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LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD
MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD
Julio Valden Baruque Universidad de Valladolid 1. UNOS ORGENES DIFUSOS. EL CONCEPTO INICIAL DE EDAD MEDIA Hablar de la Edad Media es, sin lugar a dudas, referirse a un concepto inven- tado. Los ciudadanos que vivieron en el transcurso de los siglos que la historio- grafa de nuestros das considera como medievales no tenan, por supuesto, la menor idea de esa expresin. El concepto al que hacemos referencia lo ha estu- diado con gran brillantez el historiador francs Jacques Heers en su interesante y polmico libro titulado La invencin de la Edad Media, aparecido en Francia en el ao 1992 y traducido al espaol en 1995. Pero es lgico que nos pregunte- mos, de cundo data esa expresin de Edad Media? Ni ms ni menos que de la segunda mitad del siglo XV. La ms antigua mencin a esos tiempos medievales la encontramos, segn nos dice la investigacin desarrollada sobre esta cuestin, en una carta del obispo italiano de Alesia, Giovanni Andrea dei Bussi, que data del ao 1469. En la mencionada carta se dice en un prrafo lo siguiente: sed mediae tempestatis tum veteris, tum recentiores usque ad nostra tempora. De todos modos el primero que indic la existencia de una cierta unidad en la etapa comprendida, grosso modo, entre los siglos V y XV fue el humanista italiano Flavio Biondo. La expresin media tempestas haca referencia a unos tiempos 311 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 311 medios, los cuales se situaban entre una poca lejana pero sumamente gloriosa, la de la Antigedad Clsica, y el perodo en el que esos humanistas vivan, es decir las ltimas dcadas del siglo XV, caracterizados bsicamente por el intento de retornar al espritu de aquellos tiempos brillantes. As pues el origen del con- cepto de Edad Media tena que ver, ante todo, con la postura adoptada por los humanistas italianos de fines de la decimoquinta centuria. Por lo dems dicho concepto se apoyaba, esencialmente, en aspectos de naturaleza filolgica, pues ubicaba la Edad Media entre dos fases de la historia de la humanidad que tenan en comn el particular aprecio de las lenguas clsicas. En el transcurso del siglo XVI encontramos con frecuencia menciones como las de medium aevum, media tempestas o media etas, tanto en historiado- res como en fillogos y lo mismo en Italia que en otros pases europeos, adonde haban llegado las corrientes del humanismo. Entre los nombres ms significati- vos que aluden al citado concepto cabe recordar a Joaqun de Wat (1501), Juan de Heerwagen (1532), Marco Welser (1575) o Adriano Junius (1575). Esa misma tnica continu a lo largo del siglo XVII: Conisius (1601), Goldats (1604), Vosius (1662), etc. De todos modos en la segunda mitad de esa centuria se llevaron a cabo algunas interesantes precisiones a propsito del concepto que nos ocupa. As por ejemplo Jorge Horn, en su obra titulada Arca No, fechada en el ao 1665, denomina medium aevum al perodo comprendido entre los aos 300 y 1500, lo que significaba fijar una cronologa especfica de dicha etapa. Apenas unos aos despus Du Cange, en su clebre Glosario, que data del ao 1678, hablaba de la mediae et infimae latinitatis. Pero sin duda la obra de mayor relieve, por lo que a la fijacin del concepto de Edad Media se trata, fue la del alemn Cristbal Keller, profesor de la universidad de Halle, titulada Historia medii aevi a temporibus Constantini Magni ad Constantinopolim a Turcis cap- tam y cuya aparicin tuvo lugar en el ao 1688. Keller comenzaba la Edad Media en tiempos del emperador Constantino y la daba por conclusa en el momento en que los turcos conquistaron la ciudad de Constantinopla, la que fuera capital del Imperio Bizantino. Exista en la Europa de finales del siglo XVII, por lo tanto, un concepto de Edad Media, el cual se proyectaba sobre un amplio perodo de la historia, si no del conjunto de la humanidad s cuando menos del viejo continente y de su entor- no inmediato. Ahora bien, ni en el siglo XVI ni en el XVII se despert el menor JULIO VALDEN BARUQUE 312 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 312 inters por esos tiempos situados, a modo de una etapa intermedia, entre la por- tentosa Antigedad Clsica y la poca del Renacimiento. Es ms, exista un cier- to desprecio por esos siglos medievales, en los cuales el rasgo dominante, al menos as se pensaba entonces, haba sido el paulatino olvido de la rica y fecun- da tradicin greco-latina. No se haba producido en esa larga etapa, conocida un tanto despectivamente como Edad Media, primero una adulteracin y luego un lamentable olvido de la bella lengua en la que se haban expresado autores tan significativos como Horacio y Cicern? Pero no slo se miraba negativamente a los tiempos medievales desde el punto de vista filolgico. El movimiento religio- so iniciado en Alemania con las predicaciones de Martn Lutero anunciaba la imperiosa necesidad de volver al cristianismo primitivo, abandonando, obvia- mente, la tradicin de los siglos medievales en los que, segn su perspectiva, la Iglesia haba ejercido un dominio a todas luces tirnico sobre el conjunto de los fieles. En definitiva, haba dos edades gloriosas en la historia de la humanidad, el mundo antiguo, por una parte, y la fase iniciada con el Renacimiento, por otra. Entre ambas etapas la vida humana haba transcurrido, lamentablemente, en medio de una tremenda oscuridad. As haba sido la Edad Media, tiempo consi- derado de simple trnsito, pero a la vez de barbarie y de ignorancia, lo que expli- ca el profundsimo desdn que exista hacia ella. Lo medieval equivala, por lo tanto, a mediocridad, retraso y arcasmo, o incluso, como ha sealado aguda- mente el profesor Jacques Heers, a una especie de injuria. El Medievo era algo parecido a una larga noche de mil aos, la cual se hallaba situada entre dos po- cas de esplendor y de luminosidad, la Antigedad y el Renacimiento. El descrdito de que gozaba la Edad Media en el transcurso de los siglos XVI y XVII, sin embargo, no evit, ni mucho menos, la existencia de algunos destaca- dos estudiosos de los tiempos medievales, los cuales, justo es sealarlo, constitu- yen un hito muy importante en el desarrollo de la historiografa sobre aquel pero- do. Por de pronto desde finales del siglo XVI se estaban reuniendo importantes materiales de la poca medieval, entre los que se deben mencionar los Annales ecclesiastici de Csar Baronius, o las obras de autores como Duchesne, Ughelli o Baluze. No obstante la actividad que, a la larga, dej mayor provecho fue la que protagonizaron los benedictinos de Saint-Maur y el grupo jesuita de los bolan- distas. La discusin mantenida por ambos grupos a propsito del valor de las fuentes relativas a la iglesia cristiana medieval deriv, ni ms ni menos, en la ges- tacin de un mtodo crtico para el anlisis de los documentos del pasado, o lo LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 313 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 313 que es lo mismo en el nacimiento de la disciplina que conocemos con el nombre de Diplomtica. Por lo que se refiere a la contribucin de los eruditos espaoles de esos siglos cabe recordar la obra de Moret sobre el reino de Navarra, que data del siglo XVII, y, sobre todo, los importantsimos Anales de la Corona de Aragn de Jernimo Zurita, elaborados en el transcurso del siglo XVI. 2. LA ILUSTRACIN: UNA IMAGEN ATROZ DE LA EDAD MEDIA No obstante fue en el siglo XVIII cuando la imagen de la Edad Media alcan- z, sin duda alguna, el nivel ms retrgrado que imaginarse puede. El siglo deno- minado de las luces, tambin llamado de la Ilustracin, predicaba, con mucho nfasis, el racionalismo, al tiempo que defenda la idea del progreso imparable de la especie humana. Ahora bien, esas ideas se haban abierto camino, al menos as pensaban los intelectuales que llevaban la voz cantante en aquella centuria, una vez enterrada definitivamente la tenebrosa etapa de la Edad Media. El Medievo, para los ilustrados, haba sido una etapa caracterizada ante todo por la barbarie, el oscurantismo y la supersticin, pero tambin por el predominio de rasgos tan negativos como el inmovilismo, la parlisis y la irracionalidad. Y qu decir del clero de aquellos tiempos, caracterizado ante todo, segn la opinin de los ilus- trados, por la depravacin y el libertinaje? Como escribi, sin duda acertadamen- te, el profesor Santiago Montero Daz La Ilustracin fue ciega para los valores especficamente medievales. Recordemos, a este respecto, lo que escribi el des- tacado enciclopedista francs Voltaire a propsito de los siglos medievales: Cuando el Imperio romano fue destruido por los brbaros, se formaron muchas lenguas con los despojos del latn, como se elevaron muchos reinos sobre las rui- nas de Roma. Los conquistadores llevaron por todo el Occidente su ignorancia y su barbarie. Todas las artes perecieron: hasta ochocientos aos despus no comenzaron a renacer. Lo que desgraciadamente nos resta de la arquitectura y de la escultura de aquellos tiempos, es un grotesco conjunto de groseras y de bara- tijas. Lo poco que escriban era del mismo mal gusto. Los monjes conservaron la lengua latina para corromperla.... Difcilmente cabe hacer una sntesis ms ferozmente negativa de lo que signific el mundo medieval. Lo nico que se acep- taba, en cierto modo, de aquellos funestos tiempos era la presencia en ellos de algunos precursores de la modernidad, caso, por ejemplo, de los escritores italia- nos de la Baja Edad Media Dante, Petrarca y Bocaccio. JULIO VALDEN BARUQUE 314 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 314 Sin duda alguna contribuy notablemente a ennegrecer an ms la imagen de los siglos medievales la visin que en el siglo XVIII se elabor a propsito de la denominada sociedad feudal. Caba imaginar un despotismo ms atroz que el desarrollado por los grandes magnates nobiliarios de la Edad Media, a los que se presentaba, por sorprendente que puedan parecer los trminos, nada menos que como seores de horca y cuchillo? En el extremo contrario qu perspectivas se ofrecan para los pobres e ingenuos campesinos del Medievo, que eran sin duda la inmensa mayora de la poblacin, convertidos por lo general en humildes siervos de la gleba, lo que de hecho apenas los diferenciaba de los esclavos de la Antigedad? As pues la Edad Media haba alcanzado las cotas ms altas de la historia de la humanidad en lo que se refiere al ejercicio de la ms brutal tirana por parte de aquellos que controlaban el poder econmico y el poltico, es decir los grandes seores feudales. Al menos esa era la opinin prevalente en los cr- culos intelectuales dominantes de la Europa occidental de aquel tiempo. Precisamente la revolucin francesa de finales de la decimoctava centuria iba a poner fin, gracias a las medidas tomadas en su momento, a la pesada y dura herencia legada por los tiempos medievales. As las cosas era de todo punto inimaginable que los grandes pensadores del siglo de las luces pudieran atisbar el menor signo positivo en la poca medieval. De lo sealado podemos concluir, como puso de manifiesto atinadamente en su da el profesor Santiago Montero Daz, en su valiosa y sugestiva obra titulada Introduccin al estudio de la Edad Media, que en el perodo comprendido entre los siglos XVI y XVIII no hubo inteligencia histrica de la Edad Media. La etapa intermedia entre los tiempos de la Antigedad Clsica y los de la eclosin del Renacimiento resultaba de todo punto incomprendida, lo que explica que se le considerara algo parecido a un estercolero. En la Europa de finales del siglo XVIII, por lo tanto, podra decirse, remedando al profesor Jacques Heers, lo siguiente: Lo medieval da vergenza, es detestable; y lo feudal, su tarjeta de visita para muchos, es todava ms indignante. De todos modos lo sealado no fue bice, ni mucho menos, para que en el siglo llamado de las luces se desarrollara, prosiguiendo la labor iniciada en las anteriores centurias, una interesante actividad de recogida de materiales proce- dentes de aquel supuestamente nefasto perodo, es decir de la Edad Media. Ciertamente esa labor la llevaban a cabo algunos eruditos aislados, los cuales, LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 315 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 315 por lo general, eran despreciados en su tiempo. Mas a la larga esa actividad result, justo es indicarlo, de gran provecho, al menos desde la perspectiva de la investigacin histrica de aquel perodo. Quiz el trabajo de mayor envergadura de cuantos aparecieron en aquel tiempo fue el que realiz el italiano Muratori con el ttulo de Rerum italicarum scriptores. Muratori sostena la idea de que el Medievo no haba sido un perodo de tinieblas sino, por el contrario, la poca en la que se pusieron los cimientos de la construccin de Europa. Ni que decir tiene que esas opiniones resultaron totalmente incomprendidas en la Europa de la Ilustracin. Casi por las mismas fechas el erudito ingls Rymer pona en mar- cha su impresionante coleccin de documentos medievales, los famosos Foedera, conventiones, litteras et cuiscumque generis acta publica, aparecidos en Londres entre los aos 1739 y 1745. En cuanto a Francia, aparte de la obra emprendida por los benedictinos, entre los que sobresala Dom Toustain, hay que resear la actividad desplegada por la recientemente constituida Acadmie des Inscriptions et Belles Lettres, que public numerosas fuentes de la Edad Media. Por lo que se refiere a Espaa es preciso consignar, como obras ms sig- nificativas, la interesante y voluminosa obra del padre Flrez, Espaa sagrada, en la que se recoge un abundante material de la poca medieval, las Antigedades de Espaa, de Berganza, o los Bularios de las rdenes Militares. 3. EL ROMANTICISMO Y LA MITIFICACIN DEL MEDIEVO El siglo XIX, en agudo contraste con el que le precedi, fue testigo de un cambio radical en lo que se refiere a la consideracin de la Edad Media. Esa transformacin, a todas luces de gran profundidad, la recogi de forma muy sig- nificativa, entre otros, el historiador alemn Luden, en su Historia del pueblo alemn, obra aparecida en el ao 1825, en la cual puede leerse lo siguiente: Hace una generacin, la Edad Media pareca una noche oscura, ahora...el encan- to de lo que descubrimos ha fortalecido el deseo de seguir investigando. Mas no slo eran los historiadores los que haban cambiado de perspectiva a propsito de la imagen que tenan de la Edad Media. Tambin la mayora de los escritores de aquel tiempo decidieron sumar sus voces a la bienvenida que, cada da con ms fuerza, se dedicaba al Medievo. As por ejemplo el conocido y brillante escritor de la primera mitad del siglo XIX Heinrich Heine manifest lo siguiente a prop- JULIO VALDEN BARUQUE 316 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 316 sito de las catedrales gticas: Cuando se examinan desde fuera esas catedrales gticas, esos edificios inmensos de forma tan fina, tan transparente, tan area, que parecen recortados imitando los encajes de Brabante en el mrmol, slo entonces se siente plenamente el podero de aquellos tiempos que saban agilizar la piedra, animarla con una vida de fantasmas y hacer expresar a esa materia los impulsos del espiritualismo cristiano. Sin duda el Romanticismo haba tenido mucho que ver en la apertura de esa nueva perspectiva hacia el mundo medieval. Frente al predominio del racio- nalismo, elemento caracterstico del siglo de las luces, el Romanticismo se basaba ante todo en aspectos como la sensibilidad y el sentimiento, poniendo de relieve, entre otras muchas facetas, la exaltacin del individuo, la libertad creadora y, por supuesto, la vuelta a la naturaleza. As las cosas la Edad Media, hasta entonces vilmente despreciada, comenz a ser elogiada, por cuanto se parta de la idea de que en ella haban triunfado, sin duda alguna, las virtudes individuales, entre las cuales destacaban, como ms representativas, la caballe- rosidad, la pasin o el amor corts. No es extrao, por lo tanto, que la corrien- te del Romanticismo terminara por mitificar a la Edad Media, perodo de la his- toria de la humanidad en el que vea, ni ms ni menos, el despliegue de los valores que, dicha corriente, defenda a capa y espada. Paralelamente se des- plegaba por toda Europa un excepcional entusiasmo por las artes plsticas medievales y en particular por el arte gtico, as denominado en el pasado por cuanto se atribua su origen a un pueblo brbaro, lo que tena, no nos engae- mos, un sentido claramente despectivo. Y la literatura medieval? A ella se acuda igualmente, en la decimonovena centuria, entre otros motivos para exhu- mar los grandes poemas nacionales y, cmo no, para potenciar la brillante pica annima. En otro orden de cosas hay que sealar que el Romanticismo elogi tambin a la Edad Media por cuanto en ella haba tenido un gran predicamento la fe religiosa, a la que se contemplaba independientemente de la actuacin ins- titucional de la Iglesia. Sin duda la visin del Medievo forjada por el Romanticismo era sumamente apasionada, estando compuesta, bsicamente, por hroes y por santos, por cruzados y por caballeros, as como por maravillo- sas leyendas. Mas, al margen de los aspectos de exaltacin que sin duda aport el Romanticismo, el hecho cierto es que dicha corriente contribuy, no poda ser de otra manera, al desarrollo de los estudios sobre aquella poca, ahora tan atractiva y antes, por el contrario, tan terriblemente desdeada. LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 317 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 317 El Romanticismo, en suma, fue decisivo para el redescubrimiento de la Edad Media. Pero tambin aportaron su granito de arena en esa misma direccin otras corrientes del pensamiento vigentes en las primeras dcadas del siglo XIX. Decisivo fue, asimismo, el papel jugado por el Nacionalismo, fenmeno polti- co-ideolgico que, como es sabido, conoci un espectacular despliegue en Europa a raz de las guerras napolenicas. Cada pueblo procuraba afirmar sus especficas seas de identidad, lo que le llevaba inevitablemente a bucear en el pasado a la bsqueda de sus orgenes. No fue precisamente en el Medievo cuan- do se pusieron los cimientos de esas entidades denominadas naciones-estado? Sin duda ese inters por el Medievo, en el caso de los nacionalismos, estaba motivado por razones de carcter poltico. Pero lo cierto es que dicha corriente de pensamiento ayud a escudriar, con otros ojos, un pasado que en los siglos anteriores se haba visto con autntico desdn. Uno de los pases en donde este inters por el Medievo alcanz quiz mayor desarrollo fue, sin duda, Alemania. Su falta de unidad en buena parte del siglo XIX contrastaba rotundamente con el Medievo, que haba sido el perodo de vigencia del Sacro Imperio Romano Germnico, el cual era la cabeza indiscutible de la Cristiandad en el orden tem- poral. Eso explica la fuerza que adquiri en Alemania el pasado medieval, al que se miraba con indudable orgullo. Desde una perspectiva diferente los pueblos eslavos, sometidos al dominio turco, comenzaron asimismo a bucear en su pasa- do medieval con la finalidad de encontrar sus races. En definitiva, el siglo XIX fue testigo de la bsqueda apasionada del espritu peculiar de cada pueblo y de cada nacin, lo que los alemanes denominaron el Volkgeist, es decir el esp- ritu del pueblo. Tambin desde la plataforma de la Iglesia catlica, sometida a dursimas pre- siones en el transcurso del siglo XIX, creci el inters por los tiempos medievales. No fue aquel perodo el que vio nacer el tomismo, es decir la filosofa directriz por excelencia de los catlicos? No surgi tambin en el Medievo un instru- mento de tanta vala como el derecho cannico? Tena algn sentido olvidar perodos tan brillantes del pasado como el siglo XIII, poca que fue de reyes san- tos (recordemos a San Luis de Francia o a San Fernando de Castilla y Len), pero tambin de pontfices tan significativos como Inocencio III y de pensadores de tan alta lucidez como Toms de Aquino? La Edad Media, desde el punto de vista de la Iglesia catlica decimonnica, haba sido un perodo de la historia de la humanidad caracterizado por la unidad, la paz y la armona. JULIO VALDEN BARUQUE 318 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 318 La Edad Media, por lo tanto, se haba convertido en una poca a la que muchos se asomaban, pues vean en ella numerosos elementos positivos, ya fue- ran de ndole intelectual, de naturaleza poltica o de carcter religioso. Pensemos, por ejemplo, en el atractivo suscitado por los tiempos medievales en un pas como la Gran Bretaa, nacin que haba logrado un excepcional podero en el siglo XIX llegando a convertirse en la primera potencia mundial de aquella poca. Pues bien, los britnicos, orgullosos de sus espectaculares logros, volvan su mirada hacia el Medievo para intentar conocer sus races, ya fueran stas el common law, la Carta Magna o el nacimiento del Parlamento, tres conquistas fundamen- tales de aquellos siglos lejanos. Gracias a esos cimientos los britnicos, al menos as lo pensaban, ofrecan al resto del mundo unas instituciones modlicas, a la par que expresivas de un clima de libertad del que carecan otros muchos pases. Paralelamente la Edad Media se convirti en Francia en el campo de discusin entre las fuerzas reaccionarias y las progresistas. Para los reaccionarios el Medievo conoci, entre otros aspectos, la poca dorada de la alianza entre el trono y el altar. Los progresistas, por su parte, vean en el Medievo el inicio de los movimientos populares, o si se quiere el punto de partida de una conciencia de clase, De esos movimientos caba recordar a las comunas, trmino utilizado en 1870 por los revolucionarios parisinos. 4. LA HISTORIOGRAFA DEL SIGLO XIX: UN ACERCAMIENTO REALISTA A LA EDAD MEDIA Tradicionalmente se ha presentado al siglo XIX como el siglo de la historia. Sin duda fue en esa centuria cuando dicha disciplina entr, con todos los honores, en el mbito universitario. En ese mismo siglo, por otra parte, se generaliz el estudio de la historia en los centros de enseanza secundaria. Posteriormente la disciplina de la historia se trasladara tambin, aunque de forma sucinta, a las escuelas primarias. As pues el conjunto de los ciudadanos europeos reciban, en mayor o menor medi- da, unos conocimientos acerca del pasado de la humanidad. Por si fuera poco algu- nos destacados historiadores llegaron a ocupar importantes puestos de mando en la poltica europea de aquel tiempo. Cmo olvidar, por acudir a un ejemplo repre- sentativo, la figura de D.Antonio Cnovas del Castillo, hombre clave de la vida poltica espaola de finales del siglo XIX a la vez que director de una voluminosa Historia de Espaa y miembro de la Real Academia de la Historia? LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 319 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 319 El estudio de la historia no poda dejar de lado lo sucedido en los tiempos medievales, y menos an cuando se haban puesto en marcha, como acabamos de mencionar, unos motores que empujaban, con gran fuerza, en esa direccin, ya fueran el Romanticismo o el Nacionalismo. Ahora bien, los profesionales de la disciplina procuraban actuar desde supuestos cientficos, entendiendo este tr- mino en el contexto que le era propio en el siglo XIX. En ese sentido es de todo punto imprescindible recordar, aunque sea de forma esquemtica, la formidable labor desarrollada en la decimonovena centuria en lo que se refiere a la publica- cin de fuentes del Medievo. La coleccin ms significativa de todas fue, sin duda alguna, la que surgi en Alemania con el ttulo de Monumenta Germaniae historica, la cual abarcaba el perdo comprendido entre los aos 500 y 1500. Los Monumenta, cuya edicin inicial estaba dirigida por el archivero-biblio- tecario Georg Heinrich Pertz, pretendan ofrecer una ordenacin crtica de las fuentes sobre la historia medieval alemana, entendida sta, no obstante, en un sentido amplio, pues inclua documentacin no slo de la estricta nacin germ- nica, sino de todos los pueblos germanos. El primer tomo de los Monumenta vio la luz en el ao 1826. Entre los directores de dicha obra, aparte del citado Pertz, cabe mencionar a Georg Waitz, discpulo del eminente historiador alemn Leopoldo von Ranke. Paralelamente se pusieron en marcha en otros pases euro- peos, tales como Francia, Inglaterra, Italia, etc. importantes colecciones docu- mentales en las que no podan faltar, por supuesto, las fuentes relativas a la poca medieval. Recordemos, como ejemplos significativos, la Collection de docu- ments indits relatifs lhistoire de France o los Rerum britannicarum medii aevi scriptores. Ni que decir tiene que Espaa no falt a la cita. A mediados del siglo XIX se pusieron en marcha series tan importantes como la Coleccin de documen- tos inditos para la historia de Espaa o el Memorial histrico espaol, en las que el perodo medieval tena un notable protagonismo. Por su parte Prspero Bofarull inici la publicacin de una coleccin de documentos proce- dentes del Archivo de la Corona de Aragn. Otras obras importantes de ese mismo siglo que merece la pena citar fueron las actas de las Cortes de los anti- guos reinos de Len y Castilla, cuya direccin corri a cargo de Manuel Colmeiro, las Crnicas de los reyes de Castilla desde don Alfonso el Sabio hasta los Reyes Catlicos, obra de Cayetano Rosell o las colecciones docu- mentales que dirigi Toms Gonzlez. JULIO VALDEN BARUQUE 320 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 320 Mas no slo se trataba, por importante que fuera esa labor, de editar fuentes de la poca medieval. Al mismo tiempo se fueron constituyendo importantes escuelas histricas nacionales, en las cuales el estudio de la Edad Media tena, obviamente, un papel fundamental. As las cosas se estaba forjando una imagen de los tiempos medievales que, por fortuna para la disciplina que nos ocupa, nada tena que ver con la existente en siglos anteriores. Quiz el que mejor expres esa situacin fue el historiador alemn Bhmer, el cual, al visitar en 1818 la ciudad de Estrasburgo y sus impresionantes monumentos medievales, dijo lo siguiente: Nadie me convencer nunca de que la Edad Media, que cre tales obras, fue una poca de barbarie. Entre los muchos nombres significativos de historiadores del Medievo que desarrollaron su labor a lo largo del siglo XIX cabe mencionar a los alemanes Sybel y Lamprecht, a los ingleses Stubbs y Maitland o a los franceses Guerard y Delisle. Tambin Espaa aport nombres seeros a la historiografa del Medievo, tales como el ya citado Colmeiro, Simonet, Hinojosa, Ximnez de Embn, Amador de los Ros, Codera, Ribera, Miret y Sans o Bofarull. 5. LA EDAD MEDIA HOY: ENTRE EL DESPRECIO Y LA EMOCIN Dejemos ya el tormentoso siglo XIX para acercarnos al presente, o ms en concreto a la centuria que concluy hace unos aos. En el transcurso del siglo XX la historiografa, no descubrimos con ello ningn secreto, ha experimentado novedades sustanciales, las cuales, obvio es sealarlo, han afectado tambin a los estudios efectuados acerca de la Edad Media. Junto a la precisin creciente en la edicin de las fuentes escritas se ha ido abriendo paso un campo singular, que afecta ante todo al estudio de los restos materiales de aquel perodo. Nos estamos refiriendo a la Arqueologa medieval, un mbito muy sugerente, aun cuando durante algn tiempo, como seal en su da Miquel Barcel, sin duda en plan polmico, haya estado situada en las afueras del medievalismo. Simultneamente se fueron consolidando diversos campos de la investigacin histrica, ya se tratara de las instituciones o de la economa. Por otra parte en el siglo XX se abri un animado e interesante debate entre la historia y las ciencias sociales, tales como la sociologa y la antropologa, del cual han brotado ideas muy sugestivas. Cmo olvidar, asimismo, el papel fundamental desempeado por la importante escuela francesa de los Annales? O el impacto que tuvo en su da la irrupcin del materialismo histrico, punto de partida de una nueva inter- LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 321 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 321 pretacin del pasado de la humanidad? Teoras y mtodos de lo ms variopinto han colaborado, sin duda, al enriquecimiento de la reflexin sobre el pasado y a la postre a la investigacin sobre la historia, en trminos generales, y al conoci- miento de la Edad Media, por lo que a nuestro trabajo se refiere. Ciertamente la Edad Media suele proporcionar a los estudiosos unas fuentes mucho ms escasas que los perodos ms recientes de nuestro pasado, desde la Edad Moderna hasta la Contempornea. Ni que decir tiene que esa relativa penu- ria documental constituye, sin duda alguna, un aspecto negativo, sobre todo a la hora de aplicar determinados postulados de las actuales ciencias sociales, por ejemplo todo lo que atae a los mtodos estadsticos y, en general, a la cuantifi- cacin. Mas ello no ha obstaculizado, en modo alguno, el desarrollo positivo de reas especficas como la historia econmica, la historia demogrfica, la historia social, la historia de las ideas polticas, la clsica historia de las instituciones o la ms reciente historia de las mentalidades. Todas ellas constituyen, sin duda algu- na, ramas muy frondosas del rbol de la investigacin reciente sobre la Edad Media. En definitiva, la historia del medievalismo, en el transcurso del siglo XX, es inseparable de la historia de la historiografa general. La nmina de los medievalistas del siglo XX es, sin la menor duda, suma- mente rica a la par que variada. No es cosa de que nos detengamos en este aspec- to, aunque de todos modos nos parece imprescindible mencionar a algunos de los ms inteligentes historiadores de la pasada centuria, casos, entre otros, del belga Henri Pirenne, del holands Johan Huizinga, del italiano Roberto Sabatino Lpez, de los ingleses Rodney H. Hilton y Michael M.Postan, de los alemanes Otto Brunner y Ernst H.Kantorowicz, o de los franceses Marc Bloch y Georges Duby. A todos los citados debemos obras fundamentale, hoy consideradas clsi- cas. Por lo que respecta a Espaa el nombre emblemtico del medievalismo del siglo XX es, por supuesto, el insigne maestro Claudio Snchez Albornoz. Cuando se vio obligado a exiliarse en la Argentina, despus de la guerra civil espaola, dej en Espaa una brillante escuela, de la que destacaron, entre otros, Jos Mara Lacarra y Luis Garca de Valdeavellano. De los medievalistas espaoles actual- mente en activo yo citara, como representante singular, a Luis Surez Fernndez. Ahora bien, al margen de la actuacin de los profesionales de la historia, que podemos calificar de sumamente elogiosa, cul es la imagen que existe hoy en da, a nivel de la opinin pblica general, a propsito de ese perodo del JULIO VALDEN BARUQUE 322 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 322 pasado al que denominamos la Edad Media? En lneas generales puede afir- marse que lo medieval se sita entre dos posturas totalmente contrapuestas, por una parte el ms absoluto desprecio, por otra una emocin sin lmites. Parece como si el mundo en que vivimos hubiera heredado, y en cierto modo mante- nido, al mismo tiempo la tradicin negativa sobre el Medievo que se construy entre los siglos XVI y XVIII y la positiva que se fabric en el transcurso del siglo XIX. Por una parte sigue funcionando el tpico que identifica a los tiempos medievales como la etapa de la historia de la humanidad en la que predomina- ron el oscurantismo, la opresin y la intolerencia. Acudamos a un ejemplo que nos parece de todo punto sintomtico. El trmino feudalismo, alusivo a la forma de articulacin de la sociedad del Medievo, con todas las matizaciones que se quiera, ha sido utilizado en el siglo XX en un sentido claramente negativo, segn lo puso de manifiesto Robert Boutruche, uno de los principales estudiosos de ese tema. As por ejemplo el general De Gaulle, en el ao 1950, afirmaba que Francia deba de tener un gobierno que estuviera por encima de la feudalidad de los partidos. Casi por las mismas fechas se hablaba del feudalismo como la enfermedad infantil del Vietnam, al tiempo que se contraponan la excelente democracia francesa con la horrible feudalidad argelina. Ms an, tambin las gentes de la izquierda francesa hablaban, por esas mismas fechas, de la feudalidad de las doscientas familias o de la feudalidad financiera e indus- trial. En definitiva, el vocablo feudalismo serva tanto a las fuerzas conserva- doras como a las progresistas para identificarlo con sistemas de gobierno que era preciso desterrar del horizonte. No se escuchan en ocasiones, cambiando de onda, frases como se dira que estamos en la Edad Media, sin duda para aludir a acontecimientos escandalosos, segn ha puesto de relieve Jacques Heers en el libro antes citado? Asimismo un corresponsal de prensa en el Lbano, tambin lo encontramos en ese mismo libro del profesor Jacques Heers, al describir los horrores que vea en dicho pas afirm aquello de que nos hun- dimos todava ms en la Edad Media. Claro que, en sentido totalmente inverso, el mundo en que vivimos ofrece con frecuencia una actitud sumamente emotiva ante todo aquello que tiene el signo inequvoco de los tiempos medievales. Basta con que nos fijemos, por acu- dir a un ejemplo que nos parece sintomtico, en el atractivo que ejerce sobre cual- quier visitante un templo medieval, ya sea gtico, romnico o, fundamentalmen- te, prerromnico, fase de la actividad artstica que goza de un gran predicamento. LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 323 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 323 Y la emocin que produce en nuestros das, por tomar un ejemplo distinto, escu- char el canto gregoriano? Cmo justificar, si no fuera as, el espectacular xito alcanzado hace slo unos aos por un disco de los monjes del monasterio burga- ls de Santo Domingo de Silos, que fue, durante varias semanas, uno de los ms vendidos en el mundo? Y la increble trayectoria seguida por la novela del cono- cido escritor italiano Umberto Eco, El nombre de la rosa, que relata sucesos acaecidos precisamente en la poca medieval? Cmo se puede entender, por otra parte, el protagonismo de que gozan personajes que suelen figurar en los comics, caso por ejemplo de Asterix? Y la continua invasin de elementos medievales en los juguetes infantiles? As las cosas todo parece indicar que, en nuestros das, lo medieval se mueve entre el ms absoluto desprecio, por una parte, y el atractivo irresistible, por otra. 6. LAS RACES MEDIEVALES DEL MUNDO CONTEMPORNEO Esa etapa del pasado a la que, desde finales del siglo XV se denomina Edad Media, tiene una importancia singular para la comprensin tanto del conjunto de Europa como de la Espaa de estos comienzos del siglo XXI. No fue precisa- mente en el Medievo cuando se pusieron los cimientos de Europa, ese referente de unidad en el que, con singular entusiasmo, nos movemos hoy en da? Cmo olvidar, entre otros personajes ilustres, al emperador Carlomagno, en cierta medida considerado nada menos que el padre de Europa? En la Edad Media se constituyeron, asimismo, las principales naciones-estados que conforman el actual mapa del continente europeo. Recordemos, a este respecto, que en el con- cilio de Constanza, reunido en dicha ciudad suiza a comienzos del siglo XV con la finalidad de poner fin al peligroso Cisma en el que se hallaba envuelta la Iglesia desde haca unas cuantas dcadas, estuvieron presentes representantes de cinco naciones, aun cuando ese trmino, es lgico indicarlo, tenga hoy en da un significado muy distinto al de aquellos tiempos. Esas cinco naciones eran Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Espaa. Ms an, fue en los tiempos medievales cuando se formaron las lenguas fundamentales que hoy se hablan en el continente europeo. Si seguimos indagando en el pasado medieval veremos, por otra parte, cmo fue en aquellos siglos cuando se forjaron las instituciones ms representativas de JULIO VALDEN BARUQUE 324 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 324 nuestro mundo poltico, ya sean los Parlamentos o los municipios. Nadie niega que las Cortes, Parlamentos, Dietas o Estados Generales del Medievo, trminos que aluden a una misma institucin, aunque conocidas con nombres diversos en unos y otros pases, tenan diferencias sustanciales con los Parlamentos demo- crticos del presente. Al fin y al cabo esas instituciones se articulaban en el Medievo a partir de la organizacin estamental de la sociedad, lo que contrasta rotundamente con los principios democrticos de nuestros das. Pero, al margen de los cambios decisivos operados en el transcurso del tiempo, es evidente que en la Edad Media se halla la cuna de esas instituciones, de las que hoy, justo es sea- larlo, nos sentimos tan orgullosos. Algo parecido cabe afirmar de los actuales municipios, herederos de los concejos nacidos en los tiempos medievales. Y la Universidad, rgano bsico de la enseanza superior de nuestro mundo? No fue tambin una creacin especfica de la poca medieval, en la que surgi a la vida la denominada Universitas magistrorum et scholarum? Por lo dems aquellos tiempos fueron testigos del inicio de un conflicto entre el plano de lo secular y el de lo sacral, el cual termin desembocando, a la larga, en la emancipacin de la esfera de lo terrenal. No fue la pugna entre el Pontificado y el Imperio, con todas las matizaciones que se quiera, un primer esbozo del enfrentamiento entre la igle- sia y el estado? En el Medievo, por lo tanto, se hallan las principales races del mundo en el que hoy vivimos. Reflexiones en cierta medida similares podemos hacer tambin a propsi- to de Espaa. El insigne fillogo e historiador Amrico Castro defendi en su momento, en su conocida obra Espaa en su historia. Cristianos, moros y ju- dos, la sugestiva a la vez que polmica hiptesis de que la vividura hispni- ca, es decir la forma de ser y de estar en el mundo los espaoles, se haba cons- truido en el transcurso de los siglos medievales, como consecuencia de la confluencia de las tres castas que habitaban las tierras hispanas, cristianos, musulmanes y judos. Entre esas tres religiones o culturas hubo, obviamente, enfrentamientos, pero tambin intercambio de ideas, de tcnicas, de elementos artsticos, etc. Al margen de que se acepte o se rechace ese punto de vista es indiscutible que la poca medieval aport importantes novedades al desarrollo de la historia de Espaa, en buena medida hoy todava vigentes. As por ejem- plo cuntas palabras del castellano actual tienen su origen en la lengua rabe? No fue, asimismo, decisiva la presencia musulmana en orden a potenciar en las tierras hispanas actividades econmicas tan llamativas como los regados? LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 325 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 325 Consideraciones parecidas pueden hacerse acerca del desarrollo de las artes plsticas, en donde la huella de lo islamita, as por ejemplo el papel de lo mud- jar, es ciertamente indiscutible. En el campo de las ideas y del pensamiento, gracias al excepcional legado cultural recogido por los musulmanes en el mbi- to del Mediterrneo oriental, en Persia y en la India, Espaa, como seal en su da Ramn Menndez Pidal, fue un autntico eslabn entre la Cristiandad y el Islam. Por lo que se refiere a la influencia ejercida en la historia de Espaa por la comunidad juda basta con que tengamos en cuenta el origen hebraico de algunas de las ms significativas figuras de nuestra mstica, como fue el caso de Teresa de vila. Ahora bien, por singular que resultara la presencia en la piel de toro, durante cerca de ocho siglos, de gentes de esas tres religiones, no acaban ah, ni mucho menos, los argumentos que podemos manejar acerca de nuestra situa- cin actual que tienen su origen en los tiempos medievales. As por ejemplo el denominado estado de las autonomas no puede en modo alguno entenderse si prescindimos lisa y llanamente del pasado medieval. En efecto, en aquella poca Espaa, por sorprendente que en principio pueda parecer, era al mismo tiempo una y diversa. Podemos comenzar afirmando que Espaa era una, por cuanto exista el concepto de un pasado perdido, a raz de la invasin musul- mana del ao 711, que puso fin a la monarqua visigoda. Pero a la vez la idea de Espaa se proyectaba en torno a un esperanzador futuro, en el que fuera posible la reconstruccin de la soada unidad. Mas simultneamente hay que poner de manifiesto que la Espaa cristiana estaba constituida por un mosaico de ncleos polticos diversos, que abarcaban a los reinos de Castilla, Len, Galicia, Navarra, Aragn, Portugal, etc. as como a los condados del Principado de Catalua. Esa diversidad explica que, en ocasiones, se utilice, en los propios textos del Medievo, la expresin las Espaas medievales. Los dirigentes pol- ticos de la Espaa cristiana, o si se quiere los reyes entonces existentes, como afirm a comienzos del siglo XIV el cronista cataln Ramn Muntaner, eran una carne y una sangre, lo que pona de relieve los numerosos elementos de aproximacin que haba entre ellos. Si esos reinos se unieran, segua diciendo Muntaner, alcanzaran el poder ms fuerte de la Europa de aquel tiempo. Ese paso se dio, como es bien sabido, a finales del siglo XV, al realizarse la fusin de las coronas de Castilla y de Aragn, gracias al matrimonio de sus respecti- vos herederos, Isabel y Fernando, los futuros Reyes Catlicos. De esa forma, JULIO VALDEN BARUQUE 326 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 326 como manifest en su da el cronista Mosn Diego de Valera, se constituy la monarqua de todas las Espaas, aun cuando algunos ncleos todava no esta- ban integrados en esa fusin. A partir de ese momento se habla sin ms de la monarqua hispnica. En cualquier caso, al margen de los elementos de nuestra vida presente cuya gnesis podamos atribuirla a la Edad Media, es de todo punto incuestionable que la etapa situada entre el final del Imperio Romano y el perodo del Renacimiento conoci importantes progresos, tanto en el terreno de la vida econmica y social como en el del pensamiento y la cultura. Al menos esta reflexin nos parece vli- da para el territorio de la Europa cristiana. Cmo interpretar, si no, el gran salto adelante dado por la Cristiandad a partir del ao mil? Con anterioridad a esas fechas la superioridad del Islam era indiscutible. Despus del siglo XI, por el con- trario, el mundo musulmn entr en una fase de estancamiento, en tanto que la Europa cristiana no dej de prosperar, tanto en trminos demogrficos como eco- nmicos o culturales. No fue en los siglos medievales cuando se pusieron los cimientos del mundo urbano, as como de la clase social conocida como burgue- sa, la cual iba ser, siglos ms tarde, la protagonista por excelencia de los cambios revolucionarios acaecidos en Europa? La expansin de los europeos hacia las Indias, plasmada en las ltimas dcadas del siglo XV en las actividades martimas de Espaa y Portugal, no hubiera existido si cortamos de raz la herencia del pasa- do medieval. Incluso la marcha hacia la creacin de una poderosa sociedad civil hubiera sido impensable sin los precedentes que se dieron en el Medievo, poca en la que, segn indici en su da el historiador Lagarde, tuvo lugar el naci- miento del espritu laico. Consideraciones semejantes pueden hacerse a prop- sito de la cienca moderna, la cual no puede olvidar la herencia, entre otros nom- bres destacados, de Guillermo de Ockam. Como dijo el historiador Gordon Leff la obra de Ockam hizo posible que en la Europa del siglo XIV se abriera una pers- pectiva ms genuinamente cientfica que en cualquier otra poca desde la antigua Grecia. Al fin y al cabo el final de la Edad Media y los comienzos de la Moderna se funden en un proceso lgico y homogneo, sin que sea preciso aludir a la exis- tencia de cortes bruscos en el desarrollo histrico. Las conquistas del mundo moderno, por lo tanto, resultaran de todo punto incomprensibles si viramos en la Edad Media simplemente una etapa de oscurantismo. En definitiva, la Edad Media ha sido plenamente recuperada desde la perspectiva de una visin progre- sista del desarrollo histrico de las sociedades humanas. LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 327 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 327 7. MEDIEVALISMO Y FUTURISMO Despus de las reflexiones que hemos llevado a cabo en las pginas anterio- res, efectuadas a partir de la realizacin de un somero y rpido recorrido desde la poca del Renacimiento hasta nuestros das, a qu conclusiones podemos llegar? En verdad, gracias al espectacular progreso experimentado en el transcurso de los siglos XIX y XX por las distintas ramas de la investigacin histrica, hoy, sin duda alguna, conocemos con bastante lujo de detalles, e incluso con cierta profundi- dad, lo que en verdad signific la Edad Media, mucho mejor que en la poca en la que surgi a la vida ese discutible concepto. Pero quiz nos interese ms tener en cuenta la imagen que, a nivel popular, existe en nuestros das de aquellos leja- nos siglos que denominamos medievales. Ciertamente, antes lo hemos dicho, esos siglos ofrecen una cara bifronte, lo que significa que en determinadas ocasiones sean motivo de la ms absoluta repulsa, pero en otros momentos, por el contrario, resulten sumamente atractivos. No estn de moda, desde hace unas cuantas dcadas, por mencionar una activi- dad que se propagaba a bombo y platillo en los medios de comunicacin, las famosas cenas medievales? Y qu decir de la reproduccin de las denomina- das ferias y mercados medievales, que se organizan con suma frecuencia por las ms variadas regiones de la piel de toro y con las que se pretende recrear, para solaz y divertimento de las gentes del pueblo, las formas de vida de aquellos tiem- pos? El Medievo, por otra parte, suele irrumpir, por sorprendente que pueda pare- cer, en actividades encaminadas a la diversin de los jvenes de hoy, as por ejem- plo en algunas series de dibujos animados. Basta con que nos asomemos de cuando en cuando a la pantalla de la televisin para comprobar cmo los viajes siderales aparecen a menudo en un entorno que, al mismo tiempo, recuerda, cmo no, al mundo de los castillos medievales. Paralelamente los protagonistas de muchas de esas series ofrecen la inequvoca imagen de los guerreros de la poca medieval. Eso pone de relieve que el mundo medieval, independientemente de que lo odiemos o lo adoremos, est profundamente anclado en la memoria colec- tiva. Tiene algn sentido olvidar ese pasado, en el que se encuentran, ni ms ni menos, nuestras propias races? Ahora bien, si queremos que lo sucedido en el Medievo, aunque sea slo en sus lneas generales, est presente, por su significado objetivo y por su indudable inters, en la mente de los ciudadanos es preciso que no se abandone, como con JULIO VALDEN BARUQUE 328 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 328 frecuencia ocurre, la enseanza de la historia referida a aquellos siglos. Llegados a este punto no tenemos ms remedio que sealar que la historia medieval ense- ada a nuestros escolares en las ltimas dcadas se halla, en estos comienzos del siglo XXI, bajo mnimos. Esperemos, no obstante, que las ltimas reformas edu- cativas, particularmente en lo que se refiere al curriculum de la asignatura de la historia, permitan una mejora. Una cosa es que en la disciplina de la historia que hoy, por fortuna, cursan todos los jvenes espaoles hasta los diecisis aos, se ponga ms nfasis en lo sucedido en los ltimos tiempos, lo que se llama la historia del tiempo presente, y otra cosa muy diferente que se borre sin ms de un plumazo el ayer. La historia de la humanidad tiene que partir de sus orgenes, y efectuar un recorrido, todo lo breve y sucinto que se quiera, a travs de las dis- tintas fases por las que ha atravesado, siguiendo, lgicamente, el orden temporal. En ese recorrido es de todo punto indispensable fijar la atencin en los hitos ms representativos de la evolucin en el tiempo de las sociedades humanas. De esa manera es posible llegar a adquirir un sentido global de la perspectiva histrica. Una parte esencial de ese recorrido, lo mismo para conocer lo que es hoy en da Europa que lo que es Espaa, tiene que efectuarse a travs de los siglos medie- vales, en los cuales, antes lo hemos puesto de relieve, se encuentran buena parte de los orgenes de nuestra realidad actual. Y que conste que no pretendemos con ello, ni mucho menos, mitificar el Medievo, ni menos an actuar en plan corpo- rativo como profesores del rea de Historia Medieval que defienden su campo peculiar de conocimiento. Lo que pretendemos es, simplemente, ser lo ms fieles posible a la realidad histrica de lo que esos siglos nos han aportado. LA VALORACIN HISTRICA DE LA EDAD MEDIA: ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD 329 XIII Semana(12)Valden 29/5/03 18:36 Pgina 329