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La Ruralidad Chilena Actual. Aproximaciones desde la Antropologa editado por Roberto Hernndez Aracena y Luis Pezo Orellana. Colibris, Santiago, 2010, pp. 388. Comentado por Debbie Guerra Maldonado1
educacional. Los/as habitantes rurales, desde su perspectiva, son un peso para el sector pblico y su continuidad en los territorios es una prolongacin de su pobreza. Qu hacer?, se pregunta Fischer (2010). Plantea que las polticas rurales debieran estimular el xodo hacia las ciudades, donde finalmente los empobrecidos habitantes rurales puedan encontrar la esquiva modernidad. Es en la ciudad donde podrn acceder a niveles de vida y educacin aceptables. Lo que en consecuencia se requiere es transformar los subsidios rurales en subsidios a la movilidad. El argumento de Fischer (2010) importa consecuencias polticas no menores como, por ejemplo, que las polticas de tierras en el mundo indgena sean consideradas como errneas: Lo que se necesita es facilitar la transicin a las ciudades y no entregar tierras que los mantengan en la pobreza porque son bienes que no se pueden vender (Fischer 2010:21). El libro La Ruralidad Chilena Actual. Aproximaciones desde la Antropologa, una coleccin de artculos editados por Hernndez y Pezo (2010) invita a matizar los planteamientos de Fischer, los que, en resumen, representan, por una parte, una afirmacin tcita de una cierta forma de concebir lo rural, y, por la otra, una ceguera absoluta acerca de las especificidades de la ruralidad en nuestro pas. El libro convoca, en este sentido, a ver lo que la poltica propuesta prefiere no ver: el mundo rural en su especificidad histrica, en su diversidad y en su posible protagonismo. La otra mirada, que es la mirada del libro, prefiero presentarla en relacin con tres ejes de reflexin que surgen de la lectura de los trece artculos y la presentacin que contienen las 388 pginas de la obra. Estos ejes son los de la subordinacin de lo rural, su pluralidad, y la definicin de su significado. Subordinacin Excluyente y el Verticalismo en la Relacin con lo Urbano Autores como Hernn Salas y Juan Carlos Rodrguez (en Hernndez y Pezo 2010:45-78) invitan a revisar estas decisiones de orientacin racional de mximo resultado y de mxima eficacia que estn implicadas en el artculo de Fischer (2010). Los autores sugieren que existe una expansin del nuevo dominio de la accin racional, donde el espacio se plantea como un campo de accin instrumental especfico, articulando de modo significativo el planeamiento de la ocupacin humana. Una mirada
Lo que ocurre a la antropologa rural es lo que, desde cierta perspectiva, suele pasar con la ruralidad: se homogeneiza y se invisibiliza. El sujeto rural desaparece. Esta desaparicin no es inocente y representa opciones polticas declaradas, ante las cuales la antropologa rural debiera pronunciarse. Para ilustrar este argumento voy a citar una opinin publicada en el Diario La Segunda del da 19 de octubre de 2010 sobre las polticas rurales, de Ronald Fischer, Profesor Titular de la Universidad de Chile, del Centro de Economa Aplicada del Departamento de Ingeniera Industrial, que, en parte, representa lo que pueden ser las orientaciones generales actuales del Estado chileno. Fischer se pregunta: Por qu debemos subsidiar a los pobladores rurales para que sigan viviendo en esos parajes? Su reflexin parte de la base segn la cual la mayor parte de los/as habitantes rurales se dedican, desde su punto de vista, a una agricultura ineficiente, lo que les mantiene en condiciones de pobreza y de precariedad
Instituto Salud Sexual y Reproductiva y Centro de Estudios Ambientales y Desarrollo Humano Sostenible. Universidad Austral de Chile, Valdivia, Chile. [email protected]
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como esta prescinde de la consideracin del territorio como socialmente constituido y con ello renuncian a dos aspectos que son centrales: el territorio como espacio social apropiado y como espacio valorado. El espacio es donde se desarrolla la identidad y se ejerce la pertenencia de los sujetos, dentro de un contexto que diferencia las formas de apropiacin y valorizacin de cada grupo, de acuerdo con lo que el grupo y su cultura son: el territorio se define dentro de las estrategias patrimoniales de ste (Salas y Rodrguez en Hernndez y Pezo 2010:69). La lectura invita a recuperar no slo la particularidad de las distintas escenas rurales, sino que tambin a aventurarse en el protagonismo siempre postergado de sus sujetos y a embarcarse en un imaginario que les permita permear las relaciones con el Estado y con el medio extralocal. Pluralidad de los Mundos Rurales, Identidad y Sujeto En la mirada oficial prima el esencialismo inspirado por el congelamiento metonmico a travs del que se hace desaparecer la presencia del sujeto (Clifford 1999 [1997]). En la lectura oficial se congela e invisibiliza, por ejemplo, la importancia de la participacin econmica de las mujeres, acentundose el sesgo patriarcal de la sociedad chilena. Se ignora, en ese enfoque, el control de las mujeres sobre los procesos de produccin y participacin, plantean Andrea Chamorro, Juan Pablo Donoso y Rafael Contreras (en Hernndez y Pezo 2010), a lo que se podra agregar su contribucin a la conservacin de la biodiversidad por la va del manejo de las semillas. En Ro Hurtado, sugieren la autora y los autores recin citados, las instituciones pblicas no reconocen a las mujeres como sujetos de proyectos productivos, de modo que el modelo de desarrollo impulsado desde el Estado las excluye, negando su participacin efectiva en la economa local. La contribucin de Sergio Gonzlez (en Hernndez y Pezo 2010:111-134) abre un espacio importante para el ejercicio de la ciudadana desde lo rural, rescatando de paso la posibilidad de entender lo rural como un estilo de vida abierto donde no se renuncia a la superposicin de los contenidos urbano-rurales y que, por lo tanto, no est definido por lo puramente negativo o residual. En la compleja relacin entre la identidad y la ciudadana, leda en un artculo del autor, se abre la posibilidad de, al modo que lo plantea Anzalda (1999), vivir en la frontera (borderlands). Este espacio de protagonismo y ciudadana permite a Yanko Gonzlez (en Pezo y Hernndez 2010:201-232) y a Luis Pezo Orellana (en Pezo y Hernndez 2010:179200) romper con el adultocentrismo de la antropologa y del proyecto nacional urbano al considerar a las y los jvenes rurales como sujetos, analizando sus dislocaciones y resignificaciones, con metodologas participativas. A su
vez, Andrs Donoso (en Hernndez y Pezo 2010:277-290) fija su atencin en el papel efectivo de las organizaciones en los procesos de toma de decisin y advierte el debilitamiento de la sociedad civil. La riqueza de cada organizacin no se logra verter en perspectivas propias que las inviten como proponedoras y, por qu no, como implementadoras de polticas de desarrollo ajustadas a su dinmica y especificidad. Sin embargo, la obra en comento plantea precaucin respecto de las formas en cmo se canaliza la participacin de los sectores rurales en las polticas pblicas. La paradoja es que la participacin implica su propia negacin. As se desprende de la lectura del texto de Marcelo Gonzlez (en Hernndez y Pezo 2010: 253-276), cuando se necesitan representantes, pero no se admite la representacin. Es la necesidad de representantes que plantea la legislacin chilena lo que condiciona, en el mundo indgena, la generacin de tales representaciones, con lo que, junto con tensionar las relaciones locales, se impide permear desde lo rural-indgena la poltica pblica. Se trata de polticas que buscan crear dirigentes para administrar el imaginario pblico. Los Significados de la Ruralidad Para Fischer (2011) la ruralidad, en lo social, tiene una connotacin puramente negativa, y en lo econmico, tiene un sentido puramente extractivo. Pero qu se entiende por ruralidad? Qu se quiere con ella y sus habitantes? Gonzalo Daz Crovetto (en Hernndez y Pezo 2010:79-110) invita a historizar los conceptos generados acerca de la ruralidad y con ello concretar o especificar los procesos en su complejidad. Qu es lo que vale del medio rural? El suelo explotable, el material extrable, las especies depredables? O bien es el paisaje, el valor ecolgico, el sentido identitario o patrimonial? Lo rural, as visto, no es puramente residual y la especificacin de la condicin rural resulta urgente frente a la pura negatividad y subordinacin con que, desde la postura oficial, se lo planea con su consiguiente destruccin. Roberto Hernndez y Carlos Thomas (en Hernndez y Pezo 2010:135-178) plantean un modelo ecolgico cultural para la educacin rural, que permita avanzar en su especificacin, integrando la dimensin ambiental para fomentar frmulas cooperativas que rescaten valores comunitarios como la solidaridad y la cooperacin y fortalezcan los sistemas sociales locales, protegiendo adems los bienes patrimoniales. La educacin rural implica recuperar la complejidad local para ponerla al servicio de estos propsitos. En suma, podra concluirse, de acuerdo con lo planteado por Vanessa Rojas, que en trminos de sus significados lo rural sigue siendo configurado a partir de los ojos citadinos, provocando una relacin unilateral entre el campo y la ciudad, primando ante todo la construccin de significados desde la perspectiva urbana (en Hernndez y Pezo 2010:235).
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Ello se traduce en lo que, desde la perspectiva de Hernndez y Pezo (2010:16), se describe como el proceso de conformacin de la llamada nueva ruralidad signada por la imposicin de un modelo de desarrollo hacia fuera, a pesar de las resistencias de varios sectores excluidos de este proceso. Esta imposicin queda de manifiesto en la situacin actual de la economa caprina tradicional, cuya obstinada insistencia en formas tradicionales de produccin la ha convertido en objeto de una intervencin pblica consistente con la lectura oficial propuesta por Fischer (2011) orientada ms a su extincin que a su desarrollo, como se desprende de la lectura de Stdemanm (en Hernndez y Pezo 2010:325-366). Lo rural, en contraposicin a la versin oficial que inspira a la poltica pblica, reclama ser visto en su complejidad e interseccin con el mundo urbano y global. Se trata de soluciones heterogneas, generadas por actores diversos y diversas, que dan cuenta de modos de habitar el territorio a travs de los que se preserva una buena parte de la naturaleza y los patrimonios. Estos modos reclaman visibilidad no slo para su mera reproduccin, sino para hacerse presente mediante una representacin efectiva en los procesos de toma de decisin que les afectan directamente, como se sugiere en este libro. Esta constatacin impone el desafo al quehacer de la antropologa rural de reducir la fragmentacin y dispersin del quehacer acadmico y profesional, a fin de realizar aportes significativos que favorezcan concretamente a las diversas poblaciones rurales (Hernndez y Pezo 2010:36-37). Terminar sealando que este libro marca varios hitos importantes para la antropologa chilena: es el primer libro
patrocinado por el Colegio de Antroplogos de Chile A.G. Su factura cuidadosa y extensa demuestra la dedicacin y entrega de sus editores, Roberto Hernndez Aracena y Luis Pezo Orellana. El libro representa, adems, uno de los pocos compendios de antropologa chilena cuya prolijidad y exhaustividad lo convierten en un referente obligado para estudiantes, investigadores/as, investigados/as y la comunidad en general. El volumen de la produccin compilada por el libro habla de la vigencia de una reflexin importante, que permite sugerir que la antropologa rural, lejos de de ser un tema agotado, es, como sealaba el lema del VII Congreso Chileno de Antropologa (2010), una apertura a nuevos desafos en la disciplina. Las tareas planteadas por la propia obra a travs de las reflexiones de sus editores invitan a identificar elementos diferenciadores del mundo rural, a fortalecer el desarrollo terico en sus procesos de cambio y avanzar en los niveles de consolidacin disciplinaria. Algunas preguntas siguen rondando: los temas de la exclusin, las relaciones de gnero e intergeneracionales, las migraciones estacionales y la naturaleza de la interfaz urbano-rural (incluyendo el impacto de lo global, el turismo y los nuevos estilos de unidades asociadas a la produccin orgnica), son materias que convocarn por mucho tiempo a este destacado grupo de investigadores e investigadoras que representan prcticamente a todas las generaciones de la antropologa chilena. Celebramos el nacimiento de este libro no slo porque nos rene como comunidad antropolgica, sino tambin porque es un testimonio profundo de la existencia de un sector de la sociedad que Chile pareciera preferir ignorar.
Referencias Citadas
Anzalda, G. 1999. Borderlands/La Frontera. The New Mestiza. Aunt Lute Books, San Francisco. Clifford, J. 1999 [1997]. Itinerarios Transculturales. Traducido por Mireya Reilly de Fayard. Gedisa, Barcelona. Fischer, R. 2010. Opinin: Polticas Rurales. Diario La Segunda (19 octubre 2010: 21). Hernndez, R. y L. Pezo (eds.) 2010. La Ruralidad Chilena Actual. Aproximaciones desde la Antropologa. Colibrs, Santiago.