Costa Rica Como Periferia Del Placer (Santiago Navarro)

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UNIVERSIDAD DE COSTA RICA

FACULTAD DE CIENCIAS SOCIALES


ESCUELA DE PSICOLOGA



Tesis para optar por el grado de Licenciatura en Psicologa



Costa Rica como periferia del placer.
Poder, colonialidad y resistencia en torno al turismo y la inmigracin en playa
Matapalo.





Sustentante:
Bach. Santiago Navarro Cerdas
Carn: A64075





Comit Asesor:
Director: Dr. Ignacio Dobles Oropeza
Lector: Dr. Carlos Sandoval Garca
Lectora: Lic. Marisol Fournier Pereira








Ciudad Universitaria Rodrigo Facio, Costa Rica
Febrero, 2013









Pintura de Banksy




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A Rafael Antonio Prez Snchez, trabajador nicaragense muerto impunemente en el 2008
por las condiciones de explotacin del hotel Riu y el sistema turstico transnacional.



















3



Agradecimientos

A las personas en Sardinal con las que compart y convers para realizar esta investigacin.

Al Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal, por su gran apoyo en la comunidad y por
mostrarme lo aguerrido que puede ser un pueblo ante el intento de despojo por parte del
Estado y del Mercado de sus bienes comunales.

A Carlos Sandoval, Ignacio Dobles, Luca Molina, Marisol Fournier y Maurizia DAntoni,
por leerme, comentarme y apoyarme, siempre brindndome su amistad, fueron
indispensables.

Al Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Costa Rica, por el apoyo para
realizar esta investigacin con la beca Jvenes Investigadores, fundamental tanto a nivel
financiero como acadmico en su grupo de discusin del Programa Subjetividad y Cultura,
grupo al cual agradezco mucho por su lectura y discusin.

Al programa Kioskos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica, por el apoyo
logstico y material dentro de la comunidad de Sardinal, muy especialmente a Marita Arce
y Sergio Salazar.

Al Colectivo Costarricense de Psicologa de la Liberacin y al Colectivo SN por mostrarme
que la articulacin poltica es fundamental para sostenerse ante tantas contradicciones
sociales como las que se muestran en esta investigacin.

A Lucrecia, Gustavo, Fabin, Sergio, Santiago, Carla, Adrin, Sofa e Irene por compartir
un apoyo familiar invaluable.

A Elizabeth Loaiza por su gran ayuda al ser una excelente mediadora con las entrevistas a
turistas, ante mi ingls algo precario y, por supuesto, por brindarme su buena amistad.

A Vernica Vila por revisar el tedioso formato APA y aspectos formales de la tesis, y por ser
una muy buena compaera de trabajo.

4
A mis amigxs, por su gran amistad durante la realizacin de la investigacin, muy
especialmente a Eduardo Bolaos, Pa Sandoval, Mariana Rojas y Olga Lujn.








Una tierra con un gran litoral lleno de bellezas naturales nunca antes vistas

Cristbal Coln




Como todos los habitantes de Europa occidental, quiero viajar para decirlo en plata, en
el fondo lo que yo quiero es hacer turismo. Cada cual tiene los sueos de lo que es capaz, y
mi sueo es encadenar al infinito los Circuitos de la pasin, las Vacaciones en color y
los Placeres a la carta, por mencionar los temas de tres catlogos de Nouvelles
Frontieres

Michel Houellebecq










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Proyecto Final de Graduacin presentado el da 8 de febrero del ao 2013 en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica para optar por el grado acadmico de
Licenciado en Psicologa, ante el siguiente Tribunal Examinador:


________________________________________
Dra. Maurizia D'Antoni
Presidenta del Tribunal

________________________________________
MSc. Luca Molina Fallas
Representante de la Escuela de Psicologa


________________________________________
Dr. Ignacio Dobles Oropeza
Director del proyecto

________________________________________
Dr. Carlos Sandoval Garca
Lector

________________________________________
Licda. Marisol Fournier Pereira
Lectora


6
________________________________________
Bach. Santiago Navarro Cerdas
Sustentante



Tabla de contenido
Una tierra con un gran litoral lleno de bellezas naturales nunca antes vistas 5 ................
Cristbal Coln 5 .................................................................................................
Resumen. 10 ........................................................................................................
Introduccin, o la turistificacin geogrfica en el trpico. 12 ........................
!"#$%&'& )#*+,)-.& /#),&0 1 &23,"*4&0 5" 60&1& 7&4&6&0#8 9:
La desproblematizacin del turismo. 28 ....................................................................
Notas reflexivas sobre esta investigacin. 35 .............................................................
Organizacin del texto. 38 ....................................................................................
I. Metodologa, o contra la neutralidad tcnica. 49 .....................................................
Estrategia metodolgica. 49 ...................................................................................
Apuntes sobre las entrevistas, las transcripciones y la aproximacin etnogrfica. 50 .......
Participantes. 52 ..................................................................................................
Procedimientos de anlisis. 53 ................................................................................
Investigacin cualitativa radical. 53 ........................................................................
Anlisis del discurso. Entre la psicologa social y el psicoanlisis. 58 ............................
Proteccin de sujetos. 66 ......................................................................................
II. Geopoltica del turismo y la inmigracin en la periferia del placer. 68 .........................
Introduccin. 68 ..................................................................................................
Una pequea historia de la individualidad masiva en el ocio turstico. 69 .......................
La construccin de periferias del placer y la sociedad de consumo. 75 ..........................
;& <&*4&/=& )#2# "/4%>)4>%&5#%& 5" 0& %"&0,5&58 ?@
Turismo y migracin en Centroamrica. El Norte desea entrar, el Sur desea salir. 85 ......
La constitucin de enclaves por transnacionales espaolas baleares en el trpico. 91 ......
El universo mediano y micro: el linde antropofgico en Centroamrica, Costa Rica,
Guanacaste y Sardinal. 92 ......................................................................................
Geopoltica en Centroamrica. 94 ...........................................................................
Geopoltica en Guanacaste y dinmicas migratorias. 98 ............................................
Geopoltica en Sardinal. Precariedad laboral, desigualdad de gnero y xenofobia. 103 ......
7
III. Dislocales, o el lugar ausente en la mirada hegemnica. 109 ....................................
Introduccin. 109
Conflictividades dislocales alrededor del turismo en Guanacaste y Matapalo. 111 ............
Las luchas en la precariedad laboral y la inmigracin. Ejrcitos de reserva para el capital.
114 ...................................................................................................................
Condiciones empresariales transnacionalizadas. 126 ..................................................
La comunidad dividida. 130 ....................................................................................
Cambios geogrficos y ambientales a la llegada del Riu. 131 .........................................
El Otro inmigrante y la fantasa del robo del goce en el nacionalismo costarricense. 133 ..
Introduccin. 143 ................................................................................................
A0 6#5"%B 0& C"$"2#*=& 1 0& )#*4%&C"$"2#*=&8 9DE
La lucha por el agua en la comunidad de Sardinal. 157 ...............................................
Las luchas contra la privatizacin de playa Matapalo por el hotel RIU. 164 ....................
La resistencia anti-elitista de los/as comehuevos. 166 ...........................................
Espacios de autonoma de los/as trabajadores/as. 169 ...............................................
Los campamentos rebeldes. 170 ...........................................................................
La lucha por los bienes comunes en pocas de la colonialidad del poder. 171 .................
V. Turistas, o la imagen extica del tropicalismo. 174 ...............................................
Introduccin. 174 ................................................................................................
Turismo como consumo de la experiencia. 176 ..........................................................
La imagen extica de Costa Rica: un lugar verde, de bosques, monos y gente muy
simptica. 188 ......................................................................................................
Del exotismo al tropicalismo, o entre el buen y el mal dislocal. 190 ........................
Autenticidades y artificialidades escenificadas. 196 ....................................................
Vuelta al espejo, o la imagen de (dis)locales sobre turistas. 201 ...................................
La naturaleza es natural? Lo artificial de toda Naturaleza. 204 ...................................
Interludio. La fantasa y el imperativo de goce en la modernidad tarda. La publicidad y
el consumo en el turismo. 211 ................................................................................
Introduccin. 218 ................................................................................................
El capitalismo verde y la Responsabilidad Social Corporativa. El maquillaje humano del
capitalismo reciente. 220 ......................................................................................
A0 0&5# F3>"*#G 1 "0 0&5# F2&0#G 5"0 6#5"%B # 0& #3/)"*,5&5 />6"%1H,)& & 0& /#23%&8 @IJ
El turismo en Costa Rica. El posicionamiento de la marca pas en el mercado
internacional de consumo. 233 ...............................................................................
Los Certificados de Sostenibilidad Turstica como ambientalismo suave del capitalismo
verde. 236 .........................................................................................................
8
La fantasa del pas feliz y verde en la discursividad del ICT. 244 ................................
Costa Rica como regalo millonario de felicidad, o el autotropicalismo a la vista. 246 ....
Los videos promocionales, o la exotizacin del relax. 251 ...........................................
El plus filantrpico de lo eco y sin ingredientes artificiales. 255 ............................
VII. Anlisis reflexivo, o el asumir la posicin. 259 .....................................................
Introduccin. 259 .................................................................................................
Especificaciones tericas sobre el campo cientfico. 263 ............................................
La subjetividad en investigacin. 265 ......................................................................
Surgimiento del tema, o como los pipis se convirtieron en turistas. 268 .......................
Condiciones de posibilidad institucionales. 269 ..........................................................
Relaciones en la comunidad, u otra mirada de un otro exterior. 271 .............................
Las intimidades emocionales, o soportando el peso simblico de la tesis. 273 .................
El Otro de la tesis, o el deseo de criticar a un otro Otro poltico. 274 ......................
Cuestiones del trabajo de campo. 276 .....................................................................
La parcialidad anticapitalista. 277 ..........................................................................
VIII. Debate, o la paralaje alrededor del turismo. 280 .................................................
La realidad antagnica en playa Matapalo. 280 .........................................................
Dislocales, turistas y propaganda estatal. Entre la resistencia y el autotropicalismo. 281 .
Sntesis o paralaje? 285 ........................................................................................
Vacos explicativos en la investigacin. 286 .............................................................
Posicionamiento poltico de partida. 287 ...................................................................
Problemticas en la redaccin, o la teora versus la inmediatez fenomenolgica. 289 .......
La paralaje, o por la defensa de una verdad investigativa. 292 .....................................
Recomendaciones. 294 ..........................................................................................
Referencias Bibliogrficas 296 .................................................................................
Cantn, E. (29 de Noviembre, 2012). Hotel Riu aleg que destruy vegetacin costera,
no un manglar. El Pas. Extrado el 30 de noviembre del 2012 de http://www.elpais.cr/
frontend/noticia_detalle/1/75487 300 .....................................................................
Crdoba, J. (6 de Noviembre, 2012).Costa Rica rifar viajes para atraer turistas de
Canad y Estados Unidos. Semanario Universidad. Extrado el 18 de octubre del 2012 de
http://www.semanariouniversidad.ucr.cr/index.php/component/content/article/1393-
Hoy%20en%20la%20U/4629-costa-rica-rifara-viajes-para-atraer-turistas-de-canada-y-
estados-unidos.html 302 .......................................................................................
Oviedo, E. (31 de Julio, 2012). Cpula municipal de Carrillo no declar 570 millones en
bienes. La Nacin. Extrado el 16 de julio del 2012 de http://www.nacion.com/
2010-07-31/ElPais/NotaPrincipal/ElPais2467313.aspx 307 ........................................
Rodrguez, I, (14 de Junio, 2012) Costa Rica es nuevamente el pas ms feliz del mundo,
9

Anexo288

Navarro, S. (2013). Costa Rica como periferia del placer. Poder, colonialidad y
resistencia en torno al turismo y la inmigracin en playa Matapalo. (Tesis de Grado)
Licenciatura en Psicologa no publicada. Universidad de Costa Rica. San Jos

Resumen.
Esta investigacin, realizada durante el 2012, se conforma inicialmente como un
estudio de caso, el cual gira en torno a la implantacin, con muchos abusos sociales y
ambientales, del hotel transnacional espaol RIU a partir del ao 2008 en playa Matapalo,
ubicada en la comunidad de Sardinal, Guanacaste, Costa Rica. Para adentrarse en ese
universo se realizaron entrevistas semi-estructuradas a locales tradicionales de la regin, a
inmigrantes nicaragenses que trabajaban en la zona y a turistas extranjeros que estaban
haciendo uso del hotel. Tambin se realiz un proceso de observacin etnogrfica de la
situacin en la zona, as como una serie de conversaciones informales con diversas
personas.
Este caso especfico, delimitado en el distrito Sardinal, se intenta conformar en
articulacin con la imagen que tienen esos agentes (turistas, locales tradicionales e
inmigrantes) sobre Costa Rica como destino turstico ms global. Asimismo, estas
segn ndice 'Happy Planet'. La Nacin. Extrado el 18 de noviembre del 2012 de
http://www.nacion.com/2012-06-14/AldeaGlobal/Costa-Rica-es-nuevamente-el-pais-
mas-feliz-del-mundo--segun-indice--Happy-Planet-.aspx 310 ...................................
Siu, M. (30/4/2012). Desarrollo inmobiliario colapsara Guanacaste en menos de 20
aos. La Prensa Libre. Obtenido el 12 de julio del 2012 de http://
www.prensalibre.co.cr/2008/abril/30/economia01.php 310 ........................................
10
imgenes son confrontadas con la discursividad de mercadeo que tiene el Instituto
Costarricense de Turismo (ICT) en su pgina web y en su Facebook, para vender la marca-
pas Costa Rica al turismo internacional.
En su desarrollo, el estudio centra su mirada en las contradicciones psicosociales
que surgen en cada agente (locales tradicionales, inmigrantes, turistas y el ICT) para luego
dar en las interrelaciones y conflictos de poder entre ellos, siendo de gran importancia las
resistencias y protestas comunitarias de las personas dislocales (termino que alude a la
relacin de locales guanacastecos/as tradicionales con inmigrantes como nuevos/as locales
en la regin, quienes dislocan, a su vez, las identidades tradicionales y tensionan las
relaciones, principalmente en relacin a la lucha por la bsqueda de trabajo bajo las
condiciones de explotacin laboral, efectuada por empresas como las del caso ac
analizado).
Estas expresiones comunitarias de protesta y resistencia surgen ante la imposicin
del hotel y disienten de las imgenes que mantienen tanto turistas como el Estado
costarricense (a travs del ICT), en su deseo de conformar una periferia del placer que
produzca una geografa turistificada. Este proceso podra llamarse tropicalismo, es decir la
conformacin de un espacio para el ocio y deseos de un paraso tropical por parte del
turismo internacional, dando la imagen de que es una regin lo ms pacificada en el mbito
social y ambiental, todo sostenido con un andamiaje de correccin poltica y excelente
lobby poltico y econmico dentro de la discursividad del capitalismo verde con rostro
humano, lo cual nubla las tensas contradicciones de poder que le son inherentes a ese
sistema turstico cultural y econmico.
11

Palabras clave: turismo, inmigracin, transnacionales, resistencia comunitaria, capitalismo
verde, psicologa social y comunitaria.





Introduccin, o la turistificacin geogrfica en el trpico.

La geografa turstica de Guanacaste.
A travs de la costa de la pennsula de Guanacaste existe un camino en su mayor
parte sin asfaltar, por donde es relativamente fcil recorrer decenas de playas, las cuales
hace unos 50 aos eran inalcanzables si no se tomaba horas para pasar por montaas y
malos caminos. Hoy al transitar la pennsula se puede ver un mundo impensado hace unos
20 aos, a poca distancia del aeropuerto internacional de Liberia se pueden encontrar playas
muy variadas, desde las que les dan uso mochileros/as, pasando por las que utilizan turistas
de mediano perfil econmico, hasta playas que tienen grandes hoteles 5 estrellas de lujo,
algunos especiales para millonarias estrellas de cine de Hollywood o para jeques rabes,
como suele pasar en la Pennsula de Papagayo.
En el siguiente mapa se puede observar la franja de playas en la pennsula de
Guanacaste, con la letra A en una burbuja se seala el distrito de Sardinal, el cual ser
12
caracterizado ms adelante:
Mapa 1. Ubicacin de Sardinal.

Imagen extrada de Google Earth, 2012.

Se pueden encontrar playas como Santa Teresa donde existe toda una subcultura
New Age con clases de yoga, sesiones de introspeccin espiritual y comida multicultural.
Playa Avellanas es muy apta para la gente que le gusta el surf y en la noche caminar por el
ambiente de ese estilo con bronceados y cuerpos esculpidos. Si es una cuestin ms de
exclusividad, se puede encontrar playa Matapalo, playa Langosta o la Pennsula de
Papagayo, especializadas en hoteles de lujo. Hay ciertas caractersticas de todos estos
lugares un poco peculiares, por ejemplo el que los rtulos del comercio, las direcciones, los
nombres de los lugares, estn en su mayora en ingls y la mayora de personas que le dan
uso al espacio de ocio son provenientes de Estados Unidos, Europa del Oeste o Canad.
Esta exclusividad en la mayora de las playas de Guanacaste es accesible a ciertos
sectores sociales con especficas condiciones econmicas, culturales, nacionales y raciales.
13
As que la tendencia es que si las personas que estn en estos espacios tienen piel morena,
no provienen de uno de esos pases del primer mundo, no poseen capacidad adquisitiva
muy alta o culturalmente no estn muy cercanos/as a las corrientes culturales de moda en
ese primer mundo como lo New Age, el surf o el romanticismo por la otredad cultural o el
turismo natural, las probabilidades suben para que sean las personas que atienden las
tiendas, los supermercados, limpian, construyen los hoteles o viven en las periferias
semiurbanas de esas geografas, tal vez como desempleadas/os o subempleados/as.
Sin embargo, tambin hay lugares para un pblico de un perfil econmico ms
mediano, por ejemplo playa Montezuma donde se puede encontrar, junto al turismo
internacional, un turismo nacional ms bohemio de jvenes o, bien, playa Tamarindo con
un ambiente de mucha fiesta y trabajo sexual abierto. Por ltimo, hay ciertas playas
relativamente desoladas que son las utilizadas por las poblaciones guanacastecas que
histricamente han vivido cercanas a ellas, se trata de las actividades de ocio de las
personas que, en nuestra cultura popular, se ha dado en llamar los y las come huevos,
ajenas a la lgica comercial y esttica que en los ltimos veinte aos se ha instalado
masivamente en la zona. Sin embargo, lo que ha vivido esta poblacin guanacasteca que
histricamente ha habitado la zona es una lgica de produccin espacial (material y
simblica) efectuada no para que ellos y ellas le den uso a ese espacio pblico, sino que
ste se les tiende a ser despojado para atraer y seducir al turismo internacional que busca
lugares especiales para consumir experiencia, creando espacios gentrificados (elitizados)
que les excluyen.
En los lugares donde se efecta esta turistificacin geogrfica se tiende a acelerar
14
las relaciones y las posiciones psicosociales tradicionales, se convierten en espacios
internacionales en gran tensin donde, por ejemplo, se dan casos como el de playa
Matapalo donde trabajadores/as inmigrantes nicaragenses compiten con trabajadores/as
costarricenses por empleos y subempleos de mala calidad para construir hoteles 5 estrellas
de transnacionales espaolas (como las hoteleras RIU, Barcel o Meli) y conformar
espacios que sean hechos a imagen y semejanza del deseo fantasioso de la demanda
estadounidense, canadiense y europea. Un deseo muy reforzado por las imgenes
publicitarias que da el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), como imgenes oficiales
del Estado costarricense dirigidas al turismo internacional.
Este fenmeno ha sido acelerado en los ltimos 15 o 20 aos con el llamado boom
turstico en Costa Rica y no es un fenmeno aislado (afecta tanto las otras zonas costeras
del pas en el Caribe y en el Pacfico Sur, como en zonas centrales como La Fortuna en San
Carlos o San Jos centro). Responde a toda una lgica de pas la cual, a la vez, se ha
articulado con la lgica internacional como parte de un proceso que desde los ochenta del
siglo pasado produce cambios en la estructura socioeconmica de la regin, con la
implantacin de los Programas de Ajuste Estructural (PAEs) y las polticas neoliberales
globalizadas orientadas a la atraccin de inversin extranjera de transnacionales, a los
desarrollos inmobiliarios, la agro-industria y la economa de servicios, en detrimento de
actividades como la produccin agrcola, la industria local, la pesca y, en general, la
soberana alimentaria. As, la implantacin de grandes capitales internacionales son
fomentados por el Estado, que limita su inversin social hacia una inversin infraestructural
y de poder-saber dirigida al desarrollo privado, creando un proceso de inversin Estado-
15
Mercado que viene a sustituir los intentos en la segunda mitad del siglo pasado de crear un
Estado-social (si bien fallidos).
Este proceso, asimismo, se enmarca dentro de una lgica ms global capitalista, en
aquel proceso que Harvey (1998, 2007) ha denominado acumulacin por desposesin, en la
relacin dual del capital entre las formas de produccin capitalistas y no capitalistas, donde
estas ltimas son mercantilizadas, privatizadas, despojadas de su funcionamiento pblico,
siendo clave para ello la expansin geogrfica espacial. As, en lo especfico de la
expansin turstica transnacional en los trpicos, sta suele ubicarse en regiones
histricamente olvidadas por el Estado y el Mercado, en espacios que an conserven algo
de la imagen de paraso natural extico, como es el caso de ese Guanacaste hace unos 50
aos poco explorado.
Esta investigacin va ahondar en la discursividad oficial del ICT en torno al
turismo, as como tambin la visin de turistas internacionales sobre Costa Rica y la
visin de personas dislocales (esta nocin vista como la relacin entre locales tradicionales
e inmigrantes, principalmente nicaragenses, como nuevos/as locales, tal como se ahondar
ms adelante) acerca del impacto del turismo en la regin y en sus vidas. Sin embargo, la
investigacin no solo se preocupa por el anlisis del discurso y las discusiones de
identidades culturales sino que tambin pretende dar una integracin de estas con una
mirada etnogrfica y materialista de lo que sucede.
Ligado a esto ltimo, como una expresin bastante extrema de este proceso ms macro
global del turismo internacional, ac se pretende ahondar el universo micropoltico
especfico y peculiar, como un estudio de caso, de playa Matapalo en Guanacaste, provincia
16
con mayor oferta hotelera, desarrollo turstico y de ms estancia promedio de das del
turista (INEC, 2011). Espacio que muestra en un espacio bastante reducido (de solo unos
dos kilmetros de extensin) esos universos internacionales tan distintos conjuntados en
una zona que hace unos cinco aos no conoca mayor intervencin internacional ni
nacional. Adentrmonos un poco ms.
Geografa conflictiva social y ambiental de playa Matapalo.
Playa Matapalo se ubica en el distrito de Sardinal, en el cantn de Carrillo, este
cantn posee una poblacin de 36 995 habitantes y el distrito de Sardinal 14 785 (INEC,
2011). Carrillo es un cantn de mucho impacto turstico, ah se encuentran el complejo
turstico Papagayo, Playa Hermosa, Playa Panam, Playa del Coco, Playa Ocotal, entre
otras. Tambin ah se ubica el ro Tempisque, de amplio impacto con el turismo de
aventura.
Sardinal centro se ubica a unos 30 kilmetros del aeropuerto de Liberia, cercana
que le da una posicin estratgica para el turismo que no quiere muchas horas de viaje en
carro o buseta luego de las horas de avin para llegar a su hotel. La carretera que conecta el
aeropuerto con la comunidad no est llena de casas, campos sembrados o alguna industria,
sino de centros comerciales, hoteles, renta de carros, anuncios publicitarios muy grandes, es
decir es una zona bastante postindustrial. Al llegar a Sardinal centro se da un contraste
con esto, ya que es un pueblo que remite ms a un pasado, uno donde las casas no tienen
rejas, donde las personas conviven en sus corredores o aceras, con calles sin asfaltar y un
ritmo de vida mucho ms lento que el urbano. En las zonas ms perifrica del pueblo se
encuentran asentados/as la mayor parte de nicaragenses que buscan trabajo principalmente
17
en la melonera que est en el mismo pueblo y en el hotel RIU, ah, por ejemplo, unas cien
de estas personas viven en dos galerones hechos de fibrolit, hacinadas en un espacio de
unos 30 metros por 20 metros.
A unos 15 kilmetros de Sardinal centro se encuentra playa Matapalo, entre estos
dos lugares estn las comunidades ms pequeas de Artola y Nuevo Coln, con
caractersticas muy parecidas a las de Sardinal. Al ir avanzando hacia playa Matapalo se
pueden denotar varias zonas residenciales bastante exclusivas, ms all de eso no hay
muchas construcciones ni casas cerca de la playa. Al avanzar se puede observar que
aparecen los dos hoteles RIU que conforman alrededor de 1500 habitaciones, como un
meteorito con dimensiones de un Centro Comercial produce un rompimiento abrupto con el
resto de la geografa del lugar. La siguiente fotografa area de los hoteles muestra esta
condicin:
Imagen 1. Hoteles RIU como meteoritos .
1
18
Imagen extrada de la pgina oficial del hotel RIU.
1

La playa, de unos dos kilmetros de largo, conjunta en un espacio muy reducido
amplias contradicciones y tensiones sociales de muy diversos agentes (inmigrantes, locales
tradicionales, turistas, la empresa transnacional y la intervencin estatal) para conformar un
especfico linde antropofgico de interaccin. Es peculiar la saturacin de agentes en un
espacio tan pequeo como playa Matapalo, siendo una regin muy local que expresa
tensamente varios de los conflictos sociales ms fuertes a nivel global. Este universo
microsocial de relaciones conflictivas puede ser sealado de manera geogrfica, relaciones
que a lo largo de este texto se van a detallar:
Mapa 2. Geografa conflictiva social y ambiental en playa Matapalo.
19
20
Simbologa
Hexgono blanco: hotel RIU
Zigzags rojos: espacio de coral marino en el mar
dinamitado para uso del turismo.
Rayas horizontales moradas frente al hotel:
espacio resguardado en la playa pblica con
guardas, para el filtro de las personas que pueden
ingresar. Tambin espacio donde antes desovaban
masivamente tortugas.
Dos estrellas negras de 4 picos: espacio de
construccin del nuevo hotel RIU Palace, de
parecidas dimensiones al que est al lado.
Cuadrado verde alrededor del hotel: espacio de
destruccin de manglar, rboles y encause de un ro.
Estrella amarilla de 5 picos: entrada pblica a la
playa, que ha tenido por lo menos tres intentos de
privatizacin.
Tringulo celeste: lugar donde acampaba la reserva
de trabajadores a espera de ser contratados para la
construccin.
Rombo amarillo: espacio de recreacin no oficial,
donde trabajadores de la construccin del hotel
salan en las noches a recrearse. Tambin donde las
personas de las comunidades cercanas se recrean
como come huevos y el espacio donde an llegan
pescadores artesanales
Rayo rosado: espacio donde se realiza el
ecoturismo que ofrece el hotel.

Fuente base del mapa: Google Earth 2012



Hasta el ao 2008 playa Matapalo era una regin olvidada por la poltica y el universo
meditico, cuando devino la construccin de un gran hotel de unas 750 habitaciones por la
transnacional RIU, con una inversin de $175 millones. En el mismo 2008 la transnacional
recibi el premio a la Mejor Cadena Hotelera del Ao en los British Travel Awards 2008,
conocidos como los Oscar de la industria turstica (Torres, 2008), que en el 2010 ganan
por sexta vez (RIU, 2012).
Sin embargo, en el proceso de construccin hubo serios problemas laborales (la muerte,
bastante impune, del trabajador nicaragense Rafael Antonio Prez Snchez, ligada a la
21
negacin de derechos bsicos a unos 200 trabajadores que vivan en barracas, quienes
debido a las condiciones insalubres que les ofreca ese espacio que el hotel les dispona,
tuvieron sntomas gstricos, infecciones urinarias, de la piel, pulmonares) , comunitarios
2
(intentos de privatizacin de la playa para el uso pblico, falsas promesas laborales) y
ambientales (inadecuados procedimientos de permisos, desaparicin de una zona de
manglar y boscosa, impedimento de desove de tortugas, dinamitizacin de un coral para
que la playa fuera nadable para turistas y desviacin de una quebrada) . Todas las
3
acusaciones legales en torno a estos problemas han pasado bastante impunes. Siendo un
caso que puede pensarse no necesariamente como uno representativo del sistema turstico
en Costa Rica, sino una forma de expresin extremada de toda la lgica estructural que se
ha venido hablando.
Ante esto, en el 2009 Roberto Echeverra Alfaro, abogado de la transnacional
espaola, reconoci los errores:
No se puede tapar el sol con un dedo. Se cometi un pecado en el tema migratorio y
hubo problemas de hacinamiento. Todo ya est resuelto, por eso le puedo decir que en
RIU hay un antes y un despus (valos, 16 de marzo del 2009).

Para el 2011 se inicia una segunda etapa del hotel (para un pblico ms selecto,
llamndose RIU Palace, el cual es el escenificado en esta investigacin efectuada en el
22
valos (16 de marzo del 2009), Cantero (16 de setiembre del 2008). Por su parte Chacn (17 de agosto del
2
2011), reporta que el Sindicato nico de Trabajadores de la Construccin denuncia que en la actualidad
aproximadamente el 95% de los trabajadores de la segunda etapa del hotel son extranjeros sin derechos
laborales bsicos, con la complacencia de inspectores de la CCSS. En el mismo 2008 el Ministerio de Salud
inspeccion la construccin, encontrando inhabitables e insalubres los baos, las covachas, las zonas de
comedor y cocina. De un total de 1500 trabajadores, solo 353 empleados contaban con seguridad social. Pese
al cierre temporal de estas, rpidamente el hotel volvi a empezar la construccin (Cantn, 29 de noviembre
del 2012). Teniendo las y los trabajadores condiciones laborales parecidas al hacer la investigacin durante el
2012.
Camacho (30 de octubre del 2009), Castillo (24 de marzo del 2008).
3
2012), donde el Sindicato nico de Trabajadores de la Construccin (SUNTRACS),
denuncia que el 95% de la mano de obra es extranjera, sin derechos laborales bsicos
(Chacn, 17 de agosto del 2011). A partir de estos conflictos laborales, comunitarios y
ambientales, que son comunes en la regin guanacasteca, han surgido conflictos entre las
comunidades y los desarrolladores de proyectos.
RIU Hotels & Resorts es una cadena hotelera fundada en Espaa en 1953 por la
familia Riu. Esta empresa para el 2010 ocupa el lugar 27 entre las mayores cadenas del
mundo y desde 1993 constituy una sociedad con el grupo turstico alemn TUI (Touristik
Union International), considerado el mayor tour operador de Europa. La firma cuenta con
107 hoteles en 19 pases, con ms de 3 millones de clientes al ao (RIU, 2011). En su
dossier de prensa del 2011 presente en su pgina web se expresa que Nuestra filosofa de
empresa se basa en los valores familiares y en la construccin propia, lo que representa un
compromiso duradero con la comunidad y con el medioambiente (RIU, 2011, resaltado
mo).
Ante estos abusos, en la comunidad se movilizaron organizaciones civiles y ciudadanos
en diversas formas de resistencia y protesta, principalmente en defensa de sus bienes
comunes (el agua y la playa pblicas), en contra de su privatizacin, tal como se ahondar
en el Captulo IV. En la actualidad del ao 2012 (tiempo en que transcurri esta
investigacin) se inaugura la segunda etapa del hotel, llamada RIU Palace (para un pblico
an ms exclusivo), con unas dimensiones parecidas al anterior y con la misma lgica de
enclave turstico (Cordero, 2006), es decir como un espacio gentrificado cerrado, que en
base a su todo incluido adentro del hotel es un todo excluido en el sentido de la distribucin
23
de beneficios a las poblaciones cercanas, estando muy caracterizada por permanecer con las
condiciones de explotacin laboral, principalmente inmigrante, que defini la construccin
del hotel anterior.
Este es un fenmeno producido por el proceso de mundializacin que desgarra y
concentra en zonas de este tipo varias de sus ms grandes contradicciones. Se trata de un
espacio en lucha donde se vive aquello que Quijano (2000) denomina colonialidad del
poder, vista como esa matriz global de accin que permanece al da de hoy posterior a las
independencias jurdicas de las ex-colonias, y supone asimismo un proceso de colonialismo
interno, como la forma en que reproducimos y asumimos a lo interno esas fantasas
tursticas deseadas por los Centros mundiales, resaltando fundamentales contradicciones de
clase, raza, nacionalismo y gnero.
Recordemos el epgrafe a esta investigacin, es una cita de las llamadas Cartas de
Jamaica que Cristbal Coln escribi durante su cuarto viaje en lo que posteriormente se
iba a llamar Amrica. En estas cartas escribi esa oracin para describir la tierra extica
tropical llena de bellezas naturales nunca antes vistas, que luego iba a ser bautizada como
Costa Rica por sus sucesores exploradores y conquistadores. Esta confrontacin del
bautismo inicial como acto performativo (como creacin de la geografa al nombrarla,
antes que ser una mera descripcin neutral de tal espacio), persiste en la imagen
identitaria que se maneja en el pas para ofrecerse como lugar turstico al primer mundo,
como un lugar extico lleno de ecologa y de gente pura vida, una costa rica.
Este cortocircuito genealgico que va de la conquista colonial a la actualidad, no
hay que re-buscarlo mucho en un anlisis ideolgico que se sumerja en las profundidades
24
discursivas de las narrativas nacionalistas, basta ver el sntoma de una forma directa y
superficial en uno de los afiches recientes de promocin oficiales, proyectados hacia el
turismo internacional por el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), en l se le expresa
que Cristbal Coln tena mucha razn al ponerle el nombre a Costa Rica enmarcado en
imgenes llenas de exotismo tropical y el eslogan oficial de Costa Rica sin ingredientes
artificiales:
Imagen 2. Exotismo neocolonial del ICT.


4

Esta construccin turstica de una geografa (en su nivel simblico y material) como
extica tropical para atraer la mirada de deseo del turista internacional del primer mundo,
conlleva toda una serie tensa de relaciones de poder. Se da una imagen de totalidad
25
Puede verse expuesto en su pgina oficial www.visitcostarica.com
4
identitaria del espacio, se trata de la performatividad de la mirada bautismal del primer
mundo colonizador por sobre la geografa de Costa Rica, una imagen de una suerte de
gran Otro que incide profundamente en la conformacin identitaria o de unidad nacionalista
posterior en el pas perifrico y que persiste hasta el da de hoy en las imgenes tursticas
que esta investigacin va ahondar.
Ligado a esto, se puede traer la nocin del estadio del espejo de Lacan (1993)
donde la conformacin imaginaria de una suerte de identidad del yo como unidad en el
nio o la nia se efecta en base a mirarse a s como una totalidad especular a pesar de la
desintegracin corporal donde por ejemplo un brazo no se ve como parte de la totalidad
corporal. Para ejemplificar esto, recurdese la imagen cmica del perro persiguindose su
cola, como si sta fuera un ente extrao a su cuerpo es un perro sin haber atravesado el
estadio del espejo y no ve la cola como parte de su yo, mordindose a s mismo sin darse
cuenta o si se quiere profundizar un poco ms, recurdese las imgenes del artista Escher
de una mano (des)construyndose a s misma o la mtica de una serpiente comindose su
propia cola. Se podra decir que desde una perspectiva lacaniana estas son imgenes de
desintegracin y desconocimiento pre-estadio del espejo, antes que de unidad identitaria
narcisista como suelen ser vistas. En ese proceso la imagen de identidad no puede
efectuarse sin la mirada de reconocimiento de la figura materna (algo bautismal), un
reconocimiento que al mismo tiempo es desconocimiento, porque es un Otro extrao el que
posibilita reconocerse a s mismo/a al nio/a.
Para llevar esto a los trminos de esta investigacin, se trata de la performatividad
de la mirada bautismal del primer mundo colonizador por sobre la geografa de Costa
26
Rica, una imagen de una suerte de gran Otro que incide profundamente en la
conformacin identitaria o de unidad nacionalista posterior y que persiste hasta el da de
hoy en las imgenes tursticas que esta investigacin va ahondar. Es una identidad
nacionalista en una tensin de deseo de reconocimiento por ese primer mundo colonial pero
a la vez de desconocimiento (principalmente por las distancias agresivas en trminos
raciales y de clase), estos aspectos se ahondarn ms adelante con la nocin lacaniana de
mimesis, que Bhabha (2002) desarrolla para el caso de las relaciones (pos)coloniales.
Por ltimo, me gustara resaltar un punto que se propone esta investigacin. Existe
una separacin tajante todava hoy en la teora social crtica, entre, por un lado, el llamado
mbito de la cultura (y el uso de la semitica, psicoanlisis, deconstruccin, etc.) y, por
otro, el mbito ms estructural-socioeconmico (marxismo, teoras del sistema-mundo,
etc.), distincin que se muestra muy patente en el estudio del turismo. Es muy comn
encontrar reduccionismos de los dos lados, sin mayor intento de encontrar anlisis ms
complejos que no presenten esa simple dicotoma de manera explcita o implcita, por
ejemplo, algunos/as ven el turismo como una condicin meramente interpretativa semitica
del mundo (en contra de esa suerte de fobia infundada a todo aquello que huela a
economicismo), o, por otro lado, otros/as lo ven como una mera condicin de explotacin
global entre clases sociales (resfriada de cualquier indicio de culturalismo
superestructural).
Estas dos posiciones pueden verse en esta investigacin, algunas veces pasa a
captulos o apartados ms de ndole econmica y luego a temas de identidad, subjetividad o
culturales. Esta distincin remite a la vieja discusin sobre la cuestin de lo en ltima
27
instancia que determina la sociedad dentro de la tradicin marxista, donde la tradicin ms
ortodoxa (digamos, ms leninista-trotskista) apela a estar ms del lado del
economicismo y la tradicin ms heterodoxa (desde Gramsci y Lukcs, pasando por la
Escuela de Frankfurt hasta lacanianos como Zizek o Laclau) le da un mayor peso a lo
cultural. Esta, a mi forma de ver, es una falsa cuestin binaria del tipo qu es primero,
el huevo o la gallina?, la cual juega en una tensin que no es dicotmica, sino que cada
contexto concreto histrico expresa su forma peculiar no de sntesis, pero s de
antagonismo constante e interrelacionado de esos aspectos. Queda a criterio del o la lectora
que esta dicotoma binaria haya sido en la medida de lo posible superada en esta
investigacin.
La desproblematizacin del turismo.
Al interesarme por el tema del turismo me di cuenta de la poca cantidad de estudios en
el pas que problematicen el tema, que lo reconozcan como un escenario de conflictividad.
Esta falta de problematizacin llama la atencin puesto que el turismo ha devenido como la
principal economa de Costa Rica (Caada, 2010; Cordero, 2006; Vargas, 2006; Ramrez,
2010), supone la venida de 2 millones de turistas al ao (cerca de proporcionalmente la
mitad de la poblacin costarricense) y a ser un gran factor estructurador en la dinamizacin
de las relaciones de la identidad nacional hegemnica (Rivers-Moore, 2007).
Podemos apuntar a ciertos factores que pueden incidir en la respuesta a la pregunta
sobre esta falta de problematizacin, factores que suelen ser argumentos muy efectivos para
el buen lobby poltico y comercial de esta industria, en momentos donde la Organizacin
Mundial del Turismo (OMT, 2012) habla que en el proceso de posicionar el Turismo en la
28
agenda global ha ganado mucho durante el 2011, reconocindolo como un vehculo de
desarrollo global sostenible e inclusivo:
1. Existen una serie de discursividades claves para la buena imagen que el turismo
supone en las regiones perifricas del planeta, Caada y Gascn (2007, vase tambin
Caada, 2010) nos puntan:
a) Se presume un gran generador de ocupacin. Sin embargo, implica ms bien por lo
comn explotacin y baja calidad de empleo (comnmente alto en las primeras etapas de
construccin, pero luego decae), tambin frecuentemente es trabajo dado a inmigrantes con
malas condiciones bsicas laborales y con diferencia desigual de gnero, lo cual garantiza
muchas veces la escasa movilizacin poltica de resistencia.
b) Impulsa otras actividades productivas. Al ser una economa de servicios tiende a
poner en riesgo otras actividades tradicionales, tan importantes para la economa y la
seguridad alimentaria de una regin como la agricultura.
c) Permite la modernizacin de infraestructuras. La tendencia es que se beneficia solo
la minora turstica de la zona. Tambin poseen grandes tendencias a tener un mal impacto
ambiental.
d) Da revalorizacin de los recursos autctonos. Se tiende a que las personas locales
dejen de ser tales y sean desplazados a zonas marginales aledaas, tal vez para luego volver
como trabajadores/as de empresas tursticas (sin mucha posibilidad de movilidad social).
e) Genera ingresos en los pases de destino que permitan equilibrar la balanza de
pagos nacionales. Dominado por transnacionales en forma cercana al enclave, el capital
tiende a la fuga al exterior de los pases del Sur, genera problemas similares a las de
29
economas agroexportadoras centradas en el monocultivo, tales como la dependencia de los
precios del mercado internacional, donde si se da el caso que ocurra una crisis econmica o
de gustos de consumo en los pases centrales, el mercado decae sin una alternativa
econmica.
2. Otro aspecto que incide es el abordaje del tema mismo del turismo. Si bien los
gobiernos desde hace ya tiempo han aprovechado la importancia de esta economa, la
academia crtica y los movimientos sociales ms globales han denostado su importancia
temtica (a este respecto los movimientos sociales en Guanacaste son una excepcin, tal
como luego se ver cuando se aborden las resistencias comunitarias). Al ser vista
primariamente como una actividad de ocio es considerada como de importancia secundaria,
hasta superficial para ser abordada de manera intensiva.
Sin embargo, por ejemplo, a nivel econmico, el turismo ha sido, junto a la informtica,
la industria legal del mundo con mayor crecimiento acelerado y exponencial en los ltimos
60 aos, si incluimos el transporte areo que genera. Pas de haber 25 millones de turistas
en 1950 a 528 millones en 1995 y de ah a 983 millones en 2011, se estima que para el 2012
ya se super el billn de turistas movindose alrededor del mundo a lo largo de un ao
(OMT, 2012) .
5
Es un sector que ha podido mantener, a diferencia del transporte terrestre, su consumo
de petrleo sin carga impositiva (la contaminacin area ni siquiera fue introducida en el
30
El turismo internacional se da masivamente desde el primer mundo hacia el mismo primer mundo, Europa
5
recibe ms de la mitad de llegadas mundiales, para el 2011 (OMT, 2012) los diez principales destinos
tursticos eran Francia (79,5 millones), Estados Unidos (62,3), China (57,6), Espaa (56,7), Italia, Turqua,
Reino Unido, Alemania, Malasia y Mxico (23,4). Amrica Central comprende solo un 0,8% del turismo
internacional, habiendo en 1990 1,9 millones de turistas y en el 2011 8,3 millones. En Costa Rica la cifra
sobrepas los 2 millones de turistas para el ao 2011.
protocolo del Kyoto). Esto asimismo tiene un gran peso en la contaminacin global:
El precio del crudo se increment un 1.000% entre 1998 y 2010: el barril pas de
aproximadamente 10 a 100 dlares. Y sin embargo, para ese mismo periodo, el nmero de viajes
areos internacionales realizados aument ms de un 500%: de 458 a 2.563 millones (Bouades,
Caada & Gascn, 2012, p. 11).

Siguiendo la ola de esta economa neoliberal global, el turismo ha pasado a ser la
principal economa de Costa Rica. El ICT (2004, 2010) reporta la diferencia de ingresos del
turismo en fuente de divisas, frente a otras fuentes de ingresos: en el 2003 de un total en
exportaciones de 6,102 millones de dlares, el turismo reporta 1,225 (representando el
20%), el banano 673 y la pia 484,9. Para el 2010 de un total de 9,340 millones en
exportaciones, el turismo reporta 1.977 (representando un 21,2%), el banano 675,1 y la pia
675,1.
3. En otro mbito, ms directamente cultural, que puede incidir en esta
desproblematizacin, podemos examinar con detalle la nocin de xenofobia en Costa Rica,
la diferencia en cuanto a extranjeros: por un lado tenemos al estadounidense-europeo que
llega al pas (alrededor de dos millones de turistas durante un ao, proporcionalmente cerca
de la mitad de la poblacin costarricense) y, por otro lado, al inmigrante (en un nmero
alrededor de 300 y 400 mil). Vemos lo esencial de la construccin del Otro en el proceso
identitario hegemnico: el Otro como inmigrante se conforma como un lugar de des-
identificacin, uno indeseado (Alvarenga, 2007), uno amenazante (Sandoval, 2002), pero
por otro lado, el Otro como turista se conforma como un lugar de deseo, las puertas le son
abiertas, es incentivada su llegada desde un lugar de desproblematizacin, de confianza sin
ser amenazante.
As, no todo extranjero es estigmatizado, la nocin de xenofobia se relativiza para dar
31
espacio a la tradicin de la mitologa colonial-racial de la construccin de la identidad
hegemnica costarricense. De esta forma, en esta diferencia puede incidir el imaginario del
blanqueamiento de la poblacin costarricense, que se concibe, o se desea, como
histricamente ms cercana a Europa-Estados Unidos que el resto centro-suramericano. Es
una identidad que se situ histricamente, en el plano imaginario, ms cercana en sus
bordes fronterizos a la pacfica, democrtica y blanca Suiza que a Nicaragua o Panam .
6
4. En este proceso de validacin se sita el hecho de la inclusin en 1976 de la
Organizacin Mundial del Turismo (OMT, creada en 1925) dentro de la ONU. Podemos
preguntarnos qu hace en la ONU una actividad econmica de ocio que no tiene
directamente mucho que ver con la aplicacin de los Derechos Humanos? Sin duda esto ha
sido un gran logro de mercadeo y muestra la gran correccin poltica con que
inherentemente es asociado el turismo a nivel global.
5. En Costa Rica el turismo es casi inevitablemente asociado a diferentes adjetivos
como el de la Responsabilidad Social Corporativa, el de lo eco o el de lo sostenible,
que se convierten en instrumentos de mercadeo y de correccin poltica. Estos adjetivos le
dan prestigio y legitimidad, un lugar desde el saber-poder (Foucault, 1998, 2006), que le
posiciona como de distincin social correcta. Es precisamente en nuestra poca histrica, en
momentos de crisis de los intentos del Estado de Bienestar desde la segunda mitad del siglo
32
Sin embargo, comnmente en el anlisis crtico de las identidades se toma en cuenta a la alteridad
6
indeseada (al inmigrante, al aborigen, al afro, etc.), pero se deja de lado el Otro como deseado (esa suerte de
yo ideal cultural). Este olvido analtico del Otro como lugar de deseo, como lugar de identificacin, podra
entenderse en parte debido a que el desarrollo de las mismas teoras crticas sobre la identidad cultural
provienen hegemnicamente del primer mundo, donde esta situacin no es tan evidente ya que la
construccin de su identidad se identifica con s misma como objeto de deseo (su relacin con el Otro es una
donde se posiciona en la cima jerrquica), o sea se trata de una identidad histricamente colonial y/o imperial,
no colonizada, lo que Enrique Dussel (1994) denomin como ego conquiro, el yo conquisto, la cara
oculta del ego cogitans cartesiano de la Modernidad europea.
pasado, que hoy el Estado Neoliberal y el Mercado se confluyen en formas de
responsabilidad socio-ambiental que compensan, como forma maquillada de llenar vacos
sociales, las indefensiones que da la competencia econmica abierta y exacerbada .
7
6. En esta situacin resalta la nocin de neoliberalismo verde implicada en la
economa poltica global del turismo. Bajo esta lgica se legitima el saber-poder
gubernamental de racionalidad econmica que define el uso normalizado o adecuado
como ambientalista, con responsabilidad social o sostenible. La OMT (2012) habla
de sus lineamientos de esta economa verde, basada en esta discursividad, sin embargo
(como se ahondar en el captulo VI), se trata de un uso que sigue reproduciendo las
relaciones de poder del capitalismo actual. Justamente en estas circunstancias entra la
discursividad hegemnica del eco-turismo o turismo sostenible en Costa Rica
(condensado en el eslogan de la marca-pas sin ingredientes artificiales).
Sin embargo, los desarrollos de Cordero (2002, 2003, 2006, 2008) y Caada (2007)
acerca de Costa Rica nos concretan efectos negativos de la economa enfocada en estos
imaginarios del turismo y desmitifican la ideologa dominante que ve el turismo como
necesario signo de progreso social, cultural y econmico, sino que tiende a la exacerbacin
de diversas formas de violencia social. En el caso de Costa Rica existen los tres tipos de
turismo segn Cordero (2000, 2011): 1) el turismo de enclave (o segregado), 2) el turismo
integrado (o social) con la comunidad local, y 3) un modelo intermedio de diversas
combinaciones entre los dos modelos anteriores, el cual probablemente se presentara de
manera ms o menos frecuente en distintos pases centroamericanos, ya que es difcil
33
Toda esta argumentacin ser mucho ms detallada a lo largo de los captulos IV y V cuando se analice la
7
discursvidad de turistas y la de la propaganda oficial del ICT.
encontrar los dos modelos extremos antes sealados en su estado puro.
Cordero (2011) se muestra crtico ante la fcil celebracin de tal turismo social, ste si
bien incide en un mejor impacto del turismo en las regiones a las que llega y claramente es
ms deseable al de tipo de enclave o de segregacin, su apresurada celebracin puede
cubrir ideolgicamente las condiciones ms de tipo macro de la situacin, ya que la
tendencia dominante en el turismo es la concentracin, donde la propiedad turstica del tipo
social es de una representatividad menor. Como demuestra Ramrez (2010) el turismo
dominante en Costa Rica es el de ecoturismo masivo, el cual no es sostenible ya que,
para lograr serlo, un producto turstico debe generar amplios niveles de distribucin de la
riqueza, proteccin ambiental y respeto a la cultural local.
An as vemos que el significante turismo en nuestro contexto va casi
inevitablemente ligado al imaginario de desarrollo y progreso econmico y social,
vendindose con gran xito como una industria sin chimeneas, suave con la sociedad y el
ambiente. Por supuesto para un gobierno le es ms cmodo apostar por actividades bajo
esta imagen que por la instalacin de una industria dura, principalmente si se est en esa
suerte de paraso tropical ecolgico con que es imaginada Costa Rica. De esto se sigue
desprendiendo que el turismo tiene un buen lobby, un excelente mercadeo.
7. Dentro de todas estas circunstancias el turismo tambin juega estratgicamente con
ese gran fetiche de la economa neoliberal y su imaginario del Desarrollo, como es el
crecimiento del producto interno bruto (PIB) el cual, principalmente en circunstancias de
economas transnacionalizadas de las periferias del mundo, aunque crezca no supone ni que
el capital se d en fuga lejos de la regin, ni que el capital que quede sea bien distribuido
34
dentro de la poblacin local (ms adelante se ahondar el caso del boom turstico en
Guanacaste, donde se denota, a travs de los mismos nmeros gubernamentales oficiales,
que la amplia inyeccin de inversin extranjera directa no ha implicado cambios en los
ndices de pobreza). Por ejemplo, segn la OMT (2012) el turismo es hoy la principal
economa de exportacin de un tercio de los pases del tercer mundo, expresando que esto
se debe a que el turismo internacional es clave para el desarrollo ya que se estima que
representa cerca del 5% del PIB mundial.
Al llegar ac, se puede notar gran parte del andamiaje discursivo, persuasivo y retrico
que ha hecho del turismo un lugar bastante incuestionado y validado dentro de la sociedad,
tanto desde su nivel ms oficial gubernamental como en la cotidianidad de la poblacin,
pasando por los movimientos sociales crticos. A lo largo de esta investigacin se va a tratar
de detallar, argumentar y evidenciar ms cada uno de estos aspectos.
Notas reflexivas sobre esta investigacin.
Un informe de investigacin hecho bajo la lgica positivista pretende dar los
hechos sobre la investigacin, se redacta en un estilo impersonal teniendo el cuidado de
no dejar expuesto el propio punto de vista y as se describe lo que se ha descubierto en
una forma y un contenido que se pretenden neutrales. Siguiendo los postulados de la
investigacin cualitativa radical de Parker (2005a) podemos considerar que es insostenible
esta posicin en una investigacin; la escritura y la presentacin del reporte no puede partir
de que se ha descubierto algn objeto en la realidad externa, si no que se est creando
algo, se est proponiendo una interpretacin y un anlisis que abre a debates y discusin, en
un estilo que da espacio a la creatividad y que limita el formalismo cientificista que se
35
posiciona desde una tercera persona (tambin, por ejemplo, por qu dejar de lado la
dimensin esttica, en algo tan importante como es la escritura-lectura de temas de
inters?), se trata de un proceso investigativo que est abierto a que lo novedoso y lo no-
determinado de antemano tenga un espacio, en contraposicin al deseo positivista de
control y prediccin de todo el proceso.
Esto no es partir de un relativismo donde cualquier posicin se mira igual de vlida,
sino del inters por mostrar que la parcialidad y el posicionamiento poltico es inevitable, y
esto no es pretendiendo una total transparencia del o la investigadora neutral o asptica,
sino pensando que la transparencia consiste en mostrar la propia parcialidad o sesgo para
que pueda ser debatida. Para esto este proyecto efecta una metodologa reflexiva (Parker,
2005a; Sandoval, 2007, 2002) sobre la misma subjetividad presente en esta investigacin,
una que intenta alejarse, por un lado, de un subjetivismo a ultranza (reducir la creacin
investigativa a un psicologismo individualista narcisista del autor) y tambin, por otro
lado, de la pretensin objetivista del estatus de dispositivo de verdad (Foucault, 1997),
como pretensin a-subjetiva de verdad universal y ltima de la realidad.
Es decir, que se toma en serio el postulado lacaniano sobre el sujeto (que produce
esa reflexividad), el cual no es un yo ensimismado como ilusin coherente de la memoria
biogrfica, sino uno donde su misma intimidad es una exterioridad, es decir el sujeto es una
ex-timidad (Lacan, 1988; Zizek, 2006) como parte de un proceso social que en muchos
sentidos no estn bajo su voluntad ni conciencia, sino ligado a identificaciones con
procesos institucionales (en su sentido amplio social) que se atraviesan por el lenguaje
(qu ms ajeno que el lenguaje como aparato cultural exterior a nosotros/as, pero a la vez
36
tan ntimo que es por donde creamos y expresamos a los/as otros/as y a nosotros/as mismos/
as nuestros ms profundos pesares o alegras?).
Por ltimo, recordemos un poco el esquema tpico de un informe de investigacin,
el cual se tiende a presentar en un formato rgido con la Introduccin, el Mtodo, los
Resultados y la Discusin. Me parece que hay que tener cuidado con no copiar el formato
de las ciencias naturales, pretendiendo que se muestran datos. As, dentro de esta lgica, al
estructurar la investigacin cualitativa muchas veces se muestra un marco terico en los
primeros captulos, luego una exposicin de resultados al intermedio (como si se tratara
de datos o informacin a-terica, lo cual da la ilusin de la inmediatez fenomenolgica) y
posteriormente un anlisis que mezcla las dos exposiciones anteriores (tal vez esta es la
parte ms reivindicada por el enfoque cualitativo, donde asume que interpreta).
Sin embargo, segn la metodologa que segu en esta investigacin, esta forma de
exponer resultaba bastante esttica y lineal, ya que el primer marco terico que utilic antes
de las entrevistas tuvo que ser modificado cuando iba efectuando el anlisis de ellas
(muchas veces el formato rgido antes apuntado, ms bien tiende a hacer que el marco
terico, de antemano elaborado, efecte que las entrevistas o los anlisis se adecuen a ese
marco, se encuadren ah y den poco espacio a la novedad, siguiendo as la investigacin
con sensibilidad cualitativa sospechosamente el deseo positivista de control total sobre la
investigacin), y ya al escribir me pareca que era ms adecuado poner estos niveles juntos
de manera no lineal, es decir la teora (no bajo la lgica de un marco cerrado que abarque
todos los aspectos a tomar en cuenta), el contenido de las entrevistas y su anlisis, en el
mismo espacio dentro de cada captulo temtico.
37
De esta manera, se problematiza (tambin en la forma misma del texto, no solo en el
contenido) el pensar que puedan haber algo as como datos o informacin extra-terica
(que pueda ser expuesta desnuda en un apartado de algo as como resultados), sino que la
teora, la informacin de las conversaciones o la de los medios de comunicacin y el
anlisis van siempre de la mano, reencontrndose continua y circularmente en el proceso
investigativo, en un proceso no sucesivo ni necesariamente lineal. Esto podra parecerle
algo incmodo a algunos lectores y lectoras, ya que pueden encontrarse de repente en
medio de un captulo, luego de la discusin de informacin de las entrevistas, un apartado
que los lleve a un nivel bastante terico de discusin y luego volver al nivel ms
emprico, si se quiere llamarlo as. Pero esta relacin, que quiere intentar ser ms
orgnica en la tensa relacin entre la teora y la realidad emprica, me parece una forma ms
clara de poner a prueba la abstraccin terica con lo que est pasando en la comunidad .
8
Organizacin del texto.
En las relaciones tursticas intervienen unos agentes base (Raymond, 2004): 1) las
empresas tursticas y turistas mismos con su situacin social, historia personal, tiempo
libre, modas, que en trminos de Bourdieu y Wacquant (2005) se tratara de su especfica
disponibilidad de capital cultural y econmico en su distincin, 2) las tecnologas
oficiales vendidas por la industria cultural de consumo (contexto internacional
mediatizado, tecnoestructura turstica, agencias, lneas reas, cadenas hoteleras, organismos
38
Por supuesto el darle un espacio propio y de amplia cabida a la visin cualitativa a lo largo de esta
8
investigacin no se quiere entrar en las posiciones dicotmicas entre lo cualitativo/cuantitativo como dos
posiciones cerradas siempre contrapuestas. Sin embargo, considero que muchas veces en el intento de superar
esa lgica binaria, al final se le sigue dando una prioridad a la lgica positivista de ver la situacin, quedando
las visiones cualitativas o cuantitativas alternativas subsumidas bajo su lgica (de forma muchas veces
bastante solapada y desproblematizada), sin que haya un espacio autnomo de visin de lo que es la
investigacin con una sensibilidad ms cualitativa en las disciplinas sociales, que trabajan no solo con sujetos,
sino desde sujetos que investigan.
especializados nacionales) y 3) locales (la comunidad de llegada) y el sistema turstico
local (luchas de poder de geopoltica nacional y regional, polticas privadas y pblicas a
escala nacional y local).
Con el fin de adentrarse un poco en este universo micropoltico en playa Matapalo
de Sardinal, esta investigacin se adentra en la situacin de la comunidad en torno al
turismo desde tres agentes psicosociales en interaccin: 1) entrevistas con (dis)locales
(locales tradicionales e inmigrantes como nuevos locales) con su discursividad acerca del
turismo en su comunidad y en general de Costa Rica, 2) entrevistas con turistas con su
discursividad de Costa Rica como destino turstico y en lo particular de la comunidad
local y 3) anlisis del universo de discursividad gubernamental del Estado costarricense, a
travs del Instituto Costarricense de Turismo (ICT). Los captulos se van a dividir as:
El Captulo I da una discusin ampliada de la Metodologa empleada en la
investigacin, donde se considera que ms que una coleccin de tcnicas neutrales a
emplear, implican un posicionamiento terico y poltico de qu constituyen en la
investigacin. Se postula el uso del anlisis del discurso siguiendo a Van Dijk (2008) y a
Parker (1996), complementado con aportes del anlisis lacaniano del discurso tambin
postulado por Parker (2005b). Se toma muy en cuenta las posturas de estos autores en que
este anlisis es uno primariamente ideolgico, el cual le da nfasis fundamental a las
relaciones de poder que se mueven en la sociedad, en forma de lenguaje ya sea hablado o
escrito. Esto va en lnea con los postulados de la aproximacin ms de corte etnogrfica que
la investigacin tambin se propone.
En el Captulo II se da una contextualizacin geopoltica del turismo en la
39
actualidad, intenta ir desde un nivel macro internacional de la lgica transnacional turstica
que crea periferias del placer en el trpico, hasta al nivel ms mediano y micro de lo que
sucede en Costa Rica y Guanacaste con indicadores sociales y econmicos que muestran
cmo ese desarrollo prometido por la industria turstica no llega y ms bien tensa an
ms las contradicciones sociales en un contexto neoliberal.
En el Captulo III se desarrolla la discursividad surgida en las entrevistas con las
personas dislocales (locales tradicionales e inmigrantes como nuevos locales). Se expresa
cmo en el caso del hotel RIU se da una suerte de concretizacin de la lgica global
diferenciada entre Centro, semiperiferias y periferias, muy en base a la internacionalizacin
de lo que Marx (1985) llamaba el ejrcito industrial de reserva (muy ligado a la
inmigracin nicaragense) y sus formas de lucha en el juego del empleo, el subempleo y el
desempleo, todo muy cruzado por el racismo laboral (Wallerstein y Balibar, 1991).
Tambin se expresa las formas en que las personas dislocales viven la llegada del hotel a su
regin, el cambio geogrfico muy fuerte as como otras problemticas sociales que ha
supuesto, siendo muy caracterstica la problematizacin del nacionalismo costarricense por
parte de la inmigracin.
El Captulo IV va en torno a las formas de resistencia y de protesta en que han
incurrido personas de la comunidad de Sardinal ante abusos del hotel, siendo muy
importantes las luchas por la utilizacin espacial de la playa pblica, queriendo ser
privatizada por la empresa. Asimismo, se discute cmo estas formas de lucha se diferencian
tanto de las formas ms tradicionales por la lucha laboral (por ejemplo la mayora
inmigrante en las labores de construccin tienen pocas posibilidades de sindicalizarse o
40
manifestarse organizadamente) como de las luchas por la representatividad de los
llamados nuevos movimientos sociales. De esta forma, estn ms cercanas a las luchas de
interseccin (Cordero, 2006), especficamente en contra de la privatizacin de bienes
comunes como el espacio pblico o el agua. Tambin se muestran las tensiones dentro de la
comunidad, que expresan los antagonismos polticos en torno a participar o no de las
formas de resistencia y de protesta.
En torno al Captulo V se muestra la discursividad de turistas que han utilizado el
hotel RIU. El ser turista implica unas condiciones de posibilidad que van desde la
disponibilidad de capital econmico al cultural que les hace interesarse por un espacio
geogrfico especfico en regiones lejanas del mundo. En este sentido es de crucial
importancia la imagen que tienen antes de emprender su viaje de vacaciones, que para el
caso especfico de Costa Rica resalta la imagen exotista de una suerte de paraso natural
con personas muy felices y amables, imagen que tiende a ser confirmada al ya estar
haciendo turismo en el pas. De esta forma se da una suerte de romanticismo por la otredad
cultural (que se complementa con una mirada de superioridad cultural por sobre esa
alteridad, pero una superioridad buena). Es un proceso que en el caso especfico de estas
regiones del planeta denomino como tropicalismo, visto como una construccin material y
simblica del primer mundo sobre estos espacios para su ocio, siendo el autotropicalismo
su otra cara (visto como la forma en que las personas locales asumimos esa imagen a lo
interno).
El Captulo VI desarrolla un anlisis de la lgica discursiva del ICT en su pgina oficial
de internet y por la red social de Facebook. Se le ubica dentro de la lgica del capitalismo
41
verde y la lgica filantrpica social incorporada en el consumo que se ha instalado en la
sociedad de consumo recientemente, donde al consumir la experiencia del turismo a travs
de significantes como eco, sostenible o con responsabilidad social corporativa, se da
la idea de que se est ayudando al ambiente y a la sociedad. Tambin se problematiza la
celebracin apresurada del llamado Turismo Rural Comunitario como forma realmente
alternativa de practicar turismo y por ltimo se analiza un video promocional que el ICT ha
lanzado en Estados Unidos y Canad como parte de su estrategia publicitaria actual bajo el
eslogan Costa Ricas million dollar gift of hapiness, basada en los recientes ndices que
ubican a Costa Rica como el pas ms feliz del mundo por su respeto a la naturaleza y
felicidad expresada por sus habitantes.
El Captulo VII muestra el proceso de anlisis reflexivo de mi subjetividad implicada
en la investigacin, que efecto con la intencin de complementar el posicionamiento
realizado en la Metodologa entorno a la necesidad de superar el supuesto punto cero que
pide la neutralidad cientfica (con toda la lgica institucional acadmica que pretende
esto), sino exponiendo en la medida de lo posible la parcialidad de la cual parto para
efectuar esta investigacin, un sesgo que pasa por volcar la mirada a las relaciones de
poder, principalmente bajo los criterios de lucha de clases y de racismo neocolonial.
Por ltimo, el Debate intenta dar una discusin para tratar, por un lado, dar luz en torno
a la conjuncin de esos universos tan dismiles apuntados en el texto (turistas, locales
tradicionales, inmigrantes, el discurso del ICT) y a la vez una suerte de debate autocritico,
que ms que concluir supone ms bien una apertura a interrogantes y posibles situaciones
conflictivas que fracturan la misma investigacin y los temas que aborda.
42












Construccin del problema de investigacin.
Antecedentes investigativos del estudio.
Antecedentes Nacionales.
Harnecker y Lizana (2001) en su investigacin sobre la identidad psicosocial ante el
desarrollo turstico en Quepos, utilizan tcnicas cualitativas de discusin y entrevista
abierta. Concluyen que la percepcin del turismo extranjero es un factor estructurante en la
identidad de los y las locales, quienes mantienen una imagen proyectada hacia lo externo,
en este juego el pueblo en general muestra una fachada que da lo que el turista quiere
encontrar, limitando la autoproduccin comunitaria.
Otro estudio sobre las implicancias del turismo es el de Borowy y Centeno (1996),
43
acerca de los cambios en la dinmica sociocultural en dos comunidades costarricenses:
Barrio Cubillo y Barva, frente al fenmeno del turismo, se utilizan entrevistas a
profundidad. Ellos expresan que el turismo en s mismo representa un motor de
desestructuracin-reestructuracin socioeconmica en las comunidades y que ha efectuado
un crecimiento en la vulnerabilidad social y la mercantilizacin de las expresiones
culturales.
Castelln (2005) explora la percepcin sobre el impacto del turismo en los valores
sociales y la vida comunal de un grupo de pobladores de la comunidad de Villarreal de
Santa Cruz, Guanacaste. Para esto, este estudio, de corte cualitativo, utiliza la entrevista a
profundidad as como sesiones de grupos de discusin. Llega a los resultados de que en esta
zona turstica hay una tensin entre elementos tradicionales (representados ms por adultos/
as) y las personas jvenes menos tradicionales, en estas ltimas se tiende a una
identificacin con los extranjeros turistas como prototipo de s mismos. Tambin resalta la
llegada ampliada de inmigrantes nicaragenses como mano de obra para el turismo,
implicando a su vez, un aumento de xenofobia hacia ellos/as. Reporta que algunas
tradiciones comunitarias persisten por su capacidad de conversin econmica, dando una
supuesta imagen guanacasteca mercantil al turista.
Los anteriores trabajos han presentado una visin crtica de las problemticas con
que se han enfrentado diversas comunidades ante el desarrollo del turismo en ellas,
ayudando a problematizar consecuencias indeseadas que muchas veces no son tomadas en
cuenta cuando se habla del turismo. La presente investigacin pretende darle continuidad a
esta visin conflictiva de lo que supone el turismo en la regin. Sin embargo, un factor
44
importante dejado de lado en estas investigaciones es el factor de interaccin, ya que se
limitan a la discursividad de los y las locales y se omite: la de agentes fundamentales como
son turistas as como los discursos oficiales gubernamentales o privados, agentes que en la
presente investigacin se tomarn en cuenta.
Antecedentes internacionales.
vila (2008) estudia la representacin del discurso turstico en Cartagena de Indias,
Colombia. Hace un estudio de tipo cualitativo en el cual efecta un anlisis del discurso
oficial encontrado en el universo meditico, en las guas y mapas tursticos y en los
discursos y prcticas gubernamentales acerca del lugar. Expresa que en esta representacin
se estructura una ciudad ideal. En esta imagen se omiten aspectos que daen tal ideal,
tanto discursivamente (omisin de ciertos lugares en los mapas y guas) como en las
representaciones geogrficas (reconstruccin fsica de la ciudad, como ms cerca del
mundo civilizado europeo) y en las prcticas de dominacin social (se dio una
segregacin social, espacial y racial de un barrio pobre de afrodescendientes en las
periferias de Cartagena, que chocaba con el paisaje deseado, por lo que fue desalojado con
el inters no de mejorar las condiciones de vida de los pobladores, sino con la intencin de
alejarlos de la mirada turstica).
Pereido y de Len (2007), estudian la construccin imaginaria del lugar turstico en
el territorio indgena Kuna Yala en Panam. Para ellos en esta construccin se crean
imgenes de exotismo y de alteridad, donde los espacios son resignificados y
reestructurados para ser aptos a la mirada del turista. En su anlisis de tipo cualitativo
realizan un estudio de las imgenes oficiales gubernamentales (a travs de informacin
45
meditica), las imgenes efectuadas por las comunidades mismas acerca del turismo y del
turista (a travs de la publicidad y entrevistas) y la imagen del turista (en base a
entrevistas). Las principales imgenes encontradas son: una imagen de primitivismo
proyectadas en los aborgenes (cargado de un etnocentrismo ante la imagen de un lugar
anclado en el tiempo alejado de Occidente, y esto con toda la contradiccin ya que es un
lugar a la vez visto como extremo mercantil: donde todo es mediado muy modernamente
por el dinero), una imagen de apropiacin por parte de los aborgenes de modernos
discursos ecologistas y diversidad cultural, tambin de un lugar con el que se rompe la
rutina por lo que debe ser reservado intacto en su condicin de paraso.
La anterior revisin bibliogrfica da insumos muy relevantes al resaltar el nivel de
anlisis presente en actores base implicados en distintas realidades latinoamericanas un
tanto cercanas, dando a su vez nfasis en las prcticas de dominacin y exclusin social.
Dan elaboraciones a la lnea que quiere continuar el presente diseo: confrontar las
imgenes oficiales gubernamentales con la imagen que poseen locales y turistas acerca
del lugar.
Problema de la investigacin.
Principalmente a partir de la dcada de 1990 del siglo pasado en Costa Rica se ha
visto un aumento exponencial de llegada de turistas; en este pas la economa, las
representaciones y las relaciones psicosociales, tanto estructural-institucionales como
microsociales, se han visto determinadas por un vuelco tangencial a la apertura de esta
economa, suponiendo la formacin de zonas determinadas para su avenida, pasando a ser
la principal economa del pas. Especficamente la regin de Guanacaste es la de mayor
46
desarrollo turstico, dentro de ella se encuentra el cantn de Carrillo que es uno de los
principales de desarrollo de mega proyectos residenciales y hoteleros. Al interior de esta
localidad se encuentra la comunidad de Sardinal que contiene playa Matapalo, regin que
desde el ao 2008 hasta el presente presenta relaciones de confrontacin con la
implantacin de un hotel de gran escala. Ante esto se han dinamizado las relaciones de
resistencia comunitarias en contra de sus abusos sociales y ambientales.
Precisamente en este universo micropoltico de la comunidad podemos ver
converger a tres actores psicosociales base partiendo de Raymond (2004) en el fenmeno
del turismo: locales, el universo oficial del Estado y turistas.
La presente investigacin pretende adentrarse un poco en tal universo poltico
psicosocial. De ah la formacin del siguiente problema de investigacin.
" Cmo se relacionan las construcciones discursivas en la comunidad de Matapalo, que
tienen entre s: turistas acerca de su lugar espacial de llegada (Costa Rica, sus destinos
tursticos y la comunidad de Matapalo), locales tradicionales e inmigrantes acerca del
turismo (en general en Costa Rica y en lo particular de su comunidad) y las
representaciones gubernamentales mediticas del turismo?
Objetivo general.
" Determinar la relacin de las construcciones discursivas dentro de la comunidad de
Matapalo que expresan entre s: el o la turista (hacia el lugar de llegada, que es Costa
Rica, sus destinos tursticos y la especfica comunidad de Matapalo), el o la local
tradicional e inmigrante (hacia el turismo como actividad global en Costa Rica y en lo
47
especfico de su comunidad) y las representaciones oficiales del turismo que expresa el
ICT.
4. Objetivos especficos.
" Explorar el discurso que tienen pobladores de la comunidad de Matapalo (locales
tradicionales e inmigrantes como nuevos y nuevas locales) acerca del turismo (en su
comunidad y en Costa Rica en general).
" Determinar el discurso que mantienen turistas internacionales visitantes de la
comunidad de Matapalo, en lo referente a locales y al turismo (tanto de la comunidad
como de Costa Rica como destino turstico en general).
" Indagar el discurso oficial turstico que mantiene el ICT en su campaa principal:
Costa Ricas, million dollar gift of happiness lanzada en el 2011 principalmente a
travs de sus pginas web oficiales (www.facebook.com/visitcostarica y
www.visitcostarica.com).
" Establecer una resea y un anlisis acerca de las resistencias y protestas comunitarias en
torno al proceso de implantacin del hotel RIU.







48


I. Metodologa, o contra la neutralidad tcnica.

Estrategia metodolgica.
Este estudio puede considerarse como descriptivo sobre un estudio de caso, con
intentos de dar un marco explicativo a lo que sucede en la comunidad. Este tipo permite
una inmersin tentativa en un fenmeno muy complejo y amplio, en un momento
determinado del tiempo (Valles, 1997), en particular se adentra en las relaciones tursticas
en torno a la llegada del hotel RIU en la comunidad de Matapalo, Guanacaste durante el
ao 2012. Se configura como un enfoque cualitativo, en el cual se pretende, a partir de las
formaciones culturales e ideolgicas expresadas en los discursos mediante entrevistas semi-
estructuradas, sistematizar las significaciones culturales del proceso de encuentro social y
llegar a una comprensin de los sujetos implicados (Sierra, 1992).
Para darle este enfoque cualitativo de profundidad se opt por triangular la
informacin obtenida, por un lado, en entrevistas semiestructuradas a dos agentes de la
comunidad como son los y las locales (tradicionales y los nuevos locales como son los
inmigrantes) y turistas internacionales que la visitan, as como, por otro lado, la
informacin obtenida en el anlisis del discurso presente en la campaa publicitaria
gubernamental actual de Costa Rica en torno al turismo, a cargo del ICT, tanto en su pgina
web oficial como en su pgina de Facebook. Para todo esto se va seguir muy de cerca
posiciones de la investigacin cualitativa radical, que se va a exponer un poco ms
49
adelante.
Apuntes sobre las entrevistas, las transcripciones y la aproximacin etnogrfica.
La forma paradigmtica cuantitativa en psicologa de entrevista es la estructurada,
la cual consiste en una serie de preguntas cerradas que las personas deben contestar. Sin
embargo, esto, como seala Parker (2005a) es un imposible, como cualquier otro enfoque
que tiene como objetivo el control total sobre lo que dicen los sujetos. Las personas al
conversar siempre decimos cosas que se salen de la estructura, esto desde antes de prendida
la grabadora, durante y despus de apagada. Es precisamente el juego entre lo que
queremos saber de antemano y lo novedoso que sale en estas conversaciones no pensadas
donde estn los criterios investigativos. As, se apunta a la bsqueda de lo novedoso y no
acomodar todo a lo predeterminado, es decir, darle cabida al caos, a lo indeterminado, para
posteriormente tratar de darle espacio de nuevo en alguna estructuracin de sentido, aunque
este nunca llegue a ser total. De esta forma, es ms sensato partir que de antemano lo que
hacemos son entrevistas semi-estructuradas, nunca son totalmente estructuradas, por ms
cerradas que se piensen.
A la hora de esta (dis)continuidad entre la teora que tenemos de antemano (la cual
nos hace conformar las ideas para una entrevista y lo novedoso que sale tras esa entrevista),
existe cierta ansiedad en la investigacin cualitativa de cmo dar este equilibrio, de no
imponer a la realidad que surge en las personas la realidad que tenemos pre-determinada.
Ciertas posiciones metodolgicas parten de que la teora se descubre con los datos, es decir
surge nicamente de la informacin que sale de la entrevista sin tomar en consideracin la
teora de antemano, como por ejemplo la teora fundamentada (grounded theory), pero
50
como seala Parker (2005a) parte de postulados no aplicables siempre sobre la
imposicin de las ideas del o la investigadora sobre las personas entrevistadas.
Para evitar estos dos extremos (por un lado, la imposicin de la teora
predeterminada y, por otro lado, el partir que lo nico terico es lo que surge a posteriori
bajo la ilusin de una suerte de inmediatez fenomenolgica), Parker da una serie de
sugerencias a la hora de hacer la entrevista, como el dar un espacio para otros fines que el
que pretende el entrevistador en el inicio, que se basan en incentivar el dilogo y lo
inesperado en la conversacin (Parker, 2005a).
La transcripcin no es tampoco un proceso ajeno a la teora, el pasar de un texto
hablado a uno escrito es todo un proceso que trasciende una mera mecanicidad. El mismo
uso de signos de puntuacin, de entonaciones, de risas, de sonidos, burlas, sarcasmo, puntos
de vacilacin, de interrupcin, etc., es decir formas que estn destinadas a ser habladas, son
formas en las que tomamos decisiones a la hora de transcribir, de pasarlas de palabras a ser
ledas y es un poco peligroso dejar en manos de personas ajenas que lo hagan. As, las
decisiones que se toman a la hora de transcribir ya marcan el resto del material para
interpretar. El sistema de puntuacin y acentuacin por ejemplo, es ya una forma
parcializada de teora y visin de la comunicacin (Parker, 2005a).
Tambin, la tradicin etnogrfica es de gran ayuda en esta investigacin, no solo en
torno a la necesidad de observacin ms abarcativa de la comunidad que va ms all de la
mera discursividad formal en el lenguaje, tambin en el proceso de documentar lo no
documentado, explicitar lo que ocurre en eso considerado espontneo, del trabajo de
campo. Asimismo, fueron de crucial importancia las conversaciones ms informales que se
51
mantienen a lo largo de la investigacin, que no se estructuran bajo el odo de la grabadora,
pero que son plasmadas en la memoria no escrita as como la escrita en el diario de campo
(ms adelante se va ahondar ms en la orientacin etnogrfica ac adoptada).
Participantes.
Se opt por algunos tipos o perfiles de personas representativas de turistas y
locales para efectuar entrevistas semiestructuradas (vase Anexo I para la base). Estas
tienen una representatividad terica (Valles, 1997), lo cual no se refiere a una
representatividad estadstica, sino que apunta un criterio muy cualitativo debido al nivel
de profundidad que se espera, por lo que la cantidad es aproximada antes de inmiscuirse en
el campo de trabajo. La cantidad de personas adultas entrevistadas se dividi en: 9
dislocales y 6 turistas internacionales presentes en la comunidad de Sardinal. Aparte de
varias conversaciones informales que tena en muchos momentos de mi estada en trabajo
de campo, las cuales me dieron informacin muy importante.
Durante el proceso de inmersin en la comunidad fue de crucial importancia mi
ligue con el Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal , a travs de la intermediacin del
9
programa de accin social Kioskos Socioambientales de la Universidad de Costa Rica,
quienes trabajan en Sardinal . A travs de estas personas pude contactar con personas clave
10
dentro de la comunidad e insertarme en las dinmicas comunitarias desde muy diversas
perspectivas, queriendo tomar siempre las ms diversas visiones, ya fueran negativas o
positivas, de la situacin del turismo (en los diferentes pueblos cercanos) y de la
52
Debo reiterar mi gran agradecimiento al Comit por su gran ayuda.
9
Agradezco muy especialmente a Sergio Salazar y a Marita Arce su apoyo indispensable.
10
inmigracin (me traslad a las casas donde suelen vivir estas personas, de una forma
bastante diferenciada geogrficamente en el pueblo de Sardinal). Tambin me traslad a la
zona de la playa para entrevistar turistas que estuvieran ubicados frente al hotel y tambin
ah logr conversar con trabajadores inmigrantes que laboraban en la construccin del
hotel, durante las horas de la noche que tenan ms libre.
Procedimientos de anlisis.
Los procedimientos de anlisis incluyen (Valles, 1997): 1) Anlisis de contenido
para generar categoras descriptivas que surgen, por un lado, de las narraciones en las
entrevistas y, por otro lado, del discurso meditico presente en internet, 2) Clasificacin de
las respuestas para detectar tendencias as como contrarrestarlas en los dos niveles de
anlisis (entrevistas y anlisis meditico) y 3) Establecimiento de descripciones y
comparaciones con intervencin de interpretaciones comprensivo-explicativas.
Investigacin cualitativa radical.
Se desprende de esto que rechazo toda autoridad? Lejos de m ese pensamiento.
Cuando se trata de zapatos, prefiero la autoridad del zapatero; si se trata de una casa,
de un canal o de un ferrocarril, consulto la del arquitecto o del ingeniero.
Para esta o la otra ciencia especial me dirijo a tal o cual sabio. Pero no dejo que
se impongan a m ni el zapatero, ni el arquitecto ni el sabio. Les escucho libremente
y con todo el respeto que merecen su inteligencia, su carcter, su saber,
pero me reservo mi derecho incontestable de crtica y de control.
No me contento con consultar una sola autoridad especialista,
consulto varias; comparo sus opiniones, y elijo la que me parece ms justa.
Pero no reconozco autoridad infalible.
Mijail Bakunin (2003)

Para Bourdieu (2008), en todo campo cientfico se da la construccin de la doxa
cientfica, es decir de lo que es pre-reflexivo, como lo que produce un consenso sobre los
53
objetos del disenso. As, se construye de forma naturalizada el qu y el cmo deben
conformarse los temas y las formas de investigacin cientfica, al dar una visin unvoca de
esto se anula el proceso de produccin del resultado cientfico, ocultando las relaciones de
poder que por debajo funcionan para que se den ciertos tipos de investigacin o visiones de
la realidad. Tambin, en las condiciones externas a este campo cientfico, los sectores
dominantes de la sociedad dan a las ciencias naturales y sociales la expectativa de funcionar
sobre su aplicacin a la sociedad y la validacin simblica como contribucin para la
legitimacin del orden establecido y los elementos de dominacin.
La disciplina psicolgica en investigacin se ha acostumbrado histricamente a
definirse con base en su metodologa, en la forma en que va a tratar de saber lo que observa
y regula sin problematizarse mucho las consecuencias polticas que van ms all del mero
uso de tcnicas. Ante lo cual ha jugado un papel importantsimo histricamente como una
forma de control social, donde de manera positivista desea controlar y predecir la conducta
humana, principalmente la que construye como patolgica o anormal, psicologizando e
individualizando el malestar social segn las demandas del Estado y el Mercado para
mantener el orden y la construccin esencialista de una norma, establecida no de manera
neutral sino que responde a los intereses de quienes poseen ms poder (Foucault, 1996;
Rose, 1990; Parker, 2009). Esta visin de la psicologa se entromete al da de hoy en
diversas reas sociales, desde la escuela, pasando por el trabajo y terminando en la vida
privada de las personas en un nivel confesional y pastoral social, usando el gran prestigio
de poseer el poder simblico de su criterio de experto, tan ampliado en las sociedades
actuales (Giddens, 1994).
54
La psicologa social y comunitaria, a la cual se acerca esta investigacin, no queda
ajena a esta visin hegemnica, por ejemplo en su funcin empresarial, gubernamental o
con organizaciones no gubernamentales que intervienen en comunidades como las de
Guanacaste, puede servir como reforzadora de los poderes dominantes, convenciendo o
suavizando a las poblaciones en torno a la aceptacin de los proyectos tursticos que les
explotan o les despojan de sus bienes comunes.
Ante esta visin ms hegemmica, la investigacin cualitativa radical que propone
el psiclogo social y psicoanalista Ian Parker (2005a), se interesa por subvertir y
transformar esta mirada, donde se pone nfasis en que lo que est en juego es el control y
las resistencias dentro de las sociedades llenas de relaciones desiguales de poder en que
estamos, donde los juegos de poder no solo estn en los que llaman objetos de estudio
sino tambin al interior mismo de la investigacin, como un gesto reflexivo. Siguiendo esta
lgica, es de crucial importancia darle nfasis a las contradicciones polticas, concibiendo la
poltica en un sentido amplio, notando dnde se posiciona nuestra investigacin en un
sentido de reproduccin o no de relaciones de opresin. En este sentido el psiclogo social
Martn-Bar (1995) insisti mucho en el carcter poltico de la posicin epistmica, la cual
nunca es neutral, sino que responde y se posiciona siempre en los intereses sociales de
poder. De esta forma, en este apartado metodolgico no se va a dar nfasis excesivo a la
cuestin tcnica del mtodo (como si esta fuera neutral y apoltica) sino a la fundamental
discusin poltica y terica de cmo sta se posiciona en la investigacin.
Para Parker (2005a), una de las caractersticas de este tipo de investigacin
cualitativa (ya sea de diarios etnogrficos, entrevista transcrita, literatura, textos de medios
55
de comunicacin, etc.) es que no puede ser errnea simplemente si otra interpretacin
plausible se puede dar (por lo que la cuestin no es tanto si un determinado argumento es
correcto), sino de que sea un argumento ms plausible, que tenga sentido en relacin con el
material elegido y el marco terico.
Observacin etnogrfica y trabajo de campo.
La etnografa suele concebirse como el proceso de recopilacin, observacin y
descripcin de algn grupo, cultura o comunidad, sin embargo, desde una perspectiva
crtica hay que denotar que la etnografa no es una prctica inocente y romntica de conocer
otra cultura o comunidad (Parker, 2005a). Es una forma de mirar a una comunidad no en
una lgica meramente descriptiva, sino que es un proceso de construccin y de parcialidad
de la realidad que el o la investigadora vive en esa comunidad (para ello es muy importante
la parte de reflexin y exposicin de la parcialidad misma de la investigacin misma, como
se har ms adelante).
De esta forma, comnmente el etngrafo/a es una persona externa que viene a mirar
de una manera especfica a la comunidad. Para el caso peculiar de esta investigacin en
playa Matapalo, Sardinal, Guanacaste, acerca de las relaciones alrededor del turismo, es de
crucial importancia reflexionar sobre la posicin etnogrfica, porque a nivel de las
posiciones culturales presentes en la comunidad el del o la etngrafa es un lugar muy
semejante a la posicin del o la turista (un agente externo que llega a conocer la
comunidad), lo cual conlleva a denotar que comparten un linaje genealgico parecido.
Histricamente la mirada del etngrafo era la mirada del occidental con sus estereotipos,
positivos o negativos, una mirada comnmente colonial sobre las otras culturas.
56
Asimismo, tambin est implicada ac la mirada de otro agente relativamente externo en la
regin: el inmigrante, el cual tambin carga una serie de estereotipos (condicin ineludible
a un ser humano) sobre el lugar de llegada, pero en otro lugar dentro de las relaciones de
poder de la estructura social en movimiento que supone el espacio a investigar.
As, de alguna forma, mi aproximacin un poco etnogrfica me lleva a un nivel
reflexivo casi ineludible a la hora de posicionarme como un sujeto que est implicado a
nivel subjetivo y cultural con las personas y la cultura sobre la que investiga . Parker
11
(2005a) da una serie de recomendaciones para evitar posicionarse en lugares de la mirada
etnogrfica que reproduzcan las relaciones de poder tan desiguales:
1. Posicionndose en un juego de internalizarse y externalizarse dentro de la
comunidad, tratar de ver desde dentro y desde afuera. Lo cual da el chance de tratar de
posicionarse, a la vez, un poco cerca de la visin del turista externo como de la persona
local y el inmigrante. Para ello ayud mucho el cuaderno de campo y la constante reflexin
en tercera y primera persona.
2. Denotar los conflictos internos que vive la comunidad y as tomar en cuenta las
diversas formas en que se ve a s misma, siendo crucial la mirada en los puntos de
imposibilidad, es decir donde el consenso se quiebra y el antagonismo se resalta,
sobresaliendo la relacin entre grupos ms dominantes y los menos dominantes (las
relaciones micropolticas).
3. Enfocarse en diferentes tipos de espacio de poder dentro de la comunidad y en
cmo esos espacios dan oportunidad de resistencia o escape (espacios de fantasa) as como
57
Agradezco a Carlos Sandoval haberme llamado la atencin sobre este aspecto de mi condicin de agente
11
externo.
denotar la existencia de una coexistencia de diferentes espacios contradictorios.
Anlisis del discurso. Entre la psicologa social y el psicoanlisis.
El enfoque etnogrfico se va a cruzar con un anlisis del discurso sobre los textos
transcritos de las entrevistas formales semi-esctruturadas a dislocales y a turistas, y sobre la
discursividad del ICT. El anlisis del discurso como metodologa resulta muy efectivo para
determinar patrones de los textos escritos que muestran cierta (des)organizacin de
especficos vnculos sociales como formas de interaccin ideolgicas, es decir como
relaciones de poder y de resistencia sociales. En este sentido, tal como lo ven autores como
Ian Parker (1996) o el lingista Teun van Dijk (2008), el anlisis del discurso no es un
anlisis imparcial de patrones lingsticos puros, sino que en la sociedad tienen lugar
cadenas lingsticas atravesadas por el poder, como por ejemplo las separaciones sociales
con base en diferentes categoras (como la clase, la raza, el gnero, etc.).
El anlisis del discurso concierne a textos escritos (por ejemplo, el que presenta el
ICT como forma oficial gubernamental del turismo en Costa Rica) y transcritos (en los
casos de las entrevistas verbales en esta investigacin), de esta manera abarca la
estructuracin de muy diversas formas sociales de formacin discursiva (y a la vez
problematiza la falsa distincin entre lenguaje escrito y el hablado, as como entre el
discurso y la prctica concreta).
La nocin de Parker (2005a) de anlisis del discurso, supone una apuesta por la
resolucin de la tensin entre: 1) la inmediatez fenomenolgica de los textos en s
mismos (partiendo de la ilusin de que lo literal del texto es lo real) y 2) la teora que
analiza esa inmediatez e interpreta. Es decir da mucha cabida al momento de
58
distanciamiento terico para aclarar cmo darle sentido y enlazar esa inmediatez (posicin
que corre el riesgo, si se extrema, de adecuar los discursos al marco terico predeterminado
sin espacio a la novedad). Estos dos momentos deben estar en tensin constante, con la
intencin de darles un dilogo productivo.
Van Dijk (2008), por su parte, presenta una serie de tcnicas, estrategias y
formaciones para el anlisis. En su postura la relacin conflictiva identitaria psicosocial
entre nosotros/ellos es la base ms importante de las visiones del anlisis del discurso, ah
la ideologa es un sistema de ideas y dan sentido al mundo desde el punto de vista del grupo
de pertenencia, fundamentando las prcticas sociales de sus miembros. Para van Dijk son
fundamentales los modelos mentales compuestos por el lenguaje y el discurso, los cuales
son la manera subjetiva de ver y entender representaciones o cogniciones sociales que son
ms generales o macro (pero que no determinan totalmente a los otros universos ms micro
Dentro de todo esto, para Van Dijk se desarrolla el poder, de forma directa o
indirecta con persuasin y manipulacin, principalmente en el terreno del control del
discurso pblico y las ideologas dominantes. Para ello, expresa que el discurso se
conforma en base a: significados, argumentacin, estrategia poltica, estrategia
macrosemntica, retrica, tpico y estilo, los cuales, asimismo, pueden ser desgranados en
una gran diversidad de categoras de anlisis ideolgico que l mismo propone.
El anlisis del discurso foucaltiano es una propuesta de Parker (1996), cercano al
llamado post-estructuralismo (aunque a la vez distanciado con lo que podra llamarse las
posturas ms posmodernas relativistas de esta corriente), considera que las relaciones
sociales y el sentido no son creados por una estructura determinista, sino por lo que
59
hacemos, poniendo en conflicto los discursos que definen la actividad simblica. De igual
forma que van Dijk, ac Parker da una serie de recomendaciones, estrategias y tcnicas,
para un buen procedimiento de anlisis foucaltiano que d nfasis al poder y sus
resistencias, la naturalizacin de las relaciones sociales y las contradicciones que surgen
entre las y los diversos actores (sujetos, grupos e instituciones sociales) que aparecen en el
texto .
12
En su obra posterior, Parker (2005b), efecta un intento de sentar bases para un
anlisis lacaniano del discurso. Esta forma de anlisis ms que un mtodo establecido es
una forma de aproximacin al texto que no supone un mero traslape del psicoanlisis
clnico de Lacan al anlisis del discurso, sino que tira ciertos ejes de discusin, a mi parecer
innovadores, que pueden dar mayor espacio a una triangulacin de enfoques dentro de la
misma tradicin del anlisis del discurso, que a su vez no caiga en un mero eclecticismo
terico y ms bien ample coherentemente la aproximacin en una forma de anlisis de
textos discursivos que nunca es terminado ni total.
As, considero que el uso de Lacan en el anlisis del discurso puede echar nuevas
luces para dar cierto nfasis al universo afectivo en esa interrelacin que tiene con el
lenguaje verbal, ya que para Lacan lo que define al humano como sujeto es el acto del
habla, una visin que no solo se quede en el nivel ms cognitivo o de procesamiento de
la informacin, como suele ser lo ms comn en las ciencias sociales. Si bien en sus
60
Por supuesto este anlisis del discurso parte de la interpretacin de Parker de la teora foucaltiana. El
12
problema con la teora foucaltiana es el lugar del sujeto, su poca posibilidad de agencia (por lo menos con el
primer Foucault, antes del posterior que postula el cuido de s bastante individualista y elitista por
cierto), agencia que es bastante mayor en la teora de van Dijk antes sealada. Parker pareciera compensar
esto con el dar nfasis a las resistencias inherentes al poder en la teora foucaltiana, sin embargo, no es sino
hasta con su posterior vnculo con el psicoanlisis (que a continuacin se va a exponer) que Parker da mayor
papel a la agencia del sujeto.
primera obras Lacan da una prioridad al universo formal lingstico (el universo Simblico,
que a su vez da prueba de su compatibilidad con los estudios de retrica, el
construccionismo social y el discurso), posteriormente con sus categoras de deseo, goce y
lo Real, da espacio a ese universo trans-lingstico. Por ejemplo, en otro lenguaje aunque
no muy lejano, Judith Butler (2008) con su nocin de discurso excitable (excitable
speech), quiere dar cuenta de esta extraa interseccin entre el cuerpo y el lenguaje, lo que
sentimos y decimos, mostrando que lo que hay en interrelacin con el lenguaje explcito no
son solo marcos mentales (en el sentido de las tradiciones de las disciplinas cognitivas e
informacionales, que por ejemplo sigue el van Dijk antes mencionado), sino tambin estas
cadenas de significantes necesitan de apegos (des)apasionados para ser efectivos en el
sujeto.
En los textos metodolgicos sobre anlisis del discurso suele darse un gran nfasis
en las tcnicas, que suelen plantearse como si fueran un manual a aplicar a todos los textos
por igual, Parker (2005) en su visin lacaniana postula que antes de esto debemos
problematizar cada texto planteado en su peculiaridad. Para esta aproximacin postula siete
formas a tomar en cuenta para darle una perspectiva lacaniana al anlisis del texto:
1. Cualidades formales del texto. Hay una prioridad de la forma del texto por sobre
el contenido, la relacin de significantes con otros significantes (el sistema de diferencias)
es fundamental por sobre los contenidos mismos del texto. As, la interpretacin no
pretende descubrir el significado inconsciente que yacera oculto debajo del texto
superficial, no es una hermenutica profunda.
2. Anclaje de representacin. Lacan postula los puntos de acolchado o puntos de
61
capitn como una suerte de material que mantiene unido el tejido del sistema significantes
que posibilita el sostenimiento de un circuito discursivo con un sentido (con el costo de
excluir otros significantes fuera del circuito de comunicacin bajo el proceso de
represin). Se trata de significantes amo como anclas de representacin de un texto a
travs de tropos retricos, como decir la insistencia en que esto es como son las cosas sin
ser muy susceptibles de disidencia, siendo una autoridad mantenida en la repeticin, sin
gran espacio a argumentacin.
3. Agencia y determinacin. Ac es de fundamental importancia la interconexin de
los tres registros lacanianos, interrelacionados como un nudo de borromeo; lo Simblico,
lo Imaginario y lo Real , que hace sortear la simple distincin entre un adentro y un
13
afuera del discurso.
4. El papel del conocimiento. Una manera de hacer relacin del discurso con el
conocimiento es localizar los puntos del texto donde ese conocimiento se presume, por
ejemplo donde la autoridad y el poder se instalan, que interpela al sujeto sin dudas, es
donde se supone la existencia de un Otro, respondiendo a la pregunta: qu quiere ese Otro
de m? Consiste en cmo dentro del texto el sujeto se posiciona ante ese Otro, estn los
discursos sociales que determinan esta relacin del hablante como agente y el tipo de
Otro al que se dirige, son: el discurso del amo (es el discurso que se pretende como la
62
Lo Simblico se refiere al universo del lenguaje y las cadenas sociales de conexin de sentido. Lo
13
Imaginario da sentido de completitud o gestalt al discurso, parte del reino de las identificaciones
narcisistas de unidad (en el nosotros o en la identidad), pero a la vez de la rivalidad con los otros, es
una funcin donde las relaciones de similitud y oposicin se constituyen y reproducen, siendo
fundamentales estos aspectos de interaccin en el anlisis del discurso. Lo Real se refiere al espacio no
simbolizable, a aquello que no puede ser nombrado y aparece como una laguna o un agujero en el
universo Simblico, le da su condicin de no-totalidad de sentido completo al lenguaje (no es un reino
afuera del discurso, sino un algo irrepresentable que paradjicamente se asoma un poco en el
lenguaje), pero que al mismo tiempo se avizora solo por medio de ese universo Simblico y el
Imaginario.
Verdad y Razn absoluta, sin cuestionamientos lo obtiene del esclavo), el universitario (es
la versin ms moderna del discurso del Amo, ms sutil, el gran ejemplo es el de la verdad
cientfica que est en todo lado como validacin argumentativa), el histrico (no se
adjudica la posicin del esclavo que asume la verdad del Amo, sino que lo pone en
cuestionamiento y desenmascara) y el del analista (sealando la no-totalidad de todo
discurso, se basa en el objeto a como disparador de la bsqueda que pasa del saber a una
nueva verdad), como estrategias retricas y vnculos sociales claves para el anlisis crtico
del discurso. Por ltimo, est el discurso capitalista, que para Lacan se acerca al del amo
pero pone la relacin del saber cientfico al servicio de la reproduccin del mercado, del
capital, excluyendo al sujeto.
5. Las posiciones en el Lenguaje. El discurso posiciona al sujeto (siempre como
diferencia e interaccin social, es decir en relacin a otro).
6. Puntos muertos en la perspectiva. La lectura se centra en callejones sin salida de
perspectiva, en los desacuerdos dentro del texto. Hay un antagonismo constitutivo en el
humano, lo cual tiene consecuencias tanto en la poltica como en lo acadmico. En esto
Parker hace uso de Laclau y Moffe (1991) quienes desarrollan la teora lacaniana en un
campo ms social y poltico. Hay puntos de encuentro con aqul Real irrepresentable,
que es ese algo que establece el antagonismo, el cual hace que haya siempre un no-todo
del sentido y movilice al humano siempre en la bsqueda de esa totalidad o de una
identidad consigo mismo. Se trata de esos puntos como discusin poltica y parcializada,
que hace la lectura del anlisis incompleta siempre, contingente y corregible.
7. Interpretacin del material textual. No se trata de una hermenutica que busque
63
significados debajo de los significantes, no explora el horizonte de sentido o el mundo
interno responsable del producirlo que est en la superficie. Ac la posicin reflexiva
subjetiva de quien analiza es una cuestin muy importante, que debe evitar esa posicin del
saber o imponer traduciendo el texto al propio marco.
Criterios de calidad de la informacin.
Flick (2007) hace una serie de postulados de calidad para la investigacin
cualitativa:
1) Fiabilidad: comparar con diferentes observadores o lectores y documentacin de
todo el proceso.
2) Triangulacin: combinacin de mtodos (en el caso de esta investigacin:
entrevistas semiestructuradas y textos publicitarios), grupos de estudio (perspectiva de
otros/as investigadores), entornos locales y temporales (entrevistas a turistas, locales
tradicionales e inmigrantes dentro de la comunidad especfica) y perspectivas tericas
diferentes (revisin literaria exhaustiva desde la psicologa, sociologa, antropologa, etc. y
distintas versiones dentro de las mismas).
3) Validez: los supuestos se van a juzgar por su plausibilidad y credibilidad acerca
de la realidad presente en la discursividad, la cual solo se hace posible a travs de diferentes
perspectivas, tambin debe ser traducible para otros, por lo que la produccin de la
informacin se convierte en el punto de partida para juzgar su validez.
4) Induccin analtica: interpretacin sistemtica a base de objetivos donde el punto
decisivo a analizar es la excepcin que se desva de tales objetivos.
La objetividad, validez y fiabilidad son preguntas para el tipo de ciencia
64
positivista y, como postula Flick deben problematizarse desde la sensibilidad cualitativa
de una investigacin (ante lo cual no es determinante que se usen nmeros en ella o no). El
problema es pensar que los criterios positivistas son los correctamente cientficos y que la
investigacin cualitativa debe seguir sus mismos criterios. Parker (2005) contina con otra
serie de criterios de validacin especficos para la investigacin cualitativa, los postula
diferencindose segn la visin positivista, pero como negaciones barradas en tanto tienen
su contraparte cualitativa:
1. Objetivo?, ms bien describir los recursos tericos que se usa como base para
realizar su subjetividad socio-institucional y cmo estos impactaron en la investigacin.
2. Vlido?, ms bien dejar clara la forma en que la exposicin es distintiva y
paradigmticamente diferente a otras cosas que podran ser categorizadas junto a ella.
3. Fiable?, ms bien trazar un proceso de cambio en su comprensin de la gente y
la comprensin de estos otros sobre el tema, sealando puntos de vista de cmo esto puede
ir cambiando.
4. Neutral?, ms bien efectuar un anlisis reflexivo que se aparta de lo dado y
permite al lector ver algo del punto de vista subjetivo e institucional desde el que se cuenta
la historia.
5. Confirmado?, ms bien ver si existe un intento de acercar a los participantes en
la investigacin al anlisis para ver las diferencias.
6. Definitivo?, ms bien si existe un intento de triangular puntos de vista
distintos y dar amplitud de debate.
7. Establecido?, ms bien cuestionarse porqu algunas cosas no aparecen en la
65
literatura de la investigacin.
8. Coherente?, ms bien expresar porqu he elegido un tipo especfico de relato
para mostrar.
9. Accesible?, ms bien aclarar por qu el trabajo tena que ser complejo, si ese
fuera el caso.
10. Psicologa?, ms bien dejar claro por qu el tema es atinente para la psicologa,
y si ste puede criticarla y darle nuevas aristas mejores.
Proteccin de sujetos.
Se estableci un consentimiento informado (traducido al ingls en caso de ser
necesario) como un acuerdo formal y escrito de confidencialidad, siguiendo los parmetros
de tica en investigacin de la Universidad de Costa Rica (ver anexo II para ver el
consentimiento mismo en ingls y en espaol).
tica.
Muchas veces en las investigaciones en este apartado sobre tica se suele pasar
rpidamente con la referencia al consentimiento informado y el anonimato de las personas
con las que se realiz una entrevista. Si bien este es un gesto fundamental, radica en reducir
la cuestin a un mero proceso burocrtico.
Parker (2005a) se basa en los desarrollos del filsofo Alain Badiou para denotar
posiciones en el campo de la investigacin que tocan los dominios sociales fundamentales
(las relaciones siempre imbricadas entre s de: la ciencia, la tica-arte, el amor y la poltica),
en base a cinco recursos, tambin especficos para la investigacin psicolgica:
1. No empezar con presunciones acerca de una naturaleza humana.
66
2. No imponer la propia visin terica y poltica (por ejemplo, patologizando o
entrometindole nociones como ideologa de falsa conciencia a las personas como lo ha
hecho cierta tradicin marxista).
3. Concebir que la particularidad es la ruta a la transformacin, lo contrario podra
ser el entrometer el factor psicolgico a todo lo que se descubri como una categora
general.
4. Los puntos de imposibilidad, de contradiccin, de discrepancia, que aparecen en
la investigacin no son necesariamente un error, queriendo incorporar todo a un universo
de sentido solo porque si. En lugar de ello, puede ser que la diferencias de opinin entre
diversos participantes o entre estos y stas con nosotros/as mismas como investigadores/as
son una funcin de las diferentes realidades vividas y los conflictos de perspectiva poltica.
5. Las comunidades o las identidades no son homogneas, si esto se presentara as
muy probablemente se estara tapando las estructuras reales de desigualdad, contradiccin,
explotacin y opresin.








67










II. Geopoltica del turismo y la inmigracin en la periferia del placer.

Introduccin.
Para una integracin analtica desde el nivel global al local de relacin en el turismo,
podemos seguir a Castro-Gmez (2007), quien leyendo al ltimo Foucault desde una
perspectiva crtica de la colonialidad del poder, establece la necesaria relacin de tres
niveles para un buen anlisis del poder y la subjetividad: macrofsicos (dispositivos
supraestatales), mesofsicos (gubernamentalidad del Estado y el sector privado) y
microfsicos (tecnologas disciplinarias y de produccin-enunciacin de sujetos). Estos tres
niveles para Castro-Gmez seran heterrquicos, o sea no jerrquicos, en el sentido de que
un nivel no determine totalmente al otro subordinado, sino que cada uno mantiene su
autonoma relativa, dispuesta en la distribucin del poder contingente de su situacin
68
histrica. Comnmente los estudios de turismo o se centran a un nivel muy local dejando
de lado las condiciones globales que posibilitan este fenmeno sin duda internacional por
definicin, o a un nivel muy global que limita lo especfico microsocial y concreto de sus
procesos, que suelen no ser una mera aplicacin determinista de las condiciones ms
macro.
Al tratar de dar una contextualizacin concreta de estos niveles geopolticos, este
captulo pretende mostrar que nociones muy macro y globales del sistema internacional
turstico pueden ayudar para dar cuenta del desarrollo del turismo en las regiones
perifricas del planeta desde una visin crtica en torno al poder y una constante
referencialidad histrica a las condiciones especficas del capitalismo actual, lo cual, a la
vez, puede ser relacionado con las condiciones ms concretas y particulares (no
necesariamente generalizables a todas las situaciones semejantes en el mundo), es decir la
geopoltica micropoltica que se vive en la regin de playa Matapalo. Al analizar estas
condiciones, resalta fundamental el papel concreto que juega la relacin migracin/turismo
como formas sintomticas de las ms profundas contradicciones que vive el sistema global
actual, que le abre las fronteras y el disfrute de fantasas a ciertas clases sociales, raciales y
nacionales del mundo y se las cierra a otras, conformando en pesadillas sus anhelos.
Una pequea historia de la individualidad masiva en el ocio turstico.
La emergencia del turismo tal como lo conocemos hoy en su forma moderna es un
proceso relativamente reciente. Para Donaire (2012), dos procesos confluyeron en Europa
simultneamente en el siglo XIX para su surgimiento como actividad econmica particular.
Por un lado la aparicin romntica del tiempo y del espacio que fij las reglas del juego de
69
las primeras miradas tursticas y, por otro lado, la rpida explosin del ferrocarril. Tambin
expresa que en la genealoga del turismo se puede ir un poco ms en el tiempo y situar los
orgenes en el Grand Tour o, todava antes, en los viajes de conquistadores, colonizadores y
aventureros que buscaban nuevos espacios geogrficos, pero las caractersticas propiamente
modernas del turismo se ubican ms recientemente.
Los Grand Tours (lvarez, 1994; Donaire, 2012) surgen en ese entrecruce de la
aristocracia del Antiguo rgimen y los nuevos burgueses que van surgiendo durante el siglo
XVI y XVII. Era realizado por los jvenes aristcratas, primeramente ingleses, para
contribuir a su formacin personal e intelectual, acompaados de un preceptor viajaban por
las ciudades ms importantes de la poca, Pars, Viena, Bolonia o Niza, aprendiendo
idiomas y ponindose en contacto con los principales centros artsticos. Con el paso del
tiempo, la edad de los viajeros aumenta y se reduce el nmero de estudiantes, hacia una
funcin ms de ocio, lo cual abre espacio a un sentimiento bastante indito de libertad de
movimiento, bastante ausente en los siglos anteriores. En este mismo proceso se van
creando circuitos de movimiento muy bien definidos por visitar: cortes, tribunales, iglesias,
monasterios, antigedades, universidades.
Durante la segunda mitad del siglo XVIII se establecen an ms estos circuitos muy
bien estandarizados, creando dos criterios esenciales como proto-tursticos: el deseo de
viajar y la determinacin cultural de espacios que merecen el deseo de ser visitados
(Donaire, 2012). Esta lgica se entrecruza con el surgimiento del ferrocarril, el cual permite
la reduccin temporal y econmica de los viajes y se construye junto a un sistema
organizativo y de acceso a la informacin que se ubica dentro de ese progresivo proceso de
70
cuantificacin y racionalizacin inherente a la modernidad industrial: se empiezan a
establecer guas con horarios, estaciones, hostales, museos, espacios de inters. Surgen as
en este entramado lo que podran considerarse las primeras empresas tursticas. Aparece ac
la figura de Thomas Cook, vendedor de biblias que empieza a organizar viajes para
congresos religiosos, quien viendo la gran oportunidad de negocios empieza a crear viajes
programados, negociando con compaas de ferrocarril descuentos por los nuevos clientes
interesados en su administracin de los viajes, por lo que prepara la primera gua turstica
de viajes (Donaire, 2012). A partir de ah se empieza a vivir un desarrollo expandido del
turismo accesible a la nueva burguesa, el atractivo de los balnearios, el contacto
romantizado con la naturaleza y el deseo de deambular se convierten en necesidades
generalizadas de esta clase social.
Donaire (2012) comenta que si bien los primeros pasos del turismo son anti-
urbanos, luego la esttica urbana pasa a formar parte de los lugares por visitar en esta
mirada turstica, vindose fomentados en el siglo XIX por el surgimiento de las
exposiciones universales y la construccin ampliada de museos nacionales. Pars y Londres
inician una confrontacin por la hegemona de esta mirada urbana de la burguesa (que
vemos juega dialcticamente con la atraccin por el desarrollo moderno en el espacio
urbano y, por otro lado, con el contacto con la naturaleza ms pre-moderna de los
espacios de recreacin rurales, juego en la mirada turstica que permanece hasta hoy).
Donaire insiste en el crucial papel del Romanticismo, no como vertiente esttica del arte,
sino como forma de vida, el cual crea una actitud contemplativa de los lugares otros, a
partir de la mitologa que se construye en la literatura de viajeros, la pintura, el teatro y las
71
mismas guas de viajes.
Posteriormente a este turismo bastante elitista, digamos pre-fordista, surge el
llamado turismo fordista luego de la segunda mitad del siglo XX, con la crecida de la
sociedad de consumo y la economa fordista que da amplias posibilidades a las clases
trabajadores de los pases ms ricos de formar parte de la lgica consumista, clases antes
ampliamente excluidas de esta posibilidad. Esta condicin fordista, da paso a la llamada
cultura de masas de la sociedad consumista dentro de los pases del primer mundo
(Baudrillard, 1983). Antes, el turismo permaneca muy restringido a las clases sociales
altas, hasta que llega la poca de la posguerra, donde surge este turismo masivo, ubicado
dentro del fordismo, visto ste no solo como una forma de produccin masiva sino como
una forma de vida (Harvey, 1998), yendo paralela la produccin en masa con el consumo
en masa de la clase media en expansin en el primer mundo.
Donaire (2012) muestra tres factores claves para el surgimiento del turismo fordista,
primero recoge la tradicin de racionalizacin y cuantificacin del turismo precedente que
se muestra muy eficiente, segundo, se da una progresiva generalizacin de vacaciones
pagadas y, tercero, la introduccin de la aviacin masiva y la generalizacin del automvil
que posibilitan mucho ms los viajes. En este punto, surgen los operadores tursticos, los
vuelos charter y los paquetes tursticos que abaratan y masifican las posibilidades de ser
turista. Este turismo fordista es impulsado por gigantes internacionales que hoy lo
continan siendo: TUI (empresa a la que es afiliada la cadena hotelera RIU analizada en
esta investigacin), Thomson, Neckerman, FRAM, entre otros.
Se trata de un turismo masificado y estandarizado, con espacios muy determinados
72
y programados de antemano, creando la turistificacin de geografas enteras para el
consumo de su experiencia, siendo clave esta lgica en la construccin urbana y rural de
espacios hechos para esa mirada que la cultura turstica establece como deseada. Una
paradoja clave, que nos sealan autores como Donaire, Baudrillard o Harvey antes
mencionados, es que esta masificacin no supone que la construccin del elitismo anterior
al fordismo se haya eliminado, sino que, aunque sea masiva esta lgica cultural, sigue
siendo conformada por los cdigos de las clases hegemnicas y sus afanes culturales y
econmicos.
Es en los aos ochentas que surge el llamado turismo pos-fordista (Donaire, 2012),
como expresa Harvey (1998) la economa fordista en esta poca entra en una suerte de
cambio por la rigidez del capital que necesita mayores flexibilizaciones en el proceso de
internacionalizacin de las economas, junto a las posibilidades que dan las nuevas
tecnologas y las empresas empiezan a abandonar la disciplina de la produccin en serie
estratificada del llamado taylorismo del trabajo (o ms bien trasladarlo de los centros
mundiales a las periferias del planeta). Se conforma la nueva economa financiera, ms
flexible, con la necesidad inherente y perpetua de innovacin, de bsqueda de nuevos
mercados, yendo a la forma totalmente contraria de la masificacin y estandarizacin antes
buscada. El principio bsico de su lgica es la innovacin, un marco de competencia
internacional muy grande en medio de la apertura de los mercados mundiales dentro de la
llamada mundializacin y el consumo que establece una lgica de gustos siempre
cambiante y ms individualizada, evitando la estandarizacin o masificacin de los gustos
de la economa fordista.
73
En la forma de turismo posfordista empiezan a proliferar nuevos mercados, se
mantiene la lgica antes masiva del sol y playa, pero se ampla a nuevas formas de
consumo que dan la sensacin de constituir mayores posibilidades de escogencia por el
consumidor que no se identifica con las formas estandarizadas de consumo. Ac surgen las
diversas formas temticas del turismo, el deportivo, el de aventura, el cultural, el tnico, el
eco, el mochilero, el negro (turismo que pretende ser alternativo a las formas ms
comunes del consumismo turstico y busca lugares ms inditos, pero como demuestra
Donaire (2012), sigue permaneciendo dentro de la lgica bsica del sistema turstico
consumista).
Se trata de una heterogeneidad acorde con las visiones posmodernistas de la cultura,
una suerte de collage mediado fuertemente por la industria publicitaria y la constante
incentivacin del deseo, un espacio donde la o el turista acomodado, principalmente del
primer mundo, se ve en su vida atravesado por la escogencia de qu hacer en sus
vacaciones, y practicar en su vida varias de estas formas tursticas para consumir su tiempo
de ocio. Sin embargo, para Blasquez, Caada y Murray (2011) y para Furst y Wolfgang
(2002), esta nueva lgica posfordista no es un rompimiento con el sistema fordista sino la
radicalizacin de su lgica, corresponde de igual forma a una produccin mezcla entre pre-
fordismo y el fordismo de un consumo en masa, con la peculiar caracterstica de que ahora
es flexible y las opciones aumentan. Un ejemplo claro es el tipo de turismo dominante
en Costa Rica, donde en el 2010 un 74% de los turistas internacionales reportaron haber
efectuado el turismo de sol y playa (ICT, 2011), que tiende a ser un turismo masivo.
74
La construccin de periferias del placer y la sociedad de consumo.
El cmo se estructura el turismo en las periferias del planeta es un tema bastante
dejado de lado en la mayora de los estudios sobre el turismo. Por ejemplo, los libros de
Donaire (2012) y lvarez (1994), en los que se bas grandemente la historia del turismo en
este apartado, producidos en Europa, no tienen referencia alguna a cmo el turismo se
construye fuera de los centros mundiales, ni las relaciones diferenciadas, antagnicas ni
contradictorias que se viven entre centros y periferias. De esta forma se persiste con lo que
Spivak (2010) denomina, basndose en la teora lacaniana, la forclusin del Otro en las
narrativas eurocntricas, olvidando su ntima construccin en conjunto con su relacin de
dominacin con las regiones subalternas. Adentrmonos un poco ms en esto.
El turismo es la industria de servicios ms grande del mundo, en este proceso
durante los ochenta y noventa del siglo pasado, en lugar de difuminarse, las transnacionales
(hoteleras y aerolneas) han centralizado e integrado ms su economa global, fundindose
entre ellas y expandindose ms (Cordero, 2006). Cordero (2006) utiliza la nocin de
Cadenas Globales Productivas (GCC, Global Commodity Chains), visto como un sistema
internacional de produccin especfico a la produccin (el cual tiene la ventaja de
concretizar ms y ser menos amplio y totalizador que las teoras del sistema-mundo). En
esta lgica, las transnacionales se establecen integradamente de forma vertical de manera
global, distribuyendo geogrficamente el proceso productivo (muchas veces en forma de
corporaciones huecas que contratan su produccin y sus servicios principalmente basadas
en el capital financiero), as, en esta divisin, las actividades ms sofisticadas y altamente
valoradas en el proceso productivo (como el diseo, el mercadeo y la distribucin)
75
permanece en el ncleo ubicado en los Centros mundiales y la manufactura se establece en
la periferia y semi-periferia.
En el caso del turismo, esa distribucin entre produccin y el consumo se dan en el
mismo tiempo y lugar (los hoteles y sus servicios no se importan o exportan), siendo las
partes ms lucrativas los hoteles (y la industria inmobiliaria subyacente) y las aerolneas,
aunque hay muchas otras actividades, llegando hasta las artesanas. La tendencia es que los
ms grandes beneficios se centralizan en las transnacionales ubicadas en los centros
mundiales, en esto el Estado perifrico da gran parte del gasto, en infraestructura y
beneficios sociales. Para Cordero (2006), en este entramado, con el trabajo flexible de la
nueva economa inmersa en el turismo, los mercados se segmentan y no se masifican, no
hay divisin entre diseo y ejecucin del taylor-fordismo. Todo esto en las regiones
perifricas tiende a traducirse en malas condiciones de contratacin, de trabajo y de
salarios.
Viendo estas condiciones, podemos denotar que el taylorismo del trabajo se ha
mantenido siempre en las periferias sin necesariamente que a ellas llegara el fordismo
(taylorismo se refiere a la forma de produccin y fordismo a que a stas se le anen
ventajas a trabajadores/as), de esta forma las etapas entre pre, fordismo y pos, no son
directamente aplicables en las periferias. Para Cordero, en Costa Rica, por ejemplo,
permanece un modelo hbrido donde formas tayloristas se introducen en formas de
involucramiento sin nunca llegar a un fordismo (gran inclusin de las capas trabajadoras en
el sistema de consumo y ventajas sociales ampliadas, como vimos). As, en el turismo
transnacional permanece un taylorismo, con una separacin tajante entre turistas y
76
trabajadores/as. Se trata, entonces, de una flexibilizacin no fordista.
Viendo la situacin as, el turismo internacional en las regiones perifricas tropicales
del planeta tiende a conllevar a lo que Blzquez, Caada y Murray (2011) denominan
gentrificacin (elitizacin) del espacio geogrfico en el que llegan (hoteles, zonas
residenciales, zonas de ocio) bajo formas de segregacin, siendo exclusivo para solo ciertos
sectores sociales (principalmente en la jerarqua en trminos de clase, raza y nacionalidad),
yendo esto aparejado con una desposesin de las poblaciones locales.
Para Blsquez, Caada y Murray (2011) en el proceso de globalizacin neoliberal se
fomenta una competencia interestatal de los pases perifricos por atraer el capital
internacional del primer mundo, ofrecindole escenarios menos exigentes para su
instalacin: la posibilidad de apropiarse y explotar entornos ambientales, tierras, agua,
transporte, infraestructura, poblacin subcontratable, desregulacin laboral, estatalizacin
de los gastos en infraestructuras, exenciones fiscales, adems de la corrupcin poltica y
empresarial de las clases dominantes locales e internacionales .
14
En esta lnea, Caada (2010) ubica al turismo dentro de las caractersticas de la
expansin capitalista donde el capital busca incesantemente extenderse hacia lugares
novedosos y atractivos. Esto sigue los patrones base del ciclo turstico, caractersticos de la
forma-moda de la lgica del capital y el consumo, en una bsqueda cclica de nuevas
periferias del mundo para crear geografas del placer del ocio: 1) se descubre un territorio
77
Las tendencias hasta ac sealadas en el sistema socioeconmico global, o sea la centralizacin del poder
14
global en pocas transnacionales que tienen sus cabezas en los Centros mundiales, as como la tensin de esta
apertura global con el afianzamiento de las fronteras en la intervencin estatal (que est estratificada en la
divisin internacional del trabajo y el consumo), van en lnea contraria a postulados de autores como Hardt y
Negri (2002), quienes, desde la teora social y poltica crtica, en su nocin de Imperio sostienen que ese
poder est difuminndose cada vez ms sin que haya Centros del poder claros, postulando una visin acfala
del poder que peca de ingenuidad.
relativamente virgen que propicie el descubrimiento de algo autntico por parte del
turismo, 2) se masifica o se explota el destino y 3) el destino tiene necesidad de
reinventarse y reconvertirse sino es que cae en decadencia. Ac el capital se fuga a otros
destinos exticos por descubrir.
As, la mercantilizacin del espacio turstico (o turistizacin de la geografa) es un
proceso de poder que se tiende a efectuar desde el emisor hacia el receptor, es decir, se
construye desde los centros del poder mundial (Estados Unidos y Europa
fundamentalmente) y se tiende a dar una implantacin de este poder en las periferias,
construyndose lo que Ash y Turner (1991) denominan las periferias del placer, que a mi
entender son la construccin de espacios domesticados y elitizados para el turismo, que se
traduce material y simblicamente en las zonas tropicales del planeta para su ocio y su
deseo de consumo de experiencia. Ac predomina la voz, la imagen y la economa de las
sociedades centrales en bsqueda de geografas del ocio, siendo el sujeto subalterno,
perifrico tendiente a ser silenciado en este proceso. Por lo que hoy persiste lo que Quijano
(2000) seala como la colonialidad del poder, una lgica dominante que permanece hoy en
el sistema-mundo atravesando las relaciones raciales, de clase y de gnero, a pesar de las
independencias jurdicas de las colonias en los siglos XIX y XX.
Para Hiernaux (2002), el imaginario en el turismo tiende a estar cargado por los
imaginarios dominantes del mundo occidental con sus idearios, anhelos, creencias,
imgenes. Entre estos destacan para el autor cuatro imaginarios centrales desde la mirada
del turista: 1) la conquista de la felicidad (hedonismo consumista en bsqueda del paraso
publicitado por la industria de la felicidad), 2) el deseo de evasin (ante una cotidianidad
78
banalizada y rutinizada), 3) el descubrimiento del otro (bsqueda de lo extico como
visin romntica del mundo un poco lejano a Occidente, bajo los estndares de la
industria turstica como vendedora de sueos) y 4) el regreso a la naturaleza (ideal
occidental ante la industrializacin, mecanizacin, urbanizacin, como revitalizador de
una naturaleza premoderna).
Ligado a todo lo anterior resalta la importancia de los medios de masas en la
mercadotecnia del consumo turstico. El turismo vive en la actualidad una especializacin
en el llamado consumo de la experiencia (Helln y Martnez, 2009), que es la compra y
venta, muy mediatizada por la mercadotecnia, de destinos tursticos creados para el vivir
una experiencia cotidiana que, en el caso de las periferias del placer, tienda a satisfacer al
menos dos fantasas psicosociales de moda en las sociedades del primer mundo a partir
de la segunda mitad del s. XX: el sueo multiculturalista suave que ve romnticamente al
otro cultural y a la diferencia, buscando un domesticado encuentro cultural (vase
Harvey, 1998; Jameson, 1996; Zizek, 1998, 2007) y la bsqueda romntica de la
naturaleza y lo eco (Casalz y Lpez, 2009), bajo el deseo de consumir la experiencia
de lo autntico y lo extico, visto como lo pre-moderno (Hiernaux, 2002; Nogus,
2005; MacCannell, 1999). Se trata de la continuacin de la genealoga colonial Occidental
sobre el Otro como cultura y como naturaleza, en su fantasa romantizada tal como se
expresa en la prototpica imagen del primitivo bueno, (mal) popularizado en Rousseau
(Todorov, 2003).
Precisamente es en este entramado ideolgico que se conforma la marca-pas de
Costa Rica, bajo la especializacin que engloba el eslogan ligado a la fantasa de una suerte
79
de paraso tropical sin ingredientes artificiales con la poblacin ms feliz del mundo.
Afianzado esto recientemente con la consigna de Costa Rica s, million dollar gift
happiness, nuevo eslogan publicitario oficial del ICT (el captulo VII se adentra en este
universo discursivo).
El fotgrafo britnico Martin Parr, quin en su coleccin The Last resort (1986) se
encarga de mostrar la condicin turstica, nos muestra este imaginario exotista en el primer
mundo sobre la imagen de lo tropical. En este caso se trata de una construccin artificial de
una playa en medio de Alemania, una importacin literal de una periferia del placer:
Imagen 3. Martn Parr. La periferia del placer exportada a Alemania.

Tomando este caso, si bien extremo, se puede expresar que an si la playa no es
literalmente construida fsicamente dentro de los pases perifricos, el turismo en las
periferias del placer es un proceso de re-construccin material y simblica del lugar, como
80
un proceso de turistificacin geogrfica su presencia reestructura y conforma una
representacin que est cargada de fantasa, se construyen un conjunto de edificaciones,
infraestructura, creencias, imgenes, valoraciones, acerca del espacio geogrfico de llegada
y de la otredad cultural (Hiernaux, 2002; MacCannell, 1999; Urry, 2002). Este proceso est
directamente ligado con la lgica de la sociedad de consumo, su creacin de novedades y
deseos en base al mercadeo, especficamente en el consumo de la experiencia que
constituye tal actividad.
En la pgina oficial del hotel RIU podemos ver la siguiente imagen a la izquierda,
donde con fotoshop la arena de la playa es blanqueada, en realidad la arena es ms oscura
como se puede observar en la imagen derecha, pero se redondea la imagen esttica
fantasiosa que le da al turista que se interesa en internet por conocerla:
Imagenes 4 y 5. Photoshop del hotel RIU .
15

Se trata de una geografa creada y fantaseada en la mirada del o la turista, con la
81
La imagen izquierda es extrada de la pgina oficial del hotel RIU y la derecha es propia.
15
tendencia a conformar el especfico imaginario del turismo, con imgenes idealizadas, ideas
anticipadas, llenas de promesas y objetos de deseo, que estn presentes en anuncios
publicitarios, guas tursticas, pginas de internet, fotos de amistades subidas en redes
sociales de internet, estereotipos internacionales de las regiones, etc .


16
La fantasa como estructuradora de la realidad.
Qu significa estar atrapado en el sueo de alguien?
Se trata de algo que va de lo cmico a lo trgico, a lo abominable.
Gilles Deleuze. El abecedario (1988).

Como vemos, en todo este universo alrededor del consumo turstico la fantasa
adquiere gran importancia si le damos el adecuado lugar, no como comnmente se le
considera, como una suerte de compensacin subjetiva secundaria de la realidad, ante la
cual fantaseamos, una mera ficcin sin mayor valor en contraposicin a una realidad dada
por debajo de ella. En otras palabras, la fantasa no debe ser vista meramente como la
creacin de una suerte de realidad alternativa cuando la realidad inmediata tiene
carencias y no satisface el deseo, como el ejemplo de Freud (1984) del sueo tpico del
nio que desea durante el da un helado de chocolate que no le es comprado y en la noche,
como compensacin, fantasea en su sueo que est comiendo el helado de chocolate.
Ms bien, siguiendo la misma nocin de fantasa que Freud mismo complejiza en
relacin a los sueos menos simples, sta se debe abordar en un sentido no tan lineal.
Siguiendo esta lnea, Zizek (2004) concibe que la fantasa (o tambin la construccin
fantasmtica, en la tradicin psicoanaltica lacaniana) no es solo la realizacin
82
En el Captulo V se ahondar en la imagen que tienen personas turistas sobre la geografa
16
de Costa Rica, de ese anlisis se postula la nocin de tropicalismo, como el proceso de
construccin estereotpica de las geografas tursticas ubicadas en el trpico.
(alucinatoria) de un deseo sino ms bien es precisamente la que nos dice qu desear o qu
no en la realidad, es la suerte de engranaje que combina la mltiple realidad y hace que
cierre de forma suturada tal multiplicidad. Por ejemplo, de antemano el sistema de consumo
pudo haber entrometido el cortocircuito a manera de fantasa no tan racional, el especfico
deseo del helado de chocolate de tal marca en el nio al visitar el supermercado, entonces la
fantasa no sera una mera compensacin posterior al deseo insatisfecho sino la iniciadora
del deseo. Puestas as las cosas se complejiza en la dinmica la mera linealidad del asunto,
como en forma de espiral de recproca determinacin, la frontera entre realidad/ficcin se
desdibuja y se complejiza, a contrapelo a como muchas veces es establecida de manera
tajante en la tradicin positivismo, como por ejemplo la hegemnica de las disciplinas psi (-
cologa, -quiatra), que sealan como un Saber normativo certero la barrera de lo Real.
En este efecto, la fantasa hace que la realidad se estructure en forma de ficcin, por
lo tanto no como un mundo dado tal como la tradicin positivista, el empirismo o la
inmediatez fenomenolgica en la filosofa y en la ciencia lo ha propuesto . Viendo as
17
las cosas, no se le debe dar a las fantasas en la sociedad de consumo un papel secundario,
sino uno fundamental como tambin estructuradoras de la realidad, no solo como un velo
que nubla la verdadera realidad, sino tambin como parte fundamental de la realidad
83
Hay que dejar claro que es cuestin de forma, no que la realidad es ficcin pura, esa frontera entre ellas
17
sigue existiendo -y no todo es una simple y difuminada hiperrealidad siempre simulacro, a lo Baudrillard (por
ejemplo, 1978) o muchos tericos posmodernos.
misma (muchas veces ms real que la propia realidad).
18
El principal problema de las periferias del placer en relacin a las fantasas
tursticas del primer mundo que le proyectan sus sueos romnticos, puede estar en esa
situacin que para Deleuze (en sus entrevistas a Claire Parnet en 1988 ) consiste en estar
19
atrapado en el sueo, la fantasa, del Otro, lo cual para l raya fcilmente en lo trgico y
abominable. As, podramos decir que la cuestin en el tropicalismo del sistema turstico
global no sera la afirmacin del Sartre de el infierno son los otros, ms bien sera que en
las periferias el infierno es estar atrapado en la fantasa del otro (turista del primer
mundo).


Permanece as hasta el da de hoy en estas geografas del placer ese lugar de la
fantasa cercana a la utopa que hasta el da de hoy mantiene esa matriz colonial que
inaugura a Amrica como creacin Europea. Recientemente Carlos Fuentes (2011),
comentando sobre este nacimiento traumtico de Amrica, expresa esta condicin de un
lugar, un espacio, creado por los deseos fantasiosos europeos (recordemos por ejemplo la
imagen del estadio del espejo lacaniano antes sealado en relacin al bautismo colonial
desde Coln sobre la regin de costa rica, del nio o la nia que ni ha llegado al mundo
antes del parto y ya sus padres y familiares le tienen una serie de expectativas, deseos,
84
Por ejemplo, en un nivel un tanto diferente, Jimnez (2005) usando teoras de Ricoeur y Castoriadis se ha
18
encargado en mostrar el gran peso que han jugado histricamente las metforas, los imaginarios y las
ficciones en la invencin imaginaria de Costa Rica, siendo fundamentales las operaciones de lo que llama,
basado en Habermas, el nacionalismo tnico metafsico, que se ha validado de metforas de la nacionalidad
de tipo homogenizador y etnocntrico que apuntan a una supuesta blanquizacin europesta en la esencia
del ser costarricense. De repente esa ficcin identitaria es tan real como la realidad, esto se expresa hasta
el da de hoy en el turismo y su diferencia en relacin con el Otro -ya sea como inmigrante o como turista,
como se denot antes.
Se trata del documental El abecedario de Gilles Deleuze. La parte de la entrevista en que menciona esta
19
condicin se puede observar en http://www.youtube.com/watch?v=YwLdqi8AOBU
proyecciones por cumplir en ella o l, todo un universo cargado de sueos que debe de
asumir, le bautiza de alguna forma al llegar al mundo):
El Nuevo Mundo es descubierto (perdn: inventado, imaginado, deseado, necesitado), en un
momento de crisis europea: la confirma y la refleja... Amrica se convierte en la Utopa de
Europa. Una utopa inventada por Europa, como escribe OGorman. Pero tambin una utopa
deseada y por ello una utopa necesitada. Necesaria tambin? La Utopa americana es una
utopa proyectada en el espacio, porque el espacio es vehculo de la invencin, el deseo y la
necesidad europeos en el trnsito entre el Medioevo y el Renacimiento (Fuentes, 2011, p. 16 y
17).

Sin embargo, las narraciones oficiales o dominantes han ocultado esta matriz
colonial en la base de los procesos euroamericanos, como expresa Mignolo (2007) -
obsesionado tambin en su libro La idea de Amrica Latina por entender ese momento
fundante que persiste hasta el da de hoy- esto debe ser visto desde otro sesgo que mire los
vacos dejados: Para excavar la colonialidad es imprescindible referirse al proyecto de la
modernidad, pero no a la inversa, porque la colonialidad seala las ausencias que se producen en
los relatos de la modernidad (p. 17).
Turismo y migracin en Centroamrica. El Norte desea entrar, el Sur desea salir.
Pero no fueron cruzados los que vinieron.
Fueron fugitivos de una civilizacin que estamos devorando.
Oswald de Andrade, Manifiesto antropfago (1981)

es decir, liberalizacin de la inmigracin
y regulacin y restriccin muy severa del turismo.
Santiago Alba Rico, Turismo, la mirada canbal (2005)

El problema con esta negacin de las contradicciones sociales y coloniales antes
sealadas, es que todo funcionamiento social equilibrado o visto de manera sistmica debe
anular retroactivamente su traumtico momento fundante, sus lgicas impositivas (Zizek,
2005). Al anular ese hecho traumtico la lgica sistmica puede funcionar -valga la
redundancia- funcionalmente, anulando retroactivamente aquello que Walter Benjamin
85
(1982) insisti en su famosa frase: no hay documento de cultura sin que lo sea a la vez de
barbarie, sin que haya contradicciones sociales en su conformacin. Trasladado a la poca
actual y al tema que ac se est tratando, estas tensiones sociales de la cultura conformada
en base a la barbarie en torno al turismo, se muestran en la relacin que este tiene con la
inmigracin. Veamos.
Me gustara contar un par de cortocircuitos peculiares entre turismo y migracin:
1. El Parque Eco-Alberto en el pueblo de Alberto, en Hidalgo, es una peculiar
20
atraccin turstica en el norte de Mxico. Fue construido por la comunidad indgena
Hahu, que estaba a punto de convertirse en un pueblo desrtico, ya que la mayora de sus
habitantes se haban ido de mojados hacia Estados Unidos, de ah que se decide construir
el parque temtico como forma econmica de salida. Lo peculiar es que el parque ofrece la
oportunidad de vivir por una noche la experiencia de un mojado al querer cruzar la
frontera hacia Estados Unidos. Se simula el viaje y las condiciones de opresin que vive el
emigrante, en l el turista vive en la noche cmo esto se escenifica: recorre varios
kilmetros en el contexto de la teatralidad de personajes que cumplen los roles de coyotes y
policas. Se recrean situaciones casi idnticas con altavoces policiales que les persiguen,
luces rojas policiales, peascos y riachuelos de difcil andar, el ruido de tiros de armas
reales, alambres de pas, etc. Para este atractivo se pagan unos 25 dlares por el viaje y
unos 100 dlares si se quiere hospedaje.
86
La pgina oficial del lugar es http://parqueecoalberto.com/
20
2. En el ao 2000, el periodista espaol Javier Bauluz publica la siguiente fotografa :
21
Imagen 6. Contradiccin turismo e inmigracin.

En ella se pueden observar a una pareja de turistas en una playa de Cdiz disfrutando de
la playa, al sur de Espaa, mientras un inmigrante yace muerto a unos metros de distancia
(hacia atrs de la foto), probablemente tras ahogarse en una patera al tratar de cruzar el
estrecho de Gibraltar.
Estas dos historias que muestran en cortocircuito una relacin directamente cruda entre
turistas y migrantes, no corresponden a una simple condicin azarosa, nos da pie a analizar
una de las condiciones esenciales de nuestra poca histrica. Alba Rico (2005) postula que
al turismo nos podemos acercar mejor si lo relacionamos con el papel que juega junto a la
inmigracin. Para el autor se trata de dos caras de la misma moneda que reflejan las ms
amplias contradicciones de la globalizacin capitalista, ya que expresa, por un lado, la
apertura global de fronteras (no slo jurdicas, sino polticas, econmicas, culturales y
87
La fotografa, publicada el 1 de octubre del 2000 en la revista Magazine por la que gan el premio God de
21
fotoperiodismo, est en el blog web del fotgrafo http://javierbauluz.blogspot.com/

subjetivas) presente en el turismo (comnmente posible para cierta clase social y/o racial de
ciertas regiones del mundo) y el flujo del capital y, por otro lado, el cierre de fronteras a
inmigrantes.
En el primer relato del parque temtico sobre la experiencia de la migracin, vemos lo
complejo de la situacin, por un lado el turismo se presenta como una salida al olvido por el
Mercado y el Estado de la poblacin indgena (paradjicamente los indgenas al representar
en espectculo la condicin de mojados, logran parar en gran medida la emigracin real
literal de su poblacin). Por otro lado, se muestra una actividad un tanto ambigua, criticada
por ser considerada como un mero espectculo para la mirada del turista internacional
acomodado, que tiene la posibilidad socioeconmica de llegar desde un lugar un tanto
remoto, con pasaporte legalizado, a esa zona norte de Mxico, para vivir esa experiencia de
ilegalidad que viven literalmente miles diariamente. Pero en esta lnea tambin, por otro
lado, ha sido denunciado como un lugar de entrenamiento para muchos futuros emigrantes
en su prepararse para el verdadero paso hacia Estados Unidos (se han dado reportes de que
llegan al parque temtico tanto turistas internacionales as como inmigrantes o futuros
inmigrantes internacionales).
Estos cortocircuitos entre turismo y migracin nos muestran una condicin esencial de
la actualidad histrica de la globalizacin capitalista. El sujeto nmada, lquido, flexible
(prototipo del turismo como actividad cultural voltil posfordista), que tanto celebran las
teoras posmodernas, ven su lmite apologtico en la dura construccin de muros
fronterizos anti-inmigrantes a las periferias del planeta. Si hay una imagen que pueda
darnos de manera concreta cmo aqulla fantasa que comentaba Deleuze se convierte en
88
pesadilla, es este tipo de vivencias de migrantes alrededor del globo y esto de manera
literal, ya que el turismo siempre va ligado a la inmigracin que construye y sostiene su
base material de funcionamiento, ya sea de nicaragenses en Costa Rica, centroamericanos
en Mxico, haitianos en Repblica Dominicana hasta inmigrantes del Sur global en las
grandes capitales tursticas del mundo, que se encuentran en el primer mundo, en el
Norte.
22
En la regin Centroamericana vemos tensadas de una forma bastante extrema estas
expresiones ms contradictorias de la globalizacin neoliberal: por un lado vemos las
amplias condiciones sociales de opresin y exclusin que fomentan los expandidos ndices
de inmigracin y, por otro lado, un auge de entrada del movimiento turstico de
principalmente personas de Estados Unidos y Europa. Esto denota una irona de las
condiciones globales, por un lado los habitantes perifricos del Sur quieren emigrar al
Norte, encontrando las puertas cerradas con toda serie de exclusiones y estigmatizaciones
violentas, pero por otro lado vemos que habitantes del Norte como turistas estn deseando
ingresar a regiones del Sur, hacia el disfrute de las riquezas naturales, culturales y
exticas que estas tienen, para ello encuentran las puertas abiertas. Se dirigen hacia las
periferias, pero en tanto stas son reconvertidas en las burbujas placenteras de seguridad
para el ocio, en tanto no sean cualquier periferia sino periferias del placer. En Costa Rica
estas dinmicas se expresan de una forma peculiar, por un lado se vive la inmigracin de
nicaragenses a su territorio, de emigracin de costarricenses principalmente a Estados
89
El captulo III desarrolla ampliamente las condiciones concretas muy tensadas en que viven los y las
22
migrantes nicaragenses en Sardinal, como base material que literalmente construye un nuevo hotel en
grandes condiciones de explotacin laboral, mientras turistas disfrutan la fantasa de su ocio a unos 200
metros de distancia donde ya est construido el primer hotel RIU.
Unidos y la llegada masiva de turistas estadounidenses a su regin.
Para poner esta situacin global en el lenguaje siempre inexacto de los nmeros,
podemos ver algunas tendencias dentro de este movimiento: cifras conservadoras como las
que nos pueden dar los datos oficiales del estado Estadounidense (U.S. Census Bureau,
2010), nos expresan que el total de inmigrantes centroamericanos en ese territorio es de
unos 1,7 millones para el ao 2000 y de 4 millones para el ao 2010 (cifras extraoficiales
ms consecuentes calculan el nmero de entre 7-10 millones). Mientras que, por otro lado,
los datos de la OMT (2011) nos muestran que para el ao 2000 en la regin
Centroamericana haba unos 4,3 millones de turistas y para el ao 2010 unos 7,9 millones.
De esta entrada se estimaba para el 2005 que un 49,5% de los turistas en Centroamrica
provienen de Estados Unidos (seran entonces cerca de 4 millones, casi la misma cifra
oficial de inmigrantes en ese pas), un 21,59% de Europa y un 12,56% de Suramrica
(Vargas, 2006). El Norte desea el Sur, el Sur desea el Norte, as de patas arriba est el
mundo, para asombrarse a lo Eduardo Galeano (1998).
El artista plstico hiperrealista estadounidense Duane Houston expuso en 1988 su obra
Tourist II , fascinado por la cultura pop de consumo retrata en esculturas estas
23
contradicciones de clase y raciales que se viven en el turismo:
Imgenes 8 y 9. Contradicciones del turismo.
90
Imgenes tomadas de la pgina oficial de la Saatchi Gallery: http://www.saatchi-gallery.co.uk/artists/
23
artpages/duane_hanson_tourists_2.htm

La constitucin de enclaves por transnacionales espaolas baleares en el trpico.
Como vimos antes con la nocin de Cadenas Globales de Produccin, en su lgica
mientras la planta hotelera se traslada de los Centros a tales periferias del sistema-mundo,
el mando y la gestin financiera se mantienen en los espacios centrales, produciendo zonas
espaciales turistificadas en estos espacios donde pueden aprovechar el diferencial de renta.
Las empresas transnacionales en red tienen mayores posibilidades de obtener mejor tasa de
ganancia al desplazarse a esos nuevos nichos de mercado, antes no tocados por el capital
global en las periferias del placer, espacios que bajo el control de la lgica neoliberal le
presentan las condiciones sociales y econmicas perfectas para su ganancia.
Blsquez, Caada y Murray (2011), realizan un estudio acerca de la expansin y el
impacto de transnacionales tursticas baleares en El Caribe y en Centroamrica, en
corporaciones como RIU, Sol-Meli, Barcel e Iberostar, las cuales surgen en las Islas
Baleares en Espaa a mediados del siglo XX como un destino turstico de masas para las
elites que viven durante el franquismo. Es en la incorporacin de Espaa en 1986 a la
91
Unin Europea que el empresario de esta regin obtiene grandes ventajas geopolticas. En
ese momento se empieza lo que Blsquez, Caada y Murray (2011) denominan como una
recolonizacin de Amrica Latina, por empresas transnacionales de telecomunicaciones,
petroleras, energa, financieras, de construccin y gestin de obras.
En su estudio, Blzquez et. al. (2011), hacen un seguimiento de los principales
hechos conflictivos de la transnacional RIU con las comunidades locales:
-En Mxico, en Cancn la construccin de otro hotel RIU afect una laguna.
Tambin en Akumal un hotel del grupo Pieiro fue denunciado en el 2009. En Quintana
Roo, Sol Meli fue denunciado por la obtencin de permisos ilegales de construccin y
protestas por el intento de privatizar playa Delfines en Cancn.
-En Jamaica en el 2008 se paralizaron obras del hotel RIU debido la construccin
sin permisos, adems se le acusaba de que los trabajos de construccin se realizaban ms
all de los horarios permitidos y contaminar con aguas residuales la playa Baha St. Anna.
-En Costa Rica se van a resaltar ms adelante las amplias problemticas que se han
vivido.
El universo mediano y micro: el linde antropofgico en Centroamrica, Costa Rica,
Guanacaste y Sardinal.
El universo a ser analizado en esta investigacin, es una extraa conjuncin
temporal e histrica en un mismo espacio de agentes bastante diversos en donde se proyecta
la construccin de una periferia del placer. Ah se efecta el (des)encuentro micropoltico y
peculiar de diversos agentes que ya se han denotado: de turistas internacionales
principalmente estadounidenses y europeos, de transnacionales espaolas que dominan el
92
mercado hotelero, de comunidades costarricenses histricamente excluidas, de gobiernos
locales que facilitan la inversin transnacional y de inmigrantes econmicos nicaragenses
que dan la sostenibilidad material bsica de tal construccin de tal fantasa. Un lugar de
(des)vinculacin internacional entre mundos psicosociales muy distintos que en lo
fundamental supone luchas de clase, raciales, neocoloniales y de gnero muy atravesadas
por el poder.
Para tratar de entender la complejidad de este choque de poder, podemos acercarnos
a la nocin de linde que desarrolla Eduardo Gruner (2002), cercana la nocin del tercer
espacio o entremedio (in-between) cultural de Bhabha (2002). El linde es visto como ese
lugar incierto donde se da el campo de batalla entre diversos agentes que entran en
interaccin, agentes sin esencias pre-establecidas pero con tradiciones subjetivas-culturales
y condiciones socioeconmicas fundamentales que no permiten una simple y cuasi-
pacificada hibridacin o encuentro cultural a lo Garca Canclini (2001). De esta forma,
esta nocin de linde se separa un poco de la de Bhabha para dar un nfasis fundamental en
las relaciones de poder socioeconmicas que podran quedar un poco confusas en un exceso
de culturalismo.
As, estas relaciones en lo especfico de la regin de Sardinal y Matapalo, deben ser
vistas en primera instancia como relaciones de poder, de geopoltica turstica. Un uso
terico metafrico que nos puede ayudar puede ser aquel que Oswald de Andrade en los
aos veinte del siglo pasado efectu con el Manifiesto Antropfago (1981), una de esas
formas responsivas con que en Latinoamrica nos proponemos a pensar aqul hecho
traumtico fundacional de nuestra historia, como lo es la Conquista y la posterior
93
imposicin de la Modernidad. El encuentro psicolgico, social y cultural entre distintas
tradiciones no es un encuentro muy pacfico, es un encuentro material y simblicamente
violento bajo las condiciones capitalistas, patriarcales y neocoloniales en que se encuentra,
un proceso de intentos de devoracin mutua entre los o las comensales, donde no se trata de
un banquete en el cual quienes comen en la mesa se sientan a compartir en igualdad de
condiciones para satisfacer sus demandas, tomando o evitando aquello que desean en una
pluralidad de posibilidades (tal como varias teorizaciones de la hibridacin cultural
pretenden o un enfoque habermasiano de la comunicacin o muchas vertientes culturales
del posmodernismo), sino uno donde se lucha, muchas veces en desigualdad de poder, por
consumir-se, una arena de la vivencia en disputa simblica y material. Precisamente en esta
arena es donde se quiere situar ac el enfoque de la mirada.
Geopoltica en Centroamrica.
El cambio en la economa mundial a un intento acelerado de internacionalizacin del
capital financiero (Harvey, 2007) ha sido la poltica imperial de los centros mundiales,
principalmente desde Estados Unidos y la administracin de las economas perifricas por
parte de instituciones financieras internacionales como el FMI, el BM y la AID. Esto
produjo una divisin del trabajo donde los sistemas de acumulacin locales iban dando
paso a procesos emergentes de transnacionalizacin de la economa en el proceso
globalizador. Esto se consolida en la regin centroamericana a mediados de los ochenta con
los Programas de Ajuste Estrutural (PAEs), dirigidos a financiar reformas estructurales en
sectores estratgicos como el comercio internacional, finanzas y administracin pblica.
Morales, Kandel, Ortiz, Daz y Acua (2011), nos muestran estos cambios en
94
Centroamrica de una economa tradicional campesina a una de exportacin (maquila
industrial y agrcola, turismo, minera, etc.), en el paso de 1978 al 2006 (la agroexportacin
pasa de entre el 65% y 75% en 1978 a entre un 18% y 4% en el 2006 y el turismo de entre
un 0% a un 9% en 1978 a entre un 9% a un 23% en el 2006):
Tabla 1. Cambio productivo en Centroamrica, 1978-2006.

Otro efecto de estos procesos de nuevas estructuraciones sociales, polticas y
econmicas en la regin se puede expresar en la migracin. Si en el mundo la cantidad de
migracin internacional anda entre el 3% y el 4%, en Centroamrica oscila en cerca del
10,6% en relacin a su poblacin total. El excedente de capital se transnacionaliza y con
ellos las movilizaciones de personas en una nueva fase de acumulacin neoliberal. Morales
et al (2011):
Tabla 2. Emigracin en Centroamrica.
95

En Amrica Central, el turismo no se expandi sino hasta la dcada de 1990, a causa de
la inseguridad generada por el conflicto armado que se mantuvo principalmente hasta los
aos 80. Luego de los acuerdos de paz se inici un incremento bastante acelerado del
turismo, lo cual se consolida en la Declaracin de Montelimar en Nicaragua en 1996 con
los presidentes centroamericanos. Ah se consider que el turismo era un sector estratgico,
comprometindose con la integracin regional turstica en cuestiones de liberalizacin de la
legislacin e incentivos del sector privado. En la ltima dcada la industria turstica
centroamericana ha tenido una tasa anual de crecimiento del 10% (Caada, 2010).
Para Caada (2010), Centroamrica tiene una posicin geoestratgica en las relaciones
del capitalismo internacional, las empresas transnacionales ven condiciones favorables con
exigencias mnimas en cuestiones des-regulatorias tributarias, sociales y ambientales. As,
Amrica Central es vista a nivel internacional como un cluster (Vargas, 2006), es decir,
un sector econmico localizado en una regin geogrfica determinada y define condiciones
bsicas que crean el potencial de inversin. En lo especifico del turismo en Centroamrica,
podemos decir que coexisten las tres distintas fases que Cordero (2006) establece en pases
96
pobres: 1. exclusivista de clase alta, confort entre lo extico natural y arqueolgico, 2. de
contacto con distintas manifestaciones del paisaje natural: turismo de mar, sol y playa, ros,
montaas, volcanes, y 3. turismo de contacto social: contacto con grupos comunitarios,
comnmente indgenas y campesinos.
De esta forma, para Caada (2010), en la regin centroamericana se construyen
incesantemente nuevas periferias tursticas, que funcionan tales oasis (principalmente en
las costas, los parques nacionales y las ciudades con construcciones de infraestructura
colonial) en forma de burbujas en medio de entornos con grandes desigualdades sociales y
naturales, propiciando la elitizacin y la exclusin dentro de la misma regin. El turismo se
beneficia de la pobreza de la regin, la cual dificulta cualquier forma de oposicin (poltica,
econmica y social), pero a pesar de esto la industria turstica en Centroamrica ha logrado
conformar una imagen positiva del sector, incluso comprometido con el ambiente y la
pobreza, como antes se mencion con su gran lobby comercial y poltico. Por un lado
podemos ver el consumo opulento, por otro, la pobreza bastante generalizada de las
mayoras de la poblacin.

97
Geopoltica en Guanacaste y dinmicas migratorias.
Con la llegada de las reformas estructurales que apuntaban a la transnacionalizacin de
la economa, las formas tradicionales econmicas fueron decayendo, bajo esta lgica de
entrar a una neoliberalizacin global econmica, en Guanacaste se ha visto la desaparicin
de la hacienda tradicional, del campesinado y la ganadera en reemplazo de enclaves
tursticos, residenciales internacionalizados, maquila agroindustrial y la creacin de un
mercado de trabajo transfronterizo, principalmente en la movilizacin binacional de
nicaragenses (Morales, Kandel, Ortiz, Daz y Acua, 2011).
Guanacaste no estuvo bastante integrada al territorio nacional sino hasta entrado el siglo
XX, constitua una regin transfronteriza, con limitada importancia econmica para el
centro del pas y escasamente poblada, era una zona bastante marginal en el acontecer
social y cultural del pas. Su poblacin se convirti en un reservorio de mano de obra barata
para los mercados de otras regiones del pas, de ah que ha habido procesos de migracin de
relevo. Morales et al (2011) nos expresan que hubo dos momentos distintos de la fase de
acumulacin por desposesin en la zona, muy relacionada a la migracin de mano de obra:
esa migracin de relevo entre 1950 y el 2000, y a partir de ah en el boom turstico se
aprovechan los flujos transfronterizos de inmigracin nicaragense y la consolidacin de
una estrategia de abaratamiento de la mano de obra, principalmente para el mercado
inmobiliario y las maquilas agroindustriales. Mencionan que tres cantones de la provincia,
entre ellos Carrillo (ms adelante ahondado), junto a Liberia y Caas, concentraban en los
aos recientes entre un 7.5 y 10% de inmigrantes en relacin con su respectiva poblacin.
Aunque la emigracin de guanacastecos/as de la zona ha disminuido, parece no haber
98
desaparecido, intensificndose a partir de los 2000, por lo que la consolidacin de
Guanacaste como una zona de gran movimiento migratorio interno o internacional
permanece.
Ramrez (2008) seala que de 1987 al 2006 el porcentaje de los/as trabajadores/as
en agricultura se redujo de un 48% a un 21% y en del sector de comercio y servicios subi
de un 39% a un 61%. Esto muestra el gran cambio vivido en la regin, hacia una economa
de servicios. Este proceso especfico en Guanacaste se suma a la lgica sistmica global y
en cmo en paralelo a sta se ha ido estructurando a nivel especfico la economa
costarricense. Veamos. A partir de la dcada de los aos sesenta del siglo pasado, el sistema
econmico costarricense empez a ser aperturista, centrndose en exportaciones (caf,
banano, azcar y carne). Durante los setenta y ochenta, con la crisis del petrleo, desde la
clase empresarial y la clase poltica tecnocrtica en conjuncin con el FMI, la AID y el BM,
se inicia el cambio a la economa neoliberal, en base a los tres PAEs. Este proceso se
consolida con el Tratado de Libre Comercio de la regin centroamericana con Estados
Unidos en el 2008.
Para Ramrez (2008) la lgica del modelo de pas se ha basado en la apertura de los
circuitos globales de acumulacin en tres vertientes especficas: exportaciones agrcolas no
tradicionales, exportaciones industriales (principalmente de capitales extranjeros) y
actividades tursticas. Dando paso a una economa aperturista dependiente de las
importaciones y exportaciones, en este proceso la Inversin Extranjera Directa (IED) ha
sido fundamental en el nuevo estilo, llevando a la dualizacin econmica del pas.
El turismo ha tenido gran impacto en el uso del suelo y los procesos sociales, as
99
como en la dinmica demogrfica. Predomina el auge inmobiliario en los enclaves tipo
resort, se concentran un conjunto de servicios de hospedaje, alimentacin y
entretenimiento, turismo residencial en grandes condominios con poca conexin con el
resto del territorio. Morales et al (2011), muestran que se da una frgil sostenibilidad de
esta lgica econmica tan dependiente de los flujos econmicos internacionales, como
antes se mencion la lgica de enclave crea una dependencia fundamental con el vaivn del
mercado internacional, durante la pasada crisis del 2008 hasta el 2009 se perdieron cerca de
43,123 empleos; de ellos 19,749 (45.8%) fueron en el sector construccin y 9,701 (22.5%)
en la industria manufacturera. En el primer semestre del 2009 los permisos de construccin
haban disminuido en 60% (pasaron de 32,236 en el primer semestre de 2008 a 13,006 en el
mismo periodo de 2009).
Para denotar el impacto que ha tenido la inversin extranjera directa en la sociedad
podemos resaltar unos datos oficiales gubernamentales. Vargas (2006) expone unos datos la
inversin extranjera inmobiliaria, basado en el BCCR (2008):
Tabla 3. Costa Rica: total de Inversin Extranjera Inmobiliaria 2004-2007
Millones de dlares
Provincia 2004 2005 2006 2007*
Guanacaste 64,4 82,8 131,5 127,4
Puntarenas 39,8 56,6 90,8 214,4
San Jos 37,0 37,8 45,5 89,3
Alajuela 13,5 15,7 45,9 103,1
Heredia 13,3 17,2 23,8 18,6
Cartago 5,0 9,6 10,9 15,6
Limn 3,5 4,9 15,6 51,7
100
Fuente: BCCR (2008).
Esta expansin de inversin extranjera podemos contrastarla con la distribucin
porcentual de los hogares con nivel de pobreza, segn zona y regin de planificacin,
documentada por el INEC (2010). Para 1999 la pobreza en la misma regin Chorotega la
contabilizaba de 35,5%, con un 13,2% de extrema y un 22,3% de no extrema (Proyecto
Estado de la Nacin, 2000), luego estos ndices permanecen en mrgenes parecidos:
Tabla 4. Niveles de pobreza en regin Chorotega y a nivel del pas 2004-2010.

Fuente: elaboracin propia con datos del INEC.
Vemos como los niveles de pobreza extrema y no extrema variaron poco dentro de estos
aos. La regin de Guanacaste mantiene estos porcentajes de pobreza muy por arriba del
porcentaje nacional, estando por ejemplo en el 2010 un 8,4% arriba del nacional en cuanto
a pobreza no extrema. Asimismo tiene el nivel de pobreza extrema cerca de un 40% por
sobre el nivel nacional. Tambin, para la encuesta de hogares del 2010 (INEC, 2011) los
TOTAL 176,6 224,5 364,0 620,0
* valores estimados
101
ndices de desempleo para Guanacaste es del 9,6% y en el resto del pas es de 7,3%.
Si relacionamos estas cifras con las cantidades antes expuestas de inversin extranjera
directa (IED), podemos denotar que aunque se ha visto un gran aumento tendencial de sta
inversin, los beneficios a la regin han sido escasos, desmitificando la ideologa neoliberal
de que tal inversin extranjera trae necesariamente desarrollo a la poblacin. Esto ha sido
debido a que las caractersticas del desarrollo turstico en la regin son mayoritarias del tipo
de segregacin o de enclave, donde los beneficios sociales se fugan al exterior de la regin
y son escasos para los locales.
En el 2008, tras ver la presentacin de un estudio de la Cmara Costarricense de
Hoteles acerca del acelerado desarrollo inmobiliario en Guanacaste, el mismo Ministro de
Turismo, Carlos Ricardo Benavides, expres que con este modelo turstico no daramos a
basto en 20 aos (Siu, 30 de abril del 2008). Este estudio mencionado lo realiz el
consultor Alberto Salas (2008), quien efecta un balance de ciertos aspectos que
determinan el universo turstico de la regin, estos los divide segn sectores, de una
manera bastante puntual:
1) Sociales: Encarecimiento de diversos servicios (salud, educacin). Escasez de agua,
de energa, de recoleccin de desechos y otros. Dependencia de un nuevo modo de vida
(consumismo, vestuario, alimentacin, etc.). Hacinamiento poblacional en reas marginales
a las reas tursticas con el surgimiento de guetos. Aculturacin, los locales no estn
preparados al choque con forneos. Incremento de prostitucin, drogadiccin,
delincuencia, etc. Mayor contraste entre ricos y pobres. Dficit de calidad en diversos
servicios pblicos (salud, educacin, agua potable, electricidad, alcantarillado,
102
alumbrado, etc.).
2) Ambientales: Sobreexplotacin de mantos acuferos. Perforacin clandestina.
Contaminacin por infiltracin. Eutrificacin (intromisin salina). Alto consumo y
consumo excesivo con campos de golf. Aguas Residuales tienen deficiencia en sistemas
tradicionales (pozo sptico). Mayor generacin de desechos y residuos slidos. Las
alcaldas no tienen capacidad de recoleccin de basura. Se emplea mucha energa
convencional debido al clima caliente. Usuarios acostumbran mucho consumo. Alteracin
del perfil paisajstico costero. Manglares y esteros en peligro de reduccin como
ecosistemas. Contaminacin del suelo por usuarios. Sube desforestacin. Erosin por malas
construcciones. Contaminacin snica y lumnica en reas sensibles. Transformacin de
hbitats animales.
Empleo e inversin privada: Empleo directo es muy amplio en fase de construccin,
pero luego disminuye. Empleo calificado es importado de otras zonas. Desplazamiento de
empleo del sector agropecuario local. Se disfrazan urbanizaciones como proyectos agro-
campestres. Evasin fiscal en valor de propiedades, existe competencia desleal. Beneficios
privados y las prdidas son socializadas. Sustitucin de autoempleo por empleo asalariado.
Encarecimiento y escasez de vivienda local.
Geopoltica en Sardinal. Precariedad laboral, desigualdad de gnero y xenofobia.
Playa Matapalo pertenece al distrito Sardinal, que es el rea ms poblada del cantn de
Carrillo en la provincia de Guanacaste. Sardinal constituye tambin una fuente de la
maquila agroindustrial de exportacin con la produccin de melones, que es un proceso
estacional de cuatro meses al inicio del ao. Estos procesos similares consolidan a
103
Guanacaste en general como un espacio transnacional, de amplio movimiento migracional.
El tema del agua en la zona ha sido un tema conflictivo, ya que es una regin bastante
seca por ciclos, siendo fundamental para tres actores clave en competencia: los pobladores
locales, los proyectos tursticos y los agroindustriales. Estas dos ltimas necesitan muchas
cantidades de agua para su funcionamiento, por ejemplo un hotel requiere grandes
cantidades en sus habitaciones, campos verdes, piscinas, campos de golf. Como es de
esperar en esa interaccin son las poblaciones locales las ms afectadas por la escasez, estas
condiciones dieron pie al conflicto por el agua en Sardinal en aos recientes, que se
caracteriz por una aguerrida resistencia comunitaria contra los intentos de despojarle de
sus fuentes acuferas a ser re-encauzadas al desarrollo turstico en El Coco (esta situacin
ser retomada ms adelante, para contextualizar los conflictos ms recientes entorno a la
construccin del hotel RIU en Matapalo).
Morales et al (2011) realizaron una investigacin en Sardinal donde aplicaron una
encuesta a 255 hogares y 952 personas. Esta investigacin da una serie de informacin
social, demogrfica y cultural de las condiciones actuales de la regin. En cuanto a la
caracterstica transnacional de los empleos en la poblacin, destaca que casi la mitad de las
personas ocupadas (47.2%) lo haca en una empresa que tena como propietario a alguna
firma extranjera. La agricultura tradicional y la de exportacin solamente se ocupaban del
10% de la PEA.
De la encuesta de Morales et al (2011) se muestra la ocupacin de la poblacin
econmicamente activa (PEA) segn gnero. Hombres y mujeres se concentran en
actividades tursticas (hotelera, restaurantes) y el desarrollo inmobiliario, se trata de una
104
terciarizacin laboral, principalmente precaria. Las mujeres concentraban un 43% de las
labores fuera del hogar propio y un tercio de las mismas se dedicaba a labores domiciliares.
De este grupo solo un 29% tena empleo al momento de la encuesta y un 14% estaban
desempleadas. Un 65,5% de las personas ocupadas fuera del hogar eran hombres, a nivel
intradomiciliar recargaba sobre las mujeres (99,2% del trabajo domstico), as las mujeres
jefas de hogar eran todas al mismo tiempo responsables de los quehaceres domsticos,
tenan ms desempleo que los hombres, tambin ms dificultades que ellos en el acceso a
seguridad social y prestaciones laborales. De las personas sin trabajo, las inmigrantes eran
las mayoritarias, un 19.2% de personas en edad activa no consiguieron trabajo durante la
semana en que se aplic la encuesta, frente a un 13% por ciento de las personas nacidas en
Costa Rica.
Vemos ac cmo se atraviesan las relaciones de gnero y xenofbicas en el desarrollo
capitalista concreto de la regin. Se concretizan las contradicciones que Sassen (2004)
resalta de la feminizacin de la fuerza de trabajo remunerado en las ltimas dcadas y la
consecuente feminizacin de la pobreza. Para la autora estos procesos van ligados a la
vulnerabilidad de la economa flexible e informal, que quiere reducir los costes de
produccin y la desregulacin de garantas bsicas, proceso que tiende a recaer ms en las
mujeres y las personas migrantes. Las mujeres se convierten as en responsables de la
supervivencia de sus familias, tanto en el trabajo remunerado como no remunerado.
Al mismo tiempo que la zona ha sido fuente de expulsin de poblacin, Morales et al
(2011) puntean que un 16,4% de los/as encuestados/as seal haber nacido en otra parte de
Costa Rica y un 13, 8% en otro pas, siendo un 12,5% nicaragenses. La mayor diferencia
105
entre las personas extranjeras fue su distribucin por gnero, estando ms feminizada entre
la nicaragense, que a la vez estaba menos escolarizada y tena una insercin precaria al
mercado laboral. El 87% del total seal que se encontraban en Sardinal de manera
permanente y 13% de forma temporal, en estas personas la permanencia por plazos
mayores (ms de seis meses de residencia) era ms frecuente entre las mujeres que entre los
varones (94.4% y 81.8% respectivamente). Un 11.5% de origen nicaragense, seal
encontrarse sin documentos. El 46.1% de ese grupo enviaba ayuda econmica a sus
familiares en el pas de origen. El 8.5% de las personas inmigrantes localizadas en la
comunidad haba llegado durante 1990 o antes de ese ao inclusive; durante la dcada
posterior esa cifra creci hasta alcanzar al finalizar 1999 una proporcin del 44.3% de
personas. Eso significaba que el 55.7% de personas extranjeras llegaron despus del 2000,
en el auge del boom turstico.
24
Un 87,5% de trabajadores/as migrantes se concentraban en ramas de sectores
globalizados (servicios tursticos, industria inmobiliraria y maquila agroindustrial), y
constituan un 27,3% de toda la fuerza laboral contratada para esas actividades (siendo
locales tradicionales un 72,7%). Tambin 58,2% de personas trabajadoras nicaragenses
ocupaban los puestos de ms baja calificacin.
En su estudio, Morales et al (2011) expresan que el Tribunal Ambiental
Administrativo (TAA) en el 2008 inici un programa de barridas ambientales en las
zonas costeras, en Guanacaste (Santa Cruz y Carrillo), Limn (Gandoca y Manzanillo) y
106
Esta condicin de estada a mediano y largo plazo les constituye como nuevos y nuevas locales en la
24
comunidad, conformndose junto a los y las locales tradicionales como dislocales, es decir una nueva
conformacin de la condicin de locales que constituye en gran parte una lucha por condiciones bsicas de
vida, que va desde el empleo hasta el nivel representacional en torno al nacionalismo y la xenofobia. Estas
ideas sern ampliadas en el siguiente captulo.
Puntarenas (Jac, Parrita y Osa). Se abrieron un total de 40 expedientes o casos que estn
siendo procesados por daos ambientales. De los 40 casos, un 70% corresponden a
proyectos tursticos e inmobiliarios. De igual forma mencionan un estudio del Ministerio
de Trabajo y Seguridad Social (MTSS, 2009), el cual indica algunos aspectos vinculados
con las condiciones laborales de las personas que trabajan en construccin en la zona de
Guanacaste. Gran parte de las personas no cuentan con seguro social que los proteja de
riesgos de enfermedad, maternidad, invalidez, vejez y muerte, en entrevistas a 400 peones
se detect que cerca del 73% carecen de este seguro. En al menos 12 proyectos evaluados
se determin la existencia de un elevado nmero de subcontratos y se determin que los
subcontratistas no suscriben planillas para el aseguramiento de los trabajadores, el sector de
la construccin en Costa Rica emplea un 65% de mano de obra migrante, donde se
aprovecha de la desregulacin para su explotacin.










107




108
III. Dislocales, o el lugar ausente en la mirada hegemnica.

Introduccin.
Dislocales es un trmino que se puede utilizar tomando distancia en relacin a que en la
literatura comn alrededor del turismo se habla de las personas que habitan la comunidad
receptora como locales (cuando no eufemismos como anfitriones). Sin embargo, la
turistizacin del espacio supone un reordenamiento de posiciones que antes estaban ms
firmes en la red social de las comunidades donde llega el turismo. Al visitar una regin
turstica con esta mirada podemos ver que constituye un lugar conflictivo a diferentes
niveles, el cual tiende a implicar la fuerza acelerada de movilizacin psicosocial en
interaccin de: las poblaciones locales tradicionales, turistas que llegan a pasear o a
establecerse en residenciales, as como inmigrantes que llegan en bsqueda de trabajo.
Como vimos al final del captulo anterior, llegan en temporadas medianas o de largo plazo
convirtindose en nuevos habitantes locales de las zonas y dislocan problematizando, a su
vez, las identidades de las personas locales tradicionales.
Comnmente al referirse a la migracin se da un cierto nfasis a su condicin de
movilidad geogrfica, pero al darle ms bien el nfasis al proceso de estada y asentamiento
en el espacio de llegada, podemos problematizar la nocin de considerar a una persona
local como una condicin meramente jurdica (de documentacin nacional), sino
postulando que su condicin de local lo da su uso del espacio que habita.
As, las personas (dis)locales habitantes de las comunidades receptoras (locales
tradicionales e inmigrantes) constituyen el agente olvidado, no solo por la investigacin y
109
teora hegemnica entorno al turismo internacional (que comnmente se enfoca solo en la
figura del turista), sino por la lgica global econmica, cultural y subjetiva de las relaciones
tursticas capitalistas. En tales miradas este lugar de llegada se conforma como un lugar
pasivo, donde se construye la geografa fantaseada por poderes del sistema-mundo sobre tal
periferia del placer.
En este juego, la imagen de Costa Rica y de las comunidades receptoras es presentada
como una geografa fantaseada, una suerte de paraso natural y autntico sin ingredientes
artificiales en el pas ms feliz del mundo, una fantasa pacificada hecha mercanca y,
de acuerdo a lo que propone Foucault (2006) como un dispositivo de gubernamentalidad,
el cual encubre la miseria socio-econmica de los lugares tursticos, y de esto lo que nos
interesa ac es que sucede tanto en la imagen que el lugar geogrfico debe dar, como
tambin performativamente en el comportamiento adecuado de las personas dis-locales
mismas.
25
Por lo comn en las periferias del placer, los enclaves tursticos se tienden a dar en
regiones olvidadas histricamente por el Estado y el Mercado, por lo que tienden a ser de
las regiones ms empobrecidas del pas. De esto, que al instaurarse el turismo comnmente
lo hace con pocas resistencias, presentndose como la salida econmica a una crisis que
histricamente ha existido. Al ser escenarios de conflictividad con el pasar del tiempo y el
hacerse evidente las prcticas de despojo, las personas dislocales han tenido procesos de
levantamiento de sus voces, para llegar a mantener prcticas de resistencia y conformarse
como un sujeto poltico con voz, yendo ms all de la tendencia de ser el actor pasivo y
110
Los captulos V y VI centrados en la discursividad surgida en las entrevistas con turistas y en la
25
discursividad oficial del ICT, ahonda mucho ms en estas ideas.
silenciado de las relaciones de poder desiguales en las que se encuentra. Este escenario de
resistencia ha sido especficamente el caso de comunidades en Guanacaste y el especfico
de playa Matapalo. Veamos.
Conflictividades dislocales alrededor del turismo en Guanacaste y Matapalo.
En Guanacaste varios agentes confluyen en un juego de poder atravesado por la clase,
la raza y el gnero. Vemos regiones conformadas para el consumo de la experiencia de
turistas estadounidenses o europeos, donde las poblaciones locales son cada vez ms
excluidas y movilizadas a regiones marginales con el aumento o sostenimiento del
desempleo y la pobreza, as como la llegada de trabajadores inmigrantes para la
construccin o servicios que dan facilidad patronal a las grandes empresas tursticas de
evadir condiciones bsicas de trabajo.
La provincia se ha caracterizado por ser una amplia zona de llegada de empresas
transnacionales con megaproyectos (tursticos y de maquilas agroindustriales), que ven
facilidades para la construccin y su establecimiento. As, en este proceso, se ha erigido
como la zona de mayor desarrollo turstico con mayor inversin en Costa Rica (Vargas,
2006; Caada, 2010).
Guanacaste es as foco de densidad turstico-residencial, pero tiene una peculiaridad
bastante importante que es el contar a su vez con organizaciones sociales fuertes que se han
resistido a este proceso, siendo la zona con mayor concentracin de estas dos caractersticas
en Centroamrica (Caada, 2010). Caada (2010) expresa que con esto el turismo ha dado
pie a un nuevo escenario de conflictividad en distintos mbitos, los cuales son
fundamentales en Guanacaste: 1) conflictos por la resistencia de las comunidades rurales a
111
la desposesin de recursos naturales y territorios; 2) conflictos por reaccin de la sociedad
civil y autoridades locales ante los abusos y excesos del desarrollo turstico-inmobiliario; 3)
conflictos inter-empresariales por contraposicin de intereses en la explotacin de sus
negocios (comnmente medianos y pequeos empresarios frente a las transnacionales); 4)
conflictos por la adecuacin del marco normativo regulador de las polticas de turismo y 5)
conflictos por la reaccin de los trabajadores ante la precariedad de las condiciones de
trabajo.
En los procesos que voy a analizar a continuacin voy a ahondar en los puntos 1 y 2
sealados, es decir la vivencia ms concreta de las personas dislocales, as como cuestiones
del punto 3 acerca de los conflictos inter-empresariales. El punto 4 no se aborda en esta
investigacin por cuestiones de posibilidades de tiempo y mis (in)capacidades de anlisis
en el mbito legal, siendo un nivel crucial que queda pendiente para posteriores
investigaciones. Por ltimo, el punto 5, queda ms ausente sencillamente porque en el caso
concreto ac analizado la resistencia organizada de trabajadores (en sindicatos u
organizaciones gremiales) es muy difcil en empresas privadas transnacionales y todava
ms difciles para inmigrantes sin los derechos bsicos que tienen un o una trabajadora
nacional costarricense. Sin embargo, an as en el siguiente captulo se analizan algunas
formas de resistencia que tienen trabajadores del hotel RIU.
Organizaciones sociales como el Comit por el Agua de Sardinal, Confraternidad
Guanacasteca, grupos de la provincia agrupados en la Federacin para la Conservacin del
Ambiente (FECOM), el Frente Nacional de Comunidades Costeras Amenazadas por
Polticas y Polticos del Exterminio (agrupa a ms de una veintena de comunidades costeras
112
en lucha, que toma como bandera la defensa de la Ley de Territorios Costeros Comunitarios
en discusin), la Asociacin Guanacasteca Defensora de la Zona Martimo Terrestre,
algunas Asociaciones de Desarrollo cantonales, entre otras, han mostrado gran actividad de
resistencia ante las polticas sistmicas de despojo en que se ve esta geografa fantaseada
para el turismo internacional.
Podemos resaltar algunos de los conflictos que ms han sobresalido los ltimos
aos. En estos conflictos se denota la confabulacin Estado-Mercado antes mencionada,
como un frente comn, la mayora de las veces, en contra de las comunidades, Caada
(2010) resalta:
Lorena en Santa Cruz. Quince comunidades estuvieron tres aos en lucha apoyadas por
distintas organizaciones sociales, en contra de los intento del hotel la Reserva Conchal de
poseer el acufero que les abasteca su agua bsica del Ro Ninboyores. En 2005 se logr
paralizar el proyecto.
Proyecto Turstico Golfo de Papagayo. Con mil hectreas y 14 playas propiedad del
Estado y concesionado a Empresas, ha propiciado el bloqueo al acceso a las playas
pblicas, en las partes que se han desarrollado ha provocado diversos choques y conflictos
con los pobladores de las comunidades cercanas.
Playa Manzanillo, Liberia. En el 2008 el Hotel Occidental Allegro Papagayo, vierte
aguas negras de forma ilegal que transportaba en camiones. Vecinos y organizaciones
denunciaron la situacin logrando que el hotel fuera clausurado temporalmente.
Islas del Golfo de Nicoya como Chira, Venado y Caballo. Desde el ao 2006, estas islas
dedicadas a las actividades pesqueras, han tenido que hacer frente a las amenazas de
113
desalojo de las autoridades pblicas e inversionistas, ante la voluntad de privatizar terrenos
que la Ley de Zona Martimo Terrestre (ZMT) reserva como propiedad del Estado.
Comunidad de Sardinal y playa Matapalo. En el distrito de Sardinal hace unos aos
un grupo de empresarios con apoyo del Estado trata de conformar un acueducto para llevar
el agua de esa zona a proyectos inmobiliarios tursticos en Playa del Coco y Playa
Hermosa. La comunidad se organiz con diversas, fuertes y aguerridas manifestaciones y
en el 2009 se pararon las obras, pero recientemente en el 2012 se volvi a dar luz verde a la
continuacin del acueducto, por lo que los conflictos persisten. Tambin, como se denot
antes, el advenimiento de la transnacional RIU en el 2008 supuso una seria de grandes
tensiones sociales y ambientales para las personas dislocales, situacin que se extendi
hasta el ao 2012 durante la construccin de la segunda parte del hotel y ao en el que
transcurri la presente investigacin. Veamos ms detalladamente esto.
Las luchas en la precariedad laboral y la inmigracin. Ejrcitos de reserva para el
capital.
Fabricio, un costarricense recin desempleado de la construccin del RIU Palace y
ha laborado varios aos en transnacionales tursticas en la regin de Guanacaste, al
preguntarle acerca de las tensiones por la bsqueda de trabajo con las personas inmigrantes,
expresa:
...hay tanta mano de obra extranjera en cualquier mbito de la construccin, la
competencia es grande, hay tantos que desempeamos el mismo oficio, que hacemos
cosas que antes solo pocos podan. Yo por ejemplo, si me voy ahorita al hotel RIU a
buscar trabajo, aunque tenga un currculo y que aqu y que all, no me dan el trabajo
porque ven a la par a una persona [inmigrante] que pueden explotar, una posicin en que
sabe que lo van a chupar, entonces lo contratan.

114
Como vemos, a estas condiciones de sobreexplotacin de clase se le adjuntan las
condiciones xenofbicas. Marco, un vecino de Nuevo Coln se refiere a la situacin:
(Las empresas) Saben que la mano de obra nicaragense la pueden explotar de tal
manera que les piden ms, y aunque el pago no es mucho, comparado con el de su pas
es muchsimo, un pen que aqu llega y trabaja 12, 14 horas, le pagan 10 mil colones al
da, ah en Nicaragua dicen que el da de trabajo equivale a 2 500 colones de aqu,
entonces imagnese. Entonces a ellos no les importa trabajar as, en cambio la mano de
obra local, sabe que tiene, primero que nada cuando llega a trabajar pregunta cunto
me van a pagar?, preguntan por sus derechos.Ni lo dude, el nicaragense, como
decimos nosotros, lleva palo que no es jugando, me entiende, porque como le vuelvo a
repetir, uno tiene la ventaja de que si algo no le gusta, ve que lo estn explotando, a
usted le es ms fcil salir, aqu tiene a sus amigos o su familia que le puede ayudar, pero
el extranjero no tiene nada de eso El extranjero solo tiene que aguantar las
condiciones as por necesidad, tienen que pensar A dnde como?, a dnde duermo?,
cmo me voy?, no tengo plata, no tengo nada, y ah se est, se est, tiene que aguantar
todo el abuso.

Raquel, nicaragense que lleva 22 aos en Costa Rica, principalmente en esta
regin de Sardinal y quien tambin labor para el primer hotel RIU, comenta en relacin a
su trabajo y su condicin de gnero:
El inmigrante como est ac, aguanta lo que le pongan, no es comedido, al tico como
est ac en su patria no, los que vamos a trabajar en malas condiciones somos los
inmigrantes, que muchos van a empezar a trabajar sin condiciones en que la empresa le
da su permiso laboral para que gane todo su salario y prestaciones sociales, como lo
gana el tico criollo, y al que no lo tiene lo que le dan es una cochinada y ya Nos piden
en primer requisito, tener cdula de residencia, lo cual a m se me hace muy difcil
porque aun no tengo un uso familiar, yo no tengo un hijo ac, que es lo que me piden, yo
no tengo un permiso laboral de trabajo, verdad, y yo no tengo un carnet de seguro, me
dan un trabajito tal vez porque alguien me conozca me recomienda, pero yo voy sin
carnet de seguro, si me quiebro, quin me paga el riesgo? En primer lugar, cmo me
van a pagar mi dinero, como a un tico, en mi condicin que soy? verdad mujer, si no
tengo todos los requisitos que me pide este pas. Entonces, es lo que pasamos nosotros
los inmigrantes y las mujeres en primer lugar, sabiendo que son cosas muy difciles para
nosotras, con un objetivo de trabajar lo que ms se ve es que vaya a ser explotada,
verdad, porque encima cuando uno trabaja, ni pagan lo que es. E inclusive con los
varones, con los varones igual, qu piden los de Matapalo?... que ah les piden el
permiso laboral, lo cual no se puede sacar, y tal vez sacando en nuestro pas la plata para
sacar la visa y venir a buscar mejores horizontes y diay lo que vienen a encontrarse el
115
que se queda con el dinero es el contratista, pero no los que estn trabajando, los que
estn siendo explotados, y se lo digo con garanta, porque si yo he visto, que hermanos
mos, sobrinos, tos incluso, amigos, compaeros, que los echan y van de viaje y as sin
nada, sin poder recurrir a dnde, a qu instancia?.

Esta lucha muy tensa por el trabajo, que se da entre la explotacin laboral
(escasean condiciones bsicas en los y las trabajadoras de la construccin del hotel, desde
el seguro social y la cesanta al respeto de las ocho horas laborales mximas al da), la cual
nos remite a -la olvidada y denostada- nocin de Marx (1985) del ejrcito de reserva en el
sistema econmico, nocin fundamental para entender hoy las dinmicas de las
transnacionales en regiones perifricas llenas de necesidades materiales de todo tipo. Esta
nocin da cuenta de las relaciones de competencia y ajustes que el mercado empresarial
efecta para afianzar la extraccin de plusvala, donde muchas veces se traduce a
explotaciones laborales de todo tipo. Cuando en un mercado especfico (en este caso del
turismo y su adyacente inmobiliario de construccin), existe un nivel alto de inversin
empresarial pero no amplia lo suficiente la oferta laboral produce desempleo, subempleo,
empleos informales o muy malos empleos, creando un exceso de demanda laboral y poca
oferta de trabajo.
En otras palabras, se les puede pagar poco o dar malas condiciones laborales a los y
las trabajadoras, bajo la lgica estructural de que siempre se va a tener una reserva de
personas que por necesidad estn esperando a ser contratadas por condiciones iguales o
peores, as si fuera al revs y la demanda o reserva de trabajadores/as escaseara podran
exigir mejores condiciones (la segunda funcin sistmica capitalista de mantener este
ejrcito de reserva es la de dar una reserva estructural para los momentos de expansin de
las inversiones, donde siempre habr mano de obra disponible y sin mucha resistencia, ya
116
que de no haber ese exceso de mano de obra, los salarios y ventajas sociales seran
presionados a subir y bajar la tasa de ganancia y con ello tambin la apropiacin de
plusvala por parte de las empresas).
En mis visitas durante la segunda parte de la construccin del hotel (el RIU Palace),
pude constatar literalmente un ejrcito de reserva de personas haciendo fila en las afueras
de la construccin esperando a ser contratadas. Segn vi y segn me comentaban distintas
personas, conformaban filas de entre 30 y 100 personas, que dorman ah mismo hasta
varios das, en campamentos improvisados, tiendas de campaa, algunas hechas con bolsas
negras para taparse del mal clima, se baaban en un pequeo riachuelo cercano (esta zona
puede observarse en el mapa ms arriba). Fabricio comenta la situacin:
Vea, si el hotel tiene 300, 400, personas adentro trabajando y las estn exprimiendo,
ellos pueden hacer lo que quieran, explotar, porque saben que hay 60, 100, personas
esperando el puesto. Eso s, de 50 en adelante, estn en el portn esperando que les den
el trabajo, pero porqu? porque se contrata a todo mundo, hasta sin pasaporte, al pobre
da ms pobreza y al rico lo enriquece... Ellos dorman afuera, del portn 25 metros, ah
hacan fila, dorman y en la maana no s ni donde se baaban.

Esta imagen atestigua una de estas filas:
Imagen 8. Ejrcito de reserva.
117

Esto es algo sumamente comn en regiones perifricas con altos ndices de
desempleo, como ya vimos en Guanacaste o en la mayora de regiones de Nicaragua (que
empuja estructuralmente a sus ciudadanos a viajar fuera de su pas como emigrantes
econmicos, principalmente hacia Costa Rica y Estados Unidos). La mundializacin
iniciada en 1492 para Latinoamrica vive una paradoja que para Gruner (2011) se sita
segn esa lgica del plus (plus-vala en el marxismo y plus-de-goce en el psicoanlisis)
segn la cual una totalidad puede aparecer como tal (mundializacin) precisamente
porque algo le falta: el comercio internacional, el capital financiero, las comunicaciones
estn globalizadas porque la fuerza de trabajo no lo est, y esto es una imposibilidad
dentro del sistema porque el capital necesita geografas diferenciadas de extraccin de
plusvala y excedentes para evitar la cada de la tasa de ganancias.
Son esos territorios sometidos a la explotacin laboral, desocupacin y trabajo
informal (que a su vez hacen ms encarnizada la lucha por los puestos de trabajo) que
coinciden con las (no tan) ex-colonias, produciendo una serie de conflictos tnico
118
nacionales cruzados con la conflictividad laboral clsica (Gruner, 2011, p. 23).
Proliferando racismos de todo tipo, en aquello que Wallerstein y Balibar (1991) llamaron
racismo laboral, muy ligado a los procesos transnacionales de movilizacin laboral
inmigrante.
Cuando estas condiciones de explotacin se ven limitadas para las empresas dentro
de un Estado-Nacin de los Centros mundiales, las transnacionales buscan geografas
exteriores, comnmente en las periferias, que den estas condiciones de poca resistencia.
Esta condicin se ahond antes con la nocin de Cadenas Globales de Produccin que
Cordero (2006) utiliza para dar cuenta de las relaciones tursticas internacionales, las cuales
implican una divisin internacional del trabajo donde las cabezas de ganancia de plusvala
quedan en los centros mundiales y las formas baratas y/o explotadas de produccin y
consumo en las periferias, donde ni siquiera llegaron a una lgica social fordista. Esto ha
sido un proceso acelerado en la llamada globalizacin, en base a la acumulacin por
desposesin de los recursos sociales y naturales por parte del Capital.
Estas condiciones son claras en el caso de Guanacaste, grandes construcciones
inmobiliarias y las maquilas agroindustriales, disponen de un exceso de demanda de
trabajo, por parte de las economas deprimidas de Guanacaste y de nicaragenses que
llegan a la regin. Sin embargo tomando en cuenta las condiciones raciales y xenfobas que
predominan en Costa Rica, esa condicin va ms all de lo directamente econmico que
constituye la explotacin laboral. Vemos ac la diferenciacin jerrquica racial y
nacionalista.
Fabricio nos muestra estas condiciones, exponiendo las luchas xenfobas entre las y
119
los mismos trabajadores, que supone ese estado psicosocial de conflicto por las
necesidades. Al preguntarle Hace rato mencionaste sobre el nicaragense en su integracin
a la comunidad, cmo ha sido eso?, responde:
O sea, eso es algo como en una comunidad pobre como nosotros, los nicaragenses la
mayora es pobre tambin, lgicamente la relacin no es buena ni nunca va a ser buena
para m, no quiero decir con eso que aqu la gente (nicaragense) no crece, no porque
aqu mucha gente ha venido y tiene su casa, su familia, hay gente que ha venido de
Nicaragua sin nada y ahora viven bien. Pero la relacin no es buena por ese motivo ms
que todo por que cobran menos, mucho menos, digamos si alguien, una seora, quiere
hacer una banca como esta (seala una del parque), uno le dice di le cobro 250 mil,
pero resulta que viene un extranjero que sabe hacer lo mismo y le dice le cobro 175,
entonces la relacin ma con esa persona que es extranjera no puede ser buena nunca,
porque para m es una competencia, si fuera una competencia comparada, que yo cobro
250 pero l dice, bueno yo voy a pagar 240, ah es otra cosa, pero con 175 ya marcaste
una gran diferencia, y obviamente la duea del trabajo se lo va a dar a l. Entonces por
ah esas relaciones chocan, no, no son de las mejores, porque a travs de eso hay ciertas
cosas que no tienen que ver con lo laboral, aqu ha habido personas que
desgraciadamente han perdido la vida en manos de gente extranjera nicaragense,
entonces crea una mala imagen, siempre va a haber roces, a como hay gente muy buena
nicaragense. Pero si, el nicaragense si es de mucho cuidado, eso si yo se lo aconsejo a
cualquiera, porque no son de confiar, a como hay unos que no, que son gente tranquila,
pero como dice el dicho, pagan justos por pecadores (resaltado mo).

En su narracin se ve la gran complejidad de un discurso xenfobo que justifica en
una base material que se estructura en la diferenciacin por la lucha por puestos de trabajo
y la sobrevivencia. Sin embargo, al personalizar la lucha por los puestos de trabajo, se
invisibiliza la condicin estructural empresarial ya antes mencionada, que posibilita al
sistema econmico neoliberal crear impunemente estas condiciones de opresin laboral. En
otras palabras, lo que se deja de lado es dar con las races del problema viendo que recaen
en el sistema empresarial, ms que en las relaciones culturalizadas o psicologizadas entre
personas de diferentes pases.
Marco, resalta que la competencia no es solo entre nacionales costarricenses e
120
inmigrantes, sino que la lucha es general tambin entre nacionales y entre generaciones por
puestos de trabajo, expresa al respecto:
Por lo general estn contratando gente que es de fuera de la zona (luego comenta que se
est refiriendo a gente de Liberia, Filadelfia, Santa Cruz, San Jos), son gente, que est
empezando y los horarios son muy competitivos. Diay un muchacho que tiene 18, 19
aos, que nunca ha trabajado, llega y lo ponen en un puesto del hotel y le pagan 100 mil
colones, l va ir, pero digamos alguien como t o como yo que ya sabemos cmo es el
oficio, qu es lo que podemos hacer... entonces nosotros los que ya hemos pasado por
esa etapa y tenemos el conocimiento, a ellos no les interesa ese tipo de gente, porqu?
Porque explotan a esta gente, entran a las 6, salen a las 10 de la noche, pero el bus que
los va a dejar a su casa sale hasta las 12, entonces esas horas que ellos van a estar ah,
aunque sea algo poco, pero estn ah, llegan a las 5 y empiezan a las 6. Entonces en un
horario de 8 horas se expande a 14 horas, prcticamente ests todo el da metido dentro
del hotel, entonces digamos, veinte minutos que usted llegue y labore de ms, entre 400
personas que trabajan en el hotel, cunto es de ms? Y nadie puede decir nada, esta es
la poltica de ellos, despiden por cualquier cosa.

Segn diversas personas entrevistadas, el hotel RIU y las tres empresas de
construccin que les construan sola tener la prctica de cclicamente, en periodos de
aproximadamente un mes, echar a una cantidad de gente y contratar a otra, con el fin de
evitar cargas sociales. Lo cual a su vez da sospechas de trata y coyotaje de personas
inmigrantes que garantizaban la posibilidad del hotel de disponer de tanta mano de obra.
Esta condicin no se reduce al hotel, se expande a las condiciones laborales de
nicaragenses y costarricenses que hoy viven explotacin laboral en todo el pas, de manera
ms expuesta por transnacionales, en construcciones, en maquilas de agroexportacin
(donde la reserva de trabajadores invitados durante las pocas de cosecha ana ms la
competencia al ser estos ms legales), en el cuidado domstico de hoteles, residenciales
tursticos y casas privadas, servicios miscelneos, de atencin, en fin en el mantenimiento
de las bases materiales que sostienen la construccin y consumo de la fantasa del ocio de
121
una periferia del placer.
Para Wallerstein (1991), las diferencias entre Estados-Nacin en el desarrollo
desigual que se resume en los conceptos de centro, semiperiferia y periferia, se ve muy
marcado por el proceso de manipulacin del control de la circulacin de fronteras, del
filtraje deseado (expresado en el libre flujo de mercancas y en el movimiento turstico) e
indeseado (expresado en la inmigracin) que distribuye en el sistema-mundo las relaciones
entre empresariado y trabajadores. El mercado puede explicar la especializacin en la
produccin y el consumo de lugares (ventajas naturales o sociohistricas en estos, como
buen clima ambiental o laboral con mano de obra barata), pero es el sistema de divisin
estatal y la construccin fantasiosa nacionalista (con sus respectivas jerarquas racial-
tnicas) el que solidifica este proceso an hasta el da de hoy en la llamada globalizacin.
De esta forma, aun en el neoliberalismo global el Estado no desaparece o va hacia
su desaparicin (como promulgan muchas apologas de la globalizacin), persiste la
distancia entre Estados centro, semiperiferia y periferia. Dentro de esta divisin existen
situaciones intermedias de cierta subordinacin, como, por ejemplo antes se dijo, es la
relacin de pases perifricos entre perifricos como la poblacin de Nicaragua que emigra
a Costa Rica, o de Hait a Repblica Dominicana o de Ecuador y Bolivia a Argentina. Sin
embargo, la subordinacin de todas estas periferias con el Centro persiste, por ejemplo las y
los trabajadores nicaragenses y costarricenses permanecen en subordinacin con los pases
del primer mundo, lo cual se expresa claramente en el proceso ac analizado de las
122
transnacionales tursticas espaolas en el trpico .
26
Como se ha insistido, en un contexto neoliberal el dinero y las mercancas pueden
circular libremente y el trabajo no. Esta distancia entre Centro y periferias permite el
intercambio desigual, que es para Wallerstein (1991) el proceso de apropiacin de
excedentes a escala mundial, global, una cadena de transferencia de la plusvala, proceso
que es incentivado o creado por la actuacin del Estado, de la interrelacin de las elites del
Centro y las elites de la periferia.
Al interior de cada pas perifrico se da del desarrollo del colonialismo interno, un
proceso que trasciende la mera condicin laboral econmica hacia una matriz que pone
como fundamental tambin la condicin racial y de gnero. Para Grosfoguel (2007) o para
Quijano (2000), la jerarqua racial/tnica y sexista-patriarcal global fue y es simultnea y
contempornea a la constitucin de la divisin internacional del trabajo . El colonialismo
27
no se transforma significativamente con el fin del colonialismo clsico y con la formacin
de los estados nacionales, sino que estamos en la transicin del colonialismo moderno (que
termina con la guerra fra) a la colonialidad global, de dominancia euro-norteamericana, la
123
Por supuesto al interior de cada pas suceden procesos paralelos, en base al llamado proceso de
26
colonialismo interno y la constitucin de elites nacionales en las periferias, ms cercanas a las elites
internacionales que a los sectores subalternos al interior de su Estado-Nacin, esa es la base de la tan olvidada
migracin interna, histricamente afianzada bajo la relacin campo-ciudad. A esto puede hacrsele un
parntesis terico reflexivo: esta difuminacin, que puede llegar hasta el infinito, de universos micro en las
relaciones analticas de las teoras de centro-periferia ha llevado a algunas teoras, ms cercanas al
posmodernismo, a prescindir del poder heurstico de tal distincin centro-periferia (vindola como una teora
totalista o del tipo de los grandes relatos modernos), haciendo con ello, inocentes o no, apologas de la
globalizacin como una integracin pacificada. Sin embargo, cada vez ms en la mundializacin existen
ncleos duros de concentracin de poder geogrfico que ms bien confirman tal divisin internacional y
afianza la totalizacin del poder del Capital como proceso hegemnico mundial (el gran relato triunfante),
centralizado en unos pocos y explotando a los muchos.
La posicin de Quijano (2000) discutiendo a Wallerstein y al marxismo tradicional es que no hay un pre
27
o un pos de la acumulacin capitalista econmica, en relacin a la jerarquizacin de la raza y el gnero, van
de la mano, as estas ltimas (ms, digamos, culturales) no son un mero aditivo secundario a ese proceso de
economa poltica.
cual desnuda hasta hoy el mito de la descolonizacin y continua el patrn colonial del
poder.
Quijano (2000) elabora el neologismo colonialidad para dar cuenta de esta
condicin posterior al colonialismo administrativo jurdico-poltico, una condicin que
permite la persistencia a hoy de la dominacin en los mbitos del trabajo, la raza, el sexo, la
subjetividad, la naturaleza, la autoridad administrativa, la espiritualidad, la lengua, etc. O
dicho lo mismo de otra forma, en tres niveles de la lgica de la colonialidad: en el poder
(economa y poltica), saber (epistmico, filosfico, cientfico, lenguas) y el ser
(subjetividad, sexualidad y gnero).
Podemos insistir en esta interrelacin de lo ms cultural-nacionalista y lo mas
econmico de la explotacin social, con Raquel, quien fue contratada como cocinera para
los trabajadores en la construccin de la segunda parte, el RIU Palace, expresa su
experiencia ligada a su condicin de inmigrante:
Fui contratada a la cocina, pagndoseme 80 mil colones a la semana, como ayudanta,
usted sabe lo que es ayudanta, picar verdura, hacer picadillos, lavar platos, etc., horario
de las 4 de la maana hasta las 7 de la noche, todos los das sin parar, desayunando a las
7 de la maana y almorzando a las 3 de la tarde, en ese tiempo estaban trabajando unas
800 personas. Entonces result que ya estando ah se me llam la atencin de que de un
momento a otro iba a caer el Ministerio de Salud, y que tuviramos temor de lo que
bamos a decir, de que supisemos lo que bamos a decir, una de las compaeras dijo
diga que entr el da de hoy, y yo haba entrado desde el 10 de mayo, 15 das antes.
As como le digo, dentro de este pas Costa Rica, para nosotros los nicaragenses y por
ser mujer, a nosotros nos piden muchos requisitos para poder, y yo no tena la cdula de
residencia, no la tengo. Me echaron diciendo que ocupaba el curso de manipulacin de
alimentos, sal e hice ah hice el curso, volv y ya no me contrataron.

Marcela, tambin trabaj como cocinera, teniendo una experiencia parecida como
inmigrante, mostrando con valenta que no quiso seguir las rdenes de explotacin que le
124
imponan, lo cual la conllevo a su despido del hotel:
Un da llegaban inspectores del Seguro, mis jefes me dijeron que no dijera que me
haban contratado hace meses, sino que la acababan de contratar, no dije eso y luego de
que se fueron me echaron. Durante el tiempo que trabaj estuve enferma y tuve que ir al
hospital, se me afectaron los pulmones, me rebajaban del seguro, pero eso no apareca en
los tiquetes de pago, de 25 mil que me decan que rebajaban, no apareca nada.

Vemos ac cmo se atraviesan las relaciones de gnero y xenofbicas en el desarrollo
capitalista concreto de la regin. Se concretizan las contradicciones que antes se denot que
Sassen (2004) resalta, acerca de la feminizacin de la fuerza de trabajo en las ltimas
dcadas y la consecuente feminizacin de la pobreza en la mundializacin. Para la autora
estos procesos van ligados a la vulnerabilidad de la economa flexible e informal, que
quiere reducir los costes de produccin, la desregulacin de garantas bsicas, proceso que
tiende a recaer ms en las mujeres y en las personas migrantes, quienes se convierten en
responsables de la supervivencia de sus familias, tanto en el trabajo remunerado como no
remunerado.
Todas las condiciones hasta ac analizadas hoy suponen una transnacionalizacin
del ejrcito industrial de reserva, siendo dependiente de la divisin de trabajo internacional.
Se dan casos como el ac analizado, donde empresas transnacionales de Espaa se
implantan en Costa Rica y explotan en su gran mayora la mano de obra de Nicaragua, para
dar como posibilidad de consumo geografas fantaseadas a turistas de Estados Unidos,
Canad y Europa del Oeste. As de esta forma, se da una suerte de conjuncin perversa
entre el nacionalismo y la va libre a las transnacionales para la explotacin, donde la
conjuncin Estado-Mercado tiende a regular, por ejemplo, la jerarquizacin laboral, entre
nacionales y extranjeros (y jerarquiza tambin entre stos y stas segn sean documentados
125
o indocumentados, lo cual promueve toda forma de competencia entre las clases bajas de
un mismo pas y de diferentes pases).
Condiciones empresariales transnacionalizadas.
Este proceso de posibilidad estructural para la sobre-explotacin es posible
detallarlo an ms a un nivel micro concreto con relatos de las personas que trabajan o
trabajaron en el hotel. Ms atrs se enumeraron las conflictividades que se tienden a dar en
las zonas tursticas en las periferias con Caada (2010), una de ellas es la competencia
inter-empresarial. Con Fabricio podemos ejemplificar un poco esto, l ha laborado desde
hace muchos aos en construcciones hoteleras en Guanacaste como albail, comenta sobre
el cambio de las construcciones antiguas de hoteles hacia las nuevas construcciones durante
el boom de transnacionales en la zona, un cambio que trae la competencia ms salvaje en
la actualidad. Expresa que en relacin a los hoteles que se construyeron en los aos noventa
puedo apostar con quien sea y lo puedo llevar, que esa gente si tiene empleada gente de
la zona, porque fueron hoteles que se construyeron con gente de la zona y trabaja gente
de la zona, cuando hablo de la zona no hablo solo de Sardinal, hablo de Liberia, de
Filadelfia, de Santa Cruz pero qu es lo que ha pasado?, al entrar una cadena
hotelera por ejemplo, el RIU, entra y empieza a ensuciar el agua, entonces qu es lo que
pasa?, que aqul administrador bueno de aqul otro hotel que le hace competencia
entonces tiene que estar vivo y actuar de la misma manera, me entiende? si l se pone
a trabajar bajo los mismos reglamentos buenos, entonces viene para abajo y el otro viene
para arriba, entonces ellos, ese proyecto de RIU vino a contaminar en todo aspecto.
Ahora usted llega a casi todas las construcciones, por ejemplo cuando hicieron el
aeropuerto hace poco, como que otras empresas constructoras se contaminan de ese
ambiente en el aspecto de que ah han matado gente, ah la gente ha aguantado, ah la
gente aqu, ah la gente all, entonces ellos vienen trabajando bajo el mismo rgimen y
bajo las mismas condiciones, que no son las mejores para el trabajador, pero usted sabe
que eso es como todo, lo que uno ve uno lo aprende, entonces as est pasando en
Guanacaste, las empresas que vienen entrando vienen copiando esas prcticas.

Al interior de un hotel antes se trabajaba por horas, llegabas y trabajabas tus horas por
da y se iban, otros luego llegaban y ayudaban, ahora no, ahora te dicen son tantas
126
cabinas que tens que limpiar, no importa la cantidad de horas que eso ocupe. Un
ejemplo, la persona tiene que, a lo legal, bajo el rgimen de las horas, cuatro cabinas lo
que tiene que limpiar, entonces ahora le dan ocho, le duplican el trabajo por el mismo
salario o peor que el mismo. No es el salario que se trabajaba antes, aqu antes un
albail, que es mi trabajo, se ganaba 1300 pesos la hora, te estoy hablando de hace unos
cinco aos, hoy en da con la competencia que tenemos de mano de obra extranjera se
est ganando 1200, y te estoy hablando de hace cinco aos, entonces cmo es posible
que en lugar de ir para adelante vayamos para atrs? Yo no entiendo, ah en ese proyecto
Matapalo nunca trabaj conforme, todo el tiempo trabaj inconforme, porque nos
trataban muy mal, entonces eso es el turismo, eso es lo que genera, y no genera empleo
estable para la gente de la zona Antes, en las construcciones de antes, la gente
trabajaba con salarios buenos, en buenas condiciones, hasta los nicaragenses trabajaban
en buenas condiciones.

Podemos detallar un poco los procesos ms concretos en que se desarrolla la
explotacin. Al hablar sobre los tratos y las condiciones laborales en la construccin del
hotel, Fabricio contina:
Tampoco pagan tiempo extra, no le dan la boleta del pago un da antes o por lo menos el
da en que supuestamente le van a pagar en el banco para usted llegar y saber cunto va
a cobrar, no le entregan nada porque es un desorden inmenso, es que es demasiadsisimo
el desorden, entonces uno opta mejor por, diay, salir del trabajo cansado y esperar el bus,
irse a su casa y ir a cobrar lo que Dios quiera como dice el dicho. Para mi es uno de
los proyectos ms psimos que ha habido en la zona. Diay como decimos nosotros aqu
los guanacastecos, el trato es de animal, porque no es un trato donde la gente labora en
los trminos como debe de ser, contratan al personal por horas y no te pagan por las
horas que ests laborando, y aparte de eso un montn de cosas, como por ejemplo que el
da en que empez el trabajo no le presenten ningn documento, no firme ningn
contrato, no hay una formalidad se puede decir.

En relacin al Seguro Social, relata:
Vea en mi caso si pagaban seguro, pero no lo reportaban a uno con el salario real que
uno ganaba, nunca lo reportaban, ellos lo reportaban con un salario mnimo, y eso para
el futuro a uno lo perjudica, pero como le repito, qu puede hacer uno?, si hay otros que
hasta sin seguro van a trabajar, entonces qu tiene que hacer uno diay pero tiene que
quedarse ah un poco quieto porque si no est desempleado como estoy ahorita, que es lo
que sucede aqu.

127
Por otra parte, Esteban comenta que los trabajos ms especializados dentro del hotel
suelen estar ocupados por personas dominicanas, espaolas y mexicanas que la misma
transnacional (presente en esos pases) trae, limitando las posibilidades de conseguir trabajo
a (dis)locales que viven cerca. Carla, vecina subempleada con pequeos trabajos propios,
expresa:
Con la entrada del turismo hay grandes construcciones, proyectos, pero no es un
desarrollo que incluye a la gente de la comunidad para laborar, ni antes de la
construccin ni despus de la construccin, porque la mayora de la gente que ocupa los
puestos de trabajo son de afuera. A m me parece que antes se viva mejor porque antes
lo que se trabajaba era la tierra, la ganadera, la pesca artesanal y que eso ha venido a
desplazarnos, el turismo. Tanto en lo que es en construccin como en monocultivo, las
pieras, las meloneras, la sanda, todo eso son cosas que ya uno tiene hasta temor de
comerlas, la gran cantidad de agroqumicos y para mi muy mal, porque si usted se
desplaza a playas del Coco y ve lo que estn viviendo, muchos le van a decir yo he
tenido que entregar mi casa al banco porque no la puedo pagar porque no hay trabajo, y
usted le dice pero aqu hay un montn de desarrollo, aqu hay trabajo entonces ellos
dicen lo que entr fue el turismo, entr un desarrollo para los mismos, o para pocos,
que nos excluye a nosotros y el agua es fundamental en estos momentos, el
megaturismo necesita mucha agua para tener piscinas, zonas verdes, canchas de golf,
muchas habitaciones, necesitan mucha agua.... Diay eso se da a raz de tanta corrupcin
que hay en la funcin pblica del gobierno, se dan permisos aunque haya impacto
ambiental, si hay capacidad de los mantos acuferos. Parece que los tanques de captacin
de agua estn construidos por debajo de muchos pozos de agua. Entonces es lamentable
ver que nos hablen de megaproyectos, de turismo, de un desarrollo, si para los pobres no
hay nada, no somos parte de ese desarrollo.

El hotel a la hora de promocionarse ante la comunidad antes de construirse, dio una
serie de promesas, como fueron el asfaltar la carretera que conecta Sardinal con playa
Matapalo, la cual pasa por las comunidades de Artola y Nuevo Coln. Tambin hablaron de
nuevas fuentes de trabajo alrededor de esta carretera, as como capacitaciones a gente local
para ser contratada. Al respecto Marco, comerciante de Nuevo Coln, expresa su
percepcin en torno a este lobby comunitario de la transnacional:
128
Cuando RIU abri en el 2009, este, ellos tuvieron sus reuniones de que el proyecto era
para el pueblo, dar donaciones, que aqu y que all, dar capacitacin, y resulta que
dijeron que tenamos que prepararnos para cuando viniera ese auge de gente, tener
comercio, donde pudieran comer. Diay mucha gente lleg e invirti en eso y resulta que
el hotel lleg e hizo tiendas, hizo souvenir, hizo todo all dentro (del hotel) , entonces la
gente quebr. Recuerdo que el hotel, de 400 personas que tenia de empleadas, de la
mano de obra local, recuerdo que contamos 9 personas solamente del pueblo. Eran
personas de San Jos, Filadelfia, Liberia, mucha gente de afuera y los extranjeros, los
dominicanos, en su mayora. Pero no tomaron en cuenta al pueblo, comenzaron las
capacitaciones, pero es como darte, como toma este dulce para que, porque las
capacitaciones que daban no estaban enfocadas en la verdadera necesidad, daban unas
capacitaciones de gua turista ecolgico, pero para que fueras a hacer tu tesis a
Puntarenas, porque aqu no hay donde llevarlos. Aqu el proyecto hotelero a mi no me
deja absolutamente nada, en el rato que estamos aqu usted ha visto los buses, solo jalan,
lo que es del aeropuerto al hotel, del hotel al aeropuerto, no se detienen, porque el hotel
es todo incluido entonces para qu se van a bajar aqu a gastar?... Abrieron muchos
comercios de comida en total como 5 y todos han ido cerrando uno por uno, ahora hay
una sodita all en el otro pueblo... porque hicieron restaurantes finos que eran
especialmente para el cliente extranjero y tuvieron que cerrar porque el cliente
extranjero nada, es del aeropuerto al hotel.

Esteban comenta la actualidad de este proceso
Si, se dieron sus, sus, luchas, ahora lo que est pasando es que los quieren como calmar
verdad, ya le hicieron la calle, le ayudan a la escuela, cositas pequeas, los han querido,
como te digo, las empresas venden un discurso y las personas de las comunidades se
venden

Vemos las condiciones laborales transnacionalidades que se conjuntan en este
espacio, unas condiciones que se insertan en un sistema capitalista neoliberal que da
prioridad radical a la lgica de ganancia antes que a las lgicas de solidaridad, es un
sistema que en estas condiciones puede incidir en la explotacin y hasta la muerte de
trabajadores de manera impune. Si retomamos una pequea genealoga reciente de lo
escrito en Costa Rica acerca de las condiciones laborales en transnacionales durante el siglo
pasado, desde la novela Mamita Yunai (1986) de Carlos Luis Fallas en los treintas basado
en su experiencia como trabajador de la United Fruit Company en el Caribe, pasando al
129
estudio etnogrfico de Phillip Bourgois (1994) en los ochentas como trabajador de esa
misma transnacional, hasta la etnografa hecha por Carlos Sandoval (2007) en los noventas
tras trabajar en maquilas y constructoras en la zona urbana de San Jos, denotamos que las
condiciones laborales de explotacin y abuso de poder no han variado mucho en muchos
sentidos, durante alrededor de un siglo.
La comunidad dividida.
Como todo conjunto humano, las comunidades aledaas a playa Matapalo en el
distrito de Sardinal no conforman un ente monoltico u homogneo, se encuentran divididas
a su interior entorno a las posiciones negativas y positivas del impacto de las
transnacionales en la regin. De esta forma, no tiene sentido hablar que el pueblo de
Sardinal manifiesta tal o cual posicin, sino de que ciertos sectores lo hacen, como vimos
antes, con la posicin de Parker (2005a) a la hora de aproximarse a una comunidad es
esencial ver los puntos de antagonismo bsico que se viven en ella. Veamos posiciones
distintas que resaltan de las entrevistas en torno a esta conflictividad interna.
Entre las entrevistas resaltan pobladores que ven como bueno el impacto del hotel.
Pedro comenta que el hotel no ha afectado, ms bien ha dado algo positivo, porque diay la
carretera antes era de lastre, ahora esta pavimentada. Patricia expresa que el turismo ha
hecho progresar mucho lo que es la zona del Coco, playa Hermosa, ehh, playa Panam, en
toda esta rea. Vinicio mantiene una posicin ms intermedia: No, diay, el turismo trae
beneficios hasta cierto punto y tambin trae perjuicios.
Por otro lado Fabricio, quien como hemos visto ha vivido bastante la explotacin
laboral, toma en cuenta las dos posiciones bsicas en disputa, dice
130
Diay, ah puede tener dos caras eso, por el sentido de que siempre habemos personas de
una parte y de otra, unos decimos no, que el turismo genera, que da, pero son personas
que tal vez conocen muy poco, que se han rozado muy poco con el mbito del trabajo,
simplemente son observadores, pasan viendo pero no observan en otras palabras. El que
opina positivo es el que est teniendo frutos sobre el turismo, por ejemplo viene un
hotel, diay lgico, un hotel inmenso para que el turismo venga, eso es lo que se cree,
entonces llega una persona y montan una fonda o algo, y tienen su beneficio propio, y si
usted llega y entrevista a una personas de esas qu le va a decir? Lgicamente le va a
decir lo contrario de lo que le estoy diciendo yo, pero si vemos la realidad de un
trabajador ms como uno, posiblemente le diga lo que le estoy diciendo yo. Una persona
que est teniendo un beneficio entonces no lo ve de esa manera, igual hay diferencias de
una persona a otra, pero si usted se queda analizando y ve esas diferencias, para los
trabajadores no hay trabajo y si hay no aguantan, porque ya no es el tiempo en que se
trabajaba por horas, normal, pero hoy da nos quieren exprimir, como dice el dicho,
mejor aqu corrimos que aqu muri.

Este antagonismo interno de la comunidad se expresa bastante en la participacin,
aceptacin o no de las formas de protesta y resistencia, en el Captulo siguiente se va a
ahondar ms en esto. Si seguimos un poco las diferentes posiciones del poder discursivo del
anlisis del discurso lacaniano de Parker (2005b) que ya se seal, vemos que se juega en
tensin los discursos del amo y de la universidad por parte de la transnacional (muy
representado en el lobby comunitario que efecta en torno al poder simblico de ser una
dadora de progreso y desarrollo) y, por otro lado, los discursos crticos
histricos (que desenmascaran ese discurso del turismo como el lugar del Saber del Otro,
criticando su posicin dominante).
Cambios geogrficos y ambientales a la llegada del Riu.
Como se ha mencionado, la construccin del hotel signific cambios bruscos en la
geografa de Matapalo, con la destruccin ambiental (en el mapa introductorio a este
captulo se pueden observar las zonas ms afectadas ambientalmente). Ahora bien qu
caractersticas tena este espacio antes de su llegada y despus de la construccin?
131
Para Patricia, quien habita en El Coco, a unos 30 kilmetros de ah pero que labora
en playa Matapalo:
No, no hay problemas. De hecho que acabamos de recibir la bandera azul en esta playa,
se ha tratado de mantener lo que es la limpieza de la playa y no se ha visto algn tipo
contaminacin. El desove de las tortugas sigue creciendo, ha crecido, el ao pasado, ha
crecido mucho Esto era normal, potrero, igual, haban unos estanques ac, haba un
manglarcillo aqu. De hecho que se hace todava, se hace en invierno, ya en verano se
empieza a secar porque es verano verdad.

Marcos, vecino de Nuevo Coln, quien ha visitado la playa toda su vida nos
comenta algo muy distinto:
Mire esto antes de que viniera Riu, eso era una belleza, usted llegaba a la playa en poca
de desove y aquello era un montn de piedras en la calle y eran las tortugas, ahora en esa
poca difcilmente usted va a ver una o dos tortugas, difcilmente, y las que salen ahora
hay guas hasta para la noche que andan ah ponindole flashes y luces... todo eso era
verde, rboles milenarios, recuerdo que frente al hotel, bamos a pescar porque haba
muchos parguitos, vino RIU y dinamit todo eso para que quedara una sola playa, no
hubiera piedra, no hubiera nada. Todo ese arrecife coralino est enterrado frente a lo que
ahora va hacer RIU Palace, eso era un manglar, bueno sigue siendo un manglar, pero
est enterrado, frente a la entrada que hay ahora del RIU, recuerdo que en invierno
nosotros nos babamos en esa quebrada. En la pura entrada, eso era una quebrada que
iba a dar al estero, luego haba otra quebrada que bajaba del cerro y pasaba puramente
detrs de donde estn las fondas, esos dos se unan y formaban un delta, es ahora donde
est uno de los parqueos del RIU, ah se formaba una poza lindsima. Pero diay vino esta
gente, alguien del gobierno se prest para que rellenaran todo eso y pasar desapercibido,
para que las demandas que se han puesto no fructifiquen.
Donde est ahora el hotel eran las tierras que abastecan todo el grano para este pueblo,
daban arroz, frijoles, maz, era una tierra de agricultura, la gente de aqu iba a trabajar
all, all dorman para poca de cosecha. De all se sacaba la pesca, que se le llama
casadera, cuando haba cardumen. Es increble, todava el primer ao de abrir RIU se
formaron dos o tres casaderas Antes venan de Sardinal, de todo lado, usted vea tal
vez a 40, 50 personas pescando para la casa, eso ya dej de existir, y esta gente
vendieron estas tierras, se puede decir que regaladas.

Fabricio, que como se mencion trabaj un tiempo en la construccin del RIU
Palace, tambin trabaj para el dueo anterior de esas mismas tierras:
Yo trabaj con el dueo, con el puro dueo de las tierras donde est ubicado el hotel
132
RIU. Le estoy hablando de hace ms de veinte aos, ah trabajbamos en el campo, era
arreglar cercas, sembrar, cosas as, era bonito. Usted a las seis de la tarde, esa gente viva
al puro frente de la playa a unos 60 metros, uno agarraba un foquito y si quera agarraba
unos huevitos de tortuga vaya hoy en da no lo quieren dejar ni arrimarse a la playa,
tras de que lo matan a uno a la hora de trabajar, se creen dueos de todo. Otra cosa, yo
entiendo que si uno tiene una propiedad yo pongo un guarda a cuidar dentro del margen
de mi propiedad, pero porqu cuidan la playa? Hay un guarda, creyndose dueos de lo
que es de la gente de aqu y del pas, no no mir hasta aqu pueden llegar,, porqu?
porque estn los gringos, los que juegan en la playa. Y la municipalidad de aqu da todos
los permisos La municipalidad dio permiso para hacer eso, ah es donde digo yo, en vez
de ir para adelante vamos para atrs, eso lo hicieron desbaratado, porque tapaba la
fachada, lo desbarataron antes de que el hotel se hiciera, porque obvio si van a hacer el
hotel maana y hoy empiezan a desbaratar el manglar se va a ver el dao ms fcil, pero
lo hicieron mucho antes.

Como se puede observar en la imagen geogrfica con smbolos en la introduccin a
este texto, existe una zona, al frente del hotel, que est resguardada por un guarda. El
guarda se posiciona ah y determina quin puede pasar de ah y quin no. En
conversaciones informales con trabajadores de la construccin, comentaban que la principal
funcin del guarda es no dejarlos pasar a ellos hacia esa zona que es la que queda al frente
del hotel y donde los turistas se broncean y se asientan en la playa. Esto muestra que
aunque no se haya privatizado oficialmente, existe esta privatizacin geogrfica simblica
de evitar a las personas indeseadas para la mirada del turista, es en este proceso donde se
concreta la construccin de geografas del miedo, los espacios externos a los espacios
gentrificados y no-lugares que suelen constituir los grandes proyectos tursticos, como son
los hoteles, los cruceros o los residenciales vacacionales (en el captulo V sobre turismo se
ahondar un poco en este tema).
El Otro inmigrante y la fantasa del robo del goce en el nacionalismo costarricense.
Como se ha visto, la condicin del inmigrante deviene a ser estructuralmente la
133
condicin con mayores factores de vulnerabilidad, aparte de la facilidad de explotacin
laboral, llega a un nuevo hogar, donde se instala por periodos medianos o largos, de seis
meses en adelante principalmente como se vio en el captulo II.
Muchas de estas personas vivieron o viven en las barracas y cuartos que el mismo hotel
tena en su zona de construccin. Otros rentan cuartos en Sardinal, en unos de ellos estuve
durante mis visitas, se trataban de dos de cuarteras como galerones, de unos 20 metros por
10 metros, donde vivan hacinados cerca de 200 inmigrantes en camarotes y con malas
condiciones de salubridad y comodidad, cada uno pagaba 20 mil colones mensuales para
dormir en el lugar. No todos los trabajadores y las trabajadoras en ese espacio laboran
directamente en el RIU, aunque si la mayora. Muchos/as llegan durante la temporada de la
melonera, o en distintos servicios, como trabajos domsticos, jardinera, carpintera, etc.
Marcos seala que probablemente es a partir del ao 2003 que se ve el auge de llegada
de inmigrantes, cuando inician bastantes proyectos de hotelera como el Four Seasons, la
renovacin de la Pennsula de Papagayo, condominios en Playa Hermosa y hoteles en El
Coco. Sardinal se convirti en un pueblo dormitorio para estas personas trabajadoras.
Raquel, comenta como inmigrante sobre la relacin con la comunidad:
En primer lugar, la primer mirada que nos dan es discriminatoria porque no nos toman
como personas honestas de trabajo, y ms bien como personas delincuentes dicen no
no le des ese trabajo, nombres es nicaragense, qu tiene que sea nicaragense?, y
como le digo lo puede haber abiertamente, una buena acogida para nosotros los
nicaragenses.

En las entrevistas antes sealadas se denota como hay roces entre costarricenses y
nicaragenses en medio de esas condiciones estructurales que condicionan las luchas por
los trabajos, siendo por lo general negativa la posicin acerca de nicaragenses de parte de
134
costarricenses. Sin embargo, por ejemplo, Marcos, costarricense, comenta de este proceso
de llegada inmigrante y lo que representa para la comunidad.
En este momento se ve como una necesidad, porque cuando hay proyectos traen a los
nicaragenses, soy de la opinin de que la mano extranjera es la que ha hecho grande a
este pas, el tico no se... Cuando t me hablas de eso la gente dice ah si es que vienen a
quitarnos el trabajo, pero ms bien la gente sabe que est deseando que ellos vengan
ms bien, porque saben que ellos van a hacer el trabajo, entonces, este, yo no veo qu,
hay discriminacin de la boca para afuera, porque estamos necesitndolos. La verdad es
que son necesarios.

Existe cierta ideologa hoy comn de considerar que los nicaragenses vienen a
hacer los trabajos que los ticos no quieren hacer. Esta afirmacin si bien tiene un poco de
verdad, puede pecar de pensar la situacin como psicologizada (Montero, 2006), como lo
es ver la cuestin meramente por caractersticas subjetivas (el tico vago o acomodado),
sin embargo, antes que individualizada es ms primariamente una cuestin estructural por
las diferencias de las condiciones laborales en los dos pases, siendo mejores en muchos
sentidos en Costa Rica, como lo son ciertos derechos y salarios base que ya se han
sedimentado en su habitus (Bourdieu y Wacquant, 2005) como derechos de trabajadores.
As, estn menos propensos a vivir el tipo de explotacin de esta nueva economa que es
precaria debido a las condiciones laborales de las transnacionales neoliberales. De esta
forma, el problema no es tanto que el tico sea vago, sino que hayan condiciones tan
precarias de trabajo que an existan y que hayan personas que an deban tener este tipo de
trabajos, las cuales son las personas ms abajo en la jerarqua sistmica de clasificacin,
como son inmigrantes y mujeres. Lo que est en juego ac en la condicin ideolgica
dentro del nacionalismo costarricenses de la fantasa de robo de trabajos y de identidad
nacional por parte de los otros amenazantes, esta perspectiva va a ser ahondada un poco
135
ms adelante.
Volviendo un poco al tema en que venamos y siguiendo la idea de la comunidad
dividida, por otro lado persisten las visiones contrarias de costarricenses, por ejemplo
Vinicio expresa que la exclusin a nicaragenses no existe:
Diay es que eso depende a cmo cada quien se desempee, si usted puede ser un
extranjero y llega aqu y rpido salir adelante. Si depende ms de cada quin, no hay
discriminacin, eso lo forja usted.

Patricia tambin dice que no hay discriminacin, considera que las personas
inmigrantes son bienvenidas
Siempre y cuando mantengan un orden, verdad, entonces bien, porque hay elementos
que, normal, como todo, hay elementos dainos, que pues diay, no van a ser bien
deseados. Pero el que viene y se comporta pues va a ser bien deseado ac, y apoyamos
hay mucha comunin, de hecho que hay mucho extranjero que trabaja ahora en el hotel,
hay convivencia ms que todo.

Por el contrario, Carla manifiesta una identificacin donde no se ve muy lejana a si
misma de la posicin que tiene que vivir un inmigrante nicaragense en Costa Rica,
vindose no arriba jerrquicamente sino en un mismo nivel:
Ellos no tienen culpa, emigran de su pas por la situacin en que estn, econmica, yo
pienso que con el tiempo tendremos que migrar nosotros para otro pas, ah es donde
vamos nosotros con esta clase de gobierno que tenemos

Esteban denota condiciones ms estructurales de la situacin:
Bueno, si hay discriminacin que es producto de la ignorancia que el gobierno le trata de
meter al pueblo, de hacer un enemigo a los trabajadores nicaragenses, que son gente del
pueblo y los estn explotando los mismos ricos de aqu... Ellos viven en malas
condiciones, explotados, sin poder reclamar sus derechos porque andan indocumentados.

Podemos notar la escisin dentro de la comunidad al ver al inmigrante como deseado
o indeseado. De las entrevistas se puede notar cierta persistencia discursiva con respecto a
136
su visin negativa o positiva del turismo en relacin a su visin positiva y negativa de la
inmigracin. Esta cierta consistencia se muestra en que quienes tienden a ver positivo el
turismo tienden a ver negativa la inmigracin y viceversa. Situacin que reproduce la
lgica ya mencionada en torno al nacionalismo costarricense, si examinamos con detalle la
nocin de xenofobia en Costa Rica resalta clara la diferencia, ya mencionada, en cuanto a
los extranjeros: por un lado tenemos al deseado estadounidense-europeo que llega al pas
(alrededor de dos millones de turistas durante un ao, proporcionalmente cerca de la mitad
de la poblacin costarricense) y, por otro lado, al indeseado inmigrante (que las cifras
oficiales calculan entre 300 y 400 mil).
Vemos lo esencial de la construccin del Otro en el proceso identitario hegemnico
28
costarricense: el Otro como inmigrante se conforma como un lugar de des-identificacin,
uno indeseado (Alvarenga, 2007), uno amenazante (Sandoval, 2002), pero por otro lado, el
Otro como turista (que ser ms discutido en el capitulo V) se conforma como un lugar de
deseo, las puertas le son abiertas, es incentivada su llegada desde un lugar de
desproblematizacin, de confianza sin ser amenazante. Sandoval (2002) expresa esta
distancia entre inmigrantes y turistas al analizar la discursividad xenfoba de las narrativas
de suciedad y contaminacin de la eco-democracia nacionalista costarricense por
parte de la inmigracin nicaragense, condicin eco que queda ms segura del lado del
turista.
137
El uso de la nocin de Otro con mayscula ac va a remitir ms a la tradicin ms cultural de este tipo de
28
uso, no exactamente a la nocin psicoanaltica de Lacan del Otro (vista como el universo lingstico
Simblico inmerso en la red de relaciones sociales que es ajeno y abstracto pero muy determinante para el
sujeto, distinto al otro en minscula, que se refiere al humano de la intersubjetividad cotidiana).
Entonces Otro ac va a hacer referencia a ese otro cotidiano de carne y hueso, pero uno que provoca la
diferencia cultural, en este caso nacionalista: el Otro (en su sentido ms genrico de humano, no de
diferencia de gnero como hombre) como nicaragense es el otro del cual se distancia la identidad del
nacionalismo costarricense para conformarse como un Nosotros.
Si seguimos a Bourdieu (2005) con su nocin de que debemos ver relaciones antes que
esencias, podemos entrever que la nocin de identidad es una construccin relacional
donde tal identidad del nosotros se construye fundamentalmente en base a los
otros (Sandoval, 2002). Con esto se muestra de crucial relevancia el papel que juega la
alteridad, que se erige psicosocialmente para la conformacin de las relaciones de las
identidades en juego (en este caso la del local costarricense e inmigrante y la del turista
internacional) y los juegos de poder (de exclusin e inclusin) que le son inherentes a toda
conformacin identitaria. Sin embargo, comnmente en el anlisis crtico de las identidades
se toma en cuenta a la alteridad indeseada (al inmigrante, al aborigen, al afro, etc.), pero se
deja de lado el Otro como deseado (esa suerte de yo ideal cultural) .
29
Zizek (2004) discute las visiones comunes dentro de la teora social actual, que
conciben que una comunidad o una nacin se fundamentan identitariamente en un mbito
meramente discursivo, interpretativo o narrativista, sin embargo, estas caractersticas no
tienen la suficiente capacidad de atraccin o apego para que los sujetos se identifiquen, no
son lo suficientemente sustanciales para ser un atractor en s mismas (no todo discurso
interpela a un sujeto, debe haber un proceso afectivo de ligazn o vnculo con el
significante del universo simblico) este factor es el goce, el universo afectivo. As, el
nacionalismo no es solo cuestin de construccin simblica discursiva (tal como gran parte
de la teora social hoy supone, principalmente la que deja de lado el universo afectivo y la
138
No es sino desde los desarrollos de Fanon (2003) y su nocin de identificacin basada en Freud hasta el
29
Bhabha (2002) y su nocin de mimesis basado en Lacan, que ese proceso ambivalente en el sujeto
colonizado, de distancia (y hasta odio) al mismo tiempo que de deseo y admiracin de ser como el
colonizador es empezado a ser pensado.
nocin del inconsciente en los procesos sociales y polticos, es decir dejan de lado la
discusin con los distintos psicoanlisis ), sino un proceso de identificacin simblica
30
afectiva con una cadena de significantes discursivos.
Esta identificacin nacionalista se da mediante fantasas, una fantasa de goce
privado y nico que tiene la comunidad cuando se concibe unitariamente como una suerte
de identidad. En trminos lacanianos de Zizek (2005) se tratara de que las personas en tal
comunidad mantienen en comn la relacin con respecto a la Cosa nacional, que es
donde se encarna un Goce mximo mtico, la encarnacin materializada en un conjunto de
prcticas sociales y mitos nacionales picos. De ah que el goce nacional no es una mera
recoleccin de caractersticas (en el caso del nacionalismo costarricense, sera algo as
como la conjuncin de la figura del gallo pinto ms la marimba guanacasteca, ms la
salsa Lizano, ms lo pura vida, ms el respeto a la naturaleza, ms el pacifismo,
ms muchos etcteras), sino que se trata de un algo ms que conjunta a todas esas
caractersticas discursivas, un algo insondable que se comparte solo entre la creencia o fe
en la construccin de ese nosotros que creen, y que los otros no pueden comprender,
pero al mismo tiempo lo amenazan constantemente con robarlo. Este goce como un algo
139
Esta negativa a los psicoanlisis en la teora social ms all del mbito clnico (costarricense y en general
30
dependiendo del lugar) puede deberse principalmente a una serie de reduccionismos, entre los que se pueden
mencionar a nivel: ontolgico (se considera al psicoanlisis como biologicista), epistemolgico (se le con
considera como un individualismo metodolgico), de gnero (como misgino), poltico (como nihilismo y/o
conservadurismo escptico), econmico-materialista (como fenomenologa subjetivista), colonialista
(eurocentrismo dentro de la mitologa blanca), de estilo (un narrativismo oscurantista), elitista (teora y
prctica de y para las clases altas), sectarismo (conforma escuelas cerradas cuasi-religiosas), normativista
(cumple la funcin de moral social confesional dejada por la religin en la Modernidad), sexista
(heteronormativo), entre otros. Sin embargo, en cada uno de estos aspectos existen una serie de lecturas que
no reclaman al psicoanlisis como una teora Total sin fallas, siendo muy fructferas y diferentes (provienen
comnmente de personas ajenas a la ortodoxia y de disciplinas distintas) problematizando esas visiones
reduccionistas aunque con mirada crtica, desde la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, Marcuse,
Benjamin, Habermas, etc.), pasando por los feminismos (Kristeva, Butler, Jessica Benjamin, Irigaray, etc.) al
actual llamado post-postestructuralismo (Zizek, Badiou, Laclau, Ian Parker, etc.).
que es un ncleo no discursivo hace que la nacin no sea una mera comunidad imaginada o
ficcin, sino que tenga tal rasgo real, que da esa consistencia pretendidamente
ontolgica a la Nacin como entidad narrativa.
En este proceso, se inicia en el nacionalismo una construccin narrativa a posteriori
que se efecta hacia atrs desde los mitos fundacionales nacionales (una comunidad alcanza
su sentido de totalidad, de equilibrio al borrar los rastros traumticos de su origen), una
lnea histrica que atraviesa tal tipo de goce peculiar, supuesta particularidad que
comnmente al construirse le achaca a un Otro el querer robarse nuestro goce; al
nosotros identitario nacionalista le molestan precisamente esos extras del estilo
peculiar del Otro, su extraas costumbres, por ejemplo el cmo huele su comida, su
falta de higiene, su violencia, etc., ese conjunto de caractersticas que Freud (1988)
denomin el narcisismo de las pequeas diferencias, esas pequeas diferencias que se
resaltan nacionalistamente aunque sean mnimas, caso tpico de dos pequeos pases
fronterizos con mucha historia y cultura en comn como Nicaragua y Costa Rica.
Dentro de este racismo nacional el Otro o es alguien que roba nuestros trabajos o
un vagabundo que vive del empleo del nosotros (en el nacionalismo costarricense este
papel lo juegan nicaragenses, quienes dentro de su ideologa roban trabajos, seguro social
y amenazan la cultura nacional). As esta identidad comnmente se construye bajo la lgica
de un enemigo que amenaza el especfico goce de un estilo de vida comunitario o
nacionalista (en las narraciones de Fabricio en los apartados anteriores se discuti el
problema de individualizar o culturalizar su lucha laboral con las personas nicaragenses,
condicin desigual que se debe a una lgica estructural econmica).
140
La paradoja freudiana que Zizek (2004) constata de este proceso fantasioso es que
al mismo tiempo que esa Cosa o ese algo insondable que es el ncleo del nacionalismo
(un vaco que, por tal, nunca se va a conocer tal cual en el universo Simblico del
lenguaje), se concibe al mismo tiempo como inaccesible al otro (por ejemplo, en posiciones
como el nicaragense nunca va a ser como un tico aunque cambie su acento al hablar)
pero -y aqu lo paradjico- tambin es algo potencialmente muy accesible al Otro ya que
siente gran amenaza de que se lo robe. Lo que se vela al achacarle al Otro el querer robar
nuestro goce, es que ese goce en la realidad no ha existido, es un vaco, una galma, es
solo literalmente un algo que no sabemos qu es (no podemos solamente enumerar el
sinnmero de caractersticas nacionales, sino que esa Cosa le da la completud fantasiosa
gestltica), solo existe en tanto lo creamos dando un goce excesivo que le da conjunto a la
comunidad y se le oculta a las otras comunidades que se diferencian de ese nosotros,
sin embargo, nunca se posey lo que supuestamente ha sido robado, as el odio al Otro es
odio al exceso de nuestro propio goce .
31
Esta nocin del intento de una totalidad sin fallas del nacionalismo (esa totalidad
que supone la existencia de un goce nico y unitario para la comunidad al interior), es una
suerte de monada sin ventanas para usar la forma adorniana-leibniziana en que Jameson
(1998) define el nacionalismo, la cual nubla su radical dependencia (traumtica en su
141
Aqu deviene el ligue fundamental con la teorizacin lacaniana del goce, ya que ah el goce nunca es una
31
satisfaccin directa, es un ms all del placer, nunca es inmediato, el goce del nacionalismo en realidad
nunca existi ni llega a cumplirse, es el goce producido por la expectativa del goce, por la renuncia del goce
(para ahondar en la nocin del goce puede consultarse Lacan, 1981 y Braunstein, 1990). Si bien en lo que
sigue del texto se va a hacer una suerte de equiparacin entre el afecto y el goce (siguiendo ms en este
sentido a Laclau, 2007 y Stavrakakis, 2010), estrictamente en Lacan se puede denotar una primaca del
significante por sobre lo afectivo como ente del lenguaje simblico (muy acorde con el vuelco discursivo del
estructuralismo y postestructuralismo de su poca), sin embargo, la nocin de goce puede considerarse como
un intento muy importante de vincular o dar nfasis a la relacin de lo discursivo con lo afectivo (sin hacer
una dualidad dicotmica de estos), siendo un gran avance analtico en esta relacin.
gnesis) a su relacin conflictiva (y dependiente) con los Otros para constituirse.
As, ste nacionalismo ligado a la constitucin de un Estado, constituye el
afianzamiento interno para la jerarquizacin y divisin externa internacional de
extraccin de plusvala, como complemento (ms all del economicismo, digamos
poltico-cultural) al proceso econmico del mercado internacional del sistema-mundo,
que ya se mencion con Wallerstein (1991). As que podra irse un poco ms all, no es
esta divisin internacional desigual para extraer el plus-valor econmico, un proceso
paralelo a la divisin internacional de una suerte de plus-de-goce nacionalista tnico-racial
para los Centros mundiales? As, se tratara de una suerte de diferenciacin jerrquica entre
Centros-semiperiferias-periferias del goce del Otro inferior o superior para afianzar la
visin etnocntrica del propio goce nacionalista. De esta forma se ha de tener un inferior
indeseado -inmigrante por ejemplo- del cual hay una diferenciacin para afianzar la
peculiaridad nacional superior del goce y un Otro superior deseado -euroamericano turista
por ejemplo- del cual extraer el cmo deber ser o el yo ideal del goce.
Este proceso de interaccin de los sujetos (pos)coloniales (turistas, inmigrantes y
locales tradicionales en este caso), que se construye en base a la interrelacin con esa suerte
de yo ideal y un yo, digamos, indeseado, sera una suerte de reconocimiento fallido
mutuo en tal interrelacin, tal como Bhabha (2002) desarrolla su nocin psicoanaltica de
mimesis, vista como una identificacin (con ese ideal del yo) que nunca es total, es no-toda,
es una identificacin siempre fallida, que efecta un extraamiento tanto con el Otro como
con el s-mismo en el in-between o entremedio con el Otro.
En esta contradiccin al interior de la subjetividad subalterna o colonizada, su
142
identificacin se da con la jerarqua racial-nacional de las sociedades colonizadoras, lo cual
va de la mano del intento de negar su posicin baja en esa jerarqua (construyendo a sus
otros indeseados), as por ejemplo, al hacer esa identificacin el deseo nacionalista
costarricense crea su historia de blanqueamiento y el goce que tiene en el concebirse la
Suiza centroamericana, lo cual va a la par de negar su cercana con el resto de
Centroamrica, vindose como excepcional y superior en la regin (Rivers-Moore, 2007,
resalta esta condicin nacionalista en relacin al turismo, al hacer un anlisis de la
discursividad del ICT que ms adelante se va a sealar ms), as, esta es una conformacin
identitaria histrica que persiste hasta el da de hoy en el vnculo con las otredades del par
inmigracin-turismo .
32



IV. Resistencia y protesta (dis)local.
En la vida anmica individual aparece integrado siempre,
efectivamente, el otro, como modelo, objeto, auxiliar o adversario,
y de este modo, la psicologa individual es al mismo
tiempo y desde un principio psicologa social

Freud (1973)
Introduccin.
Al llegar ac podemos entrever cmo se ha concretado esa lgica del sistema global
capitalista del proceso de turistificacin geogrfica en la regin de playa Matapalo. Ante
143
Esta ambigedad identitaria de la relacin colonialista, es decir la mimesis, aplicada al turismo, se va a
32
resaltar ms adelante, con la relacin entre tropicalismo y auto-tropicalismo, es decir el cmo al interior de las
periferias asumimos, problematizadamente o no, el deseo de conformar una sociedad y regin tropical para
el turismo internacional.
estas prcticas de imposicin de la transnacional hotelera RIU, personas de las
comunidades cercanas (esencialmente Nuevo Coln, Artola y Sardinal), han vivido una
serie de detonantes que respondieron con movilizaciones y prcticas como formas de
resistencia y protesta.
Como vimos con Caada (2010) la zona guanacasteca tiene una peculiaridad
regional en relacin a Centroamrica, Mxico y el Caribe, que es el presentar una
concentracin de megaproyectos tursticos (y por ende grandes conflictividades con las
poblaciones de llegada, bastante concentrada, parecida a regiones como Cancn o varias
islas caribeas), y al mismo tiempo la regin con mayor concentracin de resistencia
comunitaria. Al enfrentarme con esta situacin bastante atractiva para m, la cual es la
cuestin acerca de qu impulsa la activacin contestataria en algunas comunidades o
regiones y no en otras que pasan por situaciones coyunturales y sistmicas similares?
33
Comnmente al revisar la literatura me encontr con una visin un tanto mecnica o
determinista de la relacin; para el anlisis se ve por un lado el poder y, por otro, como si
fuera una respuesta necesaria e inevitable la resistencia ante el abuso, pero el problema es
ms bien que una gran tendencia es la falta de esta resistencia en las comunidades. Como
bien es sabido, la teora social en general se pule cada vez ms en el anlisis del
sostenimiento histrico de lo mismo, pero muy poco acerca del cambio o, bueno, los
144
Principalmente en regiones donde no hay una sedimentacin histrica de organizacin disidente, donde la
33
disidencia ms organizada tiende a surgir de una forma ms espontnea ante situaciones coyunturales. As,
un anlisis del movimiento social en una comunidad o regin donde ya hay cierta tradicin de organizacin
poltica sostenida (sindicatos, organizaciones comunitarias de base, etc.) es distinta a casos donde esta
sedimentacin est bastante ausente o apenas inicindose como, por ejemplo, el Comit Pro Defensa del Agua
de Sardinal, aunque tambin estaba ya presente el grupo Confraternidad Guanacasteca. Sin embargo, las dos
organizaciones estaban ms enfocadas en la lucha por el agua a el Coco, siendo la lucha contra el RIU ms
secundaria.
intentos de l.
34
A continuacin se va a jugar un ejercicio terico-analtico que intente adentrarnos
un poco en la lgica de estos procesos de levantamiento comunitario. Este intento debe
iniciar por tratar de comprender los procesos de poder y contra-poder que inciden en la
construccin de hegemonas. Posterior a este apartado ms terico se va a concretizar en las
formas de resistencia y protesta especficas en la comunidad de Sardinal. Veamos.
El poder, la hegemona y la contrahegemona.
En Foucault, el poder se manifiesta de dos formas bsicas interrelacionadas, la
primera es su lgica ms vertical y represiva, de tipo ms jurdico (que dice no desde
una posicin externa) y la otra es la lgica del poder visto como algo productivo que viene
ms desde abajo de una forma productiva no solo represiva, de tipo ms estratgica:
lo que hace que el poder se acepte, es simplemente que no pesa solamente como una
fuerza que dice no, sino que de hecho va ms all, produce cosas, induce placer, formas de
saber, produce discursos (Foucault, 1992, p. 192-193). Ya en Gramsci (1986) podamos
ver esta lgica en la distancia entre el poder poltico coercitivo (explcito, directo) y el
hegemnico o consensual (indirecto, ms horizontal), donde cada contexto histrico
media en la tensin entre estos dos polos para su reproduccin.
Foucault (1988) menciona que los discursos de poder sirven para la gubernamentalidad
estatal y privada de la sociedad y la subjetividad, donde se pueden establecer como
disciplinas que funcionan con base en tecnologas de distintos tipos: de produccin
(transformar, producir o manipular), de sistemas de signos (smbolos o significaciones), de
145
Vase al respecto la interesante discusin de Montero, 2000, donde teoriza los diferentes tempos histricos
34
de cambio segn se diferencie las dimensiones de sistema, grupos o individuos.
poder (objetivacin del sujeto que determina la dominacin) y del yo (el efectuar por cuenta
propia la disciplina del s mismo). Por ltimo se debe resaltar las muy importantes
resistencias que son inherentes a este poder.
Estas resistencias parten del supuesto de que toda forma de poder produce un
contrapoder, y estas dos formas se relacionan de una manera no necesaria ni nicamente
dicotmica, sino que se interrelacionan y se confunden muchas veces. Por ejemplo, para su
funcionamiento bsico el poder siempre ha de proporcionar(se) un margen de transgresin
inherente para que pueda funcionar, sino sera una forma totalmente monoltica y cerrada,
que por ende fcilmente se derrumbara . Esta situacin responde metafricamente a la
35
lgica bsica de construccin inmobiliaria, de que un edificio entre ms duro y poco
flexible sea, ms fcil es su derrumbamiento; algunos baches de flexibilidad ha de tener
para sostenerse mejor segn el contexto y la situacin en que se construya. El poder y el
contrapoder se generan mutuamente.
Sin embargo, estos postulados son esenciales para entender el poder, nos quedan
muy abstractos para un anlisis ms concreto de lo que supone la resistencia, y la
resistencia a un nivel ms comunitario. Si bien los factores macro y de violencia global
trasnacional son fundamentales, es en un anlisis de la interaccin de esto con lo ms micro
y concreto donde podemos ahondar un poco en esos mecanismos propios de las resistencias
comunitarias. El que todo poder tenga su resistencia no implica, por ejemplo, que toda
comunidad ha de resistir inherentemente en formas activas de protesta, ya que, como se ha
insistido, ms bien el proceso contrario es una suerte de norma. A este respecto los
146
Vase la interesante discusin de estas formas complejas del poder a partir de Foucault al ponerlo a discutir
35
con Freud, Nietzsche y Hegel, por Judith Butler (2001) en Los mecanismos psquicos del poder.
postulados de la psicologa comunitaria de la venezolana Maritza Montero son de gran
ayuda .
36
Para Montero (2006) la relacin entre minoras y mayoras (de poder, no de
cantidad de personas) en la sociedad no se da de una manera unidireccional ni unificada de
un polo al otro. En la relacin entre las visiones ms poderosas y las menos poderosas
existen relaciones micro de todo tipo que inciden en las posibilidades para que las personas
se involucren o deseen formar resistencias y protestas. Por ejemplo, factores que podran
considerarse un tanto banales como el qu dirn los vecinos o el grupo religioso al que se
pertenece por participar en actos violentos de protesta, pueden ser factores bastante
importantes en la amplia o baja participacin comunitaria en ellas. Marco, uno de los
entrevistados, refirindose a su involucramiento en las protestas y los procesos de escisin
dentro de la comunidad contra los intentos de privatizacin de playa Matapalo por el hotel
RIU, comenta:
Ve aqu lo que pasa es esto, que la gente ve que unos estn peleando entonces se arriman
ms, para pelear conmigo entonces hay que organizar hay gente que no se organiza,
pero cuando nos ven organizados dicen: ah que quienes son ustedes para hacer esto.

De estos comentarios entrevemos que la comunidad es un ente monoltico,
unificado, si recordamos la nocin de comunidad divida, antes expuesta, existen fuerzas
heterogneas que no pueden ser subsumidas en postulados del tipo el pueblo de Sardinal
se defiende ante. Como hemos visto muchas personas dentro de la misma comunidad se
sienten simpatizantes del tipo de desarrollo que se ha implantado los ltimos aos en la
147
A un nivel tambin micro y ms detallado a nivel comunitario puede consultarse la obra de Scott (2004),
36
donde se juega muy en concreto la relacin de dependencia mutua del conflicto hegeliano amo-esclavo en la
construccin de hegemona. Sin embargo, a nivel del anlisis comunitario ac expuesto la teora de Montero
me parece ms adecuada.
zona, por otro lado muchas personas estn en contra y, algo clave segn Montero (2006), es
que dentro de stas ltimas existe un segmento que solo simpatiza con las protestas y otro
segmento de personas que apoyaron en la prctica las protestas (estando estos dos polos en
constante interaccin).
Es precisamente en el juego de fuerzas e interacciones psicosociales un poco
inmediatas entre estos diversos agentes dentro de la comunidad que las prcticas de
resistencia se dan en relacin a los cambios ms macro de abuso de poder, sin que haya una
relacin mecnica directa o determinista entre estos niveles. En los trminos de Castro-
Gmez (2007) -ya mencionados en su reelaboracin del poder foucaltiano dentro de la
colonialidad del poder- se tratara de una relacin heterrquica (no jerrquica) entre el nivel
macro y el micro.
La transgresin de protestar en manifestaciones callejeras, luchar con la polica,
actos violentos como atacar directamente la propiedad privada de la transnacional, son
formas que no solo son sancionadas por las leyes establecidas oficiales (ms verticales en el
sentido de Foucault antes mencionado) sino por las normas sociales del sentido comn, de
la doxa (digamos, ms horizontales). La influencia de la mayora en la comunidad se
ejerce, a la vez, con fuerzas ms jurdicas foucaltianas como: la presin social, la
amenaza, la represin poltica y econmica (todos estos factores que por ejemplo, en las
narraciones de trabajadores de la construccin del hotel, se expresaban con la amenaza del
despido, muchas veces efectuado tras el reclamar derechos) pero tambin con fuerzas un
poco ms del lado de lo que Foucault llam estratgicas: la costumbre, la rutinizacin, la
(auto)censura y una serie de mecanismos psicosociales que ahora podemos ahondar con
148
Montero (2006). Estos ltimos mecanismos no necesariamente caben dentro del plano del
poder meramente represivo, sino en un plano ms intermedio entre el nivel coercitivo y el
consensuado dentro de la cotidianidad de la hegemona. Son tres mecanismos claves de
influencia social por parte de las mayoras (de poder) que menciona Montero:
-psicologizacin, donde se explica la posicin de la minora disidente como
descalificada por las caractersticas psicolgicas de sus miembros, tales como
amargados, resentidos, frustrados, envidiosos, etc., desplazando la responsabilidad
de los factores ms sociales que causan la disidencia a un nivel meramente psicolgico
individual,
-denegacin, en la cual se niega la verosimilitud o validacin a las afirmaciones o
hechos de la minora, solo por ser tal, se ataca no a las personas, sino al discurso, como
incoherente, ilgico, insensato, etc.,
-sociologizacin, se descalifica por razones de orden social, como la etnia, la clase,
la religin, la ignorancia, etc.
Todos estos factores ayudan a mantener la familiarizacin, habituacin y
naturalizacin (en otro lenguaje, todos los factores que en Bourdieu (2005) conforman el
habitus, visto como la forma de habituacin microsocial en interaccin compleja con las
formas macrosociales de poder o campos sociales) que limitan las posibilidades de
disidencia y protesta, desarrollando un respeto acrtico a las autoridades y miedos que
dividen las fantasas y deseos de la comunidad. Pero, seala Montero, que lo paradjico de
estos mecanismos que validan a las mayoras en el poder, es que ponen en evidencia a la
minora, le dan visibilidad, al formar parte ya de los discursos negativos de las mayoras
149
pueden producir curiosidad, inters, bsqueda de informacin de lo que sucede.
Estos factores de influencias pertenecen a la mayora del poder en las comunidades,
pero a la vez stas estn en relacin dialctica con las influencias de las minoras. Estas
influencias que surgen desde las minoras hacia o en resistencia con las mayoras,
siguiendo a Montero (2006), suelen darse a travs de:
-resistencia, que son formas de adaptacin a los embates del poder, pero que se
mantienen an dentro de sus mrgenes, son la variedad de recursos que le permiten
mantener vivas costumbres, creencias, identidad, estilos de vida, en los cuales algunas
veces bajo la apariencia de sumisin se persiste practicando o se crean modos de accin que
desean ser cambiados por la perspectiva dominante ,
37
-protesta, donde se pasa a un nivel del terreno pblico el disentimiento en
momentos donde se da eso que Freire denominaba actos lmite que devienen de
situaciones lmite y rompen de manera impertinente con la ficcin de naturalidad del
orden psicosocial establecido. En ellas se da un margen entre simpatizar con la protesta y
participar en ella,
-conversin, que es el resultado de la infiltracin producida en la mayora por las
ideas de la minora que en primera instancia se rechazan, pero luego se aceptan ciertas de
sus ideas debido a la influencia que ejerce socialmente la lucha de la minora, pero se
rechaza o se silencia que viene de ella. As, se incorpora las ideas subversivas de la minora
150
Esta nocin de resistencia puede ser ms complejizada, ya que Montero (2006) da la impresin de
37
presentar esas tradiciones como si persistieran estticas. Si seguimos la nocin psicoanaltica de Bhabha
(2002) de mimesis, vista como el proceso psquico del sujeto dominado (subalterno o colonizado) que se
identifica ambivalentemente con el sujeto dominante (o colonizador) en un vnculo de amor y odio, identidad
y rechazo, narcisismo y agresin. Podemos ver que esa tradicin que persiste y resiste a pesar de los embates
de la imposicin de dominacin no permanece igual, sino que en la relacin, en el entremedio o in-
between de interaccin, se modifican las dos partes, incorporando de los dos lados elementos del otro, en un
dinamismo que se complejiza y concreta segn la situacin histrica particular y sus distribuciones de poder.
como propias, de modo que no generen disonancia con las opiniones anteriores, de una
forma sutil se apropian las formas dominantes de los criterios de disidencia, pudiendo
muchas veces tergiversar su material subversivo para reconvertirlo en polticamente
correcto o lo que sera en trminos de Van Dijk (2004), se tratara de un proceso discursivo
de cooptacin.
La nocin de comunidad organizada de disidencia tampoco es una forma
monoltica, perfectamente organizada, sino que contiene fuerzas muy heterogneas de
compromiso, formas de accin y visin de la lucha. Tambin, para Montero, las formas de
resistencia y protesta no son formas que pertenecen nicamente a los activistas directos,
sino que puede responder a las necesidades y demandas sentidas por grandes partes de la
comunidad, encendiendo una chispa o dejndola latente como huella para ser reactivada
y sostenida si se da el trabajo y las condiciones necesarias para ello. Esto para que se
sostenga es necesario, insiste Montero, el proceso de concientizacin crtica y de
posibilidad de transformacin.
El enfoque de Montero resulta muy importante para determinar esos mecanismos
psicosociales a nivel micro que inciden en los juegos de poder y de posibilidades en la
disidencia. Sin embargo, si tomamos en cuenta sus influencias en sus posturas tericas, que
a este respecto son principalmente la psicologa social de las minoras activas de
Moscovici, Mugny, Doise y otros, as como la psicologa social (de)construccionista de
Toms Ibez, podemos entrever el tono que, podramos decir, deja de lado el adecuado
lugar del afecto en el proceso social. La influencia social en ella se denota como un proceso
de conocimiento y concientizacin. Hay un algo que se deja de lado en su teora (que,
151
como se ha insistido, es un rasgo muy comn de la teora social, crtica o no, de hoy): el
proceso ms afectivo, ms visceral, de la comunidad, que en esos momentos freirianos de
situaciones lmite fomenten actos limite donde ya no sirven los canales o mecanismos
establecidos para el dilogo social y no se puede ms, crendose formas de
manifestacin aguerridas y emotivas, donde la indignacin no es meramente
informacional, cognitiva, sino que esta est en interaccin en gran medida con lo afectivo,
visceral. Hay un algo en la comunidad que se quiebra, algo en aquello que Freud llamaba
-con un trmino hoy sin mucha popularidad- la economa libidinal de la identificacin
social. Para acercarnos a este proceso podernos aproximarnos un poco a la teora ms
reciente del politlogo argentino Ernesto Laclau.
Laclau (2007) realiza un recorrido por las teoras de los primeros psiclogos de
masas (Le Bon, Taine, Tarde y McDougal) y sus teoras de lo emocional en las masas,
principalmente dentro de aquellos dispositivos psicosociales que llamaban sugestin,
imitacin e identificacin. Las posturas de estos tericos, hijas del racionalismo de la
Ilustracin, vean estos procesos ms afectivos de las comunidades como negativos, como
irracionalidades o patologas ms cerca de lo primitivo que del desarrollo civilizatorio
de la madurez poltica racional y estratgica. Es con Freud (en particular 1973) que se da
un cierto vuelco hacia una visin donde la irracionalidad y la afectividad se muestran
como parte constitutiva de los vnculos sociales y no como simples excesos patolgicos
a ser superados en estadios ms avanzados de la humanidad. Laclau por su parte, retoma
la visin lacaniana del psicoanlisis e intenta crear un vnculo ontolgico entre la teora
poltica y la teora del sujeto, que le va a dar un adecuado lugar al afecto en los procesos de
152
constitucin de hegemona y contra-hegemona sociales.
Para introducir un poco esta visin, podemos poner un ejemplo, histricamente gran
parte de las teoras crticas y de izquierda han hecho una suerte de fetiche la nocin de
toma de conciencia, para partir del cambio social, vista como ese proceso informacional
y/o cognitivo de darse cuenta de la condiciones de opresin en que se viven, antes ocultas
por el velo de la ideologa. Sin embargo, con la llegada de la modernidad tarda se da una
proliferacin de conocer sobre todo principalmente por medio de los medios de
comunicacin masiva, donde aun as continuamos actuando como si no lo supiramos; as
estamos en una poca del cinismo (Zizek, 2005 y Sloterdijk, 2004), donde a pesar de que
todo lo vemos a diario en televisin, el peridico o internet (no compiten hoy da los
medios hegemnicos de comunicacin masiva por denunciar escndalos de corrupcin
poltica y econmica?), hacemos como si no sabemos. De esta forma los medios de
comunicacin y la industria cultural se encargan de dar una perspectiva que domestica las
contradicciones sociales, donde el saber cognitivamente no implica necesariamente
procesos de concientizacin. Hay un algo ms all del proceso informacional o cognitivo
que nos (des)ata de las condiciones de opresin, son los procesos de aquello, en un lenguaje
cercano, que Judith Butler (2008) denomina los (des)apegos apasionados con el poder.
Para Laclau (2007) es en la nocin lacaniana de pulsin donde descansa el vnculo
ontolgico entre lo social poltico y el sujeto. La pulsin como motor del deseo del sujeto
(no como instinto biolgico a ser satisfecho, como en el animal en su vnculo cerrado con la
Naturaleza, sin ser atravesado por el lenguaje), apunta siempre al pasado, a un pasado
mtico de totalidad y completud, al que el sujeto se esfuerza por llegar en su historia. De
153
igual manera a como se da este proceso en el sujeto, se da en el mbito poltico para
Laclau: las demandas sociales apuntan a la bsqueda de esa plenitud total, a la vuelta al
Vnculo Primordial con esos lugares, segn se les llame, la Naturaleza, la Madre, la
Pachamama, Comunismo Primitivo, regulacin de la Mano Invisible del Mercado, etc. Sin
embargo, esta es una imposibilidad, de la cual se desprende lo que en psicoanlisis
lacaniano se denomina el objeto a. Este objeto de deseo que se articula a la pulsin solo es
parcial, es un objeto buscado que posee un plus fantasioso: si le apasiona al sujeto es por
tener un algo parcial de aqul lugar mtico primigenio, un algo ms all de s mismo
que sirve como sustituto a aqul Todo, al objeto total. De alguna manera compensatoria, es
como una parte que funciona como un todo.
As es como para el psicoanlisis el sujeto (y el colectivo poltico en Laclau) no
tiene directamente necesidades de satisfaccin (como el instinto animal) sino demandas
(construidas socio-histricamente) de un objeto que le pueda avizorar un poco mejor aqul
lugar Primigenio, pero son demandas siempre transferidas a objetos parciales
(contingentes) que de antemano son insatisfechos, en falta, porque la vuelta a aqul Vnculo
Primordial es un imposible, o sea, es una promesa. La paradoja es que esta imposibilidad es
precisamente la posibilidad de la historia humana: es precisamente este vaco no llenable el
motor del humano, de su deseo, de la insatisfaccin constante con el statu quo que no le ha
de llenar nunca en su totalidad.
38
Ahora bien, lo anterior interesa en tanto para Laclau la hegemona poltica surge
154
De esto que para Laclau esta ontologa de la pulsin no es una en la forma filosfica tradicional, de una
38
esencia positiva transhistrica, sino que ella misma es una imposibilidad siempre fallida dentro de la historia,
un vaco, sin un contenido que sea llenado sin que cambie con el tiempo.
cuando uno de estos objetos parciales, una particularidad, asume el rol de totalidad, de
universalidad (da un goce -u afecto o apego- de investidura libidinal, determinando la
intensidad o la fuerza de su direccin): es para el sujeto poltico la representacin en el
presente de aquella totalidad primigenia. Para concretar esto tan abstracto, esto sucede por
ejemplo cuando un significante cualquiera puede convertirse en hegemnico segn distintas
conformaciones polticas, como es el caso de -un poco simplificado pero frtil en trminos
analticos- si se es ecologista ha de ser la ecologa el significante parcial que se convierte
en primario y da tono a las dems luchas sociales, si se es feminista ha de ser el
patriarcado, si se es socialista ha de ser la lucha de clases, si se es nacionalista ha de ser el
folklor o la costumbre peculiar de su tierra, si se es liberal ha de ser la nocin de libertad
individual, etc . Este significante particular se convierte en un punto central de articulacin
39
del resto de la cadena significante dando la nocin de totalidad, se conforma en lo que
Lacan llam un punto de capitn articulado como significante maestro (este punto, como se
vio en el captulo II, es esencial para el anlisis lacaniano del discurso de Ian Parker,
2005a), el cual para Laclau es el punto de conflictividad de poder fundamental en la
poltica, por lo tanto cambiable sociohistricamente. Lo que comparten es que ese
significante parcial que conforma hegemona al pasar a ser primario o maestro, cumple la
funcin del lugar donde si se logra superar ese antagonismo se estar llegando ms cerca a
aquella suerte de Totalidad buscada.
155
Tambin dentro de cada formacin poltica se da la lucha hegemnica por algn significante primario que
39
articule el tinte del resto de la ideologa. Por ejemplo, dentro del feminismo, si es uno socialista ha de
ser la lucha de clases el eje central, si es uno reformista ha de ser la lucha institucional estatal, si es uno
conservador ha de ser la reivindicacin moral de la familia, si es uno ecologista ha de ser la necesidad de
control patriarcal de la naturaleza y as sucesivamente. No estando nunca ningn significante determinado
de antemano de manera cuasi-trascendental.
Lo visto hasta ac nos da herramientas para entender la elaboracin de la nocin
gramsciana de hegemona en Laclau, es decir, cuando se da estabilizacin y orden social
con una fundamentacin afectiva de apego a un significante primario que ostenta el poder,
sin embargo, qu pasa cuando se da la contra-hegemona? O ms concretamente, desde
abajo, los procesos de disidencia, resistencia y protesta? Se produce, en esas situaciones
lmite un proceso de des-apego del afecto en el vnculo que se tena con el significante
hegemnico, se da un descontento, un vaciamiento que produce una nueva demanda (la
bsqueda de un nuevo objeto a que se convierta en significante maestro. Y esta demanda
puede ser colectiva en tanto toca las necesidades de la comunidad y disloca el vnculo
afectivo que se tena con el statu quo. En el caso de la lucha por el agua en Sardinal y en la
conformacin del Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal, se dio un paso a la disidencia
que se articul bajo el significante agua como demanda a no ser privatizada y
despojada de la comunidad, ah es donde se rompen los apegos con la normalidad social
que hasta ese momento sostena el estado de pacificacin con el poder del Estado y la
Empresa Privada. Esta misma centralidad de defensa de los bienes comunes contra su
privatizacin se mantiene en las luchas comunitarias contra el hotel RIU, contra sus
intentos de privatizar la playa (todo esto se argumentar ms adelante).
El proceso de organizacin comunitaria disidente (la conformacin poltica
populista en trminos de Laclau), sucede cuando se da un proceso de equivalencias en las
nuevas demandas dentro de la comunidad: si bien los miembros de la comunidad son
siempre heterogneos y no se pueden homogenizar en una unidad monoltica, se ha de dar
un proceso de identificacin mutua en relacin a un significante que articula una nueva
156
demanda (contra la privatizacin de bienes comunes como la playa o el agua, en el caso de
Sardinal, como se ver ms adelante). As, para Laclau, un proceso de demandas que surja
como novedoso ha de tener xito en tanto logre calibrar bien los polos equivalenciales (ni
muy homogneo ni muy heterogneo segn la coyuntura y el clculo poltico) de las
distintas demandas con las heterogeneidades particulares de los miembros de la comunidad,
si esto no se sostiene con el tiempo, la articulacin se difumina en un lapso relativamente
corto de tiempo, como tambin ha sido el caso sardinaleo .
40
No est de ms resaltar que este proceso de construccin de contrahegemona
afectiva se ve muy afectado en lo concreto por los procesos microsociales mencionados por
Montero de validacin e invalidacin de la minora en su dialctica con la mayora
dominante en el poder (o hegemona en los trminos gramscianos de Laclau).
La lucha por el agua en la comunidad de Sardinal.
A continuacin se va a tratar de concretar el anterior desarrollo terico un tanto
abstracto en un anlisis de lo que sucedi empricamente en la disidencia sardinalea.
Primero, no podemos acercarnos a los procesos de resistencia y protesta en relacin a la
implantacin del hotel RIU sin tomar en cuenta los procesos de despojo, resistencia y
157
En los trminos del anlisis del discurso lacaniano de Parker (2005b), en el proceso de contra-hegmona se
40
tratara del pasar de la validacin del discurso dominante, es decir el discurso del amo en su vnculo con el
de la universidad, al discurso histrico que disloca ese posicionamiento de una manera siempre crtica,
buscando un nuevo vnculo con un significante maestro. Sin embargo, hay una ambigedad bastante
interesante, ya que la criticidad permanente con la posicin del amo en el discurso histrico puede conllevar a
un afianzamiento o a una rpida nueva validacin del mismo discurso del amo o hacia la rpida bsqueda de
un amo nuevo, sin que esa nueva re-constitucin de un nuevo significante maestro constituya realmente un
cambio en la posicin de sujeto, digamos a una posicin de mayor autonoma creativa. Esta indecibilidad e
incertidumbre, no definida de antemano, en el proceso crtico del discurso histrico como discurso de
emancipacin, es a la vez un punto crucial poltico: es en la apuesta de lo concreto histrico y particular que
los sujetos polticos deciden o no participar en el proceso disidente. En trminos del filsofo, tambin cercano
a Lacan, Badiou (1995), esto significa la apuesta a ser fieles a un Acontecimiento que est sucediendo: un
algo fuera de la intencionalidad de los sujetos que est rompiendo con lo ya establecido y dicho, y que por
tal incertidumbre e indecibilidad no da garanta de que sea un cambio real sino que el que esto ocurra es solo
una posibilidad contingente, por la cual el sujeto en su intencionalidad apuesta o no por su verdad.
protesta que paralelamente estaba viviendo la comunidad, en relacin a los intentos de
autoridades gubernamentales y privadas de abastecer con agua de Sardinal los proyectos
grandes tursticos e inmobiliarios en el pueblo cercano del El Coco, en una regin, como
hemos visto, bastante conflictiva en torno a la escasez del agua. Estas situaciones hicieron
que corriera un aire de disidencia poltica en la influencia y validacin de las minoras.
Veamos este proceso.
Quesada (2009) resalta que en el proceso intervinieron tres actores fundamentales:
los grupos de la comunidad que se activaron, las instituciones del Estado y los
representantes empresariales, concretamente en los fideicomisarios. Tambin seala que un
factor esencial en el proceso, es el hecho de que corran los tiempos recientes posteriores al
referendo por el TLC con Estados Unidos en el ao 2008, un momento histrico que an
condensaba la polarizacin social a nivel nacional (por ejemplo, muchos grupos activos que
se conformaron en el movimiento del NO al TLC mostraron solidaridad con la lucha en
Sardinal, con apoyo econmico, presencia fsica, divulgacin, presin social, etc.), lo cual
facilit la consolidacin de las personas organizadas en torno a la demanda por la defensa
del agua (aunque el distrito de Sardinal se mantuvo al margen del movimiento de oposicin
al TLC y Guanacaste fue la provincia con ms votos a favor).
Esteban, en las entrevistas realizadas para esta investigacin, no sin un tono de
mucha indignacin, nos comenta su visin de la situacin en torno a los intentos de despojo
del agua de la comunidad:
Eso fue una accin criminal, yo siempre lo veo como un atentado terrorista, contra un
pueblo y los barrios vecinos, todo lo que hicieron fue pasar por encima al pueblo,
pisotear al pueblo, y apoyado por los Arias y Laura Chinchilla, en ese tiempo el pueblo
fue agredido por antimotines, y el agua, si yo lo veo como una accin criminal que
158
ofende, o sea que la dignidad de un pueblo se ve atacada.

Por su parte, Carla expresa:
Es lamentable de que nos engaen dicindonos de que tenemos que entregar el agua
porque viene el desarrollo, el desarrollo entr hace veinte aos y en Sardinal no ha
existido, las carreteras han vuelto cuatro aos atrs, porque las desbarataron con eso del
acueducto y entonces quedamos peor. Si fuera un desarrollo para nosotros, tuviramos
una buena clnica, un servicio de emergencias, una escuela digna, tenemos un colegio
donde la electricidad colaps desde hace muchos aos. Entonces no podemos decir que
tenemos un desarrollo incluyente porque ms bien nos excluye, pero aunque fuera
incluyente, nosotros no vemos que tengamos que entregarle el agua a un consorcio que
se la lleve.

En ese momento se inician una serie de protestas marcadas por la desobediencia
civil para detener el avance del proyecto, protestas que sufrieron represin policial. En
trminos de Maritza Montero (2006), se trata de un momento histrico de situacin lmite
como le llama Paulo Freire, de verse despojada la comunidad del bien comn del agua
bsica para su superviviencia, en una coyuntura en la cual la minora se ve con mayor
posibilidad de validacin e influencia social, al recorrer un aire de disidencia social
coyuntural, un aire que va a estar en el ambiente y va a estar flotando en las luchas
cercanas frente al hotel RIU en playa Matapalo.
Tambin existe un factor clave en trminos de anlisis de la hegemona de Laclau,
se conforma el Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal, un grupo que toma mucha fuerza
dentro de la comunidad y ve crecer el nmero tanto de simpatizantes como de participantes
activos en las prcticas de protesta que devinieron. La clave del nombre del comit reside
en el valor (cargado de afecto) del significante agua, que se convierte en un factor
equivalencial dentro de la comunidad, de identificacin investida de afecto por grupos
heterogneos dentro de la comunidad, un significante que aglutina (punto de capitn) y que
159
surge tras la situacin lmite de verse despojados del agua como parte vital de la
subsistencia.
As, en un lapso relativamente corto de tiempo donde surge tal situacin lmite,
sus relaciones de estabilidad en relacin al Estado y el Mercado se vieron dislocadas,
ponindose en lucha y contraposicin sus demandas, lo cual, en trminos de Montero, hace
pasar del estado de naturalizacin entro de la comunidad a un estado ms activo de
protesta . En relacin al significante agua, durante las manifestaciones era posible
41
escuchar continuamente las consignas con Sardinal no se juega, defender el agua es
defender la dignidad, de aqu no se llevan el agua, en la siguiente fotografa la pancarta
dice lean esto, el agua de Sardinal no se negocia:
Imagen 10. El significante agua en la lucha .
42

Esta centralidad del significante agua (como bien comn a ser privatizado) en la
160
Por supuesto la distancia tan tajante entre protesta y resistencia de Montero es una posicin heurstica,
41
es decir para dar cuenta explicativa aproximada, la lnea que les separa es muy tenue y pueden estar
imbricados en un mismo proceso.
Imagen extrada de http://wvw.nacion.com/ln_ee/2008/mayo/29/pais1556005.html
42
aglutinacin poltica de la disidencia sardinalea se relaciona con la defensa de otro bien
comn por parte de la disidencia que se va a sealar ms adelante: la playa pblica que
intenta ser privatizada por el hotel y que es la lucha que va a tener ms centralidad en esta
investigacin. Este ligue entre la lucha por el agua pblica y la lucha por la playa pblica
hace que estos dos fenmenos sean cruciales para el pueblo de Sardinal.
En los procesos ac analizados ha habido una gran complacencia Estado-Mercado,
el ayuntamiento del cantn de Carrillo ha sido un aliado constante del hotel, muchas veces
de modo que se filtra la corrupcin en sus prcticas. Hoy, por ejemplo, el alcalde del
cantn, Cantillo, est envuelto en un caso de corrupcin por el faltante de 570 millones de
colones durante su gobierno entre el 2006 y 2008 (Oviedo, 31 de julio del 2010) y es bien
sabido en la comunidad que su hija se cas en el hotel RIU y que la familia dispone de
cuartos gratuitos dentro del hotel.
Las protestas de este apartado se movilizaron principalmente en el centro del distrito
de Sardinal, en torno al tema de la privatizacin y acaparamiento empresarial del agua
pblica. En la misma comunidad de Sardinal, pero a unos kilmetros del centro del distrito
en playa Matapalo, se dieron en mayor medida las protestas en torno al hotel RIU (en el
mapa de la geografa conflictiva en la playa mostrado en el capitulo anterior se pueden
observar estas ubicaciones), se inician una serie de conformaciones tanto de protesta como
de resistencia en torno a los intentos de privatizacin de la playa pblica, histricamente
utilizada como lugar de recreo por las comunidades cercanas. De esta forma, se trata de dos
formas de lucha distintas, por lo que necesariamente las mismas personas que se
movilizaron en las del agua no se movilizaron en las de la playa o viceversa, principalmente
161
porque el nivel de afectacin ms inmediato se daba en las comunidades de Artola y Nuevo
Coln (las ms cercanas a playa Matapalo), ms alejadas de Sardinal centro.
Sin embargo, las luchas por factores ms laborales tambin son fundamentales en
las tensiones sociales de la zona, antes de pasar al anlisis de la lucha por la playa pblica,
veamos un poco de estas, para luego pasar a tratar de dar un anlisis que ponga en tensin
esas diversas formas de disidencia.
Crnica y protestas ante la muerte del trabajador Rafael Antonio Prez Snchez
Cansada de ser yunque, se convirti en martillo
Mijail Bakunin, Dios y Estado (2003).
El jueves 13 de noviembre del ao 2008 muri el trabajador Rafael Prez de 26 aos
tras pasar cuatro das convaleciente sin comer y con vmitos, diarreas y problemas
pulmonares provocados por un virus, infecciones que afectaron a unos 200 trabajadores de
entre los 900 que vivan en barracas en la zona propiedad del hotel, sin condiciones bsicas
de salud. Estos trabajadores fueron recibidos en las clnicas de Filadelfia y Sardinal entre
jueves y sbado y cuatro trabajadores tuvieron que ser trasladados al hospital de Liberia por
sus crticas condiciones. Rafael era vecino de Managua en Nicaragua y llevaba solo 18 das
en Costa Rica, su esposa se llamaba Teresa Chamorro, de 25 aos, y tenan cuatro hijos,
ella recibi el cuerpo de su esposo en una bolsa plstica en la frontera de Peas Blancas,
enviado por el hotel RIU y sin ninguna disculpa o indemnizacin hasta el momento
(Chacn, 2009, 15 de mayo).
Antes del incidente el hotel haba sido denunciado en agosto por el Ministerio de
Salud por tener agua contaminada, condiciones de hacinamiento e irregularidades con 353
162
trabajadores nicaragenses contratados sin los trmites en regla. Posteriormente ante la
muerte del trabajador se paraliz la construccin, pero en enero se reanud tras corregir los
errores. Luego de esto, la Ministra de Salud Mara Luisa vila mostr desinters de
continuar procesos de denuncia y el hotel contino la construccin y luego la construccin
del RIU Palace, pasando impune las condiciones de explotacin laboral (Chacn, 2009, 15
de mayo) mostradas en esta investigacin. nicamente la organizacin Confraternidad
Guanacasteca ha permanecido activamente con procesos de denuncia, pero estos han
permanecido infructuosos entre tanta corrupcin y grandes capitales de por medio.
La muerte de Rafael ocurri un jueves, ante este hecho el viernes en la noche, a eso
de las 8 30 pm, unos 60 trabajadores (acompaados a la distancia de otros 400) quemaron
uno de los buses que los transportaban hacia Sardinal centro, alegando la falta de
explicacin de parte de la empresa acerca de lo que pas. Tambin lanzaron piedras contra
dos patrullas, las cuales tuvieron que estar replegadas. Tras los incidentes, la empresa
adelant el pago del salario a cerca de los 1500 trabajadores que laboraban, ante la
inminente partida de cientos de ellos. Con ello y ante el hecho de que pronto se dara el
corte de das de descanso para todos los trabajadores, lograron disuadir consecuentes
manifestaciones (Arguedas y Prez, 2008, 16 de noviembre).
Estas protestas en forma de violencia como reaccin ante el abuso despiadado se
sitan como expresin de esas situaciones lmite colectivas, donde las formas de dilogo
son borradas por los poderes dominantes del Estado (mediante sus representantes del orden,
la polica) y el Mercado (la empresa transnacional y las constructoras privadas). Sin
embargo, el problema son las imposibilidades de darle una continuidad a la protesta en una
163
lucha organizada laboral colectiva por derechos laborales bsicos que hasta incluyan la
participacin activa en las tomas de decisin y de la riqueza empresarial.
Para esta imposibilidad inciden dos factores que son fundamentales: la impunidad
jurdica que viven las empresas transnacionales para poder siempre desfavorecer la
organizacin obrera sea cual sea (en un pas como Costa Rica la formacin de sindicatos es
casi exclusiva del sector gubernamental, no del privado), as como la impunidad jurdica
que tambin se le suma a la complicidad Estado-Mercado, la cual incide an ms en las
imposibilidades de las personas nicaragenses o inmigrantes a poder organizarse en suelo
costarricense. Estos factores inciden en que la mayora de formas de resistencia y protesta
ante los abusos del hotel se dieron como formas comunitarias de las personas locales
tradicionales en mbitos no del trabajo, sino ante el despojo de sus bienes comunes, como
son el agua y la playa pblicas. Veamos.
Las luchas contra la privatizacin de playa Matapalo por el hotel RIU.
Si bien, como se ve en la simbologa del mapa 1, en la introduccin de la
investigacin, el hotel ha logrado normalizar una suerte de privatizacin de la playa con
la instalacin de un guarda que vigila la gente deseada o indeseada a ingresar en la parte de
playa pblica que est frente al hotel (la parte derecha de la playa en el mapa muestra el
espacio ms privatizado y el izquierdo como el ms permitido para el uso pblico), han
habido otra serie de intentos de privatizacin menos sutiles que han generado protestas
comunitarias, algunas con caractersticas de violencia y enfrentamiento con la polica.
Hubo varios momentos de protesta en torno a los intentos de privatizacin, una fue
una manifestacin violenta y las otras fueron procesos de denuncia y presencia personal de
164
gente de la comunidad para el ocio en la playa, principalmente de acampar. Estas formas de
protestas se han conformado como luchas espordicas, no se ha conformado ningn grupo
ni ninguna forma de seguimiento como forma organizada de manifestarse ante el hotel,
pero los recelos comunitarios por sus bienes comunes permanecen latentes ante nuevas
situaciones lmite de intentos de despojo. Detallemos.
En el 2010 el hotel intent colocar una aguja de regulacin del paso donde termina
la calle para carros y se inicia la entrada a la zona de playa (el mapa de la Introduccin
muestra la posicin geogrfica de esta con una estrella amarilla). Marco, nos comenta:
Ellos llegaron y pusieron las bases y la aguja y al da siguiente llegamos en un camin,
un mecate agarramos y lo jalamos y quitamos la aguja, usted va a ver ah, solo queda el
poste de cemento donde qued la aguja. Es en la entrada principal donde iba a parquear
la gente, de ah a la playa ms o menos hay como 200 metros. Eh, la polica
prcticamente estuvo y no pudo actuar, porque ramos ms los manifestantes, en ese
momento ramos como entre 40 y 50 personas.

La segunda vez sucedi cuando del hotel:
Llegaron y algo le echaron a los rboles que estaban frente a la playa para que se
secaran, usted ve frente al hotel todos los rboles grandes, usted los va a ver que estn
secos, eso tambin se denunci, se mandaron fotos y esto y lo otro, por lo mismo porque
esos rboles de pochote, inmensos, de un pronto a otro se los echaron, pero claro se los
echaron porque estaban al frente de lo que va a ser el nuevo hotel, quitaban la visin...
Y qu pas con la denuncia? Ah est archivado, porque nadie de peso est involucrado
(Entrevista a Marco).

Vemos ac cmo se conforma la situacin lmite freiriana que sealaba Montero
(2006), donde las formas establecidas para el dilogo social son sentidas por las personas
protestantes como ya inadecuadas y deciden dar el paso al momento de protesta para
hacerse ver y escuchar como sectores activos en el proceso.
La ltima vez que se movilizaron sucedi antes de la reciente Semana Santa del
165
2012, poca en que la playa de Matapalo ha sido y contina siendo usada como lugar de
recreacin, las personas acampan o pasan el da en ella. Una semana antes las autoridades
municipales perifonearon en las comunidades advirtiendo que no podan ir a acampar a la
playa. Personas de la comunidad se organizaron y enfrentaron al gobierno con una
denuncia, que hizo que al final si se utilizara la playa para pasear y las autoridades no
intervinieran: se hizo una reunin en esta escuela y, este, se denunci, el alcalde no hizo
nada, si mandan a la polica van a tener problema, si cierran la calle van a tener
problema (Entrevista a Marco)
Las prcticas de uso de playa Matapalo por parte de las comunidades aledaas es
una prctica histrica que ha venido a verse contrariada con la construccin del hotel, sin
embargo la persistencia hasta el da de hoy se conforma como una forma de resistencia
social. Veamos.
La resistencia anti-elitista de los/as comehuevos.
Carla comenta sobre la pasada Semana Santa:
Este ao hubo mucha gente acampando, porque era cuando se supona que iban a cerrar
la playa, entonces mucha gente nos organizamos en grupo de campamento en la playa,
es decir que el hecho de que la gente del hotel no quieren que la gente nativa vaya a
acampar a la playa es porque da mal aspecto a los turistas, que se acampe ah, que se
coma ah, pero la gente no entiende. Porque diay conocemos que las playas son nuestras.
(De parte del hotel) Hasta hacen matrimonios en la playa, ponen un altar y un montn de
sillas y eso es parte de la playa pblica, si a ellos les molesta lo que nosotros hacemos,
nosotros como dueos podemos reclamar. La gente responde muy bien a esto, en Artola,
Nuevo Coln, Sardinal, es que toda la gente va a acampar.

Como vimos antes, Montero (2006) considera la resistencia comunitaria como la
variedad de recursos que le permiten a las comunidades mantener vivas costumbres,
creencias, identidad, estilos de vida, en los cuales se persiste practicando modos de accin
166
que desean ser cambiados por la perspectiva dominante. Aunque el hotel considera que la
presencia de locales es de mal ver para los y las turistas en la playa y ha hecho esos
diversos intentos de cierre y privatizacin de la playa, las personas de la comunidad
continan con su tradicin de hacer uso de ella.
Esta elaboracin terica de la resistencia es una forma de reivindicar la agencia de
las minoras como no totalmente determinadas por el poder de las mayoras, sino que se
muestran como formas activas de persistir ante la dominacin (aunque an as sta siga en
buena parte persistiendo y no poniendo muy en cuestin la estructura del poder establecido
mismo, en otras palabras, no pase al momento que Montero denomina de protesta o ya al de
transformacin social).
La nocin de comehuevos surge como una forma despectiva de referirse a las
personas que suelen hacer un tipo de turismo no mediado por el gran gasto de dinero, se
trata de los paseos familiares o de amistades que se dan a las playas, ros, bosques, llevando
su propia comida e instalndose donde sea, muchas veces de manera bastante colectiva. El
artista costarricense Rodolfo Stanley realiz recientemente una serie de pinturas
inspirndose en la figura de los/as come huevos:
Imgenes 11 y 12. Comeguevos.
167



Sin embargo, pese al trmino, pese a ser un dador de estigma elitista, muchas
personas reivindican la prctica como una forma de valorizar sus actividades, que tiende a
darse en las clases ms bajas de la poblacin, que no pueden por tener menos ingresos o
aunque los tengan no quieren formar parte de las prcticas de ocio turstico elitistas.
Dejemos que Marco nos cuente sobre esto, resaltando los juegos de fuerzas en un nivel muy
168
micro que intervienen:
En la playa, todo lo que es semana santa, fin de ao, toda la playa, tanto a pescar como
acampar, es algo de devocin, todava hasta la fecha... El hotel est esperando eso, que la
gente deje basura, porque diay, estn con la idea de que se privatice la playa.... Eso es lo
que estn haciendo, al menos aqu pasaron perifoneando un fin de semana antes de
semana santa, que a partir del domingo de ramos, no iban a dejar que nadie pusiera sus
vehculos en la playa y nadie poda acampar en la playa, dos das anduvieron
perifoneando, para eso si tuvieron dinero, pero no para ir a mandar el camin a recoger
la basura, entonces pero la gente, olvide, habamos hecho un grupito ah de
manifestacin, y habamos dicho que no, que la playa era pblica.

En el mapa conflictivo sealado al inicio de este captulo, se puede notar con un
tringulo anaranjado la parte izquierda de la playa como el espacio a ser utilizado como
pblico por parte de las personas que acampan. El lado derecho es el que se seal que est
vigilado por el hotel por los guardas y por la imagen mental simblica entre el espacio
deseado para turistas y el espacio indeseado para pobladores y trabajadores.
Espacios de autonoma de los/as trabajadores/as.
Ese mismo espacio de la playa a la izquierda era utilizado por los trabajadores de la
construccin que vivan en las mismas instalaciones del hotel que estaban construyendo,
durante las noches, como espacio de recreacin. En mi trabajo de campo, al intentar
entrevistar a turistas situados/as en la playa frente al hotel, decid acampar en la playa
misma para aprovechar el tiempo de la maana y la tarde (ya que el pueblo ms cercano
para dormir se sita a unos kilmetros, siendo una zona muy desolada la cercana a playa
Matapalo) de una manera inconsciente hice el mismo limite mental simblico que ha
impuesto el hotel: me fui a esa zona a la izquierda del mapa, sintindome vetado a acampar
en el lado derecho que es el espacio ms simblicamente privatizado por el hotel.
Al acampar en la noche en ese espacio, empec a ver, un rato despus de su hora de
169
salida, tipo 7 pm, que decenas, hasta llegar a cientos, de trabajadores salan en la noche a
esa zona. En ese momento pude tener conversaciones informales con ellos, me comentaban
sobre sus malas condiciones laborales y el uso que le daban en las noches a ese espacio, que
era el nico posible para recrearse fuera de la mirada panptica del hotel, como forma de
resistencia a su poder disciplinario. Ah tambin era la zona con mejor seal de celular,
donde podan hablar con familiares o amigos, tambin hablar entre ellos y despejarse un
poco de su rutina cotidiana. Este espacio se constitua as como una suerte de nicho de
autonoma a la manera de Scott (2000) o un espacio de fantasa de un espacio
micropoltico de escape a la manera de Parker (2005a), un espacio de libertad de
expresin y accin (tal como suelen ser en estos contextos alejados como la noche, los
lugares, las cantinas, los das de descanso, etc.), un espacio de encontrarse con mayor
autonoma y poder hacer prcticas y tener conversaciones que se alejen de la dominacin
empresarial y su control panptico.
Los campamentos rebeldes.
Los campamentos rebeldes (nombrados as por las personas organizadoras)
fueron dos formas de protesta efectuadas en los aos 2009 y 2011, por parte de una
conjuncin de actores, desde la sociedad civil de las comunidades cercanas a la playa, as
como organizaciones guanacastecas como el Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal, la
Pastoral Social, FEDEAGUA, y la ayuda de la Universidad de Costa Rica (el programa
Kioskos socioambientales, estudiantes autnomos, la Federacin de Estudiantes), entre
170
otros actores .
43
En ellos se realizaron varias actividades de activismo, entre ellas la apertura del
camino del agua del manglar destruido por el hotel, un proceso informacional a turistas
(quienes se interesaban y tendan a desconocer los abusos ambientales del hotel, para luego
tender a mostrarse indignados), as como actividades culturales de uso de la playa pblica,
como juegos y acampar. El hotel mostr aversin a la manifestacin mediante la
intervencin de sus guardas de seguridad as como de la polica como presencia simblica.
La lucha por los bienes comunes en pocas de la colonialidad del poder.
Allen Cordero (2006), al reflexionar sobre los movimientos sociales actuales,
establece una tipologa que va de las tradicionales luchas de trabajadores (derechos
laborales y salariales), las luchas de interseccin (en contra de privatizaciones y luchas de
economa poltica) y los nuevos movimientos sociales (nfasis en los espacios sociales de
representacin, suelen ser ubicadas ac las luchas LGBT, de gnero y raciales, que cobran
auge en la segunda mitad del siglo pasado).
Las luchas expuestas en este captulo se sitan ms del lado de las luchas de
interseccin. Se trata ms del tipo de las luchas por los bienes comunes (los recursos que
nos son colectivamente comunes y se ven en peligro de despojo mercantil, como el agua, el
aire, los genes, la soberana alimentaria, el espacio pblico, etc.), contra su privatizacin, ya
que no forman parte directa de una lucha por condiciones laborales (ni interviene un
sindicato por ejemplo, condicin clave para la desmovilizacin poltica de la mayora
171
En esta liga se puede observar un documental efectuado por el programa Era Verde del Canal 15 de la
43
Universidad de Costa Rica, centrado principalmente en estos campamentos: http://www.youtube.com/watch?
v=FsGdF0IqK-8
migrante mencionada en los apartados anteriores, desmovilizada tanto por su condicin de
laborar para una trasnacional como en su condicin de indocumentados/as sin derechos
bsicos de los costarricenses), ni tampoco una de los nuevos movimientos sociales que se
mueven dentro del espacio ms representacional o las llamadas polticas de identidad.
As, alguna reivindicacin identitaria o la lucha laboral no se conforma como
significante central. Esto nos puede ayudar a entender una disyuntiva fundamental que
surge durante esta investigacin, la cual va en torno a entender la distancia entre las
conflictividades laborales tan tensas (mostradas en el captulo III) y el hecho de que las
formas de resistencia ms activas (mostradas en este captulo) surgieran ms
principalmente por los conflictos comunitarios, por los bienes comunes que por esa
explotacin laboral. Un factor de gran peso que puede incidir en esto es la cuestin antes
sealada de la discriminacin nacionalista del racismo laboral incidente en los ejrcitos de
reserva mundializados, es el mostrarse la distancia de que son principalmente
nicaragenses las personas explotadas laboralmente y son principalmente costarricenses las
personas que se levantan en resistencia ante el despojo comunitario del hotel.
Estos tres lugares de los movimientos sociales pueden ser vistos en su interaccin e
interrelacin mutua o se le puede dar prioridad a uno de los lugares en detrimento del resto,
por ejemplo, se dan formas de ver la lucha de clases dejando de lado la cuestin de gnero
(la lucha centrada en decisiones patriarcales) o la colonial-racial silenciando, por ejemplo,
las luchas de clase o de gnero, o tambin luchas de gnero elitistas que dejan de lado la
cuestin de clase o la racial, y as sucesivamente. Sin embargo, por otro lado una posicin
como la de la colonialidad del poder de Quijano (2005), le da una prioridad repartida de
172
forma parecida entre los tres momentos (lucha de clase, de gnero y racial), aunque algunas
veces parece volcarse a darle mayor prioridad al factor racial (dejando bastante de lado la
cuestin del gnero tal como algunas tericas han resaltado). Esta tendencia a dar cierta
prioridad a algn significante sobre otros (aunque se piense en una poca posmoderna de la
pluralidad o conjuncin de multiplicidades polticas), confirma la teora psicoanaltica del
significante maestro que Laclau (2007) emplea en el campo sociopoltico.
Este enmaraado tambin lo que nos puede mostrar es lo ambiguo y poco certero de
la categorizacin sociopoltica, habiendo variaciones y entremezclas de todo tipo, lo cual
tampoco necesariamente es algo negativo sino que al tomar en cuenta esta condicin
contingente y cambiante solo nos da herramientas para ubicarnos un poco en la
complejidad social, que desborda la simple categorizacin a tres tiempos de la poltica
actual en un nivel meramente abstracto. Esta situacin, llevada a los trminos de la
discusin de Laclau (2007) conlleva a expresar que no hay un a priori de los significantes
centrales polticos que un sujeto poltico deba tener, sino que stos se determinan en el
momento histrico bajo el proceso concreto y especfico de conformacin
(contra)hegemnica de ciertos significantes como centrales. As, en la praxis se determina
que la lucha de clases ha de ser la nica central o determinista a priori o la lucha de gnero
o la lucha ambientalista o as sucesivamente dependiendo del tipo de luchas. Es tanto una
ingenuidad como una imposicin terica fetichizada bastante desacertada, debido a la
situacin contingente de la poltica (marcada en las nociones psicoanalticas de objeto a,
punto de capitn y de significantes flotantes que Laclau determina fundamentales para el
universo social).
173
La cuestin colonial y la lucha por los bienes comunes hoy viva y central en la
lucha de la comunidad de Sardinal podemos denotarla en la cancin del grupo
puertorriqueo Calle 13 llamada Latinoamrica en su disco Entren los que quieran
44
(2010). Tambin confrontndose con ese trauma fundacional que se arrastra desde la
colonia y la conquista, esa herida colonial (Mignolo, 2007), si se quiere en relacin a la
privatizacin de los bienes comunes:
Soy lo que dejaron, soy toda la sobra de lo que se robaron. Un pueblo escondido en la
cima, mi piel es de cuero por eso aguanta cualquier clima. Soy una fbrica de humo,
mano de obra campesina para tu consumo. Frente de frio en el medio del verano, el amor
en los tiempos del clera, mi hermano. El sol que nace y el da que muere, con los
mejores atardeceres. Soy el desarrollo en carne viva, un discurso poltico sin saliva. Las
caras ms bonitas que he conocido, soy la fotografa de un desaparecido. Soy la sangre
dentro de tus venas Soy Amrica Latina, un pueblo sin piernas pero que camina. T
no puedes comprar al viento. T no puedes comprar al sol. T no puedes comprar la
lluvia. T no puedes comprar el calor. T no puedes comprar las nubes. T no puedes
comprar los colores. T no puedes comprar mi alegra. T no puedes comprar mis
dolores.





V. Turistas, o la imagen extica del tropicalismo.

Introduccin.
Como condicin fundamental de posibilidad de ser turista se encuentra la
174
Puede verse el video oficial de la cancin en la siguiente liga: http://www.youtube.com/watch?
44
v=DkFJE8ZdeG8
disponibilidad de capital econmico, de condiciones materiales y temporales de recursos
que den tiempo libre para el ocio y las capacidades de pagar el consumo de una experiencia
turstica internacional (la cual por lo comn es relativamente cara y va ligada a un proceso
de ahorro o crdito que se gasta en las vacaciones). Ligada a estas condiciones econmicas,
son de igual relevancia las condiciones de lo que Bourdieu (2005, 1999) denomina capital
social y capital cultural; el capital intangible que las personas obtienen, modifican,
intercambian, cultivan y del que hacen uso.
Este captulo da un vuelco tangencial a la mirada en torno al turismo que hemos
venido trayendo (desde las personas dislocales) y gira su mirada para posicionarse en la
situacin de otro agente fundamental, el turista. As, se centra en la observacin y en las
conversaciones mantenidas con estas personas que se situaban en playa Matapalo, frente al
hotel RIU en la zona de sillas de playa y se mantenan tomando sol o bandose en el
mar . Son turistas internacionales de Europa y Estados Unidos, que pudieron dar su visin
45
anterior de Costa Rica como lugar turstico (incidiendo en el qu los y las hizo llegar hasta
ac desde su localidad) y la visin actual que tenan acerca de ese mismo espacio
(incidiendo en las distancias o no con aquella pre-imagen sobre el lugar y en si las
contradicciones sociales son denotadas en su discurso). De estas conversaciones resaltan las
imgenes que les hizo construir Costa Rica como objeto de deseo, ver qu factores
influyeron para que la construyera como la opcin de consumo de la experiencia entre
distintos lugares en el mundo, como una geografa digna de ser visitada desde regiones
175
Debo reiterar de nuevo mi agradecimiento a Elizabeth Loaiza por haber hecho las entrevistas conmigo y as
45
poder complementarme bien con mi ingls algo precario, as como tambin luego ayudarme con la traduccin
de las mismas.
lejanas. Estas imgenes cobran una gran importancia en tanto exigen una determinada
adecuacin de una geografa especfica a esos deseos, en tanto implican una turistificacin
geogrfica que re-estructura simblica y materialmente un espacio especfico de acuerdo a
sus expectativas y necesidades.
Los captulos anteriores sobre los y las dislocales se centraron ms en lo concreto
del universo que se vive en la comunidad de Sardinal, ac surge de las entrevistas que un o
una turista visita un espacio dentro de Costa Rica vindola como parte de una imagen ms
global de Costa Rica (aunque estn en Sardinal o playa Matapalo, estos no son iconos
tursticos con el suficiente valor agregado como para ser espacios tursticos en s mismos,
sin una conexin o un englobe con un lugar mayor de ms prestigio), as este captulo se
centra ms en la imagen de Costa Rica como un espacio global. Veamos.
Turismo como consumo de la experiencia.
Es muy importante tomar en cuenta el gran papel que juega en el o la turista su
proceso psicosocial especifico que le empuja a viajar a un destino particular. En esto, el
papel del mercadeo tiene un rol esencial, ya que no es mera informacin acerca del lugar,
sino de creacin de imgenes y deseos para llevar a cabo el consumo de tal experiencia .
46
As un turista es influenciado en buena medida por los mensajes que circulan antes de su
viaje en mbitos de socializacin, los medios de comunicacin, las amistades, la familia y
la cultura del viaje (Ramrez, 2010). De ah la necesidad de ver las preferencias,
preconcepciones y deseos que mantiene el turista con respecto al espacio receptor. Lejos de
un reduccionismo individualista, racionalista y voluntarista que nos vende la ideologa
176
En el Interludio posterior a este captulo, se va a ahondar ms en las caractersticas de este universo
46
meditico inmerso en la sociedad de consumo.
neoliberal de libertad de mercado, hay que tomar en cuenta que esta es una decisin que
existe en relacin con la oferta de otros lugares tursticos mundiales y diversos factores
conscientes e inconscientes determinan el deseo de visitar tal lugar especfico. En este
momento entramos en la cultura del turismo, que promueve el que las personas busquen
consumir experiencia en lugares diferentes y/o exticos (es difcil que la motivacin a
viajar como turistas sea el visitar un espacio muy parecido al que usamos cotidianamente),
en un marco regido por la lgica de la sociedad de consumo con sus modas especficas y la
multiplicidad de opciones que da a quienes pueden efectuarlo.
Tim, un turista estadounidense en Matapalo, nos muestra su deseo vacacional al
futuro: Casi que me gustara ir a todo lado, (se re) as que vamos a Europa ahora, a tres
pases, Espaa, Italia y Francia, me gustara ir a Brasil, intentamos ir cuando estuvimos
en Chile pero necesitamos visa.
El universo de consumo promete placeres, por ejemplo de fantasas de un paraso
extico, lugares fuera de la cotidianidad que se ubican en un espacio cercano a lo
fantstico, a lo extraordinario. Siguiendo esta lgica, el ICT en su pgina oficial conforma
47
la imagen paradisaca de Costa Rica:
Costa Rica se extiende desde el Ocano Pacfico hasta el Mar Caribe y su distancia es de
200 millas. La variedad de paisaje y microclimas que se pueden disfrutar en un mismo
da, hacen de este pas un destino paradisaco. En slo 51mil kms cuadrados, el viajero
puede encontrar: sol y playa, aventura, naturaleza y cultura; componentes necesarios
para satisfacer el gusto de miles de turistas que encuentran en Costa Rica su lugar de
vacacin ideal.

Estas caractersticas le dan un valor de deseo muy alto, especialmente para
177
http://www.visitcostarica.com/ict/paginas/home.asp?ididioma=1
47
sociedades del Norte del globo con inviernos muy fuertes. Este aspecto de gran vala de
deseo en un lugar geogrfico, se simboliza mucho en que son espacios que son muy
buscados para ser fotografiados, recordados para la posteridad. Ac juegan un papel muy
importante las redes sociales como Facebook, que da posibilidad de ensear a los/as otros/
as su consumo de la experiencia. En esto incide un proceso de distincin simblica
(Bourdieu y Wacquant, 2005 y Bourdieu, 1999), el turista recolecta (como capital
simblico) experiencia consumida para mantener cierta condicin de selectividad, lo cual, a
su vez, incide en su propia imagen de identidad. En algunos lugares se moviliza mucho el
dicho decme dnde viajs y te dir quin sos, por supuesto si se tiene la posibilidad de
contar los lugares que se visitan cada verano, en una sociedad marcada por la competencia
de consumo, el posicionamiento social puede elevarse.
En esta situacin, la fotografa toma un papel crucial en la economa psquica del
turismo. La imagen en nuestra sociedad de consumo tiene un lugar esencial, los lugares
tursticos explotan esta condicin y construyen una suerte de atractores del deseo, que son
iconos los cules dentro de la cultura turstica deben ser visitados y fotografiados y vale
ms su valor de exhibicin o de espectculo que su valor de uso. Ejemplos clsicos de esto
son las pirmides en Egipto, en Mesoamrica o en Surmerica, la torre Eiffel, la torre de
Pisa (donde la nica diferencia que puede tener el o la turista al fotografiarse en relacin a
la fotografa estndar que muestra una gua, revista, afiche o programa turstico, es la cara
del yo fotografiado frente a ese icono turstico), pero en el nivel del turismo natural lo es
tambin la imagen como icono de una playa extica con apariencia de desolada, una
catarata o un volcn (cada forma de turismo, religioso, tnico, natural, deportivo,
178
acadmico, artstico, etc., ha de tener su iconografa dominante especfica como objeto de
deseo).
A este efecto psquico de la foto sobre la propia identidad Alba Rico (2005) le llama
exclusividad vaca, en una poca donde la fotografa expresa a el yo en su poca de la
reproductibilidad tcnica (y ac, aunque no lo mencione, parafrasea al Walter Benjamin
(1989) de la obra de arte en su poca de la reproductibilidad tcnica). La foto no solo es
una prueba material del viaje para la distincin social, sino que a nivel psquico tambin
colabora en conformar una narracin identitaria que vincule con algo duradero la travesa
efmera que suele ser la turstica .
48
El que podra ser uno de los ejemplos ms extremos de esta condicin de icono
atractor vendra ser la pintura de la Mona Lisa en el museo de Louvre en Pars. Ocurre un
fenmeno singular; en el recorrido dentro del museo, es tan fuerte su atractor que como en
ninguna otra obra los turistas se abarrotan entorno a ella para fotografiarle (hasta es la nica
obra blindada), sin dar un espacio de posibilidad de contemplacin esttica de la misma:
Imagen 13. Turistas abarrotan la Mona Lisa .
49
179
Ac la nocin de identidad no debe ser asimilada a muchos de los postulados en las disciplinas psi (-cologa,
48
-quiatra), de considerar como una suerte de constante universal en el humano el desear, tener o ser, una
identidad cerrada, estable o definida (tal como lo dese ilusoriamente la modernidad hegemnica). Ac la
identidad se va a entender, a grandes rasgos, junto a Balibar (2006), como primariamente: un proceso de
constante (des)identificacin (en el sentido psicoanaltico) con procesos institucionalizados sociales, una
diferenciacin en relacin a una otredad, un proceso de descentramiento dislocado e inacabado con s mismo
y un proceso transindividual (ni psicologista ni sociologista). Pero sin embargo, dialcticamente, s se debe
permanecer con la nocin de identidad como una forma de constancia en el tiempo y en el espacio. As las
cosas, no se trata ni de una apologa modernista del yo, el carcter, la personalidad dura, cerrada tal
monada y casi inevitablemente sedimentada en el tiempo, ni de una apologa posmodernista de la efmera
volatilidad, lquida, dispersa y difuminada del sujeto.
Fotografa propia.
49

(Fotografa propia)
Su condicin de icono cultural turstico le hace excederse a s misma en su
condicin de obra de arte, a ser reconvertida, dando un cambio cualitativo, en un icono a
ser acumulado en la memoria del consumo de la experiencia del imaginario del turismo.
Imagen 14. Turistas reproducen el clich fotogrfico de salir junto a la Mona
Lisa.
50
180
Agradezco a Maritza Loaiza haber suministrado esta foto.
50

En la siguiente fotografa, tomada en Per, se muestra un grafiti crtico en una pared
que ironiza sobre las posiciones de la mirada turstica (que pasiviza a su Otro a ser un icono
fotografiable como capital simblico a acumular), en un giro contra-intuitivo se muestra a
la aborigen fotografiando a la turista:
Imagen 15. Grafiti critico al turismo en Lima.
51
181
Agradezco a Victoria Pombo haber suministrado esta foto.
51

Otros factores importantes que se tienden a dar en el tipo de turismo que busca
conformaciones de tipo enclave en las periferias del placer (resorts todo incluido,
urbanizaciones cerradas, cruceros tursticos, museos o parques nacionales) son la bsqueda
de espacios geogrficos gentrificados (elitistas) y la sensacin de un encierro o burbuja
espacial de seguridad y confort en medio de lo que se concibe como un exterior
amenazante. Se conforman con esto oasis en medio de geografas del miedo (Blzquez,
Caada y Murray, 2011), donde el Otro del turista se muestra en una distancia segura
domesticada, sin que le represente gran problema. Esta burbuja de seguridad suele tener las
caractersticas de eso que Aug (2004) denomina como no-lugares, esos espacios genricos
que devienen a ser casi idnticos en cualquier lugar del mundo y donde se detiene la
produccin cultural local, tales como los centros comerciales o los aeropuertos. En el
captulo anterior vimos como en playa de Matapalo en la narracin de los y las dislocales
sienten que son vistos como una amenaza para el hotel, siendo indeseada su presencia para
182
la vista de los y las turistas.
El ICT tiene como poltica dar alguna informacin de seguridad a los turistas que
visitan el pas, veamos algunas de estas recomendaciones, presentes en su pgina web
oficial, ac el Otro como local aparece como una potencial amenaza de interaccin
insegura:
Imgenes 16, 17 y 18. La o el local del turismo visto como amenazante.


Todas estas condiciones nos muestran la posicin del o la turista internacional, la
183
cual corresponde a unas condiciones econmicas de posibilidad marcadas por la mera
disponibilidad del dinero suficiente para viajar y pagar vacaciones en lugares lejanos del
mundo, as como unas condiciones un poco ms culturales que posicionan su mirada y
establecen las bases sociales del gusto especfico. Recurdese las dos modas antes
mencionadas en auge en el primer mundo a partir de la mitad del siglo pasado: la
fascinacin por la otredad cultural y por la bsqueda de la naturaleza pura.
Para Donaire (2012) el turismo es una forma de semitica, como toda lectura, utiliza
lecturas anteriores y la lenta sedimentacin social que crea cdigos interpretativos que se
van volviendo ms o menos dominantes, acerca de las geografas, los lugares, los objetos,
los sujetos, etc., que visita , as los smbolos tursticos marcan una distancia entre lo
52
cotidiano y lo excepcional. MacClaren (1994) hace la similitud del ritual turstico con el
ritual proto-religioso, que asemeja la condicin sagrada de la experiencia turstica en
contraposicin a la cotidianidad profana. Por supuesto, efectuar un viaje de avin costoso
para disfrutar del tiempo de ocio desde zonas un tanto remotas del mundo implica un nivel
de deseo de experimentar algo que cae dentro del mbito de lo excepcional.
De esta forma los lugares tursticos solo son tursticos en tanto un agente extrao a
la regin les otorga esta condicin (por supuesto la mirada del o la local en su condicin
ms cotidiana no se posiciona como turstica). As, los smbolos tursticos siempre son
creados desde afuera de la regin geogrfica social (como ya se vio, en el caso de las
periferias del planeta, se trata de principalmente de la construccin de burbujas de placer y
184
Otra vez resalta ac la necesidad de romper la dicotoma economicisimo/culturalismo (representado en
52
reducir la actividad turstica a un ejercicio meramente semitico de leer la geografa como un texto o a una
mera expresin mecnica de las clases pudientes de las sociedades, como si estas en todas las pocas
histricas tuvieran los mismos intereses estticos y recreacionales), sealada en la Introduccin.
ocio por parte de los centros mundiales) .


53
En el optar por un destino, lo especfico del tipo de consumo de la experiencia
turstica es que la visita o no de un lugar, como hemos visto, depende de las imgenes pre-
concebidas que se tienen de ese lugar (motivacin primera para optar por un viaje
internacional a una regin un tanto remota). Luego de este primer acercamiento al smbolo
turstico, cuando el o la turista llega a la regin, se enfrenta al smbolo turstico real, pero
este segundo smbolo lo va a estar confrontando siempre con la imagen preconcebida del
primer smbolo (a travs de la sociedad de consumo, presente en guas, fotos, etc. que son
siempre la visin parcializada de los intereses o el ngulo que tal medio informativo quiera
mostrarle, de ah el clich continuo antes mencionado en las fotografas). As, en este
ejercicio semitico, la mirada turstica implica necesariamente una (pre)seleccin de los
elementos del lugar, para Donaire este primer momento antes de la visita, tiende a una
cierta primaca por sobre el segundo momento de confrontacin con la realidad, y, por
consiguiente, una tendencia al rechazo de los elementos que no forman parte de lo que se
establece que es su condicin turstica o digna de ser vista o deseada en el antemano .
54
De esta forma, en tanto se convierte en un atractor, la geografa turistificada implica
185


En este sentido, como antes se mencion, el turismo comparte un linaje, o hasta podra hablarse de una
53
genealoga foucaltiana, con la disciplina occidental especializada en esta mirada hacia la otredad cultural: la
antropologa, esa condicin, que estuvo en sus races orientada hacia una cierta curiosidad voyeur sobre las
otras culturas. De esta forma, tambin podemos ver como se entrelazan en este vnculo con el turismo
(evidente pero casi no sealado) ciertas problemticas complejas que siempre ha atravesado a tal disciplina: el
etnocentrismo, la posicin desigual colonialista, la mirada romntica hacia el otro (que en ese mismo gesto
guarda cierta distancia de superioridad condescendiente) y la exotizacin. Hasta podra hablarse del turismo
como una suerte de masificacin y espectacularizacin, en la sociedad de consumo, de la mirada
antropolgica clsica. De esta forma, se deben seguir de cerca los desarrollos de las antropologas crticas que
hoy tanto destacan contraponindose a su legado o genealoga colonial.
El siguiente captulo se va a centrar en esta imagen de seduccin mercadotcnica que especficamente usa
54
el ICT en torno a Costa Rica vendida como una marca-pas.
una imagen especfica de lo que se debe o no visitar, interpretar o no interpretar al estar en
ellas. Por ejemplo, la idea de una ciudad romntica, de alta cultura, con un circuito de
museos por visitar y zonas bohemias e intelectuales histricas, forman parte intrnseca de la
construccin de la imagen de Pars como ciudad turstica. Esta mirada turstica hegemnica
se estructura bajo una fantasa domesticada de la geografa, que establece lo que le es
indeseado o invisibilizado: acercarse a los crculos de miseria que rodean la ciudad, a los
banlieues, as se rompera la fantasa de la ciudad del amor y la cultura. Asimismo,
podemos hacer una semejanza con una regin como Costa Rica y su imagen llena de
atractores simblicos de un paraso natural con playas de postal, parques nacionales
exuberantes, poblacin pura vida. Si el o la turista llegan a visitar un lugar que rompa con
esta imagen idlica pre-concebida y deseada y darse cuenta de las contradicciones y
tensiones fuertes sociales que se viven bajo esa mscara que se le presenta, o sencillamente
negar esta tensin, y an as cerrar la imagen funcionalmente sin denotar contradicciones.
Esta ltima fue la tendencia hacia la que apuntaban las personas turistas que entrevist para
esta investigacin.
Al preguntarle a Stanley sobre esta relacin temporal entre el pre de su viaje y el
viaje actual en Costa Rica, dice:
mi visin antes de llegar al pas era que era un poco tropical, con playa virgen, con
mucha belleza natural, montaas y vida silvestre. Lo que he visto ha sido bsicamente lo
que pensaba antes y lo que me haban dicho otros turistas antes. Todo esto lo saba por
investigacin propia, en Internet y lo que algunas personas me contaban. Ellos me
recomendaban este lugar en especfico, tengo un amigo que haba visitado el pas y esta
zona de Matapalo el ao pasado, y l me lo recomend. l no me recomend el hotel,
sino que lo escogimos por las calificaciones buenas que tena y un agente de viajes nos
dijo que sera una buena opcin.

186
En el siguiente captulo se ahondar en cmo intrnsecamente la construccin de
fantasas para el consumo turstico, como promesa de goce, tiende a borrar o a domesticar
las tensiones sociales y ambientales del espacio geogrfico visitado. Es decir, no solo
tienden a borrar u ocultarlas, sino que se domestican. Por ejemplo, dentro de la poca
posfordista del turismo (y ese intento acelerado de buscar nuevos nichos de mercado que
representen siempre novedades para el consumo), est el tipo de turismo alternativo
cuyo caso extremo pueden ser los Favela Tours que son viajes en busetas dentro de las
55
regiones marginales de Rio de Janeiro en Brasil, y es, al contrario de la fantasa de
completitud anterior, el mostrar las ms tensas contradicciones sociales de una regin, pero
bajo la distancia domesticada de ir en el tour de la buseta y el gua de viajes, mostrando la
contemplacin distante esttica mediada por el consumo de la experiencia de la industria
cultural (que tambin se da en la cultura de la mirada paisajstica que tambin se tiene con
el paisaje natural, como ms adelante se ver).
Bajo esta situacin las contradicciones y antagonismos sociales se presentan a la
mirada turstica, pero bajo la tensin de estar domesticadas en el marco simblico y
material de la condicin de turista (con el estatus de capital simblico y econmico que
sostiene). Un eslogan que sale de este turismo en las favelas es s un local, no un gringo,
lo cual da la ilusin de si entrar ms en el universo del Otro, sin embargo la distancia
persiste. Otro turismo negado dentro de la oficialidad es el sexual (aunque ac no se
ahondar por cuestiones de posibilidad temporal y del tema central de la investigacin), que
siempre ha estado presente en todo el desarrollo del turismo en pases pobres y ricos, desde
187
Estas pginas son las de empresas que realizan los tours: http://www.favelatour.com.br/esp/programa.htm y
55
http://www.favelatour.com.br/esp/programa.htm
Acapulco en Mxico, San Jos o Jac en Costa Rica, la Habana en Cuba, hasta las grandes
capitales del turismo mundial que son al mismo tiempo las capitales del turismo sexual y de
la economa mundial: Pars, Barcelona, Amsterdam, Roma, Nueva York.
En las entrevistas efectuadas para esta investigacin, estas contradicciones sociales
juegan en esta tensin entre la bsqueda de lo extico natural y social, pero a la vez
enmarcado bajo lo domesticado u ocultado de la mirada. Veamos.
La imagen extica de Costa Rica: un lugar verde, de bosques, monos y gente muy
simptica.
Jennifer tuvo la oportunidad de, antes de llegar al hotel RIU, poder hacer Turismo
Rural Comunitario guiado por quien menciona como un gua de Sib (se refiere a la
principal deidad dentro de las creencias de los pueblos aborgenes Bribris y Cabcares,
principalmente asentados al sur del pas) llamado Pablo, con el cual convers bastante y le
dio una imagen sobre el pas .
56
Al preguntarle acerca de la imagen que tiene de Costa Rica, Jennifer expresa:
Mucho sol y mucho verde, esto es Costa Rica para m, yo relaciono eso con el pas. He
visitado Mxico antes y es tan tan, tan distinto, ustedes seguro no tienen Internet ni nada
en sus casas, y las casas son muy distintas a la de nosotros, pero creo que el estilo de
vida de ustedes es mejor, y mucho mejor que el de Mxico, Estados Unidos y Canad
tambin. Ustedes viven ms lento y ms relajados y eso est sper bien. Yo soy
canadiense y los canadienses son parecidos en ese aspecto a los gringos Es que solo la
188

Esta condicin del cruce de la narrativa de la turista con la visin de Pablo en una experiencia de turismo
56
anterior, es muy interesante para el presente trabajo. En un primer sentido porque da un cruce entre la visin
del turismo masivo (al estar en ese momento en el hotel RIU) con el turismo menos masivo pos-fordista
selectivo del Turismo Rural Comunitario (que es la debilidad metodolgica de este apartado, ya que solo se
entrevistan turistas de este tipo, y no del tipo menos masivo). En un segundo sentido porque problematiza la
nocin de alternativo para el turismo tnico y el Rural Comunitario, ya que muestra que una o un mismo
turista puede visitar los dos tipos de turismo, y esto si no pasa en un mismo viaje podra pasar en algn otro
viaje espaciado en el futuro. As, no es tanto alternativo sino una posibilidad de escogencia como muchas
otras en el mercado de consumo turstico (en un mismo viaje se visita unos das una comunidad rural indgena
y en otros das un hotel 5 estrellas, o sino en diferentes viajes, esta condicin crtica ante las distintas formas
ms polticamente correctas del turismo ahondarn en el siguiente captulo).
idea de cmo ustedes tratan la naturaleza dentro de su pas es muy importante. Deberan
de transportar eso a Canad y a Estados Unidos. Canad no esta tan mal en ese sentido,
pero podramos aprender mucho, de verdad. De que la tierra es muy importante, que la
naturaleza es muy importante.

Vemos la imagen de exotizacin que se tiene del pas, se ve un vnculo entre la
naturaleza preservada y exuberante junto a la poblacin relajada, tranquila, sin mayores
problemas como los que si tienen los lugares avanzados del primer mundo.
Como un cdigo comn muy establecido en esta visin extica de la naturaleza y de
gente bien, Michael comenta: Bueno, he escuchado que la gente aqu es muy
hospitalaria... mi visin antes de llegar al pas era que era un poco tropical, con playa
virgen, con mucha belleza natural, montaas y vida silvestre. Este tipo de respuestas se
repiten reiteradamente en las entrevistas como puntos de capitn o de acolchado (Parker,
2005b) alrededor de significantes Simblicos maestros en el discurso turstico sobre la
naturaleza exuberante y la sociedad amistosa y buena, significantes que se unifican en
el universo Imaginario para constituir la fantasa turstica de Costa Rica. Desarrollemos
ms esto.
En el discurso sobre las personas locales persiste la imagen del pura vida, de las
personas siempre amables y sonrientes, del buen local:
Y es que hasta los sirvientes aqu del hotel son demasiado, demasiado amables, a pesar
de que ellos trabajan largas horas siempre tienen una sonrisa en su cara y te saludan y te
hablan. Es un gran cambio comparado con EEUU y hasta en Canad donde los sirvientes
tienen una cara amargada, y a ellos se les est pagando mucho ms dinero que aqu. Y no
ven las cosas del lado positivo, ven el vaso medio vaco y no medio lleno. Creo que
deberan de aprender de eso. (Entrevista a Jennifer).

Al tratar de adentrarse a si la visin del antes del viaje es distinta a la posterior del
viaje, Jennifer fue la nica que mostr algn contraste con la imagen anterior y la actual, el
189
resto permanecan bsicamente con la misma imagen de lo que es Costa Rica como
geografa de deseo. Si bien dentro del discurso se puede denotar que la imagen del lugar
paradisaco se rompe con la imagen de pobreza que Jennifer puede observar, esto no hace
que necesariamente se problematice aquella fantasa, sino que la contradiccin social se
domestica:
El contraste de lo que pensaba antes y despus del pas era muy grande. No saba el
estilo de vida que se viva en el pas por ejemplo ustedes no tienen ejrcito. Y eso me
parece muy raro pero es bueno, porque igual tienen una buena relacin con los EEUU. Y
ese es su hermano mayor Pens por alguna razn, que el estilo de vida era mucho ms
alto, y seguro es por lo que vea en las fotos y cosas as. Y me sorprenda de lo poco que
gana las personas, que solo gana 500-600 dlares al mes. Y fue muy sorprendente para
m, porque es que la comida es cara, los carros y todo en general es caro y no saba cmo
poda vivir la gente as.

Del exotismo al tropicalismo, o entre el buen y el mal dislocal.
Vemos una serie de elementos que se conjuntan para dar una imagen del espacio
(geogrfico y humano) de llegada, un lugar con una naturaleza y una sociedad pacificada,
pobre y austera, pero feliz y cmoda, caractersticas de lo que suele ser la construccin
extica de un espacio. Para Beltrn (2008) el exotismo es una visin idealizada de los
otros, es algo deseado en su lejana, un algo ms cerca de la naturaleza que cabe dentro
del universo de eso ms tradicional, espiritual, menos desarrollado, un lugar en un
pasado anterior al propio, ms sencillo, simple, natural, en contraste con aquello que
entra en el universo de lo moderno, desarrollado, artificial. Aquella bsqueda de lo
extico que caracteriz a los primeros viajeros occidentales colonizadores permanece hoy
inserta dentro de la sociedad de consumo, especficamente en el consumo de la experiencia
que supone el turismo.
190
Con respecto a la bsqueda y deseo de un espacio tropical, Tim comenta:
Nosotros estbamos buscando un lugar que fuera muy tropical, no hay muchos lugares
desde los Estados Unidos donde uno pueda ir a un lugar muy tropical que sea bonito o
caliente sin irse muy lejos, y es que Mxico no es opcin por la violencia que uno
escucha que ocurre ah y cosas as, as que se queda uno sin opciones fuera del Caribe.
Porque ah como que uno va a un pas del Caribe y como que ya ve uno todo lo del
Caribe queramos algo diferente, no solo la playa sino tambin por ver el bosque
tropical.

Para Beltra" (2008), siguiendo a Said (1995), el exotismo es un espacio donde ese
nosotros que ve al otro como extico, lo ve como su reverso, como lo que no somos,
o ms bien, lo que ya hemos dejado de ser, que pertenece a un pasado (por supuesto, ac
los remanentes del pensamiento colonial y su visin jerrquica etnocntrica del desarrollo
civilizatorio europeo todava persisten). Es una forma de tipo ingenua o inocente de
concebir e imaginar al Otro, por lo que a menudo tiene esas connotaciones positivas del
buen local y realiza una suerte de intento de autocritica sobre la propia sociedad.
Recordemos las palabras de Jennifer en torno a considerar que Canad y Estados
Unidos deban de aprender mucho de la ecologa costarricense, an a pesar de su bajo
nivel de desarrollo (se puede observar tambin la reiteracin en las entrevistas de
diferenciar la imagen de Costa Rica de la de Mxico, como un lugar ms pacfico y
amigable). Expresa Beltrn que esta visin de los Otros entra mucho dentro del universo de
la proyeccin de deseos propios, una construccin de parte del nosotros que no da una
visin descriptiva y neutral de esa alteridad, sino que est cargada de las propias
expectativas, intereses y fantasas.
Por supuesto estas fantasas estn cargadas de poder, son fantasas en tanto
ideolgicas que legitiman, ocultan y/o reproducen relaciones de dominacin de unos grupos
191
sobre otros. As, con el exotismo los lugares tursticos son fantasas como lugares de
ensueo para disfrutar del ocio, son espacios por excelencia para la imaginacin y la
depositacin de deseos para el goce, se constituye como un lugar donde se muestra, como
en una pantalla, fantasas ideolgicas que son impuestas y traducidas materialmente sobre
geografas enteras subalternas, principalmente por transnacionales y la complicidad de las
elites econmicas del tercer mundo. Si existen las amplias contradicciones sociales y
ambientales sealadas en los captulos anteriores, stas sencillamente son eliminadas de la
mirada o cnicamente dejadas sin problematizar (recordemos que los y las turistas
entrevistadas estaban al frente de playa Matapalo, a vista fcil a unos 200 metros de la
construccin con los cientos de trabajadores de la segunda parte del RIU, como se puede
observar en el mapa conflictivo de la Introduccin).
Este Otro extico que se construye en estas fantasas forma parte de un pasado, pero
de alguna forma no el pasado del colonizador agresivo que lo sita en una inferioridad
totalmente negativa, sino en una inferioridad de un pasado ms condescendiente, ms
soado, romantizado, un lugar cercano al del buen salvaje rousseano (lo bueno perdido
en el desarrollo moderno y artificial), recordemos la imagen del buen local que tenan
los y las turistas entrevistadas. Si en el captulo anterior se analiz la relacin del Otro
amenazante en la figura del o la inmigrante como una figura latente de robar el Goce, ac al
Otro del turista se le deposita un poco de ese Goce propio, pero antiguo, que se sita en un
estadio pasado, un Goce ms cercano a una poca Primitiva, a la poca del Vnculo
Primordial, pero que no es tan extraa ni ajena si no cercana al linaje histrico propio.
En las entrevistas surgi la pregunta reflexiva sobre la otredad: qu piensa como
192
turista que lo o la ven las personas locales? Si comnmente, tanto en la teora como en las
relaciones de poder en relacin al turismo, se pone como preponderante la visin del turista
sobre la otredad local, ac podemos modificar y darle la vuelta a la mirada (un poco ms
adelante se va a hacer an ms, viendo la visin de los y las locales sobre los/as turistas).
Jennifer comenta su conversacin con Pablo al respecto:
Con respecto a la visin que tiene el local del turista, fue algo precisamente que le
pregunt a Pablo en un inicio, le pregunte qu era lo que pensaban los ticos de nosotros
los turistas cuando venamos. Porque nosotros somos muy showy (expuestos,
llamativos) y venimos con mucho dinero para gastar, pero l nos dijo que no, que a ellos
no les importaba, que ms bien les gustaba y quieren que vengan. Y a m me alegr y
pens que era bueno Donde hemos estado, nos hemos sentido muy cmodos y
bienvenidos por los costarricenses.

El sujeto extico posee un algo que le da tal caracterstica de distancia
jerarquizada debajo del nosotros pero condescendiente, un poco cercana y romntica, no
tan amenazante directamente (pero claro, con la condicin de que permanezca en esa
distancia adecuada de mezcla entre exotismo y domesticacin, no acercndose lo suficiente
como para pasar a ser una amenaza, como sera el caso de si ese mismo local se convirtiera
en el inmigrante que habita en los pases del primer mundo). Freud (1985) construy su
nocin de lo siniestro como el efecto de presenciar cmo algo que nos era muy familiar de
repente se vuelve extrao, de repente se muestra ajeno y de ah su siniestralidad. En el
proceso ac expuesto se puede ver el mismo proceso pero contrario, la alteridad extraa
de repente se vuelve cercana, familiar, pero que permanece an inferior en la jerarqua. Se
trata de una suerte de tensin entre cercana pero distanciada en una mirada de
condescendencia, algo que podra llamarse como domesticacin del antagonismo cultural.
As, se trata de una mirada que sigue sosteniendo una distancia y niega la relacin
193
de dominacin estructural que sigue manteniendo. De ah que el exotismo mantiene una
relacin dialctica con la domesticacin, no se trata de un exotismo puro, el otro no es
radicalmente otro, sino que es jerarquizado por debajo y posicionado socialmente en una
lejana-cercana adecuada que no amenaza el propio goce. El exotismo es una construccin
de cmo son o deberan ser los Otros, reforzando esa alteridad como distante, no
estableciendo un dilogo que propicie la igualdad (que va ms all de la discursividad o lo
meramente cultural, sino que supone condiciones materiales bsicas de igualdad, cuando se
dan condiciones de explotacin como las sealadas en el captulo II es imposible que el
dilogo pueda efectuarse). As, el otro en esta fantasa no es solo para referirse al Otro,
sino para reafirmar lo que somos etnocntricamente en la visin jerarquizada de la
colonialidad del poder hoy persistente en el sistema-mundo.
En las regiones ubicadas en la faja tropical del planeta se tienden a dar una serie de
imgenes exticas estereotpicas, que tienden a ir asociadas a aquello que para Yolanda
Oreamuno (1999), corresponden a lo que llama mitos tropicales de Costa Rica, siendo
prototpicas para ella las imgenes de las playas con palmeras, arena blanca, pobladores
tranquilos (con pieles oscuras), llenos de rboles frutales, bosques muy frondosos, animales
como monos e iguanas, entre otros (imaginarios cercanos a los de la naturaleza idlica o
paraso natural). Se constituye lo que podra llamarse un proceso de tropicalismo
(anlogo al proceso del orientalismo descrito por Said (1995), que analiza a Oriente como
construccin fantasiosa de Occidente y sus deseos de poder bajo cdigos pre-establecidos
para verle), donde se construyen simblica y materialmente espacios geogrficos que
expresan el deseo de un lugar paradisaco tropical de ocio para el primer mundo.
194
Complementario a esto, el auto-tropicalismo se referira a que este proceso de la
mirada externa que crea el nosotros del primer mundo en el Otro extico, se ve
dialcticamente en relacin con el proceso interno de cuando ese Otro asume esa
posicin y la puede reforzar pasivamente o crear activamente nuevos aspectos tropicalistas
como forma de reproducir su lgica estereotpica. Recordemos en la entrevista a Jessica,
cuando Pablo le comenta que las personas locales estn felices de la venida de los y las
turistas (visin que entra en tensin con otras visiones negativas del turismo que tienen
locales, como se ver ms adelante). Podemos llamarle a estos procesos la interrelacin
entre tropicalismo y autotropicalismo para construir tales geografas del ocio.
Como vimos antes, Fanon (2003) y posteriormente Bhabha (2002) utilizan la nocin
de identificacin psicoanaltica para denotar la ambivalencia que vive el sujeto
colonizado, en la tensin entre asumir el lugar de la mirada que le da el colonizador
(asumiendo su deseo de ser como l, que se muestra histricamente en las narrativas de
blanqueamiento del nacionalismo costarricense) y el de resistirse a ella (odiando por
ejemplo, el racismo que sufre por su color de piel). As, la mimesis del sujeto subalterno
para Bhabha no es la total interiorizacin de la mirada colonizadora, sino el proceso interno
en tensin y ambivalente de asumirlo en parte. Son estos mecanismos psquicos los
fundamentales del proceso de autotropicalismo en el caso del turismo, donde no es
cuestin de blanco y negro, sino que es un mismo proceso subjetivo ambivalente y
complejo de asumir la mirada turstica por parte de las personas dislocales (como por
ejemplo, la obviedad de que muchas personas locales se muestran simpticas a quienes
usan hoteles como el RU sencillamente porque ese es su trabajo o porque por economa
195
ocupan venderle a los turistas).
La imagen del costarricense amable, es una en tensin dialctica dentro del juego
de la imagen de la o el local como tropicalizado y autotropicalizado, pacificado en medio
de la naturaleza tambin pacificada. Veamos reiterada esta relacin pacificada, expresada en
Amy:
Me haban dicho que la gente en Costa Rica eran personas muy amigables y amables y
as ha sido, tambin de que era un pas muy tropical, con monos. Yo es que tengo un
amigo es costarricense que vive en Costa Rica y l me lo haba recomendado. Tambin
tengo otro amigo que vivi varios aos en Costa Rica y me ha hablado del pas. Mi
percepcin del pas ahora es mucho mejor, mucho ms positiva, mejoraron mis
expectaciones del pas, la gente es muy simptica.

Ahora bien, si aceptamos con Zizek (2005), que las ideologas sociales son
principalmente fantasas (o fantasmas en el sentido psicoanaltico) de cierre de la realidad
social, podemos notar que en estas miradas tursticas no se trata de una mera funcin
hermenetica, subjetivista y/o relativista de ver el mundo (como posiciona, por ejemplo, la
visin semitica de Donaire antes sealada), donde toda interpretacin es individual y/o es
vlida por igual, sino que las fantasas psicosociales estn profundamente atravesadas por
las relaciones de poder con las que se estructura la realidad social y por la que siempre
tomamos una postura consciente o inconscientemente, principalmente en forma de apego
afectivo con esa forma fantasiosa. Estos objetos de deseo tursticos se convierten en
sublimes objetos de la ideologa, en fantasas psicosociales que estructuran el estar en el
mundo.
Autenticidades y artificialidades escenificadas.
Esta visin de lo extico como lo ms cercano a la pureza y por ende distante de
196
la modernidad artificial, se relaciona con lo autntico, real, genuino, lo no
contaminado por el progreso. Aunque, como ya es lugar comn dentro de la teora social,
podemos afirmar que la pureza cultural no existe ni ha existido, siendo la cultura siempre
producto no solo de pacificadas hibridaciones culturales sino de colonialismos e
imperialismos a lo largo de la historia humana.
En el turismo, muy mediado por la industria cultural (Adorno y Horkheimer, 2001)
del sistema de consumo y por la sociedad del espectculo (Debord, 1995), esta bsqueda
por lo puro cultural y natural es re-construido y mostrado al turista como un espectculo.
Se trata de la construccin de la autenticidad escenificada que menciona MacCannel
(1994), la cual consiste en el representar descontextualizadamente, como espectculo, una
fachada para la mirada turstica, el caso tpico de esto es la del etnoturismo que busca la
pureza aborigen y la representacin de rituales o performance ancestrales o autnticos,
pretendidamente sin ser contaminadas por la modernidad (la lgica al absurdo de esto, es la
sealada por Alba Rico (2005), donde ejemplifica la imagen de indgenas representando en
taparrabos su ritual a turistas cada tarde como trabajo y que al anochecer se devuelven a
sus casas a ver la serie de televisin Friends en su televisin por cable Sky). As, este deseo
de lo extico es una caracterstica de la sociedad de consumo, en su colonizacin de
espacios de vida antes no mercantilizados busca constantemente nuevos mercados, siendo
un blanco la comercializacin cultural, fijada muy estereotpicamente en souvenirs, mens
de restaurantes temticos, parques culturales, etc., dando as la posibilidad de escenificar
una cercana a la autenticidad de otras culturas.
En el mercado de los souvenirs (los cuales al consumirlos inciden mucho en aqul
197
deseo antes sealado, de ir ms all de lo efmero del viaje, dando a la vez estatus muy
simblico, ms all de su precio econmico ya que tiende a ser barato en comparacin),
podemos ver fcilmente este tipo de lgicas, donde se produce eso que Garca-Canclini
(2001) basado en Bourdieu, denomina como reconversin cultural, la restructuracin del
capital cultural y social de la tradicin cultural en mercancas aptas para la lgica de la
sociedad de consumo. Por ejemplo, en Costa Rica es comn denotar cmo lo
histricamente excluido en las narrativas nacionalistas (lo aborigen, lo afrocaribeo) es
reconvertido e incorporado dentro de lo nacional como forma exotista apta para el
consumo turstico. Vemos, en las siguientes imgenes, cmo en artefactos aborgenes se
incorpora el nombre de Costa Rica y se reconvierten en mercancas como artesanas de
lo nacional, en una suerte de violencia simblica que, como por magia (sin un proceso de
cicatrizacin psicosocial), nubla toda la construccin histrica de lo excluido en la
identidad nacionalista hegemnica. Se puede observar dentro de los artefactos aborgenes el
nombre de Costa Rica:
Imgenes 19 y 20. Reconversin comercial de lo excluido.

198
(fotografas propias)
En ese proceso de reconversin simblica y material del espacio y de prcticas
culturales se nublan ciertas contradicciones y tensiones sociales. La autenticidad
escenificada no solo un proceso referente a ritos o a artefactos culturales especficos, sino
que tambin es una construccin como un cdigo cultural de lectura de la realidad ms
global del espacio geogrfico turistificado, un proceso de domesticacin de la cultura y el
ambiente que se quiere mirar, como ms cerca de la pureza ambiental y social . En el
57
caso de los antagonismos ambientales en el hotel RIU, la visin no es muy distinta, la
naturaleza se pretende dar en su pureza. Jennifer de nuevo nos da su mirada en conjunto
con la que le dio Pablo:
Cuando le preguntaba a Pablo sobre el hotel, le preguntaba sobre el agua, que de donde
la sacaron por ser tan seco aqu. l nos dijo que tenan que perforar pozos para
conseguirla. Pero me dijo que cuando consiguieron la tierra no era comprada sino
concesionada por 99 aos. Y me parece una idea excelente. Y eso es bueno porque
cuando uno no compra la tierra no se le puede hacer ningn impacto negativo a ella.
Muchas corporaciones o cadenas de hoteles a veces cuando compran la tierra tienen la
mala costumbre de hacer cosas malas a la tierra. Por eso no tengo ninguna preocupacin
199
Esta nocin de autenticidad escenificada MacCanell (1994) la conforma en 1976, en un texto clsico
57
sobre el turismo. La construye en base a los estudios de microsociologa o psicologa social de Erving
Goffman, estableciendo la distancia entre el frontstage (fachada) y el backstage (parte de atrs,
bastidores) del teatro. Donde, aplicado al turismo, la fachada trata de anular la profundidad de los procesos
reales que se viven en las regiones locales, mostrando la staged authenticity (autenticidad escenificada),
que pretende ser esa pureza o autenticidad cultural, a pesar de ser una re-construccin. Sin embargo, en
los noventas del siglo pasado, se critica el que en esta condicin sea visto como estructural este deseo
turstico de buscar lo puro o autntico, ya que principalmente en el turismo posfordista, seala Urry
(2002), el turismo puede desear ms bien la artificialidad de su viaje y su experiencia (ejemplo claro es el
turismo de parques temticos, totalmente re-construidos y presentados como tales, como un pastiche del
pasado o social). A pesar de esto considero un error pensar estas dos formas de ver el turismo como etapas
histricas homogneas que sean sucesivas (como la discusin al inicio de esta investigacin, acerca de no
pensar el fordismo y el posfordismo como pocas estructurales homogneas y menos que una suceda o
supere a la otra), sino que aquellas etapas permanecen en el turismo actual entrecruzadas y no solo como
dicotoma, sino entrelazadas en un juego de tensin entre ambos polos (bsqueda de autenticidad/
artificialidad), siendo los grados entre ellos una cuestin que se resuelve en el momento histrico y la
situacin concreta especfica, proliferando diversas formas de miradas tursticas. En lo particular del tipo de
turismo que se estructura en Costa Rica, segn las entrevistas realizadas y el anlisis del discurso del ICT del
siguiente captulo, tiende a ser ms del tipo que busca la autenticidad escenificada: la pureza natural y la
pacificacin y felicidad social.
sobre eso. Parece que el gobierno sabe muy bien lo que hace, ellos deberan de darle
clases a nuestro gobierno y a los dems. Pero no he escuchado sobre ningn otro
impacto negativo por el hotel.

De las otras entrevistas no surge ningn conocimiento o visin negativa de los
impactos del hotel en la comunidad o el ambiente. En general la visin de la relacin entre
locales y turistas se ve como muy positiva, la nica condicin negativa mencionada la hizo
Tim:
Creo que nosotros somos muy bienvenidos aqu ahora, as que no cambiara la relacin
entre el turista y el local. Aunque si me pongo a pensar en el futuro y creo que la
economa cambiaria mucho aqu desde que los gringos estaran aqu en grandes
cantidades, creo que el precio de la tierra subira lo cual no sera normal en el pasado
antes de que los americanos vinieran, as que esto sacara a algunas personas de algunos
lugares, y eso siempre es malo para un pas.

Lo que no sabe o no expresa Tim, es que ese proceso comenz ya hace unos veinte
aos. Otro aspecto fundamental en este proceso ms general de conformar fachadas que
nublen contradicciones, es el tema de la existencia de inmigrantes nicaragenses en la zona
(en un momento donde estaba la construccin del segundo hotel, de una manera muy
visible por los turistas), conocan sobre la situacin, sin embargo, esta situacin no se
problematizaba mucho. Jennifer, siempre ligada con la referencia de Pablo expresa:
Pablo y otras personas de playas de Coco, nos dijo que haba nicaragenses que por su
falta de sistema social tenan que entrar al pas a buscar trabajo. Y porque es difcil para
ellos conseguir dinero, ellos entraban al pas sin dinero, pero eso no es una buena forma
de ingresar al pas. Siento lastima por ellos, por no tener un buen gobierno y que este sea
corrupto, y no hacen lo que deberan por el pas, sino que lo hacen por ellos. Y eso hace
que la gente quiera salir de su pas a buscarse la vida. Y esto lo hace difcil para los
costarricenses por la bsqueda de trabajo para ellos. Si los nicaragenses son trados a
trabajar al hotel, es algo que el hotel hace y est bien. Esperara que los ticos tuvieran
prioridad sobre el trabajo del hotel, pero tal vez ellos no puedan hacer eso, eso no lo s.

Mary expresa:
S, nos cont el muchacho del tour sobre la presencia de nicaragenses en el hotel y la
200
zona que venan a trabajar del turismo. Los que estn construyendo son nicaragenses.
Creo que est bien que se les den una oportunidad laboral. Esperara que tambin se les
d prioridad al costarricense a trabajar. Para ellos es bueno tambin por la fuente de
empleo.

Vemos la imagen pacificada de los y las turistas sobre las personas dislocales. Si
recordamos los captulos anteriores donde se expresa las condiciones tensas y muchas veces
desgarradoras en que esas y esos dislocales viven, sencillamente puede parecer grotesco o
hasta obsceno esa distancia de visiones de lo que pasa, ac el encuentro, el dilogo o la
hibridacin cultural son una utopa. En un pequeo espacio como Sardinal o an ms
pequeo como playa Matapalo, se vive empricamente esta desconexin entre estos
diversos agentes sociales, marcada por una diferencia abismal de poder, en la cual se
asoma, como una condicin estructural, una (des)conexin en el linde antropofgico llena
de relaciones neocoloniales, racistas y clasistas.
Para darle un poco de vuelta al espejo en este intento de dilogo que se hace en
esta investigacin entre los diversos agentes, si acabamos de ver la visin del turista sobre
la o el (dis)local, ahora vamos a ver la mirada que tienen estos y estas sobre la figura del
turista. Se trata de ese momento muy interesante para Fanon (2003) y para Bhabha (2002)
donde la mirada se le devuelve en la relacin con el Otro: el nfasis pasa de centrarse en la
posicin ms dominante a la mirada que le devuelve a sta la posicin ms dominada.
Vuelta al espejo, o la imagen de (dis)locales sobre turistas.
Tallado por el lado inverso, un espejo deja de ser espejo y se convierte en cristal. Y los
espejos son para ver de este lado los cristales son para ver lo que hay del otro lado. Los
espejos son para tallarlos. Los cristales son para romperlos. y cruzar al otro lado
Subcomandante Insurgente Marcos (2008)

Como se ha denotado antes con la nocin de comunidad dividida, las posiciones
201
de los y las (dis)locales son heterogneas, dividindose entre quienes ven ms positiva la
presencia turstica y quines no.
Raquel expresa una visin positiva, ya que el turista
nos da, nos apoya, en esto de que nos queremos superar, y no, bien, con mucho
respeto. (su presencia es) buena para el trabajo, aporta posibilidades de empleo Son
cordiales, muy respetuosos, no hay diferencias sociales, me entends?, tratan con
mucho respeto independiente de la cantidad de dinero que tengan, igual te tratan igual, te
ven con mucho respeto.

Por su parte Esteban comenta sobre las personas que ven positiva la presencia del
turismo en la regin:
Diay, lo que, que pasa es que hay personas que le creen a las empresas, con la idea de
que es un turismo que no est daando al medio ambiente y tambin a los trabajadores
que pues, a mi me parece que, algunos creen que es porque tienen su empleo ah y estn
bien, que es lo mximo, que el turismo ha venido a traer empleo

Fabricio tiene una opinin un poco ms fuerte de las relaciones entre turistas y
locales:
Diay, esto es como, como cuando uno por ejemplo le trabaja a una seora, como ama de
casa, a un millonario o una millonaria, cmo lo ven? como un empleado, me
entiende?, como un empleado y mal pagado, as de simple, as ve el turismo a la gente
de aqu, o lo discriminan hasta cierto punto, porque imagnese, o es el turismo o no es el
turismo, pueden ser los mismos hoteles, pero a raz del turismo se ha dado lo que se est
dando, porque por ejemplo, porqu tiran a privatizar las playas? los pobres no nos
podemos rozar supuestamente con el turismo que viene a generar plata. Entonces
cmo nos ven?, como algo inferior a ellos, me entiende?, yo lo veo as de esa manera,
porque lo han hecho, no es que lo quieren hacer, lo han hecho porqu va a venir una
cadena hotelera a privatizar la playa? Y tras de eso las mismas autoridades del gobierno
se prestan para eso, entonces cmo quiera que uno diga que el turismo ve al nacional?,
si lo discrimina de una manera as ustedes son, como quien dice, son basura y nosotros
somos la gran cosa.

Raquel, que trabaj en la parte de construccin de la segunda etapa del RIU,
comenta la imposibilidad de contacto al ser el hotel esa zona elitizada distante de la
202
comunidad sumado a su condicin de inmigrante, haciendo nfasis en los lmites
simblicos privatizados que crea en la playa el poder del hotel:
Di el guarda nos dice que no podemos pasar, que esa pasada es solo para el turista. Mire,
yo como le digo, no tengo nivel cultural, yo s que eso es pblico y cualquiera se puede
sentar, pero el hecho de que no lo tenga, no quiere decir que sea la ms mensa, esa sillas
que estn frente a la playa estn para los gringos, le digo de una vez, yo no me voy a
sentar a ah, porque eso es de la gente que est pagando, yo llego a la playa y yo solita
voy haciendo en mi mente cules son los limites, donde estn los gringos donde yo no
puedo pasar ya? Tampoco me voy a exponer a las autoridades de migracin que lleguen
y me pidan seora, dnde est su pasaporte?

Al llegar ac se puede denotar cmo se da el entrecruce de miradas en el linde entre
turistas y dislocales. Turistas, por un lado, denotan un mundo de los y las dislocales
bastante pacificado en esa entremezcla de la fascinacin por lo extico y la domesticacin
de ser gente con una vida tranquila. Por otro lado, dislocales se dividen, por un lado
algn/as afianzando esa visin pacificada y otros/as denotando la tensin de ver un mundo
de gran desencuentro, de gran exclusin de todo un sistema turstico que le da mucho ms
valor a la figura del turista en el espacio que es su casa.
Sin embargo, como se ha insistido antes, en la mediacin entre turistas y su espacio
social de llegada el papel de la sociedad de consumo es fundamental en este entrecruce de
miradas, por supuesto ms del lado de la mirada turstica ya que establece aqul primer
momento semitico de la pre-concepcin de un lugar antes del viaje, que luego tiende a
ser confirmada al llegar al lugar real, tal como vimos con Donaire (2012) y en las
entrevistas analizadas. En el apartado posterior a ste captulo llamado interludio se va a
ahondar un poco en torno a ese universo de consumo, como interludio entre ste y el
siguiente captulo sobre el discurso publicitario del ICT. Por ahora, problematicemos la
nocin de naturaleza presente en el turismo.
203
La naturaleza es natural? Lo artificial de toda Naturaleza.
En las entrevistas resalta mucho la imagen de la naturaleza en relacin al turismo
muy dentro de las nociones de un espacio puro, inmaculado, virgen, sin
ingredientes artificiales, muy distanciado de la artificialidad del desarrollo humano
avanzado. Este posicionamiento de la naturaleza como algo distanciada de la actividad
en sociedad humana (vista sta como artificial), que debe ser conservada o
contemplada en la distancia esttica de fascinacin romntica por ella, corresponde a una
forma ideolgica parcial y peculiar de ver el mundo y de ver las relaciones dicotmicas
entre sociedad y naturaleza, como si fueran dos polos muy distanciados.
Esta visin valorativa positiva de la naturaleza en contraposicin a una visin
negativa de la sociedad humana (distincin presente tanto en el turismo en zonas
ecolgicas de Costa Rica, como en muchas de las tradiciones ecologistas), es una
ideologa en medio de sociedades que al da de hoy viven esa fascinacin por lo natural y
recorren el mundo en su bsqueda (Cazals y Lpez, 2011). Como vimos, para Donaire
(2012) la mirada turstica es una primariamente semitica y esttica contemplativa, se da un
proceso de preconcepcin de cdigos de lectura de la realidad. En trminos psicoanalticos
podemos reiterar que se trata de la mediacin Simblica al acceso de lo Real . As, el
58
sistema sociocultural turstico crea una serie de smbolos tursticos que se convierten en un
204
Con esta visin se evita caer en algn esencialismo o algn relativismo a ultranza, pues siempre persiste un
58
Real que no es ni una esencia transhistrica ni es infinitamente maleable a la construccin sociohistrica, se
trata de lo que va ms all de lo que consideramos como realidad de la inmediatez fenomenolgica o
positivista, ya sea que llamemos a sta presencia biolgica, naturaleza o cultura. Lo Real es esa piedra
incmoda que no puede ser asimilada en el universo simblico del lenguaje, del sentido, es lo indecible, que
traba el sentido total, ese algo incomunicable que trasciende hacia lo indeterminado radicalmente. Es una X
que persiste incmoda y no permite que el universo social cierre en una total coherencia, una X sin
consistencia positiva, un vaco sin esencias (Zizek, 2005, 2006).
deber de ser vistos, ligados de una forma pasional al sujeto, como lugares que en la
literatura geogrfica urbana suelen llamarse nodos o atractores, espacios que despiertan
gran inters.
Donaire se interesa por el turismo cultural y denota este gran valor que se le da, en
circuitos tursticos dentro de la ciudad, a los museos, iglesias, edificios, iconos culturales,
casas de artistas muertos, antigedades, etc. Sin embargo, el turismo cuando se realiza en
espacios no urbanos en la naturaleza no deja de ser un turismo cultural, no deja de estar
mediado por esa mirada atravesada por el universo de cdigos socioculturales que le
determinan en buena medida lo que ve. Estos atractores se convierten en parques
nacionales, volcanes, ros, playas, etc. As, como hemos visto, la mirada turstica
permanece siendo una forma esttica, en relacin a la forma en que es atravesada por el
universo de consumo y su consecuente universo meditico, una mirada contemplativa
bastante romntica, tambin comnmente mediada por el dinero hacia esos nodos o
smbolos tursticos.
Ahora bien, debemos desprendernos un poco de Donaire en tanto consideremos que
la mirada humana no es solo una mirada interpretativa hermenutica y/o semitica tal como
tradicionalmente se concibe esta forma de mirada, una ms descarnada, sin afecto, sin goce.
En este inters por un nodo o un smbolo turstico (sea la iglesia de la Sagrada Familia en
Barcelona, el museo Guggemhein en Bilbao, la catedral de Len en Nicaragua, las
pirmides de Tikal en Guatemala, el parque nacional Cahuita o el volcn Arenal en Costa
Rica), incide el componente afectivo, visceral, de goce: estos nodos tursticos pasan a ser
no solo objetos de inters cultural, sino tambin objetos de deseo para la mirada del turista -
205
que, ejemplificadamente, se constituyen en esos espacios que deben ser fotografiados a toda
costa.
Ac interviene el otro factor de la mirada que nos expone el psicoanlisis: en
nuestra interaccin con el mundo no solo interviene el universo Simblico, los cdigos
culturales que viven dentro del lenguaje, sino tambin el universo Imaginario, ese cierre de
totalidades que damos en funciones gestlticas. Es precisamente en esta interaccin entre lo
Simblico y lo Imaginario que se constituyen las fantasas, las cuales, como se adelant
antes con Zizek (2005), no son una mera compensacin de la realidad, sino que las
fantasas nos dan las coordenadas para mirarla, son quienes estructuran la realidad y
conducen el deseo y el goce. Para Laclau (2007) o Stravakakis (2008) la semitica o la
hermenetica pueden explicar las relaciones significantes, pero la intensidad del vnculo y
el apego afectivo con esos significantes son establecidos en el desarrollo terico
psicoanaltico.
El humano al ingresar al universo del lenguaje -esa peculiaridad que le da un gran
factor diferencial del resto de los animales-, al universo de lo Simblico, pierde su Vnculo
Primordial con la Naturaleza, se desprende de los instintos biolgicos que determinan al
animal y se va inmerso al universo sociohistrico del hablar con sus otros, de interpretar,
entender, forcluir o reprimir lo que los Otros le dan o no le dan. El nio o la nia llega al
mundo y ya hay algo dado que est ah en movimiento desde antes de que naciera, un
conjunto de expectativas, deseos, vacos por llenar, que esos Otros primarios y secundarios
(representantes del universo Simblico sociohistrico en que estn inmersos) le encajan al
venir y ocupar un lugar o varios lugares en el tejido social.
206
De esta forma, a la par de ser un ser natural es un ser virtual, un ser artificial, ese
artefacto socio-cultural que es el lenguaje va a permear su contacto con el mundo, ac
entra en juego el nudo de borromeo lacaniano entre lo Real, lo Imaginario y lo Simblico
(Lacan, 1994; Zizek, 2005, 1998; Stravakakis, 2010). Como vimos, lo Real no coincide
nunca en su totalidad con la realidad observada en la positividad diaria, por lo contrario es
eso no-dicho, lo imposible de expresar, aquello que desborda el lenguaje y le da la
movilidad para seguir buscando y decir lo antes nunca dicho. Nuestra aproximacin a lo
Real siempre ha de estar mediada por lo Simblico y lo Imaginario, por esos trazos de
intento de dar sentido, nombrar e imaginar a travs del lenguaje y la gestalt de buscar
unidades e identidades del imaginario.
La naturaleza a pesar de ser un constructo social, la hemos naturalizado,
esencializado, por ejemplo, la naturaleza se deja en consideracin de las ciencias
naturales con sus leyes especficas (las ciencias sociales se han especializado en
desnaturalizar el comportamiento social, pero poco tienden a incidir en su relacin con lo
que se considera naturaleza). Para Escobar (1999), el pensar la naturaleza como ajena a la
humanidad es una visin producto del sujeto que surge en la modernidad capitalista (por
ende marcada sociohistricamente), donde su visin patriarcal de hombre se posiciona
como ajena a esa naturaleza virginal a ser conquistada, abarcada. Ac surge la
ideologa moderna del naturalismo, que es la creencia de la naturaleza primigenia por fuera
de la historia humana (Escobar resalta esta visin como muy expresada en el arte
paisajstico moderno, donde la naturaleza toma un rol pasivo en una mirada de
homogeneidad, unidad y control, algo parecido a lo que sucede con las ciencias
207
naturales). Al visitar la pgina oficial del ICT o su Facebook, se pueden ver saturadas de
estas imgenes paisajsticas tropicalistas, en la imagen de la derecha se puede ver la
posicin tpica del turismo natural, donde la naturaleza est pasiva a solo ser contemplada
por la mirada esttica:
Imgenes 21 y 22. Paisajismo de la pureza natural.

Sin embargo, el simple hecho de que hoy en la llamada globalizacin la
naturaleza ms virgen o selvtica persista en una creacin social como es un parque
nacional, hace que esa distancia entre humanidad/naturaleza no sea tan clara. Esto para
Escobar no significa negar la existencia de una realidad biofsica, prediscursiva o
extrasocial, sin embargo es enfatizar en que, aun para un bilogo o ecologista, esa
naturaleza que se mira al visitar un bosque por ejemplo est atravesada por ciertos
universos discursivos y de significacin que son construidos histricamente (por ms
ciencia objetiva en su sentido de observacin neutral que se pretenda), as lo que
percibimos que es natural, es a su vez desde ya, cultural y social, un hbrido de lo orgnico
y lo artificial donde no es tan clara la distancia entre ambas, por ende no manteniendo una
208
distancia ontolgica (esto es ms visible hoy con el desarrollo de las tecnologas, en
especial la biotecnologa).
Hoy existen distintas formas de concebir la naturaleza que estn en tensin, que
anulan la posibilidad de una forma esencialista de concebir no solo lo que hemos llamado
cultura o sujeto (que se articulan en un cuerpo o un conjunto de cuerpos fsicos), sino lo que
tambin le contraponemos como naturaleza, algo tan aparentemente solido en su
naturalizacin. As, para Escobar hay regmenes de naturaleza, entendido en el sentido
foucaltiano de saber-poder y formas de gubernamentalidad que distribuyen lo que debemos
o no asumir como naturaleza. De esta forma los rdenes sociales modernos han situado lo
natural tanto dentro de la mercantilizacin como dentro de la gubernamentalidad poltica de
la poblacin (por los aparatos del Estado y del conocimiento experto y esttico, su
disciplinamiento). La naturaleza empez a tener una lgica fordista, uniforme,
administrable.
Volviendo un poco a la temtica concreta analizada en esta investigacin, podemos
ver que esta nocin pasiva paisajstica y romntica de la naturaleza que establece una
distancia dicotmica con el humano, es una construida en un momento histrico especfico,
el del establecimiento de la colonialidad del poder, capitalista, patriarcal y racista, la misma
que posiciona esa matriz de poder en la mirada hegemnica del turismo internacional. En el
turismo se establece la ideologa polticamente correcta del respeto a la naturaleza biolgica
(que ni siquiera as se efecta, por los desastres ambientales ya detallados en torno a la
construccin hotelera), pero que al separarla del humano no considera la biologa humana
como parte de sta: el trabajo, el dolor, la explotacin, desgaste fsico, etc. de la mano de
209
obra material para el consumo del primer mundo, no es tomada en cuenta en esa mirada
turstica (o en diversos ecologismos). Mientras la naturaleza de los bosques se protege, la
naturaleza en forma de esfuerzo humano se explota al mximo , no los Otros en la figura
59
de los buen salvajes (domesticados en la imagen del exotismo), sino en los radicalmente
Otros (los y las trabajadoras dislocales sealados en los primeros captulos), que no adornan
el paisaje natural homogenizado y surgen como lo Real que quiebra con su antagonismo la
fantasa tropicalista extica.
En el caso del turismo en Costa Rica se escenifica a la Naturaleza como ese lugar
otro (por ejemplo, bajo la lgica del pas sin ingredientes artificiales), en esta concepcin
de la Naturaleza estamos ante la fantasa de ese lugar cercano al Vnculo Primordial
mtico, el lugar equilibrado, perfecto, virgen, inmaculado, contrapuesto al humano artificial,
materialista (recurdese la discusin con Laclau en el Captulo III, sobre el papel de este
lugar mtico en el universo del sujeto as como el poltico, como lugar de motor del deseo).
A veces la naturaleza, como se resalt bastante en las entrevistas de esta
investigacin, llega al nivel de romantizarse, principalmente en regiones del primer mundo,
como algo lejano y extico, algo all en el trpico. As, esta visin de la naturaleza, de
lo ecolgico, constituye un lugar al que se le deposita las fantasas de poder. Como se
ahondar mucho en el siguiente captulo, en la ideologa hegemnica del turismo en Costa
Rica del capitalismo verde y desarrollo sostenible, su condensacin en lo eco ha sido
introducida dentro de la lgica del mismo sistema econmico que depreda bosques, ros,
mares, geografas enteras. Es fcil, entonces, ver cmo cuando las palabras conserva la
210
Agradezco grandemente a Ignacio Dobles por llamar mi atencin sobre este punto.
59
naturaleza, sostenible o eco-(algn plus) (eco-turismo, eco-hotel, eco-comida, etc.) se
le adjunta a cualquier objeto de consumo, va a ser un producto con mayores posibilidades
de ser mejor visto socialmente, comprado y validado, aunque se trate de las bolsas para
comprar con las que una transnacional como WalMart se hace propaganda polticamente
correcta.
Es en esta compleja situacin donde debemos situar la nocin de naturaleza en el
turismo en Costa Rica, vista como un lugar lleno de pureza, sin excesos, sin fallas, sin
impurezas, inmaculado, lleno de muchos de aquellos prototipos con que la sociedad
patriarcal idealiza y romantiza en su imposicin violenta -pero solapada a la inversa- sobre
lo femenino. Es una fantasa cercana a aquella imagen prototpica del amor romntico
patriarcal, donde la mujer ocupa un lugar idealizado, pero en tanto permanezca en su lugar
lejano y pasivo, sin violencia y agresividad propiamente masculinas.













Interludio. La fantasa y el imperativo de goce en la modernidad tarda.
La publicidad y el consumo en el turismo.

211
Deleuze (1999) establece que existe en la actualidad un paso de las sociedades
disciplinarias estudiadas por Foucault (del s. XVI al XX) a las sociedades de control
(segunda mitad del XX, donde, por ejemplo, surge el turismo como economa posfordista
de servicios) en la cual el control se ejerce de forma no tan disciplinada, ms fluida,
desterritorializada, a travs, del consumo, de la mercadotecnia, de la flexibilidad en el
trabajo, etc.

Se trata de ese paso a la modernidad tarda y su dominacin a travs del
60
universo meditico de la sociedad de consumo (Baudrillard, 1983; Jameson, 1994, Harvey,
1998; Eagleton, 1997).
La publicidad, la mercadotecnia, como se ha visto, juega un papel fundamental en
situar en el turista, como lugar de deseo, ciertas geografas del placer, en situar un espacio
como propicio a la inversin de dinero y tiempo viajando a zonas relativamente remotas del
mundo. Sin embargo, dentro de los anlisis del turismo, esta condicin central de la
publicidad no ha sido muy ahondada, en este interludio se va a realizar otro corte terico
para reflexionar un poco sobre esta condicin del consumo de la experiencia que supone el
turismo, ese universo meditico que supone la construccin del turismo como una forma
especializada de consumismo, el consumo de la experiencia. Para luego pasar al siguiente
212
Sin embargo desde una posicin crtica en las periferias del planeta, debe cuestionarse esta visin un tanto
60
etapista de Deleuze y de desarrollos postestructuralistas y/o posmodernos posteriores. No es que un modo
de poder social sustituye a otro, sino que tambin se conforma coexistente junto al establecido dentro de la
dialctica ya presente en la misma Modernidad, no como su superacin (vase Callinicos, 1993; Eagleton,
1997). O sea, principalmente en regiones perifricas, la sociedad disciplinaria se contina fortificando cada
vez ms, no tiende a desaparecer, se trata de su suerte de mezcla tenebrosa kafkiana (al decir del mismo
Deleuze) con la sociedad de control. Ya la tradicin marxista nos da la clave para ver el asunto:
principalmente en las periferias vivimos un desarrollo desigual y combinado de las distintas formas de
produccin histricamente dominantes en los Centros mundiales, hasta el punto que an hoy vivimos
ampliamente formas de produccin desde premodernas pasando por tayloristas hasta posfordistas (al
respecto vase Gruner, 2002 y la discusin mantenida en el Captulo II a partir de Cordero, 2006).
captulo, que analiza en concreto el universo discursivo oficial propagandstico del ICT.
Hoy, dentro de la teora social es una suerte de verdad de Perogrullo afirmar que el
objeto de consumo no es solo una mercanca objetiva ni calculable dentro de los intereses
directamente econmicos de rentabilidad y posibilidad de adquisicin, sino que a la vez
tiene un valor de estatus simblico (eso que Bourdieu seala como capital simblico y
cultural, ms all del directamente econmico). Sin embargo, poco se toma en cuenta lo
que tiene que ver con la economa psquica, el cmo en el sujeto el objeto de consumo
deviene a la vez en un objeto Simblico e Imaginario cargado de fantasas y de pasiones, es
decir un objeto de deseo para el sujeto. Ahondemos un poco en esto.
Como se ha visto muy ejemplificado en el captulo anterior, a la publicidad
(fundamental en incentivar el turismo), como fantasa social, le es inherente la promesa de
eliminar o domesticar contradicciones de la cotidianidad. El producto o el objeto de deseo
de consumo parte de una promesa esencial, una promesa de dar y satisfacer el deseo de
goce del consumidor. Para ello es clave, dentro de la lgica de mercado de oferta y
demanda, de consumidores y vendedores, la intervencin de un tercer agente crucial, que es
la lgica publicitaria de promesas y fantasas entorno al consumo de tal o cual objeto. No es
una industria meramente informativa neutral o solo dadora de estatus, sino un espacio
fantasmtico donde se recargan fantasas psicosociales de todo tipo. Es muy importante
resaltar que la publicidad no solo dirige el consumo, sino que ella misma es objeto de
consumo, que adems se ofrece gratis, quin tiene que pagar por el placer de ver los
anuncios publicitarios en la calle, en la televisin o el internet? Asimismo es como hay un
goce mismo en el ritual, el proceso de comprar o de consumir experiencia.
213
Para autores como Zizek (2005), Lipovetsky (2003) o Stravrakakis (2010), con la
instalacin ampliada de la sociedad de consumo, ms o menos a partir de la segunda mitad
del siglo pasado con la llegada de la economa fordista en el primer mundo, se ha pasado de
una sociedad de la prohibicin (paralela a lo que Foucault llam la sociedad disciplinaria) a
una sociedad del goce comandado. Las sociedades de la prohibicin se fundaban en una
idealizacin del sacrificio, del deber, del no placer, de sacrificar el goce en nombre del
deber social. Pero en las sociedades del capitalismo tardo se da un giro hacia el mandato de
gozar, es un poder no negativo o represor, sino uno creativo, productivo, que no se opone al
sujeto del goce. Veamos.
La culpa ahora no solo se da, como en la Europa victoriana de Freud, por ceder al
placer, sino por no tenerlo, por no hacer caso al mandato del super y, que Lacan (1993)
seala para nuestra poca: goza! Hoy por ejemplo, la culpa no solo est en disfrutar, en
gastar el dinero, tal como la lgica austera del capitalismo tradicional funcionaba
(recordemos el capitalismo protestante de Weber), sino que la culpa tambin hoy aparece
cuando no se puede consumir, cuando el joven no puede tener el play station de moda,
cuando la chica vanidosa no tiene su bolso de temporada, cuando el estudiante universitario
no tiene el celular adecuado a su estatus ciberntico o en las vacaciones no se viaj a un
buen lugar de consumo de experiencia turstica. El goce privado que amenazaba con
desestabilizar la sociedad de la prohibicin o disciplinaria, deviene hoy en una fuerza
estabilizadora del sistema e incluso adquiere el estatus de un deber.
As, el consumismo en la actualidad es un universo donde las formas de poder
dejaron atrs los ideales de represin, conformidad y homogeneidad, hacia un universo de
214
mayor permisividad, el capitalismo flexible va hacia una lgica individualista centrada en
el marketing de la identidad y posiciona marcas u objetos de consumo (hay tanto
consumidores apegados a su marca Nike diferenciada de la Benneton, como consumidores
de la experiencia turstica del tipo natural diferenciada de la cultural, dentro de la
lgica posfordista de personificacin del consumo de masas). Sin embargo, al analizar las
sociedades actuales comnmente se totaliza esta imagen ms flexible del consumismo
(visiones ms etapistas y homogenizadoras de las pocas histricas, como se critic
antes), pero, como resalta Eagleton (2006) el sistema actual necesita tanto el sujeto flexible,
difuminado y disperso (digamos ms posmodernista, de control) que debe funcionar para
el consumismo y los estilos de vida, como necesita el sujeto duro, disciplinado y centrado
(digamos ms modernista, de disciplina) que debe funcionar para la escuela o el trabajo
(el turismo al ser una actividad espaciada en el tiempo del ocio, da pie grandemente a las
condiciones de flexibilidad de la identidad, son conocidos los clichs acerca del turista
que se relaja a hacer cosas que estn ms all de su vida cotidiana o que no hara en su
propio pas o regin, ya que nunca va a volver o nadie le conoce).
El papel de los afectos en este universo de consumo es esencial, tal como antes se
seal dentro de la teora social actual se hace un poco de lado el valor de los afectos,
concibiendo por lo comn en el anlisis a un sujeto ms del mbito de lo cognitivo y/o
racional, ms lejano de lo emotivo y visceral. Pero como seala Stavrakakis (2010), la
industria publicitaria se convirti en un laboratorio psicolgico de avanzada, siendo de los
mbitos de la economa que ms ha conocido a profundidad el valor de los afectos, de las
emociones en el proceso que impulsa el acto del consumo (un dato curioso por ejemplo es
215
que el llamado fundador de las relaciones pblicas, Bernays, fue sobrino de Freud). Una
de las mejores formas de sujecin se establece mediante lazos emocionales y no tanto a
travs de la argumentacin racional.
Desde el psicoanlisis se puede establecer que toda necesidad es una construccin
social, no hay por un lado unas necesidades falsas y, por otro lado, unas verdaderas,
bsicas o biolgicas de sobrevivencia. Esto, como antes se vio, al ser seres del habla
somos seres Simblicos, ya desnaturalizados y artificiales desde que entramos al lenguaje,
se trata de esa peculiaridad humana que trasciende los instintos biolgicos que determinan
al animal y su plena satisfaccin. A diferencia de ellos perdemos ese Vnculo Primordial
biolgico y quedamos insertos en una red construida sociohistricamente. Al trascender los
instintos y su satisfaccin animal, se va mucho ms all de la mera nocin de necesidades
bsicas, por lo que el humano es un ser de deseo (que se instala dentro de la historia), no
de necesidad (biolgica o meramente mercantil capitalista), de ah que le demanda al
sistema de consumo un deseo de un objeto con un plus, un ms all del mero placer
inmediato de obtener el objeto en s, lo cual sera una mera satisfaccin de necesidad, no
una demanda.
Stravrakakis (2010) resalta que la necesidad de un fumador por su cigarro no es
menos necesaria que la de comer (no es ms inelstica que la demanda de alimento), o
se pregunta: cmo explicar la no necesidad de comer de la persona anorxica o el preso
poltico que hace huelga de hambre? (no comen desde el punto de vista biolgico, pero
desde el psicolgico o ideolgico si comen, pero algo que podra llamarse la nada o
ideologa, una comida que trasciende totalmente su inmediata materialidad objetiva,
216
sino que su fundamento ms bsico es ser ese plus excesivo del objeto en s mismo).
De esta forma, la afirmacin de que el consumismo y los medios de comunicacin
crean falsas necesidades en contraposicin a unas genuinas es muy limitada. Podemos
seguir a Stravakakis, quien expresa que solo se puede estimular y canalizar el deseo
mediante la construccin de una mitologa en torno al producto de consumo y hacerlo un
objeto de deseo. Aqu entra el papel esencial de la publicidad y los medios de comunicacin
(oficiales o no oficiales): no engaan (como en otro captulo se vio, el vnculo va ms all
de la cuestin de la falsa conciencia cognitiva o informacional), estn ms all de lo
verdadero y lo falso, es un lenguaje proftico, no promueve el aprendizaje ni el
entendimiento, sino la esperanza, tiene una promesa bsica, tiene una construccin
mitolgica intrnseca (Stavrakakis, 2010). Para el humano, el objeto (de consumo) siempre
es de parcial satisfaccin, un objeto pequeo a lacaniano, recordemos el desarrollo antes
denotado con Laclau, donde ese objeto a es un objeto de apego afectivo porque se convierte
en una sombra que vislumbra aqul objeto primigenio mtico del Vnculo Primordial, del
goce mximo, es como la personificacin concreta y en pequeo de ese gran objeto.
Otra vez, en el caso del turismo resulta esencial la posibilidad que hoy da da las
redes sociales de mostrar a los Otros las fotografas y los relatos de los viajes efectuados,
con el plus -en las periferias del placer- de estar en un lugar extico. De esto que muchas
veces las cosas objetivas o materiales que son objeto de consumo son secundarias, en
relacin a la lgica del plus o exceso: hay una primaca de la imagen de marca que se crea
alrededor de estos, las cuales son encarnaciones de la promesa primaria o esencial de volver
a un universo sin falta, neutral de goce puro. Se consume algo simblico, por ejemplo, no
217
solo se est tomando un lquido negro gaseoso sino una Coca-Cola como goce fantasioso,
no se est solo caminando en otro pas sino que se est haciendo turismo en la fantasa de
un pas verde sin ingredientes artificiales y el ms feliz del mundo. La funcin esencial
de la publicidad es establecer estos plus, estos ms all del mero objeto objetivo o
material de necesidad, sino una serie de valoraciones y adjudicaciones simblicas que le
den su verdadero valor a la par del objeto en s, consumismos marcas, estilos de vida, que
estn asociados a la mirada aprobatoria o de estatus de los otros.
Captulo VI. La marca comercial de un pas feliz sin ingredientes
artificiales.

Introduccin.
En los aos noventas del siglo pasado se vuelve dominante el discurso del
desarrollo sostenible, visto como el desarrollo dentro del sistema capitalista que sera
armnico con el ambiente natural y con la sociedad. Ligado a este proceso, la ONU y su
vertiente enfocada en el turismo que es la Organizacin Mundial del Turismo (OMT) hace
suya esta doctrina, denominndola turismo sostenible (OMT, 2012). A su vez, el Estado
costarricense a travs de su organismo turstico, el Instituto Costarricense de Turismo,
tambin ha convertido en dominante esta discursividad, cayndole muy bien en el sentido
de promocionar al pas como un pas estrella en el turismo sostenible (deslindado
principalmente en los significantes ecoturismo, la responsabilidad social corporativa y
el turismo rural comunitario, segn se puede observar en la pgina web oficial y en la
61
218
http://www.visitcostarica.com/
61
pgina oficial de Facebook del ICT). El inters de este captulo es acercarse crticamente
62
a este discurso oficial del Estado costarricense, problematizando el que sea sostenible ese
estilo de desarrollo que implementa.
Un ejemplo de esta discursividad presente en el turismo, es lo que comenta el
Ministro de Turismo Allan Flores (Crdoba, 6 de octubre del 2011) sobre la ltima
campaa publicitaria del ICT:
Hoy hemos asumido el reto de apostar por la creatividad y la innovacin. Es hora de
que nos presentemos ante el mundo tal cual somos, un pas con un marcado
compromiso con la sostenibilidad, un destino elogiado por nuestra calidad de vida y
principalmente por nuestro calor humano, un lugar que cautiva, sorprende y enamora.
El Estado en su vertiente neoliberal (Harvey, 2007) tiende a jugar un papel
confabulatorio con el capital transnacional y su inversin desregulada. Este papel del
Estado no se reduce solo a incentivar la inversin privada extranjera con infraestructura
fsica y jurdica que le facilite su desarrollo, sino que tambin se encarga de la constitucin
de la infraestructura de saber-poder (Foucault, 2006) de legitimacin de una racionalidad
especfica acerca del uso/explotacin de recursos naturales y sociales. Se conforma as un
discurso tcnico de control y uno de orientacin poltica de buenas prcticas (en este caso
asociado a lo eco, sostenible y la responsabilidad social) que regulan el cmo,
quines, cundo y dnde se le da uso a los recursos, administrando la poblacin en cmo
explotar y expropiar. Estos saberes parten de premisas cuestionables que se legitiman bajo
el paraguas de esos significantes muy polticamente correctos en la actualidad, dndole un
uso lejos de ser alternativo a la economa poltica de la lgica capitalista neoliberal, sino
que reproduce sus condiciones de produccin. Recurdese la, ya mencionada con Parker
219
http://www.facebook.com/visitcostarica?fref=ts
62
(2005a), relacin fundamental del discurso del amo con el discurso cientfico para
concretar el discurso capitalista en Lacan, es decir los saberes de legitimacin
dominantes (cientficos, econmicos y polticos) al servicio de la reproduccin del
mercado. As, bajo esta imagen se legitima el incentivo ampliado del desarrollo de
megaproyectos tursticos hegemonizados por grandes transnacionales. Ahondemos un poco
en todo esto.
El capitalismo verde y la Responsabilidad Social Corporativa. El maquillaje humano
del capitalismo reciente.
Hoy podemos ver en la industria publicitaria global la amplia gama de imgenes
con motivos naturales, animales exticos, bosques exuberantes, rboles, etc. Toda gran
empresa que quiera tener rditos con una buena imagen ha de contar en sus productos con
formas ecolgicas, verdes o sostenibles, desde Wal-Mart, pasando por MacDonalds y
Coca Cola. Esta variacin dentro de la economa actual, para Rodrguez (2011) se debe a
los movimientos mundiales hacia una estrategia donde las empresas y organizaciones
intentan mostrar un gran inters por las problemticas ambientales y el futuro de la
humanidad, ocultando a la vez la realidad de la sociedad altamente consumista, desigual y
con altos impactos socioambientales, que son inherentes a la produccin del capitalismo.
Responde esto a un andamiaje comunicativo, un proceso complejo de mercadeo, que da en
el clavo con el juego semntico de lo polticamente correcto en una poca histrica donde
el capital necesita hacer un ajuste con lo ecolgico, lo verde, lo sostenible, la
responsabilidad social, para aplacar los enormes impactos socioambientales en su
acumulacin, desposesin natural y social, as como su ideologa histrica de desarrollo y
220
progreso (siendo ahora todo un cambio paradigmtico el paraguas semntico de lo que ha
venido en llamarse el desarrollo sostenible).
Gran parte de este cambio se debe a que estos mismos grandes impactos ambientales
globales a la vez lesionan las posibilidades de acumulacin de las grandes empresas, por lo
que ellas mismas se ven en la necesidad de conservar el ambiente y la sociedad, para su
misma sostenibilidad. As, para Rodrguez (2011) el ajuste reside en integrar la naturaleza y
la sociedad como bienes escasos en el campo de los valores de uso y de cambio. De esta
forma se conforma el capitalismo verde, el cual vendra a considerar al mercado como el
principal medio para responder a la crisis ambiental, integrando consideraciones
ambientales en la economa, la produccin y creando nuevos mercados verdes y limpios,
que a la vez ayudan a apaciguar las resistencias sociales por factores crticos que crearan
disidencia, como el agua, la soberana alimentaria y la defensa del territorio. En este
proceso Rodrguez (2011) seala que es el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en
conjunto con la CEPAL (Comisin Econmica para Amrica Latina), los principales
organismos que han formulado e impuesto este tipo de economa en relacin a la crisis
climtica.
Veamos un ejemplo reciente de esta proliferacin de marcas verdes, en el mercado
del agua embotellada apareci recientemente la marca Costa Rican Rainforest Premiun
Water, que muestra esta imagen verde, de extica fauna y flora :
63
Imagen 23. Agua embotellada ecolgica y filantrpica.
221
La imagen y la informacin presentadas a continuacin provienen de la pgina web oficial de la empresa:
63
http://www.drinkrainforest.com/index_es.html

En ella se puede leer, apelando al nacionalismo, que no es solo agua, es Costa
Rican Rain Forest Premiun, este nacionalismo va por supuesto ligado a una imagen verde
de sostenibilidad ambiental. Expresa que el envase es de 100% plstico reciclado, 20%
menos plstico y 65% menos de papel de empaque, tambin podemos leer la mxima
ecologista de pensar global y actuar localmente y por ltimo menciona que por cada
botella vendida nosotros donamos a propsitos de reforestacin y conservacin. Por
supuesto el mercado interesado en este producto ha de ser uno preocupado por el ambiente,
con la correccin poltica de comprar un producto totalmente verde. Sin embargo, lo que no
se toma en consideracin es el proceso de privatizacin y mercantilizacin de un bien
comn como lo es el agua, un bien que por derecho debera de ser potable y universal, por
lo que esta concepcin sostenibilidad ambiental deja intacto el proceso de expansin
capitalista privada sobre los bienes comunes.
Hay tres caractersticas clave presentes en este producto que representan lo bsico
de la lgica que hay en este cambio estructural en el sistema de consumo y produccin, que
222
ac me interesa ahondar: 1. El presentar una imagen de inters por lo verde, eco,
sostenible (ligado al nacionalismo de lo caracterstico costarricense). 2. La lgica
filantrpica, que en el mismo proceso de consumo se ejecuta (donaciones a conservacin y
reforestacin) y 3. La mercantilizacin queda desproblematizada, donde no solo se
reconvierte en un bien privado y comercial, sino que juega un rol de estatus social que le da
a la persona que porta agua en botella y, por ltimo, tambin pasa a ser un objeto de deseo
(psicoanaltico) de las fantasas sociales (o ideologa en Zizek) de exotismo ecolgico del
sistema de consumo. A lo largo de este captulo se va a tratar de desarrollar estas lgicas de
la economa de consumo en torno al sistema turstico, en tanto consumo de la experiencia.
En este proceso se puede hablar de un proceso estructural de reconversin
semntica del discurso de lo ecolgico y lo responsable socialmente, que pasa a ser un
discurso dominante integrado al sistema social hegemnico. A este respecto resulta crucial
recordar la nocin de conversin que Montero (2006) toma de la teora de la psicologa de
las minoras activas, como esa forma de disuasin del discurso de las minoras por parte de
las mayoras que sustentan el poder social, el cual consiste en el incorporar desde las
mayoras dominantes como propios los discursos disidentes de las minoras. Esto mismo,
en trminos de Van Dijk, sera un proceso de cooptacin. A estos discursos de las minoras
si en un primer momento se les rechaza su influencia social por considerarse subversivos o
disidentes, posteriormente (y no necesariamente de una forma tan consciente y explcita)
pasan a formar parte de las formas dominantes discursivas. As, se reconvierte su contenido
y se adecua a sus intereses, convirtindolo en un lenguaje de lo que vendramos a
denominar lo polticamente correcto.
223
Esta carga semntica de lo eco, lo verde como lo polticamente correcto, se
viene a complementar con la nocin de Responsabilidad Social, tambin en auge en esta
poca histrica. Se trata de la parte social de esta reconfiguracin de la cara del capital.
La Responsabilidad Social Corporativa (RSC), para Ramiro y Pulido (2009) ha sido
tambin un vuelco paradigmtico en la economa global, hoy no podra existir una gran
corporacin que no mantenga estas discursividad, siendo una condicin sine qua non el que
su oferta aparezca como responsable ante la sociedad (como estrategia de publicidad y
lobby poltico) y sea una buena inversin econmica.
En la lgica de la RSC, vemos de nuevo cmo el capital y sus grandes
corporaciones han aprendido a compensar los desastres sociales que han desplegado,
integrando est lgica dentro de sus clculos de inversin (no solo econmica sino tambin
psicolgica, poltica y cultural). Hoy dentro del lobby econmico-poltico una empresa
vera muchos factores contrarios al xito de su producto si no se presenta con esta visin
responsable socioambientalmente. Asimismo les ayuda a dar factores para apaciguar los
movimientos sociales de resistencia, un gran agente que histricamente les ha descubierto y
resistido a sus abusos.
Ya hemos hablado del buen lobby poltico del turismo, como industria sin
chimeneas, es precisamente en estos cambios histricos dentro del capitalismo,
principalmente desde la segunda mitad del siglo anterior, donde debe ubicarse la economa
turstica internacional de hoy. Estas formas de responsabilidad social han formado parte
histricamente en el capitalismo, siguen la lgica de la filantropa vista como caridad,
asistencialismo y paternalismo que ha sido comn histricamente en ciertos sectores
224
capitalistas. Sin embargo, el concepto de RSC surgi hasta los aos 50 (Ramiro y Pulido,
2009), en un cambio histrico donde esa lgica filantrpica se expande y poco a poco pasa
a formar parte de las inversiones econmicas que a largo o mediano plazo le da rditos a las
empresas, formando a ser parte de aqul valor de uso que antes se mencion: al dar una
cara ms humana el valor (psico-cultural) empresarial sube y la imagen del producto se
abre a ms variedad de mercados, potenciando el valor de marca y una eventual ventaja
competitiva. Se trata de un paso ms de la expansin de la mercantilizacin y colonizacin
de la vida social, que cada vez esparce ms el capital. Si antes la responsabilidad social y
ambiental era algo externo a la lgica del sistema liberal capitalista, hoy forma parte clave
de su lgica.
Teniendo muy presente los abusos sociales y ambientales sealados en la
transnacional RIU en captulos anteriores de esta investigacin, podemos volver a su
informacin oficial (RIU, 2012) y adentrarnos en su nocin de Responsabilidad Social
Corporativa que se divide en tres reas: gestin medioambiental, accin social y recursos
humanos. En torno a la gestin medioambiental expresa:
La empresa es consciente de la necesidad de que el desarrollo de su actividad se realice
con el adecuado respeto por el medio ambiente, por lo que se compromete al
cumplimiento de los siguientes principios ambientales a travs de diversos proyectos: 1.
Racionalizar y hacer buen uso de los recursos naturales. 2. Mejorar continuamente y
prevenir la contaminacin. 3. Actualizar continuamente el programa ambiental. 4.
Adecuar continuamente el cumplimiento de la legislacin y reglamentacin ambiental
aplicables. 5. Promover la formacin ambiental y la sensibilizacin de equipo humano
que compone la empresa as como de los clientes. (RIU, 2012, p. 4).

En torno a la accin social comenta
El compromiso de RIU Hotels & Resorts con la comunidad y los clientes se materializa
en los siguientes proyectos: 1. Poltica de patrocinio y colaboraciones 2. Apoyo a
225
comunidades locales 3. Compromiso contra la explotacin sexual infantil. 4. Dar
continuidad a los proyectos solidarios entre otras iniciativas (RIU, 2012, p. 4).

Para contrarrestar esto, podemos mencionar los paralelos de la lgica de enclave en
el turismo con las consecuencias materiales parecidas a los enclaves agroexportadores
implantados colonialmente en Centroamrica (paralelos como la dependencia al mercado
internacional, el que los beneficios se van lejos de las localidades donde se producen, la
tendencia a la explotacin laboral sin condiciones bsicas principalmente a inmigrantes, la
amplia contaminacin ambiental comnmente inmune, etc.). Durante el siglo pasado
surgieron las Banana Republics centroamericanas como prototipo de esta forma de
enclave de agroexportacin, siendo muy simblica la transnacional Chiquita, quien
recientemente ha incluido la responsabilidad social y ambiental en su empresa, al visitar su
pgina web , podemos ver esta imagen que dice Responsabilidad social, sustentabilidad,
64
innovacin, involucramiento comunitario y ms esta es la Diferencia Chiquita:
Imagen 24. Responsabilidad social y ecologismo de una transnacional.
226
http://www.chiquita.com/
64

Tambin la lgica cultural tropicalista siempre ha estado presente en las formas
mercadotcnicas de los productos de las maquilas agroexportadoras, en el posicionamiento
de lo extico de frutas como la pia, el banano, el meln, para el primer mundo que no
tiene el clima para producirlas . Por supuesto, en su imagen publicitaria fantasiosa que
65
incita al deseo de consumo de estos productos, se nublan las tensiones o antagonismos
sociales y ambientales que posibilitaron su produccin.
Por aquello de los cortocircuitos, en la pgina oficial del Facebook del ICT se puede
observar la siguiente imagen que est a la par de decenas de imgenes que muestran en
exotismo de Costa Rica en playas y volcanes, una imagen llena de bananos, pias, mangos,
melones, sandias, etc.:
Imagen 25. Frutas exticas tropicales.
227
Recurdese la saturacin micro-geogrfica de agentes de poder en Sardinal, antes mencionada en el mapa
65
de la Introduccin, donde tambin en ese mismo espacio geogrfico pequeo de Sardinal intervienen las
meloneras transnacionales.

Ramiro y Pulido (2009) sostienen que en esta lgica la relacin de los Estados con
las empresas se basa en una paradoja, al suponer que las administraciones pblicas deben
fomentar totalmente la RSC, la cual, a su vez, limita el papel de los Estados en la actividad
econmica y poltica. Esta es una situacin que se viene acentuando en el ltimo tercio del
siglo XX, con la reduccin de la intervencin estatal, confabulndose el Estado con el
Mercado en lgicas de sostenimiento del capital, el cual sigue lubricado en su engranaje. Se
trata de un tipo de reconversin de la posicin en que neoliberales como Friedman no
concedan la posibilidad de alguna responsabilidad social en las empresas: con la llegada de
la RSC no se derrumba esta lgica sino que se subsume a una forma ms inteligente de
crear beneficios econmicos y acumulacin, una marca se ubica mucho mejor si da esta
cara social (Ramiro y Pulido, 2009).
As vemos que en esta poca el capital ha logrado colonizar e integrar a su lgica
reproductiva las nociones de responsabilidad social, ecologa, sostenibilidad, siendo
en la gran mayora de casos un tipo de legitimidad que sostiene al sistema como tal, estando
lejos de ser las alternativas que se pretenden o pretendieron. En trminos de la teora
poltica que efecta Ernesto Laclau (2007, alrededor de la nocin de hegemona de Gramsci
228
aunada a la teora lacaniana de los puntos de capitn), lo que vemos es una re-
estructuracin del significante maestro hegemnico (el significante sin significado) como
punto de capitn alrededor del cual se da legitimidad a los poderes dominantes. Al verse
problematizada la nocin de capitalismo tradicional, el juego discursivo con significantes
ecolgicos y sociales ayuda a aplacar un poco el juego de fuerzas (contra)hegemnicas,
para la legitimacin ltima dentro del sentido comn social, tanto dentro de la validacin
simblica como en la materialidad de la produccin (como hemos visto en las prcticas
empresariales antes sealadas).
Es sta una victoria ms de legitimacin del capitalismo como tal, en una poca
histrica pos-guerra fra donde lo que antes se consideraba como alternativa (el
comunismo realmente existente) ya no lo es y la utopa del capitalismo (que al final
termina siendo igual el realmente existente) se eterniza y naturaliza como inevitable en
una suerte de naturaleza humana inmodificable hacia una lgica sistmica distinta. Hoy
desde esta hiper-legitimacin o gran triunfo hegemnico al convertirse en doxa, a lo que
ms se puede apuntar es en darle un rostro humano o sostenible al capitalismo, como si
ste no fuera histricamente contingente y por ende modificable desde sus races.
Por supuesto, la necesidad de esta correccin poltica empresarial (de darle gran
valor a significantes ecos y sociales) ir a imponerse segn el contexto especfico en
que las empresas quieran desarrollarse, su necesidad depender mucho si son lugares que
puedan encontrar resistencia tanto popular como estatal, resistencia ante la cual una gran
estrategia es mostrar esta cara humana del capital. En ciertos contextos con poca
resistencia contra-hegemnica con el capitalismo tradicional las empresas pueden imponer
229
fcilmente sus lgicas de despojo ms directamente, que en formas donde se necesite la
sutilidad de ser polticamente ms correctas. En un pas de ciertas caractersticas como
Costa Rica, con un Estado social relativamente fuerte desde la segunda mitad del siglo
anterior, pero que, como ya hemos visto, cambia su perspectiva a una lgica ms neoliberal
a partir de los aos ochentas y ve a un Estado complaciente con las transnacionales, an
pueden persistir sectores que se resistan (gracias a esta sedimentacin temporal y espacial
psicosocial de una visin ms social y pblica de la vida, en contraposicin a una ms
privada) a las formas de depredacin a destajo. Por lo que en un contexto como ste, sera
necesaria formas ms correctas de su imposicin.
El lado bueno y el lado malo del poder, o la obscenidad superyica a la sombra.
Esta es una conversin del capital a formas ms sutiles de integracin y dominacin
en el campo econmico, se puede decir que ac estamos hablando de la lgica histrica del
buen capital, del capitalismo con rostro humano. Ahora bien estas formas ms
econmicas, a la vez tienen su correlato cultural, se trata del paralelo de esta lgica con la
condicin, ya mencionada, del buen colonialista, que ve romnticamente al buen
local (es una lgica cercana a cuando Mignolo (2005) considera al imperialismo como la
forma represiva directa, digamos mala, del proceso ms consensuado, bueno, que
supone el colonialismo), por lo que estos procesos, como dos caras de un proceso de
dominacin, son complementarios. Se trata de dos estrategias bsicas del proceso de
colonizacin especfico del capitalismo (subjetivo y cultural).
Estas dos caras responden a las nociones del poder que antes se mencion en
Foucault, por un lado, la directa e impositiva llena de autoritarismo y la otra ms sutil que
230
da una buena cara a ese autoritarismo (la sociedad de control foucaltiana con una lgica
que, podra decirse, se presenta ms horizontal), donde el poder no se presenta
directamente en un carcter represivo sino ms bien cercano a esa parte bien esencial de
la dominacin que es lo que Gramsci llamaba hegemona (Gramsci, 1986), una forma ms
fcil de consensuar psicosocialmente e instaurarse en el sentido comn dentro de la
correccin poltica. Por supuesto estas dos caras del poder que se expresan en el
funcionamiento del capital y del mundo colonial no son dualidades, ms bien se
interrelacionan continuamente en un juego de interaccin estratgica y que son usadas
estratgicamente segn la situacin concreta.
Ahora bien, estas dos formas o caras del poder funcionan como formas de
interaccin con la otredad, pero tambin dentro de s mismas cada una (la buena y la
mala) desarrolla un exceso o un plus de su cara oficial. Se trata de lo que Zizek (2004)
denomina como la cara oculta del poder, ese exceso o plus-de-goce que se torna excesivo y
obsceno, como complemento que da la base sustanciosa a las maneras formales o explcitas
en que el poder se presenta a s mismo. Para Zizek esta es la forma de Ley en la que se
especializa el psicoanlisis, que no son la figura de la Ley del derecho y la formalidad, sino
que responde a esas lgicas que se manifiestan fuera de la vida pblica y sus normas
establecidas, es decir a las formas del super-y, visto ste no como pura representacin de
la moralidad social sino como suplemento obsceno de tales formas de normalizacin moral,
su aplicacin desfigurada en relacin al goce subjetivado. As, cuando aqul poder formal
se erotiza, es decir cuando se subjetiviza y funciona en el sujeto, se le expresa una falla, su
condicin de no-todo, ah es donde se debe de apoyar en su parte ilegal, el lugar del goce
231
superyico.
Para ejemplificar un poco esto, tenemos el caso de los excesos que salen a la luz en
los escndalos de Abhu Graib en medio de la invasin estadounidense en Afganistn a
principios de este siglo, un abuso obsceno como exceso del poder militar sobre prisioneros
de guerra con torturas y juegos perversos. Estos no seran una excepcin del poder oficial
sino que responde a ser la condicin oculta para el funcionamiento normal u oficial
del poder militar (es mundialmente conocido que esta lgica es inherente a la construccin
de un ejrcito, ya sean fascistas o democrticos, lgica que llega a su nivel mximo de
implementar el estado de excepcin como forma bastante normalizada en la sociedad,
como el caso del nazismo o la situacin hoy global de la inmigracin internacional no
deseada). En otro plano podemos mencionar los ejemplos de la corrupcin poltica dentro
del sistema partidista burocrtico (una forma mundial del accionar poltico) o el plus de
poder de los sacerdotes catlicos en los abusos de nios. El poder oficial se apoya en su
cara oculta, transgresora, para funcionar.
Veamos un ejemplo en relacin a lo que estamos tratando ac. Un megaproyecto se
legitima segn lo podemos ver en la pgina oficial del hotel RIU en Guanacaste :
66
Al estar en un entorno privilegiado, el hotel ofrece una diversidad de actividades,
ecoturismo por zonas volcnicas sus praderas recuerdan a paisajes de sabana
africanaconseguirs ver los sabaneros, vaqueros locales montados en sus caballos
mientras conducen a sus rebaos, que son autnticas figuras de la cultura popular

Pero ya, al haber llegado ac podemos saber que esta cara oficial y polticamente
correcta de esta transnacional, presentndose bajo el lobby correcto de una industria sin
232
Extrado el 12 de noviembre del 2012 de la pgina oficial del hotel RIU: http://www.riu.com/es/Paises/
66
costa-rica/guanacaste/hotel-riu-guanacaste/index.jsp

chimeneas, mantiene a su vez, lo que podramos llamar ac, un lobby oscuro, que acta en
las formas de corrupcin y abuso de poder que se hacen por debajo de la mesa, para
posibilitar el abuso social y ambiental.
De esta forma, para Zizek, el poder no funciona nicamente cuando los sujetos nos
identificamos plenamente con l, sino que tambin solemos identificarnos con diversas
formas compartidas de transgresin ante tal lgica de poder, lo cual hace a tal poder an
ms hegemnico. Ac es donde la nocin de rituales carnavalescos de Bajtin (1974) debe
relativizarse un poco al celebrarlos como inherentemente anti-sistmicos, ya que la
transgresin peridica de la ley (donde la ley y el poder se subvierte en sus lgicas
opuestas, como en un carnaval) puede ser una forma an ms poderosa de afianzar esa
Ley .
67
El turismo en Costa Rica. El posicionamiento de la marca pas en el mercado
internacional de consumo.
Para el 2006 entre los 10 principales destinos de los ciudadanos de Estados Unidos
en Amrica destaca Costa Rica en el octavo lugar, siendo superada por Mxico, Canad, las
islas del Caribe y Brasil, mientras que los restantes pases de Centroamrica no aparecen en
los primeros 25 lugares (Vargas, 2006). Costa Rica es el principal atractivo turstico de
Amrica Central, la estructura a nivel micro y macro del pas se enfoca en esta promocin
turstica y, como vimos, pasa a ser esta actividad su principal fuente econmica.
Esta imagen de Costa Rica se muestra bajo la conversin en una marca-pas,
233
Esta, por cierto, es la ambigedad bsica que debe afrontar cualquier actividad poltica subversiva, el
67
apostar por si se est en una situacin realmente revolucionaria o ms bien un mero show para diversin del
poder o para que este legitime su flexibilidad o tolerancia de la disidencia. Antes se habl un poco de esto
en relacin a la ambigedad del discurso histrico lacaniano, como discurso realmente crtico.
impulsada por el ICT, con el eslogan de Sin ingredientes artificiales y actualmente Costa
Ricas a million dollar gift of happines, donde se posiciona para la mirada del turista con la
imagen de un lugar para visitar ms cercano a la naturaleza, eco, natural, autntico,
con una poblacin feliz, pura vida y pacfica. De esta forma vemos lo especfico de
la oferta turstica de Costa Rica: se enfatiza la naturaleza y es reconocida a nivel
internacional como el gran destino del ecoturismo, dejando de lado tanto el atractivo de
las culturas indgenas (donde las principales infraestructuras son Tikal en Guatemala y
Copn en Honduras) como las ciudades coloniales (donde las principales son Antigua en
Guatemala y Granada en Nicaragua), que son gran oferta en el resto de Centroamrica. De
hecho, en Costa Rica la ciudad se presenta como una regin anti-turstica (Raymond,
2004).
Un contraste interesante a esta imagen paradisaca de Costa Rica es la que resalta en
los Wikileaks sobre Costa Rica , en ellos, miembros de la embajada estadounidense
68
desmentan la popular imagen turstica, diciendo que Costa Rica no es un paraso (sino
que hay) aguas negras por todos lados (El Nuevo Diario, 2011, 22 de marzo), criticando la
creacin fantasiosa construida a la imagen del turista, su imagen ecolgica .
69
Para Helln y Martnez (2009) una marca-pas en el turismo se convierte en un
vehculo a travs del cual se identifica la oferta para el mercado mundial del consumo
234
Informaciones bastante ligadas a la lgica antes mencionada del suplemento oscuro del poder, esta
68
filtracin de escndalos polticos, econmicos y sociales de la informacin oficial es otro gran ejemplo
contemporneo del doble obsceno de lo que venimos hablando, Wikileaks es una organizacin que se
encarg de infiltrar mediante hackeo por internet muchos escndalos polticos, econmicos y sociales a
nivel global.
Agradezco a Ignacio Dobles llamarme la atencin sobre este punto.
69
turstico, se le presenta de forma atractiva, intentando subjetivamente provocar deseo y
generar expectativas positivas. As, su funcin es lograr un posicionamiento deseado en la
subjetividad de los consumidores (dar la diferenciacin particular del pas, como en el caso
de lo no artificial, distinta a la de otros pases). Esta marca pretende, expresan los mismos
autores, un buen posicionamiento en la vigente economa del consumo de la
experiencia (especializacin de la mera economa de servicios) muy importante en la
actualidad del capitalismo donde la publicidad juega un papel fundamental, creando una
imagen global y homognea de una regin determinada, apta para el consumo mercantil
exitoso de una experiencia particular. Por supuesto, dando un gran pie a la promesa
fantasiosa del paraso tropical, fantasa que, como se vio, tiende a negar, ocultar o
domesticar los antagonismos sociales que pueda haber.
Para el ao 2010 y 2011 Costa Rica fue considerada por la prestigiosa empresa de
branding (que se encarga del proceso de construccin e invencin de una marca comercial)
internacional FutureBrand en colaboracin con BBC World News, como la mejor marca-
pas de Latinoamrica, el mejor capital simblico como bien intangible dentro del mercado
turstico latinoamericano. Future Brands resalt la belleza natural (puesto 5 en el mundo),
su sistema de valores (puesto 25 de 113 pases) y su imagen de proteccin al medio
ambiente (Prensa Libre, 2010, 26 de noviembre).
Para los aos 2011-2013 el ICT destinar un presupuesto de $6,4 millones para la
promocin de la marca-pas en Estados Unidos y Canad, la cual, en palabras de Allan
Flores ministro de Turismo, busca atraer una demanda de personas con un capital
econmico y uno cultural especficos: personas muy bien educadas y de altos ingresos
235
que, adems, tengan un alto sentido de conciencia ecolgica (Arce, 2011, 7 de octubre).
Segn el ICT esta campaa publicitaria se basa en recientes ndices que ponen a Costa Rica
como la nacin ms feliz del mundo, de esto que la estrategia publicitaria se llame Costa
Ricas, a million dollar gift happiness, cuya traduccin podra ser: Costa Rica, regalo
millonario de felicidad. Esta campaa ha sido producida por la agencia estadounidense de
publicidad 22square y est siendo lanzada en Facebook , en Twitter y en iPads. En estos
70
medios se pueden observar anuncios en vdeo y audio de la campaa, donde las imgenes
aluden en su mayor medida a la biodiversidad y tranquilidad del costarricense (ms
adelante se ahondar en estos anuncios).
Asimismo, el ICT expresa en su pgina oficial dos formas de expresin de
sostenibilidad: una de ellas va ms directamente a lo ambiental, como son los
Certificados de Sostenibilidad Turstica (CST) y el otro es ms directamente social, se
trata del incentivo al Turismo Rural Comunitario. Al hacer un desarrollo crtico de estas
formas podemos concebir ms concretamente lo que significa la nocin de desarrollo
sostenible turstico para la gubernamentalidad oficial costarricense . Veamos.
71
Los Certificados de Sostenibilidad Turstica como ambientalismo suave del
capitalismo verde.
La nocin de desarrollo sostenible tom auge en la entrada del nuevo siglo en la
industria turstica, forma en la actualidad parte de grandes transnacionales del turismo
como TUI (a la que pertenece la transnacional RIU) y Thomas Cook. En el 2008 el Consejo
236
www.facebook.com/visitcostarica
70
Puede consultarse la pgina oficial del ICT en esta materia: http://www.turismo-sostenible.co.cr
71
Global de Turismo Sostenible (GTSC) determin unos criterios bsicos de certificacin. El
proceso de certificacin del ICT se instala dentro de esta lnea de estandarizacin de lo que
se considera turismo sostenible, dando cuatro puntos de sostenibilidad (es un proceso de 5
niveles de categoras de sostenibilidad, representadas por hojas verdes, paralelas a las 5
estrellas hoteleras): 1. Entorno fsico-biolgico, 2. Planta de servicio (hospedaje) y gestin
de servicio (operadoras tursticas), 3. Cliente y 4. Entorno socio-econmico (bsicamente
actividades de responsabilidad social con las comunidades cercanas). Aquellas empresas
que obtienen el certificado, tienen descuentos para participar en ferias internacionales y si
tiene la categora de 5 niveles tiene su espacio gratis en el stand de Costa Rica. Por
supuesto, el principal beneficio que ofrece el ICT a las empresas que obtengan estos
certificados es el llamado valor intangible de una marca, el darle los plus simblicos e
imaginarios visuales de tener una marca verde, por supuesto una gran estrategia de
mercadeo en la actualidad.
Existen una serie de crticas bsicas que pueden hacrsele a estos Certificados de
Sostenibilidad Turstica (CST). El grupo Turismo en Teora (2012) desarrolla algunos:
1. Elevado costo de implementar todas las medidas. Cuanto ms grande el hotel, ms
fcil le es satisfacer los requisitos, como plantas de tratamiento de aguas residuales,
reciclaje factible de ser recogido en zonas lejanas, el tener que contar con una persona
especfica y especializada para manejar la sostenibilidad, etc. Gastos que los pequeos
hoteles no estn en capacidad de implementar, as las iniciativas en pequea escala y de
participacin comunitaria no califican, aunque estas en s mismas no son tan dainas no
pueden costear los requerimientos de la CST, claramente confeccionada para satisfacer las
237
necesidades de hoteles grandes.
2. La validacin con CST tiende a deslegitimar a empresas que no lo tengan como no
sostenibles aunque lo sean, como podra ser el caso claro de pequeas empresas
ecolgicas. Tambin el sistema de clasificacin por cinco niveles da esos criterios de
(des)legitimacin, controlados ms que todo por la capacidad de una empresa de invertir
en los altos costos de la CST (por supuesto a nivel de atractivo mercadotcnico si se tiene
cinco hojas de sostenibilidad en vez de dos, se est en mejor posicin).
3. Los estndares de los requisitos para la CST vienen de pases del primer mundo, de
un sistema turstico global dominado por las grandes transnacionales. Este proceso no
permite incidir en la particularidad de cada contexto socio-cultural para determinar lo que
es sostenible o no.
Notamos que la concepcin ac especfica de turismo sostenible por parte del
ICT, va acorde con el desarrollo antes mencionado del capitalismo verde, donde se
mantienen las caractersticas bsicas del sistema capitalista en el cual domina el capital
transnacional (muchas de las veces con la lgica de enclave ya mencionada) en detrimento
de formas ms comunitarias y menos dainas para la sociedad y el ambiente. En la pgina
oficial del ICT sobre estos certificados podemos ver que entre los hoteles acreditados se
encuentran grandes megaproyectos que van de las 200 a las 500 habitaciones, varios de los
cuales han sido blanco de movimientos de resistencia comunitaria en contra de sus abusos.
Entre los hoteles que la tienen se encuentran hoteles como el Fiesta Resorts y Spa, el Four
Seasons en el complejo Papagayo, el Paradisus Playa Conchal, el Barcel Langosta Beach,
entre otros.
238
Como se ha sealado, hoy las empresas se ven bajo presin para adecuarse a los
principios del capitalismo verde de sostenibilidad, como formas de correccin poltica y
aplacar las crticas y resistencias sociales. Ss se constituye como una de las mejores
respuestas como formas de buen lobby e inversin en el mercadeo de la marca turstica con
estos certificados. Esto no solo sirve a las empresas que lo tienen, sino que a nivel
internacional Costa Rica se proyecta con esta imagen de Sostenibilidad en sus campaas
publicitarias.
Turismo Comunitario como forma elitista de consumo.

239
El Turismo Comunitario corresponde al otro discurso de mercadeo en la pgina
oficial del ICT tanto a nivel interno como externo del mercado, si los certificados de
sostenibilidad corresponden a la parte ms ambiental, este corresponde a la parte ms
social y cultural de este posicionamiento. Este turismo ha tenido un auge en
Latinoamrica en los ltimos diez aos, tiene su origen en las crticas sociales y
ambientales que se le han hecho al sistema masivo del turismo convencional. Se establecen
as formas ms locales y micro que evitan los desastres ambientales y culturales que pueden
tener la implantacin de los enclaves tursticos masivos (solo el hecho de construir un hotel
de entre 300 y 500 habitaciones es un gran impacto ambiental y probablemente una lgica
no socialmente solidaria con la comunidad en que se instala), dando pie a que se den
formas ms solidarias y familiares de establecer una empresa, de una manera que
podramos decir ms sostenible que la establecida en los criterios de sostenibilidad
ambiental antes mencionados, al dar mayor garanta de que los recursos generados sean
mejor distribuidos y den posibilidades de surgimiento a las personas mismas que habitan
las comunidades.
El ICT en la pgina web da su definicin de Turismo Rural Comunitario:
Este tipo de turismo permite integrar las riquezas naturales, la vida cotidiana de la
comunidad rural y la dinmica propia de las actividades agropecuarias, en un producto
atractivo para el mercado turstico nacional e internacional. Se orienta al turista
interesado en conocer y disfrutar la vida del campo, como por ejemplo, cabalgatas,
caminatas, agro-actividades, conocimiento de mtodos alternativos de produccin, pesca
de agua dulce, fiestas patronales y turnos, sin descartar otras posibilidades accesibles en
la zona como el turismo de aventura, la naturaleza, el sol y la playa y la prctica de
actividades deportivas. Se caracteriza, adems, por ofrecer a los y las visitantes un
contacto personalizado. A diferencia del turismo rural ofrecido por otros pases, las
empresas de turismo rural comunitario en Costa Rica, por su dinmica comunitaria y la
escala de su actividad, para articular un producto turstico requieren de la participacin
240
de varias familias o de la comunidad en su conjunto. La principal diferencia entre
turismo rural y turismo rural comunitario es que esta actividad econmica es planificada
por la organizacin comunal y son los residentes de las comunidades quienes participan
en forma directa en la gestin de los emprendimientos y en sus beneficios.

Unas crticas bsicas ya antes mencionadas con Cordero (2002) y Ramrez (2010),
es que este tipo de turismo no es el de mayor auge en Costa Rica, donde, como demuestra
Ramrez, predomina el ecoturismo masivo. Es paradjico que el mismo ICT llev a cabo
un cuestionario a todos los turistas que salan del pas por aeropuertos en los aos entre
2006 y 2010 (ICT, 2011), donde se le pregunt al o la turista si efectu alguna: visita a una
comunidad rural y comparti con los habitantes actividades, tradiciones y estilos de vida
(actividades agrcolas, tradiciones culturales y ambientes naturales). Estas caractersticas
formuladas en la pregunta se refieren a las del Turismo Rural Comunitario. En el 2006 solo
un 3,7% de los turistas totales respondieron que s haban visitado un lugar as y para el
2009 un 5.5%.
Tampoco necesariamente responde a las caractersticas de una actividad realmente
alternativa, debido a las capacidades de la volatilidad del mercado posfordista de crear
muy diferentes mercados para todos los gustos (como se vio en el captulo anterior, una
persona en un viaje turstico puede visitar un lugar de turismo comunitario y en el siguiente
viaje un megahotel 5 estrellas, de esta forma estos dos mercados se complementan no
siendo necesariamente alternativos, sino complementarios en una lgica de visin ms
estructural).
Ahora bien, existe otra situacin comnmente no notada alrededor de la nocin de
turismo comunitario, ya que si bien esta forma evita para las y los pobladores locales
(comnmente indgenas y campesinos rurales) los desastres sociales y ambientales de los
241
megaproyectos con lgica de enclave (las personas locales se ven beneficiadas ), por otro
72
lado persiste un agente desproblematizado en esta visin, se trata del mercado que demanda
este tipo de turismo, del turista que le utiliza. Como vimos antes, segn Allan Flores
Ministro de Turismo, el ICT busca atraer a personas de altos ingresos. Como poltica
oficial, el ICT da una priorizacin a los sectores de mayor poder adquisitivo, y esta es una
recomendacin de organismos internacionales, agencias de cooperacin y grupos
empresariales.
Siguiendo a Caada (2011), podemos desarrollar esta cuestin. Hay razones
econmicas para justificar que sea a este pblico al que vaya dirigido, como el hecho de
que al tener mayor poder adquisitivo que el turista de las regiones ms cercanas se pueden
tener mayores beneficios por un menor volumen de turistas, tambin el que sea un pblico
que pueda costear un transporte a lugares comnmente de difcil acceso alejados de las
zonas urbanas, as como el factor cultural de que las personas de los pases perifricos
tienden a no estar acostumbradas a realizar actividades tursticas en la naturaleza o a
valorar las expresiones culturales de las poblaciones que ofrecen el servicio.
Sin embargo, al darle nfasis a este pblico se sigue reproduciendo la
insostenibilidad y la elitizacin del turismo, aspectos que ponen en duda sus supuestos de
fcil celebracin. Veamos con Caada (2011) algunos puntos para sustentar esto. Dar esa
prioridad a sectores de altos ingresos implica disponer de infraestructuras muy alejadas a
las habituadas en el servicio de iniciativas comunitarias, lo que ha de tender a suponer una
242
Lo cual tambin es problemtica ya que en las comunidades donde se instaura puede tender a acrecentar las
72
contradicciones sociales dentro de ella, siendo algunas familias las beneficiadas y excluidas otras,
produciendo cierto elitismo.
fuente de endeudamiento o dependencia de recursos externos que incrementan la
vulnerabilidad. Este segmento de turistas son principalmente internacionales, que se
desplaza en avin de grandes distancias (como vimos antes, en un sistema donde el 13% del
total de emisiones de Gases de Efecto Invernadero provienen del turismo y su vinculacin
con el transporte areo). Esto conlleva de nuevo a una dependencia de las volatilidades del
mercado internacional (que vare los gustos de las modas tursticas o que en una crisis en el
primer mundo las posibilidades econmicas no den para efectuar turismo). Tambin se da
un riesgo de una extensin de la dependencia de estructuras tursticas comunitarias con
respecto a la gran empresa turstica, principalmente de operadores tursticos, que por lo
comn han de mediar la proyeccin internacional de las comunidades (el mercadeo
indispensable para que alguien en lugares lejanos se muestre interesado o interesada),
siendo sujetas a la distribucin de las Cadenas Globales de Produccin antes mencionadas,
donde persiste la dependencia de que las actividades de mayor valor permanecen en los
centros mundiales.
Esta condensacin pacificada entre naturaleza extica y la sociedad feliz
costarricense, la podemos ejemplificar en la imagen dada al turista en este afiche presente
en la pgina oficial del ICT con el eslogan Tan autntica como la simpata tica:
Imagen 27. El Turismo Rural Comunitario promocionado por el ICT.
243

La fantasa del pas feliz y verde en la discursividad del ICT.
En los primeros aos de la dcada del 2000 el ICT lanz la exitosa campaa
publicitaria del eslogan sin ingredientes artificiales que, como vimos, coloc a la marca-
pas en el puesto nmero uno de Latinoamrica en el 2010 y 2011. Para los aos 2011-2013
tras considerar que la particularidad de la marca-pas se estaba viendo amenazada por otros
lugares que tambin hacan referencia a ser lugares excepcionales para el turismo
ambiental, se decide lanzar la campaa Costa Rica, a million dollar gift of happiness,
oficialmente en ingls sin ninguna traduccin al espaol (sesgando de entrada el pblico al
que va dirigida). Este rpido cambio nos demuestra la volatilidad del mercado turstico, su
constante cambio por la bsqueda y creacin de nuevos nichos de mercado que den la
244
peculiaridad de cada lugar, que en este caso pasa de la imagen de un lugar verde sin
ingredientes artificiales a uno de personas llenas de felicidad y sonrisas como elemento
clave de presentacin del pas internacionalmente.
Rivers-Moore (2007) en el 2007 realiza un anlisis del discurso de las
representaciones oficiales gubernamentales acerca de la identidad nacional costarricense
entorno al turismo, a travs de la pgina web oficial del ICT, especficamente en la
campaa anterior sin ingredientes artificiales. En este imaginario oficial, nos dice Rivers-
Moore, se presenta a la geografa natural y a la identidad nacional como asociadas, en la
condensacin de una condicin pacificada, de estabilidad virginal natural, social y poltica.
Presentadas as las cosas se oscurecen y desaparecen las tensas contradicciones sociales,
econmicas y polticas que se viven adentro de la sociedad, mostrndole al turismo una
imagen domesticada del complejo entramado de relaciones de poder que le son inherentes.
Expresa que el turismo hoy da es un punto fundamental de interrogacin del desarrollo
histrico de la mitologa nacional como manifestacin de lo que lo que Foucault llam la
gubernamentalidad del poder, donde en este discurso oficial que da imagen al turismo, tal
identidad nacional se muestra como una excepcionalidad distanciada de Centroamrica y
Latinoamrica pero cercana a Estados Unidos y Europa, esto por apuntar al histrico deseo
de blanqueamiento de la poblacin.
Como antes vimos, el consumo turstico se caracteriza por la bsqueda de lo extico
y de experiencias autnticas pero entre comodidad, dndose un adecuado balance entre
exotismo y domesticacin. Con ello las diferencias sociales son domesticadas,
homogenizando la poblacin bajo una representacin especfica, sesgada en trminos
245
raciales, de clase y de gnero. Podemos decir, interpretando la disquisicin de Rivers-
Moore, que en este adecuado balance entre domesticacin y exotismo, existe una profunda
ambivalencia en la narrativa oficial: por un lado se apela al discurso de lo racialmente
blanco al interior de la identidad nacional (Costa Rica como ms cercana a Occidente
que el resto de Centroamrica), pero, por otro lado, se pretende dar una imagen exotista
(eso ms premoderno, incivilizado, algo muy lejano a Occidente). Sin embargo, esta
aparente contradiccin parece ser una cuestin ms de estrategia: en esta discursividad se
presenta como ms occidental a la sociedad (democrtica, pacfica, igualitaria, pero
como ya se vio en el capitulo anterior, se sita a la gente en un estadio anterior de ese
occidentalismo) y como ms extica a la geografa natural. As se le presenta al
turista la imagen, muy adecuada publicitariamente para un exitoso consumo de la
experiencia, de la comodidad de una sociedad occidentalizada en una regin geogrfica
extica .
73
Costa Rica como regalo millonario de felicidad, o el autotropicalismo a la vista.
Para Ramn (2012, 18 de marzo), estos cambios del paso al eslogan sin
ingredientes artificiales al Costa Ricas million dollar gift of happines en el mercadeo de
la marca pas, se deben a los cambios en los hbitos de los turistas extranjeros tras las
resacas de la crisis iniciada en el 2008, la cantidad de turistas sigue amplindose (cerca de
los 2 millones por ao) sin embargo, disminuyen sus das de estada y el gasto promedio.
Esto ha hecho que la estrategia comercial busque turistas con mejor posicin econmica en
246
Esta ambivalencia nos puede ayudar a explicar la crucial pregunta: porqu lo extico es a la vez deseado y
73
rechazado?, de ah la tensin seguridad-domesticacin/exotismo tan presente en todo turismo y, si se quiere
abstraer un poco ms, en toda relacin con la alteridad.
Estados Unidos (mercado del que ms se depende, teniendo en promedio cerca del 55% de
los visitantes) y Canad.
Este ao en esta campaa lanzada exclusivamente en Estados Unidos y Canad,
explica Silvia Rodrguez, jefa de promocin del ICT
Se ha mostrado un crecimiento constante, no solo en el nmero de seguidores en las
redes sociales, sino que hemos logrado la presencia en ms de mil sitios web, como Trip
Advisor, Expedia, Orbitz, Travel Channel, The Weather Channel, NBC, entre otros, y
alcanzando ms de 335 millones de exposiciones en tan importantes mercados (citada
en Ramn, 2012, 18 de marzo).

Para ello impulsaron una campaa meditica novedosa, que en palabras del ministro
Flores (Tecnitur, 2012):
En aos anteriores invertimos el mismo presupuesto en campaas de publicidad en
nuestros mercados meta; sin embargo, es la primera vez que apostamos por una forma
diferente y novedosa que permitiera generar interaccin con los turistas potenciales,
despertando su inters por visitar Costa Rica y motivando a una accin, que
incrementara las conversaciones y fomentara la recomendacin del destino. Supimos
aprovechar el presupuesto disponible a travs de la mezcla de medios, as como las
estrategias de relaciones pblicas involucradas en esta campaa, logrando una mayor
exposicin para la marca Costa Rica y mucha ms cobertura, de lo que se alcanzara por
medio de una campaa tradicional enfocada en medios convencionales.

Esta estrategia publicitaria es efectuada por la firma publicitaria estadounidense
22squared , que est encargada de las cuentas de Marriott Internacional, Orlando y Toyota,
74
segn su pgina web oficial , es una de las seis agencias independientes ms importantes
75
de Estados Unidos. Al respecto la directora de Mercadeo del ICT, Mara Amalia Revelo,
expres su experiencia en turismo, las buenas recomendaciones de sus clientes y una
247
Puede verse en la pgina oficial de la empresa: http://www.22squared.com/tags/million-dollar-gift-of-
74
happiness/
http://www.22squared.com/who-we-are/agency-model/
75
visin compartida en materia de sostenibilidad, as como el establecimiento de relaciones a
largo plazo con sus cuentas, fueron claves en la escogencia de esta firma (Revista
Summa,2011, 4 de enero).
Para crear la estrategia la campaa se bas en el ndice del Planeta Feliz , el cual
76
mide aspectos el bienestar que se autoperciben los y las habitantes, la esperanza de vida y la
huella ecolgica y concibe a Costa Rica como el pas ms feliz del mundo (Rodrguez,
2012, 14 de junio). Vemos como en este ndice se condensa esa suerte de fetiche en que se
convierte lo eco en el capitalismo actual, como se ha venido hablando, con el bienestar
social.
En la primera fase de la campaa se efectu una promocin durante cinco meses
(desde octubre del 2011 y hasta febrero del 2012), que se centraba en las redes sociales,
debido a que ese pblico de ingresos altos que se pretende buscar son altamente
tecnolgicos y de esta manera se llegar a ellos de forma efectiva. La promocin consiste
en que los cibernautas participen en rifas de viajes al pas. Los viajes se obsequiaron
mediante Facebook, regalando un viaje por da (de lunes a viernes), hasta completar 80
viajes para una persona y un acompaante, es decir, 160 turistas beneficiados. En la pgina
web se puede observar los testimonios de estas personas beneficiadas. Esta primera etapa
(de octubre 2011 a febrero 2012) tuvo una inversin de $2,9 millones e incluye los costos
de la promocin, los paquetes de viajes y la pauta publicitaria en medios. Para la segunda
etapa (de marzo 2012 a febrero 2013) se enfoca en el posicionamiento de Costa Rica como
marca y la inversin fue de $3,5 millones.
248
www.happyplanetindex.org
76
Imagen 28. Portada del Facebook del ICT.


Mara Amalia Revelo, explic que la campaa promover la sostenibilidad del
destino turstico, ya que para conformar los paquetes de viajes se eligieron empresas
tursticas con los niveles ms altos de la Certificacin para la Sostenibilidad Turstica
(cuatro y cinco niveles), que expresa el deseo de diferenciacin de la marca-pas, no solo en
cuanto a eslogan sino a esta innovacin entorno a la forma de hacer publicidad interactiva:
Las campaas de promocin de otros destinos son muy parecidas entre s, por lo que
nosotros queremos romper con ese paradigma y diferenciarnos. Tenemos una misin
claramente definida y es compartir la felicidad de los costarricenses. Con esta campaa
amplificaremos la voz de las personas que recomiendan a Costa Rica como destino
turstico, logrando un efecto multiplicador que genere rditos a nuestra industria turstica
y experiencias inolvidables para quienes nos visitan (Tecnitur, 2012).

Se trata de una estrategia de mercadeo en base a la llamada publicidad interactiva,
un nuevo tipo de publicidad en que usuarios tienen la posibilidad de comunicacin directa
entre s y con la empresa publicitaria, principalmente a travs de plataformas sociales como
249
Facebook y Twitter. Este tipo de audiencia interactiva, parte del postulado de que la
audiencia deja su lugar pasivo y tiene la posibilidad de que los usuarios comenten,
critiquen y recomienden en las plataformas internautas. Sin embargo esta visin es un poco
celebratoria de la utilizacin crtica y fundamentada de las redes sociales, pero este tipo de
plataformas ms que fomentar una democracia crtica semitica se convierte en un
concepto ms de mercadotecnia, se lleva al absurdo la lgica democrtica formalista al
considerar que un me gusta o un no me gusta o comentarios siempre cclicamente
repetitivos en plataformas como Facebook. Zizek (2007) le denomina a este proceso inter-
pasividad, antes que inter-actividad ciberntica.
Al dar un vistazo a la pgina oficial en Facebook y ver los comentarios de las
personas que han visitado Costa Rica se denota una constante re-confirmacin de la
propaganda oficial, de estas imgenes pacificadas con la naturaleza y la sociedad, cercanas
a la imagen paisajstica naturalista de la geografa paradisaca. Un ejemplo de estas
imgenes est en la siguiente imagen de la derecha y la de la izquierda apunta a la
estrategia interactiva donde se le pregunta a las y los usuarios Costa Rica is_________,
por lo que se espera que respondan con comentarios.
Imagen 29. La promocin interactiva del turismo por el ICT.
250


En todos los meses que monitore la pgina para esta investigacin, muy pocos
comentarios negativos encontr de cientos de comentarios sobre Costa Rica o sobre zonas
tursticas especficas, estas opiniones ms crticas iban en torno a personas que asaltaron o
que se quejaban del mal estado de las calles. Estas imgenes no son muy lejanas a las que
presentaron turistas en las entrevistas analizadas en el captulo anterior, se refieren a la idea
de un lugar muy natural, con mucha conservacin ambiental, con personas muy pacficas,
etc. Todo un imaginario tropicalista muy reforzado por imgenes de fotografas naturalistas
exticas.
Los videos promocionales, o la exotizacin del relax.
La publicidad efectuada por 22squared para la primera promocin de regalar viajes
a Costa Rica, presenta dos videos oficiales, el primero presenta la promocin y las razones
de porqu Costa Rica es el pas del mundo y el segundo muestra los lugares que se
77
251
Puede verse en Youtube: http://www.youtube.com/watch?
77
v=zM4UmZMpuWU&feature=relmfu
pueden visitar en Costa Rica . En el primer video promocional, de una duracin de un
78
minuto y trece segundos, se puede observar la siguiente secuencia: el video inicia indicando
que la localidad es playa Manuel Antonio con la siguiente imagen:
Imagen 30. Mr. Sloth en Manuel Antonio.

En idioma ingls se presenta el personaje principal Mr. Sloth (el Sr. Perezoso), el
cual habla muy lento en una actitud relajada. Se introduce diciendo hola americanos y
comenta que vive en el pas ms feliz del mundo, Costa Rica, expresa que en los
siguientes meses van a dar los viajes de la promocin, que en total tienen un costo de un
milln de dlares. A continuacin expresa que alguna gente le pregunta porqu Costa Rica
es tan feliz?, y responde que es simple: 1. Nosotros tenemos el 5% de biodiversidad en el
mundo (en ese momento aparece la imagen de un mono y una tortuga). 2. Tenemos dos
ocanos, 3. Somos friendly locos, en ese momento aparece la imagen de una persona
que interacta con Mr. Sloth, dicindole que Mr. Sloth es guapo (con supuesto sentido del
humor, al insertarle en la imagen de su cara la boca de oso perezoso de Mr. Sloth, como
252
Puede verse en http://www.youtube.com/watch?v=PROtaG6aKlM&feature=relmfu
78
haciendo que es manipulado por l, para decir el siguiente intento cmico), esta es la
imagen:
Imagen 31. Costarricense zoomorfizado en Mr. Sloth.

Cuando trata de decir el punto 4 se cae de la rama (mostrando torpeza) y dice que
habla sloths (perezoso o con pereza).
El siguiente video, de 55 segundos de duracin, al inicio est ambientado en el
Volcn Arenal, en l Mr. Sloths expresa que va a mostrar lugares del pas ms feliz del
mundo:
Imagen 32. Mr. Sloth mostrando el volcn Arenal.
253

Inicia con Playa negra y luego, denotando su lentitud, se dirige a San Jos, que
menciona como una Meca de riqueza cultural
Imagen 33. Mr Sloth mostrando San Jos.

y por ltimo se dirige a Monteverde donde denota el bosque haciendo canopy.
En los dos videos, en la presentacin del lenguaje verbal y el de imagen, se denotan
varios rasgos reiterativos del lenguaje oficial del ICT, imagen que es muy parecida en el
capitulo anterior del o la turista sobre Costa Rica, como un lugar de extica naturaleza y
254
gente muy amable y relajada. Se muestran lugares naturales bajo la visin estndar de
una tarjeta postal de la exuberante naturaleza, punto que es crucial a la hora de enumerar
los factores de la felicidad costarricense, junto a los factores ms psicologizados del
costarricense: su relax (y el hablar perezoso) y el ser amistoso (friendly loco del
humano zoomorfizado en oso perezoso, sin dejar denotar su piel oscura como elemento
racial). Para Zizek (2005) la pantalla (internet, televisin) es ese espacio por excelencia de
la sociedad actual de depositacin de las fantasas sociales, podemos denotar que en los
videos se da esa conjuncin de la imagen del lugar ecolgico y del lugar feliz, el humano
zoomorfizado da muestra de esa unificacin metonmica fantasiosa (naturaleza y sociedad
en una sola conjuncin pacificada).
El plus filantrpico de lo eco y sin ingredientes artificiales.
En el consumismo, la lgica bsica de funcionamiento del deseo en el psicoanlisis
es muy utilizada, como expresa Zizek (2006b) en esta lgica se denota siempre la necesidad
de un excedente (un plus de goce) cuando el objeto de consumo tiene extras, pluses: un
cmprelo y lleve un 20% ms, adquiera dos y llvese tres (frente al goce no completo
que tiene la competencia), vea el premio dentro del empaque (son plus que exceden el
objeto mismo y consiste en lo fundamental del sostenimiento del deseo). O bien, el
producto de consumo con un menos que los dems: azcar sin azcar, caf sin cafena,
cigarrillos sin nicotina (frente al goce impuro de la competencia). Se establece una
dialctica del exceso y la falta (Stravakakis, 2010), el objeto de consumo nunca es neutral,
siempre est dentro de la lgica de un algo ms o un algo menos. Como vimos con el
ejemplo del preso poltico o el consumo de una marca en el Interludio antes de este
255
captulo, se consume ante todo un universo simblico e imaginario, ms del lado de la
fantasa, antes que el material objetivo.
Esto lo tienen muy claro las empresas de branding (proceso de hacer, construir o
fortificar una marca), donde el valor intangible y agregado de un producto se sabe ms
fundamental que el producto en s mismo, as, en lenguaje psicoanaltico, no es solo la
satisfaccin en s misma (placer), sino un algo que lo lleva a ms all de s y del placer
(goce). Ac resalta cmo este nivel se mueve ms all del paradigma racional utilitario o
del paradigma cognitivo de procesamiento mental de informaciones verdaderas o falsas
en el consumo, hay un nivel afectivo que inviste libidinalmente los objetos que es muy
importante (por ejemplo, hoy el nivel informativo que trae el empaque de un producto
puede ser muy secundario en relacin al poder de marca que puede consumir).
Si tomamos en cuenta que la imagen de la oferta turstica de Costa Rica tiende a
estar conformada bajo la fantasa del extico paraso natural, de estar en una regin
estrella en ecologa o sostenimiento ambiental con gente feliz a pesar de la pobreza
(sin mayores fallas ni tristezas), fcilmente puede existir este juego de (des)equilibrio entre
el exceso y la falta, a diferencia de otras ofertas tursticas se presenta como un lugar sin
ingredientes artificiales, un lugar puro sin los excesos contaminantes del ambiente, tan
denostados el da hoy en gran parte de la opinin pblica.
As, en el o la turista al consumir tal experiencia en esta geografa fantaseada tiende
a la reduccin de responsabilidad por estar apoyando la conservacin natural y social,
incorporando una suerte de filantropa al consumir la experiencia (se da una suerte de
paralelo micro o subjetivo al proceso antes analizado con las polticas verdes y de
256
responsabilidad social del capitalismo empresarial): al hacer turismo en un lugar imbuido
de este peso semntico de lo eco sin ingredientes artificiales, es ms fcil vivir la
sensacin de estar ayudando al degradado ambiente natural y social. El plus de marca de
Costa Rica como lugar de consumo, es su condicin de pureza natural y social.
Al consumismo de este tipo se le da fe como si fuese lo que en psicoanlisis se
denomina un sujeto supuesto saber ligado al discurso universitario, su validacin le
otorga al objeto de consumo turstico el ser polticamente correcto, donde se muestra un
supuesto saber que, por ejemplo, est validado por estudios de renombrados cientficos
naturales y sociales internacionales que demuestran que es el pas ms verde y feliz del
mundo. Se trata, en el consumo de la experiencia turstica dentro de la lgica del
capitalismo verde, bajo la misma lnea de proliferacin del consumo de productos
ecolgicos (ayudan a la naturaleza), con responsabilidad social (ayudan a los
marginados, como nios pobres, personas con enfermedades, comunidades de pases
empobrecidos, etc.), lights (se ayuda a s mismo en su salud), pero que
fundamentalmente constituyen un buen marketing, un buen plus excesivo que atrapa y
constituye objetos de deseo.
Como demuestra Zizek , estas son ideologas filantrpicas que tienden a dominar
79
las formas de consumo en la actualidad de los sectores incluidos dentro del consumo
expandido (recordemos el ejemplo al inicio de este captulo de la botella de agua privada,
ecolgica y filantrpica, como prototipo de la economa verde dominante en el capitalismo
257

Este argumento es presentado por Zizek en el animado preparado por RSA.org en 2009, llamado First as
79
tragedy then as farse, presente en http://www.youtube.com/watch?v=M2XXnRh_rGo
verde). As, el sistema hace una suerte de democratizacin de la filantropa a travs del
sistema de consumo: no se trata como en el capitalismo a la antigua donde la filantropa se
hace posteriormente del proceso de enriquecimiento, donde luego de acumular y apropiarse
de plusvala de sus trabajadores/as el capitalista daba un poco de ella para el bien social. En
esta nueva forma de consumo, en el mismo acto de produccin (como vimos antes con las
empresas responsables) o de consumir (el individuo al comprar un producto) se hace al
mismo tiempo el acto filantrpico, recordemos el eslogan comn: al consumir agua
embotellada y privatizada tens el plus de estar ayudando bosques y el reciclaje, al
consumir en Wal Mart consums productos que ayudan al campesino a cobrar ms del
precio que el mercado les impone, al consumir turismo estas ayudando a la comunidad
cercana y a la naturaleza.
Sin embargo, esta nueva lgica aunque se conforma de una manera ms sutil y,
digamos masificada, que la lgica filantrpica elitista tradicional, mantiene su ltima
funcin psicosocial intacta, la cual es mantener perpetuada, bajo una lgica aparentemente
solidaria, esa separacin desigual y domesticada con el Otro, no abolir esta distancia o
romper el marco estructural que hace posible la desigualdad inicial, lo cual hace que Unos
tengan excedentes para donar y Otros tengan faltas bsicas de sobrevivencia.
En esta compleja construccin del objeto de consumo, este sistema ha llegado a un
punto donde ha logrado esquivar (principalmente en el juego concreto de la dialctica entre
falta y exceso antes mencionada) las dos culpas principales que ha erigido el capitalismo y
la (pos)modernidad en su desarrollo, tal como se denoto en el Interludio anterior a este
captulo: al consumir y dar rienda suelta al consumo y el disfrute del producto se esquiva
258
esa culpa de no hacerle caso al mandato superyico consumista de gozar, de, por ejemplo,
no mantener ese estatus social que da el acumular viajes al exterior en cada vacacin como
turistas. Pero al mismo tiempo, quita la culpa del sper yo clsico, la austera de no
excederse en ese consumo: se es filantrpico al consumir, se ayuda al prjimo. El exceso se
equilibra dentro de esta lgica del consumo responsable.








VII. Anlisis reflexivo, o el asumir la posicin.

Introduccin.
Si en los captulos anteriores el nfasis estuvo dado en los discursos de los sujetos
con los que se trabaj y el discurso del ICT para la investigacin desde una sensibilidad
cualitativa, en este captulo se va a dar nfasis a mi papel como sujeto que investiga. Como
antes se seal, la investigacin cualitativa ha dado mucho pie a pensar ese nfasis
cualitativo de trabajar con sujetos (y no objetos de estudio), pero muchas veces deja
bastante de lado que se trabaja no solo con sujetos sino tambin desde sujetos que
259
investigan, sujetos que no somos anulados por ms que la mirada cientfica positivista lo
pretenda, sino que tenemos parcialidades polticas, tericas y pasionales sobre el cmo
abordamos todo, lo cual debe ser explicitado.
En todo campo cientfico se tiende a crear lo que Bourdieu (2008) denomina como
una doxa cientfica, es decir lo que se considera como ya dado por sentado en las
posiciones tericas y polticas especficas de un campo cientfico, el espacio pre-reflexivo
que muchas veces no se toma en cuenta. Cuando esto sucede en las visiones positivistas de
la ciencia, esta doxa consiste en tender a anular al sujeto y a las relaciones de poder que
existen en toda accin humana. As, contra esto, la reflexividad es una forma de trabajar
con la subjetividad, con intencin de romper ese crculo, es el proceso de sacar y discutir
las propias parcialidades y sesgos donde debe recaer el mismo principio de objetividad y
validez cientfica, sin por ello tener caer en un narcisismo muy en boga en cierto
posmodernismo, que se regodea del inmiscuir mucho la intimidad en el texto, sin que por
ello esto sea muy relevante necesariamente.
Sandoval (2007) expresa que en este proceso reflexivo se debe desacralizar la
investigacin, si bien esta debe considerarse como cientfica y rigurosa no se debe
pretender sin fisuras, con vacos y lagunas inherentes al trabajo humano. Resaltemos el
anlisis del Marx (1985) del fetichismo de la mercanca, donde los objetos como
mercancas (producto del trabajo social) se autonomizan y cobran vida propia, totalmente
ajenos frente al trabajador que los cre, esto gracias al gesto de borrar retroactivamente ese
tortuoso proceso social que los construy y hacer que, como por magia, el objeto surgiera
de la nada mstica. Si se me permite sobrepasarme, creo que en la ciencia oficial estamos en
260
una suerte de paralelo algo cercano, una suerte de fetichismo sobre el trabajo investigativo,
que le gusta borrar su historia contradictoria de cmo se produjo socialmente, sus baches,
fallas, antagonismos y tensiones de poder. Como una gracia divina del individuo que crea
cae el producto intelectual, sin problematizar mucho cmo fue que vino al mundo.
Y esto tiene implicancias no solo a nivel del campo acadmico, sino en una relacin
ms amplia, nunca me ha dejado de rechinar en la cabeza la frase de Walter Benjamin
(1982): no hay documento de cultura sin que lo sea a la vez de barbarie, resaltando que
este proceso de construccin cultural investigativo exige no solo unas condiciones de
posibilidad en base a unas contradicciones sociales muy fuertes que, por ejemplo, crean la
divisin social del trabajo entre trabajo manual (comnmente bajo malas condiciones
dentro de las clases bajas) y el trabajo intelectual (comnmente mejor remunerado y con
mejores condiciones). Esta divisin hace que la tendencia en una universidad como la
Universidad de Costa Rica, las ciencias sociales teoricen sobre aquellas clases bajas, que
estn excluidas del proceso del trabajo intelectual (es decir validado socialmente, es decir el
de la academia) . Esto no solo acontece en un nivel de clase social socioeconmica, sino
80
tambin a un nivel de diferencia tnica-racial (el ingreso a la universidad de personas
pertenecientes a culturas aborgenes es muy reducido as como las personas
afrodescendientes, que habitan mayormente la provincia de Limn).
Estas distancias no necesariamente son algo negativo (como condiciones de
261
Esta condicin clasista est determinada de antemano en las Universidades Pblicas de Costa Rica (las que
80
suelen ser de mayor calidad en el pas y donde suele haber mayor variedad de carreras de ciencias sociales).
Un estudio reciente del peridico La Nacin (Fernndez, 2012, 25 de noviembre), demuestra que, en los
ltimos seis aos, estudiantes de colegios privados logran notas de admisin superiores a las de colegios
pblicos, teniendo un doble de probabilidad de ingresar a la Universidad. Este proceso de seleccin de clase,
luego se puede ver modificado dentro de las personas pertenecientes a las clases bajas que ingresaron, con la
movilidad social que tiende a propiciar las carreras universitarias. Sin embargo, una tendencia grande es que
las clases bajas que deben estudiar y trabajar al mismo tiempo, cursen en universidades privadas.
posibilidad no como determinismos de la visin investigativa o acadmica: la clase o la
raza no determinan linealmente una visin del mundo especfica, sino que son solo factores
muy influyentes, no se trata de esencialismos donde la raza determine el ser racista, la clase
el ser clasista o el gnero el ser machista), sino que sencillamente deben ser tomadas en
cuenta y ser explcitas en el proceso, no obviadas, no pensndonos aspticos y aspticas,
sino pensndonos como pertenecientes a una condiciones sociales de posibilidad y de
academia que da poder, principalmente simblico, de investidura, de pretensiones de saber
sobre el resto de la sociedad. Todo esto con el fin de problematizar evitar el posicionarnos
en aquello que vimos que Lacan llamaba el discurso de la universidad (de pensarse la
vanguardia que ilumina a la sociedad).
Cuando se escribe un informe de investigacin como ste se suele presentar el
producto ya terminado, ya afinado, ya pintado, ya redondeado, unos resultados y un final
que da la impresin que no tuvo un gran proceso contradictorio o tortuoso, donde el o la
investigadora -en su posicin en la divisin social de trabajo- no se ensuci las manos en el
campo de investigacin (esto por supuesto tiene su lgica oficial de ser as, puesto que
bajo esta lgica se debe convencer y seducir a un tribunal cientfico de que lo que se est
haciendo). En este captulo la primer parte va a ser muy terica y la segunda muy vivencial,
la primera puede resultar molesta o hasta paradjica para alguien que lee un captulo
reflexivo, sin embargo la reflexin ms terica y abstracta me parece a un mismo nivel
fundamental que la reflexin ms vivencial. Todo esto lo hago con la intencin de que no
vaya a ser que de repente lo que describa Marx sobre el fetichismo se torne muy literal y
mi tesis se levante ajena a m y acte con vida propia ante mis ojos, convirtindose en eso
262
tan familiar que de repente, de la nada, se me vuelve extrao, es decir, como lo siniestro
visto como una suerte de vuelta de lo reprimido que hablaba Freud (1988).
Especificaciones tericas sobre el campo cientfico.
Para Bourdieu (2008) la posibilidad del producto cientfico reside en particulares
condiciones sociales de produccin, el campo pretendidamente ms puro de la ciencia es
un campo de fuerzas como todo campo social, responde a sus luchas, estrategias, intentos
de monopolio, intereses, ganancias y legitimidad (prestigio, reconocimiento, celebridad,
etc.) para darse la autoridad de ciencia. Partir de esto es romper con la imagen fantasiosa y
pacfica de la comunidad cientfica en el reino de las ideas y los conceptos, en la supuesta
competencia pura que se mueve solo por la racionalidad intelectual. Sin embargo, apunta
Bourdieu, un anlisis no puede reducir a lo puramente poltico los conflictos por la
dominacin del campo cientfico, ni tampoco al reduccionismo intelectual, pero es intil
tratar de distinguir una de otra (lo poltico de lo cientfico).
El campo cientfico asigna a cada persona que investiga segn la posicin que ocupa
sus especficos problemas a interesarse, problemas insociablemente polticos y cientficos.
Por ejemplo, no es lo mismo lo establecido para una investigacin de tesis que para una
licenciatura, una maestra o para un doctorado, o si se es un investigador consolidado en un
centro de investigacin a diferencia de un investigador apenas entrante. En Bourdieu no hay
eleccin cientfica (del rea de investigacin, de los mtodos empleados, del lugar donde
se publica), no es que en el campo cientfico si se d la ilusin de eleccin de la
democrtica liberal del mercado de consumo o de los procesos electorales de la
representatividad poltica, sino que mucha de esta actividad de escogencia (menos
263
confesable para la academia) es una estrategia poltica orientada a la maximizacin de un
beneficio propiamente cientfico, es decir el reconocimiento que se puede obtener de los
pares-competidores, de las instituciones que validan y de los diferentes campos de saber
dentro de una misma institucin de saber (con su sistema de jueces especficos que
representen esa validez).
Se trata del proceso de acumulacin de lo que Bourdieu llama capital cientfico, es
decir la acumulacin de ttulos, de publicaciones cientficas, de reconocimientos
acadmicos, en fin del puntaje que se suma para ascender en el pago y en el acceso a la
distincin simblica acadmica y otras formas de reconversin que puede tener ese tipo de
capital social (consignado en hacerse un nombre reconocido), un capital social que
supone no la fantasa de una competencia perfecta sino de condiciones desiguales para
validarse.
Asimismo, este campo cientfico (ms macro) interacciona con habitus cientficos
(en el nivel carnal ms micro), como formas incorporadas en la cotidianidad, de
reproduccin de su lgica de funcionamiento. As, en este sistema de reproduccin el
habitus producido por la primera educacin de clase y el habitus secundario de la
educacin escolar contribuyen a determinar esa condicin pre-reflexiva del campo (por
supuesto el sistema educativo tambin est estructurado para la divisin social del trabajo,
garantizando la separacin en su formacin entre trabajo manual y el intelectual,
comnmente dividido por la clase, la raza y el gnero).
En este juego de poder y de legitimacin est siempre en juego el imponer una
definicin de ciencia, que suponga la delimitacin del campo de problemas, metodologas y
264
teoras estrella que deben ser tratadas y manejadas. Por ejemplo, el hecho de que est
citando aqu a Bourdieu probablemente me de cierta validacin en esta investigacin (hay
ciertos ndices estadounidenses que encuentran que Bourdieu y Foucault son los autores de
ciencias sociales ms citados), con la irona de que el trabajo de Bourdieu que estoy
mencionando sobre el campo cientfico es especficamente el que echa luz y critica a estas
formas interesadas de moverse en la produccin acadmica (este texto de Bourdieu es de
1974, en un momento donde no era tan famoso, definitivamente hay un algo que se perdi
en su crtica o fue reconvertido, que lo hace ser hoy parte de cierto mainstream acadmico).
El juego de las citas es un fenmeno interesante, se da una suerte de dialctica entre la
validacin y el prestigio de citar a estrellas acadmicas como los dos ya mencionados o a
Zizek o a Lacan y, por otro lado, el dejar claro que lo que uno o una produce no es una
invencin propia sino que la mayora de formas en que vemos una situacin est mediada
por lo que hemos ledo y sera deshonesto no explicitarlo, o sea citarlo.
La subjetividad en investigacin.
Para Carlos Sandoval (2005), siguiendo a Bourdieu, en este proceso reflexivo
tenemos que encontrar una manera de localizarnos a nosotros/as mismos/as dentro de tres
lugares del contexto acadmico de investigacin: la ubicacin social del o la investigadora,
insercin institucional del proyecto y conceptos a travs de los cules se han formulado las
preguntas de investigacin. En esta lnea que valoriza la subjetividad en investigacin,
Parker (2005a) ironiza en cmo esta subjetividad fcilmente se caricaturiza como una
mera opinin subjetiva del investigador/a, como algo con muy poco peso en contraste
con los descubrimientos de los verdaderos hechos duros de los estudios objetivos, sin
265
embargo, es una labor conceptual difcil el hacer parte explcita la subjetividad en la
investigacin.
De igual forma hay que considerar tambin que esta subjetividad que participa en
la investigacin no es una mera condicin individualista o psicologista (bajo la ilusin del
yo como autor puramente creativo, este yo es algo socialmente construido, surgido
histricamente junto al advenimiento de la burguesa y la Revolucin Industrial europea y
una ilusin de coherencia que se construye a travs de la memoria en las relaciones con los
otros), es ante todo un proceso colectivo de interaccin, que responde a muchas
condiciones de posibilidad, a los intereses por los que opta, al repertorio de capital
simblico y social que tiene. A estas condiciones se suma que se crea algo nuevo en base al
dilogo con las personas a quienes se investiga, con tutores, centros de investigacin,
profesores, compaeros y compaeras de cursos, amigos/as con los que se toma un caf o
una cerveza. De esta forma, la subjetividad desde donde se investiga debe de apuntar a no
ser dada por sentada en la investigacin, sino en localizarnos en las relaciones sociales
contradictorias en las que llevamos a cabo la investigacin.
Se trata de una gran coleccin de citas sin citar colectivas, solo algunas se hacen
explcitas, pero tambin esta condicin de anonimato juega en tensin con que s responde
a la propia creatividad el darle un sentido a ese collage diverso. Esto es as principalmente
si se considera que la investigacin debe de suponer esa apertura hacia la novedad, la cual
va a tender ser planteada desde esa otredad, si es que no se quiere que esta alteridad sea una
mera expresin de lo que la propia perspectiva o marco terico quiera, una mera
repeticin narcisista del deseo de aqul yo. Como resalta la teora lacaniana, la intimidad
266
es una exterioridad, una extimidad; al final el deseo propio es una suerte complicada del
deseo del Otro. Esto lo podemos resaltar bien con el Bourdieu (2008) mencionado, quien
resalta cmo desde el mismo tema o preguntas de investigacin son en gran parte una
forma estratgica institucional de hacerse conocer al campo cientfico (o sea de legitimarse
ante esa suerte de Gran Otro, como juez cientfico, dador de validez).
Las cosas descubiertas en la investigacin son siempre una construccin de una
parte del mundo y el investigador o investigadora tiene la obligacin de dejar lo ms clara
posible su posicin en ese juego (aunque por supuesto esto sea un imposible en su
totalidad, pero una imposibilidad que posibilita como un motor de deseo el estar siempre
buscando-se, ya que nunca acaba). Contra el argumento de que podemos hacernos
transparentes o neutrales como investigadores/as, eliminando nuestros prejuicios, es ms
bien haciendo lo ms claras posibles las posiciones parciales que podemos aclarar ms las
cosas, partiendo de que es una parcialidad dispuesta a ser debatida en su apuesta por la
verdad investigativa.
Aunque es necesario un tipo de distanciamiento con el trabajo investigativo para
poder dar este proceso reflexivo, esta distancia misma que debemos hacer como sujetos
contina siendo un proceso subjetivo, as si la objetividad existe es una capacidad del
sujeto (una perogrullada tan evidente ha sido muy difcil de ver y, ms an, asumir en las
ciencias). Parker (2005a) menciona la dialctica negativa de Adorno (1986) en este sentido;
siempre hay una contradiccin entre lo que encontramos en la investigacin y lo que
pensbamos que bamos a encontrar, y una constante problematizacin de las
contradicciones que van surgiendo en esa dialctica, lo cual da posibilidad para poner de
267
manifiesto un ncleo de verdad, de posibilidad de que lo negado por el orden existente
pueda ser expresado en otras circunstancias. As, todo intento de ser objetivo requiere de
una forma peculiar de subjetividad, es imposible negarnos como sujetos al entrar a conocer
algo, desde nuestra parcialidad limitada en un momento histrico. Se trata del llegar a una
verdad no intencional, no predeterminada, sino construida en su condicin novedosa y
sorprendente, esta es una suerte de fantasa exacta que desarrollamos sobre lo que
investigamos, una que debe ser discutida por otras personas y puesta a prueba como una
posibilidad.
Surgimiento del tema, o como los pipis se convirtieron en turistas.
Es interesante porque la lectura los postulados de Parker sobre la investigacin
cualitativa radical que supone esta inmersin de la subjetividad en investigacin me
llegaron muy posteriormente a haberme planteado la necesidad de hacer este apartado
reflexivo en torno a la construccin de la tesis (idea que me fue sugerida por Carlos
Sandoval, a quien le debo muchsimo en muchos sentidos de esta investigacin). El texto
de Parker que us estaba en ingls, es bastante reciente y est en internet, o sea lo le en
digital, pero no solo eso, lo le junto a un traductor de internet. Mi ingls no es muy bueno,
es regular, y haba partes en que me perda, entonces tena que hacer uso del traductor.
El hecho de que mi ingls no sea muy bueno no es algo fortuito, corresponde a que
mi formacin escolar y colegial fue en instituciones pblicas, eso quiere decir que iba a
tener mal ingls, casi sin escapatoria. En el sistema educativo de este pas esto es as, si se
tiene buen ingls se sabe que saliste de un colegio privado (y eso te da la ventaja de
posteriormente poder trabajar en un call center, las nuevas maquilas de la clase media y
268
alta). Estuve en un colegio pblico porque mis paps no podan pagar uno privado, l
trailero, ella ama de casa y empleada domstica. Desde nio viv esa distancia de clase
social, mi colegio tena rias con los colegios privados, bajo etiquetas como los de plata,
con los fresas, con los pipis, con los hijos de papi y mami, los y las cuales muchas
veces eran de piel ms blanca y en general con una esttica distinta, ms bonita, ms
europea. No s bien si esto era as en realidad, pero as lo vea en ese entonces.
Un da, ya ms crecido en mis primeros aos en la Universidad, con un amigo
decidimos irnos a cruzar toda la costa de la provincia de Guanacaste en bicicleta, bamos
varios das a acampar por las playas desoladas que encontrramos y comprar comida de
supermercado, porque no podamos pagar hoteles ni restaurantes. Haba playas llenas de
turistas internacionales, algunas donde la mayor parte de las personas eran pipis,
blancas y bonitas. Las personas distintas que probablemente estuvieron en escuelas o
en colegios pblicos y tendan a tener la piel ms oscura, eran quienes atendan las tiendas,
hacan construcciones inmobiliarias o limpiaban los hoteles. A partir de ah me interes por
el tema del turismo y lo conjunt con el tema de las diferencias en la lucha entre clases
sociales y el racismo, temas que lea desde ms joven en mi inters por el marxismo, el
anarquismo y la psicologa social.
Condiciones de posibilidad institucionales.
Conform un anteproyecto de tesis con el miedo de pensar que no iba a pasar el
Comit de Trabajos Finales de Graduacin de la Escuela de Psicologa, por pensar que
dentro de las lneas ms oficiales (en las que se instal la mayora de mis cursos de
formacin) lo que propona no cabra dentro de lo que se considera que debe estudiar la
269
psicologa y algunos/as profesores/as as me lo hacan ver (usaba autores bastante lejos de
lo que debe estudiar un psiclogo...) y que al mostrar una parcialidad poltica tan definida
desde el mismo anteproyecto (desde el nombre mismo, hablando de nociones vistas como
anticuadas en buena parte de la psicologa como la lucha de clases o el colonialismo) no
iba a ser vista con buenos ojos por las visiones ms positivistas de la Escuela.
Sin embargo, top con una realidad institucional favorable, la Escuela de Psicologa
tiene una poltica institucional interesante, ya que trata de equilibrar las diferentes
corrientes acadmicas que compiten por un espacio de mayor o menor legitimidad dentro
de ella. Se estructuran ms o menos cinco corrientes que se consideran las bsicas:
conductismo, psicoanlisis, cognitiva, social-comunitaria, humanismo-transpersonal,
sistmica. Ms o menos estas corrientes tienden a tener un o una representante en el Comit
de Trabajos Finales de Graduacin (depende de la poca y el juego de fuerzas el que esto se
logre as), as que cada tema que entra como anteproyecto es ledo por alguien de su misma
corriente. En este sentido se evita que, por ejemplo alguien especializado en psicoanlisis
lea un anteproyecto que entra bajo una lnea conductista y en ello se reflejen no solo las
diferencias epistemolgicas e intelectuales de la supuesta pureza de la comunidad
cientfica, sino, recordando a Bourdieu, los intereses de poder acadmicos que se dan por la
hegemona de cierto campo cientfico.
Por supuesto esa divisin en cinco corrientes bsicas no estn en iguales
condiciones siempre, hay corrientes de ms poder sobre otras, y las corrientes ms
positivistas (ahora aunadas bajo el poder simblico que la psicologa ha recobrado en torno
al resurgimiento de neurociencias) son las que estn teniendo ms poder. Sin embargo, bajo
270
estas condiciones favorables mi anteproyecto fue aprobado. Estas condiciones son
especiales ya que en otras escuelas de ciencias sociales de la UCR no tiende a haber tanta
pluralidad, por lo que la definicin de lo que debe ser una investigacin o la ciencia
recaen en un grupo ideolgico ms reducido y as las probabilidades de que ciertos temas
pasen y sean validados se reducen mucho.
Que mi anteproyecto fuera aprobado y concordaran las fechas hizo posible poder
concursar por la beca para jvenes investigadores en el Instituto de Investigaciones Sociales
(IIS) de la Universidad de Costa Rica, que da la posibilidad de integrarse a los equipos de
investigacin en su interior as como de recibir un pago mensual. Esto me posibilit
grandemente desde el nivel material para poder trasladarme a Guanacaste y darle el tiempo
adecuado a la investigacin (sin tener que buscar otro trabajo durante un ao), hasta el
ambiente acadmico muy frtil que me lea y criticaba, el cual incentiv mucho un buen
desarrollo de todo el proceso investigativo y una gran apertura a poder desarrollar un
proceso propio y autnomo.
Por ltimo, un factor institucional muy clave fue el apoyo que me dio el programa
Kioskos socio-ambientales de la Universidad de Costa Rica, quienes mantienen un trabajo
comunitario con el Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal (trabajando principalmente
los problemas de despojo de aguas que vive). Con ellos y ellas tuve la posibilidad de
introducirme en la comunidad, conocer parte de su realidad y orientarme con informantes
clave.
Relaciones en la comunidad, u otra mirada de un otro exterior.
Estas dos ltimas organizaciones mencionadas fueron claves a la hora de
271
vincularme con la comunidad. A travs de Kioskos socioambientales pude contactarme con
el Comit Pro Defensa del Agua de Sardinal, poder conversar con ellos y ellas y mantener
cierta periodicidad de visita a la comunidad, eran personas con gran hospitalidad y un calor
impresionante. As inici mi trabajo de campo, con observaciones en la zona, visitas a la
playa y al hotel RIU, a las zonas conflictivas por los acueductos de agua, ir hablando con
diversas personas, contactndome con personajes claves de la comunidad. En ese proceso
me fui abriendo camino, seleccionar esa representatividad terica que se habl en la
metodologa, la cual intenta dar criterios de calidad para dar las diversas visiones de la
comunidad dividida, las diversas formas de abarcar el antagonismo bsico que viven las
personas en torno a su posicionamiento y vivencias del ingreso del turismo a su regin,
desde la visin de empresarios, de empleados en el hotel, de desempleados, de inmigrantes
que laboraban en la construccin del hotel o que vivan en Sardinal sin trabajar ah.
Como se mencion en el apartado metodolgico, un tema muy importante a la hora
de posicionarme desde una mirada etnogrfica en la comunidad es jugar un papel o rol de
una suerte de extrao que llega a mirar la comunidad, un rol parecido a la figura del turista.
Sin embargo, por supuesto, siguiendo el juego durante varios meses de familiarizacin/
extraamiento que, como vimos, Parker (2005a) postula para una buena inmersin
comunitaria, esta distancia, digamos, superficial es superada en cierta medida y fue posible
adentrarse a entender ms a profundidad los juegos de poder diversos que se juegan en la
comunidad, respetando en la medida de lo posible sus antagonismos, su diversidad de
posiciones contrapuestas, sin querer homogeneizarlos en un todo que remitiera a una nica
perspectiva de lo que pasaba, respeto sin embargo, que no me posicionaba como un agente
272
neutral en los juegos de poder, como se desarrolla ms adelante con mi posicionamiento
poltico.
Las intimidades emocionales, o soportando el peso simblico de la tesis.
Aparte de estas condiciones directas que posibilitan o imposibilitan el acceso
temtico acadmico, existen otra serie de cuestiones ms implcitas que influyen. Son
factores en torno al capital cultural, al conocimiento y habilidades acumuladas y que al
mismo tiempo han podido convertirse en habitus especficamente aptos para un tipo de
academia investigativa. Es decir, como muchos analistas del sistema educativo saben, a la
par de ese currculo ms explcito necesario, est una suerte de currculo oculto, que da la
posibilidad de que haya apertura o no a ciertas personas hacia cierto espacio acadmico.
Factores como tener cierta capacidad de redaccin, cierta capacidad de darle un valor
adecuado a un tema de inters, la motivacin necesaria para tal tema, una relacin buena
con los y las tutoras de tesis, el poder manejar la relacin con las personas con quienes se
conversa en las entrevistas y romper en lo ms posible las barreras de clase, gnero, raza o
el poder simblico de la o el experto que viene de la Universidad (recurdese lo que se
habl antes sobre la capacidad de sortear lo que Lacan denomin el discurso de la
universidad).
Hay un factor importante que es como ms vivencial y emotivo, es muy comn
dentro del proceso investigativo de personas que conozco dentro de la UCR, que podra
llamarlo como una suerte de vnculo amor/odio con el tema, con la investigacin misma.
Durante la redaccin de esta investigacin viv momentos de resistencia afectiva a activar
el proceso, as como otros de gran motivacin. En este sentido pueden influir factores tan
273
desapercibidos como el recibir crticas duras que pongan en crisis o al revs que ms bien
den espacio a ms incentivo, as como el contar y sentir el apoyo de tutores, amistades,
familiares. No dejan de ser factores cotidianos bastante importantes que influyen en un
buen desarrollo.
Considero que en gran parte muchas veces el llevar a cabo o no la tesis (conozco
muchos casos de personas que dejan su tesis por mucho tiempo engavetada por procesos
de resistencia de este tipo), se traba o no en relacin a todo un aparato simblico
institucional que incentiva una gran depositacin afectiva y de inters de validacin
acadmica a la tesis. Me parece que se crea en base a ese currculo oculto necesario para
poder investigar bajo sus parmetros y que no necesariamente se encarga en formar a todas
las personas en todos sus aspectos (no todas y todos tenemos todos los requerimientos
esperados para la investigacin: habilidad de lectura, de anlisis, de buena redaccin, etc.).
Ac vemos cmo en un nivel ms oculto se da una condicin desigual de luchas de esas
formas especficas de capital cultural, de conocimientos y habilidades adquiridas para
efectuar una tesis en cierto tipo de academia, formas de capital cultural que no dependen
nicamente de la formacin del currculo explcito, sino de ese oculto que se ha
sedimentado en la persona y sus redes sociales en que se mueve y que sobrepasan la
formacin universitaria en s, aunque ella necesite de tales habilidades.
El Otro de la tesis, o el deseo de criticar a un otro Otro poltico.
Antes mencion la idea del campo cientfico como una suerte de Gran Otro que es
hacia el cual se dirige el deseo del o la investigadora, como una suerte de comunidad
imaginada que le da su validez y gratificacin, o no se la da. Sin embargo, centrar toda la
274
cuestin solo en esto, puede ser una idea muy reduccionista que proviene de la teora de
Bourdieu, muy centrada en la competencia bastante autnoma dentro del campo cientfico
(el reducirlo mucho de manera simplista a una mera competencia por el estatus simblico
acadmico y el econmico).
Hay un factor importante que suele incidir en muchos de los trabajos de
investigacin que se centran en temas cercanos a la rbita de la izquierda poltica, que es
aquello que la tradicin de las teoras de la liberacin (teologa, filosofa, psicologa, teatro,
etc.) han concebido como la opcin por el oprimido. De esta forma el Otro de la
investigacin no es solo directamente el del campo cientfico (el Otro acadmico ante el
cual tampoco somos neutrales en ningn momento, o nos instalamos dentro de su ortodoxia
o dentro de la heterodoxia), sino tambin el Otro en un sentido poltico (la posicin social
dominante que criticamos con nuestro tema especfico, o la justificamos). De alguna forma
esta motivacin poltica es un motor muy fuerte de deseo en la investigacin, ya sea que el
tema trabaje fundamentalmente temticas de racismo, de clases sociales, de colonialismo,
de gnero, de ecologismo, u otros temas, como el dolor en procesos clnicos, las formas de
hacer ms efectiva la productividad laboral en trabajadores, construir test psicopatolgicos
que ayuden al diagnstico y la posterior medicalizacin farmacutica empresarial de
personas o mejorar tcnicas de criminologa.
En lo especfico de esta investigacin, siempre viv una cierta congoja por este
papel relevante polticamente (por supuesto el peligro ms constante de hacer trabajos
crticos en la academia es que realmente no rompan con la torre de marfil y funcionen
solo para limpiar de manera superficial ese deseo poltico que antes coment). Ac toma un
275
papel relevante la relacin con personas de la comunidad de Matapalo, de alguna forma mi
vnculo con el programa Kioskos socioambientales me dio la posibilidad de vincularme de
esa manera un poco ms prctica en ese sentido ms poltico, siendo ese proceso una suerte
de forma de devolucin poltica a la comunidad misma.
Cuestiones del trabajo de campo.
A la hora del trabajo de campo, de las conversaciones en las entrevistas, se da un
encuentro no ajeno a los poderes (simblicos y materiales) de las personas que interactan.
Por supuesto, por ejemplo, es distinto si la conversacin se enmarca tras haber enseado un
consentimiento informado o si la conversacin sali de forma ms natural sin enmarcarse
en esa formalidad. Tambin las distancias de la investidura simblica de las personas que
interactan, comnmente definidas bajo un marco especfico. As, digamos, la hora de
alguien presentarse como psiclogo, esto le da cierta posicin simblica distinta a si no
se ha hecho ese marco de relacin y no se precisa la educacin de la persona (por supuesto,
otros factores siguen influyendo en la relacin, como la ropa que se ande, el tipo de
lenguaje que se use, los gestos que se hagan, el acento de campo o de ciudad, los rasgos
fsicos, el gnero, etc., factores de poder fundamentales). De ah la fundamental
importancia de buscar formas por borrar lo ms posible una investidura que d lugar del
Saber y evitar el asumirse fcilmente en el lugar del discurso de la universidad, con
formas que apunten a una igualdad de condiciones en la conversacin (aunque esto sea un
imposible por las condiciones ms estructurales antes apuntadas que no depende de la mera
intencin subjetiva de las personas que dialogan).
Estas distancias se definieron muy claramente en dos momentos investigativos,
276
cuando entrevist a turistas y, por otro lado, cuando entrevist a locales guanacastecos y a
inmigrantes. Para los y las turistas se notaba la relacin donde me vean en una posicin
social jerrquica un poco ms abajo (por supuesto las distancias de clase y raciales hacan
patente esta diferencia), distinto a las personas dislocales donde la tendencia era lo
contrario, aunque la relacin ms igualitaria era ms plausible.
Esto se denot bastante cuando us una tcnica metodolgica, que al final no utilic
en la totalidad de las entrevistas y por eso no lleg a ser incluida en la investigacin. Se
trata de los mapas mentales, que consista en que la persona entrevistada dibujaba a Costa
Rica y a pases cercanos en una hoja en blanco, pero bajo la consigna de que no era
importante la exactitud del mapa, sino dibujarlo de la forma que quisiera y
subjetivamente le evocara, colocndole signos o dibujos que considerara representativos del
lugar. Al llegar al campo donde entrevist primero a turistas que a (dis)locales, la consigna
del mapa (acerca de la no importancia de la exactitud del dibujo) no hizo mucho efecto, se
notaba cierta incomodidad de no saber bien cmo dibujarlo (por supuesto esto denotaba
algo, la poca importancia que se le da a la contextualizacin geogrfica del lugar que se
visita por parte del o la turista), lo cual daba cierta ansiedad por algn tipo de sensacin de
ignorancia (eso dijeron cinco turistas entrevistados). De esta forma, me pareci que esta
tcnica enturbiaba el proceso de la conversacin y la desist de utilizar la tcnica el resto de
la investigacin.
La parcialidad anticapitalista.
Cuatro corrientes fueron la base del desarrollo de mi posicionamiento terico-
poltico a lo largo de la investigacin, marxismo, anarquismo, psicoanlisis y teora
277
decolonial. De ah el surgimiento del tema mismo y su abordaje, una parcialidad desde
estas miradas que apuntan a diversas formas de poder en la sociedad. Ahora bien, este
posicionamiento investigativo terico tambin supone un posicionamiento en torno a las
formas de turismo que se analizan. En un texto ya citado ac, Santiago Alba Rico (2005)
postula una posicin radical en relacin a su nocin de que el turismo y la inmigracin son
dos caras antagnicas de un mismo proceso capitalista globalizatorio: postula que para
verdaderamente solucionar esta situacin debemos abrir las fronteras a inmigrantes y
cerrarlas a turistas. Por supuesto es una afirmacin escandalosa, apunta a una situacin
bastante impensada o vista como imposible segn los parmetros dentro de los cuales
naturalizamos el estado de cosas actual. Sin embargo, me gustara recordar aquella famosa
frase aparecida en las calles del mayo del 68 y que el Che pronunci antes de entrar a la
Habana en el 59: seamos realistas, pidamos lo imposible, aunque considero que nada
dentro de una radicalidad se debe pedir (a otra suerte de Gran Otro, como el Mercado o el
Estado), sino construir. Si no es cambiando nuestra imaginacin vista como inseparable de
la praxis, no nos va a ser posible escapar de formas tan desgarradoras de tensin social
como las ac vistas en esta investigacin.
Por supuesto, el pensar esto no quiere decir que se deba pensar despreciativamente
de formas ms alternas de hacer turismo que la forma transnacional de explotacin extrema
que ac se analiza. Sin embargo, ya vimos por ejemplo, la discusin en torno al Turismo
Rural Comunitario, el cual si bien es preferible al turismo masivo, no supone una real
alternativa al sistema turstico hegemnico (su existencia no supone ni que las condiciones
internacionales de desigualdad entre Centros y periferias se borren, ni las lgicas
278
mercantiles de hacer uso del ocio, ni tampoco que sea una real competencia al turismo
masivo ya que suele ser solo una opcin entre muchas otras que los y las turistas escogen a
lo largo de su vida). Tampoco quiere decir que se deba denostar los procesos legales
formales de legislacin estatal que deba regular bien los abusos sociales y ambientales en
que suelen caer las lgicas neoliberales globalizadas. Esto no supone que no debamos de
pensar que el cambio estructural ms global, que posibilita todas estas relaciones sociales
de gran tensin de poder, pueda ser cambiado y transformado no de una manera reformista
que de paliativos a su funcionamiento, sino uno que apunte, quiera, desee, imagine, cree, un
cambio desde la raz de sus propia lgicas de funcionamiento.










279
VIII. Debate, o la paralaje alrededor del turismo.

La realidad antagnica en playa Matapalo.
Estar ah en playa Matapalo da un choque, de una suerte de imposibilidad de sntesis
homognea para entender lo que est pasando, volvamos un momento a la imagen del mapa
conflictivo social y ambiental en la Introduccin. En la poca del trabajo de campo se poda
ver, por un lado frente al hotel, en la playa, a las personas turistas disfrutando en las sillas
de playa en su todo incluido, tomando ccteles y broncendose. A unos doscientos metros
de ah se poda observar la construccin del otro hotel en proceso, el RIU Palace, donde
cerca de mil trabajadores lo construan. Los dos hoteles en conjunto parecen un gran Centro
Comercial, en medio de gran vegetacin y belleza natural. Si se rodea ms esa construccin
del RIU Palace, a otros doscientos metros (ya en un espacio que no se sita a simple vista
para los turistas), se puede ver al literal ejrcito de trabajadores del que se coment antes,
principalmente nicaragenses, haciendo fila para ser contratados tras el despido de alguien.
Al otro lado de la playa, se podra observar alguna pareja o familia de los pueblos cercanos
que disfrutan del mar, as como algunos pescadores que an hoy llegan, a buscar entre los
restos de lo que alguna vez fue una playa exuberante en peces.
Esta imagen muestra de alguna forma y en un espacio bastante reducido (de unos
dos kilometros), esos universos tan distintos conjuntados en una zona que hace unos 10
aos no conoca mayor intervencin internacional ni nacional. Esta realidad contradictoria
vivida y vista por agentes tan diversos que existen tan desconectados entre s, como son
turistas, inmigrantes y locales tradicionales (y por otro lado la discursividad del Estado con
280
la imagen del paraso tropical verde), constituye una suerte de imposibilidad para dar una
sntesis analtica de lo que pasa, imponerle una lgica sinttica u homognea sera un
fallo. Ahondemos.
Dislocales, turistas y propaganda estatal. Entre la resistencia y el autotropicalismo.
Podemos volver a la imagen final del Capitulo V, sobre la situacin concreta en la
geografa de playa Matapalo, donde se vive la nocin fantasiosa de naturaleza paisajstica y
romntica en el turismo, naturaleza que debe ser conservada y cuidada, pero donde al
mismo tiempo la naturaleza en forma de trabajo y esfuerzo humano es explotada. Es un
espacio de relacin de agentes bastante distintos socioculturalmente que la teora social se
ha venido preguntando, ese espacio de la frontera entre el Uno y el Otro, entre la identidad
y la alteridad, espacio de la devoracin cultural de la antropofagia.
Se trata de un espacio donde actores internacionales de la globalizacin luchan entre
s de manera compleja en un espacio local que se vuelve internacional, uno histricamente
aislado pero donde el sistema capitalista en crisis necesita en su expansin geogrfica desde
los centros mundiales para tratar de resolver sus crisis, y en esta expansin descubre y
luego re-crea a regiones como Guanacaste. A la vez, dentro de ella, ante esta imposicin
tajante, sectores comunitarios han mostrado formas de resistencia y protesta ante su
posicin desigual, principalmente en torno a su defensa de bienes pblicos como el agua o
las playas.
As esta relacin de poder puede ser vista en torno a la matriz de la colonialidad del
poder, esa relacin entre centros y periferias que fracturan la imagen pacifica de integracin
de la globalizacin. La nocin marxista del ejrcito de reserva es clave para dar cuenta de
281
esta movilizacin global que lleva a niveles muy fuertes las concentraciones de poder
global, motivando que junto a la expansin turstica se de la movilizacin internacional
estigmatizada de inmigrantes en bsqueda de fuentes de trabajo y encontrando muchas
veces la lucha bastante encarnizada por esas fuentes de trabajo con personas locales
tradicionales, en condiciones tambin de susceptibilidad y pobreza, marcado todo por una
mayor vulnerabilidad general a su posible explotacin.
De igual forma, estas contradicciones a nivel ms socioeconmico entre clases
sociales van de la mano con las contradicciones digamos ms culturales; la matriz racial
resulta crucial para esta jerarquizacin expresada ac. Las empresas y los Estados,
jerarquizan ambivalentemente de acuerdo al nacionalismo, estigmatizando al
indocumentado pero a la vez desendolo para poder explotar mejor la apropiacin de su
plusvala econmica y tambin hacer uso y extraerle un plus-de-goce nacionalista,
ponindolo en el lugar de la fantasa del grupo que roba el goce nacional, que amenaza la
Cosa nacional.
Esta es la situacin general de las personas dislocales que habitan la regin, las
cuales se encuentran en una tensin psicosocial directa con la vivencia de turistas que hacen
uso del ocio y para quienes est estructurado todo el esfuerzo de cambiar la geografa del
lugar y tenerle preparada una periferia del placer (en su condicin fsica directa y en la
forma simblica de percibirla ms subjetivamente por parte de quienes le dan uso). En esta
investigacin se denota los discursos de estas personas turistas, quienes resaltan cmo
mantienen esa fantasa de estar en una suerte de paraso natural con personas pacificadas las
cuales, a pesar de su pobreza, se mantienen felices. A pesar de la disonancia entre la
282
fantasa que se les vende a los y las turistas antes de llegar al pas y las condiciones de tensa
contradiccin social que se viven en el pas, estas contradicciones no se denotan y se
domestican.
Este proceso de crear un espacio con estas caractersticas exticas y fantaseadas
para ciertas regiones del mundo por la mirada turstica internacional, se podra denominar
tropicalismo y el proceso a lo interno de asumir esta posicin (paralelo al colonialismo
interno) sera el autotropicalismo. Un ejemplo claro de este proceso de auto-tropicalizarse
puede verse en el discurso oficial del Estado costarricense en torno al turismo, en el ICT y
su propaganda. Lo que se puede observar en sus estrategias efectuadas para atraer al
turismo internacional bajo la estrategia mercantil de la marca-pas, es que se confirma y
promueve esa imagen fantasiosa de un paraso tropical que contiene poblacin muy feliz
y amistosa, eliminando o domesticando con ello las contradicciones y antagonismos
sociales que se viven tanto en las mismas regiones geogrficas directas (que viven ms
crudamente el cambio poltico geogrfico) como en la imagen del pas en general.
Este posicionamiento de la estructura turstica, tanto econmica transnacional como
de saber-poder poltico del pas, supone su inmersin en las lgicas del llamado capitalismo
verde, es decir del capitalismo que ha logrado cooptar, para su proceso reproductivo
mercantil y de maximizacin de beneficios, los discursos ecolgicos, ambientalistas y
naturales, junto a las compensaciones sociales filantrpicas de la Responsabilidad
Social. Esto tanto en las empresas como en las personas que practican el turismo, es decir
que consumen experiencia bajo los mismos estndares de las formas de crear fantasas de la
sociedad de consumo dominante.
283
Estas complejas relaciones de poder y grandes contradicciones sociales de clase,
coloniales y tnica-raciales, son un ejemplo micropoltico centrado en una pequea regin
de Costa Rica como expresin de la relacin macro global de la expansin de la
globalizacin, de su bsqueda de nuevas geografas antes no tan dominadas por este capital
y que permitan solventar su reproduccin sin oponer mucha resistencia. De alguna manera
se establece una lgica dialctica de tensa contradiccin, a la vez que de interrelacin entre
los tres grandes discursos ac analizados: 1. Dislocales (que se dividen en inmigrantes y
locales tradicionales), 2. Turistas y 3. Oficialidad gubernamental a travs del ICT. Por un
lado las personas dislocales muestran cmo se vive y se resiste esa depredacin de sus
bienes sociales y materiales y, por otro lado, los discursos tursticos y del ICT muestran una
conjuncin de una construccin fantasiosa del espacio, una que nubla a toda costa las
contradicciones sociales que viven aquellas personas dislocales.
El hecho de que en la balanza de poder social ste este ms del lado del turismo (el
Mercado) y de la gubernamentalidad del ICT (Estado) hace que la posicin ms oprimida
(la comunidad) sea la ms invisibilizada, lo cual incide en la pregunta al inicio de esta
investigacin acerca de cmo el turismo haba conseguido constituirse como un discurso
ampliamente desproblematizado en el pas, formando parte de los discursos de progreso y
desarrollo.
Siguiendo toda esta lgica, considero que el caso ac analizado puede ser uno bien
extremo y representativo de manera cualitativa de las amplias contradicciones del sistema
turstico global neoliberal, aunque no necesariamente estadsticamente representativo de
todo esto. Un caso que muestra sus propias cualidades (muy peculiares y especficas)
284
desgarradoras de lo que encarna la expansin violenta de las fantasas consumistas
capitalistas sobre regiones tropicales del tercer mundo.
Sntesis o paralaje?
Mientras escriba y comentaba con distintas personas los captulos de esta tesis, se
haca difcil imaginar una suerte de estas conclusiones en clave de sntesis. Se trata en cada
captulo de universos bastante dismiles (turistas, locales tradicionales, inmigrantes,
discurso del ICT), como si cada uno necesitara apartarse, construirse como un texto en s
mismo sin presentarse como un conjunto. De repente los dos ltimos prrafos del apartado
anterior pueden dar la impresin de que todo se cierra muy bien, en ver el caso ac
analizado como una mera expresin de los procesos ms macro globales, cerrando todo el
proceso bajo la explicacin bastante general.
Si bien esta me parece la explicacin ms certera y consecuente de lo que est
pasando en playa Matapalo, creo que persiste un algo o bastantes algos que hacen que
esta historia no acabe ah, en un cierre tan acomodado. Si se parte de una visin de la
realidad conflictiva dialctica como ac, es difcil pensar de manera consecuente en que a
nivel terico se pueda dar esa sntesis que la realidad misma un poco ms inmediata no
tiene, sera en s mismo todo esto un gran sntoma ideolgico de querer borrar los
antagonismo de la misma comunidad.
A continuacin voy a mostrar algunos factores que pueden incidir en esta
problemtica sntesis (y que a la vez intenten mostrar, como proceso autocrtico, las
mayores fallas que considero de la investigacin) y por ltimo quiero desarrollar algunos
indicios analtico-tericos sobre la nocin de paralaje de Zizek, como una forma de dar
285
cuenta de esta realidad no compuesta en una sntesis homognea como superacin de las
contradicciones que le anteceden (tal como la dialctica tradicional supone).
Vacos explicativos en la investigacin.
Factores que puede incidir son ciertos vacos sobre algunos temas importantes en el
proceso comunitario que dejo de lado. En primera instancia estn los procesos legales que
ha habido en torno a la construccin del hotel. Desde el inicio, en el proceso de instalacin
del hotel, el transcurso del lobby oscuro (muy comn en la industria inmobiliaria
constructora del pas) que posibilit la construccin del hotel sin mayores trabas legales,
cual supuso esa destruccin ambiental ampliada (claramente pasando muy por alto la
legislacin ambiental costarricense) y posteriormente la impunidad bastante grande en
torno a la muerte del trabajador nicaragense Rafael Antonio Prez Snchez, y ligado a esto
tambin la impunidad en torno a las condiciones de explotacin que viven los y las
trabajadoras, sin condiciones bsicas mnimas que la legislacin laboral costarricense exige.
Tambin ante esto ha habido varios procesos de resistencia en forma de denuncias legales
por parte de organizaciones activistas, principalmente de la organizacin Confraternidad
Guanacasteca que ha tenido un proceso muy intenso de denuncias que persisten hasta hoy.
El ahondar en estos aspectos hubiera supuesto un mayor conocimiento de ese nivel
ms mediano o meso del proceso de implantacin de la transnacional (como los procesos
polticos estatales que posibilitan o no su llegada). Existe un cierto vaco alrededor de la
tesis, faltando la minuciosidad de este nivel ms mediano, en medio de los procesos
geopolticos ms macro-globales apuntados en el inicio de la investigacin y los niveles
micro-polticos ms minuciosos que luego van avanzando. De alguna forma, el Captulo
286
sobre la discursividad oficial gubernamental a travs del ICT da cuenta de este nivel ms
medio, de discursividad y prcticas gubernamentales en torno a la llegada del turismo, pero
el nivel ms jurdico-poltico le hubiera complementado bastante. Sin embargo, mis
capacidades temporales y de conocimiento, limitaron la posibilidad de inmiscuirme en esos
aspectos del proceso.
Otro vaco lo constituye el no ahondar las condiciones de poder en torno al gnero
en las relaciones culturales y econmicas en la comunidad. Como se vio en el Captulo II,
las diferencias de gnero son fundamentales a la hora de la distribucin de trabajos posibles
para hombres y trabajos para mujeres, y las tendencias a que las mujeres jefeen ms
hogares y les toque mayor trabajo y menor remuneracin por l (esto a la vez se diferencia
segn nacionalidad, si se es indocumentada o no).
Posicionamiento poltico de partida.
Un factor importante en el proceso es la parcialidad poltica de partida. En esto ya
he ahondado bastante en el texto, pero an hay un factor importante a resaltar, que influye
en la primera disposicin o no, de entrada para leer un texto. Claramente el texto se
posiciona desde una mirada que suele llamarse crtica en las investigaciones y en la
academia. Es decir parten de un posicionamiento poltico que cabra dentro de alguna
vertiente de izquierda. Una problemtica parecida puede trasladarse a las posiciones
acadmicas, es decir la distancia entre las investigaciones consideradas como ms
cientficas (comnmente dentro de los parmetros cuantitativistas) y las ms
parcializadas (por lo comn dentro de lgicas ms cualitativas). Esta diferencia suele
provocar que ya desde el ttulo o desde el resumen mismo de la investigacin el
287
posicionamiento poltico propio de quien lee determine el inters o no por la lectura. Por
supuesto, ante el estereotipo o el prejuicio de estos tipos, poco puede hacer el contenido
mismo.
Sin embargo, considero que hay ciertas discusiones ya a lo interno del contenido de
esta investigacin que tienen que ver con esto (en caso de que a pesar de tener un nombre
que ya de antemano da una visin, digamos, de izquierda, sea ledo por personas que no
compartan estas visiones). El caso ms claro y que puede ejemplificar mejor, es el
desarrollado en el captulo II, donde se cuestiona (con el uso de cifras) la teora liberal del
goteo econmico, la cual considera, en el caso de las regiones perifricas, en que con
mayor inversin extranjera directa va a ver una posterior propagacin o goteo de esa gran
riqueza producida hacia el resto de la poblacin. La posicin crtica de esto, que es la que
se defiende ac e intenta ser demostrada con nmeros oficiales del Estado, es que lo que se
desarrolla bajo una lgica transnacional (bastante de enclave) supone que esa distribucin
nunca va a llegar a la comunidad cercana y ms bien el capital econmico y social
producido va a ser excluido de las poblaciones.
Dentro de estas posiciones bastante contrapuestas puede haber otras, por ejemplo
una posicin liberal variante de la anterior, sera el que se considere que no ha habido el
suficiente tiempo para que el goteo se haga efectivo desde el boom turstico y ese influjo
grande de inversin (hace unos 30 aos aproximadamente). Otra posicin que podra
llamarse ms reformista o estatista, sera considerar que el problema est en que la
empresa no respeta los lineamientos estatales establecidos (por ejemplo, el efectuar la
legislacin laboral y la ambiental, antes sealadas, o una mejor forma de tributacin de
288
impuestos y seguro social) y que estos deberan ser ms duros para garantizar que la
empresa transnacional tenga lmites y distribuya mejor su riqueza.
Estas posiciones se reflejan en los antagonismos mismos dentro de la comunidad,
como antes se vio, la comunidad misma est dividida a su interior, entre quienes conciben
bien la llegada de transnacionales y el tipo de turismo instaurado, posiciones intermedias
que ven mal al turismo pero donde hay que aceparlo porque es de las pocas fuentes de
trabajo que hay y entre quienes consideran que esas nociones que les vendieron de
desarrollo y progreso fueron traicionadas y no creen en ellas como modelos de
desarrollo. Esta imposibilidad de consenso es parte de la constitucin misma de la sociedad,
con sus antagonismos constitutivos en lucha por la hegemona. De ah su condicin poltica
esencial en el juego de fuerzas social, y cmo el pensarse neutral en el juego es una
ingenuidad.
Problemticas en la redaccin, o la teora versus la inmediatez fenomenolgica.
Sandoval (2007) resalta en su investigacin la tensin dialgica que vivi entre lo
que por un lado denomina observables y por otro teora. En toda investigacin hay una
cierta tensin entre el trabajo de campo y lo que se escribe, ya antes apuntada en el caso de
entrevistas o preguntas investigativas, tensin entre lo que se espera de antemano y lo que
realmente sale tras el trabajo de campo o el anlisis de textos (la investigacin cuantitativa
tradicional habla de una forma esttica de hiptesis, que pueden ser rebatidas o no, pero
siempre parte de un marco donde el universo de lo posible ya est dado de antemano). De
esta forma es que la relacin entre lo ms terico y la informacin de las entrevistas o los
textos del ICT, se torn siempre complicada, generando siempre congojas de cmo articular
289
esa tensin.
Como se pudo notar, mi opcin fue presentarlas en un espacio conjunto (no seguir la
lgica de un marco terico en captulos separados de una suerte de resultados que
luego son analizados), sino de conjuntar esos tres momentos en un solo espacio, lo cual
expresa bastante el proceso de cmo fue la escritura y todo el proceso, que iba en dilogo
constante modificando la teora para ponerla a discutir con las entrevistas y lo observado.
Sin embargo, hay ciertas cuestiones que pudieron no ser resueltas en esto, por ejemplo, que
la teora, algunas veces compleja, se despegara de lo ms inmediato y de repente
incomodara la lectura (alejndose en un nivel muy abstracto), para luego volver al nivel
ms, digamos, emprico, y as sucesivamente.
Esta sensacin de distanciamiento entre esos dos lugares en tensin, puede deberse a
algunos factores entre otros posibles:
1) la relacin teora/empiria es una relacin siempre conflictiva y nunca la teora es
un reflejo exacto o total de la realidad, por lo que su distancia siempre va a ser patente e
incmoda o exgena (si las palabras y el desarrollo del pensamiento humano pudiera decir
la realidad tal cual, algo as como objetivamente, no habra necesidad de hacer
investigacin y descubrir lo antes no dicho, todo podra ser dicho de una vez -nada ms
plcido que leer a Jorge Luis Borges para rebatir esta ilusin de la inmediatez
fenomenolgica),
2) mi no capacidad de redactar algo as como un anlisis ms orgnico (que
hiciera esa distancia entre teora/empiria algo ms suave, ms cmodo en un buen estilo de
escritura),
290
3) quien lo lea sea uno o una de diversos lectores que hay, entre los que estn, por
un lado, quienes no les gusta leer teora muy adornada y, ms bien, les gusta ms los textos
que dan ms nfasis al lenguaje ms concreto o, por otro lado, esos o esas que gustan de
teora adornada con un lenguaje bastante abstracto y complejizado. Y de ah los puntos
intermedios entre estas opciones.
Por supuesto, estos factores pueden incidir o no, o pueden mezclarse entre s. Queda
en los y las lectoras dar su visin. Es interesante el ltimo punto postulado, existe cierta
tensin entre el anti-academicismo (de quienes les gusta el lenguaje simple y sin mucho
adorno terico y retrico) y el derroche academicista de muchos y muchas que redactan
en lenguajes muy complejizados o hasta ms literarios (caso tpico de teoras lacanianas o
francesas en general, que se convierten en una suerte de lenguajes muy tcnicos,
inentendibles para las personas no formadas en sus disciplinas). Mi inters en la redaccin
(lo cual no dice para nada que lo haya logrado) fue dar una suerte de punto medio entre esas
posiciones, es decir ese punto ms orgnico del que hablaba (sin embargo, con la
limitacin de que quienes tengan ms acceso a su lectura en Sardinal sean las personas con
mayor acceso a la educacin formal).
As, reivindicar el valor de la teora como el punto necesario de reflexin de toda
investigacin (ante la ingenuidad de pensar que lo que uno o una hace no haya sido ya
pensado o abordado de diversas formas, o partir de la tambin ingenuidad y subestimacin,
de que la realidad ms cotidiana, de a pie, es simple y llana, sin necesidad de
expresarle con mucho adorno) y tambin reivindicar el gran peso que debe tener lo ms
concreto, visto en su valor como esa novedad que rompe con la teora pre-establecida y
291
siempre se le escapa a ella, por lo que siempre sta va en su bsqueda y eso moviliza el
motor tanto de la curiosidad investigativa como de la elaboracin de teora.
La paralaje, o por la defensa de una verdad investigativa.
Tal vez denotando estas fracturas o antagonismos de la investigacin podemos
constatar la imposibilidad de conformar unas conclusiones, ms bien dan posibilidades de
una apertura a nuevas preguntas y cuestiones a tratar y profundizar en lo peculiar del
sistema turstico y en lo general de las relaciones capitalistas globales. Por supuesto, el fin
de la investigacin es darle un sentido a ese universo tan dispar que narro al inicio de este
captulo, pero este sentido no puede ser uno que apunte a una sntesis, vista como una
finalidad cerrada que supera las contradicciones del proceso (esta sera la visin estndar
del proceso dialctico hegeliano -aunque es cuestionable en s misma si esa es la visin
propiamente hegeliana), pero tampoco puede persistir como una visin posmoderna que
apunte a un relativismo de la difuminacin o pluralidad de las diversas visiones posibles de
la misma situacin, como una suerte de collage de puntos de fuga que no den algn sentido
sinttico.
Este es uno de los callejones que parecieran sin salida en las discusiones filosficas
actuales. Una suerte de salida es la visin de paralaje que propone Zizek (2006), la
paralaje es precisamente la brecha, el punto de tensin (o de distanciamiento y
acercamiento) que hay entre los opuestos, en medio de la contradiccin o el antagonismo.
Podra decirse que es una forma de acercarse a lo que separa y une, en una forma grfica se
podra decir que es acercarse a concebir esta figura: /, que es la que juega cuando
hablamos en clave binaria del tipo si mismo/otro, identidad/alteridad, adentro/afuera, etc. y
292
problematiza ese binarismo desdibujando una posible distancia muy clara entre los
opuestos.
Cuando vemos un objeto, en esta visin de paralaje existe una suerte de
desplazamiento del objeto mismo causado por el cambio en la posicin desde donde se
observa (siguiendo aquella posicin, ya mencionada antes, de que el poder tener la visin
de un objeto no deja de ser una cualidad del mismo sujeto, no es que ste pueda
eliminarse) . En la tradicin investigativa esto puede acercarse un poco a eso que suele
81
llamarse triangulacin de perspectivas, que algunos y algunas postulan como una forma
de llegar a una suerte de consenso sobre la investigacin y otras visiones, pero concebido
como una forma de calibrar distintas visiones que no necesariamente deben consensuar,
sino abrir nuevos espacios que den una visin renovada de la situacin.
Volvamos o mantengmonos en la visin inicial de este captulo, los universos
dismiles de diversos agentes en universos muy separados en un espacio tan reducido como
playa Matapalo (agentes que se mueven alrededor de un mismo objeto: el turismo), un
universo creado aceleradamente en los ltimos 4 aos. De alguna forma esa brecha que
separa esos distintos mundos en un espacio es una condicin, digamos, tanto
ontolgica (su misma realidad es antagnica, irresoluble sin que se resuelva sin
conflictos de una forma sinttica) como epistemolgica (la visin de la realidad que les
narro ah es una visin parcializada que quiere darle nfasis a ese antagonismo o
contradiccin social, pero que a la vez est fracturada por la fragilidad y grandes
293
De esta forma, no es cuestin de que una misma realidad solo pueda contemplarse desde una perspectiva
81
parcial, ni que la realidad sea una pura ficcin construida, se trata de que el cambio de posicin modifica
el objeto mismo.
limitaciones de mi capacidad analtica y terica que postulo para entenderla). De ah que la
verdad que defiendo en esta investigacin sobre lo que pasa en la comunidad es un
postulado que quiere evitar un relativismo (de que todas formas de visin sobre el tema
sean vlidas por igual), pero que a la vez est abierta a debatirse y a ser confrontada con
distintas visiones inesperadas, diversos movimientos de la paralaje no pensadas, de una
realidad que nunca es esttica y siempre cambiante, siempre incompleta. Por supuesto, esta
parcialidad que pretende ser verdad es una que se posiciona en el juego de luchas de poder
en las construcciones o destrucciones de hegemonas, se posiciona argumentando contra ese
modelo econmico y cultural del turismo del capitalismo verde transnacional y a favor de
una mayor valorizacin de las poblaciones dislocales muy afectadas.
Recomendaciones.
Por ltimo, quisiera comentar una serie de recomendaciones que surgen de la
investigacin, a ciertas instancias:
Posteriores investigaciones sobre el turismo: en base a los vacos ms grandes de
esta investigacin considero que se podra concretizar ms estudios de casos de turismo
alternativo existente, para avizorar formas que se salgan de este modelo actual tan daino.
Asimismo, propiciarle un espacio adecuado a la investigacin el nivel jurdico-legal de
adecuacin o no de los proyectos tursticos a la legislacin laboral, empresarial y ambiental.
Tambin darle mayor cabida a las relaciones de gnero desiguales que se viven en las zonas
turistizadas, as como la relacin muy cercana que stas suelen tener con el trabajo sexual y
su explotacin.
Movimientos sociales y activismo poltico: visibilizar ms el turismo como un tema
294
problemtico y de gran tensin de las contradicciones de la sociedad en general. Denunciar
la lgica transnacional de implantacin de explotacin social y ambiental ampliada en las
zonas tursticas bajo un enfoque neoliberal.
Institucional-acadmicas: en lo particular de la Escuela de Psicologa y otras
Escuelas y sus Tribunales de Trabajos Finales de graduacin, el persistir y afianzar la
diversidad de corrientes de las disciplinas coexistiendo, para que diversos temas puedan ser
aprobados como temas investigativos y no se reduzca el margen de los que unos y unas
consideran que es la disciplina.














295








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312














ANEXO I.
Guiones de entrevistas semiestructuradas.
1. Entrevista semiestructurada enfocada al turista.
a. Caractersticas sociodemogrficas o de encuadre biogrfico. 1. edad, 2. Estado civil, 3.
Actividad laboral, 4. Situacin econmica, 5. Estudios 6. Nacionalidad y dnde vive.
1. Dimensin temporal pasada. La vida antes de la llegada 1. 1. Visin de Costa Rica y de
Matapalo como lugar turstico. 2. Qu lo trajo a C.R. y a Matapalo? 3. Hay algunos
lugares que ya visit o que piensa visitar? 4. Informacin y nocin que tena de Costa Rica
y de sus habitantes, as como de Matapalo y sus habitantes antes de llegar 5. De dnde y/
o quines vena esta informacin y nocin. 6. Cul era su visin antes de llegar del
poblador costarricense y del poblador de Matapalo?.
313
2. Dimensin temporal presente. 1. Visin actual tanto de Costa Rica del costarricense
y de Matapalo y sus habitantes, contrasta con la antes tenida?. 2. Visin actual del
turista que visita estas regiones. 3. Existe una distincin entre diferentes costarricenses?
cul es? 4. Cmo considera que le ve este local en su condicin de turista?. 5.
Cmo considera que ven los dems turistas a los locales?. 6. Preocupaciones recurrentes
al momento presente en relacin al local costarricense y en especfico el de Matapalo.
3. Dimensin temporal futura. 1. Qu lugares se visitarn y porqu?, 2. Cmo es el
horizonte de vivencia del turismo a futuro? 3. Cambiar esa relacin turista/local en el
futuro?, Cmo?. 4. Qu le gustara que cambiara o no cambiara en esa relacin?

2. Entrevista semiestructurada enfocada al local.
a. Caractersticas sociodemogrficas o de encuadre biogrfico. 1. Edad, 2. Estado civil, 3.
Actividad laboral, 4. Situacin econmica, 5. Estudios 6. Nacionalidad y dnde vive.
1. Dimensin temporal pasada. 1. Visin de Costa Rica y de Matapalo como lugar
turstico. 2. Hace cunto tiempo vive en Matapalo? Qu le trajo? 3. Cul era su visin
antes de llegar el turismo expandido en la regin? 4. Cmo ha sido este proceso para la
comunidad y para usted?, ha variado a travs del tiempo, de qu forma?
2. Dimensin temporal presente. 1. Visin actual del turista que visita a Costa Rica y el
que visita Matapalo 2. Existe una distincin entre diferentes turistas? cul es? 3. Cmo
considera que le ve este turista en su condicin de local?. 4. Cmo consideran que
ven los dems locales al turista?. 5. Preocupaciones recurrentes al momento presente en
relacin al turista extranjero.
3. Dimensin temporal futura. 1. Cmo es el horizonte de vivencia del turismo a futuro
tanto a su nivel subjetivo como el comunitario? 2. Cambiar esa relacin turista/local en
el futuro?, Cmo?. 3. Qu le gustara que cambiara o no cambiara en esa relacin?.

3. Entrevista semiestructurada enfocada al inmigrante.
a. Caractersticas sociodemogrficas o de encuadre biogrfico. 1. Edad, 2. Estado civil, 3.
Actividad laboral, 4. Situacin econmica, 5. Estudios 6. Nacionalidad y dnde vive.
314
1. Dimensin temporal pasada. 1. Visin de Costa Rica y de Matapalo como lugar
turstico o de trabajo. 2. Hace cunto tiempo vive en Matapalo? Qu le trajo? 3. Cul
era su visin antes de llegar? 4. Cmo ha sido este proceso para la comunidad y para
usted?, ha variado a travs del tiempo, de qu forma?
2. Dimensin temporal presente. 1. Visin actual del turista que visita a Costa Rica y el
que visita Matapalo, as como de los locales tradicionales 2. Existe una distincin entre
diferentes turistas? cul es? de locales tradicionales? 3. Cmo considera que le ve este
turista y este local en su condicin de inmigrante?. 4. Cmo consideran que ven
los dems inmigrantes a los locales y al turista?. 5. Preocupaciones recurrentes al
momento presente en relacin al turista extranjero y a los locales tradicionales.
3. Dimensin temporal futura. 1. Cmo es el horizonte de vivencia del turismo a futuro
tanto a su nivel subjetivo como el comunitario? 2. Cambiar esa relacin turista/local en
el futuro?, Cmo?. 3. Qu le gustara que cambiara o no cambiara en esa relacin?.






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