Sin Animo de Ofender - Manu1537 PDF

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SIN ANIMO DE OFENDER EN DEFENSA DE LA LENGUA DE ANDALUCA A la memoria de Ferraman Aben Belaen el amor a nuestra lengua.

Este libro es un trabajo realizado a partir de diversas reflexiones y artculos efectuados por: Paco Albadul Libero Ubeya Miguel Moya Guirao Xosse Alkassa Yual Alon Huan Porrah Antonio Jess Torres Y adaptados por: Toms Gutier NDICE

Prlogo Introduccin La lengua Andaluza Aljamiada La literatura en la lengua andaluza Blas Infante y la lengua andaluza La doctrina oficial En defensa del andaluz Escribir en andaluz Vocabularioandaluz

UNA INTRODUCCIN COMO BIENVENIDA AL LECTOR Una buena amiga, comprometida y progresista, euskaldun (euske-ra parlante, por msseas), sonrea este verano al oir hablar andaluz a mi hijo Pablo. Espontneamente le pregunt porque lo haca. Ella me respondi: - Porque le haca gracia, no poda evitarlo. De nuevo le pregunt: - Y por qu en vez de hacerte gracia, no lo ves, simplemente, como algo extrao? te ocurre lo mismo con otras hablas del Estado? No recib respuesta alguna. Cruzamos

miradas y ello nos ofreci luz a ambos. Comprendi que, ajena a su voluntad, haba caido en el tpico que ella misma rechazaba conscientemente para su pueblo y el mo. Sin haberlo querido, yo mismo percib tambin hasta qu punto elementos inconscientes, supuestos tpicos manidos y amarillentos de otras pocas, siguen interiorizados en nuestras mentes. . Con autocrtica creo que no hace falta insistir en todos los que desde esta tierra soportamos sobre los vascos. Este ejemplo nos ilustra sobre cuanto nos falta a los andaluces para tomar conciencia de nuestra habla. Ha probado el lector a que algn castellano parlante intente repetir cualquier palabra singular de nuestro vocabulario andaluz? Posiblemente recurra finalmente a la mofa o a la grasia ampliamente conocida del ol mi arma chiquillo.. Suele pasar demasiado. Se desprecia lo que se ignora que dira Machado, y la cultura oficial dominante no resulta precisamente neutral en ello. Vayamos por partes, porque el asunto no es fcil. El tema de los estudios lingsticos resulta,

por spero y agrio, poco popular. Alguien, de quin nadie pone en duda su capacidad intelectual, como es el caso de Blas Infante, evit hincarle el diente en profundidad. Presumiblemente l era consciente de tanto como se esconde de nuestra personalidad diferenciada tras nuestra habla, pero aunque se implica intelectualmente en un amplio abanico de temas, no ocurre as con el que nos ocupa. S se documenta, en cambio, que le atrae el vocabulario arbigo-andaluz por sus estudios sobre los orgenes del flamenco y en sus reflexiones sobre el principio de las culturas de su libro Fundamentos de Andaluca (Fundacin Blas Infante, 1984). De forma que, tal y como demuestra nuestro texto, tambin llega a intuir acertadamente en el terreno del habla. Por ello, lo primero que tenemos que subrayar, en este prlogo que con placer realizo, es que Toms Gutier, en la sntesis personal que significa todo proceso de madurez personal e intelectual, efecta en estas pginas un esfuerzo ingente a la hora de hacer comprensibles y popularizar una serie de cuestiones que hasta ahora

venan siendo objeto de especialistas. El libro posee, por tanto, un indudable contenido pedaggico y generador de un debate que -precisamente- muchos ilustres doctos y ctedras se niegan a ofrecer o creen abiertamente ya superado con su visin integrista de la realidad. Quienes as malviven aferrados a su verdad inmediata y convencional, aislados en su torre de marfil, desconocen que, nada ms y nada menos que nuestro Estatuto de Autonoma, nos invita entre sus objetivos (art.12.3.2) a todo lo contrario. Todos los andaluces deben acceder a niveles educativos y culturales que le permitan su realizacin personal. pero es que, adems, afianzar la conciencia de identidad andaluza viene de la mano de la promocin y el reconocimiento que los andaluces realizamos de todo un sinfn de valores que significan nuestra singularidad. Nuestra aportacin, por s, al conjunto de pueblos de este Estado, de Europa y de la Humanidad. Mas parecera que algunos, lejos de toda pluralidad y tolerancia que implica la duda

intelectual, se aferran a repetir lo convencional y a despreciar, antes que evaluar con rigor, aquellas novedosas perspectivas que emergen del estudio, en este caso, del habla andaluza. Ellos son quienes, con idntica falta de rigor al que critican, ponen su nfasis en diluir singularidades andaluzas en la pluralidad de hablas, ya sean andaluzas, del Estado, e incluso de Amrica latina. Con ello, las aportaciones del andaluz, por fcilmente asumidas, resultan despreciadas. An as, es necesario recordar que ms de un eminente lingsta ha sealado que el castellano evoluciona hacia el andaluz, y que, incluso, el principal enriquecedor de ste es, con mucho, nuestra habla. Lstima que esas reticencias no la muestren tan decididamente con la verdadera invasin del anglosajn, portavoz de una globalizacin alienante. De esta forma, parece que olvidamos algo tan bsico como las consecuencias psicosociales que se derivan del uso (o abuso) de nuestra habla como andaluces. Y ello es, precisamente, donde el autor pone su mayor nfasis: Qu implicaciones tiene

para los andaluces el asumir que hablamos mal y que, en consecuencia, no poseemos habla propia como elemento cotidiano de uso en nuestras vidas? Hoy nadie sensato pone en duda la existencia de unas caractersticas fonticas y fonolgicas en el andaluz, aunque no por la singularidad deban ser homogneas en el conjunto de nuestra gente o del territorio. El empeo de la cacareada "visin global" llega de la mano de que todo, incluida el habla andaluza, es una variedad del espaol meridional o atlntico (); de forma que slo reconocen en el castellano () una pretendida unidad interna que no otorgan al resto. Alegan que no toda Andaluca habla el mismo andaluz..., cierto, pero... toda Castilla habla el mismo castellano?. Es el viejo truco de aplicar la pluralidad slo al contrario que se desea descalificar, y defender por contra, una supuesta coherente unidad en aquel concepto de cualquier ndole que se desea proteger. Sabemos que la geografa y el nivel socio cultural de los hablantes, as como la situacin donde se realiza la comunicacin,

dan lugar a variaciones en el uso de la lengua. Somos conscientes de que toda situacin lingstica es explicable tambin a partir de la historia. No obstante, si bien es comnmente aceptado que el habla andaluza deriva del castellano medieval, que no del moderno, no es menos cierto que nuevas teoras cuestionan esta visin ortodoxa. El autor, en gran parte de su estudio, nos apunta algunas de ellas con la fuerza de quien no se conforma, pese a muy repetidas, con respuestas incoherentes y convencionales. A los ojos de la lingstica clsica es impensable que el castellano proceda del romance aljamiado. En cambio, resulta natural, coherente y obvio segn anuncian- que aparezca en un monasterio del camino del santo patrn de Espaa. Parece lgico () de esta forma que el castellano -siempre se ha dicho, procedente del latn- brote en la zona de la pennsula ms rebelde y menos privilegiada a la presencia de la romanizacin. Impensable es que proceda de la Btica senatorial, donde los andaluces de entonces, parece ser,

estuvieron mudos y sin literatura hasta que llegaron nuestros reconquistadores. Sabios seores que no slo nos traen -y lo decimos con sorna- el habla correcta, sino religin verdadera, monarqua unitaria y hasta una precoz vocacin europea. Dicho de otra forma, tuvimos por estas tierras la habilidad lingstica de cambiar en cinco siglos el latn por el rabe y, ms tarde, por el castellano. Como bien se recoge en el texto, fuimos tan torpes que no supimos desarrollar un idioma propio partiendo del latn, cosa que s hacen -en cambio- otros territorios con absoluta normalidad. Pero hay ms. Se empean en defender que el mozrabe estaba presente slo en los cristianos de al-Andalus. Como si a musulmanes y judos de esta tierra se le negara xenfogamente cualquier influencia desde el latn. Como antes expresamos, se presenta fuera de toda duda que el mozrabe estuviera extinguido cuando comienza la conquista castellana (). Es cierto que los cristianos en la ltima etapa de al-Andalus fueron ms perseguidos, pero podemos atribuir a la escurridiza realidad cultural las mismas prerrogativas

que a los estrictos hechos militares?. Es ms, si se habla de persecucin, destierro o deportacin tanto de cristianos en los primeros momentos como de musulmanes y judos al final, podemos entender que todos los procesos culturales desde esos instantes estn ya perfilados o finalizados en un sentido u otro? o se trata, por el contrario, de una realidad ms compleja, desdibujada y abierta ya apuntada incluso por Blas Infante en su Principio de las Culturas?. Ms bien creemos, junto al autor, que las negativas a valorar muchas dudas que existen, responden a una visin talibana del asunto y, una vez ms, a la manipulacin de la historia para justificar o compensar el presente. (De qu me sonar esto?). Si la Real Academia de la Lengua no fuera consecuente con una historia en exceso centralista, como entonces se podra justificar tanto paternalismo americanista realacadmico con las hablas, por ejemplo, de Mxico, Cuba o Chile?. No evolucionan las hablas, o qu esconde en realidad este centralismo lingstico?.

Sobre esta base, Andaluca no puede ser la excepcin que cuestione una doctrina oficial en todas sus variantes. Por eso, desde esta concepcin centralizada de los hechos, se justifica la expulsin de los mal llamados rabes (en realidad andaluses). Y en la medida que hubo vaco poblacional y cultural (), debe existir, en consecuencia, una repo-blacin que nos ensee, entre otras cuestiones, a rezar, a amar la unidad de los reinos y a su institucin real..., e incluso a hablar. Ya hemos advertido que es comnmente aceptado que las fronteras naturales en esta rgida concepcin cultural, lo son tambin para la aceleracin o ralentizacin, segn convenga, de los procesos culturales. Qu esconde realmente el inters en poner fronteras y aduanas a las mentalidades y a los valores culturales?. Por todo ello y siempre segn la versin oficial, el andaluz tampoco puede proceder de la conjuncin rabe-castellano. Nunca se dio en Andaluca situacin de tal calibre de forma prolongada () y, en consecuencia, no pudo existir interferencias entre una y otra lengua. En coherencia con

las visiones tpicas que venimos cuestionando, una vez derrotados y expulsados los amigos de Boabdil, surge por arte de magia un nuevo panorama cultural uniformado (nunca mejor dicho) y, aparentemente, aceptado de forma voluntaria (). La pervivencia en el tiempo y la singularidad cultural de los moriscos, sencillamente no cuenta. Los ocho siglos que tard en consumarse la conquista castellana, tampoco. Cualquier intercambio posible entre ambas comunidades no tuvo lugar, porque, si quedara algn resto en suelo patrio liberado -y permtanme continuar con la irona- seran siglos ms tarde devueltos todos a frica. Lugar, por otra parte, y como suelen decir, de donde nunca debieron haber salido (). No podemos olvidar en esta particular historia de Andaluca que la presencia de andaluces en la colonizacin de Amrica, lo es siempre para hablar en castellano. Difcilmente asumido, como podemos comprobar, por los oidos indgenas. Por suerte para todos, la realacademia sigue velando por el espaol. Pero la objetividad, como apunta la

bibliografa utilizada en el trabajo, toma otros derroteros. Cada vez son ms los estudiosos (Zoido) que apuntan incluso a la influencia de la literatura andalus, nada ms y nada menos que en el Renacimiento italiano. No est tan clara y cerrada la cuestin, amigos, otra cosa es que, por intereses convencionales y de inters de Estado se afirme lo contrario. En este libro, como hemos apuntado con anterioridad, se insiste fundamentalmente en cmo los andaluces tenemos conciencia (si es que la tenemos) de nuestra habla. De la valoracin negativa y peyorativa que realizamos sobre esa diferencia, nos hace el autor algunas aportaciones interesantes. Me pregunto si quizs los andaluces no hemos interiorizado y asimilado en exceso nuestra supuesta inferioridad como pueblo a partir de la ajena percepcin que poseemos de nuestra habla. Quizs la usamos en exceso para los chistes y de ah que, para la informacin se utilice un pretendido castellano castizo. O, como resulta ms humillante an: contemplar el esfuerzo de muchos profesionales andaluces, empe-

ados forzadamente en ser fisnos y, sin xito, en dejar de ser incultos. Es decir, andaluces. Renuncian a ejercer de andaluces, por entender () que se dirigen a un pblico castellano parlante (). As mismo, es razonable la denuncia de cmo los poderes pblicos con mayor responsabilidad y competencia en la materia (Junta de Andaluca), han puesto su nfasis en sentido contrario al estatutario y han presentado el habla andaluza como una nueva variante de lo universal multicultural. (siempre me he preguntado el porqu de esa fobia a que seamos nosotros mismos, como mejor forma de enriquecer la realidad). Las propuestas alternativas que se sealan en la obra, por singulares, deben ser dignas siempre de una argumentacin seria en un sentido o en otro. El autor de la obra nos regala de esta forma una elaborada sntesis desde donde interpela con la humildad de quien se cuestiona para buscar respuestas a nuevas preguntas. Annimo lector, deca Einstein que las personas no son grandes por sus respuestas, sino por sus

preguntas. Y este libro entre tus manos no duda en abrir interrogantes convencido de que no posee la solucin para todas ellas. Entiendo que ese es el camino a la Verdad. Entre todas las premisas en estudio, me gustara subrayar al menos dos: hablar andaluz no es, ni debe llegar a ser, algo vulgar; y por otra parte, es conveniente afrontar el estudio del andaluz sin ninguna intencionalidad oculta. La conciencia que tengamos de ello es, sin duda alguna, un sentimiento que incide en nuestro ejercicio cotidiano de ser andaluces. Nos interesa mucho pues, ver como los andaluces valoramos nuestra habla y, a partir de ah, como siempre estar presente esta percepcin ntima, comenzar a redescubrir con satisfaccin nuestra diferencia lingstica. El complejo de inferioridad al que nos induce nuestra habla, slo es una variante ms de la inferioridad social, econmica y cultural en la que se encuentran inmersos muchos andaluces. Es hora pues, como deca cierta cua publicitaria radiofnica de la transicin, de sentirnos orgullosos de hablar andaluz.

Habla bien, habla andaluz. Este no es un libro ms, porque en l se nos invita a profundizar sobre lo que fuimos, somos y debemos ser. Y ello, para el Centro de Estudios Histricos de Andaluca es todo un honroso deber. Toms, como amigo, compaero y socio nos aporta un serio material para ejercer como andaluces. Con una copa de buen vino chiclanero brindamos por ello. Queda abierta la polmica. Salud y... sin nimo de ofender, que nos aproveche a todos. Manuel Ruiz Romero Secretario del Centro de Estudios Histricos de Andaluca

Universidad de Sevilla ([email protected])

INTRODUCCIN A comienzos del ao 2000 se celebraba en Granada un simposio titulado: "Habla andaluza, medios de comunicacin social y

aula", cuando, en el tiempo destinado a preguntas de una ponencia titulada "El mapa lingstico del Estado espaol versus legislacin educativa", impartida por el profesor de la Universidad de Huelva, Jernimo de las Heras, se levant una persona del pblico que, despus de identificarse como profesor de lengua o algo parecido, arremeti contra todo lo que all se haba expuesto: El andaluz no existe, es la forma, un tanto peculiar y folclrica, que tienen los habitantes del sur de Espaa para expresarse en el idioma comn: el castellano o espaol. Todo lo dems, nos asegur, son inventos cuya nica pretensin es entretener al personal sin basarse en ningn mtodo serio de estudio, por lo que es preciso denunciar a los que intentan difundir en el aula algo que hace dao a los alumnos, es necesario marginarlos. Perdone seor, interrumpimos su soflama, podra contestarnos a dos preguntas? Primera: Si el castellano empez a propagarse aproximadamente en el siglo X y los romanos dejaron de ejercer su

influencia sobre Andaluca en el siglo V qu hablaron los andaluces durante esos quinientos aos? Segunda: Si el castellano comenz en un monasterio de San Milln de la Cogolla, poblacin de La Rioja, lindando con las Vascongadas, una de las zonas menos romanizadas de la Pennsula Ibrica cmo es posible que los andaluces fueran tan torpes y no supieran desarrollar un idioma propio partiendo del latn, al igual que hicieron en otros territorios? Son ustedes unos incultos, nos respondi, deberan saber que en Andaluca se hablaba una lengua llamada mozrabe, que desapareci cuando la reconquista. Pero, si de la segunda pregunta intuyo que intentan colegir o pretenden insinuar, que el andaluz proviene de una lengua propia derivada del latn, que se trata de una lengua romance, apaga y vmonos!! apaga y vmonos!! Nos gritaba encolerizado. Perdone que volvamos a insistir, pero... cmo va a convencer a estos incultos si apaga y se va?. Dialogue, seor, dialogue. Pero el filosofastro, supuesto experto en

lingstica diacrnica no nos escuchaba, segua gritando muy ofendido sin demostrarnos en qu basaba sus afirmaciones. Esta ancdota es una muestra de la actitud que constantemente nos encontramos cuando intentamos dialogar sobre el andaluz: menosprecio. Creen que tienen la verdad (y a lo mejor resulta que la tienen) y los dems no merecemos ni siquiera el beneficio de la enseanza. Ni intentan dialogar, ni conocer otro punto de vista, ni intercambiar experiencias, simplemente apaga y vmonos. El simposio lo clausur una conferencia del periodista, dicen que andaluz, Carlos Herrera, quien, en su ms puro estilo de nadar entre dos aguas sin mojarse, asegur que consideraba legtimo que los andaluces "pulieran" su acento, criticando a los "talibanes" que imponen modos de hablar, a la vez que defenda "el uso culto y sensato de la forma de hablar andaluza" apostando por la conservacin de las expresiones "que no vienen en el diccionario pero que forman parte del costumbrismo (sic) en Andaluca". Lo

dicho, todo el mundo contento. Y sta, no dudamos en agradecerlo, es una de las posiciones ms suaves que se conoce entre los "entendidos consolidados". Las dems son demoledoras, porque cuando un intelectual oficial opina sobre el andaluz, no opina, juzga. Ya en 1963, Gregorio Salvador Caja, en su libro "La fontica andaluza y su propagacin social y geogrfica" (Ofines, Madrid, pags. 183-188) denunciaba los cambios fonticos "vivos y virulentos"... "amenazantes, avanzando da a da, geogrfica y socialmente"... de un dialecto "vivo y agresivo". Podramos pensar que nos alerta ante un cambio social que puede destruir nuestra civilizacin, pero no es as, se trata simplemente de la forma de expresarse que tiene un pueblo, habla del andaluz. Posteriormente, en el ao 1997, precisamente en un Congreso del Habla Andaluza celebrado en Sevilla, el Sr. Salvador Caja, ya vicedirector de la Real Academia de la Lengua Espaola (RAE), nos adverta: "Hablar de un dialecto andaluz es de imbciles".

Y quines somos nosotros, pobres andaluces imbciles, para llevarle la contraria? Esta es la verdad oficial y si te atreves a contradecirla eres un andaluz, o sea, un inculto. De ah, con perdn, el ttulo de este libro: Sin nimo de ofender. Sinceramente, queremos exponer otro punto de vista, pero que nadie se ofenda. Seguramente estaremos equivocados en lo que vamos a escribir, el papel es muy sufrido y lo aguanta todo. Ya iremos aprendiendo y conociendo la verdad, pero mientras tanto, la ignorancia es muy osada, permtannos este libro donde expondremos nuestras errneas conclusiones. Somos unos herejes, y lo reconocemos. Al pueblo andaluz, le ofrecemos este trabajo para que tenga de su modalidad lingstica una visin diferente a la oficial. A usted, intelectual, fillogo, lingista, lexiclogo, persona que lleva tantos aos estudiando y conoce profundamente el tema, le pedimos nuestras ms humildes disculpas. Clmese en su justa ira y no se preocupe, seguramente este libro no lo leer nadie.

Nos hemos informado bien y sabemos que ya no existe la inquisicin, por lo que, al menos, tenemos la tranquilidad de no acabar en la hoguera. No obstante, para calmar los nimos de los ms exaltados, con la idea de que nadie se moleste y para que se vea nuestro nimo de no ofender a los intelectuales oficiales, comenzamos nuestro trabajo declarando con la mayor solemnidad que el andaluz ni es un idioma, ni una lengua, ni un dialecto, ni un habla, ni n de n. ... eppur si muove.

LA LENGUA ANDALUZA ALJAMIADA

Segn nos dice Anwar G.Chejne en "Historia de Espaa musulmana" (Ctedra, pag. 344) el trmino Aljama o aljamiado es "una corrupcin del rabe achamiyyah (extranjero) y, en general, la expresin rabe acham y su derivado achamiyyah se aplican a las gentes cuya ascendencia no es rabe". En trminos lingsticos la Aljama es la lengua no rabe o romance que conviva como lengua familiar, con el rabe como lengua culta. Y, aunque los rabes llamaron Aljama a las lenguas de todos los pueblos con los que histricamente tuvieron contacto (por lo que podra aplicarse el nombre tambin

a otras lenguas de la pennsula ibrica), la Aljama, por antonomasia, es la lengua de Andaluca, pues solamente en ella tom entidad y personalidad propia. Debido a que el proceso de arabizacin fue bastante lento "durante ms de los dos siglos primeros de islamismo predomina la aljama en la Espaa musulmana" como seala Menndez Pidal en "El idioma espaol en sus primeros tiempos" (EspasaCalpe, VII edicin, pg. 34), al trmino Aljama tambin se le ha calificado de romance o latinado por ser una lengua derivada del latn y, en las referencias oficiales se le llama con el trmino mozrabe, identificando la Aljama con el romance que hablaban los cristianos. Paralelismo interesado y errneo que esconde claros prejuicios ideolgicos, tnicos y nacionales, pues se pretende reducir el empleo de la lengua de Aljama a los cristianos andalusies o mozrabes, trmino que designa a un grupo religioso, pero no lingstico, pues la Aljama era la lengua familiar tanto de cristianos, como de musulmanes o judos. Debido a la anacrona del trmino mozrabe, la

lingsta Rubiera Mata nos expondr en diferentes trabajos que el nombre ms apropiado para la Aljama sera el de lengua romance de al-Andalus, vocablo con el que la denominaremos ms asiduamente en este trabajo. Designar con la palabra mozrabe a la lengua hablada en al-Andalus, no parece un error originado por el desconocimiento o la ignorancia, ya que est totalmente constatado que no existi una suplantacin de la poblacin de la Btica por los nuevos "invasores". Menndez Pidal, en la obra citada anteriormente, lo reconoce sin ambajes "...los principales centros de poblacin, como Sevilla, estaban llenos casi totalmente por los romanos-godos...". Los rabes (0,5%) y bereberes (8,8%), ni an en sus momentos de mayor pujanza llegaron a representar el 10% de la poblacin de al-Andalus. Desde un punto de vista lingstico, al-Andalus fue un pas totalmente latino (90% de su poblacin), por lo que el empleo del trmino mozrabe pretende negar la latinidad de los andalusies y la universalidad de la lengua aljamiada en Andaluca, para atribuir la

exclusividad a la de Castilla. Pero la realidad es muy tozuda, hoy sabemos que esta lengua "vulgar" era empleada por todo el mundo, desde el campesino hasta el califa, en sus conversaciones familiares e informales (segn las investigaciones de grandes especialistas en la historia de la lingstica hispnica como Menndez Pidal, Lapesa, Sanchs Guarner, Garca Gmez o Samuel Stern) quedando el rabe como lengua culta y de rezos junto al latn o el hebreo. Por lo tanto, exista un perfecto bilingismo (incluso trilin-gismo) en la sociedad de alAndalus. Esta normalidad la podemos ver en uno de los libros ms interesantes que nos muestra la sociedad de la poca de los Omeyas "Historia de los Jueces de Crdoba" de Aljoxami, traducido por el arabista Julin Ribera (Aguilar, pag 502). En una de las ancdotas que nos cuenta Aljoxami se ve el perfecto bilingsmo de un musulmn tan ilustre como poda ser el juez principal de Crdoba "un da se present una mujer ante el juez y le dijo en romance... le contest el juez en romance". Por el contrario, en ese mismo libro vemos

casos, aunque no muy comunes, entre la alta sociedad andalus de religin musulmana, que no saban hablar el rabe y slo se expresaban en la lengua romance de al-Andalus. El romance aljamiado andaluz comparte muchos rasgos con las lenguas romances del norte peninsular. "Muchos de los rasgos lingsticos de la zona asturiana en ese periodo inicial coincidan con los que ya hemos analizado a propsito del mozrabe". "El romance gallego presentaba muchos elementos en comn con el romance andalus o mozrabe" (Coloma Lleal, "La formacin de las lenguas romances peninsulares", Barcanova, pg. 160-161). "Los rasgos del leons y gallego al Occidente y los del aragons y cataln al Oriente... se unan por el centro y por el sur mediante el habla mozrabe de Toledo, de Badajoz, de Andaluca y de Valencia, anloga a la de los extremos en muchos de sus rasgos principales" (Menndez Pidal, "Orgenes...", pg 513). "Los dialectos del sur y los occidentales conservaban los diptongos ai, au. La forma primitiva

subsista entre los mozrabes -febrair, pandir, kerri, lausa-, aunque no deban faltar los grados ei, ou-Alpandeire, Capileira, Lanteira, Poqueira, Perreirola, en la toponimia granadina-". (Rafael Lapesa, "Historia de la Lengua Espaola", Gredos, pg. 181). Sin embargo, la lengua romance de alAndalus, a travs de los aos y por influencia de la lengua culta del momento, el rabe, fue incorporando trminos de este idioma directamente, a travs de una transformacin fontica o por simple asociacin de ideas o conceptos. En algunas ocasiones, esta transformacin slo consista en aadir el artculo rabe "al" a la palabra romance o, simplemente, adaptar el vocablo a la pronunciacin propia del pueblo. Sea como fuere, el resultado de todas estas transformaciones, del latn al romance o del rabe al romance, es la creacin de una nueva lengua, que oficialmente se denomina mozrabe y otros conocemos como Aljama o la lengua romance de alAndalus. Ya en la Enciclopedia Universal Ilustrada,

cuya primera edicin se inici bajo los auspicios del mayor fillogo espaol de los tiempos modernos, Don Ramn Menndez Pidal, se reconoce: "En la parte dominada de modo ms o menos permanente por los rabes, la poblacin hispanorromana conserv su lengua latina y desarroll el dialecto mozrabe. El rabe de los invasores no pas de ser una lengua aristocrtica, militar y literaria, que conviva con el habla popular romance". Una vez reconocida la existencia de esta lengua en Andaluca, nos preguntamos: cmo era esta lengua romance de alAndalus? En el periodo inicial se caracterizaba por su mayor fidelidad al latn, lo que se refleja en la presencia de abundantes arcasmos y la conservacin prcticamente inalterada de la fontica latina. Debido a la sustitucin del latn por el rabe como lengua culta y de escritura, en Andaluca la lengua aljamiada no se lleg a representar con grafa latina, nicamente se utiliz como lengua hablada por lo que slo se ha podido reconstruir su interpretacin a travs de los textos rabes en los que se emplean trminos

aljamiados. Pero con la dificultad que entraa escribir con caracteres arbigos una lengua tan distinta como el romance de al-Andalus. Desgraciadamente, hasta nosotros slo ha llegado una pequesima parte de la literatura en la lengua romance de alAndalus. Fundamentalmente han sido encontradas en unas composiciones poticas, cuyo final se llama Jarcha y que, segn Emilio Garca Gmez en "Las Jarchas romances de la srie rabe en su marco" (Seix Barral, pag. 35) "las jarchas nacen dentro de una sociedad perfectamente bilinge". As, vemos frases enteras en romance como benid la pasqua, an sin elle, / lasrando meu qorazun por elle./ Komo si filiyolo alyeno,/ non mas adormes a mew seno,/ Alba de mew fogore!/ alma de mew ledore!/ non estadn ar-raquibe/ esta nojte ker amore. El texto ms antiguo conocido que contiene palabras en la lengua romance de al-Andalus es el Calendario de Crdoba (siglo IX), existe alguna lengua romance de mayor antigedad? Los primeros textos literarios se encuentran en los diwanes

(colecciones de poemas) y entre ellos destacan el Kitab dAben Busra y el Yais dAben al-Jatib. Entre las jarchas destacan por su calidad las de Aben Luyun, el rey Al Mutamid de Sevilla, Abraham Ben Erza o Juda Ha-Lev. Las Jarchas hebreas se encontraron en una Genizah o sinagoga vieja de El Cairo y, las de la serie rabe, en libreras de Oriente Medio y del Magreb Es en las Jarchas, en los tratados de botnica, medicina o farmacopea, en los tratados de geografa o en algn glosario latino-rabe donde vislumbramos cmo era en realidad el romance aljamiado andaluz a travs de los trminos que aparecen en ellos. As, los andaluces decan yenair (enero), meu amore (mi amor), ledore (alegra), colombaira (palomar), lauxa (losa) o yengua (lengua), con pronunciacin yeista de la ll. (Mdez.Pidal, Orgenes...pg.432) Dicen los especialistas que no existen textos con grafa latina que contengan palabras aljamiadas, sin embargo por otro lado reconocen que multitud de textos latinos de los monasterios del norte donde se ven anotaciones en rabe, estn

escritos claramente por notarios o clrigos mozrabes provenientes, principalmente, de Andaluca. En el caso del reino de Len, Gmez Moreno en "Iglesias Mozrabes" nos dice que en la mayora de los textos latinos escritos por los cartularios de los monasterios de la zona aparecen inscripciones en rabe, unidas a una larga lista de nombres patronmicos rabes o arabizados y recogiendo tambin una larga lista de palabras arabizadas. El propio Menndez Pidal (Orgenes... pg 458-459) tambin ve procedencia mozrabe en estos notarios leoneses que emplean un latn romanceado arcaico en sus escritos. La historia nos dice que durante varios siglos -del VIII al XII- hubo una gran emigracin de andaluces a diferentes zonas del norte de la Pennsula Ibrica. Es lgico pensar que estos repobladores cultos que llevaban su arte plasmado, sobre todo, en la multitud de iglesias mozrabes y en los cdices miniados, llamados Beatos- y su cultura, tambin llevaran su habla, que en el caso del leons arcaico se asemeja ms a la lengua romance de al-Andalus (por eso, en los

textos aljamiados moriscos se ven todava arcasmos que los especialistas califican como "leonessmos"). Entonces, si en Andaluca hablaban Aljama, no son aljamiadas las palabras romances que estos mismos clrigos insertan entre sus textos latinos? Existen multitud de palabras romances entre los textos latinos del norte escritos durante los siglos IX, X y XI, antes del nacimiento escrito de la lengua que luego se llam "castellano", muchas de estas palabras estaban fuertemente arabizadas. En el primer texto conocido donde se nombra Castilla como un pequeo lugar de la Bardulia, fechado en el 800, aparecen palabras claramente aljamiadas. Una de ellas "foze" (el alfoz andalus) va a determinar la estructura administrativa de la primitiva Castilla burgalesa. En las propias Glosas Emilianenses, consideradas como los primeros textos donde se escriben prrafos completos en "castellano" (actualmente puestos en tela de juicio por diversos estudios filolgicos entre los que destacan los del alemn Heinz Jrgen Wolf), aparecen trminos

aljamiados y, segn Gmez Moreno, raspaduras de haber eliminado multitud de anotaciones en rabe, aunque algunas olvidaron borrarlas siglos despus. La semejanza de que nos hablan los especialistas entre los distintos dialectos peninsulares en la etapa de su formacin hasta el siglo XI, la podemos deducir por una serie de escritos de la poca. Y la podramos explicar por un sustrato latino comn en zonas bastante romanizadas hasta varios siglos despus de la dominacin romana, como puede ser la Btica, Mrida, Toledo y todo el Levante, pudiendo unirles el norte de Lusitania y parte de Galicia. Pero cmo explicar esta semejanza en zonas tan poco romanizadas como la cornisa cantbrica o con una zona tan despoblada y tan desromanizada como la meseta norte? cmo se puede explicar que una lengua romance, procedente del latn, a la que se han ido incorporando multitud de trminos arabizados y en cuya difusin han intervenido los monjes (las personas letradas de la poca) pueda provenir, precisamente, de una zona como el norte de Burgos, la Rioja, Vascongadas

y, en general, la cornisa cantbrica, zona menos romanizada, menos arabizada y ms tardamente cristianizada de toda la pennsula?. Un estudio serio, sin concepciones preestablecidas, llevara a la lgica conclusin de que si los textos donde aparecen palabras romances estn escritos por mozrabes, y si estos mozrabes hablaban en sus tierras de origen la lengua romance de al-Andalus y si, segn esos mismos especialistas, el romance que se deduce de los textos latinos, que incluso llevan anotaciones en rabe, es el mismo, tendramos que concluir con que el romance que aparece en el norte es tambin Aljama llevado all por los andaluces. Cosa curiosa, el intento de la historiografa oficial de querer hacer descender el habla andaluza actual de los conquistadores castellanos, puede, si recogemos sus mismos argumentos y los desprendemos de prejuicios, volvrseles en su contra. Analizando todo lo anterior, hay datos para argumentar que el idioma llamado castellano o espaol es la asimilacin por

parte de Castilla de la lengua romance andaluza. Las evidencias y los sucesivos descubrimientos, estn terminando con las teoras oficiales y demostrando que carecan de todo fundamento.

LA LITERATURA EN LENGUA ANDALUZA La modalidad lingstica andaluza nunca ha contado con un marco poltico en el que poder normalizar su uso y, por lo tanto, crear una literatura propia. Al igual que el resto del Patrimonio Cultural Andaluz, nuestra literatura ha sido expoliada por los sucesivos ocupantes del pas. Por lo tanto, y a semejanza de otras lenguas que tambin carecieron de un marco poltico propio, nuestra literatura vio reducida su produccin a temas religiosos y a la poesa popular, que en nuestro caso, mayoritariamente, se llama flamenco. Con una presentacin lineal o cronolgica,

es imposible llegar a entender la literatura andaluza. Con frecuencia se superponen los ciclos literarios y algunos, como el Teatro Medieval, llega a prolongarse hasta bien entrado el siglo XVIII. Por todo ello, hemos renunciado a emplear un modelo lineal, recurriendo a los ciclos literarios para hacer ms comprensible nuestra literatura. Estos ciclos se podran resumir en: Las Glosas Andaluses, el Mester Andalus, la pica Andalus, el Teatro Medieval, el Flamenco y la Nueva Literatura Andaluza (con sus diferentes corrientes y variantes). GLOSAS ANDALUSES Se denominan Glosas Andaluses a una serie de textos en los que se nos da una importante informacin sobre la lengua y el lxico andaluz as como su posterior evolucin.

Podemos destacar varios tipos de glosarios: - Calendarios. - Botnicos. - Tratados de Geografa.

- Tratados de Medicina. - Tratados de Historia. Junto a los trminos en lengua rabe, los escritores anda-luses solan poner la misma palabra en el romance de alAndalus o lengua de Aljama. Gracias a ellos se ha podido reconstruir la evolucin de nuestra lengua, desde el latn de la antigua Btica al andaluz moderno, pasando por la lengua romance aljamiada. Por medio de estos textos hemos podido identificar miles de palabras vivas en el andaluz moderno que provienen de la lengua romance de al-Andalus, as como algunas, aunque en menor cantidad, apropiadas por el castellano. El texto ms antiguo que contiene palabras andaluzas es el Calendario de Crdoba, de finales del siglo IX o comienzos del X. Entre el resto de glosarios destacan por su calidad el Botnico Annimo Andalus del siglo XI y el Nuzhat al-Mustaq (Tratado de Geografa) de Al-Idrisi del siglo XII. An queda mucho por inves-tigar. Recientemente, el catedrtico de la Universidad de Crdoba, Ramn MorilloVelarde, nos descubra la existencia de

palabras en la lengua romance de alAndalus en unas glosas de la Biblia de Alba, que data del ao 1433. A juicio de este profesor, el andaluz "es el habla dialectal ms viva y con ms pujanza que existe en la actualidad".

EL MESTER ANDALUS

Llamamos Mester Andalus a la poesa de tipo oral, cantada en plazas y calles por los poetas andaluses en lengua romance de al-Andalus. Durante mucho tiempo se crey que la poesa lrica provenzal haba sido la primera gran muestra literaria de las lenguas romances. Pero esto no era as. En 1948 un investigador israel, de origen alemn, llamado Samuel Miklos Stern, dio a conocer pblicamente algo que en 1933 haba descubierto otro investigador llamado H.Brody: un puado de pequeos poemas, condensados, directos, bellsimos, con un final que modificaba

totalmente las ideas que sobre las lenguas romnicas y su formacin se tena. Se trataba de las Jarchas. Las Jarchas fueron llamadas por el maestro Dmaso Alonso "primavera temprana de la lrica europea" y formaban la parte final de unos poemas conocidos por el nombre de Moaxajas que, escritas en lengua rabe o hebrea, contenan las Jarchas o vueltas en lengua romance andaluza, pero con grafa rabe o hebrea. Este descubrimiento signific un replanteamiento total, no slo de los orgenes de la lrica peninsular y europea, sino del hecho lingstico de al-Andalus. Que en al-Andalus se hablaba un romance que en absoluto tena que ver con el castellano, ms que respecto al tronco lingstico comn latino, quedaba fuera de toda duda. Las Jarchas aparecen y toman cuerpo en el siglo IX del calendario gregoriano, mientras que Castilla tiene su origen como condado a partir de Fernn Gonzlez (923-970) en pleno siglo X. Continuando bajo la proteccin de alAndalus y no constituyndose en reino hasta que la hereda Fernando I (1035-

1065), hijo de Sancho el Mayor de Navarra y casado con Sancha de Len. Por lo tanto, el romance castellano o idioma espaol, se forma varios siglos despus del origen de las Jarchas, la primera manifestacin literaria y potica del romance andalus. En relacin con la Moaxaja podemos definir dos series del Mester Andalus: - Una hebrea descubierta en 1948 por Samuel Stern en unos textos encontrados en la Sinagoga Vieja de El Cairo y publicadas por l mismo en el nmero 13 de la revista Al-Andalus (pags. 299-346) en un transcendental artculo titulado Les vers finaux en espagnol dans les muwaxajas hispano-hbraques. - Y una serie rabe sacada a la luz por Emilio Garca Gmez pocos aos despus (1952) y encontradas por ste en libreras de viejo de Oriente Medio y el Magreb. (Veinticuatro jarchas romances en muwaxajas rabes. Revista Al-Andalus n 17. Pags. 57 a 127). Entre los libros que contienen la serie rabe, destacan el El Kitab de Aben Busrra y el Yais de Aben alJatib.

Se cree que las Moaxajas fueron creadas por el egabrense Mokdem al-Kabri, en el siglo IX, siendo, por tanto, el ms antiguo poeta andaluz en la lengua romance de alAndalus del que tenemos noticia. As mismo, existe constancia del Zjel, una composicin estrfica, poticamente derivada de la Moaxaja, que est formada por un estribillo y un nmero variable de estrofas compuestas de tres versos monorrimos seguidos de otro verso de rima constante igual al del estribillo. El Zjel, a diferencia de la Moaxaja, est escrito ntegramente en la lengua romance de alAndalus y es, con toda seguridad, anterior a cualquier composicin castellana, aunque los poetas de esta lengua copiaron su mtrica y rima a la hora de componer, dando lugar a la llamada estrofa zejelesca. El Zjel ms conocido descubierto hasta la fecha es el de Aben Kuzman y se encuentra en su Diwan (siglo XII). Tambin nos han llegado los nombres de otros autores como Mohamed Ben Jaira, Al Ben Chahdar el zejelero o Ahmed el de la Macarena. Tanto la Moaxaja como el Zjel se

componen, sobre todo, para ser cantados, por lo que su popularidad y divulgacin dependen tanto de su calidad como de la msica que le acompaa. Antonio Martn Moreno, en su obra Historia de la Msica Andaluza (Edic.Anel, 1985, pag.63), nos asegura: "A lo largo de estas pginas hemos insistido en la originalidad de la cultura andalus: los andaluces, al asimilar la msica oriental, la transformaron convirtindola en algo propio y original. Tal transformacin es debida fundamentalmente al poeta ciego Mocdem Ben Moafa, natural de Cabra, que vivi entre los aos 840 y 920 y comenz a cantar un nuevo tipo de canciones caracterizadas por el empleo de la lengua romance, la habitual entre los andaluces de entonces. Apenas han quedado noticias del llamado "Ciego de Cabra" que con su innovacin literariomusical iba a ejercer notable influencia en la lrica posterior." El Mester Andalus comparte una misma tradicin cultural con la poesa primitiva de tipo amoroso galaico-portuguesa, italiana y catalano-provenzal. Por el tema, la

estructura y el tratamiento que se da a la figura femenina, podemos decir que el Mester Andalus no tiene nada que ver con la literatura rabe o islmica, y s con la tradicin grecolatina. Los poetas del Mester solan poner sus poemillas en la boca de una mujer, en ellos se lamentaba de la ausencia de su amado, contando sus cuitas a su madre, hermana o, en algunos casos, a una amiga. Las Jarchas ms antiguas son del siglo IX y X, datando las ms modernas del siglo XV. Algunas de las ltimas conocidas se encuentran en el Cancionero de Baena (reinando Alfonso XI, 1312-1350) y en algunos diwanes con poemas de Aben Luyun. Entre los poetas del Mester Andalus, destacan por su calidad: Juda Ha-Lev, Aben Erza y Todros Abulafia. As mismo, y a pesar de no conservarse de l nada ms que una Jarcha, se recuerda la figura mtica del rey Al Mutamid de Sevilla, debido, sobre todo, a los trabajos que sobre el mismo efectu Blas Infante. LA PICA ANDALUS Hasta la fecha, los historiadores y

lingstas espaoles han intentado dar una visin de la poesa pica en la pennsula Ibrica, intentando interpretarla desde un punto de vista nrdico y pangermnico. Autores de la talla de Menndez Pidal han querido ver el origen de la pica hispnica en la francesa o alemana, sin embargo ya Julin Ribera, en 1915, discrepaba de las teoras oficiales asegurando que tena su origen en la pica andaluza. Como se puede comprobar en diferentes textos histricos hispano-rabes, la pica Andalus tuvo en sus orgenes un marcado carcter tnico y nacional, exaltando la procedencia latina de los habitantes de la Btica, frente a la minora rabe-bereber. En la pica Andalus existen dos temas bsicos: La toma de Hispania por los rabes-bereberes y las luchas de siglos entre castellanos y sus aliados limtrofes contra los andaluses. Podemos diferenciar dos pocas histricas, cuyas obras ms importantes abarcan los siglos IX y X , la primera y los siglos XII al XV la segunda. Del primer periodo podramos destacar La Generosidad de Artabas (siglo IX) y El

Primer Conde de Andaluca (siglo X), perteneciendo al segundo periodo El Poema del Mo Cid (siglo XII), el ciclo de Los Siete Infantes de Lara (siglos XII al XIV), el Romance de Abenamar (siglo XIV), La Prdida de Antequera (siglo XIV) y La Toma de Alhama (siglo XIV). Algunos de estos poemas han llegado hasta nosotros en forma oral como romances o tons (primitivos cantes jondos), otros fueron escritos en la lengua romance de al-Andalus y posteriormente castellanizados. Concretamente el Poema del Mo Cid, segn algunos autores, fue escrito hacia el ao 1114 en romance andaluz por un mozrabe annimo y reescrito en castellano el ao 1307 por el copista Per Abat. Es destacable por su calidad el ciclo de Los Siete Infantes de Lara con sus distintas variaciones: Los Siete Infantes de Lara, Mudarra y La Venganza de Mudarra que constituyen una autntica obra maestra de nuestra literatura. Existen gran cantidad de fragmentos de la pica andaluza en el romancero. Entre las colecciones de romances, podramos

destacar El Cancionero de Baena de Fernndez de Constantina (siglo XVI), Cancionero General de Hernando del Castillo (1511), Cancionero de Amberes de Martn Nucio (1550), Cancionero de Romances de Esteban Njera, Cuarenta Cantos de Fuentes (1550), Romancero de Lorenzo de Seplveda (1551), Colecciones de Timoneda (1573), Romances de las Guerras de Granada de Prez de Hita (1573), Romancero General (1600), Romancero de Jakob Grimm (1815) y Romancero de Wolf y Hofmann (1856). EL TEATRO MEDIEVAL ANDALUZ A partir de la decadencia del imperio romano y las poste-riores invasiones de La Btica por los pueblos germanos (vndalos y visigodos), desaparece en Andaluca la tradicin teatral clsica greco-latina. El teatro, como tal, no reaparecera de nuevo hasta el siglo VIII ligado a los tropos, dilogos escenificados introducidos en los actos litrgicos, las secuencias, prosa o verso que se dice en ciertas misas despus del gradual y las trovas, composiciones amorosas cantadas por los trovadores.

En al-Andalus, el Islm limit al interior de los templos cualquier manifestacin religiosa de la Iglesia Mozrabe (cristianos andaluses). Esto motiv que entre los siglos VIII y IX aparecieran una serie de tropos religiosos, en los que se escenificaban la vida de Jess y Mara. La afluencia masiva de pblico a los actos en donde se representaban, hizo que la Iglesia prohibiera su representacin en los templos y estos salieran a la calle como obras (oficios) desligados de la Santa Misa. Fue de esta forma como las secuencias y tropos litrgicos se secularizaron, dando lugar al teatro moderno. Los tropos tenan dos ciclos: de Pascua y de Navidad. Del primero podemos rastrear algunos elementos en representaciones bblicas como las que se escenifican en Alcaudete (Jan) durante su Semana Santa, destacando entre ellas El Paso de Abraham. Del segundo ciclo conservamos una serie de tropos entre los que destacan: El Retablo de los ngeles, El Auto de los Reyes Magos, La Infancia de Jesucristo y el Auto Sacramental de los Reyes Magos.

El Retablo de los ngeles debi escribirlo a mediados del siglo XI (antes de la ocupacin castellana del reino de Crdoba) un religioso mozrabe, no sabemos si en el actual pueblo de Obejo o en el desaparecido Castil de Flores. El texto ha llegado hasta nosotros en forma oral y en l se ve la clara intencin didctica de su autor al intentar demostrarnos que Jess es Dios (concepto Trinitario), y no un simple profeta ms como nos ensea el Islam (concepto Unitario). La obra fue escrita, sin lugar a dudas, con la intencin de combatir en lo posible la islamizacin de al-Andalus, demostrando su desconocido autor una gran educacin y un perfecto conocimiento del Islam. En resumen, es un claro panegrico contra el Islam, por lo que al escribirlo se jug la vida. Debido, probablemente, al aislamiento fsico padecido por Castil de Flores y Obejo, al modificarse las rutas que unan el Valle del Guadalquivir hacia Crdena (siglo XVI) primero y hacia Despeaperros (siglo XVIII) despus, El Retablo de los ngeles ha permanecido casi inalterado, con la sola excepcin del Villancico final introducido a

finales del siglo XVIII o comienzos del XIX. Hubiera sido muy interesante poder comparar esta obra con el Auto Sacramental de los Reyes Magos de El Viso (Crdoba), la cual debi datar de esa misma poca, pero del original de dicha obra slo conservamos el nombre. A finales del siglo XVIII se sustituy el texto primitivo por un fragmento de la Infancia de Jesucristo. Sin embargo, s podemos hacerlo con otras obras de claro origen mozrabe, por lo que se puede hablar, por tanto, de una escuela de teatro popular romanceada andaluza. El Auto de los Reyes Magos, del siglo XII, es considerado por algunos especialistas una versin en castellano de una obra anterior en la lengua romance de alAndalus. La copia actual fue descubierta el ao 1785, en la catedral de Toledo, y est escrita en una "lengua de compromiso" entremezclndose la lengua romance andaluza y el castellano. La Infancia de Jesucristo fue escrita por el sacerdote Gaspar Fernndez y vila, recogiendo el habla popular de la Sierra de Mlaga por lo que constituye una joya

lingstica, al hacernos llegar mozarabismos, hoy desaparecidos, pero an vivos en el andaluz del siglo XVIII, como yenwua (lengua), yussero (lucero), yuna (luna), etc. El, como a s mismo se define, "cura ms antiguo de la Iglesia Parroquial de la Villa de Colmenar", se inspir al escribir su obra en la lengua y en las tradiciones de su tierra, Mlaga. Para algunos, La Infancia de Jesucristo es el primer libro de la literatura dialectal andaluza y, para otros, el ltimo de una larga tradicin cultural y parte de nuestro teatro medieval. Tan importante como el estudio de una obra, es compararla con la cultura y el desarrollo social de su tiempo, por lo que al analizar el Teatro Medieval Andaluz vemos que posee una unidad en todas las obras y unas caractersticas comunes. Podramos resumirlas constatando que sus autores son todos religiosos, por lo que la temtica es, as mismo, religiosa, defendiendo al cristianismo frente al islam y ensendonos que Jess es Dios. EL CANTE FLAMENCO Durante siglos hemos designado como

rabe o moro todo aquello que no conocamos bien o no se terminaba de entender por completo. El Flamenco o Cante Jondo ha sufrido constantemente esta incoherencia, siendo uno de esos temas sobre los que los etnlogos, musiclogos, historiadores y socilogos nunca se han puesto de acuerdo. Han pretendido hacer descender el flamenco desde la postura que adopta el ave del mismo nombre, hasta la denominacin que tenan los acompaantes del rey Carlos I que provenan de los Paises Bajos, pasando por un cante de la etnia gitana, y siempre, sin que entendamos bien como podan relacionar una cosa con otra... hacindolo venir de los rabes. Pero tuvo que ser el Padre de la Patria Andaluza, Blas Infante, quien nos diera la clave al descubrirnos que la palabra flamenco proviene del rabe "felah mengu" (campesino huido), siendo la expresion de su alegra, dolor o tristeza y constituyendo el grito desgarrado del andaluz sin tierra. Etimolgicamente el trmino "felah mengu" es rabe, pero no as la msica flamenca,

a la que ciertos historiadores hispanorabes catalogaron de rons, romi o latini (procedente del latn) y nunca como rabe. No existe la menor duda de la influencia que los elementos musicales islmicos han tenido en la formacin del Cante Jondo, pero no son los nicos. Es necesario comenzar a valorar otros elementos como los latinos, la msica religiosa judaica, la greco-bizantina, persa, etc. El Flamenco no es, por tanto, una variante de la msica rabe, como interesadamente se nos ha pretendido vender, sino una msica autctona del pas con un marcado carcter nacional andaluz. En este sentido, es necesario destacar las aclaraciones que Ricardo Molina nos hace en su libro Misterios del Arte Flamenco. (Editoriales Andaluzas Unidas, 1985, pgs. 28-29) "Dentro del terreno un tanto inseguro de nuestros conocimientos del cante flamenco, lo nico evidente, y que apenas necesita discusin, es que el fenmeno se inscribe entre coordenadas geogrficas precisas. Geogrfica y genticamente hablando, el cante es un fenmeno estrictamente andaluz... El cante

flamenco est ligado al terruo con fuerza botnica y de la tierra prende su savia y vigor." Un claro indicio de la actitud que tradicionalmente se ha mostrado hacia lo andaluz lo tenemos al comprobar cmo algunos clrigos musulmanes de los siglos X al XV atacaban y perseguan las lailas, nubas y zambras por considerarlas costumbres de cristia-nos latinos y no islmicas. Y cmo los conquistadores castellanos hicieron lo mismo por creer que era cosa de muslines. Ninguno de ellos lleg a comprender que, simplemente, esa msica, cante y baile era una manifestacin de la cultura andaluza. Dentro del incesante ir y venir de cantores y msicos de Andaluca a las cortes cristianas, se inscribe la hiptesis que nos da Antonio Carrillo Alonso en su libro La Poesa Tradicional en el Cante Andaluz (Editoriales Andaluzas Unidas, 1988, pag. 20), cuando llega a la siguiente conclusin: "un nmero considerable de "letras" del flamenco proviene -con mayores o menores modificaciones- de primitivas cancioncillas andaluzas, muy conocidas en

los ambientes populares de al-Andalus, que siguieron dos caminos paralelos en el tiempo hasta llegar a nosotros: por un lado, se conservaron y fueron transmitindose desde tiempo inmemorial en la intimidad de los hogares de Andaluca; por otro, fueron recogidas en los ambientes cortesanos e incluidas ms tarde en los grandes cancioneros castellanos..." El Calendario Annimo Cordobs (siglo IX) y el Calendario de Granada (siglo XIV), adems de informarnos de un sinfn de trminos (glosas) en nuestra lengua, nos dan una valiosa informacin sobre la msica y costumbres de la poblacin andalus. Lo primero que salta a la vista es que ambos se basan en el calendario Juliano (romano), lo que confirma la pervivencia de una latinidad cultural en alAndalus. Quedamos gratamente sorprendidos al comprobar que los andaluses, tanto si eran musulmanes como cristianos, celebraban la Natividad, Ao Nuevo, Reyes, etc., a pesar de la presin ejercida por los maestros de las escuelas cornicas. Es cierto que los primitivos origenes del

Flamenco estn en las nubas y en el msico oriental Ziryab, pero se les olvida decir que el creador de las nubas era kurdo y educado en Bizancio. Por lo tanto, se hace necesario buscar los origenes en los rawi (narradores o recitadores) que en plazas y mercados cantaban moaxajas, lailas, nubas, zambras y zejeles. En ellas encontramos las bases de las que posteriormente saldran las tons y todos los dems palos (sole, seguidilla, fandango, etc.) que forman el cante flamenco. El eslabn entre unas y otras debieron ser las "Canciones de Ciego", las cuales se remontan a las moaxajas y zejeles cantados en las calles y plazas de al-Andalus. Durante siglos, el Cante Jondo y sus poemas orales fueron la principal manifestacin artstica en la modalidad lingstica anda-luza. Tmidamente comienza su recuperacin hacia 1780 en la Baja Andaluca. Pero tuvo que llegar el Romanticismo o la satisfaccin de un anhelo en forma artstica, para redescubrir el cante flamenco. Ese movimiento que durante el siglo XIX busca un mundo

distinto, apasionante, remoto en el tiempo y en el espacio, y que despierta un inusitado inters por todo lo popular, valorando las costumbres, cantes, bailes, literatura, etc., en su justa medida, encuentra en el Cante Flamenco un sentido a su bsqueda. Comienza as un proceso de recuperacin que, partiendo de la poesa flamenca, tiene tres etapas: - Una primera en la que los folcloristas se limitan a recoger de viva voz los cantes flamencos, dejando constancia de ellos. El escritor ms representativo de esta poca es Antonio Machado y lvarez (Demfilo), y su libro "Cantes Flamencos". - Un segundo periodo donde no se limitan a recoger los cantes, sino que se crean exprofeso, imitando las formas populares. El autor ms importante de este periodo es Jos Mara Gutirrez de Alba con su antologa "El Pueblo Andaluz, sus tipos, costum-bres y cantes". - Y un tercer periodo en el que los poetas andaluces ya no imitan la mtrica popular (poesa aflamencada), pero s escriben en la lengua de su pueblo. De este periodo es

Jos Mara Martnez lvarez de Sotomayor y su obra "Rudezas, poesas regionales". Entre 1870, fecha en que Demfilo public sus "Cantes" y 1913 en que lvarez de Sotomayor public "Mi Terrera", los poetas y folcloristas andaluces lograron crear una tradicin literaria andaluza propia e iniciar los primeros estudios sobre nuestra lengua. LA NUEVA LITERATURA ANDALUZA La nueva literatura andaluza est ntimamente ligada a un movimiento literario y lingstico nacido en las postrimeras del franquismo y que tom el nombre de "LAina Andalussa" (Amanecer Andaluz). No nos faltan noticias, antes del siglo XVI, sobre la manera de hablar de los andaluces, diferente al resto de Espaa y siempre criticada. Francisco Delicado en su Retrato de la Lozana Andaluza (Venecia, 1528) responde a las crticas recibidas por su forma de escribir: "Y si quisieren reprehender que por qu no van munchas palabras en perfeta lengua castellana, digo que, siendo andaluz y no letrado... conformaba mi hablar al sonido

de mis orejas, ques la lengua materna y su comn hablar entre mujeres". Dos cosas nos quedan claras. Primera: Delicado, al igual que los actuales andaluces, tena cierto complejo de inferioridad, "siendo andaluz y no letrado". Segunda: a pesar de todo no le importaba escribir tal como entonces se hablaba en Andaluca, aun sabiendo las consecuencias que le iba a acarrear. Para abundar ms, tomemos unos datos de Antonio Zoido, quien, a su vez, reconoce "haber tomado prestados" de un trabajo presentado en la Consejera de Cultura y cuyo autor le fue imposible encontrar: "De esta manera, Hernando Coln y otros muchos "reinventaron" la biblioteca, alma cenando cuestiones, palabras, conceptos y reflexiones venidos de todas partes, y Juan de Mal Lara escribi su Philosophia Vulgar, en la que estudiaba los refranes populares convencido de que la cultura popular tena sentido por s misma aunque no lograra desentraar la razn de ello, cosa que intentaran realizar, tres siglos despus, nuestros folcloristas. Con ello se afianza en

el idioma el lxico y los conceptos populares que pasan a engrosar aqu, ms que en ningn otro sitio, el espacio de lo culto. Paralelamente a esto tiene lugar otro fenmeno en el polo contrario:... la consagracin del dialecto potico andaluz por Fernando de Herrera que, aunque parezca raro, parte del mismo punto del que empezaba Mal Lara para reivindicar el saber popular: la idea renacentista del valor de la naturaleza humana en s misma... Se est abriendo paso otra manera de escribir: la del que usa para el texto aquellas palabras que tambin usa la gente, incluso ortogrficamente..." (Antonio Zoido Naranjo, Ni Oriente ni Occidente, Signatura Ediciones de Andaluca, 1998, pags. 286-287) A partir de aqu encontramos constantes referencias en la literatura posterior y, con ms insistencia, en el teatro. Aunque corresponde a Cecilia Bhl de Faber, en sus novelas de corte realista, el intentar reflejar, tmidamente, y como nos dice en el prlogo de La familia de Alvareda (1856), "el habla de las gentes de campo

andaluza". Vindose obligada en una obra anterior, Clemencia (1852) a adjuntar un glosario de 37 voces andaluzas no incluidas en los diccionarios, para as hacerla comprensible. Haba existido una cierta concienciacin de la necesidad de una lengua andaluza en los trabajos efectuados a finales del XIX por Antonio Machado y lvarez (Demfilo) y, posteriormente, por los folcloristas Rodrguez Marn, Jos M Gutirrez o Jos Martn Santiago. Los hermanos lvarez Quintero y otros literatos, en sus obras, han transcrito parcial y folclricamente el habla de andaluces y andaluzas, incluso Jun Ramn Jimenez se rebel contra la letra g. Pero los escritores que hacen su obra en andaluz son despreciados por la clase intelectual. Poetas como Jos Carlos de Luna, Manuel Gngora o Rafael de Len, son tenidos por "poetas menores" precisamente porque escriben en andaluz. Luego, la llamada Generacin del 27, plagada de andaluces, dej pasar la gran oportunidad de haber creado una literatura propia andaluza. Los primeros estudios sobre la lengua

andaluza los efecta el alemn Hugo Schuchardt (Fontica Andaluza), quien en 1881 publica "Die Cantes Flamencos", posteriormente Julin Ribera da a la luz sus "Estudios sobre la pica Andalus" y en 1933 se edita un "Vocabulario Andaluz", escrito por Antonio Alcal Venceslada, curiosamente con todas las bendiciones de la Academia de la Lengua Espaola. Hasta la fecha, nico referente para conocer y valorar el ingente caudal lxico del idioma andaluz. Pero es Blas Infante al publicar su libro "Cuentos de Animales" en 1921, quien inicia, realmente, la nueva literatura andaluza. La diferencia entre estos autores, anteriores a la Guerra Civil, y el movimiento literario posterior, radica en los descubrimientos de Stern y Garca Gmez de los aos cincuenta. El grado de conciencia lingstica, de la percepcin que sobre s mismos, sobre su lengua y cultura tienen los escritores despus del hallazgo de las Jarchas, en una lengua romance andalus, y la constatacin de la existencia de una realidad lingstica y cultural propia, anterior a la ocupacin castellana, trastoca

todos los conceptos. Mientras que antes esa realidad se intua, en la actualidad podemos verla claramente, lo que produce una autntica revolucin cultural que desemboca en la idea de ruptura lingstica e independencia frente al castellano. Por tanto, los escritores de LAina reivindican que el Andaluz no es un dialecto del castellano, sino una evolucin del latn que da lugar a una lengua romance autctona de Andaluca, proponen dotar a nuestra lengua de una ortografa propia transformndola en la lengua del pueblo andaluz y defienden la idea de escribir en andaluz, haciendo posible la creacin de un movimiento literario en la lengua andaluza.

BLAS INFANTE Y LA LENGUA ANDALUZA Cuando el 11 de agosto de 1936 se asesina al Padre de la Patria Andaluza, se intenta acabar con un referente de identidad y la posibilidad de organizar a un pueblo en torno a sus intereses, su bandera, su nacin y sus formas particulares de expresarse, incluida su lengua. Blas Infante, en defensa de una identidad andaluza, tuvo que partir prcticamente de cero. Lo poco que hasta la fecha se haba trabajado en defensa de lo andaluz y lo disperso de lo editado, haca imposible un conocimiento popular del tema. Pareca, ms bin, que la influencia del poder para absorber de nuestra cultura todo lo absorbible, adulterando y ridiculizando el resto, haba posibilitado, como recoge en

su "Historia de las Hablas Andaluzas", J.A. Frago Gracia, que desde la Edad Media algunos personajes despreciaran la forma de hablar del andaluz, desprecio que incluso alcanzaba a Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramtica Castellana?, al que se acusaba de ser "demasiado andaluz". Su coetneo Jun Valds nos dej escrito: "Ya tornies a vuestro Librixa. No os tengo dicho que, como aquel hombre no era castellano, sino andaluz, hablava y escriva como en el Andaluza y no como en Castilla?...Vos no veis que aunque Librixa era muy docto en la lengua latina, que esto nadie se lo puede quitar, al fin no se puede negar que era andaluz, y no castellano y que escrivi aquel su vocabulario con tan poco cuidado que parece averlo escrito por burla?... En la declaracin que haze de los vocablos castellanos en los latinos, se engaa tantas vezes que sois forado a creer una de dos cosas, o que no entenda la verdadera significacin del latn, y esta es la que yo menos creo, o que no alcanava la del castellano, y esta podra ser, porque l era de Andaluza, donde la lengua no

est muy pura". Pero este menosprecio hacia la forma de hablar de los anda-luces no es algo nuevo. Rafael Lapesa en su Historia de la Lengua Espaola (Gredos, Madrid, 1980) recoge una ancdota referida al emperador andaluz Adriano y su peculiar forma de pronunciar el latn con un acento especial que lleg a provocar, durante un discurso ante el Senado Romano, la risa de los senadores. Si un hombre culto y con aspiraciones, como Adriano, conservaba en la Roma del siglo II peculiaridades fonticas de su Btica natal, mucho ms acentuadas estaran stas entre las clases populares. Precisamente ser el pueblo llano quien, en su hablar cotidiano, vaya alterando el latn dando lugar con el tiempo a una nueva lengua. La estrategia nacionalista de reivindicar un nico idioma para la "nacin espaola" ha encontrado en Andaluca fieles aliados en una "intelectualidad" que, muy a menudo, abomina de todo lo que les huele a identidad andaluza diferenciada de la castellana. Si las personas "cultas", piensa el pueblo, no quieren nada con el anda-luz,

probablemente llevarn razn y tengamos que cambiar nuestra "inculta" forma de hablar. Con lo que se consigue un doble objetivo: anular la identidad de un pueblo y que nos autodespreciemos. Se intenta crear un estereotipo de andaluz que no se autovalore y as, con nuevos contenidos "coloniales", poder dominarle fcil-mente. La lengua andaluza, a la que todos los fillogos serios reconocen como de gran capacidad de arrastre -ah est su influencia en Latinoamrica- y que conserva muchas claves de nuestro ser, la presentan como ejemplo de "no saber hablar", cuando es una muestra de la resistencia que nuestro pueblo opone a la imposicin que supuso la conquista castellana. Nos ocultan nuestra historia, nos impiden conocer nuestra forma de hablar. En relacin a todo esto, Blas Infante nos deja uno de sus textos ms lcidos: "No basta querer una cosa, es preciso estudiar el modo de conseguirla y saber cul es la accin ms eficaz para la liberacin del pueblo andaluz. Yo s que el camino es largo, lleno de

incomprensin y dificultades; pero sabed que a cada hombre que le hagis llegar a conocer la historia de Andaluca, la personalidad de sus gentes, la manera de ser y de entender la vida y la forma, sobre todo de expresarla y desarrollarla, ser un piedra firme de ese edificio que entre todos los andaluces, sin poltica falsa, sino con actuacin legtima del querer hacia el pueblo, tenemos que levantar lmpiamente y hacerlo relucir, con los valores que son propios de nuestra cultura, para ejemplo de esta humanidad perdida, hoy, en el caos de su conformismo. Ser entonces, cuando todos los andaluces conozcan su verdadera historia y esencia, cuando logremos llegar a obtener el poder necesario para exigir el respeto a nuestra personalidad, tan diferente de aquella que tratan de imponernos y, en cierta forma, la han hecho asimilar a nuestro desgraciado pueblo, indefenso y perdido, entre ambiciones de todo tipo: econmicas, polticas y hasta culturales, tratando de matar previamente la nuestra ..." A Blas Infante le preocupa profundamente

la lengua andaluza, la estudia y habla de ella con conocimiento de causa. Aunque es un conocimiento imperfecto ya que en esa poca an no se haban descubierto las Jarchas, pero intuye que falta lgica en la doctrina oficial: "Las variantes sintcticas, prosdicas y sustantivas o de nombres del lenguaje andaluz le determinan como un organismo en evolucin particularizante; como un dialectal rpidamente formado del castellano; no tan castellano como pudiera parecer, pues el romance se inici en Andaluca, como lo tiene demostrado en sus estudios, don Julin Ribera. A los andaluces les prohibieron los conquistadores hablar su lengua hasta en el recinto familiar y emplear su alfabeto. Pero el pueblo conquistado sigui usando de sus particulares sonidos articulizantes de los cuales no se les pudo despojar, porque para esto hubiera sido preciso suprimirle o injertarle la garganta y empez, en seguida, a transformar el idioma del conquistador adaptndolo a sus condiciones diferentes fisiolgicas y psquicas. Tal vez, se encontrase una prueba complementaria del nacimiento del

romance en Andaluca en el hecho estudiado por el sabio patriarca de nuestra hermandad don Mario Mndez Bejarano, de ser, precisamente, la prosodia andaluza, la que se transmite al propagar dicho idioma a las regiones principalmente de ultramar".Qu cerca estaba don Blas! Qu claro tena que conocer nuestra historia y asumir nuestra lengua ayudara tremendamente a nuestro proceso de autoconsciencia. Empeado en procurar para Andaluca "la restitucin de la conciencia de su personalidad cultural, creadora de las ms intensas culturas de Occidente". Blas Infante constata la dificultad que tienen los andaluces para trasladar por escrito lo que expresan en palabras. Quinientos aos despus de la conquista castellana y, en algunos casos, ochocientos, los pretendidos descendientes de la repoblacin castellana tienen problemas para expresar lo que sienten en el idioma de sus supuestos ancestros. Hay algo que no concuerda, las teoras oficiales se caen solas e Infante

deja constancia de su perplejidad: "El lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellanas. Al "alifato", mejor que al espaol, hay necesidad de acudir para poder encontrar una ms exacta representacin grfica de aquellos sonidos. Sus signos representativos hubieron los rabes de llevrselos con su alfabeto, dejndonos sin otros equivalentes en el alfabeto espaol. Tal vez hoy alguien se ocupe en la tarea de reconstruir un alfabeto andaluz. Pero mientras tanto, es preciso que nos vengamos a valer de los signos alfabticos de Castilla. En el dilogo del texto, siempre que usemos la h, se entender que sta debe ser aspirada. La j indicar un sonido ms fuerte que el de la h simplemente aspirada y mucho ms suave que la j castellana. La r tiene en el lenguaje andaluz un sonido ms suave que en el castellano, y la z un sonido intermedio entre z y s". En sus manuscritos nos deja una afirmacin contundente: "Yo no he ganado todava el premio que ms me estimulara: el poder vivir en andaluz, percibir en

andaluz, ser en andaluz, escribir en andaluz". As se expresaba Blas Infante hace ochenta aos. Ahora, reconocido oficialmente como el Padre de la Patria Andaluza y con nuestras autoridades aceptando, no les queda otro remedio, sus smbolos, himno y bandera, se encuentran con el problema de tener que ocultar una parte de la doctrina Infantiana. Si Blas Infante llevaba razn en sus teoras sobre "regionalismo", "esencia de Espaa", "autonoma" y dems manipulaciones oficiales de sus escritos Qu hacemos con sus trabajos sobre la lengua andaluza?. Con subvenciones callan a una y a unos. Qu van a hacer cuando el pueblo andaluz, poco a poco, conozca "su verdadera historia y esencia"? Estos, al igual que los de la carretera de Carmona el 11 de agosto de 1936, se equivocan. Blas Infante contina vivo.

LA DOCTRINA OFICIAL Cuando todo esto de las autonomas y la explosin de sentimiento andaluz del ao 1977, cogi a contrapie, tanto a quienes ostentaban el poder como a quienes pretendan ostentarlo, no tuvieron ms remedio que hacer de tripas corazn y "convertirse" al "andalucismo", pues el dominar Madrid, pasaba primero por controlar Andaluca. La situacin estaba negociada y pactada: Catalua, Vascongadas y una acompaante, molesta pero necesaria, llamada Galicia. El resto: Espaa. Y Andaluca como "esencia de Espaa". Pero el 4 de diciembre de 1977 los andaluces y las andaluzas salieron a la calle, y todo se trastoc. El partido poltico que pretendiera contar en el futuro tena que poner una A detrs de sus siglas y el nico que no lo hizo a tiempo, desapareci. La situacin de Andaluca oblig a que se hiciera "caf para todos" y nuestra nacin mir al futuro con optimismo. Pero, una vez ms, no pudo ser. Un partido poltico se envolvi en la verde y blanca, se

adue de nuestra voluntad y Andaluca entr en un letargo del que todava no ha salido. Aprobamos un Estatuto de Autonoma en el que pomposamente se declara que los poderes de la Comunidad Autnoma tienen como objetivo bsico de su actuacin: "Afianzar la conciencia de identidad andaluza a travs de la investigacin, difusin y conocimiento de los valores histricos, culturales y lingsticos del pueblo andaluz en toda su riqueza y variedad". Por lo tanto, era preciso guardar las apariencias, "ser autonomista" y eso conllevaba la obligacin de incluir algo sobre Andaluca en la educacin. Para ello, el Gobierno Andaluz aprueba leyes, pero nadie se preocupa de su cumplimiento. Un 60% de los libros de texto de primaria incumplen la legislacin y un 54% de los de ESO. El tratamiento de Andaluca en ellos se reduce a mostrarla como un territorio pobre, sin industrias, no competitivo, con un pasado o una historia ligada a la de Espaa, donde la emigracin "prefiri" Catalua y algunos pases de

Europa para buscar un trabajo. Probablemente cualquier profesor nos asegure que, actual-mente, la forma de hablar del andaluz goza de respeto en las aulas, se promueve y protege. Oficialmente se llama educacin transversal, sin que sepamos muy bien si se refiere a la primera acepcin del diccionario: "que se halla o se extiende atravesado de un lado a otro", a la segunda: "que se aparta o desva de la direccin principal o recta" o a otra definicin ms acorde con el objetivo que se pretende. Sea como fuere, efectivamente en teora es as, y no ponemos en duda que algo se ha avanzado, (por ejemplo -y se trata de un gran paso- a los alumnos y alumnas andaluces ya no se les suele ensear "la reconquista de Andaluca") pero una cosa es la teora y otra la prctica. En realidad se contina menospreciando a quin habla en andaluz y podemos comprobar la existencia de muchos colegios donde la asignatura optativa "Patrimonio Cultural de Andaluca" se ofrece para su enseanza, pero no se puede dar al no existir profesorado que domine el tema.

En los planes de estudio de primaria, de los 12 objetivos, slo 2 hacen referencia a Andaluca, de los 14 nucleos temticos, slo 2 se refieren a Andaluca. En la ESO, de 17 optativas que se ofertan slo hay una con Andaluca en su ttulo: "Patrimonio Cultural de Andaluca". De los 59 temas que figuran en el decreto que aprueba la ESO, hay 16 en cuyo ttulo figura Andaluca (un 20%). En el Bachillerato, slo un 7% de las materias (entre comunes, propias de cada modalidad y optativas) se refieren a Andaluca. Y nunca, nunca, se habla de la modalidad lingstica andaluza definindola como el habla de un pueblo. Cuando en el aula se trata el idioma andaluz se le dice a los alumnos: "El hecho de pertenecer el alumnado andaluz a una regin dialectal dentro del mbito del espaol no debera representar, en teora, ninguna situacin especial, puesto que todos los hablantes del espaol, andaluces, toledanos, leoneses, tinerfeos, cubanos, chilenos..., son hablantes dialectales. No obstante, s que surgen problemas de hecho, y la publicacin de un

documento como ste sobre Las hablas andaluzas (subrayado en el original) entre los materiales curriculares es una prueba de ello. Problemas que se originan a partir de los dos fenmenos siguientes: a. La desigual consideracin que las peculiaridades del modo de hablar espaol en nuestra regin tienen respecto a otras variedades, sobre todo las del norte peninsular, entendidas tradicionalmente como ms aceptables, ms correctas, por no decir las nicas correctas. b. La falta de homogeneidad lingstica de la regin andaluza, sobre todo por lo que toca a la pronunciacin, que es, adems, la dimensin ms representativa de nuestra singularidad dialectal. Puede existir una mayor manipulacin? Hablamos espaol de forma diferente al norte peninsular, que es la nica forma correcta. Cada zona de Andaluca habla de una manera diferente, por lo tanto, le llamamos hablas. Por lo visto, el castellano o espaol, se habla igual en todos los sitios. En el mismo documento se nos dice: "En este sentido, incluso desde lo

estrictamente lingstico, se ha afirmado que la causa de nuestro exagerado evolucionismo fontico, podra ser, la pereza articulatoria del hombre andaluz, quiz ocasionada por el clima y la psicologa" (Antonio Llorente Maldonado, Fontica y Fonologa Andaluzas, RFE, 1962, pag. 227). Le estn ense-ando a los alumnos andaluces que hablan mal porque son unos flojos? Finalmente se nos machaca: "Desde la lingstica no estn del todo claros los conceptos de lengua y dialecto, ya que ambos son definidos desde perspectivas muy diversas y, a veces, con criterios extralingsticos. No obstante, lingistas y dialectlogos suelen estar de acuerdo en que el andaluz no es una lengua ... Desde un punto de vista diacrnico, gentico, el andaluz es un dialecto del castellano... Desde un punto de vista sincrnico, el andaluz en el momento actual es una variedad, una modalidad lingstica del espaol...La lengua de los andaluces es la lengua espaola. Por consiguiente no se podra hablar de dialecto." (En negrita en el original).

El trabajo sigue en muchas pginas ms, pero... para qu continuar?, ya est el alumno donde se pretenda, completamente destrozado, con su autoestima por los suelos, ya ha comprendido que pertenece a un pueblo inferior, por lo que, si quiere medrar, tiene que ocultar sus seas de identidad para ser "alguien" entre el resto de ciudadanos. As, no es extrao que, como nos revela un estudio del catedrtico de Filologa de la Universidad de Granada, Emilio Garca Wiedeman, ms del ochenta por ciento de los andaluces encuestados identificaban el habla culta con el espaol septentrional, es decir, con aquella forma de expresarse donde no hay ceceo ni seseo. Por el contrario, la forma de hablar de los andaluces, era considerada por los encuestados como rasgos propios de un nivel cultural medio o bajo. Por todo esto, produjo una gran ilusin las conclusiones del VII Congreso sobre Enseanza de la Lengua en Andaluca, celebrado en Sevilla, en el que los profesores de Lengua Espaola en Andaluca, integrados en Aprela

(Asociacin Pedaggica para la Renovacin de la Enseanza de la Lengua en Andaluca), pidieron la dotacin de ctedras de Lingstica Andaluza en las Facultades de Filologa y en las Universidades de Andaluca, con el fin, nos decan, de vertebrar y coordinar los estudios dialectales y sociolingsticos de las hablas andaluzas. As mismo, solicitaron a la Consejera de Educacin de la Junta de Andaluca mayor coherencia a la hora de aprobar libros de texto y materiales curriculares con el fin de hacer cumplir la LOGSE de forma conve-niente. Como ven, todo muy suave, sin exigir, ni pedir grandes cosas. Pues bien, han pasado cerca de cuatro aos desde la celebracin de este Congreso y la administracin ha dado la callada por respuesta.

LA DOCTRINA OFICIAL

Cuando todo esto de las autonomas y la explosin de sentimiento andaluz del ao 1977, cogi a contrapie, tanto a quienes ostentaban el poder como a quienes pretendan ostentarlo, no tuvieron ms

remedio que hacer de tripas corazn y "convertirse" al "andalucismo", pues el dominar Madrid, pasaba primero por controlar Andaluca. La situacin estaba negociada y pactada: Catalua, Vascongadas y una acompaante, molesta pero necesaria, llamada Galicia. El resto: Espaa. Y Andaluca como "esencia de Espaa". Pero el 4 de diciembre de 1977 los andaluces y las andaluzas salieron a la calle, y todo se trastoc. El partido poltico que pretendiera contar en el futuro tena que poner una A detrs de sus siglas y el nico que no lo hizo a tiempo, desapareci. La situacin de Andaluca oblig a que se hiciera "caf para todos" y nuestra nacin mir al futuro con optimismo. Pero, una vez ms, no pudo ser. Un partido poltico se envolvi en la verde y blanca, se adue de nuestra voluntad y Andaluca entr en un letargo del que todava no ha salido. Aprobamos un Estatuto de Autonoma en el que pomposamente se declara que los poderes de la Comunidad Autnoma tienen como objetivo bsico de su actuacin: "Afianzar la conciencia de

identidad andaluza a travs de la investigacin, difusin y conocimiento de los valores histricos, culturales y lingsticos del pueblo andaluz en toda su riqueza y variedad". Por lo tanto, era preciso guardar las apariencias, "ser autono-mista" y eso conllevaba la obligacin de incluir algo sobre Andaluca en la educacin. Para ello, el Gobierno Andaluz aprueba leyes, pero nadie se preocupa de su cumplimiento. Un 60% de los libros de texto de primaria incumplen la legislacin y un 54% de los de ESO. El tratamiento de Andaluca en ellos se reduce a mostrarla como un territorio pobre, sin industrias, no competitivo, con un pasado o una historia ligada a la de Espaa, donde la emigracin "prefiri" Catalua y algunos pases de Europa para buscar un trabajo. Probablemente cualquier profesor nos asegure que, actual-mente, la forma de hablar del andaluz goza de respeto en las aulas, se promueve y protege. Oficialmente se llama educacin transver-sal, sin que sepamos muy bien si se refiere a la primera acepcin del diccionario: "que se

halla o se extiende atravesado de un lado a otro", a la segunda: "que se aparta o desva de la direccin princi-pal o recta" o a otra definicin ms acorde con el objetivo que se pretende. Sea como fuere, efectivamente en teora es as, y no ponemos en duda que algo se ha avanzado, (por ejemplo -y se trata de un gran paso- a los alumnos y alumnas andaluces ya no se les suele ensear "la reconquista de Andaluca") pero una cosa es la teora y otra la prctica. En realidad se contina menospreciando a quin habla en andaluz y podemos comprobar la existencia de muchos colegios donde la asignatura optativa "Patrimonio Cultural de Andaluca" se ofrece para su enseanza, pero no se puede dar al no existir profesorado que domine el tema. En los planes de estudio de primaria, de los 12 objetivos, slo 2 hacen referencia a Andaluca, de los 14 nucleos temticos, slo 2 se refieren a Andaluca. En la ESO, de 17 optativas que se ofertan slo hay una con Andaluca en su ttulo: "Patrimonio Cultural de Andaluca". De los 59 temas que figuran en el decreto que aprueba la

ESO, hay 16 en cuyo ttulo figura Andaluca (un 20%). En el Bachillerato, slo un 7% de las materias (entre comunes, propias de cada modalidad y optativas) se refieren a Andaluca. Y nunca, nunca, se habla de la modalidad lingstica andaluza definindola como el habla de un pueblo. Cuando en el aula se trata el idioma andaluz se le dice a los alumnos: "El hecho de pertenecer el alumnado andaluz a una regin dialectal dentro del mbito del espaol no debera representar, en teora, ninguna situacin especial, puesto que todos los hablantes del espaol, andaluces, toledanos, leoneses, tinerfeos, cubanos, chilenos..., son hablantes dialectales. No obstante, s que surgen problemas de hecho, y la publicacin de un documento como ste sobre Las hablas andaluzas (subrayado en el original) entre los materiales curriculares es una prueba de ello. Problemas que se originan a partir de los dos fenmenos siguientes: a. La desigual consideracin que las peculiaridades del modo de hablar espaol en nuestra regin tienen respecto a otras

variedades, sobre todo las del norte peninsular, entendidas tradicionalmente como ms aceptables, ms correctas, por no decir las nicas correctas. b. La falta de homogeneidad lingstica de la regin andaluza, sobre todo por lo que toca a la pronunciacin, que es, adems, la dimensin ms representativa de nuestra singularidad dialectal. Puede existir una mayor manipulacin? Hablamos espaol de forma diferente al norte peninsular, que es la nica forma correcta. Cada zona de Andaluca habla de una manera diferente, por lo tanto, le llamamos hablas. Por lo visto, el castellano o espaol, se habla igual en todos los sitios. En el mismo documento se nos dice: "En este sentido, incluso desde lo estrictamente lingstico, se ha afirmado que la causa de nuestro exagerado evolucionismo fontico, podra ser, la pereza articulatoria del hombre andaluz, quiz ocasionada por el clima y la psicologa" (Antonio Llorente Maldonado, Fontica y Fonologa Andaluzas, RFE, 1962, pag. 227). Le estn enseando a

los alumnos andaluces que hablan mal porque son unos flojos? Finalmente se nos machaca: "Desde la lingstica no estn del todo claros los conceptos de lengua y dialecto, ya que ambos son definidos desde perspectivas muy diversas y, a veces, con criterios extralingsticos. No obstante, lingistas y dialectlogos suelen estar de acuerdo en que el andaluz no es una lengua ... Desde un punto de vista diacrnico, gentico, el andaluz es un dialecto del castellano... Desde un punto de vista sincrnico, el andaluz en el momento actual es una variedad, una modalidad lingstica del espaol...La lengua de los andaluces es la lengua espaola. Por consiguiente no se podra hablar de dialecto." (En negrita en el original). El trabajo sigue en muchas pginas ms, pero... para qu continuar?, ya est el alumno donde se pretenda, completamente destrozado, con su autoestima por los suelos, ya ha comprendido que pertenece a un pueblo inferior, por lo que, si quiere medrar, tiene que ocultar sus seas de identidad para

ser "alguien" entre el resto de ciudadanos. As, no es extrao que, como nos revela un estudio del catedrtico de Filologa de la Universidad de Granada, Emilio Garca Wiedeman, ms del ochenta por ciento de los andaluces encuestados identificaban el habla culta con el espaol septentrional, es decir, con aquella forma de expresarse donde no hay ceceo ni seseo. Por el contrario, la forma de hablar de los andaluces, era considerada por los encuestados como rasgos propios de un nivel cultural medio o bajo. Por todo esto, produjo una gran ilusin las conclusiones del VII Congreso sobre Enseanza de la Lengua en Andaluca, celebrado en Sevilla, en el que los profesores de Lengua Espaola en Andaluca, integrados en Aprela (Asociacin Pedaggica para la Renovacin de la Enseanza de la Lengua en Andaluca), pidieron la dotacin de ctedras de Lingstica Andaluza en las Facultades de Filologa y en las Universidades de Andaluca, con el fin, nos decan, de vertebrar y coordinar los estudios dialectales y sociolingsticos de

las hablas andaluzas. As mismo, solicitaron a la Consejera de Educacin de la Junta de Andaluca mayor coherencia a la hora de aprobar libros de texto y materiales curriculares con el fin de hacer cumplir la LOGSE de forma conve-niente. Como ven, todo muy suave, sin exigir, ni pedir grandes cosas. Pues bien, han pasado cerca de cuatro aos desde la celebracin de este Congreso y la administracin ha dado la callada por respuesta.

EN DEFENSA DEL ANDALUZ La situacin actual de la lengua andaluza no es sino el reflejo del momento en que

se encuentra la cultura andaluza en general: represin, menosprecio, marginacin, manipulacin. La peor de las represiones que puede sufrir una lengua es su ridiculizacin y eso es, precisamente, lo que ha sucedido con la peculiar forma de hablar que tienen los andaluces y las andaluzas. Los medios de comunicacin ya nos han acostumbrado a identificar a quien habla en andaluz como una persona de baja instruccin acadmica o un "gracioso". Es muy normal considerar al andaluz, sobre todo en crculos universitarios, como un castellano mal hablado. Sin ir ms lejos, en el nmero 1 de "Sociolingstica Andaluza" -revista de la Universidad de Sevilla- se dan instrucciones para que "el buen gusto" de los profesores de EGB seleccione y perfeccione en los nios andaluces su forma de hablar, corrigiendo las expresiones incorrectas que no sigan los cnones de la Real Academia de la Lengua Espaola. Segn su autor, el vasco Vidal Lamiquiz, conocido entre sus colegas como "el maestro", "este perfeccionamiento del habla sera objeto

de la estrategia pedaggica de la primera etapa de EGB". Si lo que se pretende es que el alumno aprenda el idioma castellano, es normal que se den esas instrucciones. Pero el joven tiene un problema: en la calle escucha como a su alrededor se habla de otra manera y nada le dicen de esa otra forma de hablar. Nadie le informa de que eso se llama andaluz, es algo diferente al castellano y, por hablarlo, no se pierde la dignidad. En la estrategia de anulacin de la identidad de un pueblo, el andaluz se ignora y se ridiculiza. Como mucho, segn nos dice el propio Vidal Lamiquiz, cabe aceptar una forma culta de hablar andaluz que "mantiene su propio acento entonativo, un recatado seseo fontico, una suave aspiracin y la expresin salpicada de vivas imgenes y logrado colorido. Es, en suma, la lengua hablada de los hablantes cultos andaluces y es tambin la lengua de los escritores andaluces". Es decir, se admite una nota "de color", que hasta queda bien. Todo lo que se salga de ah, son arcaismos, vulgarismos o "tartajear", como seala Rafael Lapesa en su obra

"Sobre el ceceo y el seseo de los andaluces": "...cecear exista desde el siglo XIII y tena, adems, la acepcion de tartajear". Cuando un andaluz intenta imitar el habla de los castellanos, suele hacer el mayor de los ridculos. Esta actitud provoca la indignacin de los andaluces sensatos, pero hay que ser comprensivos, es mucha la presin que se recibe. Veamos un ejemplo: en televisin aparece un seor que constantemente repite la misma cantinela en andaluz: "po s". Al oir estas dos palabras, todo el estudio, incluidos presentadores e invitados prorrumpen en grandes risas y sonoras carcajadas, como si hubieran escuchado el mejor de los chistes. Ahora, alguien nos hace una pregunta y tenemos que contestar con la misma frase que el "personaje" de la tele. Qu hacer? Si hablamos en andaluz podemos provocar igual hilaridad Seremos el hazmerreir de nuestro interlocutor? No sabemos qu responder... dudamos... al fin se nos ilumina el semblante, y con una sonrisa de satisfaccin contestamos: "puess sis".

Cuando los actuales medios de comunicacin ridiculizan el andaluz, no hacen nada nuevo. Todo esto viene de muy atrs. Por ejemplo, el 23 de noviembre de 1925 se celebr en Andaluca "la cruzada del bien hablar". La imposicin del castellano y la represin del andaluz que se ha llevado durante siglos a travs de la escuela, ha calado tan hondo en el subconsciente de los andaluces que, sin querer, de manera automtica, se tiende a "pronunciar bien" cuando se habla en pblico. Pero confundimos pronunciar bien - o sea vocalizar, empleando las palabras en sus justas acepciones, con coherencia y riqueza de vocabulario - con pronunciar imitando el acento de los habitantes de Valladolid. En este aspecto, los discursos de los polticos andaluces suelen causar vergenza ajena, si en Andaluca hay una tremenda falta de identidad, en nuestros polticos, sean del matiz que sean, este dficit raya en el esperpento. Sin embargo, las personas que apenas han pasado por el filtro castellano de la escuela son las que conservan el andaluz

ms vivo, precisamente por haber padecido menos "las correcciones" del colegio. En este sentido, es fcil constatar cmo las personas que se han instruido en lenguas diferentes del castellano (los habitantes de Gibraltar o los hijos de emigrantes andaluces que han recibido su educacin en otro idioma) y su lengua familiar es el andaluz, son las que conservan un andaluz ms autntico, y no son precisamente analfabetas. En Andaluca se da un claro "bilingismo de tipo diglsico", caracterizado por hablar la mayora de la poblacin cotidianamente en andaluz y, a su vez, hablar en castellano los estamentos oficiales, los medios de comunicacin y la enseanza. La diglosia andaluza es del tipo llamado "ortogrfico", es decir, la poblacin habla en una lengua (andaluz) mientras recibe su educacin y escribe en otra (castellano). Esta situacin ocasiona cantidad de problemas lingsticos, dificultando el proceso de aprendizaje escolar, lo que produce una baja calidad educativa, crea un fuerte complejo de inferioridad y hace que ms de la mitad de los escolares

andaluces terminen con un incorrecto dominio de la escritura. Pero, a su vez, ayuda a mantener una situacin de claro colonialismo poltico, econmico y cultural, por lo que desde el poder poltico nunca ha existido voluntad alguna de cambiar la actual situacin socio-lingstica de Andaluca. La escuela (la enseanza en general) y los medios de comunicacin, son empleados por ese poder colonial para borrar y destruir las seas de identidad del pueblo colonizado. En la escuela andaluza se ensea la lengua y la historia de Castilla, por lo tanto se recibe una visin sesgada y empobrecida de la historia y cultura de Espaa. El bilingsmo andaluz se caracteriza por: - Las clases medias urbanas (mayoritarias en Andaluca) son bilinges. Hablan en andaluz, empleando el castellano en su forma escrita como lengua culta y literaria. - La alta burguesa andaluza se expresa en castellano, tanto en forma oral como escrita, empleando esta lengua como un rasgo de distincin social. - Los agricultores, ganaderos, campesinos

y, en general, quienes viven en los pueblos de Andaluca, son, en gran parte, monolinges. El ciclo agrario andaluz hace que la escolarizacin sea muy precaria y el dominio de la escritura (y por tanto del castellano) muy rudimentario. Los lingistas se basan en unas premisas histricas falsas para negar a Andaluca el derecho a su propia lengua. La historiografa oficial, simplificando la historia, ha decretado que con la conquista de Castilla, desaparece en Andaluca todo el sustrato cultural anterior, naciendo una nueva Andaluca como apndice de Castilla -"novsima Castilla", la han llegado a calificar algunos-. Sin embargo, cuando las premisas son falsas, se cae en la contradiccin. Los mismos que defienden que con la conquista y repoblacin de Andaluca nace una "Andaluca nueva, distinta de la hasta entonces existente y radicalmente transformada en sus estructuras bsicas demogrficas..." (Manuel Gonzlez Jimnez, En torno a los orgenes de Andaluca: la repoblacin del siglo XIII, Universidad de Sevilla), reconocen la escasa fiabilidad de las

fuentes: "...en algunos casos, del repartimiento slo han llegado hasta nosotros simples nminas o listas de pobladores, casi todas ellas de escasa fiabilidad" (pg24), "Nunca llegaremos a conocer, ni siquiera de forma aproximada, el nmero de las personas que acudieron a establecerse en Andaluca a raz de su conquista en el siglo XIII" (pg.45). Incluso se reconoce el fracaso de la repoblacin oficial a la que aluden las crnicas tendenciosas de la poca: "Es evidente que puede hablarse de un cierto fracaso, todo lo relativo que se quiera, pero fracaso al fin, de la repoblacin "oficial" realizada en tiempos de Fernando III y de Alfonso X" (pg.156). La historiografa oficial pasa por alto la existencia de una lengua romance en Andaluca, la lengua que hablaban todos los andaluces. Conscientemente nos identifican el habla castellana con un mensaje cristiano, haciendo una clara diferenciacin, "reconquistador": culto y cristiano, andalus: pagano e inculto Se olvidan los historiadores que la conquista de Andaluca la efecta Fernando III contra

los restos del imperio Almohade, que para los andaluces eran tan invasores como los castellanos, y que muchos andaluces luchan junto a Fernando III contra los Almohades. Se olvidan tambin del sustrato btico de la civilizacin de al.Andalus, que se manifiesta en muchos aspectos de la vida y que son los mismos que perviven bajo la dominacin castellana. Tampoco se puede afirmar cientfica y categricamente, como hace la historiografa oficial, que la poblacin del Valle del Guadalquivir fuera expulsada hacia dnde?- y luego repoblada por gentes del norte. Estas afirmaciones estn basadas en ciertas crnicas que no resisten el mnimo anlisis cientfico. Adems, est demostrado que Castilla siempre careci de un excedente de poblacin para colonizar, primero alAndalus y Amrica despus. En las escuelas, institutos y universidades se ensea a considerar las definiciones y conceptos casi como verdades absolutas e inmutables al paso del tiempo; pero las definiciones absolutas slo se suelen dar en matemticas, fsica o qumica, y con

bastantes excepciones. No ocurre as en las ciencias llamadas "humanas", donde las definiciones se deben considerar como funcionales, es decir, nos tienen que ayudar aproximadamente a explicar un hecho. Esto sucede con la definicin de idioma, donde adems, y forz-samente, entran en juego lo histrico, y sobre todo, lo poltico. Jos Mara de Mena Calvo, en su muy conocido libro "El Polmico Dialecto Andaluz" (Plaza&Janes, 1986, pag. 29), nos aclara: "...Es vieja y bizantina la discusin de lo que son idiomas o dialectos: cuando un idioma produce literatura es idioma, y cuando no la produce es dialecto, dicen algunos. Cuando un idioma se ha desgajado de otro ms antiguo, es dialecto, dicen otros. En el fondo la diferencia entre dialecto e idioma viene a ser ms cuestin poltica y econmica que cuestin lingstica. Un dialecto del latn, pasa a ser idioma por razones de independencia poltica de su territorio. Un idioma pasa a ser dialecto, cuando se asla y conserva en un rincn separado mientras que otro, en mayor

dinamismo, se enriquece y evoluciona. Dejemos, pues, estos bizantinismos y concretmonos a decir que el andaluz no es dialecto en el sentido de hijo del castellano, porque posee muchos elementos ajenos al castellano, tanto en su fontica como en su sintaxis y en su vocabulario". Comnmente, se suele definir el idioma como la lengua comn y normalizada de un pas. Lo malo es que se suele confundir pas con estado, y es aqu donde reside el problema poltico de la consideracin de idioma. Pongamos tres ejemplos para ilustrar este problema: el galico irlands era considerado, durante la dominacin britnica de Irlanda, como una lengua sucia y vil, propia del pueblo inferior que para ellos eran los irlandeses, sin duda, la consecucin de la Repblica de Irlanda y el recono-cimiento de su lengua, golpe a alguna que otra mente imperialista. El segundo caso es el croata, este idioma tiene como principal diferencia con el serbio que el croata se escribe con caracteres latinos y el serbio con caracteres cirlicos, por lo dems ambos

estn dentro de la familia eslava y no existen grandes diferencias entre ellos, qu pas?, pues que al proclamarse Croacia como estado independiente, el croata automticamente obtuvo la consideracin de idioma. El tercer caso es ms cercano y tiene que ver con la oficialidad del euskera, el catal y el galego en el Estado Espaol, lenguas que deben su reconocimiento oficial, ms a la pujanza y fuerza de los movimientos nacionalistas de estos lugares, que al respeto como lenguas diferenciadas o a la buena voluntad de los redactores de la Constitucin. Qu pasa con el andaluz? Muy sencillo: falta de voluntad poltica por parte de las instituciones andaluzas y falta de toda clase de voluntad por parte de los habitantes de Andaluca para considerar nuestra peculiar forma de hablar, en lo fontico, en lo sintctico y en lo semntico, como lengua andaluza. Como fondo dos hechos claves: la falta de conciencia nacional de los andaluces y las andaluzas y la manipulacin de todo lo andaluz por parte del poder.

Por lo que, vistas as las cosas, reflexionemos sobre el siguiente pensamiento: "Quien vive en una regin habla un dialecto, el que vive en una nacin habla un idioma". Pero el andaluz, pese a quin pese, es una realidad lingstica que est ah, y que cuenta, slo por dar algunos detalles, con caracteres como el de nuestras vocales con un sistema cuadrangular (algo muy raro en Europa) con cinco grados de abertura y dos localizaciones que afectan a todo el sistema, peculiar, frente a otros idiomas romnicos por su claridad, nitidez y gran efectividad lingstica; la forma nica de formar plurales; la presencia de un fonema inexistente en castellano, conocida como h aspirada, habiendo de conectarse con los fonemas glotales del rabe; la relacin de las eses andaluzas con los fonemas rabes "sin" y "shim"; la elisin de consonantes finales, particularidad ya encontrada en el latn de la Btica; la geminacin, rasgo fonolgico inexistente en el resto de hablas romnicas de la Pennsula, pero vivo en el italiano, se carga de valor distintivo, pasando de ser

una mera variante fontica a un rasgo fonolfico diferenciador; sustitucin de -r por -l, al parecer influencia del sustrato lingstico tamazigh; el yeismo o la aspiracin de la -h procedente de la -f latina y muchos ms que nos llevan, una vez ms, a encontrar el origen de nuestra lengua, no en un castellano corrupto, sino en una lengua autctona desarrollada por los habitantes de al-Andalus. Podramos investigar la "koin" andaluza? Existe voluntad de indagar buscando la base del idioma andaluz? Ya Manuel Alvar (aragons y catedrtico de nmero de la Real Academia Espaola de la Lengua, por lo tanto "poco sospechoso") en su libro Estructuralismo, geografa lingstica y dialectologa actual (Gredos, 1969, pag. 60) afirmaba: "En Andaluca hay una norma culta distinta de la castellana". por qu, entonces, esa obsesin en ridiculizar y desprestigiar todo lo andaluz, sin querer buscar sus orgenes? Hace algunos aos, William J. Entwistle se haca la misma pregunta al referir que, despus de la conquista, los valencianos

pasan a hablar un dialecto del cataln, los habitantes del Algarve del portugus y los andaluces del castellano. "Fue eliminado el mozrabe por ser en general semejante a una versin arcaizante y anticuada de cada uno de los dialectos triunfantes? Hubo algn tipo de compromiso? Y si lo hubo cmo se realiz? En qu medida es el andaluz deudor del mozrabe, si es que lo es en alguna? La respuesta a tales preguntas hay que diferirla hasta que el andaluz sea adecuadamente examinado". (Las Lenguas de Espaa, Istmo, Madrid, pags. 157-158) A poco que investiguemos seriamente nuestra historia, ms y ms datos aparecern para avalar nuestra teora. El intento del poder por reducir nuestra lengua a una mera degeneracin hay que buscarlo en mezquinos intereses de control poltico-cultural. Pero, aun admitiendo la teora histrica del nacionalismo espaol, nadie puede negar el derecho de Andaluca a elevar su peculiar forma de hablar a la categora de idioma si hubiera una voluntad mayoritaria entre sus habitantes y la existencia de una academia que esta-bleciera las normas. El

que los lingistas oficiales consideren al andaluz como dialecto del castellano no es bice para coartarle una evolucin natural que no tiene por qu coincidir con el castellano, a no ser que exista una clara intencionalidad poltica de que esto no suceda. Jun Carlos Moreno Cabrera, catedrtico de Lingstica en la Universidad Autnoma de Madrid, en un libro que, adems de un lcido estudio sobre las lenguas es un alegato contra la intolerancia, nos afirma rotundamente: cualquier variedad lingstica: valenciana, asturiana, balear, extremea o andaluza, por poner slo algunos ejemplos, puede dar origen a una lengua estndar si la comunidad que quiere desarrollarla e impulsarla dispone de los medios para ello (La Dignidad e Igualdad de las Lenguas, Alianza Editorial, 2000, pag.54) Es inutil querer poner puertas al campo, quinientos aos de aplanamiento lingstico no han logrado acabar ni con la forma, ni con el estilo, ni con las palabras que se usan en Andaluca. La modalidad lingstica andaluza resurge con ms fuerza y pujanza en cada nuevo periodo de

libertades civiles. Volvamos al profesor Moreno Cabrera: Las lenguas artificiales se pueden fijar, idealizar y todo lo que se quiera, pero las lenguas reales no se dejan domear de modo tan fcil y se atienen a sus propias reglas de juego y no a las que les quieren imponer quienes desean que su variedad lingstica arrincone o denigre a las dems. (La Dignidad e Igualdad de las Lenguas, Alianza Editorial, 2000, pag.59) Seguramente los nacionalistas espaoles habrn sonreido con satisfaccin al conocer las teoras del lingsta norteamericano Steven Fischer, quien nos ha sorprendido al afirmar que en el futuro Brasil tendr una nueva lengua nacida de la mezcla del espaol y del portugus. Fischer asegura: "Las lenguas, como los seres vivos, estn en continua transformacin y proceso de enriquecimiento", segn el fillogo, "los idiomas no son piedras, sino esponjas", y el portugus de Brasil ha sufrido ya tantas transformaciones que "an es la misma lengua, pero con enormes diferencias". Finalmente nos dice: "Si esa tendencia

continuase, nos hallaramos en seguida ante dos idiomas. Los brasileos ya no entendern a los portugueses. No es que los brasileos hablen un portugus equivocado, es que lo hablan con una gramtica diferente". Probablemente ningn fillogo espaol oficial cuestionar esta teora. Pero, hagamos una prueba: donde pone brasileos escribimos andaluces y donde pone portugus escribimos espaol. A que ahora la teora ya no parece tan buena? A que ya no sonre el nacionalista espaol? A que Steven Fischer, una auto-ridad en la materia, famoso por haber descifrado las inscripciones de la Isla de Pascua, es un papanatas que slo dice pamplinas? Convencidos de que la historia nos ensea que, ms tarde o ms temprano, el uso natural de un idioma termina por imponerse en la esfera de las normas lingsticas oficiales como lengua nacional, debemos trabajar para la recuperacin, normalizacin y defensa de lo andaluz. Sabedores de que "la lengua es la ms eficaz de todas las armas" debemos usar esta herramienta para sentar las bases de

la nacin y cultura andaluza en el prximo siglo.

ESCRIBIR EN ANDALUZ "El lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellanas". "Tal vez hoy alguien se ocupe en la tarea de reconstruir un alfabeto andaluz". Las palabras de Blas Infante golpeaban las conciencias de los nacionalistas andaluces que se propusieron en 1990 seguir las teoras del Padre de la Patria Andaluza. Hubiera sido ms fcil de haber contado con la aquiescencia de las autoridades, la colaboracin de las universidades y el trabajo de los intelectuales andaluces, pero

tanto unos como otros, instalados en "la verdad", desprecian ocuparse del andaluz mantenindonos adormecidos con un alienamiento cultural que nos impide evolucionar y provoca un complejo de inferioridad que no tiene razn de ser. Esa realidad, (con sus justas y reconocidas excepciones) que ya Blas Infante constat en su tiempo, obliga a que ahora, al igual que entonces, sean personas ajenas a la cultura oficial y a las disciplinas universitarias las que asuman la tarea de investigar nuestra identidad. En primer lugar constatamos y comprobamos que "el len-guaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellanas". Entonces, intentamos algo muy simple: poner por escrito lo que hablan las andaluzas y los andaluces. Pero la literatura oficial se nos echa encima y lo ms suave que nos llaman es imbciles. Dejamos nuestro trabajo para evitar que nos insulten? Acaso no estamos haciendo lo mismo que hicieron los monjes en el monasterio de San Milln de la Cogolla o el prroco que en el pueblo

cataln de Alt Urgell se preocup de poner por escrito sus sermones? Por qu si alguien en el siglo X o en el siglo XII escribe tal como oye hablar a sus conciudadanos es el padre de una lengua y si lo hacemos en el siglo XX somos unos locos? Una modalidad lingstica, lengua o dialecto, puede tener o no tener una ortografa propia, ser o no ser oficial en un territorio, poseer o no poseer una literatura, pero una u otra cosa no la hace ser menos lengua. Sin embargo, no es ste el caso de la Modalidad Lingstica Andaluza, que, aunque no est reconocida oficialmente, posee una ortografa, gramtica y literatura propias. Detrs del empleo de trminos como dialecto o hablas, muchas veces slo encontramos prejuicios ideolgicos y nacionales, que nada tienen que ver con la lingstica. Todo dialecto es una lengua en s, con unas reglas y formas propias. Lenguas como el francs, el italiano, el ingls o el alemn fueron en sus inicios dialectos del latn o de las lenguas germnicas antiguas. El propio castellano,

en sus comienzos, no fue otra cosa que un dialecto latino, sin ortografa, gramtica ni literatura propia, sujeto al dominio lingstico del leons. Qu hubieran dicho del pobre cura de San Milln de la Cogolla si por aquellas fechas hubiera existido la Real Academia de la Lengua Latina?. Si, como dicen los expertos, el rasgo principal de una lengua es su "sistema voclico", el andaluz es una lengua en todos los sentidos. Sus diez vocales son un caso nico dentro de las lenguas romances, herencia directa del latn clsico. El hecho de que el andaluz sea un dialecto muy prximo al portugus, castellano o aragons, no le hace un dialecto de ellos. Pero, sin embargo, todos ellos comparten un sinfn de elementos, formando junto al gallego, asturiano, etc, lo que se ha llamado Grupo Iberoromance. El citado grupo tiene un mismo substrato lingstico, as como un rico elemento lxico comn, fruto de unos procesos histricos paralelos. Todas las lenguas romances emplean un lxico cotidiano formado aproximadamente por unas tres mil palabras. El italiano y el castellano

comparten el ochenta por ciento de ese vocabulario. El portugus y el gallego, cerca del noventa por ciento. El rumano y el italiano el setenta por ciento, etc. No debemos sorprendernos, por tanto, de que el andaluz comparta la mayora de su lxico con otras lenguas como el italiano, portugus o castellano. Ya la lengua romance de al-Andalus y el castellano compartan un gran nmero de palabras, prcticamente iguales en una y otra lengua. Los fillogos espaoles durante muchos aos han dado una lectura castellanista a la realidad lingstica andaluza, por lo que les ha sido imposible entender plenamente los fenmenos que se dan en el andaluz. Pero, claro, partan de una premisa equivocada, porque el autntico referente hay que buscarlo en la lengua latina y no en el castellano. Slo entonces empezaremos a entender fenmenos lingsticos como las diez vocales, la geminacin, la pervivencia de la -t intervoclica, el rechazo a las consonantes finales o la forma de construir el plural en nuestra lengua.

Todos estos rasgos hacen que en muchos aspectos el andaluz vivo sea un puente lingstico entre los dialectos italorromances e iberorromances y que est, por tanto, tan cerca del italiano como del castellano. Para entender la realidad lingstica andaluza hay que mirar, necesariamente, hacia la lengua romance de al-Andalus, expresada en numerosos textos escritos en Aljama, pues en ella se encuentran las piezas que faltan a la hora de reconstruir el proceso evolutivo de nuestra lengua. An hoy nos encontramos miles de palabras aljamiadas en el andaluz, que no se encuentran en el castellano. La principal causa de las diferencias lingsticas entre los dialectos del norte y del sur de la pennsula ibrica, radica en el desigual grado de romanizacin -unos 300 aos en la zona de lava-Burgos y unos 700 aos en la Btica- y de arabizacin casi la mitad entre una zona y otra-, lo que ha hecho que el andaluz y el castellano evolucionen de forma diferente. La coexistencia en el norte peninsular del latn y el vasco modific profundamente

la lengua de la zona, adoptando sta un sinfn de hbitos lingsticos vascos como: las cinco vocales, el sonido , las terminaciones en consonante, la transformacin en -d de la -t intervoclica, etc. En cambio, la lengua latina de la Btica se mantuvo mucho ms prxima a la hablada en la pennsula italiana. En algunos aspectos, la lengua andaluza se encuentra a medio camino entre el italiano y el castellano. Precisamente, y como ya dijimos anteriormente, si, como aseguran diversos lingstas, el rasgo ms claro de la individualidad de una lengua es su sistema voclico, las diez vocales andaluzas, herencia directa del latn, hacen al "andaluz vivo" una lengua diferente del castellano. El castellano adopta como sistema voclico el vasco, por algo es el latn rudimentario hablado por vascones, y est formado por cinco vocales. El andaluz, en cambio, mantuvo las diez vocales del latn clsico, un caso nico dentro de las lenguas romances. Ni siquiera los dialectos italianos pudieron evitar que las diez

vocales clsicas evolucionaran a siete. El sistema triangular del castellano, contrasta con el cuadricular del andaluz. El esquema andaluz se encuentra dentro del sistema de cinco grados de apertura, rarsimo en Europa y que slo se da tambin en Kerenz (Glacis, Suiza). Este hecho lingstico, aparentemente trivial, modifica profundamente la morfologa y sintaxis de nuestra lengua. Es curioso que en los dialectos del norte de frica (Tnez, Argelia y Marruecos) se d un vocalismo muy parecido al andaluz y las tres vocales del rabe clsico -a (alif), -i (ye) y -u (uau), se han desdoblado, apareciendo tres vocales largas: -a, -i, -u, , -, -, y con ello un sistema parecido al andaluz. Es difcil precisar si este fenmeno es semita o producido por el sustrato latino latente en los dialectos rabes de la zona. En relacin a todo esto, el profesor de lengua berber en la Universidad de Cdiz, Mohand Tilmatine, reconoca que: "el parecido fontico entre el andaluz y el berber es estupendo. la pronunciacin de ciertas consonantes es casi idntica como el caso de la ll y la

sustitucin de la l por la r. Con el berber es lo mismo, lo que me facilita su enseanza...". Si original es el sistema voclico andaluz, que produce una reordenacin fnica agrupando las vocales en dos grados, no menos original es la solucin dada por el andaluz para la construccin del plural, usando las vocales largas -, -, -, -, -, en vez de la forma castellana en s. Por lo tanto, es el artculo, actuando como determinante, el que de verdad nos indica el gnero y nmero del sustantivo andaluz, debiendo acompaarlo siempre. Como hemos indicado anteriormente, la desigual romanizacin entre el Valle del Duero y el del Guadalquivir, es la causa real de que el sistema voclico andaluz se diferencie del castellano y que construyamos el plural como lo hacemos. La romanizacin de la Btica dur casi 900 aos (del 212 A/C al 665 D/C), frente a los 397 aos de romanizacin de la zona de Burgos/lava. Pero la romanizacin de la Btica no slo dur ms, adems fue ms intensa y de mayor calidad. Precisamente la supervivencia de las diez vocales del

latin clsico debi estar ntimamente ligada a la existencia de un amplio sistema educativo y una rica sociedad urbana. Por lo tanto, teniendo clara la gnesis del andaluz actual, se hace necesaria la reconstruccin y normalizacin de la modalidad lingstica andaluza, en base a los siguientes puntos: - Reconstruir la evolucin de la lengua andaluza. - Identificar y reconocer las aportaciones andaluzas a la cultura universal. - Potenciar los estudios y sensibilizar a la poblacin andaluza en la necesidad de usar y proteger su lengua. - Dotarla de una ortografa unificada vlida para todo el territorio nacional andaluz. - Recuperar toda la literatura antigua posible, a la vez que se promueve la Nueva Literatura Andaluza. - Propiciar reformas polticas que hagan posible el reconocimiento de la realidad lingstica andaluza, normalizando su uso en la enseanza, televisin, radio, etc y su aceptacin como la Lengua Nacional Andaluza. Para comenzar los trabajos sobre el

andaluz, en primer lugar se compar la lengua romance de al-Andalus con el andaluz actual y con el castellano, comprobando con asombro, que un setenta por ciento del lxico del andaluz vivo -lo que hablamos actualmentecoincida con el romance andaluz o lengua de Aljama, mientras un veinte por ciento de las palabras que ahora usamos son iguales que en la lengua romance andaluza, pero desconocidas en el castellano. En relacin con las dems lenguas de la pennsula Ibrica, se pudieron crear tres grupos lxicos en el andaluz: - Un primer grupo formado por palabras que son iguales en lengua de Aljama, castellano y andaluz, como por ejemplo: mano, monte, sierra o moreno. - Un segundo grupo de palabras que, aunque de claro origen aljamiado, pasaron al castellano (y, en menor medida, al portugus, gallego, asturiano y aragons). Son palabras como mandil, manta, candil o madroo. - Un tercer grupo de palabras que existen en la lengua romance de al-Andalus y en el

"Andaluz Vivo", pero no en el castellano. Palabras como cambalada, sangacho, mayuelo o parata. Siguiendo las propuestas del Padre de la Patria Andaluza, se inici un largo y complicado proceso de reconstruccin en base a la idea de Infante de dar a cada sonido un slo signo, representar cada sonido lo ms aproximadamente posible y tratar de evitar los signos dobles. En su momento, Infante propuso recurrir a la grafa rabe a la hora de representar los sonidos de la Modalidad Lingstica Andaluza: "...Al alifato, mejor que al espaol, hay necesidad de acudir para poder encontrar una ms exacta representacin grfica de aquellos sonidos...". Se estudi profundamente el tema, llegndose a la conclusin de que el alfabeto rabe era poco apropiado para representar las diez vocales latinas conservadas en el andaluz, al tener esta grafa una sla vocal (y dos semiconsonantes con la doble funcin de vocales y consonantes). El hecho de que el andaluz sea, por su morfologa y sintaxis, clramente una lengua romance, fue

determinante a la hora de adoptar como grafa propia la de la lengua Latina. Pero no solamente se tuvieron en cuenta los trabajos tericos de Blas Infante, tambin se profundiz en la literatura de Demfilo, Schuchardt, De Mena, Baldinger o Pezzi. Aunque es justo reconocer que el trabajo terico y prctico desarrollado por Infante configurara la evolucin y posterior desarrollo de la Nueva Literatura Andaluza. Este es el comienzo de una labor ardua y complicada. Sabemos que no cuenta con la aprobacin de los estamentos oficiales, todo lo contrario, la repulsa y el desprecio sern una constante a la hora de enjuiciarnos. Pero no importa, probablemente quienes empezaron a escribir una cosa diferente del latn tendran la crtica y los ataques ms furibundos de los ortodoxos de su poca. Ahora reciben homenajes de los intelectuales espaoles y se estudia como el comienzo de una lengua llamada castellano. Por lo visto, todo es cuestin de tiempo.

VOCABULARIO ANDALUZ Si miramos el diccionario, el espaol por supuesto, nos encontramos con que la palabra vocabulario significa: Conjunto de palabras de un idioma. Pero antes de que se nos enfade algn fillogo de la corriente oficialista por nuestra petulancia al pretendidamente querer llamar a las palabras andaluzas idioma, les aclaramos que la palabra vocabulario est aqu tomada en su tercera acepcin: Conjunto de palabras de un idioma pertenecientes al uso de una regin. Y, el mismo diccionario,

da como ejemplo Vocabulario Andaluz. O sea que, tranquilos. Se trata, simplemente, de hablarles sobre las palabras que los andaluces utilizan en su vida diaria, en el trato de unos con otros, en sus relaciones humanas. Algunas de ellas estn en el diccionario que edita la RAE, pero otras no han tenido la categora suficiente para ser incluidas. Son, por ello, menos dignas? Debemos borrar-las de nuestra memoria? Recientemente volvimos a recibir noticias de los problemas que tiene la Biblioteca de los Banu al-Qti. Almacenada en una casa de adobe amenazada por las riadas, la biblioteca de Tombuct donde se recogen textos del exilio andalus con partes en lengua de Aljama, que podran cambiar nuestra percepcin sobre la lengua y la historia de Andaluca, se ofrece al gobierno espaol para su custodia y conservacin. Los medios oficiales andaluces callan como si la cosa no fuera con ellos, miembros del mundo acadmico acogen la noticia con cautela, mostrndose reticentes y subrayando la conveniencia de examinar primero los documentos antes de tomar

ninguna decisin. Por qu tanto recelo? Por lo visto, antes que nada, hay que ver si los documentos obligan a cambiar los dogmas oficiales y, si es as, que se pudran. Una vez ms la poltica echa un pulso a la historia y a la cultura... y se lo gana. Probablemente el Ministerio de Cultura Espaol lo solucionar aportando una cantidad econmica y olvidndose del tema. Existen lugares en el mundo, por ejemplo en Australia, donde equipos de expertos recorren el pas con el fin de grabar las diferentes voces de los aborgenes, cuya cultura no emplea la escritura, ante el temor de que desaparezcan. Aqu, los expertos oficiales, trabajan para todo lo contrario: a ver si esa puetera forma de hablar que tienen los andaluces no se vuelve a oir ms. Son maneras diferentes de tratar a una cultura, muy diferentes porque, como ya se sabe, los australianos estn en nuestras antpodas. Porque aqu en cuanto reivindicas, aunque sea tmidamente, el ser andaluz, la identidad andaluza, la cultura andaluza, la lengua andaluza, te lanzan el anatema:

este es un nacionalista. Y, al igual que en la antigedad se haca con los apestados, te apartan de la sociedad, ya que, como todos los andaluces saben por los medios audiovisuales de comunicacin y por las declaraciones de las personas sensatas y progresistas, nacionalismo es igual a violencia, egoismo, totalitarismo, xenofobia y racismo. Qu bien se han montado el chiringuito! Dicen las buenas lenguas que la enfermedad del nacionalismo se cura viajando. Pues bien, hagmosles caso, apliquemos el reme-dio: estn ustedes invitados a conocer Andaluca. A usted, que nos comprende, para que vea un pueblo abierto, humano, solidario, universal, sin fronteras, y a usted, nacionalista espaol, que nos desprecia, que nos niega nuestra historia, nuestra lengua, nuestra cultura, a ver si, conocindonos, recibe la influencia de un pueblo milenario, tolerante por naturaleza, que ha sabido abrir sus puertas a todo el que ha llamado a ellas. Pero... Y si cuando llega a Andaluca, se encuentra con que no nos entiende?. Y si

resulta que empleamos palabras diferentes para designar las mismas cosas? Pongamos un ejemplo con algo muy prctico y necesario: los alimentos. Est usted en un pueblo de Andaluca, son ms de las tres de la tarde, y el estmago no le aguanta ni un minuto ms. Entonces le ofrecen: papas alis, periaca, puchero con pring, babetas con habichuelas, verdigones, chcharos con alcahuciles, acedas, chicharrones, bienmesabe, tocino de cielo y albrchigos. Sabr usted escoger? Pedir una comida muy caliente con el solano que est cayendo? Escoger algo, sin saber qu es, y luego no le agradar? Puede ser que le guste una verdura llamada alcachofa y un pescado llamado platija y no sepa que en Andaluca le llaman alcahucil y aceda. Por todo ello, sera conveniente que conociera un poquito el vocabulario andaluz. Son las palabras que usamos los andaluces y las andaluzas todos los das. Comprobar que ya conoce muchas de ellas, es lgico porque tambin se usan en el resto de Espaa. No coja complejo de

intelectual oficial y empiece a preguntarse si es una palabra castellana que usamos los andaluces o una palabra andaluza usada por los castellanos. Tmela, amplie sus conocimientos y grite con nosotros: viva el mestizaje! Existen varios Vocabularios Andaluces, el ms conocido es el publicado en 1933 por el jiennense Antonio Alcal Venceslada, aunque ya en 1882 La Sociedad Folklore Andaluz encarg a F. Rodriguez Marn la elaboracin del Ensayo de un diccionario de andalucismos que slo qued en proyecto, en 1892 se publica en el Almanaque de la Ilustracin para el ao 1893 una muestra de 27 artculos, correspondientes a un Diccionario de andalucismos que su autor, Jos Mara Sbarbi estaba elaborando, pero que no lleg a cuajar, y en 1920, con el ttulo de "Voces andaluzas que faltan en el Diccionario de la Academia Espaola" ve la luz el primer diccionario andaluz. Su autor, M. de Toro y Gisbert, encuentra comprensin y apoyo para publicar sus escritos en la Revue Hispanique de Pars. Actualmente poco se hace para mantener

ese complejo dialectal que significa el andaluz. Podramos ahora, siglo de las comunicaciones, elaborar un nuevo Vocabulario Andaluz en el que participen andaluces y andaluzas de todo el territorio? Las nuevas tecnologas podran hacer fcil algo que a nuestros antepasados cost un mprobo trabajo. No pretendemos elaborar un diccionario tradicional, simple-mente queremos ayudar a quienes en Andaluca oyen palabras, modismos o formas de hablar que no comprenden o que, para su sorpresa, significan algo diferente a lo que estaban acostumbrados. No pretendemos, ni dictar normas, ni pautas, ni mucho menos, enmendar a la RAE; ellos limpian, fijan y dan esplendor, nosotros, simplemente, vamos a poner en un papel, con toda humildad, aquello que hemos escuchado en boca de andaluces y andaluzas. Sin analizar, cuestionar, criticar ni dictaminar si est bien o mal, se atiene a normas o no se atiene. Ser algo especial, conoceremos la palabra, su significado y de donde proviene, junto a su traduccin a distintas

lenguas del Estado Espaol. Finalmente, y perdonen nuestro atrevimiento, sera muy interesante incluir cmo podra ser la palabra en el andaluz normalizado (tomando la palabra, como es lgico, en su acepcin de hacer que una cosa sea normal, nunca en el sentido de dictar rgidas y severas normas como ocurre con el castellano) segn los trabajos de los lingstas andaluces. Se tratara de la obra literaria en la que podran participar la mayor cantidad de andaluzas y andaluces. Aqu dejo una direccin de Internet: [email protected]. Puedes compartir con nosotros tus conocimientos, seguro que sabes muchas palabras andaluzas de las que nos puedes hacer partcipes. Desde que unos antepasados nuestros descubrieron que mezclando estao y cobre obtenan un metal llamado bronce con unas propiedades maravillosas, Andaluca lleva tres mil aos aportando al mundo sus conocimientos. De todos ellos, no es menos importante nuestra forma de hablar. Ninguna otra manifestacin cultural andaluza se puede comparar a la Lengua

de Andaluca. Cada palabra, cada sonido, cada giro lingstico es el producto de un largo proceso histrico, nico y original. En una tierra tan rica, se trata de un tesoro al que jams debemos renunciar.

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