Tiempo Ordinario Trabajo

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Tiempo Ordinario

Tiempo Ordinario(tambin Tiempo entre el ao, o Tiempo durante el ao es aquella parte del ao litrgico
cristiano distinto de los llamados Tiempos fuertes: Adviento, Navidad, Cuaresma y Pascua.

Definicin

Suele ser definido como "el tiempo en que Cristo se hace presente
y gua a su Iglesia por los caminos del mundo"; un tiempo menor o
un tiempo no fuerte. En el ao litrgico, se llama tiempo ordinario
al tiempo que no coincide ni con la Pascua y su Cuaresma, ni con
la Navidad y su Adviento. Son treinta y tres o treinta y cuatro
semanas en el transcurso del ao, en las que no se celebra ningn
aspecto particular del misterio de Cristo. Es el tiempo ms largo,
cuando la comunidad de bautizados es llamada a profundizar en el
Misterio pascual y a vivirlo en el desarrollo de la vida de todos los
das. Por eso las lecturas bblicas de las misas son de gran
importancia para la formacin cristiana de la comunidad. Esas
lecturas no se hacen para cumplir con un ceremonial,
sino para conocer y meditar el mensaje de salvacin
apropiado a todas las circunstancias de la vida.

El Tiempo Ordinario esta dividido en dos partes.

La primera parte del Tiempo Ordinario comienza el
lunes posterior al Bautismo del Seor y se prolonga
hasta el martes anterior al mircoles de Ceniza, da en
que comienza el Tiempo de Cuaresma.

La segunda parte del Tiempo Ordinario comienza el
lunes siguiente al domingo de Pentecosts y se
prolonga hasta el da anterior al primer domingo de
Adviento.

Las fechas varan cada ao, pues se toma en cuenta los calendarios religiosos antiguos que estaban
determinados por las fases lunares, sobre todo para fijar la fecha del Viernes Santo, da de la Crucifixin de
Jess. A partir de ah se estructura todo el ao litrgico.

El color litrgico del tiempo ordinario

En la Iglesia cristiana no todos los miembros desempean el mismo ministerio. Esa diversidad de ministerios
se manifiesta exteriormente en la celebracin de la Eucarista por la diferencia de las vestiduras sagradas que,
por lo tanto, deben sobresalir como un signo del servicio propio de cada ministro. El sacerdote, en el tiempo
ordinario, usa la casulla de color verde en la Misa, sobre todo los domingos, a excepcin de los das festivos
y de los mrtires. La diversidad de colores en las vestiduras sagradas pretende expresar, con ms eficacia,
an exteriormente, tanto el carcter propio de los misterios de la fe que se celebran, como el sentido
progresivo de la vida cristiana en el transcurso del ao litrgico. El color verde se usa en los Ofcios y en las
Misas del Tiempo Ordinario. El verde es smbolo de la esperanza, cuando todo florece, reverdece y se
renueva.

Celebremos el tiempo ordinario

Ordinario no significa de poca importancia, anodino, insulso, incoloro. Sencillamente, con este nombre se le
quiere distinguir de los tiempos fuertes, que son el ciclo de Pascua y el de Navidad con su preparacin y su
prolongacin.

Es el tiempo ms antiguo de la organizacin del ao cristiano. Y adems, ocupa la mayor parte del ao: 33
34 semanas, de las 48 que hay.

El Tiempo Ordinario tiene su gracia particular que hay que pedir a Dios y buscarla con toda la ilusin de
nuestra vida: as como en este Tiempo Ordinario vemos a un Cristo ya maduro, responsable ante la misin
que le encomend su Padre, le vemos crecer en edad, sabidura y gracia delante de Dios su Padre y de los
hombres, le vemos ir y venir, desvivirse por cumplir la Voluntad de su Padre, brindarse a los hombresas
tambin nosotros en el Tiempo Ordinario debemos buscar crecer y madurar nuestra fe, nuestra esperanza y
nuestro amor, y sobre todo, cumplir con gozo la Voluntad Santsima de Dios. Esta es la gracia que debemos
buscar e implorar de Dios durante estas 33 semanas del Tiempo Ordinario.

Crecer. Crecer. Crecer. El que no crece, se estanca, se enferma y muere. Debemos crecer en nuestras tareas
ordinarias: matrimonio, en la vida espiritual, en la vida profesional, en el trabajo, en el estudio, en las
relaciones humanas. Debemos crecer tambin en medio de nuestros sufrimientos, xitos, fracasos. Cuntas
virtudes podemos ejercitar en todo esto! El Tiempo Ordinario se convierte as en un gimnasio autntico para
encontrar a Dios en los acontecimientos diarios, ejercitarnos en virtudes, crecer en santidady todo se
convierte en tiempo de salvacin, en tiempo de gracia de Dios. Todo es gracia para quien est atento y tiene
fe y amor!

El espritu del Tiempo Ordinario queda bien descrito en el prefacio VI dominical de la misa: En ti vivimos,
nos movemos y existimos; y todava peregrinos en este mundo, no slo experimentamos las pruebas
cotidianas de tu amor, sino que poseemos ya en prenda la vida futura, pues esperamos gozar de la Pascua
eterna, porque tenemos las primicias del Espritu por el que resucitaste a Jess de entre los muertos.
Este Tiempo Ordinario se divide como en dos tandas. Una primera, desde despus de la Epifana y el
bautismo del Seor hasta el comienzo de la Cuaresma. Y la segunda, desde despus de Pedantescos hasta el
Adviento.

Les invito a jugar el Tiempo Ordinario con gran fervor, con esperanza, creciendo en las virtudes teologales.
Es tiempo de gracia y salvacin. Encontraremos a Dios en cada rincn de nuestro da. Basta tener ojos de fe
para descubrirlo, no vivir miopes y encerrados en nuestro egosmo y problemas. Dios va a pasar por nuestro
camino. Y durante este tiempo miremos a ese Cristo apstol, que desde temprano ora a su Padre, y despus
durante el da se desvive llevando la salvacin a todos, terminando el da rendido a los pies de su Padre, que
le consuela y le llena de su infinito amor, de ese amor que al da siguiente nos comunicar a raudales. Si no
nos entusiasmamos con el Cristo apstol, lleno de fuerza, de amor y vigorcon quin nos
entusiasmaremos?

Cristo, djanos acompaarte durante este Tiempo Ordinario, para que aprendamos de ti a cmo comportarnos
con tu Padre, con los dems, con los acontecimientos prsperos o adversos de la vida. Vamos contigo, a
quin temeremos? Queremos ser santos para santificar y elevar a nuestro mundo.


Comienza el Tiempo Ordinario!

Durante este tiempo todos los bautizados estamos llamados a profundizar el Misterio Pascual y a vivirlo en el
desarrollo de la vida de todos los das, precisamente en las ocupaciones ordinarias.

En la liturgia de la Iglesia, despus de la fiesta del Bautismo del Seor se da inicio al Tiempo Ordinario.

El Tiempo Ordinario del ao empieza con el lunes que sigue al
domingo despus del 6 de enero y se prolonga hasta el martes
anterior a la Cuaresma; vuelve a reanudarse el lunes despus del
Domingo de Pentecosts y finaliza antes de las Primeras Vsperas
del Domingo Primero de Adviento.

El Tiempo Ordinario del Ao Litrgico tiene mucha importancia en
la vida de los cristianos, por tratarse del tiempo ms largo.

Es durante este tiempo cuando la comunidad de los bautizados es
llamada a profundizar el Misterio Pascual y a vivirlo en el desarrollo
de la vida de todos los das. Para eso, la Liturgia de la Palabra
asume una gran importancia en la formacin cristiana de la
comunidad. La abundancia de los textos que se presentan durante
todo el ao indican que no se leen para cumplir con un ceremonial,
sino para conocer y meditar el mensaje de salvacin apropiado a
todas las circunstancias de la vida.

Dieric Bouts el viejo (1415-1475)

Comparado con los llamados tiempos fuertes, puede ser tenido como menor, pero sin l el ciclo litrgico
quedara incompleto y el recuerdo que la Iglesia hace de los acontecimientos de salvacin, privado de
momentos claves.

El tiempo ordinario desarrolla el misterio pascual con una gran claridad. La temtica tan concreta propia de
los tiempos especiales, es ms abierta en el tiempo ordinario, esto permite a los pastores ahondar en la
presentacin y ampliacin del misterio de Jesucristo, y a los fieles profundizar en su fe, especialmente en
aquellos aspectos que ms afectan a su vida concreta.

A partir del Bautismo del Seor, el tiempo ordinario tiene una continuidad, aunque interrumpida porque se
desarrolla en dos fases; la primera, que llega hasta Cuaresma, y la segunda que arranca pasada la Solemnidad
del Corpus.

La escasa unidad entre las tres lecturas (especialmente autnoma es la segunda), y, pese a que se lee el texto
de un evangelista cada ciclo, hace que cada domingo tenga entidad propia. Se dice que, precisamente por no
celebrarse ningn misterio concreto de Cristo en el tiempo ordinario, se celebra en l todo el misterio
cristiano. Al comenzar inmediatamente despus del Bautismo del Seor, permite iniciar el ministerio de la
vida pblica desde el comienzo, siguiendo la narracin evanglica mostrando la vida de Jess en todo su
dinamismo y la presentacin de su persona y de su imagen con los mismos mtodos catequticos que us la
primitiva comunidad.

Si observamos detenidamente las lecturas del Antiguo Testamento, notaremos que en ellas se presentan
profecas y acontecimientos futuros que en Cristo han encontrado su cumplimiento. La segunda sera, a modo
de complemento, la experiencia de una Iglesia que ha encontrado en s misma y en la vida de los fieles, esa
misma salvacin. El Catecismo de la Iglesia Catlica cita aquellas palabras de san Agustn: El Nuevo
Testamento est escondido en el Antiguo, mientras que el Antiguo se hace manifiesto en el Nuevo (129).

Este ciclo B del Tiempo Ordinario incluye la lectura continuada de san Marcos, pero se intercala el captulo 6
de san Juan (discurso del Pan de Vida), aunque hay lgica en esta inclusin, ya que viene despus de la
multiplicacin de los panes.

Para descubrir verdaderamente a san Marcos y hacer de la predicacin de este ciclo B una verdadera
catequesis, sobre todo teniendo en cuenta que todo este Evangelio est profusamente citado en el Catecismo
de la Iglesia Catlica (ms de 160 citas), es preciso que lo estudiemos como un todo, descubriendo a la vez
su estructura interior. Nos encontraremos con que, recibidos los materiales de la primitiva comunidad, el
evangelista piensa catequtica y pastoralmente, y que, por tanto, nos ayuda, porque son esas precisamente
nuestras preocupaciones.

Sabido es que san Marcos escribe para cristianos que vivan en tensin casi constante por el clima de
persecucin. Hoy, aunque muchas comunidades cristianas en el mundo padezcan por la fe, ese clima en gran
medida est superado; pero no los objetivos que el evangelista se propona, porque l tena desde luego una
perspectiva mucho ms amplia.

Su Evangelio es un llamamiento para que estemos siempre replantendonos nuestro conocimiento de
Jesucristo y la conducta que deriva del mismo. Hoy la oposicin (persecucin) viene de nosotros mismos, de
nuestra cmoda instalacin en lo sabido y vivido, sin avanzar demasiado. O acaso tambin en la
interpretacin que hacemos de Cristo Crucificado, cuando tal vez identifiquemos, sin ms, el progreso del
mundo y los avances de la humanidad con el Reino de Dios en la tierra. No nos viene bien nuevamente
redescubrir al Crucificado y Resucitado mediante el secreto mesinico tan querido para san Marcos y tan
beneficioso para nosotros?

Las gentes que se quedaban admiradas de lo que Jess haca, inmediatamente pensaban que aqullas eran
las seales definitivas del Reino de Dios. Y lo eran verdaderamente. Pero tambin otras, que no dejan atnito
a casi nadie eran ms importantes que las que asombraban a muchos: el perdn de los pecados, la interioridad
de la adhesin a Dios, el descubrimiento del nuevo rostro del Padre, etc, todo eso es seal de la llegada del
Mesas verdadero. Cristo quiere que hoy como ayer, pongamos las etiquetas de la llegada del Reino, no slo
en lo que nos agrada sino en todo lo que, viniendo del Evangelio, cambia y salva al hombre.

San Marcos no repara en medios para presentar la indisoluble vinculacin entre el descubrimiento de
Jesucristo y su Pasin y Resurreccin. Quien crea en Jesucristo ha de aceptar todo lo que Cristo protagoniza
y todo lo que l propone. El Evangelio a la carta no existe.

San Marcos comienza afirmando que ha llegado el Reino de Dios y, a partir de esa afirmacin, construye
su edificio desde la fe. La Resurreccin slo se comprender desde la perspectiva del Jess prepascual, y la
Resurreccin ser el apoyo de la afirmacin del Jess prepascual. El Misterio pascual por ser el origen de la
salvacin del hombre supone para l un sentido nuevo de la vida, ya est presente en todo el misterio de la
vida de Cristo.

Solemnidades y fiestas del Seor durante el ao

La celebracin del misterio de Cristo a lo largo del ao comprende una serie de solemnidades y fiestas del
Seor, adems de los grandes ciclos pascual y natalicio. La mayor parte de ellas caen dentro del tiempo
ordinario. Los formularios litrgicos para celebrarlas se encuentran en el propio del tiempo o en el santoral,
segn sean variables o fijas en cuanto a la fecha del calendario. La comprensin adecuada de todas ellas slo
puede hacerse relacionndolas con el tiempo litrgico que les es ms cercano y tratando de comprenderlas
dentro de la secuencia de los hechos y palabras de salvacin verificados en Cristo.

As tenemos:

Giotto - La Presentacin del Seor

2 de febrero la presentacin del Seor en el templo, a
los cuarenta das de navidad (cf Lc 2,22), como un eco
de la celebracin de la manifestacin del Seor (Cristo
luz de las gentes en la epifana y en el templo).















La anunciacin del Seor el 25 de marzo, fiesta
tambin relacionada con navidad, pues se celebra nueve
meses antes del 25 de diciembre, pero tambin
relacionada con la pascua, pues en la encarnacin el
Hijo de Dios asume el cuerpo con el cual va a redimir
al hombre.



La Anunciacin de Lippi

Solemnidad de la santsima Trinidad, el domingo siguiente a pentecosts, celebracin que es una sntesis o
coronamiento de toda la cincuentena pascual, en el sentido de que entre pascua y pentecosts o mejor dicho
porque ha sido en ese tiempo donde ha mostrado el amor del Padre en la obra del Hijo y la donacin del
Espritu Santo.

La solemnidad del cuerpo y de la sangre de Cristo y la solemnidad del corazn de Jess estn ambas en
la rbita de la pascua-pentecosts, lo cual quiere decir que reducirlas a algunos aspectos nicamente significa
empobrecerlas, pues una y otra festividad se comprenden mejor cuando se las contempla en la dinmica del
misterio pascual y de la donacin efusin del Espritu Santo, que se nos da en la eucarista y que ha brotado
del costado abierto de Cristo en la cruz.

Los Santos Apstoles y el recuerdo y actualizacin de su misin en la Iglesia, encuentran motivo de
celebracin en San Pedro y San Pablo, y Santiago.

El 6 de agosto se celebra la transfiguracin del Seor, fiesta
importante, aun cuando este misterio est presente en la
cuaresma, en el segundo domingo.

Sin embargo, tiene lugar cuarenta das antes de la fiesta de la
exaltacin de la santa Cruz, el 14 de septiembre. Al margen
de las razones ecumnicas e histricas, adems de las
populares, que avalan a una y a otra fiesta, no es difcil ver
en ellas un duplicado de la pascua, especialmente en la
dimensin gloriosa y triunfal del misterio redentor.

La transfiguracin - Rafael Sanzio

La fidelidad de la Virgen Mara a la palabra divina, tema muy recordado en Adviento y Navidad, vuelve a
reverdecer en Agosto con la Asuncin de la Virgen, animando a la vez a la Iglesia a vivir esa fidelidad en
esperanza de alcanzar un da el esplendor que esta fiesta nos promete.

En las postrimeras del ao litrgico, en noviembre, nos encontramos an con otras dos festividades

La dedicacin de la baslica de san Juan de Letrn, la catedral de Roma y, por ello, cabeza y madre de
todas las iglesias del orbe, y la solemnidad de Jesucristo rey del universo.

La primera, aunque no lo parezca, es una fiesta del Seor, pues la dedicacin de un templo y por tanto su
aniversario slo puede hacerse a Dios, el cual ha introducido su morada entre los hombres por medio de
Cristo, el nico y verdadero santuario, y por medio de la iglesia, templo del Espritu. No hay duda, pues, de
las resonancias pascuales de esta fiesta, cuyo paralelo es, en cada dicesis,
el aniversario de la catedral respectiva.

La solemnidad de Cristo rey hace que culmine la celebracin del ao
litrgico con el recuerdo de la ltima manifestacin del que ha de venir a
consumar toda la historia de la salvacin. Pero tambin abre y prepara la
nueva etapa del adviento, que se inicia el domingo siguiente. La
solemnidad, por tanto, hace de enlace entre un ao que termina y otro que
empieza, ambos presididos por el signo de Cristo rey universal, Seor de la
historia, alfa y omega, el mismo ayer, hoy y por los siglos (cf Ap 13,8).

Todas estas fiestas y solemnidades del Seor tienen los primeros puestos
en la tabla de los das litrgicos; de manera que, cuando las que son fijas
caen en domingos del tiempo ordinario, se las antepone en la celebracin
de la misa y del oficio divino. Esto da una idea de la importancia que el ao litrgico y el calendario dan al
sagrado recuerdo del misterio de Cristo sobre la base de los domingos y de las restantes celebraciones del
Seor (cf SC 102 y 106).
BIBLIOGRAFA

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