Katherine Alvarado
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Doctrina
RESUMEN
Mediante el presente trabajo se analiza la naturaleza jurdica y poltica de la jurisdiccin constitucional, cuya mxima expresin es el Tribunal Constitucional, organismo autnomo que al interior del ordenamiento jurdico permite el control de poderes y, a la vez, garantiza los valores propios de la democracia. Tras repasar brevemente su desarrollo en el tiempo, as como el rol que este juega en el Estado de Derecho, se examina entre otros aspectos, su dimensin poltica y los lmites a su ejercicio, sopesando las consecuencias de sus decisiones. Finalmente se concluye en que la legitimidad del Tribunal Constitucional depende de una regulacin coherente que asegure su independencia y autolimitacin.
PALABRAS CLAVE
SUMARIO
I. Introduccin II. El Tribunal Constitucional y su Dimensin Poltica. III. Legitimidad Democrtica del Tribunal Constitucional. IV. Limites al Ejercicio Funcional del Tribunal Constitucional. V. Conclusiones.
Profesora del curso de Derecho Constitucional en la Universidad Catlica Santo Toribio de Mogrovejo, Chiclayo (Per).
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I.
INTRODUCCION
Es una lgica consecuencia, del Estado constitucional de derecho, la existencia de la jurisdiccin constitucional pues a este pertenecen entre otros el principio de supremaca constitucional. Este principio fundamental, determina -desde una perspectiva objetiva- que la Constitucin presida el ordenamiento jurdico, de all que se pueda sealar que es lex superior y por tanto obliga por igual a gobernantes como a gobernados y -desde una perspectiva subjetiva- que la Constitucin no puede ser vulnerada vlidamente por ningn acto de los poderes estatales o la colectividad en general.
La jurisdiccin constitucional, enmarca un sistema jurdico-poltico que establece y permite el control del poder, de manera que los diversos poderes estatales pueden limitarse mutuamente as como mediante su divisin y distribucin. En otras palabras permite que el poder pueda frenar al poder. Slo en un sistema donde exista el control del poder puede haber garanta esencial de todos los valores de la propia democracia como el respeto a la voluntad popular, la vigencia de los derechos humanos, el pluralismo poltico y la alternancia en el ejercicio del poder.
Sobre los inicios de la jurisdiccin constitucional, podemos destacar que no surge sino hasta el primer tercio del siglo XX con el planteamiento de Hans Kelsen en su Proyecto de creacin del Tribunal Constitucional Austriaco de 1918. Dicho documento fue sancionado por la Asamblea Nacional Provisional de 1919, instituyendo al rgano constitucional en la Carta Austriaca de octubre de 1920. Segn refiere Gascn2, la opcin de Kelsen por este sistema resulta comprensible si se considera el contexto jurdico-poltico en el que se gesta: la tensin poltica entre jueces y legisladores de la Europa de la dcada de los veinte, que tendra su culminacin dramtica en la experiencia constitucional de la Repblica de Weimar, y en la tensin terica entre un positivismo desacreditado y un
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GASCON ABELLAN, Marina. Justicia constitucional: La invasin del mbito poltico. En: La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en homenaje a Hctor Fix-Zamudio en sus cincuenta aos como investigador del derecho, Tomo N 1, Teora General del Derecho Procesal Constitucional. Ferrer MacGregor, Eduardo y Zaldivar Lelo de Larrea, Arturo. Coordinadores. Mxico, Instituto mexicano de Derecho Procesal Constitucional, UNAM, Marcial Pons, 2008, p. 690.
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derecho libre desbocado. Dada esta situacin, el Tribunal Constitucional vena a representar dos cosas: un intento de conciliar la garanta de la Constitucin y la libertad poltica del Parlamento frente a los jueces y al mismo tiempo un intento por recuperar el ideal de la aplicacin racional y controlable del derecho.
Este Tribunal Constitucional, fue creado como rgano autnomo de control que concreta sus funciones, al conocer y resolver mediante un procedimiento preestablecido y con efecto de cosa juzgada, los conflictos constitucionales que se promueven dentro del Estado respecto de las materias o actos que la Constitucin determina.
Desde luego esta propuesta no se extendi a la totalidad de los pases con Constitucin escrita, de hecho, como afirma Diaz Revorio3 frente a la naturalidad de que sea el Poder Judicial quien asuma la garanta de la supremaca constitucional, la creacin de una jurisdiccin constitucional (en concreto, de un Tribunal Constitucional) se ha llegado a considerar como una anomala histrica presente y con proyeccin de futuro4 o como un cuerpo extrao que atenta contra el principio de separacin de poderes5.
Ante lo sealado, resulta necesario explicar nuestra posicin pues consideramos que por el contrario no es aciaga ni perniciosa la presencia de un Tribunal Constitucional pues siguiendo a Loewenstein6, () la llamada separacin de poderes no es ms que el reconocimiento de que por una parte el Estado tiene que cumplir determinadas funciones y que, por otra, los destinatarios del poder salen beneficiados si estas funciones son realizadas por diferentes rganos. En ese mismo sentido Landa7 precisa que el Tribunal Constitucional no nace bajo la sombra de la clsica teora de separacin de poderes, sino
Cfr. DIAZ REVORIO, Francisco Javier. Tribunal Constitucional y procesos constitucionales en Espaa: algunas reflexiones tras la reforma de la Ley Orgnica del Tribunal Constitucional de 2007.Estudios Constitucionales, N 2, Ao 7, 2009, p. 83 4 PREZ ROYO, Javier. Curso de Derecho Constitucional. 5ta Edicin, Madrid, Espaa, Marcial Pons, 1998 p. 675 5 REQUEJO PAGES, Juan Luis. Tribunal constitucional, jurisdiccin ordinaria y derechos fundamentales. Revista Espaola de Derecho Constitucional, N 50,1997, p. 251. 6 LOEWENSTEIN, Karl. Teora de la Constitucin. 4ta Edicin, Barcelona, Espaa, Editorial Ariel, 1986. p. 55 7 Cfr. LANDA ARROYO, Csar. La eleccin del Juez Constitucional. Gaceta Constitucional. N 05, 2007, p. 10
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como parte del juego contemporneo que conjuga la aplicacin de los principios de independencia y de la cooperacin entre los poderes y en la bsqueda de la unidad constitucional.
Al Tribunal Constitucional, se le transfiere la funcin de garantizar la Constitucin asegurando la divisin de poderes. La razn se encuentra, en que, precisamente en los casos ms importantes de violacin de la Constitucin, Parlamento y Gobierno son partes en causa, (por lo que) se aconseja llamar para decidir sobre la controversia a una tercera instancia que est fuera de esa oposicin y que bajo ningn aspecto sea partcipe del ejercicio del poder que la Constitucin distribuye en lo esencial entre Parlamento y Gobierno8.
Podemos afirmar entonces que la presencia de un Tribunal Constitucional en el Estado de Derecho, no ha sido ni es siempre pacfica por el contrario es generadora de una polmica inacabable la cual por lo general se encuentra relacionada con diversos aspectos como su naturaleza jurdica, las funciones que desempea como rgano especializado, su ubicacin en el sistema constitucional, as como los alcances de las decisiones adoptadas.
No pretendemos en este breve ensayo abordar exhaustivamente la problemtica generada por la necesaria presencia de la jurisdiccin constitucional en el Estado de Derecho, lo que ser motivo de anlisis es una cuestin puntual, la tensin entre poltica y jurisdiccin constitucional, que examina el origen de los criterios que utilizan los jueces que integran un Tribunal Constitucional para justificar sus decisiones, su legitimidad y finalmente y sus lmites.
II. EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL Y SU DIMENSIN POLTICA
La naturaleza del Tribunal Constitucional puede concebirse desde varios puntos de vista, como rgano judicial, jurisdiccional, legislativo, administrativo y finalmente poltico.
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KELSEN, Hans. Quin debe ser el defensor de la Constitucin? Madrid, Espaa, Editorial Tecnos, 1995, p 54
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Es este aspecto que nos interesa abordar pues es innegable que el Tribunal Constitucional cumple una funcin poltica al operar como un poder moderador y corrector de los excesos u omisiones funcionales de los poderes constituidos as como al preservar el orden constitucional y los derechos y las libertades ciudadanas. Landa9 justifica la actuacin poltica del Tribunal pues en sistemas democrticos dbiles, -como lo son la mayora de pases de Amrica del Sur- la falta de experiencia de la actividad poltica y social ceida a la Constitucin, no es una constante, y ms bien predomina la inestabilidad poltica y la falta de lealtad constitucional. Por eso se debe tener en cuenta que en pases con una tradicin desintegrada e inestable donde la realidad poltica es conflictiva, el Tribunal que resuelve en forma jurdica conflictos de contenido siempre poltico, () ms an, cuando las clsicas instituciones democrticas del Estado Poder Ejecutivo, Congreso de la Repblica y Poder Judicial carecen de representatividad y se encuentran sumidas en una crisis de legitimidad democrtica. Esto ha permitido, por un lado, asentar el peso poltico del Tribunal Constitucional y, por otro lado, asumir el rol de poder moderador en las relaciones y conflictos entre los poderes del Estado, especialmente en sus relaciones con el Poder Judicial. En ese mismo sentido Grndez Castro10, manifiesta que el Tribunal Constitucional, ejerce, en el caso de las democracias en transicin, una suerte de poder de direccin poltico-jurdica, o timonel, en ausencia de fuerzas institucionales que orienten y guen los destinos colectivos en el marco de la Democracia Constitucional. La falta de liderazgos polticos claros, unido al oportunismo de los partidos polticos que no siempre actan alineados con los principios constitucionales, preparan un terreno de actuacin legtima de parte del Tribunal, en aras de garantizar una accin con el mayor consenso posible en sociedades que, como la nuestra, tiene serias fracturas en su composicin estructural.
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Cfr. LANDA ARROYO, Csar. Autonoma procesal del Tribunal Constitucional. En: Aspectos del Derecho Procesal Constitucional. Estudios en Homenaje a Hctor FixZamudio en sus cincuenta aos como investigador del derecho (Colaboraciones peruanas). Ferrer Mac-Gregor, Eduardo y Zaldivar Lelo de Larrea, Arturo. Coordinadores. Lima, Per, Editorial Moreno S.A. 2009, pp. 445-446 10 GRNDEZ CASTRO, Pedro. Tribunal Constitucional y Transicin democrtica. Un ensayo de interpretacin sobre la legitimidad de su actuacin. Gaceta del Tribunal Constitucional. N 4, 2006, p. 5
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Pero el fenmeno de lo poltico no solo se presenta en el mbito de las decisiones jurdicas que terminan por resolver grandes problemas sociales de coyuntura sino que abarca el referido a la reflexin. As Otto Bachof citado por Garcia11 seala lo siguiente: Considero indudable tambin, segn mi propia experiencia como juez constitucional, que las reglas constitucionales no pueden ser interpretadas en muchos casos sin recurrir a valoraciones polticas (...). El juez constitucional aplica ciertamente derecho. Pero la aplicacin de este derecho implica necesariamente valoraciones polticas a cargo del juez (...).
En efecto, la labor interpretativa de la Constitucin efectuada por los magistrados del alto Tribunal, requiere de una ponderacin finsima pues hay que enlazar la Constitucin con un mtodo o mtodos adecuados para alcanzar resultados coherentes que se desprenden de los contenidos constitucionales y que tienen la responsabilidad de afirmar los principios y valores contenidos en la Constitucin; vale decir, contribuyendo indudablemente en asentar la ideologa, la doctrina y el programa poltico inserto en dicho texto.
Los Tribunales Constitucionales, como se colige, cumplen verdaderas funciones de naturaleza poltica que por lo general se encuentran expresamente sealadas en la Constitucin. Jorge Carpizo,12 ha desarrollado de manera exhaustiva las razones por las cuales se infieren tales funciones, nosotros abordaremos las que consideramos son las principales:
1.
poder constituido secundario que las expida, se examina si stas con compatibles con la Constitucin, y si el Tribunal considera que no lo son, anula dicha norma general con efectos erga omnes.
En este aspecto el Tribunal Constitucional asume la funcin de ser juez de la ley. Ello lo convierte en el rgano receptor de buena parte de los conflictos polticos que se suscitan
11
GARCIA TOMA, Vctor. Teora del Estado y Derecho Constitucional. 1ra Edicin. Palestra Editores, Lima, 2005. p. 524 12 Cfr. CARPIZO, Jorge. El Tribunal Constitucional y sus lmites. Editorial Grijley. Lima. 2009. pp. 41-42
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entre las mayoras y las minoras parlamentarias y entre los rganos centrales del Estado. Al respecto el propio Kelsen afirmaba que, la esencia de la democracia no consiste en el dominio sin lmites de la mayora sino en un compromiso permanente entre los grupos del pueblo representados en el Parlamento por la mayora y la minora, si el pacto falla, las minoras tienen que tener un instrumento jurdico de defensa ajeno al Parlamento, que por definicin est dominado por la mayora13.
As mismo encontramos opiniones similares que reafirman esta peculiaridad, Karl Loewenstein,14 expresa que cuando los rganos de control jurisdiccional ejercen dicha actividad dejan de ser meros rganos encargados de ejecutar la decisin poltica y se convierten por propio derecho en detentadores de un poder semejante, cuando no superior, a los de otros detentadores del poder instituido. Alfonso Santiago,15 seala que los rganos de control de la constitucionalidad ejercen poder poltico ya que hacen prevalecer su decisin sobre lo dispuesto por el Poder Ejecutivo o Legislativo. Asimismo, declara que la imposicin frente a los otros detentadores del poder, es en realidad una decisin poltica.
2.
Interpretar
la
Constitucin
estableciendo
sus
propios
parmetros
interpretativos con lo cual seala el marco jurdico y poltico de la propia actuacin de las autoridades, construyendo juicios de valor que, sin duda alguna, implican decisiones polticas. Esto queda claro especialmente en la proteccin de los derechos humanos y fundamentales. Para Lpez Guerra16 los Tribunales Constitucionales, han dejado de ser exclusivamente legisladores negativos, para convertirse en gran manera en creadores de normas jurdicas, por la va de la interpretacin. Ello supone que, aparte de la funcin de revisin de decisiones del Poder Legislativo, cumplen una funcin complementaria
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13 14
KELSEN, Hans. Esencia y valor de la democracia. Barcelona, Espaa, Editorial Labor, 1934, p. 158 Ibd. 15 Citado por: GARCIA TOMA, Vctor. Op. Cit. p. 523 16 LPEZ GUERRA, Luis. Democracia y Tribunales Constitucionales. En: Las Sentencias Bsicas del Tribunal Constitucional, 2da Edicin, Madrid, Editorial CEPC, 2000 p. 6
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respecto de ese poder, en mayor medida an que otros Tribunales. Desde el punto de vista clsico ello representara una separacin del principio democrtico, ya que los Tribunales Constitucionales no se limitan, como los Tribunales ordinarios, a interpretar la ley, sometidos a los cambios que en esta quiera introducir el legislador, sino que, adems, pueden dar instrucciones al legislador sobre cmo debe llevar a cabo su funcin legislativa, si no quiere incurrir en inconstitucionalidad.
La sentencia de un Tribunal Constitucional, ms que un acto procesal que pone trmino a un conflicto jurdico como ocurre con las sentencias de los Tribunales de justicia ordinarios, es adems una decisin con trascendencia poltica, ya que realiza una labor de interpretacin de valores y principios y una actividad integradora del derecho. Esta posicin es reafirmada por Bocanegra quien al respecto manifiesta, () el papel atribuido al Tribunal Constitucional sobre la norma fundamental y las cuestiones sobre las que tiene que pronunciarse, sin perder en absoluto su carcter jurdico, tiene inevitablemente una proyeccin y una trascendencia polticas, muchas veces de importancia decisiva, lo que sita al Tribunal Constitucional, an cuando sus sentencias continan siendo pronunciamientos estrictamente jurdicos, en una posicin principalmente distinta a la de los tribunales ordinarios.17
3.
secundarios.
Al plantearse un caso de conflicto de competencia, se resuelve la discrepancia de orden competencial entre dos rganos u organismos constitucionales, a efectos que se determine la titularidad de las mismas y se anulen las disposiciones, resoluciones u actos viciados de incompetencia. En consecuencia, el pronunciamiento sobre la titularidad de una competencia y la carencia de legitimidad de una determinada decisin emitida con vicio de
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BOCANEGRA SIERRA, Ral. Cosa juzgada, vinculacin de fuerza de ley en las decisiones del Tribunal Constitucional Alemn. Revista Espaola de Derecho Constitucional, N 01, Enero-abril, 1981, p. 242
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funcin poltica.18
poder de actuacin de por medio, rebasa lo meramente jurdico y alcanza los fueros de una
Por lo general estos conflictos competenciales son de dos clases, positivos y negativos. En el primer caso los dos rganos constitucionales pugnan por ejercer una misma atribucin, que solo se ha establecido a favor de uno de ellos mientras que en el segundo caso ninguno de los dos rganos tiene la intencin de ejercer la competencia constitucionalmente asignada.
Esta funcin tiene una doble finalidad, resolver una controversia por invasin de atribuciones otorgadas por la Constitucin a un rgano constitucional, as como preservar la regularidad jurdica en el ejercicio de esas mismas competencias por lo que el Tribunal Constitucional acta como garante del reparto de poder.
III.
Como hemos visto anteriormente el poder que ostenta el Tribunal Constitucional en tanto que se instituye como un poder con capacidad de cuestionar la misma legitimidad democrtica de los poderes constituidos del Estado, requiere de un ejercicio independiente pues no debe estar sometido absolutamente a los dictados de alguno de los poderes del Estado, debe tener capacidad de creacin, discrecin y decisin y sobre todo precisa de una slida legitimacin, arraigada en los fundamentos ms profundos sobre los que se asienta la propia democracia. Ahora bien, este ltimo aspecto trata del denominado carcter contramayoritario del Tribunal Constitucional, expresin que supone que cuando los magistrados del Tribunal Constitucional, ejercen el control de la constitucionalidad se rompe con el principio central del ideario democrtico, pues las decisiones polticas -las que controlan a las leyes y a los
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actos y normas del Ejecutivo y el Legislativo- deben ser adoptadas por consenso popular a
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mediante la decisin de los magistrados constitucionales, que no poseen sino de modo reflejo o indirecto cierta legitimidad democrtica. Puede afirmarse segn lvarez19 que se produce una mutacin del paradigma de la toma de decisiones, pasndose de uno democrtico a otro elitista, el cual se corporiza en una minora que toman decisiones que solamente corresponderan al pueblo y a su representantes elegidos por sufragio.
Los defensores de esta perspectiva han afirmado, que las instituciones de tipo contramayoritario carecen de una legitimidad poltica precisamente por que su funcin es la de servir de contra peso a aquellas instituciones que obtienen su fuente de legitimacin a travs del voto. La fuente de legitimacin es, en este caso, una de tipo tcnica o funcional. La supervivencia de dichas instituciones, su legitimacin, su credibilidad, el grado de aceptacin social de las decisiones que estas adoptan estn en funcin directa de la calidad argumentativa de las mismas.
La potestad que ostenta el Tribunal Constitucional de controlar la constitucionalidad de las normas, no es en s misma democrtica, pero ella no se desvincula totalmente del consenso popular que hace a la esencia del sistema. En efecto, la Constitucin, como producto de un proceso poltico de ratificacin, actuara de esta forma como una suerte de mdium entre ambos. Por tanto al ser el Tribunal Constitucional, obra del poder constituyente, se caracteriza porque recibe de la propia Constitucin todos los atributos esenciales de su condicin y posicin en el sistema constitucional, es en el mismo texto constitucional que se establece su composicin, su estructura, los mecanismos de eleccin de sus miembros, entre otros.
Otro de los aspectos vinculados a la legitimidad del Tribunal Constitucional es el referido a la eleccin de sus miembros. lvarez Miranda20 seala que el status de legitimidad del Tribunal Constitucional slo es posible de obtener, a partir de que los jueces constitucionales asuman una postura equilibrada: de defensa de la divisin del poder a
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Cfr. ALVAREZ ALVAREZ, Fernando. Legitimidad Democrtica y control judicial de constitucionalidad. Revista Dkaion. N 12, 2003, pp. 4-5 20 ALVAREZ MIRANDA, Ernesto y otra. La eleccin del juez constitucional. En: http://www.tc.gob.pe/articulos_dr_alvarez/EAMyCCC.pdf
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travs de la correccin funcional de las mayoras y minoras, de la integracin de las demandas de la sociedad y de los poderes de la autoridad, del respeto de la autonoma del poder poltico.
El Tribunal Constitucional, en la medida que asume una responsabilidad muy alta, debe buscar magistrados constitucionales capaces de representar tambin el principio de legitimidad democrtica. En una democracia representativa todo poder se ejerce en nombre del pueblo directamente o indirectamente y retorna a l en forma de leyes, resoluciones o decretos.21
Se desglosa entonces que la eleccin de los magistrados que integran el Tribunal Constitucional, es un tema cardinal pues tal y como se ha afirmado anteriormente este rgano del Estado no posee una legitimacin democrtica directa. Sus magistrados se adscriben al sistema democrtico a travs de su nombramiento el cual se realiza por personas que, por su parte, si estn democrticamente legitimadas por eleccin o nombramiento directo como sucede en nuestro pas, ya que es el Congreso, quien determina quienes integraran el Tribunal. Esta legitimacin democrtica conferida por terceros es equivalente a la legitimacin democrtica que se obtiene por eleccin directa.
IV.
LIMITES
AL
EJERCICIO
FUNCIONAL
DEL
TRIBUNAL
CONSTITUCIONAL
La interpretacin constitucional es de suma importancia, en primer lugar, por la condicin de cimiento de nuestro Estado de Derecho atribuido a la Carta Fundamental, adems, debido al carcter abierto y amplio de las normas constitucionales y su naturaleza poltico-jurdica, que puede reconocerse tanto en su origen, contenido y funcin.
Esta actividad interpretativa resulta necesaria y se plantea como problema cada vez que ha de darse respuesta a una cuestin constitucional que la Constitucin no permite
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resolver de forma concluyente. Por ello, Konrad Hesse22 acotaba que, all en donde no se suscitan dudas no se interpreta, y con frecuencia no hace falta interpretacin alguna.
En nuestra realidad constitucional los problemas interpretativos surgen con gran frecuencia y alcanzan considerables consecuencias en la vida social, siendo el encargo de resolverlas el Tribunal Constitucional, que interpreta la Constitucin con eficacia vinculante no slo para el ciudadano sino tambin para los restantes rganos del Estado, la idea que origina y legitima est vinculacin, que no es sino la del sometimiento de todo el poder del Estado a la Constitucin, slo podr hacerse realidad si las sentencias del Tribunal expresan el contenido de la Constitucin. Aunque el Tribunal expresamente sea competente para fijar este contenido con eficacia vinculante, no por ello se encuentra por encima de la Constitucin, a la que debe su existencia. Joseph Aguil23 seala que un Estado Constitucional por lo menos debe tener las siguientes caractersticas: 1) Contar con una Constitucin formal o rgida, en la medida que las disposiciones constitucionales para ser modificadas requieren de procedimientos especiales y ms complejos que el utilizado por el legislador para modificar la legislacin ordinaria; y 2) Que la Constitucin responda a las pretensiones normativas del constitucionalismo poltico, es decir, que consagre la limitacin del poder poltico para evitar que su ejercicio absoluto y arbitrario ponga en riesgo el ejercicio de las libertades polticas; as como la garanta del reconocimiento de los derechos, asumiendo as los valores y fines del constitucionalismo como ideologa. Es decir que para estos efectos el Estado Constitucional tiene como objetivos garantizar el poder estableciendo sus lmites, as como reconocer y proteger los derechos fundamentales de la persona.
La interpretacin del texto constitucional debe no solo considerar las reglas tradicionales y generales que se han trazado por el legislador para la interpretacin del resto del ordenamiento jurdico, debe tender a adoptar los principios y mtodos especiales
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22
HESSE, Konrad. Escritos de Derecho Constitucional. Madrid, Espaa, Centro de Estudios Constitucionales. 1983, p. 35. 23 AGUIL REGLA, Joseph. La Constitucin del Estado Constitucional Lima, Palestra, Per, 2004, pp. 15-62.
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creados tanto doctrinara como jurisprudencialmente, cualquier labor hermenutica del texto constitucional se debe realizar a la luz de los principios fundamentales del Estado Constitucional de Derecho y de los fines esenciales de este.
Estas premisas nos conducen a afirmar que la interpretacin constitucional sumida en el ejercicio del poder estatal de administrar justicia constitucional ineludiblemente debe tener lmites.
En efecto como afirmbamos inicialmente el desarrollo de funciones por parte del Tribunal Constitucional, ha generado una evidente polarizacin de tal forma que, cada generacin de crticos del Tribunal Constitucional, est convencida de que se incrementa amenazadoramente su activismo judicial.24 De acuerdo a esta posicin sus magistrados tejen cada vez ms una tupida red de los preceptos constitucionales, constriendo as la libertad de configuracin del legislador.
El problema de los lmites, se encuentra referido a los lmites externos o a los internos, en el primer caso, la cuestin fundamental a tratar ser la de la separacin entre jurisdiccin y legislacin, esto es, la de los lmites del activismo judicial, la legitimidad de los tribunales constitucionales, etc.; en el segundo, los lmites internos, se trata de ver si los Tribunales Constitucionales, puede cumplir con la funcin que el propio sistema jurdico parece asignarles: dictar resoluciones correctas para los casos que se les presenten, realizar la justicia a travs del derecho. Por ello Manuel de Aragn plantea cuatro condiciones para la correcta interpretacin de la Constitucin: Interpretacin constitucional de la ley, argumentacin y fundamentacin jurdicas, resolucin justa y no sustitucin del legislador25.
El lmite del poder interpretador de los tribunales constitucionales es un presupuesto de la funcin racionalizadora, estabilzadora y limitadora que le corresponde a la
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24
Cfr. LIMBACH, Jutta. Poder y papel del Tribunal Constitucional. UNED, Teora y realidad constitucional, N 4, 1999, p. 94 25 ATIENZA, Manuel. Los lmites de la interpretacin constitucional: De nuevo a lao casos trgicos. Revista Revista Isonomia, N 06, abril, 1997, 7-30.
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Constitucin. si bien dicha funcin admite la posibilidad de un cambio constitucional por medio de la interpretacin, tambin excluye el quebramiento constitucional, es decir, la desviacin del texto en un caso concreto, y la reforma de la Constitucin por medio de la interpretacin. Como Hesse, All donde el intrprete se impone a la Constitucin deja de interpretarla para cambiarla o quebrantarla26.
Por otro lado, los Tribunales Constitucionales, estn configurados como instancias que deben resolver conflictos, no buscando simplemente un compromiso entre los intereses en juego, sino el equilibrio entre valores que no son negociables, por lo que debe haber equilibrio en sus funciones, respetando el mbito legislativo, por lo que siempre sus decisiones deben ir acorde, a la dignidad del hombre, a poseer un carcter razonable y equilibrado, ya que si quieren defender el derecho de todos los peruanos no puede hacerlo a expensas de pasar por encima de aquellos rganos a las que le est quitando protagonismo y ms an funciones, es as que debe respetar las atribuciones que la Constitucin ha establecido para cada uno de estos rganos, no a costa del menoscabo de la actividad legislativa27.
Los lmites del poder interpretador de la Constitucin estn determinados por la condicin de rgano constituido de los tribunales constitucionales, lo que les impide reformarla mediante procedimientos diversos de los expresamente autorizados por aquella28, debido a que el Tribunal Constitucional, es un rgano previsto en la norma constitucional y que encuentra en ella su lmite explcito, su funcin de Comisionado del Poder Constituyente se dirige a velar y defender la vigencia efectiva de la norma constitucional, lo cual deber lograrlo con sujecin plena a dicha norma.
26
HERNANDEZ VALLE, Rubn. El Principio como Lmite de la Jurisdiccin Constitucional, Revista Revista Isonomia, N 10, mayo, 2000, 221-230. 27 La Constitucin atribuye al Tribunal Constitucional conocer, en instancia nica, la accin de inconstitucionalidad (Artculo 202 inciso 1), dicha potestad implcita que integra su conocimiento es la declarar inconstitucionalidad la norma contraria a la Constitucin. Es con ello, que el Tribunal, al declarar inconstitucional una norma, simplemente se limita a concretar su deber de sometimiento absoluto a la Constitucin, respetando principios fundamentales como el de su supremaca jerrquica y la unidad del ordenamiento jurdico. 28 Cfr. HERNANDEZ VALLE, Rubn. Op cit, 221-230.
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Es decir lo que establece la Constitucin, las competencias que le atribuyen, las cuales se deben enmarcar dentro de lo establecido por la misma. Pues el tribunal, no debe constituirse en sustituto del legislador. Paralelamente, slo la existencia de una teora coherente de la Constitucin, basada sobre el principio democrtico, puede impedir que los tribunales constitucionales caigan en el activismo judicial.
En efecto, los jueces y tribunales constitucionales no tienen libertad para inventar normas jurdicas, sino nicamente para concretizar su significado dentro del sistema normativo al que pertenecen, precisando sus alcances. Para ello, es necesario que exista previamente, como he dicho antes, una teora de la Constitucin adecuada, con el fin de evitar no slo una ilegitima usurpacin de las potestades de otros rganos estatales especialmente Parlamento- sino, tambin de entrar en contradiccin con el ordenamiento constitucional vigente y atentar contra la seguridad jurdica29. Los lmites a la jurisdiccin constitucional, deben ser articularlos con el cuidado deben tener los tribunales constitucionales de no invadir la libertad de configuracin de los otros rganos estatales, especialmente del legislador30.
La especial naturaleza del Tribunal Constitucional, ocasiona que su actuacin deba enmarcarse dentro los cnones de las funciones que actualmente ostenta la jurisdiccin constitucional as mismo determina la exigencia de su automoderacin pues si bien es cierto, el Tribunal Constitucional tiene un campo interpretativo muy amplio, de ello tambin deriva la responsabilidad de atender principalmente las consecuencias de la interpretacin legislativa.
Ahora bien, debe considerarse que los tres poderes: Legislativo, Ejecutivo y Judicial, estn marcados positivamente por la fuerza en equilibrio. Esta situacin, se explica por ejemplo en el xito del sistema jurdico-poltico norteamericano, que se define normalmente como de checks and balances. Ello significa que cuanto ms fuerte es un poder, tanto ms fuertes devienen tambin los dems en cuanto que todos y cada uno de
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ellos estn controlados por los dems y los controlan. En este sistema es el Poder Judicial quien tiene la misin de controlar los poderes llamados polticos, siendo tambin controlado, en forma eficaz, a travs de variados mecanismos entre los que destacan, el nombramiento poltico, aunque vitalicio, de los jueces y la posibilidad de impeachment contra ellos o la responsabilidad directa de los jueces.
En nuestro sistema la relacin entre Tribunal Constitucional, la divisin, el control y el balance de poder es un tema de primera lnea, en cuanto el control y balance de poderes es tanto un presupuesto de su actuacin jurisdiccional, como tambin un resultado de su actuacin independiente. Ante ello, podemos afirmar que la autorrestriccin del Tribunal Constitucional derivar, en cada caso, de razones prcticas de posibilidad; de efectividad, de reacciones posibles, por parte de los otros poderes pblicos; de la reaccin, de la opinin pblica y de los medios de comunicacin. No derivar, por tanto, de consideraciones puramente conceptuales. De esta manera el Tribunal Constitucional se convierte en el nico responsable del cumplimiento de sus decisiones pero, a la vez se muestra como un agente que debe concertar la fuerza normativa de innovacin con la fuerza normativa de consolidacin de un cuerpo constitucional capaz de integrar las diferentes expectativas institucionales y sociales. La autolimitacin, el compromiso personal y colectivo de cada magistrado del Tribunal de excluir en su actuacin cualquier tipo de intereses ajenos a su funcin, tiene una proyeccin funcional que incide en la regularidad de la actividad del Tribunal Constitucional. De lo que se trata evidentemente es evitar que el Tribunal Constitucional acabe convirtindose en "amo de la Constitucin", lo que, se deriva, ante todo, de que el Tribunal Constitucional tiene, de hecho (no jurdicamente), la "competencia de competencias": l interpreta la Constitucin sin otro parmetro que ella misma (tal y como l la interpreta) y sin ninguna otra instancia suprema para su interpretacin (superiorem non recognoscens)31.
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BRAGE CAMAZANO, Joaqun. Interpretacin constitucional, Cuestiones Constitucionales, N 14, 2006, pp. 330-331
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Esta autolimitacin, refiere Brage32 debe ser adecuadamente empleada por Tribunales Constitucionales u rganos de la constitucionalidad del mundo. Y es que dichos rganos, en cualquier caso, son conscientes de los lmites de su poder, que reposa, como ningn otro, en su auctoritas y saben: a. Que su actuacin est sujeta permanentemente a la crtica de la opinin
pblica (de los juristas y de los ciudadanos en general), pues "sin olvidar los lmites y la forma especial de proceder de la jurisdiccin, las argumentaciones y decisiones de los juristas se hallan tan sometidas al debate como las opciones legislativas", teniendo todos derecho a participar en ese debate "pues ninguna propuesta o concepcin poltica o moral est excluida por principio", especialmente cuando se trata de un "Tribunal Constitucional, que necesariamente ha de transitar con frecuencia entre la ideologa y el derecho". Y este sometimiento a la crtica de la opinin cientfica y de la opinin pblica supone que el Tribunal tiene que prestar especial atencin a sus propios precedentes, a la congruencia con sus propias decisiones anteriores, pues ah radica en buena medida su legitimidad y su auctoritas, sin perjuicio de que tambin pueda y deba evolucionar, y tambin pueda incluso rectificar o cambiar sus criterios, pero sin golpes de timn y exponiendo con transparencia, explicitud y nitidez las razones para ello. b. Que sus decisiones, en ltimo trmino, se someten por entero a la voluntad
suprema del poder constituyente, que puede superar cualquier decisin judicialconstitucional que sea considerada completamente inaceptable, privando as al rgano de la constitucionalidad, excepcionalmente, incluso de su "ltima palabra" (procesal). Cabe resaltar finalmente que el Tribunal Constitucional es un poder constituido, no constituyente, y ello segn Castillo33 origina que tanto su existencia como sus funciones sean decididas por aquel poder que incluso puede decidir su desaparicin, El Tribunal tiene un lmite preciso: la Constitucin y esto es as por que es la norma jurdica suprema del ordenamiento jurdico y por tanto vinculante para todos y con mayor razn para el Tribunal
texto constitucional.
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Ibd. Cfr. CASTILLO CRDOVA, Luis. Quis custodit custodes. Los riesgos que implica la justicia constitucional. Actualidad Jurdica. N 149. 2006. p.135.
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V.
CONCLUSIONES
Los Tribunales Constitucionales son rganos de naturaleza especial, concebidos justamente para revisar la constitucionalidad de las leyes -aunque luego desempeen ms funciones-, que ejercen una jurisdiccin concentrada y especializada. No juzgan conforme a derecho, sino que toman sus decisiones con arreglo a la Constitucin, diferencindose as de los tribunales propiamente judiciales. De ello se desprende que no sean intrpretes del ordenamiento jurdico como tal, sino de la Constitucin, pero tampoco de la constitucin real, ni del fin de la misma, sino de la Constitucin formal jurdico-positiva. Fueron concebidos precisamente para asegurar que todas las normas sean conformes a la Constitucin
Es innegable el desarrollo de funciones de ndole poltica por parte del Tribunal Constitucional, siendo responsabilidad del mismo rgano constitucional resolver las cuestiones que se le plantean sopesando la incidencia que su actuacin y sus resoluciones van a tener en el orden poltico.
Debe reconocerse, adems, que su legitimacin pensada como, aceptacin de sus funciones, depende de una regulacin coherente que asegure su independencia y su propia capacidad de autolimitacin. Si la regulacin a travs de normas positivas no es suficiente, slo el Tribunal Constitucional, asumiendo la concreta y real capacidad de sus funciones y como hemos indicado sobre todo hacindose servidor de la Constitucin y de los valores que sta consagra, podr evitar incurrir en excesos que lo conviertan en un rgano supremo pero al mismo tiempo arbitrario.
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