Cuerpo Mistico
Cuerpo Mistico
Cuerpo Mistico
JULIO 2012
El Amor del Padre, la voz del Espritu Santo, el dilogo constante con Jess y la mirada atenta de Mara proyectan nuestras vidas y nos urgen a aplicarlas ntegramente sobre el Cristo crucificado de hoy o Cuerpo Mstico de Cristo (CFMVD 75). El recuerdo del Jess histrico y la imagen del crucifijo con su pasin y muerte, nos remiten inevitablemente al Crucifijo doliente de hoy; es el Cristo vivo, crucificado en carne y sangre actual, en su pasin y muerte, repetida a diario, sufriendo, agonizando y muriendo en multitud de hermanos (EFMVD 247). Vivirn el voto de obediencia para hacer solamente el querer del Padre, para ser miembros vivos y vivificantes del Cuerpo Mstico de Cristo (BI 65). La ntima unin del apstol con Cristo har que se sienta vitalmente ligado con todos sus hermanos [] En el seno de la iglesia y obediente a la misma, sentir con ella el latido fraterno, sano y enfermo, de toda la humanidad sin excepcin ni discriminacin alguna; con Cristo y como l, dar la vida por la Iglesia y por la fe de nuestros hermanos en todo el mundo (CFMVD 51).
Introduccin: Entramos hoy en el tema de Oracin del mes de Julio con la Fuente de Espiritualidad: Cuerpo Mstico de Cristo. Sabemos que en Cristo Jess, podemos hablar de Cuerpo Fsico, como el nuestro, cuerpo Eucarstico, como veamos en el tema anterior de Jess Eucarista. Cuerpo glorioso o Resucitado. Cuerpo Mstico Recordemos que la palabra mstico/a, a veces nos juega malas pasadas cuando la equiparamos con otras: idealismo, no tocar con los pies en el suelo, alguien que se eleva. Sin embargo, Cuerpo Mstico no significa algo contrapuesto a cuerpo real, sino al contrario, algo que nos desborda, por nuestra condicin de criaturas finitas, ante el Misterio de Dios infinito, en todo el Universo creado. Lo ms est por descubrir, dir S. Juan de la Cruz, nada sospechoso de mstico loco en su probada experiencia de vida fraterna. Pablo seala: Todo es sombra de lo venidero, pero la realidad es el Cuerpo de Cristo (Col 2,17). Podramos decir: el SER, la Realidad, slo es Dios, slo l es el que ES y de l dimana todo ser creado. Es decir que por Cristo, con l y en l, pasamos de la nada al SER, a la REALIDAD FONTAL de DIOS UNO Y TRINO, en quien nos movemos existimos y somos (Cf. Hch 17,28). Somos miembros en/del Cuerpo Mstico, cuya cabeza es Cristo. Hay una afirmacin similar del Concilio Vaticano II: Somos-hijos-en-el HIJO. Fuera de Dios, nada Nos puede ayudar en la visin de Cuerpo Mstico, un canto de nuestro hermano Dara: Yo, el Seor de cielo y tierra he escuchado el clamor de mi pueblo. / Y yo el dador de la vida a los hombres, conozco sus sufrimientos. / Yo, el Creador de todo cuanto existe sufro el dolor de mi gente. Yo soy su Luz, soy su Pan, su Pastor, puedo devolverles la vida. / A quin enviar, quin ir, quin les dir? Heme aqu, he escuchado tu llamada en la noche, heme aqu toma mi vida en tus manos para todos, heme aqu, de tu Palabra ser voz, para tu gente ser luz, haz de mi vida lo que quieras Abre los ojos a rostros sombros que vagan sin esperanza y alza la vista, quin parar de una vez esos ros de muerte? Ah se recogen los elementos esenciales de esa Verdad de Fe: Dios, nica fuente de Amor y de Vida, nos revela nuestra identidad profunda y nos invita, por tanto, al amor, a la unidad, a la comunin de todos los miembros, en la diversidad, y la necesidad de unos para con otros. Y sobre todo la responsabilidad, respuesta afectiva y efectiva, como miembros del NICO CUERPO DE CRISTO. A nivel humano, con los miembros de nuestro cuerpo, as funcionamos o no funcionamos. Hieres el pie y te habla la boca (S. Agustn). Y lo mismo experimentamos al contemplar la comunin y comunicacin de cuerpo y espritu, en nuestra persona (Cf. Ro 12,12).
I.
Hoy vamos a meditar, brevemente, esta verdad, despus de haber visto y haber hablado constantemente con cada una de las Personas divinas y con la Virgen En Col 2,17, hablando del Pueblo de Dios, de la Iglesia, del Reino de Dios, dice: Todo es sombra de lo venidero; pero la realidad es el Cuerpo de Cristo (FamD pg 525). "La razn ms alta de la dignidad humana consiste en la vocacin del hombre a la unin con Dios". As lo leemos en el prlogo del Catecismo de la Iglesia Catlica. La unin con Dios es la razn ms alta de la dignidad humana; es lo ms grande y lo ms digno. Si te crees esto, actuars, pero si no lo crees, no actuars. Luego, es muy importante comprender que en el apostolado se trata de una Vida inmortal, de la Vida inmortal de muchsimos a quienes t debes de tener presentes. Se trata del bien y felicidad de multitudes o del mal y la desgracia de muchos ya en este mundo. Yo lo comprend en mi primer encuentro con Cristo, que fue con Cristo crucificado, llagado y herido, tal como suele estar un Cristo crucificado, como leproso. Ante l, digo: "Si as me has dado la vida, quisiera yo que mi cuerpo quedara como el tuyo". Despus de la conversacin con el Crucificado, me fui ante la Eucarista y, all, entend que me deca: "No podras t prestarme tu voz, tus pies, tus manos, tu todo?" Ante esto me vino una alegra tan grande que le dije: "Y te valdran para Ti?". "No slo es que me valdra tu vida, sino que la necesito con urgencia, ya!". "Toma, tmala". "Dnde?". "Donde la necesites" (FamD 527). Cuntas veces hemos odo esta frase del Concilio Vaticano II (GS 19), en boca de Jaime. Y cuntas veces la hemos orado y predicado, despus de saborear su hondo contenido inagotable. La unin con Dios, en efecto, es lo mximo a que puede aspirar la criatura con su Creador. Y esta unin a nivel de ser nos comunica los beneficios del Ser divino, nos diviniza, participamos de la naturaleza divina ya para siempre. Por eso el deseo ltimo de Jess en su oracin al Padre, aflora con la mxima intensidad: Padre, mi deseo es darles lo mximo, nuestra Vida-Amor, vida eterna, para que puedan amar y desarrollarse en plenitud. Donde reina esa vida es el cielo, el la paz, el bienestar Por el contrario sin ella, el mundo es un campo de batalla mortal, los hogares, las familias, las relaciones Entonces, inmediatamente, ves el valor, la fuerza de tu vida, porque repercute sin parar el golpe de tu fuerte deseo de hacer el querer de Jess, de hacer su Voluntad. El Amor repercute sin parar. Tu vida unida a l, que es la Cabeza del Cuerpo Mstico tiene una inmensa repercusin, llega a todos, se conecta con todos los miembros de Cristo y se difunde a todos el amor que le tienes a l. Esto es el ms rico Internet que pueda existir, pues te conecta con toda la humanidad, te sita en conexin con todos. Mientras t oras delante del Sagrario o delante del Crucifijo y hablas con Mara, tu oracin y tu amor va ms rpido que el Internet y se extiende por todo el mundo. Es una maravilla (FamD 528). Es curiosa la imagen de Inter-net, que estrena y aplica Jaime en este escrito, tan en boga en nuestro contexto histrico de intercomunicacin universal. Destaca tambin la unin de mente y de voluntad con Cristo que nace de esta unin y la disponibilidad total de la vida en sus manos: Nos recuerda la misma actitud de los santos. Teresa de vila: Decid, mi Seor, decid, que a todo dir que s. San Ignacio: Tomad, Seor, y recibid toda mi libertad, mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad, todo mi haber y poseer. Vos me lo disteis, a vos, Seor, lo torno. Todo es vuestro. Disponed de todo a vuestra voluntad. Dadme amor y gracias, que sta me basta. Despus de ver aquello, (Una leprosera en Filipinas con 5000 leprosos) me fui ante el Sagrario y me puse a llorar como un nio: "Perdname, Jess! Yo tengo mucha culpa de eso, porque debiera entregarme ms, debiera darme ms, debiera conseguir que tus hijos abrieran los ojos y la mente y la pusieran al servicio del Amor, de la reconstruccin del hombre". Vea a la Iglesia tan necesitada de reconstruccin que pareca que Jess me dijera como dijo a Francisco de Ass: "Reconstryeme la Iglesia". Francisco no lo entendi y pens que tena que reedificar una pequea iglesia de piedra que estaba en ruinas. Pero Jess le dijo: "No, no te confundas. Lo que tienes que reconstruir es el templo vivo de cada persona donde Yo quiero habitar (FamD 529). Por ah vemos la nueva orientacin que da el Espritu a Jaime. Hay leprosos fsicos porque hay leprosos espirituales. Hay hambre fsica porque hay hambre espiritual. No basta poner calmantes, parches. Se necesita ir a la raz del mal. Supone arrancar la lepra espiritual de los corazones: el pecado personal y el pecado estructural. Es decir, la ausencia del Amor de Dios. Podemos poner parches con cuidados paliativos o podemos
descubrir la vacuna contra la lepra y aplicarla. La vacuna ya est descubierta y aplicada a lo largo de toda la historia de Salvacin: Amor de Dios en los corazones. Amaos unos a otros como Yo os he amado. Pero cmo amarn si no han visto Amor, ni odo Amor, ni tocado Amor de Dios, manifestado en Jess, Palabra viva de Dios, encarnada en los hermanos, en nosotros? Familia Verbum Dei, despierta, est en tus manos mi destino! Nuestro mundo es un cortejo de leprosos ambulantes, por ignorancia ms que por malicia Quin ir, quin les dir?... Entonces, para m es una gran responsabilidad meditar esta verdad del Cuerpo Mstico, expresada en nuestras Constituciones y en nuestros Estatutos: La realidad es el cuerpo de Cristo (Col 2,17). Est tambin expresada en 1Cor 12,12; Ef 4,1-16 y Gl 3,27-28. Esta realidad es la conexin que Dios ha querido, y que Cristo ha pedido, entre todos los hijos del Padre, entre todos los miembros de su Cuerpo conectados vitalmente unos con otros, as como est conectado ya el mundo ahora, a travs de ondas invisibles, pero muy reales. Con slo pulsar un botn se puede activar un aparato a distancia. As tambin, de forma anloga, en la voz, en la Palabra, Dios, quien nos eligi antes de la fundacin del mundo y que nos eligi en Cristo, tena preparada y dispuesta toda esta comunicacin vital, vivencial, entre todos (FamD 530). De dnde viene el que yo entregue a mis hermanos lo que les pertenece, lo que es suyo y que Dios me ha dado para que yo lo repartiera? No depende de mi humor ni de mi estado ni de mi tiempo. No, no. El tiempo es Vida, es eternidad. Y por eso todo cambia si se mira a la luz de la fe. Por eso nos interesa profundizar en ese tema del Cuerpo Mstico de Cristo, que en los Estatutos lo tenemos resumido (FamD 531). En nuestros Estatutos, en el inicio del tema del Cuerpo Mstico dice: "El amor del Padre, la voz del Espritu
Santo, el dilogo constante con Jess y la mirada penetrante de Mara, proyectan nuestras vidas y nos fuerzan a aplicarlas ntegramente sobre el Cuerpo Mstico de Cristo" (N 246).
Por esto, la oracin es estar a la escucha de la Trinidad que te proyecta hacia todos los hombres dicindote: Todos son mis hijos. Tu vida es para todos ellos. Entrega tu vida, tu tiempo. Entrgate sin reservarte nada. El tiempo es cielo, el tiempo es eternidad. Predica sin parar, pues el Reino es para todos ya que todos tenemos el mismo derecho y el mismo deber. No es ningn timbre de gloria el predicar, dice Pablo en 1Cor 9,16, sino que es un deber que me incumbe. Y ay! de m si no predicara el evangelio. Ay de m!, porque aqu est la Vida. Da la vida! Yo debo darla. Te queda algn tiempo para ti? Exprime al mximo el tiempo! A m lo que ms me encanta es acabar el da cansado, muy cansado. Tener que ir a descansar agotado. Antes de acostarme, le digo a Mara: "Mam, voy a descansar. Pero no te preocupes, vuelvo prontito, porque me esperan tus hijos". Para m, la misin es una labor de quirfano constante, con delicadeza, con corazn limpio, disponible, a punto! Y cunto me alegro que hayis sido elegidos, vosotros! Pero, es un deber mo, vuestro y de todos, ayudarnos. Oye!, que t, en tus manos, tienes la Palabra de Dios, que es la espada, el bistur del Espritu, como se nos dice en Ef 6,17. Venga, emplala!, preprala!, a punto! Ves como est el Cuerpo de Cristo? Ves cmo estn los miembros de Cristo en todo el mundo? Ves cmo se encuentra Cristo? No escuchas su grito: "Tengo sed. La imagen de quirfano, es entraable y vital en nuestro carisma. Quiros (manos). Fanos (Luz). Bistur elctrico. Se nota que a Jaime le fascin la medicina. Por ello quiso estudiar medicina. Y Pap Dios le regal la medicina en grado mximo y trascendental. Por su salud ya desde joven tuvo que frecuentar los quirfanos Cuntos ejemplos de enfermos y mdicos, enfermeras en su predicacin, para despertar nuestra sensibilidad. Una operacin de microciruga que dur 16 horas y todo esto por la salud fsica. Qu ser para la salud eterna propia y de muchos? Siempre ha dialogado con muchos amigos mdicos, para aprender de ellos el cuidado para la Vida inmortal. Mara, siempre como enfermera. Ambiente de quirfano, bata blanca. Desinfeccin total. Se confesaba con mucha frecuencia y as nos lo grab en el corazn. Esterilizacin total a travs del sacramento de la Misericordia divina. Adems, en el pasaje del Juicio, de Mt 25,31-46, Jess se expresa as: "Porque tuve hambre y me disteis de
comer; tuve sed y me disteis de beber, era forastero y me acogisteis, estaba desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, etc. Y en otro lugar dice: Todo aquel que os d de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perder su recompensa (Mc 9,41). Si recompensa tan bien al que da un poco de agua al discpulo, con el cual Jess se identifica, qu ser cuando una
persona asista no slo las necesidades del cuerpo sino tambin las del espritu, con la gran diferencia que hay entre ambas? (FamD 532).
Yo recuerdo, siempre que medito la gran verdad del Cuerpo Mstico, la reaccin del Superior General de los Jesuitas, el Padre Arrupe, una persona que fue muy conocida en el mundo entero. Estuvo mucho tiempo en el Japn, era Maestro de novicios y all estaba cuando cay la bomba atmica sobre Nagasaky. Aquello era un caos. Todava, despus de muchos aos, pude ver al pasar por all, huellas y rastros de lo que haba dejado. Qu desastre lo que pude observar! "Y estos hierros retorcidos y quemados, y esto derrumbado?". l me deca: "La ciudad estaba envuelta en llamas. Era una hoguera inmensa. Nosotros estbamos un poco distanciados y no nos lleg de pleno. Pero acudimos al hospital ponindonos al servicio de los enfermos que tenan quemaduras, su carne como sobre ascuas, estaba ardiendo". Como l haba estudiado la carrera de medicina, organiz a todos los novicios, dicindoles: "Vengan aqu y les voy a ensear: La carne quemada crtenla as; la venda de este modo. Todos atentos, a trabajar todos! Venga!". El mundo est as. Est de esta forma. Y ante este caos: A ver qu hago yo? Por esto, la misin de esta Familia Verbum Dei, y de toda la Iglesia, es, realmente, Escuela de Mdicos, Escuela de Apstoles. "Ves lo que tienes que aplicar? Ves lo que tienes que decir?". Esta Palabra de Dios, esta Palabra va llena de Vida, engendra, reconstruye y vivifica. Por esto, a los Doce, a todos sin excepcin les dice: Id y haced discpulos, ensendoles a guardar todo... (Mt 28,18-20) ; (FamD 534-35). El antdoto o antibitico adecuado a la muerte es aplicar la Palabra que va llena de de Vida y Amor. Es aplicar el principio de causa-efecto. Un ejemplo domstico lo tenemos en las telaraas. Podemos invertir tiempo quitando telaraas, o bien hacer algo ms rentable y eficaz: matar la araa. El resultado es evidente. Si no atacamos la causa, los efectos son inevitables y se multiplican en una cadena de muerte. Quin ir, quin les dir?) Para m ah estuvo la fuente del aprendizaje; no fueron unas clases de Teologa. No!, all no aprenda nada
de todo eso. Me serva un poco y tal, pero era en la oracin de cada da donde estaba la fuente de la misin. Era el t a t con Cristo Crucificado; el t a t con el Padre; el t a t, atento a la voz del Espritu. Y stos eran mis graves pecados, tambin, cuando de esto me distraa, me despreocupaba o mantena mi mente dispersa. Dnde est tu mente? Cristo Cabeza te lleva a observarlo todo. Ves el mdico que se sita en el quirfano, con la lmpara y con aquella luz potente. Atento. Bien desinfectado todo y l tambin. Entonces, atentamente l y todo su equipo, con los ojos fijos en el enfermo, empieza la operacin. Ah ni se habla ni se abre la boca. Todo bien desinfectado, mirando, atentos. Esto es nuestra misin, esto es la oracin! Y te lanzas, porque encuentras muchos casos con urgencias.
Entonces, qu quiere el Pap? Que t ests preparado. Hace tanto tiempo y no ests preparado? Fjate bien y aprende! Aprende a dar Vida! Aprende a aplicar la Palabra. No te reserves la Palabra para ti. No es para saberla! Y menos para quedar bien! Sera un pecado eso. Es para curar! Es para curar todo el Cuerpo de Cristo, en todos sus miembros. Entonces, s que es muy necesario hacer oracin ante la Mam. Cmo aprecia una mam a una persona que viene a curar a su hijo!: "ste es el que yo esperaba". Ah, yo lo vi en el accidente mortal de mi hermano. Un primo hermano, buen cirujano, acudi como un rayo apenas le lleg la noticia. Pero, al llegar a la casa no se detuvo a saludar a nadie. Solamente: "Buenos das", a mi pap, a mi mam y rpido... "Dnde est? A ver si le puedo hacer revivir, si vuelve a respirar". sta es nuestra misin: devolverle la vida al hombre! Ayer, una seora que es psicloga y que est tambin estos das en este Centro haciendo Ejercicios, hablndome de su trabajo, lo relacionaba con la evangelizacin. Las conferencias que da ella constantemente por toda Espaa a grupos de mdicos, que suelen ser de cien o ciento veinte personas, las reenfocaba diciendo: "A m me encanta esto, poder decir a la gente: Lzaro, sal fuera. Lzaro, sal fuera!". Sabis cul es el mayor gozo de Mara, el gozo del Padre, el gozo de Cristo y del Espritu? El que t utilices
la mente, el corazn y la vida para decir: "Sal fuera!". Claro!, as los muertos resucitan ya que podemos dar Vida abundante al mundo. Me alegro de que el Seor os haya llamado para esto. Luego, hay que echarle cabeza. No olvides que a tu hermano, al vecino, y a quien sea, se le ensea actuando.
Cuando te ve actuar reacciona. Entonces s, pero con teoras, con palabras, no se hace nada. Muy distinto es cuando uno est disponible y preparado. Y preparado significa, sobre todo, con la mente clavada en Cristo, en el Pap, en la Mam y muy atento al Espritu que te est diciendo: Aqu me tienes. (FamD 536-37)
Por tanto, decidle a Mara: "Cuenta conmigo! Mam; si T no cuentas conmigo, qu hago yo en mi vida? Cristo, cuenta con mi vida, con mi mente, con mi corazn, mi todo. Espritu Santo, grtame, llmame a cualquier hora, en cualquier momento, con toda urgencia, para la cantidad de atenciones que tienes Hgase en m segn tu deseo, segn tu necesidad, segn tu Palabra" (FamD 539). Como conclusin slo cabe decir que todo esto que leemos acerca de la oracin y predicacin amorosa y punzante de Jaime, lo hemos visto plasmado en su vida, y en muchas vidas misioneras de hermanos y hermanas que nos preceden. 2. La realidad es el Cuerpo de Cristo (FamD 543- 53) La realidad es que Cristo quiere unir a S, a todos los hombres de todos los tiempos. Esta unin, por lo que se explica y se da a entender, es ms fuerte que la que existe slo entre los miembros del cuerpo entre s, puesto que estamos unidos con la Cabeza y todo repercute en la Cabeza. La comunin vital con Cristo no se va a romper nunca, es eterna. De manera que l se ha responsabilizado de nuestra redencin, de nuestro rescate, de nuestra recuperacin total. Cristo ha querido permanecer en nosotros para que nosotros estuviramos en l. Por esto, quiere y garantiza que unidos a l convivamos con la Trinidad nuestra Vida eterna, ya aqu y ahora. Esto es muy importante. En la Eucarista esto se realiza ya, pues viene la Trinidad, viene Jess en su Cuerpo resucitado a convivir con nosotros. En la Eucarista recibimos la misma Vida eterna, comulgamos la Vida-Amor de Dios. Luego, ya no cabe conexin y unin ms ntima que en la comunin, pues en esto consistir nuestra Vida eterna; ser as. Es lgico que nos interese muchsimo tal garanta de la Vida eterna, anticipndola, pues podemos vivirla ya. La Escritura nos repite constantemente esta realidad, invitndonos a tener la Vida eterna. Y la comunin con Jess en la Eucarista nos sita a este nivel y en esta realidad vital. (FamD 543). Es verdad que, con frecuencia, nos apartamos de esta Vida y nos desconectamos por el pecado. Es cierto. El pecado se interfiere entre la Vida del Padre, la Vida divina, y nuestra realidad personal. Por eso, al inicio de cada Eucarista reconocemos nuestros pecados y los confesamos diciendo: "He pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisin, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa". Y por eso, rogamos pidiendo que el Seor nos perdone. El sacerdote, entonces, intercede por el pueblo implorando de Dios la misericordia en una oracin que dice as: "Dios Padre tenga misericordia de todos nosotros, perdone nuestros pecados y nos lleve a la Vida eterna". En una sencilla explicacin, muy corriente, muy llana y muy comprensible para la gente, Jess ensea esto muy bien con la alegora de la vid y los sarmientos en Jn 15: Yo soy la vid verdadera (Jn 15,1). Toda la savia viene de M. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos. El que permanece en m y yo en l se da mucho fruto; porque separados de m no podis hacer nada (Jn 15,5). En Jn 15,8 aade Jess: La gloria de mi Padre est en que deis mucho fruto; para lo cual tenis que estar unidos a M, unidos a Cristo. Pero notemos que estamos hablando de una unin vital. Es decir que la unin que tenemos con Cristo redunda y repercute en todo su Cuerpo y se va repartiendo por todos sus miembros. De ah se deriva la influencia de cada uno de nosotros en la Iglesia, en el Cuerpo Mstico de Cristo, una gran realidad. Luego, delante de Dios no hay ningn acto nuestro que sea slo individual, que nos afecte slo a nosotros, sino que influye en todos. Sean cuales sean nuestros actos, influyen siempre y a todos. Cuando obramos el mal daamos a todo el Cuerpo, a Cristo y a todos sus miembros, pero cuando obramos el bien beneficiamos tambin a todos los miembros de Cristo. Es preciso llegar al punto en que tomemos conciencia de que la Vida de muchos depende de nosotros. De nosotros depende la Vida de mucha gente que an no la ha recibido y que an no la tiene. A la luz de la verdad del Cuerpo Mstico la persona desarrolla al mximo su afectividad. Ah alcanza el mayor relieve su vida entregada. De ah deriva la mayor realizacin y pleno desarrollo de nuestra afectividad, instintivamente pasas a la madurez del Amor. Te hace feliz dar Vida, vivir para que otros vivan. Esto te ensancha por dentro y te lleva a amar por necesidad, como a mam y el pap honrados que quieren tanto la vida del hijo que son capaces de dar la vida
suya, con tal de que el nio viva y no muera. Y en caso de conflicto dice la mam: "Que nazca el nio, que l se salve. Muero yo, pero no l" (FamD 545). Dios no quiere la muerte eterna de ninguno de sus hijos; quiere compartirles su Vida eterna y para esto manda al Hijo. Quien se une vitalmente a Cristo tiene la Vida. Nuestra misin es sta: Decrselo a la gente, anuncirselo y que lo vean en nosotros, que vean que nos jugamos la vida del cuerpo para que todos descubran el valor de la Vida de Dios, cuya esencia es el Amor de Dios compartido en Cristo, para que todos vivan eternamente. Y por esto, como estamos tan ntimamente unidos con Cristo, l mismo se identifica con nosotros y nos dice en Mt 25,31-46: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creacin del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beberEntonces los justos le respondern: Seor, cundo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber?Y el Rey les dir: En verdad os digo que cuanto hicisteis a uno de estos hermanos mos ms pequeos, a m me lo hicisteis". Cuando lo hiciste con aquel ms pequeo y nadie se enter, a M me lo hiciste, dice Jess. La identificacin de Cristo con cada persona es muy grande y tiene muchas consecuencias (FamD 546). Esto es lo ms precioso, es la mayor vocacin: T puedes dar Vida. T puedes ejercer la paternidad y maternidad engendrando en muchos una Vida inmortal, incorruptible, eterna. Ya sabemos cmo: Por la Palabra de Dios, por la Palabra viva. As lo leemos en la carta de San Pedro: Habis sido reengendrados de un germen no corruptible sino incorruptible por medio de la Palabra (1Pe 1,23). No dejis esta vocacin. Si Dios os ha invitado, no le defraudis. Ya no hay mayor confianza, mayor dignidad y grandeza que dar Vida a perpetuidad, para la eternidad. Qu suerte! Por esto, cuando yo lo fui descubriendo dije: "Aunque esta vocacin es la que menos me agrada, yo no puedo dejarla. Me voy a esto porque como slo tengo una vida, se la entrego a Dios". Adems, no es que se la d. Es suya. Mi vida es suya! Y lo que l quiere es que la administre bien, que la haga rendir al mximo; porque me ama mucho quiere que la haga rendir no con valores que se me pueden quitar en un momento, sino con valores que son eternos (FamD 547). Cuando en cierta ocasin le dicen a Jess: Tu madre y tus hermanos estn ah fuera y quieren verte, l les respondi: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la Palabra de Dios y la cumplen (Lc 8,19-21). Pero en el texto paralelo de Mt 12,46-50, se pone en boca de Jess una frase que da mucho que pensar: Quin es mi madre y quines son mis hermanos?. Y extendiendo su mano hacia sus discpulos dijo: stos son mi madre y mis hermanos. Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, se es mi hermano, mi hermana y mi madre. Le interesa a Jess que la gente se entere de algo muy importante. Luego, no hace un desprecio a su Madre, ni es una exageracin lo que dice, sino que l se sita en otro plano, en el de la Vida inmortal. Y para que la gente se d cuenta de ello, aprovecha cada oportunidad que se le presenta, con la intencin de abrirle esta inmensa perspectiva y esta panormica eterna. Uno recuerda tambin el Calvario, con aquella escena de relevos, en que Juan toma el relevo del Hijo: Mujer, ah tienes a tu Hijo. El discpulo entra a formar parte de otra familia, la familia de los que escuchan y obedecen la Palabra de Dios. Para esta misin podr contar con la Madre: Hijo, ah tienes a tu Madre, la Madre de toda la Iglesia (Jn 19,26-27). Tambin nosotros tenemos que tomar el relevo en la misin que l nos confa, en la transmisin de la Palabra de Dios, de la Vida eterna, que es Amor. l dice muy claro que lo tenemos que hacer como l. Se trata de relevar a Cristo en su misma misin: Como el Padre me am yo tambin os he amado a vosotros (Jn 15,9). "Como el Padre me am entregndome la Vida, Yo os amo entregndola a cada uno de vosotros. Haced lo mismo y as, hasta el fin de los tiempos, compartid Vida eterna. Te doy lo mismo, te doy la misma herencia, te doy la misma fecundidad, te doy la misma misin". Es la misma misin de envo expresada claramente en Jn 20,21: "Como el Padre me envi, tambin yo os envo Recibid el Espritu Santo". "Recibid el Espritu Santo, Seor y Dador de la Vida". Y con l sers tambin madre, como Mara. A m me encanta el plan que Dios nos propone de ser padre, madre y hermano de una familia inmensa por toda la eternidad. Cuntos hijos tendrs! Nos ayuda ir recordando lo definitivo puesto que sabes que te llegar la hora del encuentro definitivo con Dios, en donde sea -ser en el barco, en el avin, donde te encuentres qu ms da?, es igual-, all sabes que te llegar la hora. Y entonces qu sucede despus del susto si es que mueres de accidente? Vers que muchos hijos tuyos te saldrn al encuentro al llegar al cielo. Te saludarn y te dirn: "Pero si t eres mi mam!". "No me digas! Yo no saba que hubiera dado vida a tantos! De dnde me salen todos estos hijos?
Uno quedar sorprendido ante aquella multitud de hijos que te dicen: "Me diste la Vida inmortal". Hay personas que tienen sus ochenta y pico aos, que me han dicho: "T eres mi pap, t eres mi mam, t me entregaste la Vida de Dios, me engendraste por la Palabra". Lo dicen ellas, pero adems es el mismo Cristo quien lo dice: Mi madre y mis hermanos son aquellos que oyen la palabra de Dios y la cumplen (Lc 8,21). Evidentemente, nuestra vida es de una influencia muy grande. Se trata de vivir el primer mandamiento, de poner toda mi mente invertirla totalmente. El Verbum Dei necesita para esta misin poner al rojo vivo, la mente, la iniciativa, la creatividad, la inventiva. "Cmo logro salvar a este joven, este hombre, este hogar, este otro y los que ms pueda?". Esto es nuestra vida y, como decamos, no hay nada ni nadie que tenga tanta iniciativa y creatividad, responsabilidad, como el amor. El amor se lo juega todo, pero para gozar; si no, no sera feliz. Uno se siente feliz cuando se entrega como los paps y mams, que ante un caso familiar se lo juegan absolutamente todo (FamD 551). No se me ocurre otro comentario al meditar esta oracin de Jaime: Explosin vital de Amor apasionado por dar Vida a los muertos. Explosin de Fiat y de Magnificat. Con Jess Cabeza en nosotros y nosotros en l, conviven la enfermedad y el remedio. Jess, t eres mi mdico y mi medicina. Sin miedo al resultado final porque a este Mdico no le escapa ningn paciente. No es lo mismo orar y preparar una charla con letra muerta, con esquemas prestados porque me toca o no me toca predicar, que fijarnos en la mirada atenta de Jess, mdico de cuerpos y almas, ante el rostro vivo de nuestros hermanos leprosos. El Espritu Santo con su Amor, nos descubrir muchas clases de lepra y el poder de sanarlas, empezando por nosotros. Les dijo Jess: Si creis en M haris las cosas que yo hago y an mayores (Jn 14,12). Gracias, Jess, mdico y vacuna en nosotros mismos. Eres ms yo que yo mismo (S. Agustn). De ah nace un optimismo radical de salvacin. No dar a nadie por perdido en la vida, solamente llevarlo ante Jess Mdico. La realidad del Cuerpo Mstico por parte de Dios, no es un agobio, no es una carga, es un Seguro total de Vida, a todo riesgo, trascendental y sin cita previa, sin listas de espera como el hijo asegurado y protegido al mximo en las entraas de la mam. No olvidemos que la Cabeza es la Cabeza. Y la cabeza es la torre de control de todo el cuerpo. Ningn miembro puede tener vida sin la cabeza. No hay alegra ms grande que decir al muerto: Sal fuera Y nosotros, Verbum Dei, lo hemos experimentado por gracia Cmo te pagaremos, Seor?... Haz t lo mismo Nuestra vida es brevsima. No es nada. Mil aos en tu presencia, nos dice la Escritura, son como un ayer que pas, como una vigilia nocturna (Sal 90,4). Ante el Seor un da es como mil aos y, mil aos, como un da (2Pe 3,8). Por tanto, qu bueno!, esto es un esprint de velocidad, un campeonato del mundo de cien metros. Esto no es nada! Son unos segundos y ya est, y la vida ya pas! Por eso, se trata de un esprint. Pedidle, por tanto, a Jess y a Mara nuestra Madre, que seamos conscientes de toda la grandeza de esta verdad por la que somos llamados a ser padres y madres de generaciones, de modo tan semejantemente a Ella. Por eso, muchas veces, yo tengo este dilogo: "Y ser as, Mam? Tambin yo ocupar tu puesto de Madre de Jess?". "S". Por esto siempre voy de su mano y le pido: "Me lo ensears T? Me dars esta entrega?". "S, s. Yo te acompao". Ella nos acompaa. Es lo que decimos al final de nuestra frmula de consagracin: Acompame, Mara, con tu entraable amor de Madre para que mi consagracin a la Palabra viva de Dios y predicacin de la misma sea propagacin continua de la Vida de Dios por generaciones, un manantial continuo de Vida eterna por generaciones, por todas las generaciones" (FamD 552). [[Permitidme finalizar con una palabra agradecida al Equipo de Patrimonio Histrico que nos invita a todos/as a poner nuestro granito de arena para la transmisin fiel del carisma. Del contacto directo con las fuentes del Carisma fundacional, me brota del corazn una peticin humilde para todos: Reglanos, Espritu Santo, Seor y Dador de todos los carismas en/para la Iglesia, la comunin y conexin ntima de la Lectio divina y la Lectio Carisma VD, desde las fuentes fundacionales, de la mano de Mara, Madre del Verbum Dei. Conclusin oracional: Mara, Madre de Jess y Madre de la Iglesia, de Cristo cabeza y de cada uno de los miembros de su Cuerpo, es nuestra verdadera Madre (EFMVD 230). Madre del Verbum Dei, ruega por nosotros.
Mara es el verdadero seno en el que, con Jess y como l, se forman los miembros en la Fraternidad, asocindolos plenamente al misterio de Cristo (EFMVD 243). Madre del Verbum Dei, ruega por nosotros. Espritu Santo, Seor y dador de la Vida de Dios a toda la iglesia de Cristo, me pongo en tus manos para que me transformes en Cristo y, como a l, me gues hasta las mayores pruebas y extremos de amor a Dios y a toda la humanidad, sin excepcin ni acepcin de personas. Aydame a estar de continuo, y a aplicarme con toda mi mente, corazn y fuerzas, al cuidado atento y delicado de mi Cristo Total, Cabeza y miembros, al servicio incondicional y pleno de mi Santa Madre, la Iglesia Catlica.
FUEGO VINE A PRENDE TIERRA Quisiera, Seor, ser tu sacramento, llevarte muy dentro de mi corazn y en tu fuego ardiendo en mi interior, prender tu incendio al mundo de hoy. Quisiera, Seor, ser llama de amor, de tu Amor ardiente, prender en la gente tu divino ardor que quema mi mente y mi corazn, -divina pasin que en mi alma hierveque se transparente en mi derredor y desde el oriente arda al occidente, como fielmente cada da el sol, y a todo viviente de todo color, marcar en su frente el beso caliente de tu ardiente Amor. Quisiera, Seor, ser continuamente
A LA
transfiguracin: brillar tu fulgor y en los continentes hacerlo presente, dar tu Vida-Amor, venciendo la muerte, calmando el dolor. Que donde yo voy, seas T quien llegue, porque ya no soy, sino T en m eres, y donde yo estoy, slo T apareces. Si tu Amor prende mi ser pecador y todo l se enciende, el fuego se extiende de generacin en generacin, pues tu luz me envuelve, y a mi ser se adhiere abundantemente en mi oracin; diario amanece la aurora mejor: es tu resplandor que a muchos promete eterno Tabor. (Jaime Bonet 2000?)
CUERPO MSTICO
Mi amigo, Jess querido, cuando te veo incrustado en todo tu Cuerpo Mstico me siento yo avergonzado, humillado y dolorido; de no haberte ms amado, por no haberme sumergido entre tus miembros sangrados y verme contigo herido. no quiero estar avergonzado sino todo entrometido, en tu cuerpo tan llagado traspasado mi costado ver mi corazn partido; tomar tu cuerpo cumplido hasta quedar expirado. Todo miembro corrompido En Ti verlo resurgido, contigo resucitado; Quiero tu cuerpo prendado a mi ser todo apegado, ser uno contigo unido saberme en Ti transformado: ser Cristo crucificado como T -trigo molido-, contigo pan consagrado. (Jaime Bonet, 24 Octubre 2002)
DESARROLLO
Vimos que tu vida es para el Amor Eterno. Y para conseguirlo es preciso salvar tu alma. Este negocio para un alma inconsciente y cegada por la enfermedad espiritual no es inquietante ni de mayor preocupacin. Para Jess, no obstante, Redentor de las almas, conocedor y fiel amante de cada una, es objeto de sus mayores desvelos y de la entrega total de su Corazn Santsimo. Viendo nuestra debilidad e impotencia ha tomado todas las medidas al alcance de su infinito poder y entraable amor para que no nos perdiramos. Y as, el que supo guardar los rganos ms vitales del hombre escondiendo el delicado cerebro en el crneo y el corazn en la c aja torcica, para el alma inmortal, ha creado la maravillosa realidad del Cuerpo Mstico a fin de asegurar mejor nuestra unin con l, abrazando conjuntamente a los hermanos todos con vnculos de amor vital. Pues quiere ardientemente hacerte participante de su felicidad salvando as mejor tu alma y quiere adems que aumentes as tu gozo participando a los dems y concelebrando con todos los hermanos la misma felicidad. Y el que supo formar al nio en el seno de la madre, quiso en su propio cuerpo engendrar al hijo adoptivo de Dios para mejor cuidar de su desarrollo espiritual y asegurar mejor tu eterna salud. No puede darse mayor prueba de cario y desvelo. No quiere que sufras sin sentirse herido por tus dolores; no quiere gozar sin participarte de sus alegras viviendo siempre en completa compenetracin con tu alma. Qu es, pues, esta maravilla del Cuerpo Mstico, la Iglesia? Dice el Catecismo: La congregacin de todos los fieles cristianos cuya cabeza es Cristo. Formando todos un solo cuerpo y circulando entre todos la misma vida. Cuerpo gigante, una parte del cual est ya en el cielo-Iglesia triunfante, otra en el purgatorio-Iglesia purgante y la otra la formamos los de la tierra-Iglesia militante. Cul es, pues, la unin de los miembros? No la unin moral que cabe en todos los que ocupamos la sala, ni la fsica que podais formar al daros la mano mutuamente unas con otras, sino la unin vital que existe entre los miembros del mismo cuerpo: entre el dedo y la mano, la mano y el brazo, y entre el brazo y todas las partes del cuerpo. Es decir, unin vital. Participacin mutua de la vida entre s de los miembros. Y an si se quiere mayor unin, puesto que un da, tarde o temprano, los dedos se separarn de las manos y se deshar todo el cuerpo; en cambio, esta unin espiritual, pero muy real y viva del Cuerpo Mstico, si t no quieres, jams se romper. Si t no quieres, ni aqu ni en la eternidad. Como de la emisora de radio y televisin, parten una red de voz e imagen en todas direcciones, e invisibles a nuestros ojos, y que cruzan todos los continentes, de semejante manera desde Cristo salen las arterias de vida que unen con l o entre s a todos los miembros de su Cuerpo Mstico, compacta y perfecta unin. Fue en la noche del Amor, cuando desbordando su corazn la caridad divina, Jess nos habla del portento feliz de su amor incontenible, y descorre el velo que envuelve la sublime verdad con una sencilla y fcil alegora capaz de ser entendida por cualquier oyente de buena voluntad. Yo soy la vid y vosotros los sarmientos. El que permanece en m y Yo en l, ste da mucho fruto, p orque sin M nada podis hacer. El que no est unido a M, es echado fuera como el sarmiento, se seca, lo recogen, lo echan al fuego y ardePermaneced en Mi Amor. As, sencillamente, anunciaba la sublime realidad del Cuerpo Mstico. San Pablo ser el apstol encargado de transmitirnos la gran noticia que constituy el golpe de gracia en su violenta conversin. Al sentirse, pues, derribado por la luz, cuando iba camino de Damasco, pregunta en su confusin qu fenmeno sera el que le envolva en las tinieblas de su espritu. Se le contest: Yo soy Jess a quien tu persigues. Extraa revelacin, pues al perseguir a los cristianos le persegua a l . Mas quien persigue al pie, persigue tambin a la cabeza. Y Jess es la Cabeza de todos los cristianos. San Agustn lo expresa con una magnfica frase: Pisando al pie, la cabeza responde. Con toda claridad lo expondr despus el fogoso convertido a los Corintios. Ahora bien, vosotros sois Cuerpo de Cristo y mie mbro cada uno por su parte. Del mismo modo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos los miembros del cuerpo por muchos que
sean, no forman ms que un cuerpo, as tambin Cristo. Porque en este mismo espritu nosotros hemos sido bautizados, ya judos, ya griegos, ya esclavos, ya libres, para formar un solo cuerpo. Pio XII nos da amplia explicacin en su maravillosa encclica Mystici Corporis Christi. As nuestra vida espiritual jams discurrir solitaria, sino en unin ntima con Jess; y, en Jess, abrazando a todos los hermanos. Ya no eres, pues, fulanita de tal, sino un miembro de Jess. Jess mismo: Si alguien da un vaso de agua al ms pobre, a Mi me lo da. Quien a vosotros desprecia a M me desprecia. De de tal manera estamos unidos con Jess como el nio en el seno de la madre, contagiando la salud o enfermedad, sintiendo el dolor de sus heridas. A la luz de esta verdad Cuntas ideas se esclarecen y cmo la Liturgia brilla con toda plenitud de vida! al recordarnos cmo todo se restaura, se resume y vive por Cristo, con Cristo y en Cristo, en su Iglesia, Cuerpo Mstico. l, cabeza, expresa las necesidades de todos y cada uno de sus miembros y por ese todos pide: por Cristo, nuestro Seor, y por l, con l y en l, se da al Padre todo honor y gloria. Cmo aparecen ahora mejor los cuadros del Va Crucis, Jess herido, azotado y escupido, coronado de espinas, crucificado. Sobre sus espaldas caen los golpes de la justicia divina que debieran herirme, a m, escondido en su seno, como los polluelos defendidos debajo del ala de la gallina. Pens que al llegar el escuadrn mandado por Herodes para asesinar a los nios de Beln, muchas madres quedaran sangrando en el suelo, pues sera un movimiento instintivo de ellas al ver bajar el pual sobre su hijo, ofrecer su espalda para defenderle de la muerte, me recuerda a Jess con las espaldas linchadas y su cuerpo torturado al querer defenderme de las heridas de mi pecado.
As la Iglesia cuenta en todo momento con los santos de hoy, almas de plenitud de vida que constituyen en Cristo la garanta de salud de todo el organismo de la Iglesia. Pues como la inyeccin se aplica a la vena del brazo para que refuerce a todo el cuerpo, as la vida que pasa por slo un alma, vivificada a toda la Iglesia.
de la Iglesia. Lugar, oh Dios mo, que me habis sealado Vos mismo; en el corazn de mi madre la Iglesia ser el amor, as lo ser todo, as se realizarn mis sueos; tengo presente que el ms pequeo impulso de amor le es ms til que todas las obras junt as (Historia de un alma). Slo unas breves consecuencias de las muchas y sustanciosas consecuencias que se desprenden de la gran verdad del Cuerpo Mstico. No todos los miembros se unen inmediatamente con la cabeza, sino a travs de otros miembros. Los frutos no dependen de la vid sino de los sarmientos vivificados por la savia central, y si los miembros intermedios no tienen salud, ni dejan pasar la savia, una gran parte de miembros morir; si el sarmiento muere toda la cosecha se perder por lozana y robusta que sea la vid. De aqu podemos explicarnos de alguna manera el aparente fracaso de la Iglesia. Pudiera parecer que la redencin de Cristo no fue suficiente y realmente sabemos que fue superabundante. Cuando contemplamos la triste situacin de las almas en el mundo, despus de veinte siglos de vida cristiana, nos encontramos con que muchos miembros que deberan dar vida, estn podridos o enfermos. Pues muchos miembros dependen de pocos. As lo expresa Pio XII en la Mystici Corporis: Cosa verdaderamente tremenda y que, nunca meditaremos suficientemente, cmo la salvacin de muchos depende de las oraciones y sacrificios de unos pocos. A travs de esta doctrina del Cuerpo Mstico, uno ve con nueva luz el valor del amor y la largusima consecuencia de nuestra vida a travs de los siglos o eternidades. Ahora no me parece nada hiperblica la promesa de Dios a Abraham: Tendrs una descendencia numerosa como las estrellas del cielo o la arena del mar. Realmente de nuestra vida depende la ete rnidad y la vida de muchos: Amrica, frica, AsiaEspaa misma y hasta Mallorca. Cuntas almas perdidas, y somos, no lo olvidemos, miembros privilegiados. No dudo que deberamos ser reserva espiritual del mundo. Inclinemos la cabeza ante el mundo. La Iglesia no tiene la fuerza que debera tener para ser la solucin de todos y cada uno de los hombres. Deberamos ser arterias pursimas y abundantes. Perdemos la vida de la Iglesia. Excav un seor un pozo, construy un estanque enorme, rotur un gran huerto; al cabo del tiempo volvi a contemplar su campo; el criado despreocupado no lo atendi y una gran parte del huerto muri por la sequia. Corre al estanque y est lleno a rebosar Tambin la sangre y los mritos de Cristo son abundantsimos. Qu haba ocurrido? Sencillamente; una de las grandes tuberas de distribucin se haba perforado y, no habiendo sido reparada, toda el agua se derramaba intilmente dejando sin vida la finca. As ocurre en la Iglesia: la sangre de Dios se malogra por el miembro escogido que falla a Jess. El cuerpo est dbil, las almas se pierden y nosotros tenemos la culpa. Erase una familia numerosa, haban ido a pasar la velada en casa de un vecino, mientras el padre se haba quedado con el benjamn en sus brazos. Piensa ir a buscar a la familia y deja por un momento al nio en la cuna junto a un brasero. Tardan ms de la cuenta alargando la conversacin, regresan contentos. Al entrar, perciben el olor fatal, entran en la habitacin y encuentran al nio muerto, quemado en la cunita. La manta se hab a prendido en el brasero. El pap queda consternado y slo sabe repetir:Yo tengo la culpa, yo he matado a mi hijo. Yo deba guardarle del peligro que l no poda apartar. Nadie pudo arrancar de su cabeza ni de sus labi os la tremenda frase. Al cabo de medio ao mora afectado de la terrible impresin de culpabilidad. Seor, perdnanos. Nosotros tenemos la culpa de la muerte de muchas almas de la prdida de tu Iglesia!