Este documento presenta una biografía de Marcos Carias Reyes, escritor hondureño nacido en 1905 en Tegucigalpa. Incluye artículos escritos sobre él por Rafael Heliodoro Valle, Alfonso Teja Zabre, Jorge Fidel Durón y Ventura Ramos. También reproduce el breve ensayo "Los Trágicos Ramones", escrito por Carias Reyes dos meses antes de su fallecimiento en 1949 a los 43 años de edad. El documento fue publicado por la Colección Cuadernos Universitarios de
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Este documento presenta una biografía de Marcos Carias Reyes, escritor hondureño nacido en 1905 en Tegucigalpa. Incluye artículos escritos sobre él por Rafael Heliodoro Valle, Alfonso Teja Zabre, Jorge Fidel Durón y Ventura Ramos. También reproduce el breve ensayo "Los Trágicos Ramones", escrito por Carias Reyes dos meses antes de su fallecimiento en 1949 a los 43 años de edad. El documento fue publicado por la Colección Cuadernos Universitarios de
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Marcos Carias Reyes naci en Tegucigalpa en 1905 y
falleci en esta misma ciudad en 1949, a los 43 aos
de edad. Dos meses antes de su fallecimiento public el breve ensayo "Los trgicos Ramones" que Cuadernos Universitarios reproduce en esta ocasin. Le anteceden artculos sobre el autor escritos por Rafael Heliodoro Valle, Alfonso Teja Zabre, Jorge Fidel Durn y la introduccin a la edicin postuma de la novela Trpico, a cargo del Maestro Ventura Ramos. C O N T E N I D O ROSTRO BRONCNEO Rafael Heliodoro Valle 9 HOMBRE DE ARTE Alfonso Teja Zabre 12 MARCOS CARIAS REYES: IN MEMORIAN Jorge Fidel Durn , 1 5 TRPICO Ventura Ramos 19 LOS ILUSTRES Y TRGICOS RAMONES Marcos Carias Reyes 21 Col ecci n Cuadernos Uni versi t ari os No. 5 4 Coleccin Cuadernos Universitarios No, 1. - ESTADO Y SOCIEDAD - Marcos Kaplan. No. 2. - LA MISIN DEL PEDAGOGO - Manuel Antonio Santos.- No. 3. - INVESTIGACIONES Y TENDENCIAS RECIENTES DE LA HISTORIOGRAFIA HONDURENA. Un nuevo ensayo bibogiflco - Mario Aigueta. No. 4. - LA COMUNIDAD PRIMITIVAEN HONDURAS - Longino Becerra. No. 5. - UNA ALTERNATIVA DIDCTICA. EL TALLER - Hctor Palacios Quintana. No. 6. - UNIVERSIDAD Y SOCIEDAD-Pablo Latapi. No. 7. - EL ODONTLOGO LUCHADOR - Carlos Herrera Jurez. No. 8. - DISCURSO DE INAUGURACIN DEL II ENCUENTRO DE LA COMUNIDAD UNIVERSITARIA - Juan Almendaies Bonilla. No. 9. - LA JORNADA DE TRABAJO EN LA LEGISLACIN LABORAL HONDURENA - Edgardo Cceres Castellanos. No. .10.-EL ESTADO.LA ENSEANZA SUPERIOR Y LAS UNIVERSIDADES PARTICULARES - Efrafn Moneada Silva. No. 11.-EL SECTOR LABORAL HONDURENO DURANTE LA REFORMA LIBERAL - Mario R. Argueia. No. 12.-PRESENCIA DE GRUPOS MEXICANOS ANTES Y DESPUS DE LA CONQUISTA DE HONDURAS Y PERVIVENCIA DE LA LENGUA NAHUALT EN EL REA SUPUESTAMENTE LENCA - Mario Felipe Martnez, No. 13. - ENSAYO CRITICO SOBRE LA HISTORIA DE LA TECNOLOGIA EN HONDURAS - Guillermo A. Reina. No. 14. - REALIZACIN DEL SUEO DE BOLVAR - Augusto Csar Sandinol No. 15.-BIBLIOGRAFA SOCIOPOLITICA DE HONDURAS -RamnOqnel. No. 16.-DESARROLLO CONSTITUCIONAL DE HONDURAS DE 1975 - 1980 - Oswaldo Ramos Soto. No. 17. - FILOSOFIA Y EDUCACIN - Adela Crcamo de Chavarria. No. 18. - EL MACHISMO EN HONDURAS - A. Len Padilla H. No. 19.-NECESIDAD Y LIBERTAD - Augusto Serrano. No. 20. - LA NATURALEZA DEL CONOCIMIENTO EN "KANT" - Francisco Alvarez Gonzlez. No. 21. - RECUERDOS DE MIS ESTUDIOS EN LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE HONDURAS, 1927-1931 - Roberto Ramrez. No. 22. - HBITOS Y TCNICAS DE ESTUDIO - Lie. Manuel A. Santos. No. 23.-CRONOLOGIA DE LA REFORMA LIBERAL HONDURENA -Mario R. Argueta. No. 24. - EXISTE LA CADUCIDAD DE LA INSTANCIA EN EL DERECHO PROCESAL HONDURENO? - Efran M. Silva- No. 25 .-REFLEXIONES EN TORNO DE LA EDUCACIN PRIMARIA - Gautama Fonseca. No. 26. - HISTORIA DEL PODER JUDICIAL DE HONDURAS - Caitos Manuel Anta Palomo. No. 27. - LA BRUJA DEL SIGLO DE ORO - Alma Caballero. No. 28. -LA LUCHA POLTICA DE 1954 Y LA RUPTURA DEL ORDEN CONSTITUCIONAL - Ramn E. Cruz. No.29.-CUATRO DISCURSOS EN SUCIA - Wliam Faulkner - Albert Camus Czeslaw Milosz - Gabriel Garca Mrquez. Los Trgicos RAMONES Coleccin Cuadernos Universitarios No. 30. - DISCURSOS EN SUCIA - Solzhertsyn - Sartie - Hermann Hesse - Neruda. No.31-PANORAMA LITERARIO DE AMERICA. Vida y Obia de "Froyln Turcios". Manuel Arita Palomo. No. 32. - ES POSIBLE EL DESARROLLO DE LA CIENCIA EN LOS PASES SUBDESARRQLLADOS? -Juan Almendares Bonilla. No. 33.-EL ORIGEN DEL FILOSOFAR - Lie. Ma. Cayetana Alvar ez de' Bittnei. No. 34. - ANTOLOGIA MNIMA - Jos Ortega y Gasset. No. 35.-CAMPUS UNIVERSITARIO - Lie. Elisa Estela Valle de Martnez Pavetti. o. 36,-LA FAMA DE UN HROE-R. Oquel. No. 37. - REFUTACIN DE LA TESIS "GARANTAS ILUSORIAS" - Enrique Flores Valeriano. No. 38. - RAZN HISTRICA - Augusto Serrano. No. 39.-DISCURSOS EN SUCIA - Eugenio Mntale. Winston Churchill - Miguel Ange Asturias.- Fiancis Mauriac. No. 40. - "EL MUNICIPIO EN HONDURAS: DE LA AUTONOMIA A LA SERVIDUMBRE" - Ernesto Paz Aguilar. No. 41. - PRESENCIA DE ORTEGA EN AMERICA - R. Oquel, Mara Cayetana de Bitner. No. 42. - BREVE HISTORIA DEL DERECHO DE TRABAJO EN HONDURAS Jos A. Sarmiento. No, 43.-LO ETICO EN LA DOCENCIA - Manuel Antonio Santos. No. 44.-LAS BATUECAS y otros escritos. Ramn Rosa. o. 45. - INTRODUCCIN A LA LGICA DIALCTICA. Bruna Manai. No. 46. - NOTAS ETIMOLGICAS BOTNICAS. Miguel A. Cruz Zambrana. ' No. 47. TEORIA DEL CONOCIMIENTO SEGN SANTO TOMAS DE AQUINO - Juan Antonio Vega M. N0.48.-GUA PARA. EL INVESTIGADOR DE LA HISTORIA COLONIAL HONDURENA HACIA UNA PERIODZACION DE LA HISTORIA COLONIAL HONDURENA. Mario Argueta. No. 49. - LOSHONDUREOS Y LAS IDEAS. Ramn Oquel. No. 50.-CRONOLOGIA DE LA CULTURA. Antes de Cristo - Rafael Heiodoro Valle Actualizada por Ramn Oquel. No. 51.-SINOPSIS HISTRICA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE HONDURAS. Jos Reina Valenzuela. No. 52.-TENDENCIAS E INVESTIGACIONES RECIENTES DE LA SOCIOLOGIA HONDURENA: Un ensayo bibliogrfico. Mario Argueta. No. 53.-MOVIMIENTOS POPULARES EN LA HISTORIA HONDURENA DEL SIGLO XIX: PERIODO NACIONAL - Mario Argueta. No. 54. - LOS TRGICOS RAMONES. Rafael Heiodoro Valle - Alfonso Teja Zabre - Jorge Fidel Durn - Ventura Ramos -Marcos Carias Reyes. UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE HOWDURAS Los Trgicos RAMONE Rafael Heliodoio Valle Alfonso Teja Zabre Ventura Ramos Jorge Fidel Durn Marcos Carias Reyes. E ti ito ria I U n vers ta r a Tegucigalpa, D.C. Julio, 1986 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE HONDURAS ' Primera Edicin Julio, 1986 EDITORIAL UNIVERSITARIA Tegucigalpa. Honduras ROSTRO BRONCNEO Rafael Heliodoro Valle La primera vez nos encontramos en el recuerdo de Angelita y de Lupe, dos rosas unnimemente excelsas en el rbol de la sangre. Un libro suyo inici nuestro dilogo; despus una pgina suya quiz la ms hermosa que escribiera sobre Tegucigalpa, la de Reyes, la de Rosa, asentada sobre plata y oro, con nubes que de repente hacen guios a los balcones en que an suspiran las novias muertas, los ngeles dormidos. Despus una carta, ms tarde otro libro, y el conocimiento personal despus, a su paso por Mxico, en un viaje muy de prisa. As fue su vida: un viaje as, como si tuviera una cita ineludible. En su casa, panal feliz, le encontr vigilado por el amor, amurallado entre libros, sin disimular cierta amargura, por haberse asomado mucho a ese abismo en que almas selectas y guiapos de almas se queman en su despiadada hoguera. Me hizo confidencias sobre la Honduras difcil, esa que en los pueblos ntimos cierra las puertas al pasar el viajero y se queda atisbndolo detrs de las cortinas. Estaba entonces en el apogeo de su primera juventud; pero senta que comenzaba a envejecer muy en el fondo, y a pesar de su desdn al adulador y la viborilla, tena la impaciencia legtima del arquitecto que ha reunido piedra y afn para labrar esa casa eterna conque suean todos los que tienen hambre y sed de paz. Adverta la fuga de quienes se ponen mscara de amigo cuando necesitan pan y sabor y hasta se empinan sobre la cola para aguzar a felona. 9 En el mbito de la intimidad, como el moro que tiene un canto y ua voz, el rostro broncneo se le llenaba de luz limpia, y entonces no poda contener la risa criolla. Era un gran taciturno que con avaricia ocultaba el sbito alborozo." Haba recorrido pases, libros, almas; y al regreso de sus larga's excursiones, comparaba las miserias y las esperanzas, las maldades y los candores que dejan sentir su pulso en la novela y que es ms exacto en la spera realidad humana. Era un minero que cavaba silenciosamente en el tnel de las lgrimas que se oxidan cuando en la entraa de la piedra no se dibuja ni un fantasma. Melancola callada, pas con el tesoro de su generosidad, sin ostentarla. Por eso tuvo amigos, porque su amistad fue un acto de elegancia y no se derrochaba en la palabrera insulsa. No se daba ese aire de suficiencia con que hablan los insignificantes que se creen genios; porque era humilde como los hombres mejores de su pueblo, los que segn el poet a- todo lo ganaron y todo lo perdieron. Sobre las contingencias de la vida, la am con toda su capacidad de amar y la abandon con un desdn del que no le exculpamos, pues tena mucha tierra y mucho cielo por del ant e, mucha obra inconclusa "dadme obras qu cumplir" y an cantaba la alondra shakesperiana en el granado de fragancias. En un patio en que Tegucigalpa concentra ores de fuego y msicas inodas, una tarde nos reuni Diego Manuel Sequeira, cindose su mejor diadema rubendariana, con los. amigos que desebamos escuchar en esa hora en que el anochecer del trpico va dejando caer sobre la conversacin el temblor de las alas que viajan hacia los horizontes transparentes. Su nombre est para siempre engarzado entre los de sus predecesores proceres, a quienes supo emular en la devocin a los valores del Espritu y en el respeto a la obra de quienes construyeron para Honduras un solio de palabras finas y no la halagaron con falsas promesas. Su programa editorial basta 10 para que su nombre siga brillando a medida que se reducen a la ltima expresin quienes le amargaron el ltimo momento. Est as, victimado como su to Ramn Reyes, o como aquel otro joven admirable, Pepe Gutirrez, que cay en la : -celada horrenda -que-las-vboras tejen suavemente: Est as, sobre nuestra sorpresa, asomndose su recuerdo al ms alto balcn de Tegucigalpa, contemplando el ro, los tejados solariegos, el cielo romnticamente azul sobre los montes, y ms all, esa Honduras que se estremece de realidad honda en su novela "Trpico", lampo de la vida lugarea, emocin acrisolada y rota, que se alza sobre las pginas con promesa blanca de nubes. Washington, 28 de noviembre de 1949. 11 HOMBRE DE ARTE Alfonso Teja Zabre Sera para m un remordimiento no dejar constancia de gratitud, afecto y admiracin para Marcos Carias Reyes. Entre otras muchas cosas que he encontrado en Honduras, gratas y acogedoras, cuento la breve y profunda amistad con Marcos, como un don de la vida, que en cierta forma se confunde para m con la dulzura del clima, la belleza de los paisajes y la esencia de la cultura que trabaja por arraigarse en la tierra. En verdad, Marcos Carias Reyes me haca sentir un clima benfico en el orden espiritual. No tengo derecho para considerar, entre las mltiples facetas de su personalidad, ms. que su gesto de amigo y su aureola de artista. Creo haber compensado !a rapidez de nuestros contactos, por la profundidad de la simpata. Quisiera anotar algunos rasgos que lo fijan en m memoria de modo revelador. Mientras fue Secretario Privado estuvimos alejados mutuamente de hecho, pero unidos por el intercambio de libros y de impresiones literarias. Desde entonces apreci su retraimiento voluntario y la melancola oculta bajo la serenidad. Lo fui' siguiendo por el camino de las pginas donde dej su itinerario vital. Las "Crnicas Frivolas", los "Cuentos de Lobos", "La Heredad", los ensayos y esbozos de crtica. Me parece ahora que tengo el hilo de su evolucin esttica en dos extremos. Lleg por afortunada casualidad a mis manos un ejemplar de sus "Crnicas Frivolas", impreso en el Japn, en edicin verdaderamente maravillosa, una joya bibliogrfica inestimable, que guardo ahora como tesoro 12 mayor, avalorada por un autgrafo que justifica rais derechos para poseerla. Ese libro lujoso, precioso, refinado, suntuoso, representa la poca del artista adolescente, de tono europeo, el hondureno que escucha el canto de las sirenas parisienses, como todos los que aman la esencia de la civilizacin latina. Pero e otro extremo de su evolucin, truncada tan dolorosamente, me lo hizo comprender l mismo cuando estaba prximo a ocupar la Secretara de Educacin y concedi su colaboracin al "Pen Club" de Honduras. Entonces lo vi ms entusiasta que nunca en su papel de animador de la cultura. Se senta feliz al alejarse de la poltica militante y entregarse a las tareas ms propias de su vocacin. Abandon su anterior retraimiento y nos dio el placer de escuchar la lectura de un captulo de su novela "Trpico", que estaba ya casi terminada. Para su gusto exigente de autocrtica, tal vez nunca estuviera una obra totalmente terminada, porque el afn de perfeccin, hasta la tortura, es un signo de conciencia esttica, El fragmento ledo en una reunin del "Pen Club", fue suficiente para comprobar la transformacin del autor de las "Crnicas Frivolas" en creador de la crnica austera, temblorosa de realidad, con limpieza de estilo y gravidez de la sustancia interna, con la intencin profunda de operar en carne viva y cumplir una misin social y nacional. Ah estaba el hondureno que poda suspirar porPars,peroqueya tenalos ojos y el alma puesta sobre su propio solar y sus propias gentes, sufriendo con el dolor de sus prjimos y buscando ansiosamente el camino de la redencin, de la superacin, o siquiera del alivio. La crtica literaria que hace clasificaciones y quiere cotizar los mritos como valores de comercio est fuera de mi alcance y de mis simpatas. Buscar el lugar que corresponde en la escala de las letras a Marcos Carias Reyes es algo circunstancial y a mi juicio secundario. La resonancia futura es obra del Tiempo, padre de milagros y de sorpresas. Y de todos modos, ser preciso tener en cuenta, que un artista marcado por el Destino con la desaparicin prematura al a 13 manera de Jos Asuncin Silva, Manuel Acua o. Leopoldo Lugones, deja abierta una enorme interrogacin en cuanto a la posibilidad de sus realizaciones. Puede afirmarse con toda certeza que Marcos tena el dominio de la forma, laculturay la potencia intelectual suficientes para multiplicar lo que ya tena fincado, con derecho para situarse entre los mayores^ d Honduras, junto a yalle, Rosa y Molina. El xito y la difusin externas no dependen del genio del hombre, sino de la. . constelacin de circunstancias que llamamosi azar o destino. Ms an* "dependen de las generaciones futuras, de su capacidad de comprender, asimilar y retrasmitir las obras de sus ascendientes. Las futuras generaciones de hondurenos tendrn la responsabilidad de conservar y hacer fecundo el trabajo de sus antecesores. Un amigo que lo conoci ms de cerca, al hablar del ilustre ausente buscaba consuelo-al recordar que tuvo una vida colmada y entera, goz lo que en este mundo hay que gozar como un privilegiado, y al pasar la mitad del camino, donde la selva se comienza a ver obscura y spera, quebr la ruta en silencio. Si es cierto que los amados de los dioses se van jvenes, un paso adelante llegamos a sentir que cada invierno ms, los dioses nos aman menos. .-; 14 MARCOS CARIAS REYES: ENf MEMORIAM Jorge Fidel Duron "La muerte es paz". -UNAMUNO. Pensemos en que la. meta de nuestro Ideal quiz est distante, pero no por remota es imposible. Pensemos tambin en que lo importante consiste en procurar dejar una huella imborrable, profunda, trascendental; movilizando a nuestro paso por la vida esfuerzos tenaces e irreductibles hasta triunfar. Esa sera la clave. O una de las claves. Unamuno, torturado por el ms all, dice en una de sus cartas: "la incertidumbre es la salvacin de la vida". Y agrega: "Si tuviramos una certeza absoluta, sin sombra de duda, ni aun subconsciente de que al morir se aniquila para siempre nuestra conciencia individual, sera tan imposible la vida como lo sera si tuvisemos absoluta certeza de lo contrario". . Y si a esto aadimos que los tiempos son difciles... Pero, cundo no lo han sido? Quizs hallaramos respuesta si interrogramos a la edad provecta de John Dewey, a la anacrentica vejez de George Bernard Shaw, a la de tantos otros que quin sabe si despus no habra en nosotros alguna huella de sonrojo interior. J La trgica muerte de Marcos Carias Reyes viene a plantearnos con abrumadora cercana, con aterradora verdad, con dolorosa crudeza el viejo problema del hombre de letras a nt e el medi o convul s i onado que lo rodea. Momentneamente aturde y descorazona al ms normal que el trabajador intelectual tenga que someterse, debe necesariamente hundirse en circunstancias que mueve la 15 pasin mezquina, parroquial y lugarea, y que, arrebatado por la corriente insondable, desaparezca en la lucha vencido por armas innobles y desleales donde campean y militan la perversidad y- la vileza. Nuestra callada anemia intelectual demanda, como deber, el ser egostas con nuestros legtimos valores, exige que al descubrirse el feraz filn de sus talentos tengamos la obligacin de emularlos y estimularlos a n de que puedan desenvolverse en libertad y cumplir plenamente su misin, esparciendo belleza por la magia de la palabra, sea que lo hagan para propio deleite, o para maravilla de las gentes.-En esto es esencial no olvidar tampoco e factor tiempo, ni el hecho evidente de que la prolongacin de su perspectiva, hace que las cosas cambien y que se verifique ei milagro de nuevas escalas de superada valoracin. Ciertamente, \ios tiempos son difciles. Ya lo dijimos. Unos ms que otros. Pero aquellos que supieron domear el medio y mantenerse en a cresta de las olas, extrayendo la qjm-arga victoria que los enseorea .sobre sus circunstancias, saben tambin del mrito de las sangrantes piltrafas en la huella ascendente por el penoso camino en que sufre ms el -bueno,- el sentimental y e hipersensbe. Son estos altibajos en el fragor de la tormenta los que someten los nervios a la ms estridente d laspruebas. Es as como, dolido de s y por la humanidad, extingue su propia ilaraa en Petrpos Stefan Sweig. ^(5 Lamentaremos siempre la auto-inmolacin de horribres de la estatura moral y de la categora intelectual de Marcos Carias Reyes. Con su prematura"muerte se le resta ai pas la energa de su personalidad, a iniciativa de su inteligencia, la "orientacin de su pens ami ent o. Es este lacerante desgarramiento el que nos ha privado una y otra vez de ver sazonada y plena la realizacin de grandes ideales, lo que nos' ha impedido asistir a la fecundacin de innumerables logros. Dedicado al estudio y resolucin de grandes y pequeos problemas de la poltica criolla, perdi con pena precioso 16 tiempo robado a su aficin literaria. Ah! Si slo se hubiera podido dedicar a la literatura! Quiz este grito aislado, concretando una de sus secretas pesadumbres, fue una de sus mayores congojas. Alguien escribir su bigrafai para recoger en ella la narracin de su incansable vida y el misterio de su muerte. Enamorado de ia lectura, el mismo escritor fecundo, dijo un da: "El libro es la expresin de uno o de varios estados espirituales de un hombre. En los libros estn los hombres; las pasiones que los agitan, los dolores que los laceran, las alegras que los estimulan, los recuerdos que ora lo tsn-turan, ora los regocijan, los conocimientos que han adquirido, sus reflexiones ntimas, sus esperanzas. . . " Y agregaba: "El libro significa esfuerzo y sacrificio. Esfuerzo de a voluntad y del cerebro; sacrificio del orgullo personal, del amor propio, de efectos, de tiempo. En fin, es casi indefinible esa palabra sacrificio si no se manifiesta en una forma concreta y tangible y si slo es algo que muere, o que agoniza all en lo ms recndito del espritu, donde no egan las miradas de los dems; algo que est pugnando por seguir en la vida con todas las pobres fuerzas que an le quedan; algo que grita, que solloza, o que muerde en lo ms hondo del espritu, all' donde nadie puede penetrar. Pareciera una obsesin: "donde no llegan las miradas de los dems", "donde nadie puede penetrar". En otra ocasin, evocando nubes grises y recordando el grito de Barba-Jacob "el da en que ya nada nos puede retener", explica: "S. Miserias morales, envidias' sordas, los pecados y el asco que provocan los abyectos. . ." Para expresar su anhelo perenne: "Quin pudiera ser como las aves que se van tan alto, quin pudiera ser como las naves que se van tan lejos. . .". como dijera el poeta. Terminando su ansiedad con la exaltacin de otros medios menos speros, en expresin que era como una queja tcita dentro de su callada angustia: "En nacionalidades evolucionadas se favorece el surgimiento de plataformas de cultura intelectual sobre las cuales es ms factible el i desarrollo de los ingenios y de los anhelos. Son terrenos abonados donde la semilla de la creacin artstica no se pierde, y da, si es buena, soberbios frutos, y donde los huertos espirituales florecen con hermosura de perenne primavera". Entretanto, discurrieron los vientos inexorables. Y como dijera el Divino Rubn, "el pensador lleg a a barca negra y le vieron hundirse en las brumas del lago del misterio los ojos de los cisnes", en su viaje hacia las sombras. 24 de octubre de 1949. (Aristn, Tegucigalpa, 1950) 18 TRPICO Ventura Ramos La novela TRPICO de Marcos Carias Reyes que edita la Universidad Nacional Autnoma de Honduras, es diferente a las dems obras del mismo gnero publicadas en vida del autor. Escrita en 1948, un ao antes de la muerte de Carias Reyes, cuando ya era visible el cambio parcial en la fisonoma feudal de Honduras y ya se haban producido los primeros conatos de huelga en la zona norte, y las compaas bananeras haban chafado el neleo capitalista nacional, los empresarios independientes, nopodanignorarladominacin econmica y poltica del capital forneo. Esa nueva realidad econmica y social es el contenido de Trpico, junto con la desesperacin de todos los que sufran el proceso de prole tarizacin. Sus personajes razonan, ven su situacin de impotencia ante el extrao dominio; sufren las injusticias y se revelan de un modo individual, no actan como dirigentes obreros conscientes de su causa. Quieren exterminar fsicamente a los capataces inhumanos y las consecuencias les resultan siempre adversas. Pero queda la denuncia tan realista que parece documento histrico. Caceres, uno de los personajes, en dilogo con don Goyo, se refiere a las compaas del banano en la forma siguiente. "Adems, pensemos que hemos regalado al extranjero las mej ores tierras de Honduras. Lo ms rico. Lo ms prometedor, lo que pudo ser la riqueza nacional ms grande. Y con las tierras dimos tambin las aguas de nuestros ros y las maderas de nuestros bosques. As como el oro y la plata del subsuelo. 19 Pero yo no culpo exclusivamente a las compaas, ni a . los empresarios. Muchos antecesores nuestros son tambin culpables de estas anomalas. Caudillos y polticos ambiciosos .que no repararon en el dao que causaban a la nacin; a las generaciones que iban a surgir despus de ellos y las dejaron encadenadas a compromisos a cambio de dinero y armas para botar gobiernos. Paisanos inescrupulosos que en el poder o fuera de l traficaron con la tierra, con el agua, con la mader a, t r as pas ando o vendi endo concesiones al extranjero. . . " Como se ve, la denuncia es completa y es actual. Esta novela postuma de Marcos Carias Reyes, prosista de primera clase, inconclusa como la vida misma del autor, pinta con fidelidad la realidad de hoy. Su publicacin constituye un acierto de la Universidad Nacional Autnoma de Honduras, no slo porque al editarla nos pinta una imagen diferente del Marcos Carias Reyes que conocamos en La Heredad, sino porque contribuye con su fuerza narrativa a que el lector piense en que tal vasallaje econmico debe tener la pronta respuesta de las nuevas generaciones an no domesticadas por el sistema - de corrupcin poltica, all donde el imperialismo interviene en forma decisiva. Tegucigalpa, febrero de 1971. 20 LOS ILUSTRES Y TRGICOS RAMONES Un hado trfico presidi la vida Marcos Carias Reyes de nuestros ilustres Ramones. RAMON ROSA En el c a mp o de l p e n s a mi e n t o hondur eno centroamericano, durante el siglo pasado, se alzan dos figuras seeras. La figura austera y aristocrtica del Sabio Valle, en los albores. Y la figura simptica y revolucionaria de Ramn Rosa, en las postrimeras. El primero habla con la voz profunda y misteriosa de las sibilas; en el segundo se escucha la palabra humana de los augures. El pensamiento del Sabio es ms severo, ms hondo, ms adusto. El pensamiento del joven revolucionario es ms gil, ms brillante, ms colorido. Pero., sobre las distancias, en altura de ideales y en profundidad de concepciones y en intensidad de amor a esta tierra, se estrechan las manos augustas. Llega Ramn Rosa a Honduras con la inquietud de movimiento revolucionario liberal triunfante en Guatemala, acompaando a otro hombre ilustre; a otro hombre que no dio de s todo lo que era dable esperar, en materia de capacidad administrativa, de ciencia del gobierno y en concepto de pensamiento poltico y social madurado por la experiencia y el estudio. Llega Ramn Rosa lleno de inquietudes e inyecta esas inquietudes, aquellas ansias de renovacin, aquel talento, aquella elevacin de propsitos, al orden poltico en el que es figura prominente. Se califica la Administracin del Doctor Marco Aurelio Soto como la era 21 del Renacimiento hondureno. Ramn Rosa fue, despus del Mandatario, el factor principal para estructurarlo. Su inteligencia y su mano estn en las obras materiales realizadas durante aquel periodo en el cual las pasiones salvajes se dieron tregua y las fieras hirsutas fueron a esconderse en sus madrigueras: y ms sealadamente, en la obra cultural. Adems de su gestin en el Gobierno, Ramn Rosa se da, pleno y vibrante, a la Literatura. Antes que Ministro, antes que funcionario, antes qtie poltico, Ramn Rosa era un escritor, un literato, un hombre de pensamiento. Y entre los hombres de pensamiento de que puede justamente ufanarse nues t r o pa s nuestro- pequeo, explotado, dbil y escarnecido pa s. . . ! jqu hombre de pensamiento fue Ramn Rosa. . . ! Su inteligencia y su ilustracin florecieron de modo especial en la Biografa. Nadie, hasta hoy, lo ha superado en su arte magistral para pintar cuadros de tiempos idos y evocar figuras de hombres borrados del mundo por la Seora del Eterno Descanso. Entre todas sus biografas: la del Padre Reyes, Prroco con ideas de revolucionario y espritu de efebo; la del General Francisco Ferrera, sacristn y sastre con capaci dades emp r i cas de est r at ega provinciano y sentimentalismos de poeta romntico; la del bardo Manuel Diguez Olaverry y las otras que escribiera, resalta, por la hermosura del estilo y la amplitud de las ideas, la de Jos Cecilio del Valle. Esto lo ano tamos sin conocer la del General Francisco Morazn, que nos esforzamos por obtener, con ocasin del centenario de Rosa y antes de esa efemrides, para publicarla, sin que nos fuera posible lograrlo. Orador ancho y raudaloso, .como dijramos ya al referirnos a. su personalidad, ios discursos de Ramn Rosa han llegado a nosotros como autnticas expresiones de lo que el talento y el estudio, aunados a un afn muy noble y desinteresado de servir ai pas y a los semejantes, son capaces. Y entre sus magnficos discursos, nos seduce de modo 22 peculiar el que pronunciara en la Universidad Central, al establecerse" un nuevo plan de estudios, el 22 de febrero de 1882. Mucho del pensamiento poltico y literario; muchas galas del estilo de Ramn Rosa son inactuales, en la rotacin de los aos y de las inquietudes de los hombres y de las sociedades; y slo quedan como bel l os adornos que lucieran esplendorosamente en tiempos pasados; pero lo medular, lo trascendental y la visin tan clara y tan dilatada del estadista y del pensador; la visin tan audaz que no respetaba limitados horizontes, ,del hombre de pensamiento que deseaba como lo dese el Padre Reyes, una Universidad que fuera fuente de luz, si la luz es sabidura, estudio, cultura y dignificacin del ser humano, queda en su obra de modo imperecedero. Pero no estamos escribiendo un estudio biogrfico sobre Ramn Rosa. Slo queremos sealar el hado trgico que presidi la vida de nuestros ilustres Ramones. Fuera del gobierno, sin ser ya ministro omnipotente, en el seno de la Patria qu gris, como dice Rafael Heodoro Valle es el crepsculo de aquella existenciai Qu gris, que triste, qu desconsolador! yun final as a los cuarenta y cinco aos de vida! Un crepsculo as de fro, de cruel, en medio de la indiferencia de sus compatriotas, en medio de las pasiones salvajes que estn aullando sobre el escenario poltico, a la vez, trgico y grotesco; tan cerca de las fieras que han abandonado sus cubiles para destrozarse y destrozar! La madre tierra, la tierra que les dio la savia es injusta y dura con esta clase de hombres; porque no son hombres como todos los dems, porque son hombres que la han servido; que, cuando menos, han tratado.de servirla, con esfuerzo y desinters, Cuan generosa, cuan amplia es la Pat r i a con cualquier poHticoide mediocre, con cualquier matasiete semibrbaro, con cualquier pedante lleno de prosopopeya barata, con cualquier especulador de la politiquilla aldeana! Y cuan avara, cuan regateadora es para las glorias legtimas del pensamiento, que son las mejores y 23 ms autnticas y ms puras glorias en este pas! Las fieras hirsutas: la envidia, la calumnia, la estolidez, las comadres que pint el Shakespeare de ios enonnes dramas, como brujas de aquelarre y que ya no cabalgan en escobas, sino que se sientan en mullidos canaps; las almas pequeas y los chacales hambrientos, todo eso ;se confabula contra el pensamiento, contra el idealismo, contra la inquietud, contra la dignidad. Y los hombres que no nacieron para ser hienas ni para ser serpientes han de vivir opacados, tristes, aislados; en una batalla annima y tesonera que se libra desde el cuarto de estudio adonde no llegan los ruidos de la bacanal; en una lucha amarga de ngeles rebeldes contra los dioses que presiden en las sociedades. As vemos a Ramn Rosa en sus das postreros y segn cuentan sus bigrafos: amargado, decepcionado, buscando sedantes o estimulantes en el licor, intoxicndose de nostalgias, de pesares y de alcohol, enfermndose y destruyendo su organismo! Y en tanto, en la feria de las vanidades aldeanas, unos cuantos mediocres y unas cuantas comadres exhiban su cretinismo y su insensatez. RAMON REYES Pensar causa aao. Felices los hombres que nacieron sin cerebro! Ramn Reyes naci con esa que entre nosotros es casi, que la Divina Providencia, o el blanco Jess, o Al y su Profeta me perdonen !a blasfemia, es casi una maldicin, pero algo como la clsica jettatura marca los paales de los hombres que nacen con el maravilloso invento de la naturaleza llevado a un grado ms o menos superior de perfeccin.. Dgalo el Dante, que en sus amarguras concibi la Divina Comedia; dgalo don Miguel de Cervantes y Saavedra a quin no vali ser padre de don Quijote -el hombre idea y de Sancho e hombre panza, para dar con sus huesos en a crcel. Dgalo Byron, cuyas tempestades nacieron de su 24 situacin incmoda en el medio donde viva. Dgalo Nietzsche cuya misantropa est ms que justificada si se observa a los hombres. Dgalo Mariano Jos de Larra, el que tena el. espritu fino como un estilete, pero no pudo abrir un agujero de claridad en el muro de su poca y termin destrozndose e. maravilloso instrumento de pensar. . . Ramn Reyes naci pensando y de ah que pasara sus das leyendo y meditando, a ratos aislado y hurao; aveces, i mpedi do por ese impulso de generosa y espontnea fraternidad que nace en los espritus puros, en camaradera cordial y risuea con sus discpulos. Porque Ramn Reyes gustaba del hermoso trabajo de abrir surcos de luz en la conciencia del nio y del adolescente. Y por eso fue Maestro. Maestro, no en el sentido en que el utilitarismo y la corrupcin moderna aceptan este vocablo. Sino Maestro en-el sentido alto y ejemplar, ejemplar por la devocin, por la vocacin y por el respeto a l, conque lo adoptaron y lo sirvieron nuestros educadores y educadoras de antao, de los cuales no quedan abundantes retoos. Eso de nacer para pensar y de aislarse para pensar mejor; eso de soar y divagar; eso de tener en la cabeza cosas absurdas q brillantes; eso de ir viendo ms all de los tejados de enfrente y de adelantarse a los dems; eso de dialogar sin sonidos con los muertos que estn vivos para los hombres que piensan, que sienten y que suean; eso y muchas cosas ms no lo perdonan las gentes o cierta clase de gentes. Adems de Maestro, Ramn Reyes naci poeta y prosista. El asunto se complic en el medio pueblerino donde retozaban las fieras pasiones y donde echaba chispas el machete de los corta-cabezas consagrados por la mediocridad; de los corta-cabezas que contribuyeron a cercenar el t er r i t or i o nacional, directa o indirectamente; de los corta-cabezas a cuyas ambiciones, rencores e ignorancias se deben las intervenciones extraas y las ofensas que ha sufrido por dbil! nuestra Honduras; los corta-cabezas que en consorcio con los especuladores polticos entregaron al 25 extranjero lo mejor de nuestras tierras, de nuestras minas, d nuestros bosques y de nuestras aguas; triste situacin la de los hombres que en Honduras han nacido con capacidad para pensar y con la inquietud de soar! Ya dejamos atrs :a Ramn Rosa extinguindose, derrotado, despus de haber hecho tanto bien. Ahora tenemos a otro Ramn; un Ramn de veinticinco aos: Maestro, orador, escritor y poeta, muriendo acribillado a balazos por una escolta, cerca de San Antonio del Norte, en medio de una de las trgicas y ridiculas zambras que hemos dado en llamar: revoluciones. Tena en el espritu los aromas romnticos que saturaron a los de aquella generacin que nos dio tambin a Manuel Molina Vijil; sus poemas dejan ver el rostro del Hugo anciano con su poblada barba nivea; y del Lamartine, hermoso y aguileno del "Lago"; la melancola, la taciturnidad, la nostalgia de los crepsculos amarillos cuando caen las hojas de otoo. Su prosa, en la cual se revela un pensamiento ya serio y medular, pese a su juventud, transparenta los estudios del licenciado y Maestro Reyes en las duras disciplinas de la Filosofa y sus discursos elevan ante el recuerdo fiel la estatura de un orador que prometa llegar a las cimas elevadas de donde se despean los torrentes suntuosos. Pero las balas cortaron aquella existencia fecunda y prometedora, en una tonta aventura, que en la mente del joven idealista quizs ofreca las caractersticas de epopeya por las libertades pblicas, tan manoseadas por los demagogos y los oportunistas. JUAN RAMON MOLINA El guila no cay fulminada por un rayo de Jpiter Tonante. No descendi en vertiginoso vuelo desde las inmensidades azules y fras hasta las cumbres rutilas o los verdes valles. ;No. El guila tuvo una muerte triste y lamentable. 26 El magnfico cantor de las "manos liliaes, como hostias consagradas", que en sus poemas y en sus prosas revela aquella inquietud abscridita y tan honda de Porfirio Barba Jacob, el poeta inmenso, tan inmenso que salvadas las distancias de tiempo y de poca literaria, slo cabe comparar con Rubn Daro, sobre todos los poetas modernistas, moder nos y vanguardistas de las ltimas dcadas; el torrentoso panida de La Salutacin a los Poetas Brasileros y del Ro Grande; el orfebre sutil y delicado, otro Benvenuto que trabajara con la pluma y no con el cincel, de la Pesca de Sirenas y A Una Virgen; el prosista florido y exuberante del prlogo para Annabel Lee; llega al- final de sus das, misrrim ament, en una taberna del suburbio de Aculhuaca. Y para quien no hubo, mientras ambulaba pobre y necesitado por las calles de la capital cuscaleca, una mano que se abriera con la amplitud que mereca; mientras los diarios regateaban el precio de sus artculos; para quien no hubo brazo que lo evantara de la postracin, abundaron, ya muerto, los ditirambos, los discursos, los extemporneos lamentos, los falsos eptetos de "hermano",'"gran poeta", "alto espritu" y toda la farsa que la humanidad se gasta con los muertos; con los hombres que, vivos, ha escarnecido, calumniado y sumido - en la amargura y la decepcin. Quizs algn espritu compasivo; alguna voz fraternal; pero siempre el sino adverso; ei hado trgico ensandose en el nimo y en la materia de estos hombres que nacieron con el cerebro mejor construido que el de la mayora de sus semejantes. . . No es verdad que hace dao nacer con un cerebro as? . . . v En otra ocasin escribimos: "Juan Ramn Molina fue un atormentado. Tormento del medio indiferente. Tormento de las multitudes srdidas y frivolas. Tormendo del cerebro recargado de lecturas donde los hongos venenosos del pesimismo brotan junto a la floracin maravillosa de las serenas concepciones. Tormento de a materia en la cual los apetitos no satisfechos se tornan en anatema contra la vida. 27 Tormento del alma que interroga vanamente y se consume en esperas angustiosas. Singular tragedia de los hombres de pensamiento elevado y temple artstico". Sus pocos bigrafos o los recuerdos de las personas que lo trataron con familiaridad, nos muestran un Juan Ramn Molina altivo, desdeoso y agresivo; otras veces, un Molina, taciturno, callado, hurao y triste; otras veces, un Molina alcoholizado y burln acompaado por gentes muy ajenas a la Literatura, pero que quizs encontraban afectuoso alero en el espritu del poeta por sencillas y francas valen tanto las almas claras, las alias difanas, las almas que la farsa no ha corrompido, las almas que la maldad, la envidia y el egosmo, no han contaminado y que se asemejan a las almas de los nios y de los perros buenos! Pero siempre, Un Molina dual, con vuelos a la cima y cadas a la hondura; descentrado, turbado, atormentado. Esto es lo que se llama "tormento" sin cavernas en los pulmones, sin llagas cancerosas, sin esos suplicios de la naturaleza; tormento del espritu; tormento del cerebro, muy peculiar en los hombres que piensan, que suean, que estudian. Para los analistas, para los mdicos, para los psiquiatras estos son "casos clnicos"; con ellos tiene que ver la Patologa; se habla de neurosis profundas; de ancestros; de factores oignicos; de estimulantes. De tantas cosas abstrusas y difciles. El campo es sumamente amplio y tentador; pero dentro de l hay visiones y figuras de aquelarre. Ya han dicho algunos expertos que el Genio linda con la Locura y que muchas obras geniales son creadas por Nuestra Seora que adopt a Maupassant.. Y que tambin adopt a Ramn Ortega, otro de nuestros trgicos Ramones. Sean unos y otros los factores y las circunstancias, el hecho es que en el predio de la literatura nacional, ya van pasando, grandes, altos, seeros, pero derrotados y vencidos, tres ilustres Ramones; Ramn Rosa, Ramn Reyes y Juan Ramn Molina, muriendo este ltimo en un da, sin duda obscuro, en un sucio tugurio de Aculhuaca, despus que en sus estupendos treinta y tres. 28 aos reg tanta luz, gratuitamente, para iluminar las pupilas de los hombres. RAMON ORTEGA Este delicado poeta, como Rodenbach, quedse dormido a la sombra enorme de la Catedral que nos dejaran los tercos y audaces i nvasores blancos, heraldos de Cristo y exterminadores de indios. A1U, a la sombra de la Catedral, quedse dormido Ramn Ortega. Pero no despus de un banquete digno de im Lculo; n despus de catar e nctar de los pmpanos de Silvano; ni en un rapto de furor. . . No. Se qued durmiendo un sueo plcido, en el regazo de Nuestra Seora a Locura, que ha sido tan prdiga con los grandes espritus. Tal vez el hado trgico que preside en estas vidas ilustres quiso ser compasivo y en vez de arrojarlo a la amargura como a Ramn Rosa; o cedrselo a las balas como a Ramn Reyes; o echarlo a morir abandonado en una taberna como a Juan Ramn Molina, lo dej descansar, perdida la nocin del tiempo, de los seres y de las cosas, en el regazo de la Locura. Y fue una locura iluminada con fulgores de libras esterlinas y de gemas raras, quizs las gemas raras como pupilas de mujeres, como miradas de Antinoo, que iluminaron la demencia del Seor de Phocas; una locura llena con rumor de crinolinas y de capas y de tizonas que siglos atrs llenaran los atrios de los templos coloniales de la antigua Valladolid. Antes de penetrar en esa sombra de misterio, el poeta haba visto a los hidalgos atisbar cerca del balcn de la castellana, en las noches blancas d luna; haba odo la cancin del grumete en los mares iridiscente; ."el mar es malva y plata; sobre el oleaje vuela y se pierde a lo lejos la fugaz cantinela" y haba aorado "el constante perfume de un amor de mujer"; y cuando Nuestra Seora la Locura decidi adoptarlo como adopt a Schopenhauer, el inmenso y profundo auscultador del alma humana, que de tanto 29 estudiarla y conocerla, se volvi loco, le hizo el sealado favor de permitirle que siguiera dialogando con los hidalgos y las infanzones; con los prelados y los ediles; con las marquesas y los pajes. ... La coincidencia es llamativa. Unos Ramones que - t er mi nan i nt oxi cndose, llenos de ocultas rebeldas indomeables; porque, eso es lo ms duro, cuando elespritu no quiere ceder; cuando no quiere rendirse ante la evidencia cruel y aplastante; frente a la realidad con aspecto de gorgona donde imperan el ceo adusto de ios dmines de la aldea y la nariz de ave de rapia de los fenicios del pueblo, alternando con las lenguas viperinas de las comadres y el gruido de las piaras. El espritu trata de luchar, de : sobreponerse, de iluminar, de vencer. Y as surge el Ginebrino, surtidor altsimo pero sombro, lanzando sus anatemas y colocando en el lugar que merecen, dentro de los calderos del Infierno, a los ingratos, a los difamadores, a los codiciosos, a los envidiosos, a ios perversos; x as habla Zaratustra desde la cima de su desdn por lo pequeo y lo ruin con palabras que hacen pensar en el San. Juan' del Apocalipsis; as estalla la ira de Byron, de Hugo, de Chocano; as se dibuja la tremenda sonrisa de Volaire y as suena la carcajada de Rabelais; as discurre la austera leccin de la Bruyere; la serena meditacin de Montaigne y la aguda stira de Larra; igual que en los tiempos antiguos estallla clera d Esquilo, la risa de Aristfanes y la imprecacin de Tcito. Pero en la batalla que libran contra las fuerzas de la ignorancia,'de la estulticia y de la maldad, no siempre resultan vencedores los grandes espritus. El cuadro es desconsolador, porque el desfile de los vencidos es inmenso, en la Filosofa, en las Artes, en la Literatura. . . Y cuando no apelan al txico que mata fulmnea o lentamente; echan mano del arma, serenos y paganos como Petronio, desesperados como Manuel Acua; o terminan sus das claudicantes, de hospital en hospital como Verlaine, . a la sombra de las alas negras de la Locura. 30 RAMON PADILLA COELLO Este es el efebo, el benjamn de los trgicos e ilustres Ramones. Recuerdas, Ramn Padilla Coello cuando escribiste tu Virgen Desnuda atrayendo ia condenacin, clerical? Hace tantos aos. No, No hace muchsimos aos, pero en el pasado que va quedando atrs, cada da, cada hora ms atrs; en la caravana de las nimas, de los rostros, de las cosas, de los aromas, de las poesas, que va pasando vertiginosamente parece que ests tan lejos! Espritu contradictorio cundo un espritu inquieto, con inquietud de arte, de conocimiento y de superacin, no es contradictorio? Ramn Padilla Coello quiso amblar por las llanuras de Sancho Panza, con las divagaciones y las excentricidades de un trovador medieval y bohemio. Y ni la bohemia ni el desasimiento de la realidad son posibles en un mundo en el que reina, amo y seor,el Becerro de Oro; en un mundo en el cual moran los hijos de la loba -que no slo Rmulo y Remo son hijos de l oba- sino los hombres todos, al decir del amargo pensador, es conveniente andar con los pies bien puestos sobre la tierra y la cabeza muy firme sobre les hombros. Y a los sueos hay que ponerles amarras para que no nos arrastren. Es el efebo por su juventud risuea, despreocupada y bquica. El alegre Dios que los griegos, siempre armoniosos y brillantes, crearon y dieron preferente lugar en su mitologa, llena de dioses bellos y fuertes, arquetipos de perfeccin, tal como los hijos de Atenas queran ver a los hombres, acompa en su raudo paso por el mundo al rapsoda hondureno, porque Ramn Padilla Coello tena mucho de aquel l os cant or es emp r i cos; di aquellos cantores el ement al es, primigenios, aurrales y cristalinos. Ni bibliotecas, ni escuelas, ni tcnicas, ni dmines haban dejado su peso trascendental y abrumador sobre su espritu de pjaro 31 y de prvulo. Y as cantaba con-la espontaneidad conque canta el agua sobre las piedras del despeadero o el jilguero en la montaa obscura, cobijada de neblinas. No obstante esto, el hado trgico tambin surgi con l. Al nacer este poeta, el hado d los Ramones que le han precedido .se irgui cerca de su cuna. Y le acompa en el transcurso de su vida. Para dejarlo en manos de la Gran Silenciosa, cuando apenas haba escapado de la adolescencia; en una fuga sonriente y luminosa, hacia los abiertos predios de la juventud que es mpetu y creacin. Como a Ramn Reyes, el destino fatal lo devolvi a la tierra por el camino que el plomo abri. Y antes de cerrar este captulo en el cual han desfilado, vencidos, derrotados, amargados, por la envidia, la incomprensin, la hostilidad del ambiente, las mil y ua circunstancias adversas, cinco Ramones merecedores de mejor suerte, consagramos un recuerdo fiel a la memoria de aquel otro Ramn, de Ramn Carias Reyes inteligencia y corazn que comparte con ellos el triste y duro privilegio de haber nacido bajo el signo tan desconsolador. Tegucigalpa, Invierno del 49. Surco, Tegucigalpa, Nos. TV-y V, julio y agosto 1949. 32