado de parlisis y en poco tiempo tuve que dejar de
trabajar. Los alemanes expresan este bloqueo con la acertada expresin Ich stehe mir
im Weg, yo solo me cierro el camino. Me diriga a mi mesa casi corriendo,
convencido de que atravesara la barrera, pero no poda concentrarme. Me
obsesionaba la idea de que era un trabajo imposible. Cada da sin falta lo acometa,
pero estaba totalmente bloqueado.
Un da fui a dar un largo paseo por el bosque en las afueras de Tubinga. En medio del
bosque se me ocurri sbitamente que el problema que me bloqueaba no era Hegel,
sino la imagen que me haca de mi trabajo. Volv inmediatamente a casa, me sent y
anot en una hoja la imagen que haba construido. As reconoc su fuerza. Una vez
que tuve claridad sobre esto, pude distanciar la imagen del trabajo en s. Al cabo de
unos das la imagen se desvaneci y pude recuperar el ritmo de trabajo.
Algunas personas tienen grandes dificultades en su trabajo aunque ste sea una
autntica expresin de su naturaleza, dones y potencial. La dificultad no est en el

88
trabajo, sino en la imagen que tienen de l. sta no es una mera superficie; se
convierte en una lente a travs de la cual vemos la cosa. Somos responsables en parte
por la construccin de nuestras imgenes y totalmente responsables por la manera
como las usamos. Reconocer que la imagen no es la persona o la cosa es una
liberacin.

El r ey y el r egal o del mendi go

Una cosa difcil o inesperada puede ser un gran don. Con frecuencia recibimos un
regalo disimulado. Hay un hermoso cuento sobre un joven que fue coronado rey. Sus
sbditos lo amaban desde antes y se mostraron jubilosos con su coronacin. Le
hicieron muchos regalos. Despus de la coronacin, se celebr una cena en palacio.
Llamaron a la puerta. Los sirvientes que fueron a abrirla se encontraron con un viejo
andrajoso, un mendigo, que quera ver al rey. Trataron de disuadirlo, pero el rey
sali a hablar con l. El viejo lo elogi, dijo que todo el reino estaba contento de
tenerlo como rey y le entreg como regalo un meln. El rey detestaba los melones,
pero para ser amable con el anciano acept el regalo, le dio las gracias y el hombre
parti contento. El rey entr y dijo a los sirvientes que arrojaran el meln al jardn
trasero. La semana siguiente, a la misma hora, llamaron a la puerta. El rey acudi, el
viejo se deshizo en elogios y le entreg otro meln. Una vez ms, el rey acept el
meln, despidi al anciano y arroj la fruta al jardn. Esto se repiti durante varias
semanas. El rey era demasiado bueno para decepcionar al anciano o menospreciar su
generosidad. Una noche, cuando el anciano estaba por entregar el meln, un monito
salt del portal del palacio y arroj la fruta al suelo. El fruto se hizo pedazos y de su
interior brot una cascada de diamantes. El rey corri al jardn trasero. Todos los
melones se haban derretido en torno de un montculo de piedras preciosas. La
moraleja del cuento es que en situaciones difciles o problemticas, a veces la
dificultad reside en la cubierta exterior, mientras que en el interior brilla la luz de
una hermosa joya. Es prudente acoger lo que parece difcil o penoso.
Mi padre era un albail muy hbil. Yo sola mirarlo mientras levantaba paredes. A
veces elega una piedra completamente redonda. Las piedras redondas son intiles
porque no encajan en la estructura de una pared. Sin embargo, mi padre la
transformaba con unos golpes de martillo. Un objeto informe e intil se adaptaba a la
pared como si lo hubieran hecho especialmente para ello. Me fascina tambin la idea
de Miguel ngel: en cada piedra, por torpe, pesada o informe que sea, hay una forma
secreta que quiere salir/Los maravillosos esclavos que esculpi para la tumba de Julio
II ilustran este concepto. Las figuras humanas tratan de erguirse, pero de cintura

89
para abajo estn atrapadas en la piedra informe. Es una imagen increble de
liberacin detenida. Con frecuencia, en los proyectos laborales difciles, hay una
forma secreta que quiere emerger. Si te concentras en liberar la posibilidad oculta en
tu proyecto, hallars una satisfaccin que te sorprender. El Maestro Eckhart habla
con bellas palabras sobre cul debe ser la actitud hacia lo que uno hace. Si uno
trabaja con ojo creativo y benigno, crear belleza.

El t r abaj o hec ho de c or azn c r ea bel l eza

Si lo piensas bien, el mundo de tu accin y tu actividad es un gran tesoro. Lo que
haces debe ser digno de ti; propio de tu atencin, dignidad y autoestima. Si puedes
amar lo que haces, crears belleza. Tal vez al principio no ames tu trabajo, pero la
faceta ms profunda de tu alma puede ayudarte a llevar la luz del amor a lo que
haces. Entonces lo hars de manera creativa y transformadora.
En Japn cuentan una hermosa historia sobre un monje zen. El emperador tena un
nfora magnfica, antigua y de diseo bello y muy complejo. Un da alguien la dej
caer y el nfora se rompi en miles de fragmentos. Convocaron al mejor alfarero del
pas, quien intent reunir los fragmentos, pero fracas. El emperador lo hizo de-
capitar y llam a otro alfarero, quien tambin fracas. Esto continu durante
semanas, hasta que no quedaba un artista en todo el pas, salvo un anciano monje zen
que viva en una cueva en la montaa con un joven aprendiz. ste fue a palacio,
recogi los fragmentos y los llev a la cueva. El monje trabaj durante varias
semanas y finalmente apareci el nfora. El aprendiz la contempl, sobrecogido por
su belleza. Los dos la llevaron a palacio, donde el emperador y los cortesanos los
recibieron con grandes muestras de placer. El anciano monje zen recibi una
recompensa generosa y volvi con su aprendiz a la cueva. Un da, cuando buscaba un
objeto perdido, el aprendiz encontr los fragmentos del nfora. Corri a su maestro:
Mira los fragmentos, no es verdad que los reunieras. Cmo pudiste hacer un nfora
tan bella como la que se rompi?. El maestro respondi: Si haces tu trabajo con
amor en tu corazn, siempre podrs crear algo bello.

Bendicin
Que la luz de tu alma te gue.
Que la luz de tu alma bendiga tu trabajo con el amor secreto y el
calor de tu corazn.
Que veas en lo que haces la belleza de tu alma. Que la santidad de tu trabajo lleve
salud, luz y renovacin a los

90
que trabajan contigo y a los que ven y reciben tu trabajo. Que tu trabajo nunca te
canse.
Que libere en ti manantiales de renovacin, inspiracin
y animacin.
Que ests presente en lo que haces. Que nunca te pierdas en ausencias insulsas. Que el
da nunca te pese. Que el alba te encuentre despierto y atento,
esperando el nuevo da
con sueos, posibilidades y promesas. Que la noche te encuentre en estado de gracia y
realizado. Que comiences la noche bendecido, abrigado y protegido. Que tu alma te
serene, consuele y renueve.

91
ENVEJ ECER:
LA BELLEZA DE LA COSECHA I NTERI OR



El t i empo c omo c r c ul o
Al ojo humano le fascina mirar; disfruta de la belleza virgen de nuevos paisajes, la
dignidad de los rboles, la ternura de un rostro humano o la esfera blanca de la luna
que bendice la tierra con un crculo de luz. El ojo siempre busca la forma de la cosa.
Encuentra consuelo y una sensacin de realizacin en ciertas formas. En lo ms
profundo de la mente humana reside una fascinacin con la forma del crculo porque
satisface un anhelo interior. Es una de las formas ms antiguas y universales del
cosmos. La realidad suele expresarse con esta forma. La Tierra es un crculo y el
tiempo mismo parece ser de naturaleza circular. El crculo fascinaba al mundo celta y
aparece constantemente en su arte. Los celtas transfiguraron la Cruz al entrelazarla
con un crculo. La Cruz celta es un smbolo hermoso. El crculo alrededor de los
brazos cura la soledad de estas dos lneas dolo rosas; parece consolar y serenar su
linealidad melanclica.
Para los celtas, el mundo natural estaba compuesto de varios reinos. El primero era el
mundo natural subterrneo bajo la superficie del paisaje. Aqu habitaban los Tuatha
de Danann o buena gente, las hadas. El mundo humano era el reino intermedio entre
el subterrneo y el celeste. No existan fronteras impermeables entre ambos. En lo
alto estaba el mundo supersensible o superior de los cielos. Estas tres dimensiones se
interpenetraban, participaban cada una en las dems. No era casual que se concibiera
el tiempo como un crculo que abarcaba todo.
El ao es un crculo. La estacin del invierno se vuelve primavera; de sta nace el
verano y finalmente viene el otoo para completar el ao. El crculo del tiempo jams
se interrumpe. Su ritmo se refleja en el da, que tambin es circular. Primero es el
alba que nace de la oscuridad, crece hacia el medioda y decrece hacia el atardecer
hasta que vuelve la noche. El ser humano vive en el tiempo; por lo tanto, su vida es
circular. Venimos de lo desconocido. Aparecemos sobre la Tierra, vivimos en ella, nos
5.

92
alimentamos de ella y llegado el momento volvemos a lo desconocido. El mar sigue
este ritmo; la marea fluye y refluye. Es como el aliento humano que entra, llena el
pecho y vuelve a partir.
El crculo le da una bella perspectiva al proceso de envejecer. A medida que
envejeces, el tiempo afecta a tu cuerpo, a tus vivencias y sobre todo a tu alma. Hay un
gran patetismo en el proceso de envejecer. A medida que tu cuerpo envejece,
empiezas a perder el vigor natural y espontneo de la juventud. El tiempo, como una
marea lgubre, carcome la membrana de tus fuerzas. Lo har gradualmente hasta
vaciar tu vida. Es uno de los problemas vitales que ms afectan a todos. Podemos
transfigurar el dao que nos hace el tiempo? Para investigarlo, veamos primero
nuestra afinidad con la naturaleza. Puesto que estamos hechos de arcilla, el ritmo
exterior de las estaciones en la naturaleza se reproduce en nuestros corazones. Por
eso, tenemos mucho que aprender del pueblo que elabor y articul su espiritualidad
en hermandad con la naturaleza, es decir, los celtas. Ellos vivan el ao como un ciclo
de estaciones. Aunque no posean una psicologa explcita, tenan una gran intuicin y
sabidura implcitas sobre los ritmos profundos de la comunin humana, su
vulnerabilidad, crecimiento y disminucin.

Las est ac i ones en el c or azn

Hay cuatro estaciones en el corazn de arcilla. Cuando es invierno en el mundo
natural, los colores se desvanecen; todo es gris, negro o blanco. Los paisajes y los
bellos colores empalidecen. La hierba desaparece y la tierra misma se congela en un
estado de desolada retraccin. En el invierno, la naturaleza se retira. El rbol pierde
sus hojas y se vuelve hacia su interior. Cuando es invierno en tu vida, sufres dolor,
dificultades o agitacin. Lo ms prudente es imitar el instinto de la naturaleza y
retirarte hacia tu interior. Cuando es invierno en tu alma, no conviene iniciar nuevos
emprendimientos. Es mejor ocultarse, refugiarse hasta que pase el tiempo vaco y
desolado. Tal es el remedio de la naturaleza, que se ocupa de s misma en la hiberna-
cin. Cuando padeces un gran dolor en tu vida, t tambin debes buscar refugio en tu
propia alma.
Una de las transiciones ms bellas en la naturaleza es la que media entre el invierno y
la primavera. Dijo un antiguo mstico zen: cuando se abre una flor, es primavera en
todas partes. Cuando la primera flor inocente, infantil, se abre sobre la tierra, uno
intuye la agitacin de la naturaleza bajo la corteza helada. Una bella frase en galico
dice ag borradh, un temblor de la vida a punto de irrumpir. Los colores
maravillosos y la vida nueva que recibe la Tierra hacen de la primavera un tiempo de

93
gran exuberancia y esperanza. En cierto sentido, la primavera es la estacin joven y el
invierno es la vieja. El invierno estaba aqu desde el comienzo. Rein durante
millones de aos en medio de una naturaleza muda y desolada, hasta que apareci la
vegetacin. La primavera es una estacin juvenil, que llega en medio de un torrente
de vida y esperanza. En su corazn reina un gran anhelo interior. Es un tiempo en el
cual el deseo y la memoria se agitan y se buscan. Por consiguiente, la primavera en tu
alma es un tiempo maravilloso para emprender aventuras o proyectos nuevos, o
realizar cambios importantes en tu vida. Si lo haces en ese momento, el ritmo, la
energa y la luz oculta de tu propia arcilla trabajan para ti. Ests en la corriente de tu
crecimiento y potencial. La primavera en el alma puede ser bella, llena de esperanzas,
fortificante. Puedes realizar transiciones difciles de manera natural, no forzada y
espontnea.
La primavera florece y avanza hacia el verano. En esta estacin la naturaleza se
engalana de colores. En todas partes reinan la exuberancia, la fecundidad, una
textura. El verano es tiempo de luz, crecimiento y llegada. Uno siente que la vida
secreta del ao se oculta en invierno, empieza a asomar en primavera y termina de
florecer en el verano.
As, el verano en tu alma es un tiempo de gran equilibrio. Ests en el flujo de tu
propia naturaleza. Puedes correr todos los riesgos que quieras, que siempre caers de
pie. Hay suficiente abrigo y profundidad de textura a tu alrededor para sostenerte,
equilibrarte y cuidarte.
El verano da paso al otoo. sta es una de mis estaciones preferidas; las semillas
sembradas en primavera y nutridas en el verano dan frutos en el otoo. Es la cosecha,
la consumacin del trayecto largo y solitario de las semillas a travs de la noche y el
silencio bajo la superficie de la Tierra. La cosecha es una de las grandes festividades
del ao. Era una poca muy importante en la cultura celta, cuando la fertilidad de la
tierra renda sus frutos. Asimismo en el otoo de tu vida, los sucesos del pasado, las
vivencias sembradas en la arcilla de tu corazn casi sin que lo supieras, rinden sus
frutos. El otoo de la vida de la persona es tiempo de recoger, de cosechar los frutos
de la experiencia.

El ot oo y l a c osec ha i nt er i or

stas son las cuatro estaciones del corazn. Pueden estar presentes ms de una,
aunque generalmente, en un momento dado, una sola predomina en tu vida. La
tradicin acostumbra identificar el otoo como sincrnico con la vejez. En el otoo de
tu vida cosechas tu experiencia. Es un bello trasfondo para comprender el

94
envejecimiento. No es simplemente un proceso en el cual tu cuerpo pierde su
apostura, fuerza y confianza en s mismo. Tambin te invita a adquirir conciencia del
crculo sagrado que envuelve tu vida. Dentro del crculo de la cosecha puedes recoger
momentos y vivencias olvidados, reunirlos en tu seno. En realidad, si aprendes a
concebir el envejecimiento, no como la muerte del cuerpo, sino como la cosecha de tu
alma, vers que puede ser un tiempo de gran fuerza, seguridad y confianza. Al
comprender la cosecha de tu alma en el marco del ciclo estacional deberas tener una
sensacin de serena alegra por la llegada de esta poca de tu vida. Debera darte
fuerzas y permitir que adviertas cmo se te revelar la comunin profunda del
mundo de tu alma.
El cuerpo envejece, se debilita y enferma, pero el alma que lo rodea siempre lo
protege con gran ternura. Es un gran consuelo saber que el cuerpo se encuentra
dentro del alma. A medida que tu cuerpo va envejeciendo, puedes ver cmo tu alma
lo sostiene y protege; entonces se desvanece el pnico, el miedo que se suele asociar
con el envejecimiento. As adquieres una mayor sensacin de fuerza, comunin y
seguridad. Envejecer te asusta porque parece que tu autonoma e independencia te
abandonan contra tu voluntad. Para los jvenes, los viejos parecen ancianos. Cuando
empiezas a envejecer, adquieres conciencia de la marcha veloz del tiempo. En verdad,
la nica diferencia entre una persona joven en la plenitud de su exuberancia y una
persona muy vieja en un nivel fsico dbil y vacuo es el tiempo.
El tiempo es uno de los mayores misterios de la vida. Todo lo que nos sucede, ocurre
en y a travs del tiempo. Es la fuerza que lleva cada vivencia a la puerta de tu
corazn. Todo cuanto te sucede lo controla y determina el tiempo. El poeta Paul
Murray dice que el momento es el lugar de peregrinaje al que peregrino.
El tiempo abre y expone el misterio del alma. Siempre me he maravillado ante la
fugacidad y los misterios desplegados por el tiempo. Lo expres en mi poema Cabaa:

Estoy atento
detrs de la pequea ventana
de mi mente y contemplo
el paso de los das, forasteros
que no tienen motivo para mirar dentro.

Visto as, el tiempo puede ser aterrador. El cuerpo humano est rodeado de la Nada,
que es el elemento aire. No hay una proteccin fsica visible en torno de tu cuerpo;
cualquier cosa puede acercarse a t en cualquier momento y desde cualquier
direccin. El aire no detendr los dardos del destino que vienen a clavarse en tu vida.

95
La vida es increblemente contingente e imprevisible.

La f ugac i dad hac e de t oda vi venc i a un f ant asma

Uno de los aspectos ms desoladores del tiempo es la fugacidad. El tiempo pasa y se lo
lleva todo. Esto puede ser un consuelo cuando sufres. Te consuela pensar que ya
pasar. Lo contrario es igualmente cierto: cuando lo ests pasando muy bien y te
sientes feliz, ests con la persona amada y la vida no podra ser mejor. Esa tarde o da
perfecto le dices en secreto a tu corazn: Dios mo, cunto me gustara que esto fuera
as para siempre. Pero es imposible; todo tiene su fin. Fausto imploraba al momento
que pasa: Verweile doch, du bist so schn. Detnte un poco, eres tan bello...
La fugacidad es la fuerza del tiempo que convierte toda vivencia en un fantasma.
Jams hubo un alba, por bella que fuese, que no diera lugar al medioda. Jams un
medioda dej de correr hacia la tarde y sta hacia la noche. Nunca hubo un da que
no fuera a parar al cementerio de la noche. As, todo lo que nos sucede se vuelve
fantasma por obra de la fugacidad.
Nuestro tiempo se desvanece mientras lo vivimos. Es un hecho increble. Formas
parte de la trama del da, ests dentro de l, te rodea como una piel. Est alrededor de
tus ojos y dentro de tu cerebro. El da te mueve; con frecuencia te agobia, o bien te
eleva. Pero el hecho asombroso es que el da se va. Cuando miras detrs de ti, no ves
tu pasado parado all en una serie de formas diurnas. No puedes pasearte por la
galera de tu pasado. Tus das se desvanecen, en silencio, para siempre. Tu futuro an
no ha llegado. El nico terreno del tiempo es el presente.
Nuestra cultura pone un acento fuerte y digno sobre la importancia y la sacralidad de
la experiencia. En otras palabras, lo que piensas, crees o sientes seguir siendo una
fantasa si no lo incorporas a la trama de la experiencia. sta es la piedra de toque de
la verificacin, la credibilidad y la intimidad profunda. Sin embargo, toda experiencia
est condenada a desaparecer. Esto plantea una pregunta fascinante: existe un lugar
secreto donde se renen nuestros das pasados? Como pregunt el mstico medieval:
Adonde va la luz cuando se apaga la vela? Creo que s existe un lugar secreto de
reunin de los das desvanecidos. El nombre de ese lugar es memoria.


96
Memor i a: donde se c ongr egan en sec r et o nuest r os das
desvanec i dos

La memoria es una de las realidades ms bellas del alma. El cuerpo, tan atado a los
sentidos visuales, con frecuencia no reconoce a la memoria como el lugar de reunin
del pasado. La imagen ms potente de la memoria es el rbol. Recuerdo haber visto
en el Museo de Ciencias Naturales de Londres un corte transversal de un secoya
gigante de California. La memoria del rbol se remontaba al siglo v Los anillos de
recuerdos estaban sealados por banderitas blancas que indicaban un suceso de la
poca. El primero era el viaje de san Columbano a lona, en el siglo VI; despus venan
el Renacimiento, los siglos XVII, XVIII y as hasta el momento actual.
Nuestra cultura moderna de la velocidad, el estrs y la superficialidad es tan pobre,
entre otras razones, porque desdea la memoria. La industria del ordenador se ha
apropiado del concepto. Es falso que el ordenador posea memoria: tiene dispositivos
de almacenamiento y recuperacin. La memoria humana, en cambio, es sutil, sagrada
y personal. Posee su propia selectividad y profundidad. Es un templo interior de
sentimientos y sensibilidad. Dentro de ese templo se agrupan diversas vivencias de
acuerdo con sus sensaciones y forma particulares. Nuestro tiempo padece una
amnesia profunda. Dijo el filsofo norteamericano Jorge Santayana: los que olvidan
el pasado estn condenados a repetirlo.
La belleza y oportunidad de la vejez te ofrecen un tiempo de silencio y soledad para
que visites la casa de tu memoria interior. Puedes revisitar todo tu pasado. La me-
moria es el lugar donde reside tu alma. Puesto que el tiempo lineal se desvanece, la
memoria es poderosa. En otras palabras, nuestro tiempo se presenta en das de ayer,
hoy y maana. Sin embargo, hay otro lugar en nuestro interior que vive en un tiempo
eterno: el alma. sta, pues, vive en la eternidad. Por lo tanto, a medida que las cosas
suceden en tus das de ayer, hoy y maana y desaparecen con la fugacidad, caen en la
red de lo eterno de tu alma que las conserva. sta las rene, conserva y cuida. A
medida que tu cuerpo envejece y se debilita, tu alma se enriquece, profundiza y
fortalece. Con el tiempo, tu alma se vuelve ms segura de s; se intensifica la luz
natural de su interior. El maravilloso Czeslaw Milosz escribi un bello poema sobre la
vejez titulado Una provincia nueva. sta es la ltima estrofa:

Hubiese querido decir: Estoy saciado,
lo que nos es dado probar, lo he probado.
Pero soy como quien va a la ventana, corre la cortina
y ve una celebracin que no comprende.

97

Tr na n-g. l a t i er r a de l a j uvent ud

La tradicin celta posea una maravillosa intuicin sobre la forma en que el tiempo
eterno est incluido en la trama del tiempo humano. Est expresada en la historia de
Oisn (Ossin), miembro de los Fianna, la organizacin de soldados celtas. Cay en la
tentacin de visitar la tierra de Tr na n-g, la tierra de la juventud eterna, donde
viva la buena gente, es decir, las hadas. Oisn se fue con ellos y durante muchsimo
tiempo vivi feliz con su mujer Niamh Cinn Oir, conocida como Niamh la del cabello
dorado. El tiempo, por ser jubiloso, transcurra con gran rapidez. La calidad de una
vivencia es lo que determina el ritmo del tiempo. Cuando se sufre, cada segundo se
alarga hasta parecer una semana. Cuando se est contento y se disfruta de la vida, el
tiempo vuela. El tiempo de Oisn pasaba rpidamente en la tierra de Tr na n-g.
Entonces empez a echar de menos su antigua vida. Se pregunt cmo estaran los
Fianna y que sucedera en Irlanda. Anhelaba volver a su patria, la tierra de Eire. Las
hadas lo disuadan porque saban que, como antiguo habitante del tiempo mortal y li-
neal, corra el peligro de perderse. No obstante, decidi regresar. Le dieron un
hermoso caballo blanco y le dijeron que no desmontara, porque se perdera. Montado
en el gran caballo blanco, volvi a Irlanda. All lo aguardaba una gran soledad,
porque su ausencia haba durado cientos de aos. Los Fianna haban desaparecido.
Para consolarse, visit los antiguos terrenos de caza y los lugares donde haban
banqueteado, cantado, contado viejas historias y realizado grandes hazaas. En el
nterin, el cristianismo haba llegado a Irlanda. Cuando cabalgaba en su caballo
blanco, Oisn vio a unos hombres que trataban vanamente de alzar una gran piedra
para el muro de una iglesia. l, que era soldado, posea una fuerza descomunal y
quera ayudarles, pero saba que si desmontaba sera su perdicin. Los mir de lejos y
luego se acerc. No pudo contenerse. Quit un pie del estribo y lo puso bajo la piedra
para alzarla, pero en ese momento la cincha se rompi y Oisn cay al suelo. En el
momento de tocar la tierra de Irlanda se volvi un anciano dbil y cubierto de
arrugas. Esta hermosa historia muestra la coexistencia de dos niveles de tiempo.
Quien cruzaba el umbral observado por las hadas, terminaba atrapado en el tiempo
mortal y lineal. El punto de destino del tiempo humano es la muerte. El tiempo eterno
es presencia ininterrumpida.

Ti empo et er no


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Esta historia tambin revela que el ritmo de vida es distinto en el tiempo eterno. Una
noche, un hombre de nuestra aldea volva a su casa por un camino donde no haba
casas. Mientras pedaleaba en la bicicleta, oy una hermosa msica que vena del
interior de un muro prximo al mar. Salt el muro y descubri que en ese lugar
desolado haba una aldea. La gente pareca esperarlo y conocerlo; lo recibieron con
jbilo. Le ofrecieron deliciosas bebidas y comidas. Su msica era la ms bella que
haba odo jams. Pas unas horas de gran felicidad. Entonces record que si no vol-
va a su casa, saldran a buscarlo. Se despidi de los aldeanos.
Cuando lleg a su casa le dijeron que haba estado ausente durante una quincena,
aunque en el eterno mundo de las hadas le haba parecido slo media hora.
Diversos autores medievales cuentan una historia muy parecida sobre un monje al
que podramos llamar Fnix. Un da, mientras lea su libro de oraciones en el
monasterio, un pjaro empez a cantar. El monje se concentr en el canto hasta el
punto de perder la conciencia de todo lo dems. Finalmente ces el canto, el monje
volvi al monasterio, pero descubri que no reconoca a nadie. Ni sus compaeros a
l. Recordaba a los monjes con los que haba convivido hasta media hora antes: pero
todos haban desaparecido. Los monjes consultaron sus anales, que, efectivamente,
registraban la misteriosa desaparicin de Fnix muchos aos antes. En el nivel
metafrico, la historia sostiene que el monje Fnix, por medio de su presencia real,
haba penetrado en el tiempo eterno, cuyo ritmo es distinto del tiempo humano
normal y fragmentario.
Los cuentos de hadas celtas muestran una regin del alma que habita el tiempo
eterno. Hay en nuestro interior una regin eterna, invulnerable a los estragos del
tiempo normal. Shakespeare habla de los estragos del tiempo eterno en su soneto 60:
Como en la playa al pedregal las olas, nuestros minutos a su fin se apuran, cada uno
desplaza al que ha pasado y avanzan todos en labor seguida.
(Trad. de Manuel Mjica Lanez)


99
El al ma c omo t empl o de I a memor i a

Las historias celtas sugieren que el tiempo como ritmo del alma tiene una dimensin
eterna que rene y vela por todo. Aqu, nada se pierde. Es un consuelo hermoso: los
sucesos de tu vida no desaparecen. Nada se pierde ni se olvida. Todo est conservado
dentro de tu alma en el templo de la memoria. Por eso, en la vejez puedes regresar
feliz y asistir a los tiempos pasados; recorrer las salas de ese templo, visitar los das
que disfrutaste, as como los tiempos difciles en los que creaste y formaste tu yo. La
verdad es que la vejez, la cosecha de la vida, es un tiempo para reunir tus tiempos y
los fragmentos de stos. As accedes a la unidad de ti mismo, ganas unas fuerzas,
seguridad y comunin que nunca tuviste cuando vivas distrado en la precipitacin
de tus das. La vejez es tiempo de regreso a tu naturaleza profunda, de entrada en el
templo de la memoria donde tus das desvanecidos estn reunidos en secreto y te
aguardan jubilosos.
La idea de la memoria era muy importante en la espiritualidad celta. Hay bellas
oraciones para distintos momentos: para el fogn, para encender el fuego y para
mantenerlo encendido. De noche se cubran las brasas con cenizas para protegerlas
del aire. A la maana siguiente, seguan encendidas. Hay una oracin para los que
encienden el fuego de la chimenea que evoca a santa Brgida, diosa pagana celta y a la
vez santa cristiana. Brgida rene los dos mundos fcil y naturalmente. En la psique
irlandesa, el mundo pagano y el cristiano no tienen conflictos, sino que se renen en
amistad. Esta bella oracin de los fogones tambin reconoce la memoria.
Brgida de las chimeneas, abrzanos,
seora de los candiles, protgenos,
guardiana del fogn, manten viva nuestra llama,
renenos bajo tu manto y
devulvenos a la memoria
Madres de nuestra madre,
archimadres fuertes,
llevadnos de la mano,
recordadnos cmo
se enciende el fogn,
para que nos d luz,
para conservar la llama,
vuestras manos alrededor de las nuestras,
nuestras manos dentro de las vuestras,
para encender la luz,

100
da y noche
El manto de Brgida a nuestro alrededor,
el recuerdo de Brgida en nuestro interior,
la proteccin de Brgida nos libra
del dao, la ignorancia, la impiedad,
de da y de noche,
del alba al ocaso,
del ocaso al amanecer.
He aqu un bello reconocimiento del crculo de la memoria que rene todo en bella
unidad.
En un sentido positivo, cuando envejeces llega el tiempo de visitar el templo de tu
memoria para integrar tu vida.
La integracin es un paso vital en el regreso al yo. Lo que no se integra permanece
fragmentado; a veces puede provocar un gran conflicto interior. Hay mucho para
integrar dentro de cada persona. Camus dijo que despus de un da en el mundo uno
podra pasar el resto de su vida incomunicado en una celda y aun as le quedaran
para descifrar las dimensiones de ese da. No somos conscientes de todo lo que nos
sucede en el crculo de un solo da. Visitar el templo de la memoria no es un mero
regreso al pasado; es despertar e integrar todo lo que nos sucede. Es parte del proceso
de reflexin que da profundidad a la experiencia. Todos tenemos experiencias, pero
como dijo T.S. Eliot, las vivimos sin comprender su significado. Cada corazn
humano busca el significado de sus vivencias, porque en l est el refugio ms seguro.
La significacin es la hermana de la experiencia. Descubrir el significado de algo que
te ha sucedido es una de las formas esenciales de llegar a tu comunin interior y
descubrir la presencia protectora de tu alma. La Biblia pone esta frase asombrosa en
boca del profeta Hageo:
Sembris mucho y recogis poco. En todo lo que te sucede se planta una semilla de
experiencia. Es igualmente importante que coseches esa experiencia.

Aut oc ompr ensi n y el ar t e de l a c osec ha i nt er i or

La vejez puede ser un tiempo maravilloso para desarrollar el arte de la cosecha
interior. Qu significa cosecha interior? Que empiezas a recoger los frutos de tu
experiencia.
Los clasificas, seleccionas e integras. La cosecha interior es esencial en las reas
abandonadas de tu vida. Las zonas de abandono interior claman por tu atencin.
Exigen que coseches. As podrn volver del exilio falso a las que las conden la

101
negligencia y entrar en el templo del arraigo, el alma. Esto es necesario
principalmente en relacin con las cosas que te han resultado difciles en la vida,
cosas a las que opusiste una gran resistencia. Tus heridas interiores claman por la
curacin. Puedes hacerlo de dos maneras. Una es la del anlisis, que consiste en
volver sobre la herida para reabrirla. Le quitas la piel protectora que la cubre. Haces
que vuelva a doler y sangrar. La terapia en buena medida contrarresta el proceso de
curacin. Tal vez existe un medio menos perturbador para atender tus heridas. Por-
que el alma tiene sus propios tiempos naturales de curacin. Por consiguiente,
muchas de tus heridas han curado bien y no debes volver a abrirlas. Si quieres,
puedes hacer una lista de tus heridas y pasar los prximos treinta aos reabrindolas
hasta convertirte en un Job, con el cuerpo cubierto de llagas. Si te afanas en este
ejercicio de la herido-logia, transformars tu alma en una masa de llagas purulentas.
Cada uno posee una libertad maravillosa pero precaria en relacin con su vida
interior. Por eso debemos tratarnos con una gran ternura.
La sabidura de la presencia espiritual, del alma, indica que dejemos en paz ciertos
aspectos de nuestra vida. Es el arte de no intromisin espiritual. Ahora bien, otros
aspectos de tu vida claman por tu atencin; requieren que t, su protector, vayas a
cosecharlos. Puedes descubrir cules son en el templo de la memoria y visitarlos con
ternura y espritu protector. Tu presencia creativa en estas, reas puede adoptar,
entre otras formas, la de la comprensin. Algunas personas son comprensivas con los
dems pero excesivamente severas consigo mismas. Una de las cualidades que puedes
desarrollar, especialmente a medida que envejeces, es la comprensin de ti mismo.
Cuando visites las heridas en el templo de la memoria, los lugares donde cometiste
errores graves y sientas fuertes remordimientos, no seas implacable contigo. Acaso
algunos de esos errores te ayudarn a madurar. En ese viaje espiritual, los errores
suelen contarse entre los mejores momentos. Te llevaron a un lugar que de otro modo
hubieras evitado. Debes volver a tus errores y heridas con comprensin y ternura.
Trata de recuperar el ritmo en que vivas en ese momento. Si visitas esta
configuracin de tu alma con perdn en el corazn, ella ocupar tu lugar. Cuando
perdonas a tu yo, las heridas interiores empiezan a curarse. Vuelves del exilio de la
herida al jbilo de la comunin interior. Este arte de la integracin es de gran valor.
Tu voz interior ms profunda te indicar qu lugares debes visitar; confa en ella.
Esto no se ha de enfocar de manera cuantitativa, sino espiritual, con ternura. Si llevas
esta luz benigna a tu alma y sus heridas, obtendrs una curacin interior
insospechada. Las heridas se curarn si las cuidas con espritu comprensivo.


102
Par a c onser var al go bel l o en t u c or azn

El alma es el refugio natural en tomo de tu vida. Si no lo has deteriorado a lo largo de
tu vida, tu alma te envolver y proteger. Aplicar la luz de nen del anlisis a tu alma
y tu memoria puede ser muy daino, sobre todo en la vulnerabilidad de tu vejez. Deja
que tu alma sea natural. Desde esta perspectiva, la vejez puede ser un tiempo
vulnerable. Muchas personas se angustian y asustan al envejecer. Es en esos tiempos
difciles y vulnerables cuando ms debes ocuparte de tu yo. Me encanta la frase de
Blas Pascal: En tiempos difciles siempre debes conservar algo bello en tu corazn.
Acaso tuvo razn el poeta al afirmar que, en definitiva, nuestra salvacin ser la
belleza.
Es tu visin del futuro lo que da forma a ste. Dicho de otra manera, las expectativas
ayudan a crear el futuro. Muchos de nuestros problemas no son propiamente
nuestros. Los atraemos con nuestra actitud pesimista. Una amiga ma de Cork tena
una anciana vecina llamada Mary. sta era conocida por su actitud pesimista y
negativa. Siempre estaba despotricando. Un vecino se cruz con ella una hermosa
maana de mayo. Brillaba el sol, las plantas estaban en flor y la naturaleza misma
pareca bailar. El vecino dijo:
Hermoso da, verdad, Mary?. Ella respondi: S, s, pero y maana?. No poda
disfrutar de la belleza que la rodeaba porque tema que el da siguiente fuera malo.
Los problemas no son meras constelaciones del alma y la conciencia; con frecuencia
adquieren forma espiritual. Digamos que pequeos enjambres de desdichas andan
revoloteando por el aire. Te ven pesimista y melanclico, y calculan que podrn
alojarse en ti durante una semana, unos meses, acaso un ao. Si bajas tus defensas
naturales, las desdichas pueden entrar y ocupar diversos lugares en tu mente. Cuanto
ms tiempo dejas que permanezcan ah, ms difcil ser expulsarlas. La sabidura
natural parece indicar que tu vida se portar contigo tal como t te portas con ella.
La comprensin y la esperanza te redituarn lo que realmente necesitas.
La vez es tiempo de la segunda inocencia. La primera inocencia, la del nio, se basa
en la confianza ingenua y la ignorancia. La segunda llega despus de haber vivido
profundamente, cuando conoces la desolacin de la vida, su increble poder de
desilusionar y a veces destruir. Sin embargo, aunque tu realismo reconoce la
potencialidad negativa de la vida, tu perspectiva sigue siendo sana, esperanzada y
luminosa. sta es una clase de segunda inocencia. Es hermoso contemplar el rostro
surcado de arrugas de una persona anciana, un rostro que ha vivido, y ver en sus ojos
una bella luz. Es la luz de la inocencia, no como falta de experiencia, sino como
confianza en lo bueno, lo verdadero, lo hermoso. Esa mirada de un rostro anciano es

103
como una bendicin; en su presencia te sientes bien y en plenitud.

El c ampo l umi noso

Una de las actitudes negativas ms dainas para con el propio pasado o la memoria es
la de arrepentirse. Con frecuencia imagina un pasado muy distinto de lo que real-
mente fue. La cancin de Edith Piaf, Je ne regrette ren, es hermosa por su aceptacin
libre y total del pasado.
Conozco una mujer solitaria que ha llevado una vida muy desprotegida. Ha sufrido
mucho y con frecuencia tiene problemas graves, pero una vez me dijo: No lamento
nada. Es mi vida y en cada cosa negativa que me sucedi siempre haba una luz
oculta. Esa visin integradora le permita recuperar tesoros ocultos en las
dificultades del pasado. A veces las dificultades son las mejores amigas del alma. Un
hermoso poema del gals R.S. Thomas se refiere a la mirada retrospectiva, la
sensacin de haber pasado por alto algo importante o lamentar algo que uno no hizo.
Se titula El campo luminoso:

He visto la luz abrirse paso
para iluminar un campo pequeo
unos minutos y he seguido mi camino
y lo he olvidado. Pero era la perla
de gran valor, el campo que guardaba
el tesoro. Ahora comprendo
que debo entregar todo lo que tengo
para poseerlo. La vida no consiste
en correr hacia un futuro que se aleja o desear
un pasado imaginario. Es desviarse
como Moiss hacia el milagro
de la zarza ardiente. Hacia una luminosidad
que parece efmera como tu juventud,
pero es la eternidad que te aguarda.

En este hermoso poema campea la concepcin celta del tiempo. Tu tiempo no es slo
pasado o futuro, sino que siempre habita el crculo de tu alma. Todo tu tiempo est
reunido, y tu futuro te aguarda. En cierto sentido, tu pasado no se ha ido: est oculto
en tu memoria. Es la semilla profunda de la eternidad que te espera para recibirte. Es
una forma sana de contemplar el futuro que viene hacia ti.

104

El c or azn apasi onado j ams envej ec e

Las personas ancianas suelen irradiar una ternura conmovedora. La edad no
depende exclusivamente del tiempo cronolgico, sino que est relacionada con el
temperamento. Conozco jvenes de dieciocho, veinte aos, tan serios, adustos y
melanclicos que hablan como personas de noventa. Por el contrario, conozco algunos
ancianos pcaros, traviesos, divertidos; su presencia est llena de vivacidad.
Trasuntan una sensacin de luminosidad, de alegra. A veces desde un cuerpo muy
anciano te contempla un alma increblemente joven y vital. Es muy estimulante co-
nocer a una persona anciana que sigue fiel a su fuerza vital joven y salvaje. El
Maestro Eckhart lo dijo de manera mucho ms formal: hay un lugar en el alma que
es eterno. El tiempo envejece, pero hay un lugar en el alma que el tiempo no puede
tocar. Es hermoso conocer esta verdad sobre uno mismo. Aunque el tiempo surcar
tu rostro, debilitar tus miembros, te volver ms lento y finalmente agotar tu vida,
hay un lugar en tu espritu al cual no puede acercarse. Eres tan joven como te sientes.
Si empiezas a sentir el calor de tu alma, habr siempre un espritu juvenil en t que
nadie podra quitarte. Dicho de manera ms formal, es una forma de habitar la parte
eterna de tu vida. Sera muy lamentable que en tu nico viaje a travs de la vida
pasaras por alto esta presencia eterna a tu alrededor y en tu interior.
En el joven hay una gran intensidad y deseo de aventura. Quiere hacerlo todo. Quiere
todo, ahora mismo. La juventud generalmente no es tiempo de reflexin. Por eso
Goethe dijo que en general es un derroche dar la juventud a los jvenes. Uno va en
todas las direcciones sin estar seguro de su camino. Un vecino mo tiene problemas de
alcoholismo. La taberna ms prxima est en otro pueblo. Si quisiera ir en auto,
tendra que llegar hasta la aldea vecina. Una noche, mi hermano vio a este hombre en
el camino y detuvo su auto para llevarlo. Pero el hombre no quiso: Aunque camino
hacia all, voy en la otra direccin. En el mundo moderno, muchas personas
caminan en una direccin, pero su vida va en direccin contraria. La vejez ofrece la
oportunidad de integrar y reunir las mltiples direcciones en que uno ha viajado. Es
tiempo de reunir el crculo de la vida, de despertar el anhelo y vivificar nuevas
posibilidades.

El f uego del anhel o

La sociedad moderna se basa en una ideologa de la fuerza y la imagen. Por

105
consiguiente, los viejos suelen quedar marginados. La cultura moderna est
obsesionada por lo superficial, la imagen, la velocidad y el cambio; est impulsada
por ellas. En tiempos antiguos se consideraba a los ancianos personas de gran
sabidura. Se trataba a los mayores con veneracin y respeto. El fuego del anhelo arde
vigoroso en el corazn del anciano. Nuestra concepcin de la belleza se ha
empobrecido porque la hemos reducido a una cara bonita. Hay un culto a la juventud
en el que todos tratan de conservar el aspecto juvenil. Hay cirugas plsticas e
infinitos mtodos para conservar la imagen de la juventud. En realidad, esto no es
belleza. La verdadera belleza es una luz que viene del alma. A veces, en el rostro de
un anciano ves esa luz detrs de las arrugas; es una visin de exquisita belleza. Yeats
expresa esta pasin y anhelo en su hermosa Cancin del errante Aengus:

Me fui a la avellaneda
por culpa del fuego que tena en la cabeza,
cort y pel una rama fina
y at una baya a un cordel.
Y cuando las polillas blancas echaron a volar
y las estrellas comenzaron a titilar,
tir la baya a un arroyo
y pesqu una trucha de plata.
Cuando la tuve en el suelo,
me puse a encender una hoguera,
pero algo se agit en el suelo
y alguien me llam por mi nombre.
Se haba convertido en mujer de humo,
tena flores de manzano en el pelo,
pronunci m nombre, ech a correr
y desapareci en el aire tornasolado.
Aunque soy viejo y vagando voy por tierras bajas y tierras montaosas, averiguar
dnde ha ido, besar sus labios, le coger la mano;
pasear entre las matas altas y manchadas y arrancar, hasta que el tiempo se
consuma, las manzanas plateadas de la luna, las manzanas doradas del sol.

Envej ec er : i nvi t ac i n a una nueva sol edad

La perspectiva de envejecer puede ser aterradora debido a la nueva soledad en tu
vida. Una nueva serenidad se asienta sobre el marco exterior de tu vida activa, el

106
trabajo realizado, la familia que has formado y la funcin que has cumplido. La
quietud y la soledad se apoderan de tu vida. Esto no tiene nada de aterrador. Tu
nueva serenidad y soledad, empleadas de manera creativa, pueden ser dones
maravillosos, recursos muy fecundos para ti. Una y otra vez nuestro desasosiego nos
lleva a pasar por alto los grandes tesoros de nuestra vida. En nuestra mente siempre
estamos en otra parte. Rara vez nos encontramos en el lugar donde estamos y en el
tiempo de ahora. Muchas personas son acosadas por el pasado, por las cosas que no
hicieron, que debieron haber hecho y por ello estn arrepentidas. Son prisioneras del
pasado. Otras se ven acosadas por el futuro; viven angustiadas y preocupadas por el
porvenir.
Entre tanto estrs y prisa, pocos pueden habitar el presente. Una de las alegras de la
vejez es que tienes ms tiempo para estar inmvil. Pascal dijo que muchos de nuestros
problemas ms graves se deben a nuestra incapacidad para estar quietos en una
habitacin. La quietud es vital para el mundo del alma. Si la adquieres a medida que
envejeces, descubrirs que puede ser una gran compaera. Los fragmentos de tu vida
tendrn tiempo para unirse, los lugares donde tu alma protectora est herida o rota
podrn curarse o juntarse. Podrs volver a tu yo. En esta quietud podrs conversar
con tu alma. Muchas personas se pasan por alto a s mismas durante el trayecto de su
vida. Conocen a otras personas, lugares, destrezas, trabajos, pero lo trgico es que
jams se conocen a s mismas. La vejez puede ser un hermoso momento para
conocerte, acaso por primera vez. T.S. Eliot dijo que el fin de toda nuestra
exploracin ser llegar al lugar de donde partimos y conocerlo por primera vez.

Desol ac i n: l a c l ave del val or

Cuando te conoces demasiado bien, en realidad eres un extrao para ti mismo. A
medida que envejeces, tienes ms tiempo para conocerte. Esta soledad puede volverse
desolacin conforme envejeces. La desolacin es muy penosa. Un amigo mo que viva
en Alemania me habl de su guerra contra la nostalgia. El temperamento, el orden,
las estructuras y la superficialidad de los alemanes le resultaban muy penosos.
Durante el invierno tuvo gripe y la soledad que haba reprimido vino a acosarlo. En
su desesperada desolacin, decidi dar rienda suelta a esos sentimientos en lugar de
evitarlos. Se sent en un silln y se concedi libertad para sentirse solo. En cuanto
tom esta decisin, se sinti como el hurfano ms abandonado del cosmos. Llor sin
poder contenerse. De alguna manera, lloraba por toda la soledad que haba ocultado
en su vida. La experiencia, aunque dolorosa, fue extraordinaria. Al romper los diques
interiores, modific su relacin con la soledad. Jams volvi a sentirse solo en

107
Alemania. Una vez liberado, abraz su soledad, hizo las paces con ella, la convirti en
parte natural de su vida. Una noche, estando en Connemara, conversaba sobre la
soledad con un amigo. Me dijo: Is pol dibh doite Jan t-uaigness ach ma dhdnann td
sdas J, ddnfaidh td amach go leor eile at go h-lainn chomh maith, es decir: La
soledad es un agujero, pero si lo cierras, tambin cierras muchas cosas que pueden
ser hermosas para ti. No debemos temer esa soledad. Si hacemos las paces con ella,
puede darnos una libertad desconocida.

La sabi dur a c omo apost ur a y gr ac i a

La sabidura es otra cualidad de la vejez. En sociedades antiguas a los ancianos se les
llamaba mayores en virtud de la sabidura que haban cosechado por haber vivido
tanto tiempo. Nuestra cultura est obsesionada por la informacin. Hay ms
informacin disponible en el mundo que nunca antes. Tenemos muchos
conocimientos sobre todas las cosas imaginables. Pero hay una gran diferencia entre
la sabidura y el conocimiento. Puedes saber muchas cosas, poseer muchos datos
sobre distintas cosas e incluso sobre ti mismo, pero lo que te conmueve es aquello que
comprendes profundamente. La sabidura es una forma profunda de conocer. Es el
arte de vivir en consonancia con el ritmo de tu alma, tu vida y lo divino. Es la forma
como aprendes a descifrar lo desconocido; y ste es nuestro compaero ms ntimo.
La cultura celta y el antiguo mundo irlands profesaban un gran respeto por la
sabidura. En esa sociedad predominantemente matriarcal muchas de estas personas
sabias eran mujeres. La maravillosa tradicin de la sabidura celta se prolong en el
monacato irlands. Mientras Europa viva aos de oscurantismo, los monjes
irlandeses conservaban la memoria de la cultura. Crearon centros de enseanza en
toda Europa. Los monjes irlandeses recivilizaron el continente, y sus enseanzas
sirvieron de base para el maravilloso escolasticismo medieval con su fecunda cultura.
Era tradicional que cada regin de Irlanda tuviera su propio sabio. En el condado de
Clare haba una mujer sabia llamada Biddy Early (Biddy significa criticona). En
Galway haba otra mujer llamada Cailleach an Clochain, o anciana de Clifden, que
posea tambin esta sabidura. Cuando una persona estaba desconcertada o
preocupada por el futuro, visitaba a un sabio. Con sus consejos, aprenda a encararse
con su destino, a vivir ms profundamente y a sentirse protegida del peligro y la
destruccin inminentes. Se suele asociar la sabidura con el tiempo de la cosecha en la
vida. Lo que est desparramado carece de unidad; lo cosechado alcanza la unidad y
la comunin. Pues bien, la sabidura es el arte de equilibrar lo conocido con lo desco-
nocido, el sufrimiento con la alegra; es una manera de integrar la vida en una unidad

108
nueva y ms profunda. Nuestra sociedad hara bien en prestar atencin a la sabidura
de los ancianos, integrarlos en el proceso de toma de decisiones. La sabidura de los
mayores nos permitira elaborar una visin coherente del futuro. En definitiva, la
sabidura y la visin son hermanas; la creatividad, crtica y clarividencia de la visin
emanan de la mente de la sabidura. Los mayores son grandes tesoros de sabidura.

La vej ez y l os t esor os del c r epsc ul o

La vejez es tambin el crepsculo de la vida. En la costa occidental de Irlanda los
crepsculos son hermosos, con una luz mgica. Muchos artistas vienen a trabajar en
esta luz. El crepsculo en el oeste de Irlanda es una hora de colores hermosos, que
parecen aflorar despus de haber estado ocultos bajo la luz blanca del da; cada color
tiene una gran profundidad. El da se despide con gran decoro y belleza. Esa
despedida se expresa en la magia de los colores hermosos. El ocaso da la bienvenida a
la noche. Sus colores parecen penetrar en ella para volverla habitable y llevadera, un
lugar de luz oculta. Asimismo en la vejez, el crepsculo de la vida, muchos tesoros que
pasaron inadvertidos en tu vida se vuelven visibles y estn a tu disposicin. Suele
suceder que slo la percepcin crepuscular te permite contemplar los misterios de tu
alma. sta corre a ocultarse de la luz de nen del anlisis. La percepcin crepuscular
puede ser un umbral que invita al alma a desechar su timidez para que puedas
contemplar sus bellos lineamientos de anhelo y potencialidad.

Vej ez y l i ber t ad

La vejez tambin puede ser el tiempo de poner distancias. Tu percepcin lo requiere.
Las cosas demasiado prximas no se ven. Por eso no solemos valorar a las personas
ms cercanas a nosotros. No podemos dar un paso atrs para contemplarlas con la
veneracin y el reconocimiento que merecen. Tampoco nos miramos a nosotros
mismos porque nos arrastra el torbellino de la vida. En la vejez, cuando tu vida se
serena, podrs tomar distancia para ver quin eres, qu te ha hecho la vida y qu
hiciste t de ella. La vejez es tiempo de despojarse de muchas cargas falsas que uno
ha arrastrado a travs de los aos de duras pruebas. Algunas de las cargas ms
pesadas son las que uno mismo elige llevar. Personas que dedican aos a fabricarse
una carga pesada suelen decir: Yo llevo mi cruz a cuestas, Dios me ayude, espero
que Dios me recompense por llevarla. Tonteras. Al ver a esas personas que llevan
cargas inventadas por ellas mismas, Dios seguramente piensa: Necios, cmo pueden
creer que se es el destino que yo les reserv. Es el fruto del uso negativo de la

109
libertad y las posibilidades que yo les di. Las cargas falsas pueden caer en la vejez.
Una manera de empezar es preguntarse: qu cargas he sobrellevado yo solo?
Algunas seguramente son reales, pero otras es probable que las hayas fabricado y
recogido t. Al despojarte de ellas, te quitas una gran presin y peso de encima.
Experimentars una agilidad y una gran libertad interior. La libertad puede ser uno
de los frutos maravillosos de la vejez. Puedes reparar los daos que te infligiste ante-
riormente en la vida. Este conjunto de posibilidades est resumido en este magnfico
pasaje del gran poeta mexicano Octavio Paz:
Con gran dificultad y avanzando a razn de un milmetro por ao, tallo un camino en
la piedra. Durante milenios he gastado mis dientes y roto mis uas para llegar all, al
otro lado, a la luz y el aire libre. Y ahora que mis manos sangran y mis dientes
tiemblan, inseguro en una cueva, doblegado por la sed y el polvo, me detengo a
contemplar m obra. He pasado la segunda parte de mi vida quebrando las piedras,
taladrando los muros, derribando las puertas, quitando los obstculos que coloqu
entre la luz y yo en la primera parte de mi vida.

Bendicin para la vejez
Que la luz de tu alma te cuide,
Que tus preocupaciones y angustias sobre la vejez se transfiguren.
Que junto con el ojo de tu alma se te conceda sabidura para ver este bello tiempo de
cosecha.
Que tengas paciencia para cosechar tu vida, para curar las heridas, para permitir que
se aproxime y se vuelva parte de ti.
Que tengas una gran dignidad y sentido de tu libertad, y sobre todo se te conceda el
maravilloso don de conocerla luz eterna y la belleza que hay en ti.
Bendito seas y ojal encuentres en ti mismo un gran amor por ti mismo.

110
6
LA MUERTE:
EL HORI ZONTE EST EN EL POZO



El c ompaer o desc onoc i do
Hay una presencia que recorre contigo el camino de la vida. Jams te abandona. A
solas o acompaado, siempre la tienes contigo. Cuando naciste, sali contigo del
tero, pero con la conmocin de tu llegada nadie lo advirti. Aunque te rodea, tal vez
no seas consciente de su compaa. Esta presencia es la Muerte.
Nos equivocamos al creer que la muerte slo llega al final de la vida. Tu muerte fsica
no es sino la consumacin de un proceso iniciado por tu acompaante secreto en el
momento en que naciste. Tu vida es la de tu cuerpo y tu alma, pero la muerte rodea a
ambos. Cmo se manifiesta en nuestra experiencia cotidiana? La vemos en distintos
disfraces en las zonas de nuestra vida en que somos vulnerables, dbiles, negativos o
estamos heridos. Uno de los rostros de la muerte es la negatividad. En cada uno hay
una herida de negatividad; es como una llaga en tu vida. Puedes ser cruel y
destructivo contigo mismo incluso cuando los tiempos son buenos. Algunas personas
estn viviendo momentos maravillosos en este preciso instante, pero no se dan cuenta
de ello. Tal vez, ms adelante, en pocas duras o destructivas, uno recordar esos
tiempos y dir: Era feliz entonces, pero lamentablemente no me daba cuenta.
Las caras de la muerte en la vida cotidiana
En nuestro interior hay una fuerza de gravedad que pesa sobre nosotros y nos aleja
de la luz. El negativismo es una adiccin a la sombra ttrica que revolotea alrededor
de cada forma humana. En una potica de desarrollo o de vida espiritual, una de
nuestras actividades constantes es la transfiguracin de este negativismo, la fuerza y
la cara de tu muerte que roe tu permanencia en el mundo. Quiere transformarte en
un forastero en tu propia vida. Este negativismo te condena a un exilio fro, lejos de tu
propio amor y calor. Si te ocupas consecuentemente de esta tendencia, puedes
transfigurarla al volverla hacia la luz de tu alma. Esta luz espiritual le resta

111
gradualmente gravedad, peso y poder destructivo al negativismo. Poco a poco, lo que
llamas tu lado negativo puede convertirse en tu interior en una gran fuerza de
renovacin, creatividad y desarrollo. Todos debemos hacerlo. El sabio es el que sabe
dnde reside su negativismo pero no se vuelve adicto a l. Detrs de tu negativismo
hay una presencia mayor y ms generosa.
Con su transfiguracin, vas hacia la luz que se oculta en esa presencia mayor. Al
transfigurar constantemente los rostros de tu propia muerte te aseguras de que al
final de tu vida la muerte fsica no vendr como un extrao a robarte esa vida que
tenas; conocers perfectamente su rostro. Por haber superado el miedo, tu muerte
ser un encuentro con un amigo de toda la vida proveniente de lo ms profundo de tu
propia naturaleza.
Otro de los rostros de la muerte, otra de sus expresiones en la vida cotidiana, es el
miedo. Ningn alma est libre de esta sombra. El valiente es el que puede identificar
sus miedos y los aprovecha como fuerza de creatividad y desarrollo. Hay distintos
niveles de miedo en nuestro interior. Uno de sus aspectos ms poderosos es su
increble habilidad para falsificar las realidades de tu vida. No conozco otra fuerza
capaz de destruir la felicidad y tranquilidad de tu vida con tanta rapidez. Puede
volver tu alma irreal y destruir tus vnculos de arraigo.
Hay distintos niveles de miedo. A muchas personas les aterra la idea de perder el
control y lo utilizan como mecanismo para estructurar su vida. Quieren controlar lo
que sucede a su alrededor y a ellos mismos. Pero el exceso de control es destructivo.
Es quedar atrapado en una trama protectora que uno mismo teje en torno de su vida.
As uno puede quedar marginado de muchas bendiciones que le estn destinadas. El
control siempre debe ser parcial y transitorio. En momentos de dolor, y sobre todo en
el de la muerte, tal vez no puedas conservar este control. La vida mstica siempre ha
reconocido que el distanciamiento del yo es necesario para llegar a la presencia divina
en el interior de uno mismo. Cuando dejes de controlar, te asombrars al ver hasta
qu punto se enriquece tu vida. Las cosas falsas a las que te habas aferrado se alejan
rpidamente. Lo verdadero, lo que amas profundamente, lo que es verdaderamente
tuyo, penetran en tu interior. Ahora nadie podr quitrtelos.

La muer t e c omo r az del mi edo

Otros temen ser s mismos. Muchas personas permiten que ese miedo limite su vida.
Fingen constantemente, se forjan cuidadosamente una personalidad que creen el
mundo aceptar o admirar. Incluso en su propia soledad temen el encuentro consigo
mismas. Uno de los deberes ms sagrados del propio destino es el de ser uno mismo.

112
Cuando aprendes a aceptarte y amarte, dejas de temer a tu propia naturaleza. En ese
momento, entras en consonancia con el ritmo de tu alma y entonces te paras sobre tu
propio terreno. Te sientes seguro y firme. Ests en equilibrio. Agotars tu vida en
vano si caes en la poltica de forjarte una mscara acorde con las expectativas ajenas.
La vida es muy breve y un destino especial nos aguarda para desarrollarse. A veces el
miedo a ser nosotros mismos nos aparta de ese destino y terminamos famlicos y
empobrecidos, vctimas de la hambruna que hemos provocado.
La mejor historia que conozco sobre la presencia del miedo, un cuento de la India,
trata de un hombre condenado a pasar la noche en una celda con una serpiente vene-
nosa. Con el menor movimiento, sta lo matara. Durante toda la noche el hombre
permaneci de pie, inmvil en un rincn, temeroso de que su misma respiracin
pudiera incitar a la serpiente. A la primera luz del alba vio el reptil en el rincn
opuesto de la celda y sinti un gran alivio porque no la haba despertado. Pero
cuando la luz penetr en la celda, advirti que no era una serpiente sino una cuerda.
La moraleja sugiere que en muchas divisiones de nuestras mentes hay objetos
inofensivos como la cuerda, pero nuestra ansiedad los convierte en monstruos que nos
dominan e inmovilizan en la pequea celda de nuestra vida.
Una forma de transfigurar el poder y la presencia de tu muerte es transfigurar tu
miedo. Cuando siento angustia o miedo, me es til preguntarme cul es la razn de mi
miedo. Es una pregunta liberadora. El miedo es como la niebla; se extiende y
distorsiona la forma de todo. Cuando la circunscribes con esa pregunta, se reduce a
proporciones manejables. Cuando descubres qu te asusta, recuperas el poder que le
habas entregado al miedo. Al mismo tiempo apartas a ste de la noche de lo
desconocido, que le da vida. El miedo se multiplica en el anonimato, rehye los nom-
bres. Cuando le pones un nombre, el miedo se encoge.
La muerte es la raz de todos los miedos. En toda vida hay una poca en que uno
siente terror de morir. Vivimos en el tiempo, y ste es fugaz. Nadie puede decir con
certeza qu le suceder esta noche, maana o la semana entrante. El tiempo puede
llevar cualquier cosa a la puerta de tu vida. Uno de los aspectos ms aterradores de la
vida es justamente su imprevisibilidad. Cualquier cosa puede sucederte. Ahora,
mientras lees estas lneas, hay personas en el mundo que sufren la irrupcin brutal de
lo inesperado. Suceden cosas que alterarn su vida para siempre. El nido de su
comunin es destruido, su vida no volver a ser la misma. Alguien recibe una mala
noticia en el consultorio del mdico; alguien sufre un accidente de trnsito y jams
volver a caminar; alguien es abandonado por su amante, que jams volver. Cuando
contemplamos el futuro de nuestra vida, no podemos prever lo que suceder. No
podemos tener certezas. Sin embargo, hay una certeza: llegar un da, por la maana,

113
la tarde o la noche, en que sers llamado de este mundo, un momento en que debers
morir. Aunque el hecho es seguro, su naturaleza es completamente contingente. Dicho
de otra manera, no sabes dnde, ni cmo, ni cundo morirs, ni quin estar contigo,
ni qu sentirs. Estos hechos sobre la naturaleza de tu muerte, el suceso ms decisivo
de tu vida, siguen siendo totalmente oscuros.
Aunque la muerte es la experiencia ms poderosa de la vida, nuestra cultura hace
enormes esfuerzos para negar su presencia. En cierto sentido, los medios de
comunicacin, la imagen y la publicidad tratan de crear un culto a la inmortalidad; es
raro que se reconozca el ritmo de la muerte en la vida. Como ha dicho Emmanuel
Levinas: Mi muerte llega en un momento sobre el que no tengo ningn poder.

La muer t e en l a t r adi c i n c el t a

La tradicin celta entenda de un modo sutil el milagro de la muerte y cre bellas
oraciones para la ocasin. Para los celtas el mundo eterno estaba tan prximo al
mundo natural que la muerte no pareca un suceso excepcionalmente destructivo o
amenazador. Al entrar en el mundo eterno, llegas a un lugar donde la sombra, el
dolor y las tinieblas jams volvern a tocarte. Una bella oracin dice:

Voy a casa contigo, a tu casa, a tu casa, Voy a casa contigo, a tu casa de invierno. Voy
a casa contigo, a tu casa, a tu casa, Voy a casa contigo, a tu casa de otoo, de
primavera y verano. Voy a casa contigo, hijo de mi amor, a tu cama eterna, a tu
sueo eterno.

En esta oracin el mundo natural y las estaciones estn bellamente enlazados con la
presencia de la vida eterna.
Jams comprenders la muerte ni reconocers su soledad hasta que llame a tu
puerta. En Connamara la gente dice: Ni thuigfidh td an bs go dtiocfaidh sf ag do
dhors flin, o sea, jams comprenders la muerte hasta que llame a tu puerta.
Tambin dicen que Is fear direach J an bs ni cui-reann sj scJal ar bith roimhe, la
muerte es un individuo muy directo que jams se hace anunciar. Asimismo, Ni fjidir
dul i bhfolach ar an mbs, no hay lugar donde ocultarse de la muerte. O sea que
cuando la muerte te busca, siempre sabr dnde encontrarte.


114
Cuando l a muer t e l l ega...

La muerte es un visitante solitario. Cuando pasa por tu casa, nada vuelve a ser igual
que antes. Hay un lugar vaco en la mesa, una ausencia en la casa. La muerte de un
ser querido es una experiencia increblemente extraa y desoladora. Algo se rompe en
tu interior y las piezas jams volvern a unirse. Se ha ido un ser amado, cuya cara,
manos y cuerpo conocas tan bien. Por primera vez, este cuerpo queda totalmente
vaco. Es aterrador y extrao. Despus de la muerte, muchas preguntas acuden a tu
mente: dnde se ha ido, qu ve, qu siente. La muerte de un ser amado trae una
amarga soledad. Cuando amas de verdad a alguien, quisieras morir en su lugar. Pero
cuando llega el momento, nadie puede ocupar el lugar de otro. Cada uno debe
afrontarlo solo. Lo extrao de la muerte es que alguien desaparece. La experiencia
humana comprende toda clase de continuidades y discontinuidades, acercamientos y
distanciamientos. En la muerte se alcanza la ltima frontera de las vivencias. El
fallecido desaparece del mundo visible de la forma y la presencia. Al nacer, vienes de
ninguna parte; al morir, te vas a ninguna parte. Si ries con la persona amada y ella
se va, y si ests desesperado por volver a encontrarla, recorrers cualquier distancia
con tal de hacerlo. El momento de dolor ms terrible es cuando comprendes que
jams volvers a ver al muerto. La ausencia de su vida, la ausencia de su voz, rostro y
presencia se vuelve algo que, como dice Sylvia Plath, empieza a crecer a tu lado como
un rbol.

115
Caoi neadh:
el duel o en l a t r adi c i n i r l andesa

Una de las bellezas de la tradicin irlandesa es la gran hospitalidad con que recibe la
muerte. Cuando muere un aldeano, todos acuden al funeral. Primero, todos van a la
casa a ofrecer sus condolencias. Los vecinos se renen para dar sostn a la familia y
ayudarla. Es un don hermoso. En los momentos de gran desesperacin y soledad,
necesitas la ayuda de tus vecinos para superar ese tiempo de fragmentacin. En
Irlanda exista una tradicin llamada Caoineadh. Eran personas, principalmente
mujeres, que lloraban al muerto con una suerte de lamento agudo, penetrante,
increblemente desolado. La historia de Caoineadh era la de la vida de la persona tal
como la haban conocido esas mujeres. La triste liturgia tejida con bellas historias
ocupaba el lugar de la persona que acababa de ausentarse del mundo. Se contaban los
sucesos ms importantes de su vida. Sin duda era de una desolacin desgarradora,
pero creaba un espacio ritual acogedor para el duelo y la tristeza de la familia que
haba sufrido la prdida. El Caoineadh ayudaba a las personas a permitir que los
sentimientos de desolacin y dolor los embargaran de manera natural.
En Irlanda tenemos la tradicin del velatorio, que asegura que el fallecido no estar
solo la noche despus de su muerte: Vecinos, familiares y amigos lo acompaan du-
rante las primeras horas de la transicin a la eternidad. Se ofrece bebidas alcohlicas
y tabaco. Nuevamente, la conversacin de los amigos teje una trama de recuerdos de
los sucesos en la vida de la persona.


116
El al ma que bes el c uer po

La consumacin de la muerte tarda su tiempo. En algunos es muy rpida, pero la
forma en que el alma abandona el cuerpo es distinta en cada individuo. En algunos el
proceso puede tardar varios das. Una hermosa historia celta de la regin de Munster
habla de un hombre que muri. El alma sali del cuerpo y me a la puerta de la casa
para iniciar su regreso al lugar eterno. Pero se volvi para mirar una vez ms el
cuerpo exnime. Lo bes y le habl. El alma dio gracias al cuerpo por la hospitalidad
que le haba dado en vida y record las muchas atenciones que haba tenido con ella.
Segn la tradicin celta, los muertos no se alejan. En Irlanda hay lugares, campos y
ruinas donde se ha visto fantasmas de distintas personas. Esta memoria popular reco-
noce que una persona permanece apegada al lugar donde vivi aun despus de pasar
a la forma invisible. Una leyenda habla del coiste bodhar, el coche indiferente. Mi ta,
que en su juventud vivi en una aldea en la falda de una montaa, oy una noche el
coche de caballos. La aldea era pequea y todas las casas estaban apiadas. Una
noche, estando sola en su casa, oy un estruendo como de barriles que rodaban. El
coche fantasmal pas por delante de su casa y sigui por un sendero de la montaa.
Todos los perros de la aldea oyeron el estrpito y lo siguieron. Esta ancdota sugiere
que el mundo invisible tiene caminos secretos por donde van los cortejos fnebres.

La Bean S

Otra leyenda interesante de la tradicin irlandesa es la Bean S. S significa genio del
bosque y Bean S genio de sexo femenino, es decir, hada. Se trata de un espritu
que llora cuando alguien est a punto de morir. Una noche mi padre oy su llanto.
Dos das despus muri un vecino, miembro de una familia por la que siempre
lloraba la Bean S. La tradicin celta irlandesa reconoce que el mundo eterno y el
temporal estn entrelazados. En el momento de la muerte, los habitantes del mundo
eterno suelen pasar al mundo visible. La agona de una persona puede prolongarse
durante das u horas, pero en el momento anterior a la muerte suele aparecrsele su
madre, su abuela, su abuelo, algn pariente, el cnyuge o una amistad. Cuando la
persona est al borde de la muerte, el velo entre los dos mundos es muy tenue. A veces
incluso se desvanece y entonces puedes vislumbrar el mundo eterno. Los amigos que
ya viven en l van a tu encuentro para llevarte a casa. Los moribundos suelen recibir
gran fortaleza y aliento al ver a sus amigos. Esta percepcin elevada revela la gran
energa que rodea el momento de la muerte. La tradicin irlandesa acoge las
potencialidades del momento. Cuando muere una persona, se roca con agua bendita

117
y se traza un crculo a su alrededor para mantener alejadas las fuerzas tenebrosas y
asegurar la presencia de la luz en el viaje final del muerto.
A veces las personas se angustian por la idea de la muerte. No hay nada que temer.
Cuando llegue el momento, recibirs todo lo que necesitas para hacer ese viaje de ma-
nera digna, elegante y confiada.

Una muer t e bel l a

Una vez presenci la muerte de una amiga. Era una joven encantadora, madre de dos
nios. El sacerdote que la asista tambin era un amigo. Conoca su alma y su
espritu. Al adquirir conciencia de que morira esa noche, la mujer se asust. l le
cogi la mano y rez desesperadamente en su corazn para recibir las palabras que le
permitieran construir un puente para el viaje. Como conocedor profundo de su vida,
empez a exponer sus recuerdos. Habl de su bondad y belleza. Era una mujer que
nunca haba hecho mal a nadie. Ayudaba a todos. El sacerdote record los momentos
ms importantes de su vida. Le dijo que no deba tener miedo. Se iba a casa, donde la
esperaban para recibirla. Dios, que la haba llamado, la abrazara, la recibira con
ternura y amor. Poda estar plenamente segura de ello. Poco a poco la inund una
gran serenidad y placidez. Su pnico se transfigur en un sosiego como pocas veces he
visto en este mundo. La angustia y el miedo desaparecieron por completo. Estaba en
consonancia con su ritmo, totalmente serena. Al sacerdote le dijo que deba realizar el
acto ms difcil de su vida: despedirse de su familia. Era un momento de gran
desolacin.
Sali del cuarto y reuni a los familiares. Les dijo que cada uno poda entrar y
quedarse unos cinco o diez minutos. Deban hablar con ella, decirle cunto la amaban
y valoraban. Nadie deba llorar ni angustiarla. Ya llegara el momento de llorar, por
ahora deban concentrarse en facilitar su trnsito. Entraron, le hablaron, la
consolaron y la bendijeron. Y todos salieron del cuarto con el nimo destrozado, pero
despus de haberle dado reconocimiento y amor, los mejores regalos para su viaje.
Ella misma se hallaba maravillosamente bien. El sacerdote la ungi con los leos
sagrados y todos rezamos. Sonriente, serena, inici con toda felicidad ese viaje que
deba hacer sola. Fue un gran privilegio para m estar presente. Por primera vez se
transfigur mi propio miedo a morir. Descubr que si uno vive en este mundo con
bondad, si no aumenta las cargas ajenas, sino que trata de servir con amor, cuando
llegue el momento del viaje recibir una paz, una serenidad y una liberacin que le
permitirn partir hacia el otro mundo con elegancia, gracia y resignacin.
Es un privilegio increble acompaar a quien viaja al mundo eterno. Cuando ests

118
presente en el sacramento de la muerte, debes ser muy consciente de la situacin.
Dicho de otra manera, no debes concentrarte en tu propia pena. Antes bien debes
esforzarte por estar presente con y para la persona que est a punto de partir. Se
debe hacer todo lo posible para facilitarle la transicin, a fin de que est cmoda y
serena.
Amo la tradicin irlandesa del velatorio. El ritual le da al alma el tiempo que necesita
para despedirse. El alma no abandona el cuerpo bruscamente; la despedida es lenta.
Observars cmo cambia el cuerpo en los primeros estadios de la muerte. Durante un
tiempo la persona no abandona realmente la vida. Es importante no dejarla sola. Las
casas de velatorios son lugares fros y aspticos. Si es posible, conviene que el muerto
quede en un lugar conocido para que realice su transicin de manera cmoda, serena
y confiada. Las primeras semanas despus de la muerte, hay que atender y proteger
el alma y la memoria de la persona. Hay que rezar mucho para ayudarle en el viaje a
casa. La muerte es un trnsito a lo desconocido para el que hace falta mucha
proteccin.
La vida moderna margina la muerte. Los funerales y entierros suelen ser
espectaculares, pero eso es externo y superficial. La sociedad de consumo ha perdido
el sentido de la ceremonia y la sabidura necesarias para el rito de la transicin.
Durante el viaje de la muerte, la persona necesita cuidados profundos.

Los muer t os son nuest r os vec i nos ms pr x i mos

Los muertos no estn lejos; por el contrario, estn muy, muy cerca. Cada uno de
nosotros deber enfrentar algn da su cita con la muerte. Me complace pensar en
ella como un encuentro con lo ms profundo de la propia naturaleza, lo ms oculto
del yo. Es un viaje hacia nuevos horizontes. De nio, cuando miraba una montaa,
soaba con el da en que tendra edad suficiente para llegar a la cima con mi to.
Pensaba que desde el horizonte podra ver el mundo entero. Cuando lleg el gran da,
yo estaba muy excitado. Mi to cruzara la montaa con su majada y me dijo que
poda acompaarlo. Cuando llegamos a donde yo pensaba que hallara el horizonte,
ste haba desaparecido. No slo no vea todo, sino que haba otro horizonte ms
adelante. Aunque estaba decepcionado, senta una emocin desconocida. Cada nuevo
nivel revelaba un mundo hasta entonces desconocido. El extraordinario filsofo
alemn Hans Georg Gadamer dice en una bella frase: Un horizonte es algo hacia lo
cual viajamos, pero tambin es algo que viaja con nosotros. Esta metfora
esclarecedora te permite comprender los horizontes de tu propio desarrollo. Si
quieres estar a la altura de tu destino y ser digno de las potencialidades ocultas en la

119
arcilla de tu corazn, debes buscar constantemente nuevos horizontes. Ms all te
espera el pozo ms profundo de tu identidad. En ese pozo contemplars la belleza y la
luz de tu rostro eterno.


120
El amor pr opi o y el al ma

En la guerra contra ese compaero callado y secreto, la muerte, la batalla crucial es
la que libran el amor propio y el alma. El amor propio es el cascarn defensivo con
que rodeamos nuestra vida. Es temeroso; es aprensivo y codicioso. Es hiperprotector
y competitivo. En cambio, el alma no conoce barreras. Como dijo el gran filsofo
griego Herclito, el alma no tiene lmites. Es un peregrino en pos de horizontes
ilimitados. No hay zonas que la excluyan; todo lo impregna. Adems el alma est en
contacto con la dimensin eterna del tiempo y jams teme lo por venir. En cierto
sentido, los encuentros con tu propia muerte bajo las formas cotidianas de fracaso,
patetismo, negativismo, miedo o espritu destructivo son oportunidades para
transfigurar el amor propio. Te invitan a desechar esa forma de ser protectora,
controladora, para practicar un arte del ser que admite la franqueza y la
generosidad. Cuando practicas este arte entras en armona con el ritmo de tu alma. Si
esto sucede, el encuentro final con la muerte no tiene por qu ser amenazador o
destructivo. Ser un encuentro con tu propia identidad ms profunda, es decir, tu
alma.
Por consiguiente, la muerte fsica no es la proximidad de un monstruo tenebroso y
destructivo que interrumpe tu vida y te arrastra hacia lo desconocido. Detrs del
rostro de tu muerte fsica se ocultan la imagen y la presencia de tu yo ms profundo,
que esperan encontrarte y abrazarte. En lo ms profundo de ti ests vido de conocer
tu alma. Durante toda nuestra vida bregamos por alcanzarnos a nosotros mismos.
Estamos tan atareados, ocupados y distrados que no podemos dedicar el tiempo o el
reconocimiento suficientes a lo ms profundo de nuestro ser. Tratamos de vernos y
conocernos; pero tal es nuestra complejidad interior y el corazn humano tiene tantas
capas, que rara vez nos encontramos. El filsofo Husserl ha dicho cosas muy acer-
tadas al respecto. Habla de la Ur-Prasenz, la protopresencia o presencia prstina de
una cosa, objeto o persona. En nuestra experiencia cotidiana apenas podemos
vislumbrar la plenitud de esa presencia en nosotros; jams la vemos cara a cara. En
el momento de la muerte caen todas las barreras defensivas que nos separan y
excluyen de nuestra presencia; el alma nos recoge plenamente en su abrazo. Por eso,
la muerte no tiene que ser necesariamente negativa o destructiva. Puede ser un suceso
maravillosamente creativo que te permite abrazar la divinidad que vive secretamente
en ti desde siempre. ... -

La muer t e c omo i nvi t ac i n a l a l i ber t ad


121
Si los piensas bien, no debes permitir que te presione la vida. No debes ceder tu poder
a un sistema ni a terceros. Debes conservar en tu interior la seguridad, el equilibrio y
el poder de tu alma. Puesto que nadie puede apartarte de la muerte, nadie tiene un
poder definitivo sobre ti. El poder es pretensin. Nadie evita la muerte. Por eso, que el
mundo jams te convenza de que tiene poder sobre ti, ya que no tiene el menor poder
para alejar la muerte. En cambio, t tienes el poder de transfigurar tu miedo a la
muerte. Si aprendes a no temer la muerte, comprenders que no debes temer a nada.
Vislumbrar el rostro de tu muerte puede dar a tu vida una gran libertad. Puede darte
conciencia de que ests apremiado por el tiempo que tienes aqu. El derroche del
tiempo es una de las mayores prdidas en la vida. Como dice Patrick Kavanagh,
mucha gente se prepara para la vida en lugar de vivirla. Tienes una sola
oportunidad. Tienes un solo viaje por la vida; no puedes repetir un instante ni
retroceder un paso. Parece que estamos destinados a habitar y vivir todo lo que viene
a nuestro encuentro. En la otra cara de la vida est la muerte. Si vives plenamente, la
muerte jams tendr poder sobre ti. Nunca parecer un suceso destructivo o
negativo. Puede convertirse en una liberacin para que accedas a los tesoros ms
recnditos de tu naturaleza, al templo de tu alma. Si eres capaz de desprenderte de
las cosas, aprenders a morir espiritualmente de distintas maneras a lo largo de tu
vida. Cuando aprendes a desprenderte, tu vida gana en generosidad, amplitud y
aliento. Imagina que eso se multiplique mil veces en el momento de tu muerte. Esa
liberacin puede llevarte a una comunin divina completamente nueva.
La Nada: una c ar a de l a muer t e

Todo lo que hacemos en el mundo est rodeado por la Nada. Esta Nada es una de las
apariencias de la muerte, una de sus caras. La esencia de la vida del alma es la
transfiguracin de la Nada. En cierto sentido, nada nuevo puede aparecer si no hay
espacio para ello. Ese espacio vaco es lo que llamamos la Nada. R.D. Laing, el
psiquiatra escocs, sola decir: No hay Nada que temer. Esto significa que no es
necesario tener miedo pero a la vez que no se debe temer la Nada, es decir, que la
Nada nos rodea. Hurtamos el cuerpo a este terreno y por eso restamos valor al vaco y
a la Nada, que desde una perspectiva espiritual pueden considerarse presencias de lo
eterno. Para decirlo de otra manera, lo eterno viene a nosotros principalmente en
trminos de Nada y vaco. Donde no hay espacio, no se puede despertar lo eterno ni el
alma. El poeta escocs Norman MacCaig lo resume en un hermoso poema:
Dones
Te doy un vaco
te doy una plenitud

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desenvulvelos con cuidado
uno es tan frgil como el otro
y cuando me des las gracias
fingir no advertir la duda en tu voz
cuando digas que es lo que deseabas.
Djalos en la mesa que tienes junto a la cama.
Cuando despiertes por la maana
habrn penetrado en tu cabeza
por la puerta del sueo. Dondequiera que vayas
irn contigo y
dondequiera que ests te maravillars
sonriente de la plenitud
a la que nada puedes sumar y el vaco
que puedes colmar.

Este hermoso poema sugiere el ritmo dual del vaco y la plenitud en el corazn de la
vida del alma. La Nada es la hermana de la posibilidad. Crea un espacio urgente para
lo nuevo, sorprendente e inesperado. Cuando sientas que la Nada y el vaco roen tu
vida, no debes desesperar. Es tu alma la que te llama, te advierte sobre nuevas
posibilidades en tu vida. Tambin es una seal de que tu alma anhela transfigurar la
Nada de tu muerte en la plenitud de una vida eterna que ninguna muerte puede tocar.
La muerte no es el fin; es un renacer. Nuestra presencia en el mundo es muy pattica.
La estrecha franja de claridad que llamamos vida se extiende entre las tinieblas de
lo desconocido por ambos extremos. Est la oscuridad de lo desconocido en nuestro
origen. Irrumpimos bruscamente de lo desconocido y as comenz la franja de
claridad llamada vida. Luego est la otra oscuridad cuando volvemos a lo
desconocido. Samuel Beckett es un autor maravilloso que ha meditado
profundamente sobre el misterio de la muerte. Su obra teatral Aliento dura unos
minutos. Primero se oye el llanto al nacer, luego el aliento y por ltimo el suspiro de
la muerte. Este drama resume lo que sucede en nuestra vida. Todas las obras
teatrales de Beckett, en particular Esperando a Godot, tratan sobre la muerte. En
otras palabras, puesto que la muerte existe, el tiempo est drsticamente relativizado.
Lo nico que hacemos es inventar juegos para pasar el tiempo.

Esper a y ausenc i a

Un amigo mo me cont la siguiente ancdota sobre un vecino. Los alumnos de la

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escuela local iban a la ciudad a ver Esperando a Godot, y el hombre fue con ellos en el
autobs. Su intencin era reunirse con sus compaeros de jarana. Fue a dos o tres
bares donde esperaba encontrar a sus amigos, pero no estaban all. Como no tena
dinero, finalmente fue a ver Esperando a Godot. As la describi a mi amigo: Nunca
haba visto una obra tan extraa; por lo visto, el protagonista no se present y los
dems actores tuvieron que improvisar durante toda la funcin.
Me pareci un buen anlisis de Esperando a Godot. Creo que Samuel Beckett hubiera
estado encantado con esa resea. En cierto sentido, siempre estamos a la espera del
gran momento de la cosecha o el arraigo, y siempre nos elude. Nos acosa una
sensacin profunda de ausencia. Algo falta en nuestra vida. Esperamos que lo llene
cierta persona, objeto o proyecto. Nos afanamos por llenar ese vaco, pero el alma nos
dice, si queremos escucharla, que jams se puede colmar la ausencia.
La muerte es la gran herida del universo y de cada vida. Sin embargo,
paradjicamente, la misma herida que puede conducir a un nuevo desarrollo
espiritual. Meditar sobre tu muerte puede ayudarte a modificar drsticamente tu
percepcin habitual y rutinaria. En lugar de vivir de acuerdo con lo que se puede ver
o poseer en el reino material de la vida, empiezas a afinar tu sensibilidad y adquieres
conciencia de los tesoros ocultos en el lado invisible de tu vida. Una persona
verdaderamente espiritual desarrolla un sentido de la profundidad de su naturaleza
invisible. sta posee cualidades y tesoros que el tiempo jams puede daar. Son
absolutamente tuyos. No necesitas aferrarte a ellos, ganarlos ni protegerlos. Estos
tesoros son tuyos; nadie puede quitrtelos.

El nac i mi ent o c omo muer t e

Imaginaos si pudiera hablar con un feto en el tero y explicarle su unidad con la
madre. Cmo ese cordn de unin le da vida. Y decirle a continuacin que esa
situacin estaba a punto de finalizar. Que iba a ser expulsado del tero para
atravesar un pasaje muy estrecho y caer en un vaco luminoso. El cordn que lo una
al tero materno sera cortado;
desde entonces y para siempre, llevara una vida propia. Si el feto pudiera responder,
sin duda dira que iba a morir. Para el feto, nacer parecera una forma de morir.
Estos problemas tan importantes son difciles de dilucidar porque los vemos desde un
solo lado. Nadie ha tenido esa experiencia. Los muertos permanecen alejados; jams
vuelven. Por eso, no podemos ver el otro lado del crculo abierto por la muerte.
Wittgenstein lo resumi muy bien cuando dijo que la muerte no es una experiencia
de la propia vida. No puede serlo porque es el fin de la vida en y a travs de la cual

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uno tuvo todas sus experiencias.
Me gusta pensar en la muerte como en un renacer. El alma es libre en un mundo
donde no hay ms separacin, sombra ni lgrimas. Una amiga ma sufri la muerte
de su hijo de veintisis aos. Yo asist al entierro. Sus dems hijos la rodeaban cuando
el atad baj a la fosa, y se alz un coro desgarrador de lamentos. Ella los abraz y
les dijo: N bigi ag caoineadh, nil tada dho thios ansin ach amhin an clddach a bhi air.
No lloris porque no queda nada de l aqu, solamente la envoltura que lo cubra en
esta vida. Es una hermosa idea, un reconocimiento de que el cuerpo era slo una
envoltura y el alma ha sido liberada para lo eterno.
La muerte transfigura nuestra separacin
En Conamara, las tumbas estn cerca del mar, donde el suelo es arenoso. Al cavar
una tumba, se corta una seccin de csped y se la aparta cuidadosamente, sin daarla.
Se coloca el atad en la fosa. Se dicen las oraciones, se bendice la tumba y se la llena
de tierra. Finalmente se coloca sobre ella la seccin de csped, que se adapta
perfectamente. Un amigo mo dice que es una cesrea al revs. Es como si el tero
de la Tierra, sin romperse, recibiera nuevamente al individuo que una vez tom
forma de arcilla para vivir sobre la superficie. Es una hermosa idea: un regreso a
casa, donde a uno lo reciben ntegramente.
Es un hecho extrao y maravilloso estar aqu, caminar dentro de un cuerpo, tener un
mundo en el interior y un mundo al alcance de los dedos. Es un privilegio enorme y es
increble que los humanos olviden el milagro de estar aqu. Dijo Rilke: Estar aqu es
mucho. Es desconcertante comprobar cmo la realidad social nos aturde e insensibi-
liza hasta el punto de que el portento mstico de nuestra vida pasa totalmente
inadvertido. Estamos aqu. Somos salvaje, peligrosamente libres. El aspecto ms
desolado de estar aqu es nuestra separacin en el mundo. Cuando vives en un
cuerpo, ests separado de todos los dems objetos y personas. Muchas veces, cuando
tratamos de rezar, de amar, de crear, en realidad queremos transfigurar esa sepa-
racin, construir puentes para que otros puedan llegar a nosotros y nosotros a ellos.
En el momento de la muerte se rompe esa separacin fsica. El alma se libera del
alojamiento particular y exclusivo en este cuerpo. Entra en un universo libre y
vaporoso de comunin espiritual.

Son di st i nt os el espac i o y el t i empo en el mundo et er no?

El espacio y el tiempo son los cimientos de la identidad y la percepcin humanas.
Jams tenemos una percepcin que no incluya esos elementos. El elemento espacio
significa que siempre estamos en estado de separacin. Yo estoy aqu.

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T ests all. La persona ms entraable para ti, tu ser amado, es un mundo distinto
del tuyo. Es el aspecto pattico del amor. Dos personas muy unidas quieren ser una,
pero sus espacios no les permiten franquear esa distancia que los separa. En el
espacio, siempre estamos separados. El otro componente de la percepcin y la
identidad es el tiempo. ste tambin nos separa. El tiempo es ante todo lineal, dis-
continuo, fragmentado. Tus das pasados han desaparecido; se han desvanecido. El
futuro an no ha llegado. Slo te queda el pequeo peldao del presente, que es un
momento.
Al abandonar el cuerpo, el alma se libera del peso y el dominio del espacio y el
tiempo. Es libre de ir donde quiera. Los muertos son nuestros vecinos ms prximos.
El Maestro Eckhart se pregunt: Adonde va el alma de una persona cuando
muere?. Y respondi: A ninguna parte. A qu otro lugar podra ir el alma? En
qu otro lugar est el mundo eterno? Slo puede estar aqu. Lo hemos desfigurado al
espacializarlo. Hemos expulsado lo eterno hacia una suerte de galaxia remota. Sin
embargo, el mundo eterno no parece ser un lugar, sino un estado del ser distinto. El
alma de la persona no va a ningn lugar porque no hay un lugar donde ir. Esto
sugiere que los muertos estn con nosotros, en el aire que atravesamos
constantemente. La nica diferencia entre nosotros y los muertos es que ellos ocupan
una forma invisible. No puedes verlos con el ojo humano. Pero puedes intuir la
presencia de tus seres amados que han muerto. El sentido sensible de tu alma los
percibe. Sientes su presencia cercana.
Mi padre contaba una historia sobre cierto vecino, que era muy amigo del sacerdote
de la localidad. En Irlanda hay toda una mitologa sobre los poderes especiales de los
sacerdotes y los druidas. El vecino y el sacerdote solan pasear juntos. Un da el
vecino le pregunt: Dnde estn los muertos? El sacerdote respondi que no deba
hacer esa clase de preguntas. Pero el hombre insisti hasta que el sacerdote dijo: Te lo
mostrar, pero no se lo debes revelar a nadie. De ms est decir que el hombre no
cumpli su palabra. El sacerdote alz su mano derecha; detrs de ella el hombre vio
las almas de los muertos, abundantes como las gotas de roco sobre la hierba. Con
frecuencia nuestra soledad y aislamiento se deben a una falta de imaginacin espi-
ritual. Olvidamos que no existe el espacio vaco. Todo el espacio est colmado de
presencia, en especial la de aquellos que ocupan una forma eterna, invisible.
Para los muertos tambin cambia el mundo del tiempo. Aqu estamos atrapados en el
tiempo lineal. Hemos olvidado el pasado; se ha perdido. No conocemos el futuro. Para
los muertos, el tiempo debe ser totalmente distinto porque viven en un crculo de
eternidad. Al principio de este libro habl del paisaje y cmo el de Irlanda resiste la
linealidad. Dije que el intelecto celta siempre rechazaba la lnea recta a la vez que

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amaba la forma del crculo. En ste, el comienzo y el fin son hermanos que
permanecen guarecidos en la unidad del ao y de la Tierra que ofrece lo eterno. Yo
imagino que en el mundo eterno el tiempo se ha convertido en el crculo de la
eternidad. Tal vez cuando una persona entra en ese mundo puede echar una mirada a
lo que aqu llamamos tiempo pasado. Tal vez pueda ver el tiempo futuro. Para los
muertos el tiempo presente es presencia total. Esto sugiere que nuestros amigos
muertos nos conocen mejor de lo que pudieron conocernos en vida. Saben todo sobre
nosotros, incluso cosas que tal vez los decepcionen. Pero en su estado transfigurado,
su comprensin y caridad son proporcionales a todo lo que saben sobre nosotros.
Los muer t os nos bendi c en
Yo creo que nuestros amigos entre los muertos se ocupan de nosotros y nos cuidan.
Muchas veces en el camino de la vida podra haber una gran piedra de desdichas a
punto de caer sobre ti, pero tus amigos entre los muertos la sostienen hasta que pasas.
Uno de los procesos estimulantes de la evolucin y la conciencia humana en los
prximos siglos podra ser una nueva relacin con el mundo eterno invisible.
Podramos buscar un vnculo muy creativo con nuestros amigos en ese mundo. La
verdad es que no tenemos por qu llorar a los muertos. Por qu habramos de hacer-
lo? Estn en un lugar donde no hay sombras, oscuridad, soledad, aislamiento ni
dolor. Estn en casa. Estn con Dios, de donde vinieron. Han regresado al nido de su
identidad dentro del gran crculo de Dios. l es el crculo ms grande de todos, el que
abarca el universo entero, que contiene lo visible y lo invisible, lo temporal y lo
eterno, como un todo.
La tradicin irlandesa tiene bellas historias sobre personas que mueren y se
encuentran con sus viejos amigos. Mairtin Cadhain escribi una hermosa novela, Crj
na Cille, sobre la vida en un cementerio y lo que sucede entre las personas enterradas
en l. En el mundo eterno, todo es uno. En el espacio espiritual no hay distancia. En el
tiempo eterno no hay separacin entre el hoy, el ayer o el maana. En el tiempo
eterno, todo es hoy; el tiempo es presencia. Creo que ste es el significado de la vida
eterna: una vida donde todo lo que buscamos: bondad, unidad, belleza, verdad y
amor, no estn lejos de nosotros, sino presentes en toda su plenitud. R.S. Thomas
escribi un hermoso poema sobre la concepcin de la eternidad. Es deliberadamente
minimalista en su forma, pero muy poderosa:

Creo que tal vez
estar un poco ms seguro
de estar un poco ms cerca.
Eso es todo. La eternidad

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es comprender
que ese poco es ms que suficiente.

Kahlil Gibran explica que la unidad en la amistad que llamamos anam cara derrota
incluso a la muerte:
Nacisteis juntos y juntos estaris por siempre. Estaris juntos cuando las alas
blancas de la muerte esparzan vuestros das. Oh, s, estaris juntos incluso en el
silencioso recuerdo de Dios.

Me gustara terminar este captulo con una bella plegaria escrita en Persia en el siglo
XIII.

Algunas noches qudate despierto
como suele hacer la Luna para el Sol.
S un cubo lleno, alzado
del fondo oscuro del pozo.
Algo abre nuestras alas, disipa el dolor.
Llenan la copa que tenemos delante,
slo probamos lo sagrado.

Bendicin para la muerte
Ruego que tengas la bendicin del consuelo y la seguridad sobre tu propia muerte.
Que conozcas en tu alma que no debes temer.
Cuando llegue tu tiempo, que recibas todas las bendiciones y proteccin que necesites.
Que recibas una maravillosa acogida en la casa adonde vas.
No vas a un lugar extrao. Vuelves a la casa que nunca abandonaste.
Que sientas un maravilloso apremio de vivir plenamente tu vida.
Que vivas en comprensin y creatividad y transfigures todo lo negativo dentro de ti y
a tu alrededor.
Cuando mueras, que sea despus de una larga vida.
Que ests en paz y felicidad y en presencia de quienes verdaderamente te aman.
Que tu partida sea protegida y tu bienvenida asegurada.

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LECTURAS RECOMENDADAS

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