Lectio Divina - O XVI - CB
Lectio Divina - O XVI - CB
Lectio Divina - O XVI - CB
Este versículo une el texto con el que hoy rezamos con Mc 6,7-13, que rezábamos el
Domingo XV, y con aquel en el que Marcos habla de la elección de los doce en 3,13-15:
“…llamó a su lado a los que quiso…instituyó a Doce para que estuvieran con Él
y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios”.
La misión es la que les confió Jesús, a Él siempre la debían referir, con Él siempre
deberían estar. Esto es destacado por Marcos, debido al contraste que él hace ver del comienzo
de la predicación con un gran “éxito” en cuanto a la multitud que acude y se ve atraída por este
nuevo profeta que se manifiesta en milagros (Mc 1,28.32-33.37.45; 2,12; 3,7-10; 4,1; 5,21;
6,31-34.53-56; 8,1), y el final de la vida de este profeta en la que no quedará nadie (Mc 14,32-
52.66-72; 15,29-39), y recién allí se revelaría en verdad quién era Él. La soledad de la cruz.
Que Él seguía siendo el agente principal de esta “misión” queda claro con la actitud de
Jesús ante la multitud:
2- Un Dios compasivo
“Yo soy el buen Pastor…” (Jn 10,11), el pastor prometido por Dios a su pueblo, que sí
se compadecería de su “rebaño” (de su pueblo), distinto a los pastores que, descuidados del
bien de las ovejas, buscaron sólo su beneficio y dejaron que las ovejas se dispersaran por la
confusión, las falsas doctrinas, tras falsos dioses (Ez 34,1-16.23-24; Jer 23,1-6; 10,21; 31,1-3; Is
40,11; Os 11,7-11; 2,21-25; 10,12; Ex 3,7-10; 34,6).
Riesgo de todos los tiempos. La certeza de que el Señor sigue siendo el Pastor en sus
verdaderos pastores da confianza a los fieles. Cristo es Pastor que puede compadecerse (Heb
4,14-16) pues “fue sometido a las mismas pruebas que nosotros, a excepción del pecado”. En
Mateo 9,36-38, ante la muchedumbre Jesús se compadece, pero además piensa en las futuras
generaciones, y en los pastores que las apacentarían.