El Clown Lugubre - Florencio Moreno Godino

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Se reproduce a continuacin el relato El clown


lgubre, de Florencio Moreno Godino.
Ganso y Pulpo ha realizado su edicin a partir
del texto publicado en la revista La Ilustracin
Artstica del da 17 de marzo de 1890 (ao IX,
nm. 429).
El texto se corresponde con el identificador
e di t or i a l GYP-NB0122, pudindose habido
actualizar su ortografa y gramtica de acuerdo con
las reglas vigentes del idioma espaol. Estos
cambios suponen, en el plano ortogrfico, la
supresin del acento en monoslabos y la
actualizacin de aquel lxico tcnico y/o
extranjerismos que estn actualmente integrados
en el idioma. En el plano gramatical ha podido
variar el texto en relacin a la disposicin de signos
de puntuacin, principalmente en relacin al
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En cuanto a la licencia de esta edicin debe
tenerse en cuenta que el texto reproducido es de
dominio pblico (Florencio Moreno Godino falleci
en 1907). Por otra parte, tanto la portada como la
edicin aqu presentadas se distribuyen
gratuitamente bajo licencia Creative Commons
por la editorial electrnica Ganso y Pulpo, que
espera se comparta en los mismos trminos que los
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Ganso y Pulpo
Creacin: Barcelona, 12 de febrero de 2014
El clown lgubre
I
El ao pasado, a fines del mes de agosto, lleg a
Crdoba la compaa ecuestre de M. Bontamp,
nueva en Espaa, e improvis un circo de madera
en el Paseo del Gran Capitn.
He aqu cmo juzgaba un peridico de la
localidad a la nueva compaa al otro da de su
estreno:
La compaa ecuestre de Mr. Bontamp, que anoche hizo su
debut en el Circo del Gran Capitn, es, poco ms o menos,
como todas las que nos han visitado. Los consabidos caballitos
dando vueltas alrededor de la pista, los aros de papel rotos, la
antigua pantomima de la Estatua movible y el indispensable
trabajo gimnstico en un trapecio a gran altura; ofrece, no
obstante, una particularidad, y dos puntos salientes, y esto
explica el que haya tenido algn xito en Cdiz y Sevilla, nicas
poblaciones de Espaa en donde se ha exhibido. Hay en ella un
clown joven de mrito y gracia dudosos, y otro ya de edad que
constituye la particularidad que antes hemos indicado. El clown
Richard (segn le anuncia el cartel) es un clown lgubre. Se
presenta en un traje mezcla de clown y payaso, pues sobre su
veste rayada a franjas encarnadas y amarillas, lleva la blanca
hopalanda de mangas perdidas del bufn italiano. No se
embadurna la cara ni lo necesita: tiene bastante con su palidez
terrosa de vampiro. Su fisonoma inmvil parece una mscara,
y sus ojos revelan una expresin tan triste que conmueve; sin
esta expresin se asemejara a un sonmbulo ejecutando su
parte. Exhibe cuatro animales: dos perros, un canario y, cosa
admirable!, un jabal, alimaa que hasta ahora ha pasado por
indomesticable. No queremos resear el trabajo que ejecuta,
para no atenuar la sorpresa de nuestros lectores, a quienes
aconsejamos que vayan a verle, pero s indicaremos que en
este ejercicio toda la gracia la ponen los bichos, puesto que su
maestro lo ejecuta con una seriedad espectral. Se dice que
Richard, en sus buenos aos, fue un clown notabilsimo, y slo
as se comprende su apego a vestir un traje que ya no le
conviene. En el final de su trabajo est asombroso y hace lo
que nadie ha hecho.
Este es uno de los puntos salientes de la compaa
ecuestre: el otro, o mejor dicho, la otra, es la seorita Fenny
Richard.
Esta joven, hija del clown lgubre y alemana como su padre,
tiene diecisiete aos de edad y una belleza diablica y rara para
ojos meridionales. Todo el mundo se figura a la mujer germana
Blanca como la maana
y rubia como la aurora,
como ha dicho Caldern, pero pocos habrn visto, ni aun en
los climas del Norte, la conjuncin de una crencha roja y de un
cutis casi bronceado. La seorita Fenny ofrece este tipo, con la
particularidad de que su cabello, grueso como el lino, es tan
largo y de tal profusin que le envuelve la cabeza como en un
velo. Se comprende que lo lleve suelto, pues se necesitaran
varios peines e innumerables horquillas para poder sujetarlo.
Oyendo los comentarios del pblico, y escamados tambin,
nosotros hemos esperado a la joven amazona, en el trayecto
de la pista a su cuarto, y nos hemos convencido de que
aquella cabellera sansoniana es enteramente suya.
La seorita Richard, esbelta, divinamente formada y con
unos ojos feroces que encienden lumbre, trabaja en un caballo
amaestrado a la alta escuela. Este ejercicio nada ofrece de
notable ms que el aspecto de la amazona. Presntase sta
destocada, con un traje de color de naranja y oro, que se
asimila al de su cabello y cutis, de modo que montada en su
caballo negro, se asemeja a una estatua de cobre sobre un
pedestal de bano. El pblico vio con agrado su trabajo y le
aplaudi por cortesa. Al final, colocan en la puerta de la pista
una valla, para que la amazona se retire saltndola. Esta valla
comenz ya a impresionar a los espectadores (sobre todo a los
inteligentes) por su altura prodigiosa. La seorita Richard dio
dos rpidas vueltas por el circo, y salv el obstculo con un
salto admirable que record a los aficionados a la antigua Mad.
Tamp. Entonces reson un aplauso formidable, como jams
lo hemos odo en circo alguno, aplauso que se troc en delirio,
cuando la joven amazona volvi a presentarse y a salir del
circo, repitiendo cuatro veces aquel salto inverosmil que
ninguna otra ecuyre del mundo podra resistir.
El peridico que haca esta resea, exacta en
todas sus partes, aada algunas lneas, que no
ataen ni al clown Richard, ni a su hija.
II
La historia de Richard era sencilla y triste y Fenny
misma la contaba a los pocos que tenan el
privilegio de visitarla en su cuarto del circo.
El viejo clown era natural de Mnich y en su
juventud se dedic al arte de la relojera, pero
habindose enamorado de una joven ecuyre que
trabajaba en una compaa ecuestre y gimnstica
ambulante, con una de esas pasiones que rayan en
la locura, lo abandon todo por seguirla. Ella
admiti las pretensiones de Richard, y se cas con
l a condicin de no renunciar a su vida aventurera.
Entonces Richard, que era altivo y no quera estar
ocioso mientras su mujer trabajaba, se hizo clown
aprovechando sus poderosas facultades, y lleg a
ser una notabilidad en su clase. Fenny naci a los
dos aos de este matrimonio. Ambos esposos
ganaban mucho dinero, pero Gretchen, que as se
llamaba la ecuyre, era manirrota y aficionada al
lujo, y nunca pudieron hacer ahorros, como Richard
hubiera deseado. Gretchen muri joven de una
enfermedad del pecho, y desde entonces el clown
sinti una melancola y un desaliento que los aos
no alcanzaron a mitigar. Sigui trabajando por su
hija y para su hija, pero debilitadas sus fuerzas,
ms por la tristeza que por el tiempo, tuvo que
renunciar en parte a sus ejercicios, y dedicarse a
ensear y exhibir animales. La suerte de su hija, a
la que pronto dejara sola en el mundo, le
inquietaba y comenz a hacer ahorros, pero como
cada vez iba ganando menos, stos eran muy
exiguos y reunidos con lentitud.
Fenny, desde nia, hered la aficin que su
madre haba tenido por los ejercicios ecuestres. Su
padre quera apartarla de aquella peligrosa aficin
y hacerla entrar en un colegio, pero ella resisti
tenazmente. Richard cedi: tema para su hija las
contingencias de su existencia aventurera, pero
tena la compensacin de no separarse de ella. La
joven lleg a ser una amazona distinguida,
especialmente por su firmeza a caballo.
ltimamente, Richard haba enseado a los
cuatro animales de que ya se ha hecho mencin. El
ejercicio, que no haba querido resear el peridico
cordobs, para no privar a sus lectores de la
sorpresa, consista en lo siguiente: sacaban al circo
una especie de cesto redondo de mimbres
sostenido en una base de madera que giraba sobre
ruedas. Luego se presentaba el clown con dos
perros, uno a cada lado, y un canario en la cabeza.
Los perros, erguidos sobre sus dos patas traseras, y
como abrazados, bailaban alrededor del cesto una
especie de vals, que terminaba con ligeros ladridos.
A esto, que pareca una llamada, un jabal pequeo
asomaba al cesto su cerdosa cabeza y sala a la
arena. Entonces los tres cuadrpedos saltaban por
medio de un aro que Richard les presentaba,
mientras que el canario, revolando, se posaba
repetidas veces sobre la cabeza de los tres. Esta
obsesin pareca incomodarles y todos se
dedicaban a la persecucin del ave, que volaba
bajo, como burlndose de ellos. Haciendo ademn
de querer alcanzar al voltil burln, un perro se
suba sobre el jabal, y el otro sobre aqul:
entonces el canario se elevaba a lo alto del circo, y
posado en una cuerda, o en un trapecio, o en el
marco de una ventana, miraba hacia abajo,
moviendo graciosamente la cabeza. El clown
presenciaba impasible todas estas cosas, sin
proferir ni una palabra, y sin apenas hacer uso del
ltigo que llevaba en la mano. El ejercicio
terminaba ejecutando Richard un trabajo en que no
tena rival, no obstante sus cuarenta y nueve aos.
Colocbase en medio del circo en sentido vertical
inverso, apoyando la cabeza en su gorro de clown;
abra las piernas, por entre las que saltaban los
perros, y permaneca en esta postura mucho
tiempo, con fatiga y asombro de los espectadores.
El ltimo efecto se guardaba para el final: el pjaro
descenda de sus alturas, y posndose
alternadamente en las plantas de los pies de
Richard, soltaba algunos trinos. Ponase ste en
pie, saludaba gravemente a la concurrencia, y sala
del circo con sus animales, en la misma forma en
que haba entrado.
III
La mayor parte de los volatineros que van a
Crdoba se alojan en una casa de huspedes con
honores de fonda, situada en la calle del Conde
Gondomar. Pero Richard, en esta poblacin, hizo
como siempre rancho aparte, como suele decirse.
Dej a su hija instalada con sus compaeras de
profesin y busc un sitio donde armar una especie
de tienda de campaa que serva de albergue a l
y a sus animales. Al otro lado de la Estacin del
ferrocarril, hall una pequea planicie que le
convena, y pregunt a quin haba de dirigirse
para obtener el permiso de instalacin. Indicronle
un hotelito prximo: all habitaba el dueo de aquel
terreno, que era un caballero joven, guapo, soltero,
muy cazador y muy aficionado a caballos. Don
Rafael Zambrano recibi al clown cortsmente, y no
slo accedi a su peticin, sino que se le ofreci
como vecino para todo cuanto pudiera necesitar.
Richard, pues, arm su tienda ayudado por un
criadito joven de catorce aos de edad; y coloc en
ella sus animales. All se pasaba la mayor parte del
da, pensando en su adorada e inolvidable
Gretchen, y en los verdes campos de su ciudad
natal.
Su hija Fenny sola visitarle por la tarde. Vena
casi siempre montando a Teufel
1
, el caballo en que
haca su ejercicio, que era de su propiedad. Antes
ya haba dado largos paseos, porque, de carcter
varonil y casi salvaje, gustbanle el aire libre y las
correras campestres. Permaneca un buen rato con
su padre, y sola o en compaa de ste regresaba a
la ciudad, para comer y prepararse para la funcin.
Richard reciba tambin alguna vez otra visita:
su vecino D. Rafael Zambrano, en traje, mitad de
campo y mitad seoril, entraba en la barraca del
clown, y en francs, porque ste comprenda mal el
espaol, departa con l sobre viajes, caballos y
perros, materias en las que los dos eran a cul ms
inteligente.
A la cada de la tarde, solo o acompaando a su
hija, Richard se encaminaba a Crdoba y coma con
aqulla en la casa de la calle del Conde Gondomar.
Despus iba al circo en donde ya tena preparado
un carrito tirado por dos jacas, en l volva a su
barraca, y en l regresaba a la ciudad, llevando a
sus animales. Poda haberles instalado en el circo,
pero no quera separarse de ellos, y adems estos
paseos servanle de distraccin.
Un da, despus de comer, y ya en el crepsculo,
volva a su morada. Cuando traspuso la Estacin
del ferrocarril, vio a lo lejos un gran resplandor y
gente que corra en aquella direccin: la barraca
estaba ardiendo. He aqu lo que haba sucedido,
por lo que luego se averigu: el criadito que se
quedaba guardndola, sac un banco a la puerta, y
se durmi. Unos matuteros que queran distraer a
los empleados del resguardo para hacer su alijo,
aprovecharon la ocasin, y prendieron fuego a la
vivienda del pobre clown, cuyas maderas resecas
ardieron inmediatamente. Cuando los vecinos de
aquel casi despoblado quisieron acudir llamados
por el criado, era tarde; Richard hall su barraca
destruida, nada haba quedado en ella ms que los
pocos utensilios de metal. El criado, al salirse a
tomar el fresco, haba cerrado la puerta, y los
animales habanse quemado: slo un perro daba
seales de vida. El pobre canario pareca un tostn,
entre los restos de su jaula.
El clown vio todo aquel desastre, sus ojos
pusironse vidriosos, pero no profiri ni una palabra
ni una queja. Carg en el carro lo poco que
quedaba til en la barraca quemada, y se volvi a
Crdoba. Hizo fijar un cartelillo anunciando al
pblico la catstrofe y desde entonces no trabaj
ms en el circo. Alojose en el cuarto ms retirado
de la fonda de la calle del Conde Gondomar, y se
pasaba casi todo el da vagando por los
alrededores de la ciudad.
M. Bontamp, el director de la compaa, le
pregunt:
Y bien, Richard, piensa usted adiestrar otros
animales?
No s, ya veremos contest el clown.
Diez das despus, cuando volvi a almorzar a su
casa de vuelta de un largo paseo matinal,
entregronle una carta de su hija. Fenny haba
advertido al dueo de la fonda que iba a
emprender un viaje en el cual invertira una o dos
semanas. Richard oy esta noticia y abri la carta
con trmula mano, porque su corazn hacale
presentir una nueva desgracia.
La carta era muy lacnica; slo contena las
siguientes lneas:
Padre: impulsada por una fuerza a la que no puedo resistir,
voy a gozar de amor y de libertad. Figrate que yo amo como
t amabas a mi madre y perdname. No s cundo volver a
tu lado o si no volver nunca. Nadie es dueo de su porvenir, y
mucho menos yo, que llevo un torbellino en mi cabeza y en mi
corazn. Fenny.
El clown ley esta carta y permaneci mucho
tiempo inmvil, como absorto en sus
pensamientos. Saba a qu atenerse respecto a su
hija: habasela visto pasear a caballo en compaa
de su amable vecino D. Rafael Zambrano, y no
dud que fuera ste el que la enseara a gozar de
amor y de libertad.
IV
Richard se present al director de la compaa y le
pidi que anunciase al da siguiente que volvera a
presentarse ante el pblico ejecutando su trabajo
de equilibrio de inversin vertical. M. Bontamp, que
saba ya el viaje de Fenny, supuso que el clown
quera distraerse trabajando de la pena por la
ausencia de su hija. Determin que ste se
presentara al final de la primera parte, pero
Richard indic que deseaba ser uno de los ltimos
nmeros de la funcin. El cartel del siguiente da
llam la atencin del pblico: toda la ciudad saba
el incendio de la barraca del clown y la prdida de
sus animales, y los mejor informados estaban
enterados del motivo de la ausencia de la joven
ecuyre. Richard pas todo el da en el campo, y al
principio de la segunda parte presentose en su
cuarto del circo, y comenz a vestirse con la mayor
tranquilidad. Ejecutronse los cuatro primeros
nmeros de la segunda parte, y toc su turno al
clown, antes de la pantomima con que terminaba
la funcin.
Sali Richard al circo, que estaba casi lleno, con
el lgubre aspecto de siempre, y salud al pblico
que le aplauda, en consideracin a sus recientes
desgracias. Puso su gorro en el suelo y colocose en
la postura que exiga su trabajo. Pasaban los
minutos y el clown permaneca inmvil en la misma
actitud. Aquello era maravilloso: Richard se exceda
a s propio: algunos espectadores gritaron: Basta,
basta!, pero el clown persista en aquella violenta
posicin.
Poco despus cay lentamente de costado y
qued tendido en la arena. Viendo que no se
levantaba ni se mova, acudieron a l M. Bontamp y
otros que se hallaban en la puerta de la pista.
Richard tena hinchadas las venas del cuello, y el
rostro amoratado: estaba muerto.
1.
Notas
Diablo.

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