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Nota a esta edicin:

LAS ESCUELAS: BASE DE LA PROSPERIDAD I DE LA REPBLICA EN LOS ESTADOS UNIDOS. "No creo que sin escuelas nuestra Repblica hubiese durado hasta hoy, al que sin ellas sobreviva a una sola jeneracion." (Rev. Erastus Otis Haven, Presidente d la Universidad d Michigan.)

INFORME AL MINISTRO DE INSTRUCCION PUBLICA DE LA REPBLICA ARJENTINA.

PASADO POR D.F. SARMIENTO,

NUEVA YORK. 1866.

ENTERED according to Act of Congress, in the year 1866, by EDWAR F. DAVISON, In the Clerk's Office of the District Court of the United States for the Southern District of New York.

CONTENIDO.

A S. EXELENCIA EL MINISTRO DE INSTRUCCIN PBLICA DE LA REPBLICA ARJENTINA NOTA CONFIDENCIAL A LOS SRES. MINISTROS PLENIPOTENCIARIOS DEL CONGRESO AMERICANO REUNIDO EN LlMA Plan del Diario Americano de Educacin publicado por Henry Barnard . . .

INTRODUCCIN. I. NUEVO RUMBO MARCADO A LA AMRICA DEL SUD II. GRADOS DE ILUMINACIN III. PENUMBRAS . . . . , IV. FCULASLA NUEVA INGLATERRA V. TIEMPO EN QUE SE EJECUT LA REFORMA VI. Los RESULTADOS PRCTICOS VII. REFLEXIONES FINALES .

PRIMERA PARTE. HORACIO MANN. Inauguracin de su estatua en Boston. Carta del Ministro arjentino a Mrs. Mary Mann. Homenaje del mismo a la Memoria de Mann. Carta de Mrs. Mann al Ministrro arjentino. Discurso del Rev. Thomas Hill, Presidente de la Universidad de Cambridge. Discurso de John Andrew, Gobernador de Massachusetts. Discurso de Mr. Philbrick, Superintendente de Escuelas de Boston

VIDA DE HORACIO MANN. CAPITULO I. Se EDUCACIN I SUS PRIMEROS ANOS CAPITULO II. Su VIDA PUBLICA CAPITULO III. SUS SERVICIOS A LA CAUSA DE LA EDUCACIN CAPITULO IV. LA ABOLICIN DE LA ESCLAVITUD
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CAPITULO V. CONCLUSION. Motivos del Maestro, Discurso de Horacio Mann Discurso del Presidente Johnson a los nios de las Escuelas de Washington Recepcin de Grados

SEGUNDA PARTE. INSTITUTO AMERICANO DE INSTRUCCIN. New Haven. Sesin del 8 de agosto. Sesin del da 9. Discurso de John Andrew, Gobernador de Massachusetts. Discurso del Ministro arjentino. Los MAESTROS DE ESCUELA. Lectura del Sr. Sarmiento. Beneficios indirectos de la Educacin. Lectura por el Rev. Erastus Otin Haven, Presidente de la Universidad de Michigan . ASOCIACIN NACIONAL DE MAESTROS. HARRISBURG MASSACHUSETTS, BOSTON, CONCORD, CAMBRIDGE ASOCIACIN DE MAESTROS DE MASSACHUSETTS PREMIO DE LECTURA, CAMBRIDGE CORRESPONDENCIA EDUCACIN DE LIBERTOS. ASOCIACIN EN AUSILIO DE LIBERTOS ESCUELAS DE COLOR POLTICA CIVIL, COMO RAMO DE EDUCACIN EN LAS ESCUELAS, LECTURA POR EL EXGOBERNADOR W ASHBURN BIBLIOTECAS. Una Biblioteca en San Juan ESCUELA SARMIENTO. INSTALACIN EN SAN JUAN, REPBLICA ARJENTINA. Carta del Gobernador D. Camilo Rojo. Discurso del Sr. Gobernador. Carta Discurso del Sr. Sarmiento, desde Lima. Discurso del Superintendente de Escuelas D. Benjamn Lenoir.
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Sociedad de Amigos de la Infancia. Sociedad de Madres Cristianas. Lei de Educacin de San Juan AMBAS AMERICAS. DISCURSO PRONUNCIADO POR EL MINISTRO ARJENTINO, ANTE LA SOCIEDAD HISTRICA DE RHODE ISLAND CORRESPONDENCIA. NOTAS DEL MINISTRO DE INSTRUCCION PUBLICA Subscripcin a las obras de Horacio Mann. Libros de literatura arjentina. Observatorio astronmico

AL MINISTRO DE INSTRUCCION PUBLICA, DR. DON EDUARDO COSTA. NUEVA YORK, Setiembre 30 de 1865. SR. MINISTRO: MIS instrucciones al ser acreditado Enviado Estraordinario i Ministro Plenipotenciario de la Repblica Arjentina, cerca del Gobierno de Washington, me indican como uno de sus objetos, "trasmitir todo cuanto pueda interesar para mejorar i perfeccionar nuestras instituciones, i desarrollar nuestro progreso moral i material, remitiendo libros, memorias, i cuanto crea til a este objeto ..." I por lo que hace a la Educacin Pblica, que es de la incumbencia del Ministerio que V. E. desempea, en su estimable carta de 8 de abril del presente ao, comunicndome las impresiones que ha dejado en el nimo de V. E. la visita de algunas Provincias, me dice lo siguiente. "Si hubiera necesitado una razn, a mas de las que Y. ha hecho valer, para convencerme de que la difusin de la educacin comn es la primera de todas nuestras necesidades sociales, la hubiera encontrado en este viaje. Algo se ha hecho este ao, nico en que hemos podido disponer de algunos recursos; mas espero que ahora vamos a dar un grande impulso a la educacin. Estoi persuadido de que si el Gobierno Nacional no ayuda eficazmente a los Gobiernos de Provincia, ellos por s poco pueden hacer. Mi programa es un Colejio Preparatorio europeo, o mas bien norteamericano, en cada Provincia, i facilitar a sus Gobiernos los medios para que doblen el nmero de los nios que reciben educacin primaria. Este ao voi a pedir que se doble la partida para subvencin a la instruccin primaria, y veinte mil pesos, que se le remitirn a V., para compra de libros, tiles, &c.; contando con que V. no rehusar esta comisin que mas bien recibir con placer. Aqu he dado mil pesos fuertes para que se concluya cuanto antes la Escuela Sarmiento, imitando la munificencia de los reyes, que dan de tan buena gracia lo ajeno." En desempeo, pues, de los gratos deberes que mi misin me impone, i creyendo favorecer las elevadas miras de V. E., por lo que a la educacin respecta, me he consagrado, desde mi arribo a este venturoso pais, a reunir los datos que mejor contribuyesen a tan plausible objeto, i que remito a V. E. en las siguientes pajinas. Tan rica es esta nacin en frutos de este jnero, que, como lo ver en ellas, bastbame tender las manos en rededor mio para recojerlos sazonados i en abundancia; o prestar odo a los rumores que ajitan la atmsfera para atesorar lecciones tiles. Solo que, dando a esta fcil cosecha la forma de un libro, i remitindolo impreso, en lugar de consignar sus datos en legajos manuscritos, me he tomado la libertad de anticipar con ello la aprobacin, que no deb dudar nunca diese mi Gobierno a la jenerlizacion de una obra que es su propia inspiracin. Pero otras razones mas determinantes me aconsejaron este proceder, tan fuera de los trillados caminos de la diplomacia, como es nuevo i mui digno de encomio i de imitacin el encargo de estudiar las instituciones
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de un pas que hace autoridad en la economa del Gobierno, con el nimo de mejorar las propias. Aprovechando en Lima de la reunin del Congreso Americano, insinu, por medio de una nota confidencial, dirijida a cada uno de sus Honorables Miembros, la idea de concertar los esfuerzos de las Eepblicas Sud-americanas para desenvolver un sistema jeneral de educacin, como remedio a los males polticos i sociales, que con fisonoma comn se muestran dolorosamente en casi todas ellas, ofrecindome a trasmitirles desde los Estados Unidos, tan adelantados en este ramo, indicaciones prcticas para hacer efectivas las instituciones libres. Prctica mia ha sido siempre, til aunque no sea econmica, presentar el resultado realizado en parte, como un argumento en favor de la practicabilidad de una idea; me permitir aadir, poniendo yo mismo el dbil hombro para mostrar cuan fcil es levantar el peso, que a primera vista se reputa abrumador. La Escuela Normal i Bibliotecas populares de Chile, el Departamento i la Escuela Modelo de Buenos Ayres, como la subdivisin del terreno en lotes determinados en Chivilcoy, o la poblacin de las Islas del Paran, son resultados de ese sistema terico-esperimental que tan bien me ha salido siempre, por lo que al bien pblico interesa. He cedido a la misma propensin, al publicar la siguiente Memoria, a fin de que, si Contuviere indicaciones tiles para nuestro pais, hayan de serlo igualmente para los que se encuentren en iguales condiciones. Compnenla, despus de una resea jeneral sobre la educacin del pueblo, como institucin poltica, la historia de su casi reciente .organizacin, i los asombrosos resultados obtenidos, una descripcin de actos pblicos que a ella se refieren, i en los que he tenido de algn modo parte, como miembro concurrente. Si la elevacin de las ideas, i la elocuencia de las palabras con que, se recomienda un propsito til i hacedero, pueden determinar, a lo lejos, la misma accin que han determinado de cerca, puede augurarse desde ahora, que no ser perdido el trabajo de hacer conocer en nuestro idioma las mas bellas oraciones de la lengua inglesa, las biografas americanas de mas completa i fructfera consagracin a la mejora de la condicin del hombre, las mas caritativas instituciones para preservar del vicio a la niez miserable, o al liberto, que no sabe como conducirse, desde que le han quebrantado la cadena que lo tenan atado a la tahona. La estatua elevada en Boston a Mr. Horacio Mann, el feliz promotor de la educacin; la reunin del 37. Instituto Nacional de Instruccin en New Haven, a que concurr; el Asilo Juvenil, para salvar del vicio a nios vagos en Nueva York, que he visitado; i la Asociacin Nacional, para ayuda de los libertos, forman el contesto de la Memoria que por este ao presento, sino se aaden algunas otras piezas que se relacionaren o conviniesen al mismo propsito. Hechos prcticos todos, ocurridos todos en estos tres meses, i de que, con las reflecciones del caso, me propongo dar cuenta. Mi deseo seria, Sr. Ministro, que este libro, como que poco, sino es el empeo de hacerlo til, contiene mio, fuese jeneralizado, i descendiese hasta el hogar domstico, seguro de que los estmulos d accin que contiene, los bellos ejemplos propuestos a la imitacin, i la grandeza i seguridad de los resultados, despertaran algunas intelijencias de tantas que
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aletarga el hbito i la rutina; i mas hoi o mas maana, con mayor o menor presteza, se lanzaran en el ancho sendero que se abre, para asegurar la tranquilidad de aquellos pases, en que las perturbaciones parecen a lo lejos crnicas, i el desarrollo de la riqueza, que no marcha en proporcion ni del tiempo de existencia, ni del espacio que ocupamos sobre la tierra. Unos cuantos ciudadanos animosos emprendieron aqui, hace no mas de treinta aos, acelerar, por un sistema de educacin comn, la de otro modo de lenta i desigual difusin, penetrando solo as en las mas bajas-capas sociales; i hoi se muestra el fruto de aquellas labores, que ni mprobas fueron, en una abundancia tal que parece la obra de los siglos. No me detendr sobre este punto, sino es para sealar a los buenos deseos de V. E., en cuanto a fomentar la educacin, camino mas directo que el que me indica en su citada carta. Plausible es cuanto se propone, i llevado a cabo, dar resultados en proporcin. Pero para educar a los nios de la Repblica Arjentina se necesitan tres millones de pesos fuertes al ao. Es revolucin sbita, i no paliativos, lo que necesitamos. Tres millones anuales emplea en este ramo de la pblica administracin la Provincia o Estado de Massachusetts, con menor o igual nmero de habitantes, sobre mas exiguo territorio que la Repblica Arjentina cuenta; teniendo aquel pequeo Estado, por contribucin de la jeneracion presente esclusivamente, invertidos muchos millones mas, en edificios de escuelas de que nosotros carecemos. Debe exeptuarse, es verdad, al Estado o Provincia de Buenos Ayres, que tuvo el buen sentido de consagrar un milln para proveerse de este material indispensable, por un acto de la Lejislatura, que V. E. tuvo el honor de presidir, cuando por aclamacin adopt el proyecto de lei. I no parezca exhorbitante suma la que vuelve luego a acrecentar la fortuna pblica, en productores de riqueza creados por la educacin, en depredadores suprimidos i crmenes prevenidos con el destierro de la ignorancia i de la destitucin que los preparan. En 1842, si no me falta la memoria, el presupuesto de Chile consultaba veinte i dos mil pesos, para la apertura i reparacin de caminos en toda la Repblica. En 1844 o 45, la suma era de doscientos mil, i hoi es el modelo de viabilidad en toda la Amrica Entre 1842 y 1844, hubo infusin de ideas nuevas en la administrlcon i en la opinin pblica. En 1857 el presupuesto de Escuelas de Buenos Ayres destinaba seiscientos pesos fuertes para material i tiles de todas las Escuelas del Estado mas culto de los que forman la Repblica: en 1860, habia un milln en reserva para proveerlas de edificios, muebles, libros, &c. Entre uno i otro ao habase tambin obrado un gran cambio. Qu mucho es que la Repblica que mas aspira a seguir las huellas d los Estados Unidos, crie rentas iguales por lo menos a las de uno de los Estados que los componen? Tres millones al ao es menos que lo que el Gobierno Nacional i las Provincias del Interior gastaron en seis meses para sofocar la insurreccin del Chacho, que provenia de la ignorancia i barbarie de sus secuaces; tres veces tres millones costar contener la desvastadora invasin guaran, que procede de la misma causa.
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Despus de todo, tenemos que vaciar desde ahora i de un solo golpe, por decirlo as, el molde de la Repblica. La emigracin europea que se acumula ya en nuestras playas, formada de los mismos elementos que la que ha estado poblando aquellos pases durante tres siglos, necesita hallar, como en los Estados Unidos, instituciones, espritu pblico, inteligencia i libertad nativas que le sirvan de norma, i a sus hijos de nido vivificante; i a la jeneneracion presente le viene deparada esta obra, como fue el sublime i gravoso patrimonio de nuestros padres asegurar a los que vendran en pos la Independencia, que compraron con su sangre. La melanclica i desconsoladora impresin que dej en el nimo de V. E. la vista de las campaas arjentinas, que en su viaje oficial atraves, i que me refiere en la citada carta, se agravar hasta escitar su ilustracin i patriotismo a buscar remedio a mal tan hondo, sabiendo que hace veinte aos presentaban el mismo aspecto, sino ha empeorado con la prdida de tan civilizada ciudad como la de Mendoza. Entrando en terreno mas prctico, me permitir indicar a V. E. que considero llegado el momento de empezar a crear Escuelas Normales Nacionales. En la poca en que estuvo en mi mano hacerlo, para solo el entonces Estado de Buenos Ayres, tantos eran los maestros salidos de las Escuelas Normales, i aun de las Universidades de Europa, que ofrecan sus servicios, que cre profusin vana crear artificialmente lo que venia ya creado, i tenia a la mano. Presentbaseme ademas limitado el xito, en cuanto a la eficacia del medio, como lo habla esperimentado en Chile. Abierta una Escuela Normal en 1843, ha estado dando su continjente de maestros veinte aos, i debo decirlo en conciencia, no me satisfacen los resultados, sino en cuanto han hecho dar un paso, que no peca por cierto de ajigantado, en el mecanismo de las escuelas, i en la mayor competencia de los Maestros. No ha contribuido a cambiar mi opinin el haber encontrado a mi paso por Chile, que antiguos alumnos de la Escuela Normal eran por entonces Intendente de Provincia uno, Administrador de Rentas otro, i propietarios muchos; no conservndose en la enseanza sino el mas aventajado de todos por sus conocimientos en la materia, aunque sin ocupar la situacin elevada que pareca corresponderle. Lo que en Buenos Ayres necesitbamos entonces eran Maestras, para confiarles la educacin en los primeros rudimentos, por la mayor aptitud de su sexo, i la limitacin de los salarios. Casi toda la educacin comn de los Estados Unidos est en manos de mujeres; pero en .este propsito encontr dificultades en instituciones tradicionales de Buenos Ayres, tiles para los comienzos, embarazo despus, cuando hai necesidad de obrar en grande escala. I ni aun siendo Ministro pude, por falta de cooperacin de mis concolegas, modificar formas envejecidas, e inaplicables ya. Un medio de reparar, en materia de Escuelas Normales, los defectos de iniciativa de la de Chile, i proveer a las Provincias del interior de maestros i maestras competentes que no irn del litoral, seria a mi juicio encargar su planteacion i direccin a uno de los muchos profesores habilsimos i esperimentados que abundan en Nueva Inglaterra, como ya lo apunta V. E.
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al indicarme su pensamiento de establecer Colejios Preparatorios europeos, o mas bien 'norte-americanos, en las Provincias. La Educacin Comn es ya una institucin que puede compararse a las mas antiguas, con su plan definido, sus prcticas comprobadas, i sus sistemas i organismo. Encargar de ensayar, a quien no .conoce estas escuelas, los procedimientos que juzga mas convenientes, es empezar a crear sin elementos, ni capacidad profesional, lo que ya era vulgar i conocido. Las Escuelas Normales deben estar en las Provincias, a donde han de servir los maestros, por temor de que en las capitales adquieran ese desenvolvimiento personal, que puede llevarlos a ser un dia Intendentes o administradores de rentas; pero que no es el fin para que fueron preparados. Un maestro creer descender, al ser destinado a una oscura aldea, si el punto de partida es Buenos Ayres, o el Rosario. En Crdova las tradiciones de la Universidad lo colocaran demasiado abajo, i quedar, como en Chile, instrumento mecnico de la instruccin, sin espritu propio para impulsarla. Creo que en San Juan estara bien el primer ensayo de este jnero. Encontrara all en la opinin pblica el hbito de estimar en mucho la importancia del Maestro, por hechos anteriores que no son desconocidos a V. E.; i una Escuela de aplicacin, que por su magnitud i accesorios es, o podr ser, la primera en esa parte de Amrica. Casi me atreviera a decir, que mi residencia en aquella Provincia, seria, para lo futuro, una garanta de que la Escuela Normal conservara siempre el espritu i la fuerza impulsiva, que desde el principio ha de comunicrsele. Otra Escuela Normal debiera fundarse en Tucumn para proveer a las necesidades de las provincias del Norte, acaso con aplicaciones industriales que tienen por base el dibujo, por instrumento la maquinaria, i por materia primera las maderas de color, de que tanto abunda aquella Provincia. Me ha llegado la Memoria al Congreso del Ministerio de Instruccin Pblica. Agradezco a V. E. los conceptos favorables con que en ella recuerda mis esfuerzos por difundir la educacin. Por ellos es la primera vez que constar de un documento pblico que ha habido en la Amrica del Sur un pioneer, que ha estado sealando por treinta aos el camino i el medio de colmar el deplorable vaco del sistema colonial, que conden a la barbarie a los descendientes de europeos en Amrica. Aplaudo las tristes revelaciones, en cuanto a la jeneral ignorancia que arrojan los pocos datos recojidos sobre la instruccin del pueblo. Mal conocido est ya en camino de curarse. La Nacin tiene derecho a exijir de las Provincias que cumplan con la obligacin que les impone la Constitucin, de prepararle el ciudadano, por medio de la educacin comn. Eso importa el precepto; i para toda deuda i obligacin ha de haber quien la ejecute i haga efectiva. En Buenos Ayres estn obligados, por un decreto de 1823, los Directores de establecimientos particulares a subministrar a la Polica los datos estadsticos sobre la educacin que dan ; i en el nico caso de resistencia intencional, que ocurri, durante la existencia del Departamento de Escuelas, fue instantneamente remediado, llamando al Director, leyndole el decreto, i amenazndole poner un empleado de policia a su
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puerta, para impedir la entrada a loa nios, mientras no llenara las condiciones legales puestas al libre ejercicio de toda industria. La lei sobre educacin debe limitarse a sealar el mnimun con que cada localidad ha de contribuir a la educacin de los hijos de sus habitantes. Nadie puede tener fortuna para legar a sus hijos, o darse comodidades, sin contribuir en proporcin a ella a estinguir la barbarie de los que no la tienen. Levantar el censo, crear la Inspeccin, formacin i distribucin de rejistros i estados en blanco, organizar Escuelas Normales, i dar subsidios de libros, es todo lo que el Estado debe prestar. La jeneracion presente est en el deber de construir escuelas, donde no existan; i a ese respecto pueden fijarse trminos. El mal es tan grande, que confiar al tiempo su remedio, i a vanos estmulos sin sancin, es abandonarlo a la misericordia de Dios. He llegado a los Estados Unidos en un momento solemne. Abolida la esclavitud, trtase de admitir en la asociacin poltica a una raza tenida en la ignorancia e inferioridad durante siglos. Perplejos se muestran todos sobre si han de tener el derecho de sufrajio, es decir, de gobernar los que tan mal preparados estn para funcin tan alta; i sin embargo, los hombres de color de los Estados Unidos no se encuentran mas faltos de educacin que los habitantes blancos de nuestras campaas. Pero mientras esta cuestin se ajita en el terreno de la poltica, los ciudadanos de todos loa Estados Unidos han puesto mano a la obra de remediar el vaco, i en seis meses han hecho mas por la difusin de la educacin, entre los negros del Sur, que nosotros en tres siglos por la de nuestros compatriotas i deudos, como lo ver V. E. en las pajinas que siguen. El medio i el camino, nos lo ensean, i culpables de suicidio serian los pueblos que no lo siguiesen. Para terminar esta nota, me permito recomendar a V. E., como una adquisicin necesaria, la de algunos ejemplares de las obras, que en lista adjunta acompao, relativas a Educacin. El "Diario de Educacin" de Mr. Barnard forma ya catorce gruesos volmenes, que valen setenta pesos, i contienen como en una Enciclopedia de Educacin, cuanto en Europa i Amrica se ha hecho, lejislado, o escrito sobre la materia; no habiendo en idioma alguno coleccin de datos mas acabada, Me he suscrito a seis ejemplares de la Historia de las Escuelas de los Estados Unidos; i convendra hacerlo en mayor cantidad para distribuirla en todas las Provincias. Pero mas fecunda idea seria emprender animosamente la traduccin, a fin de popularizar en Sud-Amrica las ideas, leyes i datos que contiene. La Historia de las Escuelas de los Estados Unidos, es simplemente la relacin de la institucin final de la libertad sobre la tierra, por el desarrollo de la iitelijencia de cada miembro de la sociedad. Bastara para ello asegurar la cooperacin de todos los otros gobiernos por un nmero de ejemplares, i entonces la obra sera hacedera i poco costosa. Si V. E. acojiese este pensamiento, procedera a solicitar por medio del Cuerpo Diplomtico Sud-americano la no dudosa adquiescencia de sus Gobiernos. Escusado es que diga a V. E. que desempear como cosa propia las comisiones que se sirva encargarme, en todo lo que respecta al desempeo de su Ministerio, o las ideas que se proponga realizar. Tengo el honor, &a. D. F. SARMIENTO.
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NOTA CONFIDENCIAL DIRIJIDA A LOS MINISTROS PLENIPOTENCIARIOS DEL CONGRESO AMERICANO EN LIMA. LA reunin de los Plenipotenciarios de ocho Repblicas SudAmericanas, i la distincin personal con que he sido favorecido i por mis concolegas en el Congreso Americano, me alientan a pedirles su apoyo en favor de la idea que someto a su ilustrada consideracin. Una revolucin social ha comenzado en el mundo, de tres siglos a esta parte, en la que han hecho mas o menos progresos los pueblos, segn los accidentes histricos que la han favorecido o retardado. El mundo antiguo se civiliz por medio de castas privilejiadas, teniendo por pedestal esclavos, siervos, plebes, o masas populares que participaban dbilmente de las ventajas de la asociacin. La emancipacin de las comunes, las discusiones relijiosas, la importancia adquirida por los industrales i comerciantes, i la aplicacion a las artes de los resultados de las ciencias naturales i la mecnica, con la injerencia del pueblo en el gobierno, han hecho_ desaparecer las antiguas distancias sociales, i constituido en el interior de las naciones el pueblo, armado mas o menos directamente del derecho de ciudadana, para influir en los negocios pblicos. El pas en donde ste moderno i casi reciente sistema de asociacin ha alcanzado los ltimos desarrollos conocidos, son los Estados Unidos de Norte-Amrica; i por limitado que, desde su emancipacin hasta el presente, haya sido el tiempo consagrado al esperimento, los resultados en riqueza, aumento de poblacin, bienestar jeneral, i difusin de las luces, han sobrepasado a todo lo que M historia de la raza humana ha presentado hasta hoi. El muelle real de todo el sistema es la Educacin Popular, o la difusin de los medios de desenvolver la aptitud intelectual de cada uno de los asociados, para disponer en su provecho de todos los recursos que la civilizacin acumulada pone al alcance del hombre. El Estado de Massachusetts, el mas adelantado de la Union Norteamericana, a este respecto, con una poblacin de un milln i doscientos mil habitantes, contribuye con dos millones i seiscientos mil pesos a esta preparacin del ciudadano. La Amrica del Sud, colonizada por la nacin europea que menos transformaciones esperiment, desde que la Reforma, los descubrimientos en las ciencias naturales, o las revoluciones polticas empezaron a ajitar la Europa en el sentido de la libertad del pensamiento, a esta herencia, de atraso, aadia la incorporacin en la asociacin de las razas indjenas, o de esclavos importados; con cuyos tres elementos, i la ocupacin de territorios dilatados que desagregaban la sociedad, ha debido descender necesariamente en la escala de los pueblos civilizados, i mostrarse menos apta para el desenvolvimiento de la riqueza, o los fines i formas de la asociacin moderna.
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Esta aptitud indispensable es necesario desenvolverla, so pena de sucumbir, como sucumben los seres organizados, toda vez que su organismo no est en armona con los cambios que ha esperimentado la atmsfera que los rodea. Nosotros no podemos evitar que la aplicacin de las mquinas i de los principios de la Qumica a la produccin, nos pongan, por no sernos familiares estos poderosos medios, fuera del teatro en que se elabora hoi la pasmosa civilizacin del globo. Nosotros no podemos evitar que las otras naciones del mundo se desenvuelvan, i produciendo a mas bajo precio i en mayores cantidades los artculos que forman nuestra riqueza, nos cierren los mercados con una abrumante concurrencia. Nosotros no podemos rivalizar en la guerra con las naciones, cuyas naves son blindadas, cuyos caones son de calibres tales, que requieren talleres, maquinaria i desarrollo en las artes, que no estn al alcance de los pueblos atrasados. No nos es dado inventar sistemas de gobierno, i cada ensayo que el candor o el despotismo ha intentado, a este respecto, ha dejado un reguero de sangre estril, para mostrar que no es dado, en las condiciones actuales del gobierno, tal como lo han formado los movimientos histricos de la cristiandad, inventar otras formas, ni hacer adaptaciones singulares, sin que la conciencia publica, formada por aquellos antecedentes, se subleve i resista hasta quedar satisfecha. Nuestro gobierno, porque este es el ltimo resultado de la conciencia humana, ser el representativo, sin familias privilejiadas, por eleccin popular, con la discusin libre de la prensa, i todos los dems principios que constituyen la Soberana Popular. Pero careciendo el soberano de la completa intelijencia de esos mismos principios proclamados, i del desenvolvimiento de la razn, cada uno' de sus miembros, (la voluntad del pueblo) estravido en sus ideas, irritado por pasiones, no ser siempre instrumento de su felicidad propia; i los desrdenes ocurridos en toda la Amrica del Sud desde su emancipacin, han hecho tristemente notoria esta verdad; i no obstante tenemos de ser republicanos i libres, aunque hayamos d ensangrentarnos las manos un siglo al usar de tan delicado y peligroso mecanismo. Si somos, pues, los menos aptos para la vida moderna en sus .mltiples aplicaciones, somos en cambio los que mas aptitud necesitamos. Depositarios de un mundo entero, cuyas montaas contienen mas sustancias aplicables a la industria i goces humanos que todas las otras de la tierra; dems territorio baldo que el que ocupan actualmente quinientos millones de habitantes demuestro globo; de mas estension de rios navegables que toda la tierra junta; de mas producciones tiles de la naturaleza que las que circulan en el comercio del mundo, somos los comienzos de sociedades futuras que, por los recursos de que dispondrn, harn de la Amrica el centro del poder de la humanidad. Pero somos hasta hoi depositarios ruinosos, que retardan el dia en que ha de ser aprovechado el depsito; i con nuestra ineptitud actual,
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seremos, si se contina, mala simiente de pueblos nuevos, i una rmora i estorbo a la accin jeneral de la civilizacin. La esperiencia adquirida en veinte aos de trabajos en Chile i la Repblica Arjentina, para acelerar este movimiento, que solicita a todas las naciones, i que es de vida o muerte para nosotros me ha mostrado, que no bastan las instituciones, ni la voluntad de los gobiernos, a abrir paso a la necesaria difusin de los elementos indispensables para mejorar la condicin jeneral de nuestros pueblos. El Presidente Montt en Chile, presentando un proyecto de lei apoyado en un viaje cientfico i un libro de conclusiones sobre la materia para instituir la educacin popular con rentas propias, que no fuesen las sobrantes del presupuesto de gastos ordinarios, encontr, por aos consecutivos el rechazo de ambas Cmaras, sin embargo de componerse, i acaso por esta causa, de los hombres mas ilustrados del pas; porque somos ilustrados con elementos de ciencia estraos a la revolucin social, que nos arrastra lentamente. Cuando en la Lejislatura de Buenos Ayres se propuso destinar los bienes del tirano Rosas a la creacin de Escuelas para la educacin del pueblo, el Poder Ejecutivo, compuesto de los liberales mas avanzados, opuso resistencia, hallando mejor ingresar en el tesoro su valor, para aplicarlo a las necesidades ordinarias del Estado; i aunque estas dos Repblicas han acometido mas ostensibles esfuerzos que algunas otras para la difusin de la educacin, estn mui lejos de proponerse, por un sistema sostenido, correjir de un golpe sus antecedentes tradicionales a este respecto. La opinin favorece la inversin de millones en ferro-carriles i otros trabajos de inters material, repugnando la de cientos de miles en la educacin comn, que reputa de menos consecuencia. Es preciso para obtener resultados rpidos emprender un trabajo sobre la opinin pblica, ilustrndola, comunicndole las nociones que le faltan, i los datos que subministra el movimiento de otras naciones, con el espectculo animador de sus consecuencias prcticas, el estudio de las legislaciones i sentimientos que los mantienen, alimentan o producen. El pais donde tal esfuerzo debe tentarse, es los Estados Unidos de Norte-Amrica, centro de aquel movimiento en su mas alta espresion, i mas visiblemente ligado con las instituciones, el comercio i la industria. En los Estados Unidos la prensa, como instrumento de propagacin, ha alcanzado mayor poder i dispone de elementos para la confeccin de los tratados elementales libros, mayores que nacin alguna, a precios mas reducidos. En los Estados Unidos, en fin, existe ya la mayor produccin de libros en espaol, para la difusin de los conocimientos tiles. En virtud de estas sumarias consideraciones, propondra a mis Honorables Concolegas al Congreso Americano, indicasen a sus Gobiernos respectivos la conveniencia de comisionarme, para que estudie las cuestiones que a la educacin comn se refieren, durante mi residencia en aquel pais, i de ello pasar anualmente Un Informe, en un volumen impreso, que ser distribuido a cada uno de los gobiernos, en proporcin de las cuotas que al sosten de la misin designaren, debiendo esta, para fijar claramente sus obligaciones, devolver en valores invertidos en este objeto, la mitad de la suma asignada.
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Correspondera igualmente con los Ministerios, para subministrarles modelos o indicaciones jenerales, a fin de sistematizar la deseada difusin de la Educacin Comn, i obtener los datos del estado en que se encuentra en cada una de las Repblicas, para concurrir con ellos al Informe indicado. Como consecuencia el Comisionado especial desempeara ademas los encargos de objetos, o de estudios, que hallaren por conveniente hacerle, independiente de su principal cometido. Debo prevenir que una larga serie de escritos mios sobre Educacion, acaso los mas detenidos, como que emanaban del resultado de la esperiencia, los viajes, la prctica diaria en Chile i la Repblica Arjentina, son desconocidos casi al resto de la Amrica: tanto es la dificultad de jeneralzar los esfuerzos, que cada seccin hace aisladamente en este ramo importante i capital de la administracon. Este trabajo, emprendido en los Estados Unidos, hallaria medios espeditos de obrar sobre todo el Continente; con los que serian su consecuencia, que aun no pueden medirse, aunque sea fcil presentirlos. Si la reunin del Congreso Americano facilitase la ejecucin de este pensamiento i sus resultados correspondiesen a las anticipaciones, no seria un nuevo ttulo a la gratitud de la Amrica? LIMA, diciembre de 1864.

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PLAN DEL DIARIO AMERICANO DE EDUCACIN, PUBLICADO POR MR. HENRY BERNARD. Esta Revista trimestral, de 240 pajinas abraza: 1. Un catlogo de las mejores publicaciones sobre la organizacin e instruccin en las Escuelas de toda graduacin; i sobre los principios de educacin en las lenguas inglesa, francesa i alemana. 2. Una historia de la Educacin antigua i moderna. 3. Una relacin de la instruccin elemental en Europa, basada sobre los informes de Bache, Stowe, Mann i otros. 4. Educacin Nacional en los Estados Unidos; o trabajos sobre la historia i la mejora de las escuelas comunes o pblicas, i otras instituciones, medios, i ajencias de la educacin pblica en todos los Estados. 5. Arquitectura de escuelas; sobre los principios de construccin, ventilacin, distribucin del calor, acstica, asientos, moviliario &a., aplicados a las salas de escuelas, salones de lectura, i clases, con lminas ilustrativas. 6. Escuelas Normales, i otras instituciones, medios i ajencias para la instruccin profesional de los maestros i su adelanto. T. Sistema de educacin pblica para grandes ciudades i villas, con una relacin de las escuelas i otros medios de educacin i recreacin en las principales ciudades de Europa i en este pais. 8. Sistema de educacin popular para distritos en que la poblacin est diseminada, con una relacin de las Escuelas de Noruega, i las porciones agrcolas de otros pases. 9. Escuelas de Agricultura i otros medios de mejora agrcola. 10. Escuelas de ciencia, aplicables a las artes mecnicas, injenieros civiles, &a. 11. Escuelas ele artes i oficios, navegacin, comercio, &a. 12. Educacin de las mujeres, con una relacin de los mejores seminarios para mujeres en Europa, i en este pais. 13. Instruccin para Hurfanos. 14. Escuelas de industria para nios vagabundos, o abandonados, antes que hayan sido acusados de crimen.
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15. Escuelas de Reforma, o de correccin, para criminales jvenes. I 16. Casas de refujio para criminales adultos. 17. Educacin secundaria, incluyendo: 1. instruccin preparatoria para colejio, 2. instruccin preparatoria para escuelas especiales de agricultura, agrimensura, comercio, navegacin, &a. 18. Colejios i Universidades. 19. Escuelas de derecho, de medicina i de teoloja. 20. Escuelas navales i militares. 21. Educacin suplementaria, incluyendo escuelas de adultos, escuelas dominicales, cursos de lecturas populares, clases de debates, institutos mecnicos, &a. 22. Bibliotecas, con indicaciones para la compra, arreglo, catlogo, i preservacin de los libros, especialmente en bibliotecas destinadas al uso popular. 23. Instituciones para sordo-mudos, ciegos e idiotas. 24. Sociedades para el fomento de las ciencias, las artes i la educacin. 25. Museos pblicos i galeras. 26. Jardines pblicos i otras fuentes de recreo popular. 27. Hojas volantes de educacin, o series de pequeos ensayos sobre puntos de importancia prctica inmediata para maestros i empleados en la educacin. 28. Biografa de educacin, o las vidas de educadores i maestros distinguidos. 29. Bienhechores de la educacin, o una relacin de los fundadores i bienhechores de instituciones cientficas o de educacin. 30. Educacin propia; o indicaciones para hacer por s mismo su educacin, con ejemplos de lo que han hecho otros, bajo las circunstancias mas difciles. . 31. Educacin domstica, con ilustraciones de la que se practica en diversos paises.
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32. Nomenclatura educacional e ndex; o una esplicacion de las palabras i trminos usados al describir los sistemas e instituciones de educacin en diferentes paises, con referencia a los libros que tratan de estas materias. Esta publicacin forma ya diez i seis gruesos volmenes do 600 a 800 pajinas octavo cada uno, i una vez completa, constituir una enciclopedia de Educacion. La obra de Mr. Henry Barnard sobre Arquitectura de Escuelas, con lminas, agotada, i reimprimindose, se recomienda por su solo ttulo. Mr. Barnard ha anunciado ademas la prxima publicacin de la Historia de las Escuelas i de la Educacion en los Estados Unidos, de que daremos cuenta, sirvindonos de las propias palabras del autor, quien trabajando desde 1837 en el campo de la educacion, ha estado coleccionando los materiales para uno o mas volmenes, sobre el desarrollo histrico de las Escuelas, en su mas amplia acepcin; i en jeneral de la Educacin en los Estados Unidos, incluyendo Biografas de Eminentes Maestros, i de otras personas que han contribuido a formar o administrar sistemas de escuelas, o llamado la atencin pblica a la necesidad de cambiar los textos de enseanza, aparatos, mtodos de organizacin de escuelas, instruccin i disciplina. El plan de la obra abraza particularmente los siguientes asuntos: I. ASOCIACIONES DE EDUCACIN PARA LA MEJORA DE LAS ESCUELAS EN LOS ESTADOS UNIDOS, con biografas de los fundadores, i Presidentes de ellas. Esta obra en papel velin i con cincuenta retratos en acero, saldr a luz este ao, para suscriptores solamente, compuesta de dos partes. Parte primera: Asociaciones nacionales, con una introduccin sobre las Escuelas como eran ahora sesenta aos. Parte segunda: Asociaciones de Maestros en cada Estado, con trabajos sobre la historia de la educacion en cada Estado. II. LEJISLACION DE CADA ESTADO CON REFERENCIA A ESCUELAS I EDUCACIN, con un bosquejo del sistema, i la estadstica, a la poca de la publicacin. III. SISTEMA DE ESCUELAS PBLICAS i otras instituciones i ajnelas de instruccin popular en las principales ciudades de los Estados Unidos. IV. HISTORIA DE LAS PRINCIPALES UNIVERSIDADES, COLEJIOS, ACADEMIAS, ESCUELAS SUPERIORES I BIBLIOTEOAS PUBLICAS, que tienen seguros i permanentes fondos para su sosten, en los varios Estados. V. BIOGRAFIA EDUCACIONAL, O LOS MAESTROS I PROFESORES, SUPERITENDENTES, BIENHECHORES I PROMOTORES DE LA EDUCACIN EN LOS ESTADOS UNIDOS.

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INTRODUCCIN. I. NUEVO RUMBO MARCADO A LA AMERICA DEL SUR. ESTAS, pajinas van encaminadas a sealar al patriotismo i a los sentimientos liberales de la Amrica del Sur, el camino que han seguido en la del Norte, para llegar, en cortos aos, a los resultados de prosperidad, grandeza i libertad, que tienen, con sus enrjicas manifestaciones recientes, sorprendido al mundo, habituado a esperar del lento sedimento, que en su trascurso dejan los siglos, la formacion i el progreso de las naciones. La vez que una mente joven se sinti fuerte para el clculo matemtico, interrog al astrnomo Arago: "qu haria para ser til al progreso de la ciencia." "En el cielo, contest el sabio, solo queda un problema astronmico por resolver: las perturbaciones de Urano. Consgrese V. a buscar un planeta hipottico; i si lo fija por el clculo, las ciencias habrn dado un gran paso." El joven se llama hoi Leverrier, en los fastos de la inmortalidad, i Neptuno es el planeta encontrado en las profundidades del espacio. Quin esplicar las aberraciones de la Amrica del Sud, cuyos desordenados movimientos, la hacen la hablilla del mundo, a punto de negar a estas Repblicas su lugar, como cuerpos fijos, en el universo de las naciones, i desear, si mas no fuera, que sean absorvidas una a una por los cuerpos de antiguo reconocidos! Penosa, i por dems humillante tarea, seria reproducir aqu los conceptos, el disgusto, el desprecio con que la prensa de Europa i Estados Unidos recibe i reproduce, casi siempre exajerndolos, i comprendindolos mal la noticia, por desgracia harto frecuente, de frescos i nuevos desrdenes de las repblicas americanas en revueltas sin nombre, en guerras civiles sin propsito ; i en complicaciones, que, repitindose medio siglo sin intermisin, han fatigado al fin la mas induljente espectacion pblica, i convertido en disfavor en unos, en casi hostilidad en otros, el sentimiento que indujo a Mr. Canning i al Presidente Monroe a ponerse de por medio, cuando se trat de ahogar en su cuna las nacientes Repblicas. Tarea mas mproba todava seria intentar esplicar a los estraos, como aquellos desrdenes son el lejtimo resultado de un perverso sistema de colonizacin, i efecto de causas que, como subterrneos gases, dilatables e inflamables, estn estallando sucesivamente, a medida que nuevos elementos se incorporan en la asociacin; ya sea estos el estranjero con sus reclamos, ya la libertad relijiosa, que enciende viejas preocupaciones, ya la prensa, que con su libre esposicion del pensamiento suscita tempestades, al remover el mal avezado sentimiento pblico, no siempre bien dirijido aun de parte de los que lo excitan a la accin, ni mas previsor de consecuencias finales i remotas de los que, movidos por motivos jenerosos las mas veces, no aciertan con el remedio a males urjentes.
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Pero una vez que se hubiera logrado calmar la exasperacin del mundo, que sufre, aunque mas no sea, moralmente, con los disturbios sudamericanos, la noticia de nuevas guerras i revoluciones viene a dar al traste con las mal aceptadas esplicaciones, i presentar a la Amrica del Sur, cmo entregada a un vrtigo, que tanto muestra sus furores, en las orillas del Pacfico como en las del Atlntico, al pie del Chimborazo como en las Pampas Arjentinas, en el Sur como en el Centro de aquella Amrica, en el continente como en las islas! No valdra mas que nos contrajsemos a estudiarnos a nosotros mismos, i puesto que los efectos se muestran por todas partes idnticos, durante medio siglo, lo que les quita la disculpa de fenmenos accidentales, buscsemos una causa comn a todos, para pasar a sus efectos, una vez que fuera encontrada aquella, limitando as sus manifestaciones perturbadoras, con la esperanza i el propsito de llegar a su estincion final? Para la demostracin palpable de la existencia de un Dios intelijente, se apela con buen xito a la idea que al salvaje subministrara el encontrar sobre alguna roca un rel en movimiento, sealando con precisin las horas i minutos; i que al examinar su mecanismo interno hallase, que un maravilloso encadenamiento de ruedas, para regularizar la tensin de un muelle jenerador, haba sido calculado por alguien, a fin de producir un efecto ostensible, de donde no se podia deducir otra cosa, dado que el salvaje fuese capaz de ello, sino que un ser intelijente, i no el acaso, concibi el plan de aquella obra. Pero si, por el contrario, se presentase a la observacin de hombres civilizados catorce relojes del mismo diseo, aunque ejecutados por distintos artistas, colocados en varios puntos de un gran continente, i bajo diversas presiones atmosfricas, todos andando mal, despus de medio siglo de esperimentos, i de composturas diarias, i cada vez yendo de mal en peor, dando las catorce a las doce, como vulgarmente se dice, i mostrando todos el mismo defecto de precisin, no diran que a todos ellos les falta en su mecanismo una rueda reguladora del movimiento? I si echndose a buscarla, tuvieren noticia, que en una estension vecina del mismo continente, precisamente otros catorce relojes, colocados igualmente bajo influencias i circunstancias diversas entre s, pero anlogas a las de otros catorce, funcionaron, durante l mismo tiempo, con admirable exactitud, sin requerir diarias composturas, i que estos catorce tenan un regulador de que carecan los primeros, aunque en lo demas la forma fuese idntica; i si tal sucediera, i por una demostracion palpable se convencieran todos de ello, no se apresuraran a reponer el regulador, cuyo lugar est marcado en el diseo comn,' pero que olvidaron u omitieron por inexperiencia los importado res de aquellos relojes? Valga por lo que valiere la comparacin, el hecho a que se refiere es positivo. Repblicas emanadas de colonias europeas, en cada uno de los continentes que liga el Istmo de Panam, i se levantan de la comun cordillera de los Andes, realizan la sublime e instructiva parbola de las diez vrjenes, de las cuales cinco eran prudentes, i cinco necias; las necias al cojer sus lmparas no se proveyeron de aceite como las prudentes; mas llegada la media noche, se oy una voz que gritaba: " Mirad que viene el
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esposo, salidle al, encuentro. Entonces las necias dijeron a las prudentes: dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lmparas se apagan. Id a comprar el que os falta, respondieron las prudentes. Mientras iban a comprarle, las que estaban preparadas entraron con l a las bodas, i se cerr la puerta. Al cabo vinieron tambin las otras virjenes, diciendo: Seor, seor, brenos! Pero l respondi: en verdad os digo que no os conozco." I esto dir luego el mundo a las Repblicas sud-americanas, si dejan cerrarse sobre ellas las puertas del porvenir, que ya se conmueven i rechinan sobre sus goznes. El siglo marcha mui de prisa a nuevos i gloriosos destinos, i no hai tiempo de aguardar a rezagados perezosos. El sol no se para ya, para ver el fin de la batalla. No nos detendremos a examinar las causas histricas, de raza, de nacin, de clases, de costumbres, de formas sociales, que nos complacemos, con sobrada justicia, en dar como esplicacion del mas chocante contraste, que se haya presentado jamas a la contemplacin humana : atraso, desorden crnico, despoblacin, pobreza de un lado, i prodijios en contrario del otro, en dos secciones de un mismo continente, a un tiempo descubiertas, a un tiempo pobladas, casi a un tiempo independientes, a un tiempo republicanas. Admisibles son las diferencias, las gradaciones; pero la anttesis, la negacin de una parte, la afirmacin luminosa de la otra de verdades i hechos no cuestionados en teora; la noche i el dia producindose a la misma hora en las mismas latitudes, jamas lo aceptar como natural, ya que ve que es posible, la conciencia humana. No es este el caso de discutir las causas atenuantes. Vamos derecho al mal donde est. Qu le falta a la Amrica del Sud, para ser asiento de naciones poderosas? Digmoslo sin reparo. Instruccin, educacin difundida en la masa de los habitantes, para que sean cada uno elemento i centro de produccin, de riqueza, de resistencia intelijente contra los bruscos movimientos sociales, de instigacin i freno al gobierno. El despotismo, la libertad, la monarqua, la Repblica, no cambiaran la esencia de las cosas: la libertad, porque deja libre las pasiones sin intelijencia; el despotismo, porque aplasta las pocas fuerzas tiles, i agrava el mal futuro, en busca de un reposo efmero; la Repblica, porque no se gobierna a s misma; la monarqua, porque a los males conocidos aade el trabajo de crear uno nuevo i el dispendio de mantenerlo.

II. GRADOS DE ILUMINACIN. UN camino, desembarazado de las nieblas i encrucijadas del raciocinio puro, se nos ofrece para poner al alcance de cuantos se tomaren el trabajo de seguir el encadenamiento de estas pajinas. Es el mismo que materialmente hemos recorrido. En 1845 tocme visitar los paises de Europa i Estados Unidos en solicitud de conocimientos prcticos, de hechos realizados, de leyes dictadas, para hacer de la educacin pblica una institucin poltica en el pas cuyo gobierno me encomendaba esta misin.
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De sus resultados di cuenta en una pieza oficial que precedi al libro de "Educacin Popular," en que mis observaciones i estudios quedaron consignadas; como en este otro trabajo, encomendado por otro Gobierno, se encontraran rastros de las huellas del viajero, i relaciones i antecedentes, que solo necesitaba revivir o reanudar para el mismo fin. Con ese motivo, o con otros casi siempre por objetos de inters pblico, he recorrido hasta aquella poca, 1845, i recientemente ahora, gran parte de las Repblicas americanas, i podido, por inspeccin propia i de vista, comparar los progresos que en todos sentidos han hecho; i no obstante ser considerables en algunas, en ninguna estn en proporcin con lo que era lcito esperar de la poca, de los recursos naturales i del deseo ardiente, que sus habitantes manifiestan. Mientras tanto sera escusado detenerse a demostrar los jigantescos progresos de los Estados Unidos en esos mimos veinte aos, que entre uno i otro viaje median; pues que ellos brillan a los ojos de todos, a punto de ofuscar la vista. Pero mirando con precaucin el punto luminoso para que no lastime la vista del observador, descbrense en este sol refuljente, entre sus fculas mas luminosas, manchas oscuras tambin, cuya colocacin sirve, como en el orden celeste, para determinar su rotacion, esplicar la progresin i difusin de la luz. Acaso por las manchas, "que aqu hacen la exepcion, i el fondo all, lleguemos a descubrir el porqu de las analojas, i elevarnos a la causa de las diferencias. Desde 1830, en que la Independencia de la Amrica del Sud estuvo asegurada, cada uno de sus grandes Estados pudo determinar sus lmites, contar o estimar el nmero de sus habitantes, i consagrar sus fuerzas a la produccin de la riqueza, no escasendoles la tierra, ni las producciones naturales, que el trabajo humano convierte en propiedad o artculo de comercio. Poqusimas de aquellas secciones americanas contaban menos de un milln de habitantes, algunas principiaron con dos i cuatro millones. Las minas daban a muchas los tesoros que han improvisado a California i Australia, centros de grande riqueza. Puertos al Pacfico o al Atlntico ofrecan salida i compradores a sus productos. Vamos a esponer, para dar a los compatriotas, en cada una de las naciones sudamericanas, puntos de comparacin para medir cada uno, en el silencio del gabinete, los progresos propios i en su propia esfera. En 1830, el hoi llamado Estado de Illinois, en los Estados Unidos, situado en lo interior del pais, sin contacto directo con las costas, poseia una estension de cincuenta i cinco mil millas cuadradas (como la Provincia de Buenos Ayres), con una poblacin de ciento cincuenta i cinco mil habitantes, la cuarta parte de la de cualquiera de nuestros Estados. En 1860 esta poblacin era de un milln, setecientos doce mil habitantes. Treinta aos le habian bastado para igualarse con el trmino medio de nuestras nacionalidades. La tierra que hasta entonces tenian cultivada, pasaba de trece millones de acres, quedndoles menos de ocho millones por desmontar. El valor de las propiedades rurales alcanzaba por entonces, segn el avalu para la contribucin directa, a cuatrocientos treinta i dos millones i medio de pesos; los instrumentos de que se servan para la agricultura, costaban mas de diez i ocho millones de pesos ; el valor del ganado era de setenta i tres
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millones, i cerca de doscientos millones los productos que recojian, como puede apreciarse por los datos siguientes: Trigo, fanegas inglesas.............................. 24.159,500 Centeno " .............................. 16.996,012 Maz " .............................. 115.296,119 Cebada " .............................. 1.176,651 Papas " .............................. 6.040,000 Queso, libras, .............................. 1.995,000 Las cifras de comparacin tinenlas los Estados Sud-americanos en sus censos, en cuanto a la poblacin, i en la cantidad de productos correspondientes a estos, i a la cifra respectiva de habitantes. Si diferencias encuentran, i las hallaran para nosotros desconsoladoras, atribuirlo han necesariamente a causas de prosperidad que aqu estn obrando, i all escasean. La emigracin, dirn unos, en lo que tendran razn si les estuviere vedado por sus soberanos a los emigrantes ir a la Amrica del Sur en vez de la del Norte. Por qu, pues, no va la emigracin al Sud? Sin dar a esta causa otra importancia que a la de muchas otras con causas, presentaremos otro centro de desarrollo i punto de comparacin: el Missouri, vecino del Illinois, i como su nombre lo indica, baado por uno do los grandes rios navegables, que por el Mississip desembocan en el Golfo de Mjico.

III. PENUMBRAS. EL Estado de Missouri contaba tambin en 1830, sesenta i siete mil cuatrocientas millas de estension a lo largo del majestuoso Mississip, con sesenta i seis mil i seiscientos habitantes. Como se ve, el capital social, tierra i habitantes, era mayor en Missouri que en Illinois. En 1860 el censo numeraba en Missouri solo un milln ciento ochenta mil habitantes. Missouri no habia desmontado sino seis millones doscientos cuarenta i seis mil ochocientos cuarenta i siete acres de terreno, quedndole incultos trece millones doscientos cincuenta mil i mas, es decir, casi exactamente lo mismo que habia alcanzado a cultivar el Illinois en el mismo tiempo, i principiando con menos habitantes. Los productos agrcolas van en igual proporcin: a los veinte i cuatro millones de bushels de trigo del Illinois, Missouri opone cuatro; a los ciento quince de maz, Missouri setenta i dos; i todo lo dems en igual o mayor progresin descendente; exepto que Missouri ostenta veinte i cinco millones de libras de tabaco, i diez i ocho mil toneladas de camo, contra siete millones de lo primero i nada de lo segundo en el Illinois.
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Pero no solo las producciones directas del suelo cuentan en las riquezas de las naciones. Por aquellas diez i ocho millones de libras de tabaco o toneladas de camo, Illinois presenta estos equivalentes: Illinois Missouri. Fbrica de instrumentos de agricultura.. $2.252,163 280,037 Harina .............................. 18.104,804 8.897,083 Licores ............................. 3.294,176 309,000 Cerveza ............................ 1.309,180 1.143,450 contra " " "

Vienen en seguida los productos que la casualidad depara, los metales. El Missouri tiene minas de cobre, hierro i plomo; i sus campos valdos danle pastoreo para producir el sebo de que hace estearina i jabn. Pero el carbn de piedra del Illinois iguala sino excede al producto de metales del Missouri. Algo hemos descubierto con esta comparacin. No todos los Estados que componen la Union marchan al mismo paso, dado un punto de partida igual, iguales trminos i condiciones para arribar a la meta en tiempo dado. El Missouri habria requerido en habitantes, riqueza i cultivo de la tierra cincuenta aos, para llegar a donde lleg en treinta el Illinois. En uno i en otro las formas industriales son poco variadas; pero lo son mas i mayor el nmero de hombres que se sirven de ellas para producir en Illinois, que en Missouri. En este ltimo encontramos ya algo que lejanamente se aproxima a la Amrica del Sud; primero, porque la marcha es mas lenta; segundo, porque los artefactos ocupan menos brazos; tercero, porque ya se ven venir los productos de la cria de ganado, i la gordura convertidas en vela i jabn ; mientras que los metales no dan al fin gran cosa. Qu diferencia esencial entre los dos Estados limtrofes, producia resultados tan diversos? El Missouri tenia esclavos! He ah el secreto. La abyeccion del trabajador, su incapacidad de adquirir, el embotamiento de sus facultades mentales, traan para el Estado en poblacin, cultivo, industria i progreso en jeneral ciertos defectos insanables. El Illinois perteneca al sistema de instituciones sociales prevalentes en el Norte. El Missouri tom parte en la rebelin del Sur en defensa de la esclavitud, que tanto retardo le traia; el Illinois sostuvo las instituciones de igualdad, que le haban puesto a la par en la vida del progreso. Hemos mencionado el Sur, i la rebelin, i la guerra civil, que nos hace recordar la enfermedad crnica de la Amrica del Sud, i penetraremos, por entre los tizones humeantes todava del apagado incendio, tras de sospechadas similitudes entre el Sur de ambas Amricas. No nos toca, a Dios gracias, la esclavitud, feo andrajo de que nuestros padres se
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desprendieron al aspirar las primeras brisas de la libertad, a la aurora de la Independencia. Los esclavos fueron desde entonces libertos, i arrojados al grande osario de las muchedumbres blancas o cobrizas. Pero, al recorrer hoi los ciudadanos del Norte de Estados Unidos, los pases donde la esclavitud se mantuvo a despecho de la igualdad proclamada, otro mal se encontr, removiendo los escombros que era mas negro, que la negra servidumbre. Como una antorcha aplicada de improviso, se ha descubierto lo que el Jeneral Howard ha revelado en una sola i terrible frase. "Atravesando los Estados de Georgia i las Carolinas, rara ves encontr un nio blanco que supiera leer" Si hai exajeracion en la frase, la exajeracion no es mia. Por este rasgo nos hallamos pues en plena Amrica del Sur. Puede el viajero recorrer comarcas enteras sin encontrar sino rara vez quien sepa leer. El Gobernador Andrew de Massachusetts decia en acto solemne en nuestra presencia, que de mil soldados de un rejimiento de la Nueva Inglaterra doce no saban firmarse, i aprendieron durante la campaa; mientras que de un rejimiento de mayor nmero de blancos del Sur, un nmero menor que la antedicha exepcion sabian leer. En 1852 en la Repblica Arjentina, de cuatrocientos i mas hombres de caballera, doce, entre oficiales i soldados, declararon saber leer.1 As, pues, la primera guerra civil de los Estados Unidos, trajronla las desigualdades sociales, conservadas por las clases cultas, i no resistidas por las masas ignorantes, vctimas ellas mismas de la esclavitud i del atraso, que les viene encima como de rechazo. "Pasaremos en silencio, decia uno de los hombres del Sur antes de la guerra, los millares de jentes blancas, pobres, ignorantes i degradadas, que hai entre nosotros, i que en una tierra de abundancia viven comparativamente desnudos i hambrientos? Muchos se crian as en la orgullosa Carolina del Sur, desde que nacen hasta que llegan a ser hombres. Pueden causar disgusto estas revelaciones, pero el Lecho es cierto, i si no quieren creerlo en Charleston, darn testimonio de su verdad los miembros de la Legislatura, que han recorrido el pas en tiempo de elecciones. El censo de 1860 dej establecido el hecho de que solo el Estado del Ohio, poblado desde 1808, tenia mas nios educndose, que todos los Estados del Sur juntos, poblados desde tanto tiempo; lo que ponia de manifiesto las diferencias sociales entre el Sur i el Norte." He aqu las causas del grande antagonismo del Sur i del Norte, del irrepresible conflicto, que se vea venir como la pororocca que se nota en la embocadura del Amazonas; o sea, el choque entre la marea ascendente del Ocano i el inmenso volumen de agua del padre de los rios, marchando en direcciones opuestas. Qu terrible fue el encuentro!

IV.

Campaa del Ejrcito Grande por el autor. 27

FACULAS.--LA NUEVA INGLATERRA. PERO volvamos los ojos de este mundo antiguo destruido hacia los puntos culminantes del sistema de desarrollo norte-americano. Illinois no est, ni con mucho, en la cspide del edificio. Podra mas bien decirse que es el promedio entre lo mas alto i lo mas bajo, lo que es la penumbra a la sombra. Hemos contemplado las manchas solares, examinemos ahora las fculas, o puntos mas brillantes aun que el fondo. Hagamos jirar el telescopio hacia este astro nuevo para distinguir algunas facciones de su constitucin ntima. La Francia, rival en comercio e industria de la Inglaterra, sintiendo que, no obstante sus adelantadas artes, no llegar nunca a eclipsar a su poderosa antagonista, por la falta de ese lastre que hace segura la marcha de las naves polticas a travs de los acontecimientos i del tiempo, la estructura interna i las fuerzas mltiples i espansivas de la libertad, consulase de que otro Tendr, i viene ya, que arrebatar a todos, a romanos i cartagineses, el dominio de los mares i el comercio del mundo. El barn Carlos Dupin, tan conocido por su obra sobre las Fuerzas productivas de la Francia, i otras econmicas, que le han asegurado un nombre i un lugar distinguido entre los economistas, va a encargarse de suplir la falta nuestra de autoridad en materia de apreciaciones comerciales e industriales. El Barn Dupin dando, no ha mucho, cuenta al Emperador de la comisin que le estaba cometida, de informar sobre la ltima Grande Exposicin de la Industria, emite juicios, algunos de los cuales repetiremos, porque hacen a nuestro propsito. En la produccin de la riqueza, en las fuerzas nacionales que la desenvuelven, da su debido lugar a los Estados Unidos; pero en los Estados Unidos ve como una concentracin luminosa a la Nueva Inglaterra; en la Nueva Inglaterra a Massachusetts, como una luz elctrica : tanto brilla en medio de aquella atmsfera luminosa. "Los dones que el globo, dice, nos presenta en su superficie, i los que oculta en sus entraas, estn con estrema desigualdad desparramados en diversas rejiones; pero los tesoros, los frutos que el hombre exhuma, o hace producir por el trabajo, guardan poca proporcin con respecto a aquella desigual i primitiva distribucin, en comparacin de otros dones superiores aun, con que la Providencia nos favorecetales son los poderes intelectuales de que est dotada la raza humana. Con este poder cada nacin saca partido de las larguezas, o de la parsimonia misma, con que la naturaleza ha dotado el pas que habita. "Dos ejemplos tomados del Oeste (con relacin al antiguo Oriente) mostrarn la estrema enerja de la accin de la intelijencia, mirada desde este punto de vista. La Escocia, esa tica del Norte, con sus desnudas montaas, sus llanuras de hielo, su atmsfera de acero, envia alas dems naciones mayores productos de su suelo i de sus artes, que el vasto pas de Mjico con sus minas de plata, trabajadas por siglos, su eterna primavera, su sol de Egipto i su vejetacion, ante la cual la tierra prometida del antiguo i maravilloso Levante queda oscurecida. La Escocia, con sus numerosos
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rebaos, contribuye a alimentar a los dos i medio millones de bocas que hai en Londres. Por obra de dos de sus hijos, Adam Smith i James Watt, ha ido mas all de la Inglaterra misma en el estudio de la riqueza; i uniendo la prctica con la teora, ha hecho del vapor la mas sumisa de las fuerzas, a fin de aplicarla a la infinita variedad de las artes industriales. Ahora la Inglaterra construye mayor nmero de vapores de hierro que todas las otras naciones de Europa juntas; i de esta porcin maravillosa que corresponde a la Gran Bretaa, la pequea Escocia, a fuerza de industria, toma mas de la mitad. "Al Oeste del Atlntico, Massachusetts presenta un territorio exiguo, i comparativamente menos frtil que los valles del Mississipi, d Plata o el Amazonas. Massachusetts, grande por su agricultura (?), lo es sobre todo por su industria. Colcase a la cabeza de las ciencias i las artes industriales en medio de los ciento veinte Estados del Nuevo Mundo. A su harto limitado territorio aade dos ocanos. Mas marinos envia tras los cetceos jigantescos de los mares polares que todas las naciones juntas. Hasta el Asia llegan en busca de los tesoros del Ecuador; con hielo de sus lagos paga los aromas i especias sin precio de la zona trrida. Para sacar partido de sus raudales, todava mas asombroso, transforma sus cataratas i rpidos en fuerza motriz, rival del vapor. No satisfecho este Estado con crear su Alma Mater de Cambridge (!) con el objeto de estender los lmites de la ciencia, i aadir el reino de las ' estrellas a sus conquistas, ha fundado al mismo tiempo su Manchester, su Glasgow, su Leeds, su Halifax. En el medio siglo que ha de seguir al que estamos describiendo, se est preparando para la jigantesca lucha con el coloso de la industria britnica. Ya est comenzando. La Nueva Inglaterra est dando su segunda batalla por la Independencia, i la victoria por la Independencia de las artes industriales." A esta introduccin, sigue la exposicin de las fuerzas productoras de la Nueva Inglaterra i la variedad in finita de sus aplicaciones, en que no le seguiremos por ahora; porque desde el punto de partida se estrava ya el redactor de este Informe, i va a inducir en un error a aquellos, sin escluir al Emperador, a quienes se dirije. La perspicacia del sabio francs llega hasta donde le permiten penetrar las nieblas que turban el juicio de la Francia. Si viera claro esta nacin en el fondo de tan inaudita prosperidad, por qu no se aprovechara del secreto descubierto? Cmo un milln i doscientos mil habitantes, sobre una rea de 4,992 acres, o sea como cuatrocientos cincuenta leguas de terreno casi estril, va a destronar a la poderosa Inglaterra? Porqu no lo emprende la Francia con dos mil aos de civilizacin, treinta i ocho millones de habitantes, sobre el mas bello i frtil territorio de la Europa, i con mas capital que' el microscpico Massachusetts, con dos mares Daando sus costas? Por persistir en el error que campea en el bellsimo exordio del Barn Dupin. "Colcase Massachusetts, dice, a la cabeza de las ciencias i las artes industriales.. No satisfecho este Estado con crear su Alma Mater Cambridge, con el objeto de estender el lmite de las ciencias..." Cambridge! Alma Mater de qu? Acaso los marinos que cazan "ballenas en el Polo, o venden hielo en Calcuta, han salido de la Universidad, como la minora educada de la Francia? Su lugar tienen Cambridge, Harvard en el desarrollo de las ciencias, como la Escuela
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Politcnica fundada por Abbott Lawrence para su aplicacin a las artes; pero la fuerza intelectual motriz, que obra el prodijio tan bien apreciado en sus efectos, tan mal comprendido en sus causas, est en otra parte, i vamos a indicarla, con solo transcribir un trozo del Mensaje a la Lejislatura de este ao del Gobernador Andrew, que no mienta para nada la Universidad de Cambridge. "En medio de la guerra, dice S. E. el Gobernador, Massachusetts no ha debilitado sus esfuerzos para estender las bendiciones de la educacin a TODA SU juventud. En prueba de ello los estados relativos al ao educacional de 1863 a 1864 presentados a la oficina del Secretario del Consejo de Educacin, subministran, entre otros, estos significativos datos estadsticos. "La suma con que han contribuido las ciudades i villas por medio de impuestos voluntarios para el sosten de las Escuelas Publicas, fue el pasado ao (para sueldos de maestros, lea i cuidado de las salas solamente), de un milln quinientos treinta i seis mil trescientos catorce pesos, contra un milln cuatrocientos treinta i cuatro mil quince, con que contribuyeron de 1862 a '63; siendo un aumento al ltimo ao de CIENTO DOS MIL TRESCIENTOS pesos. "El estado de los gastos en Escuelas Pblicas solamente (sin los de reparacin i ereccin de edificios de escuelas i compra de libros) es de un milln seiscientos setenta i nueve mil setecientos pesos; lo que da un aumento sobre el ao precedente de ciento doce mil doscientos cincuenta, i sobre todo otro anterior, de cuarenta i cuatro mil; lo que da una suma de seis pesos noventa i cinco centavos, por cada persona, entre cinco a quince aos de edad. Todas las poblaciones se han impuesto la suma requerida por la lei, como condicin para optar a la parte del inters del Fondo de Escuelas del Estado ($1.50 por nio entre cinco i quince aos), i doscientas ochenta i seis poblaciones de entre trescientas treinta i tres (todas menos cuarenta i cuatro del nmero total), se han impuesto dos tantos, o mas de aquella suma. "Se ha pagado por enseanza solo en Academias i Escuelas Particulares, trescientos noventa i cuatro mil setenta i un pesos, lo que da un aumento sobre el ao anterior de cincuenta i siete mil quinientos veinte i tres pesos. "El monto total de lo gastado en Educacin popular en Massachusetts (con esclusion de Colejios i Universidades) excede de TRES MILLONES de pesos anuales. "Recomiendo que se eleve el impuesto a tres pesos, en lugar de $1.50 por cada nio, como condicin para que cada poblacin reciba su parte de inters anual del fondo de Escuelas." Esto matar a aquello, como dice Vctor Hugo. Si la Francia invirtiese en la Educacin Popular, esclusive de Universidades i Colejios, quinientos millones de francos anuales, dadas las poblaciones respectivas, alcanzara los mismos resultados que los que admira el Barn Dupin, i esta misma causa jeneradora milita en Escocia respecto de la Inglaterra. Una prueba evidente debo dar de la fuerza de mecanismo tan simple. En 1835 se cre el Consejo de Educacin de Massachusetts, que organiz el sistema jeneral de educacin, con el propsito decidido de hacerla universal. En 1856, el
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sistema habia operado tan eficazmente, que poda decirse que habia alcanzado el resultado final, no quedando casi un nio en todo el Estado que no asistiese a las Escuelas. H aqu lo que se lee en el Informe del Secretario del Consejo de Educacin de 1856. "En 1837, dice, el poder productivo del Estado de Massachusetts era de 86,282,016 pesos por ao; lo que corresponda, dada la poblacin de entonces, a ciento veinte i cinco pesos de produccin por cada persona; mientras que en 1855, la produccin anual ha alcanzado a 295,820,681, lo que corresponde, con el aumento de poblacin, a doscientos sesenta i dos pesos por cada hombre, mujer o nio del pas; siendo de notar que hasta 1845 (poca insuficiente para que se sintiesen los efectos del impulso dado a la educacin comn), la produccin media no pas de ciento cuarenta i dos pesos por ao. "As puede decirse que siendo el avalo de la propiedad en el Estado de Massachusetts de cerca de seiscientos millones, el trabajo del hombre produce en el ao cerca de cincuenta por ciento de todo el capital del Estado, o de lo que se conserva del trabajo acumulado por la obra de ocho jeneraciones. "Un pueblo sin educacin tiene pocas necesidades i escasos medios (dgalo sino la gran mayora de los habitantes de la Amrica del Sur); mientras que la cultura intelectual crea necesidades adicionales, i provee de medios de satisfacerlas; i siempre suceder que la variedad i estension de las comodidades gozadas, estarn en proporcin con el mayor o menor cultivo de la intelijencia. "En 1837 las ciudades i las poblaciones se impusieron contribuciones para el sosten de sus Escuelas por la cantidad de 387,124 pesos, mientras que en 1855 se destinaron a este objeto 1,213,953. En 1837 la propiedad daba 373 pesos por habitante; mientras que en 1855 ha subido a 790: lo que da un aumento de mas de ciento por ciento en veinte aos. En 1837 se gast en edificar Escuelas, la suma de ochenta mil pesos, mientras que en 1855 se destinaron a este objeto 588,215 pesos." Como fuentes irrigadoras de este bello Edn de la intelijencia humana, se aaden doscientos veinte i dos diarios i peridicos para poco mas de un milln de habitantes, tirados a ciento dos millones de ejemplares; lo que dara casi cien ejemplares para cada habitante, inclusos los nios de pecho; i al alcance de todos i cada uno, en cada poblacin, hai mil cuatrocientas sesenta i dos bibliotecas! De todo lo que resulta en definitiva, que la acumulacin de riqueza, i la produccin anual de cada individuo, marcha en la misma proporcin en Massachusetts, que el aumento de escuelas i la difusin de la enseanza. Es tanto mas importante hacer estas apreciaciones, cuanto que en el Journal des Economistes se public, hace aos, una de las sesiones o Compte rendu de la Sociedad de Economistas en que, presente Mr. Chevalier, se puso a discusin esta cuestin: qu influencia ejerce en la industria el que los artfices sepan leer i escribir? i segn la jeneralidad de las opiniones emitidas, no pasaba de una influencia favorable i accesoria. Mr. Mann, en sus luminosos i ardientes discursos contra la esclavitud (en un tiempo en que este era un juego peligroso), en la Cmara de Diputados, se Lace notar entr los oradores de su bando por las importantes
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revelaciones que hace sobre la condicin social del Sur, i que solo l podia hacer valer, por serle esclusivas las apreciaciones a que sus estudios sobre la educacin pblica lo llevaban. De ellos tomaremos aquellas que proyectan su luz sobre los fenmenos que se notan en la Amrica del Sur, donde si bien no existe el esclavo, existen, sin embargo, las distancias sociales entre plebeyos i jentes decentes (tal es la palabra consagrada all), i la distribucin de las tierras en la forma que la dej la colonizacin. Sbese que en el Sur de los Estados Unidos la tierra est repartida en lotes de dos mil a cuatro mil acres (cosa de ochocientas cuadras) mientras que en el Norte, seiscientos acres (doscientas cuarenta cuadras) forman el lote entero; i aun estos estn divididos en sub-lotes de a ochenta i seis acres cada uno (cosa de treinta cuadras), que constituyen por trmino medio toda la posesin territorial de un agricultor (farmer) de la Nueva Inglaterra i Estados del Medio. Volviendo ahora al discurso de Mr. Mann. "Digo, Sr. Presidente, que el solo Estado de Virjinia pudiera alimentar a toda la Nueva Inglaterra. Con una poblacin libre podra abrirse escuelas cada tres a cuatro millas de distancia unas de otras. La degradante idea de escuelas de pobres desaparecera para siempre. Mas cul es la situacin actual de la Virjinia? Una cuarta parte de su poblacin no sabe leer ni escribir. "En la Carolina del Sur habia un fondo especial para sostener escuelas de pobres; pero siendo intil, el Gobernador pidi que se suprimiesen del todo. "Muchos de los Estados con esclavos tienen bellos sistemas de escuelas, en el papel. En 180, quince Estados con esclavos tenian, segn el censo, 201,085 nios en las escuelas. Nueva York solo tenia 502,387; i el Ohio 17,000 mas que todos los quince Estados juntos. En los Estados con esclavos, una dcima parte de la poblacin blanca, de mas de veinte aos, no sabe leer. En los Estados libres, menos de uno en cada ciento cincuenta ; i de ese uno, los cuatro quintos son estranjeros.... Seor: Durante estos ltimos aos he mantenido activa correspondencia don intelijentea amigos de la educacin en el Sur. Todos claman por educacin; pero no hai quien se las proporcione. Logran que se dicten leyes para el objeto; pero no hai quien las ejecute. Esponen los beneficios i bendiciones de la educacin; pero predican en desierto, i nadie oye el llamamiento... "La esclavitud requiere grandes estensiones de terreno para sus labores, i esto hace que en las campaas la educacin del pueblo sea imposible. No puede haber educacin jeneral sin Escuelas Comunes. No puede haber Escuelas Comunes donde la poblacin est esparcida. La Providencia es justa i retributiva. Cread una casta de siervos, i privadles de la educacin; i entonces por una lei inexorable de reaccin, gran porcin de la clase privilejiada se ver tambin privada de educacin. Impidiendo la Educacin Comn, se suprimen los frutos de la Educacin Comn: el espritu inventivo, la habilidad prctica, la facultad de adaptar los medios a los fines en los negocios de la vida. De donde han venido todas aquellas pequeas comodidades, que hacen confortable la vida en la mas pequea aldea do Nueva Inglaterra?
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Vase en la oficina de patentes de donde vienen los inventos i aplicaciones de la ciencia. De quinientas setenta i dos patentes, sesenta i seis son del Sur. El Norte va al Sur a cortar maderas, las trae a sus talleres, i se las lleva de nuevo a vendrselas convertidas en muebles. Las escuelas gratuitas del Norte conducen no solo a la difusin de los conocimientos, sino a la ecualizacion de la sociedad; mientras las Escuelas particulares tienden a dividir la sociedad en patricios i plebeyos. En el Norte hai bibliotecas de tal manera distribuidas, que el mas pobre artesano las tiene a su disposicin."

V. TIEMPO EN QUE SE EJECUTO LA REFORMA. CUANTOS siglos ha debido costar, en esta parte de la Amrica del Norte, realizar la utopia de un pueblo universalmente educado, universalmente apto para la industria, universalmente preparado para el gobierno? Pueblo de quien ha podido decir Lincoln, uno del pueblo, l mismo, en un Mensaje al Congreso de 1861, a la. faz del mundo: "hai rejimientos enteros, que se podran citar, cuyos soldados poseen en conjunto un conocimiento completo de todas las artes, ciencias, i profesiones, i de cuanto de til i elegante se conoce en toda la tierra; i no se encuentra quiz uno solo de todos ellos de que no se pudiera escojer un Presidente, un Gabinete, un Congreso, i tal vez basta una Corte de Justicia, i todos igualmente competentes para administrar el gobierno mismo de la nacin."2 Cmo, pues, se realiz esta transformacin? Pondremos aqu el ejemplo de Massachusetts, sobre cuyo modelo se ha ido formando el sistema en los otros Estados, i que hasta hoi dia se conserva a la cabeza de este gran movimiento. Cunto tiempo dur la jestacion de la sociedad moderna de Massachusetts, de la democracia intelijente, el advenimiento de este milenio tantas veces esperado en vano? Los diez i nueve aos que median entre 1856 i la fundacin del Consejo de Educacin de Massachusetts, ante el cual se iba desarrollando ao por ao la escala del progreso ascendente realizado, desde la educacin parcial de unos cuantos miles de nios basta la totalidad de la juventud del Estado. El hecho es autntico, histrico. Antes de 1837, Massachusetts ocupaba un lugar distinguido entre las naciones, en cuanto a difusin de la educacin. La Prusia le aventajaba, sin duda; aunque tenia Universidades antiguas, como la Francia, la Inglaterrra i toda la Alemania. Franklin no era hijo, sin embargo, de la Nueva Cambridge; Franklin, con solo las iluminaciones de la ciencia latente en el universo inconmensurablemente
Vida de Abran Lincoln, Dcimo Sesto Presidente de los Estados Unidos. York. Appleton i Ca., 1866.
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intelijente, como lo esperimentaba poco despus Humphrey Davy, era ya el Juan, Precursor del Pueblo. La predicacin de Mr. Mann, desde la ctedra del Consejo de Educacin, principia en 1837; i la estatua elevada a su memoria en la plaza principal de Boston, al lado de la del primer estadista i. orador norteamericano, Daniel Webster, est sealando a todos los pueblos de la tierra el camino, la gua i el trmino a la vez de la jornada. Hai una frase magnfica do Mr. Mann que releva, a este respecto, de toda prueba: " El medio seguro, decia hablando de los primeros tiempos de su cruzada, de dispersar un meeting, era anunciarles que se iba a tratar de educacin popular." Los signos del tiempo han dejado huellas indelebles aqu i all, como se ven en algunas piedras areniscas impresas las seriales de las gruesas gotas de agua que indican las tempestades del caos, o los rastros de animales anti-diluvianos, cuando lo que es hoi rocas, era simple arena de las playas de mares desaparecidos ; i sobre aquella poca terciaria de la educacin popular de Massachusetts, que alcanza basta ahora treinta aos, es el terreno de diluvium en que est planteada la sociedad sur-americana. "La casa que servia de escuela, aade el citado autor, desmoronada por la vejez i llena de rendijas i grietas por causa de la intemperie, con ventanas sin cortinas, ni aun puertas," esa es todava nuestra escuela. "La tinta congelada en el tintero, que hacia decir aun nio, disculpndose de no haber desempeado su composicin, que las ideas corran, pero la tinta n;" tal es la escuela en que se educan i nos hemos educado muchos. "Menos de cuarenta aos hace, decia el ao pasado ante el Instituto Americano de Instruccin, su Presidente, Mr. Carlos Northrop, que prevaleca una jeneral apata con respecto a escuelas comunes. En cuanto a educacin popular, espesas tinieblas acumulaban sus sombras impenetrables sobre toda esta tierra. Las Escuelas eran mezquinas casucas, repulsivas por su mal arreglo interior, odiosas por su ubicacin i sus alrededores. Los maestros eran miserablemente pagados; los libros de enseanza, el primero que venia a las manos; aparatos i moviliario de escuelas estaban por inventarse; i eso de mapas, pizarras, cartas, nadie haba pensado en ello; i habrase credo escapado de la casa de locos al que propusiera colocar rel en la escuela, o adornar sus murallas con pinturas, o con motes i letreros. Rara vez, si es que alguna suceda, eran visitadas las escuelas por los padres de familia, o los ciudadanos (pecado de que no le remorder la conciencia a ninguno en Sud Amrica; i sino que tire el primero la piedra). El maestro rejentaba su escuela, porque para eso le pagaban: los nios asistan por costumbre, i mas frecuentemente, a fin de librarse de ellos las familias. Poco o nada se hacia por las Escuelas, porque poco se esperaba de ellas, i mucho menos eran capaces de hacer. La educacin popular era un nombre vano, un establecimiento de caridad, bueno cuando mas para nios pobres pero que habra sido mengua para las familias pudientes, o condecoradas, mandar a ellas sus hijos o hijas." Quin no reconoce en esta pintura de cosas de ahora cuarenta aos, una fotografa de la presente poca en Sud Amrica, con raras escepciones, que por raras nos seria fcil sealar?
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Mucho mas tarde todava principi el sursum corda, pronunciado por un puado de hombres animosos, con la reunin del que se llam Instituto Americano de Instruccin, en 1830, convocado "con el objeto de elevar el carcter de la instruccin, estender su esfera, lijar su objeto, i perfeccionar sus mtodos." La primera reunin se tuvo en Massachusetts, i cada ao agregndose adeptos a esta bola de nieve lanzada de lo alto de la montaa por una mano intelijente, el Instituto se ha paseado de Estado en Estado de la Nueva Inglaterra, llevando a todos sus puntos la animacin i el progreso do la nueva doctrina. En 1837 se fund por lei el Consejo de Educacin, i Mr. Mann, el Apstol de las jentes, cerr su estudio de abogado, para consagrarse todo entero a la obra, poco cuidadoso de la mezquina retribucin asignada, de que le oimos quejarse en desahogos confidenciales en 1847, en su modesta morada de West Newton. En 1839, apareci Mr. Henry Barnard, el historiador de la Educacin pblica i el infatigable propagandista por la accin i la palabra, que queda aun en la brecha. En 1839 se abri en Lexington, Estado de Massachusetts, la primera Escuela Normal de los Estados Unidos para alumnos Maestros, con poqusima asistencia de solicitantes a sus beneficios. Estos dias se ha publicado una revelacin curiosa de los medios puestos entonces en ejercicio para hacer aceptar la introduccin de las Escuelas Normales, i cuyo conocimiento debo a la solicitud de la Seora Mann, que me lo trasmile, contando con que haya de ser til a mis propsitos. Un hecho curioso se revela en esta esposicion que muestra el camino que siguen las ideas. Las Escuelas Normales tuvieron su orjen en Prusia. Mr. Cousin las visit, i aconsej su introduccin en Francia. Charles Brood, de Medford, se encontr con un enviado prusiano en sus viajes, i enamorndose del sistema, preparle el camino en Massachusetts. La lectura de la obra de Mr. Cousin por el nico quiz, que de largos aos se ocupaba en la Amrica del Sur de Educacin Popular, ocasion en Chile, en 1843, su creacin. De este modo, Brood i este se encontraban sin saberlo en la prosecucin de la misma obra con Horacio Mann, en los mismos caminos. As una institucin fundamental de Prusia, se estendia a Francia; i de un salto se la veia a un tiempo aparecer en los dos opuestos estremos del continente americano, en Chile i en Massachusetts. Brood se puso en comunicacin con Mr. Cousin, de quien recibi los datos necesarios. Dio su primera lectura en 1835 en su pueblo nativo, tomando por tema esta proposicin: "como es el maestro, asi es la Escuela. Decidise en seguida por convocar convenciones para recomendar el asunto. Tuvo lugar la primera en el condado de Plymouth, i tan bien comprendidas fueron sus ventajas, que un Mr. Brook ofreci desde luego mil pesos para establecer una Escuela Normal. El Instituto Americano de Instruccin hizo suya la demanda, i tom la siguiente resolucin: "Que se nombre una Comisin a fin de recabar fondos de la Lejislatura, i solicitar donaciones particulares para la compra de terreno i ereccin de edificios, con el objeto de poner en ejercicio un seminario, para preparar jvenes maestros, a la mas importante misin de la humanidad en la tierra." La creacin del Consejo de Educacin vino en seguida. "Publicaba constantemente, dice Mr. Brood, artculos en los diarios. Algunos se
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burlaban de la idea, porque era de institucin monrquica. Un joven doctor de la Universidad de Harvard, en pos de crticas causticas, ridiculizando la idea de Escuelas Normales, concluia su clsico comunicado, representndome con una corona de loco, seguido por la turba multa de muchachos, llevando una bandera con este mote: "Ala Escuela Normal en las nubes." Seor Presidente (habla Mr. Brood): el autor del artculo i l editor del diario crean de buena fe darme la colocacin que me convenia en aquella procesin por las calles. Puede citarse mejor prueba del abismo de ignorancia que prevaleca sobre la materia en aquel perodo? Su nombre era lejion." Nosotros citaramos a Mr. Brood un hecho reciente en la Amrica del Sur. El que decret la creacin de la Escuela Normal en Chile, i el que la propuso i se encarg de ejecutarla en 1843, se encontraban en Lima, en 1865, ambos Ministros Plenipotenciarios al Congreso Americano. Un doctor de la Universidad de Chile se complaca en llamar al segundo de ellos el Maestro tal por medio de comunicados en la prensa de Copiap; no obstante que el que as trataba de ridiculizar con este para l humillante epgrafe, ha figurado, desde 1843 en que fund la primera Escuela Normal en Sur-Amrica, en tan grandes i notables acontecimientos, que bien hubiera podido abrir ctedra de historia contempornea, poltica i de otras ciencias sociales. Pero tales son los hbitos de la mente; el crneo se amolda a las ideas recibidas, i es vano pedirle a una jeneracion que adopto otras nuevas. La siguiente es solo susceptible de progreso. Tuvironse reuniones en varios condados o distritos, para popularizar mas la idea de las Escuelas Normales. Mr. Mann, nombrado Secretario del Consejo de Educacin, la apoy con entusiasmo. John Q. Adams i Daniel Webster se prestaron de mala gracia a asistir a una de esas convenciones, abstenindose, empero, de tomar la palabra en su favor, por la ignorancia del asunto discutido, segn dijo uno, i por causa de un refriado el otro. Oyeron, sin embargo, i sus elocuentes lenguas se desligaron al cabo, hasta pronunciar dos discursos en apoyo de la idea. De todo esto se tom nota, i estas oraciones se distribuyeron impresas a cada una de las Comisiones de Escuelas, a todos los prrocos en el Estado, i a cada uno de los miembros de la Lejislatura de 1838. El Consejo de Educacin encarg al Secretario pronunciara un discurso sobre Escuelas Normales i Reforma de las Escuelas ante una asamblea que se reunira al efecto en la Sala de Sesiones de la Lejislatura. El Gobernador, en su Mensaje anual, recomend la fundacin de una Escuela Normal. Un rico comerciante, Mr. Dwight, ofreci diez mil pesos, si la Lejislatura asignaba otro tanto con el mismo objeto. La le se dict, la ejecucin de la obra fu encomendada al infatigable Mr. Mann.

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VI. LOS RESULTADOS PRACTICOS. As comenz el movimiento, que arrastr luego con su fuerza de impulsin a toda la Nueva Inglaterra, que sigui de cerca Nueva York, i fueron iniciando sucesivamente los otros Estados de la Union. A los meetings i discursos s siguieron peridicos, i numerosas obras sobre educacin. Viajes por Europa de hombres competentes; modelos de arquitectura para la ereccin de Escuelas, de las que, en solo los ltimos diez aos, se han construido tantas i tan suntuosas i adecuadas, que reunidas todas, formaran ciudad mas esplndida que la mas soberbia capital del mundo; i si, en vez de templos, hubieran de aadrseles los monumentos erijidos en los Estados Unidos para Colejios, Institutos, Escuelas Normales, Bibliotecas, Museos i Academias de Bellas Artes, el Paris monumental quedara eclipsado, i la antigua Boma, solo en clsica belleza, so encontrara a sus anchas, con el Coliseo i las Thermas de Caraccalla. La casa de oro de Nern, por mas que la creyera digna habitacin del hombre, seria mui pobre cosa al lado del Instituto de Cooper, levantado a las ciencias i a las artes por la sola munificencia del vecino de Nueva York, cuyo nombre lleva. Vivsima es la pintura que de aquella poca de creacin hacia Mr. Mann incidentalmente en un discurso en el Congreso. "Vengo de una sociedad, deca, donde los conocimientos se estiman al lado de la virtud en las clasificaciones de las ventajas personales. El pasado diez de Abril, antes de abandonar mi casa para venir aqu, asist a la dedicacin de una escuela en Boston que habia costado 70,000 pesos. El Correjidor Mayor presidia, i se hallaba-presente cuanto hai de notable en la capital. En los peridicos que me llegan, leo que el lunes de esta semana se dedic otra escuela en la misma ciudad, i que el Correjidor aseguraba que las escuelas que en estos tres meses se haban completado en la ciudad tenian de costo 200,000 pesos. El mircoles de esta semana una nueva Escuela Superior ha sido dedicada en Cambridge. Mr. Everett, Rector de la Universidad de Harvard, se hallaba presente, i diriji a la asamblea con su acostumbrada elocuencia un bello discurso. Esta Escuela, como las otras dos dedicadas en la misma semana, han debido costar 25,000 pesos. En la semana pasada, hzose la dedicacin de otra Escuela Superior de un jnero mas elevado i dispendioso en la vecina ciudad de Charlestown, en presencia de las autoridades civiles i el clero. Pero no son solo correjidores de ciudades i rectores de colejios los empeados en la obra de levantar templos de educacin al servicio de la juventud. Desde que estoi aqu, el Gobernador de la Repblica, Mr. Briggs, se ha trasladado a Newburyport, a asistir a la dedicacin de una Escuela que costaba 25,000 pesos. Como el pueblo congratulase al Gobernador por honrar con su presencia este acto: n, contest, he venido por lo que el acto me honra a m. El colejio de Harvard ha recibido en el ao 200,000 pesos en donaciones, i otro tanto i mas los otros dos. Estas medidas son parte de un gran sistema que vamos llevando a cabo para la elevacin de la raza humana."
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No es este el caso de seguir el curso de las aguas de aquella milagrosa fuente que estall al choque de la vara del Aaron de la Repblica i de la libertad el sentimiento pblico. Materia ser esta de libros especiales o de posteriores informes. Por ahora bstame sealar por montones calculados a ojo de buen varn los resultados. Despus de cuatro aos de la guerra mas colosal i dispendiosa, guerra que habra agotado los recursos de toda otra nacin, entraron en cajas del Tesoro de los Estados Unidos el 31 de Agosto, solamente por el ramo llamado de rentas internas, dos millones cuatrocientos treinta i un mil pesos ($2,431,115.21); i si aun es posible buscar trminos de comparacin en las rentas de las antiguas i grandes naciones del mundo, seria vano empeo buscar en ellas muestras tan visibles de aquellas otras manifestaciones del poder i grandeza de las naciones, precisamente porque estn en las fuentes de donde fluyen las producciones. El octavo censo decenal do los Estados Unidos, i oros documentos autnticos, establecen los incontrovertibles hechos siguientes. habia en 1860 trescientos treinta i nueve colejios, con mil seiscientos setenta i ocho profesores, i veinte i siete mil ochocientos veinte i un alumnos; seiscientas ochenta i cinco Academias i Escuelas particulares con doce mil doscientos sesenta maestros i doscientos sesenta i tres mil noventa i seis pupilos; ochenta mil novecientos setenta i ocho Escuelas Comunes, con tres millones trescientos cincuenta i cuatro mil once alumnos, lo que hace ochenta i dos mil establecimientos de educacin, o sea uno para cada tres mil habitantes. Los habitantes adultos mantenan en ejercicio activo su inteligencia por medio de trescientos ochenta i seis diarios, los cuales ponen en circulacin diaria un milln cuatrocientos setenta i ocho mil cuatrocientos treinta i siete ejemplares. Ciento cuarenta i seis peridicos semi-semanales i tri-semanales; i tres mil ciento cincuenta i tres peridicos por semana, que hacen circular siete millones quinientos sesenta i cuatro mil trescientos catorce ejemplares. Esta suma enorme de publicaciones al alcance de todos, subministra un ejemplar para cada tres habitantes, sin excluir los nios que no pueden leer. Para las personas mas avanzadas en instruccin, ofrcenseles abundante materia: diez i nueve revistas trimestrales, quinientos veinte i un Magazines literarios, i doscientos setenta i una publicaciones relijiosas, la mayor parte semanales. A estos datos podemos aadir otros que conducen a los mismos resultados. La propiedad avaluada en 1850 en 7,135,780,228 pesos, ascendi en 1860 a 16,159.016,068; es decir, que la presente jeneracin, en solo diez aos, dobl el valor de la propiedad acumulada por la labor de ocho jeneraciones en tres siglos. El consumo de libros anda en proporcin: las Bibliotecas pblicas se cuentan por millares; los diarios i opsculos se menudean en las bocas calles. En la maana todos van marchando a sus negocios, el cochero, el comerciante, devorando a la lijera el diario. El consumo de libros de enseanza est en proporcin de la masa que aprende. El silabario de Webster se vende a milln i medio de ejemplares al ao; la Jeografia de Mitchell 600,000; la Gramtica de Smith 120,000, i testos de Holbrook 500,000; Historia pintoresca de Goodrich
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110,000; Jeografia de Cornell 250,000; Aritmtica de Thompson 150,000; Jeografia fsica de Colton 120,000. Libros de himnos, catecismos i libros para bibliotecas de las Escuelas Dominicales 2,000,000 por lo menos; i todo jnero de libros de escuelas, de siete a diez millones de ejemplares al ao. Libros bblicos impresos en la Casa de la Biblia 1,592,196. Libros salidos del depsito 1,500,578. Suma total de libros distribuidos por esta Sociedad en cuarenta i ocho aos de existencia, 18,854,296; las hojas volantes sobre moral (Tracts), que son pequeos opsculos distribuidos gratuitamente al pueblo, en treinta aos, 31,247,072 en ingles i otras lenguas; costando millones anuales la distribucin de Biblias en todos los idiomas i en paises lejanos. Como no da siempre el que posee, sino el que sabe sentir, por la educacin i refinamiento de las afecciones del corazn, aadiremos para ilustracin de los efectos de la universal educacin algunos datos recientes. Contribuciones voluntarias reunidas en los Estados del Norte i del Oeste para ayuda i auxilio de los soldados i sus familias durante la guerra i otros ...................$187,209,608 Para cuidado i alivio de los soldados 24,044,865 Para atender a desgracias en Europa 380,140 Para libertos i refugiados 639,644 $212,274,257 El monto total de fondos para Escuelas Comunes en todos los Estados, de los cuales la mayor parte, en los Nuevos Estados, pasa de cincuenta millones, mientras que no bajan de ocho millones las dotaciones de colejios, universidades i escuelas profesionales. Como se ver las proporciones estn invertidas en la Amrica del Sur. Como que la Educacin Superior est de hecho circunscrita a las clases gobernantes, educadas i aristocrticas, las rentas del Estado se acumularan en torno de ellas. Aqu es lo contrario. El Estado no tiene obligacin, aunque inters tenga en proveer a los pleiteantes de abogados, a la iglesia de ministros &a. Su inters de Estado es prover de educacin a cada partcula del Estado, para que cree la riqueza i forme la opinin i la lei. Los particulares por sus afecciones locales, o de ideas, o de ramos especiales de ciencias, cuidan de fomentar con sus propios fondos los seminarios de saber; i asombra, porque es sin ejemplo en la redondez de la tierra, la prodigalidad con que se hacen estas donaciones. Durante los dos ltimos aos de la guerra civil, como si el sentimiento de la libertad en peligro acudiese instintivamente a robustecer las raices del rbol que produce aquel opimo fruto, la intelijencia, h aqu el fenmeno que se ha observado.
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objetos ....... ....... ..............

El Colejio Bowdoin, de Maine, recibi una donacin de 72,000 pesos, cincuenta mil de los cuales venan de una sola mano. El Colejio Dartmouth, New Hampshire, ha recibido 47,000 pesos. Colejio Middlebury, ha recibido 10,000 de un legado. Colejio William, 25,000 de una donacin. El Colejio Amherst ha recibido mas de 100,000 pesos en sumas de 60,000, 40,000, 20,000 cada una. Colejio Harvard ha recibido un legado de 400,000 pesos. El Seminario de Andover 50,000 pesos, de ellos 30,000, de una sola mano. El Colejio de Yale ha recibido, incluyendo 135,000 pesos del Gobierno de los Estados Unidos para su escuela de Agricultura, 450,000 pesos, a los cuales haya quiz de aadirse bien pronto 100,000 mas. El Informe establece que de las sumas dadas por individuos en donaciones separadas, se cuentan de 85,000, 50,000, 30,000, 25,000, 20,000, 12,000 pesos. El Colejio Trinidad, en Hartford, Connecticut, ha recibido cerca de 100,000 pesos. La Universidad de Nueva York ha recibido 60,000 pesos. El Colejio Hamilton mas de 100,000 pesos. Colejio Rutgers, en Nueva Jersey, mas de 100,000 pesos. Colejio Princeton, en Nueva Jersey, 130,000 pesos, de los cuales 30,000 de una sola mano. La Universidad de "Washington, 50,000 pesos; 25,000 de un ciudadano de Nueva York, i 25,000 de uno de Boston. El Seminario de Teoloja de Chicago ha recibido 80,000 pesos. El Colejio Protestante en Syria, Asia, 103,000 pesos de ciudadanos americanos. El Colejio Lafayette, en Pensilvania, 35,000 pesos.

VII. REFLECCIONES FINALES. PARA qu, despus de lo que precede, abundar en amonestaciones que se dejan presentir? La Sibila desoda quemaba uno de los tres libros que contenanlos orculos del Destino. Despreciados sus consejos de nuevo destrua el segundo, exijiendo por el tercero el mismo precio que por los dems. Otro camino debemos seguir, cuando las verdades son del dominio pblico. Desatendidos por un Estado, dirijiramos las mismas palabras a dos: i si no fuesen aun escuchadas, nos volveramos a todos los pueblos i gobiernos sur-americanos. "Por estos detalles i otros que omito por millares, vse que la educacin comn es en todas partes de ayer, i que un buen sistema jeneral solo ha necesitado diez aos para cambiar completamente la fisonoma del pas. Podemos educar todos nuestros nios en cinco aos mas, si los propietarios, las municipalidades, el sacerdocio, el gobierno, los publicistas i la opinin pblica en jeneral toman a pecho la obra. Todo est ya creado, todo examinado i preparado. El cuerpo existe; fltale el soplo de vida, que le d animacin i decirle: marcha. El Gobierno no har nada, sin la cooperacin entusistica del pblico. La fundacin del sistema de instruccin comn, universal, importa una revolucin pacfica
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encabezada por el Gobierno. Diez aos han demostrado (en Chile) que en este punto no se puede mandar, ni basta la accin administrativa a secas. Es preciso cambiar de rumbo i asociarse el pueblo. . Es preciso apelar a todos los sentimientos, escitar todas las esperanzas, abandonar toda tradicin gubernativa, i rehabilitar cuanta tendencia til i sincera est abatida. El peligro es inmenso, permanente, i crecer de dia en da; porque crecen con maravillosa rapidez las fuerzas industriales que se desenvuelven en torno de nosotros, i afectan nuestros medios de vivir i de prosperar. Reconcentremos todas nuestras fuerzas sobre nosotros mismos, i sin descuidar la poltica esterior de conciliacin i de unin pacfica entre los miembros dispersos de la infeliz, de la rezagada, de la impotente estirpe espaola en Amrica, amacijo triste de todos los errores humanos acumulados en cuatro siglos sobre nuestras cabezas, levantmonos por un supremo esfuerzo; i en lugar de intentar construir una torre de Babel para salvarnos de la creciente que nos invade, u ofrecer a la adoracin de los pueblos un dolo dorado, parado sobre aera, construyamos de granito la base, para hoi, i sobre todo para maana, que es cuando mas se har sentir su necesidad. El injeniero militar que sitia una ciudad, no se obstina locamente en tomar por asalto sus murallas, sino que levanta otra paralela, i la eleva mas alta si puede, hasta dominar la contraria con sus fuegos. Se levanta el nivel de civilizacin, de industria, de instruccin, de libertad en el Pacfico? (Australia i California). Levantemos nosotros nuestro suelo a igual altura, sin pretender abordarlo simplemente con diques deleznables. Al mar fsico, todava puede la industria humana como Dios, decirle de aqu no pasars; pero al ocano del progreso combinado de toda la tierra, no hai dique que lo contenga. Es preciso subir con l, o perecer sepultado bajo sus hondas. Tal es la revelacin que el examen de nuestra condicin social nos hizo veinte aos ha, desde cuya poca venimos consagrando nuestra existencia a estudiarla, contando con que llegara una poca, en que los poderosos de la Amrica del Sur, los hombres de estado que dirijen sus gobiernos con tan poco xito, los publicistas que la estravian, las preocupaciones que la ciegan, los intereses egostas que la embarazan el camino, la ignorancia i la pereza con ttulos de suficiencia, todas nuestras ideas recibidas i nuestros intereses creados, pediran remedio a males para ellos desconocidos, a dolencias inveteradas, a parlisis gubernativa, industrial, e intelectual.' El remedio est ah: Educacin A TODOS, COSTEADA POR TODOS Hace trescientos cincuenta i siete aos a que entr en las lagunas de Venecia un buque con la noticia de que Vasco de Gama habia doblado el Cabo de Buena Esperanza; Venecia sucumbi por no atreverse a abandonarla vieja ruta de Suez, i seguirlos consejos, del pobre Colon, que le mostraba otro i mas recto derrotero a la India." Esto decamos en Chile en 1855, a orillas del Pacfico, los accidentes del terreno cambiasen al oriente de los Andes mismo repetian los ecos en las costas del Atlntico; i esto mas deciamos en 1858 a la Repblica Arjentina.
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"La falta de educacin de nuestro pueblo ha esterilizado la mas pinge riqueza de nuestros campos. Los productos de la leche son en todos los pases superiores en valor al que tienen nuestras vacas; pero para obtenerlos se requiere otro sistema de cria mas adelantado; residencias de campo mejor acondicionadas; pueblo mas sedentario e industrioso, en una palabra, los hbitos i la educacin que nos faltan. Una poderosa corriente de emigracin se dirije a nuestras playas; i su feliz afluencia llenar los vacos que sobre superficie tan vasta dej un mal sistema de colonizacin. Pero el emigrante del medioda de Europa nos trae por lo jeneral brazos robustos, mayor actividad para adquirir, i no pocas veces igual destitucin de educacin que aquella de que adolecemos. Esas masas de hombres que vienen buscando una patria, aumentan lejos de disminuir los inconvenientes de nuestro propio atraso. Mas activos, mas econmicos que los habitantes oriundos, ellos acumulan partcula por partcula la riqueza, invaden todas las profesiones, acometen todas las industrias, obtienen la preferencia en los trabajos, con decadencia visible de la idoneidad del antiguo colono, disipado, inerte i mal adiestrado ; i cuando la familia viene a consolidar la existencia del inmigrante, si no ha llegado a la fortuna, el nuevo arribante, i el descendiente de los pobladores primitivos, perpetan la emigrada i la nacional ignorancia i barbarie. Bajo el sistema actual en diez aos tendremos un milln de habitantes, mas enrjicos, mas emprendedores, i mas inquietos que los que dej la colonizacin, i se han estado esterminando en guerras civiles, por no haberles dado educacin, i por falta de direccin til a la actividad de las pasiones humanas. Tal es entre otros el objeto de crear un poderoso SISTEMA DE EDUCACIN COMN, a fin de adaptar nuestro modo de ser, a los progresos de la civilizacin que nos toma de improviso, i se desvirtan i resienten de nuestra incapacidad para manejarais complicados resortes. Necestase para ello una impulsin jeneral de la sociedad inteligente i acomodada en favor de la otra menos favorecida. Necestase QUERER, como quisimos ser independientes, i lo fuimos en quince aos de esfuerzos perseverantes i comunes; como quisimos ser libres i ya vamos en camino de serlo. Necestase querer para ser pueblo intelijente e industrioso en masa. En las Escuelas Comunes se disciplinar la moralidad de la jeneracion que en seis aos mas, va a entrar a la liza de la vida. En las Escuelas se preparar la intelijencia que domina la naturaleza, que maneja el vapor como ajente de impulsin, que mejora las razas de animales, o los somete a la palabra de Rarey, o convierte en seda su tosca lana. Nuestra fcil tarea ser mostrar los medios, sealar los escollos, guiar las voluntades. Por lo que a nosotros personalmente hace, puede perdonrsenos una escesiva confianza, si despus de haber visitado exprofeso la Europa i los Estados Unidos, trabajado quince aos en Chile, consultado cuanto en la materia se ha escrito, frecuentado a los hombres especiales del mundo, estudiado todas las lejislaciones i visto su aplicacin en todos los pases, nos presentamos, en el nuestro, sin el entusiasmo de los primeros aos, pero con la esperiencia de los maduros, a decir, sin vanidad i sin modestia ANCHE IO!"
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Lo que habamos dicho a Chile i a la Repblica Arjentina en el estremo sur del Continente, desde 1842, repetamoslo bajo el tibio sol del antiguo imperio de los Incas en Lima, en nota confidencia a los Miembros del Congreso Americano que se reunan, "para proveer a una poltica de conciliacin i de unin pacfica, entre los miembros dispersos de aquella infeliz, rezagada e impotente estirpe espaola en Amrica, amacijo triste de todos los errores de la humanidad, por cuatro siglos acumulados sobre nuestras cabezas;" permitindome sealarles brevemente las causas, i apuntando un medio de comenzar a ponerles remedio. Se ha reproducido aqu esta esposicion de causas, porque es la ejecucin anticipada del plan propuesto, i que fue aceptado en jeneral por el Congreso. El silencio guardado hasta aqu por los respectivos Gobiernos para con el autor, quiz no sea mas que el efecto, i otra prueba evidente, del estado patoljico de la Amrica del Sur, sorda en todas partes a todo llamamiento hacia el buen camino: ciega a los signos de los tiempos i a su propia conveniencia.

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PRIMERA PARTE.

HORACIO MANN.

INAUGURACIN DE SU ESTTUA. LA siguiente correspondencia, vertida a nuestra idioma, esplica mejor el objeto e intento que hemos tenido en vista al emprender este trabajo; i le damos un lugar aqu como la mas apropiada introduccin a la vida de este eminente hombre. NUEVA YORK, 8 de Julio de 1865. SRA. MARIA MANN, Concord. Mi ESTIMADA SEORA : He visto en los diarios que se ha levantado una estatua a la memoria del finado Seor Horacio Mann en el patio de la Casa de Gobierno (State House), i al frente de la otra erijida a Daniel Webster, como un testimonio de la gratitud del pueblo de Massachusetts al ilustre esposo de Vd. Si lo hubiera sabido a tiempo, habra corrido, o mejor dicho, habra volado a unir mis aplausos con los de la multitud, cuando estaban rindiendo a aquel gran hombre este solemne tributo de justicia. Habindome sido negado este placer, permtame Vd. manifestarle por esta carta la mas profunda veneracin, que siempre he profesado a Mr. Mann, i congratular a Vd. por la lejtima satisfaccin que este acto debi procurarle. Tal vez Vd. haya olvidado por este tiempo mi nombre; mas si el apreciar a Mr. Mann fuese un ttulo para merecer la estimacin de Vd., puedo asegurarle que nadie puede tener un mas alto aprecio de su carcter i servicios. En 1847 tuve el honor de ser presentado a l en su casa en West Newton; i si mal no me acuerdo, Vd. misma nos sirvi de intrprete durante nuestras largas conferencias sobre asuntos de educacin, i tuvo ademas la bondad de darme a conocer las costumbres i peculiaridades del pueblo en que vivan. Mr. Mann me present tambin al Gobernador i autoridades del Estado, quienes me obsequiaron jenerosamente un ejemplar completo del "Common School Report and Journal" (Diario e Informe de la Educacin Pblica), as como una serie del "Abstract of School Returns" (Resumen de los informes de Escuelas)) hechos al Consejo de Educacin por Mr. Mann, que era entonces su Secretario i Superintendente de las Escuelas Pblicas. Armado de estos documentos i de una coleccin de sus lecturas, informes i discursos, i nutrido con su instruccin oral, volv a la Amrica del Sur, i durante estos ltimos aos no he hecho mas que seguir sus huellas,
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tomando por modelo sus grandes trabajos para' organizar la educacin en Massachusetts. Mi mejor i mas segura guia fueron el dijesto de leyes i reglamentos que regulan aquel bello sistema de escuelas, que son la mas rica herencia legada por Mr. Mann a sus compatriotas. Recuerdo a Vd. estos hechos, para mostrarle que Mr. Mann, sin saberlo, como sucede a menudo a hombres de su gran jenio, estaba estendiendo la esfera de sus servicios mas all de su propio Estado i nacin, contribuyendo a la mejora de paises remotos, donde sus talentos i virtudes eran debidamente apreciadas, habindosele rendido un merecido tributo al saberse su justamente lamentado fallecimiento. En una comunicacin que precede a mi Informe dirijido al Gobierno de Chile, dndole cuenta de la comisin que me confi para examinar i estudiar los sistemas de instruccin pblica en Europa, i aludiendo a su obra titulada: "Viaje Educacional," que conoc por primera vez en Inglaterra, decia lo siguiente: "Mr. Mann, partiendo desde el Norte de Amrica, i guiado por los mismos motivos, me preceda dos aos en la misma empresa que yo haba acometido desde el Sur del Continente; i salvo las diferencias que las peculiaridades de nuestros respectivos idiomas establecen, habamos recorrido los mismos paises, i examinado las mismas escuelas; de manera que sus observaciones corroborbanlas mias. Desde que este importante escrito cay en mis manos, tuve ya un punto fijo a donde dirijirme en los Estados Unidos; i poco despus de mi arribo se me proporcion la satisfaccin de tratar personalmente a este noble promotor de la educacin, recojiendo en la intimidad que establecan nuestras simpatas comunes, mil informaciones tiles de que he sacado gran provecho." De aqu inferir Vd. que el nombre de Mr. Mann fue para, m, durante todos mis trabajos i esfuerzos por la educacin, lo que las obras de San Agustn para los predicadores. Aunque a riesgo de renovar recuerdos tristes en su nimo, me permito incluir a Vd. algunos estractos de un artculo que publiqu en los Anales de la Educacin Comn de Buenos Ayres, cuando me lleg la noticia de su muerte. La estatua inaugurada en honor de Mr. Mann, pocos aos despus de haber salido de su laboriosa vida, forma poca en la gran revolucin por que estn pasando las naciones libres en sus objetos de adoracin; i es ciertamente un motivo de orgullo lejtimo para m, el haber anticipado diez i ocho aos el juicio emitido tan solemnemente en esta ocasin por la Atnas de la Amrica. Puedo decir as con nfasis, que adivin entonces su pensamiento. Habiendo llegado a este pas con una misin diplomtica de la Repblica Arjentina, mi propia patria, en la cual estn incluidos en una gran parte el estudio de todas las mejoras i los adelantos de la educacin, mi estimado amigo, el Sr. Eduardo E. Davison, nuestro Cnsul en esta ciudad, que conocia mi entusiasta veneracion por Mr. Mann, me obsequi un ejemplar de su "Vida," el cual he ledo con el doble inters que inspiran el
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objeto de mi especial admiracin, i el estar escrita por Vd., a quien creo haber tenido el honor de conocer antes en West Newton. Tengo el pensamiento de acometer la traduccin de este libro al espaol, adaptndolo a las ideas i necesidades de la Amrica del Sur; i aprovecho de esta ocasin para solicitar de la autora el permiso de abrir a los ojos de mis paisanos los tesoros que contiene en sus pajinas. La historia de la Amrica del Sur carece de buenos ejemplos i modelos, de modo que, intentando practicar las instituciones libres, se encuentra con que la libertad es un instrumento con doble filo, que demanda una destreza particular para manejarlo sin peligro de s misma; mas aunque ensangrentada i herida por su propia mano, no desespera todava de adquirir un dia la precisa rehabilitacin para seguir el camino que le estn abriendo los Estados Unidos. La educacin del pueblo es la primera necesidad de la Amrica del Sur, i entre sus Estados hai algunos que han hecho esfuerzos considerables para difundir la educacin en todas las clases. La "Vida de Horacio Mann," la relacin d sus triunfos en Massachusetts, de su dedicacin i sacrificios, puesta al alcance de todos, i coronada como fue por este elocuente testimonio de la gratitud de un pueblo, al levantar esta estatua a su benefactoruna tal obra no podra dejar de encontrar imitadores en todas partes, como las Vidas de Plutarco han estimulado hechos heroicos e inspirado nobles actos en los pechos de la juventud; as como la Vida de Washington ilumin la oscura senda de Mr. Lincoln por las selvas; como la de Franklin ha servido de ejemplo a tantos de sus ilustres compatriotas para vencer los embarazos que trababan los primeros pasos de su carrera. El anche io de los artistas est escrito visiblemente en la vida de centenares de hombres grandes formados por s mismos de que abunda la historia de las ciencias, de las artes, de la poltica, &a. en los Estados Unidos. La Vida de Mr. Mann ser una poderosa palanca para levantar algunos corazones jenerosos, i dar una direccin til a sus filantrpicas aspiraciones. Esperando tener pronto la oportunidad de presentar a Vd. en persona mis respetos, i la espresion de la alta consideracion que me merece, quedo de Vd., mi estimada seora, su afectsimo i humilde servidor. D. F. SARMIENTO. ---------------------------CONCORD, 13 de Julio de 1865. SR. D. F. SARMIENTO, Nueva York. Mi QUERIDO SEOR : he tenido el placer de recibir hoi su mui agradable carta, a la cual me apresuro a contestar, para significarle la gran satisfaccin que naturalmente ha producido en m un tributo tan cumplido como el que Vd. paga en ella a la memoria de mi lamentado esposo.
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Recuerdo mui bien la mui agradable visita que nos hizo Vd. en "West Newton, i lo que sent que mi parlanza francesa estuviese tan enmohecida; pero a despecho de todo eso, Vd. nos suministr tantos conocimientos i nos caus tal impresin por su empeo i devocin a los mas altos intereses de su patria, que muchas veces hablbamos de Vd., pues nadie interesaba tanto a mi amado esposo, como aquellos que tenan miras tan elevadas i filantrpicas para comprender i sentir, que solo mediante el cultivo de la naturaleza entera del hombre, i habilitndolo para disponer de "sus derechos inahenables," la sociedad puede alcanzar el destino marcado a la humanidad por su Creador. Por esto recibimos con tanto gusto el libro de Vd., i espero que recibirla el debido acuse que le hicimos de l. La estatua fue dedicada el 4 de Julio, a consecuencia de una sbita resolucin de la comisin encargada de este asunto por razones especiales. Muchos amigos que habran venido gustosamente, deploraron igualmente este contratiempo. Mas era una ocasin mui apropiada para ello; pues que este monumento era inaugurado el primer aniversario de nuestra independencia, en que nos pudiramos honrosamente proclamar una nacin de libres, i al hombre que tan reciamente habia trabajado por esta causa; i esto aconteca en Massachusetts, que habia sido el esforzado campen de la libertad de todos los hombres. Quin dudar entonces que el espritu invocado en aquel instante rio haya visitado de nuevo la tierra i mezclado su goce con el de nosotros pobres mortales, que andamos aun a tientas en las tinieblas, deseando, aunque temblando de miedo, que todo saldr bien al fin, i que no perderemos todo lo que hemos ganado en esta guerra de purificacin, si se niega el derecho de sufrajio a la raza recien emancipada? Enviar a Vd. sus discursos en contra de la esclavitud pronunciados en el Congreso. Tengo esperanza de publicar toda la coleccin en una edicin uniforme con la "Memoria." Su grata proposicin de traducir este bosquejo imperfecto de su noble vida, la acepto mas bien con gratitud. Remitir a Vd. un prrafo que debi haberse impreso en la "Memoria" inmediatamente despus de su oracin al recibirse de bachiller, con que se cierra el primer volumen. Si realiza su propsito de traducirla al espaol, le ruego que lo aada. Le envi otro Bosquejo de su vida escrito algunos aos ha por un abogado, i publicado en una obra titulada: "Retratos de distinguidos Americanos," por el Sr. Juan Livingston. Se encuentra en l la estadstica completa de su vida i trabajos, que por esta razn yo no he querido repetir en mi "Memoria," que me fue preciso reducir mucho para llenar las deseos del editor. Tambin envi a Vd. otra edicin de la misma antedicha biografa hecha por el Dr. Enrique Barnard, de Connecticut, en su "Diario de la Educacin," en que van aadidos otros asuntos relativos a educacin. Tal vez le convenga a Vd. mejor traducir estos bosquejos en lugar de mi mas voluminosa " Memoria." Solo despus de haber publicado su duodcimo Informe anual, se vino a apercibir el Consejo de Educacin de la magnitud de las tareas de Mr. Mann, que eran al menos el doble de lo que aquel le habia indicado o autorizado, i que en muchos casos eran gratuitas i a su propia costa. Habia sido todo su empeo desde un principio el hacer lo menos costoso posible al
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Estado esta gran reforma, para no dar con ello asidero al partido democrtico, que gobernaba durante una parte del tiempo en que l desempe la Secretaria del Consejo. I aqu es preciso advertir a Vd. que lo que llamaramos la democracia ideal, nunca fue representada por el partido titulado democrtico, que a menudo esquivaba la luz de las reformas. Por esta razn jamas dio a conocer la necesidad en que se encontraba de un ayudante o secretario privado, i en aquellos dias de embarazos pecuniarios tuvo que sufrir mucho por esta causa. Mas cuando renunci su puesto, hizo presente esta falta absoluta, para que su' sucesor no careciese de este indispensable auxilio. Vd. se equivoca al suponer que Mr. Mann cre entonces el empleo de Secretario. El fue nombrado para este destino por el Honorable Eduardo Everett, que era Gobernador de Massachusetts. Sin duda que por su manera de desempearlo dio a esta oficina una importancia, que no habra tenido en manos de otro menos interesado por la causa, para quien tal vez habria sido de poco valor. Al sptimo ao de estar en la Secretaria, fue a Europa enteramente a su costa, i el Informe en que dio cuenta de sus estudios sobre Educacin, no se public a beneficio suyo, sino como ocupando el lugar de un Informe Anual. El "Diario de la Educacin Comn," un peridico dedicado a la causa i mejora de la educacin i redactado por Mr. Mann, sin subvencin pecuniaria de nadie, no contaba con un nmero suficiente de suscritores para hacerlo productivo, a menos que no fuese para los editores. Por diez aos redact esta publicacin sin compensacin alguna i con gran dispendio de tiempo i trabajo; i el editor la continu despus unos pocos aos mas. El Reverendo Carlos Brooks fue el primero que indic la formacin de Escuelas Normales en este pas. Debera conocer Vd, a este digno caballero, que se port con mucha enerjia i perseverancia en hacer prevalecer este ramo de la educacin, que Mr. Mann i su escelente cuerpo do maestros han elevado a tan alto grado de esplendor; i contina mejorndose aun i ensanchando cada da mas su plan de estudios. Perdneme Vd. si le escribo una carta demasiado larga sobre un asunto de tanto inters para m. Con todo respeto, me suscribo de Vd. su amiga, MARY MANN. He aqu el artculo de los Anales de la Educacin (N. 10, Vol. I, pj. 298) aludido en la correspondencia anterior: "La quincena pasada ha sido fecunda en fallecimientos de personas notables. Entre estos debo notar al elocuente campen de la educacin popular, Mr. Horacio Mann, a quien tanto cita el Sr. Sarmiento. Estaba dotado de fuerza de carcter, celo i un entusiasmo abrasador por la causa educacional, i sus esfuerzos contribuyeron a propagar, en el pueblo de Massachusetts principalmente, las semillas que hoi estn produciendo tan abundantes frutos." Correspondencia de Nueva York al Mercurio de Valparaso.
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En estos trminos nos llega la noticia de la muerte de uno de los hombres mas modestos, i del carcter mas honorable que hayamos tenido la fortuna de conocer i estimar. Un dia va a llegar en la historia de la especie humana, que por haber sido precedido por un largo crepsculo, no herir tan vivamente el nimo de los contemporneos con su esplendor, como fascina desde ahora su espectacion. Qu es, qu fue el pueblo, la masa de la humanidad, desde la vida salvaje hasta que el Ejipto, la Grecia, Roma i la Edad Media se elevaron por la cultura de una casta sacerdotal, o de patricios o nobles? Si la Revelacin y la dignidad del hombre no hubieran fijado nuestras ideas a este respecto, podramos preguntarnos si hai alma en el salvaje, que dijiere en el torpor del embrutecimiento, durante dias de silenciosa inmovilidad, el fruto de rapias que obtuvo por el esfuerzo combinado de la tribu, saqueando, degollando cuanto cae bajo su dominio. El guila que desciende de las nubes para arrebatar su presa, el tigre que sacia inocentemente su hambre, sea hombre o bestia lo que devora, no tendrn alma tambin? Quiere mas a sus hijuelos la india que la gata? I, sin embargo, las manifestaciones son en ambos casos las mismas. Pero tales son los comienzos del hombre; la idea de Dios, de un sistema moral, de responsabilidad, no han nacido en la tribu del desierto, por mas que se lo hayan persuadido as los que la tienen heredada; sino que con el trascurso de los siglos, i por la trasmisin del pensamiento humano, a medida que avanza con la civilizacin, ha venido crendose una razn en el animal, que por la especialidad de su cerebro era capaz de refleccion, i por la singular conformacin de su lengua era susceptible de significar en palabras las ideas i trasmitirlas. Menos aparente que en los salvajes, ha sido en la masa comn de la humanidad, en las diversas naciones civilizadas hasta ahora poco, esta orijinal bestialidad del hombre. Las naciones' cultas fueron siempre civilizadas por una clase privilejiada, por un sacerdocio, o una nobleza, o una casta que ejerca el poder, posea riquezas i cultivaba la intelijencia. Las naciones modernas mismas participan de este carcter. La Francia, la Inglaterra, la Italia i otras descuellan por sus adelantos en las ciencias; i, sin embargo, en aquellos paises la masa comn es en parte mas pobre, a veces mas degradada, casi siempre mas ruda, ignorante i preocupada, que en los pueblos al pai-ecer menos adelantados. S, pues, llegase un dia en que todos los habitantes de un pais, hombres i mujeres, ancianos i jvenes, pobres i ricos, poseyeren una cierta suma de conocimientos, i la aptitud de adquirir cuantos hubiesen menester para su elevacin i bienestar; todas esas masas (que as se llaman, masas, para indicar por la palabra misma su afinidad con la materia bruta, su estado de inaccin), se dispersarian en individuos aptos, de manera que no hubiera masas, por no haber punto mas elevado en la humanidad desde donde contemplarlas. Cuando esto suceda, el pas donde se realize presentar un fenmeno desconocido en la historia del mundo : un pueblo de sacerdotes, de patricios i de nobles, i de sabios a la vez, sin plebe, sin masas, sin grei; un teatro de accin cuyo centro estar en todas partes ; un poder pblico, sin
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formas, sin compulsin como sin obediencia; porque todos obedecern instintivamente a las leyes de la razn, como sucede ya entre las clases educadas i morales, en que el robo a mano armada i el homicidio, que era una virtud esclusiva de los nobles de la Edad Media, han desaparecido. I si la humanidad pudiese, cuando esa feliz poca llegue, buscar en sus tradiciones histricas el nombre de los hombres que produjeron ese cambio profundo en la condicin de la humanidad, encontraria el de Lutero como iniciador del movimiento, sin prevision de los resultados i sin intencin de producirlos; i a Mr. Horacio Mann, de Massachusetts como el realizador de la innovacin, con plena conciencia de su obra, con el ardor del Apstol de las Jentes que reduce a ciencia el sentimiento, con la terca persuacion de Colon que completa la jeografa del globo, desde que se sabe a ciencia cierta que es globo el planeta que habitamos. Tal es mi respuesta a la observacin del corresponsal de Nueva York que halla un tanto exajerada nuestra profunda veneracin por Mr. Horacio Mann, a quien conocimos i tratamos en su humilde morada de West Newton, en los alrededores de Boston, viviendo pobre de un salario escaso, i siguiendo con perseverancia la obra que habia comenzado en 1837, cuando fue nombrado Secretario del Consejo de Educacin de Massachusetts, compuesto de sectarios, especie de polica relijiosa, pero sin iniciativa ni capacidad en sus miembros para la obra de que era Mr. Mann el nico operario. Es que el autor de aquellas observaciones no tiene motivo de conocer la literatura, diremos as, de la educacin popular, ignorando, por tanto, que en Europa i en Amrica eran raros antes de Mr. Mann, i no abundan todavia, los hombres que descollaban en este ramo; pues Mr. Cousin que habia descrito las escuelas i universidades de Prusia i otros puntos de la Alemania, desempeaba en ello una comisin, no habiendo ni antes ni despus prestado atencin a este asunto. Podramos nombrar uno por uno los educacionistas del mundo, i darle a cada uno su prez, sealando la parte lejtima que le corresponde en la grande transformacin de la especie humana, i en la destruccin de la masa popular, habilitando a toda la raza para adquirir i legar sus ttulos de nobleza por la igualdad de la educacin. Mr. Horacio Mann solicit i obtuvo del Gobierno de Massachusetts una escasa asignacin para visitar la Prusia i otros Estados europeos, donde alboreaba ya un sistema de educacin universal; i poco debi servirle a satisfacer esta curiosidad, segn aparece de los datos contenidos en la obrita que public a su regreso, si no es para revestir su nombre i sus propias ideas del prestijo de que carecen siempre las ideas entre los contemporneos, vieja enfermedad notada por Jesucristo en la aldea de su nacimiento, que le negaba el carcter de profeta. Thales i los sabios de la Grecia tenian la costumbre de viajar al Ejipto i conferenciar con sus prestijiosos sacerdotes, acaso mas ignorantes que ellos, a fin de que sus lecciones pudiesen ser oidas sin desden por sus compatriotas, ya que no venan de uno de ellos, sino como trasmisin del pensamiento ajeno. Continu ejerciendo su influencia casi decisiva en el gran movimiento de desarrollo de la educacin comn, estendiendo i mejorando las famosas leyes dictadas por los Peregrinos desde 1800, ora ocultndose a la sombra
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del Consejo de Educacin, ora haciendo que fuesen nombrados capitanes i pilotos de la nave los hombres prominentes en la sociedad, reservndose el manejo del timn. El Secretario debia pasar a la Lejislatura todos los aos un Informe del estado de la educacin en Masschusetts, redactar un peridico i recorrer el Estado, con facultad de reunir el vecindario de cada localidad para dirijirlo la palabra sobre los intereses de la educacin. Esta es la obra que desempe Mr. Mann durante doce aos, obra sin precedente en el mundo, la predicacin de un nuevo evanjelio por la prensa, i la oracin hablada ante el pueblo para convencerlo ante la Legislatura, para convertir en le cada progreso de la conciencia pblica; logrando al fin formar en la jeneralidad de los habitantes de Massachusetts un sentimiento que el resto de la humanidad no posee todava sobre la degradacin de la ignorancia. La doctrina de Mr. Mann, ya consignada en las leyes de ese pas, i hondamente arraigada en la conciencia del pueblo, puede reducirse a unas cuantas sentencias: El hombro que no ha desenvuelto su razn con el auxilio ele los conocimientos que habilitan su recto ejercicio, no es hombre en la plenitud i dignidad de la acepcin. La ignorancia es un casi delito; pues que presupone la infraccin de las leyes morales i sociales. La asociacin de los hombres tiene por objeto la elevacin moral de todos, i el auxilio mutuo para asegurarse su quietud i su felicidad. La propiedad particular debe proveer a la educacin de todos los habitantes del pas, como garanta de su conservacin, como elemento de su desarrollo, i como restitucin en cambio de los dones de la naturaleza que son la base de la propiedad. La libertad supone la razn colectiva del pueblo. La produccin es obra de la intelijencia. Estas doctrinas por avanzadas i metafsicas que parezcan, estn convertidas en leyes, con el apoyo del pueblo que cree en ellas, como cree en los dogmas morales i relijiosos. El Estado de Massachusetts, con poco mas de un milln de habitantes, contribuye voluntaria .i espontneamente con mas de dos millones i medio de duros anuales para la educacin comn, lo quo prueba en cuanto la estima: sus leyes persiguen la ignorancia como la borrachera, habiendo jueces para oir la acusacin de ignorancia interpuesta contra el nio que empleados policiales toman en las calles, pudiendo condenarlo a ser educado por el Estado, en casas de reforma o de correccin, si sus padres no diesen garantas morales suficientes de que comprenden i respetan sus deberes de padre. Esta nueva creencia de que solo Massachusetts est universalmente posedo, ha tenido tiempo de producir sus resultados durante los dias de Mr. Mann. Pocos son i mui buscados los nios que en trescientos municipios rurales se sustraigan al deber legal de recibir cuanta educacin puede atesorarse desde cuatro a diez i seis aos de edad, mientras que la riqueza del Estado, la cifra de la produccin media que toca a cada hombre ha triplicado precisamente desde 1837, en que Mr. Mann desenvolvi su
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sistema, haciendo en efecto cada adolescente que se presentaba por la educacin, preparado a entrar en la vida, como un obrero creador de riquezas, la obra de sus manos, de su intelijencia, i de la elevacin de su alma. Un hecho domina la sociabilidad americana. El ao pasado se han dado patente de privilejio a tres mil mquinas de invencin nacional, i peddose este privilejio para cinco mil, las cuales sumadas con patentes espedidas en aos anteriores, dan mas de veinte mil mquinas agregadas al capital productor de la humanidad. La Inglaterra sigue, ya que no inspira, el injenio de sus hijos; i el antiguo mundo tiene que presentarse en masa, sin distincin de naciones, para comparar sus cifras con las del pueblo americano en mquinas, en ferro-carriles, en telgrafos, en buques i en produccin. Cul es la causa jeneradora de esta estraordinaria potencia? La mas sencilla del mundo. La Amrica encierra mayor nmero de intelijencias cultivadas que la Europa, por mas que sus posiciones respectivas sean tan diferentes. La educacin comn esplica estos fenmenos, i Mr. Mann est al frente de esa revolucin social que va a cambiar la faz del mundo, trayendo el dia para la acumulacin de la riqueza, para el sosten de la libertad, del orden i el progreso a novecientos millones de seres humanos de los que pueblan la tierra, i que por su ignorancia i degradacin, son obstculos o remora a la libertad, a la riqueza i al progreso. Horacio Mann, concluida sil grande obra, abandon a sus discpulos la continuacin i mantenimiento del sistema, i la Lejislatura de Massachusetts, en 1854, le encomend recopilar las leyes sobre Educacin i esplicar el sistema de educacin comn del Estado de Massachusetts. Qu estrao es, pues, que un educacionista de Sur-Amrica, en 1847, se enamorase de este gran carcter i de este pensador, cuyos escritos e ideas en materia de educacin son hoi parte de la lei de su patria, como ha sucedido con los grandes comentadores i espositores de la lejislacion comn, i los deseos i aspiraciones suyas el fin que se proponen alcanzar los que siguen sus huellas? Aparte do estos honores que se limitan a aprovechar de sus ideas hasta en las ltimas concepciones, Mr. Mann ha debido morir pobre, i relativamente oscuro; pues en la intimidad de sus confidencias le omos en 1847 lamentarse de su angustiada situacin. Sus discursos en los meetinga municipales, i sus informes a la | Lejislatura tienen en efecto tal elevacin de ideas, sus argumentos en favor de la difusin de la educacin estn tan llenos d la uncin relijiosa que da la contemplacin de la grandeza humana, de los designios de la Providencia, i de las grandes leyes morales que rijen la sociedad i presiden a nuestros destinos, que bien pudiera tacharsele de metafsico, si esa metafsica no hubiese producido los resultados prcticos que dejamos apuntados. El Estado de Massachusetts va a la cabeza de la humanidad en est movimiento, i un milln de habitantes, padres e hijos, disciplinados por aquel nuevo Moiss, pueden decir que ya han entrado en la tierra de promisin a que van encaminndose los otros pueblos, pudindoseles clasificar en este orden:
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 Massachusetts, Maine, Connecticut, Nueva York, Ohio, los Estados Unidos i el Canad en jeneral; Prusia i Alemania en su totalidad ; Francia, Inglaterra, Italia, Rusia &a.; i Espaa, i nosotros sus hijos, venimos a la retaguardia envueltos en el polvo de nuestra degradacin moral, miseria e ignorancia. Por fin, vienen las naciones del Asia, los salvajes del frica, los indios de las islas i pampas de la Amrica D. F. SARMIENTO,

DEDICACIN DE LA ESTATUA DE HORACIO MANN EN LA PLAZA PRINCIPAL DE BOSTON, 4 DE JULIO DE 1865. ESTA estatua fue erijida para perpetuar la memoria de Horacio Mann, el primer Secretario del Consejo de Educacin del Estado de Massachusetts, fundador de la primera Escuela Normal de Preceptores, cuyo zelo i elocuencia han hecho mas por las escuelas comunes, que ninguno otro en el pas; cuya vida est esmaltada do bellas acciones: a Horacio Mann, el Maestro i el Filntropo, no al hombre poltico, ha sido erijido este monumento. La estatua, que es de bronce, de cerca de nueve pies do alto, ha sido ejecutada en Roma, por la Seorita Stebbins, i vaciada en Munich al costo de cinco mil pesos. Est colocada sobre un pedestal de piedra gris de dimensiones proporcionadas. No es el menos interesante de los hechos ligados con este monumento, la circunstancia de haber contribuido las clases menos acomodadas con la mayor parte del capital necesario para su realizacin. Los nios de todas las escuelas pblicas de la Repblica contribuyeron con veinte i cinco centavos cada uno, i los maestros con un peso fuerte; i esta vino a ser la base del fondo nacional levantado con tan digno objeto. El costo del pedestal, que lleg a unos quince mil pesos, fue sufragado por una apropiacin hecha al efecto por la Lejislatura de Massachusetts. El dia de la inauguracin, la estatua estaba cubierta con un velo, i este no se descorri hasta que el Dr. Howe, Presidente de la Comisin encargada de la obra, no hubo pronunciado su discurso. Los espectadores estaban reunidos en torno, ocupando el prtico do la Casa de Gobierno, todas las estensas gradas por donde se sube a este grandioso edificio, i todo el espacioso frente del celebrado Common de Boston (especie de parque pblico en el centro de la ciudad). Las ceremonias del caso comenzaron por el siguiente discurso del Dr. Howe:
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"Conciudadanos i amigos: Los instintos de la especie humana la han llevado en todos tiempos a erijir alguna clase de monumentos para perpetuar la memoria de aquellos individuos, que en grado eminente descubrieron las cualidades tenidas en mas alta estima durante sus dias. Los salvajes amontonan piedras sobre la sepultura de sus mas fuertes i astutos jefes: los brbaros levantan monumentos a los grandes destructores. Algunos pueblos civilizados erijen estatuas a los grandes jenerales; las democracias a los grandes oradores; las aristocracias a reyes i rgulos. Dados los monumentos de un pueblo, o de una clase de hombres, puede decirse quienes son esos pueblos o esos hombres. En todas las edades las bellas artes se han consagrado a celebrar i perpetuar en la tela, el mrmol, o el bronce, las virtudes do aquellos a quienes el pueblo tenia en mas alta estimacin. Hasta ahora esos honores haban sido monopolizados por los grandes batalladores, por los grandes escritores, i por los grandes oradores. Hoi dedicamos una estatua al hombre cuya grandeza consista en su amor por sus semejantes, en su confianza en la innata bondad del hombre, i en su capacidad de mejoramiento; i en su ardiente zelo, en fin, por elevar i mejorar la condicin del pueblo. Amaba al pueblo, vivi i trabaj para el pueblo, mas aun, muri por el pueblo, en cuanto su prematura muerte fu acarreada por esceso de zelo i de labor en la causa de la educacin del pueblo. Era, conciudadanos, digno de que un Estado como el de Massachusetts elevase un monumento a hombre semejante; porque es al propio tiempo la prueba de la grandeza i bondad del uno, de la intelijencia i virtud del otro. I es el pueblo de Massachusetts quien lo levanta; porque los medios de elevar esta estatua han sido suministrados por el pueblo en jeneral i no por los ricos. Unos pocos ricos dieron de su abundancia: pero muchos mas dieron de su pobreza. El maestro de escuela que solo podia economizar un peso; la maestra cincuenta centavos; los nios i nias de las escuelas, que solo tenan un cntimo, todos han contribuido a esta obra; i el Estado de Massachusetts mismo, para ponerle el sello de su aprobacin, por medio' de un voto de su Lejislatura, coste el pedestal. La obra misma ha sido hecha por una mujer: mujer de jenio artstico; mujer que fue inspirada por el mas noble de los asuntos, i cuya ejercitada mano ha modelado el bronce que descubro ante vosotros: la ESTATUA DE HORACIO MANN." En medio de los aplausos de la multitud i las sonatas de la msica, una milita subi a la plataforma, i coloc una corona de laureles sobre la cabeza de la estatua, la que atrajo una nueva tormenta de aplausos. Despus de los oficios relijiosos celebrados por el Rev. Dr. Watterson, Su Exelencia el Seor Gobernador Andrew fue introducido, i se diriji de este modo a la concurrencia: "El 17 de Junio, aniversario de la batalla de Bunker Hill, dedicamos, a orillas del Merrimac, una columna votiva a la memoria de los qiie cayeron, como los primeros mrtires en la gran rebelion. Hoi, 4 de Julio, cerca de las playas de la bahia de Massachusetts, inauguramos esta estatua de perdurable bronce, para preservar en la memoria, i trasmitir a las futuras jeneraciones, las formas i facciones de un sabio, cuya vida contribuy a hacer de aquellos simples ciudadanos, soldados heroicos, i a hacer posible
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el triunfo de la libertad i de la humanidad, de que son signos manifiestos la fausta celebracin de este dia por todo el-continente. Jvenes eran, i llevaban las armas de la guerra, cuando cayeron. El era de edad provecta i no conoci otra arma que su palabra i su pluma. Ellos obedecan a la voz de la Patria, desde que oyeron su llamado. El fue electo desde que entr en la virilidad, cuando al recibir grados en el Colejio disert sobre el carcter progresivo de la raza humana. El de aquellos fue un breve i rudo combate: el suyo fue el combate i el trabajo de la_ mayor parte de su vida. Minado por la escesiva dedicacin a su obra, l, como los que cayeron en el campo de batalla, muri antes de tiempo, segn se presume. En Mayo de 1796 naci Horacio Mann en el Estado de Massachusetts, recibi sus grados en la Universidad de Eliode Island, en la que despus fue profesor de griego i de latin; i en 1823 era miembro del foro de Norfolk. Al ao siguiente, hace de ello cuarenta aos hoi, pronunci un discurso sobre la Independencia americana. Tres aos despus fue electo representante por Dedham a la Lejislatura de esta Repblica. En 1836 era Presidente del Senado, creado Senador por Suffolk, a donde habia trasladado su residencia, i hchose ciudadano de Boston. Cuando presidiad Senado vi por la vez primera a este hombre verdaderamente eminente, que aunque ya entrado en aos, maduro de espritu, i rico de esperiencia en los negocios pblicos, apenas habia echado por entonces los cimientos visibles de su subsiguiente i perdurable fama. Un ao despus vino a ser Secretario del Consejo de Educacin, i en aquella nueva posicin, que l cre mas bien que desempe, se elev por un raro jenio i trabajo a ser un bienhechor de la Humanidad, ala duradera grandeza que le est reconocida. El prob cmo, en la vida de un solo hombre, podan combinarse i hacer resaltar la elevacin del pensamiento, las grandes ideas, el saber profundo i exacto, con las concepciones poticas, con la cuidadosa i molesta elaboracin de los mas humildes detalles, i con la enerjia i la f mas viva. " No seria mucho afirmar, que en los once aos de sus servicios, como Jefe del sistema de educacin popular en Massachusetts, levant la causa misma a una tal eminencia i altura en la estimacin pblica, cual no se habia conocido, hasta entonces ; reform el sistema mismo, dndole nueva vida; i de este modo basta esta hora, ha dado a todos los hombres suficiente estmulo, para esforzarse por mantener en alto el estandarte que l levant casi solo. La muerte de Quincy Adams, hizo volver los ojos del pueblo hacia Horacio Mann para ocupar su asiento en el Congreso como su sucesor. Obedeciendo a su llamado, en 1848 subia las gradas del Capitolio, para revestir el manto de aquel asombroso anciano. Despues que su carrera pblica estaba al parecer terminada ya, i habia contribuido mas a la fama permanente de Massachusetts i a la libertad americana, que lo que haban hecho todos sus contemporneos en el servicio pblico de su comunidad nativa. En el Congreso, en el meeting, en los tribunales, cuando defenda a Drayton i Sayres, bajo un cdigo feroz de esclavitud, puede con verdad declararse, que Horacio Mann hizo, por medio de su maravillosa dialctta,
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su absoluta abnegacin, su fortaleza en el trabajo, su injeniosa i frtil versatilidad de inteligencia, todo lo que habra podido, esperarse de un hombre, cuya vida anterior hubiese sido dedicada solo a la poltica como una profesin. Aun mas todava, por doce aos consecutivos abandon el foro, para cuyas tareas habia sido educado; i retirndose de la vida pblica para la cual tanta aptitud habia mostrado, puesto alma, vida i corazn en la nica tarea, con el firme empeo de elevar la escuela de distrito, i mejorar los sistemas de ensear a los pequeuelos los mas simples rudimentos i mas vulgares nociones. En 1853 acept el Rectorado del Colejio de Antioqua, en Ohio, i all gast los ltimos seis aos de la vida mas laboriosa i activa, memorable como ejemplo de consagracin al deber. En cuanta obra emprenda quedaba estampado el sello de superioridad. Do quiera permanecia la imjen de su poderosa voluntad, de sus altas concepciones, su singular independencia, su fiel integridad; i estas obras, para la mejora de la condicin del hombre, i eje que la humanidad le es deudora, son los verdaderos monumentos conmemorativos de un tal carcter i de una tal vida. Por tanto, no por l, sino por nosotros, i por nuestros hijos, en nombre de Massachusetts, i a beneficio de su pueblo, de la sagrada causa del saber i de la santa causa de la libertad, Yo, inauguro esta efijie monumental de HORACIO MANN. Estar ah, muda pero elocuente, al sol i a la lluvia. En la cumbre de Beacon Hill, en frente del Capitolio de la Repblica, juntas las estatuas de Webster i de Mann, atraern la mirada de las jeneraciones futuras, desafiando la accin destructora del tiempo, mucho tiempo despus que los hombres i las mujeres que se encuentran presente a esta ceremonia, hayan ido a reunirse con sus padres en el seno de la tierra. A un lado est la estatua de W EBSTER, el gran jurista, el grande hombre de Estado, el grande Americano. Del otro est la estatua de HORACIO MANN, el maestro de Filosofa en sus aplicaciones a la poltica i a la instruccin popular, teniendo por alumnos a toda la humanidad. El sol naciente de la maana volver del purpreo Oriente para saludar su frente; i cuando su dorada rbita ascienda al zenit lanzando sus rayos desde lo alto de los ciclos, los envolver i calentar en jeneroso abrazo con su acariciador amor i gloria ; i hacia su ocaso, debajo del horizonte, sus espirantes rayos se detendrn todavia sobre la frente de Webster." Estas finales observaciones del Gobernador fueron sin duda inspiracin del momento, por que precisamente al concluir su discurso, habiendo ya la luz del sol naciente envuelto la estatua de Mann, apenas empezaba a iluminar la cabeza de la estatua de Webster. El sol poniente producira el efecto contrario. Mr. J. P. Philbrick, Superintendente de las Escuelas Pblicas de Boston, fue en seguida introducido. Observ que miraba como una felicidad tomar parte en la solemnidad del dia, honrando al mas grande abogado de la educacin popular en la mas auspiciosa maana del aniversario nacional. El mismo era un representante humilde de aquella clase de operarios, para quienes i por quienes vivi, trabaj i muri. Aquellos que tienen el inmediato encargo de la educacin de los nios de esta tierra. Mr. Mann tenia muchos ttulos a nuestra consideracin i respeto,
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pero el monumento fue erijido principalmente por haberse consagrado a la educacin, como su modo especial de hacer bien a la humanidad. Decia a alguno de sus amigos, que todos sus castillos en el aire cuando nio, se referan a hacer algn bien a la humanidad, i en alguna forma tenia desde temprano la conviccin de que la instruccin era el instrumento requerido para obtenerlo. Vio que la mejora de su propia alma i corazn, el cultivo de su propio carcter, con la mira de aplicar sus talentos al beneficio de la humanidad, era el verdadero i lejtimo fin de toda aspiracin. Lleg a comprender naturalmente que la mas grande tarea que podia imponerse al hombre, era la de difundir entre sus semejantes los conocimientos i la virtud. Lleg a persuadirse de que el nico medio para la preservacin i perpetuacin de nuestras instituciones libres, i las bendiciones que de ellas emanan, estaba en la intelijencia i moralidad del pueblo, que habia de obtenerse por el intermedio de las escuelas pblicas. El se elev as de escaln en escaln a la altura del grande argumento de la educacin universal, como medio de libertad, como medio de prosperidad i felicidad nacional. Fue mas adelante, declarando que es el indudable dereclio de todo nio que viene al mundo recibir educacin, i que es el deber del Estado proveer de aquella educacin a todos los nios. En seguida el Superintendente de Escuelas habl de los esfuerzos de Mr. Mann como Secretario del Consejo de Educacin para el fomento i adecuada compensacin do maestros competentes; i concluy espresando la idea de que no habia uno en aquella Repblica que no fuese mejor educado, a causa de los trabajos de Mr. Mann, i ninguno que no lo fuese mejor por haber Mr. Mann vivido i trabajado en esta Repblica. Tom en seguida la palabra el Rev. Rector de la Universidad de Harvard, i dijo: "No hemos erijido esta estatua, conciudadanos, solo a la memoria de aquel cuya presencia corporal tan fielmente recuerda, sino tambin a aquellos grandes principios a los cuales, con tanto zelo, enerjia i buen xito se consagr, principalmente en los doce aos que fue Secretario del Consejo de Educacin. Mientras subsista aqu sobre su firme pedestal, recordar perpetuamente al pueblo de esta Repblica i a sus Representantes en esas Salas de su Lejislatura, que Massachusetts por su nombramiento, ahora veinte i ocho aos, el jueve3 pasado, se comprometi a conducir a aquellos Estados, que toman un propio inters por la educacin de sus conciudadanos. Noblemente luch la Repblica bajo su guia para cumplir aquel emporio. El jenio del escultor ha dotado aquellos labios inmviles con su habitual espresion de ternura mezclada de severidad, de estoica abnegacin propia, i de inflexible consagracin a la tarea emprendida; i si Massachusetts presta el oido, no dejar de oir en su silenciosa elocuencia:No me honris a mi y sino honrad los principios por los cuales medsteis ocasin de trabajar; recordad que es el derecho i el deber de un Estado dar a cada uno de sus hijos aquella suma i aquella clase de educacin, que ha de habilitarlos para servir al progreso de la humanidad. Escuchemos esta doctrina porque es la verdadera. Lo que San Pablo dice de la Iglesia, aplcase tambin a una nacin. Somos todos un cuerpo, i miembros en particular. Cada miembro individual de el cuerpo poltico sirve
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mejor sus propios intereses, sirviendo los intereses del todo; i la nacin sirve mejor a los intereses del todo, guardando cuidadosamente los intereses i derechos de cada individuo. Los miembros menos honorables son a veces los mas tiles i mas dignos de especial cuidado. En esta nacin recientemente rejenerada, no habr ni Sur ni Norte, ni Este ni Oeste, ni Celta, ni Anglo-sajon, ni Teutn, ni africano, esclavo o libre, sino el ciudadano americano, que ser todo en todos; asegurando a cada hombre igual cuidado, igual proteccin, igual oportunidad para adquirir aquella suma, i aquella clase de educacin (po los unir mas estrechamente a la nacin. Pero si el pueblo americano no hubiese de llegar rpidamente a esta plena estatura do humanidad, en todo caso la Repblica de Massachusetts habr mostrado la mas unnime consagracin a las mas altas aspiraciones. Que no haya aqu zelos entre las costas i las montaas, entre el labrador i el manufacturero, sino que todos se unan en sosten del honor i los intereses del Estado, bien, seguros de que los intereses de todas las secciones i de todas las clases, han de mostrarse a la larga idnticos. Vuestras Escuelas Comunes llegarn a ser un dia superiores a las de todos los Estados del continente; pero Nueva York i los Estados del Oeste, mas completamente sobre aviso, mas libres de las trabas de la rutina, mostrndose mas jenerosos en proporcin de sus medios para proveer a los gastos, pronto os dejarn atrs sino renovis vuestros esfuerzos. Vuestros Colejios i vuestras Universidades alcanzaron en un tiempo una orgullosa preeminencia sobre los de los Estados hermanos; pero otros Estados de muchos aos a esta parte han estado imitando con feliz xito vuestros anteriores pasos; i en pocos aos mas, si no os dais prisa a llevarles la delantera siempre, poseern institutos mas comprensivos de la mas alta educacin, mas ricamente dotados, i mejor organizados que los vuestros. Que Massachusetts rescate i aumente su antigua gloria. No olvidemos, mientras esta santa imjen recuerde al fiel e infatigable Secretario del Consejo de Educacin, que es derecho i deber del Estado proveer a cada nio con aquella suma i aquella clase de educacin que mas seguramente lo prepararan, segn la medida de sus talentos, a ser mas til a su raza. Nuestras escuelas comunes son todava susceptibles de mejora en cuanto a los medios de hacer a la sociedad inteligente i celosa colaboradora en la obra de mejorar la gran masa del pueblo. Las escuelas de nuestro Estado, aunque tiles, estn mui lejos todava de habilitar a todos los nios que lo deseen, para obtener la educacin del Colejio. La Repblica debe sacar el mayor partido de todos los talentos de todos sus hijos, i cuanto mas grande el talento sea, mayor es la necesidad de utilizarlo. Por tanto, aquellos que querran prosegnir mas larga carrera en las letras, en las ciencias, en las artes, o se hiciesen maestros de la filosofa, la economa poltica, la jurisprudencia, o la ciencia de hombre de Estado, i de este modo llegasen a hacerse capaces de prestar los mas altos servicios al Estado, deban ser gratuitamente ayudados por la Repblica de Massachusetts, i no dejarlos dependientes de la fortuna particular, ni forzados a buscar ayuda cu las Universidades de tierras estraas. Que el Estado abra as de par en par las puertas a la educacin, atrayendo mas bien aqu la juventud de otras partes.
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Horacio Mann en su juventud proclam el verdadero progreso de un Estado. Que esta estatua no seale el dia en que este Estado dej de avanzar, i se dio por satisfecho con sus imperfectos progresos; antes bien, honremos su nombre, entregndonos de corazn a los altos fines de la humanidad, i a la grande causa de la Educacin, que con l estaba identificada, i en la que gan nombre mas durable que el bronce, i se plant en el afectuoso recuerdo del pueblo con mas solidez que obra alguna de mano de hombre, puede quedar sobre estos cimientos." La solemnidad termin con los cnticos de los nios en coro; ejecutando el "Amrica," seguida de la bendicin del Rev. Dr. Stebbins.

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VIDA DE HORACIO MANN. CAPITULO I. SU EDUCACIN I SUS PRIMEROS AOS. HORACIO MANN naci en el pueblo de Franklin, condado de Norfolk, Estado de Massachusetts, el 4 de mayo de 1796. Su padre, Mr. Tomas Mann, sostena su familia con el producto de una pequea chacra (farm), i muri cuando el nio Horacio entraba en los trece aos de edad, dejndole solo en herencia el ejemplo de una vida sin tacha, i una sed ardiente por el saber. La nica hermana que le sobrevive, corona hoi una existencia de virtudes, consagrndose, punto menos que gratuitamente, a la educacin de los nios pobres de color en una escuela de Providencia, en Rhode Island, de la cual es directora. Los escasos recursos del padre no bastaban a proporcionar una educacin competente a sus hijos. Estos obtuvieron as la mui limitada que se poda procuraren la escuela pblica del distrito, que su mala estrella quiso fuese este uno de los mas reducidos, i la mas pobre en edificio i maestros; pues que la pobreza i lo esparso del lugar no permitan mas. Es bien sabido, cunto inters e importancia daba a la arquitectura de estas casas de la educacin, cuando en aos posteriores este oscuro alumno de aquella oscura escuela, lleg a ser el Secretario del Consejo de Educacin de Massachusetts; i con qu pinceladas ha dejado trazadas las condiciones de comodidad, economa, salubridad i ornato de que deben estar dotadas estas estructuras, tal cual nunca haban existido en realidad. Sin duda alguna estas pinturas le eran sujeridas, menos por la imajinacion, que por el recuerdo de aquella vestuta escuela dilapidada por la intemperie i con sus mamparas rotas, sin vidrios ni celosas; i aun a veces no teniendo siquiera ventanas ni otra especie de ventilacin, que la que podriamos llamar preternatural. "Los toscos i encumbrados asientos, que hacian literalmente activo el verbo sentarse." "La chimenea de holgado cao, que daba una intensidad tropical al calor en torno del hogar, mientras a diez pies de distancia estaba conjelado el aire," suministrando con esto "una esplicacion mui grfica de las diversas temperaturas del globo; pues con andar siete pasos se recorran las cinco zonas." El hecho de conjelarse la pluma en el invierno, le trajo el recuerdo del nio que se disculpaba de no presentar su composicin, porque aunque sus ideas corran, la tinta n. En el verano la escuela de aldea era para l la cueva del hermitao, colocada fuera del alcance u odo de los mismos rboles entre s. Otras veces ha descrito una escuela "con techo a guisa de arteza, en cuyos lados inclinados se divisaba un anchuroso agujero, cual si fuera un embudo para verter dentro el agua, i hacer un depsito o aljibe de la escuela. Al principio cre que seria un pluvimetro en grande escala. Llam a la preceptora, i la pregunt si no se habian ahogado all algunos chicuelos. Bien fcil habra sido, me contest, si no fuera que el suelo absorye o chupa tanta agua como el techo de que se surte." Su padre goz de poca salud, i muri ltimamente tsico. Horacio
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hered sus dbiles pulmones, i desde los veinte a treinta aos anduvo orillando las fatales riberas de aquella misma enfermedad. Con esta hereditaria flaqueza iba aparejado un temperamento nervioso, que una imperfecta educacin no hizo mas que agravar, imprimindole una tal sensibilidad e impaciencia, que solo su gran fuerza mental logr dominar. Como buen apstol de la Educacin, l sabia disimular a los maestros una debilidad que l mismo haba esperimentado. Por aquel tiempo, pocas eran las familias educadas conforme a los modernos principios de la Fisioloja. Si haba algunos que observasen las leyes de la naturaleza i de la Hijiene, esto sera mas bien la obra de una feliz casualidad que de la aplicacin de la ciencia. Las terribles consecuencias de esta universal ignorancia han quedado estampadas hasta hoi en la fisonoma jeneral de la sociedad. El censo nacional podra solo revelarnos el nmero de sus vctimas. Tanto ha menoscabado esta mala educacin las condiciones sanitarias, que se ha hecho una rareza dar con una persona que disfrute de una robusta salud. La madre de Mr. Mann estaba dotada de una fuerza de carcter e intelijncia superiores a la jeneralidad. La intuicin se habia anticipado en ella al raciocinio; i los resultados iban en armona con sus predicciones. Era una verdadera madre. En el orden de los deberes, sus hijos ocupaban el primer lugar: el mundo i ella misma venan en seguida. Escaso era el saber que podia comunicar; pero ejecut una obra mas grande, al inculcar a sus hijos los principios que guian a todos los conocimientos. Los primeros aos del joven Mann se pasaron en un distrito rural, en una oscura aldea, sin movimiento ni objetos u ocasiones de distraccin. En una carta escrita mas tarde aun amigo, le decia: "Considero como una irreparable desgracia no haber disfrutado durante mi niez. Dotado naturalmente de un jenio espansivo i vivaracho, la pobreza de mis padres no me permiti desahogo ni diversiones. Convengo que el trabajo sea la nodriza del hombre; pero a m me nutri demasiado con su amarga leche. En el invierno, mis quehaceres dentro de la casa eran de un jnero tan sedentario, que me condenaban a la inmovilidad ; mientras que en el verano, las labores del campo eran tan recias, que muchas veces no alcanzaba aun a satisfacer el sueo. Ni memoria conservo del tiempo en que comenz a trabajar. Los dias de recreo (no dias, que jamas disfrut uno, sino horas de recreo) me costaban una redoblada tarea, a fin de darme un rato de ocio en que jugar con mis compaeros. Mis padres pecaban por ignorancia; mas Dios castiga con mano pareja tanto al que viola sus leyes premeditamente, como al pecador ignorante. La nica distincin viene del remordimiento que sufre el infractor advertido. "Permitidme ahora, aadia, daros un consejo gratuito, aunque me cost mas que todos los diamantes el adquirirlo. Acostumbrad a vuestros hijos al trabajo, pero que este no sea duro; i a menos que sean linfticos, dejadlos dormir cuanto gusten. El rigor de mi suerte ha sido compensado en parte con los hbitos de actividad i de trabajo, que han llegado a ser en m una segunda naturaleza; i a tal grado que apurara el caletre de un fisiolojista, para discernir su punto de contacto. Merced a ello, el trabajo es para m como el agua para el pescado. Mil veces me ha sorprendido or decir a algunos: "Este negocio no me agrada, i quisiera cambiarlo por otro."
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En cuanto a m, cuando tengo algo que hacer, acometo la obra como un fatalista, sin detenerme a considerar su peso ; i de seguro que antes de ponerse el sol estaba concluida. Lo que se llamaba amor al saber, estaba limitado en mi tiempo a la pasin de los libros; pues no se conocia la instruccin oral. MU pocos eran los libros destinados para la lectura de los nios, i los que haban, pobres de materia e inadecuados. Mis maestros eran mu buena jente, pero mui malos preceptores. De la escuela en que mis compaeros i yo aprendimos, no se podra decir como Virgilio: O fortnalos nimium sua si hona norint. Niego aquello del hona. Rodeados del universo infinito, dispuesto para ser daguerrotipeado en nuestras almas, no se nos colocaba en el foco propio para recibir sus gloriosas imjenes. Yo estaba inspirado por una pasin natural a lo bello, ora estuviese espresado en la naturaleza, ora en las bellas artes. Si se perdi un poeta en Murray, como se dice, en m s perdi al menos un aficionado a poeta, sino un artista. Cuntas veces, siendo nio, no me detuve, como el cervatillo de Akenside, para contemplar la caida del sol, o me recostaba de espalda por la noche a mirar las estrellas! Con todo, i a pesar de la avidez de nuestros sentidos i facultades retentivas, qu poco se nos enseaba! o mejor dicho, cunto embarazo no se interpona entre nosotros i las sublimes lecciones de la natura! No se acostumbraba a los ojos a distinguirlas formas i los colores. Nuestros odos quedaban estraos a la msica. Lejos de ensersenos el arte de dibujar, que es de por s un precioso idioma, me acuerdo mui bien que no pudiendo a veces contener el fuerte impulso de espresar por la pintura lo que no podia espresar con las palabras, de tal modo que me daba comezn en los dedos, como dice Cowper, el maestro me pegaba un reglazo por las coyunturas, o con un diciplinazo convertia en real aquella comezn artificial. Nuestro nico maestro de danza era aquella pueril vivacidad que ninguna severidad basta a reprimir. De entre las facultades, solo la memoria se creia digna de cultivo. Las jeneralizaciones abstractas, en vez de los hechos con que se forman, nos eran presentadas solamente. Todas las ideas que no estuvieran en el libro eran artculos de contrabando, que el preceptor confiscaba para s, o tal vez los echaba ' al agua. Oh! mientras no se d grato i saludable empleo a aquella ardiente e intensa actividad de las facultades, nunca los padres podrn quejarse de la pretendida inclinacin del nio a la maldad. Hasta entonces los nios llevan el pleito perdido ante sus jueces. A despecho de estos contrastes, nada podia contener mi pasin por el estudio. Una voz interna alzbase en mi pecho, lamentndose siempre de no hallar algo mejor i mas noble; i si mis padres carecian de los medios de abrevar esta sed de conocimientos, estimulaban al menos su ardor. Constantemente estaban hablando de la sabidura i de los sabios con entusiasmo i aun reverencia. Se me recomendaba el cuidado de los pocos libros que tenamos, como si hubiera algo de sagrado en ellos. Me acuerdo que, siendo mu nio todava, vino a visitarnos una seorita, que se decia habia estudiado el latin. Yo la contemplaba como una especie de diosa. Algunos aos despus, la idea de que yo pudiera tambin aprender el latin, vino a ajitarme con el asombro i aturdimiento de una revelacin. Hasta la edad de quince aos, nunca habia estado en la escuela por mas de ocho a
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diez semanas en el ao. He dicho que solo tenia unos pocos libros. El pueblo era dueo, empero, de una pequea biblioteca. Cuando se organiz esta, se la bautiz con el nombre del Dr. Franklin, cuya reputacin no solo habia llegado a su zenit por entonces, sino que, como el sol al mandato de Gedeon, se habia parado sobre l. En retorno de este honor, l ofreci al pueblo una campana para su iglesia; pero informado mas tarde de la ndole de sus habitantes, dijo qu estos preferiran mas bien el sentido al sonido, i les envi por tanto una biblioteca. Aunque esta se compona de historias antiguas i tratados do teoloja, que eran probablemente mui del gusto de sus padres conscriptos, se adaptaban mui mal al de los nios proscriptos y i sin embargo, gast mi ardor juvenil en sus marciales pajinas, aprendiendo en ellas a glorificar la guerra, que mi razn i mi conciencia me han enseado mas tarde a mirar como un crimen en casi todos los casos. Oh! cundo aprendern los hombres a redimir en su prole aquella niez perdida para ellos? Vijilamos con ansia la semilla sembrada en nuestros campos, i nos esforzamos en promover su crecimiento; pero descuidamos el alma hasta que viene el esto o el otoo de la vida, i todo el actimismo del sol veranal de la juventud ha desaparecido. Me he esforzado por remediar en algo este defecto. Si estuviera en m, derramara libros por toda la tierra, como el labrador desparrama el trigo en los prados. . En cuanto a mis primeras costumbres, cualesquiera que hubiesen sido mis caidas, puedo decir, con todo, que no estaban contaminadas con los vicios comunes. Nunca me he embriagado en mi vida, sino tal vez con los humos del placer o la clera. Jamas renegu; i el lenguaje profano me fue siempre disgustante i repulsivo. Tampoco he usado el tabaco en forma alguna. Temprano me resolv a no ser esclavo de ningn vicio. Por lo dems, mi vida pblica es tan conocida de todos como de m mismo; i como acontece de ordinario a los hombres pblicos, otros comprenden mucho mejor mis motivos. Despus de la muerte de su padre, Mr. Mann permaneci al lado de su madre trabajando en el fundo hasta la edad de veinte aos. Por entonces su ansiedad de estudiar se hizo irresistible. "No s cmo, decia a un amigo, mis aspiraciones jamas iban encaminadas a la riqueza o a la fama. Hai un instinto que nos arrastra al saber, como el que impele a las aves a emigrar al norte, as que asoma la primavera. Todos mis castillos en el aire, cuando muchacho, se reducan a hacer algo en beneficio de la humanidad. Tal fue la direccin que dieron a mis ideas los preceptos de benevolencia inculcados por mis padres. Tenia la conviccin de que el estudio era solo lo que me faltaba." Un accidente casual vino a favorecer i dar desarrollo a esta pasion. Un preceptor ambulante, llamado Samuel Barret, abri una escuela en la vecindad. Era este un hombre verdaderamente exntrico en su conducta i razn. Por seis meses se contraa a ensear estimulado solamente con la bebida del t; pero los otros seis meses del ao los pasaba casi
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completamente borracho, viajando de puerta en puerta, pidiendo un trago de cidra u otro licor embriagante, i durmiendo en las granjas i desvanes, que podia haber a las manos. Al cabo de este tiempo volva de este paroxismo, mudaba de traje, i se iba a solicitar el empleo de maestro de escuela. La especialidad de Mr. Barret era la gramtica inglesa, el griego i el latin. En estos idiomas antiguos, aunque sabia bastante, l se daba los aires de saberlo todo. Toda su sabidura estaba guardada en la memoria. Nunca tomaba un libro para una traduccin de Cicern, Virjilio, el Testamento griego i dems libros clsicos, que se traducan entonces para prepararse a entrar en el Colejio. No solo el significado, sino las sentencias, el orden de colocacin de las palabras, todo era tan familiar a su memoria como el A, B, C; i mas fcil le habria sido olvidar una letra del alfabeto, que una sola partcula de la frase leida. Cuando el nio estropeaba en la traduccin una sentencia de Cicern o de Arquelao, que era su poeta favorito, daba gusto realmente orsela repetir con un acento dulce i maternal, cual si quisiera bendar el defecto i reponer los miembros dislocados i maltratados por el alumno. Otras veces se ponia a leer pajinas tras pajinas de estos autores con la delicia con que se saborea un manjar regalado, que l solo, como hombre bien gordo que era, podia disfrutar a sus anchas. A l sin duda se referia Mr. Mann, cuando en su famosa controversia con los "Treinta i un maestros de Boston," hablaba del efecto inspirador que causa la enseanza del maestro en sus discpulos. "Me consta, decia, que esta clase de habilidad le granje al menos el respeto de uno de sus alumnos, a quien inspir algunos bellos conceptos i un ardor de saber, tal cual no le habran procurado una mejor i mas costosa instruccin, i una buena felpa de azotes por aadidura. Recuerdo que cuando me encontraba con alguna dificultad en la sintaxis o la traduccin, que desesperaba de poder vencer, se me ocurra la idea de lo fcil que esto seria a mi maestro, i me reanimaba i me abria las potencias para acometerla de nuevo i triunfar." Este hbil Profesor Barret era fuerte solo en los dichos idiomas. Para la aritmtica era una especie de idiota. Jamas pudo aprender de memoria la tabla de multiplicar; ni aun sabia lo bastante para fechar una carta o decir la hora del rel. En esta improvisada escuela abri Mr. Mann por primera vez una gramtica latina; pero fue el veni, vide, vinci de Csar. Habiendo obtenido el consentimiento de su tutor, aunque do mala gana, para hacer los estudios preparatorios para entrar en el Colejio, en seis meses haba aprendido la Gramtica i leido las fbulas de Esopo, la Eneida i parte de las Gergicas i de las Buclicas; i en el griego, los cuatro Evanjelios i una porcin de las Epstolas i de los Greea Majora i Minora. Despus de pasar estos exmenes, entr a la primera clase de humanidades de la Universidad de Brown, en Providencia, en setiembre de 1816. Con una preparacin tan somera no era posible que poseyera aquel conocimiento crtico de la sintaxis i estudio detenido de los clsicos, sin el cual el aprendizaje de los idiomas antiguos apenas producir otro resultado que el aumentar el caudal de voces i mejorar un poco la diccin. No prevea que mas tarde se le presentara (como se le present luego) la ocasin de remediar estas imperfecciones.
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El joven Mann se apresur a sacar todo el partido posible de esta oportunidad, consagrndose a subsanar estos defectos. Dedicse a emprender un estudio estraordinario durante los ocios, que le permitan el desempeo de sus tareas regulares. Este recargo de trabajo, estimulado por el ardor con que prosegua los estudios, a medida que se le iban abriendo nuevos horizontes, le impidi calcular sus fuerzas fsicas; i apenas haba cumplido el primer perodo escolar, cay postrado por una grave enfermedad, que ni el vigor recuperativo de una naturaleza juvenil, ni las precauciones compatibles con su laboriosa vida, que adopt mas tarde, bastaron a restablecerlo al pie de su robustez normal. Una mediana salud es todo lo que pudo salvar de aquel naufrajio. Cuan triste es la suerte de los estudiantes de colejios, alejados de la direccin i cuidados paternales, de un lado espuestos a las tentaciones del vicio, e impelidos de la ambicin por el otro, disfrutando, es verdad, de los placeres de las ciencias, menos el consejo, menos la guia, menos la posesin del arte de las artesel arte de vivirque siempre les falta! Cuntas veces los propensos al vicio se hunden en el vicio, mientras los que ceden a ambiciosas aspiraciones arruinan su salud en sus esfuerzos por llegar al saber! As sucede que en ocasiones aquellas naturalezas francas i jenerosas dejeneran basta la corrupcin; mientras que aquellos que poseen una alma elevada i pundonorosa se esfuerzan basta arruinar la salud. A causa de esta enfermedad Mr. Mann se vio forzado a abandonar la clase por algn tiempo; i en el invierno volvi a separarse para abrir una escuela, con cuyos rendimientos i economas pudiese subvenir a los gastos de colejio para el perodo entrante; aunque estos son aqu mui exiguos. Sin embargo, al rendir su clase los exmenes de 1819, se le acord el puesto de honor por el voto unnime de la facultad i de sus concolegas. El tema de la oracin que el laureado acostumbra pronunciar en esta ocasin, cuando su clase recabe el diploma respectivo, fue sobre el mismo asunto que predomin en toda su vida: el carcter progresivo de la raza humana. Con juvenil entusiasmo dise a lo vivo el estado de la sociedad humana, as que la educacin haya desenvuelto en toda su latitud la virtud i el saber; cuando la filantropa socrralas necesidades i mitigue los males del espritu de raza, i cuando las instituciones libres hayan abolido el despotismo i la guerra, que han sido hasta aqu los tropiezos, que han estorbado a las naciones ascender al reinado de la grandeza i de la ventura. Aunque oscuro todavia, i apenas conocido por los mritos contraidos en las aulas, esta composicin produjo un brillante efecto, e hizo concebir grandes esperanzas del joven estudiante. Las pronunciadas i naturales propensiones del hombre aparecen a menudo durante su juventud, i antes que la esperiencia haya venido a ensearnos a proceder con cautela. Los que conocieron a Mr. Mann en el colejio i lo han conocido despus, encontraran mui aplicable a l esta refleccion. Se distingua entre sus camaradas, ser notable i recordado siempre, por aquellos rasgos peculiares de siempre; es decir: primeramente, como un pensador orijinal i atrevido, que lo hacia investigar por s mismo todas las materias, sin miramiento a nadie, atendiendo solo a la verdad i al derecho que le asiste en ello; i segundo, el horror que le inspiraba
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toda impostura e hipocreca, aborreciendo por esto la invectiva i la stira, por proceder de motivos egoistas, segn decia. La osada i fuerza con que manifest estos dos caracteres distintivos, han velado a los ojos del vulgo una tercera cualidad que le era tambin mui peculiar, a saber, el ardor i actividad del sentimiento relijioso. De aqu viene que muchos no lo tomaran por un hombre relijioso, en el sentido tcnico de la palabra, aunque lo era verdadera i eminentemente en su significacin mas elevada. Investigando siempre las leyes del universo moral i fsico, i atribuyndolas a Dios solo, cuando las ha encontrado, rinde a ellas i a su autor el justo homenaje de la obediencia i de la veneracin; i esto lo hacia en todas ocasiones i hasta en los mas mnimos asuntos. No solo acata los Diez Madamientos, sino diez mil mas. Este es el orjen de aquel delicado sentimiento moral, de su firme i rjida pureza, de la guerra sin tregua que siempre hizo a toda clase de impiedad, de quien quiera que procediese. Pasados los exmenes i recibido su diploma de bachiller en humanidades, como nosotros diramos, fue admitido como practicante al estudio del abogado S.S. Fiske. En realidad se anticip seis semanas para entrar en el escritorio, a fin de llenarlas exijencias de la le, que requera entonces tres aos de esta prctica para ser recibido de abogado. Al cabo de unos seis meses, fu llamado a desempear el profesorado de latin i griego en la misma Universidad de Brown. Era una necesidad para l aceptar esta propuesta por las deudas que habia contrado en la prosecucin de sus estudios; i en segundo lugar, para completar i perfeccionar sus conocimientos clsicos; pues es bien sabido que, en condiciones iguales, un profesor estudioso aprende lo que ensea con mas profundidad que el mas empeoso con sus discpulos. Aunque de ordinario condescendiente con su clase, era inecsorable en exijirles las lecciones con toda la correccin posible; pues los alumnos decan, que por mas trabajo que esto costara, era el menor de los males. Preguntado una vez el portero por un estudiante qu llevaba en su mano; aquel le respondi que era una bebida para dar un sudor a Fulano que estaba enfermo. Si es as, le contest el colejial, mndelo a nuestra clase sin saber la leccin, i le aseguro sudar bastante. Mr. Mann sobresali siempre en el Colejio por sus adelantos en las ciencias naturales. Tambin perfeccion mucho sus estudios clsicos. La comparacin de estos dos jneros de conocimientos, le hizo comprender al instante, cuan infinitamente superior era la ciencia moderna, no solo como adquisicin til, sino como disciplina mental, respecto a la mitoloja antigua; siendo esta ltima mas bien un pacto con la imajinacion del hombre, i la primera la obra de las manos mismas del Creador. A fines de 1821, habiendo dejado su ctedra, entr en la Escuela de Leyes de Litchfield, en Connecticut, que estaba entonces en el apojeo de su reputacin, i era dirijida por el clebre jurisconsulto, Mr. Gould. Permaneci all por mas de un ao, consagrado con gran ahinco al estudio del derecho, bajo la direcion de tan hbil maestro; i despus de practicar un poco mas tiempo en el escritorio de otro abogado, fue admitido al foro de Norfolk en 1823. Sucedile lo que a todo abogado novel, que se encuentra al principio
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con poca o ninguna clientela; pero Mr. Mann aprovech el tiempo que le habran quitado los pleitos, dedicndose a estudiar mas profundamente los principios fundamentales de aquella profesin, merced a lo cual sobresali mas tarde en el arte de deslindar i definir con gran precisin los puntos de una controversia. Este reposo no fu largo. Los talentos del joven abogado fueron reconocidos de todos; i pronto se vio recargado de tareas, a punto de no poder complacer a tanto cliente como acuda al ruido de su fama. Tenemos la autoridad de un antiguo i mu respetado vecino de Boston, el venerable Jorje Emerson, para asegurar, que por el tiempo en que Mr. Mann dej su profesin, en 1837, para aceptar el mal retribuido puesto de Secretario del Consejo de Educacin, era el mas prominente i mejor patrocinado de todos los abogados; i estaba, por consiguiente, en posicin de elevarse a los mas altos destinos pblicos, i formarse una de las mas grandes fortunas en aquel rico emporio del comercio i de la industria del Norte.

CAPITULO II. SU VIDA PBLICA. EN 1824 los ciudadanos de Dedham, donde habia lijado por entonces su residencia, lo invitaron a pronunciar la oracin de costumbre en honor de la Independencia, el 4 de Julio: una especie de rostro modesto a que los amigos de la juventud en este pas se complacen en elevar a aquellos que se distinguen por sus talentos, a fin de que tengan una ocasin de medir sus fuerzas intelectuales. En 1820 fue nombrado para pronunciar el elojio fnebre de los ex-Presidentes Adams i Jefferson, que, como se sabe, murieron el 4 de julio de aquel ao, o mas bien dicho, vivieron hasta aquel dia; pues si el aniversario nacional hubiera ocurrido uno o dos dias antes, es casi seguro que su muerte habra sido anticipada igualmente. Tan cierto es que la vida misma est a veces sujeta a la voluntad directa del hombre, como lo manifestaron en esta ocasin estos preclaros varones. En 1830 Mr. Mann cas con una de las hijas de Mr. Messer, que fue por largos aos Rector de la Universidad de Brown. Su temprana muerte, en 1832, le caus el dolor que debia esperarse de un corazn tan afectuoso i de las sobresalientes prendas morales de la joven esposa, que se dice era un tipo de belleza digno del pincel i de la estatuaria. Diez aos trascurrieron sin que Mr. Mann volviese a tomar estado, hasta que en 1843 contrajo matrimonio con la Seorita Maria Peabody, en quien encontr no solo una compaera afectuosa i tierna, sino una persona de notable talento e instruccin, i una colaboradora ardiente i decidida en sus tareas en favor de la educacin. Hemos hablado de Mr. Mann como abogado, mas desde su entrada en el mundo manifest tan variadas disposiciones, i una habilidad tan sorprendente en los diversos campos de labor a que dirijiera sus facultades, que nos seria preciso escribir varias biografas, es decir, volver sobre los
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pasos de su vida para clasificar los diversos hechos bajo un solo captulo. En 1827 fue elejido representante a la Lejislatura de Massachusetts por el Condado de Dedham. Debemos observar una vez por todas, que Mr. Mann no era hombre de partido. Gustaba mas de la verdad que de la poltica. No vino a estar en edad de votar hasta los tiempos de paz de la administracin de Monroe. La primera vez que ejerci sus derechos polticos, fue en la eleccin de Adams para Presidente, en 1824, cuja candidatura abraz con calor, defendindole contra los ataques de cohecho i corrupcin tan en voga entonces, i que el tiempo ha demostrado eran tan absurdos como frivolos. Aunque afiliado desde aquel instante con el partido de los Whigs, o sea los republicanos nacionales, no adopt durante toda su vida pblica el carcter de estricto partidario; i antes se reserv siempre el derecho de aceptar i abogar solo por aquellas medidas que l consideraba fundadas en la justicia. Es mui digno de notarse, a este respecto, que en ninguno de sus escritos ni discursos, que versan sobre casi todos los puntos de moral, poltica i economa social, se divisa este espritu de bandera. Su elevado entendimiento i jeneroso pecho se revelaban contra todo lo que era sectario i servil. Como el vuelo que iba tomando su reputacin demandase un teatro mas ensanchado para sus talentos, se traslad a Boston; i apenas se habia establecido en aquella brillante capital de la Nueva Inglaterra, fue elejido para su diputado en la Lejislatura de Massachusetts. Su primer ensayo oratorio en aquel cuerpo fue un discurso en favor de la libertad relijiosa. La lejislacion del Estado, las decisiones de su Corte Suprema, i una enmienda en su Constitucin, llevaban una tendencia marcada a poner todas las creencias reljiosas bajo un pie de absoluta igualdad. A pesar de esto, se habia propuesto un bill en que se establecia una especie de manos muertas, desde que se reconoca la existencia legal de una corporacin de sndicos, cuyos miembros eran elejidos por ellos mismos, i estaban en posesin de estensas propiedades raices con el producto de las cuales debia sostenerse esclusivamente una cierta secta relijiosa. Mr. Mann conoca demasiado la Historia de Europa, i principalmente la de Inglaterra, para no comprender que se trataba de introducir descaradamente en pleno siglo XIX una de las instituciones de la poca mas oscura de la Edad Media. Era l uno de los mas jvenes miembros de aquella Lejislatura, i estaba en su primer perodo de diputado a ella. Vinculaciones semejantes habian sido concedidas ya dos o tres anos antes; de otras habia informado favorablemente la comisin respectiva sin desentimento alguno, ni indicios de oposicin en todo aquel cuerpo. Pareca temerario tratar de contrarestar una tal medida apoyada i sostenida por una de las mas influyentes i poderosas corporaciones relijiosas del Estado; i para aquella clase de jente que anda con el dia, esto hubiera sido mirado como un acto de estril i petulante osada. Mas para el hombre honrado, firme en las convicciones de su propia conciencia, i que se guia por los dictados de la moral i de la justicia, es cosa fcil embestir contra estos aparentes obstculos al triunfo de la verdad. Creemos que se hace demasiado honor a los hombres honrados por el valor moral que desplegan en ciertas ocasiones; pues que para el hombre verdaderamente ntegro, esto
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es natural i mu fcil. Lo duro para ellos seria obrar mal. As que se puso el bil en discusin, Mr. Mann tom la palabra con no poca sorpresa de todos; i en un tono apasionado i elocuente espuso los altos principios sobre que reposa la libertad e igualdad relijiosas, i demostr la injusticia de vincular un pedazo de tierra, o sea solo la propiedad de ella, por medio de una lei que determina que con el fruto de ella vaya a proveerse i mantenerse una cierta secta relijiosa. Prob as mismo con los hechos, que era de la esencia misma del fanatismo en todas las naciones del mundo, el pretender parar, o como l deca, petrificar el progreso de las opiniones relijiosas en el punto en que las han encontrado. El triunfo fu decisivo. No solo fue rechazado el bill, sino que desde entonces no se ha vuelto a intentar en Massachusetts la adopcin de semejantes proyectos. Su segundo esfuerzo oratorio fue en favor de los ferro-carriles. Este discurso se imprimi en los diarios de Boston, i creemos aun que fuera el primero a que se diera tal publicidad dlos pronunciados en las salas lejislativas de los Estados Unidos en apoyo de una poltica, que ha producido tales maravillas en todo el pas en jeneral, i obtenido para su Estado natal la mitad por lo menos de su poblacin actual, i sin duda alguna la mitad de la riqueza que hoi posee. Un vecino de Dedham, que no participaba de las opiniones de Mr. Mann, se puso a combatirlas en una serie de artculos, en que se propona demostrar que los ferro-carriles ibati a arruinar las pequeas poblaciones en torno de Boston. Si aquel caballero, despus de esto, hubiera dejado a Dedham i regresado en estos dias, habria quedado mui asombrado del gran crecimiento operado en su desarrollo industrial i de todas clases, a consecuencia del sistema que l impugnaba i Mr. Mann propona. Estos triunfos oratorios de Mr. Mann le granjearon desde luego la posicin de jefe de partido en la Lejislatura, siendo nombrado para las principales comisiones, i tomando una parle activa en los debates de las cuestiones mas importantes; i mui en particular en todas aquellas en que estaban envueltos los principios de libertad civil i relijiosa, que de seguro encontraban en l su mas ardiente i esforzado campen. Su voz se alzaba siempre en favor de las clases pobres, ignorantes i desvalidas. Siempre abog en favor de las leyes que tendan a promover la educacin pblica; i mas que ningn otro contribuy al pasaje de la le llamada de los "quince galones," para suprimir el abuso de los licores espirituosos, una le que hubiera operado la reforma tan deseada en Massachusetts, sino hubiera sido por la defeccin de algunos de sus afiliados, que sacrificaron la causa de la moral al inters de los partidos. Como miembro de la comisin dio el informe i present las resoluciones, que trajeron por resultado la codificacin de los Estatutos de Massachusetts. Igualmente tom una parte mui principal en la redaccin i adopcin de la lei, que acab con el juego de la lotera pblica, en virtud de las severas penas impuestas a los infractores. Pero el acto por que se distingui mas su carrera lejislativa, fue quiza la fundacin del Hospital de locos en "Worcester. Esta benvola empresa fue concebida, proyectada i sostenida por l solo contra la apata e indiferencia de muchos, i la directa oposicin de varios hombres prominentes. El propuso el nombramiento de
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una comisin para investigar el asunto, l redact el informe reconociendo su necesidad i aconsejando su fundacin, i suyo fue tambin el nnico discurso pronunciado en su favor. Uno de los miembros de la Sala habia calificado de entusiasmo pueril a este proyecto, cuando se present por primera vez. Los argumentos de Mr. Mann no tenan rplica, empero. La oposicin se call. Desde su orjen hasta su organizacin final, esta pudo denominarse la obra de Mr. Mann. El era el presidente de la comisin encargada de hacer las investigaciones preliminares; l hizo parte de la comisin encargada de contratar i ejecutar la ereccin del hospital, despus que fue adoptada la lei; l presidi la corporacin de sndicos a quienes se encomend la tarea de formar la administracin interior, as que el edificio estuvo terminado, en 1833; i permaneci ocupando esta posicin hasta que le lleg su turno de ser relevado conforme a la lei misma. Con la realizacin de esta obra, Mr. Mann puso de manifiesto, de un modo mui relevante, sus cualidades de hombre enrjico i prctico. La falta de esperiencia en esta clase de trabajos totalmente nuevos en el pais, i la para aquel tiempo enorme suma que se iba a invertir, hacan mui arriesgado todo clculo. Se llev a cabo, empero, sin el mas mnimo error en los presupuestos. La primera regla establecida para los operarios por el director, fue una completa abstinencia de licores espirituosos. Merced a esta circunstancia no ocurri desgracia alguna durante la construccin de este gran edificio. La acertada eleccin que hizo del Doctor "Woodward para dirijirlo, fue otra prueba de su sagacidad i conocimiento de la naturaleza humana. El brillante xito que obtuvo este establecimiento, despus de mas de veinte aos de esperiencia, lo ha hecho servir de modelo para instituciones semejantes en otros Estados i naciones; pues han sido tales los benficos efectos que el plan i sistema adoptados en l han producido, que de todas partes han venido a estudiarlo los que se proponan fundar otros. Mr. Mann continu representando el pueblo de Dedham en la Legislatura, hasta que se traslad a Boston i abri all su bufete de ahogado. Sin embargo, no iba .a descansar con eso de sus tareas lejislativas, porque en la primera eleccin que sobrevino a su traslacin a la capital, fue elejido Senador por el Condado de Surfolk, que comprende a Boston i todos sus alrededores. Por cuatro aos continu siendo miembro de aquel augusto cuerpo por elecciones sucesivas; i en 1836 fue llamado a presidirlo por el voto de sus colegas. Cada ao siguiente era elevado a la misma categora, i fue su Presidente hasta que se retir de la vida pblica. En el Senado, como antes lo habia sido en la Asamblea Lejislativa, su nombre est asociado con toda medida i reforma destinada a aliviar i mejorar la condicin de las masas. En 1835 la Comisin encargada de codificar las leyes de Massachusetts present su informe; pero antes de resolverse sobre l, se crey conveniente semeterlo al dictamen de una comisin mixta de ambas ramas de la Legislatura, de la cual Mr. Mann fue hecho Presidente; i como miembro de ella propuso varias modificaciones a la obra. Tal fue en particular la que establece una distincin entre el deudor desgraciado i el fraudulento. Sostuvo esta proposicin en un acabado informe, en que se fijaban reglas seguras para descriminar entre el deudor honrado i el doloso,
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castigando debidamente al segundo, i protejiendo al otro contra el acredor. A su iniciativa i esfuerzos dbese tambin la sancin de la lei que impone un castigo a "toda persona que se haga reo del crimen de la embriaguez por el uso voluntario de licores embriagantes;" i la que prohibi la ejecucin pblica de los condenados a muerte. Creemos que esta ha sido la primera vez que se haya colocado la embriaguez entre los crmenes, tanto en Inglaterra como en la Amrica inglesa. Adoptado i sancionado este cdigo, o sea los Estatutos Revisados de Massachusetts, Mr. Mann i el Juez Montcalf fueron nombrados por la Lejislatura para atender a su impresin; preparando el segundo el ndice de la obra, i el primero las notas del mrjen i las referencias a las decisiones judiciales. El proyecto de lei para ensanchar el Hospital de Worcester, la incorporacin de la Compaa del Ferro-Carril del Oeste, para cuya ejecucin debia contribuir el Estado con su crdito, i la lei para mejorar las escuelas, aumentando la contribucin destinada para su sosten, fueron todas, sino obras propias, actos a que al menos contribuy poderosamente con su elocuente i prestijiosa palabra, para lo cual hubo de dejar momentneamente la silla presidencial. En 1837 Mr. Mann abandon la vida poltica i su profesin d abogado, para consagrarse a una nueva i mas conjenial carrera. Mas al cerrar esta parte de su historia, debemos hacer una observacin que habla mas alto que todo acerca de la posicin que se haba ganado Mr. Mann en la poltica. Aunque hizo parte de muchas comisiones, casi siempre como presidente de ellas, en las cuales se iniciaron varios proyectos tendentes a reformar las leyes en favor de la prosperidad material i mejora jeneral de la sociedad, no hubo una sola de estas medidas que no fuese al fin adoptada. El veia los efectos en las causas; i una voz lanzada una idea en el campo de la discusin, la impulsaba i llevaba a su deseado resultado con el apoyo de su elocuencia i enerja. Siendo miembro de la Lejislatura, ejerci tambin el cargo de Auditor, o de juez-abogado, como se dice aqu, de la Milicia. Recordamos solo esta circunstancia, por haber desempeado con este motivo un papel mu notable en la famosa causa del Teniente-Coronel Whindtroop. El proceso, que dur unos treinta dias, se public en un grueso volumen, que contiene varios dictmenes de Mr. Mann sobre puntos legales i constitucionales de mucho mrito para la edad del abogado.

CAPITULO III. SUS SERVICIOS A LA CAUSA DE LA EDUCACIN. AL bosquejar la carrera poltica de Mr. Mann solo hemos tocado por incidencia lo que a la causa de la temperancia i de la educacin se refiere. Habindose criado en un lugar donde los licores espirituosos eran usados como bebida, i jeneralmente estimados como un lujo, se le oia decir con frecuencia, "que l i sus compaeros haban sido educados para borrachos.
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Muchos de ellos, aadia, lo fueron; i tal fue la inminencia de mi propio peligro, que cuando vuelvo los ojos hacia mi primera juventud, siento lo que el soldado despus de la batalla, que se palpa con las manos la cabeza para ver si est en su lugar." Cuando comenz la vida de estudiante, encontr que los licores, aunque tomados en cantidad moderada, i mucho menos de lo que la costumbre permita a un hombre sobrio, daaban la facultad de aplicacin mental. Mirlo esto como un aviso que le venia del cielo por medio de las leyes de su organizacin, i se abstuvo desde entonces. Por un numero de aos tom vino .accidentalmente, mas nunca como un hbito; pero de muchos aos a esta parte abandon el uso no solo del vino, sino del t i del caf, usando solo del puro elemento del cielo, con incalculable provecho de su fortaleza como hombre de trabajo i de su vida Como un ejemplo. No habrn estos hechos sujerdole este pasaje de su lectura a los jvenes? Dice as: "Un joven moderado reverencia la divina sabidura por la cual ha sido tan asombrosamente hecha su constitucin fsica, i la conserva pura i limpia, como templ adecuado para la mansin de Dios. Por cada concesin hecha a los apetitos que enervaran el cuerpo, o aletargaran la vivacidad de los sentidos, o anublaran el luminoso cerebro, l tiene un 'vade retro' tan duro i tan profundo, que el Satans de la tentacin, se quitara de su presencia lleno de vergenza i desesperacin." Despus de haberse establecido en Dedham, sus ciudadanos formaron una grande i respetable Sociedad de la Temperancia. Electo Presidente escribi un vigoroso discurso en apoyo del propsito. Cuando fue nombrado por la primera vez Representante a la Legislatura, l interrumpi la costumbre hasta entonces uniforme en aquella poblacin de servir bebidas a los electores; pero temeroso de que se atribuyese su conducta a motivos interesados, dio para un objeto de caridad suma mayor que la que el festejo hubiera costado. As, por diversos medios, i en todas las ocasiones oportunas, manifest su zelo por la causa de la mejora moral del hombre, en una poca en que defenderla acarreaba reproches, i la prdida de clientela profesional; i cuando en junio de 1837, acept el empleo do Secretario del Consejo de Educacin, era miembro del Consejo dla Sociedad de Temperancia de Massachusetts, i Presidente de la de Suffolk. A estas atenciones renunci a fin de poder, desembarazado de toda atencin, llevar el peso que se echaba sobre sus hombros, i blandir las armas en la nueva guerra que emprenda. Creo que con respecto a los hombres que se han distinguido en un ramo particular, todos convendrn en que desde temprano han dado indicaciones de su futura carrera. En lo moral como en el mundo material, el fruto no viene sin que, le preceda la flor i el brote. Un impulso emanado de la naturaleza, de la educacin, jer-mina i crece en los profundos senos del alma. Por un tiempo se nutrirn en secreto, dando de vez en cuando signos de su fuerza creciente. Pero cuando llegan el tiempo i la ocasin, estallan completamente desenvueltos, con el yelmo en la cabeza, espada en mano, ansiando por la batalla. Tal parece haber ocurrido a Mr. Mann con respecto a educacin
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popular. Desde el primer dia en que sus acciones atrajeron la atencin pblica, la educacin universal por medio de las escuelas pblicas fue recomendada por sus palabras, i promovida por sus actos. Su defensa era el hilo de oro mezclado en la tela de todos sus escritos i do toda la vida. Uno de sus primeros discursos fue dirijido a una asociacin de maestros, todos de mayor edad que l, i muchos que habran podido ser sus abuelos. Despus de haber entrado en la profesin de abogado, fue su prctica invariable dar dictmenes i preparar escritos legales gratuitamente en toda materia que perteneciese a la educacin pblica. Antes de ser nombrado Secretario del Consejo de Educacin, habia sido una especie de Procurador Jeneral de Estado, con respecto a la lei de escuelas; i tan numerosas eran las solicitudes que le venan para consejero legal en aquel oficio, que, a haber cobrado honorarios, como abogado, habra reunido una suma considerable. Mientras otros jvenes aspirantes escribian artculos polticos en los diarios, l los escriba sobre educacin. Ayudaba a los pobres a adquirir conocimientos, prestbales libros i dinero, contando con que en adelante se hallarian en aptitud de pagarle. Cuando las circunstancias lo permitan, daba instruccin gratuita. Tan pronto como tuvo las cualidades para ser electo, fue nombrado miembro de la Comisin de Escuelas de Dedbam, i continu desempeando el cargo basta que dej el lugar; encargo laborioso en una ciudad grande, sin reembolso ni aun de los gastos indispensables. Entonces principi sus lecciones en el arte difcil de hablar ante los nios. Con todos sus conocimientos, cuando se dirijia a los nios, l se hacia "uno de ellos." De aqu provenia su buen xito ante los jvenes, que, para los que lo han oido, era mas notable que su facultad de hablar ante los hombres. En la Lejislatura estuvo siempre del lado de las escuelas, abogando por ellas en el debate, i mas activamente buscando ocasiones de hablar con sus miembros, e infiltrar sus ideas en su espritu. Poco le importaba quien tuviera el mrito de promover la medida, con tal que fuese adoptada. En su rplica a los "Treinta i un maestros de Boston," escrita en 1844, da la siguiente relacin del establecimiento del Consejo de Educacin, i que preferimos copiar aqu, porque ya ha pasado a la historia, sin que su exactitud haya sido disputada. "Iba por este punto de mi historia personal, dice, cuando se proyect el establecimiento del Consejo de Educacin, tal como existe hoi. Despus de muchas conferencias con mi amigo Mr. Dwight, que desde entonces habia mostrado su adhesin a la causa, se convoc un meeting en su casa, en el invierno de 1837, para considerar el asunto de un Consejo de Educacin de Estado. Escusado es entrar en detalles. El Consejo de Educacin fue establecido por lei del 20 de abril de aquel ao. Ni antes ni en aquel tiempo se rae hizo indicacin, ni se me pas por la mente, que yo seria nombrado al puesto que ahora desempeo. Cuando se me hizo la propuesta, aunque todas las propensiones de mi naturaleza me inclinasen a ello, cre que me lo impediran insuperables circunstancias; pero al organizarse el Consejo en 29 de junio, fui nombrado Secretario..i humildemente cre que mientras otros amigos de la causa contribuan con su
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abundancia, yo podia, de este modo, echar mi bolo en el tesoro del Seor." Mr. Mann ha dejado un diario en que estampaba las impresiones que le causaban los incidentes, a medida que ocurran, i del cual ha publicado su seora algunos fragmentos. De la importancia que por entonces se daba a su nuevo empleo, i de la que l mismo le daba, puede formarse idea por lo anotado el 13 de julio. "Un nuevo caso ha llegado a mi conocimiento, de quien yo tenia toda razn de esperar que supiese apreciar la dignidad de mi nuevo empleo, espresando su sorpresa de que por l yo dejase otras esperanzas, i sintiendo que su ttulo no indicase mejor los deberes que me toca desempear. Si Dios me ayuda en esta grande obra, espero convencer a esa persona de su error; i en cuanto al ttulo qu importa? Si por ahora no es suficientemente honorable, tcame a m elevarlo; i mas bien quiero ser acredor, que no deudor al ttulo." Con fecha 16 de julio escribia as a su hermana. "Mi cara hermana: No ser poca tu sorpresa al saber el cambio en mi manera de vivir, ocurrido despus de la ltima vez que nos vimos. He aceptado el empleo de Secretario del Consejo de Educacin, i como sus deberes me quitarn todo el tiempo, por necesidad he debido renunciar a mi profesin, a fin de consagrarles toda mi atencin. Si estuviera seguro de que el xito coronaria mis esfuerzos en este nuevo campo de labor, dira que no habra ocupacin mas agradable para m, ni que mas cuadre con mis gustos i sentimientos .... Muchos me desaprueban el que deje mi profesin en la que hasta hoi me ha ido tan bien, como poda esperarlo; otros piensan que mi posicin poltica no era para abandonada, prefirindole un puesto, cuyos frutos solo ver otra jeneracion; i que mi presente posicin en el Senado, era preferible a andar de condado en condado, cuidando do la felicidad de los nios, que nunca saben de donde les viene el beneficio, i arrostrando los celos, preocupaciones i mala inteligencia do sus padres. Pero no es mejor hacer el bien que el ser elojiado por ello? Si no hubiera de sembrarse otra semilla que aquellas que aseguran en vida una buena cosecha, la especie humana hubiera vuelto a la barbarie. Si yo logro encontrar cules son los medios mejores de construir buenas escuelas, cules son los mejores libros, cul es el mejor arreglo de los estudios, i cules son los mejores mtodos de instruccin; si yo llego a descubrir qu resortes seguros se pueden tocar para que de un nio que no piensa, que no reflexiona, que no habla, se haga un noble ciudadano, pronto a defender sus derechos, i a morir por la justicia; si solo consiguiera obtener i difundir en este Estado algunas buenas ideas i cosas semejantes, no habr de lisonjearme de que mi ministerio no haya sido del todo vano? Apenas son hoi mejores las leyes que rijen nuestro sistema de escuelas pblicas, que lo que eran ahora ciento cincuenta aos. Si algo han mejorado las escuelas, no ha sido a consecuencia del impulso dado por el gobierno. Pienso ir a Franklin &a."

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La verdad es que echando la vista en busca de un Secretario, el Consejo pudo convencerse de que pocos habran que aceptasen empleo tan mal retribuido, siendo mil pesos su primera asignacin,3 i que tan poco se prometa de la gratitud pblica. En la primera eleccin hubo otro candidato; pero durante los once aos subsiguientes fue reelecto por unanimidad do votos. Su competidor era sin embargo digno do la eleccin. Mr. Dwight se haba mostrado desde temprano jeneroso amigo i protector de la causa. En 1845 dio 10,000 pesos para la fundacin de la primera Escuela Normal; i despus 1,000 pesos para hacer frente a los gastos del primer Instituto o asamblea de Maestros, que hasta entonces se hubiere reunido en Massachusetts, cuyo resultado fue tan satisfactorio que la Lejislatura decret fondos para continuarlos hasta la fecha. El corazn i la bolsa de Mr. Dwight estuvieron siempre abiertos para fomentar la educacin. En despecho pues de la oposicin de sus amigos, de sus sostenedores en la vida pblica, i aun de los consejos de los jueces que lo vean en camino de llegar a la mas alta fama por los trabajos del foro, Mr. Mann acept el empleo que se le brindaba. Un propsito que viene tanto del corazn como de la intelijencia, es una voz proftica. Cuando esta voz es clara, las disuasiones, las amenazas, los incentivos en otra direccin nos llegan como sonidos de otra lengua, que el corazn inspirado no acierta a comprender. Vio que la obra que iba a emprender encerraba en s todos los elementos de futura grandeza. La educacin era la condicin previa de la humana felicidad. Es el elemento vital sin el cual no hai vida. La dignidad i poder de los individuos, la grandeza de las naciones, en cuanto provenga de la ajencia humana, no tienen otra base duradera. Sin educacin no pueden conocerse los atributos de Dios, i por tanto aspirar a ellos; las infinitas calamidades del mal no pueden ser medidas, i por tanto mitigadas; la degradante servidumbre de la supersticin no puede ser pesada, i por tanto su reino nunca seria abolido. Vio en la educacin paz, gloria, vida, i la nica atmsfera en que el cristianismo puede florecer. Confi en que la luz que vemos brillar en lo futuro, calentara e iluminara todas las horas de la presente oscuridad i tribulacin. Un Bolo hombre, entre todas sus relaciones, hubo que apreciara completamente sus motivos, i le dirijiese las mas ardientes congratulaciones, como se ve en la carta que public despus en sus propias memorias. "NUEVA YOKK, agosto 19 de 1837. "ESTIMADO SEOR : acabo de saber que Vd. se ha consagrado a la causa de la educacin en nuestra repblica. Me huelgo de ello. Nada poda
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Una de las manifestaciones del estado de la opinin pblica sobre la importancia de los diversos ramos de la educacin, suele encontrarse en los sueldos que se asignan a los que los profesan. Cuando conocimos a Mr. Mann, en 1847, le oimos lamentarse con resignacin de sus estrechas circunstancias; i cuando su honorario file solo aumentado con 500 pesos, escribi en su diario la espresion de una noble venganza: " les dar, dice, diez veces mas." 75

causarme mayor placer. Por largo tiempo he deseado que alguno que reuniese todas las aptitudes de Vd. se consagrase a esta obra. No pudiera Vd. encontrar puesto mejor; ni el gobierno tiene uno mas noble que dar. Vd. me permitir trabajar bajo su direccin, segn pueda. Si hai algo en que pueda ayudarlo, no necesita mas que indicrmelo, i siempre tendr gusto en conversar con Vd. sobre sus operaciones. Cundo cesarn las degradantes querellas de partido en nuestro pas, contrayndose los espritus elevados a ver lo que puede hacerse, por una jenerosa i sustancial mejora del modo de ser de la comunidad? Mi oido est acongojado, mi alma misma est enferma" con el desabrido, aunque furioso clamor, sobre medio circulante, bancos, &a., mientras que a los intereses espirituales de la comunidad, parece que apenas se les reconoce tener realidad. Si solo logrramos encaminar por canal mas recto la asombrosa enerja de este pueblo, qu paraiso terrenal vendria a ser nuestro pas! I yo no desespero. Su prontitud en poner mano a la obra es un feliz presajio. No est Vd. solo, ni es una rara escepcion por el tiempo que corre. Muchos debe haber que puedan ser tocados por las mismas verdades que lo han movido a Vd. Tengo toda esperanza en que la prosecucin de la obra le dar a Vd. mayor vigor i salud. Si os tenis firme en lo esterior, nada temo de parte del espritu. Escribo de prisa, porque no me siento mu fuerte, i todo esfuerzo me postra; pero necesitaba manifestar a Vd. mis simpatas i desearle la ayuda de Dios en su camino. Su sincero amigo, "W. E. CHANNING." Los deberes del Secretario no fueron definidos con claridad en el acta, que cre este empleo, ni podan serlo tampoco. Podan en horabuena la Legislatura o el Consejo decir que el Secretario reunira Convenciones en cada condado del Estado; pero asistiria a las convenciones como "cabeza sin vida," o como "lengua de fuego?" Podan decir que reuniera peridicamente a los maestros en institutos de instruccin; pero los enseara e inspirara con fuerza irresistible, citando reunidos, o simplemente presidira el acto, encargando a otros la ejecucin de la obra? Podan decir, que preparara "extractos de los informes de las comisiones de escuelas"; pero se deduca de ah que haba de estudiar el conjunto, i presentarlo en un libro de cuatrocientas a quinientas pajinas, o tomara a la ventura, treinta o cincuenta cortos estractos, ponindoles el debido encabezamiento? Podian requerir de l que cada ao presentase un informe; pero un cohete produce el mismo sonido que un can. En fin, no estaba al alcance de la lei estorbar que el empleo se convirtiese en una prebenda. Nada sino es la conciencia del deber i el entusiasmo del designado podian asegurar la mayor cantidad i la mejor calidad en la obra. Ningn miembro del Consejo era rentado, ni sus funciones les imponan trabajo material. Su incumbencia era aconsejar e indicar antes, i en cuanto fuese practicable, ratificar i sancionar despues. Cuando alguno le pregunt, si no era l el facttum del Consejo, Mr. Mann contest: soi el fac, pero no el totum. Inmediatamente despus de haber aceptado el empleo, transfiri sus asuntos de abogado, declin ser reelecto al Senado, i lo que mas debia
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costarle, renunci su activa participacin en las sociedades de temperancia. Sustrjose enteramente a los partidos polticos, i durante doce aos no asisti a convencin alguna. Quera ser mirado i conocido solamente como educacionista. Aunque simpatizaba como siempre con las reformas del da, no se le ocultaba cuan mal recibidas son por aquellas clases a que l se propona conducir por el camino del bien; i como no podia hacerlo todo a la vez, trat de bacer las cosas mejores, i aquellas que mejor cuadraban con su propsito primero. El nimo de las jentes tambin se mostraba tan encendido con el fuego de los partidos en varios asuntos, que existan grandes recelos de que, so color de nteres por la educacin, no se favoreciesen los intereses de .alguno de los partidos. Ni era dado al vulgo comprender, porqu un hombre descenda de posiciones honorables a una comparativa oscuridad, dejando entradas abundantes, por lo que no pasaba de un vivir, a menos que no estuviese imbuido por motivos tan vulgares como los suyos. Los hechos posteriores vinieron a probar la cordura de su conducta. El Consejo fue el blanco de los ataques de los partidos, de los fanticos i demagogos, i solo la abstencin del Secretario de toda bandera, lo salv del naufrajio. En medio de todas estas dificultades, la resistencia i celos de los unos, la tibieza o indiferencia del mayor nmero, aunque el mas interesado, el Secretario tenia que propiciarse los nimos para plantear un sistema vigoroso, en lugar del decrpito en prctica; sujerir cambios en las leyes; organizar territorios en distritos;, construir edificios de escuelas; clasificar los alumnos; inspeccionar las escuelas; mejorar los testos de enseanza, i los mtodos de ensear, i los motivos i medios de disciplina; clasificar los maestros; reunir datos estadsticos; esponer los defectos de una mala administracin, &a. &a. Hombre mas poltico, o menos ardoroso, habra principiado por partes, i gandose al pblico por grados. Mr. Mann puso mano a todo a un tiempo; abusos por correjir, deficiencias por suplir, reformas por empezar. Su primer Informe i su primer discurso, o Lectura, contienen ya en jrmen todo lo que desde entonces se ha realizado. Fueron ambas producciones tenidas en mucho en su poca; pero en mucho mas se las tendra ahora, si fueran examinadas a la luz de diez i siete aos de esperiencia. En la osada misma de sus primeros golpes, estuvo su salvacin, i la de su obra. Otro sistema lo hubiera echado a perder todo. Algunos intereses especiales tocaron alarma; pero la sonora voz de las esperanzas que despert, impuso silencio a los descontentos. Se habia hecho vibrar una cuerda sagrada del corazn, i la contemplacin de los grandes principios purific el alma de todo motivo srdido. Cuando el vuelo ascendente del guila nos hace elevar las miradas a lo alto del cielo, dejamos de or el grito de las aves subalternas, Mr. Mann prosigui su victoria; su objeto era comprometer al Estado en grandes medidas de reforma i progreso antes que viniese el dia de la reaccin. Estensos cambios en las leyes fueron propuestos i sancionados. Se provey de rentas i medios a las escuelas. Las Comisiones de Escuelas fueron pagadas. Instituy un sistema de convenciones educacionales de condado. Por medio de los "Rejistros de Escuelas," se adopt un plan de mucho alcance, para examinar con microscopio la condicin de las escuelas, i saber
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lo que puede llamarse "la estadstica vital." Exijise a las comisiones presentasen informes detallados relativos a los inconvenientes i ventajas de sus respectivas escuelas; i de todo el cuerpo de estos informes, el Secretario Lacia un compendio o abstractos, con inmenso trabajo de su parte; pero tambin con mucho provecho de la causa. Establecironse sobre todo Escuelas Normales, primero en via de csperimento; pero antes de que fuesen abandonadas como tales, la buena voluntad del pblico habalas ya adoptado firmemente por el buen xito i los bienes realizados, quedando desde entonces incorporadas entre las mas valiosas e importantes instituciones del Estado. Todos estos actos eran otras tantas anclas con que el Secretario aseguraba su nave mientras el tiempo era bonancible; i con las cuales pudo hacer frente a la borrasca, cuando estall la tormenta. Pasados tres o cuatro aos (tiempo previsto por el Secretario desde el principio de su carrera) los varios antagonistas del progreso, demasiado dbiles para obrar separadamente, combinaron sus fuerzas, i bajo un jefe poco escrupuloso, estuvieron apercibidos para dar el asalto. El msero empez a sentir literalmente "lo que costaba" la marcha del sistema.4 El fabricante de libros que haba contado con el Consejo o el Secretario para su negocio, el sectario que habra querido convertir las escuelas en proselitisino de sus dogmas particulares, mostrbanse ofendidos, por sentirse burlados. A todos estos se reuna la tribu sin nombre de los que creen que el mundo se acaba si no se gobierna segn sus propios planes, i que concertaron sus fuerzas para el esterminio del Consejo. El ataque empez en la Lejislatura de 1840. Una mayora de la Comisin de Educacin propuso un bill para la abolicin del Consejo de Educacin, la clausura de las Escuelas Normales, i restablecer las cosas al punto en que se hallaban tres aos antes. El designio era ignorado hasta de la minora de la Comisin, que se compona de amigos del Consejo, hasta pocas horas antes de presentarse el Informe. Pidieron tiempo para presentar un contra-informe i les fue negado, primero polla Comisin, i en seguida por una mayora de la sala. El plan era evitar la discusin, i sancionar el bill sin discusin ni demora. Pero a la primera noticia recibida, el Secretario i sus amigos lograron ganar un dia; con aquel dia ganaron una semana; i con esa semana derrotaron a los conjurados, Cuan diversa habra sido ahora la condicin de las Escuelas pblicas, no solamente en Massachusetts, sino en toda la Nueva Inglaterrano solo en la Nueva Inglaterra, sino en todo el paissi el xito hubiese coronado aquella maquinacin! No nos detendremos sobre las dos o tres formidables controversias en que se vio comprometido Mr. Mann en defensa de la causa de la
Con una poblacin de un milln de habitantes, las contribuciones para el sosten de las escuelas reunidas por impuestos que a s mismas se imponan los distritos, villas i ciudades del Estado, e invertidas en edificar i reparar escuelas solamente, fue DE DOS MILLONES, DOS CIENTOS MIL PESOS. Hoi, creado ya todo el material de las escuelas de Massachusetts las rentas para su sosten ascienden a tres millones. Es este el mas vasto i mejor dotado sistema de escuelas que exista en el mundo, no obstante no pasar su poblacin de un milln i dos cientos mil habitantes.
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educacin, o en la suya propia, como identificado con aquella causa. Mas de acuerdo con sus sentimientos estara poner en prctica el favorito lema de Cicern: Amiciti sempitern, inimiciti placabiles, amistades eternas, enemistades apaciguadas. Los que entonces fueron sus adversarios se holgaran hoi si apenas hacemos breve mencin de la guerra que le hicieron, o de los golpes que les toc en parte, Mr. Mann no perteneca sin duda a la secta de no resistencia. En 1843, bajo los auspicios del Consejo de Educacin (pero a sus propias espensas), Mr. Mann visit la Europa, con el objeto de examinar las escuelas, i obtener todos los datos tiles que pudieran aprovecharse en su pais. Su Sesto Informe, hecho a su regreso, present loa resultados de este viaje. Probablemente ningn documento sobre educacin obtuvo tan grande circulacin como este informe. Una a otra se sucedan las ediciones, no tan solo en Massachusetts, sino en los dems Estados, a veces por orden de las Legislaturas, otras por particulares. Varias ediciones se hicieron en Inglaterra. Los diarios de todas partes lo transcribieron. Cual no debi ser la sorpresa, por tanto al ver salir de las prensas del mismo Boston un escrito en que con el ttulo de "Observaciones sobre el Sesto Informe de Mr. Mann," i firmado por "treinta i un maestros de Escuela de Boston" se trataba de impugnar esta obra! La rplica de Mr. Mann no se hizo aguardar, i a ella contestaron los maestros con otro pamfleto, que fue igualmente desbaratado por su contendiente, cerrndose as esta controversia. De los trabajos de Mr. Mann, durante los doce aos que desempe la secretara, apenas puede hacerse mencin, sin esponerse a ser tachado de exajeracion. Escribi doce largos Informes anuales, del ltimo de los cuales, decia el Quarterly Review de Ednburgo: "Es este volumen en verdad digno monumento de un pueblo civilizado; i si la Amrica hubiese de hundirse bajo las olas, quedara en l el mas bello recuerdo de una Repblica ideal." De una inmensa masa de documentos formaba los Informes i cuentas de las Escuelas de Massachusetts, de los que hai seis volmenes. La parte estadstica solo absorba tres meses de trabajo. El Diario de las Escuelas Comunes, que l redactaba, consiste de diez volmenes, cuya mayor parte se debe a su pluma. Public un volumen de sus lecturas sobre Educacin a pedido del Consejo. Todos los aos hacia un viaje por todo el Estado para tener Convenciones o Institutos de maestros. Por las noches convocaba meetings populares a fin de formar los sentimientos i aspiraciones de los padres, de quienes solo depende que sus hijos se eduquen. Su voluminosa correspondencia absorbia todo el tiempo que no le tomaban aquellas mltiples atenciones, sin que dejase de dar consultas legales gratuitamente, como siempre, en todo lo que se referia a la educacin. Presidi a la ereccin de dos Escuelas Normales de Estado, dando planos i direcciones para la construccin de centenares de es-- cuelas adaptadas, en cuanto a costos i tamao, a los posibles i necesidades de sus diversas localidades. Con frecuencia asista a meetings sobre educacin en otros Estados, a fin de propagar la causa e inspirar aliento a sus amigos; considerando como un deber oficial suyo recibir a todos los que venia a
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visitarlo con algn motivo que se refiriese a la grande obra, en que estaba empeado. Pudo con razn decir, en su Informe suplementario de 1848: "Desde que acept la Secretaria en 1837 hasta 1848, en que elev mi renuncia, he trabajado en esta causa por trmino medio quince horas al dia; i desde el principio al fin de este perodo, no tom un solo dia de vacaciones, i meses i meses transcurrieron sin dejar el trabajo para visitar un amigo. Todo mi tiempo estuvo consagrado a la grande obra que se me haba confiado; i si no puedo decir que con provecho, debo asegurar que sin interrupcin i con ardor." De los resultados de estos trabajos el mundo educacional ha formado ya una opinin clara i unnime. Grande fue el trabajo, pero rindi ciento por uno. Comparando las escuelas de Massachusetts tales como eran en 1837, vse salir el orden del caos, el vigor sustituido a la debilidad, i que un alto grado de intelijencia en la manera de dirijir la educacin ha sucedido a una lamentable ignorancia. Ni se han limitado a Massachusetts los resultados de aquellos trabajos. Muchos de los Estados libres han seguido en la marcha de los progresos, i varios de los esclavistas tratado de imitarlos; aunque desgraciadamente, esto era imposible con sus instituciones. Muchos de los Informes de Mr. Mann han sido reimpresos tanto en este pais como en Inglaterra. Sus opiniones han sido citadas como autoridad en las Lejislaturas de la Union, como en el Parlamento ingles, i elojiadas en revistas i obras notables sobre educacin. "Tuve la fortuna, dice el Hon. Burlingame en un discurso, de hallarme en Guildhall, en Londres, cuando se debatia la cuestin do dar instrucciones a sus representantes para que favoreciesen un sistema do educacin seglar. Votaron por la negativa; pero un caballero tom la palabra i ley algunos datos estadsticos de uno de los Informes de Horacio Mann. Aquel estracto, cambi el voto en el Consejo municipal de Londres. Nunca me sent mas orgulloso de mi patria." Debiera suponerse que hombre dotado, como Mr. Mann, de tanta enerja i fervor, se aventurase en medidas cuya acierto no fuese confirmado por los resultados ; i qu en algn caso al menos se viese forzado a volver atrs; pero es mui notable el hecho que ni en su vida lejislativa, que abraz el perodo de diez aos, ni mientras desempeo la Secretaria, que dur doce, jamas propuso medida que no fuese completamente adoptada, o que una vez aceptada i puesta a la prueba, fuese necesario abandonarla. Ya fuese aconsejando o ejecutando el plan de revisar el Cdigo civil del Estado; erijiendo i administrando un hospital para locos; o proyectando un sistema completo de medidas para renovar el sistema de escuelas comunes de la Repblica, en cada uno de estos sus esfuerzos fueron coronados por el mas completo xito. Finis coronat opus puede escribirse al fin de todas sus obras. En una de las mas peligrosas crisis en que se encontr por razn de sus funciones de Secretario, se le hicieron proposiciones para que aceptase el Rectorado de un Colejio en el Oeste con el sueldo de $3,000. Negse a ello perentoriamente, resuelto a sacrificarlo todo en obsequio de la Educacin popular, que habia emprendido, no admitiendo otra alternativa que llevar a cabo su obra, o sucumbir en la demanda. En 1848 muri, en la Sala de Representantes de los Estados Unidos, Juan Quincy Adams, que era diputado del distrito congresional en que Mr.
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Mann resida. Aquella Sala habia sido por veinte aos para el ilustre Adams el teatro de sus nobles trabajos en beneficio do la libertad humana. Dnde encontrar un sucesor digno de llenar el vacio que dejaba? Pasando el abismo que mediaba entre el elocuente anciano i los polticos adocenados, todos los demas hombres parecan correr a parejas. La Convencin nombrada para proponer un candidato, se fij en Mr. Mann, quedando solo la duda de si aceptara tan honroso encargo. Admiti, sin embargo, despus de alguna trepidacin, en atencin a que habiendo el pas adquirido una inmensa estension de territorio, la gran cuestin de la poca era asegurar por siempre esos territorios a la libertad, contra las tentativas que por entonces se hacan por estender la esclavitud. Un estado de verdadera i completa educacin del pueblo, implicara el mas alto estado de existencia terrestre; pero la libertad deba ser requisito previo de la educacin. Fue electo por una gran mayora al primer escrutinio, i tom inmediatamente su asiento en el Congreso. As que hubo sido electo, present su renuncia al Consejo, que no aceptaron, encarecindole retuviese su empleo hasta el fin del ao. Consinti en ello, i a esto debe la educacin el capital de su otra obra, el Informe duodcimo. Aunque anticipemos un poco, cabe recordar aqu que al ao siguiente la Lejislatura de Massachusetts, por resolucin de ambas Cmaras, le exiji preparara una esposicion completa del sistema de Escuelas del Estado, tal como lo haban establecido las leyes dictadas al efecto, fundado sobre la base de su dcimo Informe; pero incorporndole las leyes posteriores. De esta obra mand imprimir el Estado diez mil ejemplares, para distribuirlos gratuitamente, siendo mirada hasta hoi como una obra acabada en todas las materias que abraza. Tal fue la obra emprendida i con tan grande xito ejecutada por Mr. Mann. Gracias a ella, los Estados Unidos pusieron como base de la Repblica la escuela que prepara al ciudadano, i a Massachusetts a la cabeza del movimiento, que siguen con mas o menos rapidez los dems estados civilizados. Su nombre quedar por siempre inscrito en el monumento que levant a la dignidad del hombre i al progreso humano, sin que sea todavia posible estimar en toda su magnitud las consecuencias futuras de su trabajo.

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CAPITULO IV. LA ABOLICIN DE LA ESCLAVITUD. EL discurso de Mr. Mann sobre la esclavitud i la trata de esclavos, pronunciado en la Cmara de Representantes de los Estados Unidos, en febrero de 1850, fue recibido con gran favor en el Norte, i obtuvo una gran circulacin en el Sur, por el examen filosfico de la cuestin, apoyado en datos estadsticos, que sus estudios especiales sobre la educacin le habian permitido reunir, sobre la condicin moral e intelectual de los blancos mismos, bajo la influencia deletrea de la esclavitud. De este discurso hemos estractado en la introduccin los pasajes mas luminosos. Un incidente, empero, vino a suscitarle dificultades, de donde menos podia esperarlo, en la nueva escena en que su espritu ardiente i filantrpico se haba lanzado: tal fue la controversia entre Mann i Webster, el clebre orador, cuya estatua est hoi, no obstante aquel antagonismo personal, frente a frente con la de su contendor en la cuestin de esclavitud. Sbese que Webster, en la sesin del 1 de marzo de 1850, pronunci un discurso en el Senado de los Estados Unidos, que en manera alguna favoreca el pronunciamiento de la opinin en los Estados del Norte contra los avances de los esclavistas. Este discurso, de tan popular estadista como era Webster en el Norte, le atrajo el descontento jeneral; mientras que el Sur, que antes lo detestaba, en proporcin, empezaba a tributarle las muestras de admiracin que antes le escascara. Con motivo de las felicitaciones que le hicieron personalmente a Mr. Mann muchos amigos de su distrito, aprobando la lnea de conducta que habia seguido en el Congreso, sobre la palpitante cuestin del dia, dirijiles en contestacin una carta en que impugnaba las ideas manifestadas por Mr. Clay, Mr. Cass, Webster i otros; i aunque el escrito respirase la alta estimacin en que el autor tenia a Webster, de quien decia, "que de su boca haban salido palabras de libertad que hombre viviente no habia pronunciado jamas," protestando de su admiracin por sus talentos, i su gratitud por sus pasados servicios, el hecho es que concluia con demostrar el sofisma que ocultaban sus argumentos, i la enormidad de las conclusiones a que arribaba. En el estado que se encontraba la opinin pblica, caus una grande sensacin. "Webster contest inmediatamente, i arrastrado por la discusin, i acaso picado en lo vivo su amor propio, aventur algunas frases ofensivas, tales como aquella en que decia de Mr. Mann que era "poco versado en la constitucin de su pas." Mann replic en otra carta, sin abandonarla mesura que caracterizaba la primera; pero "Webster, a mas de un nuevo discurso en el Senado en apoyo de las ideas emitidas en el primero, so diriji a varios caballeros con una carta, acompandoles un ejemplar de este discurso, en la cual aluda en lenguaje amargo a los escritos de Mr. Mann. La cuestin se envenen como era de esperarse; los partidos tomaron parte en ella, i Mr. Mann fue el blanco de apasionadas apreciaciones. Mayor intensidad daba a estos disentimientos la proximidad de las elecciones de Diputados al Congreso. Mr. Mann asisti a varios meetings, en que espuso con calma, i dirijindose al
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raciocinio de sus oyentes, los grandes principios de humanidad i de justicia comprometidos en la cuestin. El dia de las elecciones lleg, i no obstante los esfuerzos de Webster, que era a la sazn Secretario de Estado, i haba permanecido en Boston algunas semanas para organizar sus elementos, Mr. Mann fue reelecto por una triunfante mayora. La controversia no par ah, sin embargo, entre los dos atletas, como no poda cesar entre los partidos que sostenan sus respectivas ideas. En febrero de 1851 pronunci Mr. Mann un nuevo discurso en el Congreso sobre la le de estradicion de los esclavos, i poco despus otro en Lancaster, impugnando el dictamen recientemente dado por el Comisario Curtis, en la causa de Tomas Sim, despojado de su libertad, i condenado a esclavitud perpetua, sin preceder sentencia de mi tribunal, o el verdicto de un jurado; i Mr. Webster, que haba adoptado aquel dictamen, no qued a salvo de los rayos de la indignacin del elocuente filntropo, que esta vez se sobrepasaba a s mismo. Hoi que la esclavitud ha sido abolida por la terrible decisin de las armas, triunfando los sentimientos i principios de que Mr. Mann se hizo tan de temprano el rgano mas avanzado, su conducta en aquel conflicto queda del todo justificada. Si hubo amargura en el debate, qu es esto en comparacin de los horrores de la guerra en que vino a manifestarse lo inconciliable de las opiniones, i lo intil de buscarles acomodo por transacciones, que solo haran mas severo el conflicto final? Un ao despus de haber sido electo Representante al Congreso, algunos amigos de la causa de la educacin en la Lejislatura de Massachusetts, habiendo por entonces tenido conocimiento de los sacrificios pecuniarios que Mr. Mann habia hecho, en sosten del sistema de educacin i ereccin de. Escuelas Normales, aprovecharon de su ausencia en Washington, para proponer a la Lejislatura la medida que adopt, encomendando a una comisin- averiguar el monto de aquellas sumas, con facultad de examinar personas i documentos. De las declaraciones de varios individuos resultaron justificadas erogaciones voluntarias hechas por Mr. Mann a fin de llevar a cabo la ereccin de dos Escuelas Normales, que sin ellas no habra sido emprendida, pues eran hechas para llenar el dficit que resultaba, despus do apurados los medios disponibles; abundando en el mismo sentido los impresores de los Informes, i del Diario de la Educacin Comn, a quienes habia ocupado durante doce aos. Ambas Cmaras, en virtud del Informe de la Comisin, resolvieron destinar una suma para resarcirle de aquellas prdidas, "no proponindose, como decia el mismo Informe, pagarle, sino dar a sus sentimientos una satisfaccin que seria mas agradable que una remuneracin exacta." Las principales obras publicadas por Mr. Mann son diez volmenes de su Diario de las Escuelas Comunes; una compilacin llamada Informes i estados de las escuelas de Massachusetts; sus doce Informes como Secretario del Consejo de Educacin; un volumen de lecturas, o discursos sobre educacin; sus discursos i cartas sobre la esclavitud; sus escritos polmicos, que son voluminosos; su Pensamientos para, los jvenes, que ha circulado a veinte mil ejemplares. Una Lectura, a mas de las de temperancia, dirijida "al pobre ignorante" i otra "al rico educado" i dos escritos sobre las facultades i deberes de la mujer i cuatro folletos conteniendo otras tantas
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oraciones en los aniversarios de la Independencia. Diriji ademas la ejecucin de una obra de enseanza, cuja idea habia estado meditando muchos aos. Era una serie de tratados de Aritmtica para el uso de las escuelas, basados, en cuanto al plan jeneral en una idea orijinal. En lugar de tomar operaciones simplemente de dinero, o cajas o fardos de mercaderas, como materiales para preparar las cuestiones de aritmtica, pasaba en revista todo el crculo do las artes, ciencias, estadstica, historia, cronoloja, biografa, jeografa i cosas as, i arreglaba sus cuestiones tomando de aquellas los hechos que eran susceptibles de estimacin aritmtica; de manera que no solo contuviesen las cuestiones un problema por resolver, sino tambin un interesante i valioso hecho, digno de conservarlo en la memoria. Ejecut esta obra, con la ayuda de Mr. Chase, cuyo nombre se lee a su frente asociado al de Mr. Mann. En 1852 Mr. Mann fue propuesto para Gobernador de Massachusetts por una Convencin preparatoria, i aunque no result electo por la mayora exijida por la lei, bastaba la tentativa para indicar el alto puesto que ocupaba en la opinin pblica. Ese mismo dia aceptaba el Rectorado del Colejio de Antioqua, en el condado de Greene, en el Estado de Ohio. Volvia as a la carrera que las disposiciones de su espritu le tenan trazadala educacin. Presentbasele ocasin de poner en prctica algunas reformas que meditaba, tanto en la organizacin esterna, como en los objetos de la enseanza impartida en los colejios; siendo una de ellas, i la que mas le amagaba, la de dar a las mujeres iguales oportunidades de recibir educacin, con las variaciones de aplicacin, que la que se da a los hombres. Esta idea ha sido, segn me lo escribe Mrs. Mann, realizada con feliz xito por Mr. Lewis en mi Instituto, en que ha introducido i jeneralizado los ejercicios jimnsticos para el desarrollo fsico, a la par del intelectual. El resultado, sin embargo, no correspondi desde luego a sus esperanzas. Quejbase de que las nias que acudieron a sus lecciones, sin ser viciosas, carecian de aquel decoro esterior que solo puede dar una larga educacin social de los sentimientos. Mrs. Mann ha hecho una vivsima pintura de las duras pruebas porque su esposo debi pasar en un establecimiento que estaba aun por crearse, falto de capital suficiente, con escasa vecindad, i esta de familias de paisanos; pero esta parte, la mas penosa de la vida de Mr. Mann, interesara solo a las personas que se ocupan profesionalmente de la educacin, i estara por dems aqu. Una observacin hace la Seora Mann, que queremos consignar aqu, porque es de importancia prctica en nuestros mal poblados pases de Sud Amrica, donde las habitaciones estn en las campaas diseminadas a grandes distancias. "Cuando fueron ocupados por la primera vez los Estados Occidentales, dice la Seora Mann, fue imposible difundir la instruccin superior con bastante estension. Los pioneers, o primeros pobladores, que salen de comunidades mas adelantadas, aunque de ordinario hombres de eneria, carecen de cultura literaria, i por tanto, la vida domstica se resiente luego de esta falta. La jeneracion que les sucede es menos culta, como es natural; i los jvenes de posibles deben ser enviados afuera para obtener educacin, o quedarse sin ella. No es pues lo que mas interesa, el saber, si
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convenga mejor que la educacin se imparta fuera del crculo del bogar domstico, sobre todo entre las mujeres; sino la de si hayan o no de recibir educacin alguna. Desde que no es posible tener una Universidad en cada villa, el punto importante seria suministrar la mejor clase de casas de educacin, que se pareciesen en cierto modo a familias como focos de saber. Tal fue el templo del saber que estaba "ante los ojos del alma de Mr. Mann" que no dudaba realizara, con su poderosa capacidad de dominar las dificultades i realizar sus grandes propsitos. En junio de 1859 el Colejio fue enajenado, debiendo separarse Mr. Mann de su direccin. El dia mismo de la venta del Colejio, rendian exmenes los alumnos, i debian otorgarse los diplomas de idoneidad. Mr. Mann compuso el discurso que habia de pronunciarse en el acto, i asisti a todos los regocijos consiguientes a tales actos, durante las doce horas que duraron. Esa noche se sinti gravemente indispuesto, i la enfermedad tom luego las formas de una fiebre cerebral, i por muchos dias el enfermo no pudo pasar alimento alguno. El mdico que vino a asistirlo, no dio esperanzas de salvacin; i fue preciso prevenirle que su fin se acercaba Cunto falta? pregunt. Cuando mas tres horas se le contest. No lo siento, pero tengo que decir algo: llmenme a B un estudiante, a quien habl con el mayor inters. Hizo llamar sucesivamente a otros, i a sus amigos, i durante dos horas derram su corazn i su alma en palabras inspiradas, con voz tan entera, i jesticulacion tan animada, como no era de esperarse de su estado de postracin. Muchos pudieron ver el deber bajo una nueva luz, oyndole repetir las palabras: "Hombre, deber, Dios!" Al fin dijo a Mr. Fay: deseara que me dirijiese a Dios una corta oracin, humilde, pacfica, agradecida ! despus de lo cual se volvi a los que lo rodeaban, enviando afectuosos mensajes a los ausentes,a su hijo, a su hermana, a Mr. Craig i otros antiguos amigos, particularizndose con el profesor Cary: "Querido Cary, deca, slido, firme, bien balanceado, siempre sabio, siempre recto, siempre firme, dganle cuanto lo amaba! " murmurando en seguida, "Bueno, seguro, juicioso, blando, bello Cary." "I aquellos buenos jvenes, Mr. Fay, que siempre cumplieron con su deber, cuanto los amo decidles cuanto los amo. No hai palabras que espresen cuanto los amo." Cuando le preguntaron si esto no le fatigaba, dijo: n, me alivia. Mas de una vez esclam: Oh! mis bellos planes para el colejio! Deseo que Mr. Fay se prepare para ser rector de este colejio; porque no conozco hombre viviente que pueda tomarlo, ni conducirlo como l. A Mr. Fay, que no oia esto, dijo: "Predicad las leyes de Dios, Mr. Fay; predicadlas; PREDICADLAS," elevando su voz a medida que repeta estas palabras, con su trmulo brazo levantado en alto, como si invocase las bendiciones del cielo sobre l. Despus dijo: "Oh Dios mio, que les predique la verdad hasta que la luz suceda a las tinieblas." A su hijo aadi: "Cuando deseis saber lo que debis hacer preguntaos qu habra hecho Cristo en las mismas circunstancias?" Quiso reposarse i no pudo: las ansias de la muerte sobrevinieron, i entre el delirio mostr las duras pruebas por que haba pasado, i le traan su prematura muerte. Al fin Dios tuvo misericordia de l. Segn me lo escribe su seora viuda, fue depositado temporalmente
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en el cementerio del Colejio, por el cual habia rendido su vida, i muchos de sus amigos deseaban que sus restos quedasen ah, como que este era el lugar mas apropiado; pero una de las pocas alusiones que a s mismo hizo en sus ltimas horas, cuando ya no quedaba tiempo para hablar en particular, fue esta observacin: "Me pondrs donde tu quieras."Te pondr al lado de Carlota, que fue el njel tutelar de ambos, le contest;"Si tu has de estar all, yo tambin quiero estar a tu lado," respondi. Sus restos mortales reposan ahora en el cementerio del Norte de Providencia, donde fue primero feliz; i sus amigos, en unin con su familia, han elevado all sobre su tumba, el bello obelisco del Vaticano, en sus perfectas proporciones, como el smbolo del justo.

CAPITULO V. CONCLUSIN. No pudiramos tributar mejor homenaje a la memoria del Legislador de la Educacin pblica que terminar la narracin de su laboriosa vida transcribiendo uno de sus ltimos discursos sobre educacin, pronunciado ante mas de treinta convenciones o Asociaciones de Maestros, en siete diversos Estados de la Union Americana. Este discurso dar idea de la riqueza de su lenguaje, de la elevacin de sus ideas, i de ese culto que tributa a las leyes que rijen el universo moral, i de su creencia i de su fe en los altos destinos de la raza humana, desde que la educacin haya alcanzado a iluminar todas las partes que hoi yacen en la oscuridad de la ignorancia, i por ella en la destitucin o el vicio. Tan cerca ha estado de verlo, tan jigantescos pasos hizo dar a ese mundo futuro, hacindolo presento en torno, suyo, con solo diez aos de solicitarlo, que es permitido esperar que donde quiera que su palabra inspirada llegue, suscite en alguno igual fe, e iguales esperanzas.

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MOTIVOS DEL MAESTRO. Por HORACIO MANN, EX-SECRETARIO DEL CONSEJO DE EDUCACIN DE MASSACHUSETTS, I RECTOR DEL COLEJIO DE ANTIOQUIA. TODO trabajo es delicioso o molesto; noble o innoble; justo o injusto ante Dios, segn los motivos que a ejecutarlo nos inducen. Verdad trivial es que la cualidad moral de una accin es siempre determinada por el motivo que la produjo. Pero no es esto toda la verdad contenida en aquella mxima vulgar. La perseverancia, la tenaz i sostenida enerjia con que proseguimos un propsito; el gozo o la fatiga que dan alas o ponen un peso de plomo a nuestros pasos, en cualquiera cosa que emprendamos, todo depende de los motivos que nos inspiran. Los motivos pueden santificar el mas vil, o envilecer el mas sagrado empico; pueden ennoblecer hasta la piedad, el servil oficio de lavar los pies al Salvador, o profanar hasta la perfidia el derecho de saludarlo con un beso. Todos saben que es infinita en estension la escala de los motivos. Hacia arriba llega hasta Dios que ocupa el zenit moral, hacia abajo desciende hasta los limbos oscuros del mal que estn en el nadir. Algunos motivos arrancan de la naturaleza, por lo que se les llama espontneos, otros son el fruto de una intelijencia cultivada, i otros de una educacin moral i relijiosa. En casos de imperiosa necesidad, la naturaleza prepara motivos especiales para especiales exijencias. En la naturaleza bruta duerme el sentimiento de la maternidad hasta que el nacimiento de la prole lo despierta; pero desde el momento en que esto ocurre, es seguro que se encender el ciego, irresistible amor maternal. He visto a una gallina lanzarse al vuelo contra la locomotiva i su cauda de trenes, por osar ponrsele en el camino en que cuida a sus polluelos. He visto a la mas tmida i montaraz de las aves, la perdiz, saltarme a la cara, cuando en un paseo solitario por los bosques haba accidentalmente encontrdome con su nidada. hai algo mas potico, heroico, en los graznidos i las arremetidas del guila cuando ve invadido su nido, que en su vuelo audaz cuando se remonta en los cielos; i la leona lleva en su seno un almacn de clera que la naturaleza ha depositado all para la defensa de sus cachorros. Una madre se transfigura cuando su hijo est en peligro. Sin miedo escala montaas o desciende a las profundidades del mar. Durante la enfermedad del nio su espritu parece hacer el milagro de abrogar o suspender las leves del cuerpo. Puede trabajar sin descanso, velar sin dormir, subsistir sin alimento. La exaltacin del motivo obra el milagro. Hai otros motivos que existen en cierta estension en todos los hombres; pero que estn combinados con variedad, obran con diversos grados de intensidad, i determinan el destino de sus poseedores. Qu fue lo que hizo a Colon continuar en su curso, mientras que toda su tripulacin se amotinaba, i mientras que la naturaleza misma, obrando por medio de la aguja magntica que le habia prestado como guia, pareca protestar contra
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su audacia? Qu fue lo que sostuvo a aquellos expatriados voluntarios, los Padres Peregrinos de Nueva Inglaterra, cuando de Inglaterra emigraban a Leyde, i de Leyde a la Roca de Plymouth, sino no es un motivo fundado en la Poca de los siglos? En fn, los motivos determinan todas las cosas. Producen los mismos actos estenios, altos o bajos, alegres o penosos, sagrados o profanos. Dan fertilidad a nuestra vida, o la hieren de esterilidad. Hacen que el re tiemble sobre su trono, o el mrtir triunfe sobre su cadalso. Antes de considerar los motivos de que debierais como maestros estar animados, creo necesario esponer ante vuestros ojos mis propios motivos para dirijiros la palabra sobre este asunto. Vengo ante vosotros, amigos mios, impulsado por un indecible inters por vuestra mejora personal i vuestro xito profesional. Si hai una clase de personas hacia las cuales tienda mi corazn, con una tierna, inmutable, solcita afeccin, es a los maestros de nuestra juventud. Mis nervios estn entretejidos con sus nervios; mi corazn palpita con el de ellos; i tan estrecha es la afinidad que por ellos siento que su buena o mala suerte es para m asunto personal. Si yo tengo alguna ambicin terrena, es aquella que solamente puede satisfacer el buen xito de ellos; i todas las" altas esperanzas que confesadamente abrigo de un porvenir mas glorioso para la raza humana, reposan sobre la elevacin de la profesin de maestro, i la mayor estension del campo de su til actividad. Cualquiera fundamento para confiar en la perpetuacin de nuestras libertades civiles i relijiosas; cualquiera espectativa de la elevacin de nuestra raza, cualquiera fe en la cristianizacin del mundo; estas aspiraciones i esta fe dependen de los maestros, mas que de todos los otros medios de accin de la humanidad unidos. I si en los consejos de Dios existe el misericordioso propsito de restablecer en la raza humana su borrada imjen, creo que elejir i unjir a los maestros de la juventud, entre los mas elejidos de sus ministros para la santa obra. Al dirijirme pues a los maestros, siento que piso un terreno sagrado, porque estol en la augusta presencia de los mas altos intereses, mortales e inmortales, que estoi en medio dlos eternos principios de la vida moral i de la muerte moral. No es esta, amigos mios, ocasin de lisonjear a nadie. No vengo aqu a festejar corazones amigos de alabanzas con sopas de miel, o susurrar a sus odos cantarcillos para adormecer conciencias perturbadas. Si el gusano roe en algn pecho, dejadlo roer hasta que haya comido hasta el hueso la vanidad i el egoismo; si arde fuego, que no se apague, hasta que la escoria se haya separado del oro. Si hai maestros de corazones nobles aqu presentes, me echaran en cara el malgastar la fujitiva hora en magnificar sus derechos, olvidndome de sus deberes; si exaltase la dignidad de su profesin, como si creyese que l la ha creado, en lugar de serle deudor a ella; o dijiera que pues tiene el instrumento de Salomn en sus manos, debe por tanto tener la sabidura de Salomn en su cabeza. Como es el deber del mdico sondear la herida hasta el fondo, aunque el enfermo padezca, as es el oficio del fiel amigo desenmascarar todo motivo bajo o indigno, que se anide en el corazn de su amigo. Ojal que logre desplegar nuestras responsabilidades ante la jeneracion que se levanta, i nuestros deberes para con el cielo, de manera que cada uno de nosotros revista el saco de
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humildad, i esclame desde el fondo de su corazn: "desgraciado de m, que al desempear la grande obra que el Seor puso en mis manos, he sido servidor tan poco provechoso." Empezar por los mas bajos al considerar los motivos por los cuales debieran ser gobernados los maestros. Sostengo que no solo es justo i propio en un maestro, sino que es su deber, ademas, aspirar a la recompensa remunerativa. Hablo de la remuneracin pecuniaria, o como vulgarmente se dice, en pesos i centavos. En esta como en toda otra vocacin "el obrero es digno de su salario." Trasciende a trascendentalismo el decir que a medida que una obra est revestida de mas altos i sagrados atributos, debe hacerse sin paga. Cuando se baya visto estinguirse uno en pos de otro los naturales apetitos del hombre por alimento i bebida, segn que mas altas sean las funciones a que se consagra, entonces habr prueba suficiente de qu prescindir de aquellos naturales auxilios de que ya no necesita. Cuando el ministro del evangelio pueda subsistir de aire, como se crea del camalen'; cuando el misionero pueda conservar, sin vestido o abrigo, su sangre a la temperatura de 38 en las rejiones rticas; cuando un apstol u otro mas grande que un apstol pueda sustraerse a todos los cuidados i ansiedades mundanas, i consagrar su vida a la educacin de los nios, i los cuervos le traigan alimento i vestido, entonces creer que todos los maestros deben hacer, lo que muchos se ven compeldos a hacer, que es trabajar por nada i existir. Pero hasta donde se me alcanza, la esperiencia es universal en nuestros tiempos, do que un estmago sano, despus de una estricta abstinencia de doce o quince horas, por tranquila que la conciencia est, clamar por alimento, o en otros trminos, una conciencia vacia de reproches no llena un estmago vacio de alimento. As se helar el misionero enviado a Islandia o Sptsberguen, por ardiente que sea su benevolencia ; sin que la mas exaltada piedad sea cimiento suficientemente tenaz para sostener cuerpo i alma, sin un poco de argamasa de alimento animal; o al menos alguna amalgamacin qumica, cuyos principales ingredientes sean pan i mantequilla. Pero mientras sostengo que es de derecho en el maestro asegurarse un salario honorable i equitativo, aun as, cuando ha convenido deliberadamente en un precio por sus servicios, toda consideracin pecuniaria debe alejarse de su espritu. ha contrado desde entonces la mas solemne obligacin de ejecutar cierta cantidad de obra, i la mezquindad de la compensacin, cuan grande sea, no escusar el descuido cuan pequeo sea de sus deberes. No ha de dormirse el piloto i esponer a naufrajio la nave, porque es corto el salario. Qu pensaramos, pues, del maestro que habindose asegurado abundante salario, trata de restrinjir sus deberes, dentro de lmites cada da mas estrechos, i de mala gana desempea aun aquellos que entran en el contrado crculo? qu emplea las horas del descanso robado a sus deberes en andar a caza de goces, en especulaciones pecuniarias, o sin los mas dignos motivos, en la especulacin de libros de escuelas? Qu del que escatima una media hora de la sesin de la tarde o de la maana, delito que debiera ser igualado en el Cdigo civil al de limar la moneda? Qu del que solo lleva el cuerpo a la
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escuela, dejando a su alma que haga la rabona? i qu de aquel que cuando sus clases estn hambrientas i sedientas de alimento espiritual, dales en lugar de pan una piedra, en lugar de pescado una culebra, en lugar de un huevo un escorpin? No hai en la tierra neglijencia mas criminal que la neglijencia del maestro para con sus discpulos; i el mas oscuro calabozo, en los reinos de las tinieblas, estar reservado para los maestros que por fuerza o distracciones terrenas permitan que estos pequeuelos perezcan. Hai otra clase de motivos de un carcter no mu elevado ni meritorio, pero que no merecen censura sino cuando tocan en los estremos. Me refiero al deseo del maestro de aprobacin jeneral, i especialmente de parte de aquellos que habiendo sido sus alumnos, pueden formar madura i correcta opinin. El crdito o descrdito do un operario al hacer bien o mal su obra, es aceptable motivo de escrupulosidad. Las noticias que se esparcirn a lo lejos sobre la buena instruccin literaria o la condicin moral de una escuela, al fin del ao, deben obrar como estmulo auxiliar en todo nimo que no sea demasiado elevado, para prescindir de l. No hai artesano ni artista, desde el remendn hasta el escultor, qu no se sientan abatidos o exaltados por la prevalente opinin del pblico con respecto a sus obras. "Una escuela que progresa," "una escuela que decae," son espresiones de gran peso cuando andan de boca en boca en un distrito; cuando las reproduce la comisin de escuelas en informes que van a leerse en la ciudad cabecera, o impresos para que todos los lean. I si bien muchas cosas modifican la condicin de una escuela, mas que toda otra cosa modifcala el carcter del maestro, de donde resulta que cualesquiera que sean las impresiones que las otras cosas dejan sobre ella, la imjen del maestro es la que mas sobresale. En todas las escuelas tenidas largo tiempo por el mismo maestro, es l quien determina el nmero de zotes que hai en ella, lo mismo que el de aprovechados i caballeros. Un maestro negado hace estpidos a los discpulos, de la misma manera que el mal labrador empobrece la tierra frtil. Un maestro que rebaja la jeneral capacidad de sus alumnos, se rebaja a s mismo; i cuantos oyen sus detracciones dicen: "qu estrao es, si de tal maestro, tales discpulos!" Por otra parte, sbese que un maestro competente tomar al mas rudo labriego, i mediante constantes manipulaciones lo desbastar i pulir en un caballero; tomar al miserable de mas duro corazn i mas metlico, i colocndolo de manera que sus propias corrientes elctricas puedan penetrarlo, llegar al fin a dotarlo de la polaridad celestial. Pero es de mas peso todava la futura i duradera opinin que formaran de un maestro sus discpulos mismos. Esa opinin se formar i ser espresada. Todos recuerdan a su maestro de escuela. Casi no hai uno que en la vida adulta no se halle en situacin de espresar libremente la opinin que tiene de sus primeros maestros, sin miedo i sin lisonja. Si el maestro ha tenido un gran nmero confiado a su cuidado por largos aos, ha enviado una fuerte compaa para que constituyan por s mismos una formidable opinin pblica. Estos que fueron discpulos, los reunirn hombres ya, los placeres i los negocios de la vida. Acordndose de la infancia, la escuela i el maestro reaparecern entre los mas vivos recuerdos. Los
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mritos i demritos sern pesados i pronunciado un juicio condenatorio u honroso. Cuando un maestro ha tenido grandes escuelas, i enviado compaa tras compaa por aos i aos, probablemente no pasa dia ni hora sin que sus exelencias o sus faltas no sean tradas a colacin; i si hubiese algo de cierto en aquella aeja preocupacin, de que arde la oreja izquierda o la derecha, cuando estn hablando mal o bien de nosotros, todos los viejos maestros debieran tener, alenos una, sino ambas siempre encendidas i color de llama. Reflexionad un poco, amigos mios, sobre esto, porque en verdad merece mirarlo con atencin. Todos los artesanos i todos los cultivadores del suelo, proceden con cuidado i cautela con respecto a los productos i artculos que exhiben en el mercado o mandan fuera. Los perecederos materiales del telar que apenas sobreviven a su manufactura un ao, los productos del suelo, que mucho duran si alcanzan a la otra cosecha, son mientras duran testimonios del saber i lealtad de quienes los produjeron. Pero estos trabajadores exhiben artculos mudos, cosas que no hablan, que no hacen memoria del bien o del mal pasado, que no estallan en manifestaciones de sentida gratitud, o en maldiciones por los agravios inferidos, al solo nombre de sus productores, Pero qu clase de plantas salen de la almciga del maestro? Son animales? No se oye hablar mas de ellos pasado un ao? No est por el contrario en la naturaleza de las cosas que para honra o vergenza vuestra vivan ellos tanto i mas que vosotros? I todava si fueran mudos los productos que salen de vuestras manos! O hubiesen de esperar a que alguien los oiga para proclamar el juicio que ellos mismos forman. Si un hombre manda al mercado zapatos ruines, no les pone marca de fbrica como obra de sus manos. El solo se guarda el secreto, como el falsificador de moneda que desea hacer pasar su pieza de baja lei i ocultar su procedencia. Pero el msero maestro no puede negar ni ocultar sus producciones, si l no las proclama, ellas mismas se proclamarn. Llevan su marca en el espritu, tan fresca como el primer da. Los rejistros llevados por un maestro que habia permanecido en una misma escuela por once aos consecutivos en Massachusetts, mostraban que de nueve uno de sus discpulos haba sido puesto en la crcel o en la casa de correccin. Cuando se trata de probar quien presidi a la formacin de un carcter, el maestro no puede alegar la coartada. Hai un hombre a quien todos reputan de vil i calumniador fantico; pero vos, Seor Archifantico, fuisteis quien falseando los testos divinos lo hizo as. Vos enseasteis al mal levita a odiar al buen samaritano. En verdad que toda la subsiguiente vida del alumno ha de considerarse como un comentario prctico cuyo testo es el maestro. Un alumno puede ser un cartel no fijo, sino ambulante de la competencia del maestro. La sola esperanza del maestro est en que la muerte venga a quitar de la vista al hijo de su espritu; pero la muerte probablemente se llevar antes al padre que al hijo. No digo que esto sea cierto en todos los casos i en todas las circunstancias; pero ha sido i contina siendo cierto, lo bastante para andarse con cautela, i exitar la alarma entre todos los maestros. I estos resultados se van haciendo cada vez mas ciertos, a medida que mas vivimos. En la misma proporcin en que
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las artes i las ciencias de la educacin avanzan, as tambin se atribuir el carcter de los individuos mas i mas a las especiales influencias del maestro, bajo cuya influencia fueron educados. Primera educacin i carcter posterior andarn mas i mas como causa i efecto. Cada dia se har mas estrecha la unin entre maestro i discpulo, i el carcter del uno ser deducido de la conducta del otro en mui lejibles signos de honor i de vergenza. He dicho que los alumnos se lanzaran en la vida, emitiendo elojios o quiza maldiciones sobre sus maestros, donde quiera que vayan. Bien puede un discpulo prodigar alabanzas a su maestro i espresar su ardiente gratitud hacia l; pero con palabras i movimientos tales, que dan la medida de la falta de tino de maestro i discpulo. Recuerdo haber oido una vez a un hombre entrado en aos, dirigindose a una intelijente audiencia de mas de mil personas, abogar en favor de la emulacin entre los alumnos, i el dar medallas en las escuelas. Para dar mayor esfuerzo a su razonamiento nos dio un captulo de su propia historia. Describinos la competencia entre los de su clase i l mismo por la medalla que haba sido ofrecida; cmo lucharon i cmo el gan; cuan lijero corran ellos para alcanzar la meta, pero cmo l los pas a todos; cuan dignos del honor eran sus rivales; pero cmo l los exedi i triunf sobro ellos todos. A fin de prolongar i magnificar su propio elojio trajo a colacin a su maestro i lo atavi de cumplimientos estravagantes; porque el maestro haba tenido la sagacidad de ver que el jactancioso mereca el premio. Creo que cuando hubo concluido, no habra una sola persona intelijente, hombre o mujer, en tan numerosa concurrencia que no dijese para s: Pobre discpulo! Pobre maestro! Qu dos locos! As tambin sucede que un hombre hable mal do su maestro, a causa del mal trato que recibi de l. En tal caso, quien tal oye, por poco sagaz que sea, dir a su vez, que el maestro est plenamente justificado de haber hecho lo que se le vitupera. I esto es tan cierto en materia de instruccin mental como en la direccin moral. Suponeos un hombre que para mostraros qu clase de lector era su maestro i con qu cuidado le ense segn los mas perfectos modelos del arte, os da una disgustante muestra de ultra-herica declamacin de teatro, en prueba de su asercin. A medida que el pblico se hace mas capaz de discernimiento en .estas materias, se va acercando mas i mas a la justa apreciacin del mrito de los maestros, para encomiarlos o vituperarlos segn sus obras. En fin, cada palabra del maestro, dicha a gritos o al oido, despierta un eco que vivir por siempre. Ao tras ao, mientras vive, ao tras ao, despus de sus dias, las reverberaciones retrocedern hasta sus oidos, o los odos de los amigos sobrevivientes en tonos de aprobacin o vituperio. Otro motivo que debiera poderosamente influir en el nimo de los maestros para llenar cumplidamente sus deberes, es el deseo de elevar la profesin a que pertenecen. "Todo hombre," dice Lord Bacon, "es deudor de su profesin," lo que sino me engao quiere decir que todo hombre por el mero hecho de pertenecer a una corporacin, contrae la obligacin de prestarla algn servicio importante. Sin duda que se tendra por deshonroso no hacerlo. El maestro perfecto, no solo hace un importante servicio a todos sus
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alumnos, sino que tambin da lustre a todos sus co-laboradores i eleva el sentir comn de la humanidad con respecto a la dignidad del empleo. Haciendo honorable la profesin, la hace atractiva; arrastrando a espritus de un orden mas elevado, a abrazarla i adornarla. Foreste medio se pone la profesin del maestro, cada dia mas fuera del alcance de los ignorantes i de los incompetentes. Ni se limitan a esto los buenos servicios que el nuestro cumplido puede prestar. Continuamente est mejorando los antiguos mtodos, e inventando nuevos, para la instruccin gobierno de los nios. Estas mejoras permiten a todos los maestros ejecutar su obra, mejor i mas fcilmente, como tambin hacer mas en el mismo tiempo. Es opinin de los mejores maestros que el arte de ensear est todava en su infancia, i que su material e instrumentos admiten muchas mejoras, como la navegacin ha sido mejorada por los vapores, o los viajes de tierra por ferro-carriles. Grandes pasos se han dado ya en esta via, i sin duda que en esto como en todas las artes mecnicas, como en todas las ciencias, mas decisivos han de seguirlos. La pizarra es para una vvida i exacta instruccin, lo que el arte de pintar fu para la civilizacin. I todava la pizarra no presta la cuarta parte de los servicios que est destinada a prestar, cuando el arte de dibujar se haya jeneralizado. La pizarra para el maestro que no conoce el dibujo es como una librera para quien no sabe leer. La escuela debe ser una exhibicin permanente. Lo que Watt i Fulton fueron para la mquina de vapor; lo que Franklin fue para la electricidad; Newton para la Astronoma; Bacon para la Filosofa; Colon i Vasco de Gama para el verdadero conocimiento del globo: todos los grandes maestros de la humanidad lo han sido para su profesin i sus profesores, los Pestalozzis, los Wilderspins i los Colburns. Otro motivo que debiera obrar fuertemente sobre el nimo del maestro es el deseo de poseer a fondo su negocio. Aqu tanto los motivos egostas como los benevolentes coinciden, impeliendo con unida fuerza en la misma direccin. A medida que uno mejora como maestro, se mejora as mismo como hombre, i eleva su posicin como ciudadano. Considerad por un momento, en qu terreno tan ventajoso est colocado el maestro cumplido, i las adquisiciones que le son indispensables en sus diarias ocupacionessi tiene el buen sentido de despojarse de toda pedantera les sern igualmente tiles en sus relaciones con los dems hombres. Consideremos este punto con detencin, porque temo que hayan maestros que no estimen plenamente las ventajas de su posicin a este respecto. Aun en los mas humildes i mecnicos detalles del oficio, la capacidad del maestro es apenas menos beneficiosa en sus diarias relaciones con el mundo, que lo es dentro de la escuela. Cada maestro poseedor de las calificaciones exijidas para nuestras mas humildes escuelas de distrito, es un modelo de la perfecta pronunciacin de las palabras comunes de nuestro idioma, como es tambin un buen pendolista, i un buen lector. Como gramtico, puede hablar i escribir correctamente el ingles. Como jegrafo, conoce toda ciudad, montaa, rio o isla de cierta importancia en todo el mundo, como conoce todas las divisiones polticas de la tierra; i tiene ademas en la punta ele los dedos los principales datos estadsticos de poblacin, comercio, reljion, educacin i dems. I como matemtico, puede resolver con facilidad i exactitud, por lo
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menos todas las cuestiones, que de ordinario ocurren en las transacciones de la vida. Ahora, en cualquiera crculo o asociacin, que un maestro tal se encuentra, sus luces sern a cada momento requeridas, i siempre se hallar en aptitud de tomar una respetable parte, sino la mas notable en la conversacin. El se hallar mejor preparado que muchos otros, sino es los que hacen profesin de ello, para estender una circular, escribir una nota o carta, pasar un informe, que en su ortografa, gramtica, estilo i redaccin estn sustancialmente sin falta. Si las noticias del dia de un ejrcito o dlos misioneros requieren alguna investigacin jeogrfica, l estar en aptitud de responder a ellas. Sindole familiar la aritmtica dar solucin a todas las cuestiones, i descubrir a primera vista, uno de los mil errores en que caen los menos versados. Pero suponeos un maestro que preguntndosele cuanto valdr una medida de lea, a cinco chelines i seis peniques el pie cuadrado, la hace subir a trescientos o cuatrocientos pesos; o encuentra, con pizarra i lpiz en mano, que el inters legal de una suma al ao, es seis veces mayor que el principal; o que preguntado quien escribi las actas de los Apostoles, os dice que el Apostol Actas; i si le preguntan cules eran los que antes se consideraban como los cuatro elementos, dice tierra, aire, fuego i azufre; o para tomar ejemplos de hombres que han estado en colejio, declarase que no leern la Decadencia i Cada del Imperio Romano, por Gibbon, basta leerla en el orijinal latino; o lo que es peor que la ignorancia rematada, toman en la sociedad los aires de sabiondos, i deciden exctedra las cuestiones que se refieren a las Penitenciarias por las reglas de sus propias escuelas que en todos los casos de transgresin ha de empezarse por los castigos corporales. Suponed que estos casos i otros parecidos sean ciertos, e imajinaos la posicin de maestros as en la sociedad. Y sin duda que estos ejemplos no los be tomado de Dickens o Irving, sino que son hechos reales, i lo que es mas, ocurridos en Massachusetts. Estos i otros motivos se refieren en cierto grado a la persona del maestro. Hai otros de un carcter mas elevado, que me propongo examinar. No hace mucho tiempo a que visitaba la crcel penitenciarla de un Estado vecino, empleando la mayor parte del dia en conversacin particular con varios presos, a fin de conocer la historia de sus tentaciones i de sus caidas. Dos nuevos convictos llegaron a la sazn, i me traslad a la pieza donde se llevan los rejistros. Ah estaban los libros de la prisin en que se anotan el nombre, edad, ocupacin, crimen, aos de prisin de la sentencia, de todos los que vienen a vivir en aquella triste morada. Cmo espresar el penoso inters con que recorr las pajinas del rejistro del crimen i de su condigna pena! Cuan sentenciosa era la pajina en que estaba escrito: "Por dos aos," "por cinco aos," " por diez aos!" "de por vida!" i aquella otra columna que decia: "robo," "salteo," "conato de muerte," "asesinato." Oh! si Dios hubiese mandado en sus primeros aos a estos culpables un njel en la forma de un maestro de escuela, habranse jamas escrito estas terribles palabras al lado de sus nombres? habranse rejistrado sus nombres en aquellos libros? Decia que haba mirado con penoso inters las pajinas del libro que ya estaban llenas. Pero es mas indecible todava la pena con que contempl las que aun estaban en blanco. Cuyos sern los nombres que habrn de
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llenarlas? El joven osado, ardiente, inquieto, en cuyas venas fermenta el vino nuevo de la vida; pero en cuyo corazn, qumico alguno no destil un principio que transmutase sus tendencias al mal en deseos de bien; su nombre ha de estar aqu El atolondrado, valiente nio de la escuela, el cabecilla en los juegos i diabluras, que soporta los mas severos castigos, con el estoicismo que el Indio las quemaduras; cuya fatal desgracia fue tener padres i maestros bastante insensatos, que creen que pueden estinguir el frvido fuego que en l bulle, i que Dios solo les pedia dirijiesen.Su nombre debe estar aqu. Ai! Quin podr decir que el dulce nio en los brazos de la madre, cerrando ahora los ojos al sueo, como las flores recejen sus ptalos a la caida de la tarde, o bien aspirando la vida despus del sueo, o el mismo nio volviendo perfumado de la bendita fuente, con el agua del bautismo; quin dir si ese nombre que acaba de recibir, tambin como consecuencia de los mimos, i laxitud de todo reato, no vendr un dia a engrosar el negro catlogo del crimen? Maestro! tu puedes de antemano romper este espantoso manuscrito, rasgarlo en el alma del nio. No por medio de encantos i talismanes, ni amuletos suspendidos al cuello, sino por el cultivo de la conciencia, por la viva i soberana eficacia de la palabra de Dios escrita sobre el corazn, hareis esta grande obra. Pero hemos mirado solo los puntos sombros de la pintura. En nuestras escuelas han de encontrarse los mas grandes elementos de esperanza para nuestro pas, i para el mundo. Ah estn los brillantes talentos, que hallarn i seguirn el rastro de la Divinidad, i nos revelarn mas atributos suyos, revelndonos mas de sus maravillosas obras. Ah est el jenio, que hallar nuevas cuerdas en el corazn humano i las har vibrar con deleite. Ah estn el sentimiento de la benevolencia i del deber, que aadirn nuevas huestes a las bandas hoi dbiles de los filntropos, que presentaran batalla a las iniquidades del mundo contra sus titnicos pecados de intemperancia i de opresin en todas las formas, contra el espritu de guerra i contra toda supersticin. Ah estn los talentos ejecutivos i administrativos, que en bien o en mal, hallarn bien pronto el camino a los Consejos del Estado, o las mas vastas empresas de la nacin. Ah estn todos esos poderes i capacidades, i no es una licencia potica decir que los tenis en el hueco de la mano. Manos a la obra, pues, como que sois los guardianes i los mayordomos de tan grandes intereses. Acrecentad vuestra enerja con las esperanzas que tales recursos lejitiman. Echad la vista a los gloriosos resultados que vuestro fiel desempeo producir. Sed ante vuestros pupilos como Profetas i Vates, i esforzaos en acercar la visin que vuestra presciencia revela. Consideraos come realmente sois vice-jerentes de Dios, revestidos de autoridad sobre la mas rica de sus provincias, i responsables en mucha parte de su belleza, engrandecimiento i bienestar moral. Si estimulado por estos motivos, i empujado por estas esperanzas, hubiese alguno que hable de la tarea molesta de instruir nios, o est por los golpes, como el medio mas moralizador,i el primer resorte en caso de dificultad,que arroje sus libros i tome el yugo, i no hable de nios sino de toros; o mejor es que tome el combo de hendir granito, engaando a su imajinacion con la idea de que los fragmentos de piedra son espaldas de
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muchachos, como tarea mas jenial para sus duros huesos, i su corazn mas duro todava. Qu necesidad hai de exortar a los maestros a armarse de paciencia! Un maestro no tiene mas escusa por abandonarse a la clera, a causa de los mil casos de olvido, negligencia i travesura de los nios, que el hortelano, a causa de que las frutas estn agrias, cuando aun no han madurado. El atolondramiento i lo que Carlisle llama insabidura, estn en la naturaleza del nio, de la misma manera que los cidos en las frutas destinadas a ser dulces. Funcin i oficio del maestro es el subministrar las influencias correctivas necesarias. Pero esta obra de transformacin no es la obra de un dia. Bajo los oblicuos rayos del sol, jermna el trigo, brotan i florecen los rboles, i la via estiende sus vides; i sin embargo, para toda aplicacin humana todavia son sin valor alguno. Cnsase o desanmase por eso el sol? Semanas i meses el sol continua su obra, aumentando el ardor de sus rayos, hasta que al fin las ricas mieses se mecen saludando al cosechador; el huerto se esmalta de frutos con los colores del iris; i en la plenitud de su agradecimiento, la via derrama sus jugos nectarinos. Es como el salmo del justo al morir. Cunto tarda para m, sobre todas las cosas, ver lo que reyes profetas desearan veer i no vern!; i es una gloriosa hermandad de maestros, cuyas almas elevadas i grandes corazones, estuviesen unidos por su consagracin a un objeto comn,i este objeto un deseo de reformar el mundo,reimprimir en el corazn del hombre la imjen de su Hacedor. Si los maestros se sintieran animados por el espritu del hroe marcial, unin tal i para tal objeto no se dejara al tiempo, para que otros hombres i otras edades mas felices gocen de su espectculo, sino que nosotros mismos la contemplaramos. I por qu motivo no exitaria tan sublime, a mas sublimes esfuerzos? Serian menos valientes i decididos los que tienen encargo de mejorar a sus semejantes, que aquellos cuyo oficio es destruir a. sus semejantes? No es la batalla mas digna de darse? Exitarian sus cantos de triunfo menos regocijo? Sus victorias seran coronadas por palmas menos inmarcescibles? Si tanto nos maravilla el valor de los que hacen la guerra, no hai mayor razn para asombrarse de la tibieza e indiferencia de los que estn comprometidos en la santa causa de ilustrar i redimir la raza? Recorred las pajinas de la historia de dos mil aos, i ved lo que han sufrido i hecho los que corren tras la gloria militar, cuan triste gloria es. No jefes solo, sino oficiales i soldados rasos ejecutan hazaas de valor que parecen fabulosas. Escalan los fuertes, montanas, cuyas murallas a pique semejan precipicios, mientras llueven rocas sobre ellos, como granizo. Se lanzan al campo en que se siembra la metralla, cuya vendimia es sangre: sitiados i sitiadores pelean da a dia, sin descanso por la noche, bajo el fuego de la mquina nueva de destruccin, que a nada terreno puede compararse, sino es a volcanes montados en ruedas. Cuando Pablo Jones acometi al Serapis, recibi las bordadas del enemigo, hasta que su propio buque qued hecho astillas. Como el buque se hundiese, el enemigo le intim rendirse. Rendirse! contest Jones. Si todava no he principiado a pelear! Ney despus de tener cinco caballos muertos en Waterloo, descendi del sesto para cargar a la bayoneta espada en mano. Dnde estn en nuestras filas
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los Jonnes y los Neys, i tantos otros como ellos? Donde estn entre nosotros, los hombres que haran a un lado toda esperanza de distincin mundana, renunciaran a sus comodidades, empearan sus fortunas, sacrificaran la salud, la vida misma si necesario fuere, para sostener i llevar adelante la causa de la educacin, que mas que otra alguna es la causa de Dios i de la humanidad. Si nuestros motivos son mas poderosos que los de los derramadores de sangre humana, porqu no sern tambin mas poderosos nuestros brazos i nuestros corazones? I qu conocemos bajo el cielo, que exeda a la alta empresa en que hemos entrado? El mundo debe ser redimido. Por seis mil aos, con escepciones pocas i lejanas, la tierra ha sido la morada de la desgracia. No ha pasado una hora desde que fue poblada sin que la guerra, cual conflagracin, haya asolado alguna parte del mundo. La idea de la confraternidad humana se ha perdido en la altanera del despotismo, en la bajeza de la servidumbre. La poltica de las mas grandes naciones no ha ido mas all que a castigar los crmenes que ellas haban consentido, en lugar de recompensar las virtudes que haban preconizado. La masa de la humanidad ha vivido con los animales; es decir, en la rejion de los apetitos animales; i aunque han sido descubiertos reinos morales, todava no han sido sino ligeramente colonizados. Pero es impiedad suponer que esta noche de impiedad i sangre envolver por siempre la tierra. Un dia mas brillante alborea ya, i la educacin es la estrella matutina. El honor de introducir este dia est reservado a los que muestran a la infancia el camino que debe seguir. Por este instrumento de invencin divina mas que por otras ajencias la noche de la ignorancia i supersticin ser disipada, la espada convertida en arado, rescatados los cautivos, i ros de abundancia echados a correr. A esta vista, los njeles miran i retienen el aliento, ardiendo por mezclarse en el conflicto. Pero los gozes i triunfos de este conflicto no tan solo para los njeles estn reservados en depsito: lo estn para aquellos maestros, que, en el lenguaje de la escritura los tomaran por violenciaes decir que con ardor santo tal i con tan invencible determinacin vencern al tiempo i al destino, i llenaran las condiciones, a las cuales solo, tales honores pueden ganarse. I si la voz fuerte del njel que vuela por los cielos gritando "desventura, desventura, desventura" a los habitadores de la tierra, ha de ser acallada lo ser por las mas fuertes aclamaciones de aquellos, a quienes habrn preparado para el rescate del mundo, entre otros benditos i honrados instrumentoslos maestros.

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DISCURSO DEL PRESIDENTE JOHNSON A LOS NIOS DE LAS ESCUELAS DOMINICALES DE WASHINGTON. CMO no ha de crecer majestuosa la planta de la ciencia, bajo esta atmsfera caliente i hmeda, que excita basta el delirio tropical su vejetacion? Cmo no ha de derramar sus semillas i cubrirse el suelo de una almciga de nuevas plantas, en pais, donde, el Presidente de la Repblica, descendiendo del alto solio, desde donde ha visto desfilar por tres dias delante de s la gloria de su patria i el triunfo dla igualdad de las razas, representado por doscientos mil hroes en la Gran Revista de Washington; donde el Presidente Johnson, deciamos, desciende desde tan alto, i si la comparacin fuese propia, saludando urbi et orben, dirije la palabra a los nios de las Escuelas de Washington, que han representado el porvenir en la ostentacin de fuerza de aquella escena memorable, en trminos como los que siguen, i asombraran a quien los lea? El 29 de mayo de 1865, se celebr el aniversario 29no de la Union de las Escuelas Dominicales de la ciudad de Washington. Estaban presentes mas de cinco mil nios acompaados por setecientos maestros i ayudantes de escuelas. El dia estaba resplandeciente i bello, i los nios estaban reunidos en los puntos que se le haba asignado a cada escuela con sus banderas i emblemas, sobre los cuales estaba escrito el nombre de cada escuela, i sentencias tomadas de la Escritura, con adecuados lemas i divisas; todos limpia i elegantemente vestidos, presentando este conjunto una escena que no poda contemplarse sin estremo placer. Es este un dia desde largo tiempo esperado con placer por los nios. No solo estos, sino tambin los padres, maestros, pastores, i en jeneral todos los amigos de las Escuelas Dominicales, sienten un cierto orgullo en la celebracin de estas fiestas anuales. La primera i segunda divisin se reunieron a una hora matutina en la Plaza de Lafayette, desde donde marcharon por el frente de la casa del Presidente Johnson, quien se present a la puerta, i fue aclamado por los nios, a medida que defilaban. Durante la marcha cantaban "La Victoria al fin," un himno patritico. El Presidente a mas de vivas recibi una lluvia de bouquets de flores, que, despus de llenar su sombrero, fue preciso traer una cesta para contener estos dones florales. Drijise la procesin al White House, donde despus de haberse reunido las escuelas, el Presidente tom posicin al frente de la reja esterior, i diriji la palabra a los circunstantes. Un poco antes de comenzar, una banda de militas fue colocada en esplanadas a sus costados i detras, mostrndose mui complacido de verse rodeado de nios. Si se tiene presente el orjen oscuro i la pobreza de los padres del Presidente Johnson, i el camino seguido desde su niez hasta la Presidencia, desde las mas humildes posiciones, se comprender la gravedad de los pensamientos que emite i la realidad prctica de sus consejos, como estmulo para que los nios estudien. El Presidente dijo, que creia que el objeto de aquella exhibicin seria
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mostrar cuntos nios haban reunidos en buenas escuelas. Esta era su fiesta anual, i haban venido a la casa que se llamaba Mansin del Ejecutivo, con el objeto, a lo que creia, de tributar su homenaje de consideracin al Primer Majistrado de la Nacin. I esta vez tocbales tributarlo a uno que sabia estimar demasiado bien la condicin de los nios pobres y oscuros. Siempre habia sido opuesto a la idea de exijir de las personas mas de lo que buenamente pueden, i esto le servira como proposicin jeneral para dirijirse a los nios i nias que le hacan el honor de visitarlo. Era contrario a la idea de deificar i canonizar nada que fuese mortal; pero siempre deba apreciarse el verdadero mrito, pertenezca a quien quiera, Cristiano, hombre de Estado, o filntropo. Que si en algo reposaba el fundamento de su creencia, era que todo deba hacerse con la aprobacin de Aquel que dirije los sucesos i los destinos del mundo. A estos nios, a quienes mas bien debia llamar sus hijos, sus hijitas, les dira que deseaba que supiesen apreciar las diferencias entre el mrito i el demrito; i que l dirijiria sus observaciones tanto a los que se hallaban en felices circunstancias como a los que ocupaban una posicin mas humilde. A los que de mayores ventajas gozaban, les dria: "no os pongis engredos porque vuestros padres pueden proporcionaros lindos vestidos, o educaros mejor." Deben persuadirse que ni sus padres ni sus maestros pueden educarlos por s mismos. Cualesquiera que vuestras ventajas sean, sois vosotros mismos los que debis hacer vuestra educacin. Padres, maestros i ventajas prodigadas, son simplemente los medios puestos en vuestras manos, para que con ellos os tracis vuestra carrera en la vida. Pero no os creis nunca superiores a vuestros humildes compaeros i camaradas. En lugar de tratar de humillarlos, i bajar mas todava su condicin, vuestro orgullo debia cifrarse en elevarlos a vuestra propia condicin. Algunas veces vendr alguno envuelto en harapos i cubierto de mugre; pero debajo de esos andrajos sucios, puede muy bien ocultarse una joya tan brillante como la mejor conocida, i ese humilde individuo desenvolver lo que vendria a ser tan brillante ornamento, como las joyas de la corona de un rei. Todos debieran saber esto, i mas todava; que aun aquellos que carecen de medios pueden al menos hacer un esfuerzo para llegar a ser buenos i grandes. En esto l (el orador) era un socialista, en el sentido de elevar i estimar a todos en proporcin a sus virtudes i mritos. Debiera ser el mrito intrnseco la base sobre la cual reposase todo. No queria hacer descender a nadie, sino elevarlos a todosnivelarlos por arriba i no nivelarlos por debajo. Siempre habia creido que la gran masa del pueblo americano poda ser elevada. Si todos llegasen a elevarse, nosotros seriamos la mas grande i excelsa de las naciones de la tierra. Hijitos e hijitas mas: prestadme atencin, mientras os digo, con sencillez i verdad, que si yo pudiera ensearos algo i llevar a efecto inmediatamente lo que tendiese a la elevacin de todos vosotros, estara mas orgulloso de ello que de ser cuarenta veces presidente (aplausos). All est la Mansin Ejecutiva, i all el Capitolio de una gran nacin; i vosotros reputis personas sublimes i grandes a aquellas que hacen i ejecutan las leyes; Pero pensadlo un momento. Vosotros sois la cosecha que se sigue despus de nosotros. Todos esos monumentos i todo este
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Gobierno, pasar un dia a vuestras manos, i ser vuestra propiedad; i tendris que poner en ejercicio i dar fuerza a los principios de gobierno, de relijion i de humanidad. Que todo nio hijo de su madre (risas), considere que cada uno ha nacido candidato para la Presidencia (risa i aplausos). Porqu no comenzar pues desde ahora, a educaros para la Presidencia? I dira a las niitas, que si bien ellas no pueden aspirar a la Presidencia, cada niita puede sentirse candidata para esposa del Presidente; i cada uno, por tanto, varn o mujer, debe comenzar desde ahora a calificarse moral, intelectual i socialmente para el desempeo de funciones tan altas. I ya que toco este punto debia aadir que los maestros ocupan posiciones llenas de responsabilidad. Es el maestro el que en mucha parte amolda el alma del nio, i de aqu viene la grande importancia de tener buenos maestros, especialmente para los prvulos, a fin de que instilen en sus almas los fundamentos de una buena educacin. En cuanto a relijion ha llegado ya el tiempo en que la primera pregunta sobre una persona, debera ser, es una buena mujer? es un buen hombre? Si son buenos poco importa saber a que creencia o iglesia pertenecen. No hai verdadera grandeza sin bondad; i todos debieran recordar las palabras de Pope. Bajo instituciones tales como las nuestras, el que desempea bien su parte, i desempea bien todas sus obligaciones, tarde o temprano ha de ser debidamente apreciado i recompensado por sus vecinos i por la nacin. Echando una mirada sobre los nios, i sobre los grandes tambin, el que hablaba no podia dejar de pensar en la grave responsabilidad que pesaba sobre los que crian nios, principalmente las madres. El orador se refiri entonces a las madres romanas de los antiguos tiempos, que tenan a orgullo infundir nobles ideas en el alma de los que mas tarde haban de ser hombres distinguidos. Como ellas, cada madre de nuestros tiempos debiera sentir que son sus hijos sus mas preciosas joyas. Debieran educarlos de manera que fuesen de la mayor utilidad a sus semejantes, i esto depende del modo cmo son dirijidos desde su infancia. Las hijas debieran ser educadas i preparadas para los altas funciones de esposas i madres. I mucho en este mundo depende de la mujer. Con un espritu bien preparado i cultivado, tiene un poder casi omnipotente. Plantad, pues, en el alma de vuestras hijas, jrmenes que se dilaten i fecunden, disponindolas para llenar con honor la posicin a que hubieren de ser llamadas en la vida. Cuando contemplamos estos nios nias con las banderas que llevan, con el pabelln de las bandas i estrellas que tremolan en alto; cuando miramos a los bravos soldados i brillantes oficiales que nos rodean, i recordamos por qu causa han estado peleandosentimos que podemos preservar nuestro gobierno, si educamos convenientemente a nuestro pueblo, i hacer de esta, como podemos hacerlo, la mas intelijente porcin del globo habitable de Dios. Las bandas i estrellas no son un smbolo sin sentido, cuando volvemos la vista hacia atrs, por entre el polvo de las batallas, i divisamos lo que ha costado preservar este Gobierno. Economizaremos esfuerzos despus de esto, para educar debidamente a estos nios cuya causa ha sido sostenida por robustos brazos en los campos de batalla? El otro dia no mas se oian las roncas voces de nuestros
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jefes en medio del combate, animando a nuestros bravos que se lanzaban a la muerte, que la diosa de la Libertad convirti en gloriosa pugna i los ecos del trueno proclamaron victoria. La victoria se ha asentado sobre nuestros estandartes, i el orador dijo que contaba con oir de nuevo el cntico de los nios a la Victoria, i que los njeles reclinados sobre las almenas de los Cielos tomaran el tono i les harian coro. Hijitos e liijitas, dejadme pues pediros que os eduquis a vosotros mismos; sed estudiosos i perseverantes; atesorad en vuestras almas todo lo que es bueno; todo lo que es digno de conservarse; guardadlo en vuestro cerebro, i vuestra intelijencia se dilatar i crecer. I en conclusin digo, que ojal vuestro cntico de Victoria sea oido en el cielo. Dios os bendiga. El Presidente trat en seguida de entrar en la mansin Presidencial, pero encontr interceptado el camino por las seoras i caballeros que all estaban reunidos, i que insistan por estrecharle la mano. RECEPCION DE GRADOS. Si de la cspide del edificio social descendemos a sus bases, encontraremos siempre la misma idea de anteponer la educacin a todo otro estmulo para la elevacin del individuo i la grandeza nacional. En el boarding-house que hemos habitado algunos meses en Nueva York, tenido por un modesto i ejemplar sacerdote, apenas fueron conocidas nuestras predilecciones por todo lo que a la educacin pblica concierne, un joven de la casa, estudiante de la Universidad de Cambridge, i en vacaciones a la sazn nos favoreci con el manuscrito del discurso que habia pronunciado al recibir un grado universitario, i que nos complacemos en reproducir no tanto por su mrito intrnseco, sino por cuanto revela el espritu de la sociedad i la idea dominante, cualquiera que sea el rgano que haya de espresarla i la ocasin que la traiga, el Presidente de la Repblica, sobre las gradas del palacio, o el adolescente a la puerta del aula, preparndose a la vida. Si hai verdad en la tan repetida mxima de que un gobierno representativo depende no simplemente para su prosperidad i duracin, sino para su existencia misma de la intelijencia i virtud de sus ciudadanos, es entonces evidente que el supremo i grande deber del pueblo i del gobierno que se ha dado, es acrescentar aquella intelijencia i virtud por un sistema de educacin, que no solo sea racional i adaptada en s misma, s que tambin haya de proveer a las necesidades de toda la comunidad. Hasta que esto no haya sido realizado, no estarn seguras nuestras libertades; i nada puede eficazmente hacerse, para perpetuar i estender a nuestros herederos i sucesores aquella rica herencia por nosotros obtenida a espensas de tanta sangre derramada i trasmitida por aquellos nobles espritus que por ella lo arriesgaron todo, vida, fortuna i honor. Almas educadas es el capital comn de toda sociedad. Puede demostrarse de la manera mas concluyente que es la intelijencia i la sociedad i ambas solas las que hallan algn valor en la tierra sobre lo que de ella goza la creacin bruta. De qu sirven por ejemplo colinas i montaas preadas de minerales preciosos o tiles sin el espritu educado que los busca i aplica a los
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variados lisos dla sociedad? A qu le sirven al indio los bosques bajo cuya sombra anda errante, o las montaas mineralizadas que huella su pi, destituido como est de ciencia, i del arte que convierte sus elaborados productos en objetos de utilidad o placer? Qu son las ricas minas de la India o del Per para el pueblo que no sabe como trabajarlas i carece de arte para fundir sus metales, amalgamarlos, amoldarlos, amartillarlos, pulirlos hasta hacerlos contribuir a la utilidad, comodidades, i elegancias de la vida civilizada? No pudiera hacerse palpable que los mas ricos valles i los terrenos mas feraces deben su abundancia mas bien a la ciencia i trabajo del cultivador que a su natural e inherente riqueza?que el agricultor, i el manufacturero deben a las ciencias i a la educacin jeneral los utensilios i maquinaria con que aumentan los productos de sus vocaciones diversas? que es la intelijencia la que embellece el desierto i le hace regocijarse i florecer como el rosal? No puede asegurarse que de todas las fuentes de riqueza nacional, la intelijencia colectiva de la sociedad es la parte mas considerable, i aun mas, que es ella la que da mayor valor, riqueza, belleza, conveniencia, comodidad i refinamiento que cualquiera otra? I todavia si la consideramos como parte separada i distinta del dominio nacional, merece mayor trabajo, cultura, i mejora que todas las otras partes que entran en la pblica prosperidad en la estadstica de la riqueza de las naciones. De qu provecho habran sido al mundo el genio de un Newton, de un Franklin, de un Fulton sin educacin? A qu debemos el arado, la guadaa i la mquina de segar, el telar, el despepitador de algodn? A qu el buque de vapor, el ferro-carril, las mil i una invenciones que someten la naturaleza entera, embellecen nuestros campos, nuestros plcidos caminos i nuestros jardines, que erijen i alegran nuestras moradas; que edifican nuestras ciudades i las rehinchen i enriquecen con los productos de todos los climas, i el fruto del trabajo de todo hombre? Para estas i otras tantas preguntas solo hai una respuesta; i sta respuesta es el alma educada! Mirndola como nica fuente de la riqueza nacional, el economista, ya se llame hombre de estado, filsofo, patriota o filntropo, verse compelido a decir que el desarrollo i cultivo de la intelijencia, de toda la intelijencia de la sociedad, a merced de un juicioso i favorable sistema de educacin, es el primero i superlativo deber del Estado. La masa de riqueza nacional que ha sido acumulada por los inventores de la aguja de marear, la mquina de vapor, o la de despepitar algodn es mas valiosa que todas las otras riquezas acumuladas en este Estado. Pero no es solo como elemento de riqueza que la pblica intelijencia ha de ser considerada, aun por el economista, sino como medio de defensa i aun de destruccin nacional. Naciones han sido salvadas unas veces i perdidas otras por una parte de su intelijencia, no contrabalanceada por el resto. Una minora, aun una mnima minora de la intelijencia nacional inmoralmente educada, ha venido muchas veces a ser el azote i la ruina de todo un pas. Unos pocos espritusun simple triunvirato, como aquel de Danton, Robespierre i Marat, sostenidos por unos cuantos subalternos movindose en estrecho i humilde crculo, pero dueos del poder, han empapado los
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campos de Francia en sangre humana, hecho llevar a sus millones el saco del luto, i llenado de angustias i pesares sin ejemplo el corazn de multitudes sin nmero. Cuan variados males han acarreado a la humanidad unos cuantos Faraones, Csares i Napoleones! Cuntos millones de seres humanos sacrificados en el altar de su ambicin! I qu dirmos de los Voltaire, de los Hastings, de los Arnolds, de los Burrs i de otros monstruos menores que en varias formas han sido azote de la humanidad! Ah! mirad hacia la presente condicin de nuestro propio pas, en otro tiempo tan feliz! Unos cuantos espritus inquietos lo han trastornado todo. Hombres de alta inteljencia, pero mal i parcialmente educada, i cuyo corazn fue un invernculo de ardientes pasiones, se dejaron arrastrar a todos los estremos que pueden degradar i aflijir a la humanidad. Pero volviendo de la parte sombra del cuadro a su parte mas brillante, tenemos algunos pocos dechados de la buena cultura moral e intelectual, combinando felizmente su fuerza para obrar la redencin nacional. No necesitamos hablar de los Salvadores de otras naciones, ni de los pocos jenios que de tiempo en tiempo, i cual astros nuevos en el firmamento, han aparecido para subsanar los agravios de los pueblos, i arrancar el ltigo de manos de tiranos sin entraas. Podemos hablar de nuestro propio Washington i de algunos poderosos i nobles espritus de aquella era, sus confederados en el consejo, i en el campamento, que sacrificando cuanto es caro al hombre, osaron redimir una nacin de los avances de un gobierno corrompido. I si volvemos los ojos a la era presente, ah est nuestro Abran, sostenido por una hueste de espritus educados, abriendo paso a otras almas que por la cadena de la esclavitud fueron privadas de educacin, i sern invitadas sin distincin de color a fortificar su espritu por una intelijente educacin."..

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SEGUNDA PARTE. TRIJESIMA SEPTIMA REUNION DEL INSTITUTO AMERICANO DE INSTRUCCION, TENIDA EN NEW HAVEN, CONNECTICUT, LOS DAS 8, 9 i 10 DE AGOSTO DE 1865. DEB a la atencin del Honorable Mr. Henry Barnard, exsuperintendente de Escuelas del Estado de Rhode Island, i mirado como el digno colaborador de Mr. Mann en la grande e intelijente impulsin dada a la educacin universal, la invitacin a tomar parte en aquel Congreso de hombres eminentes por su saber, i de Maestros de Escuela que de todos los Estados concurren anualmente a oir lecturas sobre puntos importantes relativos a la educacin pblica, i a inspirarse de nuevo ardor para proseguir la tarea de difundir con mayor xito i en mas estensa escala los conocimientos. Este Instituto se rene cada ao en un lugar designado de antemano. Habia tenido sus sesiones el ao pasado en Portland, ciudad del Estado de Maine, i designdose para este la ciudad do Nueva Haven, en el de Connecticut. Est esta ciudad situada a orillas del Atlntico i se comunica con Nueva York por el pintoresco canal martimo llamado la Sonda. Llmasela enfticamente la ciudad de los olmos, por estar todas sus calles i parques plantados de estos rboles, que por contar ya ochenta aos de vida, cbrenlas de una bveda de verdura que las d cierto aire de solemnidad melanclica, sobre todo en las que rodean i atraviesan el Green, plaza principal espaciosa, donde est Temple street, que la fotografa reproduce, como un modelo de belleza rstica; no obstante ocultar, diseminados en su espacioso mbito varios templos aislados, que aaden las formas elegantes de la arquitectura griega o de la gtica a la singular belleza del paisage. Pero no es la amplitud i belleza de sus sombras calles i parques, ni el cementerio mas sombro i melanclico todava, sito a dos cuadras de la plaza, ni las bellsimas casas roedeadas i precedidas de jardines i bosques en que la ciudad se disuelve a poca distancia, lo que constituye la celebridad de New Haven. El costado occidental del Green, frmanlo seis u ocho macisos de edificios, ocupando un frente de trescientas yardas que proveen de habitaciones a los estudiantes del Colejio de Yale, clebre universidad, rival de la de Harvard en Massachusetts, de la que se distingue aquella por la preferencia dada al estudio de las ciencias naturales, como la de Harvard no cede a ninguna de Europa en la profundidad de los estudios clsicos. En una lnea interior, en el fondo del espacioso terreno que es propiedad del Colejio, estn en cuerpos separados en edificios monumentales, el Museo del Colejio, rico en fsiles, la galera Trumbull de pintura, llamada as del nombre del Coronel Trumbull, edecn de "Washington, quien concluida la guerra de la Independencia, se traslad a Francia a perfeccionar sus talentos como pintar, i dej trazadas en el lienzo las escenas de la Revolucin i la
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fisonoma de los personajes que tan gloriosamente haban figurado en ella. Distinguese igualmente entre estos edificios la Biblioteca que asume las formas de un templo gtico, cual si fuera uno consagrado al Saber, llenando los estantes los espacios entre las columnatas que figuran la nave principal. Una copia de la famosa piedra de Rosetta que dio la clave para descifrarlos jeroglficos ejipcos se hace notar entre sus curiosidades. Al estremo de la lnea opuesta a las Aulas de exmenes que miden treinta i ocho varas de largo por treinta i dos de ancho, se est construyendo, de piedra, en forma de catedral gtica la Academia de Bellas Artes, don hecho al Colejio de Tale por la munificencia de un solo individuo particular de entre los muchos que en estos dos ltimos aos de la guerra han legado a este seminario de educacin cerca de medio milln do pesos. Tocnos llegar a Nueva Haven entrada la noche, alojarnos en Tontine Hotel, que est en uno de los costados del Green, i como la hora fuese avanzada nos dirijimos sin mas ni mas hacia donde se nos dijo estar situada Music Hall, lugar de la reunin. Concluido el acto, i fatigado mi compaero de viaje, hube de dirijirme solo hacia el Green que se estendia en frente del prtico del hotel, para gozar de la frescura de la noche, despus de un ardiente dia; i desenmaraar aquella selva que desde el costado se presentaba a la incierta luz de la luna, como continua i tupida. Esta gran plaza de New Haven no se parece a ninguna del mundo que yo conozca; i si se tiene presente la hora avanzada, i sin eso la impresin de soledad que siente el viajero en las ciudades a que llega, por mas jentes que se muevan en torno, comprenderse mi sorpresa, cada vez en aumento, al engolfarme en aquel como laberinto, saliendo de una zona de sombras a un esplayado, lo bastante para dejar apercibir nuevas espesuras, entre las cuales iba penetrando casi a tientas, tan impenetrable es la bveda de Temple street que divide en dos aquel campo de verdura, i donde se encuentra como estraviados u ocultos debajo de un manto de yedras, una iglesia gtica, cuyos pinculos de piedra oscura absorban los rayos de la luna. Hacia la izquierda, i siempre entre la masa de rboles que pareca llenar el horizonte, otro templo, i otro, i otro, a medida que sus formas blancas, i las columnatas de sus prticos me atraan de uno a otro para contemplarlos. Traame el primero a la imajinacion las selvas drudicas, los segundos los bosques consagrados a Apolo i Minerva, entorno de los templos de su culto, como el que sealan las cartas de la Roma restaurada que ocupaba el sitio donde se alza hoi Santa Mara supra Minervam. I esto saliendo de aquel Cenculo de sabios, iluminado mas bien que con los destellos del gas en el espacioso saln, por las irradiaciones de la inteligencia, cual si fueran centenares de apstoles i de discpulos de una nueva doctrina, a quienes va a decirse luego el euntes in mundum universum et predicati omni creatur, esta nueva doctrina de la redencin final de toda la raza humana por la difusin de la ciencia en toda la estension de la tierra, i en todas las capas sociales. A la sombra de los seculares olmos de Nueva Haven, bajo la cientfica inspiracin del Colejio de Yale, reunase este ao en la Sala de Msica (a falta de local mas adecuado, sindolo este por su amplitud i decoracin), el
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Trijesimo Sptimo Instituto Americano de Instruccin. El numeral que le sirve de distintivo indica claramente que la institucin tiene treinta i siete aos de existencia, i es uno de los mviles que iniciaron i trajeron la feliz revolucin en la educacin del pueblo, que hace hoi la fuerza de los Estados Unidos, i prepara a esta fraccin de la humanidad un porvenir de que no podemos formarnos idea adecuada, por no presentar la historia ejemplo de un pueblo todo educado, cada uno de sus individuos en posesin de los conocimientos o de la clave para adquirirlos, que ha atesorado i sigue acumulando la mente humana. En efecto, treinta i seis aos ha, varios maestros i otros amigos de la educacin se reunieron en Boston, con el intento de considerar por qu medios lograran dar mayor fuerza e impulso a la causa en que por su profesin estaban interesados. Acordse, despus de varias reuniones, convocar una convencin de maestros i amigos de la educacin de varias partes del pas, con el propsito de entenderse sobre los medios mas seguros i eficaces de lograr su objeto. Distribuyronse al efecto circulares de invitacin a mas de setecientas personas en diversos i distantes Estados, i en agosto de 1830 se reunieron algunos centenares de personas, la mayor parte consagradas a la enseanza. En aquella asamblea fue organizado i dio principio a su noble misin el Instituto Americano, ahora la mas antigua entre las muchas asociaciones que tienen por objeto promover la educacin en los Estados Unidos. Al decir del Dr. George II. Emerson uno de sus primitivos fundadores, "el principal objeto do esta asociacin era promover la causa de la educacin popular, difundiendo nociones tiles con respecto a ella. Sus miembros se reunieron i continan reunindose con el fin de elevar el carcter de la instruccin, ensanchar su esfera, investigar cules deben de ser sus objetos, i de perfeccionar sus mtodos; con el propsito de elevar al maestro, hacindole sentir cuan alta i noble es la tarea a que se ha consagrado, cuan estensa i completa debe de .ser su preparacin, i cuan absoluta su consagracin; con el objeto de hacer mas palpable al pueblo la primordial importancia de la educacin para la existencia i continuacin de las instituciones libres; i de all la necesidad de mejorar sus escuelas, i sobre todo las pblicas." Durante treinta i cinco aos ha continuado esta asociacin sus tareas en diversos puntos de los Estados del Norte, i muchos miles de maestros han aprovechado no solo de sus lecturas i discusiones, sino del contacto con personas eminentes en ciencia i posicin social, cuya presencia en tales actos contribuye tanto a realzar ante los ojos del pblico la profesin del maestro, imprimiendo al mismo tiempo a la sociedad mayor actividad i animacin en sus bien dirijidos esfuerzos. Con esta asociacin de Estados, comenz una de condado, en el Condado Essex, en Massachusetts, i otra de profesores en Cincinati, Estado del Ohio. Ahora, siguiendo sucesivamente su ejemplo, en la mayor parte de los Estados existen asociaciones de condado i de Estado, cooperando todas en la grande i buena causa de la educacin popular, i haciendo mucho para difundir por toda la nacin correctas nociones sobre materias relativas a la educacin, i haciendo que los maestros sean mas considerados, i mejor estimados i recompensados sus servicios. Entre los resultados obtenidos fue
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el mas notable la fundacin de Escuelas Normales, que se principi en Massachusetts primero para maestros, i despus para preparar nias a la carrera de maestras, que con tanto provecho de la educacin ejercen millares ahora. Nueva York, Nueva Jersey, Illinois, Michigan, Minesota, Rhode Island i Connecticut siguieron bien pronto la impulsin dada. Pennsylvania tuvo tres Escuelas Normales, i California no ha quedado atrs en esta mejora. Los peridicos sobre Educacin eran desconocidos ahora cuarenta aos: lucharon con dificultades i penuria mas de veinte, i solo de pocos aos a esta parte tienen una existencia independiente o desembarazada. Pero gracias a los perseverantes esfuerzos do las Asociaciones de Maestros, i a la influencia ejercida en la opinin por los trabajos del Instituto Americano de instruccin, a imitacin del Common School Journal de Massachusetts, redactado por Mr. Horacio Mann, i del Connecticut Common School Journal, que desde 1838 fund Mr. Henry Barnard, que puede ser considerado como uno de los grandes apstoles de la educacin popular, fundronse los siguientes, que es til enumerar: El Maestro de Nueva York, 1851; el Diario de las Escuelas de Pennsylvania, 1852; el Diario de Educacin de Ohio, 1852; el Diario de las Escuelas Comunes de Connecticut, 1853; el Diario de las Escuelas de Michigan, 1854; el Maestro del Illinois, 1855; el Maestro de Rhode Island,1855; el Diario de las Escuelas de Indiana, 1856; el Diario de Educacin del Wisconsin, 1856; el Diario de Educacin de New Hampshire, 1857; el Maestro del Maine, 1858; el Educador de Missouri, 1858; el Diario de Educacin de Carolina, 1858; el Diario de las Escuelas de Vermont, 1859; el Instructor de Iowa, 1859 (peridicos mensuales de educacin se establecieron en Louisville, Kentuclty, 1859); el Maestro del Sur, Alabama, 1859 ; el Diario de las Escuelas de Iowa, 1860; i por fin, el Maestro de California, 1863. Con todos estos focos de instruccin i el inters despertado en el pblico i en los gobiernos i Lejislaturas para proveer de edificios suntuosos a las escuelas, a los maestros con todos los medios auxiliares de ensear con provecho, i a los sabios, de campo de aplicacin del fruto de sus vijilias, consagradas a preparar libros para la enseanza, los Estados Unidos presentan hoi el espectculo consolador en el mundo de una sociedad en que la parte aventajada en fortuna o instruccin, est con sus bienes e intelijencia consagrada a desenvolver las facultades intelectuales de la otra parte, no desesperando, porque ya toca los resultados, de elevarla a su propio nivel con los medios de adquirir posicin social i riqueza. SESION DEL 8 DE AGOSTO. Bajo estos auspiciosos antecedentes se abra el ocho de agosto el 37 Instituto Americano de Instruccin bajo la Presidencia de Mr. Bridsey, agente del Consejo de Educacin de Massacbusetts, i que en el desempeo de sus deberes recorre anualmente doce mil millas en los lmites do su Estado. Ocupaban el proscenio de la Sala de Musica, el Presidente elejido por la reunin, los superintendentes de Escuelas de Massacbusetts, Nueva
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Haven, Nueva York i Brooklyn, los Rectores de las Universidades de Nueva Haven i Michigan; el ex-Gobernador Howard, i anunciada para el ltimo da estaba la presencia de Mr. Andrew, Gobernador de Massachusetts, con varias otras personas notables, entre profesores de colejios i amigos prominentes de la educacin, entre ellos Mr. Henry Bernard, uno de los mas zelosos. La concurrencia, o lo que llamaramos, la barra de tan augusta asamblea, compusironla cerca de mil profesores i maestros, mas de la mitad mujeres reunidas de trece Estados distintos en esta comunin de sentimientos i propsitos que los constituye una sola familia. No pude prescindir de observar en esta parte de la concurrencia ciertos rasgos que me llamaron mucho la atencin. Tal era la promiscua variedad do aspecto de las personas que la componan, en cuanto a aquellas esterioridades que revelan la posicin social. MU chasqueado quedara el que se imajinase que las mujeres que se dedican a la profesin de maestras, son aquellas que por carecer de los dones de la belleza, la juventud, o aun las gracias esterores, se consagran a tan penosa ocupacin. El aspecto jeneral de aquella grande concurrencia de mujeres de todas las ciudades, aldeas i campias de una gran parte de los Estados Unidos, era como si una parte de un pueblo, un barrio por ejemplo, sin distincin de rangos sociales, estubiese reunido all. Predominaban las jvenes; abundaban las que podran envanecerse de su belleza; i en punto a distincin de modales, elegancia i finura, muchas podan disputrselas a las mas encumbradas. Las seoras de edad eran contadas, las de cierta edad bastantes, i las feas no hacan la mayora. Entre los hombres, el aspecto jeneral era el que d siempre el hbito de ejercitar la intelijencia, lleno de dignidad; muchos ancianos respetables, sin que faltasen en el vestir desaliado uno que otro de esos tipos del antiguo maestro de escuela, que ha prestado materia para el ridculo. Dos de estos tomaron la palabra, lo que mostraba que eran hombres de peso, si bien uno de ellos en armona con su peluca caf, i sus vestidos anticuados se hizo el campen de ideas retrgradas en materia de educacin. Por lo dems, como lo observ un diario que daba cuenta de estas sesiones, las seriales del pensamiento i de la refleccion eran visibles en los aspectos de todos estos caballeros. El pastor de una de las iglesias de Nueva Haven hizo las oraciones con que se comienza todo acto de este jenero; i luego fue anunciada por el Presidente, la presencia del Dr. Day, ex-Presidente del Colejio de Yale, que fue recibido en medio de las muestras de la mas sincera veneracin. El Rev. Day cuenta cien aos, invertidos en la educacin pblica, i es el fundador del hoi tan clebre Colejio de Yale, i lo ha rejido hasta el dia que bajo la presin de los aos acumulados sobre su intelijente cabeza, los miembros se mostraron remisos para obedecer a la voluntad. Su busto en marmol ha quedado representndolo en la Biblioteca del Colejio, entre otros de sus benefactores, i su persona es la joya que con mas orgullo ostenta Nueva Haven. Una cabellera i barbas blancas como la nieve, i larga como la usan los ancianos que han alcanzado a los tiempos de Franklin, rodeaba un semblante animado esta vez por las muestras de respeto i piedad filial que lo acojian, i por la reunin del Instituto que continuaba la obra a que con tanto fruto habia l consagrado un siglo de existencia, instruyndose, para instruir
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a los otros. El Superintendente de Nueva Haven ley en seguida el discurso de introduccin i bienvenida, al que contest el Presidente, haciendo notar, para felicitar a sus huspedes que el Estado de Connecticut en donde se reuna este ao el Instituto, habia enviado doscientos cincuenta representantes, mientras que el que mas de los de la Nueva Inglaterra, contaba solo con doscientos veinte i dos. Enseguida el Presidente nombrado Mr. Northrop, pronunci el discurso de apertura en que cada ao se da cuenta de los resultados alcanzados en materia de educacin, i de los progresos en la difusin de la enseanza; i este discurso, con las actas de lo ocurrido en cada sesin, las lecturas i dems discursos pronunciados se publica el siguiente ao al comenzar las sesiones de una nueva asamblea, como acta de la sesin anterior. El Presidente hizo presentir que en el prximo ao se acortara la distancia que media entre el colejio i la escuela, e hizo notar como un sntoma feliz de esta aproximacin, que de las Lecturas dadas ante el Instituto, diez haban sido por Rectores de Colejios, i treinta i cuatro de Profesores. El Profesor Olmstead haba sido el primero en preconizar las ventajas de las Escuelas Normales. A despecho de la guerra, habanse introducido nuevas mejoras en las Escuelas, erijindose nuevos edificios i adelantndose en los titiles auxiliares de la educacin. Durante la guerra se habian abierto nuevas Escuelas Normales para la preparacin de maestros idneos en Kansas, Nueva York, Pennsilvania, Massachusetts, i Maine; i nuevos i mejorados sistemas para la administracin pblica de las Escuelas, adoptdose en Missouri, Virjinia Occidental, Kentucky i Tennessee. ltimamente, para mostrar cuan hondamente habia entrado en la conviccin popular la importancia de dar educacin a todos, en los ltimos tres aos de la guerra habian contribuido los ciudadanos con mas dinero para promover la causa de la educacin que durante los treinta aos anteriores, esto a despecho de las contribuciones e impuestos enormes para sostener la guerra, i de las suscripciones voluntarias por centenares de millones para ayudar a los piadosos i filantrpicos esfuerzos de la Comisin Sanitaria de los Estados Unidos para el socorro i cuidado de los heridos, i de la Comisin Cristiana con el mismo fin. El programa de los ejercicios del primer dia, traa que, despus de organizado el meeting i pronuncidose los discursos de apertura, se procedera a una discusin sobre los mtodos de ensear el latn, sobre todo a los principiantes. En estas discusiones se procede exactamente como en las de los Congresos, tomando la palabra sucesivamente aquellos que la piden, i a quienes por su orden la concede el Presidente. Tomaron parte en ella varios profesores' del Colejio de Yale, i varios otros de Massachusetts i de Maine. Pidise que se diese a la prensa un estracto de las observaciones hechas por el Dr. Taylor, que llamaron la atencin por su novedad i sensatez. En la prima noche volvi a abrirse el Instituto con la lectura de un trabajo del Ex-Gobernador Washburn sobre la Poltica civil como un ramo de educacin, revelando en su composicin, venir de un Profesor de derecho que habia sido en la Universidad de Harvard. Sostena que los principios del
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derecho debian inculcarse a los nios desde tan temprano como los de la relijion; i que estando cometido al pueblo el encargo de hacer las leyes, nunca era demasiado temprano para principiar a prepararlo para el desempeo de sus funciones. El obispo de Kentucky, Mr. Smith, hizo un patritico discurso dando conocimiento de algunos hechos de que tenia esperiencia propia. Sucedindole en la palabra Mr. White, Secretario del Consejo de Educacin de Massachusetts, record el Presidente que este caballero habia sido el primero en sujerir la idea, tan bien aceptada i realizada ya en todos los Colejios, de levantar en sus respectivos recintos, monumentos conmemorativos a la memoria de los estudiantes muertos en la guerra; i saliendo del camino tradicional de erijir columnas, mausoleos o sepulcros, en su lugar destinar los fondos para construir salones adaptables a la reunin de los estudiantes, donde los nombres de los muertos estuviesen inscritos, i sirviesen de estmulo a los que lo reemplazasen, en las vecas que dejaron vacias, inmolndose en edad tan temprana por la preservacin de la Union. SESIONES DEL DA 9. La concurrencia, como que aun estaban llegando por los ferrocarriles nuevos refuerzos apareci esta vez mas numerosa. El anciano Day ofreci la oracin dedicatoria. La discusin fue abierta por el Hon. Secretario del Consejo de Educacin de Massachusetts sobre el tema indicado en el programa acerca del sistema de alta instruccin gratuita, esto es, aadir a la educacin primaria i seundaria que ya se da gratuitamente al pueblo, administrndola el Estado i sostenida por contribuciones pblicas, la instruccin cientfica igualmente gratuita, al alcance de todas las condiciones, llevndola en todas las ciudades i aldeas en cuanto fuese posible, a las puertas de cada familia, sin necesidad de trasladarse como ahora sucedia, solo los que tenian amplios recursos para ello, a los Colejios en que ahora est reconcentrada. Especificando lo que entendia por el sistema gratuito de alta enseanza, demostr que para llevarlo a cabo se necesitaban locales centrales, hermosos edificios, buenos cuartos, rjidos exmenes de admisin, cursos ljicos de estudios de tres a seis aos, i como Principal, asistido por buenos profesores, un hombre esperimentado en el arte de ensear. Conseguiranse por este sistema una buena educacin en los trminos mas baratos posibles, las ventajas morales, intelectuales i fsicas de educar a los nios sin sacarlos del seno de la familia, i el mayor beneficio todava de impartir la educacin superior a los dos sexos en las mismas clases. Cuando hubo de considerar la posibilidad i los medios de llevar prontamente a cabo progreso ya urjentemente reclamado por el alto grado de cultura a que habia alcanzado la Nueva Inglaterra, dijo con un sentimiento de profunda conviccin; "nos impondremos para ello el doble, el triple, si necesario fuere, de las contribuciones que para el sosten de la educacin pblica pagamos actualmente; i el pueblo, puedo responder por Massachusetts, las pagar gustosamente, porque sabe por una feliz esperiencia que el dinero que
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emplea en desenvolver mas i mas la educacin de todos, es un capital que pone en un negocio que sabe con certeza ha de producirle ciento por ciento." Estas ideas fueron recibidas con grande aprobacin por el Instituto, combatidas por alguno en cuanto a la oportunidad de dar educacin a los dos sexos en las mismas clases, i sostenidas por varios otros oradores, entre ellos el Rev. Haven, Rector de la Universidad de Michigan. A los que lean a la distancia estas someras indicaciones de la idea fundamental, parecerles parto de una jenerosa fantasa, el pensamiento de popularizar los estudios llamados universitarios, i ponerlos como el pan al alcance de todos. Pero aspirando la atmsfera en que tales ideas se desenvuelven, conociendo los resultados obtenidos ya con la organizacin sistemtica de la educacin pblica, i la estensa esfera que abraza en su estado actual, sintese que es simple sentido comn lo que pareciera a lo lejos aspiracin fantstica a un ideal imposible, i necesidad prctica que viene urjiendo por ser convertida en lei, i satisfecha a la brevedad posible. La Nueva Inglaterra i por lo que a m me consta, el Estado de Massachusetts est maduro ya para dar este ltimo fruto de la difusin de los conocimientos tiles. Esta idea trabajaba ya el espritu de Mr. Mann en sus ltimos aos, como capitel obligado i coronacin de la obra comenzada en las escuelas comunes; i cuando el Secretario del Consejo de Educacin de Massachusetts rodeado de la aureola de autoridad que reviste aquel cuerpo, aventura ideas tan avanzadas, es seguro que un comienzo de ejecucin ha de seguir a su manifestacin, pues este ha sido siempre el sistema adoptado para hacer dar un paso mas a la educacin, que consiste en someter las nuevas ideas al pueblo, dejarlas fermentar en la opinin pblica, hasta que se depuran en conciencia i asentimiento jeneral, que la Lejislatura no tarda en convertir en lei, en hecho. El Estado de Massachusetts tiende, cuan pequeo es relativamente, a ponerse a la cabeza de la humanidad en los nuevos destinos que le prepara la educacin universal, sin relacin a la posibilidad pecuniaria de cada uno, sino en vista del inters pblico de la asociacin que se hace mas fuerte, mas rica, mas intelijente i moral en proporcin del nmero de asociados que adquieren aquellas dotes; i no es cosa de morir los presentes sin que veamos el estrao, cuanto consolador fenmeno de un Estado, mas tarde una nacin entera, asociada para costear la educacin de todos en una vasta Universidad sin centro i difundida por todo el pas, de la que las escuelas pblicas no sern sino las clases preparatorias de sus cursos cientficos. A las once del dia, toc al Profesor de la Universidad de Cambridge, en Massachusetts, pronunciar la Lectura anunciada en el programa, cuyo testo era Sobre la enseanza mecnica i dinmica; entendindose por ella la instruccin, deducida de los objetos, para proceder a las ideas por induccin. En su aplicacin las mujeres obtendran mejores resultados que los hombres. Segn l, una buena educacin no est limitada a atesorar conocimientos puramente intelectuales, debiendo preceder la comprensin de la "cosa" al conocimiento del nombre o "palabra." En todo caso nada debiera ensearse que no sea completamente comprendido. Su escuela modelo, contendra libros sin duda, i una buena biblioteca; pero mejor que todo esto, contendra buenos gabinetes de historia natural, colectados por
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los alumnos que as estaran seguros de comprender sus objetos. Esta tendencia a transformar la educacin, sacndola del estrecho crculo de las palabras, viene de tiempo atrs pronuncindose, i tiene ya importantes aplicaciones en la enseanza prctica. En la tarde se nombraron funcionarios para el ao entrante, i la Comisin encargada de proponerlos aconsej con pocas escepciones la reeleccin de los cesantes. El Presidente qued por tanto reelecto. Como un signo mui indicativo se puede notar que de los cincuenta i nueve funcionarios, treinta i ocho pertenecen al Estado de Massacliusetts. La discusin propuesta para aquella hora era, sobre Cules sean los deberes, que el restablecimiento de la paz impone a los amigos de la educacin, principalmente con referencia a los libertos de nuestro pas?" Si se tiene presente que la Nueva Inglaterra fue el foco ardiente de la abolicin de la esclavitud de los negros, como es hoi el mas activo apostolado de las misiones de fervientes filntropos que son enviados al Sur a prestar a la raza degradada no solo consejos, no solo instruccin, sino recursos pecuniarios, se comprender cuan vivo inters debi suscitar esta cuestin. Ocho oradores tomaron sucesivamente la palabra, entre ellos un joven maestro de color, mui adelantado, a juzgar por el fondo i la forma de su discurso. SESION DEL DA 10. Los ejercicios principiaron por la oracin del Dr. Cummings. Psose en discusin, como estaba anunciado este tema: "Mtodos de ensear asuntos morales." La discusin fue larga i animada, no pudiendo muchos obtener la palabra, despus de haber hablado sucesivamente diez de los circunstantes. Llam mucho la atencin la lectura del Rev. Erastus Otis Haven, Presidente de la Universidad de Michigan, sobre "Los Beneficios indirectos de la Educacin." La elevacin de las ideas i la correccin i elegancia del estilo en que estaban espresadas, daban un inters creciente a su bella esposicion. Coincidencias en la manera de apreciar la educacin, me hacian sentir hondamente las verdades que dilucidaba. Como he tenido ocasin de espresarlo muchas veces en escritos sobre este punto, creia que el nio va a la escuela o al Colejio, no tanto a adquirir conocimientos, como a aprender la manera de adquirirlos. Cualquiera instruccin que se reciba es til, por cuanto ejercita la mente i la disciplina. El mero hecho de asistir a la escuela, frota por el contacto las asperezas del carcter del nio, desarrollando las pasiones sociales, i humillando por la sujecin a leyes saludables el orgullo infantil. Consideraba mejor inculcar principios, que recordar palabra por palabra frmulas. Daba mas importancia al hbito de pensar que dura, que a la acumulacin de hechos que constituye de ordinario la educacin, que no dura. Un hombre, segn l, nunca olvida del todo lo que una vez aprendi. Concluida su lectura hice que me fuera presentado para ofrecerle mis felicitaciones, pidindole copia de su trabajo para aadirla al Informe que de aquel acto debia pasar, la que me ofreci con otros papeles relativos a la
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educacin, i con promesa de mi parte de visitar su Universidad en Michigan, ya que igual promesa haba hecho al Superindente de Escuelas de Chicago, que se me haba ofrecido mili cordialmente, creyendo que de la inspeccin de sus escuelas, sacara algn provecho. La ltima sesin de la tarde fue consagrada a la esposicion del sistema de enseanza verbal i lineal que debia hacer en la pizarra la Seorita Melvina Mitchel, de la Escuela Normal do Westfield, en Massachusetts. Consista esta en el dibujo razonado i anatmico del cuerpo humano, cuyos perfiles trazaba con un solo rasgo de tisa, delinendolo de un golpe desde la cabeza basta la punta del pi, i con lneas complementarias, reproduciendo piernas, brazos i busto con perfeccin sorprendente, obra de un largo hbito. Trazaba en seguida los huesos, nombrndolos, a medida que iban apareciendo dentro del trazado. Procedi despus a esplicar las funciones de la respiracin, trazando todo el mecanismo complicado del pulmn, que solo tom su forma aparente, cuando de un solo rasgo de tisa hubo circundado el laberinto de lneas en que se subdividia como un rbol el tronco del esfago. Lo mas notable era el sexo de esto profesor de Anatoma, que ya desde 1847 habia visto enseada en la Escuela Normal de mujeres de West Newton, que visit con la Seora Mary Mann, teniendo por objeto esta enseanza el habilitar a las mujeres para servir de mdicos en las dolencias de su propio sexo, i en las de la infancia. La sesin de la noche estaba destinada esclusivamente a la clausura, que debia hacerse con toda solemnidad. Dos sillas estaban avanzadas en el Proscenio, que deban ocupar el Gobernador Andrew i el Ministro Plenipotenciario de la Repblica Arjentina. La platea despejada de asientos en el centro, llenbanla los miembros del Instituto, i la galera superior que discurre al rededor del saln, las seoras de New Haven i alrededores, ocupando el centro frente al proscenio una banda de doscientas nias i nios de las Escuelas, para cantar himnos i canciones que amenizaron el acto. Como frmula habitual se hizo conmemoracin de los individuos del Instituto que haban muerto en el ao, i el panejrico de sus virtudes i servicios a la causa de la Educacin. En seguida el Presidente dio las gracias a los dueos de hoteles, por haber bajado la mitad del precio de hospedaje a los Maestros de Escuelas concurrentes; a las familias de New Haven por la hospitalidad gratuita dada en sus casas particulares a las setecientas maestras que habian asistido. Iguales gracias fueron dadas a los Directores de ferrocarriles i vapores, por igual rebaja Lecha en el pasaje; i se anunci a su nombre que la tendran de la mitad del precio por tres lneas distintas los Maestros que quisiesen transportarse a Harrisburg, en Filadelfia, a la Convencin Americana de maestros, anunciada para los dias 17, 18 i 19 del corriente. En seguida el Presidente anunci que Su Exelencia el Gobernador Andrew, de Massachusetts, de cuja consagracin a la causa de la Educacin hizo el mayor encomio, tomara la palabra; el cual avanzando al frente de la plataforma pronunci el siguiente discurso: "En esta tibia noche de verano, a esta hora, con una concurrencia tan numerosa, nadie, aunque diez veces mas digno fuese que lo que las
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lisonjeras palabras con que he sido introducido, quisieran hacerme, tendra la desatencin de dirljiros la palabra por largo tiempo. No me propongo pues deciros mas que lo indispensable para espresar mi cordial simpata por los objetos de este Instituto, mi ardiente i cordial buena voluntad para con l i para con sus miembros, i mis deseos de que llene sus aspiraciones de futura prosperidad. Os congratulo por las auspiciosas circunstancias en que ha sido celebrada esta reunin, no siendo la menor entre ellas la de haberse tenido en la encantadora i bella ciudad, animada de simpatas por el saber que en tanto estima, templo adecuado i morada de la Ciencia i de la Educacin. No pretendo bajo ningn aspecto ser un educador, o un Maestro. No tengo pretensin alguna a esos dictados; pero siempre me reconoc, i me reconozco ahora deudor a los que ensean; i si alguna palabra ma pudiera influir para elevar la profesin que ejercis, i darle poder dignidad como a uno de los primeros ajentes civilizadores i humanizadores del pas, yo me hara un deber de descargarme as de mi deuda, aunque solo fuere parcialmente. "Hemos estado por aos comprometidos en los trabajos de la guerra, i ahora que hemos atravesado felizmente por las pruebas de la lucha civil, se hace el deber de hombres libres, preservar intactas las Instituciones de la libertad, i hacer al pas digno de ser salvado, hacerlo tan grande i grandioso en su futuro pacfico, como se ha mostrado en su presente blico, i consagrarnos nosotros con la misma enerja i celo al mantenimiento de sus instituciones que hemos mostrado para salvarlas por las armas. Ahora como entonces, no basta mantener la posesin de lo que hemos ganado, o diseminar los conocimientos ya adquiridos i atesorados. Debemos avanzar hacia un mas alto grado de cultura. La obra de la alta instruccin de la Nueva Inglaterra debe ser siempre una obra agresiva, misionera, o faltar enteramente a su elevada vocacin. La poblacin de tres i medio millones de la Nueva Inglaterra, bien situada i compacta, no solo vendra a ser los mas ricos i poderosos tres millones i medio de hombres i mujeres bajo el sol, sino que ellos ejerceran sobre el porvenir de nuestro pas la influencia que es el peculiar patrimonio i don del espritu de la Nueva Inglaterra." El Gobernador Andrew, cit, en corroboracin del amor al saber de la Nueva Inglaterra, el hecho del Rejimiento 34 de Massachusetts, de cuyos soldados cuando sali fuerte de mil hombres, solo doce no podian firmar con su propia mano i en lejible letra, i cada uno de los que han sobrevivido sabe leer i escribir. Esto lo practicaron en el campo de batalla, en las marchas, i bajo el fuego del enemigo i dos de entre ellos han llevado desde entonces, en sus marchas, en sus pesadas mochilas sus gramticas latinas, i otros libros con los cuales se preparaban a rendir sus exmenes de Colejio. Uno de aquellos que no sabian leer cuando se alist en el Rejimiento, ha principiado, con el fusil al hombro, a prepararse para entrar en el Colejio. Pero cuando capturaron el campamento de uno de los estpidos rejimientos de Virjinia, encontraron en las listas que los que podia firmar eran solo la escepcion de la regla. En un Rejimiento de Massachusetts los que podian firmar hacian la regla: en un Rejimiento de Virjinia los que no podian eran la regla. Ahora las estensas sabahanas del Sur estn abiertas, i una nueva poblacin de afuera acude a ellas, industriosa, pero selvtica, que requiere
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educacin, mientras que el liberto esclavo, bautizado con la libertad, est aguardando los educados espritus de la Nueva Inglaterra. De estas cosas podemos hablar aqu nosotros, en esta reunin de familia de los Maestros de Nueva Inglaterra, no con espritu de alabanza propia sino con el nimo de llenar con ardor los filantrpicos deberes que nos estn impuestos. Esta grande empresa ha de ser ejecutada con aquel profundo i estenso sentimiento de filantropa que vivifica el sistema de Educacin de la Nueva Inglaterra, o fallar si bien no del todo, parcialmente. Si confiamos la direccin de este movimiento,la obra mas grande que jamas antes de ahora se halla confiado a ningn pueblo en la historia del mundoal ojo o al brazo de los que hoi se reconocen como jefes polticos del pas, cualquiera que sea el partido a que pertenezcan, debemos condenarnos nosotros mismos a un mal xito inevitable. El Gobernador continu sobre este punto, pero fue oido con dificultad, a causa del ruido que hacian los nios de la galeras, razn que indujo al Presidente a interrumpirlo a fin de reclamar el orden. Resumiendo, el orador aadi que, no se habia propuesto hacer mas como Representante oficial del Estado de Massachusetts, que aadir su testimonio en favor de la causa en que estaban alistados. Se refiri con placer i orgullo, al hecho de que un Representante de la Universidad de Cambridge, el Profesor Agassiz, estaba actualmente continuando en Sud Amrica sus exploraciones cientficas, principiando por la capital del Brazil, i acompaado i segundado por un estado mayor mas poderoso que el que la monarqua podia poner en pie, i con carta Manca en cuanto a gastos pecuniarios, dada por la munificencia de ciudadanos altamente ilustrados de la ciudad de Boston; i que habia sido recibido por Su Majestad el Emperador del Brazil, en trminos que mostraban su entero reconocimiento del valor del saber i de la ciencia, i de la superioridad de los ttulos del saber, sobre todo otro cualquiera, i que predisponan a disculparlo de ser un Emperador. Hizo presente tambin, como un signo consolador, que los institutos de instruccin habian prosperado durante la guerra, i en su condicin pecuniaria habian alcanzado a mas alta posicin que la que tenan antes.5 Especialmenle aquella celebrada Universidad de Nueva Haven por nuevas adiciones a su tesoro, se habia hallado en aptitud do echar cimientos mas anchos i profundos que los que haban servido a su primer establecimiento. Estos hechos estaban destinados a animar a los educadores con la seguridad de obtener apoyo no solo moral sino material, cuando recordsemos que estos tesoros derramados profusamente en el regazo del Saber, vienen de un pueblo que estaba sangrando por todos los poros en el civil conflicto. Por bendicin de la Providencia haba caido una lluvia de riqueza i prosperidad sobre el pueblo de Nueva Inglaterra, mientras que la sangre de sus hijos se derramaba aun desde el Atlntico al Rio Grande, i
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La suma pagada por las ciudades i pueblos, por impuestos voluntarios, para el sosten de las escuelas pblicas (incluyendo solamente salarios de maestros, lea i cuidado de las piezas), fue de 1,536,314 pesos en 1865, 1,434,019 en 1864, lo que hace un aumento por este ao de 102,299, i sobre cualquier otro ao anterior de 35,833 pesos.Address of His Excellency John Andrew to the Legislature of Massachusetts, January 6, 1866. 115

desde el Ohio hasta el Golfo de Mjico, en cada estrecho, golfo, o baia, donde los truenos de Farragut, Porter i Dupont conmovieron el ocano, o sobre las montaas donde Hooker, por sobre las nubes, hizo llover rayos encima dla rebelin. Pero en los valles donde han quedado sus muertos, como las hojas marchitas de otoo, all brota el pasto fertilizado por la sangre de nuestros hermanos e hijos. En memoria de sus heroicas vidas, i agradecidos a sus sacrificios, no dejemos de sembrar la semilla de las ideas de Nueva Inglaterra, en el terreno arado con sus sables, i humedecido i enriquecido con su sangre, estableciendo all el espritu de libertad i verdad, i el indomable amor a la patria por la cual murieron." El Gobernador Andrew fue mu aplaudido al concluir este elocuente discurso. El orfen de nios cant en seguida el Tramp, tramp, con muchsimo efecto. El Presidente anunci entonces a la asamblea que el Seor Sarmiento, Ministro Plenipotenciario de la Repblica Arjentina, dirijiria, como habia sido anunciado en el programa de los ejercicios de aquel dia, algunas palabras en espaol, de cuyo significado daria cuenta el Profesor Greenleaf de Brooklyn. Para satisfacer la curiosidad de la concurrencia que a este anuncio avanz de los estremos de la sala hasta aglomerarse seoras i caballeros en torno del proscenio que hacia veces de tribuna de las arengas, aadi el Presidente algunos detalles sobre la Repblica Arjentina. Habanse circulado entre algunos unos cuantos ejemplares de un opsculo recientemente publicado en Nueva York con el ttulo de The Argentine Republic, its Resources, Character, and Condition. Apoyndose en sus asertos indic que aquel lejano pas gozaba de instituciones libres semejantes a las de los Estados Unidos; que habia completa libertad de cultos i que los habitantes se distinguan por sus costumbres hospitalarias, como la Repblica por los progresos que en todos respectos habia hecho en estos ltimos aos, teniendo muchos ferro-carriles en ejercicio i otros en construccin, i lneas de vapores que lo ponian en rpido contacto con la Europa, i otras que servian a la navegacin interior del Rio de la Plata, solo inferior al Mississipi en estension i caudal. Esta introduccin, tan favorable entre jentes como la que estaban all reunidas, que abrazan toda la Amrica del Sud en una confusa nocin de paises semi-brbaros entregados a incesante guerra civil, i la novedad de oir hablar en espaol, donde no habia entre dos mil personas sino el Profesor Greenleaf, de Brooklyn que lo entendia lo bastante para traducirlo, hizo que fuese acojida con singular inters la traduccin que se les dio de las siguientes palabras del Ministro: "SEORAS I SEORES: Tengo el sentimiento de no poder dirijir la palabra en ingles al Instituto Americano de Instruccin. Temera lastimar el oido de los mas instruidos e intelijentes maestros del mundo, si quisiera espresarme en un idioma que no poseo suficientemente. Dir pues dos palabras, servindome del mio. Dos grandes e imponentes espectculos, nicos hoi en el mundo he tenido la fortuna de presenciar en los Estados Unidos: La Revista en Washington de doscientos mil soldados que volvian a sus hogares cubiertos de gloria por haber salvado en cruentos campos de batalla las instituciones de su pas, i este trijsimo sptimo aniversario del Instituto Americano de
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Instruccin, en que bajo la direccin de hombres eminentes por su saber e intelijencia pasan revista los Maestros que preparan a la presente jeneracion, para no necesitar del terrible medio de la guerra; difundiendo a manos llenas la instruccin, que da solucin fcil a todas las cuestiones, por medio de la razn i de la ljica, que son el rifle i el can con que Dios dot al hombre. Tengo el honor de representar en los Estados Unidos de Norte Amrica, a las Provincias Unidas en Sud Amrica, i encargo de mi gobierno de estudiar los progresos de la educacin pblica de este pas, como el secreto de su prosperidad, libertad i grandeza; i en el Informe que habr de pasarle sobre los primeros resultados de mis investigaciones me mostrar envanecido de haberme hallado en esta reunin de sabios i de maestros, como dara cuenta de una grande victoria ganada por la civilizacin. Para probaros que algo ha andado nuestro pas en el camino en que tantos bienes han asegurado los Estados Unidos, os presentar en m mismo una prueba de que se estima en mucho la educacin. Yo soi, i me honro de ello un Maestro de Sud Amrica. He sido Superintendente de Escuelas i dirijido la educacin comn: he sido Senador, i contribuido a la sancin de leyes para difundirla: he sido ministro de Gobierno, i firmado decretos para la ereccin de cien edificios de escuelas. Soi Embajador, i como lo veis por mi solicitud en concurrir a este acto, i hallarme en medio de vosotros, me conservo aun, por simpata i vocacin, Maestro de Escuela. De mi pas solo os dar una idea. Cuando lleg la noticia de la trjica suerte que cupo al Presidente Lincoln, el Congreso Nacional arjentino, como la Convencin francesa al saber la muerte de Franklin, orden que el pueblo llevase luto, para honrar su memoria; i la Lejislatura del Estado de Buenos Ayres, que el primer pueblo que se fundase se llamara Lincoln para perpetuar su simptico nombre entre nosotros. Nuestras instituciones son las vuestras, i nuestros esfuerzos se dirijen a seguiros en el camino que dejais trazado a la imitacin de todos los pueblos." Mr. Wbite, Superintendente de Escuelas del Estado de Massachusetts, i sucesor de mi antiguo amigo Mr. Horacio Mann, de tan grato recuerdo para los amigos de la educacin pblica, tendr la. bondad de leer, si el tiempo lo permite, algunos pensamientos mios que os manifestarn en cuanto estimo yo personalmente la noble profesin del Maestro de Escuela." Para los objetos de este trabajo este es su lugar i sigue inmediatamente a la conclusin del acto, que vamos describiendo. Con esto se dio por terminadas las sesiones del trijsimo sptimo Instituto Americano de Instruccin, retirndose el Gobernador Andrew, i descendiendo los dems profesores i el Ministro argentino a la platea a mezclarse con la numerosa concurrencia, que se agrupaba en torno del husped a significarle sus simpatas con aquellas usuales demostraciones populares de los Estados Unidos que por el momento suelen hacer gravosa la carga de la popularidad.

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LECTURA DE SU EXELENCIA EL MINISTRO PLENIPOTENCIARIO DE LA REPBLICA ARGENTINA D. F. SARMIENTO.6 -----------LOS MAESTROS DE ESCUELA. LA naturaleza inanimada i las sociedades humanas presentan a cada paso ejemplos de efectos inmensos producidos por causas infinitamente pequeas. Los plipos del mar, seres vivientes que apenas tienen formas, han alzado, desde las profundidades del abismo hasta la superficie de las aguas, la mitad de las islas, floridas hoi, i habitadas por millares de hombres en la Oceania. Las catedrales gticas de la Europa, la maravilla de la arquitectura, en cuanto a sus detalles, colunatas, estatuas, rosetones, pinculos, i calados en la piedra, han sido obra de artesanos oscuros, de millares de albailes, cofrades de una hermandad, que trabajaban sin salario, en desempeo de un deber, un voto, o una creencia; sucedindose una jeneracion a otra, los aprendices a los maestros, hasta dejar sobre la tierra un monumento de la intelijencia, de la belleza, de la audacia i de la elevacin del jenio del hombre. Los Maestros de Escuela son en nuestras sociedades modernas esos artfices oscuros a quienes est confiada la obra mas grande que los hombres puedan ejecutar, a saber: terminar la obra de la civilizacin del jnero humano, principiada desde los tiempos histricos en tal o cual punto de la tierra, trasmitida de siglo en siglo de unas naciones a otras, continuada de jeneracion en jeneracion en una clase de la sociedad, jeneralizada solo en este ltimo siglo, en algunos pueblos adelantados a todas las clases i a todos los individuos. El hecho de un pueblo entero, hombres i mujeres, adultos i nios, ricos i pobres, educados o dotados de los medios de educarse, es nuevo en la tierra; i aunque todava imperfecto, vese ya consumado o en vsperos de serlo, en una escojida porcin de los pueblos cristianos en Europa i Amrica, en pases desde mu antiguo habitados, i en territorios cuya cultura data de ayer solamente, para mostrar que la jeneralizacion de la cultura es menos el resultado del tiempo, que el esfuerzo de la voluntad, i el movimiento espontneo i la necesidad de la poca. El caudal de los conocimientos que posee hoi el hombre, fruto de siglos de observacin de los hechos, del estudio de las causas i de la comparacin de unos resultados con otros, es la obra de los sabios: i esta obra eterna, multplice, inacabable, est al alcance de toda la especie. La prnsala hace libro, i el que lee mi libro con todos los antecedentes para comprenderlo, ese tal sabe tanto como el que lo escribi, pues este dej consignado en sus pajinas cuanto sabia sobre la materia. El humilde Maestro de escuela de una aldea pone, pues, toda la
Esta lectura es un escrito publicado en el Monitor de las Escuelas Primarias en Chile, i reproducido en los Anales de la Educacin en Buenos Ayres. Las singulares analojias con la lectura del Rev. Haven le dan su lugar aqu. 118
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ciencia de nuestra poca al alcance del hijo del labrador, a quien ensea a leer. El maestro no inventa la ciencia ni la ensea: acaso no la alcanza sino en sus mas simples rudimentos; acaso la ignora en la magnitud de su conjunto; pero l abre las puertas cerradas al hombre naciente i le muestra el camino; l pone en relacin al que recibe sus lecciones con todo el mundo, con todos los siglos, con todas las naciones, con todo el caudal de conocimientos que ha atesorado la humanidad. El sacerdote al derramar el agua del bautismo sobre la cabeza del prvulo, lo hace miembro de una congregacin que se perpetua de siglos al travs de las jeneraciones, i lo liga a Dios, Orjen de todas las cosas, Padre i Creador de la raza humana. El Maestro de Escuela, al poner en las manos del nio el silabario, lo constituye miembro integrante de los pueblos civilizados del mundo, i lo liga a la tradicin escrita de la humanidad, que forma el caudal de conocimientos con que ha llegado, aumentndolos de jeneracion en jeneracion, a separarse irrevocablemente de la masa de la creacin bruta. El sacerdote le quita el pecado orijinal con que naci, el maestro la tacha de salvaje que es el estado orijinario del hombre: puesto que aprender a leer es solo, poseer la clave de ese inmenso legado de trabajos, de estudios, de esperiencias, de descubrimientos, de verdades i de hechos, que forman por decirlo asi nuestra alma, nuestro juicio. Para el salvaje no hai pasado, no hai historia, no hai artes, no hai ciencia. Su memoria individual no alcanza a atesorar hechos mas all de la poca de sus padres i sus abuelos, en el estrecho recinto de su tribu, que los trasmite por la tradicin oral. Pero el libro es la memoria de la especie humana durante millares de siglos: con el libro en la mano nos acordamos de Moiss, de Homero, de Scrates, de Platn, de Csar, de Confucius: sabemos palabra por palabra, hecho por hecho, lo que dijieron o hicieron ; hemos vivido pues, en todos los tiempos, en todos los paises, i conocido a todos los hombrea que han sido grandes o por sus hechos, o por sus pensamientos, o por sus descubrimientos. I como si Dios hubiese querido mostrar a los hombres la importancia de la palabra escrita, el libro mas antiguo del mundo, el primer libro que escribieron los hombres, el libro por exelencia, la Biblia, ha llegado a nuestras manos al travs de cerca de cuatro mil aos, traducindose en cien idiomas, despus de haber sido ledo por todas las naciones de la tierra, i uniendo de paso a todos los pueblos en una civilizacin comn. Cuando el renacimiento de las ciencias, despus de siglos de barbarie, ensanch la esfera de accin de la intelijencia sobre el globo, la publicacin de la Biblia fue el primer ensayo de la imprenta: la lectura de la Biblia ech los cimientos dla educacin popular, que ha cambiado la faz de las naciones que la poseen; i ltimamente con la Biblia en la mano, i a causa de la Biblia, del libro primitivo, del libro padre de todos los libros, los emigrantes ingleses pasaron a Amrica a fundar en el Norte de nuestro continente los Estados mas poderosos del mundo, porque son los mas libres, i aquellos en que todos los hombres sin distincin de edad, de sexo, clase o fortuna, saben leer, cuanto deposita en libros la ciencia, el talento, el jnio, la esperiencia o la observacin de todas las naciones, de todos los tiempos. Todo un curso completo de educacin puede reducirse a esta simple
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espresion: leer lo escrito, para conocer lo que se sabe, i continuar con su propio caudal de observacin la obra de la civilizacin. Esto es lo que ensea el maestro en la escuela, este es su empleo en la sociedad. El juez castiga el crimen probado, sin correjir al delincuente: el sacerdote enmienda el estravo moral sin tocar a la causa que le hace nacer: el militar reprime el desorden pblico, sin mejorar las ideas confusas que lo alimentan o las incapacidades que lo estimulan. Solo el maestro de escuela, entre estos funcionarios que obran sobre la sociedad, est puesto en lugar adecuado para curar radicalmente los males sociales. El hombre adulto es para l un ser estrao a sus desvelos. El est puesto en el umbral de la vida, para encaminar a los que van recien a lenzarse en ella. El ejemplo del padre, el ignorante afecto de la madre, la pobreza de la familia, las desigualdades sociales producen caracteres, vicios, virtudes, hbitos diversos i opuestos en cada nio que llega a su escuela. Pero l tiene una sola regla para todos. El los domina, amolda i nivela entre s, imprimindoles el mismo espritu, las mismas ideas, ensendoles las mismas cosas, mostrndoles los mismos ejemplos; i el da en que todos los nios de un mismo pas pasen por esta preparacin para entrar en la vida social, i que todos los maestros llenen con ciencia i conciencia su destino, ese dia venturoso una nacin ser una familia con el mismo espritu, con la misma moralidad, con la misma instruccin, con la misma aptitud para el trabajo un individuo que otro, sin mas gradaciones que el jenio, el talento, la actividad o la paciencia. El maestro de Escuela en Europa i Estados Unidos perpeta las tradiciones morales, intelijentes i civilizadas de sus antepasados. Pero a la escuela se sigue el taller, que es otra escuela de trabajo i artes que .perpeta los conocimientos adquiridos i que Lcela riqueza fabril de la nacin; o las aulas donde se perpeta tambin la ciencia pasada, i se elabora su continuacin. Las artes i oficios, resultado prctico de la ciencia, educan al pueblo dndole medios de valerse a s mismo i de proveer a sus propias necesidades. Las bellas artes en Italia, los monumentos antiguos i modernos, las obras maestras de pintura, escultura i arquitectura que se ostentan por do quier, educan a la multitud que las contempla, elevando su espritu al conocimiento, aunque confuso, de la historia i de la grandeza humana de que nunca se cree desheredada. En Francia, a mas de estas causas, las necesidades del gusto esquisito que preside en sus productos fabriles, educan al pueblo, comunicndole las nociones indefinidas pero ciertas de la belleza, i hacindole adquirir los medios de reproducirla en su trabajo diario. Edcalo el ejrcito a que todos adhieren por la conscripcin; i el ejrcito francs en sus tradiciones i en su perfeccin es la historia moderna, el jenio de los grandes hombres, la aspiracin a la gloria, i la ciencia puesta a contribucion para numentar el poder del hombre. Edcanlo, en fin, sus fiestas pblicas, sus descubrimientos en las ciencas, i el esplendor que rodea el nombre de sus literatos, de sus sabios i de sus grandes escritores; edcanlo la baratura i la multitud asombrosa de sus libros, las lminas, la moda, i el espectculo de las grandes cosas. En Inglaterra el pueblo se educa por la animacin de sus poderosas fbricas, de sus injeniosas mquinas, de sus puertos cubiertos de millares de naves, de los productos
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do toda la tierra acumulados en sus mercados. Edcase por el jurado, por el parlamento, por la marina, que se comunica con todo el mundo, por el comercio que hace tributarias suyas a todas las naciones, por el correo que hace de la tierra una administracin inglesa. Edcase, en fin, por el espectculo de la agricultura mas racional, cientfica, i esmerada que se conoce, por los ferro-carriles i canales que cruzan todo el territorio, por el comfort i bienestar que se ostenta en la jeneralidad de las habitaciones, por la actividad que reina en todas las transacciones de la vida, por el respeto i eficacia de las leyes, por la libertad para seguir un propsito, pedir una reforma i consumarla por el concurso i agregacin sucesiva de una mayora de voluntades. En los Estados Unidos, a todos estos medios de educacin adense para completar la elevacin del pueblo, todas aquellas bendiciones producidas por la civilizacin en Europa, reproducidas all en mayor escala, i sin los inconvenientes i oposiciones que all las deslucen. La riqueza creciente sin la pobreza desesperante; la necesidad sentida, con los medios de satisfacerla; la tierra a precios nfimos; la educacin preparatoria como el vestido, como el templo, como los derechos sociales, como el wagn del ferro-carril, como el diario, como la mesa electoral, comunes a todas las clases, a todas las condiciones, sin rei ni plebe, sin ricos ni pobres, sin sabios ni ignorantes, sino todos mandando i obedeciendo, poseyendo i sabiendo, en un nivel imperceptible a la vista aunque hayan diferencias grandes; pero todos sintiendo reproducirse en s mismos las calidades o las adquisiciones que re envidiaran en los otros. El xito de sus libertades e industria, la serie inaudita de sus prosperidades, son medios de educacin popular tan completos, tan eficaces como la historia entera del mundo no presenta iguales. Qu efecto puede producir en una nacin la imitacin de sus hroes i de sus grandes hombres, cuando estos son Washington, la justificacin de los actos, Franklin, el ensayo de la moral, de la industria i de la propia educacion, para llegar a la gloria i a la ciencia; i por antepasados Penn, "Winthrop, los Padres Peregrinos i Williams, i tantos otros sin que a ellos se mezcle ni un conquistador, ni un malvado afortunado, ni un tirano, ni un criminal glorioso? Pero el pueblo de Sud-Amrica se mueve en otro terreno, i para mostrar la importancia del maestro de escuela en el seno de nuestras sociedades, queremos trazar aqu sus principales lineamentos. Entre dos elementos opuestos estamos arrojados, i a ellos nos ligamos por uno u otro cabo. Por alguna de Ias estremidades del territorio que ocupan nuestras poblaciones cristianas, asoma el toldo del salvaje, bajo cuyas improvisadas techumbres se muestra la naturaleza en todo su abandono. El hombre feroz en sus instintos, imprevisor eh sus medios de existencia, desconfiado por ignorar las causas i sus efectos; inhumano por la conciencia ntima de su inferioridad i de su impotencia; rudo en sus gustos; inmoral por imperfeccin de su conciencia del bien: violento en sus apetitos por la dificultad de satisfacerlos; pobre, porque no sabe dominar la naturaleza, someter la materia, ni comprender sus leyes; estacionario en fin, porque no teniendo pasado no prevee un porvenir; vive porque ha nacido; i muere sin dejar a los suyos ni propiedad, ni legado de ciencia, de gloria o de poder. En la tribu a
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que pertenece, en l nace la existencia, en l muere todo su ser. Este espectculo no lo conoce de siglos atrs el mundo civilizado; i si en la Amrica del Norte existen salvajes, la sociedad culta est tan avanzada, que la presencia de aquellos es mas bien un antagonismo que una remora. No sucede as entre nosotros. Pases hai donde como en el Per i Bolivia, la tribu salvaje est incorporada en la sociedad cristiana, con su toldo en lugar de casa, con su idioma rebelde a la dilatacin de los conocimientos; con su vestido secular que apenas cubre la desnudez orijinal; i con su destitucin de todos los medios que la civilizacin ha puesto en manos de los hombres para su mejora i bienestar. En otros paises como Chile i la Repblica Arjentina, el salvaje, antiguo habitante de estas comarcas, ha sido domesticado por la obra de tres siglos, desagregado de la tribu, interpolado, mezclado en la sociedad de orjen europeo, i ha adquirido su idioma, sus usos i los primeros rudimentos de la cultura; pero en cambio ha trasmitido a nuestras masas muchos de sus defectos de carcter antiguo, i muchos de sus usos. Del salvaje americano nos viene el rancho, sin puertas, sin muebles, sin aseo, sin distribucin de las habitaciones, i las incongruencias i falta de decoro i de dignided de la familia, hacinada en confusa mezcla en reducido espacio, donde come, duerme, vive, trabaja i satisface sus necesidades. Del salvaje antiguo procede la propensin al robo, al fraude, que parece innata en nuestras clases bajas, i los apetitos crueles que se han desenvuelto en las guerras civiles. De orjen salvaje es el poncho, ese pedazo de tela que encubre el desalio del vestido, i crea un muro de divisin entre la sociedad culta i el pueblo. En los Estados Unidos no hai poncho, i todos los hombres son iguales, porque el vestido europeo, civilizado, aseado, cristiano en fin, es comn en todas las clases. El chiripa es todava otro pedazo de tela, que los salvajes han enseado a llevar en el cuerpo a los cristianos, haciendo que estos se degraden hasta su condicin i esterioridades, en lugar de haber ellos adoptado nuestros usos. Yo he visto una divisin de indios salvajes, ladrones de caminos, en la provincia de Santa F, formada al costado de nuestras divisiones cristiacas de caballera, i en nada ni en el traje del jinete, ni en los arreos del caballo, poda a primera vista distinguirse el que era de orjen europeo i el que sala del seno de los bosques americanos. Estos restos de barbarie, estas aparencias semi-salvajes, producen resultados sociales e industriales que son fatales a la sociedad en jeneral, i embarazan el progreso i a veces lo matan, sostituyendo en el gobierno i direccin de los negocios la violencia indjena al derecho civilizado; la crueldad salvaje ala humanidad cristiana; el robo i el pillaje en los caminos a las garantas de la propiedad. De aquel orjen procede la inmovilidad de nuestras clases trabajadoras, su casi desapego a los goces i comodidades de la vida, su neglijencia para adquirir, su falta de aspiracin a una condicin mejor, su resistencia para la adopcin de mejores medios de trabajo, de mayores comodidades, de vestido mas elaborado i completo. A aquella causa tambin puede referirse la indolencia con que la sociedad culta ve perpetuarse estas tradiciones imperfectas, inadecuadas a nuestra situacin presente, preadas de amenazas para el porvenir en unas partes, fecundas en terribles lociones en otras, improductivas de riquezas i
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bienestar en todas, i un embarazo permanente, para el engrandecimiento i prosperidad de la nacin, que decora con el nombre de ciudadanos a estos seres estacionarios, rebeldes a la cultura, ineptos para el trabajo intelijente, indisciplinados para la vida poltica que nos imponen nuestras instituciones. El maestro de escuela, arrojado en medio de nuestras poblaciones de campaa, estar all por mucho tiempo como el guarda de un telgrafo de brazos en medio de un desierto. Su misin es llevar a las estremidades la vida intelectual que se ajita en los centros. Su tarea es sembrar todos los aos sobre terreno ingrato, a riesgo de ver la mies pisoteada por los caballos, con la esperanza de que uno que otro grano cado en lugar abrigado se logre. El nio con tanto afn educado volver al seno de la familia, i el rancho, el desaseo, la desdeosa indiferencia del padre, la rudeza de la madre, destruirn del todo, o debilitarn en parte los frutos adquiridos. La atmsfera misma en que vive, las costumbres que presencia, el atraso que lo rodea, el aspecto de las cosas, la casa, el arado, la manera de cosechar, las relaciones sociales, todo conspirar para debilitar el jrmen de mejores ideas que recibe en la escuela. El abandono de las autoridades, la falta de estmulos, la indiferencia de los padres llevarn al seno de la escuela misma, la monotona i el desencanto. Pero principiemos la obra i sigamos paso a paso sus progresos. Desde luego cien nios se renen bajo la direccin de un maestro de escuela. El hecho solo de salir cada uno del estrecho circulo de la familia, de la presin de su modo de ser habitual, la reunin de un grupo de seres bajo una autoridad, echa en el nimo el primer jrmen de la asociacin. Es preciso obedecer, es preciso obrar, no ya conforme a la inspiracin del capricho individual, sino en virtud de una cosa como deber, segun un mtodo como regla, bajo una autoridad como gobierno, COT un fin que se dirije mas all del tiempo presente. He aqu ya la moral inculcada, la naturaleza rada sometida, disciplinada, Mos moris, la costumbre; el hbito diario de obrar, de dirijir las acciones a un fin. Dcese de las matemticas que son la disciplina de la razn; las escuelas por el solo hecho de asistir a ellas, a horas lijas, con objeto determinado, son la disciplina de las pasiones en jrmen, en desenvolvimiento. No se puede en ellas gritar cuando se quiere, ni reir, ni correr, ni pelear, ni comer; la vida social comienza, i deja trazas imperecederas en el espritu i en las costumbres futuras del que va a ser hombre. La estadstica do todos los paises ha probado este hecho sin comprenderlo. El saber leer mal, sin haber hecho uso de la lectura como medio de instruccin, se ha encontrado que es preservativo contra el crimen, puesto que son menos relativamente los criminales de esta clase, que los que da en cifras abultadas la masa del todo destituida del primer rudimento del saber. Qu ha podido influir este comienzo estril de enseanza en la moralidad del individuo? Nada. Es la Escuela. No se aprende a leer de ordinario sino en la escuela; i la escuela moraliza los apetitos, educa el espritu, domestica, subordina las pasiones. La escuela congrega a los hombres en jrmen, los hace frotarse todo el dia sin ofenderse. El instinto del nio lo lleva a buscarle camorra a otro nio de su edad i fuerza que encuentra en la calle: el hbito diario de ver cien nios en la escuela bajo las
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mismas condiciones, le quita este sentimiento hostil; i el espritu pendenciero del hombre natural, que mas tarde se traduce en pualadas i homicidios, queda sufocado o dulcificado en la fuente. El alma, por otra parte, se sirve de rganos materiales para sus funciones, i es susceptible por el uso de robustecerlos i perfeccionarlos. El novillo endeble se convierte en buei fornido a fuerza de ejercitar sus msculos de traccin. La memoria, el juicio, la percepcin de las analojas i de los contrastes, se afinan, se desenvuelven con el mas pequeo ejercicio de la intelijencia. Aprender a leer, por el solo hecho de ejercitar en ello las facultades mentales sin aplicacin a los fines de la lectura, causa una revolucin en el espritu del nio, lo mejora, lo dilata. Centenares de hombres han principiado i abandonado estemporneamente el estudio, olvidando lo que haban aprendido. Los que han cursado las aulas han olvidado todos, o casi todos los testos: personas que solo estudiaron el latin i eso mal, (i saber latin para los negocios de la vida, para la adquisicin de conocimientos, si no son profesionales, es como saber la quichua para el comercio); i sin embargo es un hecho averiguado que esos hombres que abandonaron el estudio, esos estudiantes de latin tienen la razn mas desenvuelta que los que nada estudiaron. Una vez en una reunin de hombres que queran aprender a leer, llamme la atencin el aspecto de un joven envuelto como los dems en su poncho. Pero V. sabe leer i escribir perfectamente, le dije. Si me hubiese contestado que no, habra sentido el mal estar i desazn que produce la vista de signos opuestos a los que es natural, como cuando un hombre se rie sin mover los msculos de la cara. Sabia en efecto leer i escribir con cierta perfeccin, hemos visto mas tarde dos hermanos, idnticos en su fisonoma, metal de voz, alto i color. Faccion por faccion eran idnticos como jemelos; en el conjunto de la fisonoma eran dos hombres diversos; el uno parecia mayordomo de la casa del otro. El uno habia recibido una buena educacin completada por el trato de la alta sociedad, el otro habia permanecido consagrado a las tareas del campo. La intelijencia transforma la fisonoma, la aclara i da dignidad i soltura a la postura en reposo de los msculos de la cara. La escuela, pues, cuando no produjese mas resultado que ejercitar en hora temprana los rganos de la inteligencia, subordinando un poco las pasiones, seria un modo de cambiar en una sola jeneracion la capacidad industrial del mayor nmero, como su moralidad i sus hbitos. Est probado, fuera de toda duda, que el saber leer, es motivo de producir mas i mejor en las fbricas. Cmo se produce el fenmeno seria materia de conjetura; pero el fabricante no se engaa: las mujeres que no saben leer ganan diez centimos, los que saben treinta pongo por caso, i la que ha enseado a leer cuarenta, haciendo la misma obra al dia. Pero la escuela moderna, la escuela tal como puedo ser en Amrica, no se limita en sus resultados posibles a esos misteriosos o imperceptibles de los primeros rudimentos de la cultura. Emprendamos la obra con certeza del fin, i con los medios ya esperimentados, i los efectos se harn sentir bien pronto. Tenemos ya el maestro, traedle los discpulos. La lectura ha dejado ya de ser un suplicio para el nio, i el tormento de aos de aprendizaje. El castellano es despus del italiano el idioma mas iejible por la simplicidad de
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su ortografa. La ljica mas severa domina en su escritura. Escrbese como se pronuncia, pronunciase como se escribe. El libro rudimental desciende hasta la limitada capacidad del nio, para iniciarlo por grados e insensiblemente en los libros de los hombres. Esta dificultad est allanada. No hai que luchar con la rutina; la rutina ha cedido ante la esperiencia i los resultados. Falta empero la escuela, falta el edificio cmodo, aseado, ventilado, espacioso, con fuego en invierno, con sombra i aire en verano. Qu edificio es aquel que se divisa en la perspectiva, blanco, elevado, de elegantes proporciones? Es la escuela del lugar, bajo cuyo techo ha pasado la presente jeneracion tres o cuatro aos. Cuando esa jeneracion sea hombres i mujeres, el rancho desaparecer poco a poco, la chimenea animada i confortable, alegrar el hogar domstico. Cmo queris que se desasocien aquellas ideas? Pero donde est el libro que ha de leer cuando haya aprendido a leer, el libro que ha de iniciarlo en las cosas de la vida? Este libro no se har esperar. La agricultura necesita libros: la guerra necesita de libros, la cria de ganados necesita de libros, la escuela necesita de libros, i hasta la creencia relijiosa, difundida hasta hoi por la tradicin oral necesita ya de libros. Enseemos a leer, a leer bajo todas sus faces, con toda la posible preparacin para leer con fruto (la jeografa es elemento de lectura; la aritmtica es leer; el dibujo lineal es objeto de lectura como la escritura misma), i cambiaremos los destinos del pas, sustituyendo al pueblo que han dejado promaucaes, espaoles i araucanos, inepto para el progreso, un pueblo capaz de seguir al mundo industrial moderno en la rpida marcha que lleva. Estos vapores que ajitan las aguas de nuestras costas, no son la obra nuestra; esas manufacturas que nos visten no son la hechura de nuestras manos; esos caminos de hierro que ya penetran hasta el pie de nuestras cordilleras no son la combinacin de nuestro espritu. Medios auxiliares de educacin popular, pero que acusan nuestra vergonzosa impotencia i nulidad, son la obra de otros; es la cultura ajena que desborda de su pais natal i entra ya por nuestras casas, nuestras calles i nuestros campos. Enseemos pues a leer esos caminos de hierro, esos telgrafos elctricos, esos vapores, que as como las obras de la naturaleza narran la gloria de Dios, as ellos van narrando, por todos los paises de la tierra, la gloria i el poder de las naciones que han cultivado la inteligencia, i prodigado los medios de conocer i participar del caudal de luces que ha atesorado la humanidad. Esta es la obra del maestro de escuela. Otra sublime pero humilde, humildsima, que no lo olviden los que tan santo ministerio desempean. Son mezquino instrumento de producir a la larga maravillosas transformaciones!

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BENEFICIOS INDIRECTOS DE LA EDUCACION. LECTURA POR EL REV. ERASTUS OTIS HAVEN, PRESIDENTE DE LA UNIVERSIDAD DE MICHIGAN. MUCHAS veces se ha dicho del clebre naturalista Cuvier, con aquella admiracin que nos causan las pruebas sorprendentes de un mjico, que bastaba presentarle un solo hueso de un animal fsil, para que sin mas que eso reconstruyese la pintura del animal entero. Este poder de reconstruccin es un gran facultad, que no est solo limitada a la produccin de megaterios, mastodontes i otros monstruos que la ciencia, volviendo el telescopio proftico, ve vagando en los primitivos dias de la tierra. Emplea esta facultad tambin el arquelogo en la crtica de los escritos antiguos, ya sean sagrados ya profanos. Qu elocuente maestro es para el numismtico perspicaz una medalla antigua, o una inscripcin en lengua desconocida para el anticuario! La facultad analtica ha sido apurada para descifrar la fragmentaria historia de los antiguos tiempos. I aunque el entusiasmo haya sido burlado, a veces intencionalmente, en "casos recientes," a merced de finjido moho, las reales hazaas sin embargo de la inteligencia humana exitan nuestra mas grande admiracin. Requiriendo esta facultad de la mente agudeza en la percepcin i comprensibilidad de jeneralizacion, puede tambin ser empleada en las cosas modernas, i el que la posea estar habilitado no solo para reproducir lo pasado, sino tambin para comprender lo presente, i proveer ambas cosas para lo futuro. Esta facultad debiera ser directamente ejercitada i disciplinada en nuestras escuelas, en una serie de estudios que habran de seguir naturalmente a las Lecciones sobre Objetos. El alumno no solo describira lo actual, pasado, presente o futuro, con solo fragmentos imperfectos de los objetos que a su observacin se someten. Debiera ensenrsele a ser creador, tanto como observador, porque solo el que puede crear es capaz de dirijir. Si tomamos por ejemplo un microscopio, qu puede inferirse con propiedad del pueblo que invent i emple semejante instrumento? Recordad la observacin, el conocimiento de la luz, de la qumica, el injenio mecnico, la curiosidad requisitos para su invencin, la necesidad de leyes para tal pueblo, la divisin del trabajo i las ciencias paralelas cuja existencia revela, i tendris materiales de investigacin que no solo ejerciten las mas altas facultades del alma, sino que dispondrn al que lo haga a resolver los mas arduos problemas de la vida actual. Cmo pululan los pensamientos dentro de un rel, en una contrasea de ferro-carril, en una estampa de la posta, en un billete de banco! Si uno de estos objetos se encontrase en las ruinas de Pompeya o de Herculano traera una revolucin en nuestras ideas sobre la sociedad romana. Una nacin tiene su vida orgnica; i as como para el fisiolojista, un fragmento de hueso o de carne, o una gota de sangre, es suficiente a revelarle lo humano para distinguirlo de los grados inferiores de la vida, as el mas subalterno objeto puede muchas veces descubrir la vitalidad de la nacin. 'No puede presentarse prueba mejor de la vida de un pueblo que
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alguna de sus escuelas. Si queris ver en miniatura las fuerzas i los desarrollos de la civilizacin moderna, echad una mirada sobre cualquiera de nuestras escuelas pblicas. No ha de ser un Cuvier quien no halle en ellas muestras del tipo, plan, idea de toda la vitalidad de la nacin. El corazn solo de un animal mostrara si es de los de sangre caliente, o fria: si su estructura es simple o complicada; si marcha sobre la tierra, nada en las aguas, o se mueve en el espacio. Una escuela sola es suficiente para revelar la naturaleza i poder de la nacin. Hechemos a la aventura una mirada sobre uno de esos objetos que tanto dicenuna escuela pblica Americana. Escojeremos una de las mas perfectas en su jnero. Esteriormente, el edificio es bello i atractivo, una de las mas notables fbricas del lugar. En torno de ella se estiende una estensa rea, sombreada en verano, abrigada en invierno, donde chicos i grandes puedan entregarse a aquellos naturales ejercicios jimnsticos, por los cuales el cuerpo se hace correspondiente vehculo para llevar una alma bien desenvuelta i poderosa. Si penetris por sus puertas no encontrareis aquellos altos asientos que eran para los nios mas chicos un tormento, haciendo colgar sus pies, como las alas quebradas de una ave, i de donde provenian enfermedades del espinazo, sino asientos ajustados a la divina forma humana. Cunta sabidura fsioljica, cuan paternal bondad, cuan sagaz solicitud por la felicidad humana, cuan patritica atencin a la fuerza, i perpetuidad de una nacin no muestra la forma i tamao del asiento en que ha de sentarse el nio en la escuela! Un asiento imperfecto est proclamando la barbarie moral o intelectual de un pueblo. Veo tambin que en esta escuela no estn blanqueadas las murallas, sino que la naturaleza de los objetos que en ellas se han colocado para ejercicio e instruccin de los nios, i para que sin pensar en ello influyan sobre el temperamento, felicidad presente, alma i corazn del pueblo, muestran el carcter actual de la comunidad. Estn revestidas con objetos de arte? No veis en torno nuestro los aparatos ilustrativos de las leyes de Dios, en el movimiento i vida material? No est sobre la mesa del maestro un ejemplar de la sagrada escritura, con visibles seales de frecuente uso? Recorramos todos los salones del edificio, i observemos la clasificacin de los alumnos, los libros que leen i estudian, el lenguaje que usan entre s, i cuando hablan con el maestro, la manera de pensar, i no dejaris de veer que mejor que en un tribunal, mejor que en la Legislatura, mejor que en el campamento i en la marina, en una escuela puede verse como en cuerpo el carcter moral e intelectual de la nacin. Las tres grandes fuentes de poder positivo en esta nacin son la escuela, la iglesia i las inteligencias individuales que llevan la delantera. Todas tres estn ligadas entre s; pero cada una tiene su asiento i poder propio. Estas i la sociedad se afectan recprocamente, de la misma manera que la locomotiva i la carga que lleva en pos se afectan entre s. Si la locomotiva cesa de ejercer un nuevo poder, continuar movindose sin embargo un tiempo, por el conservatismo i poder previamente desenvuelto de la carga, i las dos se regularan una a otra: as las escuelas pueden ser sostenidas por la sociedad i correr por un tiempo despus de muertas; pero mas tarde o mas temprano se desvirtuar esta conservacin de fuerza, a
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causa de la friccin de la vida. La escuela es uno de los canales de vida, por cuyo medio, en bien o en mal, se distribuyo fuerza positiva a la nacin. Tanto se ha hablado ya de las mas directas i obvias ventajas de la escuela que no necesita esto examen; pero hai otros caminos por donde sus influencias se ejercen, i manifestaciones mas remotas de su poder, que bien valen la pena de considerarlos. Las obras de Dios muestran lo infinito de su perfeccin en la simplicidad de su estructura, i en la diversidad de sus benevolentes productos. El sol, por ejemplo, fue por millares de aos admirado, i aun adorado por algunos como la fuente de la luz i del calor, i estas eran todas las bendiciones que de l eran conocidas: pero la ciencia nos ensea que tambin sabe pintar un retrato, o preservar segun lo queramos la pintura que deseemos hacer permanente; mas, que es la fuente de todo nuestro movimiento i vida material. El suspende el ocano i levanta las nubes; rene los arroyuelos en el ancho i corriente rio; estiende la endeble raicecilla, i se estremece en las hojas, i se sonre en las flores; mueve la poderosa mquina, i ajita las alas del insecto. No habr de aumentar nuestra admiracin por el sol, i hacer mas profunda nuestra adoracin de su Creador, el apercibir cuan numerosos i complicados son sus efectos? I sin embargo, el mismo principio se manifiesta en cualquiera otra obra de Dios. Cada una en todo, i todo en cada una. El hombre que solo ve las ventajas directas de nuestras escuelas, o solo tiene en cuenta aquellos argumentos que se hacen valer para persuadir al pueblo a que d contribuciones para tener mejores escuelas o maestras, o ante las lejislaturas, cuando se quiere aumentar el fondo de escuelas, siente no pocas veces que las escuelas no corresponden siempre al dinero o al trabajo que se invierte en ellas. No hace mucho que uno de nuestros mas populares diarios traia un elaborado editorial que fue citado por todo el pas, describiendo lo intil do la educacin obtenida en nuestras escuelas comunes. Su manera de argir era ad hominem, bien calculada para engaar a los poco entendidos. Qu recuerda uno de todo lo que ha aprendido en la escuela? llaga la prueba de recordarlo el que se halle en los primeros aos, i no haya tenido ocasin de repasar los estudios de su infancia. Podra V. nombrar ahora como entonces todos los ros? Puede V. decir cules son las capitales de todos los Estados, su lonjitud, latitud i poblacin? Puede V. citar todas las reglas de la gramtica con sus escepciones? Podra V. espetarnos aquellas lecciones de historia como antes? A que no me da el nombre de todos los soberanos de Inglaterra? Hganos or aquellas tablas de pesos i medidas que cuando nio repeta sin equivocarse en una pulgada o en un grano. Se atrevera V. a medir en una botica una receta, en que va la vida o la muerte, sin mas que lo que recuerda de la tabla que cuando nio repeta como un loro? No se ve V. forzado a decir en tono de humildad mas bien; "cuando yo era nio, hablaba como nio que era, entenda como nio, pensaba como nio; pero desde que fui hombre me dej de esas nieras?" I bien, no s lo que a otros les pasa; lo que es yo, varias veces he olvidado todas las cosas que antes sabia. Ni la dcima parte retengo en la memoria de lo que aprend hiendo muchacho de escuela o en el colejio; i me
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inclino a creer que a todos les pasa cosa parecida. En mi juventud he enseado partida doble i sencilla, i ahora, sin un estudio especial no seria capaz de llevar bien los libros de un pulpero. No podra fiarme de mi memoria de las tablas de medidas para resolver un problema cualquiera en cosa que tocase a mi inters. Tendra para esto que consultar el libro. No todos estamos constituidos del mismo modo. Algunos retendrn todos los detalles de lo que una vez supieron; pero en compensacin carecer de otras facultades del pensamiento. Nen omnes omnia possurrus. Cuando se acerc a Temstocles un profesor de mnemotecnia ofrecindose a ensearle a recordar cuanto hubiese una vez sabido, sabiamente esclam: "Quin nos ensear el arte de olvidar?" Pocos de entre nosotros necesitan del ausilio de este arte; i sin embargo, convendra en nuestra miseria, poseerlo. Demos de barato pues, que parece olvidada la mayor parte de las cosas que nuestros nios aprenden en las escuelas. Qu se sigue de ah? Que son intiles nuestras escuelas? Que es tirado a la calle el trabajo de nuestras escuelas? "Oh! qu conclusin tan pobre i deleznable." Conclusin semejante solo demostrara la imperfeccin de la educacin del que la saca, i su incompetencia para dirijir ahora la opinin pblica. No solo a adquirir conocimientos mandamos nuestros nios a la escuela, sino a aprender a adquirir conocimientos; no a atesorar simplemente i retener hechos, sino a adquirir la facultad de someter los hechos a su voluntad, i apercibir i manejar este poder. El nio que hoi dia aprende a decir la hora i minutos que marca el rel, puede olvidarse maana de la hora precisa en que el primer rel fue para l prcticamente un cronmetro ; pero nunca, en adelante, aunque hubiese de vivir tanto como Matusaln perder la facultad de decir qu hora es. Son principios, procederes, facultades, i no hechos simplemente lo que deseamos adquirir. Tanto valdra exijir del nio que llevase siempre consigo todo lo que se ha echado en sus bolsillos, como exijirle que retenga todo lo que ha aprendido. Pueden trascurrir muchos aos sin que un hombre que haya aprendido a nadar entre en el agua; pero cuando lo intente, si bien sus msculos habrn de mostrarse dbiles por falta de ejercicio, i sus primeros movimientos ser embarazados, bien pronto volver a nadar, i romper las olas con tanta maa, sino con igual fuerza que antes. Conoc una vez a un graduado de la Universidad de Dublin, que dominado por la intemperancia se hallaba en este pas en penosas circunstancias, por lo que algunos de sus amigos lo inducan a dedicarse a la enseanza. Pero objetaba, para intentarlo siquiera, que se le haban olvidado varias de las letras del griego, i no se crea capaz de pronunciar correctamente una sentencia en prosa de una pajina escrita. Pero pocas semanas le bastaron para revivir su antiguo conocimiento, con lo que lleg a ser uno de los mejores maestros de griego. Nunca olvidan los hombres enteramente nada de lo que han aprendido. El olvido es solo superficial. El alma humana es un palimpsesto escrito i vuelto a escribir encima. Las escrituras i pinturas primeras que quedan abajo, ah quedan siempre. Ellas reaparecen por una facultad interna muchas veces, i muchas mas todava recompensan al poseedor que se esfuerza en
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revivirlas. Esto se aplica principalmente a lo que se aprende completamente por la sola razn. Pueden olvidarse sonidos, olores, vistas, sentimientos, pero nunca perderse la facultad de ver o sentir con precisin, ni las intuiciones de la razn. Bien puede una persona olvidar la latitud i lonjitud de un lugar, pero nunca lo que es lonjitud i latitud. Por tanto los pensamientos, i el hbito de pensar, que duran, son de mas valor que palabras, o aun hechos, que pueden no durar. Puede demostrarse que la facultad de leer con intelijencia, de usar de los nmeros para los negocios ordinarios de la vida, los principios fundamentales, i no simplemente los hechos de jeografa, i el arte de pronunciar i escribir correctamente, son por s solos dignos de todo el gasto de dinero, tiempo i trabajo que el pueblo prodiga en nuestas escuelas. Pero aun todas estas ventajas son solo una pequea parte del provecho que se saca de las escuelas. Las ventajas indirectas sobrepasan a las directas. Lo que no ha sido, con suficiente intelijencia, buscado, sino hallado, vale mas que lo que se iba buscando. Entre estas ventajas indirectas ha de contarse la disciplina de las pasiones sociales. El instinto que nos lleva a asociarnos puede ser sabia i sistemticamente desenvuelto en nuestras escuelas. No es este un instinto terreno, sino un elemento del alma inmortal. Muchos animales son gregarios; i algunos de entre ellos tienen admirables organizaciones sociales que les han sido concedidas por su Creador; pero el hombre necesita someter el instinto a cultura i a sistemtica regulacin. La naturaleza social del hombre es inmortal, i de ah le viene su carcter. El hombre empieza dbilmente a sentir esta pasin, pero es capaz de indefinido desarrollo. Los nios de un vecindario, si se les deja a sus anchas, no carecern de organizacin social, se concertaran entre s; pero esta unin no ser ni benfica, ni saludable, ni simtrica. Al principio asumirn "el estado salvaje," que, aunque no sea el estado en que el hombre fue creado, es sin embargo, para el hombre inculto "el estado natural." Dividirnse en bandos hostiles uno a otro, deprdatenos e injustos. Como otros salvajes, tendrn sus jefes, i sus guerras, i conquistas, i esclavitud. Las mas bajas pasiones prevalecern al principio. La fuerza fsica, la mayor edad, o el mayor saber dominaran tirnicamente. A la verdad las peores formas de gobierno, sin escluir despotismos, oligarquas, castas i esclavitud nacern espontneamente en todo vecindario do nios incultos. Al ver tal estado de cosas concluirais en que no andaba mui descaminado Hobes cuando dijo que "la guerra es la natural condicin del hombre." Los salvajes, hombres i mujeres, no son mas que nios grandes incultos, que no han ido a la escuela. Toda la filosofa de la historia puede estudiarse en un vecindario de nios i nias. Ahora, las escuelas remedian todo eso. Ellas organizan a los nios i a la juventud en una comunidad; somtenlos al dominio de una lei; los humanizan, civilizan i pulen. Alzanlos sobre la plataforma del siglo diez i nueve, i les subministran un buen arranque. Sin eso se veran condenados, como otros salvajes, a partir desde la parte baja del plano ascendente de la sociedad.
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De este modo cada defecto del nio recibe un suplemento abundante. Nios hai precozmente resueltos. Acostumbrados a gobernar a sus padres (porque bien sabis que es cosa sentada que hai hoi tanto gobierno domstico como antes, pero que con mas frecuencia gobiernan hoi los hijos a los padres, de donde sacan que antes los padres gobernaban a sus hijos)estos nios acostumbrados a gobernar a sus padres son enviados a la escuela. Pronto entran en contacto con la leiblanda, racional, pero lei inflexible. Es una sensacin del todo nueva, pero de la que mucha necesidad tenian. Mas bien que sea entonces no algunos aos despus. Ahora se llevan en paciencia los castigos; no es lo mismo cuando son penitenciarias i crceles. Una dlas mas grandes ventajas de las escuelas es la humillacin del taimado orgullo del nio, i hacerle comprender que el mundo no est limitado por su propia casa. Pero hai una clase opuesta de nios, sensibles, recelosos, encojidos. Quien no ha visto en las escuelas, sobre todo cuando ya entran grandes, esos nios que de todo i por todo se les vienen los colores a la cara, i que no se acuerdan por lo pronto de su nombre i edad si de golpe son interrogados: nios que no aciertan a responder a lo que se les pregunta, i no saben que hacer con pes i manos? Desde luego la escesiva desconfianza i encogimiento no pueden vencerse con instrucciones tericas. Preciso es hacerlo por la experiencia prctica de la sociedad. La modestia i aun la desconfianza son buenos sntomas en un nio, por cuanto muestran que hai en aquella alma un profundo sentimiento de lo que es propio, i una sensibilidad nativa que es susceptible de transformarse en la mas refinada cortesa. En seguida, una de las mas grandes ventajas de las escuelas es la de reunir a los alumnos, acostumbrarlos a la sociedad, rompiendo con todas las distinciones que tienen por base solo cualidades accidentales o ficticias, i organizados en comunidades bajo bases racionales. No trepido en confesar que para m esto, incluyendo una sujecin justa a la lei, es la ventaja mas grande de nuestras escuelas. A este respecto, ellas son la base misma de nuestra sociedad. No son solo la piedra angular, sino gran parte de la base sobre la cual reposa el edificio de nuestra sociedad. Para lo que es adquirir conocimientos, un espritu bien maduro aprender mas en una semana, que lo que un nio de diez podr aprender en un ao. Mucho se habla ahora de lecciones de objetos, para los nios de las escuelas primarias, i observadores inespertos se asombran al ver la facilidad i volubilidad con que chicuelos de cinco a ocho aos describen hojas, tallos, plantas, flores, i cuanto Dios cre. Mui bueno que es todo esto i mu de corazn que lo apruebo; pero no os habis fijado en que el maestro est mas familiarizado con estas cosas que el discpulo, aunque no se hubiere ocupado de ello hasta que tom la clase, i desde entonces solo les haya dado quiz menos de media hora diaria de estudio aparte? Si hago de esto mencin, no es por rebajar el estudio de objetos, o de hechos, u otros estudios do nios, sino solamente para mostrar que no es precisamente lo que, ni cuanto, aprenden, lo que hace valiosas las escuelas para los jvenes. Es que en ellas adquieren el hbito de aprender, la facultad de
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aprender. Es tambin que en ellas estan organizados en comunidad, natural i armoniosamente desenvuelta en lo que llamamos vida civil. Los que hayan tenido ocasin de examinar el voluminoso Informe de una comisin parlamentaria, nombrada en Inglaterra en 1861, para investigar la condicin de sus grandes i principales escuelas clsicas, no habrn dejado de encontrar en aquel informe grandemente confirmado el principio porque vengo abogando. De este fiel informe, sabemos que los millares de alumnos de aquellas escuelas de que las Universidades de Cambridge i Oxford so proveen de estudiantes, nada aprenden de ciencias naturales, casi nada de idioma moderno alguno sino es el propio : que tan deficientes son en el ingles, que la mayora de ellos no puede pronunciarlo correctamente para entrar en la Universidad; i todo su bagaje de matemticas se reduce a las cuatro primeras reglas, i fracciones decimales; gastando su enerja en el aula, por la mayor parte en aprender latin i griego ; los cuales siendo de ingrato estudio, i no atemperados por otros, son imperfectamente comprendidos. Pero no es a esta triste deficiencia a lo que quiero llamar la atencin. ha sido sin miramiento puesta de manifiesto, i mas hoi mas maana, confio en ello, la reforma ha de venir. Tambin nosotros hemos tenido informes investigadores en nuestro pas por hombres del temple de Horacio Mann, i bien saludables que han sido las consecuencias. Pero lo que hai peculiarmente digno de observacin es, que los nios de las grandes escuelas clsicas inglesas obtienen una educacin mas completa i eficaz, aunque ai! irregular i daosa, mientras estan en la escuela, enteramente independiente de los maestros, de una manera espontnea, i bajo una organizacin propia del carcter mas democrtico. Para llevarla a cabo tienen profesores suyos, a veces elejidos de entre ellos mismos. Las ciencias que all se ensean son el criquet i otras clases de juegos de bolas, a remar, a montar a caballo, a esgrimir, a boxear i otras artes i juegos atlticos. La influencia de este modo ejercida sobre sus relaciones sociales, hbitos de vida i de pensamiento son por mucho la parte mas eficaz de su educacin escolar. Ahora, puede ser que demasiado de esta influencia social est alla abandonada al acaso, o librada a la propia accin del nio; mientras que el no haber en nuestras escuelas distinciones de rango ni divisiones de partido, i la superior organizacin i disciplina de la tendencia social, les d una adaptacin peculiar para nuestra forma republicana do gobierno. No creo que sin escuelas pblicas nuestra repblica hubiese existido, ni que sin ellas sobreviva una sola jeneracion. No pocas veces ha atrado nuestra atencin el hecho de que la pasada rebelin infatu i domin al pueblo en la misma proporcin en que prevalecia la esclavatura. Donde esta era suprema, suprema era la rebelin. Donde aquella existia, aunque fuese dbil, la rebelin existi aunque dbilmente. Cierto es esto; pero ha de notarse que lo mismo i con igual exactitud puede asegurarse, de las escuelas pblicas. Imposible sera decidir cul de las dos, si la esclavitud o la ignorancia, ejerci mas funesta influencia, ni cul era causa o cul era efecto. Restos jemelos de la barbarie una i otra, ellas solo podran destruir la Repblica; i ninguna de las dos puede existir, sino con alguna forma de la otra. Una repblica sin un pueblo
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educado, es como intentar construir una pirmide de barro o de arena. Aviso a los sud-americanos! Esta indirecta ventaja de nuestras escuelas pblicas, mostrada en la disciplina de nuestros nios i jvenes, habitundolos a obedecer a las leyes, i de este modo preparndolos para ser ciudadanos de una repblica que se gobierna a s misma, puede verse bajo otra forma, en los hbitos de jenuina cortesa i urbanidad que deben ser inculcados en nuestras escuelas. I no hai para qu negar que la educacin de los americanos ha sido defectuosa a este respecto. Antes de ahora, mayor atencin se prestaba en Nueva Inglaterra a las ceremonias esteriores que a la verdadera cultura del corazn. Quin que cuente unos cincuenta aos no recuerda con placer las instrucciones que nos daban los maestros del antiguo cuo, especialmente en las aldeas, de no pasar por delante de nadie, sin saludarlo cortesmente, i quin ha olvidado la vieja buena costumbre de hacer la cortesa al maestro al entrar a la escuela o al salir de ella? Si no en la forma, en la intencin aquello era bueno; pero estaba tristemente neutralizado por la dureza, la tirana i los degradantes castigos empleados por el maestro. En lo sustancial las maneras de los nios han ganado mucho, a causa de la nueva i duradera afeccin que se ha creado entre maestros i discpulos. En otro tiempo tales afecciones no se dejaban sentir hasta aos despus que toda coneccion haba cesado entre ellos i cuando el tiempo habia derramado su blsamo sobre agravios ya envejecidos i disipado los juramentos de venganza del discpulo. Ahora el inters i el amor producen su fruto inmediato en bondad. Feliz el maestro que no solo es blando sino fiel i honrado, de manera que cuando el espritu del nio llega a su madurez i su juicio se fortifica, pueda acordarse con placer del carcter de su instructor! Lo jenial del carcter del maestro se refleja en todos los discpulos. Mas que reflejado es reproducido. El rudo i semi-brutal carcter de muchos de nuestros maestros de escuelas de campaa, en otros tiempos, hizo mucho dao real, i mayor hubiera sido el dao producido, sino es por la familia i la iglesia. En estos ltimos tiempos, en medio de las teoras exajeradas sobre el gobierno de las escuelas, ha llegado a comprenderse con generalidad que maestros i discpulos no son enemigos, sino amigos; que el gobierno no ha sido designado para gusto i contento de una de las partes a costa de la humillacin do la otra, sino para conveniencia i provecho de ambas. Se ha apelado al corazn, i desenvuelto sus sentimientos. Naturalmente nuestros institutos de instruccin se han mejorado. Las rudimentarias apuestas de buena pronunciacin han sido reemplazadas por asambleas organizadas para la conversacin i ejercicios literarios. Hanse formado asociaciones de alumnos, i las amistades de nios, la mas fuerte en realidad de las unioneshan sido miradas como dignas de perpetuacin. Nunca sern bien estimados los benficos efectos que emanan de estas mejoras; i sin embargo, cuando se habla de la importancia de nuestras escuelas pblicas nunca se mencionan estas cosas! Si estas premisas son ciertas, cuan cerca de las fuentes del carcter de un pueblo no viene a estar un maestro !mas cerca que alguna otra profesin. Muchas veces ha sido ridiculizado el oficio del maestro, i personas dbiles de esta profesin se dan
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por ofendidas. Muchos han deplorado que el popular escritor Washington Irving, hubise trazado el tipo del largo, flaco maestro yankee Ichabod Crane. Pero debe tenerse presente que los caracteres buenos i nobles son los que mas se prestan al ridculo. Toda cosa buena i poderosa puede ser ridiculizadalas cosas dbiles no se prestan a l. Aun el amor de una madre por un hijo, la obra de un mdico o de un ministro del evanjelio suministran tema bueno para el satrico sentimental. Scrates fue el producto mas maduro del pensamiento del inundo; pero su nariz roma i sus labios quebrados, i su pertinaz costumbre de hacer preguntas de difcil respuesta, suministraron prolfico tema a Aristfanes, el gran cmico i bufo de aquellos tiempos. Lord Brougham i el Prncipe Alberto fueron durante muchos aos el blanco de las burlas del Punch de Londres, sin que por eso perdiesen su lugar en el corazn del pueblo. As tambin nuestro honrado i noble Abran Lincoln ha tenido su buena dotacin de caricaturas, no pocas veces ennegrecidas i empozoadas con los colores del odio i de la envidia; pero han caido, como si fuera de las alas de un njel, mientras l ha subido a su lugar entre los pocos nombres que nunca se olvidarn, i jamas sern repetidos sino con veneracin i amor. El oficio de maestro a ninguno otro cede. Abraza los nombres mas celebres de la antigedad i de la presente edad. Cria i conserva una cultura jenuina, i libertad i firmeza. Es altamente estimado por el pueblo. Los hechos hablan mas alto que las palabras. La nacin debe a las escuelas su dinero. En tiempos de paz se hacen en su obsequio los mayores gastos. Bellas escuelas i en muchos casos verdaderos palacios son el ornato de nuestros Estados libres. Millones de pesos se invierten en el sosten de nuestras escuelas, i en ellas estn cifradas las esperanzas de la nacin. Sujecin a leyes saludables; carcter social desenvuelto, urbanidad jenuina, patriotismo, i un espritu disciplinado,tales son los beneficios indirectos de la educacin de las escuelas, en adicin a la instruccin jeneral que ellas dan. De propsito he omitido la mas valiosa de todas, la cultura moral i relijiosa, por cuanto habr de ser tratada por otros ante esta Convencin. Permitidme concluir inquiriendo cul otra, a mas de estas valiosas i buenas influencias indirectas, podria pedirse a las escuelas. Se ha despertado suficientemente por ventura la atencin del pblico i la de los maestros mismos a la constante influencia de la vida escolar, fuera de lo que directamente se ensea, sobre la jeneracion nueva i bien pronto sobre toda la comunidad? Dnde mejor que en las escuelas podria impartirse el amor al arte, que habra de adornar nuestro carcter comn? No pudieran nuestras escuelas ser modelos de belleza arquitectural, i sin embargo ser construidas en estilos varios? Los terrenos que las rodean no pudieran despertar sin pensar en ello, el sentimiento de lo bello i pintoresco? No debieran haber modelos de las mejores pinturas i aun esculturas en nuestras escuelas? Porqu no habra de fomentarse en nuestros alumnos de las escuelas pblicas un inters duradero por ellas, i formar asociaciones de un carcter literario, para volver a visitar los lugares, revestidos para ellos de asociaciones tan sagradas, i adornarlos con dones espresivos de su adhesin, a fin de inspirar elevada i noble ambicin en sus sucesores? No
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son estos, campos de mejora, ante nosotros estendidos, i aun casi inexplorados? Dnde si no en la escuela puede ensearse a todo el pblico la superioridad del espritu sobre la materia, de la verdadera educacin, sobre clases i riquezas; i de este modo contentarse con aquellos recursos internos que una alma i un corazn cultivados pueden siempre si es prudente i dilijente, llamar en su auxilio? Pero seria quitar a otros temas el tiempo, querer encarecer mas sobre esto. Baste decir que la escuela se asemeja a las obras de Dios, i en verdad que est demostrado que obras de Dios son ellas mismas, mas que todo por el hecho de que mientras que hacen el bien que primordialmente se busca, sus otras influencias son innumerables e inagotables, i todas, de acuerdo con su carcter, productoras de bien i de elevacin, sin que haya lenguaje suficiente para ponderar, ni espritu capaz de ensalzar su necesidad para un pueblo libre, que se gobierna a s mismo.

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ASOCIACION NACIONAL DE MAESTROS.

No me fu posible, ni entraba por ahora en mis propsitos su objeto, asistir a la reunin de la asociacin Nacional de Maestros, fijada para los dias 16, 17 i 18 inmediatos; reservndome hacerlo cuando haya de ocuparme mas inmediatamente de lo concerniente a los sistemas de educacin comn. Me limito por tanto a transcribir la relacin que de ella hacen los papeles pblicos. "La Asociacin Nacional de Maestros, dice uno de ellos, abri su sesin anual en la casa de Justicia en Harrisburg, (capital de la Pennsylvania) el 16 i la cerr el 19. Habia sido precedida el dia antes, por la reunin de la Asociacin de Escuelas Normales en el Capitolio, en la que el Profesor Hart, de Connecticut, propuso un plan para el establecimiento de una Oficina Nacional de educacion en Washington. Adoptse despus de discutido, con una enmienda unnimemente aceptada, proveyendo que una comisin de siete de otros tantos Estados presentase al Congreso una peticin para que destine tierras o fondos consagrados al establecimiento de Escuelas Normales en cada Estado. Ocupronse mui especialmente de las necesidades de los libertos. "La reunin fue mas numerosa que de costumbre, habiendo para favorecerla, reducido los precios de pasaje todos los ferro-carriles en favor de los concurrentes de todos los Estados. Muchas personas notables se hallaron presentes, i algunas de ellas pronunciaron discursos, como los Gobernadores Curtin, de Pennsylvania, i Braford de Maryland. El ltimo dijo que mientras tuviese el pas educacin universal, se cuidara poco de oponerse al sufrajio universal. Presidi el Profesor Greene, de Rhode Island, i ley un discurso lleno de animacin. Vale la pena de reproducir la parte que fue recibida con continuados aplausos. "Debe difundirse la educacin por todo el Sur. Blancos i negros, " blancos pobres" i blancos ricos, todos deben educarse. Dejarlos sin educacin es preparar una nueva guerra civil. Mantener zelos perpetuos, odios i abusos, como ha sucedido durante los pasados treinta aos, es solo agrandar el cncer que ha estado royendo la parlo vital de nuestra repblica. Subsistir esto por mas tiempo? Caballeros de esta asociacin, revistamos la armadura para entrar en lisa, i hagamos frente a las exijencias de nuestros tiempos. Antes de la guerra, ningn Maestro del Norte era osado de, discutir toda la verdad en presencia del Sur. Necesitbase un cdigo de moral para el Norte i otro para el Sur. No poda haber libertad de discusin en todas nuestras contiendas polticas. Les del Sur podan hablar auto nuestros auditorios del Norte, i espresar libremente sus sentimientos, i aun impugnar sin peligro nuestro modo de ser i nuestras instituciones; pero desde que un hombro del Norte intentaba en el Sur manifestar sus sentimientos en jeneral, condenando las instituciones del Sur o la vida del Sur, era forzado a abandonar el pas. Ha de ser as ahora? No podremos ir osadamente a los Estados del Sur los educadores i ensear la verdad? Si tal sucediera, pido a Dios que la le marcial prevalezca en cada Estado del Sur, hasta el dia en que los hombres del Norte puedan discutir sobro asuntos morales,
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polticos, educacionales, relijiosos, sociales con tanta libertad en el Sur como en el saln Fanueil!" "Leyronse cartas del .Jeneral Doubleday, del Profesor Wayland, del Rector Hill, del Colejio de Harvard i del Jeneral Howard. El ltimo esperalta obtener de la asociacin algn bien dijerido plan para las escuelas de libertos. Leyronse trabajos sobro el "Mecanismo de las Escuelas"sobre establecimiento i sosten do Escuelas Normalessobre el mtodo fontico de ensear a leeri el mejor mtodo de ensear los clsicos. Un dia fue destinado a visitar el campo de batalla i cementerio nacional de Gettysburg. La comisin nombrada en la pasada sesin para examinar el sistema de Oswego, del "objeto de la enseanza'' inform al fin aprobndolo. Despus de cerradas las sesiones se hizo una visita a las minas de carbn de piedra de Mauch Chunk.

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MASSACHUSETTS. BOSTON, CONCORD, CAMBRIDGE. HABA asistido ya a las sesiones del Senado de la Educacion reunido en Nueva Haven. La Asamblea Jeneral de los Estados Unidos funcionado en Harrisburg. Estaba anunciada la convocacin de lo que llamaramos la Lejislatura de Estado en la ciudad que lleva la delantera i dirije el moviminto jeneral, i me dispuse a asistir a ella. Un vapor-palacio, como solo se ven el rio Hudson conduce por el canal llamado la Sonda a Newport, lugar clebre de baos, i arranque del ferro carril que lleva a Boston. Al pisar el suelo de la Nueva Inglaterra, sorprenden al viajero estraos contrastes. El ferro-carril atraviesa pantanos, cruza estremos de ensenadas que a cada rato hace el mar sobre terrenos bajos i estriles. El bosque, tan lozano siempre en los Estados Unidos aparece mas all, pero tan pobre es el terreno que las encinas i pinos parecen mas bien arbustos i matorrales. Algunos manzanares se aperciben aqu i all, con sus ramas enfermizas, i. sus troncos musgosos, revelando una existencia trabajosa i miserable. I es este suelo el de la Nueva Inglaterra que el economista francs ve levantarse desde el fondo del ocano, a disputar a la Europa el cetro de la industria i el comercio? No hace un ao empero a que el Gobernador Andrew, en un discurso ante una sociedad de Agricultura resuma en estas bellas frases la situacin de aquellos seis Estados, que ocupan rea no mucho mayor que la Provincia de Buenos Ayres, i con la mitad menos de terreno utilizable. "As de toda el rea de la Nueva Inglaterra, decia poco mas de tres dcimos de su superficie han entrado hasta hoi en la categora de tierras cultivadas. Con poco mas de tres millones de habitantes, sobre suelo reputado estril, bajo clima llamado ingrato, la Nueva Inglaterra en 1860, habia acumulado una suma de riqueza invertida en tierras, ferro-carriles, fbricas, buques i todos los variados productos del injeno i gusto que revelan la industria i riqueza de un pueblo mui cultivado, de no menos de dos mil millones de dollars. Mientras tanto ha podido subministrar mas de medio milln do sus propios hijos e hijas para que vayan fuera de la Nueva Inglaterra a engrosar la poblacin de otros Estados; i sus economas, as como ha esparcido sus hijos, estn empleadas en todo Estado, en cada cada de agua, mercado, mina o empresa de industria. Si su poblacin fuera en toda ella tan densa por milla cuadrada, como la de Massachusetts, cuyo suelo en jeneral pasa por el menos frtil de los seis Estados, subira su nmero a diez i cuarto millones de almas, las cuales con un aumento correspondiente de riqueza representaran en propiedad de todo jnero un valor de mas de siete mil millones de pesos. Cuando tenemos en cuenta que el aumento de la riqueza ha exedido siempre por mucho al crecimiento de la poblacin, se nos presenta el espectculo de una fuerza numrica i de un ahorro econmico, como recompensa de nuestra intelijente industria, capaz de inconmensurable espansion, que augura para la Nueva Inglaterra un encumbrado i poderoso puesto en la historia del porvenir nacional.
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"La diversidad de vocaciones a que su pueblo so consagra, es no solo variada sino universal, puesto que abarca cuanta industria se conoce, i se estiende en todas las direcciones de la accin i del pensamiento humano. Poseyendo todas las facciones i peculiaridades de una vida esencialmente rural, sobre una gran parte de su dominio, sus habitantes son labradores i propietarios a la vez; pero al propio tiempo llevan el resto del pas a los peligros del mar, como pescadores i balleneros, subministrando as marineros i marinos en nmero desproporcionado a su poblacin masculina: levanta en cada corriente de agua sus fbricas de algodn i de lana : en cada villa establece sus miradas de artesanos de todos oficios; a lo largo de toda la costa construye naves; fabrica armas de todas clases i calibres, artillera de sitio i buques de guerra encorazados; i hace joyas, instrumentos de msica, tanto como anclas, mquinas de vapor, sombreros i zapatos. Cultiva tabaco en el valle de Connecticut, i donde el terreno se presta a ello, como tambin maz, vejetales, heno i forrajes por toda la Nueva Inglaterra. No solo hielo i granito, sino azcar (de maple) hacen parte de su produccin, i son fuente de ganancia al propio tiempo que de comodidad i lujo. De los ferro-carriles ha hecho un vehculo domstico, puesto que sus trenes pasan casi por cada villorrio i por toda poblacin considerable. La msica de su silvato no espanta ya el caballo del labrador, ni la proximidad de la atronadora locomotiva, renegando i jimiendo bajo el peso de la carga, i con la precipitacin de su impetuoso espritu, perturba la ecuanimidad de la ansiosa matrona, cuidadosa por la seguridad de sus hijos. "La costurera en el hogar domstico, o en el almacn, donde el trabajo se asocia al capital, ayudada por la mquina de coser, uno de los recientes dones con que la invencin mecnica ha beneficiado a la mujer, por no decir al hombre; el tejedor al lado de su telar, que parece que piensa, al mismo tiempo que trabaja, i que casi habla: el zapatero estaquillando una bota de un golpe: el labrador que llena un carro con dos paladas de su pala a vapor, i lo vuelca con solo tocarlo; el cosechero que rastrilla i entroja su heno, siega, trilla i mide sus dorados granos, casi sin fatiga, sirvindose de astutas mquinas, son unas pocas entre mil pruebas de lo que puede la humana voluntad, la inmortal intelijencia del alma humana para ejercer el dominio que Dios dio al hombre sobre todas las cosas que existen en la tierra, toda vez que sepa echar un puente sobre el golfo que separa la materia del espritu. Ni es esto todo. Para las cosas invisibles e impalpables, que cual fuerzas ocultas existen en los vastos abismos de la naturalezael calrico, el vapor, la electricidad, el magnetismo, i la luz misma; los misterios de las ciencias, tan asombrosos i augustos que parecen remontar a las celestes esferas, i arrastrar el alma, atnita contemplndolas, fuera de las rejiones de lo conocido, i de los dominios de la raznestas cosas, todas ellas, amansadas, adiestradas al uso del hombre, son jenios familiares por cuyo medio se hacen mil milagros al dia, sin que el espectador se admire de ello, i sin preocuparnos con la idea de estar ya contemplando hasta el pensamiento de Dios mismo. Aquellos caballos alados, puestos al arado, al telar, al carro de viaje cargando pesos, moliendo metales, hendiendo granito, amartillando hierro, o bien tejiendo telas delicadas para ornato i lujo, o aquellos avisos trasmitidos por la mjia del rayo, estn aumentando todos
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los das en nmero i poder, pues que hacia tiempo que aadian fuerzas mecnicas al poder industrial de Nueva Inglaterra, equivalentes a las de muchos millones de hombres................ Ella est destinada en el largo i trascendente porvenir de la Repblica a ser la grande influencia conservadora entre los Estados. Dos siglos i medio habia a que su pueblo guardaba el fuego vestal de la Libertad pblica i particular, ardiendo con brillo en sus diminutas democracias municipales. Sumisos al orden i consagrados al trabajo, como tambin al amor de la libertad individual, haban adquirido por lo menos aquel instinto que sabe distinguir entre la licencia i la Libertad, entre la pasin del momento i la solemne decisin de la lei. Poseen las tradiciones de Libertad, han heredado ideas de Gobierno, i en su sangre i en sus huesos llevan sin saberlo tendencias de raza, que se elevan a la altura de recuerdos, i que son mas permanentes que las opiniones. Por el trabajo de mas de siete jeneraciones, han adquirido i mantienen su ttulo i sus posesiones. La dignidad del propietario, la santidad de la familia, la solemnidad del deber relijioso, la importancia de desenvolver por la educacin la intelijencia, la autoridad lejtima del gobierno, la lejitimidad de la propiedad bien adquirida o heredada, como que viene del propio seoro inajenable del hombre, i de los derechos de la naturaleza humana; la libertad de adoracin, la idea del deber humano, jeneralizada i sostenida por la conciencia de su destino inmortal, estn igualmente embebidas en las tradiciones i convicciones de la inmensa i dominante mayora de nuestro pueblo. "Si all hai algo que los hombres puedan llamar radicalismo, o tengan por qu temer peligrosas discusiones teoljicas o polticas, yo apelo a la humanidad enteraen prueba de que no hai aqu nio tan humildemente nacido que no tenga a su alcance todo el saber que se ensea en las escuelas; ni ciudadano tan pobre que no pueda aspirar a las recompensas del mrito, o de una honrada diligencia; ni tan dbil que no le alcance la proteccin de leyes iguales; ni tan alto que se sustraiga a sus restricciones; ni iglesia ni obispo capaz de imponer creencia o rito a conciencias no convencidas; ni culto pacfico i piadoso que no est protejido por el Estado. De este modo est la Libertad asentada, i la Lei apoya a la Libertad; la Educacin popular presta intelijencia a la Lei, i orden a la Libertad, mientras que la Relijion, libre de todo arbitramiento humano entre el alma del hombre i el trono del Infinito, est en aptitud de imprimir en la conciencia individual todos sus supremos mandatos, i su celestial enseanza."........... Esta es la Nueva Inglaterra, la cuna de la, Repblica moderna, la Escuela de la Amrica entera! Como a mi llegada a Roma, el acaso me llev a hospedarme al pi mismo del Capitolio, con lo que pude desde luego recibirlas impresiones que la contemplacin del fragmento de la antigua Roma que de all se estiende hasta las termas de Caraccalla deja en el nimo, sin la vista de la ciudad moderna, as, hospedado en Boston en Tremont House, hallbame sin pensarlo en la parto central de la ciudad entre la soberbia casa de Gobierno acabada de construir, i los campos comunes, magnfico i estenso parque con arboledas i jardines, en uno de cuyos estremos est el espacioso frente del City Hall, precedido por una esplanada cubierta de verdura.
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Tremont significa los tres montes o colinas. Apenas hube dado un paso al da siguiente, encontrme con la estatuado Frankln que se alza al frente de la soberbia casa de Gobierno recientemente construida. Frankln con su risueo i plcido semblante descansa sobre un pedestal, en cuyos cuatro frente hai bajos relieves conmemorando algn rasgo notable de su vida. En uno est representado en mangas de camisa, corrijiendo pruebas en la prensa: en otro toca con la llave el hilo de la pandorga con que comunic con la electricidad de las nubes. Abajo est el exergo: "Eripuit de clo fulmen, cetrumque tyrannis." Firma en otro el acta de la Independencia, como Diputado al Congreso, i en el ltimo el tratado de reconocimiento. Es Franklin el santo yankee, i hasta la placidez habitual de su fisonoma, creo que ha legado a sus compatriotas. Pero lo que es la obra inmortal suya, es el espritu nacional en cuanto a abrirse paso cada uno, cualquiera que sea el punto de partida, aprendiendo mientras vive, no desesperando nunca, i making money, como l aconseja. Los legados en favor de la educacin lo tienen por patrono; el buen sentido del buen hombre Ricardo, es la moral en accin a cuyos preceptos antiguos, l agreg uno nuevo, sed ricos. Entre la moral evanjlica i la segunda edicin de Frankln hai esta aadidura, sino es correccin o apndice; enriqueceos. Los self made men, norte-americanos, los hijos de sus obras descienden de Frankln en lnea recta. Lincoln, Johnson, son los Presidentes de su hechura. "Cuando yo trabajaba en la imprenta, decia Franklin." "Mi modo de ganar la vida me hace andar por los tribunales, decia Lincoln, por decir que era abogado." Del Capitolio de Boston volv al Campo Comn de la ciudad, vasto parque, cubierto de rboles, con lagos i jardines que sirven de solaz a la ciudad. A un estremo sobre la elevacin del terreno se levanta el City Hall, o Ayuntamiento, de aspecto imponente. A sU frente se estende en declive un espacio de verdura en que se ostentan dos enormes vasos de bronce, i entre ellos aun lado i otro se levantan igualmente en bronce las estatuas de Webster, el clebre orador, de Horacio Mann, el San Pablo de otra aplicacin mas eficaz i directa de la doctrina evanjlica a la felicidad i moralidad del hombre, a la grandeza de los Estados, a la dignidad i elevacin de la raza humana. No es de todos los dias hallarse al pi de la estatua de un hombre a quien hemos tratado en vida, i que podramos llamar amigo, i acaso colaborador en un mismo campo, nutridos de las mismas ideas, aunque con capacidades i cosechas diversas, segn que el terreno en que se sembraron estaba arado o inculto. Esa fijeza de la mirada, que no est muerta sin embargo: aquella espresion de serenidad mental que el artista le imprime; esa prdida que uno no siente, pues que se ha desprendido de las materias perecederas para revestirla eterna del bronce; esta vista del que fu i cuyas facciones reconocemos, echando menos la palabra que ya no sale afectuosa de sus labios, causan emociones que no acertara a describir. Tentaciones venanme de saludarle, de aplaudirle, de sonrermele, do preguntarle si se acordaba del viajero que hosped en West Newton en 1848 i a quien escriba mas tarde a Chile con motivos de educacin. Un da despus me hallaba en Concord, pequea i antigua villa rural
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de Massaehusetts, residencia de Mrs. Mary Mann, a quien me propona visitar. En Concord se dispar el primer tiro de la revolucin de la, Independencia. A la sombra de los rboles a la orilla de un pequefio arroyo, una modesta columna de granito recuerda con simplicidad antigua, el lugar mismo en que se derram la primera gota de sangre en aquella guerra destinada a traer la mas portentosa revolucin humana. Aqu estaban los ingleses, dice la inscripcin, "del otro lado del arroyo la milicia," i la mirada se vuelve instintivamente a ver el punto donde estuvo o debi estar formada, pues la fisonoma del terreno no ha cambiado en nada; el arroyo signe corriendo, esos son los rboles que presenciaron el hecho, acaso estamos pisando la misma planta de pasto que la sangre del soldado caido enrojeci. En Lexington est otra columna conmemorativa de un segundo encuentro de la milicia i de la muerte de tres americanos; pero carece de aquella simplicidad de conceptos la pomposa inscripcin, como si ya la vanidad humana desluciese la noble naturalidad del sentimiento espontneo. Concord no ha perdido de su rusticidad primitiva, con los modernos progresos de las ciudades americanas, aunque en la gracia i frescura de las casitas aisladas i sombreadas de rboles, en la jeneral compostura de los habitantes, en el confort interior de las habitaciones, seria Concord un modelo de vida rural civilizada, sin que le dae no tener empedrado, ni alumbrado pblico, e insinuarse la estremidad de un cinago aqu, aparecer el cercado de la chacra de maiz acull, asomarse el bosque por todas partes a lo largo de ciertas calles sin edificios. Estaba la naturaleza de gala, en aquellos dias de octubre i noviembre que so llaman el verano del indio, como entre nosotros el de San Juan. Es inconcebible sin verlo, la riqueza i brillo de los colores que toman las hojas de otoo en la Nueva Inglaterra. Mndanse de obsequio a Europa, composiciones hechas artsticamente con estas hojas en que el carmin se prodiga, al lado del palo i la esmeralda, como dira Mrmol. Un bosque as esmaltado despuntaba a un estremo de los rastrojos, aun con el maiz sin cosechar, cuyos cercados lijeros de rajas de madera no interrumpen la visin. Dorbanlo los rayos oblicuos del sol al acercarse al ocaso; i tan artstica i difana se presentaba la combinacin de rboles colorados, amarillos, verdes, musgos, i de otros matices que mas bien juego del capricho de un pintor que no realidad vulgar pareca. Detename minutos esttico en la contemplacin de aquella belleza incomparable, i hubirame restregado los ojos para asegurarme de que no era vctima de las ilusiones de ensueos felices, sino sintiese que mi imajinacion no es, ni cuando dormido, capaz de inventar fantasas iguales. Avanzaba algunos pasos para detenerme a contemplar de nuevo el bosque, cuya iluminacin iba cambiando a medida que el sol declinaba, hasta que sin proponrmelo, entre detenerme i avanzar, como atrado por un encanto, en una hora me hall al pi del bosque, sin que desde tan cerca perdiese nada de su brillo aquella pintura. Cuatro dias despus volv a recojer hojas, como veia en todas las casas en jarrones o alburas; pero ai! una helada habia sobrevenido i descolorido un tanto los matices. Desde lejos vi que ya no era mi bosque encantado de la Nueva Inglaterra, el poema del otoo, que no escribir nunca el poeta, que no lijar en la tela el pintor, por miedo que se ran de su capricho. Dnde se han visto rboles lacre puro, o carmin transparente
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descollando sobre fondos verdi-negros de pinos, con bandas i cenefas amarillas azafrn? Esto es solo para visto. Afortunadamente otras personas habian andado mas dilijentes, i de Concord, de Rhode Island, de Nueva York, tengo hojas escojidas de que se hace presente a los amigos. Entre aquellas escenas rurales, sorprendera, si all no fuese, encontrarse con celebridades en las letras o en las ciencias. Reside en Concord, U. Waldo Emerson, poeta i autor de varias obras filosficas que lo revelan pensador profundo, i los que le acusan de metafsico le reconocen sin embargo, jenio. Para hacerme los honores de la hospitalidad, Mrs, Mann haba invitado a este distinguido vecino, a acompaarme a lomar el pavo tradicional, que es inmolado de tiempo inmemorial a los dioses penates en la Nueva Inglaterra, i en los das de alegra. Habase sorprendido Mrs. Mann al leer mis cartas noticindole que tambin en mi Concord (San Juan) se estilaba mandar un pavo de. bienvenida al recienllegado, sino era invitado a comerlo en la casa amiga. Mrs. Peabody, hermana de Mrs. Mann, i residente en Concord, es profesora de Historia en el instituto del Dr. Lewis en Lexington, que visitamos al dia siguiente, i autora de varios testos de enseanza de su ramo especial i de otros de educacin; mui versada ademas en la literatura americana, puesto que pudo sealarme las obras mas notables que ha producido la Amrica i deba aadir a, mi biblioteca. El instituto de Lexington es una innovacin en los mtodos i formas de la enseanza, que tiene por baso, como entre los griegos, el desarrollo de las fuerzas fsicas, con el ejercicio artstico de los msculos. Un discpulo del Dr. Lewis esponia su mtodo en Londres en estos trminos: "La educacin de los griegos se divida en dos ramos, que comprendan todo su mtodo disciplinario, para la juventud i la edad provecta: i estos ramos eran la jimnstica para el cuerpo, i la msica para el espritu, entendiendo por msica las materias presididas por las Nueve Musas, tales como historia, poesa, matemticas, pintura, ljica, retrica, &e. Ponan en primera lnea la jimnstica i le conservaban siempre ese puesto; i este sistema de educacin seguido por los romanos, por los nobles en la edad media no se haba perdido sino en estos ltimos tiempos, i era el objeto de los trabajos del Dr. Lewis volver a la jimnstiea, su antigua i necesaria colocacin al frente de toda educacin mental. Los ejercicios por l inventados, no tienen por objeto como es jeneral en los sistemas j un nsticos en uso, esmerar las fuerzas humanas, sino simplemente educar los movimientos do los miembro, ejercitado cada uno segn una disciplina especial. La mujer es el objeto principal de esta enseanza. "Entre los resultados fisioljicos, aade su espositor, puedo decir con verdad tambin que no es el menor cielos producidos, el simtrico desenvolvimiento muscular. Para cada msculo, el Dr. Lewis ha inventado movimientos. Ninguna clase de msculos recibe mas atencin que el resto. El resultado es el cultivo bello, armnico, completo, de todo el cuerpo. Una larga serie de movimientos sin embargo, estn destinados a contrabalancear las tendencias de nuestra vida moderna; especialmente de nuestra vida escolar a deprimir i estrechar el pecho, a encorvar las espaldas. El gran peligro de la raza sajona es la debilidad pulmonar; i nuestra jimnstica dirijiria hacia ese punto su maquinaria hijinica.
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Solo puedo hacer alusin al peculiar beneficio de ejecutar todos estos movimientos corporales al comps de la msica. Cualquiera desarrollo muscular que siga, se asociar mas i mas con la inteligencia i la voluntad, hasta que al fin todo el ser parece imbuido en el principio musical, vitalizado por algn soplo de armona, gracia, i seguro despejo." Lo que presenci en Lexington confirma estas indicaciones. Estos juegos jimnsticos se ejecutan sin aparatos auxiliares, i simplemente por movimientos corporales variados al infinito, i rejidos por el compas de la msica que hace armonioso el conjunto, como los movimientos militares. Estos ejercicios se han jeneralizado a las Escuelas i Colejios, para, correjir los defectos i torpor que provienen de la inmovilidad, i para los fines directos de su introduccin en la enseanza. Muchos libros los esplican con lminas, i seria importante su jeneralizacion en la Amrica del Sur. Asist tambin a las lecciones do matemticas que se daban a las nias; i mas me llam la atencin la clase de Shakespeare, en que un profesor de nota las ensea a leerlo, comprenderlo, i reproducir su pensamiento. Qu efectos debe producir en la disciplina del espritu, mejor que las reglas de la gramtica, o la retrica, este estudio sobre un autor clsico de la lengua, un gran poeta i pensador? Vueltos de Lexington pas otro dia con Mr. Waldo Emerson, en aquellos coloquios, que tan de suyo vienen i se prolongan entre hombres que representan pases, literaturas, civilizaciones i costumbres distintas i sin embargo afines, i que se ponen en inmediato i personal contacto por la primera vez. Hablbamos de todo, de educacin, de escuelas, del clima. Nieva en su pas, me pregunt? Poco, respond"La nieve, repuso, contiene mucha educacin." Yo me qued parado, dando tiempo a que se desarrollase la serie interminable de pensamientos que esta espresion de forma nueva despierta. La nieve, el largo invierno, la reconcentracin de la familia en torno de la chimenea, la accin moral de los mayores, las familias del Norte i las del Sur. En Boston fu presentado al Dr. George H. Emerson, uno de los patriarcas de la educacin en Massachusetts, fundador del Instituto Americano do instruccin, miembro del Consejo de Educacin cuando fue nombrado Secretario Mr. Mann. Doctor en leyes i Maestro de Escuela desde su juventud, habia tenido la direccin de una de sonoras i sido l uno de los que elevaron la educacin del bello sexo, basta entonces limitada. Llevme a la iglesia unitaria de que era miembro, i pasamos un domingo, seis horas, en inmediato contacto. Confirmme en la idea de la suprema influencia ejercida por Mr. Mann en el desarollo del sistema de Escuelas Comunes, dicindome que al encargarse de la Secretara del Consejo, habia abandonado para ello su carrera de abogado que entonces le prometa una fortuna i su posicin poltica que era espectable, no siendo por otra parte su vocacin la educacin, puesto que por dos aos, conferenci con Mr. Emerson sobre la prctica relativa a escuelas, no siendo de propia inspiracin sino el alto espritu filosfico, social, moral, i poltico con que comprendi la tarea de educar al pueblo en masa. De estas conferencias con el Dr. Emerson atesor una observacin suya que viene a ser como una de aquellas revelaciones que en las artes hace la ciencia despus de siglos de practicadas ciertas recetas, cuya
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eficacia es conocida, pero cuya razn se ignora. Rentas de escuelas, buenos maestros, exelentes testos, mejores edificios, todo eso es indispensable, me dijo; pero la esperiencia de treinta aos nos ha mostrado que las escuelas no marchan bien, si en una localidad no hai un filntropo, un amigo do la educacin, un buen vecino, que se ocupe con asiduidad de fomentarlas. Cada vez que en los trescientos Informes que anualmente recibe el Consejo de Educacin de los diversos municipios, vemos que las Escuelas de alguno de ellos revelan un progreso marcado, averiguamos quin es el jenio tutelar de las escuelas all, como cuando decaen otras, nos es fcil saber cul es la luz que se estingui. Alguno ha entrado a la Comisin de Escuelas o salido de su seno; algn vecino nuevo se ha avecindado, o cambiado de residencia otro. Tendrn Vdes. esos hombres en su pas? Qu responderle? No faltarn! Mr. Emerson en la tarde de la vida, rodeado de comodidades i de honores que le prodiga el respeto pblico, desempea comisiones del Gobierno, i contina sus trabajos por el progreso de la obra. Hace tres aos ha escrito para las Escuelas, i los labradores un Manual de Agricultura de que se careca adaptado a la enseanza, en pas donde este ramo de la riqueza atrae la atencin de Sociedades Agrcolas en cada condado, organizadas oficialmente i en contacto con el Departamento de Agricultura, que con un Museo, forma parte de la administracin del Estado. El Secretario de este Departamento, Mr. Flint, colaborador de Mr. Emerson, publica todo los aos un voluminoso Informe sobre Agricultura, en que se esponen el estado de aquella industria, los estudios i esperimentos nuevos, i las mquinas en uso i de mejor xito. Este libro por millares se distribuye a las sociedades del condado, llevando los conocimientos, el examen, el estudio a todas las fincas del Estado. Habia buscado en castellano un manual de agricultura en vano. Si lo hai en Espaa, que lo dudo, faltarle el requisito esencial de preparar al labrador al uso de los instrumentos i mquinas, que constituyo hoi el poder de la agricultura norte-americana. Es por esta razn que recomiendo la adopcin del tratado de Mr. Emerson, publicado bajo la sancin del Departamento de Agricultura. La coleccin de los Informes de Agricultura le he remitido al Departamento de Agricultura de San Juan, parte all como en Massachusetts de la administracin pblica i hecho nico a lo que creo, en la Amrica del Sur. Mr. Flint es autor ademas de un tratado sobre los usos industriales de la leche, i de otro sobre el cultivo de pastos i forrajes. Si se aade que en la clase de qumica en la Universidad de Cambridge, su profesor Mr. Hordford, ha resuelto el problema de la preservacin de las carnes para la esportacion que aun no ha encontrado solucin en los pases consagrados a la cria del ganado, vendr al espritu del lector la pregunta que me he hecho yo a m mismo; a saber, cmo es que en las escuelas i colejios de Marsachusetts encuentro lecciones sobre criar pastos, aprovechar la leche de las vacas, i preservar las carnes, de que no he visto escrita una palabra i tan poco racional se practica, en nuestros pases, que viven de criar vacas, i no saben como dar valor a sus productos? Quin ignora que se habia perdido hasta
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estos ltimos aos en Amrica el arte de hacer mantequilla, i que mientras los Estados Unidos producen trescientos millones de libras al ao, en las mrjenes del Plata se ha estado hasta ahora poco importando de Holanda, con agravio de seis millones de vacas presentes? De este hecho dar fcil esplicacion una ocurrencia que por instructiva contar. En una reunin de ricos propietarios hablbase del mal xito de la Sociead Rural en Buenos Ayres. Sabe V. porqu se han arruinado? dijo uno de ellos. Porque llevaban cuenta, i razn de sus productos. Vd. i yo nos hemos enriquecido, porque nuestros capataces en las estancias no saben leer!ni una hoja de cigarro se ha escrito jamas en nuestras estancias.'' Aunque esta, observacin pedia a. otro de los circunstantes asentimiento, el epigrama, venia sobre mi, para, repetirme lo que su seboso-aristcrata desden me deca siempre: Seo Maestro pobreton! Abstveme, por no herir a oros que con las mismas ventajas pecuniarias, no tienen la brutal pretensin de elevar la ignorancia a sistema econmico, de recordarle que su teora de enriquecerse era la misma, de antiguo conocida, para engordar cerdos con los desperdicios. No es ciertamente de aplaudirse el sacar de la posesin de diez leguas de terreno inculto una, miserable pitanza. Diez leguas de terreno deben a la sociedad humana, a la patria, a la humanidad, morada, para medio milln de hombres, i producto para alimento de tres millones mas. En los Estados de Nueva Inglaterra, con tierra, menos feraz, pero con mayor inteligencia cultivada, diez leguas cuadradas en estado de cultura contienen en fincas, ganado, seres racionales, ferro-carriles, molinos, lubricas, villas i ciudades, un capital i un poder de que aquella infatuacin no alcanza, a formarse idea; i sin embargo todas las fuerzas del Estado, todas las intelijencias prominentes, todos los poseedores de riqueza no se dan por satisfechos, aunando en un impulso comn su accin para arribar a mayor cultura i productos, con mil injeniosas mquinas, con lo que todos llegan a ser mas ricos i felices. Por Mr. Emerson fui introducido al Gobernador del Estado, Mr. Andrew, a quien haba ya conocido en Nueva Haven, i cuya elocuente palabra resuena donde quiera que la educacin o la libertad o el progreso rene cien individuos. Presidia a la sazn, i fui admitido en su seno, una Comisin ocupada do la ereccin de una estatua al Coronel Shaw, muerto a la cabeza, del primer rejimiento de negros armado en Masacbusetts. Recordar con este motivo, que D. Edelmiro Mayor, arjentino, de quien me separ en Villanueva en la campaa de 1861 al interior, habindose trasladado a los Estados Unidos poco despus, public en el Harpers Magazine algunos artculos apoyando con nuestra esperiencia de las tropas de color, la idea de armar a los libertos; i que habiendo obtenido el mando de un batalln logr distinguirse i hacer buenos sus asertos con los hechos. Hoi acaba de aceptar el rango de Jeneral de la Repblica de Mjico, con la esperanza, quiz de hacer igualmente bueno el reto que desde la mrjen izquierda del Colorado diriji a los imperialistas de Matamoros, i que estos retornaron con improperios. El Gobernador Andrew orden al Bibliotecario de Estado, pues una biblioteca en vastos salones forma parte de la administracin pblica una coleccin completa de documentos oficiales. Como lo he indicado antes la
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Agricultura forma otro Departamento, con su archivo de piedras de construccin del Estado, maderas naturales, productos agrcolas, fauna de Massachusetts, i coleccin curiosa de insectos clasificados en tiles i dainos, pues es por estas cualidades que el Estado inquiere su existencia. De la Biblioteca obtuve una coleccin de Informes del Secretario del Consejo de Educacin, como ya haba obtenido en 1847, el Common School Journal, agotado hoi, i otros trabajos de Mr. Mann, incluso el famoso Informo Dcimo, mandado reimprimir revisar despus por el mismo autor. Los Informes por regla jeneral son el heraldo del Gobierno, de las Sociedades, Consejos, i cuanto se refiere a inters pblico. Cada sociedad emite su informe anual; cada Superintente de Escuelas, cada Municipalidad el suyo. Impreso amillares de ejemplares, lleva al pueblo el resultad de los trabajos del ao, la comparacin con el ao anterior, i. la revelacin de los tropiezos, con indicacin de medios de removerlos. Cuntos nios se educan en la Amrica del Sur? Exepto Chile, no hai sabio que tanto sepa en el resto de la Amrica, en cada Estado, ciudad, aldea, ni siquiera en la escuela del barrio en que uno tiene sus hijos. El valor intrnseco de los informes de Mr. Horacio Mann, i de sus escritos que forman un verdadero cuerpo de doctrina, ha inducido a un librero a reimprimir en un solo formato todas las obras do Mr. Mann, para satisfacer a la demanda que de ellas hai, mas ahora que el pblico est en posesin del resultado de sus trabajos. Si algn consejo me permitiera dar a los gobiernos sur-americanos, seria adquirir el mayor nmero posible de ejemplares de esta obra, i echarlos como cosa perdida en cada ciudad i aldea, que mas hoi, mas maana, con su lectura casual, algn corazn filntropo encontrara en ella inspiracin, ideas i medios de hacer el bien en su forma mas til, duradera i trascendental. No describo un viaje sino lo que conduce al objeto especial de estas pajinas. En Concord me aguardaba el Profesor Gould, tenido por tino de los astrnomos mas distinguidos do los Estados Unidos, que ya cuentan en los progresos modernos de esta ciencia; i me compeli a aceptar una habitacin en su casa en Cambridge para visitar la Universidad do Harvard, tan celebrada. Dos dias pase en efecto, gozando del trato de aquellos profesores, visitando aulas, museos, bibliotecas, i todas las riquezas cientficas do aquel establecimiento, de que Agassiz es profesor. No entra en el cuadro de esta obra lo que a los estudios, planta, i ramos de instruccin de esta Universidad concierne. Estas Universidades, pues ya haba visto la de Tale, forman villas separadas do las ciudades i gobiernos independientes del Estado en su disciplina i estudios. El Mensaje a la Lejislatnra no habla de Universidades, aunque muchas pajinas consagra a la educacin. El resultado de este sistema vese escrito, en monumentos, i se rejistra en escrituras de donaciones cuantiosas del pblico (pie las sostiene. Uno de los profesores que me acompaaba me iba sealando cada edificio aislado, la Biblioteca en forma de templo, el laboratorio de qumica, el museo antiguo i el moderno, con el nombre de cada uno de los que donaron, cual cincuenta mil, cual cien mil pesos, cual menos para su fundacin i dotacin. Los discpulos, no olvidan la que miran como la cuna de su posterior engrandecimiento, i un dia retribuyen a su Universidad, aumentando sus
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medios, sus clases, su biblioteca, el bien que de ella recibieron. ]\le parece digno de consideracin este sistema. El Estado puede dotar regular aunque moderadamente una Universidad, reglamentar i dirijir sus estudios; pero nunca pondr en accin como aqu, la munificencia individual que en un ao, como ha sucedido en el pasado, ha acudido con cerca de dos millones al fomento de varios establecimientos de este jnero. Mis conversaciones con Mr. Gould, i la circunstancia de haber tratado de cerca en Chile al malogrado Teniente Gillis, a quien obsequi el nico clamiforus (pichiciego) que exista en los Estados Unidos, dieron motivo a las notas que sobre el establecimiento de un observatorio astronmico en Crdova van al fin. Mr. Gould me llev una noche a su observatorio particular, donde trabajaba en la clasificacin de cuarenta estrellas de undcima magnitud mas cercanas al polo norte que la Polar, aun no determinadas exactamente en los catlogos. Servase para ello del delicado instrumento do su invencin para anotar observaciones, escribiendo los telegramas con espresion de dcimos do segundo, (pie el observador transcribe desde el telescopio. Mi visita a Cambridge trajo igualmente las propuestas del Profesor Horsford, para obtener patente de invencin en el Rio de la Plata, del sistema de preservar las carnes, con tanto xito ensayado en el ejrcito de los Estados Unidos, habindonos dado cita despus en Providence, Rhode Island, para inspeccionar las carnes preservadas, i comerlas, como efectivamente lo hicimos en casa del Hon. Mr. Arnold, ExGobernador de Rhode Island i Vice-Presidente de la Sociedad Histrica, de que ramos miembros de algunos arios atrs, el Jeneral Mitre i yo, i a quien fui introducido por Mr. Hopkins, tan conocido en el Rio de la Plata. En Cambridge me fue presentado Mr. Longfellow, considerado el poeta mas notable de la lengua inglesa en la actualidad, quien posee el espaol admirablemente; i esta circunstancia me hizo saber, con sentimiento, el hecho, confirmado despus en Boston por Mr. Ticknor, el literato espaol norte-americano en erudicin sin rival en Espaa, que no les eran conocidas ni una sola de las producciones literarias de Chile ni el Rio de la Plata, solicitando el segundo una coleccin a cualquier precio, por haber fondos pblicos destinados a este objeto. He dotado a la Biblioteca de Cambridge, tan destituida de ellos, como el Ateneum de Boston, la de Astor en Nueva York i la del Congreso en Wasington entre mil otras, de los libros que pude haber a las manos, prometiendo ofrecerlas los que en adelante pudiera proporcionarme. Una produccin literaria, es como el hueso de un fsil en las manos de la ciencia, bastante para reconstruir toda la forma i existencia de un pueblo; i la Amrica del Sur, es casi un fsil en los Estados Unidos, de tal manera se ignora su modo de ser, i sus progresos, sino son sus revueltas, cuya polvareda desapacible es lo nico que recuerda a lo lejos, su existencia presente.

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ASOCIACION DE MAESTROS DE MASSACHUSETTS. Volv a Boston por trmino de aquellas escursiones en que en el corto espacio de unos cuantos dias se habian acumulado como aprensadas, para caber en el corazn i el espritu, emociones e ideas bastantes para llenar un mes de vida; atravesando campias risueas i ciudades opulentas; estasindome en la contemplacin de los bosques de Armida o en la de una estrella telescpica revolviendo sobre el polo, a dos dedos dira de distancia; ante el Megateriun, que reconoc mi compatriota en el Museo de Agassiz, o las dos mil mquinas i productos de la Feria de Boston; conversando con los sabios mas distinguidos, o recibiendo la hospitalidad, ofrecida con la simplicidad que trae la imjen del propio hogar, la memoria de la madre, el recuerdo grato de las hermanas. Del carro descend a la puerta, de Temple Hall, donde so tenia Sesin de los Maestros i Maestras de Massachusetts. Estaba entre los mios. Doscientos de entre ellos habian estado conmigo en Nueva Haven. I porqu no decirlo? Un prolongado aplauso acoji el anuncio que Mr. Philbric, Superintendente de Escuelas de Boston hizo do la presencia del Maestro Plenipotenciario de las Escuelas de Sud-Anirica. Un jente ruso, el Marques de Shmbrun, un Comisionado de Escuelas de Tejas haban sido antes introducidos. Escusado seria reproducir el resumen, rido por ser resumen de los ejercicios como se llama, durante tres dias, i que consisten en discusiones, lecturas, i otros trabajos. Era esta la clausura de las sesiones, i algunos trabajos finales merecen recuerdo. El Superintendente de Escuelas de Filadelia, al diriir la palabra a la concurrencia, dijo que no se propona al pedirla ensear nada de nuevo a los Maestros de Massachusetts, a quienes todos los Estados Unidos reconocan su bien adquirida preeminencia. La Asociacin de Maestros de Massachusetts haba secundado el movimiento iniciado en la Asamblea de los Estados Unidos en Harrisburg, i tomado la siguiente resolucin que se ley: "Se resuelve: Que se nombre una Comisin de cinco para elevar un memorial al Congreso de los Estados Unidos, en favor de organizar una Oficina Nacional de Educacin, la cual sin tocar a los sistemas de Educacin de los Estados, pueda tener con ellos la misma relacin que tiene el Departamento Nacional de Agricultura, con los de Estado i de Condado, i ser organizada con el objeto de promover la causa de la Educacin en cada Estado de la Union, sin relacin a ubicacin, condicin, sexo o color." Introdjose en seguida la cuestin que de largo tiempo viene llamando la atencin del pueblo ingles en ambos mundos, i principalmente de los encargados de la educacin. Hace un ao que Mr. Armstrong, Presidente en Inglaterra de la Sociedad para la promocin de los conocimientos tiles, (acaba de organizarse una aqu), al dar cuenta de los progresos de las ciencias, en su sesin anual, present como las dos cuestiones que preocupaban el espritu ingles, la limitacin conocida ya de los depsitos de carbn en las minas de Inglaterra, i la urjencia de correjir la ortografa del ingles, que tan serios obstculos opona a la difusin de los conocimientos, por la dificultad de popularizar la lectura. Con la emancipacin reciente de los negros, mas i mas se La avivado
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en los Estados Unidos el deseo, de antemano manifestado, de llegar por un medio u otro al mismo resultado. Distribuyse a la Asamblea un impreso, que ya habia visto la luz pblica en los diarios, titulado Reclamaciones de los que no saben leer pidiendo se les abran las puertas del saber. Importa por lo que mas adelante se ver, oir lo principal de esta argumentacin. Mas de la cuarta parte de los habitantes de este pas (los Estados Unidos!) no puede leer su propia lista cuando van a votar. Muchos de los que pueden, lo hacen con tanta dificultad, que no hallan placer en ello, i no les sirve de medio de educarse a s mismos. Miriadas de emigrantes llegan anualmente, a quienes en el acto se le conceden las libertades del ciudadano, sin que se les conceda el libre uso de los libros ingleses; i sin embargo el un don es pobre cosa sin el otro. Centenares de miles de negros libertos del Sur habiendo recibido el don de la libertad, tienden con igual solicitud las manos pidiendo luces, que no puede drseles, sino al subido precio de tiempo, trabajo i aplicacin, de que pocos pueden disponer. Millares de adultos asisten a nuestras escuelas nocturnas en las ciudades, disponiendo del tiempo que pueden, i con cuanta capacidad i aplicacin les La dado Dios, ni aprender a leer consiguen; porque cuesta mocho tiempo i trabajo. Millares de nios dejan las escuelas a la edad de diez i once anos, porque es necesario vivir antes de todo, sin haber aprendido lo bastante para que les sirva de contentamiento i provecho en adelante, con lo que vuelven a la clase de los ignorantes. Hechos son estos que deben llamar la, atencin de todo filntropo, de todo patriota i amigo de la educacin en este pas." Hai remedio para este estado de cosas?....... "La grande facilidad de leer adquirida por la enorme repeticin i prctica diaria en leer, de los que estn familiarizados con los libros, hace que aparezca como una segunda naturaleza, i los tales pierden hasta la memoria de las dificultades que vencieron al aprender a leer. Tan fcil como hablar parceles ahora. Pero preguntad al viejo maestro cuyo oficio es ensear a leer a los nios durante aos i aos, i otra historia os contar. Preguntad a la dama anciana que tras sus lunetas lee el ltimo captulo de la Revelacin, i os dir: "ah! cuesta mucho!'' Preguntadlo al pobre negro que distrae Tina hora o mas de su trabajo diario, para penetrar el poderoso secreto que hizo del blanco su amo hasta aqu, i os dir: rudo de aprender, massa, demasiado rudo para, un pobre negro! No os sucede, fcil lector, encontrar por la primera vez una palabra, i no estando seguro de su pronunciacin, preguntar a otro o apelar al diccionario, para cercioraros de cmo se pronuncia? Pues en esa misma condicin precisamente habis estado con respecto a cada palabra que habis aprendido hasta hoi. Precisamente en esa condicin se encuentra todo el que est aprendiendo a leer el ingles tal como se escribe hoi. Es preciso que alguno le diga." "Es urjente quitar este escollo dla puerta del saber, i reducir la ortografa a la pintura fontica de las palabras. Mr. Lincoln, de Boston, dio una Lectura sobre las irregularidades de la ortografa i sus remedios filosficos. La importancia de leer correctamente, i el arduo trabajo do adquirir esta facultad fueron puestos de manifiesto. Una de las dificultades de nuestra ortografa, dijo Mr. Lincoln, viene de que veinte
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letras estn encargadas de representar cuarenta i tres sonidos, de manera que cada una tiene dobles funciones. El nico remedio era, reformar el alfabeto. La mayor parte de los alfabetos fueron fonticos en su orjen; pero los posteriores, i particularmente el ingles dejaron de serlo, i el ingles era uno de los que mas dificultades ofreca al estranjero. El Dr. Franklin abogaba por una reforma, i a no ser por nuevas atenciones que lo distrajeron, habra llevado adelanto el intento. La fonografa inventada por Pitman era un esfuerzo en este sentido, el cual hizo de las pretendidas imposibilidades de ayer las posibilidades de hoi i las realidades do maana. El orador entr en seguida a analizar las incongruencias de la ortografa, i las ridiculas peculiaridades de la formacin de las palabras. Dijo que la materia de pronunciar tenia mas lados serios que ridculos, i que como era la llave del templo del saber deba introducirse un sistema por el cual desapareciese la multitud de embarazos con que el arte de leer estaba rodeado. El sistema fontico porque abogaba habilitaba al estudiante en una sola hora a entender la pronunciacin de los sonidos, que las letras de las palabras representan. Predijo el futuro triunfo de un mtodo semejante, cuando fuese revolucionada la ortografa del idioma, i un mtodo nacional le fuese sostituido." Concluida la sesin se reparti una hoja impresa bajo el nuevo sistema, marcando con bastardillas las letras que no suenan, i empleando espacios para acentuar la prosodia. Lo mas importante i significativo de este movimiento en favor de la mas fcil difusin de la instruccin es que tiene el caloroso apoyo del Presidente de la Universidad de Cambrige, Mr. Hills, prestando as la sancin i autoridad de la ciencia a las necesidades de la educacin del pueblo. Mr. Hills trabaja personalmente en preparar el camino a la reforma, provocando la formacin de una sociedad para su sosten i difusin, i trabajando l mismo modelos de la escritura fontica para la impresin de libros de enseanza, cuyas planchas me mostr en Cambridge. Esta circunstancia me hace recordar que reforma igual, promovida en Chile por los mismos motivos, para alcanzar los mismos fines, tuvo el caloroso apoyo de D. Andrs Bello, Rector de la Universidad, nombrado despus Miembro de la Academia de la Lengua castellana, honor que la Espaa no haba concedido nunca a americano alguno, i acord a este por su fama de primer hablista. Todava al borde de la tumba, en la avanzada edad que alcanz, se lamentaba conmigo de no haberse conseguido dar estabilidad a la reforma que por un momento crey asegurada, i desbarataron sus propios discpulos, estimando en mas la autoridad de un nombre vano cual es el de Academia de la Lengua, pero que est en Espaa, que la ciencia del maestro que los haba educado, porque estaba en Amrica, vean i trataban. Ojal que el ilustre autor del Curso de derecho de jentes, del Cdigo civil de Chile, i el acadmico americano laureado por la Espaa, no haya leido cuando ya se estinguia su larga vida, en no s que diario, como sola, cuando trataban de cosas de Chile, clasificada de extravagancia! aquella reforma, por el primer presuntuoso que apoyado en el sentir vulgar, cree que hai ciencia, ni cosa que lo valga en la perpetuacin de usos, sin razn de ser, como son nuestras prcticas ortogrficas. Gran
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ciencia por cierto, saber qu palabras se escriben con B, o con v! I sin embargo, si hubiera un americano, que para facilitar el camino a la instruccin del pueblo, propusiese la supresin do una de las dos letras; i estudiando la cuestin, se costease a Espaa i oyendo hablar a los castellanos, encontrase indicaciones de que el sonido v, no es de la lengua; i acudiendo a las bibliotecas, examinase los manuscritos e impresiones del siglo XIV, i XV, i encontrase que desde que la lengua fue escrita, los autores usaron discrecionalmente de una u otra letra, sin reglas, escribiendo uno con b, la misma palabra que otro escriba con v; i l mismo con la una o con la otra en el mismo escrito; i de all sacase por conclusin, lo que despus le continuaran autores espaoles mismos, que tal sonidos, no es de la lengua castellana, o introdujeron la pretensin de existir los que con la entrada de los Borbones, trajeron de Francia el sonido estranjero; i latinistas i clrigos refirieron el recto uso del signo, al breviario i no a la lengua . . . qu se diria de este trabajo ... . i de este hallazgo? Ciencia, estudio? No! extravagancia! I sin embargo, la verdad es que la v no representa sonido alguno de nuestra lengua.; i que as como el ingles representa cuarenta i dos sonidos distintos con solo las veinte i dos letras del alfabeto latino, as el castellano, representa diez i ocho nicos que tiene con veinte i dos letras, usando tres distintas para un mismo sonido. No se rea en plena asamblea un sabio de la imajinada Arjirpolis, por proponerla en una isla, rodeada por todas partes de agua, (palabras suyas) que hasta, all llegaba su sapiencia en achaque de nsulas? Arjirpolis era sin embargo una de esas hiptesis que sirven dbase a la averiguacin de la verdad. Una vez encontrada esta, la hiptesis se descarta, como el arquitecto quita los andamies de que se sirvi para construir el monumento. Arjirpolis fu la mano amiga, tendida por un partido al otro, que deseaba i no encontraba terreno neutro de conciliacin posible. La batalla de Caseros i la constitucin arjentina son rios que emanaron de aquella fuente. Rosas se dio por vencido, estrechado a la pared con sus propias armas. Hasta la reforma de la Constitucin de la Confederacin est ah solicitada. En cuanto a la quimera, i entonces pudo ser realidad, de entenderse la Repblica Arjentina, el Paraguai i el Uruguai, Arjirpolis vio en 1850 toda la sangre i los millones que iban a derramarse en 1865, sin que haga desaparecer las incongruencias de Estados, que la naturaleza, la historia i la lengua unen, traban i complican entre s, i desconcert el capricho de un misntropo, o el xito incompleto de una batalla, como una rama basta a veces para desviar un rio, o una piedrecita para descarrilar un tren con todas sus consecuencias. Argirpolis no mereca por tan poco tanto desprecio! En la Amrica del Sur, es tan urjente la reforma de las pocas irregularidades de la ortografa como en los Estados Unidos i por la misma causa, a saber por que ambas son asiento de Repblicas, cuyas libertades no pueden subsistir sino por la jeneral educacin del pueblo; i porque el tiempo en nuestro siglo es demasiado precioso, i el campo del saber indispensable tan vasto, que han de quitarse basta los menores obstculos del camino, para que aquella agua vivificadora corra sin tropiezo, empapo toda la tierra por igual, a fin de que sea mas abundante la cosecha. Ensear
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a leer ha dejado de ser en parte un martirio, i sin duda que los que apellidan estravagancia el intento de hacerlo del todo fcil, no tienen que echarse en cara haber consagrado, por motivos tan nobles, una hora a esas humildes ciencias de aprender a desaprender frusleras. I ya que tengo las manos en la masa no quiero dejar de poner la cuestin en su verdadero terreno, ya que los sabios han de leer poco este escrito. Los sabios de por all se entiende, que los de aqu otra cosa fuera, si del ingles se hablara, i en ello fuese por algo la educacin del pueblo, el desarrollo de la intelijencia del pueblo, la difusin de los conocimientos que poseemos, i cuya adquisicin acaso la ha costeado el pueblo, con las rentas del Estado. Cuando en Espaa estuve, asaltbanme en Madrid acadmicos i literatos, preguntndome, cmo haba podido suceder que hombre tan sesudo como D. Andrs Bello i tan conocedor de los orjenes e ndole de la lengua, hubiese patrocinado aquella reforma ortogrfica, olvidadiza de la etimologa, orjen i uso constante? Dejbalos decir, i ostentar el repertorio tan conocido de ideas preconcebidas, i cuando todo quedaba dicho, estableca nuestras razones, i oidas que eran, Salva, D. J. J. de Mora, Hartsemburg, Aribau, i cuantos de ello hablaran, concluan con esta frase, que pareca que se habian pasado unos a otros. Hombre! a decir verdad; yo no me he ocupado nunca de esa cuestin; pero . . . . " Esta es la historia! Contra todas las demostraciones, aun contra la evidencia queda siempre el pero.. de la vanidad, del hbito, do la indolencia, si la razn no favorece nuestro propio inters. Los fundamentos de la reforma ortogrfica sur-americana, con la distincin de orto-grafas fnicas o fonticas que las llam yo, i plsticas se encuentran en el captulo VIII de EDUCACIN POPULAR, Ortografa castellana, 1849. Santiago de Chile. Nada de sustancial hai que aadir a eso, i poco til ni racional deja que replicar; i recomiendo su lectura a los jvenes, porque en ella hallarn medios de despejar el camino de embarazos.

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PREMIO DE LECTURA EN LA UNIVERSIDAD DE HARVARD.

CERRADAS las sesiones de la Asamblea de Maestros de Massachusetts, quedbame espacio suficiente para visitar la exposicin de la industria particular a aquel Estado, como ya habia visto la del Estado de Nueva York. Seria loca pretensin dar idea siquiera de la impresin que el conjunto de tales muestras del adelanto de un pueblo deja en el nimo del espectador; pues en cuanto a los objetos que las Componen, para ojos sudamericanos, aunque el catlogo i los avisos den razn de sus aplicaciones, son griego las mquinas, que en hileras sin fin estn moviendo sus brazos i combinaciones del hierro, i el acero i el bronce bruidos, en ruedas i cilindros, para producir actos determinados, i obras que asombran a los mismos familiarizados con estos mecanismos. Las exhibiciones europeas, por cuanto abrazan los resultados de industrias mas variadas i antiguas deben producir a la vista mayor impresin que estas; pero las de los Estados Unidos en Europa mismo se ditinguirian por su carcter particular. Este ao ha concedido la oficina de Patentes de Washington seis mil seiscientos privilejios de inventos nuevos; habia el ao anterior dado mas de cinco mil! Dando solo cuatro mil por ao desde 1852, tendramos sesenta mil invenciones modernas recientes, otros tantos mecanismos de que se ha armado un pueblo para acelerar la produccin de la riqueza. Quien tenga presente que en nuestros pases, pasan aos sin que nada se invente, i un ao sin que nada o poco inventado en otras partes se introduzca, comprender cul es nuestra situacin relativa. Pero Boston es el cerebro industrial de los Estados Unidos, i ya por ah podr sacarse lo que es una esposicion de sus mquinas i de sus industrias. Importara mucho que se introdujese entre nosotros esta prctica no tanto para ensear las nuestras, como para introducir, exhibindolas, los indispensables instrumentos para labrar la tierra, cosechar los granos &a. El labrador se familiarizara as, con los objetos, i conocera por lo monos sus aplicaciones, venciendo al fin esas resistencias fundadas en que se yo que teora absurda, que cada uno se inventa para mantenerse estacionario, pretendiendo que el pas es as, que el terreno es ac, que aqu no os como all . . .! Los gobiernos, las municipalidades debieran dar principio; que una vez dado el impulso, formarase una corriente, i el comercio i los resultados ensancharan el cauce. Llenados con demasa los objetos de mi escursion, tenia, lomado el tren de las ocho de la maana del dia siguiente; i como fuese a despedirme de Mr. Emerson, que tantas atenciones me haba prodigado, propsome retardar mi partida basta la una, a fin de acompaarlo a Cambridge, en cuya Universidad tendra lugar a las diez un certamen de lectura a que concurriran veinte i cinco estudiantes, para disputarse, el premio, fundado por un benefactor, para estimular el estudio del arte de loor. Ya se comprende si pospondra mi viaje i volvera a ver a Cambridge que tan gratos recuerdos me habia dejado. Dise a poco de haber llegado, principio ni acto, distribuyendo a examinadores i convidados, que oran
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pocos, un impreso hecho ex-profeso de ciertos trozos para servir de testo de lectura. Tenan ejemplares los que iban a leer, a fin de que mejor estudiasen su asunto, sin dejar nada a la sorpresa de una primera lectura. Nada de particular como dificultades ofrecan los trozos escojidos. Ni versos haba entre ellos que requiriesen peculiar nfasis; ni fragmentos de Shakespeare, que no cualquiera lee correctamente: ni dilogos, cuanto i mas ospresion de pasiones fuertes, o grandes emociones del alma. Eran simples trozos de novelas, descripciones de escenas ridiculas sin ser chistosas, estravagantes otras, mas en la cosa descrita que en los conceptos. Leyeron sucesivamente los veinte i cuatro jvenes el nmero que los cupo de los ocho trozos, i por tanto a cada tres se repeta la misma lectura. Admir en unos lo que ya me habia en lecturas pblicas llamado la atencin, i es el agrupamiento de las frases complementarias, para mantener con la inflexin de la voz, dominante el sujeto i verbo, como en la buena ejecucin del piano se hace sentir el canto, sobre el acompaamiento; j cre en dos o tros casos que no poda llevarse mas adelante la perfeccin de la lectura. Concluido el acto so retiraron los examinadores a votar; i se me dispens el favor de asistir a la deliberacin. Eran los examinadores el Rector de la Universidad, el Dr. Emerson, el Capelln, el profesor de historia, el de griego, i alguno mas. Largo tiempo se discutieron los mritos respectivos, sin arribar a fijarse en alguno o algunos candidatos. El Presidente, que lo era Mr. Hill, indic como medio de acercar los divididos nimos tomar por base, que ninguno habia merecido el premio; i solo as pudieron entenderse para dar un accsit a uno, que yo cre eximio. Qudeme lelo al or este fallo; i sacando mis cuentas, por lo que yo conozco de la Amrica del Sur, i conozco demasiado de los veinte millones de habitantes que la pueblan. ninguno ni al accesit hubiera llegado; porque, como Beaumarchais hace decir al finjido soldado de Fgaro, si yo que soi el albitar de mi rejimiento no s leer, qu estrao ser .... que no todos sepan. Fundrase un premio de lectura en alguna parte?

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CORRESPONDENCIA

Cambridge, Mass., 14 de octubre de 1865. Apreciado seor: Sabra Vd. sin duda que la solucin de muchos problemas importantes en astronomia pende todava de observaciones por hacer en el hemisferio del sur, para las que no son adecuados los observatorios en la actualidad existentes, mui principalmente por la gran necesidad que hai de formar catalogos de las estrellas del sur, que an no estn anotadas. Las zonas observadas por los astronomos alemanes Bessel y Argelander slo alcanzan hasta los 30 de latitud al sur del Ecuador, pues las que mi finado compatriota el teniente Gillis hizo desde Santiago de Chile, cuyos servicios a la ciencia son bin conocidos de V. Eselencia, solo abarcan las regiones Inmediatas al poIo del sur. Estas ultimas an no han sido publicadas, i aun sindolo, quedar todava como la mitad, por lo menos de las estrellas del hemisferio, sin estar catalogadas. No sucede as con el hemisferio del norte cuyos catlogos, por lo que hace al nmero i exacta posicin de las estrellas, dejan poco que desear. En vista de esto he alimentado de mucho tiempo atrs el vago aunque formal deseo de prestar este servicio a mi ciencia, llenando aquel vaco; si bien por ahora no puedo responder de que mis asuntos domesticos y cientificos me permitan alejarme de mi hogar por el perodo de tres aos, que por lo menos requeriria empresa semejante, en caso de que logre inducir a los amigos de la ciencia aqu a contribuir con la gruesa suma que tal expedicin demandara. Con todo, mi inclinacin es muy firme en este sentido; y despus de estudiar e inquirir mucho acerca de los parajes ms adaptables a observaciones astronmicas, he arribado a la conviccin de que la ciudad de Cordoba en nuestra Repblica, por su posicin geogrfica, la pureza de su atmosfera, la esecelencia i salubridad de su clima y el conveniente acceso para los materiales requeridos para un observatorio, as como tambin por estar libre de los temblores de tierra, que tan frecuentes son en la parte occidental de aquel continente, reune condiciones favorables para un Observatorio Astronomico, superiores a cualquier otro punto que pudiera ser convenientemente elegido. Me tomo la libertad, por tanto, de dirigirme a V. Excelencia sobre este asunto, a fin de inquirir datos que importan a la realizacin de este provecto favorito de una espedicin Astronomica Austral, confiando en que su valor para el adelanto i progreso de Ia ciencia, ser a juicio de V. Eselencia, suficiente compensacin por la molestia que le ocasiono. Habria probabilidad de que tal espedicion fuera bien mirada i recibida cordialmente por Gobierno Nacional de la Repblica Arjentina, ayudada en sus esfuerzos, i protegida, en caso que esa proteccin fuese requerida? Podria anticiparse como un incentivo ms que a mi regreso el Gobierno Nacional se encontrara dispuesto a continuar el observatorio
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esistente, i adoptarlo como institucion nacional, as haciendo ms tiles mis trabajos i contribuyendo en cierto grado al establecimiento de un segundo Observatorio Astronmico en Sud Amrica? Finalmente, podramos en opinin de V. Eselencia, esperar una bondadosa recepcin y apoyo de parte de las autoridades locales de la provincia i ciudad de Crdoba, sobre cuyo amistoso sosten ser necesario reposar, en tan gran parte? En mi comparativa ignorancia acerca de las relaciones polticas i sociales de aquella regin, ms all de los conocimientos que ha sido posible adquirir a tan remota distancia, es, como V. Eselencia lo comprender fcilmente, mui difcil formar un plan definitivo o un programa de operaciones. Tal vez abuso demasiado de la cortesa de V. Eselencia, quitndole su tiempo siendo asi que mi habilidad para acometer la empresa incierta, pero conociendo cuan profundo es el inters de V. Eselencia en todo lo que concierne al progreso intelectual del mundo, como de su propia nacion, no he hesitado en dirigirle estas requisiciones cuya contestacin sera agradecida a V. Eselencia por Su atento, obediente servidor B. A. Gould A.S.E. el Sr. Ministro de la Repblica Arjentina D. D. F. Sarmiento -------

BOSTON Octubre 16 de 1865. Mi ESTIMADO SEOR he recibido con el mayor placer su favorecida del 14, hacindome ciertas preguntas conducentes a facilitar el camino a la realizacin de una Espedicion Astronmica Austral, que tendra por objeto crear en Crdova un Observatorio Astronmico, para completar lo que falta de observaciones de las estrellas del hemisferio del Sur en un catlogo completo del cielo estelar. Respondiendo a su primera pregunta, puedo asegurarle desde ahora que el Gobierno Nacional i los hombres influyentes de la Repblica Arjentina harn por medio de actos pblicos todo lo posible para ayudar a Vd. en su loable empeo. Sirviendo en ello a la ciencia se servirn a s mismos, aclimatndola en nuestro pas, en uno de sus mas tiles ramos, de que aun no tenemos estudios serios. le aqu lo que creo podr hacer mi Gobierno para facilitar la ejecucin de la idea: Admitir libres de derechos los instrumentos i accesorios del Observatorio; hacer el gasto de construccin del edificio i oficinas; obtener del Congreso autorizacin para adquirir los instrumentos i continuar como Institucin Nacional el Observatorio, con los medios de adquirir las observaciones de los domas del mundo, a fin de continuar en relacin con
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ellos. Puedo igualmente responderle desde ahora del cordial concurso de las autoridades i ciudadanos de Crdova, donde existiendo desde siglos atrs una Universidad, la poblacin entera est habituada a estimar en lo que vale la ciencia. Es probable que mas tarde el Observatorio sea afecto a la Universidad, i que desde su llegada de Vd. se trate de establecer cursos cientficos de esta parte de las ciencias, i entonces Vd. i sus colaboradores se harn un grato deber, estoi seguro, en prestar su cooperacin i consejos para asegurar el xito. Acaso el Gobierno exija que deje algunos alumnos capaces de continuar las observaciones, en los trminos que lo hizo el Gobierno de Chile, i convendra al menos que le fuera a Vd. permitido proponer su sucesor, a fin de que continuase las observaciones que Vd. hubiere comenzado, o creyese necesario emprender. Hace pocos aos que fue as llamado a la Repblica Arjentina Mr. Burmeister, sabio alemn que Vd. conoce, i sin otras seguridades se traslad a aquel pas, donde ha enriquecido la ciencia con colecciones de los fsiles que tanto abundan i que antes solo servan para enriquecer los museos de Europa. El Gobierno i el pas se envanecen hoi con estas adquisiciones, i otro tanto suceder con el Observatorio Astronmico con que Vd. puede dotarlo. Escribo en este sentido a mi Gobierno, i a un ciudadano respetable de Crdova, no olvidando para mas propiciarlos, hacerles saber que Vd. Goza aqu de una alta reputacin como astrnomo, i que conserva en Europa relacin con los mas distinguidos hombres de ciencia, que lo favorecen con su especial estimacin. Con la seguridad de obtener de mi Gobierno la plena i cordial confirmacin de lo que ahora anticipo, tengo el honor de suscribirme su atento, seguro servidor, D. F. SARMIENTO. Al Sr. D. B. A. Gould. ----BOSTON, Octubre 16 de 1865. Mi ESTIMADO AMIGO: Incluyo a Vd. las dos piezas adjuntas, a fin de que impuesto de su contenido, de Vd. los pasos necesarios por lo que a Crdova respecta, a fin de obtener seguridades de que ser recibida con el debido inters la idea i la realizacin de un Observatorio Astronmico en Crdova. No solo por ser cordovez me dirijo a Vd., sino porque s cuanto placer encontrar en que la astronoma que Vd. conoce en sus principios jenerales, sea al fin cultivada entre nosotros. Crdova seria el Greenwich de la Repblica Arjentina, adquiriendo su Universidad este nuevo ttulo de celebridad. He estado en Cambridge (Harvard College) aqu, i le aseguro que
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enferma contemplar nuestra inferioridad. Es lo que Vd. deca de su Quinta de Grijera antes, al ver un jardn a la europea: me parece lancha al lado de un vapor. Pero no desesperemos. Basta tener buena voluntad. Mr. Gould, a quien he tratado en Cambridge i de quien he tomado informaciones, es considerado como uno de los ms notables astrnomos de los Estados Unidos. Convendra que informase si hai en las vecindades de Crdova sobre la barranca un lugar adecuado para observatorio i residencia de una familia, o mas bien, si la poblacin llega hasta el terreno alto; porque no quera Mr. Gould estar separado de la ciudad. Por poco que hagan, i estoi seguro que harn mucho, podr Vd. tener el gusto de ir a su pas natal en ferro-carril a contemplar las maravillas de los cielos, con un poderoso telescopio, en el observatorio de la ciudad de Crdova. Esperando el resultado de esta indicacin, tengo el gusto do suscribirme su afectsimo amigo D. F. SABMIENTO, Al Sr. Dr. Don Dalmacio Velez Sarfield -----BOSTON Octubre 17 de 1865. Mi DISTINGUIDO AMIGO I COLEGA: Tuve el gusto de escribirle el otro da sobre un negocio de inters pblico, que por rascones de poco valor no so llev a cabo. Ahora le escribo movido por el inters de nuestro pas i su propia reputacin de Vd. como poeta i hombre de letras. Por mis predilecciones personales i algunos encargos de mi Gobierno tengo ocasin de visitar bibliotecas i escritores, i echar de menos con dolor los pocos libros que honran nuestras letras. Su novela "Amalia" la be visto por fortuna publicada como espaola en Leipsie, pero uno solo de sus versos no es conocido. Mr. Longfellow, (pie es considerado como el mas notable poeta ingles do la poca i que posee admirablemente el espaol, se lamentaba, dono conocer un verso de nuestro pas, i Mr. Tieknor que es hoi acaso el nico crtico i erudito espaol, aunque sea norte americano, mostraba el mismo pesar, pidindome le procurase los que tuviese, sin duda para agregarlos a sus ricas colecciones i darles su debido lugar en la Historia de la literatura espaola que escribe. Oreo pues que Vd. debe a la gloria de su pas el sacrificio de algunos ejemplares de sus poesas; sacrificio que seria compensado por la honra que Vd. mismo alcanzara, hacindose conocer de literatos que tanto saben estimar el talento.Esperando que me proporcione el gusto de depositar sus obras en algunas bibliotecas i dar a aquellos amigos de las letras un ejemplar, tengo el gusto de suscribirme su siempre servidor i amigo
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D. F. SARMIENTO. A S. E. el Sr. D. Jos Mrmol, Ministro Arjentno en el Brasil. -----CAMBRIDGE, Octubre 16 de 1865. SEOR: Adjunto a esta remito a Vd. una carta de introduccin con que me ha favorecido Mr. Gould, i con ella un ejemplar de un pequeo trabajo sobre raciones del ejercito, que somet a nuestro Gobierno el ao pasado. Uno do los objetos que tuve en vista en la preparacin de mi panfleto, fue demostrar al Gobierno cuan posible es conservar cocida, fresca i sabrosa al paladar la carne para el uso de los ejrcitos, donde quiera que se encuentre el ganado en suficiente nmero i en buena condicin, i evitar la perdida i desperdicio que ocasiona a las tropas en marcha el trasporte de carne fresca. El mtodo propuesto ha sido puesto en prctica, a instancia del Gobierno, en escala de tal magnitud como para demostrar su practibilidad, i que las carnes son adaptables a la marina de guerra, a la mercante i al consumo domstico. Se ha demostrado tambin que la carne puede resistir con perfecta seguridad en el rigor del verano, sea cual fuere la temperatura, i conservarse en buen estado por largo tiempo. Desde un principio he creido que el gran campo para el procedimiento era la America del Sud, i especialmente las pampas de la Repblica. Arjentina. Deseo para buscar capitales, saber si un nuevo procedimiento i nuevo producto patentados en este pas, Inglaterra i Francia, obtendran del Gobierno de V. E. algn privilejio esclusivo; si una compaa organizada en los Estados Unidos podra adquirir el derecho de ser nica en la conservacin de la carne por tal procedimiento por un nmero de aos; si son concedidas patentes por la Repblica, i si as sucede, por cuntos aos i en qu trminos? Tan luego como la guerra con el Paraguai termine, i la paz quede definitivamente establecida, emprender la realizacin de mi deseo, que es traer la carne de las pampas, bajo una nueva forma a los mercados de este pas i de Europa. MU obligado quedar a V. E. si se sirve responder a las preguntas anteriores, esperando lo cual quedo mui respetuosamente su obediente servidor. E. U. HORSFORD. A S. E. el Sr. Ministro Plenipotenciario de la Repblica Argentina.
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------NUEVA. York, Octubre 22 de 1865. Mu SEOR MIO: He recibido en debido tiempo su estimable carta del 19 del corriente fechada en Cambridge, i el opsculo con que se ha servido V. acompaarla, con el ttulo "Army Rations How to diminish its weight and bulk, secure economy in its administration, avoid vast, and, increase the comforts, efficiency, and, mobility of the troops." De suma importancia para nuestro pas considero las preciosas i tiles observaciones contenidas tanto en su memoria como en la carta a cujas interrogaciones me propongo contestar. Cuestin es esta de las raciones que atrajo m atencin en Buenos Ayres, mientras fui Jefe de Estado Mayor del Ejrcito de Reserva en 1859; en cuya ocasin logr establecerlas bajo un sistema econmico i nutritivo. Debo decir a Vd. para su inteligencia que nuestro sistema comn de alimentar los ejrcitos en campaa, se adapta, a los hbitos de los habitantes de las pampas, i a las dificultades inherentes a pas despoblado. Las tropas se alimentan con carne do vaca, distribuyndose a razn de una, res en pie por cada cuarenta i cinco hombres. Esta carne la comen asada, i pocos son los soldados, aun los europeos, que no se acostumbren a este rjimen, i hasta se aficionen a l. Como nuestras fronteras estn siempre amenazadas por los indios salvajes, i estos marchan a caballo, alimentndose de la carne de este animal esclusiva mente, con lo que consiguen que la provisin de alimento pueda correr con la misma velocidad que ellos; muchas veces i algunas por orden de oficiales europeos, nuestras tropas de caballera, para luchar en movilidad con el enemigo han tenido que adoptar el mismo alimento, a que el soldado se acostumbra al fin. Sin embargo, este sistema no es ordinario, i solo sujerido por la necesidad estrema. En la guerra que sostiene al presente la Repblica Arjentina contra el Paraguai, en que hai que proveer a ejrcitos de mas de cincuenta mil hombres, en territorio donde no abunda el ganado, por haberlo arrebatado el enemigo, algo ha debido o habr de proveerse que reemplace al antiguo sistema, i acaso el que Vd. propone tendra feliz i til aplicacin. El ejrcito del Jeneral San Martin, que atraves los Andes para llevar la guerra de la Independencia a Chile, prepar carnes secas asadas i molidas, mezclndola con galleta i los necesarios condimentos, a fin de que estuviesen en estado de comerlas, con solo echarles agua caliente, lo que hacia un alimento sabrossimo. Esta carne seca se prepara en Chile con el nombre de charqui, i en nuestros ejrcitos seria de til aplicacin. Buenos Ayres i los pases circunvecinos crian mas de doce millones de vacas, que forman su principal produccin. El sebo, cuero, huesos i cuernos, encuentran fcil mercado en todas las plazas del mundo, pero la carne que se sala por un sistema llamado tasajo, solo es pedida por el Brasil i la Habana para alimento de esclavos, demanda que es casi siempre inferior
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ala inmensa produccin. La elaboracin de las reses por este sistema es mui injenioso i econmico, habiendo saladero que mata mil animales por dia. El tasajo es escelente intrnsecamente, pero la escesiva cantidad de sal de que se sirven para prepararlo, lo descolora por la superficie, hacindola presentar un color plido que repugna a la vista. Esta desventajosa apariencia es la causa de su rechazo en los otros mercados. El Emperador Napolen quiso introducirlo en el ejrcito francs por su economa i buena calidad, pero no logro vencer la repugnancia de los soldados. Se han hecho varios envos a Inglaterra i la prensa ha recomendado mucho sus calidades, prometindose su admisin en la economa domstica. Hombres mui entendidos no han podido encontrar medio de quitar al tasajo esta apariencia desfavorable; como no se ha encontrado medio de preservar la sangre, para esportarla como abono. Hai un invento que se llama Oliden, del nombre del inventor, que se asegura conserva un ao las carnes en su estado primitivo, i tales son los testimonios dados de la autenticidad del hecho que parece incuestionable. Hai tambin otro sistema para la preservacin de carnes que pretende haber inventado un profesor de qumica alemn. Queda pues, un problema por resolver en cuanto a la manera de preservar las carnes, i quien encuentre su solucin a satisfaccin de los consumidores en el mundo, obtendr ventajas pecuniarias inmensas, doblando la riqueza de aquellos pases. En la Provincia de Buenos Ayres, que es la mas productora de ganados, hai lei de patentes o privilejios de invencin que asegura veinte aos al inventor en el pas i cinco al importador de un invento ya conocido. No recuerdo si algo provee para los casos en que el propio inventor estranjero, solicite privilejio en el pas; pero como este punto est ya reglado por la lejislacion universal, creo que all se entender como invento nacionalizado, el orijinal que reclamo su admisin. Las compaas estranjeras gozan de los mismos privilejios que las del pas, llenando formalidades comunes a todas las naciones. Con lo que llevo espresado creo haber satisfecho sus deseos, Hasta donde mis conocimientos en la materia, i los escasos datos que tengo a mano me lo han permitido; i solo me resta desear sinceramente que vea Vd. realizadas sus anticipaciones, i suscribirme su atento, seguro servidor DOMINGO F. SARMIENTO. Al Sr. D. B. N. Horsford.

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EDUCACION DE LOS NEGROS LIBERTOS.

LA cada de Richmond, abriendo luego sus puertas al Presidente Lincoln a principios de Abril del presente ao, mostr a los hombres del Norte toda la profundidad del mal que la victoria acababa de segar de raz con la abolicin de la esclavitud. Tres millones de esclavos renacan a la existencia con el gorro frijio del liberto. Pero esta vez el smbolo de la libertad no cubra las sienes del prisionero romano de guerra que a veces era el ateniense de espritu elevado por la filosofa de la Academia; el orador del arepago, o el artista que haba cincelado la estatua de Minerva, cautiva como l para ir a, los templos de Roma a recibirla adoracin del conquistador, atnito ante las bellezas del arte griego. Este esclavo de raza mas pura, de educacin mas avanzada, pasaba al Gineseo a ser el maestro de retrica de sus amos, i un dia podia aspirar obteniendo su manumisin a ser tribuno de la plebe, o ministro favorito del Csar omnipotente. El esclavo moderno, por lo mismo que era la vctima de una institucin espirante, es la ltima degradacin humana. De raza distinta, i por siglos servil, despreciada de los mismos que queran levantarla de su postracin, por esos hbitos que las distinciones sociales forman, creando una segunda naturaleza, los negros de la noche a la maana se encontraban libres; sin hogar donde refujiarse, huyendo de la casa que les recordaba los sufrimientos de la pasada servidumbre; sin vestido, sin alimento, sin la capacidad ni la ocasin de procurrselo por el trabajo libre; i sobre todo este cmulo de miserias, la ignorancia en que habian sido creados, como se cercenan las alas a las aves del cielo cuando se las quiere someter al yugo domstico. Las bandas de negros por millares se echaban a anclar a la de Dios por los caminos, aquejados por el deseo de sentirse libres, con la imprevisin del esclavo, que no siente la responsabilidad de su propia existencia, porque es cosa que come i viste i trabaja como la mquina inconciente que consume carbn i grasa. Pero al fin de la gozosa jornada, aspirando las brisas libres como ellos, admirando por la primera vez la naturaleza i la vejetacion que antes tenan por enemigas, encontrbanse sin techo, sin patria, sin el grosero alimento siquiera que el amo les distribua para reparar las fuerzas. Estas hordas de brbaros pacficos i todava humildes por hbito i por gratitud, ganaban las abandonadas barracas de los ejrcitos victoriosos, que aun seguian avanzando al Sur en busca de los ltimos restos de los vencidos. Millares so establecieron en las costas del mar para alimentarse con el pescado de Dios, con los mariscos de la. playa. Por todos los estados esclavcratas se presentaba el mismo desquicio de una sociedad, vuelta de arriba abajo, arruinados por la guerra los pudientes, i sin que los oprimidos tuviesen asiento, ni posesin del suelo, ni poder. Esto pasaba en el terreno de los hechos. En el horizonte de las ideas, en los planes de reconstruccin una interogacion sin respuesta a un fluctuaba como una masa de sombras que ocultaban el porvenir. Cuatro millones de negros, con las cicatrices frescas de la servidumbre, ignorantes, destituidos, abyectos aun, iban a echar un sesto de votos en la balanza, para
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medir la opinin pblica en los actos fundamentales del gobierno? La repblica, que tiene por base de su poder la igualdad en la Escuela comn, pava tener ciencia i conciencia de sus actos, iba a librar sus grandes destinos a influencias reputadas idiotas? El triunfo de la libertad, sobre los ltimos restos de las sujeciones sociales, traera por primer fruto la barbarie, i como so ha dicho por burla, la exelsa guila iba a cambiarse en el rastrero cuervo? Desde el principio de la guerra el sentimiento de patriotismo haba encontrado en el espritu de asociacin, instrumento i rgano asombroso para manifestarse. En la guerra de Crimea el ejrcito francs llevaba consigo, o fue seguido de Hermanas de la Caridad para la asistencia de heridos i enfermos. Una mujer inglesa, Mrs. Nightingale de piadosa memoria, inici con su ejemplo el movimiento de la caridad democrtica, popular, patritica, que inspir la organizacin de la "Comisin Sanitaria de los Estados Unidos." Las ciudades del Norte se organizaron en un cuerpo para proveer a las necesidades del soldado, curar sus heridas, refrescar sus alimentos, recojerlo cuando se estraviaba, vestirlo i abrigarlo. Millares de santas mujeres se trasladaron al teatro de la guerra, a. prestar aquellos servicios que solo la madre o la hermana prestan con todo el calor del corazn; i todos los Estados Unidos se convirtieron en almacen inagotable i tesoro siempre renovado por las suscripciones voluntarias. La enorme suma do doscientos millones invertida en ausilio de los enfermos i heridos mido apenas el fervor de esa manifestacin de la Repblica. La Asociacin Cristiana, sin distincin de sectas, segund el. movimiento i fue apoyada por erogaciones menos cuantiosas, aunque siempre enormes; i ambas asociaciones con sus larguezas, con sus cuidados maternales acompaaron al soldado victorioso hasta la puerta del hogar domstico, devolvindolo a la familia, cuya solicitud haban tan dignamente representado durante la ausencia. La parcial emancipacin de los negros que se escapaban de la tierra de servidumbre, la admisin en el ejrcito de los soldados de color, i el sentimiento mismo que haba arrastrado a la nacin a resolver por las armas el conflicto entre dos instituciones inconciliables, la igualdad i la esclavitud, haba inspirado la idea de una Asociacin para ayuda de libertos; i cuando aquellas otras dos hubieron llenado su misin, esta qued do pie para hacer frente a las dificultades de la brusca emancipacin. Afilironse en ella todos los ciudadanos que sostenan al Gobierno: todos los que profesaban el dogma o la igualdad social, sintindose responsables do la suerte de los esclavos manumitidos a costa de tanta sangre. En marzo do esto ao, tenia su tercer aniversario la "Sociedad Ausiliar de los Libertos" en el Capitolio mismo de Washington, ofreciendo espacio suficiente apenas para contener en su vasto recinto la muchedumbre de sus miembros. "Esta noche, decia su Presidente al abrir la sesin, celebra su tercer aniversario la Asociacin, que organizada para satisfacer a las exijencias de una juiciosa simpata i prudente benevolencia creada por la guerra, se ha consagrado a prestar auxilio a aquellos que por largo tiempo no tuvieron protectoreslos esclavos, cuyas cadenas han sido
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quebrantadas por los rayos de la guerra. Como las otras organizaciones que la han precedido, no reconoce esta ni partido ni secta. Solicita la cooperacin de todos los que sienten, i trabaja donde quiera que haya libertos que socorrer para instruirlos en el deber, i hacerlos tiles para la sociedad para ellos mismos. Algunos pueden mirar como humilde en demasa su obra; pero persuadido de que el pobre es el predilecto en la solicitud Divina, yo la considero como lamas noble de todas.Pocos creyeron al principio, que el primer fruto de la guerra seria la emancipacin de los esclavos. Cuando estuvo consumada, vino do s la cuestin de si serian llamados los negros a lomar parte en la guerra emprendida para conservar la Union, i que se haba convertido en guerra de Emancipacin. Resuelto este punto, otra cuestin viene ahora. Podrn los negros leales protejerse as mismos i protejer con su voto a los blancos leales contra los amnistiados pero vengativos rebeldes?...... La obra especial cometida a esta Asociacin os preparar a los libertos para los nuevos deberes i responsabilidades que ya pesan sobro, ellos, i las que los vendan en adelanto. Su primor cuidado es proveer incontinenti a sus necesidades inmediatas; poro sus altos deberos i sus mas estensos propsitos son habilitarlos a proveerse a s mismos, i hacer de ellos TILES CIUDADANOS. Parte es esta de la grande obra de mejora i educacin por la cual nuestra, nacin va avanzando hacia una vida nacional mas elevada i alta, preparndose as para un porvenir grandioso que oscurecer nuestro glorioso pasado..... Una parte mu importante de nuestra obra ha. sido poner al pueblo en aptitud de bastarse a s mismo, sin ayuda del gobierno o de la caridad particular. Para cultivar el terreno les hemos enviado semillas de hortaliza, arados, palas i oros instrumentos agrcolas.... No entra en la Provincia de esta asociacin averiguar las causas, o especular sobre el porvenir del negro. Lo hemos encontrado desnudo i lo hornos vestido: ignorante, i lo instruimos: sin empleo, i le proporcionamos loa medios de ganarse la, vida. Lo hallamos herido, i tendido a la, orilla, del camino, medio muerto, por ladrones que lo haban despojado; nuestro deber es llevarlo a la posada en Jerusaln Despus de ledo el informe de los trabajos ejecutados en el transcurrido ano, por el pie constaba haberse invertido en auxilio de los negros, mas de cuatrocientos mil pesos, se procedi a nombrar las autoridades para el siguiente ao. Pero la terminacin de la guerra un mes despus de esta sesin, abri a la, Asociacin para ayuda de los libertos, inmenso campo a sus labores, i jamas ha presenciado el mundo invasin como la que esperiment el Sur desde entonces, ni conquista de carcter mas benfico. Millares do filntropos del Norte se esparcieron por el Sur a llevar la, antorcha de la investigacin a les mas recnditos lugares del teatro de la rebelin, humeante todava con la sangre derramada a torrentes i los tizones del incendio. Mil ecos repitieron por toda la Union sus descripciones de la, miseria de los negros, aquella materia humana echada n la playa por la tempestad, despus del naufrajio de la esclavitud. Centenares de Maestras
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de Escuela, principalmente de Boston, acudieron al llamado, con zelo apostlico; i bajo la techumbre desplomada dlos palacios en ruina, en los galpones de los injenios de azcar, donde quiera que haba sombra i espacio levantaron el altar del cristianismo universal, sin distincin de secta, la Escuela, diciendo como el divino Maestro: "Dejad venir hacia m los nios, i no se lo estorbis." La Asociacin de Ayuda para los libertos, organiz luego en Provincias suyas los antiguos Estados de esclavos, i les nombr Superintendentes de Escuelas, dando organizacin a las que se improvisaban, sealando en el mapa, como los jenerales para fortificar los puntos estratgicos, los locales de nuevas escuelas. El gobierno segund a poco el impulso dado por la opinin, creando oficinas militares para proteccin de libertos; i mui pronto vironse jenerales cubiertos de laureles i cicatrices, menos empeados en perseguir rebeldes que en auxiliar a los maestros i fundar escuelas, asignando raciones a los menesterosos, i preparando locales para la enseanza. Los invlidos de la guerra tornronse en maestros, i los soldados vencidos i amnistiados en discpulos solcitos. Los pastores de las diversas iglesias acudieron a campo tan vasto de misin cristiana, i el Sur, teatro de tanta desvastacion, presentse luego como un vasto seminario de instruccin moral e intelectual. Dar de la accin de las oficinas militares una idea la carta que al instituto Americano de Instruccin, reunido en Nueva Haven diriji el Mayor Jeneral Howard, Jefe de una de ellas. "Mucho placer, dice el Jeneral, me ha causado saber la propuesta discusin relativa a la educacin de los libertos americanos. Es mi propsito ayudar a la obra de la, educacin por todos los medios que estn o hubieren de estar a mi alcance, como comisionado de libertos i refujiados, Tomar la Superintendencia de la obra en los Estados donde tengo sub-comisionados, i ya he tomado disposiciones a este respecto. Siempre que sea posible los maestros tendrn alojamiento i lea. Se les permitir obtener por compra raciones del ejrcito, lo que disminuye de una mitad el costo do la mantencin. Desde que los negros reciban un salario suficiente, sostendrn, segn lo prometen, cuantos maestros les enven las sociedades de beneficencia. Enviad pues maestros, i organizad tantas escuelas como sea posible. Las preocupaciones ciegas i la verdadadera ignorancia sern el nico obstculo con que batiremos de luchar. Hai hacendados que cerraron sus plantaciones a los maestros leales, i debemos estar preparados a ello, con el espritu de verdaderos misioneros. Mis ajentes que estarn siempre a mano, recibirn instrucciones de dar toda proteccin a las escuelas. Tendrn facultad los maestros do pedir fuerza armada; pero me inclinara a poner en ejercicio cualquiera otro temperamento antes de apelar a la coercin. Debemos hacer cuanto de nosotros dependa para vencer las preocupaciones i la oposicin, llevando con nosotros el espritu de Cristo a cada estremo i rincn del Sur, i regocijarnos por cada palmo de tierra ganado, i no desanimarnos nunca por el mal xito o las resistencias. Muchos esfuerzos es necesario hacer en favor de los Mancos. Cuando he atravesado por Georjia i Sud Carolina casi nunca he encontrado un nio blanco que supiese leer! La unin de las diversas ajencias de las sociedades benevolentes es un gran paso en la buena direccin. Esto servir para armonizar i animar a aquellos cuyo
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corazn suspira por ver cuanto antes cumplidas las promesas de esta portentosa, revolucin. Trabajo i escuelas se darn la mano, cuando el trabajo libre est bien arreglado i la propiedad lijada, como suceder bien pronto, desde que se introduzca una fuerte emigracin leal, i la compra o arriendo de tierra en mayor o menor ostensin por los libertos. Escuelas e iglesias han de brotar de la tierra i florecer. Mas de doscientas mil personas, jvenes i adultos han aprendido a leer en los Estados insurreccinanos en estos tres ltimos aos. Los soldados de los regimientos i las escuelas establecidas demuestran la enerjia desplegada. Con el Gobierno, los Cristianos leales, i los negros trabajando da i noche por un lado, con la bendicin de Dios, qu podrn del otro hacer los esfuerzos de algunos guias ciegos, sino es mostrar con creciente evidencia la maldad i locura de cerrar los ojos a la luz de la verdad? Est en el nteres del Sur cooperar con nosotros en esta grande obra, i ojal que Dios conceda a sus hijos e bijas hacerlo antes que pese mas su mano sobre ellos. Vuestro amigo, O. O. HOWARD. Mayor Jeneral." Apenas desembarcado en Nueva York, pseme en contacto inmediato con Mr. Eduardo F. Davison, Cnsul arjentino en esta plaza, i miembro de la Comisin Ejecutiva, de la Asociacin para ayuda de los libertos. Mr. Davison, residente por largos aos en Buenos Ayres i lleno de zelo por todo lo que pueda interesar al pas, que tan bien representa en su carcter consular, presentme en la Liga de la Union, de que tambin es miembro, i otra de esas grandes asociaciones americanas, con propsitos igualmente nobles. Cuando la guerra se hubo prolongado mas aos que los que la impaciencia popular calculaba, i las contribuciones i los emprstitos pesaban por millares de millones, i cada familia contaba un muerto, algunas seis tambin, era de temor que faltase el nimo al pueblo para llevar a cabo sin Saquearla ruda tarea comenzada. Entonces se organiz por todos los Estados leales una Liga, compuesta de banqueros, comerciantes i propietarios para apoyar moral i fsicamente la poltica del Gobierno, aprobando, o como aqu se dice, endosando sus actos, i aceptando los nuevos sacrificios de capital i de sangre que se les impusieran. La noche de mi presentacin esperaban los socios reunidos la visita, de Grant, el Jeneral prestigioso, i presenci una de esas escenas en que el entusiasmo pblico recompensa a los servidores de las patria. Hubo real besamanos, puesto que el hroe, abrumado bajo el peso do las coronas, tenia que estrechar la mano dcada uno de los socios, sin exeptuar la ma, que le ofrec con respeto. Mr. Davison me puso desde all al corriente de los trabajos de la Asociacin para ayuda de libertos, remitindome en adelante ejemplares del Freedman, peridico mensual que sirve de rgano a la Asociacin. Oportunamente llevme a visitar la oficina de la Comisin Ejecutiva, i presentarme a sus consocios en el carcter que me sirve de diploma i carta de admisin a todos los establecimientos de su jnero, el de amigo de la mejora del pueblo por la educacin. La oficina, de la Comisin Ejecutiva es un escritorio de comercio, como cualquiera otro: largas tilas de fardos contenan, las donaciones en ropa, tiles de labranza i de servicio domstico, libros i cuanto se recibe de
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todas partes, en ausilio de los negros, sin escluir los donativos que llegan de Francia i de Inglaterra, donde se han organizado sociedades para el objeto. Desde all se hacen los envos, segn los pedidos de los comisionados del Sur, llevando en toda regla de comercio la contadura. La correspondencia se publica en el Freedman, i cada mes se renen la Comisin Ejecutiva i una comisin de veinte i cinco de los socios para transar los negocios que ocurren, levantando actas en la forma ordinaria. I mientras tanto, comerciantes, simples hombres de negocios haban en cinco meses creado mas escuelas que la corona de Espaa en toda la estension de ambas Amricas e islas del archipilago de las Antillas, mas que cada una de las repblicas de la Amrica del Sur en medio siglo de tormentosa Independencia! Es imposible suscitar jamas un movimiento de la opinin entre nosotros, no va en favor de una raza reputada inferior, sino de nuestros blancos, negros de ignorancia e inferioridad social? Va a continuar la Amrica del Sud, revolcndose en ese lecho de espinas que le han legado sus antepasados, i en el que en lugar de reposo encuentra hasta puales que la hieren i despedazan? Por lo que algunos do los que no desesperan aun i leyeren estas pajinas pudieran requerir ejemplos, recordaremos aqu, sino frecuentes varios casos en que so ha mostrado la posibilidad de dar comienzo a obra tan grande. Cuando en 1858 fue invitado el vecindario de la parroquia de la Catedral al sur do la ciudad de Buenos Ayres, a contribuir al sosten de una Escuela, Superior en su propio barrio, los vecinos se prestaron gustosos, aunque sin la perseverancia que solo la le o un fuerte sentimiento del deber da, a estos movimientos voluntarios. La parroquia de la Catedral al Norte organiz una Comisin para erijir una Escuela del mismo jnero, i los capitalistas mas pudientes corrieren con la construccin, llevndola a cabo con economa i lujo, invirtiendo en ella veinte a treinta mil pesos. I si este ejemplo no fue seguido por las otras parroquias, fue acaso menos el efecto de poca voluntad, que falta de concierto de algunos vecinos aromosos que lo promoviesen. Pero un movimiento de opinin i el trabajo de organizacin que se aproxime siquiera como el relmpago se asemeja al faro, tuvo lugar con motivo del horrible terremoto que borr del mapa la ciudad de Mendoza. Los pavorosos detalles do la catstrofe ublicados por los diarios eran para exitar la mas profunda simpata por las vctimas, i desde Chile, Lima, i todas las ciudades arjentinas se movi la caridad pblica en su favor. En Buenos Ayres fue organizada regularmente, con una Comisin ejecutiva que funcion durante un ao dirijiendo el movimiento, exitndolo i corriendo con los gastos de ejecucin. Los actores de un teatro espaol, cuyos nombres sentimos no tener presentes, dedicando una funcin de teatro a beneficio de las victimas del terremoto, pusieron la suma colectada a disposicin de cuatro ciudadanos, a quienes ellos nombraron, para darla destino. Estos aceptando como un honor encargo que de tan humilde orjen les venia, se organizaron inmediatamente en Comisin Ejecutiva para colectar socorros, nombrando secretario, i lanzando al pblico, i haciendo derramar a millares por todas las casas, una corta i sentida invocacin al patriotismo, a la caridad cristiana, a
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la filantropa, avisando al pueblo el lugar de residencia i propsito de la Comisin. Otra circular fu dirijida a los prrocos i pastores de los diversos cultos, a los Directores de Colejios i Maestros de Escuelas, i a las autoridades municipales de las poblaciones de campaa. Las diversas Ljias Masnicas obraron en el mismo sentido por su parte; i la Sociedad de San Vicente de Paula no se qued atrs en colectar fondos i vestidos para enviar a los que se sabia destituidos de todo lo necesario a la vida. Los boticarios mandaron una botica valiosa i completa para los enfermos. Con estas poderosas ajencias, cada una de las cuales obraba en su crculo especial de simpatas la poblacin de Buenos Ayres se mostr digna del renombre conquistado de filantrpica i adelantada, sin que haya de tenerse en poco las manifestaciones de otras ciudades i pueblos, segn sus medios. Citamos este hecho para mostrar que no es imposible organizar un movimiento cu favor de la educacin del pueblo. Los Jueces de paz de las poblaciones de campana del Estado de Buenos Ayres, han consagrado su actividad i patriotismo a dotar a sus localidades de grandes i adecuados edificios de Escuelas, i las de San Jos de Flores, Morn, Fortin de Areco, Merlo, Chivilcoi, atestiguan con sus formas monumentales todo lo que el pueblo puede hacer de por s, cuando se le dirijo por el buen camino. Chivilcoi ha llevado la solicitud hasta elevar un grupo artstico a la puerta de su escuela, confiando la ejecucin al cincel del estatuario Duteil, de aquella inspiradora i sublime escena del Evanjelio en que Jess dice a sus apstoles: "Dejad venir a mi los nios, i no se lo estorbis." Cuando las artes concurren a. celebrar una idea social, como las hazaas del guerrero, o los servicios a la. ciencia o a la sociedad, el pueblo que tal hace est salvado. Massachusetts acaba de rendir un homenaje artstico a la grande idea que est en el corazn de todos, i es la fuente de su prosperidad material, i de su elevacin moral e intelectual. ltimamente en esta lijera enumeracin de elementos i obreros que preparan la revolucin pacfica de adaptar en masa la sociedad I colonial, para servir a los intereses republicanos, debo citar el conato de algunos jefes militares que siguiendo las huellas del General Belgrano, han fundado Escuelas en los Departamentos de su cargo, o sobre los campos de batalla en que han cosechado laureles, tales como el Jeneral Mitre, el Coronel Vedia i el Mayor Campos. Estas pajinas contienen estmulos, ejemplos i medios para dar impulso a estos movimientos instintivos, o mas bien intuitivos de la opinin. La necesidad primera, la base radical de todo progreso, es erigir escuelas en todas las localidades; escuelas suntuosas como los templos, porque tanto honra a Dios el local donde se le dirigen preces, como aquel donde se ensea a adorarlo de una manera digna de la Suprema Sabidura; y para construir escuelas basta quererlo y procurarse un modelo. San Juan, una de las provincias menos prosperas ha construido con escaso ausilio del erario y sostenidos esfuerzos del vecindario, la ms vasta escuela que exista hoy en la America del Sur. Como complemento y muestra de lo que el espritu publico puede hacer, aadimos por conclusin los datos que suministra el Freedman de la obra ejecutada en cuatro o cinco meses por su solo esfuerzo. Muy tristes
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reflexiones sobre s mismos traer su lectura a los americanos del Sur. Este sera el primer movimiento: el segundo ha de ser, lo esperamos, seguir tan noble ejemplo. ESCUELAS DE COLOR FUNDADAS DESPUES DE LA EMANCIPACION DE LOS ESCLAVOS WASHINGTON Hai en Washington nueve escuelas de color, diarias, cuyos maestros son pagados por los nios, o sus padres. Hai veinte y nueve gratuitas sostenidas por los filantropos del Norte, y ocho de la maana, enseadas por los escribientes de las oficinas de los diversos Departamentos del Gobierno. En todo cuarenta y seis escuelas. LUISIANA Las escuelas diurnas para nios de color fundadas en la Luisiana por el general Banker, segn informe son ciento veintisis, con doscientos maestros, y quince mil alumnos: y cinco mil adultos en escuelas nocturnas y dominicales; en todo veinte mil personas educndose. Algunas escuelas tienen hasta seiscientos alumnos. Un impuesto de uno por mil, sobre la propiedad raz va a establecerse para pagar los gastos de la educacin de la gente de color. Crese que esta contribucin bastar para reembolsar los gastos hechos por el Maestre Campo general, y sostener las escuelas durante el resto del ao. CHARLESTON Oficina de Educacin pblica, Charleston, Carolina del Sur, abril 30 de 1865. coronel Gurney. Coronel: hay nueve escuelas diurnas pblicas y cinco nocturnas en este puesto bajo la inmediata supervisin de esta oficina. Ayer el trmino medio de asistencia en la semana dio el siguiente resultado:

En la Escuela Normal.............................................620 En la Escuela de San Felipe1100 En la Escuela de Santa Mara822 En la Escuela Ashley..............................................305 En la Escuela de la calle del Rei...306 nias
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En la Escuela de la calle de Meeting256 En la. Escuela de la calle Chalmey...161 nias En la Escuela, de San Miguel ..160 3700 . . . . Esta suma representa al menos cuatro mil alumnos en los rejistros. Como tenemos mui pocos libros, i no hai listas ni tiles, i necesitamos mayor facilidad de comunicaciones, no puedo dar detallis estadsticos de las Escuelas.JAMES REDPATH, Superintendente de Escuelas. Newbern.La Escuela Wilde, enseriada por Miss Harris, cuenta con ciento quince alumnos. Escuela James, por Miss Morris, doscientos alumnos. Isla Roanoke; nuevo edificio.El edificio que ocupa la Escuela ha sido recientemente erijido, i est agradablemente situado en la Avenida Lincoln. Estoi dando dos sesiones de enseanza al dia. Mi escuela cuenta ya ochenta i siete alumnos. La Escuela se compone de adultos i de nios, casi todos en el abecedario.Susana Odell, VIRGINIA Richmond. Las ciento cincuenta caras de mis felices discpulos brillan de contento al verse en la escuela, de tanto tiempo deseada. Fiesta de las escuelas de negros.Una escena nueva ocurri ayer en la iglesia de negros de Richmond. Mas de mil nios negros de los que, asisten a las Escuelas de su raza, estaban reunidos para oir a un Maestro de Boston que ocupaba el pulpito. Varios maestras ocupaban los costados dlas bancas, para tener tranquilos a los nios, cosa por cierto no mui sencilla. El Superintendente Coan pidi a la asamblea que levantasen la mano los que quisiesen oir una historia, pidindoles se estuviesen con juicio mientras el Rev. Raynes hacia una corta oracin, que protestantes i catlicos repitieron palabra por palabra, segn sus ritos. El Superintendente pregunt; Estis contentos de ser libres? Los nios en coro: S; pues no? Quin os dio libertad ? Dios. Por medio de quin? Los alumnos. De Abran Lincoln. ha muerto Mr. Lincoln? S. Quin es vuestro Presidente? Alumnos. Johnson. Estis contentos de tener escuelas i maestros? S.
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Queris que estos amigos del Norte que se hallan aqu presentes os manden libros cuando vuelvan a su pas? Alumnos. Mucho que s. El Superintendente asegur que el 11 de abril, catorce dias despus de la evacuacin de Richmond, se habia inaugurado el plan de establecer estas escuelas, a que ya asistian mil quinientos nios. Chimborazo.Nuestra Escuela cuenta con ciento ochenta alumnos adultos i nios.Jenie Armstrong. La Primera, Escuela Nacional de libertos cuenta con ciento cincuenta i siete alumnos. Buena Esperanza.El Informe de esta Escuela da setenta i dos alumnos. Luisville en Kentucky.La iglesia Baptista paga tres maestros para nios de color; i dos Metodistas, uno cada una. D. Dennechy, Superintendente de Escuelas de jente de color, informa que estas estn en una condicin prspera. CINCINATI. En el segundo Informe anual de la Asociacin Occidental para ayuda de los libertos, se lee que por medio de sus ajentes, las sociedades auxiliares i los amigos de la causa, por su conducto, haban embarcado i distribuido en artculos de uso, dinero, instrumentos de agricultura 158,175 pesos, haciendo todo 221 toneladas. El tesorero dio cuenta de la inversin de 17,276 pesos el primer ao i 30,225 en el segundo. Asociacin de Misioneros americanos.Rev. "Whiple, uno de sus Secretarios, mostr que hasta el 1. de octubre 1861, se habian recibido i distribuido $140,000. MISSISSIPPI . Locacin Rejistrados Vicksburg David's Bend atchez Vidalia Total Escuelas 10 5 10 4 35 ALABAMA La poblacin blanca ya adaptndose lentamente al nuevo sistema de cosas. Las escuelas de negros de esta ciudad estn en una prspera condicin. La asistencia de todas clases, adultos, nios, mujeres, hombree,
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Maestros 20 11 19 5 55

Nios 1415 643 1238 325 3621

es de seiscientos. Estas escuelas son sostenidas por la Asociacin de Filadelfia. CAROLINA BEL SUR. Locacin Rejistrados Port Royal Plantaciones Barnwell Islas de Seoritas Isla de Sta. Helena Isla Edisto Isla Paris Isla Hilton Head Florida Escuelas 5 9 1 2 3 3 1 3 3 Maestros 11 12 2 3 6 3 1 4 11 Nios 627 580 65 198 338 268 32 165 471

KENTUCKY. Louisville, 6 Escuelas, con 769 alumnos. VIRJINIA. Distrito de la Virjinia del Este. Locacin Rejistrados Norfolk Portsmouth Newtown Providence Bowers Hill Kentsville Ocho Plantaciones Escuelas (?) (?) (?) (?) (?) (?) (?) Maestros 30 20 2 2 1 2 17 Nios 835 520 75 59 29 69 520

LA ESCUELA DEL NEGRO N. L. WHITE. A nuestro regreso podemos detenernos en Mitchelville, i entrar en una pequea pero cmoda escuela, construida por los esfuerzos continuados de
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un negro, i que l mismo diriji por algn tiempo. Mas, encontramos que su lugar era ocupado ahora por una mujer, pues l habia emigrado a la isla do Edisto, en que haba nacido. He aqu un ejemplo del fuerte apego del negro a su tierra natal. Este hombre estaba bien acomodado para empezar de nuevo en el paraje de su nacimiento. Vendi su casa pero no la Escuela, que dispuso se emplease en su objeto. Vemos aqu otra vez la fuerte voluntad de esto hombre. As que se ve pasablemente establecido en su nueva morada, rene los nios para el establecimiento de otra escuela, i tiene el mejor xito. Noble hombre, con el corazn lleno del santo propsito de mejorar la condicin de su raza! GEORGE NEWCOMB, Superintendente. OESTE. Damos el siguiente resumen del ltimo Informe del Coronel Eaton, sobre las Esencias de libertos en el Tennessee Occidental, Kentucky, Mississippi, Arkansas, i el norte de Luisiana. Asociaciones que han enviado maestros. La del Norte para ausilio de negros, 43 Presbiterianos unidos, 32 Occidental para ausilio &a., 26 Ausiliar Nacional, 25 Misioneros americanos, 15 Sociedad de amigos, 12 Departamento de libertos, 13 Baptistas americanos 10 Hermanos Unidos 9 Presbiterianos Reformados, 9 O. S. Presbiterianos, 2 Manfield Presbiterianos, 6 Total de maestros, misiones, &a., 202

ALABAMA. MONTGOMERY, agosto 14 de 1865. Nuestra Grande Escuela Dominical. Hemos tenido una, de las mas grandes fiestas, con motivo de nuestro aniversario en mayo, que hayan llenado de alegra el corazn de las multitudes. Mil doscientos nios negros cantaron las canciones patriticas de costumbre, despus de haberse leido el. Acta de Emancipacin i otros
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trozos. En cuanto al espectculo de millares de nios do color, padres, madres i amigos presentes, Nueva Orleans no vio nunca nada de semejante. EDUCACIN EN EL SUR. A riesgo est de que la prxima jeneracion de negros en el Sur sea mas intelijente que la gran masa do los blancos. Tanta atencin pblica i esfuerzos se prodigan en favor de aquellos, quedando estos entregados a sus propios recursos enteramente (mui limitados) que el resultado no parece imposible. Los negros mismos se muestran mucho mas persuadidos del valor del cultivo de la intelijencia que los blancos pobres del Sur. TIMES DE NUEVA YORK. "El Jeneral Foster acaba de dar una orden en la Carolina del Norte, declarando que se proveern escuelas gratuitas para los blancos pobres del Estado tan pronto como sea posible, i ya se ha dado principio en Newbern. Este es un escelente paso dado. Mientras todos desean la educacin de los negros, nadie quiere limitarla a ellos solamente. En el nuevo orden, de cosas en el Sur la gran masa, del pueblo, blanca i negra, tendr mayor influencia que antes, i la educacin de ambas clases se hace asunto de pblica importancia." HECHO SORPRENDENTE. Habindonos acercado a los Sres. Appleton i Compaa para obtener datos sobre el nmero de libros de educacin salidos de sus establecimientos, pues nos constaba que por espedirlos se habia suspendido toda otra clase de trabajo, uno de ellos nos ha contestado lo siguiente: Antes de la guerra se imprima por un milln de pesos anuales en libros de educacin. Durante la guerra aquella suma baj a medio milln. En lo que va, del ao despus de la guerra (diez meses) se han espedido por valor de tres millones de pesos. Medio milln de silabarios de Webster se han remitido al Sur, que es hoi el mayor consumidor. El Gobierno, las Sociedades, los libertos i el comercio son los que reclaman esta enorme masa de libros.

ULTIMAS CIRCULARES DE LA COMISION RARA AYUDA DE LIBERTOS.

W ASHINGTON, D.C., Noviembre 27 de 1865. Siendo benevolente el propsito de la Comisin, i teniendo por objeto el mayor i mas duradero bien de sus beneficiarios, se ha observado repetidas veces, i unnimemente convenido en sus consultas que la empresa de educacin intentada por su ajencia, echar races tan pronto como sea posible, i encontrar apoyo en poca no mui distante en el suelo mismo donde se trata de establecerla. Teniendo en mira, el resultado final, la Comisin desea crear i cultivar relaciones fraternales con todos los habitantes del Sur que se sientan interesados en la educacin popular; i para el pronto i prctico establecimiento de esas relaciones, se ha provisto a la organizacin de una Comisin Departamental del Sur, de la que se invita a constituirse miembros a todas las personas que simpaticen con el propsito de la Comisin i quieran ayudarla en sus labores. Nada est mas distante de los designios de la Comisin, i de sus empleados individualmente, como el intento de mezclarse innecesaria i hostilmente en los asuntos sociales o polticos del Sur. Solo nos proponemos echar los cimientos de la educacin jeneral, tales como nuestros padres los echaron en Nueva Inglaterra doscientos aos ha, para que los habitantes mismos del Sur levanten el edificio que puede llegar a ser el mejor conocido. En muestra i seria seguridad de que este es nuestro inters, solicitamos entrar en correspondencia con todos los amigos de la Educacin popular en el Sur, con los consejos municipales i otros de escuelas, i los que fuesen autorizados para preparar las vias a la transferencia de nuestra iniciativa al solcito cuidado de aquellos a quienes de mas cerca interesa; i mientras tal traspaso se efecta, solicitamos so nos comunique lo que convenga con respecto a la organizacin de ramas i ausiliares en todos los principales centros del Sur, cuya vecindad al teatro de accin har su activa cooperacin de inestimable valor para el ejecutivo jeneral, i para el ejecutivo de otras ramas. S, en el nteres de la Educacin popular existiesen ya organizaciones independientes, les invitamos a ponerse en correspondenca con nosotros, con el nimo de reconocerlas como ramas de la Comisin, si esto fuese aceptado.JACOB R. SHIPHERD, Secretario. ----------------------------

W ASHINGTON, D. C, Noviembre 25 de 1865. Llevando adelante el propsito primitivo del establecimiento de esta oficina, so ha dado a todas partes aviso de que es una oficina jeneral de correspondencia, en la cunl pueden acumularse en ventaja de todos los corresponsales informes seguros i completos con respecto a la historia,
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condicin presente, i probable porvenir del movimiento en auxilio de los libertos en jeneral i parcialmente. Solictanse por tanto correspondencias de todos los que puedan subministrar datos, ya sea del seno o fuera de la Comision; i toda informacin recojida de cualquiera fuente, estar a la disposicin de los que habrn contribuido al conjunto, con solo las modificaciones de una discreta conveniencia. Esta invitacin se dirije principalmente I. A todos los empleados de la Comisin, i de sus ramos i ausiliares. II. A todos los ajentes en los lugares, Superintendentes, Maestros i otros empleados de la Comisin en el Sur. III. A todos los comisarios asistentes, oficiales i ajentes de la Oficina de negocios de libertos. IV. A todos los empleados ejecutivos, ajentes, superintendentes, maestros, i otros empleados de asociaciones benevolentes en auxilio de los libertos que no estn en contacto oficial con la Comisin. V. A los operarios independientes entre las jentes libertas. VI. A los amigos de la Comisin i sus beneficiarios en el Norte, i principalmente en el Sur, cuyas observaciones i sujestiones puedan ser de algn valor para los empleados de la Comisin. Para que mas valiosos sean los informes, habrn de darse de una manera concisa i con conciencia de su exacta verdad. Rara vez un error puede ser til a los fines de la verdad. Si no son conocidos con precisin los hechos, la conjetura habr de darse como conjetura solamente. Pueden clasificarse los datos que se desea, bajo ttulos jenerales como los que siguen: I. De los empleados ejecutivos desearamos saber: 1. La historia compendiada de la organizacin en cuyo nombre obran; incluyendo la poca de su formacin, su propsito exacto, su poltica jeneral i particular; el nmero de individuos que la constituyen; su campo de operaciones; sus entradas i salidas en masa; i cosas as. 2. Mas definidamente, sus operaciones en detal durante el ao que concluy en agosto de 1865; en cuanto a (a) colectas; (b) inversiones; (c) ajentes colectores; i su costo (d) maestros, superintendentes, i otros empleados; su nmero total i distribuicion relativa, jeogrfica i otras, estendiendo una lista completa, si practicable fuese; estados concisos de la obra de ayuda practicada, con estadstica de asilos de hurfanos, escuelas industriales, i ajencias especiales. II. De ajentes de campo, superintendentes de distrito i maestros, duplicados de sus informes mensuales a los empleados que los comisionan, cada uno separadamente, o lo que equivalga. III. De los comisionados asistentes, i ajentes de la Oficina militar duplicados de los informes mensuales de sus subalternos en cuanto de inters jeneral sea i pueda comunicarse; o mejor, resmenes de estos, en cuadros, para poder registrarlos, con notas esplanatorias cuando el caso lo requiera. IV. De operarios independientes i amigos observadores aquellos informes que no baja motivo de esperar vengan de otras fuentes.
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I en jeneral, de todos, indicaciones i amigable crtica en vista del inters de. la obra de la Comisin. Es de esperar que este intercambio de los resultados de una estensa esperiencia i dilatada observacin conduzcan a aumentar grandemente la eficacia de los medios puestos en juego con sealada satisfaccin de todos los copartcipes en la obra. Para asegurarse de la pronta entrega de las correspondencias convendr poner en el sobre: "Lock, caja 51." JACOB K. SHIPHERD, Secretario.

LA COMISION DE AYUDA A LOS LIBERTOS A SUS CONCIUDADANOS. Esta sociedad ha sido creada a impulsos de una necesidad nacional. Su primer propsito es simplificar i dar unidad nacional a la operacin que en jeneral se conoce con el nombre de Movimiento en ayuda de los libertos. El objeto de la Comisin es ayudar a los negros que acaban de ser libres a vencer las dificultades de su nueva posicin; asistirlos en las pruebas de su estarlo transitorio; ayudarlos (en cooperacin con la oficina militar) a colocarse en condicin en que no hayan de necesitar ayuda. Los medios de llenar la Comisin su objeto, consisten en proveer de recursos materiales para las necesidades fsicas en casos estremados, i mantener maestros competentes para darles instruccin rudimental. Para procurarse aquellos recursos, i sostener estos maestros; para comprar libros, pizarras, tiles i otros objetos necesarios en la obra de instruirlos, la Comisin cuenta con la liberalidad i patriotismo del pueblo americano. Harto probada est ya la eficacia de las medidas tomadas para obtener el fin propuesto. El efecto moralizador de la escuela del liberto, donde quiera que se ha establecido, ha sido inmediato i palpable: i no ha sido menos notable el efecto producido no solo sobre los alumnos, sino tambin sobre todas las jentes a su alrededor. Las lecciones de la escuela son repelidas en la cabaa; el efecto producido sobre la cabaa reacciona, sobre la escuela; i ambas por su accin i reaccin se mejoran i elevan la una i la otra, con beneficio de todos. En prueba de ello i ejemplificacion, vamos a referirla historia, i resultados de cada establecimiento de libertos en los Estados del Sur. En Sur Carolina, donde primero se puso mano a la obra, i donde menos prometa, los resultados han sido de naturaleza de convencer al mas escptico. Rebao de ganado humano, impelido por la fuerza ha sido convertido en comunidades de seres humanos, rejidos por la lei. Diez mil negros ignorantes, degradados hasta donde alcanza el poder de la esclavitud, han sido levantados a una condicin de intelijencia grande comparativamente. Ellos constituyen ahora una comunidad de hombres que se mantienen de por s, que obedecen a las leyes, i crean riqueza; i no
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siempre se encontrar otra que mejor se conduzca i con mayor urden. Mientras que los que se hallaban en aptitud de hacerlo, de entre ellos, nos han ayudado a dar nuestras batallas, los otros han provisto de alimento i forraje al ejrcito: mientras que los nios se preparaban en las escuelas para las responsabilidades mas graves aun que han de pesar sobre ellos. Recibiendo salario por su trabajo, machas de estas jentes han adquirido propiedad, i alguno de ellos riqueza comparativa. Varios se han hecho plantadores por su cuenta. Un Banco de Libertos se ha establecido en Baufort, en el cual el 1. de julio, seis meses despus de funcionar, habian sido depositados 150,000 pesos por hombres que poco antes eran esclavos de plantacin. Ntase, como era natural esperarlo, que a medida que estos libertos suben en la escala de la civilizacin, adquieren sus necesidades. Como esclavos, sus necesidades estaban reducidas a unos cuantos artculos, cuanto basta a mantener la existencia. Ahora se han estendido indefinidamente por las ocasiones i deseos que la libertad presenta i estimula. El capital del Norte ha establecido entre ellos almacenes en que se venden efectos, por valor de cientos de miles al ao. Uno solo de estos almacenes, establecido por un caballero de Boston, a beneficio de un solo vecindario, ha vendido el ltimo ao por valor de 90,000 pesos. Lo que se ha dicho del ensayo de los libertos de Sur Carolina, puede con igual verdad decirse de cualquiera otra empresa semejante en los listados del Sur. En el ltimo informe autntico de la oficina militar de libertos, so asegura que en Mississippi se estn trabajando diez mil acres de terreno por cuenta esclusiva de libertos. En Davis' Bend las familias se han organizado en una comunidad trabajadora, con una porcin de tierra sealada a cada una han establecido tribunales para ellos mismos, nombrando todos los jueces; i sus decisiones han sido ejecutadas por el superintendente de la colonia. El sistema obra perfectamente, i el pueblo toma mucho inters en las elecciones. Se fijan en sus mejores hombres; i recientemente han elejido un Consejo de Escuelas, que ha de funcionar por seis meses. Su injenio ha sido estimulado por su propia ambicin, sin direccin de blancos, ni temor de castigo. Los mdicos que los asisten, reciben su paga, como entre blancos. Los tenderos son de color. Las raciones del gobierno son devueltas en granos. No se pretende que todas las mejoras en la condicin de los negros del Sur se deban a la Asociacin en ausilio de los libertes. Las necesidades que trae consigo la libertad, las oportunidades que presenta, hasta, los sufrimientos accidentales que acarrea, han sido nuestros ausiliares en la obra de la educacin. Ni rebajaramos lo que a la oficina militar se debo por mucha parte de los progresos ltimamente hechos en esta grande obra. Asocimosnos por el contrario al testimonio de todos sobre la utilidad del Departamento de Gobierno, i hacemos cuanto est a nuestros alcances para robustecer la accin del caballero que est a su frente. Pero si bien no nos formamos idea exajerada sobre nuestros propios medios, contamos con el testimonio favorable de aquel caballero. En una carta recientemente publicada, i dirijida a esta comisin, dice: "Toda esperanza de xito para los libertos reposa en la Educacion. Todo depende de que jvenes i nios sean completamente
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instruidos en toda vocacin industrial. Una educacin moral i relijiosa se sobrepondr a, la terrible preocupacin i hostilidad contra los negros. Ellos mismos reclamarn i obtendrn los privilejios i derechos que nosotros no alcanzamos por ahora a garantizarles. Por tanto suplico encarecidamente a las Asociaciones de Beneficencia que no dejen piedra por mover para darles ocasin de adquirir conocimientos." Cargando la mano sobre la importancia de la. Educacin no vamos hasta desatender la necesidad de auxilios materiales. Tales ausilios, por un corto tiempo al menos, son imperiosamente reclamados. En todas circunstancias la transicin de la esclavitud a la libertad encuentra embarazos; pero cuando ocurre en medio de la desolacin de la guerra, con un pueblo despreciado i aun aborrecido, por necesidad las dificultades han de agravarse. El invierno que sobreviene amenaza a los libertos con sufrimientos estremados. A tantas otras causas se agrega la devolucin del las tierras abandonadas i propiedades confiscadas a sus antiguos dueos. Esto va a privar a millares de jovenes leales harto confiadas, de habitaciones i del fruto de su trabajo, con el que contaban I para su sustento. Tal estado de cosas reclama, de los sentimientos de humanidad i de justicia que no se deje abandonado a s mismo al pueblo que sufre las consecuencias. Esas jentes deben ser asistidas en su hora de prueba. Mucha de esta asistencia ha de venir del Norte. Esta es la obra que nos ha dejado la guerra. Necesitamos asegurar a blancos i negros i al pas entero las bendiciones de la emancipacin en toda su plenitud. Es este el mas seguro camino de la reconstruccion. Es esencial para la reorganizacin interna del Sursocial, poltica e industrial, i para el inters i honor nacional. Toda clase de jentes est interesada en esta obra, e invocamos la ayuda de todos. Apelamos a los ministros del evanjelio, a fin de que exiten la caridad de sus iglesias a contribuir liberalmente a su sosten. Apelamos a los editores de diarios, relijiosos o seglares literarios o polticos para que nos acuerden el beneficio de su asistencia. Guardianes del bien publico este asunto les atae particularmente. Apelamos a bis comerciantes i manufactureros, a artesanos i capitalistas, por cordial cooperacin; porque obra es esta que tiene sns lados comerciales tan bien definidos como sus atractivos filantrpicos. A pelamos a todas las clases del pueblo, invocando su gratitud por los servicios que les rindieron, i en vergenza de los agravios inferidos para que nos ayuden en esta obra de humanidad i justicia. No olvidemos que estas jentesesclavos con nuestro asentimiento salieron a la, parada el dia de prueba para la nacin, i con su valor nos ayudaron a inclinar la balanza de la victoria en nuestro favor. Habremos de pagar tanta jenerosidad con el descuido i la indiferencia? Ni el pensamiento de tal bajeza ha de tolerarse! Lo hecho ya aleja, todo temor. Durante el pasado ao mil maestros han sido sostenidos entre los libertos i cien mil nios recibido sus lecciones. Escuelas dominicales, Escuelas nocturnas, i Escuelas industriales han sido establecidas por aadidura, mientras que no menos de veinte asilos se han abierto a los hurfanos de color. Animadores sin duda son estos hechos, pero no son sino el comienzo
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de lo que queda por hacer. El nmero de maestros de Escuela ha de aumentarse siete veces i todo lo dems en proporcin; i esto sobre la marcha. Por medios de conseguirlo, volvemos los ojos al pueblo. Nada mas hai que decir. Sabida la situacin i comprendida, su gravedad, el remedio seguro ha de venir de suyo. No podemos suponer que pierdan esta ocasin de emplear utilmente gruesas sumas de dinero, aquellos benficos varones de grandes medios i jeneroso propsito que constantemente ilustran con sus dones los anales de la filantropa americana. Acaso no ofrece la poca terreno mejor para sembrarla semilla de la beneficencia con mas segura i abundante cosecha. El zelo ardiente con que esos millones de seres que nacen a la luz, se echan sobre todo medio que les ayude a mejorar su casi increble deseo, sin ejemplo, de que se les enseen las cosas tiles, muestran que el terreno est preparado para la buena semilla, como rara vez lo estuvo terreno alguno, i del cual ningn labrador prudente puede apartar la prdiga mano. Las contribuciones habrn de dirijirse a George C. Ward, Tesorero, 56 "Wall Street, New York. La correspondencia al Secretario de la oficina jeneral de Washington. Mathew Simpson, Presidente. William Lloyd Garrion, Primer Vice-Presidente. Charles G. Hammond, Segundo Vice-Presidente. Jacob R. Shipherd, Secretario. George 0. Waed, Tesorero. Hugh L. Bond, Pres. Depart. del Este. T. Miller Mckim, Pres. Depart. Sec. del Este. Charles P. Mc Ilvaine, Pres. Depart. del Este. John M. Walden, Pres. Depart. Sec. del Oeste..

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POLITICA CIVIL, COMO UN RAMO DE EDUCACION EN LAS ESCUELAS,

HE credo que este era el lugar de colocar la lectura dada en New Haven, por el Profesor Washburn. Despus de dar cuenta de lo que se hace para poner a los negros en las condiciones que la libertad adquirida requiere, a fin de prepararse a las funciones de ciudadanos, convenia enumerar las cualidades que aun faltan alas masas populares de blancos, a los blancos pobres del Sur, i a los emigrantes que por centenares de miles llegan anualmente de Europa, i tienen o adquieren fcilmente la ciudadana. El lector sur-americano encontrar algunas pinturas tan vivas i exactas de lo que entre nosotros pasa, que mas bien le parecer se habla en este trabajo de lo que debemos hacer nosotros que de cosa que aun necesiten adquirir habitantes de los Estados Unidos, ni aun los del Sur, que no podemos acostumbrarnos a imajinrnoslos en atraso casi idntico al nuestro. Bstenos esta breve indicacin para atraer la atencin del lector a lo que sigue, aunque no baja de darse consecuencia inmediata al medio propuesto por el autor para remediar el mal. La lei de Massachusetts, dice, al prescribirlos asuntos que deben ensearse en las Escuelas, enumera entre otros "la politica civil de la Repblica i de los Estados Unidos." I este ser el tema de las observaciones que me permitir hacer. Escusado es decir que asunto tal no est circunscrito por la legislacin de un Estado, o por lmites territoriales. Puede contarse con que la cultura que har mas instruido a un hombre, o mejor aun ciudadano en Massachusetts producir iguales efectos sobre otras partes de nuestra Repblica poltica. No seria fcil determinar cul sea la ostensin que el lejislador intent dar a la palabra poltica civil, ni prudente aventurarse mas all de los principios, funciones i aplicaciones prcticas de nuestro sistema de gobierno, va sea, el nacional o el de Estado. En este sentido todo ciudadano se halla interesado en su disensin, por cuanto es parte del gobierno. Su voluntad, su juicio, el jiro particular que han tomado sus opiniones ayudan a formar el poder moral de la Repblica, i determinan el carcter i la poltica de su administracin. Pero la ciencia, del Gobierno no se limita a esto solo. Comprende todas las variadas relaciones en que estn entre s las diversas partes de un gran pueblo, como tambin los intereses que estn comprometidos en el contacto con las otras naciones. Si repetimos pues que la teora de nuestro gobierno hace de cada hombre directa o indirectamente un actor, en todo lo que se relaciona con la poltica interna o los negocios esteriores del Estado, queda de manifiesto como una proposicin, que todo lo que de ciencia haya en esto, i sea susceptible de ser enseado, debe de algn modo ser estudiado, en una forma cualquiera por lodo aquel sobre quien hayan de pesar los deberes i responsabilidades del ciudadano.
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Cundo i como haya de hacerse, viene a ser por tanto cuestin de mucha importancia, si miramos la educacin bajo su punto de vista mas comprensivo. Dejarlo para cuando el nio ha salido de la escuela, para que lo haga, como en otras cosas, en la vida adulta i en la edad madura, segn que va, aprendiendo a vivir, no es tan recomendable si consideramos, que un joven entra ordinariamente a los veinte i un aos de edad en el uso de la ciudadana i en todas sus responsabilidades. Su voto para elejir el primer majistrado i el lejislador, pesa tanto como el de los mas sabios i esperimentados, i su opinin va a engrosar aquella masa de sentimiento pblico que a veces se hace punto menos que omnipotente. Aunque nadie pueda decir mientras le queda vida que ha completado su educacin, cualquiera que sea la duracin de aquella, el perodo en que el alma est abierta a nuevas i profundas impresiones, cuando el ejercici de sus facultades avanza al mismo tiempo que est adquiriendo I los conocimientos que despus aplica a, los negocios de la vida, est circunscrito al breve espacio que media entre el comienzo de la niez i las exijencias de la pubertad que reclama su actividad fsica. Cuanta educacin recibe un hombre se acumula de ordinario en unos pocos aos, despus de los cuales hace a un lado los hbitos de la escuela, por el almacn, la quinta o los deberes de la vida activa. De esto saca mu tiles indicaciones el educador prctico para la prosecucin de su obra. Aprende de ah a sembrar temprano la semilla. Sabe que para dar fruto debe ser cuidada i atendida. Si espera desenvolver el espritu de su alumno por el proceso de la, Escuela, ha de principiar con los rudimentos, e inculcar los principios elementales, en los varios ramos que se propone ensear. Si hago referencia a verdades tan familiares, es que me propongo aplicarlas al asunto de la poltica civil. Tratar de demostrar con ellas que no solo debiera hacer, sino que debe de ser parte de la educacin elemental e instruccin del nio. Verdad es que el lugar que el estatuto le asigna est en las escuelas superiores. Pero poco habra estudiado yo el espritu de los nios, si no hubiese sacado en consecuencia que todo maestro respetable est, en aptitud de hacer no solo intelijible este estudio en muchos de sus principios, sino de exitar en el espritu de los nios algo mas que un simple deseo de adquirir cierto grade de exactitud en sus recitaciones. Tan ligado est el asunto con nuestras ideas de justo e injusto, de tal manera entra en lo que ha de constituir nuestro carcter nacional, i las instituciones que desde nuestra infancia se nos acostumbra a respetar, que desde que la atencin del nio se dirija a ello, como cosa que ha de aprender i estudiar, principiar luego a apercibirse de que la enseanza de aquella ciencia sirve a un inters suyo, i alimenta su curiosidad. Ni seria mucho decir, que por su influencia sobre la final condicin de la nacin en lo que hace a su fuerza i vigor, mas contribuira o dar perpetuidad a nuestro gobierno la difusin de sanas ideas polticas i el cultivo en el espritu de los nios del sentimiento nacional, que cien ejrcitos de mercenarios en campaa. Instilad en el alma de cada nio de escuela lo qu es patria i cules sus ttulos al amor de sus hijos, i esto llegar a convertirse en un sentimiento que se har como instintivo en sus pensamientos i acciones.
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Sin detenerme mas sobre la edad en que asunto semejante ha de ensearse, siempre sostendr que en toda escuela hai algunos que pueden entender algo de la teora i mecanismo de nuestro gobierno. I si no voi descaminade en esto, no ser difcil mostrar que el Estado se debe a s mismo como tambin a cada alumno en las escuelas el conocimiento de nuestra poltica civil, por medio de la instruccin que en ellas se da. Lo que deseo dejar establecido en los nimos se limita solamente a que en materia tan vasta i que tantas cosas abarca, hai mucho que ni es abstracto en sus proposiciones, ni especulativo en sus aplicaciones, i que lejos de salir del crculo de las cosas prcticas de la vida, puede ponerse al alcance de la capacidad i comprensin de casi todos bis que son capaces de comprender lo que de ordinario se enseria en las escuelas, De qu edad, por ejemplo, debe ser un nio, a fin de que entienda algo de lo que ha de servir de regla para hacer leves? Quin se acuerda la edad en que empez a hacer distincin entre lo suyo i lo ajeno?o la poca en que por primera vez se present a su espritu clara la idea de propiedad i de derecho, i de reparacin del dao? Temo que esta, primera leccin de lei la recibe el nio antes de ser capaz de analizar el principio, sobre el cual reposa la idea de una separada posesin de las cosas. Ni es esta sola la leccin que desde tan temprano aprende. Mu pronto descubre que hai algo como reglas de accin i de conducta que emanan de un superior, i qu han de ser obedecidas por un inferior, bajo la sancin de las consecuencias que harn penosa o perjudicial la desobediencia de aquellas reglas. I qu es la lei i el gobierno en fin de cuenta para el adulto, sino el mero crecimiento o espansion del jrmen que de este modo se ha desenvuelto desde temprano en el alma del nio? En qu est la diferencia, en principio, entre la idea que el nio tiene de la propiedad de su juguete, o de la que tiene el dueo de la carga de un buque, o del ttulo de un palacio? Quin puede decirme cuando empez a distinguir la diferencia de propiedad que hai entre la hermosa tierra que se estiende ante nuestra vista, i la de la atmsfera azul que se estiende, sobre ella, o la luz del sol que la ilumina? I sin embargo, aunque pueda decirse que siempre hizo esta distincin, porque no puede recordar cundo comenz a hacerla, no negar por eso que es tina idea educada. En la naturaleza no est la idea arquetipo de eso. Es uno de aquellos pensamientos que asumen forma i carcter especfico, con el crecimiento i progreso de la humana esperiencia. Otro tanto sucede con esa I cosa que llamamos gobierno, i la relacin que existo entre l i la paz i seguridad que gozamos bajo su proteccin. Cul es el nio en el pas que desde la, mas tierna edad no sepa que hai unos que tienen empleo i mando, i que no se interese en la eleccin de este o del otro, porque ve que su padre o su tutor se interesa en ello? Prefiero servirme de ejemplos caseros, i si hubisemos de aplicarlos a otras partes de la poltica civil, los encontraremos igualmente palpables. Pongo por caso la idea de hacer i administrar las leyes; o la de darles cumplimiento imponiendo penas i castigos. El nio oye de tribunales i condestables, de crceles i casas de correccin, mucho antes de que pueda leer el cdigo de leyes, i entender lo que significa una sentencia judicial. I
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quin dudar de que pueda sacarse partido de la curiosidad que estas cosas despiertan, si el maestro pudiese comunicar al nio en trminos sencillos e intelijibles el conocimiento por el cual su espritu clama? En el alma de un nio no ha ociosas ni transitorias cavilaciones. Para l son cosas de solemne realidad, i mas tarde o mas temprano han de serle esplicadas antes de que tome el carcter de ciudadano. Lo que ha de temerse es, que siguiendo las impulsiones de su curiosidad aprenda a medias lo que desea saber, i adquiera as nociones erradas; i en bigardo sacar del sentimiento moral, de honradez i honor como debe ser, sus ideas de obligacin i de deber social, se crie con opiniones acomodaticias, i sentimientos laxos, sobre materias de leyes i gobierno, faltndole en su vida de ciudadano regulador i guia de su conducta. Si alguien insistiese en que la ciencia de las leyes i del gobierno es por su naturaleza demasiado abstracta, i en mucha parte resultado de reglas que nacen de relaciones remotas de la sociedad para que un nio pueda comprenderlas, yo responder preguntando cul es el asunto cuyos rudimentos se ensean en la escuela que no est sujeto a la misma objecin? Qu sabe el nio del poder i estension de las matemticas, cuando es apenas capaz de servirse de sus cuatro primeras reglas? O va a comprender la filosofa del lenguaje, cuando se le ha esplicado el misterio de nombres, verbos i proposiciones? No hai en esto como en tantas otras cosas que en la escuela se ensean, mas ciencia i filosofa que la que es de esperarse pueda abarcar el mas adelantado discpulo? Tanto lo que adquiere en la escuela como fuera de ella, el nio lo toma bajo la f de otros. En el plan de su creacin ha entrado el hacerlo un ser confiado i crdulo; i benfico i bello es el designio de la Providencia en ponerlo a cargo de quienes no tienen inters de traicionar su candida confianza. Las facultades con las cuales el nio ensaya, pesa, i examina una proposicin, i forma juicio de su consistencia i exactitud, adquieren su madurez en un perodo mas avanzado de la vida, cuando los hombres se han vuelto escpticos, i ya no acuden, sin rplica al padre o al maestro por guia i direccin. No hallo mayor dificultad en imprimir en el alma del nio la idea de leyes i de gobierno humano, como cosa que lo concierne en sus relaciones con los otros i con el Estado mismo, que la que se encuentra para hacerle reverenciar aquellas reglas de vida i conducta que se le hacen aceptar, porque son reveladas, i llegan hasta l desde una remota antigedad. Todo lo que quiero mostrar se reduce a que los elementos de nuestra poltica civil son tan susceptibles de enseanza como los elementos de la mayor parte de las ciencias morales, intelectuales i exactas que entran en la enseanza de nuestras escuelas. I en algunos casos estara dispuesto a exijir para la poltica civil, procedimientos mas eficaces de instruccin que los que se emplean para la mayor parte de los ramos ensenados en ellas. El gobierno i las leyes de un pas estn ntimamente asociados con su historia. Dadme las leyes de un pueblo, i de ellas no poco he de sacar de su carcter e historia. Hasta cierto punto la ciencia, del gobierno puede ser aprendida i adquirida con tanta facilidad, como la narracin de los sucesos histricos que han modificado su forma i carcter. No es difcil, por ejemplo, esplicar a
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un espritu que solo est parcialmente educado en qu difiere la base de nuestro gobierno de la de las monarquas del Antiguo Mundo; cmo, en la una, el poder emana del pueblo, para ser ejercido en beneficio del pueblo por sus ajentes; i cmo en la otra, el monarca, como representante de la soberana, lo ejerce por derecho hereditario, i el pueblo recibe los beneficios que l halla oportuno concederle. Mas todava: mas fcil es muchas veces instruir espritus ineducados sobre estas opuestas fuentes i elementos de poder, que lo es correjir opiniones errneas ya formadas, sobre todo si vienen sostenidas por la fuerza de la tradicin, i la reverencia que se presta a dogmas anticuados. De este modo aprende un nio desde temprano algo de eso que llamamos una constitucin, i principia a comprender que es algo, que lejislaturas ni tribunales no pueden alterar o traspasar. I a medida que crece, va aplicando esta piedra de toque a la accin del gobierno, cuando se examinan sus medidas o su poltica. Para un ingles, educado a mirar como omnipotente el Parlamento, es imposible ver poder mayor que aquel, a quien deba referirse para determinar la validez de un acto de lejislacion. Para su espritu es como un solecismo que el pueblo prescriba a sus gobernantes reglas, o lmites de prerogativa. Su historia le ha enseado que la constitucin inglesa es algo cedido por la corona al pueblo. Juan dio a los hombres de Inglaterra su clebre Magna Carta; Carlos les asegur el goce del privilejio del Habeas Corpus; i Guillermo cedi a sus importunidades reconociendo el Bill de los Derechos. I a estos adhieren como aun don poltico que no tiene precio. Por tanto, cuando el pueblo de Virjinia o el de Massachusetts, puso delante de la constitucin de su gobierno, una declaracin solemne de lo que l consideraba ser sus derechos polticos, fue el acto del pueblo mismo, sobre el cual nadie reclamaba el derecho superior de dictarle mandatos o ejercer dominio. I esto sabemos que desde mu temprano se cambia en axioma poltico cu el espritu de los que oyen hablar de estos derechos, como la incuestionable i comn herencia de todos. Si pues no voi errado en dar por sentado que los elementos de la poltica civil pueden sor puestos al alcance de los nios de nuestras escuelas, queda de manifiesto la conveniencia de anticiparlo cuanto antes, en su progreso, atendiendo a que toda la teora de nuestro gobierno republicano est basada sobre la capacidad del pueblo para juzgar con conciencia, en cuanto a su constitucin i la administracin de sus negocios. Ni la preparacin requisita para hacerlo ha de dejarse al gusto, tiempo i oportunidad de los individuos, con mas seguridad que la que habra en dejar la provisin de armas i de municiones para la hora en que la invasin o la insurreccin reclaman su empleo. En verdad que tanto valiera dejar al entusiasmo del momento el cuidado de defender nuestro suelo i mantener el honor nacional, que dejar al acaso i a los accidentes de la vida la conveniente educacin del nio en la poltica civil. Estudio semejante ha sido hecho a un lado, cuando solo se trata de procurar aquella cultura que prepara a un hombre para los negocios de la vida o proveer a su sustento. Los maestros se han contentado con dejar la ciencia de la poltica a los que se consagran a ella, como otros practican la medicina o la abogaca en provecho propio. De aqu ha provenido que han llegado al poder los politicastros, favorecidos por la falta de intelijencia o conviccin sistemtica
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del pueblo sobre las materias comprometidas en la accin poltica. A medida que he ido observando las operaciones del espritu pblico, he llegado a convencerme que como nacin, aun no hemos sacudido del todo las impresiones que los antiguos colonos trajeron consigo de su pas, i que nuevas miradas de inmigrantes estn trayendo todava a nuestras costas. En el viejo mundo el tradicional respeto por el gobierno se funda en que all est representado por su cabeza hereditaria, porque est acostumbrado a echarse sobre s el cuidado de proveer a todo lo que al pueblo concierne. Cuida de su polica, de sus caminos, de sus diversiones, de sus escuelas, de su relijion. Bajo esta teora de gobierno, mas bien seria un bien intil emplear el tiempo de un nio en una de las escuelas del monarca, en especulaciones acerca del orjen i poderes del gobierno, o los detalles de su administracin. Esta es precisamente la nocin que del gobierno tienen los blancos pobres del Sur, i que necesitan desaprender. Tan verdes i laxas son las ideas cine tienen principalmente los libertos, que para ellos el cuidado de proveerles para lo futuro, i la posesin del poder es todo uno, ya est en manos de un amo, o en las de otros que para ellos es una mera abstraccin llamada gobierno. I como hemos desatado el lazo que los ligaba a un amo, nos es preciso ensearles ahora, que el gobierno tiene otra cosa que hacer que dar de comer o cuidar a los que por s pueden hacerlo. Escusado es decir que tales nociones estn enteramente en oposicin con la teora de nuestro gobierno, que encuentra, en el pueblo mismo su fuente i orijen. El es quien escojo al que ha de hacer la lei i al que ha de mandar: l quien da tono i carcter a la poltica del gobierno, mientras tenga voz el pueblo i ejrzala prerogativa de ser oido. Pero para que pueda hacer esto el pueblo debo en alguna poca ser educado, i ser de alguna manera, capaz de formar i dirijir opiniones. Bajo la teora de la regla, hereditaria, la poltica del Estado se amolda al juicio, pasiones, debilidad o fuerza de los rgulos. Bajo el sistema adoptado aqu, si se practica con sinceridad, la, poltica del Estado ha de sor la resultante de las fuerzas del pueblo todo. Derecho tengo pues de repetir que para mantener nuestro gobierno en su propio espritu, el pueblo debe ser educado no solamente en los acostumbrados ramos de literatura i ciencia, sino, de una manera especial, en la ciencia de la poltica civil. Qu sino la ignorancia de las masas del Sur puso a la oligarqua esclavcrata de aquellos Estados en aptitud de conducirlos a actos de violencia i suicidio poltico? I a qu debe atribuirse la grata unanimidad de accin del pueblo de Nueva Inglaterra en la ltima eleccin de su primer majistrado, sino a las lecciones que ha estado recibiendo, durante los cuatro ltimos aos de guerra civil? Ha sido por este medio enseado a pensar, examinar i obrar por s I mismo. El pueblo de estos Estados arrebat la direccin en semejantes materias de las manos de los politicastros, i sigui sus propias convicciones de poltica i derecho. La eleccin de 1856 obra fue de las combinaciones de los polticos; la de 1864 fue la obra de un pueblo honrado, magnnimo i educado. Seria en vista de esto, mucho decir que si queremos que todo el pas marche a este paso, debemos educar ni pueblo? No podemos en adelante tomar otra vez a los adultos i educarlos por la guerra, como lo hicimos los cuatro aos pasados. El nico recurso que nos queda es principiar con el nio; hacer de su
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pas, de la paz, del rden, i de la poltica civil asunto i parte de sus pensamientos, juicio i afecciones; i a menos que no se haga esto durante la niez, nunca podr hacerse de una manera completa i duradera. ha de tener que pasar sino, por la enseanza que dan los propsitos de partido, i de sus combinaciones deducir reglas, con lo que tendremos jefes de partido i politicastros; pero continuaremos siendo vctimas de la organizacin de partidos, i nuestros hombres de estado se inclinarn a la poltica estrecha para que solo son adecuadas las almas pequeas. No ha de imajinarse por otra parte, que yo requiero profunda ciencia i aguda capacidad, como condicin esencial para ejercer las funciones polticas del ciudadano. Son comparativamente pocas las verdades elementales en un gobierno popular i libre. Son como las verdades de nuestra santa relijion que pocos o ninguno llega jamas a comprenderlas todas; i sin embargo, cada uno puede alcanzar a entender lo bastante, con solo estudiarlas, i hacerlas la guia de su conducta. Esta es la verdadera teora de nuestro gobierno, i su ilustracin debemos buscarla en la ciudadana del blanco pobre i el mas elevado liberto, de cuyas cervices fue la tarea de estos ltimos cuatro aos desuncir el yugo que les haba impuesto una oligarqua esprea. Nosotros no tenemos necesidad de distraerla mente del nio con los anticuados sistemas del viejo inundo. El mundo Antiguo tendr que desaprender un dia lo que sabe, si quiere marchar a la par del Nuevo; i no creo ir errado en la conviccin que tengo de que antes de poco, hemos, como nacin, de ser educados hasta concebir claramente aquella doble soberana que los polticos del Sur no admiten, ni comprenden los polticos europeos. La simple solucion del pretendido misterio de la soberana doble se encuentra en la historia de los sucesos que dieron orjen a ella. Los Estados haban ensayado el esperimento de una Confederacin que los puso a un dedo de la bancarrota i ruina jeneral. Preciso era buscar vnculo de unin mas fuerte, i mas vital en su poder que una mera liga de Estados, o el esperimento de constituir una nacin libre iba a fracasar. Hombres sabios vieron que haban ciertos asuntos en que el pueblo de todos los Estados estalla por igual i de la misma manera interesado. Sin integridad nacional no habia caso de ejercer influencia i poder nacional. Guerra, comercio, defensa nacional, crdito nacional, relaciones estranjeras, i armoniosas relaciones entre irnos i otros, no pertenecan a este o el otro listado, como tal, sino que eran asuntos, en que cada, ciudadano estaba, interesado del mismo modo aunque igualmente no fuese, donde quiera que su habitacin est colocada. I el pensamiento fue desenvuelto felizmente por la necesidad del espediente de confiar todas estas relaciones o intereses nacionales o entre los Estados a un gobierno que se estendiese sobre todo el pas, mientras que en todas las otras materias los Estados continuaran revolviendo en torno de su propio eje, al mismo tiempo que se moveran armnicamente en derredor del centro comn de un todo vasto, sencillo i majestuoso. Este es, en pocas palabras el bosquejo de aquel sistema, que tantos han afectado considerar como imposible o inintelijible. Ni creo que haya dificultad insuperable para ensear con paciente esplanacion al joven cuan esencial es a nuestra paz i prosperidad como nacin, a la preservacin
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de la tranquilidad interior i al honor i respetabilidad esterior, que se mantega este sistema cu toda su pureza i vigor. Que el maestro esplique su manera de funcionar como puede hacerlo en cletal; la divisin que asume en las ramas legislativa, judicial i ejecutiva de su administracin, i muestre cmo obran todas estas en armona i poder. Hgale tambin tener en vista, que, para todo lo que concierne e interesa a su inferior, los listados no han cedido ninguno de sus poderes esenciales; i de este modo iremos aadiendo Estado a Estado, rejion a rejion, sin mas ocasin de zelos i discordia que lo que el arreglo de una escuela de distrito de Massachusetts podra perturbar al pueblo de esta ciudad (New Haven) en sus planes de seguridad sanitaria. Pero siento que ya he traspasado los lmites en que me propona circunscribir esta parte de mi asunto, i debo contentarme con repetir la proposicin de que la poltica civil puede ser enseriada en las escuelas. Permtaseme, a la luz de la esperiencia, de estos cuatro aos, imprimir en el nimo de todos la conviccin de que debe ser ensenada, basta que la nacin sea una en sus fines, en sus aspiraciones i en su educacin poltica. Mientras que nos hemos mostrado i cuidadosos de ensear toda otra cosa, hemos dejado el campo de la i poltica civil no solo sin cultivar, sino que hemos dejado al enemigo sembrar la zizaa a nuestra vista i paciencia. Todo el mundo pudo ver durante aos a dnde conduca al pas el inters de la esclavitud que daba tono i direccin a la poltica nacional; i no obstante que sus frutos lejtimos estaban a la vista de todos, al menos en actos abiertos de traicin i bajeza, el clamor se levant solo contra el dbil i cascado poltico, que por entonces so hallaba a la cabeza del gobierno, como si l, i no la negligencia e ignorancia del pueblo hubiese sido la cansa, primera de la catstrofe que estaban presenciando. El pueblo hall al menos que si haba de tener un gobierno libre, debia revindicar el principio sobre el cual reposa. I qu espectculo han dado de la verdad de esta observacin los Estados leales durante los ltimos cuatro aos! El mundo ha visto, i el mundo ha sentido, que si el gobierno era fuerte, ralo a causa de que estaba con l el corazn i el juicio del pueblo, a causa de que su mano lo sostena, su voluntad inspiraba sus ejrcitos i daba nervio a los consejos que al fin dieron forma a su poltica, i con la ayuda de la Providencia sepultaron a la vez rebelin i esclavitud. Fue por medio de una escuela de disciplina como esta que al fin una nacin fue educada. Al fin pareci que el pueblo se apercibia de que tenia una patria; que sus leyes i sus instituciones eran algo que le tocaba de cerca, que no haban de dejarse por mas tiempo a merced del politicastro, del demagogo, o del empleado pblico. Mas horas se han consagrado durante estos cuatro aos de guerra al estudio de nuestra. Constitucin, sus provisiones i sus poderes, que las que se le haban dado por medio siglo antes, i yo desafo a la historia que nos presente ejemplos mas nobles del fruto de tal enseanza, en fortaleza, coraje, i amor al pas, como los que se han presenciado en cada aldea, villorio, i alquera leal de los Estados libres; i esta contemplacin vuelve a traernos a preguntar, si no hai nada i mas que hacer que dejar disiparse este espritu de virilidad nacional i de nuevo volver atrs a nuestro trfico, i a nuestra mercadera, a nuestra poltica i a nuestro partido, con zelos i luchas entre secciones del pas como si hubiese en vano
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derramdose la sangre de nuestros cien mil mrtires. Pero adonde encontraremos los hombres aptos i dignos de tener el arca de la alianza, lejos de profanas manos, i de un sacerdocio apstata? La guerra no ha de volver a drnoslos, si alguna vez lo hizo. Debemos esperar que no vuelva en nuestros dias el pueblo a escenas de carnicera, por el choque de ejrcitos en pugna. La guerra en verdad ha estado educando al pueblo aqu, cmo nunca pueblo alguno fue ensenado antes. Hombres haban caido antes en las batallas, i ciudades saqueadas, i campias desoladas, mareado el trnsito de los ejrcitos. Pero nunca hasta entonces la leccin lleg a, tantos corazones, ni se hizo comprensible sobre pas mas vario. Supone alguno que las escenas que hemos presenciado en nuestras calles durante los ltimos cuatro aos, han sido perdidas para la esquisita sensibilidad del nio de suficiente edad para distinguir la tristeza de la alegra? Olvidara jamas en sus posteriores aos el plaidero son de la msica, el paso mesurado del soldado, i los entristecidos grupos que se detenan a contemplar los ltimos ritos tributados al bravo voluntario que balda cado en el campo de batalla, en defensa de su pas? Olvidar nunca con qu majestad flameaba la bandera de su pas en cada ventana, balcn, pinculo o torre, as que llegaban centelleando por los alambres elctricos las noticias de victoria de nuestros ejrcitos, de Viekshurg, i de Chattanooga, de Charleston i de Richmond? O habr alguno, joven o viejo que no conserve fresco el recuerdo hasta la, hora postrera de aquel triste i prolongado jemido de dolor que sali de cada avenida i callejuela, de cada, cabaa, i palacio, por toda la tierra, de cada liberto i hombre libre, de todo tinte i color cuando el hombre de sabidura, de clemencia, de incorruptible integridad, que haba sido nuestro guia durante la borrasca a travs de no esplorados mares, cay herido por la, mano de un aleve, animado del espritu rebelde, i aplaudido por las caballerescas nociones de los amos de esclavos? Estas cosas han estado educando al pueblo con asombrosa celeridad i poder, Pero quin va a, encargarse de la obra de educacin, cuando en cortsimos aos, una nueva, jeneracion vendr a llenar nuestras casas de escindas, a jugar en nuestras calles, i ser hombres i mujeres sobre los cuales han de reposar las esperanzas de la, humanidad? La obra, si ha de llevarse a cabo, ha de serlo en no pequea parte por el maestro de escuela de esta, i de la prxima jeneracion no con libros de testo ni frmulas, no con recitaciones, i tareas escolares solamente, sino con su propio cerebro, su propio corazn i por la majia de su inspiracin propia. Ni ha de hacerse apelando a las pasiones, o con descripciones exajeradas. Ha de ensearse al nio lo que su pas es, lo que su gobierno es, i cules bendiciones son aquellos que lo hacen la admiracin de un mundo envejecido. Ni ha de decirse que estas lecciones son para. Colejios i Escuelas Superiores solo. No so necesita saber profundo para ensear a amar su pas. No se requiere conocimiento de libros para despertar en el corazn del nio un sentimiento que puede desenvolverse en patriotismo i en orgullo nacional. Esos elementos de nacionalidad que la pluma de Sir Walter Scott despert en los corazones i memoria de sus compatriotas, hasta hacer tierra santa de cada lago i montaa i campo de batalla de la Escocia, fueron plantados en su memoria i gravados en sus tablillas, antes de que llegase a ser un literato, ni
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soase en ser hombre de fama i saber. As ha sido en todas partes, i as ser dondequiera que la nodriza i la escuela sean fieles a su misin. No se necesit enseanza mas all de la Biblia, de la vida, de Washington i de las lecciones de una madre para inspirar el amor de su pas que ilustr la carrera i conducta de Abran Lincoln, elevndose de la cabaa de palos del Oeste al mas alto puesto de la ambicin humana, adornndolas ambas con integridad incorruptible. Repito pues que se ensee al nio u sentir que tiene una patria i una nacin; que su bandera con estrellas i fajas algo significa; que un insulto a ella es un insulto a l mismo, i que el pas que lo ha oreado, alhagado i protejido, es un pas para vivir para l, i en caso necesario un pas para, morir por l tambin. Un punto mas, i dejare de abusar de vuestra induljencia. Echad por un momento la vista sobre la ancha rejion del Sur i Sudoeste, tal como se presenta hoi desolada i agotada; sus campos desvastados; destruidas sus villas i poblaciones, i su pueblo diezmado por la enfermedad, el destierro i la marcha de los ejrcitos. Podra dudarse de que all va a. operarse el mas completo camino en la concilicin de su poblacin, i la disposicin econmica de la propiedad i los negocios? Aquel odioso monopolio de las tierras en las manos de unos pocos cultivadores de algodn, aquellas inmensas plantaciones que han sido hasta ahora labradas por el trabajo forzado del esclavo contarn luego entre los recuerdos de lo pasado. La misma economa de pequeas quintas que prevalece en el Norte i en los Estados del Medio, manejadas por el trabajo libre, est destinada a suplantarlas en breve tiempo. I estas quintas van a ser puestas al alcance del liberto i del emigrante, mientras que la raza creada en la ociosidad i educada para gobernar esclavos, junto con la ignorante plebe blanca, que se ha criado bajo la matadora sombra de la esclavitud, ceder su lugar al inteijente artesano, i la industria afanosa i el alegre trabajo de aquellos que han sido despertados a una vida nueva de libertad i virilidad. Es este otro aspecto en que nuestro asunto ha de considerarse. Los cambios que han do sobrevenir en consecuencia, son en verdad el ncleo de una vasta i creciente multitud, fuerte con todos los poderos fsicos i capacidades del hombre. Pero de dnde vendr el cerebro educado, de dnde la cultura quo civiliza i refina, a fn de prepararlos para, los deberes i las responsabilidades del ciudadano i del hombre libre? Leemos en nuestros testos de historia de jigantes con constituciones frreas i fuerza indomable, sometidos a esclavitud por algn noble adolescente de aguda intelijoneia, i ejercitado arlo. Pero dnde encontraremos el jenio lleno de dotes, el suave poder que ha de guiar i dominar este futuro Jigante Americano? La jeneracion que ha de ocupar aquellos campos, gobernar aquellos Estados, asegurar los destinos futuros del Sur ha de educarse, si queremos que sea compuesta de hombres libros i ciudadanos americanos. Cerebro para conseguirlo ha de proveerse de donde quiera. I a dnde en toda, nuestra tierra habremos de buscarlo con tanta confianza como aqu entro las escuelas i colejios de la Nueva Inglaterra? Mirado solo a la luz de la economa poltica, este, pensamiento tiene mas trascendencia de lo que a primera vista, parece. En territorio tan vasto como el nuestro hai ciertos ceiros de negocios o influencia que son reconocidos i parecen destinados a
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tomar carcter mas fijo i decidido en el progreso del pas. Habrn ciertos emporios del Oeste para activar el trfico i comercio peculiar a aquellos Estados. Otro tanto sucede con los Estados algodoneros. Pensilvania con sus recursos minerales, domina grandes i peculiares elementos de comercio i riqueza, Nueva York est centralizando el comercio de la nacin entera. Pocos de estos ausiliares de suelo, posicin o recursos naturales tenemos en Nueva Inglaterra. Pero la historia de las colonias americanas i de la Repblica Americana est llena de pruebas de que de un modo o de otro la voz de Nueva Inglaterra se ha bocho oir siempre i sido escuchada en los consejos de la Nacin, mas all de lo que le corresponda por su nmero i riqueza. Ni habr mucha dificultad para hallar la causa de ello, si nos detenemos a considerar el carcter de aquellos que hicieron patria, i morada de esta tierra inhospedable bajo este rjido clima. El libre espritu de los Puritanos prepar a los padres de la Nueva, Inglaterra, dando vida i actividad a, montes vigorosas, frtiles en espedientes i osadas en la ejecucin de grandes concepciones, para la tarea de fundar un imperio. I la raza que de aquel tronco sali, nunca ha perdido el principio jerniinal en que tales antecesores estaban imbuidos. El arte inventivo no ha andado tardo en someter la Naturaleza, i convertirlos elementos en fuentes de riqueza. La espedita mano del trabajo, guiado por el agudo saber de almas educadas i cultivadas, ha estado echando aqu los profundos i slidos fundamentos de la independencia individual, mientras que lo aglomerado de nuestra poblacin, comparada con la del Oeste i la del Sur, ha inducido a una continua i vasta emigracin de esta colmena, de la Nueva Inglaterra, a mas estensas i ricas rejiones abiertas a su espritu emprendedor. A dnde iremos en todo este nuestro vasto continente que no encontremos al afanoso, trabajador, lector, pensador, injenioso yanqui? El cultivo del cerebro parece que lucra el negocio especial de pueblo como este. Ni tendramos razn para envidiar las fuentes de trfico, comercio, i riqueza de rejion alguna de nuestro pas, mientras podamos recojer i esportar la cosecha de hombres educados e intelijentes para suplir el mercado de cerebro, que cada dia se hace una necesidad nacional, a medida que nuestro pas se llena de emigracin estranjera, que ha, de partir con nuestros propios hijos su provecho. Que si hubiera de necesitarse seguridad positiva de que el corazn i el cerebro que ha de suplir a, esta demanda, est ya empezando a educarse activamente, preparndose para el solemne ministerio a que ha de consagrarse, la encontraramos en el tono de cada discurso pronunciado, o sentimiento manifestado en toda ocasin desde la caida de Richmond, en cada, escuela, academia o colejio de la Nueva Inglaterra. Cuestiones que antes los mas sabios apenas se atrevan a tocar, han venido a, ser el tema de la declamacin ante numerosas asambleas; i los aplausos de audiencias apasionadas i activas han sido el eco, de no menos apasionadas palabras de deber i de derecho, en vista de la nueva actitud que han tomado las relaciones sociales i polticas en fuerza de los cambios producidos por la Rebelin. Puede sor que no pequen por demasiada sabidura i prudencia; pero son inequvocas indicaciones de la irresistible enerja que se ha despertado no solo en el cerebro educado de escuelas i colejios de la Nueva
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Inglaterra, sino tambin de la parte mas activa i pensadora del pueblo. Son los hombres nacidos aqu, creados i educados aqu en nuestras escuelas i nuestros colejios, en nuestras quintas i en nuestros talleres, los que han de ir a aquellas rejiones en que tanto estrago ha estado haciendo la guerra, a derramar nueva luz sobre el alma del pueblo, a dar dignidad al trabajo, a ensear de palabra i de obra, a plantear la escuela, a levantar la iglesia, a esparcir clamor a los libros, i la curiosidad en el alma de los no educados. De esta manera el Norte labrar el mas rudo metal del espritu del Sur, para con los discordes elementos del Sur i del Norte, del Este i del Oeste, formar al fin i pulir la cadena de diamante de los vnculos i simpatas nacionales, cuyos eslabones no habr fuerza que rompa ni arte que desuna. Mi propsito por ahora no me ofrece ocasin de exagerar el poder de un cerebro educado para restaurar, reformar, vigorizar las rejiones sobre las cuales todava se ven los rastros de la guerra. Verdura mas rica i espesa brotar como nunca sobre el lugar donde duermen nuestros hijos i hermanos, bajo la tierra que regaron con su sangre en los campos de batalla del Sur. Ni mas monumento conmemorativo necesitan que el que Natura les ha erigido con la verde yerba que cubre sus ltimas moradas, i las silvestres flores que la engalanan, para decir al curioso donde rindieron sus vidas los hombres de los Estados leales, en la casa de la patria i de los derechos humanos. I lo mismo suceder en los campos de cultura moral e intelectual que se estaban abriendo al trabajador en las luminosas rejiones del Sur. De los institutos de saber i de benevolencia que los hombres del Norte plantearn i mantendrn alli, soplar influencia mas dulce, bella i vivificante que la de la brisa de la primavera, cuando va de valle en colina despertando las formas de de la belleza, en las flores i hojas de los rboles. I ahora permitidme, para terminar, recordaros que no pequea parte de esta grande i poderosa obra os est reservada a vosotros, maestros de escuela, i a los que os reemplazarn en el lugar que ocupais. A vosotros toca estimular aquel cerebro, nacionalizar aquel corazon, disciplinar los hombres que en fuerza de Dios han de ir a librar batalla, como los caballeros de otra poca, a la ignorancia i la opresion, al espritu i fruto de la esclavitud i de barbarie. Que ninguno por tanto, cuando reuna en torno suyo su pequeo grupo de jvenes inmortales i recuerde que es copartcipe con ellos, al mismo tiempo que maestro, consienta de nuevo en creer que su tarea es molesta o desagradecida. No ha de quedar en la tierra rejistro de lo que estais haciendo. No ha de quedar en la tierra rejistro de lo que estais haciendo. No habr monumento de bronce o de mrmol que seale el lugar donde reposais, cando os llegue vuestra lltima vacacion. Pero por toda esta nacion quedarn rejistros vivos i monumentos vivientes del bien que habris hecho, en las almas educadas que habris preparado, cuyo amor a la libertad avivasteis vosotros, i cuyo poder para guiar i gobernar a los otros, vosotros con vuestra influencia i ejemplo ayudasteis a desenvolverse.

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BIBLIOTECAS.

CUANDO en 1800 la Inglaterra intent apoderarse de las colonias espaolas en el Rio de la, Plata, un caballero que acompaaba la espedicion, public a su regreso a, Londres un libro sobre el Virreinato de la Plata con un bosquejo de las costumbres i carcter de los habitantes. En algunas de sus pajinas se lee sobre, libreras en Montevideo la curiosa relacin que sigue. "As que llegu, fue uno de los objetos de mi investigacion buscar una venia o almacn de libros; i como un dia notase sobre la puerta de una, casa particular un anuncio de que all se vendan libros i papel, hube de entrar en ella. Detrs del mostrador estaba una joven decentemente vestida que result ser la, mujer del librero. Para disculpar mi introduccin, pregunt por varias fibras espaolas, tales como Don Quijote, Lope de Vega, el Padre Feijoo, &a., de lo que obtuve una negativa por toda, respuesta. Poco haba que esperar, con solo hed ar una mirada a lo que estaba a. la vista. Requirime la dama que pasase tras del mostrador i viese yo mismo lo que haba. La obra, mas notable que descubr era, una, en latn de los P. P. de los conventos. Un libro viejo en ingles tenia, por ttulo "Essay on sermons" por que s yo quien. Un tratado en francos sobre "La strucdure anatomique du corps hunnain" par Monsieur un tel; i dos o tres ponderosos folios de teolojia en espaol. La ltima i mas abultada obra que vi en esta interesante i valiosa, librera era una lista de libros prohibidos por la Santa Inquisicin, en doce volmenes en octavo. "Esta es la nica librera en Montevideo i puede dar idea de la literatura del lugar. Como debe suponerse no me sent mui dispuesto a disminuir aquella preciosa coleccin, por lo que hube de despedirme, si bien llegando a la sazn el librero, que no dejara de sorprenderse al ver a un estranjero tras el mostrador, repet mis escusas por la libertad que me haba tomado, lo que me vali el ofrecimiento de una narigada de polvo de su caja, como prueba de amistad. "La lectura de ambos sexos, al menos de aquella parte que sabe leer, est principalmente reducida a libros de devocin. Las investigaciones literarias de las damas, cuando mas se remontan, no van mas all de novelas insulsas o ridculos cuentos de amor. Saber leer antes de casarse es mirado como habilidad estraordinaria en una mujer. Sorprenden verdaderamente las muchas muestras de crasa ignorancia que se encuentran entre las mas altas clases, i en personas, que por los destinos que desempean se supondra que han tenido mas frecuentes ocasiones de adelantar sus conocimientos. Como muestra de sus luces en materia de jeografa, preguntbame una vez durante la conversacin un caballero tenido por instruido, si la Francia estaba separada por mar de la Inglaterra, i si so podia ir por tierra, de Norte Amrica a Londres. La persona que tales preguntas hacia es uno de los mas ricos i fuertes comerciantes de la plaza i miembro del Cabildo." Estas fueron las colonias espaolas! La obra en doce volmenes conteniendo la lista de libros prohibidos es el alfa i la homega del saber espaol de entonces. Saber lo que no era permitido saber! Como
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Montevideo serian mas o menos las otras ciudades americanas. Conozco aun en estos ltimos aos muchas ciudades cabeceras de Provincia en que las palabras biblioteca, i aun librera son solo para escritas, no existiendo el objeto que representan. En San Juan hubo una vez a venta en un almacn de ferretera el Contrato social, la obra de Paine, i una de Monseor de Pradt, libros mandados imprimir desde Buenos Ayres a Filadelfia en los primeros aos de la revolucin. Mas tarde otro tendero introdujo Evidencia del cristianismo, por Paley, i uno que otro libro mas. Otra vez introduje yo varias de las publicaciones de Ackerman, que no tuvieron salida. Un respetable hojalatero italiano tenia el nico ejemplar del Teatro crtico de Feijoo, la obra mas avanzada en ciencias naturales al alcance de los del habla espaola en el pasado siglo, puesto que el Padre sabia francs i disertaba sobre lo que se pescaba en aquella lengua, i podia repetirse, sin alarmar a la polica, es decir, la, inquisicin, que anduvo por echarle garra. El primer Gobernador de San Juan, D. Ignacio de la Rosa, posea una coleccin en francs de los principales escritores del siglo XVIII. La Enciclopedia tena la D. R. Rojo; pero estos son ya los tiempos histricos de las colonias. Los heroicos son aquellos en que nada corro impreso; i lo que est en letra de molde, de tal modo retrae por lo voluminoso, u horripila por lo insulso para paladares vulgares, que ah se estaba en las bibliotecas de los conventos, pues hasta ahora poro una chorrera de tomos descabalados en pergamino sealaba, en el de Santo Domingo, entre trastejos i otros enseres de la iglesia que fue, el lugar donde bajo gruesas i no perturbadas capas de polvo yacan los restos mortales de los que fueron libros, i enseriaron a no saber nada. Las hoi numerosas libreras de Benos Ayres, casi todas tenidas por franceses, son de reciente data; i yo be visto nacer las espaolas de Tornero, Yuste, Esquerra, Alberti, en Valparaso i en Santiago. Acaso trajese su orjen de los ltimos tiempos de la colonia la de Iglesias en Santiago, espaol tambin, i tan devoto i buen cristiano, que tenia negocio de comprar mandas de misas, que en Chile valen un peso, i ex-portaba a Italia, donde se dicen por una peseta, con lo que servia a, las almas i al bolsillo. Lo que la, jeneracion presente ignora es que este librero tuvo el despacho de la librera de Ackermann en Chile, cuya existencia ignor la jeneracion contempornea, arruinndose la filantrpica empresa de dotar a la Amrica de libros, a que dio comienzo una sociedad de emigrados espaoles i americanos en Londres, entre los que contaba el finado D. Andrs Bello. Al lado del puente del Rimac, al costado del palacio de los virreyes por aquel lado hai hoi en Lima una serie de libreras mas o menos modernas, con mucho del. material de las antiguas, Devocionarios, Ramilletes de Divinas Flores, Aos Cristianos, Novenas i toda la literatura, eclesistica, con grandes misales i rarsimos ejemplares de la Sagrada Escritura, lisas libreras estn hoi donde estuvieron las coloniales, pues Lima era un centro literario en Amrica, a la manera de entonces, con imprenta desde mui antiguo, i abundante produccin de libros de sermones, panejricos de los santos patronos, i otras novedades del dia, como descripcin de solemnes autos de le, o de terribles temblores que en varias veces destruyeron la ciudad, bien mechadas las narrativas con la esposicion
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de milagros, que a nadie debieron sorprender, pues a leerlo que en la historia de las conquistas de Mjico, Per, Paraguai &a., cuentan las crnicas, para los americanos los milagros eran patarata, puesto que no habra, uno que no so hubiese visto con sus propios ojos una media docena de los mas campanudos i extraordinarios, no diramos absurdos, porque en ser absurdos est la gracia de los milagros americanos. En Lima haba antes de la revolucin i desde mui atrs del pasado siglo unas publicaciones que como las de Flandes dejaban presentir el advenimiento del Diario. Llambanse Listas, no s por qu, i contenan invectivas del jnero mas colorado contra alguno, en ellas descrito con todos sus pelos i seales, en biografas dictadas por la pasin de alguna moza celosa, cuya vida i malas artes, i lo sucedido la noche antes, apareca en rplica en otra Lista subsiguiente. El Mercurio Peruano es un peridico sesudo, de unes del siglo pasado, i el primero que se haya publicado en aquellas Amricas. La Gua Poltica, Eclesistica, i Militar del Virreinato del Per, compuesta por orden Superior del Gobierno i publicada por la Sociedad, Acadmica de amantes del Pas en Lima, en la Imprenta Real de Hurfanos, es el anuario mas completo e instructivo que haya quedado, como espejo que refleja la vida pblica de aquellos tiempos. En los conventos de Lima se encuentran aun las grandes bibliotecas conventuales, refujiados en la de San Agustn dicen, los restos de los archivos de la Inquisicin i parte de los del Virreinato, donde se encuentran datos sobre la administracin de Chile i Paraguay. Todas las capitales sud-americanas poseen una gran biblioteca pblica, mui importante a juzgar por la cantidad de librotes hacinados en ellas. Todas son legados de los tiempos coloniales, muchas formadas con las bibliotecas confiscadas a los Jesutas que eran los literatos, historiadores i aun naturalistas de la Amrica. Los gobiernos patrios las han enriquecido poco de libros nuevos, sino es con las bibliotecas legadas por particulares. Es de poco tiempo ac, que se han destinado fondos, escasos siempre dada la necesidad, para refrescar aquellos depsitos, con las limitadas traducciones que de otros idiomas se hacen al castellano, i los poqusimos orijinales que con utilidad puedan venirnos de Espaa. No hace muchos aos que Mr. Horacio Mann en una pesquiza practicada al efecto en el Estado de Massachusetts, hizo el desconsolador i alarmante descubrimiento de que en aquella repblica de casi un milln de habitantes entonces, no habia mas que TRESCIENTAS SESENTA BIBLIOTECAS al alcance de todos; i es curioso para un sud-americano al menos orle tocar a arrebato, i poner el grito en el cielo al cerciorarse de aquel estado de atraso de su pas, conjurando al pueblo i al gobierno a poner trmino a tamaa calamidad, en tan elocuentes palabras que las reprodujramos aqu si tuviramos a mano sus famosos Informes, de que alguna vez dimos cuenta. Nada mas que trescientas sesenta bibliotecas! Qu miseria! Es como suelen decir los banqueros de los negocios que so los proponen. "Ni un pobre milln dejara eso!" Slvese de aquella joven princesa de Francia, que oyendo que el pueblo pereca de hambre, mientras Enrique IV sitiaba su buena ciudad de Pars, esclamaba: "Yo que ellos comera pan i queso," tan poco sabia la nia en achaques de pobreza.
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Trescientas sesenta bibliotecas publicas haran la gloria de Sud Amrica, con veinte millones de habitantes i un mundo por morada. No hai que yo sepa en tan vasta ostensin ni cutre tantas ciudades, no digo trescientas, dudo que hayan....treinta! Si no, contemos en los dedos..... Por los aos de 1854, si no estoi trascordado, apareci en Chile un libro titulado BIBLIOTECAS POPULARES Descubrimientos Modernos. Ni imaninado podra haberse encontrado asunto mejor para jeneralizar la idea, de formar Bibliotecas de materia lejible. Era un estracto del primer libro de Figuier sobre la historia del gas, del alumbrado; de la anestesia que hoi realiza el cloroformo; del descubrimiento del planeta Neptuno por Laverrier; del daguerreotipo, del telgrafo, que eran entonces los progresos mas novedosos de las ciencias aplicadas a la industria i goces humanos. Acuso el Presidente de la Repblica por la primera voz, lea en aquel libro la historia de las dificultades vencidas, contadas como si novela fuera, i de la invencin i adopcin de esas mismas mejoras que se afanaba por introducir en su pas. Tan dla poca era el libro, que Figuier continuando en su propsito de poner al alcance del pueblo los conocimientos tiles, ha llegado a formar un ramo de literatura. Sus ltimas obras ilustradas son El mundo antes del diluvio, el mar y la tierra, que popularizan la jeoloja el primero, los fenmenos naturales el otro. El gobierno de Chile no adopt el libro que se le ofreca de siuelo para bibliotecas populares: i el autor de la idea pag curo el haberla mostrado realizada. Organizronse sin embargo bibliotecas, i se han sostenido hasta hoi, me temo que con poco adecuada eleccin en los libros, temme mas que con monos cooperacin o inters de parte de los beneficiarios. El pueblo en aquellos pases todos no est habituado a leer; no es de necesidad de ninguna de sus vocaciones ordinarias esta manera de alimentar su lmpara. No hai que leer ni para qu leer. Todo sigue su camino sin ello. Los diarios han bocho avanzar inmensamente, Inicia otro orden mejor de cosas. El diario es la Enciclopedia de la escasa porcin del pueblo que los lee. Escasa! En 1842 no habia diarios en Santiago de Chile, capital del Estado, circulando ciento cincuenta ejemplares del Mercurio de Valparaso, que el Gobierno tomaba para repartir a sus empleados en toda la Repblica, i diez i ocho ejemplares a que estaban suscritos vecinos de la ciudad. Cunto camino andado desde entonces ! I sin embargo, cunto por andar, hasta que estos candiles no que luminares desciendan hasta el milln, como se dice aqu del pueblo. La novela viene en pos, sino precede al diario. Souli, Dumas, Balsac, Feval han estado enseando a leer a la Amrica del Sud, que para leer sus novelas se ha convertido en una vasta escuela. Dios se los tenga en cuenta, mal que les pese a los moralistas, que no saben que pero ponerlos aun a las buenas novelas. Yo absuelvo de toda culpa, hasta a las malas, tan tiles i serviciales al cultivo de la intelijeneia han sido todas ellas, a falta de mejor que no proveen los que tan mal hablan de la pera. I me sostengo en ello. Las novelas corrompen las costumbres; exaltan las pasiones... i la dems retahila que todo el mundo sabe de memoria, a tuerza de oira en el pulpito i aun en la sociedad laica.
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Pero vamos a cuentas. Imajinaos aun milln de habitantes en la Amrica del. Sud leyendo todos a un tiempo con avidez los execrados Misterios de Paris, tarea que absorve los ocios de quince dias, si tanta prisa se dan por saer en que para el enredo. Qu horrores no imajinados estn pasando por su espantada imajinacion! qu crmenes, qu maldades, apenas atenuadas por otras tantas virtudes sublimes! Qu estrago oh! I bien! Durante quince dias un milln de seres humanos han permanecido sentados, sustrados alas fruiciones de la vida real, a la exitacion de las pasiones, a las contradicciones que provocan la clera! Quince millones de pecados mortales han dejado de cometerse, i quince veces quince de veniales. Diez homicidios por lo menos han sido suprimidos del terrible catlogo de la criminalidad humana, i dejo al caritativo lector calcular los otros delitos, faltas i desaguisados que corresponden a un milln de seres humanos en quince dias. Uno solo entre mil especificar, Cuntas sumas de dinero, sino fortunas habrian cambiado de mano en el juego, en busca de esas mismas exitaciones que la novela da? Esta es la primera de las inmoralidades de las novelas malas o buenas. All me las dieran todas, pecar por delegacin, como los kadies rabes rezan el rosario, pasando las cuentas ellos, recitando las palabras el kalifa o secretario, sentados ambos en cuclillas. Rezan seis horas, sin escupir.... el kalifa, que suda la gota gorda. Veamos las indirectas. El nio, i mas que todo la nia salen de la escuela i no vuelven a tomar jamas un libro. No digo esto de las clases pobres, sino de las cultas. Llevle una ventaja en el estudio de la sociedad americana a la jeneracion presente de literatos, satisfecha con algo que ha adelantado. He vivido entre la colonia i la Repblica, indistintamente en un Estado o en otro, en ciudades capitales o en provincias, mezclndome a todas las clases sociales, en todas las situaciones de la vida; i con este caudal de observaciones viajado por Europa i Norte America en edad i con motivo de estudiar las diferencias de situacin. Viv en mi provincia, en poca en que solo sois personas tenamos hbito de leer; pudiera nombrarlas, he residido en pas de ciento ochenta mil almas en que mujer alguna lea en un ao una hoja de papel lista, era la Amrica de entonces, i Dios i yo sabemos basta donde ha dejado de serlo, pues nadie se ocupa de estas cosas, aunque de otras mas cientficas se ocupe. La novela induce a leer, por lo mismo que exita una grande curiosidad. Aprender a. leer, se ha visto ya, es obra larga, penosa. Por no mascarlas palabras, por ahorrarse la mortificacin que cuesta seguir el sentido, mientras la vista lucha por abarcarlas, millares no leen mas bien. Solo la novela, ayuda a vencer esta, dificultad i la vence. No hago el panejrico de la novela; yo ni probado he a escribir una en mi vida. Es el siglo el que la crea i acaso es el espritu humano el eterno inventor de novelas. El nico libro de nuestro idioma, D. Quijote, es una novela; i el que le sigue, Jil Blas, es otra; la lliada, la Eneida son novelas, i novelas son todas las manifestaciones del jenio humano, basta la historia, como nos llega escrita. Mucho tienen que predicar los que contra ellas se ensaan. Es la, cabeza de la Hidra. Lo nico que consignen es embrutecer las facultades del alma i del corazn; i aadir otros doce volmenes al catlogo de los libros prohibidos. La barbarie es lo nico que
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debiera serlo. Las nociones que se difunden en aquellas sociedades sobre Historia i progresos vienen de los diarios i mas de las novelas. Los libros circulan poco, entre ciertas clases, i son pocos los libros! All I est, el mal; i el mal a que mdico alguno busca remedio. Nuestra lengua carece de libros sobre nada que contribuya a mejorar la condicin social en Amrica, ni su industria, ni su civilizacin. La publicacin de libros en espaol est sujeta a la eleccin de libreros e impresores, segun cuentan venderlos. Diez ediciones del Judio errante, ninguna del Cosmos en espaol. Por regla jeneral obra que pase de dos volmenes no se publicar sino a espensas del autor, si de cosas serias trata. Concense por las tapas los libros de cada dcada. Los del siglo XVIII que se tradujeron al castellano, ojal que no sucediera! nadie los lee ahora: la epopeya de la Revolucin francesa, i las memorias de la poca Napolenica fueron el alimento de la Amrica hasta no ha mucho, i es fortuna que aquellos como estos libros hayan pasado de moda. Quin viera en espaol la historia de Inglaterra, por Mackauly, la de Flandes por Motley, la de Estados Unidos por Bancroft? Cunto libro en este ltimo pas, sobre poltica i constituciones que necesitramos popularizar? Pero para qu desearlo, si no han de ponrselos medios de hacer pasar al americano, como dice Waldo Emerson del anglo-americano, lo que no pasar nunca sino es tarde, por las malas imprentas espaolas? Una tentativa se hizo en 1854 desde Chile, para exitar a los gobiernos de Amrica a concurrir a la realizacin de un pensamiento semejante. La jeneralidad de nuestros gobiernos es sorda de esa oreja! A cuntas cosas mas urjentes deben atenderproveer de plvora i balas a los ejrcitos! Despus se har lo otro. No obtuvieron ni respuesta las invitaciones. I sin embargo algo ha de intentarse en este sentido, aunque fuera por una Asociacin promovida en toda Amrica hasta concurrencia de unos pocos miles de societarios, en toda ella, a fin de garantir a los libreros la colocacin de sus libros en espaol. Es el caso que Repblica alguna de las actuales cuenta con nmero Suficiente de aficionados, dillettanti, para consumir una edicin que por lo abundante permita el mas barato espendio; i como lo que hai que hacer es traducir, sin arreglar al teatro espaol, las obras serias, como se hace con los dramas ajenos, i todo americano entendido, sino son los que de ello no se precian, sabe traducir en espaol castizo lo que otras naciones piensan, la empresa nada tiene de quimrica ni de irrealizable. Dejadas las cosas a su natural andar, esta i la otra jeneracion leern novelas, i eso pocos i pocas. Suprenos estas reflecciones el hecho de haberse reunido estos dias en Nueva York un meeting entre los amigos de la educacin, para la fundacin de una Biblioteca Publica en el Parque Central, al alcance del pueblo; los fondos que se calculan habr de costar Biblioteca i Museo, presupuestados en CINCO MILLONES DE PESOS. El Parque Central, qu hoi queda fuera de la ciudad de Nueva York pero que ocupa el centro del vasto trazado de la, futura ciudad hasta el rio Harlem, que limita por el norte la isla Manhattan, es o ser, puede decirse, la
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octava maravilla del mundo en materia de paseos pblicos, habindose invertido ya doce millonea en hermosearlo, i reuniendo el terreno todos los accidentes naturales, que se prestan a variar las escenas con lagos, bosques, colinas, &a. &a. El pueblo tiene fcil acceso a gozar de los placeres con que brinda, i para, a nadir los intelectuales a los de los sentidos, propnense construir en su recinto un Museo de Historia Natural i Bellas Artes, i la mas rica, i completa Biblioteca del mundo, aplicada a la instruccin del pueblo. Escusado es aadir que las bibliotecas pblicas abundan por tollas partes, i estn al alcance de todas las condiciones sociales, en las campanas como en las ciudades. Es lujo comn de las clases acomodadas o de personajes notables, tener una biblioteca, en la antesala, a disposicin del que hubiere de esperar en ella, a ser introducido. Todas las Legislaturas de Estado tienen sus bibliotecas, i ya hemos visto en Boston que el Poder Ejecutivo es bibliotecario ademas. El Congreso Nacional forma una de un ejemplar de los que se depositan de cada obra, publicada en pas, enriquecindola ademas con las publicaciones oficiales i libros del estranjero. Las sociedades literarias las tienen abundantes; las hai de Dependientes de Comercio en Nueva, York, para su asociacin; es notable la de la Sociedad Histrica, pero descuella sobre todas la Biblioteca de Astor, fundada con un legado de seiscientos mil pessos, i completada i ensanchada despus por su lujo, con munificencia proporcional. Cuando se examina este conjunto de elementos de educacin, con profusa mano derramados por todas partes i al alcance de todos, se comprende de donde sale la jeneral aptitud para la invencin mecnica, i para las funciones civiles, que sorprende a quien no coordine la escuela con la biblioteca pblica, la necesidad creada i los medios de satisfacerla. La Municipalidad de Buenos Ayres boch los cimientos de una, biblioteca municipal; siguila el Senado Provincial proveyndose de documentos parlamentarios i lejislativos de otros pases, sabemos que la Universidad tiene ya mui enriquecida una coleccion de libros, para ausilio dlos estudios. Como lo he dicho de Yale i Harvard, todos los colejios i Universidades tienen riquisimas bibliotecas, en edificios que asumen las formas arquitecturales de templos; i como los colejios estn establecidos de ordinario lejos del bullicio i disipaciones de las grandes ciudades, los estudiantes completan con la lectura, las lecciones que solo son para iniciarlos en los arcanos del saber i mostrarles el camino de la instruccin verdadera, que no comienza sino con la lectura i con el propio criterio. Trivial parecer que recuerde un incidente que sobreviene mientras escribo estas pajinas, con el nimo de estimular a la formacin de bibliotecas pblicas en todas partes, ciudades, villas, colejios, sociedades, donde quiera que bajan reunidos o se renan hombres en la Amrica del Sur. En un nmero de un diario de San Juan, R. A., viene el plausible aviso de que el P. Prior de San Agustn ha regalado a la Biblioteca pblica unos cuantos libros, de donde infiero que se ha fundado una en aquella ciudad i Provincia, situada a doscientas leguas de las costas, rodeada de otras Provincias, entre las que, faltando ahora la ciudad de Mendoza, como centro, no hai un ncleo de civilizacin bastante fuerte para que resista a la descomposicin
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que le viene de los desiertos i campaas pastoras. Comprndese que be debido ayudar a, la realizacin de la idea con mi parte de contribucin de libros. Desgraciadamente, si no son testos de educacion, en Los Estados Unidos las prensas que tanto publican en ingles, francs i alemn, poco lejible para espaoles producen. Cuando he recomendado la publicacin de un libro en espaol, el librero editor menea la cabeza, como si se le recomendara hacerlo en groelands. Ellos se saben sus cuentas! Mr. Appleton ha mandado con una, carta un presente de libros a la Biblioteca de San Juan, al saber su nueva existencia. Mr. Davison, Mrs. Mann i Peabody, Mr. Ballet, Mr. Casablanca, i Mr. Jeiikinson, que estuvo en San Juan, han puesto su bolo en aquella pobre alcanca. El Sr. Balcarce en Francia, los Sres. Garca, Calvo, Arcos, colectan algunos libros, entre los pocos arjentinos residentes i sus amigos. Rivadeneyra en Madrid ha recibido rdenes de remitir los cincuenta i mas volmenes de la Biblioteca de Autores espaoles clebres que est publicando, i es posible que del Per i de Chile le vayan algunos envos que se han solicitado. Qu cuesta hacerse presente con un libro, en una apartada ciudad, donde una porcin de nuestros semejantes habr de agradecer el beneficio? Las sociedades bblicas de los Estados Unidos e Inglaterra invierten tres millones d pesos anuales en propagar La Biblia por los estremos mas oscuros de la tierra. Cul de loa filntropos, caritativos cristianos de la Amrica del Sur gasta algo que est en proporcin de sus medios, para ir en ausilio de los repagados, que parecen en la barbarie? Vlgales a mis amigos i a los mas numerosos del progreso, de la civilizacin i de las luces, esto recuerdo, para inducirlos a poner su nombre en primera pajina de un libro i dirijirlo a la Biblioteca de San Jun, Repblica Arjentina, Amrica Meridional, libre de porte. El Rector de la Universidad de Harvard, instruido del caso escribo lo siguiente: "Cambridge, Mass., Noviembre 30 de I865. Estimado seor: cuento con que est ya en su podar mi acuso oficial de recibo dla "Vida de Lincoln" i "el Jeneral San Martin." Recib igualmente otro ejemplar para Mr. Longfellow, que inmediatamente le remit. He ordenado que se haga un examen prolijo de la Biblioteca, i si se encuentran duplicados de que pueda disponer, tendr el placer de remitrselos. Con el mayor respeto me suscribo de Vd. Thomas Hill Al Exmo. Sr. D. Domingo F. Sarmiento.

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INSTALACION DE LA ESCUELA SARMIENTO SAN JUAN, REPBLICA ARJENTINA A riesgo de faltar a las prescripciones convencionales de la modestia, hemos credo que mereca un lugar en esta publicacin la realizacin prctica de las ideas contenidas en lo que precede, en una provincia interior de la Repblica Arjentina, como una muestra de que no es ni quimrico, ni estemporneo pensar desde luego en dar a la educacin del pueblo una atencin preferente. La carta del Sr. D. Camilo Rojo, Gobernador de San Juan, en que describe el acto de la instalacin de dicha escuela, con el inters que solo el que siente, sabe hacerlo, i algunos discursos de los pronunciados en el acto, darn suficiente idea de su importancia. La Provincia de San Juan, en la Repblica Arjentina, est situada a la falda oriental de los Andes, i limitada al Sur por la de Mendoza, cuya ciudad principal fue destruida por un terremoto, i al este i norte por campaas pastoras, sin ciudades, que han caido a causa de la desagregacin de la poblacin en un estado deplorable del atraso, orjen de guerras de bandalaje i destruccin; San Juan, no obstante ser pas agricultor, habia durante treinta aos cado bajo la influencia de esos jefes de jinetes a caballo, que han dado materia para la obra Civilizacin i Barbarie, que ha hecho conocer en el esterior las singulares causas de la prolongada guerra civil i de la tirana de Rosas, el jefe mas prominente de los paisanos de las campaas que gobernaron las ciudades. En 1862, como consecuencia de la batalla de Pavn, una administracion compuesta de los hombres mas adelantados del pas, puso trmino al dominio de los caudillos; i un sistema de reparacin del tiempo perdido, o de los estragos hechos por la ignorancia, fue el programa del nuevo gobierno. Con la desaparicin de Mendoza, San Juan quedaba aislada de todos los centros de civilizacin, y a ser librada de nuevo a las influencias barbarizadoras, un cuarto del territorio de la Repblica por aquella parte, poda ser borrada del mapa de los pueblos civilizados. El nuevo Gobierno expuso al Nacional esta situacin, pidindole la ms eficaz cooperacion para hacer de aquella provincia un centro de poder i de civilizacin a la vez. Armas, colegios y escuelas tal era el remedio a las dificultades de la situacin. No transcurri un ao sin que se hiciese sentir la oportunidad de la primera indicacion, teniendo que defenderse contra las hordas del Chacho, celebre caudillo campesino que no sabia leer, en una guerra de devastacin que abraz a cinco Provincias, hasta que despus de muchos encuentros i derramamiento de sangre, aquel caudillejo fue aniquilado a las puertas de San Juan. En medio de estas dificultades, el Gobierno llev adelante, en lo que dependa de su esfuerzo, el propsito de organizar un poderoso sistema de educacin, al mismo tiempo que
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desenvolva la industria minera, que encontraba reducida a tentativas ruinosas de escavar las montaas en prosecucin, sin ciencia ni el auxilio de las artes i el capital, de los numerosos veneros de plata que abundan en el pas. Para conseguir este objeto, hizo venir de Chile un metalurgista ingls, con cuyos favorables informes acerca de la riqueza real de los veneros metlicos, fu enviado ste a Inglaterra a procurarse artfices i elementos de trabajo. Esta simple combinacin produjo como resultados finales la formacin en Londres de una compaa para la explotacin de las minas de San Juan con un capital de un milln de pesos, i la creacin por incidencia, y a fin de tener a los capitalistas en Europa al corriente de los progresos de las industrias de bancos, ferrocarriles i minas en que estaban comprometidos, del peridico "The Brazil and River Plate Mail", que ha venido a hacerse el rgano ms acreditado en toda Europa del movimiento comercial e industrial de la Amrica del Sur, tan poco conocido antes de su aparicin. Para la organizacin de la educacin, los medios puestos en ejercicio fueron igualmente eficaces. El local del estinto convento de la Merced fue destinado a colejio de estudios preparatorios, i una clase de mineraloga, abrindose el establecimiento aun antes de obtener la necesaria cooperacin del Gobierno nacional. De un templo abandonado de medio siglo atrs, pero cuyas murallas estaban en perfecto estadote conservacin, se hizo la base de una Escuela central, que a solicitud del pblico se llam Escuela Sarmiento, a fin de conmemorar la conocida consagracin a la educacion de aquel a quien la dedicaban. De la definitiva dedicacin a su objeto, da feliz cuenta en la siguiente carta el gobernador actual de la Provincia, que habiendo sido el colaborador ms celoso en los trabajos de su predecesor, tom a pecho llevarlos a cabo, no obstante resistencias accidentales, que se convirtieron en caluroso apoyo de parte de los ciudadanos, as que se convencieron de su utilidad indisputable. Merced a estas simpatas, la provincia de San Juan, cuan apartada est del movimiento civilizador que se experimenta en ambas costas americanas, posee un edificio de escuelas, sin rival en toda la Amrica del Sur, y slo comparable a las de los Estados Unidos. Si los esfuerzos hechos por aquel pueblo para difundir la educacin, han de obtener la aprobacin de cuantos los conozcan, srvame el deseo de procurrsela, de disculpa al dar publicidad a las siguientes piezas. San Juan, 12 de octubre de 1865. Sr. D. DOMINGO F. SARMIENTO, Nueva York. M QUERIDO AMIGO: Tena que contestar sus dos estimables cartas de junio y julio, pero tena tambin que hacerle una larga i detallada relacin de cuanto hemos hecho en obsequio de nuestro querido San Juan desde que Vd. se fu, i en los once meses que llevo de Gobierno. Para llenar mejor este propsito, he demorado hasta ahora, contando tener algo de importante que decirle, y mandarle alguna prueba de lo realizado ya; de otro modo habran sido promesas y esperanzas, lo que ya
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es una realidad. Vd. aspiraba en primer lugar a plantear la educacin pblica en toda la extensin posible, i construir edificios dignos de su objeto. Como una prueba de lo realizado en ese sentido, le remito unas vistas de su gran obra, la escuela Sarmiento, terminada ms all quiz de lo que en su principio nos imaginamos; aunque las vistas no le darn una idea clara de la belleza del edificio, porque no aparecen en ellas las molduras, capiteles, balcones, cielos de madera, color de las pinturas, cornisas interiores, embaldosados, rboles en los patios, cordones y cubiertas de las acequias de .piedra canteada como las gradas; en fin todos esos pormenores que constituyen la obra acabada; consultando el gusto, aseo y ornato de un grande y suntuoso edificio. Para decirlo todo, creo que llena sus deseos; y sin equivocarme, le dir que las mejores escuelas de Buenos Aires estn muy lejos de igualarse a la nuestra, ni en tamao, ni en gusto i comodidad. Lo que es ms an, tiene cuatrocientos nios que constituyen el principal adorno en el saln del primer piso, colocados en las horas de estudio, simtricamente en sus bancas. Se le han hecho a este saln dos mamparas que forman los locales de la 1, 2 i 3 clase, quedando al mismo tiempo en perfecta comunicacin unos con los otros y que se pueden quitar fcilmente cuando se quiera. Los patios bien embaldosados, i el del sur con tres filas de rboles, y al frente dos cuadrados que dejan una entrada del ancho que ocupan las cuatro pilastras del vestbulo. Slo falta la inscripcin, que actualmente trabaja Babi, de grandes letras de zinc doradas, que colocar en estos das. Para hacer todas estas maravillas, tuve que establecerme all perennemente con setenta u ochenta trabajadores, y cerrar los odos a todo escrpulo; quera concluir la obra i era preciso hacerlo as. Canteros, carpinteros, albailes, herreros, pintores, blanqueadores, etc., etc., componan el noble ejrcito que tena el honor de tener a mis inmediatas rdenes. Me haba propuesto obsequiar al 9 de julio del 65 con la inauguracin de su obra; pero vino un maldito costado y dio conmigo en la cama, envidioso de que hubiese vencido; y la victoria era nuestra. Este incidente a que tambin venci mi naturaleza, retard la gran fiesta hasta el 16. Ese da, que ser de eterno recuerdo para San Juan, se reunieron como por encanto, ms de tres mil espectadores, que desde el amanecer se disponan a conquistarse un local para verlo i orlo todo, i que nuevas oleadas de poblacin ansiosa, les haca perder la posicin. Los salones, patios, galeras i avenidas i aun los techos vecinos formaban el ms hermoso ramillete humana, vido de curiosidad i admiracin. A las once me present con mi Estado Mayor y ministros, los miembros del Poder Judiciario y representantes, i el ilustrado sacerdote Fray Paulino Albarracn, para dar principio a la ceremonia de bendicin. Este acto en vez de ser al edificio fu a la gente, pues ya fu imposible despejar sino un pequeo espacio, as fu que el buen padre ech sus rociadas a las cabezas en lugar de ser a las murallas. La colocacin que tenamos era en el extremo del edificio sobre un entarimado espacioso, sobre el que se haban colocado cuatro rdenes de
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asientos para las corporaciones. En lugar principal se coloc un retrato, el de Rivadavia y otros, i desde all presid la instalacin de la Escuela. La escuela modelo de nias ocupaba el costado derecho del saln en primera lnea, i seguan otras del mismo sexo, con sus banderas e inscripciones, uniformadas elegantemente; ms atrs i al otro costado las de varones; estos no eran ms que parte de ellas, porque no fu posible dar entrada a todos, pues era absolutamente imposible. El resto se colocaron en formacin en las galeras, encabezadas por los ayudantes; todos perfectamente uniformados i guardando tal orden i circunspeccin que hace honor a nuestros muchachos. Las seoras y caballeros formaban una sola masa compacta, y feliz de aquel que pisaba en el suelo y no sudaba, pues cada uno crea estar suspendido en el aire por los dems. Las bancas de escribir i de sentarse, que ocupan un tercio del saln hacia atrs o a la entrada principal, estaban coronadas de seoras y seoritas; y las viejas mamas entre los claros entre banca y banca; es decir, en esa parte se vean tres rdenes de bello sexo. Las cosas en este estado, se dio principio a los discursos de inauguracin; se ley el suyo, que hizo grande efecto. Todos estaban conmovidos, i he visto correr ms de una lgrima por las mejillas de algunos hombres de esos que no tenan fe en su Gobierno, i que miraban como una utopa o locura sus actos. Las emociones se manifestaban en todos los semblantes, i pareca que ese inmenso pueblo nos entregaba su corazn lleno de gratitud; en ese momento haba algo de divino y grande en todo. Esa misma confusion en que estaban colocados, formaba un agradable contraste; todos guardaron silencio, que slo interrumpan para aplaudir. Al retirarme recib mil apretones de manos y algunos abrazos de caballeros y seoras, que conmovidas me decan alguna palabra cariosa para Sarmiento. Me complazco, mi querido amigo, en trasmitirle este sentimiento de los muchos que aqu lo estiman. En seguida fui a despedir a las escuelas en la plaza, a donde acompaamos a las profesoras a la cabeza de dos columnas que ocupaban, de dos en fondo, ms de una cuadra. La cancin nacional cantada en coro por ese gran ejrcito fu la despedida; i formaban el ms lindo panorama las distintas divisiones, con sus uniformes, ya blancos las unas, con cintas. azules, otras rosadas, etc., marchando en diversas direcciones llenas de contento y de gracia. Eran ya las cuatro de la tarde. Al da siguiente fueron invitadas nuevamente a las dos de la tarde, para que bailasen cu el saln de arriba, perfectamente adornado, i obsequiarlas con un escelente banquete que se les habia preparado. Esta segunda reunin no hai palabras con que describirla. Mas de trescientas infantiles parejas danzaban con una gracia admirable: ocupaban el saln cuatro rdenes de asientos en toda su gran circunferencia, lo que equivala a setecientos nios de ambos sexos, teniendo por espectadores lo mas selecto de nuestra sociedad. Cantaron el himno nacional i otras canciones compuestas i estudiadas para, ese dia. En el banquete se portaron divinamente, servidos por jente vieja, caballeros i damas que se, esmeraban en sus atenciones. Los chiquillos i chiquillas ostentaban un juicio a la vez que una familiaridad admirable. Los adultos no quisieron ser menos i se
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dieron un gran baile a la noche siguiente en el mismo saln. Hasta aqu las fiestas. Siguiendo en la gran obra, continu en la tarea de proveer a las escuelas de tiles i testos &a, i hacer asistir a ellas a cuantos nios las circunstancias permiten. En la ciudad se llenaron mu luego los locales de tres escuelas, las mas espaciosas que he podido conseguir, a donde asisten mas de cuatrociensos nios de ambos sexos. En los departamentos sucede lo mismo. En el Pocito con cien nios, solo varones, que se colocan all, no dejan ya lugar para mas que pueden asistir. En eso departamento trabajan este verano una escuela espaciosa. En Causete quedar en diciembre concluida una con grandes salones, que la inauguraremos al mismo tiempo que el gran puente en el rio, que estar terminado tambin en ese mes. As seguir mientras me dejen hacer las cosas. Estos edificios son indispensables, i sin ellos no habr escuelas posibles. En el Valle se terminar luego un edificio con ese objeto, hecho como para cuatrocientos nios, i que valdr mas que todo el Valle junto. Apropsito, esa, jente montonera por naturaleza, la tengo sujeta i bien dispuesta, hoi firman la vanguardia de Irrasabal que combate la montonera de los Llanos. Tenemos pues, otro 63, i San Juan siempre con sus jentes, sus caballos i mulas haciendo frente i combatiendo por otros. Tengo va en ejercicio veinte i echo escuelas fiscales con mas de dos mil nios; no todos provistos aun de los tiles necesarios. Esto no es nada para lo que necesitamos; hai mas de diez mil nios en estado de recibir educacin, i la cifra que la recibe es demasiado diminuta. Para el ao entrante tengo fundadas esperanzas de poder sostener tres mil i mas, siempre que el Congreso vote alguna suma con ese objeto; asi me lo asegur el Dr. Costas. Tendremos tambin media docena de casas propias para escuelas. Con los Sarmientos estamos a punto de arreglarnos amigablemente, i con esos fondos edificar una casa para la Escuela Torres, de nias, dndole las formas del plano que, desde luego le pido a Vd., con concepto a numerosa concurrencia de educandas i propia para tener esternas e internas. Espero que nuestra Lejislatura no sea mezquina para el ao entrante, sobre todo para seguir adelante en esta benfica institucin. El Colejio Nacional sigue bien, tiene cerca de doscientos alumnos; este Gobierno sostiene all agraciados, hijos de padres pobres, entre ellos dos de Jachal. Deseoso de que nuestro escondido San Juan aparezca algo en el esterior, he tratado i conseguido, en cuanto es posible entre nosotros, recojer algunos datos estadsticos, lo mas verdicos posibles, sobre nuestro comercio, minera, poblacin &a, que nos den a conocer aun a nosotros mismos, que bien puede decirse que no nos conocemos i ni sabemos apreciarnos como debemos apreciarnos, por ignorar los grandes elementos que la provincia encierra. Todos estos datos como los principales actos de mi Gobierno de once meses, los ver en el Mensaje a la Lejislatura que le acompao. Despus de esto sigo ocupado de la guerra del Paraguai i de los Llanos. Al litoral he mandado ya tres continjentes en todo como setecientos hombres; de ellos quinientos forman el lucido batalln San Juan, con
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escelente oficialidad, jvenes de los que Vd. form en la guerra del 63 en las campaas de la Rioja i Crdova. El Jeneral D. E. Mitre, a cuyas rdenes estn, hace grandes elojios de los sanjuaninos. Ya Vd. debe suponerse cuales sern los apuros de estos gobiernos pobres i colocados a tan largas distancias del Gobierno Jeneral, para atender con prontitud a las exijencias de una guerra imprevista; pues nada haba dispuesto para contestar a ella, sino es la inepcia de los enemigos, fuertes en recursos i pobrsimos en aptitudes. En sus propias barbas se ha formado el gran ejrcito que los combate, i concluir con ellos en breve tiempo, sin que hayan tenido la habilidad de estorbarlo, ni de defender columnas de diez mil hombres que se les toman prisioneras sin que tengan siquiera la idea de retirarse para no caer con sus jefes en los crculos de hierro que se les arman. Si llegan a pelear lo hacen como bestias: toda su tctica se reduce a cargar i descargar sus fusiles en el punto en que los paran. Batallones de ochocientas plazas solo tienen dos oficiales; esto es, grandes cuerpos sin coyuntura, incapaces de la mas trivial maniobra. En todo se ve los efectos del brbaro despotismo de Lopez; el pensamiento lo comprime hasta para su propia defensa. Este brbaro habria pagado con todo el Paraguai una mquina de movimiento perpetuo para hacer la guerra; el raciocinio es vedado entre los suyos, i la ciega obediencia se traduce por entusiasmo. San Juan tiene la gloria de haber sido el primero de los pueblos del interior que acudi al llamamiento del Gobierno Nacional. En mes i medio puso en el Rosario su brillante continjente de sangre, i esto costeado a sus espensas; vestido, pagado, sin acordarse de que los sacrificios del 63 no habian sido remunerados hasta hoy. El desempeo de estos deberes se ha ejecutado con el mayor rden, pagando todo al contado, hasta no dar lugar a quejas. Necesit plata i no faltaron Carri, Zavalla, Quiroga i otros en proporcionrmela. El Gobierno Nacional, agradeciendo nestra conducta, nos trata con toda clase de consideraciones, hasta contar con seguridad de que nos abonen la deuda del 63. en suma hemos dado ejemplo en esta ocasin que ha servido de estmulo para mover a los demas pueblos. 7 A la par de estos movimientos blicos no dejamos de atender los quehaceres de la casa, como suele decirse. Ya tenemos un lindo matadero pblico, cuya vista no le mando por uno de esos descuidos tan naturales en m, pero le dir que es una obra, sino perfecta, por lo menos no menos que el de Santiago de Chile. Consta de veite i tres piezas numeradas, todas bien aseadas, enladrilladas, largos corredores, el patio empedrado, con su canal de cal i canto cubierto de piedra canteada al centro, pintadas sus puertas, pilares &a., &a. los abastecedores pagan gustosos sus tres reales por cabeza por los animales que benefician. La carne se conduce a los despachos en cajones o carretones cerrados i forrados con zinc. Este ramo est a la europea. La plaza ya la tengo terraplenada con buena tierra vejetal, bien nivelada i plantada la segunda calle interior, i en el centro un crculo de
El Batalln de San Juan puede competir con cualquiera; su comandante Rmulo Giuffra, es hombre cuyas actitudes estn suficientemente garantidas con el pi en que se encuentra el cuerpo de su mando. Concluir con el 12 de linea, de que es primer jefe el comandante Juan Ayala, i segundo Lucio Mansilla-Tribuna de Montevideo, 23 Noviembre. 207
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naranjos, en donde se coloca la msica: est pues, dispuesta para recibir el plano que Vd. me ofrece. Tengo la esperanza de tener el agua de Zonda, i hacer en ese crculo una pila, sin perjuicio de surtidores de la misma agua en puntos convenientes de la poblacin. Para llevar a prctica este propsito cuento con la voluntad incansable de Nangle. Este jven vale mucho, i San Juan le debe la mayor parte de lo que sin l no habramos hecho. Richard lleg de Inglaterra, me escribe de Buenos Aires i depuse de Mendoza, de paso por Uspallata para Hilario. Ha formado ya la compaa inglesa bajo la denominacion de Compaa de la Plata, su capital nominal es de un millon de pesos, trae mejores operarios i fundidores. El Tontal, Castao i la Huerta siguen dando metales, sus establecimientos de beneficiar producen bastante barra. Clapenbahk ha aumentado su establecimiento, i en un mes ha beneficiado treinta cajones; est contentsimo con los resultados.8 Quiero terminar a cada rengln mi carta, pero creo estar conversando Vd. i voi alargando demasiado mi charla. Como para ponerle punto final, le pedir un servicio. Necesitamos reformar nuestra constitucin provincial: se la mando, para que nos dedique algunos ratos i sus vastos conociemientos en formularnos un proyecto de reforma. Vd. est en el emporio de la democracia, i con sus prcticas a la vista, puede mejorar que nadie hacernos lo que aqu no haramos sino imperfecto. Necesitamos una constitucin algo detallada i que nos deje poco que inerpretar. Vd. sabe que a cada paso se ofrecen dificultades entre los poderes, i convendria estuviesen bien determinada sus relaciones, lo mismo que las de la Provincia con la Nacion. Esterando siempre sus cartas i sus rdenes, tengo el gusto de suscribirme como siempre su afectsimo amigo. Camilo Rojo.

En la semana pasada hemos recibido comunicaciones de San Juan, por las cuales tenemos el placer de anunciar a nuestros lectores, que las celebradas minas del Mayor Richard estan al fin a punto de dejar realizadas las brillantes esperanzas que habian hecho concebir. Hllanse ahora las minas en condicion mas floreciente que laque jamas alcanzaron, i poco hai que temer para lo futuro. Las nuevas mquinas de amalgamacion hace tiempo estan funcionando, i mas de mil ochocientoas onzas (?) de plata en barras han sido remitidas al Banco River Plate. Los hornos estan en constante actividad, i se cuenta con que para el 1 de enero de 1866, cerca de quinientos cajones (trescientas mil libras) de metales estarn beneficiados, rindiendo cosa de doce mil libras esterlinas, capital suficiente para pagar a todos los antiguos accionistas, que no se han incorporado a la nueva compaa. Las noticias de interior son mui halageas, i tanto en San Juan ocmo en las Provincias, todo permanece tranquilo i el pueblo estar alejado de poltica. (The Standard & River Plate Advertiser, Buenos Ayres, November 25 1865) 208

DISCURSO del Eximo. Sr. Gobernador de la Provincia de San Juan en la instalacin de la Escuela de Sarmiento. Seores: Cbeme el honor de presidir la instalacin de la Escuela Central de varones, bajo la denominacin de "Escuela Sarmiento." Este nombre importa un tributo del pueblo dedicado al iniciador de tan grandiosa, como humanitaria idea: ella pertenece a mi ilustrado amigo D. Domingo F. Sarmiento; yo no he hecho mas que segundarla con el emporio i la voluntad que me animan en cuanto tiene relacin con el bien del pueblo: en ello be seguido loe sentimientos i los propsitos que animaron a mi predecesor al iniciar la construccin de este edificio, grande en sus formas como en su objeto. San Juan puede ostentar con orgullo este templo dedicado a la educacin del pueblo, que no tiene competidor basta, ahora en ningun otro de la Repblica, i difcil es que lo tenga igual ninguna!; de las secciones sudamericanas. Es la obra del pueblo, dedicada para su propia redencin; aqu estn representados les esfuerzos de todos, desde los de su iniciador basta el de las madres de familia; desde los del modesto artesano hasta los del capitalista, i podemos; felicitarnos al contemplar satisfechas las mas nobles aspiraciones de un pueblo, que sabe sacrificarse para conseguir los elementos de intelijencia que asegurarn su progreso i su libertad. No es de ahora que en San Juan se sabe estimar cuanto vale la educacin del pueblo, i las ventajas inmensas que se, obtienen con adquirirla. En 1815 se fund, por un Gobierno ilustrado, un establecimiento de enseanza pblica, que hemos conocido como la "Escuela de la Patria" bajo la, direccin del mui distinguido educacionista. D. Ignacio F. Rodrguez. Los frutos que ese establecimiento produjo nos son conocidos, i no puede recordrselo sin veneracin. De all sali una jeneracion que debia tener un rol mul notable en los destinos de la. Repblica; de esa escuela salieron la intelijencias que San Juan contempla con orgullo; de all sali Sarmiento, cuyo nombro conoce la Europa i que con razn debia apellidarse el apstol de la civilizacin; de all sali el ilustre Aberastain que habia de figurar en el martirolojio de la libertad de su patria; Cortines, el hombre de ciencia i ele humanidad, Salas, Doncel i otros no menos importantes; de all sali en fin, formado para San Juan el gran principio de la igualdad del pueblo. Este establecimiento i muchos mas que San Juan ha de tener, sern la consecuencia ljica de aquel, pues no han bastado cuarenta aos de despotismo i de barbarie para agotar los jrmenes de progreso que aquel supo imprimirle. Para confiar la direccin de la enseanza de la juventud que ha de poblar estos salones, he consultado con esmero las condiciones que deben caracterizar a la persona que la ha de dirijir, i no creo haberme equivocado al solicitarlos servicios del Sr. D. Eliseo Scbieroni, hbil educacionista, i que ya tiene rendidos al pas importantes servicios en este ramo; l ha aceptado gustoso este penoso cargo llevado de su patriotismo i celo por la educacin de la juventud. Su moralidad i talentos son la mejor garanta que podemos
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apetecer, para confiar a su cuidado la enseanza de nuestros hijos; i debemos esperar confiadamente que como D. Ignacio F. Rodrguez sabr corresponder a las halageas esperanzas de los padres de familia. Dejaria de cumplir con un deber, si no manifestase aqu, la mui i recomendable contraccin que el ciudadano D. D. Soriano Sarmiento ha dedicado a esta obra. Desde que se inici basta hoi, diariamente le ha prestado su personal asistencia, i cualquiera que hayan sido las emerjencias del Tesoro pblico para sufragarlos gastos que demandaba, l ha hecho jenerosamente, en muchos casos, erogaciones de sus recursos propios para que su construccin no se paralizase. Haciendo fervientes votos a la Divina Providencia, fuente de todo saber i progreso, para que la presente jeneraeion i las dems que estn llamadas a educarse en este establecimiento sepan corresponder con su aplicacin i moralidad al anhelo de sus padres i esfuerzos de su respetable Director, declaro instalada la "Escuela Sarmiento."

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CARTA DEL SEOR SARMIENTO. Lima, Abril 5 de 1865. Sr esta parte de la Amrica marchara al papo de las otras ilaciones cultas del mundo, un telgrafo que debiera ya atravesar las Pampas i los Andes, como el que liga la Europa al Asia, me trasmitira por un simple sacudimiento elctrico, la fausta nueva deque un minuto antes i mientras lo lea el dia......del mes dea las......de la maana, los ciudadanos de San Juan, reunidos bajo la techumbre de la "Escuela Sarmiento," presididos por S. E. el Sr. Gobernador D. Camilo Rojo, la Comisin de Educacin Comn i las corporaciones civiles; presentes los alumnos de los colejios i escuelas, despus de dar gracias a Dios por haber permitido terminar la obra, resolvan dar aviso al amigo i compatriota ausente que coloc la piedra angular, a fin de que su corazn se regocijase i en aquella hora de todos bendecida tendiese sus brazos hacia el punto del horizonte a. donde por aquel acto lo arrastraban sus ardientes simpatas. No pudiendo responder con otro telegrama, que so tradujese durante el acto, como es comn i diario en donde el telgrafo suprime las distancias, anticipo por la previsin del hecho, como Peabody desde Inglaterra a Massachusetts, las palabras que quiero sean escuchadas en aquel recinto i en aquel dia, acompaando en su regocijo a los que tres aos ha, asistieron al rayo del sol a la colocacin de la piedra angular del frontis, i cuyas gozosas fisonomas reconozco en la fotografa que perpetu la i majen de aquella escena; i que hoi a la sombra de sus espaciosos salones se deleitan con la complacenca que trae todo designio til llevado a cabo: a los que vieron alzarse penosa i lentamente sus murallas bajo el peso de las dificultades i la contemplan hoi monumento erguido i resplandeciente. A los que en medio de los azares de la guerra civil que fue su cuna, no desesperaron, hallando en l por el contrario el emblema de mejores tiempos, i recibiendo de su presencia i progreso, inspiraciones tranquilas que calmaban las aprensiones del momento. Felicito por tanto, i envo un fuerte abrazo a D. Camilo Rojo, Gobernador hoi de San Juan, por la terminacin de obra que form parte de su programa de Gobierno, sti dejarse fascinar por el engaoso eco del instinto popular en los pases que fueron mal gobernados, cuyo primer movimiento es limitar sus esfuerzos a las inspiraciones del egoismo hasta que disipadas las aprensiones tradicionales, el goce i el sentimiento de la libertad hacen nacer el civismo que es el jo humano, abrazando el individuo, la patria, la nacin i la humanidad. Envio mis parabienes a D. Domingo Sorano Sarmiento, Director voluntario i solcito, por la recompensa que recibe su modestia i perseverancia al entregar terminada la obra que con tanta resignacin en los momentos difciles i con tanta abnegacin llev a cabo. En el anciano D. Matas Snchez, a quien supongo presente, i a cuja munificencia se debe en gran parte la realizacin, saludo cordialmente a cuantos, i son muchos, ayudaron con sus erogaciones a facilitar los medios. I si en un lugar apartado se encuentra el maestro Paez, director de la
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obra de carpintera, encargo al que de mis amigos estuviere mas cerca, le d a mi nombro un fuerte apretn de manos que recibir en nombre de todos sus compaeros, por su contraccin i asiduidad en trabajo tan largo, recordndoles el 30 de octubre de 1863 en que cot los rifles de Guardias Nacionales a la mano, manejaban el hacha i el cepillo, prontos l i sus operarios, a recibir al Chacho a balazos, si no se daba por bien escarmentado en Causete; porque es preciso no olvidarlo, para glorificacin de todos, ese monumento que puede dar sombra a cinco mil seres humanos i educacin a dos mil nios i a diez jeneraciones, fue concebido en dias de amargura, alimentado de zozobras i angustias, defendido con el arma al brazo, cuando desde lo alto de sus murallas se divisaban las polvaredas de las hordas de brbaros que de Causete principiaban el incendio; i el saqueo de la Provincia. Qu hubiese sido la Escuela, s tres leguas mas avanza aquel huracn destructor?Una caballeriza o un depsito de pillaje! La obra est terminada en cuanto basta para hacerla producir los beneficios que su plan prometa. Como en las que antes eran soledades agrestes en el valle de Calingasta, se alza hoi majestuosa la chimenea de las fundiciones de Hilario, arrojando bocanadas de negra humareda sobre la nevada cortina de los Andes, pidiendo a la industria materias que convertir en raudales de plata, as esta otra mquina alza sus columnas dricas al cielo, ofreciendo desempear tarea no menos til que aquella su rival, para depurar i refinar intelijencias que crearn otras maravillas. "Con hierro i plvora, deca en su fervoroso estravio un revolucionario frances, la Repblica dar la vuelta al mundo." Con escuelas i mquinas, han dicho los norte-amricanos, los pueblos sern reyes, s no alcanzan a, ser dioses de la. creacin que han sometido. Pero la Usina Hilario de la Escuela Sarmiento pueden ser la idea de, un hombre o de un gobierno; su perpetuacin i la abundancia de sus productos ha de ser solo obra de la atmsfera i de los elementos que las rodean. En este como en tantos otros casos se realiza la sublime parbola de la simiente que arrojada en terreno estril no fructific, o sobre el camino i las aves del cielo se alimentaron con ella. Si pueden ser estriles de metales las montaas para alimentar el fuego de Hilario, pueden haber pueblos somnolientos, que aun no quieren ser despertados de su sueo letrjico. Un fenmeno asombroso tiene embargados los nimos dlos pueblos i de los Gobiernos que lo contemplan. Hablo de la guerra civil de los Estados Unidos, que como la de Roma entre Csar i Pompeyo, tiene al mundo conocido de espectador inquieto i apasionado, sintiendo que all se juega su porvenir. Ayer no mas eran bosques primitivos, las campias doradas hoi de mieses que aseguran contra el hambre a todos los habitantes de la tierra. Un puado de colonos abandonados a s mismos, en un siglo realizaron lo que en diez de, batallas i violencias no realizaron los soldados de Rmulo. Como las antiguas vias romanas, ellos solo poseen mas ferro-carriles que todas las naciones modernas juntas: esportan en lugar de arrebatar a otros el fruto del trabajo, mas que la Francia heredera del arte, de, la ciencia i del trabajo humano en dos mil aos. Sus naves mercantes, como las de Tiro, cubren los mares a guisa de bandadas de gaviotas, igualando en buque i calado a
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las de la Inglaterra, seora hoi del Ocano, como en otros tiempos Venecia se proclamaba soberana desposada con el Adritico. Sus diarios o impresos pudieran cubrir en un ao con sus hojas estendidas i justapuestas todo el territorio de la Europa, en lo que la historia carece de semblanza. Faltbale la guerra, aquel crisol en que se ensaya el poder i consistencia de las naciones. Un dia reson el clarn en los valles del Mississinpi, del Ohio i del Hudson: los Alleghanis i los Montes Rocallosos repitieron sus ecos, i el pueblo de labradores pacficos i de comerciates se lanz a los campos de batalla, para curar a la asociacin humana de la esclavitud del hombre, convirtiendo el arado en espadas, las mquinas de la industria en caones Parrot i forrando en hierro sus naves convertidas en monitores para bombardear montaas i pulverizarlas. Cuatro aos de lucha han elevado a las condiciones de la epopeya del siglo XIX aquella querella domestica. Las glorias de Marengo, Jena, Austerlitz han descendido a las dimensiones de guerrillas con que se abre la campaa del jigantesco siglo en que el vapor domina el espacio, i la ciencia colectiva del pueblo embota los rayos del jnio. Cul era el secreto hasta hoi ignorado de improvisar naciones en un siglo i resumir las glorias humanas en cuatro aos, desenvolviendo mas poder i riqueza a medida que mas pbulo consume aquella hormilla, aumentndose los hombres en razn creciente de los que mueren? La libertad del individuo disciplinada en la Escuela. Para tres millones i medio de soldados, que han recibido ya el bautismo del fuego, hai en reserva cinco millones de alumnos adiestrando, mas que su brazo su intelijencia, para dirijir con xito la mquina que domina, la materia inerte, i que lo mismo somete voluntades retardatarias o rebeldes al progreso, a la igualdad, a la marcha de las ideas. De las Escuelas norte-americanas han salido, Franklin que arrebat al cielo los rayos, Washington que destroz toda cadena que ligue colonias a la madre patria; la Repblica fuerte, inteligente, porque es una igual asociacin de hombres que se gobiernan a s mismos; la abolicin de la esclavitud, con Lincoln, el Spartacus feliz. Aquello que all tiene lugar tan en grande, que cuando se da parte de un combate, solo se mencionan los jenerales muertos, porque las batallas son por centenares i los combatientes cuentan por millones, ha sucedido en pequeo entre nosotros i debemos congratularnos de ello, para mostrar tambin con las ensangrentadas pajinas de nuestra historia que en el Norte como en el Sur de la Amrica, la intelijencia es superior a la fuerza ostensible i la sola fuerza rejeneradora, siendo ella sola la que rijo los hechos histricos como es la electricidad invisible la que anima al universo. En la tenaz lucha que har nuestra edad media entre la Repblica naciente i las tradiciones coloniales, entre caudillos de jinetes por millares i ciudadanos intelijentes por cientos, que la historia caracteriza ya con el nombre de Guerra de Civilizacin i de Barbarie, no cont por miles el reducido nmero de verdaderos ciudadanos que os desafiar el poder sanguinario del Ugolino arjentino de Rosas que era la encarnacin de Felipe II, la inquisicin i la barbarie indjenas. Esto suceda ahora treinta aos. Para dar mayor realce a la fuerza,
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propia a las ideas, Lavalle, Paz, La Madrid, Hacha, aquellas glorias militares que nos legaron las ludias de la Independencia, sucumbieron en los primeros combates, dejando a otra jeneracion i a otros elementos mas populares el encargo de vengarlos i de continuar la lucha. El duelo a muerte entre la civilizacin i la barbarie arjentina, fue de uno contra mil, porque las masas ignorantes fueron siempre el pedestal de la tirana, i aquellos pocos patriotas jugaron sus cabezas i propiedades en la terrible porfa de ser libres i civilizados, i por centenares de esas nobles cabezas quedaron durante treinta aos I sembradas en los campos de batalla o en los cadalsos, i sus fortunas I fueron disipadas al viento de la confiscacin i del pillaje. As luchando i as sucedindose hombres cultos i jeneraciones nuevas llegaron a Caseros, con todo lo que de fuerza haban ya arrebatado al tirano, con todos los aliados que se haban procurado, con todos los elementos de saber i de prudencia que en tan largo conflicto haban adquirido. Lo que va de Caseros a Pavn, son las goteras que los techos continan lloviendo, largo tiempo despus que la lluvia ha cesado; son las ondas ajitadas del mar que no encuentra su equilibrio despus de haber sido azotado por el huracan. La partida estaba ganada, Nuestra patria presa hasta entonces de brbaros alzados, era Repblica civilizada i constituida. La misma prueba de la superioridad de la intelijencia sobre la fuerza bruta se encuentra en los resultados prcticos de aquella i memorable lucha. Rosas, Benavides, Quiroga, Ibarra, no han dejado sobre el suelo arjentino rastro alguno del poder que sin lmite ejercieron veinte aos. Las lgrimas se secan a la primera brisa i de felicidad, i las cabezas cegadas no sirven largo tiempo de monumentos conmemorativos. Pero no hace cinco aos a que los hombres que combatan en nombre de las ideas i de la libertad i por obtener su parte en el progreso humano, pueden hacer prcticas las que antes eran solo promesas i para los pueblos esperanzas, i ya novecientas millas de ferro-carriles estn en obra o impulsando el comercio i la industria, diez mil habitaciones esplndidas en Buenos Aires o en las Provincias, acrecientan ciudades, respirando el ambiente de la civilizacin i el bienestar de la industria; cien mil inmigrantes llegan a nuestros puertos pidiendo su parte en este campo abierto al trabajo; diez millones de rentas cobra el Gobierno para devolverlas en seguridad i monumentos pblicos de comn inters; i el nombre de la Repblica Arjentina, que San Martin hizo resonar gloriosamente en toda la Amrica i Rivadavia form espectable en Europa, vuelve a ser sinnimo de libertad i progreso como en sus tiempos felices. I sin embargo, cinco aos han bastado a menos de diez mil hombres para realizar estas maravillas, porque aun es cierta para nosotros la observacin de un sabio alemn que al leer nuestra historia de la guerra de la Independencia hallaba que "nunca pueblo alguno emprendi tan grandes cosas con tan pequeos medios." Del jenio de la Repblica cernindose sobre las incultas Pampas i solitarios ros arjentinos, puede decirse lo que del espritu de Brahama ensean los Vedas, que era un huevo luminoso flotando sobre las oscuras aguas del caos i de donde sali la creacin entera.
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Tenemos entre manos la creacin de un Estado poderoso; pero nos faltan obreros en proporcin del tamao de la obra: un milln de millas cuadradas por poblar; ros como mares para cubrir de naves; la Repblica como jida que sobro tan grande espacio proteja contra, los monstruos de la tirana, o las rfagas destructoras de la barbarie a los pacficos artfices del progreso humano. Diseminados por toda la Amrica los hroes de la Independencia, como aquellos blancos esqueletos que sealan en los desiertos el camino de las caravanas, otra jeneracion tuvo que arrancar de raz desangrndose, los restos de la colonia espaola. Ahora faltan cien mil operarios por lo pronto: medio milln no bastar dentro: de diez aos, para dirijir e impulsar la rejeneracion de estos pases, i aclimatar en ellos la libertad i el Gobierno que la asegura; desenvolver la intelijencia del pueblo i la riqueza i poder que es su consecuencia. En estas escuelas, que debieran multiplicarse al infinito, se habrn de hechar los cimientos de la Repblica i de la Nacin, que estamos predestinados a formar. Con la tierra valdia para que el hombre aplique a sus necesidades i goces la que sus fuerzas e industria requieran, tengmosle escuelas para sus lujos. Tierra abundante para proveer alimento al cuerpo, escuelas competentes para el i desarrollo de la civilizacin por la cultura de la, inteligencia, he aqu el programa con que la Amrica esta destinada a absorver, continuar i perpetuar el progreso de la especie humana, atraerse a la Europa, i rejenerar al mundo. La colonizacin espaola careci del ltimo requisito; i en los campos dilatados de nuestras Pampas nos prepar a Artigas, Ramrez, el Chacho, brbaros que habian olvidado su orjen europeo i civilizado. La colonizacin inglesa principi con la fundacin de Plymouth, cuya Legislatura o Municipalidad decret, "que por cuanto un buen conocimiento de las letras deba ayudar mucho al progreso i floreciente estado de sociedades i Repblicas, esta Corte ordena que en cualquier poblacin de cincuenta familias arriba, que pueda procurarse un hombre que ensee gramtica, tal poblacin se impondr al menos doce libras, que debern cobrarse en proporcin sobre todos los habitantes.'' De este decreto han salido los Estados Unidos. El Gobierno de los caudillos entre, nosotros sali de la cria del ganado en los campos incultos. Washington i Rosas, dos sistemas de colonizacin. Suplir aquel defecto insanable de la colonizacin espaola de que procedemos, es lo que hacemos al inaugurar escuelas suntuosas, en monumentos que revelen por las formas arquitectnicas i el espacio que cubren, la grandeza e importancia de la idea que representan; i es todava, un honor para la Repblica Arjentina el que en esta rejeneracion de nuestro sistema social, sea, ella la primera de las ex-colonias espaolas que, se lanza por el sendero que sealan a todas tan gloriosamente las ex-colonias inglesas. Ningn Estado de Sud Amrica ha construido mayor nmero de escuelas ni mas suntuosas que la Provincia, de Buenos Ayres. Solo las escuelas de Nueva York o de Filadelfia exeden en capacidad i ornato a la "Escuela Sarmiento" de San Juan, i para que la analoja sea mas exacta los Estados Unidos estn presididos hoi por un alumno de las escuelas
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comunes de campaa, mozo de labor en su juventud, lanchero del Ohio mas tarde, orador de aldea despus, diputado al Congreso al fin, abogado eminente, abolicionista exaltado i Presidente de la Repblica, Lincoln, cuyo nombre se ligar en la historia de la humanidad al de Washington, terminando la obra comenzada. Preguntad al Brigadier Jeneral D. Bartolom Mitre, Presidente de la Repblica Arjentina en qu aulas obtuvo los diplomas de Miembro de la Universidad de Chile i de la Sociedad Histrica de Rhode Island, dnde hizo sus primeros estudios de orador i publicista que ya lo reconoce la Amrica i aun la Europa i que con sus servicios a la causa, de la libertad, le han preparado las gradas al solio presidencial? En la informe escuela de Patagones, en el ltimo estremo de las habitaciones cristianas, a la vista del toldo del salvaje. Su nombre no obstante en la serie de nuestros Presidentes, sigue inmediatamente al de Rivadavia, cuyo programa continua, saltando los intermediarios, Rosas!....como saltamos con los ojos cerrados un abismo que interrumpe el paso. I este hecho que se repite en las dos estremidades dle la Amrica, es un resultado necesario de la libertad moderna, de la igualdad legal. No educndose para gobernar aristocracias como en las Repblicas de Roma o de Venecia, de las entraas del pueblo saldr siempre el que mejor comprenda sus necesidades, el que mas servicios le preste, el que mejor i mayor nmero de aspiraciones a elevar el pas al nivel del siglo, concilie i represente. Los Colejios i Universidades estienden sus beneficios sobre una minora de antemano presentada por la sociedad, no en razn de la idoneidad del recipiendario sino de la posicin social del que la ofrece; i seria imposible que en ese circunscrito nmero, estn comprendidos todos los caracteres i las capacidades predominantes. La educacin comn obra sobre una masa ilimitada de seres i despierta el talento, la virtud, el jenio que babrian sin ella quedado ocultos i malogrados, como los jrmenes que faltos de calor i humedad, dejan de fecundarse en el seno de la tierra. Por eso los Congresos norte-americanos conceden quinientos mil acres de terreno al sosten de las Escuelas i solo cuarenta mil a Colejios i Universidades. Estas proporciones en el grado de solicitud estn invertidas entre nosotros todava, porque la colonia se perpetua en las predilecciones de las clases gobernantes, encerradas en un horizonte circunscrito, como en los Gobiernos sacerdotales, aristocrticos u oligrquicos que nos han educado con la colonia i nuestra imitacin europea. Pero otras son las bases de la asociacin que ha levantado lenta pero slidamente la marcha de los siglos, como aquellos deltas que los rios de largo curso deponen en la embocadura. La sociedad, la civitas romana abraza hoi a todas las clases, i las confunde sin plebes, sin patricios, sin privilejios. El modelo est en America, i a la America, a nosotros, nos toca reproducirlo para obtener los mismos bienes i hacer que se repitan en nuestro elojio las simpatas que anticipadamente manifestaba un orador norte-americano, mirando en prospecto nuestros primeros esfuerzos para constituirnos naciones. "No podemos ser tan ciegos, sin embargo, ni embotar la percepcin de nuestras facultades, basta el grado de no ver que los progresos i el establecimiento de la, libertad de Sud Anterica, han tenido
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por causa estimulante nuestro propio ejemplo. Un sus emerjencias los sudamericanos han interrogado nuestra propia esperiencia, en sus deliberaciones han invocado el espritu que preside a nuestra propia libertad, i en cada adversidad han dirijido su mirada hacia la gran luz del Norte." Dirijmoslas todavia a aquel foco incandescente de luz e invoquemos siempre aquel espritu de libertad ilustrada; i el dia en que en cada reunin de cincuenta familias arjentinas, en cada barrio de las grandes ciudades, se levante la escuela monumental que trasmitir a cada nio el poder de gobernarse, de adquirir, de dominar la naturaleza que en tan asombrosa escala muestran hoi los alumnos de las cien mil escuelas de los Estados Unidos, ese dia habremos estendido a la Amrica del Sur, reconcentrado en la Repblica Arjentina, como all en la Nueva lnglaterra, i llevado hasta San Juan, al pi de los Andes, como a San Luis de Missouri en el estremo Fare West, los Estados Unidos con toda su libertad, sus prodijios de industria, su engrandecimiento i poder.9 Teniendo tierra i escuelas que son la, cuna i la leche que alimenta la infancia de las naciones modernas, la emigracin de lo que mundos agotados no pueden alimentar, rebalsar sobre el Continente que la Providencia escondi largos siglos entre los pliegues del manto que aun oculta muchos de sus secretos de gobierno, para proveer a las necesidades actuales de la especie humana, cuando emancipada de todos los despotismos, de todas las preocupaciones, de todos los privilegios que la han tenido dividida, como rebaos en redil, busque cada hombre para el ejercicio de sus facultades i el goce de su parte de felicidad, un pedazo de tierra para establecer, su projenie i perpetuar la obra de la civilizacin i del progreso humano. Por lo que a San Juan respecta, el programa est completo: tenemos la Escuela que faltaba. La revolucin de la Independencia se inici en San Juan con la escuela de la Patria, que suprimi o dej desmoronarse la barbarie de los caudillos. La 'Escuela Sarmiento' reanuda la tradicin reponiendo las cosas al estado en que las dej D. Ignacio de la Rosa, primer Gobernador de San Juan. Para terminar dir que en el Congreso Americano he llamado la atencin de sus Honorables Miembros, sobre lo que interesa la difusin de la educacin a la organizacin slida i prosperidad de los nuevos Estados, i que entre los objetos de estudio en mi misin a los Estados Unidos ser de predileccin lo que a este respecto en tan admirable profusin ofrecen. San Juan tendr las primicias de mis observaciones; i si algn viajero norteamericano visita aquella apartada ciudad, como el joven Jenkins atrado por su buena fama, en la, 'Escuela Sarmiento' encontrar por los millares de alumnos, por la belleza i grandiosidad del edificio, por la elevacin de la enseanza, algo que le recuerde Nueva York, Boston o Filadelfia. Saludo a todos los que a este resultado contribuyeron por el bien propio i el buen nombre de su Provincia.
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"La jente pobre principalmente se haba estimulado de tal modo, que pareca que crean que para ellas, con la, apertura de la 'Escuela Sarmiento se haban abierto las puertas de la civilizacin; pues que haban concurrido con sus hijos por centenares, e invadido todos los salones, corredores i patios,''Carta de Josefina Sarmiento. 217

DISCURSO PRONUNCIADO POR DON BENJAMIN LENOIR, SUPERINTENDENTE DE ESCUELAS. Exmo. Seor: Seores i Seoras: Uno de los hombres de Estado mas eminentes de la Inglaterra, Lord Brougham, ha dicho: "En el porvenir, el arbitro de los destinos del mundo, no ser ya el caon, sino el Maestro be Escuela." Mucho antes, aquel Presidente de la Repblica que tuvo la gloria de ser el iniciador de todas las medidas destinadas al progreso constante de la Nacion Arjentina, el inmortal Rivadavia, resumia sus miras en esta formula: "La Escuela es el secreto de la prosperidad i engrandecimiento de los pueblos nacientes." Tales han sido las convicciones del ilustrado Gobernador de la Provincia, cuando ha hecho los mas notables esfuerzos personales, para llegar a concluir el edificio principiado por su predecesor; por aquel promotor incansable de la Educacin pblica en Chile, en Buenos Ayres, en San Juan, i en todas partes; aquel Coronel, cuyas enrjicas medidas i pericia militar, salvaron a la Provincia invadida por el Chacho; aquel Escritor, Acadmico, Ministro, Gobernador, Encargado de los Negocios de la Repblica en los Estados Unidos de Norte Amrica, que aprecia mas que todos estos ttulos, el de "Maestro de Escuela." Maestro de Escuela tambin ha sido este su hermano, que tiene el honor de hablaros, como Jefe del Departamento de Escuelas; la demasiada benevolencia de S. E., habiendo creido que su celo i buena voluntad podian suplir a las calidades, ttulos i aptitudes de que carece. Ansioso de corresponder a tan alta confianza, no se ha dismulado cuntas i cules eran las dificultades, contra las que debia luchar. Para triunfar denlas que nacen de las cosas, ha debido contar con la cooperacin de los hombres. Mucho bien hai que hacer; i sino vienen a oponerse a sus esfuerzos obstculos insuperables e imprevistos, mucho bien se har, ayudando Dios, i el tiempo: Dios! sin cuya gracia nada podemos: el tiempo! indispensable para reformar con acierto, para crear con tino i madurez Instituciones duraderas. Mientras tanto, ha puesto cuantas fuerzas, enerja i actividad estn en su naturaleza i carcter, al servicio de las grandes ideas que animaron al Gobierno de Sarmiento, que animan al de S. E., para realizar una reforma notabilsima en la educacin popular, "por La dignificacin de la enseanza, levantndole un templo que, a todas horas, d su muda, cuanto elocuente leccin a la juventud, con sus formas elegantes i su noble arquitectura, cuya influenca sobre espritus tan impresionables se manifestar por los resultados que ha de traer el tiempo," as como lo he oido decir tantas veces a Sarmiento. Pero no bastaba levantar un monumento: era preciso encontrar un
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hombre, cuyo espritu lo animase, para que se plantease una escuela digna de servir de modelo, no dir a toda la Provincia, sino tambin a toda la Repblica, por la escelencia de la instruccin, no. menos que por la magnificencia del edificio. Este hombre, S. E. ha sabido encontrarlo, formado en las mas clebres Escuelas de Italia; i no ser la primera vez que en San Juan, como Director de un Establecimiento de Educacion, se distinga D. Eliseo Schieroni. No ha trepidado descuidar sus intereses, por tener la gloria de ser el que d impulso al movimiento regenerador de la Enseanza, que debe traer la apertura de la Escuela Sarmiento. (El Sr. Schieroni, antiguo ayudante de Garibaldi en Poma, dio el nombre a la Escuela.) Si podemos hoi da proceder a su inauguracin, lo debemos a los afanes, a los sacrificios de toda clase, de aquel amigo tan modesto, tan desinteresado, que est siempre dispuesto a olvidar sus conveniencias, cuando encuentra algn bien que hacer; que tantos i tan importantes servicios ha prestado como Presidente de la Comisin promotora de Instruccin publica .... Este edificio no se hallara preparado para recibirnos hoi dia, sino hubiese existido un Domingo Soriano Sarmiento: i a pesar de su buena voluntad, este no habra podido hacer adelantar la obra, sino hubiera existido un D. Matas Snchez para poner a su disposicin, con la mayor generosidad, las maderas necesarias, i muchos mas altos recursos. Pero hubo momentos de triste memoria, en que los males producidos por la guerra civil, obligaron a suspender los trabajos. Entonces se manifestaron los jenerosos sentimientos de las seoras de San Juan; i el producto de una rifa, a la que contribuyeron con obras de sus manos, salv todas las dificultades, pudiendo continuarse la obra grandiosa, cuya conclusin celebramos. Seoras! Madres de familia! Seoritas!: mucho habis hecho ya, pero mucho queda por hacer!: hai que dirijir la opinin pblica, sin la que son vanos todos los esfuerzos de los que mandan, i de los que obedecen: hai que persuadir a todos, hacindoles comprender cules i cuntos son los beneficios i ventajas de la instruccin; venciendo por vuestra irresistible influencia, las preocupaciones que se oponen a que todos enven sus hijos a la escuela: hai que ayudarnos todavia, para que puedan ser dotadas, no solo una, sino todas las escuelas de la Provincia, de los libros i tiles de que carecen, particularmente de un rel i de una pequea biblioteca; i para que sean recompensados dignamente los afanes de los benemritos Maestros, as como los progresos de los mas estudiosos alumnos, que hayan sido sealados a las vivas simpatas de S. E. Seoras! Vosotras no tenis mas que querer! a vuestra palabra se allanarn los obstculos, se vencern las dificultades, se realizarn mui luego las mejoras que parecen hoi dia un sueo. Reunid vuestros esfuerzos asocindoos! i las jeneraciones venideras, no menos que las presentes, bendecirn para siempre a las seoras fundadoras de la Sociedad de Madres cristianas, propagadora de la Instruccin pblica en San Juan, que se han dignado dirijir Doa Serafina Duran de Rojo, esposa de S. E., i Doa Flora Rojo de Albarracin, su hermana, A vosotros tambin, Maestros de Escuela, i Ayudantes mis amigos!
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mis compaeros en la difcil tarea de la enseanza! a vosotros tambin propondr la asociacin, como el mejor modo de aseguraros un recproco apoyo, algunos consuelos, algunos momentos desahogados durante vuestra vida tan laboriosa, tan penible; algunos recursos para vuestras familias, en caso de muerte: unmonos todos! formando una Sociedad, de amigos de la infancia, a la que, tengo la esperanza de ver afiliarse los hombres eminentes que nos rodean, todas las inteligencias superiores que ha producido San Juan, i algunos de los ilustres huspedes que recien se han dignado visitamos. I cmo olvidaros, queridas alumnas i alumnos? los objetos de la tierna predileccin de S. E! a quienes me ser grato, si no me faltan los apoyos de que necesito, consagrar los ltimos aos de mi vida, i los restos de un ardor que se apaga. Os organizar en una Academia de nios, en otra Academia de nias, en donde no tendrn el derecho i el honor de entrar, sino las que se hayan distinguido por su aplicacin i laboriosidad. De estas Academias saldrn, tal vez, jenios de primer orden, que transmitirn a las jeneraciones venideras, las gloriosas tradiciones de vuestra infancia. Saludo pues, en vosotros, hoi dia sentados en los bancos de la escuela, a los futuros grandes hombres, a las ilustres mujeres futuras: i a todos os dir con Sarmiento: "Manantial de patriticas ilusiones! fuente de gloria futura! esperanza! valor! i un dia seris el ornato de la Patria!" La asociacin, seores! Tal es la frmula con la que, este siglo realiza milagros: constancia! i con la planteacion de las Sociedades que acabo de indicar, habremos solemnizado dignamente la inauguracin de la 'Escuela Sarmiento.'

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SOCIEDAD DE LOS AMIGOS DE LA INFANCIA, EN SAN JUAN, INAUGURADA EL DIA DE LA APERTURA SOLEMNE EN LA ESCUELA SARMIENTO. En la ciudad de San Juan, a diez i seis dias del mes de julio de mil ochocientos sesenta i cinco: reunidos en el saln principal de la 'Escuela Sarmiento los abajo firmados: Intimamente convencidos de las ventajas que trae la asociacin, as como de la necesidad que hai de hacer los mas grandes esfuerzos: 1. Para la difusin de la educacin popular en la Provincia de San Juan: 2. Para concurrir a favorecer los nios de familias pobres, i decidir a sus padres a enviarlos a, la escuela: 3. Para dar a los Maestros i a sus Ayudantes un apoyo i una proteccin constante: 4. Pura asegurarles algunos recursos en caso de enfermedad, algunos socorros a sus familias en cuso de muerte, por el medio de suscripciones voluntarias, i cuyo valor os dejado al libro arbitrio de cada uno: DECLARAMOS: asociarnos para realizar las ideas arriba indicadas. Los Estatutos de la Sociedad sern redactados por una Comisin que ha de ser nombrada por los veinticinco primeros socios, i que propondr dichos Estatutos, as! como el Presidente, Secretario i Tesorero definitivos a la aprobacin de todos los que se dignen unirse a nosotros en una Asamblea Jeneral, cuyo dia se indicar mas tarde. Firmados: Los Socios Fundadores: El Presidente honorario, Protector de la Asociacin i Gobernador de la Provincia, Camilo Rojo Ruperto Godoy, (Ministro Gobierno.) Jos Mara del Carril, (Ministro de de Hacienda.) Frai P. Albarracin, (Prior de Santo Domingo.) Eliseo Scbioroni, (Director de la Escuela.) Zacaras 2. Yanzi. Francisco Sarmiento. Manuel Aberastain, (Defensor de Menores.) Anselmo M. Rojo. Amaro Cuenca. Isidro Quiroga. Estanislao Rodrguez. Rafael 2. Igarzabal. Rosauro Doncel (Juez L del Crimen.) Jos Godoy. Faustino Espnola, (I. G. de Polica.) Manuel Garcia, (Camarista.)
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Roque Rodrguez. Domingo S. Sarmiento, (Presidente de la C. P. de I. P.) Benjamn Lenoir, (Jefe del Departamento de Escuelas.) Domingo Godoy, (Secretario del Departamento de Escuelas.) -------------------SOCIEDAD DE LAS MADRES CRISTIANAS, PPOPAGADORAS DE LA EDUCACIN POPULAR EN SAN JUAN: INAUGURADA EL DIA DE LA APERTURA SOLEMNE DE ESCUELA SARMIENTO. En la ciudad de San Juan a diez i seis de julio de mil ochocientos sesenta i cinco; reunidas en el saln principal dla 'Escuela Sarmiento' las abajo firmadas: Deseando corresponder a las miras de S. E. el Sr. D. Camilo Rojo, Gobernador de Provincia, i ayudarle : 1. A realizar los nobles proyectos que abriga en favor de la Instruccin popular: 2. A dotar las Escuelas de la Provincia de los tiles i libros de que carecen, i particularmente de un rel i una pequea biblioteca. 3. A recompensar los afanes de los benemritos Maestros i Maestras de Escuelas, as como los progresos de los alumnos mas estudiosos: 4. A favorecer a los nios i nias de familias pobres, i decidir a sus padres a enviarlos a la Escuela: DECLARAMOS: asociarnos para realizar las ideas arriba espresadas: principiando los trabajos de la Sociedad, por una rifa, a la que contribuiremos, i procuraremos hacer contribuir a nuestros amigos, con obras de nuestras manos, i donativo dejados al libre arbitrio de cada uno.10 Los Estatutos de la Sociedad sern redactados por una Comision que ha de ser nombrada por las veinticinco primeras socias, que propondrn dichos Estatutos, as como los nombramientos de Presidenta, Secretarias i Tesorera definitivas, a la aprobacin de todas las personas que se dignen unirse a nosotras, en una Asamblea jeneral, cuyo dia se indicar mas tarde. Firmadas: las socias fundadoras: Serafina D. de Rojo, Presidenta honoraria. Flora R. de Albarracin, Vire-Presidenta. Nota.Que de ambas actas se han recolectado, i siguen
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San Juan Octubre 26 de 1865"Acaba de hacerse un Bazar en el salon de arriba de la 'Escuela Sarmiento' de obras de mano de seoritas, para costear libros de enseanza, que ha producido mil doscientos pesos; Ion cuales le sern mandados, supongo para que enve libros."Carta de Corina Gomez.

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recolectando muchas mas firmas en varios ejemplares del mismo tenor. -----------------------La II. C. L. de la Provincia sanciona: Art. 1. Autorzase al P. E, para coodificar i completar las leyes de la Provincia sobre educacin pblica, suspender lo que de ellas obstare a la planteacion de un sistema jeneral, reglamentarla ejecucin de las leyes as reformadas, i ponerlas en prctica, sometiendo iodo a la Lejislatura para, su aprobacin en su prxima Sesin. 2. Cada una de las Secciones deber costear i sostener con los fondos departamentales el establecimiento de una o mas escuelas de educacin primaria. 3. Destanse ala educacin pblico los bienes que por falta de herederos recayeron conforme a las leyes en el Estado, como as mismo los impuestos que reglamentan el derecho a heredar suseciones transversales. 4. Todas las multas i penas pecuniarias de mas de cinco pesos que impusieren los Tribunales de Justicia i las Inspecciones de Irrigacin i Policia, como as mismo los decomisos otros valores que recayeren en el Estado, sern consagrados al sosten de la educacin. 5. Todas las capellanas laicas i otras imposiciones de obras pias cuyo objeto haya dejado de cumplirse por los que las poseyeren, corno misas de santos, procesiones i casa de Ejercicios, sern consagrados a La educacin publica. 6. Autorzase al P. E. para nombrar un Procurador Fiscal afecto a la Comisin de Educacion publica, que deduzca contra quienes corresponda las acciones que emanaren de la presente le. 7. Las imposiciones de manos muertas de que habla el artculo anterior, se entendern en los bienes i por los valores que resultaren existir sin cargo para los poseedores, por los que hubieren desaparecido por la destruccin del tiempo u otras causas que no sean usurpacin hecha por los herederos u otros. 8. Los bienes vinculados por censos, capellanas, u otras imposiciones de manos muertas i tambin los bienes races afectos a la educacin, podrn ser vendidos con las formalidades de estilo, i su producto depositado en el Banco de Buenos Ayres, o en la sucursal mas inmediata, apercibiendo solamente el rdito de dichos capitales para los objetos de la presente lei. 9. Queda prohibido para en adelante imponer censos o capellanas sobre bienes raices, debiendo hacerse tales mandasen dinero precisamente, i sealar el Banco en que hayan de depositarse, so pena de nulidad. 10. Comuniquese al P. E. Sala de Sesiones en San Juan a 2 dias del mes de abril de 1862. Amado Laprida, Presidente. Jelon Martnez, Diputado Secretario. San Juan, abril 3 de 1802. Cmplase la precedente II. Sancin, publquese, comuniqese i dse al Rejistro Oficial.Sarmiento.
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AMBAS AMERICAS. DISCURSO PRONUNCIADO ANTE LA SOCIEDAD HISTRICA DE RHODE ISLAND OCTUBRE 27 DE 1865, por D. F. Sarmiento Seor Presidente: Hace algunos aos que recibimos por conducto de mi amigo el Sr Hopkins, aqu presente, en Buenos Ayres, el Coronel Mitre i yo, los diplomas que nos constituan miembros honorarios de la Sociedad Histrica de Rhode Island. Deber mo era al venir a los Estados Unidos, ocupar el asiento que roe habis ofrecido entre vosotros, cuando mas no fuera que para espresaros mi gratitud, ya que mi Honorable amigo el Vicepresidente Arnold, ha tenido la bondad de proporcionarme ocasin, provocando esta reunin estraordinaria. Muchos aos se han acumulado ya sobre mi cabeza: algunos miles de leguas de la superficie de la tierra he recorrido en una vida casi entera de movimiento; mucho me he rozado con los hombres de diversas sociedades, para ceder a la tentacin, disculpable en otra edad i circunstancias, de creer que algn ttulo mio, me hacia acreedor a esta distincin. Nuestro concolega el Jeneral Mitre es hoi Presidente de la Repblica Arjentina, i S. M. el Emperador del Brasil tienelo por digno aliado; i acaso la misma tienda de campaa cubre sus cabezas, a la hora de esta. Recuerdo este hecho para justificar vuestra eleccion, ya que ese Jeneral Presidente es tambin historiador, poeta i publicista, nicos ttulos valederos ante vosotros. No llevar la afectacin de modestia hasta insinuar que igual consideracin seria fuera de propsito para conmigo, pues que en I alguno de los estantes de vuestra biblioteca han de encontrarse huellas sino profundas, de seguro numerosas de que tambin yo he trillado el camino de las letras, i removido por lo menos los materales de que se forma la Historia. En estos dias he aadido la Vida de Lincoln en espaol, como muestra de que pongo mi grano de arena en el examen i jeneralizacion de los hechos que mas de cerca os interesan, porque a nosotros nos interesan tambin. Lo que no admito es que este nombramiento i el de mi distinguido concolega fuese producido por el conocimiento anterior de nuestros trabajos histricos. Para el pensamiento sud-americano el ocano es mal conductor, i no llevar la presuncin hasta preguntar, como un capitanejo del Rei de Bambarra en Africa, qu pensaba i decia de l la Reina de Inglaterra., que acaso ignorase que tal reino existiese en la tierra. Hasta ahora pocos aos un grave historiador ingles, no obstante la comunidad de la lengua preguntaba con desden quin ha leido un libro norte-americano? Pero as como no hai efectos sin causa, as tambin sucede que los estremos se tocan, i los contrastes establecen afinidades; i pudiera ser que entre el Rio de la Plata i la baha de Narraganset, entre Buenos Ayres i Providence, entre los estremos Norte i Sur de Amrica existiesen esas
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corrientes i atracciones misteriosas que la ciencia suele encontrar entre sustancias diversas. Acaso as se esplique como un sud-americano se encuentre sentado entre los miembros de una Sociedad Histrica de uno de los Estados que componen la plyade de la Nueva Inglaterra; Danaides cuyo vaso no est agujereado en el fondo como el de las antiguas, a juzgar por las pasmosas riquezas que han acumulado su industria i economa. Apenas hube visitado vuestra pintoresca ciudad de Providence, encontrme con Mr. Church, que conoc injeniero en Buenos Ayres, donde visit en comisin del Gobierno nuestras fronteras, i escribi una importante memoria, indicando un sencillo plan de defensa, contra los salvajes, fundado en el estudio de nuestra jeografa. Aqu lo encuentro Coronel de los soldados de Rhode Island que acudieron al llamado de la Libertad en peligro, como l ha podido vernos en nuestro pas, con la espada al cinto por la misma causa. Ya veis, que el injenio de Rhode Island ha tenido carta de ciudadana en nuestra patria, i Mr. Church ha debido recordar a su regreso, acaso con simpata, el pas a que prest el concurso de su intelijencia, i por accidente, el nombre de los que sabian apreciar sus talentos. Supe luego que Mr. Wheelwright el injeniero constructor de ferro-carriles que actualmente lleva a las Pampas, donde solo relinchaban caballos antes, el silvo civilizador de la locomotiva, es oriundo de Newburyport, i ya la coneccion entre vuestra Repblica i las nuestras es mas sensible, pues el jenio emprendedor de este hijo de la Nueva Inglaterra ha hecho campo suyo, dos Repblicas, Chile i la Repblica Arjentina. En Rhode Island se organiz la sociedad que acometi la primera tentativa de introducir la industria norte-americana, en el secuestrado Paraguai, donde tuvo el xito que era de temerse de las veleidades i recelos de los rgulos sombros que desde el Dr. Francia hasta el ltimo de los Lpez, lo han sustrado al contacto del mundo estertor. Un gobierno que ech dentistas, por no hallarlos necesarios, con mas razn destruira una industria naciente, pon monopolizar toda fuente de riqueza. Pero aun este desgraciado xito estableca relaciones entre Rhode Island i el Rio de la Plata. He visto lanzar desde la risuea ensenada del Tigre en el Paran, el primer vaporcillo que surc sus aguas, i ha de haber en Rhode Island quien se acuerde haber mandado la mquina de vapor que le daba impulso. Tocme en el Senado de Buenos Ayres conceder la lnea frrea del norte; i quien la invent, solicit i realiz era el representante de sus amigos de Rhode Island, para comunicar la vida i el movimiento a aquellos pases. Ahora tiene entre manos Mr. Hopkins, canalizar el Capitn, brazo del Paran para acelerar la navegacin fluvial i acumular las riquezas que descienden desde la zona trrida en muelles i almacenes como los de Nueva York. No ha mucho que a bordo del vapor de la carrera regresando de aqu a esta ltima ciudad el joven capitn de buque, J. H. King, me deca que partira en pocas semanas, en un vapor de Rhode Island al rio de la Plata, a establecer un atracaderoferro-carril en las mrjenes del Paran para la carena i compostura de vapores, como los que habia construido en Shangai en China, con capitales i por empresa de Rhode Island. Comprendo as, que el pas donde los injenieros, las mquinas, los vapores, el capital de Rhode Island son los Pioneers norte-americanos, pueda haber hecho conocer algn
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tiempo los nombres de los hombres pblicos arjentinos, que mas simptica acojida han dado a esta iniciativa; i entre esos nombres, me envanezco de decirlo, figura el mio. Pero cul ha debido ser mi asombro al visitar la bibliotecas! Mr. John Carter Brown, el distinguido biblifilo, i encontrar Providence la mas completa, abundante, e instructiva coleccin de autores espaoles, sobre todo de los que han escrito sobre la America del Sur, desde los primeros dias de la conquista hasta nuestra poca. Comprendo despus de haber admirado tan rico tesoro, que el sesudo ingles Helps, autor de una escelente historia de la Conquista Espaola, declare haber encontrado en Rhode Island, los documentos sobre la Amrica espaola que no le subministraba el Museo Britnico, tenido por abundante en libros raros. Lo que no comprendo es, si no se apela a esas misteriosas afinidades de que hablaba al principio, por qu se encuentra en Providence este tesoro, que la Amrica del Sud le envidiara. Si por ejemplo, hubiese de escribirse sobre la guerra que hoi desoa el Paraguai, el Brasil i las Repblicas del Plata, el que lo intentare debiera venir a Rhode Island a buscar en esta rica coleccin de libros sobre las misiones de los Jesutas i las guerras entre espaoles i portugueses por causas de lmites, la descripcin jeogrfica de cada palmo de terreno, i los antecedentes echados ya en las misiones guaranes, con su gobierno teocrtico, de las tiranas posteriores i de la guerra presente. Otros vnculos entre uno i otro pas encontr aqu, que no debo pasar por alto. La obsequiosa hospitalidad de nuestro Vice-Presidente el Hon. Samuel Green Arnold, me permiti ver en su biblioteca numerosos documentos arjentinos, entre ellos escritos mios casi olvidados, i en el trato familiar descubrir que habla el espaol sin dificultad, i lo que es mas que ha atravesado la Amrica del Sur de un estremo al otro, visitado la Repblica Arjentina, comido con el famoso tirano Rosas, i frecuentado la sociedad de amigos personales mios, los Ocampos i otros cuyo recuerdo me es caro. En su libro de apuntes de viaje vi recordados los incidentes principales, los nombres i fisonoma de los lugares, el aspecto de la sociedad, i el gobierno i los hechos contemporneos. En cuanto a mi pas, poco bien, sino es el de la buena acojida que recibi ha podido deciros el viajero Arnold. Visitlo en 1848, en la poca mas aciaga de su historia, cuando ya iban trascurridas idos dcadas de un despotismo ignorante, cruel i brbaro, de que no habria ejemplo en la historia, si Felipe II no hubiese en solo un reinado anodado una nacin para cuatro siglos. Recuerda Mr. Arnold que sobre el frontispicio de todos los edificios pblicos de Buenos Ayrres i en una cinta colorada qu llevaban al pecho los ciudadanos leia: "mueran los salvajes, asquerosos, inmundos unitarios" emblema puesto por el tirano, al pueblo subyugado, por veinte aos de matanzas, una soldadesca brutal ostentaba el rojo chiripa del indio salvaje por todo vestido, en medio de una sociedad civilizada. En lugar de caminos conducan a la ciudad canales de barro en que carretas de construccin primitiva, tiradas por bueyes semisalvajes quedaban para siempre sepultadas. Las calles alumbraban escasamente con velas de sebo, charcos de agua estagnadas i hoyos i hiatus en las estrechas veredas. No quiero
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estenderme mas en estos detalles, que estarn estereotipados en la memoria de mi distinguido amigo. Pero necesito borrar ese daguerreotipo de un mundo fsil, i sustituirle los lineamentos principales de la escena actual; i como h podido darle en privado noticias de los numerosos amigos que all dej, quiero en el seno de la Sociedad Histrica de Rhode Island, de que es Vice-Presidente, darle tambin noticias de las ciudades i pueblos sud-americanos que recorri, para mostrarle que mientras se acumulan canas sobre nuestras cabezas como individuos, alla como aqu las sociedades estienden sus ramas i se cargan de frutos dorados como las plantas. Principiemos por donde su viaje concluy, en la costa del Pacfico. No lejos del puerto sin nombre de Copiap en Chile que el vapor ingles debi tocar en 1848, se fund en 1852 el puerto i ciudad de Caldera, desde cuyo muelle arranca el ferrocarril que escalando las cordilleras de los Andes, trae desde Chaarsillo i Tres Puntas los millones de marcos de plata que alimentan el comercio del mundo. Un dia de navegacion al Sud lo llevar al puerto de Coquimbo, i un ferro-carril a la Serena. Al anuncio del bloqueo intentado por los espaoles, de estos dos puertos, el cobre ha doblado de precio en Inglaterra, lo que prueba que esos dos ferro-carriles esportan casi la mitad del cobre que hoi recibe aquel pas. Un dia mas i se llega a Valparaso, la ciudad europea, por su comercio, sus edificios, norte-americana por su actividad, sus ferro-carriles urbanos i el camino de hierro a Santiago, obra del jenio norte-americano, en la persona del distinguido injeniero Alhan Campbell, que se ha complacido all en jugar con las dificultades para otros invencibles, de escalar materialmente en Tabn la cadena esterior i paralela a los Andes centrales. Santiago, que Mr. Arnold debi conocer ciudad colonial, es hoi llamada la ciudad de los palacios, i aun la morisca Alhambra tiene suntuosa copia en miniatura entre ellos. No la conociera hoi si volviera a verla, como la desconoc yo, que habia vivido quince aos en ella hasta 1855. Atravesando los solemnes Andes, una escena dolorosa sorprendederia a Mr. Arnold en su segundo viaje. La ciudad de Mendoza, de que tan agradables recuerdos conserva, dej de existir hace cinco aos. Muri de muerte violenta, arrasada hasta los cimientos por el mas horrible terremoto de que haya memoria; i le recomiendo que conserve el recuerdo de la ciudad tal como la vio, porque esa imjen es el nico monumento que queda de su fisonoma. Queda solo aquella lujosa vejetacion, aquellas risueas i dilatadas campias de alfalfa i de mieses, cuja vista tanto complaci al agricultor de Rhode Island, aquellas vias que producen hoi esquisito Burdeos, merced al mejor cultivo e industria de viadores franceses. Dejando a un lado a San Juan, mi provincia natal, que dista cuarenta leguas de Mendoza, con su ciudad un tanto embellecida, con su 'Escuela Sarmiento,' la mas vasta i monumental de la Amrica del Sud entera; con sus minas de plata que esplotan los millones ingleses, i cuja existencia ni soada era en 1848, sigamos el camino que hoi hacen en ocho dias, las dilijencias de Mr. Sauce hasta las mrjenes del Paran. Sobre el Desaguadero hai echado un puente que no haba entonces. Lo que sigue de pas hasta la villa del Rio IV, no ha cambiado sensiblemente de aspecto i su
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descripcin se la dejo a Mr. Arnold. Pero del Ro IV adelante encontrar al injeniero Mr. Blyth su compatriota, que desde el trayecto del ferro-carril a Crdova, cuyos rieles estar colocando a milla por semana, le ensear la tienda de Mr. Wheelwright, otro compatriota suyo, donde ha do estar con el mapa i el comps en la mano, trazando la prolongacin de otras cien leguas de ferro-carril hasta la trrida Tucumn, sombrendose bajo las enrramadas de sus naranjales, jazmines, cedros i pacaraes. Hemos llegado al. Rosario que en el diario de .Mr. Arnold figura como un villorio oscuro de ranchos i casucas en 1848. Mui atrasado de noticias est. El Rosario es un puerto i ciudad bellsima, punto de partida del ferro-carril central, emporio de los productos de todas las provincias, con diarios en espaol, en ingles, i todos los signos de la actividad del comercio. En lugar de comprar carruaje para hacer la travesa de la Pampa, un vapor lo aguarda en el muelle Hopkins; i descendiendo las tranquilas aguas del Paran, por entre leguas i leguas de durazneros cargados de frutas que Dios da para regalo de sus criaturas, sean hombres o aves del cielo, llegar a San Fernando, rozndose con las islas que dej eriales, habitadas por tigres, i hoi son jardines deliciosos, formando con sus numerosos canales una rural Holanda, productora de papas, maz, frutas deliciosas i maderas. Desde San Fernando el ferro-carril trazado por su amigo Hopkins, lo llevar, pasando por Belgrano, ciudad nacida de la noche a la maana, por el famoso Palermo de San Benito, antigua residencia del brbaro tirano, convertida en Escuela de Artos i Oficios, hasta Buenos Arres, ciudad hoi de ciento cincuenta mil babitantes, creciendo hace aos a mil edificios anuales, i cuya iluminacin a gas, ensea los suntuosos hoteles de la Paz i Louvre, el Coliseo, el Hotel de Roma, el Capitolio, los Clubs del Progreso i del Plata, la Bolsa, el teatro Colon, las cpulas de diez templos nuevos, la mitad protestantes, i un pueblo activo, la mitad europeo, ajitndose en calles empedradas, echando miradas curiosas sobre los almacenes, joyerias, i esposiciones de las riquezas industriales de todo el mundo. Para visitar la campaa, el ferro-carril de la Ensenada, el de Chascoms, el del Oeste o el del Norte, estn prontos a toda hora a su servicio. San Jos do Flores, cuyo bello templo recordaba Mr. Arnold, es ya suburbio de Buenos Ayres, maana ser barrio i parroquia do la gran ciudad. Mas suntuosa que la iglesia es la Escuela de San Jos de Flores, i puesto que por ese lado lleg hasta Lujan, contarle que lo que entonces era Guardia de Lujan, es hoi la mui noble ciudad de Mercedes, rodeada de plantaciones una legua en torno, i cuyo club, abierto al llegar a sus puertas el ferro-carril del Oeste, cost cien mil pesos. Mas al centro de la Pampa, donde en 1848 rondaban todava los salvajes, se estiende el Partido de Chivilcoy, con cuarenta leguas cuadradas de tierra rica en cereales, cortadas por calles i en lotes de dos leguas; i en el centro de este pas agrcola, poblado por inmigrantes, i surcado con los arados norte-americanos que introduce Mr. Coffin con todos los otros implementos de agricultura de este pas, se ostntala hermosa villa de Chivilcoy, con sus anchas avenidas como las de Nueva York, con su green, (plaza o paseo de csped) como New Haven, con sus Escuelas como las de Providence; i como lo indicaba el Rev. Erastus Otis Haven en su lectura sobre los Beneficios indirectos de la,
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Educacin, como un desidertum en las Escuelas de Norte Amrica, el adornarlas, para formar el gusto nacional con los productos de las bellas artes, Chivilcoy, es el nico pueblo del mundo que para glorificacin de sus Escuelas ha encomendado al escultor Duteill, representarle en un grupo, aquella sublime escena del Evanjelio en que Jess dice a los Apstoles, "dejad venir a m los nios i no se lo estorbis", imponindoles las manos en seguida. Este es, concolega Arnold, el Buenos Ayres que hemos hecho diez aos despus de veinte aos de duro batallar por arrancarnos la indjena planta de la tirana de liosas. Parte de eso han hecho tambin el jnio, el capital, i el espritu emprendedor de Rhode Island, i debis todos vosotros congratularos de ello. Si notis que sealo en cada poblacin de campaa o en la capital o en algunas provincias la existencia de edificios soberbios de Escuelas, pido a mi noble amigo Mr. Arnold que recuerde que no hace quince dias que le invit a acompaarme al Cementerio del Norte do Providence, i que despus de recorrer a la aventura sus sombreadas calles i caminos, ascendiendo sus elevaciones, o bajando a los vallecitos que tan variado hacen el risueo paisaje de la mansin do los muertos, al divisar dos columnas funerarias, "la segunda es," le dije; i desmontndonos del carruaje nos acercamos relijiosamente a la tumba do Horacio Mann, que reconoc por el obelisco que sabia imitado del del Vaticano en Roma, i cuya forma recordaba. Todava otro vnculo entre Rhode Island i mi patria. Aquellas Escuelas que embellecen la Pampa de Buenos Ayres son efecto de la inspiracin del husped que descansa al lado de vuestros padres e hijos. "El edificio de la Escuela es la Escuela misma, casi toda la Escuela." Este fue el axioma que aprend de la espericncia do Horacio Mann en nuestros coloquios en 1847 en West Newton; porque debis saber que mientras Mr. Arnold visitaba mi pas para comunicarle un dia el movimiento industrial con sus capitales i sus amigos, yo visitaba su patria para llevar el fuego sagrado que mantiene viva la llama de la libertad, la educacin universal del pueblo. Tenia pues, un amigo mas en Rhode Island, Horacio Mann: tenemos otro vnculo mas que la Sociedad Histrica, las Escuelas Comunes. No me detendr a ostentar nuestras lneas de vapores, nuestros diarios i dems adminculos de la civilizacin. Vuestros marinos os contarn eso i mucho mas. Lo que necesito preveniros en precaucin i como buen amigo i consocio, es que si alguna potencia nos bloquea, como hoi la Espaa a Chile, estis preparados a cerrar la mitad de vuestras fabricas de tejidos de lana, porque la que produce la Repblica Arjentina de solo diez aos a esta parte, es ya poco menos que la de Australia; en cuatro aos mas exeder a la de esta i el Cabo de Nueva Esperanza; i al paso que vamos en diez mas, como cuando los Estados Unidos dejaron de proveer algodn, mucho fri ha de sentir el mundo si nostros le escaseamos nuestros vellones de lana, para abrigarse en el invierno. Esto es para mostrar a los polticos miopes, que tienen grande i personal inters en dejar a la Amrica desenvolverse, porque todo gobierno debe sentir hoi lo que sentia el liberto Terencio hace dos mil aos, "Homo sum, et nihl humano alienum a me puto." Nada humano es indiferente para los pueblos modernos. Esto me hace subir de los hechos parciales que he
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sealado, al principio que debo rejirlos. Os deca antes que no hai efectos sin causas. Porqu Rhode Island est presente en el rio do la Plata? porqu estoi yo sentado aqu? Os pido toda vuestra induljencia. Debemos dejar el terreno de la jeografa, para remontamos a las altas rejiones de la filosofa de la historia, que es nuestro propsito estudiar, i deseara, contando con vuestra induljencia, esponer al incorporarme a vuestro instituto, cmo me esplico yo estas influencias de la Amrica del Norte sobre la Amrica del Sud, i cmo habrn de obrar armnicamente en mayor escala, desde que nos hayamos detenido a considerar de donde emanan, i cual sea la forma en que mejor hayan de dirijirse. II. Escepto Roma, que desde su fundacin sobre las siete colmas tuvo conciencia de sus futuros destinos, los pueblos predestinados a influir en las instituciones i marcha de la especie humana se ignoran a s mismos en sus primeras manifestaciones. Para ellos, como para el individuo es lento i difcil el nosce te ipsum del sabio antiguo. Un ojo estrao acierta a veces mejor a comprenderlos; i en este sentido Anacharsis, no es completamente una invencin de Barthelemy. Despejado de todo lente artificial el observador escita ejerce la visin del conjunto, sin el movimiento propio del objeto observado. En su candor nativo trae la primera pajina de la civilizacin griega, i esta ser mi disculpa por aventurar aqu algunas observaciones. Si largo tiempo trascurre para que los pueblos iniciadores se sientan artfices de la obra que se les ve ejecutar, al principio por aquellas persistentes, asociaciones con lo pasado, vuelven instintivamente los ojos Lacia atrs, en lugar de seguir el itinerario que les est trazado. El pueblo escojido de Dios recaia a cada momento en la idolatra que debia disipar en el porvenir: los griegos se aunaban por vengaren la asitica Troya agravios de sus antepasados; i siglos mas tarde Alejandro con toda la civilizacin helnica, contramarchaba al Oriente, a perderla i perderse, en lugar de seguir al Occidente, hasta el Lacio, donde tenia ya su vanguardia en la Grande Grecia. Habra sorprendido entonces a los hijos de la Loba etrusca en la infancia, i amansdolos con las artes de Fidias i la ciencia de Aristteles. Sin el error de rumbo del hijo de Filipo, nuestras mujeres estaran hoi modeladas por la Venus de Mediis, el mundo civilizado hablara el idioma de Demstenes, i los brbaros no habran perturbado i detenido doce siglos la marcha de la civilizacin, paralizado las bellas artes, i retardado el triunfo de la democracia. La Francia de 1790 cediendo a esta fatal propensin del espritu humano, remont la historia para buscar en Grecia i Roma, la libertad i la Repblica que tenia al habla i le llevaba Lafayette con la Declaracin de la Independencia i la Constitucin de los Estados Unidos. La verdad est siempre en los hechos actuales, i solo la caritide que sostiene el entablamento o lleva la antorcha, parece ignorar su fuerza, o la luz con que ilumina a los otros. Escaparn los Estados Unidos a esta como fatalidad histrica?
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Ved sino la doctrina Monroe de que se muestra impregnada la atmsfera, i que es mas bien una niebla que una luz. Esperan los unos ver desprenderse rayos de su seno; los otros resolverse en aurora boreal fija i esplendente, en aquella luz del Norte que presenta Webster, destinada a guiar a los Magos del Sur, hacia la cuna de la libertad americana. Para el mundo es una causa mas de perturbacin. I sin embargo, la doctrina de Monroe tiene su ejemplo en la historia, i su lugar preparado en el derecho de jentes. El cristianismo tiene su doctrina Monroe, aceptada por el Islam i las potencias occidentales. La Francia ejerce de siglos atrs el protectorado moral del Santo Sepulcro, e interviene con el asentimiento de la Europa en favor de los cristianos de Oriente, a condicin de no poner una mano profana sobre el sagrado depsito, en beneficio propio. Una nacin como los Estados Unidos que ha fecundado en menos de un siglo la Repblica como forma de gobierno estable, sobre terreno vrjen i desligado jeogrfica i polticamente del asiento de los gobiernos tradicionales del resto del mundo, tiene derecho de guardar los alrededores de la Santa Cuna de un mundo nuevo, i protejer a los cristianos de este occidente, que desprendidos igualmente de todo vnculo, ensayan sobre terreno vrjen la organizacin de la Repblica. La Amrica espaola no ataca derecho alguno europeo o dinstico en su suelo, i hai agresin europea, en intentar recolonizarla con un principio de gobierno que no importaron sus primeros pobladores. La Amrica del Sud est mu abajo en la corriente humana, para pretestar que enturbia el agua a los gobiernos dinsticos. La doctrina Monroe fue en su orjen la protesta de la Inglaterra i los Estados Unidos contra toda intervencin europea, que tuviese, por objeto, como lo intentaba la Santa Alianza, la proscripcin de principios de gobierno libre en la Amrica del Sud, como habian, sido proscritos en Europa despus de 1815. La Europa entera asinti a ella por el reconocimiento de la Independencia de las Repblicas, i la mantiene en las protestas diplomticas que preceden o suceden a los actos hostiles, de no atentar contra la Independencia de ninguno de sus Estados. La doctrina Monroe asegurando la Independencia de las colonias per se independientes, i asegurando el derecho de las colonias a emanciparse, que los Estados Unidos haban proclamado en su Declaracin, no comprometa la soberana inglesa donde se conservaba, puesto; que de acuerdo con la Inglaterra i a provocacin de Mr. Canning, vino la doctrina de Monroe al mundo. Pero hai siempre una secta que materializa las ideas morales i cree que el Mesias prometido es un Rei poderoso que viene a someter la tierra al pueblo que lo espera. El depositario olvid un momento las leyes del depsito, i la doctrina Monroe perdi su santidad i dej de ser una barrera do separacin, como hoi se la querra pervertir en amenaza. Al presentarse los Estados Unidos en la escena del mundo vao4 cierno, ponan a prueba una constitucin sin precedente en la historia de los gobiernos; i los mismos que lanzaban esta nave, construida sobre no esperimentado modelo, en mares para ellos inexplorados, temieron a cada momento verla estrellarse contra Syrtes desconocidas. La nave hendi los
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mares impulsada por auras propicias haciendo presentir el siglo del vapor aplicado al desenvolvimiento humano. El xito era debido precisamente a que el plan de la estructura se fundaba en las simples nociones de la justicia. Pero la posterior introduccin de un viejo material, antes repudiado, cual es la dominacin i absorcin de pueblos i territorios por las armas! era volver atrs dos mil aos, i renunciara la iniciativa de la nueva reconstruccin de la humanidad. Era volverse europeos, asiticos de americanos que eran, como el Jeneral Bonaparte, descenda desde lo alto de las Pirmides del Ejipto, donde el provenir lo contemplaba, para disfrazarse con la prpura poluta i descolorida de Marco Antonio que traia rodando a sus pies el Simoun de las revoluciones. Qu eclipse tras las nubes de polvo de la historia! El sistema federal es la mas admirable combinacin que el acaso haya sujerido al jenio del hombre. La Grecia se salva si lo ve; porque a la vista i entre las manos lo tenia, en sus ligas aqueas i anfictinicas. Poma se salva, si el Senado concede a los Italiotes aliados la igualdad que reclamaban. La Francia se salva, si por seguir Repblicana la obra de Luis XI, Richelieu, Mazarini, Luis XVI, no borra del mapa la Guayana, la Bretaa, el Languedoc, el Artois, la Picarda i las tritura en Departamentos, como un damero, para entregarla al Faubourg San Antoine o a cualquier jeneral ffeliz en el juego del ajedrez poltico. Pero si el sistema federal ha dejado ejercitar los miembros, sin traer conjestiones cerebrales, peligroso es convertirlo en repblica invasora, tragando sin dijerir: como el boa romano. Nunca prob bien el esperimento. El imperio repblica con Alejandro muri de muerte natural en Arbella, matando a la Grecia: la repblica imperio con Csar abri como Nern las entraas maternas para ver de donde habia salido, i libr su cadver i el mundo, doce siglos a los ultrajes de los brbaros. Napolen muri atado a una roca en medio del ocano con que no habia contado en la constitucin del mundo moderno, i la Francia devolvi la mitad de sus Departamentos. La Espaa en cuyos dominios no se ponia el sol, tiene hoi sobre el cielo de la Pennsula; una nube de plomo que le impide ver a ella misma el sol que alumbra nuestro siglo; i la Inglaterra no se ha salvado sino el dia que prepar sus colonias a emanciparse, dejndole as al mundo el legado de sus instituciones libres, sin la amenaza de su dominio, i creando una Inglaterra moderna, como los fenicios crearon a los cartajineses, sin su fatal destino. La repblica coronada de laureles i ostentando trofeos es la muerte del ebrio de oxjeno, que llena de I gloriosas ilusiones la mente, mientras el cuerpo muere en convusiones inefables de alegra. La doctrina Monroe necesita pues ser I depurada de todas las manchas que el contacto de la mano del hombre ha echado sobre en lustre. Ahora que la constitucin de los Estados Unidos va a fijar en el frio bronce, el metal nuevo que ha salido depurado de la hormilla de la guerra intestina, debe aadirsela como clusula inmaleable, para dar tranquilidad al mundo esterior. La Repblica de Chile puso a la cabeza de su constitucin esta clusula: "Chile es el pas comprendido entre los Andes i el Pacfico: entre el Cabo de Hornos i el Desierto de Atacama. Los Estados Unidos necesitan decir que son el pas que media entre dos ocanos i dos tratados; i al dia siguiente que lo haga, la doctrina Monroe es aceptada en el derecho de jentes de la Europa, cerrando as el rumbo, por donde la magnfica nave puede un dia hacer agua.
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Quinientos millones de seres humanos se solazarn dentro de d siglos en ese espacio de la tierra que encierra todos los dones de la naturaleza, i nuestras ideas actuales del derecho no estn calculadas para el gobierno de tales masas de hombres. A este precio la doctrina Monroe ser la oliva ofrecida al mundo. El gobierno de las sociedades es como la moral del individuo de, orjen e inspiracin divina, i cada rajo de luz que se desprenda de este fuego, cuando acierte a encontrar por pbulo una verdad que est en la naturaleza humana, iluminar sus alrededores, en la estension del presente o en la profundidad del porvenir hasta donde la intensidad i brillo de su luz lo permita. Ser luna con el despotismo para dejar siquiera ver los objetos en las tinieblas de la servidumbre o de la ignorancia. Ser sol esplendente cada vez que fuertes corrientes de libertad aviven su llama. Quin habia de temer que la Repblica habia solo de proyectar sombras en torno suyo, la esclavitud hacia el Sur, la conquista al Oeste, la amenaza al Norte, el reto a la Europa, como la Francia que en un tiempo enton la marsellesa al balcn de todas las naciones para darse i darles un nuevo i mas grande Luis XIV? Afortunadamente que la Repblica americana volviendo luego sobre sus pasos, atrada por las tempestades que deja en pos el que va sembrando vientos, tuvo que depurar su simiente de la sizaa de malos principios que se introdujeron del mundo antiguo, como la cicuta i el cardo, que desde las costas van invadiendo las Pampas arjentinas, de donde no son oriundos, i ahora vacilan, tentad a veces a contramarchar tambin como los griegos al Asia para vengarse de los Darios harto castigados en Maratn i Salamina. No nos toca a nosotros sealar el camino que delante de s tiene la Repblica moderna, sino ha de dejarse estraviar por los fuegos fatuos que a tantas otras perdieron; pero nos ser permitido, con la ciencia del desierto interrogar el suelo, la lengua, la historia i los progresos de la Amrica del Sud, en relacin con la del Norte, que I no solo el itsmo de Panam constituye continuacin la una de la otra; i acaso podamos mostrar huellas medio borradas unas, imperecederas otras, que revelen el trnsito del pioneer explorando el pas, abriendo caminos para el futuro movimiento. Desde luego, los Estados Unidos precipitaron la Independencia I de la Amrica del Sud. Las colonias inglesas al declararse independientes establecieron ciertas verdades, como evidentes de por s, que no lo han sido sin embargo para todos los pueblos del mundo, sino a la luz de su feliz ensayo en la constitucin de los Estados Unidos; pero que fueron proclamadas en nombre de la Humanidad, como lo esponia Lincoln en su inmortal interpretacin de la Declaracin en Independence Hall, en Pensilvania. Hai otras empero, i que se dirijen a pueblos colocados en ciertas circunstancias con relacion a otros: "Cuando en el curso de los sucesos humanos dice, i se hace necesario para un pueblo romper los vnculos que lo ligaban I a otro, i asumir entre los poderes de la tierra la posicin igual i separada que las leyes de la Naturaleza i la naturaleza de Dios le asignan &a." Fue esta la proclamacin del derecho de las colonias a emanciparse,
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donde quiera que rijan las leyes de la naturaleza, i la naturaleza de Dios sea comprendida por la conciencia humana. La Amrica del Sud se sinti evocada por este heraldo, i en San Martin i en Bolvar hall Washingtons i Lafayettes que le aseguraran por la sancin de la victoria, la Independencia que sus Congresos declararon, i como los norte-americanos, tomaron asiento entre la familia de las naciones. Su reconocimiento no se obtuvo, sin vencer malquerientes oposiciones. Cuando las nuevas Repblicas nacan a la existencia, I acaba de ser vencido i encadenado Napolen, hijo estraviado de la Repblica francesa. Los Borbones haban sido restaurados, como representacin inclume del derecho divino de gobernar, i la Santa Alianza constitudose en Inquisicin poltica para quemar las constituciones que invocasen la voluntad del pueblo. La Inglaterra i los Estados Unidos olvidando disentimientos pasajeros se acordaron esta vez que quedaban solos en el mundo para preservar las libertades inglesas, espuestas a ser aisladas, o proscritas; i defendiendo la una el orijen popular de sus reyes, sosteniendo los principios de la Declaracin de la Independencia los otros, pidieron i obtuvieron asiento para las emancipadas colonias, declarndolas sus iguales. La doctrina Monroe, que naci entonces, tiene orjen mas elevado que un nombre propio, como el sistema mtrico decimal qu est fundado en las leyes de la naturaleza de Dios, i por tanto no es francs sino humano. Lo que el Gobierno de Washington hizo entonces fue enviar al Rio de la Plata en la Amrica del Sur, a bordo de la fragata "Congress," una misin sin carcter diplomtico, a fin de que examinase de cerca el estado i las probabilidades de la guerra de las colonias contra la Espaa por aquella parte. Quera sondear el terreno para proceder al reconocimiento, segn la capacidad de las colonias de triunfar definitivamente. Publicse el resultado de esta misin esploradora en 1819 en dos volmenes, en Baltimore, i fue reimpresa en Londres en 1820, i dedicada por el Secretario de la misin Mr. H. M. Brackenridge a Sir James Mackintosh como a quien comprenda plenamente los destinos futuros de ambas Amricas del Sud i del Norte, tan de acuerdo marchaban los dos gabinetes, i tan unidos iban los dos continentes en las simpatas i en la doctrina. Esta obra por su carcter i orjen oficial i por los documentos que la acompaan, despert mucho inters en favor de la Amrica del Sud en Inglaterra i Estados Unidos. Acompaan ala obra del Secretario el Informe de Mr. Rodney, Jefe de la espedicion, dirijido a Mr. John Quincy Adams, entonces Secretario de Estado. Graham, otro de los Comisionados, dio por separado otro Informe complementario del de Mr. Rodney que debieron firmar ambos. Termina la obra una carta dirijida a James Monroe por un ciudadano norte-americano, abogando calorosamente por la Independencia de las colonias espaolas, i preparando as la opinin pblica al reconocimiento. La conclusin a que llegaba este escrito despus de haber sostenido el derecho i la justicia de las colonias a emanciparse, era esta: "Es del todo evidente que nosotros debemos ser i hacernos un titulo de honor de ser los primeros en reconocer la Independencia de Sud Amrica o una parte de ella, toda vez que sea consumada ahora o en diez aos mas."
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El libro de Mr. Brackenridge, los informes oficiales i la carta a Monroe, respiran el mismo inters por la causa sud-americaua, la I misma aprobacin de sus motivos, la misma confianza en los resultados. Campea en ellos una simpata profunda por los pueblos que habitan las mrjenes del Rio de la Plata, esplicando su situacin, i subministrando animadoras noticias sobre la topografa, recursos, comercio i civilizacin presente, i esperanzas de desarrollo, con tan fiel relacin de los acontecimientos que han presenciado, i los antecedentes que los produjeron, que los posteriores historiadores arjentinos11 han debido ocurrir a estas fuentes, como a un daguerreotipo de la edad juvenil, para verificar los hechos histricos comprendidos en aquella poca. El pblico de los Estados Unidos conoci entonces, por el Viaje a Sud Amrica de los Comisionados del Gobierno en la fragata "Congress," la historia, jeografa i crnica contempornea de aquellos pases, baados por el Rio de la Plata, se interes en su independencia, que no tard en ser reconocida por los Estados Unidos. Despus de aquel acto i del libro de Brackenridge no se ha publicado obra alguna en los Estados Unidos de estudio i apreciacin tan simptica de las Repblicas de la Amrica del Sud, cuya Independencia fue asegurada por jenerales i batallas que en importancia en nada ceden a las mas esclarecidas que celebra la historia. En 1826 en la discusin sobre la misin al Congreso de Panam, Webster dejaba or desde lo alto de la tribuna del Congreso estas sentidas palabras, contra la indiferencia que ya empezaba a insinuarse en los nimos. "Qu se quiere, Seor, deca, significar con esto? Pretndese que el pueblo de los Estados Unidos deba mostrarse del todo indiferente a la suerte de estos nuestros nuevos vecinos? No habremos de mirarlos bajo un nuevo punto de vista, desde que se han emancipado de todo dominio estranjero, establecido su independencia, e instituido a nuestras puertas mismas gobiernos, republicanos en su esencia, siguiendo nuestro propio ejemplo? No quiero, seor, hacerme ilusin sobre los progresos de los nuevos Estados, en la grande obra de establecer una libertad popular sobre bases slidas. S que es esa obra larga, i que en esa parte son nios de escuela. Pero, a Dios gracias! ya estn en la Escuela. Han tenido que habrselas con dificultades que ni nosotros, ni nuestros padres encontramos nunca, i debemos ser mu induljentes para con ellos. Qu conocimos jamas nosotros parecido a la servidumbre colonial de aquellos Estados? Cundo hemos nuestros padres ni nosotros, sentido como ellos, el peso del despotismo que encorva al hombre hasta el suelo, o el de la intolerancia relijiosa que va hasta cerrar las puertas del cielo a toda otra creencia? Seor, nosotros pertenecemos a otra sociedad, tenemos otros antecedentes. Nosotros no hemos probado ni sufrido nada del despotismo poltico de la Espaa, ni sentido el calor de las hogueras do la Inquisicin. Un hombre racional no ha de exijir de la Amrica del Sud, que corra con la misma rapidez eme la del Norte, ni pretender que una provincia espaola insurrecta se encuentra en las mismas condiciones en que se hallaron las colonias
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Historia Arjentina, por M. Domnguez.

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inglesas, cuando proclamaron su independencia. Mucho mas queda por hacer en el primero que en el segundo caso; pero no por eso ha de ser menos digno de honra el intentarlo; i si a su tiempo todas las dificultades llegasen a ser vencidas, el honor seria mas grande todava. Ser mui ardua la empresa; pero no ser, menos noble porque haya mayor ignorancia que disipar, mas preocupaciones que desvanecer. Si se achaca a debilidad sentirse fuertemente interesado en el buen xito de estas revoluciones, tengo que confesarme criminal do aquella debilidad." La historia de los Estados Unidos muestra que hasta Winter Davis, Webster fue el ltimo de sus hombres de Estado que sinti aquella debilidad.

III. Quin ha ledo un libro americano, preguntaba no ha mucho el historiador ingles Macaulay? Washington Irving respondi presentando Vida i Viajes de Cristbal Colon, i la Inglaterra i el mundo leyeron un libro norteamericano de nacimiento, sud-americano i espaol de raza. Femando e Isabel, Reyes de Aragn i de Castilla, Colon i el Descubrimiento de Hispaniola son la primera pajina de la historia de Norte America; i toda vez que el espritu norte americano haya de remontar hasta sus fuentes el rio histrico de que los Estados Unidos forman solo un brazo, ha de llegar a la Espaa de Carlos V i de Felipe II, como los esploradores del Nilo a las fuentes recientemente descubiertas, i esparcirse por sus contornos, seguir el curso de otros brazos, i encontrarse por afinidad i complicacin, historiador de otra lengua, de otra nacin i de otras colonias. Washington Irving siguiendo a Colon, seal el camino en el ddalo de cronistas e historiadores espaoles i sud-americanos, i los polvorosos documentos hacinados en el archivo de Simancas, a toda la escuela de historiadores norte-americano-espaoles que sigui sus huellas. Prescott fue el primero que penetr en el rio Blanco de las conquistas espaolas en Mjico i en el Per, en los reinados de los Reyes Catlicos i de Felipe II, para mejor esplicarse el sentido histrico de los sucesos que narra, como Leverrier rehaca i rectificaba los clculos astronmicos existentes, antes de lanzarse en busca de su planeta. Prescott es historiador sud-americano, i tiene en la historia de las colonias carta, de ciudadana. Prescott es tambin un historiador espaol, por su erudicin profunda, i por aquella indiferencia moral, que ya, vea venir i rechazaba Webster, en cuanto a las consecuencias de los errores i perversidades de la colonizacin espaola en la Amrica del Sud. Es regla del arte plstico de la composicin histrica que el historiador ha de mostrarse imparcial, i transportarse a vivir do la vida, preocupaciones e ideas de los tiempos que describe. Pero hai gran riesgo de tocar en el estremo opuesto, i perder, a fuerza de imparcial, toda conciencia del bien i del mal, i enamorndose de su asunto, como el estatuario de la Venus que en cincel saca del mrmol, atentar contra el pudor de la historia i hacerse cmplice de los vicios de sus hroes. Yo he querido descubrir en qu pas i en qu siglo
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han sido escritas las obras de Prescott sobre la colonizacin espaola de la Amrica del Sud, i a veces me ha parecido que era en Espaa, a mediados del siglo XVIII. Otra cosa es Motley eu su Rise of the Dutch Repubic, otro brazo de la dominacin espaola que va a los pantanos de Holanda a ahogar en su cuna, i la propia patria del dejenerado flamenco Felipe II, los jrmenes de la libertad moderna. Motley es norteamericano en cuerpo i alma. Historiador imparcial, ejerce la judicatura histrica, llamando ante su tribunal a los ilustres malvados me no tienen otro juez en la tierra que el historiador, quien, desles de oidos los testigos, i exhumados los cadveres para verificar las heridas o la presencia del veneno, entrega a aquellos con su fallo la execracin de las edades futuras. Motley, sin faltar a la imparcialidad histrica, pelea al lado de Orange, el taciturno, interpreta su mutismo, i ejecuta sus rdenes. La historia de las guerras i Flandes es el comienzo de la historia norte-americana, por cuan all se ensayaron los principios de gobierno que se desenvolvieron: Norte Amrica; i de la de Sud Amrica, porque los capitanes paoles que de all pasaron a Amrica, aprendieron a endurecerse crimen i a la violacin de las leyes divinas, en nombre de un Dios, servido con el pillaje i el esterminio. La historia de Mottley no ha sido aun traducida al castellano, acaso porque los ajusticiados en ella tienen deudos i amigos que so sienten ensambenitados en aquel AUTO DE FE celebrado en desagravio de la humanidad, la libertad i la conciencia; i seria de desearlo en la Amrica del Sud, para que el valiente i jeneroso Motley vaya all, a fustigar con su ltigo histrico, todo lo que queda de la obra de Felipe II en las colonias, que Prescott dej impune i en tranquila posesin del suelo. Trasladado as el arte histrico norte-americano a los orjenes de la historia de Sud Amrica, necesitaba penetrar mas adentro en la literatura i las bellas artes espaolas, i Ticknor desde Boston, escribi con xito cumplido la Historia de la literatura espaola, con el auxilio de cinco mil volmenes escritos en aquella lengua, como los ingleses estudiaron el snscrito, olvidado de los indues, en los Vedas i Puranas. Cosa singular! Las imprentas del idioma espaol estn en Pars, Bruselas i Nueva York: el primer hablista de la lengua castellana, Andrs Bello, venezolano residente en Chile, no ha estado nunca en Espaa, aunque haya sido nombrado Miembro de la Peal Academia de la Lengua, que como el Tribunal de los Pitos en China, tiene por funcin rechazar en nombre de una civilizacin inerte i coagulada, las palabras que con los objetos i el movimiento de las ideas piden carta de ciudadana. En la Nueva Inglaterra, sin hablarla mejor que el griego o el latin, est Mr. Ticknor, el mas erudito literato actual de la lengua espaola, tratada as por los estraos como lengua clsica, pero muerta. Digna materia de estudio es la Espaa en sus manifestaciones artsticas, que salvo influencias colaterales son suyas propias, sin la herencia del arte antiguo, que no renaci para la Espaa como para el resto de la Europa con la cada de Constantinopla. Hasta hoi en la Pennsula i en la Amrica espaola Sfocles i Homero no han dado lectura de griego en sus universidades. Velazquez, Murillo, Surbaran, no son como Miguel Anjel i
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Rafael, discpulos de Fidias i Praxiteles. El modelo de Velazquez es el pastor de Castilla Vieja elevado al rango de Patriarca: la Vrjen de Murillo es la andaluza de formas ondulantes, como lo requiere la belleza curvilnea del ideal humano. Caldern de la Barca inventa de punta a cabo un arte dramtico, i llega a mayor perfeccin que en la estatuara el misterioso pueblo que ha dejado sus monumentos en Nicaragua. Su mrito no pasa de ah sin embargo, aunque es tan grande que la humanidad le debe un accesit. Es un prodijio crear un arte, sin echar mano de la tradicin humana desde los griegos que deificaron las formas en el mrmol o en la palabra; pero tales ensayos no pueden servir de modelo, i despus de admirados pasan a los museos de curiosidades. En la literatura espaola Mr. Ticknor ha debido tropezar con aquella grande arelita, caida del cielo sobre el suelo de la Mancha, Don Quijote; i pardose a contemplarla con la misma admiracin i estupor que todos los literatos del mundo. Del cielo! porque no se descubren combinaciones metlicas de ese jnero en las montaas de Espaa. Ni francesa, ni italiana es, por lo que pudiera haberla perdido un transente. Cervantes como Homero no tiene padres; pero su rejia estirpe acaba con l mismo. En efecto, escepto Cervantes, sin Cervantes, despus de Cervantes....la pitoniza ha enmudecido para el mundo. Es el jnio humano estrao a las influencias de raza o atmsfera. Encuentra en Espaa rezagada la leyenda estranjera de Amadis de Gaula i la andante caballera, i emprende a golpes de jenio espulsar a los haraganes, que pervierten el sentido de la nacin. Pero estirpada aquella mala yerba de la edad media, nada naci en su lugar, cuidando la Inquisicin de arrancar de raz toda nueva planta, traida en jermen por los vientos que ajitaban la Europa moderna. Cervantes conoca poco la historia de Espaa, i lo que Ticknor seala como descuidos, lo manifiesta por lo numerosos i esenciales. Es por esto que no pertenece a nacin alguna. Es gloria exelsa de la raza humana, i todas lo reclaman. Cre a su paso en la tierra un idioma, porque los njeles del cielo perfeccionan todo lo que tocan. Este idioma se llama el idioma de Cervantes, i ha sido momificado en su honor. Otra corriente de su propia historia debia llevar a los norteamericanos a la Amrica del Sud, desde que su pas dejase de ser ingles, para ser AMERICA en la historia i progreso de la raza humana. De Bancroft i sus historiadores del movimiento interno, la ficcin con Cooper, intentara describir el contacto de la raza blanca con los indjenas que poblaban el suelo que han ido sometiendo a cultura, i cuyos anales estn perdidos en la espesura de las selvas primitivas. El pensamiento americano no se apercibe todava de la tintura especial que le da en filosofa, en historia, en bellas artes la vecindad de la selva, el espectculo de la naturaleza orijinaria, el contacto con el alma humana, tal como era en las primeras ediciones, i se ve en el salvaje, antes que se saturase de las nociones que la historia i el arte do escribir lo subministran; pasando de imajinar a razonar, do la comparacin a la deduccin. La oratoria del pielroja, el consejo do los sachems, el wigwam encierran a Dmostenos, el senado romano, el jinesco. Mas alla de las fronteras i de lo presente estn los monumentos de una civilizacin que ha tenido su edad media, sin renacimenlo. La America tiene
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sus petrificadas ciudades, moradas que fueron de un gran pueblo que floreci en ellas: pirmides que rivalizan con las de Ejipto, templos i palacios que hoi fecundan los troncos de rboles seculares. La arquitectura de Sahi, revela una civilizacin anterior a la ejipcia, aunque rama de la misma familia humana, por la construccin piramidal i la momia, que so encuentra en Tebas i en el Per, con el mismo campo, o dolo, con el mismo nombre i en el mismo lugar colocado; i cuando estos monumentos que principian por el montculo i acaban por la enorme masa de piedras talladas i esculturadas con mil jeroglficos hayan sido estudiados, clasificados i comparados, la historia de ambas Amricas comenzar por la misma pajina, ilustrada con las mismas lminas, desde sus orjenes indjenas, hasta Colon, desde donde se divide en dos grandes captulos, Cabot i Pizarro, que terminan en Washington i San Marlin en los estremos opuestos para volver por las instituciones propias i los desarrollos sucesivos a ser la Historia Comun de la Grande Familia Americana, poniendo en la antigua, o el renacimiento, para instruccin de sus hijos, las de las naciones que le subministraron sus habitantes i sus artes: el Ejipto i los brbaros primero, los ingleses i espaoles despus, el mundo entero mas tarde. No habia de hacerse esperar largo tiempo la crtica histrica aplicada a los crudos materiales, colectados por historiadores plsticos i por viajeros observadores. A New Jlistory of the Conqest of Mexico in which Las Casas denunciations of the popular historians of that war are fully vindicated by Robert Anderson Wilson, ha venido a abrir una nueva poca en la historia del mundo antiqusimo, mostrando por el examen crtico de las ruinas de treinta ciudades en la Amrica Central, que antes de la aparicin de griegos i romanos ligaba por la navegacin, la relijion i las artes, una misma humanidad de la misma manera civilizada la India, la Fenicia i el Ejipto al Yucatn en la Amrica Central, Mjico al Norte i Per al Sur, pues no ceden en importancia las minas peruanas, a las de los otros pases nombrados, ni en indicaciones evidentes del orjen comn entre fenicios, ejipcios, i las antiguas civilizaciones americanas. Aquel estudio sobre las artes i monumentos antiguos ha principiado ya en Norte Amrica; pero siguiendo las trazas del pueblo que los dej en sus emigraciones al Sur, Stephen los ha encontrado aproximndose al arte griego en las estatuas de Nicaragua, Norman en Yucatn diseminadas en pirmides palacios i templos en las solemnes ruinas de Chichen, Kabah, Zahi, i Uxmal, como los esploradores espaoles las haban encontrado asombrosas en Palenque, en el Cuzco i por todo el Per, donde hai seales no de una sino de varias civilizaciones monumentales anteriores a la poca de los Incas, que va las encontraron en ruinas. Mientras que estos trabajos de anticuarios se completan, sigamos los pasos de otros esploradores que examinan el terreno de la escena futura del movimiento humano. The exploration of the Valley qf the Amazon, made under direction of the Navy Department by Lewis Herndon and Lardner Gibbon, mandada publicar por la Sala de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, ha espuesto a la contemplacin del mundo el mas pasmoso estuario de rios que como las venas en el cuerpo se difunden para dar vida a todo el
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continente sudamericano, pues se ligan a la hoja del Orinoco i pueden sin grande esfuerzo comunicarse con el Rio de la Plata. Acaso el Amazonas est destinado para hacer una devolucin de los pases trridos a la raza negra, a quien Dios los adjudic, levantndose naciones pnicas a lo largo del poderoso Amazonas, con los libertos del Brasil i de los Estados Unidos. La Plata, the Argentine Confederation and Paraguay, being a narrative of the exploration of the tributaries of the river La Plata, and adjacent countri.es, under the order of the United Status Government, by Thomas Page, U. S. N. Commander qf the Expedition, es otra esploracion del segundo de los rios sud-americanos, despus del Amazonas, i continuacion en 1855 de la misin de 1817, de la fragata "Congress" por la "Water Witch." La obra publicada sobre Chile por el Teniente Gillis de la marina norte-americana i mas tarde Secretario del Instituto Smithsoniano, completa, aunque con poco tino en esta parte el estudio norte-americano de los puntos principales de la Amrica del Sud, I esperndose la obra de Mr. Squier sobre Yucatn i el Per, sobre monumentos antiguos i lo que aada del estudio presente de aquella parte. Pueden citarse como complemento cientfico de estas esploraciones de la America del Sud, las observaciones astronmicas ejecutadas por el mismo Gillis desde Chile sobre la rejion austral del cielo en las inmediaciones del polo que aun no han sido publicadas, i que fueron mandadas hacer bajo el patrocinio del Gobierno de los Estados Unidos. La espedicion cientfica encabezada por el sabio Agassiz, i costeada por ciudadanos de Massachusetts, con el propsito de estudiar la jeoloja, botnica i mineraloja del Brasil, i de la hoya del Plata, est destinada a ilustrar con nuevos datos las nociones que ya se tienen sobre aquellos pases; i si se llevase a cabo la idea del astrnomo Gould de Cambridge de erijir en Crdova un observatorio para completar lo que falta a un catlogo completo de las estrellas, los Estados Unidos habran dado la ltima mano a la grande obra de inventariar la creacin de que nuestro globo for tan mnima i humilde parte. Mas influente parte en el progreso material de la Amrica i Sur cabe a los que han estendido hasta ella los beneficios de la locomocion rpida que tantos males de la mala colonizacin espaola ha venido a remediar. Panam, el punto central en la ocupacin i conquista do las costas del Pacfico por la Espaa fue un tiempo la ruta oficial i obligada del comercio, hasta que el contrabando abri nuevas vias por el Rio de la Plata i Chile para llegar al Peru. La revolucin de la Independencia franque el Cabo de Hornos, i disipados sus terrores, Panam cay en ruinas como Palmira del Desierto, cuando el comercio de Oriente abandon la ruta del golfo prsico. El norte-americano Stephens, el clebre anticuario, emprendi ligar los dos ocanos con el ferro-carril de Panam, obra pavor que solo el go ahead americano podia acometer, calculando de antemano, como el jeneral que quiere apoderarse de una posicin estratjica, el nmero de vctimas que habrn de sacrificarse a los dioses infernales. Panam ha vuelto a ser el centro del comercio de ambos mares, i lo ser del Oriente i del Occidente, con los archipilagos del mundo ocenico intermediario. En Chile Wheelwright abre la primera lnea de ferro-carril en Capiap,
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haciendo nacer un puerto i una ciudad en Caldera. Entre Valparaiso i Santiago Campbell traza el trayecto que mas dificultades naturales haya vencido en el mundo, con solo dos escepciones hasta entonces, i el norteamericano Meigs es el ejecutor feliz de aquella obra de ciencia i de audacia. Campbell pasa la cordillera de los Andes i traza sobre la llana i de suyo nivelada superficie de las Pampas arjentinas el ferro-carril central desde el Rosario a Crdova, que est construyendo actualmente Wheelwright, quien se propone llevarlo por Tucumn hasta las profundidades del continente sud-americano, con lo que se introducir un rayo de civilizacin i de progreso en aquellas colonias mediterrneas que la Espaa escondi en el seno de las selvas i lejos de las costas para sustraerlas al movimiento del mundo. Puentes en los rios, telgrafos elctricos, canales como el que abrir en la Delta del Paran Eduardo Hopkins, inventor del ferrocarril de Buenos Ayres a San Fernando, como as mismo servicios de dilijencias en los caminos; molinos de vapor como los norteamericanos, provisin de aguas corrientes a las ciudades, ferro-carriles urbanos son de ordinario en la Amrica del Sud, empresa o ejecucin de ideas norte-americanas, i muestra de su necesario contacto. As la Historia de las colonias espaolas i la literatura de su lengua; los monumentos i vestijios de otras edades que cubren su suelo; la esploracion de los grandes rios i sus tributarios: la jeolojia i naturaleza de los terrenos que baan; las vias de comunicacin terrestre para acelerar el movimiento; i hasta las constelaciones del cielo austral han venido durante medio siglo exitando la actividad de los norte-americanos, como si fuesen parte integrante aquellos conocimientos de su historia, jeografa i cielo, i aquel mundo prolongacin natural del suyo, i campo vasto a su actividad e industria, arrastrndolos la naturaleza de las cosas, mas que una reconocida homojeneidad a estender su accin sobre aquellos pases, i avanzar los conocimientos humanos sobre sus mal esploradas rejiones. No hai en este movimiento instintivo leyes que lo dirijan e impulsen, como las aguas se encaminan hacia donde un desnivel i depresin mayor del suelo les traza un canal? El mundo poltico actual presenta muchos de los rasgos de aquellas pocas iniciales en que sociedades espontneas ensayaban sistemas i principios de gobierno i civilizacin, segn que accidentes histricos o jeogrficos determinaron su desenvolvimiento interno; chocndose entre s por prevalecer en el esterior, hasta que sucumbiendo las organizaciones dbiles, como supone Darwin en la selecion natural de las especies, se determin una corriente que arrastr tras s las otras tendencias, imponindose aquella por siglos a la humanidad. Los Ejipcios con sus castas sacerdotales; los Persas con sus Daros; los Espartanos con sus leyes de Licurgo; los Atenienses con sus bellas artes; los fenicios i cartnjineses con su comercio i colonias; los romanos con sus lejiones i su lejislacion, cada uno de por s vienen bregando, luchando por establecerse modelo i regla universal, hasta que los griegos eliminan a persas i ejipcios; los romanos a griegos i cartagineses, i Roma al fin se hace la corriente que remodela el Oriente i Occidente absorviendolos en su seno.
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Quin no ve que hai flotantes por decirlo asi en el mundo poltico actual, como aquellas enormes masas de hielos polares, impelidas por los vientos i prximas a chocarse, tendencias cartaginesas; con su comercio, colonias i fuerte oligarqua; aspiraciones teocrticas que remueven las sociedades desde otro punto, solicitndolas a volver atrs; recrudescencias de imperio romano con sus guilas i sus lejiones de veteranos por toda razn : i hasta una Macedonia se encontrara a retaguardia i en la frontera de aquella discordante Grecia, espiando sus movimientos? La reproduccin del ciclo fatal de Vico, aunque en proporciones mas vastas se realizara, sin el advenimiento de la Amrica que ha dislocado el mundo antiguo, sacando su centro del Mediterrneo i descentralizndolo. En la America, los Estados Unidos acaban por la guerra social interna de tomar posicin definitiva en el mundo poltico, pasando de ensayo de instituciones, a civilizacin inicial, armada de todas piezas, i preparada necesariamente para servir de regla i modelo a una de esas jenerales conclusiones en que ansia por reposarse la humanidad despus de haber sostenido cada una de sus fracciones alguna verdad separada. Seria necesario mas espacio i meditacin que la que admite una resea introductoria para determinar, dadas las necesidades de la poca, los elementos que constituyen la civilizacin norte-americana. Indicaremos los que entran en nuestro propsito. Separacin histrica i alejamiento jeogrfico de las tradiciones i escena del viejo mundo. Exposicin al Pacfico i al Atlntico, al Oriente i al Occidente antiguos. Posesin en su territorio de inestinguibles depsitos de oro, plata, hierro, carbn de piedra i maderas, elementos indispensables al engrandecimiento humano. Diez veces mas terreno que el que ocupa la jeneracion presente, para dar lugar a las futuras, con su natural crecimiento, i la absorcin acelerante del crecimiento de otras naciones. Supremaca martima como medio de contacto con los otros pueblos sin inferioridad militar, a nacin ninguna existente, tanto en el nmero, como en la eficacia de las armasJenaralizacion nacional de la facultad inventiva, para acelerar i multiplicar las producciones de la industria humana, i apropiarse la materiaAptitud intelectual jeneralizada a toda la nacin i a todas las jeneraciones por un plan de educacin universal para apropiarse inmediatamente todo nuevo progreso del saber humano en todos los pases.Preparacin del suelo terminada ya por ferrocarriles, canales, ros i mares a un rpido movimiento i circulacin; i todo este conjunto de ventajas naturales o adquiridas creado, impulsado, rejido por un sistema de instituciones polticas que tienen la sancin del tiempo, de la esperiencia fructuosa i feliz, i lo que es mas la sancin moral de la conciencia humana en todos los pases, puesto que la libertad civil i relijiosa, de accin i de pensamiento est ya como una verdad incuestionable en la conciencia de los hombres, aunque no en todas partes est en los hechos. Como se ve por esta resea ninguno de los poderes actuales de la tierra tiene en su seno o en su esencia todos, aun que tenga algunos de estos elementos de grandeza presente o de desarrollo futuro. Por otra parte solo la Inglaterra i los Estados Unidos tienen instituciones fundamentales que ofrecer como modelo al mundo futuro; la Inglaterra porque propaga las suyas, con su comercio, industria i lengua a
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sus numerosas colonias, no esportando afuera los moldes de tierra en que fueron vaciadas, su monarqua i su patriciado; los Estados Unidos porque las han fecundado i dilatado en terreno exento de las creaciones del pasado. La Inglaterra aristocrtica puede enorgullecerce de haber producido los democrticos Estados Unidos, como la patricia Cornelia a los tribunicios Gracos; pero falta aun ver, si los Gracos modernos aciertan mejor a dirijir las fuerzas populares, i salvndose a s mismos, salvan al mundo de esos retrocesos que siguen al estravo de los iniciadores i guias en los grandes movimientos sociales. Nosotros no creemos en la fatalidad histrica. El mal es obra de los hombres; de los accidentes de la vida; de un error o de una pasin del momento. En qu forma habrn de dilatar su accin los Estados Unidos?

IV. Imajinaos la posibilidad de que de la materia solar se desprendiese una grande mole; i obedeciendo a la le emprica de Bode, viniese a. fijarse entre Marte i Jpiter en el hiatus en donde hoi vagan cien asteroides. Que perturbacin en las rbitas del mundo solar! Qu aberraciones basta equilibrarse las antiguas con la nueva atraccin perturbadora! I en el interior de los planetas, qu sacudimientos no vistos; qu alzarse violentamente los mares, i de ah los cambios de lecho, los diluvios i los trastornos! Cunto tiempo, para que de la. confusin universal saliese el nuevo orden i regular, armnico, equilibrado! Tal fue la situacin de la Amrica del Sud al comenzar del nuestro siglo. Los Estados Unidos se desprendieron al fin del otro de la masa del mundo europeo, i tomaron asiento entre las antiguas naciones, llenando el hiatus que separaba el Oriente antiguo del moderno Occidente; i la conmocin se sinti luego en toda la tierra. La Amrica del Sud fue irresistiblemente atrada a ser independiente tambin; i luch i batall desde un estremo al otro, i rompi sus cadenas i fu independiente. "I fue la tarde i la maana del primer da." El dia siguiente traia su tarea; organizar gobierno. Serian Repblicas? La francesa de 1793 habia sucumbido. Serian monarquas? Los reyes de Espaa el uno era imbcil, el otro estaba cautivo. Serian imperios? El grande emperador estaba para escarmiento atado a la roca de Santa Helena. Despejada la tormenta europea en 1815, iluminado el caos, el mundo poltico aparece en tres grupos. La Europa continental bajo la Santa Alianzala Inglaterra liberal i monrquica: los Estados Unidos de Amrica republicanos i federales. Cul de estos dechados tomar por tipo la Amrica, del Sud? El libertador Bolvar estiende su prestigiosa influencia sobre Venezuela, Nueva Granada, Ecuador, Per i la improvisada Bolivia. Bolvar imajin, al decir de un panejirista suyo, una adaptacin del gobierno ingles, "libre sin escesos tumultuarios, fuerte sin los azares del despotismo, con Cmaras populares. Presidente vitalicio, i entre estos estremos un senado hereditario."
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Pero entre imajinar i realizar hai un mundo! Cunto no han imajinado los franceses desde Sieyes, Robespierre, Fourier i Napolen el grande! Por toda la Amrica, del Sud, del fondo de la sociedad, en despecho de las cuerdas combinaciones aljebricas de los hombres de listado sala, de la lucha misma, de la parcial emancipacin de los pueblos, la disolucin de los antiguos virreinatos, con la palabra federacin, mas que con la forma, con la intuicin mas bien que la idea. "Semejante forma de gobierno, deca Bolvar, es una anarqua regular, o mas bien la lei que prescribe desasociarse i arruinar el Estado. Pienso que mejor seria para la Amrica adoptar el Koran, que el Gobierno de los Estados Unidos, aunque es el mejor del mundo." I sin embargo, la grande aglomeracin que venia haciendo desde el Orinoco basta el Desaguadero, se desasoci, i la Repblica federal, como los Estados Unidos qued establecida o sigue pugnando por establecerse. Por el mismo tiempo el Libertador del estremo Sud de la Amrica, el Jeneral San Martin, cuya Vida i actos pblicos be tenido el honor de ofrecer a vuestra biblioteca, decia: "me muero cada vez que oigo hablar de federacin. Puede verificarse?" I sin embargo no muri sin reconocer en su pas la federacin intuitiva, establecida a despecho del Congreso de 1818 que aceptaba la monarqua, a despecho del Congreso de 1826 que constitua la Repblica unitaria. Despus de su muerte esos mismos que como l se moran de oir la palabra federacin constituyeron las Provincias Unidas del Rio de la Plata, obedeciendo al voto popular, como Mjico ha luchado veinte aos por llamarse los Estados Unidos do Mjico. Porqu esta persistencia jeneral en adoptar una forma que no estaba en sus antecedentes histricos? Porque con esa forma se presentaba poderosa, feliz, libre la nica Repblica subsistente, los Estados Unidos de Amrica; i los pueblos no aceptan ideas abstractas, sin Infirma que revisten en los hechos prcticos. Sern aquellos pases o no aptos para la federacin, estarn o no preparados para el propio gobierno, la Repblica vino, por la misma razn que vino la independencia, i la Repblica de nuestro siglo, la Repblica modelo, la gran Repblica revesta el ropaje federal. He aqu pues otra influencia de los Estados Unidos sobre la Amrica del Sud: influencia inconsciente, latente, permanente, instigadora de cambios i de revoluciones. La mitad de los tastornos de Mjico, de Colombia, de la Repblica Arjentina durante medio siglo, hasta demoler todo el sistema colonial, hasta pulverizar las imitaciones de Repblica romano-francesa, han sido electo do influencias indirectas pero eficaces de los Estados Unidos. De las directas un solo hecho os dar idea. En 1848 volvi de los Estados Unidos un viajero, i con la inspeccin que habia hecho del juego admirable de la Constitucin de los Estados Unidos i con sorpresa de sus antiguos correlijionarios polticos, inici un movimiento en la prensa, que pas a la opinin, a los partidos, a la guerra i a las instituciones. Su razonamiento era sencillo. "La voluntad nacional, la violencia, los hechos han dado al Estado la forma federal. Las constituciones no son mas que la proclamacin de los derechos i obligaciones del hombre en sociedad. En este punto todas las Constituciones del mundo pueden reducirse a una sola.
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En cuanto al mecanismo federal, no hai otra regla que seguir por ahora que la Constitucin dolos Estados Unidos. Queremos ser federales? Semoslo al menos como lo son los nicos pueblos que tienen esta forma de Gobierno, Quemamos acaso inventar otra forma federal desconocida hasta hoi en la tierra? .... Llamaos los Estados Unidos de la Amrica del Sud, i el sentimiento de la dignidad humana, i una noble emulacin conspirarn para no hacer un baldn del nombre a que se asocian ideas grandes." En 1859, despus de diez aos de trepidaciones en los hechos i en las ideas, las Provincias Unidas del Rio de la Plata fueron proclamadas, con lo que Story destron a Rosas, fruto de la doctrina del libre arbitrio en materia constitucional, como fueron la obra de Rousseau, Sieyes, Robesperre, Napolen, los desastres de la revolucin francesa que decapitaba a Luis XVI en nombre de la libertad, para llegar dos veces a Julio Csar, esto es para volver dos mil aos atrs en la ciencia del gobierno de las sociedades humanas. Principio norte americano es la libertad do las conciencias, la igualdad de las creencias, el desarme jeneral de las ideas relijiosas que han ensangrentado la tierra por siglos. A la persecucin relijiosa debe el mundo la existencia de los Estados Unidos; a Rojerio Williams debe la historia el pacto de alianza entre perseguidores i perseguidos, i la raza humana su quietud de conciencia presente. Strauss, Colenzo, Renn pueden examinar de nuevo la Biblia, sin llevar como Lutero, Calvino, Torquemada, Tomas de Cantorbery los hombres i los libros, a la guerra i a la hoguera, para someter la verdad relijiosa al juicio de la sangre i del fuego que se crea el juicio de Dios. Amrica del Sud, poblada por esterminadores relijiosos, aunados el fanatismo i las Leyes de Indias, en el Estado inquisicin, se ha desgarrado heroicamente para arrancarse del cuerpo este elemento constitutivo de su propia esencia, adherido tenazmente en una iglesia dominante, con inmensos bienes, con un personal esclusivo, docente sin contradiccin, prestijioso, prepotente. La libertad de cultos ha sido la piedra de escndalo en toda la Amrica espaola, las temporalidades del clero el blanco de la lucha de los partidos. Las muchedumbres ignorantes, supersticiosas, indiferentes a la libertad, al bien estar, a la nacionalidad solo eran sensibles cuando se hacia vibrar la cuerda de la relijion dominante, esclusiva, intolerante; i los Estados Unidos estn presenciando la suerte que cupo a Mjico en su lucha por romper la cadena secular. Jurez seculariz los bienes de la Iglesia, i los obispos entregaron el Estado al estranjero. Maximiliano, en nombre de los grandes principios, hizo justicia a Jurez, i se qued con la Repblica. Hai tanto motivo para maldecir esas santas luchas intestinas de la Amrica del Sud? El soldado que sale cubierto de heridas del combate, es menos glorioso que el que sali sano i salvo? Norte Amrica cosech el fruto de la sangre derramada por sus padres en Inglaterra, que les trajo a los Peregrinos, a Lord Baltimore, Penn i Rojerio. Solo hace cuarenta aos a que el pueblo en Lima desparpaj los tizones de la inquisicin, i desbarat los instrumentos de la tortura. La Amrica del Sud va todava por su guerra de los Treinta aos, para entrar en las condiciones sociales del mundo
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moderno; desangrndose, para que protestantes i disidentes ingleses i norte-americanos tengan derecho all como aqui de adorar a Dios, segn la fe de sus padres. La primera constitucin de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, decia en 1815: "la relijion catlica, apostlica, romana es la relijion del Estado. La segunda de 1819 anadia a la que prestaran sus habitantes el mayor respeto sean cuales fueren sus opiniones" La de .Buenos Ayres de 1834, promulgada mas tarde, siempre con relijion do Estado, decia sin embargo, "es inviolable el derecho que todo hombre tiene para dar culto a Dios, segn su conciencia. "La final de 1852, suprimiendo la relijion de Estado, se contenta con decir: "El GOBIERNO FEDERAL sostiene el culto catlico" Cuarenta aos ha costado llegar desde la esclusion colonial, hasta la supresin de la iglesia de Estado; pero entre cada una de aquellas enmiendas, media un trastorno, i muchas batallas. Acaso sean necesarias otras i otras para llegar al principio norte-americano. Cuatro aos de guerra, la prdida de un milln de hombres, i tres mil millones de deuda, custanle a los Estados Unidos ser los ltimos en la tierra para abolir la esclavitud. La propia esperiencia les ha enseado a ser induljentes con aquellos audaces i determinados patriotas sud-americanos, que desde 1810 adelante emprendieron a un tiempo ser independientes, dar libertad a sus esclavos, como la queran para ellos, i darse una forma de gobierno que no estaba en sus tradiciones coloniales como la de los Estados Unidos, sin desalentarse dos veces como la Francia, i abandonar su suerte a la tutela: de un hombre; pues que ni el prestigioso Bolivar, ni Rosas el sanguinario esterminador, fueron parte a domellar el indomable propsito de la Amrica del Sud, de aprender a ser libre, a sus costillas, a su riego i peligro, ofreciendo su sangre, una jeneracion tras otra, para regar cada principio nuevo introducido en la patria. As es que cuando haban ganado un punto, i dejdolo establecido, lo abandonaban al cuidado de las mujeres; i por el cilicio i el ayuno se preparaban a conquistar el otro; i una nueva guerra civil comienza, i tras la batalla se firma la carta magna: tras otra el bill of rights; tras otra la libertad de cultos para los estranjeros; porque nosotros los catlicos la tenemos. Santos Padres Peregrinos de la Amrica del Sud! un dia os harn justicia los hijos de los de Plymouth, i Rhode Island i Massachusetts Bay! No quiero disimularos que la ignorancia de tres siglos, la ignorancia espaola del siglo XV, trada a tierra salvaje, la abyeccin del indio crudo incorporado en la sociedad colonial, el fanatismo, el aflojamiento de todo vnculo moral, su consecuencia, no produzcan en la Amrica del Sud peores resultados que los que ha producido la esclavitud en el Sur de los Estados Unidos. No hai apostolado sin Judas, sin Pedro que niegue tres veces a su maestro. Habis visto en el sincero historiador Macaulay, como la poca i los I hombres mas depravados de la Inglaterra fueron sin embargo los que constituyeron definitivamente la libertad inglesa. No os pedimos indulgencia sino justicia para la Amrica del Sud. Solo el tiempo necesario para que cada causa produzca su efecto. Comparemos. Los Estados Unidos pusieron diez aos en hacer la guerra de la Independencia i cuatro en la de la Esclavitud. Como nosotros hicimos las dos cosas a un tiempo pusimos quince. Estamos a mano. Pero vosotros no
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habis hecho la guerra por establecer la Libertad de conciencias que la Inglaterra hizo por vosotros en un siglo de horrores, de persecuciones i de destierros por millares. Vosotros sois el resultado de esa guerra. Dadnos veinte aos siquiera para apagar los fuegos de la Inquisicin, a cada rato renaciendo aqu i all en la vasta estension de la Amrica. Pero vosotros no habis tenido una influencia francesa que desde 1810 hasta 18que se yo cuantos, os haya estado perturbando con malos libros i peores ejemplos, para mostraros, como era el maximum bonum del gobiero, la Repblica, no, que el imperio. El imperio no, sino la monarquia por la gracia de Dios restaurada: no restaurada sino popular. Fuera monarquia! Venga la Repblica. Abajo la Repblica, es Emperador..! pero vosotros no habeis tenido unos Estados Unidos por vecinos, que al mismo tiempo os tantalicen con su federacin, con sus progresos asombrosos, i sus libertades. Cuntos aos nos concedis para ensayar todos estos modelos de la perfeccin humana? Ni veinte mas siquiera? Pues no hace tanto que logramos ser independientes i comenzamos a probar recetas, buenas unas i perversas otras, hasta que el diablo metiendo la cola, vuelve a encenderse la guerra por toda aquella estension. I la Europa interviene en Mjico, en Chile, en el Per, en Santo Domingo. Salen a la palestra los indios guaranes educados por los Jesutas, a darnos un cacique salvaje, jerente de Dios en la tierra, i tenis el campo de Agramante. Creis que en el entretanto aquellos pases se han arruinado? Pobres deducciones del viejo sentido comn! Eso era bueno antes de la guerra de los Estados Unidos. Vosotros sabis en qu poca se introdujeron en la aduana de Inglaterra las primeras siete pacas del algodn con que hoi vestis al mundo. Pues bien: en menos tiempo la Repblica Arjentina se ha hecho el primer productor en peleteras i el segundo en lanas. Chile en cobre i plata tiene el primer rango, i su carbn de piedra abastece al Pacfico. Sin el salitre del Per i sin el huano, menos caonazos se dispararan i menos frtil seria la tierra en Europa. La quinina es esclusiva produccin do Bolivia, como el ail i la cochinilla hacen la riqueza de Centro Amrica; participando de todas estas producciones en menor o mayor escala el Ecuador i Colombia, sin escluir el cafe i el azcar que enriquece al Brazil. Todas estas grandes i aun dilatables industrias han nacido i se han desarrollado al calor de la Revolucin; pues que la Espaa ignor que de tales productos fuese capaz la Amrica. No hai Estado que no est haciendo ferrocarriles o no los posea de hace tiempo; i cuando la prensa anuncia el proyecto de un Cdigo civil de Nueva York, es cuando en unas secciones sud-americanas de diez aos a esta parte, en otras de cinco, todas tienen en ejercicio Cdigos de Comercio, civil, criminal, &a., &a, Todava creo que hemos de combatir en Amrica por establecer vuestro sistema de Educacin Comn. Combatiremos; i quedar fundado! Mas os invito a que echis una mirada sobre la situacin actual de la Amrica del Sud, que arde en la guerra, casi de uno al otro estremo i veris, como es inocente ella de la mitad de sus desgranas. Qu es lo que veis en efecto! La isla de Santo Domingo ocupada por la Espaa, que crey que el pueblo le pedia a gritos reanudar la rota cadena de la colonizacin; i despus de tres aos le guerra con ese mismo pueblo la Espaa misma
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confesando que se haba engaado al creer que tales aclamaciones habia oido. No oyen las beatas decir a las campanas, lo que ellos quieren oir? En la Revue des Deux Mondes de 1801 se encuentra esplicado como la Espaa hizo ella misma llamarse, por el tratado de 1856, i cmo acudi presurosa a su propio llamado. Mjico tambin pidi a gritos un Emperador para asegurarle a la iglesia sus bienes. Esta es la verdad oficial, la verdad verosmil, la verdad, pero no toda la verdad, como decia Lincoln. Toda la verdad es que hace tiempo se proclam en Europa la era de los Csares, la negacin de los principios polticos que son la base del gobierno de los Estados Unidos, sustituyndoles para el arreglo de las naciones, el clculo de la parbola que describe la bala del canon. Qu culpa tiene Mjico de que estas u otras teoras polticas se ensayen en Europa, donde tantas se han ensayado sin xito, i de que la guerra de los Estados Unidos, abriese el camino de ponerle a sus puertas, como tropezadero la teora imperial? Mjico tan desestimado, tan incapaz de gobierno, tan desmoralizado como se le cree, no sucumbi en Puebla, como liorna en Farsalia; i fatigando a sus detractores, i a sus vencedores, empieza a interesar al mundo por su valor, su constancia en la desgracia i su amor a las instituciones republicanas. Acaso si viviera Talleyrand, diria al segundo lo que en vano dijo al primero: S. M. no oir el ltimo caonazo de una guerra con los que pelearon ochocientos aos con los moros. La Amrica del Sud consum su Independencia con derrotas, hasta que de la confusin salieron los Grant i los Sherman, los Bolvar i los San Martin, que acaban en una campaa, cuatro aos de combate. Si el dicho de Pablo Jones, "recien comienzo a pelear", cuando hundindose su nave le intimaban rendicin, es norte-americano, la Amrica del Sud fue un colosal Pablo Johnes que dijo lo mismo desde el Rio de la Plata i Concepcin hasta Centro America i Mjico. El Coronel Pringles, mi compatriota, estrechado contra el mar por los espaoles, se meti al mar con su destacamento de caballera i continu peleando entre las olas sin rendirse. Los enemigos respetaron aquel heroismo, i le abrieron paso, escoltndolo hasta su ejrcito. En el Per se presenta una cosa como ajente diplomtico espaol, reclamando celebrar un tratado de independencia, i sin aguardar respuesta, una Comisin cientfica espaola declar anexadas al Museo de Madrid las islas huaneras de Chinchas. La Amrica se indigna de la reivindicacin; la prensa de Chile se rie un poco de la gracia, la Reina desaprueba la reivindicacin, pero retiene lo reivindicado. El Gobierno del Per quiere prescindir del agravio, i el pueblo se subleva i tenis ya la guerra civil. La Espaa refuerza sus escuadras, no satisfecha con tres millones que su ajente haba pedido por tratar; i arma querella a Chile, porque le salude la bandera, como iria uno de nosotros a Inglaterra a exijirle en su casa a un lord ingles, que a fuer de bien criado nos quite el sombrero, i castigarlo, si no sabe lo que le pasa, cuando tal demanda oye. I aunque la Espaa se equivoc en Santo Domirgo, i desaprob sus ajentes en el Per, i sus ministros en Chile, como en Mjico puede haberse equivocado S. M. el Emperador, que todos estamos sujetos a error, esto no quitar que a la Amrica se le eche en cara siempre que ella les enturbie el
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agua, como el cordero al lobo; i si protesta que aun no habia nacido en la poca del agravio, le replican que habr sido su PRIMO AMERICANO, que para el objeto es lo mismo. Otra guerra abraza medio continente americano, la guerra del Paraguay con el Brasil, la Repblica Arjentina i el Uruguay. Aqu en Providence, en la Biblioteca de Mr. Carter Brown, encontrareis cuatrocientos volmenes escritos sobre esa guerra que comienza por una bula del papa Alejandro VI. Yo os dar un apndice a esos libros. Recordareis que en Massachusetts los Puritanos pusieron en prctica las leyes de Moiss. En el Paraguay los Jesuitas se propusieron ensayar teoras de gobierno que se deducen de las Epstolas de San Pablo, i la tradicin de los primitivos tiempos de la iglesia. Instituyeron un gobierno paternal, teocrtico, con la abnegacin del individuo, la obediencia pasiva per inde ad cadaver, como la de su instituto; la Comunidad de bienes; la pobreza del individuo i la riqueza del Estado, como es su instituto. Ensayaron in corpore vile, en indios reducidos: i march bien, mientras hubo un padre jesuta que tocase la campana para salir al trabajo, para comer, para rezar, para hacer el ejercicio, apagar el fuego a la hora de queda, alegrarse pblicamente al repique de las campanas, o entristecerse en masa cuando tocaban plaideramente a muerto. Tan bien iba el ensayo, i tanto prosperaban (no los indios gobernados paternalmente, sino los padres gobernantes,) que los Reyes Catlicos, a quienes los indios de las Misiones del Paraguay no reconocan por su Rei, sino por medio de los Misioneros, a una misma hora de la noche, en toda la estension de la Amrica, espulsaron a los Jesutas. Despus del xodo, vironse las consecuencias del gobierno paternal. Faltaron los padres, falt la reina en cien colmenas de abejas, i la confusin se hizo por todas partes. Las abejas bpedos enseadas a moverse por voluntad ajena, se desbandaron por los bosques, echando menos el alma que les daba vida i pensaba por ellos. La revolucin sobrevino, i un discpulo poltico de los Jesutas, mont el gobierno sobre la base de la obediencia pasiva, del hombre abeja, i administr pacficamente el estado guaran medio siglo. Sucedile en el gobierno el primero que acert a pasar, cuando el tirano se hubo muerto, i este dej a su hijo por testamento el Gobierno solo hace dos o tres aos. Aqu tenis una Repblica que en cincuenta i cuatro aos ha tenido dos Dictadores solo. Pocas son las monarquas del mundo que han tenido tan largos; reinados. Desde los tiempos de los Jesutas, el Gobierno hace por su cuenta el comercio estranjero: l vende el tabaco, la yerba mate, las maderas de los bosques. El ciudadano de aquella ejemplar repblica tiene el derecho de trabajar; i el de vender al gobierno al precio que la lei le asigna. Ponindose en contacto con el mundo esterior el tercero de los Dictadores, proveyse de armas, vapores, maquinistas, injenieros i capitanes en Inglaterra, i un da con sorpresa de todo el Paraguay encerrado en s mismo medio siglo, estrao a la guerra de la Independencia en que no tom parte, invade a Matogroso de un lado, a Corrientes del otro, sin dar de ello aviso; al Brasil o a la Repblica Arjentina agredidos, sino despus de consumada la agresin. He aqu, pues, corriendo la sangre hoi, porque ahora dos siglos, unos buenos sacerdotes creyeron haber inventado un gobierno adecuado a la
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situacin de sus nefitos salvajes, i ad majorem gloriam Dei. Pero cualquiera que el xito de esa guerra sea, i ya parece no ser dudoso, el Paraguay quedar abierto al comercio i civilizacion del mundo, i los ricos dones de la zona trrida descendern por aquellos rios majestuosos a reunirse en las bocas del Plata, con los que traen los productos de climas templados; i aun quiz se realize la idea de canalizar el terreno que divide el Araguay, afluente del Plata, con el Maderas, un afluente del Amazonas, que est por la naturaleza ligado al Orinoco, presentando as al mundo atnito, el ltimo de los mundos en reserva para el desarrollo de la humanidad, con una navegacin fluvial de mil doscientos rios tributarios, atravesando el valle del Amazonas, que es l solo un mundo, i descargando sus aguas en el mar Caribe al Norte, o en el Rio de la Plata al Sud, o en el Amazonas al Este. Sin eso vuestras empresas en el Rio de la Plata, vuestra iniciativa en el Paraguay, para volver de los mundos fantsticos del porvenir a las realidades prcticas de la vida, tomaran nuevo incremento, i el canon que ahora truena en las soledades del Paraguay, los ejrcitos que penetran en las villas i misiones rodeadas hasta donde la vista alcanza de espesos naranjales, sern los Precursores de la Industria Americana, para quitar las esclusas i cataracts que impedan el paso a vuestros vapores de rio, hasta el centro de la Amrica, donde el algodn crece espontneamente en su patria nativa, donde el hierro tie de rojo el suelo sobre el que se mecen palmas i dtiles, que solo comen los huacamayos de colores ardientes. Terminar esta larga esposicion, sealando una influencia norteamericana que falta, ya que os he mostrado las benficas i las perversas que nos trabajan. No solo de pan vive el hombre; i la Nueva Inglaterra est ah para acreditarlo en honra de la especie humana, i en cumplimiento del precepto. Ya os he mostrado como el espritu de Horacio Mann coloniza la Amrica del Sud, levantando escuelas suntuosas donde quiera que son conocidas sus doctrinas. Esta accin moral debe ser continuada, dilatada, fortificada. Filantropa os sobra, despus de haberla derramado en torno vuestro, i acudido con blsamo a todas las heridas. Las Sociedades Bblicas espenden anualmente milln i medio de pesos en llevar la luz del Cristianismo a los mas distantes puntos del globo. Pero la Amrica del Sud no participa de esos dones, ni los aceptara en esa forma. No es iniciarla en las tradiciones escritas lo que necesita, sino en el espritu prctico del cristianismo. Se que habis fundado en Providence una Escuela Normal para preparar maestras que lleven al Sur i distribuyan el pan de la moral a los libertos por el cultivo de la intelijencia. El Gobernador Andrew ha mandado ya 600 maestras al territorio do Washington para prepararlo a llevar la toga de Estado. Esta es la ltima forma de la propagacin de los principios del Evanjelio, unidos con la libertad, i el trabajo libre. Esto es lo que la Amrica del Sud necesita i aceptara. En las Escuelas que he visitado se ensea francs en unas, alemn en otras, en ninguna espaol. Se preparan vuestros maestros a ir a Francia a ensear las artes de la libertad americana? I el espaol es sin embargo la clave de la Amrica del Sud. Vuestros grandes historiadores le deben su fama: vuestros navegantes, injenieros, constructores lo necesitan cada vez que a uno i otro lado del cabo de Hornos desde California, hasta la Habana tocan costa sus naves, o penetran en el interior de la tierra.
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Cuando las sociedades miraban para atrs al avanzar, los griegos aprendan el ejipcio: los romanos el griego, los brbaros el latin. Temian estraviarse. Ahora que el pueblo est en posesin de s mismo son los idiomas del porvenir los que deben aprenderse; i el ingles es el idioma del mundo ocenico, como el espaol es la lengua que va a desarrollarse a continuacin del ingles en la Amrica del Sud. Es el castellano el idioma que el pueblo norte-americano: tiene delante de s, como un hilo conductor, i debiera hacerse el i idioma enseado en las Escuelas, donde un idioma a mas del ingles se ensea. Vuestras maestras de Escuelas abrirn colejios en veinte Estados sud-americanos, en doscientas capitales de Provincia, en mil villas i ciudades, i con provecho propio, prepararan el terreno al arado, al cultivador, a las mquinas de segar, de trillar i a los seis mil seiscientos privilejios de invencin que ha acordado este ao la Oficina de Patentes, i que en la Amrica del Sud no se difunden porque no est preparada la intelijencia del pueblo para manejarlas. Esta es la nica conquista digna de un pueblo libre; esta es la doctrina Monroe en accin; este, el rol iniciador de Rhode Island, en el Rio de la Plata; este mi ttulo para sentarme en la Sociedad Histrica, que me ha honrado con nombrarme miembro suyo.

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CORRESPONDENCIA. Ministerio de Justicia Culto e Instruccin Pblica. BUENOS AIRES, Enero 11, 1866.

SEOR MINISTRO : He recibido la nota de V. E. fecha 29 de Noviembre ltimo, en que participa haberse suscrito por diez ejemplares a la reimpresin de las obras de Horacio Mann, para ser distribuidas en las Provincias Argentinas, i hace presente al mismo tiempo la conveniencia de que un manual de Agricultura publicado por el Departamento de Agricultura de Massachusetts fuese traducido e impreso, a fin de que se adoptara como texto de enseanza en la Repblica. El Gobierno comprende, como V. E., no dir la utilidad, sino la necesidad de difundir con profusin entre nosotros los preciosos libros que indica V. E., como tantos otros; i en ninguna parte mejor que en esa gran Repblica pueden adquirirse para la enseanza popular i la difusin de las sanas doctrinas con respecto a nuestro sistema de Gobierno i a la verdadera democracia. Con este objeto pidi al Congreso la asignacin de una partida de $15,000 que le fu votada liberalmente, i que espera que en el curso de este ao podr poner a disposicin de V. E. Pero sabe V. E. las crticas circunstancias por que pasa la Repblica, i se persuadir sin mucho esfuerzo de que no es posible que el Tesoro de la Nacion pueda atender en estos momentos a otros objetos, por sagrados que sean, que al de vindicar el honor nacional ofendido, que es el mas sagrado de todos. No obstante esto, esperando mejor oportunidad, el Gobierno pone a disposicin de V. E. la cantidad de mil pesos fuertes ($1,000) que sern remitidos en una letra por el prximo Paquete, i que destinar V. E. a cubrir la suscripcin de que ha dado cuenta, i a la adquisicin de aquellas obras cuya difusin considerase mas til, con la notoria competencia que sus trabajos i su zelo le han conquistado en materias de instruccin pblica. El Gobierno ha aceptado gustoso la indicacin que hace V. E. con respecto a las obras de los Sors. Burmeister y Bravard que remitir a V. E. en primera oportunidad. Acepte V. E. la seguridad de mi mas distinguida consideracin i aprecio. EDUARDO COSTA.
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A S. E. el Sor. Domingo F. Sarmiento, Enviado Extraord. i Ministro Plenipotenciario de la Repblica Argentina en los Estados Unidos de Norte Amrica.
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----------------------------Ministerio de Justicia Culto e Instruccin Pblica. BUENOS AIRES, Enero 11, 1866. SEOR MINISTRO: Se ha recibido en este Ministerio la nota del V. E. de Octubre 17 ltimo, en que haciendo presente la escasea de conocimientos que en esa Repblica se tiene acerca del mvimiento administrativo y literario de nuestro pas, indica la conveniencia de remitir algunas colecciones de nuestras producciones literarias mas acreditadas, a fin de ser distribuidas entre las principales bibliotecas i literatos de mas nota. Tengo la satisfaccin de decir a V. E. en respuesta que, encontrando S. E. el Sor. Vice-Presidente de la Repblica encargado i P. E. N. oportuna su indicacin, ha ordenado se formen por uno de nuestros mas distinguidos literatos, seis colecciones de las mas notables producciones nacionales, que sern remitidas a V. E. en primera oportunidad para ser distribuidas como lo estime mas conveniente. Acepte V. E. la seguridad de mi distinguida consideracin. EDUARDO COSTA. A S. E. el Sor. D. Domingo F. Parmiento, Enviado Extraord. i Ministro Plenipotenciaro de la Repblica Argentina en los Estados Unidos de Norte Amrica. ------------------------Ministerio do Justicia Culto e Instruccin Pblica. BUENOS AIRES, Enero 11, 1806 SEOR MINISTRO: He recibido la nota de V. E. de 16 de Octubre ltimo, con las dos comunicaciones adjuntas referentes al establecimiento de un Observatorio Astronmico en la Provincia Crdova. Al contestar a Mr. Gould, promotor de tan til pensamiento, ha dicho V. E. que es su parecer que para facilitar su ejecucin el Gobierno de la Repblica estar dispuesto a admitir libre de derechos los instrumentos i accesorios del Observatorio, a hacer el gasto de construccin de edificios i oficinas, i finalmente a obtener del Congreso autorizacin para adquirir los instrumentos i continuar el Observatorio como institucin Nacional. Al mismo tiempo agrega: V. E. que espera que el Gobierno lo autorizar para confirmar lo que a su nombre anticipa. Mu poco inters en el progreso de las ciencias acreditara el Gobierno de la Repblica si no simpatizara
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vivamente con la creacin en su territorio de un establecimiento semejante, i no impidiere que el capital empleado en tanto til objeto fuese disminuido por contribuciones fiscales. As mismo se har I un deber de recabar del Congreso la autorizacin para continuar el Observatorio como institucin Nacional, que no duda la prestar gustoso. Solo teme que el compromiso que contrajera confirmando el ofrecimiento de V. E. con respecto a la construccin del edificio i oficinas para el Observatorio, viniera a imponer un gravamen demasiado fuerte al Erario pblico, sobre el que, como sabe V: E., tan inmensas atenciones pesan en este momento. En vista de esto tengo encargo de decir a V. E., que el Presidente de la Repblica aprueba la declaracin que ha hecho V. E. al Sor. Gould, i que al mismo tiempo espera que V. E. instruir a dicho Seor de las circunstancias por que atraviesa la Repblica, a fin de que pueda apreciar el concurso que con la mejor voluntad el Gobierno est en posicin de ofrecer a su importante empresa. Reitero a V. E. la expresin de mi mas distinguida consideracion. EDUARDO COSTA. A S. E. el Sor. D. Domingo F. Sarmiento, Enviado Extraord. i Ministro Plenipotenciaro de la Repblica Argentina en los Estados Unidos de Norte Amrica.

FIN.

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