Fallo Salvamento D Navegacion
Fallo Salvamento D Navegacion
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CAUSA N 4489/1999 JUZG. N 4 SECR. N 7 PORCHETTO, MARCELO PATRICIO c/ AEROVAS NACIONALES DE COLOMBIA S.A. Y OTROS COBRO DE s/ ASISTENCIA Y SALVAMENTO
En Buenos Aires, a los 22 das del mes diciembre de dos mil ocho reunidos en acuerdo los seores Jueces de la Sala 2 de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, para conocer en recurso interpuesto en autos: PORCHETTO, MARCELO PATRICIO C/AEROVIAS NACIONALES DE COLOMBIA S.A. Y OTROS S/ COBRO DE ASISTENCIA Y SALVAMENTO, respecto de la sentencia de fs. 813/825, el Tribunal estableci la siguiente cuestin a resolver: Se ajusta a derecho la sentencia apelada? Practicado el sorteo result que la votacin deba ser efectuada en el siguiente orden: seores Jueces de Cmara doctores Eduardo Vocos Conesa, Hernn Marc y Santiago Bernardo Kiernan. A la cuestin planteada, el seor Juez de Cmara doctor EDUARDO VOCOS CONESA dijo: I.- El 16 de agosto de 1997, un avin Boeing 767 de Aerovas Nacionales de Colombia S.A. (AVIANCA), con carga y 120 pasajeros a bordo, arrib al aeropuerto de Ezeiza cumpliendo el vuelo AV-087, mas no pudo aterrizar en l por las desfavorables condiciones climticas que presentaban. Con tal motivo, el comandante de la aeronave Jorge Mario Montoya Builes eligi como aeropuerto de alternativa el de Pajas Blancas, provincia de Crdoba, donde tambin encontr inconvenientes insalvables para el descenso por hallarse cerrado, entrando en situacin de emergencia mientras sobrevolaba la Torre de Control del referido aeropuerto al comprobar, particularmente, que el combustible que llevaba era relativamente escaso. En esas condiciones, el controlador areo inform al comandante de la citada aeronave extranjera que no dispona de suficientes elementos de juicio sobre otros lugares de aterrizaje alternativo- que se dirigiera a la pista de Rosario, provincia de Santa Fe, mas ese dato omiti ponderar que el aeropuerto de tal ciudad se hallaba tambin clausurado por las deficiencias climticas. En tanto, el comandante Montoya Builes quien en su pas de origen haba planeado como aeropuerto alternativo el de Santiago de Chile- observaba con preocupacin el descenso del combustible mnimo para la operacin de aterrizaje, pues poda presentarse alguna demora adicional no prevista y encontrarse, de esa manera, por debajo del valor del minimum landing fuel indicado en las tablas respectivas. Obligado el comandante del Boeing a abandonar toda idea de tomar tierra en Crdoba como les haba sucedido a otras aeronaves que se haban dirigido hacia ese aeropuerto (conf. informe de la F.A.A. a fs. 241/243)-, debido principalmente a hallarse fuera de servicio el instrumental ILS y no haber posibilidad de habilitarlo (vase la grabacin del contacto entre el avin en emergencia y la torre de control, fs. 657 y ss.)otras aeronaves que se encontraban en las cercanas le sugirieron al responsable del avin AVIANCA dos eventuales destinos alternativos: a)CATA-725, le expres su convencimiento de que Mendoza es el que est mejor, indicndole asimismo la posibilidad de dirigirse a Catamarca por su distancia ms reducida (182 millas nuticas radial 335 de Crdoba). En las circunstancias relatadas, toma participacin radial el comandante de la aeronave de Suthern Winds (vuelo 1508), esto es, el seor Marcelo Patricio Porchetto, quien anoticia a la mquina rea en emergencia que dispona, aparte de los otros lugares alternativos, del aeropuerto de La Rioja, dotado del ILS en radial 312, a 177 millas nuticas. Ello as, la Torre de Control del aeropuerto de Crdoba propone como otra alternativa Catamarca; empero, el responsable de la mquina de AVIANCA acatando una serie de directivas que le fue impartiendo el cte. Porcetto desde su propia aeronave en vuelo- se dirigi a La Rioja, tras sortear en funcin de los avisos del accionante el riesgo de estrellarse con las altas sierras de la zona. En definitiva, como est admitido por el comandante Montoya Builes, su Boeing 767 pudo sortear la situacin de emergencia que pona en peligro a la aeronave y a sus 120 pasajeros y aterrizar con mnimo combustible- en el aeropuerto de La Rioja; combustible que apenas alcanzaba para un tiempo harto breve.
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Sobre la base de esos antecedentes (que se completan con ms detalles, que expondr luego), el comandante Porchetto considerando que en la situacin descripta se haba configurado un socorro aeronutico (ms precisamente: asistencia)-, puesto que las instrucciones y directivas suministrada a la aeronave en grave peligro de perderse, de modo voluntario y con resultado til, promovi la demanda de autos contra Aerovas Nacionales de Colombia S.A. (AVIANCA) y Wilmington Trust Company Trustee y/o quien resultara el propietario, exportador o asegurador de la nave en vuelo 087 del 16.8.97, por cobro del salario de asistencia y salvamento. Se destaca en la demanda que el seor Porchetto comandante de una aeronave de Southern Winds-, en la situacin de emergencia antes descripta, instruy al piloto extranjero para que incrementara la altura de su vuelo para evitar el choque con otras montaas y le aconsej dirigirse al aeropuerto de La Rioja, proporcionndole informacin que le fue de suma utilidad a la nave en emergencia (conf. fs.5/6, 12, 86/92, 98 y 112). A fs. 185/201 y 283/289 contestaron la demanda Aerovas Nacionales de Colombia S.A. (AVIANCA) y Wilmington Trust Company, respectivamente, solicitando su rechazo. Acepta, en lneas generales, que los hechos se desenvolvieron de la forma indicada a fs. 190/191, pero asigna a stos el carcter de un socorro espontneo, limitado en el aeropuerto de Crdoba a la indicacin de la conveniencia de dirigirse a La Rioja; ello, en razn de sus aptitudes operativas en cuanto a la pista y a la disponibilidad de un procedimiento de precisin ILS. Y entre otras razones, manifiestan que en el caso- no existieron perjuicios indemnizables, ni gastos directos por causa de la prestacin de la argida existencia de asistencia por parte del explotador de la aeronave. II.- El seor Juez, en el pronunciamiento de fs. 813/825, efectu una precisa sntesis de los hechos relevantes de la causa, tomada de la versin que proporcion AVIANCA en la contestacin a la demanda y que tuvo origen en el informe de fs. 136/140, por lo que a dicha resea me remito en homenaje a la brevedad. Tras ello, el Magistrado remarc que tales hechos no se encontraban controvertidos, destacando fundamentalmente el informe del comandante de la aeronave de la demandada (fs. 136/140) y aceptando que el socorro prestado al avin por el comandante Porchetto comport una ayuda que permiti resolver adecuadamente la emergencia en que se haba declarado la mquina. A efectos de tener por configurados los hechos y la eficacia de la ayuda prestada que permiti resolver la alternativa Crdoba- seal el a quo, como elementos de juicio sustanciales diversos elementos incorporados al proceso (Conf.. fs. 46/73, 127/181, 206/281, 470/480, 511/512, 524/525), especialmente la peritacin producida a fs. 647/684 por un tcnico en pilotaje de aeronaves, la que pone de relieve el errneo informe dado por la Torre de Control del aeropuerto de Crdoba en orden a la altura del vuelo para buscar otro lugar alternativo de aterrizaje que hubiera significado un verdadero desastre- y la realidad de esos datos pudieron ser superados gracias a la informacin que suministr el comandante de la aeronave de Southern Winds, apropiados en orden a la ruta de vuelo, a su altura y a la adecuacin de la alternativa sugerida (La Rioja, dotado su aeropuerto de ILS, y con pista para aterrizaje de una mquina de gran porte como el Boeing) considerando, en particular, que el avin en emergencia dispona de combustible escaso e insuficiente para alcanzar otras alternativas de descenso. En concreto, meritando la valoracin de las circunstancias realizadas por el perito en pilotaje de aeronaves y sus apreciaciones, juzg prudente el doctor Wathelet atenerse a sus conclusiones, sobre todo teniendo en cuenta que la impugnacin de la demandada no versaba sobre los temas de su incumbencia sino sobre cuestiones ajenas y conjeturales, por lo que acept el valor convictivo de la experticia en tanto aport abundante fundamento tcnico (arts. 386 y 477 CPCC). Por ello, en funcin de lo expuesto y de los propios reconocimientos de las partes, el seor Magistrado de la instancia anterior juzg no dudoso que el caso encuadraba sin esfuerzo en la figura de la asistencia; ello, puesto que comprendi operaciones destinadas a evitar un riesgo inminente que amenazaba a la aeronave y su pasajeros, y al pedido de socorro acudi el comandante Porchetto a prestarle el necesario auxilio que permiti superar el peligro y lograr un resultado plenamente satisfactorio. De all que concluyera el a quo: parece justo el reconocimiento de quien presta un socorro a ser indemnizado (ver fs. 819). A lo que se aadi en la sentencia en recurso que no slo haba un derecho a resarcimiento, sino ms precisamente se trata de recompensar a quienes han actuado eficazmente y han evitado la
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Pasar, seguidamente, a tratar los agravios que las partes proponen. IV.- En el punto II de su memorial, la parte demandada formula una sucinta exposicin en trminos generales- acerca de cules fueron los hechos sucedidos y no cabe darle a ella el alcance de una crtica del fallo apelado, porque en verdad no es ms que una narracin breve y sinttica sin pizca de cuestionamiento concreto y especfico del fallo apelado. Nada cabe aqu agregar (art. 265 CPCC). Relativamente al captulo III de la misma pieza procesal, el representante de los intereses de AVIANCA critica que el seor Juez no haya considerado suficientemente fundadas las impugnaciones que su parte formul al peritaje del experto en vuelos aeronuticos. Y, al respecto, reitera que cuestion algunas apreciaciones del perito Hctor Gerardo Racca (dictamen que obra a fs. 647/684) por ser conjeturales acerca de las consecuencias que podra haber tenido la no eleccin del aeropuerto de La Rioja para el aterrizaje en situacin de emergencia declarada por el comandante del vuelo 087 de AVIANCA. Cabe puntualizar, sobre este aspecto, que no podia exigrsele al perito que dictaminara sobre un trgico accidente con eventuales 120 pasajeros muertos-, porque, precisamente por haberse dirigido a La Rioja, que contaba con ILS y tena una pista apropiada y otras condiciones favorables, es que el accidente pudo ser evitado. Y lo que hace el experto es, simplemente, sealar que dadas las circunstancias particulares en que se encontraba el Boeing 767 (confr, en particular, fs. 666, 668 y 669) las directivas que le imparti el comandante Porchetto al capitn Montoya Builes la emergencia fue susperada con feliz resultado. Por lo dems, conjeturales o no, se trata de apreciaciones de un experto en pilotaje areo y parece entrar, dentro de sus incumbencias tcnicas, ponderar la aptitud de las medidas aconsejadas por el primero y seguidas por el segundo y calcular en qu situacin se hubiera encontrado la aeronave de AVIANCA si no se hubiera atenido a los consejos asistenciales del comandante del avin de Southern Winds, cabiendo aadir que las tales conjeturas tcnicas no han sido confutadas como irrazonables o arbitrarias ni carentes de fundamentacin en los hechos concretos que debi meritar el experto (arts. 386 y 477 del Cdigo Procesal). Si resultan pertinentes las impugnaciones referidas a la situacin psicolgica en que pudo haberse encontrado el comandante Porchetto, al asumir en cierto sentido una relevante responsabilidad moral, mas este aspecto no es un factor que pueda ser predecido en forma genrica, sino depende de las circunstancias anmicas y la fortaleza de espritu de cada persona. En todo caso, se trata de un aspecto ms propio de un especialista en psicologa, lo cual en definitiva- no vara la concurrencia o no de la figura jurdica de la asistencia aeronutica. Y considerando las reflexiones tcnicas del perito especialista en pilotaje de aviones, la entidad de su dictamen y su fundamentacin, y la concordancia de sta con un conjunto de elementos probatorios reunidos en la causa (en particular, el informe del propio comandante del Boeing 767 a su empresa (confr. fs. 136/140), resulta claro que las escuetas impugnaciones que al peritaje formula o reitera la demandada en su presentacin en alzada (fs. 848/854) carecen de entidad para restarle el valor suasorio que le es propio (arts. 386 y 477 CPCC). No encuentro ocioso transcribir una frase del comandante de la aeronave de AVIANCA, que tomo del referido informe: con lo que me quedaba de combustible inmediatamente proced a LA RIOJA gracias a toda la informacin suministrada por este Piloto de nombre MARCELO PORCHETTO, ya que nosotros no contamos con esta informacin en el Manual de Rutas ni en el FMC (ver fs. 139). En tales condiciones, toda vez que seguidamente la demandada recurrente no cuestiona que haya mediado, en concreto, una asistencia aeronutica, cabe tener por configurado este instituto; ello as, porque la crtica posterior de AVIANCA est enderezada a sostener que el nico titular de un salario de asistencia y salvamento en el derecho aeronutico es el explotador de la aeronave, no hallndose previsto que participe de l a diferencia de lo que sucede en el derecho de la navegacin por agua- el capitn y la tripulacin (solucin que propone la Comisin Reformadora del Cdigo de la materia atendiendo, segn sus criterios particulares, a las diferencias que existieran desde el punto de vista de los hechos e intereses en juego entre las figuras mencionadas en el derecho de la navegacin por aire y el de la navegacin por agua). Critica AVIANCA, que el juez se aparta de la normativa prevista en los arts. 176/179 y 180 Cd. Aer.) y que le reconociera al comandante de la aeronave asistente el derecho a una retribucin por asistencia sobre la base de razones de equidad y justicia;
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niega su salario de recompensa y slo le concede una indemnizacin de daos por el stress postraumtico que lo aquejara desde la fecha del suceso (16.08.97), es decir, en otros trminos, no le otorga al actor el salario de asistencia (objeto de la pretensin) sino una suma en resarcimiento de daos derivados del hecho (naturaleza jurdica ajena al caso). Solicita, en consecuencia, que de ser aceptado que medi asistencia aeronutica, se fije la base a seguir en la etapa de ejecucin como fue acordado en el acta de fs. 501 ponderando el valor de la aeronave socorrida; valor respecto del cual la suma de $ 80.000 es notoriamente desproporcionado en perjuicio del demandante. En orden a dicho salario de asistencia trae a colacin el leadingcase Ballester de la Corte Suprema (E.D. 114.435), en el que se estableci una recompensa en funcin de los parmetros de la jurisprudencia internacional en materia martima, que se hallan inspirados conforme con diversas convenciones multinacionales- en alentar esas conductas de socorro.: la normativa internacional que regula el instituto responde a consideraciones de orden pblico y al propsito de alentar a los salvadores a encarar pronta y eficazmente las tareas tendientes a evitar o disminuir las consecuencias del siniestro (confr. Geoffrey BRICE, The Maritime Law of Salvage", Londres 1983, pg 40; conc. RIPERT DU PONTAVICE, Droit Maritime, 12 ed. Dalloz, Paris 1997, pg. 458). Sexto agravio: el juez fij el comienzo de los intereses en la fecha de notificacin de la demanda, pero la contraparte qued constituida en mora con la interpelacin por carta documento del 17.06.99 (fs. 31/33). Y como sptimo y ltimo agravio, el recurrente critica mediante un desarrollo relativamente extenso- la decisin del juzgador de imponer las costas por su orden no obstante que no concurre mayor dificultad tcnica habida cuenta que el art. 184 del Cdigo Aeronutico hace extensiva la aplicacin del instituto a los socorros realizados por medios terrestres o martimos (habiendo) destacado que esta clase de asistencia, denominada por la doctrina como intelectual por consistir en consejos y asesoramiento al capitn no es en manera alguna novedosa y se encuentra lgicamente comprendida en las previsiones del referido art. 184 del CA (ver fs. 864 vta.). Y la informacin trasmitida por Porchetto al capitn colombiano, agrega el apelante, no le fue provista por Southern Winds, sino que fue adquirida mediante sus estudios y capacitacin: De tal manera, ha intervenido como una suerte de `prctico o `consejero de ruta (v. fs. 865 vta., primer prr.). VI.- En el responde a los planteamientos del actor, Aerovas Nacionales de Colombia (AVIANCA) cuestiona la hermenutica jurdica propuesta, afirmando que el art. 184 C. Aer. contempla las tareas accesorias que pueden prestar medios terrestres o martimos (traslaciones) pero, de ningn modo deroga o modifica los trminos del art. 179 del mismo Cdigo, que limita a los explotadores de aeronaves como los legitimados para reclamar una compensacin de los gastos y daos emergentes producidos como consecuencia directa de la asistencia o bsqueda producida (fs. 868 vta.); ello as, sin que se puedan trasladar por va de extensin analgica los principios y soluciones del derecho martimo, pues las regulaciones de ambas materias responden a normativas diferentes en funcin de realidades tambin diferentes. A lo que aade que no medi en la especie, colaboracin de medios terrestres o martimos y, por tanto, el art. 184 C.Aer. invocado por la contraparte resultara desafortunada y, desde otro enfoque, que la postergacin de un monto en funcin del valor de la aeronave segn al acta del art. 160 CPCC- slo se bas en la necesidad de aminorar las costas del proceso y no en la admisin de esa metodologa de fijacin de la condena en un porcentaje de aquel valor, extremo que su parte cuestion desde un primer momento. Relativamente al monto de la condena, tras coincidir con Porchetto acerca de que el fallo es autocontradictorio, anota que el mencionado pretende cifras astronmicas ya que en cumplimiento de las obligaciones legales en materia de socorro aeronutico el comandante Porchetto sostuvo una rpida conversacin con el comandante de la aeronave de Avianca, indic cuales eran las condiciones meteorolgicas del tiempo, y aport elementos a fin de sealar la conveniencia de aterrizar en el Aeropuerto de La Rioja, el que dispone de condiciones aptas para el aterrizaje de una aeronave Boeing 767; es as que el 10% pretendido por ese servicio alcanzara nada menos que la cantidad de u$s 3.500.000 por el cumplimiento de una obligacin legal y de solidaridad social de asistencia de una aeronave a otra cuando ambas se encontraban en vuelo (confr. fs. 870 vta.). Concluye la demandada afirmando que, a los efectos de la distribucin de las costas, la decisin del a quo es ajustada a derecho por tratarse de una cuestin verdaderamente novedosa que no ha sido materia de pronunciamiento dentro del Tribunal, lo que se pone
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suficiencia de una expresin de agravios, por estimar que es el que mejor armoniza con las garantas constitucionales (confr. causas: 5003 del 5.4.77; 5539 del 12.8.79; 6221 del 9.2.78; 5905 del 27.5.88, etc.). Mas tambin he remarcado que esa amplitud no puede ser llevada a un extremo que, en los hechos, signifique prescindir o derogar la norma del art. 265 del Cdigo Procesal en cuanto establece expresamente por mandato del legislador que, al expresar agravios, la recurrente debe exponer una crtica concreta y razonada de los puntos que estime equivocados y confutar las argumentaciones en que el a quo se basa para arribar a la conclusin de su sentencia (vid. causa no. 1437/99 del 7.4.2000 y sus citas, entre muchos otros). En la especie, conforme lo adelantado en el punto IV de este voto, la demandada no ha desarrollado apropiadamente argumentos tcnicos idneos y suficientes para apartar las conclusiones del peritaje en pilotaje de vuelos, que obra a fs. 647/684 que el Magistrado hizo suyas-, de acuerdo con cuya experticia la actuacin del comandante Porchetto en la situacin sub examen alcanz a configurar un socorro aeronutico en grado de asistencia. Por ello, se impone en este aspecto del litigio, tener por desierto el recurso de la demandada y por decidido definitivamente el tema (art. 266 CPCC). Desde un enfoque diverso, convergente en buena medida hacia esa conclusin, no es ocioso sealar que en la contestacin a la demanda (fs. 185/201) AVIANCA acept dos aspectos centrales: 1) que su aeronave en vuelo 087 se declar en estado de emergencia aeronutica al sobrevolar el aeropuerto de Crdoba, al que no pudo a la postre abordar para el aterrizaje por cuanto se hallaba debajo mnimos y se le haba descompuesto el ILS; y 2) que por la intervencin del comandante Porchetto el Boeing 767, que se encontraba al lmite en materia de combustible, opt por un aeropuerto del alternativa (La Rioja, con ancha y larga pista para aviones pesados y munido de los elementos tcnicos aptos para la maniobra, entre ellos el referido ILS) que nadie le haba sugerido antes (Ezeiza deriv a Crdoba; Crdoba quiso derivar a Rosario tambin bajo mnimos-; Montoya haba pensado en la alternativa Mendoza; la aeronave de CATA indic Catamarca; y entonces el aqu accionante proporcion las razones para que se prescindiera de todos esos destinos y se eligiera LA RIOJA, dando las causas de su preferencia, ruta, clima y otros detalles que fueron convincentes y que permitieron que la emergencia aeronutica culminara con pleno xito; ello as, cuando a la aeronave de AVIANCA le quedaba combustible para unos pocos minutos y el peligro de un siniestro era real y concreto. Como broche de oro para la cuestin de si Porchetto fue til o si Porchetto slo dijo vayan a La Rioja y nada ms, si medi o no asistencia, el Boeing se encontraba en situacin de serio riesgo, lo mejor es or al comandante Montoya Builes en el reportaje que le efectu el peridico Internacional (ejemplar del 29.8.97, fs. 60), en Bogot, Colombia. Transcribir algunos prrafos que me parecen ilustrativos y que dicen mucho ms de lo que pueden elucubrar conjeturas y supuestos. Lese en el recuadro bajo el ttulo Senosaparecila virgen lo siguiente: Llegu a temer por la seguridad del avin y por la vida de los pasajeros, confes ayer el capitn Jorte Mario Montoya Builes, piloto del Boeing 767 de Avianca que el 16 de agosto estuvo a punto de sufrir un accidente en Argentina si no hubiera sido por la ayuda que le prest el piloto Aerolneas Argentinas (el error es claro y no altera nada: el avin era de Southern Winds), Marcelo Porchetto. All dice el comandante Montoya Builes que ciertamente no era un improvisado y que, en tanto capitn de un avin del porte del que conduca, obviamente estaba habilitado para distinguir entre una simple peripecia y una situacin de peligro o grave riesgo): Cundo y como intervine Marcelo Porchetto? Respuesta: Intervino en el mismo momento en que nos declaramos en estado de emergencia y pedimos asistencia a la torre de control de Crdoba. El estaba volando en la misma frecuencia y al or nuestro llamado nos empez a dar informacin. Lo primero que nos dijo fue cul era el aeropuerto que estaba ms cerca. Y a partir de all nos acompa permanentemente hasta que aterrizamos, hecho que nos tranquiliz muchsimo. Continua Montoya Builes: Suayudafuetrascendental pues el aeropuerto de Rioja no es muy conocido y adems las aerolneas no lo tienen contemplado como aeropuerto alterno. Pregunta: Considera que este hombre le salv la vida a usted y a sus pasajeros? Responde el Cte. Montoya: Snossalvlavida.Fuecomosisenoshubieraaparecido lavirgen (y siguen las declaraciones; confr. fs. 60, con nfasis agregado).
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incorporada a fs. 647/684 da cuenta, con fundamentacin especfica en una materia que es normalmente ajena al conocimiento de los jueces y que luce como razonable por su concordancia con otros elementos de prueba, dequelaparticipacindelcomandantePorchetto fue decisivaparaneutralizarelpeligrodelBoeing767deAviancaydirigirlohaciaunfinal exitoso. En otras palabras, dicha experticia es seria y convincente (arts. 386 y 477 CPCC) y tiene arraigo suasorio en la conjuncin y valoracin que realiz de otras constancias de la causa, como ser las cintas magnetofnicas que registran las comunicaciones del 16.8.97 sobre el aeropuerto de Crdoba (confr. fs. 62/73; cintas que fueron suministradas por la Fuerza Area Argentina); el informe del comandante Montoya Builes al capitn Valenzuela (ver fs. 46/50, pg. 4), cuya autenticidad fue admitida en el responde; el informe emanado de la Divisin Seguridad Area de Avianca (ver fs. 471/479, en esp. fs. 477); y, adems, la coincidencia sustancial con el dictamen informativo presentado por el consultor tcnico de la actora, seor Alejandro Burello (v. fs. 686/694) y las declaraciones del comandante Montoya al peridico El tiempo Internacional, de Bogot, que tiene una aceptacin expresa de lo trascendente que result la intervencin del actor Porchetto, elemento de conviccin por cierto indudable. Todo ese plexo de probanzas y antecedentes, digo por mayor abundamiento, bastan y sobran para tener por cierta la existencia del socorro areo prestado y su calificacin jurdica como asistencia aeronutica. El experto Racca cumpli bien su cometido y no son argumentos que puedan serle opuestos a su fuerza convictiva los que emanan de una prctica de la ucrona, esto es, de la hipottica situacin que se habra producido si no hubieran concurrido determinados hechos y circunstancias. No se trata de intentar ejercicios de imaginacin acerca de qu hubiera o no hubiera sucedido si no pasaba o si pasaba tal cosa, porque conjeturas se pueden tejer muchas. Lo que cuenta son los hechos, la realidad, y los hechos y la realidad demuestran por el cmulo probatorio aportado- que el seor Porchetto en el vuelo de Southern Winds 1508 del mes de agosto de 1957, suministr informaciones y directivas sobre el inservible en ese momento aeropuerto de Crdoba- a la aeronave Boeing 767 de Avianca decretada en emergencia en su vuelo 087. Y que gracias a esas instrucciones y directivas, sobre la existencia de un aeropuesto que no haba sido siquiera pensado pro el comandante Montoya Builes (puesto que no figuraba en las hojas de ruta usuales), el avin colombiano tuvo un feliz aterrizaje sin experimentar el ms mnimo dao en los pasajeros, tripulacin, instrumental o en la aeronave. Vista la conclusin alcanzada, es pertinente ahora entrar en la calificacin jurdica del legitimado activo reclamar el salario de asistencia, problema nuclear tambin de este proceso: el actor, como comandante que dio todas las instrucciones para superar la emergencia aeronutica por sus conocimientos tcnicos y experiancia-, reclama el salario para s; la demandada, que neg tal asistencia, dice que en todo caso le correspondera exclusivamente al explotador de la aeronave, segn la normativa del art. 179 del Cdigo Aeronutico. Mi posicin no es coincidente con la de ninguna de las partes y pasar a fundarla despus de anotar lo que va en el punto siguiente. X.- La parte actora reclam, concreta y especficamente, el cobro del salario de asistencia aeronutica por los hechos que han quedado descriptos precedentemente. Dijo tambin, y trat de probarlo mediante un peritaje psicolgico realizado cuatro aos y medio desde el aludido episodio, que ste le haba causado trastornos en esa esfera de la personalidad (confr. dictamen de la licenciada Silvina Mara Cursaro, fs. 622/640 vta.), mas este argido dao no fue objeto de una reclamacin resarcitoria sino que form parte de los antecedentes ponderables para la fijacin del indicado salario. Esto es claro, y ambas partes estn de acuerdo en que tales fueron los trminos de la relacin procesal: asistencia y reclamo del salario por una parte, y negacin de la asistencia, o a todo evento falta de legitimacin activa del demandante por no ser el explotador de la asistidora, por la otra. Y tanto el seor Porchetto como Avianca critican que el Juez se apartara de los referidos trminos de la relacin procesal y, en vez de pronunciarse sobre el salario (despus de reconocer la realidad de la asistencia), condenara a la compaa de aviacin colombiana a indemnizar al contrario el dao psicolgico (que puede ser dao econmico y dao moral a la vez, o uno de esos dos daos solamente). Habra mediado en la sentencia una transmutacin del objeto de la demanda: de cobro de salario de asistencia a condena por resarcimiento del dao mencionado. Los planteamientos de ambas litigantes llevan la razn. El seor Magistrado troc la pretensin y no conden por el hecho demandado (cuya existencia acept) sino por otro
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o remuneracin de la asistencia: ser un estmulo cierto para que laspersonas (no se puede estimular a las cosas materiales) estn bien predispuestas a colaborar en los socorros aeronuticos, tal como sucede y por las mismas razones- con las tareas de asistencia y salvataje en el terreno martimo-fluvial. Acerca de este ltimo aspecto, tanto el ordenamiento jurdico positivo nacional e internacional en materia de derecho de la navegacin y del derecho aeronutico procuran por dos caminos diferentes fomentar que los buques o los aviones que estn en cuanto a su conduccin confiados a personas fsicas, dotadas de facultades racionales que las cosas no poseen obviamente- sean proclives y no reticentes a la hora de presentarse una situacin de emergencia en el mar o en el aire (o en tierra si la aeronave debi efectuar un aterrizaje forzado o sufri un accidente que produjo su cada). Una primera va empleada con esos fines est representada por las disposiciones que establecen la obligacin de prestar el socorro (bsqueda, asistencia y salvamento) y que sancionan la inobservancia de ese deber jurdico de tanta importancia en el orden a resguardar vidas humanas y elementos tan valiosos econmicamente como son un buque o una aeronave. La segunda, consiste en dar un incentivo patrimonial al auxiliador, de manera de que por la recompensa legalmente prevista se encuentre bien predispuesto a colaborar en las situaciones de emergencia en medios tan particulares como son los atinentes a los buques y las aeronaves. En el orden precisado, dentro de la primera va en materia de aeronavegacin, el respectivo Cdigo dispone: a) Art. 175: Los explotadores y comandantes de aeronaves estn obligados en la medida de sus posibilidades, a prestar colaboracin en la bsqueda de aeronaves, a requerimiento de la autoridad aeronutica. b)Art.176: El comandante de una aeronave est obligado a prestar los siguientes socorros: 1 Asistencia a otras aeronaves que se encuentren en situacin de peligro; 2 Salvamento de personas que se encuentren a bordo de aeronaves en peligro. y c) art.224: Ser reprimido con prisin de 3 meses a 1 ao el que no cumpliese con las obligaciones prescriptas en el art. 176 de este Cdigo (toda condena mayor de seis meses de prisin ir acompaada de inhabilitacin por un plazo de 1 a 4 aos, a partir del cumplimiento de la pena, para ejercer la funcin aeronutica para la que el reo se encuentre habilitado art. 225 C.Aer.-). En la segunda va (incentivacin econmico- patrimonial y resarcimiento de todos los gastos), qued escrito que los arts. 179 y 180 del Cd. Aer., como tambin su art. 184 relativamente a los socorros por medios terrestres y martimos, disponen, por un lado, el reembolso de todos los gastos que la asistencia le demandara a la aeronave y la indemnizacin de los daos experimentados por causa de ella; y, para el supuesto de salvamento, a su vez, el Cdigo prev a ms resarcimiento de los daos- una remuneracin que ser pagada por el explotador de la nave ya alcanzada por el percance o siniestro que se tradujo en la postergacin o imposibilidad de volar. Ante los textos normativos transcriptos y los fines perseguidos en orden a la incentivacin del socorro aeronutico, cabe preguntarse se impone una exgesis apegada a la letra de la ley? es contrario al ordenamiento jurdico interpretar la ley, por sobre su estructura meramente literal o semntica, conforme con su finalidad? Asiste razn a la demandada en cuanto sostiene que el salario de asistencia slo est previsto para el explotador de la aeronave? O bien la razn est de parte del actor por haber prestado un socorro intelectual, propio, personal, directo y exclusivo? Juzgo que la solucin legal, rectamente interpretada y que conduzca a un resultado que no se desentienda del valor de la justicia, impone un alcance distinto al que las partes han dado en sus respectivas posiciones. Tratar de demostrarlo. XI.- La exgesis de las leyes que hace del apego al prurito semntico el mejor mtodo de interpretacin, en la doctrina ius-filosfica contempornea, es posible el ms desprestigiado, al punto tal que la mxima romanista ubilexnosdistinguit,necnostrusest distinguere (o nec nos distinguere debemus) es considerada un arcasmo jurdico. Pues es claro que la ley se expresa empleando conceptos, palabras, y en infinidad de casos stas son ambiguas y toleran ms de un sentido. A lo que se aade la falta de formacin de los legisladores en la gramtica y en el uso correcto de la lengua. Podra dar mil ejemplos al respecto, pero me referir a uno solo, emanado nada menos de que de un caracterizado
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hermenutica legal debe procurar inclusive ms all o ms ac de la letra de la ley o de las imperfecciones de la instrumentacin legal- asegurar los fines tenidos en cuenta por el legislador (porque en un rgimen republicano que funciona sanamente y no de un modo enfermizo los legisladores son la expresin de la ciudadana) y asegurar dichos fines en un caso concreto mediante una solucin que respete las exigencias de la justicia en ese preciso y mismo caso concreto (que esto, y no otra cosa, es la equidad: la justicia del caso). No se puede seguir repitiendo, sin someterlos a una meditacin crtica profunda, cliss sobre interpretacin de la ley que no resisten un anlisis serio. As, por ejemplo, repetir que la imprevisin o cualquier otro desaguisado no se presume en el legislador es desconocer la realidad y vivir por los cerro de Ubeda acaso la maraa legislativa y reglamentaria vinculada con el proceso de consolidacin de deudas y con las obligaciones en divisas que fueron pesificadas no es la mejor demostracin de que se improvis y se legisl mal introduciendo un factor de inseguridad jurdica cuyo resultado fueron miles y miles de juicios? Para quien se interesa por el Derecho, y por uno de sus problemas centrales como lo es el de la interpretacin de la ley, la lectura de los principios jurisprudenciales que se repiten en Fallos y Repertorios (y se repiten sin someterlos al tamiz de la sana crtica) revela que muchos de ellos son generalidades intiles, o principios desencarnados de la realidad y por qu no decirlo? simples boutades vestidas con ropaje expresivo monacal, sacramental, hiertico. Mas, vuelvo al tema que interesa directamente despus de asentar lo dicho en los prrafos precedentes, que me tena atragantado desde hace tiempo. Los jueces, que slo podemos y debemos hablar por las sentencias, no tenemos vedado expresar nuestra conciencia dolorosa activa segn escriba el filsofo Nimio de Anqun (que sera el modo elegante de mencionar, segn el Rev, Padre Leonardo Castellani, al derecho al pataleo, de gran valor psicoteraputico). Las manifestaciones que anteceden, a ms de descarga psicolgica desestresante, no estn descolgadas y tiene como se ver- relacin directa e inmediata con la solucin del caso bajo examen. XII.- La compaa area de Colombia (AVIANCA) sostiene desde el inicio, con ahnco, que el salario de asistencia aeronutico le corresponde exclusivamente al explotador de la aeronave (es decir, nada para la tripulacin, aunque haya sido la habilidad o pericia de sus miembros y del comandante los autores reales de la asistencia). Y afirma esa posicin , llamsmola restrictiva, aferrndose a la literalidad de los trminos usados en la redaccin de los arts. 179 y 180 Cd. Aer., en tanto slo mencionan al explotador de la aeronave que particip en la asistencia o en el salvamento y no alude ni siquiera tangencialmente al comandante o a la tripulacin de la aeronave asistente o salvadora. (Aclaro que, como una sentencia no tiene por qu coincidir con una monografa, y aunque estoy perfectamente en condiciones de redactar sta, voy a omitir por respeto al nivel de especializacin de letrados y perito de hacer disquisiciones para explicar cules son las caractersticas de los socorros areos: bsqueda, asistencia y salvamento). En autos las partes estn de acuerdo en que la figura en debate es la asistencia. Intenta explicar la compaa area colombiana que son muy distintos los mbitos areos y del agua y que, por consiguiente, las soluciones consagradas en la navegacin martima o fluvial no son trasladables al transporte aeronutico (y sus contingencias). Y como el derecho aeronutico constituira un todo armnico, autosuficiente en lo por l reglado, el tema de la asistencia demandada debe ser juzgado segn las normas especficas de la aeronavegacin, sin que se puedan aplicar analgicamente las soluciones normativas previstas por la Ley de la Navegacin, no trasladables al mundo de la aeronutica. Mas, aunque la parte demandada se extienda en esas explicaciones que bien ledas y meditadas no pasan de un relleno de aparente fundamentacin (algo as como un condimento gastronmico para una comida frugal)-, lo real y cierto, lo definitivo, la sustancia de su planeamiento, es que los arts. 179 y 180 C.Aer., slo aluden al explotador de aeronaves (diferentemente con lo que ocurre en el campo de la Ley 20.094). Y como las citadas normas slo hacen referencia al explotador de aeronave, nada justifica prescindir de los claros textos legales. En otros trminos, la esencia de la defensa es el apego estricto a la letra de los arts. 179 y 180. La defensa es la ley literalmente interpretada y aplicada. Ac juegan las palabras bblicas al revs: el espritu mata, la letra vivifica (S.Pablo, 2. Corintios 3:6). Se niega el
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la asistida, etc.), el cumplimiento de ese deber legal que, por el hecho natural y ordinario de las cosas- es decidido y prestado por el comandante y no por el explotador que est a diez mil kilmetros de distancia e ignora detalles de relevancia- exigir, naturalmente en la medidas de las posibilidades como reza el citado artculo 179, alterar el plan de vuelo y utilizar combustible ms all de lo previsto. A lo que es pertinente agregar que no es exacto que el comandante de la aeronave est constreido a seguir las instrucciones del explotador extranjero (por lo general, insuficientemente informado de los detalles de la asistencia), porque l es el que debe decidir con los auxilios tcnicos de su instrumental y el proporcionado por las torres de control en tierra-, cules son las medidas apropiadas para dar asistencia a una aeronave en vuelo que declarada en emergencia la solicita. Podrn variar el medio (agua-aire), el instrumento (buque-aeronave), el director de la asistencia (capitn del buque-comandante de la aeronave), pero coinciden situaciones del mar y del aire decisivas: un buque en emergencia situacin de peligro- solicita auxilio (asistencia) y todo buque que se encuentre en las cercanas debe ir a prestarle la ayuda para salvar al navo (debe ir a asistirlo). Quien adopta las medidas concretas para socorrer y decide la oportunidad para hacerlo es el capitn del buque asistidor, quien dirige toda la operacin tcnica corriendo, muchas veces, serio peligro su propio navo. Cuando el capitn cumple su obligacin de prestar asistencia, observando un mandato legal y por sobre todo un deber moral, nada pueden decir el propietario, el armador, el asegurador o el transportista. Se alargue o no el viaje (y lo normal es que esto suceda en las asistencias en el medio acutico, con malos tiempos) y digan lo que dijeran los explotadores econmicos del buque, ste responder exclusivamente a las rdenes del capitn. Y as sucede, exactamente igual, en el transporte aeronutico: cuando el comandante de la aeronave debe socorrer por as ordenarlo el art. 179 C.Aer., bajo amenaza de pena de prisin e inhabilitacin, no hay disposicin admisible del explotador que pueda frustrar la asistencia por aire debida (cuyas maniobras corren, como en el derecho martimo, por cuenta del comandante).Porque una contraorden para que el comandante suspenda la asistencia es susceptible de terminar en una tragedia area imperdonable. Y de ella deber responder el explotador. En un esquema realista: a) en el der. martimo, cuando un navo pide asistencia es obligacin del capitn de otro buque situado en las cercanas prestarle todos los medios a su alcance para afrontar el peligro, para asistirlo hasta que la emergencia quede superada (y no hay armador, propietario, transportista, que est legalmente habilitado para detener la asistencia o tan siquiera acotarla temporalmente, por la razn que fuera); y b) en el der. Aeronutico nada esencial cambia: requerida la asistencia en vuelo por una aeronave en emergencia, el comandante y el explotador de la aeronave cercana deben acudir inmediatamente en su socorro, corriendo por cuenta del comandante la adopcin de las medidas necesarias para que el adecuado servicio asistencial llegue a un final exitoso. No puede el explotador, propietario o locatario de la aeronave que asiste interferir en las maniobras del comandante, en tanto ste es el jefe y el tcnico por excelencia (dotado de conocimientos especializados y por lo comn de una experiencia para nada desdeable) Es que, acaso, puede suponerse siquiera que el explotador del avin en un caso como el de autos, en el que est situado en la otra punta del continente hispano-lusitano- pueda l dar instrucciones al comandante acerca de cmo tiene que realizar las maniobras adecuadas para el buen socorro aeronutico? Y el comandante est obligado a seguir tales directivas o debe aplicar, en tanto jefe a cargo de la mquina y tcnico en navegacin area, su criterio para coronar la asistencia con xito? Acaso el explotador de la aeronave, que puede ser un simple empresario que no vol nunca o no tiene idea de cmo se elige un aeropuerto de alternativa en situacin de emergencia, puede ser el que defina cul debe ser la conducta del comandante ante una asistencia requerida? Conoca por ventura el explotador de Colombia que el aeropuerto de La Rioja que no figura en los manuales en uso- era el ms apropiado en el caso, por su cercana, por tener la pista preparada para aviones Boeing 767 y por contar con el ILS? Juzgo incuestionable, obrando con sinceridad y rectitud de juicio, que el transportista por agua o el explotador areo que ponen sus bienes al servicio de la asistencia y esto es un extremo a valorar- no son quienes realizan tcnicamente las maniobras requeridas por el socorro martimo o el areo. Son el capitn del buque o su plantel de oficiales o es el comandante del avin y sus colaboradores quienes llevan a cabo, de modo real, efectivo, concreto, el trabajo propio de la asistencia. Armador o propietario del buque o de la aeronave,
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inertes no se mueven sino por la intervencin humana directa o tcnica- el capitn del buque y el comandante de la aeronave auxiliada. No hay asistencia posible sin la participacin de elementos materiales (buque, aeronave e inclusive medios terrestres art. 184 C.Aer.), cuya disponibilidad jurdica corre por cuenta del armador o del propietario o del transportista, y del componente humano consistente en el capitn, comandante, prctico, personal de remolcadores, asistencia por mdicos, entre otros. Y esa coparticipacin en los socorros por agua o por aire se da necesaria e inevitablemente. Esa es la realidad y no hay nada ms tozudo que la realidad. Contra ella se estrellan argumentos que, con fundamentacin ms aparente que real y por ms que parezcan prima facie seductores, no puede torcer loquees (la nica verdad es la realidad, ense ARISTTELES, frase que cal hondo en la poltica nacional). Pues bien, el derecho de la navegacin por agua atendi a esa realidad insoslayable y, al tiempo de legislar sobre las consecuencias de una operacin de socorro (asistencia o salvamento), tuvo en cuenta los dos elementos indispensables para su concrecin: el material y el humano. Y cuando debi, para fomentar la colaboracin en el mar, establecer incentivos econmicos, dispuso la ley 20.094 una remuneracin o compensacin o salario de asistencia, a dividir entre armador, capitn y tripulacin. No voy a reproducir sus textos, por todos conocidos, ni efectuar un catlogo de citas de doctrina y jurisprudencia sobre el derecho del capitn, la tripulacin y cualquier otra persona que haya concurrido a la asistencia martima, a ser retribuidos segn las particularidades propias de cada caso y que, en lneas generales, la Ley de la Navegacin determina. Nadie discute en el derecho martimo, que en buena medida es el padre del derecho aeronutico en un conjunto de institutos comunes (como la asistencia y el salvamento, por ejemplo), que el armador o explotador del buque asistente tiene derecho a una contribucin por la asistencia (porque son bienes los que se ponen a disposicin del buque asistido para que se cumpla el socorro). Pero tampoco nadie cuestiona, y as lo demuestran los Cdigos de la materia y una serie de proyectos y convenios internacionales, que en tanto parte indispensable y singularmente trascendente el capitn del buque, la tripulacin y tambin personas que no forman parte de ella pero que colaboraron en las arduas tareas encomendadas son acreedores a una recompensa, comnmente designada como salario de asistencia. Es que, poniendo el armador/explotador parte de sus bienes para que se cumpla el auxilio y poniendo el capitn/comandante todos sus conocimientos y experiencia al servicio de la asistencia a una nave o una aeronave en emergencia (peligro cierto o probable de daos), es razonable y justo llegar en ambas disciplinas jurdicas a la misma solucin, sea cual fuera el texto legal en su desnuda literalidad. Porque, si bien se mira, el art. 179 prev la asistencia y el derecho del explotador de la aeronave que proporciona el socorro, pero no prohibe que participen en el respectivo salario a quienes s han participado y de modo principalsimo- en dar el auxilio y coronarlo con el xito. Acaso el explotador de AVIANCA hubiera podido, por las circunstancias de lugar, tiempo y modo prestar algn tipo de asistencia en el aeropuerto de Crdoba?. Es evidente que no, que nada habra podido realizar sin la intervencin calificada y meritoria del comandante Marcelo Patricio Porchetto, que vivi toda la situacin de emergencia, acompa al Boeing 767 en peligro, le dio datos valiossimos para evitarle una catstrofe y finalmente cumpli su obligacin moral y legal. Entonces, un principio elemental de justicia cuya savia vivifica al ordenamiento jurdico positivo (sin la justicia el derecho no sera ms que la imposicin del fuerte sobre el dbil, una despreciable tirana normativa)- impone que los dos participantes de la asistencia aeronutica estn, como dice el sabio dicho popular: a las duras y a las maduras. El explotador participa indirectamente pero exponiendo sus bienes (aeronave, instrumental, titularidad de la lnea de aviacin, etc.) en la asistencia; el comandante y sus auxiliares, segn los casos, intervienen directamente en el socorro ejecutan el socorro- y de su razn, de su seguridad y de su experiencia depende en gran medida la culminacin de la colaboracin requerida por la aeronave en peligro y proporcionada por las personas fsicas aludidas. Juega aqu el principio romanista antes citado: ubi eadem est legis ratio, ibi eadem est legis dispositio. Y proyecta a su fuerza mandato el otro proloquio latino que mencion antes: Placuit in mnibus rebus praecipuam esse iustitiae aequitatisque, quan stricti iuris rationen (confr. Codex, 3, 1, 8). En funcin de los antecedentes o reflexiones previas, juzgo que la legislacin
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normas relacionadas con el derecho de la navegacin martimo-fluvial se reconoci, como estmulo para que la colaboracin no fuera retaceada, el derecho del armador y del capitn y la tripulacin a un salario de asistencia (art. 371 Ley 20.094). Ya lo escrib antes y lo repito ahora, abusando de la paciencia de mis distinguidos colegas de Sala, cun injusto sera por no realizar una interpretacin armonizadora y sistemtica del orden jurdico positivo- que el explotador de SOUTHERN WINDS fuera recompensado en el caso cuando muy probablemente no tuvo ni noticias del episodio- y se negara ese derecho al comandante Porchetto, respecto de cuya actuacin dijo el comandante Montoya Builes del avin Boeing 767 con 120 pasajeros a bordo- que. Suayudafue trascendentalpues el aeropuerto de La Rioja no es muy conocido y adems las aerolneas no lo tienen contemplasdo como aeropuerto alterno... Snossalvlavida.Fuecomosisenos hubiera aparecidolavirgen (vase fs. 60; nfasis agregado). Mediante la interpretacin integradora (por virtud de la analoga de complementacin) se logran soluciones similares para situaciones semejantes; se concreta en una decisin realista el principio general del Derecho que los romanos sintetizaban en la locucin ubi eadem est legis ratio, ibi eadem est legis dispositio (donde existe la misma razn de la ley, existe la misma aplicacin de la ley) y, adems, se salva la injusticia a la que conduca el apego a la letra de la ley respetando otro de los grandes principios generales del Derecho resumido en el proloquio latino: placuit in omnibus rebus praecipuan esse justitiae aequitatisque, quam strict iuris rationen (ha parecido bien que en todas las cuestiones prevaleciera el criterio de justicia y equidad, sobre el derecho escrito). La metodologa interpretativa precedente se basa, en una instancia superior, segn la cual La misma ley no es el derecho sino aliqualisratioiuris (STheol, I-II, Q.57. a 1, ad. 2 m... leynonestipsumius,proprieloquendo,sedaliqualisratioiuris). Porque de esta forma se da al otro lo que esdelotro (su cosa), no pareciendo odioso recordar la clsica definicin de ULPIANO sobre la justicia: ... ius suum unicuique tribuens (Digesto L. 1, Tt. 1, N 10:...dar a cada uno su derecho, lo suyo). El recurso a la equidad, que la demandada critica como si fuese una ddiva o una aplicacin bondadosa de la ley una especie de intromisin de la indulgencia, la benevolencia o la lstima en el mbito del derecho- no est mal sino bien si es rectamente entendida, puesto que no juzga a la ley, no es juez de la ley sino que juzga del caso particular de la ley por razn de su generalidad- no estuvo en condiciones de contemplar. No es tampoco una regla de interpretacin de la ley positiva, no suple sus lagunas, no amengua la obligacin que surge de una ley rigurosa, no es un manipuleo indulgente y benigno de la ley basado en la piedad con el deudor o el delincuente... No hay que recurrir a valores de otro tipo (misericordia, magnanimidad, indulgencia, etc.) para que la epiqueya sea aplicable: basta la justicia. El derecho tiene en s mismo el remedio para curar sus propias deficiencias e imperfecciones, nsitas en su naturaleza. Es que ubiiuslegalisdeficitaequitas supplet. Ah donde el derecho positivo resulta insuficiente por sus propias caractersticas, la equidad lo suple (prrafos stos tomados del doctor Abelardo ROSSI, ex minmistro de la Corte Suprema Nacional en Aproximacin a la justicia y a la Equidad, ediciones de la Universidad Catlica Argentina, Buenos Aires, 1999, passim). Las razones de justicia y de equidad que la demandada juzga ajenas al rgimen del derecho positivo y por cuya mencin en el fallo apelado lo tacha de carente de fundamento jurdico- no son en mi criterio ajenas al rgimen del derecho positivo, sino que son su cimiento y espritu, su esencia y causa. Porque conforman, y me limito a dar mi juicio en este caso, un medio tomado del mismo ordenamiento positivo (arts. 2 y 179 Cd.Aer. y de los arts. 371 y ss de la Ley de la Navegacin)- para hacer que la ley se cumpla en el orden de sus fines, supliendo el defecto de su literalidad hurfana de razn de ser. Y este proceder, aqu tan criticado, responde a las directivas de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin; nada excusa la indiferencia de los jueces sobre la justicia de la decisin... Y concluyo con estas reflexiones recordando, con el doctor Abelardo ROSSI, que el juez debe estar prevenido y ser sumamente prudente (sabio) al decidir un caso particular sometido a su juzgamiento segn la justicia y la equidad (lo justo concreto o la justicia del caso). Porque frente al vicio del legalismo literal se presenta el vicio de la aequitas cerebrina (una degeneracin de la equidad stricto sensu); basada en criterios meramente subjetivos que configuran un laxismo jurdico, que como dice el dignsimo profesor citadotie a la sentencia del juez de una debilidad lastimera y condescendiente... sin ms fundamento que su propia voluntad... porque lleva en su seno la semilla de la arbitrariedad...
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Habla all el profesor de derecho y lo hace, como corresponde, desde una ptica que es totalmente distinta a la del juez: se mueve en el campo de los principios generales y desde ese enfoque encuentra bueno que sea el explotador el titular del derecho a indemnizacin y recompensa. Le ocurre al distinguido maestro lo que le sucedera al legislador: toma en cuenta lo que normalmente acontece; la generalidad de las situaciones y aunque sea detallista y abarque una pluralidad de supuestos, siempre se encontrar con que la realidad y la vida son ms ricas y que pocos, varios o muchos hechos se escapen de sus previsiones, como tambin que sta haya sido formulada defectuosamente mente expresada. Profesor y legislador miran los temas desde sus rbitas especficas, que son muy diferentes a la ptica con que los debe abordar el juez. Los primeros obran o en el campo del saber terico o en la esfera del ejercicio de la voluntad y movidos, tericamente, por la virtud de la prudencia (que es la propia del gobernante). El juez, a diferencia de aqullos, debe ejecutar una orden de adjudicacin de lo justo, mas claro que no de lo justo en trminos tericos o de monto social general, sino resolver una cierta situacin que le es planteada. Y para ello es menester que el juez conozca los principios primeros del mismo modo que las cosas concretas sobre las que deber obrar, dotado del hbito (disposicin virtuosa) de bsqueda de lo justo objetivo en el caso concreto. Y donde se observa la misin trascendente del juez es en el discernimiento de las excepciones (conjunto de hechos o circunstancias que no aparecen directamente contempladas en la ley, pero s en el orden de su finalidad). Y entonces, su deber ms ntimamente propio es buscar cul habra sido la solucin, inspirada por la prudencia y la justicia del gobernante, que ste le habra dado al caso de excepcin si al tiempo de legislar lo hubiera tenido presente. Pues bien, como maestro del Derecho Aeronutico, y movindose en el plano de la ciencia jurdica, el doctor Videla Escalada explic el alcance de la normativa del Cdigo en el aspecto que nos ocupa. Es cierto que las razones para justificar la norma en su literalidad fueron de una pobreza franciscana (con el mximo respeto y cario hubiera conversado este tema con l y creo que habra terminado perdn por la audacia de mis predicciones de ucrona- admitiendo que no hay tales razones sino un par de vaguedades genricas, cuya inidoneidad para sustentar el precepto no le escapa a nadie que lea y reflexione sobre lo que lee), pero ese extremo no perjudicaba a nadie. En el concreto caso sub examen, se le plante especficamente la situacin vivida por las aeronaves de Southern Winds, comandada por Marcelo Patricio Porchetto, y la de AVIANCA, declarada por su comandante Montoya Builes en emergencia. Y colocado en la situacin de asesor o ms bien de amicus curiae, vistos los antecedentes del caso, no pudo dejar de advertir con su capacidad intelectual y su vocacin de justicia atendiendo a la naturaleza jurdica de la asistencia y a su finalidad- los siguientes aspectos: a) que era evidente que la situacin planteada al comandante del aparato extranjero configuraba un ejemplo tpico de necesidad de asistencia (fs. 76 y 79); b) que la asistencia reviste un carcter preventivo; c) que, en el caso sub examen, la intervencin con el tiempo y las posibilidades necesarias para evitar la produccin del siniestro, satisfizo los extremos que configuraban una asistencia aeronutica pues la mquina y sus pasajeros no sufrieron dao alguno, ni personales ni patrimoniales (fs. 77/78); bien que haciendo notar que la aeronave asistente no experiment tampoco costo alguno en la operacin. Se encontr el doctor Videla Escalada, al elaborar el dictamen que estamos examinando, que deba pronunciarse sobre si el comandante Porchetto era acreedor a alguna clase de recompensa, es decir, el maestro se encontr aqu frente a un caso particular y singular y se le haba requerido su opinin sobre un aspecto bien concreto (que, en trminos generales, haba tratado en su obra). Frente a ella, y prescindiendo por no ser necesario aqu referirme a los desarrollos completos del dictamen, su autor puntualiza despus de las consideraciones sucintamente expuestas- que Porchetto cumpli con su obligacin de asistencia en los trminos del art. 176 C. Aer. Y la cumpli con plena eficacia (fs. 80), sin alterar las obligaciones del transporte que le haba encomendado el explotador de la aeronave que tena a su cargo (fs. 80 cit., ltimo prrafo). Seguidamente, transcribe los arts. 179 y 180 y anota que estos reconocen derecho a recompensa slo al explotador, lo que le suscita una breve pero sustanciosa frase: NoaparecetanclaroeigualmenteequitativoloestablecidoenelCdigoenrelacinconlas obligacionesylosderechosdeloscomandantesdeaeronaves (confr. fs. 81: el subrayado me pertenece). Porque, aade, el Cd. Aer. en el tratamiento de los deberes jurdicos impuestos
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diera cumplimiento a la obligacin que incumba, tanto a l en su calidad de comandante de la aeronave como al explotador de esta mquina (vid. fs. 84/85). He querido poner de relieve que, en trminos estrictos, no hay contradiccin (no se trata de opiniones que son el opuesto contradictorio a algo desde un mismo punto de vista) en los extremos afirmados por el doctor F. VIDELA ESCALADA relativamente a la problemtica sub examen. Estimo, en efecto, que la visin proporcionada en su Derecho Aeronutico (t. IV-A) atiende a los textos legales, segn estn concebidos en trminos literales, explicando si cabe- las razones prcticas y jurdicas que motivaron que el derecho aeronutico no reprodujera, para semejantes institutos jurdicos, las mismas soluciones normativas consagradas por la Ley de la Navegacin. La posicin adoptada por el respetado maestro, en esa oportunidad, respondi a un enfoque doctrinario y docente. Pero bien diferente es la funcin del juez, y puesto ante un caso concreto o posible conflicto de intereses, asumiendo una funcin parecida a la del juez, el doctor Videla Escalada se vio en el deber moral y profesional de emitir un dictamen sobre ese caso concreto cul era la solucin que posibilitaba una interpretacin de los preceptos del Cdigo que consagraran una versin tcnicamente elaborada y que se adecuara a los requerimientos de la justicia del caso-. Y si bien lo expuesto en trminos doctrinarios y generales no es coincidente con la conclusin alcanzada en el referido dictamen, no hay en esa incoincidencia contradiccin alguna desde el punto de vista de un razonamiento lgico desde que se trata de respuestas a aspectos propuestos desde ngulos diferentes; y en la dada en el dictamen contempla una serie de circunstancias fcticas que fueron puestas con toda claridad de relieve- que no aparecen contempladas en los textos legales de vigencia general. Una hermenutica de dichas normas, adecuada a los hechos e inspirada en la necesidad de proponer una solucin justa, otorga sustento jurdico razonable a la diversidad de opiniones que no sin cierta ligereza- critica la demandada recurrente. Por lo dems, la presentacin de casos novedosos o de circunstancias diferentes pueden justificar y no hay en esto nada reprochable sino en todo caso un loable reconocimiento del mejor criterio actual- un cambio de criterio, cosa que no es desusada en el campo del derecho judicial y doctrinario. La poca del derecho ptreo, a Dios gracias, ha quedado francamente superada y los cambios vertiginosos que se viven en el mundo globalizado del presente han provocado que tambin, o al menos un poco, le sean aplicables al mundo jurdico los conceptos de Zygmunt Baumann sobre la prdida de consistencia y permanencia de las relaciones humanas contemporneas. Tengo para m que, a esta altura, hablar de un derecho lquido no constituira una transpolacin ideolgica o conceptual desprovista de ciertos fundamentos. Han sido tantos y tantos lo cambios jurisprudenciales, en materias relevantes y con apartamiento del legalismo literal (que bien podra ser llamado terrosimo interpretativo, por sus resultados desalentadores); nadie se rasga las vestiduras por los cambios hermenuticos de determinados preceptos o funcionamiento de ciertos institutos, como se puede ver en algunos pocos ejemplos que dar a continuacin: a) vigente el principio nominalista (art. 619 C.C.) y frente a la realidad de una inflacin galopante y la presin de la jurisprudencia de los tribunales inferiores que admitan la indexacin del crdito, la Corte Suprema hizo lugar a la actuacin monetaria (el art. 619 cit. segua vigente) y hasta ese momento el Alto Tribunal pese a la prdida notable del poder adquisitivo del peso- mantena a rajatablas la vigencia del referido principio nominalista (confr. Fallos: 295:973); b) En Fallos: 300:1284, no obstante sealar el Alto Tribunal que el tema que se le planteaba era ajeno a su competencia, adopt medidas tendientes al esclarecimiento de los hechos denunciados, que se vinculaban con la libertad, integridad fsica y la vida de detenidos; c) Para la procedencia de una demanda resarcitoria por prdida de mercaderas o equipajes, el Convenio Varsovia-La Haya de 1955 exige la formulacin de una protesta como requisito sine qua non. Sin embargo, las tres Salas de esta Cmara aceptaron la tesis que propuse en el sentido de que se recaudo no era exigible cuando las partes (transportista y consignatario) haban, dentro del plazo fijado por el ordenamiento internacional, haban efectuado la revisacin bilateral de las cosas y haban extendido una nota de carga revisada (confr. causa 5519 del 12.8.77; innovacin que cont con el apoyo de caracterizada doctrina, entre cuyos autores se cuenta el apoderado de la demandada en su obra sobre la
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el plano del discurso terico y general; y esa posicin frente al problema transformado en caso a resolver donde los principios deben jugar en un contexto de circunstancias particulares- es susceptible de ser objeto de modificaciones o matices no por alteracin de aquellos principios abstractos sino por la variacin de la materia a tratar, teida de connotaciones de hechos que muestran a veces con la fuerza de la evidencia- que la descarnada sumisin al legalismo literal (dura lex, sed lex) conduce, en ese especfico caso a resolver a una manifiesta iniquidad. La variacin de criterio que se le acusa al doctor VIDELA ESCALADA (obra doctrinaria vs. resolucin de un caso concreto, singularizado por una serie de circunstancias especficas) no disminuye un pice ni su autoridad como uno de los juristas ms destacados e inolvidables en el afecto ni la bondad o el acierto de la conclusin propugnada para este entonces eventual conflicto. Demuestra para m, porque tengo bien presente su hombra de bien y su ejemplo, ms bien su honestidad intelectual y la humildad de cambiar la enseanza magistral que es propia de los hombres sabios. Le sometieron una situacin conflictiva a dictamen y expuso para ella su tesis admitiendo que las normas generales (arts. 179 y 180 C.Aer.), que en su hora y tericamente consider justas, en su aplicacin a determinados supuestos resultaban el vehculo de la injusticia; por eso, descart su aplicacin lisa y llana y ensay una interpretacin posible guiado por la acuciante tensin propia del varn justo. En este agravio, relacionado con la contradiccin estudiada, nada puede fundar en su favor la demandada-recurrente. Porque, si se estuviera con la posicin que en su Derecho Aeronutico (t. IV-A, pgs. 102/103) sostuvo el jurista recordado, su improcedencia respecto de la solucin de esta concreta controversia ya fue antes analizada. Y si en cambio se tomara por buena la interpretacin que propone para el sub examen en el dictamen incorporado a estos autos, la solucin no favorecera a la empresa demandada (confr. fs. 74/85). Doy por concluido en este voto, que no puede exceder el mbito de la competencia devuelta porque ello implicara afectar del derecho a la jurisdiccin y la garanta constitucional de la defensa en juicio, conforme con nutridos precedentes del ms Tribunal de la Repblica-, pues ya han quedado estudiados y desestimados en mi criterio, naturalmentelos planteamientos relacionados con: a) el alcance de la normativa del Cdigo Aeronutico (arts. 176, 179, 180 y 184, a ms del art. 2); b) la interpretacin razonable y justa de esa normativa a la luz de sus antecedentes, finalidad y fundamentos; c) el concepto estricto que le corresponde a la equidad en tanto la justicia del caso concreto y no como un proceder arbitrario, light, bondadoso de la justicia segn la ley, pues dicho concepto viene de la ley y de la justicia y no de valoraciones extra o metajurdicas; d) la inexistencia de contradictio in terminis atribuida ligeramente al doctor Videla Escalada por sus diferentes opiniones, ante situaciones distintas, respecto de la procedencia del salario en los socorros aeronuticos. A ello se suma que, de acuerdo con lo expuesto en los primeros considerandos, debe estimarse que en lo referente a los hechos del caso y a la conclusin del el seor Magistrado acerca de que medi efectivamente un casos de asistencia aeronutica, la sentencia de primera instancia debe ser considerada firme e irrevisable en la alzada por ausencia de fundamentacin crtica concreta y razonada- en la expresin de agravios (arts. 265 y 266, CPCC). XV.- El tema siguiente a considerar est desarrollado por AVIANCA en las tres carillas y media, que comienzan a fs. 852 bajo el nmero y ttulo: V.- Lamagnituddela compensacin. Se vuelve sobre el tema de la improcedencia de retribuir el socorro aeronutico poniendo el nfasis en las declaraciones del testigo calificado M.G. Nieto Valenzuela, comandante Jefe de Pilotos de Avianca (fs. 741, 4 cuerpo). Y al respecto surgen dos tropos para restarle la trascendencia que le asigna a esa declaracin la empresa AVIANCA recurrente: 1) que el testigo, sin que esto sea una tacha decisiva, es dependiente de la referida compaa de aviaacin, de modo que es prudente tomar sus dichos con cautela (arts. 386 y 456 CPCC); y 2) que el testigo, en el que es lgico presumir una significativa experiencia en la materia del vuelo y pilotaje areo, afirma que lleva 37 aos como piloto profesional y hasta el momento no conoce que una ayuda prestada por otro piloto haya sido remunerada; bien, cabe anotar que el aludido tcnico no ha dicho que est al tanto de lo que sucede en todo el planeta en la materia (l desconoce), de manera que su experiencia de aos se ha desenvuelto en un limitado mbito geogrfico y por tanto que l ignore otros casos no significa que no hayan podido existir ni su desconocimiento puede ser elevado a mtodo interpretativo de los regmenes legales vigentes en derecho aeronutico en
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ampliacin, a los efectos de la graduacin de la recompensa, el actor Porchetto invoca que, como consecuencia, del hecho de la asistencia y la responsabilidad en l asumida, tiene dificultades para controlar un estado constante de preocupacin...excesiva ansiedad y la expectacin aprensiva...consecuencias perjudiciales del estrs soportado. Y pone de relieve esos trastornos de orden psquico aduciendo que el art. 180 C.Aer. alude a los riesgos corridos, los gastos y las averas sufridas por el salvador. Esto es todo lo dicho sobre el dao psicolgico. No hay reclamo indemnizatorio directo alguno; slo una especie de recordatorio para el juez de que tenga en cuenta, que no se olvide, que el art. 180 C.Aer. gradua o establece como pautas para la fijacin del salario de salvamento los riesgos, gastos y averas. XVII.- Se ha visto ya que la relacin de hechos contenida en la sentencia y el encuadre de la situacin del caso en la figura de la asistencia aeronutica han quedado firmes. Resalto que, en esta instancia, no media agravio concebido como una crtica concreta y razonada o como un planteamiento para suplir una omisin del juez (art. 278 CPCC)- acerca de que el instituto de la asistencia aeronutica da lugar, como el salvamento, a una recompensa por los bines y personas salvadas del desastre. Y qued explicado no se si con la claridad que pretenda- que el comandante Marcelo Patricio Porchetto proporcion efectivamente un socorro areo, en grado de asistencia notablemente exitoso, al punto de que se salvaron ntegramente tripulantes, pasajeros, bienes y aeronave. Reproducir, una vez ms por su significativa relevancia, lo declarado por el comandante Montoya Builes al peridico Internacional de Bogot, Colombia, sobre lo sucedido en la emergencia que pas sobre el aeropuerto de Crdoba el 16.08.97 y el juicio que le mereci la actuacin del actor Porchetto. Pido excusas por la reiteracin, pero sta es casi una caracterstica de los viejos y me alcanza de lleno (mis distinguidos colegas doctores Guarinoni y Gusman, espero, tengan la paciencia suficiente para tolerar estos defectos y achaques propios de una senilidad no precoz): Preguntaelperiodista: Cundo y cmo interviene Marcelo Porchetto? RespondeMontoyaBuiles: Intervino en el mismo momento en que nos declaramos en estado de emergencia y pedimos asistencia a la torre de control de Crdoba. El estaba volando en la misma frecuencia y al oir nuestro llamado empez a dar informacin. Lo primero que nos dijo fue cul era el aeropuerto que estaba ms cerca. Y a partir de all nos acompa permanentemente hasta que aterrizamos, hecho que nos tranquiliz muchsimo. Su ayuda fue trascendental pues el aeropuerto de Rioja no es muy conocido y adems las aerolneas no lo tienen contemplado como aeropuerto alterno. Pregunta:Considera que este hombre le salv la vida a usted y a sus pasajeros? MontoyaBuiles: S nos salv la vida. Fue como si se nos hubiera aparecido la virgen. Pregunta: Sinti miedo en algn momento? MontoyaBuiles: Sent mucha tensin. La verdad es que llegu a temer por la seguridad del avin y de los pasajeros (1) El subrayado no figura en el ejemplar del peridico Nada ms apropiado para acreditar la realidad de la emergencia y el socorro prestado que esas declaraciones del comandante del Boeing 767 (AVI-vuelo 087): ayuda trascendental... nos salv la vida. Declaraciones que, adems de por su contenido intrnseco, son singularmente valiosas porque fueron efectuadas a tan slo trece das de los hechos y cuando no se barruntaba todava la posterior existencia del reclamo de autos, formulado en la audiencia de mediacin (ley 24.573) cuando ya haban transcurrido casi dos aos (el 10 de agosto de 1999; confr. acta de fs. 7). Agrego que otros detalles tcnicos y valoraciones sobre la oportunidad y eficacia de la asistencia prestada surgen de la peritacin tcnica de fs. 647/684 y de su concordancia con el informe del consultor propuesto por el actor (fs. 178/186), como tambin del plexo de constancias que fueron debidamente ponderadas y expresadas con fundamentacin convincente (arts. 386 y 477 CPCC); bien entendido que tomo en cuenta los elementos sustanciales de la experticia y no hago mrito de ciertas consideraciones que escapaban a las incumbencias del perito. No me extiendo sobre esto
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A continuacin anota el recurrente que la suma de $ 80.000 no guarda proporcin alguna con el valor de la aeronave Y mucho menos con lo que hubiera debido pagar Avianca ante la muerte segura de los 108 pasajeros que viajaban en el Boeing, calculados en el importe de 27.000.000 de francos oro; moneda ideal que, cotizada segn la onza troy dice Porchetto- equivale a la astronmica suma de 15.351.818,70 dlares (agrego: a $ 1,40 por dlar, estaramos en la cifra galxica de nada menos que de $ 52.196.183,58). Y ello, aade el actor, sin computar las indemnizaciones a terceros superficiarios por los daos que hubiere podido provocar la aeronave, la repatriacin de los cadveres, los gastos de remocin de los restos del avin, el estudio de las causas del accidente, etc. etc. (confr. fs. 863). Y tras asentar esos guarismos, recuerda el apelante el caso resuelto por la Corte Suprema de Justicia de la Nacin (leadingcase: Ballester Fernando y otros c/ Esso S.A., del 30.08.85), en el que se pas revista a los pleitos internacionales o extranjeros en los que por asistencia y salvamento martimo se comprob que una retribucin compensatoria se ubicaba en el orden del 13,66 %; porcentaje que el demandante Porchetto juzga razonable, como tambin el 11,67 % promedio que arrojan otros precedentes tomados de la American Maritime Cases. Apunta, asimismo, que en el fuero civil se fija la recompensa por el hallazgo de cosas perdidas entre un 5 y un 10 % (claro es que nadie encuentra una aeronave perdida, con l08 personas muertas en su interior y con sus parientes decididos a cobrar las pertinentes indemnizaciones). (Tengo para m que en toda la historia del fuero civil nunca se encontraron cosas perdidas por un valor ubicado en ms de $ 50.000.000, a no ser algn automotor olvidado por quien, con unos whiskyes de ms, prefiri dejarlo estacionado al costado de la vereda; supuesto en el que no funciona la recompensa de que habla el memorial de agravios). Afirma, por otra parte, que la suma de $ 80.000 no constituye un incentivo para la prestacin del socorro aeronutico, que es uno de los fines que con el salario se persigue. Y a continuacin, el actor dedica una carilla (fs. 863) para recordar que tres Convenios internacionales expresamente tienen en cuenta que es necesario incentivar a las personas para que realicen tareas de salvamento a travs de mecanismos diversos. De lo cual no se duda, por cierto. Y concluye la foja 864 el agravio sobre el monto de la condena- trayendo otros antecedentes internacionales que contemplan el propsito de alentar las tareas tendientes a evitar o disminuir las consecuencias de un siniestro. En definitiva, nos dice el recurrente: No dudamos en que V.S. al momento de fijar las bases de la retribucin que en justicia corresponde recibir a mi parte, compartir el criterio universalmente aceptado de que el salario debe constituir un incentivo para las operaciones de asistencia y salvamento, toda vez que stas contribuyen a preservar valores de especial significacin para la comunidad internacional (seguridad de la navegacin area, salvaguarda de la vida humana, conservacin del medio ambiente, etc.). Creo haber reflejado con precisin y en su totalidad los planteamientos del seor Marcelo Patricio Porchetto, los cuales giran exclusivamente sobre dos aspectos: a) valor de la aeronave y eventual indemnizacin por 108 cadveres, con ms un conjunto de gastos inevitables en caso de cada de una aeronave de gran porte; y b) necesidad de que el salario o recompensa tenga entidad tal que constituya un verdadero incentivo para las tareas de asistencia y salvamento aeronutico, considerando que el 13,66 % o el 11,67 sobre el valor de lo asistido configuran una retribucin razonable. Ninguna otra mencin sobre los hechos (peligro corrido por el asistente, gastos e indemnizaciones devengadas a su favor, duracin de la asistencia, etc., eventualidad de que la aeronave asistida pudiera -quien puede afirmar lo contrario con certeza- efectuar un aterrizaje de emergencia con disminucin de los daos y slo algunos pasajeros contusos o un poco de muertos apenas). Bien. Se cuenta con los elementos suficientes para definir la cuestin, que exige algunas reflexiones introductorias y que van seguidamente. XIX.- En los treinta y tantos aos que llevo como juez de esta Sala he intervenido en un considerable nmero de asistencias (algunas slo presuntas) y en un menor nmero de salvamentos martimos (ms bien pocos). Concretndome al tema de la asistencia han consistido, en su gran mayora, en dos clases de buques en situacin de emergencia: 1) los buques de gran porte y calado muchos de ellos, petroleros- que encallaron en el veril del canal de entrada al puerto de Buenos Aires; y 2) los peligros corridos por buques pesqueros en el Atlntico Sur, por quedarse sin propulsin y afrontar
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Es cierto que la asistencia intelectual proporcionada por Porchetto permiti que la aeronave de Avianca (AV-vuelo 087) pudiera aterrizar en el aeropuerto de La Rioja, que el comandante Montoya Builes no tena en sus planes puesto que no figuraba como aeropuerto alterno en las respectivas guas, sin inconvenientes, salvndose el aparato y sus pasajeros. Y es exacto, tambin, que la actuacin de Porchetto segn el propio Montoya Builes- fue trascendental, a punto de considerar que les salv la vida evitndoles una catstrofe (confr. declaraciones al peridico el Internacional a fs. 60, que transcrib antes). Se conjuga en el caso, entonces, una menguada labor del Comandante al dar su asistencia intelectual sin riesgos, sin daos sin desviarse de su trayectoria y por un tiempo relativamente breve- pero, al propio tiempo, un xito completo en la labor realizada, la que con gran probabilidad permiti evitar un siniestro que hubiera tenido proporciones trgicas. La asistencia en s, mirada desde el punto de vista de la labor de Porchetto, no fue demasiado exigente, pero la asistencia, desde el enfoque de sus resultados, fue plenamente idnea y contribuy a preservar la integridad de la aeronave declarada en emergencia por su comandante y de sus pasajeros. Pero existe otro factor, y en esto me aparto del recordado maestro VIDELA ESCALADA y de los trminos de legalismo literal en la interpretacin de las normas, porque la realidad impone considerar a aqul, sin cuya meditacin lo que se resolviera no respondera a una asistencia completa. Me refiero a la participacin pasiva pero indudabledel explotador de la empresa Aerovas Nacional de Colombia (AVIANCA). Y es que la asistencia en s propia fue dada por el comandante Porchetto transmitindole a su colega Montoya Builes las informaciones necesarias y adecuadas para salvar la emergencia, pero esa asistencia concreta -y no otras conjeturales que imagina el letrado del actor (como ser, dadas desde una aeronave propia, o desde un medio terrestre, etc.)- slo fue posible por a) hallarse Porchetto, cumpliendo naturalmente las instrucciones recibidas de Southern Winds, en la zona del aeropuerto de Crdoba, es decir que, sin esas instrucciones, no hubiera estado en el lugar del episodio; b) la asistencia intelectual fue dada por Porchetto a Montoya Builes desde una aeronave en vuelo, del explorador Southern Winds, de manera que de no hallarse comandando dicho aeronave la asistencia no hubiera existido; c) todas las comunicaciones que mantuvo al actor con el comandante de la nave socorrida fueron, naturalmente, realizadas con el instrumental propio del avin que conduca. Con ello pretendo mostrar que Southern Winds, el explorador, aunque no tuvo intervencin activa en la asistencia, no es totalmente ajeno a ella porque, en definitiva, ese socorro aeronutico fue posibilitado porque Porchetto se encontraba volando sobre el aeropuerto de Crdoba se supone que cumpliendo las directivas de su empleador-, que al estar all y sobre una aeronave en vuelo pudo entrar en contacto con la nave en emergencia; que la aeronave que utilizaba Porchetto, en esa concreta ocasin, perteneca a AVIANCA: y que el instrumental de la referida aeronave permiti el contacto entre Porchetto y Montoya Builes y la concrecin de las asistencia intelectual de que se trata en autos. En resumidas cuentas, el comandante Marcelo Patricio Porchetto dio asistencia intelectual al comandante del Boeing 767 de Avianca y le permiti, con ella, superar la situacin de emergencia declarada y aterrizar sin inconvenientes en el lugar que le aconsej el primero, salvando la aeronave y la integridad total de los 108 pasajeros. En esto consisti la asistencia. Pero ella no hubiera sido posible, en las circunstancias en que estos hechos sucedieron (no en situacin hipotticas o conjeturales que en un ejercicio de agudeza intelectual insina el actor), si el seor Porchetto no hubiera comandado la aeronave por disposicin de la empresa exploradora, si por instrucciones de ella no se hubiese encontrado en la zona, si por volar en la aeronave de Southern Winds no hubiera tomado contacto con Montoya Builes, y ninguna asistencia se habra concretado si la aeronave de la explotadora no contara con los instrumentos de comunicacin que le permitieron a Porchetto ilustrar eficazmente al capitn de la aeronave en emergencia. La asistencia del caso es, por tanto, el resultado de la puesta de elementos materiales valiosos a disposicin de Porchetto (aeronave e instrumental) por parte del explotador y por su relacin de dependencia con dicha empresa que lo coloc como comandante y le encarg el vuelo-. Sobre esos presupuestos, el actor estuvo en condiciones de dar la asistencia cuyo salario reclama, mas sin ellos no habra existido dicha asistencia ni este conflicto. No es, como dice VIDELA ESCALADA en el dictamen de fs. 74/85, que la
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Por las caractersticas de esta asistencia intelectual es evidente que no puede ser asimilada a la que, en materia martima, es prestada por un buque a otro buque en peligro, en cualquiera de las situaciones que record antes (petroleros o buques de gran porte encallados en el veril del canal de entrada al puerto de Buenos Aires o auxilio a buques pesqueros en la zona del Atlntico sur). Los trabajos en unos y otros casos son enteramente diversos y no se puede pretender que por el traspaso en breve tiempo de datos informativos aunque hayan sido de gran utilidad y eficacia se fije una recompensa o salario que no guarde la ms mnima proporcin con el desempeo no riesgoso de la actividad de Porchetto. Es claramente inadmisible que, por ese lapso que habr insumido como mucho una hora de comunicaciones radiales sin correr el ms mnimo riesgo- el comandante que proporcion la informacin til demande una suma (salario o recompensa) que, excede con creces, lo que puede ganar el presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nacin en toda su vida, con ms alguna reencarnacin futura. Est bien, y esto se halla fuera de discusin, que el salario o recompensa por los socorros martimos y aeronuticos deben tener una cierta entidad de manera que obren, a ms de su sentido propio, como un estmulo o incentivo para inclinar a las personas a colaborar rpida y eficazmente en los supuestos de emergencias (bsquedas, asistencias y salvamentos). Pero parece evidente que el estmulo no debe ser de una magnitud inmensa que lleve a que el auxiliador, por haberse incorporado a los ricos del primer mundo, abandonen la tarea u oficio para dedicarse a vivir de rentas. Es que tambin conserva valor, para el mundo jurdico contemporneo, la anciana frase griega escrita en muchos frontispicios- todoensumediday armoniosamente (frase que le gustaba citar a J.L.Borges pero sin hacer ninguna referencia a su pertenencia al antiguo universo griego; confr. ALIFANO, R., El humor de Borges, edic. de la Urraca, 1996, pg. 59)Importa anotar, a esta altura, que los porcentajes que seala el actor en su memorial de agravios relacionadas con el recordado por la Corte Suprema en el caso Ballester c/ Esso S.A. y con otros que habran sido tomados de la revista American Maritime Cases, y que alcanzan al 13,67% y al 11,66%- son inaplicables al sub lite por varias razones, pero me limitar a sealar dos que son decisivas: 1.) esos porcentajes estn vinculados con asistencias y salvamentos martimos, donde es frecuente que el navo auxiliador corra riesgos ciertos en su seguridad y la labor de su tripulacin y otros buques de tiro colaboren en el auxilio (nada de lo cual se da en el presente caso); y 2.) porque los guarismos en su cruda desnudez no aportan elementos de juicio ponderables en tanto no se conocen en profundidad los hechos y caractersticas propias del socorro prestado, al extremo que no consta con claridad si se est en presencia de asistencia martima o de salvamentos martimos o de ambos sucesos a la vez. Y agrego el argumento tercero que reserv para el final: si aceptamos que el valor de mercado del Boeing 767 se sita en el orden de u$s 35.000.000 y que las indemnizaciones por el bito de los 108 pasajeros, unos u$s 15.000.000 (red), la asistencia intelectual brindada habra impedido un dao de u$s 50.000.000. Prescindiendo de otros gastos que son inevitables en el caso de la cada de un avin de gran porte (como ser: traslados de cadveres, recupero de restos de la aeronave, investigaciones, etc.), el reclamo del 10% de las cosas asistenciadas (no salvadas) alcanzara nada ms y nada menos que a CINCO MILLONES DE DOLARES ESTADOUNIDENSES; importe que convertido a moneda nacional a la paridad 1 dlar = $3,40, arrojara el monto de DIECISIETE MILLONES DE PESOS. El solo enunciado de esa suma, por una asistencia exitosa pero que consisti prcticamente en un socorro intelectual (segn la propia caracterizacin que de ella hizo el accionante, a fs. 859), de escasa duracin y sin correr el ms mnimo riesgo en la aeronave asistente (que no experiment daos, ni gastos, ni debi alterar el trayecto establecido por el explotador) basta para demostrar, a la luz de la razn y del buen sentido, la exorbitancia de la pretensin lanzada por el actor al demandar; ello as, por ms que se tomen en cuenta como elementos referenciales -para ajustar los valores- la importancia econmica que signific para AVIANCA el hecho de que la aeronave se hubiera salvado de un grave siniestro y que todo el pasaje y la tripulacin resultara ilesa. Movindome, pues, dentro de las obvias dificultades que entraa la fijacin prudencial de la recompensa ya no discutible en esta instancia por ms que el Cdigo Aeronutico legisla ese salario ms bien con referencia al salvamento- y considerando la naturaleza de la asistencia intelectual prestada, el tiempo que pudo insumir, la falta de riesgo o peligro cierto
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caractersticas que rodean a este conflicto no presentan dificultad u originalidad que justifique lo dicho sub a); c) que es internacionalmente aceptada en doctrina que la asistencia intelectual (consistente en consejos y asesoramiento al capitn) reviste la condicin de asistencia y se halla prevista en el art. 184 C.Aer.; d) que la contraparte mantuvo su actitud reticente pese al dictamen del doctor Videla Escalada, que le daba la razn a su parte (reitera algunos conceptos de dicho dictamen); e) que la ayuda no fue prestada por la aeronave de Southern Winds sino por Porchetto exclusivamente quien intervino a ttulo personal y no en calidad de comandante de la aeronave de su explotador; f) que la circunstancia de que el socorro areo (asistencia) configure un deber legal (art. 176 C. Aer) no es causa para que no proceda el salario reclamado; y g) que la sentencia de primera instancia, en este aspecto, carece de sustentacin razonable. Entre tanta andanada de recordatorios, propone dos puntos dignos de anlisis: 1) la cuestin jurdica debatida en la causa (no) reviste carcter complejo o de excepcin, ni posee nota alguna de particularidad que justifique el apartamiento (del) principio general en materia de costas, solucin que debe ser interpretada restrictivamente; y 2) que Porchetto, al obtener el reconocimiento de su derecho, reviste la condicin de vencedora sustancial, siendo del caso tener presente que las costas no son una penalidad para el vencido sino que importan tan slo un resarcimiento de los gastos en que su parte debi incurrir para obtener el reconocimiento de sus derechos. No habr de volver sobre los temas del primer prrafo de este considerando que han sido estudiados en anteriores-, salvo cuando resulte necesario para fundar la materia que ahora debe ser decidida: el agravio sobre el rgimen de las costas. Conforme lo ha declarado esta Sala infinidad de veces, el Cdigo Procesal Civil y Comercial de la Nacin ha adoptado en materia de costas el criterio objetivo del vencimiento o derrota (art. 68, 69 y 558), lo cual no implica en trminos generales una penalidad para el litigante vencido sino que tiene por objeto imponerle la obligacin de resarcir al adversario los gastos en que su conducta lo oblig a incurrir para obtener el reconocimiento de sus derechos (confr. esta Sala, causas: 7056 del 5.12.90; 7455 del 22.2.91; 8697 del 14.10.92; 4323/92 del 23.6.93; 45926/95 del 24.9.98, entre muchas otras). Slo para supuestos de excepcin las aludidas normas prevn que las costas sean distribuidas por su orden, solucin que es aplicable en casos que presentan significativa complejidad en los hechos o en temas jurdicos espinosos sobre los que no existe conformidad jurisprudencial o doctrinaria e, inclusive, en supuestos novedosos cuya definicin provoca seria duda reflexiva. Por ello, se ha insistido en que es insuficiente para liberar de costas la creencia subjetiva del litigante de que le asista derecho en la contienda (confr. causa 45926/95, antes citada; ver: O.A. GOZAINI, Costas procesales, edit. Ediar, Bs.As. 1991, p.79; PALACIO-ALVARADO VELLOSO, Cdigo Procesal Civil y Comercial, t. III p.98). Es que la razn fundada para litigar debe apoyarse en extremos fcticos o jurdicos que demuestren suficientemente la razonabilidad del derecho sostenido en el pleito (ver: S.C.FASSI y C.YAEZ, Cdigo Procesal Civil y Comercial, t.I p. 417). Se ha escrito, en ese sentido, que la exencin de costas al vencido constituye un supuesto extraordinario que debe ser fundada circunstanciadamente (O.A.GOZAINI, op. Cit., pg.77), justificndose sobre la base de circunstancias objetivas y muy fundadas, que tornen manifiestamente injusta su imposicin al perdedor en el caso particular (conf. R.G.LOUTAYF RANEA, Condena en costas en el proceso civil, ed.Astrea, Bs.As. 1998, ps.75/76 y jurisprudencia citada en sus notas 162 y 163), debiendo recurrirse a la solucin excepcional restrictivamente (autor y ob. cits. p.76 y nota 164; MORELLO-SOSABERIZONCE, Cdigos Procesales, t.II-A, p.52). Concordemente, la Sala III en anterior integracin- puntualiz: La excepcin al principio general en materia de costas debe ser interpretada restrictivamente y sobre la base de circunstancias objetivas y fundadas, que demuestren la injusticia de aplicar el mencionado principio. Y ello es as, pues, en caso contrario, se desnaturalizara el fundamento objetivo del vencimiento para la condena en costas, convirtiendo la excepcin en la regla, lo que no es admisible (L.L. 1994 C.573). Es atendiendo a su condicin excepcional y de interpretacin restrictiva que se ha afirmado con coherencia que en la duda corresponde estar al principio general e imponer las costas al vencido (v. MORELLO-SOSA-BERIZONCE,op y loc.cits.). Examinado y repensado el caso con el mximo celo a mi alcance, juzgo que la peticin
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Como resultado de ponderar los extremos que acabo de anotar, teniendo en cuenta que el tema planteado dificultad de solucin al margen es novedoso desde todo punto de vista; que no est exento de aspectos jurdicos opinables aunque superados en la segunda instancia por la limitacin de los agravios (pero anoto que el art. 179 no prev para la asistencia, expressis verbis, un salario de recompensa sino el reembolso de gastos y la Indemnizacin de daos, mientras que el art. 180 que se refiere al salvamento s contempla la remuneracin por el servicio) ; que esa opinabilidad de la materia se muestra en las distintas posiciones defendidas por el recordado maestro Federico VIDELA ESCALADA; que, en mi criterio, visto que el comandante pudo realizar el socorro intelectual por los materiales provistos por Southern Winds, no parece irrazonable que su explotador sea partcipe en un tanto por ciento de la asistencia; que el monto peticionado en la demanda implic, recordando las tareas cumplidas efectivamente por Porchetto y ajustndolas en funcin de considerar como pautas de referencia la importancia econmica de lo asistido, un exceso carente de toda justificacin razonable ($ 17.000.000 por una hora o una hora y media de dar directivas por radio) ; y que, en definitiva, con relacin a lo pretendido se le reconocera en este voto $ 280.000 (con ms los intereses a tasa activa B.N.A. desde el da siguiente al de la notificacin de la demanda), equivalentes al 1,65% del reclamo; como resultado de ponderar esos aspectos, digo, encuentro razonable y legal que en primera instancia las costas sean distribuidas del modo que lo hizo el seor Juez: por su orden y las comunes por mitades (arts. 68, 2. parte, y 71 del Cdigo Procesal). XXI.- En alzada, puesto que el recurso de la demandada no prosper y fue vencido en todos sus planteos, las costas por l devengadas sern a su cargo (art. 68 CPCC); en la apelacin del actor, que prospera parcialmente, juzgo que deben ser distribuidos los accesorios por su orden, pues militan al respecto muchas de las razones valoradas para decidir el tema en primera instancia (arts. 68, 2~. parte, y 71 Cd. cit.). XXII. Voto, por los desarrollos precedentes, porque declarando nulo el pronunciamiento de primera instancia por violar el principio de congruencia (arts. 34 inc. 4 y 161, inc. 6 CPCC y entrando a conocer del fondo del asunto, en los trminos de los arts. 251 y 278 CPCC), se dicte sentencia condenando a los co-demandados a pagarle al seor Marcelo Patricio Porchetto la suma actual de DOSCIENTOS PESOS ($ 280.000), con intereses segn lo decidido por el a quo (tasa activa B.N.A. desde la notificacin de la demanda) y con las costas de primera instancia por su orden y las comunes por mitades. Propongo que en alzada, estos accesorios sigan el rgimen sealado en el punto XXI del presente. Los seores jueces de Cmara doctores Alfredo Silverio Guzman y Ricardo Vctor Guarinoni, por razones anlogas a las aducidas por el seor Juez de Cmara doctor Eduardo Vocos Conesa, adhieren a las conclusiones de su voto. Con lo que termin el acto. EDUARDO VOCOS CONESA. ALFREDO SILVERIO GUSMAN. RICARDO VICTOR GUARINONI. Es copia fiel del acuerdo original que obra en las pginas n 1913 a n 1954 del Libro de Acuerdos de la Sala 2 de la Cmara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal.
Buenos Aires, 22 de diciembre de 2008. Y VISTOS: por lo que resulta del acuerdo que antecede, tngase por resolucin de la Sala lo propuesto en el punto XXII del primer voto. De conformidad con lo establecido en el art. 279 CPCC, mentando la naturaleza del asunto, su monto (conformado por el capital y los intereses; ver plenario La Territorial de Seguros S.A. c/ Staf s/ incidente, del 11.9.97), y la extensin, calidad e importancia de los trabajos realizados, as como las etapas cumplidas, fjase los honorarios del letrado y
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