Nueva Obsidiana - JANE JACOBS
Nueva Obsidiana - JANE JACOBS
Nueva Obsidiana - JANE JACOBS
1.
Este libro es consecuencia de mi curiosidad respecto a por qu algunas ciudades crecen, y por qu otras se estancan y decaen. Afortunadamente he podido basarme, en gran parte, en los datos, vlidos segn mi criterio, de muchos investigadores, sobre todo historiadores y arquelogos. Pero no he adoptado necesariamente sus interpretaciones del contenido de los datos, en mi esfuerzo por desarrollar una teora del crecimiento econmico urbano. Entre las muchas sorpresas con que me encontr en el curso de este trabajo, una me desconcert en especial. Contradeca notablemente muchas cosas que yo haba dado siempre por sentadas. A primera vista, pareca ir contra el sentido comn, y de hecho iba. Me refiero a que el trabajo que consideramos usualmente rural, se ha originado no en el campo, sino en las ciudades. La teora ms comnmente aceptada en muchos sectores economa, historia, antropologa da por supuesto que las ciudades se construyen sobre una base econmica rural. Si mis observaciones y mis razonamientos son correctos, sucede todo lo contrario: las economas rurales, incluido el trabajo agrcola, se construyen directamente sobre la base de la economa y el trabajo urbanos. Hasta tal punto la teora (yo dira el dogma) del precedente agrcola va implcita en los presupuestos convencionales sobre las ciudades> que me propongo tratar de ello en este captulo como requisito para abordar el resto de los problemas. En los captulos que siguen describir lo que he podido descubrir sobre cmo crecen las ciudades, tratando cada sector del proceso de crecimiento por separado. Este primer capitulo constituye> por tanto, un prlogo.
La historia de la ciencia demuestra que las ideas universalmente aceptadas no son necesariamente ciertas. Sucede asimismo, que slo despus de haberse probado la falsedad de tales ideas se hace patente cun nefasta y perjudicial ha sido su influencia. Para citar un ejemplo, baste recordar que, durante miles de aos, hombres por otro lado inteligentes crean que los pequeos animales que aparecan en la comida podrida y en las aguas estancadas nacan y se producan por generacin espontnea. Se daba por supuesto que su medio, no slo los alimentaba, sino que tambin los creaba a travs de un
proceso llamado generacin espontnea. Tal teora no fue puesta en duda hasta el Renacimiento, cuando un fsico y poeta florentino demostr que las larvas no aparecan si la comida se aislaba de las moscas, de lo cual dedujo que la nueva vida proceda de otra vida ya existente. Pero, justo cuando iba ganando aceptacin su descubrimiento, se invent el microscopio. Mediante l, partculas de vida hasta entonces invisibles, dejaron de serlo. Su presencia fue enseguida interpretada como nueva prueba de la generacin espontnea, y as el dogma se mantuvo durante dos siglos ms, apoyndose, irnicamente, en los descubrimientos de la ciencia, hasta que fue destruido por Pasteur en el siglo XIX. Pasteur repiti el experimento del florentino usando bacterias en lugar de moscas como animales de experimentacin, y vino en lugar de alimentos, como medio. Sus descubrimientos fueron violentamente atacados por los ms eminentes bilogos de su poca, a causa de que los nuevos conocimientos invalidaban la mayora de lo que ellos conocan sobre biologa. Aunque el dogma de la generacin espontnea, de modo inmediato, nicamente explicaba los orgenes de pequeos organismos, su creencia en l haba alterado sutilmente otras muchas observaciones y teoras biolgicas. Haba eliminado como ya explicadas algunas cuestiones muy interesantes, como la de la forma de multiplicacin de los animales unicelulares, y paralizado por tanto la investigacin y la comprensin de las clulas en general. Por otro lado, muchos bilogos haban consagrado sus vidas a la racionalizacin de los nuevos descubrimientos de acuerdo con el error tradicional; los bilogos de mayor reputacin, eran frecuentemente los autores de las racionalizaciones ms sutiles y elaboradas. Creo que, del mismo modo, nuestra visin de las ciudades, y tambin del desarrollo econmico en general, ha sido deformada por el dogma de la precedencia agrcola. Me propongo demostrar que este dogma es tan fantstico como la teora de la generacin espontnea, y que constituye, al igual que sta, un vestigio de la historia intelectual predarwiniana que ha persistido a travs del tiempo hasta nuestros das. El dogma de la precedencia agrcola afirma: primero surge la agricultura, despus las ciudades. En tal dogma, va implcita la idea de que, en los tiempos preneolticos, los cazadores vivan nicamente en grupos pequeos y econmicamente autosuficientes; proveyndose de alimentos, construyndose ellos mismos sus armas, sus instrumentos y otros bienes manufacturados. Se pensaba que, hasta que alguno de estos grupos primitivos no aprendi a cultivar el grano, y hasta que no surgi la ganadera, no aparecieron aldeas de forma estable y fija; y que hasta despus de construirse tales aldeas, no aparecieron divisiones complejas del trabajo, grandes proyectos econmicos, ni fue posible una complicada organizacin social. Se supona que estos avances, unidos a un supervit de alimentos agrcolas, haban hecho posibles las ciudades.
Una escuela de pensamiento, la ms antigua, sostiene que las ciudades se desarrollaron lenta, pero directamente, de los ncleos de poblacin, que eran en un principio simples unidades agrcolas que gradualmente se hicieron mayores y ms complejas. Otra escuela afirma que las ciudades fueron organizadas por guerreros no agrcolas, que colocaban a campesinos a trabajar para ellos a cambio de protegerles de otros guerreros. En ambas versiones, el alimento, producido por el trabajo y los trabajadores agrcolas, se supone que es base in. dispensable de las ciudades. Este orden primero los ncleos de poblacin agrcola, despus las villas y por ltimo las ciudades es evidente que slo explica el origen de las primeras ciudades. Pero tal supuesto ha influido en la idea de lo que las ciudades son, y de cul puede ser su lugar tanto en el esquema econmico actual como histricamente. Si es cierto que las ciudades no pueden haberse desarrollado antes de la aparicin de los poblados agrcolas, debemos suponer que el desarrollo de la agricultura y de los recursos rurales en general, es bsico, y que las ciudades, puesto que se apoyan en el desarrollo rural, son secundarias. Por tanto, los ncleos de poblacin con seguridad, y las villas probablemente, parecen ser ms importantes para la vida humana que las ciudades. De ello se sigue tambin que las ciudades diferiran bsicamente de los poblados ms pequeos por ser mayores y ms complicadas, o por constituir el asiento del poder. Todas estas consecuencias lgicas del dogma de la precedencia agrcola original, estn implcitas muchas veces como presupuestos no formulados en los modernos proyectos prcticos de desarrollo econmico planificado. No son meras concepciones acadmicas. Tanto en los pases marxistas como en los capitalistas, se usan estas ideas como supuestos de trabajo. Las ciudades han sido durante mucho tiempo reconocidas como rganos primarios de desarrollo cultural. Es decir, de las vastas e intrincadas colecciones de ideas e instituciones denominadas civilizacin, y no es mi intencin tratar este punto. Mi propsito ahora es, ms bien, mostrar que las ciudades son tambin rganos econmicos primarios. Para explicar cmo puede ser esto, tratar en primer lugar de las relaciones, actuales e histricas, entre la ciudad y el trabajo rural; despus imaginar lo que deben haber sido tales relaciones en los tiempos prehistricos, y finalmente indicar por qu de modo habitual se sostuvo la teora contraria.
Puede verse fcilmente en el mundo actual, que la agricultura no sera ni siquiera pasablemente productiva si no incorporase muchos bienes y servicios producidos en las
ciudades o trasplantados de ellas. Los pases predominantemente rurales tienen la agricultura ms improductiva. Por el contrario, los ms urbanizados son precisamente los que producen mayor abundancia de alimentos. Hace poco tiempo los Estados Unidos y el Mercado Comn Europeo se enzarzaron en lo que se llam la guerra de los polios. Cada uno intentaba colocar al otro su supervit de polios. Pero esto no quiere decir que las economas industrializadas y urbanas de los Estados Unidos y de la Europa Occidental se basaran en el supervit de pollos. Simplemente producan abundancia de ellos. Al crecimiento de las ciudades sigue el incremento de la productividad agrcola. Las ciudades japonesas iniciaron su crecimiento industrial y comercial moderno en la ltima parte del siglo XIX, y debido a la Segunda Guerra Mundial el Japn se ha transformado en un pas predominantemente urbano. Durante este perodo, aunque los campesinos japoneses eran industriosos y sobrios autnticos modelos de estas virtudes y aunque cultivaban sus tierras con gran cuidado, ni ellos ni la poblacin de las ciudades, estaban bien alimentados. El arroz era el alimento bsico; la dieta de muchos japoneses consista en poco ms, salvo alimentos silvestres y pescado. El pas, sin embargo, no produca arroz suficiente para alimentar a su poblacin, y una cuarta parte del consumo total deba importarse. Sola atribuirse este grave dficit alimenticio a la escasa porcin de suelo arable que exista en el pas. Pero despus de la guerra, y durante la dcada de los cincuenta, se produjeron importantes cambios en la agricultura japonesa, cambios que no pueden ser explicados con trminos como reforma; realmente los japoneses han hecho progresos que no se han alcanzado en pases donde la reforma de la agricultura, de la propiedad de la tierra y de la vida rural se han hecho de modo ms drstico y audaz. Lo que sucedi en Japn, aunque admirablemente efectivo, era lgico. Al principio, el mundo rural comenz a recibir gran cantidad de fertilizantes, mquinas, energa elctrica, equipos refrigeradores, productos de la investigacin vegetal y animal, y una variedad de otros bienes y servicios producidos en las ciudades, en las mismas ciudades en que existan ya los ms ricos mercados de vveres. La agricultura japonesa alcanz rpidamente un grado de productividad que se hubiera credo inasequible. En 1960, aunque la poblacin era un 25 % superior con relacin a la preguerra y el consumo total de arroz haba aumentado, las granjas japonesas suministraban todo el arroz del Japn; no se import ms. An ms interesante es que el consumo per capita de arroz disminuy un poco, pero no a causa de escasez, sino como un fenmeno similar a la disminucin fija y gradual en el consumo de fculas en Estados Unidos. Esta disminucin era debida a la posibilidad de una comida ms abundante y variada. Los campesinos, adems de producir ms arroz, iban a producir mucha ms leche y otros pro-duetos lcteos, pollos, huevos, carne, fruta y vegetales; de tal forma que los
japoneses no slo iban a comer ms, sino mejor que antes. Actualmente, cuando Japn importa comida y paga por ella con productos industriales, importa carne y no arroz. S las ciudades japonesas modernas hubieran esperado para crecer a que un supervit de productos rurales soportara tal crecimiento, estaran todava esperando. Japn, reinventando su agricultura, ha conseguido brusca y rpidamente lo que los Estados Unidos consiguieron de modo ms gradual y Europa Occidental ms gradualmente an. Cre productividad rural sobre una base de productividad urbana. No hay razn que impida a otras naciones hacer lo mismo, incluso ms rpidamente. La moderna agricultura productiva ha sido renventada gracias a cientos de innovaciones exportadas de las ciudades al campo, trasplantadas al campo o imitadas en l. Estamos acostumbrados a considerar estas innovaciones como grupos generales ms que como grupos abstractos: fertilizantes qumicos, sembradoras mecnicas, cultivadoras, segadoras, tractores y otros sustitutos de los animales de tiro y del trabajo manual; refrigeracin mecnica; tuberas, bombas y otros modernos equipos de riego; laboratorios para la investigacin de las enfermedades de plantas y animales y de su control; anlisis del suelo y sistemas de previsin del tiempo; tecnologas de conserva, congelacin y desecacin; mtodos de educacin profesional agraria..., la lista es larga. Sin duda pueden hallarse con frecuencia fbricas de abonos, fbricas de tractores, plantas de produccin de energa elctrica, situadas en el mundo rural, lejos de las ciudades. Pero estas actividades no fueron creadas all. Y no porque los campesinos y otros habitantes del mundo rural sean menos capaces de hacerlo que los habitantes de las ciudades. La diferencia radica en las naturalezas opuestas. de las economas rural y urbana, pues es en las ciudades donde los nuevos bienes y servicios se crean primero. Incluso las innovaciones creadas especficamente para la agricultura, dependen directamente de los primeros progresos del trabajo urbano. Por ejemplo, la primera segadora tirada por mulas de McCormick fue una gran innovacin para el trabajo agrcola; he aqu una mquina que eliminara utensilios manuales y arduos y complejos movimientos. Aunque esta idea y el proyecto de aplicarla al trabajo agrcola fueran nuevos, la misma idea y proyectos similares, ya eran cosa habitual en el trabajo industrial. Y McCormick no habra fabricado la segadora s no hubieran evolucionado antes otros utensilios industriales. La revolucin industrial surgi primero en las ciudades y ms tarde en la agricultura. La electricidad es ahora tan necesaria en la agricultura moderna y en la vida rural, como lo es en el trabajo y en la vida urbanos. En 1935, slo menos de un cinco por ciento de las granjas americanas tena electricidad. La energa elctrica y la gran variedad de inventos en la que es necesaria se sumaron a las economas de una ciudad tras otra; inmediatamente despus a las economas de las villas, y slo muy tardamente a la economa rural. Es absolutamente cierto que a lo largo del tiempo, este proceso se debi a
la aversin de los organismos pblicos a costear la electrificacin rural, as como a sus esfuerzos por impedir que otros lo hicieran. Pero tambin es cierto que estos grandes descubrimientos se utilizaron en las ciudades, y slo despus de probados y desarrollados all, se incorporaron al mundo agrcola. Esta norma es tpica y explica cmo la productividad agrcola va a la zaga de la urbana; porque, realmente, no hay modo de incrementar la productividad rural primero y la urbana despus. Hay numerosos ejemplos que muestran cmo la poblacin rural por s misma es incapaz de solucionar sus crisis alimenticias. El ejemplo de Irlanda es sumamente ilustrativo. Cuando la crisis de la patata azot el pas, en la dcada de 1840, la poblacin no descubri recursos para combatir el hambre, a pesar de ser una nacin de agricultores. Cecil Woodham-Smith describe en The Great Hunger la poltica brutal y estpida de los terratenientes ingleses y de sus tteres locales que fueron incapaces de resolver la crisis. Pero describe tambin la incapacidad irlandesa para aceptar y utilizar cualquier solucin que se intentara. No haba puertos que recibieran los alimentos de socorro en las reas donde la necesidad era mayor, ni medios con que transportarlos al interior una vez desembarcados. No haba molinos para moler el grano enviado como ayuda. No disponan de maquinaria, instrumentos o equipo para construir los molinos, ni de hornos para cocer el pan. No haba modo alguno de distribuir simientes de otros cultivos, ni de proporcionar los instrumentos agrcolas que eran necesarios para tal cambio de cultivo, ni forma alguna de fabricar tales instrumentos. El cultivo de la patata en la Irlanda del siglo xix era un tipo de agricultura mucho ms simple que el cultivo prehistrico del grano. El mtodo y el equipo agrcolas que se consideran ms primitivos y que datan de hace nueve mil aos, o ms, haban desaparecido en Irlanda, y sin la intervencin de las ciudades no haba forma de que la poblacin rural recuperase las viejas tcnicas, y mantena slo las nuevas. Seguramente el irlands haba llegado a esta situacin por permanecer en una economa del hierro y en un estado social de sujecin. Pero el fundamento real de tal sujecin y la razn de que fuera tan efectiva y los hubiera llevado a tal desamparo, radicaba en la supresin sistemtica de la industria urbana; la misma supresin, en principio, que los ingleses haban intentado infructuosamente implantar en las pequeas ciudades de las colonias americanas.
Observar que el equipo para cambiar y desarrollar la productividad del trabajo rural ya existente crece en las ciudades, es una cosa; pero el alcance total de este movimiento como norma de desarrollo no se manifiesta hasta que reconocemos que la misma norma
rige tambin en la introduccin de nuevo trabajo en el campo. Dejemos la agricultura por un momento. Consideremos un movimiento que se reputa normal: el traslado del trabajo industrial moderno de las ciudades al campo. Cuando vemos una fbrica en el campo, no pensamos automticamente que el tipo de trabajo que realiza se origina y desarrolla en el campo mismo. El sostn fue creado por una costurera de Nueva York, Ida Rosenthal, que al principio desarroll su industria en Nueva York, y despus, aguas arriba del Hudson, en Hoboken. Cuando su compaa, Maidenform Brassieres, creci, traslad gran parte del trabajo de produccin a las reas rurales, donde el costo resultaba ms bajo. Las fbricas de la Maidenform Brassieres en la zona rural de West Virginia, emplearon personal local que ya saba coser y que posiblemente haca ya su propia ropa interior, pero esto no demuestra que la manufactura del sostn se desarrollara partiendo de la ropa interior que se fabricaba en West Virginia. Pero no solemos aceptar sin ms, de modo inmediato, que este tipo de trasplantes del trabajo urbano se realzara siglos atrs. Por ejemplo, es comn considerar los telares rurales de Europa industria campesina y suponer que realmente tal industria se desarroll en el campo. Se desarroll all de modo no muy distinto a como lo hizo la manufactura de sostenes en las aldeas de West Virginia. En Europa, en la poca en que empezaron a formarse las ciudades medievales, los telares rurales eran casi siempre una actividad degenerada y estancada, y sus productos muy pobres. Con el tiempo desapareci tal actividad. Entre los siglos xi y xv, los telares europeos experimentaron una revolucin en las ciudades. En realidad, desde un punto de vista prctico, casi se crearon nuevamente en ellas. Los telares, las cardadoras, los tintes, los mtodos de acabado, la divisin del trabajo, el mercado, todo cambi. Y cambi porque los especialistas de la industria y los gremios que los institucionalizaban tejedores, desmontadores, bataneros, tintoreros, paeros, etc. se formaron pri~ meramente como organizaciones ciudadanas, no como organizaciones rurales. George Unwin, historiador econmico de principios de siglo, seala en sus Studies in Economic History: Dos generaciones antes de la poca de Shakespeare, la manufactura del tejido se haba extendido rpidamente por los distritos rurales, con gran alarma de los viejos centros urbanos de la industria. Los artesanos de las villas se lamentaban amargamente de la competencia...
plantado a la Europa rural, al final del Medioevo y en la poca del Renacimiento, que se transform en una industria aldeana, y en algunos casos en una industria campesina, debido a que los tejedores e hilanderos trabajaban con frecuencia en sus casas. En el Estado de Nueva York, existen hoy depsitos para la conservacin de manzanas en numerosos lugares. El fruto es llevado a estos lugares desde muchas granjas, y es almacenado en un ambiente de bixido de carbono hasta el momento de trasladarlo al mercado. Esto se denomina almacenamiento rural. Pero tales almacenamientos rurales
no se derivan de las viejas bodegas de las granjas. No existen mquinas de control de la temperatura del almacenamiento que deriven de las antiguas neveras de las granjas. As mismo, la gran industria del mueble en Virginia y Carolina del Norte, que emplea campesinos a horas, no deriva de la carpintera local, sino que es una industria urbana trasplantada. Es muy fcil suponer que las formas rurales de trabajo ms antiguas evolucionen o se desarrollen dentro de formas rurales ms recientes de trabajo. ste es el resultado de pensar de modo abstracto sobre categoras de trabajo del tipo de la costura, el tejido, el almacenamiento o el mueble. Es como suponer que un plato de una comida de algn modo evoluciona o se desarrolla a partir del anterior, y acabar por descubrir que cada nuevo plato se trae de la cocina. Debido a que acostumbramos a considerar la labranza como una actividad rural, estamos especialmente incapacitados para advertir que los nuevos tipos de labranza nacen en las ciudades. La creacin de maz hbrido constituy un cambio revolucionario en la agricultura americana; equivala a un nuevo tipo de cultivo del maz. El mtodo no fue desarrollado por los campesinos en sus granjas sino por los cientficos en los laboratorios de New Haven. Fue impulsado, fomentado y dado a conocer por los cientficos y por los editores de los peridicos agrcolas, a quienes result realmente difcil convencer a los labradores de que probaran las desagradables semillas hbridas. Cuando las granjas de trigo del Estado de Nueva York se dedicaron al cultivo de frutales, el cultivo lo promovieron primero, desde Rochester, los dueos de un vivero que abastecan a los habitantes de la ciudad de rboles frutales, parras de uva y arbustos para sus cercados y jardines, y despus demostraron a los granjeros del Valle de Genesee, que no podan competir ya con el trigo del Oeste, que los huertos y las vias eran la alternativa econmica adecuada. Las grandes industrias de cultivo de frutas y vegetales de California no evolucionaron a partir de los antiguos campos de trigo y pastos del Estado, sino que las nuevas granjas californianas fueron organizadas en San Francisco con el propsito de proporcionar frutos, y despus vegetales, para las fbricas de conservas. Pero vayamos algo ms atrs, a la Europa medieval donde las ciudades parecen haber recreado la industria rural de la agricultura, del mismo modo que crearon ms tarde una industria rural del tejido. Despus de la cada de Roma, la agricultura europea se estanc y fue degenerando gradualmente. Aun las granjas modelo de los monasterios, donde las tcnicas y los sistemas de cultivo agrcola romanos se mantuvieron ms tiempo, acabaron estancndose y degenerando. Carlomagno intent revitalizarlos, pero no pudo, y continuaron su proceso de decadencia durante todo el siglo x y la mayor parte del siglo xi, perodo durante el cual comenzaron a crecer las ciudades medievales. A principios del siglo xi, cuando la bulliciosa y pequea ciudad de Pars ya tena una poblacin de miles de personas dedicadas al
comercio y a la manufactura artesanal, el estado de la agricultura rural francesa era, segn nos describen Duby y Mandrou en A History of French Civilization:
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Los campesinos del ao 1000 estaban medio muertos de hambre. Los efectos de
la desnutricin crnica se evidenciaban claramente en los esqueletos exhumados de los cementerios merovingios; la excoriacin de los dientes indica que coman hierba, eran raquticos, y en una aplastante mayora moran jvenes... Nunca haba la suficiente comida para subsistir y la falta de sta se haca peridicamente an ms grave. Durante un ao o dos se produjo una extrema caresta; los cronistas describen grficos y horribles episodios de la catstrofe, evocando complaciente y minuciosamente cmo la gente coma basura y venda piel humana. Si los estmagos estaban vacos y los nios envejecan a causa de las enfermedades antes de la adolescencia, a pesar de la gran extensin cultivable destinada a la agricultura, se deba a que el equipo disponible para extraer de la tierra alimentos era muy primitivo e inadecuado. Habla poco metal, o ninguno; el hierro se reservaba para las armas. En las granjas monsticas ms extensas y avanzadas, que conservaban algunos cientos de cabezas de reses en sus establos, podan disponer de una o dos guadaas, una pala y un hacha. La mayora de los utensilios eran de madera arados ligeros, azadas con los filos endurecidos al fuego, slo tiles en terrenos blandos y para un cultivo imperfecto.
Los productos que las pequeas ciudades compraban en el campo hambriento eran, en gran parte, materiales para ser manufacturados: lana burda, cueros, astas. La comida de las pequeas ciudades no se compona predominantemente de productos agrcolas, sino de aves y pescado. El pescado salado era un alimento tan bsico como el pan y a veces ms. Lo cual, dicho sea de paso, explica que los traficantes de pescado de Londres fuesen comerciantes tan importantes y prestigiosos. Sus inercancas, llevadas a grandes distancias desde Londres, servan para alimentar la poblacin de otras muchas pequeas ciudades comerciales y tambin de fincas aisladas en el campo. Pero las primitivas ciudades medievales dependan en gran parte del grano. Realmente, al usar el grano para el pan, la poblacin urbana estaba comenzando el largo proceso de renovacin de la dieta europea; las gachas y la polenta, no el trigo, haban pasado a ser los platos europeos usuales de cereales en los siglos posteriores la cada de Roma. Los molinos y las panaderas de las primitivas ciudades medievales no eran copia de la industria aldeana o campesina trasladada a las ciudades, sino ms bien un antecedente de ellas. Parte del grano de las pequeas ciudades provena seguramente del mundo rural. Pero otra gran parte, casi la mayora, lo cultivaba la propia poblacin urbana en los campos
que existan dentro y alrededor de las murallas de la ciudad; tales campos proporcionaban el abastecimiento normal de las primitivas ciudades. Y eran las propias ciudades el primer mercado de los instrumentos agrcolas de metal, hechos por sus herreros. Los instrumentos de metal llegaron a ser importantsimos para la Europa rural a partir del siglo xii. En la Europa del siglo xi era an prctica general del campesino usar parcelas de tierra hasta agotar su fertilidad y abandonarlas despus; o tambin cultivar un campo durante varios aos, y dejarlo sin cultivar otros tantos, quemar luego los rastrojos y plantar nuevamente. Carlomagno haba intentado restaurar el viejo sistema romano de alternar dos cultivos, pero sus esfuerzos tuvieron escaso xito, si es que tuvieron alguno, y hasta el siglo xii no se adopt de modo general el sistema de rotacin, y an distinto del practicado por los romanos. En el sistema medieval se sembraba, en una parcela, trigo o centeno el primer ao, avena o cebada (a veces guisantes o judas) en el segundo, y el tercero se dejaba en barbechoj. En el sistema de tres siembras, que es como se denomin este tipo de rotacin de la cosecha, tres parcelas constituan una unidad, estando cada una en una etapa diferente del ciclo, como los cantores en un coro. No era un sistema de rotacin realmente eficiente, pero signific un gran avance, uno de los principales cambios en el complejo conjunto de nuevas prcticas e instrumentos rurales que los historiadores llaman la revolucin agrcola del siglo xII>. Nadie sabe con certeza dnde comenz el sistema medieval de tres siembras, pero algo es evidente: se localiz alrededor de las ciudades. Las reas rurales que lo adoptaron primero fueron las ms prximas a las ciudades y las situadas en las rutas comerciales entre ellas. Su posterior extensin fue ms bien lenta. Tard dos siglos o ms en llegar a los remansos rurales de Europa. Los ltimos lugares en adoptar el sistema de rotacin fueron los ms distantes de las ciudades y los menos influidos por el comercio urbano. A principios del siglo xviii se dio un gran paso en la rotacin de la cosecha, un cambio tan importante que es el centro de la revolucin agrcola del siglo xviii. En el ao de barbecho se plantaron cosechas que no haban sido utilizadas anteriormente en la agricultura rural europea: alfalfa, trbol, y otro tipo de pasto llamado esparceta. Las cosechas de forraje hacan algo ms que dar un descanso a la tierra: renovaban el nitrgeno agotado por el grano y proporcionaban al mismo tiempo alimento para el ganado. El ganado proporcionaba estircol rico en nitrgeno a fertilidad de la tierra de cultivo y el nmero de cabezas de ganado aumentaron considerablemente, haciendo posible el brusco aumento de la poblacin europea que alarm a Malthusi. Dnde se inici el cultivo del forraje y la prctica de introducirlo en el sistema de rotacin en lugar del ao de barbecho? Duby y Mandrou sostienen que fue en los huertos
ciudadanos de Francia un siglo antes, por lo menos, de que se adoptase en la agricultura rural, y que se cultivaba tambin en los campos prximos a la ciudad para alimentar a los animales de tiro de sta como en el caso de la rotacin en el siglo xii, la nueva agricultura se extendi primero a las reas prximas a las ciudades y a lo largo de las rutas de comercio, y fue finalmente adoptada en las reas rurales ms distantes de los ncleos urbanos y menos afectadas por su comercio. y sus productos. Que la agricultura tiene su origen en las ciudades, cuestin que yo me propongo demostrar puede parecer una idea radical y contradictoria. Y, sin embargo, aun en nuestra poca, las prcticas agrcolas nacen en las ciudades. Un ejemplo moderno nos lo proporciona la prctica americana de engordar el ganado vacuno con grano antes de matarlo, prctica que nos ha proporcionado una carne de mayor valor alimenticio. Este trabajo agrcola no naci en las granjas, ni en los ranchos ganaderos, sino en los grandes corrales de ganado de Kansas City y de Chicago. Tales fueron los antecedentes de esta prctica agrcola actual. El engorde de corral es ahora general, pero ha desaparecido en las ciudades para trasladarse al campo. Incluso las plantas de envasado de carne estn en proceso de traslado de la ciudad al campo. A nuestros descendientes puede que les parezca increble que la industria campesina de matanza y conserva de la carne para los consumidores ciudadanos, y la fabricacin de jabn de tocador a partir de grasas animales, fuesen en principio trabajos ciudadanos; tan extrao como nos parece a nosotros que lo haya sido el cultivo de la alfalfa. Tambin en tiempos muy antiguos, las ciudades desarrollaban la agricultura y la ganadera. En las ciudades egipcias del Antiguo Imperio, por ejemplo, se intentaron numerosos experimentos de domesticacin de animales; nos quedan pruebas de ellos en las pinturas. R. C. Bigalke, del McGreaor Memorial Museum d. Kimberley, zologo consagrado a los experimentos actuales de domesticacin de los animales salvajes africanos para el aprovechamiento de su carne, seala que durante los comienzos del Antiguo Imperio: Las hienas se capturaban y se cebaban hasta que engordaban lo suficiente para la matanza; se atrapaban pelcanos para aprovechar sus huevos; se amaestraban mangostas para preservar los graneros de ratas y ratones; y hay indicios de que se formaban rebaos de gacelas Dorcas. Las pinturas muestran tambin bices y dos tipos de antlopes, addax y oryx, domesticados y con collares. El asno y el gato comn fueron domesticados en las antiguas ciudades del Nilo; son animales ciudadanos distribuidos por todo el mundo rural. En consecuencia, tanto en el pasado como en el presente, la separacin que se hace comnmente entre el comercio y la industria urbanos y la agricultura rural es artificial e imaginaria, pues ambos no provienen de diferentes puntos de origen. El trabajo rural, tanto
si consiste en la manufactura de sostenes como en la produccin de alimentos, es, en definitiva, trabajo urbano trasplantado.
La deduccin lgica es que tambin en tiempos prehistricos la agricultura y la ganadera surgieron en las ciudades. Ahora bien, si esto es as, las ciudades deben haber precedido a la agricultura. Para imaginar cmo pudo ocurrir esto y cmo el cultivo del grano y la domesticacin de animales pudo surgir en ciudades preagrcolas de cazadores, intentemos imaginar una ciudad tal. Yo quiero escoger para este fin una ciudad a la que llamar Nueva Obsidiana, y la considerar el centro de un amplio comercio de obsidiana, el resistente cristal natural negro de origen volcnico. La ciudad estar emplazada en la meseta turca de Anatolia. Dos razones justifican tal eleccin. Primero las ruinas de una ciudad, atal Hyk, que muy bien puede haber sido sucesora de mi imaginaria Nueva Obsidiana, y que fue descubierta por un arquelogo britnico, James Mellaart. Est magnficamente ilustrada y descrita en su libro atal Hiiyk. Tenemos as la ventaja de observar cmo se desarroll ms tarde nuestra ciudad imaginaria. Dicho de otra manera, la Nueva Obsidiana que vamos a imaginar es la precursora de otra ciudad cuyas ruinas conocemos, siendo, pues, menos difcil de imaginar que si fuese una ciudad totalmente inventada. La segunda razn de mi eleccin es que la obsidiana, en la parte del mundo donde los estudiosos consideran que surgi por primera vez el cultivo del trigo y de la cebada, fue el material industrial ms importante de comercio; aunque no fuese en absoluto el nico material industrial objeto de comercio all. Por tanto, una ciudad que fuese centro del comercio de obsidiana es una eleccin lgica como metrpoli preagrcola. Desde luego, una eleccin igualmente lgica hubiera sido un centro de la industria del cobre del Cucaso o de los Crpatos durante el mismo perodo, o una ciudad costera que hubiese desarrollado un comercio de conchas. Pero Nueva Obsidiana constituye un adecuado candidato. Aunque la ciudad es imaginaria, describir estricta y minuciosamente su economa. Admitir para Nueva Obsidiana slo los mismos procesos econmicos que aparecen actuando en las ciudades de nuestros tiempos histricos. Aunque la prosperidad de Nueva Obsidiana se funda en el comercio de obsidiana, la ciudad no est emplazada al lado de los numerosos volcanes de la meseta de Anatolia donde existe el negro cristal. Hay, por lo menos, una distancia de unas veinte millas hasta el volcn ms prximo del grupo. Ello se debe a que las tribus cazadoras del Alto Paleoltico, que controlaban los volcanes cuando el comercio se inici, no permitan aproximarse a los
extranjeros al lugar de su esplndido tesoro. En un lejano pasado, haban arrebatado el control del territorio a predecesores menos astutos que ellos. No queran arriesgarse a que la conquista se repitiese con los trminos invertidos. As, desde el ao 9000 antes de Cristo, y posiblemente antes, el comercio de la obsidiana local se haba establecido por costumbre en el territorio de un grupo cazador vecino, que haba pasado a ser consumidor regular, y por consiguiente intermediario en el comercio con pueblos cazadores ms distantes. Con el asentamiento de este grupo naci la pequea ciudad de Nueva Obsidiana. En el ao 8500 a. C. la poblacin de Nueva Obsidiana se compone de 2.000 personas aproximadamente. Es una amalgama de los primeros pobladores y de las tribus propietarias de la obsidiana, gran parte de cuya poblacin se ha establecido dentro de la ciudad a causa del comercio y de los distintos tipos de trabajo relacionados con l. Un pequeo grupo separado trabaja an en los volcanes y vigila el territorio que los rodea. Diariamente, expediciones desde Nueva Obsidiana atraviesan la ruta que la une con los volcanes, regresando con la mercanca. La gente de la ciudad posee una maravillosa habilidad para la artesana, y la perfeccionar an ms gracias a las posibilidades de especializacin. La ciudad tiene una religin peculiar ya que se respetan y veneran oficialmente no una, sino varias deidades tribales; estas deidades se han hecho comunes, del mismo modo que la poblacin se ha mezclado. El sistema de comercio predominante adopta la siguiente forma: toma la iniciativa la persona que quiere comprar algo. An no han irrumpido pues en escena los comerciantes ambulantes; los comerciantes ms bien se consideran, y son considerados, agentes de compra. Indudablemente, llevan bienes de cambio al lugar de compra y los utilizan como dinero para comprar lo que van a buscar. As, los comerciantes que vienen a Nueva Obsidiana de distancias cada vez mayores, vienen expresamente por obsidiana y no para deshacerse de cualquier otra cosa. En general, los bienes de cambio que traen consisten en productos corrientes de sus territorios de caza. Cuando los habitantes de Nueva Obsidiana desean tesoros especiales, como cobre, conchas o pigmentos, que no encuentran en su propio territorio, mandan parte de sus propias mercancas fuera, a fin de conseguir estas cosas de otros lugares. Llevan consigo obsidiana como si fuera dinero. De este modo, los poblados que poseen tesoros no comunes cobre, conchas finas, pigmentos han pasado tambin a ser centros secundarios del comercio de obsidiana. Intercambian con las tribus cazadoras ms prximas la obsidiana que les traen como medio de cambio y en pago reciben gneros de caza. Y Nueva Obsidiana, similarmente, es un centro regional de comercio de otros productos raros, adems de obsidiana.
De este modo, Nueva Obsidiana pasa a ser tanto un poblado <depsito como un poblado de <produccin. Ejerce dos tipos de accin exportadora, no uno. Por supuesto la obsidiana es una exportacin. La otra es un servicio, el de obtener en otros lugares productos comerciales y de cambio destinados a consumidores secundarios que tambin llegan de fuera. La economa de Nueva Obsidiana se divide en una economa de exportacinimportacin por un lado, y en una economa local o interna por otro. Pero estas dos divisiones principales de la economa del lugar no son estticas. Con el tiempo, Nueva Obsidiana aade muchas exportaciones nuevas a las dos primeras, y todas ellas nacen de la propia economa local. Por ejemplo, los sacos de cuero, excelentemente manufacturados, que sirven para transportar la obsidiana desde su procedencia, son cambiados a menudo a los cazadores o mercaderes de otros lugares que han venido para comprar obsidiana y que, despus de ver los sacos, desean llevar en ellos su obsidiana. Los finos cuchillos de obsidiana, casquillos, puntas de lanza y espejos que los trabajadores de Nueva Obsidiana producan para su propia gente, son tambin codiciados por los que vienen a comprar obsidiana en bruto. La poderosa religin de la prspera Nueva Obsidiana pasa tambin a ser objeto de comercio; sus talismanes locales corrientes son vendidos. Las bagatelas de uso personal entran tambin en el comercio de exportacin. Aparecen muchas copias en los principales poblados de comercio. Por un tiempo Nueva Obsidiana vendi bastantes sacos de cuero, pero despus los artesanos de los poblados que comerciaban en cobre y pigmentos, empezaron a copiarlos. En Nueva Obsidiana mientras tanto, los artesanos comenzaron a copiar algunas de las importaciones que eran all ms populares: pequeas cestas, elegantes y fuertes, importadas ocasionalmente de un poblado que mercaba ocre rojo; cajas de madera de un lugar cuyo comercio principal se basaba en conchas fsiles de ostras. Con el tiempo, el trabajo secundario de hacer sacos de cuero para exportar haba decado algo en Nueva Obsidiana; en compensacin, la ciudad haba desarrollado un pequeo comercio de exportacin de cestos y cajas imitados. La gente de Nueva Obsidiana, la poblacin de los otros lugares importantes, y la gente de todos los pequeos poblados cazadores situados entre los principales, centros de comercio se resienten violentamente y tratan de evitar las intrusiones en sus territorios de caza propios. nicamente se hacen excepciones para traspasar los lmites de los centros comerciales. As, las rutas a Nueva Obsidiana cruzan los territorios de muchos, muchsimos, grupos cazadores. Al principio, estas rutas atravesaban los territorios ms prximos a la ciudad, extendindose posteriormente> a medida que gentes de ms lejos pasaban a ser consumidores, y despus pueblos ms lejanos que stos. A medida que se extendan los consumidores, se extendan tambin las rutas de Nueva Obsidiana. Los
caminos de Nueva Obsidiana, unidos a las rutas que se extendan desde otras ciudades, ayudan a formar una red que cubrir, en tiempos de atal Hyk, casi dos mil millas de Este a Oeste. Se estableci pronto la paz en las rutas. Esto fue posible porque el itinerario atravesaba siempre el territorio de un grupo involucrado ya en el comercio. A cualquiera que interceptara las rutas o que robara o matara a los mercaderes se le negaba la obsidiana, y era adems perseguido por una coalicin de guerreros de la ciudad ms prxima y del poblado cazador ms cercano que usara las rutas de comercio. Los lugares para proveerse de agua y descansar, utilizados por las expediciones de comercio a lo largo de las rutas, pasan a ser tradicionales. Son lugares de asilo completo, poderosamente protegidos por el cdigo religioso de la ciudad. Estos lugares tienen siempre un manantial, o cualquier otra provisin de agua que se halla bajo la misma proteccin. Pero no hay mesones.
Los mercaderes comen con parquedad durante sus. jornadas, y llevan su propia comida. No se detienen sobre la tierra que recorren. Viajan rpidamente, sin prdida de tiempo> y habitualmente estn hambrientos cuando regresan a casa. En Nueva Obsidiana los edificios se hacen de madera y adobe; un milenio despus habr tambin edificios hechos de ladrillos fabricados con lgamo. El centro o lugar de cambio de la pequea ciudad est ubicado en el ngulo donde las rutas se unen al poblado. Aunque la ciudad ha crecido, este lugar se mantiene despejado. A su espalda, la ciudad se extiende silenciosamente. Al lado de la ruta, en la plaza de cambio, los mercaderes extranjeros acampan. Estos campamentos han pasado a ser moradas permanentes, aunque sus moradores son transentes. En el centro de cambio se encuentran los dos mundos. De este modo la plaza es el nico lugar abierto en la misma ciudad; permaneci despejado en un principio, antes de llegar a ser un lugar de reunin y comercio, como espacio de separacin mantenido vaco deliberadamente. El lugar de cambio o plaza de la ciudad, como ha pasado a ser, se halla en la parte de la ciudad que mira a los volcanes. La razn de su emplazamiento es que era precisamente aqu donde en un principio los habitantes de Nueva Obsidiana comerciaban con los dueos del volcn. Cuando las tribus vecinas iniciaron su comercio en el lugar, lo hicieron en el sitio de cambio ya establecido. Por razones obvias, los almacenes de tesoros no se encuentran en la plaza. Pero muchos talleres, especialmente aquellos que utilizan materiales de escaso valor intrnseco, se hallan apiados entre los edificios que la rodean. Para comprender por qu Nueva Obsidiana se ha convertido en un centro comercial de tanta importancia, meta de muchos pueblos lejanos, es preciso entender el gran valor de la obsidiana para los cazadores; la obsidiana no es solamente una sustancia que llama la
atencin y da prestigio, es adems un material de produccin vital. Una vez poseda, es considerada como una necesidad, tanto por los cazadores de toda pequea ciudad comercial como por las tribus rurales de cazadores. Con ella se fabrican los ms afilados utensilios cortantes. Un indicio de lo que un material como ste significaba para los cazadores y artesanos del Medio Oriente hace diez mil aos, nos lo proporciona un comentario sobre los cuchillos modernos que aparece en el Book of the Eskimos de Peter Freuchen:
En Committee Bay he conocido esquimales que no tenan cuchillos. Los nicos instrumentos cortantes que posean estaban hechos con las viejas tiras de metal de los barriles. Para cortar utilizaban piedras agudas o cuchillos hechos de hueso. Eran cazadores de morsas y tardaban das en desollar y trocear una sola morsa. Mientras trabajaban con sus miserables instrumentos, cientos de morsas podan pasar ante su campamento. Si hubieran dispuesto de cuchillos de acero, como hoy, podran haber hecho todo el trabajo en media hora, salir de nuevo, mientras la caza era abundante an, y conseguir quiz todas las provisiones para el invierno en uno o dos das.
La obsidiana no es acero, pero s el producto ms similar a l en Nueva Obsidiana. La comida de Nueva Obsidiana procede de dos fuentes. Una es el viejo territorio de recoleccin y de caza, que se defiende y se utiliza como cuando los habitantes eran solamente cazadores o cultivadores; la otra fuente son los grupos poseedores del volcn, cuyos centros radican ahora tambin en Nueva Obsidiana. Pero una considerable proporcin de la comida se importa de los territorios de caza extranjeros. sta es la comida canjeada en la plaza de cambio por obsidiana y otros bienes de exportacin de la ciudad. La comida consiste en los bienes de consumo trados por los consumidores que no pagan en cobre, conchas, pigmentos u otros tesoros raros. Los alimentos silvestres de buena calidad proporcionan tambin un buen cambio. As, Nueva Obsidiana extiende considerablemente sus territorios de caza, aumentando, a travs del comercio, los productos de sus territorios propios. Los alimentos silvestres de buena calidad que se traen al mercado han de ser no corruptibles. Salvo en tiempos de gran escasez y de hambre excepcional, en que cualquier cosa es bien recibida, slo se aceptan los alimentos no corruptibles. Existen dos razones para esto. Primera, aunque los consumidores provengan de territorios muy cercanos, los alimentos no corruptibles soportan mejor el viaje hasta la ciudad. Segunda, y ms importante, los ciudadanos de Nueva Obsidiana prefieren almacenar los alimentos y administrarlos racionalmente, en vez de atracarse y exponerse a pasar hambre ms tarde. As, los alimentos importados consisten predominantemente en animales vivos y granos
resistentes. En esto Nueva Obsidiana se asemeja a todos los poblados preagrcolas que importan alimentos silvestres. A causa del comercio excepcionalmente voluminoso y amplio de la ciudad, grandes cantidades de grano y de animales vivos afluyen a ella. Los animales se transportan en jaulas de madera si son muy peligrosos; se les ata con cuerdas de fibra y se les arrastra y conduce por sus propios pies si no lo son. El alimento vegetal no corruptible es ms fcil de manejar que los animales, y los comerciantes que lo transportan pueden viajar ms rpidamente. As, especialmente de los lugares ms distantes, afluyen a Nueva Obsidiana judas, nueces y granos comestibles. Los alimentos importados se incorporan rpidamente a la economa local y quedan bajo la custodia de los trabajadores locales especializados en su proteccin, almacenamiento y distribucin. Son, en efecto, administradores: administradores de animales salvajes y de granos comestibles. Consideremos primeramente los deberes de los administradores de animales. En principio su trabajo es la tarea, no muy difcil, de conservar los animales vivos hasta su sacrificio. Esto, sin embargo, requiere un determinado criterio. Los primeros animales elegidos para la matanza son, o bien los ms difciles de alimentar, o los ms difciles de manejar, o ambos. La mayora de los carnvoros se incluyen en una o en ambas categoras y son consumidos a poco de su llegada. Los artesanos se hacen cargo de sus pieles y otros subproductos. Los herbvoros se mantienen durante ms tiempo en el refrigerador natural de la vida. De entre ellos, las hembras, ms manejables, se conservan ms tiempo. A veces dan a luz cras antes de que llegue el momento de su sacrificio. Cuando esto sucede hay, claro est, carne silvestre y pieles extras. Los administradores de animales de Nueva Obsidiana, con sus reservas de carne excepcionalmente cuantiosas, entre las que pueden escoger y seleccionar, adoptan como costumbre salvar estas dciles hembras de cra siempre que pueden. No poseen ninguna concepcin de la domesticacin animal ni de los tipos de animales que pueden o no pueden ser domesticados. Son inteligentes y plenamente capaces de resolver problemas y de extraer conocimientos de la experiencia. Pero la experiencia no les ha proporcionado an ninguna idea que pueda denominarse intento de domesticacin de animales. Estn sencillamente intentando manejar los alimentos silvestres importados a la ciudad del mejor modo que pueden. La nica razn de que la segunda, la tercera o la cuarta generacin sobreviva en cautividad el tiempo suficiente para procrear an otra generacin, es que resulta ms fcil de mantener durante la poca de abundancia. Realmente, una y otra vez se sacrifican la tercera y cuarta generacin de cautivos sin el menor escrpulo, si la comida es necesaria. Pero los administradores hacen un esfuerzo para conservar carne fresca siempre a mano, y en particular para disponer siempre de alguna para la alegre y feliz ocasin en que
un grupo de mercaderes de Nueva Obsidiana regresa de lejos cansado, hambriento y ansioso de un buen recibimiento. Y finalmente, los administra dores procuran disponer de carne fresca a mano de modo permanente. De este modo llegan a poseer y mantener ms cuidadosamente lo que podramos denominar un grupo de cra. Pero tales animales, mezclados con otros salvajes importados que no los daen, incluyen distintas variedades de sus propias especies. Y entre las cras, aquellas que soportan mejor la cautividad son, por definicin, los supervivientes ms aptos, los mejores productores de carne y los consumidores del forraje disponible. Entre ellos, los ms dciles son siempre los preferidos. En Nueva Obsidiana los administradores de animales se preocupan en especial de preservar y multiplicar las ovejas, sobre todo a causa de su fcil mantenimiento y de que su carne es tan buena como cualquier otra. Adems, los artesanos valoran especialmente sus pieles. En otra pequea ciudad con la que Nueva Obsidiana comercia, se conservan con preferencia las cabras salvajes importadas, debido a que engordan con forraje de baja calidad. En otra, en la que Nueva Obsidiana compra cobre, el ganado vacuno salvaje se conserva por ser sus hembras bastante dciles y porque los artesanos estiman especialmente la cornamenta. En la lejana zona occidental de la ruta comercial, se mantiene con preferencia el cerdo salvaje, debido a que puede pastar en los bosques y a que proporciona gran nmero de cras. Los administradores de grano de Nueva Obsidiana no tienen ninguna razn para preferir un tipo de grano a otro, y por lo tanto no lo hacen. El grano seco procedente del comercio es almacenado junto y se come tambin mezclado. Grano de numerosos tipos distintos de plantas silvestres llega a la ciudad procedente de suelos secos o hmedos, arenosos o limosos, de las tierras altas y de los valles, de las riberas y de los claros de los bosques. Viene de los territorios de las tribus que slo consumen el que cosechan de su propia tierra salvo en guerras y algaradas, cuando los guerreros comen rpidamente lo que saquean. Pero aqu, en Nueva Obsidiana, el mejor mercado del mundo de grano silvestre comestible, el grano afluye mezclado para su almacenamiento. Distintos tipos de grano que nunca haban sido mezclados, lo son ahora en cestos y arcones. Una vez descascarillados, molidos y cocinados, los granos se mezclan frecuentemente con guisantes, lentejas y nueces. Cuando se conservan las semillas despus del invierno, se usan en una siembra rudimentaria, prctica que no produce gran cantidad de comida, pero que hace ms cmodo el acopio de grano. Dentro de la zona comercial y a su alrededor, junto a las arcas de almacenamiento dentro de la ciudad, y en los cercados donde las mujeres descascarillan, muelen y transportan el grano, y alrededor de las despensas familiares, se esparcen algunos granos. Ya sembrados porque se derramen o porque se entierren, ya los
siembren pequeos predadores, ratas, ratones y pjaros, estas plantas se cruzan en combinaciones sin precedentes. No es ningn problema lograr cruces de granos en Nueva Obsidiana o cruzar habas y guisantes, antes al contrario tales cruces son inevitables. Los cruces y los hbridos no pasan inadvertidos. Son, de hecho, observados por las personas expertas en distinguir las variedades y en calcular el valor del grano comerciable, y bien conscientes de que algunas de estas semillas de la ciudad son nuevas. Las mutaciones se dan con la misma frecuencia que en la Naturaleza, pero no pasan desapercibidas como sucede la mayora de las veces en el campo; tampoco el grano trado al mercado para cambiar pasa inadvertido. Pero los cruces, los h
1.
Pioneer Porridge; yo lo preparo algunas veces para mi familia. Es una vulgar mezcla de
media docena de granos completamente distintos, y las instrucciones del envase recomiendan mezclar los granos con habas y nueces; las semillas de cambio tradas a Nueva Obsidiana se habran usado en rsticas versiones de platos de este gnero. Es una comida que sorprende un poco al paladar, pero tiene buen sabor. bridos y las mutaciones raras no se reservan para utilizarlas en una produccin selectiva. Los administradores del gran de cambio no tienen a su cargo la custodia del grano que crece en la localidad, al igual que los administradores de animales importados no se encargan de las piezas cobradas por los cazadores de Nueva Obsidiana. No son los administradores de grano los que hacen las primeras selecciones de gramneas, sino que son algunos cabezas de familia de Nueva Obsidiana los que dan este paso, y, al principio, inadvertidamente. La seleccin se da porque algunos sobrantes del grano de siembra se utilizan ms tardamente que otros. Las reservas particulares, llenas de sobrantes selectos, son, la mayora de las veces, arcas con grano dejado para la siembra en los aos en que el grano se guarda con ese exclusivo propsito. Las diferencias sin precedentes entre el rendimiento de los mejores y el de los peores sobrantes de grano de Nueva Obsidiana, introducen una medida desconocida anteriormente: algunas personas venden grano a otras dentro de la ciudad. Esto es, hacen un negocio ofreciendo grano a cambio de bagatelas. Posiblemente este comercio se limite a las mujeres. No es una medida tan radical como probablemente hubieran pensado sus antecesores, porque la gente de la ciudad que se entrega a esta prctica copia sus procedimientos de transaccin y de cambio de los que ya de antiguo se llevaban a cabo en la plaza de la ciudad.
Debido a este trfico local en grano de los sobrantes que tardan ms en consumirse, todo el grano producido en Nueva Obsidiana acaba por conservarse, con preferencia a los granos silvestres. La gente de la ciudad no sabe realmente por qu su grano es el mejor, pero sabe que es as. Y, en la segunda fase del proceso, la seleccin es ya algo deliberado y consciente. La eleccin que se lleva a cabo ahora es intencionada y se elige entre varias clases de cruces ya cultivados, y sus cruces, mutantes e hbridos. Son precisas muchas generaciones no solamente de grano y cebada, sino de personas para diferenciar los granos de Nueva Obsidiana en granos cultivados seleccionados. Lo cual slo se logra plenamente con las siguientes condiciones: a) Semillas que normalmente no crecen juntas, tienen sin embargo que permanecer juntas, con frecuencia durante perodos de tiempo considerables. b) Las variantes han de estar en el mismo lugar, bajo la experta y estrecha observacin de personas capaces de actuar adecuadamente de acuerdo con lo que ven.
c) Dicho lugar ha de estar bien protegido contra las prdidas de alimentos, de tal
modo que el granero llega a ser sacrosanto; por otro lado, el proceso completo de siembra selectiva se frustrar muchas veces antes de poder proporcionar resultado alguno. En suma, la prosperidad es un requisito previo. Aunque el tiempo es necesario, el tiempo por s slo no proporciona grano cultivado a Nueva Obsidiana. Gradualmente Nueva Obsidiana produce cantidades cada vez mayores de comida y grano para su propio consumo, pero esto no se traduce de modo automtico en sobrantes innecesarios de alimentos importados. En primer lugar, la prctica eficaz de cultivar alimentos con nuevos mtodos requiere nuevos instrumentos y ms materiales industriales. La poblacin de Nueva Obsidiana crece, e igualmente aumenta el trabajo que ha de hacerse en la ciudad. El suministro total de alimentos procede de su propia produccin territorial de animales salvajes y vegetales silvestres, de sus importaciones de animales y semillas y de sus nuevos granos y carnes de produccin casera. El total aumenta, y las importaciones disminuyen a medida que el alimento fabricado en la ciudad aumenta. (El propio territorio tradicional de caza de la ciudad probablemente produce ms o menos lo mismo que en el pasado.) En suma, la ciudad se abastece ahora a s misma de algunos de los bienes que antiguamente tena que importar. Lo cual no es, en principio, muy diferente de importar cestos y despus manufacturar-los a escala local hasta que dicha importacin deja ya de ser necesaria. Como que Nueva Obsidiana haba importado antes tanta comida silvestre comparativamente con cestos o cajas la produccin local sustitutiva origina grandes cambios en la economa de la ciudad. En lugar de las importaciones alimenticias innecesarias, Nueva Obsidiana puede importar otras cosas, muchas otras cosas. El efecto es como si las importaciones de la
ciudad hubieran aumentado enormemente> aunque no es as. La ciudad ha dejado de importar productos de una clase, para importarlos de otras clases. Este cambio repercute de modo radical en las economas de la gente con la que Nueva Obsidiana comercia. Ahora, los pobladores de tribus cazadoras que vienen a comprar obsidiana descubren que las materias primas industriales de sus propios territorios pieles, cueros, juncos, fibras y astas son mucho mejor recibidas como cambio, mientras que las bolsas de semillas y los cansados y desmedrados animales vivos ya no proporcionan obsidiana. As mismo, ahora, los mercaderes de la ciudad marchan, cada vez con ms frecuencia, a puntos cada vez ms distantes, en busca de materiales exticos para los artesanos locales. Y los objetos que los artesanos fabrican del nuevo caudal de materiales, llevan a una explosin de la riqueza urbana, una explosin de nuevos tipos de trabajo, una explosin de nuevas exportaciones y una explosin en la extensin de la ciudad. Los puestos de trabajo y la poblacin se incrementan rpidamente, tan rpidamente que pobladores de tribus lejanas, pasan tambin a ser residentes permanentes de la ciudad. Se precisan sus manos. Nueva Obsidiana ha experimentado un cambio econmico trascendental, peculiar de las ciudades: crecimiento explosivo debido a la produccin local de artculos que en un principio se importaban y al consecuente cambio de importaciones. Los mercaderes de Nueva Obsidiana, cuando salen de viaje, llevan consigo la comida para alimentarse.
A veces regresan portando un extrao animal o un poco de grano extranjero. Y los mercaderes de otras pequeas ciudades que vienen a Nueva Obsidiana, marchan llevando comida y contando lo que han visto en la metrpoli. De este modo, la propagacin del nuevo grano y de los nuevos animales se hace primeramente de ciudad a ciudad. El mundo rural es an un mundo en el que la comida silvestre y otros productos no cultivados se cazan y recolectan. El cultivo de plantas y animales es, hasta ahora, trabajo exclusivamente urbano; imitado solamente por los habitantes de otras cidades, pero no por los cazadores de los poblados rurales.
No necesitamos imaginar cmo era una ciudad cual Nueva Obsidiana, despus de sustituir su importacin principal y crecer de modo explosivo, pues atal Hyk, la ciudad descubierta por Mellaart en Anatolia, tena tras s, segn pienso, una historia econmica como la de la imaginaria Nueva Obsidiana. atal Hyk (antiguo montn de tierra de atal) surgi cuando su descubridor, Mellaart, estaba realmente buscando slo una aldea. Haba ya desenterrado una antigua aldea agrcola del Neoltico, con una cultura enteramente desarrollada, que haba sido fundada aproximadamente en el ao 6000 a. C., en la parte ms antigua de un poblado prealfarero abandonado haca tiempo. Mellaart estaba buscando la cultura originaria de esta aldea agrcola. Supona que la hallara en otra aldea, por supuesto ms antigua y primitiva. Entre unos doscientos posibles montculos a explorar, el ms prometedor pareca ser uno situado doscientas millas al este de la aldea que haba descubierto: una joroba cubierta de maleza y cardos se alzaba suavemente unos veinticinco pies sobre una llanura, junto a lo que en tiempos haba sido el cauce de un ro. Las excavaciones se iniciaron, bajo la direccin de Mellaart, en 1961. Los resultados del trabajo de tres veranos han sido descritos en su libro sobre la ciudad.2 Tal como esperaba Mellaart, atal Hyk result ser ms antigua que la aldea agrcola situada al
oeste; varios miles de aos ms antigua. Abarcaba el perodo comprendido entre 70006000 a. C. Tambin, tal como haba supuesto Mellaart, era sin duda el origen del que se derivaba la cultura de la aldea agrcola. Pero, sorprendentemente, atal Hyk era un poblado mucho ms desarrollado, con una cultura ms rica y compleja que la otra aldea ms moderna. Realmente atal Hyk no era slo una aldea. Era una ciudad con restos tan urbanos como los de cualquier lugar de la prspera Edad del Bronce excavados ya en Turqua. Catal Hyk es la ciudad ms antigua que se ha descubierto y el poblado ms viejo que se conoce con agricultura desarrollada. Es, hasta ahora, el ms primitivo ejemplo conocido de vida neoltica. Los edificios de ladrillos de barro regulares cubran profusamente treinta y dos acres en atal Hyk. Una vivienda para una familia normal constaba de una habitacin para todo, ms bien pequea, probablemente con una terraza de madera encima. La poblacin, que deba haber durado milenios, estaba muy concentrada. Se entraba a las casas por escaleras que conducan a la parte inferior a travs de portales emplazados en terrazas protegidas. Era una ciudad de artesanos, de artistas, de trabajadores manuales y de mercaderes. Mellaart ha elaborado un catlogo de los trabajadores que deban existir:
los tejedores y cesteros; los fabricantes de esteras, los carpinteros y ensambladores; los que hacan los
2.
Resumi tambin una parte de este material en un artculo publicado en ~Scientific American,
abril 1964. Las citas que hago de Mellaart, las he tomado, dada su mayor concisin, del material condensado en este artculo.
instrumentos de piedra pulimentada (hachas y azuelas, pulidores y esmeriladores, cinceles, mazas y paletas); los que hacan abalorios, que modelaban en piedra cuentas agujereadas como no puede hacer ninguna aguja moderna de acero y labraban colgantes y hadan incrustaciones de piedra; los fabricantes de cuentas de conchas de dentalium, couri y ostras fsiles; los pulidores de obsidiana y pedernal que producan dagas, cabezas de lanzas y flechas, cuchillos, hojas de hoz, rasquetas y taladros; los mercaderes de piel, cuero y lana; los que trabajaban el hueso y hacan leznas, punzones, cuchillos, rasquetas y cucharones, cucharas, arcos, cazos, esptulas, agujas, hebillas, imperdibles, alfileres; los que labraban cuencos y cajas de madera; los que hacan espejos, los fabricantes de arcos; los que trabajaban el cobre natural en planchas y lo convertan en abalorios, pendientes, anillos y otras joyas; los constructores; los mercaderes y comerciantes que obtenan todas
las materias primas; y por ltimo los artistas los que esculpan estatuas, los que moldeaban, los pintores.
Slo el equipo de cosmticos inclua paletas y rascadores para la preparacin de ocre rojo, azurita azul, malaquita verde y quiz galena, y estuches o conchas de moluscos de agua dulce donde guardarlos y delicadas agujas de hueso para aplicarlos... (y) espejos de obsidiana muy pulimentada para comprobar el efecto. La ropa ms antigua que se ha descubierto es la encontrada en atal Hyk; nada tosco hay en su manufactura. Tres tipos diferentes, por lo menos, de tejido se aprecian. Y las pinturas murales, delicadas y ricamente coloreadas, muestran, entre otras cosas, alfombras tejidas. Los hombres, escribe Mellaart, vestan pieles de leopardo ceidas con cinturones de hebillas de hueso y ojales, y en el invierno vestan mantos sujetos con prendedores de asta. Las mujeres vestan jubones sin mangas y justillos de piel de leopardo sujetos con alfileres de hueso y faldas de fibra ligadas con lminas de cobre en sus bordes. Del mismo modo que haban combinado la ropa manufacturada con las Prendas de piel que obtenan los. cazadores y los tramperos, e igual como haban aadido el cobre trabajado a los materiales de hueso y asta que proporcionaban los cazadores, haban aadido tambin la comida domstica a la silvestre. La comida silvestre inclua venados, jabales, leopardos, y carnero salvaje, reses y asnos salvajes; nueces, frutas y fresas silvestres; y huevos, que Mellaart cree que procedan de aves silvestres ms que de domsticas. Los alimentos domsticos incluan oveja, vaca, cabra, guisantes cultivados, lentejas, algarrobas, cebada y trigo. La cebada y el trigo, los ms antiguos descubiertos, estaban desde haca mucho separados de sus parientes silvestres. Entre las variedades se descubrieron cebada de seis hileras y trigo hexaploide y de granadura libre, no cultivados en Europa al parecer, hasta unos dos mil aos ms tarde. Al igual que la poblacin de las ciudades europeas medievales, la poblacin de atal Hyk dependa claramente de una combinacin de alimentos silvestres y cultiva. dos. Pero, probablemente, coman mucho mejor que los europeos medievales. Sus esqueletos, segn Mellaart, muestran que estaban bien alimentados y que eran fuertes y altos. Debido al fuego, aproximadamente en el ao 6500 a. C., a la mitad del milenio de la ocupacin del lugar, algunos granos quedaron carbonizados y as se preservaron. Esta conservacin fortuita no nos proporciona ningn resto de grano de quinientos aos antes, pero Mellaart razona, partiendo, de la evidencia de arcones, morteros y molinos de grano, que la ciudad lo cultivaba desde la poca en que se fund. Parece tambin que existan ya ovejas domsticas, pero que el ganado vacuno y las cabras domsticas no aparecieron hasta ms tarde. Asimismo haba perros, aunque no cerdos.
Debemos concluir que esta civilizacin viene directamente, sin ningn corte, de la vida cazadora, no slo porque la mayora de las manufacturas derivan claramente de materiales y prcticas propias de cazadores, sino tambin a causa de su arte. Mellaart indica que es prematuro expresarse de modo concluyente respecto a los orgenes de esta importante civilizacin (pero) el descubrimiento del arte de atal Hyk, ha demostrado
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que la tradicin de la pintura naturalista del Paleoltico Superior, desaparecida en la Europa Occidental a finales de la era glacial, no slo sobrevive sino que florece en Anatolia. Esto implica que, al menos parte de la poblacin de atal Hyk, era del grupo (los viejos cazadores) del Paleoltico Superior. Mellaart se somete a la comn obediencia al dogma de la precedencia agrcola, considerando que el nuevo progreso en la produccin alimenticia se asienta en la base econmica de la ciudad. Pero habiendo dicho tal cosa, no puede aceptar la idea de que la agricultura realmente explica la base econmica de atal Hyk. No era una aldea de agricultores, aunque era rica. Supone que el comercio bien organizado puede explicar el desarrollo casi explosivo de las artes y la industria de la comunidad, y sugiere que el comercio de obsidiana era el motor de este amplio comercio. Pero tambin esto me parece una simplificacin. atal Hyk posea, desde luego, una fuente de recursos valiosa y comerciaba con ella, pero tena tambin otra cosa ms valiosa y admirable: dispona de una economa local creadora. Esto era lo que distingua a la ciudad de un simple puesto de comercio con acceso a una mina. La poblacin de atal Hyk haba incorporado un tipo de trabajo tras otro a su economa local urbana. Muchos poblados de cazadores preagrcolas, cuyos miembros comerciaban con un producto territorial, pueden haber posedo, alguna vez, una economa creadora durante un corto perodo de tiempo. Pero ni actualmente ni a travs de la Historia ninguna economla local creadora, que es lo mismo que decir ninguna economa urbana, parece haber crecido aislada de otras ciu. dades. Una ciudad no crece comerciando slo con un hinterland rural. Una ciudad parece siempre llevar implcito un grupo de ciudades con las que comrcia. Es por lo tanto lgico deducir que, tambin en la prehistoria, las fluctuaciones incipientes de una economa urbana creadora podran mantenerse realmente -como evidentemente ocurri en atal Hyk slo si unas cuantas ciudades pequeas le servan simultneamente como mercados de expansin. Si mi razonamiento es correcto, no haba entonces a pesar de su importancia-agricultura, que fue la invencin ms sobresaliente del Neoltico. Existan ms bien muchas economas urbanas interdependientes, que hicieron posibles diversos tipos nuevos de trabajo, la agricultura entre ellos.
En la poca en que el cultivo del grano y la crianza de animales domsticos tena lugar en las ciudades, no existira, claro est, agricultura rural, ni existiran aldeas o poblados rurales con cualquier tipo de especializacin agrcola. En las ciudades, la agricultura habra sido solamente una parte de una economa mucho ms amplia con predominio del comercio y la industria. El mundo rural habra sido un mundo cazador y recolector, localizado aqu y all mediante pequeos y sencillos poblados de caza. Del mismo modo que el trabajo rural se desarrolla actualmente en las ciudades y despus se trasplanta, as debi trasplantarse la agricultura. La razn ms probable de este trasplante quizs haya sido que la ganadera exiga demasiado espacio. El cultivo del grano era relativamente concentrado; no exiga enormes extensiones y en una ciudad como la imaginaria Nueva Obsidiana, o aun en atal Hyk, la poblacin poda fcilmente atender los campos urbanos, tal como se haca en las primeras ciudades medievales de Europa, o en los primeros poblados de Boston. Pero el pastoreo de rebaos exige mucha tierra, y probablemente se alcanzase pronto el lmite admisible de animales que pudiese atender de un modo adecuado una ciudad neoltica. La solucin habra sido trasladar los rebaos ciudadanos y el trabajo de atenderlos, a zonas de pasto a ms de un da de camino (para un rebao) de la ciudad. Con los animales iran los pastores y sus familias, y con ambos los medios de cultivar grano para alimentarse y equipo de cocina y otros utensilios de uso habitual. De este modo naceran, al mismo tiempo, dos tipos de aldeas rurales en el hinterland de ciudades como atal Hyk: las antiguas aldeas cazadoras, con escasos cambios, y las nuevas aldeas agrcolas, radicalmente distintas. Una aldea agrcola, por tanto, habra sido una comunidad especializada, ms que un pueblo-compaa, encargada de ejecutar una parte del trabajo urbano. Estas primeras aldeas agrcolas habran producido carne y lana para la ciudad. Otro tipo de bienes, incluido el grano, lo habran producido slo para su consumo. Lo que no producan por s, lo recibiran de la ciudad a cambio de la carne y de lana. Cuando una de estas aldeas padeca escasez de semillas, se abasteca de los administradores de la ciudad. Los adelantos tecnolgicos logrados en la ciudad que fuesen de utilidad en el trabajo de la aldea, se transmitiran a sta.
Al principio, las aldeas se localizaran pensando nicamente en los pastos. Estaran lo suficientemente espaciadas para que los rebaos de una no invadiesen los pastos de la contigua, pero nunca estaran ms separadas entre s, ni ms alejadas de la ciudad, de lo necesario. Una vez que estos poblados especializados y econmicamente fragmentarios se hubiesen creado, resultara evidente su utilidad para otros fines, y tal utilidad determinara su emplazamiento. Para los comerciantes, sera ventajoso que las aldeas estuviesen situadas a la mayor distancia posible de la ciudad madre, y a lo largo de las rutas de comercio ms importantes. Podran servir como lugares de abastecimiento de comida para los mercaderes y proporcionarles muchas otras ventajas: seran pedazos de ciudad a lo largo de su ruta. Algunas de estas aldeas se emplazaran tambin con vistas a asegurar y conservar las mejores aguadas para el rebao, aun a riesgo de apartarse de los buenos lugares de pasto. Los poblados cazadores se veran forzados a ceder su territorio a estas nuevas aldeas, y en caso de que se resistiesen a ello seran combatidos y sus poblaciones exterminadas, esclavizadas o expulsadas. Si un suceso fatal, debido a los hombres o a la Naturaleza, destruyese la ciudad madre, sus aldeas agrcolas (si lograban escapar al desastre) intentaran suplir la prdida ligando los fragmentos incompletos en un sistema econmico rotativo. Tales aldeas hurfanas podran continuar su especializacin, hacer el trabajo que solan hacer, pero ahora nicamente para su propia subsistencia. No podran progresar ms, ya que no dispondran de una economa urbana que les proporcionase nueva tecnologa. En los tiempos prehistricos, las aldeas debieron quedar muchas veces hurfanas debido a la destruccin de las ciudades. Cuando estas aldeas perdiesen alguna parte de su vida econmica propia, no tendran modo de recuperarla o reconstruirla. Sospecho que esto explica el origen de los grupos de pastores nmadas. Los aldeanos neolticos que perdan su grano de siembra con la destruccin de su ciudad madre, no tenan dnde conseguir ms. Todo lo que les quedaba era la ganadera y la prctica de una artesana de subsistencia, relativamente escasa, y basada en materiales derivados en su mayor parte de los animales. Estos grupos se habran visto obligados a iniciar el pastoreo nmada. No hay duda de que las civilizaciones urbanas de las que procedan estos nmadas podran reconstruirse milenios ms tarde partiendo de las lenguas que hablaban. Mientras una aldea era prspera y gozaba todava de la proteccin de una ciudad madre, los cazadores rurales de alimentos silvestres que no haban conocido la vida urbana, si bien su asimilacin era ms lgico que se produjese en la misma ciudad, podan a veces ser asimilados a una aldea, tal vez como concubinas o como siervos.
Pero los cazadores y los recolectores que no haban sido asimilados no habran llegado a ser agricultores aunque algunas zonas de sus territorios hubiesen sido acotadas para pasto y para construcciones. A veces saquearan las aldeas, pero el grano y los animales que tomasen, no los transformaran, de cazadores y recolectores, en granjeros. Como mucho, el uso por diferenciarlo del simple consumo que los saqueadores hiciesen de su botn, les permitira nicamente un tipo de agricultura y ganadera fragmentado y brbaro, en comparacin con el de las ciudades y sus aldeas.
He insistido en el hecho de que las economas urbanas crean nuevos tipos de trabajo para el mundo rural, y, al hacerlo, inventan y reinventan nuevas economas rurales, pero claro est, esto es slo una parte del proceso de transformacin de las economas rurales. Las ciudades tambin eliminan el trabajo anticuado del mundo rural, dejando de comprar las importaciones rurales. As sucedi, segn sospecho, en el hinterland rural de Nueva Obsidiana cuando el alimento silvestre dej de ser la importacin decisiva y primordial de la ciudad. Tal proceso sucede tambin siempre en la actualidad. Una de las viejas aldeas fantasmas de la ribera del ro Hudson vivi un tiempo del transporte de hielo natural a la ciudad de Nueva York, hasta que la ciudad comenz a fabricar artificialmente su propio hielo. Las ciudades nunca eliminan el trabajo anticuado, ni de las economas rurales ni de sus propias economas, simplemente eliminndolo. Tales eliminaciones tienen siempre como base la incorporacin de un trabajo nuevo. Gran parte del trabajo eliminado de las viejas economas rurales, ha sido reemplazado por nuevo trabajo trasplantado de la ciudad.~ Este segundo movimiento es necesario para preservar a las ciudades de una posible amenaza por parte de algunas de sus propias creaciones econmicas. Supongamos que, en una ciudad neoltica, se hubiese
dado ms importancia a conservar y extender la ganadera ya prspera, que a dar paso a tipos de trabajo ms nuevos, y por tanto, por definicin, menos bsicos. Necesariamente haba de sacrificarse algo: o bien alguno de los trabajos ya desarrollados y establecidos o bien la posibilidad de aadir algn trabajo diferente. La reinvencin del primitivo mundo rural, iniciada en el Neoltico, subsiste an. Las ciudades de hoy aaden todava nuevos tipos de trabajo a las economas cazadoras que subsisten; por ejemplo: entretener a los turistas, realizar documentales, proporcionar datos a los antroplogos. Y las ciudades eliminan an trabajos de las economas cazadoras rurales. Conchas de tortuga, pieles y marfil sintticos eliminan la presin econmica que obligaba a matar tortugas, castores y elefantes. As como las ciudades dependen cada vez menos de la antigua economa cazadora que les proporciona maternas primas, dependen tambin cada vez menos de la economa rural agrcola ms reciente que las provee de materias industriales. Productos similares a la piel, sin piel; tejidos sin algodn, lino o lana; cuerda sin camo; perfume sin campos de rosas; medicinas sin cultivo de races y hierbas; caucho sin plantaciones de caucho; mquinas que no precisan ser alimentadas con alfalfa ni avena. Por todos estos medios, la necesidad de las materias primas industriales de las zonas agrcolas es reducida por el trabajo urbano, a la vez que la necesidad de alimentos en la misma zona aumenta. Mientras tanto, parte del nuevo trabajo de las ciudades se introduce en la economa rural agrcola para construir una economa rural manufacturada ms nueva, de produccin en masa, que fabrica hilos qumicos y sintticos. As como no existe en el mundo actual separacin entre el trabajo creado en la ciudad y el trabajo rural, tampoco existe separacin entre consumo urbano y produccin rural. La produccin rural es, literalmente, creacin del consumo urbano. Es decir, las economas urbanas inventan las cosas que van a ser las importaciones urbanas del mundo rural, y despus reinventan el mundo rural capaz de proporcionarles tales importaciones. Lo cual> por lo que he podido averiguar, es el nico modo de que las economas rurales se desarrollen por completo a pesar del dogmade la precedencia agrcola.
Mis amigos del departamento de antropologa del Queens College me dicen que la agricultura surgi en tres centros diferentes: el cultivo de trigo y cebada en el Oriente Medio, el de arroz en el Este asitico, y el de maz en Amrica (probablemente en Centroamrica). Los granos cultivados proceden de las hierbas silvestres. Se cree que en Amrica el descubrimiento se produjo ms tarde y que ocurri primero en el Oriente Medio, aunque no es absolutamente seguro porque se sabe demasiado poco de la fecha probable y del lugar donde se inici el cultivo de arroz en Asia. Esto es, en realidad, todo lo que se sabe con certeza sobre los orgenes del cultivo del grano. Todo lo dems son slo conjeturas. Los supuestos convencionales acerca de lo que sucedi se refieren casi totalmente al desarrollo del cultivo del grano en el Oriente Medio, pero, en principio, se supone que pueden aplicarse tambin a los otros dos centros. La idea es que en el Oriente Medio, los pequeos grupos de cazadores y recolectores de alimentos silvestres, que vagaban continuamente en busca de alimentos, comenzaron al fin a sembrar y cosechar, durante las estaciones adecuadas, los terrenos de hierbas silvestres que visitaban. Se supone que con el tiempo esta protoagricultura produjo grano autntico, y en consecuencia un modo eficaz de producir alimentos, que permiti a los antiguos cazadores y recolectores llegar a ser campesinos. Despus de muchos, muchsimos miles de aos de vida agrcola en pequeas aldeas, se supone que hacia el 3500 a. C. aparecieron las primeras ciudades en Mesopotamia, en los valles del Tigris y el eufrates. Pero todo esto son conjeturas. Cmo puede tal teora explicar el desarrollo de los granos de trigo y cebada cruzados, hbridos y mutantes? Es habitual suponer que la seleccin de plantas la practicaran de modo intencionado, como cosa normal, los cazadores y recolectores, tras haber alcanzado una cierta experiencia en cosechar y sembrar semillas silvestres. Pero tal suposicin era plausible slo antes de que se conocieran los problemas botnicos implcitos. Adems, la suposicin obliga a plantear por qu el cultivo del grano se produjo entonces en tan pocos centros, en vez de producirse en cientos o en miles de ellos.
Algunos historiadores, para superar las dificultades botnicas, han sugerido que los cruces aparecieron debido a cambios bruscos en los niveles de los ros, los cuales, ocasionalmente, arrastraron juntas plantas que no lo haban estado jams. Se ha propuesto tambin que fortuitas lluvias de rayos csmicos crearon una incidencia extraa de mutaciones en los granos y aumentaron as en gran medida las oportunidades de los recolectores. Pero el problema que nos plantea el tener que aceptar como base el prodigio natural es, desde luego, la pregunta: por qu tal prodigio transform selectivamente las hierbas silvestres?; por qu no transform todo lo que creca? La vieja idea de que los poblados permanentes no fueron posibles hasta despus de inventada la agricultura est en contradiccin con pruebas tan evidentes que muchos arquelogos no apoyan ya esta idea, aunque pocos investigadores de otros campos parecen ser conscientes de ello. Existen actualmente en el mundo gran cantidad de restos paleolticos que evidencian claramente que los cazadores posean poblados permanentes. Hay cuevas que parecen haber estado habitadas durante largos perodos. Hay trabajos en pedernal montones de astillas y desechos que son muda evidencia de una larga y continuada poblacin y de una industria tambin larga y continuada. Hay estercoleros de conchas que se acumularon continuamente durante largo tiempo. Hay pruebas de bienes
intercambiables, lejos de su lugar de origen, que parecen indicar la existencia de algn producto local de comercio como mbar, conchas u obsidiana. Adems, se han descubierto poblados inequvocamente sedentarios en Sudamrica, Europa y Asia. Al menos dos de ellos, en lo que son ahora Hungra y Francia, son anteriores al Hamo sapiens, de hace 250.000 aos, o ms, cuando los hombres empezaron a usar el fuego. Indudablemente los hombres preagrcolas emigraban; pero los emigrantes, segn sabemos por las emigraciones en los tiempos histricos, dejaban poblados permanentes, y aun cuando el peregrinaje durara un perodo de varias generaciones, se reestablecan en poblados permanentes. La necesidad de emigrar no implica ser nmada. Yo sugerira que los poblados permanentes dentro de los territorios cazadores se considerasen una caracterstica comn a toda vida preagrcola. Habran sido tan naturales para los hombres, como las madrigueras lo son para las zorras o los nidos para las guilas. Casi todas las actividades habran sido fomentadas en el poblado, lo cual podra tambin haber servido como base para el trabajo realizado en el campo caza, forrajeo, defensa del territorio e invasin de los territorios lindantes.3 No existe razn para suponer que los poblados permanentes de los pueblos preagrcolas estaban necesariamente constituidos slo por unas pocas familias: un grupo reducido de cazadores y sus subordinados. En lo que hoy es Siria, un poblado que data aproximadamente de la misma poca que atal Hyk, pero que contiene solamente restos
de alimentos salvajes, posea ciento de viviendas de arcilla muy prensada. Estuvo habitado de
3. Esto implica que los poblados permanentes que crecieron como ciudades, eran, desde el principio, ciudades-estados. Nunca habra existido algo semejante a una ciudad preagrcola sin un territorio alrededor que le perteneciese.
forma continuada durante unos cinco siglos, y tiene que haber contado durante todo este tiempo con una poblacin al menos de mil personas, y quiz de dos a tres mil. Convencionalmente se supone que el alimento preagrcola era demasiado escaso para comerciar, porque la poblacin cazadora creci hasta el lmite de sus alimentos naturales y entonces subsista en el peligroso linde del hambre. Los restos de alimentos de algunos poblados indican que el pueblo cazador no explotaba totalmente sus recursos alimenticios. Por ejemplo, en algunas partes son abundantes los huesos de los mamferos, pero no hay restos de pescado, que deba ser abundante en los arroyos cercanos, ni de marisco, que de seguro abundaba en las costas adyacentes. Y en cualquier caso, la formacin y el crecimiento de las ciudades no dependen del alimento sobrante, porque, como sabemos, a menudo han crecido ciudades en sociedades donde la escasez era endmica y peridicas las crisis de hambre. En suma, los presupuestos implcitos en el dogma de la precedencia agrcola, estn en contradiccin con numerosas pruebas directas e indirectas. El dogma se apoya en bases de diferentes tipos. He preguntado a los antroplogos por qu saben que la agricultura naci antes que las ciudades. Una vez recobrados de la sorpresa de ver puesta en duda tal verdad, me contestaban que los economistas lo haban establecido as. Hice la misma pregunta a los economistas. Me contestaron que los arquelogos y los antroplogos lo haban establecido as. Pareca que cada uno se basaba en alguien que lo haba dicho. Fundamentalmente creo que todas estas posturas proceden de una fuente predarwiniana: Adam Smith. Smith, cuya gran obra, The Wealth of Nations, se public en 1775, vio las mismas relaciones entre las ciudades y la agricultura que podamos observar nosotros hoy. Comprob que las naciones de agricultura ms desarrollada de su tiempo eran precisamente aquellas en las que la industria y el comercio estaban ms desarrollados. Vio, y refiri, que los pases predominantemente agrcolas eran los que tenan una agricultura ms pobre. Para mostrar esto comparaba la agricultura atrasada de Polonia, nacin
predominantemente agrcola, con la de Inglaterra, pas comercial e industrial, mucho ms avanzada. Smith observ y refiri algo an ms interesante: que no es la agricultura la que marca el camino hacia el desarrollo de la industria y el comercio. Segn l, en Inglaterra el desarrollo de la agricultura iba atrasado respecto al comercio y a la industria. Lleg a esta conclusin al advertir que la superioridad de la industria y del comercio ingleses sobre los de otras naciones, era ms marcada que la superioridad de la agricultura. En resumen, indic que la verdadera superioridad del desarrollo econmico ingls estaba en la mayor potencia de la industria y del comercio y no en el mayor progreso de la agricultura. Dejando a un lado los detalles, hizo la importante observacin de que la agricultura ms prspera, productiva y modernizada se encontraba cerca de las ciudades, y la ms pobre lejos de ellas. Por qu entonces no hizo Smith la deduccin lgica de que el comercio y la industria urbanos precedan a la agricultura? Para entender el por qu, debemos colocamos en, su lugar. Su mundo intelectual era muy diferente al nuestro, y lo era sobre todo en sus creencias acerca de la creacin de la Tierra y del desarrollo de la vida sobre ella. La obra de Lyell, Principies of Geoiogy, que demostr que la Tierra tiene una antigedad de eones, estaba a una distancia de ms de cincuenta aos en el futuro. En la poca en que Smith escriba, los hombres cultos de Europa an crean que el mundo y ~l hombre haban sido creados casi simultneamente, aproximadamente 5000 aos a. C., y que el hombres haba nacido en un edn: Por ello Smith nunca se plante cmo pudo nacer la agricultura. La agricultura y la ganadera eran cosas dadas; eran las formas primitivas de ganar el pan con el sudor de la frente. Para Smith, en 1770, el problema tena que ser el de cmo el comercio y la industria haban surgido de la agricultura, ya que no exista ninguna prueba que pudiese sugerir lo contrario. Por tanto tena que plantearse una cadena de causas y efectos econmicos muy especial y distinta a cualquiera perceptible antes, pero probablemente en funcionamiento desde el principio del mundo. En resumen, no fue capaz de dejar suelta su imaginacin mientras analizaba los procesos conocidos; tuvo que inventar cadenas de causas y efectos.4 Adam Smith convirti as la historia bblica en doctrina econmica, y parece que ello fue aceptado como
4. Smith sostena que el vestido y la vivienda eran en un principio gratuitos y abundantes, pero a medida que la poblacin aument, escasearon. Por qu sucedi esto si haba ms manos para tejer vestidos y construir viviendas? No se plante tal cuestin; en lugar de ello pas a suponer que, debido a la escasez, naci la valoracin, siendo necesario que los agricultores produjesen ms
para suministrar ropas y viviendas. Esta productividad creaba un sobrante de trabajadores que hizo posible el comercio. Pero por qu, entonces, aparecan en pocas histricas economas con supervit de trabajadores que no tenan nada que hacer? sta fue otra cuestin que Smith no se plante. En vez de ello, supuso que estos primeros sobrantes de trabajadores habran hallado un comercio y una industria en donde mantenerse ocupados, y habran construido ciudades. Al hacer esto, habran necesitado alimentos e incrementado su produccin industrial para poder .comprarlos. Pero por qu no pueden resolverse tan fcilmente los problemas de la parte de poblacin desocupada y hambrienta en los tiempos histricos? Esta cuestin tampoco fue planteada. Smith necesitaba explicar an, cmo las ciudades eran ms avanzadas econmicamente que las reas rurales si, tal como supona, dependan de los avances experimentados en dichas reas. Para racionalizar esta anomala, sugera que la industria era ms susceptible intrnsecamente de organizacin dentro de las divisiones del trabajo que la agricultura, y capaz, por ello, de ms rpidos avances. Pero, en la vida real, la agricultura es tan susceptible de una divisin del trabajo, como lo era en la poca de Smith, cuando existan ya lecheras y jornaleros. Realmente, cuando Smith, el gran informador econmico, no estaba presionado por Smith, intrprete del Gnesis, utilizaba la industria rural y no la agricultura, como principal ejemplo de lo improductiva que es la gente cuando no se adhiere al principio de divisin del trabajo.
satisfactorio por sus contemporneos. Dos generaciones ms tarde tambin lo fue por Karl Marx. De cualquier modo, aunque Marx estudi mucho y admir el trabajo de Darwin con sus implicaciones de la larga prehistoria del hombre, no puso en duda la idea de que la industria y el comercio haban crecido sobre la agricultura. En esto fue tan conservador como Adam Smith. Pero ahora llegamos a un extrao viraje en la histora del dogma de la precedencia agrcola. Ha continuado siendo aceptado, aunque el mundo de Adam Smith y de Marx haya cambiado tanto. Lo que se acepta realmente no es el frrago de Smith sobre el comienzo de la vida econmica, sino que el origen de la industria, el comercio y las ciudades sobre la base de la agricultura es lgico e indiscutible. Es ilustrativa a este respecto la frase de una historia de la Fundacin Rockefeller publicada en 1964; dice: Cuando el hombre aprendi a cultivar las plantas y a domesticar los animales la sociedad fue capaz, por primera vez, de planear el futuro y organizarse, gracias a la divisin del trabajo. Es exactamente la idead e la prehistoria de Adam Smith, adaptada as para reconocer que la humanidad no naci sabiendo cultivar. El caricaturesco tpico del caverncola semidesnudo, blandiendo un garrote mientras arrastra a su mujer por el cabello es una muestra de lo que incluso la gente ms culta prefiri aceptar, despus de haber asimilado penosamente la idea de que los hombres fueron cazadores muchsimo antes que campesinos. Requiri escaso ajuste mental, evidentemente, aceptar que los cazadores tenan que haber sido muy primitivos y que su
vida econmica no era ms compleja que la de los animales. Pero durante el ltimo medio siglo, los arquelogos han estado acumulando pruebas que han hecho. insostenible este tpico caricaturesco. Est claro que los hombres preagrcolas fueron algo ms que cazadores: fueron artesanos, constructores, comerciantes y artistas. Hicieron grandes cantidades de armas, y variadas, as como vestidos, cuencos, edificios, collares, murales, esculturas. Como materiales industriales usaban piedra, hueso, madera, piel, cuero, juncos, arcilla, adobe, obsidiana, cobre, pigmentos minerales, dientes, conchas, mbar y cuerno. Usaban en sus oficios y artes ms importantes bienes subsidiarios, bienes de produccin como dicen ahora los economistas, escaleras, lmparas y pigmentos, por ejemplo, para realizar las pinturas rupestres paleolticas; cinceles para hacer encajes en otras herramientas; utensilios para curtir las pieles. Realmente la cuestin que deba haberse planteado es la de cmo la agricultura surgi de toda esta industria. Sin embargo, la larga historia econmica del hombre antes de la agricultura ha continuado considerndose solamente como una especie de prlogo que se desarrollaba entre bastidores y al que habra de seguir el drama, tal como lo refiere Adam Smith. Un sofisma muy convincente, pero muy elemental, contina sosteniendo el dogma y explica quiz, por lo menos en parte, por qu el problema ha quedado sin aclarar. Fue este sofisma el que me indujo a considerar que las ciudades haban aparecido antes que la agricultura, ya despus de que la lgica me forzara a encarar esta idea. Una analoga entre la agricultura y la electricidad puede ayudar a aclarar y explicar todo esto. Las ciudades modernas dependen hasta tal punto de la electricidad que sus economas sufriran un colapso si sta faltase. De hecho, si las ciudades modernas no tuviesen electricidad, la mayora de su poblacin, de no poder ser evacuada, morira de sed o de enfermedad. Y las instalaciones masivas y ms importantes de produccin de electricidad estn situadas en las reas rurales. La energa que generan es utilizada tanto en las ciudades como en el propio campo. Si la memoria del hombre no retrocediese a una poca en que el mundo tena ciudades pero no electricidad, podra parecer, considerando nicamente los hechos que he mencionado, que el uso de la energa elctrica deba haber tenido su origen en el campo, y haber sido requisito previo de la vida urbana. He aqu cmo se hubiera reconstruido tericamente el proceso: primero exista poblacin rural, que no tena electricidad, pero con el tiempo la desarroll y lleg a producir un exceso; tal exceso hizo posibles las ciudades. El sofisma es confundir los resultados del desarrollo econmico urbano con las condiciones previas a tal desarrollo econmico. Es por tanto un simple sofisma, y sin embargo -como la creencia en la generacin espontnea deja de lado, como ya resueltos, algunos de los problemas ms interesantes, que no han sido resueltos en absoluto. Cmo surgen realmente las ciudades? Si las ciudades crean y re-crean el desarrollo rural, la
pregunta que debemos hacernos es la siguiente: qu es lo que crea y re-crea las economas urbanas?
Poblacin y recursos
Una economa en desarrollo necesita aumentar el nmero de trabajadores continuamente, lo cual significa una poblacin creciente. Y un tipo de economa tal, aumenta tambin los recursos naturales que puede extraer para su produccin, ms que disminuir su acopio de recursos. Cuando la gente aadi el cultivo del grano y la ganadera, estaban aumentando, y no disminuyendo, los recursos naturales que eran capaces de utilizar. El hombre moderno ha hecho lo mismo, aadiendo fertilizantes qumicos y perforadoras de aceite y miles de otros bienes y servicios; y las futuras economas evolutivas, hallarn, seguramente, entre otros, gran cantidad de nuevos recursos en el mar. Ciertamente, las economas evolutivas son todas demasiado crueles con la Naturaleza, pero sus depredaciones no pueden compararse en destructividad a las del estancamiento y a las de las economas estancadas, donde la poblacin explota limitadamente un campo de recursos, demasiado pesada y montonamente para hacerlo de modo continuado, dejando as de aadir a sus economas los nuevos bienes y servicios que podran ayudarles a compensar sus depredaciones. Los efectos del estancamiento econmico sobre la Naturaleza se disimulan cuando los pueblos son tan limitados y atrasados en sus tecnologas, que cualquier cosa que hagan tiene un efecto relativamente pequeo sobre el resto del mundo natural. Pero cuando una sociedad ha desarrollado su economa de modo apreciable, y ha aumentado as su poblacin tambin de modo apreciable, cualquier estancamiento grave resulta terriblemente destructivo para el medio. Las secuelas comunes han sido en el pasado la tala de los bosques, completa destruccin de la vida salvaje, prdida de la fertilidad del suelo y descenso de las cuencas colectoras. En los Estados Unidos, la falta de progreso en el tratamiento de los desperdicios y la extrema supeditacin a los automviles ambos hechos evidencian detencin del desarrollo estn siendo los agentes reales de la destruccin del agua, el aire y la tierra. Los recursos naturales determinan estrictamente el nmero de animales salvajes, que depende tambin de los otros animales de que se alimentan. Pero esto es debido a que toda especie animal dada, exceptuando el hombre, utiliza directamente slo unos pocos
recursos, y los utiliza indefinidamente. Cuando dejamos de vivir, como los otros animales, de lo que la Naturaleza proporciona ya hecho, comenzamos a cabalgar un tigre que no podemos atrevemos a desmontar, pero comenzamos tambin a abrir nuevos recursos, que pueden ser solamente limitados por el estancamiento econmico. Son perfectas las analogas del crecimiento de la poblacin humana con el crecimiento de la poblacin animal. La idea de que, de acuerdo con una planificacin econmica consciente, el crecimiento de la poblacin ha de limitarse porque los recursos naturales son limitados, es profundamente reaccionaria. Tal enfoque no nos lleva, en modo alguno, a proyectar el desarrollo econmico, sino a proyectar el estancamiento. Parece que esto no se comprende fcilmente, pues est pasando a ser normal (especialmente entre la gente acomodada) suponer que la gente pobre e improductiva, causa su propia pobreza multiplicndose, esto es, debido a su nmero. Pero si es cierto que la pobreza es realmente causada por el exceso de poblacin, resulta entonces que la gente pobre tiene que prosperar dondequiera que la poblacin disminuya apreciablemente. Lo cual no sucede as en el mundo real. Sectores completos de Sicilia y Espaa han quedado casi despoblados a causa de la emigracin. Y la gente que permanece en tales lugares no prospera, sino que contina siendo pobre. En los Estados Unidos, los condados ms pobres experimentan una continua emigracin y la poblacin absoluta disminuye, pero la situacin econmica de la gente que se queda no mejora como resultado, sino que a veces incluso se agrava. McDowell County, en West Virginia, tuvo en tiempos una poblacin de 97.000 personas que vivan primaria y pobremente de las minas de carbn. Hacia 1965, la poblacin haba disminuido a 60.000 personas, y sus condiciones eran an peores, segn un reportaje del New York Times, de lo que haban sido anteriormente, y estaban mantenindose gracias a la caridad. En Fauquier County, Virginia, que tiene segn el Times 12 millonarios y 3.000 familias negras indigentes, se ha establecido una clnica de maternidad libre, en donde, mediante solicitud, se esteriliza a las mujeres agobiadas por la necesidad. En la fecha del reportaje del Times, en 1962, se haba practicado la operacin a 63 mujeres. Este servicio poda mejorar la condicin econmica de los 12 millonarios, reduciendo el costo del bienestar. Pero quienquiera que piense que ello iba a proporcionar prosperidad a las familias negras indigentes, es realmente ingenuo. Irlanda tena casi nueve millones de personas, antes de la crisis de la patata. Eran muy pobres. Debido a la miseria, la emigracin y la enfermedad, se vieron reducidos rpidamente a menos de tres millones. La gente un poco menos pobre, era an pobre. Sus ndices de matrimonio y nacimiento eran los ms bajos del mundo, lo cual no haca de Irlanda un pas acomodado. Uno se pregunta hasta dnde ha de ser reducida la poblacin para que se produzca la prosperidad. Adems si la gente es la causante de su propia pobreza, debido a su nmero, se deduce que si una poblacin dada es razonablemente escasa, no ser
pobre. Sin embargo, los pases que han estado siempre escasamente poblados, estn tan expuestos a la pobreza como los pases superpoblados. Por ejemplo, Colombia, escasamente poblada, tiene un terreno rico y firme que envidiara Iowa, y un alto grado de mineral de hierro que el Japn deseara; sin embargo, Colombia se hunde en la pobreza y en un caos econmico peor que el de la India, densamente poblada. Si el Japn y la Europa Occidental, densamente poblados, fueran pobres, y si Colombia, el Congo y Brasil, escasamente poblados, fueran pases prsperos, entonces sera correcta la teora de que la superpoblacin causa la pobreza. Hay muchas razones a favor del control de la natalidad. Constituye una gran fuerza para la liberacin econmica y social de la mujer, y sin duda se afianzar an ms, en este sentido, en las sociedades del futuro, que utilizarn la esplndida capacidad potencial de la mujer para aadir trabajo nuevo al viejo. El control de la natalidad es quiz tambin un importante derecho humano, aunque realmente no tan vital como el derecho a tener hijos. Pero el control de la natalidad como prescripcin para evitar el estancamiento econmico y la pobreza es un disparate. Peor an, es una falsedad, porque encierra la idea de que se est haciendo algo constructivo para solucionar la pobreza, cuando en realidad no se est haciendo absolutamente nada. La economa de los seres humanos no es como la de los venados que engordan al disminuir su nmero. A comienzos de este siglo, los filntropos americanos suponan normalmente que la pobreza era causada por la enfermedad. Se razonaba, entonces, que la gente sana sera ms productiva, tendra ms iniciativa y capacidad para ayudarse a s misma, que la gente enferma. Se analizaba la pobreza como un crculo vicioso en el que la pobreza llevaba a la enfermedad y la enfermedad agra. yaba la pobreza. Las medidas para combatir la enfermedad se cambiaron por ser, aunque tiles para combatir la enfermedad, irrelevantes para atajar la pobreza. Lo cual condujo a una situacin que se diagnostica actualmente como un crculo vicioso diferente, pobreza-superpoblacin-pobreza. Buscar las causas de la pobreza de este modo es dirigirse a un objetivo intelectual muerto, porque la pobreza no tiene causas. Solamente la prosperidad las tiene. Analgicamente, el calor es el resultado de procesos activos; tiene causas. Pero el fro no es el resultado de ningn proceso; es solamente la ausencia de calor. Igualmente, el gran fro de la pobreza y del estancamiento econmico, es solamente la ausencia de desarrollo econmico. Puede ser superado con slo poner en marcha los procesos econmicos adecuados. Todos estos procesos tienen sus races, si estoy en lo cierto, en el trabajo evolutivo que se efecta en las ineficientes ciudades donde un tipo de trabajo lleva ineficazmente a otro. Examinemos ahora los movimientos que se producen en la economa de las ciudades, pequeos movimientos en los ejes que mueven las grandes ruedas de la vida econmica.
Qu es capital <bsico>?
La idea clsica de que el capital bsico> de un pas es la tierra y el trabajo aplicado a ella, es evidentemente falsa. Si no lo fuese, los pases predominantemente agrcolas seran actualmente exportadores del capital y de otros servicios financieros a los fuertemente industrializados y urbanizados, en vez de ser a la inversa.L Y dentro de los pases industrializados y urbanizados, las reas rurales exportaran capital a las ciudades. Henry George, partiendo de la premisa de que la tierra es capital bsico y riqueza bsica, aseguraba que todos los beneficios que se producan en las ciudades derivaban del valor del terreno urbano. Por supuesto, el elevado valor peculiar del suelo urbano, no se deriva de nada inherente a la tierra, sino de las concentraciones de trabajo sobre este suelo de las ciudades. La riqueza bsica de un pas es su capacidad productiva, creada por las oportunidades prcticas que los individuos han tenido para aadir trabajo nuevo al antiguo. Pero hablar de capital bsico es invocar siempre un concepto ms bien platnico. Es algo as como decir: S, yo entiendo lo relativo a la gente que fabrica pao para los camiseros, pero qu es paera bsica? En el mundo real, el capital es tan creador como cualquier otro bien urbano y el desarrollo rural es financiado por las exportaciones de capital de las ciudades. Todas las
economas en desarrollo generan capital. Por tanto, decir que los pases subdesarrollados deben ser financiados desde el exterior, es equivalente a afirmar que deben ser desarrollados como dependencias coloniales inertes, no como economas autocreadoras. Si el desarrollo econmico se da realmente dentro de un pas o regin al que se est ayudando, tal ayuda exterior es solamente necesaria, a lo sumo, durante un breve perodo. Inevitablemente, el desarrollo econmico de un pas depende de su propio trabajo. La notoria ayuda que un pas altamente desarrollado y prspero puede prestar a otro subdesarrollado, es comprar sus productos: dar a sus ciudades embrionarias o estancadas una oportunidad de colocar cada vez ms trabajo de exportacin, ganar importaciones y reemplazarlas. Ninguna forma de financiacin, aunque sea generosa, puede ayudar al desarrollo de una economa si los individuos dentro de sus ciudades no aaden nuevos tipos de trabajo al viejo, y si no se crean organizaciones en ellas para financiar el proceso. Pero la misma regla puede aplicarse a las economas altamente desarrolladas: si no crean continuamente organizaciones que suministren capital al nuevo trabajo en sus ciudades, acabarn estancndose tambin, y su prosperidad comenzar inevitablemente a disminuir, aunque sea lentamente.
Las explosiones
Volvamos la vista atrs y examinemos una joven ciudad que est iniciando su crecimiento. Tal como describimos en el captulo IV, comienza a crear nuevas exportaciones a partir de su dbil economa local. Crece de modo gradual, pero con firmeza, paralelamente al crecimiento gradual y firme de sus exportaciones. Aparte de lo gradual que sea este crecimiento, si la ciudad contina creando nuevas exportaciones, tarde o temprano debe contar con una cantidad grande y diversa de importaciones. Inevitablemente llega un momento en que es econmicamente factible producir algunas de estas importaciones dentro de la pequea ciudad. Si hay gente realizando ya trabajo al que poder aadir el nuevo, si tal gente puede hallar espacio en los lugares adecuados para producir localmente algunas de las antiguas importaciones, si puede conseguir capital, y si no tiene prohibido, abierta o
encubiertamente, el reemplazo de importaciones (como sucede a veces en las economas coloniales, por ejemplo), algunas de stas son rpidamente reemplazadas por trabajo local. Y entonces la ciudad crece, a partir de este nuevo trabajo, variando sus importaciones y aadiendo ms trabajo local por el efecto multiplicador del reemplazo de las importaciones. Debido a todo esto, la ciudad pasa a ser un lugar donde la produccin de otro grupo ms de sus diversas importaciones se hace factible econmicamente. Nacen nuevos reemplazos. Otra vez varan algunas de las importaciones de la ciudad, y la ciudad crece. Por lo tanto, la ciudad se transforma en un lugar donde la produccin local alcanza un volumen y una eficacia que nadie hbiese imaginado cuando el proceso se inici. Oleadas de diferentes importaciones son reemplazadas rpidamente. El crecimiento de la ciudad es, a estas alturas, tan vertiginoso, que algunas de las mismas importaciones que la ciudad adquira al principio del episodio eran las mismas que la ciudad reemplazaba ms tarde. Es ste un proceso, dicho brevemente, que se desarrolla y acelera por s mismo. Un episodio de reemplazo de importacin, una vez que se inicia con potencia, es una fuerza econmica tan poderosa que no se detiene hasta que ha alcanzado su propio fin. Pero, inevitablemente, llega un momento en que se han re emplazado tantas importaciones que se reducen amenazadoramente las usuales: bienes de produccin rural; bienes y servicios cuyo mercado en la ciudad es tan pequeo que no hace rentable su produccin local; y bienes y servicios para cuya produccin la ciudad carece an de capacidad tcnica. Supongamos que durante este proceso las exportaciones de la ciudad han ido creciendo. Las importaciones no slo han alterado su composicin; se han incrementado tambin, sin lugar a dudas, en la cantidad y, probablemente, en la variedad. En este caso, o bien las posibles importaciones para la produccin local se han hecho ms numerosas de lo que de otro modo hubiesen sido, o bien se ha apresurado el momento en que la produccin
de alguna de ellas se hace econmicamente factible. As, el rpido crecimiento de las exportaciones de la ciudad puede prolongar una situacin de reemplazo de importacin y crecimiento explosivo. O tambin, el crecimiento de la exportacin puede acortar los intervalos entre las expansiones, haciendo que una expansin siga rpidamente a otra. Durante las grandes expansiones de la ciudad de Nueva York en el pasado siglo y en el primer cuarto del actual, las exportaciones crecan tambin rpidamente. Las grandes expansiones de Tokio desde la guerra, y de ciudades como Hong-Kong, Mosc y Miln, se han intensificado y prolongado, con toda probabilidad, debido a un crecimiento rpido de sus exportaciones. Despus de que una situacin de crecimiento explosivo desaparece, una ciudad dispone en su economa local de mucho trabajo de exportacin nuevo, como ya veremos en el prximo captulo.
Si la ciudad contina realmente produciendo nuevas exportaciones, no slo equilibrar sus propias prdidas inevitables de exportaciones que ocurren en todos los casos sino que dispondr tambin de nuevas reservas de importaciones reemplazables. Despus, con el tiempo, la ciudad experimentar otro episodio de reemplazo de la importacin, desvo de la importacin y crecimiento excesivamente rpido. Lo que de aqu resulta, pues, si este resumen es exacto, es otro sistema de reciprocidad del crecimiento, aunque ms complejo que el descrito en el captulo anterior. Sus movimientos pueden establecerse de este modo: una ciudad comienza a fabricar sus importaciones y pasa a ser capaz de reemplazar muchas de ellas. Reemplazndolas, pasa a ser capaz de generar ms exportaciones. Y, as, contina fabricando otras importaciones siendo capaz de reemplazar muchas de ellas. Y hacindolo as pasa a generar ms exportaciones; y fabrica otras importaciones... y as sucesivamente. Pocos espectculos hay ms desconcertantes que la compleja cantidad y diversidad de trabajos y puestos de trabajo concentrados en una gran ciudad. Cmo ha llegado a existir tan inmensa concentracin de trabajo? Creo que la respuesta est en el proceso de este notable sistema de reciprocidad.