Fallo Cámara Federal de Casación Contra "Yaqui" Vargas

Poder Judicial de la Nacin
CAMARA FEDERAL DE CASACION PENAL - SALA 4

FMZ 11356/2013/TO1/22/CFC2
REGISTRO N 1619/17
//la ciudad de Buenos Aires, a los 15 das del mes

de noviembre del ao dos mil diecisiete se rene la
Sala IV de la Cmara Federal de Casacin Penal
integrada por el doctor Gustavo M. Hornos como
Presidente, y los doctores Mariano Hernn Borinsky y
Juan Carlos Gemingnani como Vocales, asistidos por
el Secretario Actuante, a los efectos de resolver
los recursos de casacin interpuestos a fs. 2/20,
21/40 y 41/69 vta. de la presente causa FSM
1468/2013/TO1/CFC5 del registro de esta Sala,
caratulada: VARGAS MENDEZ, Patricia Mercedes y
otros s/ recurso de casacin; de la que RESULTA:
I. Que el Tribunal Oral en lo Criminal
Federal N2 de Mendoza, con fecha 11 de mayo de
2016, cuyos fundamentos fueron ledos el 17 del
mismo mes y ao, en lo que aqu interesa, resolvi:
1) RECHAZAR LAS NULIDADES articuladas por
las defensas [].
2) CONDENAR a SANDRA Jaquelina Vargas
Mendez a la pena de QUINCE (15) AOS DE PRISION Y
PENA DE MULTA DE CINCO (5) VECES EL IMPORTE DE LA
OPERACIN por considerarla coautora penalemnte
responsable del delito, previsto y reprimido en el
art. 7 en calidad de organizadora en funcin del
art. 5to, inc. c) ambos de la ley 23.737 en la
modalidad de comercio de estupefacientes, con ms la
agravante previsto por el art. 11 inc. c) del mismo
cuerpo legal, en concurso real (art. 55 del C.P.)
Fecha de firma: 15/11/2017

Firmado por: GUSTAVO M. HORNOS, JUEZ DE CMARA DE CASACION
Firmado por: MARIANO HERNAN BORINSKY, JUEZ DE CAMARA DE CASACION
1 CASACION
Firmado por: JUAN CARLOS GEMIGNANI, JUEZ CAMARA
Firmado por: GUSTAVO MARCELO HORNOS, JUEZ DE CAMARA DE CASACION
Firmado(ante mi) por: HERNAN BLANCO, SECRETARIO DE CAMARA
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con el art. 303 inc. primero, agravado por el inc.
segundo, apartado a) del C.P., por los hechos
atribuidos en esta causa y que as se califican, con
inhabilitacin absoluta por el tiempo de la condena,
costas y accesorios legales (arts. 12, 19, 29 inc.
3 y 45. Del C.P. y 530 y 531 del C.P.P.N.).
3) CONDENAR a PATRICIA MERCEDES VARGAS
MENDEZ a la pena de ONCE (11) AOS DE PRISIN, Y
PENA DE MULTA TRES (3) VECES EL IMPORTE DE LA
OPERACION por considerarla coautora penalmente
art. 5to, inc. c) de la ley 23.737 en la modalidad
de comercio de estupefacientes, con ms el agravante
previsto por el art. 11 inc. c) del mismo cuerpo
legal, en concurso real (art. 55 del C.P.) con el
art. 303 inc. primero agravado por el inc. segundo,
apartado a) del C.P., por los hechos atribuidos en
esta causa y que as se califican, con
costas y accesorios legales (arts. 12, 19, 29 inc 3
y 45, del C.P. y 530 y 531 del C.P.P.N.).
4) CONDENAR a JONATHAN DANIEL BRIZUELA
VARGAS a la pena de NUEVE (9) AOS DE PRISIN, Y
PENA DE MULTA DOS (2) VECES EL IMPORTE DE LA
OPERACION por considerarlo coautor penalmente
art. 5to, inc. c) de la ley 23.737 en la modalidad
de comercio de estupefacientes, con ms el agravante
previsto por el art. 11 inc. c) del mismo cuerpo
legal, en concurso real (art. 55 del C.P.) con el

Firmado por: JUAN CARLOS2 GEMIGNANI, JUEZ CAMARA CASACION
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apartado a) del C.P. por los hechos atribuidos en

5) CONDENAR a SILVANA NATAL VARGAS MENDEZ
a la pena de NUEVE (9) AOS DE PRISIN, Y PENA DE
MULTA DE DOS (2) VECES EL IMPORTE DE LA OPERACIN
por considerarla coautora penalmente responsable del
delito, previsto y reprimido en el art. 5to, inc. c)
de la ley 23.737 en la modalidad de comercio de
estupefacientes, con ms el agravante previsto por
el art. 11 inc. c) del mismo cuerpo legal, en
concurso real (art. 55 del C.P.) con el art. 303
inc. primero agravado por el inc. segundo, apartado
a) del C.P., por los hechos atribuidos en esta causa
y que as se califican, con inhabilitacin absoluta
por el tiempo de la condena, costas y accesorios
legales (arts. 12, 19, 29 inc 3 y 45, del C.P. y
530 y 531 del C.P.P.N.).
6) CONDENAR a ROMINA NOEM VARGAS MENDEZ a
la pena de NUEVE (9) AOS DE PRISIN, Y PENA DE
MULTA DOS (2) VECES EL IMPORTE DE LA OPERACIN por
considerarla coautora penalmente responsable del
delito, previsto y reprimido en el art. 5to, inc. c)
de la ley 23.737 en la modalidad de comercio de
estupefacientes, con ms el agravante previsto por
el art. 11 inc. c) del mismo cuerpo legal, en
concurso real (art. 55 del C.P.) con el art. 303
inc. primero, agravado por el inc. segundo, apartado
a) del C.P., por los hechos atribuidos en esta causa

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y que as se califican, con inhabilitacin absoluta
530 y 531 del C.P.P.N.).
7) CONDENAR a NORA CARMEN GATTO GODETTI, a
la pena de OCHO (8) AOS DE PRISIN, Y PENA DE MULTA
DE TRES (3) VECES EL IMPORTE DE LA OPERACION por
considerarla coautora penalmente responsable del
delito, previsto y reprimido en el art. 303 inc.
primero agravado por el inc. segundo, apartado a)
del C.P. por los hechos atribuidos en esta causa y
que as se califican, con inhabilitacin absoluta
530 y 531 del C.P.P.N.).
8) CONDENAR a SILVINA JAQUELINA GELVEZ
VARGAS a la pena de SEIS (6) AOS DE PRISIN, Y PENA
DE MULTA DE TRES (3) VECES EL IMPORTE DE LA
OPERACION por considerarla coautora penalmente
apartado a) del C.P. por los hechos atribuidos en
9) ABSOLVER a CARLOS DAMIN VARGAS MENDEZ
por existir duda en cuanto a su responsabilidad
criminal (art. 3 del C.P.P.N.) en los delitos que se
le imputan en la presente causa. En consecuencia
ordenar la inmediata libertad en el da de la fecha,

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en la presente, desde la unidad penal donde se

encuentra alojado, siempre que no existan medidas
restrictivas de su libertad ordenada en otras causas
por autoridad competente. A tales fines lbrese
oficio.
10) A los fines de determinar los montos
de la operacin para el clculo de la pena de multa,
estese a la liquidacin que se realizar en el
incidente respectivo en el trmino de treinta das
de quedar firme la presente sentencia.
11) DECOMISAR los bienes de origen
ilcito, de conformidad con los arts. 23 y 305 del
C.P. y art. 30 de la ley 23.737.
12) DESTINAR LOS BIENES DECOMISADOS
conforme lo peticionado por el Ministerio Pblico
Fiscal. (cfr. fs. 4261/4264 y 4297/4367)-.
II. Que contra esa resolucin,
interpusieron recurso de casacin la parte
querellante, doctora Mara Eugenia Talerico, en
carcter de vicepresidente de la Unidad de
Informacin Financiera, con el patrocinio letrado
del doctor Alejandro Emanuel de Dios Montiel (fs.
2/20 del incidente); el defensor particular, doctor
Enoc Hugo Ortiz, en representacin de Patricia
Mercedes Vargas Mndez, Jonathan Daniel Brizuela
Vargas y Silvina Jaquelina Gelvez Vargas (fs.
21/40), y la Defensora Pblica Oficial, doctora
Andrea Marisa Duranti, asistiendo a Sandra Jaquelina
Vargas Mndez, Silvana Natal Vargas Mndez, Romina
Noem Vargas Mndez y Nora Carmen Gatto Godetti (fs.

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41/69 vta.), aqullos fueron concedidos a fs. 75/77
y mantenidos en esta instancia (fs. 80, 81 y 85).
III. a) Que la parte querellante,
encarril sus agravios en orden a ambos incisos del
art. 456 del C.P.P.N.
En primer lugar, entendi que la
resolucin recurrida incurri en el supuesto
previsto en el art. 456 inc.1 del CPPN, en cuanto a
la inobservancia o errnea aplicacin de la ley
sustantiva. De ese modo, se prescinde
irrazonablemente de las constancias directas en los
aspectos que se cuestionan, privando a la UIF de una
de sus principales fuentes de financiamiento,
perjudicando de manera directa el sistema nacional
antilavado de activos.
En ese lnea argumental, manifest que el
a quo omiti analizar la aplicacin del art. 27
de la ley 25.246 reformada por la ley 26.683.
Por otra parte, entendi que la resolucin
impugnada incurre en la causal prevista por el art.
456 inc. 2 del CPPN, en la medida que se advierte
que la misma se encuentra viciada de nulidad
conforme art. 167 inc. 2 del CPPN, al pretender
asignar a los bienes sujetos a decomiso un destino
diferente del que normativamente se ha previsto para
estos casos, careciendo de motivacin alguna y en
consecuencia resultando arbitraria.
Continuando, manifest que los bienes
sujetos a decomiso en el apartado XI de la sentencia
recurrida no son efectos del delito de comercio de
estupefacientes, sino de lavado de activos.

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En ese sentido cuestion el punto XI de la

sentencia que estableci una serie de bienes
afectados al decomiso, en los trminos del art. 30
de la ley 23.737, pues no surgen evidencias del
expediente ni del debate de que dichos bienes hayan
sido empleados para la comisin del delito de
comercio de estupefacientes.
Por ello, sostuvo que se dan los tres ejes
centrales para concluir que se configua el delito de
lavado de activos, estos son: una exteriorizacin
patrimonial significativa por parte de los acusados,
la ausencia total de actividad lcita que permita
justificarlos y la vinculacin con ilcitos
precedentes.
Adems, hizo referencia a los bienes
adquiridos con anterioridad a junio de 2011 (fecha
de reforma de la ley 26.683 al Cdigo Penal que
introduce el autolavado), los cuales estn tambin
sujetos a decomiso por lavado de activos, toda vez
que han seguido siendo administrados con
posterioridad a esa fecha.
Entonces, teniendo en cuenta que la
maniobra ces entre 2013 y 2014 cuando los imputados
fueron detenidos, lo cierto es que corresponde
aplicar las previsiones de la ley vigente al momento
del cese, esto es, el actual 303 del C.P.
Es por ello que solicit que se revoque el
punto XI de la resolucin, en la medida en que
afecta los bienes sujetos al decomiso en los
trminos del art. 30 de la ley N 23.737, y se

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ordene su decomiso en los trminos del art. 305 en
funcin del art. 303 del C.P.
Asimismo, peticion respecto de aquellos
bienes adquiridos con anterioridad a junio de 2011,
en el entendimiento de que se trata de bienes que
han sido administrados y/o disimulados con
posterioridad a esa fecha, estando en presencia de
un delito continuado o permanente. Cit
jurisprudencia avalando su postura.
Continuando, plante que el destino que
cabe darle a los bienes sujetos a decomiso es el
establecido en el art. 305 en funcin del art. 303
del C.P. por ello, entendi que debe revocarse el
punto XII de la sentencia, y aplicarse el art. 27 de
la ley 25.246 (texto segn ley 26.683) que
expresamente establece el desarrollo de las
actividades de la Unidad de Informacin Financiera
(UIF) debe financiarse con los siguientes recursos
() En todos los casos, el producido de la venta o
administracin de los bienes o instrumentos
provenientes de los delitos previstos en esta ley y
de los decomisos ordenados en su consecuencia, as
como tambin las ganancias obtenidas ilcitamente y
el producido de las multas que en su consecuencia se
impognan, sern destinados a una cuenta especial del
Tesoro Nacional. Dichos fondos sern afectados a
financiar el funcionamiento de la Unidad de
Informacin Financiera (UIF), los programas
previstos en el artculo 39 de la ley 23.737 y su
modificatoria ley 24.424, los de salud y

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capacitacin laboral, conforme lo estableza la

reglamentacin pertinente.
Como tercer agravio plante que si se
comparaba el listado de bienes cuyo decomiso fue
solicitado por la UIF versus los que efectivamente
se ordenaron, vemos que hay bienes que han quedado
fuera de la medida sin justificacin alguna.
Entonces, lo cierto es que respecto de los
bienes adquiridos con anteriordad a junio de 2011,
son aplicables las consideraciones en torno al
delito continuado, y respecto de los bienes a nombre
de terceros, ha quedado acreditado en el debate que
se trat de testaferros o prestanombres; en
consecuencia pidi la querella que se decomise todos
los bienes por ella solicitados.
A modo de conclusin, la parte recurrente
solicit que la totalidad de los bienes decomisados
lo sean por el delito de lavado de activos, en los
trminos del art. 305 C.P. en funcin del art. 303
del mismo cuerpo normativo.
Por otra parte, reclam que los mismos se
destinen a financiar a la Unidad de Informacin
Financiera, conforme lo previsto por el art. 27 de
la ley N 25.246, segn ley N 26.683.
Hizo reserva del caso federal.
b) El defensor particular, doctor Enoc
hugo Ortiz en representacin de Patrica Mercedes
Vargas Mndez, Jonathan Daniel Brizuela y Silvina
Jaquelina Gelvez Vargas, encauz el recurso de
casacin en ambos incisos del artculo 456 del
C.P.P.N.

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De este modo, cuestion el decisorio por
errnea aplicacin de la ley en cuanto se realiz un
incorrecto uso de la lgica jurdica valorativa de
la base fctica y su relacin con la imputacin
tpica penal en mrito a las pruebas colectadas en
autos contradiciendo las reglas de la sana crtica
racional (vicio in procedendo e in iudicando)
tanto desde el punto de vista formal como
sustancial.
En ese orden, destac como primer agravio
que en la sentencia aqu recurrida se advierte que
no se dio tratamiento alguno a la nulidad absoluta
planteada, respecto a que se admiti el ofrecimiento
de prueba oportunamente presentado por la defensa y
luego fue sorpresiva y arbitrariamente desechada.
Asimismo, se quej de la manera arbitraria en que se
desech la prueba testimonial oportunamente ofrecida
y aceptada por el tribunal de juicio, advirtindose
que en la resolucin cuestionada se omiti
referencia al respecto.
El segundo motivo de agravio fue relativo
a las escuchas telefnicas, toda vez que a su
entender resulta incorrecto el mantenimiento de la
intervencin telefnica, pues como prueba invlida
vulnera el derecho a la intimidad y al secreto de
las comunicaciones de sus defendidos al no haberse
dictado una nueva y expresa autorizacin judicial,
ya que el juez, al producirse los hallazgos
causales, debera haber hecho una valoracin
individualizada en torno a la proporcionalidad de la
medida.

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Tambin se refiri a la errnea

conceptuacin de las escuchas como documentacin y
errnea apreciacin de las mismas. En esa lnea,
sostuvo que la escucha no es un medio de prueba
autnomo, sino una diligencia accesoria de coercin
real -medida conservatoria- para acceder a todo dato
o elemento que posibilite adquirir certeza.
Entonces, agreg que las escuchas o las
voces pueden ser tomadas como indicios y no como
prueba directa y por tanto slo el concurso de
indicios puede tener un valor condenatorio.
En definitiva, el recurrente manifest que
las escuchas telefnicas que fueron transcriptas en
la resolucin aqu recurrida, slo constituyen meros
indicios, y no se ha explicado ni probado conforme a
derecho las maniobras de comercio de estupefacientes
que vincularan a sus defendidos. Es decir, el a
quo no ha establecido con la totalidad de las
pruebas incorporadas al proceso un estado de certeza
suficiente que permita determinar el comercio de
estupefacientes por parte de sus representados.
Finalmente, plante como agravio la
autora o coautora de sus defendidos, porque de la
decisin atacada no se advierte que los elementos
probatorios hayan alcanzado la certeza necesaria que
destruya la presuncin de inocencia, para determinar
su responsabilidad penal en los hechos imputados.
En conclusin, solicit que se declare la
nulidad de la medida y se revoque el fallo aqu
recurrido en lo que respecta a Patricia Mercedes

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Vargas, Daniel Jonathan Brizuela y Silvina Jaquelina
Gelvez.
Hizo reserva del caso federal.
c) La Defensora Pblica Oficial, doctora
Andrea Marisa Duranti, asistiendo a Sandra Jaquelina
Vargas Mndez, Silvana Natal Vargas Mndez, Romina
Noem Vargas Mndez y Nora Carmen Gatto Godetti,
tambin encauz el recurso de casacin en ambos
incisos del artculo 456 del C.P.P.N.
c.1) En relacin a Sandra Jaquelina Vargas
Mendez:
A. En primer lugar, se refiri al vicio in
procedendo sealando la orfandad probatoria que
adolece el rechazo del planteo de nulidad efectuado
por esa defensa, el cual giraba alrededor de dos
ejes centrales: 1) la nulidad de la orden de
allanamiento emanada del juzgado de garantas
provincial y en consecuencia la orden de detencin
por falta de fundamentacin, y 2) de las actas
correspondientes porque no fueron incorporadas a
estos actuados.
As, manifest que de las constancias de
los autos acumulados, surge que la detencin fue
realizada sin contar con orden de allanamiento
debidamente fundamentada conforme a las
prescripciones del cdigo procesal, no encontrndose
en ninguna de las causas incorporadas durante el
desarrollo del juicio el acta respectiva que
documente el procedimiento, lo que trae aparejado el
desconocimiento de las circunstancias que permitan
dar cuenta si los derechos constitucionales que

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protegen a los ciudadanos en un Estado de derecho

fueron respetados.
Entonces, expres que se est ante una
flagrante y palmaria nulidad en los trminos de los
arts. 167 y 168 del C.P.P.N., configurndose la
violacin al derecho de defensa y debido proceso al
privar a la imputada Sandra Jaquelina Vargas Mndez
de su derecho a conocer el motivo, hechos y prueba
de su detencin y articular su defensa al respecto.
De ah que el rechazo de la nulidad, provoc una
vulneracin a los derechos emergentes del art. 18 CN
y de la normativa supranacional incorporada a la
misma por el art. 75 ic. 22 de la Carta Magna, como
asimismo a la manda procesal establecida en los
arts. 123, 167, 168, 224, 398 y 402 del C.P.P.N, por
ausencia de fundamentacin.
En consecuencia, solicit que se declare
la nulidad de la detencin y de todos los actos que
se produjeron con posterioridad, se case la
sentencia, y se absuelva a Sandra Jaquelina Vargas.
B. Por otra parte, se agravi por
considerar arbitraria la valoracin de la prueba a
los efectos de acreditar la existencia de los
hechos.
Manifest que en relacin a la causa
acumulada -As.11091789/14- existe una arbitraria
valoracin de la prueba, ya que la sentencia omiti
detallar las circunstancias del hallazgo, lo que
constituye un hecho relevante en cuanto al secuestro
de la droga en el domicilio del barrio Granjas
Lomas de Chacras, manzana 6, casa 41, de la

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localidad de Lujn de Cuyo, provincia de Mendoza,
con el fin de acreditar conductas delictivas no
probadas, para serles atribuidas a Sandra Jaquelina
Vargas.
Adems, consider que la tenencia del
material estupefaciente secuestrado en el domicilio
allanado, no pudo serle atribuido a ninguna persona
porque all no se encontraba nadie, y menos an a la
aqu imputada Jaquelina Vargas Mndez, toda vez que
el inmueble en cuestin se encontraba inscripto a
nombre de Cristian Glvez.
En relacin a ello se quej que en la
fundamentacin que realiz el tribunal se omiti
deliberadamente hacer referencia sobre las
condiciones en las cuales fue encontrado el material
estupefaciente. As tambin destac que no existi
prueba alguna que demostrara a la condenada en la
calidad de organizadora, toda vez que no se verific
que fuera compradora, transportadora o almacenadora
de estupefacientes, por lo que el fallo se torna
arbitrario debiendo ser descalificado como acto
jurisdiccional vlido.
Por otro lado, tambin manifest la
defensa que la sentencia objeto de recurso viola el
principio de culpabilidad porque en el caso no se
reprimi conductas, ni hechos debidamente
detallados, exigencia sta de un derecho penal del
acto sino que por el contrario, y en consonancia
con el derecho penal de autor, primero se busc
culpables, a quienes luego se les atribuyeron hechos
delictivos.

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Una vez ms solicit que se case la

resolucin puesta en crisis, y en consecuencia, se
absuelva a Jaquelina Sandra Vargas Mndez, en orden
al delito de tenencia de estupefacientes con fines
de comercializacin.
C. Violacin a los principios de
congruencia, acusatorio, de imparcialidad y del
debido proceso.
En ese sentido, hizo referencia a que el
fallo viol el principio de congruencia toda vez que
Sandra Jaquelina Vargas fue condenada como coautora
penalmente responsable del delito previsto y
reprimido en el art. 7 de la ley 23.737 en calidad
de organizadora, en funcin del art. 5to, inc. c) de
con el agravante previsto por el art. 11 inc. c)
ambos del mismo ordenamiento legal, en concurso real
con el art. 303 del C.P. inc. primero, agravado por
el inc. segundo, apartado a) cuando el autor
participa como miembro de una asociacin o banda.
Sin embargo, en relacin al agravante del art. 11
inc. c) de la ley 23.737 no fue indagada, ni
procesada, ni requerida, violndose as el principio
de congruencia e impidindosele as el ejercicio del
derecho de defensa en juicio; en consecuencia
solicit se case la sentencia en lo que aqu se
recurre.
D. Finalmente, la parte recurrente aleg
violacin al derecho de propiedad, y errnea
aplicacin de las prescripciones de los arts. 23 y
30 del C.P. y 30 de la ley 23.737.

15 CASACION
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En ese sentido, sostuvo que el tribunal
dispuso el comiso de bienes de propiedad de Sandra
Jaquelina Vargas que no se encontraban vinculados
con la infraccin a la Ley 23.737 por la que fue
condenada, en abierta violacin con el art. 17 de la
C.N.
Seal que el tribunal debe dar razones
fundadas en virtud de las cuales considera que el
bien objeto de la pena se encuentra comprendido
dentro de las hiptesis del art. 30 de la ley
23.737, sin embargo la sentencia no contiene
fundamento alguno que permita vincular dichos bienes
con las actividades ilcitas.
Tambin seal la defensa que el decomiso,
implica una afectacin al principio de
intrascendencia de la pena, reconocido por el art.
119 de la C.N. que establece que la pena no pasar
de la persona del delincuente, ni la infamia del reo
se extender a sus parientes de cualquier grado.
En ese sentido, seal que se vulner el
derecho de propiedad en relacin a los bienes que
ingresaron al patrimonio de Sandra Jaquelina Vargas
y que no tienen vinculacin con los delitos por los
que fue condenada, y afectan en forma directa a sus
hijos, quienes no cuentan con su madre que esta
privada de su libertad y su padre ha fallecido, por
lo que podran utilizarlos para su subsistencia.
Entonces, remarc que se viol el derecho
de propiedad reconocido por el art. 17 C.N. y los
pactos internacionales de DD.HH. con jerarqua
constitucional (art. 21 CADH y art. 17 de la

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Declaracin Universal de los DD.AA.) e inobservancia

del principio de intrascendencia de la pena (art.
119 CN, 5.3 C.A.D.H., 23.1 P.I.D.C.yP.), por errnea
aplicacin de las prescripciones de los arts. 23 del
C.P. y 30 de la ley 23.737.
En conclusin, solicit que se case la
sentencia apartando del comiso dispuesto los bienes
muebles e inmuebles que no fueron utilizados en la
comisin de los hechos.
c.2) En relacin a Silvana Natal Vargas
Mndez, Romina Noem Vargas Mndez y Nora Carmen
Gatto.
A. Se agravi la defensa por considerar a
la resolucin arbitraria por tener fundamentacin
aparente. Sostuvo que no hay prueba vlida y
suficiente para condenar a sus asistidas, toda vez
que fueron declaradas responsables en base a
indicios.
Ahora, en lo que respecta a Silvana Natal
Vargas Mndez y a Romina Noem Vargas Mndez,
record que se las vincul con el hecho de
comercializacin a partir de un informe preventivo
realizado por el Departamento de Escuchas
Telefnicas y Coordinacin.
En ese sentido, seal que en todos los
hechos que vinculan a sus defendidas con actividades
que seran propias del comercio, se advierte que no
existi prueba directa de dichas tareas, y que el
tribunal acudi a pruebas indiciarias que slo
podran demostrar, a lo sumo, la existencia de actos
preparatorios de comercio.

17 CASACION
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En definitiva, el tribunal recurri a
elementos propios de la prueba indiciaria para
fundar la sentencia pero utilizados slo con fuerza
argumentativa que no satisfacen la exigencia de
fundamentacin, lo cual, atento a los trminos de
los arts. 123 y 404 inc. 2 del C.P.P.N., la tornan
nula, debiendo casarse la sentencia dictndose una
nueva por adolecer de fundamentacin aparente.
B. El recurrente aleg violacin al
principio de culpabilidad por uso de criterios
objetivos de atribucin de responsabilidad -art.8.2
f CADH Y art.14.3 PIDCyP-.
En ese sentido, manifest que la sentencia
recurrida adolece de vicios in procedendo por la
atribucin de responsabilidad a Silvana Natal
Vargas Mndez y a Romina Noem Vargas Mndez por
endilgarle una conducta que no encuadra en el tipo
penal de la figura del comercio.
De este modo, con lo nico que cont el
tribunal para dar sustento a la condena de las
nombradas fue slo un informe policial, sin ningn
sustento probatorio, basado nicamente en escuchas
telefnicas.
Asimismo, agreg que en el quiosco usado
supuestamente como pantalla para la venta de
narcticos, se realizaron allanamientos, los que
arrojaron resultado negativo, en cuanto al secuestro
de estupefacientes, elementos de corte o dinero en
efectivo.
En consecuencia, solicit que se case la
sentencia y se la absuelva a sus asistidas de los

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delitos tipificados en la ley de estupefacientes

(art. 5 inc. c) y 11 inc c) de la ley 23.737).
C. Tambin aleg inobservancia o errnea
aplicacin del art. 45 C.P. al determinar
arbitrariamente grados de autora y participacin
-art. 46 del C.P.-
En ese sentido, seal que la sentencia
adolece de un error in iudicando (art. 456 inc.1)
del C.P.P.N.) al aplicar de modo errneo el art. 45
C.P., en franca violacin del principio de
proporcionalidad de la pena en tanto conden a
Romina Noem Vargas Mndez como coautora del delito
previsto en el art. 5 inc. c) de la ley 23.737 con
el agravante previsto en el art. 11 inc. c) del
mismo cuerpo legal.
De ese modo, la defensa manifest que no
se hallaron elementos de prueba que habilitaran un
pronunciamiento condenatorio en contra de la antes
nombrada, ya que el a quo slo utiliz las
escuchas telefnicas, las que a su entender son slo
una prueba indiciaria.
Entonces, consider que los elementos
probatorios existentes, es decir las escuchas
telefnicas, permitiran dudar de su participacin,
y por ende la aplicacin del principio in dubio pro
reo.
Entendi, entonces que se dio una errnea
aplicacin del art.45 del C.P., toda vez que con las
pruebas reunidas en la causa, slo alcanzaran para
condenarla en calidad de partcipe, a efectos de

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satisfacer los principios de proporcionalidad y de
la aplicacin del principio in dubio pro reo.
D. Tambin se quej por la violacin a los
principios de congruencia, acusatorio, de
imparcialidad y del debido proceso.
En relacin a Silvana Natal Vargas Mndez
explic que, tambin se la conden por un hecho por
el que nunca fue indagada, procesada, ni requerida.
La sentencia recurrida hizo referencia a
que la nombrada era la encargada de aprovisionar de
estupefacientes a Jonathan Daniel Brizuela Vargas,
para que los comercializara dentro de la
penitenciara. Sin embargo, dicha circunstancia
nunca form parte de la imputacin, la indagatoria,
el requerimiento, ni fueron mencionados por el
Ministerio Pblico Fiscal ni la querella en los
alegatos, ni se activ el procedimiento establecido
en el art. 381 del C.P.P.N., por lo tanto tambin
aqu se viol el principio de congruencia.
Por ello, peticion que se absuelva a
Silvana Natal Vargas del supuesto comercio de
estupefaciente en la penitenciara, por violacin
del principio acusatorio, de congruencia, de
imparcialidad y del debido proceso.
E. Por otro lado, la parte recurrente
critic la ausencia de fundamentacin al condenar a
sus defendidas Silvana y Romina Vargas, y a Nora
Carmen Gatto Godetti como coautoras del delito
previsto y reprimido por el art. 303 inc.2 apartado
a) C.P., toda vez que las mismas no posean bienes

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muebles e inmuebles a su nombre, ni haba existido

un incremento inusual de sus patrimonios.
En esa lnea argumental, manifest que en
relacin a Silvana Natal Vargas y a Romina Noem
Vargas no se ha podido probar incremento inusual de
sus patrimonios, adems de no poseer bienes muebles
e inmuebles; y en el caso de Nora Carmen Gatto
tampoco pudo acreditarse la existencia de un ilcito
precedente; por lo cual no se dan los requisitos del
tipo penal previsto en el art. 303 del C.P.; en
consecuencia, corresponde la absolucin de las
nombradas.
c.3) La defensa tambin pidi la nulidad
de la sentencia por violacin al principio de non
bis in dem por errnea calificacin legal.
Argument su solicitud en que sus asistidas fueron
condenadas por dos delitos diferentes en concurso
real agravados por el mismo disvalor de la
participacin mltiple.
De esa manera, sostuvo que se observa la
violacin al principio non bis in dem, toda vez que
las imputas Silvana Natal Vargas, Romina Noem
Vargas y Sandra Jaquelina Vargas fueron condenadas
doblemente con un agravante cuyo contenido es la
participacin de varias personas, esto es el art. 11
inc. c) y el inc. 2 a) del art. 303 del C.P.,
estando presente en ambos tipos penales el disvalor
de la participacin mltiple.
Finalmente, hizo reserva del caso federal.
IV. Que, durante el plazo previsto por los
arts. 465 y 466 del C.P.P.N., se present el Fiscal

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General ante esta Cmara, doctor Ricardo Gustavo
Wechsler (fs. 92/103 vta. del legajo de casacin),
quien mediante dictamen N16.406, fundadamente,
sostuvo que la sentencia en crisis no presenta los
vicios ni las violaciones a las garantas
constitucionales esgrimidas por los recurrentes, por
lo que solicit que se rechacen los remedios
procesales impetrados.
V. Que, superada la etapa prevista en los
arts. 465, ltimo prrafo y 468 del C.P.P.N.,
ocasin en la cual la parte querellante y la defensa
particular, doctor Enoc Hugo Ortiz, presentaron
breves notas (fs. 106/113 y 114/121 vta.
respectivamente), quedaron las actuaciones en estado
de ser resueltas. Efectuado el sorteo de ley para
que los seores jueces emitan su voto, result el
siguiente orden sucesivo de votacin: doctores Juan
Carlos Gemignani, Mariano Hernn Borinsky y Gustavo
M. Hornos.
El seor juez Juan Carlos Gemignani dijo:
I) Toda vez que los recursos impetrados, a
la luz de lo previsto por los arts. 438, 456, 457,
458, 460 y 463, es formalmente admisible, he de
adentrarme a dar respuesta a los planteamientos
articulados por las defensas y por la parte
querellante.
II) Que, previo a todo anlisis, cabe
puntualizar que el alcance de la revisin que
corresponde a esta Cmara respecto de una sentencia
de condena (art. 8.2.h. de la C.A.D.H. y 14.5 del
P.I.D.C.Y.P.), se encuentra delimitado por los

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lineamientos esbozados por la Corte Suprema de

Justicia de la Nacin in re Casal, Matas Eugenio
y otro s/ robo simple en grado de tentativa causa
N 1681-, Recurso de hecho, C. 1757. XL.
En dicho precedente, el Alto Tribunal
destac que la interpretacin del art. 456 del
Cdigo Procesal Penal de la Nacin conforme a la
teora del mximo rendimiento, o sea, exigiendo al
tribunal competente en materia de casacin agote su
capacidad revisora conforme las posibilidades y
particulares de cada caso, revisando todo lo que sea
posible revisar, archivando la impracticable
distincin entre cuestiones de hecho y de derecho
(considerando 32).
Agregando, que en sntesis, cabe
entender que el art. 456 del Cdigo Procesal Penal
de la Nacin debe entenderse en el sentido que
habilita a una revisin amplia de la sentencia, todo
lo extensa que sea posible al mximo esfuerzo de
revisin de los jueces de casacin, conforme a las
posibilidades y constancias de cada caso particular
y sin magnificar las cuestiones reservadas a la
inmediacin, slo inevitables por imperio de la
oralidad conforme a la naturaleza de las cosas
(considerando 34).
De otra parte, considero adecuado
adelantar que habr de pronunciarme acerca de los
agravios expuestos por las defensas y la querella
que estime conducentes y relevantes para la decisin
del caso, con sujecin a la jurisprudencia que desde

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antao ha venido elaborando nuestro Cimero Tribunal
sobre este punto.
III) Con miras de otorgar un prolijo
desarrollo de mi exposicin habr de responder a los
agravios introducidos tempestivamente por los
recurrentes de forma tal, que me de pi para el
tratamiento del que sigue de acuerdo a como se
fueron desarrollando durante el proceso. Ello me
remite, en un primer momento, a contestar los que se
relacionan con supuestos vicios de actos procesales,
para luego, y en este orden, abocarme a verificar si
la prueba producida fue correctamente valorada.
De acuerdo al derrotero que me he trazado
ut supra, de seguido, me referir a la cuestin que
se relaciona con los planteos nulificantes
inovacados por las partes rescurrentes.
Nulidades
1. En primer lugar, tratar la cuestin
que se relaciona con la nulidad planteada por el
defensor particular, doctor Enoc Hugo Ortiz, quien
sostuvo que los sentenciantes omitieron el planteo
de nulidad de la admisin y posterior rechazo de su
ofrecimiento de prueba.
Ahora bien, es cierto que las nulidades
pueden ser declaradas de oficio o a pedido de parte
en cualquier etapa del proceso, sin embargo del
estudio del remedio procesal presentado por la
defensa particular se evidencia que en ningn
momento del debate el recurrente plante esta
cuestin, y que fue cuestionada en esta oportunidad
por primera vez; sin dar sustento ni desarrollo de

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cual fue el perjuicio concreto que trae aparejado.

Tampoco advierto que ello se haya apartado de las
facultades que el art.356 del C.P.P.N. le otorga al
tribunal ni que dicha decisin haya conllevado un
menoscabo al derecho de defensa en jucio de los
imputados. Entonces, considero que no puede
prosperar el anlisis de la tal pretensin
defensista ante esta instancia casatoria.
Recordemos que la base de toda
declaracin de invalidez es la demostracin
indispensable de un inters jurdico concreto
(cfr. NAVARRO, Guillermo Rafael y DARAY, Roberto
Ral, Cdigo Procesal Penal de la Nacin. Anlisis
doctrinal y jurisprudencial, Buenos Aires,
Hammurabi, 2010, 4ta.edicin, tomo I, pg. 603, y
sus citas), circunstancia esta ltima, reitero, que
no se configura en autos.
2. En segundo lugar, en relacin al pedido
de nulidad efectuado por la defensa particular y
oficial, respecto de las intervenciones telefnicas,
luego de un pormenorizado estudio y anlisis de las
actuaciones que han venido en recurso a este
tribunal, me encuentro convencido en que el embate
realizado por las respectivas defensas respecto de
las intervenciones debe ser rechazado.
Ello, por cuanto el art. 236 del CPPN
establece que El juez podr ordenar, mediante auto
fundado, la intervencin de comunicaciones
telefnicas o cualquier otro medio de comunicacin
del imputado, para impedirlas o conocerlas.

25 CASACION
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De esta forma, debe ponderarse si el
primer requisito, es decir que el auto que ordene la
medida se encuentre fundado, se ha satisfecho en la
presente.
Es jurisprudencia de esta sala IV en la
causa nro. 7625, Calancha Lpez, Martn Alberto y
otros s/ recurso de casacin, reg. 13.530, rta. el
7/6/2010, que los arts. 123 y 236 del C.P.P.N.
establecen que el auto que ordena la intervencin de
comunicaciones telefnicas deber ser fundado bajo
pena de nulidad; requisito que, entonces, debe
observarse dentro del marco de razonabilidad [], y
atendiendo a los fines que persiguen las normas en
anlisis, as como al inters general en el
afianzamiento a la justicia.
En razn de lo cual es oportuno resaltar
que si bien la exigencia de motivacin es el modo de
garantizar que la intromisin en la intimidad
aparezca como fundadamente necesaria (conforme surge
del voto del doctor Petracchi en la causa Nro. 5798:
Torres, O., rta. el 19/2/92), no se exige a los
magistrados una semiplena prueba de la culpabilidad
de la persona que debe soportar el registro, mxime
teniendo en cuenta que esta medida no se dirige
necesariamente contra el imputado (cfr.: esta
Cmara, Sala II, causa Nro. 540 FUENTES, Bernardo
Matas s/ recurso de casacin/, Reg. Nro. 645, rta.
el 9/10/95, del voto del doctor Fgoli).
En definitiva, para resolver deben tenerse
en cuenta las caractersticas de los hechos que
estaban siendo investigados y que en este tipo de

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maniobras resulta de suma importancia reunir datos e

informacin acerca de los mismos para as dilucidar
eventuales responsabilidades.
Ante este cuadro de situacin, los
elementos con los que contaba el juez antes de
ordenar la medida cuestionada, eran de una entidad
tal que ameritaban disponer la limitacin de la
garanta constitucional prevista en el artculo 19
de la Constitucin Nacional ya que La exigencia de
motivacin no exige a los magistrados una prueba de
la culpabilidad de la persona que debe soportar la
invasin en su esfera de privacidad, sino tan solo
una presuncin razonable de la comisin de un
delito... (Ver Sala IV causa 14.934, Lucca,
Rodolfo Osvaldo s/ recurso de casacin reg.
2393/12, rta. el 13/12/2012).
Represe en que la presente tuvo su
gnesis en la denuncia annima efectuada al servicio
denominado fonodrogas en el que se consignaba que
la Yaqui Vargas esa la que vende cocana en el
campo Pappa cambi de nmero anda con el telfono
455020047 (fs. 1/7).
Asimismo, surgen otras denuncias annimas
que refieren lo siguiente si quieren encontrar a
la YAQUI y a quienes fueron y son responsables por
el trfico y/o muertes relacionadas con el trfico
de drogas busquen en las siguientes viviendas.
Jonathan Daniel Brizuela, Ana Brizuela, Mara Vargas
y su marido Sergio, el Patn Vargas y todos los
hijos son parte de los soldaditos de la Yaqui

27 CASACION
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Jonathan Brizuela tiene el telfono 02621-153391186
es sobrino de la Yaqui, es su protegido.
De ese modo, recepcionadas las denuncias
annimas, el Departamento de Lucha contra el
narcotrfico del Ministerio de Seguridad, puso en
conocimiento al Juzgado Federal de Mendoza N 3,
respecto de las novedades seguidas en presunta
infraccin a la Ley 23.737 y el juez a su cargo
orden la intervencin de los telfonos de aquellas
personas relacionadas a la pesquisa.
A partir de las denuncias annimas acerca
de la existencia de una banda que se dedicaba al
comercio de estupefacientes, el juez federal a cargo
decidi ordenar las intervenciones telefnicas
correspondientes, teniendo en cuenta que el delito a
investigar era la presunta comisin de comercio de
estupefacientes, que era llevada a cabo por una
banda, liderada por Sandra Jaquelina Vargas Mndez.
As las cosas, a la luz de las constancias
relatadas y luego de un pormenorizado anlisis
considero que se ha cumplido con la manda legal.
Ello es as porque el juez de grado ponder en la
ocasin la necesidad de contar con el contenido de
las comunicaciones realizadas desde tales lneas
telefnicas, debido a su importancia para la
investigacin, conforme se pudo observar de las
siguientes intervenciones telefnicas ordenadas en
el marco de las presentes actuaciones a saber: del
25 de septiembre de 2013 a fs.8/vta., 16 de octubre
de 2013 fs.37/38 vta., 20 de noviembre de 2013 fs.
56/vta., 6 de diciembre de 2013 fs.101/vta., 18 de

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diciembre de 2013 fs.154/157, 17 de enero de 2014

fs.365/366 vta., 30 enero de 2014 fs.391/393 vta.,
14 de febrero de 2014 fs.450/452 vta., 17 de febrero
de 2014 fs.488/490 y 13 marzo de 2014 a fs.
1159/1163.
Se trata de un avatar procesal que de
ningn modo conforma compromiso para garanta
constitucional ni afectacin de derechos
personalsimos que no se encuentre legalmente
justificada como parte de la obligacin estatal de
investigacin de ilcitos (ver mi sufragio en causa
15.295 del Registro de esta Sala, caratulada
Mondello, Carlos Alberto y otro s/recurso de
casacin reg. 1758/13).
3. En tercer trmino, habr de expedirme
respecto al planteo de nulidad presentado por la
defensa Oficial de Sandra Jaquelina Vargas, quien
manifest que no obran en la causa las actuaciones
referentes a la detencin de la nombrada, tornndose
nula la detencin, el procedimiento y todos los
actos dictados en su consecuencia.
Al respecto, considero que los argumentos
brindados en la instancia anterior para rebatir el
aqu reeditado planteo nulificante, resultan los
adecuados y en consecuencia habr de compartirlos.
El tribunal sentenciante sostuvo obran
en los autos trados en AEV N67771/14
s/averiguacin de Homicidio agravado por el uso de
arma de fuego, a fs. 468 y vta. la orden de
allanamiento a los efectos de detener a Sandra,
Carlos, Arturo, Ariel, Silvana Vargas, dicha orden

29 CASACION
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es suscripta por la Dra. Patricia Alonso Juez del
Cuarto Juzgado de Garanta. Dicha medida es puesta
en conocimiento y exhortada al juez de instruccin
que por turno corresponda en la Provincia de San
Luis conforme luce a fs. 469/470.
A fs. 58 obra en copia oficio ley en el
que se pone en conocimiento al juzgado de
instruccin de Mendoza, la detencin de Sandra
Vargas, Carlos Vargas y de Silvina Gelvez,
finalmente a fs. 588 luce una constancia telefnica
en que la ayudante fiscal pone en conocimiento a la
secretaria del juzgado federal Dra. Aramendi de las
detenciones, la que peticiona se ponga a disposicin
conjunta de la justicia federal a los detenidos..
Asimismo, la respuesta jurisdiccional que
se brind fue precisamente que las actuaciones
principales y las tradas ad efectum videndi y
probandi han estado a disposicin de la defensa
tcnica, pudiendo ejercer los derechos que le
asisten en todo momento, asimismo y en tal sentido
se advierte que la defensa en el planteo cursado no
invoc derechos de defensa concretos de los que se
vio impedido de ejercer en resguardo de su pupila
(cfr. fs. 4302/4305).
De ese modo, entiendo que el mencionado
planteo de nulidad, oportunamente rechazado por el
a quo, conforme lo sealado en los prrafos
anteriores, no podr prosperar pues no se advierte
la vulneracin de garantas constitucionales ni
causales de nulidad alguna, tal como lo refieren los
recurrentes.

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4. Respecto a la nulidad planteada por la

parte querellante en relacin a que la resolucin en
estudio se encuentra viciada de nulidad conforme lo
prev el art. 167 inc.2 del CPPN, puntualmente en
el punto XI, corresponde aclarar que dicho agravio
se reduce a tan solo una disconformidad respecto al
destino de los bienes decomisados, lo que ser
analizado oportunamente en el apartado
correspondiente. Es decir, se trata de un agravio
acerca del origen y destino de los bienes
decomisados, esto es, sobre el fondo y fundamento de
tal cuestin, no sobre la violacin a alguna norma
de ndole procesal que pudiera acarrear nulidad.
IV) Ahora bien, de seguido he de abordar
los agravios vinculados con la ponderacin de la
plataforma fctica obrante en el presente legajo,
sobre el tpico, adelanto que los juicios
incriminantes arribados por el rgano jurisdiccional
resultan, a mi entender, en un todo consecuentes con
la aplicacin del esquema de la sana crtica
racional.
1.Hechos
Liminarmente, habr de recordar la
plataforma fctica tenida por acreditada por los
integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal Federal
de Mendoza N 2.1
A partir de la la prueba incorporada y
producida en el debate, valorada a la luz de las
reglas de la sana crtica, el tribunal sentenciante
entendi que ha quedado acreditado que en el oeste
del Departamento de Godoy Cruz, Provincia de

31 CASACION
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Mendoza, tuvo su sede una organizacin dedicada al
comercio de estupefacientes. Esta banda organiz e
implement un red de lneas o puntos de venta en
los cuales los consumidores adquirieron dosis de
marihuana y cocana, sustancias que previamente
haban sido recibidas, fraccionadas, almacenadas y
distribuidas por los miembros de esta banda. []
[L]a cpula directiva de la organziacin estuvo
integrada por miembros de la familia Vargas Mndez,
quienes reconocieron en la figura de Sandra
Jaquelina Vargas Mndez, (la) Yaqui, Ta o
Nani, a su cabecilla.
Se estructuraron diversos niveles, desde
los superiores hasta quienes se encargaron de
transportar y distribuir la droga, ya que la
actividad desplegada no pudo ser posible sin una
organziacin estable, que supuso divisin de tareas,
previamente coordinada entre los miembros de la
organizacin y siempre que contaran con la venia de
su lder. Los miembros de la familia Vargas Mndez
contaron con la colaboracin de jvenes que a cambio
de armas, dinero y estupefacientes colaboraron con
las tareas que requera cotidianamente el comercio.
Entre estas tareas se encontraban instalar
kioskos, la intimidacin y ataques a miembros de
bandas rivales, el traslado y fraccionamiento de los
estupefacientes y las ventas a los consumidores.
(cfr. fs. 4306/vta.)
Por otra parte, el tribunal tuvo tambin
por acreditado que Sandra Jaquelina Vargas Mndez
es la lder de una banda dedicada al lavado de

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dinero proveniente del aprovechamiento del producido

del comercio de estupefacientes como ilcito
precedente, adquiriendo a su nombre, a nombre de los
coimputados o de terceros vinculados a estos, bienes
inmuebles y rodados, introduciendo de esta manera el
dinero de origen ilcito al circuito legal de
bienes.
Por su parte Silvina Jaquelina Gelvez
Vargas, Nora Carmen Gatto Godetti, Patricia Mercedes
Vargas Mndez, Jonathan Daniel Brizuela Vargas,
Silvana Natal Vargas Mndez y Romina Vargas Mndez,
ocupaban un rol activo en la banda, dedicada a la
actividad ilcita de comercio de estupefacientes del
que obtenan los fondos para adquirir a nombre de
ellos o de terceros, generalmente allegados o
familiares, los bienes provenientes del dinero
ilcito obtenido del comercio de drogas,
introducindolos al mercado de bienes legal
(cfr.4325/vta.)
2. Prueba
Se tuvieron por acreditado los hechos
reprochados a los imputados en autos, en base un
basto cuadro probatorio, a saber:
A. Causas incorporadas ad effectum videndi
et probandi a la presente donde se encontraba
implicada Sandra Jaquelina Vargas y su entorno que
el tribunal: Expte. N 14.933-D caratulado Valdivia
Gonzlez, Miguel ngel s/infr. Ley 23.737, Expte.
N 90.605-A caratulado Becerra Ferreyra, Ernesto
Orlando y otro s/ Infr. Ley 23.737, Compulsa en

33 CASACION
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As. 16.132-D caratulado Fiscal s/Av. Infr. Ley
23.737.
B. Numerosas llamadas telefnicas por
medio de las cuales se denunciaron delitos en
infraccin a la ley 23.737 coincidentes que
apuntaron a los miembros de la organizacin.
C. Denuncia efectuada al servicio
fonodrogas, que dio origen a las presentes
actuaciones, donde se sindicaba a Sandra Jaquelina
Vargas Mndez como lder de una organizacin
orientada a la venta de drogas en diferentes puntos
de la provincia de Mendoza. La informacin recibida,
referenciaba que: la Yaqui Vargas esa la que
vende cocana en el campo Pappa cambi de nmero
anda con el telfono 155020047. Se suma a la
llamada recibida con fecha 6-03-2013 con la cual se
inicio el expediente 16.132 D, la cual alertaba:
en el barrio Granja de Lomas de Chacras manzana 6,
vivienda al costado Oeste del lote 40 de Chacras de
Coria Lujn de Cuyo, una mujer de apellido Vargas se
dedica a la venta de drogas Adems, se incorpor a
esta investigacin otro llamado annimo que deca
(20.05.2013): si quieren encontrar a la Yaqui y a
quienes fueron y son responsables por trfico y/o
muerte relacionadas con el trfico de drogas busquen
en las siguientes viviendas. Jonathan Daniel
Brizuela, Ana Brizuela, Mara Vargas y su marido
Sergio, el Patn Vargas y todos los hijos son parte
de los soldaditos de la Yaqui. Yaqui tiene bajo
otros nombres terrenos comprados en San Luis,
Crdoba, Chacras de CoriaContinen investigando a

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la seorita Ana Brizuela que a travs de ella van a

encontraran a Jonathan Daniel Brizuela y en turno
abrirn un hueco hacia la Yaqui. Jonathan Daniel
Brizuela tiene el telfono 0261-153391186 es sobrino
de la Yaqui y es su protegido
D. Causa N 11091789/14 acumulada a estos
actuados, donde se requiri la elevacin a juicio de
Sandra Jaquelina Vargas Mndez por el delito de
tenencia de estupefacientes con fines de
comercializacin (art. 5, inc. c de la ley 23.737).
E. Intervenciones telefnicas. Las
transcripciones telefnicas y mensajes de texto de
las lneas intervenidas se agregaron de fs. 477/48,
64/68, 103/118, 345, 347, 374/380, 386/389, 409/441,
463/480, 942/955, 1138/1144, 1201/1207 y 1593/1628.
F. Tareas de prevencin e informes de las
fuerzas de seguridad incorporadas en las presentes
actuaciones.
G. Actas de detenciones de los imputados y
rdenes de captura (fs. 1316/1344, 1348/1394, 1404).
H. Actas de allanamientos de fs.
1315/1320, 1322/1324, 1326/1329, 1336/1338,
1350/1352, 1360/1361, 1369/1378, 1387/1388, y
procedimientos de fs. 1716, 1909/vta., donde se
secuestraron dinero y diversos efectos, como ser
camionetas, autos, motos, entre otros.
I. Declaraciones de indagatorias de los
encartados y sus respectivas ampliaciones: Nora
Gatto Godetti a fs. 1410/vta., 2795/2796 vta. y
2941/2942; Patricia Mercedes Vargas Mndez a fs.
1411/1412 y 2662/vta.; Sandra Jaquelina Vargas

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Mndez a fs. 1472/1473 y 2803/2804; Silvina
Jaquelina Gelvez Vargas a fs. 1474/vta. y 2791/2792,
Jonathan Daniel Brizuela Vargas Mndez a fs.
1512/vta., Silvana Natal Vargas Mndez a
fs.2461/2463, Romina Noem Vargas Mndez 2656/2657 y
2686/2696 vta.
G. Informe pericial realizado por la
Divisin Delitos Tecnolgicos de Polica Cientfica
efectuado sobre algunos de los telfonos incautados
(fs.2038/2044).
J. Informe sobre la actividad financiera
de los imputados realizado por la Unidad de
Informacin Financiera (fs. 2166/2170).
Ellas, entre muchas otras pruebas tenidas
en cuenta por el tribunal a quo conforme surge del
acta de debate obrante a fs. 4243/4250 a las cuales
me remito en honor a la brevedad, as como tambin
las pruebas incorporadas al plenario que permitieron
establecer que los imputados se dedicaban al
comercio de estupefacientes, segn surge de las
escuchas telefnicas reproducidas en el debate y de
las que obran transcriptas las que se incorporaron
por lectura, de las declaraciones testimoniales
rendidas en debate y prestadas en instruccin, y de
las causas tradas a efectum videndi y probandi.
En definitiva, adelanto que el tribunal
realiz un anlisis pormenorizados y detallado del
plexo probatorio incorporado al debate, cuyo
entendimiento considero ajustado a derecho.
V) En relacin a Sandra Jaqueline Vargas
Mndez

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a. Ahora comenzar por analizar la

situacin particular de Sandra Jaquelina Vargas
Mndez, cuya defensa cuestion la valoracin de la
prueba en lo que respecta precisamente al lugar
donde se secuestr la droga en el domicilio del
barrio Granjas Lomas de Chacras y por haberle sido
endilgada la tenencia de dicho material
estupefaciente a la nombrada.
Ahora bien, es necesario recordar que a
Sandra Jaquelina Vargas Mndez se le imput en la
causa 11091789/14, causa que se acumul a la
presente, el delito de tenencia de estupefacientes
con fines de comercializacin; en virtud del
hallazgo de un ladrillo de marihuana con un peso
total de 1002 gramos y de 165 cigarrillos de armado
artesanal con idntica sustancia y un peso total de
241 gramos en el domicilio ubicado en B Granja
Lomas de Chacras, Mna. G, C-41 del Depto. de Lujn
de Cuyo, Mendoza.
Al respecto, el tribunal expres que el
hecho de haber encontrado marihuana preparada para
la venta en uno de los inmuebles de Sandra Jaquelina
Vargas Mndez no puede ser considerado de forma
aislada, ya que [] esta droga formaba parte del
stock de la red de comercializacin en la que se
encontraban involucrados ella y los otros
coimputados. Como surge de la causa principal,[] la
red de trfico oper desde distintos sitios, siendo
este solamente uno de ellos (cfr. 4310).
El rgano jurisdiccional arrib a la
conclusin que el material estupefaciente

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secuestrado en el domicilio del barrio Granja Lomas
de Chacras estaba bajo el poder de Sandra Jaquelina
Vargas Mndez, mediante la prueba reunida en autos,
como ser acta de allanamiento de fs. 2 y vta., los
testimonios de los policas que llevaron la medida a
cabo y los testigos de actuacin. As tambin que la
propiedad allanada era de propiedad de la antes
nombrada, que fue corroborado mediante los
testimonios de Mara Graciela Lpez, la escribana
que reconoci que Sandra Jaquelina Vargas Mndez fue
a quien se le cedieron los derechos del inmueble en
cuestin. Adems, de las tareas de inteligencia
conforme surge del fs. 61 que corroboran el mismo
dato, donde consta el testimonio de un albail que
trabajaba en la zona, quien al ser consultado
manifest que la duea era una mujer muy conocida en
el Departamento de Godoy Cruz, de apodo La Yaqui
cuyo apellido era Vargas. Sumado a los testimonios
de los agentes que participaron en el allanamiento,
del agente Omar Adrin Rocha Margara a fs. 87, del
oficial Principal Oscar Diego Pereira, a fs. 111,
ambos coincidieron al momento de prestar declaracin
testimonial que en la propiedad allanada haba fotos
de la nombrada, otra dato que fue tenido en cuenta
para demostrar que tal propiedad perteneca a Sandra
Jaquelina Vargas (las fojas citadas son de la causa
acumulada FMZ 11091789/2012/TO1).
De ese modo, se puede evidenciar que la
propiedad y la droga all secuestrada perteneca a
la nombrada a travs de un conjunto de pruebas, como
ser: testimonios de los agentes policiales que

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llevaron a cabo el allanamiento del inmueble,

quienes corroboraron ver fotos de la Yaqui en el
interior de la vivienda; testimonios de los testigos
de actuacin; testimonio de la escribana que prest
declaracin en juicio quin sostuvo que presenci la
cesin de los derechos de la propiedad realizada por
la Asociacin Civil Jardn de Lomas de Chacras en
favor de la mencionada y dichos de los vecinos que
confirmaban que la misma resida habitualmente en
ese lugar.
En definitiva, se observa que el tribunal
arrib a la conclusin de que la droga secuestrada
en el domicilio del barrio Granja Lomas de Chacras
perteneca a Sandra Jaquelina Vargas Mndez, en
virtud de la prueba reunida en autos, la cual
considero acertada, en consecuencia el agravio debe
ser rechazado.
b. En cuanto al agravio defensista
concerniente a la falta de prueba para tenerse por
acreditado el grado de participacin de Sandra
Jaquelina Vargas Mndez adelanto que se trata de una
mera discrepancia con el criterio adoptado por el
tribunal, ajeno a la doctrina de la arbitrariedad.
Ntese que el a quo trat debidamente la
cuestin, teniendo por probado el rol jerrquico que
desempe Sandra Jaquelina Vargas Mndez en la causa
principal 11356/2013 mediante los testimonios de los
agentes de polica que llevaron adelante la
investigacin, entre ellos el oficial principal de
la polica de Mendoza Miguel ngel Salinas, el
comisario Juan Marcelo Rivera el comisario Hugo Sosa

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vila (cfr. testimonios transcriptos a
fs.4310/4311).
Destacndose lo siguiente de la resolucin
objeto de recurso de los testimonios [] de los
funcionarios policiales surge que se dedicaron
durante un perodo prolongado de tiempo a investigar
distintos hechos delictivos sucedidos en el Barrio
Campo Pappa, del departamento de Godoy Cruz. Como es
natural, identificaron a travs de denuncias y
tareas de inteligencia como era la forma de su
proceder. En este sentido, son coincidentes en
involucrar a las personas enjuiciadas dentro de una
organizacin que venda drogas, mencionando a su
vez, notas tpicas de estas, como la formacin de
una red de colaboradores de extrema vulnerabilidad
social que cometen delitos a cambio de armas o
drogas. Asimismo sealan como la jefa a Sandra
Jaquelina Vargas Mndez (ver fs. 4311).
Por otra parte, los sentenciantes tambin
se valieron de sendas escuchas de las lneas
telefnicas de los celulares empleados por los
actores involucrados, que dieron cuenta del rol
jerrquico que desempe Sandra Jaquelina Vargas.
Adems, tngase presente la declaracin
del testigo de identidad reservada quien manifest
que exista una banda de soldaditos que respondan
a la antes nombrada, y habl tambin de su nivel
exacerbado de violencia, que se pagaba con armas y
drogas y que respondan a la banda integrada por las
personas imputadas, y que tambin eran dirigidos por

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la imputada Sandra Jaquelina Vargas Mndez (ver fs.

615/618).
Asimismo, es dable recordar lo previsto
por el art. 7 de la ley 23.737, el cual expresa:
Ser reprimido con reclusin o prisin de ocho a
veinte aos y multa de pesos un mil ciento
veinticinco a treinta y tres mil setecientos
cincuenta, el que organice o financie cualquiera de
las actividades ilcitas a que se refieren los arts.
5 y 6 precedentes.
Segn lo expresan los autores Roberto A.
Falcone y Facundo L. Capparelli: El artculo en
anlisis castiga al que organice o financie
cualquiera de las actividades ilcitas a que se
refieren los arts. 5 y 6.
Financia el que efecta aportes econmicos
para solventar los requerimientos que demanda la
actividad delictiva. [] Organizar es armar una
estructura funcional que facilite la comisin de
estos delitos, proveyendo los medios necesarios a
ese fin: personas, instrumentos, movilidad,
comunicaciones, dinero, etc.; de modo de obtener un
mecanismo ms o menos eficiente dirigido al logro de
la finalidad propuesta, siendo indiferente el nimo
de lucro del que incurre en este delito, el nmero
de personas y la determinacin o diferenciacin neta
de funciones de los integrantes tendientes a la
finalidad perseguida. (Falcone, Roberto A.,
Capparelli Facundo L. en Trfico de Estupefacientes
y Derecho Penal, editorial Ad Hoc, pp.301).

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Los citados autores tambin sealan que:
El verbo organizar describe la actividad de quien
organiza; justamente el tipo penal del art. 7
castiga al organizador, con lo cual los requisitos
exigibles para la subsuncin de un hecho en este
tipo penal son sustancialmente ms rigurosos que la
mera existencia de una actividad organizada [] en
la medida en que presupone la existencia de una
estructura o aparato organizador.
Entonces, se puede ver que por un lado las
pruebas reunidas, dan cuenta que Sandra Jaquelina
Vargas Mndez era quien se encargaba de la toma de
decisiones, de proveer los medios materiales y
humanos para llevar a cabo el negocio, indicando las
tareas que cada uno de los integrantes de la banda
deba realizar, as como tambin era quien reciba
las quejas de ellos; por otra lado desde la
normativa y la doctrina citada tambin se observa
que se cumplen los requisitos del tipo penal
previsto en el art. 7 de la ley 23.737, pues la
nombrada precisamente era quien tena la figura de
organizadora y lder de la actividad ilcita
desarrollada por la banda, tratndose de una
estructura de gran magnitud que no slo llevaba a
cabo el comercio sino tambin el lavado de activos.
c) La defensa de Sandra Jaquelina Vargas
Mndez tambin se agravi por haber sido condenada
con el agravante del art. 11 inc. c de la ley
23.737, lo cual, a su entender, viola el principio
de congruencia toda vez que no fue indagada,
procesada ni requerida por dicha agravante.

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Al respecto, cabe sealar que la Corte

Suprema de Justicia de la Nacin, desde antiguo,
tiene dicho que en orden a la justicia represiva,
es deber de los magistrados, cualesquiera que fuesen
las peticiones de la acusacin y la defensa o las
calificaciones que ellas mismas hayan formulado con
carcter provisional, precisar las figuras
delictivas que juzgan, con plena libertad y
exclusiva subordinacin a la ley, pero que este
deber encuentra su lmite en el ajuste del
pronunciamiento a los hechos que constituyeron la
materia del juicio (Fallos 316:2713).
Luego, se desprende que el principio de
congruencia no se ver transgredido siempre que
exista identidad entre el hecho imputado en la
indagatoria, el incluido en el auto de
procesamiento, el que fuera materia de acusacin y
el que la sentencia tuvo por recreado. Es decir,
ello siempre que se guarde lgica y unidad en los
elementos que conforman la garanta del debido
proceso: acusacin prueba defensa sentencia.
En tal direccin, se advierte que la
plataforma fctica que tuvo en cuenta el tribunal
para condenar a la imputada fue la misma que se
plasm en el requerimiento de elevacin a juicio.
Ntese que en la declaracin indagatoria
fue imputada por el hecho en principio, por
organizar y financiar el comercio de estupefacientes
con los dems imputados en la causa y por poner en
circulacin en el mercado el dinero proveniente del
ilcito, logrando con ello darle apariencia de

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lcito -ejemplo de ello seran los bienes inmuebles
y vehculos registrados y/o utilizados por los
imputados-, realizando dichas maniobras con
habitualidad; agravados ambos ilcitos por la
cantidad de personas intervinientes (ver
fs.1472/vta.).
Ahora bien, a mi entender, la agravante
del artculo 11 inciso c de la ley 23.737 por la
cual fue condenada Sandra Jaquelina Vargas Mndez,
es acertada toda vez que de la redaccin del hecho
permite dilucidar la intervencin de tres o ms
personas en el suceso, lo que ha significado la
posibilidad de la defensa de articular su estrategia
al respecto.
As pues, entiendo que el hecho que se
atribuy y, a la postre, por el cual fue condenada
la imputada se mantuvo inclume a lo largo de todo
el proceso; por lo tanto considero que no hay
violacin al principio de congruencia y que el
tribunal se encontraba habilitado para incorporar
dicha agravante sin afectar garanta constitucional
alguna.
d) La defensa oficial plante violacin al
derecho de propiedad de Sandra toda vez que, a su
entender, fueron decomisados bienes que no estaban
vinculados con la infraccin a la ley 23.737; ya sea
porque su imposicin tuvo como basamento la ntima
conviccin de los jueces, en el sentido de que los
magistrados a quo, con las probanzas allegadas a los
autos, no pudieron concluir vlidamente que los
bienes decomisados constituan elementos que han

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servido para cometer los hechos o una ganancia

resultante del producto o del provecho del delito.
Al respecto, considero que el rgano
sentenciante correlacion la prueba allegada al sub
judice con elementos indiciarios bajo la directiva
del art. 398 del cdigo de rito, y despus de ese
ejercicio mental lleg a la conclusin unvoca,
correcta para m, de que los bienes objeto de
incautacin, antes bien que provenir de ahorros de
la actividad laboral de la imputada, tena su
ligazn con la ejecucin del episodio pesquisado
asumiendo el papel de instrumenta sceleris.
Por otro lado, es unnime la doctrina y
jurisprudencia en cuanto consideran al decomiso una
disposicin imperativa para el juzgador, pues se
trata de una pena accesoria (confr. causas N
10.487, 12.071 y 12.260, Regs. N 1711.09, 1160.10 y
1237.10, Shoulov, Jonatan s/rec. de casacin,
Jurez Lima, Nayely s/rec. de casacin y Aguayo
Gallardo, Julia Deyanira s/rec. de casacin, rtas.
el 23 de noviembre de 2009, 11 de agosto de 2010 y
24 de agosto de 2010, respectivamente), Guillermo R.
Navarro y Roberto R. Daray, Cdigo Procesal Penal
de la Nacin, Ed. Hammurabi, 3. Edicin, Bs. As.,
2008, Tomo 2, pgs. 1255/1256 -en igual sentido, en
lo sustancial, Francisco J. DAlbora, Cdigo
Procesal Penal de la Nacin, octava edicin
corregida, ampliada y actualizada por Nicols F.
DAlbora, Editorial Abeledo-Perrot, Buenos Aires,
2009, pgs. 786/787-).

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Ms an, en el marco de la ley 23.737, tal
como lo prev su artculo 30, el decomiso de la
mercadera se erige como sancin a la infraccin a
sus disposiciones.
De tal suerte, los sentenciantes han
valorado de modo razonado y lgico aquellas
evidencias que estimaron conducentes para fundar su
conclusin de vincular los bienes secuestrados a la
comisin del delito, por lo que el anlisis que
proponen los recurrentes expresa una mera
discrepancia con la posicin adoptada por el
tribunal que luce como una efectiva derivacin
razonada del derecho vigente.
As las cosas, me encuentro en condiciones
de concluir que el fallo atacado se encuentra
debidamente fundado y, en consecuencia, no vulnera
principios, derechos y garantas a que aludidos por
las defensas; al fin, de estar desprovisto de
fundamentacin y, por ende, resultar arbitrario.
VI) A continuacin me centrar en
responder aquellos agravios relativos a la situacin
procesal de los restantes imputados.
Comenzar analizando, de manera conjunta,
y a fin de no resultar repetitivo ni sobreabundante,
aquellos agravios expuestos coincidentemente por las
defensas particular y oficial.
a. Ambas defensas plantearon arbitrariedad
en la sentencia por falta de motivacin, pues a su
entender, las pruebas carecen de solidez como para
establecer la responsabilidad de los aqu imputados
en los hechos por los cuales fueron condenados.

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Debe recordarse en esa direccin, que

nuestra C.S.J.N. tiene dicho que la doctrina sobre
sentencias arbitrarias no puede perseguirse la
revocacin de los actos jurisdiccionales de los
jueces de la causa slo por su presunto grado de
desacierto o la mera discrepancia con las
argumentaciones de derecho local, comn o ritual en
que se fundan (Fallos: 311:1695).
Desde un primer momento, es dable sealar
que el presente agravio planteado, no puede recibir
favorable acogida.
En cuanto a dicha protesta acerca de la
falta de logicidad de la sentencia, sealada por los
defensores por la inexistencia de pruebas concretas
que pudieran generar al tribunal certeza necesaria
sobre los hechos imputados, en relacin a los
delitos de comercio de estupefacientes y lavado de
activos, es dable destacar que de los recursos
intentados slo surge que, bajo la invocacin de
falta de fundamentacin que se atribuye al fallo, se
intenta revisar el modo en que el a quo evalu la
prueba reunida en uso de sus facultades legales. La
alegada arbitrariedad slo evidencia una opinin
diversa sobre la cuestin tratada y resuelta,
mientras que la decisin impugnada cuenta con
fundamentos necesarios y suficientes que impiden su
descalificacin como acto jurisdiccional vlido.
Ello es as, a mi juicio, porque los recurrentes no
demuestran los defectos del pronuncimiento que
revelaran transgresiones a las reglas de la sana
crtica.

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De esta manera, el tribunal relacion a la
imputada Patricia Mercedes Vargas, hermana de Sandra
Jaquelina Vargas Mndez, a raz de que se entendi
con los hechos investigados que su intervencin
surge desde el 2010 (11 de octubre), fecha en la que
se secuestraron dentro de la camioneta Eco Sport,
patente ENS-509, de la que es titular registral, 164
ladrillos de marihuana, con un peso total de 124,16
kg. (expte. n 90.605-A caratulado Becerra
Ferrreyra, Ernesto Orlando y Otro s/Infr. Ley
23.737). Si bien, ninguna de las nombradas result
enjuiciada en esa causa, la titularidad de la
camioneta fue un elemento ms para vincular a las
nombradas en el trfico de estupefacientes, teniendo
en cuenta que Sandra posea tarjeta azul para
circular.
Continuando el tribunal determin la
participacin funcional Patricia Mercedes Vargas en
el hecho aqu cuestionado, a travs de la
intervencin de las comunicaciones telefnicas.
Lleg a dicha conclusin mediante el
anlisis de numerosas escuchas telefnicas a partir
de las cuales se considera que Patricia Vargas
Mndez era quien colaboraba en todo lo que estaba a
su alcance para llevar adelante el negocio. As,
seal, por ejemplo, entre todas aquellas que
denotaban su clara participacin en la organizacin
criminal: llamada 06 del CD 02 donde Patricia Vargas
llam a Yaqui, donde esta ltima coment mira
Patricia cuando en la mochila trae la plata scame
30 mil pesos para dejarlos ac tengo que pagar un

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abogado Patricia asinti y pregunt cunto le da a

su padre para echar gasoil, Yaqui le dijo sac 2
mil pesos para que comprenviste que el Mauro
siempre quiere comprar; reitero, entre otras
escuchas que dan cuenta de que su participacin era
consciente y voluntaria en la organizacin. Adems,
se cont con el testimonio del oficial Miguel ngel
Salinas, quien manifest que Patricia era la
hermana que manejaba todo despus de Sandra y Natal
y era ella hablaba con Wilfredo y le decan lo que
iba hacer Yaqui en San Luis (cfr. fs.4315/vta.).
En relacin a Jonathan Brizuela, tambin
mediante escuchas telefnicas, y testimonios
policiales, el rgano jurisdiccional tuvo por
acreditado que su rol consista en vender los
estupefacientes de la organizacin dentro de la
penitenciara, quien se encontraba alojado durante
la investigacin por orden de la justicia provincial
en el marco de una causa seguida en su contra por
homicidio. Se puede confrontar a fs.4316 las
transcripciones de las escuchas en la resolucin en
crisis que dan fe del accionar de Jonathan Brizuela.
Se evidenci su accionar, por ejemplo, a
partir de lo dicho en la llamada 41 CD 05, donde
Jonathan Brizuela (alias Jony) llam a un hombre
NN y le solicit te pods acercar al 16?...
estamos afuera hombre NN asinti s, que
necesits?... Jonathan Brizuela respondi ..fa y
pastillas 100, 150 NN en faso y en
pastillas?... Jonathan Brizuela asinti y el NN
prosigui hay 50 pesos en pastillas y lo otro en

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faso bueno, ah voy con todo para all en la
puerta Jonathan Brizuela asinti. Asimismo, en la
misma lnea, en el CD 16 llamada 125, Jonathan
Brizuela llama a Silvina Natal Vargas y le consulta
maana vos podes traer una muestra del coso
blanco?... Naty le dice que no entiende y Jony
aclara de Alicia, porque ac se est por ir un
chabn en libertad y puede hacer, por eso un
tubo Naty asiente ah me fijo si lo rescato y
Jony acota es para probar, ya se est por ir en
libertad ya, luego de lo cual Naty consulta te
llevo 2 o 3 de lo otro para que tengas ah?... Jony
responde si, para quemar en el bao treme eso y
lo que te ped para el pibe.
En el caso de Silvina Jaquelina Gelvez,
hija de Sandra Vargas y de Cristian Gelvez, se
comprob que tena gran cantidad de bienes y/o
disposicin de manejo de los que no estaban a su
nombre; lo cual no corresponda con los ingresos
declarados; pues segn su declaracin posea $1500
de ingresos mensuales, viva con su madre y sus
hermanos. Adems la misma no registraba actividad a
su nombre, ni relacin de dependencia ni movimientos
bancarios, ingresos brutos o declaraciones juradas,
de acuerdo a los informes de la AFIP y de la UIF,
los que fueron confirmados en el debate por testigos
civiles, analistas y empleados, de aquellas
entidades (ver fs.227/236). Los bienes registrados a
su nombre eran: VW Amarok JUG-418; Motomel 200 099-
HUK; 3 Motomel 250 340-JGV; Guerrero 70 604-JUD;
Ford Rural MIY-828; VW Bora FMR-814 transferido

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14/08/12; MZE-408 transferido en 04/09/13; GVH-170

ECOSPORT transferido 20/05/13, MMV-709.
En cuanto a Silvana Natal Vargas Mndez y
Romina Noem Vargas Mndez (hermanas de Jaquelina
Vargas Mndez), el tribunal corrobor su
participacin mediante las conversaciones
telefnicas, conforme surgen de las transcripciones
realizadas en la sentencia objeto de recurso, donde
se manifestaba que las hermanas eran quienes
operaban el kiosko de la calle Chuquisaca, el cual
funcionaba como pantalla de una boca de expendio de
drogas de la agrupacin, clorhidrato de cocana
(conforme informe de fs. 1183).
Una llamada result particularmente
esclarecedora, proveniente de la lnea intervenida
2614856391, utilizada por Silvana Natal Vargas,
quien llam a Romina Vargas Mndez, donde se refera
a la presencia policial de la siguiente manera:
ayer no pudimos hacer nada porque andaban al
kiosquito no lo habamos abierto as que ahora hay
que organizar todo bien a un montn le he dicho que
ahora as que ms a la nochecita dije que abro a la
nochecita te iba a preguntar si vos ibas a bajar
que ibas a hacer para que tuviramos algo de ltima
yo te ayudo rapidito as hacemos las cosasfjate si
no se ve nada ten las cortinas abiertas(llamada
15 del CD 04, 25-01-2013, 12:49, fs.411).
Por otra parte, el cd 09 llamadas 21 fs.
413 del 30/01/2013 Romina Vargas llam a Silvana
Natal Vargas y le dijo que quedaban 7 tubos nada
ms y que eran los ltimos, lo que indicaba como

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operaban las bocas de expendio y su organizacin
para proveer las mismas.
Es decir que Silvina y Romina Vargas
Mndez, eran las encargadas del fraccionamiento y
venta de la droga a travs del kiosko de la calle
Chuquisaca.
Finalmente, Nora Carmen Gatto Godetti,
madre de Cristian Gelvez, suegra de la Yaqui, a
quien se le imput el delito previsto en el art. 303
inciso 1 agravado por el inciso 2 apartado a), el
a quo tuvo por probado que la misma responda a
las instrucciones de la Yaqui y tena un manejo
directo sobre el dinero que se movilizaba en la
banda, teniendo a su nombre varios bienes de alta
gama e importante valor econmico. Para as
concluir, se bas principalmente en las llamadas
telefnicas que se realizaban entre Sandra Vargas y
Nora Gatto.
b. En esa lnea argumental, pasar a
analizar el agravio puntual planteado por las
defensas quienes se quejaron de que la prueba
obtenida en autos fue indiciaria y que no existieron
elementos probatorios suficientes para arribar al
grado de certeza necesaria para destruir la
presuncin de inocencia de los aqu imputados.
En ese sentido, nuestro mximo tribunal ha
sostenido que: La duda es un estado de nimo del
juzgador, que no puede reposar en una pura
subjetividad, sino que debe derivarse de la racional
y objetiva evaluacin de las constancias del

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proceso (C.S.J.N. Fallos, 315:495, 323:701 entre

muchos otros).
Ello es lo que a mi entender ha ocurrido
en el presente. En efecto, todo hecho es introducido
como incierto en la causa, debiendo ser objeto de
comprobacin. En el proceso penal esta comprobacin
debe estar referida a la realidad histrica, en
cuanto mayor acercamiento a la verdad objetiva o
material. El descubrimiento de tales extremos se
obtiene mediante la prueba.
Esta reconstruccin del pasado se procura
efectuar mediante la produccin de elementos que
constituirn la base de credibilidad para establecer
la existencia o no del hecho. Este ltimo es el
hecho principal, que se pretende conocer mediante
el hecho probatorio (conf. Eduardo M. Jauchen,
Tratado de la prueba en materia penal, Rubinzal
Culzoni Editores, Santa Fe, 2006, pg. 18).
Queda claro que la prueba no es en el
fondo otra cosa que la va para la demostracin de
la verdad y el convencimiento de los magistrados,
quienes para sentenciar necesitan adquirir plena
certeza.
En el particular, una reconstruccin
funcional del hecho, a partir de una valoracin
conjunta de la prueba permite objetivamente inferir
que el imputado introdujo un riesgo prohibido y por
ello, corresponde responsabilizarlo por el hecho
delictivo acreditado.
De este modo, considero que el tribunal
valor la prueba reunida en autos de manera integral

53 CASACION
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revelando la slida entidad de las escuchas
telefnicas que permitieron arribar a una nica
conclusin que fue la responsabilidad penal de cada
uno de las enjuiciados por los hechos imputados.
En definitiva, el cuadro probatorio
evidencia la responsabilidad de los encartados y que
se trat de una organizacin integrada por varias
personas que llevaron a cabo el comercio de
estupefacientes, convirtiendo dicho provecho en una
importante cantidad de bienes muebles e inmuebles,
con el fin de darles apariencia lcita a los
ingresos mal habidos, poniendo en circulacin en el
mercado dinero de origen ilcito.
Conforme lo expuesto, entiendo que el
tribunal sentenciante no ha considerado en forma
fragmentaria y aislada los elementos de juicio
-indicios y presunciones-, no ha incurrido en
omisiones y falencias respecto de la verificacin
del hecho conducente a la solucin del litigio, ni
ha prescindido de una visin conjunto y necesaria
correlacin de los testimonios entre s y de ellos
con otras pruebas y elementos indiciarios. Por lo
tanto, advierto que el pronunciamiento impugnado se
apoya en una seleccin y valoracin de la prueba
ajustadas a las reglas de la sana crtica racional.
Reitero, surge con claridad del plexo
probatorio incorporado en el proceso que el arribo a
la sentencia recurrida es producto de un anlisis
crtico, razonado y circunstanciado de las
constancias del proceso, que permiti a los

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magistrados de juicio llegar a la certeza requerida

para sustentar una sentencia condenatoria.
En efecto, se evidencia una conclusin por
parte del a quo producto de un detallado y
completo anlisis de los elementos de prueba que
cont el sumario, por lo que no se advierte
arbitrariedad ni contradiccin.
As las cosas, el encuadre legal efectuado
por los sentenciantes aparece debidamente fundado y
ajustado a los sucesos de la causa.
d. Ahora bien, es necesario dar respuesta
al agravio planteado por la defensa oficial de
Silvana Natal Vargas, quien se quej de la
violacin al principio de congruencia toda vez que a
la misma no le fue imputada el comercio de material
estupefaciente en la penitenciara en ninguna etapa
del proceso.
En tal caso considero que no existi
violacin al principio de congruencia pues dicha
circunstancia no fue reprochada dentro de la
imputacin, solamente fue un elemento ms de prueba
indiciaria, valorada por el a quo para arribar a
la participacin de la misma en los hechos imputados
en autos.
c. Adems, ambas defensas cuestionaron la
atribucin de responsabilidad en calidad de autores,
especficamente en el caso de Patricia Vargas
Mndez, Jonathan Daniel Brizuela Vargas, Silvina
Jaqueline Gelvez Vargas, a travs de su defensa
particular y Romina Noem Vargas Mndez, mediante la
defensa oficial.

55 CASACION
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El a quo concluy que respecto a la
atribucin de responsabilidad del delito de lavado
de activos, y en consecuencia del delito precedente,
esto es el comercio de estupefacientes, que Por ms
que este plan haya sido dirigido por uno o unos de
los coimputados, sin la participacin del resto en
el desarrollo de la actividad ilcita precedente o
del manejo del flujo de dinero -en la adquisicin a
su nombre, a nombre de testaferros o de familiares
de bienes de circulacin lcita como son los
rodados, o los inmuebles- el plan comn no se
hubiese podido ejecutar, ni sostener sin la
organizacin proveedora del capital ilcito y/o de
los cmplices en el armado del lavado de dinero,
como por ejemplo Silvina Gelvez y su abuela Gatto.
Finalmente cada uno de los imputados rene por si
mismos las caractersticas propias del autor del
hecho en relacin a que cada uno tena el dominio
del hecho en su tarea, y han obrado con dolo en la
intencin de burlar al estado, y a la sociedad
blanqueando fondos provenientes del narcotrfico,
mediante la adquisicin de bienes de libre
circulacin y dndoles visos de legalidad.
(fs.4340/4340 vta.).
Ahora bien, tengo dicho que al producirse
un contacto social disvalioso, la pura relacin
circunscrita a dos personas (autor y vctima) carece
de toda relevancia, pues siempre cabe identificar a
terceras personas que han configurado de determinada
manera el contacto social y que por tanto tambin
son potenciales autores -quin sea denominado

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"autor" y quin "tercero" depende nicamente de la

circunstancia de cul sea la persona con la que se
inicie el anlisis al intentar resolver un caso-.
(JAKOBS, Gnther, La imputacin objetiva en derecho
penal, Ed. Ad-Hoc, Buenos Aires, 1997, pag. 15).
En esa direccin, quien realiza actos
ejecutivos no slo ejecuta su propio hecho, sino
-eventualmente- el hecho de todos, en cuyo caso, la
ejecucin es al mismo tiempo su propio injusto y
tambin el injusto de cada uno de los partcipes
(JAKOBS, op. citada, pag. 76).
Luego, si imputar significa establecer o
reconstruir las reglas segn las cuales se procede a
definir como causa determinante de un riesgo, de
entre todas las existentes, al realizado por uno o
varios de los intervinientes, y definirlos por ello
como responsables; procedimiento explicativo que
distingue aportes por competencia o ejercicio de
roles, pero no en virtud de aportes fcticos; los
trminos y definiciones de autor y partcipe
resultan provisorias y mudables (Ver mi voto en la
causa nro. 3/13 caratulada Cafferata, Ulises y
otros s/ recurso de casacin, reg. 1718.13 de esta
Sala IV rta. el da 16/09/13).
Se ha podido observar que los nombrados
pertenecan a una organizacin criminal, con
divisin de roles cuyos integrantes tenan el
dominio final del hecho en cuestin, de ah que
considero pertinente la atribucin de
responsabilidad penal a los encartados y acertada la

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calificacin legal asignada por los hechos por los
cuales fueron condenados.
f. Por su parte la defensa oficial
cuestion la resolucin por carecer de fundamentos
al momento de condenar a sus defendidas Silvana y
Romina Vargas Mndez y a Nora Carme Godetti, en
orden al delito previsto en el art. 303 del C.P.,
toda vez que a las dos primeras no posean bienes a
su nombre y en el caso de la ltima no pudo
acreditarse el ilcito precedente requerido por el
tipo penal. Adems, no existi un incremento inusual
en sus patrimonios.
En ese sentido, el tribunal manifest que
se pudo comprobar en la presente que los imputados
adquiran con el beneficio econmico obtenido de la
comercializacin de estupefacientes, convirtiendo
y administrando dicho provecho, en una importante
cantidad de bienes muebles e inmuebles, a fin de
darles apariencia lcita a los ingresos mal habidos,
poniendo en circulacin en el mercado el dinero de
origen ilcito.
[] La clandestinidad utilizada en la
actividad delictiva hizo que muchos de los bienes
que convertan, transferan o administraban los
imputados no fueran registrados en los organismos
pertinentes a su nombre, ms an pudo comprobarse en
muchos casos merced a los informes labrados por la
prevencin, o por los propios registros que
pertenecan a testaferros o prestanombres, todos
ellos vinculados familiarmente o por contacto con
los imputados, o ms evidente an, dichos bienes a

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nombre de terceros contaban con autorizacin de

manejo a favor de los imputados.
As en el caso de Romina Vargas, de los
informes aportados por el registro del automotor se
desprende que a posea a su nombre un VW Fox 1.6
patente GRP-828, adquirido el 4 de diciembre de 2012
con una valor real de $78.000 en el cual se
encuentran autorizadas para conducir Sandra
Jaquelina Vargas y Silvana Natal Vargas. Asimismo,
de los informes elaborados por la AFIP a fs.
209/217, se determin que el inmueble donde tena
radicado su domicilio y el automotor estaban a su
nombre, pero no se le pudo determinar actividad
comercial alguna, ni en relacin de dependencia, ni
movimientos bancarios, ni ingresos brutos ni
declaraciones juradas, que pudieran sustentar tales
adquisiciones; teniendo en cuenta que ella misma
haba declarado que su ingreso mensual era de $3000.
En el caso de Silvana Vargas, se constat
que tena a su nombre un automvil Chevrolet Corsa
II patente FUR-993, con un valor superior a los
$60.000, que transfiri a otro miembro de la
organizacin, precisamente a Patricia Vargas el 11
de marzo de 2013. Al igual que Romina, no registra
actividad alguna, ni registros bancarios, ni
declaraciones juradas; y que su ingreso mensual era
de tan slo $2500.
Entonces soy de la misma opinin de los
jueces sentenciantes quienes concluyeron que las
nombradas no tenan prueba alguna que demostrara que
los bienes hayan sido comprados mediante fondos

59 CASACION
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lcitos, sino por el contrario la prueba reunida y
analizada por el tribunal a quo fue suficiente
para determinar que precisamente el origen de los
fondos no era otro que el de la actividad ilegal que
desplegaban, es decir la comercializacin de
estupefacientes, conforme ya se tuvo por acreditado
ut supra.
Finalmente, en relacin a Nora Gatto
Godetti, se observa que la misma tena en su
patrimonio los siguientes bienes: un inmueble
matrcula 1-16805, con el 50% de titularidad
compartido con su nuera Sandra Vargas, una camioneta
Toyota Hilux con patente MNP-177 y una moto Kawasaky
Ninja con patente HND-543.
Si bien conforme surge de las actuaciones
Nora Gatto es la nica que desarrollaba una
actividad comercial la cual surge de los informes de
la AFIP, donde figura como monotributista inscripta
en la categora E lo que le permite una
facturacin anual de $144.000, adems de que ella
manifest facturar entre 8000 y 10.000 ms una
pensin por ser madre de siete hijos de $4810; a
pesar de ello no concuerda con los bienes adquiridos
por el valor de los mismos, ni con su disponibilidad
de dinero, situacin que surgi en diferentes
llamadas donde Sandra Vargas le refera contar o
drselo y de los giros que realizaba.
Vale resaltar una de las llamadas en la
que qued demostrada que la misma era la encargada
del manejo y destino de los bienes por direccin de
Sandra Vargas Mndez. Se puede transcribir la

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llamada 23, CD 03, Yaqui llama a Nora Gatto y le

dice Nora, mir, tenete viste, cont toda la
plata Nora interrumpe todava no es que se est
llevando las cosas la Mariana y no puedo () ya
compr elastiquines y todo Yaqui prosigue en un
rato ms o menos van a ir a buscar 57.500 pesos el
Chico. Me escuchaste? 57.500 pesos le tens que dar
al Flaco Chicho y luego se corta la comunicacin.
De ah entonces que tampoco se ve la
ausencia de fundamentos para arribar a la condena de
Nora Gatto Godeti por el delito de lavado de
activos, toda vez que la prueba es esclarecedora y
suficiente para tener por configurado el delito.
Por ello, se evidencia de los presentes
actuados que el cuadro probatorio fue suficiente y
conducentes para concluir que se configur el delito
de lavado de activos, teniendo en cuenta que la
procedencia ilcita de los bienes se constat
precisamente con vnculos ciertos y comprobables
entre la encartada y las otras personas, como ser
por ejemplo Sandra Jaquelina Vargas entre otros, que
participaron del delito precedente, como es el
delito de comercio de estupefacientes.
g. Continuando, la defensa oficial
solicit la nulidad de la resolucin por violacin
al principio de ne bis in dem por errnea
calificacin legal. Se agravi puntualmente que sus
defendidas haban sido condenadas por dos delitos
diferentes en concurso real agravados por el mismo
disvalor de la participacin mltiple.

61 CASACION
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Si de la constatacin del quebrantamiento
del principio ne bis in dem se trata, nuestra
atencin debe ceirse al estudio de los tres
elementos integrantes de la pretensin. Ello as,
puesto que la inexistencia de triple identidad entre
los elementos de la peticin pasada en autoridad de
cosa juzgada y los de la pretensin en trmite
-identidad de sujeto (eadem persona), de objeto o
hecho punible (eadem res) y de causa de la
persecucin (eadem causa petendi)-, echar por
tierra cualquier transgresin del principio bajo
examen.
En ese orden de ideas, observo que slo el
primero de los tres elementos clsicos de la
pretensin mencionados coincide en la identidad del
sujeto (en todos los casos), escenario que, conforme
los lineamientos dogmticos exteriorizados ut supra
que gobiernan la materia estudiada, obsta el
progreso del agravio examinado.
En efecto, se advierte que en el caso de
estudio se trat de dos hechos diferentes, por un
lado el comercio de estupefacientes y por otro lado
el lavado de dinero, cometidos por las mismas
personas, pero que a la vez ambos delitos fueron
cometidos por la intervencin de varias personas, es
decir segn el agravante del art. 11, inciso c) de
la ley 23.737 que reza la participacin de tres o
ms personas, o segn el art.303 CP, 2 prr.
apartado a) que dice ser miembro de una banda o
asociacin formada para la comisin continuada de
esos hechos; entonces se evidencia que hay una

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pluralidad de delitos cada uno con su respectiva

agravante.
En efecto, se refleja que se trat de
hechos distintos realizados por las mismas personas,
y por ello se le adjudic la responsabilidad penal
correspondiente, condenndolos por ambos delitos en
concurso real.
De este modo, se observa la inexistencia
de la mentada identidad de objeto y, por aadidura,
la inexistencia de violacin del principio que
prohbe el doble juzgamiento por el mismo hecho.
De cuanto vengo diciendo se sigue que, el
recurrente otorg a la garanta ne bis in dem una
extensin impropia que import desvirtuar su
finalidad y alcance, circunstancia, naturalmente,
que me lleva a descartar la conculcacin del mentado
principio.
Por lo tanto, el agravio debe ser
rechazado.
VII) Lleg el momento de responder los
agravios postulados por la parte querellante, la
Unidad de Informacin Financiera, quien se quej de
la inobservancia o errnea aplicacin de la ley
sustantiva, toda vez que, a su entender, el a quo
omiti analizar la aplicacin del art. 27 de la ley
25.246, reformada por la ley 26.683. As cuestion
el destino que se les dio a los bienes decomisados,
en funcin del art. 23 del C.P. y 30 de la ley
23.737, y en su caso solicit que se ordene el
decomiso en los trminos del art. 305 en funcin del
art.303 del C.P.

63 CASACION
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Asimismo, solicit que respecto de los
bienes adquiridos con anterioridad a junio de
2011(fecha en que se incorpor la figura de
autolavado al C.P. mediante la sancin de la ley
n26.683) tambin fueran decomisados, pues conforme
a su entendimiento, los mismos fueron administrados
y/o disimulados con posterioridad a esa fecha,
estndose en presencia de un delito continuado o
permanente.
De ah entonces que son tres cuestiones
que se necesitan dilucidar a fin de arribar a la
decisin ajustada a derecho: 1) si el decomiso de
los bienes en el marco previsto en el art. 30 de la
ley 23.737 fue correcto; 2) los bienes objeto de
decomiso y, en consecuencia, 3) el destino de los
mismos.
Para ello, es necesario recordar que el a
quo en el punto XI de la resolucin determin, en
primer lugar, que conforme lo tiene dicho la
doctrina judicial, el decomiso junto a la condena no
es facultativo sino de carcter obligatorio, a los
fines de obtener y recuperar aquellos bienes
utilizados para la comisin del delito y de las
cosas y ganancias que son el producto o provecho del
delito, conforme el art. 23 del C.P.
Continuando el a quo, realiz una
divisin de los bienes tanto muebles e inmuebles que
fueron utilizados por la organizacin para cometer
los hechos delictivos por los que fueron condenados,
en calidad de coautores, esto es el comercio de
estupefacientes, y en consecuencia sean decomisados

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en funcin del art. 30 de la ley 23.737 (cfr.

apartado punto XI, fs. 4364/vta.).
Por otra parte, determin el decomiso
dentro de la figura del lavado de activos, es decir,
aquellos bienes de origen ilcitos movilizados
dentro del perodo de sospecha del autolavado, y
detall cada uno de los bienes a decomisar en los
trminos del art. 305 del C.P. (ver apartado XI a
fs. 4365/vta.).
Liminarmente, habr de recordar que, el
artculo 30 de la ley 23.737, en lo que aqu
interesa, impone que adems se proceder al comiso
de los bienes e instrumentos empleados para la
comisin del delito, salvo que pertenecieren a una
persona ajena al hecho y que las circunstancias del
caso o elementos objetivos acreditaren que no poda
conocer tal empleo ilcito. Igualmente se proceder
a la incautacin del beneficio econmico obtenido
por el delito.
Asimismo, el artculo 39 de la misma norma
reafirma el sentido y alcance del precepto legal
supra citado, en cuanto prev que Salvo que se
hubiese resuelto con anterioridad, la sentencia
condenatoria decidir definitivamente respecto de
los bienes decomisados y de los beneficios
econmicos a que se refiere el artculo 30.
Por otro lado, el artculo 23 del cdigo
sustantivo, en lo pertinente, establece que En
todos los casos en que recayese condena por delitos
previstos en este Cdigo o en leyes penales
especiales, la misma decidir el decomiso de las

65 CASACION
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cosas que han servido para cometer el hecho y de las
cosas o ganancias que son el producto o el provecho
del delito, a favor del Estado nacional, de las
provincias o de los municipios, salvo los derechos
de restitucin o indemnizacin del damnificado y de
terceros
[] El juez podr adoptar desde el inicio
de las actuaciones judiciales las medidas cautelares
suficientes para asegurar el decomiso del o de los
inmuebles, fondos de comercio, depsitos,
transportes, elementos informticos, tcnicos y de
comunicacin, y todo otro bien o derecho patrimonial
sobre los que, por tratarse de instrumentos o
efectos relacionados con el o los delitos que se
investigan, el decomiso presumiblemente pueda
recaer.
Entonces, queda claro que el decomiso,
entendido como una pena accesoria, se refiere a dos
clases de objetos: los instrumentos del delito o
instrumenta sceleris (por ejemplo, el dinero
incautado en la comisin de un ilcito cambiario) y
los efectos provenientes de aqul o producto
sceleris (por ejemplo, la moneda falsa
confeccionada).
As, el doctor D Alessio explica que son
instrumentos del delito (instrumenta sceleris) los
objetos que intencionalmente han sido utilizados
para consumar o intentar el delito, como por ejemplo
armas, inmuebles, vehculos, cuentas bancarias, ya
sea que de tales objetos se hayan servido todos los
participantes o alguno de ellos (DAlessio, Andrs

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Jos: Cdigo Penal comentado y anotado. Parte

General. Artculos 1 a 78; Ed. La Ley; 2da.
Edicin; Buenos Aires; 2011; pg. 225).
Por su parte el art. 305 del C.P. prev:
El juez podr adoptar desde el inicio de las
actuaciones judiciales las medidas cautelares
suficientes para asegurar la custodia,
administracin, conservacin, ejecucin y
disposicin del o de los bienes que sean
instrumentos, producto, provecho o efectos
relacionados con los delitos previstos en los
artculos precedentes.
En operaciones de lavado de activos, sern
decomisados de modo definitivo, sin necesidad de
condena penal, cuando se hubiere podido comprobar la
licitud de su origen, o del hecho material al que
estuvieren vinculados, y el imputado no pudiere ser
enjuiciado por motivo de fallecimiento, fuga,
prescripcin o cualquier otro motivo de suspensin o
extincin de la accin penal, o cuando el imputado
hubiere reconocido la procedencia o uso ilcito de
los bienes.
Los activos que fueren decomisados sern
destinados a reparar el dao causado a la sociedad,
a las vctimas en particular o al Estado. Slo para
cumplir con esas finalidades podr darse a los
bienes un destino especfico.
Ahora bien, por su parte el art. 27 de la
ley 25.246 -texto segn ley 26.683- establece el
desarrollo de las actividades de la Unidad de
Informacin Financiera (UIF) debe financiarse con

67 CASACION
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los siguientes recursos () En todos los casos, el
producido de la venta o administracin de los bienes
o instrumentos provenientes de los delitos previstos
en esta ley y de los decomisos ordenados en su
consecuencia, as como tambin las ganancias
obtenidas ilcitamente y el producido de las multas
que en su consecuencia se impongan, sern destinados
a una cuenta especial del Tesoro Nacional. Dichos
fondos sern afectados a financiar el funcionamiento
de la Unidad de Informacin Financiera (UIF), los
programas previstos en el artculo 39 de la ley
23.737 y su modificatoria ley 24.424, los de salud y
capacitacin laboral, conforme lo establezca la
Entonces, considero que respecto a las dos
primeras cuestiones ut supra sealadas, el tribunal
constat debidamente y verific aquellos bienes que
fueron utilizados para la comisin del delito del
comercio de estupefacientes, y por otra parte
aquellos que fueron fruto del delito del lavado de
activos, y en consecuencia corresponde rechazar la
pretensin de la parte querellante en este punto.
De este modo, el recurrente no rebati ni
aport argumentos novedosos que permitan concluir de
un modo distinto al del tribunal.
Sin embargo, habr de disentir en orden al
destino de los bienes decomisados por el rgano
jurisdiccional quien resolvi: los bienes sean
destinados a la Provincia de Mendoza concretamente
se destinen los bienes muebles al Ministerio de
Seguridad a la Direccin Nacional de lucha contra el

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narcotrfico, en el caso de los inmuebles al plan

provincial de adicciones, perteneciente de la
direccin de Salud Mental, del Ministerio de Salud
de la Provincia, en caso de los bienes inmuebles
ubicados en la Provincia de San Luis, sean
destinados a igual programa de adicciones que exista
en dicha Provincia.
En efecto, considero que los bienes que
fueron objeto o producto de la comisin del lavado
de dinero, corresponde que pasen a la administracin
del UIF.
Pues, conforme lo seala el recurrente, en
la sentencia no se detallan los motivos jurdicos,
dogmticos y fcticos que impediran la aplicacin
del decomiso previsto conforme lo prev el art. 27
de la ley 25.246, teniendo en cuenta que se trata de
una ley especial que regula el objeto procesal de
autos.
Entonces ante la ausencia o falta de
fundamentacin que se advierte puntualmente en esta
cuestin respecto al destino que se le dieron a los
bienes decomisados objeto del delito de lavado de
activos, corresponde hacer lugar a esta pretensin
de la parte recurrente y, en consecuencia,
corresponde revocar el punto XII de la resolucin,
destinndose los bienes decomisados en funcin de la
ley 25.246 a favor de la UIF, conforme lo
establecido en el art. 27 de dicha ley.
En sntesis, se advierte que el tribunal a
quo prescindi dec un anlisis completo y
circunstanciado de todo el plexo normativo que

69 CASACION
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permitira entender porque, si bien hizo la
distincin de los bienes que fueron el producto o
provecho de cada uno de los delitos imputados, sin
ms, decidi destinarlos a los fines como producto
slo respecto del delito de estupefacientes, pues de
la resolucin bajo estudio se advierte que los
magistrados de la instancia de juicio no
fundamentaron acabadamente las razones por las
cuales se aprataron de destinar los bienes en
funcin del art. 27 de la ley 25.246, lo cual
evidencia que para alcanzar tal decisin se basaron
en consideraciones discrecionales y notoriamente
arbitrarias.
Asimismo, se observa que el tribunal a
quo no se expidi acerca del decomiso de una
porcin de los bienes individualizados por la
querella en su alegato final (cfr. fs. 4253/ 4255),
motivo por el cual considero que los magistrados de
juicio debern pronunciarse al respecto y, en
consecuencia, conformar materia revisable a los
fines de la funcin de contralor de este tribunal de
alzada.
VIII) En suma, corresponde: I. RECHAZAR
los recursos de casacin interpuestos por el
defensor particular, doctor Enoc Hugo Ortiz, en
representacin de Patricia Mercedes Vargas, Daniel
Jonathan Brizuela y Silvina Jaquelina Gelvez; y por
la defensora oficial, doctora Andrea Marisa Duranti,
asistiendo a Sandra Jaquelina Vargas Mndez, Silvana
Natal Vargas Mndez, Romina Noem Vargas Mndez y
Norma Carmen Gatto Godetti, a fs. 21/40 y 41/69

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respectiva mente. Sin costas en la instancia

(arts.530 y cc. Del C.P.P.N). II.HACER LUGAR
PARCIALMENTE al recurso de casacin interpuesto por
la parte querellante, doctora Mara Eugenia
Talerico, en carcter de vicepresidente de la Unidad
de Informacin Financiera, con el patrocinio letrado
de Alejandro Emanuel de Dios Montiel obrante a fs.
2/20 y, en consecuencia: a) ANULAR PARCIALMENTE el
punto XI y REMITIR las actuaciones al tribunal de
origen para que se pronuncie respecto del decomiso
de los bienes acerca de los cuales no emiti
opinin, b) REVOCAR PARCIALMENTE el punto XII de la
resolucin de fs.4261/4264, y en consecuencia
DESTINAR los bienes decomisados en virtud del delito
de lavado de activos a la UIF. Sin costas en la
instancia (art. 530 y cc. del C.P.P.N.). III.TENER
PRESENTE la reserva del caso federal efectuada por
las partes.
El seor juez doctor Mariano Hernn
Borinsky dijo:
I. Que coincido en lo sustancial con el
voto del distinguido colega que me precede en el
orden de votacin, doctor Juan Carlos Gemignani, y
adhiero a la solucin all propuesta.
II. En cuanto al recurso interpuesto por
la parte querellante (UIF), habr de efectuar
algunas consideraciones.
La recurrente se quej de que el a quo
omiti analizar en el caso la aplicacin del art. 27
de la ley 25.246, reformada por la ley 26.683. En
dicho orden de ideas, cuestion el destino que se

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les dio a los bienes decomisados. Tambin indic que
se dejaron fuera del decomiso algunos de los bienes
que esa parte individualiz a tales efectos.
Al respecto, el tribunal de la instancia
anterior, en el acpite XI de la resolucin
cuestionada, al tratar el decomiso de los bienes
muebles e inmuebles que fueron utilizados por los
imputados en la comisin de los hechos ilcitos por
los que fueron condenados, realiz una divisin
entre aqullos que fueron utilizados en el comercio
de estupefacientes (Art. 30 de la ley 23.737) y en
el lavado (Cfr. fs. 4364/4366).
A continuacin, en el acpite XII destino
de los bienes decomisados, los jueces sentenciantes
atento lo previsto en el art. 305 del C.P.
dispusieron que a tales fines y a propuesta del
Ministerio Pblico Fiscal, los bienes sean
destinados a la Provincia de Mendoza concretamente
se destinen los bienes muebles al Ministerio de
Seguridad a la Direccin Nacional de lucha contra el
narcotrfico, en el caso de los inmuebles al plan
provincial de adicciones, perteneciente de la
direccin de Salud Mental, del Ministerio de Salud
de la Provincia, en caso de los bienes inmuebles
ubicados en la Provincia de San Luis, sean
destinados a igual programa de adicciones que
existan en dicha provincia (Cfr. fs.4366).
Conforme lo hasta aqu relatado, en el
mismo sentido que el indicado por la parte
recurrente, advierto que en el fallo impugnado se
omiti analizar la procedencia del art. 27 de la ley

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25.246, reformada por la ley 26.683, que dispone el

desarrollo de las actividades de la Unidad de
Informacin Financiera (UIF) debe financiarse con
los siguientes recursos En todos los casos, el
o instrumentos provenientes de los delitos previstos
en esta ley y de los decomisos ordenados en su
consecuencia, as como tambin las ganancias
obtenidas ilcitamente y el producido de las multas
que en su consecuencia se impongan, sern destinados
a una cuenta especial del tesoro nacional. Dichos
fondos sern afectados a financiar el funcionamiento
de la Unidad de Informacin Financiera (UIF), los
programas previstos en el artculo 39 de la ley
23.737 y su modificatoria ley 24.424, los de salud y
reglamentacin pertinente. Ello, no obstante haber
distinguido los bienes procedentes del delito de
comercio de estupefacientes (Art. 30 de la ley
23.737) y del ilcito de lavado de activos (Art. 303
del C.P.) en el acpite XI de la sentencia.
Por ello, coincido con mi distinguido
colega preopinante en cuanto a que corresponde
destinar los bienes decomisados en virtud del delito
de lavado de activos a la UIF.
III. Por otro lado, tal como seala la
querella, los magistrados sentenciantes no indicaron
los motivos por los cules no decomisaron algunos de
los bienes individualizados por dicha parte en su
alegato durante la audiencia oral (Cfr. fs.
4253vta./4255).

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De acuerdo a todo lo expuesto, sobre el
particular, el fallo impugnado tiene una
fundamentacin aparente equiparable segn reiterada
doctrina de la Corte Suprema de Justicia de la
Nacin, a la falta de fundamentacin (cfr. Fallos
338:435, 338:68, 331:1090, 331:36, 330:4983,
330:4903, entre muchos otros).
En esta lnea de pensamiento, el Alto
Tribunal ha sostenido en torno a la admisibilidad
del recurso extraordinario que cabe admitir su
procedencia en aquellos supuestos donde el acto
jurisdiccional carece de los requisitos mnimos que
lo sustenten vlidamente como tal, en razn de
arbitrariedad manifiesta derivada del apartamiento
de constancias comprobadas de la causa, omisin de
tratamiento de cuestiones sustanciales planteadas
por las partes y de normativa conducente a la
solucin del litigio, o cuando media
una fundamentacin aparente, apoyada, slo en
conclusiones de naturaleza dogmtica, o inferencias
sin sostn jurdico o fctico con el slo sustento
de la voluntad de los jueces (conf. doctrina de
Fallos: 326:3734; 322:2880; 315:503, entre muchos
otros). -del dictamen del Procurador General, al
que remiti la Corte Suprema- (Fallos: 330:4983,
326:3734, entre otros).
IV. En virtud de lo expuesto, corresponde:
I) RECHAZAR los recursos de casacin
interpuestos por el defensor particular de Patricia
Mercedes Vargas Mndez, Jonathan Daniel Brizuela y
Silvia Jaquelina Gelvez Vargas; y por la defensora

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oficial de Sandra Jaquelina Vargas Mndez, Silvana

Natal Vargas Mndez, Romina Noem Vargas Mndez y
Norma Carmen Gatto Godetti, sin costas en la
instancia (Arts. 530 y 531 in fine del C.P.P.N.
II) HACER LUGAR al recurso de casacin
interpuesto por la parte querellante UIF (Unidad de
Informacin Financiera). En consecuencia: a) ANULAR
PARCIALMENTE el puntos XI de la resolucin recurrida
y REENVIAR las actuaciones a la instancia anterior
para que se pronuncie respecto del decomiso de los
bienes acerca de los cuales no emiti opinin; b)
REVOCAR PARCIALMENTE el punto XII de la resolucin
impugnada y DESTINAR los bienes decomisados en
virtud del delito de lavado de activos a la UIF. Sin
costas en esta instancia (arts. 530 y 531 del
C.P.P.N.).
III) Tener presente la reserva del caso
federal efectuada por las partes.
El seor juez Gustavo M. Hornos dijo:
I. Corresponde sealar, en primer
trmino que los recursos de casacin interpuestos
resultan formalmente admisibles, toda vez que la
sentencia recurrida es de aquellas consideradas
definitiva (art. 457 del C.P.P.N.), las partes
recurrentes se encuentran legitimadas para
impugnarla (art. 459 y 460 del C.P.P.N.), los
planteos realizados encuadran dentro de los motivos
previstos por el art. 456 del C.P.P.N., y se han
cumplido los requisitos de temporaneidad y de
fundamentacin requeridos por el art. 463 del cdigo
ritual.

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II. Que doy por reproducidos los hechos
del caso, y habr de adherir, por coincidir en lo
sustancial con las consideraciones efectuadas por el
seor juez Juan Carlos Gemignani en su voto, a la
solucin propuesta de rechazar los recursos de
casacin interpuestos por las defensas.
Es que, de la lectura de lo actuado no se
advierte la configuracin de las irregularidades del
proceso alegadas en las diferentes presentaciones
recursivas, que ameriten la declaracin de nulidad
pretendida.
As, se vislumbra que el trmite de la
causa se ajust, desde su gnesis, a las pautas de
debido proceso impuestas por nuestra Constitucin
Nacional. Al respecto, y como bien ha sido descripto
en el voto precedente, las impugnaciones presentadas
por las defensas describen un marco situacional que
se aleja del plexo probatorio reunido en autos que,
corresponde sealar, demuestra de forma evidente que
las actuaciones se han desarrollado correctamente
sin vulnerar las garantas que le asisten a los
recurrentes.
Con relacin a la nulidad planteada de las
intervenciones telefnicas, tambin adhiero al
rechazo de la nulidad planteada con sustento en la
violacin de principios de raigambre constitucional,
por cuanto dicha intervencin fue dispuesta por una
motivada y fundada orden judicial habilitada por
pruebas y elementos objetivos suficientes que
permitan su procedencia de conformidad a los
trminos del art. 236 del C.P.P.N. y a la

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jurisprudencia de esta Sala IV (cfr. mi voto en la

causa CALANCHA LPEZ N7625 reg. 13530.4 rta. el
7/06/2010). De manera que en modo alguno resulta que
el cuestionado auto, se haya tratado de una medida
arbitraria y subjetiva del juez instructor,
susceptible de afectar garantas consagradas por
nuestra Constitucin Nacional.
Es que, a partir de los datos y
circunstancias que conformaron el escenario
situacional del caso, considero que el juez de grado
ponder adecuadamente la necesidad de contar con el
contenido de las conversaciones telefnicas de las
lneas en cuestin debido a su imprescindibilidad
para una correcta profundizacin de la
investigacin.
A lo dicho se aduna que no se advierte el
perjuicio alegado por las defensas, en tanto,
contrariamente a lo que afirman, no resulta del
sumario que se hayan vulnerado garantas de
raigambre constitucional, por lo que se presenta
insuficiente a tal fin su mera invocacin abstracta
sin evidenciarlas en las constancias de la causa.
Por ltimo, respecto al planteo de
violacin al principio de congruencia, corresponde
recordar que no es un principio abstracto basado en
una formalidad procesal, sino que, por el contrario,
su operatividad se proyecta en el adecuado ejercicio
del derecho de defensa, el cual fue ejercido
plenamente en el caso conforme ha sido expuesto en
el voto que lidera el acuerdo.

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En consecuencia los agravios deducidos por
las defensas demuestran su mera disconformidad con
lo resuelto por el a quo, sin que pueda advertirse
la arbitrariedad invocada ni la violacin a las
garantas constitucionales alegadas.
De conformidad con lo sealado, considero
que los recurrentes, no han logrado demostrar la
existencia de un vicio patentizado en una
inobservancia de las disposiciones del Cdigo
Procesal Penal de la Nacin reglamentarias del
derecho de defensa en juicio.
Por lo dems, la respuesta brindada en el
voto del doctor Juan Carlos Gemignani a los planteos
introducidos por las defensas resulta bastante para
propiciar su rechazo.
III. Por otro lado, los juzgadores han
efectuado, en el caso, un examen global y abarcativo
de los distintos elementos probatorios disponibles,
evitando fragmentarlos, de modo de conservar la
visin de conjunto y la correlacin que, sin espacio
para la duda, han arrojado certeramente los
distintos elementos de cargo. En tal sentido, esto
ha permitido al Tribunal extraer sus conclusiones a
la luz de los criterios de la sana crtica racional,
como correcta derivacin de las constancias de la
causa.
Cabe tener presente que los recurrentes se
agravian principalmente respecto a la calificacin
legal escogida por el a quo, por cuanto, a su
entender, no se advertira el razonamiento que

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permita sustentar los hechos imputados a partir de

las pruebas que se produjeron en el debate.
Al respecto, slo habr de sealar que las
manifestaciones expuestas en la presentaciones
casatorias, no resultan suficientes para
controvertir los dichos de los testigos de la
actuacin, las escuchas telefnicas y las dems
pruebas que acreditan la versin inculpatoria, en
tanto no obra en los actuados prueba alguna que
logre corroborar aquellas versiones esbozadas por
los recurrentes. Tampoco logran las defensas exponer
argumentos suficientes que permitan apartarse de lo
acreditado por el a quo.
A ello corresponde agregar que la posicin
invocada muestra simplemente una discrepancia con la
forma en la que el Tribunal a quo valor la prueba,
toda vez que no funda de manera fehaciente de qu
manera dicha valoracin ha sido errnea, limitndose
a sealar que no existe una sola prueba directa,
cuando, como bien ha sido reseado, la prueba
resulta suficiente para fundar la imputacin en
orden a los tipos penales dispuestos por el a quo,
que dan cuenta de los distintos roles ejercidos por
los diferentes imputados en el funcionamiento de la
compleja red dedicada al trfico de estupefacientes.
De esta manera el Tribunal Oral fund su
sentencia en diversos elementos de prueba vlidos,
legalmente introducidos al debate, sometidos al
contradictorio de las partes y valorados de
conformidad con las reglas de la sana crtica, los
cuales poseen entidad suficiente para asegurar, con

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el grado de certeza necesario el accionar tpico que
conform la imputacin.
Los argumentos de los recurrentes resultan
insuficientes para descalificar la resolucin cmo
arbitraria, toda vez que han sido correcta y
fundadamente valorados para asegurar el grado de
participacin y responsabilidad de la imputada en el
hecho investigado.
En efecto, en el desarrollo de la
sentencia atacada no se advierten fisuras, ya que
los sentenciantes, en uso de sus propias facultades
escogieron, valoraron e hicieron conviccin sobre
las pruebas e indicios serios, precisos y
concordantes que analizaron en su decisorio,
brindando los esenciales y fundamentales argumentos
para fundamentar su conclusin; toda vez que no
surgen dudas sobre la participacin y
responsabilidad criminal del imputado en el hecho
llevado a juzgamiento.
Por otro lado, en el caso en estudio,
encuentro -al igual que el colega que encabeza la
votacin-, que la prueba recreada en la anterior
instancia autoriza a concluir que los imputados
tambin desarrollaron las conductas disvaliosas que
se les atribuyen, en forma organizada, en los
trminos del artculo 11, inciso c, de la ley
23.737, y el art. 303, segundo prrafo, apartado
a, del C.P., bajo el indiscutible liderazgo de
Sandra Jaquelina Vargas Mendez, quien coordin los
distintos tramos de la empresa criminosa investigada
en autos. De tal forma tampoco se vislumbra

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vulneracin al principio de ne bis in dem, en

tanto, como seala el doctor Juan Carlos Gemignani
en su voto, se evidencia en el caso una pluralidad
de delitos trfico de estupefacientes y lavado de
activos- a las que se les ha aplicado al tipo penal
atribuido a los recurrentes, su correspondiente
agravante conforme a la organizacin criminal de la
empresa en cuestin.
A su vez, analizados los hechos y las
pruebas reunidas en la causa a la luz de la doctrina
de la participacin impuesta por el Cdigo Penal, no
puede sino concluirse que el razonamiento del
Tribunal a quo en su sentencia en cuanto afirm que
cada uno de los condenados tomaron parte de la
ejecucin del hecho delictivo en discusin se
encuentra debidamente fundado en las constancias y
pruebas de la causa y no encuentra fisuras en su
razonamiento, con lo cual la crtica efectuada por
las defensas a los fines de evidenciar el error
pretendido, no podr tener acogida favorable, en
tanto no encuentra sustento alguno en la realidad de
los hechos. En definitiva, no pueden considerarse
las conductas de los condenados de forma aislada,
pues su actuar se inscribe en la comisin de un plan
delictual atribuible a sus personas a ttulo de
coautores.
De lo reseado ut supra, corresponde
concluir que resulta suficientemente acreditada la
participacin de los condenados en la ejecucin de
los hechos delictivos reseados en el voto
precedente, del delito de trfico de estupefacientes

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y lavado de activos en calidad de coautores. Es que,
no se logra apreciar una discrepancia entre lo
narrado por el a quo, y las probanzas obrantes en
autos, por lo que las mismas permiten inferir con el
grado de certeza suficiente para el dictado de una
condena, que los condenados fueron autores de los
delitos mencionados.
En este orden de ideas, es dable recordar
que la Corte Suprema de Justicia de la Nacin ha
establecido que la aplicacin de la doctrina de la
arbitrariedad es de naturaleza excepcional, pues su
objeto se cie a la superacin de graves falencias
de fundamentacin o de razonamiento que afecten la
validez del acto jurisdiccional que se cuestiona,
todo lo cual, no se verifica en el presente caso
(cfr., esta Sala, causa n 749, Fras, Martn
Daniel s/recurso de casacin, fallada el 26-03-98,
reg. n 1199; causa n 4727, Quintero, Fernando
Alejo s/recurso de queja, rta. el 08-10-04, entre
muchas otras, y C.S.J.N., Fallos: 310:234; 76:861;
311:341; 571:904; 312:195).
As las cosas, de la argumentacin
concretamente desarrollada en la sentencia se
desprende la suficiencia de su fundamentacin para
as arribar a la conclusin sobre la materialidad y
calificacin legal respecto a los hechos sujetos a
anlisis, habiendo sido, por lo tanto, ligados
mediante un razonamiento respetuoso de las reglas de
la sana crtica racional, sin cometer el Tribunal de
la instancia anterior en grado, arbitrariedad alguna
ni parciales consideraciones.

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IV. Ahora bien, la resolucin en cuestin

ha sido suficientemente fundada tambin respecto al
decomiso de los elementos referidos por el a quo, en
tanto constituyeron instrumentos necesarios
utilizados por los recurrentes para realizar los
delitos de comercio de estupefacientes y lavado de
activos, y cosas y ganancias que son el producido o
provecho de los delitos referidos.
Sobre el punto ya he tenido oportunidad de
coincidir con Nuez quien claramente sostiene que
Son instrumentos del delito los objetos
intencionalmente utilizados para consumar o intentar
el delito, sea que se trate de objetos destinados
especficamente al delito u ocasionalmente
utilizados para la comisin del mismo. Y que es
claro que el artculo 23 del cdigo de fondo slo
excluye del decomiso los instrumentos del delito
pertenecientes a un tercero no responsable (cfr.:
Ricardo Nuez: Tratado de Derecho Penal, Tomo II,
Ed. Marcos Lerner, Editora Crdoba, pg. 445/447).
Puede tratarse de un instrumento que se
haya utilizado para cualquier acto ejecutivo
punible, para un acto consumativo y an para actos
de agotamiento, de modo que el inmueble o los
vehculos, las cuentas bancarias o cualquier otro
valor empleado como instrumento o infraestructura
para la comisin de un ilcito, puede ser objeto de
una pena accesoria (cfr. mi voto en la causa Nro.
3822: JEREZ, Vctor Eduardo s/recurso de casacin,
Reg.. Nro.5174, rta. el 8/9/2003; entre otros).

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De manera que la postura restringida en
cuanto limita los instrumentos a los objetos que,
por su propia naturaleza, estn destinados a servir
para la especie del hecho ilcito de que se trate,
excluyendo a los que tienen otro destino distinto
aunque se los haya empleado para cometer el delito
no parece una solucin dogmticamente lgica (cfr.
asimismo Creus, Carlos: Derecho penal. Parte
General, 4a edicin actualizada y ampliada, 1a.
Reimpresin, Ed. Astrea, ciudad de Bs. As. 1999,
pg. 519).
As, las conclusiones a las que se arriba
en el fallo constituyen la derivacin necesaria y
razonada de las constancias de la causa, y la
aplicacin del derecho vigente al caso.
Ahora bien, la querella en representacin
de la UIF, cuestion que el a quo omitiera analizar
en el caso la aplicacin del art. 27 de la ley
23.737, reformada por la ley 26.683, y disinti
sobre el destino que se les dio a dichos bienes. A
su vez refiri que se dejaron de lado en tanto no
fue dispuesto su decomiso, algunos bienes que haban
sido individualizados por esa parte a tal fin.
En tal sentido corresponde recordar que el
a quo al momento de definir el decomiso de los
bienes en cuestin relacionados en el sentido antes
indicado, con el delito de comercio de
estupefacientes y con el de lavado de activos,
efectu una pormenorizada y especfica divisin de
los bienes muebles e inmuebles de conformidad a la
comisin de cada delito.

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As, efectu un listado de bienes e

instrumentos empleados para el delito de
comercializacin y orden su decomiso de conformidad
a lo previsto en el art. 30 de la ley 23.737 (cfr.
fs. 4364/vta.). En tal sentido fund la
discriminacin de los referidos bienes en torno a
dicho delito en tanto entendi que en la presente
ha sido por dems probado que tanto los vehculos
como los bienes inmuebles respecto de los que se
orden el decomiso se utilizaron por la organizacin
para cometer los hechos delictivos por los que se ha
condenado a sus miembros en coautora. En todos los
casos los bienes se usaron con conciencia de que esa
accin estaba orientada a una actividad claramente
ilcita (cfr. fs. 4364).
Por otro lado, tambin efectu un
detallado listado de aquellos bienes relacionados
con el delito de lavado de activos, discriminndolos
de aquellos usados para el delito de
comercializacin de estupefacientes, y ordenando
tambin su decomiso en consecuencia. Fund dicha
decisin en las previsiones del art. 305 del C.P. y
argument que el decomiso sirve para prevenir
posteriores delitos, toda vez que las organizaciones
de narcotrfico utilizan el propio provecho para
fortalecer, financiar y expandir el negocio
criminal, adems de frustrar del lucro indebido para
el condenado, siendo que el beneficio o ganancia
resulta inconmensurablemente ms provechoso que la
posibilidad de la condena, habiendo demostrado que
estas modalidades delictivas subsisten aun estando

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privado de la libertad. A su vez concluy que:
permitiendo por ello el decomiso en la presente
causa dentro de la figura de lavado, todos aquellos
bienes de origen ilcitos movilizados dentro del
perodo de sospecha de auto lavado (cfr. fs. 4365).
Por lo expuesto, el a quo efectu
fundadamente y de conformidad a la normativa
aplicable al caso, una diferenciacin especfica al
momento de motivar el decomiso de los bienes muebles
e inmuebles pertinentes a los delitos que se trat.
As de forma organizada y esquemtica discrimin los
bienes en lo relativo a la comercializacin de
estupefacientes y al lavado de activos.
Sin embargo, con relacin al destino que
le dio el a quo a los bienes individualizados y
decomisados, entiendo que le asiste razn a la
querella.
Es que, ms all de discriminar el a quo
los bienes decomisados en lo relativo a cada uno de
los delitos en cuestin, no efecta el mismo
razonamiento al disponer el destino de los mismos.
En efecto el tribunal resolvi hacer lugar
a la propuesta del Ministerio Pblico Fiscal de que
los bienes sean destinados a la Provincia de
Mendoza concretamente se destinen los bienes muebles
al Ministerio de Seguridad a la Direccin Nacional
de lucha contra el narcotrfico, en el caso de los
inmuebles al plan Provincial de adicciones,
perteneciente de la direccin de Salud Mental, del
Ministerio de Salud de la Provincia, en caso de los
bienes inmuebles ubicados en la Provincia de San

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Luis, sean destinados a igual programa de adicciones

que exista en dicha Provincia (cfr. fs. 4366). Sin
considerar aquello dispuesto en el art. 27 de la ley
25.246 ni motivar en su resolucin por qu a pesar
de discriminar los bienes conforme al delito de que
trat, no efectu la misma diferenciacin con
relacin al destino de los mismos, haciendo lugar a
la propuesta del Ministerio Pblico Fiscal,
prescindiendo en este sentido de aquella solicitada
por la querella.
Debe recordarse que la normativa prev que
el desarrollo de las actividades de la Unidad de
Informacin Financiera (UIF) se debe financiar con
los siguientes recursos en todos los casos, el
o instrumentos de los delitos previstos en esta ley
y de los decomisos ordenados en su consecuencia, as
como tambin las ganancias obtenidas ilcitamente y
el producido de las multas que en su consecuencia se
impongan, sern destinadas a una cuenta especial del
Tesoro Nacional. Dichos fondos sern afectados a
financiar el funcionamiento de la Unidad de
Informacin Financiera (UIF), los programas
previstos en el artculo 39 de la ley 23.737 y su
modificatoria ley 24.424, los de salud y
Conforme lo expuesto, y al igual que lo
expuesto por los colegas preopinantes en sus votos,
entiendo que corresponde que los bienes decomisados
en el marco del delito de lavado de activos pasen a

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la administracin de la UIF conforme la referida
normativa.
No corresponde que dicha medida se haga
extensiva a los restantes bienes cuyo decomiso ha
sido expresamente resuelto en tanto la querella en
su presentacin no logra demostrar fehacientemente
de qu manera el a quo se ha apartado de la
normativa y de la prueba obrante en autos a los
fines de efectuar el razonamiento plasmado en la
sentencia.
Es que, la UIF en su presentacin
cuestiona que no se hayan decomisado todos los
bienes en cuestin en los trminos de la normativa
correspondiente al lavado de activos, efectuando una
interpretacin de los hechos y la prueba que se
aleja de aquella comprobada de forma motivada por el
a quo, que logra explicar la razn de la
diferenciacin fundada en cuanto decomiso de los
bienes muebles e inmuebles en cuestin.
Por otra parte indica la querella que hubo
algunos bienes que no fueron decomisados y que
haban sido nombrados al momento de efectuarse los
alegatos en la audiencia de debate. En tal sentido
se desprende de la presentacin casatoria que la
querella no logra demostrar por medio de una
individualizacin especfica a qu bienes se refiere
ni fundamenta la razn por la que deben ser
considerados para su decomiso, haciendo una mencin
abstracta a bienes que se enumeraron en los alegatos
efectuando una explicacin carente de desarrollo
respecto de los bienes adquiridos con anterioridad a

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FMZ 11356/2013/TO1/22/CFC2
junio de 2011 y de aquellos a nombre de terceros sin

definir a la luz de la normativa especfica por qu
motivo esos bienes no podan quedar fuera del
decomiso dispuesto.
Ello no obstante, lo cierto es que el a
quo omiti toda referencia a esa porcin de bienes
cuyo decomiso haba sido incluido en el listado
propuesto por la querella.
En tal sentido cabe recordar que la
validez de la sentencia requiere que su
fundamentacin sea completa, es decir que otorgue
adecuado tratamiento a todas las cuestiones
sustanciales oportunamente planteadas por las
partes.
A la luz de lo expuesto concuerdo en tal
aspecto de la cuestin planteada en la impugnacin
de la querella, con la solucin propuesta en los
votos precedentes y propicio que se anule
parcialmente el fallo pronunciado, y que se remitan
las presentes actuaciones al tribunal de origen para
que se pronuncie respecto de la cuestin pendiente
relativa al decomiso de los restantes bienes que
fueron incluidos en la pertinente solicitud
realizada por la querella.
V. Por todo lo expuesto adhiero a la
solucin propuesta en el voto del doctor Juan Carlos
Gemignani que cuenta con la adhesin del doctor
Mariano Hernn Borinsky. Sin costas en esta
instancia, en virtud de haberse efectuado un
razonable ejercicio del derecho al recurso (art.
8.2.h. de la C.A.D.H. y arts. 470, 530 y 531 del

89 CASACION
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C.P.P.N.). Tngase presente la reserva del caso
federal.
Por ello, en mrito del acuerdo que
antecede, el Tribunal,
RESUELVE:
I. RECHAZAR los recursos de casacin
interpuestos por el defensor particular, doctor Enoc
Hugo Ortiz, en representacin de Patricia Mercedes
Vargas, Daniel Jonathan Brizuela y Silvina Jaquelina
Gelvez; y por la defensora oficial, doctora Andrea
Marisa Duranti, asistiendo a Sandra Jaquelina Vargas
Mndez, Silvana Natal Vargas Mndez, Romina Noem
Vargas Mndez y Norma Carmen Gatto Godetti, a fs.
21/40 y 41/69 respectivamente. Sin costas en la
instancia (arts. 530 y cc. del C.P.P.N).
II. HACER LUGAR PARCIALMENTE al recurso de
casacin interpuesto por la parte querellante,
doctora Mara Eugenia Talerico, en carcter de
vicepresidente de la Unidad de Informacin
Financiera, con el patrocinio letrado de Alejandro
Emanuel de Dios Montiel obrante a fs. 2/20 y, en
consecuencia: a) ANULAR PARCIALMENTE el punto XI y
REMITIR las actuaciones al tribunal de origen para
que se pronuncie respecto del decomiso de los bienes
acerca de los cuales no emiti opinin, b) REVOCAR
PARCIALMENTE el punto XII de la resolucin de
fs.4261/4264, y en consecuencia DESTINAR los bienes
decomisados en virtud del delito de lavado de
activos a la UIF. Sin costas en la instancia (art.
530 y cc. del C.P.P.N.).

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III. TENER PRESENTE la reserva del caso

federal efectuada por las partes.
Regstrese, notifquese y oportunamente
comunquese (Acordada CSJN 15/13 y Lex 100).
Remtase la causa al Tribunal de origen, sirviendo
la presente de atenta nota de envo.
GUSTAVO M. HORNOS
MARIANO HERNN BORINSKY JUAN CARLOS GEMIGNANI
Ante m:

91 CASACION
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Fallo Cámara Federal de Casación Contra "Yaqui" Vargas

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Poder Judicial de la Nacin

CAMARA FEDERAL DE CASACION PENAL - SALA 4

//la ciudad de Buenos Aires, a los 15 das del mes

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apartado a) del C.P. por los hechos atribuidos en

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en la presente, desde la unidad penal donde se

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En ese sentido cuestion el punto XI de la

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capacitacin laboral, conforme lo estableza la

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Tambin se refiri a la errnea

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protegen a los ciudadanos en un Estado de derecho

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Una vez ms solicit que se case la

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Declaracin Universal de los DD.AA.) e inobservancia

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delitos tipificados en la ley de estupefacientes

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muebles e inmuebles a su nombre, ni haba existido

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lineamientos esbozados por la Corte Suprema de

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cual fue el perjuicio concreto que trae aparejado.

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maniobras resulta de suma importancia reunir datos e

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diciembre de 2013 fs.154/157, 17 de enero de 2014

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4. Respecto a la nulidad planteada por la

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dinero proveniente del aprovechamiento del producido

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la seorita Ana Brizuela que a travs de ella van a

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a. Ahora comenzar por analizar la

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