El Sí de María

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EL SÍ DE MARÍA

1. PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS

Padre, Padre, Padre,


me pongo en tus manos.
haz de mi lo que quieras,
sea lo que sea te doy las gracias.
Lo acepto todo, con tal que
tu voluntad se cumpla en mi
y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Padre,
no deseo nada más.
Yo te ofrezco mi alma, y te la doy
con todo el amor de que soy capaz.
Porque deseo darme,
ponerme en tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque tú eres mi PADRE.

2. INVITACIÓN

Nos encontramos aquí reunidos para tener un momento de oración.


En este momento de oración detengámonos y dejemos a un lado los pensamientos y
las cosas que nos preocupan y pongámonos en presencia del Señor.
Con la certeza de que Dios se encuentra en medio de los que se reúnen en su nombre
reflexionemos e intentemos conocer que es lo que quiere Dios de nosotros, hacia donde
hemos de orientar nuestra vida.

3. LECTURA

La Anunciación
Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada
Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre
de la virgen era María. Y entrando donde ella estaba, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
es contigo.” Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en
el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será
llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre
la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.” María respondió al ángel: “¿Cómo
será esto, puesto que no conozco varón?” El ángel le respondió: “El Espíritu Santo vendrá
sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo
y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su
vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es
imposible para Dios.” Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mi según tu
palabra.” Y el ángel dejándola se fue.

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4. REFLEXIÓN

La juventud alcanza su riqueza verdadera cuando es vivida principalmente como


tiempo de reflexión vocacional.
El diálogo del joven, de la joven con Jesús ofrece a Jesús la ocasión para revelar la
especial intensidad con la que Dios ama a aquel o a aquella que se pone ante El y le mira.
Este diálogo revela también cual es la respuesta que Dios da a quien vive la propia juventud
como tiempo de orientación espiritual. La respuesta es: “Sígueme.”
Aquel diálogo manifiesta además, que la atención y ternura de Jesús pueden quedar
sin respuesta. Y la tristeza es la consecuencia de opciones de vida que alejan de El.
Hoy se requiere una Iglesia que sepa responder a las preguntas, inquietudes y
necesidades de los jóvenes.
Jesús nos pide una Iglesia para los jóvenes porque Jesús quiere dialogar con los
jóvenes a través de su Iglesia.
Se necesita una Iglesia para los jóvenes, que sepa hablar a su corazón, caldearlo,
consolarlo, entusiasmarlo con el gozo de Evangelio y la fuerza de la Eucaristía; una Iglesia
que no tema pedir mucho, después de haber dado tanto; que no tenga miedo a pedir a los
jóvenes el esfuerzo de una noble y auténtica aventura, cual es la del seguimiento evangélico.
Los miembros de la Iglesia debemos proponer y acompañar las diferentes vocaciones;
en especial aquellas que parecen orientarse hacia el sacerdocio y hacia la vida religiosa.
Los cristianos somos guardianes y mensajeros de una respuesta que los jóvenes nos
piden para solucionar sus interrogantes, sus expectativas, sus inquietudes. Los cristianos
estamos invitados por el Señor a desvelar al joven el sentido último de la existencia, que ha
sido y es la preocupación primera de toda la humanidad.
Los cristianos debemos favorecer el encuentro, el diálogo de los jóvenes con Jesús.
Toda la Iglesia rece con esperanza. consciente de que las vocaciones son un don que
se ha de implorar con la oración y merecer con la santidad de vida.

(Tomado del Mensaje del Santo Padre para la XXXII Jornada Mundial de Oración por las
Vocaciones.)

5. PETICIONES

1 .Por todos nosotros para que estemos atentos a lo que quiere el Señor, para poder realizar su
voluntad. ROGUEMOS AL SEÑOR

2.Por todas las personas que tienen inquietud vocacional, para que presentándose con
humildad a Dios, escuchen lo que El les pide. ROGUEMOS AL SEÑOR

3.Por aquellos que han dicho sí al Señor, para que sean consecuentés y continúen al servicio
de Dios. ROGUEMOS AL SEÑOR

4.Para que Dios, dueño de la mies, mande obreros a su mies. ROGUEMOS AL SEÑOR

5.Por todos nosotros para que nos acerquemos a Dios y dejemos que sea El quien nos indique
el camino que hemos de seguir. ROGUEMOS AL SEÑOR

6.Para que sigamos el ejemplo de María, quien durante toda su vida estuvo atenta a los signos
que Dios ponía en su camino, aún sin entender algunos de ellos. ROGUEMOS AL SEÑOR

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7.Para que Dios ayude y bendiga a todos los que han escuchado la llamada y han decidido
seguirle de cerca. ROGUEMOS AL SEÑOR

8.Por todas las personas que entregan su vida a Dios como lo hizo María, para que el Señor
las colme de gozo y alegría en su quehacer diario. ROGUEMOS AL SEÑOR

9.Para que iluminados por el ejemplo de María las nuevas generaciones, llenas de amor
generoso, confíen en el Señor y a Él consagren sus vidas. ROGUEMOS AL SEÑOR

10.Por las personas dedicadas a los demás y en especial por todos los misioneros para que el
Señor les ayude y les dé la fuerza necesaria para continuar con su trabajo. ROGUEMOS AL
SEÑOR

A María, que en su juventud vivió la extraordinaria llamada a ser toda de Dios y toda
del hombre en el admirable misterio de Verbo Divino, confiamos todos los jóvenes del
mundo y todos aquellos que, caminando con ellos, se hacen sus guías en el sendero que
conduce a la perfección. La Madre del Redentor interceda para que la vida de la Iglesia
engendre nuevas vidas y para que todos lo cristianos sepamos revelar al mundo que no hay
verdadera humanidad si no nos comprometemos a vivir como Dios quiere.

6. ORACIÓN VOCACIONAL

¡Oh Virgen de Nazaret!


el sí que pronunciaste en tu juventud
marcó tu existencia
y llegó a ser grande 7. CANTO FINAL
como tu misma vida.
¡Oh, Madre de Jesús!,
en tu “sí” libre y gozoso MARIA LA MADRE BUENA
y en tu fe activa
tantas generaciones y tantos educadores Tantas cosas en la vida
han encontrado inspiración y fuerza nos ofrecen plenitud,
para acoger la Palabra de Dios y no son más que mentiras
y para cumplir su voluntad. que desgastan la inquietud.
¡Oh, Maestra de vida!, Tú has llenado mi existencia
enseña a los jóvenes al quererme de verdad.
a pronunciar el “sí” Yo quisiera, Madre buena, amarte más.
que da significado a la existencia
y hace descubrir el “nombre” escondido por Dios AVE MARIA, AVE MARIA,
en el corazón de cada persona. AVE MARIA, AVE MARIA.
¡Oh, Reina de los Apóstoles!,
danos educadores prudentes, En silencio escuchabas
que sepan amar a los jóvenes y hacerles crecer, la palabra de Jesús
guiándoles al encuentro de la Verdad y la hacia pan de vida
que los hace libres y felices. ¡Amén! meditando en tu interior.
La semilla que ha caído
ya germina y está en flor.
Con el corazón en fiesta cantaré.

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